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VV - Arqueología Del Río Salado

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Talares y paisaje fluvial bonaerense: arqueologa del ro Salado


M. Isabel Gonzlez y M. Magdalena Frre
Recibido 22 de Octubre 2008. Aceptado 03 de Febrero 2009

RESUMEN Este trabajo plantea que a pesar de la escasa importancia dada tradicionalmente al bosque de tala, ste constituy uno de los recursos que enriqueci la biodiversidad del paisaje bonaerense. Los montes de tala estuvieron, desde los primeros momentos de la ocupacin colonial, muy ligados al desenvolvimiento de la vida cotidiana y fueron motivo de cuidado y valoracin. Ya desde 1667 las actas del Cabildo declaran a estos montes silvestres como comunes a todos los vecinos. En pocas prehispnicas, hace al menos 2000 aos, el bosque de la Depresin del Salado fue usado como lugar de asentamiento y su madera como combustible ya que estudios antracolgicos de algunos carbones recuperados en los sitios arqueolgicos correspondan a madera de este rbol. Tambin se reconocieron carbones vegetales de molle (Schinus sp.) y sauce (Salix sp.). En este trabajo se brinda informacin que permite comenzar a comprender la importancia del aprovechamiento de estas especies vegetales tanto en la tecnologa como en la dieta. Finalmente se discute la vinculacin de estos bosques con la presencia de distintos actores sociales, la produccin de cermica y la obtencin de recursos uviales. Palabras clave: rea del ro Salado; Bosque de tala; Recursos uviales; Alfarera; Actores sociales.

ABSTRACT TALA TREES AND THE FLUVIAL LANDSCAPE OF BUENOS AIRES PROVINCE: ARCHAEOLOGY OF THE RO SALADO. This paper suggests that Celtis tala was one of the resources that enriched the biodiversity of the province of Buenos Aires landscape, even though the tala forest was not considered important traditionally. Tala woodlands were strongly linked to the development of daily life since the initial moments of Spanish colonization, and they were cared for and valued. As early as 1667 the Cabildo records already declare this wild forest as held in common by all inhabitants. In pre-Hispanic times, approximately 2000 years ago, settlements were established in the forest of the Salado Basin and its wood was used for fuel. Results of anthracological studies from charcoal recovered in archaeological sites indicate it originated as tala wood. Charcoal from molle (Schinus sp.) and willow (Salix sp.) were also recognized. This paper provides information that enables the importance of this plant species in technology and in human diet to begin to be understood. Finally, the link found between these woodlands and different social actors, as well as to ceramic production and the procurement of river resources, is discussed. Keywords: Ro Salado area; Tala woods; River resources; Ceramic; Social actors.

Mara I. Gonzlez. Instituto de Arqueologa, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires. 25 de Mayo 217 (C1002ABE) Ciudad Autnoma de Buenos Aires. E-mail: igonzale@filo.uba.ar M. Magdalena Frre. Instituto de Arqueologa, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires. 25 de Mayo 217 (C1002ABE) Ciudad Autnoma de Buenos Aires. E-mail: magdafrere@hotmail.com
Intersecciones en Antropologa 10: 249-265. 2009. ISSN 1666-2105 Copyright Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina

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INTRODUCCIN
Aqu [en la provincia de Buenos Aires] como en casi todas las partes de Amrica, el arte de trabajar tiestos de barro haba llegado a un grado de perfeccin que jams alcanzaron los hombres de la edad de piedra en Europa (F. Ameghino 1943: 195).

arqueolgicas mayores como lo haba propuesto Politis (1984). Los resultados de la tesis doctoral de una de las autoras (Gonzlez 2005) han demostrado ampliamente que otro tipo de subsistencia fue la que permiti a grupos numerosos, a travs de diferentes estrategias econmicas y sociales, provocar una modi cacin del paisaje del ro Salado a lo largo de ms de mil aos. La investigacin arqueolgica en el curso medio e inferior del ro Salado logr establecer un modelo de poblamiento en el Holoceno tardo basado en los trabajos llevados a cabo en la localidad arqueolgica La Guillerma en el partido de Chascoms. Paralelamente se desarrollaron estudios en otros puntos en la cuenca del ro Salado que mencionamos de oeste a este: Techo Colorado (partido de Lobos); Los Parasos, Los Cerrillos, San Genaro y la coleccin de Laguna Las Flores Grande (partido San Miguel del Monte); El Zorzal 1 y 3, La Postrera, Vitel, La Tablilla, Sapucay, Loma Olariaga, Laguna El Once y San Ramn (partido de Chascoms). Los trabajos de campo se efectuaron teniendo en cuenta la presencia de zonas altas, no inundables y la existencia de vegetacin autctona la cual pudo ser usada como reparo. La tcnica empleada para el procesamiento e integracin de la informacin fue a partir de la utilizacin de un Sistema de Informacin Geogrca. La cartografa bsica utilizada para encarar la investigacin es la generada por el Instituto Geogrco Militar (IGM) a escala 1:250.000 en Coordenadas Geogrcas, Sistema de Referencia Posgar. Sobre la misma se incorpor toda la informacin capturada en el trabajo de campo con el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) (Figura 1).

Muchos cambios se sucedieron en la arqueologa de la Depresin del ro Salado desde que en la dcada de 1970 Madrazo (1979) la considerara como un territorio sin poblacin prehispnica. Su enfoque, desde un marco ecolgico, sostena que en poca anterior a la conquista, el ro Salado dibuj muy vagamente la frontera entre dos modalidades culturales. Este lmite estuvo constituido por una faja de territorio de casi 200 km de ancho comprendido aproximadamente entre el ro Salado y el sistema Serrano de Tandilia. Al norte y al sur de esa faja divisoria podemos vislumbrar la localizacin geogrca de dos formas distintas de aprovechamiento del medio natural y de dos formas de manifestaciones culturales emparentadas pero con rasgos propios, ambas basadas en la caza a larga distancia con boleadora (Madrazo 1979). Sin embargo Politis (1984) reconoca que era necesario realizar investigaciones arqueolgicas en esta rea y diferenciaba dos unidades espaciales: la del Norte, adonde habran llegado desde el Litoral las innovaciones culturales ms signicativas del Holoceno tardo: la alfarera y mucho ms tarde y de manera marginal, la horticultura; y el rea del Sur, de los cazadores de guanacos de las sierras y las llanuras pampeanas (Politis 1984). Decididamente la Depresin del Salado recogi un nombre en lengua inglesa, rea buffer, nombre que empez lentamente a desaparecer a nes de la dcada de 1980. En la actualidad se considera a la Depresin del ro Salado como un espacio que estuvo ocupado con una densidad de poblacin similar a la de sus reas vecinas durante el Holoceno tardo (Bern y Politis 1997; Politis 2005) y se rechaza la interpretacin de que habra funcionado como un buffer entre dos reas

Figura 1. Mapa con la localizacin de los sitios.

Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado Los fechados radiocarbnicos obtenidos hasta el momento para algunos de los sitios que acabamos de mencionar han permitido ubicar cronolgicamente con cierta precisin a los sitios investigados. La mayora de los fechados han sido previamente publicados y discutidos (Gonzlez de Bonaveri 2002), pero los de los sitios Los Parasos y San Genaro estn inditos. Un tema crtico en nuestra investigacin, en cuanto al espacio donde se ubican estos sitios, es el estudio referido a la presencia de montes de tala y sus especies asociadas. Dicha indagacin tiene como objetivo poder evaluar la potencialidad de este recurso y tratar de interpretar cmo los cazadores recolectores hace 2000 aos utilizaron, modicaron y comprendieron estos lugares boscosos.

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ya que estudios antracolgicos de algunos carbones recuperados en los sitios de la localidad La Guillerma correspondan a madera de este rbol. En una ampliacin reciente de estos estudios tambin se reconocieron carbones vegetales de tala y de Schinus sp. y Salix sp. (B. Marconetto, comunicacin personal 2005). En particular el tala en la zona uvial bonaerense fue considerado como un elemento clave para los grupos asentados en esas localidades (Paez et al. 1999). Asimismo, los estudios antracolgicos realizados en el sitio El Abra de Tandilia (Brea et al. 2001) tambin determinaron que, entre otras especies, algunos carbones eran de tala (Celtis sp.). Mientras que en el rea Interserrana, Martnez (2006) menciona para el sitio Paso Otero 5 la presencia de tolitos de tala en un bloque de huesos quemados. Con la llegada de los europeos a la regin del Ro de la Plata estos bosques sufrieron paulatinamente un deterioro, perdiendo as densidad y extensin. La necesidad de lea y madera se supli con la poda y destruccin de los talares. Ya Falkner (1911 [1774]), para nes del siglo XVIII, observ bosques de tala sobre el ro Salado en la zona que corresponde a La Postrera1 y Guerrero: la parte inmediata a las aguadas en la banda austral del ro de la Plata est llena de bosque que sirve para lea (Falkner 1911 [1774]: 58). Agrega que al sur del pueblo de la Concepcin est el cerro de las vboras, y all se divisan dos bosques casi redondos muy tupidos, separados por un espacio. Unas cuantas leguas al sur est el Monte del Tordillo que consta de muchas islas de monte de mayores o menores extensiones, todas ellas situadas sobre lomas rodeadas por depresiones; los rboles son los mismos que se ven en los bosques del Saladillo (Falkner 1911 [1774]: 68). Ms tarde, este espacio fue explotado intensamente por la actividad agrcola y ganadera del siglo XIX, y durante los ltimos aos del siglo XIX y principios del XX el tala fue muy utilizado como combustible para los ferrocarriles. Adems se ha talado de manera indiscriminada a n de redestinar el espacio a la agricultura intensiva.2 Estos procesos provocaron una reduccin notable de los montes, tal es as que actualmente subsisten en manchones cada vez ms pequeos, degradados y poco conservados (Vervoorst 1967). El tala es un recurso potencial que tiene mltiples aprovechamientos. Es un rbol tortuoso, de 3 a 8 m de altura, con grueso tronco de hasta 60 cm de dimetro, de corteza delgada, un tanto agrietada, de madera dura pero exible. Las ramas basales se acodan y, apoya-

EL BOSQUE DE TALA EN LA CUENCA DEL RO SALADO El bosque de tala est conformado por talas (Celtis tala) asociados con otras especies arbreas como coronillo ( Scutia buxifolia ), sombra de toro ( Jodina rhombifolia), duraznillo negro (Cestrum parquii), molle (Schinus longifolius), sauco (Sambucus australis) y brusquilla (Colletia spinosissima). Los montes de tala se ubican en lomadas no inundables, proporcionan en la poca estival sombra y durante el invierno dejan ltrar la luz solar. Desde el punto de vista ecolgico los bosques que ha reconocido Parodi (1940a, 1940b) ocupaban el norte y noreste de la provincia de Buenos Aires, llegando hasta el ro Salado, y los clasic como: a) talares que crecen en barrancas y supercies accidentadas cuyos suelos poseen generalmente conglomerados de tosca que aora (San Nicols, Campana, Otamendi, Pacheco, Baado de Flores); b) talares en suelo compacto ondulado, cubierto de gramneas, el subsuelo contiene tosca (Victoria, Martn Coronado, Lobos, laguna del Monte, Santa Catalina y otros); c) talares que crecen en mdanos muertos, cuyo suelo vegetal es muy delgado y frgil (Pipinas, Monte Veloz, Juancho) y d) talares que habitan sobre espesos depsitos de conchillas de origen marino (La Plata, Punta Indio y otros) (Parodi 1940a, 1940b). Los talares del ro Salado, ambiente en el cual se han asentado los grupos cuyos vestigios estudiamos en esta investigacin, corresponden al segundo grupo. En pocas prehispnicas, hace al menos 2000 aos, el bosque de la Depresin del Salado fue usado como lugar de asentamiento y su madera como combustible

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das en el suelo, arraigan y originan nuevos vstagos. La copa es globosa y bastante densa, las espinas que posee en cada rama pueden llegar a medir cinco milmetros. Brota desde nes de agosto y principios de septiembre y orece simultneamente con la aparicin de las primeras hojas (Parodi 1940a: 35). Es un rbol ampliamente mencionado en el folklore de la pampa bonaerense. En la medicina popular se menciona que su corteza tomada en pequeas cantidades es buena para abrir el apetito y este lquido sirve a su vez para desinfectar heridas. Adems con las hojas se prepara un t que se emplea contra los resfros y las indigestiones (Saubidet 1948). El tala provee pequeos frutos comestibles bien perceptibles que maduran a nes del verano, la recoleccin se realiza entre los meses de marzo y abril aunque los frutos suelen permanecer en la planta hasta julio-agosto. Este pequeo fruto tiene una pulpa carnosa y dulce, son comidos por los pjaros y por las personas (J. Durn, comunicacin personal 1989).3 A su vez, Arenas (2003) compara a los frutos del tala (Celtis sp.) con las golosinas que se comen por su sabor dulce, observa que los wichi, grupo indgena del Chaco salteo, los saborean andando por el monte. A partir de estas informaciones decidimos incorporar el fruto del tala en nuestro programa de estudios de recursos actuales a travs del empleo de cromatografa gaseosa (Gonzlez de Bonaveri et al. 2007). Nuestra pregunta era indagar acerca de las propiedades de este fruto y su incidencia en la dieta. Se realizaron anlisis del fruto completo (con carozo) que dio como resultado la presencia de un porcentaje muy alto, supera el 70%, de cido linoleico (C18:2) que es propio de los vegetales. Los porcentajes de los cidos saturados son bajos as como los de los cidos monoinsaturados (Tabla 1), esta composicin de lpidos constituira una buena fuente alimenticia. Otra observacin que pudimos documentar en nuestros trabajos de campo acerca del uso actual y ocasional de las ramas de tala durante el perodo invernal es la escena que presentamos en la Figura 2 donde pueden distinguirse cueros de coipo procesados, luego de un evento de caza, colgados para secarse. Adems la copa del tala puede ser utilizada por el pato barcino (Anas avirostris) para anidar ya que es un ave acutica que pone sus huevos en un rbol lejos del agua (Erize 1997). Las races, que son leosas y tintreas, habitualmente superciales y muy largas, pueden ser empleadas como materia prima para pinturas ya que permiten obtener un tinte rojizo. La madera debi intervenir tanto en la cadena operativa de la alfarera (coccin y decoracin) como en la preparacin de fuego para la elaboracin de comidas y tambin en la calefaccin de los pobladores. Con respecto al primer uso, realizamos experimentacin de coccin de vasijas de cermica empleando madera de tala que tuvo entre otros objetivos evaluar el potencial calrico de este combustible. Los fogones a cielo abierto alcanzaron

Total de cidos grasos saturados monoinsaturados polinsaturados n-3 polinsaturado n-6 no identificados Total

Porcentajes 16,3 6,7 1,8 73,5 1,6 100


Figura 2. Ramas de un rbol de tala (Celtis tala) usadas para colgar cueros de coipo (nutria) y desmonte de rboles en La Postrera en el ao 2004.

Tabla 1. Resumen de cidos grasos del fruto del tala (Celtis tala).

Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado temperaturas de hasta 900 C y mantuvieron temperaturas entre 650 C y 700 C por un tiempo prolongado. La cantidad de madera empleada para una quema cuya duracin alcanz las tres horas fue de 150 kg y permiti la coccin de veinte piezas de alfarera. Observamos que el acondicionamiento de la supercie donde se efectu la quema mejor el rendimiento, se seleccion y se ahuec el lugar donde se encendi el fogn para preservarlo de la accin del viento. En la Tabla 2 se exponen las diferentes utilidades que ofrece el tala entre los grupos cazadores, recolectores y pescadores del Chaco argentino, quienes utilizan esta madera en la confeccin de utensilios por su exibilidad y resistencia (Arenas 2003). Estos grupos manufacturan diferentes artefactos con madera de tala, muchos de los cuales son utilizados en actividades vinculadas a la obtencin de recursos como frutos, pescado y lea, a la coccin de los alimentos y a la manufactura de armas como arcos, astiles, trampas, redes. Esta informacin etnogrca puede ser tomada como orientacin para explorar en la cultura material y para discutir expectativas arqueolgicas de los contextos bajo estudio. En efecto, todos los ejemplos de uso del tala mencionados en la Tabla 2, pudieron darse en los contextos arqueolgicos de la Depresin del ro Salado que indican la explotacin de recursos uviales, especialmente, aves, peces y mamferos pequeos.

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recuperaron puntas de proyectil que fueron clasicadas como pertenecientes a un sistema tcnico con almacenamiento de energa (echa propulsada por arco). Adems la madera pudo emplearse en el armado de las estructuras de las redes. El uso de redes se inri de manera indirecta no solo por la presencia de restos seos de peces sino tambin por el hallazgo de pesas tanto de cermica como de piedra (Gonzlez 2005). Finalmente, algunos fragmentos de cermica presentan marcas de manufactura (alisado y pulido) y marcas de uso (preparacin de alimentos) producto del empleo de instrumentos de madera (Gonzlez y Frre 2006).

Antes de nalizar este acpite es importante sealar una caracterstica particular del paisaje de bosque de la Depresin del Salado, la ausencia de roca. Todas las fuentes de aprovisionamiento de roca se localizan a largas distancias. Este recurso est presente en la costa Atlntica, a 150 km de los sitios estudiados y a 250 km aproximadamente hacia el sur, en el Sistema Serrano de Tandilia. Tambin hay aoramientos en Uruguay, a una distancia semejante, pero con el Ro de la Plata como importante barrera geogrca. Las rocas de los aoramientos del Grupo Sierras Bayas y la Formacin Balcarce dentro del sistema de Tandilia son las ms representadas en el registro arqueolgico. En menor proporcin se utilizaron tambin como rea de aprovisionamiento los depsitos gravosos del Sistema Serrano de Ventania. Con menor representacin dentro de la muestra aparecen instrumentos y desechos En los sitios que estamos estudiando pudo usarse sobre rodados provenientes de la costa atlntica y de la madera de tala en distintos etapas de la cadena calizas silicicadas de aoramientos del Uruguay. Es operativa de algunos artefactos. Por ejemplo, hay evias como el traslado de las rocas es un indicador de dencias indirectas del empleo de astiles ya que se la escala en la cual Grupo Artefactos Descripcin/Funcin los grupos del Salaesptula se talla y se prepara dndole forma laminar y espatulada. Se wich do interactuaban. Las usa para revolver y se guardan ya que la emplean caractersticas particufrecuentemente asadores para la coccin, fundamentalmente de pescado. Tambin wich lares de la tecnologa pueden asar aves y mamferos toba ltica han sido presenpalo-gancho palo en cuyo extremo tiene un gancho, se prepara para el wich tadas en artculos premomento de su empleo y luego se desecha. Las mujeres toba vios (Gonzlez 2005; suelen tener uno o ms de uso permanente porque lo usan Gonzlez de Bonaveri diariamente para traer lea o para arrancar frutos arco-onda se usaban este tipo de arco para animales pequeos como las toba et al. 1998, 2009). En aves, el cuis o la iguana ellos destacamos que astiles se hacan con un tallo tierno y recto wich hubo una escasa intrampas para se trata de dos palos cruzados que se colocan donde se wich versin de trabajo en aves del mbito encuentran peces pequeos que son buscados por las aves toba el diseo de los aracutico durante la noche tefactos y postulamos redes para la preparacin de palos de redes en general y en toba particular para las redes fijas de ojos pequeos wich que las formas y los agujas es una aguja que se une a un hilo, sirve para reunir los toba diseos de la alfarera pescados obtenidos y tiene unos 20-25 cm. wich fueron un medio ms
Tabla 2. Uso de la madera de tala en grupos del Chaco argentino.

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apropiado que el instrumental ltico para la transmisin de informacin social, tema que trataremos en los prximos prrafos. mando que la dispersin de norte a sur no se produjo a travs de las lagunas bonaerenses situadas entre el ro Salado y Tandilia ya que en ellas prcticamente no se encuentra alfarera. En su opinin se dispers a lo largo de los mdanos de la Pampa Seca donde abundaba el agua dulce a pocos centmetros de profundidad bajo la arena o formando incluso pequeos espejos en los mdanos huecos. Adems seal que la alfarera sera un indicador de la mayor o la menor permanencia de los grupos en un territorio, armando que evidentemente no aparece en los lugares que han sido de trnsito aunque se trate de sitios tardos. Una sntesis ms reciente del problema del origen, adopcin y cronologa de la tecnologa alfarera en la regin pampeana se encuentra en Politis et al. (2001). En esta sntesis se discute acerca de las condiciones sociales y econmicas que acompaaron a la propagacin de esta tecnologa. En nuestra opinin, la alfarera en la regin pampeana estuvo siempre vinculada a grupos cazadoresrecolectores con distintos grados de movilidad. Si bien no podemos conectar esta innovacin tecnolgica con el sedentarismo o con el desarrollo de organizaciones socio-polticas ms complejas, la confeccin de cermica en el Salado s estuvo asociada con asentamientos utilizados por perodos prolongados y ocupados reiteradamente en distintos momentos, as como con sociedades que muestran indicadores de intensicacin. El papel de la alfarera entre los cazadores-recolectores pampeanos puede estudiarse a travs de la abundancia de estos restos en los contextos arqueolgicos. Al comienzo del Holoceno tardo (ca. 3000 aos AP) el uso de esta innovacin tecnolgica entre los cazadores-recolectores de la subregin Pampa Hmeda fue escaso. En el rea Interserrana bonaerense y serrana de Tandilia y Ventania los sitios de este perodo tienen muy poca alfarera, la variedad de motivos es menor y no se han hallado indicios de produccin local (Mazzanti y Porto Lpez 2007; Politis 2005). Hacia ca. 1700 aos AP, hay indicios de manufactura de cermica en lugares particulares del rea Norte y de la Depresin del ro Salado, con la presencia de una alta cantidad y calidad de alfarera que se repite en todos los sitios estudiados. Al relacionar la supercie excavada con la presencia de restos de cermica, se observan importantes diferencias en comparacin a otros sitios de la regin pampeana. Por ejemplo tomados en conjunto, los sitios de la localidad La Guillerma indican sobre una supercie excavada que totaliza 64 m2 una presencia de 27.908 tiestos de alfarera. A su

LA ALFARERA Politis (1984) se preguntaba por el papel que tuvo la incorporacin de la alfarera en la regin pampeana, particularmente en el rea Interserrana, opinando que aparentemente la introduccin de esta tecnologa no habra sido acompaada de cambios signicativos en la subsistencia. Sin embargo, sugera explorar las ventajas relacionadas al posible incremento en el almacenaje y en la preparacin de los alimentos. Varias respuestas ya pueden delinearse sobre la base de diferentes trabajos realizados en la regin pampeana y, al respecto, en este apartado nos centralizaremos en los siguientes problemas: el origen, la cronologa, los aspectos tecnolgicos y sociales y el uso de la alfarera. Con respecto al origen, solo muy recientemente se empez a discutir sobre la presencia de la alfarera en la regin pampeana ya que en general se la nombraba colateralmente como parte de los inventarios de los sitios sin darle un lugar de trascendencia en las interpretaciones de los contextos. Por qu sucedi as si la alfarera constituye uno de los tems ms abundantes del registro arqueolgico al menos en las reas Norte y del ro Salado? Una respuesta posible es que la tendencia histrica en las investigaciones pampeanas estuvo orientada a conocer el poblamiento temprano, tema estrechamente relacionado con la tecnologa ltica. El estudio de la alfarera fue habitualmente postergado, se la subestim y se pens que era una innovacin tecnolgica tarda (Austral 1971; Madrazo 1979; Politis 1984) obtenida por difusin de grupos del litoral. El modelo de Austral (1971) consideraba que la alfarera apareca en un perodo reciente (Etapa Ceramoltica) evidenciado por la presencia de cermica, puntas lticas de proyectil triangulares apedunculadas con retoque bifacial (incluso puntas de echa pequeas) y artefactos de piedra pulida. Esta propuesta de periodizacin la establece para la Pampa Hmeda y postula tres modalidades: la bonaerense norte o platense, la bonaerense central o bolivarense y la bonaerense sur o palomarense, diferenciadas por particularidades ecolgicas de los macropaisajes internos de la subregin. Madrazo (1973, 1979) sostuvo que la cermica pampeana tuvo su foco principal en el Litoral, ar-

Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado vez, los sitios de San Miguel del Monte (Los Parasos y San Genaro) y de Lobos (Techo Colorado), que participan de un mismo paisaje hacia el oeste en el curso medio del ro Salado, estn sealando abundante presencia de alfarera con caractersticas tecnolgicas semejantes a las del curso inferior. En estos sitios se han excavado supercies menores pero sin embargo la densidad de la alfarera sigue siendo alta: Techo Colorado: 47,7 tiestos/m2; Los Parasos: 33,6 tiestos/m2; San Genaro: 82,4 tiestos/m2. En estos sitios hay cermica lisa y decorada y, en estas ltimas, los diseos han sido producidos por incisin, surco rtmico y frotado con pintura roja (hematita). Los motivos registrados son lneas incisas y conjuntos decorativos complejos formado por lneas paralelas, en zig-zag, rombos, almenados entre otros motivos siempre geomtricos. Para los sitios de este ambiente lagunar proponemos la hiptesis de una mayor permanencia o que las ocupaciones fueron ms redundantes y duraderas. Otro ejemplo de altas densidades de alfarera en los sitios del Holoceno tardo se registra mucho ms al sur, en el valle inferior del ro Colorado, tambin vinculados a una subsistencia con un importante componente uvial. All se ha obtenido el primer registro para la zona de transicin ecotonal, Pampa-Patagonia, de un aprovisionamiento humano de recursos dulceacucolas (Martnez 2004; Martnez et al. 2005; Stoessel 2006). Las arcillas, una de las materias primas necesarias para elaborar cermica, estaban disponibles en una gran parte de la subregin Pampa Hmeda. Es vlido armar que su disponibilidad no fue un obstculo para la confeccin de los recipientes. En nuestro caso, en la Depresin del ro Salado, los grupos se asentaron en espacios con acceso directo a los recursos para la fabricacin de la alfarera. Pudieron actuar sin restricciones materiales ni sociales. Contaban con la posibilidad de manufacturar alfarera dada la presencia de agua, barros y, como se detall en el apartado anterior, de abundante materia prima leosa para emplear como combustible. Una de las contribuciones de nuestras investigaciones en los ltimos diez aos, se reere a los fechados por Termoluminiscencia (TL) que se han realizado aplicando el mtodo Luminiscencia pticamente Estimulada (OSL). Esta tcnica fue utilizada, por un lado, por las dicultades que existen en estos sitios de obtener muestras orgnicas para datar, por otro lado, porque estbamos interesadas en fechar los artefactos de alfarera de manera directa. Los resultados obtenidos

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por OSL son congruentes con los de C14 (Gonzlez 2005: Tabla 6). Las tcnicas de datacin por TL y OSL se basan en la medicin de la luz emitida por los minerales, evalundose de esta forma las cargas y trampas presentes en los defectos de la red cristalina de los minerales; deduciendo de esta medida la cantidad de irradiacin recibida desde la puesta a cero del cronmetro luminiscente y as permiten obtener dataciones. Estas tcnicas fueron, en un principio, desarrolladas para datar cermicas arqueolgicas, pero actualmente se puede aplicar a un conjunto de materiales mucho ms amplio (tiles lticos, construcciones hechas con arcillas, porcelanas, etc.). La nica condicin es que la pieza que se pretende datar est compuesta, entre otros, por minerales cuya luminiscencia pueda ser medida, principalmente el cuarzo, y que hayan sido sometidos a ms de 500 C. Si bien estas tcnicas de datacin fueron una herramienta de gran importancia y utilidad en un momento de nuestros estudios, tambin es cierto que para nuestros presupuestos de investigacin resultan de alto costo. Por esta razn al contar con un laboratorio que ofrece fechar el contenido de carbn de la cermica por C14 con precios ms accesibles decidimos utilizar este mtodo. Entre las ventajas y desventajas del empleo de esta tcnica, la bibliografa seala que el principal problema para la datacin radiocarbnica de cermica es la presencia en los tiestos de distintas fuentes de carbono que corresponderan a distintas edades. Entre las fuentes de carbono pueden considerarse los atemperantes orgnicos agregados por los ceramistas, los provenientes del holln producido durante la coccin de la vasija y los restos de comida proveniente de la coccin de alimentos o del almacenamiento, as como los carbones antiguos introducidos en el contexto de enterramiento. Sin embargo, en la actualidad estas dicultades ya han sido estudiadas, se pueden reconocer y evaluar los distintos orgenes de los carbonos y su inuencia en las dataciones (Anderson et al. 2005; Hedges et al. 1992; Klic 2005). Algunos resultados de estos estudios documentan la existencia de formas de carbono de distintas edades radiocarbnicas en la alfarera y muestran que no siempre es posible aislar inequvocamente la fraccin que contiene la edad arqueolgica. Pero tambin modelos experimentales mostraron que se puede diferenciar entre contenidos orgnicos derivados de la carga agregada y los contenidos geolgicos derivados de la arcilla. Controlando estas variables, se puede obtener una datacin bastante conable.

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De este modo decidimos emplear esta tcnica porque evaluamos sus ventajas y desventajas, tambin tuvimos en cuenta que en algunos sitios contamos con escaso material orgnico (hueso y/o carbn) para efectuar dataciones. Los fechados obtenidos mediante el contenido de carbn de la cermica por C14 para los sitios de San Genaro y Los Parasos muestran ocupaciones coetneas a las de los sitios del curso inferior del ro Salado (Tabla 3). En una cara de este artefacto, se observa una secuencia de accin que est dada por la sucesin de una o de varias uas. Adems, en el registro arqueolgico de la localidad de La Guillerma se encontraron masas cocidas aisladas que representan un total de 473 elementos y que no conformaron una pella sino que seran partes de ella. Varias de estas masas presentan en su supercie incisiones que no llegan a establecer un dibujo y que entendemos pudo ser un ensayo de la utilidad del instrumento o que fueron realizadas con las uas, en algunos se pueden observar las marcas de los extremos distales de los dedos. Los cortes petrogrcos realizados en algunas de estas masas sealan una matriz arcillosa similar a la de los fragmentos de vasijas, tiene clastos ms seleccionados con una clara orientacin en la distribucin de las inclusiones producto del amasado. Todos estos vestigios, a los que se agregan fragmentos de rollos junto con los anlisis de arcillas que efectuamos, apoyan la hiptesis de una manufactura local. Haremos ahora referencia a la decoracin, otra de las etapas de la cadena operativa de la elaboracin de alfarera. Una vez nalizada la secuencia de levantado de la vasija se decide si la misma va a estar decorada o no. Esta parte de la cadena operativa se puede identicar sin ambigedad, ya que se corresponde con las etapas lgicas de la actividad tcnica. Entre los motivos diferenciamos los simples y los compuestos. Dentro del primer grupo se encuentran lneas (rectas, onduladas, en zig-zag), puntos y guras como tringulos y almenadas entre otros. Dentro del segundo grupo, que denominamos guardas, son la combinacin de diferentes motivos: lneas y puntos, rombos, rectngulos y lneas, escalonados y lneas, cruciformes, etc. Estos evidencian variaciones de los gestos ya sea en la orientacin, en la ubicacin y/o en la realizacin de los trazos, lo que convierte a cada fragmento en una pieza nica (Figura 3).

Aspectos tecnolgicos y sociales En los procesos tcnicos intervienen, entre otros, el gesto, los objetos que actan sobre la materia y el agente con sus conocimientos y posicin social. El gesto tcnico es la unidad de accin ms pequea y se puede generar a partir de un solo gesto, por la repeticin del mismo o mediante el encadenamiento de varios de ellos que se reagrupan en secuencias. El estudio de los procesos tcnicos se reere al modo cmo las sociedades transforman los recursos del medio ambiente en productos ms o menos elaborados. En un sitio de manufactura es signicativo pensar en la participacin de diferentes actores en el manipuleo de los artefactos (Balfet 1991). Entre los artefactos recuperados en los sitios bajo estudio se encuentra una pella o masa de arcilla (La Guillerma 1) y masas sueltas ms pequeas, artefactos que sealan las primeras etapas de la secuencia de produccin. La pella es el resultado de masas del tamao de una mano que se fueron uniendo y apretando y dieron como resultado una forma casi redondeada. En algn momento estuvo sometida a coccin, aunque no podemos armar que haya sido intencionalmente. Esta pella presenta una fractura transversal que pareciera ser la unin de dos pedazos grandes de masas. Se distinguen huecos atribuidos a extracciones de porciones de la masa, empleadas luego para la fabricacin de la alfarera. Respecto a las huellas de dedos que presenta en su supercie, no se distingue direccionalidad en los dgitos y estn dispersos en la supercie de la masa. No se advierten dedos pequeos. Predominan los extremos distales de los dedos y las marcas sugieren que los alfareros mantenan sus uas largas.

Todas estas decoraciones son similares a las que aparecen en otros sitios con alfarera decorada de la regin pampeana y en la zona uvial de los ros Paran y Uruguay en ambas mrgenes. Lo destacable es que casi en su totalidad se trata de un arte geomtrico. Solamente en cuatro tiestos pudimos observar la decoracin guraSAN MIGUEL DEL MONTE tiva geomtrica. NSF-Arizona AA Los material orgnico 1539 39 sondeo 4 -23,43 Otra tcnica Parasos de la alfarera 62804 AMS decorativa fue NSF-Arizona AA loma 1 San material orgnico 1770 39 -24,21 la pintura, en Genaro de la alfarera 62805 AMS sondeo 2 su totalidad de Tabla 3. Fechados radiocarbnicos de los sitios Los Parasos y San Genaro en San Miguel del Monte.

Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado color rojo, que se coloc en forma de franjas horizontales u oblicuas con respecto al borde de los recipientes. En algunos tiestos aparecen marcas que se pueden interpretar como la intencin del artesano de individualizar quien manufactur las piezas. Con respecto a la exploracin en la secuencia operativa, los artefactos o ecofactos que intervinieron en la etapa de decoracin, hemos reconocido en la localidad arqueolgica La Guillerma, la presencia de punzones de hueso y la alta frecuencia de puntas destacadas, frecuencia que se repite tambin en los conjuntos lticos de los sitios de San Miguel del Monte y de Lobos. Estos artefactos pudieron estar vinculados a la realizacin de incisiones. Para la aplicacin del color se ha reconocido el uso de pinceles y la aplicacin del tono por la frotacin del pigmento. En el caso de la preparacin de pinturas el pigmento mineral debi ser primero molido (se encontraron artefactos de molienda con restos de pintura) y luego mezclado con algn elemento diluyente. Por ello, proponemos que algunos recipientes de cermica pudieron haber funcionado como contenedores de dicha pintura. Asimismo algunos artefactos lticos muestran en sus los restos de pintura roja con lo que quiz pudieron haber participado de la cadena operativa de preparacin o aplicacin de colorante a las vasijas. La adquisicin de los pigmentos (principalmente hematitas) fue un abastecimiento a larga distancia. El inters en su bsqueda estuvo dado por sus cualidades como materiales colorantes por lo que han sido seleccionados para luego emplearlos con frecuencia en la produccin, tanto para la mezcla en la pasta de las arcillas como para el cubrimiento de las supercies (en algunos casos para

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impermeabilizarlas) y como acabamos de mencionar en la decoracin de los recipientes (Figura 4). Finalmente, para poder visualizar actividades de aprendizaje y los actores sociales que intervienen, tenemos como respuesta la presencia, hasta ahora en baja proporcin, de tiestos de alfarera que presentan una decoracin que sigue los diseos caractersticos de estas colecciones donde los trazos muestran falta de seguridad, equvocos en el trazado de las lneas y/o en la del espacio del soporte si bien las pastas con las que fueron elaborados son similares al resto del conjunto.

El uso de la alfarera para compartir el alimento En este apartado trataremos de delinear otras preguntas sobre la incidencia que pudo haber tenido la adopcin de la alfarera en los grupos pampeanos. Entre otras cul fue la dimensin del cambio que trajo aparejada la invencin de la alfarera y si esta innovacin tuvo relacin solamente con la subsistencia. Recientemente en un actualizado trabajo de sntesis de Martnez y Gutirrez (2004) sobre las tendencias de explotacin de la fauna en la regin pampeana se seala la existencia para el Holoceno tardo de economas areales de diversicacin e intensicacin en la explotacin de los recursos unida a cambios tecnolgicos y sociales importantes. Particularmente para el rea del Ro Salado la presencia de 16 gneros de especies explotadas indican un uso ms intensivo de fauna de tamao pequeo y una diferenciacin interna entre la costa (Aldazbal 1991; Aldazbal et al. 2004, Eugenio y Pardias 1991) y el interior de la Depresin del Salado. Un aporte que queremos agregar en este artculo es cmo las presas fueron preparadas en los recipientes de alfarera. Ya en el estudio del comportamiento humano inicial est presente el concepto de compartir el alimento y de cmo esta actitud de cooperacin permiti, entre otros procesos, el desarrollo de la sociabilidad. Los estudios etnogrcos marcan la importancia del hombre cazador y del estatus que adquiere al compartir el alimento que obtuvo (Barnard 2001; Wiessner 1996).

Figura 3. Fragmentos con decoracin gurativa geomtrica.

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En consecuencia, para estudiar la alteracin por uso de estos fragmentos de alfarera examinamos, por ejemplo, la presencia de holln. Realizamos estudios de cidos grasos y efectuamos el registro de algunas variables tecnolgicas que indicaran una coccin directa sobre el fuego. Como ejemplo de esto ltimo registramos, por un lado, la presencia de paredes ms delgadas y uniformes, curvaturas ms redondas y suaves, dimetro de abertura de los Figura 4. Fragmentos de una pieza de tamao grande decorada con diseo bordes, fragmentos que muestran un geomtrico en lneas rojas aplicadas con pincel. Presenta un surco para cuidadoso tratamiento de su supercie sujetarla o asirla con un cordel? Foto Mario Snchez Proao. y tienen supercie pulidas y con engoEs claro que el procesamiento de los recursos debe. Por otro lado, hay bordes con una pende, en parte, de la tecnologa disponible. Tanto el meticulosa decoracin incisa tanto en la parte externa fuego como la aparicin de contenedores permitieron como en la interna o en ambas caras y, tambin en cambiar la forma de procesar la carne de los animales algunos casos, franjas de pintura sobre la decoracin y los vegetales. Adherimos a la idea que las ventajas incisa. El primer grupo de registros indica caractersnutritivas de los productos alimenticios logradas por ticas tecnolgicas que son adecuadas para cuencos y la coccin en vasijas de alfarera bien pudieron haber vasijas destinados a un uso de coccin sobre fuego disido secundarias frente al valor de los contextos sorecto. El segundo grupo se asocia a un tipo de cuenco ciales que estos alimentos ayudaron a crear (Hoopes que no fue expuesto al fuego y que pudo ser usado y Barnett 1995; Lemonnier 1996). Tanto la manufacexclusivamente para servir los alimentos. En consetura de recipientes que requiere una gran inversin cuencia estuvo sujeto a mayor exposicin pblica, o de trabajo, como el uso de ellos para la elaboracin sea, que este tipo de alfarera pudo ser una tecnologa de los alimentos implican una reestructuracin de los apta para aspectos de comunicacin simblica. roles de los diferentes actores sociales en el campaEstamos en la bsqueda de evidencia arqueolgica mento base. acerca de la preparacin de alimentos por parte de las Para la Depresin del ro Salado los datos que poblaciones del ro Salado y, para ello, observamos obtuvimos sealan una intensicacin tecnolgica en que los recursos consumidos por estos grupos (peces, la manufactura de contenedores para ser utilizados coipo, aves, venado y ciervo, que pudieron ingerirse tanto en la coccin como en el almacenamiento. Estos hervidos, asados o ahumados) sugieren la posibilidad contenedores debieron permitir diversicar las tcnide preparar distintos tipos de alimentos. Por ejemcas de preparacin de alimentos, a travs del hervido, plo, los recipientes de alfarera pudieron usarse para por ejemplo, posibilitando as el aprovechamiento de algunas comidas que involucraban el hervido como recursos que necesitan de este proceso y proporciola elaboracin de harina de pescado mientras que el nando espacios para el almacenamiento tanto de lcoipo, las aves y el pescado (en otro tipo de preparaquidos como de slidos. Permiten tambin, entre otras cin) podran cocinarse en vasijas con agua para hacer ventajas, recuperar en el caldo componentes nutritivos guisos. Como ya sealamos estos tipos de preparacioque con otras formas de coccin (ahumado o asado) nes tienen ventajas nutritivas particulares y permiten se perderan. Adems la preparacin de alimentos est transformar en inocuos alimentos difciles de digerir. estrechamente ligada con actitudes como degustar nueEn esta investigacin para precisar el uso de los vos o diferentes sabores. La fauna variada disponible contenedores se realizaron estudios de cromatografa de manera segura en los contextos que hemos analide gases y espectrometra de masa. Los resultados de zado pudo ser un foco de atraccin hacia estas nuevas estos anlisis se expresan en la determinacin de diactitudes sociales. Al mismo tiempo, en estos conjunversos cidos grasos. Tambin estos estudios sirven tos artefactuales podramos encontrar indicadores que para el conocimiento de tipos de dieta y de diferentes remitieran a un uso en contexto de reuniones, o a un conductas alimenticias. Con el n de observar el comincremento en la labor para preparar los alimentos.

Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado portamiento de recipientes que tienen distintas formas y acabados de supercie, realizamos extracciones de muestras de otros tiestos. En una primera etapa se analizaron 10 tiestos de alfarera arqueolgica: 5 fragmentos de cuerpo, 4 fragmentos de borde y 1 fragmento de cuello; adems 2 pigmentos y 2 muestras extradas de una vasija experimental (Gonzlez de Bonaveri y Frre 2002). Para la segunda y tercera etapa, cuyos recientes resultados presentamos en este trabajo, se analizaron 15 tiestos: 4 fragmentos de borde liso, 1 fragmento de cuerpo con una lnea incisa en la cara interna, 1 fragmento de borde alisado con restos adheridos en cara externa e interna, 1 fragmento de borde con incisiones en el sector superior, hoyuelos en cara externa y pintura en cara interna, 5 bordes decorados y 3 fragmentos de cuerpo liso (Gonzlez de Bonaveri et al. 2007; Gonzlez de Bonaveri y Frre 2004). La mayora de las muestras analizadas presenta cidos saturados de 16 y 18 tomos de carbono, palmtico y esterico, respectivamente y, en menor proporcin, el mirstico con 14 tomos de carbono y el oleico (18:1) que es un cido graso insaturado. La combinacin de estos cidos es esperable ya que son los ms frecuentes de las grasas de animales y vegetales aunque en los ltimos hay mayor proporcin de insaturados. Los porcentajes altos de cido palmtico en relacin con el esterico indican el uso de los recipientes para el consumo de animales herbvoros terrestres de tamao pequeo, podra tratarse de la coccin del coipo. Esto lo armamos, primero porque sus restos son los ms numerosos en la arqueofauna y segundo porque en los herbvoros de tamao grande la relacin entre el cido esterico (18) y el palmtico (16) es diferente. Finalmente, la preparacin de carne se rea rma con la presencia de colesterol en algunas de las vasijas estudiadas. Otro de los recursos presentes en el registro arqueolgico son los restos de peces. Los peces de agua dul-

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ce, y particularmente los de la cuenca del ro de la Plata, tienen un valor muy constante de cidos grasos saturados constituido principalmente por el cido palmtico y por el esterico y tambin estn presentes los cidos grasos de cadenas largas de las series n-3 y n-6 (Brenner y Bernasconi 1997). Algunos de esos cidos de cadenas largas que son menos estables estn presentes en bajos porcentajes en las muestras que realizamos. Este hecho indica, por un lado, que existe buena preservacin de los cidos en las paredes de las vasijas y, por otro lado, nos permite plantear la coccin, el almacenamiento y/o el consumo de peces o sus derivados en algunos de esos recipientes. Las muestras con acabado de supercie alisado, con o sin pintura o con motivos geomtricos incisos no indican diferencias estadsticamente signicativas entre los valores de los cidos grasos encontrados lo que permitira suponer un uso indistinto de estas vasijas para la preparacin de los alimentos. Pero s se puede mencionar una diferencia con respecto al fragmento inciso gurativo analizado (Figura 5, derecha) es que registra escasa presencia de cidos grasos. Esto podra llevar a plantearnos la posibilidad de un uso diferente de algunos recipientes que fueron decorados con motivos singulares con respecto al resto. En los estudios de cidos grasos realizados sobre 2 muestras de tiestos corrugados observamos que uno de ellos mantiene proporciones de valores similares a las muestras no corrugadas. En cambio el otro ejemplo de corrugado est mostrando diferencias en su caracterizacin tentativa ya que es escasa la presencia de

Figura 5. Fragmentos asignables a actividades de aprendizaje de las tcnicas decorativas.

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cidos grasos y es notable la ausencia de los cidos habituales como el palmtico y el esterico. Tambin en esta muestra aparece el cido ctrico en una alta proporcin (11,3%) y no existen subproductos de descomposicin de este cido, lo que nos permite sostener que 1) la muestra tuvo una buena preservacin, no sufri un proceso de oxidacin importante y 2) este recipiente no fue empleado para realizar cocciones sobre el fuego ya que el cido ctrico desaparece con la coccin. Los anlisis de residuos apoyaran nuestra hiptesis que las vasijas corrugadas, en general de tamao grande, fueron usadas quizs como recipientes para almacenar algn recurso vegetal ms que para cocinar. Desde que aparecieron tiestos corrugados en los contextos del ro Salado nos ocup el tema porque es parte de una discusin acerca de la difusin de esta cermica en la regin pampeana como resultado de la inuencia de los grupos guaranes en tiempos recientes. Es importante mencionar que tecnolgicamente las formas nales del tratamiento del corrugado no son homogneas sino que en este tipo de tiestos se observan variaciones. Si bien Serrano (1952) consider al corrugado como un rasgo tcnico y solo secundariamente decorativo y luego en la Primera Convencin de Antropologa (1966) se lo menciona como un acabado de la supercie, muchos investigadores lo han atribuido, junto a otros elementos tecnolgicos, con exclusividad a la etna guaran (ver una sntesis actualizada en Faras Gluchy 2005). En anlisis anteriores advertimos (Gonzlez de Bonaveri et al. 2000; Gonzlez de Bonaveri y Frre 1995) que las pastas con las que fueron confeccionadas las vasijas corrugadas no tienen diferencias composicionales ni texturales con el resto de los tiestos que presentan otros acabados de supercie pero notamos que con esta tcnica de acabado se confeccionaron vasijas de mayor tamao. Si bien este tipo de textura facilita el agarre (Rice 1987) su tamao grande no sera cmodo para el transporte de las mismas, pero s las hara adecuadas para contener y almacenar diferentes sustancias. Adems, estos tiestos no tienen manchas de coccin por uso sobre el fuego ni chorreaduras en los bordes. Por otro lado, observamos que no existen indicadores arqueolgicos en los sitios del ro Salado que sealen ocupaciones de grupos con diferentes modos de subsistencia u organizacin social, por el contrario, la totalidad del registro muestra una gran homogeneidad (Zrate et al. 2000-2002). Consecuentemente, sostenemos que el corrugado en el rea de la Depresin del ro Salado, como acabado de la supercie responde a cuestiones tecnolgicas y funcionales y no a un estilo decorativo que se asocia a un determinado grupo tnico y a un momento tardo. Adems siendo el corrugado el nico elemento atribuible a lo guaran en estos contextos arqueolgicos no puede ser tomado como atributo diagnstico y razn suciente para conrmar la expansin de grupos guaranes hacia la regin del ro Salado. Con respecto a la dieta de los grupos prehispnicos que se asentaron en la localidad La Guillerma hemos destacado la importancia del coipo o nutria (Gonzlez de Bonaveri et al. 1997). Las observaciones realizadas por Price y Brown (1985) en las sociedades donde se incrementan los recursos sealan que las nuevas incorporaciones a la dieta provienen generalmente de niveles trcos inferiores de la cadena alimentaria y son ms costosos en trminos de abastecimiento y procesamiento. La cadena trca en los estudios de istopos estables se vincula a los resultados del 15 N ms que a los de C13 y, en efecto, el nitrgeno es utilizado para determinar la posicin de los individuos dentro de esa cadena. Por el momento, no se disponen de elementos para discutir qu niveles trcos han participado de las dietas de las poblaciones en la Depresin del Salado dado que se cuenta con pocos datos, pero se observa que el 15 N del coipo es el recurso que se ubica ms abajo en la cadena trca. Las posibilidades de conrmar la propuesta de Price y Brown (1985) estn asociadas a obtener un mayor nmero de determinaciones y/o producir informacin independiente para su discusin (Gonzlez 2005). Como corolario ponderamos que cada fragmento de vasija ha guardado en sus paredes el resultado de una serie de gestos cotidianos que los individuos han repetido en su ejecucin domstica durante un milenio y an son signicativos en su proyeccin cultural.

DISCUSIN El paisaje de la cuenca media e inferior del ro Salado es un escenario en el cual grupos cazadoresrecolectores-pescadores se asentaron durante casi 2000 aos construyendo un paisaje particular en donde la gente interactuaba, adquira y transmita conocimientos, extenda vnculos sociales y desarrollaba redes amplias de comunicacin. En este trabajo hemos brindado datos an preliminares que permiten comenzar a comprender la importancia del aprovechamiento de las especies vegetales tanto en la tecnologa como en

Talares y paisaje uvial bonaerense: arqueologa del ro Salado la dieta. Por un lado, el bosque de tala pudo utilizarse no solo como refugio o proteccin contra el viento, la lluvia o el sol sino tambin como materia prima para la confeccin de artefactos, como planta tintrea y sus frutos como alimentos. Por otro lado, los datos antracolgicos nos permiten armar que el tala junto con otras especies como el Schinus sp. (molle e incienso) -arbusto asociado al bosque de tala- y el Salix sp. (sauce) fueron utilizados como combustible. A su vez, los fragmentos de alfarera estudiados mediante los anlisis de cromatografa de gases y espectrometra de masa sealan que las vasijas fueron utilizadas para cocinar, contener o almacenar productos diversos. Si bien en algunos de estos recipientes se prepararon comidas cuyo ingrediente bsico fue la carne, en otros se almacenaron recursos vegetales o algn tipo de aceite (posiblemente de pescado o vegetal). Austral (1971) sostuvo en su modelo que el uso de la alfarera no parece haber sido acompaado por cambios fundamentales en el carcter cultural precedente, mientras que, como ya dijimos, Politis (1984) para el rea Interserrana opinaba que se debera estudiar el posible incremento que esta tecnologa produjo en el almacenaje y en la preparacin de los alimentos. Una revisin de varios de los datos presentados aqu seala diferentes e importantes cambios en la organizacin social de los cazadores-recolectores pampeanos durante el Holoceno tardo. El contexto analizado en este trabajo sealara que la intensicacin y la complejidad ya estaban instalados en la Depresin del ro Salado en los inicios de la era, a diferencia del rea Interserrana en donde este proceso comienza a darse unos mil aos antes (Messineo y Politis 2006; Politis et al. 2001). Las implicancias arqueolgicas de la intensicacin que tratamos en este trabajo son, entre otras, las redes amplias de traslados de materiales lticos y bienes suntuarios manufacturados con minerales que se encuentran a largas distancias, permanencias ms prolongadas en los asentamientos, la abundancia de la alfarera, la calidad de su confeccin, la diversidad de su morfologa y de su decoracin. El nmero de recipientes de alfarera y las formas y tamaos recuperados sugieren una elaboracin y almacenaje de alimentos cuya escala podra no ser necesariamente domstica y emplearse en un contexto social ms amplio. Adems, estos alimentos preparados con recursos locales pudieron ser parte del intercambio el cual involucra dar pero tambin recibir, por ejemplo aquellos alimentos no disponibles en el rea. Precisamente Salemme (1987) postul para el sitio Ro Lujn

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el intercambio de ciertos recursos alimenticios, como el guanaco, que para este momento del Holoceno tardo se encontraba en proceso de retraccin en el rea norte de la provincia de Buenos Aires. Tambin otros autores (Politis 2005; Politis y Pedrotta 2006) opinan que los escasos restos de guanaco que se encuentran en sitios del rea noreste de la provincia de Buenos Aires y en la Depresin del Salado habran llegado a los campamentos con los cueros que podran provenir de lugares distantes. Si bien es cierto que la alfarera fue frecuentemente empleada para facilitar la produccin de alimentos y bebidas que fueran cualitativamente y/o cuantitativamente diferentes de aquellos disponibles para las sociedades sin alfarera, es tambin importante reconocer que la cermica en s misma -an en la ausencia de benecios para la subsistencia- tena cualidades que aumentaban su valor en los contextos sociales y variaba independientemente de esos benecios (Hayden 1996). La reestructuracin de la organizacin social signic, entre otras cosas, una mayor competencia para la preparacin de productos alimenticios ms elaborados con respecto a cmo se preparaban los alimentos en sociedades sin cermica. A su vez algunos miembros del grupo invertan regularmente ms energa en la preparacin de la comida. Ellos seran convocados, probablemente, cuando se requiriera una preparacin especial. Todas estas reexiones intentan sintetizar el papel de la cocina o de las comidas al cual numerosos autores asignaron como un intento de la bsqueda de estatus (Wiessner 1996). Con respecto a la cuidadosa manufactura de las alfareras y a la presencia de diferentes actores confeccionndolas, se puede mencionar que algunas piezas muestran marcas que remiten a un cuo/signo realizado por el alfarero. Como menciona Rice (1987): Las identidades individuales de los fabricantes pueden algunas veces estar denidas cuando han rmado sus artesanas o mercaderas-moldes o vasijas ya terminadas- tanto con su nombre o con el del taller al que pertenecen...o hacer marcas que se distingan en las mismas (Rice 1987: 182-183). Estas marcas antrpicas fueron observadas en algunos fragmentos y, junto con la abundancia, la homogeneidad de las pastas y la variabilidad decorativa, apoyan la hiptesis de la presencia de ceramistas, que dedican ms tiempo y trabajo para la manufactura (Gonzlez 2005:201). Adems, los alfareros pudieron estar produciendo otro tipo de artefactos, acaso de aplicacin no utilitaria, como podra ser un pequeo pie apndice de gurina

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recuperado en el sitio La Guillerma 5, piezas circulares con agujeros centrales, chas de cermica y piezas muy decoradas (Gonzlez 2005). Como dijimos anteriormente, se encuentran tiestos que interpretamos como el resultado de actividades de aprendizaje (muestran falta de seguridad, equvocos en el trazado de las lneas, en la ocupacin del espacio del soporte) que nos permiten pensar en la existencia de actores sociales que transmitieron sus conocimientos tcnicos y en la presencia de otros actores que estuvieron aprendiendo estas artes. Estas son actividades esperables en un asentamiento de manufactura de alfarera donde el aprovisionamiento tanto de las arcillas como del combustible es directo, en los que hay una mayor permanencia en las bases residenciales y donde se estn manufacturando recipientes de muy buena calidad. La escala sobre el uso del espacio que interpretamos por el anlisis de las materias primas presentes en las colecciones del ro Salado indica movimientos a largas distancias por la presencia de elementos lticos diagnsticos procedentes de los sistemas serranos de Tandilia y Ventania, costa atlntica y a canteras de Uruguay. Aqu planteamos que los diseos decorativos de las vasijas que se extienden por la zona del litoral uruguayo, el norte del litoral bonaerense y el resto de la regin pampeana son muy similares. Para concluir, podemos reconocer la existencia de un conjunto de comportamientos que se vincularan con la transmisin de informacin, con el aprendizaje de las diferentes secuencias de acciones y gestos y con redes de intercambio. Estas redes estaban muy afianzadas en el Holoceno tardo ya que traslados a largas distancias de artefactos lticos y de diferente tipo de informacin empezaron a desarrollarse en la regin pampeana, con otros mecanismos y entre grupos ms mviles, durante el Holoceno temprano (Flegenheimer et al. 2003). Es esperable encontrar en estos grupos del ro Salado a individuos con roles particulares que confeccionaban muy buenos recipientes, que buscaban o llevaban determinados objetos por amplios espacios e individuos con informacin extrarregional. Con la investigacin realizada en estos ltimos aos pudimos establecer la presencia de grupos en el Holoceno tardo con economas de diversificacin e intensificacin en la explotacin de los recursos fluviales articulado a cambios tecnolgicos y sociales importantes. Agradecimientos Las autoras agradecen a Mercedes Podest, Carolina Houssay y familias Gowland y Benedit. Tambin expresamos nuestro agradecimiento a la Direccin y al personal del Museo Pampeano de Chascoms. Los trabajos de campo se realizaron con los subsidios de la Universidad de Buenos Aires (UBACyT F104 y F026) y de la Agencia Nacional para la Promocin Cientca y Tecnolgica (PICT 15015 y 0717). Los nuevos fechados radiocarbnicos fueron nanciados con el subsidio del Consejo Nacional de Investigaciones Cientcas y Tcnicas (CONICET-PIP/02467).

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