Los Atributos Existenciales
Los Atributos Existenciales
Los Atributos Existenciales
Hoy en da existen ms de 100 enfoques psicoteraputicos. Vivimos tiempos de renacimiento de antiguas ideas, de comparaciones y de apertura a nuevas formas de pensamiento; de ah que el estudioso de la psicoterapia pueda sentirse confundido y avasallado por la gran cantidad de informacin existente que, adems, en muchas ocasiones se presenta como contradictoria. Los diferentes enfoques de psicoterapia se clasifican normalmente en 4 diferentes corrientes: psicoanaltica, cognitivo-conductual, existencial-humanista y transpersonal. En particular, los enfoques existencial-humanistas son los que me parecen ms atractivos, ya que pueden integrar la profundidad de los psicoanalticos sin caer en su determinismo pesimista, con la visin cientfica cognitivo-conductual sin llagar a la frialdad de la visin del ser humano como objeto de estudio, as como con la esperanza de los enfoques transpersonales sin caer en la vaguedad que en ocasiones los caracteriza. Sin embargo, considero que los planteamientos de la filosofa existencial no se encuentran del todo aprovechados por gran parte de los terapeutas de la corriente existencial-humanista y prestar mayor atencin a ellos puede potencializar el desarrollo profesional (y personal) de los terapeutas, as como el desarrollo personal de sus clientes. Dicha filosofa ofrece un marco de referencia que no slo sirve para reflexionar, sino que sirve de apoyo para vivir de una manera ms completa, autntica y plena. De esta manera, podemos aprovechar an ms nuestras bases filosficas para acompaar a los pacientes de forma ms efectiva a atravesar las crisis cotidianas. Uno de los objetivos del presente artculo es proporcionar un primer acercamiento a algunos de los planteamientos de este enfoque filosfico que a menudo se presenta como oscuro y difcil, para facilitar su comprensin y aprovechamiento en la prctica clnica cotidiana. Rollo May define al existencialismo como: ... el intento de comprender al ser humano sin caer en la tradicional escisin entre el objeto y el sujeto... (Yalom, 1984; pg. 37). Adems, todo enfoque existencial, utiliza la metodologa fenomenolgica, esto es: el entrar en la experiencia del cliente haciendo a un lado conceptos, marcos tericos o supuestos previos que distorsionen la comprensin directa de los fenmenos. Como lo expres Binswanger: No existe un solo espacio, ni un solo tiempo, sino tantos espacios y tiempos como sujetos (ibid, pg. 30). Yalom por su parte comenta: Los terapeutas existenciales han insistido siempre en que debe intentarse la comprensin del mundo privado del paciente antes que concentrarse en las desviaciones que ste presenta con respecto a las normas (ibid, pg. 37). Desde la perspectiva existencial, la exploracin profunda significa, ms que una exploracin del pasado, el intento de eliminar las preocupaciones cotidianas para centrarse slo en la propia situacin existencial; es por ello que lo nico que nos interesa del pasado es aquello que sigue siendo presente... No se trata de pensar en el proceso a travs del cual llegamos a ser como somos, sino en cmo somos. El pasado, es decir, lo que recordamos de l, importa slo en la medida en que forma parte de nuestra existencia actual y ha influido en nuestra manera de enfrentarnos, en el momento presente, a nuestras preocupaciones esenciales... el enfoque hace hincapi en la conciencia, la inmediatez y la eleccin. (Yalom, 1984; pg. 22 y 147. Los subrayados son mos.) Es comn considerar que la psicologa humanista y la psicologa existencial son tradiciones similares (podramos decir que son parientes), sin embargo, son diferentes en el acento que ponen sobre diferentes aspectos del ser humano. Mientras que la corriente humanista (desarrollada principalmente en EUA con Maslow, Rogers, Allport, etc.) enfatiza el desarrollo de las potencialidades, la satisfaccin de las necesidades y la autorrealizacin; la postura existencial (herencia del pensamiento europeo de posguerra con representantes como Frankl, Binswanger, May, etc.) da importancia a ciertos aspectos de la existencia que, aunque confrontantes y generadores de angustia, son reales. 1
Polster (1990) menciona la importancia de la filosofa existencial: El existencialismo... hizo que todos aprendiramos a respetar ms la importancia de los problemas cotidianos de la vida... ignorar o negar estos problemas crea una seguridad selectiva, pero costosa, que se paga en despersonalizacin, violencia desatinada y explosiva, y vida de segunda mano... aunque los existencialistas ofrecen poco en materia de prescripciones prcticas, sus conceptos... han estimulado la inventiva teraputica aplicada a dar sustancia a estas finalidades, que de lo contrario seguiran siendo abstractas (Polster, 1990; pg. 296). Este es precisamente el principal objetivo del presente ensayo: brindar una aproximacin clara a los atributos de la existencia sealados por dichos filsofos para promover la creatividad e inventiva, por parte de cualquier terapeuta de la corriente humanista-existencial, a partir de los mismos. De esta forma aprovechar en mayor medida el potencial teraputico que se presenta en las distintas crisis que las personas atraviesan. Para entender dichos planteamientos es necesario conocer -y comprender- a lo que se refiere el trmino: EXISTENCIA. Para definir EXISTENCIA desde la postura existencial, tenemos que recurrir a la fenomenologa. En la postura fenomenolgica-existencial, SER HUMANO significa existir, un existir como ser-en-el-mundo (con guiones para resaltar la unidad indivisible). Los existencialistas usan el trmino DASEIN para describir la existencia, se refiere a un ser ah da = ah; sein = ser (Boss, 1963, en Villanueva, 1985; Heidegger, 1980, en Saldanha, 1993). En trminos gestlticos: una figura que es inseparable del fondo. El sujeto que es el hombre, sencillamente no aparece sin estar implicado en el mundo (Luypen, 1967; pg.26). Psicolgicamente, el ser y su mundo son inseparables. (Villanueva, 1985; pg. 15). May lo expresa claramente: Dasein indica que el hombre es el ser que es ah e implica tambin que tiene un ah en el sentido de que puede conocer y puede tomar una postura en relacin a ese hecho. El <ah> es, ms an, no slo cualquier lugar, sino el <ah> particular que es mo, el punto particular en tiempo y espacio de mi existencia en este momento dado. (May, 1977; pg. 41). Existir, en estos trminos, implica darme cuenta de que soy, es estar consciente de que se es; esto significa que si yo no me percato de m mismo, fenomenolgicamente no soy. La mesa, por ejemplo, no tiene consciencia de que existe, por lo tanto la mesa ante s misma no existe. Es decir, la existencia desde el punto de vista fenomenolgico ES consciencia (con sc para diferenciarlo de la conciencia o estado de vigilia, que es un estado de la mente. Con relacin a la existencia, me refiero a la capacidad de la mente humana de darse cuenta inclusive de su propio darse cuenta, implica la posibilidad de desdoblarse en observado y observador). En la medida en que me doy cuenta de que existo, soy. Ser, existir y consciencia pueden considerarse sinnimos. Como no es posible percatarnos de nuestro yo sin diferenciarlo del noyo, la consciencia, es decir, la existencia fenomenolgica, slo surge al contrastarnos con el medio del cual somos inseparables (del mismo modo que la figura surge al contrastarla con el fondo): ser-en-el-mundo = Dasein. Si el ser humano no fuera consciente de su propia existencia, formara una parte indiferenciada de la naturaleza, como el rbol o la nube... l como individuo ni siquiera sera, ni podra existir su realidad... para ser, en el sentido existencial-fenomenolgico, es necesario estar consciente... El ser es porque se da cuenta de que es. (Villanueva, 1985; pg. 167, 168). Sin embargo, el ser humano no nace dndose cuenta de su Dasein, de su ser-en-el-mundo, sino que se va dando cuenta de su propia existencia paulatinamente y conforme madura psicolgicamente; adems es un proceso que una vez que inicia, nunca termina. Dicho proceso ha sido llamado despertar existencial. Durante las primeras etapas de vida, dado el limitado desarrollo cognoscitivo, un individuo suele nicamente tener una idea vaga de su propia existencia y sus atributos existenciales. Es verdad que sufre la angustia de la separacin, que puede tener miedo a los extraos, temor al castigo, ansiedad por ser nio malo o nio feo, miedo a perder el cario de sus padres, a ser incapaz de hacer frente a las dificultades que le plantee su medio, ya sea en la sociedad o en la escuela, etc. Sin embargo, rara vez un nio puede sentir asombro de su propia existencia y quedar maravillado ante el simple hecho de que es. Para poder 2
tener una experiencia de este tipo, la experiencia de Yo Soy (May, 1977) se necesitan procesos cognoscitivos ms desarrollados, abstractos y complejos. Normalmente una persona no podr darse cuenta de s mismo y de lo que ser ah implica si no ha alcanzado la etapa de operaciones formales que describe Piaget (Piaget, 1988). Durante la infancia, la niez y la preadolescencia, es posible que la persona reconozca y se identifique con su cuerpo, nombre, familia, cualidades positivas y negativas, posesiones, sueos, atributos y capacidades (Allport, 1961 en Villanueva 1985), pero an no est capacitado para darse cuenta de que l es ms que todo eso, de que su ser trasciende cualquier caracterstica que le atribuya; de que l simplemente es. No obstante, desde la adolescencia, al obtener la maduracin cognoscitiva el individuo tiene la capacidad de experimentarse a s mismo en una forma completamente nueva y diferente; de cuestionarse, por vez primera, seriamente sobre su propia vida y de descubrir su propio camino. Ese proceso en que el ser humano se da cuenta plenamente de su propia existencia es a lo que llamamos despertar existencial. (Villanueva, 1985). Como vemos, el despertar existencial es muy importante para el ser humano, ya que a travs de l puede darse cuenta de su personalidad, las caractersticas de su vida, etc. Es decir, gracias a este proceso puede darse cuenta del QUE en su vida. Por otra parte, tambin puede empezar a darse cuenta plenamente de la(s) manera(s) en que l mismo contribuye o promueve la aparicin de diversos factores en su vida, tanto los que le parecen positivos como los que valora como negativos; en otras palabras, puede descubrir el CMO de su propia vida y por consiguiente, adoptar una postura al respecto. Esto slo puede realizarse en el aqu y ahora. Para la terapia existencial en general, el nfasis en el aqu y ahora es importante: Lo primero que se necesita para un tratamiento constructivo del tiempo es aprender a vivir en la realidad del momento presente, ya que, psicolgicamente hablando, este momento presente es todo lo que tenemos. (May, 1974; pg. 238) Por ltimo, adquiere la posibilidad de percatarse de lo que busca, sus motivaciones y objetivos, sus metas, creencias, etc., esto quiere decir que el despertar existencial le da la posibilidad de asumir una postura ante su existencia: el PARA QUE de su vida. Ahora bien, cules son los atributos existenciales?; cules son las caractersticas de la existencia que se hacen conscientes por medio del despertar existencial? Los atributos existenciales son las cualidades del ser, las caractersticas de la existencia entendida fenomenolgicamente que estn presentes en la condicin de ser-en-el-mundo. Dichos atributos pueden ser de gran utilidad para generar experimentos y estrategias de intervencin de acuerdo a la creatividad de cada terapeuta. Para los fines del presente escrito los presento divididos fundamentalmente en cinco: PRIMER ATRIBUTO EXISTENCIAL: LA FINITUD (o LA MUERTE). Para empezar, si puedo darme cuenta de que existo, entonces tambin puedo darme cuenta de que puedo dejar de ser o de existir en cualquier momento. De hecho, percatarse de la existencia necesariamente va acompaado de la consciencia de que es posible dejar de existir. Como ya se mencion, el yo slo puede conocerse por contraste con el no-yo. Slo hace falta que pongamos las noticias en el televisor o en la radio, o que abramos cualquier peridico, para darnos cuenta de que la muerte nos rodea por todos lados y, lo ms aterrador de esto es que, en realidad no sabemos cuando llegar el momento para cada uno de nosotros, cuando ser nuestro ltimo da: en 10 aos, en 2, en 6 meses, maana, hoy... . Independientemente de la edad que tengamos, de nuestro estado de salud, etc. cotidianamente, an sin darnos cuenta, estamos expuestos a un sinnmero de factores que amenazan nuestra existencia. El primer atributo existencial es nuestra primera fuente de angustia: la finitud, fragilidad, extincin, la muerte. Uno de los conflictos existenciales bsicos es la tensin que se crea entre la conciencia de la inevitabilidad de la muerte y el deseo de continuar siendo. (Yalom, 1984; pg. 19). Este atributo est presente en la psicoterapia en el trabajo con las prdidas, despedidas, finales (inclusive el final del proceso psicoteraputico), en las experiencias cercanas a la muerte, e incluso en algunos aspectos que parecen ms sutiles como el insomnio y otros temores. En mi prctica he podido percatarme de que este atributo est ms presente de lo que nos imaginamos; influye y afecta en momentos que parecen no tener ninguna relacin, por ejemplo: hiperactividad sexual compulsiva, excesivos cuidados a los peligros citadinos, el miedo al triunfo y al placer e incluso, por paradjico que parezca, el miedo a la vida. Como lo nico que nos asegura que vamos a morir es el hecho de estar vivos (solo muere aquello que tiene vida), algunas personas, a nivel inconsciente o 3
semiconsciente, evitan vivir en plenitud con tal de promover la fantasa de que alejan de s la posibilidad de la muerte. Yalom menciona que incluso el miedo a la muerte puede provocar suicidios: tengo tanto miedo a la muerte que prefiero suicidarme... es una conducta activa que le permite a uno controlar aquello que lo controla a uno (ob. cit. pg. 153-154). Es tambin comn encontrar este atributo en la necesidad compulsiva por tener el control o por evitar la prdida del mismo, ya que la finitud nos confronta con el poco control que tenemos sobre nuestra vida y la de otros. A su vez, existen personas que no se permiten disfrutar de momentos placenteros, cualesquiera que stos sean, por el temor a sufrir la prdida, o por evitar el dolor de que el momento agradable termine. Este es otro ejemplo de cmo la angustia de muerte est presente en multitud de circunstancias de la vida, ya que a lo largo de nuestra existencia se nos presentan muchas muertes, y no slo me refiero a la muerte de los seres queridos sino a esas pequeas muertes que se presentan en la finalizacin de ciclos, como terminar la universidad, la transicin de nio a adolescente, el final de una relacin de pareja importante, un viaje, un cambio de residencia, etctera. Este miedo surge de manera importante ante la prdida de un ser querido, ya que al dolor de la prdida se le suma el recordatorio de que algn da t tambin morirs. Ahora bien, el reflexionar sobre estos temas y hacerlos una metaestrategia teraputica nos ayuda a tener ms herramientas para realizar un pautamiento apropiado, una mayor empata y una va para generar experimentos; puede parecer morboso ms no lo es, aunque el hecho fsico de la muerte destruye al individuo, la idea de la misma sirve para salvarle (Yalom, 1980; pag. 48). Utilizo la palabra metaestrategia para marcar el aspecto de que es un marco terico que sirve para generar ms estrategias. Eckhart expresa la misma idea: ...verdaderamente, es en la obscuridad donde uno encuentra la luz, as que cuando nos encontramos sumidos en la pena, esta luz es la que ms cerca est de nosotros (Borisenko, 1995; pag. 101) Recordemos que el ideograma chino que representa la palabra crisis est formado por dos palabras: peligro y oportunidad. Esto es aplicable a todos los atributos existenciales, pero en especial al hecho de la muerte, ya que a lo largo de la historia se ha tendido a reprimir y negar: La represin fundamental no es el sexo, sino la muerte. La muerte es el ltimo y principal tab... El crecimiento espiritual corre parejo a la aceptacin de la muerte... La negacin de la muerte es equiparable a la negacin de Dios... Los filsofos existencialistas han sealado de mltiples maneras cmo esta negacin de la muerte desemboca en que nuestra vida resulta mucho menos vital y activa... negar la muerte es tambin negar la vida. Cuando nos asusta la muerte vivimos de manera extremadamente cautelosa y preocupada ante la posibilidad de que algo pueda sucedernos. As que, cuanto ms tememos a la muerte, ms tememos a la vida y por lo tanto, menos vivimos (Wilber, 1995; pag. 84-85). Este escrito de Wilber corrobora la importancia del trabajo cara a cara con la temtica de la muerte. La negacin ha estado presente desde tiempos muy remotos. El Bhagavad Gita presenta un dilogo interesante en donde Arjuna le pregunta a Krishna: -qu es lo ms asombroso del mundo?, a lo que Krishna responde: lo ms asombroso del mundo es que las personas puedan ver seres humanos muriendo por todos lados y creer que eso no les va a ocurrir a ellas (citado por Blaschke, s/fecha; pag. 13) Otto Rank comenta que El neurtico es el que ha rehusado el prstamo (la vida) para no tener que pagar el precio (la muerte) (Yalom, 1984; pag. 141). Es importante tener en cuenta que el temor o angustia ante la muerte rara vez aparece, en la clnica, tal cual, es por ello que como terapeutas tenemos que estar atentos a las manifestaciones indirectas del mismo, ya que puede ayudarnos a aumentar enormemente la potencia de nuestra intervencin. Es comn, que por medio de un ajuste creativo (concepto crucial en la teora gestltica), la persona desarrolle todo un sistema defensivo para protegerse de dicha angustia, lo cual no necesariamente es disfuncional. Lo importante es sealar el impulso positivo que puede brindar el contemplar la muerte como una parte de la vida: la incorporacin de la muerte a la vida enriquece a sta y permite a los individuos liberarse de trivialidades sofocantes, vivir de una manera ms intencional y autntica. La conciencia plena de la muerte provoca a veces un cambio radical en la persona (Yalom, 1984; pag. 77). Treya Killam Wilber lo expresa de acuerdo a su experiencia personal con el cncer: El hecho de no poder seguir ignorando la muerte me hace prestar ms atencin a la vida (Wilber, 1995; pag. 85).
Incluso es conveniente aprovechar las experiencias cercanas a la muerte en este contexto. Existen varias investigaciones que muestran como este tipo de experiencias pueden servir como catalizador para una vida ms plena y para avances psicoteraputicos importantes (Yalom, 1984). Si nos damos cuenta de que en cualquier momento podemos optar por quitarnos la vida, tambin podemos percatarnos de cmo estamos eligiendo vivir y hacer consciente nuestra eleccin: Es dudoso que alguien pueda realmente empezar a vivir, es decir a afirmar y elegir su propia existencia sin haber enfrentado primero con franqueza el hecho terrible de que podra borrar su existencia pero elige no hacerlo. En cuanto que uno es libre para morir, tambin lo es para vivir... . En la medida en que hemos podido escoger morir y no lo hicimos, cada uno de los actos a partir de ah ha sido posible en cierta medida a causa de una eleccin. Cada acto tiene entonces su componente especial de libertad... . Cuando se ha elegido conscientemente vivir, ocurren dos cosas. Primera, la responsabilidad por uno mismo adquiere un nuevo significado. Se acepta la responsabilidad por la propia vida no como algo que se ha recibido como carga, como algo agobiador, sino como algo que se ha elegido... . La otra cosa que ocurre es que la disciplina exterior se convierte en autodisciplina. (May, 1974; pgs: 154, 156-157) Despus de lo dicho hasta ahora, ojal sepamos aprovechar el potencial teraputico de la muerte sin depender de circunstancias fortuitas o de la presencia de alguna enfermedad terminal. Es por ello que parte de nuestra labor teraputica es estar muy atentos a cualquier circunstancia que nos hable, directa o indirectamente, del miedo a la muerte, de este modo, podemos retomarlo y concentrarnos de lleno en la pregunta fundamental: qu es lo que hace que esta persona VIVA?; incluso podemos preguntar directamente: qu te hace vivir?, ests realmente vivo/a?, pierdes el tiempo soando con un futuro inexistente o con un pasado lejano? La muerte se presenta como un hecho inevitable, no slo para el cliente, sino tambin para el terapeuta; el reconocimiento abierto y franco de este temor fundamental abre la posibilidad de reconocer y apreciar lo que s existe y s est presente en el momento actual. La confrontacin con la muerte nos lleva directamente a la vivencia en el nico momento existente: el aqu y el ahora. Obviamente, para poder trabajar directa y honestamente con los diferentes atributos existenciales, es necesario que el terapeuta los haya trabajado personalmente y que est dispuesto a seguir hacindolo como parte de su proceso de desarrollo. La confrontacin con los atributos existenciales no es un asunto de una vez por todas, ms bien, es un reconocimiento y elaboracin constante. SEGUNDO ATRIBUTO EXISTENCIAL: LA LIBERTAD. El hecho de la muerte nos confronta con otra realidad: ya que me voy a morir, y desconozco el momento en que me llegue la hora, tengo que decidir el rumbo que de a mi existencia, elegir cmo voy a vivir mi vida, y por ms que busque, no existe una estructura externa que en verdad pueda asegurarme cual es la mejor opcin. Este es el segundo atributo existencial: la libertad. Cuando hablo de libertad no me refiero al concepto que nos vende el cine o a ilusiones romnticas suscitadas por la estatua de Nueva York; sino a la facultad que a ratos no quisiramos tener, ya que nos enfrenta con el hecho de tener que realizar elecciones a lo largo de nuestra vida, elecciones como: a qu me quiero dedicar el resto de mi vida?; es esta la pareja con quien quiero compartir mi vida?, etc. y muchas otras decisiones que quisiramos que otros tomaran por nosotros. En su defecto, quisiramos consejo de un manual titulado: Qu hacer en situaciones difciles, o simplemente poder pasar sin decidir. Sin embargo, esto es imposible, ya que an en la noeleccin hay una eleccin, la de ceder la decisin a otro o al destino. Esta es la libertad existencial. Fromm le dedic varios estudios en El miedo a la libertad (1974) en donde describe varias de las estrategias que los seres humanos utilizamos para escapar de la prisin de la libertad: conformismo autnomo, es decir, perderse en la masa o confluencia, actitudes destructivas o autodestructivas y el aislamiento. No me refiero a la libertad de... , ya que no estamos libres de gran nmero de factores que nos influyen, sino a la libertad para... para elegir nuestra actitud ante estos factores y el camino que hemos de seguir ante ellos: Es indudable que la libertad para elegir est limitada, como todo lo humano, por factores biolgicos, socioculturales, econmicos, polticos y psicolgicos; no obstante, dentro de sus limitaciones, cada individuo debe elegir su rumbo (Villanueva, 1988; pg. 27).
La libertad es la capacidad del hombre para hacerse cargo de su propio desarrollo. Es nuestra posibilidad de formarnos a nosotros mismos... . la conciencia de s mismo nos da el poder de permanecer fuera de la rgida cadena de estmulo respuesta... . (May, 1974; pgs: 146, 147) Este atributo se presenta con cada una de las elecciones de la vida, por lo tanto, est presente de manera constante en el espacio teraputico. Es importante no dejarlo pasar, ayudar a nuestros clientes a que se den cuenta de las elecciones que ya estn realizando, que de verdad estn todos los das frente a nuevas decisiones que pueden tomar de manera consciente o inconsciente (una decisin ms) y que no hay manera de dejar de decidir. As, promoveremos que hagan un mejor y mayor uso de su libertad, lo que en definitiva los llevar a un modo de vida ms autntico. En la prctica me he topado con personas que eligen ceder sus decisiones en manos de otros, que las proyectan en los dems, que se distraen o hacen cualquier otra cosa postergando indefinidamente la toma de decisiones, o que no permiten la emergencia de nuevas figuras para as no tener que decidir. El trabajo indicado sera promover el darse cuenta sobre el cmo ya est eligiendo, y como elige no elegir. Para May (1988), la tarea de la terapia es hacer a la gente libre, esto incluye poder acompaarla hasta el momento a que pueda optar consciente, responsable y por s misma ante las diversas circunstancias de su vida. Esta libertad de la que estamos hablando no implica la ausencia de restricciones... son precisamente dichas restricciones las que nos llevan a optar y a no poder dejar de hacerlo. Metafsicamente, la libertad en su esencia implica la aceptacin de las cadenas que toca llevar y por las que ests ajustado y de la armadura con la que t empujas las cosas hacia un fin escogido y evaluado por t mismo, no impuesto. No es, y nunca puede ser la libertad, la ausencia total de restricciones, de obligaciones, de ley y deber. (Minkowski, citado por May, 1988; pag. 79) Es importante ayudar a que nuestro cliente se percate de cmo l mismo ha decidido seguir viviendo su vida como hasta ahora, y que l -y solo l- puede optar por una eleccin diferente. TERCER ATRIBUTO EXISTENCIAL: LA RESPONSABILIDAD. A este conflicto entre la falta de base y el deseo de encontrar una estructura podemos agregarle que: si tengo que decidir pues mi vida me pertenece, entonces tengo que responder a ella, soy responsable de lo que decida y de lo que deje en manos de otros o del destino. Este es el tercer atributo de la existencia: la responsabilidad. Y no es la responsabilidad de la que nos hablan nuestros padres y abuelos: no seas irresponsable, haz tu tarea!; o qu persona tan responsable, nunca ha faltado al trabajo!. Esta es una responsabilidad entendida como la habilidad para responder, respons-habilidad; es decir, es ineludible, no podemos dejar de ser responsables en ningn momento, somos responsables de todo aquello que hagamos o dejemos de hacer. Sea lo que sea que haga, l lo hace(refirindose al cliente). Est optando, y una de las funciones del terapeuta es hacer que se percate de sus decisiones, ayudarlo a darse cuenta de que l est optando es decir, que l es responsable (Naranjo, 1990; pag. 84). Slo yo puedo moverme a mi mismo, pensar por m, sentir por m, vivir por m. El corolario de sto es: yo no puedo moverte, pensar por ti, sentir por ti, o vivir por ti. Yo soy yo y t eres t. (Smith, 1997; pg. 15). Al reconocerme como responsable, me hago consciente de que estoy creando mi propio destino y en algunos casos mi sufrimiento. Reconozco como propios mi cuerpo, sentimientos, deseos, necesidades, impulsos y pensamientos; no es posible seguir culpando a los dems, ni a mi pasado, ni a mi inconsciente. Responsabilidad significa simplemente el estar dispuesto a decir yo soy yo y tambin yo soy lo que soy (Perls, 1994; pg. 77). La responsabilidad se presenta con el darse cuenta de la situacin existencial y la consiguiente puesta en juego de la decisin de hacer algo diferente o continuar como hasta el momento. Es importante tener una buena observacin de cmo se manifiesta y desarrolla este atributo dentro del proceso psicoteraputico, no slo en cuanto a promover el darse cuenta del mismo, sino tambin en estar atentos para no cargar con responsabilidades que no nos tocan. El que tiene que crecer es el cliente y slo lo puede hacer por l mismo, nosotros slo estamos para facilitar su proceso. De tal manera que ante la demanda de respuestas o soluciones, siempre podemos preguntarle al cliente: T qu quieres hacer?. CUARTO ATRIBUTO EXISTENCIAL: LA SOLEDAD. 6
El ser humano es individual, nadie puede morir por m, ni decidir por m, ni tampoco ser responsable por m; aquello que me hace ser nico e irrepetible, que me hace ser un individuo, al mismo tiempo me asla y me separa. Aunque aparentemente podamos coincidir en el significado de cierta experiencia o estmulo con otro(s), en el interior de cada uno la experiencia es nica, privada, individual e irrepetible. Nunca nadie ha visto ni ver el mundo y la vida exactamente de la misma manera como yo la veo. El hecho que en todo el mundo no exista una persona exactamente igual a m, me separa de los dems. En nuestra unicidad estamos solos. As tenemos el cuarto atributo existencial: la soledad. No se trata de la soledad interpersonal que se refiere al aislamiento de otros individuos, ni tampoco a la soledad intrapersonal que tiene que ver con la separacin entre la persona y su organismo autnomo, es decir para consigo misma (Rogers, 1989). Se trata de una soledad ms intima y profunda: existencial. La individualidad del hombre tiene como precio la soledad. Las experiencias y vivencias de cada ser humano son nicamente suyas y nadie puede realmente comprenderlas como l; cada uno nace solo, vive solo y muere solo: todo ser humano es solo. (Villanueva, 1985; pg. 17). Este atributo puede presentarse por s mismo, o a travs de la soledad interpersonal, o al darse cuenta de alguno de los otros atributos. Incluso, podemos observar que en ocasiones muchas relaciones interpersonales se generan no por el inters de compartir, sino como un paliativo de la sensacin de soledad: Sin lugar a dudas, la gente de todas las pocas ha tenido miedo a la soledad y ha tratado de escapar a ella. (May, 1974; pg.: 29) Cuando un cliente accede a travs de la experiencia cotidiana o de algn experimento teraputico a este atributo, y la sensacin y el sentimiento de soledad son retomados por el terapeuta como un factor existencial ineludible, la persona generalmente se abre a tener un encuentro ms genuino y profundo con el mismo terapeuta y con otras personas de su vida. Paradjicamente, la aceptacin de la soledad existencial nos acerca de una manera ms real e intima al contacto profundo con los otros. Y parece que slo de esta manera, a travs del verdadero encuentro con otro ser humano, el dolor de la soledad existencial se vuelve llevadero, ya que estamos juntos en nuestra soledad. Un aspecto importante a trabajar cuando nos topamos con este atributo, es averiguar cules son las ideas que acompaan al sentimiento de soledad. La soledad es real, ms el conflicto se acrecienta con todo lo que creo que sta significa. Por ejemplo, hay personas que al comenzar a experimentar su soledad se dicen que lo que pasa es que no son suficiente, que nadie las quiere, que no son dignas de recibir amor, etc. lo que viene a complicar el asunto, hacindolo muy difcil de sobrellevar. Lo importante es aclarar que hasta cierto punto, estamos y estaremos solos, y que el resto son generalmente introyectos aprendidos desde la infancia. ...Sentirse solo es estar solo ms exagerarlo diciendo unas cuantas pavadas (Perls citado por Enright, 1993; pg. 33) Enright (1993) menciona un ejemplo sobre la experiencia del dolor. Dos nios se caen y se lastiman la rodilla. El primero comienza a llorar mientras su madre lo levanta para consolarlo; el segundo comienza a llorar y al darse cuenta que sus hermanos continan jugando, se levanta y sigue con el juego. Adentrmonos en la experiencia interna de cada nio: es probable que el primero haya dicho uff, cmo duele; veo que mi mam me carga y me acaricia, seguro me quiere, seguir llorando para que me siga acariciando. El segundo pudo haber pensado, uff, cmo duele; a mis hermanos les importa un rbano, y si sigo llorando me sacarn del juego por llorn... s me duele, pero bueno, psenme la pelota. La sensacin de dolor puede ser la misma, ms cada uno la experimenta diferente de acuerdo a las ideas que la acompaan. Con la soledad ocurre algo similar: aunque el sentimiento de soledad existencial puede ser el mismo, la manera de experimentarlo es influida por las ideas concomitantes y el ambiente en el que se encuentra. Por otra parte, el reconocimiento de esta soledad existencial, es un requisito indispensable para una plena experiencia de intimidad. Si no me reconozco solo y, por tanto, nico e irrepetible, voy por la vida esperando que los otros reaccionen de forma similar a mi ante los mismos estmulos. Espero que ran de lo mismo que yo ro, que lloren ante lo que a mi me hace llorar, que sientan ira y rabia ante lo que me encoleriza. Sin embargo, si la otra persona se siente triste ante lo que a mi me alegra o viceversa, lo ms probable es que me moleste por su reaccin y considere que uno de los dos debe estar mal. De esta forma en lugar de relacionarme con otros, voy esperando relacionarme con extensiones de mi mismo, fotocopias de mi ser que si no son fieles, las considero defectuosas. La nica posibilidad de relacin autntica se da si soy capaz de abrirme a las diferencias. Reconociendo que el otro es como tal, otro, y por tanto tiene su propia manera de ver y entender la vida, puedo relacionarme
efectivamente con l o ella. Es entonces cuando puedo acercarme y compartir nuestras distintas formas de experimentar la realidad y, por consiguiente, estar disponible para una relacin de intimidad. La intimidad del encuentro interpersonal, incluyendo al verdadero encuentro entre cliente y terapeuta, se da desde la aceptacin de que t ests solo, y yo estoy solo... acompamonos juntos. QUINTO ATRIBUTO EXISTENCIAL: ABSURDO (o LA AUSENCIA DE UN SENTIDO VITAL) Una vez que me doy cuenta de que no puedo escapar de la muerte, de que no puedo renunciar a mi libertad ni a m responsabilidad, y de que adems estoy solo, comienzo a preguntarme: entonces... para qu sirve la vida? ; qu sentido tiene todo este asunto del vivir?. Al hacernos estas preguntas nos encontramos con un gran vaco por respuesta. No existe un sentido dado previamente para la existencia, al menos no uno que podamos conocer sin que implique fe en algn precepto religioso, con excepcin quiz de que este sentido aparezca en una experiencia mistico-religiosa en la cual la respuesta puede llegar acompaada de una sensacin de certeza. Lamentablemente sabemos que este tipo de experiencias no son del todo comunes para la gran mayora de la gente. La nica respuesta que podemos tener es que la vida no tiene un sentido per se; cada uno de nosotros necesita otorgarle un sentido a su vida, construir un sentido a cada momento de su existencia. Surge el quinto atributo existencial: la carencia de un sentido dado de la vida, o el absurdo. La existencia no tiene una meta. Es simplemente un viaje... La vida sucede y nosotros nos vemos lanzados a ella; no requiere ninguna razn ni justificacin (Bhagwan Shree Rajneesh citado por Yalom, 1984; pg. 561). El sin-sentido suele estar presente en una gran cantidad de nuestros clientes y se presenta como tema de sesin o desplazado en apata, flojera, falta de motivacin, cansancio, depresin, etctera. El hombre, captndose a s mismo, se da cuenta de su impotencia y las limitaciones de su existencia. Vislumbra su propio fin: la muerte... Est solo en tanto cuanto es una entidad nica, no idntica a nadie ms y consciente de su yo como entidad separada... La vida del hombre no puede ser vivida repitiendo los patrones de su especie; l la debe vivir... Debe dar cuenta a s mismo, de s mismo y del significado de su existencia. (Fromm, 1947; pgs. 53-56) Frankl (1990, 1991), dedic gran parte de su vida a estudiar lo que l consider la principal neurosis de nuestro tiempo: la neurosis nogena, es decir, aquella que surge de la frustracin existencial por no encontrarle un sentido a la vida. Tambin describe como el vaco existencial, resultante del fracaso en encontrar un sentido, puede adoptar diferentes formas y presentarse incluso con una sintomatologa de una neurosis clsica al estilo freudiano. En ello basa su postura: la Logoterapia. A Frankl le gustaba citar a Nietzsche: quien tiene un porqu para vivir, encontrar casi siempre el cmo, frase que pudo comprobar en carne propia con su experiencia en un campo de concentracin nazi durante la segunda guerra mundial. El imperativo categrico de la logoterapia es, a mi parecer, una buena recomendacin que nos confronta con los cinco atributos existenciales. En palabras de Frankl: Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ests a punto de obrar. Me parece a m que no hay nada ms que pueda estimular el sentido humano de la responsabilidad que esta mxima que invita a imaginar, en primer lugar, que el presente ya es pasado y, en segundo lugar, que se puede modificar y corregir ese pasado: este precepto enfrenta al hombre con la finitud de la vida, as como con la finalidad de la que cree de s mismo y de su vida. (Frankl, 1991; pag. 108). En resumen, cuando un ser despierta a s mismo, a su existencia, cuando fenomenolgicamente existe, se enfrenta con los cinco Atributos Existenciales mencionados, es decir que puede reconocer: Soy mortal e indescriptiblemente frgil, dbil, limitado y desamparado. Soy un punto invisible en un pequeo planeta, en el que slo alcanzar a dar un nmero insignificante e incierto de vueltas diminutas alrededor de una estrella enana perdida entre ms de cien mil millones de estrellas, que forman una de las cien mil millones de galaxias que flotan en la inmensidad del espacio girando en la eternidad del tiempo. Mi vida es frgil y efmera y s que puedo perderla sin el menor aviso; estoy condenado a muerte y s con absoluta certeza que mi condena se cumplir. Esta mano tibia y flexible que hoy detiene con firmeza un papel o un 8
libro, un da estar tiesa y helada; no me cabe la menor duda. Ignoro cundo morir, pero que tendr que pasar por esa puerta, eso no est en tela de juicio. Morir y el mundo seguir girando como hasta ahora, los nios jugando y los enamorados tomndose de la mano. Soy insignificante, pero paradjicamente soy nico e irrepetible; soy el ser ms importante que ha existido y existir en la historia del universo entero para m. Soy grandioso y lleno de riquezas nuevas e inigualables. Y precisamente por ser nico e irrepetible, por ser individual, estoy solo en la inmensidad del espacio de la vida. Mi mundo es mi mundo y jams alguien lo ha visto ni lo vera como yo, ni podr entenderlo como yo lo hago, ni sentirlo como yo lo siento. Estoy separado del resto de la creacin por mi individualidad, pero paradjicamente soy parte integral de ella. Soy parte del universo y mi presencia hace una diferencia, por mnima que sta sea. Mi vida es mi vida y precisamente por eso soy responsable del sentido que d a mi existencia. Los caminos que tome sern mis caminos y slo yo podr responder por haberlos elegido, pero, paradjicamente, soy tan limitado que mi existencia est influida por un sinnmero de factores incontrolables, impredecibles e incomprensibles. Y es precisamente por ello que tengo que elegir y soy libre. Mi vida no es ms que ma, y soy responsable por ella justamente porque puedo elegir el curso que d a mi existencia sobre este mar de corrientes inciertas: soy libre para dar un significado a mi existencia o destruir mi vida sobre esta tierra, enriquecerla o destrozarla, pero, paradjicamente, no puedo renunciar a mi libertad: soy esclavo de ella. (Villanueva, 1985; pg. 16). Ahora bien, los cinco atributos existenciales son todos manifestaciones de la existencia; ninguno es ms importante que otro ya que, en realidad, cada uno se presenta a travs del otro; por ejemplo: la cercana de la muerte nos confronta con nuestra soledad, con la libertad de asumir una postura ante ella y la concomitante responsabilidad, as como con el sentido de nuestra existencia... mi soledad me seala mi fragilidad y por lo tanto la posibilidad de mi muerte, lo que me hace tener que hacer uso de mi libertad para tomar una actitud al respecto y de manera responsable, no sin antes haberme cuestionado por el sentido de todo esto; etctera. Porque soy individual y solo, soy frgil, responsable y libre; porque soy frgil y mortal, soy responsable, libre y aislado; porque soy libre, soy responsable, desamparado y separado; porque soy responsable, soy individual, dbil y libre y porque soy consciente, soy todo eso, soy humano, y ser humano es mi misin. (Villanueva, 1985; pg. 166) Podemos comprender que el despertar existencial es un proceso generador de angustia, ya que los atributos existenciales resultan confrontantes y exigen una respuesta de nuestra parte. Sin embargo, es un proceso indispensable para la autorrealizacin. Estoy seguro que cualquier terapeuta de cualquier corriente se ha topado con ellos varias veces en su desempeo profesional. La mayora de los terapeutas experimentados, independientemente a la escuela ideolgica que pertenezcan, saben que el temor a la propia muerte puede ser catalizador para un importante cambio de perspectiva en el individuo, que lo que realmente cura, es el anlisis de las relaciones, que los pacientes se sienten torturados por la necesidad de elegir, que ellos mismos tienen que catalizar la voluntad de actuar de los pacientes, y que la mayora de stos se sienten abrumados por la falta de un sentido vital. (Yalom, 1984; pg. 15). Los atributos existenciales son especialmente importantes para la psicoterapia ya que generalmente, al generar angustia, pueden facilitar el desarrollo de pautas disfuncionales que la persona realiza en su esfuerzo por controlar el miedo y la ansiedad que le generan. Todos los seres humanos viven en una especie de incertidumbre pero algunos no pueden con ella. La psicopatologa depende pues, de la interaccin entre una tensin omnipresente y los mecanismos de defensa del individuo. (Yalom, 1984; pg. 25). Adems, la conciencia de ellos promueve una situacin lmite entre seguir como hasta ahora, o iniciar un modo de vida ms pleno y saludable. Segn Kierkegaard: arriesgarse produce ansiedad, pero no hacerlo significa perderse a uno mismo... Y arriesgarse, en el sentido supremo, es precisamente tomar conciencia de uno mismo. (Citado por May, 1974; pg. 11)
Fromm (1971) y Villanueva (1985) mencionan que el despertar existencial es una verdadera expulsin del paraso. La toma de consciencia, el existir fenomenolgico, es al mismo tiempo la bendicin y la maldicin del ser humano. Es una maldicin pues nos obliga a luchar por resolver una dicotoma insoluble... El hombre es el nico animal para quien su propia existencia constituye un problema que tiene que resolver y del cual no puede escapar (Fromm, 1971; pg. 27). Es tambin una bendicin ya que reconocer los atributos existenciales es el camino hacia la autorrealizacin. El enfrentamiento con los supuestos bsicos de la existencia es doloroso, pero a la postre es curativo (Yalom, 1984; pg. 25). Si existe una ruta hacia lo mejor, sta debe pasar por una contemplacin plena de lo peor (Hardy citado por Yalom, 1984; pg. 26). La literatura nos da varias muestras de la importancia de la observacin de lo obscuro y temido, por ejemplo: la Divina Comedia y el cuento de Eros y Psique que pertenece a la mitologa griega. Reconocer y aceptar los atributos existenciales y tolerar las angustias ontolgicas correspondientes es lo que los existencialistas (Bugental, 1965) llaman una forma autntica de ser-en-el-mundo, es darle a la vida un s como respuesta (Villanueva, 1985; pg. 22). Dar este s no es nada fcil, generalmente buscamos alternativas para no tener que enfrentarnos a dicha angustia, cometiendo un suicidio existencial. Entonces, qu impulsa al ser humano a decirle s a la vida, a no cerrar los ojos a la realidad ontolgica y darse la oportunidad de autorrealizarse, pudiendo convertirse en la persona que en realidad es?... La respuesta ms cercana es una fuerza o energa a la que se le han dado diferentes nombres: tendencia actualizante, impulso innato hacia la autorrealizacin, energa libidinal, fuerza vital, espritu, etctera. Podemos decir que esta energa es el sexto atributo existencial, sin embargo, ste no es un atributo de la existencia fenomenolgica, ya que est presente en toda forma de vida. Podemos decir que es la vida misma manifestndose en diferentes grados de complejidad a lo largo de la gran cadena evolutiva. De este modo, dicha fuerza es ms compleja en reptiles que en vegetales, ms compleja en mamferos que en reptiles, y ms compleja en el ser humano que en el resto de las especies. Mientras que en las plantas y vegetales esta energa adquiere un carcter fsico-biolgico, en los animales abarca tambin lo emocional y para el ser humano, es una unidad fsica-biolgica-emocional-psicolgica y relacional. La maravilla es que para los seres humanos el movimiento de dicha energa no termina ah, pues el despertar existencial le aade una dimensin ms: la existencial que al ser transcendida, alcanza el mbito de lo espiritual. Por esto, no es de extraar que a dicha fuerza en algunas tradiciones se le llame Dios, o la chispa divina en cada uno de nosotros. Sin embargo, si la persona elige cerrar los ojos a su realidad ontolgica e intenta vivir como si sta no fuera real, negndose a s mismo la posibilidad de autorrealizarse, de ser l mismo, de convertirse en la persona que realmente es en esencia, es muy posible que tenga que hacer frente a un conflicto adicional: la culpa existencial por estarse siendo infiel a s mismo, defraudndose por no ser todo lo que pudiera. Cuando esta culpabilidad existencial se hace consciente, puede servir como un motor para hacer frente al momento vital, y de ese modo aprovechar su empuje para asumir la responsabilidad de la propia vida y poder vivir de un modo ms autntico y pleno. Es por ello que algunos la llaman culpa sana, por ser una llamada de atencin, un grito desde lo ms intimo del ser, que impulsa y reclama-- por una existencia ms plena. Por otra parte, trabajar existencialmente conmigo mismo o con otro, es tambin un proceso de ndole transpersonal, ya que dicho proceso desborda y trasciende la historia de cualquier individuo, y es vlida para todos porque tiene que ver con la situacin de los seres humanos en el mundo. (Yalom, 1984; pg. 23) De esta manera el proceso psicoteraputico puede englobar al ser humano completo, desde lo ms individual hasta lo ms colectivo, desde lo ms obscuro del ser, hasta lo ms luminoso, en un encuentro profundo entre el cliente y el terapeuta; como una Gestalt. En un escrito anterior ejemplifiqu este tipo de trabajo con un esquema que puede servir tambin en esta ocasin (v. Martnez, 1998). Como hemos revisado a lo largo del presente artculo, los atributos existenciales constituyen un marco de referencia til para generar estrategias psicoteraputicas; son una metaestrategia que sirve de apoyo como mapa o modelo en la comprensin de los problemas. En trminos psicoteraputicos, es posible anexarlos a los diferentes caminos que como terapeutas tenemos para comprender el proceso por el cual atraviesan nuestros clientes y de este modo ser ms eficaces en nuestro trabajo. Si estamos atentos, las situaciones clnicas que tienen que ver con dichos atributos surgen a borbotones, y si nos damos cuenta de lo importante que es trabajarlos, tendremos entonces una gran herramienta que potencialice nuestro trabajo. Para ello necesitamos cubrir un primer requisito: reconocer dichos atributos y la angustia concomitante en nosotros mismos:
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Dado que los terapeutas, no menos que los pacientes, deben confrontar estos supuestos de la existencia, la postura profesional de objetividad desinteresada, tan necesaria para el mtodo cientfico, resulta inapropiada. Nosotros los psicoterapeutas simplemente no podemos derramar comprensin y exhortar a que luchen denodadamente con sus problemas. No podemos hablarles de usted y sus problemas, sino de nosotros y nuestros problemas, porque nuestra vida, nuestra existencia, siempre estar ligada con la muerte, el amor ligado con la prdida, la libertad con el miedo, el desarrollo con la separacin. Todos estamos en todo esto juntos. (Yalom, 1998; pag. 27). Como concluye Villanueva: La interrogante est en si negaremos nuestra realidad existencial viviendo en forma no autntica o si optaremos por la verdad (Villanueva, 1985; pg. 22). EPLOGO Trabajar con los miedos y angustias existenciales de nuestros clientes nos confronta con los propios, es por ello que muchos terapeutas prefieren evitar dichos temas, perdindose la gran oportunidad de crecer juntos en el encuentro. A final de cuentas es el encuentro lo que verdaderamente trabaja como factor teraputico, el Yo-T que tanto ha sido estudiado y que forma parte crucial de la teora y tcnica de la psicoterapia existencial-humanista en general BIBLIOGRAFA BLASCHKE, Jorge .(s/fecha). T LO PUEDES TODO. Girona, Espaa. Tikal. ENRIGHT, John. (1993). Recuerdos de Fritz- y propios en GESTALT SIN FRONTERAS, de Naranjo, C. Argentina. Era naciente. FRANKL, Viktor. (1990). ANTE EL VACO EXISTENCIAL. Espaa. Herder. FRANKL, Viktor (1991). EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO. Espaa. Herder. FROMM, Erich. (1971). PSICOANLISIS DE LA SOCIEDAD CONTEMPORNEA. Mxico. F.C.E. FROMM, Erich (1973). ETICA Y PSICOANLISIS. Mxico. F.C.E. LUYPEN, William. (1967). FENOMENOLOGA EXISTENCIAL. Buenos Aires. Ediciones Carlos Lohle. MARTNEZ, Yaqui. (1998). El instante psicoteraputico en FIGURA-FONDO. Revista del Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt. Vol. 2. No. 1. Primavera. Mxico. MAY, Rollo. (1974). EL HOMBRE EN BUSCA DE SI MISMO. Argentina. Central. MAY, Rollo. (1977). EXISTENCIA. NUEVA DIMENSIN EN PSIQUIATRA Y PSICOLOGA. Madrid. Gredos. MAY, Rollo (1988). LIBERTAD Y DESTINO EN PSICOTERAPIA. Espaa. Descle de Brouwer. NARANJO, Claudio. (1990). LA VIEJA Y NOVSIMA GESTALT. Chile. Cuatro vientos. NARANJO, Claudio. (1993). GESTALT SIN FRONTERAS. Argentina. Era naciente. PERLS, Fritz. (1994a). EL ENFOQUE GESTLTICO Y TESTIMONIOS DE TERAPIA. Chile. Cuatro vientos. PERLS, Fritz. (1994b). SUEOS Y EXISTENCIA. Chile. Cuatro vientos. PIAGET, Jean. (1988). SEIS ESTUDIOS DE PSICOLOGA. Mxico. Ariel. POLSTER, Erving. y POLSTER, Miriam.(1990). TERAPIA GESTLTICA. Argentina. Amorrortu. ROGERS, Carl. (1989). THE CARL ROGERS READER. Boston. Houghton mifflin company. SALDANHA, Tereza. (1993). TERAPIA VIVENCIAL. Argentina. Lumen SMITH, Edward. (1997). THE GROWING EDGE OF GESTALT THERAPY. The Gestalt Journal Press. NY. E.U.A. VILLANUEVA, Martn. (1985). HACIA UN MODELO INTEGRAL DE LA PERSONALIDAD. Mxico. Manual moderno. VILLANUEVA, Martn. (1988). MS ALL DEL PRINCIPIO DE LA AUTODESTRUCCIN. Mxico. Manual moderno. WILBER, Ken. (1995). GRACIA Y CORAJE. Espaa. Gaia. YALOM, Irvin. (1984). PSICOTERAPIA EXISTENCIAL. Barcelona. Herder. YALOM, Irvin (1998). VERDUGO DEL AMOR. Argentina. Emec. --------------------------------------------------------------------------------------------------------------
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