Poesia Rusa
Poesia Rusa
Poesia Rusa
Dibujos: Vlady
Grabados que acompaa a alforja XXX Vlady 1. Bolchevique en Nueva York, 2004 24 x 29.5 cm (papel: 33 x 50 cm) 2. Tintoreto, 2004 21.5 x 29 cm (papel: 33 x 50 cm) 3. El ruso mutante, 2004 21.5 x 25 cm (papel: 33 x 50 cm)
JORGE BUSTAMANTE GARCA Nota introductoria Este nmero de alforja, dedicado en especial a la poesa rusa de la ltima mitad del siglo XX, fue posible gracias al trabajo y entusiasmo de numerosas personas, entre traductores, autores y editores. Debemos destacar entre estos trabajos el ensayo panormico La poesa rusa en el cruce de dos siglos, realizado exclusivamente para alforja por el poeta y ensayista moscovita Alexi Aliojin, director de la revista de poesa Arin, la ms importante de su gnero, en Rusia, en la ltima dcada. Su exposicin nos permite conocer con ms detalle algunos aspectos en el devenir de la poesa rusa de los ltimos 30 aos, en especial lo que ha sucedido en ella tras el desmoronamiento del sistema sovitico y el ingreso arrogante y sin cortapisas de ese pas a un capitalismo inclemente que todava no acaba de cuajar. Una miniantologa de algunos de los poetas mencionados por Aliojin complementa su texto esclarecedor. Otro texto escrito exclusivamente para esta edicin es Viaje alrededor de Tolsti de Selma Ancira. Su cuidadoso trabajo de traduccin de la obra de Marina Tsvetieva, publicada en Espaa, de los Diarios de Tolsti, de obras de Mijal Bulgkov, Aleksandr Pushkin, Nina Berbrova, Izrail Metter, Bulat Okudzhava, Ivn Bunin y muchos otros, ha convertido en los ltimos aos a Selma Ancira en uno de los pilares fundamentales de la traduccin literaria del ruso al castellano. Otros insignes traductores, de gran trayectoria y versatilidad, como Jos Manuel Prieto, Vctor Toledo, Ricardo San Vicente y Tatiana Bubnova, han cedido generosamente sus versiones de poetas como Guennadi Aigu, Maiakovski, Mandelshtam, Pasternak, Pushkin, Joseph Brodsky y muchos otros, para este nmero especial de alforja. La participacin del
maestro Vlady con su obra grfica y una entrevista realizada por Jos ngel Leyva completan el espritu que se le ha querido impregnar a la presente publicacin. Aqu es importante destacar la labor de la poeta Ludmila Biriukova, quien con gran pasin y emocin fue el alma verdadera en la coordinacin de este nmero. Ella entabl contactos, solicit colaboraciones, escribi mil cartas a los traductores, corrigi textos, transcribi poemas, realiz llamadas, discuti temas, tradujo a varios poetas y nunca decay, aunque no faltaron motivos; la fuerza y entusiasmo que puso a cada momento en la construccin de este nmero de la poesa rusa contempornea fue para todos los que participamos un verdadero regalo y un autntico privilegio. La poesa rusa, la literatura rusa, son un ocano inmenso, una galaxia inabarcable en el concierto infinito de la literatura universal. Navegar por sus aguas es una aventura irrepetible que toca todas las fibras del ser, las vastedades ms insondables del alma humana: a travs de ella se puede desentraar la miseria y la grandeza de lo que somos en nuestro estar en el mundo, en nuestro paso fugaz entre la luz y el olvido. Ojal la lectura cuidadosa de esta poesa, adems de celebracin y encuentro, sea un acto amoroso para cada lector.
Estos apuntes rpidos estn destinados a perfilar un exorbitante y vasto espacio potico casi tres dcadas! dirigidos al lector extranjero (y por lo mismo con un mnimo de citas poticas), por lo que por fuerza no son ms que una recapitulacin. Quirase o no, son muchos los nombres y obras interesantes que quedarn por fuera. Mi objetivo no ser ms que esbozar los contornos generales, las tendencias fundamentales y la forma de existencia de la poesa rusa contempornea, teniendo en cuenta principalmente, aunque lo digamos a priori, su excesiva diversidad y su prometedora actualidad.
FIN DE UNA POCA Todo el periodo descrito en un sentido amplio como la actualidad potica, es decir, lo que todava no ha alcanzado a entrar en los manuales escolares, se puede dividir en tres periodos desiguales. El primero de ellos coincide con el comienzo de la dcada de 1970. Este parteaguas se define no slo porque un poco antes, en los sesenta, se fueron de la vida los ltimos clsicos, pertenecientes al Siglo de Plata Pasternak y Ajmtova, sino tambin porque los mejores poetas del periodo sovitico, tales como Leonid Martinov, Arseni Tarkovski y Boris Slutski, alcanzaron su mxima madurez (los tres fallecieron en la dcada de 1980). Cambi la propia atmsfera de la vida y la poesa persiste en el espacio real.
El imperio sovitico entr en su ltimo periodo, caracterizado con suma precisin por la palabra estancamiento. Atrs haban quedado las esperanzas y el entusiasmo surgidos de la desestalinizacin y la liberalizacin relativa de la vida de finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta. Esos aos generaron el boom de la joven poesa de farndula: los estadios llenos de miles de espectadores escuchando poesa no fueron ninguna leyenda. Pero el viento fresco de oposicin y fe en el futuro, lo cual era vital en esas grandiosas veladas poticas, se coloreaba con el sonido de los versos, desapareca sin dejar huella y los versos resultaron en parte no ser tan profundos (Evtushenko) y en parte comenzaron slo a perseguir el xito acostumbrado (Andri Vosnesenskii) y de aquellos sesenteros ms reconocidos, que ms o menos dominaban las tablas, no surgieron nuevos descubrimientos, en el mejor de los casos slo constituyeron una variacin de sus antecesores (Bulat Okuzhava, Bela Ajmadulina). Las circunstancias externas no favorecieron los descubrimientos poticos: como cualquier rgimen agotado, el sovitico del final tendi cada vez ms a un conservadurismo esttico, que en las condiciones de una total censura se reflej directamente en la produccin de las publicaciones. Esto no significa que no hubiera logros creativos valiosos. Pero ellos no surgieron en las corrientes principales, como digamos la lrica intimista y urbana de Vladimir Sokolov, o no pudieron realizarse totalmente, como en la obra brillante del poeta de Vologrado Nikoli Rubtzov, prematuramente fallecido. Y algunos cuantos grandes maestros, sobre quienes hablaremos ms tarde, parece como si hubieran estado presentes, sin estar presentes y en pleno fin de siglo todava se dan reclamaciones en todas las escalas. Pero el ocaso del imperio no slo tuvo cosas negativas. El rgimen moribundo daba todava sus zarpazos, pero ya no eran mortales. Por los versos se poda haber sufrido, pero no curarse de la vida. Y esto abri a la poesa la posibilidad de una existencia fuera de la censura, mediante el samizdat (trmino perteneciente al originalsimo poeta Nikoli Glazkov). El samizdat no slo el impreso, sino tambin el verbal condujo, en primer lugar, al florecimiento de la grafomona. Condujo tambin a la formacin de poetas muy brillantes e incluso de tendencias enteras. El ms importante de todos ellos, es claro, sera el futuro Premio Nobel Joseph Brodsky, cuya obra y destino son ahora conocidos en todo el mundo. Otro es su antiguo amigo Evgueni Rein. En Mosc surgi la muy interesante, por su forma y contenido, escuela de Liansova (por el nombre de un pueblito cercano a la ciudad, donde solan reunirse sus participantes): Henrij Sapgir, gor Holin y otros, quienes dieron inicio a la denominada poesa de barraca. Sin adornos, dibujaban la vida de arrabal y de sus barracas desbordadas, de sus casas detestables y superpobladas, cuyos habitantes eran los pintores y literatos y otros especmenes de la ciudad, que participaban activamente en la elaboracin de material no potico: la lengua de la calle, las inscripciones obscenas, los editoriales y las consignas periodsticas oficiosas, los juegos infantiles. Formalmente, en parte, continuaron las bsquedas del grupo leningradense Oberiu, aniquilado en los tiempos de Stalin, y que introdujo en la literatura rusa las tradiciones de la poesa del absurdo: Espoln. Cantero. Tilo descascarado. Casa tipo barraca. Corredor. Apartamento dieciocho. En la pared una consigna: PAZ AL MUNDO! En el patio Ivnov Extermina las chinches,
l es contador de Goznak. Borrachera donde los Makarovi Ria donde los Baranovi. GOR HOLIN Todos los autores mencionados, as como por ejemplo el todava no mencionado grupo potico juvenil moscovita, SMOG, hicieron su aparicin en la poesa en los aos sesenta, o tal vez antes, pero fue precisamente en los setenta, en el contexto de la clara degradacin de la poesa oficial, que se convirtieron en significativos e imprescindibles. Y hacia el final del periodo descrito se les unira toda una plyade de nuevos poetas: la generacin de los porteros (que no deseaban manifestarse en las revistas inveteradas). Esta forma de vida adoptada tena sus ms y sus menos: una total libertad de creacin, pero en una clara marginacin, no solo vivencial, sino tambin literaria. Sin embargo, entre ellos aparecieron varios poetas muy talentosos (con frecuencia acompaados de otros no muy talentosos) que, en la siguiente etapa, en mucho dieron el tono de la vida potica.
EMPUJE Y TEMPESTAD Cuando el tmpano ideolgico comenz a fracturarse y a disiparse tempestuosamente, es decir, a mediados de los aos ochenta, la presin acumulada por las bsquedas, los experimentos y el desarrollo de la poesa, que tan largo tiempo se haba contenido, estall por fin. Pero no a un mismo tiempo, sino en partes y la mayor parte de ellas se conform, en mayor o menor grado, por grupos. Los primeros en aparecer fueron los metametaforistas Aleksi Prchikov, Ivn Zhdnov, Aleksandr Eremenko y los prximos a ellos, Yuri Arbov y Nina Iskrenko. Hablar de su propuesta esttica (metametfora, metarrealidad, como la base de un nuevo lenguaje potico) es sumamente difcil, ya que los propios miembros del grupo tenan ideas muy diversas sobre ella. Los una una notoria (en aquel momento resonante y divertida) complejidad (aunque en diferentes autores este aspecto tena, por lo visto, diversas fuentes desde la potica del Mandelshtam tardo, hasta el surrealismo) aunada a una inesperada combinacin de irona abierta y actual (lo que en la etapa temprana de la perestroika sonaba no menos fresco y encantador). A veces, lo uno y lo otro se unan en algn poema, como por ejemplo en este cuarteto de Aleksandr Eremenko: Tarde arbolada. Oscuridad. Silencio. Desvencijadas vacas alargadas. Imposible reconocerlas, sus vientres amoratados, Y su excremento ah como una condecoracin. Eremenko (quien en los ltimos aos, por desgracia, ha dejado de escribir versos), Nina Iskrenko (quien se fue de la vida muy temprano) e Ivn Zhdnov fueron los ms brillantes representantes de este grupo de poetas, cuyos caminos luego se separaron. Zhdnov escribe poco y contina desarrollando su versin de la potica posmandelshtamiana. Aleksi Prchikov se adentr en un hermetismo excesivo y prcticamente perdi sus lectores. La segunda salida, esta vez ya en la pgina impresa, se verific con la ya mencionada escuela de Liansova y sus metros underground, que se convirtieron repentinamente
en el centro de atencin de los lectores y de la crtica. Finalmente, estn aquellos que se conformaron ajenos a las publicaciones oficiales y que ruidosamente se consideraban como de la nueva ola y que con mayor grado de condicionamiento se autodenominaron posmodernistas. Una de sus caractersticas consista en que, adems de los poetas, esta tendencia inclua a numerosos crticos que en gran medida otorgaban a los primeros un apoyo ideolgico y una reputacin correspondiente. Otra de sus particularidades estribaba en que era casi imposible imaginar a poetas ms dispares unidos bajo un mismo manto. Sera suficiente comparar los versos de Sergui Gondievski neoclasicista y claro continuador de Viacheslav Jodassievich o de Timur Kibrov, con los textos vanguardistas de Len Rubinshtein. Los ms conocidos representantes de esta tendencia, especialmente en el extranjero, fueron los conceptualistas de Mosc, ante todo Len Rubinshtein y Dmitri Prgov. Aunque parezca un poco paradjico, el reconocimiento para estos autores se dio primero en el extranjero. En parte esto se explica porque dichos autores, que se encontraban en una posicin marginal, cayeron en el campo de observacin de eslavistas extranjeros. En parte quiz se deba, tambin, a que sus textos eran sumamente sencillos para la traduccin y el centro mismo de sus propuestas estticas se traslad a un plano de interpretacin, que no exiga traduccin y que caa en el puro dominio lgico de los comentarios. Especficamente los textos de Dmitri Prgov presentan poco inters; en su etapa temprana se trata de una poesa irnica de mediano nivel, con inclusin de algunos elementos formales de la poesa del absurdo; luego se tratara ms de un pretexto epistolar para autocomentarios conceptualistas antes que un fenmeno autnomo. Por lo que se refiere a los textos de Len Rubinshtein, por s mismos constituyen una obra que por su forma es sumamente brillante y original, a veces en el lmite entre el ensayo y la prosa potica, a veces como poemas en verso libre. Sin embargo, en los ltimos aos Rubinshtein se ha apartado, prcticamente, de la creacin potica. Mencin aparte merece aqu Timur Kibrov, cuyos primeros poemas estn construidos en la corriente de las alusiones y las citas directas de las canciones soviticas usuales, de versos, del aprovechamiento de una gran cantidad de cosas de aquella poca, teidos de una irona liviana, pero lo que es ms importante, de un genuino y muy poderoso sentimiento lrico sometido a una mezcla de nostalgia por la niez y la juventud perdidas. Este problema es, a su manera, maravilloso en la poesa; sin embargo, lo ms significativo de su encanto radica en el reconocimiento de lo real, poco conocido por la siguiente generacin de lectores. Y para todos aquellos que son ms jvenes en unos veinte aos es necesario un comentario ms detallado. El mismo autor, ya a mediados de los noventa, presinti el punto ms vulnerable de su potica e intent hallar otro camino al escribir toda una serie de poemas lricos excelentes. Pero despus continu la bsqueda en direccin a versos irnicos y brutales, que segn la opinin de los crticos no presentan mayor inters. Al irrumpir brillantemente en el montono y aburrido ambiente de la poesa sovitica tarda, los participantes de todas las tres olas del underground antes mencionadas, trajeron al paisaje potico ya fuera frescos o bien olvidados colores antiguos de la complejidad metafrica, el relajamiento de los experimentos del lenguaje o, simplemente, del sentimiento espontneo de la vida incorregible. Todos los poetas mencionados hasta aqu son moscovitas. Pero parecidos procesos, aunque en mucha menor escala (la poesa de este periodo es sensiblemente moscovito centrpeta), sucedieron en otras ciudades, especialmente en San Petersburgo. Cabe recordar al menos a dos brillantes poetas petersburgueses de aquellos aos: Vctor Krivulin
y Sergui Stratanovski. Por edad, ambos pertenecen a la generacin que sigue directamente a la de los sesenta, que llev a cabo el siguiente e inevitable paso hacia una expresin ms profunda de la poesa, ms psicolgica y, al mismo tiempo, ms plstica, razones por las que precisamente no pudo ser publicada. Desde el punto de vista artstico continu lo que se dio en llamar la corriente principal de la poesa rusa de mediados del siglo, que tuvo sus inicios en la potica del Siglo de Plata, ms exactamente en los poemas tardos de sus ltimos representantes. No deja de ser interesante que por esto a Vctor Krivulin con frecuencia lo relacionaran a la vanguardia petersburguesa, lo que reflejaba ms bien el crculo de sus conocidos antes que una prctica potica. Sin embargo, el tiempo en que le correspondi pasar la parte esencial de su camino creativo se reflej en estos poetas no en la negacin de las formas poticas, ni siquiera en la irona salvadora, sino en el penetrante carcter trgico, como en estos versos, por ejemplo, de Sergui Stratanovski: Donde hubo campos y aldeas murmura el mar azul un caballo corriente pate con su casco de hierro y la tierra se hundi. Y ahora, a veces, se escucha hasta lo ms profundo el taido de las catedrales hundidas: los sacerdotes exnimes convidan pescado en la misa. Este poeta es ahora muy productivo, combinando de manera paradjica el problema social actual con la apertura metafsica y la profundidad de la propia reflexin potica. La simpata por la lectura y la pasin creativa con frecuencia se explican por el principio del contraste. Despus de la extremadamente vacua produccin potica publicada a finales de la era sovitica, al filo de las dcadas de 1980 y 1990, la una y la otra se desplazaron de manera normal hacia lo experimental, hacia la vanguardia. El ms sonado xito recay en las acciones conceptuales de Prgov y en las experiencias de Rubinshtein con sus fichas de bibliotecario. Se activaron notoriamente los seguidores de la vanguardia temprana de lo incomprensible. Algunos poetas de la generacin anterior se hicieron muy conocidos, cobijados por la sombra underground, como es el caso del moscovita Guennadi Aigui y del fillogo petersburgus Vctor Sasnora. Otro fenmeno notorio fue el regreso de la poesa de la emigracin, no tanto por sus aportes formales como por los semnticos. Desde los poetas emigrados de la primera ola (de los aos veinte), como Jodassievich, Georgi Ivnov y otros, hasta Brodsky, en quien recay el ms sonado y amplio xito, que engendr todo un ejrcito de epgonos. Al mismo tiempo fueron accesibles los textos de poetas de la generacin anterior, tales como el muy promocionado en aos pasados Boris Slutzki o el conocido slo por un pequeo crculo de iniciados Veniamin Blazheni (poeta de Minsk, descubierto ya por Shklovski y Boris Pasternak y prcticamente indito). Su potica es radical, no tanto por sus aspectos externos como por su esencia: La palabra difunto es muy engaosa. Despierta ms inquietud que cien hombres armados.
stos poco a poco se tranquilizan pero el difunto calla de tal manera que el Universo resuena en los odos y se revientan los tmpanos. VENIAMIN BLAZHENI Slo en la actualidad una poesa como sta cobra verdadera resonancia.
DESPUS DE LA TEMPESTAD El final de la dcada de 1990, que nos transporta directamente a la poesa que se escribe hoy, result no del todo como lo esperaba la mayora de los participantes en la grandiosa salida del underground en el filo de los aos ochenta y noventa. Ante todo porque de las figuras ms destacadas del periodo de Empuje y Tempestad, hubo quien dej de escribir versos (Eremenko, Rubinshtein) y quienes se volvieron absolutamente hermticos (Prchikov, Aigui), pero tambin hubo quienes entraron en crisis creativa (Kirvov) y quienes abiertamente se comercializaron y pasaron a la televisin (gor Irteniev, Prgov). Sobre la causa de lo ocurrido se puede especular. El paso a otra edad de los poetas mencionados o la banal experimentacin de la gloria o motivos de caractersticas personales. Y, en no poca medida, el efecto marginacin, pues al salir de l es decir, de un pequeo crculo de amigos cercanos por espritu el poeta experimenta algo parecido a la enfermedad del buzo. Una cierta ley del pndulo, que desde un campo experimental, lenta pero firmemente, comienza a introducirse en una potica ms profunda en su esencia y que funda sus esperanzas no tanto en sus efectos exteriores ni en la novedad formal, sino en unos valores poticos de ms larga vida. Habiendo hecho nfasis en la variedad potica y en las pginas conformadas en el espritu vanguardista de una gran cantidad de revistas y almanaques que surgieron en aquella poca, la poesa pareci que comenzaba a regresar no tanto a un cauce tradicional, sino ms bien a uno no modernista, segn expresin de Evgueni Rein, uno de los poetas ms importantes de esos aos. En este trmino est contenida la relacin con la esttica del Siglo de Plata modernista, hasta tal punto que las principales personalidades actuantes en la cada de la nueva ola de los aos ochenta resultaron ser aquellos viejos poetas que en los aos sesenta y setenta publicaron muy poco, como Olec Chujntsev, o que casi no publicaron como Rein, o que publicaron mucho pero que se encontraban como en las sombras y que no fueron entendidos verdaderamente, como Aleksandr Kushner. En cierto momento pareci que ante todos los diversos fenmenos de las formas poticas no se adverta ninguna corriente comn, poderosa y magistral, nada del tipo del nuevo gran estilo en cuya formacin, sin ponerse de acuerdo e incluso sin correlacionarse uno con otro, participan al mismo tiempo representantes de casi todas las generaciones, desde los viejos hasta los veinteaeros. Este estilo propio, proveniente del acmesmo, de la materialidad acentuada podra decirse incluso de la objetividad de las imgenes llegara en detrimento de la imagen de carcter especulativo y abstracto. En general consistira en la atencin hacia los objetos materiales de la vida, aquellos que se pueden tocar, palpar directamente. En los casos ms expresivos, este sensualismo transform el aspecto del mundo en una imagen de cierta subasta sin precedentes, en un expendio a
second hand, o simplemente en un gran supermercado, como en el conocido poema de Evgueni Rein El Eliseo: Aqu nad el salmn como una regata bajo el ocaso rosa y el destino estrope en jamn la mano alguna vez y la limitacin vibr de puro bochorno ambarino y el espoln mostr el rostro fluvial de todo lo que es ruso Como siguiente paso normal se puso mayor atencin al aspecto cotidiano de la existencia, mediante la observacin de los detalles del mundo (en el sentido de Dios est en los detalles) y el afloramiento en la superficie de las particularidades tras las cuales se adivina la generalizacin de algo ms serio, que tras las categoras especulativas. Quiz sta sea una reaccin natural a la prolongada tirana de las ideas generales, o tal vez, simplemente, una aproximacin a aquella nocin de poesa que Brodsky enunci en su momento como la apoteosis de los asuntos privados. La tarea era recordar cmo ola el turrn en el aparador / y meter en ese aparador las palabras, como declaraba Timur Kibrov en uno de sus mejores poemas de los aos noventa. La poesa ingres en una muy especial relacin con el tiempo, que no se comprimi ni se abri, sino que se hizo de pronto nico, indivisible. Es decir, a diferencia de los poetas anteriores, que a veces se sentan a s mismos en la fractura de los tiempos, pareciera que los poetas comenzaran a sentirse como una especie de segunda voz del Mandelshtam tardo o del Brodsky tambin tardo, que vivieron a la vez en todos los tiempos, no slo con los contemporneos, sino con los testigos oculares de la antigedad, y de Pushkin, y del imperio de Stalin, y del da de hoy. Por algunas semejanzas externas tras ella estaba, sin embargo, no tanto la tesis no posmoderna de la imposibilidad de la jerarqua histricocultural, sino el nuevo cosmopolitismo cronolgico, llamado con la conciencia escptica de la brevedad y fragilidad de la civilizacin humana en general, y de su versin actual, en particular, a la percepcin de la vida en los alrededores de la Atlntida, cuando en trminos generales lo mejor de todo era: Nacer en la familia de un millonario, estudiar en Cambridge, vestir corbata rayada, ocupar el primer lugar en remo, zarandearse en el fox-trot, confiar ms en el Playboy que en el Eclesiasts ALEKSANDR KUSHNER Justamente estas dos generaciones son los remanentes de la generacin de la nueva ola (ahora cincuentones), que definieron el rostro y el nivel de la poesa de finales de la dcada de 1990. La siguiente generacin potica desapareci de manera sorprendente: ante la abundancia de las excesivas promesas, puedo mencionar slo un nombre realmente significativo y brillante, aunque no por todos reconocido, que apareci en escena a mediados de los noventa: Vera Palova, que de inmediato llam la atencin por sus versos excepcionalmente sinceros, sensibles y, a la vez, premeditadamente directos:
Por qu yo, lo ms suave tuyo, hecha de lo ms duro de ti, de una costilla? Porque no hay nada duro en ti que no se convierta en algo blando en m Es cierto que, a veces, esta poeta se abandona al juego, innecesariamente expone notas conocidas, pero en muchos de sus mejores versos, irreprochables por su sentido del idioma, refleja una imagen penetrante de la percepcin femenina del mundo, sin precedentes en la poesa rusa. A propsito, un descubrimiento ms de los aos noventa lo constituy tambin la poeta Inna Lisnianskaya, mucho mayor en edad que Vera Palova. Fue una poeta que empez a publicar en los cincuenta, sin mostrar nada extraordinario, aunque fuera una poeta sovitica lo suficientemente talentosa. Adquiri un gran reconocimiento a finales de los setenta, no tanto por sus versos, sino porque particip sin mordazas en el almanaque potico Metropol y por su noble comportamiento en la poca de acoso a que fueron sometidos sus creadores. Precisamente despus de estos hechos, en los aos ochenta y noventa, Inna Lisnianskaya realiz un salto creativo: sorprende especialmente su lrica amorosa por la sinceridad y fuerza de sentimiento de una autora de 75 aos por su esposo de noventa.
EN LA ENCRUCIJADA Todos los poetas hasta aqu mencionados, de finales de la dcada de 1990 (y muchos que no mencion por falta de espacio, no por falta de mritos), continan hoy en la misma tnica. Y cualquier pronstico para el futuro cercano no se justifica: la poesa real es mucho ms variada e imprevisible y es evidente que no quiere encuadrarse ni en la ms amplia forma, entendida como gran estilo. Esto ltimo es posible observarlo no slo en el panorama general de la produccin potica, sino tambin en la penetrante y, a veces, inesperada evolucin de los ms grandes maestros, como Olec Chujntsev. Iniciado en la poesa de los aos sesenta, public poco, pero siempre estuvo presente de manera notable en el espacio literario y a lo largo de varias dcadas se consolid como uno de los ms finos y sugerentes poetas. Su poesa es, a un mismo tiempo, filosfica y fisiolgica; por un lado, es claro que se remonta a la tradicin potica rusa de los siglos XVIII y XIX, e incluso de siglos anteriores, y por otro, paradjicamente absorbe en s misma una extensa gama de realidades inmediatas que rodean a la vida ordinaria. Pero, literalmente, durante estos primeros aos del nuevo milenio Chujntsev ha producido, tal vez, una nueva potica dirigida hacia el verso blanco que conduce a la creacin de tramas fortalecidas en la fbula interna de las narraciones lricas, ya sea desarrollando formas cortas, vertiginosas por su sintaxis, en un espritu posmandelshtamiano: Y no es que para que el misterio resplandezca en su grandeza O me alumbre el camino fatdico Slo yo pierdo la vanidad como un ro
De sus ltimos brazos En general, la poesa rusa, tal y como ingres en el nuevo milenio, parecera ms legible y precavida que la que surgi cien aos atrs. La poca de la vanguardia de la primera dcada del siglo pasado, que colore casi toda la centuria, ya ha terminado. Probablemente el momento ms crtico fue la muerte del ltimo gran maestro de esta tendencia, Henry Sapgir, pero no tanto su muerte, sino su obra. Sapgir, que se inclua y que apelaba en su potica a la vanguardia, en esencia advirti tambin el camino de salida de ella, al declarar la supremaca de lo expresado, de lo natural sobre lo aceptado. No es accidental que su ltimo libro se haya llamado La comprobacin de la realidad. En la frontera izquierda quedaron, sobre todo, los epgonos de la poesa indefinida y otras por el estilo que imitaban los ya no tan nuevos esquemas de la vanguardia europea: el surrealismo, el dadasmo. Pero esto no significa que esa dcada de experimentos, bsquedas, quebrantamientos y auscultacin del diccionario, se haya perdido sin dejar huella. Esta vacunacin sirvi para refrescar el verso ruso y la renovacin de la visin potica. El verso ruso actual, a diferencia, por ejemplo, del europeo occidental, ha conservado su tradicional aspecto silbico tnico. Pero ya no es aquel verso voltil, sin defectos, de msica absolutamente natural, que introdujo Pushkin en la poesa rusa y que impdicamente explotaron las siguientes generaciones de poetas. La lisura dej de ser una cualidad. En diferentes poetas, por edad y temperamento artstico, se pueden advertir cambios parecidos: la pesadez, el alargamiento y el prosasmo del verso. La levedad de Pushkin y sus sucesores, que durante medio siglo dio el tono, cambi con el abandono de la mtrica; en el uso potico cobra fuerza activamente el verso desigual y acentuado, lo cual muestra que creci bruscamente hacia la pesada, pero no siempre armoniosa poesa del siglo XVIII: hacia Lomonsov y Trediakovski, que encontraron seguidores e imitadores entre los jvenes poetas. Ya en los aos cincuenta el verso extremadamente largo de L. Martnov lleg a ser un fenmeno frecuente: Estoy lista a dar todas las vistas del mundo Todo el paisaje europeo: Al ostentoso Hamburgo con sus navos incontables, que arrojan Sonidos de guerra, El inolvidable Pars, que rasga tiernamente las ms livianas cuerdas Del corazn, que gira y baila, como Davidina OLESIA NIKOLAIEVA El verso olvida a propsito el nmero de slabas, imitando la lengua natural, demostrando cada vez ms todas su posibilidades. En este escenario sucede el afianzamiento del verso libre ruso, hacia el que cada vez con ms frecuencia acuden los poetas, en principio propensos a la versificacin mtrica. A propsito, el verso libre ruso tiene su propia historia. Despus de los primeros y muy exitosos intentos a principios del siglo XX, desde los aos treinta, como muchas otras tendencias experimentales, el verso libre cay bajo la definicin del formalismo, es decir, prcticamente fue prohibido. Verdad es que algunos poetas reconocidos oficialmente en las dcadas de 1950 y 1960 (D. Samoilov, Konstantn Simnov, B. Slutzki, Andri Vosnessenski) de vez en cuando publicaban poemas escritos en verso libre, y E. Vinokrov los public, incluso, en abundancia (creando prcticamente una de las primeras versiones acabadas de verso libre en la poesa rusa contempornea),
pero su reconocimiento oficial se basaba exclusivamente en sus versos tradicionales. Todo aquel que trabajara consecuentemente en esta tcnica potica sencillamente no era publicado. Sin embargo, en el medio de los poetas que no eran publicados, el verso libre estaba muy difundido, tanto que cuando en los ochenta surgi la poesa underground se habl incluso de la llegada a la poesa rusa del tiempo del verso libre. Esto, por supuesto, es una exageracin. Pero tambin es cierto que el verso libre ruso se convirti por completo en un fenmeno real y extenso que, incluso, lleg a tener un lder reconocido y terico en Vladimir Burich, quien muri en 1994. As su poema Teorema de la tristeza, de su nico libro publicado en vida, Textos (1989), es tan nuevo por sus caractersticas formales como semnticas: En la esquina del codo Se inscribe la circunferencia de la cabeza No hace falta Demostrar Nada Al mismo tiempo se desarrollaron otras tendencias por su estilo y planteamientos. El verso libre en la poesa rusa no lleg a ser un sistema prevaleciente de la versificacin; sin embargo, poco a poco se convirti en una tcnica potica, que se desarroll en igualdad de condiciones con otras formas de la construccin potica. Especial inters presenta la fisonoma de la nueva generacin potica, que ha llamado seriamente la atencin en estos aos. Se trata de la generacin de los treintaeros, ya que es precisamente en esa edad en la poesa rusa contempornea, en la que ocurre la hora de los debuts, como una presencia real en el espacio potico. Lo ms significativo es que estos poetas tienen poco en comn con sus inmediatos predecesores. Nada de esto es sorprendente: ellos crecieron en otra poca, la divisin entre poesa oficial y marginal para ellos no es ms que un dato de la historia y la salida teatral de la vanguardia no es ms que un show conocido. Estos poetas saben, muy seriamente, que el arte no es un simple juego. Por muchos aspectos estos ltimos poetas son muy diversos. En algunos se da la experiencia con lo arcaico (Maxim Amelin), en otros los experimentos filolgicos con la palabra (Sandzhar Ianishev), en algunos ms las expediciones expresionistas por el sentido de la vida: Por lo que respecta a la pesca con nuestras caas de pescar, parecidas a unos prtigos conseguimos arrastrar a este mundo tales peces, que no tienen nombre DMITRI TONKONOGOV Por otra parte, algo muy caracterstico para la poesa de esta generacin lleg a ser el hasta hace poco prohibido regreso a la enunciacin directa, la valenta de hablar en primera persona sobre las cosas ms sencillas y esenciales. stas pueden ser, por ejemplo, los sucesos de la vida del joven, el arte de la afilada percepcin del intelectual de los nuevos tiempos, como en los versos del moscovita Gleb Shulpiakov, pero tambin los sufrimientos
del lrico y desclasado hroe provinciano, como en las penetrantes lneas del trgicamente desaparecido poeta de Ekaterinburg, Boris Rizhev: Hubo mucho de todo, hubo mucha msica, Y en los cines casi siempre haba boletos. En el tranva rojo los hampones quisquillosos Iban hacia ninguna parte En ocasiones los versos de los jvenes no evitan la brutalidad, gustan de llamar las cosas por su nombre y predomina la tendencia de que la palabra potica sea publicada, a diferencia de otros tiempos.
LA POESA EN CASA Si juzgamos por la cantidad de ediciones de poesa que salen a la luz libros, almanaques, antologas y por el nmero de premios anuales de poesa, desde los grandes hasta los pequeos, se podra afirmar que Rusia experimenta un autntico boom potico. Pero si tomamos en cuenta el nmero de lectores, las tiradas de esos libros y almanaques, la cantidad de oyentes que asisten a las lecturas poticas, entonces habra que decir que la poesa muri, en comparacin no slo con los estadios llenos de las dcadas de 1960, 1970 y 1980. En realidad no sucedi nada terrible ni sorprendente. Los libros ms significativos del Siglo de Plata se editaron tambin en tiradas miserables que no alcanzaban unos cuantos cientos de ejemplares y, sin embargo, entraron no slo en la historia literaria, sino en la historia del pas. Lo anmalo era el entusiasmo total por los versos, en una poca en que ellos reemplazaban forzosamente todas aquellas carencias espirituales que padeca el hombre sovitico. La poesa es un arte complejo, de especial percepcin, y es difcil esperar, afortunadamente, que tenga una cantidad de seguidores, como la tiene, por ejemplo, la msica ligera. Sin embargo, la poesa es todava en Rusia una actividad profesional. Habindose liberado del perverso criterio sovitico de pertenencia a la Unin de Escritores, la poesa se convirti, como cualquier arte serio, en un organismo jerrquico, donde las reputaciones se construyen de las valoraciones durante aos de los colegas, de los crticos y de los lectores. Uno de los ms importantes elementos de este sistema de criterios y seleccin, como en el pasado, sigue siendo las revistas literarias gruesas, que aunque han reducido drsticamente sus tiradas, continan mostrando por ms de dos siglos un minucioso trabajo de cribado y presentacin a los lectores de nuevos poemas y nuevos nombres, adems de su valoracin y anlisis. El crculo de estas publicaciones en la actualidad no es muy grande, siendo las ms importantes, como antao, las moscovitas Novyi Mir, La Bandera y La Amistad de los Pueblos, y en menor medida, Octubre y la petersburguesa La Estrella (que en esencia se orienta a la publicacin de los poetas locales). Adems, desde 1994, trimestralmente sale la primera revista potica profesional de Rusia, Arin, que ha abarcado, prcticamente, todo el espectro y geografa de la poesa rusa contempornea, todas las tendencias y todas las edades, desde los poetas mayores hasta los jvenes. Aparte de las mencionadas, varias revistas de provincia publican poesa, pero debido a sus limitaciones de difusin no tienen mayor resonancia en el medio cultural.
En las condiciones de este desbarajustado mercado de la literatura intelectual, en la que se puede incluir la poesa, se observa tal y como sucedi al comienzo del siglo pasado que ha crecido el papel que desempean las lecturas poticas. Precisamente stas son testimonio de que ya se alcanz el punto ms bajo de inters hacia la poesa, en los aos pasados, pero su demanda ahora, lenta pero segura, va hacia arriba. Si a mediados de los noventa, en Mosc, a lo sumo se realizaban dos o tres de estas lecturas, con oyentes que no sobrepasaban las 20 o 25 personas, ahora cada tarde se realizan ms de cinco, a veces diez de estas lecturas y con frecuencia el nmero de asistentes alcanza varios cientos. En ms pequea escala esta misma tendencia se observa en San Petersburgo y en muchas ciudades de provincia. El nmero de salones literarios crece rpidamente y con regularidad se renen a escuchar poesa en las bibliotecas y en los diversos museos. Por otra parte, un particular y colosal ejrcito de lectores de poesa se form en la Internet. En realidad, el nmero de sitios de poesa en la red alcanza varios miles (nadie est en condiciones de enumerarlos con precisin) y algunos de ellos son muy grandes por ejemplo, en uno de ellos se muestran 37 000 autores (uf!), con una cantidad semejante de visitas. Pero no hay que engaarse: semejante democratizacin no tiene nada que ver con la poesa. En esencia, no es ms que un basurero de textos, en donde aunque excaves un poco, slo encontrars unos cuantos versos aceptables. Los creadores de los sitios democrticos ya empezaron a ser conscientes de este problema y reflexionan sobre cmo llevar a cabo un trabajo de redaccin ms serio; en otras palabras, transformarse en aquellas revistas clsicas, pero en su versin virtual. Probablemente en el futuro ser as. Pero por ahora, con pocas excepciones, la poesa seria slo se puede encontrar en el espacio virtual en aquellos sitios donde se vierten las versiones electrnicas de las grandes revistas. Y sin embargo, las cifras abren ciertas expectativas. Existe la posibilidad de que entre estos miles de poemas haya de pronto lectores para algunos. Los que escriben no son siempre grafmanos. Realmente, la cantidad de gente que en serio se dedica a la poesa teniendo en cuenta que los que la rodean son indiferentes y ganarse la vida con los versos es ahora algo casi imposible no slo es muy grande, sino que crece; las redacciones de las revistas se llenan de manuscritos y todos los posibles encuentros de poetas, que suceden aqu y all, renen a miles de aspirantes. As es de grande la geografa de la poesa rusa de hoy. Naturalmente, la mayor cantidad de poetas serios se encuentra en las capitales: Mosc y San Petersburgo. Pero en la provincia tambin se encuentran diseminados y de una manera casi fantstica forman en ciertos lugares toda una plyade o, por lo menos, todo un yacimiento: se puede hablar seriamente de una plyade de jvenes poetas de Ekaterinburg, de Perms, de Irkutsk, de Cheliabinsk Ms completas y con frecuencia ms poderosas son las provincias poticas del extranjero, especialmente la estadounidense y la israelita. All existen en realidad no slo grandes poetas rusos inmigrantes, sino que surgen versiones propias de la poesa rusa, algo parecido como en su tiempo sucedi con la poesa inglesa, aunque fuera en ms pequea escala. En resumen e intentando predecir, se pueden cifrar las esperanzas de que en un futuro cercano la poesa conservar su papel de resorte principal, de ncleo de la literatura rusa. Al menos eludir los amagos de la filologizacin, de su metamorfismo en las reservaciones de las ctedras universitarias. Estas esperanzas se basan no slo en la evidente variedad y la alta calidad de los textos poticos que alcanzan la luz y la presencia de grandes maestros, sino tambin en que nuestra poesa representada en la nueva generacin de bardos de nuevo se inclina, sin detrimento de la complejidad, hacia una
claridad de enunciacin. Lo que significa que la poesa no slo puede tener todava autores, sino tambin lectores. Una apreciacin ms del dominio de lo social. Una de las causas del bajo inters por la lectura de poesa se desprende de aquellas dificultades reales, a veces desmesuradas, de ndole psicolgica, pero tambin fsica, que en el periodo de transicin para el pas experimenta el grueso de los ms valiosos usuarios de la poesa: la intelectualidad tcnica y cultural. Ellos, simplemente, no tienen ni tiempo ni fuerzas para los versos. Existe, sin embargo, la esperanza de que al rehacer su economa, Rusia dar a su gente mayores libertades. Y entonces, quizs, se regresar de nuevo a la lectura, si es que, por supuesto, las nuevas generaciones no pierden el gusto por la lectura en general. Pero esto ya, en gran medida, depende de la propia literatura, y dentro de ella, de la propia poesa.
La Naturaleza llora por ti, como slo ella sabe hacerlo. Te he perdido precisamente ahora, cuando con la poesa vuelo por los cielos, donde mentir es ya imposible, como recuperar el Sol, donde no se pueden destruir las estrellas a pedradas ni tallar la letra con un hacha. La Naturaleza llora por ti y yo lloro un poco por el pueblo que degolla a los cisnes y no encuentra descanso en el tormento.
*** Pas mi juventud en casas de locos donde no pudieron partirme, dividirme a la mitad, no me pudieron asfixiar ni destruir lo que significa madame que no traicion a las palabras vivas sobre el muerto papel. No creo en las flores que se venden a s mismas como no creen los helados labios de la espada en la clemencia.
Rusia ma! y la lluvia similar al diluvio, y el viento que quema las hojas en octubre En la barraca repleta de piojos, en la libertina Europa cultivamos la ilusin de cun ilegible eres para los ojos extraos. Como el Sol fundido en el humo moreno del atardecer as te vas apagando poco a poco.
Toma la armnica y canta desde lejos. Di que la vida es grande y clida. Cntale a la mujer que se entrega a otro, a las malvas polvorientas en el camino a casa a que despus de tantos aos de trabajo llega la muerte, lo cual no es una desgracia.
Todo an est por venir Aqu todo comienza. El principio de todo est aqu. Sin embargo, seguimos adelante. Aqu no te preguntan, quin eres ni de dnde vienes. Todo est claro. El lugar donde te has liberado de las preguntas inoportunas est precisamente aqu. Sin embargo, seguimos adelante. Aqu se respira fcil y libremente, el mejor de los descansos est aqu. Pero hay que seguir adelante. Aqu donde la mirada caiga todo es hermoso, lo que no capta el odo es un dulce canto, lo que diga cualquiera, es la verdad. Sin embargo seguimos adelante. Aqu ya todo es diferente.
Este rincn hmedo, y el murmullo del follaje reducido a polvo no en la sombra, sino en nosotros viven. Nosotros slo recordamos, no vemos, no ofendemos al santo Aqu slo las sombras nos comprendern.
Maana no ir a ninguna parte. Me quedar en casa todo el da. Qu alegra. No me dividirn en partes ni me colgarn en los cables de la electricidad. A m no me van a abrazar con una sierra. Ni me seducirn con parasos inventados Oh ngel leve sal del icono y arrncame la lengua pagana haz con ella un bandern o unas hombreras pero hoy no me sacars de casa, aunque me mates! Mtame si quieres pero no me saques de casa.
Bueno y quin soy yo? De qu nos sirven los conciertos de ladridos y zumbidos a los herederos del dolor terrenal? Hasta el mismo centro de mi corazn llegan las ruinas de los acueductos transparentes las llanuras chillantes y la patria, oh Dios mo!
Camino con el otoo en el alma, vivo, a veces, con tristeza: el fuego no me redime ni me consuela, ni me aparta del pecado. Aqu respira el follaje cado la hoja escucha la rfaga del viento; por fuera parece que estuviera muerta pero por dentro est llena de palabras
Yo nunca he estado en Francia nunca he visitado Suecia. Me sorprendo enormemente cuando pienso en todos los lugares que no he estado. Nunca vi a Napolen pero en un matraz vi un embrin enroscado, como una trompa y no s porqu pens en Napolen. Tampoco estuve en Grecia donde el chacal se trag a mis antepasados y no le a Helvetius ni tampoco a Cicern. Pero una vez estuve en Tula donde sin planearlo me detuve. All vi una colmena en un museo y una liebre con el rostro de Voroshilov. Nunca he estado en Francia pero hay parisinos que no han estado en Tula y tal vez me envidiarn.
Una vez conoc tres mujeres y pens a dnde llevarlas? Decid invitarlas a donde mi amigo Leonid. Las tres eran mujeres de rara belleza. Cuando empezamos a hablar de Francois Villn la que ms me gustaba se march. Desde la maana pensaba yo en el Kamasutra, el alma desgarrada, pero Leonid no dejaba de leer los poemas de Mandelshtam. En qu pensaba cuando me secaba las lgrimas?
Seguro no era en los poemas de Mandelshtam como Leonid crea. La segunda mujer se fue avergonzada porque no haba ledo El Don apacible de Shlojov. Los versos iban y venan en la voz de Leonid. Eran muchos y cada uno tena su estilo propio. Durante un buen tiempo puse mis esperanzas en la tercera mujer que ya para entonces se haba dormido en la mesa. En lugar de tantos versos y pensamientos profundos dime ms bien, amigo Leonid, sinceramente, dnde encontrar otras pichoncitas as y lo ms importante, dime a dnde llevarlas despus.
Todava estoy ausente El da cada vez ms aplaza su partida, y apagndose en el lmite deja entrever a duras penas el paso de la luz a la noche. Y todos los rboles, sin excepcin, se dedican a mirar el ocaso, como si all se decidiera de los das de abril.
Me gustan los italianos ellos son como los grusinos: sangre caliente y vino seco. Me gustan las naranjas italianas y tambin las de otros lugares. Me gustan los macarrones con el nombre de espaguetis y el Sol sureo y el sur soleado. Sueo con hijos italianos y un esposo italiano y el mar alrededor sueo en Venecia y las gndolas y mi yate que amarrado me espera y mis nios que van a una escuela italiana y mi esposo italiano que alborotado conversa, como el mar.
Soy moderna y bella. Estoy sola en esta tarde. En el viento de la primavera soy un sauce; y en la noche azul, la Luna. Soy el vaho temprano de la bruma, el brillo casi imperceptible de los ojos. Soy el engao de la realidad. Cien veces soy yo misma. Soy el fueguecillo en la ventana del atardecer y el sonido de un romance antiguo, la fidelidad que se vuelve infiel y la espuma de la ola amable En el campo de verano soy slo manzanilla, y en el fondo del otoo soy una gota de sueo. Soy un poco de nieve en la ventisca invernal Pero en la primavera soy la primavera.
La lmpara de queroseno. El Sol mandelshtamiano. Las lmparas de queroseno no alumbran hace tiempo. Hay poco pan y agua, poco juego y sal. Todo es muy aburrido, solitario, opaco y oscuro. El Sol mandelshtamiano inspir y recompens con su luz brillante sealando el camino hacia el cielo. En la miseria acrecienta la fortaleza y el fuego. A su lado no temo al hambre, al fro, al bochorno ni al tifo. Las lmparas de queroseno comenzaron a crujir bajo las piernas. Nuestro tiempo pas, destell, se marchit. El viejo pianista se entristece por las canciones idas. Todo fue alegre y deslumbrante, ruidoso y clido
Tres viajes realiz a Rusia el escritor griego Nikos Kazantzakis: el primero, de octubre de 1925 a enero de 1926, como enviado del peridico ateniense Eleftheros Logos (Libre Expresin). Sus impresiones y artculos sobre este primer viaje se publicaron en ese diario entre los meses de noviembre y diciembre de 1925, y con base en ellos redactara el libro Lo que vi en Rusia que se public en Atenas en 1928. Kazantakis se esforz intensamente por conocer ese pas; recorri calles, visit escuelas, teatros, crceles, colegios, ministerios, museos, iglesias, clnicas, pinacotecas, fbricas, bibliotecas, asilos, circos y monasterios, asimismo la tumba de Lenin, el Kremlin, casas-museo, estuvo presente durante un discurso de Trotsky y conoci a escritores como Gorki, Barbousse, Vaillant-Couturier, Istrati y Rappoport al asistir a un congreso donde se analizaba la situacin de Rusia en el panorama internacional. De octubre a diciembre de 1927 viaja por segunda vez a Rusia como invitado de ese gobierno; el peridico I Proa (El Matutino) publica sus impresiones a fines de ese ao. El tercer viaje lo realiza de abril de 1928 a abril de 1929; producto de esta larga estancia es su Historia de la literatura rusa que public en 1930 en dos tomos la editorial Eleftheroudakis. Kazantzakis conoci no slo a intelectuales, polticos y artistas, sino que recorri el pas entero y se mezcl con la gente; estudi las obras, los lugares y los monumentos con el mismo inters que a los trabajadores y la gente comn en un tiempo en que naca la Unin Sovitica, as como su nueva literatura, cuando los escritores no tenan un papel relevante en la sociedad y en la primera lnea del pensamiento se hallaban los polticos, los economistas, los ingenieros y los cientficos, y la literatura luchaba por poder expresar esos tiempos. Las siguientes pginas, pues, pertenecen a esta Historia de la literatura rusa de Nikos Kazantzakis y han sido traducidas del griego.
La literatura rusa, por razones geogrficas y raciales, por necesidades histricas y econmicas, se conform de manera totalmente peculiar y adquiri caractersticas particulares, las cuales le otorgan profundidad universal y encanto especial. Las principales caractersticas de la literatura rusa pueden resumirse en las siguientes siete: 1. La literatura rusa persigue, ms all de la simple belleza, fines religiosos, ticos y filosficos. El literato ruso se conmueve siempre ante los grandes problemas de la vida y la muerte, indaga por el fin y por el sentido de la Tierra, por qu vivimos, trabajamos y sufrimos. La finalidad del ruso que escribe no es el juego brillante del arte, la desinteresada alegra de la creacin potica; su finalidad es encontrar y dar a su lector el declogo de los derechos, las obligaciones y las esperanzas del hombre. El arte se convierte en proclama social, conmocin filosfica y requerimiento moral. 2. La literatura rusa es democrtica. El pueblo ruso es analfabeto, fatalista indolente; est lleno de fuerzas oscuras y de supersticiones; la europeizacin de Rusia por Pedro el Grande
hizo todava ms profundo el abismo entre los intelectuales y el pueblo. El escritor que puede expresar por escrito sus reflexiones es siempre una rara excepcin y considera su obligacin emplear esta fuerza mgica no solamente para crear obras de lujo y belleza, sino para instruir y alumbrar a su pueblo analfabeto y atrasado. Incluso los escritores y poetas rusos ms aristcratas sintieron y continuaron esta obligacin: unos descienden al pueblo para ser entendidos, otros se esfuerzan por hacer subir al pueblo, pero todos buscan sin descanso el contacto con las masas. 3. La literatura rusa es liberal y revolucionaria. Comprendi que la tirana poltica y econmica es el origen del mal. De esta tirana proceden en gran medida la miseria del pueblo, el analfabetismo, la esclavitud psquica. El escritor ruso lucha por elevar el nivel intelectual y moral del pueblo, por ensearle sus derechos as como el amor por la libertad. La del escritor fue la nica voz que se dej or en Rusia para oponerse a la presin desptica y a la injusticia. No haba periodistas, polticos ni socilogos libres; el escritor los reemplaz a todos. nicamente l defenda a los que sufran injusticias, a los esclavos, a los hambrientos, porque slo l se atreva, a travs de las obras de su imaginacin, a expresar su conciencia. Era el dirigente y al mismo tiempo el confesor espiritual del pueblo. A l se dirigan los lectores y preguntaban con desesperacin: Qu hago? Cmo aprendo? Cmo nos salvaremos? Por eso, en ningn otro pas la literatura adquiri, como en Rusia, tanta fuerza y valor; la historia de la literatura rusa se identifica necesariamente con la historia de la civilizacin rusa. 4. La literatura rusa tiene un carcter heroico y mrtir. Toda su historia es un interminable martirologio heroico. Tiene que enfrentarse con oscuros enemigos todopoderosos: a) con el rgimen desptico: zar, censura, polica; b) con la sociedad culta ms elevada: superficial, indiferente, hedonista, cobarde, y c) con la gran masa del pueblo: perezosa, ignorante, fatalista. Por esto, en ninguna literatura del mundo hay tantos intelectuales que mueran tan jvenes, que sean perseguidos, desterrados, muertos, enloquecidos. Los escritores rusos no solamente proclamaron la santidad del sacrificio, la necesidad de que el yo se perdiera para poder salvar al conjunto, sino que fueron los primeros en dar el ejemplo sangriento. 5. La literatura rusa une, de forma nica, el ms agudo anlisis psicolgico con la observacin ms exacta y con la descripcin de la vida exterior. Ninguna otra literatura penetr tan hondo, con una hipersensibilidad a menudo patolgica, pero adems con la compasin ms clida, en los oscuros stanos del alma humana; y al mismo tiempo, nunca fue descrito con tantos detalles y con tanta exactitud el mundo cotidiano exterior. Idealismo y realismo puros se unen. Nunca se pierden los escritores rusos en vacas teoras abstractas, ni tampoco en simples descripciones embellecedoras de la vida real, siempre persiguen obstinadamente su principal objetivo: la proclama. Qu hacer? Cmo vivir? Cul es la misin del hombre? Por esto, la literatura rusa, que tan profundamente arraigada se encuentra en el territorio ruso, sobrepas tan pronto sus fronteras locales y se volvi universal. 6. La literatura rusa se halla exenta de una tradicin pesada. Es jovencsima, apenas tiene cien aos. Carece de un gran pasado al cual mirar con respeto y el cual gravite sobre sus pasos; es ms libre que el resto de las literaturas y, por lo tanto, ms capaz de encontrar nuevas formas y de abrir caminos nuevos ms atrevidos. Por esto, puede lanzarse con
inexorabilidad impetuosa hacia teoras radicales, obviar la forma, sacrificar la claridad arquitectnica al contenido. No puede tener an experiencia, equilibrio y mesura. Posee todas las virtudes y corre todos los peligros de la juventud. 7. El ltimo periodo sovitico de la literatura rusa constituye el intento de creacin de un nuevo arte. Nuevo contenido: no ms en contra del zarismo ruso, sino en contra de la tirana mundial del capital. Nueva forma: no ms los acuciosos anlisis psicolgicos, sino la parca expresin estridente de las realidades interna y externa, influencia del espasmdico despedazamiento cinematogrfico de la vida y de la fiebre y la prisa de la esforzada vida actual de Rusia. Ninguna otra literatura del mundo ejerci con tanta intensidad en tan poco tiempo una influencia tan productiva en el hombre como la literatura rusa. Ella nos ayud a sentir el mundo ms extensamente, a inclinarnos ms profundamente en la oscuridad de nuestra alma, a ver con mayor dramatismo el dolor y la alegra terrenos. La literatura rusa agit frtilmente nuestro corazn, nos liber de los estrechos moldes romnticos y clsicos de la literatura europea y nos empuj hacia un nuevo enfrentamiento ms rico y ms trgico con la vida.
1917-1930 A la revolucin poltica y social de Rusia no sigui la revolucin literaria: sta haba sucedido ya con los simbolistas, primero, y luego con los futuristas. La revolucin sovitica no trajo ninguna tcnica nueva, simplemente continu e intensific todas las innovaciones bsicamente futuristas que haban irrumpido ya desde 1910. Marinetti visit Rusia en 1913 y una porcin de la juventud recibi con entusiasmo su proclama en contra de toda tradicin, en contra de los museos y las bibliotecas y comenzaron a loar las mquinas y las grandes ciudades. Cuando estall la revolucin, un pequeo grupo de comunistas algunos futuristas y otros bestialmente analfabetos quiso beneficiarse y quemar todo lo antiguo que pesaba sobre el alma del artista: museos, libros, obras de arte. Maiakovski le grit al Ejrcito Rojo: Han colgado a los blancos de la pared / y se olvidaron de Rafael? / Fuego, fuego a los museos! / Por qu no se lanzan contra Pushkin? Esta locura vndala fue ahogada muy pronto, la nueva idea, apenas pas la primera fiebre, apoy como ningn estado capitalista al arte, a los museos; las bibliotecas se centuplicaron, nuevos horizontes se abrieron al escritor; la revolucin oblig a poetas y prosistas a abandonar su torre de marfil y acercarse al pueblo, a que no expresaran ms sentimientos personales, insignificancias, amores tristes y dichas sensoriales que les proporciona la Naturaleza, sino los grandes mpetus y necesidades de las masas, el anhelo por una nueva convivencia social, ms natural y ms justa. Sobre todo, la gran influencia que tuvo la revolucin sovitica no se debe a sus teoras, sino a la vida que oblig a vivir a quienes escriban o habran de escribir. A todos estos escritores, viejos y jvenes, los arrastr a una vida rica y dramtica. La mayora de los jvenes que escriben hoy en Rusia antes de tomar la pluma sostuvieron el rifle por aos, sufrieron, vieron y aprendieron en tres o cuatro aos lo que en toda una vida no hubieran podido si hubieran vivido en otras pocas. Todo joven que escribe hoy da en Rusia posee una experiencia tan rica y tan dolorosa, que su alma y su produccin artstica no puede
tener ninguna relacin con sus contemporneos europeos que estudiaron en paz. Slo pueden tener parentesco con los escritores que participaron en la Primera Guerra Mundial y que adquirieron una idea dbil, en comparacin con los rusos de la desdicha humana. Durante los primeros aos de la revolucin rusa los jvenes carecan no nada ms de tiempo sino hasta de papel y tinta para escribir, hasta de tipografas para imprimir. Por esto, sobre todo hacan poesa y la recitaban en los campamentos, en los crculos obreros o en las manifestaciones. Por supuesto, estas poesas tenan un contenido revolucionario: odio contra el capitalismo mundial y contra los rusos reaccionarios, dicha por haberse liberado Rusia y porque pronto liberara al mundo entero. Los medios expresivos eran simples y estridentes para que los sintieran las masas. En recintos helados miles de hombres hambrientos, andrajosos, enfermos, escuchaban los versos con entusiasmo, con ojos ardorosos. En Mosc predominan los futuristas que desdean toda tradicin y que ambicionan renovar el mundo; sin embargo, en Petrogrado comprendieron el valor de la tradicin y de la forma y amaron el equilibrio y la medida. Estos aos fueron terribles incluso para los escritores. Hambre, fro, ninguna relacin con el mundo exterior, todos los literatos para poder vivir se haban convertido en empleados, daban conferencias, corran de concentracin en concentracin, se agotaban por cansancio excesivo. El rgimen no permita el arte libre: la poesa y la prosa fueron reclutadas y obligadas a servir a la nueva Idea. Muchos se fueron, como Balmont, Kuprn, Bunin, Rmizov, etc., pero otros permanecieron luchando contra dificultades inimaginables. Despus de la nueva poltica econmica de 1923 las condiciones mejoraron: abundante papel, fiebre editorial sin precedentes, millares de libros, peridicos y revistas, cierta comunicacin empieza con Europa; la literatura se desmoviliza, ahora los escritores pueden escribir con libertad relativa, basta que no proclamen ideas reaccionarias. La actual literatura posrevolucionaria rusa no est formada nicamente por los escritores proletarios, que colocaron su arte al servicio de la ideologa comunista, sino de los llamados paputsik (compaeros de viaje) que ven, con mayor o menor simpata, al nuevo rgimen, pero que conservan libre su arte; o por los completamente independientes, que no se interesan en absoluto por la poltica, viven y procuran escribir libremente desde la literatura del proletariado.
POESA CONTEMPORNEA 1. Poesa proletaria. Miles de obreros y campesinos a partir de la revolucin ambicionan convertirse en poetas. Muchos de ellos son dignos de tomar en consideracin porque mostraron al principio una cierta ingenuidad, sinceridad y originalidad, se entusiasmaron con las mquinas, cantaron la guerra, la liberacin del hombre y la alegra de vivir. Bezymenski, Kazin, Yarov loaron la juventud, la fuerza, la libertad. Slo que la alegra no es una fuente inagotable de poesa y la vena potica de estos proletarios pronto se agot. Lo mismo les sucedi a Utkin, a Svietlov y a muchos otros, cantores incansables y montonos de la hoz y el martillo. 2. Compaeros de viaje e independientes. Los nicos poetas verdaderos de la Rusia actual pertenecen a las clases de los compaeros de viaje y de los independientes. De ellos, dos campesinos de gran valor lrico poseen el primer lugar: Kliyev y Esenin.
MIJAIL ISENBERG Mirada sobre un artista libre* Prlogo para una gua indita
Traduccin de Ludmila Biriukova
Nueva poesa rusa. Esclarecer qu es exactamente lo que los representantes de varios clanes y estratos literarios quieren decir con esas palabras podra ser el tema de un estudio voluminoso. El estado actual de un gnero literario se puede considerar tomando en cuenta las listas de nombres, la topografa de los campos literarios o los fenmenos que, con precisin no premeditada, suelen llamar movimientos literarios. Tal vez vale la pena devolver a estas palabras su sentido original y hacer un esfuerzo por apreciar la literatura, precisamente, de acuerdo con su calidad dinmica: como un movimiento exploratorio de las ideas vagas del tiempo en busca de convertirse en las ideas propiamente artsticas, es decir, en busca de su propia forma. Los esfuerzos por hacer las descripciones y generalizaciones sumarias son casos espordicos y no impresionan demasiado. Es difcil que la situacin sea convertida en el objeto de estudio, incluso porque muchas cosas simplemente no estn publicadas. El primer trabajo de estas caractersticas debera ser, antes que nada, una introduccin a la problemtica de la nueva poesa rusa. Es poco probable que en este caso pueda ser empleado el mtodo usual del anlisis filolgico, el cual sera una tautologa debido a que, en el momento actual de una investigacin como sta slo con mtodos distintos, propios se ocupa la poesa misma. Su objetivo principal es esclarecer su propia naturaleza y la legitimidad de su existencia. Y, ms precisamente, la de la posibilidad de su existencia. La apreciacin de un principio sin la existencia del lenguaje, la bsqueda de aquel punto en que ste aparece llamado por la vida misma La obtencin del habla se pensaba como un esfuerzo y un hecho espirituales, contrapuestos al uso desangrado, muerto, de la palabra impresa (Rogov K., Palabra imposible e idea del estilo, NLO [Nueva Resea Literaria], 1993, nm. 3, p. 267). Toda potica existente y significativa del nuevo tiempo es un testimonio de la experiencia de la palabra, del drama de su nacimiento. (La palabra testimonio es apropiada debido a que el estilo y el autor participan como iguales en la experiencia.) Es la saga del milagro del surgimiento del lenguaje, de la ampliacin dolorosa de una zona limtrofe, casi puntual, donde el habla existe no como una realidad sino como una posibilidad. Mandelshtam llamaba a los versos el aire robado. El dominio del lenguaje artstico realmente equivale a la conquista del espacio vital. La respiracin potica resiste a la presin exterior que aplasta, conserva el carcter estereoscpico del que habla y del que escucha. Se nos presenta una radical salida, cada vez ms inteligible y directa, de todas las circunstancias: desaparecer sin dejar rastro. Qu significa esto? Significa aceptar como realidad que nuestros pensamientos y obras en su totalidad, sin un rastro, surgieron de las circunstancias culturales y sociales de un tiempo preciso. Y que en nuestra vida no existe ni una pizca que tuviera la posibilidad de salvarse de tales circunstancias.
En la prctica artstica de las ltimas dcadas mucho no se puede entender si no se toma en cuenta este fondo incandescente: la lucha secreta del alma por su autonoma. De alguna manera suponamos otro cambio en los acontecimientos. La conciente oposicin, durante un prolongado periodo, a la civilizacin sovitica nos permita tener la esperanza de no ser su producto total y absoluto, aunque existe algn residuo. Y la resistencia misma se efectuaba bajo formas bastante inslitas. Es peculiar, por ejemplo, no distinguir la actividad creativa, estructurada como una profesin. La resistencia era la principal si no la nica profesin. Y entonces sta de manera lenta y difcil se construa a s misma como una disciplina creativa. Es decir, lo inaudito se apropiaba de los rasgos y mtodos de algo ya existente, y cuando decimos poesa debemos percibir las comillas sobreentendidas. En realidad se trata de un esfuerzo vital cualitativamente nuevo que, en esta ocasin, tom la forma del trabajo potico. El arte se convirti aqu en el fundamento de una posicin especial de la vida, que permite desarrollar algunos hbitos de la existencia dentro de la sociedad, pero no segn sus leyes. El sentido se manifestaba como un dibujo de las relaciones literarias-vitales, que tena la posibilidad de desarrollarse cambiando los estereotipos de las vivencias. Los nuevos autores no buscaban las reglas, tampoco las excepciones, sino las reglas de las excepciones. Ellos queran entender de qu manera un hombre comn poda aspirar a lo extraordinario. Autor-hroe de la nueva poesa siempre se compara a s mismo con los dems y acta como si lo hiciera a nombre de cada uno. La voluntad creativa se aplica a la prctica de una experiencia obligada no asimilable del todo y aparentemente no accesible. En primer lugar, esta percepcin de la escala humana es un logro de la poesa y no de la prosa del nuevo tiempo. La resonancia o el eco de la voz propia en los versos se escucha ms fuerte, es ms tangible. La palabra eco es una especie de referencia que ayuda a entender la tcnica de este tipo de autora no considerada. El eco hace alusin al doblaje, ste a la rima, y ella al arte en general. No obstante, la existencia en un rgimen doble no se reduce a un desdoblamiento trivial. Es poco probable que un rgimen pueda ser un antdoto directo del otro, y slo al encontrarse conservando la misma distancia de las circunstancias reales, y de la ficcin, se genera la ilusin de una tercera e ignorada posibilidad. El autor comienza a vivir segn las leyes del texto artstico. Al enlazar y fundir en una sola las conductas cotidiana y artstica (con una preeminencia imprecisa de las normas literarias) el mismo autor se transforma en una metfora, en una especie de alegora, como si fuera una representacin. La coyuntura modifica la nocin sobre la autora y naturaleza de su objetivo. El autor se convierte en una manifestacin de su propio estilo. Por lo menos hasta finales de la dcada de 1980, en Rusia, los versos no eran una profesin, sino una forma de vida. Tal parece que la poesa y la vida, siempre y en todos lados, entablan relaciones complejas y conflictivas, slo que las formas que stas adquieren son nicas. Nos gustara describir como una unidad aquel crculo potico que, tal vez, justamente as debera ser considerado: un campo esttico generalizado de una tensin extraordinaria. La desarticulacin del campo hace desaparecer la tensin. Se quedan los nombres, a menudo notables, se quedan los versos geniales. Pero el espacio artstico desaparecido tena cualidades y energas que no pueden ser extradas de una suma de personalidades. Quiz tambin por eso el mantener ciertas proporciones en la extensin del texto asignado en una revista a un determinado autor representa de antemano una tarea sin solucin. En este caso, la presentacin proporcional es difcilmente factible. La poesa es un fenmeno
de doble naturaleza. Los versos, al mismo tiempo, son un acontecimiento cultural y artstico. Cuando en los versos, por as decirlo, es mayor el componente cultural, ms tranquilamente y con mayor gusto se enfrentan a la resea. Pero hay casos cuya proyeccin cultural es casi imperceptible, tal pareciera que nada existe aparte de un puro valor artstico. La existencia de semejantes versos se presenta como un problema crtico: pone al descubierto lo limitado de los mtodos de investigacin cientfica. La cultura aparece desprovista del lenguaje para la descripcin del valor del arte en s. Slo existen tentativas de su creacin, y stas, tal vez, deberan propiciar algunos desplazamientos en la jerarqua de valoraciones que se hicieron ley, y adems, una parcial revisin de valores. En el fondo de dicha revisin se encuentra la interpretacin de la poesa no como una declaracin retrica sino como un permanente experimento de los medios artsticos respecto a la posibilidad de una expresin plstica. Es poco probable que tal percepcin encierre a la poesa en sus propios lmites. No es un experimento formal, es un testimonio directo y verdadero, absolutamente honesto. Los versos son, de alguna manera, el nico intento de una manifestacin no formal: profieren una idea y esquivan la mentira. La naturaleza del arte contina siendo un misterio. Y hasta la actualidad no ha sido desmentido el supuesto de que, en el nivel de las obras maestras, el arte toca las capas profundas de la realidad, y no es en vano que las palabras stiji y stijii [en ruso; en espaol: versos y desencadenamiento. N.T.] se parezcan tanto. /
[1994]
VCTOR SERGE
Traducciones del francs de Benjamn Anaya
Mxico: Idilio A la memoria de Marcel Martinet A la sombra de nopales crueles el aceite de la mula resplandece dulcemente Igual al silencio del amante La silla est cubierta de plata. El hombre se parece al guila negra Y por eso, tiene una sonrisa que canta Bello como los ngeles sin miedo y como pudieran estar sin alegra Sin otra alegra que el sacudido de la sangre en las venas tensadas. Y l dice, querida, yo te espero Oh, dulce vida, oh, suave pavorosa sanda mora, frescos labios mordidos Vibracin calma de la tierra Las noches inquietas se pierden sobre mil estrellas desconocidas Cuando el nio moreno est desvestido Las piedras quebrantan los riones, las manos; las manos del cielo martirizan
las sienes La noche plena de presagios cambiantes graniza como en un abrazo Oh frescura mineral, movimientos que devienen serpientes La savia misma de las lianas une los miembros. Este calor convulsionante viene de las entraas de la tierra Oh, violencia deleitable. Ningn asesinato es mejor, Seor! Oh, sumisin desgarradora La muerte no es mejor, Seor! Luna mgica, Luna madre, claralos con tu canto pleno! Gravitarn la cima de viejas lavas, carne a carne sobre la misma silla El paso de la mula que balancea el mundo, las estrellas, su sangre, su silencio Sombramente apaisado Las enjaezadas correas decoradas de plata que tintinean lquido murmullo estelar Tienen los olores de la resina en el aire La escolta de altos candeleros cactceos, negros y lcteos Las cercan de inmovilidad El mismo rayo los fulmina a enderezarse donde vieron una cruz (o bien fue el aplomo de la gente de la parroquia de San Juan a causa de la huida de las aguas de un arroyo)
Nuestros nios Yo veo, cerrando los ojos, yo veo Que las grandes estrellas y las lunas terrestres Se inclinan sobre las balsas en que navegan nuestros nios. La mar, la noche amarga, proa encandilada de luz infantil Es glacial, es vertical, es inestable, Puede ser desesperante. Las olas salpican y se despliegan sobre las barcas de extraas banderas que el viento, la noche, los astros desgarran con un tranquilo furor soberano Y nuestros hijos con calma, ostentan inocencia, aparentan sabidura. Buscan en las crestas con sus manos los cristales que reaniman y brotan de las profundidades, Tienen en sus manos el prodigio de las simientes. Un gran tropel de tiburones pacientes sigue las balsas Los hmedos ojos de los escualos contemplan a nuestros hijos.
[Mxico, septiembre de 1943]
GUENNADI AIGUI
Traducciones de Jos Manuel Prieto
Oh, s: Patria! era como un prado el pas el mundo como un prado haba en l abedules-flores y corazones-nios y como aquellos abedules-flores mecidos por el viento de este mundo y las rosas-nieves los rodeaban como suspiros de ngeles-mendigos de un silencio rural! con su Clara-Lstima juntos alumbraban (aqu introducir un silencio igual de largo como sus vidas sin fin) nos llambamos este Resplandor cada uno fijaba su resplandor vivo tambin en el sufrimiento (aqu tambin otro silencio) y escuchbamos: qu dir la pureza con una sola Palabra? inconteniblemente irradiaba: el mundo-pureza
[1975]
Sol: abedules A V. V.
cuando el Sol entre los abedules juega como una criatura: t cuya alma duerme! oh, olvdate!: djala ir todava ms por s sola: aparecer y ocultarse! (ser que ha vuelto el Sol o ser que de pronto surgi con gracia con toda bondad la vida: ya pasada) y el temblor-alegra de este mundo como si proviniera de un luminoso y pacfico hogar (la vida existe para que comprendas que ella Es muy Simple: basta con susurrar para que todo se convierta en Mudo agradecimiento o en abedul, semejante, en su paz al Sol!) y tambin puedo decir esto: algo falta en este juego (igual a un da que se acaba entre los abedules) su simple juego tambin inspira lstima al menos en esto: por lo visto ya no encontrar a quien hubiera necesitado (s, por lo visto ya slo ocurrir despus)
[1977]
Al viento A Y. S.
Algo queda 1 son sus cosas y hay mucho calor en ellas y, calor despide su paso y su casa tambin despide calor y l tambin despide calor estos rboles nos hacen sentir bien y la hierba cmodos como si resplandeciramos juntos (y de ese modo fugaz pasa mi felicidad: soplo de viento entre las cosas de su propia casa) 2 parezco atormentado aunque me sienta bien en este fro terrible-cmodo cubierto por el faldn de un abrigo en suave espera feliz junto al hogar y sopla la ventisca por la aldea no conozco otro pueblo (oh, tan santo-popular como una madre!) 3 pero ya es hora (y slo conozco a este pueblo) y la ventisca sopla entre la lea como un alma y en sus pasos tan clidos acaso no est l? y un rostro cualquiera para apartar del viento bordeamos la luz del sufrimiento creando esta patria que ha de salir al mundo (y todo es as, como un susurro y su lugar es ste sin un alma gemela)
[1978]
En un crepsculo de no obligatoriedad vivimos como en Dios con nuestra cabeza campesina slo al trabajar un poco para s sabemos: que existe cierta iluminacin buscamos a tientas con las manos cambiamos de lugar las cosas (as nos pasa el imposible de un milagro como a
cualquier otro) y sin embargo, deberamos ponernos de pie, emprender algo parece que es as como se hace todo: como si temblara esta pacfica comunidad titilante: puesto que as tambin somos impotentes-luminosos-videntes-sin-ver adivinamos con un ya dbil sentido su cercana, vivo como la sangre, an mayor que la luz del da la claridad de pues-hay-que-seguir-adelante recibir cierto calor (qu otra cosa nos queda?) al encontrarnos en l con cierta sensacin oscura
[1979]
NOTA: Los poemas aqu presentados fueron tomados de Guennadi Aigui. Lugares en el fuego (antologa potica), seleccin, traduccin y prlogo de Jos Manuel Prieto, Aldus, Mxico, 2002. Laureado con el Premio Andrei Beli (1987) y el Premio Pasternak (2000). Es uno de los representantes del verso libre ruso.
RICARDO SAN VICENTE Joseph Brodsky. Nota para un aniversario Tal vez no sea muy relevante recordar que Joseph Brodsky naci hace 60 aos; las fechas, se dir, son convenciones (que el escritor, por cierto, celebraba). Pero el aniversario es motivo suficiente para honrar una vida intensa y frtil y un buen pretexto para recordar al poeta. Para m, Brodsky representa una fluida amalgama de nobleza y transgresin. A la elegancia rtmica del verso siempre Brodsky aade un tropezn travieso; a la imagen majestuosa, el trazo furtivo de un graffiti. Brodsky es la versin noble, potica, del narrador Dovltov: en ambos la mirada de quien ve romperse el cristal de una ventana convive con la necesidad de narrar o cantar las coordenadas del percance. En toda aquella generacin leningradense de la dcada de 1960 viva la voluntad de elevarse como la aguja del Almirantazgo al amanecer, de remedar la aristocrtica belleza del Palacio de Invierno que, visto desde la fortaleza-prisin de Pedro y Pablo, parece surcar impvido las potentes aguas del Neva; el deseo de trazar en su alma las lneas exactas de la Perspectiva Nevski. No en vano Brodsky y muchos ms pensaban que la cultura, el arte y lo mejor de Europa fluan de los muros de Petersburgo, Petrogrado, Leningrado. Pero era aquella ciudad demasiado perfecta para dar cabida a los hombres y a su tiempo. La transgresin, o el gesto irreverente parecen humanizar la perfeccin. Dovltov redondea el
absurdo; Brodsky rompe la bola de cristal para que sus aicos brillen con ms calor. No es de extraar que ambos fueran ms que amigos y admiradores el uno del otro. Volviendo a Brodsky, desde sus primeros pasos hay un claro deseo potico de recomponer las leyes del espacio y el tiempo, de buscar y crear su propio reino de la palabra. Es cierto que nace en la Unin Sovitica. La mente escindida entre lo bueno impuesto y lo mejor vedado mira inquieta a la pupila del polica. Pero poco a poco, todo este orden grotesco tampoco importa mucho: el poeta, en este mundo perfecto, crea el suyo y, mientras puede, re. Lo importante es la propia obra del poeta, que se construye dando voz a su mirada. Fragmento inacabado En medio de la cena se levant y, tras abandonar la mesa, se dirigi afuera. La Luna brillaba como en invierno; las negras sombras del zarzal volcadas sobre el perfil de la empalizada se dibujaban en la nieve con tanta claridad que se dira que all hundieran sus races. Alrededor ni un alma. Latir del corazn. Tanta es el ansia de todo ser viviente por superar toda frontera, por desbordarse a lo alto y ancho, que basta con que slo asome una estrella, sea cual sea, para que al instante mismo el entorno se torne presa, no nuestra, sino de nuestros sueos.
1972 (?)
Nuestra mirada es un agujero negro que engulle la luz de la estrella, luz que nos arroja a su vez el fuego de millones de miradas. Y este vaivn, en el mundo del poeta, es algo que slo entiende Jess. Sorprende lo recurrente de este motivo evanglico. El nacimiento del dios hombre cristiano es un motivo cclico de Brodsky, hasta su muerte. El misterio de la Navidad resume, con el rtmico pulido de una imagen, una de las piedras angulares de nuestra cultura. Dios hecho hombre, al margen de los designios divinos, remite en Brodsky a la voluntad divina de los seres humanos, al deseo de alcanzar y dar lo mejor de nuestra humanidad. Pero donde el poeta detiene su inquisitiva y nunca del todo expresada atencin es en la mirada del nio, en quien mira y es mirado. Ojo y estrella cierran una lnea de ida y vuelta por la que fluye nuestro ser. Y, de pronto, uno descubre una palabra que Brodsky casi siempre elude, pero cuyo sentido el poeta acaricia en este mirar, que es Amor. Algunas palabras, se dira, nunca se deben pronunciar. Y la transgresin? Hay ruptura en el noble escandir el verso que tropieza en su rtmico andar para hacer patente la cadencia. Hay menosprecio a la norma y a lo que se da en llamar buen gusto. Como hay sarcasmo en la carne de cerdo humana de un Omnistn cualquiera sea Afganistn entonces o Chechenia hoy, o en las banderas rojas que han recogido en su color todo el rubor de la vergenza. Pero eso es slo un mirar desde lo alto, es muestra de la clara conciencia del poeta de ser l el instrumento de la Lengua.
La transgresin nace, a mi entender, de la voluntad suprema de dominar el tiempo, de hacer en la poesa aicos el espacio. El poeta errante y vagabundo, arrancado de su tiempo y de su pas, detiene en su obra pasado, presente y futuro para abrirse al espacio. Su teora potica de la relatividad establece que el ayer puede llegar maana. Y a nosotros nos permite acariciar la idea de que el mejor Brodsky est por venir, en sus nuevos lectores.
JOSEPH BRODSKY
Traduccin de Ricardo San Vicente
Un paisaje bien comn que la inundacin mejora. Slo se ven copas de rboles, cpulas, agujas. Uno desea decir algo entre el resuello y la emocin, pero del cmulo de voces se salva slo: Hubo una. As el espejo, al envejecer, refleja cejas, calva, mas ningn rostro, y otro rgano, ya no digamos. Por todas partes, un completo desledo escrito o habla, desde arriba una nube rota, y t en el agua. El hecho ocurri ms bien en alguna parte hmeda de Holanda, antes de inventarse an diques, bordados, los nombres de De Bos, o de Van Dyck. O bien, en Asia, en los trpicos donde no para de llover y se ablanda el suelo; pero t no eres arroz. Se acumul, claro, en mucho tiempo, das, aos, gota a gota, y anuncian sus cualidades hmedas nuevas hectreas de salinas. Y ya es hora de elevar en periscopio al nio en hombros, para ver cmo a lo lejos humean naves enemigas.
[1993]
A Susanne Martin No han volado las abejas del lugar, tampoco el jinete. En la taberna Ianiculum una nueva tribu perora en la vieja jerga. Fundindose en el vaso, el hielo permite por segunda vez ver pasar la misma agua, mas sin saciar la sed. Ocho aos se han ido. Han estallado guerras y se han apagado, roto familias y sucedido en los diarios los feos retratos, han cado aeroplanos y suspirado el locutor Dios mo ante sus fieles. Se puede an lavar la ropa, mas no planchar las pieles
ni con la palma ardiente. Sobre Roma en invierno, el astro del da lucha a brazo partido con la niebla azulina; huele a hoja quemada y la fontana brilla, cual condecoracin por carecer de blanco al medioda el tiro del can. Las cosas se endurecen para que no puedan mudarlas de lugar en la memoria; pero en la perspectiva cuesta ms surgir que alcanzar esfumarse en ella, cuando sta sale de la ciudad y se transforma en aos en su carrera tras el tiempo puro, sin dicha ni terracota. Querida, la vida puede pensarse sin nosotros, pues no para otra cosa existen los paisajes, el bar, estas colinas, la nube que se forma en el cielo limpio sobre el campo de aquel combate abierto contra estatuas que se enfran al celebrar el triunfo de la forma del cuerpo.
[18 de enero de 1989]
La estrella de Navidad
Traduccin de Vctor Toledo
En una fra temporada En el csmico lugar Inclinado ms al calor que al fro Y ms que a la montaa hacia el llano El Nio Dios sonri en la cueva para salvar al mundo. El blanco aullaba, barra: As la tiza del invierno borra y atiza en el desierto. A l todo le pareca enorme: los pechos de la madre El vapor amarillo de las ventanillas nasales de los toros Los magos Melchor, Gaspar y Baltazar Sus regalos trados de tan lejos. l era slo un punto. Y un punto era la Estrella. Que atenta, sin parpadear, entre una misteriosa nube, Sobre el pesebre del beb, Desde lejos, en el otro final, Al fondo del Infinito, Miraba hacia la cueva.
Nacimiento
Traduccin de Vctor Toledo
Pasara lo que pasara alrededor sea cual fuere el mensaje que la blanca tormenta se afanaba en proferir o sin tener en cuenta la premura de ese inflexible asunto o que no hubiera nada en algn lado para ellos Primero: estaban juntos, segundo antes que nada: ya eran tres. Todo lo que tenan y trabajaban, acumulaban, reciban se destinaba a triangularse como la noche. Encima de su albergue el cielo helado y lento se inclinaba como las grandes cosas sobre las pequeas. Haca brillar la estrella que desde ese instante no tena a dnde ir salvo a la mirada del nio. Con su ltimo destello llameaba la fogata todos dorman ahora, a ninguna la estrella se igualaba por su habilidad en su nadir de tomar al forastero por vecino.
Nac y crec en las marismas del Bltico, frente a las olas color de zinc, que de dos en dos vienen siempre. De ah, todas las rimas, de ah, la voz tan mustia, que cual hmedo cabello entre las olas ondula, si es que ondula. Apoyado en el brazo, el caracol del odo distinguir en ellas no logra ningn ruido
que no sea lienzo al viento, aplauso, golpe de postigo, cafetera hirviendo o, a lo ms, de gaviota el grito. En esta llana regin, de lo falso al corazn preservo, pues no hay dnde esconderse, y la vista alcanza ms lejos. Slo para el sonido el espacio es estorbo: la falta de un eco no le faltar al ojo.
EVGUENI REIN La poesa es el dios de los mejores sueos sobre la Tierra Entrevista de TATIANA BIEK
Nota y traduccin de Jorge Bustamante Garca
Evgueni Rein (Lenigrado, 1935) es, segn opinin de Joseph Brodsky, uno de los mejores poetas rusos de la actualidad. Junto con Anatoly Naiman, Dmitri Babuishev y Brodsky conform un slido grupo que creci bajo la influencia de Ana Ajmtova. A este grupo se le conoce hoy en la literatura rusa como Los hurfanos de Ajmtova. Tuve la oportunidad de ver a Rein en diciembre de 1994, en un recital en el Pen Club de Mosc, dedicado a su compaero Dmitri Babuishev, quien acababa de regresar de Estados Unidos, donde viva entonces. Luego de la lectura, el poeta futbolista Aleksandr Tkashenko, secretario del Pen Club, me lo present y pude intercambiar con l algunas palabras. Me habl de Ajmtova, Pasternak y algunos poetas jvenes que apreciaba. Le solicit una entrevista formal para el da siguiente pero, desafortunadamente, Rein tena que viajar muy temprano a otra ciudad, por lo que se disculp muy cortsmente. Das despus de mi entrevista frustrada encontr, en la revista literaria La Amistad de los Pueblos, una interesante y largusima conversacin entre la escritora Tatiana Biek y el poeta, que de alguna manera me hizo olvidar mi frustracin. A continuacin me permito traducir algunos momentos de esa conversacin, que me parecen de singular importancia.
Cuando escribes un poema, cmo empiezas tu trabajo? A partir del sonido. Yo escucho una meloda, o una frase, o un fragmento de una estrofa. De una manera confusa, vaga, percibo lo que quiero decir. Todo es muy extrao. Aparecen las primeras palabras y al lado de ellas suena una msica vaga, luego el espacio comienza a llenarse a llenarse y cuando aparece la estrofa, la medida del verso, entonces ya prcticamente no hay que rehacer nada el poema est casi resuelto. Qu significa para ti la rima? Por qu en los ltimos aos te has interesado por el verso blanco y el verso libre? La rima para m es la base fundamental del subconsciente potico. Ella dirige el flujo de la lrica. Por esa razn a veces me alejo de ella, aunque sea un poco difcil de explicarlo. Soy un poeta que con frecuencia intenta introducir rasgos de prosa en la poesa. Escribir fragmentos netamente lricos, largos poemas rimados, ya no me satisface. Cuando escrib algunas novelas en verso entend que era necesario encontrar algo entre la prosa y la poesa.
Entonces vino en mi ayuda el verso blanco. Me gust mucho. Pero tambin tiene sus problemas: por ejemplo, es ms difcil de lograr que el verso rimado. Pero quiero confesarte que yo no he encontrado, hasta ahora, la forma ptima del poema. Te has balanceado entre la poesa y la prosa, qu puedes decir del prosasmo en la poesa (en la tradicin rusa tenemos adeptos extraordinarios, como Pushkin y Nekrsov), cules son las perspectivas de este fenmeno? Es el mejor terreno para el desarrollo de la poesa. Ya se ha dicho que la mejor prosa es la poesa. S que te gusta mucho el cine, qu le ha dado el cine a tu poesa? Le ha dado muchsimo. Me gusta el cine y considero que desde el punto de vista esttico es el que ms se acerca a la creacin potica. Son artes vecinos, hermanos (la prosa se queda relegada). En mis novelas en verso he intentado involucrar recursos cinematogrficos, no s hasta qu punto lo he logrado. De la literatura actual en Rusia, qu es lo que ms te interesa? Primero que todo me interesa la obra de Fazil Iskander y la de Andri Btov. Por supuesto Brodsky: su poesa, su prosa, su ensaystica. Conozco y valoro los versos de Kushner, Chujntzev De los ms jvenes me gustan Kublanovski, Kibrov e Ivn Zhdnov. Yo hablo de mi generacin y de poetas posteriores. Me gusta la poesa de Semion Lipkin e Inna Lisnianskaya. Ellos estn unidos en lo suyo y hacia lo dems son sordamente indiferentes y hostiles Leskov dijo una vez que no necesitaba un farol propio, porque a su lado estaba Lev Tolsti. En tu caso, a quin pondras en lugar del farol? Creo que a nadie. Incluso un talento excepcional como Brodsky no me da esa sensacin. Entre nosotros con toda y nuestra amistad existe una gran diferencia, estamos hechos de distintos materiales. Y l tambin as lo entiende? Pienso que s. Sin embargo, a ti te atraen mucho los versos ajenos Hay periodos en que estoy sordo para los versos ajenos (ahora, por ejemplo). Pero, por lo general, en m hay siempre una sed por los versos ajenos, donde encuentro cmo decirlo una especie de segundo motor. Pueden ser versos de los poetas ms diversos: Slutzki, Brodsky autores del todo extraos entre s Es algo sorprendente. De la misma manera influyeron en m los poetas de la emigracin como Georgi Ivnov e Ivn Elagin. A veces son los vanguardistas de ahora. Con gran inters leo al ya mencionado Ivn Zhdnov y a otros poetas de las ms recientes generaciones. Qu ves en la poesa de Zhdnov? En sus versos percibo el espacio del ser, la emocin, el misterio. Zhdnov tiene sonido, que no se agota con el ritmo, ni la fontica es el rumor de la lengua y de la vida.
De las herejas tericas de la juventud en las que t eras un gran maestro, qu les qued a Brodsky y a t? Es sorprendente la exactitud con la que Joseph ha recordado muchas de mis palabras, pensamientos y reflexiones. Por ejemplo, sobre la saturacin del verso con los objetos, sobre cmo el epteto y el verbo deben ceder su lugar ante el mundo de los sustantivos, si el verbo y el epteto son necesarios, entonces tambin estn obligados a producir objetos. Hasta la fecha encuentro en sus ensayos otras resonancias de nuestras conversaciones juveniles: sobre el significado mstico del lenguaje en la poesa, sobre el futurismo Qu cosas realmente nuevas trajo Brodsky a la poesa rusa? Su poesa es de otro calibre, en comparacin con toda la poesa rusa que rein en las ltimas dcadas; es una poesa que se acerca ms a autores del siglo XIX como Derzhavin y Baratinski. En la poesa de Brodsky definitivamente no hay el optimismo clido que est presente en la mayora de la poesa rusa del siglo XX, pero tampoco hay desgano. l prefiere un comienzo racional y un tono medio. Precisamente lo que define, en principio, el espritu innovador de la poesa de Brodsky es su pensamiento estoico, sin desgarramientos. Tambin hay que mencionar su sintaxis gil, apacible y bifurcada, que es el armazn que todo lo contiene. Es una sintaxis que en parte viene de Tsvetieva, pero que Brodsky volvi larga, contrastante, con inserciones. El verso brodskyano es tambin un permanente trabajo cerebral que no permite que el poema se convierta slo en emocin. El cerebro continuamente controla, se entromete, establece una trama, una fbula que conforma el poema. El comentario filosfico siempre existe en Brodsky, paralelo a su expresin potica. En los ltimos aos has viajado mucho por el mundo. Qu te han dado los viajes como poeta? Los viajes me han dado mucho, sobre todo representaciones visuales y muchas impresiones. Aunque siempre visito museos, catedrales, lo ms importante para m es la nueva imagen del lugar. A esto se conectan siempre asociaciones de tipo histrico. Quizs la principal impresin de este tipo la tuve en Italia hace poco, cuando estuve en Venecia, Florencia y Roma: el pas, la multitud, la gente, el paisaje, el caf, formaron una especie de mosaico, un cuadro, un panorama que contena la arquitectura, la pintura, la calle, las escenas de la vida. Cuando viajo me gusta vagar por la ciudad, adentrndome en los barrios que no son explorados por el turismo. En Venecia hay una calle en honor a Garibaldi, donde hay casas muy viejas, canales, barcas, cafs muy modestos. No en vano en Italia escrib todo un libro de poemas tuve tiempo para vagabundear, reflexionar y disfrutar la soledad Desde hace dos aos enseas en el Instituto de Literatura y yo misma he sido testigo de cmo te aprecian y quieren los estudiantes. Qu les enseas? Qu te ha dado la enseanza? Yo me preparo un poco para las clases, claro est, pero no hago planes especiales ni resmenes. Tengo 60 aos, de los cuales 50 los he dedicado a la literatura y leo incesantemente. Para m mismo es interesante saber qu fue lo que se acumul en mi cabeza en tantos aos. Con frecuencia no s lo que voy a decir en clase. Pero resulta, para mi sorpresa, que s ms de lo que sospechaba. De pronto surgen los recuerdos, las asociaciones. Considero que en mis seminarios es necesario apoyarse ms en la intuicin, en el subconsciente. La memoria reproduce las citas, las conversaciones que tuve con
Ajmtova, con Pasternak, con Kirsanov, con Brodsky, con Kushner. Resulta que todo eso est acumulado en la memoria. Slo hay que animarla. Ah est toda la riqueza que yo acumul en el transcurso de mi vida. Los seminarios y las clases son para mi una manera de extraer esa fortuna. Cules de nuestros poetas son los ms cercanos a ti? Es difcil responder a semejante pregunta. Probablemente sern los poetas de comienzo del siglo XX. Uno de los hechos ms importantes de mi vida, que me empuj a escribir versos en mi temprana juventud, a los 14 aos, fue la poesa de Aleksandr Blok. Tambin me es cercana la poesa simbolista y acmesta. Siempre experiment un inters extraordinario por el futurismo rusoPor otro lado, entre ms vivo, ms significado cobra para m la poesa de los siglos xviii y xix, especialmente Pushkin, Nekrsov Qu te dio un poeta como Nekrsov? Nekrsov fue un innovador genial, un virtuoso del verso. Renov la poesa rusa como muy pocos. l, en cierta medida, hizo en poesa el mismo inmenso trabajo que Dostoievski en la prosa. Cre un nuevo sonido en la poesa rusa, cambiando la prosodia y la armona italianas, que desde los tiempos de Batiushkov, y a travs de Pushkin, pes fuertemente en nuestra poesa. Nekrsov introdujo el dilogo genuino, el lenguaje popular, los gneros menores, el folletn, el reportaje, el lenguaje periodstico. Todo esto es Nekrsov. Adems de Nekrsov, valoro mucho a Baratinski, Afanasi Fet es un gran poeta, Zhukovski, a quien nosotros conocemos poco. Slo sus baladas y eso es todo, pero l es autor de poemas esplndidos, grandiosos. Y las traducciones que haca son magistrales. Sientes nostalgia por el imperio sovitico, por la vida pasada? Ninguna, en absoluto. Yo siento nostalgia slo por mi juventud, por el viejo Leningrado, por mis amigos. Yo fui muy afortunado: haber nacido en esa ciudad, conocer a Ajmtova, vivir rodeado de gente creativa y extraordinaria. Hace poco le en el diario de Salvador Dal que la poltica corroe a la poesa como un cncer. Qu opinas de esto? Creo que es correcto. Esto tambin tiene que ver con los grandes poetas. Cuando la poltica entra desnuda, directa, a una obra, indudablemente corroe a la poesa. Pero la poesa civil s se soporta emocionalmente, creo que no contradice al espritu de la poesa. Ah est por ejemplo Los escitas de Blok Tienes alguna definicin personal de la poesa, tal vez en alguno de tus versos? Creo que no. Pero de todas las definiciones yo prefiero la formulada por Zhukovski en su poema Camoens: La poesa es el dios de los mejores sueos de la Tierra.
ANRI VOLOJONSKY
Traducciones de Carlos Maciel
La tetera al t
Recipiente solemne para el aroma Yo, la tetera, soy el tiempo, t el t en mi interior En mi oscura esfera cubierta de vapor Naces como fuente de dorada luz Vuelas, susurrante, al igual que nuestro canto Colmas las tazas con hmedo amargor Y as, de pronto, mi interior ya est vaco Y fra tambin la esfera de mi vientre Sea pues pero el secreto de tu nacimiento Concedido me ha sido muchas veces A m que como arcilla pude haber yacido en cualquier rincn Quin me dio la vida, quin me dio el placer A quin agradecer por este sueo Acaso a ti por contenerte en mi?
El t a la tetera Sbelo Maestro es aquel, que con manos hbiles Moldea con belleza el semblante Mis dones, en el tejido de la arcilla Al fuego echando la corona ardiente La arena transformando en brillante esmalte En flores de vidrio cultivando la piedra machacada Y terminado el trabajo, sobre un tapete reposando Me saborea a m en cortos tragos sta es la respuesta a tu pregunta Los que disfrutan de m, te han creado a ti Amigo, t eres admirable, con esa nariz erguida y altanera Ante el monograma de tu tapa y tu asa en espiral Los hombres enmudecen, mientras que emocionadas exclaman Las mujeres: Que cosita ms maravillosa.
ARSENI TARKOVSKI
Traduccin de Ludmila Biriukova
Se ensordece el odo, repleto de un antiguo trueno Y de la casa paterna el aliento; De los msculos firmes se aflojan los nudos, Bueyes encanecidos en tierras de cultivo; Y ya no brillan por las noches Las alas en mi espalda. Soy una vela, me consum en un banquete. Recojan mi cera despus del alba, Y les dictar esta hoja, Cmo llorar y de qu sentirse orgullosos, Cmo de la alegra, su ltimo tercio Repartir y morir fcilmente, Y al amparo de un techo fortuito Encenderse a ttulo pstumo, como la palabra.
*** Soy una sombra, de aquellas sombras que una vez Al beber el agua terrestre, no han calmado la sed Y vuelven en su camino pedregoso, Alterando los sueos de los vivos, para tomar un trago de agua viva. Como la primera barca del vientre del ocano, Como un cntaro sacrificial emerge de un tmulo, As alcanzar los escalones Donde me aguardar tu viva sombra. Y si es un engao, y si es un cuento, Y no es una cara, sino una mscara en yeso Que nos observa desde el centro de la Tierra Con sus ojos de duras piedras y sin lgrimas?
***
Cunta hojarasca se ha amontonado. Son los pulmones de nuestros rboles, Desoladas, aplanadas burbujas de oxgeno, El techo de los nidos de los pjaros, sostn del cielo en verano, Alas de mariposas torturadas, ocre y prpura de un anhelo, En la vida preciosa, en la discordia y la reconciliacin, Caigan a tierra oblicuamente, ardan en las hogueras, redzcanse a cenizas, Barquillos de slfides tontas yacen bajo nuestros pies. Pero hijos De los pjaros del norte vuelan al sur, sin despedirse de nadie, Hojas, hermanas mas, dnme una seal, que al cabo de medio ao
Su verde reemplazo vestir los rboles desnudos. Hojas, hermanas mas, insprenme plena confianza En mi fuerza, en la buena vista y en el tacto, Hojas, hermanas mas, refurcenme en esta vida, Hojas, hermanas mas, sostnganse en las ramas hasta la nieve.
INNA LISNIANSKAIA
Traduccin de Ludmila Biriukova
En la vida en extremo ruidosa Donde impera el nmero Quera ser inteligente Pero no tuve fortuna. En el tiempo breve Del mal soberbio Quera ser dcil Pero no tuve fortuna. En la memoria desmembrada Qu ocurri? Quera ser bondadosa Pero no tuve fortuna En la esfera separada El marcador estelar Hubiera sido absuelta Pero no tuve fortuna.
[1996]
MIJAIL ISENBERG
Traducciones de Ludmila Biriukova
Nos amenazan, pero no tenemos miedo Nos maldicen, y no nos importa Nos hacen pedazos, nada sentimos Nos echan, andamos libres Qu clase de gente somos? Qu tipo de pjaros? Deberamos gritar y caer Deberamos rechinar los dientes Y en la vacuidad reptante
*** Qu te puedo decir de hombre a hombre, abres los ojos y ves las palmas de tus manos. Qu sueo es ste? Socorre al inquilino, aconsjale no instalarse en casa. Ahora l se dar la vuelta y se ver a la cara, anda cerca de los cuarenta. Qu fue esto? Un traqueteo, el sueo caminero en una cabina sofocante sobre unos resortes daados. Quin fue aquel que todava ayer pareca verstil y bondadoso? Es tan desaseado el aspecto de tu propio bien que huyes apresurado de tus iguales. Mi voluntad est ah, entre los siete vientos donde el silbido es elevado y dulce. De pronto me detengo: no soy un gusano, no soy cenizas, no soy un tomo marcado de almacenes clandestinos. Quin cambi mi libertad? Al caminar no reconocer sus crculos. El pensamiento se despega exactamente en cinco pasos y corre de un lado para otro, ciego.
[1984]
*** Mis mejores diez aos sentado sobre las valijas ajenas, alcanc a escribir una rplica sin vacilacin, las damas ausentes. Al estar acostado los diez aos en la misma cama, siguiendo con la mirada las espaldas ajenas,
consegu elaborar un basta! y es probable, que con su sola mitad sera suficiente. A ustedes les advierto: no necesito nada. Si me extraen la columna vertebral, no me derribar. Al desintegrarme dir: qutate de enmedio! desaparece! Pero esta atrocidad habitada por la gente, no me coger como el padre al soldado, no me obligar a que con mi corazn abrace el abismo.
[1985]
BAJIT KENZHIEV
Traducciones de Ludmila Biriukova
*** Confucio aseveraba que la msica se debe Or en las ceremonias, y con cierta frecuencia. Es dichoso quien a tiempo duerme y come, Honra a sus padres y venera a los antepasados. Lao Ts en sus revelaciones Aconsejaba vivir solo y austero, Porque cinco colores fatigan la vista, Cinco sonidos musicales perjudican al odo. Oh! Qu bello es el dibujo de la caja laqueada!, Qu bueno es competir en el tiro con arco! Sin estar de acuerdo, los dos Maestros de la misma manera Amaban el otoo en la montaa y las flores de bamb. Tocan los timbales de la gloria militar. Cien Mil hombres del Estado por el camino vecinal marchan. Nadie se demora, nadie cura Al simio herido por esquirlas de granada
[1 de marzo 1979]
*** Fluyen los das acompasados dentro del crculo predestinado, los engranajes quebrados golpean rompindose el uno contra el otro y nos separan Cmo retenerte, no lo s, querida,
un da, una hora, un instante ms Estoy rendido y siento nostalgia por el invierno, por una casa de madera, estufa caliente y que nosotros unidos hasta la noche, con las velas, que la nieve sea espesa y bajo ella las ramas de abeto que se arqueen, que el humo estalle a la intemperie, susurre el fuego, dbil y lejano Y yo escribira versos acerca de lo azul del cielo y muchas tonteras simpticas que an nos corresponden, que en la maana debemos ir por el agua a un grifo congelado, y que ella, en el borde de la cubeta, golpee alegre y sonora
[1975]
SERGUI GANDLEVSKI
Traducciones de Ludmila Biriukova
*** Cuando yo viva en este mundo* Y aspiraba su aire, Y cometa estos actos, Los otros, no los comet; Cuando guardaba silencio y deca sandeces, Despilfarraba y acumulaba, Me armaba de valor, parloteaba, lloraba, Nada conserv; Pero ahora, que estoy muerto Y me transform en la materia, Nadie ni Kierkegaard ni Buber Pueden explicarme para qu, No logra entenderlo mi razn Y cmo decirlo, porque Yo viva y en mi propia cama De un sobresalto me paraba En la penumbra de la noche
* El original en ruso del este poema fue tomado de Arin, revista de poesa, nm. 1, Mosc, 1996.
Con emocin acostumbrarse al ladrido,** Al gorjeo y al canto de las ranas, mientras Una hermosa estrella, cuyo nombre me es desconocido, Brilla en el jardn. Mirar, borrando la cortina, como el agua Enrolla algas en la estaca, Por el banco de arena dispersa al cardumen E hincha las redes. Con la vida venidera, pasada y presente Cualquier minucia tmida se alumbra Revoloteante, amarillenta, murmuranteA todo disparate se le tiene fe. No me desgarres el corazn, an sin esto Con los aos me hice en exceso sentimental.
[1986]
Cuando yo muera, saldr de la ciudad que amo,** Y, alzando mi hocico al cielo, volcando la cornamenta sobre los hombros, Posedo por la tristeza, al espacio otoal divulgar Aquello, para lo que no me alcanzaron palabras del habla humana. Como una barcaza se alejaba tras el rayo tardo de la puesta del Sol, Como crepitaba el tiempo de hierro en la mueca izquierda, Como la puerta secreta se abra con la llave inglesa Habla, no hay nada que hacer con esta desgracia.
[1987] ** Los originales en ruso de estos poemas fueron tomados de La fiesta (Fondo Pushkin, 1995).
ALEKSANDR BLOK
Traduccin de Jorge Bustamante Garca
La noche, la droguera, la calle, el farol, Mundo absurdo e inspido. Vive aunque sea un cuarto de siglo ms Y todo ser lo mismo. No hay salida.
Morirs empezars otra vez desde el comienzo Todo se repetir, como antao: La noche, el helado escarceo en el canal, La droguera, la calle y el farol.
[Octubre de 1912]
Ah tienen! Dentro de una hora, a ese limpio callejn fluir vuestra adiposidad hombre a hombre como gotas de grasa, y yo que les he abierto tantos cofres de versos yo, prdigo derrochador de palabras sin precio. Usted, seor, por ejemplo, tiene col en el bigote de una sopa dejada a medias en alguna parte. Usted, seora, por ejemplo, con su cara repintada de blanco parece una ostra que asoma entre la concha del vestido. Todos ustedes, tan sucios, con chanclos o sin ellos, se han trepado a la mariposa del corazn potico. La turba se restriega enfurecida y eriza sus patitas de pulga multicfala. Y si a m, un huno rudo, no me dan ganas hoy de mostrarme simptico lanzar una carcajada y les escupir, les escupir a la cara alegremente, yo, prdigo derrochador de palabras sin precio.
[1913]
Y de todos modos La calle se ha hundido como la nariz de un sifiltico. El ro es voluptuosidad que se prolonga en saliva. Lanzando su ropa interior hasta la ltima hoja los jardines yacen derrengados obscenamente en junio. Salgo a la plaza,
me pongo en la cabeza la calle ardiente, como una peluca roja. Los peatones me eluden con temor: en mi boca agita las piernas un grito a medio masticar. Pero no oir un reproche, no escuchar ladridos, y habr flores a mis pies como a los de un profeta, porque ustedes, narices hundidas, lo saben muy bien: yo soy su poeta. !Vuestro juicio final me da tanto miedo como una taberna Pero tan slo a m, a travs de edificios en llamas, me sacarn en andas las prostitutas como a efigie sagrada, y me mostrarn a Dios en su descargo. !Y Dios llorar leyendo mi brevsimo libro Hecho de temblores en compactado ovillo, no de palabras; y echar a correr por el cielo estrechando mis versos y los recitar a sus amigos conteniendo el aliento.
[1914]
Y usted podra? De un golpe embadurn el mapa de un da gris salpicndome el coleto con pintura de un vaso y seal en un plato de carne en gelatina los pmulos oblicuos del ocano. En las escamas de estao de un pez en conserva le el llamado de unos nuevos labios. Y usted podra tocar un nocturno en una flauta de caeras?
[1913]
Poemas tomados de Vladimir Maiakovski, La nube en pantalones, seleccin y traduccin de Jos Manuel Prieto, Mondadori, Madrid, 1999.
Tal vez deba preparar mi equipaje Para tener un aire pasajero. Amados bosques de abedules! Oh tierras y planicies de arena! Ante tanta maravilla que huye No puedo ocultar mi tristeza. Demasiado am yo en este mundo Con un amor que vuelve carne al alma. Paz al lamo que abre sus ramas Y se extasa en el agua rosada. Cuntas cosas reflexion en silencio, Cuntas canciones compuse sobre m. Y sobre esta tierra lgubre Soy feliz porque respir y viv. Soy feliz, porque bes a las mujeres, Me acost en la hierba, acarici las flores, Y a los animales, hermanos menores, Nunca en la cabeza les pegu. S que all no florecern estos bosques, Ni oir cantar al centeno. Ante tanta maravilla que huye Me asalta un temblor duradero. En ese mundo no hallar estos trigales Que maduran entre la niebla. Por eso quiero tanto a la gente Que vive conmigo en la Tierra.
[1924]
No importa que ames a otro, Algo me queda todava: El humo claro de tu pelo Y el cansancio de tus ojos. Oh, edad otoal! Eres mejor Que la juventud y el verano, Porque deleitas doblemente La imaginacin del poeta. Mi corazn nunca miente,
Y sin asomo de arrogancia, Puedo afirmar sin recelo Que de la pillera me despido. Es hora de despedirse De la audacia truhn e indcil. El corazn se ha embriagado Con otros vinos de cordura. Septiembre toc a mi ventana Con una rama de sauce, Me pidi que me prepare a esperar Su llegada indiferente. Con la gente me reconcilio Sin sufrir y de buena gana, Rusia me parece otra, Otras sus criptas y barracas. Inerme miro alrededor Y veo all, aqu, dondequiera, Que slo t, hermana, amiga, Podras ser compaera del poeta. Que nicamente a ti podra, Realizando un enorme esfuerzo, Contarte de cosas obscuras Y de la golfera que se aleja.
[1923]
VCTOR TOLEDO Osip Mandelshtam: la piedra en la historia La obra potica de Osip Mandelshtam (1891-1938) se despliega en tres libros principales: Piedra (1908-1915), Tristia (1916-1920) y Poemas de los aos 1921-1925. Adems de los Cuadernos de Mosc (1930-1935), los Cuadernos de Voronezh (1935-1937), poemas para nios y poemas en broma. Fue un gran traductor (del alemn y de las lenguas del Cucaso: armenio, grusino, entre otras; cuando se agotaba su poesa universal iba a las fuentes de stas para recuperarla), ensayista y crtico de poesa: destaca su trabajo Conversaciones sobre Dante. No hay traducciones de su lrica completas al espaol.1 Ms que poeta de la simple libertad (como cuando se habla de memoria y de Memoria en el sentido platnico, por ejemplo: cuando leemos slo recordamos, esta Memoria mayor, el hondo canto de la tribu, la fundacin de la poca fraternal) ya relacionada ntimamente con la musa que sopla al odo
el viento divino), es el poeta de la Libertad Absoluta, me refiero a su bsqueda de la trascendencia del Hombre, al intento preciso de las rupturas de los lmites humanos, a la superacin de la historia, aunque asumiendo cabalmente, poticamente, el contexto de su tiempo, dramtico y heroico. En nuestro escaldante scald, en esta ardiente llaga de ternura estigia, de la plenitud vital; original, clsico y recndita, brillantemente romntico, el sentido y la msica van unidos: en los poetas ms altos el significante y significado ms fino y rotundo, ms agudo y revelador, se da a travs de la msica, introducida por el ritmo: msica pura la de Mandelshtam, msica honda del Leteo y del Renacimiento, msica de las Anides, csmica o terrible, imgenes pensantes, prstina memoria colectiva, ritmo de lo sagrado, profunda esencia de la cultura occidental y del iluminante mito. Mi asombro y descubrimiento es an mayor al traducirlo: es de las poesas ms bellas, entraables y profundas que he ledo. Mandelshtam es un verdadero gran poeta universal. Y por esto un pionero de la bsqueda de la lengua original a travs de la poesa. Mandelshtam naci en Varsovia en 1891 pero en su infancia se traslad con sus padres a San Petersburgo. Es uno de los ms grandes poetas rusos y universales de este siglo; para algunos, como Joseph Brodsky, es el ms grande poeta de su tierra. Para m, junto con Boris Pasternak, lo es en lo que corresponde a la primera mitad de este siglo. Perteneci a la escuela acmesta de San Petersburgo, junto con Ana Ajmtova y Nicola Gumiliov, entre otros. El penetrante reflejo de la poesa del Bltico se forj en los preceptos de esta escuela formalista de Leningrado, hoy otra vez San Petersburgo (la ms formalista del Universo creo yo), que exiga la mayor profundidad filosfica y el ms alto rigor conceptual unidos a la forma ms transparente (los akmestas o acmestas, del griego akm: punta; en medicina es el periodo de mayor intensidad de una enfermedad). Los acmestas reaccionaron contra el simbolismo decadente de Soloviov, Annesky, Ivanov, Briusov, Sologub, Bieli y Balmont, entre otros. Buscaban un mayor compromiso con la historia y la sociedad, y pusieron ms atencin al estilo y a la claridad de la expresin; como Mandelshtam era tambin el poeta de la civilizacin, defini a este movimiento fundamental como la nostalgia de una cultura mundial, y Brodsky que tuvo a ste como su principal maestro como una versin rusa del helenismo, en cierto sentido. Por sus poemas satricos contra Stalin (la gota que derram el vaso del dictador fue El montas del Kremlin), Mandelshtam fue condenado a un campo de concentracin en la regin de Kolima, donde muri en 19382 a la edad de 47 aos. Segn su viuda Nadezhda Mandelshtam, la muerte de un artista no es una casualidad, sino un ltimo acto de creacin que ilumina, como un haz luminoso, todo el camino de su vida Su poema sobre Stalin de 1934 fue un ejercicio de voluntad, un acto tico; en mi opinin, el poema fue consecuencia lgica de la vida y obra de Osip Mandelshtam. Difcil de leer (no da concesiones al lector), establece con l el dilogo de la eternidad, es uno de los ms grandes poetas de este siglo. Del primer libro de Mandelshtam, Kamen (Piedra), Pasternak escribi: En mi vida hubiese podido lograr un libro semejante Hace tanto tiempo que ya se haba escrito, pero cuntos descubrimientos contiene, todos ellos realizados en silencio y sin escndalo. Descubrimientos que se repetirn posteriormente y con tanta ostentacin por otros, tan slo porque se originaban en medio de un errar sin dar con el objetivo, acompaados de naufragios en los mares de los Sargazos Mandelshtam explora en estos poemas todas las posibilidades rtmicas del verso de mtrica silabotnica, combinndolo a veces con los versos pareados de la lrica popular. Los
smbolos de la cultura europea se entrecruzan en su poesa. Intensa sntesis de resonancias y asociaciones culturales que se despliegan en complejos sentimientos y sensaciones, estableciendo un dilogo infinito con la cultura, sobre todo musical, potica y arquitectnica europea. Aqu la cultura moderna destaca en los temas del cine, el tenis, los automviles, las grandes ciudades, etc. Su escritura, desde el inicio hasta el final, presenta una asombrosa metamorfosis de imgenes, motivos y tcnicas musicales. El esteticismo inicial dio lugar a una poesa cvica de madurez en Tristia, donde el poeta contrapone el mundo de la antigedad grecorromana a la revolucin rusa, que reinterpreta a la luz de Homero y de la mitologa clsica. As despliega una profunda meditacin sobre la historia de la cultura rusa, quera fundar una rusa helnica. Mandelshtam, hijo de judos, sintetiza y superpone en la imagen del cristianismo las religiones juda, ortodoxa, catlica y protestante. Este componente espiritual se eleva a lo trascendente, tanto del Logos, convertido en palabra potica por excelencia, como de la propia vida. Una abisal mirada interior aflora as, en un constante desprendimiento del tiempo: superacin de lmites espaciales, tambin de la propia experiencia, ahora mariposa, leve, pero poderosa. La obra de este gran poeta, como sealamos, est prcticamente sin traducir por las dificultades que entraa la lengua rusa y por la complejidad potica y cultural de los poemas, adems por la consecuencia obvia de la marginacin de la dictadura: hasta hace poco, con la perestroika, se comenzaron a publicar y difundir sus obras completas en su pas. Con su traduccin se llenara uno de los huecos ms penosos de la poesa universal. Es la obra de un enorme poeta clsico y paradjicamente, por lo mismo, contemporneo enorme desconocido fuera de Rusia. Notas: 1 Conozco breves trabajos de Jos Vento Molina (traductor espaol ya fallecido) en Dos siglos de poesa rusa, Rduga, Mosc, 1991; del poeta cubano Eliseo Diego (publicadas en la revista Nexos, nm. 215, noviembre de 1995, versiones tomadas de Poesa sovitica, Arte y Literatura, La Habana, 1987), y otras de Tatiana Bubnova (unos 20 poemas) en Contrapunto a cuatro voces en los caminos del aire (pequea antologa de cuatro poetas rusos), UNAM, 1991. El trabajo ms completo del que tengo referencia fue realizado en Espaa por Jess Garca Gabaldn, Tristia y otros poemas, Montblanc, Igitur, 1998. Slo abarca un libro (Tristia, 1922) y una seleccin, breve, de la dems poesa. Fue realizada porque en Espaa, la obra traducida de este enorme poeta es, por decirlo con un eufemismo, escasa. Se trata de empezar a cubrir un vaco escandaloso [] de uno de los destinos ms frtiles de este siglo. 2 No se sabe si asesinado, ahogado, en el bao o de un paro cardiaco provocado por las terribles condiciones del campo de concentracin.
OSIP MANDELSHTAM
Traducciones de Vctor Toledo
Privndome del mar, del salto y del vuelo Le dieron a la planta de mi pie la fuerza de la tierra
Golondrina Olvid la palabra que quera decir. La golondrina ciega, en el aposento, regresar de la sombra En alas recortadas a jugar con transparencias. En el desvanecimiento se canta la cancin nocturna. No se oyen los pjaros. Ni florece la siempreviva. Traslucen las crines de la caballada nocturna. Sobre el seco ro nada una barca vaca. Entre los grillos la palabra desvara. Y lentamente crece, cual pabelln o templo. De pronto finge ser Antgona demente, O golondrina muerta, a los pies cae Con la ternura estigia y con la verde rama. Oh, si se pudiera volver al pudor de los dedos videntes Y al jbilo sinuoso del reconocimiento. Yo que tanto temo el llanto de las Anides, De la niebla, del hiato, y el sonido. A los mortales se don el poder de amar y de reconocer, Por ellos el sonido en los dedos fluye, Pero ya olvid lo que quera decir, La idea incorprea al aposento de las sombras volver. La palabra transparente siempre desatina Siempre golondrina, Antgona, amiguita Y en los labios arde como hielo negro El estigio recuerdo del sonido.
[1920]
Concierto en la estacin ferroviaria No se puede respirar, la tierra hierve de gusanos, Y el coro de los astros permanece mudo. Mas, Dios lo ve, sobre nosotros hay una msica: Al canto de las Anides se agita la estacin Y de vuelta el aire de violines, desgarrado
Por los silbidos de la locomotora, se reintegra. Enorme parque. La cristalina esfera de la estacin. El mundo frreo otra vez qued encantado. A un banquete sonoro, hacia los brumosos Elseos Parte un vagn solemnemente: Grito de un pavo real. Fragor de un piano. Llegu tarde. Tengo miedo. Estoy soando. Y entro en el bosque vtreo de la estacin. El tropel de violines angustiado llora. Inicio salvaje de un nocturno coro. Y el olor a rosas en los invernaderos putrefactos, Donde pernoctaba bajo un cielo de cristal, Entre la multitud itinerante una querida sombra. Y se me figura: sumergido en msica y espuma, El mundo frreo como pordiosero tiembla. Me detengo en un atrio de cristal. Un vapor caliente ciega los ojos a los arcos de violines. Adnde vas? En las exequias de la querida sombra Por vez ltima la msica nos canta.
[1921]
Por la estirpe ms alta Y la gloria sonora de futuras edades Qued sin mi copa en el festn de los padres Y perd mi alegra y mis honores. El mastn de la poca sobre mis hombros se lanza Pero yo no soy un lobo, no tengo sangre de fiera. Metedme cual gorro en la manga de la pelliza siberiana Y que su blanca nieve de los males me proteja. Para no ver al cobarde ni la viscosa inmundicia Ni los huesos sangrientos en la rueda.* Que la primigenia belleza de los zorros azules Ilumine mi noche de extensin infinita. Llvenme a la noche donde fluye el Yenisey Donde se yergue el pino hasta alcanzar la estrella Porque yo no soy un lobo, no tengo sangre de fiera. Y slo mi otro igual podra matarme.
El montas del Kremlin Insensibles vivimos al pas que fluye a nuestros pies No se oyen a diez pasos nuestras voces. Y cuando a murmurar nos atrevemos Invocamos al siniestro montas: Gusanos sus sebosos dedos Pesas pesadas sus palabras. Bigotes de cucaracha meada relumbran sus botas Fijando la mirada. Lo rodea Grupote de jefes lameculos Enanos que juegan noche y da. Uno silba, otro malla y otro gime: l se los coge y los patea. Decreto tras decreto el forjador insigne Clava en la entrepierna, el ojo, la entreceja. Y cada ejecucin es la gran dicha Con la cual el acerado pecho Del osete** se relame.
** Juego de palabras, en la traduccin, donde osete puede ser el natural de Osetia (como Stalin) y un oso (peyorativamente).
Arden las pestaas. Al pecho se peg una lgrima. Presiento sin miedo que llega, que llega, la tormenta. Alguien, con lo milagroso, me apresura olvidar. Aunque sofoca hay ganas de vivir hasta la muerte. Levantndose de la tarima con la primera resonacin, Sooliento y salvaje an mirando alrededor, As el encapotado canta la spera cancin Sobre la hora en que la lnea de la aurora encima del presidio se levanta.
[26 de marzo de 1931]
Magdalena (3)
Traduccin de Vctor Toledo
Sobre tus caminos no voy a interrogar Querida, todo se realiz Yo iba descalzo y t me arropaste Con aguaceros de tus lgrimas y de tu cabellera. No pregunto a qu precio Se compraron tus esencias Yo estaba desnudo y t una ola Con cuerpo y pared me ceiste. Tocar con mis dedos tu desnudez Ms silencioso que el agua Y ms bajo que la hierba. Yo era recto Y t me inclinaste apretado a tu cario Cvame un foso en tus cabellos Cbreme sin lino, apaciguadora, Para qu quiero el mundo* T como una ola me lavaste.
[31 agosto 1923]
* Este verso es de la versin popular oral (que me gusta ms); en la original es: Para qu quiero mirra. [V.T.]
Tristeza por la patria! Hace Tiempo el trfago evidente! A m del todo me da igual Dnde estar completamente Sola, por qu caminos ir Arrastrando el cesto de mercar A casa, sin saber que es mo, Como el hospital o el cuartel. Me da igual entre qu rostros Se eriza el len cautivo, De qu ambiente humano Ser expulsada sin falta hacia
S misma, a la soledad de los sentidos. Como oso polar sin cerros de hielo Donde no se acostumbra estar as, Donde rebajarse me da lo mismo. No me hago ilusiones de la lengua Materna: de sus gritos lcteos. Me da igual ser incomprendida, Seguir por el camino contrario. Para los lectores de peridicos, Para los devoradores de chismes El siglo veinte es l y nada ms Pero yo soy de cualquier siglo! Pasmada, como un tronco, Olvidada entre las ramas, Todo me da lo mismo, me da igual, Y, tal vez, antes que todo
Me da igual lo ms prximo. Todas mis seales, las marcas, Los datos borrados por la mano: El alma nacida en algn lado. No me protejas, tierra ma. El ms agudo polica Tiene el alma atravesada. El lunar no se humedece! Toda casa es ajena, todo templo, Todo da igual, es lo mismo. Mas si en el camino crece Un arbusto, ojal sea un serbal
[1934]
Poema tomado de Crtica. Revista cultural de la Universidad Autnoma de Puebla, nm. 102, enero-febrero de 2004.
Caer bien enferma y en ardiente delirio volver a encontrarse con todos. En un jardn junto al mar lleno de Sol y de viento
pasear por sus amplios senderos. Hasta los muertos hoy han accedido a venir, y los desterrados llegan a mi casa. Treme a mi nio, te pido, de la mano al que tanto y hace tanto extrao. Comer con mi amado uvas azules, tomar con l vino helado y mirar caer la gris cascada al hmedo pedernal del fondo.
[1922]
La mujer de Lot Y el justo segua al enviado de Dios, inmenso y claro, por la negra montaa. Pero la angustia le hablaba en voz alta a su esposa: an no es tarde, an puedes mirar las torres rojas de tu natal Sodoma, la plaza donde cantabas en el patio, donde hilabas, las vacas ventanas de la alta casa, donde a tu querido esposo le pariste hijos. Lanz una mirada, y paralizada por un dolor mortal, sus ojos ya no pudieron mirar ms; y se convirti su cuerpo en sal transparente, y sus veloces piernas se soldaron al suelo. Quin llorar a esta mujer? No parece ser la menor de las prdidas? Slo mi corazn no olvidar jams la que cambi su vida por una sola mirada.
[1922-1924]
* Poemas tomados de Anna Ajmtova, Rquiem y otros escritos, trad. de Jos Manuel Prieto, Galaxia Gutenberg, Crculo de Lectores, Barcelona, 2000.
VCTOR TOLEDO
Pasternak. Raz csmica de una humilde verdura (El proceso de su concepcin del mundo) Boris Leondovich Pasternak (Mosc, 1890-1960), con Osip Mandelshtam el poeta ms importante de la Generacin de Plata (principios de nuestro siglo hasta la primera dcada de su segunda mitad, la ms notoria desde los clsicos rusos: Bieliy, Ajmtova, Gumiliov, Tsvetieva, Maiakovski, Esenin, Xlbnikov, etc.), desborda tres grandes momentos en su concepcin del mundo, que podramos llamar potica: un sistema tico-esttico-potico. En Pasternak, las diferentes formas del conocimiento de la filosofa como sistema y de la poesa como tcnica (gramtica, sintaxis, mtrica, imaginacin), y la percepcin, intuicin o visin (o gracia en el sentido platnico), confluyeron para lograr una particularsima potica que en la forma no tena parangn en la historia de la literatura rusa, aunque afirmaba su origen en el legado de Pushkin. La potica para cualquier poeta representa su relacin directa con la vida y su creacin correspondida, regulada por el servicio a la musa y la eleccin de sta hacia l; la vida lrica (para recordar a Dilthey) es ms destino que voluntad o deseo. Los tres grandes periodos creativos de Pasternak, generalizando, podramos verlos as: el primero, la adolescencia y su relacin con Skriabin, que consisti en su traslado del mundo de la msica al mundo filosfico. La influencia del gran compositor ruso hacia el joven aspirante a compositor inclin las dudas al encuentro con la idea del hombre superior, tomada de las concepciones nitzscheanas y wagnerianas y cambi su conducta en relacin con su entorno. Sin discusin, Pasternak tena suficiente talento musical su madre haba sido una excelente concertista de piano pero le domin la idea falsa, por cierto de que un verdadero compositor no puede desarrollarse sin odo absoluto. La idea del hombre superior devino, en la concepcin de su maestro Skriabin, en la del artista superior: un ser que, adems de estar por encima de su tiempo y su sociedad, dominara las tcnicas y disciplinas de su oficio. As, Pasternak abandona la carrera musical (quedaron para siempre su hermandad con uno de los ms grandes pianistas del siglo, Sviatoslav Rijter, sus ensayos sobre Chopin y algunas composiciones para piano de juventud). La reflexin de Skriabin sobre el tpico nietzschiano se volvi hacia Pasternak en sufrimientos interiores. Tomndolo de manera totalizadora, el mito del odo absoluto, se top con estas ideas como clara seal de una espera intil: que una estancia superior cambiara su decisin de no elegirlo creador segn l, de ser slo artesano, sin lo cual como ahora sabemos tampoco puede darse un artista completo. Pero teniendo la suficiente capacidad para llegar a comprender la diferencia interior entre tcnica y talento como partes de la creacin, l busc una razn superficial para desprenderse del camino de compositor.1 Pasternak extendi al artista la categora de hombre superior y lo empez a definir como un sinuoso y exigente camino hacia la poesa: el encuentro consigo mismo. Skriabin contribuy a mostrar este camino sin quererlo cuando le aconsej inscribirse en la facultad de filosofa de la Universidad de Mosc. Al terminar pas a la escuela avanzada donde brillantemente desarrollaba las ideas del pensamiento clsico germano. Profundiz en la filosofa kantiana y hegeliana. En estos aos las simpatas de los alumnos de la facultad se dispersaron por tres direcciones: unos se interesaron por la fenomenologa del
origen de E. Husserl; otros se apasionaron con las ideas de Bergson; Pasternak sigui las huellas de la filosofa idealista alemana. En esta tradicin gozaba de mucha estima la escuela de Marburgo. Otro grande de la filosofa clsica rusa, C. Trubetzkoy (recordamos su reflexin sobre el lapislzuli de los iconos) escriba sobre esta escuela y enviaba haca all a sus alumnos ms destacados. Suponemos que el encuentro con los estudiantes de Trubetzkoy ya residente en Marburgo influy definitivamente para la eleccin del joven Pasternak. Tan en serio se tom las conversaciones con ellos que pas dos aos preparando el viaje; la palabra Marburgo no se desprenda de mi lengua. El poeta deba ser como una esponja que lo absorba todo. Pero la poesa era una enfermedad superior que slo los grandes creadores sufran. ste sera el primer periodo. Al llegar a Temas y variantes, ttulo de su cuarto libro, su poesa se iba ciendo ms y ms con el pensamiento kantiano, que se rompa slo gracias a su poder convocatorio pantesta. Pero al comienzo de la dcada de 1940 el poeta lleg a una profunda crisis espiritual; en su creacin aparecieron nuevos parmetros: los sociales. En 1936 escribi que estaba dispuesto a marginar la conciencia en favor de la creacin, pero despus de 1941 su anttesis poesa-conciencia se encontr ceida por el pensamiento hegeliano que privilegiaba la tica por sobre todo, pero en el segundo nacimiento, despus de la crisis, su poesa surgi desde el interior de su reflexin filosfica del mundo como una reflexin ms autntica, que resuma todos sus hallazgos y tropiezos: pas del pensamiento sobre la no existencia al pensamiento sobre lo que existe. Desde aqu llegan cabalgando en el vapor sus poemas picos: El teniente Smith y 1905, intentos interesantes pero sin gran fortuna, sobre todo por la forma y el aliento un tanto forzado (el gran aliento pico slo lo tenan Maiakovski y, un tanto, Marina Tsvetieva); no obstante, la poesa onde como bandera para transformar al mundo, se convirti en poder que saltaba ms all de unos cuantos elegidos. Saba que su deuda de poeta consista en salvar al mundo a travs del arte. En el tercer periodo del poeta, el de la madurez, convergen esas dos tendencias o tentativas mencionadas: resuelve la tesis y anttesis arte-conciencia en la sntesis de la armona de la Verdad. El mayor equilibrio de su esttica no requiere ahora de justificantes ticas o morales, porque la Verdad es su percepcin volitiva y est ms all del humano entendimiento. En esta ltima riada, de la que surgieron El doctor Zhivago y Cuando se pasea de ms, Pasternak entiende con plenitud la misin del poeta y el significado del arte, como Heidegger interpret la potica clsica de Hlderlin y, cmo ste perge en su locura iluminada sus mejores poemas. Pero todo esto ya se daba intuitiva y genialmente en la libertad delirante de Mi hermana la vida, uno de sus primeros libros, el que Rilke conoci para calificarlo de gran poeta. El ltimo periodo equilibra la tcnica, sin dejar a un lado la brillantez de su expresin tan rusa y tan moderna, la germanofilia enriquece su eslavofilia de la que rescata y preserva sus races trayndolas intactas en su profundidad y contenido a la forma necesaria de su tiempo. El primer periodo, lluvia, en el amor, estuvo marcado por el rechazo, en la mtica ciudad alemana que cobijaba la famosa escuela, a su peticin de mano de una aristocrtica dama rusa de apellido Visotsky. Esto lo rescat de la filosofa para la poesa. El joven filsofo, abruptamente, abandon la carrera y comenz a escribir sus primeros poemas importantes, como Marburgo, que formara parte de su segundo libro. En el segundo diluvio destacan la adoracin que senta por Marina Tsvetieva y las Cartas del verano de 1927 entre ellos y Rainer Maria Rilke. De esta relacin quedara excluido el poeta ruso cuando Marina y Rilke se enamoran (epistolarmente). Pasternak se sinti
profundamente traicionado ya que l edific, tmida y cuidadosamente, el soado encuentro con el poeta praguense que encarnaba a la poesa misma. Rilke muri esperando y escribindole poemas a Marina quiz las ltimas rosas que cort tambin eran para ella, y ella jams, por ms que lo intent, debido a las circunstancias de guerra, pudo llegar a su encuentro y termin sus das, sin que Pasternak seguramente amenazado respondiera a sus llamados, baada de soledad, secndose con el terror (su familia deportada y agredida), colgndose o colgada? a causa de las tortuosas presiones de los hombres de negro del rgimen staliniano. El tercer torrente lo encauz una gran pasin: el encuentro con el amor de su vida: Olga Ivnskaya, redactora de la mejor revista rusa de la poca, Novi Mir (Mundo Nuevo), dirigida por el famoso poeta pico oficial, Tvardovski. Ella es la Larisa de El doctor Zhivago y la Magdalena de los poemas de la gran novela que, siendo como una epopeya de la personalidad, de la individualidad, es, quiz, la novela ms profunda, pica y hermosa de la historia moderna rusa (pierde mucho, por supuesto, con la traduccin). Italo Calvino escribira: De los aos de fuego de la vanguardia rusa y sovitica, Pasternak salv la tensin hacia el futuro, la interrogacin conmovida sobre el hacerse de la historia; y ha escrito un libro que, nacido como fruto tardo de una gran tradicin concluida, llega por sus caminos solitarios a ser contemporneo de la principal literatura moderna occidental, a confirmar implcitamente las razones de sta. Olga fue recluida en un campo de concentracin por su relacin con el poeta prohibido, y slo casi ancianos pudieron reencontrarse. Con el gran filsofo Pavel Florensky desaparecido en los campos de concentracin el poeta coincide, con su sistema de imgenes, en la idea csmico-mstica de la perspectiva inversa, segn la cual, en los iconos, es Dios quien nos ve a nosotros (la hierba, el bosque, nosotros, somos su perspectiva) desde la madera dorada y lapislzuli, y no al revs: Dios no puede ser visto o representarse, tal una entelequia superior. Fue Andrei Riublov, genio iluminado y excelso pintor ruso, quien, en la agona de la Edad Media, en el siglo XV, sin hacer uso de la perspectiva, que ya se desarrollaba en Europa occidental por los grandes pintores renacentistas (no por desconocimiento de sta Pavel Florensky sino por las hermticas reglas de la escritura pintura iconogrfica que la prohbe por conviccin teolgica), desde sus figuras planas, penetr en la infinita dimensin del Espritu, en el mundo interior. Marina Tsvetieva sola decir que a Pasternak nadie lo entenda pero a todos gustaba: Los ojos de Pasternak no slo quedan impresos para siempre en nuestra conciencia, sino que permanecen fsicamente en todas las cosas que l alguna vez hubiese mirado, en forma de seal, marca, patente, de modo que podamos establecer con precisin si se trata de la hoja de un rbol que haba mirado Pasternak o de una hoja comn y corriente. Al absorber la hoja con su ojo, la devuelve marcada () Despus de leer a Pasternak, durante cierto tiempo, la lectura luego resulta insoportable por la tensin ocular y cerebral que produce, como si uno estuviera viendo a travs de unos anteojos demasiado precisos, ms precisos de lo que el propio ojo requiere (existir un ojo tal que tolere la visin de Pasternak?).2 Formado el poeta en la legendaria universidad germana, neoidelaista-neokantiana, que buscaba incorporar los ms recientes descubrimientos cientficos a un sistema filosfico nuevo, elaboraba complejas pero bellsimas imgenes cargadas de su personal cosmovisin y de su perspectiva potica (imgenes pensantes, filosofa en imgenes), tampoco quera
hablar imitando a la Naturaleza y se emparent con las ideas mallarmeanas y creacionistas. No obstante, Pasternak no acall al Ruiseor para poder gritar-cantar, tan slo desde la intimidad de su infinito Yo. Invirti sostenido por sus races eslavas los trminos: propuso una especie de Supery: que la Naturaleza, el Espritu en la tradicin rusa poesa y ruiseor, hablara de l. De ah la complejidad de las imgenes, el Duj dionisiacoapolneo cantar por aquella existencia que reclama su absoluto csmico: individualidad por encima de la historia. El apellido Pasternak proviene del nombre de la raz de una verdura rusa. Humilde raz que hizo brotar a un gran poeta y a un humanista agricultor que llevara las premisas cristianas de Tolsti a una prctica ms natural y armoniosa dictada por una verdadera necesidad: cultivar el bosque y traducir. En aquellos tiempos de guerras civiles y patriticas, de la Revolucin, para Pasternak estas labores fueron no slo el tallo del sustento familiar (lo nico que se le permita publicar eran traducciones, en su mayora del alemn y el ingls), sino la posibilidad de ayudar a las viudas de sus amigos, poetas desaparecidos en los campos de concentracin. Tal como lo hizo Yuri Zhivago (el vivo en ruso antiguo) con su huerto de papas, alter ego del poeta, que a su vez lo fue de un Jess silencioso e intenso, a travs del cual la esencia del romanticismo, con sus grandes luceros amotinados, como Hlderlin, Rimbaud y Nerval, se col al cristianismo con su propuesta escandalosa y profunda, de csmica raz. Pasternak le dio a la ortodoxia rusa un erotismo astral, una mstica del amor totalizante, divino, terrenal y patrio (en una sola ola de mujer), que tiene sus primeros brotes en el culto ruso del filsofo Soloviov por Sofa (la diosa griega bizantina de la sabidura). Lara, Magdalena (Olga Ivnskaya), era para Pasternak la imagen de la Rusia herida, violada, la sufrida mujer que por su gran belleza se condena y se salva. El erotismo mstico de Pasternak est ya en su poesa primigenia: larus (en griego, gaviota) flota como una cruz desnuda del cielo en xtasis: Sobre el techo que estaba iluminado las sombras se acostaban. Cruzados brazos y cruzadas piernas y destinos cruzados. Caan dando un golpe sobre el suelo Un par de zapatillas y lgrimas de cera de la vela sobre el traje () Desde un rincn, sobre la vela, un soplo y al momento una fiebre de tentacin alzaba en cruz las alas como un ngel. Pasternak naci en Mosc en 1890 y en 1958 (dos aos antes de su muerte) recibi el Nobel de Literatura. Conoci a Rilke (amigo de su padre, el pintor Leonid Pasternak) cuando ste se diriga a ver a Tolsti. Esa mgica impresin de su niez quiz lo defini como poeta, pues la msica y la filosofa como vimos fueron las primeras vocaciones que ejerci de manera brillante. Pasternak es signo de agua. Toda su potica gira sobre el eje esbelto de la lluvia y sobre el ojo del huracn (que a veces deviene en historia). La nieve, agua slida, aparentemente
quieta, forma el manto pursimo de los paisajes con un fondo donde la muerte retrata su perfil. As como la Naturaleza (en la hierba) despus de la lluvia (como en santa Teresa) produce la iluminacin, la Gracia, a travs de la luz de una esmeralda divina. Las poticas de Hlderlin y de Pasternak esencialmente son similares, slo que el pivote es distinto, aunque cercano o de la misma sustancia; para el poeta germano es la atmsfera azul mientras que para el eslavo es la lluvia: su verde ver intenso. l pensaba (coincidiendo con Teilhard de Chardin y las msticas hindes) que la historia es parte de la espiral csmica ascendente del movimiento del espritu y que el origen del mal se produce al interrumpir su desenvolvimiento natural. La historia no es humana pero, en sus momentos culminantes, puede transparentar y realizar la misin verdadera de la individualidad. Pasternak fue, en toda la lnea, un continuador genial de Pushkin; como l fue en esencia antihegeliano y la Belleza (y la esttica) eran ms importantes para ellos que la verdad y la tica (sin que stas se marginen: se desarrollan de aqullas), pues aqulla era una Verdad divina y sta una racionalizacin. Si la msica es la ms alta filosofa como quera su preceptor Skriabin su sinfona de luz se realiz en los versos. Mi hermana la vida, el libro ms inspirado de poemas del primer periodo, hereda, adems, el aliento de Lermontov de abismales caadas (de dos poemas, sobre todo, Tamara y El demonio), donde se contina la zaga de la tradicin demoniaca de las literaturas rusa y alemana. Tambin hay que notar una temprana influencia de Maiakovski y del futurismo:3 Pasternak superara esto y la esttica de Skriabin con su certeza mstica, tan lejana de la ortodoxia religiosa: enemiga silenciosa, pero implacable, de toda dictadura. Siendo un gran lrico, fue el nico poeta que pudo escribir la dramtica y grandiosa epopeya rusa.
Notas: N. F. Ovchinmikov, Boprociy Filosofii. 2 Versin de Tatiana Bubnova. 3 Ntese la coincidencia de imgenes, de raz romntica, empero; en relacin con los temas musicales, la lluvia, el agua, los jardines, la vastedad metafsica del espacio del paisaje, los ferrocarriles tejedores de destinos solitarios y multitudes, etc., en algunos poemas, sobre todo los primeros, con los de Andamios interiores (1922), Poemas interdictos (1927) y Vrbe (1924), tendra relacin con Maiakovski de Maples Arce. Roman Jakobson inaugur la potica moderna estudiando a Pasternak en relacin con las estructuras musicales, a Maiakovski con las del muralismo y a Xlbnikov con las semnticas.
1
Estacin, mi amiga fiel, mi preceptora Sin contar tus mritos quiero empezar. A veces, toda mi vida en bufanda, Apenas si llegaba el tren Y bozales de arpas resoplaban Con vapores devorando nuestros ojos. Cubierta de humo, pstuma Quedaste con la partida del horizonte Adis mi tiempo, mi amada, mi alegra! Conductor, yo salto ahora. A veces se abra el occidente Con las maniobras de las lluvias y los rieles Y se agarraba a los copos Por no caer bajo las ruedas. Las trompetas bajaban sus antorchas Ante neblinas de misas enlutadas Quin, entonces, sino el ngel El expreso, abandon la Tierra. Ahora los atardeceres impacientes Se lanzan tras las huellas del vapor Ya arrancaron los campos y el viento Cmo quisiera estar entre ellos! Traduccin de Vctor Toledo Mi hermana la vida y ahora desbordada Se hiri lluvia de primavera contra todos Pero la gente enjoyada, altiva grue Y amable muerde como las vboras en la avena. Los mayores para esto tienen su razn Sin duda, es cmica la tuya: Que en la tormenta los ojos y el prado sean lilas Y el horizonte odore con hmeda reseda. Que en mayo, el horario de los trenes Que lees en el camino, en la bifurcacin de Kamshinkaya, Sea ms grandioso que la Sagrada Lectura Aunque desde el principio lo releas. Que apenas el crepsculo alumbra a las aldeanas Elevando un enjambre fogoso en el andn, Oigo, estacin equivocada,
Y el Sol sentndose de m se compadece. En el tercer chapoteo flota la campanilla Con sus eternas disculpas: lo siento, no es aqu. Quemndose en la noche arranca el tren bajo la cortinilla Y se derrumba la estepa, desde el peldao a la estrella. Parpadeando, cintilando, pero duermen todos dulcemente En un lugar. Y suea mi amada Fata Morgana La hora en que el corazn, ardiendo en las plataformas, Las puertas de los vagones derrama por la estepa.
Definicin de la poesa
Traduccin de Vctor Toledo
Es el silvo sbitamente madurado El chasquido de hielitos apretados Es la noche que congel a la hoja Y el duelo entre dos ruiseores. Es el guisante dulce ahogado Las lgrimas del Universo en vainas Es fgaro de atriles y de flautas Y se derrumba con el granizo sobre el huerto. Todo, lo que es tan importante de hallar para la noche En las profundidades de las certenejas Y llevar a la estrella hasta la parterre En las hmedas palmas temblorosas. El calor sofocante ms plano que tablas en el agua El firmamento que cay con el alisio A las estrellas les sienta hacer rer a carcajadas Es un lugar abandonado el Universo.
Con la pera madura volar en la tormenta Con su hoja indivisible. Es tan fiel, dej su rama E iconoclasta se ahogar en sequa.
Con la pera madura, con el torcido viento. Es tan fiel: A m no me revuelca! Le digo que voltee pues dej de tronar en la belleza, Dej de arder, se reg por la ceniza. Fulmin la tormenta a nuestra patria Polluelo, reconoces tu nido? Hoja ma, ms medrosa que el jilguero, Mi tmida seda, ya no tiembles. No temas, cancin inseparable, Hacia dnde podramos partir? Aqu, adverbio mortal, ni te imagina Nuestro indivisible palpitar.
En todo quisiera yo llegar Hasta el fondo mismo de las cosas, En la bsqueda del camino, en el trabajo, En la cordial discordia. Hasta el porqu de los das transcurridos Hasta sus causas, Hasta los orgenes y las races, Hasta el ltimo porqu. Sujetando todo el tiempo el hilo De los hechos y los cdigos, Vivir, pensar, sentir, amar, Realizar descubrimientos. Oh, si tan slo yo pudiera Escribira al menos Ocho lneas Sobre la propiedad de las pasiones. Sobre la arbitrariedad, las fugas, Las persecuciones y las faltas, El azar apresurado, los codos, Las palmas de las manos. Deducira sus leyes, Sus principios Y, de sus nombres, Repetira sus iniciales.
Como en un jardn cultivara versos Floreceran continuamente los tilos Con todo estremecimiento, En perfecta fila, uno tras otro. Llevara a los versos el aliento de la menta, La respiracin de las rosas, Los prados, los lamos, la mies, Y los fragores de la tempestad. As sembr Chopin otrora El milagro vivo De granjas, parques, rosas, tumbas En sus estudios. Que si tenemos preparado el arco, La cuerda bien tensa, alcanzaremos Con nuestra flecha el premio Por cuyo fruto apuesta el corazn.
[1956]
SELMA ANCIRA Mis viajes con Tolsti El 12 de septiembre de un ya lejano 1974 llegu a Mosc por primera vez. Slo tena 18 aos y me senta dispuesta a conquistar y a dejarme conquistar por una Rusia que apenas conoca gracias a ciertas composiciones de Rachmninov, alguna novela de Dostoievski leda, no recuerdo por qu razn, en ingls, y muchos relatos de amigos de mis padres que haban estudiado en aquellas remotas tierras y llegaban contando maravillas del pueblo ruso y de la sensibilidad de los eslavos. Mi encuentro con la patria de Pushkin fue atroz. Nada que ver con las imgenes romnticas que una y otra vez haban acudido a mi mente cuando, sola en la sala de mi casa de San Jernimo, pasaba largas horas escuchando cantar a Boris Christoff bellsimas canciones de contenido incomprensible que estimulaban mi fantasa y me hacan imaginar de mil maneras mi llegada y mi futura vida en Mosc. Una vez all, aquella Rusia cubierta de nieve con la que tantas veces haba soado se convirti en una Mosc salpicada de lodo y de lluvia. Mi triunfal ingreso en las aulas de la Universidad Estatal de Mosc se esfum cuando fui obligada a subirme en un tren destartalado que me condujo hasta Vornezh, una pequea ciudad perdida en medio de la nada y a la que me haban destinado para que aprendiera el idioma. Los largos y romnticos paseos por los frondosos bosques que rodean Mosc quedaron reducidos a elementales caminatas por calles asfaltadas que llevaban de la residencia estudiantil al famoso mar de Vornezh, una presa sin ninguna gracia.
Desesperante la imposibilidad para comunicarme, grasosa e insulsa la alimentacin en los comedores estudiantiles, humillante la cuarentena a guardar por proceder de un pas extico, ajeno y riguroso el clima, extraa la Naturaleza, infinitas las privaciones Demasiado, se podra pensar, para una adolescente mexicana acostumbrada a la comodidad y la abundancia. Sin embargo, poco a poco la violencia de esas primeras impresiones se fue diluyendo. Vornezh, con sus calles arboladas y su gente silenciosa, comenz a serme familiar. Las primeras clases de ruso prometan dar luz al mundo misterioso que se ocultaba detrs del alfabeto cirlico. Con el paso de los das comenc a entablar amistad con algunos estudiantes igualmente extranjeros, e igualmente solitarios y desvalidos. No obstante, muy poco tiempo despus de haber llegado a Vornezh ped mi traslado a Mosc. Seguramente lo hice bajo los efectos del primer impacto, pues por proceder de un pas sumamente remoto y sumamente extrao apenas bajar del tren fui conducida hasta unos baos pblicos y obligada, bajo la mirada amenazante de una mujer robusta con un espantoso pelo de estropajo, a restregarme la piel y a enjabonarme la cabeza para, horas ms tarde, pasar una humillante revisin mdica, que no impidi que, a pesar del estado saludable en que me encontraron los galenos, las autoridades universitarias decidieran recluirme en un edificio aislado hasta haber cumplido la cuarentena obligatoria para quienes procedamos del tercer mundo. Esto, aunado a mi deseo de recibir una educacin no slo filolgica sino humanista y poder visitar los museos de la capital, asistir a la pera, al ballet y al teatro, me impuls a solicitar la ayuda de la embajada de Mxico. Gracias a las gestiones de Carlos Lagunas, a principios de octubre, cuando el otoo apenas despuntaba, dej la vida que acababa de iniciar en ese remoto rincn de Rusia y volv a Mosc. Volv a Mosc entonces, y un ao despus, y dos, y tres, y cinco, y ocho, y de nuevo volv a Mosc hace unos meses, en agosto, pero ya no como una estudiante vida de aprender la lengua para descubrir la literatura y adentrarse en la vida de un pueblo, sino como la traductora que el tiempo ha hecho de m. Volv a la Mosc de Chjov y de Goncharov, a la Mosc de Tsvetieva y de Pasternak, pero tambin a la Mosc de mi primera juventud. De inmediato me sent como en casa al pasear por sus pintorescos callejones y sus grandes avenidas, al confundirme con su gente, con sus transentes taciturnos, pero sobre todo al encontrarme con los amigos de antao, incondicionales, eternos, que hacen que, a pesar de los implacables cambios que la fisonoma de la ciudad ha sufrido, siempre me sienta, como en el pasado, parte de ella. Llegu a Mosc; dos das ms tarde, los invitados a la conferencia internacional dedicada a la memoria de Lev Tolsti en el 175 aniversario de su nacimiento debamos salir a Tula. La Universidad de Tula lleva el nombre de Tolsti. Hace relativamente poco se cre all una ctedra para el estudio de la herencia espiritual del autor de Resurreccin. Las personas que integran esa ctedra y el director del Museo Tolsti en Mosc, Vitali Borsovich Rmizov, fueron los organizadores del encuentro. Debamos de ser unos 40 participantes, entre ellos algunos extranjeros de lugares tan diversos como Polonia, Japn, Alemania, Canad o Mxico, y un invitado de honor de nacionalidad francesa, Ily Ivnovich Tolsti, bisnieto del Conde Lev Nikolievich, un anciano sensible y sonriente que se preocupa y se dedica a cuidar y a enaltecer la memoria de su bisabuelo. La vspera de la inauguracin de las jornadas visitamos la hacienda de Ysnaia Poliana. Para m fue una experiencia diferente, mucho ms ntima, honda y conmovedora que en anteriores ocasiones. Vi habitaciones generalmente no abiertas al pblico, o explicaciones e hiptesis sobre distintos momentos de la vida del escritor que no se dan a los visitantes
habituales, pude detenerme sin prisa frente a los libros de la biblioteca y descubrir la existencia de volmenes en 35 idiomas diferentes y conversar con gente que se ha dedicado en cuerpo y alma al estudio de la obra, de la vida y del pensamiento de Tolsti. Yo acababa de salir de un largo periodo de entrega casi absoluta a la obra del escritor. Durante los ltimos cuatro aos, mi vida en Barcelona haba transcurrido entre Ysnaia Poliana y Mosc. Las emociones, las ideas, las aventuras y desventuras, las contrariedades, las alegras de Tolsti y su familia haban sido las mas. Recuerdo con cunta emocin viv el nacimiento de Seriozha, el primognito, y con qu infinita tristeza asist a la muerte de Masha, la hija que Lev Nikolievich ms quera y la que le era ms cercana. Viv con consternacin el momento en que el escritor, todava muy joven, perdi parte de su hacienda por deudas de juego y, mucho ms adelante en el tiempo, tambin pas noches en vela cuando el Santo Snodo decidi excomulgarlo. Saba, desde la perspectiva de hoy, que nunca se le concedi el Premio Nobel de la Paz y, sin embargo, cuando a principios del siglo XX comenzaron a correr en Rusia los rumores de que Tolsti poda ser el elegido, se me ocurri pensar que viajara a Estocolmo para recibirlo. A lo largo de cuatro aos de convivencia cotidiana con el conde fui descubriendo los pliegues ms ntimos de su vida, sus preferencias y sus aversiones, sus amores y sus desamores, de modo que en esta ocasin cada objeto, cada libro, cada retrato, cada rincn de la casa me resultaba conocido y me haca evocar momentos de mi vida con l. Lev Nikolievich est sepultado en Ysnaia Poliana; no hay monumento funerario ni lpida, no hay cruz. Slo est el fretro cubierto de hierba en verano y de nieve en invierno, siempre con un ramo de flores que algn lector agradecido ha depositado encima. Es el lugar donde Tolsti y sus hermanos, de nios, enterraron una varita verde con extraas incisiones que ellos interpretaron como una inscripcin. Decan que quien lograra descifrarla dara la felicidad a los hombres: nadie se enojara nunca ms y los seres humanos, todos, aprenderan a amarse. Tolsti eligi ser enterrado all, en el lugar de la varita verde que fue para l y para sus hermanos smbolo de amor entre los hombres. Las jornadas en torno a la obra de Tolsti transcurren como si la varita verde hubiera sido encontrada. Cunto respeto, cunta armona reina entre los participantes! Durante el da las ponencias tocan los ms diversos temas y por la noche departimos en banquetes en los que, a la usanza rusa, los brindis son pensados y hechos para realzar y ennoblecer las cualidades de la persona por la que se brinda. Se brinda por todos y cada uno de los presentes. La atmsfera no puede ser mejor. En Tula me entero de que en Rusia, adems de casi un centenar de escuelas que educan a los nios siguiendo los preceptos pedaggicos de Tolsti y utilizando los libros de texto que Lev Nikolievich cre hace ms de cien aos, hay un orfanato donde los nios son tratados de acuerdo con las ideas de educacin que haba desarrollado el escritor. Pido que me lleven. Quiero ver a esos nios hurfanos que crecen de manera diferente. La visita que hice al orfanato de Ysnaia Poliana fue, sin lugar a dudas, uno de los momentos ms intensos de mi viaje. Son slo 56 criaturas, de 2 a 18 aos. Visito todos los salones, hablo con todos los nios, y salgo de all conmocionada por mltiples razones, entre otras porque sent la fuerza de la enseanza de Tolsti que es capaz de hacer que una criatura desprotegida, recin abandonada por una madre alcohlica, tenga una mirada luminosa. Las lecturas continan en Mosc. El da del aniversario del escritor, en un acto de amor, casi me atrevera a decir de veneracin, centenares de hombres y mujeres acuden con flores hasta los distintos monumentos que de Tolsti hay en la ciudad. Tolsti se cubre de dalias y de margaritas. El Museo ha elegido ese da para inaugurar su nueva exposicin. Vitali
Borsovich lleva muchos aos preparndola. Todo est a punto. Nos hemos reunido para celebrar al gran escritor. Hablan los especialistas rusos, hablamos los invitados extranjeros, un adolescente toca al piano el vals que compuso Tolsti, un muchachito en edad preescolar nos recita el cuento Filipok con una soltura digna de un actor consagrado, el conjunto de msica folclrica rusa Levsh interpreta las melodas populares que Tolsti prefera. Es un ambiente de fiesta donde a todos nos une el amor por el autor de esa prodigiosa novela que es La guerra y la paz. Ese da tuve una sorpresa gratsima. La visita al museo termina en una sala donde se exhiben algunas de las traducciones de las obras de Lev Nikolievich hechas a lo largo de ms de un siglo a los ms diversos idiomas. Del hindi, por mencionar un idioma para m muy lejano, al ingls o el alemn. Y all, entre los pocos libros elegidos, encontr mi primer volumen de los Diarios en la edicin de Era. Me sent inmensamente honrada. Tolsti muri en Astpovo, un apartado lugar en la estepa rusa, de difcil acceso, en donde se ha creado un modesto museo que recuerda los ltimos das de la vida del escritor. Vitali Borsovich nos invita a Ily Ivnovich y a m, a hacer un viaje a Astpovo. Van tambin dos chicas que trabajan como guas en el Museo de Mosc. Son muchas horas de viaje. En el trayecto hablamos de Tolsti, de la inmensidad de la tierra rusa, de la belleza de la tierra rusa, de la atraccin que esta tierra ejerce en determinadas personas. Llegamos a Astpovo muy tarde por la noche. Nos est esperando un banquete en el Museo. Cenamos de nuevo a la usanza rusa, es decir, con brindis y palabras amables para todos. Afuera, el silencio es imponente. La Luna es la Luna de la estepa. Una Luna distinta. Al terminar de cenar Vitali Borsovich nos propone una visita al museo. Una visita nocturna. Tolsti muri de noche. Recorremos las habitaciones. Yo reconstruyo mentalmente los ltimos das del escritor. Cuando llegamos a la habitacin donde agoniz veo que una de las chicas rusas que viene con nosotros est llorando. Llora desconsoladamente. Tambin a Rasa, nuestra gua, se le quiebra la voz mientras nos relata las ltimas horas de vida de Tolsti. Me pregunto cuntas veces habr repetido esa historia y sin embargo siguen llenndosele los ojos de lgrimas Nos dice que al da siguiente de la muerte del escritor centenares de personas acudieron en peregrinacin hasta Astpovo para despedirse de l. Aquella noche haba Luna llena y el perfil de Tolsti se dibujaba en la pared contra la que se apoyaba el camastro. Un trabajador de la estacin ferroviaria, con un pedazo de carbn, traz ese perfil sobre el papel tapiz. El trazo todava se conserva. Nos permiten entrar en la habitacin y verlo. Todo es tan emotivo, tan conmovedor, que ahora soy yo quien siente el embate del llanto. Llegamos al hotel. Probablemente el nico del lugar. Al entrar se siente un penetrante olor a insecticida. La temperatura se acerca a los cero grados. Dentro y fuera. Pregunto si no hay calefaccin. La mujer que est de guardia me recuerda que estamos a principios de septiembre y la calefaccin se enciende a mediados de octubre. Es cierto, lo haba olvidado. Las puertas de todas las habitaciones estn abiertas. La misma parca mujer se dirige a nosotros con una sola palabra: Elijan. Cada uno escoge el cuarto donde pasar esa noche y la siguiente. Veo un lavabo pero no veo el bao. Pregunto por l. Me informan que est del otro lado del pasillo. Y la regadera? Tambin se encuentra en el pasillo, junto a los baos, pero no hay agua caliente. El desconcierto es momentneo, la reaccin casi inmediata: si Tolsti pudo vivir en una habitacin tan sencilla como la que Ozolin le cedi, yo sobrevivir sin bao, sin ducha y sin calefaccin. Estoy en Astpovo, qu importa la comodidad! No tiene ninguna importancia, como no la tiene la escasez de alimentos, ni el fro, porque todo queda compensado por el lado humano, por la calidez, por la cordialidad de los rusos.
A la maana siguiente me despiertan los sonidos metlicos de una banda. Mi ventana se ha empaado durante la noche. No logro ver qu est pasando en la calle. Salgo y descubro que el pueblo entero est de fiesta. Las nias llevan inmensos lazos blancos en el pelo y ramos de flores en las manos. Tambin llevan flores las mujeres y los hombres. Todos se han engalanado para celebrar el aniversario de Lev Nikolievich. Junto con los vecinos del lugar recorremos detrs de la banda las calles del pueblo hasta llegar al monumento a Tolsti. Una vez all nos dan la bienvenida y hablan del escritor distintas personalidades locales para despus cedernos la palabra a nosotros, los huspedes. Terminados los discursos, uno a uno los habitantes de Astpovo depositan los ramilletes a los pies del monumento. Una vez ms, Tolsti se cubre de flores. De vuelta en Mosc estuve varias semanas trabajando cotidianamente en la biblioteca del museo. Vitali Borsovich puso a mi disposicin todos los libros, los manuscritos, las ediciones soviticas y presoviticas que podan resultarme necesarias para completar mi trabajo. Una tarde, cuando ya estaba a punto de cerrar mi cuaderno, una de las empleadas del museo lleg a invitarme de parte de Rmizov a hacer una visita a la casa moscovita de Tolsti. Todava era de da, pero la noche no tardara en caer. Acept el ofrecimiento, guard mis libros y sal de la biblioteca. Vitali Borsovich haba organizado, para los directores de los museos literarios de Mosc, un recorrido por la casa de Jamvniki. Esa misma casa de la que Bunin, en su brillante ensayo La liberacin de Tolsti, dice: Qu jardn tan extraordinario, qu casa tan inusual, qu misteriosas y llenas de significado aquellas ventanas iluminadas: detrs de ellas estaba l. A pesar de que no es largo el camino que separa el Museo Tolsti de la casa de Jamvniki, llegamos cuando ya se ha puesto el Sol. Hace fro. Los rboles comienzan a desdibujarse en la oscuridad. Los senderos ya slo se adivinan. Desde el fondo del jardn se ve la casa con las ventanas iluminadas. La luz es muy tenue, es luz de velas: la iluminacin propia del siglo xix. Alguien est tocando al piano los nocturnos de Chopin que a Tolsti ms le gustaban. La casa parece habitada. Tengo la sensacin de que en cualquier momento aparecer Lev Nikolievich. Es tan viva esta impresin que cuando llego a su estudio y veo su escritorio, me sorprendo de no encontrarlo trabajando. Estoy tan acostumbrada a verlo all, escribiendo Durante todo el recorrido nos acompaa el piano. Chopin y Rachmninov. Pienso en Shaliapin. Deben de haber sido maravillosas las veladas musicales en Jamvniki! Shaliapin cuenta en sus Memorias que una glida tarde de enero fue a visitar a Tolsti y cant, acompaado al piano por Rachmninov, varias romanzas. Entre ellas El viejo caporal, con msica de Dargomyshski y letra de Branger. Lev Nikolievich estaba sentado frente a m, con las manos metidas tras el cinturn. Yo lo miraba de vez en cuando y pude darme cuenta de que segua mi rostro con inters Cuando con lgrimas pronunci las ltimas palabras del soldado al que iban a fusilar: Que Dios les conceda volver a casa, Tolsti liber su mano del cinturn y se sec dos lgrimas. En Jamvniki todo evoca la sensibilidad de este hombre descomunal, contradictorio, extraordinario. Un hombre al que le dola el mundo y que exhortaba a la humanidad a vivir sin maldad, a aprender a perdonar, a no responder al mal con el mal, ni a la violencia con la violencia. Si la humanidad lo escuchara! Salgo del museo y me dirijo al metro Park Kultury. Tengo la sensacin de estar recorriendo, a pasos agigantados, el camino del siglo XIX al XXI. Conforme me alejo de la casa, me adentro en una realidad de alcoholismo y vulgaridad. Pero ahora ya nada puede enturbiar las impresiones de esta temporada vivida en la Rusia de Tolsti. Al salir del metro
descubro que hay Luna llena. Una inmensa Luna color mbar. La Luna de septiembre. Me siento feliz, con ganas de escribirle a mi hijo que he recuperado mi Rusia, que Tolsti me ha devuelto la Rusia profunda y espiritual de la que me enamor hace ya muchos aos y de la que hace una eternidad no me senta tan cerca. /
[Barcelona, enero del 2004]
RICARDO SAN VICENTE Prlogo para una obra indita En 1992 quien escribe estas lneas intent ponerse en contacto con Yuri Mijilovich Lotman (1922-1993). La idea era la de ver publicada en castellano su obra Aleksandr Serguyevich Pushkin. Biografia pisatelia,* para lo cual quera conocer la voluntad del autor, as como cerciorarme si la publicacin de 1981 era la definitiva. Por los misterios que acostumbraban y an suelen acompaar los contactos con el este de Europa, Lotman entendi que su trabajo iba a aparecer en espaol y se apresur a mandar el texto que sigue. Pero antes, dos palabras sobre el autor. Yuri M. Lotman es uno de los grandes fillogos rusos, padre de la llamada escuela de Tartu (Estonia). En torno a la figura y la obra de Lotman que entre otras muchas cosas es semilogo e historiador de la literatura y de la cultura rusas se han reunido los continuadores de los formalistas rusos. A l y a sus discpulos, repartidos por todo el mundo, se debe una extensa serie de estudios rigurosos sobre la obra de Pushkin (guas imprescindibles de todo profesor de literatura rusa). La obra, ms que una biografa al uso, es ciertamente un recorrido por la vida y obra del poeta ruso, pero con un enfoque peculiar y privilegiado. Siguiendo los pasos y la pluma de Pushkin, Lotman se propone dar respuesta a una de las interrogantes fundamentales de la literatura rusa y, a nuestro entender, de toda la cultura occidental: cmo se resuelve en Pushkin y su tiempo el binomio escritor-libertad; la relacin entre el creador y su obra; cmo esgrime su libertad para forjar su obra, expresin de la vida y de su tiempo, expresin personal y libre por encima de todo, incluso al precio de la vida. Y, aunque este trabajo de Lotman sigue indito en espaol o tal vez por lo mismo, vale la pena leer el prlogo que el autor, gravemente enfermo, envi creyendo que nuestro deseo de ver publicada su obra era ya realidad.
* Yuri M. Lotman, Biografa de A. S. Pushkin, Prosveshcenije, Leningrado, 1983, 2a. ed. [reed. Pushkin, Sankt-Peterburg, Iskusstvo-spb, 1995].
La presente edicin de la biografa de Pushkin, que se suma a las aparecidas en ingls, italiano, alemn y en otras lenguas europeas, obliga al autor a considerar esta publicacin no slo como una traduccin ms a una lengua extranjera, sino como un hecho memorable. Memorable para el propio autor, para quien, desde su infancia, Espaa ha representado una realidad poderosamente atrayente remota y muy cercana a la vez, como quiz para muchos de la generacin cuya juventud coincidi con los dramticos acontecimientos de la Guerra Civil Espaola. Con posterioridad, a esta impresin se aadi la idea de una cierta proximidad entre estas dos culturas tan alejadas la rusa y la espaola, semejanza legada por la historia entre dos culturas que maduraban en los dos extremos de Europa el oriental y el occidental y que se hallaron al mismo tiempo en dos encrucijadas entre las culturas europeas (cristianas) y las culturas de Oriente (el islam). Tal vez a estos paralelismos histricos se deba el hecho de que para un historiador ruso que ha dedicado largos aos de su vida al estudio de las relaciones ruso-francesas, ruso-alemanas, rusoinglesas y ruso-italianas, el problema de Rusia y Espaa ocupa un lugar del todo especial, que agita no slo su mente sino tambin su alma. Tambin Pushkin vivi una relacin personal e intensa hacia este problema. En l la Espaa romntica rpidamente cedi su lugar a la Espaa de Merime, pero Pushkin no se qued en un simple admirador e intrprete de este brillante escritor francs. Gracias a su inusitada intuicin histrica, el poeta buscaba a travs de los filtros literarios la imagen de una Espaa autntica, siempre, claro est, en el marco de los moldes literarios de su tiempo. La presente edicin no ofrece al lector una biografa estereotipada. El apretado volumen de la obra ha obligado al autor a esbozar tan slo algunos hechos importantes. No obstante, el objeto del autor no es equiparable a otros intentos de biografas literarias. Pushkin, que posea un talento genial para la poesa y para la prosa, estaba dotado adems de otro don: era genial en la vida. Sin embargo, no conviene dar a esta afirmacin el sentido que adquiri en la poca del simbolismo europeo e impuls a muchos escritores a teatralizar en cierto modo su vida. Una actitud as era orgnicamente ajena a Pushkin. En l la actitud artstica hacia la vida se expresaba de otro modo. El arte se diferencia de la realidad en que posee un grado mucho mayor de libertad. El arte siempre ofrece al hombre la posibilidad de elegir. La vida rara vez hace lo mismo. Pushkin viva en el pas menos libre de Europa y, al mismo tiempo, era tal vez el hombre ms libre en la historia de Rusia. Como poeta que, abandonando unas alternativas elega otras, Pushkin escoga las de la vida. Incluso su duelo se produjo justamente en defensa de su libertad, no de la libertad social o poltica, sino de la libertad que tiene el artista en el momento en que crea su obra. Yo he pretendido mostrar de qu modo ms consecuente, a lo largo de toda su vida, a pesar de las duras circunstancias y de la falta de libertad, Pushkin creaba esta vida. En el breve esbozo de biografa sobre Griboidov dramaturgo y diplomtico ruso que, siendo embajador en Irn, muri vctima del fanatismo religioso del pueblo, Pushkin escriba que la propia muerte de aquel, en medio de un breve y ardiente combate, no tuvo en s nada de terrible para Griboidov y fue hermosa. Lo mismo se puede decir tambin de Pushkin. La muerte fue para l un momento de libertad. Si el lector encuentra en este libro no slo unos datos biogrficos sino al menos una gota de Pushkin, del hombre vivo que fue, el autor considerar cumplida su tarea.
[Marzo de 1993]
Hay escritores que parecen irradiar desde lo profundo de una literatura. Inasequibles para el lector extranjero, su oculta presencia gua y corrige el vuelo de otros autores que, menos complejos, ms traducibles, van recibiendo sin cesar sus seales. se el modo en que funciona para la literatura rusa Alexander Serguyevich Pushkin (1799-1837). Tenemos un atisbo de su genio, colegimos su importancia por un simple ejercicio de deduccin: veneramos a A que a su vez rinde culto a B, por lo que B sin dejar de ser incomprensible para nosotros gana tambin nuestro respeto. Sin duda, Pushkin es la pieza ms importante para el buen funcionamiento de la literatura rusa. Pero slo un ruso o una persona que lea la lengua puede decirnos por qu. Sin l no se explica la obra de Lermontov, Ajmtova, Mandelshtam, Brodsky. La paradoja, sin embargo, se esconde en esto: Pushkin, a quien todo el mundo admite como el poeta ruso por excelencia, es el ms atpico de los escritores rusos. En una literatura tan signada por lo social, es un escritor de tema frvolos. De entre los rusos, as lo entendi Siniavski: el contenido de la poesa de Pushkin es el vaco (Paseos con Pushkin, donde dice tambin esto: Pushkin entr a la gran poesa sobre las finas piernas de lo ertico). La polmica estaba servida. Ya Belinski y Chernichevski haban rescatado el realismo de Pushkin, resaltado los temas rusos, a veces pueblerinos, de sus obras. Y ciertas peculiaridades de su estilo, la absoluta transparencia de sus imgenes, la ausencia casi total de la metfora (Sviatopolk-Mirski) lo hacan fcilmente rescatable para la tradicin de una literatura comprometida con los destinos de la nacin rusa. Se trata, no obstante, de una mal-versacin, cuya apoteosis coincide con el centenario de la muerte del poeta, en 1937, que es tambin el ao de las purgas estalinistas. La emigracin (Jodasevich, Ivanov) denuncia esa identificacin de la obra pushkiniana con un protorrealismo socialista. Pero tras aos de velada censura, la Rusia sovitica haba decidido levantarle el veto a este escritor de origen aristocrtico. Los tirajes aumentan vertiginosamente, millones de tomos empastados, uno para cada departamento de los ubicuos multifamiliares soviticos (todava hoy se les encuentra, casi siempre tensos, ledos con fruicin). Toda valoracin extranjera de la obra de Pushkin debe mencionar forzosamente su intraducibilidad: su poesa se deshace en las manos del traductor. Para desentraar todas las ramificaciones de un verso suyo, agotar su multivalencia, explicar satisfactoriamente la ligereza de sus versos es forzoso pasar de la traduccin a la literalidad y, de sta a la glosa. Nabokov lo entendi as al sumar tres tomos de comentarios a su versin inglesa del Eugenio Oneguin. Destino curioso el de Pushkin: bisnieto de un etope, muri en duelo a manos de un francs (como pocos saben y ha averiguado recientemente Jean Meyer): el hijo de Georges dAnths, su rival, y Ekaterina Goncharova, cuada de Pushkin, hermana de su viuda, vino a Mxico en 1862 con las tropas de Maximiliano.
Como un metal de hierro la obra de Pushkin ha migrado al ncleo mismo de la cultura rusa. Doy noticias de ella aqu como el viajero que informa del bellsimo templo visto en las profundidades de un remoto imperio. Para admirarlo, para compartir el asombro ante sus felicsimos jardines, habra que viajar hasta l.
ALEKSANDR PUSHKIN A K*
Traduccin de Vctor Toledo
Apareciste ante mi puerta como un rayo deslumbrante por ti deseaba ser un gran poeta y alcanzarte un viento liberando a su pas y el ritmo del cosmos, algoritmo marino, gir en mi corazn. Pero el tiempo pas, montando la racha helada y gris los aos soltaron sus crines revueltas y no te pude ver: la oscuridad rept en mi rostro, se enrosc en mis ojos y ennegreci mis labios con su veneno azul. Pero el tiempo pas, an con su dolor sin fin, en una de sus esquinas la tormenta te vislumbr otra vez surgida del blanco remolino: genial aparicin del ms puro confn de la belleza. Y otra vez habl ante m aquel oro de Saturno y el entusiasmo astral de su contemplacin volvi a encender mi rostro. Y record al que pudiera ser al loco del abismo que pretenda salvar a su pas y el ritmo del cosmos, girndula de mbar, nocturno girasol, volvi a arraigar en m.
*Versin libre, siguiendo un tanto la escuela radical de traduccin de Pasternak: recreaba el poema traduciendo su emotividad, su tensin, recontextualizndola; buscando ritmos y temas correspondientes al otro idioma, sin traicionar la idea o los conceptos esenciales. Sus versiones son otro poema, pero no es as. Para los sistemas antpodas del ruso y el espaol es una opcin importante, ms en poetas como Pushkin: sustancialmente musicales, indecantables de su historia y tradicin. [V.T.]
A K**
Traduccin de Vctor Toledo
Recuerdo aquel mgico instante: apareciste frente a mi como visin fugaz cual genio de la belleza pura.
En la angustia opresora de la desesperanza en la zozobra del trajn escandaloso largo tiempo son tu dulce voz y so lneas armoniosas. Pasaban los aos. Tormenta de rebeldes temporales los sueos ahuyent y olvid tu cariosa voz tus lneas celestiales. En la espesura lbrega de la prisin mis das silenciosos se estiraban sin la divinidad o inspiracin sin lgrimas, sin vida, sin amor. El alma un da se despert: Y otra vez apareciste t como fugaz visin el genio ms puro de belleza. Pulsa encantado el corazn para l nacieron otra vez divinidad e inspiracin y vida y lgrimas y amor.
** Traduccin literal.
Hay una rosa divina: Ante el Cfiro asombrado Se abre roja y vaporosa Y por Venus bendecida. Vano, a Kfer y Entusiasmo Asesina el soplo helado. Entre instantes rosas brilla Imperecedera rosa
Epigrama
Traduccin de Vctor Toledo
DIFERENCIA
Quisieras saber, querida Cul es la diferencia entre Vualo y yo? Drepeo slo tena , Y yo : y ,
Al poeta
Traduccin de Jorge Bustamante Garca
Poeta: no estimes demasiado el aprecio popular. Pronto pasa el alboroto de los elogios exaltados; Escuchars el juicio del tonto y la risa de la fra multitud: Pero t debes permanecer firme, sereno y taciturno. T eres un zar: vive solo. Ve, por el ancho camino, A donde tu espritu libre te conduzca, Perfeccionando los frutos de tus cavilaciones amadas Sin exigir recompensa por la generosa proeza. El premio est en ti mismo. T eres tu mejor juez, T sabes como nadie aquilatar con rigor tu trabajo. Ests contento de l, maestro exigente?
[1830]
JOS NGEL LEYVA Vlady: doscientos aos en Rusia [ entrevista ] Asistimos en grupo a visitar varias ocasiones al pintor y artista grfico Vlady, Vladimir Kibalchich (Leningrado, URSS, 1920), en su amplio y alto estudio en Cuernavaca: Mara Luisa Martnez Passarge, Ludmila Biriukova, Jos Vicente Anaya y yo, quien escribe estas lneas y pretende darle un cierto orden y sentido a una voz que se mueve en vaivenes, como marejadas que dejan enormes descargas de tiempo, de existencia. Algunas veces con lluvia y fro algo inusual en Cuernavaca y otras cobijados por la eterna primavera que suele no serlo en estos tiempos de calentamiento global. Es difcil atrapar a Vlady con preguntas; su memoria es una caja de Pandora que muestra una sorpresa tras otra sin atender obligatoriamente al estmulo de la interrogante. Se rebela ante el cuestionario y establece su propio derrotero con base en el inters de la conversacin y no de un guin preestablecido. Es una conversacin brillante, invocadora de pocas y de reflexiones sobre
el presente y de preguntas sin respuestas sobre el futuro, porque quizs el maana slo pueda advertirse atendiendo a lo que somos hoy, y nos resulta incomprensible. Vlady suele caminar por sus evocaciones como por sus lecturas, una y otra, la vivencia y los libros, el arte y la vida, estn registrados de manera simultnea en conceptos que pretenden descifrar una realidad con la que no se puede estar conforme. La revolucin es su signo. Una y otra vez volvemos a la mesa de trabajo donde expone los libros y libretas que revisa en desorden, que es el orden que slo l comprende. Nos habla de cada una de esas partes revueltas como de un pensamiento en constante reorganizacin y exigencia perpetua de renovacin. El motivo de nuestras visitas es su obra artstica y sus recuerdos, que ya creemos difciles de reconstruir en medio de los escombros de un relato pintado por el romanticismo. Pero su memoria est fresca como la sonrisa que mantiene mientras habla de poesa y de poetas rusos, de su padre, a quien admira y cultiva como a ningn otro autor. Vlady puede recordar las imgenes de su infancia y de la historia que le ha tocado atestiguar y vivir, porque es un hombre actualizado, un hombre puesto al da. As comienza tambin esta reelaboracin de un hilo de Ariadna que nos conduce hasta el laberinto de quien hace escuchar sus pensamientos, ac, en estas pginas donde pasamos revista a la poesa rusa antes, durante y despus de la URSS. La escritura teje una voz que es, de algn modo, tambin pregunta y respuesta, dilogo y soliloquio.
MXICO. PRESENTE Cuando llegu a Mxico, en 1943 [adquiri la naturalizacin mexicana en 1949], haca ocho meses que haban asesinado a Trotsky. Yo vena para trabajar con l, as se lo haba hecho saber a mi padre, a pesar de que estaban disgustados y Trotsky se haba peleado de muy mala manera con l. A los tres das de mi llegada le llam a Diego Rivera porque no obstante que se haba pasado al estalinismo, me fascinaron los murales de la escalera de Palacio Nacional y me import poco su posicin poltica. Siempre me recibi bien en su estudio y me dejaba verlo trabajar. No paraba de hablar sus grandes mentiras en francs y de evocar su etapa en Europa. Alguna vez me pregunt qu es lo que ms me gustaba de l. Le respond que, en primer lugar, l, luego lo de Chapingo y sus murales de Cuernavaca. Me hice muy amigo de Frida Kahlo y la visitaba a menudo. Ella insista en que le diera mi opinin sobre su obra pictrica. Yo le insista: Frida, para qu me preguntas, ya conoces mi opinin: t no eres pintora. Estoy encabronado con Mxico como no puedes tener idea. Yo le Los hermanos Karamazov cuando viaj a Mxico, en el barco. Al llegar aqu me dije: ste es un pas dostoievskiano, pero sin Dostoievski. Pero un pas sin autor es un pas de locos. En Rusia vivimos la revolucin de la contrarrevolucin dentro de la revolucin, algo que no vivi Mxico porque no hubo una revolucin autntica, sino una gesta armada de cientos de miles de muertos que se convirti en lo que la gente bien defini como bola. Pero pienso que eso fue mejor. Es curioso porque todas las tonteras de la burguesa liberal que se expresaban a travs de Sartre o de Althusser, que entonces me parecan simples revoluciones de saln, con sistemas de ideas sofisticadas, puedo ahora leerlas con enorme inters.
Me aterra la simplicidad, la tipificacin, ambas son peores que el robo. Soy barroco, complicado, no resisto el vaco. En ese sentido, Mxico es el lugar natural para mi esencia artstica.
LIBERTAD AL DESNUDO, SUEO DE LA IMAGEN ltimamente sueo poco, seguramente porque pinto de manera escasa, aunque dibujo y grabo con mayor intensidad. Me ocupan ms los problemas del mundo, a los cuales no les veo solucin. Hemos perdido la capacidad de generar el sueo, y lo ms paradjico, un genio del capitalismo financiero, George Soros, nos est salvando de nosotros mismos. Mi pintura nace porque sueo y a la inversa. Hace poco tuve una experiencia onrica que me dej muy disgustado, pues descubr en el sueo una actitud de vanidad infantil. Esa visin me molest mucho porque tengo muy culpabilizada la vanidad. Un error, si se piensa que representa un gran poder, una gran pasin. No sueo en palabras, sino en sentimientos. No tengo un idioma especfico para transitar por ese camino, quizs se debe a mi inters por la imagen y no tanto por nombrar la imagen. La palabra va implcita en la emocin del sueo. Hay algo dislxico en mi forma de interpretar las cosas, por eso la confusin entre lo ptreo y lo fluido, entre lo ligero y lo pesado. Las palabras no son suficientes para expresarme en la pintura, donde los colores y las formas deben hablar por s solas, sin pretender explicar nada. Como dijo Marx, sembr gigantes y cosech pulgas. Esta sensacin de lo inacabado me lleva siempre a la reflexin en los terrenos de la ciencia, de la cual soy un buen lector. La libertad exige la inconformidad, la bsqueda incesante, como estar en la mar sin horizonte y no saber a dnde ir, una sensacin que me ha acompaado toda la vida. He hecho un montn de tonteras, numerosas acciones errticas. Como lo hizo Siqueiros, muchas pendejadas llevadas hasta el final sin parar en sus consecuencias. La creacin es libertad, si no, no es nada. Atreverse a hacer algo que antes no exista, porque la palabra libertad es a la vez una palabra hueca, vaca, desgastada, que slo puede adquirir sentido en el hacer. El erotismo es para m la creatividad por excelencia. La libertad se encuentra justamente en la sexualidad, que es imaginacin, vida, revolucin, movimiento. La pornografa es el erotismo de los otros, porque es algo tan privado que para los dems se trueca obsceno, morboso. Una de las cosas que pretend plasmar en los murales es cmo no tener lmites en la conducta, brincar por encima de la propia cabeza. Creo que lo logr. Comenc por la revolucin freudiana. Hay un personaje enorme que es el nacimiento del deseo. As que pint una verga erecta que representa a la mujer. Pens que el erotismo hara majadera y media. Mi reflexin se encaminaba hacia la provocacin, la audacia, el atrevimiento, el desplante. Para m, es un tema que, por lo visto, es reiterativo, pues aparece en diversos momentos y en distintos planos. Salvador Elizondo lo refiere, en la presentacin de mi libro Dibujos erticos, como peristalsis de la libido. Erotismo violento, dira yo. Le doy importancia a cada centmetro del cuerpo. No es la silueta, sino el detalle, las sensaciones corporales las que pretendo plasmar. El erotismo no es ms que un tema ms; quizs, en mi caso, fervoroso, exaltado, energtico. En mis cuerpos hay una correspondencia con la geologa, con las manifestaciones telricas de la Tierra, con la Naturaleza.
Una ancdota quizs pueda ilustrar lo que digo. En Orenburgo, una vez mientras mi maestro de fsica daba la clase con su voz de trueno, lo interrump con una pregunta: Maestro, qu son esos filamentos que caen del cielo? Era oficial del ejrcito y me contest: Ah, Kibalchich, sas son las molculas del aire, el cielo azul muestra unos finsimos hilos de seda, pero nadie los ve. Y sin darme cuenta yo me haba puesto a dibujarlos. Luego hice algunas acuarelas. Tambin cuando fuimos, mi padre y yo, a la Martinica en un viaje tedioso de un mes, yo dibujaba el mar con una pluma estilogrfica. Mi padre se puso tan nervioso que una vez me dijo: No se puede dibujar el aire. Solamente con escuchar la palabra aire me concientic. No le dije nada. Pero un oficial de marina fue a hablar con mi padre para comprarme los dibujos que l despreciaba. Nos pag 45 dlares y adems me dio cartones Bristol, muy buenos, para que yo le hiciera ms dibujos sobre este material. Fue entonces que, gracias a mi venta, nos bebimos nuestra primera coca cola. Es decir, la sensacin es siempre fsica y como tal se manifiesta. Es ms, todo el arte moderno llamado abstracto, que son millones de cuadros y grabados grandes y chiquitos, as como la poesa ms moderna, no son otra cosa que la dinmica de lo sensorial; no estn inventando nada, sino simplemente expresan o hacen evidentes huellas de la Naturaleza. Para inventar hay que ser poeta y el poeta lo que hace finalmente es asociar cosas muy distantes o diferentes. Imgenes lejanas se emparentan en su pluma. Por primera vez dibuj algo semiertico. No era algo evidente, pues no se distinguan los sexos. Tena una novia que era la modelo de Arstides Maillol, del ms grande escultor de desnudos del siglo xx, amigo de Rodin y de Renoir. Cuando mi padre abri mi cuaderno se top con este dibujo y me dijo: Para hacer esto hay que saber dibujar. En mis retratos no comienzo con los rasgos definidos de una persona, sino con un gesto, una sombra, un brillo, y desde all reconstruyo la imagen. Todos los temas que hago se reducen a eso: a un imponderable que busca su expresin. Por eso el erotismo no es algo sustancial, sino temtico. El cuerpo es todava el lugar ms misterioso y temible que tenemos. La entrepierna no se enseaba nunca. Mi mximo deseo en los murales era poder hacerlo sin resultar molesto, y lo hice. Para m, el erotismo ser siempre reivindicativo.
JUVENTUD, EXILIO, REVOLUCIN PERMANENTE En Francia conoc a Berdiayev, Pierre Pascal se entusiasm con sus ideas, ruso, cristiano ortodoxo, filsofo, escritor, egocntrico con sombrero chambergo, que no paraba de hablar. Resping contra Lenin, se pele con l, se alej de Rusia y escribi grandes libros sobre la espiritualidad en Rusia. Mi vida en Pars se desarrollaba en varios rdenes. Todos los das iba del norte al sur de la ciudad, desde Montparnasse hasta el otro extremo; deba caminar para guardar el dinero de regreso, que normalmente era por la noche. Entraba por lo menos a cuatro o cinco galeras y todas las semanas iba al Louvre. Recuerdo una ocasin cuando un editor, amigo de mi padre, nos obsequi un montn de libros entre los cuales uno estaba dedicado a un tal Vincent van Gogh. Mi padre me dijo que fuera a la exposicin internacional a ver la obra del artista. Desde ese momento y hasta el presente ese pintor me trastorn por completo, me motiv para siempre.
Lea muchsimo, comenzando por la produccin de los grupos antiestalinistas que eran numerosos y que estaban peleados entre s, pero cada uno aportaba ideas interesantes sobre la revolucin rusa, el socialismo, la repblica espaola. Yo mismo cre un grupo conformado por anarquistas, comunistas, como aquel sobrino de Mlotov, ya de nacionalidad francesa, que hizo todo por expulsarme del grupo. Yo soy un entusiasta de Lenin, pero terriblemente crtico. Le perdono sus peores crmenes, porque ha cometido crmenes sin ser un criminal, como tampoco lo fue Napolen, quien dio lugar a crmenes. Cmo se le ocurri a Vladimir Illich abolir la propiedad privada de los bienes de produccin, base de todo lo ms avanzado que se ha hecho en la historia, incluyendo al capitalismo? No estamos al final, estamos al inicio y no se sabe lo que es. El totalitarismo se ignora lo que es, como tampoco se tiene una idea clara de la libertad. Pars es una ciudad muy especial, es Pars. Si quieres quedarte encerrado en tu casa puedes hacerlo, pero con un mnimo de inters puedes penetrar un mundo dinmico de cultura y de arte, de ciencia y de pensamiento. Puedes hacer todo lo que quieras. Yo conoc a Andr Breton porque se acerc al trotskismo y frecuentaba los cafs de Montparnasse donde se reuna un montn de gente que yo consideraba revolucionarios decadentes, revolucionarios de saln. Yo iba de vez en cuando all porque viva cerca, pero tambin llevado por el inters de encontrar nuevas ideas. Realmente lo que a m me llamaba era la accin clandestina, la militancia en el anonimato. Yo andaba en los barrios obreros distribuyendo propaganda y reclutando simpatizantes para la causa, adems de pasar tambin por una amiga que tena slo una falda y una blusa, ni siquiera un sostn porque no lo necesitaba. Unas trenzas preciosas. Era la modelo de Maillol y adoraba al viejo. Yo la acompaaba a todas partes, sobre todo al estudio de ese gran escultor, a quien me encantaba ver trabajar. Era chiquito, con una barba rala, con una voz gutural, y cuando hablaba de un desnudo no era un desnudo sino una pieza en proceso sobre el barro o el yeso. Viva la intimidad de la escultura, la cocina del arte. Breton poda conversar seriamente conmigo, pero mi condicin militante haca que me tratara con reserva. Y me trataba as: Querido joven amigo, qu ha visto usted de bueno; yo le contestaba que haba visitado el Louvre y toda una historia de grandes obras. Debo confesar que a m entonces no me entraba muy bien lo irracional. Cuando le El proceso de Kafka lo tir porque me pareca una imaginacin infantil. Para m los procesos de Mosc eran una novela que se iba tejiendo da a da por la radio. Escuch el ltimo pronunciamiento de Bujarin antes de que lo fusilara Stalin. Tambin conoc a Zinviev, Rdek, Murlov; todos ellos eran para m los artfices de una historia autntica. La visin orwelliana no me convence porque me convierte en animales a todos los personajes de los procesos de Mosc. Entonces, yo me nutr con los surrealistas, pero en contra. Iba a verlos a ellos pero no me gustaban, como tampoco me gustaba Picasso, y s Gericault, Leonardo da Vinci, Rembrandt, Rubens. Viv en el trotskismo, en el terrorismo anarquista, el individualismo anarquista, conoc a terroristas marxistas. Andr Gide, Malraux, Wifredo Lam, trat a todos ellos sin glamour alguno, sin pensar en lo importante que eran. Trat tambin a grandes vanguardistas rusos, siempre pensando en el cambio como algo natural al presente y no como una advertencia del futuro, como piezas de un museo en construccin. Por cierto, fui amigo de scar Domnguez, el pintor surrealista de las Canarias. Se le ocurri, quince das antes de que Franco se levantara en armas, crucificar un caballo adentro de la catedral. Un acto surrealista, probablemente un tanto involuntario, pues no tena ese propsito; era ms bien una reaccin anticlerical. Los fascistas no iban a perdonar
semejante sacrilegio y debi salir huyendo. Mujeriego como l solo, tena unos ojos de perro San Bernardo y una frente mnima. Yo acostumbraba visitarlo en su estudio, donde de vez en cuando l dorma con un par de suecas. Tena un piano vaco donde guardaba el dinero de algn cuadro vendido y no sala de casa hasta gastrselo completamente. Era un gran personaje. Yo le salv la vida una vez. Nunca tuve muchos amigos, pero s estaba rodeado de camaradas que me protegan. Fui muy solitario.
LOS POETAS A Mandelshtam lo conoc cuando tena ocho aos. Era un hombre flaco, con un aspecto tpicamente judo, con pelo claro. Le gustaba mucho hablar en francs con mi padre. Yo le recitaba sus poemas. Me toc ser testigo varias veces de sus crisis de histerismo, pues tenda a exagerar cualquier cosa. Por ejemplo, una vez se puso como energmeno, estaba muy exaltado y hablaba a gritos contra el rgimen. Entonces mi padre, para calmarlo, le regal un libro de fotografas con paisajes de Pars. Automticamente, el poeta pas a un estado de mansedumbre y felicidad que pareca un gatito sometido a las caricias del amo. Pero en las memorias de Serge estn descritos esos encuentros con mayor nitidez. Los mos son slo plidas evocaciones del inters que provocaba el personaje en un nio de escasa edad. Mandelshtam era un tanto coqueto y sola visitar a mi padre con su mujer. Kliyev es un poeta muy raro porque habla un lxico de los campesinos de la vieja fe en el extremo norte, donde han conservado una fe de corte esotrico, contra la Iglesia oficial, a la cual consideran se ha vendido al diablo del Estado. Recuerdo que alguna vez le dije a un embajador y a un obispo soviticos, cuando me hice amigo del primero: Los Raskolniki es decir, los secesionistas son los trotskistas de la Iglesia ortodoxa porque rechazaban la nueva Iglesia y reivindicaban los viejos textos, al punto de quemar las nuevas escrituras y llegar a extremos de quemarse a s mismos. Cientos de personas, incluyendo nios, se ataban junto a una hoguera y se prendan fuego para evitar tentaciones y caer en manos del diablo. De esta misma estirpe era Kliyev. Su obra es difcil de leer porque al mismo tiempo denota simpata por el comunismo y una fuerte crtica al rgimen y su ideologa, a travs de una escritura muy moderna. Al final de su vida escribi un poema tremendo, La quemada. Habla de la Unin Sovitica como un pas reducido a escombros. Obviamente el poema fue prohibido. En una ocasin lo invitaron extraamente a leer su poesa en la Casa de los Escritores de Leningrado, porque aunque estaba proscrito tena una gran demanda y al gobierno le interesaba dar la imagen de apertura. Lo llevaron a un restaurante a comer y beber algo antes de que le tocara el turno. Mientras tanto, los presentadores hablaban mal del escritor y en particular de ese poema, al que tachaban de traicin al pueblo sovitico y a la revolucin. El pblico aguardaba silencioso su lectura y no aplauda, lo cual se interpretaba como un rechazo a sus textos, pero en el fondo era un admirador del poeta. Escribi una carta al bur poltico del Comit Central del PCUS y a Stalin directamente; una de sus lneas dice: Y ahora, perdname o djame morir. Kliyev vivi un martirio, lo metieron en un tren con todo su equipaje y all muri. Se perdieron todos sus escritos que llevaba con l. Pero se publicaron dos volmenes de su obra porque la gente robaba, copiaba los poemas y eso ayud a rescatar parte de su produccin.
Voloshin era asmtico y tena unos perros muy grandes. Yo lo recuerdo en su casa de playa en Crimea, cuando mi padre y yo bamos a visitarlo. All conoc a Diego Rivera a travs de un cuadro cubista de su autora. No saba quin era ni me imaginaba siquiera que algn da iba a conocerlo en su propio pas. Eso se lo cont a l mismo aos ms tarde en la ciudad de Mxico. Mi padre pregunt mi opinin sobre la pintura y le contest que era muy fcil, que yo poda hacerla. l me mir con aire desafiante y me dijo: Pues hazla. Creo que an anda por all un dibujo malo, producto de esa accin cubista. Maximiliano Voloshin era un gran acuarelista extraordinario. Nos regal a cada uno, a mi padre, a mi madre y a m, una acuarela dedicada. Voloshin vesta de una manera muy original, a la manera griega. Evoco con frecuencia uno de sus poemas que dice: Estoy entre dos campos de batalla y rezo por los unos y los otros. Pasternak, despus de diez aos de ostracismo y de estar viviendo de las traducciones de Shakespeare, hizo una lectura en la Casa de los Escritores. Se le cayeron los papeles que lea y el pblico continu recitando sus poemas de memoria. l, con lgrimas, escuchaba incrdulo a un auditorio que daba muestras de su devocin no slo a su obra, sino a la poesa. De Maiakovski slo recuerdo a su perro. Estbamos en un restaurante en Leningrado y el poeta entr con su enorme can, ms grande que yo. Mi padre dice que all coment que se iba a pegar un tiro, pero yo no recuerdo nada, salvo a su perro. Mi padre se frecuentaba con poetas como Seriozha o Sergui Esenin, Anna Ajmtova, Boris Pasternak, Mandelshtam. Conozco las traducciones de los grandes poetas franceses desde la edad de diez aos, gracias a que mi padre frecuentaba a un gran poeta ruso, Yakov Lifchitz, quien dedic parte de su vida a verter la poesa francesa a nuestro idioma. En Rusia hay traducciones extraordinarias de todos los tiempos, traductores fuera de serie. Pushkin era uno de ellos.
INFANCIA: LOS COLORES DEL AIRE Yo tengo grandes conflictos con mis recuerdos, porque siento que estoy cambiando de piel otra vez. Me doy cuenta de que viv en un gran aislamiento, muy fecundo, porque lo convert en un trabajo cotidiano. No s estar con la mente tranquila, en blanco. Me da miedo cuando no tengo una idea a la hora del bao. Tengo un cuadro que llam Magiografa bolchevique, que es una copia de una fotografa de familia, muy conocida ahora, de Trotsky con su Estado mayor atravesando la Plaza Roja. Este cuadro lo pint en Mxico como una especie de imagen simple que evocaba una imagen del pasado, pero un da lo vio Isabel, mi mujer, y me dijo: No, este cuadro representa la despedida de tu infancia y a la vez su exaltacin. Porque en dicha escena no hay nada de lo ms terrible de nuestra vida all: hambre, fro, humillaciones, persecucin, miedo, amenazas, gran orgullo, gran ternura interior en la familia, la locura de mi madre rompiendo vidrios, sus crisis nerviosas, llanto, impulsos de suicidio. Uno de los periodos ms terribles de Rusia, el punto nodal de la construccin de la dictadura estalinista y las grandes y abominables purgas, no slo de intelectuales, sino del pueblo, de quienes no pensaban igual, se comportaban diferente o simplemente significaban una amenaza para la ideologa de un hombre. Ese cuadro evoca el lado optimista de mi padre, el poeta que siempre mira las estrellas. Mi recuerdos de Rusia se confrontan con mi viajes all, con el
reconocimiento de cada rincn de ese pas. Son terribles. Veo mi cabeza contra los muros en las riberas del Neva, sin entender la locura de mi madre. Me veo de nuevo en las cercanas del Ermitage, ya adulto, de visita en Leningrado, hoy San Petersburgo, llorando sin motivo aparente, porque la demencia tiene algo de estupidez que impide la libertad, la creacin. Sal de Rusia en 1933 al destierro que pasara por Blgica y por Francia. Uno de los recuerdos ms fuertes es cuando nos sacaron de Orenburgo, porque tenamos ya escorbuto y malaria. Fiebres tan altas que el esqueleto no dejaba de temblar, de sacudirse de manera violenta. An puedo recordar de manera vvida ese incontrolable movimiento del cuerpo. Mi padre no fue slo un poeta, pues un poeta es alguien que est un poco fuera de la realidad, y Serge era un hombre extraordinariamente concreto y, sobre todo, era un creador. Un hombre crtico que iniciaba su crtica a partir de un proyecto mejor, es decir, l criticaba, no denostaba. Cuando vivi en Pars sus mejores amigos eran los habitantes de los puentes, los cautivos, el lumpen, porque senta que de ellos aprenda mucho de la condicin humana. La locura vena de mi madre, una familia sensible: histricos, llorones, alegres, amantes de la msica, de la pintura, de la poesa. Mi padre era el equilibrio incluso en los peores momentos de nuestras vidas. En una ocasin, cuando estbamos en Marsella, Francia, en una zona libre, no ocupada, el gendarme nos pidi los papeles de identificacin. Nos hallbamos recluidos en un barco de lujo, sin acceso a las calles, y cuando vio aquella especie de documentos alz la vista y me espet: Es usted judo? Yo iba a decir s, sin entender siquiera lo que esto significaba. Mi padre, que estaba atrs de m contest en francs: No tenemos el honor. En otra ocasin, Indalecio Prieto lo llev con su mejor amigo, un banquero de los espaoles, un seor de apellido Bloch. Estaba ste en una tertulia en su casa y Bloch le present orgulloso a una persona a quien nombr: Su majestad, el rey Carol. Serge se puso el sombrero y espet: El rey ahorcador, pues ste haba mandado ahorcar a sus amigos. Serge fue siempre oportuno y fuerte en sus posiciones. Mi padre me dijo: No recibirs herencia de mi parte, no tengo nada qu dejarte, pero puedes usar mi nombre. Eso para m ha sido ms que suficiente. Lo que tengo, lo que hemos hecho Isabel y yo, ha partido de la nada, slo de nuestro esfuerzo. Nadie me llev a la iglesia y nadie me habl de religin. Yo detestaba a los nios que jugaban a seguir los rituales eclesisticos, no porque fueran a los templos, sino justamente porque no eran religiosos. Me suceda un poco como hoy me ocurre con las izquierdas. Yo le reprocho a la izquierda mexicana el no haber existido, el no haber sido de izquierda. De los pocos hombres de izquierda en Mxico nadie habla, nadie ley sus publicaciones donde aportaban ideas y propuestas muy interesantes. Lo primero que debemos aclarar es qu se entiende por ortodoxia marxista. Si dicha ortodoxia estaba representada por los bolcheviques, entonces debemos pensar en que Stalin estaba en contra de dicha ortodoxia y por eso los mand matar. Stalin asesin a los bolcheviques pensantes, a quienes tenan una concepcin marxista ms abierta. Por eso me pregunto, cul ortodoxia? En Orenburgo, quien me dio las primeras clases de economa y me hizo leer a Lenin porque lo haba conocido y discutido con l, fue Eltzin, cuyos dos hijos fueron mrtires del estalinismo. Uno era secretario de Trotsky y el otro, al final muri de tuberculosis. Eltzin me daba clases de economa rusa y de economa poltica.
Yo siempre tuve la curiosidad de saber qu estaba pasando all, pero al mismo tiempo me evada buscando otra cosa, haciendo otras lecturas, buscando en Shakespeare, en la pintura. Ahora s que la pintura siempre ser esa otra cosa. Rusia tuvo en el siglo XX la experiencia de 200 aos. Todas las esperanzas y todas las tragedias de dos siglos en apenas la mitad de uno de stos. Exterminio de masas, traspaso de poblaciones, xodos de pueblos enteros de campesinos de Ucrania, de Tartaria, del Cucaso hacia Uzbekistn. Persecucin masiva del campesino presuntamente rico porque posea una vaca, cuatro chivas, un caballo; por una inteligencia ideolgica completamente loca, mal comprendida por gente primaria, por pulgas que se convertan en dragones. Yo era un nio y no tena idea de todas esas cosas; en un cuadernito fui guardando imgenes que se quedaron en la memoria porque nos confiscaron todos nuestros bienes, incluyendo ese cuadernito. Lo que no podan arrancarnos era la memoria.
ENRIQUETA OCHOA
Poemas inditos escritos en 1948 encontrados entre cajas viejas. ENRIQUETA OCHOA
En el cristal profundo del silencio Es la hora. Sintate junto a ti, Escucha el cristal profundo del silencio. Busca la sustancia sin gnero, la aleacin de ti mismo, y entonces, slo entonces entrgate con servidumbre a la palabra.
Las dos orillas El Sol rompe la red nocturna que lo aprisiona Y estalla en los orgenes del da Con una desbandada de pjaros. Abre el jbilo luminoso de la tierra. Alas de luz nacen en el cuerpo dormido, Rescatndolo de su pequea muerte, Mientras el viento presuroso borra Lo que dej el sueo en la otra orilla.
Engranaje perfecto Este engranaje perfecto. Esta mgica precisin de la fuerza de amor en cadena que es la vida. Embarcados en la ms terrible y ms hermosa odisea, luchamos, pensamos. Nada ms duro que esta carga de frutos recogidos, puestos al final del camino
La gracia El hombre fue herido por un clavo de fuego, se vaciaba inflamando de rojos el aire. Una voz en la noche dijo: Canta, y se invent la Rosa. Desde entonces hay siempre un hombre de pie al filo del abismo de la recreacin donde a intervalos y en escarceos relmpagos le llega la gracia por los labios delirio y desgarramiento que coge de raz al sealado y le bifurca el alma en alarido de oculta llamarada y nevado temblor de infancia que se alarga.
La sierva Para Mario Garca Para llorar mi muerte prematura ped a lgrima lenta hacer sordina; mas hija de la tierra me acalor en el grito y estremecida en fuego, volcanic mi canto. Intil fue en el vino de los labios de Cristo lavarme la garganta, y huir de mis adentros con la agona jadeante de una sierva asaeteada Dios dijo: Ests plantada de la raz al fruto Y con color de siglos me traspas la espada.
con la leche materna, sin remedio. Nutre con esta mezcla las estructuras del sueo que invento, justo en el tramo donde tiendo a cruzar la noche. Tallo al desnudo un idilio, alternativo de los lugares problemticos, es mi puente que moldeo entre las lianas. Quisiera fortalecer sus bordes cuando cierro los ojos, en el lujo del dilogo silencioso que entablo con la vida. A ella tambin invento en una cancin de cuna, mi narracin se arrodilla ante un nuevo momento.
[7 de junio de 1999]
Aljibe A Domitila vila El agua es turbia, del cntaro quisiera desterrar su boca. Pero es intil buscar la comprensin en la orilla donde un viejo sauce me observaba, da a da, cmo yo suba y bajaba la vereda para llenar el tiempo de mi alma con los aljibes del ocano fro repletos.
Tu voz, racimos de la nieve, deslinda mis paisajes ineludibles en la huida tan vida de un recuerdo. Los sedimentos que resguardas en tu alma con todos mis parajes explicarn la lejana? Contemplo el Sol en el espejo, brebaje de mi propio agave, cenizas, lo extico de la espera, un caracol en la encrucijada.
*** A ngeles Guzmn Descend una vez Y pis los rincones Que he llegado a amar y detestar Con la misma fuerza Ahora Que me estoy elevando de nuevo Una cuestin me inquieta Si somos pjaros o peces Si la materia pinta los resplandores O es gris-blancuzca Y la Tierra Es como yo la imagino desde el Cosmos Mientras sueo Desenredo el arrecife En el dibujo de una tela flotamos Los ros, rboles y las flores Sendas colmadas de animales Est compuesta del aire Frgil sobremanera
Observo sus hilos Que jalan la penumbra Y ah estamos Un punto Y yo Y el todo La Nada o slo es su sombra? Se nos adelant
FERREIRA GULLAR
Traducciones de Blanca Luz Pulido
La estrella Gatito, amigo mo, sabes lo que es una estrella? Dicen que todo nuestro inmenso planeta cubierto de ocanos y montaas es ms pequeo que una mota de polvo comparado con ellas Las estrellas son explosiones nucleares en cadena en una sucesin que dura billones de aos Lo mismo que la eternidad No obstante, Gatito, confieso que poco me importa cunto dura una estrella Me importa cunto duras t, querido amigo, y los ojos azul zafiro con que me miras
[4 de marzo de 2002]
La luz
decir que el Universo es oscuro es decir que vemos poco que nuestro ojo se hizo para captar solamente cierta radiacin electromagntica llamada luz mas otros seres en el planeta tambin tienen ojos y tal vez vean ms y diferente cada ojo segn su naturaleza descifra a su modo la materia del mundo los nuestros hacen que nos invada la luz de billones de soles remotos los ojos de los ratones acostumbrados a la noche de las alcantarillas tambin captan luces en un destello como de farol de callejn o de foco de buhardilla y otros resplandores que se imprimen en su carne de ratn hasta quiz la luz de la distante Sirio.
LVARO BALTAZAR CHANONA YZA La primera piedra Mi lengua retorcida atesora la bilis antigua de los tristes el grito inacabado del estmago y los intestinos, que no aprenden an a digerir las hierbas amargas de la vida en esta hora en que vuelvo sobre mis propios pasos acaricio el hgado de Dios, que endurecido, golpea la puerta de mi casa deletreo la soledad de las hienas que no amaban a sus hijos
siento el viento de la juventud que me ha dado la espalda el cobre fracturado de los ros que ya no hierve en mi sangre la sal del mar que pule la risa amarillenta de los muertos ya no me duele el aire que respiro, ni la mirada violenta del amigo que traiciona, slo este jazz que se repite como la ruta de un esclavo en crculos concntricos y el eructo entrecortado y seco de los ajos despus de cenar... soy libre ya de toda culpa, puedo arrojar contra el rostro desfigurado de mis enemigos la primera piedra
Viento negro Pulen fusiles sobre las tibias arenas del desierto los gladiadores del ltimo imperio americano Roban petrleo orinan sobre los muros cansados de la piedad guardan sus bayonetas en el atad de la Biblia destilan odios sin nombre sobre el tero hinchado de todas las mujeres del Islam Atropellan con orugas de bronce y acero las costillas de la tierra que gime como una loba sin leche para sus cros porque ha llegado la hambruna y el largo hedor de los cadveres ya cubre las flores de la primavera Sobre todos nosotros arrastrarn sus blancos carbones los misiles Dios ya no se alegrar de la lluvia
sin la risa de los nios otra vez, viento negro: que ningn hombre ms escupa sangre para que otra pueda ser feliz
GUILLERMO CARRERA Bendicin i love you for what i am not im not like them but i can pretend but I have the light my heart is broke skin the sun fall asleep wish away wish me luck the soul is cheap lesson learn wake me up
Y s, quiero hablarles de poesa. Fue lo que dijo Jack Fisher cuando le entregaron aquel premio que tantos desean y con el cual pudo viajar a Mxico, a esta Puebla, invitado por Los Pordioseros y donde tuvimos la oportunidad de platicar, de consolidar una amistad que ya lleva ms de ocho aos a pesar de la distancia. Fue lo que dijo cuando me insinu, como ese loco francs que tenamos enfrente: Quisiera hacer un libro que moleste a los hombres, que sea como una puerta abierta y que los lleve hacia donde ellos jams consentiran llegar; simplemente una puerta enfrentada con la realidad. Y s, quiero hablar de poesa. En la vida (creo) hay una serie de problemas a los que difcilmente logramos hallar su definicin o respuesta. Creo que somos una sociedad en busca siempre de definirse para tener la certeza de estar haciendo algo o, en su defecto, para reconocernos. Al menos en la literatura. Creo. Los problemas a los que me refiero se plantean desde distintas perspectivas. Hay quienes se complican la vida en la demostracin matemtica de algunos teoremas interesantes, otros ms, quiz (creo) los ms sensibles, siguen en la bsqueda del Yo, el ser, lo bonito y lo feo, la bsqueda del lenguaje y nunca hay consenso. Creo. Otros ms, a consideracin, los ms abusados, no les interesa este tipo de razonamientos que conlleva (creo) a olvidar los amigotes, las parrandas, las borracheras, los o las amantes de una noche y es este lugar donde se inicia todo. Dnde en realidad podemos plasmar la poesa? Una amiga que odia la literatura supona: el que escribe debe tener su potica. Parece una verdad: de vez en cuando hay que tratar de definir qu demonios es eso de la
poesa y el poeta pero sin tanto conceptualismo, sin tanta amargura, sin tanto misticismo. Por qu? Porque la vida no llega en orden, porque la vida brota en el momento menos esperado, porque la tristeza no rima. Me gustara tener la inteligencia de aquellos buscadores de respuestas en los filsofos y, uno que otro, se remite a la obra del nico premio Nobel de Mxico o, tratar de discutir abstractamente el signo y el smbolo y sus categoras de valor y de jerarqua o, por otro lado, averiguar dentro y desde la naturaleza las interrogantes: es difcil para m llegar a sensibilizarme ante los filsofos o ante la paz octaviana o ante Roman Jakobson o ante los vegetales o tal vez es que no hallo el chiste de hacer una potica de legumbres santificadas. Para encontrar una relacin entre poesa y poeta me parece que debemos mirar el mundo que nos toca vivir y no creerle tanto a la tradicin potica; leerla s, pero dudar siempre de ella. Las costumbres no son saludables, mucho menos las tradiciones. Lo menciono porque tal parece que en Mxico, y ojo, dije Mxico, nos hemos quedado con lo contemporneo, es decir, an cargamos el peso de la generacin sa de escritores que tuvieron su momento y su poca: ya deberamos haberlos superado. Al menos en cuanto a la escritura. Al menos en cuanto a temtica y forma. Seguimos siendo contemporneos. Hay que dar chance a las nuevas voces que se alejan de ese mundo, que se manifiestan de otra forma. A veces me detengo a pensar y eso ya es mucho: el poeta no debe hacer uso de los sentimientos y los ojos de otro hombre. El poeta slo debe remitirse a su naturaleza interna, hacia lo que tiene que decir, a no tratar de imitar. (Digo que Aristteles se equivoc? Posiblemente, porque le toc un mundo distinto, ms natural, un mundo sin tanta miseria, su mimesis no se aplica a este mundo que Calabrese llama neobarroco.) Las bestias estn dentro del ser humano. Afuera est slo el mundo creado por ese ser bestial. Adentro se encuentra el suicidio del alma. Afuera estn los que creen en el misticismo de los versos. Muy en el fondo el delirio es una forma de sostenerse en el precipicio. Afuera slo se orquestan bailes con poemas musicales que no suenan. El ser humano es una bestia. La bestia domina en cada acto de la creacin, porque slo de ese modo hallamos la pureza en cada verso, en cada suspiro. La poesa debe surgir pura, sin modificaciones. El poeta tiene un ritmo distinto del mundo que le toca vivir: no es un santo ni un filsofo ni mucho menos le toca redimir el mundo: es un ser humano que no soporta la soledad (creo), que le provoca caminar a otro ritmo. El poeta convalece todos los das por las calles tratando de hacer su vida ms fcil y slo debera escribir lo que siente, sin adornos y con el oficio. Los poetas cagan y no precisamente poesa ni conceptos. Los poetas son los entes aborrecidos de la creacin. Escupitajos de la neurosis. Aferrarse a las discusiones de los estetas acerca de la funcin del poeta es estar en una guerra de conceptos que concluyen nada. El poeta es un vagabundo del alma y es tan ignorante que slo tiene la poca capacidad de escribir algunos versos. A los poetas les sobresale ms su poesa en su persona que en su obra. Heriberto Ypez considera a los poetas como agorafbicos. No es para tanto. Durante mucho tiempo esos creadores mantienen sus obras y las convierten en objetos expuestos a una sociedad, la que sea, que tiene la ltima palabra. La ltima palabra no se ha escrito, slo se intenta escribir poesa. El poeta, el verdadero poeta (los falsos se encierran a buscar no s que madres del lenguaje) es quien menos sufre de agorafobia. El poeta se prostituye, sale a la calle y regresa ante una hoja a describir toda esa naturaleza, sin ambages. No copia nada, slo se sienta y bebe la nostalgia como las crneas de los perros. Mostrar su propia soledad es lo nico que importa. Ya lo deca Baudelaire: No todo mundo tiene el don de baarse en la multitud: gozar de la muchedumbre es un arte, y slo puede entregarse a esa orga de vitalidad, a
costa del gnero humano, aqul a quien un hada infundi en la cuna el gusto por el disfraz y la mscara, el odio al hogar y la pasin por los viajes. Multitud, soledad: trminos iguales e intercambiables para el poeta activo y fecundo. Quien no sabe poblar su soledad tampoco sabe estar solo en medio de una atareada multitud. Y a todo esto, qu es la poesa? La poesa es todo aquello escrito por el poeta pero ms que escrito, es aquello que el alma sensible plasma en un papel mediante un lenguaje que es su propio lenguaje, no el lenguaje de los lingistas. La poesa es oral o escrita, no tiene lmites. La poesa slo refleja el alma, la bestialidad, las ganas de morir, el sentir, chingada madre! Es tan obvio! Repudiemos a dios! (s, as con d minscula), asesinemos las metforas hermticas y conceptuales! La poesa no es el concepto ni el significado con el significante ni el ritmo ni las metforas ni las imgenes ni la cita oportuna ni decir en poco todo un universo. Hay pocos poetas los ms aventurados que se olvidan de todos esos discursos poticos antiguos que a nada llevan. Leopoldo Mara Panero es uno. Antonin Artaud es otro. Martha Kornblith y Alejandra Pizarnik son nuestras poetas olvidadas en la memoria de los manicomios cuando los perdedores se lo han llevado todo. La obra y vida no puede estar separada por nadie ni por alguno. Los surrealistas lo demostraron en la mente torcida de los sueos que deambulan por las noches de perros crucificados. Los poetas que dan tumbos por la madrugada, los pordioseros, los miserables, los que se atreven a escupirle al cielo de los intocables, los locos dementes de una sociedad lo afirman: la poesa es una bendicin, no una formacin ni una preocupacin por algo; la poesa es vida y sta no llega en orden porque la tristeza no nos visita en das pares. Y los poetas tragan oscuridad y vomitan colores, no proponen obras, slo su espritu. Porque la poesa son todos los poetas desconocidos, los que no entienden esto que se escribe. La poesa son todos los que bostezan con estas lneas.
Hospital Psiquitrico Guadalupe, Cholula, Puebla 20-29 de diciembre de 2003
CRTICA DE LA POESA Y DE LOS POETAS EN MXICO A los poetas de Mxico se les acab el espritu crtico (al menos por este nmero)
RESEAS Una antologa como un mapa para encontrar tesoros NEFTAL CORIA He sido un simple lector de los poetas rusos, y un comn observador de la literatura de aquel extremo del mundo. Sin embargo, desde hace unos aos he buscado con mayor
ahnco la lectura atenta y la observacin paciente de la poesa en la lengua de Pushkin en diversas versiones al espaol, pero sobremanera y con mucha atraccin, me anima la obra de esta generacin que produjo su obra a principios del siglo xx y que se ha dado en llamar del Siglo de Plata. He sido lector de Ajmtova gracias a las versiones, o aproximaciones como l mismo llama al acto de traducir de Jorge Bustamante Garca y sobre alguna de sus publicaciones escrib con el vrtigo que por aquellos das encontr en los poemas de la amada de Gumiliov. Y el acercamiento a la obra de estos poetas que, por dems, me parecen muy atractivos, ha sido una especie de aficin por encontrar la luminosidad que la obra destella en los renglones de la sabidura, que en estos casos viene de la profundidad del sufrimiento, la desolacin, la tristeza y esos otros monstruos que la historia les puso enfrente. Sin embargo, mi relacin con las letras rusas viene de ms atrs. La lectura del teatro y la narrativa de Chjov, las novelas indispensables de Dostoievski y Tolsti, algunos cuentos de Pilniak, los acercamientos al enorme Pushkin, entre otras lecturas, y sin faltar los peculiares y especficos textos de Constantin Stanislavski y Meyerhold, que son un seuelo para los que alguna vez buscbamos la hechicera de la actuacin escnica, textos de la tcnica teatral que le con devocin hace ms de veinte aos, y que me permitan ver el contexto de creacin de los creadores de aquella latitud histrica y geogrfica. Siempre he credo que las antologas cualquiera que sea su perfil son minas frtiles que nos llevarn a la inquietud para buscar mayores rangos de informacin; incluso son tan tiles para quien conoce a fondo el tema, que muchas antologas se vuelven lecturas obligadas y seuelas como piezas testimoniales de agrupaciones de autores, temas, estilos, etc. Tal es el caso de la antologa Diez poetas rusos del siglo XX, editada por Trilce Editores de Colombia. La seleccin y cuidado en la determinacin de autores y traductores denota un criterio importante que nos queda claro en el resultado del libro publicado. El panorama que presenta es suficiente para dar cuenta de una vastedad de obra, que en la seleccin de poemas de cada autor puede acercarnos a lo ms representativo del quehacer de cada poeta, en su mayora fueron hermanados por la soledad, la desdicha y el desparpajo, pero tambin por una poesa que apost contra los vientos de su historia. Poetas que mucho tienen en comn son los que agrupa esta brillante antologa seleccionada y anotada por lvaro Castillo Granada y Guillermo Martnez Gonzlez, y que contiene el prlogo de Jorge Bustamante Garca. Los poetas aqu expuestos, con eficaces notas biogrficas y bibliogrficas, son en el orden acostumbrado: Fedor Sologub, Vladimir Maiakovski, Sergui Esenin, Aleksandr Blok, Boris Pasternak, Anna Ajmtova, Osip Mandelshtam, Marina Tsvetieva, Joseph Brodsky y Arseni Tarkovski. En un promedio de siete u ocho poemas, la antologa cumple con un espectro ilustrativo de la poesa rusa de poetas cardinales nacidos entre 1880 y 1907. Slo dos poetas de esta antologa no pertenecen a esta generacin, a este grupo de solitarios y excntricos, que fueron excntricos y solitarios a su manera: Arseni Tarkovski y Joseph Brodsky, seala Bustamante en el prlogo, y ambos son excepciones, dado que Brodsky naci en 1940 y Tarkovski en 1907. De all en ms los otros ocho autores tambin los hubo hermanado la poca que los vio escribir. El libro puede servir como un mapa para guiarse en el extenso territorio de la obra de estos diez creadores, y con esa brjula que tuvieron los que lo planearon, comenzar una bsqueda en la obra de cada autor para completar la informacin y el hallazgo de tesoros poticos que sin duda, guardan un aliento y una pasin sumamente intensas de la vida, sin dejar de mencionar que, si bien fueron hermanados por algunas circunstancias, la diversidad tambin priva en el abordaje de temas tratados por los autores incluidos en la fina antologa.
Quizs pueda decirse que coinciden en su apuesta contra su momento histrico, que apostaron contra la corriente histrico-social en la que se vieron sumergidos como en una tremenda vorgine, pues slo recordemos que a Mandelshtam, un poema le cost el destierro a los Urales, por no decir la vida, porque desde entonces nunca volvi a ver la fortuna. Y si revisamos las notas que la propia antologa contiene, cada uno de estos autores vivi situaciones de asilenciamientos inhumanos y vergonzosos para la historia, y que sin duda, paradjicamente, como lo apunta Jorge Bustamante, son el verdadero patrimonio espiritual del pueblo ruso. Paradoja, temible paradoja en la que debera aprenderse la historia, y no repetirla como es frecuente en nuestros pases de Latinoamrica: el desprecio, el ninguneo y la omisin del poeta como persona que se emplea en el conglomerado de las sociedades contemporneas. Pero ante esta generacin de poetas no tan populares en nuestra lengua he vivido una experiencia en la que confieso un apego a ese hlito desdichado que vivieron la mayora de los diez autores que pese a todo, fueron contra el mundo que les toc vivir, contra su historia y contra un rgimen que debe decirse los humill hasta hacerlos llegar al fondo de la ignominia, y que sin embargo, como sucede siempre, la obra conformara el mayor testimonio de aquel injusto equvoco de un rgimen de gobierno que Pacheco dixit no soport a sus poetas vivos. Para nuestra cultura remota para aquella donde habit la voz de Pasternak la poesa rusa no ha sido extraa, aunque s desconocida, y debemos atribuirlo a factores como las abismales diferencias y lejana entre los idiomas espaol y ruso, y a la enorme distancia que parece haber entre ambas. Sin embargo, desde nuestro contexto, en la poesa rusa y en especial la de este periodo que llaman edad de plata advierto una honda afinidad sangunea por la que circula un dolor muy parecido al nuestro, pese a que obviamente provienen de distintas razones y comparten diferente peso histrico. Noto al fondo de ambos caudales de la poesa que mucho puede decirnos Ana Ajmtova, y advierto que mucho puede Lpez Velarde hablarle a lectores de la lengua rusa en estos das. Aquella soledad de Ajmtova, puede tocarse en alguna de las aristas con la otra soledad de Concha Urquiza, para no ir tan lejos. Ahora que he ledo este libro percibo esa rara manera de sufrir, por un lado, desde las races plenas de la historia, como en los versos de Osip Mandelshtam, y por otro, desde los enigmas ms personalsimos como los de Lpez Velarde. Sufrir es universal y los poetas lo han escrito. En estos diez poetas enumerados en esta informada antologa, pese a que algunos de factura inscrita en la irona, puede notarse el estigma de la desdicha iluminada que a muchos les consigui la muerte. Y qu es la poesa sin el sufrimiento, sino unas cuantas palabras agrupadas para sonar en la armona del olvido? Triste y reveladora ser la gran poesa, honda y enraizada en las pequeas hecatombes de los hombres que por ella han entregado para su cultivo elevado, su vida entera. Y creo que los poetas recogidos en esta antologa fueron de esa cepa. LVARO CASTILLO GRANADA Y GUILLERMO MARTNEZ Diez poetas rusos del siglo XX Prlogo de Jorge Bustamante Garca, Trilce Editores, Colombia, 2003.
Ludmila Biriukova: todo estaba ah, en Siberia JORGE BUSTAMANTE GARCA Ludmila Biriukova naci en Alma-At, Kazajhastn, pero no conoci esa ciudad porque desde muy temprano regres con sus padres a Kchino, en los suburbios de Mosc. All descubri, todava nia, la imagen clida de las amapolas rojas y ese hallazgo le ayud a vivir, como ayuda a vivir un amigo secreto o la lectura atenta de los textos del I Ching. Su padre, un conversador infatigable que amaba el mar, estudi alta cocina, haca teatro, pintaba acuarela y al leo, y era ante todo un piloto especializado en pruebas de aviones, que acostumbraba en las noches leer a su hija los versos de Pushkin. Su madre, una bielorrusa de la regin de Gomel, amaba la tierra, los huertos de rboles frutales, los bosques y pronosticaba el tiempo en el aerdromo donde el padre realizaba ejercicios areos. Juntos armaron una buena biblioteca y procuraron dar a sus tres hijos una esmerada educacin. Los llevaban con sorprendente frecuencia al teatro, la pera, el ballet, les dieron formacin musical: Ludmila estudi piano y durante varios aos, en su niez y adolescencia, cant en un coro. Esta actividad, el canto, siempre le encant. Luego la familia se fue a vivir a Novosibirsk, en pleno corazn de Siberia, y all Ludmila cambi las clases de ballet por su fascinacin ante el misterio de las rocas y la belleza de los minerales: apenas a sus 13 aos particip en una verdadera expedicin geolgica en Jakasia, cerca de los ros Ob y Enisi, de cauces anchos y corrientes poderosas. Entre bosques de pinos y abedules devor la belleza silvestre de aquellos aos profundos y se equip de sueos y palabras para hacer frente, luego, al abismo. All, tal vez, prob los frutos jugosos de septiembre, que brotaran muchos aos despus en otra tierra suya, la de Puebla, tan amada como la de su infancia y su adolescencia siberianas: No pude evitar la bebida / embriagante bajo los sauces, / tambin prob del fruto jugoso de septiembre. / Las setas y las manzanas / se impregnaban de la infancia, / me confunda entre los brotes del ciruelo / () / Entonces ya soaba con las mesetas altas, / las hojas dulces, suelo de espinas, / diario de mi memoria siberiana. Todo est ah, en Siberia me dice Ludmila en una carta. Y al leer su nico libro de poemas hasta el momento, Adagio con una taza de t, publicado por Alforja y la Universidad Autnoma de Puebla, pienso que es cierto, que la poesa estaba ya ah, anidando en sus percepciones, en sus miradas, en sus silencios abrumadores. Czeslav Milosz ha dicho que la poesa slo se puede escribir en la lengua de la infancia, aunque se aprendan otras lenguas durante la vida. La poesa de Ludmila Biriukova es la negacin de esa sentencia miloszeana: aunque ya todo estaba ah, en Siberia, en la infancia, en la lengua rusa, todos los poemas de Adagio con una taza de t se fueron dando, pensando y escribiendo, de manera original, natural y espontnea, en nuestra lengua. Al leerlos en un castellano lmpido, gil, personal y sonoro, es imposible descubrir que se trata de poemas escritos por un autor cuya lengua de la infancia es muy lejana a la nuestra. Ese dominio de la lengua, esa frescura, esa naturalidad y ese espritu slo se pueden dar cuando la persona pertenece a un determinado mbito lingstico, en este caso el nuestro, y Ludmila pertenece a l con este libro excepcional que toca los resortes ms intrincados de nuestro ser. Los caminos de la poesa son inextricables y se puede llegar a ella por los rumbos ms misteriosos e inditos. La de Ludmila surgi de esta manera, a partir de Siberia porque todo estaba ah, pero cristaliz lentamente durante sus aos de mestizaje en Puebla, entre silencios prolongados, estepas y llanuras en la memoria desolada y un verdadero culto por los nuevos desafos de la palabra y la lengua: Un da decid despojarme de la ceniza / que
cubre a ms de una de las mujeres / dormidas. / Record que tambin surg del mestizaje / en la punta de una flecha atravesando las estepas, / siempre como un grano de arena / perdido en el horizonte, / un desafo al viento. Adagio con una taza de t es una forma de orar, una celebracin, un encuentro, una despedida, una invencin, una forma de mirar, de urdir los seres y las cosas que se agitan sin cesar en algn paraje extrao de la memoria. Caso inslito, Biriukova afirma que descubri tardamente a varios poetas de su pas, como Mandelshtam y Brodsky, a travs de traducciones al espaol, pues en sus tiempos de estudiante en Mosc esos autores estaban prohibidos. Ley, en cambio, a Pushkin, Lrmontov, Nekrsov, Titchev, Blok, Maiakovski, Esenin, Ajmtova, Tsvetieva, Pasternak, y la prosa de Gogol, Turguniev, Dostoievski, Lev Tolsti, Aleksei Tolsti, etc. La lectura de El maestro y Margarita de Mijail Biulgakov fue para ella reveladora por all hacia 1965, en Samizdat. En su juventud aprendi alemn y recuerda que recitaba a Heine, senta tristeza con Werther, lea a Schiller, Erich Ma. Remarque, a Bll. La influencia alemana fue importante en muchos otros aspectos: Beethoven, Kant, Alexander von Humboldt Y de los de nuestro entorno prefiere a Borges, a Vallejo, a Olga Orozco, a Enriqueta Ochoa, esta ltima por quien siente verdadera veneracin y quien la incluy en su Poesa de mujer. Antologa de poetas mexicanas del siglo XX (1999). Esta gegrafa de la Universidad Lomonsov de Mosc, con maestra y doctorado en la misma disciplina por la UNAM, vive en Puebla desde 1975 y es mexicana desde 1982. Pero yo presiento que lo fue desde siempre, aunque ella insista en afirmar que todo estaba ah, en Siberia. LUDMILA BIRIUKOVA Adagio con una taza de t Alforja, Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, Mxico, 2001.