CIUDADANI
CIUDADANI
CIUDADANI
En julio de 1996, Dellepiane advierte que al momento de asumir el encargo de la Reforma debi
hacer frente a un problema reflejado en la:
[ ... J sensacin ciudadana de la inexistencia de un sistema judicial; creciente inseguridad jurdica,
2JEo Debate, Rw,sla del Instituto Apoyo. Vol. XVl, N" 17, Diciembre 1993.fnero 1994, pp. 48-49.
1< En efecto, la composicin de este rgano cont con la aprobad6n de amplioJ sectores de la cudadanla. El presidente del mismo fue el destacado profesor
unlvwtario e investigador del Derecho, Fernando de Trazegnies Granda.
II En esa dir&dn se sostiene: " ... el tema de la reforma del Poder Judicial es un fia<;co total sin que se hayan establecido las responsabilidades politkas
correspondientes I ...J no eriste verdadera voluntad politica parasustituiry meiorar eisetvicio de la admnislradn de justida. Hayun rneroafn instrurrrenta!izador,
inmediatista y eminentemente poltico". En: QUIROGA LEN, Arliba!. "Reforma del Poder Judkial
ff
En Per Paz. Vol. 3, N" 27. Constitudn y
Sociedad. urna, octubre de 1994, p. 11.
I6DHLEPlANE MUSA, Jos. "la Reforma Judida! en el Per: Una propuesta de modernizacin y reorganizacin del Sistema de Adminstral de Justicia',
Ponencia presentada en el SeminarioTaller: Reforma Judicial en el Per: Logrosy Retos; en busca de un plan de mediar{) plazo. En lima ros dias 12, By 14
de marzo de 1996. Academia de la Magistratura. (Separata).
l/Esta Comisin estuvo conformada originalmente por los Vocales Supremos Presidentes de las Salas de DBred10 Constitucional y Social, CMI y Penal de la
Corte Suprema de Justicia de la RepMca, as como por un Secretario Ejecutivo, nombrado por los anterIOreS que asume la titularidad del Pftego presupuestal
"'_"":A..!".J" .'""_""'. L' _ .
desproteccin y sensacin de desamparo; expectativa clamorosa; falta de un sistema de racionalizacin
y criterios para la misma, toma de decisiones con estadsticas poco confiables; desmoralizacin y
frustracin de la mayora de sus integrantes; bajos ingresos del personal ... ".
El diagnstico de Dellepiane incorpora los mismos temas de anteriores estudios: el problema de
la corrupcin de los auxiliares de justicia, la ineficiencia del sistema por la ausencia de un patrn de
racionalidad en su organizacin) corrupcin a nivel de magistrados, morosidad en los procesos,
impredictibilidad en las decisiones judiciales por la falta de capacitacin de los jueces, falta de
independencia de la funcin jurisdicCional, desconsideracin de los efectos sociales y econmicos de
la decisin judicial". En suma, pasados tres aos desde que el gobierno se propusiera modificar el
estado de cosas en el Poder Judicial, ste no slo no haba variado sino que la tendencia negativa era
an ms intensa.
Por todo ello, al decir de Dellepiane, el proceso de reforma busca superar ese estado de cosas a
travs del logro de los siguientes objetivos": a) Un Poder Judicial que vele por la tutela jurisdiccional
del ciudadano para que encuentre condiciones de accesibilidad, celeridad, equidad y eficiencia en el
sistema de admirtistracin de jnsticia; b) Un Poder Judicial conformado por Magistrados probos,
capaces e independientes que cuenten con una llnea de carrera definida, sustentada en la capacitacin
y evaluacin permanentes, que tengan vocacin de seIVicio, que sean conscientes de su rol social,
comprometidos en su funcin, que sirvan comO pilares de la independencia jurisdiccional y la seguridad
jurdica del pas; c) Un Poder Judicial moderno que cuente con una organizacin de apoyo tecnificada
y dirigida internamente a las necesidades del magistrado como el administrador de justicia y
externamente a brindar un adecuado servicio a la comunidad.
Si bien en la actualidad no existen an elementos de anlisis que proporcionen un diagnstico
reciente del proceso de reforma empreodido, sin embargo, a travs de la .imagen percibida por la
opinin pblica, es posible identificar los rasgos que caracterizan el estado de la cuestin en materia
jurisdiccional. Al respecto, ya nos hemos referido llneas arriba a la encuesta del Grupo Apoyo S.A. de
julio del presente ao y, precisamente, de ella se desprende que el 82% de la poblacin encuestada
manifesta tener poca confianza en la funcin jursdiccional.As, la mayor dosis de desccnfianza puede
ser el reflejo de una realidad en la cual perviven las caractersticas de anteriores diagnsticos, en
casos con mayor intensidad que antes, de modo tal que el problema se agrava ya sea por el
hecho de que los objetivos de la Reforma no se estn cumpliendo o, en todo caso, porque no tienen
mayor incidencia en la naturaleza misma del servicio de justicia.
Esta ltima parecera ser la tesis definitiva, segn los resultados de una reciente encuesta del
Grupo Apoyo, publicada el 12 de agosto ltimo, pues segn ella el 71 % de la poblacin encuestada
desaprueba la gestin del Poder Judicial, mientras que slo el 26% cree en la imparcialidad de la
llDEllEPlANE MASSA, los. "Reforma y modernizacin de la admnistracin de jus!cia
H
En Desafios de Id Justicia en el Per. Op. cit., p. 6.
19DEl!.EPlANE MASSA, Jos. "la Reforma ludida! en el Per: Una prop.!6ta de modemizaoon y reorganizacin de! Sistemade Administracin de Justicia'.
Ponencia presentada en el Seminano.Taller: Reforma Judidal en el Per: Logrosy Retos; en busca de un plan de mediano pI.azo. Op. cit, W 8-13.
3>OEllEPlANE MASSA, Jes, "la reformajudia! peruana". En ReformaJudidal. fyxsidones de/Seminario Tal/a: Oficina Tcnica de Proyectos de Cooperacin
mterna<fona! del Poder JudkiaLlima, malZo de 1997, pp. 18-19. '
GORKI GONtAlES
justicia peruana". La imagen reiterada de un Poder Judicial irreditnible se proyecta a travs de cada
diagnstico que en e! fondo arrastra consigo un crculo vicioso inacabable.
REFORMA JUDICIAL O UN PODER JUDICIAL SIN INDEPENDENCIA:
EL INTERS PBLICO COMO PRETEXTO?
Al momento de definir el denominado "inters pblico", ha quedado establecido que no se puede
pasar por desapercibido el hecho de que su contenido, sin embargo, es variable y se ordena segn las
condiciones polticas, sociales, econmicas y culturales imperantes. Ello explica que el COntenido
concreto de! inters pblico se modifique total o parcialmente corno resultado de la alteracin de las
condiciones que le dieron origen, pero ms an que pueda ser objeto de una utilizacin en pos de
legitimar ciertas decisiones polticas.
El proceso de reforma judicial supone un asunto de inters pblico, en la medida que oriente SUs
esfuerzos a fortalecer, mejorar o generar mecanismos institucionales que desde el mismo sistema de
justicia, srvan para salvagnardar valores consustanciales a la comunidad y al sistema poltico. Pero
cuando el proceso es instrumentalizado total o parciahnente para satisfacer necesidades coyunturales
del rgimen poltico, el inters pblico se convierte en una simple cubierta de decisiones polticas,
generadas en un proceso no democrtico y excluyente.
Los ribetes del proceso de reforma judicial en el caso peruano, han puesto al descubierto este
perfil. Las medidas generadas a raz del autogolpe del 5 de van a producir un fuerte impacto en
el mbito de la independencia judicial, y como consecuencia de este proceso la afectacin de los
valores garantizados en e! contexto de lo judicial sern objeto de un serio cuestionamiento.
La independencia en cuestin:
En efecto, fruto de un "acuerdo de entendimiento", entre los das 7 y 17 de setiembre de 1993, una
Comisin Internacional de juristas visit el Per para evaluar las caractersticas ms importantes y las
reformas ocurridas en el sistema de justicia peruano desde el5 de abn1 de 1992
32
Como resultado de
este trabajo se produjo un lnforme que fue remitido a los gobieruos de Per y Estados Unidos, en el
que se presentan las conclusiones y se formulan las sugerencias pertinentes a fin de reformar e! marco
legal y las prcticas y/o condiciones que, en opinin de la Comisin, limitan la independencia judicial
y el ejercicio de los derechos del debido proceso en contravencin con las obligaciones internacionales
asumidas por el Per".
Pues bien, de acuerdo a la evaluacin de los hechos que nosotros hemos referido y consignado en
II Encuesta pubcada en !a pgina 2 del diario La RepiJbfic<J, el 12 de agosto de 1997. De otro lado, esta misma tendencia $e tatilica coo la encuesta reali2ada
por la empresa IMASEN pubfKada el 8 de agosto de 1997: segn esta informacin ms del 70% de la poblacin encuestada no tiene confianza ni cree en la
independena del Poder JuKial: en Dario Gestin, Lima, viernes 08 de ago,lo de 1977, p. 6.
31 Sobre la Administracin deJusticia en el Per. Informe de la Comisin de Juristas IIlterrJddonal!!S. Uma: 1Dl, 1994. Esta Comisin estuvo integrada por len
Carlos Manian, Robert Kogod Goldman (Presidente), rerdinar.do Imposimato y Jos Raffu.
)3\.0(. cit.
rrafos anteriores, y que constan en el Informe de la Comisin deJuristas Internacionales Sobre la
de Justicia en el Per, se llega a sostener que:
Aun cuando e! gobierno peruano no decrero abiertamente la abolicin de la independencia de la
rama judicial consideramos que los efectos prcticos de estas medidas, vistas como un todo frente a
los parmetros aplicables, han sido de erosionar gravemente, si no eliminOl; la independencia
inStituCional del Poder Judicial.
Es bueno tener presente que para concluir de esta forma, la Comisin ha recurrido a un conjunto
de principios recogidos de Instrumentos y documentos internacionales que establecen parmetros
autorizados para definir y proteger la independencia de los jueces y de otros nalembros de la profesin
del derecho. Se citan en ese sentido, principalmente, los
El Principio 2 de los Principios Bsicos de las Naciones Unidas relativos a la Independencia de
la Judicatura, que establece lo siguiente:
''Los jueces resolvern los asuntos que conozcan con imparcialidad, basndose en los hechos y
en consonancia con el derecho, sin restriccin alguna y sin influencias, alicientes, presiones, amenazas
o intromisiones indebidas, sean directas o indirectas, de cualesquiera sectores o por cualquier motivo".
La Declaracin Provisional de la Organizacin de las Naciones Unidas sobre la Independencia
de la Justicia, que en su arriculo 5' establece: inciso i. "El Ejecutivo no deber poseer la facultad de
cerrar o suspender las operaciones de las cortes". Asimismo en el inciso j. precisa: "El Ejecutivo
deber abstenerse de cualquier accin u omisin que altere cualquier resolucin judicial de un conflicto
o frustre la ejecucin apropiada de una decisin judicial".
LaAsociacin Internacional de Abogados en sus estndares minimos de independencia judicial
establece lo siguiente: "b) Por independencia judicial se entiende que los trminos y condiciones de la
funcin judicial se encuentren garantizados adecuadamente, de manera que se asegnre que ningn
juez estar sujeto a control por parte del Ejecutivo". Del mismo modo, se cita el inciso c) que precisa:
"Por independencia sustantiva se entiende que, en el cumplimiento de su funcin, los jueces slo
. estn sujetos a la ley y a los dictados de su conciencia".
Sobre la base de estos principios, la Comisin agrega a lo ya sealado que las medidas tomadas
por el gobierno del Per, a raiz del autogolpe del 5 de abril, "otorgan un fundamento legitimo para
cuestionar la independencia personal y objetividad del personal judicial nombrado por el gobierno,
quienes tienen un status provisionaf'35.
l<\bkl., p. 57.
nLoc. Cllo
22i
. ,
'228
GORKl GQNZALH
Ahora bien, de entrar en mayor detalle sobre la fuente de esta obselVacin, creemos necesario s
,lJj
embargo, explicitar el soporte conceptual que haga posible entender con mayor claridad a qu nos
estamos refiriendo con la independencia judicial.
La definid/m de "lo jurisdicciolU" conw punto de partida:
Si los derechos fundamentales explican en gran medida el objeto vital de la organizacin poltica,
es razonable que e] marco institucional produzca, a su vez, principios y reglas de formacin para un
subsistema orientado a la defensa y proteccin de los mismos. Se configora, de este modo, la actividad
jurisdiccional del Estado, es decir, la funcin pblica de resolucin de conflictos como superacin de
la gestin privada de la misma", que histricamente se define con nitidez como una reivindicacin de
la Revolucin Francesa y cuyos relieves ms lcidos la presentan como una funcin poltica, en tanto
poder o instrumento de poder antepuesto a su anterior funcin de resolucin de conflictos".
As, la jurisdiccin en trminos generales puede ser defmida como una potestad (mejor dicho
,
poder-deber) dimanante de la soberana del Estado que "atribuye a su titular una posicin de superioridad
o supremaca respecto de las personas que con l se relacionan, llevando insita una fuerza de mando
capaz de vincular el comportamiento de los dems, acudiendo en caso de necesario al uso dela fuerza" .
Esta potestad que es compartida por e] resto de los poderes del Estado, en el caso de lo judicial, es
atribuida de modo cualificado y de manera exclusiva a los juzgados y tribunales predeterminados por
la ley, integrados por jueces independientes para realzar el derecho en el caso concreto, juzgando de
modo irrevocable y ejecutando lo juzgado, satisfaciendo pretensiones y resistencias".
La jmisdiccin, como atributo de la soberana de] Estado, es anterior a la funcin jurisdiccional,
de manera tal que sta en su aspecto orgnico, se ubica en un mbito de comprensin preferentemente
coustitucional, como Poder, mientras que la funcin jurisdiccional, como actividad o Potestad del
propio Estado dirigida a satisfacer pretensiones y resistencias a travs de procedimientos, y lllanos
creados para tal efecto, responde a un enfoque esencialmente procesal". En esta ltima perspectiva es
preciso anotar que el contenido de lo jurisdiccional est referido a las actividades desarrolladas
estrictamente por el juez calificado en torno a la controversia. Son sus expresiones fundamentales la
J6DROMI, Jos Roberto. El Poder JudiOOl. Buenos Aires: Astrea, 1984, p. 21.
l1GARC!A PASCUAl. Cristina. Legitimidad demrxr/ic y Poder Judicial. Valencia: EdicioflS Alfons El Magnnim. Generalilat valendana, 1997, p. 31.
l3MONTEROAROCA, Juan. Derecho Jurisdkckma!. Parte GenEral Barcelona: Bosch SA. 1994, pp. 33-34.
J9MONTERO AROCA, Juan. "Hproceso abofal. ConceplOS . En Revista de PaJitka 50001, N" 113, Madrid, enero.malZO, 1977, p. 6. De otro fado es
necesario precisar los siguiente: a)la comprensin de "lo jlxisdicdona!" requiete como marco de referendala definidn operativa de la nocin de "poder"
vinculada al trmino "potestad", fJj respecto, es bueno tener presente qtre si el poder, en general, consiste en la capaddad de hacerse obedecer, de sujetar a
los dems a decisiones adoptadas, el atiende a dicha caraderstica en el marco de las coordenadas del Estado de Deremo. En trminos
en esta perspectiva se distinguen: i) El poder ccn5liluyente: que pertenece al pueblo, el cual intenta encarnarlo en normas. Se trata de un poder que no
reconoce lmite jurdico alguno, por cuanto es l el que va a establecer los lmites, y nO deriva de ningn otro, de modo que es supremo y originaro: ii) los
podt>..;es cOn51ftuidos. Se asume que la norma fundamental determinar quines han de ejercer los poderes derivados de ella. Estos poderes no SOIl ya ni
supremos ro originarios. Es la norma la que determina el estatus necesario para G{ceder al poder de que se trate y que fijar sus atribudones. Pred5amente, de
la forma como se regule e:.1e tema depender qtre el rgmen pditico sea democrtico o oo. b) As, lo qtre atribuye el ordenamiento juridico a todos los
gobernantes es potestad. Est c!aro qua el contenido de esa potSlad debe ser di5linlO, segn se trate de cada una de !as tradicionales funciones del poder
estatal, es decir. la legislativa, o judicial, pero lo deno es que las tres ejercen potestad. Extste, en tal razn, una nocin general de potestad, sin
perjuicio de su referencia concreta al poder juo'ldal para obtener el coocepto de jurisdiccin. En esa medida, la pot61ad es una derivadn de lasobetanla que
atribuye a su titular una posicin de superioridad o de supremada respecto de las personas que con l se relacionan, llevando en si misma, una fU/Za de
mando capazl! vinruar el comportamiento de los den1s Y acudiendo en caso necesario al uso de la fuerza. ella potestad atribuida a jueces y magistrados,
se define por la dervadn que proviene l! la soberania estatal. Mas es de advertir que la potestad juf!Sdccional deviene corno una de carader cualakado,
pues describe, como tal, lo caracterstko de lo propiamente "jurisdiccional" .
0l(;n!U7It7r./AMI'IA o;...-I,' ,--I, ___ .}. __ '. _'-l' , ,
emisin progresiva de decisiones en el contexto de resoluciones y las labores inmediatamente conexas
a la misma, sean stas actuaciones o bien diligencias que constituyan mecanismos para la toma de
convicciones respecto del caso.
En suma, la soberana reside en la comunidad polticamente organizada y de ella emanan los
poderes del Estado, o bien, como se entiende hoy en da, e] Poder unitario del Estado que tiene tres
funciones esenciales: la legislativa, la ejecutiva, y la jurisdiccionaL Se asume entonces que el Poder
Judicial descansa en la sobennia popular, de manera que la potestad jurisdiccional es la forma de
ejerciciO y la manifestacin de dicha soberana". No est dems recordar que se es el sentido que
guarda la definicin contenida en el artcul 138' de la Constitucin peruana de 1993, cuando establece
que: "La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a travs de
SUS rganos jerrquicos con arreglo a la Constitucin y a las leyes".
La independencill jndic y su incidencill en la tutela de /os dereclws fun.tl.arnentoles:
El papel que ha de cumplir el Poder Judicial en este mbito es central, pues constituye una va
para profundizar la vigencia de los derechos fundamentales a travs de la confirmacin de los intereses
representados por stos. En esa perspectiva la funcin jurisdiccional adquiere una dimensin mayor
en su ejercicio, superando su carcter garantizador, meramente formal respecto de la actividad del
Estado y de los privados, para asumir un papel poltico ms activo a travs de la defensa y proteccin
de los intereses pblicos que conforman la estructura de los derechos fundamentales.
El panorama as descrito alberga como componente central el problema de la independencia y la
razn de fondo de esta apreciacin es de orden prctico, pues, en efecto, la jurisdiccin tendr mayor
o menor posibilidad de desarrollo en la medida que la independencia en su actuacin est ms o
menoS definida.
Por esta razn, es preciso tener claro el concepto de independencia judicial, pues a partir de l ser
posible entender mejor el lugar que ocupan los derechos fundamentales en el marco de prioridades de
la actividad jurisdiccional en e] Per.
Origen y nocron de la irukperukncilljndic:
La independencia, tal como se la entiende tradicionalmente, es un principio que surge como
. instrumento de oposicin frente ala Justicia en la Francia del Antiguo Rgimen.As, durante la vigencia
del absolutismo " ... todos los poderes del Estado se encuentran en la persona del monarca. A la soberana
judicial, o sea, a la facultad de decir Derecho, bien segn las normas dictadas autnomamente (sentencias
por derecho) o bien ignorndolas (sentencias por imperio), va ligado el deber moral del soberano a
hacer e] mayor uso posible de este poder para el bien y el provecho de sus sbditos. Esto sigoiflca para
Ia situacin de la judicatura que sta no poda ni siqniera imaginarse como independiente, ya que su
(lloc.cit..
60RKI 60NlAlES
estricto control y la continua rectificacin de sus sentencias han de ser considerados como resultado
del ejercicio prctico de la virtud del soberano. En consecuencia, se integra a los jueces en el cuerpo de
los funcionarios, donde al igual que los soldados (y de forma anloga a stos en 10 que se refiere a
organizacin y Derecho disciplinario), se les somete al servicio del rey"".
En tal sentido, es en la decadencia del rgimen absolutista francs del siglo XVIn donde
comnmente se sita la concepcin de la independencia judicial denominada poltica y que seconcreta
en la llamada independencia material, es decir, la exigencia de que el ejecutivo o el monarca carezcan
de potestades de intervencin en la funcin y lo que buena parte de la doctrina durante los
siglos XIX y XX, ba asumido como un aspecto relacionado en forma esencial con la teora de la
separacin de poderes.
En suma, es posible sostener que la fuente de inspiracin del discurso que identifica la funcin
judicial como "poder" independiente se encuentra ms prxima a la evolucin que ban de sufrir Les
Parlementes como producto de la Revolucin Francesa. El temor infundido por esta institucin en los
revolucionarios, es la causa que contribuye a modelar un nuevo cuerpo de jueces comprometidos COn
administracin del Estado ms que con la proyeccin de la justicia a partir de los casos concretos.
Un modelo judicial marcadamente administrativista que sumerge todo intento de posibilidad creativa
y encadena cualquier vocacin interpretativa en el juez.
Pues bien, la tendencia ideolgica que subyace desde la Revolucin Francesa en relacin con este
tema encuentra sus races ms fuertes en la Escuela de la Exgesis y en el proceso de codificacin: dos
elementos esenciales en la construccin de la teora juridica del mundo moderno vinculados entre s y
percibidos como partes integrantes de un mismo proceso. La codificacin lleva nsita la idea de un
sistema legislativo universal y unitario, y respecto de ella, la exgesis comporta un sistema que la
preserva de toda hereja, es decir, de todn acto que atente contra la suprema intencin del legislador en
la interpretacin de la ley. La funcin judicial en este esquema de razonamiento, resmne su actuacin
en gran medida al interior de este marco, independiente, en tanto su ejercicio corresponde a un rgano
atribuido de dicha potestad, pero delimitada en su actuacin por la voluntad del legislativo y la negacin
de su capacidad interpretativa.
4.1 SlMON, Oieter, La independencia de! juez, Barcelona: Arie! Editorial, trad. cast. de Carlos Ximnez-Casti!lo, 1985, pp. 4-5.
SENTIDO ACTUAL DE LA INDEPENDENCIA JUDICIAL:
EL LUGAR DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
No obstante 10 expuesto anteriormente, una lectura reciente de lo mismo permite reconocer en el
significado de la independencia judicial un contenido que supera el formalismo inicial presente en su
definicin. Analicemos por separado el alcance de cada uno de dichos aspectos.
La exclusividad de la funcin jurisdiccional:
Es posible distinguir dos niveles o mbitos de desarrollo, a travs de los cuales se expresa el
principio de independencia judicial reflejado en la denominada exclusividad de la funcin jurisdiccional.
Un nivel externo, que se refiere a la independencia que se predica respecto de las posibles
presiones o injerencias provenientes de otros poderes del Estado o fuerzas sociales, tanto de la institucin
(independencia institucional) como del juez mismo.
Es preciso indicar que la denominada independencia institucional alude a la necesidad de sustraer
al poder ejecutivo de todas aquellas decisiones de admirdstracin de la judicatura, es decir, decisiones
sobre los aspectos burocrticos de la carrera, susceptibles de incidir sobre la independencia de sus
miembros. En tal sentido, el conjunto de competencias puramente administrativas sobre la jmisdiccin
se trasladan al Consejo de la Magistratura, que tiene su origen en la Constitucin francesa de 1946
43
De otro lado, un nivel interno que surge frente alas injerencias que podran producirse al interior
de la propia organizacin judicial, especialmente en los casos de las Magistraturas de tipo burocrtico,
como en el caso peruano", donde la organizacin interna del Poder Judicial se ordena en funcin de
una jerarqua institucional que favorece la instauracin de relaciones de poder interno".
La sujecin a la ky Y la responsabiJJad poltica de/juez:
En la misma perspectiva, la concepcin restrictiva de la independencia como vinculacin del juez
a la norma, se ver superada a partir de considerar la necesidad de la interpretacin de las mismas y el
contenido volitivo de la interpretacin judicial". Hoy la subordinacin del juez a la ley en la funcin
jurisdiccional obedece a la necesidad de establecer antes que una limitacin, ms bien una garanta
que se describe en los siguientes trminos: si la funcin jurisdiccional consiste en la actuacin del
Derecho objetivo, al juez se le concede independencia para que acte nicamente con arreglo al
Derecho objetivo, sin que existan otro tipo de condicionamientos". Se trata de la bsqueda de la
nonna adecuada tanto para el caso como para el ordenamiento".
<lGARCIA PASCUAl., c. Op. Cit p. 102
.. El artculo 143" de la Constitucin establece: DEI Poder Judicial est integrado por rganos jurisdiccionales que administran justicia en nombre lk la Nacin,
y por rgzoos que ejeKen su administraci!l Los rganos jurisdiccionales son: la Corte Suprema de Justicia y las dans cortes y juzgados que
determine su ley orgnica". El articulo 144 agrega: PIes]de!1te de la Corte Suprema lo es tambin del Poder Judicial. La Sala Plena de la Corte Suprema es
el crgallOmximo de de!lberadn del poder Judicial". Este mismo es el sentido desarrollado por elTexto nico Oleflado de la ley Orgimi<:a de! Poder Juidal.
la SecCin Segunda, relativa a la Organizacin del Poder Judicial.
"GONZLEZ GRANDA, Piedad. Op. cit, pp, 22-23.
<i KH.5EN, Hans. Teora pura del Derecho. Mxico: Editorial Pornia, SA 1993, pp. 353-354.
(l "IDNTERO AROCA. "Autonoma del Poder Judiciale del juH". En libro Homenaje a GabaldnLpez. Madrid: 1990, p. 190. Citado por
GONZ!.EZ GRANDA. P: Oo. ot.. p,25.
. l.
'., .,.,.,
GORK GOIlZAlH
En esa lfuea de anlisis, se excluye la idea de un juez como simple aplicador de la norma
cuanto se reconoce que la independencia radica precisamente en la existencia de una decisin
basada nO en una sola inteIjlretacin, sino en una posible inteIjlretacin dentro de las varias posibles
que tendr como marco necesario adems del texto de la norma los propios valores constitucionales
que la informan. Se trata en consecuencia de una responsabilidad poltica ejercida por el juez y explicitada
a travs de su rol creativo y discrecional, en los trminos de Kelsen".
En cualquier caso, como resulta evidente, el juez desempea una posicin dual de intermediacin
entre el Estado y la sociedad (como sede de los casos que plantean pretensiones en nombre de los
principios constitucionales) que no encuentra paralelo en ningn otro tipo de funcionarios pblicos".
As, entre los casos y las reglas, es el mbito del cual debe derivar una doble dependencia, tanto
respecto de la ley, en la perspectiva ya referida, cuanto respecto de la sociedad que es titular de
pretensiones constitucionalmente garantizadas. Por la misma razn, debe derivar una doble
independencia tanto respecto de la ley, debido a la labor creativa que adquiere la funcin jurisdiccional
,
como respecto de la sociedad misma. Dependencia e independencia, en ambos casos doblemente
,
d,ben combinarse, puesto que se condicionan recprocamente'J.
La inamovilidad en el cargo:
Un ltimo aspecto es el relacionado con la inamovilidad". En efecto, una vez cifrada la
independencia judicial en la exclusividad de la funcin, es decir, en la exclusin de su ejercicio de
otros poderes, el nfasis de los textos legales y constitucionales, se traslad luego hacia la independencia
personal del juez". De este proceso deriva la necesidad de que los jueces fueran inamovibles como un
componente sustancial de la independencia judicial. Al respecto, es de mencionar que la'Constitucin
Poltica de 1993 junto a la independencia como principio para el ejercicio de la funcin jurisdiccional,
establece como garanta de los magistrados judiciales la inamovilidad de sus cargos, de manera que no
pueden ser trasladados sin su cousentinriento (arts.139', inc. 2; 146', incs. 1 y 2'f'.
Se trata de impedir la separacin arbitraria de la carrera, tanto como el traslado de! magistrado a
un destino poltica o socialmente calculado por la administracin. Pues el peligro al que esta regla se
enfrenta tiene que ver con la utilizacin poltica o fraudulenta de reales o ficticias necesidades del
servicio con el fin de neutralizar y, de hecho, sancionar a jueces "no'leales".
.. KElSEN, K Op. cit., p, 354.
ZAGREBELSKY, Gustavo. Op. dI., p. 149.
l' Loe cit.
!i Paradji<amente, la inamovilidad es un principio pre--revolucionario. Surge en Franda (omo conseruencfa de un Edicto de! 21 de octubre de 1467, d<ldo por
Luis XI como reaccin (ontra !as d5!ituciones arbitrarias. Sin embargo, no es posble (onfundir Ja signifiadn que tenia entonces aquella regla, la mamovilidMl
es un principio que aparece en medio de la progresiva sustnudn de !os sel01es por legistas en la curia regia. En este contexto, la regla de fa mamQ'1i1tdad/lO
busca /; mayor independencia de dichos serv'{fores. sino /; ms estricta fidelidad posble. Es dedr, todo lo contrario de lo pretendido en la actualidad coo la
puesta en prctJca dela misma regla. En MUOZ MACHADO, Santiago. La reserva de jurisdicdn. Madrid: Editorial La ley, 1989, p. 15.
53 Ibid., p. 14.
,. En efecto, por un lado el articulo 139" inciso 2), establece que: 'Son principios y derechos de la funcin jurisdiccional: la independencia en el ejerddode la
fundn jurisdiccional. Ninguna .autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el rgano juris(cional ni im.erferir en el de sus fumes.
Tampoco puede ckjar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trmhe, ni modificar sentencas ni
retardar su ejeccin. Estas disposidones no afectan el dered10 de grada o la facutlad de investigacin del Congreso, cuyo ejerddo no debe, sin
nterrenr en el procedimiento jurisdiccional ni surte efectojurisdiccional alguno". Por otro lado, el artculo en 5U parte pertinente, establece IOslgute1lte:
"El Estado garantiza a los magistrados judidaies: 1. Su mdependenda. Slo estn sometidos a la Constitucin y la ley. 2. La inamoviiidad en sus caFgos. f\\:)
.se; 5;U . Hay que mendonar, asimismo, que estos principios estn re<onodos en el Texto nico Ordenado de la ley
Independencia y derechos fundamentales:
Recordando las palabras de Montesquieu, "no hay libertad si el poder judicial no est separado
del legislativo ni del ejecutivo. Si va unido al poder legislativo, el poder sobre la vida y la libertad de
loS ciudadanos sera arbitrario, pues el juez seria al mismo tiempo legislador. Si va unido al poder
ejecutivo, e! juez podra tener la fuerza de un opresor"". El valor de la independencia radica, de este
modo, en su carcter instrumental, es decir, en su uso efectivo para la proteccin de la libertad.
En la actualidad la independencia es un mecanismo que hace posible un funcionamiento dinmico
de los principios constitucionales del Estado de Derecho''' Es la garanta sustantiva y procesal que
pennite a los jueces asumir la responsabilidad de que el ejercicio de su funcin responda a los
requerimientos ciudadanos.
El carcter poltico-jurdico de los derechos fundamentales, tal como veremos ms adelante,
hace posible que al interior del Estado de Derecho, se produzca la integracin plena" entre los principios
que estructuran el ordenamiento poltico y la funcionalizacin de todos los poderes del Estado al
servicio de la garanta, proteccin y defensa de los mismos". Por tal razn, en una sociedad en la que
se vulnera la independencia judicial, el poder de juzgar queda al arbitrio del Ejecutivo con el riesgo
absoluto de que los valores, bienes y derechos que permiten la convivencia social, provengan como
producto de la imposicin arbitraria de un grupo de poder. Es en esa medida que el sometimiento de la
actividad jurisdiccional al poder poltico provoca, de modo inevitable, un contexto de debilitamiento
y desproteccin de los derechos fundamentales.
La independencia en los hechos:
El itinerario de todo lo expresado en el apartado anterior, como resulta evidente, corre en sentido
contrario al marcado por los acontecimientos que dan identidad pblica al proceso de reforma judi-
cial. Al respecto, como se ha sealado anteriormente, el cese y separacin arbitraria de rns de un
centenar de magistrados del Poder Judicial y del Ministerio Pblico, con el agravante de la vulneracin
inaceptable del derecho a la tutela jursdiccional a travs de normas dictadas por el rgimen de facto,
en principio, marcan el sentido que ir adquiriendo el actual proceso de reforma que incide en el
desarrollo del Poder Judicial. De ellos, la falta de independencia es finalmente el saldo negativo y, a la
, vez, la razn que est en el fondo de la ctisis de legitimidad de la funcin judicial, reflejada ntidamente
en la prdida de credibilidad de la misma ante la opinin pblica" .
La idea de un Poder Judicial nominal, sin independencia, no era nueva y el proceso poltico en
marcha no habra de retroceder en ese tema. El propio informe de la Comisin Internacional de Juristas
lS MONTESQUlW. Del Espritu fas leyes. Madrid: Edftorial Temos., 1985, Ubio Xl, cap. VI, p. 151.
li ZAGREBEI5KY, G. Op. cit, p. 153.
\1 PtREZ LUO, AntonkrEnrique. L; seguridadjuridica. 2a. edicin, revisada y puesta al dia. Barcelona: Ariel Edttorial, 1994, p. 76. As, como advierte este
autor: "los derechos fundamentales dejan de concebirse como un ncleo de garantas negativas dirigido a evitar !as injerencias del poder pblico en la esfera
privada, para devenir Gll/{S positivos tendentes a remover !os obstculos de orden econmico, social y cultural que impiden la plena realizacin de la libertad
y la igualdad humanas#.
$S fERRAJOU, luigL P. Derecho y razn. Madrid: Ednorial TlOtta, 1995, p. 856.
\! Al respecto es til tener presente ellrrlo!me de/a Comisin deJuristas lntemadowks Sobre la Adminisfran de JtJ5ticia en el Per, cuando afirma que
Aun cuando el gobierno peruano no decret abiertamente la abolicin de la independenda de la rama judicial, consideramos que los efectos prcticos de
es'.as medidas. vi";r; (ron" 1m INI" 1", ",,,,,,,,,.,,,," ",",- "", --,,--_. . -' . . . ,
GORKI GONZALES
antes citado identifica en el escenario, segn veremos ms adelante, uno de los temas ms controversiales
del actual proceso de reforma: la provisioruilidad de los magistrado&
Prueba de lo dicho anteriormente es la Ley 26623. En otras palabras, es el propio Parlamento
basado en la mayora oficialista, el que retoma la direccin ya emprendida En efecto, con esta
se crea el Consejo de Coordinacin Judicial, entidad encargada de centralizar, coordinar, concertar y
definir a futuro las polticas en materia judicial Esta norma agrupa a todas las instituciones cuyo
quehacer est vinculado al tema judicial La iniciativa que subraya la idea de coordinar, no es equivocada
por cuanto est claro que la existencia de un espacio comn para la toma de decisiones y acuerdos es
bsico para la reforma del sistema judicial, mas el problema de la norma radica en que contiene dos
leyes en una. Los cinco artculos de la Ley en cuestin se distorsionan y transgreden por las doce
disposiciones finales y transitorias que siguen. En verdad, es en este segundo contexto normativo
pensado para el periodo de reorganizacin en el cual se vulneran preceptos constitucionales relacionados
con el principio de la independencia jurisdiccional
Confirma lo dicho la sentencia del Tribunal Constitucional publicada en el Diario Oficial El
Peruano con fecha 6 de noviembre de 1996, a propsito de la interposicin de una accin de
inconstitucionalidad en contra de la mencionada ley. Al margen de la pobreza argumentativa de esta
resolucin, se puede hacer referencia a los siguientes aspectos:
Se declara inconstitucional la Sexta Disposicin Transitoria, Complementaria y Final de la
mencionada Ley de Coordinacin Judicial, en la parte que atribuye a la Comisin Ejecutiva del Poder
Judicial la facultad de separar a los magistrados que no observen conducta e idoneidad propias de su
funcin, precisando que es constitucional en cuanto se refiere a la separacin del cargo por razn de
falta de idoneidad tcnica. Ciertamente, la disposicin aludida era contraria a lo dispuesto en e! artculo
154', inciso 3 de la Constitucin que atribuye la facultad de aplicar la destitucin de magistrados al
Consejo Nacional de la Magistratura. La disposicin, en tal sentido, resultaba abiertamente lesiva a la
independencia institucional y personal de la judicatura.
Los mismos argumentos son aplicables al caso de la inconstitucionalidad de la Cuarta Disposicin
Transitoria, Complementaria y Final que facultaba en su inciso j) a la Secretara Ejecutiva del Ministerio
Pblico para destituir fiscales que no observen conducta e idoneidad propias de su funcin.
Se declara inconstitucional la Sexta Disposicin Transitoria, Complementaria y Final de la
mencionada Ley de Coordinacin Judicial, en la parte que atribuye a la Comisin Ejecutiva del Poder
Judicial la facultad de iniciativa legislativa. Ms all de que esta facultad no estuviera prevista en los
supuestos del artculo 107' de la Constitucin Poltica, el hecho es que vulnera el sentido que adquiere
la jerarqua de gobiemo del Poder Judicial reconocida en e! artculo 143' de la Constitucin que
atribuye esta facultad al presidente de la Corte Suprema. 1.0 que en trminos polticos anticipaba una
lgica de concentracin del poder en la Comisin Ejecutiva del Poder Judicial en desmedro de la
Presidencia de la Corte Suprema de Justicia.
Pese a ello, la intencin del gobiemo no est del todo disuelta. Susbsiste un conjunto de atnbuciones
conferidas al Secretario Ejecutivo de la Comisin Ejecutiva en materia de Pliego presupuestal, as
como en los temas relacionados con el Despacho Judicial, la Carrera Judicial y el Estatuto Orgnico
del Magistrado que dejan en suspenso disposiciones contenidas en la Ley Orgnica del Poder Judi-
cial"', con lo cual, adems, se Vulnera el principio constitucional en virtud de! cual una Ley Orgnica
slo se puede modificar con el voto de ms de la mitad del nmero legal de miembros del Congreso
(art 106' de la Constitucin Poltica), supuesto ausente para la votacin de la mencionada Ley 26623.
. En suma, el curso de los acontecimientos consolida la imagen de un Poder Judicial sobrepasado
por la administracin gubernamental, la cual utiliza el contexto abierto por el proceso de reforma para
instrumentalizar sus objetivos en una pespectiva no necesariamente institucional Precisamente esta
observacin plantea la necesidad de precisar los rasgos que inciden directamente en la independencia
en e! escenario en el cual se mueve la judicatura en la actualidad:
Jueces provisionales e inestabiliJad en el cargo tk la funcinjurisdiccwnal:
En efecto, producto de las medidas de destitucin masiva de magistrados del 5 de abril 1992, el Poder
Judicial arrastra un pasivo difcilmente superable en el mediano plazo. Tal como est previsto en los
artculos 236' a 239' de la Ley Orgnica del Poder Judicial, existen dos tipos de magistrados adicionales
a los titulares que son aqullos nombrados a travs de los procedimientos previstos en la Constitucin
y en la propia Ley. En principio, tenemos los provisionales que son magistrados que reuniendo los
requisitos de los titulares y ejerciendo en la prctica la funcin jurisdiccional, son convocados para
cubrir transitoriamente las plazas de magistrados jerrquicamente superiores, en caso de vacancia,
licencia o impedimento. De otro lado, existen los jueces suplentes que son aqullos nombrados por la
Sala Plena para cubrir las plazas de los jueces titulares, siempre que no hayan provisionales hbiles, no
debiendo exceder en nmero el 30% de los titulares.
Segn informacin oficial
6l
al 30 de mayo de 1997, de! ntegro de magistrados que conforman el
Poder Judicial y que hacen un total de 1,473 jueces en todo e! pas, nicamente 212 magistrados, es
decir, C1lsi el 15% se encuentran la categora de provisionales; 858, es decir, el 59% se encuentran en
. la categora de suplentes y, tan slo 403, es decir, el 26% se encuentran en el nivel de titulares". En
suma, el 75% de los magistrados del pas se encuentran en una situacin de inestabilidad en e! ejercicio
de su cargo. En el caso de los Jueces Especializados y de Paz Letrado, es de mencionar que la Ley
Orguica habilita al personal administrativo de las Cortes y Juzgados (secretarios y relatores) para que
asuman las plazas vacantes en calidad de provisionales.
!OSe traJa de normas del Texto nico Oldenado cffi la Ley Orgnica de! Poder Judkial, las mismas que quedarn en suspef\50 hasta el 31 de ciembre de 199R
Inicia,mente, el h,zo podia ser proITl)]ado por el propio Consejo de Coordinacin Judicial pero este aspecto fue declarado inconstitucional por el Tobuna\. En
realidad, el Tribunal se pronuncia declarando"def09acto" dicho plazo, lo cual ciertamentE.> llama la atendn en vista de que la Derogadn es una forma de
<esacin de los efectos de una norma jurdica por efecto de la dacin de otra norma. las Sentencias del Tribunal, por su parte, son lambien instrumentos que
al dedarar la if\COnstudonaljdad de una norma la cesan, pero est daro que, ; su naturaleza, origen y procedimiento, se trata una fom1a de cesacin distinta.
11 DEllEPIANE MASSA, los. Reforma y moderm"zaOOn del Poder Judicial. lima: Poder Judicial, junio de 1997, P. 23.
El Para ma't'ar det3He, 16 magistrados supremos de kls 32 son p;u'isiona!es; de un total de 378\'I'Xales supefures, 88son pro.isiooa5y 43 de !os 746 jues
.. .._. , ' ".J _,_, ... ,,,,, ",.,..';""",*",,qq"lnfon!>; loc. t. 235
236
GORKI GOIlZAlfS
Esta informacin pone sobre la mesa la difcil situacin por la que atraviesa la judicatura en el
pas, precisamente en un proceso sostenido de reforma que en su segunda etapa lleva ya casi dos ao
pero que en total suman cinco. Este problema potenciado por las medidas de abril 1992, no ha
sustanciahnente desde cuando se inici el proceso de la actual reforma del Poder Judicial, y as lo ha
reconocido el propio Secretario Ejecutivo de la Comisin Ejecutiva, agregando que en noviembre de
1995, el 80% de los magistrados eran suplentes".
En cualquier caso, se observa una curiosa contradiccin en el marco de este problema: por un
lado, se demuestra un estricto celo y rigidez para nombrar magistrados titulares, pero de otro se evidencia
una gran facilidad y cierta informalidad para designar jueces provisionales y suplentes en las diferentes
instancias jurisdiccionales que se vienen creando como parte de la reforma. No se evidencia la
preocupacin por generar un mecanismo que sin vulnerar los principios constitucionales para laseleccio
de magistrados, haga posible la incorporacin de jueces provisionales y suplentes a travs de procesos
de seleccin o designacin ciertamente rpidos pero a la vez transparentes.
Inteiferencia poltica y dependencia jurisdiccional
La propia conformacin mayoritariamente provisional de la magistratura, segn los tnninos
expuestos en el apartado anterior, bacen viable la posibilidad de interferir polticamente en la actividad
jurisdiccional. En efecto, nos remitimos a hechos recientes en los que la supresin de rganos
jurisdiccionales", la remocin de jueces que tienen a su cargo casos difciles para el rgimen", las
presiones provenientes del Ejecutivo sobre jueces con tradicin de independencia en el ejercicio de su
funcin", etc. son e! marco en el cual se mueve el ejercicio de la judicatura en la actualidad".
y como corolario de que todo lo dicho es cierto, el propio conductor de! proceso de reforma,
Comandante Jos Dellepiane, ha expresado pblicamente su preocupacin por la injerencia poltica en
e! Poder Judicial: "Tenemos reuniones con la Consin Ejecutiva para analizar este problema. Estamos
preocupados. Somos conscientes de que la injerencia poltica debem cesar"".Al margen del contenido
o las interrogantes que sugieran estas afirmaciones, lo cierto es que la interferencia poltica existe y,
por lo tanto, la posibilidad de que los juicios en contra del Estado se puedan "arreglar" es real.
; En el diao 8 COOl$"CO, lunes 18 de agosto de 1997, p.A-10.
la Comisln EjmIti'a de! Poder JucfKal desactN reperr!namente la Corte Superior Especiali2ada en Dem.os de TrfICOHicito de Drogas. Al resproo, en la pagma 18
del [ano La Rexiblka del sbado 1 de mano de 1997,se p.bfc el sigtilente comefl\ano: "Aesta corte cooskterada como"p(Oconfiab!e" desde el punto deV6!a
del peder, le taba decidir en prximos procesos "graneles". en los que varios de :os prindpa!es implicados elal'l miembros de !as Fuerzas Armadas_.. ".
65 la Corte Superior orden el cambio de lajueza que resoMfur.dada el MlJeas corpus por el geneIa! Robles, mIembro en retiro de las FUrzasAAnadas
que fue detenido arbttrariarnente y :rnter'.oonente acusado del delito de ultraje contra esta institucin. El diario El Comercio del martes 3 de lCembre de 1996, !'rl
la pgina A-6, recoge la declaracin de 1m atxlgados del general Robles: "la deOsin rpida e intempestiva de emoverde! cargo a la doctora Grela Minaya e wa
que no sga viendola causa del MlJeas corpusa favor del general Rodolfo Roble, ptmIoque habian so['Ci!aoo que la magistrada nuevamente vaya al Real Fel1pe pata
ei-gif que se de cumplimiento a la decisin judidal de qU recupere su libertad, oljelOO ayer !os aOOgados Francisco SOOeron e Ivone Monto:,ra" .
65 El Ministro dellnterior orden que la jueza del3r JUlgado Penal sea denunciada por el de tefltllismo.la jueza Greta Miflaya fU<! la que declaro fundado
el hbeas cOlpues en el caso del general Robles, as mismo resolvi fundadas diversas demandas de habeas corpus re!acionadas con casos en 1m QJe es{l.I'ieoo
invd.uaados membros de la Poikia Nacional. Esta informacin se encuentra registrada en la pgina A-8, diario El Comerdodel15 de agosto de 1997.
!i1 Una forma de presin, no necesariamente positiva, en el ejerdcio de la !TliI9lstratura, bien pudo confgurarse a partir de las dedaraciones del Secretario
Ejecutivo de la (omisin feC1J'la del Poder jUlcial, Jos Del!epiane Massa, cuando sostuvo que se estaba evaluando "la posibilidad de establecer trfuumles
sin rostro que se encarguen de procesar los (a505 de corrupcin de 105 jueces... . Declaraciones reglStradas en Resumen $..."l1lanaJ. Desco.lima, 180124 de
seiiembre de 1996, p. 6.
DectamiMP<: 01\ b L.___ a _L
Inters pblico, derechos fundamentales y legitimidad
jurisdiccional: el ncleo del problema
La independencia, por s misma, no basta para definir el sentido de la actividad judicial en funcin
de los principios constitucionales que la delirrtan. En el marco del Estado de Derecho existen otro
tipo de exigencias que otorgan un contenido sustancial al ejercicio de la funcin jurisdiccional.
Detengmonos un instante en la afirmacin anterior. En un rgimen constitucional, la justificacin
del poder poltico se vincula al paradigma de la democracia formal que alude a las leyes como expresin
de la voluntad de la mayoria, es decir, del poder pblico, o poder de los ciudadanos libres e iguales".
Pero, adems, para exanrinar la legitimidad del poder poltico es necesario saber cundo es que se
ejerce apropiadamente ese poder y a la luz de qu principios e ideales se debe ejercer dicho poder, an
en el supuesto de que el nsmo no resulte justificable para otros ciudadanos".
As la legitimidad del ejercicio del poder poltico encuentra su derrotero en la proteccin y tutela
de los derechos fundamentales, considerados como consustanciales a los nembros de la comunidad
poltica y al sistema poltico-jurdico en su conjunto". Es en esta medida que slo un sistema de
justicia que tenga por objeto la defensa y proteccin de los derecbos fundamentales, puede servir de
fundamento y legitimidad para el ejercicio del poder poltico.
Del enfoque propuesto se desprenden dos hiptesis: la ptimera tiene que ver con el lugar asiguado
a los derechos fundamentales en el marco del Estado de Derecho, es decir, como componentes bsicos
del sistema poltico, y en segundo lugar, se asume que la proteccin de los mismos constituye una
fuente privilegiada de legitindad del Poder Judicial, como rasgo esencial de su actuacin y nota
caracterstica de! Estado de Derecho.
LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y SU CONSIDERACIN COMO
BIENES JURDICOS DE INTERS PBLICO
En trminos ya expuestos, nuestra hiptesis considera que los derechos fundamentales en
cualqniera de sns desarrollos constituyen un componente esencial del inters pblico. Precisamente,
stos son un "valor" que todo proceso de reforma judicial est llamado a salvaguardar. Por ello, del
anlisis anterior, se pretende derivar, adems, la importancia que se atribuye al Poder Judicial en el
Estado de Derecho, como rgano cuya naturaleza responde a la necesidad de garantizar la defensa de
los derechos fundamentales en tanto valor prioritario de su funcin.
RAW!5, John. Lib<Nalismo po(rtico. Mxfco. Fondo de Cultura Econmica 1996, p_ 139.
))lbid.,p.140.
1I DlAZ, Elras. "Notas 'wm:retas" sobre legitimidad y justida". En El fundamenfo de los derechos humanos. Edicifl preparada por Gregorio Peces-Barba.
Madrid: Debate, 1989, p. 147.
(iORKI GONZAL'S
El valor atribuido a la proteccin de los derechos fundamentales es un dato imprescindible para
fijar la magnitud del inters otorgado a los mismos desde el ordenamiento jurdico". As, para
comprender la magnitud social y poltica que adquiere cualquier afectacin a la vigencia de los derechos
fundamentales, es necesario identificar el plano valorativo en el cual se les sita desde el ordenamiento
poltico-jurdico. Esta perspectiva proporciona el marco jllStificativo del papel que el Estado debe
desempear a travs de su administracin en pos de la defensa y proteccin de los derechos
fundamentales y del papel que en ese esquema le toca cumplir al Poder Judicial
Un primer punto a fijar en este itinerario es el relativo a la conceptualizacin de los derechos
fundamentales. Al respecto, stos pueden ser definidos como una "determinada estructura de
instituciones y sistema de reglas pu'blicas que definen los derechos y deberes'''' cuya garanta es necesaria
para satisfacer el valor de las personas" y para realizar su ignaldad". Se trata, en estricto, de aquellas
atnbuciones jurdicas a las que se asigna la funcin de actuar como mecanismos de defensa de unos
intereses (exigencias o aspiraciones) cuya importancia es sustantiva para las personas y para el
funcionamiento del sistema jurdico-pultico en su conjunto".
En consecuencia, los derechos fundamentales constituyen la estructura a partir de la cual se especifica
y asegura las hbertades y derechos bsicos de los ciudadanos en pie de ignaldad (el derecho a la vida, la
libertad y la dignidad), instituyendo procedimientos e instituciones polticas que bllScan precisar los
mecanismos de acceso al poder poltico y a los lmites para su ejercicio". Los derechos fundamentales son
pues el principio de todos los dems derechos y su espacio de desarrollo, como tal, es de inters pblico. Ese
es el sentido reconocido expresamente por la Constitucin Poltica en el articulo 1', al definir que el fin
supremo de la sociedad y el Estado es la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad, COmo
premisa o ncleo sistemtico para la actividad interpretativa de todo el ordenamiento jurdico.-
LA NATURALEZA JURDICO-POLTICA DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES EN EL ESTADO DE DERECHO
En la lnea de 10 expuesto, uoa sociedad poltica slo es viable cuando existe acuerdo sobre los
mecanismos o garantas que permiten la defensa y tutela de los derechos fundamentales. La razn de
ello radica en que en el Estado de Derecho los derechos fundamentales se encuentran en una ndisoluble
vinculacin COn los principios que defmen y especifican la estructura general de gobierno y el ejercicio
del poder poltico, y juntos, es decir, derechos fundamentales y principios polticos, constituyen el
marco institucional necesario para la vida de una comunidad polticamente organizada".
llBOBBIO, Norberto. "Sobre elfundamento de los dere<hos del hombre". En: El pr(J/)k're de la guemJ Y las vias de la paz. Batebna: Ge5a, 1982, pp. 117-12&
llRAWLS, John. Teona de la JustrJa. Op. Ot., .o. 235.
l'CoincidiffiQS, en tal sentido, con Javier Muguerza cuando advierte que los derechos humanos, entendidos corno exigencias de dignidad, libertad e igua1&i
"son exigencias morales que pasanan a merecer de pleno derecho la denominacin de derechos humanos una vez superada la revlida de $U reconocimiento
jurdico". MUGUERZA, Javier. "La alternatva del disenso. En tomo a la lundamentadn tica de los derechos humanos. En: El fundamento de /os deredKJs
humanos. Op. 1989, p. 24.
lSfERRAJOU, luigi. Op. cit, p .. 908.
En otras palabras, los derechos fundamentales configuran el lmite sustancial por excelencia que
se impone a los poderes pblicos y que en el fondo explican la existencia del Estado de Derec1lO
19
La
historia da cuenta de esta perspectiva en forma recurrente desde las primeras cartas fundamentales-
como la inglesa- hasta las declaraciones de derechos en el siglo XVJIl y los estatutos y constituciones
del XIX. As, en todos los casos, el ncleo esencial de los textos ha sido siempre un esquema formado
por reglas sobre los lmites del poder y no sobre su fuente o forma de ejercicio.
Se puede afirmar, por ello; que los derechos fundamentales describen la caracterstica central de
una sociedad politicamente organizada al hacer posible la concrecin de los principios polticos que
dm forma y sustancia a las instituciones del Estado de Derecho"', como expresin de la razn de sus
ciudadanos en pie de igualdad'l.
Entonces, el marco de ponderacin ms adecuado de los derechos fundamentales est impregnado
de lo poltico-jurdico, pues son la base que permite integrar"y articular los principios del ordenamiento
poltico, a la vez que orientan el ejercicio de los poderes pblicos a la realizacin de los derechos y
libertades ciudadanas".
LA LEGITIMIDAD DEL PODER JUDICIAL O EL NCLEO DE
PROTECCIN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
Antes se ha precisado que el ejercicio del poder poltico del Estado se explica y justifica en la
necesidad de establecer principios, reglas y procedimientos que permitan, al amparo eventual del IlSO
de la fuerza, la proteccin y defensa de los derechos fundamentales que sirven de marco normativo al
sistema politico. En tal sentido, es necesario ncidir en lo relativo a la legimitidad especifica de lo
jurisdiccional y su relacin con los derechos fundamentales.
La legitimidad es una nocin que "sustenta las relaciones de autoridad y subordinacin en todo
ordenamiento poltico"", y puede definirse como "aquella cualidad que, atribuida a un orden jurdico-
poltico, supone su reconocimiento como dominio, y el reconocimiento de su capacidad para dictr
rdenes que deben ser obedecidas"". Esta cualidad, de acuerdo a 10 sostenido lneas arriba, se presenta
en una <lable perspectiva, bien en relacin al Poder poltico que tiene la atribucin jurisdiccional, o
bien en referencia a la Potestad que supone el ejercicio de la funcin jurisdiccional". Veamos entonces
por separado cul es el sentido otorgado a la "legitimidad", segtn sea el caso.
7JfER.WOU, Luigi. Op. cit, p. 859.
IOGARc!A PASCUAl, Cristina. Op. Ot., p. 146.
ilRAWl.S, 10m. Lilmlisroo poltca Op. cit, pp. 204 Y ss.
>1ptREZ WNo, Antonio-Enrque. La s..oguridadjurirf:a. la. ed. revisada y pll-.,,:>"ta al da. Barcelona: Afiel Editor.a!, 1994, p. 76.1>5(, como advierte este autor:
'l?S derechos fundamentales dejan de concebirse romo un ncleo de garantas negativas dirigido a evitar las injerencias del poder pblico en la esfera
prr"ada, pala d,.enir cauces positivos tendentes a remover !os obstculos de orden econmico, social y cuUural que impiden la plena realizacin de la libertad
yla igu.;kJad humanas".
tlFERRAJOU, Luigi P. 0.0. cit., p. 856.
ARROYO, Cesar. A:.w!e>p3Ia UfIil Teoria Dfm:x:rOCa Mcd?trel1 Arnft: Larm.Umt Pontifida CatOO dell'ef, Fondo Ed"1tOOal, 1994, p. 117.
t;Citada por GARCIA PASCUAl., Cristina. Op. cit, p.m. De otro lado, es preciso anota que la "legitimidad" preva!e<iente, es un prOOlldo d1 juego de trosiones
del COT\Sensoy conf[lcto sodal, la variadn de la misma se desprende de la proXis poltica, que siempre est referida a las drreRlt5formas de exoresin de! conflicto
.""., ....Ja;,,, ,," MIiIim 1 ANDA ARROYO. Csaf. ()p. cit, D. 117. .
: 240
GORKl 60NZAlES
Legitimkul del Poder Judicial
La atribucin de jurisdiccin, tanto como el ejercicio funcional de la misma, requieren, en el
contexto del Estado de Derecho, de algn tipo de justificacin. As, en primer tnnino, entendida
como atribucin o Poder, ha quedado explcito que la jurisdiccin deriva su legitimacin del
consentimiento dado por los gobernados al Poder que les dirige. Esto significa que la jurisdiccin se
justifica, en tanto funcin encomendada en forma exclusiva al Poder Judicial para realizar la actividad
jurisdiccional, como resultado poltico de un proceso de autolimitacin del poder de la comunidad
efectuado o impuesto por la propia comunidad.
Sin embargo, ms all del plano formal y como complemento de lo anterior, el reconocimiento de
la jurisdiccin como dominio y capacidad para realizar el derecho en el caso concreto, permite Sostener
que la legitimacin del Poder Judicial encuentra su ms completa justificacin en la contribucin
orientada al buen funcionamiento de un sistema poltico-constitucional donde se garantice la vigencia
de los derechos fundamentales de los ciudadanos
87
, de manera que el sistema democrtico y las
instituciones se mantengan y conformen a la voluntad de la comunidad poltica.
Legitimacin de la funcin jurisdiccional
Ahora bien, lo expresado hasta aquno quiere decir, en lo que al ejercicio de la funcin jurisdiccional
se refiere, que sta dependa de algn tipo de legitimidad popular o requiera de un carcter
representativo{
S8
1 que la justifique.
Sobre el particular existe un planteamiento que propone la legitimacin de la actividad judicial a
partir del origen de la misma". Se formula, en esta direccin, una doble perspectiva: al la idea de que
en lo fundamental la legitimidad de la actividad jurisdiccional pasa por democratizar los modos de
selec.cin de jueces y magistrados que quedaran a travs de este procedimiento legitimados como el
poder legislativo por la voluntad general; b) se sostiene, por otro lado, que la legitimidad de la funcin
judicial se encuentra radicada en la exclusiva sujecin de los jueces a las leyes", es decir, una legitimidad
formalista y restrictiva.
Al respecto es necesario formular las siguientes observaciones. En principio, sobre la visin
"democratizante" de la actividad jurisdiccional, que vincula el clculo de mayoras y minoras al juicio
de verdad sobre el cual se sustenta el fallo judicial", cabe sostener, a contracorriente de lo dicho, que
el Poder Judicial, a diferencia de cualquier otro poder pblico, nO slo no exige sino que ni siquiera
admite una legitimacin de tipo representativo o consensual. Como advierte Ferrajoli:
Ni basta que reciban el consenso de la comunidad: ni una amplsima mayora y ni siquiera la
totalidad de los consensos pueden justificar que se acepte como presupuesto de una decisin judicial
una tesis no probada o no sometida a prueba. No se puede sactificar la libertad de un hombre de quien
S7GONZAlEZ GRANDA, Piedad. Op. dI., p. 119.
reBAlAGUER CAUElN, Maria Loisa.la interpretac'1n de la Const!ucf fXJf la justida ordin3dG. Madrid: Edrtoria! Civitas, 1990, pp. 24-25.
GRAJmA, Piedad.Op. t, p. 104.
!I:I BAlAGUER CAllEJN, Mara lusa. Op. cit, p. 25.
GARCA PASCUAL, c. Op. cit, p. 176.
-', ,
.
. no se haya verificado la responsabilidad penal al inters o a la voluntad de todos".
La raZn que sirve de base para sostener lo anterior radica en que la funcin judicial a diferencia
de las dems funciones del Estado es una actividad coguoscitiva, donde las decisiones se basan en
criterios pragmticos y subjetivos", pero siempre referidos a la bsqueda de la verdad objetiva, una
verdad asertrica, de comprobacin o verificacin tpica de la funcin judicial. En tal sentido, la nica
razn que justifica la actividad jurisdiccional es la "verdad" de sus presupuestos jurdicos y fcticos,
es decir, la correspondencia lo ms aproximada posible entre la motivacin con las normas aplicadas
y los hechos juzgados".
No obstante la importancia de esta perspectiva, es conveniente matizar su implicancia para el
caso peruano. En efecto, como veremos con suma crudeza ms adelante, uno de los problemas que
afecta abiertamente el ejercicio legtimo de la jurisdiccin en el Per, es sin lugar a dudas el relativo al
procedimiento de seleccin de los magistrados judiciales. El sistema que para este efecto se ha previsto
en la Constitucin Poltica plantea un mecanismo indirecto de participacin ciudadana en la seleccin
de magistrados: el Consejo Nacional de la Magistratura es, en efecto, una asamblea de electores
designada por ciudadanos calificados por su estatuto profesinnal. La seleccin y nombramiento de
jueces ser producto de la decisin de este rgano, previa evaluacin segn contenidos propuestos pur
la Academia de la Magistratura. Pues bien, en los hechos este sistema se encuentra an comenzando
la tarea encomendada y, sin mencionar los desencuentros ya subsistentes entre estos dos rganns, lo
cierto es que en la actualidad existe un nmero creciente de magistrados en ejercicio, denominados
. suplentes o provisionales, cuyo origen es bsicamente excepcional pero que, por su nmero y tiempo
en el cargo, son prcticamente la regla".
De otro lado, sobre el argumento que afirma la legitimidad de la jurisdiccin como subordinacin
WfERRAJOU, luigi. Op. cit., p. 68.
J:lToda argumenladn jurdica debe cumplir tres funciones: al la primera de carcter terico wgnoscilNo, b) kl segunda tiene una naturaleza prctica, y q la
tercera :odre Gllmcarse como poltica o moral. la primera se explica en ra necesidad de lograr una comprensin ms profunda del fenmeno jurdico estudiado.
la.segunda se orienta a Ia.posibilidad de oflKef una orierrta(in til en fas tareas de produdr, interpretar Y aplicar el Derecho. la tercera tiene que ver COll el tipo
de concepcin ideolgica jurdica, que est siempre en la base de una determinada concepdn de la argumermn. En ATlENZA, Mantl!!l. Las
razones del Derecho. Teorasjutdkas de fa argumentacin. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales. 1991, pp. 249-251.
L Op. cit., pp. 6&69.
1iNo es posible dejar de emmr un comentario respecto de la situacin generada en este mbito, a propsito dela renu!l<i.l del pleno de magistrados del
Coroejo Nacional de la Magistratura, ocurrida con posterioridad a la fecha de condusin del presente trabajO. En efecto, el jueves 12 de marzo d<! 1998, el
Congreso de la Repbica did la ley 26933, en cuya virtud se recortaba la faru!tad de Sancill prevista en el articulo inciso 3) de la Co1lStitucin Polrtka
y regulada en'el artculo 21"incisocl de la ley26397 (l.eyOrgrtkadel Consejo de !a Magistratura). Esteepiwdlo marca la hora final respecto de! problema
de la instituonadad democrtica del pas. t! esquema autoritario del gobierno apunta a consolidar su posidn institucional en oofinitiva Se presume que
los fines peseguidos.son diversos, pero en el imaginario social flota el tema de la reelecCll Presidencial. la forma como se vincula este asunto ron la renuncia
de !os Magistrados se explica en los siguiel1!es trminos. 8 Consejo de la MEI9istratura se presentaba como un obstculo que desde hacia buen tiempo
frenaba algunas de las expectativas de la reforma judicial. 8 12 de didembre de 1997, ya se haba didodo la Ley 26898, norma que a travs de su artkulo
extrajo del mbito normativo de las potestades 001 Consejo lo relativo al nombrcmiento de los Jueces Sup!enles. la situacill incmoda de esta institlKin
termin de \'enarse cu;ndosali al conocimiento de la opinin pbfca el caso de los S magistrados de una Sala (;\111 de la Corte Suprema que denunciaban
haber sido po; un magistrado de nvel jerrquico imerior, quien haciendo !as veces de Vocal Ponente, habria cambiado el contenido de una
sentencia derivada de una controvetSia entre el Banco Central de ReseIVa de! Per y la empresa NOVOTEC, el fallo a favor de sta rtima fe otorgaba por razn
de indemnizacin el pago de la suma de SI. 200,OOO.OD.los abog<ldos del Banco Central de Reserva demandaron la revisin de la sentencia por cuanto en
sta no se argumentcba nada respecto de la razooablidad del exorbitante monto de la indemnizacin. los magislrados supremos aducen haber firmado la
resollKin sin leer. Sostienen que sta suele ser una prdica habitual, basada en laronfiama deposrtada en el Vocal Ponente y en un ado de gran heterodoxia
procesal deciden declarar nula la mencionada resolucin, medrante Resolucin del 16 de enero de 1998. Estos mismos vocales supremos han sido sealados
como fieles al rgimen poltico, tienen el antecedente de haber partidpado en casos "difci!es" para el gobierno, demostrando un comportamiento "leal". En
walquier caso, se trata de un epsodio cargado de irregularidades procesales y sospechas de corrupcin. Segn lo dispuesto en la Cons!itudn Poltica y en la
ley Orgiifllca del Consejo, ste tenia la facultad 00 proce->3f y sancionar a estos magistrados, pero en pleno proce-,o, intervino el Congreso y produjo su
decisin hacindola extensiva-enforma retroactNit--o los hechos que en ese momento se venian conociendo en el Consejo de la Magistratura. los magistrados
de esta instilucin ItMPrnn nup r>ummr pn no 1"" ",.in,.;,.,"" no "no IA"':,_ .;., r _.;- " . L . .'
GORKI (jONlAtES
o estricta sujecin de la actividad judicial a la ley, est dems decir que ste en realidad propicia
una imagen dbil o nula de la judicatura, pues concibe el problema de la legitimacin a partir de
constrefiir seriamente la labor judicial de interpretacin, obligando al juez a la aplicacin automtica
de las normas, ya que en definitiva todo apartamiento de la letra de la ley, supondra un factor de
deslegitimacin del juez.
Legitimacin sustancial, argumentacin judicial y derechos fU1Ulmentales:
los presupuestas de una indispensable relacin
Se hace necesario, de acuerdo a lo expuesto, ampliar los referentes o fuentes de legitimidad de la
funcin judicial que especifiquen el lugar de los derechos fundamentales en el comportamiento de la
misma. La siguiente es una perspectiva que incide en lo propuesto:
Como ha sealado Prieto Sanchs", la jurisprudencia obtiene su legitimidad del fiel cumplimiento
no slo de las normas sino de los valores y principios que estructuran el ordenamiento jurdico. Sin
embargo, esta dimensin ligada inclusive a una visin formalista de la jmisdiccin, se enriquece al
integrar en el planteandento la siguiente consideracin: la dimensin creativa de las decisiones judiciales
exige la superacin de la simple sujecin del juez a la ley, a partir del reconocimiento de la responsabilidad
poltica del mismo, que se configura como un rgano legitimado para efectuar esa labor gracias a las
garantias formales, entendidas en una perspectiva procesal"; es decir, en una perspectiva que sita al
juez en un lugar desde el cual ya no se limita a verificar si la norma es idnea para resolver el supuesto de
hecho, sino que previamente ha de interrogarse sobre la propia legitimidad constitucional de la misma y
de la solucin ms adecuada a la luz de esa misma preceptiva constitucional".
En esa direccin, autores como Capelleti" se han manifestado a favor de considerar queja esencia
de la actividad jurisdiccional va ms all de la simple sujecin del juez a los limites precisos de la ley
dejando abierta la posibilidad de que ste base sus decisiones en la equidad o en su propia conciencia.
Hablamos, en suma, de un sistema de valores incorporados en el texto constitucional. stos, si bien es
cierto no tienen por objeto primordial resolver conflictos de intereses concretos, s estn programados
para condicionar y orientar el proceso interpretativo, sin que ello obste para reconocerles autntica
fuerza normativa
JOO
,
Apuntando en el mismo sentido, Ferrajoli
lOl
sostiene que ms all de la sujecin del juez a la ley,
la legitimacin de la actividad judicial, como la de los otros poderes del Estado, se produce por la
marcha de los mismos al servicio de la garanta de los derechos fundamentales de los ciudadanos,
mediante la incorporacin limitativa en su Constitucin de los deberes pblicos: prohibicin de lesionar
derechos de libertad, obligacin de dar satisfaccin a los derechos sociales, correlativos del derecho
ciudadano a la tutela judicial.
"'PRIETO SA."lCH!S, luis. Ideologa e interpreradn urkfica. Madrd: Editorial Temos, 1987, p. 125.
'l7loc. cit
9O!bid., p. 122.
M. Giudidici Legislaron? Miln: Guffr, 1984, p.14. Al re5pecto, el citado autor se pregunta: Quien quisiera negar el carcter JurisdiCcional
de las decision..os dadas hace dos rnmo!mde aos por los magistrados de la Roma dlisica, o hace algunos s9!os por 105 Candllems ing\e$es, porque stas se
basaban en la equidad o en la corn:ienda?
-"" _ ,",,,
Esta forma de entender la legitimidad de la funcin jnrisdiccional permite derivar un papel fuerte
del juez, como sujero llamado a dirimir controversias y a garantizar los derechos fundamentales contra
los otros poderes, llegando a utilizar, de ser necesario, su poder de censurar las propias leyes cuando
staS resulten inconstitucionales
l
". En este sentido se entiende moior la necesidad de que frente a los
procesos en los que se discuten derechos fundamentales, el sistema judicial responda atendiendo al
principio de la prevalencia de los derechos de la persona, ms an si esa es la lnea sistemtica que
orienta el artculo l' de la ConstitucinPoltica, que en un perspectiva efectivamente jurdica, establece:
"La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y el
Estado". De esta forma, la funcin jurisdiccional adquiere entonces el carcter de contra-poder en
ganmtia de los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Ahora bien, un procedimiento que haga viable el desarrollo del ejercicio jurisdiccional en los
trminos propuestos, debe anticipar la necesidad de la argumentacin jurdica para legitimar las
decisiones o fallos judiciales. Slo a travs de la exposicin de las razones que sirven de sustento o
justifican tales decisiones, ser efectivamente posible actualizar los principios y reglas constitucionales
que estructuran el sistema juridico-poltico. Y slo en esa medida se conocer el peso especfico que
tienen los derechos fundamentales en el razonandento judicial. Por ello, exponer las razones, es decir,
argumentar, significa en este mbito, esencialmente, justificar.
La justificacin en el mbito jurisdiccional es sumamente importante porque, en tanto implica la
existencia de un marco normativo previo, ella permite dar razones para que la decisin sea aceptable
en Derecho y por la comunidad jurdica. Entonces, la argumentacin del juez debe ser
fundamentalmente, aunque no exclusivamente, justificativa. As cuando el principio constitucional
contenido en el artculo 139', inciso 5) de la Carta Magua se refiere a: "La motivacin escrita de las
resoluciones judiciales en todas las instancias [ ... j", debe entenderse que "motivar", en este caso,
equivale a que los jueces justifiquen sus decisiones como un mandato imperativo que sustenta el
orden jurdico-poltico de nuestro pa&
En segundo lugar, la justificacin de las decisiones judiciales es consustancial a un sistema poltico
en el cual el ejercicio de los derechos fundamentales es pre-condicin para su subsistencia. En efecto,
en un ordenandento en el cual se acepte la vinculacin entre los derechos fundamentales
y los procedimientos e instituciones de la democracia, el cumplimiento de preceptos que contienen
derechos de carcter poltico, como el referido a la "motivacin" de las resoluciones judiciales,
presuponen el cumplimienro de otros derechos fundamentales, como, por ejemplo, el derecho a la
libertad personal. En esa medida, la justificacin se instituye como un mecanismo de control transparente
que mide la relacin o distancia existente entre los presupuestos del ordenamiento constitucional y las
respuestas judiciales en los casos en que stas sean requeridas.
,11 GARciA PASCUAl, Cristina. Op. cit., p. 178. otro lado, esta es la linea de razonamiento que deriva del segundo prrafo del articulo 138" de la
ConstitJoOr Politica: "{... J En todo proceso, de exis'Jr incompatibilidad entre una norma constitudonal y una norma legal, los ueces prefieren la primera.
!guaImente, prefieren la nonna lega! sobre toda otra norma de rango inferior".
,,,
GORKI GONIALES
Legitimar la falta de justificacin, es decir, la formulacin de decisiones judiciales amparadas
nicamente en la lgica formal, equivale a sostener que las decisiones no requieren ser justificadas
porque provienen de una autoridad legitima, como razn suficiente para hacerlas aceptables. Mas
como resulta evidente, esa constituye una lgica incompatible con los ptincipios sobre los que se
funda un Estado constitucional democrtico lOO: un Estado en el que los derechos fundamentales y los
ptincipios polticos del sistema, a pesar de todas las tensiones, mantienen entre s una insepatable
asociacin
lll4
En esta direccin, la justificacin de las decisiones en la actividad jurisdiocional permite
adicioflhnente promover los mecanismos del sistema poltico, afianzando y actualizando sus principios;
y, adems, se vislumbra como un factor coadyuvante para que el Derecho cumpla mejor su funcin
como instrumento para la convivencia sociaP05.
Legitimidad jurisdiccional, hbeas corpus y derechos
fundamentales en los tiempos de reforma judicial
Todo lo dicho en el punto anterior pemrite sostener que el anlisis del comportamiento de la
judicatura frente al caso concreto es crucial para verificar el sentido que adquiere la funcin jurisdiccional
frente a los requetimientos de la ciudadama que acude al Poder Judicial buscando la tutela de sus
derechos fundamentales. En otras palabras, es de la forma como e! juez encara el proceso judicial que
se comprueba la existencia de los elementos que legitiman su actividad y que lo sitan en e! contexto
del Estado de Derecho.
En esa perspectiva, las siguientes lneas proponen un estudio en dos niveles. En e! ptimero se
presenta de manera general un cuadro que pemrite conocer la forma como ha reaccionado la judicatura
frente a la interposicin de aociones que bnscaban garantizar y proteger derechos fundamentales a
travs del proceso de hbeas corpus, precisamente en el perodo de! ltimo tramo de la reforma del
Poder Judicial, es decir, los aos 96-97. De otro lado, en una segunda parte se exploran las distintas
aristas de un caso ciertamente complejo y dificil conla finalidad de identificar las lneas de razonanento
y argumentacin judicial en el marco de tensiones en el que se desarrollan los hechos.
mATIENZA, Manuel. Op. di., p. 25.
,Q AlEXI, Robert. Teora del disoJrso y Derechos Humanos. Santaf de Bogot: Unlvelsidad del Externado, 1995, p. 136.
'()SATlENZA, Manuel. Op. dI., p. 25,
LEGITIMIDAD JURISDICCIONAL Y HBEAS CORPUS:
PROTEGIENDO EL INTERS PBLICO?
El mbito del ejercicio jurisdiccional, en gran medida, es el que otorga o resta legitiuridad a la
actividad de la judicatura. Ms an, es el proceso constitucional del hbeas corpus, en trminos histrico-
sistemticos, el lugar privilegiado para la proteccin y tutela de los derechos fundamentales ms
sensibles, debido a su naturaleza cnsustancial a la libertad de la persona humana. La actual Constitucin
poltica, en su arlculo 200', inciso 1), establece, al respecto, que procede el hbeas corpus contra el
hecho u omisin de cualquier autoridad, funcionaro o persona que vulnera o amenaza la libertad o los
derechos constitucionales conexos. As, el mbito esencial de este proceso est determinado por la
hbertad individual, pero reconoce, adems, la cobertura hacia los derechos conexos con ella. Ese es
precisamente el sentido recogido por el arlculo 12' de la Ley 23506, que establece los casos en los
que procede el hbeas corpus.
Resulta sumamente importante, por lo expuesto, conocer cul ha sido el comportauriento de la
judicatura en relacin con la tutela y proteocin de los derechos fundamentales durante e! periodo de
desarrollo de la reforma del Poder Judicial, pues, como se ha establecido, ste es un espacio en el que el
inters pblico aparece provisto de contenidos diversos y confrontados: la puesta en prctica de las
polticas de la reforma judicial, por un lado, y su incidencia en el mbito de la proteccin de los derechos
fundamentales, por e! otro. As, explorar los alcances de esta relacin debe pemritir reconstruir los
componentes del inters en co!licto y debe hacer transparente la dimensin y e! contenido de lo pblico.
Se parte por efectuar una revisin a nivel cuantitativo que tiene como marco de referencia las
resoluciones de hbeas corpus publicadas en el diario oficialEIPeruano entre julio de 1996 y diciembre
de 1997,las cuales constituyenjurisprodencia obligatoria en los trminos de lo dispuesto porel artculo
9' de la Ley 23506 (Ley de hbeas corpus y amparo). Es de precisar, asarismo, que se trata de "todas"
las resoluciones finales recafdas en los procesos de hbeas corpus, en los trminos de la urisma ley,
una vez que han quedado consentidas y ejecutoriadas
l
".
Son 91 las resoluciones recogidas en dicho perodo, y el criterio para la sistematizacin de las .
mismas ha sido e! siguiente:
a) Se han seleccionado las resoluciones finales segn el sentido del fallo. Estas estn agrupadas
por aos, primero las del 96 y luego las del 97;
b) Casi en su totalidad (93.4%) las sentencias provienen del Tribunal Constitucional, por ello, se
ha visto la necesidad de precisar el sentido de las resoluciones de las instancias anteriores, con el fin de
determinar el comportamiento judicial en concreto.
c) Es preciso indicar que la informacin referida en el punto anterior, ms que en los otros casos,
;.; En efecto, el texto del artiwlo 42 de la ley 23.S06 establece textualmente: "Todas las sentencias finales de hbeas corpll5 y amparo, una vez que queden
consentidas sern puI::\iGl".:as obflgalonamente dentro de !os quince das siguientes, en el Diario Oficial El Peruano.
N
GORK! GONtAlES
impide realizar comentarios de fondo, en la medida que nuestra fuente de trabajo directa son las
resoluciones del Tribunal Constitucional y es a travs de stas que llegamos a lo resuelto en el Poder
Judicial En otras palabras, no es posible evaluar el razonamiento judicial presente en las resoluciones
sino por el resultado.
Ciudades de donde provienen /as demandos de hbeas corpas:
De un total de 53 resoluciones de hbeas corpus correspondientes al afio 96, 41 provienen de la
ciudad de Lima; a su vez, de 38 resoluciones emitidas en 1997, 1810 fueron en la capital. Desde esta
perspectiva queda claro que la utilizacin del hbeas corpus se produce principalmente en la capital
En el resto del pas, la institucin casi no aparece registrada. Como indicador de este primer resultado
,
se sugiere un panorama en el cual, o efectivamente no se producen violaciones de derechos
fundamentales en provincias o bien que el acceso ala tutela jurisdiccional de los derechos fundamentales
se hace ms difcil, debido a que el conocimiento de la institucin del hbeas corpus es limitado fuera
de Lima. Inclusive, es sustentable la posibilidad de que las Sedes de Corte de cada provincia no
cumplan con enviar sus resoluciones al Diario Oficial El PerUilno (cuadro 1). En todo caso, se trata de
una situacin que pese al tiempo transcurrido y al proceso derefonna en marcha no ha variado sustantiva-
mente del estado de cosas previsto en el ao de 1990
107
En esa misma lnea y en los procesos que
judicialmente hubieran concluido con resoluciones adversas a la vctima, tiene sentido preguntarse
por la inoperancia del Tribunal Constitucional debida a razones de lejana geogrfica respecto de las
zonas del interior del pas y de costos procesales para la prosecucin de los recursos extraordinarios de
casacin.
Este esquema se pone en evidencia y a la vez se acrecienta, si se considera que los defunndantes
que obtuvieron una resolucin fundada en la primera instancia del mbito jurisdiccional, tuvieron que
esperar que sea el Tnbunal quien decida favorablemente sobre sus corrigiendo el fallo de la
instancia superior anterior. dems precisar que el carcter sensible de los derechos fundamentales
tutelados a travs del proceso de hbeas corpus y la eficacia protectiva de ste, se diluyen en un
escenario que dilata el resultado, al punto que en gran medida deviene simblico. (El cuadro 1 resume
lo dicho).
CUADRO t
Ciudades
Uma
Arequp!
Callao
San Martn
lea
Hunuco
Piura
Aneash
IquITOS
Chmbote
la Ubertad
Cusca
Apurmac
lambayeque
Cajamarca
Ao 96
41
2
4
t
Ao 97
18
6
3
2
3
Eficacia del hbeas corpas y sentido de /as resoluciones: ju{kdiciembre de 1996:
La importancia social del hbeas corpus, es decir, el grado de incidencia que el hbeas corpus tiene
en la proteccin de los derechos fundamentales, puede ser medido a travs del sentido del fallo en cada
caso. Una fonna de ver las cosas estrictamente cuantitativa, pennte asumir que a mayor nmero de
resoluciones fundadas existe una mayor sensibilidad de parte de la judicatura frente a la defensa de los
derechos fundamentales. Mas como se observa a continuacin, esto no ha sido as en la prctica.
Resoluciones que declaran fundados /as demandos:
Segn la informacin obtenida, durante el ltimo semestre del afio 1996, de un total de 51
resoluciones emitidas por el Tnbunal Constitucional, slo en ocho casos se produjeron sentencias que
declararon fundada la demanda. Estamos hablando del 15.7%, es decir, una efectividad protectiva
muy baja pero ciertamente mayor que la detectada en investigaciones anteriores. En efecto, el profesor
Francisco Eguiguren Praelil
08
demuestra que entre los aos de 1983 y 1990, el Tribunal de Garantas
Constitucionales tuvo una presencia casi nula en la proteccin de las libertades individuales, pues
sobre un total de 64 casos slo produjo 2 sentencias fundadas, es decir, el 3.12% del total. Una de las
lO) Es sumamente importante anotar como algunas de laspregunta5 formuladas, en realidad ya fueron planteadas por el constituciona!ista Francisco Eguiguren ItI'{oc. Cit.
Praelien "Elhbeas corpusenel Per: enero 983-juno 19!3l}. AnrtSis(uantitativo"_ En lecturas Constitucionales Andinas W L Comisin Andina de Juristas,
Urna, 1991, p. lOS.
GORKj GOI/ZACES
razones que explican esta diferencia tiene que ver con el contexto poltico de los aos 80' y el tipo de
causas involucradas en los procesos de hbeas corpus. Porun lado, hablamos de un contexto de violencia
poltica y estado de emergencia y, por otro, de un volumen de causas representado fundamentahnente
por los casos de detencin arbitraria (868 casos) durante el mismo perodo. La interpretacin
constitucional predominante en aqullos aos apuntaba a restringir el uso del hbeas corpus durante la
vigencia del estado de emergencia. Esta perspectiva ha sido superada por la Constitucin de 1993 al
establecerse que el ejercicio de las acciones de hbeas corpus no se suspende durante la vigencia de los
regmenes de excepcin (art' 200, prrafo octavo), y de otro lado, el contexto actual no es de violencia
poltica generalizada.
El comportamiento del Poder Judicial mantiene un sesgo similar. En la Instancia Superior, de 53
resoluciones emitidas, slo en cuatro casos (7.5%) se declar fundada la demanda. Es de precisar que
en dos de estas resoluciones, se observa un procedimiento inconstitucional que afortunadamente fue
advertido en el Tribunal Constitucional. As, contra lo previsto en el artculo 21' de la Ley 23506, la
instancia Superior concedi el recurso de nulidad, luego de haber confirmado la resolucin de Segunda
Instancia en forma favorable al demandante. En la primera instancia, la proporcin de sentencias
fundadas en relacin con las sentencias emitidas es casi igual a la que se produce en la instancia
superior. De 53 demandas de hbeas corpus, slo en 7 casos se resuelve en forma fundada (13.3%).
Resulta poco creble que exista un volumen tan alto de demandas con razones insuficientes para
ser declaradas fundadas. La falta de decisiones judiciales favorables, en tal sentido, puede vincularse
ms bien a los criterios restrictivos en materia de interpretacin, poco proclives a la proteccin de las
libertades individuales y derechos conexos.
Resoluciones que declaran infundadas las demandas:
En este acpite es preciso indicar que del total de demandas resueltas por el Tribunal Constitucional
(51), catorce fueron declaradas infundadas. Estamos hablando de un porcentaje siguificativarnente
mayor, esto es, el 27.5%, respecto del representado por las resoluciones fundadas (15.7%). Sin duda se
trata de un resultado preocupante que confirma la escasa relevancia del Tribunal en la proteccin de
los derechos fundamentales.
Ahora bien, el comportamiento del Poder Judicial respecto de estas mismas resoluciones fue e!
siguiente: En la Instancia Superior de 53 casos, el 30.2%, es decir, 16 resoluciones, se pronuncian
declarando infundada la demanda. Como puede verse este porcentaje es igualmente mayor que el de
los casos en los cuales se produjeron sentencias favorables (7.5%). Lo propio ocurre en la primera
instancia pues de 53 causas, el 24.5% se declaran infundadas, contra el 13.3% que declaran fundadas
las demandas.
Resoluciones que declaran improcedentes las demandas:
Un dato sumamente importante es el relativo a las improcedencias. El Tribunal Constitucional
resolvi que catorce demandas eran improcedentes, es decir, el 27.5% del total. Conviene precisar al
respecto que el artculo 5' de la Ley 23506 establece los casos en los cuales no proceden las acciones
de garanta. Al respecto, se mencionan los siguientes:
1) En caso de haber cesado la violacin o la amenaza de violacin de un derecho constitucional;
2) Contra resolucin judicial emanada de un procedimiento regular,
3) Coando el agraviado opta por recurrir a la va judicial ordinaria; y
4) Contra los actos regulares de Poderes del Estado y rganos Constitucionales. A estas causas, para
e! caso especfico del hbeas corpus, la Ley 25398 ha aadido las siguientes:
1) Cuando el recurrente tenga instraccin abierta o se halle sometido a juicio por los hechos que
originan la accin de garantia;
2) Cuando la detencin que motiva el recurso ha sido ordenada por juez competente dentro de un
proceso regular;
3) En materia de liberacin del detenido, cuando el recurrente sea prfugo de la justicia, o desertor de
las Fuerzas Armadas o Polica Nacional, o evasor de la conscripcin militar, o militar en servicio
arrestado por sus jefes o est cumpliendo pena privativa de la libertad ordenada por los jueces.
De la informacin estudiada se puede establecer que las principales causas de improcedencia,
segn lo previsto en la ley, son los casos en los cuales carece de objeto pronunciarse por haber cesado
la violacin del derecho o porque la demanda est interpuesta, segn el Tribunal, contra actos o
resoluciones que provienen de un procedimiento regular.
Con este porcentaje de improcedencias el margen de desproteccin, cuantitativamente hablando,
se incrementa. Mas cabe hacer algunas observaciones. En principio, la declaracin de improcedencia
debido al cese de la vuIneracin del derecho, en realidad es una solucin que no consideranecesariamente
el contexto en el cual se sita la vctima. En otras palabras, es posible que sta haya superado el estado
en el que se produjo la violacin del derecho, pero se encuentre en un contexto propicio para que sta
se pueda volver a producir o de hecho se est produciendo. De otro lado, esta solucin mezcla los
casos que fueron improcedentes desde un principio en el mbito judicial, con los que ms bien tuvieron
resolucin favorable.
Precisamente, esta ltima observacin se confirma en el hecho de que adems de las resoluciones
citadas, existen otras dos en las cuales el Tribunal declara, por sustraccin de la materia, que no tiene
objeto emitir pronunciamiento por cuanto la vulneracin del derecho ha cesado.
El comportamiento del Poder Judicial frente a este tema ha mantenido el siguiente peWI: tanto en
la instancia superior como en la inferior se produjeron, en cada caso, 31 resoluciones que declararon la
GORKI GONtALES
improcedencia de las demandas de hbeas corpus, En la primera instancia estamos hablando del 58
de! total, porcentaje que se reitera en la instancia Superior, Al final, este resultado no hace sino
la dbil presencia del Poder Judicial en la defensa de la libertad individual. ar
Resoluciones que declaran nulo todo el proceso:
El Tribunal Constitucional declar en cinco casos que todo lo actuado era nulo, por haberse
confundido!a va procedimental. Aqu es preciso fijar el OJmportamientoque el Poder Judicialmantuvo
respecto de estas mismas resoluciones,
, Es de precisar que la declaracin de nulidad de todo lo actuado se sustenta en que los derechos
mvocados por los demandantes deban ser protegidos a travs del amparo y no del hbeas OJrpus,].as
instancias judiciales se limitaron a declarar improcedentes las demandas, en lugar de remitir los actuados
a la va correcta, En esa medida, est claro que el Poder Judicial cumpli un papel dilatorio y
para la defensa y proteccin de los derechos fundamentales en cuestin,
El hbeas corpus ms all de los cifras:
Como se ha sostenido, la legitimidad de la funcin jurisdiccional se verifica en la prctica, es
decir, en la medida que sus decisiones se producen en el marco de los principios del sistema politico-
actualizndolos, a travs de las propias normas positivas a los casos concretos, Para
que esta posibilidad se produzca es preciso que los jueces justifiquen sus decisiones judiciales,
persuadiendo y logrando que sean aceptadas, estableciendo con claridad los problemas relevantes y
exponiendo en forma clara y directa las razones en que fundan su interpretacin,
En esa direccin, la falta de eficacia protectiva derivada del anlisis cuantitativo se agrava'; debido
al escaso esfumo argumentativo encaminado a justificar la decisiones judiciales o, peor an, cuando
por su falta de claridad y coherencia, los argumentos sostenidos distraen la atencin de los problemas
juridicos relevantes, confundiendo y diluyendo la eficacia protectiva del hbeas corpus, Los siguientes
dos casos grafican en forma clara esta tendencia,
A. Un caso de detencwn arbitraria 109
En este caso la resolucin se pronuncia como consecuencia de un recurso extraordinario contra la
sentencia de la Corte Suprema que declara infundada la accin de hbeas corpus interpuesta por Rger
Guerrero Macuri, en favor de su hermano,
De los antecedentes de la resolucin se desprende que el demandante interpuso la accin contra
un corone! de la polica nacional, indicando que dicha autoridad haba detenido a su hermano el 12 de
marzo de 1993, en la Jefatura Provincial de Tarma y que slo despus de 72 horas la polica lo puso a
I>J !L"SOIucin publicada en: Separata especia! de jurisprudencia, diario El Peruano, 18 de setiembre de 1996, p. 2315.
disposicin de la estacin de Lunn,
La resolucin incluye entre los antecedentes, e! sentido del fallo de las instancias anteliores; el
juzgado, la Corte Superior y la Corte Suprema, declararon infundada la demanda, Entre los fundamentos
de cada una de las resoluciones de estas instancias existen graves incompatibilidades que son esenCIales
para determinar si hubo o no una detencin arbitraria, Veamos:
al El juzgado seala que el hermano no se encontraba en los calabozos de la estacin de Lorn,
pero que s eSU1VO en una de las oficinas de dicha dependencia para efectos de rendir su declaracin,
debido a una denuncia en su contra por delito contra el patrimonio.
b) Por su parte, la Corte Superior precisa; sin embargo, que el defendido s fue detenido por existir
una requisitolia en su contra, permaneciendo slo por tres horas en la estacin de Lorl,
c) Fm'almente, la Corte Suprema confirma la resolucin de la Corte Superior por los mismos
Jimdmnelos.
d) Es recin el T!1bunal Constitucional quien contigiendo los tres fallos declara fundada la demanda,
Como puede verse, la no determinacin de los hechos en las dos primeras instancias, as como en
la Corte Suprema, revela que no existe claridad sobre si el hecho de la detencin arbitraria se produjo,
Sin dejar de anotar la gravedad de esta situacin anmala, veamos a continuacin cul es e! examen
que pennite al Tribunal decidir contra lo resuelto en forma reiterada en el mbito judicial.
alA partir de los instrumentos que obran en el expediente, el Tribunal precisa en sus considerandos:
"., .ha quedado probado, con la boleta de detencin corriente a fojas siete del cuaderno principal, que
el agraviado fue detenido con fecha doce de marzo de 1993, sin existir mandato judicial para tal
efecto", En este slo prrafo se recoge la tipicidad que configura la detencin arbitraria,
b) Agrega, ms an, que segn lo expuesto en autos"" ,ha quedado probado que [el demandante J
no fue puesto a disposicin de la autmidad competente dentro de! trrnlno de veinticuatro horas previsto
en el artculo dos, inciso veinte de la Constitucin de mil novecientos setenta y nueve",
Pues bien, cabe formularse la siguiente pregunta: qu razones explican el que estos hechos no
fueran establecidos previamente por las decisiones judiciales? La persistencia de una lgica proveniente
del estado de emergencia, que antepone la seguridad del Estado a la libertad individual para juzgar
estos casos, an en 1993, puede ser una buena razn, pero al margen de ello el problema parece tener
otras connotaciones, Entre otras causas, hay que referirse a la existencia de un razonamiento judicial
ejercitado por una judicatura inconsciente de su papel en el Estado de Derecho, Una judicatura
condicionada por la falta de estabilidad en el cargo, que, valora ms su permanencia en el puesto que
la proteccin de los derechos fundamentales de la ciudadana,
Un segundo punto se refiere al fallo de la Corte Suprema que confirma la sentencia de segunda
instancia por sus propios fundamentos, Ya se ha sostenido la importancia que tiene para el estado
251 1
Z5Z
GORKI GONZALH
constitucional, el que se justifiquen las decsiones judiciales; en tal sentido, slo queda agregar que
esta resolucin se desvincula por completo de los principios sobre los que se funda el sistema poltico_
constitucional peruano. Se trata, en suma, de una resolucin ubicada en el horizonte de un fonnalismo
ritual y autoritario, que impide controlar los presupuestos que sirven de base para la toma de decsiones.
Para finalizar, no se puede dejar de fonnular la siguiente pregunta: qu sentido tiene declarar
fundada una demanda que busca en esenca reponer las cosas al estado anterior en el que se produjo la
vulneracin del derecho, cuando sta ya ces?l1o. El caso es que al momento de emitir la sentencia el
Tnbunal Constitucional, han pasado ms de tres afios desde que se produjo el cese de la vulneracin
del derecho, entonces ya no haba nada que reponer. Sin de deteneruos nuevamente en este
tema ms adelante, es preciso apuntar las siguientes ideas:
Esta resolucin constituye una excepcin a la tradicin jurisdiccional y del propio Tribunal
Constitucional frente a este tipo de casos. 1.0 frecuente ha sido optar por declarar la improcedencia o
en el mejor de los casos declarar que carece de objeto emitir pronunciamiento por haber cesado la
violacin del derecho.
En segundo lugar, el efecto jurdico de la misma slo podra tener cobertura en el mbito de la
responsabilidad de los infractores, de confonnidad con lo establecido en el artculo 11' de la Ley
23.506, pues de otro modo, con la falta de pronunciamiento o la improcedencia, deviene la impunidad
de quienes afectaron el derecho.
Sin embargo, consideramos que este breve destello de lucidez hubiera tenido una maguitud acorde
con el inters pblico, tanto para el caso concreto como para el devenir jurisprudencial si en l, adems,
se hubieran expuesto las razones que justifican, razonablemente, declarar fundada la demanda
anticipando el efecto deseado.
B. El derecho a la vh/a y la integridad fisica en cuestWn
lll
Es el caso de una persona interua en el penal de mxima seguridad "Castro Castro", inculpada por
el delito de terrorismo y que por recomendacin de la Junta Mdica del Establecintiento Penitenciario
debe ser trasladada a un centro hospitalario, a fin de que pueda recibir el tratamiento mdico adecuado
a su delicado estado de salud, pues al momento de la interposicin de la demanda ha perdido cerca de
30 kilos de peso corporal, peligrando su vida.
La demanda interpuesta por la cnyuge est dirigida contra el Director del Establecintiento
Penitenciario y contra el propio Jefe del Departamento Mdico. La finalidad de la misma es que cese
el impedimento de dichas autoridades para que el interno pueda ser trasladado a un centro hospitalario.
En el fondo se trata de la vulneracin del derecho a la vida y la integridad personal, previstos en la
Constitucin Poltica (art' 2, incisos 1 y 24-h).
El artculo l' de !a ley 23506, establece: "El obeto de fas accio1JS de garanta es el reponer las cosas al estado anterior a la violacin o amenaza dev"olan
de un derecho COIlS"Jtudonal".
11! Resolu6!1 p'Jblica::la en: Separata especial de jurisprudencia, flario El Peruano, 12 de noviembre de 996, p. 2381.
En los antecedentes de la resolucin se establece que en primera instancia la demanda ha sido
declarada inadmisible por el juzgado e improcedente por la Corte Superior.
Un primer aspecto que llama la atencin es la declaracin de inadntisibilidad de la primera instancia.
Al respecto conviene precisar que el carcter y la finalidad del hbeas corpus lo convierten en un
instituto procesal desprovisto de formalidades en la demanda
112
, en consecuencia, a menos que se
tratara de una demanda interpuesta ante un juez incompetente, nO vemos ms razones para que una
demanda de este tipo pueda ser reChazada o declarada inadmisible. Ms bien, de los fundamentos de
la resolucin del Tribunal se desprende que para el juzgado pes e! hecho de que la vulneracin de la
salud y la vida no estuvieran previstas comO "causas taxativas en el artculo 12'. Enconsecuencia, la
decisin del juzgado se construye a partir de una interpretacin literal de la ley de hbeas corpus,
obviando en tal sentido, la cobertura de los derechos conexos a la que remite el inciso 1) del artculo
200' de la Constitucin Poltica del Estado.
La improcedencia declarada por la segunda instancia tampoco tiene un asidero que la justifique
en fonna razonable, segn los presupuestos poltico-constitucionales de nuestro ordenamiento. El
nico caso de improcedencia que al parecer se ajustaria a la solucin dada por dicho tribunal, sera el
previsto en el inciso a) del artculo 16' de la Ley 25398 al sealar que no procede la accin de hbeas
corpus: a) Cuando el recurrente tenga instruccin abierta o se halle sometido a juicio por los hechos
que origina la accin de garanta". Sin embargo, como resulta evidente, la demanda busca el cese de la
vulneracin del derecho a la integridad personal, que por las caractersticas del caso, compromete
intensamente la vida del cnyuge de la recurrente, pero de ningn modo; se pretende la libertad del
inculpado.
La resolucin del Tribunal Constitucional, tras un largo discurso sobre la evolucin del hbeas
corpus y de los derechos que ste protege, concluye en que "los elementales derechos a la vida y a la
salud por su naturaleza estn protegidos en casos de amenaza y de violacin por la accin fulminante
y excepcional de la garanta constitucional del hbeas corpus ... "l!3. Agrega que el juez no puede
. establecer una interpretacin restrictiva de! artculo 12' de la Ley 23506 que establece as causas de
procedencia del hbeas corpus.
Respecto del caso concreto, el Tribunal reconoce que el beneficiario de la accin -que habra
perdido cerca de treinta kilos de peso - se encuentra restringido en su libertad corporal.
Sin embargo, contra todo lo expuesto, opta por una lectura que privilegia la fonna y el procedimiento
antes que lo sustantivo de los derechos en cuestin. El Tribunal considera que el juzgado incurri en
"un grave quebrantamiento de forma al rechazarse de plano la accin incoada, en peIjuicio de los
legitimos intereses de la demandante ... ". El fundamento de su decisin es el artculo 42 de la ley
26435 (ley Orgnica del Tribunal Constitucional), que indica que cuando el Tribunal considere que
m El artcukJ 1 de la ley de Hbeas Corpus y Amparo establece: "Puede ejercer !a aedn de: Hbeas Corpus I.a persona o otra e,n su
oombre, s'ln necesidad de poder, papel sellado, de frtigante, derecho el: firma de letrado o formalida? .alguna . En m!smo e!
14
C
,"itera: "la a(en puede ser eeroda por esenIo o verbalmente. En este UItUllO caso, wantando Ada ante el JUez o secretano, Sifl otra exgenoa la
una sucinta reladn de los hechos para darle curso. Tambin puede ser ejercida telegrficamente, previa la identlficadn del reclamante, actor
o demandan\((.
11lEn: Separata especial de jurisprudeJl(ia, diario El Peruano, 12 de noviembre de 1996, p.2382.
GORKI GOnZAl!S
ha habido un quebrantamiento de fonna en el procedimiento cuya resolucin ha sido sometr'd
a a Su
conocimiento, deber reponer la causa al momento en que se cometi el error,
Para el Tribunal es preciso seguir el trmite previsto en el articulo 18 de la Ley 23506 Ue
establece que "Cuando no se trate de detencin arbitraria", el juez citar a quien o quienes ejecuta;on
la violacin requirindoles expliquen la razn que motivara la agresin y resolver de plano, en el
tnnino de un da natural, bajo responsabilidad". Para tal efecto, la causa es devuelta al tribunal supe_
rior de origen.
As en lugar de declarar fundada la demanda y ordenar, en consecuencia, el traslado del detenido
a un hospital, la mencionada resolucin declara nulo 10 actuado hasta el momento en que la causa fue
admitida a trmite, debiendo esperar el demandante a que su caso sea nuevamente visto por la instancia
inferior, mientras su estado de salud contina empeorando.
En la prctica, para el Tribunal Constitucional, el carcter sustantivo de los derechos afectados no
tiene sino un valor simblico; por ello se inclina por una interpretacin procesalista derivada de la
facultad concedida por el artculo 42 de la Ley Orgnica del Tribunal, para que ste declare la nulidad
de la resolucin que quebranta la fonna del procedimiento y la reponga al estado que tenia cuando se
cometi el errar. En lugar de desarrollar una perspectiva interpretativa que hosque maxintizar la
proteccin de los derechos fundamentales, el Tribunal opta por una salida que dilata y desvincula el
carcter del hbeas corpus a su esencia marcada por la celeridad y eficacia protectiva.
Diciembre de 1997
Miembros del Tnbunal Constitucional declararon inaplicable la ley 2647 (Ley de interpretacin
autntica) que habilita la reeleccin presidencial para las elecciones generales del ao 2000; a raz de
este fallo se produjeron enfrentamientos intemos entre los miembros del Trihonal
ll
', agudizados,
ciertamente, por la presin poltica ejercida por la mayora oficialista del congreso. Estas circunstancias
marcaron en los hechos el posterior accionar del Tribunal Constitucional.
De un total de 38 Resoluciones publicadas durante el afio 1997 en la separata especial de
Jurispmdencia del diario oficial El Penlno, la actuacin del poder Judicial fue la siguiente.
Sentido de fl1s resoluciones
La Corte Superior resolvi fundadas cinco demandas, es decir, un 13% del total de resoluciones
publicadas. De estas dos demandas confinnaron 10 resuelto en primera instancia. Durante este periodo
se registran tres demandas fundadas en el mbito del Tribunal Constitucional.
Respecto de las demandas infundadas, es preciso anotar que el Tribunal Constitucional resolvi
cinco demandas en dicho sentido. De los casos estudiados, la primera instancia registra 6 casos de
m "El 29 de enelO,.1a audieru:ia pbka en !aque el Tribuna! debia analizar una serie de resoluciones denegatorias de a:iones de amparo se
frustr por falta de qurum, provocada por el enfrentamiento en que se encuentran enfrascados los magistrados de esa entidad". En Resumen Semanal.
Osco, Lima, 29 de enero-04 de febrero de 1997, p. 2. El 29 de mayo de 1997, O$ tres magistrados que emitieron el fallo en contra del Presidente de la
Repblica iueron destituidos por la mayora ofi<iafiSla de! Congreso.
,demandas infundadas (15.7%), mientras que en el Tnbunal Superior se registran 5 casos de demandas
infundadas.
En la misma lnea restrictiva, el Tribunal Constitucional declar la improcedencia en quince
casos. Pero mucho mayor es la improcedencia en el mbito judicial. Se registran 28 casos en la primera
instancia y 27 en la segunda.
Adicionalmente, en 9 casos el Tribunal declar que por sustraccin de la materia, careca de
objeto pronunciarse. Previamente el comportamiento judicial mantuvo la lnea siguiente: seis demandas
fueron declaradas improcedentes por el juzgado de primera instancia y 7 por la Corte Superior, y en un
caso la Corte Superior declar inadmisible la demanda. En 2 casos se tienen resoluciones de la primera
instancia que declaran infundada la demanda y en un caso de la Corte Superior. La escasa proteccin
que el ciudadano encuentra en el Poder Judicial se refleja una vez ms. Los seis casos referidos estn
relacionados con el derecho a no ser detenido arbitrariamente, mas debido al transcurso del tiempo y
a la ineficacia del Poder Judicial, los demandantes ya se encontraban en libertad cuando el Tribunal
resolvi, dejandc en la impunidad los hechos violatorio& Esta infonnacin es preocupante, ms an
si se admite la posibilidad de que en algunos de estos casos el demandante tuviera la razn, pero pese
a ello mantuvo su condicin de detenido por la inoperancia y debilidad de la jurisdiccin.
El siguiente cuadro resume la infonnacin concerniente a la actividad del Tribunal Constitucional.
En l aparecen las resoluciones por ao de expedicin, indicando el porcentaje, seg6n el sentido del
fallo en cada caso (ver cuadro 2):
Causas invocadas en el proceso de hbeas corpus durante el periodo estudiado:
Resulta sumamente importante conocer cules han sido las causas que han incidido en la
interposicin del mayor nmero de hbeas corpus durante todo este periodo. Un anlisis de este tipo
pennite conocer, con un mayor grado de aproximacin, la situacin por la que atraviesa la vigencia de
las libertades fundamentales en tnninos de su garanta y proteccin.
Detencin arbitraria
En el ao 1996 se resolvieron 28 demandas de hbeas corpus en las que se invocaba el derecho a
no ser detenido arbitrariamente y 24 demandas durante el ao 1997 (ver cuadro 3).
De las 28 demandas planteadas en el ao 1996, invocando la cansa antes mencionada, slo 5 fueron
declaradas fundadas, es dech el 17.8% del total. De este nmero de hbeas corpus declarados fundados,
dos estaban dirigidos en contra de miembros de la polica nacional y tres en contra de detenciones
ordenadas por autoridades del Poder Judicial. Como puede verse, el porcentaje expresa en fonna
significativa la escasa relevancia del Poder Judicial en la proteccin de los derechos y libertades ciudadanas.
...... !
(;()BKI (;ONZAlES
Por ltimo, de las 24 demandas resueltas en el ao 1997, slo 4 fueron declaradas fundadas
!UADRO 2
Total (96-97) Total % ,es
Ao 96 % Ao 97 %
decir tan slo el 16.6% del total.
51
34 85 100.0
Total de Resoluciones
En sntesis, a lo largo de ambos periodos tenemos un tata! de 9 resoluciones fundadas, 4 de eUas
fundadas
8 15.7 3 8.8 11 12.9
fueron emitidas por la Corte Superior y las 5 restantes por el Tribunal Constitucional (ver cuadro 4).
Infundadas
14 27.5 5 14.8 19 22.4
Existe una cnriosa relacin entre el escaso porcentaje de demandas fundadas tanto en el Tribunal
Improcedentes
14 27.5 15 44.1 29 34.1
como en las instancias anteriores (de las 9 demandas fundadas, todas fueron anterioanente declaradas Nula la Sentenda 3 5.8 O 3 3.5
improcedentes o infundadas), y el porcentaje mayoritario de los demandados que en un 96.2% eran
Nulo todo lo actuado 5 9.8 2.9 6 7.1
Nulo parte de lo actuado
5' 9.8
2.9 6 7.1
miembros de la polica nacional o del Poder Judicial. Un relacin inversamente proporcional generada
Sin objeto pronunciarse 2 3.9 9 26.5 11 12.9
en un contexto de enfrentamiento entre autoridades del fuero privativo militar y el poder judicial. En
efecto, El6 de mayo de 1997, la fiscal Nelly Caldern Navarro, denunci al presidente del Consejo
Supremo de Justicia Militar, general Guido Guevara, por incumplir una resolucin del Poder Judicial
que declaraba fundada una accin dehbeas corpus, en favor del inculpado por el Delito de Narcoufico
CUADRO l
Demetrio Pea Herrera, alias "Vaticano". "La denuncia contra el presidente del CSJM es por haberse Ao 96 Ao 97
Total
negado a cumplir una resolucin de la Sala de Derecho Pblico que, en enero ltimo, resolvi en faVor fundadas 5
4
9
del narcotraficante un recurso de hbeas corpus ... "lI'. Infundadas
6 1
7
Improcedentes Pronunciable 11 11
22
Sin objeto a reso!udn
8
9
Libertad de Trnsito:
Nula
3
3
Durante el ao 1996 se resolvieron diez demandas relacionadas con la vulneracin de la libertad
Nulo parte del proceso 2
2
de trnsito y durante el ao 1997 fueron resueltas cinco demandas. Del total slo 5 demandas fueron
declaradas fundadas, de ellas, la Corte Superior resolvi 2 y el Tribunal Constitucional 3 (ver cuadro 5).
Secuestro:
CUADRO 4
En el ao 1996 se resolvieron 4 demandas en las cuales los recurrentes sosteman ser vctimas de
Ao 96 % Ao 97 % Total (96m Total %
secuestro. Tres fueron declaradas infundadas y en una el Tribunal decidi la improcedencia. la
Total de Resoluciones 28 24 52
Demandado: Miembros de la PNP 8 28.5 9 37.5 17 32.7
infoanacin estudiada no registra resoluciones sobre esta materia para el ao de 1997.
Demandado: Miembros del Poder Judidal 18 64.3 15 62.5 33 63.5
Demandado: Otros 2 7.2
2 3.8
Un balance:
El panorama propuesto deja como imagen preliminar la ineficacia del hbeas corpus como
mecanismo para la proteccin de las libertades fundamentales en el Per. Ms an, revela que en un
contexto de refoana judicial, los trr!nos de proteccin de los derechos y libertades fundamentales,
CUADRO 5
Ao 96 Ao 97
Total
no se enriquecen o no se explicitan necesariamente como valores que se pretenden proteger y fortalecer.
Fundadas
4 1
5
Por cierto, no se trata de una situacin debida exclusivamente al actual proceso de refoana, ni
Infundadas. Pronunciable 2
3
tampoco generada en l. La experiencia judicial, en este caso, mantiene una lnea de continuidad que
Improcedentes en Proceso
2
2
asocia falta de ndependencia y foanalismo judicial, como factores que posibilitan la desproteccin de
Sin objeto Pronunciable 1
Nulo todo el Proceso 3
4
11, En: Resumen S&nanal, 05(0, 7-13 de mayo de 1997, p. 6.
60RK160mAlt;
los derechos y libertades fundamentales, a travs de una interpretacin restrictiva de la libertad' di m _
vidua!''', o bien a travs de su completa negacin, como ha sido frecuente en los casos analizados. En
uno u otro sentido, la escasa, irrelevante o contradictoria labor argumentativa en la formulacin de las
decisiones judiciales conspira para que todo esto pase inadvertido.
La reforma judicial, cabe reconocerlo, es el contexto en el cual la desproteccin de los derechos
hbertades fundamentales se desliza con extrema holgura, ese es el saldo final y de eso trata el siguiente
LEGITIMIDAD JUDICIAL VS. RAZN DE ESTADO: EL CASO DE LEONOR LA ROSA
El siguiente es un caso sumamente revelador, pues a partir de l se puede tomar el pulso de lo que
ocurre en la esfera poltica del pas y, lo que resulta mas importante an, es que la problemtica
inmediata de! caso permite comprender la lgica que mantiene el estado de cosas, antes referido, en el
Poder Judicial. En otras palabras, si a lo largo del presente trabajo se ha insistido en poner al descubierto
los problemas por los que atraviesa el ejercicio de la funcin jurisdiccional vistos desde fuera, en las
siguientes lneas se propone una imagen ms clara de la forma cmo el contexto poltico incide
claramente en el desarrollo interno del proceso.
Tortura e impunidad poltica. Los hechos:
El 6 de abril del presente ao, a travs de un canal de televisin la opinin pblica del pas era
conmovida por un hecho inusual. Leonor La Rosa Bustamante, una mujer que declar pertenecer al
Servicio de Inteligencia del Ejrcito (SIE) apareca postrada en una cama de hospital con evidentes
seales de maltrato fisico en diversas partes del cuerpo. La causa de sus males, segn sus propias
declaraciones, eran la secuela de haber sido vctima de tortura por parte de agentes de! mismo cuerpo
de inteligencia.
Es importante anotar que el Per es suscriptor desde 1988 de la Convencin contra la tortura y
otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, aprobada por laAsamblea General de las Naciones
Unidas ellO de diciembre de 1984. Al respectn, el artcuJo 1.1 de este instrumento definela tortura en
los trminos siguientes:
"A los efectos de esta Declaracin, se entender por tortura todo acto por el cual un funcionario
pblico, u otra persona a instigacin suya, inflija intencionalmente a una persona penas o sufrimientos
graves, ya sean fsicos o mentales, con e! fin de obtener de ella o de un tercero informacin o una
confesin, de castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido, o de intimidar
a esa persona o a otras [ ... j."
115 Ver lANDA ARROYO, Csar. "Del Tllbunal de Garantas Constitucionak!s al Tribuna! ConstittlCiona!: el caso peruano". En: Pensamiento Constitucional.
Uma: Pontificia Universidad CatrlCa del Per, Fondo Editorial, 1995, p. 103.
Pues bien, en ese marco se ubica precisamente la denuncia de Leonor La Rosa. En efecto, ella ha
sostenido que la causa que dio origen a su detencin y posterior maltrato fsico no fue su desobediencia,
como afirman algunas autoridades del Ejrcito: '10 que realmente queran es que yo les contara cualquier
habladuria que hubiera escuchado sobre Mariella Barreto .. :'I11, sta ltima tambin agente del SIE, cuyo
cadver mutilado fue encontrado, das antes de que se produjera esta denuncia, en un paraje de
La agente torturada responsabilizaba de las violaciones en su contra al Jefe del SIE coronel Carlos
Snchez Noriega, al teniente corone! Jos Salinas Zuzunaga ya los mayores Percy Salcedo Sandoval
y RicardoAnderson Kohatsu. Como parte de la denuncia, la vctima, a 10 largo de las furtivas entrevistas
que la prensa pudo realizar, hizo una serie de revelaciones que impactaron ms an en la imagen del
gobierno. Precisamente, a travs de una entrevista televisada el 19 de junio, entre otras cosas, dio a
conocer dos hechos sumamente graves: confIrm la existencia de un plan denominado "Bermuda"
cuyo objetivo principal era el asesinato de periodistas y polticos de la oposicin. Confirm, asimismo,
la existencia de un plan denominado ''Pino'', tambin revelado oportunamente por el diario La Repblica,
mediante e! cual se iba a atentar contra la vida de su abogado Heriberto Bentez. En la misma entrevista,
la agente mostr su libreta electoral, con nueve sellos como constancia de haber ejercido el derecho de
sufragio, pese a estar constitucionalmente inhabilitada para el mismo, por pertenecer al escalafn del
servicio activo del Ejrcito
1l9
: segn sus propias declaraciones, en esa misma condicin se encuentran
miles de agentes del Servicio de Inteligencia en todo el pas.
La denuncia comnocion a las ms altas esferas del Poder Poltico, y algunos de los representantes
ms caracterizados del rgimen salieron al frente de las crticas para negarlo todo. Una famosa
congresista del rgimen lleg a sostener que se trataba de un caso de auto-tortura!" con el [m de
desprestigiar al rgimen, prometi que si se demostraba lo contrario, ella se ira del pas!2!.
El propio presidente de la Repblica si bien tuvo que aceptar como evidentes los hechos materiales
que delataban el maltrato fsico, neg que los mismos fueran atribuibles al Estado. Ms bien, se
defendi sosteniendo que casos como este eran utilizados para sabotear y desprestigiar al rgimen
122
Se trata de un perodo sumante difcil para el Presidente Fujimori, pues segn una encuesta del Grupo
Apoyo SA la popularidad del mandatario haba descendido de 48% a 43%., entre la primera y la
I>lEn entrevista publicada por Idee/e, revista dellnstituto de :egal, 1997:y .. 29. . .. . ,
Es predWaootar que Mariella Barreto estuvo ligada durante vanos anos al oltoal del EjeralO Pel.uano el mismo que fuera condenado
por la Corte Suprema de Justicia Militar a prisin por su partidpadn en el secuestro, tortura, asesmato y postellor moneracon de 9 y profesor
de la UnivelSdad Guzmn y Valle "La Cantuta". Este pef$Onaje iue amnistiado a la. \e<f.26479 dadao por la mayona onoalista
Congreso de la repblica, con la cualse concede amnista a !os agentes del Estado que hablan mcurndo VlO,,<lQnes a los frechos. COI1,?C
asiOn
de la lucha anti5\Jbversiva desde 1980 hasta el16 de junio de 1995. En realidad, lodo este penod? .hechos .han mantenklo lmprestonante
vinculacin entre s, pues, es esta misma ley la que provocara olro ,sumamente para el. eerOClO de la Peru. En con
fKha 16de junio de 1995,1ajueza penal Antonia Saqukuray, d:<ct una resoluoon para que no se ':f*que rnendonada u:;.a la Gl\.IS.3. que yema motrJada
a sdi".:itud de los lamllares <k !as 'I'k.tima> d: la llamada "masacre de Barrios lJos", hecho atrroukb a mrembros del SeMci? de Inte!igm:ia de! eledO, en
apocacin del ama.lb 138' de la cCfl5titucin Pdilica, la juez dispuso la Inap:tOOJn del articulo l
Q
de la nomkl en MSOOn. S'm (ll$l el
goOOno, de su mayOlla en el Congreso, dkt la ley 26492, publi:ada el2 de jlJft.io de 1995, la cual se la armL.<:\ia coocedkla n:: era re'IlSil,tk
en sede :udicial y que e;a <k ob.'igatorio cumplimientoxx parte de los magistrados, impi:liendo la x;ib:lklad de que stos pud:fall nevar a cabo su lalxx mterpretawa,
es dror, Jinteffijenoo del roodo ms abrupto y gosero en el ejerjJ de la funron jlJl"isdicdorel.
. . , " '
110 En dedara::iones al diaro El Cornero"o, la Congre%la del afia1isroo, Martm Chvez, ptOOenduela a agente del leCflOr La Rosa, dfpque eI)(}.o
aKho deuna per;)(lna fKle;prueba de nada. Yo mep'J..-Joquemarla manoyderque usted me lo hizo . Uma, Vl!l1E.'S 11 deabri,(i p. A-5.. 1 :
1ll En declaraciones a un m..odio rarl'la\ !a congresista Martha Chvez sostuvo: "No <reo que haya elementos para decir que ha habido 'oltUras. $1 ,as ha
yo las VOf creel y me !TIOfr de miedo demostrara que de la de man.dos que son el soporte del Estado peruano. Estanamos
.. , ....... _,_..1. v tratana de Irme del patS . Declafaoones registradas en !dele. N" 97, mayo de 1997,.0.
60
.
. .. .,. l,.,OH:,,? 259
260
GORKI GOUZAl.S
tercera semana de abril, en tanto que la desaprobacin de su gestin se increment de 43% a 47%'.
En una lnea ms dura el Ministro de Defensa, general Toms Castillo Meza, ante el pleno de;
Congreso no slo neg la veracidad de los hechos denunciados, sino que lleg a sostener que la
denunciante era una "enajenada mental". Sin embargo, una semana despus tuvo que dar marcha atrs
en tal calificacin, pues, como admiti ante la prensa, la misma tuvo su base en un irregular informe
mdico emitido por el Hospital Militar"'.
No obstante el impacto pblico causado por la situacin de la agente torturada, sta se mantena
recluida e incomunicada en el hospital Militar!". La conducta del rgimen asociada a la defensa del
fuero castrense se defini abiertamente por lograr la impunidad de los hechos denunciados a toda
costa, impidiendo que estos fueran materia de investigacin en el Congreso de la Repblica. Esto es
algo que est presente en forma consistente a lo largo del discurso poltico del gobierno, construido
sobre la base de argumentos que subestimaban el sentido comn de la opinin pblica.
Lajurisdiccin civil y /os militares en esceua: quin es el protagonista y quin es el extra?
En este estado de cosas, el Ministerio Pblico iniciar las investigaciones de ley para procesar a
los presuntos responsables de la vulneracin de derechos en de la agente torturada. En efecto
el Fiscal de la Nacin, Miguel Aljovn Swayne, en declaraciones registradas por casi todos los diario;
de Lima, manifest que el fiscal provincial Tony GarCa Cano tendra a su cargu las investigaciones
para determinar las circunstancias en las que se produjeron los delitos denunciados por la agente,
anticipando que los actos cometidos por los agentes del SlE seran considerados como delitos comunes.
Como producto de las iniciales investigaciones, se produjo la denuncia respectiva con fecha 9 de abril
ante el Sexto Juzgado Penal.
Sin embargo, el presidente del fuero militar, general EP Guido Guevara, inform que el Fiscal de
la Sala de Guerra del Consejo Supremo de Justicia Militar, capitn de navo AP, Reynaldo Shols Prez,
haba abierto instruccin contra el Jefe del Servicio de Inteligencia del Ejrcito (SlE-2), coronel EP
Carlos SnchezNoriega, el teniente-coronel EP Jos Salinas Zuzunaga y los mayores EP Percy Salcedo
y RicardoAnderson, qnienes fueron acusados de la presunta comisin del delito de abuso de autoridad.
Sostuvo que el fuero castrense es el competente para conocer esta causa porque se trata de un hecho
que se cometi en un cuartel, que implica a personal militar y que est relacionado con el Servicio de
Inteligencia del Ejrcito. Agreg que la sargento segundo Leonor La Rosa era investigada penalmente
en los tribunales militares por la supuesta comisin de los delitos de desobediencia e infidencia!26.
En este contexto, las dificultades para que la investigacin en la justicia ordinaria prospert se
hacen cada vez ms ostensibles, mientras que porsu parte la justicia militar profundizaba su hermetismo,
al punto que resuelve inhabilitar por cuatro meses en sus funciones ante ese fuero al abogado de
11l Diarto Expreso del 21 de ablil de 1997.
SemanaL Deseo. Uma, 1&.22 de abril de 1997, p.3.
11\ Es preso considerar que la tor!tJra es un hecho muy presente en nuestro pas. Una encuesta realizada por el de Defensa lega! en los penales y
pabe!I005 de aka seguridad del pas, aplicada entre 1995 y 19%a 1,258 internos, le\'eIa que el 77% de ellos sufri algn tipo de ma!trato o tortura desde
que fueron capturados. Idee/e, N" 97, mayo de 1997, p. 60.
liS Esta lnforman fue registrada por la mayora de 105 diarios. En Re5UlTi'5J Semanal. Deseo, g..15 de abril de 1997, W 914, p. 2.
f.IG. CS. ,3;;WIGAS y SOGll\US
B tSl! O TECA
--"
.Leonor La Rosa. Al final, como era de esperarse, se plantea la contienda de competencia
127
ante la
Corte Suprema de Justicia, para que dirima el conflicto y establezca quin sera el rgano encargado
de ejercer jurisdiccin sobre el caso en cuestin!".
La Corte Suprema entre el "fonualismo" y la evasin:
El8 de agosto de 1997 los medios de comunicacin dan cuenta de una resolucin de fecha 18 de
julio del presente. Este solo hecho, en principio, genera ms de una sospecha, no slo por la dilacin
sino porque la notificacin de la resolucin se produce un da antes de que se llevara a cabo una
inspeccin ocular en el lugar en el que se haban producido las torturas, segn lo sealado por Leonor
La Rosa. La citada diligencia como era de esperarse se suspendi.
Con esta resolucin, la Corte Suprema de Justicia pone punto final a la contienda de competencia,
promovida con el fin de establecer quin tendra la responsabilidad de conocer el caso de la denuncia
por las torturas en contra de Leonor La Rosa.
Examinemos la resolucin materia de estudio para conocer el sentido de la decisin y las razones
que pesan ms en el momento de emitirla.
Fonualismo judicial o dependencia encubierta?
La resolucin firmada por los vocales de la Sala Penal "C" de la Corte Suprema, presidida por el
magistrado Alejandro Rodrguez Medrano, dirime la contienda atribuyendo la competencia al fuero
privativo militar. Para los magistrados de esta instancia, es fundamental el hecho de que la agente La
Rosa sea miembro de las Fuerzas Armadas:
"[ ... ] que, en cuanto al fondo de la contienda aparece de la transcripcin de la preventiva de
Leonor La Rosa Bustamante de fojas veintids prestada el dia catorce de mayo de mil novecientos
noventisiete ante laJueza Gaby Mrquez Calvo y en presencia del Representante del Ministerio Pblico
[ ... ] y con asistencia de su abogado Heriberto Benitez Rivas, al deponer en sus generales de ley, se
identifica con camet de identidad N.A. [ ... ], afirmando que es Sub oficial de segundaAIO sargento de
Inteligencia Operativa, lo que evidencia su condicin de agente militar en servicio ... ".
A continuacin se agrega otro argumento que abruptamente se encadena al anterior:
"[ ... ] que, en el caso del delito de funcin, los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Polica
Nacional estn sometidos al fuero respectivo y al Cdigo de Justicia Militar, que frente a estos hechos,
se tiene en cuenta que las personas procesadas y agravdas son militares [ ... ].
Para concluir, se recurre a un principio constitucional de la funcinjmisdiccional, contenido en el
artculo 139', inciso 1): que el artculo ciento treintinueve del mismo Cuerpo Legal en sus incisos
primero y segundo precisa taxativamente que, son principios y derechos de la funcin jurisdiccional la
m Esta es una atribucin de fa COrle Sup!ema, ms precisamente de la Penal en vista de la materia. Segn lo previsto por el articu!o 134, inciso 3) del
Texto n"i::oOrdenado de la leyOrgn=.ca del Poder Judldal
113 Pre;iamente la jueza del5extoJlJZgado Penal de lima que conoce el caso en meru:in, nOlifl{ a la Presidencia del Consejo Supremo de Justi<!a Mimar, para
que remita a su despacho lo actuado en el fuero ml1tar <antia los inculpados en el juido que se les sigue por abuso de autoridad en de Leonor la
Rosa. En respuesta, el fuero castrense se ratific en que los hechos investigados constituyen de fUflCin, razn por la cual se procedi a elevar el
incidente a la Corte Suprema de Justicia para que resuelva el conflicto de competencia. En Diario Expreso, 7 de mayo de 1997, p. 2A.
(jOKKl GONlAUS
unidad y exclusividad, sin que pueda establecerse jurisdiccin alguna independiente que la que
corresponde al Poder Judicial, con excepcin de la militar y la arbitral, la independencia en el ejercicio
de la funcin jurisdiccional y la prohibicin de que ningWla autoridad puede avocarse a caUSas
pendientes ante el rgarw jurisdiccional ni interfelir en el ejercicio de sus funciones; que, de acuerdo
a estos principios podr el Fuero Militar proceder de acuerdo a las facultades contenidas en el artculo
trescientos cincuentioclw del Cdigo de Justicia Militar, concordante con el artculo veinticuatm del
Cdigo de Procedimientos Penales [ ... ].
En realidad, el razonamiento seguido por los jueces de la Corte Suprema es formal y sustanciahnente
incorrecto, sin embargo, haciendo un esfuerzo en pos de esquematizar las razones expuestas en la
resolucin, podramos plantear el siguiente esquema:
El problema:
la pregunta que tendra que formularse el juez que debe resolver una causa de este tipo se podra
expresar del siguiente modo. Qnin es competente para juzgar los hechos materia de la denuncia
penal? Sin embargo, como resulta claramente de los argumentos expuestos, la pregunta implcita de la
resolucin es la siguiente: Quin es competente para juzgar un delito de funcin?
Las premisas:
Sobre la base de esta pregunta supuesta, aparentemente las premisas de la resolucin son las siguientes:
El delito de funcin es aqul que se aplica a los miembros de las fuerzas armadas y policiales.
Leonor La Rosa y los denunciados son militares.
La conclusin:
El fuero competente es el militar, al que nadie ajeno a l puede avocarse.
La razonabilidad formal del esquema anterior, sin embargo, es insuficiente, incluso para ocultar el
fondo del asunto. Est claro que en un problema de esta naturaleza, lo que est en debate es determinar
si los hechos materia de juzgamiento corresponden a algn supuesto jurdico contemplado en el Cdigo
de Justicia Militar o no. Mas COmo salta a la vista en el razonamiento judicial de la Suprema, lo que se
prnpone como premisa mayor es un dato que, de ser ciertn lo anterior, en realidad debera formar parte
de la premisa menor. En efecto, aunque parezca absurdo, la resolucin indica que para el juzgadnr, el
delito de funcin pasa como ya demostradn, en tal sentido no hace falta concluir nada, pues en la
segunda premisa est la conclusin. De ah que el razonamiento, en esa misma perspectiva, resulte
falaz ya que se da por cierto algo que no es verdadero o, que, por lo menos, no est demostrado. En
todo casn, el propio razonamiento de la Corte, debi contemplar como premisa mayor la siguiente:
"Los hechos materia de la denuncia constituyen delito de funcin"
Ocurre que un razonamiento como el desarrollado por la Corte, busca disfrazar la imposibilidad
de asimilar los hechos que configuran la tortura a un tipo previsto en el mbito de la Justicia Milita, es
en esa direcccin que se falsea la premisa sobre la cual se construye la posterior resolucin.
Desde hace varios aos se ha insistido en la tesis de que el juez peruano es formalista'" por su
apego literal a la ley, independientemente del contexto que configura el ncleo problerutico materia
de la controversia. El formalismo' por definicin privilegia como jurdico slo aquello que se ajusta a
las condiciones y requerimientos lgico-estructurales de produccin nnrmativa estatal, previstas
normalmente en los textos constitucionales. No cabe duda que en la resolucin analizada, el
razonamiento judicial pretende inscribirse, -aunque, por cierto, bastante mal, dentro de esta misma
tradicin. Sin embargo, cabra preguntarse si el formalismo es la causa real que impide una valoracin
sustantiva al momento de resolver.
Por todos los antecedentes que rodean al caso y que hemos examinado lneas atrs, existen fundadas
razones para suponer que la forma que adquiere la decisin judicial, en el presente caso, encubre un
fuerte sometimiento del Poder Judicial al Ejecutivo. Ms an, las razones que rodean al caso se
complementan con las presiones internas que se generan como cousecuencia del mismo proceso de
reforma judicial. De ambas, resulta un juez que piensa fundamentalmente en la estabilidad del rgimen
al cual se debe y en la estabilidad de su propio cargo.
La justicia militar frente al Poder Judkial: definiendo el escenarJ
La primera cuestin que sobre el parTcular se debe precisar, es el carcter que la Constitucin de
1993 ha reservado para el tema y el principio citado por la Sala Penal de la Corte Suprema. As, el
articulo 139', inciso 1) expresa lo siguiente:
Son principios y derechos de la funcin jurisdiccional:
La unidad y exclusividad de la funcin jurisdiccional.
. No existe ni puede establecerse jurisdiccin alguna independiente, COn excepcin de la militar y la arbitral.
Lo primero que resulta de esta disposicin es que la justicia militar tiene un carcter excepcional.
Esta constatacin sugiere, en consecuencia, derivar un sentido igualmente excepcional a los trminos
interpretativos que se desarrollen para el caso concreto. En Derecho las situaciones excepcionales no
pueden operar con reglas extensivas. La definicin de lo excepcional alude precisamente a un conjunto
de situaciones o hechos que ocurren en forma eventual, es decir, que no son habituales, que por su
carcter particular requieren de un tratamiento basado en reglas de aplicacin restrictiva.
Ese es el marco que delimita la cobertura interpretativa del artculo 173' de la Constitucin Poltica,
de manera que el "delito de funcin" se instituye como un supuesto de derecho excepcional que se
\19 PMMA, luis. "Per: Administra6n de Justi6a?" En La administJacirJ de justicia en Amrica Latina. lima: Consejo Latinoamericano de Derecho y
Desarrollo, 1984, pp. 211-212.
GOM! GONtAlES
define a partir de la existencia de "casos de incumplimiento de deberes castrenses, cuya especial
sancin es garantizada por el ordenamiento en aplicacin del llamado principio de autotutela
institucional"'''. Pues, se considera que toda institucin jerrquicamente organizada, como es el caso
de las fuerzas armadas, debe poder constreir a sus subordinados a acatar las disposiciones de sus
superiores. Esto es lo que convierte al derecho militar en una "relacin de subordinacin castrense", en
la que hay un superior que ordena y reglamenta y un subordinado que incumple!3!.
De alti que el mbito de la justicia militar deba tener coordenadas fijas y limitadas, para evitar el
debiltanriento de las garantas procesales consustanciales al derecho comn en el Estado de Derecho
y, adems, por la excepcional prctica que implica la unificacin de juez y parte
GZ
en un contexto de
subordinacin jerrquica. En suma, este carcter abiertamente excepcional de la denominada justicia
militar, exige tener presente que los tipos de situaciones que pueden dejar de ser materia de competencia
de la justicia ordinatia slo son dos)":
a) Las situaciones que no estn previstas en el Cdigo penal;
b )Las situaciones previstas comO delitos, siempre que los delitos resulten de mnima entidad
criminal al ser comparados con las graves faltas militares con ocasin de las coales se realizaron.
De acuerdo a lo dicho, en el caso de Leonor La Rosa, los hechos denunciados (lesiones graves,
con secuelas que afectarn de por vida la capacidad motriz de la vctima) estn claramente recogidos
como conductas prolnbidas y punibles en el ordenanriento penal. En tal sentido, la cobertma excepcional
de la justicia militar no es competente para conocer los hechos ni avocarse a ejercer jurisdiccin en el
caso. La resolucin de la Corte Suprema, en la cual se decide dirimir la competencia en favor de la
justicia militar, pone en evidencia a sta ltima, como una de las expresiones ms importantes de las
cuotas de poder que se mantienen al margen de los controles legales. Esto porque, como advierte
Domingo Garca Belaunde"" los nriembros de la justicia militar, "an cuando tengan una brillante
foja de servicios castreuses, son militares que poco saben de Derecho; en segundo lugar, porque ellos
dependen de su respectivo comando; y, por ltimo porque -al final- el gran decididor es el Presidente
de la Repblica (con lo cual la seguridad jurdica y la separacin de poderes queda por tierra)".
Vista as, la justicia militar constituye un espacio que no responde a las caractersticas
consustanciales del Estado de Derecho, sino ms bien a una forma de desarrollo poltico autoritario"'.
13') AZABACHE, Csar. "De nuevo sobre la justicia mirrtar". En la Constftudn de 1993. Anlisis y comentarios R. lima: Comisin Andina de Juristas, 1995.
(Serie lecturas sobre Temas Constitucionales 11), 1995, p. 165.
llIloc. cit.
m ANDRtS lBEZ, Perfecto y MOVlUA, Claudia. El Poder Judicial. Madrid: Tecoos, 1986, p. 191.
m Como advierte Azabache, en estos casos debe considerarse que os de mnima entidad criminal quedan absorbidos" dentro de las falta> militares,
por lo que no deben ser separados de ellas y se debe nkiar un solo proceso, en sede milttar. El eemplo que grafi<a esto es cuando se causa daos a la
propiedad comocon5ecuenoa de un abandono de destino. En AZABACHE. e Op. cit, p. 165.
y.PLANAS, Pedro.1.a Constitudn traidolKlda. lima: Seglusa Editores, p. 246.
1
!
r
. HBEAS CORPUS y JURISDICCIN: ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
En forma paralela al proceso penal iniciado ante al sexto juzgado penal, como bien se anticip, la
agente Leonor La Rosa permaneca recluida e incomunicada en el Hospital Militar. Este hecho motivo
la interposicin de dos hbeas corpus. A continuacin veamos los aspectos ms saltantes de cada uno.
Un lubeas corpus para LeO/wr La Rosa: primera parte
El ptimer hbeas corpus en favor de Leonor La Rosa se produce en un contexto sumamente
difcil. La demandante intemada en el hospital no poda movilizarse por si nrisma debido a las secuelas
de las lesiones de las que haba sido objeto. Es as que su abogado interpuso la demanda ante el
vigsimo cuarto juzgado penal, contra el general EP Jorge Nadal Paiva, Inspecto General del Ejrcito,
Coronel EP Carlos Snchez Noriega, Jefe del Servicio de Inteligencia del Ejrcito, Teniente Coronel
EP Jos Salinas Zuzunaga y los mayores EP Percy Salcedo Sandoval y Ricardo Anderson KDhatsu.
La causa invocada en este primer caso es la prevista en el inciso 3) del articulo 12 de la Ley
23506, es decir, "no ser violentado para obtener declaraciones". Sin embargu, como veremos ms
adelante, a criterio del juez, tambin deben ser materia de pronunciamento, los hechos que ponen en
cuestin "el no ser incomunicado, sino en caso indispensable para el esclarecimiento de un delito y en
la forma y por el tiempo previstos por la ley, de acuerdo con el acpite "g" del inciso 24 del arto 2 dela
Constitucin de 1993".
Es de precisar que ambas situaciones estn reconocidas en la Constitucin de 1993, en el marco
del derecho a la libertad y seguridad personal. Sobre el particular, como ha sealado Karel Vasak, "al
lado de la libertad, que es un estado del presente, la seguridad agrega la certidumbre de que permanezca
as en el porvenir""'. En efecto, el derecho a la seguridad no tiene un significado independiente del
derecho a la libertad personal, por ello, si la libertad personal significa libertad de movimiento efectiva
de la persona, la segnridad es la condicin de que esa libertad se encuentre protegida por la ley. En tal
sentido, frente a la detencin de una persona, la seguridad personal, va ms all del control sobre si la
detencin est basada o no en lo previsto en la ley. La seguridad exige ms bien que la ley nrisma logre
ser lo suficientemente precisa para hacer predecible cualqnier privacin de la libertad y evitar la
arbitratiedad en su interpretacin
J37
El no ser violentado para obtener declaraciones:
La ptimera de los causas invocadas por el abogado de la demandante tiene como marco de referencia
el derecho constitucional reconocido en el apartado h, inciso 24) del artculo Z' de la Constitucin de 1993.
De este ltimo literal se desprende la proteccin constitucional para no ser objeto de ninguna
I"J&VA5AA, Karel. "Examen ana!ityquedesdroitscMls etpofrtiques", En 1.asr:fimensones imemadooil/es de 105 Dered1osdEfHornbre. Pari5: UNESCO, 1980, p.m.
m FANDEZ lEDESW.A, Hdor. "El derecho a la fibertad ysegtridad personal". EnLecturasConstitudonaIesAndinas. N' 1. Op. l., p. 151.
<lORK!
foma de violencia. Ya sea que se trate de la violencia moral, que incide sobre el plano subjetivo de la
persona para quebrar su voluntad, mhlando su dominio personal, O la violencia fsica, que supone el dao
concreto al cuerpo de la persona, el cual se materializa a travs de cualquier foma de agresin fsica.
Esta misma disposicin constitucional prohibe la tomra, a la que ya hemos hecho referencia en
prrafos anteriores. En todo caso, basta con aadir que la diferencia entre la simple violencia y la
tortura radica en que mientras las primera puede ser eventual y aislada, la segunda ms bien es
premeditada y organizada, y est pensada no slo para hacer dao sino para causar sufrimiento.
En este caso el hbeas corpus tiene un carcter correctivo''', pues lo que busca no es lograr la
libertad de la detenida sino ms bien que cesen los maltratos de los que es objeto la demandante.
El no ser incomunicado:
Este caso tiene como marco constitucional, del mismo modo, el apatado g), inciso 24 del artculo
2'. La tutela jurdica de esta disposicin se orienta a la proteccin de la seguridad de la persona, en un
aspecto complementario al de la libertad fsica
La incomunicacin consiste en el hecho poner a una persona detenida en una condicin de
imposibilidad de mantener relaciones de ningn tipo con terceros. De este contexto, se puede derivar
los siguientes problemas: a) amenaza contra la salud y la vida del detenido, pues est claro que puede
ser violentado fsicamente sin que nadie se de por enterado; b) imposibilidad de ejercitar su derecho de
defensa, por si mismo o por su abogado; c) posible vulneracin del derecho a guardar reserva sobre sus
convicciones O a que se autoinculpe por temor; d) dao psicolgico producido por la incomunicacin
De lo dicho se desprende que nadie puede ser incomunicado COmo principio. En todo caso, la
excepcin est configurada para el esclarecimiento de un delito, en los casos previstos porley. Esta
situacin est restringida a un plazo. La autoridad est obligada a sealar el lugar donde se encuentra
la persona detenida, al margen de que sta se halle incomunicada o no.
Como ha sostenido la Comisin Interamericana de Derechos Humanos: "La prolongada
incomunicacin es una medida no contemplada COmo pena por la ley y por lo tanto nada justifica su
frecuente aplicacin, que no slo afecta seriamente el estado mental de las personas detenidas, sino
que importa adems proyectar el castigo contra los miembros de sus fmilias, quienes no recibeo
ninguna clase de explicaciones y no saben la situacin del detenido-incomunicado"'''.
El carcter del hbeas corpus en este caso podra asimilarse a uno de carcter restringido"', pues
se trata de una continua y pertinaz limitacin de la libertad personal y se busca el cese de la afectacin
continua de la misma.
1:;$ LANDA ARROYO, Csar, "Del Tribuna! de Garantas al Tribunal Coostitudna!", En Pensamiento COfI5titCiooof: 121 caso pefIJiJno, Op. cit., p. 104.
m Informe Anua! 1981-82, parrafo 4 (Uruguay). Citado por O'DONNElt, Daniel Proteccin de los Derechos HUtreflOi lima: Comisin Andina de Juristas,
1989, p. 86.
I
I
I
El proceso y los presiones: de nuevo las militares?
Como cuestin previa hay que precisar el marco en el cual se desarrolla la intervencin judicial,
una vez que se promueve el hbeas corpus.
Dispuesta la constitucin del "personal del juzgado a las instalaciones del hospital Militar a efectos
de constatarse los extremos de la accin de hbeas corpus planteado, con la presencia de dos mdicos
legistas ... ". Sin embargo, la mencionada diligencia se suspendi en vista de que las autoridades del
centro hospitalario en mencin 'impidieron el ingreso al mismo. El juez a cargo de la investigacin,
ante esta negativa, procedi a reprogramar la diligencia oficiando a la vocalia de instruccin del
Consejo Supremo de Justicia Militar y a la Direccin General del Hospital Militar, a fin de que se
presten las facilidades de acceso.
No obstante las reiteradas gestiones del juzgado, la diligencia se frustr en dos oportunidades
consecutivas ms por la misma razn que en el primer caso: la oposicin de las autoridades del hospi-
tal Militar. En ese estado del proceso atendiendo al carcter perentorio de los plazos en los casos de
hbeas corpus, se da por finalizada la investigacin, quedando el mismo a punto para la expedicin de
la resolucin.
El formalismo y la defensa del Estado de Derecho:
Las dificultades para llevar adelante el proceso de hbeas corpus, sin embargo, no impiden que el
juzgado arribe a un conjunto de conclusiones a partir de elementos probatorios provenientes de las
declaraciones de una de las autoridades implicadas en la denuncia, asi como de los actuados ante el
Sexto Juzgado Penal, instancia ante la cual se tramitaba en foma paralela la denuncia penal por el
delito de lesiones graves contra Leonor La Rosa. De la suma de ambas perspectivas, el Vigsimo
Coarto Juzgado concluye:
a)Existen suficientes indicios que permiten establecer la comisin de actos de violencia en agravio de
Leonor La Rosa:
"Una vez estudiado el expediente que obraba en el Sexto Juzgado Civil, las declaraciones del
General Nadal y el propio video propalado por los medios de comunicacin, en el cual Leonor La
Rosa aparece fomulando la denuncia, se concluye en que: "presenta dificultad para la deambulacin
as como.lesiones de tipo cicatrizales en el dorso de la mano derecha y falange distal uno y dos dedos
de la mano de caractersticas traumticas"; que asimismo se ha podido conocer de la existencia de un
traumatismo encfalo craneano y lumbar sufrido como consecuencia del interrogatorio a que era
sometida en el stano del Servicio de Inteligencia del Ejrcito". Vigsimo Coarto Juzgado Penal. Exp.
Re. 06-97. Seco Mezones. Sentencia, pp. 7-8. (Fotocopia)
Sin embargo, el juzgado considera que los hechos denunciados han cesado, puesto que en los
,,,
'268
GORKI GONZAHS
mismos instrumentos que obran en el expediente del Sexto Juzgado Penal, la agraviada
" ... viene siendo objeto de un tratamiento mdico en el hospital Militar que ha trado como
consecuencia su paulatina mejora, por cuya razn se puede inferir que los actos de violencia contra la
referida agraviada han cesado, resultando de aplicacin lo normado por el inciso primero del artculo
sexto de la ley veintitrs mil quinientos seis en este extremo, sin peIjuicio de remitir copias de los
presentes actuados al Ministerio Pblico, para los fines legales pertinentes, debiendo hacrsele presente
de los actos de entorpecimiento en la tramitacin de la presente accin de hbeas corpus por parte de
las autoridades deIHospital Militar". Vigsimo Cuarto Juzgado Penal. Exp. H.e. 06-97. Seco MelOnes.
Sentencia, pp. 7-8. (Fotocopia)
b)Existen restricciones a la libertad de Leonor La Rosa a tenor de lo dispuesto en el literal "g', inciso
24, artculo 2' de la Constitucin Poltica del Estado, en vista de que
" ... no est teniendo un tratamiento de paciente como le corresponde, toda vez que sus derechos
como tal se encuentran restringidos sin existir un ruandato expreso para ello, [ ... ] le han cortado las
visitas de sus familiares ... "
Sobre la base de lo expuesto, falla declarando: a) Improcedente el hbeas corpus en el extremo
referido al derecho de no ser violentado para obtener declaraciones; b) Fundada la referida accin de
garanta contra los que resulten responsables por la vulneracin del derecho a no ser incomunicado,
sino en caso indispensable para esclarecer un delito en la forma y por el tiempo previstos en la ley. Se
dispone, en consecuencia, el cese de los actos violatorios referidos.
Es de precisar que la Sala Especializada de Derecho Pblico, que conoce como segunda instancia
el hbeas corpus interpuesto en favor de Leonor La Rosa, confirma los argumentos del Vigsimo
Cuarto Juzgado Penal, precisando el carcter esencial de la persona humana en el marco del Estado de
Derecho:
... y as lo ha considerado nuestra Cunstitucin cuando en su artculo primero antepone a todos los
dems derechos el de defensa de la Persona Hmnana y del respeto de su dignidad, expresando lo que
es el fin supremo de la Sociedad y del Estado: (Sala Especializada de Derecho Pblico. Exp. 890-97,
Lima ocho de mayo de 1997).
Por lo dems, esta resolucin reafinma los dos extremos del pronunciamiento de primera instancia.
As, en opinin de esta Sala opera la causal de improcedencia prevista en el artculo 6' de la Ley
23506, en vista de la cesacin espontnea de las agresiones, as como porque estos son materia de una
investigacin en las vas de la justicia comn, ante el Sexto Juzgado Especializado en lo Penal.
Un balance fmal de este proceso parte de valorar positivamente la accin del juez responsable de
la investigacin, en un contexto abiertamente hostil y de profundo hermetismo, que afirmaba una
actitud institucional proclive a la vulneracin de los derechos fundamentales, y de paso, a la ms
..
l
I
. decidida impunidad. De este contexto, se desprende, sin lugar a dudas un papel fuerte y ejemplar de la
judicatura, que afirma su independencia y que no retrocede ante las presiones o dificultades que le
imponen a su labor. Esta perspectiva se plasma en el argumento que al juez le permite pronunciarse
ms all del derecho invocado, de conformidad con lo dispuesto por el articulo 200, inciso 1 de la
Cunstitutin Poltica del Estado
J4
':
... el Juez que acta como Juez Cunstitucional no tiene otra regla o gua que las discrecionales que
le impone la naturaleza misma excepcional y privilegiada del recurso y que basten a llenar las
condiciones esenciales de todo juicio, por cuya razn debe indagar las circunstancias que rodean la
violacin del derecho a la libertad individual o los derechos constitucionales conexos,
Ensegnndo lugar, no obstante lo expuesto, es pusible cuestionar ambas resoluciones en el extremo
que declaran improcedente el hbeas corpus por el derecho a no ser violentado para obtener
declaracwnes. En efecto, si asumimos una comprensin global de los hechos en los que se mueve el
presente caso, debemos admitir que si la demandante se encuentra incomunicada, como lo reconocen
ambas resoluciones, su situacin es de una enorme vulnerabilidad. Una situacin propicia para que en
el futuro se sigan produciendo daos contra de la salud e integridad fsica de la detenida, sin que nadie
se diera por enterado. En otras palabras, el hecho de que en el momento de las investigaciones la
violencia ejercida en contra de la demandante hubiera cesado, no era indicativo de que sta no volvera
a producirse. Independientemente de que los hechos hubieran cesado, o que los mismos estuvieran
siendo materia de juzgamiento en la justicia penal comn, la demandante se encuentra en un contexto
de amenaza a sus derechos''', y prueba de ello es que ni el propio juzgado pudo ingresar al centro
donde sta se encontraba recluida.
Estas consideraciones permiten reconocer un doble nivel de ponderacin en el razonamiento
judicial: Una actitud decidida por la proteccin de los derechos fundamentales. Se trata de una judicatura
que valora los normas legales y procesales a la luz de los principios constitucionales. Pero de otro lado,
se distingue una judicatura que no es lo suficientemente creativa y eficiente como para inferir de los
hechos la necesidad de una interpretacin del articulo 6 de la Ley 23.506 ms funcional a la necesidad de
salvaguardar en forma integral los derechos fundamentales en un contexto que as lo requiere.
Las vwlacwnes 1UJ cesan: segunda pal
La situacin de Leonor La Rosa se mantiene en el mismo estado en el que se encontraba cuando
se produjo la resolucin de hbeas corpus de la Sala Especializada de Derecho Pblico del 8 de mayo
de 1997.
En la prctica, las autoridades del Hospital Militar han incumplido con el mandato judicial que
ordenaba que cese la incomunicacin a la que se vena sometiendo a Leonor La Rosa, pero a la vez se
,.1 "Son garantas constitucionales: 1. La ac6n de habeas corpus, que procede ante el hecho u omisin, por parte de cualquier autoridad. fundonario o
persona que vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos".
" ~ E n los trminos de landa /mayo, se tratara de un hbeas corpus innovativo, protegiendo al fedado para que ejerza su derecho futuro. En: LANDA
ARROYO, Csar. "Del Tribunal... ", Op. dt., p. 104.
'"
GORKI GONZAltS
estaba impidiendo en foOlla manifiesta que la demandante pudiera ser trasladada a un clnica particu-
lar, tal como lo haba ordenado el Sexto Juzgado Especializado en lo Penal.
Estos hechos van a propiciar la interposicin de un segundo hbeas corpus para que cese el estado
de privacin de libertad en el que se encuentra la mencionada Leonor La Rosa. En este caso, los
demandados sern el Director del Hospital Militar de Lima, General de Brigada del Ejrcito Peruano
Baltazar Alvarado Cornejo, del Director Mdico del referido hospital, General de Brigada del Ejrcito
Peruano Honorato Dvila Lpez.
El secuestro:
La causa invocada est prevista en lo dispuesto por el inciso 7, del artculo 12' de la Ley 23506, Y
guarda relacin con el precepto constitucional contenido en el literal f, inciso 24), del artculo 2'.
La definicin del secuestro no es fcil toda vez que involucra eleruentos que foOllan parte de la
propia defInicin de la detencin ilegal. Quizs se podra convenir en que en ambos casos existe
privacin de la libertad individual, ms en el caso del secuestro a) existe un impedintiento ilegitimo de
la libertad, porque se trata de una detencin realizada por persona no legitimada (civil o militar) para
ordenar o realizar tal conducta y, adems, b) se trata de una retencin con ocultruniento de la pelSona.
En un secuestro, lo segundo es una condicin noomal pero no necesaria de lo primero. De modo que la
existencia de un agente no legitimado para privar de libertad es la condicin prioritaria para defInir el
secuestro. Una detencin arbitraria, en cambio, slo puede ser efectuada por un agente del Estado,
clidad de la cual se deriva ciertamente un deber funcional.
Basta que la detencin se haya producido por una persona que no cuenta con ningn tipo de
legitimidad para hacerlo, para considerar que estamos frente a un caso de secuestro. Ahora bien, del
mismo modo el secuestro se produce con un fin ulterior, con el propsito de obtener una ventaja
politica o econmica. Sin embargo, este hecho tampoco constituye una condicin necesaria del secuestro.
Lo expuesto sirve para sostener que, en el caso de Leonor La Rosa, no existe un mandato judicial
de detencin, ni resolucin alguna del fuero privativo militar que ordene la privacin de libertad en su
caso
143
, En consecuencia, el hbeas corpus interpuesto en el presente caso, podra considerarse como
uno de carcter reparador
l44
,
Reiniciando lo andado: el nuevo proceso
A diferencia de lo ocurrido en el primer caso, esta vez el juzgado s pudo apersonarse al centro
hospitalario para obtener la declaracin del demandado, el director del Hospital Militar, quien en la
prctica ratific la ilegitimidad de la medida de privacin de libertad, al sostener que se trataba de
verifIcar el estado de salud de la demandante, a efectos de acreditar las condiciones en las que sera
WConfOlffie resulta fuI acta de <lcusadn Fiscal del Fiscal Militar de la Sala de Guena del Consejo Supremo de Justicia Mililar, en el proceso que se le sigue por
los StJpuestos delitos de desobedienda e infidern:ia, se precisa que "contra la acusada 502 AlO EP Leonor la Rosa Bustamanle no se ha dictado ninguna
medida de seguridad,.: (p. 11). lo propio resulta del Olido N' 700-1l1. CS1M. 25, del 7 de abril del presente ao, en el cual, el Vocal Instructor seiia!a que
"contra la citada Sul>-Ofidal, actualmente internada en el nosocomio de su Direccin se ha dictado ORDEN DE COMPARECENCIA... ".
144 lANDA ARROYO, Csar. "De! Tribunal ... ", Op. cit., p. 103.
t
,
trasladada a la Clnica privada, por esta razn, afirm el funcionario, se haca necesario retener en la
clnica a la demandante.
Del mismo modo, la propia Leonor La Rosa sostuvo que las autoridades del Hospital Militar le
manifestaron que "no saldra mientras no se sometiera a unos exmenes mdicos" y que durante el
tiempo de su estada en dicho centro de salud, es "acosada por el personal mdico, enfeOlleras y
personal auxiliar, quienes han llegado a atentar contra su vida ... "
La voluntad de la demandante en el sentido de ser trasladada a una clirtica privada para continuar
su tratamiento, de otro lado, cuenta en su favor con la resolucin del Sexto Juzgado Especializado en
lo Penal de Lima la cual dispuso el traslado en mencin.
Los desencuentros de la judicatura: el fallo final?
Un contexto sumamente cargado de presiones polticas, sobre el caso, es el que deber enfrentar
el juez a la hora de resolver. Sin embargo, los hechos constatados directamente por el juzgado sern el
soporte para declarar fundado el hbeas corpus, disponiendo, en consecuencia, la libertad de Leonor
La Rosa y su traslado inmediato a la clfuica privada en la que pueda continuar con su tratamiento.
Disponiendo, adems que existiendo hechos atribuibles a los accionados, se remita copia de lo actuado
al Ministerio Pblico para que ste proceda confoOlle a sus atribuciones.
El asunto llega en apelacin a la Sala Corporativa de Derecho Pblico y aparecern nuevos
hechos y argumentos que incidirn en la valoracin del derecho en cuestin. Se sostiene
fundamentalmente que el mandato del Sexto Juzgado Penal no fue lo sufientemente claro como para
desprender que se trataba de una orden a cumplirse perentoriamente: " ... el juzgado dispuso que el
Director del Hospital Militar Central disponga lo pertinente para el traslado de la agraviada ... a la
Clnica Corpus Christi [ ... ]; esto siguificaqueelJuezPenal expidi un mandato sin plazo de cumplimiento,
pues dej el aspecto de la ejecocin a criterio de un tercero". Coriosa interpretacin de los hechos,
precisamente luego de sostener que "la accin de hbeas corpus es una garanta de trmite inmediato y
que est vinculada en esencia con la proteccin de la libertad individual de la pelSona humana, a fIn de
protegerla contra todos los actos coercitivos practicados por cualquier persona o entidad ... ".
En segundo lugar, se sostiene que de los hechos previos a la interposicin del hbeas corpus, tales
como la coordinacin con autoridades de la Defensora del Pueblo para que estuvieran presentes
cuando se le efectuara una resonancia magutica, se infiere que la voluntad de la propia demandante
era peOllanecer en el recinto hospitalario del ejrcito. Esta interpretacin de los hechos, sin embargo,
obvia para todo efecto, las declaraciones de los demandados, tanto como la manifestacin de la propia
Leonor La Rosa. La judicatura, en este caso, da su propia versin de los hechos e interpreta el
pensamiento de Leonor La Rosa.
GORKI GONZAm
Por ltimo, se sostiene que para el momento en el que se conoce de la apelacin, es de pblico
conocimiento que la demanadante se encuentra internada en la Clnica Privada COqlUS Christi. y sobre
el particular, cabe reconocer que ste es el argumento de mayor importancia en la justificacin
desarrollada por el tribunal, el cual revoca la sentencia apelada y reformndola la declara Improcedente.
Sin embargo, antes de pasar al balance final de este apartado, es preciso sealar que esta resolucin
ir acompaada de un voto discordante en minoria de los vocales Sergio Salas Villalobos y Jimena
Cayo Rivera Schreiber, para quienes s se ha producido la vulneracin del derecho invocado, en tal
razn, su voto es porque se confirme la sentencia apelada que declara fundada el hbeas corpus
interpuesto en favor de Leonor La Rosa" ... y como es de pblico conocimiento que doa Leonor La
Rosa Bustamante ya ha sido trasladada a otro nosocomio, en cumplimiento a lo dispuesto por la
resolucin judicial recurrida, deviene innecesario pronunciarse respecto a su inmediata libertad; y se
CONFIRME la propia sentencia en lo dems que contiene y es materia de grado".
Nos encontramos frente a dos posiciones diametralmente opuestas en cuanto a la proteccin de
los derechos fundamentales se refiere. En la primera, representada por los magistrados que resuelven
en mayoria la Improcedencia del caso materia, existe una perspectiva que busca desvirtuar la existencia
del problema. En efecto, el juzgador en esta lnea de razonamiento considera irrelevantes las
investigaciones realizadas por el juez de primera instancia, y por ello, no valora las declaraciones de
los accionados ni de Leonor La Rosa. En rigor, para estos magistrados no existe ningn problema. Por
ello, que la demandante estuviera en libertad al momento de la apelacin pudo no haber tenido ninguna
importancia, si bien la improcedencia, tiene en este ltimo dato un fuerte argumento formal, pero no
cabe duda que la decisin hubiera sido la misma de no producirse este ltimo hecho.
Distinto es el caso del voto en minora que, introduce un estilo de razonamiento sumamente
innovador en materia de hbeas corpus. En efecto, existe una tradicin a nivel de la segrrnda instancia
y an en el mbito del Tribunal Constitucional que sigue al pie de la letra lo dispuesto en la legislacin
(art. 6', inciso 1 de la Ley 23506), de manera que se declara improcedente el hbeas corpus cuando en
el curso del proceso cesa la violacin a la libertad individual o se convierte en irreparable en esta va, pese
a que la vulneracin haya existido efectivamente al momento en que se interpuso el hbeas corpus.
Contra esta forma de ver las cosas, se sostiene ms bien que los hechos ocurrieron y, por ello, lo
razonable es convalidar lo resuelto en primera instancia. El punto de partida es que resulta contradictorio,
si se comprueba y acepta la existencia de la vulneracin del derecho, pronunciarse por la improcedencia.
En rigor, este tipo de solucin mezcla de manera inconveniente los casos que desde un principio
carecieron de fundamento con aquellos que s lo tuvieron al momento de interponerse'45. De otro lado
constituye, desde este punto de vista, un tipo de pronunciamiento si bien arreglado a ley, ilegitimo,
pues resulta desfasado del tiempo y las circunstancias que dieron lugar al caso.
!4S EGUIRURtN PRAEU, Francisco. Op. crt.. 1991, p. 114.
l
!
La solucin planteada por el voto en minora, revirtiendo esta lnea de razonamiento, acepta que
la vulneracin del derecho se produjo en su momento. En tal sentido, confirma lo resuelto por la
sentencia apelada, pues es en relacin con esos hechos que se delimita su mbito de intervencin. Se
configura as una respuesta jurdica que enfatiza la proteccin de los derechos fundamentales, y que
en trminos instrumentales puede ser ms til an en los casos en que dependiendo del contexto
subsistan las condiciones que podran propiciar la vulneracin del derecho, acorde con lo establecido
en el articulo 8
0
de la Ley 23.506 que establece: "La resolucin final constituye cosa juzgada nicamente
si es favorable al recurrente. Puede oponerse a quien pretenda ejecutar o ejecutarse igual agresin".
Coherente con el anlisis de los mismos hechos, el voto en minora reconoce que en el momento
de su actuacin, la demandante ya ha sido trasladada a otro centro hospitalario, lo cual hace innecesario,
en cuanto a su competencia se refiere, pronunciarse sobre la libertad de la misma.
UNA PARTICULAR LECTURA DE "LO PBLICO" O LA RAZN
DE ESTADO COMO CONCLUSIN
Col es el contenido de lo pblico o mejor dicho qu valores lo integran y cul es el procedimiento
ms adecuado para integrarlo a la toma de decisiones? Es posible evitar que lo pblico se convierta
en un instrumento del poder poltico, desconectado del querer ciudadano, que en el fondo es el depositario
originario del mismo?
Todas estas interrogantes tienen relacin con el saldo resultante de la presente investigacin. El
espacio de lo pblico, es decir, aqul en el que se definen y procesan los intereses ciudadanos,
conceptualizados en trminos de derechos e instituciones bsicas en la Constitucin Poltica, para el
caso peruano y en lo que a la reforma del Poder Judicial se refiere, difcilmente vislumbra los factores
para su equilibrio vital.
El contenido suslantivo y pblico de los intereses a los que nos remite el actual proceso de reforma
judicial fue puesto en evidencia por Jos Dellepiane Massa'''. Este alto funcionario de la reforma
sostuvo ms de una vez que sta tiene como objetivo fundamental " f o ~ a r un Poder Judicial orientado
prioritariamente a la atencin de la demanda del servicio de justicia; que vele por la tutela jurisdiccional
del ciudadano para que encuentre condiciones de accesibilidad, celeridad, equidad y eficiencia en el
sistema de administracin de justicia". Sin embargo, entre los fines y los medios, como ha quedado
demostrado a lo largo del presente trabajo, existe un punto de tensin inevitable que pone en cuestin
la naturaleza de "lo pblico" como justificacin del proceso de reforma.
Ciertamente, a diferencia de 10 que ocurre en otros mbitos institucionales, la preservacin de
." OELlEPlANE MASSA, Jos. "la reforma jodida! peruana". En Reforma julCfaL. marzo de 1997. Op. crt., p. 18.
"
"
ro'.
t
GORKI GONZAlES
lgicas, estilos y rituales corporativos son factores que impiden pensar en cualquier intento de
autorreforma judicial, y de ello nuestra historia republicana es prdiga en ejemplos. Mas en los trminos
del Estado de Derecho, es cuestionable, por decir lo menos, derivar de ello un esquema de toma de
decisiones que excluya y subordine a los miembros de la corporacin que se pretende reformar, para
ejercer sobre sta un uso instrmnental y ajeno a sus fines institucionales.
En un contexto de ese tipo, la articulacin de estrategias y toma de decisiones para la accin
colectiva, eficaz en la perspectiva de salvaguardar valores institucionales y esenciales al inters pblico,
se pierde de vista fcilmente pues no genera rringn tipo de consenso y se diluye en el activismo. Una
perspectiva de este tipo se descubre a s misma como pura razn de Estado. En ella, la reforma es un
instrumento que hace posible convertir los fines perseguidos fonualmente en antpodas del proceso
mismo. Como si no integraran el inters pblico que sustenta la idea de la reforma judicial, se ven
postergados por intereses concretos del propio rgimen poltico. En efecto, ste, aprovechando los
espacios abiertos por el proceso, introduce elementos extraos que distorsionan radicaimente los
objetivos perseguidos por la reforma judicial.
As, las buenas intenciones del discurso reformador se relativizan en la prctica. Ms all de que
la dbil presencia jurisdiccional en la proteccin de los derechos fundamentales tenga tras de s una
larga tradicin, lo cierto es que en los trminos expuestos, el espacio propiciado por la reforma se
presenta como un mbito en el cual la vulnerabilidad del Poder Judicial es potencialmente mayor y, en
consecuencia, la desproteccin de los derechos fundamentales es una realidad lrnrrinente.
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