Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Mariano Tafall. Arte Completo de Construcción de Órganos (I)

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 537

IIIIL DIL

ARTE COMPLETO
DEL CONSTRUCTOR DE RGANOS
SEA

GUA

MANUAL
DEL

ORGANERO.
Comprende desde los principios elementales del oficio, hasta llegar gradualmente poder construir magnficos rganos para grandes templos. Obra escrita y publicada, con la aprobacin y ha jo la proteccin del Einmo. y Excmo. Sr. Cardenal Garca Arzobispo de Santiago 3P2B Cuesta,

D. MARIANO TAFALL I MIGUEL,


MAESTRO ORGANERO Y PROFESOR DE MSICA QUE FU B E LA S . I. M . CATEDRAL DE BURGOS, Y EN LA ACTUALIDAD LO ES EN LA DE SANTIAGO DE GALICIA.

SANTIAGO:
ESTABLECIMIENTO TIP. DE FERNANDEZ ~T COMPAA, Plazuela de Altamira nm. %

1872.

Esta obra es propiedad del A u tor, el que perseguir ame la ley al que la reimprima sin su consentimiento.

DEDICATORIA.
A L EMMO. Y EXCMO. SR. DR. D . MIGUEL, CARDENAL PRESBTERO GARCA CUESTA, DEL TTULO DE SANTA PRISCA, ARZOBISPO DE SANTIAGO, CAPELLN MAYOR DE S . M . , JUEZ ORDINARIO DE su REAL CAPILLA CASA Y CORTE, NOTARIO MAYOR DEL REINO DE LEN, CABALLERO GRAN CRUZ DE LA REAL Y DISTINGUIDA ORDEN DE CARLOS I I I , SENADOR DEL REINO, PATRICIO ROMANO, ETC.

#wtD0. g #TOO. Seor.


QL

Off
tu |iA<eriei o&fca ^wo -e irv> -eiu-eCo-- ij* taAA^oA taA/6ct>; M4JtiVecuvck)e i-e acpui &e ecwtfe i u t a luA/cuki, ^ fa bom/ciAe (>aj/0

VI

eaVeee; C o

& M J t / f e U b Co

bcuv

ideati/a ^/ > &


|1< &
1 ?

a&e |i/bciA /iiVL>

ooft. C o enaC &ivt&ttc-e>b cv fuv=


;

fyv&ltv |i/ui>C i/e<ac)o aecto & cou* oji/ovbim/iAaA ^o juot eC cj^iie jv&U) tputb

^- e ctC amva |ii>i>ofui>

, >itjtenA nvv / et ecuia e cib \\& cv Sje^vcv; cyw& cwukwiAo eC ^)

tiemji/O nve^oioA-vci ekba

t u k i A e (Weit xufco becvvzcvb eC |^, W e ervbopvee.... ^ o a A a > eirto Ao


| /&1

e nt^&c,

^^
jwt nvcu.

be ejveU) Vak uta* ^&*: ij eiv C a m^&ta&iXiAaA e

bi/&mjvo C a Jmu C uoci/L'Otv ^& nvv &,

VII

cj^iie cXej
iMtefivo

foi

ci/ilo ito jku>cu1/ en ixiiU

& iriiei>o d / afctn=

& 0\j tte^tut / ooiv C et iiu>

ti/envjvo tut*etii<ck)

- -- &. cj.u& C et (oceit/ ut ^&.

C & ban bo coH/cfiujo JvC LectaooP&

c^ive

cl

C et / e iHtetta ai/too-- ij/

bia&ap; c^vve & ofcio & & c^itea^


ii/Ct ai &fi>wW.

EL AUTOR, Mariano Tafall y Miguel.

PRLOGO.
La obra que presentamos los aficionados al arte del organero constructor, que solo fuimos escribiendo como unos meros apuntes hechos sobre la prctica de los talleres, para tenerlos presentes siempre que nos fuese necesario el recordar algunas ideas y medidas, que en fuerza de ser tantas y tan variadas en este arte se olvidan con mucha facilidad; es el fruto de nuestros estudios prcticos hechos en cerca de treinta aos consecutivos de aplicacin al trabajo. No era ciertamente nuestro nimo el darla la prensa, porque siempre la hemos creido con poqusimo mrito para que viese la luz pblica, precisamente hoy que tan-

ios adelantos van haciendo los artistas espaoles: mas sin embargo, viendo que carecemos de una obra elemental que ensee los aprendices y aficionados el difcil arte del organero, y que por no haber ningn autor espaol que h a y a impreso sus manuscritos, tienen que aprenderse rutinariamente reglas sumamente delicadas y casi imposible de retener en la memoria, nos hemos decidido publicar dichos apuntes, para ver si en lo poco que con ellos podamos contribuir; se puede fuerza de aplicacin regularizar el aprendizaje y perfeccionar los trabajos, poniendo nuestras manufacturas la altura que corresponde: con mayor motivo hoy que se despierta el buen gusto y la aiccion .a tener magnficos rganos, lo cual es un buen principio para los artistas en general: pero tambin entristece el considerar que para obtenerlos, se suele acudir las fbricas extranjeras con gran perjuicio de los artistas espaoles, los cuales hace y a cerca de un siglo se hallan oscurecidos y postergados sin justo motivo, puesto que no faltan en Espaa hombres de corazn y genio que pudieran emprender trabajos en competencia con los extranjeros.

xr

Testimonio de lo que decimos, dan muchos y magnficos rganos que nos han legado nuestros mayores, que aun existen en algunos templos; en los cuales se admira la grandeza y magnificencia del pensamiento, y lo delicado de su ejecucin. Al presente tambin, no se han hecho varias renovaciones de rganos en diferentes iglesias metropolitanas, por algunos artistas espaoles, que segn tenemos entendido son dignas de una honorfica mencin? Es cierto que hoy el arte camina pasos agigantados hacia la perfeccin, y aunque con sentimiento, confesamos que en la maquinaria en el di no podemos competir con algunas naciones, que por efecto del espritu de asociacin que las anima, renen los capitales y el. ingenio con lo que montan sus fbricas de modo, que no escasean los buenos oficiales ni las mquinas y utensilios de todas clases: mas respecto la inventiva, la constancia en el trabajo y bondad de los materiales, no nos llevan ventaja alguna; porque de estos ltimos, nuestra patria los posee soberbios que esceden en buena calidad los que continuamente nos traen de fuera.

Por lo dems, hemos tenido la satisfaccin de ver y examinar en el rgano de la Catedral de Murcia, que hace algunos aos coloc en aquella iglesia una compaia extranjera, la que en la parte artstica representaban los constructores M. M. Merklin y Scutze; en cuya obra se mandaron incluir cuantos adelantos, novedades y perfecciones alcanzara el arte: y hallamos efectivamente que es una obra grandiosa que honra sus constructores; mas sin embargo, no arredr nuestro nimo, ni vimos en ella cosa que no pudiera hacerse en Espaa tan bien; y acaso con mas economa. Dejando aparte el bien que de esto resultara, quedando los intereses en el pas en beneficio de sus artefactos y de las clases menesterosas que viven del jornal; sera aun mayor la gloria que nos cabria en servirnos de lo que se fabricase en nuestra patria, y acaso contribuira tambin volver aquellos tiempos, en que los espaoles en vez de pedir mandaban al extranjero sus manufacturas. P u e s bien, animados de estos sentimientos, y contando conque nuestros compatriotas disimularn los defectos que puedan encontrar

XII

en esta obra; damos al pblico nuestra coleccin de apuntes, en los cuales no se hallar elegancia de estilo, ni acaso suficiente correccin en el lenguaje; pero en cambio habr gran verdad en las esplicaciones y medidas, y tanta exactitud en el todo, que primera vista, se conocer la franqueza y rectitud de nuestra intencin: adems que las pruebas que se hagan, darn los aficionados los resultados mas satisfactorios. Sin embargo; para compensar la precisa aridez de u n a literatura artstico-doctrinal, y que el aficionado pueda tener algn rato de solaz variando la rigidez de aquella con otra mas dulce y entretenida, adicionamos con sumo placer nuestra obra, unos apuntes histricos sobre el rgano y los organeros en Espaa; debidos la pluma de nuestro compatriota EXCMO. SR . D. FRANCISCO ASEN JO BABIERI, compositor de la popularsima Zarzuela Jugar con Fuego: quien al saber nuestro proyecto, nos brind con la mayor espontaneidad y franqueza su ilustrada cooperacin, que hemos admitido con todo el agradecimiento de que es capaz el corazn de un artista. Dicho lo cual, concluimos invitando

XIII

torios los que-tengan alguna idea 6 descubrimiento que pueda ser til al arte, lo den tambin al pblico; para que los conocimientos tiles circulen, se generalicen y se bagan patentes todos los que deseen saber; evitando estos el dar (como suele suceder) con maestros rutinarios, que en vez de ensear sus discpulos, dificultan su aprendizaje recatndose de ellos y ocultndoles sus pruebas y principales operaciones. Ojal que este pequeo principio que espone nuestro vehemente deseo, sea motivo para que una noble emulacin entusiasme todos los artfices, y podamos llegar al fin propuesto en beneficio de todos en general; y de cada uno en particular.

XIV

PEELMINAE.
A D V E R T E N C I A S LOS AFICIONADOS Y A P R E N D I C E S .

El arte del organero constructor, abraza muchas cosas diferentes; y requiere conocimientos en otras varias artes y oficios con los cuales tiene ntima relacin, principalmente con el de la msica, el cual es tan necesario; que creemos no puede ser buen organero el que no tenga cuando menos algunas nociones de ella; y si pudiera saberse mucho en este ramo, seria una gran ventaja, porque precisamente se tocan en este oficio puntos de aquel arte tan delicados, que no son para comprenderlos personas que no tengan mas que medianos conocimientos en la materia. Mas por esto no debe desmayar cualquier aficionado que dicho oficio se quiera dedicar, por-

que una buena y firme voluntad vale muellsimo; y cuando no pueda resolver a l g u n a dificultad, no le faltar u n profesor de msica quien acercarse, para consultar y aclarar cualquiera duda que se le ocurra. Tambin la ebanistera, carpintera y otros oficios, se relacionan con la construccin de rganos; de los cuales no puede prescindirse, si desgraciadamente no se pueden tener los talleres montados de modo, que no falten en ellos obreros de todos los oficios necesarios. El dibujo cuando menos lineal, la Aritmtica, algo de Matemticas, Maquinaria, y sobre todo, estar dotado de u n oido m u y fino, y una const a n t e aplicacin al trabajo (firme toda prueba), son las circunstancias que debiera tener un buen constructor. Mas para que las personas que no renan todas estas cualidades, no hallen dificultad en la prctica de nuestra obra, hemos procurado escribirla con la mayor sencillez, claridad y verdad en la narracin y detalle de todas las cosas que minuciosamente en ella tratamos; y en la imposibilidad de poder decir todo lo que ha de contener; (porque esto es cuestin de un largo ndice alfabtico que no podemos dar h a s t a la conclusin), diremos que el ttulo que la hemos dado, llamndola Arte completo del constructor de rganos, deja entender que procuraremos no falten en ella, cuantos adelantos de utilidad y ventajas conocidas se h a n adoptado hasta el dia.

XVI

XVII

Tambin daremos un buen mtodo para la conservacin y afinacin de los rganos, cuya circunstancia hace necesaria esta publicacin, y que sea de grande utilidad todas las Iglesias que tengan rgano; para que los Sres. Prrocos, Encargados dlas fbricas y Organistas, sepan como lo han de conservar en buen estado, y cuando haya necesidad de repararlo, no se dejen sorprender de algunos titulados organeros, que con su inesperiencia en vez de componer un rgano suelen ocasionar su ruina.

INTRODUCCIN.
EL

He aqu el nombre del grandioso instrumento musical que ha motivado los trabajos de la presente obra: henos aqu tambin nosotros humildes artistas, frente frente de este que bien podamos llamar gigante de los instrumentos msicos, tratando de dar al pblico las reglas nece^ sarias, para que con el estudio, la aplicacin al trabajo y las primeras materias, se pueda producir este magno instrumento en todas sus clases y condiciones. Conocemos que el pensamiento es atrevido, puesto que al cabo de tantos aos que llevamos de prctica en este difcil arte, hemos llegado conocer que nos falta aun mucho que aprender, y aunque Dios nos concediera nueva

XX

vida, creemos que no nos bastara el tiempo para llegar saber lo que se debe. Por este motivo nos animamos decir lo que hemos podido alcanzar con nuestros estudios, para que los jvenes que se dediquen este arte hallen algo hecho, y puedan ellos avanzar en su carrera mas rpidamente, y con mas facilidad que lo hemos hecho nosotros. Respecto al origen del rgano, su historia y perfeccionamiento solo podemos decir, que literatos de reconocida autoridad se han perdido, congeturando hipotticamente, en la-oscuridad de los mas remotos tiempos: y que nada se sabe ciencia cierta de su origen. Si hombres de g r a n sabidura no han podido averiguar el principio de este poderoso instrumento, cmo hemos de pretenderlo nosotros, que en vez de libros, solo hemos podido manejar el escoplo, el comps el soldador? A nosotros solo nos cumple saber, que en todos tiempos h a sido mirado el rgano con veneracin por las personas de g r a n criterio, tanto por sus vastos y hermosos sonidos, cuanto por el uso constante que ha hecho de l la Iglesia catlica, en el eulto que continuamente tributa al Divino Hacedor; lo cual le h a hecho casi exclusivamente i n s trumento del santuario por excelencia. Es cierto que en las naciones extranjeras, han llegado usar el rgano en algunos liceos, tea-

XXI

tros y cafs pblicos; pero en todos sos sitios parece una planta extica impropia de aquel l u gar en que est como de prestado; y en n i n g n otro sitio llena su cometido como en el Templo alabando al Ser Supremo.. Viendo el uso sagrado \ne en lo general se le destina, y las alabanzas que en todos tiempos hacen de l hombres eminentes, apellidndole unos rey de los instrumentos, otros maravilloso conjunto de armnicos sonidos, otros el mas noble, completo y poderoso, con otros varios relevantes eptetos; qu podremos decir nosotros sobre este punto que no sea u n plido reflejo de lo .que otros han escrito?. Nos incumbe solamente guardar silencio, porque cosas de t a n t a magnificencia, no necesitan alabanza que ellas mismas se colocan en el l u g a r que las corresponde. Siendo regular y a el entrar en materia, diremos que

E L RGANO es el instrumento de viento de mayores proporciones que se conoce; con el cual ninguno de los inventados y que existen en el dia puede competir; se compone de tres partes principales, y muchas accesorias que le sirven de complemento: las primeras son el viento, el secreto y los tubos sonoros, que componen la esencia del instrumento. El viento que se produce por medio de g r a n des fuelles, por s solo de nada servira; mas en.-

XXII

cerrado en otra de las partes principales que se llama secreto, por medio de su rara estructura lo distribuye y dirije los puntos convenientes, en los que se colocan en buena disposicin los t u bos caos sonoros; los cuales con el auxilio de aquel primer motor forman sonidos graves, m e dios y agudos, de tan variados y diferentes timbres,que, bien ordenados y afinados segn las reglas del-arte, llegan producir la mas preciosa armona y modulacin , que son la belleza de la msica, y las delicias de los que conocen sus en-^ cantos. Las dems partes secundarias del instrumento que forman su complemento, son las que en el trascurso de los siglos que cuenta de existencia, lo han ido variando, aumentando y perfeccionando hasta el punto que hoy le consideramos; puesto que en sus principios los historiadores que lo mencionan, todos convienen en que empez de un modo muy limitado. Por lo tanto, siendo nuestro propsito no h a cer investigaciones sobre el origen del rgano, ni menos aun su historia hasta -nuestros dias; sino el detallar y decir como se construyen todas sus partes desde la base hasta la cruz de la cspide, empezaremos ocupndonos de una de las tres partes esenciales que componen tan portentoso conjunto, la cual se designa con el nombre propio de secreto, Las piezas que en el arte del organero cons-

XXIII

tructor llamamos secretos, son tan esenciales y precisas en los rganos, que sin ellas no pueden existir esta clase de instrumentos: son el centro interior d e toda su mquina, que respecto las dems partes que hacen su complemento, bien pueden compararse lo que es el pecho del hombre, respecto de los dems miembros que componen la totalidad del cuerpo. El objeto principal d l o s secretos es, recibir el viento que les comunican los fuelles, y despus por medio de su rara composicin estructura, repartirlo voluntad del artfice cada uno de los tubos sonaros del instrumento que s e g n su m a g n i t u d , suele tenerlos en nmero considerable. E n los secretos, despus de concluidos y puestos en aptitud de servir, la mayor parte de su m a n u factura queda cubierta y hermticamente tapada^ de modo, que no se puede ver ni inspeccionar su construccin interior; por cuyo motivo creemos que en la antigedad les dieron el m u y apropiado nombre de secretos. Todos los rganos, desde el mas pequeito que sirve para ensear remedar algunos cantos sencillos los pjaros, hasta el mayor y mas suntuoso de un g r a n d e Templo, h a n de tener por lo menos un secreto: los h a y que tienen dos, tres, cuatro mas secretos mayores menores; s e g n sea la capacidad y magnificencia del i n s t r u mento. En la presente obra daremos instrucciones, y

XXIV

medidas para nueve clases de secretos, (de mayor menor) con los cuales se podr ocurrir cualquiera construccin que se origine, y adems pollas medidas de estos mismos, se podr hacer (si fuere preciso), cualquier otro de mayores m e nores dimensiones. Estos secretos los designaremos sealndolos el mayor con el nm. 1 el que le sigue nm. 2 y as sucesivamente hasta el mas pequeo que ser el nm.'9. Para detallar la manufactura de los secretos y y dems artefactos de los rganos, se tomar por tipo en todos los apuntes de esta obra, (escepto en los casos que sea preciso separarse de esta reg-la) la formacin de u n rgano poco considerable, que sin embargo sea suficiente para servir en una iglesia regular: el cual ser del mtodo y construccin mas sencilla, para que se comprendan mas fcilmente todas las esplicaciones, proporciones y medidas. Estas irn puestas por el sistema mtrico decimal, de modo que sabiendo construir esta primera obra que servir de aprendizaje, fcilmente se podr llegar todos los adelantos que se han inventado; y que al presente forman la parte sublime del arte. Con este objeto pondremos en el captulo primero, la construccin del secreto nm. 4 que es el que conviene para el rgano indicado; y a u n q u e ' u n poco mas adelante se dan reglas, para construir los secretos por otro mtodo que es el que hoy se sigue, porque ofrece mas ventajas

XXV

en el trabajo y mayor seguridad en la obra, pondremos en dicho captulo, los procedimientos que mas comunmente se h a n practicado hasta el presente siglo, con el nico objeto de que se sepa, como estn construidos los secretos de los rganos antiguos espaoles y extranjeros: y aunque sea un poco mas largo el aprendizaje, bueno es qne se sepan ciertas particularidades, que ensean las grandes precauciones que han d e t e n e r s e en el discurso de los trabajos, para que las obras vayan con toda solidez y seguridad; y para que tambin se vea la marcha que h a seg*uido el arte, patentizando sus adelantos,lo cual creemos indispensable al menos las personas que quieran aprender el oficio para quienes principalmente hemos escrito la presente obra.

&

Ca* aSWeiHatuA/O* wvai couru fte.v, que ye IxaiaUuv e*i> Ca Ji/te&tite ob-Ut.

Smc-ular.

Plural.

Captulo Apunte Sostenido Bemol Natural Metro Decmetro Centmetro Milmetro Pulgada Lnea Lmina Figura Nmero Conducto Agugero Flautado Escaso Cumplido

cap. ap. sost. bem. nat. niet. deeim. ctirn. mili. pulg. lin. L. Fig. iim. cond. agu. flaut. esc. cump.

caps. aps. sosts. bonis. nats. mets. decinis. ctims, milis. pulgs. lins. Ls. Figs. nms. couds. agus. fiants. escs. cumps.

Dimetro dim Circunferencia circ. Derecha der. Izquierda izq. Flautado , de cincuenta y dos 52. Flautado de veintisis 26. Flautado de trece 13. Octava 8/ Decena ; 10/ Docena 12." Quincena 15/ 17/ Dccisetena Decinovena. 19/ Veintidosena 22/ Veintiseisena 26/ Veintinovena 29/ Treinta y tresena.. 33/

ARTE COMPLETO
DEL CONSTRUCTOR DE RGANOS, O SEA

GUIA MANUAL DEL ORGANERO. LIBRO PRIMERO.

Contiene el tratado g-eneral de los secretos y dems accesorios qus forman su complemento.

CAPITULO I.
DE LOS SECRETOS Y MODO DE CONSTRUIRLOS.

Para construir u n secreto de los que designamos en esta obra con el n u m . 4, que pueda llevar ocho diez medios registros en cada mano, y servir para un rgano de u n Templo regular; se forma u n marco de buena madera, que puede ser roble manso, nogal, castao, caoba etc.; pero cualquiera de estas clases que se elija, deber ser de beta bien seguida, sin nudos ni rajas, y sobre todo bien seca. Este marco tendr de largo incluso el grueso de las maderas, 1681 milis. De ancho de alante atrs, ten-

- 2 dr de 700 800 milis, y de alto, que es el ancho de los barrotes, 60 milis, para poderlo recorrer despus de ensamblado y concluido; ponindole perfectamente desalaveado y plano, puesto que despus de bien acabado quedar su grueso definitivo de 5o mils. que es la profundidad que han de tener las canales. Los cuatro barrotes que forman este marco, tendrn de grueso 40 milmetros. Hacia la parta cntrica de este marco se pone un travesano que lo divide en dos partes, el cual ha de ser mas ancho que los barrotes de aquel; por lo que se le darn 90 milmetros. E n cuanto la medida del ancho fondo de este marco, se ha fijado en 70 80 ctims. para poner sobre l ocho diez medios registros en cada mano; pero si se le quiere poner mayor nmero, dndole algo mas anchura esta medida pueden colocarse hasta doce trece en cada mano; puesto que la capacidad de las canales que en l cabeu, es suficiente para abastecerlos de viento todos ellos. Este marco que, como queda dicho, el barrote cntrico lo divide en dos partes, so arma bien ensamblado espiga recta cola de milano, encolado y clavijado con. toda seguridad.

Regla para dividir y marcar las canales del secreto.


Para marcar en este secreto el ancho de las canales, y barras listones que las dividen con exactitud, es necesario hacer u n a regla, que consiste en un liatn

- 3 fuertecito y bien labrado de madera blanca (Pino) que tenga de largo 2 ctms. mas que los largueros del secreto; en el cual se marcan los barrotes de los costados y el del centro, de modo que divida el marco en dos huecos; el de la izq. tendr 759 milis, de luz, y el de la der. 752. E n el hueco de la izq. se marcarn 25 canales, y en el de la der. 29 que entre todas son 54 las que dan cuatro y media octavas de estension, desde el Do grave hasta el Fa sobreagudo, ambos inclusive: para marcarlos corno se debe, se proceder del modo siguiente.

Divisin y capacidad de las canales en la regla del secreto nm. 4 .


La primera canal del hueco de la izq., se' marcar (valindose de un punzn y una escuadra) al lado izquierdo del barrote del centro de la regla, sea al del costado que forma dicho marco, los cuales suponemos en ella y a marcados. Esta canal corresponde al primer signo Do que es el mas grave*del rgano, por lo que debe ser aquella de las de mayor capacidad, y tendr de ancho 18 milis. L a barra listn que lo ha de formar, ocupando el espacio que h a y de la una canal la otra, tendr de grueso 16 milis, cuyas medidas siguen iguales hasta la sesta canal que corresponde al Fa natural. L a sptima canal, que es para el Fa sost. tendr de ancho 16 milis, la barra que la divide tambin 16 milis, y se seguirn las dems con las mismas medidas hasta la canal 13 inclusive, que corresponde al segundo signo Do; que suena octava alta del primero. Las otras 12 canales restantes hasta el nm. 25. sern

- 4 do 14 milis, de ancho y las barras de 14 milis, de grueso. La ltima canal de las 25 marcadas en el medio secreto de la izq., corresponde al tercer signo Do, que suena dos octavas mas alto que el primero. Debe tenerse presente que estando la primera canal formada, como dejamos dicho, al lado izq. del barrote que divide el marco hacia su centro, la numeracin y orden de. ellas, viene de der. izq. Esta inversin del orden regular en las 25 canales de la mano izq., no se hace .porque sea absolutamente indispon- sable, sino por la comodidad de colocar mas fcilmente al centro de la fachada del rgano los caos mayores; por lo tanto, han de llegar casos en que convenga formar las canales del secreto, .empezando la primera la izq. y siguiendo las dems el orden ascendente regular de izq. der. como iremos observando mas adelante. En el hueco medio secreto de la der. no se sigue este orden, porque la canal n m . 26 que corresponde al signo Do sost. (en el cual, se dividen los registros partidos), est formada al lado der, del barrote cntrico. A sta se le daijn de ancho 14 milis, y la barra que la divide 13 milis, de grueso; cuyas medidas siguen en el orden regular hacia la derecha, hasta la canal 47 que corresponde al signo La, sost. Desde la canal 48 hasta la ltima (aunque el secreto tonga mae de 54) sern todas de 12 milis, de ancho y las barras de 12 milis, de grueso. Teniendo esta regla bien marcada, exactamente eon las medidas apuntadas, se sealar escribiendo en ella con tinta el n m . 4 para poderla hallar fcilmente siempre que so necesite, y no se equivoque con otras que 33 han de tener de varias medidas.

5 Tambin se marcarn con tinta los trazos trasversales que se hayan hecho con el punzn y la escuadra, as como tambin el nmero de cada canal, y el signo que le pertenezca, cuyas seales son m u y tiles en lo sucesivo. Vase la Fig. 1." que indica dicha regla, la cual hemos dividido en dos partes para mayor comodidad. E n ella estn marcadas las 54 canales con los barrotes que forman ambos marcos, conteniendo el de la izq. 25 canales de Do & Do, y el de la der. 29 desde Do sost. k

Fa natural.

- 6 -

Sealar las canales y barras en el marco del secreto.


Teniendo el marco del secreto armado y bien seguro con las encoladuras y clavicotes, se labran por mayor sus dos caras, y con la regla n m . 4 se marcan en los largueros anterior y posterior sean delantero y trasero en su cara superior, el ancho de las canales y barras que las dividen, valindose al efecto de la escuadra y un punzn. Luego se hace un trazo con el gramil lo largo de las barras de delante y atrs, que marque lo que se han de profundizar las mortajas en que han de ir metidos y encolados los cabos de las barras que forman y dividen las canales. Estas mortajas tendrn de profundidad de 7 8 milmetros. Se abren con un serruchito de cota, y se limpian con un formn proporcionado. Alguna de las barras o divisiones es necesario que entre en su mortaja cola de milano formando lazo con aquella, para que sujeten los largueros del marco y no sea fcil que el empuje de las mismas los haga torcer. E l nmero de estos lazos es escusado fijarlo, porque sabiendo el objeto que tienen que llenar, fcilmente se puede calcular los que sern necesarios.

- 7 -

Barras listones para formar las canales.


Las barras listones con que se forman las canales, deben ser de buena madera, de beta m u y seguida sin nudos, rajas ni parte del albno, que se apolilla m u y pronto. Se labran bien al grueso y se cortan al largo, procurando que no entren en las mortajas del marco m u y apretadas: segn se van labrando se van colocando en su sitio hasta concluirlas todas. Respecto su ancho, deben tener algo mas de lo necesario (aunque poco), porque despus de encoladas y fijas en su sitio, se repasan con el marco; el que en este estado toma y a el nombre de esqueleto.

Forrar y precaver las barras que forman las canales.


Antes de fijar las-barras en el marco, deben forrarse por una cara con pergamino delgado, cuando menos con buen papel de cola, que se pegue y adhiera perfectamente la madera; teniendo cuidado cuando se encole, de hacerlo por ambas caras del papel, para evitar el que queden ampollitas de las que forma el viento entre aquel y la madera; porque tenindolas, no queda bien pegado; y en este caso no solo es intil el forrado sino perjudicial.

8
Este forro no debe llegar al fondo ni los cabos de las barras, debe quedar en ellas por cubrir una tirita de 8 10 milis, de ancho en todo su largo, y en los dos cabos. E n este espacio se pega la piel, que la conclusin del secreto ha de forrar el fondo de las canales, como diremos mas adelante. Sobre este forro de papel se d una mano de cola fuerte; y elcostado inverso, que qued sin forrar, se pinta con una preparacin de tiza y almagre, disueltos en agua-cola bien caliente y no m u y espesa; con c u y a preparacin quedan las barras fortificadas y precavidas para durar muchos aos.

Encolar las baras listones en sus mortajas.


Teniendo las barras preparadas, como dejamos indicado, se van encolando y fijndolas con esmero en sus mortajas respectivas: si hay alguna que est un poquito floja, se la aviene con una estillita viruta, que la ajuste y asegure eu la mortaja.

Forrado interior del cabo de las canales.


Los cabos de las canales, que forman las barras en las mortajas del marco, se forran pegando una tirita de piel balds en cada hueco, que deber cubrir el cabo de cada canal y doblar un poquito en cada barra, para que queden bien cubiertas las juntas que hacen los cabos de las barras en las mortajas del marco, y no se re-

J -

pase por ellas ni la mas mnima parte de viento de una can al otra. Concluida esta operacin, se arrima el esqueleto la pared ponindole de modo que est bien sentado, para que no se tuerza mientras se van secando las encoladuras. Estando la cola fija y seca en buena disposicin, se vuelve repasar el esqueleto por mayor, rebajando el oscedeute de las barras y procurando siempre el aplanarlo con toda precisin para cubrirlo despus con tablillas del modo siguiente.

Cubrir el esqueleto por su plano superior.


Para cubrir el plano superior del esqueleto, se hace una regla que tenga de largo el ancho fondo de este; en ella se marcan los anchos de las tapas de los registros que deban colocarse sobre l; cuyas medidas so tomarn de la tabla que los contiene, de la cual nos ocuparemos mas. adelante. Los do la mano der. se marcan en una cara de la regla, y los de la izq. en la otra; cuya regla sirve para sacar al ancho las tablillas que han de cubrir el esqueleto y poderlo hacer con regularidad, esto es: para hacer que las juntas de dichas tablillas, que se encolan y clavan sobre l, vengan debajo de las juntas de los registros, y de niugun modo eu el sitio que posteriormente han de hacerse los agujeros, que atraviesan el secreto, registros y tapas. Para_ preparar el esqueleto recibir las tapas, se eni--

- 1 0 pieza por marcar el larguero del frente con una cruz de tinta lpiz, que se vea claramente: enseguida se repasa con una garlopa do dos hierros, muy bien preparada, el plano superior que es el que se v cubrir; concluyndolo con un garlopn de hoja dentada m u y fina, procurando por todos los medios posibles dejarlo bien desalaveado y perfectamente plano en todas direcciones, do modo que no se perciba en l la menor desigualdad; y estando convencido de su perfeccin, so prepararn las tablillas, que han de cubrirle,

Qojv. 40.
Tablillas para cubrir el plano superior del esqueleto.
Las tablillas, que han de cubrir el esqueleto, puo- ' den ser de la misma madera que esto; debern ser bastante anchas para evitar el hacer muchas juntas, tendrn todo el largo del secreto, y se labrarn tambin con el mismo cuidado y precisin que hornos recomendado para el plano de ste. Los cantes que han de juntarlas, estarn tan bien avenidos como si se fueran encolar para formar un tablero suelto. Despus de bien sacadas al ancho, teniendo cu cuenta el que marque la regla para cada registro, se van colocando sobre c-J plano del esqueleto, sujetndolas con unas puntas de Pars medio clavar, cuidando, como queda advertido, que las puntas caigan debajo de las guardas de los registros, cuyo fin se hizo la regla que contiene el ancho y situacin do fiqucllos, para consultarla cada paso,

- 1 1 El grueso de estas tablillas ser tal, que despus de bien concluido y labrado el plano del secreto (el Cual forman ellas), queden de 12 mils.; pues aunque pudieran quedar un poco mas delgadas, conviene que tengan cuerpo para que refuercen el secreto, y ste pueda resistir el mucho peso que se le suele cargar con ta, obra que sobre l se coloca.

aCji. u.
Encolar las tablillas sobre el esqueleto.
Para encolar las tablillas cual corresponde sobre e esqueleto, y que peguen bien en ellas todos los cantos; de las barras cuyas betas van cruzadas, se tomarn las siguientes procauciones.. E s necesario tener* bastante cantidad de cola en un cazo rande, colada y templada, de modo que no est clara ni m u y espesa:- se tendrn dos tres brochas, para que otros tantos operarios puedan dar la cola con prontitud.,-Por encima de las tablillas se marcar de antemano con lneas de lpiz l a situacin de algunas, barras,, para poder clavar en ellas las puntas. Se tendrn estas en suficiente nmero de 45 50. milis- de largo, encabezadas con zapatitas de suela algo, gruesa para poderlas arrancas au debido tiempo. (1) Adems de los martillos y tenaza, debe tenerse mano todo lo que se crea conveniente, para facilitar la ope-. racin, y que so pueda ejecutar con presteza..
(1) Llamamos puntas encabezadas, las que se clavan, con un, trocito do suola de forma irregular, con lo que cuando so quieren extraer, se prenden, muy Inen con la tenaza y se arrancan fcilmente,

- 1 2 Tambion es muy til (si est el tiempo fri hmedo) colocar el esqueleto sobre dos bancos caballetes, y debajo poner uu brasoro con u n poco de fuego en ascuas de carbn, para que el taller esto templado-' y tenindolo as todo dispuesto, se calienta la cola casi punto do hervir, y con una fogatita de virutas delgatas se calienta el esqueleto y las tablillas, de modo que no so ahumen y que el calor no sea demasiado, para que no so tuerza raje la madera. El objoto principal de esta operacin es: que el calor de las pijzas mantenga la' cola lquida para que no empiece esta fijarse mientras se clavan las tablillas. Tambin hay que tener especial cuidado de juntarlas perfectamente, para lo cual no se omitir diligencia de ninguna especie. La comunicacin y corriente del aire fro, debe evitarse mientras dure esta operacin. Concluido este trabajo, so vuelve el secreto de modo que las canales estn la vista hacia arriba, para poder desvanecer las gotas de cola que hayan corrido por las barras, 1 > cual se hace con unas brochitas planas que entren ficilmente en las canales, y con las que, como si SL ' fuera encolar, se frotan dichas gotas hasta desvanecerlas.

Advertencias.
Como en esta clase de secretos los registros ordinariamente van partidos, esto es, medio urden de flautado en la mano izq., y otro medio en la derecha, exige alguna atencin el arreglo de las juntas de las tablillas, que cubren el esqueleto, para poderlas colocar de modo

- 1 3 quc vengan bien al ancho de los registros en ambas manos, como dejamos arriba dicho. Para facilitar esta arreglo, pudieran ponerse las tablillas partidas lo largo como los registros, siguiendo el ancho de los mismos en ambas manos; mas este mtodo tiene el inconveniente de no quedar el secreto tan fuerte como cuando las tablillas son enteras,, adems que las juntas de cabezas, con el tiempo, siempre hacen algn movimiento: por lo que aconsejamos que, no poniendo las tablillas mencionadas m u y anchas, que solo cubran el espacio de dos tres registros cada una, y trabajndolas cuidadosamente, deben ponerse de todo el largo del secreto dando este mas solidez. Si el arreglo de las juntas no puede hacerse de modo que en ambas manos coiucidau debajo de las guardas de los registros, al menos se dispondr que vayan por el centro del registro, por cualquier otro parage, con tal que no caigan donde haya de hacerse una fila de agujeros, que es lo que principalmente debe evitarse todo trance.

Para continuar la csplicaciou del secreto, hemos de poner la construccin de los registros y dems partes, que concurren la formacin de aquel, para dar conocimiento de ellas, y porque pueden hacerse otras cosas mientras se d tiempo que seque bien la cola, y las maderas hagan algn movimiento; pues como el esqueleto est formado de tantas piezas y encoladuras, est bien esperimentado que siempre sufre alguna alteracin, la cual debe repararse antes de concluirle, porque des-

- 1 4 pucs de hecho el secreto solo pueden remediarse las faltas con mucha dificultad, prdidas de tiempo y veces de material.

CAPITULO II.
DE LOS REGISTROS T S CONSTRUCCIN.

tmtte 4-4'.
Los registros deben hacerse siempre de muy buena madera y m u y curada; siendo m u y apropsito para esto objeto las apuntadas para la construccin de los secretos. E s cierto que tanto en estos como en aquellos, se halla en Espaa on obras m u y antiguas empleado el pino de las provincias del interior, y apesar de los muchos aos que llevan de uso se conservan en buen estado: pero esto no salva la gran contingencia de que, por lo general, es madera m u y propensa apolillarse, por lo que ningn constructor debe esponcr sus obras .semejante peligro; porque en empezando la polilla corroer la madera, destruye la obra mejor construida. Por lo mismo no nos cansaremos de aconsejar que se tenga especial cuidado en la eleccin de las maderas, huyendo siempre de aprovechar el albno de ellas

- 1 5 quc es la parte que so pudre y apolilla mas pronto. Tanto para esto como para todas las dems piezas del rgano, no hay mejor calidad de madera que el buen nogal de color, sin trepa y de bota seguida.

Regla del ancho de los registros y su colocacin.


As como se hizo una regla en la que se marcaron las canales del secreto, para con su auxilio poderlas sealar con exactitud en el marco del esqueleto, debe hacerse otra, en la que se sealen los anchos de los registros y la situacin que han de ocupar sobro el secreto. Al efecto se tomar un listn delgado de pino, de 30 40 milis, de ancho, y del largo necesario: se divide en toda su longitud con una lnea de lpiz: en la una m i tad se marcar el ancho de los registros de la mano der. y en la otra los de la izq. escribiendo sus nombres con claridad. E l ancho de los registros es condicional, porque depende del sitio que han de ocupar, de la clase de caera que lleven, de si han do tener los agujeros en una fila seguida, de si han de hacerse salteados en dos filas en tres, y de la magnitud del secreto en que tengan que servir etc. Mas adelante en el cap. XVI ap. 133 y siguientes damos una tabla del ancho de los registros, atendidas las circunstancias del secreto, de la caera que han de llevar; y de la localidad que ocupen: de la cual pueden tomarse las medidas de los escogidos, para marcarlos en Ja regla como lo dejamos advertido.

- 1 6 -

C>v. 46.
Cunsrucci )n de los registros.
Para I m o r los registros, so sacan listones de G 8 milis, mas anchas que la medida que tongan marcada en la rogla del ancho del secreto, en la que estn inclu ios los que m la de poner en c a l a mano. Rjptoto id gnu s) deb>> drseles un poco mas de lo nec.-mrio, para podarlos repasar 6 igualar despus de taladrados eusancliados los agujeros y tenerlos completaujuto concluidos, que quedarn de 6 milis, justos. Estos listones han de labrarse al grueso con mucha escrupulosidad, porque poco que sea el defecto que tengan, pueden causar repasos del viento m u y difciles ds remediar. Por esta causa en el extrangero, para labrar t-stos listones perfectamente iguales al grueso en toda su longitud, se valen de unos aparatos herramientas propias que llaman hileras de los registros; pero la esperieneia ha demostrado que sin el auxilio de aquellos, un buen of.cial poco que fije su atencin en esta elasj de trabajo, puedo ejecutarlo perfectamente can las herramientas ordinarias, poniendo dichos listones de un grueso igual y preciso, como se necesita para obtener un buen resultado. E l laro de los registros ser desde el centro del barrote que divile el secreto, bien sea hacia la der. 6 la izq., de 65 milis, mas que la mitad del secreto.

Q'cj,, 47.
Guardas de los registros.
LIR guardas de los registros son unos listoncitos. que se sacan de los costados de a q u c l k s , para que sean exactamente iguales su grueso; al tfteto .se hace cada costado del registro en todo su largo un trazo con el gramil, q u e marque un listoncito de 1 3 milis, de a n cho; los cuales se marean con nmeros escritos con t i n ta sobre la misma madera, y han d e t e n e r relacin con otros nmeros iguales que se escribirn en el listn micho del centro q u e es el verdadero registro, puesto q u e los listoncitos de 1 3 milis, q u e se sacan de les costados de aquel, son los que llamamos guardas de los registros. Tambin deben escribrseles una D. una Y. j a r a saber si son de la mano dcr. izq., as como el nombre del orden que pertenecen, para saber si son de flautado, octava, clarn etc. Estas marcas son m u y tiles y hasta indispensables para evitar la confusin, y hallar la correspondencia de unas y otras piezas cuando se tengan que ceA locar. Puestos en este estado, se sierran los listoncitos guardas de los registros, y se recorren con la garlopa hasta que desaparezcan las marcas de los dientes de la sierra; pero sin estrecharlos porque y a dejamos dicho que han de tener 1 3 milis, de ancho, cuyo fin so dieron el ancho del registro, 6 8 milis, de mas como se dice en el ap. 1 6 vase la Fig. 2 que marca un registro con sus guardas.

Refuerzo del cabo de los registros.


E n el cabo sobrante del registro que tiene 65 milis, mas que el secreto, se pone un trozo de madera fuerte la misma beta que la de aquel, el que tendr de largo 65 milis, de ancho tanto como el registro que se tenga que unir, y de grueso 15 milis. Este trozo se pondr la parte contraria de las marcas escritas (suponiendo estas sealadas en la cara superior del registro como se indican en la E i g . 2.) Para fijarlo slidamente, adems de encolarle, se le clavarn cuatro puntas do latn, una en cada ngulo, para que no estorben una mortajita que hay que hacer en el centro de dicho trozo; en la que ha de entrar el espigo de hierro punta del balancin que ha de hacer abrir y cerrar el registro. E n estos 65, milis, de sobrante que salen los registros der. izq. del secreto, no estn comprendidos, otros 12

1M

o t
P

-1916 milis, mns, que alargan cuando se abren estos estirndolos hacia afuera de aquel.

Guardas de los registros de doble ancho.


A pesar de las instrucciones dadas en el ap. 17 para sacar las guardas de los registros del ancho del mismo listn que se hacen aquellos, tambin se suelen hacer de otro modo que no deja de ser admisible: ste consiste en hacer los listones de los registros del ancho justo que necesiten para hacer en ellos los agujeros, y despus las guardas se sacan de otros listones aparte, hacindolas u n doble mas anchas sean de 26 milis.; de modo que una guarda de este ancho sirve para dos registros contiguos: pero en caso de hacerlos as, aun hay que tener mas cuidado en el grueso igualdad de los registros y guardas, para evitar las dificultades que de lo contrario pudieran resultar.

Del ancho de los registros.


. Las medidas del ancho de los registros, es necesario estudiarlas con detenimiento por las razones que dejamos consignadas en el ap. 15: si estos se hacen estrechos, pueden no tener suficiente espacio para hacer los agujeros bastante capaces, dar paso al viento necesa-

- 2 0 rio para hacer sonar los caos que han de abastecer; y si se hacen m u y anchos, ocuparn mucho sitio sobre el secreto; y de consiguiente cabrn menos registros en el ancho de un secreto ya formado. Tambin dependen estas medidas del sitio en que haya de colocarse la caera, porque si sta v en tabloncillos la fachada del rgano, e otro cualquier punto fuera del secreto, para determinar el ancho de un registro, solamente se contar con la medida del agujero que ha de dar paso al viento necesario para hacer sonar el cao mayor del orden que sea; pero si la caera ha de ir colocada sobre su viento, esto es, sobre la misma tapa del registro en el secreto, es necesario contar con el grueso de los cuatro seis caos mayores del orden: para esto se forman unos patrones redondos de cartulina papel grueso, que tengan el mismo dimetro que aquellos, con los cuales se mide el sitio y se arreglan de modo que quepan bien. Si los caos estn algo oprimidos en su formacin, pueden ensancharse separndoles el viento en la punta del pi por medio de unos puentecitos de madera, que son unos listoncitos acanalados que se encolan sobre la tapa del registro; aun mejor que esto, es el abrir en el mismo grueso de la tapa, una canalita que conduzca el viento desde el agujero del secreto al cao que le corresponda. Vanse las FigS. 3 y 4 que representan dos tapas de registros con los agujeros dos filas. E n la fg. 3 se v que los caos caben bien en su sitio sobre su viento, sea en el ancho que tienen los agujeros de la tapa. E n la fig. 4 como los caos son de mayor dim. hu sido necesario separar de sus agujeros respectivos, un poco los cuatro primeros. Mas como

- 2 1 -

van disminuyendo en circunferencia segn van subiendo, el quinto, sesto sptimo y dems ya estn en su verdadero sitio, sin necesidad de hacer uso de la trasmisin como se hizo en los cuatro primeros.

22

Medidas condicionales de los registros,

:i: 1
<


ta

tu

Cuando las caeras van puestas en tabloncillos, y las canales del secreto estn bas^ tante distantes u n a 6 de otras, se economiza mucho sitio y pueden caber mas registros sobre el secreto, porque los agujeros pueden ir seguidos en una fila, como se indica en la Fig. 5. ; pero si se quieren po ner las caeras sobre el secre to debern disponerse los agu jeros dos filas y en algunos casos tres; segn sea la mag nitud de los caos, y la situa cin que deban ocupar.
a

mm
na

sm
E33?

Por esta razn no puede emprenderse obra de ninguna especie, sin hacer antes dete nidamente el estudio de ella; no ser que se tenga m u y presente la colocacin de las caeras, por haber ejecutado y a alguna otra obra de igual forma y condiciones. Cuando se colocan los ca os tres filas, se hace ge

-23neralmente por la trasmisin del viento, practicando en las tapas de los registros las canalitas que hemos indicado en el apunte anterior, aunque los i: agujeros estn hechos en el registro, salteados dos filas > : seguidos en una fila solamente. < Cuando los agujeros se ponen salteados dos filas, los registros han de ser casi u n doble mas anchos, y ocupan mas sitio que cuando van una sola fila. Si el secreto ha de ponerse en sitio que no ofrezca comodidad para colocar tabloncillos, en los que se estienda la caera, ocurren casos que (como hemos dicho) hay que poner los caos tres filas, con cuyo motivo aun h a y que ensanchar algo mas los registros; no porque as lo exija la capacidad de los agujeros, sino para] hacer sitio y poder acomodar la caera cual corresponde. L a Fig. 6." indica u n registro con los agujeros cuadrilongos' y redondos, salteados dos filas, el cual es mas ancho que el registro figura 5, que los tiene una fila, porque los agujeros en cual-

TI i
1 !
1
1

! .

i ! ! ! V i 1 , l 1 ,i i
j 1 1

(0

i h i I
1

.Sf>

!* 1

i*.
1

1 .;
1 t

|
1 1

H
.
1

Bi

i 11 ii" ig
- i :

1 1

1 1

- 2 4 quiera de los dos casos, no pueden hacerse mas pequeos de lo que sea necesario. Puestos una fila, solo se necesita contar con la capacidad del primer agujero, la madera que haya de tener cada lado para la solidez, y los 26 milis, de ambas guardas: al par que yendo los agujeros dos filas, debe contarse primeramente con el hueco que ha de haber entre ambas filas, la capacidad de los agujeros, el refuerzo de los costados del registro y los 26 milis, de ambas guardas, como se indica en las F g s . 5." y 6". Sin embargo; de cualquier modo que se dispongan estos agujeros, encima de las tapas pueden aparecer dos y tres filas, por el procedimiento de las canalitas de que dejamos hecho mencin en el ap. 20 y como lo indican las F i g s . 4." La Fig. 7." indica la tapa de un registro, que por razn de su ancho puede tener los agujeros salteados dos filas; los cuales pueden ser de forma cuadrangular redondos; estos aparecen sin embargo, sobre la tapa tres filas, y los patroncitos de cartulina indican el dimetro y situacin de

bis

- 2 5 los caos: por ejemplo, el primero est sobre su viento, el segundo, con pequea diferencia, viene estar lo mismo que el primero abierta su canalita que viene desde el agujero cuadrilongo hasta el redondo, que marca la punta del pi del cao; y del mismo m.odo p e co mas 6 menos van siguiendo sucesivamente los d e ms.

Registros de la mano derecha.


Los registros de la mana derecha que vayan sobre su viento, esto es, en el secreto sobre las mismas tapas, podrian ser bastante m a s estrechos que los de la mano izquierda, causa de ser las caeras pertenecientes aquella mucho mas pequeas que las de esta: mas por esta razn no deben estrecharse mucho los registros, porque si furamos colocar los caos t a n juntos como se puede ofuscaran las voces los unos los otros y no sonaran bien; por lo que, cuando se vaya investigar el ancha que se ha de dar un registro, despus de atendidas las circunstancias de localidad, colocacin, situacin que le conviene y dems,, se tomar el dimetro del

cao mas grave del orden quesea, y por lo menos, esta medida deber tener de ancho: con mas los 26 milis, de ambas guardas que tienen todos los registros.
De este modo"quedan las filas bastante espaciosas, y se evita el inconveniente indicado de ofuscarse los sonidos. Entindase esta regla para cuando los caos van en una sola fila.

. - 2 6 -

O^jv.

21.

Si por las circunstancias del secreto otro cualquier motivo, se hace necesario el disponer los caos dos filas; podr darse los.registros un doble mas do ancho, una mitad mas, el mismo ancho que decimos arriba, porque esto es condicional, y depende tambin m u y principalmente del espacio que tengan de la una la otra las canales del secreto. Por ejemplo; si yendo los agujeros en una fila ser guida, se v que hay peligro de que, al cerrar el registro, los unos agujeros lleguen descubrir los que estn contiguos; en este caso debe doblarse el ancho del registro, para que aquellos se hagan dos filas, entre las cuales ha de haber en todo su largo un espacio por lo menos de 5 milmetros. Mas si no existe este peligro, y el ensanche del registro se hace solo para que quepan bien los caos, podr ensancharse esto solamente la mitad de lo que d la regla que dejamos arriba establecida: y por ltimo, si el motivo que ocasiona el ensanche del registro, es porque no quepan bien sobre su yiento los cuatro seis ^rimeros caos, es escusado ciarle mayor anchura, porque este inconveniente se remedia bien, trasponiendo u n poquito los agujeros de Ja tapa, sin interesar en esta operacin al registro para nada. Vase la Fig. 8." que representa una tapa do registro, en la que'se vcii los siete primeros agujeros separados do la fda recta, que forman los dems de aquel orden;

-27-.

Seguridad de las medidas que damos en la presente obra.


Hemos sido difusos en esplicar las medidas de los registros, y pesar de lo dicho sobre ellos en los apuntes anteriores, aun hemos de ser mas prolijos, porque la medida del ancho de los registros se rea-, ciona con muchas piezas y circunstancias, que iremos describiendo en el discurso de la obra, segn se vayan apuntando los objetos que lo requieran. Las medidas mas regulares y equitativas, que hemos hallado y esperimentado en diferentes rganos bien construidos, y que pesar- de tener muchos aos de constante us seguian en m u y buen estado as como las que practicamos en nuestras construcciones, las damos mas adelante en el cap. XVI, ap, 132 y siguientes en los que se hacen estensivas otros secretos mayores y menores que el que estamos des--

-28 cribiendo con otras varias noticias concernientes al mismo objeto. Tngase entendido que todas las medidas, que fijamos, estn bien esperimentadas en nuestros talleres, y en magnficos rganos antiguos y modernos, de construccin espaola y extrangera: por lo quedamos la mas completa seguridad de su exactitud, y pueden seguirse con entera con fiama.

CAPITLO III.
DE LAS TAPAS DE LOS REGISTROS,

Las tapas que cubren los registros sobre el secreto han de hacerse de m u y buena madera, que rena las mismas cualidades que se requieren para la que se emplea en las piezas que quedan descritas. E l largo de las tapas ser, tanto en las de la mano derecha como en las de la izquierda, poco menos de lo quo haya desde el centro del barrote que divide el secreto al canto del costado respectivo, que sea del mis-

-29-=
mo: decimos poco menos, porque en el centro ha de quedar, entre los cabos de las tapas de izquierda y derecha, un hueco general desde el fronte del secreto la parte posterior de unos 10 15 milis, el cual forma una especie de canal, que posteriormente sirve para introducir en ella los espigos de las alzas, que sostienen los tablones acanalados que van sobre el secreto, como tendremos ocasin de ver mas adelante. E l grueso de las tapas, despus de bien labradas y concluidas, ser de 20 milis.: de ancho se les dar lo que pida el registro y guardas que les correspondan, para que quede cubierto cumplidamente dicho registro, atendido el orden que deban tener los agujeros que ha de llevar en una dos filas. Vanse las tablas del ancho de los registros para toda clase de secretos en el cap. XVI. Las tapas deben labrarse con mucha igualdad en su plano y grueso; se marcan con el nombre del registro ' que pertenezcan, que se escribir en su cara superior para distinguirlas fcilmente en cualquiera ocasin.

Orden de los registros y tapas sobre el secreto, en la mano derecha.


E n el supuesto de que el secreto que venimos describiendo, no lleve mas que 16 medios registros (ocho en cada mano) y que estos sean cuatro de lengetera tendidos en la fachada, dos de flautado en las ventanas huecos que la decoran, y los dems en el interior; se colocarn en la mano derecha, primero, esto es (sobre

- 3 0 el canto del frente del secreto) un orden registro do clarn trompeta magna, (1) que aparezca tendido en la posicin mas baja que la lengetera haya de ocupar en la fachada, Segundo, detrs y junto al primero se pondr otro orden de la misma especie que podr ser el clarn que tambin salga tendido en la misma; pero en posicin mas elevada que el primero. Tercero; detrs y junto al segundo registro ir el del flautado principal, (llamado do trece) que puede llenar parte de los huecos de la fachada ir en el interior, (segn el plan de la obra). Cuarto; la cor-neta (si la lleva), que va elevada del secreto en un tabloncillo. Quinto, la octava del flau-? tado de trece que va sobre su viento. Sesto: la docena. Sptimo; la quincena. La trompeta real (que ser el octavo en el orden) otro registro de lengetera puede ir ej ltimo de todos, para poderlo aunar y arreglar fcilmente, sin tenerque tocar los dems.

Orden de ios registros en la mano izquierda.


Asimismo en la mano izquierda se colocar el pri-, mero el bajoneillo, que tiene el registro del mismo an(1) En ol discurso de esta obra, emplearemos en muchos casos para designar un orden de caos, indistintamente el nombro do urden do vt-gislro; por seguir la inveterada costumbre de llamar a ambas c o sas con cualquiera de aquellos nombres, por mas que en realidad el nomuredarogistro convenga solamemte al que elejamos descrito en e! cap. II: y ol do orden, cierto nmero de canos de cualquiera clase do las d'uroiilos familias que entran en la composicin de los rganos.

- 3 1 cho que la magna do la derocha, con la cual hace j u e go en la fachada. Segundo; un crorlo de la gravedad de la trompeta real que suena octava baja del bajonciUo; una violeta que es un clarn en quincena que suena octava alta de dicho bajoncillo (segn el gusto que predomine en el plan de la obra). Tercero; el flautado principal de trece, que aparece llenando los huecos de la faphada. Cuarto; la octava quincena. Quinto; un tapadillo, octava alta del principal de trece. Sesto; una docena quincena. Sptimo; una compuesta de dos caos en de.cinovena y veintidosena: y si lleva trompeta real, se colocar detras de todos, por los motivos indicados en el apunte anterior.

Advertencias.
A pesar de el orden que acabamos de establecer para la colocacin de los registros sobre el secreto, es necesario que el artfice ponga de su parte mucho cuidado en la distribucin de aquellos; porque ocurren pasos en la colocacin de los rganos, casi siempre d i ferentes, por la diversidad de los sitios donde han de ponerse, bien sea por su irregularidad, por su estrechez, por otras causas que por mucho que quisiramos precisar en estos apuntes, seria m u y fcil que en el primer rgano que se construyese, hubiera que separarse de lo que aqu estableciramos: por ejemplo: si la caja del rgano es pequea y no puede llevar en la fachada los sois, ocho, diez doce primeros caos

-32dcl flautado que por economa so pongan en el interior hechos de madera: en este caso ya hay que variar el plan, y valerse de u n doble tabloncillo que ocupa algo mas sobre el secreto, por cuyo motivo debe colocarse detrs del registro de flautado, otro orden de caera que sea mas pequea que el que pudiera haberse puesto si se hubiera seguido la primera idea. De este modo, tanto en el presente como en cualquier otro caso imprevisto, es necesario que el constructor recurra su sagacidad, meditando y tomando bien todas las medidas. La necesidad le obligar aguzar el ingenio, y de seguro que estudiando u n poco el plan de su obra,, obtendr mas luces, que las que le pudieran suministrar muchas pginas escritas. Sin embargo, no dejaremos de recomendar que se procure siempre y en todas ocasiones, el poner las caeras desahogadas, para que no so ofusquen sus sonidos,'y so puedan componer y afinar fcilmente cuando sea necesario. (1)

(1) Decimos qne un cao sonoro est ofuscado, cuando causa o hallarse muy prximo otros caos otro cualquier objet, el aire que sale por su boca no tiene suficiente espacio para dilatarse; en cuyo caso tiene el sonido de malas condiciones, obscuro insoguro; por mas que, colocado el mismo cao en situacin desahogada, lo tonga.claro y brillante cual lo debe producir..

- 3 3 -

CAPTULO IV.
CONTINUACIN DE LOS TRABAJOS SOBRE EL SECRETO.

ofy. 29.
E l secreto, que en el ap. 13 dejamos arrimado para que sus pegamentos secasen perfectamente, hicieran las maderas el movimiento que suelen en estos casos, lo volvemos colocar sobre los bancos, para arrancarle todas las puntas de pars, con cuidado de que no rompa alguna y se quede dentro; mas no pudiendo esto evitarse en absoluto, si alguna de ellas no puede arrancarse, se introduce en la madera con u n botador pequeos golpes de martillo. (1)
(1) Llamamos botador un cilimlrito de acero de 40 50 milis, de largo, y algo mas delgado que una baqueta de fusil, sean 5 milis, d dimetro poco mas menos, segn sean las puntas que hayan d e e m puj arse dentro de la madera.
8

-34E n los agujeritos que dejan las puntas extradas, se moten estaquillas delgaditas de maderas bien encoladas; y para mayor seguridad de las encoladuras, se clavarn en algunas barras ciertas distancias, algunas puntas de latn que se han de undir en el grueso de las tablillas con el botador lo necesario, para que se pueda repasar despus el plano general' del secreto con toda perfeccin, sin que los hierros de la garlopa las puedan tropezar. Seguidamente se repasa el plano claveteado con la garlopa y garlopn de hierro dentado en todas direcciones, hasta conseguir el fin que se desea, en cuyo caso se procede la colocacin de los registros por el orden que dejamos dicho en los aps. 26 y 27 el que deban tener segn sea el plan de la obra.

Colocacin de los registros sobre el secreto.

Para colocar el primer registro sobre el secreto, se dejar libre, en el canto de este, todo el grueso del barrote que forma el frente del marco, cuando menos, se proporcionar de modo, que los agujeros del registro cuando se taladren, no toquen nada dicho marco; cuyo requisito ha de observarse escrupulosamente cuando el secreto haya de llevar algn registro puesto en la testera sea al fronte de dicho marco; porque agujereado este

por el frente, algo cortado por las mortajas de las barras, y herido tambin por los agujeros del registro que nos ocupa; era m u y fcil que se desmenuzase la madera del barrote que forma el marco y se estropease el secreto; mas no dndose al presente este caso, seguiremos nuestra narracin. Se presenta el registro sobre el secreto con las marcas hacia arriba: el cabo de este junto al trazo que divide el centro del barrote del medio del secreto, (aunque este no se v, se puede trazar por encima de las tablillas que lo han cubierto): el otro cabo del registro con lo que le sobra lo largo, v al costado del secreto, sea el derecho izquierdo.. A los costados del registro se ponen sus correspondientes guardas, que se clavan al secreto con tres puntitas cada una, colocadas una 50 milis, de cada cabo, y otra hacia su centro longitudinal. Estas han de estar de modo que no estorben el movimiento del registro, pudiendo este hacerlo libremente cuando se le llame empuje dentro fuera; para abrir cerrar los agujeros del secreto. E l registro, que y a hemos visto, es el listn ancho que est colocado entrambas guardas; se clava en el secreto, con dos puntitas cortas, de modo que el refuerzo trozo de madera que se le fij en el cabo saliente de dicho secreto, quede separado del costado de este de 12 16 milis., con lo que la misma separacin distancia quedar desde el cabo interior la linea que marca el centro del barrote que lo divide. Las dos puntas mencionadas debern clavarse en sitio que se comprenda no puedan estorbar, cuando posteriormente se taladren las tapas, registros j guardas.

Qfav. S.
Colocacin de las tapas de los registros.
Las tapas de los registros se colocan sobre estos, y se aseguran en las guardas, clavndolas con seis puntas encabezadas con suela; ponindose dos en cada cabo de la tapa, y dos al centro de su largo. Conviene abrir los agujeros en que deben penetrar dichas puntas, con una broquita de berbiqu algo mas gruesecita que aquellas, para que entren flojas en la tapa y guarda, no las puedan rajar y claven solamente en el secreto: procurando que las cuatro de los cabos penetren en los barrotes del marco, y las del centro en una de las barras que forman las canales. Asimismo se van colocando las dems tapas, cubriendo cada una su registro respectivo.

Trazar las canales del secreto y los agujeros de los registros sobre las tapas que los cubren.
Estando y a fijas todas las tapas y registros, se trazan las canales del secreto por encima de todo, al travs del largo de las tapas; valindose de una escuadra, una regla y un punzn. A cada canal, (que debern estar marcadas en los barrotes delantero y trasero del marco) se le har un solo trazo, que seale el centro de su ancho exactamente. Enseguida se

- 3 7 sealarn con lneas de lpiz el ancho justo de cada registro, marcndolo por encima de las tapas en todo su largo. E n los registros que deban ir los agujeros salteados dos filas, se marcar en el centro de su ancho con dos lneas u n espacio de 6 milis, con el objeto de que los agujeros (sean cuadrados redondos) aunque lleguen tocar uno de los trazos, quede entre las dos filas, que han de formar aquellos, el referido espacio de 6 milis, para que, al cerrar el registro, no se descubran unos agujeros los otros, y tambin para que el registro no pierda su. solidez y tenga mas resistencia; fa cuyo fin hay que dejar tambin en cada orilla otros 6 milis, de madera sin romper. Vase indicado todo esto en la Fig. 9." que representa u n registro can sus trazos de lneas entrecortadas, agujeros cuadrados, ovalados, redondos y sus guardas.

Agujeros para emboquillar los conductos de metal, que dan paso al viento desde las tapas de los registros los tablones acanalados.

Antes taladrar las tapas, registros y secreto, se empieza por hacer los agujeros redondos en las tapas d e los registros, que han de llevar conductos de metal tabloncillos encolados inmediatamente sobre dichas tapas. Estos agujeros, mejor dicho, rebajos circulares se hacen precisamente con brocas de tres puntas que corten bien; se profundizan en las tapas de 5 6 milrmetros solamente: sus proporciones en cuanto a los dimetros se hallarn en el cap. XVII ap. 155, donde damos la tabla general, que contiene las que convienen toda clase de caeras, que vayan puestas en tabloncillos aconductadas fuera de las tapas de los registros; pero para facilitar mas la ejecucin del secreto que estamos describiendo, pondremos aqu las de las caeras que son propias para el rgano, que nos sirve de tipo en las presentes pginas. Por ejemplo; para el flautado de trece que va en la fachada, y se le conduce el viento desde las tapas de su registro al tabloncillo, se le harn los seis primeros agujeros, (que son desde el Do regrave 1 hasta el Fa 6

39inclusive) de 24 milis, de dim. los que convienen conductos del n m . 5. (1) ' Los siete agujeros siguientes, que son desde el Fa sostenido 7 hasta el Do grave 13, sern de 21 milis, de dimetro, los que convienen conductos del n m . 6. Los siete agujeros siguientes de la segunda octava, que son desdo el Do sost. 14 hasta el Sol 20, sern de 19 m i lmetros para conductos del n m . 7 y los cinco restantes, que completan las dos primeras octavas del rgano correspondientes la mano izquierda, sern de 18 m i lmetros para conductos del n m . 8. Todos los dems agujeros de la mano derecha hasta el ltimo se harn de 17 milis, de dimetro para conductos del n m . 9.

Segundos conductos para traer el viento de los tabloncillos los macizos de la fachada.
Las clases de conductos, que dejamos marcados en el apunte anterior, son solamente para llevar el viento desde las tapas de los registros al tabln de conduccin, los cuales se ponen anchos para poder dar la forma cuadrangular los agujeros, que dan paso al viento desde las canales del secreto. Los conductos, que llevan el viento desde el tabln general los particulares de la fachada, pueden ser
(1) En la tabla general de las dimensiones de loa agujeros del s e creto que damos en el ap. 155, se hallan tambin los nmeros de lps conductos, que convienen cada agujero. La clasificacin de dichos conductos, hecha por nmeros segn su ancho, la daremos mas adelante al tratar de su construccin.

- 4 0 nias estrechitos, y de consiguiente de un nmero menos que los apuntados. Por lo tanto; los seis primeros caos mayores lk> varn los segundos conductos del n m . 6. Los siete caos siguientes los llevarn del n m . 7, En la segunda octava, los siete caos primeros llevarn conductos del n m . 8 y los restantes hasta el Do 25 los llevarn del 9. E l flautado de la mano derecha pocas veces necesita segundos conductos, porque suele ir colocado detras de la fachada sobre el mismo tabloncillo. Si el rgano lleva violn sea caera tapada de la gravedad del flautado de 13, se le harn los agujeros y conductos, iguales los apuntados para aquel. Si la octava abierta de la mano izquierda v aconductada parte en la fachada y parte en el interior, se le harn los agujeros y conductos iguales los de la segunda octava del flautado de trece, por ser la caera de la misma magnitud; y si van sobre su viento en la misma tapa, se le harn los agujeros como se marcan en la tabla general, que damos en el cap. XVII, la cual nos remitimos. Si lleva corneta en la mano derecha de cinco caos por punto, se le harn todos los agujeros hasta el ltimo signo, de 21 milis, de dimetro, con conductos del n m . 6, los cuales se ponen todos anchos por la razn que mas adelante tendremos lugar de esplicar.

- 4 1 -

Agujeros para los conductos de los caos de. lengetera.


Pava los caos de lengetera se observarn las s i guicntos dimensiones. Al clarn de bajos, trompeta de batalla trompeta real, (que todos vienen ser lo mismo) que vayan fuera de su viento,, se les harn los diez y ocho primeros agujeros de 2 3 milis, de dimetro para conductos de n m . 5,. y los siete restantes hasta el Do 25, de 21 milis, para conductos del n m . 6. Al bajoncillo se le harn los doce primeros agujeros de 2 3 milis, para conductos del n m . 5, y los dems hasta el Do 25 irn de 21 milis, para conductos del n m . 6. Si lleva en la mano izquierda clarn en quincena (al que se le suele dar el nombre de violeta chirima) se le harn los agujeros en la primera octava, de 21 m i lmetros para conductos del nm. 6 y los de la segunda, de 19 milis, para conductos del n m . 7. Si lleva trompeta magna en la mano derecha se le harn los agujeros y conductos, iguales los del bajoncillo de la izquierda.. A los clarines, de la mano derecha se les harn los. agujeros y conductos, iguales los de la magna y ba-. joncillo, porque las canales del tabloncillo,, que les conducen el viento, suelen tener varias vueltas y es c o n veniente no escaserselo; mas si estn de modo que los clarines no estn traspuestos, y s cerca de la salida de

- 4 2 su viento, se les harn los agujeros y conductos como se marca en la tabla general.

Q/fei/. 86.
De los segundos conductos y boquilleros para los caos de lengetera.
A. cualquiera de estos rdenes de lengetera, que h a y a n de llevar otros segundos conductos para sacar el viento desde el tablpu la fachada, se le podrn hechar estos u n nmero mas estrechos que los puestos pn las tapas del registro; pero con la condicin de que, si el tabln macizo en que entran los cepos es poco grueso, y las canillas salen por la cara posterior de dicho tabln, es necesario emboquillar dichos conductos de modo quo no toquen en el interior de estos la canilla, el muelle, y mucho menos la lengeta, porque sonara mal 6 quedara completamente muda por falta do vibracin. Hemos tenido que hacer estas digresiones por la relacin que tienen las medidas del grueso dimetro de los conductos con los trabajos del secreto; de lo cual, aunque someramente, no podamos menos de hacer mencin.

Taladrar las tapas, registros y secreto.


Teniendo hechos en las tapas los rebajos para emboquillar los conductos que, como hemos dicho, solo se profundizan en aquellas de 5 6 milis, se proceder
-

-43 taladrar las tapas, registros y secreto con brocas de tres puntas bien cortantes y proporcionadas los agu-r joros que necesite la magnitud de los Caos, procurando hacerlos bastante grandes al primer taladro, porque si hay que engrandecerlos con otra broca, se estropea la madera, y quedan en los agujeros rebabas de las fibras mal cortadas, m u y difciles de limpiar. Las. proporciones de todos los agujeros so hallan tambin en la tabla general, que liemos mencionado en los apuntes anteriores, Sin embargo; como es necesario dar muchos agujeros la forma euadrangular, y ensanchar algunos otro?, recomendamos un especial cuidado en estas operaciones, para que los agujeros queden m u y limpios y perfectamente hechos, no e s t i m n d o l o s en el ancho, porque pudieran ocasionarse grandes perjuicios en el secreto y hasta su inutilidad, especialmente si los agujeros van practicados en una sola fila. Para hacer los- taladros de las tapas, registros y se-, ereto con toda regularidad, es necesario que la reparticin de las canales del secreto est hecha distancias iguales, al menos, con poca diferencia de unas otras, como sucede en las medidas del que nos ocupa; pesar que la diferencia, que hay en el ancho de las canales, puede regularizarse en la proporcin del ancho de loa agujeros cuadrilongos, para que al correr, cerrar el registro, pueda tapar cumplidamente todos los agujeros, sin temor de que lleguen unos , descubrir los prximos vecinos.. Los agujeros, que hayan de cuadrarse, se abrirn con brocas algo mas estrechas que el ancho propio del agujero; y los que hayan de quedar redondos, pueden hacerse de la medida regular, aunque en todo caso, vale

-44mas que pequen de pequeos que de grandes; porque para ensancharlos siempre hay lugar. Concluidos de taladrar todos los agujeros, se levantan las tapas; se seala en los registros (con una escuadra y u n punzn) el ancho y largo bien justo de los agujeros respectivos, los cuales se acaban de regularizar con exactitud y limpieza, valindose de formones bien afilados. Los agujeros redondos se limpian bien con limatones proporcionados. Despus de bien concluidos los agujeros cuadrados, se marcan exactamente con el mismo registro en el secreto y en la tapa correspondiente, rascando al rededor de cada agujero con u n punzn bien aguzado; y despus se van engrandeciendo y limpiando en ambas piezas, dndoles la misma forma cuadrangular que tienen en el registro. E n algunos de estos agujeros puede evitarse bastante trabajo cuando se abren, haciendo en vez de un taladro dos, los cuales despus se rasgan con un serruchito formn, y quedan de forma ovalada; de esto modo se evita el trabajo d hacerles los ngulos, y dan paso casi tanta cantidad de viento como los cuadrilongos: vanse estos practicados do las tres formas pn las F i g s . 5 . , 7. y 9."
e a

- 4 5 -

Foguear los agujeros de las tapas, registros y secretos.


E s costumbre de muchos constructores el limpiar, y aun engrandecer los agujeros do las tapas y registros foguendolos con hierros candentes, con lo cual queman las fibras mal cortadas de la madera. Este procedimiento no deja de ser espedito, pero tambin ofrece graves inconvenientes; porque por mucho cuidado que se tenga de no introducir los hierros en los agujeros cuando tengan un calor violento, como son tantos los agujeritos que tiene u n secreto y estn tan prximos entre s, se recalientan demasiado las maderas, pierden mucha vida y suelen rajarse: pueden tambin descomponerse las encoladuras del secreto; y , si hay uu descuido, puede hacerse un agujero demasiado grande; lo cual es difcil de remediar. Por estas y otras varias causas, que omitimos, no adoptamos este mtodo, y preferimos, aunque sea mas costoso, el de que se limpien los agujeros de las mencionadas piezas, como queda dicho en los apuntes anteriores; esto es, con formn, corta-plumas y limatn. Mas sin embargo, no condenamos este procedimiento tan en absoluto que no lo creamos til para algunas operaciones, como son las siguientes: primera, para cuando se han abierto los agujeros que se haban tapado con los forros de piel, que como es un cuerpo tan blando se corta difcilmente, y en este caso es bueno

46el foguear los agujeros m u y ligeramente y con los hierros poco candentes, con el fin de quemar solamente las rebabas de la piel, que no se pudieron cortar; y segunda, para abellanar un poquito la entrada de los agujeros de las tapas, tabloncillos en que se meten las puntas de los pies de los caos sonoros, para que ajusten bien y no escape nada de viento por aquella parto, porque suele producir un ruido estrao que afea el sonido de los caos, y es de m u y mal efecto.

- 4 7 -

CAPITULO

V.

PROPORCIONES DE LOS AGUJEROS CUADRANGULARES Y REDONDOS, QUE TRASPASAN LAS TAPAS, REGISTROS T SECRETO.

04V.

9.

Aposar de que, para hallar las proporciones de los agujeros de cada cao, nos hemos remitido a la tabla general que los contiene; nos ha parecido conveniente el especificarlos en el presente captulo, para facilitar y aclarar mas los aficionados las reglas que les pueden convenir en los trabajos: y al efecto decimos que para el primer Do del flautado principal de trece, que en este rgano (y casi en todos) siempre v en la fachada, se har u n agujero de 14 milis, de dimetro y para los dems caos irn estrechando proporcionalmente hasta el Do 25 que tendr solo 2 milis. Mas como hay que conducir el viento, que cuela por este agujero, las caeras por canales tortuosas practicadas en el tabln, que ya hemos mencionado, (cuya descripcin hemos de

- 4 8 hacer en otra lugar.) se hace preciso engrandecer estos agujeros, dndoles la mayor parte la forma cuadranguiar, para que den paso mayor cantidad do viento, causa de las sinuosidades que recorre este hasta llegar al pi del cao: por lo que, los seis primeros agujeros de los caos mayores se cuadrarn, dndoles 22 milmetros de largo sobre 12 de ancho. A los siete agujeros siguientes, que completan la primera octava, so les darn 18 milis, de largo por 10 de ancho. Los siete. primeros de la segunda octava tendrn 14 milis, de largo por 9 de ancho: y los restantes, hasta el Do 25 sern de 12 milis, de largo por 8 de ancho. L a primera octava del flautado de la mano derecha tendr los agujeros redondos, de 13 milis, de dimetro; y todos los dems hasta el ultim sern do 12 milmetros. Estas medidas deben entenderse para cuando est el flautado lejos de las tapas del secreto, mas si est sobre ellas, entonces los agujeros pueden sor bastante mas pequeos, y de ningn modo hay necesidad do cuadrarlos. E n la tabla general de las proporciones.de los agujeros se hallan las dimensiones de estos para ambos casos: mas como el viento pierde no poca parto de su fuerza cuando se le conduce lejos del secreto, por esta razn se precisa engrandecer aquellos, veces, mas de lo necesario; porque, como hemos indicado, no es lo mismo que el cao est colocado sobre su viento en la misma tapa del registro que cuando est separado, y se lo hace sonar uno, dos mas metros lejos de aquel punto; y en todo caso, siempre es mejor que el viento peque de mas, en cantidad y fuerza, que de menos. Los agujeros de los dems registros rdenes de

49
flautado menores que el de trece, pueden graduarse prudencialmente, atendiendo la magnitud del cao, circunstancias particulares de su situacin y sonido que deba dar. E n cuanto los dems registros compuestos de varios rdenes de caos* que vayan puestos en tabloncillos, tambin se han de cuadrar sus agujeros, porque el viento nunca debe escasear; que en caso de que llegue demasiado las caeras, se halla buen remedio en el mismo pi del cao, cerrndole un poquito el agujero de la punta para que no reciba tanto; pero si el viento es escaso, jams se arreglan bien ninguna clase de c a eras.

Agujeros cuadrangulares para los caos de lengetera.


E n los rdenes registros de lengetera deben cuadrarse los agujeros aun con mayor motivo, porque gastan mas cantidad de viento, particularmente los mayores de la trompeta de batalla clarn de bajos, que es lo mismo; estos se les hace un cuadro de 20 milis, de largo por 12 de ancho, y van disminuyendo hasta el cao 25, que tendr 15 milis, de largo por 9 de ancho. Esto cuando estn fuera de su viento; que si estn sobre la tapa del registro, tienen suficiente con u n agujero redondo de 16 milis, los primeros caos; y los dems lo tendrn de 15 13 milis, de dimetro.

- 5 0 Para el bajoncillo, se le hace a toda la primera octava u n cuadro de 17 milis, de largo sobre 10 de ancho, y pueden ir disminuyendo hasta el cao 25, que ser de 15 milis, de largo por 8 de ancho. Lo que dejamos esplicado es suficiente para poderse gobernar en toda clase de registros . rdenes de caos de la magnitud de los apuntados: y aunque sea riesgo de ser molestos, repetiremos se tenga presente que el viento siempre debe ser abundante, porque si falta, es un defecto insoportable; y si sobra, hay muchos m e dios de arreglarlo, ajusfndolo la fuerza del sonido, que deban producir las caeras.

CAPTULO VI.
DE LOS TORNILLOS PARA FIJAR LAS TAPAS DE LOS REGISTROS EN LOS SECRETOS Y MODO DE COLOCARLOS.

E n los secretos antiguos se hallan las tapas de los registros sujetas con clavos ordinarios, encavezados con u n rollito de piel balds, que indudablemente ponan para que las maderas pudieran en los tiempos hmedos seguir su movimiento, y no se endureciesen apretasen demasiado los registros. Este procedimiento era ilusorio, porque si bien, al hincharse la madera, el rollito de piel cedia y no apretaba la tapa sobre el registro; es evidente que, al venir el tiempo seco y volver la madera quedar en su estado normal, la piel no la apretaba, y de consiguiente la tapa y el registro quedaban flojos. No era solo este el inconveniente de los clavos, si que cierto tiempo se oxidaban, pudran la piel, y el robin del mismo hierro se

- 5 2 abultaba y desunan las guardas y tapas del plano del secreto; cuando no se corroan los clavos y se rompan, quedando la mitad metida en las barras. Por estas y otras varias dificultades, que omitimos, se pens en sustituir los clavos con tornillos de latn, los cuales permiten levantar la tapa de un registro en cualquier tiempo, y las sujetan con mas regularidad; pudiendo templar la presin de las tapas sobre los registros, de modo que estos no estn m u y prietos ni demasiado flojos; que ambos estremos son perjudiciales.

Modo de hacer los tornillos de latn para las tapas de los registros.
Para hacer los tornillos de latn, que han de sujetar las tapas de los registros, se toma alambre grueso, que entre en una mortaja calibre de 4 5 milis, de ancho; se lima corte recto el cabo de dicho alambre, y con u n alicate fuerte de puntas redondas, u n tornillo de hierro y el martillo se dobla el cabo del alambre, cuya doblez se amartilla de modo que quede paralela al rbol del tornillo, pero sin tocar l, con un milmetro lo menos de separacin. Tenindolo as doblado, se corta al largo, que, para el secreto que nos ocupa, ser de 46 milis, incluso la doblez. Cuando se tenga suficiente nmero de este modo preparados, se enderezan bien,, se les. hace un poco de punta, y se les abren como 22 milis, de rosca con

- 5 3 una terraja de cojinetes, cuya rosca ha de hacerse de dos veces, bastante profunda, porque ha de enroscar en madera. Vase la Fig. 10. que representa uno de estos tornillos del grandor natural.

Fig. 10.

Colocacin de los tornillos en las tapas de los registros.


Los tornillos se colocan las orillas de las tapas, atravesando estas y las guardas de los registros, entrando enroscar en el secreto. E l nmero de tornillos para cada tapa, ser el de ocho, diez doce segn sea de larga; se reparte su colocacin poniendo dos en cada cabo donde empiezan los agujeros, esto es; han de entrar enroscar en los barrotes del marco del secreto, lo mas; en la primera barra de la canal que forman aquellos.

- 5 4 Teniendo colocados los cuatro'primeros, se divide el largo que hay de unos otros, y cada distancia do 20 cents., que viene sor una cuarta escasa, se colocan otros dos tornillos, y en caso que el espacio largo, de que se habla, no de las distancias en esta proporcin, vale mas que lleve los tornillos algo mas juntos que separados. Los tornillos deben atravesar las tapas y guardas, de modo que el agujero de estas los deje pasar con. flojedad y solo enroscarn en el secreto; cuyo fin se dispone una Droca de berbiqu, que entre solamente hasta atravesar ambos objetos; y luego se introduce otra mas delgada, que haga en el secreto un agujerito apropslto, para que agarre bien la rosca del tornillo; - procurando que la broca barreno entre siempre en el centro del grueso de alguna de las barras, que forman las canales, en el punto que hayan de colocarse los tornillos; aunque para ello se tengan que acortar alargar las distancias, que debe haber del un par de tornillos al otro. Cuando se tenga sujeta la tapa con los cuatro primeros tornillos, se arrancan las puntas que la tenan prendida desde el principio, y se tapan los agujeros de aquellas con unas estaquillas encoladas. A cada agujero, en que entran los tornillos que han de sujetar las tapas de los registros, se le ha de hacer un rebajo de casi la mitad del grueso de la tapa, para que las cabezas dobleces de los tornillos sobresalgan poco sobre el plano de dichas tapas; y cuando se vayan colocar definitivamente, se les pone una ochavita de chapa delgada de latn, para que el cabo d o b l a ' ' ' illo no muerda la madera de aquellas.
v 1

Colocar los tornillos de modo, que sin desenroscarlos, s e puedan quitar y poner las tapas.
Tambin se hacen los agujeros de los tornillos en las tapas, de entrada libre; esto es, abiertos por los costados, de modo que sin necesidad de sacarlos tornillos desenroscndolos del todo, se pueda levantar la tapa del registro, lo cual se practica con solo dar -una media vuelta cada tornillo, y poner su doblez, enfilando sobre la abertura del costado del a g u jero. Estando en esta posicin los tornillos, no impiden el que salga la tapa de su sitio, as como para sujetarla en l, despus de colocada, no hay mas que dar media vuelta cada tornillo, para que su cabo doblado se fije sobre la tapa en uno de los costados del agujero. Vase este procedimiento en la Fig. 11. en la que se v la tapa de u n registro con ocho tornillos: estando estos en la posicin que manifiestan los nms. 1, 2, 3 / 4 , es-

to S

o
o

o o o
O o

o o

o o
0(5

-seta la tapa prendida, mas estando todos ellos en la posicin de los otros cuatro, puede salir de su sitio sin dificultad alguna, y sin necesidad de extraer los tornillos de su sitio; puesto que en el uno y otro caso, con solo darles una media vuelta sujetan sueltan la tapa. E n la Fig. 12 se manifiesta con mas claridad el sistema de

Fig. 12.

estos^tomillos de" entrada libre, porque van diseados enjjun fragmento[de tapa, del grandor natural, vista de canto perfil. A, representa el tornillo, prendiendo la tapa y B, la deja libre en disposicin de poderla levantar . Apesar de ser'este sistema bastante ventajoso no pretendemos que se siga precisamente; puesto que estando las tapas y registros, trabajados cual corresponde, no es necesario'ni se debe andar de continuo levantando dichas tapas; por lo mismo, el constructor puede

-57~: poner los tornillos por este mtodo por el otro, que es sin rasgar los agujeros de los tornillos por los costados de aquellas; como mejor le parezca.

Ochavas de latn para engargantar los tornillos de las tapas de los registros.
De cualquier modo que se pongan los tornillos que dejamos descritos para sujetar las tapas de los registros, conviene que se les ponga unas chapitas delgadas de latn, para que aprieten bien, y no rasquen la madera; estas chapitas les damos el nombre de ochavas, porque se hacen de esta forma: se cortan cuadritos de 12 15 milis.; se les hace u n agujero en medio, bien sea con taladro, con sacabocados golpe de martillo: si no sale bastante grande, se acaba de ensanchar con un tringulo afilado: despus se les cortan con la tijera los cuatro ngulos, dndoles la forma del nombre que llevan: como lo indica la Fig. 13. Si los tornillos van en los agujeros de entrada libre, que dejamos esplicados, no se puede poner esta ochava, pero en su lugar se pone u n trozito de chapa, de la forma que indica la Fig. 14. la cual tiene tambin el

Fig. 13.

Fig. 14.

-58 agujero abierto, para cuando se quiera levantar la tapa sin quitar los tornillos. Cuando se corten las ochavas, bien sea de tiras de chapa, de retales de aprovechamientos, pueden hacerse de todas las dimensiones, porque las que no sirvan para un secreto grande, pueden guardarse para cuando ocurra hacer uno pequeo.

Tornillos de tope para fijar el movimiento de los registros.


Adems de los tornillos apuntados, que sirven para fijar las tapas de los registros, se ha de hacer uno mas para cada tapaj un poquito mas gruesos que los otros, de 40 milis, de largo prximamente, y sin doblez en la cabeza, puesto que solo se les chafa el cabo sobre el yunque golpe de martillo hasta darle la forma que indica la Fig. 15. que lo representa del grandor natural.

Fig. 15.

Estos tornillos son los que sustituyen los antiguos clavos de topo, hechos de madera hierro, que fijaban en los secretos, para impedir que los registros abrieran cerraran mas de lo regular. Siendo, aquellos de madera, no tcnian suficiente solidez, no poner un gran elavicate que perjudicaba la fortaleza del registro; y siendo do hierro, (que eran los mas comunes) al desmontar algunos secretos, hemos teirlo la ocasin de hallarlos consumidos por ol robn; y ver el mal que ocasionaba aquella especie de tierra, que con el movimiento de abrir y cerrar el registro, se haba estendido por ol plano del secreto, rascando la piel y abriendo surcos bastante profundos los registros; cuyo siniestro haban contribuido, en no pequea parte, los clavos de hierro que sujetaban las tapas. Los tornillos que han, de servir de tope los registros, que no lleven tablones acanalados; esto es, que las caeras vayan sobre su viento, y que es fcil extraerlos de su sitio en cualquiera ocasin que so quisiera sacar el registro de su lugar,, sin necesidad de desarmar la caera, se colocan en el cabo del registro, on el cual se le hace un agujero que atraviese la tapa y registro por el medio de este un costado, al lado contrario del primer agujero que haya en la primera canal, de manera que pueda enroscar y fijarse en el barrote del costado del secreto, sea en la derecha cu la izquierda. E l objeto de este tornillo es fijar la medida de lo que ha do entrar y salir el registro cuando se abra cierro, y que no pueda correr mas que lo que permita el largo do una mortajita que se hace en el registro con este fin; graduando de tal modo su movimiento, qu-v cuando este descbrelos agujeros del secreto, topa la

- 6 0 mortajita en el tornillo; y la impide pasar mas adelante. Lo mismo que cuando se quieren tapar dichos agujeros; se corre hacia el lado opuesto, hasta cubrirlos completamente con 2 3 milis, de ms; para impedir, con toda seguridad, la salida del viento de las canales del secreto.

Q/fy.

til.

Tornillos de tope de otro mtodo.


Para los registros que llevan tablones]y conductos, cuyas tapas no se pueden levantar de la obra sin desmontar todas aquellas piezas; por si se quieren poner los tornillos de tope, de modo que en un caso dado se pueda sacar el registro, se disponen aquellos de m u y diferente modo, y en vez de hacerlos como los que dejamos descritos, que atraviesan la tapa y registro enroscando en el secreto, estos se hacen formando del mismo alambre u n ngulo recto de 25 milis, por un lado y de 15 por el otro; el brazo largo de esta especie de escuadra se lima corte liso, y al otro sea el corto, se le hace punta aguda cuatro caras, como lo indica la Fig. 16. Este ngulo se coloca eomose ve en la P i g . 12,

Fig. 16.

-61 aciendo una mortajita en el secreto en C, y un agujero, para que entro la punta, bien ajustada y casi golpa de martillo. E n la tapa del registro se hace otro agujero, en el que entra tambin ajustadito el brazo largo del ngulo, que es el que atraviesa el registro y le sirve de tope. Para asegurar este ngulo clavo de tope en su sitio, se pone una chapita de hierro latn en D, embebida en el secreto, en el cual se sujeta con dos tornillitos; los que, en caso de necesidad, pueden sacarse, desarmar el clavo de tope, y de consiguiente extraer el registro de su lugar; que es como si se sacara u n sable de su vaina.

CAPTULO V I I .
FORRAR DE PIEL EL INTERIOR Y EXTERIOR DE LOS

SECRETOS Y TAPAS.

Forrado de las canales del secreto.


E l interior de las canales, (especialmente en los secretos construidos por el mtodo que nos ocupa) debe forrarse de piel balds, con mucho cuidado, para evitar los repasos que pudieran ocasionar con el tiempo los movimientos naturales de las maderas; cuyo fin se cubre el fondo do las canales con tiras de piel delgada, pero anteada y flexible; las cuales se han de apomazar y chiflando sus cabos y orillas. Estas tiras se cortarn un poco mas anchas que el fondo de las canales, para que el sobrante cubra y pegue como unos seis ocho milis, en cada barra, pues son la seguridad del secreto; y aunque llegase desunirse de las barras alguna tablilla de las que cubren el esqueleto, la piel seguira aquel pequeo mo-

- 6 3 vimicnto, quedando siempre tapada la rajifa que resultase, evitando as el defecto 'mas considerable y de mas difcil remedio que puede tener un secreto, que es el repaso del viento de una canal otra, las dos vecinas. Para pegar las tiras de piel con seguridad, se limpian las canales del polvo que puedan tener, frotndolas con una brocha plana do cerda fuerte: so d la cola bien caliento hiparte que se vaya poner la tira; se encola esta y se adhiere bien al fondo y costados do las canales con un formoncito do madera, que hay que humedecer ligeramente do voz en cuando con un poquito de agua caliente. Esta entretenida operacin se sigue en todas las dems hasta concluirlas, E n algunos secretos se hallan las canales sin forrar, y solo estn precavidas con dos tres manos de cola fuerte, con la cual se forma en los ngulos entrantes' de dichas canales, una especie" de soldadura que las fortifica perfectamente. Varios secretos antiguos hemos deshecho, que, sin embargo de los muchos aos que llevaban de existencia, en esta parte estaban perfectamente conservados con solo dicho procedimiento; pero esto es en el interior de Espaa, en pases bastante secos, mas en esta parte del litoral (Galicia) tan dominado por las humedades, no bastan estas encoladuras; y no se puede prescindir de precaver las canales de esta clase de secretos con el forrado de piel indicado, hecho con todo esmero y especial cuidado; pues por m u y buenas que sean las maderas, siguen los movimientos que les imprime la temperatura; y la cola aunque sea de la mejor calidad, en algunas iglesias llega m u y pronto descomponerse, desuniendo las piezas que haban de estar bien pegadas.

64-

Cortar la piel del forrado interior de las canales para abrir los agujeros.
Estando bien soco el forrado interior de las canales, se.abren los agujeros que se han tapado con las tiras do piel, cortando los cuadrilongos con u n formoncito bien afilado un cortaplumas; y los redondos con una gubia proporcionada, teniendo cuidado de dejarlos bien limpios, todo al rededor sin rebabas fragmentos mal cortados, porque con el tiempo se desprenden, el viento los impele y lleva hasta las bocas de los caos, en cuyo punto suelen atascarse y hacen mal efecto, cuando no los enmudecen completamente. Para evitar este inconveniente, los agujeros que no queden bien limpios se les d un poquito de cola al rededor con un pincolito, el cual adhiere la madera las pequeas rebabas de piel, y se repasa al mismo tiempo alguna que no est bien pegada,

Q4 |v.

SO.

JV..:;ado exterior del secreto en su plano superior donde funcionan los registros.
Para hacer este forrado, hay que levantar del se-* creto las tapas, registros y guardas; y para poderlas volver despus colocar fcilmente, se sealar (antes de arrancarlas,) la posicin de las guardas con pluma de

- 6 5 escribir, en los costados del secreto; escribiendo entre una y otra seal el nombre del registro. Se extraen todos los tornillos, y se dejan en los agujeros respectivos de las tapas, para que no se cambien; pesar que si son todos de u n mismo grueso, nada importa el que se junten en una caja para volverlos colocar su tiempo. Estando todo lo de encima del secreto levantado, se le hace en los cantos de los costados, derecho izquierdo, en el mismo plano superior, un prolongado chafln de todo el ancho del secreto sea desde alante atrs; el cual solo se rebajar la parte de fuera unos 6 milmetros, y su ancho declive ser de 20 25 milis., en cuyo chafln han de encolarse despus los cabos de las tiras de piel, que cubren el plano de dicho secreto. E n seguida se vuelve repasar este, por si se ha movido algo, y para quitar las rebabas de los agujeros. Antes de seguir la esplicacion del forrado de esta parte tan esencial del secreto, la cual hemos dedicado nuestro especial cuidado, para hacer comprender lo indispensable de~su perfeccin: diremos algo sobre la opinin de algunos autores estranjeros sobre este forrado. Algunos de estos son de parecer que ni este plano ni el de las tapas de los registros deben forrarse, y que es mejor el que los registros funcionen entre el secreto y las tapas respectivas, sin la intermisin de la piel frote de madera, esto es; rozando unas maderas con otras. Efectivamente, hemos tenido ocasin de ver practicado este mtodo en algn rgano extranjero, y especialmente en las cajitas de msica inglesas, francesas y alemanas: las cuales poco nada prueban nuestro propsito, por lo pequeo de sus registros, y porque no

estn destinadas al quietismo perpetuidad de estancia en una Iglesia poco ventilada: por lo tanto, la economa que podia resultar del coste de las pieles que en este objeto se han de gastar, y el trabajo de ponerlas, creemos que no merece considerarse, si atendemos los males que, en pases como el nuestro, pueden resultar un rgano despus de construido por este mtodo, al primer cambio de temperatura: y por lo tanto nos decidimos por ol forrado, que se hace como decimos continuacin.

-w

Fieles propias para forrar el plano principal de los secieos y as tapas de los registros.
Las pieles de balds que se empleen en este forrado, sern del mas grueso, flexible y bien curtido. Se cortan tiras lo largo de la piel, del ancho de cada registro, a l o mas de dos: la tira que d la parte cntrica de la piel, sea del espinazo, desde el cuello hasta la cola del animal, no suele ser buena para este objeto; porque siempre es dura, mas gruesa y desigual; no sor que el curtido de las pieles sea m u y superior. Como es difcil tener pieles tan grandes qne den el largo de un registro, de una sola pieza, se procurar que la que se le aada, sea del mismo grueso y buenas cualidades que el trozo y a puesto. Cortadas ya las tiras necesarias, y marcadas con el nombre nmero del registro, que correspondan; so encelan sobre el plano del secreto, dando la cola la part, exterur de la piel donde tuvo la-lana. La cola que

-67 sc empico pr.ra estos pegamentos, no debe estar m u y espesa, pero s bien caliente, y darla la piel en poca cantidad y bien estendida. Para que se pegue y adhiera pronto la piel la madera, so le pasar por encima una plancha de hierro latn, no m u y caliente, cubriendo la parte que se v planchar, con u n papel de estraza un trozo de lienzo, evitando de este modo que un descuido pueda hacer encojer arrugar la piel.

Doble forrado del plano del secreto.


Apcsar de las buenas cualidades que suponemos en las pieles invertidas en este primer forrado, no lo creemos suficiente para que llene su cometido como deseamos; por lo tanto debe repetirse esta operacin, poniendo sobre el primero un doble forrado de pieles, aun mejores que las primeras, al menos mas escogidas, para que los registros funcionen entre dos cuerpos blandos, y el mullido de las pieles siga en lo posible los movimientos de las maderas en las variaciones de temperatura; especialmente cuando es escesivo el calor la humedad. . Para este doble forrado se cortan las tiras como para el primero, pero para pegarlas se hace con cola bastante clara, bien caliente, y se d solo la parte exterior de la piel que se sobrepone las y a pegadas; debiendo q u e dar estas segundas tiras con la parte velluda blanda la vista, hacia fuera. Teniendo el secreto en este estado, se vuelve

- 6 8 dejar bien puesto en un punto que no pueda llevar golpes, y que est bien sentado, para que no adquiera alguna tercedura; enseguida se pueden ir forrando las tapas de los registros, del mismo modo que se bizo en el plano del secreto.

Forrado de las tapas de los registros.


Antes de forrar las tapas de los registros, deben repasarse por su plano inferior, con garlopn de oja dentada, y con todo el esmero posible, para que sienten y junten bien sobre aquellos. E n el cabo que viene al costado del secreto, sea de la derecha izquierda, se les har tambin, como eu aquel, un pequeo chafln de 20 25 milis, de ancho y unos 6 de cada, en el cual han de quedar bien encolados y pegados los cabos de las tiras de piel que forran las tapas. Estas so cubren tambin con dos pieles, encoladas por el mismo mtodo, se planchan con precaucin y se dejan secar como las del secreto. Algunos constructores extranjeros son de opinin, que las tapas de los registros se les deben hacer unas canalitas transversales, bien sea practicadas en la misma madera en las pieles que la cubren, con el plausible objeto de que salga por ellas cualquiera pequea cantidad de viento, que en caso de escapar por entre el registro y la tapa, pudiera ocasionar un repaso. Como estas son unas faltas que tan cuidadosamente conviene evitar, y parecindonos una teora que poda dar m u y buenos resultados, en cierta poca la hubimos de adop-

tar como buena y e"cnz, y tanto creamos en ella-, que no solo la practicamos en las tapas de los registros, sino que mandamos nuestros oficiales las hicieran tambieu en el pjano del secreto; creyendo aislar por este media todos los agujeros que pudieran ocasionar repasos. Apesar del mucho trabajo que nog ocasion este procedimiento, y el esmero con que fu ejecutado, el resultado no fu satisfactorio, y se desvaneci aquella ilusin que nos habamos formado de conseguir un feliz xito. Por lo tanto, no nos detendremos esplicar el como se practican estas canalitas, que dan tanto trabajo, prdida de tiempo, y que no evitan los defectos que deban desaparecer con su adopcin, Ya que algunas veces hemos hablado de los repasos, cuyos defectos tan cuidadosamente deben evitarse, di* remos lo que en nuestro oficio se denota y entiende con el nombre de repaso,

v. ti
Repasos del viento de una canal otra,
E l defecto de repasarse el viento en un rgano, es uno de los mas insoportables; y veces casi irremediable segn el punto en que se halle la causa de que procede. Entindese por repaso, cuando al hacer sonar una tecla cualquiera, por ejemplo, el Do 37 de la mano derecha, el mismo viento que hace sonar dicho Do, se yepasa en poca mucha cantidad al Do sosi. 38, al Re 39 al Si 36 que son los signos mas prximos al de la d i ficultad: en este caso adems del Do en cuestin, puena poco mucho el Do sost,, el Re .el Si, etc.: y en ves

70 de oir el signo Do solamente con toda su pureza, esto es, limpio de otra cualquiera clase de sonido, se oye un po quito otro que se mezcla con aquel, que lo perturba, afea y descompone; hacindose (si es m u y perceptible el sonido estrao) insoportable al oido. Este defecto es el que en la facultad llamamos ropa so, porque efectivamente el viento que hace sonar un ca o, pasa hacer sonar su vecino, y el de este tambin se p a s a aquel, perturbndole como hemos dicho, cu yos pasos encontrados se d el nombre propio de repasos* Los repasos pueden ser ocasionados en diferentes partes del cuerpo del rgano, los cuales teudremos ocasin de ir demostrando, segn se vayan tratando los puntos que ello darn lugar: por ahora nos bas ta el haber aclarado lo que es el gran defecto de repa sarse el viento de un punto otro, el cual venimos com batiendo desde el principio de esta obra. A veces se origina el repaso en las canales del secreto, otras en el intermedio de este al registro del registro la tapa; otras en las canales de los tablones de conduccin, y otras en los mismos macizos tabloncillos en que to man el viento los caos sonoros, etc.

^wte oa).
Cortar la piel que cierra los egujeros del secreto y tapas de los registros.
Estando bien secas las encoladuras de las pieles que forman el doble forrado del secreto y tapas de los regis tros, se procede abrir los agujeros, lo cual ,se efecta con un cortaplumas bien afilado, procurando cortar

- 7 1 bicn todas las robabas, sin engrandecer nada la esquina viva de los agujeros, especialmente en el secreto. Los agujeritos do los tornillos del secreto y las t a pas, se descubren tambin cortando la piel su rededor con una gubia, como se hizo en las canales del secreto; procurando en ambas piezas, descubrir algo mas que el dimetro del agujero, para que la piel no toque los tornillos, porque su contacto les seria perjudicial, especialmente si fueran de hierro.

- 7 2 -

CAPITULO V I I I .

DE LOS SECRETOS MODERNOS DEL MISMO SISTEMA, CON VENTAJAS RECONOCIDAS EN EL TRABAJO Y SEUURIDD DE LA OBRA.

Llegados los trabajos al punto en que nos hallamos, hemos de suspender los que faltan hasta la conclusin de los secretos, para esplicar el mtodo moderno de formar estas piezas, que son de tanta consideracin en los rganos, y que prometimos dar en la Introduccin preliminar de nuestra obra; mas por eso las instrucciones dadas no estn de ms, porque sirven en todo tiempo para conocer las piezas descritas; y de fundamento al aprendizaje. E l secreto que vamos describir, se forma con las mismas medidas, maderas y dems circunstancias apuntadas en el cap. I, hasta llegar al ap. 10 en el que se trata de cubrir con tablillas el plano superior del esqueleto. E n este punto es cuando variamos el mtodo dado, porque en vez de cubrir dicho esqueleto con ta-

- 7 3 1)1 illas, como all so dice, lo cubriremos con liatones que se bau de interponer bien avenidos entre las barras que forman las canales: en esto .solamente consiste la diferencia do estos secretos del que hemos, descrito en los apuntes anteriores. Ante todo, liemos de notar la diferencia de las medidas, que dimos e n el ap. 1. para el alto del marco del secreto, que no convienen con las que se marcan para el secreto n m . 4 en la tabla general, puesto que en ella, damos de filto ( sea ancho) las, maderas que han de formar el marco de dicho secreto 67 milis, en. definitiva, esto es; para despus de bien concluido^ pero debe entenderse que esta m e dida e&'para cuando, los secretos se hacen por el mtodo, de que nos vamos . ocupar; pero como el secreto que describimos, en el cap. l : lleva la cubierta sobrepuesta al mareo, por esta razn se dan aquel 60 milmetros al ancho de sus barras en basto; y 55, en definitiva, sea d ^ p u e s de labrndo; que despus lo que v de 55 67 milis, que son los que se dan en la tabla general,, lo aumenta el grueso de las tablillas que cubren el esqueleto por-lo que so d. estas,en el. ap. 10 el grueso de 12 milis. R modo que, 55 milis, que tienen de ancho . alto, las maderas del marco, y 12 que le aumentan las tablillas que lo cubren, hacen un total do 67, que es el que se d en la tabla general de los secretos; licundose as el objeto principal dol mtodo que es: de cualquier modo que se construyau los secretos, tengan sus canales la profundidad de 55 milis., que es lo esencial para que la caeras tengan el viento suficiente. Hjcha esta aclaracin, pasaremos describir el mtodo, qu ! tenemos por mejor que el apuntado, el cual seguimos en nuestras construcciones.
a v ;

- 7 4 -

ol)v. 7.
Prctica del secreto por el nuevo mtodo.
Dejamos, dicho que el marco se hace de las mismas maderas y medidas que las consignadas desde el ap. 1." hasta el 10, escepto el ancho de sus barrotes, que ha de tener lo que marca la tabla general de lqs secretos en el del n m . 4, que son 67 milis, despus de bien concluido; pero para poderlo labrar, armar y desalabear, se le darn en basto, de 70 72, milis Tenindolo bien dispuesto, y a hecho esqueleto, como se dice en el ap. 10, se procede tapar todas las canales con listones de madera de la mejor calidad y m u y curada; estos, tendrn en basto de 13 14 milis, de grueso, para que despus de labrados queden de 12 m i lmetros. Respecto al ancho y a se concibe que han de tener cada uno el de su canal respectiva en la que han de entrar perfectamente ajustados, pero sin presin ni forma de cua, porque poco que apretasen los listones entrando tapar las canales en esta forma, irremediablemente torceran el secreto y lo inutilizaran completa-, mente. Respecto al largo de los listones, puede ser de todo el de la canal; tambin ponerlos de piezas, que estando bien ajustados de pares y jic cabeza no importa. Teniendo todos los listones bien avenados y ajusta-? dos, se fijan con cola bien preparada y bien caliente, procurando que queden un poquito mas elevados que el canto do las barras, para poderlos labrar c igualar
:

- 7 5 despus; puesto que con este objeto se les dio un poquito de mas al grueso para poderlos repasar y formar el plano del secreto lo mas perfecto que sea posible.

Pintar el interior de las canales.


. Estando y a las encoladuras de los listones, que ta-, pan las canales,, bien secas, se procede pintar el in-, terior de las mismas; lo cual se practica con una disolucin de almazarrn, tiza y cola bien templada. Se pone el secreto a buena luz, apoyado en la pared en un banco, de modo que las canales estn en posicin horizontal,; se echa en una de ellas una cucharada de pintura bien caliente, y con una brocha plana que entre floja en la canal, se es.tien.de hasta dejarla bien pintada.. Estando seca la primera manp, se dar la segunda poniendo el secreto del mismo modo, pero lo, de arriba abajo para que la otra j u n t a de la canal quede bien cubierta; y por-fin, seca y a la segunda m a n o se d lia tcr-. cera poniendo el secreto de plano sobre una mesa, y . dndole esta ltima mano con cola sola sin el aknazar-. ron; con lo cual queda bien precavido, y fortificado el. interior de las canales> E n los.secretos construidos;, por este mtodo,,, hay la gran ventaja de quedar las canales completamente aisrladas entre s. y de estar asegurados: los repasos del viento de una canal otra, que son los. m a s difciles de remediar;- lo cual estn espuestos los de mtodo antiguo, que se cubren las canales con tablillas, porque se pueden separar estas d las barras. Adems se evita
v

- 7 o el forrado interior de las canales que es ua operacin costosa, pero como dejamos advertido, es necesario que las maderas, que se emplean tanto en las barras de las canales como en los listones que las tapan, sean de las mejores condiciones que se puedan hallar, para alianzar en lo posible su inmovilidad. Para esto conviene que despus de pintado el secreto interiormente, se le ponga en parte bien ventilada y se le deje una temporada en ella para dar lugar que las maderas hagan todos los movimientos de que sean susceptibles; se tuersan, crzcam mengen se rajen etc. para despus poderlo repasar todo de nuevo, antes do continuar los trabajos para su conclusin.

Consideraciones.
Teniendo y a el secreto formado de este modo, presenta en su plano superior una infinidad de listones, q u e lo forman, mezclados con la cola; lo cual no deja de hacer sospechoso este mtodo; esto es, respecto al plano perfecto que deseamos en ese punto, en el que han de aplacar los registros. Efectivamente, si consideramos que tantas piezas unidas han de sor insensibles, y no han de hacer variar el plano general del secreto, parece casi imposible concebirlo;" pero adems de la osperien^ cia, que lo abona, creemos que la naturaleza de las maderas se presta ello, porque las.barras de las canales se presentan todas de canto, y los listones, que las tapan, son delgados y adems tienen cortadas sus fibras con los muchos agujeros, que se les hacen, con lo

-77quc pierden su fuerza; Por todas estas consideraciones li..mos aconsejado que se deje el secreto en parte ventilada, para que socndola cola, hagan las maderas los movimientos que quieran; y casi se las obligue que los bagan; para tener despus mas asegurada la inmovilidad de aquel i E l mullido de las pieles con que se forra el plano superior tambin contribuye disimular el poco movimiento, que pueden hacer las maderas despus de trabajadas con tantas precauciones; y en pases como este, (Galicia) a u n aconsejaramos que en vez de cubrir el secreto Con dos pieles, se le pusieran tres; para que les dos cuerpos que tienen a los registros como en prensa, tuvieran un buen mullido, y este pudiera hacer sus movimientos con toda regularidad, tanto e n invierno como e n verano. Este es el mtodo que practicamos en la construccin de los secretos del sistema de vcntillas; que es el primitivo d l o s rganos, el cual hasta nuestros tiempos ha sido el nico que se ha seguido y presentimos que en lo sucesivo, para rganos sencillos, ha de seguirse constantemente del mismo modo, pesar de los nuevos sistemas inventados, de los cuales nos hemos de ocupar su tiempo estensamente. Hasta aqu hemos tenido que ocupar algn tiempo esplicando como se formaban los secretos antiguamente, para que sepan los aprendices el cuidado y escrupulosidad, que requieren estas piezas, que son de las principales del rgano: en lo sucesivo y a no habr lugar tan largas divagaciones, porque solo apuntaremos lo que debe hacerse con fijeza etc,

78

CAPTULQ IX.

CONTINUACIN LOS TRABAJOS SOBltE; K L SECRETO,

Q^i/.

6o,

Colocacin definitiva de los registros y guardas


Antes de colocar definitivamente sobre el secreto las guardas y los registros* se les vuelve & repasar el grueso, para que queden perfectamente iguales del uno al otro cabo. Para esto es preciso labrar m u y bien un trozo de tabln,, algo mas ancho y largo que el re gistro mayor, que tenga el secreto: sobre este trozo de tabln, se clava ligeramente con unas pun.ti.tas pe queas el registro con sus guardas, los lados, de mo. do que dichas puntas no impidan el repasarlo, bien en todas direcciones, lo cual se hace con u n garlopn do hierro dentado m u y fino. Luego se alisa con una raspilla cuchilla de acero, y se concluye de afinar con lija de cristal.. Tenindolo, bien concluido de una cara, se vuelve de la otra para hacerle la misma operacin; hasta dejarlo lo mas per fectamente plano, igual y liso que se pueda..

- 7 9 Esto so hace porque, al abrirle los agujeros, y en el' tiempo que se han hecho otros trabajos en el secrcto,puedeu haberse movido algo las maderas.

ofy, 64.
Graduar la entrada y salida de los registros para que abran y cierren bien los agujeros del secreto.
Seguidamente se vuelven colocar las guardas sobre el secreto, procurando en lo posible que las puntas, que se arrancaron al levantar esta obra, vuelvan entrar en los mismos agujeros que estuvieron clavadas; para lo cual servirn de guia los trazos que se escribi < ron los costados del secreto, y los agujeros de los tornillos, que demostrarn claramente la situacin de dichas guardas. Despus se colocan los registros, los cuales hay que hacer una mortajita cuadrilonga desde el punto por donde entr el tornillo de tope, que es el nico que atraviesa el registro hacia el cabo saliente del secreto, como sa indica en A. en las F i g s . 5, 6 y 9, Esta mortajita ha de prolongarse todo lo necesario* para que el registro pueda correr derecha izquierda, entrar y salir del secreto, descubriendo cubriendo todos los agujeros de aquel: de manera que, cuando esr ten abiertos, coincidan exactamente todos los del registro con los del secreto, y cuando estn tapados, los cubra tambin cumplidamente el registro sin que pueda salir de aquel la mas pequea cantidad de viento por ninguno de olios; para lo cual se va abriendo y

80a ^argando la mortajita, consultando cada paso con el registro si est bien, hasta dejarla ajustada de manera, que tanto al entrar como al salir, el tornillo la impida
pasar m a s adelante de lo r e g a l a r J

q4jv.

62.

Alzas de piel, qu se ponen Sobre las guardas pira gradar la flojedad de los registros.
Estando clavadas l a s guardas^ y arreglado el m o v i miento de los registros respectj lo que tienen que salir y entrar para abrir y cerrar bien los agujeros del s e creto, se encolan sobre aquellas en el espacio que hay del uno al otro tornillo, u n a tirita de piel balds del ancho de las mismas guardas.- el objeto de estas tiras de piel es impedir q u i l a s tapas, que 'Cubren los registros los opriman demasiado-, bien sea por la presin de los tornillos, por el peso que carga sobre ellas.. Esto acontece cu el registro, que lleva sobre si el orden de bombarda la trompeta real, que Con el peso de los caos, aprietan tanto la tapa sobre el registro q u e lo llegan sujetar de modo que no se puede sacar ni meter; por eso es necesario poner estas alcitas,de piel (que veces han de ser dobles), con las q u e puede graduare J la presin de dichas tapas sobre el registro, cuyo fin m u chas V3C33 hay q u e ponerlas de piel doblada. Cuando se trata de un registro de un ancho regular, basta bien este procedimiento para arreglar bien su presin; mas para los dos arriba mencionados que carga tanto pesa sobre ellos, hay que valerse adems de la

- 8 1 - piel, de unos puntos do apoyo, que describiremos en el apunto siguiente,

G f y . ' 68.
Puntos de apoyo para contener las tapas de los registros.
Cuando los registros son bastante anchos y sostienen sobro sus tapas el peso de la caera, como suele acontecer al orden de Bombarda sc-a trompeta magna de la mano izquierda, y aun la trompeta real de la misma mano, Tno bastan para .sostener la presin de las tapas del registro las alzas de piel indicadas en el apunte anterior, sino que para ayudar sostener el peso de aquellas, y que el registro pueda entrar y salir fcilmente, se ponen en el centro del registro, tres cuatro puntos de apoyo, que consisten en otros tantos trocitos del mismo alambre que se hicieron los tornillos de tope. Estos puntos se liman bisn eseuadra del un cabo, se les d el largo suficiente, que viene ser de 23 25 milmetros. Al cabo contrario del limado escuadra, se les hace u n poco de punta redonda achatada, y se les abre rosca con la terraja, de modo que concluidos, son como se marcan, del tamao natural en la Fig. 17.

Fig. 17.

- 8 2 1

La situacin do estos puntos do apoyo es en el centro del registro entre ambas Alas de agujeros: los que se hayan de poner, se reparten partes iguales prximamente en el largo del registro; se taladra este, y lo suficiente la barra del secreto que le toque, se introduce el punto de apoyo, enroscndole en dicha- barra hasta que quede unos 2 3 milis, mas elevado que el plano superior de dicho registro. A este se le abren unas mortajitas largas como las del tornillo de tope, para que pueda ir y venir cuando haya de abrir cerrar los agujeros; y de este modo, recibida la tapa por las alzas de piel de las guardas, y por los tres cuatro puntos de apoyo, que tiene en el centro de su ancho; el peso de la caera, que carga sobre la tapa, no gravita sobre el registro, y este puede hacer sus movimientos con libertad. Vase la situacin de los puntos de apoyo en A. Fig. 18 en los que se marcan las mortajitas de estos, la del tornillo de tope en
v

- 8 3 B, los agujeros en las guardas para poner cinco tornillos en cada una, y la mortajita C en la que entra el cabo del balancn de hierro, que su tiempo ha de hacer abrir y cerrar el registro.

Q/c|v.

6ti

Colocacin de las tapas sobre los registros y guardas.


A los agujeros de los tornillos, que tienen las tapas de los registros, hay q u e hacerles unos rebajos mortajas on forma de medio crculo, profundizndolos en dicha tapa hasta cerca de la mitad de su grueso; se harn bastante capaces para que entre en ellos holgadamente la ochava chapita de latn, que engarganta en el tornillo y la doblez del alambre que forma la cabeza de este, pudiendo dar vueltas para introducirlos sacarlos cuando sea necesario; si los agujeros han de ser de entrada libre, so rasgan los cantos d la tapa, abriendo dichos agujeros para que los tornillos no se hayan de quitar nunca del sitio, y solo s dar una media vuelta, para dejar libre la tapa; todo lo cual se puede inspeccionar en la F i g . 12 c u y a esplicacion nemos hecho en el ap. 44. Despus de examinar s estn bien puestos los registros y guardas, con sus tiritas alzas de piel encima, si los movimientos de vaivn para abrir y cerrar los agujeros estn perfectamente justos y arreglados, y todo lo dems con la limpieza y precisin requeridas; se proceder poner las tapas cada una en su lugar, colocando los tornllios con sus ochavas, los cuales

- 8 4 se enroscan pronto y fcilmente, valindose de un berbiqu pasaforet, que 11J\J uua bivea de hierro madera fuerte con una mort.gati propsito para que entre en ella la cabeza del tornillo. Si a pesar de nuestro consejo, por economa otra cualquiera causa se pusieran los tornillos de hierro en vez de latn; antes de introducirlos, se calentarn un poquito y se impregnarn con cera amarilla para preservarles algn tiempo del xido; pero si son de latn, (como deben ser) es escusado este procedimiento, cuando mas, SJ les puede dar un poquito de sebo para que la rosca entre suavemente. Segn se vayan colocando estos, no se apretarn de vez hasta que no estn puestos todos los de la tapa, en cuyo caso se van acabando de apretar con precaucin, consultando cada paso el registro, para ver si entra y sale, si bien fcilmente, con cierta presin, que deje conocer que todo el est bien ajustado por igual, y que todos los tornillos apretan del mismo modo. Los registros que lleven tabloncillo macizo encolado sob^e la misma tapa, no pueden llevar el tornillo de tope por encima la vista como los otros, y se ponen Gomo se dice en ol ap. 47, al cual nos referimos,

Advertencia sobre el grueso del secreto y profundidad de las canales.


Queda sentado en los aps. 1 y 56 que ej alto sea grueso del secreto, despus de bien desalaveado, aplanado y concluido, ha de ser de 67 milis, que es el alto del marco y canales cubiertas, bien sea por el mtodo

- 8 5 priraitivo do tablillas sobrepuestas, 6 por el moderno de listones interpuestos entro las barras de las canales; cuyo fin principal es que estas ltimas tengan de profundidad 55 milis, que es lo necesario, segn nuestros clculos, para que las caerias tengan el viento suficiente para formar el sonido con toda la valentia y brillantez de que son susceptibles y que se les debe exigir. Pues bien; si pesar de los repasos, que se han hecho en el secreto para ponerle en el estado que lo tenemos, las canales tienen mas hondo profundidad de los 55 milis, marcados, se rebajar el secreto por su cara inferior en la cual se ven descubiertas dichas canales, repasndolo cuidadosamente con garlopa de dos hierros y garlopin de oja dentada, procurando que quede perfectamente plano todo l, pero m u y particularmente la parte de delante, que es donde han de sentar las ventillas, y formarse la arca del viento, la cual es otra de las partes del secreto, que merece particular atencin.

- 8 6 -

CAPTULO

X.

DE LA ARCA DEL VIENTO. Y DE LAS PIEZAS QUE FUNCIONAN EN SU INTERIOR.

Para formar el arca del viento es necesario contar con el largo de las ventillas, mejor aun con la abertura de las canales por donde les entra el viento, que ha de hacer sonar los caos de los diferentes rdenes que contenga el secreto. Para hallar esta medida hay varios procedimientos, que algunos autores han hecho, calculando fsica y matemticamente el viento que puede gastar cada cao de por si en un segundo, segn la presin de aquel; y el que debe entrar por la abertura de la canal, fijando por sus clculos lo ancho y largo de ella, todo con la mayor precisin, bien ajustado y escrito. Nosotros no nos hallamos en el caso de ci'iticar semejantes procedimientos, por lo mismo los respetamos y dejamos en su lugar, atenindonos la

87 esperiencia, cinc os nuestra maestra, de la que somos decididos partidarios y en la cual solamente fiamos; porque los clculos escritos y bien pensados, que A 'eces nos han parecido inmejorables, puestos la prctica, su resultado dejaba mucho que desear: por eso nos atenemos lo que tan grande como rigurosa maestra nos ha demostrado fuerza de pruebas y escarmientos. E n la tabla general de los secretos se consigna la abertura de las canales, que conviene cada uno segn su capacidad, correspondiendo al del nmero 4, que es el que nos ocupa, el ancho de cada canal respectiva y 180 milis de largo.

Q(f. 67.
Abertura de las canales.
Para formar la abertura do las canales en la arca del viento, se tirar una lnea lo largo de todo el secreto en su plano interior, que est separada del canto interior del barrote delantero que forma el marco de dicho secreto, los 180 milis, que dejamos mencionados al fin del ap. anterior. Paralela esta lnea, se tirar otra, 60 milis, mas hacia atrs del secreto, cuyas dos lneas marcan la situacin y medida de los listoncitos que se fijan entro ambas lineas, los cuales determinan la m e dida de la abertura de las canales, que despus han de tapar las ventillas, como veremos en su lugar.

- 8 8 -

Listoncitos que forman la abertura de las canales


Los listoncitos, que han de formar la abertura de las canales, han de hacerse de madera sencilla, aunque de buena calidad; algunos constructores creen conveniente ponerlos beta atravesada las barras de las canales, porque dicen-que as estn menos sujetos variar, causa de que las maderas no crecen de cabezas; pero, bien examinado este punto, vemos que es mas cmodo y conveniente el poner dichos listoncitos lo largo en la misma direccin de la beta de las barras, porque su grueso que es de 4 milis, no es suficiente para empujar aquellas, y mas bien pueden ceder si se hinchan algo; cuyo fin se ponen tambin de modo que no entren apretados. Teniendo cortados y avenidos estos listoncitos su sitio, se encolan; y despus de bien secos se repasan, dejndolos todos bien iguales con el plano general del secreto.

Formacin de la arca del viento.


. Sobre los barrotes de los costados del secreto, en la cara baja de este, que es donde hemos puesto los listoncitos para fijar la abertura de las canales, se ponen

- 8 9 otros nuevos barrotes que van sentados sobre los que forman los costados de dicho secreto: el grueso de estos ser de 7 milis, menos que los de aquel, su alto ancho ser de 80 milis, que es el que despus tendr de hueco la arca, y do largo se le dar todo el que tenga el secreto de delante atrs. Estos barrotes se fijan en l secreto, bien encolados y clavados, procurando que los clavos penetren hasta la mitad del barrote; tapando los agujeros, que se hagan con este objeto, con clavicotes de madera bien encolados; la posicin de estos barrotes es, floreando su cara exterior con el costado del secreto y quedando la falta del grueso que es de 7 milis, descubriendo el marco del secreto en la parte interior. Si el secreto es de dos piezas, esto es; que el medio secreto de la derecha forme un cuerpo, y el de la izquierda otro; en ste caso se pondr otro barrote igual al otro costado de cada medio secreto; pero si est todo unido, formando un solo cuerpo, se pondr sobre el barrote, que divide el centro, otro como los de los costados que tenga 14 milis, menos de grueso que el del secreto, para que lo deje descubierto 7 milis, cada lado: tendr el mismo alto que los de los costados, pero de largo tendr solamente desde atrs del secreto hasta llegar 20 milis, mas adelante del primer trazo que marca la situacin de los listoncitos, que forman la abertura de las canales. Este barrote, despus de bien avenido, tambin se encola y clava como los de los costados.

-90Q/tcjf. 70. Enlace de la tapa de la arca del viento con el secreto.


E n la mitad del barrote que divide el secreto, al frente del mismo, se coloca una pieza de madera fuerte, que enlaza la tapa que cierra por debajo la arca del viento, la cual v metida espiga y encolada en una mortaja practicada en el marco del secreto. Esta pieza forma en su cabo libre una cola de milano en la que posteriormente enlaza la tapa baja de la arca. Vanse las F i g s . 19 y 2 0 . que manifiestan esta pieza la 19 de F i g s . 10 y 2 0 .

costado y la 20 de frente. Sus dimensiones son; de frente, el mismo ancho del barrote que divide el secreto en el que se introduce la espiga; y de costado, tendr 70 milis. El alto es el que deba tener la arca del viento, con mas el grueso de la tapa; porque el lazo que forma cola de milano se introduce en una mortaja, que se hace en el canto de aquella este fin. Colocada esta pieza en su sitio, florea con el frente

-91
del secreto, El cuadrito oscuro, que se ve en A. F i g . 19, es una mortajita rebajo que se hace en aquel punto los dos costados de la pieza, para que puedan subir y bajar libremente las dos ventillas que van sus costados , Si se quiere evitar la construccin del lazo que acabamos de describir, puede hacerse llegar al frente del secreto el barrote cntrico, descrito en el ap. 69 como los de los costados, pero hay que hacerle una gran escopleadura que lo atraviese del todo, y casi tan larga como el ancho interior de la arca del viento, para que por dicha abertura pase este de la una parte del secreto la otra, no ser, que se les traiga cada uno el viento con dos.conductos separados, uno para cada medio secreto, en cuyo caso es innecesaria dicha comunicacin . Este ltimo mtodo es mas cmodo que el de poner la pieza de lazo arriba descrita, que solo ofrece la ventaja de enlazar la tapa baja del arca, la cual tambin se sujeta perfectamente con algn tornillo.

Barras que cierran la parte posterior de la arca del viento,


A la distancia de 240 milis, del frente del secreto se colocarn unos fuertes listones de 30 milis, de grueso, del mismo ancho alto que los de los costados y centro, que os de 80 milis, y 2 cents. mas largos que lo que distan los de los costados al del centro, para fijarlos espiga en unas mortajitas c e 10 milis., que se

92praetican en cada ban-ote, con el objeto do cerrar la parte trasera de la arca del viento. Tenindolos bien avenidos, se encolan sobre el plano que forman los listoncitos, que se pusieron para determinar la abertura de las canales, y se le dan algunas puntas, y a por la una cara, ya por la otra, que debern clavar en las barras que forman las canales del secreto, para que quede todo m u y enlazado y fuerte. Los listoneitos mencionados que forman la abertura de las canales, aparecen sobrantes ambos lados de los fuertes listones, que acabamos de fijar. Si para reforzar mas el secreto, se quieren poner estos dos listones, de mas de 30 milis, de grueso, y de una sola pieza entera del uno al otro costado del secreto, puede hacerse con solo cortar un poco el barrote cntrico del secreto, para que pueda ir esta encolada y elavada, sin que aquel lo impida. Concluida esta operacin, queda ya circunvalada la arca del viento por tres costados, y el cuarto, que es el del frente, es el ltimo que se cierra con las tapas delanteras, de las cuales nos ocuparemos su debido tiempo.

Forrado interior de la arca del viento. Para forrar el interior de la arca del viento sea el plano de las canales, que es donde han de sentar las ventillas para tapar perfectamente con estas la entrada de aquellas, se tomar piel balds de la mejor curtida, que no sea de la mas gruesa, pero s m u y igual y an-

- 9 3 teada: se cortan piezas que, siu ocupar la parte del espinazo ui la mas delgada de la falda, den para cubrir doce, catorce dieziscis canales: la parte gruesa de la piel se pondr hacia delante del secreto, y la delgada hacia atrs. Esta se encola sobre las canales, pegndola por la parto externa, que tuvo la lana; quedando la parte blanda veluda la vista. Se pone bien lisa, pero sin estirarla; y para que pegue bien, se plancha, como so hizo en el forrado exterior del secreto, vase el ap. 51: la parte de detrs se la hace doblar un poco hacia arriba-, y se encola bien las barras, que forman el aro de la arca; todo esto con especial cuidado de que no toque nada de cola la parte de fuera. Cuando est seca la encoladura, se apomaza toda la superficie del forrado con una piedra pmez, que tenga un plano bastante anchito y regular, hacindolo de modo que la parte blanda de la piel, que est la vista, quede esponjosa, plana, lisa y fina al tacto; cuyo fin se le puede dar tambin una buena frotadura con u n cepillo de cerda fuerte. Las juntas de los trozos de piel, que se empleen en este forrado, han de hacerse venir caer siempre al centro de una barra, hacindolos juntar bien sin que se monte el uno sobre el otro. E n las juntas que hacen los ngulos rincones de la arca del viento, se encolarn por el mtodo ordinario unas tiritas de piel, para precaver la prdida del viento que pudiera distraerse por alguna de aquellas, que no estuviese bien avenida. Estando bien seca la cola, y la piel bien apomazada y cepillada, como dejamos dicho, se abren las entradas de las canales que se taparon con el forrado; lo cual se hace con un cortaplumas bien afilado, procurando cor-

- 9 4 tar la piel justa al rape de las barras, slu morder nada la esquina viva de estas; y que no queden rebabas de piel mal cortada.

CAPITULO XI.

DE LAS VENT1LLAS, MODO DE CONSTItUIULAS.

Q4|V.

73.

Llamamos ventillas unos listoncitos de madera de la forma que vamos esplicar, que sirven para tapar las entradas de las canales, que hemos dejado abiertas en la arca del viento. Estas se harn de la mejor madera que se tenga, que sea dcil, bien curada, de veta seguida, sin nudos ni mcula de ninguna especie, para poder asegurar en lo posible su inmovilidad, y que sea casi insensible las variaciones atmosfricas. Para reunir estas condiciones escogeramos el'cedro,

95pero tambin se hallan en rganos antiguos, de nogal, roble, castao y hasta de pinoj llenando perfectamente su cometido, de lo cual inferimos que su bondad depende principalmente en escoger bien las maderas, sean do cualquiera de las clases apuntadas. Para construir las ventillas se labran los listoncitos perfectamente" planos, particularmente de la cara que han do sentar en el secreto; su largo ser para las del secreto n m . 4 el de 200 milis, su ancho ser en cada una el suficiente para tapar cumplidamente la abertura de su canal respectiva, procurando en esto que no estn escasas ni tampoco m u y sobrantes; que ambas demasas son perjudiciales. De grueso tendrn 12 milis.: en el cabo de delante se les hace un chafln de 18 milis., que deja el grueso de la ventilla al parecer de 3 milmetros: los costados tambin se les hace un chafln, de modo que aparezca el grueso de 3 milis., y arriba al centro del plano se estrecha este 6, 4 y hasta 2 milis, segn sea el ancho de la ventilla. E n el cabo posterior sea de atrs se le hace otro chafln, bastante mas prolongado, que tendr 40 milmetros do caida, y acaba dejando el grueso de la ventilla casi en corto de 1 i& milis.- de grueso. Tenindolas todas arregladas como hemos dicho, so marcan en el chafln de delante, escribindoles con tinta la numeracin y el signo respectivo con caracteres bien inteligibles, empezando por la ventilla del Do primero, siguiendo las dems en orden regular ascendente hasta el ltimo Fa 54. Vase la Fig. 21, que representa una ventilla de tamao reducido vista por su plano inferior, y la Fig. 22. que la representa de costado.

Asitas anillas de enganche para las ventillas.


Las asitas anillas que se ponen en las ventillas para enganchar eu ellas los tirantes que las hacen abrir, se ponen de alambre de latn, de 1 mili, prximamente de grueso. L a forma y grandor de estas es la que se marca en la Fig. 23.

Fig. 2 3 .

Para colocarlas en las ventillas, se hace en estas un agujerito con u n punzn delgado que las atraviese todo el grueso, y se meten en l enroscndolas, cuyo efecto se tendrn todas aterrajadas. E l punto de su colocacin influye mucho para que la ventilla abra lo necesario; y por lo mismo se ha calculado que deben ponerse todas las que sean mas largas de 160 milis, dividiendo el largo de la ventilla en nueve partes iguales; y donde marque el comps la segunda de estas nueve partes, empezando contar por

- 9 8 cl cabo de delante, alli se hace el agujerito para la asita, como se indica en la F i g . 2 1 . De este modo abre lo regular, y el muelle que hace apastar la ventilla, la aprieta en el punto que corresponde, para que sin una fuerza exajerada tape perfectamente, que es lo que conviene. A las ventillas menores de 160 milis, y a no se les pueden poner las asitas en la anterior proporcin, porque no resulta arreglada; y se hace, dividiendo lo mismo el largo de la ventilla en nueve partes iguales, pero el agujero de la asita debe hacerse las dos y media partes, y si las ventillas son m u y pequeas, las tres, que es al tercio de su largo. E l ojito de las asitas anillas debe quedar mirando los costados de las ventillas, como se marca en A. F i g . 22.

Agujeritos para fijar los muelles en las ventillas.


E l agujerito en que ha de entrar la punta del muelle, que hace tapar la ventilla (cuya descripcin hacemos mas adelante), se hace con nn punzn que sea u n poquito grueso de la punta, el cual no atravesar mas que la mitad del grueso de aquella, la situacin d este agujerito es 2 milis, distante de la asita, hacia la parte de atrs de dicha ventilla, como se indica en B. F i g s . 21 y 22: en este agujerito se introduce (como decimos arriba) la punta doblada de la pierna alta del muelle, que la obliga tapar la abertura de la canal.

O'V

76.

Forrado de las ventillas.

Las vontillas se forran de piel balds, del mejor curtido, mas grueso y flexible; se toma por ejemplo una piel entera, se le corta una tira de 50 60 milis, de ancho de su centro, todo lo largo del animal, cen el objeto de quitarle la parte fuerte del espinazo, que no suele ser til para este objeto: de las dos medias pieles que resultan, se cortan dos tiras anchas, del largo de la ventilla con 2 cents, de mas, quitando de estas la parte mas delgada, que es la falda: estas dos grandes tiras debern rascarse por la parte exterior de la piel, que es la que tuvo la lana, con cuchillas y-hojas dentadas de cepillos, hasta descomponer y ablandar la parte tersa de la piel, y quede m u y blandir. E n este estado se encolan sobre dicha piel, en su cara rascada, las ventillas, de modo que la parte del chafln largo vaya la parte delgada de la piel, escediendo esta en este punto los 2 centls. que tiene mas de ancho que el largo de dichas ventillas, y el cabo delantero que tiene el chafln corto, vaya pegado al costado mas grueso, y quede justa la v e n t i l a con la piel, La cola con que se hagan estos pegamentos estar bien cocida y no m u y espesa, se dar bien estendida con una brocha, y no en mucha cantidad, al plano de la ventilla y de ningn modo la piel, porque de lo

-100contrario con la cola se endurecera esta, lo cual hem o s de evitar cuidadosamente. Vase en la Fig. 24, un trozo de piel con unas ventillas pegadas sobre ella, y en disposicin de pegarse algunas mas.

Fig. 24.

ofy.

11.

Doble forrado de las ventillas.


Estando seca la cola de este primer forro, se recortan las ventillas, separndolas unas de otras, quitando, cualquiera desigualdad que pueda tener la piel en los costados y canto delantero, escepto en la parte de atrs, que quedar un excedente de piel de unos 20 milis., al cual daremos el nombre de cola de las ventillas. Aunque el balds ocupado en forrar las ventillas rena todas las buenas cualidades que hemos apuntado; es m u y conveniente el doblar dicho forrado, po-

101 Hiendo otra tira de piel sobre la primera, de las mismas condiciones que aquella; la cual ha de pegarse, dando la cola de un modo particular, esto es: que se d esta en la menor cantidad posible, para que la segunda piel pegue en la primera, de manera que ninguna de las dos, puedan endurecerse y queden de modo que formen un buen mullido, que ajustando bien la Yentilla a la abertura que ha de tapar, intercepte l paso del viento la canal; tapando aquella perfectamente, que es nuestro principal objeto. Para esto tambin, se apomazarn ligeramente y se cepillarn. Si se'v que cualquiera de ellas le ha tocado mala piel, esto es, que sea algo desigual, se arrancar y se encolar una nueva de buenas condiciones. En las F i g . 2 1 y 2 2 puedan notarse estas pieles, con el sobrante que se deja en ol cabo del chaan posterior, al cual llamamos cola de las ventillas.

Fijar las ventillas en sus respectivos puestos.


Para encolar y fijar las ventillas en el arca del viento, se colocar el secreto en buena disposicin sobre un banco caballetes. Se empieza por sealar el centro delgrueso de las barras que forman las canales, con una pequeita seal que se les hace con pluma de escribir la parte do delante de las aberturas y la de atrs; las cuales sirven para la colocacin de las ventillas: estas, sealadas ya con su nmero y signo respectivo, 9

-102marcados en el chafln anterior, se van colocando al centro de sus aberturas correspondientes, de manera que el sobrante de su ancho se reparta por mitad en cada barra de los costados de la abertura. Para fijarlas, se les d cola en poca cantidad en la piel escedente del chafln posterior, con mas unos 10 milis, del plano del mismo cabo; tambin se d cola al barrote trasero aro del arca, y un poquito al fin del plano de la abertura; se fija la ventilla con cuidado on aquel punto, trabajando y poniendo bien la piel con un formoncito de madera, para que se pegue bien en el plano de la abertura, y la cola de la ventilla parte escedente de piel, en dicha barra trasera. Encolada por ejemplo la del Do 1, so deja por poner la segunda, y se pone la tercera encolndola como se hizo en la primera; despus se continuar la 5.", 7 / , 9." etc. de modo que se coloquen todos los nmeros impares. A cada ventilla que se fije, se le pondrn encima unos cepos de lengetera (suponiendo que se tengan y a fundidos) otra cualquiera clase de peso, que gravite sobre ellas, para que se amolden en su lugar mientras se d tiempo de secar la cola. Puestas y a todas .las de los nmeros nones, se colocan y encolan del mismo modo las de los pares; y estando todo bien seco, se les sobrepone cada una un parchecito de piel, que cubra la cola de la ventilla y la acabe de sujetar en el sitio, pero de modo que pesar de estar tan cercanas casi juntas unas ventillas otras, queden en cierto modo aisladas, para que en cualquier evento en lo sucesivo, se pueda arrancar cualquiera de ellas sin perturbar las dems, y recomponerse y colocarse de nuevos in desmontar el secreto.

Grji, 79Guias de las ventillas.


Las guias de las ventillas se hacen de alambr amarillo, las dimensiones de su largo y grueso son respectivas los secretos; las que han de servir para el que se est describiendo tendrn de largo 24 milis, y de grueso, que entre el alambre en n n a muesca calibre de 1 ii"2 milmetros. * E n el u n cabo se les hace la punta, limando el alambre por los cuatro costados, se clavan en las barras del secreto, introducindolas la mitad de su largo quedando fuera la otra mitad, para servir de guia las ventillas y evitar el que se tuerzan derecha izquierda, fijando su verdadera posicin. E l punto donde deben clavarse es prximamente la lnea de las asitas, que llevan aquellas hacia delante. Si las barras son estrechas .y las ventillas estn m u y prximas entre si, se clavar una guia entre cada dos ventillas; mas si el espacio que haya de la una la otra es mayor que el grueso de la guia, es preciso ponerle dos cada una, en cuyo caso deben colocarse un poco salteadas, como en dos hileras.

Guias de las ventillas, su construccin.


Aunque la guia de una ventilla es una cosa sumamente sencilla y que parece insignificante, no deja de

104 tener inters ol objeto que tiene que llenar; y si no est como correspondo, puede dar bastante que hacer al artfice. Como por la situacin que ocupan, es m u y difcil el poder quitar una para poner otra, nos ha parecido conveniente el apuntar el mtodo de trabajarlas. Se toma alambre de latn del grueso regular; se marcan en l ocho, diez, quince veinte guias, que tendrn de largo de 24 30 milis, segn sea el grueso de las ventillas; so seala el largo de cada una con una mucsquccita, que se hace con un tringulo; se parte el trozo marcado del rollo y se procura enderezarle lo mejor que se pueda, golpendole con un macito de madera dura sobre un trozo de la misma calidad; si el alambre no est bien limpio, se frota todo lo largo con un trocito de lija de cristal piedra pmez, con lo que se deja brillante; luego so sujeta el alambro con u n tornillo de mano, que lo aprieta por la primera mitad del segundo clavito guia, en cuyo punto, podr la presin del tornillo hacer alguna muesca en el alambre, pero esto no importa, porque precisamente aquel es el que luego se lima para hacerle la punta que ha de clavar en las barras del secreto; en esta disposicin se lima el cabo del alambre, apoyndole sobre algn trozo de madera, hacindole la punta que ser casi tan larga como la mitad de la guia; se acaba de profundizar la muesquecita con un tringulo, y se parte con suma facilidad, quedando perfectamente lisa la parte que ha de quedar fuera de la madera, por la que la ventilla resbala y se apoya cuando abre y cierra. Lo mismo que se ha hecho la primera se hacen las dems, y cuando estn todas aguzadas y cortadas, se las redondea el cabo que se cort, metiendo una en un agujero, que se practicar en el ca-

105 bo do un listoncito, en el cual entrar ajustada y basta cerca de dicho cabo, el cual se lima y redondea fcilmente; y si de este modo no v bien, pueden prenderse por el chafln con el tornillo de mano, y limarlas segn convenga; que el principal objeto es de conservar la mitad do su largo, que es la guia, perfectamente liso como sale de la hilera. Las guias, que por efecto de ostar las ventillas m u y juntas, hayan de ser de alambre m u y delgado, deben hacerse de otro modo para que tengan cuerpo y resis^tencia. Se toma alambre un poquito mas grueso de lo regular, en el que se marcan las guias como queda dicho; y teniendo unas cuantas sealadas, se parte dicho trozo: enseguida se amartillan sobre un y u n q u e pequeo, para aplanar el alambre golpes moderados de martillo, y cuando se vea que puede estar al grueso necesario, se acaba de precisar y alisar bien, limndola por las dos caras; con lo que resulta que lo que perdi en grueso lo gan en ancho y en la fuerza que se le dio cuando so ha forjado sobre el yunque etc. Vase su forma y dimensiones en la Fig. 25.

Fig. 25.

- 1 0 6 -

CAPTULO

XII.

D E LA TAPA BAJA DEL AUCA DEL VIENTO, Y DE LAS PIEZAS CONTENIDAS EN ELLA, QUE FUNCIONAN DENTRO DE DICHA AUCA,

0/1(1/. &.
La tapa baja del arca del viento, debe hacerse de buena tabla que cubra todo el ancho y largo del arca que corresponda, si es posible con una sola pieza; su grueso despus de bien labrada ser para el secreto quo nos ocupa de 26 milis., se coloca en su sitio y se la sujeta con dos puntas regulares que se le clavan cada costado, en los barrotes que forman el aro del arca, encabezadas con un trocito de suela para poderlas arrancar fcilmente: se sealan en el canto delantero de la tapa, con una escuadra y un punzn, los centros del ancho de las ventillas (que son los de las canales) y en la cara interior de la misma, el punto donde caigan plomo las asitas do aquellas para poder abrir los agujeros que convenientemente han de atravesar los tiradores.

-107-

Agujeros que se hacen en la tapa baja del arca del viento para los tiradores de las ventillas.
Para hacer los agujeros en la tapa baja del arca del viento, que han de atravesar los tiradores de las ventillas, se desclava esta, y en los puntos que se han marcado los aplomos de las asitas de aquellas, se abren los agujeros con una broca de tres puntas bien cortante, que haga un agujero de 12 milis, de dim. la cual debe penetrar en dicha tabla las dos terceras partes de su grueso prximamente, cuyos agujeros se abellanan despus un poco por arriba, con el objeto de matar la esquina viva de su orilla, para que la piel de los t i radores, que posteriormente ha de taparlos, pueda hacer bien sus movimientos sin romperse. Hecho esto, se concluyen de taladrar dichos agujeros con una broquita m u y delgada un punzn que haga los nuevos agujeritos, de 11x2 2 milis.: estos se foguean con unos alambritos proporcionados que se calientan en la fragua, y se acaban de limpiar con un alambrito dentado, sea limatn m u y delgado, para que en todo tiempo los tiradores de las ventillas jueguen con toda libertad,

G/fyu l .
Listoncitos de tope del interior de la tapa.
Para que las tapas delanteras, que posteriormente han de cerrar el arca del viento, no entren en esta mas

108cle lo regular, que es el grueso de ellas mismas, se pone en el punto conveniente un listoncito de 8 11 milis, en cuadro, el cual se encola y clava donde lo pida el grueso de aquellas tapas, que en ol secreto n m . 4 es de 18 milis.; de consiguiente la situacin de este listoncito es 18 milis, del canto delantero do la tapa general sea del fondo del arca.

Forrado interior de la tapa baja del arca del viento.


El interior de la tapa baja del arca del viento so forrar con popel grueso do cola, y si la madera tiene alguna rajita apariencia ce que pueda abrir, se le pondr una tirita de piel bien encolada para que no dejo escapar nada de viento; pesar que siendo esta de buena madera y del grueso que se marca en el ap. 8 1 , creemos que sin necesidad del forro llenar bien su cometido.

Tiradores de las ventillas.


Los tiradores de las vcntillas so hacen de alambre de latn, del grueso que prximamente marca la

-109Fig. 26. Para hacerlos so limpia primero el alambre con papel de lija de cristal piedra pmez, con el que se pono brillante; se les forma la anillita que se v en dicha ligara; se enderezan un poco y se corten la medida, que ser proporcionada al grueso de la tapa del arca del viento; teniendo 35 milis, mas que el de aquella, sin contar la anillita; de modo que para el secreto que describimos, cuya tapa os de 26 milis, aadiendo estos 35 mas, resultarn tener de largo 61 milmetros. Para cortarlos todos bien iguales, se clava en el banco una punta sin oabeza, distante del canto orilla del tabln los milmetros que haya de tener de largo el tirador: se mete la anillita en dicha punta, y en el mismo canto del tabln que marca la medida del largo, se hace una muesquecita en el alambro con un tringulo, y se van cortando segn so van haciendo dichas anillitas. Teniendo cortados el nmero suficiente, se les hace un poco de punta, y en la misma garganta do ]t anillita se les dan unas picadas no muy profundas, con un corte do acero, mejor con un tringulo bien afilado; despus se les reata un poco de hilo encolado junto la misma anilla, formando un pequeo botn; enseguida se mete el alambre por un agujerito m u y ajustado que se hace en unaruedecita de buena piel balds, que llegar tocar al botoncito en el cual se pega, y para

Fig.

26.

110 i |ue quede del todo segura, ss vuelve reatar un poco de hilo encolado debajo de la piel, formando otro pequeo botoncito que queda m u y fuerte y seguro, causa de prender en las muesquecitas que se hicieron en aquel punto del alambre. Vase el tirador completo con su ruedecita de piel en la Fig. 27.

Fig. 27,

Ruedecitas de piel para los tiradores de las ventillas.


Las ruedecitas de piel que dejamos mencionadas en el apunte anterior se hacen del mejor balds, grueso y

- i n flexible; se marcan con una plantillita de madera d 35 milis, de dim., sealndolas al rededor con lpiz; se recortan y apomazan (si es necesario) y se chinan, adelgazando su orilla 6 circunferencia para poderlas encolar bien en su sitio. E n el centro se les hace un agujerito por el cual ha de entrar ajustado el alambre del tirador, se encolan y reatan como queda dicho, y de este modo es como se sujetan, y hacen bien su oficio que es el de subir y bajar lo menos 8 milis., cuya marcha siguen impidiendo que el viento pueda escapar por los agujeritos que atraviesan la tapa del arca, por los cuales salen los tiradores de las ventillas al exterior del secreto.

ofy.

7.

Colocacin de los tiradores de las ventillas.


Para colocar los tiradores de las ventillas con comodidad, se procede del modo siguiente; se coloca la tapa del arca del viento de plano sobre el banco encima de dos barrotitos, que no la dejan sentar sobre l; se encola el primer tirador dando poquita cola al rededor de la piel y la orilla del agujero que corresponda en la tapa; se introduce el tirador en dicho agujero, colocndolo de modo que el ojito de la anilla que est encima de la piel mire lo largo de la tapa, y para adherir la ruedecita al rededor del agujero, mientras se va fijando la cola, se contiene aquella con un tubito de metal que puede ser un trozo do conducto de un d i m e
r

-112tro proporcionado, y so trabaja con un formoncito do madera, procurando que no quede la piel estirada ni pegada mas que por su rededor. Teniendo do este modo el primer tirador pegado, so pone el tercero, "luego si quinto, siguiendo este orden basta el ltimo. Cuando estn secos los primeros, se encolan los que han quedado intermedios, que son los de los nmeros pares, evitando de este modo el que se despegue el n mero 1 (por ejemplo) al querer poner el nm. 2 .

Tiradores da las ventillas por otro mtodo.


E n muchos secretos antiguos se hallan los tiradores de las ventillas mucho mas sencillos, puesto que se componen de un alambrito bastante delgado, que colgado en la ventilla, baja rectamente la tapa del arca del viento, la cual atraviesa por un agujerito ajustado, hecho en una chapita de latn que est fija en dicha tapa en su cara interior esterior; por dichos agujeritos escapa la menor parte de viento posible, pero en fuerza de ser tantos, entre todos hacen una cantidad regular que debe tenerse en cuenta. Siu embargo, hemos hallado practicado este mtodo en m u y buenos rganos espaoles y extrangeros, y aunque nosotros seguimos constantemente el anterior del ap. 87 no hemos querido omitir la esplicacion de este, por su antigedad, y porque pueden llegar casos en que se haya de poner cu prctica, pesar del defecto que le acompaa.

- 1 1 3 -

Agu jeritos para introducir las puntas bajas de los muelles de las ventillas.
Hacia la parte interior de la tapa del arca del viento, como 8 10 milis, de la orilla de los agujeros que se cubrieron con las pieles redondas de los tiradores, se hacen unes agujeritos con un punzn no m u y aguzado, pava introducir en ellos las puntas de las piernas bajas do los muelles, que hacen tapar las ventillas. Si estos agujeritos llegan atravesar la orilla de la ruedecita de piel, debe recortarse sta con una pequea gubia, franqueando el agujerito, para que la punta del muelle no tenga contacto con dicha piel, pues son dos materias tan contrarias que se destruyen mutuamente la una oxidando la otra, y esta corroyendo aquella. Si al franquear el agujerito se v que la piel queda poco segura, se le d un poquito de cola, para reforzarla debidamente.

Listoncitos de guias porta-muelles de las ventillas.


Para hacer las guias de los muelles, basta un listoncito de buen nogal pino de Holanda de 15 milmetros de grueso y 16 20 de ancho, en el cual se

114 abren, con un serrucho, unas ranuritas que atraviesan su ancho, por las que pasa la pierna baja del muelle y queda sujeto aunque libre, cuyo fin se hacen dichas ranuras bastante anchitas, y en el punto que indique el tirador de cada ventilla. Su colocacin es muy cerca de los agujeritos en que han de entrar las puntas de los muelles en la tapa baja del arca; en cuyo sitio se fijan clavados ligeramente con unas puntitas. Si el listoncito mencionado, adems de guia ha de servir de porta muelles, esto es; que se hayan de hacer en l los agujeritos de los muelles, (como sucede en los secretos que se abren las ventillas al empuje) en este caso se hace un rebajo todo el largo del listn, da la mitad de su ancho y algo mas de la mitad de su grueso; en la parte rebajada se hacen los agujeritos para los muelles, y en la otra parle las mortajas ranuras para que no se ladeen.

Gjt,. 94.
Anillas exteriores de los tiradores de las ventillas.
A los cabos puntas de los alambres tiradores de las ventillas, que salen por debajo al exterior del arca del viento, se les d la forma de anilla, doblndolos con mucho cuidado de no violentar la ruedecita de piel, en que estn encolados la parte superior de la tapa interior de dicha arca. Estas anillitas se formarn de modo que su ojo mire lo largo do la tapa, para

- l i a poder enganchar fcilmente en ellas las varillas colgantes do la reduccin. Para que en la continuacin de los trabajos se libren estas anillitas de golpes y terceduras, que inevitablemente tendran que sufrir, se guarnecen estas, con dos listones de todo el largo de la tapa, y de un grueso propio, que levante mas que las anillitas, los cuales se clavan los lados de la fila que forman aquellas, dejndolas metidas como en un carregito; el cual no se deshace hasta que se tenga el secreto colocado en su sitio, esto es, en el cuerpo del rgano.

Qojv.

92.

Inscripciones que se suelen poner en el interior del arca del viento.


E n el interior del arca del viento, y pegado en el aro barra que la cierra por su parte posterior, se suele poner un rtulo letrero que viene ser la autntica del instrumento, en el cual es costumbre m u y antigua escribir el nombre del constructor, la fecha ao de la inauguracin del rgano; noticia de quien coste la obra etc. etc., cuyas apuntaciones se ven siempre que se abre la arca del viento, para reparar alguna cosa en su interior. Nosotros hemos seguido la costumbre de poner d i chos rtulos en los rganos de nueva planta, y recomposiciones generales, en las que se hacan los secretos nuevos; en ellos hemos puesto nuestro nombre, apellido

-116y profesin; fecha y lugar en que se hicieron lo trabajos; el nmero de rganos que hemos construido; nuest r a firma y contrasea, etc.

Q/Gjv.

93.

Colocacin de la tapa baja del arca del viento.


Antes do cubrir el arca del viento con la tapa baja de que nos hemos ocupado en los apuntes anteriores, es necesario repasar bien todo lo que ha de quedar cerrado en el interior de aquella, porque, despus de cubierta, es mas difcil cualquiera reparacin. La tapa so fija en su lugar con doce tornillos de hierro, do un largo y grueso proporcionados; estos se calientan impregnan de cera virgen amarilla, para preservarlos del oxido. La situacin de los tornillos es; tres en cada cabo de la tapa, que enroscan en las barras de los costados del arca; cinco, repartidos distancias iguales en el largo del barrote de atrs, y uno en la pieza del centro que enlaza la tapa. Aunque la tapa quede perfectamente ajustada sobre el aro del arca, es necesario cubrir por la parte exterior toda la j u n t a que hace al rededor, con uua tira de piel bien encolada que impida la salida y distraccin de algn poco de viento, que por aquella pudiera escapar: esta tira de piel ser gruesa y de buena calidad, chiflada y encolada al ordinario.

CAPITULO XIII.

DE LOS MUELLES DE LAS VENTILLAS T SU CONSTRICCIN.

Moldes para hacer muelles de ventillas.


Los muelles do las ventillas se hacen de alambre de hierro de latn que no sea muy blando, de un grueso proporcionado su grandor, los cuales se d la forma con un molde m u y sencillo, que consiste en un trozo de madera fuerte cuadrado, que tenga 250 milis, de largo y 30 de ancho y grueso. A 10 milis, del un cabo y al centro de su ancho so fija un pitn redondo de hierro de 10 milis, de dimetro; este tendr de alto sea fuera de la madera, 20 milis. A la medida del largo que se quieran hacer los muelles, (que siempre deben tener lo que hay desde el agujerito do la anilla hasta 16 20 milis, de la conclusin de su chafln posterior sea cabo de la ventilla) se pondr una piececita de madera

fuerte, encolada y clavada en una mortajita de 15 m i lmetros, practicada en el canto de la pieza principal. Esta subir tanto como el pitn de hierro que est fijo en el cabo opuesto; y la medida j u s ta del largo del muelle, se le hace mragujerito propsito, para que entre en l el cabo punta del alambre de que se vayan hacer los muelles. E n frente de este agj e n t e , la otra orilla de la pieza, se clava lun cuadradillo de hierro que tenga 5 milis, cada ngulo, el cual saldr de aquella, de 8 10 milis. E n este sencillo aparato se~modelan todos los muelles de una misma medida con igualdad. Vase la Fig. 28; que lo representa de plano, donde tiene un muelle modelado; y de costado en los puntos que marcan las letras D E F que indican el pitn de hierro y la pieza de madera aadida con su agujerito.

-lo-

Modelar los muelles de las ventillas.


La F i g . 28 que representa el molde de formar los muelles, se ha diseado de un grandor arbitrario solo con el objeto de que se comprenda fcilmente su construccin. E n su parto plana hay figurado u n muelle concluido de modelar, de modo que se mete la punta del alambre un poco torcida en el agujerito, que se v en A F ; se conduce enseguida el alambre al pitoncito r dondo C D en el que se le d una vuelta entera; se trae hacia el cuadradillo B E al cual tambin se le d otra vuelta con algn esfuerzo, para que se marquen en el alambre las esquinas vivas del cuadradillo: se saca el muelle del molde, y con un alicate se rompe por el segundo ngulo que se marc en el cuadradillo de hierro, y queda modelado aunque imperfectamente, pero despus de tenerlos todos en este estado, se enderezan sus piernas m u y bien con u n martillo sobre un trozo de madera dura. Luego se les hacen las puntas con una lima, de modo que no estn m u y aguzadas y se modelan con unos alicates de puntas redondas y otros planos, abrindolos todos por igual, para que tengan la misma fuerza unos que otros y hagan buen resorte. Para dar fuerza los muelles, se doblan un poquito cerca del anillo, como querindoles abrir las piernas; y para quitrsela, se cierran al contrario, como querindolas j untar.

120 Si despus de hechos los muelles, se han de guardar algn tiempo antes de colocarlos en su puesto, se har en una caja, limpindolos bien antes y dndoles u n pocmito de aceite comn ( mejor de linaza) con un trocito de bayeta, impregnada en l; esto es, si son de hierro, que si son de latn, bastar el frotarlos con un trapito limpio sin el aceite. Los muelles generalmente suelen tener la pierna baja como unos 6 milis, mas corta que la otra; mas esta forma y a puede salir hecha del modelador, disponindole propsito para este objeto.

Q/fy/.

96.

Llavecitas de alambre para poner y quitar los muelles.

Para colocar los muelles de las ventillas en su sitio, se forma una especie de llave de alambre grueso en la que, introduciendo el muelle en su ojo, lo tiene como sujeto, y tan cerrado como sea necesario para introducirlo debajo de la ventilla: se mete la punta de .arriba en el agujerito de esta, y apoyado el muelle en dicho agujerito, se empuja la llave hacia el interior del arca, metiendo al mismo tiempo la punta baja en el agujerito de la tapa, y se saca la llave, dejando el muelle colocado con suma facilidad. Vanse las FigS. 29 y 30, que representan un muelle suelto, y otro prendido en la llave punto de introducirle en el arca del viento.

Q^jv.

97.
alas

Enganches para colgar los tiradores ventilias.

Los colgantes de los tiradores de las ventilias se hacen de alambre de hierro, del grueso y forma que indica la Fig. 31; su largo os condicional, porque debe

Fig. 31.

ser el suficiente para que llegue desde la nillita de la ven tilla hasta la del tirador, quedando este colgado de la ventilla en disposicin que la ruedecita de piel no est tirante, sino mitad del curso que debe andar, cuando baje para tirar de la ventilla, y suba para do^ jarla aplacar en su sitio y tapar bien la canal. Para; ha-, cerlos todos iguales se forma uno que est bien, so saca del sitio, y por aquel se cortan y modelan los dems.

123

Tapas delanteras del arca del viento con sus asas de hierro cuerda.
Las tapas que cierrar definitivamente el arca del viento por su frente, se harn de buena madera; se labran al grueso, que para cada secreto damos mas adelante en la tabla general, siendo para el del n m . 4 que nos ocupa de 18 milis. Los cabos y cantos se ajustarn al hueco que tienen que tapar, se les ponen cada una dos asas de cuerda fuerte de camo de hierro; si son de cordel, se ata una cada lado por la parte interior de la tapa, despus de haberla atravesado por unos agujeros hechos al intento, y para que en aquella parte no abulten los nudos, se hace un poco de mortaja cada agujero que profundice hasta la mitad del grueso de d i cha tapa, en la que se encolan introducen dichos n dos, y luego se cubren con unas ruedecitas de piel bien pegadas. Si las asas son de hierro, se remachan las puntas de los goznes se aporquetan, si son de rosca etc. Gomo estas tapas deben ajustar perfectamente para que no escape nada de vientopor sus juntas, se forran por su parte interior de buena piel que se hace doblar hacia fuera en sus cuatro costados, con cuyo motivo se repasan los cuatro cantos de las tapas, de modo que entren en su puesto u n poquito en cua, para que cuanto mas se introduzcan, ajusten mejor y tapn del todo bien. La piel que se encola en la parte interior de la tapa, se pega por su cara exterior, dejando la vista la parte blanda suave.

-124-

Guarnecer de piel la entrada del arca de

viento.

Tambin es conveniente el forrar las entradas del arca del viento, guarnecindolas con piel balds todo al rededor, esto es; toda la parte que hace j u n t a en sus cuatro ngulos con las tapas de madera, q u e . al fin la cierran hermticamente, las cuales tambin se h a n guarnecido, para que ajusten mejor en su sitio.

Sealar las tapas del arca y sujetarlas en su posicin.


Aunque las tapas siempre son desiguales en su largo y por lo tanto fciles de conocer, sin embargo; es conveniente marcarlas para que siempre se coloquen en una misma posicin y no se cambien los cabos, cuyo fin se sealarn en la parte cntrica de su frente con su inicial superada, do una crucecita, por ejemplo; la de la derecha con una D y la de la izquierda con una Y. Colocadas y a las tapas en su sitio, se sujetan con unas taravillas de madera ganchos de hierro, para que la fuerza del viento, pesar de estar m u y ajustadas, en un tiempo dado de mucha sequa calor no las afloje y heche fuera do su lugar. De ambos modos estn diseadas en la F i g . 36, que representa un secreto completamente concluido, visto de frente.

-125-

G | v . 404.

Cerramiento de las canales por la parte inferior del secreto.


Para cerrar las canales por la parte inferior del secreto detrs del arca del viento, generalmente solo se hace cubrindolas con balds bien encolado. Algunos secretos pequeos se hallan cubiertos con dos tres dobles de papel, cuyo procedimiento debe desecharse por malo. Aunque efectivamente los secretos pequeos que tienen las canales estrechas, pueden pasar bien con solo el forrado de piel, (siendo esta de bastante cuerpo) es mucho mejor taparlas con listoncitos encolados, como los que se pusieron para formar las entradas de las canales. Vase el ap. 68. Estos listoncitos sern tambin delgados, y entrarn en las canales casi flojos, de modo que solo los contenga la cola que se les d para fijarlos; con ellos se taparn todas las canales, porque de este modo, el viento conserva mejor dentro de aquellas la fuerza que le d la presin de los fuelles depsitos, lo cual no sucede cuando estn cubiertas solo con piel, pues se v claramente como cede esta, y se infla algo toda la canal cada vez que se abre la ventilla correspondiente ella.. Antes de encolar los listoncitos y de cubrir con la piel las canales, se procurar por todos los medios posibles el limpiarlas perfectamente, sacando las brocitas que tengan dentro, para cuyo fin son m u y tiles las plumas grandes de ave. Enseguida se encolan los lis-

126 tonCitos teniendo cuidado do que no escurran gotas de cola al interior: estando secas las encoladuras, se repasan las desigualdades de toda esta parte del secreto, para formar sobre ella los conductos del viento que ha de entrar en el arca,

o/ojt,. m .
Conducto del viento que se suele formar en el mismo secreto.
El conducto principal y general que trae el viento desde los fuelles depsitos los secretos, suele llegar hasta cierto punto cercano ellos y desde alli, se .les pone otro pedazo de conducto que viene huscar la entrada de la rea del viento, sea por debajo da ella, por los costados, lo que os mas propio y comn, por la barra que forma el aro de esta la parte de atrs. Siendo de este moda, se acostumbra formar este trozo de oonducto al lado del barrote cntrico del secreto al do los costados, pero siendo lo mas regular en un rgano sencillo, como el que describimos, el que lo tenga al centro, empezaremos por hacer al costado de dicho barrote, en el aro, una abertura de casi todo el alto de dicho aro, respetando sin embargo, unos 20 milmetros de madera de la que est clavada en el pl ano del secreto, en cuyo punto estn encoladas las ventillas la parte anterior. E l largo de esta abertura ser proporcionado las dimensiones del conducto principal, que viene desde los fuelles. Para formar este trozo de conducto, basta poner u n

127 listn barra de buena madera, encolado de cauto, sobre una de las barras que forman las canales del secreto, en la que se fija con unas puntas pequeas: el fondo lo forinan los listones que tapan las canales; el costado opuesto lo forma la barra del secreto, y finalmente se cubre con una tapa que se encola y clava sobre dichas barras, la cual so hace emboquillar en el arca, haciendo un poco de chafln mortaja en la tapa baja del arca del viento. Este conducto llegar hasta el canto posterior del secreto, y antes de ponerle la tapa se forra interiormonte con piel, de modo que queden bien cubiertas las canales del secreto que se ven en su fondo; y despues de puesta la tapa de madera, se guarnecen escrupulosamente todas sus juntas, para tener siempre bien cerrado el viento,

Q|v.

401.

Forrado de la parte inferior del secreto.


Para tapar cual corresponde el plano inferior del secreto, el cual est formado con las barras de las canales y los listoncitos que las cierran, se cubre todo con trozos grandes de media piel la cuarta parte etc; estos trozos de piel se cortarn cuadrados cuadrilongos, aprovechndola lo mejor que se pueda, quitndola sin embargo las mayores desigualdades que suele tener en la cabeza y piernas del animal; se apomazan y chiflan bien todo al rededor, y se pegan, dndole cola solamente una tira de 8 10 cents. de'ancho, en todo su lar-.

128 go; so trabaja y adhiere bien aquella porcin con un trapito, humedecido con agua caliente; y con un trozo de madera plana como de 10 12 cents. en cuadro, se arrima los rincones de las barras y se plancha el todo con el mismo trozo de madera, para que quede regularmanto estirada: en seguida se encola otra porcin de piel como la primera, y so sigue el mismo mtodo hast a concluir el primer trozo: luego se pone otro y otro, hasta tenerlo todo .cubierto y concluido. i las pieles que se ocupen en este forrado, tienen algn agujero, pueden aprovecharse, porque despus de encoladas se tapan con unos parches proporcionados, que ponindolos bien chiflados por su rededor, quedan m u y bien y casi no se conocen.

Precauciones que deben tomarse para que no entren brocitas en las canales del secreto.
Despus do limpias y tapadas las canales por la parte inferior del secreto, y colocada la tapa baja del arca del viento, conviene tapar con tiras de piel, tela al menos de papel - fuerte, todos los agujeros de las tapas de los registros, para evitar el que por ellos entren brozas en las canales, que en lo sucesivo pudieran causar alguna extorsin; cuyos agujeros debern continuar cubiertos de este modo hasta que, colocado el secreto en su lugar, hayan de irse abriendo para aconductar sobre l los tablones acanalados. Con el anterior procedimiento queda completamen-

129 te concluido un secreto, construido por el mtodo que ordinariamente se ha seguido muchos siglos, y que ha sido la base de los que al presente se c o n s t i p e n mas menos ventajosos, segn las diferentes opiniones de reputados artistas. Siendo esta pieza la mas principal indispensable del rgano, es de sumo inters que todas las operaciones que se practiquen en su construccin, se hagan con la mayor precisin y esmero posibles, porque todas las precauciones parecen pocas para encerrar el viento y conducirle tantas y tan diversas partes, que componen este grande instrumento. Aunque en los anteriores apuntes se ha manifestado como debe construirse u n secreto sujeto una medida fija, por el mismo mtodo se construyen mucho mayores, mas pequeos y de otras circunstancias, por-' que en esencia constan de las mismas partes que el que queda esplicado: por lo tanto, los que damos en la tabla general del cap. XV sirven para toda clase de obras grandes, medianas y pequeas: cualquiera de ellos que se quiera construir, debe trabajarse con las mismas precauciones, exactitud de medidas y precisin en el todo, que dejamos tantas y tan repetidas veces recomendadas.

-130-

CAPTULO XIV.

DEMOSTRACIN DE UN SECRETO CON TODOS SUS ACCESORIOS, QUE DEJAMOS ESPLICADOS EN LOS CAPTULOS ANTERIORES.

L a Fig. 32 demuestra uu secreto a medio cubrir; para que se vean todas sus partes. A A es el barrote fronterizo del marco con sus mortajitas entallas en B para las barras que forman las canales. C es el barrote de atrs, tambin con sus mortajas en B. D D son los barrotes de los costados: el barrote del centro est indicado con una lnea solamente, porque en el medio secreto de la mano derecha, est casi todo tapado por tres registros descubiertos, H H y con sus guardas; y dos cubiertos con las tapas 1 1 . E l medio secreto de la mano izquierda, est tapado en parte con las tablillas E E para demostrar como se cubran antiguamente, segn se ha descrito en los aps. 9, 10 y 11. Adems, se han dejado unas canales descubiertas

- 1 3 2 en F F para ver como van los listones barras desde alante atrs, metidas y encoladas en las ranuras de los barrotes del marco. Tambin hay un hueco enteramente libre en B B para que se vean las mortajas ranuras de los mismos barrotes anterior y posterior. El medio secreto de la mano derecha tiene descubierto la parte de delante en G G una buena porcin de su plano superior, que se indica cubierto con los listones, segn el mtodo moderno esplicado en \os apuntes 56 y siguientes. Despus hay tres registros con sus guardas en H H , los dos primeros, con los agujeros salteados dos filas, y el tercero, seguidos en una fila. Los dos ltimos registros de la parte posterior 1 1 , estn cubiertos con las tapas, y tienen los agujeros salteados dos filas. Debajo del barrote del frente se indican las dos barras d o l o s costados en K K que se ponen para formar el arca del viento y cuyo hueco so indica con las mismas letras. Tambin so v la pieza del centro L con su lazo cola de milano, para prender la tapa inferior del arca del viento figurada en M M. Finalmente, se ven en el costado derecho los cabos salientes de los registros con sus mortajitas, para introducir las puntas de los balancines de hierro, que posteriormente los han de poner en movimiento.

Q\v. 406.
E n la Fig. 3 3 se ha diseado u n medio secreto de la mano derecha, vuelto al revs sea lo de arriba abajo, sin la tapa inferior del arca del viento, para ver como so hallan colocadas en su interior las ventillas,

Pig. ,

figuradas en A A con sus anillitas y agujeritos de lo* muelles, indicados con un punto en cada una detras de la asa anilla, as como las guias clavadas en los intermedios de unas otras. Despus de las seis primeras ventillas del costado izquierdo, se han dejado sin poner siete, para que se vean las aberturas de las canales en B. C C es el barrote que cierra por detrs la arca del viento, en el que se ven pegadas las colas de las ventillas y la tarjeta con el nombre del constructor. Tambin tiene ua entrada en D, que es la del conducto descubierto E , que viene desde atrs y trae el viento al interior del arca, en la que entra por D. Este conducto est sin tapa, como la arca del viento. F es una parte de las canales de atrs del secreto, las que estn cubiertas con listones, y aun no tienen el forro de piel que se figura en G. H es el barrote fronterizo del marco del secreto. 1 1 son las dos barras que van fijas sobre los costados- del marco. K es el barrote de atrs del mismo. L es la guarda del registro J, que asoma al costado izquierdo. M, es la tapa del registro en la que se ven los cinco tornillos de su canto, de los cuales los tres del centro tienen los agujeros rasgados, como se dice en el ap. 44, que han de hacerse para levantar las tapas sin extraer dichos tornillos, y los dos de los costados estn sin rasgar los cuales pueden ponerse del modo que mejor pueda convenir.

11

o f y . 407.
En la Fig. 3 4 se demuestra el interior del arca del viento con todos sus accesorios, del tamao natural, puesta de costado perfil para que se pueda ver la posicin de las ven tillas, muelles, guias, tirador de las ventillas, enganche colgante del tirador: y la llave de alambre para colocar en dicha arca los muelles y extraerlos cuando sea necesario. He aqu su descripcin: A es parte del marco fronterizo del secreto; B es parte de la barra que arrancando de la mortaja C de dicho marco, v hacia atrs entrar en otra mortaja igual del barrote trasero: D D, abertura de la canal formada por el marco frontero y el listoncito E , que es por donde le entra el viento, la cual tapa la ventilla F , encolada por la cola do piel de su cabo posterior al listoncito E y la barra G, que cierra el arca por la parte de atrs, y apretada en s u sitio por el muelle de alambre H , en el cual la contienen las guas de alambre J J , clavadas al centro de cada barra de las que forman las canales. Tambin tiene su anilla K enroscada en la ventilla, la cual est colocada la medida de su proporcin, que es la segunda parte de las nueve que tiene marcadas la misma ventilla. L es el tirador de aquella, que tiene su ruedecita de piel M, encolada sobre el agujero N, por el cual dicho tirador atraviesa la tapa baja del arca del viento O, y se dobla formando una anilla en la parte exterior del secreto P Q es el enganche colgante que enlaza el tirador la anlita de la ventilla.

139 R os el cribo del listoncito que tiene las ranuras por las que pasan libremente las piernas bajas do los muelles H, y las sirven de guia para que estos no puedan torcerse. S es el listoncito de tope que se pone en el punto que se marca, para que la tapa T que cierra la arca del viento, no pueda entrar en ella mas do lo regular. Aunque se ha figurado que la tapa T est colocada en su sitio, se ha diseado la llave de alambre U para que se vea como se coloca al quitar y poner los muelles en su lugar: y si al poner quitar un muelle, se cae en e l ' interior do la arca, se tendr un gancho de alambre de la forma que marca la Fig. 35, (que hemos diseado en Y Y sobre la F i g 34) para empujarlo traerlo hacia fuera y volverlo colocar en su sitio con la llave U.

La Fig. 36 representa un secreto concluido, visto de frente por su plano superior, con sus registros y tapas, de los cuales solo se han puesto siete en cada mano, porque bastan para la demostracin. E l primero de ambas manos, que est al canto frontero del secreto es para dos rdenes de lengetoria que han de ir en la fachada, y por lo tanto tienen hechos los agujeros propsito para emboquillar Ios-conductos de metal, y en el centro de estos se ven los cuadrilongos y redondos que acaban de taladrar la tapa, y traspasan el registro y secreto. Las dos segundas tapas tambin pueden ser para otros dos rdenes del mismo gnero, puestos en la.fachada. Las dos terceras tapas son para el flautado

140 principal de trece, que ha de salir llenar los hueco* de dicha fachada; y como el tabloncillo que ha de con-"ducir el viento ha de ser de todo el largo del interior de la caja del rgano, por eso se han hecho ambas tapas iguales de ancho, por mas que la de la mano derecha no tuviera necesidad de ser tan ancha. La cuarta tapa de la mano derecha so ha hecho del mismo ancho que las de la lengetcra, porque la ponemos para- una corneta do cinco caos por punto, y as tiene los agujeros redondos para emboquillar conductos. La cuarta tapa de la izquierda es para la octava, abierta tapada; y aunque los caos tuviesen que ir en tabloncillo, podia ir este pegado en la misma tapa, por lo cual no tiene los agujeres propsito para emboquillar conductos. La quinta tapa de la derecha es para el orden de octava, que v ya sobre su viento; y la sesta es p t r a la docena quincena. En la mano izquierda, la tapa quinta es para la docena quincena, y la sesta, es para la quincena decinovena etc. Las sptimas tapas de ambas manos son pura una trompeta real de toda la estension; real en la mano izquierda, y oboe otro cualquier orden en la derecha. E n ambos costados se ven salir los cabos de los registros que estn cerrados, los cuales se abren, tirando de ellos un poquito hacia fuera del secreto. E n el centro del secreto se marca una ranura canal de A en A, cuya separacin de las tapas y registros sirve muy bien para poner posteriormente pies derechos, que sostengan los tablones por el centro , de su largo, " lo cual explicaremos su tiempo. La letra D superada de una cruz, indica-que aque-

Fig. 36,

9
*

$ === & #@ m @ / @ @ @ | < 2 ) <Z)@ @

/~ /

$ =====-

! # ( 2 )

" o a q o o o P D p o p o q s

- 1 4 Ha tapa es del medio secreto de la derecha, en la que se ven tambin las dos asas, de cuerda, y dos taravillas de hierro, que no dejan salir hvtapa de su sitio. En la izquierda est marcada la tapa con una Y, y sujeta con taravillas ordinarias de madera. Por debajo de la tapa inferior de la arca del viento,, asoman las aui.llitas de los tiradores de las veutillas..

^SKS^G==S:

CAPITULO XV.
Di; LA TABLA GENERAL DE LOS SECRETOS, Y SU ESPLICACION.

Q | v . 409A continuacin ponemos la tabla general, que contiene medidas exactas, de buena proporcin y bien esperimentadas para nueve secretos de diferente magnitud, de mayor menor, desde el mas capaz para un magnfico rgano de un grandioso templo, hasta el mas pequeo, que sirve solo para un organito al que damos el nombre de flautodava; con los cuales se puede ocurrir cualquiera clase de obras grandes, medianas y pe-, quenas. Las dimensiones de los marcos de los secretos, respecto su alto, son fijas para los secretos del mtodo, ltimo que dejamos esplicado en el cap. VIII, pero si so quisiera hacer algn secreto por el mtodo primitivo antiguo que hemos esplicado en el cap. I, no hay mas que dar los marcos del esqueleto la medida de la profundidad do las canales que so hallar en la misma tabla, y las tablillas do cubrir dicho esqueleto el grueso que han de tener los listones con que cerramos las canales por el plano superior del secreto; las dems m e didas y circunstancias de los accesorios de cada secreto las iremos dando en los apuntos que siguen la tabla.

Q''ji, 440.

CUADRO SINPTICO,

TABLA GENERAL,
QUE C O N T I E N E LA MAYOR P A R T E D E L A S PARA NUEVE SECRETOS D E DIFERENTES MEDIDAS DIMEN-

S I O N E S , CON LOS C U A L E S P U E D E N S E R V I R S E TODA CLASE D E ' PARA RGANOS, DESDE EL MAYOR, PROPIO PE-

UN G R A N D E TEMPLO, H A S T A E L MAS

QUEO PORTTIL D E UN SOLO R E G I S T R O .

La ostensin do estos secretos es de .cuatro y media octavas sean 54 canales, desde el Do regrave hasta el Fa sobreagudo.

-144-

Numeracion de los secretos.

. N.'i.
MIL. ,

Grueso del barrote izquierdo del mareo 55 Hueco para las 25 canales de la mano izquierda. . . , 1 0 5 4 Grueso ancho del barrote cntrico del secreto, que so puede dividir en dos 110 Hueco para las 29 canales de la mano derecha. . . 1082 Grueso del barrote del costado derecho del marco. . 55 Largo total del secreto entero, en dos mitades* . . 2356 Grueso de los barrotes de delante y atrs del marco. 45 Profundidad de las canales 80 Grueso de los listones que tapan las canales por encima del secreto, 15 Alto del marco que forma el secreto 95 Grueso de los registros y guardas 7 Grueso de las tapas de los registros.. 24 Alto hueco del arca del viento 110 Grueso de la tapa baja del arca "del viento. . . . 30 Alto grueso total del secreto completo 266 Largo de los listoncitos que forman la abertura de las canales. 70 Grueso de los mismos listoncitos 5 Grueso del barrote de detrs del arca del viento. . . 40 Pondo interior del arca del viento! . 310 Abertura de las canales. 240 Largo de las ventillas 260 Gnu-so de las veiitillas 14 Largo DEL chaan anterior de las ventillas. . . . 22 Lar -o del chafln posterior de las mismas. . . . . . 50 Espacio para encolar las ventillas 14 Grueso de las tapas delanteras del arca del viento. . 20 Ifime rus DE los agujeros para los tiradores de las ventillas. . .14 Dimetro do las ruedecitas de piel de los tiradores. . 35 Largo de les tiradores de las ventillas. despus de hecha la. primera anilla 65 Largo de los clavitos guias de las ventillas. . . . 30

It.* 2. .* 3 . / 4 .
mili i. mili i. milis.

."5. N."6. .H.* 7. .' 8. .* 9


milis. mil .
3 2
4 7 3

milis.
3 0
4 3 0

milis.
3 0
7 7 2

mili
3 9
7 3 4

50 1010 100 1020 50 23 ~45 70 14 ~84 7 22 100 2 241 65 5 35 200 220 240 13 21 46 14 18 14 35 63 30

45 '937 90 836 45 953 ~4 60 13 ~73 6 22 90 28 219 60 5 30 260 200 220 13 19 43 13 18 12 33 63 28

40 759 90 752 40

35 676 80 633 35
US2

4 0
5 0 2

1 0
4 8 3

3 0

il 3 0

3 2

3 0

~40 55 12 67 6 20 80 26 199 60 4 30 240 180 200 12 18 40 11 18 12 33 61 26

0\'9

T/83
~

~ 8 3 2

"7;4
3 D 2 6

""40 50 12 62 6 20 70 26 '84 50 4 25 220 160 180 11 16 36 11 . 16 10 30 61 24

~~>
4 5

3 2

<i i a 40

3 4

1 1
~ 5 6
5

8
4 "

8
4 2
4

1 8 6 5 2 2

1 4 6 0 2 0
1 4 6

1 4 5 5 1 8
1 3 3

1 4 4 5 1 6

5 0
4

4 5
3

5 0
4

4 5
3

2 2
2 0 8 1 5 0 1 7 0

2 2
2 0 0 1 4 0 1 6 0

2 0
1 8 0 1 3 6 1 5 0

1 2
1 1 0

7 0

85

1 0 1 4 3 3 1 0 1 4

1 0 1 2 3 0

9
1 1 2 6

8
9
2 2

8
1 4

8
1 4

8
1 2

1 0 2 6

1 0 2 6


>> 2 0
'

t>

- 5 7

5 5 2 2

il 2 0

2 2

140

Esplicacion de las medidas dadas en ia tabla anterior. SECRETO N M . 1.

Este secreto es el mayor que se halla en la tabla anterior; consta de 54 canales sean cuatro y media octavas, desde el Do regrave hasta el Fa sobreagudo, ambos inclusive: causa de su magnitud se hace do dos piezas que comprenden, la una las 25 canales de la mano izquierda, y la otra las 29 de la derecha: tendr de largo su frente (unidas ambas mitades) 2356 m i lmetros, cuya longitud se divide del modo siguiente: el barrote que forma el marco en su costado izquierdo, tendr de ancho grueso 55 milis, el hueco que le sigue tendr 1054 milis, en el cual se forman veinticinco canales, que corresponden al medio rgano de la mano izquierda, E l barrote del centro del secreto tendr de ancho (si el secreto es de una pieza) 110 milis; mas si se hace dividido en dos partes (que es lo regular) tendr solo la mitad, que son 55 milis, como el del costado opuesto. Los barrotes de los costados del medio secreto de la derecha son iguales los de !a izquierda, pero el hueco de ste es de 1082 milis, en el cual han de formarse vciu-

147 tinueve canales. E n t r e todas estas medidas forman un total de 2356 milis, como se v en la tabla general. Los barrotes largueros de delante y detrs que concurren formar el marco marcos de este secreto, tendrn de grueso 45 milis: de largo tendrn, el de todo el secreto, el de cada mitad respectiva etc. Respecto al alto fondo de este marco ser el de 10Q milis, para poderle trabajar, recorrerle y quitarle cualquiera desigualdad; puesto que despus de bien acabado, solo debe quedar de 95 milis, de alto.

Canales de la ms.no izquierda.


En el hueco de la izquierda se forman veinticinco canales, que se numerarn de derecha izquierda, sea, empezando la primera en el canto interior del barrote que divide el centro del secreto: si este v partido en dos, se numeraren desdo el misino barrote, quo entonces forma el costado derecho .del hueco de la izquierda, concluyendo la canal veinticinco en el costado interior del barrote opuesto que es el izquierdo. Las canales se dividirn dndoles de capacidad las cuatro primeras, 23 milis, de ancho, y las barras que las dividen 25 milis, de grueso. A las doce canales siguientes so les darn 21 milis, de ancho, y las barras 23 de grueso; otras cuatro se harn de 19 milis, de ancho, las barras de 21 do grueso y las ltimas cinco tendrn de ancho 18 milis, y las barras 20 de grueso.

148

Canales da la mano derecha.

El hueco marco de la derecha ha de llevar veintinueve canales, empezando la primera (que es la veintis i s en el orden del teclado) en el costado derecho del, barrote del centro del secreto, 6 sea del costado izquierdo de este hueco; y sigue ya regularmente el orden n u mrico de izquierda derocha hasta la ltima canal; estas se marcan y dividen en las proporciones siguientes. Desde la canal veintisis hasta la cuarenta y siete inclusive, que corresponde al La sost, tendrn de ancho 16 milis, y las barras, 21 de grueso; todas l a s dems hasta la ltima (aunque el secreto tuviese mas de cincuenta y cuatro canales) tendrn 15 milis, de ancho y las barras, 22 de. grueso. Si cuando, se sealan las canales en la regla, en, el mismo marco d e l secreto, no cupiesen bien en el largo dado, puede quitarse una fraccin aunque sea medio milmetro al grueso de algunas barras, porque por mucho que se escrupulicen estas medidas, como es-, tan tan subdivididas, al llegar la conclusin puedo faltar sobrar la longitud, del hueco y por. lo mismo pueden arreglarse, guardando siempre aproximada-, mente las proporciones dadas., .

- 1 4 9 -

Q 4 K

44.

Ancho fondo da este secreto.

E l fondo de este secreto sea el ancho de alante atrs, puede ser hasta de 250 cents; mas cuanto menos se abuse de esta medida, cuanto mas estrecho sea, es mucho mejo"; pues aunque se quieran poner veinte registros en cada mano, con 180 200 centmetros de fondo tiene suficiente capacidad para colocarlos con desahogo. Las canales de este secreto tendrn 80 milis, de profundidad. Siendo los secretos muy grandes y las canales del largo que se suponen las del que se est describiendo, es m u y conveniente el que cuando se cubran con listoncitos por la parte baja del secreto, se haga de manera que dichos listones sean mas gruesos de la parte de atrs que de alante, con el objeto de que la canal sea menos profunda de aquella parte que de esta, para que el viento conserve la misma fuerza y vivacidad al principio de la canal que al ltimo. Lo que debe disminuir la profundidad de las canales es 12 milis, de modo q u e , si el grueso de los listoncitos que las cubren es detrs del arca del viento de 3 5 milis, ha de ir creciendo este grueso hasta atrs, y debern tener d e l o a 18.

Arca del viento del secreto nm. 1.


Grueso del barrote trasero del arca del viento, 40 milis. (1) El fondo interior del arca del viento, contado desde la cara frontera del barrote trasero hasta la cara delantera del secreto, tendr 310 milis; su alto hueco ser de 110 milis, y la tapa bajera tendi' 30 milmetros de grueso. La abertura de las canales ser de 240 milis, de largo, y de ancho todo lo que d respectivamente cada canal. E l largo de las ventillas ser de 260 milis; su grue' so de 14 milis, y el ancho, el necesario para tapar cumplidamente la canal que le corresponda, La situacin y modo de colocar las anillitas que se ponen en las ventillas para colgar los tiradores que las hacen abrir, se fija dividiendo el largo do la ventilla en nueve partes iguales y donde se marque la segunda, empezando por el cabo delantero, all es su verdadera posicin, como queda esplicado en el ap. 74. E l grueso de las tapas del frente que cierran el arca del viento-, ser de 20 milis,- y el alto general del secreto ser de 266 milmetros.
(1) Apcsard3 establecerse en la tabla general el grueso de estos barrotes, si so quiere dar mas fortaleza l o s secretos, puedo aumentarse relativamente el grueso en cada secreto lo que se juzgue conveniente.

O'ji-, 446.

Registros propios para el secreto nm. 1.


Este secreto puede llevar flautado abierto tapado de 52. (1) flautado'abierto tapado de 2G; flautado abierto tapado de 13; puede llevar la quinta, aunque este orden registro en el dia no suele ponerse, no siendo en rganos muy considerables que pocas veces se construyen; se le puede poner la octava, decena, docena, quincena, decisetena, decinovena, veintidosena, lleno de cuatro, cinco mas caos por punto; compuestas de nasardos, y la corneta en la mano derecha de siete ocho caos por punto, con algn otro registro orden de gusto, de los pertenecientes la familia de los flautados. De lengetera puede llevar en la fachada cuatro rdenes en cada mano, y adems la bombarda sea trompeta magna en el interior etc. De estos registros acabados de apuntar pueden quitarse, aadirse variar alguno de ellos, segn el objeto del constructor, el n mero de secretos que lleve el rgano, la posicin que ocupen y sobre todo su gusto en elegir los que mejor convengan, para poder hacer buenas combinaciones,
(1) Estos dos rdenes, q u e s o n l o s mayores y mas graves que se conocen, son mas propios para los pedales, que es donde generalmente se ponen que pralos teclados manuables.

atendiendo sin embargo a las reglas que deben observarse para que no falten los rdenes registros d i fondo, que son los que forman la magnificencia de un lleno general, del cual, en mayor menor escala, ea ningn rgano debe prescindir-so; porque seria de m u y mal efecto y contra toda regla el poner (por ejemplo) algn registro moderno de los de adorno, quitando su puesto los esenciales y fundamentales del instrumento, de los cuales tendremos ocasin de ocuparnos mas adelante-.

Para poder fijar la medida del fondo ancho do un secreto, es necesario tener presente el nmero do registros que ha de llevar, de que clase han de ser, y si pueden ir sobre su viento, colocados en las tapas de los registros, tendidos en tabloncillos en el interior del rgano aconductados en "su fachada. Escogidos que sean los registros que haya de llevar, se buscarn los anchos de estos en las tablas, que los dan bajo todas condiciones y para todos los secretos en los apuntes 133 y siguientes, los que se van sealando en una regla listn de madera blanca, d l a cual se hizo mencin en el apunte 15, Los de la mano derecha se marcarn en una cara, y los de la izquierda en otra en la misma cara ocupando por mitad el ancho de la regla, no ser que los registros no vayan partidos, que en c-ste caso son tan anchos los de una mano como los de la otra. Tenindolos todos sealados se aadir al ancho que resulte, cuando menos, el grueso de los dos

153 barrotes largueros del marco del secreto, algo mas si fuere necesario, porque algunas veces conviene el separar 2, 3, mas cents. la tapa de u n registro de las otras, y tambin suele acontecer el tener que dejar de una tapa la otra un hueco de todo el ancho de u n registro, para que pase el tabln que lleva un orden de caos de la mano izquierda la derecha, viceversa de la derecha la izquierda. Si de las'medidas tomadas resulta ser el un medio secreto mas ancho que el otro, pueden hacerse ambos iguales por la medida del mas ancho, que no hay ningn inconveniente; antes bien es costumbre (cuando se construye un rgano de poca i m portancia) dar al ancho del secreto capacidad para poder colocar en l en lo sucesivo, dos tres registros mas en cada mano, que los que ha de llevar segn la estipulacin del contrato.

SECRETO N M . 2.

Las medidas del secreto n m . 2, as como las de todos los dems, estn comprendidas en la tabla general de los secretos; y sirviendo asimismo para todos la esplicacion hecha del secreto n m . 1 en los apuntes anteriores, solo se pondr en el presente el ancho de las canales y barras que las dividen, para marcarlas en la regla de este secreto. Siendo el largo total del secreto n m . 2 el de 2230
12

154
milmetros se dividir este, dando al barrote izquierdo del marco 50 milis; al hueco de la izquierda 1010 milmetros; el barrote del centro tendr de ancho 100 milmetros, el cual puede dividirse en dos, de 50 milis, cada uno; el hueco de la derecha tendr 1020 milis, y finalmente el barrote que cierra el marco del costado, derecho, tendr como el de la izquierda 50 milis, que entre todo forman un total de 2230 milis. Los 1010 milis, del hueco de la izquierda se dividen, dando las trece primeras canales 20 milis, de ancho y las trece primeras barras que las dividen, 21 iv2 milmetros. A las doce canales restantes, 18 milis, de ancho; y las barras, 23 milis. E l orden y numeracin de estas canales estar invertido de derecha izquierda, como queda dicho para los otros secretos, no ser que hubiese necesidad de formarlas al contrario por cualquier motivo. Las veintinueve canales del hueco de la derecha se forman por el orden regular, como en el secreto n m . 1 empezando la canal n u m . 26 al lado del barrote de la izquierda del hueco, y concluyendo la ltima al dado del barrote opuesto; sus dimensiones sern de 15 milis, de ancho desde la canal 26 hasta la 47 inclusive, y las barras que las dividen tendrn de grueso 20 milis: d e s d l a canal 48 hasta la ltima, tendrn de ancho 14 milis, y las barras 21 de grueso. Los registros que puede llevar este secreto son precisamente los mismos que se han dado para el del n m . 1 en el apunte 116, csceptuando el flautado abierto, y tapado de 52.

SECRETO NM. 3.

E l secreto n m . 3 tiene de largo 1953 milis, divididos como los dems del modo siguiente: grueso del barrote izquierdo del marco, 45 milis; hueco de las veinticinco canales de la izquierda, 937 milis; grueso del barrote del centro, 90 milis; hueco para las veintinueve canales de la derecha, 836 milis; grueso del barrote l timo de la derecha, 45 milis. Las veinticinco canales de la izquierda empiezan su numeracin al costado izquierdo del barrote cntrico, como en los secretos del n m . 1 y 2, y se les dar de ancho las nueve primeras, 21 m i lmetros y las barras que las dividen, 22 milis, de grueso; las tres siguientes se les darn 19 milis, de ancho, y las barras 20 de grueso: las trece canales l timas tendrn de ancho 17 milis, y las barras 15 de grueso. Las veintinueve canales de la derecha van como en los dems secretos por el orden regular; tendrn, desde la veintisis hasta la treinta y seis inclusive, 16 milis, de ancho y sus barras, 14 milis, bien cumplidos de grueso; desde la treinta y siete hasta la cuarenta y una tendrn 14 milis, de canal y 14 de barra y todas las dems canales hasta la ltima, tendrn de ancho 13 milis; y las barras, 12 de grueso.

156

Registros que puede llevar el secreto nm. 3 .


Los registros que puede llevar este secreto son; tapado de 26, flautado abierto y tapado de 13, 8.*, 12.', 15. , 17. , 19. , lleno, compuestas de nasardos en la mano izquierda, y corneta en la derecha; dos clarines y una magna en la mano derecha, tendidos en la fachada, u n clarn de bajos y unbajoncillo en la mano izquierda, compartidos y bien dispuestos en la misma. Bombarda trompeta magna de la mano izquierda en el interior del "rgano y cualquiera otra clase de registros menores que los apuntados, hasta el nmero de 12, 16 alguno mas en cada mano etc.
a a a

SECRETO N M . 4.
E l secreto n m . 4 es el que queda descrito en los primeros captulos de esta obra, sirviendo de tipo la esplicacion de los dems secretos de su clase; vanse sus dimensiones y demg noticias en los apuntes 1. y siguientes, as como en la tabla general de los dems secretos. Los registros que puede llevar, son; en la mano de-

157 rechn, un clarn y una magna en la fachada, flautado do 13 en la fachada interior, octava, quincena, decinovena, corneta y trompeta real, un oboe en el interior ctc: en la mano izquierda, bajoncillo, clarn en quincena un crorlo en la fachada, flautado de 13 en la fachada y en el interior (pues que los seis, ocho, doce primeros caos pueden hacerse de madera, abiertos y aun tapados) octava tapada abierta, quincena, decinovena y trompeta real interior; si en vez de esta trompeta real, quiere ponerse un clarn de bajos en la fachada, tambin puede hacerse; adems puede tambin ponerse algn otro registro de adorno menor que los mayores, que quedan apuntados,

SECRETO N M . 5 ,
E l frente del secreto n m , 5 tiene de largo 1462 milmetros, divididos.del modo siguiente: ancho del barrote izquierdo del marco, 35 milis; hueco para las veinticinco canales de la izquierda, 676 milis; ancho del barrote cntrico, 8.0 milis, si el secreto v entero de una pieza, pero si v dividido solo tendr 35 cada barrote; hueco para las veintinueve canales de la derecha, 636 milis; grueso del barrote de la derecha, 35 milmetros. Las veinticinco canales de la izquierda van como eu los anteriores secretos; la primera en el centro del secreto viniendo su numeracin hacia la izquierda: las dos primeras tienen de ancho 15 milis, y las barras que las

158 dividen tienen l o milis, de grueso: las canales siguientes hasta la trece son de 13 milis, de ancho, y las barras de 15 milis, de grueso hasta la octava canal, y desde la novena hasta la dcimatercia son mas delgadas, de 14 milis: desde la canal trece hasta la ltima de este hueco son ya todas de 13 milis, de ancho, y las barras de 12 milis, de grueso. Las veintinueve canales de la derecha tienen de ancho desde la veintisis hasta la treinta, 13 milis, y las barras 13 milis, de grueso; desde la treinta y una hasta la cuarenta tendrn 11 milis, de ancho y las barras 12 de grueso, y todas las dems hasta la ltima sern de 10 milis, de ancho y las barras de 9 milis., de grueso.

o4|t/.

m.

Registros que puede llevar este secreto.


Los registros que puede llevar son, en la mano izquierda, flautado de 13 simulado, esto es: que los doce primeros caos sean tap'ados de violn, octava tapada ( abierta si es de madera) quincena, decisetena y decinovena, un lleno de tres caos por punto: en'la fachada, un bajoncillo y en el interior un crorlo, fagot aunque sea la trompeta real (si cabe en la caja) pues cualquiera de estos tres registros son de la misma gravedad y gastan el mismo viento. E n la mano derecha puede llevar flautado de 13, octava, quincena, decinovena, voz celeste flauta travesera, cualquiera de estas ltimas sencilla de un solo orden de caos, un clarn cu la fachada, y un oboe voz humana en el interior.

S E C R E T O N M . 6.

E l secreto n m , 6, debe hacerse ya de un solo cuerpo; tendr de largo su frente, 1 0 7 9 milis; barrote izquisrdo del marco, 3 2 milis, de grueso; hueco de la izquierda, 4 7 3 milis; barrote cntrico, 4 0 milis, de grueso; hueco para las veintinueve canales de la derecha, 5 0 2 milis; barrote derecho del marco, 3 2 milmetros.. E l hueco de la izquierda se reparte en veinticinco canales, como en los dems secretos, con la diferencia que en aquellos se forma la primera canal al costado izquierdo del barrote cntrico, y en este se forma al costado derecho del barrote de la izquierda, siguiendo el orden numrico de las canales en el orden regular, que es. de izquierda derecha, al contrario de los otros que on esta parte lo tienen invertido; sin embargo de que si las circunstancias de la obra, causa de la colocacin de las caeras, exigiesen lo contrario, tanto en este como en los dems secretos seria indiferente el que empezara la primera canal la izquierda la derecha del marco. Dicha primera canal tiene de ancho 13 milmetros y la barra 11 de grueso, cuya medida sigue igual, con poca diferencia, hasta la octava canal que

- 1 6 0 corresponde al Sol natural, y desde la novena hasta la vigsimaquinta siguen 10 milis, de canal y 8 milmetros de barra. Las veintinueve canales de la derecha son todas iguales de 9 9 lia milis, de canal y 8 de barra.

Registros que puede llevar este secret.

Los registros que puede llevar son; en la mano izquierda, un violn tapado de 6 1^2, que es dla gravedad del flautado de 13, pero que sea de dimensin estrecha, como el de la tabla diapasn n m . 9 que daremos en su lugar. Tambin puede llevar una octava abierta tapada, de madera; una quincena, una decinovena y u n bajoncillo de dimensin estrecha, como el del dapason n m . 20. E n la mano derecha llevar flautado de 13 de metal, si v en la fachada, y si en el interior, puede ser de metal de madera; octava, quincena, decinovena, una corneta de tres cinco caos por punto, y u n clarn de dimensin estrecha como el del diapasn n m . 20, etc. Si se quiere poner el bajoncillo y clarn de dimensin ancha, como los de los rganos grandes, no h a y inconveniente, siempre que se d al secreto la anchura suficiente piara que puedan caber las caeras, aunque sean puestas tres hileras formadas en tabloncillos.

- 1 6 1 -

SECRETO N M .

7.

E l largo del secreto n m . 7 es do 983 milis. L a barra izquierda del marco tieue de grueso 30 milmetros; hueco de la izquierda, 430 milis; barra que divide el centro del secreto, (en este ya no es mas que un listn como todos los dems que forman las canales) 10 milmetros de grueso. Las veinticinco canales de la izquierda empiezan al costado del barrote izquierdo del marco, y siguen su numeracin en el orden regular que es de izquierda derecha: el ancho es para todas igual, de 9 ig 10 m i lmetros, y las barras listones que las dividen son de 7 milis, degrueso poco mas menos: el hueco p a r a l a s veintinueve canales de la derecha es de 483 milis, y el barrote ltimo de la derecha de 30 milis, de grueso. Las canales de este hueco tambin son todas iguales y tienen de ancho de 8 i# 9 milis, y las barras listones que las dividen, de 7 milis, de grueso. E s t e secreto puede llevar los mismos registros que se han apuntado para el n m . 6, y estando puestos sobre su viento encima de las tapas de los registros, pueden llevar tanto este como aquel, en vez del bajoncillo una trompeta real, de dimensin estrecha, hecha de madera metal; y en su defecto cualquier otro registro de la misma gravedad de aquella, que no ocupe tanta altura, etc.

SECRETO

NM.

8.

El secreto n m . 8 pertenece los que se reduce su largo, lo que permite el largo de un teclado, si bien este ha de ser de los que las palas de las teclas largas, que corresponden los signos naturales, tengan 24 mili- metros cumplidos de ancho cada una, sean 170 milis, cada doce teclas, de Do Si natural, para que las canales puedan ser un poquito mas anchas de lo que serian con un teclado del ancho ordinario regular. E l largo ten tal de este secreto es de 832 milis, de los cuales 60 peiv tenecen al grueso de los dos barrotes que forman el marco, 30 milis, cada uno; y los 772, al hueco inte-! rior de este que es. para formar las cincuenta y cuatro canales, que van todas seguidas sin que h a y a barrote alguno en el centro pava dividir los de cada mano, como se practica en los de mayores dimensiones. E n esta clasj de secretos, las canales son todas iguales: tendrn de ancho, de 7 8 milis, y las barras listones que Jas dividen, de 5 ir2 6 milis, do grueso.

Registros, que puede llevar.


Los registros que puede llevar este secreto son; en la mano izquierda, una octava abierta tapada, una

163 quincena, decinovena y veintidosena. E n la mano derecha el flautado de 13 abierto tapado, de metal madera; una octava, quincena, un lleno compuestas de nasardos tres caos por punt; y pesar de ser tan reducido, tambin puede llevar algn registro de lengetera, puesto que hace sonar con toda la fuerza regular una dulzaina un orlo de la gravedad de la trompeta real, llevando las canillas tan grandes como sta, si bien de menor dimensin respecto su ancho. La dificultad que ofrece es: que como estos secretos se hacen generalmente para organitos pequeos, cuyas cajas son de poca cabida, no pueden colocarse en ellos caos grandes, pero un registro corto 4e cuerpo y de dimensin estrecha, como son. la referida dulzaina, el orlo, la voz humana etc, no h l y inconveniente alguno en ponerlos, mayormente si se tiene cuidado de colocarlos hacia el frente del secreto, de modo que tomen el viento encima mismo de la abertura de la ventilla lo mas prximo posible ella, para que reciba el viento antes que ningn otro orden de los que llevo dicho secreto,

SECRETO N N .

9.

El secreto n m . 9 es de la misma clase que el n mero 8 : tambin se reduce su largo las dimensiones de un teclado regular, cuyas octavas son mas estrechas que las de aquel. Es el secreto menor que, en nuestro concepto, debe construirse, al menos para rganos de esta ostensin, que es 4 U2 octavas. La ca-.

-164pacidad de sus canales est reducida al ancho del teclado ordinario, que en su lugar daremos para las construcciones de esta obra, y es el mas regular que tienen la mayor parte de los rganos y pianos, cuya octava sean doce teclas, desde el Do hasta el Si natural ambos inclusive, tiene de ancho 164 milis. E n este concepto, el largo total del secreto ser de 794 milis, de los cuales toma el barrote izquierdo del mareo para su grueso, 30 milis; el hueco para las 54 canales tiene 734 milmetros y el barrote de la derecha tambin tiene otros 30 milmetros, Las canales son todas iguales do ancho y vienen tener de 6 U2 7 milis, y las barras Jistoncitos que las dividen, son de 5 milis, de grueso,

Q<C|v.

40.

Registros que puede llevar.


A pesar do ser este secreto tan reducido, aun puede llevar tres registros en cada mano siempre que estn sus caeras construidas de modo que gasten poca cantidad de viento; estos pueden ser en la izquierda, un tapadillo en octava, que es el que forma el fundamento del instrumento, una quincena abierta, y una decinovena veintidosena; y en la derecha, un tapadillo flauta abierta de madera do la gravedad del trece, una octava, una quincena y decinovena j u n t a s separadas; pero lo mas regular es poner esta clase de secretos, un solo-registro de octava abierta tapada; porque, queriendo que llove los registros mencionados, es nm-< cho mejor formar la regla por las medidas del teclado

165 ancho del secreto n m . 8, que se dice arriba, pues (aunque poco) siempre tienen las canales y barras mayor dimensin, y caben mejor las caeras. !No obstante se ha esperimentado que en un secreto de esta clase nmero 9, suenan bien, adems de los registros apuntados, una dulzaina de la gravedad de la real en ambas manos.
T

Resumen.
Con los nueve secretos de diferentes medidas, que hemos puesto en la anterior tabla, pueden construirse rganos de muchas y varias dimensiones, como los conocidos hasta el presente: sin embargo, si al constructor- le fuese sumamente necesario el alterar un poquito alguna medida de las establecidas en cualquiera de los seeretos, respecto su largo y aun do las dems dimensiones marcadas, no habria inconveniente, siempre que no sea mucha la diferencia, porque de lo contrario se espone destruir el buen orden y proporciones, que se h a calculado y esperimentado deben tener las partes, para que guarden en el conjunto unas piezas con otras la r e cproca relaeion que las hermana, formando de todas ellas u n solo objeto tan principal, como es el secreto, y para que quepan en l las caeras, tengan suficiente cantidad de viento, y suenen con la fuerza y claridad que corresponde.

ICO-

CAPITULO XVI.

HEDIDAS CONDICIONALES PARA LOS ANCHOS DE LOS REGISTROS, AilDAS I TAPAS, QUE PUEDEN PONERSE EN LOS GENERAL DEL APUNTE 110, NUEVE SECRETOS QUE CONTIENE LA TABLA

E l ancho que debe darse los registros es vario y diferente casi en todos los secretos; pues que segn se ha dicho en el cap. II, ap. 15 y siguientes, depende de la magnitud de dichos secretos, y de otras muchas circunstancias; por lo que debe tenerse ,en cuenta el lugar en que hayan de sentarse estos; el alto y ancho del local disponible para su colocacin, y la de las caeras que deba llevar: de modo que, cuando se construya u n . secreto, ya deben tenerse escogidos los registros que ha de contener, y la posicin que deban, ocupar sobre l; con cuyo motivo se hace la' regla que llamamos de los registros, de la cual hicimos mencin en el apunte 15 y consiste en un listn delgado de 3 4 cents, de ancho y del largo necesario; en el cual se marcan los anchos de los registros, distribuidos por el mismo orden que deben tener puestos sobre el secreto.
k

-167Los registros de la mano derecha se marcarn en una cara de la. regla, y los do .la izquierda en la otra opuesta; no ser que se quieran poner todos en la misma cara, ocupando la mitad del ancho de aquella los de cada mano respectiva. Si el secreto tiene las canales espaciosas, como los de los nmeros 1, 2 y 3, de modo que puedan hacerse los agujeros de los registros y tapas, seguidos en una sola fila, y las caeras gruesas puedan ir en tabloncillos; los registros pueden ser estrechos, y en un secreto de poco fondo se pueden colocar muchos: mas si tiene las canales algo j u n t a s , como los del n m . 4 y siguientes, y los agujeros de los registros tienen que hacerse salteados dos filas la caera haya de colocarse sobre su vientp, encima de las mismas tapas; entonces los registros deben ser mas anchos, para poder colocar los caos, si bien lo mas junto que sea posible, (aprovechando de este modo la capacidad del secreto) no tanto que, por estarlo demasiado, se ofusquen las voces de unos con otros. Con este motivo, y para tener reglas que faciliten la reparticin del ancho de un secreto, se dan continuacin unas tablas en las que se hallarn las medidas mas reducidas del ancho de los registros, de las guardas y de las tapas en cada secreto por separado, segn sea su magnitud y la capacidad de las canales, para no tropezar con el grave inconveniente de que al cerrar u n registro, no llegue (por ejemplo) el agujero primero descubrir el segundo, lo cual puede suceder m u y fcilmente en los registros que tienen los agujeros seguidos en una sola fila; cuyas medidas esperimentadas y ratificadas en m u y buenos rganos antiguos y modernos pueden seguirse con toda seguridad.

168

ofy.

Primeramente, para el secreto mayor de la tabla general, descrito en el apunte 111 y siguientes, en el que pueden hacerse todos los agujeros de los registros y tapas seguidos en una sola fila, y cuyas caeras estn aconductadas y puestas en tablones acanalados en la fachada, en el interior del rgano, lo mas que deben estrecharse los registros es lo qne se establece en la siguiente

TABLA que contiene el ancho de los registros con el de sus guardas, y el total de las tapas que los cubren, yendo los agujeros seguidos d una sola fila.
Mano izquierda del secreto nm. 1.
05

p Pg0 o
t=

>

o-5o
P P

ai & o.

Flautado de 52 palmos, abierto. Violn tapado de 52. . . . Flautado de 26 palmos, abierto Violn tapado de 26. . . . Flautado de 13, abierto. . . Violn tapado de 13. . . . Quinta del 13 abierta tapada.

7s.

68 68 52 52 42 40 36

milis.

26 26 26 26 26 26 26

milis.

94 94 78 78 68 66 62

169 Octava abierta tapada Docena, agujero redondo Quincena, idem, idem Lleno tres cuatro caos, agujero cuadrado Nasardos tres caos en docena quincena y decisetena Trompeta do batalla clarn de bajos. Bajoncillo Violeta clarn en quincena. . . Fagot . . Magna Magna dos filas con tab'oncillos. Bombarda, solo se pone en el pedal v rara vez

36 36 34 36 38 40 38 36 36 48 74 54

26 26 26 26 26 26 26 26 26 26 26 26

62 62 60 62 64 66 64 62 62 74 100 80

E n estas medidas de la mano izquierda pueden comprenderse todas las de los registros antiguos y modernos, que sean de la misma magnitud y gravedad que los que quedan apuntados.

Los registros de la mano derecha casi se pueden comprender todos en una medida, que es el mnimum que deben estrecharse, pues aunque muchos de ellos pudieran hacerse bastante mas estrechos, uo conviene el practicarlo, por la comodidad de poder aeonductar los tablones acanalados en que deben ponerse las caeras, que de otro modo acaso no seria posible el colocar y encolar los conductos de metal.
13

170

Sigue la misma tabla para l man derecha.

tnilis:

milis,

milis.

Flautado de 52* abierto 42 Violn tapado de 52. . . . . . 40 Flautado de 26, abierto 34 Violn tapado do 26 34 Flautado de 13 abierto, aguj." red.". 34 Violn tapado de 13, idem. . . . 34 Octava abierta, idem. 30 Decena, 12, 15, 17, 19. 22,* etc., cada una 30 Lleno de tres cuatro caos por punto 34 Corneta de cinco siete mas caos por punto 38 F l a u t a travesera dos tres caos id. 34 Clarn 34 Magna 34 Orlo. 34 Dulzaina 34
a 1 1 a

26 26 26 26 26 26 22 22 26 26 26 26 26 26 26 26

68 66 60 60 60 60 52 52 60 64 60 60 60 60 60

Voz humana

Oboe

34

34

26

60
60

Tngase entendido que las medidas de los registros, dadas en las tablas anteriores, son para cuando las caeras estn puestas en tablones; puesto que los registros rdenes de 52, 26 y 13 abiertos tapados, as como las compuestas de nasardos, corneta, y la magna de la mano izquierda, etc. causa de su magnitud, no caben sobre su viento y no pueden ir de otro modo. . Las octavas, abierta y tapada, la decena y docena, la trompeta de batalla real, el bajoncillo, y clarn en

-171quncena tampoco caben, no siendo puestos dos filas; mas la quincena, 17,* 19," 22." y otros varios de la m a no izquierda, caben puestos a una fda, por lo que, si so quieren colocar sobre las tapas sin tablones, se tomar el dimetro del cao mayor del orden que sea y la medida que d, es el ancho que debe darsa la tapa del registro, de .cuyo ancho se rebajar el que deban tener las guardas, y el que resulte despus, es el ancho verdadero del registro. Vase Ja tabla siguiente, que contiene los anchos de los registros que pueden ir sobre su viento en una sola fila seguida.

TABLA

del ancho de los registros que pueden ir d una Jila con sus guardas y tapas.
Siano izquierda del secreto njn, 1,
Regist. Guard. Tapas. inilis. milis.

Docena. . . . . . . Quincena. Decisetena. , , . . , Lleno cuatro caos. Orlo ,

. . . . . . . .

. . 36 . . 27 . . 27 . . ?o . . 70 . . 80 , . 27 . . 27

26 26 26 26 26 26 26 -26 26

miiis.

65 62 53 53 46 96 109 53 53

-172-

Mano derecha.
Flautado do 13 Violn de 13 Octava . Decena, docena, quincena, etc. Voz celeste. . Lleno tres caos Lleno cuatro caos Orlo Dulzaina 30 30 26 26 26 54 70 26 26 26 26 22 22 22 26 26 26 26 56 56 48 48 48 80 S)6 52 52

. .

GCji, 4856.
E n este mismo secreto nro. 1 se pueden poner los registros dos filas, que es lo que ordinariamente so acostumbra, y para calcular el ancho de las tapas, lo mas seguro es; cortar cuatro tiritas de metal, que cada una tenga de largo el ancho de cada uno do los cuatro caos mayores del orden que sea; se voltean, dndoles la forma circular de un anillo, y se ponen sobre el secreto como si fueran los mismos caos; se v el ancho que necesitan para estar juntos, y el que resulte, ser el que deba tener la tapa del registro; lo mismo puede hacerse con unas ruedecitas de. cartulina que tengan el mismo dimetro que los mencionados caos, el cual puede tomarse del diapasn propio que los contenga, como se dijo en el ap. 20.

O'h,

4$1.

Vase, la tabla siguiente que contiene el ancho de algunos registros que pueden colocarse sobre las tapas dos filas, los cuales sirven de regla para cualesquiera otros de igual magnitud, que puedan ponerse de la misr ma manera.

S E C R E T O

N U M .

1.

TABLA del ancko de loa registros en que pueden ponerse las caeras salteadas dos filas, con sus guardas y tapas.

Mano izquierda.
Kcn -ist. Giuird. Tapas. milis. milis, milis.

Octava abierta. . . . . . . . Octava tapada Bajoncillo Clarn en quincena Trompeta real con una doble tapa dos tabloncillos para trasponer los caos que no caben. . . Trompeta magna con doble tapa dos tabloncillos etc Trompeta magna con dos tablonci' los, puesta dos filas. . . .

124 114 110 84 120 180 90

26 26 30 26 40 40 30

150 140 140 110 160 220 120

-174-

Mano derecha, Oboe


Trompeta real clarn Trompeta magua, trasponindola algn tanto con una doble tapa. 104

74

26

26
26

100
130 150

124

Todos los dems registros simples de la mano derecha caben una fila, escepto el flautado de 26 abierto y el violn tapado de 52 que ocupan tanto como la octava abierta de }a mano izquierda, E l flautado y vioIon de 52 no se hallan en la mano derecha de ningn rgano, nicamente se ponen en los secretos de pedales,

Q4V.

/i.

Colocacin de algunas caeras tres filas.

Tambin ocurren Gagos en que es preciso colocar algn orden sobre las tapas de los registros tres filas, por no dar cabida el local para ponerlos con tablonci-r los etc, en los cuales se debe proceder para buscar la anchura que necesitan como en los que van puestos dos filas, esto es, haciendo unas anillas de metal ruedecitas de cartulina que tengan el mismo grandor dimetro que los caos mayores del orden que sea; como se dice en el apunte anterior. Do cualquier modo que se coloquen las caeras de un orden, sea tres < 5

175 dos filas, siempre necesitan bastante mas espacio que el ancho qu debe ciarse al registro, puesto que teniendo este el necesario para hacer en l los agujeros que requiere la cantidad do viento que debe salir del secreto para que suenen bien los caos, es suficiente; y toda la anchura que piden las caeras para su colocacin, se d las guardas del registro que tendrn en este caso, todo el que falte para igualar entre estas y el registro el ancho total que necesite la tapa para el objeto indicado. E n estas tapas se hacen unas canalitas trasversales, como se indican en las figs. 4 y 7, las que llevan el viento desde donde est el agujero hasta el punto que se haya de colocar la punta del pi del cao la de su boquillero. Si estas canales han de ser algo profundas, por t e ner que servir caeras grandes, es necesario dar la tapa algo mas grueso que el que se pone en la tabla general de los secretos para las tapas ordinarias que no se acanalan, c u y a medida no fijamos, por ser cosa que el artfice puede calcular fcilmente segn las circunstancias del caso.

S E C R E T O N M . 2.
Siendo la capacidad de esto secreto casi tan grande como la del u m . 1, y pudiendo llevar este los mismos registros que aquel, esceptuando los flautados abiertos y violn tapado de 52, las tablas de los anchos de los

-170registros, dadas en los apuntes anteriores para el nm 1; pueden servir al presente n m . 2; por lo que escusaremos repetir ninguna de las medidas y advertencias puestas en aquellas, evitando as la proligidad.

Gojv. U 0 .
S E C R E T O N M . 3.

E l secreto nm. 3 es bastante mas reducido que los dos primeros que quedan apuntados; es muy propsito para un rgano bastante grande de cualquiera Iglesia parroquial. E l largo total de su frente es de 1953 m i lmetros, y la divisin de sus canales so ha calculado do modo que tengan mucha capacidad, cuyo fin se han hecho casi todas mas anchas que el grueso de las barras que las dividen. Esta circunstancia impide, (hasta cierto punto) el poder hacer los agujeros de los registros, seguidos en una fila: sin embargo, pueden hacerse ue este modo siempre que se tenga el cuidado necesario para que nunca llegue su ancho al del espacio que ha de haber del uno al otro, para que, cuando so cierre el registro, los tape bien tedos cumplidamente. Vanse en la tabla siguiente los anchos regulares que deben tener los registros y tapas; puestas las caeras de tocias las maneras que puedan ocurrir, esto es; una fila, dos y tres; sobre las tapas, con un tabln, con dos, con macizos boquilleros, etc. de modo que puedan estar desahogadas, y que los agujeros sean bastante capaces, para dar el viento necesario cada cao de por s.

177-

SECRETO

NUM.

3,

TABLA G E N E R A L
que contiene el ancho de bs registros, guardas y lapas, para las caeras que puede llevar este secreto, puestas de todas las maneras, esto es; una fila, dos tvcs; en tablones, sobre las lapas, en la fachada ecc, Mano izquierda.
Rsgist. Guar, tapas. milis. milis. milis

Violn tapado do 26, puesto en u n tabln una fila y los agujeros del registro salteados dos filas. Flautado de 13 abierto, puesto en la 'fachada y en el interior en tabln una fila. , , . . . Violn tapado de 13 en tabln, puesto en el interior u n a fila. . Octava abierta en idem, idcm. . . Octava abierta sobre la tapa, sin tabln dos filas. . . . . . Violn tapado en octava, en tabln u n a fila Violn id. sobre la tapa, sin tabln & dos fijas,

84
68 60 48 124 46 109

26 26 26 26 26 26 26

no
94 86 74 150 72 135

-178Docena abierta, trasponiendo un poco los primeros caos, cabe sobro la tapa dos filas. . . . . 74 Docena puesta en tabln una fila. 38 Quincena dos filas sobre la tapa. 34 Quincena; se puede poner, sin saltear los agujeros, seguida una fila sobre la tapa. . . ; . ' 2o Decisetena idem, idem. . . . 24 Decinovena idem, idem. L a veintidosena igual. . . . . . . 24 Compuestas de nasrdos tres caos por punto en docena quincena y decisetenaj puestas a dos fi* las en un secretillo elevado del secreto principal. . . . . . . 60 Quincena v decinovena juntas una fila. 58 Lleno tres caos por punto. : ; . 68 Lleno cuatro caos por punto. . 78 Trompeta magna, puesta en tabln una fila, aunque los agujeros" del registro estn dos. . . . 80 L a misma trompeta en tabln macizos dos filas . 9 4 Trompeta de batalla, puesta en la fachada una dos filas. . . . . 60 Trompeta id. real, con macizos boquilleros, dos filas en el interior. 94 Bajoncillo en la fachada. , . . 56 Bajoncillo, con macizos boquilleros, dos filas al interior. . . . 94 Violeta clarn en quincena puesto en la fachada . 5 6 Violeta id. con macizos boquille* ros eu el interior dos filas. . . 90 Fagot en tabln al interior del rga* no una fila 56 Fagot id. dos filas con macizos boquilleros 94 2o 26 26 24 24 24 100 64 60 50 48 48

2o 26 26 26 26 36 26 26 26 26 26. 26 26 26

86 84 94 104 106 130 86 120 82 120 82 116 82 120.

179 Orlo puesto en la fachada. . . . Orlo dos filas en el interior con Orlo id. con id. una fila. , . . Dulzaina en el interior dos filas Dulzaina en id. con id. a una fila. . Voz humana de forma estrecha, en el interior pon maoizos boquir

56 50 30 56 30 56 56

26 26 26 26 26 26 26 26

82 76 56 82 56 82 82 56

Yoz humana do id. con id. una fila

Mano derecha del secreto, nm. 3 ,


Flautado de 26 abierto, en tabln una fila y los. agujeros del regs.. tro salteados dos, . , , . . Violn tapado de 26 en id. idem. . Flautado de 13. abierto, en tabln. . f l a u t a d o de 13 abierto, si v colo cado en el mismo tabln que el de la mano izquierda tendrii el registrq, guardas y tapa el m i s m a ancho que aquel. . . . . . . Flautado de 13, sobre la tapa dos filas Violn tapado de 13, en tabln.. . Violn id. sobre la tapa dos filas,. .. Octava abierta tapada,, sobro la tapa una fila. . . . . . . Docena sobre la tapa una fila. . . Quincena id. idem. . . .. . . .

50 48 47

26 26 26.

78 74 73

. 54 44 54 26 24 24

. 26 26; 26 24 24 24

80 70 80 5P 48 48

- 1 8 0 f)eciseicna id. dem .2-1 Deeinovelia sobre la tapa una fila. 24 Lleno tres callos por punto, id. dem. . -. > 54 Lleno cuatro caos por punto, id. dem. . . . . . . . . 70 Quincena y dccinovcna juntes, a id. ideim . . . . . . . . 40 Corneta de cinco canos por punto, puestos dos fijas sobre ra tapa. . 154 Corneta de siete caos, id. idcni. . 214 Corneta de cinco caos, puesta en secretillo elevado del secreto principal. . > . { . . . . . 48 Corneta de Siete caos id. dem. . . 54 F l a u t a de madera, dos caos por punto, en tabln. : . . . . 54 Flauta de un cao por punto, dos filas sobre la tapa. ' 82 Trompeta magna en la fachada, en tabln en el interior dos filas. 56 Trompeta magna sobre su viento en el interior dos fias 94 T r o m p e t a m a ^ n a i d idemtresfllas. 124 Clarn en la fichada, . . . . . 56 Clarn en el interior dos filas sobre la tapa. . . . . . . . . . 76 Voz humana en id. idem. . . . . 58 Oboe en id. idem 76 Drl-Oi c.rorlo dulzaina en id. idem.. 58 Orlo, crorlo dulzaina en la fachada. '. . . 5 4

24 24 26 26 24 26 26 28 26 26 26 26 26 26 26 26 26 26 26 28

48 48 80 90 04 180 240 74 80 80, 108. 82 120, 150 82 102 84 102 84 80

Los dems rdenes registros que no se han pues-; to en las anteriores tablas, vienen se; (poco mas menos) como los que quedan apuntados;, por lo que pueden arreglarse fcilmente por estos mismos, comparando la magnitud 'de unas caeras con otras.

181-*-

SEC11ETO NIV.

TABLA
d ancho que deben tener los registros, guardas y iapiji^ con los agujeros salteados dos filas en el secreta nm. 4, descrito en los primeros apuntes de esta obra, como modelo de un rgano ordinario pura una Iglesia regular, y propio, tambin para arcas de ecos de rganos de mas magnitud. Mano izquierda.
iRegtst. G.iinvd. milis. milis. Tapas. milis.

Flautado de 13 puesto en tabln en la fachada dem puesto en tabln en el interior, una fila dos. . . . . Tapado violn de 13 en tabln inr torior una fila. . . . . . . dem en tabln interior una y dos filas, metido en arca de ecos. Octava abierta, en tabln interior en la fachada. . . . . . .

66 62 60 "74 48

26 26 26 26 26 '

92 88, 86. 100 74

T--182Tapado violn en 8, en tabln interior una fila. Tapado violn en 8.' sobre su viento, metido en arca de ecos. . . ocena, en tabloncillo interior. . . ocenaj sobre su viento dos filas.. Quincena, en tabln interior. . . . Quincena, dos filas sobre la tapa. Coleste en quincena, a dos filas sobre la tapa. Decinovena, cabe en una fila sobre la tapa. . . Decinovena y veintidosena j u n t a s . . Veintidosena, sola en una fila. . . Lleno de tres caos tres filas se " guidas sobr la tapa. . . . . Lleno de cuatro caos id. idem.. . Nasardos tres filas en Sol, Do, mi, 19," 22," y 24. sobre su viento, libre cerrado en ecos. . . . . Trompeta real interior, con macizos dos filas sobre su viento. . . , Fagot, dosfilas sobre su viento. . Bajoncillo interior, con macizos sobre su viento . . Dulzaina interior, sobre su viento, en la gravedad del Bajoncillo. . B.ajon real, sobre su viento, en la gravedad del Fagot trompeta real. , . . Clarin de bajos en la fachada, . Bajoncillo en la fachada Crorlo dulzaina, en la fachada. . Clarn en ^ 5 / violeta en la fachada..
1 a

46 134 40 100 26 42 64 26 52 26 70 80 15Q 114 94 94 60 90 60 54 54 50

26 26, . 26 26 26, 26 26 26, 26, 26 26 20 30 26 26 26, 26 26 26 26. 26 26,

72 160 66 126, 52 68, 9Q 52 78 52 96 106 180 14$ 12Q 120 8,6, 116 86 80 8,0 76

-183

Mano derecha del secreto nm. 4 .


Flautado de 13 en la fachada en el interior.. . . > 54 dem, si v en el tabln del flautado de la izquierda, tendr el mismo ancho que aquel 66 d e m puesto sobre la tapa dos filas, como se suele poner en una arca de ecos \ 64 Violn tapado de 13, dos filas sobre su tapa. . . . . . . 64 Octava abierta tapada, caben una fila 24 Quincena decinovena una fila; * 24 Quincena y decinovena juntas. . 44 F l a u t a de madera de un cao por punto, en tabloncillo una fila.. 42 F l a u t a travesera de madera de dos caos por punto, una y dos filas, puesta sobre su tapa. . . . 90 Celeste de 13 sobre su viento. . . 64 Lleno tres caos por punto. . . 70 Corneta que tenga cinco caos por punto, puesta en secretillo. . . 54 Corneta de cinco caos por punto, puesta sobre su viento; puede ser el registro de todo el ancho y tendr 180 Corneta de las mismas circunstancias, que lleve la tapa acanalada. 80
(

36 26 26 26 24 24 26 26 30 26 26 26

80 92 90 90 48 48 70 68 120 90 96 80

30 130

210 210

.-184Nasardos , tres caos por punto, Clarin interior, sobre su viento Clarinete id. dem. Magua interior, en tabln una fila Magna id, en macizo dos filas. . Magna id, con macizo hoquille* ros, tres filas sobre su viento. , Magna, puesta en la fachada. . Clarn en la fachada Dulzaina orlo en la fachada. . . Clarin, en tabln una fila en ol dem tres filas con macizos bo^

70 76 58 58 54 100 134 54 54 54 54 104

26 26 26 26 26 26 26 26 26 26 26 26

96 102 84 84 80 120 160 80 80 80 80 130

NOTA. Aunque todos los registros de las tablas anteriores de ambas manos llevan los agujeros salteados dos filas, las caera* pueden ir en los tablones, teudidas ^una fila reducidas dos, segn pueda convenir al constructor para aprovechar el local y acomodarla obra, de modo que se pueda retocar la afinacin hacer cualquiera'cosa con facilidad, sin tener que des- montar las caeras.

Q/|V.

1U.

SECRETO N M . 5.

TABLA
del ancho que deben tener los registros, guardas y tapas, con los agujeros salteados dos filas en los secretos del nm. 5, propios para rganos de Iglesias de regulares dimensiones.

Mano izquierda.
Regist. Guard. milis. milis. Tapas. milis.

Flautado de 13, puesto en tabln en la fachada . 6 6 26 Violn de 13, en el interior con tabln 64 26 Octava abierta, en tabln interior en la fachada 54 . 26 Octava tapada, en tabln en el interior una fila 50 26 Octava tapada, sobre la tapa con tablones dos filas, porque no cabe de otro modo 110 26 Quincena, tambin traspuesta con un tabloncito, porque no cabe sin l. 40 26

92 90 80 76 136 66

186Decinovena, cabe sobre su viento dos filas y tambin una. . . Lleno de tres caos por punto, a tres filas sobre la tapa. . . . Trompeta real, en el interior con macizos bocpuilleros dos filas. . Bajoncillo Interior, id. idem. Bajoncillo en la fachada. . . . . Orlo dulzaina en la fachada. . 24 70 100 90 5fi 56 24 26 26 26 26 26 48 96 126 116 82 82

Mano derecha del secreto nm. 5.


Flautado de 13, puesto en la fachada y en el interior dem id, en el interior sobre su viento, Octava abierta, sobre su viento en la tapa del registro Octava tapada Violn tapado de 13 de metal, sobre la tapa dem de madera, iauta de idem con tabln una fila Quincena, sobre la tapa del registro. Decinovena, idem -Lleno tres caos por punto, sobre la tapa Corneta de cinco caos, sobre la tapa. dem con la tapa acanalada. . . . Corneta de cinco caos, en secreti11o separado

66 58 22 22 58 46 22 22 54 180 80 54

26 26 24 24 26 26 24 24 26 30 130 26

92 84 46 46 84 72 46 46 80 210 210 80

187 Trompeta real interior, con macizos boquilleros dos filas. . . Oboe, id. idcm Dulzaina clarinete, id, idem, , Magna en la fachada, . . . . Clarn en la fachada Orlo dulzaina en idem, . , .

114 90 74 56 56 56

26 26 26 26 26 26

140 116 100 82 82 82

De los registras incluidos en las tablas dadas para el secreto nrn. 5, se pueden cscojer los que se quieran, pues aunquo hemos comprendido en ellas tanta diversidad de registros, ha sido nicamente con el objeto de dar sus medidas, y no con el de que se pongan todos en un secreto tan reducido como es este; porque la capacidad de sus canales no es suficiente para alimentar tanta caera.

188

SECRETO N M .

TABLA
del ancho de los registros, guardas y tapas que pueden llevar esta clase de secretos, propios, ara rganos pequeTws que llamamos de armario.

Mano izquierda.
Regs t. Guard. tapas. milis, milis, milis.

Violn tapado, de madera, de la gravedad del flautado de 13. . 68 Octava abierta, de madera, en t a bloncillo. 58 Octava tapada, en tabloncillo. . . 58 Quincena de metal, sobre la tapa dos filas. . . . . . . . . 58 Compuestas de 2 2 . y 2 6 , las filas salteadas, . / . . 46 Lleno de tres caos, las'filas salteadas, . . . V , . . . ; 62 Bajoncillo interior, tres filas. . 82 Bajn de la gravedad de la real, idem. 86 Trompeta real interior, tres filas. 110
a 1

24 24 24 24 24 24 26 26 30

92 82 82 82 70 86 108 112 140

Q/JV.

U.

Mano derecha del secreto nm. 6.


Flautado de 13 do metal, cu la fachada. . . . . . . . . . Violn tapado de 13 flautado abierto sobre su viento. . . . Octava abierta, sobre su yieuto 4 dos filas Quincena y dccinoveua, dos filas salteadas Lleno de tres caos, sobre su viento. Clarn interior, sobre la tapa tres filas Oboe id, idem. . . . . . . .

46 66 24 36 62 110 110.

24 24 22 24 24 30 30

70 90 46 60 86 140 140

o4jv. u

S E C R E T O N M . 7.
E n virtud de que las canales de este secreto son casi iguales las del u m . 6, pueden observarse las mismas medidas para el ancho de los registros que marca la tabla anterior; por lo cual escusaremos repetir aqu medidas, ni observaciones de ningn gnero.

S E C R E T O N M . 8.

TABLA
del ancho de los registros, guardas g tapas para los secretos del nm. 8, propios para engaitos realejos que llevan el teclado sobre el secreto, sin reduceion, cuija octava^ s,ea ancho de doce teclas es de 170 milmetros. Mano izquierda,
Kegist. Quard. Tapas. milis, milis. p\ilis.

Tapado en octava, de metal mar dera, en tabloncillo , 7 0 dem de metal en una fachadita. . 6,2 Quinpena abierta, de metal mar dera, en tabloncillo. , . . . 55 Deninovena veintidosena. . , , 48 dem, juntas, formando lleno. . . 62 Dulzaina de la gravedad de la real, en macizos, a do,s filas. . . . . 62

20 20 20 20 20 20

90 82 75 6,8 8^ 82

Mano derecha del secreto nm. 8.


Violn de 13 tapado, de metal mar dera en tabloncillo,. Flautado de 13 abierto,~en tabloncillo. 70 62 20. 20 90 82

- 1 9 1 dem sobre su viento tres filas. . Octava de metal madera, abierta. 15.* y 19. de nietal, formando lleno. Dulzaina, en la entonacin del clariii con macizos dos filas, . .
a

101 45 45 62

24 20 20 20

125 65 65 82

S E C R E T O N M . 9-

TABLA
del ancho de los registros, guardas y tapas para los secretos del nm. 9, que son los mas pequeos; propios para organitos realejos que llevan el teclado del ancho regular de 164 milis, las doce teclas, puesto sin reduccin sobre el secreto; los que solo se les suele poner un tapadillo en 8." del 13 en cada mano etc. Mano izquierda.
Hegist. G-uard. tapas. milis. milis. milis

Tapado en 8," de metal madera, en tabloncillos 8.* abierta, de metal, en la fachada. . 15." de metal madera, en tabloncillo. Compuestas de veintidosena y veinDulzaina de la gravedad de la real de bajoncillo, dos filas. .

70 62 55 60 62

20 20 20 20 20

90 82 75 80 82

-192-

Mano derecha del secreto nm. 9.


Violn do 13 tapado, do metal 70 62 104 45 45 62 20 20 24 20 20 20 90 82 128 65 65 82

Flautado de 13 abierto, en tablonIdem sobre su viento, tres filas. . Octava de metal madera, abierta, sobre su viento. . . . . . . Compuestas de 15." y 19." . . . Dulzaina en la entonacin del clarn, con macizos dos filas. . .

Estos dos ltimos secretos del n m . 8 y 9, pesar de ser tan pequeos, so ha esperimentado que pueden hacer sonar un -violn tapado de la gravedad del trece; mas por eso no debe abusarse de esta circunstancia, ni debe ponrselos muchos registros, pues aunque tienen sealados tantos en las tablas, es para indicar los que les son propios cada secreto, y de entre ellos escojer los que mejor puedan convenir al gusto del artista, y al plan general del instrumento que se quiera construir; or lo que, pesar de las medidas apuntadas en las talas anteriores, habr casos en que se puedan estrechar, se deban ensanchar un poco mas las medidas dadas, segn lo exijan las circunstancias; lo cual deber decidir el buen discernimiento del constructor; puesto que, como tenemos advertido en diferentes ocasiones, para decidir el ancho de los registros deben tenerse en cuent a diferentes circunstancias de localidad, comodidad para la afinacin, y sobre todo el hueco necesario para que no estn m u y juntas las caerias y se ofusquen sus sonidos.

193 CAPITULO XVII.

BE LA CAPACIDAD DE LOS AGUJEROS CUADRILONGOS Y REDONDOS, QUE SE HACEN EN LOS SECRETOS PARA TODA CLASE DE CAERAS.

.</!/? manifiesta'el dimetro que deben .tener los agujeros que se hacen en las tapas de los registros y en los tabloncillos de conduccin y trasposicin, los cuales solo se profundizan seis milmetros para emboquillar en ellos los conductos de metal, con la clasificacin de estos y de otros segundos conductos que suelen ponerse para llevar el viento desde los tabloncillos el los caos, con ms la capacidad que deben tener los agujeros cuadrilongos que atraviesan las tapas registros y secreto, por los cules sale de las canales el viento suficiente para hacer sonar bien toda clase de caeras.
L a mano izquierda, comprende dos octavas de estension sean los 25 primeros caos de cada orden que responden desde la primera tecla Do hasta la tecla 25 inclusive, que tambin es Do.

TABLA GENERAL

-194=2= C
Nmeros de los con d u etos que f; mboqui 11 a n on las tapas y tablon-ciUos. Nmeros do los con d u ct o s ([U13 van (Iosde el tabloncillo los caos.

Mano izquierda.

Flautado abierto de 52: para los cuatro primeros caos de este flautado (que es el mayor que so conoce) y son Do, Do sostenido, Re, (( 40 20 y Re sost. tendrn las dimensiones. . . . 42 Los cuatro caos, siguientes que son; Mi, Fa, (( (( F a sost. y Sol tendrn 18 36 38 Flautado y violn Y los cuatro ltimos de la 1. octava que son; de 5 2 . I 1 34 18 Solsot, La, La sost. y Si tendrn. . . . 36 i 2. octava: los cuatro primeros caos que son; i 1 I 32 Do, Do sost, Re y Re sost. tendrn. . . . 34 18 2 3 28 16 Los cuatro siguientes; Mi, Fa, F a s o s t "y Sol. 30 Y los cinco ltimos que son; Sol sost, La, 5 4 24 14 26 La sost, Si y Do Al gran violn tapado de 52 se le pueden disminuir un poquito los agujeros cuadrilongos, que dan salida al viento, porque no gasta tanto como aquel.
a a

-195, Flautado de 26 abierto.; para los cuatro primeros caos que sou; Do, Do sost. Be y 18 32 1 1 l Re sost. tendrn las dimensiones. . . . . 34 ILos cuatro siguientes que son; Mi, Fa, F a sos16 3 30 2 28 FI nutndo i tenido y Sol tendrn y yioion ( Y los otros-cuatro; Sol sost, La, La sost. y 14 5 26 24 4 * - J Si tendrn. 12.* octava: los seis primeros caos que son; Do, I Do sost, Re, Re sost, Mi y F a tendrn las 22 12 6 5 24 | dimensiones 10 7 18 6 ' Y los siete siguientes hasta el Do 25 tendrn. 21 Al tapado violn de 26 se le pueden achicar un poqui to los agujeros cuadrilongos.., por la razo dicha en el flautado de 52. -r Flautado principal de 13 abierto; para los seis 1 primeros caos que son: Do, Do sost, Re, 12 6 5 * 22 Flautado Re sost, Mi y Fa . . . . 24 y violn/ Y los siete caos siguientes que son; Fa sost, 7 10 0 18 - j Sol, Sol sost. La, La.sost,' Si y Do tendrn. 21 8 7 9 14 1 2 . octava: los siete agujeros primeros tendrn. 19 9 8 12 8 I Y los cinco restantes hasta el Do 5 5 tendrn. . 18 P a r a el tapado violn de 13 se observarn las mismas reglas (respecto disminuir los agujeros), que en los del 52 y 26.
2G , l e i 3 a

196
o^Sg

agS ^g p~~-S- g-&aio'5 g o" 2 . &=>3 S S o = " 3o S," .,' i fflS^r a


oZ."Za
J a
01

S.&^FH 1

3"r&>

??

'

2. &g

cielos coniluotos que ernboqtri llenen las tapas cilios.

Nmeros

y tal>lon- los caos.

dlos condesetos qu van desdeeltaliloncllo

Nmeros

ta milito" \
apai i o.,

mdis~

milis.

milis.

Octava del 13 abierta: los siete primeros agujeros tendrn las dimensiones 19 Y los seis siguientes sern redondos de 12 m i l m e t r o s 1 8 1

14
2

7 8 9

j 2."

octava: los siete primeros agujeros se ha18 12 8 9

J rn redondos de

[ Y los seis restantes de , 1 5 10 9 10 Al tapadillo violn en octava pueden hacrsele tambin los agujeros un poquito mas pequeos, como los rdenes anteriores. Kasardos tres caos por punto, uno en 12," otro en 1 5 / y otro en 17. : la primera8. desa a

REGISTROS

COMPUESTOS.
. 23 18 12 5

Nasaros../

1Y la segunda 8." desde el Do sost. 14 hasta ( el Do 25 21

de el Do 1.""hasta el Do 13 tendrn. .

16

10

Lenos. 1

Llenos cuatro caos por punto, en 15, 19, 22. y 26. en la primera 8." tendrn. . . 21 ' Y en la segunda 8. tendrn las dimensiones. 19
1 1 a a a

16 ,14

Q(q\V.

Sigue la misma tabla para la mano derecha.. E l flautado de 52, no se acostumbra ponerlo en la mano derecha. / Flautado de 26 abierto: la primera octava Flautado ) que comprende desde el Do sost. 26 hasta el dVae I Lo sost. 38 se le darn lafe proporciones. . . [ Y todos los agujeros restantes, aunque pasen l del F a 54, se harn redondos, de
e

' 18 17 14 13

El tapado violn i 26, igual (con poca diferencia) al 26 abierto.

198

CJ

S ' o g Sal

2 r

p =po
milis. milis.

Krooros de los con d u o tos quo eniboqui lian o n las tapas y tablon cillos.

Nmoros de los conduc tos que van des de el ta bloncillo los ca o s.

Flautado violn do 13.

Flautado de 13, abierto: en la 1. octava desde el Do sost. 26 hasta el Do sost. 38 tampoco se cuadrarn los agujeros y sern de. . . . )Y todos los dems hasta el ltimo, aunque tenga mas de 4 ija octavas tendrn. . . , El tapado violn de 13, igual al 13 abierto etc.

17 17

13 12

9 9

10 10

Octava del 13 este orden siempre v sobre su viento y lleva los agujeros redondos, cuyas di mensiones damos en la tabla del apunte 160.

-199-

REGISTROS

COMPUESTOS.

Corneta de cinco caos por punto; la 1." octava que empieza desde el Do sost. 26 liasta el Do sost. 38 tendr las dimensiones. . . . num^u., Y todos los dems agujeros hasta el ltimo, de ] Corneta de seis siete caos por punto: en la r 1. octava se harn los agujeros de . . . 1 Y todos los dems hasta el ltimo, de . . .

21 21 23 23 21 19 19 17 19 17

15 14 18 16 15 14 14 13 14 13

13 41 13 10 10 8 10 8 8 8

6 6 5 5 6 7 7 8 7 8

<(


((

Lienos.

( Llenos de cuatro caos por punto: en la pri< mera 8. se pondrn de


a

( Compuestas de nasardo tres caos por punto: Compues) la primera 8 . ' t e n d r I Y todo lo restante tendr ( Flauta de madera dos tres caos por punto: Flauta./ la 1.* octava tendr las dimensiones. . . . Y todo lo dems hasta el ltimo

ofy/. 47.
REGISTROS DE LENG UETERIA.
n < a.P
P
C
P

^ IR

> Sc o E . S"i- " I

a, P l' c c
O
C D P'

Mano izquierda.
O ^

3 q

c r j o in W
C 3

&
O

C D

milis.

u'Ks.

Nmeros de los conduc tos que emboqui l i a n en las tapas y tablon cillos.

Nmeros de los conduc tos que van des de el ta bloncillo los ca os.

milis.

/Gran Bombarda que suena al uusonus del flautado de 52. (1) bombarda ( L o s cuatro primeros caos que son Do, Do sost, Be y Re sost. tendrn los agujeros cuadrilongos, de las dimensiones. . . .

34

32

1 8

'1) Damos en esta'tabla las dimensiones de los agujeros que pudieran convenir una gran bombarda, que suena octava T i aja do la trompeta magna general; sea al unsonas del flautado de 52, por seguir la opinin do algn autor extranjero que cree posible la construccin de semejante orden; sin embargo de que no hismos llegado atener noticia que ningn rgano (por mucha que sea su magnitud) contenga tal caera, la cual por sus grandes dimensiones bien pudiramos llamar monstruosa; lo nico que se dice es, que en algunos dlos grandes rganos de Alemania se halla la bombarda ba jando mas que la trompeta magna, hastael Sol el Fa; lo cual si bien no nos parece imposible, al menos que sea de buen efecto lo creemos paradgico.

sostenido y Sol tendrn Y los cuatro ltimos que son; Sol sost, La, L a sost. y Si bombardaN 2 . octava: los cuatro caos, Do, Do sost, Re J y Re sost. tendrn las dimensiones. . . . [ Los cuatro siguientes, Mi, F a , F a sost. y Sol. ' Y los cinco ltimos hasta el Do 25 inclusive. i Trompeta magna: los cuatro primeros caos, i Do, Do sost, Re y Re sost. tendrn. . . . M'an-na > siguientes, Mi, Fa, Fa sost. y Sol. " lYlos cuatro ltimos Sol sost, La, Lasost. y Si. 12/ octava: los seis primeros caos tendrn. . ' Los siete restantes tendrn / Trompeta de batalla, real clarin de bajos: 1 los seis primeros agujeros tendrn. . . . ] Y los seis siguientes tendrn hasta el Si natuLTata ia( ral inclusive. .. . j 2." octava: los seis primeros tendrn las dimeri/ sions, iguales los segundos de la 1." 8." . 1 Y los siete siguientes hasta el Do 25 inclusive.
a o s c u a t r 0
C

-201Los cuatro siguientes que son; Mi, F a , F a 30 34 31 31 28 26 31 28 26 23 23 2 3 23 23 21 28 28 26 24 28 26 24 20 18 20 18 17 15 17 16 16 14 13 16 14 13 12 10 12 10 10 9 1 2 2 3 4 2 3 4 5 5 5 5 5 6 1 3 3 4 5 3 4 5 6

6
6 6 6 7

-202O t
5 oa? P o
mus. mU.

[Bajoncilo: los 12 primeros agujeros se haBajonci-1


LIO

mus.

Nmeros ilo los con d u lito s q u e emboqui l i a n en las tapas y tabloncillos.

Nme'ros de los conductos que van desle el tabloncillo los cari os.

|Y todos los dems d l a 2." octava hasta el Do 25 tendrn. . . 2 1


a

1"IU de

23

17 15

10

5 6

6; 7

8 9 8

violeta,

/ Clarn en 15. violeta: en toda la 1." octava | tendrn. . . . . . . . . . . . . j Y cu la 2. octava hasta el -Do 2 5 tendrn l ( agujero de. . . . . . . . .
A

21 19

16 IB

A1 crorlo dulzaina, que vaya en la testera del secreto, se l e harn los agujeros y conductos, iguales los del bajoncilo que son doce-de. . ,- ..- . . . . . . . . . 23 Y trece d l a segunda octava, de. . , . 2 1

18 16

. 10 8

,7

203

.Clarn. < Oboe

Mano
?

derecha,

Trompeta-magna: en la 1; octava que comprende desde el.Do sost. 26 .hasta el J)o sostenido 38, tendrn las dimensiones. . . . Y todos los demsiiastala conclusin tendrn.
a

23 21 21 '191919

n 15
16 15 15 14

10 8 9 8 8 8

5 6 6 7 7. 7

67 7 8 8 8

/ Clarines: .en la 1. octava desde el Do sost. 26 hasta el Do sost. 38 tendrn. . . . . . . . ' Y todos los dems hasta el .ltimo tendrn. . . . . . . . . .

J Oboe: l a 1." octava tendr'. ( Y todos los dems .tendrn.

Para el erarlo y.dulzaiiia que vayan ,1a testera del s e creto, tendrn las mismas dimensiones que los del oboe, que son. . Y lo restante desde el Re 39 hasta la conclusin. . .

19 19

15 14

7 7

8
8

i-.

459.

ADVERTENCIA. Aunque en la tabla anterior se lian dado las dimensiones de los agujeros cuadrilongos para cuatro, seis, diez mas de una misma medida, sin embargo, debe entenderse que desde el primer agujero de una octava pueden ir disminuyendo gradualmente los dems hasta el ltimo, sin alterar las dimensiones de los que sirven de tipo: por ejemplo; cuando se dice que los diez primeros agujeros sern de 20 milis, de largo y 14 de ancho, y los diez segundos de 16 milis, de largo sobre 10 de ancho, se comprende que los diez primeros pueden ir disminuyendo sus dimensiones hasta llegar las marcadas para los diez segundos etc; mas esta regla no debe aplicarse las dimensiones de les conductos y agujeros para aboquillarlos, porque seria un trabajo mprobo el hacer todos los conductos diferentes, c innecesario, porque estn bien esperimentadas todas las medidas que se han apuntado.

205-

Gju. 460.

TABLA G E N E R A L
de los agujeros redondos que dan salida al viento de las canales del secreto, atravesando este los registros y tapas, para hacer sonar bien cualquiera clase de caeras puestas sobre su viento, esto es: sobre las tapas de los registros al menos, muy prximos d ellas. (1)
milis.

l.as.nrre-/
nerai.

i Los cuatro primeros caos del flautado l de 52 que son; Do, Do sost, Re y \ Re sost. tendrn el agujero redondo,

\ L o s cuatro siguientes que son; Mi, F a , J F a sost. y Sol lo tendrn de. . . . 28 [ Y los cuatro ltimos de la 1 / octava ge' neral de flautado. . 2 6

de dimetro

. 30

(1) Aunque los caos grandes quo no caben sobro su viento en las tapas de los registros, deben tener siempre, los agujeros del secreto cuadrilongos, y de las dimensiones apuntadas en la taMa anterior por convenir as las proporciones do las canales y al buen orden de los registros etc, se pone en la presente tabla el dimetro de los que les convienen, para poder hacer uso de ellos en cualquier caso dado.

-206a

JKa la. 1.' octava del flautado de 26', que es la 2. del de 52 tendrn los cuatro primeros caos Do, Do sost, Re y Re sost .24 Los cuatro segundos que son; Mi, F a , F a s o s t . y Sol tendrn. . . . . . 22 Y los cuatro ltimos de esta 8 / tendrn. 20 E n la 1." octava del flautado principal de 13 que es la 3." del 52 y 2." del 26 tendrn los seis primeros caos que son; Di Do sost, Re, Re sost, Mi y F a . Y los siete siguientes irn disminuyendo hasta el Do, que tendr. . . , .

18 14

E n la 1. octava del registro llamado octava real, porque suena una 'octava alta del flautado principal de 13 que ,.-.-.,es la 4." del 52, 3 . del 26 y 2 . del ) 13, se har el primer agujero de. . . rY los dems irn disminuyendo hasta ! el ltimo que tendr. , . . . ,
a a a

14 1G

E n la primera octava de la quincena que es la 5. del 52, 4 . del 26, 3.* del 13 y 2 . do la octava real tendr i su primer agujero de dimetro. . /Los dems irn, disminuyendo hasta el l ltimo, que slo tendr. , . , ,
a a a

10 8

E n la 1." octava de la veintidosena q u e es la 6. del 52, 3\" del 26, 4 ^ del 13, 3." de la octava real y 2." do la quincena tendr su primer aguI Jero I I los dems irn disminuyendo hasta \ el ltimo, que tendr. , . . . . . .
a

8 6

-207' La ] .* ctava de la veintinovena, que es la 7." del 52, 6." del 26, 5 . ' del 13, 4." de la octava, 3 . de la quincena y 2 . de la veintidosena tendr todos lo tjagaiW agujeros. . . . . . . . . . . \ Y todos los dems agujeros de este orden deben hacerse de la misma medida, porque aunque son caitos menudos, necesitan alguna valenta en el viento, para formar su sonido como corresponde. .
a a

Las caeras papadas, que comunmente llamamos violones, pueden tener los agujeros, iguales los de las abiertas que quedan apuntados, y que suenen a l un? sonus, por ejemplo; el tapado de 52, igual al flautado abierto del mismo nombre; el de 26, igual al abierto de 26 y as sucesivamente, teniendo en cuenta n e m bargo, que las caeras tapadas gastan monos viento que las abiertas, especialmente si estn eoloeadas sobre las tapas del secreto.

CANOS DE LEXGIJETERIA.
mlU.

Gran bombarda, que suena al unsonus del flautado de 52: iLos cuatro primeros caos que son; Do, }.=> 8. <ib I Do sost, Re y Re sost. tendrn. . . 27 general. \ L o s cuatro caos siguientes que son; Mi, I Fa, F a sost. y Sol tendrn 24 ' Y los .cuatro ltimos; Sol sost, L a , L a sost. y Si los tendrn de. . . . . 22

-208
a a

2. 8.

E n la 1. octava de la trompeta magna, que es la 2. de la gran bombarda, tendrn los cuatro primeros caos que son: Do, Do sost, Re y Re sost id. jLos cuatro segundos quo son; Mi, F a , F a sost. y Sol Y los cuatro restantes; Sol sost, La, La sost. y Si A la 1. octava de la trompeta de batalla, elariu de bajos trompeta real, que viene ser una misma cosa- y eorrespondeu la 3 . de la bombarda y 2 . de la magna, se le harn los siete priid. i meros agujeros, que son para el Do, Do sost, Re, Re sost, Mi, Fa, y F a sost. do los seis restantes hasta el Do inclusive se harn de
a a a

20 18 17

3. 8."

16 15

, A la 1." octava del bajoncillo, que es la 4 . de la bombarda, 3." de la magna y 4. 8. id. { 2 . de la trompeta de batalla se le harn los doce primeros agujeros que comprenden casi toda la 8, d e . . . . 15
a a a a

5 8.*

A la 1. octava del clarn en quincena violeta, que es la 5 . 8 . d j la bombarda, id. 4 . do la magna, 3." de la de batalla y 2. del bajoncillo se le harn todos los agujeros de
a a a a a

14

En la 1. octava de los clarines de la mano derecha, que comprende desde el Do sost. n m . 26 del teclado hasta el Do sost. n m . 38, y suena al unsonus de la 1." octava del clarn en 15," sea violeta, se harn los agujeros de. . . .
a

14

A la 2." octava do los clarines do la mano derecha, que comprende desde el Re 39 hasta la conclusion del teclado o-j- I--0--, (aunque consto de mas de 54 teclas) y i forma la 6." y 7. octava do la escala geI neral de lengetera, so le harn todos l los agujeros de
a

13

E n esta tabla quedan comprendidos los dimetros de los agujeros que se hacen en los secretos para que salga de las canales el viento necesario, con el objeto do hacer sonar con la fuerza que se requiere toda clase de caeras, sean de flautado, tapadas, de lengetera que se quieran poner en cualquier rgano, tanto en la mano izquierda sea medio secreto de los bajos, como en la mano derecha sea medio secreto de los tiples etc. Aunque en ella no se hace mencin de los registros de adorno, cualquiera de ellos que se ponga, y necesite el agujero cuadrilongo redondo, se clasificarn por el largo de sus canillas, mejor dicho, por la gravedad de su sonido; por ejemplo, un registro de crorlo, que si bien sus caos son m u y pequeos llevan las canillas tan grandes como la trompeta de batalla y suenan al unsonus de la misma, se le harn los agujeros, iguales los de aquella; y la trompeta magna de la mano derecha le corresponden los agujeros iguales los del bajoncillo de la izquierda, por ser de la misma magnit u d y gravedad: sin embargo, siempre debo tenerse presente que cuando las caeras estn m u y prximas al secreto, el viento tiene mas fuerza, y no deben hacerse

210
los agujeros tan grandes, porque el mucho Tiento,tambin las perjudica y mas aun si es violento. Est bien esperimentado que, hasta en el mismo secreto se halla bastante diferencia en el viento que sale do encima la ventilla al que se toma de la parte de la canal que est hacia la parte posterior del mismo. A las caeras que estn lejos del secreto, y se las conduce el viento por medio de conductos y tabloncillos, como el viento medida que se aleja de aquel pierde parto do su potencia por la distancia que recorre, y mas aun si tiene que dar algunas vueltas, se las procurar engrandecer mas los agujeros redondos, dndoles la forma cuadrilonga para que dejen salir mayor porcin y puedan abastecer lo suficiente, con el objeto de que el cuo suene con toda la entereza de que es susceptible, aunque est colocado dos, tres cuatro metros lejos del secreto; lo cual o es necesario cuando est puesto sobre la misma tapa del registro y toma su viento inmediatamente que sale del secreto, como lo hemos indicado y a varias veces.

- 2 1 1 -

LIBRO SEGUNDO.
Contieno la esplicacion do los talleros, herramientas propias dol oficio, mtodo do desler, cocer y conservar la cola fuerte, formacin de una fragua econmica con los enseres neoosarios para su servicio y la caldora para la fundicin del |metal.

CAPTULO .
DEL LOCAL, VARIOS UTENSILIOS T HERRAMIENTAS NECESARIAS PARA LA CONSTRUCCIN' UE LOS RGANOS.

Dejamos esplicado en el libro primero, como nos propusimos, u n secreto para u n rgano sencillo, formado por el mtodo que se construyen en el dia; tambin queda advertido, que su manufactura es aplicable cualquier secreto de este sistema que se quiera construir sea de grandes pequeas dimensiones, para cuyas obras son suficientes las herramientas ordinarias da la carpintera; y aunque nos proponemos el ir describiendo los tiles y enseres propios del oficio, segn lo

212 vayan pidiendo las diferentes clases de trabajos que nos hayan de ocupar, creemos conveniente, antes de pasar adelante, decir en el presente libro alguna cosa sobre los talleros y las herramientas que en ellos se deben tener, describiendo al mismo tiempo alguna otra particular, haciendo algunas observaciones sobro la cola fuerte, que tanto so emplea en esto arte, y finalmente ocupamos del modo de construir la fragua econmica, con todo el menaje necesario para la fundicin del metal y otros particulares referentes al mismo obj ;to. Si nos propusiramos describir todo lo que se precisa para plantear una fabrica que reuniese las comodidades apetecibles para la construccin de rganos en grande escala, como las tienen montadas algunas compaas extrangeras en Pars, Londres, Bruselas, etc, do seguro que se arredrara el nimo de cualquier aficionado al arte del organero, porque solo contando con un buen capital, podia pensar en hacer sus estudios y empezar las tarcas para ponerlos en prctica; mas siendo n u e s tro propsito diferente, y suponiendo que los aficionados que se dediquen aprender el oficio, no lo harn con el objeto de poner uua gran fbrica (al menos por el pronto) por no hallarse en disposicin de hacer desembolsos considerables, sino para poder ir trabajando ir arreglando sus talleres poco poco, nos concretaremos describir aquellos tiles enseres mas necesarios, de los cuales apenas se puede prescindir para trabajar con alguna comodidad y desahogo.

- 2 1 3 -

Be los talleras.
Supongamos un local de planta baja que tenga tres, cuatro mas departamentos con buenas luces; uno dos de los mas claros pueden destinarse para los bancos de carpintera, otro para labrar las planchas de metal y reducirlas chapas, otro para colocar la fragua de fundiciones y soldaduras, y otro en fin, para cortar y diapasonar caos de metal, en el q m se pueden g u a r dar las piezas y enseres que- se vayan acabando para que, cuando est una obra concluida, S J pueda trasportar armarla en el mismo pueblo donde se haya construido, Muy til seria tener en los talleres un buen local propsito, donde pudiera armarsj un rgano completo, pero, ya que esto sea bastante difcil, bueno es acostumbrarse todo, trabajando en locales poco cmodos, porque veces ocurren casos de tener que hacerlo hasta en sitios de malas condiciones.

Q/DV. 46%.
Herramientas de carpintera.
Para los trabajos de carpintera es casi preciso tener dos mas bancos fuertes, de buena construccin, con prensa adelante, y , si se puedo tambin, atrs. Para el servicio de los bancos so tendrn los barriletes correspondientes, una preusa (cuando menos) que pueda con-

214 tener una tabla do tres cuartas sean 60 cents. de ancho prximamente, para poderla aserrar cu hojas, y alguna otra mas manuable para piezas mas pequeas. Una dos sierras abrazaderas, sierras, serrones, serruchitos de cota y sin ella, garlopas, garlopines, g u i llames, cepillos planos de diferentes tamaos, cepillos d j moldura boceles redondos, combados etc; martillos g-randr-s y pequeos, prensas y tornillos de hierro y madera para sujetar piezas encoladas; dedos de alambre, compasas grandes y pequeos, juegos de formones, escoplos, gubias, limas speras y finas, escofinas, tringulos y limatones, con todo lo dems que sea propio de un taller de carpintera.

Gji/. 466.
Torno ingls.
E l torno al aire ingls tampoco debe faltar en los talleres por los buenos servicios que presta, tanto para hacer piezas torneadas cuanto para armar cu l las sierras circulares, que son de tanta utilidad, y los taladros fijos que tambin se arman para ciertos usos en el p u n to cntrico del cabo de su rbol, etc.

Taladros.
Debe tenerse una buena coleccin de barrenos ordinarios de todos tamaos, de forma antigua y moderna (que todos son tiles), berbiqu con bujnos juegos do

brocas do tos puntas y de cuchara, pasaforct con brocas propias, taladro salomnico sea de rosca sin fin, taladros grandes y pequeos de ballesta y una drilla para hacer agujeros en planchas de hierro latn.

-215-

Taladro pequeo de ballesta.

E l taladro de ballesta la mano es m u y til y en muchos casos preferible al concntrico del torno; por lo mismo debo tenerse uno pequeito, porque en ste la punta de la broca hiere la madera en dos direcciones; una cuando avanza la ballesta, y otra, cuando retrocedo, lo cual ayuda desembrozar el agujero quo hace, y penetra el taladro mas pronto y fcilmente. Por lo mismo lo hemos diseado do tamao reducido la mitad de sus dimensiones en la Wig. 3 7 . Este taladro de mano, podr ser de boj torneado otra madera dura. A es el rbol de hierro quo entra en el cubito de boj B en el cual se fija por medio de una cuita; abajo tiene una entalla, en la que entra la aguja broca que se quiera, marcada en C la cual se aprieta con el tomillo D: la ballesta arco para hacer dar vueltas este sencillo aparato la hemos diseado en pequeo prximamente al cuarto do su grandor en la Fig. 38; esta puede tener de largo, incluso el m a n g o , GO centmetros.

-216 Fig-. 88.

Qrjv.

469.

Taladro de ballesta horizontal.

Otro taladro de ballesta puede armarse en un sencillo aparato que se prende en el torno del banco metido en una escopleadura, el cual diseamos de forma m u y j equea en la F g . 3E ; es m u y til para muchos casos y con solo la inspeccin de la figura puede comprenderse su construccin y hacerse de un tamao cmodo, el cual se pone en movimiento con la ballesta maicada en la P i g . 38.
1

-217Fig. 39.

Qfy.

470.'

Taladro de ballesta perpendicular. E l taladro de ballesta perpendicular que indicamos m u y en pequeo en la Fig. 4 0 , se coloca en una Fig. 4 0 .

mortaja del banco, y so prende por debajo con una cua c u y a excopleadura se indica en A; se pone en movimiento con la ballesta F i g . 38, y con la mano izquierda so aprieta el boliuche torneado que tiene en 13, y so carga aprieta lo regular para que penetre la breca en la madera. Si las piezas que se han de taladrar con este aparato, necesitan el auxilio do la mano izquierda para sujetarlas, mientras se operan, entonces, en vez del bolinche torneado 13, se pone en el cabo del rbol un trozo de plomo de un peso proporcionado la fuerza que haya do hacer.

-218-

Brocas delgadas para hacer agujeros muy pequeios.


Para armar broquitas sumamente finas delgaditas se toma una aguja do acero de hacer media, del grueso que se quiera y el largo necesario; se destempla un poco del un cabo, y se aplana, dndole unos golpecitos de martillo sobre el yunque: se hace un agujero de cinco seis milis, de dimetro eu un pedazo de madera vieja; se funde un poco de metal de segunda clase c u y a clasificacin hacemos en su lugar; se introduce el taladro por su cabo aplanado en dicho aguj?rito,~ se le echa el metal derretido hasta llenarlo, y cuando est fri, se rompo la madera y queda el taladro prendido en la masa slida de metal; la cual se arregla limndola, dndole la forma cuadrada, que tenga la hembra, que esta-

219ra enro3eada en el punto cntrico del rbol del torno, como se indica en las FigS. 41 y 42 en otro taladro de los ordinarios etc.

Figs. 41

42.

A F i g . 42 representa la hembra de hierro que enrosca en el cabo del rbol del torno, como lo indica la rosca B. C F i g . 41 es una de las broquitas que dejamos arriba descritas. De esta clase de brocas se pueden tener de todos los gruesos y largos regulares, porque si son exageradas en el largo, no pueden usarse de esta forma. Respecto la punta de las brecas, si el acero se deja aplanar u n poquito sin necesidad de destemplarlo, se hace de este modo, dndole unos golpecitos de martillo sobre el yunque; pero si, causa-de su temple, no cede, se calienta la luz de una vela hasta destemplarlo; se le hace la punta con una limita m u y fina, y sirven p e r fectamente. Sin embargo, no siendo para piezas pequeiitas, no son de m u y buen uso, porque el torno siempre marcha en la misma direccin y la broquita no desembroza el agujerito que hace, lo cual no la deja avanzar como se desea.

-220-

Berbiqu montado mquina. E l berbiqu montado mquina es do suma utilidad siempre que baya que hacer agujeros bien la escuadra, por lo tanto damos en la Fig. 4 3 uno montaFig. 4 3 .

221 do en un aparato, que puede colocarse donde se quiera. Este berbiqu, teniendo los puntos fijos y bien perpendiculares en A y B, precisamente lia de hacer penetrar su broca en la madera con la mayor rectitud, sin torcer ningn lado, como pcontoco cuando esta operacin se hace la mano, que por buen ojo que tenga el operario, casi tenemos por imposible que pueda hacerlo como se debe. Por esta razn hornos puesto tantos aparatos para taladrar rectamente, porque conocemos lo difcil que es, y aun creemos q.ie pocos oici,;: s pueden hacer alarde de esta habilidad; tanto es asi, que para examinar la capacidad de cualquier carpintero, solo le exigiramos tres cosas que son: labrar el plano de una tabla de un metro de largo por 23 ctms. de ancho, y sacarla bien dcsalaveada al grueso: serrar un cuartn de viga al travs, quedando bien escuadra ambos cabos del corte do la sierra, y finalmente, hacer un agujero con el berbiqu la mano bien derecho. Estos tres puntos, que generalmente se tienen por facilsimos, creemos que pueden servir para demostrar si sabe bien su obligacin cualquier operario, corroborando esta idea aquella mxima tan vulgar que dice:

Para trabajar (justo, Labra bien j (raza justo.

Sierra mquina de marquetera.

La sierra de mquina es m u y til en nuestro "oficio para dividir los teclados que se hacen en un panal tablero entero: se le pone uiaa hoja bastante mayor y mas fuerte que las finitas de marquitera; su armadura es bien sencilla, y consiste en un pi derecho de madera fuerte que tendr de largo 68 ctms, su ancho y grueso es cuadrado, do 58 milis; en ambos cabos se le ensamblan dos barrotes del mismo ancho, pero no tan g r u e sos, que tendrn solamente 24 milis, y de largo salida del pi derecho, 28 ctims. A 20 ctms. separados de estos barrotes hacia el centro del mismo pi derecho, se ponen otros dos barrotes, iguales los de los cabos, todos los que han de quedar bien firmes y encolados en aquel, muy en lnea y escuadra unos de otros. E n los cabos do estos cuatro barrotes se les hace todos una mortaja bien cuadrada de 20 milis, l a . cual ha de estar. en las cuatro piezas perfectamente derecha en lnea perpendicular, porque precisamente por estas mortajas ha de subir y bajar la armadura do la sierra. Para asegurar la inmovilidad de estos cuatro barrotes, se forma en el espacio que hay entre los dos inferiores una caja de listones, que al paso que los ata sir-

-223ve tambin do guia la sierra. Los dos barrotes superiores so aseguran bien con unos listoncitos travesanos, como se indica en la Fig. 44 con cuya inspeccin se comprender fcilmente este sencillo aparato.

Armadura de la sierra de mquina.

La armadura de esta sierra consisto eu dos barrotitos de buena madera, perfectamente cuadrados, de 20 milis, escasos de grueso y ancho, puesto que han de subir y bajar-librcmente por las mortajas de los cuatro barrotes del pi derecho: el barrotito superior tiene de largo 36 cttns; eu el cabo inferior se le pone una pequea prensita do hierro con un buen tornillo para apretar el cabo punta de la hoja dentada sea la verdadera sierra, el cual se v de pequeo tamao en la Fig. 45. E n el cabo superior del mismo barrotito se le ata una cuerda fuerte, que sirve para engancharlo la punta de la ballesta que suponemos clavada en el techo armada en el mismo banco en que so monte esta mquina, que puede ser en el del torno otro cualquiera. E l barrotito inferior es de las mismas condiciones y medidas que el superior; este lleva prendida la sierra en un corfecito que se le hace en su cabo superior, con u n pasador de acero que atraviesa el barrotito y la sierra por un agujorito que tendr hecho propsito. E n el cabo inferior lleva otra cuerda para prenderlo abajo al tringulo, que es el pedal que pone la sierra en movimiento, como so v en la F i g . 4 4 .

-225-

Fig. 45.

04|v.

4%.

Hoja de la sierra.
La hojita de la sierra debo ser un poco fuerte, de 21 22 ctms. de largo, y de 10 5 milis, de ancho; de un grueso propio para que no abra mucho corte en la madera. Conviene tener alguna otra mas finita, para dividir las partes chapeadas de marfil hueso de los tecla dos. E l dentado de estas sierras se dispone de modo que muerda la madera al bajar, como todas las dems.

Q/^jv. 416.
Para colocar este aparato en el banco, se le pone en el punto conveniente del pi derecho un pasador de ma-

-226dera, que no le permita bajar mas re lo regular, y abajo so le bace una mortaja para una cua propsito, que se aprieta y afloja como las de las cabezas del torno ordinario de puntas. Vase el todo armado en la F i gura 44, con la cual se comprender fcilmente que la ballesta A tiene tirante hacia arriba el barrotio B, que tiene prendida la sierrecita C con el tornillo D; su vez s enveita tiene colgado por medio de un pasador el o:;!;-tito inferior E el cual est atado al tringulo pe-. i.;-.l, que lo tiene suspendido por su ngulo agudo P , de ruedo que poniendo el operario su pi sobre eLtringulo, hace bajar y subir fcilmente la sierra en cuestin y puede serrar bien perpendicularmente cualquiera pieza que no sea m u y gruesa. Esta sierra se usa con preferencia para la divisin de los teclados.

Q/fy.

411.

Tornillos de hierro.
Los tornillos de hierro que usan los cerrajeros, sou m u y tiles para prender en ellos diferentes piezas de metal que hayan de taladrarse limarse; de consiguiente se tendrn uno de un tamao regular, otro mas pequeo, y uno dos de mano para prender piezas pequeitas.

Terrajas de eoginetes.
Las terrajas de coginetes son mejores que las de rosea fija, porque estas solo sirven para abrir rosca en

_227
alambres de un grueso dado, al paso que con las primeras, como son movibles, se pueden hacer tornillos de t o dos los gruesos.

Tijeras grandes y pequeas.


Debern tenerse tres cuatro tijeras de'diferentes tamaos; la mayor ha de servir para cortar chapa de latn de 2 milis, de grueso; otra mas mediana para cortar la chapa de estao de primera y segunda clase, mas menos gruesa; y otras dos mas pequeas para cortar pieles, tela, papel, etc.

- 2 2 8 -

CAPTULO I I .
DE LA COLA FUERTE, COLA DE PESCADO, CAZOS PARA DISOLVERLAS Y MODO DE EVITAR SU PUTREFACCIN EN TIEMPO DE VERANO.

Aunque la cola fuerte pertenece los materiales, nos ha parecido conveniente el advertir aqu algunas de sus particularidades por el mucho uso que de ella se hace en la construccin do los rganos, y como de su bondad y firmeza depende el buen resultado y duracin de muchas piezas esenciales del instrumento, recomendamos eficazmente el cuidado que h a d e tenerse al escoger la cola, para que sea de buena calidad. La cola fuerte que so hace en el interior de Espaa, especialmente en las provincias de Castilla y Aragn, es bastante pegajosa y.consisten te. La cola que se fabrica en Galicia es sumamente floja, al pronto pega bien, pero so imprime en ella bastante la humedad, y estando en contacto con la piel, lienzo, papel y hasta en las mismas maderas llega descomponerse, pudre

-229las primeras materias y se separa de las segundas sea de la madera, y cualquier movimiento que estas hagan, como no tiene la fuerza necesaria, se sueltan fcilmente las partes que haba de tener unidas. Por lo tanto recomendamos que no se emplee semejante cola en las obras, al menos se mezcle por mitad con la cola que se importa de Inglaterra que en nuestro concepto es la mejor y preferible la francesa, por mas que esta tambin suele ser de m u y buena calidad. La cola del interior de Espaa puede usarse con mas confianza que la del litoral, pero siempre mezclada con la extrangera.

Cazos para disolver la cola.

Para cocer y desler la cola, deben tenerse tres 6 cuatro cazos de cobre bien estaados, de diferentes tamaos. El mayor puede ser de 180 milis, de dimetro y 140 de fondo poco mas menos, en el cual puede hervirse una buena cantidad de cola: otro se tendr mas manuable, de 150 milis, do dimetro y 100 de fondo; los otros dos sern mas estrechos pero mas hondos, el uno de 110 milis, de dimetro y 130 de fondo, y el otro de 80 milis, de dimetro y 100 de fondo. E l cazo mayor puede tener sus tres pies de hierro

-230al ordinario, como se v en la Fig. 4S: los otros tres se les pondrn como se indica mas adelante en otra figura, que ponemos al tratar del modo de aconductar los tablones. Los dos cazos mayores son para hacer encoladuras grandes, y los dos pequeos para ponerlos colocar en cualquier punto, cuando hay que aconductar hacer alguna encoladura delicada en el interior del rgano.

Fig. 46.

Modo de disolver y cocer a cola fuerte.


Para cocer y disolver la cola fuerte, se desmenuza en pequeos pedazos, y si por efecto de la temperatura est muy blanda, (lo cual no es buena seal de su

231 bondad) se corta en pcdacitos no m u y grandes Con una tijera fuerte, se ochan en .el cazo gr.-mda en su defecto en un puchero de barro vidriado, so echa agua clara en la vasija hasta cubrir la cola corno n centmetro, se deja remojo unas dos 'tres horas, para que la cola se ablande hincho y se facilite su disolucin; enseguida se pono cocer en un fuego moderado, y con una esptula de pino nogal se remueve menudo, para qua no so pegue la cola en el fondo de la vasija. Cuando empiece hervir se procurar no aumentar el fuego, porque, si es mucho, se violenta la ebullicin y rebosa el cocimiento del cazo puchero, perdindose bastante cola; por lo que se hierve fuego manso para dar lugar que se disuelva bien y se cueza como debe. Estando y a bien disuelta y habiendo hervido u n rato, so aparta del fuego, se cuela por un tamiz de cerda un colador de hojalata y se deja reposar y enfriar. Aunque la cola preparada de este modo puede usarse inmediatamente, aconsejamos que se dejo enfriar incorporar; despus se puede calentar y liquidar de nuevo, para ver si est m u y clara espesa, y en cualquier caso poderla templar, echndola un poquito de agua si est fuerte, si est floja hacerla hervir otro rato hasta que espese algo mas.

Advertencias sobre la cola.


Algunos constructores mezclan con la cola un poquito de harina de trigo, con lo que pretenden que se

-232hace mas pegajosa: sin que sea nuestro nimo vituperar el hecho, no creemos til (al menos para nuestras manufacturas) el mezclar la materia animal con la vejetal, porque creemos que aquella se hace mas quebradiza. Si las piezas que se van encolar, han de colocarse en un local algo hmedo, aconsejaramos que, en vez de disolver la cola en agua, se hiciera con aguardiente fuerte, porque se evapora pronto y no conserva la h u medad; pero lo mas seguro es procurar no poner las obras en semejantes sitios, porque se destruyen pronto. Asimismo recomendamos los aficionados que procuren hacer siempre las encoladuras, cuando reine el aire Norte, que seca bien y pronto; lo cual no sucede as cuando el aire es del Sur, y el tiempo est lluvioso, que no se ven jams las encoladuras secas aunque pasen quince dias; mas c-sto se remedia bien, disponiendo las labores apropiadas la estacin y esperando el tiempo propsito para hacer esta clase de trabajo.

Conservar la cola en el cazo sin que se descomponga en tiempo de verano.


E s sabido que en la estacin calurosa del verano, la cola se descompone m u y pronto en los cazos, pues hay veces que hecho un cazo de cola, las 24 horas le entra la putrefaccin y exala unos miasmas ftidos capaces

- 2 3 3 dc corromper una localidad. La cola en este estado est perdida completamente y debe enterrarse. Para evitar esta contingencia, se echar en cada cazo que tenga cola hecha, al tiempo de calentarla, uno dos trocitos de carbn fuerte de roble, encina pino, el cual no solo conserva la cola muchos dias, sino que, hemos esperimentado que alguna que empezaba corromperse, echndolo dicho carbn la desinfeccionaba y conservaba en buen estado hasta su conclusin.

Gji,

-.

Cola piscis de pescado.


La cola de pescado es sumamente pegajosa y mas fuerte que la ordinaria de nervios; adems tiene la propiedad de no ablandarse en los tiempos hmedos tan fcilmente como aquella, por eso la recomendamos para encolar las chapas de marfil hueso que cubren los teclados, las cuales en templos hmedos so sueltan con la mayor facilidad, en trminos que en este pais hemos hallado varios teclados, que tienen las chapas clavadas con pasadores de latn. Para disolver la cola de pescado se corta con tijera en trocitos menudos y como se suele h.icer en poca cantidad, so pone en un pucherito' pequeo de barro vidriado; se le echa aguardiente fuerte hasta cubrirla; se deja ablandar como una hora y se* hace hervir la luz de la lamparilla, cuya descripcin haremos en su lugar. Estando bien disuclta se usa cstendindola con una brochita proporcionada, como la cola ordinaria; so_

deja secar la encoladura y queda sumamente firme. Cuando hay que usarla menudo, cada vez que se calienta hay que echarla u n poquito de aguardieuto, porque, como este se evapora m u y pronto, queda la cola muy seca y espesa, de modo que al volverla calentar, en vez de deslerse, se quemara fcilmente.

-234-

CAPITULO I I I .
DE LA FRAUl'A ECONMICA AMOVIBLE Y OTROS TILES NECESARIOS PARA LA FUNDICIN DEL METAL.

L a fragua ornilla de fundicin es tan til y necesaria en los talleres del organero, que se hace casi indispensable: como es un objeto que ocupa mucho lugar, y adems es su servicio algo sucio, hemos procurado hacerla de modo que contenga todas las cosas necesarias para el trabajo, que no ocupe mucho sitio, y que en caso necesario pueda mudarse fcilmente de local.

- 2 3 5 T a r a formarla con las condiciones ospresdas so toman seis barrotes de madera fuerte, de 8C ctms. de largo y de 40 milis, en cuadro, esccpto uno de los seis que t ? n 4 r 4 0 milis, de grueso y 80 de ancho. Con estos sois barrotes se forma una especie de armazn, como para los pies de una mesa, los cuales so ensamblan por medio de unos barrotes travesanos que se ponen arriba y abajo, de la misma clase de madera iguales medidas. Vase la Fig. 47, que representa d i cha armazn y a formada.

Fig. 47.

Esta tendr de largo, inclusas las maderas, 135 ctms. y de ancho 50; los cuatro pies de la izquierda forman u n cuadro de 50 ctms. poniendo el barrote mas ancho al segundo pi del frente, como se v en A d c l a F i g . 47.

-236A esta armazn se le echa un fondo do tabla atravesada al ancho, que se clava en los largueros y travesanos inferiores, quedando as m u y reforzada. En este mismo punto todo al rededor se le pone una guarnicin de tabla de Unos 20 ctms. de ancho, la Cual va sentada y clavada sobre los mismos largueros y travesanos inferiores, formando una caja que es el depsito del combustible sea la carbonera. A la parte superior sobre los otros largueros y travesanos se pone otra guarnicin todo al rededor de tabla mas estrecha, de unos 12 4 ctms. la cual se indica en la Fig 47 con lneas entrecortadas. A la parte interior del cuadro que forman los cuatro pies de l a izquierda, se ponen bien clavados unos esquinales de barrote, cuyo cabo superior estar elevado del pavimento 70 ctms; sobre estos se coloca una losa de cantera fuerte labrada, que entre con flojedad en dicho cuadro y que tenga de 7 9 ctms. de grueso, la cual, colocada en su sitio, ha de florear con los barrotes de arriba, y sobre esta piedra se forma el fogn. E l espacio hueco que hay desde la tabla que forma la carbonera hasta los travesanos de arriba, se cierra con listones, como si fuera una caponera, dejando en el centro de la parte de delante una puerta para meter y sacar el carbn.

237

Caldereta para la fundicin del estao y plomo.


Antes de formar el fogn hueco para el fuego es necesario procurarse una dos calderetas para Ja fun dicin del estao y plomo, con el objeto d mandar ha cer aquel la medida de estas, Estas calderetas han de ser de hierro; pueden ser fundidas hechas martillo, de chapa bien dctil, y de una sola pieza. Sus dimensiones pueden .ser de 30 ctms. de dim. y 14 de alto fondo, en cuya capaci dad cabe suficiente metal, aunque sea para una plan cha de 3 met, d lR"g y 6Q ctms, de ancho.
y

o l j i , >.
Fogn de la fragua econmica.
Teniendo las calderetas que han de servir para la fundicin, se encarga al herrero el fogn, que consiste en un aro de hierro de 28 30 ctms. do alto, 7 milis de grueso y que est ajustado la circunferencia de la caldereta, pues con este objeto hemos encargado^se hi ciera sta antes que aquel. Dicha caldereta entrar en el aro ajustada hasta la mitad de su alto prximamente, y para que en ningn caso, pueda hundirse apretarse demasiado en el fa gou, (aunque est bien cargada de metal) so ponen la

-238parte interior de ste tres topes de hierro repartidos en su circunferencia, j?n los que descansa el fondo de dicha caldereta. A este aro se le hace una abertura de 10 ctms. do ancho y 14 de alto, dejando la parte baja de aquel unos 30 milis.'sin romper. E s t a abertura sirve para introducir el carbn en la hornilla y arreglar el fuego cuando se tiene la caldereta puesta en ella y se est fundiendo el metal. Este hueco abertura so cierra con una portezuela de hierro, sobrepuesta en el aro con dos goznes y una aldabilla que la sostenga cerrada cuando se est fundiendo. Al costado derecho de la portezuela, en el punto conveniente que es el canto bajo del aro, se le hace una eutrada para introducir la tobera que guarnece el can del fuelle. Vanse ambos objetos eu las FigS. 4 8 y 49. A es la caldereta; B es el fogn con su portezuela en C; D es el portillo de entrada para la tobera y can del fuelle; E es uno do los tres topes de hierro que tiene el fogn en su interior, para sostener la caldereta: los otros das no estn visibles por l a vuelta del aro.

Fig. 48,

Fig. 49.

-239-

Formacin y asiento dal fogn.


Sobre la losa labrada de Gantera que se coloc en el cuadro de la armazn, se forma un suelo de ladrillos baldositas delgadas de piedra, cojidas con yeso argamasa de cal y arena, sobre el cual se coloca el fogn de hierro, sujetndole bien todo al rededor por dentro y fuera, con trocitos de ladrillo, yeso argamasa, escepto el sitio de la portezuela que ha de quedar expedito, para poderla abrir y cerrar. Al mismo tiempo se colocar la tobera, que es un trozo de conducto tosco de hierro, que est en contacto con el fuego y preserva del calor violento al canon del fuelle, que v introducido en aqulla.

Fuelle para la fragua econmica,


El fuelle para la fragua que venimos describiendo, os do la misma forma que los de palanca abanico, cuy a descripcin haremos al tratar do esta parto esencial del rgano; al presente solo daremos sus medidas que son, largo 85 ctms, ancho 24; se le ponen dos pliegueg

-240y dos medios: debajo de la tabla inferior se le arma el cargador, que tendr un solo pliegue entrante sean dos medios: esto no es t a n largo como el fuelle principal, y tendr los goznes la parte contraria de este l timo.

Can del fuelle.


A la parte de atrs del fuelle principal, en el centro de su grueso en el punto que se croa mas conveniente, se lo fijar un canon de hierro de 20 22 milis, do dim. y del suficiente largo para que llegue desde el interior del fuelle al interior de la tobera.

Bscula para dar el viento la fragua.


Para poner en movimiento el fueUecito cargador y dar viento la fragua, se arma una bscula sencilla, dispuesta de modo que pueda dar el aire un muchacho, colocado la parte de detrs do la fragua, tambin que pueda en caso necesario dar aire el mismo que est trabajando, sin necesidad de ayudante. E n el espacio que queda desde el costado del fuelle hasta la tabla de delante, puede formarse un cajn que ofrezca comodidad, para poner cu l cuando se trabaja varias herramientas yxliferentes objetos. Vase la disposicin de dicha fragua, en la Fig 5 0 , que la repre-

-242senta concluida del todo, con la caldereta puesta en el fogn y el fuelle henchido de viento. La figura que se v eu A representa un yunque que hay puesto en el barrote pi derecho de la armazn, el cual puede quitarse, y porier en su lugar cualquier otro objeto, que pueda ser til al trabajo. La tabla que forma el aro de la armazn la parto de arriba no se ha marcado, para que se vea el fuelle, su canon y la parte del fogn etc. Para cuando se h a y a de soldar quitando la caldereta de su sitio, queda el ibgon expe^ dito; se pone el carbn necesario; se colocan los sobla* dores, de modo que los mangos salgan por laabertura; se quita la portezuela para que nq estorbe, y so suelda con mucha comodidad. Nos hemos detenido bastante en la descripcin do la fragua, porque es un til imprescindible; y hacindola del modo que dejamos indicado, es de m u y buen servicio para muchas cosas que se ocurren en el arte do organero: eu ella se tiene fragua econmica con su fogn para la fundicin, c u y a caldera puede contener do diez doce, arrobas de metal fundido; tiene su carbonera al pi, bastar.'e capaz para tener carbn en suficiente cantidad, y la gran ventaja de poderla mudar de local sin desarmarla y poderla colocar del modo quo mejor pueda convenir para recibir la luz, el aire etc.

- 2 4 3 -

CAPTLO IV.

DE 0T1103 TILES ACCESOMOS i LA FUNDICIN.

Ofy.

493.

Cazos de hierro para sacar de' la caldera el metal lquido.


Para el servicio de la fundicin se tendrn dos cazos dehierro, de 13 15 ctinis. d e d i m . y 60 milis, de fondo prximamente: con un mango de madera que con el suyo propio de hierro espigo hagan un largo de 45 50 ctms; adems se tendr otro mas pequeito, de 60 70 milis, de dim. y 25 30 de fondo, al cual se le hace un pico al costado, para echar fcilmente el m e tal lquido los moldes de los cepos de longetera, que es para lo que mas se usa; tambin se le pondr su manguito de madera, proporcionado su grandor.

-244-

Paletas de madera para limpiar la escoria del metal.'


Para limpiar- la escoria del metal y una telilla su^ til que empaa su brillo en la superficie cuando est fundido en la caldera y en el cajn que se deposita mientras toma el punto para estenderlo y formar la plancha, se hacen dos paletitas de madera, de 5 milimetros de grueso y de 150 de ancho, cuyo corte inferior estar bien recto en forma de chafln,

Espumadera,
Para revolver el metal fundido, hacer subir la escoria que haya en el fondo do la caldera y poderlo limpiar bien, se tendr una espumadera de hierro, que consiste en una paleta redonda, de 14 ctms. de dimetro y 3 milis, do grueso; toda llena de agujeritos, igual al de los cazos grandes.

-245-

Paleta para tomar el carbn..


Para tornar el carbn de la carbonera y echarlo al fogn, se tendr una paleta de madera, guarnecida por sus costados con unos listoncitos, con la cual se echa el carbn una especie de canal de hojalata; y se empuja con una tenaza de hierro ordinaria, arreglndolo al mismo tiempo en el interior del fogn sin necesida de levantar la caldera de su asiento. Vanse estos ti les representados por las Figuras siguientes:

Fig. 51.

Fig. 5 2 .

Fig. 5 3 ,

-246-

Fig. 54.

Fig. 55.

L a Fig. 51 representa uno de los cazos grandes: la 52 es el cacito pequeo: la-, 53, la espumadera: la 54, la paleta de limpiar la superficie del metal cuando est l- quido: la 55 es la paleta para tomar el carbn; y por l timo, la 56, la hojalata doblada para introducir el carbn en la hornilla.

Carbon de fragua.
E l carbn que ordinariamente se emplea para las fundiciones y para soldar es el que se llama de fragua, que gastan los herreros: se hace de las raices del bre-. zo urce; se ha de escoger de la mejor calidad, porque lo hay fuerte, y bastante flojo; este ltimo apenas sirve para la fundicin, porque su fuego es de poca violencia y tarda mucho en liquidar una caldera de metal, asi como el fuerte hace el fuego mas intenso, y se efect a la fundicin mucho mas pronto.

-249-

LIBRO TERCERO.
Trata dlos tiradores moldes para fundir las planchas de metal al declive y al nivel: del metal, sus aleaciones y clasificacin, conservacin del menaje de fundir, tablones y herramientas de labrar las planchas y reducirlas chapas para liacar las caeras del rgano.

CAPTULO I .
DE LOS TIRADORES MOLDES: PROPIOSPARASTNDR EL METAL FUNDIDO Y FORMAR LAS PLANCHAS.

Para poder conseguir la construccin de buenos t a blones sobre los que se puedan tirar las planchas de metal, sin que el calor de ste sea demasiado sensible la madera y la tuerza haga perder el plano perfecto que debe conservar, se han discurrido inventado muchos modos de construirlos todos ellos m u y ingeniosos que al parecer habian de hacer los tablones casi insensibles y podran sufrir el gran calor que el metal lquido CQ-

-250*inunioa la madera, pero tal es el grad de ste, y tanto influye la repeticin d estender sobre ella una, otra y otra plancha, que apesar de todas as precauciones que se han tomado; casi creemos imposible el poder evitar el que se tuerzan, por gruesa, seca y reciavada que est la madera. Por lo mismo, en los muchos aos que llovamos de experiencia en el arte del organero, hemos teido especial empeo y gusto en formar tablones por todos los mtodos que hemos visto, y algunos do nuestra invencin, que han resistido el calor mas menos tiempo; pero en todos ellos, se presentaban los tablones de plano, y aunque gruesos, secos, bien clavados y sujetos, Siempre el calor los hacia mover. E n las muchas pruebas que hemos hecho para evita? esta contingencia, hemos procurado romper las fibras de la madera, para matar su sensibilidad, agujereando todo u n tabln, como si fuera una criba; y sin embargo, siempre el fuerte calor del metal la ha torcido. Finalmente, conociendo la causa de la extorsin y procurando evitarla hacer casi insignificante su accin,hemos deciddo formar el tabln de modo que el calor de la plancha llegue la madera lo menos que sea posible, y hemos eonseguid.0 nuestro objeto, sino en absoluto, lo menos de la manera que menos la pueda interesar, formando el tabln del modo siguiente.

Qlfyv. 499.
Medidas de los tablones tiradores del metal.
Para n taller regular en el que se hayan de fundir planchas para las caeras mayores que se hacen de me-

-251
tal, como son el flautado de 26, el de 13, etc, se han de hacer al menos, dos tiradores; uno de 300 ctms. de largo por 56 de ancho, y otro de 200 250 ctms. de largo por 40 de ancho. El uno es para tirar las planchas mayores, que pocas veces se hacen, y el otro que es el mediano, es el que mas se usa porque es mas comn el fundir planchas de su medida. Tambin puede tenerse uno pequeo para planchas reducidas; pero tirndolas bien con el mediano, se sacan planchas de muy buen servicio para caeras grandes y pequeas, y se economiza el menor, porque los mismos gastos y preparativos se hacen para tirar una plancha regular que una pequea.

ofy,.

200.

Formacin del tirador.


Para formar el tirador regular se toman tablones 6 tablas gruesas de pino Holanda del pais, sumamente seco; si se puede hallar viejo, que haya servido en tablados 6 pisos, aun ser mejor: se cortan al largo, de 200 250 ctms: el ancho de los tablones ser (siendo posible) de 20 ctms. -algo menos: se limpian igualan por mayor lo mejor que se pueda, y como el objeto principal es aprovechar la madera, aunque quede alguna falta, no importa. Para no hacer tan pesado el tirador, se pondrn la mitad de las piezas del ancho indicado, y la otra mitad se pueden poner mucho mas estrechas; por ejemplo,

- 2 5 2 cinco seis de 20 ctms, y cuatro cinco de , 8 10 ctms. Estas piezas se ponen de canto, interpoladas unas con otras; la primera, ancha de 20 ctms; la segunda estrecha, la 3 . ancha, la 4;" estrecha y asi Sucesivamente hasta completar con el canto de todas ellas el ancho del tirador que, segn hemos dicho, deber tener 40 ctms. Con motivo de que el ambiente natural de la temperatura pueda penetrar en las j u n t a s do los tablones, se pondrn entre estos, unos listoncitos atravesados en s u ancho de 10 milis, de ancho por 4 de grueso, los cuales pueden fijarse en dichos tablones con clavijitas de madera encoladas; estos listoncitos, puestos con SOctmside separacin unos de otros, hacen que los tablones no puedan tocarse y queden 4 milis, separados, cuyas hendiduras huecos en nada .perjudican la plancha que se funde sobre el tirador, y antes bien favorece el movimiento de la madera y permite que el aire de la atmsfera penetre hasta debajo de la misma plancha,neutraulizando bastante el calor del metal fundido y hacindole menos sensible la madera. Vase la Fig. 57, que manifiesta el cabo de este tirador, en el
1 a

Fig. 57.

^-253quc so ven nueve piezas que lo componen, cinco anehas y cuatro mas estrechas todas ollas separadas entre si y que solo se tocan por los pequeos listoncitos que deben tener interpuestos cu sus costados, siendo el plano del tirador el indicado en A A, formado por los can tos de dichas nueve piezas, en el cuai ha de echarse el metal fundido: fcilmente se comprender que cada pieza le ha de tocar la menor parte posible del calor de aquel, y como cada tabln lo recibe en su canto, las fibras vetas corticales del centro no pueden tomar el calor que indispensablemente recib iria si se esteudiera el metal en todo su ancho. Ahora vamos ver como se han de reunir y sujetar todas estas piezas, para formar, icn ellas un solo cuerpo, que es el tirador.

Modo e armas, el tirador.

Para armar el tirador, reuniendo las piezas de que dejamos hecho mencin, se empieza por sealar con lpiz los cautos que han de formar el plano, so les marca u n trazo de gramil en las dos caras de cada pieza 6 8 ctms. del canto sealado; y como 60 ctms,. de cada cabo se marca en todos, las piezas,, tocando la lnea del gramil, un agujero cuadrado de 3,0 milis, el cual se abre, por ambas caras, para que salga bien hecho y medidas justas en todas las piezas. Teniendo estos agujeros bien acabados, se labran dos

-261-barrotes de madera fuerte de 30 milis, cuadrados, y despus de ver si pueden entrar en los agujeros de las piezas de tabln, se renen estas del modo que han de quedar, se d cola los agujeros y listones y se introducen estos como ensartndolas todas. Estos listones son como dos pasadores que atraviesan dichas piezas y las mantienen reunidas. S\ el tirador es de tres; metros de largo, en vez de dos de estos listones se pueden poner tres; as como tambin pueden ponerse en el que nos ocupa, si so cree conveniente. Estando seca la encoladura de los barrotes, pasadores, se pueden repasar las desigualdades del plano dei tirador y arreglarlo bien al ancho y alto, para que en cualquier punto que se le coloque, siente bien en todo su largo. Sujetas, las piezas que componen el tirador del modo indicado, no ofrece este la seguridad necesaria, y es preciso acabar de sujetar y afirmar, todas las piezas de que sq compone, ponindole seis barrotifos atravesados en el plano superior y otros seis en el inferior; al efecto se toma madera de la misma calidad y circunstancias de los tablones, y se forman los barrotitos, que son unos listones de 40 50 milis, de ancho, de 12 15 de grueso, y de largo el ancho justo del tabln; tenindolos bien labrados se ponen sobre el plano del tabln, uno en cada cabo y los dems puestos distancias iguales en todo sn largo; se seala bien, su situacin, y con un serrn grande, so abren las caj'as para todos ellos procurando queden bien ajustados, porque hay que introducir en el cuerpo del tabln el grueso de los listones, d.c modo q u e despus d.e puestos, en su sitio enrasen con el plano general y pueda repasarse el todo con garlopa y garlopn do hoja dentada,poniendo dicho plano l o m a s perfecto que se pueda en todos sentidos y direcciones
t

-855
Estos listones traveseros del plano superior se fijan sin darles cola, clavndojps con unos clavicotes de madera, que se introducirn en cada tabln un poco torcidos y encolados. A la parte de abajo se ponen los mismos barrotes travesanos, mas, en este sitio pueden ir clavados con] puncas no m u y largas para que en cualquier tiempo se puedan arrancar. De este modo q u e d a n perfectamente aseguradas todas las piezas que componen el tirador, formando u n solo cuerpo compacto, al cual (sin embargo) debe evitarse el darle golpes, porque las piezas que lo enlazan y aseguran no ofrecen tanta fir-ineza que puedan resistir cualquiera eventualidad. Vase la Fig 58, que lo representa armado con los listones, que lo aseguran y refuerzan.

-256-

Forrado del plano del tirador.


. L a parteplanadel tirador, que es la principal, en la que -so echa el metal fundido, 'despus de tenerla perfectamente labrada, de modo que no se la perciba ninguna falta en toda su superficie, se ha de forrar cubrir con dos telas de muleton belludo de algodn, las cuales se han de poner, perfectamente estiradas en todos sentidos para que nb hagan ninguna arruga. Al efecto, se pone cada costado del tirador una tira doblada de lona, q.ue podr tener de ancho la primera hoja, de 50 60 milis, -y la segunda, que es la do encima, de 39 4 6 ; esta tira h a d e ser de todo el largo del tirador, y so clava con puntitas pequeas en sus costados, dejndolo descubierto 5 6 ctms. el canto de arriba. Teniendo cortado el muleton al ancho y largo del tirador, (todo de ma pieza) se cose el un costado con hilo fuerte do gramilla encerado la tira mas ancha de Jas dos de lona que se han clavado los costados. Entindase que esto cosido es puntadas largas, y de modo que despus de cosido de igual manera al otro costado, pueda irse estirando el muleton, templando o hilo, como se "hace en los tambores para apretar sus aros. Despus de haberle estriado dos tres veces, y tenindolo de modo que est satisfaccin, se cstiendo sobre este forrado otra cubic rta do tela fuerte do algodon (vulgo percal blanco) pero m u y igual, la cual des-

-257pues de mojada, bien estirada y seca, se pone cubriendo todo el tirador y se cose los costados en la segunda tira de lona (que es la estrecha) con hilo fuerte ordinario debiendo quedar perfectamente tersa sin la menor arruga, para lo que puede tambin estirarse algo de los cabos, sujetndola con unas puntitas que puedan arrancarse fcilmente cuando ha'y de mudarse la tela. Vanse las F i g . 60 y 61 que representan el tirador de costado en el que se v lo que dejamos esplicado.
a

Antiguamente se forraban los tiradores (que ordinariamente eran do un tabln ancho y grueso) con bayeta fina y tela de hilo, lo cual era bastante costoso y no de mejor servicio; por lo que l i m o s adoptado ol algodn, como queda apuntado, que hace el mismo efecto, resisto mas tiempo el calor y cuando est y a carbonizado su renovacin es m u y econmica.

Of;.,. 2 0 4
Listones guardas de los costados del tirador.
Tenemos y a perfectamente plana, lisa, y tersa la superficie del tirador; ahora se le ponen los costados dos listones (uno cada lado) qu, si se puede, han de

-258er de una pieza para todo el largo del tirador; estos ser ran de 70 milis, do ancho y 10 de grueso, los cuales han de estar bien labrados, porque si se tiran las planchas al declive sirven de guia al cajn conductor del metal lquido, y si se fundo al nivel, para que no enganche la eh'apa en alguna desigualdad que tengan dichos listo-: nes, estos se colocan de manera que suban del plano unos 22 milis, y so clavan con puntas encabezadas con Buela para poderlas arrancar fcilmente, cuando haya que mudar la tela.

Caballete y banco para cqlocar el tirador al declive.


P a r a colocar el tirador al declive, se hace un caballete ordinario, fuerte, que consiste en un barrote con euatro pos, enlazados con listones travesanos; este ser prximamente de 75 ctms. de alto, y para la parto baja se hace u n banquito ordinario como para sentarse, cuy a meseta tenga de largo el ancho del tirador, de ancho 28 ctms, y 50 do alto. Respecto las medidas dadas del alto del caballete y banco para colocar el tirador, hay que atenerse al al^o grueso de ste, y arreglarlos de modo que su vrtice caida, despus de colocado sobre aquellos, s,ea arreglado las medidas que damos mas adelante en el ap. 218 que trato del modo de tirar las planchas al declive en el que se previene que el cabo superior del tirador est 900 milis, elevado del pavimento, y l inferior 710 etc.

-269-

Cajn sin fondo para contener el metal derretido.


E l pajn sin fondo, que ha de contener el met^al derretido, se hace de buena madera de pino, castao nogal; consta de tres tablillas, bien enlazadas por sus dos ngulos; el grueso de estas ser de 12 15 milis, su alto do 11 ctms; el cajn y a formado ocupar todo el ancho del tirador, metido entre los dos listones que guarnecen sus costados, y de largo tendr 42 ctms." Vase s_u forma en la Fig. 59 que lo presenta m u y en pequeo y a

Fig. 59,

concluido punto de servir. Para enlazar los dos costados se le pono encima otro listn, como el que se v en A y para que resista bien el calor del metal, s_e emba^ durna interiormente con cuatro seis manos de greda y almazarrn, disueltos en agua con u n poquito de cola. De los cantos inferiores ha de estar perfectamente recorrido y derecho, y la esquina ngulo de la tablilla

-260del frente delie matar.se, ponindola un poquita en redondo para que al bajar por el pla-.o del tirador, no tropiece en alguna pequea desigualdad y forme alguna aiTuga en la tela. Para que resbale bien por los costados del tirador, se frotan exteriormente sus costados y los do aquel, con un poquito de jabn, y cuando, por efecto del mucho calor, del metal, se tuerza algo carbonice, se repasa con }a garlopa, rebajndolo un poco hasta ponerlo bien plano. E l modo de colocar este cajn y las precauciones que se toman para que sirva bien y no se queme tan pronto, vase en los aps. 220. y siguientes, en los. que damos el mtodo de fundir el metal, y tirar las planchas al declive.

Qkv. 207.
1
Cajn para recibir el metal sobrante del tiradorCuando la tirada de una plancha salo mal, por no tener, el metal su verdadero punto de calor por otra cualquiera causa, suele, sobrar abajo, del tirador mas menos metal que baja medio, cuajar, contenido por el eajon sin fondo, y para que no caiga al suelo y pueda recojerse para volverlo inmediatamente, la caldera se hace ui cajn fuerte, de 50 70 milis, de fondo, do 14 17 ctms. de ancho y un poquito mas largo que el ancho, del tirador.: esto cajn so pone sobre el banquito que sostiene, la parto inferior d aquel, m u y aivimado al mismo, de modo que pueda recibir todo el inctal sobran-

- ^ C i te quo o haya quedado hecho plancha en el plano del tirado ; y para que sufra dicho cajn bien el calor del metal, ol tiompd quo lo haya de contener, se embadurna interiormente con cuatro -scis manos de greda almazarrn con un poco de cola, procurando tapar bien con esta preparacin las j u n t a s , agujeritos y desigualdades que pueda tenor, para que no se introduzca en ellas el metal lquido, que todo lo destroza. A mayor abundamiento, tambin nuede ponrsele un papel de estraza, que impide al metal lquido "introducirse en las j u n t a s .

E l tirador siempre se procura armarle lo mas prximo que se pueda a la fragua, de modo que se le puedan echar los cazos de metal fundido sin moverse el operario de su sitio. Vase la Fig. 60, que representa el tirador, puesto ya en su propia situacin y punto de recibir el metal lquido en el cajn sin fondo que est en el punto mas elevado del tirador, donde debe colocarse.

Q | v . 209.
Banco para tirar las planchas al nivel.
Para t i r a r l a s planchas al nivel se hace uso d l o s mismos tiradores que dejamos descritos para tirarlas al declive, pero es'necesario formar u n fuerte banco de

J pino u otra cualquiera ma^ dera ordinaria, para sentar sobre l el tirador: si en los talleres hay comodidad para hacerle de todo el grandor del tirador, que se haya de poner encima, es m u y bueno armarlo de este modernas si no se puede hacer por falta de comodidad, puede sustituirse el banco grande con tres pequeos, como el que dejamos descrito en el ap, 205 para la parte baja del tirador puesto en declive. Si se hace tan grande como el tirador, se forma de dos fuertes cuartones de viga de 70 100 milis. en cuadro y se ensablan con fuertes travesanos, ponindole una en cada cabo, y dos tres en el centro, formando:como una especie de escalera de largos pasos; se fijan las espigas en las escopleaIjl duras, ajustndolas concufiitas y atravesndolas con clavicotes. Despus se le ponen seis pies, del alto necesario para que el plano del tirador est una ele,

-263vacion cmoda pr el trabajo, los cuales se colocan, dos cerca de cada Cabo, y dos en el Centro de

s largo. Vase su forma en la Tig. 61 en A A. Sobre este banco se pone el tirador bien sentado, para que. nunca pueda torcerse ni alabearse.

ta

-264-

CAPTULO I I .

CLASIFICACIN DEL METAL QUE SE EMPLEA EN LOS CAOS DEL RGANO.

E l fijar la clase de metal propio y mas propsito para construir las caeras de los rganos, ha sido para nosotros motivo de muchas dudas indecisiones, porque las reglas que nos daban algunos autores, las encontrbamos desmentidas en la prctica de m u y buenas obras, esto es: en rganos espmolcs y extrangeros, construidos en pocas diversas. Generalmente se recomienda mucho la pureza del estao, que se emplee en la construccin de las caeras; algunos constructores admiten alguna mezcla de plomo, en mayor menor cantidad, pero los mas son de sentir que cuanto mas puro es el estao es mucho mejor el sonido, de mejor vista la obra, do mucha mas duracin y la afinacin mas constante; todas condiciones inapreciables y por lo tanto

-265dignns de consideracin y do un detenido examen. E n efecto, en los aos que llevamos estudiando y practicando este arte, hemos tenido muchas ocasiones de observar si las obras estaban en consonancia con los escritos, y desgraciadamente no hemos encontrado ni una sola donde se halle un orden de caos de estao puro, sin mezcla de plomo: se ven caeras bastante finas con m u y poca mezcla, se hallan algunas que tienen tanto plomo como estao, y tambin algunas que es mayor la cantidad de plomo que la de estao; de todas estas clases se encuentran obras m u y buenas en su manufactura y sonido, que se reconoce la simple vista ser ejecutadas por hbiles artistas, y reflexionando con la experiencia en la mano, y las obras consultadas de varios autores acreditados, mas de una vez nos hemos visto perplejos, confusos y sin saber que resolver; sin embargo, fuerza de esperimentos y examinar muchas clases de caeras finas y ordinarias, hemos visto que una cantidad proporcionada de plomo, mezclada con el estao en nada le perjudica, baja mucho el precio de la obra, y facilita bastante el trabajo; porque el estao puro es algo duro para trabajarlo, y mezclndole cierta cantidad de buen plomo, se hace mas dctil y se labra mas fcilmente, proporcionando economa en el tiempo, en el trabajo y en el precio. Estas consideraciones y los muchos ensayos practicados en caos de diferentes clases de metal, construccin y sonido, nos decidieron adoptar, como mejores las dos clases de metal que empleamos en nuestras construcciones, y que creemos las mas propsito para los fines indicados.

-260-

Metal fino de 1. elas.


a

Como metal de primera clase se fundirn planchas do estao fino, mezclndolo un 15 por ciento de buen plomo, esto et; 100 kilogramos de estao se le echan 15 de plomo lo que es lo mismo 100 onzas partes de estao puro se le mezclan 15 de plomo; cuya aleacin es tan pequea que no se conoce su mezla, ni casi se puede decir que altera en nada la buena calidad d e l estao.

Metal comn de 2.' clase.


Como metal comn de segunda clase se fundirn planchas de u n kilogramo de estao y u n kilogramo de plomo, que es mitad de una cosa y mitad de otra, por lo que le damos el nombre de metal mediado. E s de m u y buena vista y dctil; se puede labrar cmodamente, y sale bastante mas barato que el de primera.

Tambin se han probado otras mezclas para obtener un metal entrefino, y otro mas ordinario que se desti-

- 2 6 7 naba los conductos portavieiitosy los pies de las caeras; pero, vistos y bien esperimentados los inconvenientes que se han palpado en el mismo trabajo, se abandonaron completamente, por las muchas dificultades que ofrecan y el mal resultado que daban^

Uso que debe hacerse de estas clases de metal.


Aunque de cualquiera de las dos clases de metal que queda apuntado (que es el finle primera y el comn mediado de segunda) pueden construirse toda clase de caeras para los rganos, sin embargo, clasificaremos en este apunte el uso que puede hacerse de estas dos nicas clases de plancha que debe fundirse, y aunque seria m u y conveniente el que todas ellas, desde el cao mayor del flautado de 26, hasta el mas menudo de una zmbala, fuesen d e , m e t a l fino, la economa q u e se ha introducido en la mayor parte de los artefactos, ha maleado de tal modo los materiales que se emplean en la construccin de los rganos, que al presente es cosa rara el hallar en ellos caeras finas de primera clase; mas atendiendo lo til y provechoso de minorar en lo posible el coste de las obras, sin perjudicar su bondad en su sonido, duracin y hermosura, decimos; que dejando parte una obra de gusto en la que se quiera que todo el metal de sus caerias sea de primera, como dejamos advertido, deben construirse de plancha fina todas las caerias que decoran las fachadas, todos los cuerpos de las caeras agudas 6 menores,

- 2 6 8 partir desde el Do primero del orden ele quincena; sea doble octava alta del flautado de trece, basta los caos mas menudos del Heno, corneta compuestas de nasardo etc: y en la lengeteras desde el Do tercero de la trompeta real hasta el clarn mas pequeo, cao de cualquier orden que sea, en cuya medida quedan comprendidos todos los registros de la mano derecha y los caos menores de la izquierda, que son los que deben tener el sonido fuerte * claro y de buen timbre. Las caeras interiores, no comprendidas en la anterior medida por ser mayores que el Do tercero de la trompeta real y el Do primero de la quincena, pueden Construirse, sin escrpulo de ninguna especie, de metal mediado de segunda; al como" tambin los pies de todas las caeras interiores, los boquilleros de los caos de lengeteria que estn colocados en posicin vertical, y todos los conductos, portavientos y dems que ocurra en una obra,

Q\v.

245.

E s cierto que, por va de economa, se han ensayado mezclas de plancha m u y cargada de plomo destinada la construccin de los conductos, pero y a hemos advertido que se ha esperimentado que semejante procedimiento no es til ni conveniente por ningn concepto; por lo tanto, deben hacerse siempre de metal mediado, como queda dicho. Siendo el estao y el plomo que se empleen en la confeccin del metal comn de segunda, de buena calidad, y estando mezclado partes iguales, sale un me--

-2G9tal muy bueno y no hay inconveniente en hacer todas las caeras do esta clase, porque hay m u y buenos rganos que lo tienen as practicado; pero volvemos repetir nue do ningn modo debe bastardearse mas la mezcla, porque es. m u y perjudicial en todos ponceptqs. E n los rganos extrangeros se hallan todos los cop^ductos hechos de plomo solo, sin mezcla de estao, cuy a prctica no puede admitirse en los rganos espaoles porque son m u y diferentes nuestras construcciones, y no son duraderos los conductos de esta clase.

Modo de eonocer el buen estao.


E l estao en barra lingotes, mas menos gruesos, que se toma en el comercio en las fbricas, puede estar algo adulterado, porque le suelen mezclar algn plomo antimonio; lo cual debe tenerse en cuenta para fijar la cantidad de plomo que debe echarse en la caldera de fundicin. Cuando el estao es de buena calidad tiene el color m u y parecido la plata, y tira u n poquito al amarillo verdoso del azufre; se conoce su bondad en el crugido m u y marcado que hace cuando se dobla una barra, el cual es menos notable cuanto mas adulterado est, y siendo mucha la cantidad de plomo que contenga, pierde del todo el crugido. Tambin se conoce bastante eii el peso, porque el estao fino est reputado por el mas ligero de todos los metales; si est bien purificado, dndole pequeos golpes a una varilla, suena

-270con alguna vibracin, como el latn el hierro. Cuando se tiran las chapas en los moldes tiradores, se n> nifiesta bien la mezcla del estao y plomo en unas p i m tas que salen en la plancha, segn S3 ya enfriando; las cuales si es mucha la cantidad del plomo, mezclada en el estao, son m u y menuditas (como el grano del mijo), y cuanto mas se aproxime la mitad de cada clase (esto es, tanto plomo como estao) mas grandes se marcan dichas pintas,que llegan ser del dimetro de un realito de plata y forman u n a imitacin de piel de tigre, agradable la vista, E s t e aleacin es bastante buena para el metal de segunda clase, que es el que hoy se halla comunmente en todas las obras, y aun seria menos malo si todo fuese de esta calidad, pues en algunos rganos hay caeras que casi son de plomo con m u y poca mezcla de estao, la cual^ como dejamos sentado, es a i teniente reprobable.

CAPITULO |III.

MODO DE Fl-NDIIt EL METAL Y TIRAR LAS PLANCHAS AL DECLIVE.

P a r a fundir el metal y tirar las planchas al declive, se echa primeramente^ en la caldera el plomo necesario para la pesada de estao que se quiera hacer, guardando las proporciones del metal mediado de segunda, como queda dicho en el ap. 212: el plomo solo se disuelve mas pronto, y estando y a lquido, se le echa el estao necesario, las virutas y retales que se tengan guardados de la misma clase; mientras se disuelve, se v preparando el tirador tabln de fundir, el cual ha do tener mas menos declive, segn lo fino del metal y el grueso que se quiera dar las planchas, porque cuanto mas fino sea este, tenga menos cantidad de

-272plomo, so le cl menos vrtice al tirador, como tambin para que la plancha salga algo gruesa, que si se quiero mas delgada, se le d al tirador un poco mas de inclinacin, para que el metal no se contenga tanto y baje mas fcilmente cuando est y a en punto de cuajarse.

Declive del tirador.

Para que haya una medida que pueda servir de regla la colocacin y declive que puede darse al t i rador, se pondr el cabo superior de ste 90 centmetros del pavimento, y el inferior 7 1 , siendo el tira^ dqr de 300 ctms. de largo, que es una medida bastante regular para tirar chapas que puedan dar largo suficiente para hacer el cao mayor de una trompeta real etc. Esta medida, que sirve de base para d a r ' declive al tirador, se puede aumentar disminuir seg n se esperimente, porque u n poquito mas menos que est cado, puede dar buen d nial resultado la fundicin. E l ancho del tirador debe tener todo su plano perfectamente nivelado, lo cual se prueba echan-, do sobre l rodar una bolita bien esfrica, la que debe bajar rectamente, porque si se dirige algn costado, prueba que de aquella parte est cado el plano del tirador, lo que debe remediarse precisamente.

-273-

Teniendo bien colocado el tirador se le echa sobre toda su planicie un poco de harina de trigo cernida, que se estisndc bien frotndola sobre el lienzo con la palma do la mano, para que, introducindose en su t e gido, lo preserve algn tanto del calor violento del metal derretido y le impida introducirse entre los listones de los. costados del tirador.

ol )|v.

sao,

Precauciones para no quemar el tirador.


E n la parte mas elevada del tirador se ponen unos pliegos de papel de estraza, con los que se forma u n fondo al cajn que se pone en aquel punto, con el fin de contenor el metal derretidq cuando se echa de la caldera para hacer una tirada, cuyo papel impide el que se abrase la tela de aquel sitio, al menos tan pronto como sucedera sin este auxilio; sobre estos papeles se coloca dicho c'ajqn sin fondo, y dentro del mismo se sobreponen otros pliegos mas de papel, dispuestos de modo que contengan bien el metal y no dejen escapar ni una gota, porque si hay algn agujerito. que lo deje pasar, por

-274all se cuela el lquido, y se pierde la t i r a d a . Si los pliegos no dan el ancho bastante para cubrir el fondo y doblar en los ngulos unos tres dedos, debe prepararse antes, pegando con engrudo unos pliegos otros, hasta que den el ancho necesario para el referido objeto. E n la parte baja del tirador habr un cajoncito poco ancho, pero un poquito mas largo que el ancho de aquel el cual hemos descrito en el ap. 207, en el que debo caer el metal sobrante de la plancha tirada, y con el mismo cajoncito se vuelve echar en la caldera, antes de que so cuaje enfrie mucho,

afy.

%m.

Limpieza del metal fundido en la caldera.


Estando el metal lquido en la caldera, se revuelvo bien con la espumadera de hierro, para que suba la superficie toda la escoria, (que se quitar cuidadosamente, porque cualquiera brocita que tenga causa perjuicio la fundicin; esta escoria se va echando en un rincn donde no estorbe, ni pueda quemar nadie,

Qtcji,.

222.

Conocimiento del grado de calor del metal derretido.


El grado de calor que debo tener el metal para echarlo en el cajn del tirador, se conoce en que empie-

-275za tomar la suporficic un colorcito violado, y si ol calor es m u y fuerte, este color se vuelve como dorado. Tambin so esperimenta, metiendo por nn instante en el lquido un papel blanco enrollado, y si al sacarle de esta momentnea inmersin, se ha-abrasado, tomando un color de barquillo bastante subido, estar el metal demasiado caliente, pero si sale un poquito tostado solamente, entneos est el metal en un punto regular, para poderge tirar la chapa,

Bel tiempo propio para las fundiciones.


Adems de lo advertido en el apunte anterior, h a y que tener presente la estacin en que se hacen estas operaciones, pues solo la esperiencia que d la prctica, puede ensear las muebas circunstancias que deben tenerse en cuenta, para hacer bien la fundicin d l a s planchas; hecha sta en el verano, es bastante diferente que en el invierno, cuya estacin no es tan propsito, y solo en casos de precisin puede hacerse en este tiempo. De no tener mucho tino y precaucin resulta el quemarse romperse la tela que guarnece el plano del tirador, perdiendo el tiempo que se emplea en formarlo de nuevo, y todo lo gastado en liquidar el metal, e t c . Si el metal est demasiado caliente, salo la plancha m u y delgada, con agujeros y de todo punto inservible; y si est algo fri, no corre bien, queda la plancha demasiado gruesa, y todo se estropea.

Advertencia higinica,
El departamento local dqnde se hagan las fundiciones, debe tener las ventanas abiertas para que est bien ventilado, porque el excesivo calor, el tufo del carbn y el del metal, producen dolor de cabeza, y fcilmente puede contraerse una enfermedad.

Echar el metal fundido en el tirador,


Estando todo bien dispuesto, se pone un operario la izquierda del tirador, sosteniendo con ambas manos el cajn sin fondo en el punto mas culminante de aquel, apoyndolo bien.sobre el plano del tirador, para que no pueda colarse el metal aunque se rompan los dobles de papel Rengan algn agujerito; otro operario v echando el metal derretido en el cajn con un cazo de hierro de mango largo, cuya descripcin hemos hecha en el ap. 193: se echan de siete nueve cazos si el tira-, dor es pequeo (el de 250 ctms, do largo y 40 de an-: cho) y si es el grande, que tiene do largo 300 ctms. y de ancho 56, sto deben echrselo de 11 13.

-277Al ccliar los cazos de metal en el cajn, debo hacerse con mucho tino y cuidado, porque si saltan algunas gotitas (que es m u y fcil) se le queman las manos al que sostiene el cajn. Mientras se va enfriando el metal hasta tomar el punto conveniente, se est continuamente limpiando su superficie con la paletita de madera del ap. 194; la escoria que resulta de esta limpieza, se v arrimando la orilla superior, para echarla fuera del cajoii, la cual no conviene que baje con el metal, porque en el punto que se queda hace agujeros en la p i a r chai

Tirar el metal fundido, y hacer la plancha.


Cuando se note que en la orillita superior empieza cuajar el metal, formando una papilla no m u y espesa, entonces est en el punto preciso, y se mandan cerrar con presteza las puertas y ventanas para evitar toda corriente de aire, y con un tino especial, m u y difcil de esplicar; se v resbalando el cajn hacia abajo del tirador de modo que si, se v que el metal est m u y lquido, se baja despacito, y si est algo fri se baja mas prisa, procurando no hacer ninguna detencin en el curso de la,tirada; al mismo tiempo que empieza bajar el cajn del alto del tirador, el operario que ech los cazos de metal, debe levantar un poco los dobles del papel, para que el metal que contengan no se quede en aquel sitio y siga el curso de lo dems hasta que todo, llegue al plano general del tirador, que est libre del papel y

- 2 7 8 solo tiene el forro de tela; de este modo est esperimcntado que la plancha queda mas bien hecha de la parte alta, y si no se practica as, siempre sale delgada de aquel punto y no puede aprovecharse tan enteriza.

o4jv.

mi.

Advertencias sobre una mala fundicin.


Si la plancha sale mal fundida, se corta cuidadosamente con un cuchillo antes que se cuaje, para volverla echar en pequeas porciones la caldera, fundirla de nuevo y volverla tirar, repitiendo los mismos procedimientos y con el mismo cuidado que la primera vez. Si sale buena, y tiene algn agujerito, se puede tapar echndole un poquito de metal lquido con el cacito pequeo indicado en la Fig. 52 qne es propsito para este y otros varios usos, con el cual, estando lleno do metal, se puede calentar la parte del agujero que se quiera tapar antes de echarle el lquido, para que se incorpore mejor.

afy.

22S.

Precauciones para enfriar la plancha, y levantarla del molde.


Concluida de t i r a r l a plancha, se procura enfriarla, dndole aire con una tablilla delgadita, algo mas gran-

-.279de que medio pliego de papel, pero de ningn modo se abrirn las ventanas y puertas del obrador, porque la corriente del aire la ventea, esto e, la rompe hacindole unas grietas que la inutilizan. Cuando el metal est lquido, tiene mas volumen que cuando est fro, y por lo mismo segn se v incorporando y perdiendo el calor que lo tenia derretido, se v contrayendo, r e plegndose hacia su centro, y si este pequeo movimiento lo hace prisa obligado por el rpido cambio de la temperatura, la plancha no pUedc contraerse fcilmente y se rompe por diferentes sitios. Este movimiento de contraccin se marca perfectamente, porque despus que el metal est y a bien cuajado y ha formado euerpo slido, se v que la plancha se acorta, estrecha y adelgaza u n poquito. Tampoco debo tocarse la plancha hasta que pierda bastante calor y se incorpore bien el metal, porque se rompen con suma facilidad, pero para ayudarla] que se enfrie m a s pronto y no requeme tanto la tela del tirador, se levanta un poco del cabo mas delgado, y se le atraviesa un listn que la tiene elevada de su lecho, el c u a l se v corriendo poco poco, ponindole otros listones hasta que se separa completamente del tirador, y en este estado y a se puede refrescar la atmsfera del local, abriendo las puertas y ventanas: enseguida se toma la plancha con unos trapos para no quemarse, y se tiende en el suelo en donde no estorbe para la continuacin del trabajo.

280-

Planchas que se pueden tirar en un dia.


L a primera plancha que se tira, pocas veces sale bien; j a p o r q u e el tirador est fri por cualquier descuido que pueda haber, mas en calentndose ste, y tomando el tino al trabajo, entre dos obreros pueden fundir y tirar de diez doce planchas cada dia; sin embargo, no habiendo una grande precisin de adelantar la obra, no aconsejaramos que se llevase el trabajo de fundir y tirar planchas, seguido todo el dia, porque por muchas precauciones que se tomen, y a dejamos d i cho que el calor y el tufo pueden ser nocivos la salud de los operarios; por lo tanto, segn se ha esperimentado, se puede hacer suficiente labor, empezando la fundicin desde las seis de la maana hasta las dos de la tarde, en cuya hora puede suspenderse el trabajo para descansar y continuarlo al siguiente dia.

Del tiempo propsito para las fundiciones.


E s preciso hacer las fundiciones en das templados, porquey si hace viento fuerte y fro, no se puede conse-

-281 guir una plancha entera sin que se ventee rompa; para evitar este mal, segn se acabe de tirar aquella, debe cubrirse toda su superficie con los papeles que se tengan preparados pura guarnecer el cajn en que se deposita el metal derretido, con lo cual se impide la inmediata accin del viento fri, y no estn fcil el que se rompan en la contraccin que hace el metal cuando se congela incorpora precipitadamente por la accin de aquel; por lo tanto repetimos que si no hay gran precisin, debe esperarse que haga buen tiempo, para practicar cmodamente y con buen xito esta clase de trabajo.

Metal escalfado recocido.

H a y que tener gran cuidado de no recocer mucho el metal, y no calentarle mas que lo necesario para liquidarlo y poder tirar las planchas, puesto que fuerza de recalentarlo y fundirlo muchas veces pierde sus buenas cualidades y se pone spero de tal manera, que salen aquellas con unos pequeos puntos imperceptibles de u n a dureza tal, que al desbastarlas rompen el filo del hierro del cepillo y no hay acero que las pueda labrar: para remediar este mal, (que es de mucha consideracin) se procurar tener siempre metal nuevo que n se h a y a fundido mas que en la fbrica, y en cada caldera que se

-282dcrrita de rtales y virutas, se echar algn metal nuevo de estao y plomo en las proporciones regulares de la clase que sea, el cual sirve como de levadura que refresca el metal recocido, lo dulcifica y lo vuelvo dctil para poderlo trabajar;

Aleaciones inconvenientes.

Algunos artfices,'que no tienen mucha esperiencia en la fundicin, creen que cuanto mas plomo se eche al estao se hace sto mas blando, y puede labrarse mas cmodamente; y al contrario, que cuanto mas puro es el estao, es mas duro y se resiste mas al cepillo de desvastar; 'la esperiencia manifiesta claramente la falsedad de esta idea, poique las planchas de estao puro, aunque efectivamente son un poco mas duras, se dejan labrar bien: si se mezcla el estao y plomo en propor<ciones m u y desiguales, por ejemplo que el estao sea mucho y el plomo una tercera parte algo menos, salo una aleacin sumamente d u r a y de mal color que parece todo plomo; si el estao es poco, y el plomo est en mayor cantidad, entonces es efectivamente mas blando el metal, pero tambin es malo de labris porque lo basto del piorno, que domina en la aleacin, embota el filo del hierro del cepillo y tampoco se hace buena labor:; de todo lo que se deduce que jsolo deben hacerse

- 2 8 3 las mezclas y fundiciones indicadas cu los Ja puntes 211 y 212, que son fino de primera clase y mediado de segunda, porque con estas doVclases de metal, bien esperimentadas, so hacen las obras muy hermosas, de mucha duracin y buena clase de sonido, que es lo principal.

Advertencias sobre las grandes planchas.


E l declive que se d al tirador en el ap. 218, q u e es de 90 ctms. el cabo superior y 71 el inferior, es para tirar planchas de metal mediado de segunda clase en u n tabln tirador de 3 metros de largo. Si se quiere fundir en un tirador mas pequeo, se puede marcar en la pared el vrtice dado al mayor, y poner el pequeo por la lnea que seala el declive dado aquel. Este mtodo de fundir las planchas de metal mediado de segunda, es el que han seguido muchos constructores y se halla descrito en algunos autores antiguos, pero para fundir grandes planchas, propias para los caos mayores de los grandes rganos, no es propio este mtodo, no ser que se quieran hacer de piezas, que se sueldan unas otras, unindolas al ancho y largo hasta formar una gran plancha de suficiente m a g nitud para poderlos diapasonar con las proporciones que requieren, lo cual as se halla muchas veces practicado, pero no es lo mejor ni mas propio. Para obtener grandes planchas que sirvan los fines

-284indicados, y para fundir las de metal fino de primera que no se pueden tirar al declive, es necesario proceder de diferente manera* colocando los tiradores al nivel al menos con tan poco declive que apenas S J conozca la diferencia que haya del un cabo al otro del tirador, do lo cual nos ocupremos en el siguiente captulo.

CAPTULO IV.

MTODO DE FUNDIR AL NIVEL LAS PLANCDJAS DE ESTAO FINO SEAN DE PRIMERA CLASE, Y LAS GRANDES PLANCHAS DE METAL MEDIADO SEA DE SEGUNDA.

Para fundir las planchas de estao fino sea de primera clase, es necesario poner el tirador moldo de fundir de un modo particular, que esplicaremos do manera que se pueda comprender fcilmente: mas antes de apuntar los detalles de nuestro mtodo, diremos que

- 2 8 5 hcmos hecho bastantes pruebas de diferentes modos de fundir y tirar las planchas, inventados por varios constructores, y confesamos ingenuamente que no hemos podido hacer ninguna plancha completamente til, pesar de no haber escaseado el tiempo ni el trabajo en ensayos y pruebas, que nos han dado poco fruto y muchos desengaos, los que nos han hecho prescindir de preceptos rutinarios, que en la prctica jams nos dieron un resultado definitivo. Por fin, obligados desentendernos de rancias preocupaciones, hemos adoptado lo que la gran maestra de las artes (la espericncia) nos ha enseado, costa do mucho trabajo, y no poeqs sacrificios,

E l estao fino sea metal de primera clase no puede tirarse al declive causa de su propia ligereza y de que conserva el calor de modo que, no estando quieto, no se congela incorpora bien, cuando pasa del estado lquido al slido. E l metal mediado sea de segunda so tira perfectamente al declive por el mtodo que hemos dado en los aps. 223 y 226, mas siendo, las. planchas m u y grandes, est esperimentado que es. mejor tirarlas al nivel, porque salen mas enterizas iguales en su grueso. A pesar de llamarse nuestro mtodo al nivel, no fijamos el molde tirador nivelado mas que de los costados sea al ancho, puesto que respecto al largo se le

-286coloca de modo que haga balanza, ponindolo en el centro de su. largo u n barrote atravesado en el banco, que le permita hacer el movimiento de balancn, porque precisamente del declive al un cabo del tirador, del nivel y del declive vrtice al otro cabo opuesto, es de lo que nos valemos, como principal agente, para sacar nuestras planchas bien fundidas, sirvindonos-al efecto las causas naturales, que son las verdaderas y mejores.

oHf,.

2S6.

Suponemos ya hecho el banco y el tirador molde de fundir, como los hemos descrito en los aps. 200 al 209; se coloca el banco en el pavimento, bien sentado en todo su largo y de modo que no se pueda mover ni variar su posicin; en el mismo centro de su largo se le pone un travesano que consiste en un barrote de mader a fuerte^ de 40 50 milis, en cuadro, y que su largo cruce el ancho del tirador. A este barrote s le matarn los ngulos de la cara superior, de modo que quede aquella en redondo; se busca el punto cntrico del largo del banco, y en l se fijar dicho barrote de modo que cuando se acabe de fundir se pueda quitar del sitio y pueda sentarse el tirador bien de plano sobre dicho banco: sobre ste se coloca el tirador de modo que el cabo, que est ms cercano l caldera fragua, est bajo y el opuesto alto, como se indica en la F i g . 61 en B B.

-r-287-

i,. 23?.
Cajn para contener, el metal fundido.

E l cajn en que se echa el metal fundido de la caldera, antes de tirar la plancha por este mtodo, es m u y diferente que el descrito en el ap. 206 para las tiradas al declive, puesto que as como aquel no tiene fondo, este lo ha de tener bastante grueso; por lo mismo se formar de tabla tabloncillo de piuo otra cualquiera madera no m u y fuerte. Las medidas son-; de ancho, las del tirador en que tenga que servir, pero de manera que entre en l sin que se lo estorben los dos listones, que tiene aquel los costados; puede ser poco menos que cuadrado, y los tres costados se le ponen unos barrotes de tabla de 10 12ctms. de alto, que forman el aro del cajn, dejando libre sin aro el costado que ha de entrar en el plano del tirador. Para que este cajn resista bien el calor, del metal fundido, despus do bien fijas y reclavadas todas sus piezas, se le darn, interiormente seis ocho manos de tiza y almazarrn, disueltos en agua con m u y poca GO- la, para que el calor no arranque esta especie de einbadurnamiento, el cual ayuda mncho resistir la madera y conserva til el cajn por mas tiempo, Este cajn se coloca sobre un banco en el cabo del tirador, como se indica en C F i g . 61 en l se echan el

-288nmero de cazos de metal derretido, sguu el clculo que se tenga hecho de los que son necesarios para hacer la plancha.

Acto de tirar la plancha sobre el molde.

Teniendo el metal suficieute en el cajn que acabamos de describir, se limpia su superficie con la paleta de madera, lo cual se hace en u n mqraento, y sin esperar que aquel se enfrie, como cuando se tiran las planchas al declive, se decanta con mucho tino todo el metal del cajn al plano del tirador, el cual u n operario }o tendr, n i bien nivelado ni bien cado hacia atrs, sino de modo, que en este momento supremo sepa aprovechar el temple del metal derretido aun, para que se estienda el mismo por su propio peso y estado lquido por todo el plano del tirador, procurando que no quede la plancha mas gruesa del u cabo que del otro, puesto que en este punto es cuando el equilibrio del plano hace bien mal la plancha, y se puede m u y fcilmente inclinar el nivel del metal al u n cabo, al otro al Centro., segn se vea que es necesario, puesto que siguiendo las invariables leyes de la naturaleza, se tiene er\ la mano el equir librio para dirigir el lquido donde se quiera, Kespecto las dems operaciones de enfriamiento, do la plancha y modo de levantarla del molde tirador, nos remitimos lo que hemos dicho en el apunte 228.

-289-

Este es el mtodo que mejores resultados nos ha dado y que practicamos coustautemente. Por lo dems, todo lo que hemos ledo sobre sacar las planchas de la fundicin ya qou el grueso que se quieran par medio de cajones enrasadores de esta la otra forma, lo creemos una falsa invencin; porque est bien esperimehtado que estando el metal lquido, siempre d su grueso natural que es de 3 4 milis, y el quererlo adelgazar, estando medio cuajar, por medio de enrasadores, es una grande quimera, porque si est lquido, como d e jamos dicho, toma su grueso natural, y si est medio cuajar, se destruye irremisiblemente la plancha sea la tirada, con otros graves inconvenientes que trae el rer mover el metal estando lquido sobre el tirador. E n las muchsimas pruebas que hemos hecho para t r a e r l l e v a r e l metal, estando lquido, ciertas partes del tirador, resulta que la plancha suele quedar m u y desigual, y adems el metal removido forma escoria enseguida, y donde se halle u n poco de sta reunida, queda la chapa con cacaraas que son aun peores que los agujeros, porque estos pueden taparse con el soldador, pero aquellas, como tienen parte de la escoria, son m u y malas de arreglarse. A nuestro modo de ver, lo que conviene es sacar las planchas enterizas, limpias do escoria y que el metal no est demasiado recocido, que respecto al gruesq, lo hace la inteligencia y trabajo del operario, al labrar las planchas con el cepillo.

-290,-

oik*> M.
Estirar adelgazas el metal por medio del cilindro.
Tambin se ha tratado de estirar y adelgazar las planchas por medio de cilindros, lo cual, siendo provechoso, seria un gran adelanto para el trabajo, pero ofrece algunas dificultades, que creemos sean; el no poder obtener los grandes cilindros sino mucho precio, y que los refollos que suelen tener las chapas estiradas a cilindro, son perjudiciales al sonido de los caos. Siu cmbarr go, esta opinin no la tenemos por concluyente y definitiva, porque la verdad, no hemos podido nunca usar la chapa pasada por cilindro por. las causas que dejamos consignadas.

CAPTULO V.

CONSERVACIN DEL FORRADO DE LOS TIRADORES T MEKAGE PE LA FUNDICIN.

G|t-. 2 - R
L a conservacin del forrado de. los tiradores moldes de fundir las planchas debo llamar la atencin del operario fundidor, QO por lo que valga el forro de la t e l a que lleva encima del muleton de algodn bayeta de lana, sino por el tiempo que se pierde en arreglar y forrar de nuevo dicho tirador. Acontece muchas veces que al levantar una plancha del molde, el lienzo se ha pegado en ella en cualquier punto, lo rasga 6 cuando no, si est y a carbonizado, sale un pedacito de lienzo pegado en aquella: en este caso se tiene u n pucherito con engrudo de harina, y se le pone u n parchecito de papel de estraza bien pegado, que cubra bien la falta rotura; ste se" hace secar prontamente, planchndolo
r

-T.S92con el cacito pequeo que contenga un poco de metal lquido, y sin mas puede continuarse el trabajo, haciendo otra tirada.

Despus de concluido el trabajo de la fundicin, deben cubrirse los tiradores con unos trozos do tabla, que tengan la una cara perfectamente labrada para que siente sobre dicho plano: estos trozos, van puestos al travs del largo del tirador, .para que, siendo cortos, no sea fcil que el calor de aquel los pueda hacer tor^ cer, y cubierto de este modo el plano, queda libre aquella parte de golpes y.rasgones.

Cada vez que se haya de levantar el forro y mullido, del tirador para renovarlo, hay que repasar m u y bien el plano general de la madera por si alguna pieza se ha movido, recomendle en todas direcciones con garlopa y garlopn de hoja dentada, para que quede lo mas plano que sea posible, pero si el tirador est construido por el mtodo que hemos dado, y se tiene cuidado de tratarle bien, es susceptible de durar mucho tiempo, en buen estado, y de servir el oficio muchos aos.

-293-

Conservacion del nihge de hierro que se tiene para el servicio de la fragua.


Como los tiles de hierro que se tienen para el servicio de la fragua, no se usan continuamente, hay que atender su conservacin; por lo mismo conviene que despus de haber hecho una fundicin, se apague el fuego, echando agua al rededor del fogn para que la argamasa vuelva tomar cuerpo y no se deshaga tan fcilmente; el agua no debe echarse en gran cantidad, sino con una brocha poco poco, y de este modo se neutraliza algo la accin del fuego sobre la hornilla y la piedra que le sirve de base: si en los ladrillos que estn sobre ella so ha criado alguna escoria de la que suele formar la violencia del fuego, se procura arrancar sin destrozar el fondo, y si esto sucede se vuelve arreglar de nuevo. Teniendo bien apagado el fuego, y mientras dura el calor en las piezas de hierro, como son la hornilla, los cazos, espumadera y caldera etc, se frotan bien con un trapo ordinario, y despus se les pasa u n cabo de sebo por todas ellas, concluyendo por estenderlo bien con u n trocito de pao bayeta; precavidos de este modo todos los'enseres, pueden guardarse para otra ocasin y no se oxidan tan fcilmente, conservndolos servibles para mucho tiempo.
1

-294-

CAPTLO VI.

BB los TABLONES T HERRAMIENTAS PARA LABRAR LAS PLANCAS * DE METAL Y REDUCIRLAS CHAPAS DEL GRUESO CONVENIENTE.

Para labrar las planchas de metal y reducirlas chapas del grueso-regular para hacer los caos, se necesitan uno dos tablones- de madera fuerte, que tengan buen grueso, para poderlos repasar de cuando en cuando y ponerlos bien planos; circunstancia precisa para sacar las chapas m u y iguales al grueso. Deben ser bastante largos y anchos; si puedeu ser de una sola pieza al ancho, son mejores que de dos, mas no pudindolo remediar, pueden hacerse uniendo dos pieza machihembradas al canto, reforzndolas con unos barrotitos atravesados que se clavijan por debajo con clavicotes demadera encolados; que as puede labrarse la cara superior del t a . blon sin el inconveniente de encontrar clavos. Al u n canto del tabln, que ser el mas prximo al operario, se
-

- 2 9 5 forma una especie d Canal de 8 10 ctims. de ancho y de todo el largo de aquel, clavidole^una tablilla por debajo, y al canto de sta-se le pone un listn de 6 centmetros de ancho, para que al cepillar la plancha no caigan al suelo las virutas que hace el cepillo. E n el canto opuesto se clava otro listn que suba de la superficie del tabln unos 40 milis, con el mismo objeto de recojer el metal desmenuzado. Las medidas de estos tablones son do 70 ctms. de ancho, sin contar las canales de los costados, lleve una dos: al largo se le darn 250 ctms, el grueso es condicional; poder ser, convendr tener otro tabloncito mas pequeo y manuable para labrar chapas y piezas para caos pequeos-.

Tornillo de hierro para prender las chapas en el tabln.


E n el punto del tabln que parezca mas conveniente, que es cerca del cabo de la derecha, se pone un tornillo de hierro, de buena rosca conporquetade alas y cabeza cuadrada; esto se introduce por la cara baja del tabln en u n agujero que atraviesa y asoma por el plano superior unos 30 40 milis, en cuya espiga aterrajada enrosca la porqueta, la cual ha de ser fuerte, formando u n botn de 40 milis, do dimetro, con dos alas para poderla apretar y aflojar cuando convenga. Esta porqueta sirve para prender y sujetar las chapas, cuando se estn la-

296brando; para hacer uso de este tabln, se coloca sobre u n banco de carpintero sobre dos caballetes fuertes que lo sostengan la altura regular, para trabajar cmodamente. Vase a Fig. 62, que lo demuestra visto de plano. A es el tabln,-B la canal p a r a r e cojer la viruta, y C el tornillo colocado en su sitio prendiendo la chapa D, que ha de labrarse con el cepillo E . La Fig. 63, demuestra el tornillo del tabln mas en grande, al cual se le pone una ruedecita de madera fuerte, para que agarre bien la chapa sin hacerla mella.

Fig. 6 3 .

-297

Aparato para repasar los catos y piezas menudas.

Tambin puede tenerse un trozo de tabln de 30 centmetros de largo,. 10 de ancho y 4 6 de grueso al que se le har una mortaja al centro do 50 60 milmetros de largo, que pueda entrar en ella y correrse u n tornillo, igual al del tabln: este aparato sirve para r e pasar los pies y catos menudos, que tengan alguna desigualdad sean algo gruesos: se prenden con la porqueta del tornillo, la cual puede tener una ruedecita de madera, y con una cuchilla raspilla de acero se adelgazan hasta dejarlos como se desea. Vase la Figura 64, que representa este til con su tornillo y mor* taja.

Fig. 6 4 .

-298-

0%.

%U.

Cepillos para labrar las planchas de metal.


Los cepillos para labrar las planchas de metal se hacen de madera fuerte, encina, roble fresno etc; su forma es algo diferente de los que sirven para labrar madera: se toma u n trozo de cualquiera de aquellas ciases, y se labra, dndole de largo 20 ctms, 58 milimetros de ancho y de 50 54 de alto: el agujero para colocar el hierro cuchilla, se abre de modo que est 85 milis, del cabo'?dclantero; esta cscopleadura caja para el hierro y cua se han de hacer de modo que dicho hierro quede derecho completamente, formando ngulo recto*coh el plano del cepillo, que es en lo que mas principalmente se diferencia de los cepillos de la-* brar madera, que tienen el hierro bastante tendido h a cia atrs: as como en estos se deja enfrente de la cua una abertura por la c u a l salen las virutas de la maderamen los cepillos del metal la cua y el hierro cierran completamente l a caja mortaja, y para que salgan las virutas se hace u n agujero en forma de boca'Mo horno^que" empieza en el cabo del cepillo y entra hasta llegar encontrar la mortaja del hier r o ' y cua, La parte superior de estos cepillos se pone en redondo, especialmente eLcbo de atrs, para que se adapte bien la mano del operario y no le lastime;
t

-299la parte baja, que es la plana, se guarnece con una plancha de hierro, bien rebatido, plano y limado, do todo el largo y ancho del cepillo, y de 4 milis, de grueso prximamente, la cual se fija en el cepillo con ocho diez tornillos, cuyas cabezas se introducen en el grueso de la plancha, avellanando los agujeros; la situacin de los tornillos es dos encada cabo, cuatro colocados delante y atrs de la abertura del hierro y otros dos hacia el centro de la parte de atrs, como se ven en las FigS. 65 y 66. La F i g . 65 representa un cepillo en actitud de labrar la plancha, y la 66 el mismo cepillo puesto de costado, dejando ver su fondo con la chapa de hierro sujeta en l con ocho tornillos solamente. De estos cepillos deben tenerse dos para cada operario, que se ocupe en labrar planchas, y uno bastante mas pequeo para repasar las piezas menores que se cortan de chapa algo gruesa y hay que adelgazarlas.

Fig. 65.

Fig. 66.

-300-

Garlopa para recorrer los cantos de las chapas y ajustados la medida de su ancho.
Para recorrer los cantos de las chapas y ajstar los caos su ancho, se tendr una garlopa ordinaria do carpintera no m u y grande, como d e 50 ctms. de largo; so le pone un hierro pequeo de cepillo, y como ha de usarse puesta de costado sobre el tabln de labrar, presentando el hierro al costado izquierdo para q u e pueda herir el canto de la chapa que se le acerca, puesta de plano sobre una regla listn, se le pone una especie de mango al costado superior, que sirve para empujar la garlopa con la mano derecha mientras se sostiene bien la chapa con la izquierda, cuya operacin se hace con la mayor sencillez; acaso sea la mas fcil que se practica en el oficio. Esta garlopa debe tener en la cara plana, en donde asoma el corte del hierro, cuatro travesanos de chapa de hierro, colocados como se indican en A A Fig 67, para que resista mejor el roce del metal y no se hagan canales surcos en dicho plano.

Fig. 67,

A.

301

Qkv.

2,50.

Raspillas cuchillas para concluir de alisar las caras de las chapas.


Estas raspillas cuchillas spu unas lminas delgaditas de acero que se venden en los comercios, como las que se usan en la carpintera para alisar las, superficies planas de las maderas;, tambin, as hacen do trozos de serrn, y suelen salir m u y buenas; se afilan y se les aviva el corte con la chayra, y estando bien arregladas alisan m u y bien la superficie del metal, dejndolo m u y limpio y terso.

Aplanadores.
Los aplanadorcs son unos trozos de madera fuerte, labrados cuatro caras, mas menos grandes, segn el uso que de ellos se quiera hacer. Estos sirven para golpear y aplanar las planchas cuando se van labrar, y adems para modelar los caos cuando se voltean sobre los moldes cilindricos 6 piramidales de madera. Se pueden tener varios, de 25 ctms. de largo, 10 de ancho y 6 8 de grueso; se les, matan un poco, las esquinas vivas, ponindolas en redondo. Se tendrn adems otros tres cuatro mas pequeos, de 18 ctms. de lar-

302go, 6 de ancho y 4 do grueso; estos tendrn los dos costados en redondo y sirven para aplanar sobre el y u n que de madera los labios superiores inferiores de los cuerpos y pies de los caos de boca.

CAPITULO VIL

DE LAS PLANCHAS, MODO DE LABRARLAS REDUCIRLAS A CHAPAS DE LOS GRUESOS REGULARES PARA CORTAR TODA CLASE DE CAERAS, CONDUCTOS I DEMS.

Q/fy/.

22.

Teniendo y a fundidas cierto nm,erp de. planchas, do metal, se labran con el cepillo, c u y a descripcin hemos hecho en el ap. 248; se coloca una en el tabln de labrar chapa sobre u n banco de carpintero, se cepilla por. la cara superior hasta aplanarla regularmente, despus se vuelve lo de abajo arriba, y se desvasta por la otra cara hasta dejarla del grueso que sd crea conveniente al uso que se la destine, del cual nos ocuparemos mas adelante.

803 L a cara baja inferior de la plancha suele tenor a l r ganos hoyitos, particularmente si est fundida al declive, por cuya razn se labra primero la superior, pero si al echarla sobre el tablero de labrar, se v que est mas lisa aquella que la do encima, puede labrarse primero la cara baja y luego, desengrosarla por la otra, que siendo esto indiferente, debe preferirse siempre lo mas cmodo.

E s necesario, que el obrero que so ponga labrar chapa, lo haga con mucho conocimiento y que no se descuide, pues muchas veces, confiando en el grueso de la plancha, se trabaja materialmente sin atencin, y lo mejor se la encuentra rota por el cepillo, cuando no con una blanda de bastante circunferencia, que inutiliza una buena pieza; estas blandas resultan de estar mucho tiempo cepillando en un espacio reducido, sin reparar lo que so hace: y as, mientras no se adquiera en esta labor el tino necesario, hay que hacerla con especial cuidado de huir, este inconveniente. Para sacar las chapas de un grueso bien igual, (condicioii m u y necesaria y difcil de conseguir) el obrero obreros, que se destinen este trabajo, deben continuarlo algn tiempo; porque solo el ejercicio y el cuidado, les facilitar el buen desempeo de su difcil tarea.

Para desvastar por mayor las planchas, algunos hacen uso de los hierros dentados; tambin suelen afilar el hierro ordinario del cepillo, dndole u n poco de curva, pero de cualquier modo que sea, siempre es una clase de trabajo que exije alguna fuerza y especial cuidado. Para facilitar la marcha del cepillo, conviene darle de cuando en cuando u n poquito do sebo la plancha de hierro que lo guarnece por debajo, para que resbale mejor sobre la chapa, y saque mejores virutas. Se tendr un manojito de plumas atado para barrer el polvo y virutas de metal, que se irn echando en u n cajn propsito para volverlas fundir cuando se precisen, y se observar menudo si se interpone alg u n a viruta entre la chapa y el tablero en que se labra, que es muy perjudicial,' mayormente cuando esta v acercndose al grueso que debe tener.

Forjar rebatir las chapas de metal.


Algunos autores antiguos opinan que la plancha, despus de labrada por mayor, debe rebatirse sobre un yunque de hierro golpe de martillo, para que el me-

-305tal se haga mas consistente; mas, aunque creemos que este procedimiento podra ser til, como se v que los prcticos han llegado prescindir de l, construyendo m u y buenas caeras, seguimos en esto la marcha general de los artfices esperimentados, porque no creemos de imprescindible necesidad esto costoso trabajo, economizando de este modo bastante tiempo y no pocos gastos.

Qjk

256.

Para cortar, los caos grandes y medianos no es. n e cesario el acabar de labrar la plancha completamente, es mas conveniente el diapasonarlos y cortarlos cuando se tienen medio desvaste, aunque para ello haya que hacer uso del serrucho para dividir las planchas, que siempre se manejan y labran mejor siendo de un grandor regular, que cuando estn enterizas, y adems es mas fcil regularizar su grueso igualarlo cual corresponde, evitndose as el labrar los retales., que no sirven mas que para volver la caldera.

dty.

257.

Teniendo los. caos labrados un grueso regular, se repasan sus dimensiones, ponindolos justos a l ancho que cada uno le corresponda, segn las medidas que marque el diapasn propio de su orden registro, y

- 3 0 8 dndolc u n poquito do ms al largo, si es de la familia de los flautados, pues si es de lengotera debe cortarse tambin justo al largo; en este estado, vuelven repasarse al grueso para dejarlos bien- iguales en todas sus partes. Al elegir la cara que debo ir al exterior, se preferir la mas lisa y acabada, porque la interior, aunque tenga alguna faltita, no importa,

Para los caos pequeos* cuyo cuerpo es menor de 20 ctrns, so labra el metal en tiras, do cuya chapa se van diapasonando y cortando, sealndolos por las plantillas que debern tenerse arregladas al efecto, por las medidas de su diapasn, procurando escojer la chapa del grueso propio para cada uno, porque como son pequeos, despus de cortados si hay que adclga zarlosv se hace con alguna dificultad.

Raspillar los caos de metal.

Para concluir de alisar la cara exterior de los caos cuando estn y a diapasonados y puestos al grueso regular, se hace con una buena cuchilla de las que usan los carpinteros para raspillar y alisar las superficies

-307planas do las maderas, cuya descripcin hemos hecho en el ap. 250; la cual estando bien afilada, se pasa lo largo del cao si es de los de fachada que despus hayan de pulimentarse, y lo m i s m o k.->. m ' T i n r c s de 8

centmetros; mas los caos que no s.. p;iiir..;-f.-.ii >r-n., son todos los no visibles que van en el interior del rgano), se raspillarn al travs de su largo, para q u e parezcan torneados y tengan mas visualidad; del mismo modo se proceder con los pies de cada cao.

oCiv. 260.
Pulimento de los caos visibles.
Para pulimentar bruir los caos visibles de las fachadas, que estn en posicin vertical, puede hacerse de dos maneras; la primera consiste en pulimentar la cara exterior de la chapa antes de modelar el cao, cuando aun est piaa aquella, ponindola sobre u n t a bln que t n g a l a superficie bien lisa y tersa y bruindola, como se dice en el apunte siguiente; y la segunda, que creemos es la mas conveniente por mas de xya concepto, es pulimentar solamente la parte visible del cao cuando se vaya colocar en su sitio, despus do haber pasado por todas las manipulaciones necesarias par a su completa conclusion; porque si se pulimenta cuando est en chapa, por mucho cuidado que se tenga en las diferentes operaciones que h a y que practicar en l hasta concluirle, no se puede evitar el que reciba

-308-'
algn golpe rascadura etc, y au mas: si hay que empaquetarle con otros muchos para trasportar la obra otro, punto del en que se haya construido. Dejando las chapas bien acabadas con la raspilla, poco tiene que hacer despus el bruidor para pulimentarlas.

Q/fcjv.

264.

m
Pulimentar la paria visible d e l o s caos de fachada.
Para pulimentar 1-a parte visible de los eaos. de fachada, s?. hace con un bruidor de acero bien templado, c u y a forma puede ser de un cilindro de 12 ctms. de largo por uno de grueso, con u n mango de madera de 9 Ctms. de largo; esto bruidor ha de tenerse perfecta-, mente pulimentado, y para bruir los caos, estando estos, bien limpios, so les pasa el bruidor, lo largo,, pulimentando el espacio de una cuarta, escando, sta bien bruida, se pulimenta otra cuarta mas arriba h a s t a concluir el cao del todo. Si el metal es algo spero blando, se puede dar al bruidor u n poquito de j a bn, mojado en agua clara, para que resvale mejor y salga bien el pulimento; la conclusin, se seca bien elcao con u n trapo viejo de lino, pero, m u y limpip.y suave al tacto,, y se coloca enseguida en su sitio,para editar el que reciba algn golpe rascadura..
:

-310-

LIBRO CUARTO.
Contiene el modo de formar flautados, csplicacion de construccin, forma y . soldadura y mtodo de un cao sonoro de la familia de los varios tiles necesarios para su condiciones do los soldadores, soldar toda clase de caeras.

CAPTULO I.

MTODO DE CONSTRUIR

UN CAO SONORO DE BOCA, DE LA

FAMILIA DE LOS FLAUTADOS.

G^iiate 262.
Ya que hemos osplicado el modo de tirar las planchas de metal y reducirlas chapas mas menos gruesas, do las cuales se cortan toda clase de caos, conductos y dems piezas necesarias la construccin del rgano, vamos dar una sucinta relacin del modo de formar un cao de flautado de boca, despus de la

- 3 1 1 cual detallaremos algunas herramientas y enseres que hacen falta para su construccin, as como el mtodo de soldar con todos sus accesorios, etc. Los caos do flautado, que vulgarmente tambin se suelen llamar de boca, son los principales y mas antiguos que se han conocido en los rganos, y que han formado siempre su base fundamental, de los cuales puede decirse que nacen los muchsimos rdenes y combinaciones que ordinariamente llamamos registros, y que en mayor menor escala se emplean en la formacin de este grandioso instrumento. Todos los rdenes registros de flautado, que el arte ha ido perfeccionando, dndole muchas y variadas formas y dimensiones diferentes, do las cuales se saca tanto partido por sus sonoras y preciosas voces, se reducen ste; porque todos constan de los mismos principios y de consiguiente pertenecen esta familia; pero como cada orden tiene algunas particularidades por las cuales se distinguen entre s, ios descrioiremos separadamente, concretndonos en el presente captulo esplicar sucintamente las piezas de que se compone u n cao de flautado, como deben arreglarse y unirse para formar un cao completo, que produzca el sonido correspondiente, y que el modo de armar ste sirva par a hacer cuantos sean necesarios de su clase.

312

(fr.

268.

Formacin de un cao de flautado.

Los caos sonoros de flautado sean de boca, se componen de tres piezas de metal, quo son: el cuerpo del cao quo d el tono, y es la parte superior hueca do forma cilindrica: el pi que recibe el viento y forma parte de la boca del cao, por la cual se produce el sonido, es tambin hueco y de forma cnica: y la tapa interior que divide ambas piezas, y forma la lmina del Viento con el labio inferior del pi, cuyo viento, al salir de dicho pi, toca el labio superior de la boca que forma el cuerpo principal, se divide y sale la mitad por fuera dol cao, y la otra mitad entra en el cncavo, de cuya particin resulta el sonido. Para formar un cao de esta especie, so tomar un trozo de chapa de primera segunda clase, (segn se quiera) que tenga 140 milis, de ancho, 592 de largo y 1 mili, escaso de grueso, cuyas dimensiones quedarn bien ajustadas, (particularmente al ancho) despus de bien repasados sus cantos. Esto trozo es el que forma el Cuerpo del cao, y para cortarlo de una chapa, se marcarn sobre ella con un comps fijo las proporciones indicadas de largo y ancho; en los trazos marcas se Jiondr una regla fuerte de madera, como para tirar una lnea del un punto al otro, y con u n punzn fuerte do

313 punta acerada y bien aguzada (sosteniendo fijamente la regla con la mano izquierda), se tira dicha lnea, que deber profundizarse en la chapa, la cual se repetir varias veces hasa marcarla de tal modo que teniendo la regla apoyada en l, y doblando y desdoblando la chapa por el trazo algunas veces, se parte y divide rectamente con facilidad. Para cortarlo al ancho, se marca con una escuadra y el punzn, sin necesidad de profundizar el trazo, el cual se sigue con la tijera, propia de cortar chapa y queda hecho fcilmente.

Concluida la anterior operacin, se aplana este trozo cortado con el aplanador de madera, dndole unos golpes sobre el tabln que se est trabajando; se coloca sobre la regla listn de recorrer los cantos, se apoya en l con la mano izquierda, y con la derecha se le pasa la garlopa de recorrer, caida de costado, de modo que presente el filo del hierro formando cruz con el canto de la chapa, como est indicado .en la F i g . 67, y de esta manera se recorren los dos cantos largos de aquella, teniendo cuidado al mismo tiempo de ajustar la medida del ancho que le corresponda segn el diapasn del orden que sea el cano. Respecto al largo de la chapa, no es de necesidad el ajustarlo la medida, que marque el diapasn, antes bien se le d un poco de ms al largo; que siempre es mejor tener que cortarle que a i adirle; nicamente se recorrer, ponindolo bien escuadra, el cabo que presente la chapa mas gruesecita, pues siempre suele haber alguna diferencia del uno al otro, por mucho cuida-

314 do que se haya tenido al labrar plancha. y desengrosar la

Marcar la boca en el cuerpo del cao. Fig. 68.


E n este mismo cabo escogido, es dnde so marca l boca del cano, valindose del traza-bocas cuya descripcin daremos ms adelante en el ap. 277, que sirve para marcarlas todos los caos, en su debida proporcin y situacin, siendo sta el cenfo del cao; y aquella tendr de ancho dos partes de ocho en que se divida el ancho do la chapa cuerpo de dicho cao, que viene ser la cuarta parte del ancho respectivo de cada uno, como se marca en la Figura 6 8 .

1 1L i J
C
1

315

Q/ji/. 266.
Pi de un cao de flautado:
Antes de abrir cortar la boca que queda sealada en el cuerpo del cao, se marcar y cortar la segunda pieza que lo compone que es el pi, lo cual so practica del modo siguiente: se recorre por un canto con la garlopa un trozo de chapa de segunda clase y so determina el alto que deba tener el pi; para este cao se lo pondremos de 230 milis, s pone el canto recorrido arrimado la regla derecha del traza-pis, (vase el ap. 280) el cual se abre hasta que d por arriba el ancho del cao y la parte de abajo, sea la estrecha, se marcar el ancho de la punta, de modo que la regla de la izquierda ha de pasar por el puntito que marca el ancho de la punta del pi y por la esquina del cuerpo del cao, con cuyo motivo se abrir cerrar lo necesario la r e gla izquierda del traza-pis y se subir bajar la chapa hasta avenirlo, de modo que la regla toque en los dos trazos de las partes ancha y estrecha del pi; t e nindolo de este modo se abre el comps fijo, se apunta en el ojito punto del eje"que uno las reglas del trazapis, y se abrir hasta el sitio que marque la punta del pi, y all se seala con l mismo comps la parte de crculo que le corresponda; luego se abro mas el comps hasta llegar al trazo de la parte ancha y all tambin se marca la otra parte de crculo, con lo que queda el pi

316 sealado y en estado de cortarse, lo cual se efectuara con tijera proporcionada al grueso de la chapa, siguiendo cuidadosamente la curva que ha sealado el comps. Tenindolo cortado, se ajustar el ancho del pi al del cuerpo del cao, juntando el costado de ste con el de aquel y se hace rociar la parte curva del pi tocando la del cabo del cuerpo y donde concluya el ancho de ste, all se marca el del pi; se echa una lnea desde esta seal la que marca el ancho de la punta y se corta con la tijera siguienFigs. 6 9 y 7 0 . do esta ltima lnea; luego se repasan los dos costados rectos con la garlopa.

o4i,. 267.
Mercar la boca en el pi del cao.
Para marcar el ancho de la boca en el sitio que le corresponde al pi, se j u n t a n ambas piezas del mismo modo que se hizo para ajustar el ancho del pi, y la de arriba seala el punto donde debe marcarse la de abajo; vanse

las Figs. 69 y 70-

Estando bien avenido el pi al cuerpo del cao, se marca en ste el ngulo que se v sealado sobro el labio superior de la boca en la F i g . 69, y el medio crculo que tambin seala el labio inferior en el pi F i gura 70; tanto el uno como el otro trazo, se hacen en la parte interior de ambas piezas; el ngulo del cuerpo con una regla y el punzn, profundizndolo con cuidado hiriendo el metal hasta que llegue percibirse u n poquito por la parte exterior; asimismo se marcar el semicrculo en el pi, valindose al efecto de un comps fijo, que tenga las puntas de acero fuertecitas y aguzadas; despus se corta el trocito de metal de la boca, dejndola en este primer corte mas baja de lo regular para acabarla de arreglar dndole la altura que corresponda cuando so trate de recortar el cao para ponerlo en su verdadero tono y darle el carcter de voz que le sea propio, segn el orden que pertenezca.

ofy,. 269.
Voltear y modelar el cao.
Enseguida se voltea e l c a o , limpindole antes por la parte interior con un trapo enjuto y un poquito de ceniza cernida; para voltearle, se haeo con uu moldo

318 cilindrico de madera de un grueso proporcionado, dndole unos golpecitos con el aplanador lo largo del cao, de modo que se ponga bien volteado y redondo y los dos cantos, que deben unirse, justamente paralelos el uno al otro.

Voltear y modelar el pi del cao.


Lo mismo que el cuerpo del cao, se modela el pi pero con molde propio de forma piramidal, cuya punta ser Juras menos aguda conforme las dimensiones del pi, dejndolo todo bien arreglado, y en esta disposicin se preparan para soldarlos.

-319-

GAPITDLO I I .

PREPARAR I SOLDAR LAS PIEZAS QUE HAN DE FORMAR EL CAO.

afcji,.

rtt.

Preparacin para la soldadura.

Para esta preparacin se hace una tintura compuesta de tierra blancagredosa, llamada tiza, mezclada con una tercera parte de almazarrn; se le echa agua-cola, poco cargada, se ealienta y mezcla bien, y con esta pintura (que estar en consistencia de papilla no m u y espesa), se dar con una brochita los cantos orillas de las partes que se han de soldar, pintndolas una lista de ocho diez milis, de ancho todo lo largo del cao y del pi; lo mismo se pintar al rededor de las partes que han do reunir ambas piezas para formar el cao completo. Si esta preparacin no est bastante espesa se dar todo lo pintado una segunda mano.

-320-

Estando seca esta preparacin, se rascan los cantos que'se tienen que soldar, procurando dejarlos bien limpios matando la esquina viva que dice la parte exterior del cao formando una especie de chafln no m u y ancho, de modo que reuniendo sus costados, formen entrambos un carregito que es el que recibe la soldadura. A toda la parte rascada que se tiene que soldar se le d un poquito de sebo con un cabo de vela, para que corra mejor la soldadura, y en este estado se empieza soldar dando unos puntitos lo largo del carregito distantes entre s como un decmetro, con los cuales quedan ambos cantos sujetos; enseguida se corre la soldadura, procurando liquidarla bien para que queden dichos cantos bien unidos y fuertes; para concluirla y alisarla bien, se le vuelve dar sebo, se pasa el soldador ligeramente por encima y queda bien acabada y de buena vista.

Glcji, 273.

Teniendo soldados el cuerpo y el pi del cao, se vuelven modelar introducindoles los moldes proporcionados; se les aplana la parte superior de la boca hasta donde llegue el ngulo medio crculo que se marc interiormente, valindose al efecto de un y u a q u e de

321 madera fuerte cuya forma indican las Figs. 79 y 80 y un aplanador pequeo que tenga los ngulos esquinas en redondo; el yunque tendr un cabo becbo en punta bien aguda y el otro en redondo para aplanar en l el labio inferior de la boca, que es el medio crculo que se traz en la parte ancha del pi; enseguida se acopla la punta del pi con un acoplador de hierro latn cuya forma y descripcin damos en el apunte 346 dndole unos pequeos golpecitos continuados, hasta que se vaya cerrando dicha punta y formando }a figura de un cono, que es el que emboca en los agujeros del' secreto tabloncillo. La tercera y ltima pieza que entra en la formacin de u n cao de esta especie es la tapita interior que forma la boca de aquel, en la cual se produce el sonido.

g(C|I,.

274

Tapita interior del cao.


~E$ta se hace de metal algo mas ordinario que el mediado de segunda, y ha de cubrir todo el hueco interior del pi. Para trazarla y cortarla, se colocar ste sobre eltrogode metal que se elija, y con u n punzn se marcar todo al rededor, cortndola con la tijera siguiendo el mismo trazo; la parte de delante, se dejar una abertura como de un milmetro de ancho todo lo largo de la boca, la cual llamaremos salida -lmina de viento; esta tapita se adelgaza toda al rededor hasta dejarla

-322en corte (escepto la parte recta que lia de formar la lmina de viento); se aviene perfectamente al pi sin que se hunda nada dentro de l; en la parte de delante, donde hace la salida del viento, tendr mas grueso que por atrs, cuya medida para el cao quo se viene describiendo, podr ser como de tres milis; este corte se pondr un poquito en chaan fuera de escuadra, cu - y a inclinacin es de abajo arriba dirigida hacia el interior del cao, como queriendo ensanchar la salida a l viento: vase su forma en la Fig. 71.

Fig. 71.

Soldar la tapita interior en el pi y este al cao.


Para soldar la tapita al pi, se toma este con la mano izquierda, se coloca la tapita sostenindola en su posicin con el dedo ndice, se prende dndole dos puntitos de soldadura y tenindola sujeta de este modo, se acaba de soldar m u y fcilmente. Enseguida se aviene el cuerpo del cao al pi, ponindolo bien nivelado y derecho; se apoya la punta del pi en el pecho del

-323opcrario, y con la mano izquierda sostendr ambas piezas, mientras se prenden tambin con unos puntitos de soldadura. Antes do acabarlo de asegurar, se observar si est bien derecho ' y avenido cual 72 y 7 3 . corresponde, en cuyo caso se acaba de soldar todo al rededor bion sea desde un lado de la boca hasta encontrar el otro; resultando de la forma que indica la Fig. 72 que manifiesta el cao armado, visto de frente y la 7 3 visto un poco de costado; concluido lo cual, dndole al cao un poco de viento con la boca, debe sonar y hacer oir el Do natural n m . 49 de la grande escala que es el primero del orden de quincena; cuyo signo no estar afinado, ni el sonido ser perfecto; pero debe ser bastante perceptible, el cual se ir perfeccionando acabndole de abrir y regularizar la boca, para caracterizar su propia^ voz,]que tenga el timbre conveniente y todas las buenas cualidades que se requieren.

-324Esta breve resea de la formacin do un cao do flautado de boca, se ha hecho casi cu resumen, porque- la vamos detallar mas minuciosamente en el Libro. V, en el que trataremos de la construccin do la caeria completa, pa a todo un orden registro que ser el flautado principal de trece.

CAPTULO I I I .
UTENSILIOS I HERRAMIENTAS PARA LA CONSTRUCCIN DE LOS CAOS DE METAL,

Q4)V.

E n el capitulo anterior dejamos esplicado (bien que superficialmente) como se hacen los caos de metal de la familia de los flautados de boca, para que se tenga unaidea de su formacin y dlas partes de que constan, Antes de pasar adelante espliear la formacin de todo un orden que ser el flautado de trece, hemos de interrumpir la narracin para detallar los tiles y herramientas indispensables para este objeto, as como el

-325mtodo de soldar, con otras varias advertencias provechosas los aprendices; al efecto empezaremos describiendo el traza-bocas y el uso que de l se hace para marcar aquellas en las caeras de metal.

Trazador proporcional, para marcar el ancho de las bocas todos los caaos de las familias de flautados y nasardos.

La proporcin propia y natural de las bocas en las caeras del orden de flautados, es: que tengan la cuarta parte del ancho que teuga el cuerpo del cao sean de ocho partes dos, que es lo mismo; cuya proporcin se sigue en rigurosa escala desde el cao mayor del flautado de 52, hasta el mas menudo que se pueda construir. E n la especie familia de los nasardos, han d e ser las bocas un poco mas pequeas, y de consiguiente se les dar dos partes de nueve en que se divida el ancho del cao. Sentado este principio, se forma una plantilla que se le d el nombre de traza-bocas, con la cual se evita el gran trabajo que en su defecto, habra que hacer para medir en cada cao, la verdadera proporcin que le corresponda su boca, arreglada al ancho respectivo; al efecto se toma una tablilla de buena madera que tenga 50 ctms. de largo por 27 de ancho, se labra perfectamente y en la mejor cara se tira una lnea cn-

-826trica bien recta y marcada, que la divida exactamente. Del ancho de dicha tabla se tomarn en el un cabo 25 ctms, que son doce y medio cada lado de la linca cntrica, desde estos puntos se tirar una lnea bien recta cada lado, que vaya tocar el cstremo de la primera, formando las tres un ngulo agudo. La baso parte ancha de este ngulo se divide en ocho partes iguales, como se indica en la Fig. 74. y

Fig. 74.

-327tomando las dos partos que estn mas cercanas la lnea cintrica, se tiran otras dos lneas desde aquel punto al estremo de dicha cntrica, cuyas dos lneas marcan exactamente, en cualquier punto que se coloque la chapa cuerpo del cao, la cuarta parte de su ancho.

-\

A s misrno; para marcar el ancho de las bocas de la familia de los nasardos, se divide el" ancho de los 25 ctms. en nueve partes iguales, de las cuales se marcar una cada lado de la lnea cntrica y se tirar tambin una lnea en cada p u n t o , que vaya como las otras espirar la punta aguda del ngulo general; estas dos lneas marcan para todos los caos las dos novenas partes de su ancho. Para que se puedan marcar las bocas de los caos prontamente sin peligro de faltar la exactitud debida, se ponen en la tablilla que estamos describiendo, dos listoncitos bien rectos, encolados y clavados, siguiendo cada uno las lneas que se marcaron primeramente, como se indican en A A de la misma F i g . 74; y cuando se trata de poner la chapa cuerpo de u n cao entre ambos listones para marcar en su centro el ancho de la boca, al llegar su verdadera medida, dichos listones le impiden pasar mas adelante, porque sus ngulos tropiezan en aquellos, ote: vase dicha figura q u e d e muestra el traza-bocas completamente concluido, con dos proporciones trazadas, la natural de la cuarta parte del ancho del cao, que como hemos dicho es para

-328toda la familia de los flautados y otra un poquito mas estrecha, que se d a los nasardos, tapadillos y muchas veces a los caos menudos del lleno.

otyu. 279.
Aunque por lo dicho se comprender bien el uso quo se hace del traza-bocas, diremos que cuando se tenga un orden de caos cliapasonados lo que es lo mismo, recorridos con la garlopa y sacados al ancho justo que marca su diapasn, antes de proceder cortar los pies, se pone el traza-bocas sobre el banco tabln de labrar las planchas, se tienen all todas las chapas, se toma la mayor y se pone sobre aquel de modo que est tocando con sus dos ngulos en la parto interior do los listoncitos de los lados sealados en A A, y tenindola bien puesta, se marcan con u n punzn dos puntitos donde lo sealen las dos lneas; sean de la proporcin ancha estrecha. Esto mismo se v haciendo todos los dems caos, con lo que quedan preparados para las operaciones siguientes.

Traza-pis ordinario, para la generalidad de las caeras regulares.


E l traza-pis que comunmente se usa para marcar los pies de las caeras ordinarias, se hace con dos lis-

-329tones uadrados de buena madera, se les d 70 cen-* tmetros de largo y 16 20 milis, do grueso; estos dos listones estando perfectamente labrados, se j u n t a n y renen del un cabo con una buena bisagra de hierro; en el eje de esta bisagra se hace un puntito, en el que se pueda apoyar la punta de un comps y estando cer-*

Fig. 75-

Fig. 76.

-330rados unidos ambos listones, se marcan en ellos las medidas mtricas de centmetros, cuyo principio base de longitud, ser el puntito hecho en el eje de la bisagra que los une, vanse las F i g S . 7 5 y 7 6 : A es el traza-pis cerrado unidos ambos listones, en el que se v el eje de la bisagra en B, C es el mismo traza-pis abierto. E l uso do este til, lo pondremos en su lugar mas adelante, as como ha do suplirse ste, cuando los pies hayan do ser mayores de 60 centmetros,

CAPTULO IV.

PE LOS MOLDES* CILINDRICOS D MADERA PARA VOLTEAR LAS CHAPAS Y MOPLAR LOS GANOS.

ofy.

24.

Los moldes de madera para voltear las chapas de metal y modelar los caos* son unos cilindros que se hacen de madera de pino cuando son grandes; y de madera mas fuerte (nogal, castao, haya etc.) cuando son regulares yjiequcos. Para construirlos, se toma u n

331 barrote del larg y grueso necesarios (segn para la caera que sea), se labra en octgono y despus se redondea, matndole los ngulos y acabndole de perfeccionar con cepillo de hoja dentada. Escusaremos decir las dimensiones de los que se necesitan* porque la prctica indica claramente los que puedan hacer falta; adems que no todos los caos precisan su molde ajustado, sino que con uno solo, veces se voltean y modelan diferentes caos. Los que mas difcilmente se tienen, son los mayores de dos metros de largo, por lo mucho que ocupan y que son menos necesarios. Los menores de esta medida, de cualquier listn se hacen, y como son delgados y cortos, poco tiempo que se trabaje, insensiblemente se arregla de ellos una buena coleccin de todas formas y medidas, que hacen m u y buen servicio.

Moldes piramidales para las caeras de la lengetera y pies de los flautados.


Los moldes piramidales que sirven para voltear y modelar los caos de lengetera, son mas difciles de hacer, por la forma ancha gruesa de su base, y delgada de la punta, y como desde la mitad de su l a r g o quedan algo dbiles, es necesario hacerlos de madera fuerte y sana, para que no so rompan fcilmente. Los m a y o res, que han de servir para la primera octava de la bom-

-332 barda"5 sea trompeta magna de la mano izquierda, se hacen de dos piezas, una gruesa, .para los medios caos superiores y otra mas delgada, para los medios inferiores, pero con dos moldes de cada mitad se puede modelar toda la primera octava de dicha bombarda; los que s e h a n d o hacer enterizos, son desdo el Do 1." d l a trompeta real, clarn de bajos, formando uno para cada cinco caos, porque, como dejamos dicho en el apunte anterior, con un mismo molde (aunque no est ajustado) se pueden voltear y modelar perfectamente algunos caos: de esta clase se deben tener una coleccin aun mas completa que de los cilindricos, porque sirven tambin para formar los pies de la caera do_. boca.

Plantilla triangular y ojival para marcar las bocas de los caos eseriores de fachada.
P a r a marcar interiormente en los cuerpos de los caos las bocas de forma triangular en los que hayan de adornar las fachadas de los iganos, se forma una plantilla de chapa de hierro, lo menos de madera fuerte, que tenga 310 milis, de largo y en su base parte ancha 127 milis; si es de madera, puede tener 8 milmetros de grueso, y s es de metal, con 3 milis, tiene bastante. Con esta plantilla se marca cada cao de por s, su ngulo correspondiente, porque teniendo marcado

- 3 3 3 -

en al cnerpo el ancho que ha de tener la boca, se pone la plaitilla en el punto quo con sus costados toque ambos trazos de dicha boca sin cubrirlos y en esta disposicin, se hiere el metal del cao con un punzn de acoro, pasndolo dos tros veces por los costados de la plantilla, hasta que queden bien marcados como se dir mas adelante. Veass la Fig. 77 que indica dicha plantilla.

Fig. 77.

Adems se tendr otra media plantilla para marcar las bocas que so quieran poner de forma ojival, la c ual ser tambin de madera fuerte y de la forma que indica la Fig. 78 que marca la mitad de una ojiva, para poder sealar con ella muchas de diferentes dimensiones.

Fig. 7 8 ,

Yunques de madera para modelar las bocas de los caos.


Los yunques de madera para modelar las bocas de los caos, se hacou de boj encina, de tres cuatro tamaos, del un lado tendrn la forma de una puuta aguda y del otro estarn en redondo; la cara superior estar m u y p l a n a y la parte baja se le introduce untrozode madera espigo, el cual, su vez, entra en u n agujero cuadrado, que se practica en el banco de carpintero, para que se sostenga en buena posicin. Sobro ellos se aplanan y modelan los labios de los pies y cuerpos quo forman las bocas de los caos; al centro del yunque, se

-335le atraviesa, cruzando el principal, otro mas pequeo, para tener en una sola pieza moldes para bocas grandes y pequeas; sin embargo, es bueno tener, cuando menos, dos de diferentes dimensiones, vanse las Figuras 79 y 80. A es el yunque de perfil, B es es el mismo yunque visto por su plano superior, en el que hay otro mas pequeo atravesado, formando cruz; como queda esplicado.
;

Fig. 79.

Fig. 8 0 ,

Acopladores para' cerrar las puntas d los los caos de boca.

pies

Los acopladores que han do servil para cerrar las puntas de los pies los caos de boca y darles buena forma, para que sienten be en los agujeritos de los tablones o tapas de ios registros, se hacen de chapa gruesa de hierro, tambin macizos de latn fundido: siendo de chapa de hieiro, se forma un Cono de 70 milmetros de dimetro en su base y de 70 80 de elevacin desde dicha base la punta; ste ser bien fuerte y pueden acoplarse con l, pies bastante grandes;- el acoplador macizo de latn, so hace fundido; en su baso presentar un cuadro de 45 milis, con el agujero redondo de 38 milis, de dimetro; su alto ser de 45 milis, subiendo en forma de pirmide cortada de modo que arriba, presente un cuadro de 20 milis, solamente: vanse ambos representados en las F i g S . 81, 82 y 83. A <gs el acoplador macizo de latn visto de plano de 'su grandor natural, B es es el mismo visto de perfil; en ambos se observa el hueco cnico interior quo debo estar bien torneado, C es el acoplador de chapa de hierro, de dimensiones reducidas.
1

Acoplar las puntas de los pies.

Para acoplar las puntas de. los pies haciendo uso, de estos acopladores, se toma uno de estos con la mano izquierda; con la derecha, se torna el pi, el que se introduce en el cncavo de aquel, dando golpecitos, como si se atacase en l algn objeto, cuidando, al mismo tiempo, de ir dando vuelta dicho pi y que reciba los golpes en diferentes partes, con lo que se pone bien apuntado y redondo, lo cual se consigue pronto. Si la punta del pi tiene la chapa algo gruesa, se puede debilitar (antes de acoplarlo) un poquito interiormente con u n cortaplumas. Si la soldadura de aquella parte no est bien hecha, con los golpes del acoplador so suelta y se montan los costados de la chapa uno sobre otro, cuyo detecto, si no es estremado, puede tolerarse porque en nada perjudica al cao, mas si es mucho lo que se ha soltado,, debe soldarse de nuevo y ponerlo cual corresponde. Este mtodo de acoplar las puntas de los pies es para loa pequeos ordinarios de las caeras, interiores, que cuando los pies son grandes no se pueden manejar fcilmente, y entonces, se toma el pi con la mano izquierda y con la derecha se le dan los indicados golpecitos con el acoplador, hasta ponerlo coma se desea.

Q/Gji,.

A los pies do los caos, magnos se les hacen las puntas de diferente modo del cual nos ocuparemos su debido tiempo,

Q\v.

29..

Afinadores y acopladores para abrir y cerrar los caos de boca.

Los afinadores y acopladores, para abrir y cerrar, los. caos de boca, son dos conos hechos de chapa fuerte de latn hierro, los cuales se sueldan fuertemente un tubito que les gierve de mango; deben tenerse lo menos dos, uno regular para las caeras medianas y otro pequeo para las menudas. E l mayor puede tener los conos do 55 milis, de dimetro y 70 de' largo, con el tubo maugo que los lleva soldados de 100 milis, de largo, formando el todo la Fig. 84; el menor puede ser de 25 milis, de dimetro, 3-0 de largo y 80.de mango..

-340-

G C|V.

290.

A la simple vista de este til se comprender, que para hacer bajar un cao de su tono, cerrndole uu poco la boca superior sea la conclusin del tubo sonoro, so introduce en el cncavo del afinador y dndole vueltas con alguna fuerza, se amolda el metal y cierra un poco su orificio, y al contrario, si se quiere ensanchar dilatar ste un poco, se mete en l el cono del afinador y dndole unas vucltecitas, ensancha un poco con

- 3 4 1 facilidad, subiendo bajando el sonido segn sea la operacin de la cual nos ocuparemos extensamente en su lugar.

CAPTULO V.
DE LOS SOLDADORES Y DEMS TILES PA11A SOLDAR LOS CAOS,

Soldadores.
Loa soldadores se usan de varias clases y forma segn el gusto y costumbre de los operarios: los h a y de hierro y de cobre; algunos artfices los gastan de hierro, otros indistintamente de hierro de cobre, mas como dejamos dicho que esta es cuestin de gusto y costumbre, describiremos la materia, forma y magnitud do los quo nosotros usamos constantemente. Nuestros soldadores los forjamos de cobre nuevo, de la forma y dimensiones reducidas que se marcan en

-343
ta un soldador visto de frente todo armado, con su chafln en A, y su mango de hierro provisto de Cabo do madera; su ancho ser de 18 milis, su grueso de 10 y su alto do 60 70 milis. La F i g . 86; es el mismo soldador visto de canto, en el que se v su boca en c h a flan en B. La F i g , 87 representa un soldador del mismo largo que la F i g . 86, pero de 16 milis, de ancho y 8 de grueso, Con su boCa de dos chaflanes; como se v en C. La F i g . 88, represnta un soldador grande para alisar costuras; ha de tener 28 milis, do ancho, 12 de grueso y de 40 50 de alto; en l se v en D, su b o ca plana, con un poco de chafln caida. La F i g . 89, representa un soldador de boca redonda, propio para soldar ngulos entrantes, que aunque pueden soldarse tambin con el de los dos chaflanes, sin embargo, en muchos casos se suelen adaptar mejor los de aquella construccin. De cada una de las formas indicadas, se tendrn tres cuatro soldadores y adems deben tenerse algunos mas pequeos, para soldar los caitos menudos.

Q/fy,.

292.

Mangos de los soldadores.


Los mangos de los soldadores se ponen siempre de hierro, con su cabo de madera, indicado en la F i g . 8 5 . E l hierro se abre del un cabo en dos mitades, con las que se forma un ojo anillo que rodea y cie el sida-

-344dor por el taln, como se va en las figuras anteriores. E l largo general de los soldadores ser do 24 ctms, el cual se aumenta hasta 30 33 con el cabo do madera, en el que se clava la punta del hierro, para poderlos manejai sin quemarse.
1

Los soldadores grandes indicados en la F i g . 85, que en el oficio llamamos mazos causa de su mucho peso y forma, se usan solamente para alisar grandes costuras de soldadura hecha con soldadores medianos en ca^ eras grandes, y cuando se trabaja en tiempo fri, porque conservan mas tiempo el calor; pero cansat mucho la mueca causa de su peso, y por lo mismo, mu= chos operarios los miran con prevencin y usan ordina^ m e n t e los medianos, para toda clase de trabajo. Estos son los que mas comunmente estn entrema^ nos, porque se adaptan piezas grandes y pequeas.

Los soldadores pequeitos, sirven para las piezas menudas que llamamos quema-dedos, porque efectivamente rara voz se trabaja en. ellas que no se esperimen- te alguna quemadura.

Qji, 295,
Los soldadores delgaditos de boca, que tienen dos chaflaues la boca redonda F i g s . 84 y 86, se usan para

-318 soldar los cepos los cnnutillos caos de lengeteia, las asas a los flautados de fachada, las orejitas los ta^ padillqs., y dems piezas en que est la soldadura en ngulo entrante, como sucede en toda clase de codillos.

O'.v.

296.

Finalmente los soldadores de boca plana, aunque los suelen usar algunos operarios para toda clase de soldaduras por la costumbre que tienen de trabajar con ellos, son mas propios para unir toda clase de j u n t a s y alisar bien las costuras, que en ellas se hacen con la soldadura, por lo que creemos debe limitarse _su uso . este objeto solamente.

Estaar las bocas de los soldadores.


Por seguir las costumbres del oficio llamamos, (aunque impropiamente) bocas de los soldadores los cabos de las piezas de cobre, con las que se toma el estao " soldadura y se aplica las partes que se quieren soldar, Comunicndolas al mismo tiempo el grado de calor necesario para que se incorpore la soldadura con los cantosde las piezas, las cuales se unen entre s y forman unjsolo cuerpo; estas bocas se vn en las F i g , 85,

- 3 4 0 -

a l 8 9 y son do dos maneras, una de dos chaflanes, que forma una especie de cua y la otra casi plana, con un poquito de vrtice hacia el lado izquierdo: pues bien, este punto, que es la boca del soldador, es el que hay que estaar del modo siguiente.

Q | i , 29.

P a r a estaar los soldadores se calientan en la fragua, poniendo las bocas hacia arriba, fuera de las ascuas, y los talones que es la parte que est prendida en el mango de hierro, en contacto con el fuego que es su posicin natural; de este modo se calientan bien, pero no tanto que se pongan rojos candentes; enseguida se limpia y alisa con una lima fina toda la parte que ha do estaarse y estando bien manifiesto el color del cobre, se froi a aquella parte sobre un poco de resina de pino y soldadura, todo mezclado, cuyas materias se liquidan enseguida y se incorpora la soldadura la boca del soldador, tomando ste el mismo color de la soldadura, lo cual sirve despus para atraer la gota de esta que se ha de poner en la j u n t a de las piezas que se quieran unir. Si en algn punto do la boca no toma bien la soldadura, so vuelve calentar y limar el soldador, repitiendo la misma operacin hasta que quede perfectamente esta nado.

347
Q4JV. m9-

Estaar los soldadores de hierro.


Los soldadores de hierro se estaan por el misino mtodo que los de cobre, con la diferencia que despus de calientes y limados, se frotan fuertemente sobre u n poco de sal amoniaco, y seguidamente sobre la soldadura y resina de pino juntas, cuyas operaciones se repiten hasta quedar bien estaados. Algunos operarios son partidarios de estos soldadores, pero nosotros rcco-: rnendmios los de buen cobre.

100.
Cajitajde la soldadura, resina de pino y limpiabocas de ios soldadores.
La cajita de la soldadura, puede ser d madera hojalata, se forma de una tablilla delgada de 16 centmetros de largo, 9 de ancho y 25 milis, de fondo inclu? so la tablilla; se guarnece al rededor con unos listoncitos y se le hace una tapa al ordinario: si es de hojalata, puede tener las mismas dimensiones, sea algo mas rer ducidas; en esta cajiia se echa resina de pino, traspi Vente, de buena calidad, y sobre sta se pone un pequer o panal de soldadura, para irla gastando, cuyo fin siempre que entre el soldador en el cajoncito, se procu-r rara desmenuzar la soldadura haciendo gotas pequeas, que de este modo las atrae y cojo mejor el soldador, fapilitando el trabajo.

-348-

Resina de pino para la soldadura.


La resina, que pronto se liquida y cubre el fondo de la cajita, en fuerza del trabajo, se recalienta y llega quemarse, perdiendo sus bucuas cualidades para e,l efecto, en cuyo caso se echa otro pedacito nuevo, y cuando est y a carbonizada, debe limpiarse el cajn, mudar la resina vieja, y ponrsela nueva. Esta cajita se coloca al costado del fogn de la agua, sobre el cajn que tiene en su frente.

Limpia-bocas de los soldadores.


Tambin es til tener sobre el fuelle, en otro punto cercano la cajita de la soldadura, un trozo de tabla de 16 ctms. de largo y 12 de ancho, sobre la cual se clava un pedazo de lienzo ordinario puesto en tres cuatro dobles, bien estirado; este se impregnar con un poco de sebo, y sirve para frotar y limpiar la boca del soldador cuando sale del fuego antes de tomar la soldadura de la eajita siempre que se crea necesario.

-349-

Sebo para soldar y rodilla para limpiarlo.


Para que corra bien la soldadura, quede lisa y de buena vista, se le d un poco de sebo, al efecto se pondr un cabo de vela envuelto en un papel, que siempre se tendr cercano la cajita de la soldadura, para t e nerlo mano las veces que sea necesario usarlo. Tambin es conveniente tener una rodilla de camo lienzo ordinario para frotar y limpiar el sebo que quede en las soldaduras, antes que se enfrien.

Conservacin de los soldadores.


A fuerza de calentar los soldadores, se les descomponen las bocas, en las que la miajita de soldadura que queda en ellas, surca el cobre, y no teniendo cuidado de limpiarlas y alisarlas de cuando en cuando con la lima fina, llega formarse en el punto que se reno la soldadura, un cncer q u e v corroyendo y penetrando en el metal, de modo que veces bay que rebajar el sol-

350dador fuerza de lima, 4, 0 mas milis, gastndose mucho tiempo para hacerlo, y perdindose bastante cobre. Para evitar este inconveniente y remediarlo cuando ocurra, es necesario frotar el soldador sobre el limpiabocas, cada vez que entra y sale del fuego; asi se evita el que lleve nada de soldadura y so conserva su boca mas tiempo lisa y til para el trabajo.

Sin embargo de estos cuidados, conviene el dar menudo una limadurita las bocas de los soldadores, para tenerlas siempre bien lisas y estaadas, lo cual se hace en caliente; as como tambin es preciso limarlos del mismo modo, cada vez que por descuido del que d al fuelle, se violenta el fuego, s enrrojecen los soldadores ponindolos candentes; en cuyo caso se pasan, no toman la soldadura y quedan intiles, hasta que se vuelven limar y "estaar de nuevo como lo elejamos advertido en el ap. 298.

- 3 5 1 -

CAPITLO V I .

BH LA SOLDADURA Y MODO DK PUE PARARLA*

Q&b. S06.

La soldadura es una mezcla que so hace de estao, fino y plomo de buena calidad, para unir y soldar las piezas de estao mezcla que.se -emplean en el rgano; hay muchas clases de soldadura quo al parecer ofrecen, ciertas ventajas; pero son tiles para obras de poca fuerza y duracin y la verdadera, eficaz y slida soldadura es la que la esperiencia de muchos siglos abona, como til y propia; esta se hace liquidando en el cazo grande de hierro 1 kilogramo de estao fino, al cual se le mezclan 75 decgramos de plomo.; lo que es lo mismo, cualquiera cantidad de estao que se quiera fundir, se le mezclan tros cuartas partes de plomo, sin echar ni mas ni menos ( no sor que estos estn

-352dulterados), deesteiDodo se hace una soldadura m u y buena, fuerte y que corre bien; se hacen pnali'tos mns menos grandes, echando el lquido en cajitas de papel, los cuales se guardan para el uso;

aA\v.

SOy.

Soldadura para soldar fcilmente y pronto;


Para hacer esta clase de soldadura, se echan ;eu una botollita fuerte de cristal, cuatro seis onzas ( decgramos) de ccido clorhdrico muritico; se le echan adems, uno uno, pedacitos pequeos de zinc puro; en cuanto cae el zinc en el liquido, empieza una ebullicin que lo disuelve; estando un pedacito disuelto, se echa otro y otro hasta que el ccido y a no tenga accin sobre el zinc y no lo disuelva; esta disolucin se g u a r d a bien tapada para usarla. Para hacer la soldadura; se mezcla estao fino y bismuto metlico, fundindolo partes iguales; si se quiere que la soldadura sea mas sencilla, se echa mas bismuto que estao y si se quiere mas fuerte se echa mas estao que bismuto.

Para soldar con esta especie de soldadura^ no hay necesidad de preparar los caos con el almazarrn como

se hnce eu el mtodo ordinario, ni los soldadores se calientan tanto, pues que con poco calor que tengan d i suelven bien la soldadura; hecho el carrejito y avenida la junta, se d toda ella con un piucelito que se tiene fijo en el tapn de la botella del ccido preparado con el zinc; se pasa el soldador con el estao mezclado cou bismuto y se hace con suma facilidad y pronto-.

-353-

E s cierto que esta clase de Soldadura, es m u y pronta y fcil de hacer, evita la preparacin y economiza tiempo, cuyas ventajas tiene sobre la ordinaria, pero tambin es cierto, que como dejamos arriba indicado, sta no puede competir de modo alguno con l solidez de aquella, que disuelve en parte los cantos que v unir incorporndolos con la misma soldadura y forma de las tres partes un cuerpo tan slido como lo es el mismo metal, y de consiguiente primero rompe por otro lado que por la unin, que es lo que en estas obras se necesita. La soldadura sencilla del bismuto facilita bastante el trabajo, pero slo se agarra los cantos de las paites soldadas y las prende con tan poca firmeza, que Cualquier esfuerzo suele soltarse.', porque el bismuto hace tan quebradizo el estao como si fuera cristal, de lo cual deducimos, que puede ser til para soldar con ventaja, picecitas finas de otras artes, pero para soldar caos do rgano-, debe "desecharse por s u completa inu-

-354tilidad, ia cual se manifiesta claramente al tomar un cao soldado por este mtodo, introducirle el molde para ponerlo bien cilindrico, y los primeros golpes que se le den sobre la costura con el aplanador, salta la soldadura como cristal roto y se suelta lo hecho. Patentizado esto con la esperiencia, no dudamos que todos los artistas amantes de sus obras y crdito, preferirn la verdadera soldadura, aunque sea algo mas costosa, porque es tan firme y dura tanto, como la materia de que se compone.

CAPTULO VII.

PREPARACIN PARA LA SOLDADURA, Y MTODO DE SOLDAR.

Ojf. 340.
Para soldar fuertemente las caeras, conductos y dems piezas de metal, que concurren la formacin del rgano, y que la soldadura forme modo de un cordoncito m u y seguido y de buena vista, deben prepararse'aquellas del modo siguiente: se toma una vasija de barro vidriado, mejor un cazo de cobre estaado, y pone "en l tiza molida (que es una tierra blanca gredo-* sa) y almazarrn, , partes iguales; se le echa agua en suficiente cantidad para formar, una papilla no m u y espesa, a l a cuarse]aade u n poco de cola ordinaria, para que agarre poco, porque"srPtemple de la cola es m u y fuerte, esto es que se eche mucha cantidad, con el ealer

356
del soldador, forma la pintura una cascarilla y se suelta del metaL Esta preparacin se calienta incorpora bien* y con uua brochita pequea se pintan las orillas de los cantos que se han de soldar por la parte exterior del caOj figurando una cinta de 6 8 milis de ancho.

Qji, 344.
Estando seca la primera mano do preparacin, se calienta sta de nuevo y se d otra segunda para que tome mas cuerpo y llene bien su cometido, que es preservar del calor del soldador, toda la parte pintada, resistindole sin liquidarse todo el tiempo que sea necesario para hacer y perfeccionar la soldadura, y que solo se deshaga la chapa en el mismo canto de la orilla que es donde se hace la unin. Si la pintura est espesita y bien preparada, casi es escusado el darle la segunda mano, que tambin puede soldarse con solo la primera; pero siempre se hace mejor y con mas descuido, estando las cosas hechas como corresponde.

0&|v.

S42.

Rascar ios cantos] de las piezas que se han de soldar.


Seca ya la preparacin pintura, que se ha dad las piozas que se han de soldar, se rascan los cantos de

-357 la chapa con una navajita bien afilada, un rascador hecho propsito de un tringulo gastado. Se mata bien la esquina viva todo lo largo de la orilla pintada, hasta la mitad del grueso de la chapa, dejndolo bien limpio de la pintura y hecho do modo que juntando ambas orillas, formen un pequeo carrejito en el cual se disuelve la soldadura que hace la unin. Si el cao tiene las orillas algo delgadas, al tiempo de rascarlas suelen doblarse y hacer ondas, lo c u a l d e b e remediarse metindole un moldo y enderezndole los cautos que se han de unir, porquo de lo contrario, no se suelda sino con mucha dificultad y siempre queda de mala vista,

Mtodo de soldar los cuerpos y pies de los caos.


Para soldar los cuerpos y los pies de los caos, se tendr un trocito de vela de sebo que se envolver con un papel del un cabo para poderlo eojer sin mancharse; con este sebo se frota la parte que se v soldar, se toma el soldador, que debe ser proporcionado la m a g nitud del cao, y con l, se coje una gotita de soldadura con la que se le dan varias puntadas, separadas entre s como 8 10 ctms, procurando el avenir bien por igual los cantos del cao sin que lleguen tocarse, de modo que pueda pasar entre ambos un trocito de papel; tenindolo apuntado y sujeto de este modo, se igualarn perfectamente de manera que el un canto no

-358est mas bajo que el otro, y en este estado, se v cubriendo todo el carrejito con soldadura, hacindola liquidar bien con el soldador y que una ambas partes tan perfectamente, que queden hechas un solo cuerpo, sin ninguna falta ni agujcrito por pequeo que sea, porque de lo contrario, se liara la soldadura en falso, parecera que estaba unida, y solo seria la unin aparente, lo cual trae malos resultados.

Para reconocer si queda algn agujeritoen la soldadura que se est haciendo, se investiga fcilmente soplando lo largo de la costura hacia arriba abajo, y si lo hay, aunque sea muy pequeito, penetra el viento por l al cncavo del cao, y se percibe al momento porque tiene algo de sonido; sin recargar mas soldadura, se alisa la costura dndole un poquito de sobo, y pasndole el soldador con precaucin ya de un lado, y a de otro y por encima, ajuicio del artfice, el que con sus observaciones, comprender los mejores medios de dejar la soldadura m u y firme, lisa y de buena vista hacindola con ligereza y tino.

m.
Cuando los caos son de un largo regular (como de 20 30 ctms.) se sueldan cmodamente en la mano,

- 3 5 9 mas cuando pasan de esta medida, es necesario armar un puentecito al lado de la fragua para apoyarlos, y si son bastante grandes, es preciso armar unos caballetas que los sostengan en posicin horizontal la altura del pecho del operario, para no tenerse que bajar encorvarse que es postura m u y molesta, .

afy.

846."

Los caos mayores, tienen la chapa bastante gruesa, y por lo tanto mucha valenta; para poder unir sus cantos, es necesario que un obrero los sujete y contenga en buena posicin, mientras el otro los v apuntando con el soldador, al menos deben sujetarse atndolos con unas cuerdecitas que se pondrn de trecho en trecho, hasta tenerlos asegurados, en cuyo caso se acaban de soldar cmodamente.

Para hacer bien y pronto las soldaduras, no h a y que empearse en soldar un trozo m u y largo, puesto que hemos esperimentado muchas veces, que es mejor tomar por ejemplo, un pedazo de 8 10 ctms; se dan en l tres cuatro puntos, los cuales se disuelven con un soldador proporcionado, uniendo y alisando la vez la costura, procurando que no se hunda mucho la soldadura, y sobre todo no tenerlos que repasar. De este modo se contina todo lo largo del cao, aunque parece

-330que se tavda, se adelanta mas porque no hay que volver repasar la costura hecha.

Para soldar los caos menuditos sin quemarse, hay que valerse de unos moldecitos de madera que se introducen en ellos, y sirven para sostener el caito sin t o carle, pues de lo contrario, aunque se use un soldador bien pequeo, suele tocar los dedos, al menos se calientan los caos en tai disposicin, que no se puede resistir su contacto sin el auxilio de unos dedales de piel una pequea almoadilla que sirve para sujetarlos en el mpldecito sin tocarlos inmediatamente con los dedos.

Los pies de los caos se sueldan del mismo modo que los cuerpos, y tenindolos todos y a corrientes, se procede redondearlos con moldes proporciouados su magnitud, dndoles unos golpes con el aplanador como se hizo para voltearlos.

aCjv- po.
Soldar al brasero.
Aunque decimos en otro lugar que debe gastarse para hacer las soldaduras el carbn de brezo, llegan casos

361 en el oficio, q_ue hay que echar mano del carbn ordinario de roble, pino, haya etc. por no hallarse el de brezo. Esto suele suceder cuando se est armando componiendo un rgano en una Iglesia que est lejos de los talleres, y no teniendo mano la fragua econmica, si hay que fundir algn cepo, soldar algn cao roto, lo que es mas comn, aadir conductos y formar codillos, hay que hacerlo en un brasero, sea de hierro de madera guarnecido de ladrillos con yeso argamasa, en este caso, se procurar tener el brasero algo elevado del suelo; se armar sobre un banco, dos sillas: se tendr una mesita para poner las herramientas y enseres, y con un fuellecito de mano, del grandor de los que se suelen usar en las cocinas, se enciende la lumbre, encargndose de dicho fuelle, y de tener el fuego reunidito al rededor de los soldadores, u n muchacho que deber estar sentado cerca del brasero, y en u n punto conveniente, para que al soplar con el fuelle no dirija el calor y el tufo del carbn al que est soldando; de este modo, aun se puede soldar mucho en u n dia, pero recomendamos sin embargo, que pudiendo haber carbn de brezo y hacer los trabajos en la fragua, no se gaste carbn ordinario ni so trabaje en el brasero, porque no es de tan buenas condiciones, no se adelanta tanto ni se hace la labor con comodidad,

L IB .0 QUINTO

Contiene la formacin dol flautado de trece., las proporciones do laa bocas de los caos., la afinacin preventiva de estos en el rgano consultor, y los signos orgnicos antiguos y modernos con lo* que se marcan toda clase da caeras.

CAPITULO I.
MODO DE HACER UN FLAUTADO DE TRECE, QUE ES EL PRINCIPAL ORDEN REGISTRO DE UN RGANO.

Suponemos ya al aficionado bien enterado del mtodo de soldar, de todo lo referente los soldadores y soldadura, y del modo de formar u n cao sonoro de boca de la familia de los flautados; por lo tanto pasaremos ver como hemos de hacer u n flautado de trece completo, que es el principal orden de caera en cualquier rgano que se construya, como tendremos lugar de observarlo en el presente libro.

-364Para cortar el orden de caos llamado flautado de trece, se tendr chapa medio labrar de todos los gruesos necesarios, se toma una que sea propia para el cao mayoiv y se la recorre un canto con la garlopa; se seala en ella el ancho y largo del cao que se v cortar, cuyas dimensiones se tomarn de la regla diapasn que deben contener todas las de este orden, el cual daremos su tiempo mas adelante. So corta la chapa, valindose~al efecto de un regln fuerte y del punzn acerado, con el cual se marca una raya siguiendo el canto de la regla, repitindola dos, tres mas veces, hasta profundizarla, de modo qua se divida la chapa con facilidad aunque tenga 2 milis, de grueso. P a r a cortar las chapas grandes se suele hacer uso de un serrucho sin cota, pero cuando no son m u y gruesas puedan cortarse bien con una tijera fuerte. E n este trabajo de sealar y cortar los caos grandes. dcbenjORuparse dos obreros, para que el uno a y u de k sujetar la chapa y fijar sobro ella la regla, mien-. tras el otro profundiza los trazos c o t el punzn para partirla fcilmente.
1

Teniendo el ao cortado, se escoje la mejor cara lo la chapa para el exterior, y en la esquina derecha del cabo, en el que deba hacerse la boca (que siempre ser el mas grueso) se marcar con el mismo punzn el nmero de la tecla qua pertenezca, cuyo orden empezar siempre en el signo mas gravo tecla prime-

-365ra del costado izquierdo del nmero de orden, que seala el cao, conviene hacerle otra si se cortan dos mas rdenes escojer y separar unos do otros. Asimismo es m u y conveniente el marcar en el cao, el signo que debe sonar, sea Do, Do sost. Re, Re sost. etc; cuyas marcas, nmeros y seales, deben hacerse bien inteligibles, procurando el renovarlas si desaparecen al labrar y concluir la chapa, para que en ningn tiempo pueda dudarse qu, familia, orden signo pertenecen, vase practicado en laFigr. 9 0 y siguientes. De la misma conformidad, se irn cortando y marcando los dems caos de este cualquier orden que sean, hasta el mas pequeo; teniendo cuidado de escojer.siempre la chapa del grueso conveniente para cada uno, advirtiendo que vale mas que peque algo de gruesa que de del-, gada. teclado: adems de esta la tecla que pertenece seal de inteligencia, por iguales la vez, poderlos Fig. .90.

366-

Grueso regular de las chapas para toda class e csss.


Al escojer el grueso d de la chapa para cada cao d por s, es preciso tener uu tino especial para conocer cual debe ser, porque no es fcil el poder apreciar ni medir el que conviene cada uno, puesto que si la chapa tiene grueso de ms, se pierde bastante nietal infructuosamente, y hasta es perjudicial al buen sonido que debe tener el cao; y si es m u y delgada, aun trae peores consecuencias, y tanto, que no es posible que u n cao que no tenga el grueso regular, forme el sonido bien claro y con la valenta que debe tener, siendo intil pan; la obra, porque como le falta solidez al cuerpo sonoro, no puede sufrir las oscilaciones que hace el viento en su cncavo, tiembla el metal y el poco sonido que tiene, es raqutico inseguro, por lo que este punto, reclama un especial cuidado y caso de haber exceso, es mejor que la chapa sea un poquito gruesa de mas, que delgada, como queda y a advertido.

Mas para que haya una medida^que puechTservir de base al clculo de los gruesos que deben tener las caeras, lo que ensea la. experiencia, y aconsejan varios autores, es dar los caos mayores del flautado de

-367veintiscis, 2 milis, bien cumplidos tres de grueso, y b s caitos mas menudos de la quincena y dems, medio milmetro. Siendo ambas medidas tan pequeas y tan prximas entre s, se comprender fcilmente que su divisin en tantas partes como"caos tiene un orden registro, si bien puede calcularle y dividirse matemticamente, de otro modo parece de todo punto impracticable, pollo que solo la espericncia y buen criterio del artista, podrn bailar los gruesos regulares y convenientes para obtener uu resultado satisfactorio.

Q[I/.

S:BS.

Apcsar de tener bien marcados todos los cuerpos de los caos, como queda dicho en el apunte 322, cuando se tenga todo un orden cortado, se escribir su nombre en un papel que se coloca entre las chapas, para recordar mas,pronto y fcilmente el orden que sea y no se confunda con otros de su misma especie. Si se v que algunas chapas, son algo gruesas tienen alguna desigualdad, se vuelven repasar labrndolas y dejndolas lo mas arregladas que sea posible acabando de alisar bien la cara exterior, con la raspilla de acero mencionada en el ap. 250.

Ojv. 126.
Los caos cuyo cuerpo sea mas largo de 8 centmetros sean ele la fachada interiores, se raspillarn

-368siempe al travs de su largo, esto es, lo ancho de la chapa y los que sean menores de esta medida se raspillan lo largo, como queda dicho en el ap. 259. Teniendo ya los caos en este estado, se vuelven diapasonar definitavamente pasndoles la garlopa de recorrer por el canto que no est acabado, con mucho cuidado de no estrecharlo mas que lo justo, hasta llegar las marcas que sealen sus anchos respectivos, y poner el cabo en que so ha de hacer la boca bien escuadra, cuidando desde luego, que todas las operaciones que aun deben practicarse en las caeras hasta su conclusin, se hagan con el mayor esmero, evitando golpes y rayas, que de lo contrario cuando se concluya un cao, tendr' m u y mal ver y parecer obra vieja recompuesta.

-3(39-

CAPTUL01.

PIES DE LOS CAOS DEL FLAUTADO DE TRECE T DEMS RDENES,


U

CUYAS CAEIlAS VAN EN EL INTERIOR DEL RGANO.

Teniendo el flautado de trece cualquiera otro rdeo. cortado y bien diapasonado, se procede cortar los pies, que sern para los caos de fachada,! del mismo metal que estos, y para los interiores de metal mediado de segunda, aunque los cuerpos sean de primera. Los pies de los caos de fachada, generalmente se hacen bastante altos, tanto porque suelen ser caos grandes los que se colocan en ella, como por atender al gusto de la decoracin, puesto que algunos rdenes, tienen los pies formando escala d mayor menor la inversa, otros en los caos mayores, tienen los pies cortos y en los menores largos, porque esto depende del gusto, de lo cual nos ocuparemos su tiempo; pero un pi bien proporcionado para un flautado de trece de u n

-370rgano regular, debe.tener 47 ctms. de largo; sin embargo, esta medida en rganos ordinarios, puedo reducirse ansia 28 ctms, algo ma.; si fu?s necesario, pesar que so monta mejor un cao que tiene su pi bien proporcionado su largo y grueso, que cuando se le pone mas corto de lo regular.

MsdMas del largo de los pies para a generalidad de i o s caos.

Para las caeras interiores sean del flautado de cualquier otro orden, que el largo del cuerpo del cao sea prximamente de 112 ctms. ( sea el segundo Do del flautado que se viene describiendo), se harn siempre los pies de 23 ctms, de largo, en toda clase de caos desde el largo que queda esplicado, hasta el mas corto del flautado; se esceptuan de esta regla los que han de componer los rdenes de llenos, cornetas y n a sardos que solo tendrn 20 ctms, y esto, en rganos de alguna consideracin, que para los ordinarios de menor cuanta, se harn en unos de 185 milis, y en otros, aun mas cortos de 140. E n los rganos realejos y porttiles, que se quiera economizar el peso y aprovechar el local, pueden reducirse los pos aun mas de las medidas apuntadas, como tendremos ocasin de verlo mas adelante, al ocuparnos de estas pequeas construcciones.

Determinada la altura quo so quiera dar los pies, se recorre con la garlopa el cauto de la chapa de que se van cortar, y so arrima la regla derecha del trazapies; la izquierda se abre como se abren las piernas do un comps, hasta que pueda introducirse entre ambas do plano, el cuerpo del cao; abajo la parte de la punta, so sealar el ancho de esta, que se tomar de la reglaplantilla diapasn en que se tengan marcadas estas dimensiones. E s t a medida se sealar con el comps al estremo de la chapa, la que se colocar de modo que la regla izquierda del traz-pis, toque los puntos que marquen el ancho de la punta y el de arriba de la parte ancha que ha de unirse al cuerpo del cao; para esto habr que subir bajarla chapa, abrir cerrar el traza-pis, hasta conseguir el que se avenga como queda dicho, sin que sea obstculo el que la parta que corresponde la punta del pi, est uno, dos, tres mas centmetros separada del eje que rene las reglas del traza-pis (que esto es accidental) porque los milmetros y centmetros marcados en ellas son para medir el largo del pi en cualquier posicin que deba ponerse para marcarle, empezando a c o n t a r su medida desde el 1,, 2, ,3. 4." ctm. etc. Vase indicado en la Fig. 1
f :

E n esta figura, se v el trozo de chapa, de la cual se v cortar el pi, arrimado la regla derecha del traza-pis en la que estn marcados 36 ctm; el cuerpo

- 3 7 3 del cao est colocado en la posicin que debe estar; la lnea entrecortada C marca la posicin que debe tener la regla izquierda, que se lia diseado mas abierta da lo regular, para que se vea bien el pi como est trazado, aunque para marcarlo como se debe, ba de tocar la punta del ngulo izquierdo del cuerpo del cao. E n esta disposicin se abre el comps de modo que la una p u n t a s e fije en el eje del traza-pis (que es el eje d l a bisagra, el cual debe tener u a agujerito para fijar en l la punta del comps coico se marca en D), y la otra llegue al punto A que se marca en la F i g . 91 que es el que seala el ancho de la punta del pi, y all se hace la parte de crculo que se v marcada desde dicho punto la regla derecha. Luego se abre el comps hasta llegar al largo que debe tener el pi que est marcado de 19 y, ctiras, y all se hace la otra parte de crculo que se v entrecortada en B, enseguida se tira una lnea siguiendo laregla de la izquierda, que es la recta entrecortada en O y queda trazado el pi, que se cortar con cuidado de seguir los trazos circulares, y el recto se cortar un poquito mas ancho, para repasarle y ajustarle la medida con la garlopa, dejndole bien avenido al ancho del cao; lo cual se mide [apuntando el n gulo derecho del euerpo con el del pi, se hace rodar la parte circular de ste tocando la recta del cuerpo, y concluyendo el ancho de ste, debe concluir tambin el del pi; vase la Fig. 92 que selala posicin del pi al empezar medir y la conclusin.

Fig. 2.

A todos los pies so los marcarn los nmeros que correspondan su cao respectivo, como queda indicado en la F i g . 92 con la diferencia que los caos llevan las seales en la cara exterior, y los pies las llevan en la interior, escepto los caos pequeos que la deben t e ner en la de fuera, por la dificultad que habra despus en poderlas ver. Si hay algn pi que tenga desigualdad en el grueso, se procurar adelgazarle de donde convenga, dejndole bien fuerte del centro de la parte ancha, que es donde se les hace el labio inferior de la

37obocn, y la conclusin s:i raspillar lo largo ' al travos, sogun est raspilkdo el cao. Si los pies del orden que se est cortando, son de diferentes largos, como suele acontecen' en un flautado de fachada, hay que proceder en cada uno del mismo modo que se ha hecho con el que queda descrito; pero si son todos de un mismo alto, se economiza tiempo y trabajo cortndolos del modo siguiente.

Modo de cortar los pies con plantilla, economizando tiempo y trabajo.


Para cortar muchos 'pies, de un mismo largo, pero de diferente ancho por medio de plantilla, se tendrn dispuestas tiras de chapa, que tengan de ancho un centmetro mas que el largo del pi: se toma el segundo cao del orden que se tiene entre manos, y se mide con el pi que se tiene y a cortado del primero, el cual n e cesariamente es mas ancho, por lo mismo se pondr de modo que lo que sobre de ancho se reparta partes iguales en los dos costados, cuyo sobrante se marca con u n puntito cada lado; este pi- as marcado, se pone sobre la chapa, de modo que la seal punto que d e signa el ancho, venga al canto de dicha chapa, y en esta disposicin se marca el otro puntito donde corresponda; lo mismo se hace en la punta de abajo; enseguida se marcan las dos circulares y queda sealado sobre la chapa el segundo pi; se levanta el que sirvi de pa-

-376trou, y so ocha uua lnea recta desde el punto de la circular ancha al de la estrecha, y se corta siguiendo bien los trazos. Para poder continuar marcando ios dems pies como se h i 550 con ste; y de este modo van sirviendo de plantilla los unos para los otros. E l mismo corte de la chapa indica que el pi que so va cortar, debe marcarse en posicin inversa del anterior, sea punta con cabeza, para aprovechar material, vase marcado este procedimiento en la Fig. 9 3 .

De este primer corte, no quedan perfectamente arreglados los pies, que siempre se alteran u n poco las medidas porque tanta repeticin de marcar unos por otros, varan algo las curvas, se ensanchan y alargan

-377algo las proporciones y medidas; mas esto so remedia cuando se van a sealar y abrir las bocas, repasndolos con el primer pi que sirvi de patrn, y tiene las c u r vas bien hechas con el traza-pis.

Tambin ser conveniente, el hacer una plantilla de madera fuerte de 3 milis, de grueso, de metal del grueso regular, para cada signo Do, de un orden: que estando bien arreglados, pueden servir para trazar todos los pies de los caos de su octava respectiva, con las que se obtiene un buen resultado ahorrando tiempo y trabajo. Esta plantilla la diseamos en la Fig. 94, en la que se ven unos tr-azos cada costado, que indican el ancho de diferentes pies.

Fig. 94.

- 3 7 8 -

E n todos los pies que se vayan cortando, debe ponerse la chapa mas gruesa la parto ancha del pi, con dos objetos esenciales; primero, para que tenga suficiente fortaleza el labio inferior de la boca y no vare la abertura de la lmina por donde sale el viento; y segundo, para que pueda hacerse bien firme la soldadura que une el pi al cuerpo del cao. Si algn pi queda un poquito estrecho la medida de su cuerpo respectivo, por eso no debe inutilizarse, porque marcndole en su cara exterior con una E mas menos grandccita, al tiempo de soldarle se v la marea que indica la falta y se puede remediar perfectamente, dejando' un poquito abiertos los cantos del pi, y suple la soldadura la falta do la chapa; pero si esta es m u y notable, por ejemplo, que le falte al ancho mas de 5 milis, entonces debe hacerse otro pi y dejar el estrecho para un cao mas pequeo.

CAPITULO I I I .

DE LAS BOCAS BE LOS CAOS, SEALARLAS T ABRIRLAS CON SUS PROPORCIONES REGULARES.

Teniendo los pies recorridos, y bien exactos las medidas de ancho, largo y grueso, se pone el cao en el trazador de las bocas, y con u n punzn se hace u n puntito en cada lnea de las que marcan la proporcin de ocho partes dos; lo que es lo mismo, marcarle en su centro la cuarta parte de su ancho respectivo. Si el cao es para la fachada y se quiere que el plano del labio superior de la boca tenga la forma angular, se toma la plantilla que se tendr hecha propsito, de madera dura chapa de hierro F i g . 77; se coloca aque-

-380llasobre el cuerpo del cao por su cara interior, pasando ambos costados de la plantilla, tocando los puntos epue marcan el ancho de la boca, y la punta aguda bien al centro del cao: tenindola bien sujeta con la mano izquierda, se marcan les trazos en ambos costados con el punzn fuerte de punta acerada, repitindolos hasta que empiecen a percibirse por la cara exterior, pero no mucho, porque al voltear la chapa y modelar los labios del cao, podra romperse fcilmente. Si en vez de la forma angular so le quiere poner la ojival redonda, puede hacerse, marcando aquella con la plantilla que dimos en la F i g . 78. Si el cao ha de tener el plano del labio superior concluido en redondo, en vez de punta aguda, en este caso se tiran dos lneas escuadra valindose de una reglita, hasta la altura conveniente; y o l medio crculo; so hace con eleomp'is fijo procediendo del mismo modo que se hizo con el pi. Vanse mareadas estas formas en las FigS. S'o. 98 y 7. Respecto sus medidas las daremos mas adelante al tratar de los voladizos y adornos de los caos grandes do las fachadas.

Fig. 95.

Fig. 96.

Marcar las bocas en los pies, de los caos.

Para marcar la boca en el pi de un cafio, se pone ste como se dijo para medir su aucho con el cuerpo respectivo, y cuando pase por los trazos de la boca, se marcan estos en el pi con un puntito en cada lado; se toma el comps fijo, se divide el ancho de la boca en dos partos, y se hace un medio crculo con el comps profundizndole del mismo modo que se hizo en el cuerpo, los cuales se ven en la F i g . 97.

382

A las caeras interiores se les hacen las bocas mas sencillas, poniendo el pi j a u t o al cuerpo del cao; se aviene el un trazo, se pone una reglita encima que sujeta ambas piezas la vez., y so tira el trazo con el punzn empezando en el cuerpo y acabando en el pi; y cuando, est bastante marcado, se aviene el otro lado, y se marca del mismo modo; con lo que queda hecho mas fcilmente y del mismo efecto, aunque sea diferente la vista, que como es para el interior, n,o. importa;, vase marcado en la Fig. 98.

- 3 8 3 -

Fig. 8 ,

Medidas de los planos d las bocas para las caeras interiores.


P a r a hacer, estos trazos que marean el plano de loa labios de la boca en ambas piezas, tambin debe guardarse su proporcin, por lo que al primer .Dode la octava (que es igual al segundo del flautado de tijece) y suele ser el cao mayor en que se marcan las bocas de este modo, se le darn de largo 70 milis, de los cuales 24 se marcarn en el pi, y los 46 restantes en el cuerpo del cao, c u y a medida v disminuyendo, hasta el cao

- 3 8 4 mas pequeito del lleno, que solo tendrn dichos t r a zos de largo 10 milis, algo menos: mas como en estas medidas no es sumamente necesaria la exactitud, se hacen estos trazos prudencialmento como se dice vulgarmente ojo.

Q&*. 84-0.
Cortar las bocas de los caos.
Concluido esto, se toma un formn propsito para abrir las bocas los cuerpos de los caos, cortando el metal golpes con un macito, las cuales se dejarn bastante bajas, porque sus verdaderas proporciones, (las cuales damos en el ap. 360) no se arreglan hasta que se vaya afinar el cao, y darle el carcter de sonido que le corresponda segn al orden que pertenezca; cuy a operacin es la ltima que se le hace probndolo cu el rgano consultor de pruebas.

Tambin pueden marcarse sobre la boca de cada eao, las iniciales del nombre y apellido del constructor, que al efecto se tendrn hechas en acero; para esto so pona la raspilla debajo de la chipa, se d un golpacito de martillo sobre el acero que tiene abiertas dichas letras, y queda hecho con poco trabajo. Sin embargo,

- 3 8 5 esta operacin puede escusarse si no se croe oportuna porque no es mas que un acto voluntario, que nuestro parecer convendra se adoptase generalmente, porque as so sabra de que fabricantes eran las caeras do los rganos, y por lo mismo se esmeraran mas en la conclusin de las piezas que llevasen su nombre, honrando de esto modo su memoria. Vase practicado en la F b j . 96.

Si acontece el tener que cortar, dos, tres mas rdenes do caos de una misma clase magnitud que puedan confundirse, para que no se cambien unos con otros, se los marcar adems del nmero de la tecla que corresponden, otro nmero de orden, una seal particular que los distinga .entre s y puedan escojerse fcilmente: cuyas marcas, como hemos indicado en el ap. 322, pueden hacerse la parte do atrs del cao, en el pi, donde se tenga por conveniente, como decimos continuacin: 11, 2 1 , 3I, 4 1 , 51, etc: otro orden puede sealarse 12, 2-2, 3-2, 42, etc, . tambin puedo ponerse al lado del nmero dla tecla que todos deben tener, una cruz, uu cero, una rayita, otra cualquier seal de inteligencia.

-386-

CAPITLO IV.

VOLTEAR LOS CAOS I PIES CON LOS MOLDES DE MADERA.

Antes de voltear u n cao u n pi. se debe repasar, por si la cara que ha de ir al interior est algo sucia, para limpiarla frotndola con un trapo y un poco de ceniza cernida raspillarla si fuere necesario; se tendrn moldes propsito de varias dimensiones como, se dice en el a p . 281; se toma el cuerpo de un cao y se v modelando conlas manos y u n aplanador, con el cual se van dando algunos golpecitos lo largo del cao, para que se amolde bien la chapa y tome la forma conveniente, procurando dejar los cantos que deben unirse bien derechos, que no hagan ondas, y que no queden

-387juntos tocndose el uno al otro sino un poquito separados, como 4 5 milis. Los pies se voltean tambin con moldes cnicos que deben tenerse de diferentes d i mensiones; de la misma manera que los cuerpos de los caos; y teniendo modelado todo un orden, se colocan en un lugar que no ocupen demasiado, cuyo fin los pis pueden meterse unos en otros, ponindoles un papelito que lleve escrito el nombre del registro, y que rgano secreto est destinado para evitar confusin: enseguida se preparan todas las piezas volteadas para la soldadura, se rascan, sueldan y modelan como hemos dicho en el Cap. V I I , aps, 310 y siguientes.

Aplanar el labio superior de la boca.

Para aplanar la parte alta de la boca que ha de formar el labio superior del cao, se hace en el yunque de madera, que se tendr hecho al intento como se ha descrito en el ap. 285, y cuya figura reproducimos para mayor claridad: se introduce en el cao la punta del y u n q u e ; se le dan aquel unos golpccitos en la parte conveniente con un aplanador proporcionado hasta q u e se modele el metal y tenga el cao la forma que se indica en A. Fig. 9.

Q/tcjt, % U

A 1 )s caos del interior que no se les marca medio circulo, ojiva ni ngulo agudo, se aplanarn dndoles la forma circular(aunque algo imperfecta) la parte superior, cuya altura se tomar dndolo dos veces el ancho de su boca respectiva cada uno, contndose esta medida desde el canto del labio superior hacia la parte alta del cuerpo del cao; los que tengan marcado por el interior este plano .en forma circular angular, no necesitan medida porque y a la tienen hecha, y teniendo alguna prctica en el trabajo, tampoco se pierde tiempo en medir, estos planos do los caos interiores, porque se hacen m u y bien ojo. .

-382-

Acoplar las puntas da los pies.


Antes de aplanar el labio del pi se recortar y arreglar la punta por la que este recibe el viento, la cual se acoplar con un modelador de hierro de latn Figs. 82 y 83, dando golpecitos la punta del pi y varindole de posicin para que resulten dados en diferentes sentidos, quede la punta bien redondita y como aguzada, para que entre justa en el agujerto del tabloncillo tapa del registro. Si algn pi tiene el metal muy grueso dla punta, puede adelgazarse u n poco rascndole interior exteriormente eon un cortaplumas para poderle acoplar mas fcilmente.

Grandor de los agujeros de los

pies.

La operacin de dar golpecitos con la punta del pi en el interior del acoplador, se prosigue hasta que el agujero vaya cerrando lo regular; la capacidad de los agujeros en las puntas de los pies, es otra medida de

-390las muchas que se hallan en este arte, difciles de precisar, por la poqusima diferencia que puede haber del agujero de un cao al del que le sigue en su orden, y veces lo necesita algo mayor un cao pequeo que otro mayorcito; de modo que pesar de las medidas que hemos dado en el diapasn escala general de la familia de los flautados, creemos que no hay mejor regla que hacer el agujero como lo pida el mismo cao, puesto la prueba en el rgano consultor, y aun mejor puesto sobre su propio Tiento; pesar que no es tan de rigor la exactitud de estas medidas que no la puedan regularizar la experiencia de un artista entendido. Las puntas de los pies para los caos mayores son las que pueden acoplarse cou medida aproximada, mas aun as no se puede escusar el tenerlos que retocar cuando pasen al esperimento. Vase la Fig. 100 que representa un pi con la punta acoplada.

Fig. 100.

-391-

Aplanar el labio inferar de la boca.


Teniendo y a acopladas todas las puntas de los pies, se les aplana la parte que ha de formar el labio inferior d l a boca, para que forme la lmina de viento que d el sonido, la cual est y a marcada en la parte ancha del pi; si es el cao para el exterior del rgano, ser de medio crculo; y si es del interior, se aplanar un poco mas de la mitad del ancho de su boca, procurando dejarle de buena forma, como se manifiesta en A Fig. 100. Despus de aplanados los labios de los pies, queda imperfecta su parte ancha, lo cual se reconoce fcilmente poniendo el pi boca abajo sobre una tabla plana, y si no sienta bien, porque la parte circular que se aplan sube algo mas que el resto de la circunferencia, se r e corta el sobrante; si el pi es grande, con un cepillo de labrar chapa, y si es pequeo, se arregla con una nabaj a y una lima, hasta dejarle bien igual todo al rededor y que quede bien sentado sobre la mesa formando una pirmide.

-392-

CAPTULO V.

DE LAS TAPAS INTEltlOUES QI.E FORMAN LA LMINA DE VIKNTO EN LA BOCA DE LOS CAOS.

Las tapas interiores que dividen el cncavo y forman la boca de los caos, se han hecho casi siempre de plomo puro sin ninguna mezcla de estao, mas sieudo estas unas piezas de m u c h na influencia en la forma*cion del sonido, y que tan necesaria es su fortaleza inmovilidad; opinamos que se las debe mezclar alguna porcin de estao, para que sean de una materia mas slida, y menos expuesta perder la viveza de sus esquinas y rectitud de su corte, por lo que, las tapas de los caos grandes, se les echar una parte de estao en la misma proporciou que se ha de poner los cepos de los caos de lcngeteria que es; un kilogramo de plomo, se le mezcla medio do estao, cuya regla se seguir

- 3 9 3 hastacl cao Do n m . 25 del flautado de trece que se viene describiendo; y desdo el cao Dfi sqst. n m . 26, hasta el ma3 menudo de cualquier orden que sea, so Jes harn las tapitas de metal mediado de segunda clase, aunque ios caos sean de metal fino de primera.

Las tapas de los caos grandes deben hacerse fundidas, cuyo fin se disponen unos moldes en un trozo de tabln grueso (de pino por ejemplo); se le hacen con u n formn unos cuantos rebajos de la misma forma que los tapas y prximamente de las mismas dimensiones, los cuales se embadurnan con algunas manos de pintura de la que se apunt para preparar las soldaduras, que resiste algn tanto el calor del metal derretido. ' E n cada rebajo molde se pone un papel que lo guarnece impide que el metal toque la. madera pintada; en esta disposicin, se pone el trozo de tabln un poquito desnivelado en su plano, y se echa con un cacito la porcin de metal fundido que se crea necesario para llenar cada moMe, do este modo salen las tapas mas gruesas de la parte de delante donde han deformar la beca, que de lo dems de su circunferencia y en poco tiempo s pueden fundir muchas del grandor y grueso que se quieran.

-394-

Apesar de haber fundido las tapas en diferentes moldes, no pueden salir ajustadas tanta diversidad do caos, todos de diferentes dimetros, y para aproximarlas la medida y avenirlas cada una su pi, se forjan sobre un yunque con un martillo golpes moderados, para que vayan ensanchando lo necesario, cuidando no obstante, no estirarlas tanto que se rompan queden muy delgadas.

Para reeortar las tapas y avenirlas los pies, so pone uno de estos sobro una tapa, y con un punzn se marca toda su circunferencia, escepto la parto recta de la boca que ya debe tenerse regularmente dispuesta; se recorta con tijera proporcionada siguiendo ol trazo, y se acaba de avenir con una lima spera. lia parto recta de delante que forma la lmina salida del viento, las tapas grandes, puede arseglarse con la garlopa cepillo del metal que tenga el hierro poco saliente y m u y afilado, pero las tapas medianas y pequeas, se arreglarn con una lima; disponiendo en todas ellas que el chafln inclinado que tiene el corto- de

-395dolante, est perfectamente recto y no llegue todo el grueso de la tapa, porque la esquina viva de la parte inferior debe quedar escuadra perfecta con la cara baja de la tapa. La forma de todas ellas es, como h e mos indicado, gruesa por delante y delgada por atrs; vase marcada de plano en la F i g . 71 y de perfiil en la Fig. 101.

Fig. 101.

Grueso de las tapas interiores de los caos.

La proporcin que debe observarse en el grueso de las tapas interiores, es darles la parte de delante prximamente la tercera parte del alto de la boca, como se v indicado en la figura anterior, y disminuye el grueso en todo lo dems del rededor; cuyas medidas se seguirn en las caeras grandes que por su magnitud se pueden compasear fcilmente, pero en las cae-

-396rias menores, por ejemplo, desde el Do 25 del flautado de trece y a puede graduarlas la buena inteligencia del constructor, porque seria sumamente incmodo infructuoso el gastar tiempo en estas medidas.. Segn se van haciendo y arreglando las tapas se meten cada una en su respectivo pi, y este en el cuerpo del .cao, para evitar confusin.

Soldar las tapas interiores los pies, y unir estos los cuerpos respectivos.
Para soldar la apa al pi del cao, se coloca esta en la parto ancha de aquel, do manera que la cubra toda, escepto la lmina salida del viento que forma la abertura que debe haber entre la tapa y el labio del pi. Vanse marcadas en las FigS. 102 y 103 que representan una tapita mediana y otra mas pequea , soldadas ya cada una ea su pi respectivo.

Fig. 102-

Fig. 103.

-397-

V.

CBQ)Q>.

Abertura de la lmina del viento.


La parte clara filete que circunda las tapitas de las figuras anteriores, indica el grueso del metal que forma el pi; y donde est cortado el crculo so v la abertura por donde sale el viento en forma de lmina; la graduacin de esta abertura tambin es difcil el fijarla para cada cao; porque, como se dir en otro lugar, algunos rdenes requieren mas abierta la lmina que otros; as como tambin mas menos cantidad de viento para formar su sonido; mas para tener un principio en que apoyarse y poder regularizar estas medidas, se dar los caos mayores del flautado de 26 cerca de 2 milis, algo mas de ancho las lminas del viento, y van estrechando las proporciones medida que van decreciendo los caos, hasta el mas menudito del lleno, que solo debe tener de lmina como medio milmetro. Bien so deja comprender que es impracticable el subdividir todo rigor exactamente e tantas y tan pequeas porciones como caos tiene un orden completo de flautado ( mas bien todas las caeras que comprende esta familia) una medida tan pequea que solo consta do 2 2 % milis, hasta quedar en % mili; de consiguiente esta os otra de las proporciones que debe graduar discretamente la espericncia del artista.

-398-

Qlkv. 356.
Teniendo todo bien dispuesto se empieza soldar con.soldador proporcionado, procurando dejar la tapita m u y segura y sin ningn agujerito, que no h a y cosa peor para un cao que tener la tapita mal soldada insegura. Si quedase la* abertura m u y cerrada, se puede engrandecer, quitando un poquito" de metal la t a pa con un formoncito bien O afilado, y procurando dejar bien recta y lisa la o parte que se retoca. Tampoco debe quedar la parte inferior dla tapa completamente jiivelada con el labio del pi, sino un poquito hundida en l, como se manifiesta en la Figu-

ra 104.

-399-

Luego se lima la rebaba de la soldadura que se b a ya hecho cou el soldador, y se ajusta el pi al cuerpo del cao, cuidando que est bien avenido y que en lo posible forme al rededor el mismo carrejito que form lo largo de las costuras y a soldadas, cuyos dos costados ya estarn preparados de antemano. Se rascarn todo al rededor el cuerpo y el pi; se les pasa el cabo de sebo y se sueldan con la firmeza y regularidad que se ha recomendado en los apuntes anteriores. Para soldar fcilmente los pies los caos medianos y pequeos, se toman ambas piezas con la mano izquierda, se ponen bien avenidas apoyando la punta del pi en el pecho, y en .esta posicin, se le d un puntito do soldadura cada costado de la boca y otro atrs, con lo ;que queda ya seguro, y si est cual corresponde, sin concluir de guarnecer el cao, debe sonar ya aunque imperfectamente. . Luego se acaba de circundar de soldadura, procurando que queden ambas piezas, hechas un cuerpo bien unido y acabado.

Si los pies son de caos grandes, hay que tender estos sobro los caballetes cerquita de la fragua, y all un

-400 obrero sujeta y sostiene el pi puesto en el cao en buena posicin, mientras otro lo apunta y prendo en aquel, para poder despus con mas comodidad hacer la soldadura todo al rededor, repasarla bien para que quede' fuerte, lisa y de buena vista y sobre todo el pi perfectamente derecho con el cuerpo del cao, y la lmina del viento m u y igual y nivelada con el labio superior de la bocal

Q-I)v.

S9.

La operacin de unir los pies a. los cuerpos de Jos caos exije un cuidado especial, pues que de ella dopendo principalmente (despus de las buenas cualidades del material y las proporciones de sus medidas) la buena forma y perfecto sonido del cao, puesto que si al tiempo de soldar ambas piezas, quedan algo torcidas, la lmina del viento que forman el pi y la tapita interior, o estn exactamente en la misma direccin que el labio superior del cuerpo del cao, quoda el pi m u y atrs m u y alante, son defectos que pueden causar extorsin en los caos. E s cierto que, no siendo m u y notable la falta, puede arreglarse levantando, baj a n d o torciendo un poquito el labio superior de la boca; pero lo mejor es evitar estas contingencias, teniendo el cuidado que requiere tan delicada operacin, dejando el cao perfectamente derecho y bien proporcionado en todas sus partes, como se indica en las Figuras 72, 73, 106, 107 y 108, etc.

CAPITULO VI.
DE LA PROI>0RG!JN DE LAS BOCAS DE LOS CAOS, DEL CARCTER DE VOZ QUE IBEN TENER.

Gcjt-. 60.
Despus de formado ol. cao segn las 'eglas dadas en el captulo anterior, debe sonar y a regularmente, mas como en el primer corte que se le dio la boca cuando se abri con el formn se dej mas baja de o regular, es preciso irle recortando el labio superior, que es el del cuerpo del cao, dndolo la proporcin d e cinco partes que tenga la boca de ancho largo, u n a de alto, cuya medida es para todas las caeras de flautado y llenos que pertenecen una misma familia; algunos autores aconsejan que debe darse al flautado la proporcin de cuatro partes que 'tenga la boca de a n cho una de alto, mas esto solo puede practicarse e n l a s caeras medias y agudas; por ejemplo, desde el Do 25 del flautado sea primero de la quincena, hasta e l Cao

- 4 0 2 mas pcqucito, y esto cuando so quiera que por este medio tengan los caos toda la fuerza de voz de que son susceptibles, y su timbre no sea tan claro y bronceado como cuando las bocas se dejan u n poquito baj a s , l a proporcin de cinco partes, una.

Ov.

64.

Si la boca est m u y baja, y el cao tiene bastante viento, se remonta su sonido una octava alta; y si la boca se ha recortado demasiado y es m u y alta, no forma el sonido sino con mayor cantidad de viento y mas violencia, resultando un timbre mas fuerte, si, pero no t a n agradable. Los caitos pequeos que tienen la boca alta, no suenan bien ni tienen el punto seguro; por todo lo que en el arreglo de las bocas, debe fijar el artista toda su atenciou y hacerlo con mucho tino; que de lo contrario, nunca conseguir que los caos suenen bien, ni menos darles su verdadero carcter de voz.

Tambin se nota con frecuencia, que un cao que suena perfectamente, si se acorta para hacerle 'subir el tono, mientras el recorte no es mucho, aun suena regularmente; poro si ha de subir mas do medio tono,

- 4 0 3 pierdo l i claridad y dulzura do la voz, y algunos la pierden casi del todo; de lo cual se infiere, que cuanto mas pequeo v siendo el cao, necesariamente tiene que tener la boca mas baja; mas por este principio, no se crea que cuanto mayor sea Pcao la puede tener mas alta, no, que on las caeras del rgano so esperimeuta en muchas cosas aquello de que los extremos se tocan; puesto que si los caos mas pequeos necesitan las bocas on proporcin mas bajitas, que los caos medios do una escala diapasn, los caos magnos les acontece lo pro, io, esto es; que no porque sean grandes hay que estremarles la medida del alto de sus bocas, sino hacrselas bien proporcionadas, y vale mas que pequen u n poquito de bajas que de altas. Para recortar y arreglar las bocas, se hace con un cortaplumas fuertecito bien afilado y una lima; con la cual se afina el corte bien, y se le quitan las rebabas al metal la madera.

Q'CJI,.

s6a.

P a r a que u n cao tenga la voz clara, sonora, que no sea tardo en formar el sonido, y que no pe silve al tiempo de emitirlo, es necesario que la lmina de viento que sale por la abertura que forman el labio inferior de la boca y la tapa interior, vaya m u y recta igual herir el labio superior, en el cual se divide de modo que una parte del viento sale fuera del cao, y otra parte pone en movimiento el que hay en el cncavo, de cuya particin resulta el sonido. Esto se obser-

-404va claramente en tiempo do invierno, si se haco sonar un cao ponindole en la boca; como el aliento es clido y la atmsfera fria, al tocar aquol en el labio superior del cao, lo empaa, y se v perfectamente si se parte con igualdad <!fl toca bien al centro de dicho labio. Si la tapita interior est demasiado hundida, se dirige la mayor parte del viento al interior del cao, y para nacerle sonar hay, que hundir mucho el labio superior: al contrario suede si la tapita est m u y elevada, marcha el viento fuera del cao, y para poderlo partir hay que elevar mucho el labio superior. De todo esto puede inferirse cual debe ser la posicin de las partes que concurren la formacin del sonido. Los diversos timbres que se dan las caeras dependen principalmente de la direccin que se d la lmina del viento, de su mayor menor abertura, de la cantidad y potencia de aquel, y otras varias circunstancias que se irn apuntando y que la esperiencia ensear sobradamente al que tenga perspicacia y un genio observador.

Causas qas Impiden el que suenen bien los caos.


Hay tambin otros motivos que suelen molestar cuando se arregla un cao, si no rene todas las buenas condiciones que debo tener. Estos pueden ser el

-405tjnor ol agujcrito do la punta del pi m u y pequeo demasiado grande; tener la lmina del viento m u y abierta cerrada; estar desnivelada con el labio superior; tener alguna brocita interpuesta en olla; haber algn agujcrito o raja en las soldaduras, en el mismo metal del cuerpo del cao, otro cualquier incidente que molesta mucho, aunque despus de visto sea fcil su remedio. A veces tambin suele acontecer que un cao que est perfectamente arreglado, cuando se pune en su sitio, no forma bien el sonido; entonces puede estar el defecto en el agujero del secreto, en ol del registro el de la tapa, en el tabloncillo conductor, en l ventlla, en la tecla que no baja lo suicieuto y no hace abrir bien la ven tilla, tambin en los movimientos intermediarios que hay desde aquella esta. E n fin, son t a n tos los puntos en los que puede radicar u n defecto que moleste'al artfice, que a v e c e s es mejor suspender el empeo de buscar la causa, distraer un poquito la imaginacin, volver de nuevo la investigacin, y se halla que el entorpecimiento es de fcil remedio, y no vale la pena de tanta molestia. . Vase la Fg. 105 que representa unidos, u n fracmento del cuerpo de un cao y otro de su pi, con el largo de la boca dividido en cinco partes, de las cuales tiene una de alto.

-406-

Fig.

105.

Respecto al timbre que deben tener todas las caeras de los rdenes que se componen de esta familia de flautado, en la imposibilidad de poder explicar nuestro pensamiento con suficiente claridad, diremos que su sonido debe ser brillante y claro, y as como se dice de un hombre que tiene buena voz, que es clara y plateada, en estas caeras les conviene el epteto do voz bronceada, cuyo timbre debo ser todo lo contrario de las caeras de ancha dimensin, que pertenecen la familia de los unsardos y tapados, que si bien suelen tener algo mas cuerpo de voz, es siempre mas oscura y parecida las caeras do madera; y finalmente, contando con que la esperiencia del trabajo, y las comparaciones de las caeras de estrecha dimensin con las

-407cle ancha, darn bastante luz para comprender el timbre que le es propio un flautado, solo diremos que es mejor que su sonido se aproxime mas bien al que producen las caeras de la dimensin mas estrecha, que las que la tienen ancha, sin que por esto deje de tener toda la claridad y fuerza do sonido que se requieren para que el instrumento tenga sus voces llenas y brillantes etc.

Q/to|>,

866.

De lo que dejamos sentado debe inferirse que hasta que el aficionado no practique algn tiempo la cons-truccion de diferentes clases de caeras, oiga y pueda comparar en diferentes rganos de buenos maestros los sonidos y diferentes timbres de unas con otras, no podr formar una verdadera idea de lo que const i t u y e la bondad de un sonido limpio, claro, potente y en fin, perfecto, porque esta es una de aquellas cosas que conocemos y sentimos, pero que (nosotros al menos) no las podemos espliear como quisiramos; por lo mismo la recomendamos al buen criterio, gusto y esperiencia del artfice, el cual con sus estudios y bien meditadas observaciones llegar, no dudar, comprender la belleza y verdadero carcter de los diferentes timbres que convienen las caeras, los cuales n o sotros no podemos espliear segn nuestros deseos.

- 4 0 8 -

CAPITULO VII,
BE LA AFINACIN PREVENTIVA DEL FLAUTADO OTRO CUALQUIER ORDEN, IIECIIA EN EL RGANO DE PRUEBAS, Y DE LOS SIGNOS ORGNICOS, ANTIGUOS Y MODERNOS QUE SE MARCAN EN LOS CAOS, PARA SABER QUE ORDEN, SIGNO Y TECLA PERTENECEN.

Teniendo el flautado otro cualquier orden de la misma familia concluido,- so lleva al rgano consultor de pruebas, de cuya forma y descripcin nos ocuparemos detalladamente mas adelante, despus do la construccin do los fuelles, E n l se van probando y recortando los caos, arreglando sus bocas la altura y proporcin que les convenga, como tambin deben arreglarse los agujeros de las puntas do los pies por donde reciben el viento, ensanchndolos estrechndolos, de modo que solamente reciban el necesario para la formacin del sonido, lo cual influyo mucho cu su bondad y perfeccin.

-409E l cano que so arregle, se dejar tambin afinado con el del flautado del rgano consultor, que deber es-j tar bien justo y puesto, tono; procurando recortar los caos poco poco, que mas vale que queden u n por quito largos y bajos que cortos, porque recortar para subir siempre hay tiempo. Este primer arreglo y afinacin, por bien que se haga nunca es definitivo, porque al colocar los caos en su verdadero lugar, siempre varan alguna cosa, sea por la mayor cantidad de viento, por su mayor menor presin, por estar mas menos cerca del secreto etc; de manera que si al colocarlos en el rgano quo han de servir estn un poquito bajos, el remedio es fcil, porque recortndolos un poquito suben, y si estn algo altps(lo cualjio es regular) se les acopla la parte alta del cao como queriendo estrechar la circunferencia de su cnca^p, lo cual les favorece rucho para la bondad do su sonido, especialmente l o s caitos pequeos.

La afinacin y arreglo preventivo hecho en el rgano consultor, sou de mucha utilidad: porque all se van arreglando y probando todos los caos con la detenr cion y sosiego que requiere tan delicada operacin, consiguiendo despus l a ventaja de que, al colocarlos en su propio lugar, algunos quedan perfectamente afinados, y otros tienen poco que retocar: con lo que se
o

410 economiza tiempo y trabajo, abreviando las obras m u cho mas, que cuando se tienen que hacer estas delicadas operaciones en el mismo rgano, acaso con tiempo limitado, y con el mal estar propio de un sitio estrecho 6 incmodo, como es casi siempre el interior de esto instrumento.

Qfo.v. 369.
Marcar los caos con los signos orgnicos y nmeros de las teclas.

A cada cao que so arregle y afine, so le marcar renovar con un punzn el nmero de la tecla que pertenece, el eual se hace al lado derecho de la soldadura, sobre la unin del cuerpo con el pi, cuyo n mero es m u y til marerselo tambin arriba la conclusin del cao y en el mismo lado de la soldadura. A los caos grandes y medianos se les marean estos n meros con comodidad, pero los pepueitos que casi no tienen sitio donde sealarlos, se les pueden marcar estos en diferente direccin, y si hay dos tres rdenes de u n a misma clase que puedan confundirse, se les hace un nmero marca inteligible en el pi debajo del n mero ordinal que seala su escala, como queda dicho en el ap. 342. Vanse dichos nmeros y seales en las

Fjgs. 106, 107 y 108,

-411-

-412La numeracin hecha on el cuerpo del cao, es la cpue indica qu tecla pertenece; y las seales do los pies, son las que deben distinguir dos, tres mas rdenes do caos de una misma forma y magnitud. Adems de estas distinciones, conviene tambin, saber que signo pertenece cualquier cao sea del nmero que quiera; y para conocerlo primera vista, se han inventado unas seales inteligibles, fciles de marcar y comprender, que se hacen al frente del cao, en el centro del plano que forma el labio superior de la boca sobro las iniciales del constructor; como se marca en las figuras 95, 96 y 112, y en otras varias que iremos viendo en el discurso de la obra.

Signos antiguos y modernos para marcar las caeras.

Los signos antiguos que usaban los constructores para marcar sus caeras, consisten en siete nmeros que acompaaban con un sostenido con u n bemol. Con ellos denotaban los doce semitonos signos cromticos de una octava do la manera que se marca en la tabla que damos coutinuacion Fig. 109.

Fig.

109.

Jforraa mt

o e o s t t a c t s t n im rnnskai en m

augno

t g m qm Ias Koa

se . p a r a

&

Do natural Do sostenido

.
J

L.

ff

>

Re n a t sost Mi nat. F a nat. F a sost Sol nat Sol sost La nat.. L a sost.. _ 5 , 7 p / . J m ijf ^
s

^ 2 to

2,

X
*
S

2 ^

-414E n estas seales se v que el nm 1 empieza marcando el Fa, que en el orden regular de la escala diatnica es el cuarto signo* y v subiendo hasta el Mi, natural que es el n m . 7 . Para marcar los medios tonos, se valian de los sostenidos de los bemoles de la manera que queda indicado. Pues bien, para evitar que los nmeros, que sealan el orden de la escala, puedan confundirse con lo? que indican los signos, hemos adoptado las seales quo so ven en la tercera columna de la tabla anterior, que h u y e n este inconveniente, son fciles de marcar y co* nocer.

o4|t.. 374.
Estos signos como se v, no son mas que siete como los naturales de la escala; y para sealar los sostenidos, no hay mas que hacer debajo de cualquiera de ellos una rayita trasversal. Por este medio evitamos la confusin y el que u n mismo cao se halle marcado con nmeros diferentes, de este modo se tendrn siempre las caeras tan clasificadas, que se hallarn prontamente y se colocarn con poco trabajo. Tambin se hallarn con facilidad los caitos pequeos de las filas de los llenos, compuestas y cornetas; como tambin la composicin de los retrocesos en los rdenes que su estension no llega la altura necesaria, de los cuales se tratar en su lugar. Sin embargo de que creemos, que un constructor esperimentado lo bastarn los nmeros que en los caos indican el de la tecla que deban

415 responder, hemos marcado nuestras seales en casi todas las figuras que en esta obra denotan) caeras do flautado de leugetera, para que se vayan acostumbrando conocerlas y marcarla? fcilmente. Recomendamos mucho los aprendices se fijen bien en todo lo quo hemos tratado en este libro quinto, porque, precisamente en l, se contiene la formacin del flautado principal de trece que es el mejor orden de caera que se halla en los rganos, y sabiendo construir con toda perfeccin este flautado, no se hallar dificultad en formar otro registro de la misma familia de otra cualquiera de las diferentes que constituyeu uu buen rgano, de las cuales nos iremos ocupando, segn lo pidan las esplicaciones que se hayan de hacer; por lo tanto deben estudiarse detenidamente hasta los menores detalles, porque en el buen trabajo del metal y exactitud de las medidas consiste el buen sonido de las caeras, y estando estas bien, so tiene mucho adelantado para la perfeccin del instrumento.

LIBRO SESTO.
Contiene la nomenclatura de los rganos; nombres de los rdenes simples y lns distancias en que se liallan del quo les sirve da lase; rdenes compuestos) llenos y zrnbalas; caeras do uasardo, cornetas y ciaron; caiSras de forma cnica y de dimensin estrecha-, con las flautas octaviantes, etc.

CAPITULO I. D EL O SN O M B R E SQ U E SE D A B A N A N T I G U A M E N T E L O S RGANOS, SEGN L O S R D E N E SD E CAERAS Q U E CONTENAN.

Aunque el rgano que se viene describiendo en el discurso de esta obra, no debe llevar los grandes flautados de 62 ni 26 y solo s el de 13 como orden principal, ponemos continuacin, la esplicacion de estos grandes flautados, porque son los mas graves que se conocen y constituyen la base fundamento de los grandes rganos. De ellos puede decirse que nacen otros muchos rdenes que son indispensables para la formacin y hermosura de este precioso instrumentos '

-418Para que se Conozca su nomenclatura y dems particularidades epue deben tenerse presentes, tomaremos el origen de varios autores que* entre otras materias, escribieron algunas noticias sobre el rgano, en el estado que se hallaba en sus tiempos en Espaa.

Lv.

878.

Clasificacin antigua da los rganos.

Acostumbraban los antiguos dar los rganos, se* g u n s u grandeza y consideracin, los nombres de rgano entero completo, medio rgano, cuarto de rgano, y octavo de rgano; cuyos nombres aun se oyen en algunas provincias, puestos en boca de personas que no saben esplicar el sentido significacin de estas palabras que solo conservan por tradicin. E l nombre de rgano entero se daba al que tenia "por fundamento orden de mayor gravedad el flautado de 26; medio rgano era el que tenia por base el flautado de 13: cuarto de rgano el que tenia la octava alta de aquel sea el 6 y, y octavo de rgano eran los porttiles que solo tenan por base un tapadillo que sonaba al unsonus de la octava alta del 13, los cuales tambin se ha dado en llamarles (aunque impropiamente) realejos.

-419-

rganos capados de octava corta.

Tambin haba (y casi era lo general) rganos que llamaban capados* de octava corta, que en algunos magnficos templos aun existen, apesar de los grandes adelantos del arte y de la msica, que hoy casi los hace intiles por lo limitado de su estension. Semejantes rganos son testimonio irrecusable de lo poco que se consideran los adelantos innovaciones tiles que se han hecho en el arte en estos ltimos tiempos, y aunque cause rubor el decirlo, en Espaa por lo general se mira el rgano como un mueble perpetuo que ha de durar siglos, sin innovarle jams; y algunos tan descuidados estn, que ni aun los repasan limpindoles el polvo y rehacindoles la afinacin, hasta que fuerza de aos concluyen por ser, en vez de un instrumento msico, un armatoste taladrado por la polilla y obstruido por la telaraa, propio para nido do insectos groseros; en cuyo caso se suele recurrir un artista, no para que fabrique uno que rena los adelantos que el estudio y aplicacin van alcanzando, sino para que vuelva dar vida aquella mole, que adems de ser la ejecucin de u n pensamiento cuya poca y a pas, todas sus partes materiales estn y a muertas y por lo mismo incapaces do servir regularmente por mas tiempo.

-420Perdnesenos esta tan enojosa como verdadera digresin, y para olvidar el disgusto que nos causa, volveremos nuestra interrumpida tarea diciendo que los rganos capados son los' que en su primera octava baja no tienen el Do sostenido, Re sost, F a sost, ni Sol sost; de manera que la progresin de sus sonidos en el teclado es: Do, Fa, Be, gol, M, La., Si bemol, Si natural; y Do; con otra impropiedad, q i i e e l R o est colocado entre las t e cles del Fa y Sol, figurando F a sost. y el Mi lo est Igualmente entre el Sol y el La, resultando adems ser la Octava dos teclas mas corta que las dems, por lo que los organistas antiguos tenan que hacer un estudio particular para no equivocarse con el cambio de t e clas, mas do no tener en la mano izquierda los sonidos fundamentales de los tonos de Re bem, Mi bem^ Bol bem. y La bem, que si en aquellos tiempos oran poco usuales, no sucede hoy lo mismo que se practican comunmente, y se escriben en ellos obras de mucho mrito

Tambin se hacan rganos capados de corta estenson en la mano derecha, que no llegaban por arriba mas que al L a (que en la llave de Sol se escribe sobre el pentagrama con una lnea aadida) de modo que en todo el teclado solo ss contaban 42 teclas, cuya estension era con estremo limitada, y apenas podia tocarse en semejantes rganos mas que acompaamientos sencillos. Hoy y a no se construye ningn rgano de tan

-421corta ostensin, puesto que ios mas limitados tienen su primera octava baja completa, y por arriba suben, cuando monos, al Re n m . 5 1 . al F n m . 54, al Sol n m . 56 y algunos (aunque pocos) al Do n m . 6 1 , q u e son cinco octavas de teclado, que para este instrumento y a es una esension extraordinaria, pomo tendremos lugar de observar su tiempo cuando se trate este punto. Pasemos ya apuntar la nomenclatura de los rdenes de caeras (que tambin se llaman registros) para saber su magnitud, gravedad y dems noticias que da ellos deben tenerse, para conocerlos por sus nombres J el uso que de ellos puede hacerse,

CAPITULO I I .
NOMBRES DE LOS RDENES REGISTROS SIMPLES DEL RGANO.

Llrnanso registros simples todos los que entran en la formacin de los rganos de cualquiera clase que sean, que se cumponen do un solo orden de' caos, y que por lo mismo suena uno solo de estos en cada tecla: y registros compuestos (6 de composicin) los que tienen dos, tres, cuatro mas caos por cada signo; los cuales tendremos ocasin de esplioar mas adelante al tratar este punto. E l gran flautado de 52, por mas que sea el orden de caos mayor que conocemos, pertenece los registros simples; lleva el nombre de 52, porque en la antigedad, cuando se construa un orden de caos de esta magnitud, el cao mayor y mas grave que babia de so

- 4 2 3 nar on el signo Do, para que lo diese afinado al tono quo en aquellos tiempos estaban los rganos (y acaso los dems instrumentos de viento) haba de tener el cuerpo sonoro de dicho cao 52 palmos cuartas de largo, que son trece varas castellanas, sin contar el pi; su ancho circunferencia era en proporcin de 15, esto es, dividiendo la longitud ,del cao en cinco partes, se le daba una de ellas la latitud; como por el motivo arriba indicado precisamente habia de tener 52 palmos de largo, por esta razn so le dio el nombre da flautado de 52.

Este orden registro solo es propio para los pedales, pues aunque en algunos rganos magnos se haya querido poner en el secreto principal, por bien construido que est, y bien tomadas todas las precauciones para que tenga todo el viento necesario, siempre es bastante tardo en formar el sonido, motivando esta tardanza la gran columna de viento que tiene que remover en un cncavo tan ancho y largo: adems que el sonido de los doce caos mayores que forman la primera octava baja, apenas puede ponerse en tono, porque el odo humano no puede apreciar justamente una gravedad tan estremada, que se parece al murmullo lejano que se percibe de las olas del mar, cuando se oyen una gran distancia. A este orden llaman i $ s franceses flauta principal de 32 pies, por la misma razn de que aut-

--424*gamonte el cao mayor do osto registro tenia de largo 32 pies franceses; nosotros lo llamaremos siempre flautado de 52, y lo marcaromos C Or como so indica eu la tabla que daremos mas adelante.

La razn porque los antiguos dieron por nombre ol nmero de palmos que tenia de largo el cao mayor del orden, boy no existe, porque el tono de los rganos y dems instrumentos msicos ha ido subiendo poco poco, de modo que si hoy so observase esta regla, un cao de 52 palmos, en vez de sonar en Do, sonara mas bajo, en La nat. Sol sost;-mas sin embargo, aunque el tono ha subido, y de consiguiente, los caos hoy son bastante mas cortos que on aquellos tiempos, se designan las caeras con los nombres genricos que les pusieron nuestros antepasados, do flautado de 52, de 28, de 13, etc. por mas que no cuenten en su longitud aquel nmero de palmos cuartas.

Of.

$79.

Empezando por el Do de 52 cuartas, que es el mar yor cano que se conoce en el rgano, y yendo acortando los dems on progresin cromtica, esto es; disminuyendo sus proporciones en longitud y latitud, se v

enfermando una grande escala de caos tubos sonoros, que recorren todos los sonidos msicos apreciablcs desde el mas profundo gravo (que como queda apuntado no se puede poner tono sino por conjetura) hasta el inas elevado sobre-agudsimo, que tampoco puede afinarse por ser ambos estrenaos m u y remotos; resultando el nmero de 104 caos, que dan otros tantos medios tonos, siendo el primero perteneciente al signo Do profundo, y el ltimo al signo Sol sobreagudsimo. Esta grande escala musical comprende nueve signos en Do, que partir del primero hacen cerca de nueve octavas cromticas en medios tonos de progresin ascendente descendente, la cual forma la gran familia de los flautados caeras do boca de las que se sacan los rdenes registros de fondo y primitivos, tan necesarios la formacin del rgano, por lo que, y por entrar en su composicin desde m u y antiguo, no puede no debe prescindirse de ellos cuando se trate de construir un instrumento de buenas condiciones, en el que, no siendo en casos especiales, deben ser preferidos cualquier otro orden moderno de los de adorno puro gusto. Vase dicha grande escala en la Fig. mos continuacin. 110 que da-

Octava de sonidos Sobreagudsimos remotos. 97


93 99

1O0

101

102

101

101

,.3R

9.

Mi Fa " Sol
89 90 91 92 93 04 93 06

"Do

Re

Octava de sonidos Agudsimos.

1*1 ? i
f l

83

80

81

88 "

a 'Do

4-

3
Fa bol SO
m

Mi

La

Si

Octava de sonidos Sobreagudos.


73 75 76 11 78 '
8

79 '
9

8 1

82

83 3

84

7.

JE
Do Re Mi

3
Si

05

Fa

Sel

La

Octava de sonidos A (judos.


61 62 03
(i

(36

07

68

60

, u

70

71 "

72 *

5H Do

2 0 :

Ci.it!!

*i Re Mi Fa Sol La Si

Do

Octava de sonidos Medios.


Re Mi Fa Sol La Si

fe.
TT^* 49
S O

51

*" 52 -

53

5-1

o5

50

57

38

59

(O

Octava de sonidos Bajos.


Do Re
I . I

Mi

Fa

Sol

La

'Si

i___-i37 38 39 40 41

j a

43

44

-15

46

47

-18

Octava /C sonidos Graves.


Do a Re Mi Fa
4 _

Sol
J .

La

Si

5
3i ~
35

25

26

27

it

30

31

Octava de sonidos Regraves.


Do Re Mi Fa

Sol

La

d
-41 3 11
17 1S

ll

Octava de sonidos Profundos.

-429-

E n la figura anterior manifestamos cou signos m u sicales todos los sonidos que d una caera completa de flautado; en cada rengln se vn los doce signos que entran en la formacin de la octava, la cual se complementa con el primer Do del rengln siguiente. Para designar la primera octava profunda, nos hemos valido de la lhn e de F a en quinta lnea (por mas que no se pracr tique) para no tener que adicionar tantas lneas cada signo; este mismo motivo nos ha hecho poner la de Sol en primera las dos ltimas octavas superiores. Suponiendo que el rgano que se describe en esta obra, tenga la estension de cuatro y media octavas, (que es la mas usual) que son 54 teclas, empezando en Do y concluyendo en Fa, para formar el flautado de 52 (que este rgano no debe llevar), se empezara poner el primer cao Do de 52 palmos, mejor dicho (su equivalente de las medidas de hoy) y se concluira por el Fa u m . 54 de la grande escala, con lo que tendramos ya sacado de ella el gran flautado de 52, cuyo cao mayor designamos con la cifra C Qjl, los franceses le llaman Do de 32 pies.
Q4JV. sai

Flautado mayor de 26.


E s cosa admitida y corriente (aunque no exacta) pn todas las obras que tratan de este arto, que un cao

-430que sea la mitad mas corto que otro, suena precisamente una octava alta del largo, y otro que se corto la mitad mas que el segundo, sube tambin una octava mas que aquel, por lo que; la mitad de 52 palmos son 26, de consiguiente el Do, octava alta del 52, es el primer Do y el mas grave del flautado de 26, y de all le viene el nombre; de consiguiente, en el rgano que lleve este flautado, empiezan contarse sus 54 tubos sonoros desde"el segundo Do de la grande escala, en la que se seala con el nm. 13, y van subiendo sus caos hasta, el F n m . 66, que ser el mas pequeo y ltimo de este orden, el cual sealaremos C. 0. sea Do del 26: en Francia le llaman principal de 16 pies. Este flautado de 26, en los grandes rganos, so pone en los pedales y en el secreto principal: es el que forma la base de los sonidos del instrumento por su gravedad; los primeros caos de su primera octava baja se afinan con dificultad por lo profundo de su sonido, como sucede toda la primera octava del flautado de 52; en toda la estension del teclado suena una octava alta de ste.

Q{CV.

ss.

Flautado principal de trece.

La octava alta del flautado de 26 es el flautado principal de 13 que es la mitad mas corto que aquel, y es de la misma familia que el 26 y 52, porque se saca de la misma grande escala, y aun se tiene por mejor

- 4 3 1 quc los dos primeros, porque se saca del ceutro de dicha escala, que es la parte mas sonora y clara de ella; no.contiene las partes estremas de'los sonidos profundos y sobreagudsimos, sino los mas cntricos de aquella grande ostensin, y por consiguiente los mas inteligibles, aprcciablcs y agradables al oido humano, y hasta para su construccin y acomodamiento en las obras son los mas regulares, porque no son tan grandes como aquellos; por lo mismo es el orden mas principal, y puede sentarse en absoluto que no hay rgano (no siendo m u y pequeo), que no tenga este flautado de 13 verdadero simulado; y muchos rganos grandes suelen t e ner dos, tres mas rdenes de esta especie, as es que casi siempre est sonando, porque se adapta perfectamente todas las combinaciones que se quieran hacer con los dems registros. Los franceses le llaman principal de 8 pies, nosotros lo designaremos siempre con el nombre de flautado de trece, y lo marcaremos C. 1; esta caera tambin se pone en los pedales y casi en todos los secretos del rgano. E l que venimos describiendo, como modelo de aprendizaje, llevar dicho flautado de 13 como principal, y ser su fundamento, por ser el orden mas grave que ha de tener.

Q4|v.

Sal.

E l primer cao de este orden es el Do tercero de la grande escala, sealado con el n m . 25, y van subiendo sus caeras hasta el F a 78, con el cual se completan los 54 caos que son necesarios para las 54 teclas que tiene de ostensin, sean cuatro octavas y media.

-4)32Tanto en este orden, como en cualquier otro que salga de la grande escala que se viene esplicando cualquiera otra que se forme, apesar de empezar el primer bao del orden registro (por ejemplo) en el n mero 13 en el 25, cualquier otro, deben sealarse los caos marcando el mayor, que suena en la primera tecla, con el n m . 1, el siguiente n m . 2; y as sucesivamente en orden ascendente hasta el cao mas pequeos por mas que en la grande escala les tocase en su orden u n nmero distinto, puesto que aquella solo sirve para su formacin, y esta ltima numeracin es la que distingue el orden del cao numerado y la tecla que pertenece.

Que el flautado de trece se ha tenido siempre como el mejor y mas principal orden deloSque forman el rgano, lo testifica el que sirve de base y punto de partida para dar nombre los menores y mas agudos que l, como son la quinta, la octava, la decena, docena, quincena, decisetena, decinovena, veintidosena etc; cuyos rdenes, aunque simples, unos son naturales y otros de composicin, de los cuales trataremos mas adelante, concretndonos ahora describir solamente los que, aunque en diferentes octavas, suenan al unsonus del flautado principal, por lo que se les d el nombre de naturales-.

-433-

CAPITLO I I I .
DE LOS RDENES SIMPLES QUE TOMAN EL NOMBRE DE LA DISTANCIA QL'E SUENAN, ELEVADOS DEL FLAUTADO DE TRECE QUE ES SU FUNDAMENTO.

Octava real.
Despus del flautado de 13 sigue el que generalmen-r te se llama octava real; es la mitad mas corto, y por consiguiente su cao mayor debia tener, segn las primitivas medidas, seis palmos y medio de longitud; suena una octava alta de aquel, y empieza en el n m , 37 de la grande escala. E l ltimo cao concluye on el n m . 90 de la misma, mas sin embargo debe marcarse empezando por el n m . 1, y concluir con el 54, como queda advertido en el ap, 383. Este orden es uno de los principales del rgano que no debe faltar nunca su formacin, tambin so pone en los pedales; los franceses lo llaman prestut, nosotros le llamaremos octava, y su primer cao se marca C. 2.

Nombres derivados del flautado de trece.


E l nombre de octava se toma del nmero de signos que se compone la escala natural diatnica de la msica, por ejemplo, empezando por el Do primero del flautado de 13, que se seala con el n m . 1, siguiendo el orden ascendente por los signos naturales, el Re es la segunda nota signo del Do; el Mi es la tercera; el F a es la cuarta; el Sol es la quinta; el La la sesta; el Si es la sptima y el Do es la octava alta del Do primero que sirvi de base y punto de partida, del cual toma el nombre de octava el orden que se est describiendo; continuando del mismo modo la subida, despus del segundo Do que es la octava del primero, el Ro que le sigue es la novena do aquel; el Mi es la decena; el F a oncena; el Sol docena, y el Do que le sigue es la quincena, que es doble octava alta del primero; el Mi siguiente es decisetena; el Sol decinovena: el Do veintidosena (tres octavas altas del primero); el Sol veintiseisena; el Do veiutinovena, etc, cuyos nombres marcan justamente el nmero de signos naturales que estn elevados del Do primero del flautado principal de trece, que es el fundamento de toda esta nomenclatura, seguida constantemente en la composicin de la msica y en el arte do la construccin de rganos, desde la mas remota antigedad. Vase todo esto denotado en la Fig. 111, que contiene todas estas distancias, marcadas con los signos musicales que les corresponden.

TABLA

u
Fig. l i t

Do 1. de la cuarentaitresena

Do 1. dla treintaiseisena

ffttt

Sol 1 * de la treintaitresena

P
.26,

^tt

Do 1." de la veintinovena
A

Sol 1." de la veintiseisena-Do 1. de la veintidosena

Sol 1.* dla decinovena

Mi 1. de la decisetenaDo 1. de la quincena

Sol 1." de la docenaMi 1. de la decena-

-lip
. flautado)'" J

l o

Do 1. de la octava real Sol 1.* de la q uinta del

Do l.del flautado de 13 sea base fundamental

-Gim

TNICA

Quincena.
Despus del orden de la octava sigue el de quincena, que suena dos octavas altas del Do primero del 13, sean quince signos mas elevado que aquel; su primer cao empieza cu el Do 49 de la graude escala, y segn las medidas antiguas, ttobia tener tres palmos y cuarto do longitud. Siguiendo su progresin cromtica, su ltimo cao n m . 54, acaba en el F a 102 de aquella escala: tambin este orden como el de octava debe entrar en la formacin del rgano, que tiene' u n sonido muy agradable: se combina con la mayor parto de los registros y d mucho realce los graves de fondo; los franceses le llaman duublete, porque, como queda dicho, suena una doble octava alta del 13 principal, nosotros lo marcaremos Do en 15." C. 3 .

Veintidosena, veintinovena y treintaiseisena.


Adems de los rdenes apuntados, se forman otros que ya son de la parte mas elevada de la grande escala, y por lo mismo no se les puede hacer llegar en el

-438- rilen regular de su progresin, los ltimos catos, porque yano'Tiriy sonidos apreelables en el estremo do su pccjuaez.tabs son los rdenes de 22.' que suena una octava mus alto que el de la 15." y se seala Do 22," C. 4: el de 29." que suena octava alta del anterior, se marca Do, 29 C. 5: y Do 35." que suena octava alta del de 29," y se marca Do 36;" C. 6, etc. Estos rdenes do 2 2 / 29." y 36." etc, no se pueden poner en toda la ostensin del teclado, por la razn indicada do no poderse hacer caos tan pequeos con sonido apreciable y por lo mismo, solo se ponen en los registros rdenes do composicin, en los cuales, para poderlos hacer sabir al ltimo de su escala, se suele retroceder su progresin una octava abajo, una, dos, tros veces, como so apuntar en su lugar cuando so trate de los rdenes o registros compuestos de diferentes consonancias.

Tocios los registros que quedan apuntados, pertenecen la familia de los flautados, porque todos salen de la grande escala que se forma de esta especie de caera; son rdenes simples, porque en cada tecla solo suena un cao de cada uno, y todos suenan al unsous, por ejemplo en la tecla Do, aunque suenen todos la vez uno uno* todos dan el sonido Do, si bien en diferentes octavas, y por lo mismo pueden tocarse solo. '"combinando dos, tres cuatro la vez.

CAPTULO IV.

DE I.OS REGISTROS RDENES SIMPLES DE COMPOSICIN.

O |u $90.

De la misma familia que sacamos la grande escala, so forman otros rdenes de composicin, llamados as porque se componen de diferentes consonancias* los cuales no pueden sonar en el rgano por si solos-, y solo se usan combinados con los rdenes simples do perfecta consonancia, los Cuales dan mueba brillantez, armona, fortaleza y variedad, formando su totalidad un magestuoso lleno que, cuando se oye, engrandece el alma y eleva el espritu al Criador, cuya magnfica armona ningn otro instrumento msico puede sustituir.

Qojt.

394.

Quinta de flautado.

E l primero y mas grave de estos registros do composicin es el de quinta; se forma de la misma grande escala que los anteriores; su cao mayor suena en Sol, esto es, una quinta alta del Do primero del flautado de trece, por cuya razn se le d el nombre de quinta; en el diapasn est marcado con el n m . 32: los dems caos siguen 8u progresin en la escala cromtica en las mismas consonancias de quintas justas del flautado de trece, hasta la ltima tecla que viene concluir en el Do 85 de la grande escala-

Este orden o registro solo debe ponerse en rganos grandes que lleven flautado de 26 abierto y violn tapado de la misma gravedad, para que combinado con estos rdenes de fondo, y alguuos otros mas agudos, absorban y confundan su sonido de modo que no pueda percibirse tan claro como los dems, sino como una especie aadida al sonido de los consonantes simples, por que si sonara tanto como estos, seria de m u y mal

- 4 4 1 cfccto. Algunos constructores hacen esta quiuta de mas ancha dimensin que el flautado, esto es, d l a familia de los naxarclos, (la cual describiremos mas adelante) y combinndolo con otros rdenes do octava, decena, docena, quincena, decisetcna y decinovena de la misma familia, forman una gran corneta de mucha fuerza, la cual solo puede ponerse en rganos m u y considerables que puedan tener estos mismos rdenes de dos especies, una de la familia de flautados y otra da la de nasardos; este orden de quinta llaman los franceses gran nasardo; nosotros le damos el nombre de quinta de flautado do nasardo segn la clase que pertenezca.

Dcima de flautado.
E l segundo orden de composicin es el de la dcima decena que suena diez signos mas alto que el flautado principal de trece; su cao mayor y primero del orden es el Mi 41 de la grande escala, y sigue toda la cromtica en las mismas consonancia*, hasta la ltima tecla que viene ser el La 94 de la misma. Este orden tampoco puede usarse solo, sino combinado con los de perfecta consonancia, porque suena su primer cao en Mi, una dcima alta del principal do trece sea una tercera mayor alta de los sonidos consonantes, de modo que es necesario cubrirle bien con aquellos, para que no r e salte demasiado su sonido, puesto que si se tocase solo,

-442en vez de sonar el rgano en tono de Do, resultara tono de Mi nat. nuvyor, y si se acompaase solamente con un orden registro de los de fondo, de modo que sonase tanto el de dcima como aquel, una sola tercera que s diese en el teclado, por ejemplo, un Do y un Mi, sonaran los signos Do Mi y Mi Sol sost, que eii vez do formar u n acorde armnico, seria una disonancia insufrible, y cuantas mas teclas se* aadieran la postura de tercera susodicha, mas disonancias se formaran, resultando un caos completo; por lo tanto el uso de la. decena debe estudiarse en el rgano, para comprender como y Gon qu rdenes puede combinarse, para que sea do buen efecto, como lo es en verdad, cuando la maneja un organista entendido. A este orden llaman los franceses tercia de prestant, gran tercia; en esta obra se le llamar con su primitivo nombre como todos los dems, que os el do decena do flautado de nasardo, segn su clase.

Docena de flautado.
La docena es un rdou que tambin se forma de la grande escala, empezando su primer can doce signos nas alto que el Do primero del trece, siendo aquel Sol natural. Se le d el nombre do docena, porque sueca una docena alta del flautado, una quinta alta de la octava, lo que es igual octava alta del rdon de quinta; su cao mayor y primero del orden, es el Sol n -

-443mero 44 do la grande escala, y sube cromticamente hasta el Do 97. E n cuanto al uso y combinacin do este, orden, se tendrn presentes todas las advertencias hechas para el de la decena; este orden tambin so pone de namro; los franceses le distinguen con este nombre; uosotros le llamaremos docena de flautado de nasardo, segn la clago que pertenezca.

ofav. $95.
Deciseena tercerilla de flautado.
La decisetena sale, como los rdenes anteriores, de la misma grande escala; su primer cao empieza diez y siete signos mas alto que el Do primero del 13 principal; suena Mi natural, octava alta de la decena, de consiguiente sigue la misma escala cromtica en terceras mayores como aquella, empezando su cao mas g r a ve en el Mi n m . 53 de la grande escala y concluyendo fuera del orden regular, porque los ltimos eatos r e troceden una octava, causa de ser demasiado pequeos y que apenas suenan; esta decisetena le llaman los franceses tercia-

Decinovena quintilla de flautado,


La decinovena consiste en que su cao mayor empieza diezinuove signos mas alto que el trece principal''

- 4 4 4 y suena en Sol octava alta de la docena, de consiguiente su progresin cromtica es de quintas justas; su primer caiio empieza en el nin. 56 de la grande escala y al llegar i los ltimos caitos, como son tan menudos y no pueden llegar en orden ascendente toda la ostensin, se retrocede una octava; este orden ios franceses le dan el nombre de larujoU

Adems entran en los rdenes do composicin la ve intidosona que no es mas que la octava alta de la quincena y solo sirve para la mano izquierda del teclado, porque p a r a l a derecha no tiene estension, y lo mismo la veintiseisena que es una octava alta de la decinovena, etc.

Por regla general, todos los rdenes registros simples de composicin, que se formen de la grande escala que contiene la familia do flautados, se les d el nombre del nmero de signos que se elevan del Do primero del flautado principal de trece, siguiendo en esto la costumbre iumemorial de todos los constructores, por el orden que queda apuntado cu cada registro, y con las marcas que se han indicado y ponemos en la siguiente tabla.

-445-

de los nombres, nmeros y seales, con que se designan las caeras de lps rdenes registros que se forman de la grande escala de la familia c?e flautados caeras de boca.

Do de 52 palmos, . . . Do de 26 palmos. . . . Do de 13 pripcipal. . Do de 6 octava. . Do de 3 y* quincena, . Do veintidosena. . , Do veintinovena. , . Do treintaiseisena. . Do cuarentaitresena. . Do cincuentena. . . . Sol, . . Mi Sol, Do Mi Sol Sol. Sol. . . , .

Do 52. Do 26. . Do 13. . Do 8, . Do 15. . D o 22. . Do 29. . Do 36. . Do 43. Do 50.

a a a a

a a

C. f O, O C. 1. C. 2, 0. 3. C. 4. C. 5. C. 6, O. 7. C. 8
r f

Ordenes de composicin de la misina grande escala.

, Quinta. Decena, Dopena. c Quincena. Decisetena. Decinoveua. Veintiseisena. . .' , Treintatresena.

5. 10. 12.* 15.* 17-* 19. 26, 33.


a a a a a

Todos los rdenes de caos que se han descrito, tanto de consonancia perfecta, como de composicin, son simples sencillos, porque se componen cada uno de un solo orden de caos, y cada tecla solo deja oir un cao de cada orden; pero por medio de los verdaderos registros que puede sacar el organista, los combina do modo que pueden sonar uno, dos, tres mas rdenes de caos la vez, en cuyo caso ya son registros combinados compuestos, porque suenan en cada tecla tantos caos como registros tiene abiertos el rgano, formando una armona do sonidos simples en octavas, compuestos de tnica, tercera y quinta en diferentes octavas, gusto del organista, y sacndolos todos, gran parte de ellos bien combinados, resulta el magnfico lleno de sonidos do que so habl en el ap. 390 y de que nos ocuparemos minuciosamente en el siguiente ca* pitulo

CAPTULO V.
DE LOS RDENES REGISTROS COMPUESTOS CONSONANCIAS. DE DIFERENTES

Q/fji,.

^Oi

Los rdenes registros compuestos, se llaman as, porque se forman de mas de un cao por punto, siendo varo el nmero de estos que concurren su formacin, y por estar cada uno de ellos en diferente consonancia. -Hay rdenes compuestos de dos caos por cada t e cla, los hay de tres, cuatro, cinco, seis, siete mas caos que suenan todos juntos; cuya variedad y composicin es segn la grandeza del templo que se destina el rgano, la magnificencia del instrumento, el efecto que se proponga sacar el artfice de-su conjunto. Las caeras de que se hacen estos registros, pertenecen la familia de los flautados grande escala de que se han formado'los rdenes registros descritos en

- 4 4 8 los captulos anteriores: talos son las compuestas do dos caos por punto, los llenos de tres, cuatro, cinco, mas caos por punto, las zimbakis y sobrezmbalas, tambin compuestas de tres cuatro caos por punto, los cuales pueden entrar la formacin del gran lleno del rgano porque pertenecen una misma familia, y de consiguiente su sonido es de un mismo timbro,

Nasardos y cornetas.
Tambin se forman otros registros, compuestos de diferentes caos por punto, de otra caera do mas ancha y corta dimensin, que tiene diferente sonido y pertenece la familia de los nasardos. Cuando el orden se compone de tres caos por punto, toma el nombre de nasardos; tambin puede tener cuatro caos y llevar el mismo nombro, porque esto depende de la composicin de sus consonancias. E n rganos pequeos se suelen poner registros de cuatro caos de esta clase que llevan el nombre de corneta, y aunque incompleta se l e d este nombre, porque se compone de las consonancias que precisa para caracteriza* el timbre de esto registro. La verdadera corneta se compone de cinco ordenes de caos, la cual se distingue de m u y antiguo con el nombre de corneta real; h a y cometas reforzadas de seis, siete, ochos caos, q u e se hacen para rganos, que han de servir en grandes templos. Tambin se

-449forma de ceta familia de los nasardos otro orden llamado ciaron, que puede tener dos, tres mas caos por punto, el cual sirve para reforzar mas la corneta. De todos estos registros trataremos circunstanciadamente mas adelante, para ir describiendo ahora los rdenes compuestos de la familia de los flautados, que entran on la composicin de los llenos.

De los llenos.
Los rdenes registros de Heno se hacen de dos maneras en todos los rganos; la primera es la reunin de una gran parte de los rdenes simples que se componen do un solo cao por punto haciendo sonar la vez casi todos los de esta especie, (s es que el~-rgano es susceptible de hacerlos sonar sin que desmayen sus voces,) por ejemplo, el flautado de 26, el de 13, la 5," la 8," 1 0 / 12,' 15," 17," 19, etc, bien cercenando la 5 , la 10." y 17. por ser de los que menos se adaptan la reunin, y por consiguiente menos combinables, y algn otro de los espresados, s hay el inconveniente de que el instrumento no los pueda alimentar de viento todos la vez. Con todos estos rdenes simples, con parte de ellos reunidos, se hace un lleno de voces que da, cou mucha propiedad, su nombre la combinacin; mas para hacerla mas brillante, igualar en lo posible la fuerza de las voces agudsimas con las regraves, q u e son de mucho mas cuerpo, se hace un lleno compuesto
a 1 a

do diferentes rdenes do catefj que suenan en varios consonancias y es Ja segunda manera de liacer formar el orden registro de lleno, diferente del que se hace fuerza de reunir y combinar rdenes simples.

Cuando se forma uno de estos rdenes qxie solo tenga dos caos por punto, se le d el nombre de compuestas y se ponen sus consonancias, la mas grave en quincena y la aguda en decinovena; liaciendo en lo mas alto de su ostensin su correspondiente retroceso. Tambin pueden formarse las compuestas de docena y quincena, t de decinovena y veintidosena, pero esto v en el gusto del constructor, y en las circunstancias del rgano, segn la clase de registros que se le pongan.

Q^ju

^05.

Composicin de ios Henos.


Cuando el orden de composicin se forme de tres caos de flautado por cada punto, se lo d y a el nombre de lleno; es de una fuerza m u y regular y sirve para poner en rganos de alguna consideracin. Siendo el lleno como decimos de tres caos por punto, se compone en la mano izquierda, do Do en 22." la

451 fila mas grave; la mediana, de Sol en 26. y la aguda de Do en 29." Siguen su progresin hasta el Do 25 del teclado, que es donde generalmente se dividen los rdenes de la mano derecha izquierda. Estos tres rdenes llegan al dicho Do 25 sin necesidad de retroceder.
a

E n la mano derecha se ponen las tres filas, la mas grave, en Sol sost. en 12," Do sost. en 15." y Sol sost. en 19, con doco caos de retroceso en esta l t i m a fila.
a

Llen de cuatro caos.

Siendo el lleno de cuatro caos por punto; se compono de las mismas especies y consonancias que el de tres, que son Do 22," Sol 26, Do 2 9 . y se le aade el Sol en 33," c u y a ltima fila tiene que retroceder para llegar la tecla 25, cinco seis canos. E n la mano derocha, se compone de Do sost. en 8, Sol sost. en 12," Do sost en 15. y Sol sost. en 19. . con algunos caos de retroceso en esta ltima especio.
a a a a a

-452-

o4jv.

4<o.

Lleno de cinco canos.


Si el lleno es de cinco caos por punto, puede aadirse en la mano izquierda una fila mas grave quo las apuntadas para los de tres y cuatro caos, la cual empezar por Sol 19," y en la mano derecha se podr poner duplicada la 1 5 . '

Gdando los llenos pasan de este nmero de caos, y a no se hace mas que duplicar las especies, por ejemplo, poner dos filas de cada una, duplicar solamente la especie que se quiera que suene con mas brillantez. Estos rdenes registros de lleno, se combinan con todos los rdenes de fondo que constituyen la base fundamento del sonido en el rgano, c u y a reunin form a un torrente de voces de una fuerza y dulzura extraordinarias que enciende el fervor religioso, m u y particularmente* en los grandes Templos, en que la acstica de sus bvedas modula los sonidos de un modo agradabilsimo, sin que el eco estremado los confunda. A. este orden los franceses le l l a m a n fournitiire, y combinado con los de fondo, plein jai; en Espaa se le llama lleno, y combinado con los rdenes de fondo, lleno general.

-453-

Mulios y m u y variados sbii ios mtodos que siguen los constructores en la composicin de los llenos, para darles mas fuerza brillantez, para lo fcual debe tenerse m u y en cuenta la clase de rdenes simples que formen el foudo base del sonido en el rgano, ponindolos de modo, que la especie consonancia de quinta (nica que debe combinarse en los llenos con la inica) no sobresalga mas que esta, y en vez de ser su auxiliar solamente, se oiga mas que dicha tnica y pase ser sonido principal, porque* en este caso, quedara destruida la escala y tonos fundamentales del instrumento E n el orden registro de lleno particular solo deben entrar en su composicin las especies consonancias de tnica y quinta, por ejemplo. Do Sol, Re bem. La bemol, Re La, etc. en sus diferentes grados de elevacin que son en octavas, docenas, quincenas, deciuovenas, veintidosenas, etc, porque, aunque estn en diferentes octavas, siempre son en esencia quintas justas solamente.

Ov.

M\.

E s cierto que en el gran lleno puede mezclarse combinarse una decena decisetcna, que son las especies de tercera mayor sobre la base del sonido principal, mas estas especies son de mala combinacin* y deben

-454confundirse bastante con el mayor nmero de las especies de tnica y quinta, porque si do perciben con alguna claridad entre estas ltimas, son de m u y mal efecto y veces insoportable; adems que esta especie de consonancia de tercera, es propia do otra clase de rdenes, como son las cornetas, y compuestas de nasardos de la mano izquierda, los cuales los es tan peculiar, que es la consonancia que mas los distingue y caracteriza su timbre, diferencindolos de las denlas combinaciones, y por lo tanto no debe faltar nunca la composicin de dichos rdenes registros.

-455-

CAPITULO VI.

DE I.OS RETROCESOS ES LAS ESCAtAS DK I.OS ORDENES MENORES QL'E NO DAN NATURALMENTE TODA LA ESTE.NSION DIL TECLADO.

Sentado como queda el principio, de que en los llenos deben entrar solamente en su composicin, las especies de tnica, como principal, y la quinta como auxiliar; debemos fijarnos ahora en la dificultad de los retrocesos: y a se sabe que las caeras que forman los llenos, son de las mas pequeas de la grande escala, y empezando el cao mayor de una de sus filas, por ejemplo, en un Sol 19." un Do 22. que les corresponden los n m s . 56 y 01 de aquella, no pueden llegar los ltimos caitos en rigurosa escala ascendente, porque y a no los d la naturaleza del sonido* que son cuerpos sumamente pequeos, y por lo tanto incapaces de p o derlo formar, ( lo menos perceptible apreciabl como
a

- 4 8 3 sonido msico); de consiguiente, en cualquiera fila de caos que formen un rdon de lleno, que se van ponLjudo por escala cromtica, naturalmente suben por medios tonos hasta llegar al caito mas pequeo de la grande escala, que se marca en ella Coil el n m . 104. S al colocar este ltimo caito, no se ha concluido de cubrir la fila ha%ta la ltima tecla, no hay mas remedio que retroceder la progresin de la escala una octava baja, que son doo caos mas atrs, y se van colocando de aquellos hasta llegar al ltimo, y si con el retroceso hecho, aun no se concluye de llenar la fila hasta la l tima tecla, se vuelve retroceder; de manera que una fila de caos puede m u y bien tener uno, dos tres retrocesos, segn la eCesidad del caso.

Ahora bion; en el riguroso orden ascendente de la escala, ningn instrumento msico hace mas que subir por medios tonos, emitiendo sus sonidos hasta llegar la esteneion mas aguda que la naturaleza le ha dado; si al llegar aquel estremo se le quisiera hacer subir mas, y a no cabe en lo posible; y si para conseguirlo se le hiciera retroceder una octava, volvera recorrer aquella octava que haba bajado, retrocediendo doce medios tonos de una vez; mas por eso, no se lograba el hacerlo 6ubir mas de lo que subi antes de hacer el retroceso, porque all tiene su lmite, y de all solo el que todo lo puede lo baria rebasar, resultando de esto la irregularidad do la escala; pues bicu, ceta

-457irregularidad es la que se practica en las escalas de los rdenes registros de lleno, sin que por eso se falte al buen orden, mejor dicho, sin que so perciba la falta, porque se disimula de un modo tau propio, qne no siendo oido por una persona m u y esperimentada, no so conoce, y aunque se conozca, no constituye defecto esencial por lo que se dir mas adelante.

Si cstu irregularidad se practicase en uno de los rdenes de fondo que constituyen la base fundamental del instrumento, como spn los flautados de 26, 13, 8,* 15,* 22.' etc, seria una cosa anmala, insufrible, porque faltara todas las reglas y hasta la naturaleza de la msica, mas como solo se practica en rdenes que y a llevan el nombre de compuestos, y que de ninguna manera pueden conceptuarse como principales, sino como auxiliares de aquellos, por lo mismo la parte defectuosa que tienen, ocasionada por los retrocesos, la absorve y cubre el sonido de los rdenes perfectos del fundamento, y de ah viene el que los rdenes regstros de lleno no deben usarse nunca solos, sino" combinados con los principales llamados de fondo.

Visto que la composicin de los rdenes de lleno no puede hacerse sin retroceder la progresin de la escala,

458 y siendo estos unos registros que tnnto c m b e l b c r n el instrumento, y que desde tiempos antiguos son tenidos como indispensables; muchos autores y constructores, lian estudiado el modo de disimular hacer menos sensibles los retrocesos, resultando de todo esto varios mtodos mas menos perfectos segn la opinin de cada cual. E n algunos rganos se hallan las filas del lleno que retroceden cada ci:;cotoucs, per ejemplo; empiezan con Do, Do sost, Re, Re sost, Mi, Fa, Fa sost, SJI; y para seguir el ool sost. en vez de poner ste, ponen su quinta octava baja que es Re sost, siguen su escala progresiva, y cinco tonos mas arriba, vuelven retroceder; lo mismo hacen en cada fila respectiva, procurando sin e m bargo de no hacer el retroceso en el mismo punto que se hizo en la primera fila, con lo cual parece que estos se disimulan algo. Tambin se hallan en rganos m u y buenos, los retrocesos hechos al principio de las octavas; los cuales tocando una escala seguida se conocen bastante, pero no son de mal efecto, como tampoco lo son otros muchos de d i ferentes sistemas, que se han seguido con mas menos buen xito; mas como no puede menos de haber dichos retrocesos, y el principal objeto es hacerlos del modo mas disimulablo que se pueda, sin faltar la belleza, claridad, igualdad y entereza del sonido, apuntaremos el mtodo que seguimos constantemente por el. buen efecto true hace, puesto que solo se nota un retroceso en el Do sost. nra. 26 del teclado, que es donde parten los medios registros de la mano izquierda con los de la derecha; con el cual casi se completan las filas sin r e troceder mas que una vez, y no todas sino las mas agudas.

-459-

v. M6.
Llano de tres Sias para la mano izquierda.

-La primera fila, que es la mas gravo, empieza por el Do en 22. mira. 61 de la grande escala, y concluye en el Do n m . 85 sin retroceso. La segunda fila, que es l a mediana, empieza por el Sol 26. n m , 68 y concluye en Sol 92 sin retroceso. La tercera fila, que es la pequea, empieza por el Do en 29 n m . 73 de la grande escala y concluyo con el Do 97 tambin sin retroceso.
a a a

Q4JV.

M*.

Lleno de tres filas para la mano derecha.


La primera fila grave, empieza por Sol sost. en 12. nm..69 d l a grande escala, (teniendo el rgano A % octavas de ostensin) concluye en el Do 97 sin retroceso. La segunda fila mediana, empieza por Do sost. en 15. n m . 74 y eoneluye en el F a n m . 102 sin retroceso. La tercera fila, que es la aguda de caos mas pequeos , empieza en Sol sost. 19. n m . 81 y sigue La
1 a a a

- 4 6 0 progresion hasta el ltimo cao mas pcqueito de; la grande escala, y para los cinco seis ltimos caitos, que y a no los d la ostensin, se retroceden ponindolo los nmeros 92, 93, 94, 95, 96 y 97, resultando el lleno con solos cinco .seis caos retrocedidos al estremo sobreagudo del teclado, que ya no se percibe; y si bien se nota en el centro del teclado, hay la ventaja de que la mano izquierda tiene 25 teclas de escala sin retroceso, y la derecha todo e} resto del teclado con uno solo tan insignificante, que no merece mencin.

Lleno de cuatro filas de caos para la mano izquierda.


Siendo el Heno de cuatrocaos por punto, se compoue de las mismas especies que el de tres, y se le aade para la 4." fila el Sol en 33.* que empieza su primer cao en el n m . 80 do la grande escala, y retrocede los cuatro CUGO canos ltimos.'

v. Mty.
Lleno de cuatro caos para la mano derecha.
Este lleno es igual que el de tres caos por punto y para formarle la cuarta fila, se le aado un Do sost. en 8,* que empieza en el n m . 62 de la grande escala y concluye en el 90.

-461-

Lleno e cinco caos por punto Mano izquierda.


Cuando el lleno haya de tener cinco filas de caos, se aadir al de cuatro una fila mas grave, que su primer cao empiece por Sol 19." n m . 56, de la grande escala, y concluye en sol 80.

Mano derecha.
Al lleno de la mano derecha se aadir una fila en 15." cuyo cao mayor tiene el nm. 74, y resultando con este aumento el tener esta especio consonancia duplicada se procurar el no poner ambas filas unsonas juntas, sino separadas; do manera que entre la una y la otra est la fila de 8, la de 12. 19. que lo mismo tiene una que otra, con tal que las dos quincenas tengan entre s otra fila en diferente consonancia que las separe.
a a a

-462-

Resumen de los llenos.


Si se quieren hacer los llenos de mayor nmero do caos, (lo cual no creemos de buen resultado,) no so hace mas que duplicar algunas filas de caos de las mismas especies apuntadas, cscojiendo el autor su gusto las consonancias que quiera hacer resaltar mas;. teniendo en cuenta, que si se lo quieren aadir algunas especies mas agudas que las que quedan apuntadas, adems de tener que hacer algunos retrocesos, sale el lleno demasiado chilln, y si por el contrario se le quie,re aumentar, aadindole filas mas graves, se aumenta la fuerza de los rdenes, simples y oscurecen la claridad y brillantez que debe tener, un buen lleno; por lo que aconsejamos cualquiera que deseo aumentar los llenos, separndose de las reglas establecidas, estudie mucho su composicin, porque se espono perder tiempo y trabajo infructuosamente.

- 4 6 3 -

CAPTULO VIL

DE LAS ZMBALA8 T SOBREZMBALAS.

Adems de los registros de lleno que quedan apuntados, hay otros rdenes llamados zmbalas y sobrezmbalas que son una composicin de las mismas especies de los llenos, esto es, de tnica y quinta, pero de las caeras mas pequeas de la grande escala, y por consiguiente de sonidos sobreagudsimos, que no hacen mas que reforzar mas y mas la brillantez de aquellos. La zmbala puede componerse de tres cuatro caos lo mas, y su cao mas grave debe sonar una quinta cuarta alta del mas grave del lleno; por ejemplo, si el cao mayor del lleno suena Do en 8, el mayor de la zmbala sonar Sol en 12,' si el de lleno suena Sol en 12. el de la zmbala sonar Do en 15. y as sucesivamente, acordando despus las especies
a a a

404 consonancias de la zmbala como las del lleno en quintas, subiendo como de Do Bol, en puartus, tambin subiendo como d e # o l Do, quo viene sor lo mismo; mas como las caeras do estos rdenes so toman precisamente de las mas agudas do la grande escala, no hay remedio sino hacer retrocesos, los cuales peces muchos, solo deben hacerse (sea en la mano izquierda en la derecha,) cuando se llegue al ltimo caito mas pequeo, retrocediendo una octava baja, y cuando se llegue otra vez al ltimo, se hace lo mismo cuantas v e ces sea necesario.

La sobrezmbala debe componerse de dos caos por punto, lo mas tres; tambin se anan sus consonancias en quintas, y su cao mayor y mas grave se pone una quinta mas alta que-el do la zmbala; por ejemplo, d e Do Sol, una cuarta,corno de Sol Do. Este orden aun ha de tener necesariamente mas retrocesos que el do zmbala, pero como queda demostrado en los apuntes anteriores, tiene que ser de este modo indispensablemente por la naturaleza de las cosas. E u lo que debe tenerse especial cuidado, es en que los retrocesos no se hagan nunca en un mismo punto tecla, por ejemplo, si en una fila del lleno se hace u n retroceso en el signo Do, en la otra se haga en el Re Mi, en la otra, en el P a o Sol etc, y lo mismo la zimbala y sobrezmbala no deben hacer jams los retrocesos dos filas en u n mismo punto, sino siempre en otro diferente, para que en las escalas no pueda notarse la variacin.

-455-

Resmes^ de los rdenes que produce la grande escala del flautado.


Do todo lo dicho hasta aqu, de les rdenes simples y compuestos que se forman de una sola familia de flautados, esto es; de la grande escala de nuevo octavas de sonidos que d un solo gnero do caos, puede considerarse la grandeza de este tan antiguo como magnfico instrumento, y lo rico y variado de sus voces; porque si efectivamente contamos el nmero de caos que suenan reunidos en cada tecla do por s, hallaremos lo menos, cinco sjis del lleno, cuatro do la zmbala y tres de la sobrezmbala, que vienen ser trece; a g r e gense estos, otros ocho de los registros simples de fondo, que son flautado de 26, de 13, 5 / 8 , 12, 15, 19. y 22. etc, hacen un total de veintiuno mas caos, sonando la vez en cada signo muchos de ellos en diferentes consonancias, y todos, cuando menos, en diferentes grados de elevacin, los cuales forman un gran lleno de voces tan valiente y de una armona tan agradable, que parece prodigioso, porque ningn otro instrumento de viento cuerda, ni aun varios reunidos han podido producir semejante conjunto de sonidos tan numoroso y variado, sin disonar y desconcertarse completamente.
A a a a a

-466-

CAPTULO V I I I .
BE LAS CAERAS DE BOCA LLAMADAS ASARDOS, QUE SON DE MAS ANCUA DIMENSIN QUE LAS DE LOS FLAUTADOS PRINCIPALES Y LLENOS; DE LAS CUALES SE HACEN ALGUNOS COMO SON, RDENES SIMPLES Y COMPUESTOS,

NASARDOS, CORNETAS Y CLARON ETC.

Aunque las caeras llamadas de nasardo son de l a misma forma que la de los flautados, descritos eu los captulos anteriores, constan de las mismas piezas, so hacen de la misma materia y dan el sonido por igual principio que aquellas, sin embargo ests se les d un sonido bastante diferente, variando las dimensiones de los caos en ancho y largo, como tambin modificando las de sus bocas, Algunos autores creen que la verdadera proporcin del ancho de esta caera es el dividir el de la do flautado en dos partes, y dar tres de

-461cstas partes los cuerpos de las de nasardo; por ejemplo, si un cao co flautado que suene en Do, tiene 140 milmetros do ancho, debe darse otro cao do nasardo que haya de sonar en el mismo Do, 70 milis, mas, que hacen un total de 210 milis, cuya proporcin (aunque algo exajerada) en algunos caos pudiera seguirse, pero en otros es de todo punto impracticable; como se ha esperimeutado en diferentes ocasiones.

Algunos artfices acostumbran hacer un flautado de una dimensin, otro de otra mas ancha mas estrecha; unosnasardos anchos, y otros mas estrechos. Si bien es cierto que en algunos casos pueden alterarse las medidas del ancho que debe darse un orden de caos, sea para ensancharlo estrecharlo con motivo de colocar mas obra en menos sitio, 6 por ser para un local reducido etc, es necesario tener presente que estas variaciones de las dimensiones dadas destruyen, cuando monos alteran la verdadera esencia que constituye el sonido, que debe caracterizar y distinguir u n buen flautado de las caeras de nasardo.

Oku
Un cao de dimensin estrecha tiene el sonido claro y mordonte, algo parecido al de los instrumentos de

488 cuerda, que emiten su sonido por medio del arco. Otro cao igual, que sea de ancha dimensin, tiene algo mas fuerza de voz que el estrecho, pero se distingue bastante de aquel, porque su sonido es mas oscuro, menos mor , d e n t e , nasal imitante al do los caos de madera, c u yas circunstancias los dividen en dos clases m u y diver sas, que so distinguen perfectamente una de otra; y como cada una tiene que llenar sus funciones y causar efectos diferentes eu el instrumento, es necesario con servar ambas clases bien especificadas, siguiendo es crupulosamente las proporciones que les corresponden cada una, especiaimeufc o en el ancho de los cuerpos de los caos y forma de las bocas, para que conserven siempre su propio timbre, y no se mezcle en ningn orden (ni aun en los de composicin) ningn cao que no sea de su correspondiente clase. Para esto cada una tiene su diapasn general con las proporciones que le son propias, nacidas do m u chos esperimentos de artistas hbiles y pensadores, y autorizadas por el uso constante de algunos siglos, cu yos diapasones daremos en su lugar.

okv.

9,

Si se quiere estrechar la caera nasarda de su ver dadera proporcin, puede hacerse m u y bien, pero cuan to mas se estreche, mas pierde su calidad de sonido y se aproxima al del del flautado, y entonces, ni es

-469verdadero nasai-uo ni flautado, cuyo inconveniente r e sulta, tambin en este, si se ensanchan sus dimensiones mas dolo regular, lo cual debo evitarse toda costa, teniendo siempre bien clasificadas y separadas ambas especies de caeras, para que cada una sirva solamente en los rdenes que les correspondan.

De la alteracin de las dimensiones, y alguna d i ferencia hecha en la boca del cano y en la lmina del viento que forma el sonido, dirigindola mas menos al interior del cao dndole mas menos cantidad de viento, y otras varias sutilezas que la mucha prctica ensea, han nacido, n dudar, los rdenes registros que los extranjeros llaman gamba, salkional, fugara,

. flauta suiza,.voz celeste, armnica, etc, pesar que de


la descripcin que de ellos hacen algunos autores y do las proporciones que dan en sus diapasones, se infiero que de los unos los otros hay m u y poca variedad de sonido. Por lo mismo reiteramos la idea, afirmando mas y mas la necesidad de que las dos clases de flautados y nasardos estn bien dilucidadas, para que de entre la una y la otra y por los medios arriba indicados (de los cuales se hablar estonsamentc), so puedan obtener algunos rdenes, que si no son de una voz enteramente nueva, al menos sean de un timbre algo distinto de las otras, que las evidencie entre s.

-470

Aun en los flautados que se construyen por un mismo diapasn, dndoles proporciones iguales, se notan voces diferencias m u y marcadas en el sonido, ocasionadas solamente por la localidad que ocupan; y as es que un flautado que est colocado en la fachada principal de un rgano, se lo oye con toda la fuerza y claridad que lo caracterizan; otro flautado enteramente igual este, que se coloque en el interior del rgano, ya se le oye de m u y diferente manera; y otro de las mismas condiciones, colocado en la fachada trasera posterior, que ordinariamente suele estar en otra nave que la principal, es tanta la diferencia que se nota en su sonido, que parece otro orden estrao la familia de los flautados, cuyos efectos no se han de atribuir las caeras, porque son hijos de la posicin que ocupan, y de la construccin de las arcadas y bvedas del templo.

A estos flautados, cuyos sonidos tienen tanta diferencia, bien pudieran nuestros mayores haberles dado unos nombres pomposos, mas siendo amantes de la verdad, y poco aficionados hacer ostentacin de efectos de pura localidad, se contentaban con darles lisa y llanamente su verdadero nombre de flautado.

La caera que forma la familia do los uasardos, es susceptible de dar una escala general tan estensa como la de los flautados, pero como de ella no se forman rdenes principales de los de fondo, que tienen un solo cao por punto, ( no ser alguno particular, que describiremos en los apuntes 436, 437 y 438, etc.) sino rdenes compuestos do tres, cuatro, seis mas caos; por lo mismo se ha formado un diapasn mas reducido que el do la grande escala de nueve octavas, que para los uasardos y cornetas, d solo cinco octavas y media, que empiezan en el Do de la octava corespondicnte al n m . 37 de la grande escala, y sigue su progresin hasta el Sol n m . 104 de la misma, con cuyo nmero de caos pueden servirse las combinaciones que hayan de hacerse en ambas manos; vase su diapasn sealado n m . 3 en el ap. 692.

E n este mismo diapasn se comprenden los nasardos y cornetas de la mano derecha, vindose en l anotados los primeros caos de cada fila respectiva de los nasardos de la izquierda y corneta do la derecha, empezando

-472-'
el cao mayor de la primera fila de sta en el Do sostenido n m . 62, el cual corresponde al Do sost. nmero 26 del teclado, que es el en quo se parten los rdenes do ambas manos. Respecto las proporciones del ancho do estas caeras no so ha seguido la regla estricta, que dan algunos autores, de tomarla en todos los caos con relacin la caera de los flautados, por ejemplo, dividido el ancho de estos en dos partes, dar tres la caera na~ sarda, lo cual nos ha parecido absurdo, sino que se han tomado las proporciones que la esperiencia y m u y buenas caeras han demostrado ser de lo mejor.

Proporcin de las bocas en los caos de nasardo.

Las proporciones del ancho de las bocas en estas caeras tambin son diferentes quo las de los flautados, pues as como aquellas tienen de ancho la cuarta parte del cuerpo del cao, bien sea, de ocho partes que tenga el cao de ancho darle dos la boca, las de los uasardos son un poquito mas estrechas cortas, pues que se les debe dar de largo, dos partes de nueve que tenga el ancho del cao, y de alto, de la cuarta la quinta parte del ancho de cada boca respectiva, cuyo fin se marc dicha proporcin en el trazabocas que se indica en la figura 74.

-473-

rdenes q*ie ss forman ele !a a;n!!2a de los nasardos. Flauta rstica.


Con el nombre de llanta rstica se suele hallar u n orden de caos de boca, que no pertenece la familia de las flautas. Este orden registro se hace de metal fino do primera, mediado de segunda y aun de madera, de las dimensiones de las caeras de nasardo: se puede poner al unsonus del flautado de trece en toda la ostensin del teclado en la mano derecha solamente, procurando darle lo mas marcado que se pueda el t i m bre que conviene los nasardos, para que se distinga bien del flautado. Tambin puede ponerse octava alta del 13, que es lo mas regular, y hace m u y buen efecto, Su diapasn se halla en el ap. 692 sealado con el n mero 3 .

Quincena de nasardo.
Como en las combinaciones de los rdenes de composicin tienen que entrar precisamente los rdenes de consonancia perfecta, aunque y a queda esplicado el orden de quincena en el ap. 387; sin embargo se pone

-474aqu, porque tambin se suele hacer de la familia de los nasardos y para demostrar que no es mas que una quincena, aunque sea do diferente dimensin: pesar do esto, los franceses la llaman_.de dos maneras, siendo siempre una misma cosa; pues la distinguen con el nombre de doublete doble octava cuando es de flautado, y con el de cuarta de nasardo, cuando la conbiuan con la docena la cual ellos dan el nombre de nasardo; aqu la llamaremos siempre quincena de flautado nasardo, segn la familia a que pertenezca.

Flauta aguda.
Con este nombre se pone especialmente en la mano izquierda un orden de caos que puede ser de la familia de los flautados 6 de los nasardos indistintamente, en la entonacin de 22," empezando su primer cao grave en el Do nm. 61 do la grande escala. Este orden se hace siempre de metal de segunda, solo tiene el objeto de contrastar la gravedad de los de fondo con su timbre agudo en ciertos casos, y cuando no, puede tambin entrar en las combinaciones de los llenos particulares y generales. Tambin se puede poner en la mano derecha, aunque no es de mucha necesidad, porque no tieno el objeto quo en la izquierda, y adems no puodc llegar su progresin hasta la ltima tecla sin retroceder una octava; su diapasn puede ser el de los nasardos, que damos en el ap. 692, el de los flautados, segn se quiera hacer.

-475-

Qikv. M9.
Compuestas de nasardos.
El orden registro llamado nasardos para la mano izquierda se compone de tres filas do canos, el m a yor y mas grave empieza en Sol 12. del 13, sealado con el n m . 44 de la grande escala, la 2 . fila empieza en Do 15. n m . 49 de la misma, y la tercera en M 17. n m . 53, cuyas tres filas siguen su progresin hasta el Do tecla n m 25, sin haeer ningn retroceso; este orden es el que imita mas el sonido gangoso que lo caracteriza, y le d el nombre de nasardo. Para la mano derecha puede seguir la misma progresin en las mismas consonancias de 12,* 1 5 . y 1 7 , pero esta tiene que hacer un retroceso en la ltima octava, por no haber caitos pequeos que puedan subir tanto.
a a a a a

Ciaron.
E l ciaron es u n orden de la familia de los nasardos que apenas se halla en los rganos modernos, no es mas que u n auxiliar de aquellos para darles mas cuerpo de voz y brillantez; antiguamente se hacia mucho uso de l, as como de las zmbalas y sobrezmbalas, antes

-476que so inventaran y perfeccionaran Jos rdenes de lengotera; porque, como estos no se conocan, procuraban dar los rganos la fuerza y valenta de voces que necesitaban, duplicando los rdenes compuestos de varios nmeros de caes en diferentes consonancias; mas como hoy la lengotera lia llenado tan cumplidamente este vaco, por lo mismo so tienen en poca estima d i chos rdenes de zmbala, sobre zmbala y ciaron. Sin embargo, hgase actualmente no se haga uso del orden de ciaron, diremos que este debe componerse por lo menos de tres rdenes de caos, siendo el mas grave en la mano izquierda el Do en 15. n m . 49 de la grande escala, (esto es en la primera fila) el mayor de la segunda ser Sol en 19, n m . 56 de la misma, y Do en 2 2 / n m . 61 para la tercera, siguiendo la misma progresin en la mano derocha con los retrocesos que reclamo la necesidad en cada fila de por s, observando en ellos las instrucciones dadas en los apuntes anteriores, pralos retrocesos de las zmbalasy sobrezmbalas.
a a

CAPITULO

IX.

DE LAS CORNITAS, SU COMPOSICIN T DEMS CIRCUNSTANCIAS.

Los rdenes registros de corneta se forman precisamente de caeras nasardas. E n los rganos espaoles casi siempre se han colocado en la mano derecha, suplindola en la izquierda con las compuestas de nasardo con un lleno compuesto de los rdenes simples, gusto del organista. Hay cornetas de diferente n mero de caos, de modo que en rganos pequeos se hallan de tres caos por punto, como las compuestas de nasardo, tambin las hay de cuatro, cuya composicin es segn el efecto que se propone el constructor; mas la verdadera corneta ha de ser necesariamente de cinco caos por punto, la cual los antiguos daban el nombre de cometa real, y aunque las hay de mayor n m e ro de caos, describiremos esta, porque es la propia y la que forma la base de su verdadera composicin.

-478-;

Composicin de la corneta real.


Para que un orden de corneta contenga las consonancias que la caracterizan, y se la pueda dar el nombre de real, ha de constar de cinco filas do caos, y siendo solo para la mano derecha (como es costumbre) y empezando en la tecla n m . 26, que es la que divide los rdenes do izquierda y derecha, el cao mayor de su fila mas grave ser el Do sost. en 8. alta del flautado de 13, sealado en la grande escala con el n m . 62, y sigue su progresin cromtica hasta el F n m . J0. L a segunda fila est en Sol sost. 12. del 13; su cao mayor empieza en Sol sost. n m . 69 y concluye en el Do 97. La tercera fila est en 15. del 13; empieza por el Do sost. n m . 74 y concluye aun sin retroceder en en el F a n m . 102. La cuarta fila est en 17. del 13; empieza su cao mayor en el Mi sost. ( lo que es lo mismo F a nat.) n m . 78, y sigue su progresin hasta el ltimo caito de la grande escala, en la cual tiene que retroceder una 8. baja, para poder llegar al fin del teclado. Por fin la q u i n t a y ltima fila est en 19. del 13, empezando su cao mayor en Sol sost. nm 81 d e la grande escala, y al llegar al ltimo caito tam.bien hay que retroceder para poder concluir de cubrir su escala hasta la ltima t e d a ; de consiguiente, tenemos que la verdadera corneta se compone de cinco consonancias cada punto, y siendo su base, como en todos.
a ( a a a a a

-479los rdenes, el flautado de trece, la primera suena en 8. alta do aquel, la 2. en 12, la tercera en 15, la cuarta en 17. y la quinta en 19,' sonando la vez en cada tecla de por s en rdeu ascendente; por ejemplo, - flautado do 13 Do, Do 8, Sol 12, Do 15, Mi 17. y Sol 19. Este orden de corneta es uno de los mas fuertes y brillantes del rgano; se halla puesto con mas menos perfeccin en rganos m u y antiguos, en los cuales hacia u n gran papel, como las zmbalas y ciaron, porque suplanla fuerza de la leugetera antes que se inventase esta magnfica caera; por esta razn indudablemente le dieron nuestros mayores el hoy impropio nombro de corneta, porque en sus tiempos solo con este orden podan figurar la msica guerrera; y aunque al presente se hace tanto uso de los clarines y trompetas no ha perdido su importancia, y sigue figurando en el rango de los mejores registros del rgano con el mismo nombre de corneta.
a a a a a a a a a a

Cornetas aumentadas y dobles.


La corneta que tenga cinco filas de caos, estando estos bien hechos, y siendo todos, como deben ser, de la familia de los nasardos, es m u y brillante, de un sonido bastante claro, fuerte y suficiente para cualquier rgano; pero en rganos que han de servir en templos grandes se le suele aumentar.una fila de. caos al unsonus

-480del flautado de 13, la cual uo os y a de la familia de los nasardos, siu que algunos constructoics la poneu del mismo flautado; otros do flauta cnica; otros do tapado, y otros en fin, de tapado canutillo, que es la que en nuestro concepto hace mejor efecto. Tambin se hallan cornetas de siete, de ocho y hasta de diez caos por punto, pero no suelen sor las que mejor sonido tienen.

Corneta de seis caos por punto.


Si la corneta ha de ser de seis caos, se le aumentar las cinco consonancias de la corneta real una al unsonus del flautado de 13, que puede ser de cualquier a clase de caera de las indicadas en el apunte anterior, aunque en nuestro sentir debe preferirse la de tapado canutillo chimenea. S la corneta ha de tener siete caes, se le aumentar otra fila de caera mas aguda de la misma familia de los nasardos en especie consonancia de 2 2 . con bastante retroceso, y si se hace de mayor nmero do caos, se ponen dobladas las filas que se quieran de las cinco principales, por ejemplo, dos do 8," dos de 15,'dos do'17, ctc, aunque esta ltima especio no conviene mucho el que sobresalga de las dems. Cuando tiene mas de cinco caos, se lo d el nombre de corneta aumentada reforzada; y si llega al nmero de nue^e diez caos por punto, entonces toma el nombre de corneta doble.
a a

481

Cualidades de una buena corneta.


Las circunstancias que distinguen una buena corneta, son el tener la'voz bien caracterizada de la familia de los nasardos; que sea clara, fuerte, y sobre todo, adems de una perfecta afinacin, que todas las especies consonancias de que se compone suenen con igual fuerza, para que, cuando se toque una tecla cualquiera, no se perciba mas que un sonido, propio del conjunto que componen los cinco mas caos que tenga; sin que ninguno de ellos, sobresalga se distinga de los dems.

-482-

CAPTULO X.
DE OTEAS VARIAS CAERAS DE BOCA.

Caera de forma cnica, que tambin d su sonido por la boca, y pertenece la familia de los flautados.

La caera do forma cnica pertenece la familia de los flautados, porque se compone de las mismas piezas y emite el sonido, que forma en su boca, igualmente que aquellas. Se diferencian, siu embargo, en que el cuerpo sonoro de los flautados es cilindrico, y el de estas es cnico, esto es; mas ancho de la parte donde se une el cuerpo con el pi, y mas estrecho del cabo s u perior, cuya forma les d diferente sonido, que por cierto es m u y agraciado y parecido al del tapado chimenea.

- 4 8 3 E n los rganos espaoles no se lo d esta caera un nombre propio, puesto que cada constructor le aplica el que le parece mejor; se le halla muchas veces al unsouus del flautado de 13, con el nombre do flauta cnica; tambin suele estar en la primera lila de las cornetas y en compuestas de nasardos, los cuales no imita bien, porque carece do] sonido propio do aquellas caeras. Tambin so encuentra puesta eu docena del flautado do 13 con el nombre de pfano, lo cual nos parece impropio. Algunos constructores la usan tambin para sustituir en el tapadillo de la mano derecha los ltimos caos pequeos que no s.o pueden hacer sino con bastante dificultad, y ponen en su lugar caitos cnicos abiertos, que los hacen mas fcilmente imitan bastante al verdadero tapadillo. Sin embargo, este no es el verdadero empleo que debe darse una caera de tan buen sonido como esta. Ya tendremos ocasin do apiuntar mas adelante el uso que de ella hacen los extranjeros, y el partido que sacan, distinguindola con un nombro propio que le d su merecida reputacin,

Las proporciones que pueden darse esta clase de caeras, son las mismas que las del flautado las del nasardo, esto es en cuanto la parte ancha del cuerpo cnico, que la parte estrecha se le dar la mitad de la parto ancha un poquito mas; vase el diapason

-484propio de esta caera en el apunte 694 mim. 4. De estas dos proporciones, la que mas se usa es la del ancho de los nasardos, porque sale el sonido de mas cuerpo, pero si se quiere un sonido mas fino y delicado, puede hacerse por las dimensiones del flautado.

Proporcin de las bocas de esta caera.


Las proporciones d l a s bocas son como las de los flautados, que es la cuarta parte de su ancho; estas caeras forman el sonido con mas facilidad que las que son completamente cilindricas, por eso' se observa en estas, especialmente en las de ancha dimensin, que cuando se les estrecha con el acoplador el cabo superior del cao, forma su sonido mas fcilmente que cuando est completamente abierto.

Caera de forma cnica, inversa de la anterior.

E s t a clase de caera no se halla en ningn rgaiio como caera de boca, porque su sonido no ofrece ven-

-485taja ni novedad: siendo su forma propia para los rdenes de lcngctera solamente, y no estando en uso por las razones indicadas para los de flautado, creemos escusado el ocuparnos de ella por ahora; por lo tanto pasaremos hablar de otra caera estrecha, de forma cilindrica.

-480-

CAPTULO XI,

CAERA DE BOCA DE LA EAMILIA DE LOS FLAUTADOS, PERO DE DIMENSIN MAS ESTRECHA.

Las caeras de flautado de estrecha dimensin se hallan en m u y pocos rganos espaoles, cuya omisin descuido mas bien puede achacarse que se miraba antiguamente como caera de lujo, que que ignorasen nuestros mayores la hermosura de sus voces de que t a e to partido se saca en las construcciones modernas, cuyo aserto corrobora el que la mayor parte de los rganos, que han llegado nuestros dias, son bastaute limitados, y que, con pocas escepcioues, se componen solamente de los registros rdenes do caeras regulares, de los cuales no se puede prescindir.

klv.

kM.

Esta clase de caera, aunque efectivamente es de u timbre precioso y delicado, no puedo por esto mismo considerarse como principal y necesaria, sino como de mero lujo, esto es; que un rgano completo do los rdenes registros indispensables puede ponrsele cualquier orden de esta especie de caera, pero de ninguna manera debe dejarse de poner un orden de flautado natural pai'a dar cabida uno de los do estrecha dimensin, porque el cuerpo de su sonido, en cuanto fuerza, no puedo competir de ningn modo con aquel; as es que solo en rganos contados se halla algn orden en la mano derecha al unsonus del flautado de trece con el nombre de flauta alemana; tiene poquito sonido, pero m u y claro y mordente, formando un timbro precioso que los modernos han calificado de voz celeste; por esta razn este orden debe tocarse solo, si se combina con algn otro registro, ha de ser de tal clase y manera, que no le cubra; lo cual so consigue muy bien cuando se toca-con los registros de las arcas de ecos, en las cuales (en nuestro concepto) debe teuor siempre cabida.

Dimensin propia de esta caera.


Respecto al ancho que debe darse esta clase de caera, tambin hay diversos pareceres, pero con el

- 4 8 8 estudioque se ha bocho en. varios autores y la cspcriencia que nos ha dado la prctica, se ha formado el diapasn correspondiente que damos en el apunte 696, n m . 5, en el cual se dan las proporciones de largo y ancho para todos los cao de una escala de tres octavas, Suficiente para formar dos rdenes completos de estacaera, uno al uusouus del flautado de trece, y otro al de su octava alta. Las bocas de los caos, respecto ai ancho, guardau las mismas proporciones que las del flautado ordinario, pero respecto al alto, han de ser bastante mas bajitas quo las de aquel, puesto que cuanto mas bajitas tenga las bocas, mas caracterizan su timbre bronceado, cuyo fin se procurar que el agujerito del pi por donde reciben el viento los caos sea bien pequeito, porque si reciben mucho viento, remontan su sonido m u y fcilmente.

Estas caeras son bastante impertinentes para h a cerlas formar el sonido con claridad y sin retardar: para conseguir que emitan esto fcilmente, se l e s sueldan los costados de las bocas unas alitas del mismo metal del cao, (que para esta caera ser de estao fino de primera clase) las cuales ordinariamente llamamos orejitas, con las que se facilita mucho la formacin del sonido y su emisin clara y pronta, cual de-, be ser. Este orden, como queda indicado, puede ponerse en toda la estcftsion del teclado al ungonus del flautado

-489de 13 con el nombre de flauta alemana, y en octava alta del mismo, con el nombre de alemana aguda; en algunos rganos se halla en la entonacin del 13, metido en el arca de ecos, con el nombro de voz celeste; es de muy buen efecto, especialmente para fraementos de msica pausada.

Voz

celeste.

El orden registro llamado voz celeste no se conoca en las manufacturas antiguas, al menos con este nombre; aunque so puedo poner en toda la ostensin del teclado al unsonus del flautado de trece, lo mas comn y regular es ponerlo solamente en la mano derecha. Su caera es de las dimensiones que hemos dado en el apunte anterior para la flauta alemana. Se pone de dos filas de eaos unsonus, pero la una se afina m u y igual con el flautado, y la otra so afina con los c a os do la primera, ponindolos un poquito mas altos, de modo que euando suenen produzeau un poquito de balanceo, ondulando el sonido entrambos caos, que es el carcter propio de este orden: teniendo la voz bien bronceada, como la flauta alemana, es un registro de uu bellsimo efecto, especialmente para cantos pausados de ospresiou, por lo que se suele poner en las arcas de eco. La caera puede hacerse de metal mediado de se-

. - 4 9 0 gunda, pero es mucho mejor hacerla de estao fino do primera. Tanto es lo que este orden ha llamado la atencin, que en el dia, hasta en los pequeos instrumentos de lengetas libres y en los armouiums rganos esprcsivos, se halla este registro de voz celeste (por mr.s que no llene en ellos su cometido por la aspereza de las lengetas) llevando usurpado un nombre que por ningn concepto le corresponde.

-401

CAPTULO X I I .

CAERAS OCTAVIANTES, QUE PERTENECEN LAS DE BOCA I LA RAN FAMILIA DE LOS FLAUTADOS.

Las caeras octaviantes se llaman as, porque suenan una octava alta de lo que deban sonar por el largo natural de su cuerpo sonoro; no son mas que unos caos que remontan su sonido por efecto de tener la boca un poco mas baja de lo regular y recibir alguna mas cantidad de viento del necesario, as es que antes se las conocia con el nombre de flautado remontado, mas hoy los extranjeros se han apropiado su invencin, porque la han mejorado notablemente, partiendo la longitud del cuerpo sonoro con dos pequeos agujertos que atraviesan el cao, los cuales facilitan y aseguran la accin de octavear su sonido; este lo tiene bastante gracioso, y ordinariamente un poco remiso la formacin de la voz, lo que no deja de darle cierto gracejo.

- 4 9 2 -

E l orden de flauta octaviante solo debe ponerse en la mano derecha, porque es m u y dispendioso causa de su mucha longitud, puesto que si se quisiera poner, por ejemplo, en toda la estension del teclado en la e n tonacin del flautado de trece, tenia que hacerse dndole el largo del flautado de 26. Ponindole en la mano derecha la entonacin del 1 3 , tiene que ser u n d o ble mas largo que este; se puede hacer de metal tambin do madera, que es lo mas regular y comn, y se le d el nombre de Imita octaviante; vase su diapasn en el apunte 698. n m . 6, Tom. I I .

Pfano octaviante flautn.


De esta misma clase de caera se puede poner un la mano derecha, hecho de metal, del largo de la caera en octava, mas debe hacerse octavear para que suene en quincena del trece, en cuyo caso imita bastante bien al flautn. Aunque algunos artfices suelen poner con este nombre un orden de caera tapada sonando octava alta del trece, no debe confundirse con el que nos ocupa, porque el de tapadillo tiene el sonido mas opaco, y el octaviante suena octava alta de aquel y su sonido es mas brillante y propio del nombre que lleva.

orden en

- 4 9 3 -

Flauta misteriosa.
L a flauta misteriosa se hace de l a misma caera octaviante que hemos descrito en el apunte anterior, puede construirse de manera que emita su voz de u n modo particular indeciso, esto es, que n i bien suene octava alta, ni bien emita el tono que r e quiere su natural longitud, de manera que se perciban ambos sonidos la vez, aunque indefinidamente, dando su sonido natural y el de su octava alta, lo cual no deja de ser dificultoso, pero es lo que constituye su carcter. E s t a caera es m u y delicada, pueden alterar fcilmente sus buenas cualidades sonoras, las variaciones atmosfricas y el polvo que naturalmente se forma en los templos. Debe tocarse siempre sola, y hacerla oir en msica sencilla y de movimiento pausado. Por lo fino y particular de su sonido se le d el nombro de flauta misteriosa, porque efectivamente su voz, que propende hacer oir dos sonidos formados por un mismo cuerpo, es de un timbre t a n particular que se emite de una manera misteriosa y no clara y franca' mente como lo hacen las dems caeras.

Para conseguir en esta caera el efecto deseado, es necesario en vez de hacerle los dos agujeritos, que atra

-494viesan el cao m u y cerca de la mitad de la longitud de su cuerpo sonoro, como se practica en las caeras octaviantes, hacerle un aguje ito solo, bastante pequeo; en el mismo punto que se hacen en aquellas, y dndole poca cantidad de viento, suena indecisamente, como queda dicho, ni bien su tono natural ni bien octava alta, lo cual? constituy e ' s u propio carcter, pero es caera de poco uso por su delicadeza y porque enmudece con facilidad. Puede construirse de metal mediado, de segunda, y mejor aun de madera.

FIN DEL TOMO PRIMERO.

FE DE E R R A T A S
DE ESTE PRIMER TOMO.

Pginas.

Lineas.
16 17

Dice.
aficcion. beta.

Lase.
aficin. veta.

X
1
8 34 46 48 51 68 70 83 83 85 94 98 98 99 112 124 194 234 343 360

(Todas las palabras que digau beta lanse veta). 14 ' 5 baras. undir. abellaar. otra, encavezados. " oja. egujeros. on. tonillos. oja. condicionos. venillas. nn.~ centis. esterior. Becbe. Sol sot. ornilla.'. represnta. almoadilla. barras. hundir. avellanar. otro. encabezados. hoja. agujeros. en tornillos. hoja. condiciones. ventillas. un cents. exterior. eche. Sol sost. hornilla. representa. almohadilla.
v

4
I 6 9 24 10 29 15 15 15 20 19 18 22 9 11 9 11

También podría gustarte