VV - Arqueología Del Río Salado
VV - Arqueología Del Río Salado
VV - Arqueología Del Río Salado
249
RESUMEN Este trabajo plantea que a pesar de la escasa importancia dada tradicionalmente al bosque de tala, ste constituy uno de los recursos que enriqueci la biodiversidad del paisaje bonaerense. Los montes de tala estuvieron, desde los primeros momentos de la ocupacin colonial, muy ligados al desenvolvimiento de la vida cotidiana y fueron motivo de cuidado y valoracin. Ya desde 1667 las actas del Cabildo declaran a estos montes silvestres como comunes a todos los vecinos. En pocas prehispnicas, hace al menos 2000 aos, el bosque de la Depresin del Salado fue usado como lugar de asentamiento y su madera como combustible ya que estudios antracolgicos de algunos carbones recuperados en los sitios arqueolgicos correspondan a madera de este rbol. Tambin se reconocieron carbones vegetales de molle (Schinus sp.) y sauce (Salix sp.). En este trabajo se brinda informacin que permite comenzar a comprender la importancia del aprovechamiento de estas especies vegetales tanto en la tecnologa como en la dieta. Finalmente se discute la vinculacin de estos bosques con la presencia de distintos actores sociales, la produccin de cermica y la obtencin de recursos uviales. Palabras clave: rea del ro Salado; Bosque de tala; Recursos uviales; Alfarera; Actores sociales.
ABSTRACT TALA TREES AND THE FLUVIAL LANDSCAPE OF BUENOS AIRES PROVINCE: ARCHAEOLOGY OF THE RO SALADO. This paper suggests that Celtis tala was one of the resources that enriched the biodiversity of the province of Buenos Aires landscape, even though the tala forest was not considered important traditionally. Tala woodlands were strongly linked to the development of daily life since the initial moments of Spanish colonization, and they were cared for and valued. As early as 1667 the Cabildo records already declare this wild forest as held in common by all inhabitants. In pre-Hispanic times, approximately 2000 years ago, settlements were established in the forest of the Salado Basin and its wood was used for fuel. Results of anthracological studies from charcoal recovered in archaeological sites indicate it originated as tala wood. Charcoal from molle (Schinus sp.) and willow (Salix sp.) were also recognized. This paper provides information that enables the importance of this plant species in technology and in human diet to begin to be understood. Finally, the link found between these woodlands and different social actors, as well as to ceramic production and the procurement of river resources, is discussed. Keywords: Ro Salado area; Tala woods; River resources; Ceramic; Social actors.
Mara I. Gonzlez. Instituto de Arqueologa, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires. 25 de Mayo 217 (C1002ABE) Ciudad Autnoma de Buenos Aires. E-mail: igonzale@filo.uba.ar M. Magdalena Frre. Instituto de Arqueologa, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires. 25 de Mayo 217 (C1002ABE) Ciudad Autnoma de Buenos Aires. E-mail: magdafrere@hotmail.com
Intersecciones en Antropologa 10: 249-265. 2009. ISSN 1666-2105 Copyright Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina
arqueolgicas mayores como lo haba propuesto Politis (1984). Los resultados de la tesis doctoral de una de las autoras (Gonzlez 2005) han demostrado ampliamente que otro tipo de subsistencia fue la que permiti a grupos numerosos, a travs de diferentes estrategias econmicas y sociales, provocar una modi cacin del paisaje del ro Salado a lo largo de ms de mil aos. La investigacin arqueolgica en el curso medio e inferior del ro Salado logr establecer un modelo de poblamiento en el Holoceno tardo basado en los trabajos llevados a cabo en la localidad arqueolgica La Guillerma en el partido de Chascoms. Paralelamente se desarrollaron estudios en otros puntos en la cuenca del ro Salado que mencionamos de oeste a este: Techo Colorado (partido de Lobos); Los Parasos, Los Cerrillos, San Genaro y la coleccin de Laguna Las Flores Grande (partido San Miguel del Monte); El Zorzal 1 y 3, La Postrera, Vitel, La Tablilla, Sapucay, Loma Olariaga, Laguna El Once y San Ramn (partido de Chascoms). Los trabajos de campo se efectuaron teniendo en cuenta la presencia de zonas altas, no inundables y la existencia de vegetacin autctona la cual pudo ser usada como reparo. La tcnica empleada para el procesamiento e integracin de la informacin fue a partir de la utilizacin de un Sistema de Informacin Geogrca. La cartografa bsica utilizada para encarar la investigacin es la generada por el Instituto Geogrco Militar (IGM) a escala 1:250.000 en Coordenadas Geogrcas, Sistema de Referencia Posgar. Sobre la misma se incorpor toda la informacin capturada en el trabajo de campo con el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) (Figura 1).
Muchos cambios se sucedieron en la arqueologa de la Depresin del ro Salado desde que en la dcada de 1970 Madrazo (1979) la considerara como un territorio sin poblacin prehispnica. Su enfoque, desde un marco ecolgico, sostena que en poca anterior a la conquista, el ro Salado dibuj muy vagamente la frontera entre dos modalidades culturales. Este lmite estuvo constituido por una faja de territorio de casi 200 km de ancho comprendido aproximadamente entre el ro Salado y el sistema Serrano de Tandilia. Al norte y al sur de esa faja divisoria podemos vislumbrar la localizacin geogrca de dos formas distintas de aprovechamiento del medio natural y de dos formas de manifestaciones culturales emparentadas pero con rasgos propios, ambas basadas en la caza a larga distancia con boleadora (Madrazo 1979). Sin embargo Politis (1984) reconoca que era necesario realizar investigaciones arqueolgicas en esta rea y diferenciaba dos unidades espaciales: la del Norte, adonde habran llegado desde el Litoral las innovaciones culturales ms signicativas del Holoceno tardo: la alfarera y mucho ms tarde y de manera marginal, la horticultura; y el rea del Sur, de los cazadores de guanacos de las sierras y las llanuras pampeanas (Politis 1984). Decididamente la Depresin del Salado recogi un nombre en lengua inglesa, rea buffer, nombre que empez lentamente a desaparecer a nes de la dcada de 1980. En la actualidad se considera a la Depresin del ro Salado como un espacio que estuvo ocupado con una densidad de poblacin similar a la de sus reas vecinas durante el Holoceno tardo (Bern y Politis 1997; Politis 2005) y se rechaza la interpretacin de que habra funcionado como un buffer entre dos reas
Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado Los fechados radiocarbnicos obtenidos hasta el momento para algunos de los sitios que acabamos de mencionar han permitido ubicar cronolgicamente con cierta precisin a los sitios investigados. La mayora de los fechados han sido previamente publicados y discutidos (Gonzlez de Bonaveri 2002), pero los de los sitios Los Parasos y San Genaro estn inditos. Un tema crtico en nuestra investigacin, en cuanto al espacio donde se ubican estos sitios, es el estudio referido a la presencia de montes de tala y sus especies asociadas. Dicha indagacin tiene como objetivo poder evaluar la potencialidad de este recurso y tratar de interpretar cmo los cazadores recolectores hace 2000 aos utilizaron, modicaron y comprendieron estos lugares boscosos.
251
ya que estudios antracolgicos de algunos carbones recuperados en los sitios de la localidad La Guillerma correspondan a madera de este rbol. En una ampliacin reciente de estos estudios tambin se reconocieron carbones vegetales de tala y de Schinus sp. y Salix sp. (B. Marconetto, comunicacin personal 2005). En particular el tala en la zona uvial bonaerense fue considerado como un elemento clave para los grupos asentados en esas localidades (Paez et al. 1999). Asimismo, los estudios antracolgicos realizados en el sitio El Abra de Tandilia (Brea et al. 2001) tambin determinaron que, entre otras especies, algunos carbones eran de tala (Celtis sp.). Mientras que en el rea Interserrana, Martnez (2006) menciona para el sitio Paso Otero 5 la presencia de tolitos de tala en un bloque de huesos quemados. Con la llegada de los europeos a la regin del Ro de la Plata estos bosques sufrieron paulatinamente un deterioro, perdiendo as densidad y extensin. La necesidad de lea y madera se supli con la poda y destruccin de los talares. Ya Falkner (1911 [1774]), para nes del siglo XVIII, observ bosques de tala sobre el ro Salado en la zona que corresponde a La Postrera1 y Guerrero: la parte inmediata a las aguadas en la banda austral del ro de la Plata est llena de bosque que sirve para lea (Falkner 1911 [1774]: 58). Agrega que al sur del pueblo de la Concepcin est el cerro de las vboras, y all se divisan dos bosques casi redondos muy tupidos, separados por un espacio. Unas cuantas leguas al sur est el Monte del Tordillo que consta de muchas islas de monte de mayores o menores extensiones, todas ellas situadas sobre lomas rodeadas por depresiones; los rboles son los mismos que se ven en los bosques del Saladillo (Falkner 1911 [1774]: 68). Ms tarde, este espacio fue explotado intensamente por la actividad agrcola y ganadera del siglo XIX, y durante los ltimos aos del siglo XIX y principios del XX el tala fue muy utilizado como combustible para los ferrocarriles. Adems se ha talado de manera indiscriminada a n de redestinar el espacio a la agricultura intensiva.2 Estos procesos provocaron una reduccin notable de los montes, tal es as que actualmente subsisten en manchones cada vez ms pequeos, degradados y poco conservados (Vervoorst 1967). El tala es un recurso potencial que tiene mltiples aprovechamientos. Es un rbol tortuoso, de 3 a 8 m de altura, con grueso tronco de hasta 60 cm de dimetro, de corteza delgada, un tanto agrietada, de madera dura pero exible. Las ramas basales se acodan y, apoya-
EL BOSQUE DE TALA EN LA CUENCA DEL RO SALADO El bosque de tala est conformado por talas (Celtis tala) asociados con otras especies arbreas como coronillo ( Scutia buxifolia ), sombra de toro ( Jodina rhombifolia), duraznillo negro (Cestrum parquii), molle (Schinus longifolius), sauco (Sambucus australis) y brusquilla (Colletia spinosissima). Los montes de tala se ubican en lomadas no inundables, proporcionan en la poca estival sombra y durante el invierno dejan ltrar la luz solar. Desde el punto de vista ecolgico los bosques que ha reconocido Parodi (1940a, 1940b) ocupaban el norte y noreste de la provincia de Buenos Aires, llegando hasta el ro Salado, y los clasic como: a) talares que crecen en barrancas y supercies accidentadas cuyos suelos poseen generalmente conglomerados de tosca que aora (San Nicols, Campana, Otamendi, Pacheco, Baado de Flores); b) talares en suelo compacto ondulado, cubierto de gramneas, el subsuelo contiene tosca (Victoria, Martn Coronado, Lobos, laguna del Monte, Santa Catalina y otros); c) talares que crecen en mdanos muertos, cuyo suelo vegetal es muy delgado y frgil (Pipinas, Monte Veloz, Juancho) y d) talares que habitan sobre espesos depsitos de conchillas de origen marino (La Plata, Punta Indio y otros) (Parodi 1940a, 1940b). Los talares del ro Salado, ambiente en el cual se han asentado los grupos cuyos vestigios estudiamos en esta investigacin, corresponden al segundo grupo. En pocas prehispnicas, hace al menos 2000 aos, el bosque de la Depresin del Salado fue usado como lugar de asentamiento y su madera como combustible
Total de cidos grasos saturados monoinsaturados polinsaturados n-3 polinsaturado n-6 no identificados Total
Tabla 1. Resumen de cidos grasos del fruto del tala (Celtis tala).
Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado temperaturas de hasta 900 C y mantuvieron temperaturas entre 650 C y 700 C por un tiempo prolongado. La cantidad de madera empleada para una quema cuya duracin alcanz las tres horas fue de 150 kg y permiti la coccin de veinte piezas de alfarera. Observamos que el acondicionamiento de la supercie donde se efectu la quema mejor el rendimiento, se seleccion y se ahuec el lugar donde se encendi el fogn para preservarlo de la accin del viento. En la Tabla 2 se exponen las diferentes utilidades que ofrece el tala entre los grupos cazadores, recolectores y pescadores del Chaco argentino, quienes utilizan esta madera en la confeccin de utensilios por su exibilidad y resistencia (Arenas 2003). Estos grupos manufacturan diferentes artefactos con madera de tala, muchos de los cuales son utilizados en actividades vinculadas a la obtencin de recursos como frutos, pescado y lea, a la coccin de los alimentos y a la manufactura de armas como arcos, astiles, trampas, redes. Esta informacin etnogrca puede ser tomada como orientacin para explorar en la cultura material y para discutir expectativas arqueolgicas de los contextos bajo estudio. En efecto, todos los ejemplos de uso del tala mencionados en la Tabla 2, pudieron darse en los contextos arqueolgicos de la Depresin del ro Salado que indican la explotacin de recursos uviales, especialmente, aves, peces y mamferos pequeos.
253
recuperaron puntas de proyectil que fueron clasicadas como pertenecientes a un sistema tcnico con almacenamiento de energa (echa propulsada por arco). Adems la madera pudo emplearse en el armado de las estructuras de las redes. El uso de redes se inri de manera indirecta no solo por la presencia de restos seos de peces sino tambin por el hallazgo de pesas tanto de cermica como de piedra (Gonzlez 2005). Finalmente, algunos fragmentos de cermica presentan marcas de manufactura (alisado y pulido) y marcas de uso (preparacin de alimentos) producto del empleo de instrumentos de madera (Gonzlez y Frre 2006).
Antes de nalizar este acpite es importante sealar una caracterstica particular del paisaje de bosque de la Depresin del Salado, la ausencia de roca. Todas las fuentes de aprovisionamiento de roca se localizan a largas distancias. Este recurso est presente en la costa Atlntica, a 150 km de los sitios estudiados y a 250 km aproximadamente hacia el sur, en el Sistema Serrano de Tandilia. Tambin hay aoramientos en Uruguay, a una distancia semejante, pero con el Ro de la Plata como importante barrera geogrca. Las rocas de los aoramientos del Grupo Sierras Bayas y la Formacin Balcarce dentro del sistema de Tandilia son las ms representadas en el registro arqueolgico. En menor proporcin se utilizaron tambin como rea de aprovisionamiento los depsitos gravosos del Sistema Serrano de Ventania. Con menor representacin dentro de la muestra aparecen instrumentos y desechos En los sitios que estamos estudiando pudo usarse sobre rodados provenientes de la costa atlntica y de la madera de tala en distintos etapas de la cadena calizas silicicadas de aoramientos del Uruguay. Es operativa de algunos artefactos. Por ejemplo, hay evias como el traslado de las rocas es un indicador de dencias indirectas del empleo de astiles ya que se la escala en la cual Grupo Artefactos Descripcin/Funcin los grupos del Salaesptula se talla y se prepara dndole forma laminar y espatulada. Se wich do interactuaban. Las usa para revolver y se guardan ya que la emplean caractersticas particufrecuentemente asadores para la coccin, fundamentalmente de pescado. Tambin wich lares de la tecnologa pueden asar aves y mamferos toba ltica han sido presenpalo-gancho palo en cuyo extremo tiene un gancho, se prepara para el wich tadas en artculos premomento de su empleo y luego se desecha. Las mujeres toba vios (Gonzlez 2005; suelen tener uno o ms de uso permanente porque lo usan Gonzlez de Bonaveri diariamente para traer lea o para arrancar frutos arco-onda se usaban este tipo de arco para animales pequeos como las toba et al. 1998, 2009). En aves, el cuis o la iguana ellos destacamos que astiles se hacan con un tallo tierno y recto wich hubo una escasa intrampas para se trata de dos palos cruzados que se colocan donde se wich versin de trabajo en aves del mbito encuentran peces pequeos que son buscados por las aves toba el diseo de los aracutico durante la noche tefactos y postulamos redes para la preparacin de palos de redes en general y en toba particular para las redes fijas de ojos pequeos wich que las formas y los agujas es una aguja que se une a un hilo, sirve para reunir los toba diseos de la alfarera pescados obtenidos y tiene unos 20-25 cm. wich fueron un medio ms
Tabla 2. Uso de la madera de tala en grupos del Chaco argentino.
LA ALFARERA Politis (1984) se preguntaba por el papel que tuvo la incorporacin de la alfarera en la regin pampeana, particularmente en el rea Interserrana, opinando que aparentemente la introduccin de esta tecnologa no habra sido acompaada de cambios signicativos en la subsistencia. Sin embargo, sugera explorar las ventajas relacionadas al posible incremento en el almacenaje y en la preparacin de los alimentos. Varias respuestas ya pueden delinearse sobre la base de diferentes trabajos realizados en la regin pampeana y, al respecto, en este apartado nos centralizaremos en los siguientes problemas: el origen, la cronologa, los aspectos tecnolgicos y sociales y el uso de la alfarera. Con respecto al origen, solo muy recientemente se empez a discutir sobre la presencia de la alfarera en la regin pampeana ya que en general se la nombraba colateralmente como parte de los inventarios de los sitios sin darle un lugar de trascendencia en las interpretaciones de los contextos. Por qu sucedi as si la alfarera constituye uno de los tems ms abundantes del registro arqueolgico al menos en las reas Norte y del ro Salado? Una respuesta posible es que la tendencia histrica en las investigaciones pampeanas estuvo orientada a conocer el poblamiento temprano, tema estrechamente relacionado con la tecnologa ltica. El estudio de la alfarera fue habitualmente postergado, se la subestim y se pens que era una innovacin tecnolgica tarda (Austral 1971; Madrazo 1979; Politis 1984) obtenida por difusin de grupos del litoral. El modelo de Austral (1971) consideraba que la alfarera apareca en un perodo reciente (Etapa Ceramoltica) evidenciado por la presencia de cermica, puntas lticas de proyectil triangulares apedunculadas con retoque bifacial (incluso puntas de echa pequeas) y artefactos de piedra pulida. Esta propuesta de periodizacin la establece para la Pampa Hmeda y postula tres modalidades: la bonaerense norte o platense, la bonaerense central o bolivarense y la bonaerense sur o palomarense, diferenciadas por particularidades ecolgicas de los macropaisajes internos de la subregin. Madrazo (1973, 1979) sostuvo que la cermica pampeana tuvo su foco principal en el Litoral, ar-
Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado vez, los sitios de San Miguel del Monte (Los Parasos y San Genaro) y de Lobos (Techo Colorado), que participan de un mismo paisaje hacia el oeste en el curso medio del ro Salado, estn sealando abundante presencia de alfarera con caractersticas tecnolgicas semejantes a las del curso inferior. En estos sitios se han excavado supercies menores pero sin embargo la densidad de la alfarera sigue siendo alta: Techo Colorado: 47,7 tiestos/m2; Los Parasos: 33,6 tiestos/m2; San Genaro: 82,4 tiestos/m2. En estos sitios hay cermica lisa y decorada y, en estas ltimas, los diseos han sido producidos por incisin, surco rtmico y frotado con pintura roja (hematita). Los motivos registrados son lneas incisas y conjuntos decorativos complejos formado por lneas paralelas, en zig-zag, rombos, almenados entre otros motivos siempre geomtricos. Para los sitios de este ambiente lagunar proponemos la hiptesis de una mayor permanencia o que las ocupaciones fueron ms redundantes y duraderas. Otro ejemplo de altas densidades de alfarera en los sitios del Holoceno tardo se registra mucho ms al sur, en el valle inferior del ro Colorado, tambin vinculados a una subsistencia con un importante componente uvial. All se ha obtenido el primer registro para la zona de transicin ecotonal, Pampa-Patagonia, de un aprovisionamiento humano de recursos dulceacucolas (Martnez 2004; Martnez et al. 2005; Stoessel 2006). Las arcillas, una de las materias primas necesarias para elaborar cermica, estaban disponibles en una gran parte de la subregin Pampa Hmeda. Es vlido armar que su disponibilidad no fue un obstculo para la confeccin de los recipientes. En nuestro caso, en la Depresin del ro Salado, los grupos se asentaron en espacios con acceso directo a los recursos para la fabricacin de la alfarera. Pudieron actuar sin restricciones materiales ni sociales. Contaban con la posibilidad de manufacturar alfarera dada la presencia de agua, barros y, como se detall en el apartado anterior, de abundante materia prima leosa para emplear como combustible. Una de las contribuciones de nuestras investigaciones en los ltimos diez aos, se reere a los fechados por Termoluminiscencia (TL) que se han realizado aplicando el mtodo Luminiscencia pticamente Estimulada (OSL). Esta tcnica fue utilizada, por un lado, por las dicultades que existen en estos sitios de obtener muestras orgnicas para datar, por otro lado, porque estbamos interesadas en fechar los artefactos de alfarera de manera directa. Los resultados obtenidos
255
por OSL son congruentes con los de C14 (Gonzlez 2005: Tabla 6). Las tcnicas de datacin por TL y OSL se basan en la medicin de la luz emitida por los minerales, evalundose de esta forma las cargas y trampas presentes en los defectos de la red cristalina de los minerales; deduciendo de esta medida la cantidad de irradiacin recibida desde la puesta a cero del cronmetro luminiscente y as permiten obtener dataciones. Estas tcnicas fueron, en un principio, desarrolladas para datar cermicas arqueolgicas, pero actualmente se puede aplicar a un conjunto de materiales mucho ms amplio (tiles lticos, construcciones hechas con arcillas, porcelanas, etc.). La nica condicin es que la pieza que se pretende datar est compuesta, entre otros, por minerales cuya luminiscencia pueda ser medida, principalmente el cuarzo, y que hayan sido sometidos a ms de 500 C. Si bien estas tcnicas de datacin fueron una herramienta de gran importancia y utilidad en un momento de nuestros estudios, tambin es cierto que para nuestros presupuestos de investigacin resultan de alto costo. Por esta razn al contar con un laboratorio que ofrece fechar el contenido de carbn de la cermica por C14 con precios ms accesibles decidimos utilizar este mtodo. Entre las ventajas y desventajas del empleo de esta tcnica, la bibliografa seala que el principal problema para la datacin radiocarbnica de cermica es la presencia en los tiestos de distintas fuentes de carbono que corresponderan a distintas edades. Entre las fuentes de carbono pueden considerarse los atemperantes orgnicos agregados por los ceramistas, los provenientes del holln producido durante la coccin de la vasija y los restos de comida proveniente de la coccin de alimentos o del almacenamiento, as como los carbones antiguos introducidos en el contexto de enterramiento. Sin embargo, en la actualidad estas dicultades ya han sido estudiadas, se pueden reconocer y evaluar los distintos orgenes de los carbonos y su inuencia en las dataciones (Anderson et al. 2005; Hedges et al. 1992; Klic 2005). Algunos resultados de estos estudios documentan la existencia de formas de carbono de distintas edades radiocarbnicas en la alfarera y muestran que no siempre es posible aislar inequvocamente la fraccin que contiene la edad arqueolgica. Pero tambin modelos experimentales mostraron que se puede diferenciar entre contenidos orgnicos derivados de la carga agregada y los contenidos geolgicos derivados de la arcilla. Controlando estas variables, se puede obtener una datacin bastante conable.
Aspectos tecnolgicos y sociales En los procesos tcnicos intervienen, entre otros, el gesto, los objetos que actan sobre la materia y el agente con sus conocimientos y posicin social. El gesto tcnico es la unidad de accin ms pequea y se puede generar a partir de un solo gesto, por la repeticin del mismo o mediante el encadenamiento de varios de ellos que se reagrupan en secuencias. El estudio de los procesos tcnicos se reere al modo cmo las sociedades transforman los recursos del medio ambiente en productos ms o menos elaborados. En un sitio de manufactura es signicativo pensar en la participacin de diferentes actores en el manipuleo de los artefactos (Balfet 1991). Entre los artefactos recuperados en los sitios bajo estudio se encuentra una pella o masa de arcilla (La Guillerma 1) y masas sueltas ms pequeas, artefactos que sealan las primeras etapas de la secuencia de produccin. La pella es el resultado de masas del tamao de una mano que se fueron uniendo y apretando y dieron como resultado una forma casi redondeada. En algn momento estuvo sometida a coccin, aunque no podemos armar que haya sido intencionalmente. Esta pella presenta una fractura transversal que pareciera ser la unin de dos pedazos grandes de masas. Se distinguen huecos atribuidos a extracciones de porciones de la masa, empleadas luego para la fabricacin de la alfarera. Respecto a las huellas de dedos que presenta en su supercie, no se distingue direccionalidad en los dgitos y estn dispersos en la supercie de la masa. No se advierten dedos pequeos. Predominan los extremos distales de los dedos y las marcas sugieren que los alfareros mantenan sus uas largas.
Todas estas decoraciones son similares a las que aparecen en otros sitios con alfarera decorada de la regin pampeana y en la zona uvial de los ros Paran y Uruguay en ambas mrgenes. Lo destacable es que casi en su totalidad se trata de un arte geomtrico. Solamente en cuatro tiestos pudimos observar la decoracin guraSAN MIGUEL DEL MONTE tiva geomtrica. NSF-Arizona AA Los material orgnico 1539 39 sondeo 4 -23,43 Otra tcnica Parasos de la alfarera 62804 AMS decorativa fue NSF-Arizona AA loma 1 San material orgnico 1770 39 -24,21 la pintura, en Genaro de la alfarera 62805 AMS sondeo 2 su totalidad de Tabla 3. Fechados radiocarbnicos de los sitios Los Parasos y San Genaro en San Miguel del Monte.
Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado color rojo, que se coloc en forma de franjas horizontales u oblicuas con respecto al borde de los recipientes. En algunos tiestos aparecen marcas que se pueden interpretar como la intencin del artesano de individualizar quien manufactur las piezas. Con respecto a la exploracin en la secuencia operativa, los artefactos o ecofactos que intervinieron en la etapa de decoracin, hemos reconocido en la localidad arqueolgica La Guillerma, la presencia de punzones de hueso y la alta frecuencia de puntas destacadas, frecuencia que se repite tambin en los conjuntos lticos de los sitios de San Miguel del Monte y de Lobos. Estos artefactos pudieron estar vinculados a la realizacin de incisiones. Para la aplicacin del color se ha reconocido el uso de pinceles y la aplicacin del tono por la frotacin del pigmento. En el caso de la preparacin de pinturas el pigmento mineral debi ser primero molido (se encontraron artefactos de molienda con restos de pintura) y luego mezclado con algn elemento diluyente. Por ello, proponemos que algunos recipientes de cermica pudieron haber funcionado como contenedores de dicha pintura. Asimismo algunos artefactos lticos muestran en sus los restos de pintura roja con lo que quiz pudieron haber participado de la cadena operativa de preparacin o aplicacin de colorante a las vasijas. La adquisicin de los pigmentos (principalmente hematitas) fue un abastecimiento a larga distancia. El inters en su bsqueda estuvo dado por sus cualidades como materiales colorantes por lo que han sido seleccionados para luego emplearlos con frecuencia en la produccin, tanto para la mezcla en la pasta de las arcillas como para el cubrimiento de las supercies (en algunos casos para
257
impermeabilizarlas) y como acabamos de mencionar en la decoracin de los recipientes (Figura 4). Finalmente, para poder visualizar actividades de aprendizaje y los actores sociales que intervienen, tenemos como respuesta la presencia, hasta ahora en baja proporcin, de tiestos de alfarera que presentan una decoracin que sigue los diseos caractersticos de estas colecciones donde los trazos muestran falta de seguridad, equvocos en el trazado de las lneas y/o en la del espacio del soporte si bien las pastas con las que fueron elaborados son similares al resto del conjunto.
El uso de la alfarera para compartir el alimento En este apartado trataremos de delinear otras preguntas sobre la incidencia que pudo haber tenido la adopcin de la alfarera en los grupos pampeanos. Entre otras cul fue la dimensin del cambio que trajo aparejada la invencin de la alfarera y si esta innovacin tuvo relacin solamente con la subsistencia. Recientemente en un actualizado trabajo de sntesis de Martnez y Gutirrez (2004) sobre las tendencias de explotacin de la fauna en la regin pampeana se seala la existencia para el Holoceno tardo de economas areales de diversicacin e intensicacin en la explotacin de los recursos unida a cambios tecnolgicos y sociales importantes. Particularmente para el rea del Ro Salado la presencia de 16 gneros de especies explotadas indican un uso ms intensivo de fauna de tamao pequeo y una diferenciacin interna entre la costa (Aldazbal 1991; Aldazbal et al. 2004, Eugenio y Pardias 1991) y el interior de la Depresin del Salado. Un aporte que queremos agregar en este artculo es cmo las presas fueron preparadas en los recipientes de alfarera. Ya en el estudio del comportamiento humano inicial est presente el concepto de compartir el alimento y de cmo esta actitud de cooperacin permiti, entre otros procesos, el desarrollo de la sociabilidad. Los estudios etnogrcos marcan la importancia del hombre cazador y del estatus que adquiere al compartir el alimento que obtuvo (Barnard 2001; Wiessner 1996).
Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado portamiento de recipientes que tienen distintas formas y acabados de supercie, realizamos extracciones de muestras de otros tiestos. En una primera etapa se analizaron 10 tiestos de alfarera arqueolgica: 5 fragmentos de cuerpo, 4 fragmentos de borde y 1 fragmento de cuello; adems 2 pigmentos y 2 muestras extradas de una vasija experimental (Gonzlez de Bonaveri y Frre 2002). Para la segunda y tercera etapa, cuyos recientes resultados presentamos en este trabajo, se analizaron 15 tiestos: 4 fragmentos de borde liso, 1 fragmento de cuerpo con una lnea incisa en la cara interna, 1 fragmento de borde alisado con restos adheridos en cara externa e interna, 1 fragmento de borde con incisiones en el sector superior, hoyuelos en cara externa y pintura en cara interna, 5 bordes decorados y 3 fragmentos de cuerpo liso (Gonzlez de Bonaveri et al. 2007; Gonzlez de Bonaveri y Frre 2004). La mayora de las muestras analizadas presenta cidos saturados de 16 y 18 tomos de carbono, palmtico y esterico, respectivamente y, en menor proporcin, el mirstico con 14 tomos de carbono y el oleico (18:1) que es un cido graso insaturado. La combinacin de estos cidos es esperable ya que son los ms frecuentes de las grasas de animales y vegetales aunque en los ltimos hay mayor proporcin de insaturados. Los porcentajes altos de cido palmtico en relacin con el esterico indican el uso de los recipientes para el consumo de animales herbvoros terrestres de tamao pequeo, podra tratarse de la coccin del coipo. Esto lo armamos, primero porque sus restos son los ms numerosos en la arqueofauna y segundo porque en los herbvoros de tamao grande la relacin entre el cido esterico (18) y el palmtico (16) es diferente. Finalmente, la preparacin de carne se rea rma con la presencia de colesterol en algunas de las vasijas estudiadas. Otro de los recursos presentes en el registro arqueolgico son los restos de peces. Los peces de agua dul-
259
ce, y particularmente los de la cuenca del ro de la Plata, tienen un valor muy constante de cidos grasos saturados constituido principalmente por el cido palmtico y por el esterico y tambin estn presentes los cidos grasos de cadenas largas de las series n-3 y n-6 (Brenner y Bernasconi 1997). Algunos de esos cidos de cadenas largas que son menos estables estn presentes en bajos porcentajes en las muestras que realizamos. Este hecho indica, por un lado, que existe buena preservacin de los cidos en las paredes de las vasijas y, por otro lado, nos permite plantear la coccin, el almacenamiento y/o el consumo de peces o sus derivados en algunos de esos recipientes. Las muestras con acabado de supercie alisado, con o sin pintura o con motivos geomtricos incisos no indican diferencias estadsticamente signicativas entre los valores de los cidos grasos encontrados lo que permitira suponer un uso indistinto de estas vasijas para la preparacin de los alimentos. Pero s se puede mencionar una diferencia con respecto al fragmento inciso gurativo analizado (Figura 5, derecha) es que registra escasa presencia de cidos grasos. Esto podra llevar a plantearnos la posibilidad de un uso diferente de algunos recipientes que fueron decorados con motivos singulares con respecto al resto. En los estudios de cidos grasos realizados sobre 2 muestras de tiestos corrugados observamos que uno de ellos mantiene proporciones de valores similares a las muestras no corrugadas. En cambio el otro ejemplo de corrugado est mostrando diferencias en su caracterizacin tentativa ya que es escasa la presencia de
DISCUSIN El paisaje de la cuenca media e inferior del ro Salado es un escenario en el cual grupos cazadoresrecolectores-pescadores se asentaron durante casi 2000 aos construyendo un paisaje particular en donde la gente interactuaba, adquira y transmita conocimientos, extenda vnculos sociales y desarrollaba redes amplias de comunicacin. En este trabajo hemos brindado datos an preliminares que permiten comenzar a comprender la importancia del aprovechamiento de las especies vegetales tanto en la tecnologa como en
Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado la dieta. Por un lado, el bosque de tala pudo utilizarse no solo como refugio o proteccin contra el viento, la lluvia o el sol sino tambin como materia prima para la confeccin de artefactos, como planta tintrea y sus frutos como alimentos. Por otro lado, los datos antracolgicos nos permiten armar que el tala junto con otras especies como el Schinus sp. (molle e incienso) -arbusto asociado al bosque de tala- y el Salix sp. (sauce) fueron utilizados como combustible. A su vez, los fragmentos de alfarera estudiados mediante los anlisis de cromatografa de gases y espectrometra de masa sealan que las vasijas fueron utilizadas para cocinar, contener o almacenar productos diversos. Si bien en algunos de estos recipientes se prepararon comidas cuyo ingrediente bsico fue la carne, en otros se almacenaron recursos vegetales o algn tipo de aceite (posiblemente de pescado o vegetal). Austral (1971) sostuvo en su modelo que el uso de la alfarera no parece haber sido acompaado por cambios fundamentales en el carcter cultural precedente, mientras que, como ya dijimos, Politis (1984) para el rea Interserrana opinaba que se debera estudiar el posible incremento que esta tecnologa produjo en el almacenaje y en la preparacin de los alimentos. Una revisin de varios de los datos presentados aqu seala diferentes e importantes cambios en la organizacin social de los cazadores-recolectores pampeanos durante el Holoceno tardo. El contexto analizado en este trabajo sealara que la intensicacin y la complejidad ya estaban instalados en la Depresin del ro Salado en los inicios de la era, a diferencia del rea Interserrana en donde este proceso comienza a darse unos mil aos antes (Messineo y Politis 2006; Politis et al. 2001). Las implicancias arqueolgicas de la intensicacin que tratamos en este trabajo son, entre otras, las redes amplias de traslados de materiales lticos y bienes suntuarios manufacturados con minerales que se encuentran a largas distancias, permanencias ms prolongadas en los asentamientos, la abundancia de la alfarera, la calidad de su confeccin, la diversidad de su morfologa y de su decoracin. El nmero de recipientes de alfarera y las formas y tamaos recuperados sugieren una elaboracin y almacenaje de alimentos cuya escala podra no ser necesariamente domstica y emplearse en un contexto social ms amplio. Adems, estos alimentos preparados con recursos locales pudieron ser parte del intercambio el cual involucra dar pero tambin recibir, por ejemplo aquellos alimentos no disponibles en el rea. Precisamente Salemme (1987) postul para el sitio Ro Lujn
261
el intercambio de ciertos recursos alimenticios, como el guanaco, que para este momento del Holoceno tardo se encontraba en proceso de retraccin en el rea norte de la provincia de Buenos Aires. Tambin otros autores (Politis 2005; Politis y Pedrotta 2006) opinan que los escasos restos de guanaco que se encuentran en sitios del rea noreste de la provincia de Buenos Aires y en la Depresin del Salado habran llegado a los campamentos con los cueros que podran provenir de lugares distantes. Si bien es cierto que la alfarera fue frecuentemente empleada para facilitar la produccin de alimentos y bebidas que fueran cualitativamente y/o cuantitativamente diferentes de aquellos disponibles para las sociedades sin alfarera, es tambin importante reconocer que la cermica en s misma -an en la ausencia de benecios para la subsistencia- tena cualidades que aumentaban su valor en los contextos sociales y variaba independientemente de esos benecios (Hayden 1996). La reestructuracin de la organizacin social signic, entre otras cosas, una mayor competencia para la preparacin de productos alimenticios ms elaborados con respecto a cmo se preparaban los alimentos en sociedades sin cermica. A su vez algunos miembros del grupo invertan regularmente ms energa en la preparacin de la comida. Ellos seran convocados, probablemente, cuando se requiriera una preparacin especial. Todas estas reexiones intentan sintetizar el papel de la cocina o de las comidas al cual numerosos autores asignaron como un intento de la bsqueda de estatus (Wiessner 1996). Con respecto a la cuidadosa manufactura de las alfareras y a la presencia de diferentes actores confeccionndolas, se puede mencionar que algunas piezas muestran marcas que remiten a un cuo/signo realizado por el alfarero. Como menciona Rice (1987): Las identidades individuales de los fabricantes pueden algunas veces estar denidas cuando han rmado sus artesanas o mercaderas-moldes o vasijas ya terminadas- tanto con su nombre o con el del taller al que pertenecen...o hacer marcas que se distingan en las mismas (Rice 1987: 182-183). Estas marcas antrpicas fueron observadas en algunos fragmentos y, junto con la abundancia, la homogeneidad de las pastas y la variabilidad decorativa, apoyan la hiptesis de la presencia de ceramistas, que dedican ms tiempo y trabajo para la manufactura (Gonzlez 2005:201). Adems, los alfareros pudieron estar produciendo otro tipo de artefactos, acaso de aplicacin no utilitaria, como podra ser un pequeo pie apndice de gurina
REFERENCIAS CITADAS
Aldazbal, V. 1991 Arqueologa de la costa central de la provincia de Buenos Aires. Comparaciones con reas vecinas. Boletn del Centro 3: 96-104. Aldazbal, V., N. Weiler y E. Eugenio 2004 Una perspectiva geoarqueolgica para comprender la ocupacin humana en la costa central de la provincia de Buenos Aires. Intersecciones en Antropologa 5: 19-38. Ameghino, F. 1943 La antigedad del Hombre en el Plata. 2 tomos. Intermundo, Buenos Aires. Anderson, A., J. Chappell, G. Clark y S. Phear 2005 Comparative Radiocarbon Dating of Lignite, Pottery and Charcoal Samples from Babeldaob Island, Republic Of Palau. Radiocarbon 47 (1): 1-9. Arenas, P. 2003 Etnografa y Alimentacin entre los Tobaachilamole y Wich-Lhukutas del Chaco Central (Argentina). Edicin del autor, Buenos Aires. Austral, A. G. 1971 El yacimiento arqueolgico Vallejo en el noroeste de la provincia de La Pampa. Contribucin a la sistematizacin de la prehistoria y arqueologa de la regin pampeana. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropologa V (2): 49-152 Balfet, H. 1991 Des chanes opratoires pour quoi faire? En Observer laction technique. Des chanes opratoires pour quoi faire?, editado por H. Balfet, pp. 11-19. CNRS, Pars. Barnard, A. 2001 Los pueblos cazadores recolectores. Tres conferencias dictadas en Argentina. Fundacin Navarro Viola, Buenos Aires.
263
pp. 31-40. Universidad Nacional de Mar del Plata, Sociedad Argentina de Antropologa, Buenos Aires. 2004 Analysis of Potsherd Residues and Vessel Use in Hunter-Gatherer-Fisher Groups (Pampean Region, Argentina). Acts of the XIVth UISPP Congress, University of Lige, pp 27-35. British Archaeological Reports 1270, Oxford. 2006 Sitios prehispnicos de manufactura de alfarera (Regin Pampeana, Argentina). Trabajo presentado en el 52 Congreso Internacional de Americanistas, Sevilla. MS. Gonzlez de Bonaveri, M. I., M. Salemme y M. M. Frre 1997 El coipo o nutria (Myocastor coypus bonariensis) como recurso en la economa de cazadores recolectores pampeanos. En Arqueologa Pampeana en la dcada de los 90, editado por M. Bern y G. G. Politis, pp. 201-212. Museo Municipal de Historia Natural de San Rafael e INCUAPA, San Rafael. Gonzlez de Bonaveri, M. I., M. M. Frre, C. Bayn y N. Flegenheimer 1998 La organizacin de la tecnologa ltica en la cuenca del Salado (Buenos Aires, Argentina). Arqueologa 8: 57-76. Gonzlez de Bonaveri, M. I., M. M. Frre y P. Sol 2000 Petrografa de cermicas arqueolgicas de la cuenca del ro Salado, provincia de Buenos Aires. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropologa XXV: 207-226. Gonzlez de Bonaveri, M. I., M. M. Frre y P. Escosteguy 2007 El Sitio San Ramn 7, curso inferior del ro Salado, provincia de Buenos Aires. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropologa XXXI: 187-199. Gonzlez, M. I., M. M. Frre y M. Vigna 2009 Distribucin del material ltico en la cuenca del ro Salado, provincia de Buenos Aires (Argentina). En La arqueologa como profesin: los primeros 30 aos. XI Congreso Nacional de Arqueologa Uruguaya, compilado por L. Beovide, C. Erchini y G. Figueiro, pp. 155-168. Asociacin Uruguaya de Arqueologa, Montevideo. Hayden, B. 1996 Feasting in prehistoric and traditional societies. En Food and the Status Quest. An Interdisciplinary Perspective, editado por P. Wiessner y W. Schiefenhvel, pp. 127-148. Berghahn Books, Oxford. Hedges, R. E. M, CH. Tieme y R. A. Housley 1992 Results And Methods In The Radiocarbon Dating Of Pottery. Radiocarbon 34 (3): 906-915. Hoopes, J. W. y W. K. Barnett 1995 The Shape of Early Pottery Studies. En The Emergence of Pottery Technology and Innovation in Ancient Societies, editado por W. K. Barnett y J. W. Hoopes, pp. 1-7. Smithsonian Institution, Washington.
265
Wiessner, P. 1996 Introduction: food, status, culture, and nature. En Food and the Status Quest. An Interdisciplinary Perspective, editado por P. Wiessner y W. Schiefenhvel, pp. 1-18. Berghahn Books, Oxford. Zrate, M., M. I. Gonzlez de Bonaveri, N. Flegenheimer y C. Bayn 2000-2002 Sitios arqueolgicos someros: el concepto de sitio en estratigrafa y sitio de supercie. Cuadernos del Instituto Nacional de Antropologa y Pensamiento Latinoamericano 19: 635-653.