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Ada y Zila

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Ada y Zila, od mi voz Pero quiz ellas no lo hicieron

Lamec, el descendiente de Can, se presenta como un verdadero macho, es decir un hombre violento que mata, hiere y controla a sus esposas. Su Canto, uno de los ms antiguos de las fuentes bblicas, es prueba de ello: Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, od mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varn matar por mi herida, Y un joven por mi golpe. Si siete veces ser vengado Can, Lamec en verdad setenta veces siete lo ser. (Gnesis 4:23-24) Aqu se observan varios aspectos Lamec tiene una gran virilidad. Representada por sus dos mujeres. En las sociedades las mujeres han sido smbolos de pertenencia, estatus y poder (economa, prestigio social y poltica). Tener dos mujeres implicaba una distincin del resto, una gran fuerza social y sexual. Lamec hace or su voz. Este hombre tiene autoridad y convoca a sus mujeres para hablar de l mismo: sus mujeres, Mujeres de Lamec, mi dicho, mi herida, mi golpe, Lamec lo ser. Esta compulsin narcisista implica un deseo de acaparar toda la atencin no slo de sus mujeres, sino del resto de los miembros del grupo que deben admirarse por tal prepotencia. Lamec es el ms hombre. Este macho puede vencer la experiencia de una varn adulto e incluso a la fuerza de un joven. Ser el ms hombre significa centralizar los poderes masculinos, adquirir rasgos de superioridad y dominio. Lamec cree tener a Dios de su lado. Si alguien, por pura casualidad, lograra herir o matar a Lamec, Dios se va a enfadar y lo castigar en sobremanera. Diversas tradiciones sealaban que Can era un protegido de Dios porque su crimen slo poda ser castigado por Dios. Quiz, entre sus descendientes, el aspecto del crimen se pasaba por alto y slo se recordaba que algo malo le pasaba a quien lo daara. Tambin los machos de hoy creen que si alguien les lastima, Dios intervendr, pues a su parecer, Dios es un macho tambin. Estos aspectos nos muestran a un Lamec hiper-masculino, sin huecos en su virilidad. Pero el libro de Gnesis tiene cierto humor negro, le gusta la irona. Y es que Lamec, el gran macho, es en realidad el ltimo eslabn de una cadena de machos, el culmen viril de la descendencia es su debilidad y ocaso. Estamos en la sexta generacin de Can, y por primera vez aparece en el conteo generacional la figura femenina. De hecho dos mujeres: Ada y Zila. A las generaciones contadas slo por va paterna se les llama agnaticias, pero aqu ya se vuelve una descendencia ambilineal: contada del lado del padre y la(s) madre(s). No slo eso, sino que en la sptima generacin hay otra mujer: Naama, la hija de Lamec. Esto no significa que Lamec fuera dbil. Al contrario, esta hija (debido a que ya tiene hombres) es el punto mximo de su virilidad, pues ahora podr intercambiar esa hija en una alianza matrimonial con otro grupo y de ese modo extender sus dominios. Para Lamec, Naama era el objeto ms valioso. No es con Naama, sino con sus hijos donde se muestra la decadencia del machismo de la descendencia de Can. Los hijos de Lamec fueron distintos a su padre: Jubal se dedic a la msica y Tubal-Can a la artesana. Desde luego tanto la msica como las obras de bronce y hierro podan llegar a tener fines blicos, pero por parte de los usuarios finales, no de los creadores. Un canto de guerra, por ejemplo, era usado para indicar el momento del ataque, pero no es que el msico tambin se lanzara al combate. Las armas y escudos de bronce, y sobre todo hierro, eran instrumentos masculinos, pero los forjadores de las mismas tampoco ingresaban a la batalla (por lo dems el texto no dice que los objetos de Tubal-Can fueran blicos, pero se menciona el argumento porque tampoco se puede descartar del todo que hubiera fabricacin de armas). Se trata, por tanto, de oficios socialmente femeninos, pues se hacen para el servicio de los hombres. Por qu pas esto?, por qu Lamec no instruy a sus hijos en oficios aguerridos? Una respuesta es que Lamec tena miedo de que si sus hijos se hacan fuertes, pudieran destronarlo (recurdense los argumentos de Freud sobre parricidio y mitos como el de Cronos). Pero, si dejamos de lado los modelos patriarcales de antropologa y psicologa, hay que reparar en la figura de las madres: Ada y Zila. Una interpretacin (muy androcntrica) es decir que ellas eran vctimas pasivas de la violencia intrafamiliar de su violento esposo y que vivan con perenne zozobra. Si reparamos en que sus hijos desarrollaron oficios artsticos podemos tener nuevas luces. No cabe pensar que Lamec, quien se presenta como un lder guerrero del grupo se dedicara a instruir a sus hijos en oficios dedicados a la belleza (esto por axioma cultural, no se descarta que algunos creadores de artes tambin tengan rasgos violentos, no se trata de idealizar los oficios). Entonces cmo aprendieron a tocar la flauta y a trabajar con el bronce y hierro? El texto indica que nadie les enseo, que ellos fueron los padres o fundadores de esos oficios. Y ah est lo interesante. Incluso los griegos no pensaban que las artes aparecieran ex nihilo (de la nada), se requera de la presencia de las musas. Para el caso de la cultura del Antiguo Cercano Oriente se puede recordar a Shamhat, quien segn el La Epopeya de

Gilgamesh, se encarg de civilizar (adiestrar, entrenar) al salvaje Enkid. Las mujeres dan dones de artes y civilidad a los hombres. Socialmente hablando, las mujeres son, en este contexto cultural, las encargadas de adiestrar o iniciar a los nios en los oficios hasta antes de que pasen al grupo masculino. Pero Jubal y Tubal-Can parece que no se acoplaron del todo a ese grupo masculino y aprendieron los oficios artsticos. Que el texto indique que no hubo quien los entrenara parece indicar un sesgo de vergenza. No es que sus artes les hayan cado del cielo, sino que los hombres se deslindan de esa responsabilidad. Se puede suponer, por tanto, que fueron las mujeres, sus madres, quienes les ensearon tales habilidades. Si continuamos con este argumento, los hijos de Lamec fueron agentes feminizados con los que termin el imperio machista y violento de la estirpe de Can. Despus de Lamec ya no hubo machos. El genetista Bryan Sykes, en una polmica (y hasta extravagante) tesis afirma que los descendientes de padres con oficios masculinos (ingenieros, policas, soldados) son hijos, en tanto que la descendencia de los padres con oficios femeninos (filsofos y artistas principalmente) son nias.[1] Si bien esto es discutible a nivel emprico, puede arrojar luz sobre cmo pensaban los lectores de entonces: Se esperara que Jubal y Tubal-Can, con sus femeninos oficios, tuvieran slo hijas de descendencia. Entonces el linaje migr a otro grupo social y la descendencia de Can lleg a su final tal como el mismo pasaje de Gnesis lo indica. Despus de la sptima generacin, ya no hay ms descendencia de Can. Por eso no necesariamente habra que imaginar a Ada y a Zila corriendo temerosas a escuchar el clamor de su violento esposo, que bien pudo haber estado borracho (la escena recuerda muchos desplantes masculinos latinoamericanos). Mientras l daba su prepotente arenga, ellas estaban muy ocupadas instruyendo a la hija e hijos, fraguando desde la vida domstica el final del machismo de toda una estirpe. SYKES, Bryan, La maldicin de Adn. El futuro de la humanidad masculina , DEBATE, Mxico, 2005. Desde luego esta tesis atraviesa muchos problemas cientficos y hasta tiene un dejo de reduccin biolgica de significaciones sociales. Pero como se indica en el texto, esta tesis es til a nivel del imaginario social. De hecho, s se espera que los hombres con oficios poco masculinos tengan hijas de descendencia. Es paradjico, pero esta idea sexista, ayudara a entender por qu termin la descendencia de Can.
Publicado por Charcosombro en 23:04 No hay comentarios:

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