Tropper Jonathan - Todo Cambia
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TODO CAMBIA
JONATHAN TROPPER
Todo cambia
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NDICE
Captulo 1 ........................................................................... 4 Captulo 2 ........................................................................... 11 Captulo 3 ........................................................................... 15 Captulo 4 ........................................................................... 19 Captulo 5 ........................................................................... 25 Captulo 6 ........................................................................... 28 Captulo 7 ........................................................................... 36 Captulo 8 ........................................................................... 42 Captulo 9 ........................................................................... 48 Captulo 10 ......................................................................... 51 Captulo 11 ......................................................................... 56 Captulo 12 ......................................................................... 64 Captulo 13 ......................................................................... 67 Captulo 14 ......................................................................... 76 Captulo 15 ......................................................................... 82 Captulo 16 ......................................................................... 87 Captulo 17 ......................................................................... 91 Captulo 18 ......................................................................... 97 Captulo 19 ......................................................................... 103 Captulo 20 ......................................................................... 106 Captulo 21 ......................................................................... 111 Captulo 22 ......................................................................... 117 Captulo 23 ......................................................................... 120 Captulo 24 ......................................................................... 126 Captulo 25 ......................................................................... 129 Captulo 26 ......................................................................... 134 Captulo 27 ......................................................................... 140 Captulo 28 ......................................................................... 143 Captulo 29 ......................................................................... 149 Captulo 30 ......................................................................... 153 Captulo 31 ......................................................................... 155 Captulo 32 ......................................................................... 159 Captulo 33 ......................................................................... 162 Captulo 34 ......................................................................... 170 Captulo 35 ......................................................................... 176 Captulo 36 ......................................................................... 180 Captulo 37 ......................................................................... 184 Captulo 38 ......................................................................... 188 Captulo 39 ......................................................................... 192 Captulo 40 ......................................................................... 197 Captulo 41 ......................................................................... 204 Captulo 42 ......................................................................... 209 Agradecimientos ............................................................... 213 RESEA BIBLIOGRFICA ............................................. 214
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Captulo 1
La noche antes de que todo cambie, un terremoto interrumpe mi sueo a sacudidas. Instintivamente estiro el brazo en busca de Tamara; slo que no es Tamara, por supuesto, sino Hope. No es que hubiera un tiempo en que ella era Tamara, no. Pero ltimamente, cuando me despierto, el primer impulso que siento, medio dormido an, antes de que el mundo se ponga en su sitio, es suponer que la que est a mi lado en la cama es Tamara. Imagino que en mis sueos, y no me refiero a esos dos o tres que recuerdo sino a los millones esfumados en el olvido como otras tantas moscas cuando ni siquiera has empezado a mover la mano para atraparlas, en esos sueos ella, Tamara, seguramente es ma, ma una vez y otra y otra ms. De ah esa idea un tanto inquietante cuando despierto as, con la sensacin de haber sido transportado a otro universo donde mi vida tom este rumbo y no aqul debido, al parecer, a una decisin personal insignificante pero csmicamente crucial en relacin con una chica, o un beso, o una cita, o un trabajo, o dnde iba a hacer la compra... Entretanto, de vuelta en la vida real, el Upper West Side de Manhattan tiembla como un andn de metro, haciendo vibrar los cristales de las ventanas y bailar el mal de san Vito a los cubos de basura, y por si fuera poco, el penetrante ulular de ms de mil alarmas de coche atronando en Broadway, justo en el momento ms calmado de la noche, poco antes de rayar el alba. Zack! grita Hope, sobresaltada, buscndome con el brazo, y su voz me asusta casi tanto como el terremoto, por no hablar del contacto hiriente de sus perfectas uas en mi hombro. He dicho Hope, no Tamara. Exacto. Hope. Mi querida Hope. Abro los ojos y digo: Pero qu coo...? No me sale nada mejor, dadas las circunstancias. Miramos el techo mientras la cama se menea ligeramente bajo nuestros cuerpos, y luego nos levantamos. Mis fieles calzoncillos Flix el Gato y su pijama de raso Brooks Brothers delatan la naturaleza poscoital de nuestro perturbado sueo. No bien bajamos la escalera y llegamos al saln, los temblores cesan. Y all est Jed, mi compaero de piso, en pelotas y mirando por la ventana con mesurada curiosidad. Qu ha pasado? pregunto. No lo s dice Jed, frotndose distrado su trabajado abdomen. Me ha parecido un terremoto. Se da la vuelta y avanza perezosamente hacia el sof. Dios mo! exclama Hope, girando sobre los talones al tiempo que se cubre los ojos. Ah dice Jed, reparando en Hope. Hola. No puedes guardarte eso un ratito? digo en nombre de Hope. No saba que ella estaba aqu se excusa Jed, sin hacer nada por ocultar su -4-
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cintica desnudez. Pero ahora s dice Hope, con esa especie de insoportable relincho aristocrtico. Jed me cae superbien, pero ltimamente est un poco pesado con lo del nudismo. Ya ni recuerdo la ltima vez que le vi llevar una camisa. Uno de los pocos inconvenientes de vivir con un millonario en paro es que no tiene otra cosa que hacer que ver la tele y cultivar excentricidades diversas. Por otra parte, vivo en una tpica casa de piedra rojiza del Upper West Side, recin restaurada, y no pago alquiler desde hace ms de tres aos. En Manhattan, esto me convierte en un mirlo blanco. Si uno echa cuentas, tener que soportar ocasionalmente la visin espordica de un falo oscilante no es un alto precio que pagar. Agarro un cojn del enorme sof de piel que rodea el permetro de nuestro ridculamente amplio saln en forma de media luna, y se lo lanzo a Jed. Tpate, hombre. Por el bien del pas. l se sienta en el sof y se limpia las legaas mientras yo tengo arcadas mentales slo de pensar en su culo desnudo en contacto con el cuero italiano color champin. Jed cruza las piernas y coloca el cojn cmicamente sobre sus genitales, enseando su personal sonrisa de conmigo-no-va-la-cosa. Hope sorbe por la nariz ruidosamente, y luego va hacia la ventana. Jed ha ganado mucha pasta, pero Hope viene de familia de pasta, lo cual es muy diferente. Yo no puedo decir lo uno ni lo otro, as que me limito a suspirar, resignado, como diciendo qu le voy a hacer, pero no sin cierta satisfaccin. Jed es mi mejor amigo, pero a veces es un poco gilipollas. Hope es mi novia, y, aunque no la considero una esnob, entiendo que Jed opine lo contrario. Son polos opuestos, triangulados por mi presencia entre los dos. Sin embargo, fsicamente podran ser hermanos. Ambos son guapos sin esfuerzo, altos y delgados, con una buena mata de pelo y rasgos bien esculpidos. Jed, con su frente prominente y su gruesa nariz, tiene un aspecto vagamente europeo, como de modelo de Calvin Klein, y lleva el pelo muy corto para no tener que peinarse. Hope disfruta de una cabellera generosa y obediente, que a menudo se hace peinar de manera sospechosamente similar al ltimo look de Gwyneth Paltrow, aunque ella jams admitira influencias tan pedestres. Entre dos personas tan atractivas, yo soy una rareza, algo as como el tipo que mide la luz en una sesin fotogrfica, milagrosamente conectado a ellos dos y visiblemente corriente: el tercero en concordia. Jed y yo nos conocimos en Columbia y empezamos a compartir habitacin despus de graduarnos, en un destartalado piso para cuatro en la esquina de la Ciento ocho con Amsterdam. l trabajaba de analista en Merrill Lynch y yo escriba largos y tediosos comunicados de prensa para una agencia de relaciones pblicas especializada en productos farmacuticos. Luego Jed dej su empleo para entrar en una compaa que inverta en puntocoms y, como todo quisque excepto yo, se hizo millonario en opciones de compra de acciones hacia el ao 2000. Cuando la burbuja finalmente explot, Jed haba comprado ya la casa de piedra rojiza (que me invit a compartir con l) y vendido acciones suficientes para ingresar unos cuantos -5-
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milloncetes. Durante un tiempo habl de volver al sector financiero o de crear incluso su propio fondo de inversiones, pero luego nuestro amigo Rael se mat y Jed lo dej correr, anunciando su intencin de dedicarse a estar en casa y mirar la tele durante una temporada. De eso hace ms de un ao, y, segn parece, Jed ha encontrado su verdadera vocacin. Lo de la desnudez es ms bien un hobby. Rael, mi mejor amigo de la facultad, perdi el control de su BMW regresando de una noche de timbas y ruleta en Atlantic City. El coche derrap por un terrapln de la Garden State Parkway y se meti entre los rboles hasta caer a un barranco. Eran las dos de la madrugada y la carretera estaba desierta en el momento del accidente, as que para cuando lleg una ambulancia, Rael ya haba muerto. De todos modos, dudo que hubieran podido salvarlo, ya que sus rganos internos haban quedado aplastados al empotrarse contra el volante. Sera un consuelo pensar que muri en el acto, pero de hecho tard un buen rato. Lo s porque yo iba en el asiento del copiloto. Ha sido un terremoto?, de verdad? dice Hope, como una chiquilla, mientras contempla la esquina de la Ochenta y cinco con Broadway. El relincho ha desaparecido, y yo la quiero otra vez. Eso parece dice Jed. Pone uno de los canales de televisin local mientras Hope y yo miramos por la ventana, barajando la posibilidad de que se trate de un atentado terrorista. Desde el 11-S, uno ya no se fa. El alboroto de las alarmas de coche empieza a menguar, y unos cuantos valientes se han atrevido a salir a la calle para evaluar la situacin. En el Canal 55 emiten una vieja peli de Clint Eastwood el Clint urbano, no el canoso Clint rural y al cabo de un rato aparece a pie de pantalla la confirmacin de que, en efecto, ha habido un pequeo sesmo. No se han producido heridos ni daos importantes. Desde cundo hay terremotos en Manhattan? dice Hope con el tono de quien piensa escribir una carta al director . Llevo toda la vida aqu y no recuerdo que nunca haya habido ninguno. Quiz no en el East Side dice Jed. Pero aqu, en el West Side, los hay de vez en cuando. Nunca desaprovecha la ocasin de echarle en cara sus privilegiadas races. Hay que visitar los bajos fondos. Me guia el ojo, un gesto rpido y practicado que yo trato de cultivar, en vano. Por lo visto, mis msculos faciales carecen de la flexibilidad necesaria y mis mejillas siempre van a la contra, con lo cual ms que guiar el ojo parece que tenga un tic con el que no impresiono a nadie. Hope mira a Jed desde lo alto de su perfecta nariz. Tonto del culo declara. De qu culo? replica l, levantndose brevemente para ensear parte de sus nalgas. De ste? Eres insoportable chilla Hope, exasperada, y luego me mira como si yo tuviera la culpa, haciendo una mueca que significa menudos amigos tienes. Sus nobles orgenes no la han preparado para gente como Jed, bueno, ni como yo, y debo reconocer que gracias al amor Hope se ha adaptado admirablemente bien. -6-
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Volvamos a la cama digo, tomndola de la mano. Jed se deja caer de nuevo en el sof, y el cuero suelta una ventosidad al contacto con su piel, o bien ha sido Jed quien se ha tirado un pedo, cosa que no sera impropia de l. No esperaremos para salir de dudas. Jed empieza a recorrer el crudo desierto de la programacin televisiva de madrugada. Buenas noches le digo desde la escalera, pero Jed ya ha sido tragado por el estupidizante fulgor verdiazul de la pantalla de plasma de cincuenta y dos pulgadas, su verdadero hogar desde hace dos aos. Expediente X anuncia alborozado. Mierda. Este captulo ya lo he visto. Y ah se quedar hasta que se haga de da, viendo reposiciones e informativos, redoblando sus probabilidades de toparse con Chuck Norris. En un momento dado echar un sueecito, se dar una ducha, encargar el desayuno y, renovado y alimentado, podr reanudar su insensata vigilia. De vuelta en mi cuarto, intento sacar partido del inesperado madrugn y sacar a Hope de su pijama, pero aunque permite que mis manos jugueteen bajo la tela, se obstina en seguir vestida. He de estar temprano en el trabajo dice. Sobo suavemente su pecho izquierdo con un movimiento que se pretende seductor, pasando la mano por encima del pezn y bajndola hasta donde la blandura se pierde en las costillas. Luego la subo otra vez, su pecho acomodado a la palma de mi mano, creciendo bajo el empuje de mis dedos como una masa leudada. Hope tiene el cuerpo ms perfecto que me ha sido permitido tocar. En su largo y ejercitado torso reinan dos senos supercoquetos tamao pomelo grande, cuyos pezones en forma de barril se ponen tiesos a la menor manipulacin. Sus piernas son esbeltas y armoniosas gracias a las visitas al Reebok Club tres veces por semana, y ms arriba un trasero tipo manzana de Magritte, firme pero deliciosamente muelle. Vamos, mujer digo, y empiezo a sacarme el instrumento de mis Flix el Gato. Un poco de Sexo Ssmico. Me mira con cara de escepticismo. Sexo Ssmico? Pues claro. Yo siempre estoy catalogando el variadsimo cuerno de la abundancia de la actividad sexual. Sexo con Chica Nueva (bsico y siempre divertido), Sexo en la Ducha (tcnicamente ms difcil de lo que parece en Cinemax), Sexo para Amistades Platnicas en poca de Sequa (el equivalente ertico de la cartilla de racionamiento), Sexo Etlico-Chapucero (sobran las palabras), Sexo en Hotel (puedes dejarlo todo hecho un asco, no tendrs que limpiar t) y Sexo al Despertar (prohibido besos con lengua), por citar slo unos cuantos. En lo que respecta al sexo, puede decirse que mi yo adolescente es quien maneja el cotarro. A Hope no le impresionan mis tentativas. Maana tengo una subasta dice, y me aparta la mano que tena bajo su pijama. No te das cuenta de que es una ocasin nica? digo. Qu probabilidades hay de que vivamos otro terremoto en Manhattan? -7-
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Tan pocas como de que t te salgas con la tuya dice. Y bosteza, se da la vuelta y cierra los ojos. Vamos, ir rpido. Lo siento. Necesito dormir. Y yo qu? Me quedo con las ganas? Hope abre un ojo, lo pone en blanco. Hemos hecho el amor hace tres horas dice. Y no te gust? Abre el otro ojo y dice: Hasta la tierra se ha movido. Sonre primorosamente, una sonrisa desprovista de su habitual irona. Me encanta esa sonrisa, y la sensacin de ser a la vez su causa y su efecto. Lo ves? digo. Se inclina hacia m y me da un rpido beso en los labios. Buenas noches, Zack dice. Su tono no deja lugar a dudas. No es que yo lleve la cuenta, pero tengo la impresin de que practico menos desde que nos hicimos novios formales. Me pongo boca abajo para aplastar la rudimentaria ereccin y observo cmo Hope se queda dormida. Me encanta su manera de doblar la mano debajo de la mejilla, como una nia que parodiara estar dormida, y su manera de encoger las rodillas, hacindose una pelota. Es extrao ver a Hope en reposo, y aprovecho para contemplar su belleza y maravillarme, como tantas veces, de que la suerte haya puesto a este ngel en mi cama. Por qu me quieres?, le he preguntado muchas veces. Porque tienes un gran corazn suele responder. Porque te has pasado la vida cuidando de tus hermanos y ni siquiera comprendes la fortaleza y el afecto que eso debe suponer. Porque piensas que todo te lo tienes que ganar, que no te regalan nada, lo cual significa entre otras cosas que siempre sabrs apreciarme como es debido. Porque aade a veces todos los novios que he tenido me queran por aquello en lo que esperaban que me convertira una vez casados, un accesorio de la opulencia. Pero t no tienes grandes planes para m. Me quieres por lo que soy ahora, o sea que siempre me querrs al margen de en qu pueda convertirme. Por qu me quieres? le susurro ahora. Porque saba que ibas a hacerme esta pregunta murmura sin abrir los ojos. Luego, cuando me quedo dormido, sueo con Tamara. La vida, en general y de forma inevitable, se vuelve rutinaria, relegado casi al olvido el azar que configura caprichosamente sus elementos. Pero, de vez en cuando, veo mi vida por una ventanita y, la verdad, me quedo sin respiracin. Todo esto es obra ma, comparto casa con un playboy millonario y tengo una novia despampanante con la sangre tan azul como el cielo despejado en invierno. Me paso los das haraganeando en la oficina y luego vuelvo a casa, a mi espectacular edificio de piedra rojiza, y me codeo con msicos de rock y gente guapa. Esto no es casualidad. Responde al plan que yo mismo trac. Y ahora estoy a punto de joderlo todo de la manera ms espectacular. -8-
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Por la maana. No necesito abrir los ojos para saber que Hope se ha marchado hace rato. Se habr despertado a las seis, pues prefiere ducharse y cambiarse en su piso antes de ir al trabajo. Hope es empleada de Christie's, tasa pinturas del siglo XIX que al final sern adjudicadas en subasta a gente rica y estirada, y aunque ella no me lo dir, s que mi ducha le disgusta, con sus pegajosos frascos de champ, sus melladas pastillas de jabn Irish Spring y sus maquinillas desechables Bic estratgicamente esparcidas por todas las superficies disponibles. Le he reiterado mi ofrecimiento de proveerla de sus productos favoritos de belleza capilar Bumble & Bumble y Burberry, pero Hope palidece ante la mera idea de un cuarto de bao prematrimonial. A decir verdad, hace muy poco que se queda a dormir aqu slo los fines de semana, una graciosa concesin al anillo de diamantes que recientemente, aunque parezca mentira, le puse en el dedo. Me doy vuelta en la cama y examino embelesado, y no poco maravillado tambin, mi habitacin, como vengo haciendo casi cada maana desde hace tres aos. Es una pieza grande y cuadrada de unos cinco metros y medio de lado. Hay pocos muebles porque he querido conservar la sensacin de espacio: mi cama tamao gigante, un pequeo escritorio de cerezo comprado en Door Store y sobre el cual descansa un monitor negro de dieciocho pulgadas y pantalla plana, un cargador de mvil, un telfono inalmbrico con su cargador, algunas fotografas, recibos y volantes de la tintorera y todo un surtido de correspondencia y papeles que se ha ido amontonando en los ltimos seis meses y que tengo intencin de ordenar, aunque es posible que no lo haga nunca. Estanteras hasta el techo atiborradas de una eclctica coleccin de libros de bolsillo, sobre todo narrativa contempornea, algunos clsicos para lucir, lo mejor de la serie de novelas Star Trek, guiones bajados de Internet y ejemplares de Esquive y Entertainment Weekly de los ltimos tres o cuatro aos. Frente a mi cama se halla el centro de entretenimiento, compuesto de una pantalla plana Panasonic de treinta y dos pulgadas con DVD incorporado, un vdeo y un equipo estreo Fisher. En mitad de la habitacin hay nicamente una alfombra gruesa de color burdeos casi siempre sembrada de ropa. En una de las paredes cuelga un pster original de la pelcula Rocky en el que un maltrecho Stallone preesteroides se derrumba en brazos de Adrian, y en la otra pared un conocido grabado de Kandinsky, regalo de Hope. La puerta del bao est entre la librera y el escritorio. El dormitorio de mi piso anterior tena ms o menos el tamao de mi cuarto de bao actual. Al ir hacia la ducha veo que Hope ha colgado uno de mis trajes del pomo de la puerta del bao con un post-it amarillo en que se lee con su letra elegante: Perfecto para la fiesta, pero llvalo a la tintorera. Te quiero, H. Sus padres celebran una fiesta en nuestro honor este sbado por la noche, en su apartamento, para anunciar de manera oficial nuestro compromiso. Y esto a pesar de que les disgusta profundamente la pareja elegida por su hija, aunque creo que empiezo a caerle mejor a su madre, Vivian, a quien mi sensibilidad de clase media extrarradio le resulta cmicamente singular. Considero la nota de Hope y el traje oscuro y triste que ha elegido: est claro que no se ha fijado en la etiqueta de Moe Ginsburg, de lo contrario -9-
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lo habra descartado. Hoy es lunes. Joder, digo, sin motivo aparente. Mi cuarto de bao es todo de un relajante gris: baldosas, papel pintado, lavabo, baera e inodoro, todo apaciblemente monocromtico, perfecto contraste con las toallas blancas colgadas del toallero. Es como un punto intermedio entre el sueo y la conciencia, silencioso, funcional, y no molesta a la vista. Al orinar reparo en algo inquietante. Mi chorro, que por la maana suele ser amarillo vibrante, se ha vuelto incoloro a excepcin de algn destello ocasional color Coca-Cola. Cuando miro en la taza, los colores se han separado y veo como una pequea nebulosa flotante, ahora de un inequvoco rojo sangre. Noto una sensacin glacial en el vientre, un temblor en los intestinos. Me miro largamente en el espejo, fruncida la frente de consternacin. Esto no puede ser bueno digo. Al meterme en la ducha empiezo a darle vueltas sobre la posible causa, y si eso podra llegar a salvarme de la fiesta de compromiso.
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Captulo 2
Mi padre tiene una ereccin. No le veo desde hace seis o siete aos al menos, y se presenta en mi casa a la hora del desayuno con esa cosa sobresalindole del pantaln del traje como el mango de un paraguas. Hola, hijo dice, como dira Kent padre a Clark-Supermn. Los padres neoyorquinos suelen dirigirse a sus hijos por el nombre de pila. Eso de hijo requiere sin duda un trasfondo de maizales al sol. Y en todo el planeta los padres suelen mantener una distancia considerable entre su descendencia y sus erecciones. Hola, Norm. El mismo dice, como si le sorprendiera agradablemente que le haya reconocido. Cmo te va, Zack? A m bien. Y a ti? Asiente con la cabeza y dice: Todo en orden. A pedir de boca. Slo de boca? Se te ha puesto dura le digo. S. Baja la vista y menea un poco la cabeza. Es que he tomado Viagra hace un rato, y no se me pasa. S, claro digo, como si fuera algo de lo ms normal del mundo. Me gusta lucir tranca cuando voy a visitar a la familia. Esboza una amplia sonrisa un tanto diablesca. Es que cambi de planes de repente dice, a modo de explicacin. Ya, pues parece que nos hemos enterado. Sonre de buen talante mostrando sus dientes perfectos, de un blanco deslumbrante como en los anuncios de dentfrico. Dientes y zapatos sola decir. Dientes y zapatos. Si vas a una reunin con la dentadura o el calzado en malas condiciones, ya empiezas con mal pie, ests causando una mala impresin. Lleva barba de un par de das, notoriamente ms blanca que el crculo de cabello desordenado que circunda el ncleo brillante de su, por lo dems, calva cabeza. Se ha dejado crecer ridculamente esos mechones que le sobreviven, le caen por detrs y el efecto es como Jack Nicholson haciendo el papel de Benjamin Franklin, cosa que, bien pensado, sera una original eleccin para el responsable de un casting. Norm tiene una barriga pronunciada, pero lo veo ms bajito y en conjunto menos imponente de como lo recordaba. No guardo ninguna foto suya en casa. Me han llegado rumores de que te casas dice. Y de que ella es muy guapa. No tengo ni idea de cmo puede haberse enterado, pero no pienso darle el - 11 -
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gusto de preguntrselo. As es digo. Oye dice. Puedo pasar? Para qu? La sonrisa le flaquea. Quisiera hablar contigo dice. Llego tarde al trabajo. Has recibido mis mensajes? Por supuesto. Norm me ha llamado espordicamente desde que cayeron las Torres Gemelas, siempre dejando largos y prolijos mensajes para decir que la catstrofe le haba hecho comprender lo que de verdad importaba en la vida, y que tenamos que vernos y charlar. Es muy propio de l ver una oportunidad personal en la muerte de unas tres mil personas. ltimamente cribo todas mis llamadas, por si acaso. Bien, entiendo que no me hayas devuelto ninguna llamada, pero ten presente que mi presencia aqu responde a un intento de dejar todo eso atrs. S que te he fallado alguna vez. He sido un padre desastroso, no me cabe duda, pero quera decirte, cara a cara, que ahora estoy sobrio. Llevo noventa das de... Vaya, ahora eres alcohlico? digo, desconfiando. S seor dice mi padre con estudiada humildad. Y estoy en el punto nmero nueve, que es hacer las paces. En total son doce puntos. Bien pensado, Norm digo, incapaz de disimular mi sarcasmo. Tu ltima treta no funcion, pero quin le va a decir que no a un alcohlico en fase de recuperacin, verdad? Muy brillante. Tienes todo el derecho a dudar de m, claro. Te parece? Suspira. Oye, llevo un buen rato de plantn. No puedo entrar a tomar un vaso de agua? Le miro y trato de olvidar todos mis rencores y todas sus chorradas y de verle como realmente es, pero lo nico que veo es un timador profesional de capa cada, con sesenta aos y un traje viejo y arrugado y que tiene la mala idea de querer hacerse el simptico mientras luce una ereccin inducida va frmaco. Parece sucio, casi decrpito, y aunque me repugna sentir una oleada de tristeza y conmiseracin, le dejo entrar en casa y l se queda esperando en el saln mientras voy a buscarle un vaso de agua. Menudo casern dice, impresionado. Es de compra o de alquiler, si no te importa que pregunte? Es de Jed digo, y le doy el vaso. Bebe el agua rpidamente, se seca los labios con la manga y me devuelve el vaso. Notaste el terremoto anoche? Desde luego. Sabes, ciertas culturas antiguas crean que los sesmos eran momentos para la - 12 -
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introspeccin; los dioses zarandeaban a los hados y de este modo tenas una oportunidad de cambiar tu destino. Me mira expresivamente. A lo mejor era que los dioses se estaban tirando a la virgen de trece aos sacrificada la noche anterior digo. Norm amaga una sonrisa triste. Mira, Zack dice, slo te pido media hora, una hora a lo sumo. S que ests enfadado, y yo desde luego merezco que lo ests, pero sigo siendo tu padre y, te guste o no, no vas a tener ninguno ms. Yo no estoy para bromas y sigo preocupado por mi orina sangrante, preguntndome si debo hacer algo al respecto, as que le digo: En serio, tengo que ir al trabajo. Se queda mirndome unos instantes y luego asiente con la cabeza. Est bien. Ahora no es un buen momento. Mete la mano en el bolsillo de su chaqueta y me tiende una tarjeta medio doblada . Mi mvil dice. Me marcho unos das a Florida. Un tipo que conozco quiere que me encargue de su tienda de artculos deportivos. Pero antes quera verte; esto es importante, Zack. Por favor. Paro en casa de unos amigos que viven en el centro. Me quedar unos das ms si hace falta. Lo pensar digo, llevndolo hacia la puerta. Estoy sugiriendo que esto es verdaderamente todo cuanto podra pedir dice solemne. Con los aos, Norm ha ido desarrollando una extraa manera de hablar, rubricando sus frases con floridos despropsitos lingsticos que, segn cree, le hacen parecer ms culto, la confusa chchara del mal vendedor. Me tiende la mano. Le doy un apretn, no porque quiera sino porque qu diablos vas a hacer si alguien te tiende la mano?. Me alegro mucho de verte, Zack. Ests increble, en serio, fenomenal. Y meo sangre, pienso, pero me limito a decir: Gracias. Sonre otra vez, como si hubiera ganado una pequea batalla. Bien, y tu madre cmo est? dice. Le respondo que eso no es asunto suyo, no porque me importe sino por ver si puedo borrar de su cara esa maldita sonrisa rastrera. Lo consigo.
De chaval despertaba a veces por la noche aterrorizado, pensando que me haban dejado solo en la casa, y entonces iba corriendo al cuarto de mis padres, siempre por el lado de la cama de l. Mi padre me izaba con sus grandes brazos y yo me quedaba con la cabeza apoyada en su pecho, escuchando los latidos de su corazn en el pecho blando y carnoso mientras l me frotaba la espalda, subindome la camisa del pijama all donde la tela se me pegaba al cuerpo sudoroso. Y luego, mientras mi convulsa respiracin recuperaba profundidad y lentitud, l me cantaba con voz ronca y amodorrada. - 13 -
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Dulces sueos, mi bien, dulces sueos Aqu estoy para velar por ti La luna, las estrellas y yo Y esta cancin de cuna Haremos que tus sueos se hagan realidad. No se puede odiar del todo a alguien que te cantaba as hasta que te dormas, digo yo; que te tranquilizaba y mitigaba tus temores. Puedes sentirte traicionado y furioso, pero en algn rinconcito le seguirs queriendo por estar all en aquellas noches de terror, por proporcionarte un escondite donde tus pesadillas no podan entrar, el nico sitio donde t finalmente podas conciliar el sueo sabiendo que, al menos de momento, estabas completamente a salvo.
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Captulo 3
Las cuentas de la casa las llevaba mi madre, de modo que cuando mi padre empez a acostarse con Anna, su secretaria, tuvo miedo de que el gasto extra en moteles tres o cuatro veces por semana pudiera destapar el pastel. Decidi que lo mejor era llevar a Anna a casa a nuestra casa durante la hora del almuerzo y follrsela en su propio y cmodo lecho conyugal. Si bien de este modo eliminaba posibles pistas monetarias, algn rastro de tipo forense debi de generar, porque el da que mi madre irrumpi en el dormitorio y lo pill infraganti, ella ya estaba preparada. En vez de ponerse histrica y empezar a tirar cosas, se limit a sacarle unas cuantas fotos condenatorias con la Nikon que le haba comprado como regalo de aniversario haca unos aos, cuando Norm declar haber descubierto su gran, mas tpicamente breve, pasin por la fotografa. Mientras l y Anna se vestan a toda prisa, mi madre baj tranquilamente la escalera de nuestra casa adosada y recorri tres manzanas hasta Ace Pharmacy, donde dej el carrete para revelar. Como la Nikon, que llevaba colgada del hombro, la pona de mal humor, la tir al primer contenedor de basura y luego se compr una lata de Diet Pepsi y fue a dar un largo paseo. En das sucesivos, una calma misteriosa se adue de la casa; ninguno de nosotros quera romper la inescrutable y frgil tregua que de alguna manera se haba impuesto como secuela del acontecimiento. Mis hermanos y yo conseguimos encajar las piezas del rompecabezas gracias a que las paredes de la casa adosada de Riverdale eran como papel de fumar, y las discusiones de alcoba que mis padres crean tener en voz baja las desesperadas splicas de mi padre y las amargas recriminaciones de mi madre eran perceptibles desde el cuarto de bao del pasillo. Yo entonces tena doce aos, Pete nueve, y Matt ya era un ser furioso a sus siete aitos. Todos sabamos que habra problemas. Incluso Pete, que era medio retrasado y no siempre captaba, supo que aquello ola a mierda, pero en el fondo ninguno de nosotros crea que la sangre fuera a llegar al ro. No era la primera vez que pasaba. Nos sabamos el cuento, incluso Pete. Unos das de tensin y caras largas tras alguna barrabasada de pap, y luego ste se ocupaba de compensarlo de alguna manera. Una vez haba llegado a decirme, con tono confidencial, que l era el rey de la reconciliacin. Pero esa vez no hubo reconciliacin. Unas semanas ms tarde mi madre envi las habituales tarjetas de felicitacin del ao nuevo judo, y en vez de retrato de familia, la foto de aquel ao fue la de mi padre y Anna descubiertos con las manos en la masa. Nada de aerografas, nada de poses estudiadas, slo la cruda y desagradable realidad de dos cuarentones, hombre y mujer, pillados en un ngulo nada - 15 -
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favorecedor, anatoma humana como nunca quiso la naturaleza que se viera. Norman King, mi padre, era un personaje popular en el barrio. Iba por la calle con andares de polica, saludando a todo el mundo por su nombre, y, si no saba cmo te llamabas, se presentaba o bien deca: Buenos das, jefe. Era el tipo de persona que trataba de t a todos los comerciantes y que saba preguntar por sus consortes, hijos o padres concretando al mximo. Tena largas charlas con los hombres acerca de sus respectivos negocios, siempre ofreciendo sugerencias y estrategias fiscales. Su trabajo de oficinista en el departamento de contabilidad de una importante empresa de Manhattan le proporcionaba un aura de experto de altos vuelos, y l se afanaba en dar lustre a esa imagen, entre otras cosas porque crea en ella. Llegaba al extremo de ponerse corbata slo para ir de un salto a la tienda de comestibles por un litro de leche. De puertas afuera era un tipo que saba cmo funcionaban las cosas, que estaba al loro. El hecho de que llevara a sus espaldas una buena coleccin de fallidas aventuras empresariales no disminua esta percepcin, ni siquiera desde su propio punto de vista. Los fracasos son la base sobre la que se construyen los xitos, deca, as de pomposo. Con el tiempo, a medida que me fui haciendo mayor, me pregunt a qu clase de xito deba de referirse, pero el hombre hablaba con tal aplomo que al momento dudaba yo de mis propias dudas, y justamente en eso radicaba su mejor don. Mi padre es el mayor y ms creble farolero que he conocido nunca. Norm era, adems, en extremo caballeroso con las damas, siempre las saludaba con un gesto galante y un cumplido, siempre a punto para elogiar un nuevo peinado o un vestido nuevo. Se llevaba bien con todas, o la mayora, de las seoras del barrio, y si alguna vez llegu a pensar que algunas de estas relaciones podan tener un tinte inadecuadamente sexual, al punto desdeaba esa idea y la achacaba a mi inmadurez. Hasta que mi padre fue descubierto en ms de una ocasin. Por regla general, me encantaba ir con l por la calle y disfrutar de su popularidad, me senta como el hijo de un rey. As pues, para Norm debi de ser un golpe devastador el que mi madre distribuyera esas tarjetas entre la familia. Iba ms all de la prueba documental; era una humillacin del ms alto nivel: el emperador al desnudo, con verrugas y todo, en la implacable nitidez de la pelcula Kodacolor 200 ASA. Ella, mi madre, saba lo que estaba haciendo. Tras aos de sufrir en silencio estas infidelidades, no slo haba pergeado un plan para echar por tierra la fama de su marido, haciendo aicos el personaje que tan cuidadosamente haba cultivado y perfeccionado durante aos, sino que se estaba pasando de la raya, con lo cual haca imposible una nueva reconciliacin. Porque cuando ella se sintiera desfallecer y por tanto corriera el peligro de ceder a su carcter indulgente, la presin del vecindario le impedira ablandarse. Y aun en caso de que superara esta crisis, saba que Norm ya no podra seguir viviendo en Riverdale. A mi madre le perdonamos eso y el no darse cuenta, abrumada por su justa ira, de que las fotos incendiarias que haba enviado a sus amistades iban a acabar en manos de los hijos de stas y, finalmente, en los pasillos de nuestra escuela primaria, - 16 -
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lo que no slo convirti a sus propios hijos en el hazmerrer del cole sino que les proporcion la imborrable visin de su padre en pleno coito su trasero con hoyuelos, su pene encogido por la culpa, sus michelines en todo su esplendor para toda la posteridad, mientras el pobre se separaba precipitadamente de Anna, congestionada y espatarrada debajo de l. Puedo asegurar al lector que una cosa as no se olvida nunca. Jams. Hasta entonces, los nicos desnudos que haba visto yo eran los que salan en los National Geographic que hojeaba vidamente con mis amigos en la biblioteca pblica, estudiando los oblongos pechos color caf con leche de las aborgenes, sus cuadrados traseros como de papel de lija, tan diferentes de lo que creamos que deba ser un culo, de lo que imaginbamos tena que haber debajo de las faldas de las chicas de instituto en cuyo honor nos la cascbamos. Pero mi buen da me top con Mike Rochwager y Tommy Chianello en los servicios de chicos. Estaban examinando la postal de Ao Nuevo que Mike haba mangado de la correspondencia de su padre. Me pasaron la foto sin decir nada y vieron cmo la miraba y me quedaba absolutamente blanco. Al pie de la foto, en hebreo y en ingls, mi madre deseaba de su puo y letra un feliz y prspero Ao Nuevo. En serio es tu padre? pregunt Mike. Pues s. El mo dice que tu madre le va a sacar hasta el ltimo centavo. Y eso por qu? Pues por qu va a ser dijo Mike. El divorcio. Mis padres no se van a divorciar! grit, rasgando la foto por la mitad. Eh, eso es mo! chill Mike, empujndome contra la pared y arrebatndome las dos mitades, que rpidamente entreg a Tommy para que las guardara. Devulveme eso! grit. Me abalanc sobre Tommy, pero ste haba alcanzado la pubertad en quinto curso y me llevaba una ventaja de ms de un palmo de altura y ocho kilos de peso. Se zaf de m y me lanz al pegajoso suelo con una mano mientras con la otra sostena en alto la fotografa. Me puse en pie de un brinco, dispuesto a recibir una paliza, pero en ese momento se abri la puerta de los servicios y apareci Rael. Inmediatamente se hizo cargo de la situacin y se situ a mi lado. Es sa la foto? inquiri. Rael no era tan corpulento como Tommy, pero casi, y lo compensaba con su gran temeridad. Es ma gimi Mike, escudndose en Tommy. Rael no hizo caso, atento a los movimientos de Tommy. Tras unos segundos, Tommy dijo: Al cuerno. Tir las dos mitades al suelo y le dijo a Mike : Largumonos. Seguramente la quiere para pajearse con la puta de su padre. Una vez a solas, Rael me pas la foto rasgada con un gesto de solidaridad y se apoy contra la puerta mientras yo acababa de hacer pedazos la foto hasta convertirla en confeti, ya llorando a moco tendido. Quin carajo deca nada de - 17 -
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divorcios?
Lo que pasa es esto: tu padre destroza la familia con sus repetidas infidelidades y luego se larga quin sabe adnde, dejndote a ti y tus hermanos cavilando sobre el misterio de la vida. T eres el mayor y, por tanto, te sientes ms traicionado que nadie mientras ves la cara exange de tu madre, los morros de tu hermano menor Matt, que niega llorar cada noche pese a que se le oye en toda la casa, y Pete, cuya cortedad de entendederas parecera en este caso una bendicin, pero en cuya conducta afable e intransigente ves tan slo un recordatorio de las transgresiones de tu padre. Ves a los miembros de tu familia flotar en sus respectivas rbitas de desdicha y juras reemplazar al intil de tu padre, proporcionar a tus hermanos la fuerza y la tutela que necesitan, descargas en lo posible a tu madre del peso que le cae encima confiando en devolver a su mirada un poco de alegra, recuperar el buen humor y la afectuosidad que siempre la han acompaado. Tal vez Matt empezar a sonrer otra vez y dejar de jugar a solas en su cuarto con sus muecos articulables, y quizs esto volver a parecer una familia, en vez de un funeral en curso. Tienes doce aos y todava ignoras que no sabes una mierda. Simplemente ests decidido a ser todo lo que tu padre no era, por ellos y por ti mismo, y tardas un poco en comprender que no est en tu mano reparar el dao que Norm ha hecho, que las heridas son muy profundas. Para entonces, tu firme decisin de no emular a tu padre se ha convertido en una obsesin, y es una cuestin de orgullo cada vez que puedes constatar de qu manera evitas el carcter feln de tu progenitor. Yo no soy como l, se convierte en tu mantra personal, y, aunque t nunca lo suscribiras, en el fondo bien puede haberse convertido en tu filosofa universal reducida a su pura esencia.
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Captulo 4
Voy en metro, hecho polvo, mis pensamientos condensados en una sucesin de cinco palabras al comps del rtmico estruendo del vagn. Tengo-sangre-en-la-orina. Tengo-sangre-en-la-orina. Me apeo en Times Square y me dirijo al este por la Sexta Avenida. Llego al trabajo slo media hora tarde, tenso y despistado, sin quitarme de la cabeza la imagen del rojo en la porcelana del inodoro. Qu es lo que tengo? Trabajo en la Spandler Packaging Corporation. Es una empresa de trescientos millones de dlares, con sucursales en doce estados. Tenemos ms de quinientos trabajadores. Se nos conoce en todo el pas como la empresa lder del ramo. Nuestros clientes confan en nosotros. No fabricamos nada. No vendemos nada. No compramos nada. Si no existiramos, Kafka tendra que inventarnos. Nos definimos como asesores en la cadena de suministro. Nos definimos como especialistas en subcontratacin. Pero nuestra vocacin verdadera puede resumirse as: somos intermediarios. Servimos a las principales empresas en la fabricacin de productos en el extranjero. Sabemos dnde conseguir todo lo que necesitan. Estamos relacionados con todos los tipos de instalaciones fabriles que quepa imaginar, y con muchas totalmente impensables. Podemos encargar cintas a China, telas a Italia para tapizados en Canad de troquelados hechos en Los ngeles, etiquetas de plstico moldeadas por inyeccin a Corea, bandejas acrlicas a Taiwn, rtulos de aluminio cepillado a Providence, perchas de madera a Eslovaquia que luego sern serigrafiadas en Weehawken (Nueva Jersey). Sabemos quin es de fiar y quin no, quin es caro y quin barato. Sabemos qu errores no cometer, qu escollos salvar. Puedes hacerlo por tu cuenta, pero si quieres que le lo entreguen a tiempo y sin excederse del presupuesto, lo mejor es pedirnos asesoramiento. Yo soy un intermediario. Odio mi trabajo. Soy el conducto entre el cliente y el vasto y estratificado mundo del diseo y la fabricacin. Traduzco en trminos de realidad necesidades abstractas, conceptos en hechos concretos. Soy la voz de la razn y la experiencia. Aporto al mayorista un trabajo sumamente buscado, y al cliente un producto ms buscado todava. Me gritan mucho. Cuando eres intermediario, t tienes la culpa de todo. Mi ordenador me dice que tengo cincuenta y siete nuevos e-mails. Borro el spam y los chistes que me enva gente con demasiado tiempo libre, y el correo se queda en dieciocho mensajes. Redacto unos cuantos informes apresurados que envo a un puado de clientes, ponindolos al da sobre la marcha de sus proyectos en curso, y luego llamo a algunos proveedores para recordarles que el plazo est a punto de - 19 -
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expirar. En la Spandler Corporation nos pasamos el da haciendo tres clases de llamadas telefnicas. A nuestros proveedores para acosarlos respecto a programas y entregas pendientes; a nuestros clientes para garantizarles que todo va sobre ruedas o para que te echen las culpas en caso contrario; y a clientes en potencia para besarle el culo a gente que un da te echar la culpa de todo. Cuando eres un intermediario, la nica llamada buena es la que no se hace, y eso nunca ocurre. Craig Hodges, mi contacto en Nike, me ha dejado ya dos mensajes urgentes por correo electrnico. Estoy fabricando un cuarto de milln de versiones acrlicas del logo de Nike, el famoso y reverenciado swoosh, que ilustrarn la parte superior de un nuevo expositor de zapatillas con el que Nike piensa inundar las tiendas de calzado de todo el pas. Craig ha pedido ver una muestra preliminar antes de facturar el encargo a China, de modo que le he enviado una caja llena va FedEx. Por lo que se desprende de sus mensajes, algo pasa con las muestras. El color no va me dice cuando le devuelvo la llamada. Qu quieres decir? Pues que no es el color que tiene que ser responde Craig irritado. Se supona que tena que ser azul, y estas muestras son moradas. Craig es varios aos mayor que yo, un tipo alto, anguloso e irritable. Una vez lo llev a cenar y bebi ms de la cuenta y me explic lo solo que estaba. Nike le obliga a hacer el trabajo de tres y Craig siempre habla un par de decibelios por debajo del grito. Espera un momento digo mientras hojeo mi expediente. Encuentro la hoja de Craig en la que est especificado el color PMS, y luego miro el nmero correspondiente en mi carta de colores Pantone. Es morado. Vuelvo a comprobarlo y respiro tranquilo, pues es evidente que la metedura de pata no ha sido ma . Craig, aqu pone PMS nmero 3234. Segn mi carta de colores, es morado. De qu hablas? dice l, su voz ascendiendo en la escala histrica. Oigo cmo revuelve papeles frenticamente. Hostia! dice al fin, tras encontrar su copia. El nmero no es correcto. Es el que t me diste. Esto no va a funcionar dice. El mueble es azul. Toda la campaa es en azul. Y el swoosh ha de ser azul. Miro la fecha de embarque del pedido. El viernes que viene, lo cual quiere decir que en Qingdao, China, han fabricado ya un cuarto de milln de swooshes de color morado, los han envasado adecuadamente y los han metido en cuatro contenedores que pueden estar todava en la fbrica o camino del puerto. Que el pedido llegue a tiempo suele ser una gran noticia, motivo de albricias y enhorabuenas, pero hoy es casi una catstrofe. En alguna parte habr un cuarto de milln de expositores de calzado deportivo que no sern facturables porque el swoosh no es azul. Si no llegan los expositores no habr gnero en las tiendas, lo que significa prdidas para Nike y que Craig est con un pie en la calle. Existe documentacin blindada, tanto en copia impresa como en e-mail, de que esto no ha sido culpa ma, pero lo que est claro es que el problema, ahora, es mo. En qu fase est la produccin? pregunta Craig. No poda haber - 20 -
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preguntado nada ms estpido. Ambos sabemos que el pedido tiene que llegar esta semana. Tendr que consultarlo con el proveedor digo, pero por la fecha de embarque yo dira que ya estn de camino, o en el puerto esperando ser embarcados. Joder. Se hace el silencio y casi puedo orlo pensar a toda velocidad, no buscando una solucin sino viendo de qu manera puede cargarme el mochuelo. Sabes? dice al cabo, y me lo imagino sudando a mares , la razn de pedir una muestra no era otra que poder dar el visto bueno antes de empezar la produccin. Si yo hubiera visto esto antes, jams habra permitido que empezaran a producir. Me pediste un plazo de entrega breve replico. Tuviste la muestra en menos de dos semanas desde que hiciste el pedido. Es lo habitual. La nica razn de que no puedas hacer cambios es que adelantasteis tres semanas la fecha de embarque. Ataque y parada, pero todo en vano. El intermediario nunca puede vencer en estos duelos. Si me mantengo firme, puede que no vuelva a hacer negocios con Nike. Zack dice Craig, adoptando un falso tono de sensatez . Contacta con tu proveedor y mira qu puedes hacer por m, de acuerdo? Detrs de este pedido hay mucho en juego, pero lo principal es que pueda marcarme un tanto para que t sigas aqu en el sistema. Traduccin: Craig me culpar de esto cuando hable con sus jefes, yo perder mi mejor cuenta, y a Spandler Corporation le harn el boicot. Suspiro: Ver qu puedo hacer. Gracias, to. No me las des todava. Gracias, to repite con firmeza, y cuelga.
Son meteduras de pata como sta lo que mantiene tan alto aqu el ndice de gente quemada. Hace slo una semana Clay Matthews, que ocupaba un cubculo cercano al mo, se convirti en la ltima vctima. Primero omos los gritos. Hijo de la gran puta! Seris cabrones! Ojal te mueras! Cuando los dems terminamos con nuestras llamadas telefnicas o e-mails, la demolicin ya haba empezado. El telfono de Clay sali despedido de su mesa a pavorosa velocidad, dejando una abolladura cnica en el tabique de cartn-yeso antes de caer al suelo. Despus Clay sali en tromba al pasillo, enloquecido y hecho una furia, con la melena encabritada, pisote el telfono hasta dejarlo hecho papilla y mand los trocitos al fondo del pasillo a puntapis. Si repar en nosotros asomados para ver qu pasaba, no se le not, simplemente volvi a su sitio desgaitndose al grito de Joder!. Nos dej a todos pasmados con la potencia de su voz. Quin lo iba a decir, con lo tranquilo que pareca. Lo que sigui fue su ordenador, y hay que ver el ruido que hace eso, una explosin casi, cuando da contra el suelo. Bill, nuestro jefe, es demasiado ahorrador para proporcionarnos monitores planos, de modo que Clay se benefici del estruendo que supone destrozar un monitor Dell de quince kilos. Cuando la - 21 -
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impresora HP LaserJet 2200d sigui el mismo destino segundos ms tarde, el tmido ruido que produjo al chocar contra el suelo qued en ridculo en comparacin. Despus de esto, Clay se qued un rato en su cubculo y slo pudimos or el alboroto que haca rompiendo carpetas y arrojando marcos de foto contra la pared, al tiempo que pateaba el mobiliario de mala manera. Por ltimo, sali al pasillo con la camisa sudada y por fuera, la corbata no se sabe dnde, la cara empapada, y se dej resbalar al suelo con la espalda apoyada contra la pared, sollozando por lo bajo con la cabeza entre las manos. Cuando llegaron los de seguridad para sacarlo del edificio, se haba calmado un poquito, y de hecho pareca casi feliz y relajado cuando se lo llevaron hacia los ascensores, asintiendo con cara de que todo le importaba una mierda. Se vea venir. Clay quebrant la norma 80/20 y quebrant la norma del plazo de entrega. Aqu en la Spandler Corporation nos regimos por numerosos principios; puedes pasar de unos cuantos si la ocasin as lo exige, pero hay ciertas normas que no puedes saltarte a la vez o lo tienes claro. Clay dependa en menos de un veinte por ciento de su cliente base para el ochenta por ciento de su trabajo. Permiti que su cliente ms importante se convirtiera en el nico cliente, y agrav ese error dejndose presionar para aceptar un plazo de entrega que no era factible. El pobre tipo tena los das contados. Yo, como todo el mundo, mene la cabeza y chasque la lengua pero lo cierto es que envidiaba a Clay. Lo envidiaba por su violencia, por su liberacin y, sobre todo, por su huida. Clay necesitaba salir, aliviar la presin que lo estrujaba por los cuatro costados, y vaya si no fue eso lo que hizo. Clay perdi los estribos, Clay se chal, Clay se volvi majara, s, pero en el fondo de todo esto haba una cosa: Clay se haba quitado literalmente de en medio. Era libre.
Reviso los papeles en un ftil intento de hallar una solucin milagrosa al problema Nike, pero no me chupo el dedo. Es Craig quien la ha jodido, pero a quien dan por el saco es a m. Todava veo la expresin de Clay cuando se lo llevaban, sorprendido pero a la vez no poco exultante. Cuando empiezas a envidiarle a la gente sus ataques de nervios, es hora de ponerte a examinar tu propia vida con cierto detenimiento. Y luego esto: he de ir a mear. El cosquilleo que siento en la vejiga es el mismo de siempre, pero ahora es tambin un sntoma de algo que est por identificar y que me aterroriza mientras clama por salir. Zigzagueo por el laberinto de cubculos con la msica de la actividad comercial que suena tras los tabiques tapizados zumbando en mis odos como un insecto, entro en el servicio y me encuentro all al director de nuestro departamento, Bill Cockburn, que est lavndose escrupulosamente las manos, pinta de superjefe con su traje azul de rayadillo, su corbata burdeos y sus tirantes a juego. Hola, Zack dice secamente, mirndome por el espejo.
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Hola digo.
Cmo va todo? De coa. El truco con Bill es decir lo menos posible. Se le conoce por sus prolijos sermones sobre el arte de vender, y uno nunca sabe cundo una simple frase amable puede provocar un miniseminario Dale Carnegie. Todos conocemos a Bill, tambin t, lector. Lo vemos en el avin machacando a su pobre vecino de butaca sobre el mercado de valores o las ltimas aplicaciones de la agenda electrnica o los defectos del modelo empresarial de Amazon, y uno se pregunta: si tan cojonudo es, cmo es que vuela en clase turista? A sus cincuenta y pico, con el cutis carnoso y manchado y una calvicie incipiente, Bill cree que no hay problema que no pueda resolverse con una breve presentacin en PowerPoint. Bill es un devoto de la gestin colectiva, un firme partidario de los sistemas informticos, un ardiente usuario de clichs a la moda. Siempre est tocando base, asegurndose de que estamos en la misma pgina o pidiendo que lo dejen en el bucle. No piensa ms que en hacer la venta, en cerrar el trato. Su mtodo de gestin consiste en dispensar los miles y miles de perogrulladas que ha acumulado en sus treinta aos en las trincheras, regalndonos con estos adagios a la manera de un gur zen que nos guiara hacia la luz. Vende a las masas, come con las clases, dice Bill. No vayas con el mentn por delante, dice Bill. Mide dos veces, corta una, dice Bill. Vndete t primero, y luego el producto, dice Bill. Hasta un viaje de mil kilmetros empieza por un primer paso, dice Bill. Bill sera bastante ms convincente si no nos llevara diez aos, por lo menos, al resto de ejecutivos en administracin media. Despide olor a caf rancio y aftershave malo y luce la demacrada expresin de quien se debate bajo el peso de su propia mediocridad. Es intermediario de carrera, y un claro recordatorio de que tengo que largarme de esta empresa antes de convertirme en un Bill Cockburn. Veo por tu informe de pedido en tramitacin que tienes listo el logo de Nike dice, secndose meticulosamente las manos en una toalla de papel. As es digo. Le convendra quedarse en los servicios, porque va a cagar duro cuando se entere de lo que pasa con el pedido. Qu es?, acrlico estampado en caliente? No. Serigrafiado. Ah. Asiente sabiamente, queriendo dar a entender que sabe de serigrafiados. Enhorabuena, Zack dice, agarrando otra toalla. La cuenta de Nike fue un buen golpe. Yo de ti la cuidara. Se mira en el espejo y casi saca un comps y un transportador para ajustarse el nudo de la corbata. Gracias digo, con ganas de que se largue de una vez para poder mear en privado. La piel sonrosada que asoma bajo su deteriorado cuero cabelludo me hace pensar en quimioterapias y radiaciones, y la palabra cncer aparece siniestra en la pantalla de cristal lquido de mi cerebro. Bill decora su partida con un despliegue de aforismos. Me aconseja no descuidar ese pedido. Antes de andar hay que saber gatear. Ms vale prevenir que - 23 -
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curar. Y, por ltimo, saliendo ya por la puerta, me suelta uno de sus favoritos: nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresin. Entro en un excusado mientras me bajo la cremallera. Mi chorro de orina ha recuperado su tono amarillo vibrante habitual y mis esperanzas crecen otra vez, pues no detecto el menor vestigio del tono xido de esta maana. Mi pecho se hincha de alivio mientras me subo la cremallera, y una sonrisa juguetea en mis labios. Lo de esta maana ha sido de chiripa, un breve eructo fisiolgico y nada ms. Pero luego, al inclinarme para tirar de la cadena, me fijo en una manchita oscura que flota en el agua de la taza, un ncleo rojo con tentculos que se desparraman y desaparecen en el amarillo translcido dominante. Mierda. Me lavo las manos y no puedo evitar preguntarme qu aspecto tiene un tumor. La hora siguiente la invierto en mirar pginas mdicas en Internet en busca de posibles respuestas. La presencia de sangre en la orina se denomina hematuria. Puede deberse a una lesin en el tracto urinario o al trnsito de piedras del rin, pero la ausencia de dolor en mi caso parece descartar ambas posibilidades a favor de diversas dolencias vasculares, lesiones renales, tumores y, por supuesto, cncer de vejiga. El telfono suena. No hago caso. Localizo el nmero de mi mdico en mi agenda electrnica y llamo a su consulta. Est con un paciente, me dice la recepcionista. Quiero esperar? Le digo que s. Me ponen la versin hilo musical de Ruby Tuesday de los Rolling Stones. Ruby, como rub, que es rojo, pienso, y otra vez veo la sangre de esta maana. Hola, Zachary dice el doctor Cleeman. Cmo te va? Como no estoy de humor para trivialidades, voy directo al grano. Me hace algunas preguntas. Me haba ocurrido antes? Cunta sangre, ms o menos? Algn tipo de dolor? Me hace esperar un minuto y luego me pasa las seas de un urlogo. Doctor Laurence Sanderson. Est en Park Avenue. Ve a verle lo antes que puedas. Cree que es algo serio? Probablemente no dice, con menos conviccin de la que me gustara, pero tienes que hacrtelo ver. Dile al doctor Sanderson que te he aconsejado que te viera hoy mismo, de acuerdo? Despus de colgar llamo a la consulta del urlogo. Su recepcionista me cuela de mala gana para la hora de comer. Es posible que tenga que esperar un rato me advierte con su lacnico acento ruso, antes de colgar.
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Captulo 5
El doctor Sanderson tiene el pelo entrecano, la barba impecablemente recortada y una mirada penetrante tras sus gafas de montura dorada. Es exactamente como querras que fuese tu mdico, slo que a los treinta y dos aos uno no quiere saber nada de mdicos, la verdad, porque para qu necesitas un mdico?, vamos a ver, maldita la gracia que te hace tratar de explicar las sensaciones que puedes haber experimentado en tu pilila cuando has orinado sangre por la maana. Le haba ocurrido otras veces? me pregunta. No. Ha sufrido recientemente alguna lesin de tipo traumtico, en el estmago o el costado? No. Dolor durante la miccin? No. Fuma usted? No digo. Bueno, fumaba, en la facultad, pero lo dej. Bueno, quiero decir, no del todo. A veces, ya sabe, en el bar o algo as. Cuando estoy tomando una copa. Se considera usted un bebedor habitual? No. Bueno, no s. A veces. Casi nunca. Debo recordar que esto no es una entrevista para solicitar empleo. Hace ejercicio? No. Practica algn deporte de contacto? No. Toma algn tipo de analgsico? Tylenol o Excedrina, a veces, para el dolor de cabeza. Tiene jaqueca a menudo? Ahora mismo s, pienso. Pero digo: No. Ojal se dejara de preguntas y me examinara de una vez. Ya he rellenado formularios en la sala de espera para solicitar un prstamo y, siguiendo instrucciones de la guapa auxiliar hispnica, me he quitado la ropa y me he puesto una bata del algodn ms fino que haya conocido el ser humano. He hecho lo que me pedan; ahora vamos al asunto. El doctor Sanderson me hace tumbar de costado sobre la camilla y me aplica una especie de gel transparente al costado y en la parte inferior de la espalda. El gel est superfro y todo mi cuerpo se crispa de sorpresa. Ya s. Est fro, eh? dice. - 25 -
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Pues s digo. El muy sdico seguro que lo guarda en la nevera para ver cmo se encogen sus pacientes. Esto es slo una ecografa rutinaria, para ver el estado de los riones. La hematuria puede deberse a diferentes causas, piedras en el rin, infecciones del tracto urinario, actividad fsica violenta... Empieza a frotarme y en el pequeo monitor de la mquina aparece una imagen en colores. Al cabo de un rato me dice que me tumbe del otro lado. Sera de agradecer que me dijera qu opina del primer rin, pero por lo visto prefiere acabar del todo antes de dar su veredicto, y aunque podra preguntarle, desconfo de interrumpir su ritual, de modo que obedezco en silencio, con la bata que se me pega al cuerpo all donde ha quedado un poco de gel. Sanderson examina mi otro rin durante un minuto o as y luego dice : Tmbese de espaldas, por favor. El rin izquierdo le merece menos atencin an que el derecho, lo cual debe de ser buena seal, posiblemente no haba nada que ver. A menos que el izquierdo est tan repleto de tumores malignos, que el doctor slo haya tardado un instante en saber que estoy bien jodido y ahora me hace tumbar de espaldas por si me desmayo cuando me d la mala noticia. O quizs es el rin derecho el que est mal y el izquierdo slo haba que mirarlo por encima, porque el doctor ya ha diagnosticado que tengo cncer. Me quedo tumbado de espaldas, ahora estoy sudando y noto que el pulso se me acelera. Ni cncer ni nada, la voy a palmar de un infarto ahora mismo. Me sube la bata como un pervertido y me unta toda la pelvis con un poco ms de gel helado. Cierro los ojos y trato de concentrarme nicamente en meter y sacar aire de los pulmones. Estoy un rato as hasta que me doy cuenta de que lleva hurgando ah abajo un buen rato, presionando la sonda y clicando con el ratn de vez en cuando. Abro los ojos y quedo instantneamente aterrorizado por su frente fruncida y por el modo en que arquea las cejas. Qu est haciendo? le pregunto. Mirarle la vejiga dice distrado, como si hubiera olvidado que esas ingles que examina pertenecen a una persona. Est todo bien? Humm dice. Nunca, bajo ninguna circunstancia, es bueno or a tu mdico decir Humm. Humm, en la jerga de la profesin, significa Hostia. Qu hay? digo. Gira el monitor hacia m y me enfrento a esa oscura pelcula de terror de mi vejiga temblorosa. Ah dice, y con el ratn dibuja una pequea circunferencia en la pantalla . Ve eso? El qu? Ese punto ms brillante. S digo. Qu es? El doctor Sanderson mira la pantalla y asiente despacio con la cabeza. - 26 -
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No estoy muy seguro responde, y de repente todo cambia. Estoy encharcado de sudor, con la bata pegada a los costados remojados de gel mientras mi vejiga vibra grotescamente ante mis ojos, y todo empieza a dar vueltas. Contemplo ese puntito brillante que el monitor convierte en una nada gris y guardo silencio. El mdico est diciendo que podra tratarse de unos capilares, nada importante, y que debo volver maana para una cistoscopia a fin de que pueda examinarlo mejor, slo para asegurarnos, pero su voz suena distante y hueca. Puede que l no sepa todava lo que es esa manchita, pero yo s s lo que es. Es algo, eso seguro.
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Captulo 6
Salgo de la consulta medio aturdido, con una exuberancia de ideas sobre el cncer. Una cosa est clara: yo no ser un buen paciente de cncer. No descubrir dentro de m reservas de energa hasta ahora no utilizadas, no levantar el nimo al prjimo con mi valor, no ser franco y gracioso respecto de mi enfermedad ni me pondr una gorra ad hoc cuando el pelo se me empiece a caer. Sencillamente, no soy carne de documental de la semana. Lo ms probable es que me convierta en una piltrafa humana, vomitando encerrado en mi habitacin, hecho una pattica pelota fetal mientras dejo que mi vida se extinga. Ser un nio, un puto nio grande. Quiero que venga mi mam. El mvil me dice que tengo varias llamadas no contestadas. El intermediario debe estar siempre localizable. Resisto el poderoso y casi innato impulso de escuchar mi buzn de voz. No hay modo de trabajar, con este asunto en la cabeza. Me quedo mirando el mvil que sostengo en la mano y me pregunto qu puedo hacer. Debera llamar a Hope. Es lo que se hace en estas situaciones, no? Pero cuando me decido a hacer una llamada, es el nmero de Tamara el que marcan mis dedos. Hola, soy yo. Zack! Qu pasa? Te apetece tener visita? Pues claro. Vendrs a cenar? Pensaba largarme de la oficina e ir ahora. Podemos llevar a Sophie al parque, dar una vuelta. Te escapars del trabajo? pregunta con cierto escepticismo. No ser la primera vez. De acuerdo dice. Pero eso no es verdad. T nunca te escapas del trabajo. Qu ocurre? Nada, que estoy de un humor de perros. O sea, vas a vendimiar y llevas uvas de postre. Las desgracias, en compaa, son menos desgracias. Y que lo digas. Bueno, ven. Procurar animarte con mis propios problemas. Cuento con ello. Tamara se re. Vaya equipo formamos dice. Quieres que vaya a recogerte a la estacin? No. Ir en el coche de Jed. Nos vemos dentro de una hora. Vale. Despertar a la monstruita, que est haciendo la siesta.
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Jed guarda su Lexus SC430 descapotable en un garaje que est a un paso de nuestro apartamento. Los encargados ya me conocen porque, como Tamara y mi madre viven en Riverdale, suelo usar el coche mucho ms que Jed, quien se dira que ya no va nunca a ninguna parte. A veces me pregunto para qu tiene coche, pero imagino que cuando el dinero no es un problema, ests dispuesto a pagar slo por tener esa opcin al alcance de la mano, lo cual es un ejemplo ms de las ventajas que su actitud consumista tienen para un to que vive de gorra como yo. Pero antes de ir por el Lexus me doy una ducha y me paso la maquinilla de afeitar. Tamara me besar en la mejilla y me dar un abrazo, y quiero oler bien cuando est tan cerca de m.
Cuando Rael y Tamara se casaron, el plan era quedarse en Manhattan, pero al nacer Sophie el apartamento se les qued demasiado pequeo y compraron un pequeo dplex en Riverdale, como a un kilmetro de donde Rael y yo nos habamos criado. Aunque no le gustaba admitirlo, Rael estaba entusiasmado ante la idea de volver a Riverdale, vea un toque de simetra en el hecho de que su hija creciera en la ciudad que lo haba visto nacer a l. Pero luego muri, y Tamara se convirti en una extraa en una ciudad extraa, con una hija y una hipoteca y sin saber a dnde ir ni qu hacer con su vida. En casa de Tamara. Est sentada sobre la mesa redonda de la cocina con un pantaln corto y un top, bebiendo una Diet Coke, con su larga melena oscura tapando parcialmente su rostro mientras lee muy concentrada un ejemplar de la revista People. No le interesan nada los divorcios de famosos ni las planchas de las supermodelos. Sin mirar, s que est leyendo uno de esos artculos lacrimosos sobre la nia que sufri quemaduras en el noventa por ciento de su cuerpo cuando un borracho estrell su coche contra el de su madre; el chaval que estaba siendo tratado de una modalidad extica de leucemia y cuyos compaeros de clase se raparon la cabeza en solidaridad; o la quinceaera de Camboya que recibi un rin de un trabajador de correos retirado de Scranton (Pensilvania). Desde la muerte de Rael, Tamara ha cultivado una obsesin por los nios enfermos y moribundos. Ella es todo lo que Sophie tiene ahora, y le aterra no estar a la altura de las circunstancias. Rpidamente me fijo en sus piernas, que son plidas y no especialmente bien torneadas pero que siempre parece que han de tener un tacto sedoso, las suaves curvas donde sus trceps enlazan con sus grandes y atlticos hombros y la vigorosa presencia de sus pechos, un tanto oscurecida pero no menos formidable bajo el top. Todas las mujeres hermosas tienen un rasgo concreto que las hace destacar, y en Tamara son sus labios, gruesos y de un rojo oscuro que ningn lpiz de labios podr imitar jams. Se dira que se los han moldeado con masilla, tensando su tez de porcelana en un puchero sensual, robusto y no intencionado. De acuerdo, sus ojos color esmeralda, enmarcados por sendas cejas pobladas, son seductores de por s, pero esos labios constituyen el toque final, y cuando los ves por primera vez tienes que recordarte que no la ests viendo desnuda, porque de entrada es lo que parece, y - 29 -
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entonces entiendes a santo de qu los musulmanes inventaron la burka. Los labios son tan rgano sexual como cualquiera de los dems, y ms evidentes. As ha quedado la cosa, en un secreto inventario reverencial hecho a la velocidad de la luz, como si yo fuera culpable de alguna perversin. La radio suena muy fuerte, y, al tiempo que lee, Tamara tararea una cancin de Eminem. En el suelo de baldosas, Sophie ha derramado un envase de leche y est sacando Cheerios de una taza, de uno en uno, mojndolos en el charco de leche y llevndoselos a la boca. Zap! exclama al verme. Suelta la taza de Cheerios, se pone rpidamente de pie y corre hacia mis piernas, aplastando Cheerios por el camino y tendindome sus regordetas manos para que la ape. Eso hago, y le doy un beso en cada una de sus suaves mejillas como manzanas. Paque me dice con voz de apremio. Zap lleva Sophie paque. Es que le he dicho que la llevaras al parque explica Tamara dejando la revista e inclinndose para darme un beso en la mejilla. Nunca reacciono a estos besos de recibimiento, pero cada vez que me da uno me doy cuenta de que lo he estado esperando, y, aunque me pese, debo reconocer que los recibo con un grado mximo de conciencia. Al principio, estoy seguro, estas visitas eran muestras semanales inocentes de amistad y apoyo, una manera de velar por la viuda de mi amigo y por el beb que no pudo disfrutar. Pero algo cambi, de un da para otro, y Tamara contrajo una irresistible belleza en su callada pena, en su serena aceptacin de las trgicas circunstancias, y algo naci dentro de m, algo que slo cobra vida en su presencia, que suea cosas innombrables y contempla un amplio abanico de posibilidades absurdas. Ests bien? me pregunta, mirndome con genuina preocupacin. Pues no lo s. Quieres hablar? Luego digo. Vas a venir al parque? No dice. Limpiar un poco mientras estis fuera. Oye, no huele a algo? Tamara asiente con la cabeza. Hay que cambiarle el paal antes de salir. Zap cambia panal dice Sophie. Creo que te ha tocado dice Tamara, y me sonre dndome una palmadita en el brazo. Ella no es de esas madres incondicionales que arriman la nariz al trasero de sus bebs para determinar, a travs del paal, si se han ensuciado o no. Pasa sobre el charco de leche y se dirige al pasillo; sus pies descalzos suenan lquidos al caminar. La observo por detrs, tan fuerte y a la vez tan vulnerable. El cario ilcito que experimento de pronto es como un reventar de algo caliente en mi pecho, como inspirar hondo en un bao turco. Sophie se yergue en mis brazos y suelta un pedo en el paal. Pedo! exclama muy contenta.
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En el parque hay toboganes y columpios. Sophie es de columpios. Ms arriba! grita (una observacin, no una orden) y se re como una loca cuando le hago cosquillas en las piernas al empujarla. Sus finos cabellos rubios, tan parecidos a los de Rael, caen sobre sus ojos cada vez que va hacia delante, como si fuera una nia mayor hacindose la coqueta. Mis excursiones semanales con ella al parque se han convertido en algo especial, un escenario en el que me represento a m mismo en otra vida. Estamos rodeados de nios y madres (alguna que otra abuelita, tambin), y para todos ellos yo soy un padre responsable que se toma unas horas libres para jugar con su hija. O bien estoy en el paro, lo cual me confiere un aire pattico. Claro que quiz soy autnomo, pongamos escritor o msico, y por eso puedo dedicar regularmente unas horas a mi hija. Como no llevo anillo, ser que soy divorciado, o tal vez viudo; en cualquiera de los dos casos, eso aumenta mi atractivo. Tamara no quera hijos, pero Rael acab convencindola. Era su especialidad. Rael era capaz de venderle cubitos de hielo a un esquimal, ya me entienden. De modo que tuvieron a Sophie y luego va Rael y se muere y Tamara se queda sola, y con esa carga de por vida, ella, que no quera tener hijos. Como Sophie slo tena diez meses al morir su padre, yo soy lo ms cercano a una figura paterna para ella, y por ms que esto me parezca trgico, no puedo negar que disfruto con la sensacin de orgullo y posesin que la nia despierta en m. Sophie se me agarra cuando finalmente deja que la saque del columpio, y paso la mano libre por la piel suave y mullida de sus pequeos hombros. Noto el olor a champ y locin infantil, y cuando apoya la mejilla en mi hombro es perfecto, como si ese hombro y esa mejilla estuvieran hechos para encajar el uno en la otra. Abrazndola as, me siento una persona ms fiable y muchsimo ms til que en ningn otro momento de mi vida. Abcdefg me canta al odo con su voz aguda, dulce, desafinando graciosamente. Y yo me pregunto qu eres respondo. Es un juego entre ella y yo. Qrstuv canta Sophie. Como un diamante en el cielo. Se re, con el estmago, y su risa es ms musical que su cantar. Zap diver. Zap es divertido. A Zap le pone cachondo tu mam, quien, incluso si no estuviera tan absorta en la trgica mierda de su propia vida como para notarlo, seguramente tampoco le hara el menor caso. Y es la mujer de su mejor amigo, lo cual complica bastante las cosas, y eso sin mencionar la nadera de que Zap est prometido a otra mujer, cosa que lo excluye de cualquier lista de pretendientes. Zap est metido en un terico tringulo amoroso, aunque ms parece un cuadrado amoroso puesto que no puede descartarse la presencia de Rael, aun a ttulo pstumo. Y para complicar las cosas un poquito ms, para echar un poco ms de sal y pimienta al culebrn de su vida, podra ser que Zap tuviera un tumor maligno en la vejiga, lo cual, caso de ser as, meter un palo en la rueda de todo el proceso. Y menudo palo. Zap diver repite Sophie, cansada de rer y toquetendome el mentn con sus deditos. - 31 -
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Le agarro la mano y hago que apoye la palma en mi mejilla. S... digo. Zap histrico.
Ms tarde, Tamara y yo estamos sentados en el columpio del porche, el que Rael compr por catlogo durante un viaje de negocios. La tarde va declinando, y si estamos aqu no es por el paisaje ni por disfrutar del tiempo (est nublado y hace un bochorno desacostumbrado para octubre), sino porque Sophie se ha dormido en el cochecito mientras volvamos y es mejor no tocarla. Si intentamos trasladarla a la cuna, se despertar chillando y no habr manera de acostarla durante media hora. Quisiera pensar que Tamara, al igual que yo, prefiere tener dormida a Sophie porque le gusta estar conmigo a solas, pero lo cierto es que slo quiere evitar los gritos de la nia. Ella ya saba que no tena madera de madre, pero Rael le asegur que se enamorara de su hija y todo cambiara. Era lo bastante anticuado como para pensar que toda mujer esconde una madre en ciernes, pero no vivi lo suficiente para que le quitaran esa idea de la cabeza. En realidad, a Tamara se le cae la baba con Sophie, pero se aferra a su papel de mala mam como un modo de afrontar sus sentimientos de incompetencia maternal. Bueno, y qu es lo que te pasa? dice. Le cuento que he orinado sangre, y lo de la manchita en la ecografa. He de volver maana para una cistoscopia le digo. Hope querra conocer datos estadsticos, probabilidades. Querra hacerme pensar en diferentes posibilidades, hablar de especialistas e indagar en antecedentes familiares. Tamara no, simplemente dice: Ests asustado? Del cncer? De la prueba. Lo pienso detenidamente. S digo. Creo que s. Quieres que te acompae? S quiero. No porque necesite que me acompae sino porque su ofrecimiento subraya nuestra cercana y, como soy tan grotesco, este detalle me emociona a pesar de saber que no ratifica de ninguna manera mis otros, y ms secretos, sentimientos. Por un momento me permito fantasear sobre un mundo donde tuviera sentido que Tamara me acompaase al mdico. Ella siempre ha sido muy sensata, por no decir quisquillosa, a la hora de dispensar cario, lo cual hace que sea todava ms bonito franquear los muros de la fortaleza de sus preocupaciones. Claro que ella no puede venir conmigo a causa de Hope. Amo a Hope y Hope me ama a m, y cuando no estoy en Riverdale eso me parece perfecto. Es mi realidad. Entonces, qu diablos tiene Tamara que pone todo esto en entredicho cada vez que la veo? Tranquila le digo. Creo que no es una situacin en la que me interese tener pblico. Te entiendo dice. - 32 -
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Qu interesante: por algn tipo de acuerdo tcito, ni ella ni yo mencionamos nunca a Hope. Hablemos de lo que hablemos, siempre conseguimos que ella no entre en nuestra conversacin. Que Tamara sepa, Hope no tiene ni idea de mis visitas semanales a Riverdale. Y eso le parece bien. Es como si tuviramos un pequeo mundo propio, y nos resistimos a que nadie reclame su derecho a entrar en ese crculo privado. Total, nunca mencionamos a Hope. Rael, que por estar muerto ya no constituye una amenaza, tampoco aparece en nuestra charla ms que como pronombre personal. l. S por qu lo hago: porque soy un cabrn que, en el rato que paso con Tamara, trata de conservar una fantasa que en el mejor de los casos es del todo inapropiada. Pero por qu lo hace Tamara? Qu secretos designios est protegiendo con ello? Por algn motivo este razonamiento, aun siendo obtuso y defectuoso, me hace estremecer de placer. Estamos ah sentados viendo dormir a Sophie y capto el aroma de Tamara, el aroma ligeramente afrutado de su champ y la crema hidratante que usa. Me imagino apartndole la melena y hundiendo la cara en el hueco de su cuello, rozando su piel con mis labios, empapndome de sus olores. Seguramente la cosa no acabara bien. Mrala dice, contemplando amorosamente a Sophie. Parece un angelito cuando duerme. Nadie dira lo diablilla que es. Tiene mucha energa, eso s digo. Se ha vuelto muy exigente. Si no consigue lo que quiere se pone a chillar con esa voz que tiene y ya no para. Entiendo a esas madres que acaban estampando a sus hijos contra la pared. La miro sorprendido. No digo que yo hiciera tal cosa, slo que comprendo ese impulso. Cuando chillan as, no sabes qu hacer. Mejor que no lo comentes por ah. Se re. Ya lo s. Slo estoy pensando en voz alta. Mi pierna nos sirve de timn mientras nos columpiamos suavemente. A veces me pongo furiosa con l dice. l es Rael. Qu tpico, por su parte, convencerme de que tuviera el beb y dejarme luego en la estacada. Mira, la quiero muchsimo, ya lo sabes, pero cmo puedo seguir con mi vida tenindola a ella? Uno no debera morirse dejando a otro atado de pies y manos, sabes? As no se puede empezar de cero. Y luego estn sus padres, que no me dejan en paz porque les parece que no soy una buena madre. Es como si l me hubiera encerrado en este mundo y se hubiese largado con viento fresco. Por eso le odio, pero luego me siento culpable de odiarle y empiezo a desmadrarme. Yo creo que lo ests haciendo bien digo. Soy una mierda de madre. No; eres una madre soltera, que es diferente. Digo demasiados juramentos, no le impongo unas normas, le cambio el paal cuando me viene bien, come lo que le da la gana, y le guardo rencor por mi falta de libertad. Qu ocurrir cuando empiece a tener ligues otra vez? Mis alarmas se disparan. Sirenas y lucecitas.
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Alguien lo ha intentado? Qu dices. Mrame. Quin va a querer salir conmigo con esta pinta que tengo? Cuando lo dice siento una oleada de alivio, y a la vez me doy cuenta de que mis sentimientos posesivos y las necesidades de Tamara pronto irn en direcciones opuestas. Por qu no? digo, tratando de hacer el papel que hasta hace poco crea estar haciendo de verdad. Yo no soy un amigo imparcial, pero hago de eso en la tele. Cuando se sepa que buscas ligue, te van a salir tantos tos que no sabrs dnde meterte. Me mira frunciendo el entrecejo. No sabra por dnde empezar. El nico hombre del que me he fiado nunca es l. Antes de conocerle, jams haba tenido una relacin en serio. No hay ninguna prisa digo. Cuando llegue el momento, lo sabrs. Me imagino a los hombres con los que puede salir. Todos sern ms altos y ms corpulentos que yo, con el pelo formando una punta perfecta a la altura de las sienes, como si fueran flechas, y la frente rectangular bajo una espesa mata de pelo oscuro. Tendrn el cuello grueso, sern econmicamente independientes y conducirn deportivos de fabricacin alemana. Hombres capaces de llevar americanas Armani encima de oscuras camisetas de seda sin parecer amanerados y que no vacilarn en invitarla a un fin de semana en el campo despus de salir dos o tres veces. Hombres que sern extremadamente respetuosos del papel que yo he jugado con Tamara, no sin acabar marginndome con su condescendiente camaradera. Tamara apoya la cabeza en mi hombro y me aprieta el brazo. Tendrs que hacer t la seleccin dice. El hombre que quiera salir conmigo tendr que tener antes tu visto bueno. Bien, si es as, nadie pasar la prueba. Sembrar todo un campo de minas, y tambin cepos, de esos que te dejan la pierna hecha una pena. A ver qu pinta tiene vestido de Armani y con la pata coja. Le palmeo la pierna en plan compaero e inclino la cabeza hacia la suya. Todo saldr bien digo. Eres inteligente, guapa y compasiva. Cualquier to matara por tenerte. Sin ir ms lejos, yo mismo. Zack dice en voz baja, cambiando de tema. S? No te pongas enfermo. Eres todo lo que tengo. Har lo posible. Es que... Dios ya me ha jodido bastante. No quiero que me pase otra vez. Sera demasiado. La teologa de Tamara abarca todos los campos, desde Dios hasta los horscopos, y su nico hilo consistente radica en la certeza de que existen fuerzas invisibles que moldean nuestro destino y que todo acto tiene consecuencias potencialmente csmicas. Bien. Tratar de no defraudarte. - 34 -
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Me da un empujn en plan carioso. Ya sabes de qu hablo. S digo. Gracias. Levanta la cabeza y me da un rpido beso de amiga en la barbilla antes de apoyarse de nuevo en mi hombro. Nos quedamos callados en el columpio, mecindonos al ritmo de los suaves ronquidos de Sophie, y me pongo a pensar que acabo de joderla de la manera ms absurda y me pregunto cmo diablos voy a salir de sta.
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Captulo 7
El da que Rael muri, me llam al trabajo. Las Vegas, chaval dijo. Qu? Nos vamos a Las Vegas. Vale dije. Cundo? Esta noche. Ya repuse, mientras responda distradamente a un e-mail. No me creo nada. Venga, Zack. Vive un poco, hombre. Eres joven y sin compromiso. Y t viejo y casado. No puedo ir. Me he pasado la vida tratando de que te diviertas dijo Rael. Siempre dices que no, despus insisto y acabas diciendo que s, y nueve de cada diez veces te lo pasas mejor que yo mismo. Por qu no me ahorras saliva y hacemos como si ya llevara media hora convencindote y reservamos los pasajes? Bueno dije, te voy a ahorrar esa media hora, porque te aseguro que como Dios no lo remedie es absolutamente imposible que pueda volar a Las Vegas esta noche. Estoy trabajando en siete asuntos urgentes a la vez, y maana por la noche ceno en casa de los padres de Hope. Que se jodan. Las Vegas nos espera, to. Y tendr que confiscarte el DVD de los Swingers. Saba que diras que no suspir. Bien. Ya me conoces, no me gusta defraudar a nadie. Y por eso mismo vamos a ir al Borgata de Atlantic City! Es hotel, casino y balneario. Lo dijo como si yo acabara de ganar una sala de estar amueblada en un concurso de la tele. Muchas gracias. Habr que ver cmo metemos todo esto en nuestro remolque-vivienda. Va en serio? dije. Superenserio. No s Vamos. Ser como en los viejos tiempos. En los viejos tiempos no jugbamos a la ruleta. Los viejos tiempos que deberamos haber disfrutado dijo. Odio el juego. No se trata de jugar. A Atlantic City no se va a jugar? Se trata de ti y de m, Zack. Los dos solos en la carretera. Charlar, relajarnos, - 36 -
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escuchar msica, comer porqueras de bar de carretera mientras contemplamos a las tas buenas con las que no nos acostaremos. Se lo has preguntado a Jed? Tiene una cita. As que lo descartas a l y me vienes con el cuento a m. De todos modos, Jed apuesta demasiado alto. T sabes que en el fondo quieres venir. Suspir. Rael poda tenerme al telfono todo el da. De acuerdo dije. Estupendo. Te recojo a las siete. Y si hubiera dicho s a lo de Las Vegas? Rael ri. Ests de guasa? Tamara nunca me lo habra permitido.
El hombre corriente, ante la perspectiva de un viaje a Atlantic City, se imagina dos cosas: dinero y sexo en un hotel con una desconocida. No hay ninguna razn para creer que meta muchos goles en ninguna de las dos categoras. Al contrario, la prima por accidente de trabajo lo empuja a hacer apuestas suicidas en las mesas de blackjack, a emborracharse con ccteles aguados, a comerse con ojos irritados por el humo a momificadas camareras que corretean en sus uniformes improvisados luciendo escotes exnimes, las piernas al aire embutidas en pantis color carne para disimular sus venas varicosas. E incluso cuando baja de la nube y acepta lo que hay, tampoco se atreve a insinuarse porque las estudiadas miradas ausentes de las chicas parecen una fachada de algo infinitamente ms voltil, algo que de un momento a otro puede convertirse en una agresiva furia antihombres, y si hay algo peor que el rechazo, es el rechazo que viene de manos y gritos del personal de seguridad. De modo que se limita a dar buenas propinas, poniendo en la mano femenina la ficha de diez dlares con una sonrisa educada, como arrepentido de la breve pero srdida fantasa de un polvo hotelero que hasta haca unos instantes haba acariciado, porque, en el fondo, l no es de sos. El hombre corriente llegar al trabajo al da siguiente con jaqueca, sexualmente frustrado y resacoso, la garganta rasposa de humo ajeno, y la cartera vaca porque nunca acaba de interiorizar cundo hay que doblar una apuesta y cundo no. Pero propnganselo unos meses despus y estar dispuesto a repetir, babeando ante la perspectiva de las brevas monetarias y sexuales que all le esperan. Yo no acabo de entender este fenmeno, la verdad, pero est claro que alguien del departamento de marketing de esos lugares se merece un buen ascenso. El hombre corriente es un idiota al pensar que su noche en Atlantic City acabar con actos pornogrficos en una suite del Borgata, pero en cualquier caso est justificada su presuncin de que no acabar la noche suspendido boca abajo en un BMW, con el pecho aplastado por el volante y sus rganos vitales perforados por sus propios huesos hechos aicos. Digo yo, qu probabilidades hay? - 37 -
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En vista de lo que ocurri es bonito pensar que Rael pas sus ltimas horas de vida en compaa de su mejor amigo. Bonito, pero no del todo cierto. Que ganamos mucha pasta, o que perdimos pero nos hartamos de rer, o que nos sucedieron cosas increbles por el camino, que Rael estaba en vena y no par de hablar de lo feliz que era por estar casado y tener a Sophie, que rememoramos antiguas vivencias y nos contamos chistes privados y bromeamos con mujeres sexy y lo pasamos en grande. Que en sus ltimas horas, Rael estaba repleto de vida. Pero, en el fondo, slo fue la tpica y poco recomendable excursin a Atlantic City del tpico currante, que, de no ser por su trgica conclusin, habramos olvidado enseguida. Gastamos unos cientos de dlares en las mesas de blackjack durante la primera hora, y luego nos dedicamos a buscar mesas ms baratas sin conseguirlo. Rael refunfu por no poder aprovecharse de las copas gratis que te servan en las mesas de juego porque antes o despus tendra que conducir de vuelta a casa, y yo, enfadado, le dije que eso podra haberlo pensado antes. Nos sentamos entre las vctimas y los viejos en las mquinas tragaperras, aturdidos por el humo y el cansancio. Tamara le llam varias veces al mvil Sophie le estaba dando la noche y l buscaba un sitio donde no hubiera tanto ruido para poder hablar. Cuando nos quedamos sin el dinero que habamos pensado gastar, encontramos un cajero automtico y perdimos un poco ms, luego entramos en un night-club y estuvimos tomando combinados y mirando a mujeres que no nos devolvan la mirada. Ambos tenamos ganas de marcharnos, pero ni l ni yo queramos ser los primeros en proponerlo, en expresar de palabra la deprimente mediocridad de la velada. No recuerdo el momento que salimos del casino. Hay partes de esa noche que he olvidado por completo. Seran las dos de la madrugada y s que paramos a repostar gasolina y comprar algo de comer y cafs extralargos para el viaje de vuelta. Recuerdo que el azcar de los donuts dibuj un bigote a lo Clark Gable en la boca de Rael mientras cantaba al unsono de los Ramones por la Garden State Parkway, una mano en el volante y la otra en el vaso de caf 7-Eleven. Recuerdo incluso la cancin, Bonzo Goes to Bitburg. Varios meses despus o esa misma cancin por la radio en mi despacho, y me pas el resto de la tarde temblando y llorando en un retrete de la oficina. Pero eso es todo lo que recuerdo, es decir, que me qued dormido en el asiento del copiloto. Lo siguiente que recuerdo es el chirrido de los neumticos del BMW mordiendo el terrapln a gran velocidad, el ruido de hierros, mucho ms fuerte de lo que habra imaginado nunca, las ventanas que estallaban sembrndonos de cristales, y el motor que ruga como un oso herido cuando el coche irrumpi zigzagueando en el bosque que haba junto a la carretera. Cuando volv en m, estbamos boca abajo. Rael haba perdido el conocimiento y pareca estar sentado en el asiento de atrs, slo que eso no encajaba, puesto que su cabeza colgaba a unos centmetros del volante. Adems, l pareca estar all en una postura reclinada, mientras que yo colgaba perfectamente sentado. - 38 -
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Lo llam por su nombre. Mi voz fue como un ronquido, y el pecho me doli del esfuerzo. El cinturn de seguridad me apretaba fuertemente el pecho y los muslos, no poda moverme. Le llam de nuevo. Esta vez son ms fuerte, pero las costillas se me crisparon de dolor y pens que iba a vomitar. El silencio del coche me pareci aciago despus del estruendo de la colisin, pero aparte de algn que otro coche que pasaba all arriba por la carretera y de ocasionales siseos del motor destrozado, no o nada ms. Comprend que el accidente deba de haber pasado inadvertido, puesto que a esa hora apenas circulaba nadie por all, y nuestro coche posiblemente no era visible desde la carretera. Estir el cuello para ver mejor a Rael. Estaba muy oscuro, pero la geometra de su cuerpo, y la del propio coche, me intrig. Era como si el vehculo se lo hubiera tragado: vea mucho salpicadero roto y no suficiente Rael. Entonces, de una sacudida, volvi en s y empez a toser y escupir mucha sangre. Zack jade, filtrando la palabra entre el lquido que anegaba su garganta. S dije aliviado. Estoy jodido, to. Ya. Yo tambin. Casi no puedo respirar. Tranquilzate. No te dejes llevar por el miedo. No es fcil resoll. No encuentro mi mvil dije. Dnde tienes el tuyo? En el cinturn. Crees que podrs pasrmelo? Un sollozo lquido, forzado: Zack Qu. No puedo mover los brazos. No pasa nada dije, como un idiota. A ver si lo alcanzo yo. Joder, Zack, no puedo mover los brazos. Estoy paralizado, coo. No ests paralizado, Rael dije, mirando de liberar mi cinturn de seguridad. Slo ests encajado en el coche. No noto una puta mierda! grit, sacudiendo la cabeza. No siento las jodidas piernas! No puedo moverme! Se puso a chillar, pero estaba expectorando mucha sangre y el sonido no acababa de salir de su garganta, y entonces empez a darse con la cabeza contra el volante. Rael! grit, y todo el torso me tembl al rozar el aire de mi voz tantos msculos heridos. Clmate! Se haba desmayado otra vez. No s cunto tard en soltarme del cinturn de seguridad. Quiz cinco minutos, o quiz media hora. Cuando por fin pude presionar el cierre, ca de cabeza en el techo del coche y, al enderezarme, empec a vomitar. Mientras estaba all, hecho una pelota, con arcadas que me produca la pestilencia de mi propio vmito, la tentacin de dormir y dejar que otro se ocupara de salir de aquel embrollo fue tan grande que de hecho llegu a cerrar los ojos y echar un - 39 -
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sueecito. Tarde o temprano nos encontraran y nos sacaran en cmodas camillas, con esas cosas amarillas para inmovilizar el cuello, y ya en la ambulancia nos diran palabras de nimo mientras nos administraban morfina gota a gota. Sacar a Rael de all no iba a ser nada fcil, pero si era preciso lo sacaran con frceps. Al fin y al cabo, se era trabajo para profesionales, y nadie menos cualificado que yo para esas cosas, lo ms probable era que en lugar de ayudar empeorara las cosas todava ms. Zack! S. Despierta, to. Me incorpor como pude. La chapa destrozada del techo se clavaba dolorosamente en mis rodillas y tuve que luchar contra el impulso de huir de aquel recinto claustrofbico. Me arrastr hacia Rael, quien, como pude ver entonces, tena la cara ensangrentada e hinchada, y el pecho, uf!, el pecho era un amasijo sanguinolento. Tuve que dejar de mirarle pues, de lo contrario, me habra echado a llorar. Santo Dios, Rael dije. Ya s dijo l con una voz tan serena que daba miedo . Tranquilo. No siento nada. En cierto momento consegu pasar la mano por donde me pareci que tena la cintura, buscando con dedos temblorosos su telfono mvil. El jersey de Rael estaba empapado de sangre, y todo l despeda oleadas de calor. La ambulancia tard una eternidad en llegar. Para entonces Rael perda y recobraba el conocimiento una y otra vez; hice lo que pude para sostenerle la cabeza sentndome con las piernas cruzadas debajo de l y colocando el hombro debajo de su cabeza como si fuera una mesa. Creo que rec un poco. Dile a Tamara que lo siento dijo Rael. Ya se lo dirs t. Vamos, Zack. No me fastidies. Dile que la quiero, y que lo siento. Me hars ese favor? Quieres que la llame ahora mismo? No. No quiero que me oiga as. De acuerdo. Se lo dir. Estoy casi seguro de que no pudo ver las lgrimas que yo haba empezado a derramar. Escupi un poco de sangre, que aterriz a mis pies con un sonido extrao. Como si aparte de sangre hubiera algo ms slido. Zack. S. Me estoy muriendo, to. Lo noto. Aguanta un poco ms dije. Llegarn enseguida. Rael mene la cabeza. No. Me estoy yendo. Y una mierda! Qudate aqu conmigo. Creme dijo, y su voz son ms dbil, me gustara mucho. Dentro de unas semanas estaremos charlando en tu casa y te parecer que - 40 -
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dijiste estupideces. Hblale de m a Sophie susurr. Cuando crezca, quiero decir. Dile cmo era yo, vale? Dile que ella ha sido mi mayor motivo de felicidad. De acuerdo. Pero, por favor, procura estar conmigo. Esto no me lo vea venir dijo, ms para s que para m. Nunca en la vida lo habra imaginado. Por favor, Rael. Maldita sea, aguanta! Dej de contener las lgrimas. A lo lejos, o sirenas. Ya estn aqu, oyes? No te duermas! Las sirenas cesaron y me imagin a los sanitarios agarrando sus gruesos maletines color naranja y bajando a toda prisa por el terrapln en busca del coche accidentado. Zack Rael. Cerr los ojos por ltima vez y sonri. Tendramos que haber ido a Las Vegas, joder.
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Captulo 8
Normalmente, al marcharme de casa de Tamara necesito a Hope de la peor de las maneras. Corro a ella como el yonqui a la metadona, por pura necesidad de creer que mi vida real, aun siendo diferente, es tan buena como las locas fantasas que acaricio en el mundo de Tamara. Antes de poner el coche en marcha ya tengo la mano en el telfono mvil, listo para abrirlo y llamarla, listo para or su voz estable y serena, tan arraigada en la realidad que no deja margen para la duda, listo para ser otra vez yo. Hope, digo al punto. Me sale el buzn de voz y dejo un mensaje; no digo quin soy, slo que la echo de menos y que me llame cuando pueda. Son las seis y media y s que hoy trabaja hasta muy tarde. Lo que pasa es esto. Vas en tu coche conduciendo despacio por el lateral de la Henry Hudson Parkway cuando empieza a anochecer y los faros de los coches se aduean de la autopista. (Desde el accidente, siempre prefieres calzadas laterales a autovas.) Vas pensando en una mujer mientras tratas de alcanzar a otra. Pese a la aparente abundancia de mujeres, te sientes muy solo y muy triste y, casi sin querer, conduces hacia la casa de una tercera mujer, y esta tercera es tu madre. Ser cosa del inconsciente, porque conscientemente sabras que cometes un gran error. En algn lugar hay un terapeuta en paro que mira impotente la puerta de su consulta, esperando que aparezca un paciente como t. Mi madre y Peter viven a medio kilmetro de Tamara, en la casa donde me cri, la casa de la que Norm fue ceremoniosamente expulsado tras el incidente con Anna. Dicha ceremonia tuvo lugar, en realidad, unos das despus de la marcha de Norm, cuando mi madre baj las sbanas de la escena del crimen al camino particular y, utilizando una lata de gasolina para encendedor, les prendi fuego al pie de nuestra canasta de baloncesto. Las seales que quedaron en el cemento del suelo se convirtieron en nuestra lnea de tiro libre y lnea de fondo. Peter est en el jardn delantero trabajando con el rastrillo. Cuando me ve su cara se ilumina, y agita el brazo con abandono suficiente como para dar a entender que est ocupado. Hola, Zack grita. Qu cuentas de nuevo y de interesante? Hola, Pete digo, apendome del coche. Qu tal la vida? Bien, la muy puetera dice con una risita. Bonito cacharro. Ya lo conoces. Deja el rastrillo y sube corriendo la pequea cuesta de csped para saludarme, con los brazos colgando con ese extrao lenguaje corporal de los retrasados mentales. Me planta un beso hmedo en la mejilla y su barba de das me araa la piel. Peter tiene veintinueve aos, es bajito y rechoncho, listo a su manera y tan deseoso de - 42 -
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complacer como un cachorro. Pero por ms contento que parezca, por ms tranquilo que viva en la secuela del topetazo cromosmico que tuvo lugar durante su gestacin, su vida sigue teniendo un ineludible elemento de tragedia. Para l, cada da es como intentar tocar el piano llevando manoplas. Te echaba de menos dice, y siento una punzada de culpa. Tomo mentalmente nota de llamarlo ms a menudo y pasar algn domingo con l haciendo cosas de hermanos. Querer a los discapacitados mentales significa padecer siempre un sentimiento de culpa. Yo tambin te he echado de menos le digo, y le paso un brazo por los hombros mientras regresamos por el csped . Por eso he venido. Cmo est Hope? dice. Muy bien. Te manda saludos. Gracias. Saldala de mi parte. Lo har. Al notar el aire limpio y fresco en la cara, el viento contra mi cazadora de ante, las multicolores y frgiles hojas bajo las suelas de goma de mis zapatos, tengo un arrebato de optimismo, una sensacin de grandes expectativas. A m el otoo me da por ah. Mam est en la cocina fregando platos. Tiene un estupendo lavavajillas, pero utilizarlo sera rebajar el nivel de los sacrificios que hace por Peter, de modo que eso est descartado. Cuidar de Peter nunca ha sido bastante para ella. Con los aos ha desarrollado un finsimo complejo de mrtir, y nunca queda satisfecha de su quehacer si ste no va acompaado de alguna forma de autoflagelacin. Yo entonces era demasiado joven para saber si dicha tendencia se desarroll antes o despus de la ltima trastada de mi padre, si fue un efecto o una causa de sus compromisos conyugales, pero no cabe duda de que es el motivo de que se haya quedado sola. Tal vez sea un mecanismo de defensa, o una mal entendida aceptacin zen de su papel en la vida; no lo s. Soy el menos cualificado para comprender las psicosis ajenas. Baste decir que, por regla general, Lela King no es una persona muy divertida. Matt compuso una cancin sobre mi madre titulada Santa Mam. Desde atrs, con su esbelta figura, vaqueros y el pelo teido de rubio, parece una persona mucho ms joven. Pero luego se vuelve hacia m, con esa expresin de mrtir fatigada, y al momento me fijo en sus arrugas, su mandbula floja, los labios ahora permanentemente fruncidos, y me dan ganas de abrazarla y decirle algo que la haga sonrer mientras reprimo las ganas de escabullirme para siempre de su espantosa cocina marrn, decorada an con el papel color aguacate de mi niez. Mi madre ejerce ese efecto en m. Zack dice. Hola, mam. Se aparta del fregadero y aleja teatralmente sus manos embutidas en guantes de goma cuando me inclino para darle un beso en la mejilla. Qu haces por aqu? Pasaba por el barrio digo. - 43 -
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Me mira muy seria. Ocurre algo malo? Nada. No me engaes. De qu se trata? Que quede claro: no puedo decir que mi madre sea un bastin de la intuicin maternal, siempre olindose, en plan madraza, que algo malo ocurre en el universo del mayor y, sobre el papel, menos jodido de sus hijos. El de en medio qued con el cerebro daado por una misteriosa mutacin gentica, su marido se tir a su secretaria en el mismsimo lecho conyugal, y as mi madre vive siempre con la inconmovible conviccin testa de que Dios no ha terminado an de fastidiarla. Hay personas que dicen hola. Lela King dice: Qu ocurre? Todo va bien, mam. Slo pasaba por aqu. Es Hope? Hope, qu? No te estars echando atrs, eh? Mam Es un decir. Se encoge de hombros y frunce el entrecejo. Los esquimales tienen cien palabras para decir nieve; mi madre se encoge de hombros y arruga la frente de mil maneras distintas. Podra dar clases. Mi inminente boda se yergue como un ttem en su cabeza. Que yo sepa, mi madre no sigue un calendario de actos sociales, y la boda ha despertado en ella una vanidad mucho tiempo aletargada. S que ha estado recortando pginas de revistas sobre vestidos, peinados y maquillaje, elaborando todo un abanico de opciones para ella. Asegura que no quiere que me avergence de ella, pero ambos sabemos que eso son bobadas. Desde que anunci mi compromiso, se ha hecho blanquear los dientes por un profesional, ha empezado a usar otra vez lentes de contacto y ha experimentado con diversos tonos de tinte para el pelo. No quiero hablar de mi madre en trminos sexuales, pero el hecho es que todava est de buen ver, es delgada y bien proporcionada, tiene el cutis suave y unos ojos azul cielo, y ningn sesentn normal la echara de la cama por comer galletitas saladas. Mi madre quiere estar guapa el da de la boda; quiere bailar y rer y seducir a la gente como en otros tiempos, hace una eternidad. Y la idea de que esos deseos la muevan todava debera conmoverme, pero en cambio me pone triste porque es como si Lela se estuviera permitiendo una brevsima visita a la vida que podra haber llevado si no se hubiera encerrado en s misma hace un montn de aos. Quieres comer algo? me pregunta. No, gracias. Ya estoy pensando en cmo escapar. Hemos comido espagueti y albndigas me informa Pete, aposentndose en una silla de la cocina. Has estado en casa de Tamara? pregunta mi madre. S. Es incapaz de disimular su disgusto. Le parece peligrosamente inapropiado que yo vaya a ver a la viuda de Rael, pero, gracias a Dios, rehye mentar el asunto de su - 44 -
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muerte, de modo que no le queda ms alternativa que dejarlo correr. Tamara est como un tren dice Pete con entusiasmo. No seas grosero, Peter le regaa ella. Pero si es verdad protesta l. Tiene un culo imponente. Ya basta! ordena Lela. Vamos, mam tercio. Slo est repitiendo algo que ha odo. Ni siquiera entiende de esas cosas. Pero yo s, y tardo un par de segundos en borrar de mi mente la imagen del trasero desnudo de Tamara. Quiero decir que tiene las carnes prietas insiste Pete, y los dos nos remos mientras nuestra madre suspira exasperada. Oye digo, tengo que irme. Si acabas de llegar se queja Pete. Tu hermano tiene mucho trabajo. Se lo dice a Peter, pero la cosa va dirigida a m, entre ceja y ceja. Matt toca esta noche en Kenny's Castaways digo. Queris venir? Mi invitacin no empieza sincera, pero de repente lo es, y deseo de verdad que vengan los dos, que Santa Mam se ponga un vestido y se maquille un poco y que ella y Peter se apretujen en el reducido Lexus de Jed y que vayamos a la ciudad y que seamos como una familia de las que salen en la tele. Bajar la capota del coche y mam se reir cuando el viento le alborote el pelo, Pete cerrar los ojos y desafiar al viento y sintonizaremos una emisora de viejos xitos, y gracias a la velocidad y al aire libre ser capaz de quererlos sin asfixiarme. Pero, ya mientras lo pienso, s que no va a ocurrir. La ltima cosa espontnea que hizo mi madre fue prender fuego al cubrecama de su marido hace casi dos dcadas, y a Pete le da miedo la gente y suele hacer de las suyas. Saluda a Matt de mi parte dice Pete. Descuida digo. Te envolver unas albndigas para que se las lleves a Matt dice mam. Est demasiado flaco. Al darle un beso de despedida, me agarra suavemente del pelo y me atrae hacia s. T no eres el mismo dice en voz baja, mirndome a los ojos. Lo mismo digo. Asiente, amaga una sonrisa irnica y como de disculpa. Yo tengo una lista de excusas poco convincentes dice. Y t? Niego con la cabeza. Estoy bien, mam, en serio digo. No te preocupes. Me besa en la mejilla y me deja ir, diciendo: Qu quieres. Es lo nico que me dejas hacer por ti. Pete sale conmigo a la oscuridad del porche y pregunta si puede conducir el Lexus. Me ubico en el asiento del pasajero y Pete conduce despacio dando la vuelta a la manzana con las manos a las diez y diez, sealando anticipadamente cada giro a la izquierda, su rostro una mscara de embelesada concentracin a la luz ambiental del - 45 -
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salpicadero. De repente siento una gran ternura hacia l y tomo la decisin, como hago a menudo, de organizarme la vida de manera que pueda cuidar de Pete, proporcionarle todos los sencillos placeres que, en su mente libre de complicaciones, constituyen el colmo de la felicidad. La ventaja de Pete, por oposicin al hombre corriente, es que su felicidad es ms fcil de cuantificar y por tanto, a mi modo de ver, ms fcil de conseguir. Satch me deja conducir, a veces. Satch Bowhan? S. Y qu pintas t con ese mamn? Satch Bowhan, que tiene un ao ms que yo, era la quintaesencia de la oveja negra cuando ramos jvenes, siempre lo expulsaban del instituto por pendenciero o por uso de drogas, hasta que dej de asistir a clase. Siempre tuvo una extraa fascinacin por Peter, pareca disfrutar perversamente de manipularlo delante de otros, convencindolo para que bebiera de los lavabos de la galera comercial o para que se bajara los pantalones y se pusiera a bailar en la pizzera. Pete, siempre deseoso de agradar, interpretaba esa atencin como un signo de compaerismo y haca todo lo posible por dar gusto a Satch, que le llamaba su colega pequeo. Yo estaba harto de pelearme con los dems por defender a Pete de la crueldad de nuestros compaeros, pero corra el rumor de que Satch llevaba una navaja y que la haba utilizado ms de una vez, de modo que cuando nuestras discusiones llegaban al umbral de la violencia, yo siempre me echaba atrs. Cuando iba a la facultad me enter de que haban arrestado a Satch varias veces y que, para no ir a la crcel, se haba alistado en los marines. Satch es un buen tipo. Pete digo mirndolo. Satch es un desalmado. Procura no mezclarte con l. Es mi amigo. Me hace descuento en la ferretera y a veces me deja conducir su coche. Nada ms. De chavales, siempre se portaba mal con nosotros. Pues ahora es diferente dice Pete. Promteme que no dejars que se aproveche de ti. Me mira. Oye dice, que yo sea un retrasado mental no quiere decir que sea estpido. Mira al frente digo, sealando al parabrisas. Ya s que no eres estpido, Pete, pero yo soy tu hermano mayor. Es lgico que me preocupe por ti. Sin que se lo diga, Pete sabe aparcar perfectamente junto a la casa de los vecinos, de modo que mi madre no nos descubra. Ya lo s, Zack dice. Te quiero. Y yo a ti, Pete. Es el nico hombre al que soy capaz de decirle eso. Cuando quieras, te dejo conducir. Por la autopista? - 46 -
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No te pases. Ja! Se re y aporrea el volante con la mano. Me dispongo a bajar cuando dice:Todava ests triste por Rael? Vuelvo a sentarme bien y le miro inquisitivamente. S. A veces. Yo igual dice. Siempre fue muy simptico conmigo, sabes? No se comportaba como si yo fuera retrasado ni nada de eso. Te quera mucho. Antes Tamara me haca galletas. Dale tiempo digo. Todava no est preparada para hacer galletas, sabes? Ya dice Pete, bajando la vista. Siempre me gustaba pensar que t y yo viviramos juntos con Tamara y Rael. Noto un nudo en la garganta. Hubiera sido muy bonito digo, aunque sus palabras me hieren sin yo saber por qu. Pete me mira. Maana hay inventario despus del trabajo dice muy animado. Me gano treinta dlares extra. Qu bien. Siempre he envidiado su habilidad para salir de un apuro en un abrir y cerrar de ojos. Trabaja en el almacn de Bless My Soles, una zapatera para nios de Johnson Avenue. Llevas bastante tiempo trabajando ah, verdad? Cuatro aos dice, muy ufano. El seor Breece dice que soy insustituible. Por eso te pagan tanto dinero. Ja! Bueno, Pete. Hasta pronto. Hasta el sbado. El sbado? Claro, tonto, tu fiesta de compromiso. Oh. Es verdad. Por un momento lo haba olvidado. Lo veo alejarse con sus extraos andares y siento una oleada de ese amor puro y contrito que reservo slo para l, y consigo refrenar a tiempo las ganas de llorar. Estoy en la gasolinera tirando a la basura las albndigas que mi madre me ha dado en un tupperware cuando suena el mvil. Veo que es Craig Hodges, sin duda llamndome para averiguar si he hecho algn progreso en la debacle de Nike desde esta maana. No parar hasta que el asunto quede resuelto a su agrado. Como no tengo nada nuevo que decirle, dejo que salga mi buzn de voz. Si se le ocurriera pensarlo, Craig comprendera que es imposible que tenga novedades al respecto, pues en China apenas acaban de levantarse, pero Craig no es hombre de detalles. Como todos los dems, yo incluido, slo necesita que le digan que todo se va a arreglar, sea como sea.
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Captulo 9
Cuando el divorcio empez a ponerse feo, el abogado de Lela contrat a un detective privado que confirm evidencias de que Anna no era la primera compaera de trabajo con quien Norm se haba acostado. Se supona que esto era positivo para Lela, pero lo nico que consigui fue que despidieran a Norm, y a raz de ello su incapacidad para durar en cualquier empleo acab convirtindose en una especie de leyenda negra familiar, a la que abuelos y tas aludan sarcsticamente en voz baja durante las reuniones familiares mientras Lela se quejaba de las muchas veces que Norm no le pagaba la asignacin. Lo que ms la enfureca era que, en la mayora de los casos, a Norm no lo despedan: era l quien dejaba el trabajo. Qu quieres decir con que lo dejas? la oamos gritar a Norm por telfono . No puedes dejar tu empleo! Pero lo haca a menudo, siempre con la idea de que le trataban mal, o pasaban de l, o le faltaban al respeto, o, incluso en un caso, que era objeto de una conspiracin maosa. Sus visitas empezaron a ser cada vez ms espordicas, y la mayora de las veces ya nos tena a nosotros, vestidos de domingo y esperando en la sala de estar, evitando mirarnos los unos a los otros mientras, en el piso de arriba, Lela intentaba en vano localizar a Norm llamando a todo el mundo. Al final, yo me cans de esperarle y Pete, como de costumbre, me segua la cuerda. Pero durante una buena temporada, Matt se vesta de punta en blanco cada domingo y esperaba enfurruado en el saln con la chaqueta a su lado sobre el sof, mirando por la ventana panormica y lanzndonos miradas acusadoras al pasar nosotros en pijama camino de la cocina, como si nuestras frustradas expectativas fueran la causa y no el efecto de la negligencia de Norm. Matt saba tan bien como nosotros que no se presentara, pero una especie de masoquismo incipiente le impulsaba a renovar la frustracin cada semana, como si estuviera sentando las bases de la ira que posteriormente surgira en su interior como un hongo atmico. Cuando empez con los actos de vandalismo, Lela lo llev a un terapeuta pero lo nico que consigui fue que se volviera ms hosco que antes, y nuestra madre no poda permitirse malgastar los setenta dlares de la sesin por algo que pareca no surtir el menor efecto positivo. Un tiempo despus, Norm anunci que haba aceptado un empleo en una empresa de Boston y, mientras se deshaca en promesas de tiempos mejores para todos nosotros, meti sus cosas en el destartalado Nova que conduca entonces y se larg. Era una pequea compaa farmacutica pero con un gran futuro, y l iba a empezar por abajo. Pero no iba a trabajar de contable, no, sino de vendedor (Massachusetts iba a ser en principio su territorio) y daba igual que nunca hubiera - 48 -
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trabajado en ventas ni que se hubiera tomado ciertas libertades con su currculo, porque en ventas se trataba de forjar relaciones, de mirar a la gente a los ojos y convencerlos de que podan confiar en ti, y sa era la especialidad de Norm. Lo suyo eran las relaciones pblicas, y quin mejor que l para seducir a recepcionistas y almorzar con mdicos por cuenta de la empresa. Y en cuanto hubiera demostrado su vala en ventas, tena pensado pasar al departamento de direccin. Era el inicio de una nueva y prometedora carrera y la solucin a todos nuestros apuros econmicos. Y que no nos preocupramos, porque Boston no estaba tan lejos; buscara un piso grande, all los alquileres eran ms razonables que aqu, y podramos ir a visitarlo los fines de semana, iramos a ver partidos de los Red Sox y los Bruins, y l tambin bajara a vernos y quiz, cuando ya hubiera acumulado unos das para vacaciones, podramos ir todos juntos a Disneylandia. Y nosotros sonreamos forzados y asentamos con la cabeza por tandas mientras Lela guardaba silencio, la mirada glacial y distante. Ella no tena nada que decir porque para entonces nosotros vivamos ya con la conciencia dolorosa de aquello en lo que l se haba convertido, o en lo que haba sido siempre y que el matrimonio y la paternidad haban mantenido oculto. Sabamos que al cabo de un ao o a lo sumo dos lo despediran por un malentendido u otro, o por alguna cita secreta en el lugar de trabajo. O que dejara el empleo porque aquella gente era tonta y no saba apreciar sus sugerencias. Pero nosotros escuchbamos como si nos lo creyramos, lanzando vivas en las pausas apropiadas. En algn momento de la separacin haba tenido lugar una inversin de papeles, y ahora le seguamos la corriente como si fuera un hijo prdigo siempre necesitado de nimos y caricias. De modo que le dbamos un abrazo y lo veamos partir, confiando, como nios que ramos, en que esta vez las cosas seran diferentes. Y lo cierto es que durante los primeros meses pareci que as iba a ser. Norm llamaba regularmente y nos hablaba del estupendo despacho que tena con vistas al ro Charles, y nos contaba ancdotas jugosas sobre sus nuevos compaeros y su vida en la carretera. Algn fin de semana se dejaba caer por Nueva York, y entonces le daba a Lela el dinero de la asignacin con un semblante caritativo que le hinchaba las venas del cuello. Vivamos de lo que Lela ganaba dando clases, y ese dinero aadido debera haber sido una ddiva para nosotros, pero ella lo ingresaba todo en el banco con severa frugalidad, como una ardilla que pensara en los rigores del siguiente invierno. Y transcurrido un ao las visitas se fueron espaciando cada vez ms y Lela tuvo que pelear para cobrar la asignacin, hasta que un da yo llam al piso de Norm y el telfono estaba desconectado. No supimos nada de l durante un tiempo, aunque Lela nos asegur que pronto tendramos noticias. Es como el polvo nos deca. Siempre vuelve a aparecer. El caso es que, efectivamente, reapareci al cabo de cinco meses. Estaba viviendo en Inglaterra, nada menos. Yo tena dieciocho aos y me faltaba un mes para terminar el instituto. Aunque no me gustaba reconocerlo, haba abrigado esperanzas de que l estuviera presente y comprobara qu bien me haban ido las cosas en los estudios. He conocido a una mujer maravillosa me dijo. La voz son hueca y distante - 49 -
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al otro extremo del ocano. Se llama Lily y es cantante. Nos vamos a casar y yo ser su representante. Que os vais a casar? dije. Cundo? Todava no hemos fijado la fecha. Lily es muy bohemia, as que imagino que slo ser una rpida ceremonia privada en alguna playa. No pensaba que hubiera playas en Londres. Norm solt una risotada. Bueno, s, supongo que tienes razn. El mes que viene termino los estudios anunci. Ya lo s. No sabes cunto siento no poder estar ah, pero ha surgido esta oportunidad y no poda dejarla pasar. Espero que lo comprendas. No pasa nada dije, porque, a ver, qu poda decirle? Ojal se hubiera puesto Matt y no yo al telfono, porque Matt le habra soltado un exabrupto y habra colgado. Pero en cuanto se enter de lo de Londres, subi a su cuarto y se encerr all, pero yo no era como l. Yo era un blando, y Norm lo saba. Escucha, iremos a veros lo antes posible, de acuerdo? Quiero que Lily os conozca a todos. Me paso el da hablndole de vosotros. Por qu no llamaste diciendo que te marchabas? Todo fue muy deprisa dijo con un suspiro. Conoc a Lily, y ella tena que marcharse, y no poda dejarla as como as, de modo que me fui con ella en el avin, y, sin comerlo ni beberlo, ya me tienes viviendo en Inglaterra. As de fcil dije. S Norm sofoc la risa, as de fcil. Bueno, di a los chicos que los quiero, vale? Y a tu madre le dices que os enviar dinero en cuanto est instalado, de acuerdo? Colgu el telfono medio aturdido, y Lela, que haba estado escuchando desde la cocina, dej su crucigrama y dijo: Si en alguna cosa es de fiar tu padre, es en que no es de fiar. Pero sigue siendo mi padre me justifiqu. No esperes nada de l dijo, desdeosa. Es todo grasa y condimento, como las salsas: de chicha, cero. Slo si no esperas nada podrs apreciarlo sin sentirte mal cada vez que hablas con l. Asent con la cabeza, tratando de tragarme el nudo que tena en la garganta mientras ella me miraba, saboreando la bilis de su propio rencor, desafindome en silencio a llorar.
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Captulo 10
Cuando ramos cros Matt tena una cara angelical, con su pelo rubio y lacio como un manojo de pasta italiana, sus mofletes sonrosados y los mismos ojos azul cielo de mam. Yo me pasaba horas junto a su cuna mirndole dormir, aspirando aromas de beb, enamorado de la mera perfeccin de su cuerpo. Ahora lleva la cabeza rapada, los brazos tatuados por todas partes, tiene la cara flaca y violada en algunos puntos por artilugios metlicos, y se pasea furioso de punta a punta del escenario con sus pantalones desgarrados de camuflaje y una mugrienta camiseta de los Sex Pistols, cantando canciones sobre masturbacin y suicidios colectivos. Yo estoy sentado al fondo junto a una mesa repleta de ceds y camisetas del grupo mirando a mi hermanito hacer el ogro en escena mientras su banda, los Worried About the WENUS, desgrana su ardiente repertorio en Kenny's Castaways. Jed ha estado conmigo hasta hace unos veinte minutos, momento en que ha seleccionado aparentemente al azar a una de las chicas semidesnudas que bailaban cerca de nosotros, la ha invitado a unas copas y luego se ha metido con ella en los servicios. Jed considera que hacrselo con una groupie es una prebenda de su incondicional dedicacin a la banda. Worried About the WENUS tocan sobre todo para estudiantes pre y universitarios, hacen giras por toda la Costa Este en busca de un contrato para grabar, y Jed es un fan apasionado de las universitarias. O lo era, hace tiempo. Desde que muri Rael todo esto le parece muy soso. Todava viene a los conciertos y sigue ligando con las groupies, pero me da la impresin de que no est por la labor, por decirlo de alguna manera; se observa a s mismo igual que mira la tele, esperando que la msica, o quizs una de esas chicas, encienda alguna cosa en su interior. Nadie considera el nihilismo ms desvergonzado un atributo positivo, pero desde que lo abandon, Jed slo parece vivo a medias, y si viene y se lo monta con las chicas es por hbito, o por nostalgia de cuando no todo le importaba una mierda. Cuando estamos en el apartamento, su sopor es en cierta medida menos evidente, o ser que me he acostumbrado tanto que ya ni lo noto. Pero cuando vamos a los conciertos de WENUS y veo cmo se enrolla y seduce a las chicas con frialdad, pasando por el proceso como un sonmbulo, tengo que resistir las ganas de sacudirlo por los hombros y gritarle que se despierte de una puetera vez. Yo, en cambio, me quedo sentado a mi mesita aspirando humo de segunda mano y colocndome con copas gratis, que es la otra y menos excitante ventaja de acompaar al grupo. Antes de Hope, yo tambin ligaba de vez en cuando, pero ni de lejos con el xito de Jed; normalmente tena que esperar a que l escogiera pareja para la noche, ya que ninguna chica me miraba ms de una vez si l rondaba por all. El aspecto externo es algo que depende de las circunstancias, y yo resulto mucho ms - 51 -
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atractivo cuando Jed no est cerca. Cmo no, a los pocos minutos, una chica de ojos almendrados y cuerpo de bailarina viene y se sienta en la silla que Jed ha desocupado. Su melena larga hasta la cintura es el rubio estndar, ms oscuro en las races y con la raya en medio. Su cuerpo es su propio punto de venta, y por la pose y el top ceidsimo no hay duda de que la chica es consciente de su atractivo. S, todo muy pattico, pero es todo lo que se necesita: ojos bonitos, pechos vivaces y un tipo delgado. El resto son guindas de pastel. La chica est acalorada de tanto bailar. Hola t dice, el de la camiseta. Dado que parece un saludo, le respondo del mismo modo: Hola t, la de la gota gorda. En vez de ofenderse, echa la cabeza atrs y re. La imagino en el dormitorio del college ensayando este gesto delante del espejo, probablemente en imitacin de una peli de Sandra Bullock. Ya s dice. Es que me vuelve loca bailar. Es mi tercer concierto de WENUS en lo que va de ao. La piel le brilla de color rosa con los focos de la sala. Tiene lo que se podra llamar belleza natural, tipo campesina del Medio Oeste, y te imaginas un fondo de praderas azul verdosas reflejado en su mirada. Para ser un ligue de una noche, creo que no he salido mal parado. Lo s por dolorosa experiencia. Puedo preguntarte una cosa? aade. Claro. Ambos gritamos para poder ornos, pues Matt acaba de lanzarse a una demoledora versin de Believe it or Not, el tema de Greatest American Hero. Se lo suger yo har cosa de un ao, y al pblico siempre le entusiasma. Se me ocurre que la chica que se ha sentado conmigo deba de llevar paales cuando pasaban ese programa por televisin, y eso me hace sentir ridculamente viejo. Qu significa exactamente Worried About the WENUS? Oh digo. Suelen hacerme esta pregunta. T ves Friends alguna vez? Cuando iba al insti dice. Se ha inclinado hacia m para or lo que le deca, y eso me permite una buena vista de las interioridades de su camiseta, mientras me cosquillea en la oreja con su respirar. Los vapores etlicos que despiden nuestros respectivos alientos se podran encender con una cerilla. Es una alusin arcana a un episodio en particular. Ella mira a la banda con cara de escepticismo y dice: Eran forofos de Friends? Bueno, la alusin es un tanto irnica confieso. Siempre llega un punto en este tipo de conversaciones en que sabes de alguna manera que la cosa depende de ti, y cuando se inclina de nuevo y dice Por cierto, me llamo Jesse, s que est en el bote. Yo Zack digo. Nos damos la mano como dos idiotas. Ms tarde, despus de tropecientas copas, bailamos un lento all mismo, cerca de mi mesita. Por si necesitas confirmacin de que el sexo est al caer, bailar un lento al son de un grupo punk suele ser buena seal. Estoy en ese estado de la embriaguez en que tus menoscabados sentidos ya no son conscientes de la caldera que bulle en - 52 -
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tus entraas, y crees estpidamente que tu colocn se ir difuminando cual humo en la brisa, en vez de terminar bruscamente en la violenta aceda de una vomitera. Jesse aprieta su mejilla contra la ma y disfruto la sensacin de sus pechos aplastados contra mi trax. Al poco rato estamos dndonos el lote: besos hmedos y profundos, a boca abierta, de dos desconocidos cachondos. Ella me roza la entrepierna con su muslo mientras su lengua sondea vidamente mis labios, y se dira que el volumen de la msica es un salvoconducto para este comportamiento salaz. En un plano de la conciencia al que el alcohol no ha llegado todava, la culpa empieza a filtrarse, pero, cosa curiosa, en vez de ver all la cara de Hope, veo la de Tamara. Mi mente entontecida no est como para analizar la compleja estratificacin de esta infidelidad etlica, de modo que opto por hacer caso omiso. Las consecuencias son cosa de gente sobria. Siento el cuerpo ingrvido, suspendido por accin del alcohol, de los altavoces a todo volumen, y por los brazos de Jesse, y al cerrar los ojos me noto zambullir en un olvido placentero. La banda termina su primer pase entre una estridente salva de aplausos, y yo me siento como un cro cuando las luces del cine se encienden al terminar la pelcula. Darse el lote en pblico con una desconocida resulta ms incmodo sin el aislamiento que proporciona la msica fuerte y la oscuridad. Jesse y yo volvemos a la mesa, donde rpidamente nos tomamos unas copas ms con la esperanza de mantener el nivel ertico mientras la banda se toma un respiro. Jed vuelve de los servicios con la ropa arrugada y manchado de pintalabios, y me guia un ojo al ver cmo se me arrima Jesse. Acerca una silla para l y otra para su nueva amiga, una morena alta que parece una Christy Turlington en versin pobre. Cmo va todo en el centro de operaciones? digo. Eso, mejor que lo digas t responde mirando significativamente a Jesse. Luego le tiende la mano. Me llamo Jed. Se hacen las oportunas presentaciones y Jed pide una jarra. La camarera nos indica que, como ahora tenemos invitadas, habr que pagar la consumicin. Me he dejado la cartera en el coche digo. Tranquilo dice Jed, sacando discretamente un fajo de billetes . Esto es cosa ma. Me lanza una mirada astuta y dice: Tenis furgoneta? Lo que pasa es esto: el aire fro te da en la cara como una bofetada cuando sales tambalendote del club y enfilas Bleecker Street, donde est aparcada la furgo de la banda. Tienes treinta y dos aos y novia formal, y sin embargo te ves montando en la trasera de la furgoneta con la estudiante que se te ha puesto a tiro. Es diez aos ms joven que t y est terminando los ltimos crditos de su especialidad, nada menos que Religin, y se le nota un aire de sexualidad curtida. Preferir estar encima lo sabes por instinto y no se cortar un pelo en conseguir su propia gratificacin. Piensas que no deberas, porque aunque no estuvieras prometido, seras demasiado viejo para ella. Pero tiene la piel suave y perfecta como la nieve recin cada, y en la penumbra de la furgo reluce con una ptina sedosa, y sientes algo ms aparte de la culpa y la autocompasin que medran como dos tumores en tu barriga, una - 53 -
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La furgoneta de Matt slo tiene dos asientos en la parte delantera. La parte de atrs es despejada y sin ventanas para facilitar el transporte del arsenal del grupo. Jesse monta y se sienta contra la pared. Puedes encender la calefaccin? dice. El motor tose dos veces antes de ponerse en marcha con un petardeo fenomenal, y el aire gime por los respiraderos como un animal herido. Pon algo de msica me pide, tiritando al fondo. Busco entre las cintas esparcidas por el suelo del asiento del copiloto. Casi todo es punk, no precisamente msica de ambiente. El aire fresco me ha serenado un poco y encuentro ridculo estar a punto de acostarme con una estudiante en esta furgoneta. Finalmente localizo un manoseado lbum de Pink Floyd e introduzco la cinta. Jesse est sentada a lo indio en el suelo metlico de la trasera, encendiendo un porro. Me lo ofrece y doy una calada a fondo. Hace aos que no fumo hierba y me deja seco al instante. Noto un escozor en la garganta, las tripas revueltas y un sabor cido en el velo del paladar. Le devuelvo el porro y me siento delante de ella. No quiero engaar a Hope en la trasera de una furgoneta con una chica desconocida. No s lo que hay entre Tamara y yo, pero tengo la sensacin de estar engandolas a las dos, a Tamara y a Hope, lo cual no tiene sentido, pero es lo que hay. Adems, nadie practica el sexo en una furgoneta desde los aos setenta. Est pasado de moda. Con la grandiosa determinacin de los ebrios, decido que no voy a hacerlo bajo ninguna circunstancia. Jesse deja a un lado el canuto y se sube a mi regazo a horcajadas, mientras empieza a besarme. Sabe a pintalabios de fresa, a humo y tequila, y celebro mi decisin de no hacer nada con ella devolvindole los besos. Estamos as un rato, explorndonos con nuestras respectivas lenguas. Ser que la calefaccin ha empezado a funcionar, porque ella se quita el top y el sujetador con un solo movimiento, y de repente me veo ante sus esplendorosos pechos. Noto cmo mi determinacin se viene abajo ante su impresionante desnudez. A ver, yo no quiero hacerlo, pero por otra parte s quiero, y mucho. Es la historia de mi vida. El socorro lo proporcionan mis jugos estomacales, que de repente se confabulan para subir en forma de espasmdica convulsin. Consigo quitarme de encima a Jesse antes de vomitar profusamente por todo el vehculo. Joder! grita Jesse, apartndose de m y retrocediendo sobre su trasero hacia el fondo de la furgoneta. Abro la boca para expresarle mis disculpas pero slo consigo vomitar un poco ms. Jesse abre la puerta trasera y se apea, sin darse cuenta de que va desnuda de cintura para arriba. Te encuentras bien? me pregunta, volviendo a montar pero dejando la puerta abierta. Asiento medio mareado y le paso el top. Jesse lo examina para asegurarse de que est limpio, luego se lo pone. El sujetador ha corrido peor suerte: lo tira a la cuneta. Oye dice, apendose otra vez. Necesitas ayuda? - 54 -
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Todo cambia
Enseguida se me pasa digo, bajando de la furgoneta mientras me limpio la boca en el pliegue del codo. Lo siento mucho. No te preocupes dice, pero veo que siente cierta repulsin y que ya est pensando en hacer un mutis elegante. Bueno. Voy a volver al club digo, tratando de facilitarle las cosas. Creo que me voy a casa dice aliviada. Vale. Ha sido divertido. Aqu dentro tambin dice con una sonrisa irnica. Yo ya me he convertido en un recuerdo unidimensional, nada ms que en una ancdota que Jesse contar a sus compaeras en aos venideros durante el intercambio de historias pavorosas. Esto me hace sentir tristemente insustancial mientras regreso al club, un poco mareado y con el corazn en un puo. Jed sigue donde antes, mirando su combinado, y a su lado hay otra chica tan despampanante como la primera. The Gin Blossoms suenan demasiado fuerte por los altavoces, y las luces del local estn todava encendidas. Me molestan a la vista. Qu te ha pasado? dice, mientras me instalo tambaleante en una silla vaca. He vomitado. Se nota. La chica nueva, una morena con el pelo estilo duende y piercings en las cejas, mete la mano en el bolsillo y me pasa un Certs con gesto sonriente. Me lo tomo agradecido. Y tu amiga? dice Jed. No nos hemos entendido. Suele pasar. Entonces la chica le mete la lengua en la oreja y yo dejo de existir, pero ella no lo sabe, ni tampoco l, de modo que, como no tengo otra cosa que hacer, voy a la parte de atrs del escenario para decirle a Matt que me marchar antes del segundo pase.
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Todo cambia
Captulo 11
Sam, el bajista, y Otto, el batera, estn apoltronados en sendas sillas, sudorosos todava de la actuacin, metindose vodkas y hablando del repertorio para la segunda parte. Matt es el compositor y lder de la banda, pero deja las otras decisiones en manos de Sam y Otto, lo que probablemente explica por qu siguen tocando en los mismos clubes desde hace seis aos, cuando fundaron el grupo. Son buena gente y buenos msicos, pero tambin drogotas habituales y estudiantes inmaduros, y sus vagas ambiciones no van mucho ms all de dar conciertos y acostarse con groupies. Matt, por el contrario, quiere llegar muy lejos y cuenta con ello ms de lo que deja entrever, pero parece incapaz de salir del callejn sin salida profesional en que se encuentra el grupo. Jed les ha propuesto hacerles de manager, y, aunque los chicos no se fan de un intruso, yo creo que podra aportar fondos y perspicacia empresarial al grupo, que buena falta les hace. Pero a m nadie me pregunta. Hola Zack dice Otto. Es un chico gordo y bajo con el pelo que ya le ralea y unas gafas negras de montura cmicamente gruesa. Sam, macilento y colocado, me saluda con un solemne gesto de cabeza. Los bajistas siempre son los ms callados, a malas con el mundo y convencidos de que su aportacin no es bien valorada. Bueno, chicos digo. Esto suena muy bien. No ha sido una mierda dice Otto, orgulloso. Matt est muy mosqueado por algo dice Sam mientras escribe una lista de temas en una servilleta. El qu? Tendrs que preguntrselo. To, ms vale que hables con l. Est muy raro dice Otto. Entro en el camerino y me encuentro a Matt sentado en la mesa de tocador, afinando distradamente su Gibson. Detrs de l, hecha un ovillo en el sof, una guapa pelirroja est charlando en voz baja por un mvil con lucecitas de nen. Siempre experimento una gran sensacin de alivio cuando veo a Matt solo despus de bajar del escenario, el gesto sereno y en reposo, y no con ese visaje de mala leche que no le abandona cuando acta. Toca con tal rabia y desolacin que temo que un da me lo encontrar llorando despus de tocar y con el can de una pistola metido en la boca. Los hermanos pequeos y el punk son una mala combinacin para un sentimental como yo. Hola, Matt digo. Ha sonado de coa. Qu cojones pasa, Zack? dice l. - 56 -
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Cmo? Qu es lo que tratas de hacerme? A qu viene eso? Se me queda mirando. En serio no lo sabes? Saber, qu? Salta del tocador y deja la guitarra. Acompame. Esto no te lo vas a creer. Me lleva apresuradamente hacia la puerta, haciendo caso omiso de la chica cuando le pregunta que adnde va. Matt me conduce hasta una esquina del escenario, lejos de la vista del pblico que se agolpa abajo, y seala hacia una mesa del fondo. Se ha presentado durante la ltima cancin me informa. A pesar de la escasa luz del local, es imposible no distinguir a Norm. Mierda digo. Debe de haber entrado mientras yo vomitaba en la furgoneta. No pareces sorprendido de verle dice Matt, con un tono en el que pesan variadas acusaciones an no formuladas. Pues no. Bueno, saba que estaba en la ciudad pero no pens que vendra. Cmo que sabas que estaba en la ciudad? Esta maana ha venido a mi casa. Matt se queda boquiabierto. Invitaste a ese mamn? No; se present por las buenas. No me creo nada. Oye, Matt, para qu te voy a mentir? Empiezo a notar una jaqueca de campeonato. T le has invitado? No. Se ha presentado. Lo mismo que en mi caso, slo que en un sitio diferente. Pues podas haberme avisado refunfua. Matt, por ser el benjamn y una estrella en ciernes, tiene la desafortunada tendencia a creer que sigue siendo el centro de todos los universos, que yo sigo all junto a su cuna cual fiel centinela, esperando a que se despierte para jugar con l. Bastantes problemas tengo, me dan ganas de decirle, he visto primeros planos de mi vejiga con manchitas que no deberan estar all, estoy a punto de joder una cuenta de millones en el trabajo, y estoy enamorado de la ltima mujer de la que debera enamorarme. Pero lo nico que le digo es: En serio, si hubiera sabido que pensaba venir, te habra llamado. Matt slo tena siete aos cuando Norm se pir, lo cual quiere decir que le cost mucho ms tiempo darse cuenta del elemento que tena por padre, y que cada visita olvidada o cada promesa rota slo le servan para redoblar sus esperanzas. Y cuando por fin se dio cuenta de por dnde iban los tiros, se lo tom fatal. As, mientras yo me content, al menos de puertas afuera, con descartar a Norm y desarrollar una callada pero viva amargura a largo plazo, Matt pas directamente a un odio sin ambages que nunca pareca menguar, igual que, cuando era nio, poda seguir llorando con - 57 -
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desconsuelo mucho despus de haber olvidado por qu haba empezado a llorar. Cuando estaba deprimido se desquitaba a su manera haciendo travesuras, como indagar en los recursos econmicos de mi padre, sacar tarjetas de crdito a su nombre y acumular deudas enormes, llamar para cancelar el telfono de Norm, encargar que llevaran a su piso pedidos carsimos, o suscribirle a veinte revistas de golpe. Norm, a buen seguro, deba de pasarse horas al telfono con diversos servicios de atencin al cliente tratando de desenredar la tupida telaraa de consumismo que Matt no cejaba en tejer a su alrededor. Matt me mira. Qu pasa, ahora os entendis, t y l? Vamos, hombre digo, volviendo hacia el camerino. Entonces, por qu est aqu? Yo qu s. Ser que quiere vernos. Se est muriendo o algo? Ni idea. No hemos hablado tanto. Sam y Otto nos estn esperando. Todo guay? pregunta preocupado Otto. Venga, to dice Sam. A las diez salimos, y tenemos que repasar la lista. He hecho algunos cambios. Me la suda dice Matt. No salimos. Yo no puedo tocar. T ests loco dice Sam. Claro que tocamos. Que no puedo, to. Matt me mira. Con se ah fuera, ni hablar. Quin? dice Otto. De quin ests hablando? Matt menea la cabeza y se deja caer en el sof. La chica, que ha terminado con el mvil, le pone la mano en el regazo y le mira inquisitivamente, pero l no me quita ojo. Lleva aos lanzando sus secretas ofensivas contra Norm y aunque supongo que ha llegado a imaginar un enfrentamiento cara a cara, redactando y editando sus invectivas tal como yo hice en su momento, est claro que Matt nunca ha credo que eso pudiera ocurrir. Y ahora sus ojos reflejan la vulnerabilidad y el miedo de un cro asustado. Quieres que intente convencerle de que se vaya? digo. Matt asiente con la cabeza. Convencer a quin de que se vaya? chilla Sam. Se puede saber quin cono ha venido? Tranqui, Sam dice la chica. Estaras mejor calladita, Yoko! le espeta Sam. T aqu no pintas nada. Sam dice Matt, dolido. Clmate un poco, joder. Ver qu puedo hacer digo, y salgo del camerino.
Hombre, Zack dice mi padre en plan campechano, como si no hubiera gato encerrado en su manera de localizarnos. Me indica la silla que tiene al lado . Sintate un rato. - 58 -
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No puedo. Qu haces aqu? He venido a escuchar a Matt dice, como si fuera de cajn. Y para serte franco, no esperaba que fuera a gustarme tanto. Es mucho ms meldico de lo que me imaginaba, y las armonas son bastante sofisticadas. Me alegro de que te guste digo. Ahora tendras que irte. Siempre tuvo mucho odo dice Norm desoyendo mi peticin. Yo pona un disco de Sinatra y t y Pete seguais con vuestras cosas, pero Matt no, Matt se sentaba en el suelo al lado del altavoz, con los ojos cerrados, y se pona a marcar el ritmo. Es increble lo concentrado que estaba. Le dije a tu madre, ms de una vez, que le pusiera un profesor de piano. Podra haber llegado muy lejos. No s por qu no se decidi a hacerlo. bamos mal de dinero digo, tal vez con ms mala leche de la que pretenda. Me mira, asiente, y dice Touch con afectada seriedad, claramente convencido de que eso forma parte de su absolucin. Ahora entiendo que se interesara por Alcohlicos Annimos, es ms que perfecto para l. Norm puede dar todos los pasos de la contricin luciendo su prefabricada humildad como si fuera un distintivo, e incluso cuando no cuela, al final consigue hacerse perdonar y que le den unas palmaditas en la espalda por los servicios prestados y por tener la serenidad de aceptar las cosas que no puede cambiar y el valor de cambiar las que s puede. Y seguro que en las reuniones de AA lo abruman a elogios y parabienes, hasta puede que le den uno de esos chips conmemorativos por su trabajo. Y el muy cabrn se dejar querer, es ms, se abonar a ello creyndose un hroe por tener agallas de revelar que en el pasado hizo cosas que no estaban bien. Si los embusteros realmente buenos, los grandes maestros del gato por liebre, son tan convincentes es porque se creen sus propias mentiras. Tendras que irte insisto. Matt no est preparado para esto. Vas a hacer que la cague. Norm bebe un sorbo de su vaso largo, no tiene ninguna prisa. Yo de aqu no me muevo dice. El chico es un profesional. Has visto cmo maneja esa guitarra? Crea que ya no bebas. Levanta el vaso y dice: Es agua de seltz. Me aguanto las ganas de cogerle el vaso y ver si contiene ginebra. Puede que nuestra relacin sea un enorme interrogante, pero un test de alcoholemia implicara una intimidad que no estoy dispuesto a aceptar . Claro que, si vamos a eso contina, mirndome de arriba abajo, parece que t has bebido ms de la cuenta. Que te jodan. Levanta las manos a la defensiva. Tienes razn. Demasiado pronto. Lo siento. Norm. Norm? dice. Soy Norm para los amigos, t puedes llamarme pap. Pap. - 59 -
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S? Har que venga el segurata. Da un respingo al orlo, deja caer los hombros, y durante el segundo en que su gesto flaquea veo dolor y miedo grabados en su cara, veo cuan frgil es la determinacin que lo mantiene en este local. Zack dice, lo bastante fuerte para vencer el volumen de la msica de fondo, ya s que tenis muchos motivos para estar enfadados, y piensa que lo siento ms de lo que imaginas, no sabra ni cmo expresarlo. Pero de alguna manera tengo que empezar. Al menos, cuando haya muerto, recordaris que en cierto momento comprend la naturaleza de mis agravios e intent compensarlo, quiz sin fortuna, pero al menos lo intent. Sois jvenes todava, tenis muchos aos por delante para dar rienda suelta a vuestra ira. Yo nunca pens que llegara a mi edad, y te dir algo, la nica cosa de la que estoy seguro, lo nico por lo que pondra la mano en el fuego, es que ya no hay tiempo que perder, ni para hacer planes. Quiero decir que entiendo tu postura, pero procura entender t la ma. Inspira hondo, veo que las manos le tiemblan. He venido a or tocar a mi hijo, y eso es lo que pienso hacer. Si no toca, pues mala suerte, pero yo no me acostar esta noche sabiendo que me he echado atrs al primer signo de resistencia. Si quieres que Maurice me eche, dile que venga. Tampoco esperaba que esto fuera coser y cantar. Su soliloquio me ha dejado mudo. Me lo quedo mirando y digo: Cmo sabes que el segurata se llama Maurice? Hago amigos con facilidad. Oye, te ests muriendo? Norm suspira y se mira las manos sobre la mesa. Todos nos morimos, Zack. Me dispongo a arremeter contra esta perogrullada cuando de pronto las luces del local bajan de intensidad y la banda salta a escena entre gritos y aplausos. Bueno dice Norm batiendo palmas con entusiasmo y lanzando un silbido penetrante. Despus de todo, parece que Matt ha decidido tocar. Matt se cuelga la guitarra y va hacia el micrfono. Detrs de l, Otto empieza un redoble lento en la caja, y no puedo evitar arquear las cejas cuando reconozco la introduccin de Santa Mam. Parece que Matt ha visto la presencia de Norm entre el pblico como una oportunidad nica. Qu sentido tiene escribir una cancin cargndote a tu padre si nunca ves la cara que pone cuando la escucha? El pblico, que ha reconocido que la cosa va de balada lenta, toma asiento. Matt rasguea los primeros acordes y mira hacia la mesa de pap con los ojos encendidos y una sonrisa perversa en los labios. Esta cancin va sobre mi familia anuncia por el micrfono. Aplausos dispersos entre el pblico, quiz porque algn fan empecinado sabe de qu cancin se trata, o quiz porque la gente que va a conciertos de rock jalea cualquier cosa que diga el cantante. El caso es que se hace el silencio cuando Matt empieza a cantar:
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Santa Mam recuerda cuando su vida era algo ms que estar tumbada Antes de que pap rompiera sus promesas y empezara a follarse tas Y que todos los sueos de sus hijos se fueran a hacer puetas Y que mam se cargara la cruz para morir por los pecados de pap. Norm se queda tieso como un cadver a medida que oye la letra; tiene la vista fija en el escenario, el semblante carente de toda expresin. No hace falta ms luz para saber que est blanco como el papel. Matt se retira del micrfono para completar el comps y luego se aproxima de nuevo para la segunda estrofa. Y qu bamos a hacer nosotros, cmo sobrevivimos Recordando el brillo de antao en los ojos de mam Yo me pasaba el da tumbado en la cama mirando las musaraas No sabes lo que es el infierno hasta que intentas querer a una santa.
Entonces Sam y Otto empiezan a corear Santa Mam, a dos voces por sus micros, mientras Matt canta el estribillo: Santa Mam Si tan buena eres por qu duele tanto Santa Mam Si me quieres por qu no siento tu calor Santa Mam El amor de pap fue una bomba atmica Que te dej las tripas hechas aicos Y slo qued ese caparazn de Santa Mam. La guitarra de Matt empieza a soltar alaridos mientras Otto aporrea la batera con feroz precisin, y, aunque la cancin no estaba en el repertorio, el chico de los focos ha sabido improvisar un infernal halo amarillo sobre el escenario y la msica va desgranando sucesivas ondas snicas, cada vez a mayor volumen, de tal manera que se dira que vibra de pura intensidad, y Norm est inmvil en su asiento como una estatua, abofeteado y paralizado por la onda expansiva de la msica. Y aunque la escena me ha dejado temblando, viendo a Matt arrojar su dolor desde el escenario y viendo a mi padre absorberlo, se me ocurre que esto es lo que, en esencia, debera - 61 -
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hacer la msica y, maldita sea, Matt se lo monta genial. La cancin tiene una tercera estrofa, pero Matt no la canta sino que hace un break arrollador con la guitarra, todo su cuerpo contorsionndose mientras obliga a la Gibson a sacar notas cada vez ms agudas, y finalmente, en el clmax del solo, deja de tocar y suelta la guitarra mientras agarra el micrfono con ambas manos. Sam mantiene firme la lnea de bajo y Otto baja el volumen del ritmo para que Matt repita el estribillo, ahora con los ojos cerrados y ms despacio, escupiendo veneno. Cuando termina, da unos pasos atrs y escapa del foco principal para perderse en las sombras, dejando que Sam y Otto terminen la cancin con un lento hundido. Se produce entonces un momento, un cristalino instante de silencio absoluto, cuando la msica cesa y el pblico no ha reaccionado an, y es como si todo el local se hubiera quedado mudo de asombro. Y entonces, de repente, llega la ovacin, no paulatinamente sino de golpe, una salva de aplausos y vtores que resuena con el estruendo de una tronada. Y en cabeza de esta avalancha de sonido est Norm, que se ha puesto de pie y grita mientras bate palmas de manera muy efusiva, casi cmica, agitando los brazos como si quisiera hacer seas a Matt, cosa que pretende, por supuesto. Me pregunto si es posible que no haya captado la intencin de la letra, si es tan obstinado como para haberla pasado voluntariamente por alto, pero entonces las luces del escenario barren al pblico y puedo ver que mientras aplaude y grita, hay lgrimas en su cara y ms que saltan todava de sus ojos. Y cuando veo estas lgrimas noto las mas propias, calientes, al contacto con mi piel. La ovacin dura ms de un minuto y luego Matt empieza Bring Your Sister, un tema muy rpido de rock duro sobre amores adolescentes, que el ao pasado emitan algunas emisoras de radio universitarias. El pblico se pone de pie y empieza a batir palmas y bailar, enseando dedos agresivos y blandiendo puos en el aire al comps de la cancin. Matt no deja de mirar hacia la zona donde estamos, y, al cabo de un rato Norm asiente para s, se seca la cara con la manga y da media vuelta para marcharse. Ya nos veremos me dice, esforzndose por alzar la voz. Te vas ahora? digo. Y al mirarlo, noto por primera vez que los cabellos que le quedan estn agrupados en un entramado simtrico que recuerda la cabeza de una mueca, la inequvoca trama de un fallido trasplante de pelo. Que Norm haya tomado medidas radicales para frenar su calvicie no me extraa nada, pero es el hecho de poder mirarle la cabeza desde arriba lo que me deja pensando. Hasta hoy no me haba dado cuenta de que soy ms alto que l. Me pregunto cuntos aos deba de tener yo cuando eso pas. Creo que ya he visto lo que quera ver dice. Est enfadado digo, mientras lo acompao hacia la salida, enfadado conmigo mismo por decirlo, por creer que debo buscarle una excusa o una justificacin a Matt. Te podas imaginar que lo estara. Que todos estaramos enojados. S dice. Est todava bajo los efectos de la acometida musical y mira la - 62 -
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puerta de salida como un borracho mira la playa a lo lejos. Da unos pasos ms y luego vuelve la cabeza y dirige la vista al escenario, con las luces bailando en sus mejillas hmedas, y me mira a los ojos maliciosamente. Hay que reconocer que es bueno, eso s. Desde luego asiento. Norm menea la cabeza en un gesto de asombro y aade: Bueno, y por lo dems, cmo est? Reflexiono antes de responder; no s si debo entrar en detalles, no s si l tiene derecho a saber, y si quiero que esa informacin hiera o no sus sentimientos. Pues, por lo dems digo, est hecho una verdadera mierda. Norm asiente con gesto triste. Salimos a la calle. Bien, dile que hoy me he sentido muy orgulloso de l, de acuerdo? Que nunca me haba sentido tan orgulloso. No s si es eso lo que querr or Hazme el favor dice Norm. Dselo de mi parte. Nuestras miradas se encuentran. Est bien digo. Gracias, Zack. Lo veo alejarse calle abajo, con la cabeza gacha y la espalda encorvada contra el fro, y noto que algo se me remueve por dentro, emociones que todava no puedo identificar, mezcladas con mi sangre, zambullndose aqu y all en la corriente de mi conciencia, tocndome los cojones. Ha sido un largo da; parece que ha pasado una semana desde que me un ro de sangre esta maana. Noto que mis ltimas reservas de energa se van agotando, pero mientras veo perderse de vista a mi padre en las tinieblas de Washington Square Park, lo raro es, que pese a lo mucho que cuesta estos das concretar lo que siento respecto a cualquier cosa, ahora estoy seguro de que me sabe mal verlo partir.
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Captulo 12
Es cuando subo al taxi que me doy cuenta de que he olvidado comentarle a Matt la vomitera en la furgoneta. Marco su nmero en mi mvil, pero aunque l lo tenga conectado, no va a or nada dentro del local. Me sale su buzn de voz y cuelgo. Mi buzn parpadea, as que marco para escuchar los mensajes. Slo hay uno: es de Hope. Hola, Zack. Siento no haber llamado antes. He estado reunida hasta pasadas las nueve. He intentado localizarte en el trabajo y luego en tu piso. Adnde has ido? Normalmente te puedo localizar. S que ahora debes de estar en la actuacin de Matt, as que llmame cuando llegues a casa. Dejar el telfono conectado aunque est durmiendo, as podr decirte al menos buenas noches. Te quiero, cario. Adis. Su voz abre las compuertas y mi sentimiento de culpa se abre paso como un maremoto. Qu diablos me pasa? Qu me impulsa a cortar la relacin con esta mujer tan hermosa, apasionada e inteligente, que ha desafiado el orden natural encaprichndose tanto de m? Hace unos aos yo era el tpico soltero, un pobre miembro de la infantera del Upper West Side que patrulla los bares en grupos de dos y de tres, buscando y a veces encontrando. Por regla general acabo fijndome en mujeres ligeramente defectuosas, ya sean demasiado grandes, ya un poco regordetas, de torso pequeo o cutis imperfecto. Bsicamente, mujeres atractivas pero que no tienen esa expresin resignada en la mirada, ese cansancio fruto de ser demasiado guapas y con demasiado xito. Si las mujeres hermosas no quieren tanta atencin, por qu van a los bares? La ineludible conclusin, por supuesto, es que ellas tambin queran encontrar a alguien. Slo que yo saba por instinto que ese alguien no era yo. Si una mujer era demasiado guapa, siempre me pareca que estaba de ms abordarla, que revelar mis intenciones provocara un rechazo instantneo. E incluso sin nada que perder, evitaba patolgicamente dicho rechazo escondiendo mis intenciones a base de ignorarlas, lo cual funcionaba, s, pero a cambio de no acostarme con ninguna. Hope, sin embargo, es un gol que slo se marca una vez en la vida. Es la encarnacin de ese dechado de virtudes que siempre he mirado desde lejos, la clase de chica que, como mucho, aceptara ser mi amiga y hablarme de sus novios. Y yo lo soportara, porque la clase media sexual practica un tipo de amor completamente distinto, tipos como yo que toleran relaciones tan unilaterales como sta porque somos optimistas irredentos o simples imbciles que necesitamos estar cerca de esa clase de mujer, aun platnicamente, para alimentar la cosa fea y deforme que llevamos dentro, el jorobado de nuestro particular Notre-Dame que vive para experimentar esa belleza de la manera que sea y que se nos permita. Pero yo ya he - 64 -
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vivido ese sueo; he superado mi fase sexual y he atrapado a una mujer as, y ella me quiere a m tambin. Slo un insensato pondra en peligro esta relacin. Siempre he sabido que llevo la infidelidad en la sangre, incrustada en mi ADN, y he dedicado toda mi vida ms conscientemente de lo que quisiera admitir a hacer todo lo posible por no parecerme a Norm. Pero heme aqu, prometido a una mujer y obsesionado con otra, y, aunque todava no entiendo por qu, ponindome cachondo con una estudiante dentro de una furgoneta y haciendo el papeln. Como si la mera proximidad de mi padre acelerara el destino gentico contra el que he luchado siempre. Marco el nmero de Hope. Contesta con voz de sueo y me la imagino en su cama con dosel, hecha un ovillo bajo la colcha floreada con su camisn de Victoria's Secret, sus sbanas limpias y frescas que huelen a lilas, la piel restregada y limpia, sus cabellos rubios recogidos en una coleta, las piernas desnudas recin depiladas e hidratadas, su cuerpo tibio de sueo. Se me pone dura slo de pensarlo. Hola digo. Te echo de menos murmura. Dnde ests? En un taxi. Hope bosteza, y visualizo su cuerpo felino cuando se despereza. Mmm dice. Ojal estuvieras en la cama conmigo. Puedo decrselo al taxista. Se re. No. Necesito dormir. Maana tengo una reunin a primera hora. Vaya digo. No es que no quiera tu compaa, por supuesto que s. Lo s digo. No puedo quitarme su cama de la cabeza, todo tan limpio y tan liso y tan fragante. Desde la primera vez que me acost con ella en su cama, el olor a sbanas recin llegadas de la lavandera me pone caliente . Te quiero, Hope. Yo tambin, cario susurra. Noto que se est quedando dormida. Me alegro de tenerte digo en voz baja, un poco avergonzado delante del taxista, aunque lo ms probable es que no entienda una palabra de lo que estoy diciendo. Eres un amor dice Hope. Me quedo contigo. Maana te llamo. Buenas noches, cielo. Esto lo puedo arreglar, pienso con furia mientras cierro el mvil. Est al alcance de mi mano. Lo nico que he de hacer es dedicarme de nuevo a Hope, poner cierta distancia respecto a Tamara y procurar por todos los medios no cometer planchas como la de esta noche. En otras palabras, vivir mi vida como se supone que debo vivirla. Ser el antiNorm. Pero luego me pongo a pensar en los ojazos de Tamara, tan sensuales y plenos de etrea ternura, de inteligencia, dolor y (estoy casi seguro) pasin. No pasin por m, claro, sino por la vida, por el amor, por una pareja quin, ya se ver. Y cuando pienso que esa pareja no puede ser nadie ms que yo, cuando pienso en esos - 65 -
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labios, hmedos y llenos como uvas, besando a otro hombre y ella apoyando la cabeza en su hombro, en la pierna de otro empujando el columpio de su porche, todo se marchita dentro de m y me vengo abajo. Me miro en la ventanilla del taxi mientras los rtulos de los comercios van pasando frente al triste y amorfo fantasma de mi reflejo, y el fantasma me hace pensar en Rael y me pregunto si l estar viendo todo esto, si est preocupado o cabreado o simplemente partindose de risa porque sabe que nada de eso importa. En la calle, una mujer pasea un cachorro de labrador que tira nervioso de su correa, de un lado al otro de la acera, con un entusiasmo exagerado para un perro. Mientras veo orinar al cachorro en mi imagen reflejada, me pregunto cmo es que me encuentro en semejante estado de desdicha cuando hace slo unos das todo marchaba bien. Y se me ocurre, un momento antes de cerrar los ojos, que quizs hace tiempo ya era desdichado, pero las cosas me iban demasiado bien para darme cuenta de ello.
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Captulo 13
Me despierto el martes por la maana con los ojos hinchados, la garganta como una lija de todo el humo no fumado en el club y una resaca fenomenal que me taladra el cerebro. Me quedo en la cama paralizado, tratando de colarme bajo el radar de mi espectacular jaqueca mientras imgenes inconexas de la vspera parpadean en mi cabeza en orden inverso. Recuerdo vagamente los empujones y el olor a curry del taxista, musitndome con un acento imposible de descifrar mientras trataba de despertarme en el asiento trasero, el trayecto en medio de un delirio semiconsciente, el sabor y el olor de la estudiante en la furgoneta. Por ms que lo intento, no logro recordar si pagu al taxista, cmo entr en casa ni cmo sub a mi habitacin. Tampoco recuerdo que vomitara otra vez, pero las hediondas pruebas que descubro en mi pecho y en las sbanas son concluyentes. Entra sol por mi ventana iluminando toda una galaxia de esporas flotantes. Aturdido como estaba al llegar, no pens en bajar la persiana, una omisin que a buen seguro me ha costado unas cuantas horas ms de bendito abandono. La luz se cierne sobre mi cama como lluvia radiactiva y, cuando me da en la cara, los ojos me duelen como una patada en los testculos. El dolor es una manta gruesa, que asfixia. Y entonces pienso: as debe de ser el cncer da tras da. Poco a poco se me hace consciente una intensa pulsacin en las ingles, y aunque s que slo es la vejiga demasiado llena, imagino esa manchita oscura dentro de m, latiendo malvola como un corazn negro que va asimilando y devorando clulas a su antojo. Me arrastro hasta el cuarto de bao y orino con los ojos cerrados, sujetndome la cabeza con las manos. Cuando vuelvo a la cama, me fijo en los grandes nmeros color sangre de mi radio-despertador y me sorprende ver que son ms de las nueve. Debera llamar a la oficina, pero no tengo fuerzas ni para buscar el telfono. Mi mvil est en el suelo, junto a la cama, pero conectarlo supondra un dolorossimo esfuerzo. Imagino mi cubculo vaco, los e-mails que se amontonan como ladrillos en mi monitor, el telfono sonando sin parar, mi buzn de voz lleno de frenticos mensajes de Craig Hodges sobre la inconveniencia de swooshes de color morado. Abro la boca y pronuncio esa palabra: swoosh. El sonido, al atravesar mis carrillos de caucho, mitiga un poco la jaqueca, y dedico unos minutos a repetir la palabra en voz baja. Finalmente me quedo dormido. Poco despus de las diez me despiertan sonidos amortiguados de actividad sexual en el piso de arriba. Por lo visto, Jed se trajo a alguien a casa ayer por la noche. Presto atencin: grititos de la chica annima, rtmico gruir de somier, ligeros golpes de la cabecera de la cama contra la pared. Desde donde estoy, todo suena tremendamente enrgico, y no me imagino a m mismo con fuerzas de hacer el amor - 67 -
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nunca ms. Mi resaca parece haberse reducido a un insidioso dolor de cabeza, de modo que me levanto despacio, me tomo unas cuantas excedrinas y me doy una ducha. Parece que lo hago todo a cmara lenta, como si ensayara para hacerlo de verdad. Contemplo el chorro de agua, los dedos de mis pies en las baldosas, el vello de mi vientre mientras me enjabono. Desecho un chndal y me pongo un pantaln holgado y un jersey, reconociendo a regaadientes que no voy a llamar diciendo que estoy enfermo. De todos modos he de ir al centro para la cistoscopia. Tardo ms de una hora entre despertar y bajar a la cocina a hidratarme un poco.
Est vivo! proclama Jed cuando bajo lentamente la escalera. Est en el suelo del saln en calzoncillos y nada ms, estrujndose las articulaciones de los dedos mientras mira una serie televisiva de juicios. No tan fuerte, por favor digo, medio gruendo. La cosa es grave, eh? dice, aposentndose en el sof. No te lo imaginas. Voy a la cocina y lleno una jarra de cerveza con agua de la nevera. Jed asiente y empieza a hacer zapping. Ha llamado tu jefe preguntando por ti. Mi jefe? Un tal Bill, creo. S, es l. Las noticias no podan ser peores. Qu le has dicho? Que tenas un problema de familia. Muy bien. Y crees que se lo ha tragado? Jed se encoge de hombros. Es posible. No me ha parecido el tipo ms listo de la reunin, la verdad. En fin, ha dicho que le llames cuando te vaya bien en relacin con un asunto urgente. O algo as. Al parecer, lo de Nike ha llegado a odos de las alturas. Tomo sorbos de agua mientras medito, con una sensacin desagradable en el estmago. Hablando de asuntos familiares dice Jed. El que estaba ayer en el local era tu padre, no? S. Y qu pasa? Nada. Es un pobre viejo que se siente triste y solo digo, sorprendido de mi propia aspereza. Jed se me queda mirando. Eso no es ningn crimen dice.
Las oficinas de la Spandler Corporation son exactamente como debera ser el sitio donde uno no escribira el guin que le valdr un premio. Las paredes son de un - 68 -
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blanco sucio que parece viejo incluso recin pintado, las moquetas de un marrn caca para contrarrestar la mierda urbana que entramos cada da con los zapatos. Los ejecutivos de cuentas son todos hombres alrededor de la treintena que visten trajes baratos y exhiben sus agendas electrnicas, sus porttiles y telfonos mviles con la ferviente esperanza de que los tomen por gente de la banca de inversiones. No hay en todo el espacio el menor asomo de creatividad ni de color, slo la mugre bsica del comercio en su forma empresarial ms inferior. Rael y yo tuvimos una idea genial para un guin. Pero l trabajaba de vendedor en la fbrica de papel de su padre y yo estaba aqu, y aunque nos hartamos de hablar de ello, de personajes y escenas y tramas argumentales, era imposible que aquello pudiera fructificar. De modo que hicimos un pacto. Esperaramos hasta que terminara el ao, y entonces dejaramos nuestros respectivos empleos, nos instalaramos en el apartamento y nos pondramos a escribir. Jed, a quien la idea le gustaba pero no tena paciencia para escribir, nos prometi que se encargara de vender el guin en Hollywood cuando llegara el momento, o que pondra el dinero para producirlo de manera independiente si era preciso. Era un gran plan, y cuando nos reunamos los tres, no hablbamos de otra cosa. Aunque fracasramos, deca Rael, sera un ejercicio que valdra la pena. Pero luego vino el accidente y as, valiera o no la pena, parece que el sueo muri con l. Me siento a mi mesa y saludo brevemente a Tommy Pender, que ocupa el cubculo contiguo al mo. King! me grita desde el otro lado del tabique. Pender! Bill est en la reunin de produccin. Quiere que vayas. Joder. Mi buzn de voz parpadea, pero no me atrevo a escuchar los mensajes. Tengo ciento treinta nuevos e-mails. Al menos la mitad no son ms que invitaciones para comprar toner, hacerme miembro de varias pginas porno o comprar Viagra genrico. Me imagino un almacn colosal en algn lugar de Amrica, repleto de cartuchos de tinta, pldoras para la ereccin y material porno. El resto de los e-mails son de clientes, para saber cmo van sus proyectos o pedir actualizaciones, suponiendo que yo no tengo otra cosa que hacer que responder a sus insignificantes preguntas, decirles que todo va sobre ruedas. Cmo he podido dedicarme a esto tanto tiempo? Son poco ms de las doce y tengo hora en el mdico a las cuatro. Decido saltarme la reunin y ver si puedo solucionar lo de Nike antes de ir a ver a Bill. Una de las desventajas de hacer la fabricacin en China es que, debido a la enorme diferencia horaria, no hay manera de conseguir una respuesta rpida. Y hoy, a saber por qu, no hay ninguna respuesta al e-mail urgente que escrib ayer antes de marcharme. Tampoco importa demasiado, pues s que la produccin ya est terminada. Craig no aceptar nada que no sea una nueva produccin, que encima no tiene intencin de pagar. Habr que desechar la primera serie, a un coste bruto de unos ciento veinte mil dlares, que tendremos que apoquinar nosotros. Tambin - 69 -
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tendremos que pagar la segunda serie, con un probable recargo del veinte por ciento en concepto de urgencia as como de embarque inmediato para entrar en el plazo original previsto por Nike. Yo haba calculado la comisin de la Spandler Corporation nada menos que en ochenta mil dlares, doce mil de los cuales habran sido para m. Ahora no slo no habr ganancias, sino que vamos a contraer importantes prdidas en la segunda produccin, aunque consiga convencer a Craig de que pague el recargo del embarque inmediato, cosa poco probable. La Spandler Corporation amortizar las prdidas, reducindolas as a la mitad, pero eso no afectar a mis propias prdidas. Existe otra alternativa. Puedo pasar de Craig y presentar toda la documentacin a sus superiores. Despus de todo la plancha fue de Nike, y tenemos la hoja de especificaciones que as lo demuestra. Nike tendra que pagar el primer pedido y hacer un pedido nuevo en el color correcto, y yo les propondra magnnimamente reducir nuestro margen de beneficios en ambos pedidos de modo que slo recuperramos los gastos, como gesto de buena voluntad. Un montonazo de trabajo extra del que no sacaramos nada, pero de este modo los ayudamos a salir del atolladero una manera de demostrar que somos socios ms que vendedores y ellos nos recompensan con futuros contratos. Naturalmente, esta estrategia implica que a Craig lo despidan, porque en caso contrario me va a lanzar la caballera y nunca ms volveremos a ver ni un cntimo de Nike. Yo estoy entre el dinero y el cliente, entre Craig y sus jefes. Haga lo que haga, habr repercusiones negativas para m y todo porque otro meti la pata. El intermediario lleva en su camiseta una enorme diana, nuestra versin del swoosh nikeano. Y lo peor de este maldito embrollo es que Bill va a tener que intervenir y que, de una manera u otra, encontrar el modo de hacerme pagar el pato igual que hizo Craig. Al margen de cules sean los hechos, no veo la manera de salir de sta. Al final siempre pasa lo mismo, como en aquel dicho: payasos a mi izquierda, bromistas a mi derecha, y yo en medio. Y el caso es que hoy me importa todo un carajo. Mis vsceras se han puesto al sesgo, y luego est esa manchita, ese grupo microscpico de clulas rebeldes que han decidido agruparse donde no deberan. Y all estn, fumando y bebiendo y hacindose tatuajes, y mutando y jodiendo todo el organismo. Mi organismo. S que probablemente no es nada, pero y si es algo? Sanderson dijo que sera curable, pero aun as, que haya salido una vez significa que puede volver a salir es lo ms probable, estadsticamente hablando y me pasar el resto de mi vida pendiente de cundo se me va a caer el otro zapato. Me quedo mirando la pantalla del ordenador hasta que mi visin se torna borrosa. Hoy no sirvo para nada. Cojo el telfono y marco el nmero de Hope con la intencin de decirle lo que pasa y pedirle que nos encontremos esta tarde en la consulta del mdico, pero cuelgo despus del primer tono. No quiero aadir a mis preocupaciones el peso de que ella se preocupe por m. Esta actitud me deja pensando. De veras me inquieta tanto su bienestar? La maldita mancha me tiene tan preocupado que no me vendra mal pasarle a otro una - 70 -
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parte de mis cuitas. Entonces, por qu no me decido a llamarla? Se me ocurre otro motivo, menos altruista. Tamara lo sabe. Hope no. En cierto modo (vale, un tanto retorcido e insignificante) esto me sita ms cerca de Tamara que de Hope, y decrselo a sta cambiara la situacin. Hope se preocupara mucho insistira en acompaarme al mdico y le cosera a preguntas, lo cual invalidara mi nuevo territorio de intimidad con Tamara, hara tambalear la realidad de que ltimamente parece que estoy inclinado del lado de Tamara. Pues llama a Tamara, me digo. Llama a alguien antes de que explotes. Pero tampoco puedo llamarla porque pertenezco a Hope, y mi renuencia a ejercer mi derecho a preocuparla hace que telefonear a Tamara sea poco ms que un burdo sustituto, lo cual acenta mi posicin ridculamente precaria en el mundo de las relaciones humanas. No se me escapa que mis lealtades, por ms que secretas y, hasta ahora, no plasmadas, han conseguido sin embargo aislarme por completo. As, me enfrento a esta crisis totalmente solo, y, la verdad, no estoy a la altura de las circunstancias. Bill me ha enviado un alud de e-mails pidiendo un ISC sobre el tema Nike, y, a juzgar por el tono y la frecuencia de los mensajes, todos enviados antes de que yo llegara al despacho, Bill se da cuenta de que la hemos jodido irremisiblemente. Ese mamn de Hodges no me ha consultado antes. Como muchos intermediarios jefe, Bill cree que la mejor manera de tener control y eficacia es inventar una impresionante coleccin de informes internos, a los que asigna ttulos abreviados para que parezcan sofisticadas herramientas profesionales en vez de una simple manifestacin de su miedo compulsivo a perder el puesto que ocupa. Un ISC es un Informe de Status de Cliente, o sea un documento de una sola pgina donde se registra la actividad actual de una cuenta en concreto, para tener al da a Bill. Se supone que los ejecutivos de cuentas debemos darle un informe por cliente cada semana, orden que nos pasamos por donde ya se imaginan. El propio Bill se olvida de reclamar dichos informes hasta que algo se tuerce, y entonces insiste en ellos cuando lo ms prctico sera una rpida puesta al da de viva voz, como si el propio proceso burocrtico pudiera mantener a raya el caos. Cuanto ms papeleo puede interponer entre l y los clientes, ms contento est Bill. Les tiene pnico a los clientes. Me dispongo a mandarle un e-mail cuando suena mi intercom. Zack. Qu hay, Bill. Estamos a punto de terminar la reunin de produccin en la sala de conferencias. Ya s que has llegado un poco tarde, pero pensaba que podras venir y ponernos al corriente sobre el problema Nike. Convendra hacer un poco de brainstorming. No estoy de humor para Bills. Seamos francos, a Bill no lo soporta nadie, pero ahora mismo, a m podra ponerme de los nervios. Precisamente estoy ocupndome de eso mientras hablamos digo. Pues opino que deberamos aunar esfuerzos dice Bill. Me habla por el - 71 -
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manos libres, y mentalmente veo a los otros ejecutivos con la mirada fija en el aparato, todos muy serios y dando gracias a Dios de no ser ellos los que estn de mierda hasta las cejas. Las reuniones de los martes son por una razn muy concreta, Zack, y tanto si lo entiendes como si no, te espero aqu para que participes. Suspiro y digo: Ahora voy. Hay diecisis ejecutivos de cuentas en la seccin de identidad corporativa que Bill supervisa, y doce de ellos estn sentados en torno a la mesa pasndose dosieres y garabateando en blocs de la empresa o picoteando melindrosamente en sus aparatos de e-mail inalmbricos. Yo soy el nmero trece; Len Schaktman y Mike Wharton estn de viaje, y Clay ni se sabe dnde est, tal vez en Central Park, disfrutando de una novela que quera leer hace tiempo, o repasando los anuncios por palabras, o sentado en su cocina contemplando la pared, su caf hecho en casa incapaz de escaldar el pnico que siente en las tripas mientras se pregunta qu demonios va a pasar ahora. Entre el cenagal de vasos de plstico, Diet Cokes y botellas de agua, puede verse a Bill sentado a la cabecera de la mesa, haciendo anotaciones en su libreta mientras sus gafas de montura dorada se empean en resbalar hacia abajo por su patricia nariz. Los de cuentas me miran todos a una al entrar yo, miradas que algunos, slo algunos, desvan rpidamente, y enseguida notas el inequvoco olor del placer que producen las desdichas del prjimo, un olor tan intenso como una sobredosis de aftershave. Siento llegar tarde digo, confiando en dejar el tema zanjado, pero qu va, de eso nada. Bill no permitir que salga impune de tan palpable desconsideracin hacia su sacrosanta reunin de los martes. Zack dice, sin levantar la vista de su libreta. stos son colegas tuyos. Todos estn muy ocupados, tanto como puedas estarlo t. Y eso no les impide robar unos minutos a sus apretadsimos programas para asistir a la reunin del martes. Porque es importante. Y porque yo, como su jefe que soy, as lo exijo. Ponernos al da, compartir nuestros respectivos triunfos y batallas, hace que pasemos de ser un grupo inconexo de personas a ser un formidable equipo. Y este salto cualitativo hace que la suma de nuestras experiencias se transforme, por as decir, en una memoria colectiva a la que todos podemos recurrir cuando estamos en nuestro mbito de accin. Tus colegas han buscado un hueco en sus agendas para estar aqu por ti, y lo menos que podas hacer, como miembro de este equipo, es devolverles el favor. Yo creo concluye, levantando por fin la vista de su libreta, con lo cual se dira que ha estado leyendo el discursito que nos debes a todos una disculpa. De ah mi frase inicial, Siento llegar tarde digo. Bill arruga el entrecejo. Muy bien, Zack, no voy a insistir porque s que ests pasando por un mal momento. Bien, por qu no nos pones al corriente sobre el asunto Nike. Les explico lo ocurrido con el color del swoosh y la resistencia de Craig Hodges a asumir la responsabilidad de la metedura de pata, sin mencionar el hecho de que he estado evitando las llamadas de Hodges (el intermediario nunca debe dejar una - 72 -
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llamada sin responder). La breve sesin subsiguiente de preguntas y respuestas entre Bill y yo parece una stira de uno de los seminarios de gestin a los que la direccin de Spandler nos hace asistir en moteles por todo el pas: Gestin de Crisis 101 acompaado de donuts y caf gratis. Quin es el proveedor? Qingdao Target. Qu margen de maniobra tenemos? Alguien ms lleva proyectos importantes con Qingdao? Nadie abre la boca. Yo ya saba que era el nico. Cul es la extensin de riesgo si Hodges gana la batalla? Entre una cosa y otra, del orden de los cuarenta mil digo, eso sin contar los costes de activar la entrega del pedido. Hodges planea algn otro pedido despus de ste? Es un programa piloto suspiro. Maldicin. Bill reflexiona un momento. Y vale la pena tener a Hodges en nuestro banquillo? No hay conversacin con Bill que est a salvo de peregrinas analogas deportivas. Hodges es un mamn. Bill inspira hondo. Vamos, Zack me reprende, con una voz que da a entender que no est en absoluto descartado que el cliente haya instalado pequeos micrfonos en nuestras oficinas, con microscpicos swooshes en la parte inferior. Lo siento digo, exasperado, pero t no te hartas de bajarte los pantalones delante de los Craig Hodges del mundo empresarial? Has creado toda una red de sistemas informticos (estamos inundados de ellos) precisamente para evitar lo que est pasando ahora, para asegurarnos de que no pase nunca. Entonces, qu sentido tiene todo esto si hemos de cargar con las culpas de los errores ajenos? Discrepo, Zack dice Bill, acalorado. Yo no me bajo los pantalones por nadie. Slo estoy buscando la solucin fiscalmente ms sensata para nosotros. En eso consiste mi trabajo. Nuestro trabajo. Somos profesionales. No puedes desdear una cuenta importante porque te parezca que tu contacto con el cliente es un mamn. Desde el punto de vista de nuestra empresa, cuarenta mil dlares sera una gota dentro de un cubo, un pequeo precio que pagar por seguir trabajando con Nike. Lo que quiero decir es que en esto no podemos ser ni tacaos ni manirrotos. No, claro, eso s que no digo, quiz con ms irona de la que debiera. Zack dice Bill, quitndose las gafas despacio y adoptando un tono paternalista deliberadamente falso. Tienes algn problema? Todos mis instintos me dicen que ponga el freno. Debera dejar que Bill me someta a este ejercicio de masturbacin intermediaria, responder a sus preguntas, agachar la cabeza y hacer lo que l proponga. Le estoy faltando al respeto delante de su departamento en pleno, cosa que l no merece y que, adems, lo obligar a reafirmar su autoridad con energa. Una actitud poco recomendable, se mire por donde se mire. Pero hoy me van a meter un tubito por la pilila hasta la vejiga y, - 73 -
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aunque no me lo han hecho nunca, estoy casi seguro de que preferira que me marcaran los ojos a fuego, y esa manchita de la vejiga podra tener graves implicaciones para mi vida futura, de modo que no me culpen de que me cueste pensar coherentemente sobre otros temas. Y, a fin de cuentas, l me ha hecho una pregunta. Pues s, Bill digo, ponindome de pie. Tengo un problema de cojones. Estoy hasta el moo de besar el culo a tipos repelentes, incultos y gandules, de pagar por la indolencia y la incompetencia de otros, y todo por conseguir una puta venta. Desde cundo tener razn no vale para nada y tener la culpa es irrelevante? Tragamos mierda cada da, y empieza a preocuparme los efectos a largo plazo de ingerir tanta fibra. Puede que no sea ms que un intermediario, pero, joder, soy un intermediario profesional y eso debera llevar consigo cierto grado de dignidad y juego limpio! Mi diatriba es recibida con un silencio estupefacto, y todos levantan la vista para determinar hasta qu altura he metido la pata esta vez. Yo no pretenda que sonara como una llamada a las armas, desde luego, pero que me aspen si el resto de los de cuentas no estn asintiendo en seal de aquiescencia. Hay incluso un leve atisbo de ovacin, pero Bill lo corta descargando el puo sobre la mesa y levantndose lentamente. Me lo imagino rastreando nervioso su base de datos de respuestas estereotipadas en busca de algo apropiado para la ocasin. Mira, Zack dice, como si se rindiera. No s qu te pasa, y se podra organizar un foro para debatir nuestra poltica y nuestras estrategias respecto de temas como ste, pero esto no es ningn foro. Tienes que tranquilizarte y centrarte en el problema que nos ocupa. No es momento para quitarle el ojo a la pelota. Analoga deportiva nmero dos, si llevan la cuenta. Yo la llevo . Se trata de trabajo, no puedes tomarlo como un asunto personal. Parece que s puedo. Bien, independientemente de lo que opines de Hodges, l sigue siendo tu cliente, tuyo y de la Spandler Corporation. No olvides la regla de las tres Ces: Crisis ms Comunicacin igual a Control. S un buen profesional y devulvele las llamadas dice muy serio. Busca una solucin. Suspiro, lamentando toda esta conversacin. Se pasarn el da hablando de ello con el resto del personal, haciendo la pelota cada vez ms grande: acabar Zack volvindose majara como Clay? Acabo de escalar muchos puestos en el ranking de gente quemada. Pero, ahora que lo pienso, creo que yo tambin tomar ciertas medidas. Le llamar digo. Y cuando acabe el partido quiero or tus declaraciones, de acuerdo? Analoga deportiva, y van tres. Ya tenemos un hat trick. Descuida. Bill empieza a decir algo sobre que no hay problemas, slo oportunidades, pero salgo de la sala antes de que termine la frase. Oigo que grita enfadado mientras me apresuro por el pasillo y s que debera haberme quedado unos segundos ms, pero - 74 -
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Captulo 14
El doctor Sanderson me ensea algo que parece un forro para pasar cables como los que usan los fontaneros y describe la horrorosa prueba a la que me va a someter. Se llama cistoscopia dice. Bsicamente consiste en entrar en la vejiga a travs de la uretra, y con esta pequea cmara vemos lo que pasa ah dentro. Me cuesta prestar atencin porque en ese momento una joven hispana de cabello negro me toquetea el pene con sus manos enfundadas en guantes de ltex. Empieza a untrmelo con algo, tirando ligeramente, y me entra pnico de tener una ereccin. Si eso te puede pasar en el metro, o sentado inocentemente a tu mesa, por qu no aqu? Estoy reclinado sobre una mesa de reconocimiento con las piernas separadas, completamente desnudo aparte de la delgada bata que la ayudante del mdico me ha dado antes de empezar a tocarme. Se nota que es una profesional, y me pregunto qu consecuencias (si las hubiere) puede tener en su vida sexual pasarse todo el tiempo manoseando penes encogidos. Cario, aparta esa cosa. Bastantes he visto ya todo el santo da! Esto es un anestsico tpico contina el doctor. En cuanto haga efecto, Camille le administrar anestesia local y procederemos con la prueba. Me mira. Se encuentra bien? Hombre, primero suelen besarme bromeo patticamente. La sonrisa de Camille es como si dijera: ste ya lo conozco, cuntame otro. Slo cuando ya estoy tumbado de espaldas y con las rodillas separadas caigo en la cuenta de que el cistoscopio me ser introducido en uno de mis ms pequeos orificios. Un terror sordo empieza a aduearse de m, y me echo a temblar sin poder evitarlo. No se preocupe dice despreocupadamente Camille. Apenas lo notar. Para ella es fcil decirlo, porque no son sus genitales los que sufrirn la intromisin de una horrible jeringa metlica tan larga como un pequeo bate de bisbol. El doctor se aproxima. Descanso la cabeza y cierro los ojos. Tendr usted que relajarse dice. Vaya, me temo que lo voy a decepcionar. Procure aflojar los msculos, como hace cuando orina me dice. Inspiro hondo varias veces, y de pronto noto un pellizco caliente . Bien. Hemos entrado. Permanezco con los ojos cerrados. Estoy decidido a no mirar lo que pasa ah abajo. Bastante tengo con or los ruiditos que hace al manipular el cistoscopio y conectar el monitor de televisin. Creo que tengo ganas de orinar digo, pasados unos minutos. Le estoy llenando la vejiga de agua me comunica. Necesito ensanchar las - 76 -
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paredes para poder verlo todo. No s si ser capaz de aguantarme. Procure me aconseja. Slo ser un momento. Al cabo de varios minutos, el doctor me toca la pierna y me dice que abra los ojos. En algn momento, mientras los tena cerrados, Camille ha desaparecido de la sala, y ahora estamos el doctor y yo a solas. Noto que se ha formado un charquito en el papel protector que tengo debajo. No se preocupe por eso dice. Slo es agua sobrante. Imagino las continuas humillaciones de un tratamiento mdico a largo plazo, la manipulacin clnica de tus partes ms ntimas, los residuos y secreciones privados que te saldrn sin que t lo quieras, a la vista de todo el mundo. Y entretanto, el doctor hurgando por all, haciendo su trabajo sin prisas, esperando hasta el ltimo momento para informarte de sus averiguaciones. Qu ve? le digo. Frunce el entrecejo. No resulta fcil decirlo responde. Desde luego, hay un pequeo bulto, muy cerca de la pared de la vejiga. Me sorprendera mucho que fuese cancergeno, pero... Haremos una biopsia, para descartarlo. E incluso mientras hago acopio de fuerzas para seguir recibiendo malas noticias, me doy cuenta de que hasta ahora yo no haba credo realmente que existiera esa posibilidad. Pero ahora que el doctor ha empleado las palabras bulto y biopsia, noto un escalofro de terror que sube de mis hipercrispadas entraas. Pero, al menos, ya es demasiado tarde para orinarme encima. Carraspeo antes de hablar: Cuando dice que quiere descartarlo, es en el sentido de vivimos tiempos difciles y ms vale curarse en salud, o ms bien en el de ese bulto tiene toda la pinta de ser un tumor maligno y, lgicamente, la biopsia es el siguiente paso en el diagnstico? El doctor deja de mirar el monitor y dice: Escuche, Zack, entiendo que est preocupado. Es muy poco probable que alguien de su edad, y con su historial mdico, tenga cncer de vejiga. Pero lo que veo ah dentro es algo que normalmente no debera estar. Me preocupa un poco, y lo mejor es determinar de qu se trata. Siento no poder darle una respuesta ms concreta por el momento. Aunque sea duro, tendr que pensar que probablemente no es nada y esperar el resultado de la biopsia. Todo eso lo entiendo digo, pero, fuera de cmaras, su intuicin qu le dice? Cmaras? Usted ve cosas de sas todo el da. Alguna corazonada tendr, digo yo. Sanderson suspira despacio. Slo s que eso no debera estar en la vejiga de alguien de su edad y que me sentir mejor cuando sepa lo que es. Gracias digo. No me ha ayudado ni un pice. - 77 -
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Aunque resultara que se trata de un tumor canceroso o precanceroso, debe saber que en la mayora de los casos tiene tratamiento. Estupendo. Para ser un tipo que lleva tanto tiempo metido en esto, se le ve bastante desorientado. No quiero or que tiene tratamiento, porque eso implica que hay algo, e incluso si se puede curar o extirpar o como sea que se diga en el caso de un cncer, eso no cambia el hecho de que la cosa est ah, que mi cuerpo me ha apualado por la espalda, que nunca volver a sentirme seguro en mi propia piel. No dicen que no hay mal que por bien no venga? Pues que me lo expliquen. Soy como Craig Hodges y sus malditos swooshes morados, me encasqueto las anteojeras cuando se trata de ser racional, nicamente interesado en hacer ver que el problema no es tal problema. Hace la biopsia a travs del telescopio cistoscpico, me corta un trocito microscpico de tejido. Noto otro pellizco caliente esta vez en las profundidades de mi abdomen, una ligersima convulsin, y luego ya est. Ahora que llevo un rato con el cistoscopio dentro, me entra pnico de pensar cuando me lo saquen, imagino el recorrido que har al salir, pero la anestesia todava dura y apenas siento nada. Despus, orino durante una eternidad notando que el chorro vibra al recorrer mi aturdido instrumento. Ahora hay bastante ms sangre, pero el doctor ya me ha advertido de que esto puede durar un par de das. Me seco con una toalla y vuelvo a vestirme. Me examino los genitales, pero todo parece en orden. El doctor dice que, adems de la sangre, es posible que en das sucesivos experimente sensacin de escozor al orinar. Si el dolor o la sangre persistieran, tengo que llamarle. Los resultados de la biopsia estarn el viernes. Y que procure no preocuparme. Estadsticamente hablando me repite, las probabilidades de que alguien de su edad tenga cncer de vejiga son muy escasas. Puede, pienso mientras bajo en el ascensor, pero vale esto cuando ya se ha determinado que ah dentro hay algo que merece una biopsia? Tengo la impresin de que estamos ante un caso por completo distinto, y, aunque no me interesa saber nada al respecto, estoy casi seguro de que las noticias seran muy poco alentadoras.
En cuanto lo conecto, el mvil empieza a pitar y aparece el icono de mensajes. Tengo tres urgentes de clientes que necesitan saber de m a primera hora de maana. Cuando eres un intermediario, todo es urgente. Siempre. El ltimo mensaje es de Hope, preguntndome dnde estoy. Como son casi las seis, decido hacerle una visita sorpresa a la oficina. Voy a la Quinta Avenida y luego tuerzo hacia el centro, hasta el Rockefeller Center. Las aceras estn repletas de gente que sale del trabajo, todo el mundo serio y mirando al frente, hablando por el mvil o mirando la dudosa mercanca exhibida en las tiendas de electrnica de inmigrantes. Aguardo en el vestbulo del Rockefeller Plaza, apoyado contra la pared mientras observo el xodo que vomitan los ascensores, los hombres vestidos de yuppie, las mujeres como si fueran todas a una audicin de Sexo en Nueva York, - 78 -
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ataviadas para deslumbrar con sus faldas agresivamente cortas, sus peinados caros y zapatos de marca que resuenan autoritarios en el suelo de mrmol. Al cabo de unos quince minutos aparece Hope con dos mujeres que no conozco, charlando y riendo las tres. Ella est esplndida, como siempre, con su pantaln de vestir oscuro y un crdigan ligero ceido al cuerpo. La observo unos segundos deleitndome en sus andares, en el vaivn de su melena y en las furtivas y no tan furtivas miradas que provoca en los hombres a su paso. Experimento entonces una oleada de orgullo y de inevitable escepticismo. Todava no he superado el hecho de que una mujer tan guapa quiera tener algo que ver conmigo. Se me ocurre que Hope puede haber hecho planes, que no recibir bien mi imprevista llegada, pero al verme su rostro se ilumina, y viene rpidamente hacia m para darme un beso. Qu sorpresa! dice. Qu haces aqu? Tena una cita por esta zona. Fantstico! Me besa de nuevo, en un inslito despliegue pblico de afecto. Ests de muy buen humor digo. Por qu no iba a estarlo? Yo podra darle ms de un motivo. En este momento, Hope se acuerda de sus dos amigas, que esperan detrs de ella con una sonrisa anticipada como diciendo: Ah, ste es l. Oh, perdn dice Hope, separndose de m. Zack, te presento a Dana y a Jill. Un placer conocerte, nos han hablado mucho de ti, enhorabuena por el compromiso, qu emocionante, verdad? Bajo la atenta mirada de Hope, sonro y me empleo a fondo con mis encantos, deseando ser ms alto e ir mejor vestido, menos por m que por Hope. Despus de todo, la chica ya es ma. Mientras nos alejamos del centro, descubro lo que la tiene tan entusiasmada. Me han propuesto que ayude a catalogar una coleccin privada con obras del siglo diecinueve me cuenta. Es la primera vez que me mandan a m sola. Es estupendo digo. Y dnde est la coleccin? En Londres. Inglaterra? Ni ms ni menos. Cundo te marchas? Esta noche responde muy animada. Me voy ahora mismo a casa a hacer la maleta, y luego en taxi al aeropuerto. Qu locura, no? Pues s. Cunto tiempo estars fuera? Regreso el viernes por la noche. As tendr todo el sbado para descansar antes de la fiesta. Se detiene y me mira. Qu te pasa? El efecto de la anestesia se ha pasado del todo, y parece como si me hubieran clavado en las partes una aguja de hacer media. Hoy me han hecho una prueba digo. Una prueba? De qu clase? pregunta, preocupada. Le explico lo de la sangre en la orina y la manchita y la cistoscopia, pero me salto lo de la biopsia. - 79 -
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Resulta que no era nada digo, quitndole importancia. Bueno, tenas que salir de dudas. Claro. Hope me sonre y me toma la mano. Yo iba a proponerte un polvo rpido de despedida, pero me parece que no ests en condiciones. Siento un escalofro slo de pensar en un coito en mi estado actual. Sera algo as como meter el pene en una mquina de picar carne. Pienso en mi conato de infidelidad durante la actuacin de los WENUS y me pasan fugazmente por la cabeza ideas de justicia potica y castigo divino. No, no lo estoy digo. Pero se agradece la idea. Y si llamo un taxi? Me acompaas y luego te vas a tu casa y descansas. De acuerdo. En el darwiniano colapso circulatorio de Manhattan, slo alguien con el aspecto de Hope puede conseguir un taxi en tan poco tiempo en una esquina como Park Avenue con la Cincuenta y tres. Me arrimo a ella en el asiento de atrs y ella me rodea con el brazo, frotndome la espalda mientras su perfume entabla una valiente pero ftil pelea con el pestfero olor corporal del taxista. Durante el trayecto le cuento el regreso de mi padre. Cmo no me lo has dicho antes? pregunta. No s. Es que no acababa de crermelo. Qu tal est? No sabra decirte. Imagino que igual que siempre. Ya dice, asintiendo con la cabeza. Le has invitado a la fiesta? No. Piensas hacerlo? l all no pinta nada. Es tu padre, no? No te parece que yo debera conocerlo? Creme digo, ms vale que no vaya a la fiesta. Ella me mira con extraeza y parece que va a decir algo, pero no lo hace, se limita a darme un beso suave en el cuello. Bueno, vas a tener unos das para pensarlo. El taxi para frente a su casa, en la Ochenta y nueve con la Quinta. Ciao. Me besa, un beso largo pero ardoroso . Procura descansar. Me da unas palmaditas en la entrepierna. Espero que estis los dos en plena forma para cuando regrese. Haremos lo que se pueda. Te llamar desde el aeropuerto. Le digo que la echar de menos, pero ella ya ha bajado del taxi y la puerta se cierra a media frase. Mientras cruzamos Central Park hacia el oeste, empiezo a preguntarme si he hecho lo que deba al no mencionar la biopsia. Hope estaba tan excitada con el viaje a Londres, que he preferido no estropearle el da. No habra sido capaz de irse a - 80 -
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Londres sabiendo que yo estoy aqu mordindome las uas a la espera de los resultados. No obstante, me sabe mal no habrselo dicho. O quiz me siento as porque sospecho que Hope se habra marchado igual.
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Captulo 15
Lo que pasa es esto. Viernes por la noche, vas a un bar con tus dos mejores amigos, sintindote inferior y desesperanzado porque uno de ellos, Jed, es el semental indiscutible y el otro, Rael, acaba de casarse y slo ha venido por aquello de la nostalgia de los viejos tiempos. De modo que uno no se juega nada y el otro no tiene nada que demostrar, y t ests en medio, con mucho que arriesgar y todo por demostrar an, y muy pocas perspectivas de xito. Han pasado ocho meses desde tu ltima relacin, seis meses desde la ltima actividad sexual (que fue en plan desesperado y de rebote), y ya empiezas a sentirte invisible en la Gran Manzana, deseando no haber salido de tu pueblo natal, donde todo era ms sencillo y las chicas estaban mucho menos saciadas y eran mucho ms tratables. Pero el caso es que t no eres de un pueblo; t eres de aqu, o, en el mejor de los casos, de un inspido barrio de la periferia, y no hay sitio adnde volver, de modo que vas a tener que seguir adelante, superar tu miedo al rechazo y encontrar a alguien que sepa ver en ti esa cosa, esa cosa que ni t mismo puedes ver pero que sabes que tienes, ese algo que te har parecer una inversin interesante, la cosa que mover a una chica a llevarte a su casa e intercambiar fluidos y contar historias y despus secretos, con la esperanza de encontrar un amor que os llene a ambos hasta el extremo de no tener que seguir buscando. Quin te recriminara que estuvieras un poco bebido? Bien instalados los tres sobre sendos taburetes junto a una mesa alta, en la ventana, veis cmo pasa la gente y t bromeas ruidosamente con Jed y Rael confiando en aparentar que sois tres tos a los que les dara lo mismo que no hubiera una sola mujer en el local, sintindote tmido aunque sabes que no hay motivo para ello puesto que nadie te est haciendo un repaso. Y entonces la ves all de pie con una amiga, junto a la pared, sosteniendo su botella de Coors Light de manera quiz demasiado perfecta, no orgnica, no como quien tiene una relacin autntica con botellas de cuello largo. Y te fijas en su impresionante melena color arena y en su mandbula cuadrada que da un marco perfecto a sus facciones, facciones de una delicadeza casi infantil y que delatan una infancia de privilegios y aislamiento. Sus ojos son azul tejano descolorido, su nariz menuda y ancha, como la de un gatito, y sus mejillas slo un poquito abultadas, mejillas de ninfa. E instintivamente sabes que la chica odia esas mejillas, que suele mirarse en los espejos cuando est a solas y trata de chuparlas hacia dentro, y te gustara decirle que es mejor que no lo haga porque, tal como destacan en lo alto de su cuerpo esbelto y atltico y bajo esos ojos azules que hipnotizan, son dos pequeas masas de carne suave e impecable que parecen contener una promesa de infinitos - 82 -
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placeres, igual que el trasero perfecto sobre sus piernas esbeltas y musculosas, o los pechos ufanos y tirando a pequeos ms arriba de su liso abdomen. Sabes cmo ser rozar esas esplendorosas mejillas con las tuyas, cmo se vern desde arriba cuando ella cierre los ojos y separe los labios mientras t ests encima y bajes la cabeza para besarla en la boca. Tan grande es tu entusiasmo que descuidas los controles de tu desinters y la chica te sorprende mirndola, de modo que no te queda ms remedio que abandonar el taburete, copa en mano, y acercarte a ella, y es entonces cuando tienes esa extraa sensacin de algo que se acomoda perfectamente, como la puerta de un coche de lujo al cerrarse, y puesto que ya ests lanzado te convences de que no hay nada que perder. Me llamo Zack dices, subiendo la voz por encima de la mquina de discos, las conversaciones a gritos y el frentico revoloteo de mariposas en tu estmago. Hope dice, tendindote la mano, y por un momento no te das cuenta de que esperanza es su nombre sino que imaginas que ha intuido sabiamente el motivo que ha hecho que coincidis todos esta noche. Bien, como no va a ser fcil decrtelo, mejor voy al grano dices. Estoy aqu para seducirte. Hope se re, y su risa es vibrante y melodiosa, franca y confortable, como si fuerais dos viejos amigos. En absoluto lo que t esperabas. Agradezco tu franqueza dice. Puedo empezar? Adelante. Y lo que sigue son dos horas de conversacin ideal (aunque hubieras querido no habras podido escribir un guin mejor), esa clase de conversacin donde enseguida ves que vuestras respectivas sensibilidad e inteligencia encajan de maravilla, y cuando pasis a la broma, todo es fluido y gracioso, nunca se aparta de la cuestin de fondo. Y Hope no tarda en tocarte la mueca cuando se re, inclinndose hacia ti cuando la gente la empuja al pasar. Y luego, al cabo de un rato, compruebas que tus amigos se han marchado y la amiga de ella tambin, y no sabes a qu atenerte cuando oyes que tocan los ltimos timbrazos sealando el cierre del local, porque, por un lado, cundo fue la ltima vez que estuviste hasta tan tarde en un bar?, pero, por otro, qu demonios haces ahora? Ya has decidido que esta noche no ir de sexo (como si eso dependiera de ti), y no porque t no lo desees, por supuesto que s, sino porque no quieres echarlo a perder con una cosa rpida y mal hecha. Pero, por otra parte, no quieres que la noche termine pese a que ya lo ha hecho. Por eso te ofreces a acompaarla a pie a su casa y ella accede, y la cosa funciona porque fuera hace mucho fro y ella, ms que colgarse de tu brazo, se abraza a l y el viento agita su cabello y lo lanza contra tu cara, y eso hace que te salte ms de una lgrima, y la sensacin es de intimidad, en mucha mayor medida que si os hubierais acostado sin ms. El edificio donde vive es de esos muy elegantes que hay en la Quinta Avenida, y cuando ya te despides de ella, con la voz ronca de tantas horas de forzar la voz en el bar, ella tira de ti, saluda a los porteros (Hola, Nick. - 83 -
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Hola, Santos) y os metis en el ascensor. Y antes de que te decidas a darle un beso de despedida, ella se adelanta y lo hace, un beso vido y profundo, acorralndote contra la pared del ascensor, todo su cuerpo pegadito al tuyo, y de pronto desearas no llevar tanta ropa. Esto dura nada menos que quince plantas y luego un poquito ms, pues ella no para de besarte cuando la puerta del ascensor se abre en su piso. Entonces se aparta, deliciosamente desgreada y sin aliento, y dice: Ha sido muy bonito. Saca de su bolso una pluma de plata marca Cross y escribe su nombre y su telfono en tu mano, y aade continuar.... Luego se pone seria y dice: Oye, Zack, no me van los trucos y no me gustan los comediantes. Si te caigo bien, me llamas t, vale? No hay perodo de espera que valga. Si no tengo noticias tuyas maana, deducir que no te intereso. Hace tres horas que he superado la fase del inters le dices. Ella sonre y te da un beso en la nariz. Entonces hablamos maana. Y da media vuelta y la puerta del ascensor se cierra, y dejas doblar las rodillas paladeando el dolorcillo de la ereccin que te aprieta en los calzoncillos y rezas una breve oracin de gracias mientras desciendes poco a poco a la tierra.
Empezamos a salir a partir de entonces, de forma intensa y exclusiva, y yo esperaba que la burbuja reventara tarde o temprano, que Hope me mirara detenidamente y se dara cuenta de que haba algn error, que me haba tomado por alguien que yo no era. Pero su sonrisa siempre pareca del todo sincera, me rea los chistes y devolva mis besos con ardor, y cuando pasebamos siempre me buscaba la mano mientras yo me demoraba pensando en lo que supondra tomar la suya. As fue, ms o menos, la cosa: Hope llevando siempre la delantera mientras yo me reprima por miedo a dar un paso en falso, aterrado de llamar la atencin sobre m, no fuera que ella se lo pensara mejor. Pero eso no lleg a suceder, y al cabo de tres semanas, al subir a un taxi saliendo del cine un viernes por la noche, ella me interrumpi cuando me dispona a dar su direccin al taxista, y dio la de mi piso, sonriendo de cara a la ventanilla mientras yo temblaba en silencio a su lado. Cuando llegamos a casa, la desnud como quien desenvuelve un regalo y nos tendimos en la cama, y en algn momento de aquel emocionante fin de semana de poco dormir, dej de preocuparme y acept sin ms el hecho de que Hope fuese ma, de que todo poda ser as de fcil, y el modo en que ella me devor no me dej la menor duda de que yo tambin le perteneca. Ven a conocer a mis padres me dijo, pasados unos meses. Vivan tambin en el Upper East Side, a unas manzanas del piso de ella. Cuando llegu, el portero de uniforme dijo que me esperaban. Qu piso es? dije. El quince. Qu puerta? Me sonri y seal el ascensor: - 84 -
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Slo el quince. El ascensor se abri a un vestbulo particular con una sola puerta, y all estaba Hope esperando, radiante en su jersey blanco y su pantaln negro ceido y botas negras. Me condujo a una impresionante antesala con suelo de mrmol y un enorme tragaluz en forma de diamante abierto en el techo alto. Haba puertas a ambos lados, y al fondo de la sala una imponente escalera que suba a la segunda planta. Haba odo hablar de apartamentos como aqul, los haba visto en cine, pero nunca cre que dentro viviera gente de carne y hueso. Bonita casa dije. No dejes que te asuste repuso ella con tono de disculpa. Negu con la cabeza. Es una preciosidad. Jack Seacord, el padre de Hope, haba heredado la empresa de suministros mdicos de su padre para convertirla en una multinacional con negocios en todo el mundo, de la cual segua siendo el socio mayoritario y su consejero delegado. Era un hombre corpulento y atltico de cincuenta y tantos aos, frente y barbilla prominentes que delimitaban sus facciones menudas pero regias. Tena una sonrisa artificial, de poltico, y sus modales eran vigorosos y eficientes, como comprob cuando me estrech la mano y me mir de arriba abajo. Las nicas muestras de afecto las reservaba para su hija, y a m me parecieron un tanto anormales, pues le plant un beso en la boca mientras su mano descansaba en el trasero de ella, acaricindola distradamente con los dedos. La madre de Hope, Vivian, era una mujer de bandera. Morena, de huesos grandes, tena un cutis de porcelana tratado con Botox, llevaba un corte de pelo moderno y su expresin era lnguida y felina, una gata en enfurruado reposo. Ahora perteneca a la junta de varios museos y fundaciones filantrpicas, y tena ese aire pragmtico que suele resultar muy artificial tratndose de mujeres obscenamente ricas, pero que en su caso pareca genuino. l ni se inmut. Ella me encontr gracioso, y as me lo dijo repetidas veces, subrayando sus palabras con sonoras carcajadas. Ninguno de los dos pensaba que yo fuera lo bastante bueno para su hija, pero, como es lgico, eran demasiado corteses para decirlo. Qued claro en el modo como Jack asenta muy serio mientras yo explicaba mi trabajo en la Spandler Corporation; su aparente falta de condescendencia no era sino una forma muy estilizada de la misma. Conozco la empresa dijo. Pequea pero importante. A Vivian le pareci que tena los pies en el suelo, cosa que estaba bien para pasar el rato, pero que en ningn modo me converta en una pareja adecuada para Hope. Claire, la nica hermana de Hope, mayor que ella, viva en Los ngeles y era lesbiana militante, cosa que Vivian no dej de mencionar con forzado orgullo a la menor oportunidad, pronunciando la palabra lesbiana con un floreo bien ensayado. La partida de Claire haba convertido a Hope en la nica integrante de la dinasta Seacord que poda llevar el peso de los sueos paternos de sucesin, y se era un listn muy alto para las posibilidades de un intermediario como yo. As pues, la cena fue amistosa, incluso - 85 -
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clida, pero hubo un generalizado encogimiento de hombros al estilo de quien no se ha dejado impresionar. Despus de la cena, Hope y yo nos aposentamos en el sof de uno de los varios estudios recargadamente decorados que haba en el laberntico apartamento. Bueno dijo, acurrucndose a mi lado. Qu opinas? Me han parecido estupendos. Vamos, Zack dijo, propinndome un puetazo en broma. Se han portado fatal. Pero son de buena pasta. Yo no he dicho eso. Oye, Zack, que no soy ciega. Me refera a lo de la buena pasta. A m no me lo ha parecido. Se ri y me dio un beso. Tu padre pareca decepcionado. Slo trata de protegerme. Y yo pens: Eso es porque no quiere perderte. S dije. Ya lo he notado. Por suerte para ti, no tienen opcin a voto. Ah, no? No. No te van a desheredar o algo as? Hope ri. La cosa no va por ah. Adems, como soy la hija buena, se puede decir que tengo el mundo a mis pies. Disfruto de cierta libertad de movimientos. Y supongo que eso va en mi favor. Me tienes a m en tu favor. Me bes, yo la bes, y al momento estbamos toquetendonos en el sof como dos adolescentes. Vamos a mi cuarto susurr. Lo dices en serio? Tus padres estn en el saln. Ya lo s dijo, con una mano en mi paquete y la lengua en mi oreja. Venga, vamos.
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Captulo 16
Llego tambalendome a casa alrededor de las siete y me encuentro a Jed espatarrado como siempre en el sof, metindose chocolatinas en la boca mientras mira Entertainment Tonight. Vivir con Jed es como tener una mascota. Llegues a la hora que llegues, siempre est all para recibirte. Hola, to dice con la boca llena. Al ver la pinta que traigo, aade : Qu te ha pasado? Acaban de meterme un tubo por la polla digo, derrumbndome a su lado. Una cistoscopia dice, como si supiera de qu se trata. Te han hecho alguna? Qu va, pero lo vi una vez en Learning Channel. Jed se ha vuelto muy polifactico desde que le dio por mirar todo el da la tele . Y por qu te la han hecho? Tena sangre en la orina. Hematuria dice, asintiendo con la cabeza. Impresionante digo. Si sale ah dice sealando el televisor, y luego se seala la cabeza, lo tengo aqu. Oye, crees que podras hacer el sacrificio de ir a buscarme un Tylenol? No es necesario dice, hurgando en un recoveco del sof. Su mano emerge momentos despus con un frasco de Aleve . A veces me da jaqueca de tanto mirar dice en respuesta a mi incrdula mirada. Trago tres comprimidos con un resto de lata de Coca-Cola, de las muchas que hay sobre la mesita baja. Bien, cul es el veredicto? pregunta. Han encontrado una mancha. Jed, cuesta creerlo, aparta un momento la vista del televisor. Joder dice, preocupado. Seguramente no es nada. Seguramente dice. Te han hecho una biopsia? S. Y cundo saldrs de dudas? El viernes. Hoy qu es? pregunta. Martes. Mala cosa, to. Ya. - 87 -
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Nos quedamos en silencio viendo cmo Mary Hart habla febrilmente del ltimo embarazo de una famosa. Estoy pensando que Mary debera reducir su dosis de cafena antes de grabar el programa. Cada vez parece ms una parodia de s misma. Oh, por cierto dice Jed pasados unos minutos. Est aqu tu viejo. Qu? En tu habitacin. Y qu demonios hace aqu? Jed se encoge de hombros. Estaba cansado. Ha dicho que quera tumbarse un rato. Y le has dejado subir a mi cuarto? Qu puede hacer, robarte? Me levanto del sof. No puedo creer que lo hayas dejado subir. Pues as es, Zack dice, enfadndose. He tenido los cojones de dejar que un viejo descanse un rato en el cuarto de su hijo. No me vengas con sas, Jed. T no lo conoces. No sabes lo que nos hizo. Jed asiente con la cabeza. Tienes razn. Perdona. No he querido herirte. Me mira. Yo casi no me acuerdo de mi padre, sabes? Muri cuando yo tena siete aos. Pero la verdad es que echo de menos tener padre. Cuando mi empresa empez a triunfar, siempre echaba de menos un padre que se sintiera orgulloso de m. Todo me pareca, no s, un poco vaco. Y tras la muerte de Rael, pues... S, ya s. A ver si me entiendes dice, mirando de nuevo el televisor. No voy a estar mirando la tele toda la vida. Pero a veces pienso que ojal tuviera un padre, sabes?, alguien que viera lo que estoy haciendo, que me dijera que moviese el culo del sof. Que me enderezara, supongo. Pues mi padre no es de los que pueden enderezar a nadie digo. Es un desastre, no? Se encoge de hombros. Y nosotros qu? El caso es que l todava est ah y t tambin, y como los dos sabemos, sa es una ecuacin que puede cambiar de la noche a la maana. Jed le digo. Qu. Es la primera conversacin con sentido que tenemos en un ao. Lo ves?, tu padre ya est ejerciendo un efecto positivo. Sonre, pero sus ojos vuelven al televisor, y la oportunidad se pierde.
Mi habitacin es un paraso de olor a aftershave y flatulencias, combinacin nociva donde las haya y que, de hecho, me deja tieso durante un minuto entero. Mi padre est sentado a mi mesa, sin zapatos, el cinturn desabrochado y la barriga pegada a la mesa como un zepeln. Est inclinado sobre un dietario con los bordes deshilachados, garabateando copiosamente y tarareando desafinado por lo bajo. Le - 88 -
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observo unos instantes todava no ha reparado en mi presencia tratando de percibir alguna verdad en su postura, tratando de relacionar a este hombre hinchado con la versin que qued grabada en mi cabeza cuando yo tena doce aos, tratando de justificar el anhelo y la tristeza inmensos que siempre he sentido respecto a mi padre. Zack! exclama, cerrando el dietario y girando en la silla. Hola, hijo. Santo Dios digo, yendo a abrir la ventana. Cmo soportas este olor? Me sonre. Es un desafortunado efecto secundario de mi adiccin al frappucino. Qu haces aqu, Norm? Oh dice, espero que no te importe. He aprovechado para hacer un poco de trabajo mientras llegabas. T ni siquiera sabas que iba a venir. Mi padre amaga una sonrisa a la vez triste y retadora. Despus de tantos aos, crees que pueden importarme unas cuantas horas ms? No quiero sentarme porque eso no har sino ratificar su presencia en mi cuarto, pero parece que lo nico que calma los ardores de mi entrepierna es estar sentado, de modo que lo hago, en la cama. Bueno, qu pasa? digo. Norm se levanta, se arregla los pantalones y empieza a remeterse su camisa a cuadros. Vamos a cenar algo. Invito yo. No, gracias digo. Slo tengo ganas de acostarme. Vamos, Zack, que no hay para tanto. Slo es ir a cenar. S digo, cabreado, y uno no pensara que la voz le sale de la entrepierna pero, al levantarla, siento all abajo una descarga de dolor . S hay para tanto. Hay para esto y para muchsimo ms. Porque resulta que nosotros nunca lo hacemos, eso de ir a cenar. No somos esa clase de padre e hijo, ni lo hemos sido nunca. Y t no puedes materializarte as como as, presentarte en la actuacin de Matt, o aqu en mi cuarto, como si sa fuera tu jodida especialidad, como si estos ltimos quince aos no te hubieras largado por ah, como si antes de hoy te hubiramos importado algo... Y dicho esto, no puedo seguir hablando, porque maldita sea si la voz no se me quiebra y ya me veo soltando lgrimas, y eso s que no puedo permitrmelo delante de l, porque seguro que saldr a celebrarlo a la calle saltando y brincando, impresionado consigo mismo, pensando que tena razn en volver y que saba cmo tocarme la fibra. He tenido un da de perros, estoy de los nervios por muchas y muy diversas razones, y lo ltimo que quiero es ratificar involuntariamente esta idea absurda que l siempre ha suscrito: que con unos cuantos gestos grandilocuentes se puede lograr lo que llevara aos construir y reconstruir. Tienes razn dice, incmodo delante de la cama mientras se alisa los anorxicos cabellos que le quedan. S hay para tanto. No pretenda minimizar tus sentimientos. Te pido disculpas. - 89 -
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Olvdalo digo, desconcertado ante mi reaccin y molesto con su tono. Zack, siempre me he jactado de mi habilidad para interpretar a la gente, y te voy a decir lo que interpreto en ti. Ahrratelo, por favor. Obviamente, tu hostilidad hacia m es considerable. Caramba. Sigue as y te sacarn en la tele. He dicho que era obvio, pero hay ms dice. No es la primera vez que alguien me rechaza... Vaya, no me digas. ... As que conozco bastante bien lo que se siente. Pero yo dira que lo que estoy recibiendo de ti es muy disperso y poco concreto. Parece como si estuvieras demasiado distrado para odiarme como Dios manda, por as decir. Fjate en Matt dice admirativamente: ese chico s que sabe odiar. Criticas mi manera de rechazarte? No, slo la estoy analizando. Y lo que veo es que, aunque tienes cosas contra m, cosa que no discutir, no es eso lo que domina tus pensamientos. Anoche, en la actuacin de Matt, estabas borracho, pero la tuya no era una borrachera divertida sino desesperada. No s si me entiendes. Me pareciste un hombre con demasiados problemas en la cabeza. Me sonre. De chico ya eras as. Cuando haba tormenta, siempre pedas una linterna. Tenas cinco aos y te preocupaba que cortaran la luz. Te acuerdas? No miento. Bueno, da igual. Yo creo que, ahora mismo, en la lista de cosas que te preocupan yo no soy la principal. No s si es el trabajo, tu boda o qu, pero una cosa es segura: no soy yo. No te subestimes. Sigues en los primeros puestos. Norm suelta un suspiro de cansancio, coge su libreta y cuadra algunas de las hojas semirrotas que asoman por los lados. Oye, qu es eso? le pregunto. Estoy escribiendo mis memorias dice sin el menor asomo de timidez, y algo en su manera de expresarlo me hace rer a carcajadas. Qu? dice, a la defensiva. Tus memorias repito, incapaz de aguantarme la risa. Exacto dice. Y te hago saber que ya las he enseado a un par de amistades del mundo editorial, y estn muy interesados. No me extraa. Sonro an, y veo que eso lo mortifica. Bueno dice, enojado, vamos a comer algo o qu? Y quizs es la locura de las ltimas doce horas, quizs es mi angustia acerca de mi condicin de mortal, quizs estoy asustado y quiero un padre, sea cual sea, o quizs es la primera vez que recuerdo haberme redo en las ltimas semanas, pero el caso es que de repente todas mis resistencias se agotan. Vale digo. Vamos a comer algo. Aleluya! exclama Norm.
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Captulo 17
Cenamos en Arnie's Deli, un pequeo restaurante de Broadway con un deliberado aire de cafetera. Cmo va la vida, chicos? dice la camarera, entregndonos la carta. Es alta y delgada y lleva el pelo, rubio platino artificial, remetido por el agujero posterior de su gorra de bisbol. Norm se la come con los ojos mientras sonre. Yo muy bien, Penny dice, leyendo su nombre en la pechera de la blusa . Gracias por preguntar. Y t qu tal? Bien responde ella con mucho menos entusiasmo. Esta noche ests muy guapa prosigue Norm. Gracias. Qu va a ser? Qu hay de bueno? No lo s. Qu le apetece? Normalmente prefiero conocer mejor a una mujer antes de responder a eso, pero ya que lo preguntas... Se re como un bobo de su pequeo chiste, dndome un codazo para que me solidarice y sonriendo a los otros parroquianos, inadvertidos beneficiarios de su ingenio. Norm digo en voz baja. Perdn dice, sin quitarle los ojos a la camarera . A mi hijo no le gusta ver coquetear al carroza de su padre. Pues se le da muy bien dice Penny. Ajeno a su sarcasmo, Norm lanza una risotada, como si la chica estuviera de broma. Que yo sepa, nadie se ha muerto porque alaben su belleza. Yo estoy agonizando digo, y Norm va y se carcajea otra vez. Miro de reojo a Penny y quisiera explicrselo todo, que no veo a mi padre desde hace muchos aos, que me ha obligado a venir aqu, que lamento mucho tantas molestias. Denos unos minutos para decidir digo. Bien, pues ahora vuelvo dice Penny con una sonrisa, y da media vuelta. No te pierdo de vista dice mi padre, adelantando el cuerpo sobre la mesa. Comprtese, Norm dice ella, y le dedica una mirada traviesa. Ya lo hago replica l, sonriendo al tendido como si fuera su pblico e interpretando la indiferencia general como un sntoma de aprobacin. Luego mira una vez ms el trasero de Penny y vuelve a sentarse bien. Vaya, con eso seguro que no se pasa fro por la noche dice arqueando las cejas. Por el amor de Dios... digo. Qu? - 91 -
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Bastante jodido es este trabajo como para encima tener que soportar a viejos ligones. No parece que a ella le importe. Trata de ser educada porque ste es su lugar de trabajo, y si te mandara a tomar por culo podra perder una propina, o el empleo. Y yo opino que la noche es larga y el trabajo duro, y que un poco de coqueteo sirve para romper la monotona y para que se sienta a gusto consigo misma. Adems, creo que le he gustado. T? Pero de qu vas? digo, inexplicablemente frustrado por sus fantasas. Me ests diciendo en serio que crees tener alguna oportunidad de salir con esa chica? Y por qu no? replica Norm, turbado. Qu tengo yo de malo? Crees que una chica de veinte aos como ella se pasa la noche soando con el sesentn gordo y calvo que entrar un da en el restaurante y la volver loca de pasin? La herida es instantnea: su mirada pierde brillo, la sonrisa se desvanece, sus mandbulas se derrumban. De inmediato, lamento lo que acabo de decir. Perdona, Norm, no he querido decir eso. Vers, yo vivo en este barrio, entiendes? Vengo a comer aqu a menudo, y me ha dado un poco de vergenza. Siento que te avergences de m. Soy una persona extrovertida, es mi manera de ser. Cuando veo una chica guapa siento el impulso de decirle que lo es. De vez en cuando tengo suerte, y la cosa va a ms. Si no, bueno, slo le he lanzado un piropo, le he alegrado un poquito el da. En cualquier caso, no voy a pedir disculpas por eso. Nadie te pide que lo hagas replico al ver que la camarera se acerca; lo mejor es cambiar de conversacin. Se han decidido ya? dice la camarera. Est bien la sopa minestrone? pregunta Norm. Desde luego. Para m, sopa y sndwich de queso. Yo pido una ensalada y sndwich de queso. Siempre hemos tenido los mismos gustos en cuanto a comida le dice Norm a Penny con orgullo. Bueno digo, una vez que ella se ha ido. De qu queras hablar? Todava me duele haberlo tratado mal hace un momento, me persigue la profunda tristeza que ha acompaado a la desaparicin de su sonrisa. Comprendo que, al margen de que l crea realmente o no en la posibilidad de ligarse a una chica joven, o de que se trate de una postura que ha adoptado como mecanismo de supervivencia, su conducta es sintomtica de una soledad profundamente arraigada que permea hasta el ltimo de sus impulsos. De ti, en general dice. Cmo te va en la Spandler Corporation? Cmo has sabido dnde trabajo? He husmeado en tu mesa mientras te esperaba. Vaya por Dios me enfado. Menudo elemento ests hecho. - 92 -
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Parece una empresa muy importante. En qu consiste tu trabajo? No tengo ganas de hablar de trabajo. Pues hblame de Hope. Tampoco tengo ganas de hablar de ella. Todava piensas en escribir guiones? Bah, nunca lo pens en serio. Asiente con gesto desanimado. Luego dice: Mira, Zack, los dos grandes amores de un hombre deberan ser su mujer y su trabajo. Parece que no quieres hablar de una cosa ni de la otra. Bien, si yo fuera hijo de un intil de padre que se presenta de improviso en mi casa, querra hacerle ver lo bien que me ha ido sin l; me encantara mostrarle que he triunfado en la vida, que estoy muy contento de mi trabajo y que estoy enamorado de una gran mujer. Sera lo ms natural del mundo, sentir ese impulso. Pero, ya ves, no consigo que me cuentes nada de ninguna de las dos cosas. Cul diras que es la razn? No te he importado una mierda en todos estos aos digo, en voz ms alta de lo que pretenda, y reparo en que los otros comensales hacen una pausa para mirar hacia nuestra mesa. No te parece un poco presuntuoso presentarte en casa y creer que voy a compartir contigo mi vida personal? T no formas parte de ella, no pintas nada en mi vida, eso es todo. Los dos grandes amores son la mujer y el trabajo? Cojonudo, Norm. T engaaste a tu mujer ms veces de las que recuerdas, y, a menos que las cosas hayan cambiado mucho en los ltimos aos, en toda tu vida no has durado en un empleo ms de un par de aos. Y ya que estamos en eso, quizs uno de tus grandes amores deberan haber sido tus hijos, no crees? Te habra resultado mucho ms difcil perdernos, pero ya veo que eso no te ha costado mucho. Me mira a los ojos aguantando mi diatriba pero colorado por el esfuerzo. Despus asiente, arrugando el entrecejo. Todo lo que dices es verdad admite. No voy a negar nada. No es ningn secreto que mi vida ha sido un desastre, pero que todo eso sea cierto no cambia mi percepcin de que ests pasando por un mal momento, y que no todo te va bien. Me preocupas, Zack. Eso es puro egosmo le digo, gritando casi. Te preocupo porque quieres estar preocupado, porque quieres sentirte como el padre que nunca fuiste. Y que sin embargo soy. Ya, pues no hace falta. Creme, estoy bien. Muy bien, gracias. Bebe un poco de agua y esboza una sonrisa seca. Parece que s dice. Antes de que yo pueda reaccionar, llega la camarera y sirve la sopa y la ensalada con la actitud de quien saca un poco la cabeza de su escondite, dispuesto a ocultarse rpidamente otra vez. Bueno dice, nerviosa. Vamos a calmarnos todos un poquito. La familia es la familia, no? Penny le dice Norm. Te pido disculpas si algo de lo que he dicho antes ha podido ofenderte. Desde luego no era mi intencin. - 93 -
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No diga tonteras, Norm dice, frotndole un hombro. Es usted un encanto. Comemos en un incmodo silencio slo enturbiado por los chupeteos de Norm engullendo agresivamente la sopa. Al cabo de un rato, levanta la vista entre cucharada y cucharada y dice: Cmo est Pete? Estupendamente. Siempre le envo una felicitacin por su cumpleaos. Ya, eso lo cambia todo, verdad? replico. Deja el cubierto y me mira. Tiene la frente perlada de sudor, no s si de la sopa o de la tensin que comporta conversar con este cabrn de hijo primognito. Esto no va bien empieza. No jodas digo. Se seca la calva sudorosa con una servilleta y se limpia luego los labios. Me pregunto si notar su propio sudor. Mira, Zack, no descarto que podamos hablar de manera civilizada durante lo que se tarda en comer un emparedado de queso, de algo que no te haga enfadar. Hasta ahora he empezado yo. Por qu no haces t un intento? Le observo rebaar el plato de sopa con movimientos circulares de un panecillo a la cebolla y darle luego un mordisco. Odio que mi padre tenga razn, que despus de tantos aos se haya presentado de repente y me cante las cuarenta. Cmo alguien tan obtuso puede calarme de esa manera? No es ms que mera coincidencia, mis dramas personales han coincidido con su manera de engaarse respecto a que an puede reclamar su derecho a ser un buen padre. No quiero ponrselo fcil, no quiero admitir que sus palos de ciego han dado en el maldito blanco. Tiene migas en la camisa y un par de manchas de sopa un poco ms arriba de la panza. Los escasos mechones de pelo color de polvo se le han alborotado de inclinarse sobre la sopa, y cuando agarra otro panecillo me doy cuenta de que lleva las uas melladas y mordidas. Igual que yo. Es posible que tenga cncer digo.
No s cmo, a vueltas con la posibilidad de la muerte, termino hablando de mi vida, y, al cabo de unos cuarenta minutos se lo he contado prcticamente todo: el trabajo, Hope, Tamara. Ah estn mis temores y mis secretos, expresados en voz alta, expuestos ante la persona a quien menos poda pensar que acabara confiando mis conflictos personales. Lo nico que me guardo es la abortada infidelidad de anoche en la actuacin de WENUS. Si Norm quiere hacerse el padre conmigo mientras comemos un bocadillo, vale, pero no permitir que tengamos eso en comn. Me escucha con atencin, la frente arrugada, interviniendo slo para darme algn predecible consejo sobre mi situacin laboral. Cuando termino, pedimos caf y nos quedamos un rato en silencio. Probablemente no es nada dice al cabo. - 94 -
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Probablemente. Oye, Zack. Deja su taza sobre la mesa con un aire de conclusin . Ya s que soy la ltima persona de la que querras or un consejo... Me temo que no dejars que un detalle tan nimio te impida drmelo. He de ser fiel a m mismo. Sonre. Por primera vez, me fijo en que tiene la misma sonrisa que Matt, y quiz la ma, ya que estamos . Te confesar algo que normalmente no suelo reconocer, ni siquiera para mis adentros. Dejar que mi matrimonio con tu madre se fuera al cuerno fue el error ms grande de cuantos he cometido en mi vida. Tengo sesenta aos cumplidos, que son muchos, y una carretada de errores acumulados, pero todo se remonta a ese enorme error en concreto. A partir de ah mi vida tom el rumbo que tom y todo lo malo que me ha sucedido despus ha sido consecuencia de ese error. S que piensas que ests en una mala situacin, pero yo me cambiara por ti ahora mismo, porque todava ests en el antes. Has de tomar decisiones, pero todava no las has tomado. Tienes una oportunidad (justo la que yo despreci) de hacer todo lo posible por mirar en tu interior, me refiero a mirar de verdad en tu corazn y tomar la decisin correcta. Deberas aprovechar lo que tienes ahora, tmalo como una bendicin. Yo he estado en mi despus durante veinte aos, y te aseguro que no ha sido un paseo. Muchas veces me acuerdo de cuando an estaba casado, y ojal hubiera aparecido alguien como yo y me hubiera hecho ver que an estaba en el antes. Quiz me habra esforzado ms en comprenderme a m mismo y en averiguar lo que realmente senta por dentro. Se retrepa, un tanto jadeante despus de su discurso. Norm digo. S. Lo tendr en cuenta. Gracias. De nada dice, contento ahora. Antes de marcharnos, va personalmente a darle la propina a Penny. Toma su mano en las de l, le susurra algo, y luego, aunque parezca increble, se inclina hacia ella y le da un beso rpido en la mejilla, mirando significativamente hacia m. En ese momento puedo verle a travs de los ojos de la camarera, ver su agradable sonrisa, su expresin afable, y me doy cuenta de que le he menospreciado. No lo olvides! le grita a Penny cuando vamos hacia la puerta. Los gordos siempre perseveran! Se palmea la tripa y su carcajada hace que las ventanas traqueteen. Salimos a Broadway en silencio, hace una noche ventosa. Los das son ms cortos desde hace semanas pero la brusca cada de la noche me sigue inquietando. Me gustara que todo fuera ms despacio. En un Hummer trucado, unos chavales cabecean al ritmo de un rap que suena a todo volumen por sus altavoces, y Norm se pone a bailar all mismo, dando palmas. Est acalorado de andar y el viento le revuelve todo el rato los cabellos, que ahora asoman desaliadamente tras sus orejas. Camina por la acera como un derviche, comindose con los ojos a las mujeres y saludando a extraos y conserjes de edificios como si los conociera de toda la vida. - 95 -
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De pequeo, a m me pareca que era as, y ahora me pregunto si mi padre fue el personaje popular que yo recuerdo, o si ya entonces era un pobre tipo despistado como ahora y yo, sencillamente, no estaba en condiciones de darme cuenta. Sigo bajo los efectos de nuestra charla. Sincerarme de esta manera no entraba en mis clculos, y la cosa me ha dejado un tanto decepcionado. Siempre so con que mi padre volvera, deshecho y arrepentido, y me encontrara en la cresta de la ola, triunfando en todo aquello donde l haba fracasado. Sera rico gracias a mis varias empresas, estara felizmente casado con una mujer hermosa, tal vez incluso sera padre yo tambin. A pesar de mi rencor, me mostrara indulgente, le pasara un cheque cuantioso para sacarlo de apuros y saborear la expresin de su cara cuando leyera la cantidad. Y ahora ha llegado por fin, como si dijramos en el momento justo, y lo nico que he hecho es explicarle que soy una calamidad. No s cmo me ha convencido de que hablara, pero da igual, el sueo se ha roto. Y ahora, mientras lo observo con mi visin perifrica pavonearse por la acera como si encabezara una banda militar, sin duda entusiasmado por haber roto mis defensas, noto que la malquerencia de siempre vuelve a hacer mella en m, llenndome como de mercurio, y si me mira ahora, si se atreve siquiera a encender esa sonrisa de mentecato en las sombras de mi cueva, juro que lo estrangular con muchsimo gusto. Y les dir una cosa: esa ereccin que exhibe perennemente no me est ayudando en absoluto.
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Captulo 18
Por la maana. El doctor Sanderson me advirti de que poda sentir molestias al orinar en los das posteriores a la prueba. Resulta que el buen hombre se qued corto. Un dolor atroz me traspasa, como si estuviera meando plomo fundido, y suelto un grito agnico mientras me doblo de dolor, salpicando el suelo y mis propias piernas. La poca orina que he conseguido dirigir hacia el vter est teida de sangre. Me tambaleo hasta la ducha y termino all, gruendo por lo bajo mientras vaco la vejiga. Las ltimas gotas atraviesan el conducto como astillas de cristal y luego, milagro!, el dolor desaparece. Si tuviera que hacer un pronstico, dira que hoy no va a ser un buen da.
Lo que pasa es esto. Llegas a la oficina y lo encuentras todo diferente. Nada lo es, por supuesto, pero el lugar te parece extrao, como si lo hubieran sustituido por una rplica perfecta de s mismo. Saludas a tus compaeros igual que siempre, avanzas por el laberinto de tabiques hasta el santuario de tu puesto de trabajo y te dejas caer en tu gastada, rada y ergonmicamente correcta butaca, rplica barata de un popular diseo alemn, mirndolo todo con expresin pasmada. Luego est tu workstation en forma de L, tu monitor y tu teclado, una estructura metlica que contiene carpetas en bandejas superpuestas, un telfono Toshiba y una foto de Hope en el marco de Crate & Barrel que ella te proporcion porque de ninguna manera iba a dejar que la clavases a la pared de tu cubculo, para perderse entre presentaciones de diseo asistido por ordenador del departamento de ingeniera. Eso es todo, el nicho que has conseguido hacerte despus de casi una dcada en el tajo. La luz del buzn de voz parpadea insultantemente; tu ordenador emite un campaneo cada vez que llega un nuevo e-mail con una inquietante frecuencia rayana en el ritmo. ste es el empleo que se supone mencionars en entrevistas con Entertainment Weekly como la montona y fatigosa actividad a que te dedicaste antes de hacer realidad tu sueo de ser guionista. Aparte de eso, para qu otra cosa puede servirte? El ruido amortiguado de los correteos de mis colegas de trabajo se convierte en un sonido uniforme y me quedo con la mirada ausente, en un estado de animacin suspendida, esperando que algo, una intervencin csmica, me empuje en una direccin u otra. Mi mirada se posa en la foto de Rael, Jed y yo vestidos de etiqueta en la boda de Rael y Tamara: Rael en el medio, radiante de felicidad y slo un poco borracho; Jed a un lado, tan apuesto como siempre, un joven James Bond; y yo al otro lado, distinguible de los dems nicamente por la flor ajada que llevo prendida de la solapa. - 97 -
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Oye, Rael. Y qu coo hago ahora? Entre mis temores al cncer y mis miras puestas en hacer carrera en lo que sea, me siento incapaz de concentrarme en nada. Una enorme y nerviosa energa agita mis piernas y me hace tamborilear con los dedos en la melamina de la mesa. No quiero terminar como Clay, acabar loco por culpa de una carrera nebulosa en un campo inexistente Yo quiero hacer algo que me guste. Me quedo ah sentado, inquieto, mirando a la nada mientras algo indefinido se cuece siniestramente dentro de m. Se dira que el cerebro no me cabe en la cabeza, que mis vsceras pugnan por salir de mi cuerpo. Los tabiques tapizados de mi cubculo empiezan a darme claustrofobia, y s que tengo que salir de aqu cuanto antes. Tamara me llama al mvil: Mi alarma Zack acaba de dispararse. Caramba, qu oportuna. Ocurre algo? Se me estn aflojando los tornillos digo. Estoy abajo. Gracias a Dios.
Tamara est en el vestbulo, va vestida con vaqueros, chaqueta de punto con cinturn y botas que la hacen ser cinco o seis centmetros ms alta. Casi me zambullo en su abrazo. ltimamente he notado un cambio cualitativo en nuestros abrazos. Si antes era una cosa rpida, ahora nos demoramos unos segundos y existe ms contacto corporal. Y luego est su manera de apoyar la mejilla en la ma, y cmo me pasa el brazo por los hombros de manera que sus dedos toquen mi cuello, lo cual es un tanto revelador y, qu s yo, un poco atrevido tambin. Estos abrazos han pasado a ser otra cosa, una expresin no verbal de un sentimiento tcito de... de qu? No lo s, pero que Tamara me abrace as me aterra y me emociona a la vez, y, aunque no lo hemos hablado ni una sola vez, se ha convertido en parte integrante de nuestro ritual comn. Estos abrazos no son fortuitos; no son ni un saludo ni una despedida, sino un fin en s mismos. Bueno, qu te han dicho? me pregunta. Todava no est claro digo. Podra ser que hubieran encontrado algo. Noto como si algo se estremeciera alegremente dentro de m al ver cmo su rostro se entristece. Qu? dice en voz queda. Le hablo de la mancha y de la biopsia, sin entrar en los detalles truculentos de la prueba. Seguramente no ser nada dice. Las estadsticas estn a mi favor. Lo dices como si fuera una mala noticia. La miro. Fui al mdico para que me dijeran que no era nada. Estadsticamente - 98 -
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hablando, eso sera mucho mejor, no te parece? Te entiendo dice, y sonre un poco. Por alguna razn, hoy me he quedado como traspuesto al verla, me recreo en sus rasgos personales en vez de en el conjunto de su persona. Qu pasa? dice con timidez. Tengo algo en los dientes? No. Es slo que... hoy ests muy guapa. Su rostro se ilumina con una sonrisa de sorpresa. Eso lo dices porque es verdad dice. Suena mi mvil. Dejo que salga el buzn de voz. Ests filtrando llamadas? pregunta, enarcando las cejas. Filtrar llamadas es sntoma de que el intermediario est en orden de batalla. Es que no tengo el da. Tamara me toma del brazo y me lleva hacia la puerta. Necesitas una visita a Bloomingdale's afirma.
Rebusca con mano experta entre el laberinto de perchas de la seccin de vestidos de noche de los grandes almacenes, seleccionando prendas que me va pasando cuando su brazo ya no soporta ms peso, y a todo esto insiste en que las probabilidades estn a mi favor. Puede ser cualquier tontera dice. Una piedra en el rin, un msculo desgarrado, qu s yo. Aunque se ha despojado casi por entero de su acento de Nueva Jersey, el odo experto capta todava algunos vestigios en el habla de Tamara: las erres ms suaves, las vocales estiradas que denotan una adolescencia de comida rpida, pelo crespado y discos de Bon Jovi. El acento se vuelve ms pronunciado cuando habla enrgicamente, ya sea por enfado o, como ahora, por preocupacin maternal, y a m me causa siempre placer or cmo salen de su boca las slabas en bruto, es una intimidad verbal que muy pocos pueden gozar. Ya lo s digo. Procura no sacar conclusiones. Acabars loco. No puedo quitarme de la cabeza que pueda ser algo serio. Las cosas me han ido demasiado bien ltimamente. Tengo la sensacin de que se me viene encima un mal karma. Tamara me mira ceuda mientras vamos hacia los probadores. Una manera de ver la vida bastante horrorosa dice. Qu sentido tiene tratar de ser feliz si luego te pasas el da pendiente de posibles peligros, esperando el momento de pagar la cuenta? Por qu estamos comprando? le pregunto desde el otro lado de la puerta del probador, tratando de no pensar en ella medio desnuda all dentro. Necesito un vestido para lo tuyo. Lo mo?
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Se abre la puerta y aparece, ajustndose aqu y all un ceido vestido de noche negro. Tu fiesta de compromiso, hombre. Es este sbado. Ah, claro. Te habas olvidado de tu fiesta? Slo por un momento. Me mira sin saber qu pensar, parece que va a decir algo, y al final sonre con irona. Es una chica con suerte, Zack. Vuelve al probador y a los pocos segundos el vestido aparece por encima de la puerta. Qu tcnica emplea, me pregunto, que le permite cambiarse tan deprisa? Entra a subirme la cremallera dice. Oh Dios! Me meto en el probador y Tamara se vuelve de espaldas a m, examinndose con ojo crtico en el espejo. Cuando tiro de la cremallera, el vestido se mueve ligeramente permitindome un vislumbre del vertiginoso descenso de su espalda camino del trasero, y sin que ella se d cuenta veo la parte superior de sus nalgas, justo por debajo de la cintura del tanga. Al subir la cremallera a lo largo de la suave extensin de su espalda y las curvas de sus omplatos, noto que la mano empieza a temblarme. Cuando termino, levanto la vista y me la encuentro mirndome por el espejo con una extraa expresin. Nos quedamos as unos segundos, contemplndonos, y entonces se da la vuelta. Bien dice, rompiendo el hechizo con su tono alegre . Qu opinas? Demasiado putilla? Doy un paso atrs y finjo una pose crtica. Yo dira que putilla pero sin pasarse. Pero sin pasarse repite, encantada. Es justo lo que buscaba. Son casi las doce cuando Tamara termina sus compras. Salimos de los almacenes y un fro viento otoal nos golpea las mejillas mientras caminamos hacia el centro en direccin a mi oficina. Las aceras estn repletas de gente, profesionales que van o vuelven de sus respectivos almuerzos, decididos y serios, levantando la vista slo para reivindicar su derecho a cruzar ante la agresividad de los taxis. Oye dice, mirndose el reloj. Tengo que volver a casa. Celia est haciendo de canguro y le he dicho que estara en casa a las doce. Dnde tienes el coche? Muy cerca de tu oficina. Vas a llegar tarde. Como siempre. Si no, pregntale a ella. Es que no os llevis bien? Tan bien como puede una llevarse con la desptica madre de su difunto marido dice. O sea, no. Eso parece. Celia y Paul estn todo el tiempo pendientes de Sophie como si pensaran que no puedo cuidar bien de ella sin estar Rael. Y no s si son - 100 -
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imaginaciones mas o es algo real, pero parece que no se me permite ser feliz delante de ellos. Claro, cmo voy a ser feliz si Rael ha muerto? Ya me entiendes. Lo eres? Cmo? Si eres feliz. Tamara suspira. A veces. Cuando llegamos al edificio de la Spandler empieza a llover, apenas cuatro gotas, y la Sexta Avenida tiene un aspecto fro y gris. Tamara no lleva chaqueta y se queda tiritando bajo la marquesina, frotndose los brazos para entrar en calor, la bolsa de Bloomingdale's entre las rodillas. Miro inquieto hacia el vestbulo. En qu ests pensando? dice. En que soy incapaz de subir. Ests preocupado por la biopsia. Claro. No quiero morirme. Me agarra del brazo. Zack, t no te vas a morir. Ya. De repente, todo me parece que va mal. Qu quieres decir? No s. Mi vida, este trabajo, casarme. Es como si nada tuviera sentido. Hace un momento decas que las cosas te iban muy bien me recuerda. Eso es lo que pensaba. Pero ahora nada tiene sentido. Hay muchas cosas que me gustara hacer y que no hago. Si me muriera, morira sin haberlas hecho. Y qu solucin le ves? No lo s digo. Creo que necesito salir de aqu unos das, dedicarme a pensar un poco. Vas a quedarte sentado en tu habitacin hasta el viernes, esperando los resultados de la prueba? Acabars loco. Me estoy volviendo loco ah arriba digo. Si me quedo, acabar subindome por las paredes. Tamara toma mis manos y se sita delante de m. Zack dice suavemente, no ser que ests exagerando un poquito? Miro sus grandes ojos oscuros y las suaves lneas de sus labios. Me pregunto por qu hoy la encuentro tan atractiva. Empiezo a sospechar que he estado haciendo todo lo contrario. Su sonrisa me hace ver que entiende lo que digo. Todo saldr bien dice. Estoy segura. Es posible, pero mientras tanto, no quiero estar aqu. De acuerdo. La cara le brilla con la llovizna, y ahora est preciosa dando saltitos para seguir en calor. Tamara digo, sintiendo una oleada de afecto dentro del pecho . Eres increble. Sonre, da un paso al frente, y ya estamos otra vez con uno de nuestros abrazos - 101 -
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marca de la casa. Aspiro el aroma de su champ de almendras y su jabn perfumado. Vers como todo se arregla, me susurra al odo, y me da un beso en la sien. Y entonces, sin previo aviso, me separo un momento y la beso en los labios, un beso con la boca abierta y apenas un breve contacto de lengua; quiz se podra explicar despus como algo fortuito, pero mientras la beso mi mano sube hasta su mejilla fresca y hmeda para acariciarla. Sus labios parecen estar hechos para besar, se dira que absorben los mos automticamente, aunque no podra decir con certeza que ella me devuelve el beso. La lluvia sigue salpicando alrededor, su sonido punteado por el lquido chapoteo de neumticos en los charcos, y cuando finalmente me separo de ella, tiene los ojos muy abiertos y extraados y los labios todava en posicin de besar. Nos quedamos mirndonos un largo momento, mis labios impregnados del recuerdo sensitivo de los suyos. Tamara asiente en silencio como si registrara el beso en algn archivo interior, luego exhibe una sonrisa desconcertada y dice: Qu ha sido eso? No hay clera en su voz, tampoco sorpresa, para el caso. Su tono es inquisitivo e incluso un tanto divertido. No tengo ni idea digo. Me ha parecido que era lo que tena que hacer. Ya. Pues lo has hecho, desde luego dice. Perdona... No. Me interrumpe con un gesto de la mano . No te disculpes. Slo hars que parezca ms raro. De acuerdo. Me abraza de nuevo y me besa ligeramente en la mejilla, como para deshacer el primer beso suyo. Llmame maana, vale? Vale. Sonre y echa a andar hacia el aparcamiento. La veo alejarse hasta que dobla la esquina y luego me subo el cuello de la chaqueta y voy hacia la boca del metro, sintindome extraamente desarraigado, un espectador de mis propios e inconcebibles actos. Tuerzo por la Sptima Avenida, pugnando por reprimir el poderoso impulso de subir a mi oficina y reclamar la normalidad de mi vida. Todava puedo sentir, saborear, los labios de Tamara, y eso dibuja una sonrisa loca en mi cara empapada de lluvia. Noto vibrar el mvil e instintivamente lo agarro para mirar la pantalla. Seis mensajes. Sin necesidad de sacrmelo del bolsillo de la chaqueta, s que mi BlackBerry va cargado de e-mails por responder. Desconecto el telfono mientras suena y lo meto en un bolsillo interior, algo que me parece tan temerario como haber besado a Tamara. A Clay le dio por destrozar el material de oficina y dar patadas a la pared, pero yo pienso que hay otras maneras, ms silenciosas, de perder la cabeza.
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Captulo 19
La boda de Rael y Tamara. Jed, Rael y yo estbamos apoyados en la barra brindando medio ebrios por nuestra amistad, mientras Tamara y sus damas de honor posaban para unas fotos improvisadas en la pista de baile. Jed se fij en que yo las miraba y dijo: No, to. No hagas eso. Agit la mano delante de mi cara como para romper el trance. Hacer qu?dije, sin dejar de mirar a las chicas. Jed dej su gin-tonic y me mir, masticando un cubito de hielo. Tengo una regla de oro sobre ligues dijo. Bobadas repuse. En serio. Te lo dice el to que perdi su virginidad con su madrina se mof Rael. Ex madrina aclar Jed. Ya estaba divorciada de mi to Phil. Ah, entonces bueno. Es una buena regla dijo Jed. Est bien dije. Sultalo ya. Jed bebi otro sorbo de su combinado. Pero antes, que quede claro que las reglas para ligar son como las reglas para cuando te atracan a mano armada. El concepto mismo es errneo, puesto que contradice claramente algo muy simple: t no controlas la situacin. Me recost ligeramente en la barra y beb un poco de mi whisky. Y sin embargo tienes una regla de oro dije. Seis palabras aclar Jed. Dej el vaso en la barra, me mir con expresin sombra e hizo una pausa teatral: No ligues con damas de honor. Caray dijo Rael. Brillante apostill yo. S, os podis rer dijo Jed meneando la cabeza. Pero acordaos de este momento, porque algn da lamentaris no haber hecho caso. Explcate ped. Una dama de honor es una ilusin ptica, llena de excitantes promesas sexuales, una versin idealizada de la mujer que verdaderamente esconde. Es falsa publicidad. Las damas de honor van peinadas y maquilladas por un profesional. Sus vestidos estn pensados para acentuar lo positivo, mientras que sus defectos quedan ocultos bajo todos esos miriaques. Cmo explicar, si no, por qu estn tan buenas con esos ridculos vestidos? Adems...Hizo otra pausa y sostuvo en alto su vaso ya vaco seguramente estis borrachos. - 103 -
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Rael y yo nos miramos y nos echamos a rer. Hablo en serio insisti Jed. Quitadles esos trajes y todo est ah: el cutis feo, los pechos cados y un culo que, mgicamente, ha doblado su volumen. Y lo trgico es que si las hubierais conocido as, es probable incluso que os gustaran, pero el contraste con su yo idealizado es muy difcil de superar. Yo conoc a Tamara cuando era dama de honor. La excepcin que confirma la regla dijo Jed, desdeando la cuestin. Pero Jed se haba fijado mal. No era a las damas de honor a quien yo estaba mirando, sino a la novia. En aquel preciso momento, Tamara vino hacia nosotros, sonriente, con el pelo recogido de manera que destacaba la lnea descendente de sus pmulos, la piel bronceada y luminosa asomando del cuello de su vestido. En el poco ms de un ao que haba durado su noviazgo con Rael, yo me haba ido encariando de ella y, sin duda alguna, era consciente de su belleza a un nivel instintivo, de macho, pero ella era la novia de mi mejor amigo y yo nunca me permit mirarla de otro modo. Durante la ceremonia haba estado demasiado absorto en mi papel de padrino como para prestarle demasiada atencin. Ahora, sin embargo, no poda quitarle el ojo de encima. Bueno, Zack dijo Tamara, agarrndome del brazo, vas a bailar conmigo o qu? Adelante dijo Rael, apoyndose en Jed. Procurar aguantar la respiracin. Bailamos al son de Wonderful Night, y los reflejos de la araa de luz de la pista de baile brillaron en sus ojos como candelas romanas. Rael me ha contado lo de Lisa dijo. Lisa, la chica con quien yo haba estado saliendo los ltimos meses, haba roto conmigo la semana anterior porque, segn sus propias palabras, estaba claro que habamos llegado al tope de nuestra conexin emocional. Yo no se lo negu, pero lo cierto es que confiaba en que duraramos un poco ms y as tener pareja con quien ir a la boda. Ya lo he superado dije. Tamara me mir a los ojos. Por qu no me lo dijiste? Se lo dije a Rael. Dej de moverse y levant la cabeza, mirndome con los ojos muy abiertos y exigentes. Zack dijo, Rael y yo estamos casados. No nos hemos fundido en una sola persona. Despus de las noches que me pas hablando contigo sobre tu vida amorosa, mientras Rael dorma como un bendito, esperaba que me consideraras una verdadera amiga, no una simple extensin de Rael. Tienes toda la razn. Supongo que, con la boda encima, no quise amargarte la fiesta contndote mis cosas. Asinti, apaciguada, y me dio un beso en la mejilla. Eres un encanto, Zack dijo, apoyando la cabeza en mi hombro mientras - 104 -
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terminbamos de bailar. Lisa no te mereca. Y quin me merece? No lo s, pero por alguna parte tiene que estar. Y la encontraremos. Quines? Pues nosotros, quin va a ser dijo, separndose para mirarme de nuevo a los ojos. Me siento un poco responsable de ti, ya que eres mi padrino de boda. Y ahora trame. Cmo? El final de la cancin, hombre dijo. Trame. Y as lo hice, en plan tango, aprovechando para fijarme en el tringulo de piel tersa bajo su barbilla al echar ella la cabeza atrs, y cuando la levant de nuevo, Rael estaba all para hacerse cargo de su novia. Continuar yo me dijo, sonriendo. Es toda tuya dije, y los vi alejarse por la pista sintindome vagamente preocupado por la fuerte sensacin de prdida que al momento se apoder de m. Entonces Jed se me acerc por detrs, rodendome los hombros con el brazo, y la sensacin desapareci tan de repente como haba surgido. Y luego fueron dos enton con voz grave, y me condujo hacia un grupo de chicas con vestidos de tafetn lavanda reunidas junto a la tarima de la orquesta. No ligues con damas de honor le record. No ligues con las putas damas de honor me corrigi l, sin variar el rumbo de nuestros pasos. La palabrota forma parte de la regla? Es indispensable. Y eso por qu? De un solo trago salvaje, Jed apur lo que le quedaba de combinado, suspir y dijo: Porque no hay puta forma de que aprendamos.
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Captulo 20
Me bajo del tren en la Ochenta y seis, pero en vez de ir a casa me dirijo hacia Central Park, deleitndome con la sensacin de la lluvia que me cala hasta la piel. El tiempo lluvioso siempre me ha parecido una invitacin a hacer cosas extremas, y, puesto que acabo de hacer un par de ellas, recibo la lluvia como grata justificacin retrospectiva. Irse del trabajo en mitad de la jornada es, sin duda, una excentricidad, pero nada que no se pueda explicar. Besar a Tamara, sin embargo, ha sido pura temeridad y me ha dejado perplejo, avergonzado, y ms que excitado tambin. Quiero volver atrs y repetirlo, todo al mismo tiempo. Pienso en Hope, que est en Londres examinando cuadros en un stano mohoso (imagino las motas de polvo que mancillarn su ropa de marca), y siento una dolorosa punzada de culpa. Pienso en Tamara y me pregunto qu estar pensando de m, si estar reviviendo ese beso una y otra vez, igual que yo. Es mejor que no me caliente la cabeza con eso. Claro que... Una hora despus entro en la sala de estar, tiritando de fro, y me encuentro a Matt y Jed dormidos delante de la tele, Matt espatarrado en el suelo y Jed en el sof. En la pantalla, una comedia romntica: una identificacin errnea que ha sido perpetrada por la mujer en nombre del amor no correspondido, pero al final el engao ser perdonado pues los dos (l y ella) son guapsimos y porque slo un tonto no anticipara el final feliz que ya se adivina por la banda sonora y el cambio de iluminacin. Boca abajo sobre el pecho de Matt hay un ejemplar de Risa en la oscuridad, de Nabokov. Pese a los tatuajes, pendientes y dems accesorios de su oficio, Matt no es lo que uno esperara de un punk. La literatura le apasiona (de hecho, es su especialidad, aunque lleve sus estudios universitarios de manera harto prolija), lo cual explica el Nabokov, y tambin que entre sus canciones de ttulo explcito o claramente obsceno haya asimismo referencias literarias a autores como Vonnegut. Subo de puntillas a mi habitacin mientras me voy quitando la ropa mojada. Me seco el pelo con una toalla todava hmeda de la ducha de esta maana y me enfrento a la realidad. He evitado mirar en el inodoro desde la dolorosa experiencia de mi primera miccin esta maana, pero la delatora vibracin de mis ingles me dice que por ms que corra, no puedo esconderme. Decido hacerlo sentado. Orino con un dolor penetrante, y en el espejo del lavabo veo mi cara contorsionada, los tendones del cuello sobresaliendo en seal de protesta mientras boqueo de dolor. Pero enseguida pasa, y pienso que, despus de todo, no ha sido tan duro como por la maana, aunque no s si es as en realidad o si se debe a que ya me lo esperaba y no me pilla de sorpresa. Desde luego, hay menos sangre que la primera vez, claro que tampoco es como para ponerse a dar saltos de alegra.
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En el contestador hay un mensaje de Hope diciendo que ha llegado a Londres sin novedad. Parece un poco desconcertada, sin duda esperaba que la hubiera llamado y se extraa de que no est en la oficina ni haya contestado al mvil. Me deja el nmero de su hotel, dice que me quiere y cuelga. Debera llamarla ahora mismo. Matt se mueve cuando me oye volver al saln, y se sienta con un gruido. Hola, to dice, medio grogui. Hola digo, ponindome una sudadera. Vomitaste en la furgo. S. Lo siento. Se encoge de hombros: Matt es un veterano de las regurgitaciones inesperadas. Llueve? S. Qu hora es?pregunta, y la rigidez de sus costillas le hace gemir. La una y media le digo. Cuando me mira, veo que tiene los ojos inyectados en sangre y que est como demacrado. Se me ocurre, no por primera vez, que mi hermano pequeo est desmejorado, lentamente devorado por la ira que lo corroe. Los cardenales de una paliza que le dieron hace unos meses forman una penumbra en forma de media luna desde su oreja hasta la sien. S, mi hermano pequeo ha estado metido en los: drogas, deudas, trfico. Matt siente una atraccin especial hacia todo aquello que entrae alguna forma de autodestruccin. Sentado en el suelo se le ve pequeo y hecho polvo, y me dan ganas de rodearlo con mis brazos como cuando ramos pequeos y sentir que puedo protegerlo, decirle que se relaje y descanse un poco, que yo velar por l. Tienes una pinta horrible digo. Ya sabes, es slo rock'n'roll replica con una sonrisa, y se pasa la lengua por los labios resecos, pero me gusta. Qu haces aqu? Vivo en esta casa, sabas? Asiente con la cabeza. Ya, me refiero a estas horas. Me siento en el suelo con la espalda contra el sof. Estoy al borde de lo que podra ser una epifana o bien un colapso nervioso de segundo orden. Me mira y asiente, dejando ver en su breve sonrisa una hilera de dientes manchados de nicotina. Zack, hermanito dice con un bostezo. Bienvenido al manicomio.
Cuando Norm se presenta en casa ms tarde, estamos los tres colocados gracias a unos porros rancios que Matt ha sacado de las profundidades de su pantaln de camuflaje, mientras miramos Terminator en el canal de ciencia ficcin y Jed diserta apasionadamente sobre las contradicciones inherentes a meter mano en el continuo espacio-tiempo. Cuando Norm entra en la sala de estar con un empapado talego de - 107 -
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Todo cambia
lona al hombro en plan Santa Claus, nos lo quedamos mirando como si se tratara de una alucinacin colectiva. Hola, chicos dice, dejando caer la bolsa al suelo. Lleva puestos unos vaqueros y una vieja sudadera roja, y tiene el pelo aplastado por la lluvia. Hola, Norm dice Jed con tono hospitalario. Qu haces aqu?pregunto, demasiado colocado para levantarme. La puerta estaba abierta. Norm mira a Matt, que est en el suelo delante del televisor con las piernas cruzadas, su silueta enmarcada por la pantalla extra grande. Hola, Matt. Norm dice Matt, y le dedica un exagerado saludo con la cabeza. Gran concierto, el de la otra noche le dice Norm con cautela. Me sent muy orgulloso de ti. Gracias dice mi hermano, ponindose precariamente en pie. Si es as, ya mereca la pena. Norm me mira. Cmo no ests en el trabajo? Me he tomado unas horas libres digo. En bien de mi salud mental. Y por eso te ests poniendo ciego? No critiques hasta que no lo hayas probado. Adnde vas?le dice Norm a Matt, que se est poniendo su cazadora. He de ir a un sitio. S? Cul? Aqu al lado. No podemos hablar un poco, hijo?dice Norm, pattico. Matt se lo queda mirando con gesto colrico, y luego arremete contra Norm de tal manera que por un momento temo que vaya a pegarle. Pero no, se detiene a unos centmetros de l, los puos apretados a los costados y la cara contorsionada de rabia. Que te jodan, Norm le espeta Matt. Mi vida es una puta mierda y t tienes la culpa. Es culpa tuya que tuviera que vender droga para comprar una maldita guitarra, es culpa tuya que las novias no me duren ni un mes, es culpa tuya que no pueda mirar a la gente a la cara o decir lo que realmente pienso. Matt digo. T te callas, Zack. Sabes que tengo razn. Pero sigo siendo el nico padre que vas a tener nunca aduce Norm tmidamente, las manos levantadas a la defensiva. Matt esboza una sonrisa que es como una cuchillada en su cara. No, t slo eres el donante de semen dice, yendo hacia la puerta. Es para lo nico que has servido nunca. Para dar esperma. Matt sale dando un portazo y Norm nos mira a Jed y a m, colorado de pena. Dios dice. Si llego a saber que iba a pasar esto, habra venido con casco. Mira la puerta y toma una decisin. Matt!grita, y sale en tromba. Omos las diferentes pisadas escaleras abajo, y luego Jed estira el cuello desde el sof para mirar - 108 -
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Todo cambia
por la ventana. Jope dice, recostndose de nuevo. Para el corpachn que tiene, tu viejo corre que se las pela. Primera noticia digo. Me levanto del suelo y voy hacia la puerta. Todava estoy aturdido de la hierba aeja de Matt, y cuando tropiezo con el talego que mi padre ha dejado tirado, a punto estoy de darme de narices contra el suelo.
Son las siete de la tarde, o sea las dos de la maana en Inglaterra, hecho que slo se me ocurre cuando me ponen con la habitacin de Hope. Hola, cielo digo. Zack?No hay duda. Estaba durmiendo. Pero qu...? Te he despertado? Pues claro que me has despertado rezonga. Son las dos de la maana. Perdona. Crea que tal vez tendras jet-lag. Qu ocurre?pregunta. No, nada. Te echaba de menos. Eso la cabrea. Pues si me echabas de menos, has tenido todo el da para decrmelo. Por qu no estabas en la oficina?No est completamente despierta todava, y su voz suena borrosa e irregular. Por poco le digo que me he largado del trabajo. Que me senta vaco e infravalorado y que quera hacer algo que significara realmente algo para m, que me sirviera para responder con orgullo a quien quiera saber a qu me dedico. Hope lo entender, eso no me cabe duda, pero no le va a parecer nada oportuno el momento elegido para mi crisis vocacional, teniendo en cuenta que se produce cuando estamos a punto de fundir nuestras vidas en matrimonio. A ella le preocuparn mis futuros ingresos, mis habilidades como proveedor a largo plazo, las opciones que tenemos de que salga anunciada nuestra boda en el New York Times. Pero, al final, la necesidad de ayudarme a solucionar las cosas se impondr sobre todo lo dems. Hope insistir en que me entreviste con su padre, y, de buenas a primeras, heme aqu convertido en vicepresidente de Bedpans, pasendome por los alfombrados pasillos de Seacord International en traje y tirantes bajo la controladora mirada de mi suegro, llevando en la frente la odiosa seal del nepotismo, desdeado sin ms por ser un perdedor, el yerno del viejo. Estoy un poquillo bebido, nada ms digo. Oigo susurro de sbanas, seguro que se ha levantado con el telfono en la mano. Zack, va todo bien? Suspiro. Bueno, vers, es que con mi padre aqu, est todo un poco revuelto. Has estado con l? - 109 -
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Un rato. Qu bien dice a medio bostezo. Oye, voy a seguir durmiendo, vale? Qu tal Londres?pregunto, sintindome de repente muy solo. Llmame cuando est despierta y te cuento. De acuerdo. Buenas noches, cario.
Me meto en la cama muy temprano y hago un barrido de programas informativos y canales de cine. Hay incendios en los alrededores de Hollywood, coches bomba en Irak, y el canal USA pone un telefilm donde una actriz malsima de un famoso culebrn ha perdido la memoria y es perseguida por un asesino enmascarado. Al cabo de un rato, en medio de tanta excitacin, me quedo dormido. La voz de Tamara en mi contestador me despierta al cabo de un lapso indeterminado de tiempo. Abro los ojos, desorientado por la oscuridad que se ha cernido sin avisar durante mi no previsto sueecito. Ni siquiera he odo sonar el telfono. En fin est diciendo Tamara. Me preocupas, Zack. Llmame cuando tengas un momento, por favor. Es extrao or su voz en los confines de mi dormitorio. Casi siempre hablo con ella desde la oficina o por el mvil. Tanteo en busca del inalmbrico, que est enterrado entre los pliegues de mi colcha. Puedes llamarme a la hora que sea contina. Desconecto el timbre cuando me voy a dormir. Hay una breve pausa. Bueno, da igual. Slo quera que supieras que pienso en ti, de acuerdo? Esto es todo, amigo. Adis. Doy con el telfono justo cuando ella cuelga. Empiezo a marcar su nmero, pero lo dejo. Todava estamos flotando en el ter posbeso y si la llamo hablaremos del beso o fingiremos que no pas nada; en cualquiera de los dos casos eso nos devolver a la realidad, cosa que en este preciso momento no me interesa. USA est emitiendo ahora una de James Bond, veo a Connery en su descapotable con unos telones de fondo que dan verdadera risa de tan falsos. Zapeo un rato, esperando que algo atraiga mi inters, pero en todas las pelis parece salir Freddie Prinze Jr., lo cual hace que me pregunte por qu demonios me molesto en suscribirme a canales de pago. Voy al bao. Esta vez no duele tanto y hay bastante menos sangre. De todos modos, me tomo tres Tylenol antes de volver a la cama, por si acaso. Tumbado a oscuras, mis pensamientos van errticos de Hope a Tamara y de sta a mi padre, antes de volver a la mancha oscura que tengo en la vejiga. La veo cada vez que cierro los ojos y me pregunto si estar creciendo all abajo igual que crece en mi mente. Pruebo de dirigir unas palabras a Dios, tratando de hacerle ver todos los alicientes que supone tenerme a m con buena salud. No consigo dormirme hasta varias horas despus. Sueo con Camille, la ayudante del mdico, que manipula de nuevo mis partes pudendas pero en circunstancias mucho ms amistosas esta vez.
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Captulo 21
No hagas preguntas dice mi madre con histeria controlada. Yo no he preguntado, pero el problema no es se. Peter se ha comprado un coche. Son las ocho de la maana, jueves, y su llamada me ha sacado de uno de esos sueos sudorosos donde es la hora del cctel y toda la gente que conoces est all reunida, y t buscas en vano un sitio donde esconderte antes de que se fijen en que no llevas calzoncillos. Tardo un minuto en procesar lo que acaba de decirme: Qu? Ya me has odo. Y quin le ha vendido un coche a Peter? digo, enojado. Buena parte de mi niez la pas velando por mi hermano Pete, y todava me enfurezco cuando alguien le maltrata. Ese tipo, Bowhan dice con voz cansada. Satch. Y digo yo, a quin se le ocurre ponerle Satch a un hijo? Se da cuenta ese Satch de que Peter no conduce? Claro que s. Nos ha enviado el coche a casa esta misma tarde. Ir en cuanto tenga un momento digo. Siento tener que pedrtelo. Detecto en su voz toda una vida de callado dolor. Alguien se ha aprovechado de su benjamn, y ella no estaba all para evitarlo. Nadie enviara a un cro de cinco aos al mundo sin proteccin, pero tener un hijo adulto y retrasado mental es como si eso ocurriera cada da. Cmo lo ha pagado?pregunto. Le extendi un cheque. Peter tiene talonario? Se saca sus ahorros dice mi madre a la defensiva. Por qu no iba a tener talonario? Claro digo. Tienes razn. Mira, no quiero seguir hablando de esto. Me pone triste. Cmo te va a ti? Bien. Me pregunto si mencionar la reaparicin de Norm. Pues el lunes no parecas estar muy bien dice. Vaya, gracias. Era slo un comentario. Y qu pretendes decir con eso, mam?pregunto, mosqueado. Nada responde, cansada. Perdona. No quiero darte la lata. No, perdona t. Siento haberte hablado as. Peter quiere hablar contigo. - 111 -
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Se oyen interferencias y luego Peter se pone al telfono. Hola, Zack. Tiene unas glndulas salivares hiperactivas, y cuando habla por telfono va tragando la saliva extra que segrega. Yo ya estoy acostumbrado, pero por telfono el efecto se hace ms pronunciado. Qu tal, Pete. Qu pasa? Tengo coche. S, eso me han dicho. Qu modelo es? Un Ford Mustang del noventa y cinco. Rojo. Ha sido una ganga, mil pavos. Slo tiene doscientos cincuenta mil kilmetros. Pero mam me dice que tengo que devolverlo. Vamos a ver, t tienes carn de conducir? No. Qu vas a hacer con un coche sin permiso de conducir? Es por las chicas dice, y se echa a rer a carcajadas. Yo le imito. Pete le digo luego, para conseguir chica no hace falta coche. Pero ayuda. Fjate en m digo. No tengo coche. Uno: t no necesitas buscar chica porque ya tienes a Hope. Peter razona por nmeros, y ya me lo imagino con el telfono aguantado en el hombro, enumerando con los dedos. Y dos contina, pero hace una pausa. Y dos...? T no eres retrasado mental.
Encuentro a Norm en la cocina, en calzoncillos y delantal, preparando huevos revueltos. Hola, hijo dice muy alegre. Te estoy preparando el desayuno. Has dormido aqu?pregunto, incrdulo. He puesto cebolla y tomate, como cuando eras un chaval dice muy ufano, sirviendo huevos revueltos de la sartn en un plato con mano experta y generosa . Todava te gusta as? Puedes responder a mi pregunta? Se me queda mirando. He sobado en el sof. Jed me dijo que no haba inconveniente. Quera hablarlo contigo, pero ya estabas durmiendo. Entonces es que te has mudado aqu? Slo por unos das dice en tono de disculpa, y me pone el plato delante. Crea que estabas en casa de unos amigos. Se encoge de hombros. Me parece que he abusado un poco de su hospitalidad. No me extraara. Recibe mi sarcasmo con la misma sonrisa anuladora de siempre, como si participara de la chanza en vez de ser el blanco de ella. - 112 -
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Bueno dice. Cundo te vas al trabajo? Hoy no ir. Eso le hace arquear las cejas, y yo levanto rpidamente la mano para impedir que replique. Y yo en tu lugar, me pensara dos veces lo que estabas a punto de decir. Podra ser decisivo para que seas aceptado en esta casa o no. Me mira y luego esboza una sonrisa tmida. Slo iba a preguntarte si los huevos estaban bien de sal. Los pruebo y mastico con aire reflexivo. Falta un poco digo. Gracias. Me pasa el salero. De nada. Conseguiste alcanzar a Matt ayer?pregunto. S. Y? Le dije que su padre no era perfecto. Espero que Matt estuviera sentado cuando lanzaste esa bomba. Se encoge de hombros. De todos modos, no me escuchaba. Deja la sartn en la pila y luego, en el momento de darse la vuelta, su pene erecto irrumpe por la bragueta de sus calzoncillos, y heme all, cara a cara con el instrumento de mis humildes orgenes, el amoratado miembro naciente de Norm. Se acab el desayuno digo, apartando asqueado el plato. Perdona dice, sonriendo no sin orgullo, mientras se la mete dentro otra vez. Est bien digo. Te lo preguntar. Qu demonios os trais entre manos, t y la Viagra? Se sienta delante de m. Estoy intentando condicionarme. Condicionarte? Asiente con la cabeza y se retrepa en la silla. Cuando yo tena tu edad, no tardaba mucho en ponerme caliente. Vea un buen par de tetas, un culo firme, y ya se me pona tiesa, poda colgar una toalla de ella, entiendes? Pero tengo sesenta aos y mi querido amigo me ha fallado en varias ocasiones. Espera a que tengas mi edad, ya vers. No es nada fcil. Lo que hago es programar mi cuerpo para que crea que las erecciones vuelven a ser una funcin normal y cotidiana. De este modo, cuando surja la ocasin estar a la altura de las circunstancias, y nunca mejor dicho. Entiendo digo, como hara si estuviera hablando con una persona en su sano juicio. Y esto te lo supervisa algn mdico? Qu va. Es idea ma dice con orgullo. Y no te parece mal ir por ah todo el da con la cosa empinada? Todo lo contrario. Me hace sentir joven otra vez. Vivo. Yo soy joven digo y no voy por ah con el pene erecto todo el da. Me ensea su sonrisa marca registrada. No sabes lo que te pierdes. - 113 -
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Telefonea Hope, todava mosqueada por haberla despertado en mitad de la noche, pero ms preocupada al comprobar que a estas horas todava no estoy en la oficina. Por qu ests en casa?pregunta. Es que ha venido mi padre. Ah. Pero hoy irs a trabajar, no? Ya veremos. Todava no tengo muchas ganas. Pausa significativa mientras Hope considera sus alternativas al otro extremo de la lnea. Zack dice con calma. Qu est pasando? Voy a tener que volver antes de lo previsto? Claro que no. Todo va bien. Soy yo, que no acabo de encontrarme demasiado fino, nada ms. Qu sntomas tienes? Malestar general. Y eso qu quiere decir, exactamente? No lo s. Me siento un poco... agotado. Tiene algo que ver con esa prueba que te hicieron? No. Me ests poniendo nerviosa. Puedo or cmo enmudece el discreto murmullo de unas teclas cuando Hope deja de hacer dos cosas a la vez. Por qu? No s. Te comportas de un modo extrao. Ayer no me llamaste en todo el da; luego me despiertas y parecas borracho, o colocado. Y ahora haces campana por segundo da consecutivo cuando parece que no te ocurre nada malo. Nada de esto encaja con tu conducta normal. Dime, te han entrado dudas respecto a nosotros? Porque si se trata de eso, es mejor que lo digas claramente. No es eso digo. Joder, es que uno no puede tomarse el da libre sin que el mundo entero se le caiga encima? Yo no soy el mundo entero, soy tu prometida replica Hope con una voz fina y glacial que puede derivar en cualquier cosa: o se echa a llorar o me suelta los perros. Ya lo s. Perdona. El silencio queda subrayado por las interferencias de una conferencia internacional a doce centavos el minuto. Has visto a Tamara?me pregunta al fin. Qu? Tamara. Digo que si ltimamente has ido a verlas, a ella y a Sophie. Es una trampa, una pregunta con truco, y no s qu responder; pero si espero demasiado quedar en evidencia, de modo que me veo obligado a arriesgarme: Pues s. El lunes pasado. - 114 -
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Saliste pronto del trabajo? Aja. No me dijiste nada. No haba nada que contar. Tamara estaba un poco alterada, de modo que me llev a Sophie un par de horas al parque. Hope es consciente de que voy a ver a Tamara y Sophie de vez en cuando. No le hace ninguna gracia que mantenga el contacto con la viuda de mi mejor amigo, pero nunca ha dicho nada al respecto. Es demasiado orgullosa para que le adjudiquen injustamente el papel de novia celosa mientras Tamara y yo bregamos noblemente con los importantes y ms simpticos temas de la muerte y la pena. Y, si bien esta delicada dinmica habilita mi conducta, procuro mantener en secreto la frecuencia de mis llamadas y visitas a Tamara, porque si Hope supiera cuan a menudo hablamos o estamos juntos, su instinto de conservacin se impondra sobre su orgullo y eso conducira a un ultimtum entre gritos y lgrimas. As pues, mi relacin con Tamara se define segn una frmula nebulosa que debe recalcularse constantemente para indicar la cantidad mnima de revelacin necesaria a efectos de cubrirme las espaldas mientras sigue la farsa. Hope slo ve la punta del iceberg Tamara: su impresionante mole se extiende bajo aguas turbulentas, silenciosa y mortal, a la espera. No, si no tiene importancia dice. Me alegro de que puedas echarle una mano. Slo me preguntaba por qu no me lo habas dicho. No lo s. Esa noche era el concierto de Matt, y Jed y yo bebimos un poco, y luego apareci mi padre y, bueno, supongo que entre una cosa y otra se me olvid. Claro dice, no muy convencida. Oye, tengo que irme. Me esperan para una reunin. Te quiero y no deseo ser plasta, de modo que slo te lo preguntar una vez ms: va todo bien? Me refiero a ti, a nosotros, al trabajo... Elijo cuidadosamente mis palabras: Todo va bien, Hope. En serio. Slo que me siento extenuado, ya sabes, como les pasa a las estrellas de cine cuando ingresan en una clnica y su representante anuncia en rueda de prensa que sufren agotamiento. Por ah va la cosa. Pero como yo no tengo representante, he decidido tomrmelo con calma un par de das y as podr estar bien y descansado para nuestra fiesta de compromiso. Eso es todo. De acuerdo? De acuerdo dice, aplacada por mi mencin de la fiesta . Te quiero, cielo. Llmame ms tarde. Descuida. Colgar el telfono me parece de mal agero, como si hubiera perdido una gran oportunidad, aunque no tengo ni idea de cul.
Cinco minutos despus, vuelve a sonar el telfono. Pensando que es Hope, descuelgo. Dnde coo te has metido?grita Bill, histrico perdido. Hstia. - 115 -
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Voy a pedir la baja digo. No puedes desaparecer un da entero y luego pedir la baja! protesta. Hodges est en pie de guerra! Dile que estoy en ello. Lo llamar en cuanto sepa algo. Yo no soy tu maldita secretaria!chilla. Llmale ahora mismo, Zack. Hablo en serio. No s qu diantres te ha entrado, pero si la cagas con esto, ests acabado. Me explico con claridad? Ya estoy acabado. Perdn...? De acuerdo digo, y cuelgo. Estoy pensando que lo mejor ser dejar el mvil en casa.
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Captulo 22
Hace un calor impropio de octubre, y heme aqu, en pleno da laborable, bajando por Houston en un Lexus descapotable con la capota bajada, Elvis Costello sonando a tope por los altavoces Bose, y con toda la pinta de ser un to al que le va de maravilla. Me veo brevemente reflejado en el escaparate de una tienda de electrnica y casi consigo engaarme a m mismo. Matt me espera en los escalones de su edificio del Lower East Side, vestido con unos vaqueros y un desastrado jersey de cuello vuelto su versin de un aspecto presentable, fumando un cigarrillo y jugueteando con su iPod. Hola dice, y se acerca lentamente al coche. Dnde est Elton? Hostia. Sube corriendo la escalera y regresa un minuto despus con una pequea bolsa marrn de supermercado. Elton dice, y con una sonrisa arroja la bolsa al asiento trasero. La primera vez que nuestra madre vio a Matt con la cabeza rapada, la llorera le dur varios das; le dijo a Matt que era la cosa ms triste que le haba pasado en toda su vida. Tu marido te engaaba le record l. Y tu hermana muri de cncer de pecho. Esto es peor insisti ella, hecha un mar de lgrimas. Matt se afeit la cabeza como una concesin a su calvicie incipiente, poco apropiada para el lder de un grupo de punk rock, y ya no quiso dejrselo crecer. Pero cada vez que Lela le vea, se echaba a llorar desconsolada. La novia que Matt tena entonces trabajaba en el departamento de vestuario de Saturday Night Live, y en un momento de inspiracin se llev a casa una peluca hecha para un sketch de Elton John que finalmente no lleg a programarse. Le caa perfecta, y a partir de entonces Matt se pona la peluca cada vez que iba a ver a Lela. Nunca hablaron de ello, pero est visto que el pelo a lo Elton John sirvi para calmar a nuestra madre, y el asunto qued resuelto sin necesidad de discusiones. Llegamos a la FDR a todo gas y es estupendo estar aqu los dos hermanos, en una excursin a medioda, con el viento besndonos la coronilla, a un lado la superficie del East River que reluce como un vestido de lentejuelas, y es sencillo imaginarnos llevando otra vida, los dos en la cresta de la ola, capaces de influir positivamente el uno en el otro, nuestras ambiciones y nuestros deseos expuestos y no enmudecidos por el ingobernable monlogo interior de insatisfaccin que es nuestra herencia. - 117 -
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Matt enumera los puentes en voz baja. El Brooklyn, el Queensboro, el Triboro y, all a lo lejos, el Whitestone y el Throgs Neck. Es lo que siempre haca Pete cuando ramos pequeos, volviendo los sbados por la tarde en el LeSabr paterno de visitar a la abuela en Brooklyn, mientras Lela y Norm coreaban las canciones de Simn & Garfunkel y Frank Sinatra que emita la WPAT-FM 93, y los rtmicos saltitos de las juntas de la calzada nos daba sueo. Es uno de los pocos recuerdos claros que tengo de nosotros como una familia, la sensacin de formar parte de un universo cerrado y completo. Tomamos el desvo de Riverdale cuando Matt se vuelve de repente en el asiento del copiloto. No me lo puedo creer dice. Qu? Seala: Mira. Y all est Norm, caminando por la calzada lateral con el talego al hombro, la cara colorada, jadeando un poco por el esfuerzo. Aminoro la marcha y le observamos desde atrs. Para ser un padre huido dice Matt est hasta en la sopa. S, tiene el don de la ubicuidad. Como si creyera que todo se puede arreglar por la pura presencia fsica aade Matt. Como sus erecciones digo. Cree que puede condicionarnos a que aceptemos un nuevo estndar. Matt me mira como si de repente me hubiera salido una flor perfecta en la nariz. Oye dice, no s de qu me hablas, pero ms vale que busques otra analoga, y a ser posible que no incluya ninguna mencin al miembro viril de pap. Acabas de llamarle papdigo. No seor. S seor. Has dicho el miembro viril de pap. Te das cuenta?, su diablico plan est funcionando. Era por el contexto. Vale, to, y qu ms. Vete a la mierda. Me sito al lado de Norm, acompasndome a sus andares. Parece muy concentrado en su caminar, vista fija al frente, testa inclinada al viento, y de hecho tarda un minuto en darse cuenta de que tiene pblico. Hola, chicos dice radiante, mientras traga una bocanada de aire. Me alegro de veros. Qu haces aqu?pregunto. He pensado que quiz necesitaras un poco de apoyo. De qu ests hablando, Norm? Se baja de la acera y se apoya en la puerta de Matt. Suda a mares bajo su - 118 -
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canguro de ms de veinte aos, debajo del cual veo que lleva la misma sudadera roja de ayer. He venido para ayudaros a que os devuelvan el dinero de Peter. Y cmo te has enterado de eso?pregunto. Eh, no pienses mal. Te o hablar por telfono con tu madre. Yo estaba arriba, en la cama. Cmo pediste or nada? Ahora vive en tu casa?pregunta Matt con cara de incrdulo. Le hago callar: Luego. Escuch por el telfono de la planta baja dice Norm. Ests de invitado en mi casa y te dedicas a espiar mis conversaciones telefnicas?replico, furioso. Va a ser que s, vive en tu casa refunfua Matt. Slo quera or la voz de Lela. Pues haberla llamado t digo. Ser posible! Te ests pasando mucho. No perdamos de vista el tema que ms importa dice Norm. Ah. Y cul es? Que alguien se ha aprovechado de Peter. No me jodas, Norm. Eso ocurre casi cada da dice Matt. Nos ocuparemos de ello, como hemos hecho siempre. Sin ti. l se endereza y nos mira. Chicos dice, sin duda habris observado que no os he pedido permiso para venir hoy aqu. Por si os extraa, el motivo es que no necesito vuestra autorizacin. Lo resumir: no acudo a vuestra llamada. He tomado un metro y dos autobuses para venir. Ahora se inclina totalmente hacia delante, los antebrazos apoyados en la puerta del coche y la cabeza justo encima de la de Matt, con una expresin seria y resuelta. No pienso volver declara. Por lo tanto, ya que os he exonerado de toda responsabilidad en cuanto a mi decisin, ahora vosotros deberais tomar la nica decisin respecto a m que, de hecho, estis en condiciones de tomar. Matt me mira entre asombrado e indignado. Ni hablar!, veo que me dice sin alzar la voz. Miro a Norm, acalorado de la caminata y su rostro crispado en un rictus de ceuda determinacin. Suspiro y digo: Sube. Joder, esto es increble me dice Matt. Norm no cabe en el asiento trasero del Lexus, de modo que se sienta sobre el respaldo como un hroe en un desfile, la cara vuelta al sol de medioda como un perrito contento, mientras Matt se hunde enfurruado en su asiento. Y as, dando este espectculo, nos desviamos de la ruta y recorremos sin gracia el barrio comercial de nuestro antiguo vecindario camino de la casa de nuestra niez.
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Captulo 23
Los jueves Pete sale a las dos. El plan es parar en casa a saludar y despus ir en el Mustang hasta la ferretera de Satch, un Diamond Hardware. Una vez all, le explicar la situacin a Satch, el cual espero se avenga a razones y ya no sea tan proclive a la violencia como cuando ramos chavales. Entretanto, Matt se quedar a unos pasos con su cara de pquer, luciendo tatuajes y pose amenazadora. No s qu papel puede jugar Norm, que se ha sumado en el ltimo momento al equipo, pero procurar cortar cualquier improvisacin por su parte. Aparte de eso, no tengo nada concreto en mente salvo la idea de que el plan me pareca mucho mejor antes de llegar a Riverdale. Pero antes que nada est el asunto del encuentro de Norm con Lela y Pete, un espectculo que de buena gana pagara por no ver pero del cual no voy a poder escapar. Me encantara esperar en el coche, pero no podemos entrar as como as con Norm sin avisar a Lela, aunque, si de l dependiera, seguro que se sera su estilo. Qu diablos es esa cosa? pregunta Norm cuando Matt se encasqueta la peluca Elton John. Matt me lanza una mirada como diciendo que no piensa tolerar el menor comentario de Norm al respecto. T sguenos la corriente, vale, Norm? Ests ridculo dice, lo cual hace que me pregunte una vez ms cmo ha podido llegar a la provecta edad de sesenta con la cara intacta. Este hombre no tiene filtro. Los que estn en la trena dice Matt con saa deberan cerrar la puta boca. Norm se frota los patticos vestigios de su fallido trasplante de pelo, pero se abstiene de hacer otro comentario. Bueno, t qudate en el coche le digo. Matt y yo tenemos que decirle a Lela que ests aqu. A la orden dice Norm, comprobando el estado de sus dientes en el retrovisor. Matt y yo tapamos deliberadamente el vano de la puerta cuando Lela abre. Lleva un pantaln de chndal, una blusa blanca con un descolorido estampado de flores, y un delantal, e instintivamente s que a ella le parecer el peor atuendo posible para enfrentarse a su ex marido despus de tanto tiempo, pero ya no se puede hacer nada para remediarlo. Hola, mam digo. Tenemos que decirte algo. Dios santo susurra, mirando entre los dos hacia el coche . se de ah es Norman? - 120 -
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S. Se queda sin respiracin y tiene que apoyarse en la jamba de la puerta. Qu demonios hace aqu? Se ha presentado as, por las buenas respondo. No nos lo quitamos de encima ni a tiros aade Matt. Las manos de Lela se mueven por instinto: una sube para verificar el estado de su pelo, los dedos tratan de peinar a la desesperada, remetiendo mechones rebeldes detrs de las orejas, mientras la otra mano tira del delantal, alisando la blusa que lleva debajo. Qu... viejo est dice, toqueteando con timidez sus propias arrugas. La puerta del coche suena a nuestra espalda. Por lo visto, Norm ya no aguanta ms tiempo sentado y ahora viene por el camino de grava con gesto hiperblicamente solemne, los andares lentos y formales, explotando la seriedad de esta reunin en la cumbre. Una media sonrisa peculiar juguetea en los labios de Lela, sus cejas como medialunas, sus prpados a media asta. Esa extraa expresin la transfigura, y me doy cuenta de que, por primera vez, estoy viendo una faceta de mi madre que nada tiene que ver con ser madre, la mujer que existi antes de que se dedicara a procrear hijos con Norm y de que, a la postre, acabaran destruyndose el uno al otro. Hola, Lela dice Norm, entre lgubre y melanclico. Ests esplndida. Qu tal, Norm responde ella, con una voz ms fuerte y ms firme de lo que yo habra credo posible. Cunto tiempo... Norm asiente, pero antes de que la escena pueda derivar hacia algo ms, omos un grito en el interior de la casa y Pete sale por la puerta en calzoncillos, los ojos desorbitados, la lengua colgando de su boca abierta, y, salvando de un salto los escalones de la entrada, se lanza a los brazos de Norm. Papi!grita, abrazndolo con furia. Saba que volveras! Te echaba de menos. Mira, mam. Es papi. Ha vuelto. Hola, hijo dice Norm con la voz quebrada mientras lo abraza y le da palmaditas en los hombros. Yo tambin te echaba de menos. Aparta a Pete para mirarlo de arriba abajo y, de repente, tiene los ojos llenos de lgrimas. Luego baja la cabeza y emite un gemido agudo que parece chuparle toda su energa, y se derrumba en brazos de Pete, que no est preparado para recibir todo el peso de su padre, y ambos caen de rodillas, Norm sollozando en el cuello de Pete y ste con cara de preocupacin, frotndole los hombros y diciendo: No llores, pap. Tranquilo. No llores. Mam, a mi lado en el porche, dice: Voy a preparar caf. Da media vuelta y se echa a llorar a moco tendido.
Ms tarde Pete, Matt y yo nos lanzamos una pelota de bisbol en el jardn mientras Norm y Lela hablan en voz baja a saber de qu en el sof del saln. Ella no est necesariamente contenta de verle, pero no hay rastro del antagonismo y la - 121 -
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amargura que yo habra esperado de ella. Y en vez de sentirme feliz por cmo han ido las cosas, me sorprendo a m mismo rabiando por el modo en que lo ha aceptado con tanta facilidad, mientras que yo trataba de evitarle un mal rato con Norm. Despus de tantos aos de alimentar la rabia que me corroa, ella ha invalidado tcitamente mi amargura desprendindose de la suya propia. No he podido librarme de su ira desde que soy adulto, y ahora, de repente, ella me hace a un lado y me deja sin saber qu hacer con mis rencores. Y s que todo esto no son ms que sentimientos egostas e insignificantes, as que, encima, me siento como un gilipollas. T qu opinas?le pregunto a Matt lanzndole la pelota. La hemos jodido dice, indicando por su tono que no voy a sacarle ms comentarios. Se inclina hacia atrs y le lanza una bola alta a Pete. Peter se sita para recibir anuncia Pete, parodiando a un locutor y agachndose exageradamente para atrapar la bola. Y... atrapa! Eso elimina al equipo contrario. Pete se ha adaptado instantneamente al regreso de Norm, como si hubieran pasado das, y no aos, desde que se larg. Lela sale al jardn mientras Norm va al cuarto de bao. No me fo de l me dice. Pues parecais la mar de amigos ah dentro. Slo estaba siendo educada, Zack dice, cansada. Cuando se tienen hijos en comn, no te queda otra alternativa. Si t lo dices... Qu mal aspecto tiene, eh? No le vendra mal perder unos kilos digo. A qu te refieres con que no te fas de l? Lo veo raro, tiene una expresin desesperada en los ojos. Trama algo. Me encojo de hombros. Ser que quiere que le perdonemos. Lela menea la cabeza, observando a Matt hacerle un placaje a Pete. Las carcajadas de ste resuenan en todo el patio. No creo que sea tan sencillo. Tiene un as en la manga, seguro. Quiere algo ms. Cmo lo sabes? Porque con Norm siempre hay algo ms suspira. Peter! S, mam. Ests sacando la lengua otra vez. Perdona. Eres un chico, no un perro. No soy un chico, soy un hombre. Ella asiente y esboza una sonrisa de afecto. Tienes razn. Pete se re y me lanza la bola, recuperndome para el juego. Lnzame una fly pop. Norm sale al porche y estudia la escena con indisimulada alegra. - 122 -
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Bueno dice. Vamos a solucionar este asunto del coche. Se le ve muy orgulloso de s mismo, difano en su alegra y resuelto a ver esta escena cotidiana como un triunfo personal, y si no le abro la cabeza de un pelotazo bien dirigido es porque me contengo.
Resulta que la familia de Satch es la propietaria de la tienda. Yo esperaba que Satch fuera un simple empleado, el chico del almacn o el encargado de la caja. Era de suponer que un comerciante de la localidad tendra el suficiente sentido de la responsabilidad cvica como para no venderle un coche a Pete. Yo recordaba a Satch alto y rollizo, con pelo rebelde y gesto ceudo y amenazador. En realidad, el hombre que ahora termina un cigarrillo bajo la marquesina verde de la tienda es medio calvo, tiene una expresin insulsa y mide bastante por debajo del metro ochenta, pero los brazos peludos que asoman de las mangas subidas de su camisa de franela exhiben toda una topografa de venas y tendones, y su tatuaje Semper Fi prcticamente elimina la amenaza que en principio parecan sugerir los esculidos brazos supertatuados de Matt. Satch lleva el poco pelo que le queda cortado al uno, lo que realza esa cabezota enorme que tiene, y esos pmulos pronunciados hacen pensar que seguramente duele tanto pegarle en la cara como que te pegue l. Hola, Satch lo saludo. Zack, cmo te va?responde, y me estrecha la mano. Cunto tiempo sin verte. Se dira que esperaba mi llegada. Oye dice, mirando a Matt y Norm apoyados en el coche de marras, que Norm ha aparcado en plena parada de autobs delante de la ferretera, Pete es un buen chaval. No es por nada, pero procuro ir a comprarme zapatos a su tienda. Puse el cartel de en venta en ese coche hace cosa de dos semanas, y cada vez que Pete pasaba por aqu me preguntaba si se lo vendera, y yo me rea de l. Pero luego va y se presenta aqu con un cheque extendido ya a mi nombre, y l serio que serio. Me dice que se sacar el permiso de conducir. A ver, si el chaval puede trabajar en una zapatera, por qu no va a tener permiso de conducir? Es lo que yo me dije. No es por nada, pero insist para que entendiera que no haba posibilidad de reembolso. Odio la gente que empieza las frases con No es por nada. Adems, qu significa en realidad? Me hago cargo digo, en plan simptico, por eso he querido venir personalmente a hablar contigo. Pete siempre habla muy bien de ti. A su manera es muy listo, y entiendo que consiguiera convencerte de que lo del carn de conducir era algo factible. Pero no lo es, Satch, y Pete no puede hacer absolutamente nada con un coche, de modo que nos gustara devolvrtelo y dejarlo todo en un simple malentendido. Satch parece reflexionar sobre la situacin. Si quieres que intente venderlo en su nombre, creo que a eso s podra ayudarle dice al cabo. No hemos venido a pedirte que lo vendas digo. Hemos venido a - 123 -
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devolver un coche que de entrada no se le debera haber vendido a Pete. Lo siento replica, ceudo. Yo le dej las cosas muy claras. Imposible, no puedo aceptarlo. No es por nada, Satch interviene Matt, sarcstico, pero no hemos venido a pedir. El coche ya est aqu. Ahora queremos el dinero de Pete. Cllate, Matt digo. Vamos a ver si lo arreglamos. Me vuelvo y miro a Satch con una sonrisa conciliadora. Esto es una negociacin, y si algo soy capaz de hacer, es negociar desde una posicin intermedia . Mira, Satch, comprendo que el coche no ha estado disponible durante dos das, y que es posible que hayas perdido alguna oportunidad de venderlo. Qu tal si te damos cincuenta pavos a tocateja por las molestias? Yo creo que es bastante justo, no? En la cara de Satch aparece y desaparece una sonrisita. Ve de qu va el juego y est dispuesto a jugar. Me quedo el coche y os doy quinientos dice. Y una mierda dice Matt. Novecientos digo yo. Quinientos cincuenta. Para empezar, no tenas que haberle vendido el coche digo. Ochocientos cincuenta, y es mi ltima oferta. Seiscientos dice Satch. Adems, quin diablos le abre una cuenta corriente a un retrasado mental? Se acab! exclama Norm, dando un paso al frente y mirando a Satch con verdadera repugnancia. No pienso seguir escuchando, bastante tengo con que te aprovecharas de un hombre mentalmente deteriorado. No voy a quedarme cruzado de brazos y dejar que, encima, lo denigres. Aparte de debernos mil pavos, tambin nos debes una disculpa. Ahora bien, de la disculpa puedo pasar, teniendo en cuenta la clase de tipo que eres, pero vete enterando de que no pienso marcharme de aqu sin el dinero. Podemos hacerlo rpido, o pasarnos todo el da discutiendo. Yo no tengo ninguna prisa. Satch se acerca a Norm y se planta a un palmo de su cara. Y usted quin coo es? Soy el padre de Pete. Y conozco a George, tu padre... Le ayud a arreglar ese escaparate despus que unos gamberros lo destrozaran en los aos setenta. Estoy seguro de que l convendra conmigo en que hay que anular esta venta. Mire, padre de Pete dice Satch, George es mi abuelo, no mi padre, y puede usted ir a hablar con l a la residencia de ancianos, pero no s si va a tener tiempo porque est muy ocupado cagndose encima todo el da y preguntando cmo se llama, que ya ni se acuerda. Lo siento dice Norm, respetuoso. Se acerca a Satch y apoya su tripa en el cinturn del otro mirndole temerariamente a los ojos. Bien, estoy harto de hablar de esto, as que haz el favor de darme el dinero de mi hijo. Es increble dice Satch, retrocediendo un paso. Pero usted de qu va, arrimndome la polla tiesa a la pierna. Y, efectivamente, all est la protuberancia - 124 -
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inequvoca en los pantalones de Norm. Ser maricn! Exacto!grita Norm, con los ojos desorbitados . Soy un maricn. Estas cosas me ponen cachondo. Y nada me gusta ms que dar por el culo a gilipollas como t, as que suelta el dinero de una puta vez. Maldito loco!exclama Satch, y da un empujn a Norm, que pierde el equilibrio y se cae de culo. No lo toques!ruge Matt, y se lanza sobre la espalda de Satch y le rodea el cuello con los dos brazos. La cosa se pone oficialmente fea. Matt consigue propinarle dos puetazos a la cabeza antes de que Satch, ms corpulento, se eche hacia atrs, de manera que la cabeza de Matt choca con la fachada de ladrillo de la tienda. Luego intenta agarrar a Matt por detrs, pero se queda con la peluca Elton John en la mano mientras Matt cae al suelo. Qu coo es esto?exclama Satch, mirando alternativamente la peluca y la cabeza de Matt. Momento que yo aprovecho para soltar un puntapi que, aunque mal ejecutado, conecta slidamente con la parte baja de la entrepierna de Satch, que gira en redondo, pero enseguida se dobla de dolor, y una segunda patada al pecho lo hace caer al suelo. Me abalanzo sobre l, lo agarro de la camisa con una mano y le golpeo la cara con la otra. Y el caso es que no puedo parar, incluso despus de notar que le he roto la nariz al tercer o cuarto puetazo, incluso al notar el sabor de su sangre que me salta a la boca abierta en un interminable grito salvaje, incluso al notar que los huesos de la mano se me hacen aicos contra su crneo y Satch deja de debatirse con los brazos. Porque en medio del dolor y de la espantosa situacin, resulta que me gusta, es como una enorme bocanada de aire, la primera, tras emerger de oscuras y acuosas profundidades, y no deja de gustarme incluso cuando Matt y Norm me apartan, incluso cuando empiezo a vomitar en la acera y aparece la polica con las sirenas a tope y nos conducen a todos, esposados y jadeantes, a los coches patrulla que aguardan a unos metros de la escena.
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Captulo 24
Mam y Pete vienen a buscarnos a comisara en el Honda Civic, y no s si es coincidencia o el fantasma de un antiguo hbito, pero Norm monta en el asiento delantero mientras Matt y yo lo hacemos detrs, con Pete. Y all estamos, la familia King al completo, en una tpica salida si exceptuamos que las bolsas de hielo no son para refrescar los fiambres y la ensalada de patata, sino para mis puos hinchados y doloridos y el chichn que Matt tiene en la sien. Unas horas antes yo miraba traspuesto cmo un sanitario extraa un fragmento de diente que tena clavado en la carne entre mis nudillos, antes de cerrarme la herida con tres puntos y una tirita. Matt se las ve y desea para mantener en su sitio la peluca mientras se aplica hielo a una contusin del tamao de una pelota de golf, pero, menos mal, han retirado todos los cargos. Norm, como no poda ser menos, se present en plan guasn al agente que nos arrest, Jim Sheehan, desde el asiento trasero del coche patrulla como si estuvieran compartiendo un taxi, y al hacerlo se enter de que hace aos, cuando viva en Riverdale, haba hecho unos trabajillos con el padre del polica. Result que el seor Sheehan haba fallecido el ao pasado, y los cariosos recuerdos que Norm conservaba del hombre conmovieron a su hijo. Tras or la versin de Norm sobre lo ocurrido, Sheehan nos dej en una sala de interrogatorios y fue a hablar con Satch, a quien estaban atendiendo en una sala de urgencias. Dos horas ms tarde Sheehan volvi tras haber conseguido arrancarle a Satch el compromiso de no presentar denuncia si nosotros accedamos a quedarnos el Mustang y lo dejbamos en paz. Tuve la impresin, por el modo en que lo explic el agente Sheehan, que ste haba presionado un poquito a Satch al presentar nuestros argumentos. No es por nada le dijo a Norm cuando salamos de la comisara , pero venderle ese coche a su hijo fue una putada. Ese tipo mereca ms paliza de la que se llev. De modo que aqu estamos, la familia temporalmente rota reunida en los confines del Civic de Lela sin saber qu hacer ahora, qu forma se supone que hemos de tomar o si queremos intentarlo siquiera. Un silencio incmodo nos envuelve, de modo que Lela pone la radio y Pete canta al unsono de Dave Matthews con temerario abandono. Dirijo a mi madre hacia Jackson Avenue, donde he dejado el coche de Jed. Nos quedamos un rato all de plantn, sin saber muy bien quin se ir con quin. Finalmente, Norm propone que vayamos todos a cenar, pero yo no estoy para eso; todava me tiemblan las entraas mientras reproduzco mentalmente el vdeo de mi arrebato violento, sin cortes. Digo que he de volver a la ciudad, y Matt tiene una actuacin, as que Norm decide que seguir a Lela y Pete en el Mustang y - 126 -
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cenar con ellos en casa. Pero primero nos da las gracias a Matt y a m por respaldarlo (as lo expresa) en el altercado con Satch. Menudo equipo!proclama, hinchado de orgullo varonil. Los Peleones King! Eso somos. Los Peleones King. Lo que nos falta en fuerza muscular lo compensamos con extravagantes movimientos de diversin: una ereccin estratgicamente colocada aqu, una cabeza calva por all, y mientras el otro se queda boquiabierto ante el raro espectculo que ofrecemos, aprovechamos la oportunidad para machacarle la cabeza. Norm se deleita con nuestras superficiales heridas, olvidando el hecho de que pelebamos por Pete, no por l, y que hemos fracasado en nuestro intento de conseguir que nos devolvieran el dinero. Como siempre, analiza el xito nicamente en funcin del drama generado, no de los resultados concretos. Supongo que no debera esperar nada ms de alguien para quien el viaje ha sido siempre, a todas luces, mejor que la llegada.
Matt y yo nos quedamos en la acera viendo alejarse a nuestros padres, algo que esta misma maana nos hubiera parecido inconcebible. Norm se present hace slo unos das con planes para un inmediato acercamiento rayano en lo alucinatorio, y sin embargo aqu est, engarzado sin esfuerzo en la dinmica familiar como si nunca se hubiera marchado. Y yo me pregunto: Realmente puede ser tan sencillo? Puede uno saltarse las heridas y las defensas de la gente, las transgresiones de su propio pasado, e irrumpir por la cara en una situacin nueva, una situacin que a uno le conviene ms? La idea no deja de ser atractiva, cosa que me hace considerar mi propia y pattica situacin. Quiz lo que necesito es un poco de cabezonera alucinatoria. Ayer no me hubiera credo capaz de ello, pero hoy todo me parece diferente. Hoy soy un to que se enzarza a puetazos en la calle, que llevan esposado en un coche patrulla, que tiene fragmentos de dientes de adversarios incrustados en la mano. Pero, de momento, no puedo dejar de temblar. Oye le digo a Matt, que se ha quitado la peluca Elton John y se frota la sien magullada. Por qu no vuelves t en el coche a la ciudad? Tengo algo que hacer aqu. Aqu?Me mira, incrdulo. Voy a ver cmo estn Tamara y Sophie. Coge las llaves del Lexus y aprieta un botn. Las luces centellean y los seguros se abren cuando el coche recibe la orden. Cmo le va?dice. A quin? De quin estamos hablando? Bien, le va bien digo. Me lanza una mirada impregnada de entendimiento extrasensorial. Y a ti, cmo te va? - 127 -
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Sobrevivir respondo, agitando mi puo lastimado. No me refera a eso. Le miro a los ojos, dejando que los mos expresen lo que no puedo decir en voz alta. Ya lo s digo. Cundo regresa Hope? Maana por la maana. Ah. Su mirada es franca y afectuosa, como si me invitara a sincerarme con l, y sera estupendo poder decir algo en voz alta, hacer que todo fuese un poco ms real, un poco ms factible, pero no ocurre as. Me acompaas?digo. Aguanta un momento mi mirada y luego se encoge de hombros. Claro dice. Matt conduce el Lexus demasiado rpido para mi gusto, acelerando en los tramos rectos, tomando las curvas a excesiva velocidad. Vaya da, eh?digo por llenar el vaco de mi tcita confesin. Llegamos a casa de Tamara. Matt mira hacia el camino particular cuando me apeo del coche, y luego hace un gesto con la cabeza, ofrecindome una extraa y generosa sonrisa de hermano pequeo mientras arranca. Todava no ha terminado dice, antes de pisar el acelerador y desaparecer en el crepsculo que ya se cierne sobre Riverdale.
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Captulo 25
Tengo el mismo sueo al menos una vez a la semana dice Tamara. Entro en el cuarto de bao en mitad de la noche y me doy cuenta de que he olvidado sacar a Sophie de la baera. Cuando enciendo la luz, all est, boca arriba debajo del agua. Lleva horas all, y la saco rpidamente e intento despertarla, pero a pesar de que la sacudo y le hago el boca a boca, Sophie est tiesa y pesa mucho, como si estuviera llena de agua, y yo s que ha muerto y que es culpa ma. Estamos sentados en el suelo embaldosado de azul del cuarto de bao mientras Sophie chapotea en la baera. Tamara sostiene en su regazo mi mano magullada y le aplica una bolsa de hielo. Junto a nosotros, Sophie tiene ahora el pelo ms oscuro y pegado a la cabeza empapada, y los mofletes le brillan mientras canturrea para s. Y el caso es que contina Tamara por ms veces que suee lo mismo, siempre me quedo horrorizada, y esta pequea parte de m, la que es consciente del sueo, se pregunta cmo es posible que haya dejado que suceda otra vez, sabiendo que el sueo se repite. Me mira con una sonrisa modesta pese a que sus ojos se ponen hmedos al recordarlo. Hasta durmiendo soy una mala madre. Esos sueos representan tu miedo a ser una mala madre. Y las malas madres no tienen miedo de ser malas madres. As que ya ves, eso demuestra que eres una buena madre. Tamara me sonre. Dnde estara yo sin ti, Zack? No tengo la menor idea digo, pero en realidad estoy pensando: felizmente casada con un marido vivo? Porque, sin m, Rael nunca habra ido a Atlantic City, o quiz, si yo hubiera dicho que no, se habra decantado por Jed, y ste habra conducido el Lexus, o qu s yo, un sinfn de posibilidades que no habran tenido otra cosa en comn salvo el no haber terminado en un accidente mortal. Tamara parece leerme el pensamiento y aparta tristemente la vista. No hay nada ms limpio que una cra de dos aos en la baera. Sophie se pone de rodillas y estira el cuello para mirar mi mano desde el borde de la baera, y al hacerlo salpica de agua el suelo y de paso el pantaln corto de Tamara. Zap tiene pupa?dice. S dice Tamara. Zap tiene mucha pupa. Un beso. Detesto la idea de que mi mano magullada, ahora deforme y crdena y con una costra de sangre alrededor de los puntos, entre en contacto con esa boca perfecta, rosada y embrionaria de la nia, pero la sonrisa de Tamara me insta a hacerlo y extiendo la mano, inclinndola de modo que Sophie no pueda ver la parte ms - 129 -
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lastimada. Toma mi mano en sus manitas mojadas y mira atentamente la herida. Oh dice, admirada. Zap tiene mucha pupa. Y heme aqu, sentado en el suelo hmedo, rodilla con rodilla de Tamara, y cuando Sophie se inclina y empieza a darme besos en la mano, casi me pongo a llorar. Hay en todo ello una perfeccin, una plenitud: el rostro y la postura de Tamara, el mullido cuerpecito de Sophie y sus ojos inocentes. El universo de madre e hija est contenido en este cuarto de bao, y yo quisiera incorporarme a l, formar parte de la soledad sin complicaciones que ellas comparten aqu. Puedo amar a Tamara y ayudarla a educar a Sophie, puedo mudarme a esta casa y dejar atrs mi vida de intermediario. En ese momento me parece tan factible, tan a mi alcance, que tengo la sensacin de que si pudiera quedarme aqu indefinidamente, todo lo dems se acabara solucionando. Zack? Tamara me mira con gesto preocupado, y me doy cuenta de que mi cara debe de estar revelando ms de lo que yo pensaba. Intento una sonrisa, consciente de que me sale como un intento de sonrisa, y retiro la mano de las de Sophie. Me apoyo contra la pared, y en Tamara, que me rodea con un brazo. Tengo un mal da digo. Mami beso dice Sophie. Tamara sonre al llevarse mi mano a los labios. Bueno susurra, y presiona mis nudillos con sus labios. Ya est. Curado.
Sophie est de pie en la cuna, en un rincn de su cuarto azul, dndome instrucciones sobre el protocolo correcto de cmo acostarla. Cuando Tamara estaba encinta no quera saber si era nio o nia. Consideraba un gran riesgo exponer al beb a la perversa mirada del destino. Se neg en redondo a comprar accesorios o ropita de beb hasta que ste, o sta, hubiera nacido, convencida de que cualquier dato prematuro era abrir la puerta a la fatalidad. Pero no hubo forma de frenar a Rael. La ecografa pareca indicar un nio, de modo que Rael, ni corto ni perezoso, hizo enmoquetar la habitacin de azul, con visillos a juego, y poner motivos deportivos en los topes de la cuna. Luego, cuando naci Sophie, Tamara dijo que le daba igual y que Rael se lo tena merecido, confiando en que la equivocada decoracin bastara para contrarrestar el mal de ojo. As pues, el dormitorio de Sophie carece de los suaves tonos rosas de un cuarto de nia, cosa que Tamara ha compensado poniendo sbanas de colores pastel y globos en las paredes. Taza me exige Sophie, alargando la mano. Le paso la taza y ella bebe y luego apoya la taza en el paragolpes de la cuna . Pipa dice, y le doy el chupete. Ella se lo mete en la boca, se tumba y apoya la cabeza en la almohada. Manta Minnie. Le subo la colcha de la ratona Minnie y la arropo. Sophie se pone de costado y pasa un bracito regordete sobre la almohada en un gesto posesivo . Zap frota espalda?dice. Lo hago pasando la mano en crculos sobre la espalda de su pijama de rizo y la nia cierra los ojos. - 130 -
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El rostro de Sophie en reposo es un estudio de curvas: la mejilla convexa, el prpado cerrado, la boca fruncida. Perfeccin de formas redondeadas no enturbiadas por la menor preocupacin ni el menor pensamiento impuro. Mirndola, noto cmo la violencia que an anidaba en mi vientre empieza a diluirse, y una oleada de afecto hacia esta nia me empuja a rozar sus mejillas con la yema de mis dedos. Te quiero, pequeina, musito. Su respiracin es ya la de un sueo tibio y confortable. Me pongo de rodillas para orla respirar, y al momento noto que se me hace un nudo en la garganta mientras unas lgrimas sorprendidas brotan de mis ojos y me resbalan por las mejillas, dejando manchitas oscuras en la moqueta azul. Qu voy a hacer?, susurro en la silenciosa penumbra de la habitacin. La miro dormir a travs de los barrotes de la cuna, como un recluso mirando una esquirla de sol a travs del ventanuco de su celda. Sophie es la nica cosa perfecta de mi vida, y ni siquiera me pertenece.
Tamara le pide al hijo de una vecina que haga de canguro para poder acompaarme a casa. Voy en el asiento del acompaante y observo cmo las sombras mviles producidas por las luces de la autopista bailotean sobre los delicados rasgos de Tamara. Qu?dice, pasndose la mano por el pelo. Qu de qu? Qu ests mirando? Si pudiera decirle la verdad, le confesara que le busco algn defecto. Porque eso es lo que uno hace cuando se enamora de alguien de quien no quiere enamorarse. Buscas imperfecciones en su piel, algn detalle raro en sus facciones. Te imaginas cmo ser cuando envejezca. Tratas de sorprenderla en ngulos poco favorecedores, encontrar algo poco agraciado en el ensamble de las extremidades con el tronco. Buscas estos defectos con cierta desesperacin, dispuesto a reivindicarlos, a imaginarlos ms grotescos y, con ello, a liberarte de esa persona. Le dira que estoy paralizado, que veo cosas que no estn a mi alcance, que tengo picores que no puedo rascarme. Y luego est esa parte de m que he dejado de sentir por completo; que mis das estn llenos de un pnico callado que tiene tanto que ver con ella, o al menos con lo que de ella podra esperar, como con esa cosa que ha aparecido en mi vejiga; que estoy tan enamorado de ella que casi no puedo respirar, y que todo mi mundo se ha vuelto de ese color, un rojo sangre que vuelve blanco y negro todo lo dems, personas y cosas, y que no quiero vivir en blanco y negro pero me aterra pensar que as es como acabare. Le dira que la quiero desde la mdula de mi ser, y que ella es la respuesta a unos anhelos que nunca supe que tena. Insistira en que nada de todo esto debera tomarse al pie de la letra. Porque ella est destrozada y yo estoy destrozado y ella est sola y yo quizs enfermo, y despus de todo lo que ha tenido que pasar, yo no tengo derecho a inmiscuirme, y que esto podra terminar fcilmente en un desastre, todo mal y sin ningn sentido. Que quiz - 131 -
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no sea otra cosa que un puro y simple azar de conveniencia y transferencia, una sutil transposicin de temores y necesidades, la sntesis accidental de complejo de salvador ms desesperacin, todo ello envuelto en soledad y atado con una cinta roja de lujuria en estado puro. Y le dira que, aunque de todo esto no debera fiarse, de m s puede fiarse. Quiero decrselo, porque Tamara ya lo sabe. Si abrigaba alguna duda, el temerario beso de ayer las habr disipado. Entonces, si ella lo sabe, por qu diablos no puedo decirlo? Bien, me figuro que porque una aceptacin en bruto nos obligara a analizar el asunto, y esto nos devolvera rpidamente a nuestras respectivas realidades. Yo no puedo ser suyo, y aunque pudiera, ella no est preparada para ser ma, o quiz lo est pero yo siga mi camino y me case, o tal vez podra ser suyo pero no le intereso. En cualquier caso, hablarlo lo convertira en una promesa rota antes de formularla, y despus de semejante decepcin ya no podramos recuperar ese amor dulce e intocable que corre por nuestras venas. De modo que no digo nada. Y ella retira la mano del cambio de marchas y la apoya en mi brazo, sin ms, y hacemos el resto del trayecto en un complejo pero no complicado silencio, notando la atmsfera dentro del Volvo saturada de pensamientos prohibidos. Aparca en doble fila frente a mi casa y nos quedamos un rato sentados, mirando cada cual por su ventanilla. Tengo miedo le digo. Vers como todo sale bien. No slo por la biopsia. De qu, entonces? Miro sus ojos color hoja de nenfar. Un poco de todo. Tamara me sonre y dice: Eso tambin se arreglar. Cmo lo sabes? No puede ser de otra manera. A veces tengo la impresin de que no puedo respirar digo. A m tambin me pasa. Y qu haces? Te llamo dice. Eres mi oxgeno. Cuando salgo del coche, ella se apea tambin para darme uno de esos casi ilegales abrazos a las luces cortas del Volvo. Ha empezado a hacer fro, el invierno llama impaciente a las puertas del otoo, y tirito sin querer entre sus brazos. T tambin digo. Me mira sin entender. Qu? Eres mi oxgeno. Oh. Me da un beso en la mejilla. Nos quedamos as, con las frentes pegadas, mirndonos con sonrisas de cansancio. Sus labios flotan seductores a unos - 132 -
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centmetros de los mos, pero s que sera un error. Al cabo me da un beso en la mandbula y vuelve al coche, y me pregunto si esperaba que yo la besara. Llmame maana dice. Le digo que s y me aparto para que arranque. Cuando doy media vuelta para entrar en la casa, me sorprendo al ver a Jed en la ventana del saln con el pecho desnudo, mirndome con gesto crtico y enojado. Era Tamara? me pregunta cuando entro. Est otra vez en el sof, mirando CSI y con cara de mosqueo. S, me ha acompaado digo. Qu amable. Oye, qu te pasa? Nada. Slo me ha trado en coche. Levanta las manos para hacerme callar, la vista fija en la pantalla. Yo no me meto, to dice.
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Captulo 26
Las diez y media de la maana y estoy que me subo por las paredes. Se supone que hoy llegaban los resultados de la biopsia. Entonces por qu diablos no me llama el doctor Sanderson? Si las noticias fueran buenas, seguro que ya me habra llamado, contento de poder sacarme del purgatorio de la espera. Pero si son malas tal vez prefiera retrasarlo, esperar a tener un rato libre para responder a mis preguntas y hablar del tratamiento. Quiz con los aos ha establecido la costumbre de hacer las llamadas buenas enseguida y dejar las malas para el ltimo momento, despus de recibir a todos sus pacientes; slo entonces se apoltrona en su butaca de cuero de calidad, bebe un comedido trago de la botella de whisky de malta discretamente guardada en un archivador de su mesa de caoba y, ya preparado para ello, empieza a repartir malas noticias. l tambin es un intermediario, todo lo que hay entre el laboratorio y el paciente (incluso aunque l no tenga la culpa) sigue siendo problema suyo. Siempre tenemos prisa por hacer las llamadas buenas, decirle a un cliente que su pedido llegar antes de lo previsto, o que podemos solucionar un asunto de produccin. Pero cuando se trata de malas noticias, lo demoramos al mximo y luego confiamos en que salga el buzn de voz. Soy el Craig Hodges del doctor Sanderson, mis clulas cancerosas son los swooshes de color equivocado, y aunque l no tenga la culpa, no por ello ignora que la conversacin ser desagradable. Joder. Tengo cncer. Estoy convencido. He marcado el nmero del doctor media docena de veces, pero luego cuelgo antes del primer tono. Me aterra perturbar algn delicado equilibrio krmico, como si el acto mismo de llamar pudiera influir en el resultado. No. Lo correcto es esperar, en plan zen, conservar la calma y esperar a que me llamen. Pero mi espalda sudada, mis manos pegajosas y mis piernas que no dejan de temblar son la anttesis del zen, de modo que me levanto de la cama y voy a la ducha. Debajo del chorro barajo las distintas posibilidades, imagino conversaciones con Hope y con Tamara en las que les revelo mi enfermedad. Hope llora y me abraza y luego telefonea a su familia, llora un poco con su madre y rpidamente pone manos a la obra, insistiendo a su padre para que busque los mejores especialistas y utilice sus contactos para que me vean cuanto antes, con su actitud ms decidida. Tamara trata de contener las lgrimas y luego se lanza a mis brazos, liberando toda su pasin contenida en un beso interminable, y despus me lleva en silencio a su cama sin otro propsito que el de consumar nuestras tcitas emociones ante mi inminente lucha entre la vida y la muerte. Y finalmente, tras una o dos horas de sexo apremiante y delicioso, se deja abrumar por el llanto y hunde su cara en mi pecho mientras yacemos entrelazados en un hmedo abrazo, los dos desnudos. - 134 -
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Y slo de pensarlo me pongo tan caliente que ya no puedo pensar en otra cosa. Qu diablos, tengo que matar el rato como pueda, no? Al salir de la ducha unos minutos despus, me digo: Sea como sea, ests jodido.
A las once y media me rindo y llamo a la consulta desde la cocina. Jed y Norm estn en el saln, viendo la CNN. Hola le digo a la recepcionista en plan simptico, como si su buena voluntad pudiera ayudarme. Quisiera hablar con el doctor Sanderson. Quin le llama, por favor? Habla con voz grave y acento ruso, pronunciando las palabras con la esmerada precisin del nefito. Soy Zachary King. Estuve ah a primeros de semana para una cistoscopia. El doctor no est disponible en este momento dice. Sabe cundo lo estar? El lunes. El lunes? Se supone que tenamos que hablar hoy. Hoy no ha venido. Bien, est en el hospital o algo? Se le puede localizar? El doctor estar fuera todo el fin de semana. Le sustituye el doctor Post. Quiere que intente localizar al doctor Post? Noto cmo germinan en mis tripas las semillas del pnico. Oiga digo. Cmo se llama usted? La recepcionista parece sorprendida. Irina dice. Irina, hoy tenan que llegar los resultados de mi biopsia. No s si deba llamar yo o si iba a llamarme l, pero necesito saber algo hoy mismo. Enviarn esos resultados al doctor Post? No dice Irina. Los mandan aqu. Sabe si han llegado ya? Slo el doctor abre los sobres del laboratorio. Por eso mismo le agradecera que intentara localizar al doctor Sanderson. No tiene localizador replica Irina. Este fin de semana no recibe llamadas. Pero usted sabr cmo ponerse en contacto con l, digo yo. No vendr hasta el lunes insiste con firmeza. A ver si lo he entendido. Me est diciendo que tengo que esperar todo el fin de semana para saber s tengo cncer porque a usted no le da la gana de hacer una simple llamada telefnica? El doctor le llamar en cuanto tenga los resultados. Pero los resultados estn ah le digo, gritando casi. Slo hace falta que alguien llame al laboratorio, o que abra el sobre, lo que sea. Lo siento, seor King. Yo no puedo hacer nada. Cuelgo de mala manera y lanzo un grito de frustracin. Zack? me llama Norm desde el saln. Ests bien? - 135 -
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Me siento con ellos en el sof y les cuento lo que pasa. Bobadas dice Norm, y se pone de pie. Vamos. Adnde?digo. A la consulta. Para qu? Soy ms persuasivo en persona dice, remetindose la camisa en el pantaln. Qu piensas hacer? Lo de costumbre. Cantarle las cuarenta a quien haga falta. Abro la boca para protestar, pero me doy cuenta de que no tengo ninguna objecin. La tpica y ciega testarudez de Norm ha demostrado ser muy efectiva en estos ltimos das, y no le veo inconveniente a reconducir toda esa energa en bien de mis intereses. Puedo dejar que l se ocupe de todo. He odo contar que hay padres que hacen eso por sus hijos como si tal cosa. Estamos a punto de salir cuando omos que el televisor se apaga. Me doy la vuelta y veo a Jed levantarse del sof. Se encoge de hombros y luego me sonre, como si el encuentro de la vspera hubiera quedado olvidado. Un minuto, que me visto y bajo dice.
Accedemos los tres al cargado y lgubre silencio tpico de las salas de espera, no un silencio nico sino una coleccin de silencios independientes, mientras los pacientes que van a ver a otros mdicos miran por encima de sus Newsweek y sus People para echar un discreto vistazo a los recin llegados antes de volver a sus respectivos olvidos forzosos. Irina es una mujer corpulenta de mediana edad con unos tristes ojos eslavos, una peca peluda en la mejilla y una expresin feroz grabada en sus facciones, tal vez de aos y aos achicando los ojos contra los crudos y ventosos inviernos soviticos. Pero por grande que sea su experiencia, Irina no est preparada para alguien como Norm, que desbarata la quietud del vestbulo como una piedra lanzada a un estanque, vomitando con persuasiva vehemencia una disparatada jerga legal. El doctor no vendr hasta el lunes le dice Irina, arqueando amenazadoramente su nica ceja. Su mesa est salpicada de fotografas y de las manitas reseguidas a lpiz de unos nietos que a buen seguro la temen mucho. Esccheme con atencin dice Norm, apoyndose en la mesa para hablarle a unos centmetros de la cara. Si no hace que el doctor Sanderson se ponga al telfono en menos de cinco minutos, esto tendr graves ramificaciones legales; no querr ser responsable de una cosa as, verdad? Aprtese de la mesa, por favor dice Irina, levantndose indignada. Norm la mira de hito en hito y baja la voz: Su espacio personal no es lo que importa ahora, como tampoco lo es el fin de semana del doctor Sanderson. Ve a ese hombre de all? Me seala, y yo saludo mansamente con la cabeza, inseguro de mi papel en lo que sin duda terminar siendo - 136 -
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otro espectculo Norm. Ese hombre se ha pasado la semana sin dormir porque est esperando los resultados de una prueba, resultados que le prometieron para hoy. Si tiene que pasar una noche ms con ese estrs emocional porque el doctor Sanderson se ha olvidado de l, lo consideraremos una negligencia grave por parte de ustedes. Entiende adnde quiero ir a parar? A m no me venga con sas! le espeta Irina. Yo no puedo ayudarles. Pues telefonee a alguien que pueda dice Norm muy serio. Deje usted de causar molestias! Querida, esto no es nada dice Norm con tono confidencial. Puro ejercicio de calentamiento. Yo no puedo localizarle insiste Irina. En el pasillo que hay detrs de la recepcin, se abre una puerta y all est Camille, la ayudante de Sanderson que me toc en mi anterior visita, saliendo de una sala de reconocimiento. Mira para ver qu provoca tanto alboroto y entonces, al ver a Norm e Irina en pleno combate, frunce el entrecejo y se aleja por el pasillo. Eh dice Jed. Quin es sa? La ayudante de Sanderson le digo. Est buena. Pues nimo digo con sarcasmo. Recuerdas cmo se llama? Le miro con cara de incrdulo. Qu? dice Jed a la defensiva. Nada digo. Camille. Camille repite. Gracias. Oye, puedes distraerme un poco al personal? Hago un gesto significativo mirando a Norm, que ha conseguido agarrar el telfono de la mesa de Irina y lo sostiene fuera del alcance de la rusa para que sta no pueda contestar las llamadas entrantes que suenan en dos o tres lneas diferentes. Irina est abalanzada sobre la mesa, maldiciendo en su lengua nativa mientras trata de recuperar el telfono, pero l se lo impide sosteniendo en alto el auricular y enredndose con el cable al girar sobre s mismo mientras los otros pacientes observan horrorizados. Hecho le digo a Jed. De un salto, Jed se cuela en el pasillo dejndome a m de pie en mitad de la sala. Norm digo, acercndome como el rbitro de la pelea. Devulvele el telfono. Se lo devolver dice, sin interrumpir el contacto visual con la recepcionista, en cuanto ella me diga que va a llamar al doctor. Mientras las lneas continan sonando, Norm e Irina se miran fijamente, hasta que ella se deja caer en la silla respirando con agitacin. Es usted un gordo chiflado dice, meneando la cabeza con perplejidad. No; slo soy un padre preocupado replica Norm con orgullo. Una puerta se abre detrs de la rusa y aparece un hombre barbudo con bata blanca y cara de mosqueo. - 137 -
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Irina, por qu estn sonando todos los telfonos? Este loco no me deja contestar dice ella. El doctor nos mira colrico. Qu diablos est pasando aqu?inquiere con voz de trueno. Norm no ceja: Es preciso que nos pongamos en contacto de inmediato con el doctor Sanderson. Hoy est ausente. Irina puede dejarle un mensaje. Me temo que eso no servir. Pues va a tener que servir dice el mdico barbudo. Es un tipo de planta impresionante, un poco a la Paul Bunyan, cuello de toro y espaldas anchas y una piel rubicunda y pecosa, que sube de color a medida que el individuo se enciende. Podemos hablar en privado? propone Norm, cambiando de tctica. Estn ustedes citados? No pasa nada, Norm digo, con vergenza ajena. Dejemos un mensaje y marchmonos. Mi padre gira en redondo y se dirige a los pacientes. Mi hijo Zack tena que haber recibido hoy los resultados de una biopsia les explica. Como se pueden figurar, ha sido una semana de mucha tensin para todos nosotros. El doctor da un paso al frente y le propina un empujn a mi padre, pero Norm se zafa de l y se sita en medio de la sala de espera . Pero resulta que el doctor se ha tomado el da libre, y ahora tendremos que pasarnos todo el fin de semana preocupados por si Zack tiene o no cncer de vejiga. Se lo imaginan? Y slo porque nadie en esta consulta tiene la decencia de romper el protocolo y hacer una simple llamada telefnica. Los pacientes bajan la vista, molestos por haber sido sacados de sus esferas personales para tomar parte de un drama que no les incumbe. La cara del mdico est casi morada, sus puos apretados a los costados, y se dira que en cualquier momento se va a quitar la bata para lanzarse sobre Norm. De repente es como si toda la absurda situacin fuera a degenerar en violencia real, y en ese momento veo volver a Jed de las consultas internas. Djalo correr, Norm dice al llegar a la recepcin. Largumonos de aqu. Qu coo estaba haciendo ah dentro?le espeta el mdico, fuera de s. Tranquilo, doctor dice Jed. Todo est bajo control. Quin es usted? A diferencia de Norm, Jed es tan alto como el mdico y se planta a un palmo de l, aguantando su mirada con osada indiferencia. Soy el to que va a llevarse el problema de aqu. El mdico retrocede y vamos los dos hacia la puerta, arrastrando de camino a Norm cuando ya empieza a pronunciar lo que parece el prembulo de una prolija disculpa a los otros pacientes. Mientras bajamos en el ascensor, Jed nos muestra con orgullo un papel arrancado de un bloc de recetas, en el que Camille ha escrito el nombre del club de campo de Westchester donde, est convencida de ello, Sanderson - 138 -
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intenta hacer todas las partidas de golf que le sea posible antes de que empiece el invierno. Larchmont Country Club lee Norm. S dnde est. Y no podramos llamarle?digo, temblando al pensar en una nueva incursin de Norm. Ella no saba su nmero de mvil dice Jed. Entonces qu es eso? Eso? Ah, es el nmero de Camille. Pensaba que sera algo importante, por el modo como lo ha subrayado. Jed sonre arrogante y se guarda el papel en el bolsillo. Ves las cosas que hago por ti?
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Captulo 27
Me acomodo como puedo en el liliputiense asiento trasero del descapotable de Jed y Norm viaja de guardia armado, cosa que es de lamentar, pues interpreta errneamente esta circunstancia como una invitacin a tomar a Jed bajo su tutela. Cunto te cost este coche?pregunta. Sesenta de los grandes? Norm digo. Qu? Slo es una pregunta. Jed no tiene por qu responder. Es de mala educacin. Por qu? Estamos entre amigos. Sesenta y tres dice Jed, sonrindome por el retrovisor. Norm asiente, satisfecho. Y hace aos que no trabajas, de lo que deduzco que tendrs unos cuantos millones en el banco. No me va mal. O sea dice Norm, eres un tipo rico y apuesto, en la flor de tu vida. Puedes hacer, literalmente, lo que te d la gana. Jed asiente, pero ya no sonre. Entonces por qu te pasas todo el santo da en tu casa mirando la tele? Norm! Djale en paz. Vamos!exclama Norm, exasperado. Somos hombres. Se supone que hablamos con franqueza. A qu vienen tantos remilgos? Me dejis boquiabierto con tanta evasiva y tanta sensibilidad, como si fuerais un par de beatas. Queris saber lo que veo? No respondemos Jed y yo al unsono. Lo que veo es que sois dos jvenes que vivs en la ciudad ms excitante del mundo. Tenis infinidad de posibilidades, y sin embargo decids encerraros en ese apartamento de un milln de dlares, t metindote tele en la vena, y t seala hacia atrs con el pulgar perfeccionando el arte del descontento general, demasiado asustado para dar ningn paso positivo que pueda cambiar las cosas. No he visto tipos ms patticos que vosotros dos. Qu desperdicio de vida. Creis que vais a tener siempre esta edad? Dejadme que os diga una cosa: la vejez llega mucho antes de lo que pensis. Es como una locomotora a toda marcha. Estoy reflexionando dice Jed. No; te ests escondiendo replica Norm, no sin cierto cario. Los dos tenis miedo de no s qu. Vuestro amigo muri y eso fue una tragedia, de acuerdo, pero aparte de pensar en l deberais daros cuenta de que la vida es un precioso regalo, y que desperdiciarla es un crimen. Miradme a m, por Dios. Mi familia me - 140 -
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desprecia, soy un borracho, he tenido ms de quince empleos en mi vida y as lo demuestran los menos de diez mil pavos que me quedan en el banco. Si alguien ha de tener miedo a vivir, se soy yo. Pero yo batallo cada da, hago todo lo que puedo. Unos das consigo algo y otros no, pero cada noche me acuesto sabiendo que el maana es otra oportunidad para mejorar mi vida. Y sabis qu? Duermo la mar de bien. Como un maldito beb. S, puede que necesite una pastilla para que la verga se me ponga tiesa, pero vosotros dos necesitis pastillas para el espritu. Norm cabecea, satisfecho de la analoga. S, eso es lo que os pasa. Tenis disfuncin erctil del alma. Abre la guantera y se pone a revolver. Tienes algn boli por ah? Quiero anotar esto ltimo. Creo que debera patentarlo o algo as. Norm digo, eres un arrogante cabronazo. Tranquilo dice Jed. Tiene toda la razn. No replico, lleno de una rabia que se materializa como una tempestad sbita. Qu es lo que te da gusto, meterte en la vida de los dems, psicoanalizarlos? Si tan sabio eres, Norm, cmo es que tu vida es un desastre? Tranquilo, Zack insiste Jed. Djalo en paz. Venga, Norm digo, desoyendo a Jed. Cmo puedes suponer que tienes la menor credibilidad? Me deja estupefacto que alguien con una mierda de vida como la tuya crea que puede ir dando consejos sobre el arte de vivir. Norm se vuelve en el asiento y me mira. A veces hace falta un ciego para ensearte a ver. Lo que faltaba! estallo. T y tus malditos aforismos baratos. Eso ni siquiera significa nada! Calma, Zack! dice Jed. El Lexus va ms deprisa. Significa que t puedes sacar partido de mis errores replica Norm, acalorado. Slo aprendemos cuando ya es demasiado tarde, de ah que la sabidura deba ser impartida. Vaya, esto viene que ni pintado. Tienes sesenta aos y ni una puta cosa buena que aportar, pero tu vida no ha sido del todo una mierda porque tienes tu sabidura. Mi vida nunca ser una mierda, Zack, gracias a mis maravillosos hijos. Y se te ha ocurrido pensar alguna vez que tus maravillosos hijos son una autntica calamidad gracias a ti? Norm asiente con la cabeza, y sus cabellos se agitan desbocados con el viento. No todos dice, enigmtico. An no. Por eso estoy aqu. Para salvarnos con tu sabidura. Cllate, Zack! grita Jed. Miro y veo que vamos a ciento cincuenta por la West Side Highway. Afloja, Jed. Pero lo que hace es acelerar ms, serpenteando entre el trfico. Sooo! dice Norm, sentndose otra vez de cara a la carretera. Lo que tenis que hacer es callaros los dos de una puta vez dice Jed. Adelanta a una camioneta y est a un paso de embestir a un BMW gris, pero en el ltimo momento lo adelanta por el arcn, haciendo que los surcos de advertencia - 141 -
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muerdan con estrpito los neumticos del descapotable. Jed!grito. Estamos aqu para ayudarte con lo del mdico, o sea que vamos a olvidarnos de todo lo dems, vale? Me estis deprimiendo que no veas. Vale dice Norm. Est bien digo. Pero afloja un poco. Jed se incorpora de nuevo a la calzada. La aguja del velocmetro se mantiene en 160 kilmetros por hora mientras seguimos adelantando coches como si estuvieran aparcados. Sin embargo, en vez de pedirle de nuevo que levante el pie del acelerador, nos rendimos a la velocidad, fundindonos cada cual con su respectivo asiento. Zumbamos como una bala de can, el rugido del motor amortiguado por el viento que cruje al salir despedido del parabrisas y vapulea nuestros cuerpos mientras volamos, o poco menos; tres individuos descarriados dejando que la cacofona de la velocidad ahogue, al menos temporalmente, la furia rugiente que nos devana los sesos.
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Captulo 28
El edificio principal del Larchmont Country Club es una mansin colonial de ladrillo rojo con columnas blancas sita en Westlake Avenue, una importante va comercial. Para marcar distancias hay unos setos de dos metros y medio de alto y una extensa zona de aparcamiento. Para marcar exclusividad, una caseta de guardia y una verja al inicio del camino particular. Esto es slo para socios dice Norm, meneando la cabeza con repugnancia. Norm es de esos judos que slo muestran su judasmo cuando es posible hacerlo de manera heroica ante una muestra de antisemitismo. Observa el edificio con recelo, imaginando toda suerte de rituales arios y reuniones racistas de alto nivel, a puerta cerrada en lujosas salas de conferencias. Putos nazis. Y t qu sabes?digo. Lo s responde enigmticamente, aludiendo quizs a algn secreto trauma que, como su supuesto alcoholismo, probablemente guarda escaso parecido con la realidad. Bueno, con dos judos como vosotros no habr manera de entrar dice Jed. Es una broma, pero Norm asiente con gesto fnebre, como si pudiera haber detectores de judos en el vestbulo del club. Restringido o no, colarse en un club de campo es ms fcil de lo que uno piensa. El quid est en la pista de golf, cuyos porosos mrgenes se adentran en el barrio residencial, lindando con los jardines traseros de las mansiones de estilo Tudor y colonial de Larchmont Estates. Jed tuerce a la derecha pasado el club y va mirando atentamente los caminos particulares y los jardines de las casas hasta que encuentra una adecuada a sus propsitos, y luego aparca el Lexus. Cuando era un chaval cuenta mientras nos conduce con paso seguro por el camino de grava de una imponente casa colonial holandesa, blanca como una tarta nupcial, y luego subimos los escalones de piedra hasta la parte de atrs , nos colbamos en los campos de golf para robar pelotas. Luego nos apostbamos a cien metros de la entrada y las vendamos a mitad de precio. Detrs de los setos del patio hay una cerca de un metro y medio de alto, que escalamos sin dificultad, y ms all la verde extensin del campo de golf, esmeralda bajo el sol de primera hora de la tarde. Lo ves?dice Norm. De nio ya eras un hombre emprendedor. Y ladrn sealo. Norm menea la cabeza. Eso es slo un tecnicismo. Jed vio que haba demanda de un artculo y encontr la manera de ser el proveedor ms barato. - 143 -
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No sacbamos pasta aclara Jed, saltando limpiamente la cerca. Slo hacamos el gamberro. Oye, ests seguro de lo que haces? le digo, rozando la cerca con los dedos. Jed me est poniendo nervioso con su temeridad . Esto es propiedad privada. Y lo de antes tambin replica, volvindose para abarcar con un gesto la pista de golf. Vamos. Slo es un delito sin vctimas. Le doy un empujoncito a Norm y Jed lo ayuda desde el otro lado. Luego salto yo. Al tocar tierra noto en la espalda las manos de Norm, asegurando innecesariamente mi aterrizaje, y eso despierta en m un recuerdo dormido, dulce y nebuloso, de cuando todava lo consideraba mi padre, y por un momento las piernas me flaquean. Ests bien?pregunta. Meneo la cabeza y me encojo de hombros. Un poco mareado. No es nada. Est bien, hijo. Pap. Hemos entrado a la altura del tercer hoyo, y la pista est vaca, de modo que subimos la cuesta hasta el siguiente hoyo. El da est despejado y ventoso, y el viento fro que barre a rfagas la hierba nos hace abrocharnos las chaquetas. Han regado el campo no hace mucho, y la hierba se pega resbaladiza a las suelas de mis zapatos de ante y con su humedad oscurece las punteras. Expulso el aire hacia el interior de mi chaqueta y noto el sabor metlico de la cremallera, sintindome fro y agudamente solo, sin saber qu demonios estoy haciendo aqu. En lo alto del cerro, el campo tuerce a la izquierda, y desde nuestra posicin elevada vemos un puado de pistas. Hay golfistas y carritos desperdigados. Cuando empezamos a bajar hacia ellos, algo me viene a la cabeza. Todos llevan sudaderas blancas digo. Y pantaln blanco. Normas del club dice Jed. El y yo vestimos vaqueros y cazadora de cuero, y Norm luce su ridcula sudadera roja. Se nos notar mucho digo. Norm se encoge de hombros, jadeando ya por la caminata. Igualmente nos habramos hecho notar comenta. Haced ver que sois socios dice Jed. Me temo que no ser fcil murmuro yo. Estamos ya al alcance de la vista del primer partido doble, dos cincuentones con sus respectivas mujeres. Ves a algn conocido? pregunta Jed. Espero que podrs reconocerle dice Norm. Al primer to que te mete un tubito por la verga no lo olvidas nunca respondo. Los golfistas nos miran. Las mujeres son delgadas, con peinados de estilista y bronceado artificial, y sus discretas alhajas brillan al sol cuando se mueven. Los - 144 -
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hombres son tripudos y larguiruchos, con el pelo canoso y reloj de submarinista. Jed saluda con el brazo y Norm les da las buenas tardes. Ellos devuelven el saludo y luego, al pasar nosotros de largo, murmuran en voz baja. Alguien saca un mvil. Estamos jodidos! dice Jed, aunque no parece que le preocupe mucho . Dividmonos. Yo ir por aqu dice Norm, tomando el sendero pavimentado para trolleys que se pierde tras unos rboles. Os llamar si lo encuentro. Jed y yo seguimos andando pasado el green del tercer hoyo y cruzamos hasta el cuarto tee. Bonito da observa tan tranquilo, como si no estuviramos a punto de ser detenidos por allanar los terrenos de un exclusivo club de campo. Es un verdadero don, pienso, sentirse tan a gusto en cualquier parte, tan despreocupado. Qu tenis t y Norm que yo no tengo? pregunto. A vosotros nunca parecen importaros las consecuencias. A qu consecuencias te refieres? Pues no s, a las que se derivan de transgredir los lmites sociales bsicos. Norm monta una escena en la consulta del doctor; t te metes por all como si fueras el amo de la consulta. Y ahora nos colamos en un club privado, sabiendo que nos van a pillar. No veo dnde estn esas terribles consecuencias dice Jed. Y si nos detienen? Ayer te arrestaron, no? Y hoy ests aqu, libre de consecuencias. Eso fue pura chiripa digo. Joder, Zack. Qu es lo peor que puede pasar? Que te arresten y te pongan una multa, o que tengas que pagar una fianza. Sea lo que sea, esta noche dormirs en tu cama. Asiento, convencido. Pero estoy nervioso, no puedo evitarlo, y en cambio vosotros no tenis ningn miedo. Conque yo no tengo miedo, eh?dice Jed con una sonrisa amarga. Ser por eso que no salgo de mi apartamento desde hace ms de un ao. Eh, oye, no dejes que Norm te sorba el seso. Desdea con un gesto mi comentario, me mira y se rasca la barbilla con aire pensativo. Sabes en qu somos diferentes de ti, Norm y yo? En que no tenemos nada. Y, como dice la cancin de Dylan, si no tienes nada, nada tienes que perder. Ni empleo, ni novia, ni amistades. Los dos estamos solos, as que lo que t consideras temeridad no es, en el fondo, ms que soledad en grado sumo. T ests solo porque quieres replico. Pues a m no me lo parece. Y puede que yo, bien pensado, s necesite perder algo. Me mira y sonre, asintiendo con la cabeza. Siempre queremos lo que no tenemos... - 145 -
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Empezamos a bajar hacia la siguiente pista, que desciende en una serie de cuestas escalonadas. A lo lejos divisamos otro grupo de golfistas. Le ves entre esos de ah abajo? pregunta Jed. Hago visera con la mano y observo a los golfistas. Son cuatro hombres, pero desde aqu me es imposible distinguir ningn detalle. No s. Quiz. Nos disponemos a seguir bajando cuando omos el ruido de un motor, y un trolley con una luz amarilla que lanza destellos aparece detrs de unos rboles y empieza a subir hacia nosotros. Vemos a los dos hombres con uniforme gris y azul; el conductor nos mira fijamente mientras su compaero habla por un receptor de radio que lleva pegado al hombro. O-oh digo. Se han dado prisa dice Jed. Echamos una carrera? Jed niega con la cabeza. No. Slo son polis de alquiler. A lo mejor podemos sobornarlos. Llega el trolley y se detiene a unos metros de nosotros. Los guardias desmontan y se nos acercan con cara de pquer, las manos apoyadas en las porras que cuelgan de sus cinturones. El conductor es alto y rubio, de complexin atltica, mientras que su compaero es rotundo y tiene cara de nio, con hoyuelos. Son ustedes socios del club?pregunta el conductor. No exactamente digo. Esto es propiedad privada dice Cara de Nio. Cmo han entrado? Chicos, queris ganaros un dinero?interviene Jed, sacando su cartera. Perdn, cmo dice? Jed cuenta billetes. Sern los trescientos sesenta y tres dlares ms fciles de vuestra carrera. El conductor, ceudo, avanza un paso hacia Jed. Tenemos que encontrar a una persona explica Jed haciendo caso omiso y alargndole la pasta a Cara de Nio. Debe de estar por aqu. Ms abajo, en el green, los cuatro golfistas continan jugando, ajenos a lo que ocurre cuesta arriba. Aun cuando uno de ellos fuera Sanderson, la idea de abordarlo en estas condiciones parece, en el mejor de los casos, problemtica. Cara de Nio mira los billetes y luego a su compaero, sin saber qu hacer, pero el gesto del otro corta de raz cualquier posible duda. El conductor se desprende la radio del hombro y apunta a Jed como si se tratara de un arma. Pueden hacer dos cosas dice. Subir al carro y dejar que los escoltemos pacficamente hasta la salida, o bien oponer resistencia, en cuyo caso llamaremos a la polica y los retendremos por la fuerza hasta que lleguen. Vamos a calmarnos un poco dice Jed, haciendo un gesto apaciguador. No nos acaloremos. Entonces, opcin dos dice el conductor, sacndose las esposas del cinto. Hostia!exclama Cara de Nio, mirando ms atrs de nosotros. - 146 -
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Nos damos la vuelta y ah est Norm, bajando muy colorado hacia nosotros en camiseta, los ojos desorbitados y agitando las manos, seguido por dos guardias de seguridad. Uno de ellos lleva en la mano la sudadera de Norm, que ondea con el viento como una bandera de caballera. A por l dice el conductor, y los dos guardias le cortan el paso extendiendo los brazos para pararlo. Sera el momento ideal para que Jed y yo escapramos por piernas, pero la imagen de Norm bajando como alma que lleva el diablo nos tiene hipnotizados, como si fuera un inslito fenmeno de la naturaleza, y nos quedamos all clavados mientras carga contra los guardias como un toro de lidia y los tres caen al suelo, resbalando ms de cuatro metros por la hierba hmeda antes de que la friccin los frene a unos pasos de nosotros. Vaya, esto no se ve todos los das dice Jed. Norm es el primero en levantarse: parece un bicho de los pantanos, brazos y hombros cubiertos de barro y hierba mojada. A correr!grita como un histrico, y se lanza de nuevo cuesta abajo con los cuatro guardias pisndole los talones. Vaya por Dios!digo, y echamos a correr detrs de ellos unos segundos despus. Norm llega casi hasta el green. Los cuatro golfistas se quedan clavados al suelo, mirando boquiabiertos al grupo que desciende a la carrera. Los guardias alcanzan a Norm cuando ste llega a terreno llano, y entre tres consiguen placarlo. Igual que antes, resbalan por la hierba mojada, un revoltijo de brazos y piernas. Mientras Jed y yo llegamos a todo correr, veo varias porras que apuntan al cielo antes de descargar sobre el cuerpo postrado de Norm, y lo nico que podemos hacer es lanzarnos de cabeza sobre la mel, patinando por la hierba con los guardias, intentando agarrarnos a sus brazos resbaladizos a fin de esquivar sus golpes. Acto seguido se produce una especie de refriega lquida, bsicamente en tierra puesto que la hierba resbaladiza hace que estar de pie sea una gran desventaja. En un momento dado, los guardias empiezan a gritarnos que nos estemos quietos, que dejemos de resistirnos, mientras nosotros les gritamos cosas sobre brutalidad policial y futuras demandas. Jed y yo nos enfrentamos separadamente a dos guardias, mientras otros dos aguardan junto a Norm, que est rodilla en tierra entre ambos, jadeante y colorado y con la cara perdida de barro. Su postura es un tanto rara, con la cabeza bambolendose de manera extraa sobre los hombros, y un parpadeo constante y espasmdico. Norm!grito, zafndome de mi adversario. Ests bien? El guardia trata de atraparme pero entonces, al ver a Norm, me suelta. Veo que los guardias se apartan de l, abrindome paso. Norm!grito de nuevo. Pap! El me mira, y su expresin se aclara momentneamente al cruzarse nuestras miradas. Tranquilo jadea con un hilo de voz. Slo necesito recuperar el resuello. - 147 -
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Luego me sonre, pone los ojos en blanco y aade : Jodidos nazis. Y acto seguido cae redondo al suelo.
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Captulo 29
Llevan a Norm a la enfermera, donde Jed y yo observamos cmo una flaqusima enfermera negra le ayuda a quitarse la camiseta y procede a aplicarle el estetoscopio. Norm tiene una larga cicatriz perpendicular en el pecho, rosada y cilndrica, hasta el diafragma. Le han operado del corazn dice la enfermera. Hace seis aos confirma l, muy concentrado en acompasar la respiracin, cosa que no ha dejado de hacer desde que ha vuelto en s cuando lo traan en el trolley. Tiene el vientre rasguado y sucio debido a la cada, y la piel incrustada de barro y hierba. Qu medicamentos toma?le pregunta la enfermera. Lipitor y Toprol responde. Tabletas de nitroglicerina no? No tengo dolores en el pecho. Y ahora no le duele?pregunta ella, escptica. Me falta un poco el resuello, nada ms. Por lo visto ha corrido mucho dice ella, mirndole la panza desnuda. No parece muy acostumbrado a correr. En eso lleva razn. Tal vez no debera hacerlo, con ese historial mdico. Al final voy a echar de menos a mi madre dice Norm, sonriente. A la enfermera no le hace gracia. Creo que llamar una ambulancia. Preferira que llamase a mi mdico. Se llama Larry Sanderson, es socio de este club. Creo que anda por el campo de golf. Est hoy aqu? As es. La enfermera sale de la habitacin y, al momento, la cara de Norm se ilumina. Lo veis?dice sonrindonos. Mi locura tiene mtodo. No me lo puedo creer!dice Jed, meneando la cabeza y echndose a rer. Has fingido todo esto? Siempre tengo un plan B dice Norm. Yo no ro. La cicatriz del pecho no es de broma digo. No. Se la mira. Esto es de verdad. Qu te pas? Tuve un ataque al corazn. Me desmay durante un almuerzo de trabajo y - 149 -
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acab en el quirfano con un triple bypass. Se baja de la camilla y se pone la sudadera. Te operan a corazn abierto y ni se te ocurre llamarnos? No pensaste que quiz necesitabas a la familia en un momento as? Norm se me queda mirando, muy serio. Me mora de ganas de llamaros. Estaba muerto de miedo, pensaba que si me mora no podra hacer las paces con mi familia. Creme, no pensaba en otra cosa. Entonces por qu no llamaste? Baja la vista, arrugando la frente. No tena ningn derecho dice, y est claro que eso lo lleva muy adentro y le hace sufrir. Te dir una cosa: no hay nada peor que despertarse tras una operacin sin nadie que est esperando a ver si has salido vivo. Tienes la sensacin de que no importas, de que ni siquiera existes. Podra haber muerto ese da y nadie me habra echado de menos. Los mdicos vinieron a darme la enhorabuena, y yo mientras deseando haber muerto en el quirfano. Carraspea, se enjuga una posible lgrima con la mano sucia de barro. se fue el peor da de mi vida, el da que super la operacin aade. Y te lo dice alguien con un montn de das malos para escoger. Deberas haberme llamado insisto. Debera, podra, etctera. Eres un gilipollas, Norm. Ya. Me mira. Ahora dime algo que no sepa. La conversacin se ve interrumpida por la enfermera, que entra con el doctor Sanderson. Su presencia aqu, tras las desventuras del da, resulta tan surrealista, tan fuera de contexto, que de repente me quedo sin palabras. Su aspecto es el de siempre, quizs un poco ms ancho de caderas y muslos sin la bata de mdico que disimule. Viste como los otros golfistas, sudadera blanca y pantaln marrn holgado, y su expresin experimenta un cambio singular cuando nos ve con la ropa y la cara manchadas de barro. Perdn dice, dirigindose educadamente a Norm. Le conozco? Conoce a mi hijo responde Norm, y me seala. Hola digo como un estpido. Soy Zachary King, paciente suyo. Le recuerdo dice Sanderson, y su frente se arruga al tratar de ordenar los hechos de manera que ofrezcan algn sentido. Se puede saber qu pasa aqu? Se supone que hoy llegaban los resultados de mi biopsia. Pero usted no estaba en la consulta y nadie ha querido decirme nada. Agranda los ojos al comprender. Un momento. Ha venido aqu para verme? Asiento. S, necesitaba saber los resultados. La vena morada de la sien de Sanderson empieza a latir y los msculos de su quijada se tensan mientras me mira. Esto es inaudito dice, enojado. Completamente inaceptable. - 150 -
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Gira sobre los talones, pero Jed se le adelanta y le obstruye el paso. Oiga dice, a veces se cometen errores. Estoy seguro de que usted no dejara colgado a nadie esperando los resultados de una biopsia tres das ms si no hay necesidad. Entiendo que est molesto, pero me parece que hay cosas ms importantes en juego, no cree?Se saca el mvil del cinturn y se lo tiende . Haga esa llamada, de acuerdo? Sanderson se lo queda mirando y luego saca su propio telfono mvil. Se va a un rincn de la sala para hablar en privado. El corazn me late como una cacofona de cdigo Morse desbocado y el aire me resulta irrespirable, como si estuviera inhalando jarabe, mientras espero a que Sanderson termine de hablar. Trato de improvisar una oracin, un mensaje coherente y con impacto, pero cuando pienso en Dios, me imagino el libro que tuve de nio, el que hablaba de la creacin y del paraso, donde Adn era pelirrojo y de ojos oscuros y Eva era morena y de labios color cereza y grandes ojos azules con una expresin tan candorosa que, incluso siendo un nio, te daban ganas de gritarle que cualquier imbcil poda ver que la serpiente no tramaba nada bueno. Dios estaba representado como un haz de luz que emerga de las nubes como un efecto especial, pero yo entonces no lo entenda as. Asociaba la imagen de Adn con su nombre, y ahora, en este preciso momento, me doy cuenta de que la imagen de Dios que he tenido en la mente desde mi niez es en realidad ese dibujo malo de Adn, con sus calzoncillos de hoja de parra, y es a l a quien he rezado en esas raras ocasiones en que se me ha ocurrido rezar, y, desde un punto de vista teolgico, las implicaciones de este error de identidad son para echarse a temblar. Sanderson cierra su mvil y se me acerca con expresin inescrutable. Hablar dentro de un momento, pero el de ahora mismo parece haberse congelado, no podemos salir de l, y veo los poros oscuros de su nariz como si estuviera mirando a travs de una lupa, los folculos de su barba, los pequeos cortes del afeitado que tiene alrededor de la nuez de Adn. Me da tiempo a examinar todas las arrugas de su piel y las grietas que ya se forman bajo la epidermis, los tentculos de un capilar roto en su ojo izquierdo. La biopsia ha salido negativa. Norm se abalanza sobre el doctor y le da un abrazo de oso, levantndolo del suelo, mientras Jed lanza un grito ahogado y me palmea la espalda. Dentro de m se abren y cierran puertas, avanzan y retroceden ejrcitos, y a medida que el alivio inunda las calles, mis rganos vitales empiezan a vibrar, reorganizndose, adaptndose a la nueva realidad. Menudo equipo formamos!dice Norm, exultante, soltando a Sanderson para rodearnos con los brazos a Jed y a m. Somos buenos o qu, eh? Vinimos, vimos, y nos dieron una patada en el culo!dice Jed rindose con Norm. Sanderson me hace una sea y dice: Seguramente se trata de unos vasos sanguneos. Si la hematuria persiste, podemos extirparlos, pero lo ms probable es que se resuelva solo. - 151 -
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Bien digo. Muchas gracias. De nada dice el doctor. Y ahora, por qu no se van a casa y se lavan un poco?Amaga una sonrisa antes de partir, demostrando que hasta el mayor capullo del mundo no es inmune al placer de dar buenas noticias al prjimo. La enfermera nos proporciona tres jersis del club y nos ordena cambiarnos, un acto de hospitalidad que me parece incongruente hasta que un empleado del club entra en la sala con tres formularios de renuncia a demandas por daos y perjuicios para que los firmemos. Norm se pone a leer con parsimonia, lo cual provoca que el empleado empiece a mover los pies de impaciencia, pero al final firmamos y salimos del club, esta vez por la puerta grande. Lo ves?dice Jed, pasndome el brazo por los hombros mientras vamos hacia el coche. Ni polis, ni cncer. Todo sali bien. Sonro y asiento con la cabeza, mientras me pregunto por qu a m no me parece bien en absoluto.
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Captulo 30
No lo entiendo me dice Jed. Acabas de enterarte de que no tienes cncer. Deberas estar estremecido de emocin. Lo estamos celebrando con un almuerzo tardo en el Caf Luxembourg. Norm, que no se aguantaba de tantas carreras y emociones, nos ha pedido que lo dejramos en el apartamento para darse una ducha y dormir un poco, con instrucciones de que le llevramos una hamburguesa a la vuelta. Pues claro que estoy estremecido de emocin digo. Slo lo pareces dice Jed. Ni siquiera has llamado a Hope para darle la buena noticia. Hope no est al corriente de nada de esto. Sus cejas arqueadas son como signos de interrogacin: No le dijiste a Hope lo de la biopsia? No. Jed dibuja formas en su ketchup con la punta requemada de una patata frita. Bueno dice, qu pasa entre t y Tamara? Nada respondo automticamente, pero su mirada inflexible me obliga a probar por otro camino. Salvo que creo que me he enamorado de ella. Se retrepa en la silla y baja la vista al plato. Te la follas? Joder, Jed! No se trata de eso. De qu, entonces? Suspiro. La cosa est complicada de cojones digo. Quiero a Hope y s que ella me quiere, pero igual podra haber querido a cualquier otro. Ella tena una lista de requisitos y yo cumpla algunos; en cuanto al resto, ella supone que se me podr amoldar con el tiempo. Nos llevamos bien, nos sentamos atrados el uno por el otro, y decidimos enamorarnos. Con Tamara es diferente. Nos comprendemos sin tener que dar explicaciones. No es algo que decidiramos racionalmente; ya estaba all, esperndonos. Es un amor puro, por as decir, y la sensacin es como lo que siempre pens que deba ser hasta que decid que no era realista y renunci a ello. Hago una pausa para respirar. Ya ves, quiz renunci demasiado pronto. Y seguramente no viene mal que ella est buensima dice Jed, frunciendo el entrecejo. No voy a negar que existe un fuerte atractivo fsico. Joder, Zack. Ests hablando de la mujer de Rael! No. De la viuda de Rael. - 153 -
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Eres de lo que no hay dice, ponindose de pie. Ella de luto y sola, y t el caballero blanco que acude a su rescate. Eso no es amor, es una puta tirita! Hope no puede competir con eso porque solamente te quiere; ella no te necesita. Tamara lo pasa mal y est asustada, y en vez de portarte como un amigo t te aprovechas de la situacin porque as te sientes un hroe. Rael muri hace casi dos aos!digo, plantndome delante de Jed. Y no hace falta que me lo recuerdes, porque yo estaba all. Le vi morir, sabes? Y a ti te jode que Tamara y yo sigamos adelante con nuestras vidas porque t, por los motivos que sea, parece que no puedes hacerlo. Sigues escondindote detrs del dolor, slo que ya se ha convertido en otra cosa, en una especie de tributo narcisista a tu dolor. Rael est muerto, Jed. Supralo, y, puestos a ello, suprate t mismo. Nos quedamos mirndonos unos segundos. La atmsfera est muy cargada. Sabes qu es lo ms triste de esta conversacin? dice. Qu? Que los dos tenemos razn. Pero te dir otra cosa: eso no hace que ests menos equivocado. Se saca unos billetes del bolsillo y los lanza a la mesa . Enhorabuena por no tener cncer dice con soma. Si es que te importa. Y coge la chaqueta y sale hecho una furia del restaurante. Me quedo all sentado, bebiendo mi refresco, esperando a que amaine la acidez de rabia que me maltrata el estmago. No tengo cncer y eso es una gran noticia, pero lo que Jed no entendera nunca es que mi cncer o, mejor dicho, la amenaza de cncer era una patente de corso para un cambio drstico. Nadie pone en cuestin los actos de alguien que tiene cncer, es como la inmunidad diplomtica. Cuando an no saba nada, me convert en una versin temeraria de m mismo; mand a mi jefe al cuerno; me li a puetazos en la calle; bes a la chica. Me alegro inmensamente de estar sano, pero no me habra venido mal seguir un tiempo ms bajo esta espada de Damocles. Ahora, no s qu excusa voy a poder poner.
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Captulo 31
Hope vuelve de Londres pensando en sexo. Me recibe en su apartamento con lencera transparente de color violeta, y en cuanto traspongo el umbral me acorrala contra la puerta para besarme. Me echabas de menos? Sabes que s. Me conduce de la mano hasta su alcoba, iluminada por velas, y all empieza a besarme otra vez, agresivamente, su lengua vida enroscndose en la ma, mientras mete los dedos por dentro de mi cinturn. Qu tal el viaje?digo. Menos hablar y ms quitarse la ropa dice mientras me desabrocha la camisa. Mis manos, llevadas por el hbito, buscan su trasero mientras le devuelvo el beso, pero mi reaccin es slo superficial. Hope ha estado fuera apenas tres das, pero en mi fuero interno es como si hubiera hecho un viaje mucho ms largo, y ser devuelto bruscamente a la realidad me desorienta por completo. Se pone de rodillas para quitarme el pantaln mientras su lengua se pasea por mi bajo vientre. Sus dedos me rodean, buscan mi ereccin, pero cuando ella se pone de pie y me besa de nuevo, me noto blando otra vez. Slo le habr dado un beso a Tamara, pero el dao ya est hecho porque, ahora, desnudo en los brazos impacientes de Hope, siento como si las estuviera engaando a las dos simultneamente. Me empuja sobre su cama de cuatro pilares y se pone encima de m, besndome con apremio sin dejar de trabajarme a conciencia, tratando de resucitar mi instrumento. Quiero que me la metas gime en mi odo. Hope tiene diversas encarnaciones sexuales, y a sta en concreto le gusta decir guarradas, cosa que (lo reconozco) me calentaba mucho al principio pero que ahora me cohbe siempre un poco, como si estuviramos filmando una peli porno de aficionados. Mteme la polla susurra frotndome con su vulva mojada, pero en vano. Al cabo de un rato se sale de su personaje y pregunta: Qu pasa? Nada digo, tratando de esconderme detrs de otro beso. Todava te duele ah? No. Slo necesito un poco de tiempo. Pero a Hope no se la disuade tan fcilmente. Para ella, el sexo es otro terreno en el que descollar, y se ha empleado a fondo para dominar el arte amatorio, de modo que el fracaso est descartado. Se lanza sobre m, empleando todo el peso de su tica - 155 -
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del trabajo, chupando, lamiendo, acariciando, etctera, y al cabo de un rato logra la combinacin perfecta y salgo del punto muerto. Hace que la penetre, me clava las uas en el culo, grita echando la cabeza atrs. Copulamos como fieras, totalmente concentrados, y es casi como una prueba de atletismo, con sus gruidos y su sudor y el peligro real de hacerse polvo las ingles. Cuando finalmente se corre, sus gritos de placer llevan consigo un dejo de triunfo. Despus se tumba de espaldas, satisfecha de haber hecho bien su trabajo mientras yo yazgo en el barullo de mis contradicciones, habiendo logrado encubrir mis crmenes, espectador incompetente de la farsa en que se est convirtiendo mi vida. Para que luego hablen de bienestar poscoital. Hope me habla de Londres y de nuestro compromiso, de salones para bodas, regalos para las damas de honor y listas de invitados, y sta es mi Hope, bella, alegre y siempre un poco boba, empeada con el mayor desenfado en conseguir las metas que se propone. Yo la escucho con una inminente sensacin de pnico, atisbando tras el velo de mis pensamientos secretos mientras ella sigue charla que te charla, ajena a la distancia cada vez mayor que nos separa. Me aterra pensar que, pese a todo, yo seguir adelante con los planes de boda, pero tambin me da miedo perderla, soy intermediario hasta la mdula, a la espera de que un hecho de fuerza mayor me lleve en una u otra direccin, me saque de esta inercia. Hope se vuelve hacia m y me toma la mano. Yo doy un respingo de dolor. Santo Dios!exclama, examinando la vistosa magulladura. Qu te ha pasado? Tuve una pelea digo, como si en m fuera normal. Entonces le cuento lo del Mustang de Pete y nuestro encuentro con Satch, as como nuestra posterior visita a la comisara. Tan absorto estoy en mi narracin, que por poco se me escapa hablarle tambin de lo de hoy, pero me callo a tiempo al recordar que ella no sabe nada de la biopsia. Sabes?dice cuando termino, primero me pareca bien que te vieras con tu padre. Ahora no estoy tan segura. Por qu lo dices? No fue Norm quien empez la pelea. Ya, quiero decir, no me parece una buena influencia. No me ha influido en nada durante veinte aos. Por qu iba a hacerlo ahora? Oh, vamos, Zack. Estuviera aqu o no, tu padre ha influido en ti durante toda tu vida. Se incorpora en la cama y se cubre con una sbana por aquello del pudor, cosa curiosa en una mujer que hace slo unos minutos peda polla a gritos . Y no puedes negar que te has comportado de un modo muy extrao desde que ha vuelto. Define extrao. Hoy has ido al trabajo? No. Pues a eso me refiero: te saltas tres das sin motivo aparente. Y a pesar de tener todo el tiempo del mundo, ni te molestas en llamarme a Londres. Oh, espera, s me llamaste, una vez, pero estabas colocado. Y ahora vas y te metes en peleas callejeras. No tiene nada que ver con Norm me defiendo. Es que ha sido una - 156 -
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semana de apa. Hope frunce el ceo y aparta la vista. Qu te pasa, Zack? Es mi gran oportunidad. Ah est el momento crtico, esperando a que yo lo atrape, pero tumbado como estoy en la cama con los muslos todava hmedos de secreciones compartidas no me parece el momento adecuado para confesar mis dudas y pecados. Puede que haya dejado mi empleo digo finalmente. Cmo que puede? Me march de la oficina el martes y no he vuelto. No he contestado a las llamadas al mvil, no he mirado el correo electrnico, nada. Y por qu, si se puede saber? inquiere, y sus cejas depiladas se tocan casi bajo la frente enfurruada. Porque es una mierda de trabajo. Hope menea la cabeza, exasperada. No crees que deberamos haber hablado antes que nada? No crea que necesitara tu autorizacin. Los ojos se le llenan de lgrimas como si la hubiera abofeteado. Por el amor de Dios!Se levanta y se pone un camisn de raso granate. Primero se te pasa llamarme a Londres. Claro, estabas demasiado ocupado fumando porros y dando puetazos. Pero tomaste una decisin importante, algo que me afecta a m tambin, te guste o no, y ni siquiera me llamaste para hablarlo. Est llorando, y la boca le tiembla al hablar. En qu estaras pensando? T me habras dicho que no lo dejara. Te habra ayudado a trazar algn plan. Yo no quiero planes!le grito, y mi vehemencia nos sorprende a ambos. Estoy harto de planes. Toda mi vida haciendo planes, y eso no funciona. Slo quiero tomarme un respiro, a ver si descubro de una vez quin puetas soy. Hope est inmvil all de pie, con la cabeza ladeada, perpleja ante mi exabrupto juvenil. Me preparo para su reaccin, pero de momento no la hay. Simplemente cabecea despacio, se enjuga las lgrimas con el dorso de la mano. Y al mirar sus ojos hmedos, veo con repentina claridad que Hope se lo huele, que pese a todo lo que no le he dicho, ella ha captado mi fastidiosa ambivalencia, adems de mi incapacidad para cambiar. Pero aunque lo ve, ella no va a ser la que descarrile las cosas, y si es necesario se vendr abajo las veces que haga falta. Hope entiende que esto va a ser una guerra de desgaste y no tiene la menor intencin de perder. Yo ya s quin eres musita. Amo lo que eres. No quiero reir por esto. Yo tampoco digo, sintindome un gilipollas. Va al cuarto de bao para lavarse la cara. Desde mi posicin ventajosa veo la cara posterior de sus largas y bien torneadas piernas, la suave curva de su trasero asomando bajo el corto camisn cuando se inclina sobre el lavabo, y le veo la cara en el espejo: roja, hmeda... y resuelta. No se merece todo esto, me siento fatal por no estar obrando de acuerdo con un plan. Hasta hace unas semanas, yo era un hombre - 157 -
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que prometa mucho. Me despierta para hacer el amor otra vez en mitad de la noche. Lo hacemos sin mediar palabras, en esa suerte de limbo en que confluyen sueo y vigilia. Slo al terminar, cuando noto en la lengua el sabor salobre de su mejilla, me doy cuenta de que ha estado llorando otra vez.
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Captulo 32
Qu haces?me pregunta Norm en mi cuarto mientras me visto para la fiesta de compromiso. Hope quiere que est all temprano. Norm menea la cabeza. No, quiero decir, por qu lo haces? T no quieres casarte con Hope. Lo miro. Por supuesto que quiero casarme con ella. Y Tamara? Tamara es una amiga. Eso no es lo que me explicaste hace unos das. Procedo con el nudo de la corbata Burberry, regalo de Hope. Olvdate de eso digo. Estaba hecho un lo por lo del cncer. No pensaba con la cabeza. Pues a m me parece que todava ests hecho un lo, con cncer o sin l, y sa no es manera de ir al matrimonio. Ahora eres experto en matrimonios? Soy experto en fracasos matrimoniales, y me veo venir el tuyo como si estuviera ocurriendo ahora mismo. El nudo me queda torcido hacia la izquierda, y tengo que empezar de nuevo. No te preocupes por m, Norm. Trae, deja que te ayude. Se pone delante de m y empieza a toquetear la corbata. Cuando me cas con tu madre no tena ninguna duda de que era mi media naranja. Me lanc de cabeza sin la menor reserva. Y ya sabemos lo que pas despus. Mantiene los ojos fijos en la corbata mientras ajusta el nudo, la frente arrugada por la concentracin. A eso iba dice. Yo estaba tan seguro como pueda estarlo nadie, y sin embargo fracas. Por consiguiente, si t ya tienes serias dudas al respecto, qu se puede esperar de tu matrimonio? Te olvidas de un detalle. Cul? Yo no soy t. Asiente con gesto triste. Tienes razn, Zack. No nos parecemos en nada. T eres un hombre muy responsable. T aguantas, cunto, ocho aos?, en la misma mierda de trabajo - 159 -
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porque no eres como el chiflado de tu padre. Y seguirs con tu mujer aun cuando sepas que tal vez nunca la amars como podras amar a otra persona. Porque te has comprometido, y eso es lo que importa. Qu quieres que haga, Norm?replico, y la voz me tiembla. Quieres que sea como t, de tal palo tal astilla? Piensas que si la jodo esta vez tendremos una cosa ms en comn, como el gusto por los sndwiches de queso? T jams has sido fiel a un compromiso. Siempre pensabas que tena que haber algo mejor para ti en alguna parte. Bien, es posible que lo haya, o es posible que no, pero yo no pienso acabar solo y sin blanca cuando llegue a los sesenta por no saber apreciar lo que tengo delante de las narices hasta perderlo. Se echa hacia atrs y me mira detenidamente. Crees que no s lo que perd?dice. Crees que no lo pierdo cada da? Meneo la cabeza. Nosotros te queramos. ramos tus hijos, tu familia. Y t nos dejaste tirados como si no te importramos nada. Qu pensaste que poda ofrecerte el mundo, que fuera mejor que tus propios hijos? Se le crispa el gesto, se le arruga la cara bajo los ojos y en las comisuras de la boca, lesiones antiguas tratando de aflorar, pero en el ltimo momento los aplasta como a insectos bajo la fuerza de su voluntad. Despus, como si le costara mucho, vuelve a mirar mi corbata y se acerca para dar los ltimos toques al nudo. Listo dice, retrocediendo un paso para contemplar su obra. Un nudo perfecto. Me vuelve hacia el espejo. Sabes qu me preocupa, Zack? No. Que l no querer parecerte a m, cosa que sin duda es una loable tarea, te haya impedido ser realmente t mismo. Bien, pero puede que yo sea as digo dbilmente. Me siento en la cama y apoyo la cabeza en las manos. No creo. T tienes algo, algo ms bueno y ms fuerte que yo. Creo que lo que te pasa es que tienes miedo. De qu? De decepcionar a la gente, como hice yo. Se sienta a mi lado. Escucha, Zack, s que piensas que ya ests comprometido, pero no es as. Todava no te has casado. Si no ests seguro de que esto sea lo mejor para ti, tienes que pararlo lo antes posible. El dao que puedes causar ahora no es nada comparado con lo que ser si llegas a casarte. Me dejo caer hacia atrs, gimiendo; me cubro los ojos. Qu pasa?dice Norm. Me duele horrores la cabeza. Por qu no tomas algo? Hace un rato tom un Aleve. Oye, has usado ese frasco que haba en el botiqun de tu cuarto de bao? S. Por qu? Era mi Viagra dice tras un suspiro. - 160 -
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Me incorporo rpidamente, los ojos desorbitados. Pero qu dices? Como el frasco estaba casi vaco, lo us para poner mis pastillas. Norm! La fiesta es dentro de una hora! Pues ms vale que te busques una aspirina, porque si ahora crees que te duele la cabeza, con la Viagra te vas a volver loco. No puedo estar en la fiesta con una ereccin permanente. T procura no tener pensamientos sexuales. El medicamento acta en conjuncin con la calentura. Pero a ti se te pone tiesa cada vez que la tomas. Norm sonre: Es que soy un viejo verde.
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Captulo 33
Los Seacord han transformado el saln principal de su tico de lujo en escenario de una fiesta de la cosecha. Banderolas de tonos xido, oro, carmes y tierra descienden formando arcos desde la araa de luz hasta las cuatro esquinas de la sala, creando un efecto de entoldado. Se han montado puestos de trinchar carne en la pared del fondo, detrs de la escalera, mientras que otras viandas ms ligeras, como pasta y sushi, se sirven en mesas en forma de media luna esparcidas por el permetro de la sala. Una barra de forma circular, a cargo de dos barman profesionales, ocupa el centro de la habitacin entre dos rboles en maceta con hojas multicolores. Camareros de esmoquin aguardan para servir canaps calientes en bandeja de plata. En el primer rellano de la escalera, los integrantes del cuarteto musical han terminado de montar sus instrumentos y esperan con ese aire desmadejado propio de los msicos mientras se ajustan los apolillados fajines y las pajaritas. A ambos lados de la antecmara, las enormes puertas de doble hoja dan acceso, respectivamente, al saln y el comedor. Como con su hija lesbiana, los padres de Hope compensan el desagrado que les produce esta boda con un extravagante despliegue de aceptacin, y heme aqu ahora, ante el caos de esta bufonada, con un dolor de cabeza que me est matando. Hola, Zack dice Vivian. El contacto de sus labios en mi mejilla es como de kleenex seco. Qu opinas?Va peinada y maquillada, pero supervisa los ltimos preparativos todava en albornoz. Impresionante digo. Las banderolas no cuelgan como se supona que tenan que colgar, pero ahora no se puede hacer nada. Ya han desmontado los andamios. Yo creo que estn muy bien digo. Y esos rboles son un bonito detalle. Verdad? Los trajeron en camioneta desde un vivero de Vermont. Dnde est Hope? En su cuarto, arreglndose. Me ha dicho que subieras cuando llegaras. La encuentro sentada al tocador, pintndose los labios. Se ha hecho una trenza que deja ver las grciles lneas de su cuello. Hola dice mirndome por el espejo. Ests muy guapo. Gracias. Me enderezo la corbata, me acerco a ella y apoyo las manos en sus hombros, estudiando nuestra imagen reflejada. Henos aqu, la feliz pareja, juntos hasta que la muerte nos separe. La novia radiante, el novio con las mejillas arreboladas, sea por la excitacin del momento o por la dosis de Viagra que empieza a producirle escozor en la cara, como si hubiera tomado demasiado el sol. No s cmo me lo he hecho, pero tengo a una mujer de bandera y toda una vida en comn - 162 -
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por delante. Habr viajes, habr hijos, y tambin una casa propia. Podemos reservar un cuarto para Pete, que ser un to adorable y que probablemente pasar largas temporadas con nosotros cuando Lela ya sea demasiado mayor. Haremos amigos en el vecindario, tendremos activa participacin en la escuela local, nos sumergiremos en la maravilla de nuestra familia, yo despertar cada maana viendo el rostro impecable de Hope, y me acostar cada noche arropado en el grato calor de su abrazo desnudo. Solamente necesito descartar la ilusin de un amor ms completo con Tamara, esta efmera fantasa propiciada por una atraccin inoportuna y unos temores sublimados. Hope capta mi mirada en el espejo y sus ojos amables me interrogan. Ests preparado? Asiento con la cabeza y miento: Por supuesto.
Una hora ms tarde, aqu no cabe ni un alfiler. Hope me presenta a parejas y ms parejas de amigos de sus padres, y, cuando voy por la tercera o cuarta copa, ya todos me parecen iguales: gente mayor, muy bronceada, y muy bien conservada a base de talonario. Renuncio a tratar de impresionarlos. Norm y Lela llegan juntos, lo cual es de por s la cosa ms rara del mundo. Lela va vestida de gala con un glamuroso traje de noche negro y joyas prestadas, mientras que Norm tiene un aspecto inslitamente aseado con su traje oscuro y su corbata veteada. Los sigue Pete, muy pulido y a la moda con su traje negro y corbata nuevos, y sus rizos provisionalmente sojuzgados a base de gel. Norm da un abrazo animal a Hope, besndola de verdad en la mejilla al establecer contacto y luego otra vez al soltarla. Por fin nos conocemos dice muy sonriente, sujetndola por encima de los codos. Me alegro de que haya podido venir dice Hope, un tanto agitada pero risuea. Querida, eres guapsima dice l, moviendo la cabeza, asombrado, sin soltarla todava. Gracias dice Hope, un poco avergonzada. Despampanante. Lo que se dice despampanante. Le guia el ojo. No te olvides, si la cosa no funcionara, yo siempre estoy disponible. Se inclina para darle otro beso en la mejilla. Todo lo que sabe se lo he enseado yo. Ella se re: Lo tendr en cuenta. Cuando Norm finalmente la suelta para ir a conocer a Jack y Vivian, Hope me susurra, ruborizada todava: No me habas dicho que era tan galante. Ahora lo llaman as? A m me ha parecido un avasallamiento, que es otra cosa. - 163 -
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Oh, vamos dice ella, dndome un empujoncito. Tu padre es un encanto, a su manera. Nunca entender a las mujeres digo. Ella me aprieta la mano. Una casa impresionante le est diciendo Norm a Jack entre cabeceos de admiracin, mientras le estrecha la mano con energa . Cunto tiene, ms de mil metros cuadrados? Exactamente no lo s dice Jack, mirando por encima del hombro de Norm. Oh, ahora entiendo de dnde le viene a Hope tanta belleza dice Norm, tomando la mano de Vivian entre las suyas. Gracias dice Vivian con elegancia. No, gracias a ti replica Norm en plan galante, llevndose la mano de ella a los labios. Vivian re de nervios y parece suspirar cuando por fin se la suelta. Lela se muestra mucho ms circunspecta, saluda a los Seacord con ensayada y envarada elegancia. Tenis una casa preciosa dice. Presento a Pete y los Seacord le estrechan servilmente la mano, pero cuando se abalanza sobre Hope y la abraza efusivamente, Jack pone cara de llamar a los de seguridad. Pete ha trado una pequea agenda y le pide a Hope su telfono, cuyo nmero procede a anotar. Hasta luego, me dice a m, y se pierde entre la multitud. Vemos que aborda a todas las chicas y les pide el nmero de telfono o su direccin de e-mail. Qu hace?pregunta Hope. Tranquila digo. Es su manera de enfrentarse a las masas. Colecciona telfonos de mujeres. Y las llama alguna vez?pregunta Vivian, preparada para or todo tipo de vejaciones. No. Ni siquiera puede leer su propia letra. Ah. Menos mal. Cuando Pete se encuentre a gusto, si es que procede con su habitual modus operandi, empezar a pedir a todas que le den un beso, pero no veo necesario preocupar a Vivian con esta informacin. Nos interrumpe la llegada de un grupo de amigas de Hope, que se ciernen sobre nosotros entre grititos y besitos. En medio del barullo, Lela se escabulle para vigilar a Pete mientras Norm ataca el bufet libre. No se sirve en un plato sino que va picando de las bandejas y se mete los canaps enteros en la boca segn va caminando, para consternacin disimulada de los otros invitados. Hope le mira con ceo, y luego, cuando ve que la estoy mirando, se encoge de hombros y amaga una sonrisa. Un encanto, no?digo. A su manera dice Hope. Necesito otra copa. A los dos nos vendr bien. Tomo la ruta turstica hasta la barra, haciendo un alto en el lavabo de invitados - 164 -
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para remojarme la cara. Caigo en la cuenta de que no le he preguntado a Norm si puedes beber cuando vas de Viagra. Me temo que es demasiado tarde. Pido un manhattan para Hope y otro cubalibre para m. La chica de veintipocos aos que sirve las consumiciones tiene ojos de lince y luce un minidiamante en la nariz. Me pasa los vasos con una sonrisa y dice: Es tu fiesta, verdad? Y llorar si me da la gana digo. Se echa a rer, y al momento estoy envidiando la sencillez que atribuyo a su vida. Cuando termine de aqu se ir a casa, a su pisito en el centro, donde tendr un novio o tal vez un gato y un DVD, se tumbar en el sof con una taza de t y llamar a una amiga, y charlarn y harn planes para ir a comer. Me gustara sincerarme con ella, ir al bar ms cercano y contarle toda mi triste historia, por ver si ella puede echarme una mano. Estoy convencido de que me comprendera. Enhorabuena dice. Gracias. Justo al darme la vuelta, veo entrar a Tamara indecisa y con el vestidito que compr el da de nuestra escapada a Bloomingdale's. Lleva el pelo estirado con secador y va muy maquillada labios y colorete, cosa que no es habitual en ella. Con los pies ligeramente torcidos hacia dentro y lanzando miradas a diestra y siniestra en busca de alguna cara conocida, se la ve muy vulnerable, y tengo que hacer un esfuerzo para no ir hacia all y rodearla con mis brazos. En lugar de eso, me zampo el combinado en cuatro tragos rpidos y le pido otro a la chica de la barra. Veo que Tamara saluda a Hope, las dos sonriendo y hablando animadamente, y de repente me entra tanta nostalgia de Rael que me quedo all tieso, con una momentnea visin de lo que la vida pareca depararnos antes de que el accidente provocara un cambio de rumbo radical. All est Rael, entrando con Tamara, dando a Hope un beso de enhorabuena antes de mezclarse entre la gente y buscarnos a Jed y a m. Tamara no es ms, ni menos, que la mujer de mi mejor amigo, mis sentimientos hacia Hope son puros y sencillos, lo estoy festejando con mis dos mejores amigos, y la sensacin es de que tengo el mundo a mis pies, de que estoy donde siempre quise estar. En cambio, Rael est muerto, Jed cabreado (seguramente no se presentar) y yo mirando a Tamara con una mezcla de anhelo y de pnico tan potente que me consume los ojos. Entonces me ve ella y su rostro se ilumina con una sonrisa clida y confabulada, mientras cruza la sala en direccin a m. Me da un beso suave y casto en la mejilla, y el aroma familiar de su champ, ligeramente aderezado por el secador, inunda mi nariz y se desparrama por el resto de mi cuerpo. Hola dice. Hola. Parece como si te hubieras dado colorete. Son las copas acumuladas digo, levantando los dos vasos. Tamara me mira. Tmatelo con calma. La noche es joven. - 165 -
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Asiento con la cabeza mientras trato de pensar en algo que decirle. Gracias por venir. Sophie te ha hecho un dibujo dice, sacando de su bolso una hoja de papel rosa decorada con palotes hechos a lpiz. Al pie del dibujo, tambin a lpiz, dice: Te quiero Zack. No saba que Sophie supiese escribir. Eso lo escrib yo. Asiento con la cabeza y ella aparta la vista. Yo tambin te quiero le digo. Tamara se re, como si yo lo dijese en broma, y empieza a doblar el papel. Tienes las manos ocupadas dice. Te lo guardar yo. No digo, dejando los vasos encima de la barra. Quiero la postal. Le cojo el papel, hago otro doblez y me lo guardo en el bolsillo interior de la chaqueta. Ms all de Tamara, veo que Hope me est observando . Oye digo. Tengo que dejarte un momento. Mira a ver qu encuentras para picar y hablamos dentro de un rato, de acuerdo? No te preocupes por m dice. Ocpate de estrechar y besar manos, hoy es tu da. Me las apaar. Ha venido Jed? Todava no le he visto. Bueno. Entonces voy a divertirme. Se aleja hacia el ambig y yo le llevo el combinado a Hope, que me besa en la mejilla. Ha sido muy amable viniendo dice, siguiendo a Tamara con la vista. Quin le hace el canguro? Me imagino que los padres de Rael. Est estupenda, verdad? El instinto femenino de supervivencia, exacerbado ante la vista del supersexy atuendo de Tamara, choca con la generosidad innata de Hope, y la tensin aade una textura compleja a su comentario, que transmite a la vez buena voluntad y repulsa disimulada. Mi respuesta ha de sonar sin costuras, o ella notar algo. S, no est mal digo. Ojal yo pueda ponerme un vestido as despus de tener hijos. Es un cumplido indirecto, lanzado como elogio pero recibido como desdn calibrado. Baila conmigo pide Hope. Cruzamos la sala y nos sumamos a las pocas parejas que estn bailando en el espacio libre frente al cuarteto, que est interpretando una versin lenta y descarnada de The Long and Winding Road. Noto las miradas de la gente pendientes de nosotros mientras bailamos, Hope sonriendo de placer y mirando a su alrededor, y yo pegado a ella, aturdido y colorado, deseando fundirme. Al girar, diviso a Tamara en el umbral del saln con un vaso en la mano, observndonos. Nuestras miradas se encuentran y ella me ofrece una sonrisa agridulce y levanta su copa hacia m. Los invitados me tapan la visin en su ir y venir, y cuando el campo queda libre, veo que ella se ha ido. - 166 -
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Ests acalorado susurra Hope, con la mejilla pegada a la ma. No es nada. Ests sudando. El cuarteto cambia a Gershwin, y como nadie menor de sesenta aos puede bailar Gershwin, nos quedamos all de pie, incmodos, hasta que Jack se acerca y dice: Puedo? Adelante asiento, pero ya padre e hija estn girando y me quedo hablando al vaco.
Llega Matt con pantalones de cuero, una americana a rayas y la peluca Elton John. Est junto a la mesa de las ensaladas, mojando tallos de apio y zanahoria en el humus con la regularidad de una mquina, mientras lleva el comps con el pie y lo observa todo. Matt. Hombre, por fin dice, y me da un rpido abrazo. Su chaqueta despide un tufo inequvoco a marihuana. Siento llegar tarde. No te has perdido nada. Est mam? S, con pap. Norm se est comportando? Todava no le han pedido que se vaya. Bueno, algo es algo dice Matt, mirando hacia la pista. Esa que est bailando es Hope? S. Y el to que le toca el culo? Su padre. Aaaagh!dice con una risita. No soy el nico que lo piensa... Matt se encoge de hombros. Qu sabemos nosotros de padres, no?
Al cabo de un rato, el cuarteto deja de tocar y el cantante habla por el micro. Damas y caballeros, un momento de atencin, por favor. El padre de la novia quiere proponer un brindis por Hope y Zack. Aplausos generalizados mientras Jack sube al escenario improvisado, vaso en mano, y el enorme saln se llena de la gente que viene de otras dependencias para or al padre de la novia. Dnde est Viv?, pregunta por el micro. Se produce un pequeo alboroto cuando Vivian es animada a subir al estrado. Buenas noches a todos. En nombre de Viv y del mo propio, quisiera daros las gracias a todos por vuestra presencia. Significa mucho para nosotros poder celebrar - 167 -
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esta ocasin en vuestra compaa. Habla con voz serena y comedida, la de un hombre acostumbrado a hablar en presencia de grupos numerosos. Hope dice, mirndonos. Parece que era ayer cuando eras una nia menuda y regordeta que gateaba por el apartamento con aquel destrozado osito de peluche que llevabas contigo a todas partes. Siempre fuiste una nia muy precoz, muy decidida. Recuerdo la primera vez que te llev conmigo a la oficina... Jack cuenta ancdotas pausadamente, con lujo de detalles, y la gente escucha extasiada, riendo cuando tiene que rer, mientras Hope, a mi lado, parece radiante de dicha. Tan embebido estoy con el prembulo al brindis que no reparo en Norm abrindose paso entre la multitud hasta que llega a la escalera y veo que le susurra algo al lder de la banda, pero para entonces ya es demasiado tarde. Jack termina su brindis, con el vaso en alto. Que tengis una larga y dichosa vida en comn, llena de amor y de alegra, y que el xito os acompae en todo aquello que os propongis. La gente aplaude mientras Jack da un sorbo con aire regio, y es en ese preciso momento cuando Norm, sin dejar de aplaudir, se acerca al estrado del cuarteto y sonre a los congregados. Jack pone cara de sorpresa, pero estrecha la mano que le ofrece Norm y le cede el puesto cuando ste se coloca delante del micro. Gracias, Jack dice, dirigindose al pblico. Por estas hermosas palabras y por esta hermosa celebracin. A ti tambin, Vivian. Est claro que sabis cmo organizar una fiesta. Hace un gesto hacia la multitud animndolos a sumarse a una salva de aplausos, que, cuando por fin empieza, suena con demora y un tanto desconjuntada. Joder dice Matt, que no acaba de crerselo. Qu hace?le pregunto a Lela entre mi sonrisa postiza. Hace de Norm responde en voz baja, plida y como resignada. Podemos evitarlo? Es que alguna vez he podido? Qu pasa?dice Hope, alarmada. Qu se propone? Sabe Dios. Pero seguro que acaba mal opina Matt. Vigila la salida ms cercana dice Lela con los dientes apretados. La mayora de los presentes son amigos de la familia Seacord est diciendo Norm. Slo quera tomarme la licencia de dar las gracias a todos en nombre de la familia King, por acoger a Zack. Hace una pausa para secarse la frente con una servilleta, dejando un rastro de partculas blancas pegadas a la piel . Zack y Hope estn enamorados contina, y esto es maravilloso. Es un pequeo milagro que sucede aqu y ahora. Es el Dios de vuestra sangre, el ngel de vuestra alma. Pero el amor es slo el comienzo. Hace falta mucho ms para que un matrimonio funcione. Y, si no, pregunten a mis ex esposas, que Dios las bendiga. Suelta una carcajada que resuena en el silencio reinante, mientras Lela parece a punto de disolverse en el charco de su vergenza. Cualquier tonto puede casarse. Fjense en m. Lo he hecho varias veces. - 168 -
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La gente re por inercia, y yo me pregunto qu ha querido decir con varias veces. Hubo otras mujeres antes, y nosotros no sabemos nada? Mecachis...dice Matt. La tiene tiesa. Joder! Es verdad. Pero, ahora en serio insiste Norm. Zack y Hope: digo esto slo para que os sirva de recordatorio. Lo que quiero decir es que el amor no es un fin en s mismo, sino slo el comienzo de un largo y a veces peligroso viaje, y no os olvidis nunca, ni siquiera por un momento, de cuidar el uno del otro. Habr sin duda momentos de gran alegra, pero habr tambin das difciles, y es por eso que no podis dar nada por sentado, ni el matrimonio ni a vosotros mismos. Porque en cuanto lo hagis agarra el micrfono para dar nfasis a sus palabras , incurriris en el error de sentiros satisfechos de vosotros mismos. Y eso es como un virus que va creciendo y mutando hasta que, de la noche a la maana, te conviertes en un extrao en tu propia vida y ests viviendo con una persona a la que casi no reconoces, y cuando te miras al espejo apenas te reconoces a ti mismo... Hace una nueva pausa, y el silencio que se impone en la sala es algo ms que silencio; es como un peso que cae sobre nosotros y nos deja clavados al suelo, sin otra opcin que ser testigos de su exteriorizado, y descarrilado, monlogo interior. Entretanto, Norm advierte el bulto delator que afea el pantaln de su traje e intenta componer el cuadro a travs del bolsillo, lo cual slo sirve para que todo el mundo repare en ello, y Vivian, que est a dos pasos de l, en los escalones, da un respingo al apercibirse del agresivo perfil. Esto parece sacar a Norm de su estupor, y ahora le dedica una sonrisita ufana antes de inclinarse nuevamente hacia el micro. Bueno, supongo que lo que quiero decir es lo siguiente: Cuidad el uno del otro. Tratad a vuestro amor como el extraordinario y frgil regalo que es. Protegedlo. Montad guardia, si es preciso. Haced el amor a menudo, siempre que os entren las ganas, estis donde estis. Pero no olvidis el sexo, cuanto ms mejor. Son cosas diferentes, y un buen matrimonio debera tener ambas cosas en cantidad importante. As nos aseguramos tener nietos, eh, Jack? dice, ponindosela bien mientras se vuelve hacia el padre de Hope, que mira fijamente su vaso ya vaco, deseando llenarlo cuanto antes. En fin concluye Norm. Eres un gran chico, Zack. Tu madre y yo estamos muy orgullosos de ti, y te dir que, personalmente, no sabes la alegra que ha supuesto para m tenerte de nuevo en mi vida. La voz se le quiebra al final, los ojos se le llenan de lgrimas mientras asiente con la cabeza para reafirmar sus palabras. Gracias, gracias a todos. Buenas noches. En la extraa, incmoda ovacin que sigue al discurso, Lela, Matt y yo aprovechamos para ir directos al bar.
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Captulo 34
Voy al bao, vuelvo a remojarme la cara y me quedo mirndome en el espejo como cinco minutos, buscando en mis ojos inexpresivos una respuesta que no est all. Haz algo, to, me digo, asqueado de m mismo. Me dejo caer hacia atrs y mi espalda resbala por la pared hasta que quedo sentado en el suelo, con la cabeza entre las rodillas, los ojos cerrados, esperando que el mundo deje de dar vueltas. Unos minutos ms tarde, buscando un sitio donde esconderme, cruzo la cocina y me meto en el estudio de Jack, donde encuentro a Tamara subida al escritorio, a oscuras, con las piernas cruzadas, sorbiendo un martini y contemplando Central Park por la ventana. Levanta la vista, sobresaltada, cuando la luz del umbral llega a donde est ella, pero se tranquiliza al ver que soy yo. Hola dice. Hola. Cmo ests? Un poco ms borracho de lo que debera digo, cerrando la puerta al entrar. Yo s por qu estoy bebiendo dice ella. Es la primera vez que salgo en casi dos aos y me da miedo todo el mundo. T qu excusa tienes? Has odo el brindis de Norm? No me digas ms. Oye, quera llamarte, sabes? Resulta que no tengo cncer. Te dieron el resultado de la biopsia? S. Bueno, menuda historia... Pero no puedo ni empezar a contarla, porque la fuerza y la rapidez con que me tira los brazos me deja sin respiracin, y luego sus lgrimas humedecen mi cuello mientras susurra: Saba que iba a salir bien. Una vez, en un campamento de verano, me salt el toque de queda para darme el lote con Beth Wallen en el cobertizo de las barcas, sumidos en la profunda noche rural, y luego estuvimos conversando en voz baja de las cosas importantes en la quietud del campamento, nuestra intimidad realzada por el carcter clandestino de la cita y el evidente riesgo que conllevaba. Encontrarme a Tamara en el estudio a oscuras me recuerda aquella vez, y ahora apoyo los labios en su cabeza, prolongando el abrazo. Al cabo de un rato ella se aparta un poco y apoya su frente en la ma. De acuerdo dice con irona, sorbiendo un poco por la nariz . Creo que estaba un poco preocupada. Tomo su cabeza entre mis manos, le seco las lgrimas con mis pulgares al tiempo que noto cmo las mas afloran a mis ojos, y ella me las seca de la misma - 170 -
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manera. Nos quedamos as unos instantes, con la cabeza del otro entre las manos, un circuito cerrado de afecto contrito. Qu estabas haciendo?le pregunto al cabo. Pensar. En qu? En las cosas de las que nunca hablamos. Qu cosas? A pesar de la oscuridad, capto la expresin impaciente con la que Tamara me est observando. Rompe el abrazo y se apoya en el escritorio. Est bien digo, acercndome a ella y apoyndome a su lado en el escritorio. S lo que quieres decir. Me mira brevemente por encima de su copa de martini. Estoy segura de que no te sorprender saber que he estado a punto de no venir esta noche. Me lo imagino. Pero t eres mi persona favorita, sabes?, y te quiero, y al margen de lo que pueda estar pasando entre nosotros, la verdad es que t has sido mi salvavidas durante estos dos aos y no poda permitirme faltar a esta cita. Mira, Zack, t me salvaste la vida. Lo digo en serio. No s qu habra hecho sin ti. Y quiero que sepas que, pase lo que pase, nunca dejar de amarte por eso. Me inclino para besarla en la mejilla. Gracias digo. Eso significa mucho para m. Bien, y ya que me he tomado la molestia de estar aqu por ti dice, y toma aire de un modo exagerado, ms vale que te diga que en mi opinin no deberas casarte con Hope. Qu? Tamara desva la mirada. Si supieras lo que me ha costado decirte esto, nunca me pediras que lo repitiera. Perdona digo. La pregunta era por qu piensas as? Me mira de nuevo y frunce el entrecejo. Llevo meses batallando conmigo misma sobre si te deca algo o no. Es difcil saber cundo es mejor decir algo o callrtelo. Creme, slo quiero lo que sea mejor para ti. Si te parece que me equivoco, olvida lo que he dicho, por favor, pero no me odies por haberlo hecho, de acuerdo? Porque creo que eso no podra soportarlo. Pongo mi mano encima de la de ella, y no s si este temblor es suyo o mo. Descuida digo. Eso no pasar nunca. Bien dice. All va. Yo no creo que ests enamorado de Hope, o no del todo. Si lo estuvieras, creo que se te vera ms convencido. Ms enrollado. No me abrazaras como nos abrazamos ni me diras las cosas que me dices. Y, desde luego, no me habras besado como lo hiciste el otro da. No estoy diciendo que ests enamorado de m, solamente que sean cuales sean tus sentimientos hacia m, eso que los dos tenemos demasiado miedo de pronunciar, no creo que pudiera darse si t - 171 -
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estuvieras locamente enamorado de Hope. Y si es el caso, si no ests locamente enamorado de ella, ms vale que no os casis. Asiento despacio con la cabeza mientras en mi pecho noto una mezcla de nerviosismo y excitacin. Hay muchas maneras de reaccionar a esto (incluso sinceramente) sin entrar en el espinoso sotobosque de mis sentimientos hacia Tamara. Pero estamos a oscuras, y yo me he emborrachado en mi propia fiesta de compromiso, y la franqueza de Tamara me desarma con esa fuerza oculta que gravita tras sus palabras, y si no consigo estar a la altura de su franqueza, quin sabe qu fuerzas csmicas podran desatarse? Entonces digo, t qu crees que es, lo que hay entre t y yo? Eso ahora no importa responde, retirando la mano de la ma. No estamos hablando de m. Estbamos hablando de si t tenas que casarte o no con Hope. Eso lo entiendo, pero ya que hemos empezado, vayamos hasta el fondo de la cuestin. Necesito saber... t crees que tal vez sientes por m algo ms que amistad? Djalo, Zack dice ella, separndose del escritorio, alejndose de m . No permitir que me hagas eso. No pienso cargar con responsabilidades que te incumben a ti. Tengo mis propios problemas, y, adems, te necesito demasiado para dar crdito a cualquier otro posible sentimiento. Una de dos, o crees, de verdad, que tu sitio est al lado de Hope, o no. Yo estoy al margen de esto. En absoluto digo, impotente. Porque yo te quiero, y no puedo dejar de pensar en ti, y esto me est jodiendo no sabes cmo. Cuando te bes el otro da, tuve que hacer un gran esfuerzo de voluntad para no continuar. Y esto me pasa cada vez que estamos juntos. Siempre me estoy reprimiendo de hacerte ver lo que realmente siento por ti. Basta me espeta, y, aunque no puedo verlas an, s que hay lgrimas en su voz. No sigas por ah. No puedes hablarme as. Lo siento digo. Se supone que ste era un gran da para m, el prembulo a un feliz matrimonio. Pero cuando estoy contigo, no s, es como si pensara que no puedo ser feliz con nadie ms. Y s que eso est mal, s que t no ests en situacin de dar reciprocidad, como tampoco estoy yo en situacin de tener estos sentimientos, pero, entre t y yo, eso es lo que siento. Tamara se me queda mirando con los ojos muy abiertos, la cara baada en lgrimas. No deberas haber dicho nada, Zack. Ha sido un error. Coge su copa y va hacia la puerta. Espera digo. No puedes marcharte. Por favor. Ya tocaba que hablramos de todo esto. Tengo que irme, Zack dice, dando media vuelta, es que no lo entiendes? Esto tienes que solucionarlo t solo; yo no puedo intervenir. Qudate un momento suplico, movindome hacia ella en la oscuridad. Slo un momento. Topo con ella cerca de la puerta y pongo las manos encima de sus hombros. Por favor, no me dejes aqu. Sus manos van a descansar en las mas, y, no s cmo, a pesar de la oscuridad, - 172 -
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podemos ver la cara del otro y nos quedamos all de pie, mirndonos a los ojos, vibrando como la electricidad, y entonces ella dice: Slo uno. Y cuando nuestros labios se tocan, los de ella se separan para permitirme la entrada mientras se arrima a m como si yo estuviera moldeado para adaptarme a sus formas, y sus dedos recorren como races mi cuero cabelludo, acercndome a ella, y nuestras lenguas sondean y exploran con cruda desesperacin. Te quiero digo, jadeando un poco, sin separar los labios de los de ella. Lo s responde en un susurro. No, en serio, te amo de veras. Asiente con la cabeza. Lo s. Y volvemos a besarnos con furia y precipitacin. Su mano se abre paso bajo mi camisa, sus dedos acarician mi pecho y yo le he subido el vestido hasta las caderas para palpar la piel caliente de su espalda. La Viagra ha hecho efecto (y de qu manera), pero ella, en vez de apartarse, se aprieta contra m con un gemido grave mientras levanta una pierna para rodearme con ella, mientras acaricia mis labios con su lengua de caramelo.
Lo que pasa es esto. Ests a oscuras besando a una mujer que te moras de ganas de besar desde yo qu s cundo. Y es tal como te habas imaginado que sera: su boca tiene ese sabor que ya habas intuido a partir de aquel mnimo contacto das atrs. Y quizs es el xtasis del descubrimiento, el alivio inmenso de poder liberar ese torrente de sentimientos y deseos que has llevado dentro tanto tiempo; o quizs es el alcohol y los medicamentos que siguen bullendo como demonios en tu flujo sanguneo, pero por primera vez desde hace muchsimo tiempo no temes las consecuencias, no piensas en lo que inevitablemente se derivar de esto, y ests como flotando, suspendido en un momento perfecto y translcido donde no existe nada ms. Por eso no es de extraar que no oigas abrirse la puerta, que no notes la entrada de tu futuro suegro, que no reacciones inmediatamente cuando se enciende la luz. Despus de todo, tienes los ojos cerrados, tu universo est reducido al dulce torbellino de vuestras bocas unidas, tus sentidos estn totalmente concentrados en la hmeda esfera de sus mullidos labios. Y cuando te echas atrs, parpadeando en la luz repentina mientras, demasiado tarde, ay, te bajas la camisa, tu futuro suegro ya se te ha echado encima.
Jack es muy gil para la edad que tiene, consigue placarme antes de que yo consiga orientarme. Cerdo asqueroso!ruge. Te voy a matar! Chocamos con su escritorio y luego caemos encima, Jack propinndome una lluvia de golpes al pecho y la cara, mientras vuelan papeles y accesorios de despacho. La lmpara de mesa cae sin romperse baando la habitacin de un fulgor verdoso. Le - 173 -
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grito que se detenga, pero Jack no hace el menor caso, su puo aterriza en mi mandbula mientras abro la boca, y noto en la lengua el sabor acre de la sangre. Te voy a matar!grita de nuevo. En medio de todo el caos, me llegan los gritos de Tamara cuando sale corriendo del estudio. Jack contina atizndome, pero su ardor le hace perder un momento la concentracin, y yo aprovecho para esquivarlo y lo tiro al suelo. Salgo corriendo del estudio, cruzo la cocina, me detengo un instante para alisarme el pelo y meterme la camisa por el pantaln, y entro en el saln principal. Joder, joder, joder! La fiesta sigue en pleno apogeo, y volver a ella es como entrar en un sueo, los invitados ajenos a lo que se avecina. Todo parece ocurrir a cmara lenta, sin contar los espasmos de mi estmago mientras me abro paso entre la gente. Joder, joder, joder! Calculo que tengo entre treinta y sesenta segundos para encontrar a Hope y largarme con ella para explicarle las cosas a mi modo y evitar un espectculo de gran magnitud. Mientras cruzo la sala, reparo en que Matt se ha erigido en lder de la banda y tiene a un puado de espectadores extasiados mientras aporrea bestialmente una guitarra prestada, distorsin incluida, en su versin de Blitzkrieg Bop. Las notas del bajo hacen vibrar todo mi sistema nervioso, al comps de furiosos latidos. Joder, joder, joder! Giro en redondo presa del pnico que se aduea de m, escrutando la sala en busca de Hope. No la veo por ninguna parte. El pecho parece que me va a explotar, e imagino la sangre salpicando a los desprevenidos espectadores. Y entonces, por fin, la veo al lado del bar, charlando con una amiga. Y s que no est sucediendo as, pero tengo la impresin de que la gente se aparta en ese preciso instante para dejarme paso hasta ella. Hope ve que me acerco, y noto cmo cambia la expresin de su cara, ahora de consternacin y enseguida de alarma, y me doy cuenta de que mi aspecto es mucho peor del que imaginaba. El ruido de la fiesta cesa como si me hubiera vuelto sordo, y lo nico que oigo es el aflujo de la sangre en mis odos cuando llego a donde est ella. Y tengo tiempo de registrar la sorpresa de quienes me rodean y la cara de horror de la amiga de Hope, que se aleja. Hope da un paso hacia m, y qu guapa esta (puedo verlo incluso en estas circunstancias,) y noto una punzada, como si una mano me apretara el corazn, un vertiginoso anticipo del dolor inminente. Zack, dice, y antes de que yo pueda abrir la boca, un puo maltrata mi sien y choco contra la barra, tirando vasos y botellas antes de caer al suelo. Cabrn, te voy a matar!chilla Jack, clavndome las rodillas en el estmago al lanzarse sobre m y dejarme sin aliento mientras me machaca. Los sonidos han vuelto, pero ahora slo oigo rotura de cristales y los gritos inflamados de Jack. Entonces le veo empuar una botella de champn surgida de la nada, sujetarla por el cuello como si fuera una porra, y soy consciente de que si me da con ella me va a partir la cabeza. Consigo liberar un brazo para desviar el golpe, y la botella cae con un golpe sordo. Intento incorporarme pero me tiene atrapado, y al ver que empua de nuevo la botella me protejo la cara con el brazo. Esta vez las circunstancias parecen aliarse con l y s que la botella dar en el blanco, partindome los dientes, y - 174 -
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esa mirada de loco me confirma que, a poco que le deje, Jack me matar a golpes. Muerte por Met & Chandon, un final adecuado para el hombre a quien sorprendieron besando a quien no deba en su propia fiesta de compromiso. Jack levanta la botella por encima de la cabeza y ya est descargando el golpe cuando otro brazo lo sujeta y detiene la curva descendente. Y entonces, parece mentira, Jack ya no est encima de m sino que vuela a ras de suelo como una bolsa de lavandera, chocando estrepitosamente con la mesa del bufet libre y haciendo volar panecillos y salsas. Zack!dice Jed, ayudndome a levantarme. Ests bien? Crea que no vendras murmuro, tratando de recuperar el resuello. Pues adivino que te alegras de que lo haya hecho dice con una sonrisa mientras me pone bien la camisa y la chaqueta. Quin es ese to? El padre de Hope. Jed mira a Hope mientras Vivian se arrodilla junto a Jack en el suelo. Ests de guasa dice. Cuatro de los tipos ms corpulentos de la reunin, subordinados en la empresa de Jack, empiezan a acorralarnos sin saber muy bien qu hacer, pero dispuestos a pelear si su jefazo as lo exige. Al principio parecen superarnos en nmero, pero entonces aparece Matt blandiendo la guitarra como si fuera un ariete y con la peluca Elton John descentrada en su cabeza. Todo el mundo atrs!ordena, plantndose en posicin defensiva delante de m, ahora con la guitarra al hombro como un bate de bisbol. Ests bien, Zack? S digo. Qu coo te pasa!omos rugir a Norm con su voz estentrea cuando se destaca de entre los mirones y carga contra Jack con los puos levantados. Los hombres rodean a Norm, le agarran de los brazos y lo empujan de mala manera mientras l se debate furiosamente, lleno de rabia . No toques a mi hijo, so animal! Te voy a enterrar, me oyes? Te voy a enterrar! Hope y Vivian ayudan al aturdido Jack a ponerse de pie y lo llevan con cautela a la cocina. Estaba besando a esa chica masculla, a nadie en particular. Y en mi estudio, nada menos. Un momento antes de meterse en la cocina, Hope se vuelve para mirarme y sus ojos son como rayos lser perforando piel y huesos para taladrarme el corazn, y su expresin de perplejidad y desconsuelo queda instantneamente grabada en mi cerebro. Me tambaleo, empiezo a caer, todo me da vueltas, pero entonces noto que alguien me sostiene y una mano suave se desliza en la ma y aprieta mis dedos. A ver dice Lela con voz potente y autoritaria. Matt. Qu, mam? Es hora de irnos. Y as, con Matt en cabeza y Norm y Pete en retaguardia, los Peleones King consiguen abandonar el campo de batalla dejando una estela de devastacin.
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Captulo 35
Algo me sucede mientras bajamos en el ascensor, una sntesis final de alcohol, Viagra y el trauma de los ltimos minutos, y dejo que mi cuerpo flote sobre nosotros, fijndome en las posturas cambiantes de los dems mientras su adrenalina combinada se disipa como humo en el aire: Norm inclinado contra la pared, colorado y despeinado, todava jadeante; Matt frotndose el cuello con aire pensativo; Jed metindose la camisa por el pantaln se le haba salido al pelear con Jack; Pete tarareando nervioso mientras estudia mi gesto inexpresivo, preocupado por m; y Lela agarrndome la mano protectoramente. Su expresin, una amalgama de desasosiego y lgubre determinacin, me hara llorar sin duda si yo estuviera ah para derramar lgrimas. Salimos a la noche helada, organizamos la partida, se confirma la logstica, pero yo contino flotando, todo sucede fuera de m. El cielo est despejado pero el fulgor de Manhattan hace difcil ver las estrellas, y yo quiero flotar ms arriba hasta que pueda verlas, pero parece que estoy limitado a este nivel inferior, slo unos palmos por encima de mi cabeza gacha. Jed me palmea en la espalda y me dice que maana hablaremos, y quiero mostrarle mi gratitud con un abrazo, pero cuando pienso en ello Jed ya se ha ido, y de repente me encuentro en el asiento trasero del Honda Civic con Pete y Matt, Norm en el asiento del copiloto mientras Lela conduce hacia Harlem River Drive. Vamos rumbo al norte, a casa, exactamente como habramos hecho hace ya una eternidad, antes de que tuviramos conciencia de hasta qu punto nos alejaramos los unos de los otros. Apoyo la cabeza en la ventanilla y las vibraciones me hacen castaetear los dientes, y esta sensacin resulta ser el hilo que me hace volver por fin a mi cuerpo, donde un infinito cansancio logra por suerte barrer de un plumazo la poca conciencia de m mismo que me quedaba. Lela toma el mando cuando llegamos a casa, prepara t para todos mientras nos sentamos en el saln an conmocionados, yo con una bolsa de hielo pegada a la sien, que tengo hinchada de los puetazos de Jack. Norm y Matt, como no poda ser menos, se embarcan en la reconstruccin paso a paso de los acontecimientos, cada cual desde su punto de vista, hasta que Norm me pregunta: Se puede saber qu demonios ha pasado? Y yo les cuento, y ellos asienten, no muy sorprendidos, la verdad sea dicha, y hablar de ello hace que todo resulte ms pedestre, menos calamitoso, y acabo describiendo la escena con todo detalle en mi propia versin editada del encuentro con Jack. Queda claro que no abordaremos el espinoso asunto de por qu estaba yo besando a Tamara, cindonos exclusivamente a los hechos violentos, estableciendo una cronologa precisa como atletas que revivieran una victoria reciente en la pista. - 176 -
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Pete est sentado junto a m con la cabeza en mi hombro, cansado y confuso, pero no quiere perderse un solo momento de esta inslita reunin familiar. Y es innegable que hay un ambiente de afecto general con los cinco all sentados tomando t, una intimidad tangible en la que todos nos deleitamos, y entonces se me ocurre que es algo que echbamos mucho de menos. Esta noche volveremos a ocupar las camas de nuestro pasado, a excepcin de Norm, que rechaza el ofrecimiento de compartir litera conmigo y prefiere dormir en el sof cama del stano, y yo intuyo por el modo como evita mirar la escalera que sube al piso de arriba, que no desea estar tan cerca del epicentro de su vida anterior, la escena del crimen que llev a la disolucin. Cuando por fin nos levantamos para ir a acostarnos, Matt tiene un despiste y se quita la peluca Elton John dejando ver su cabeza pelada. Lela, con los ojos llenos de lgrimas, se lleva la mano a la boca para sofocar un sollozo. Mierda dice Matt. Perdona, mam. Se me ha olvidado. Tranquilo dice ella, secndose las lgrimas con el dorso de la mueca . Ni siquiera s por qu me pone tan triste. Si quieres me la vuelvo a poner. No dice Lela, se acerca y le pasa las yemas de los dedos por la cabeza. Eres mi pequeo dice, y luego nos mira a Pete y a m. Todos sois mis pequeos. A veces aoro mucho cuidar de vosotros. Cuidas de m, mam dice Pete, alarmado de verla llorar. Lela le sonre. Ya lo s, criatura. Y t de m. Dios te envi para que nunca me sintiera una intil. Por ser el mayor yo tena mi propio cuarto, mientras que Matt y Pete compartan otro. No recuerdo que discutiramos nunca por ese motivo. Las sbanas de mi cama son las mismas de cuando yo viva en esta casa, es como si Lela hubiera querido conservarlo todo tal y como estaba, para que yo me encontrara a gusto en el hipottico caso de que volviera alguna vez. Mientras me acuesto, percibo los olores de la casa, tan familiares, la sombra en forma de cono que la farola de afuera dibuja en el techo, y paso distradamente la mano por el papel pintado con relieve, cosa que sola hacer de chaval antes de dormirme. Doy unas cabezadas y al rato me despierto sobresaltado al ver a Lela sentada en el borde de la cama. La luz del pasillo ilumina el estampado de flores de su bata, mientras me frota suavemente las piernas por encima de la manta. Mam digo. Perdona dice ella. No quera despertarte. Cmo no ests durmiendo? Es que me gusta tenerte aqu dice. Ya no recuerdo la ltima vez que estuvisteis todos en casa, cada cual en su cama. Es como si la vida hubiera vuelto a la casa. Asiento con la cabeza, bostezando mientras estiro los brazos. La debacle de hace un rato no puede traspasar las paredes de mi cuarto de infancia, me siento a una tranquilizadora distancia del fiasco de mi vida real. - 177 -
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Me gusta estar aqu digo. Ella me sonre con ternura y veo que las arrugas alrededor de sus ojos son ms profundas y que empieza a tener papada, la barbilla colgante de una mujer vieja. Siento que el pnico me sube a la garganta, una sensacin visceral de la inevitable mutabilidad de todo, el tiempo perdido y las muertes que vendrn, y quiero ser pequeo otra vez, sentirme a salvo en el abrazo de mi madre, no tener nocin del futuro. Todo ir bien, Zack. Lo sabes, verdad? Tengo mis dudas. Bueno dice, no tengo la menor idea de lo que ha pasado esta noche, pero, sea lo que sea, convncete de que ha ocurrido por alguna razn. S. Y la razn no es otra que sta: soy un idiota. Se re flojito y adelanta el cuerpo para besarme en la frente. Duerme un poco, ya hablaremos maana, de acuerdo? Le aprieto el brazo y digo: Gracias, mam. Por sacarme de all y por traerme a casa. De nada susurra. Esta es tu cama, Zack, y por lo que a m respecta, siempre lo ser. Nosotros somos tu familia y siempre nos tendrs sonre, por ms idiota que puedas ser. Me besa de nuevo, demorndose un poco en mi mejilla. Duerme, pequeo. Pero cuando me quedo a solas empiezo a dar vueltas en la cama, incapaz de sentirme cmodo. La radio despertador indica que son ms de las dos, y aunque los ojos me escuecen de fatiga, mi corazn late a ritmo de hip-hop, rpido y machacn, noto una nerviosa energa en todo el cuerpo. Los primeros indicios de resaca revolotean como insectos delante de mi crneo, buscando un buen sitio donde aterrizar y chuparme un poco de sangre. Me levanto y recorro el pasillo en camiseta y calzoncillos prestados, bajo sin hacer ruido a la cocina para tomar un vaso de agua. En el saln, echo un vistazo a viejos lbumes de fotos de cuando Norm an no nos haba abandonado. l era el fotgrafo, siempre dispuesto a captar imgenes para la posteridad. Despus, a Lela no le interes demasiado la fotografa, probablemente debido a asociaciones negativas con las cmaras, de cuando sorprendi a Norm y Anna en el lecho conyugal. Mientras miro fotos de mis hermanos y de m, reparo en una pauta: Matt siempre est mirando a la cmara, sonriendo o haciendo el indio, mientras que yo parezco estar siempre pendiente de Pete, dicindole que mire a la cmara, y as, nunca acabo de sonrer. El efecto es el de tres chicos no sincronizados, como si los hubieran pegado all de fotografas diferentes. Las nicas fotos que tienen una composicin correcta son aquellas en las que aparece Norm, tomadas por Lela, y es como si su presencia nos aglutinara a todos, encajndonos en el encuadre. Los escalones crujen bajo mi peso cuando vuelvo arriba. Miro desde el umbral del cuarto de Matt y Pete. Matt duerme vestido con la cara casi pegada a la pared. Pete est boca arriba bajo las mantas, roncando ruidosamente, y con la boca, incluso en reposo, dibuja una suave media luna de sonrisa. La lmpara de flexo est - 178 -
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totalmente estirada sobre la mesa que hay entre ellos, vigilando como un centinela, y encima de ella la peluca de Matt le da un aspecto grotesco. Sobre la mesa hay una foto de cuando yo tena tres aos, con Pete en brazos, mirndolo con los ojos muy abiertos. Qu haces, Zack?susurra Pete desde la cama. Nada. No puedo dormir. Quieres quedarte con nosotros? Bueno. Se levanta medio dormido an, y saca con mano experta el plegatn de debajo de su cama, colocndolo de manera que las dos camas queden perfectamente alineadas, y pone encima una de sus dos almohadas. Ya est dice. En esta habitacin no hay manta de repuesto, pero Pete se coloca al borde de su cama para compartir la suya conmigo. No vas a casarte con Hope, verdad? La cosa no pinta muy bien digo. Te casars con Tamara? Creo que de momento no me voy a casar con nadie, Pete. Se tumba en la cama y parece pensativo. Mujeres dice. No se puede vivir sin ellas, y no se puede vivir con ellas. Amn, colega. Se re. Me gusta que duermas aqu. Ya lo s. Debera venir ms a menudo. Se pone de lado y bosteza. Te quiero, Zack dice. Y yo a ti, Pete. Me quedo despierto entre ellos dos, y poco a poco noto cmo la conciencia me va abandonando mientras los suaves y rtmicos sonidos del reposo de mis hermanos me producen una modorra que finalmente derivar en un dormir sin sueos.
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Captulo 36
El domingo muere nada ms llegar. Paso la mayor parte del da durmiendo y despertando entre sudores, sufriendo en sueos macabros y vertiginosos en los que indefectiblemente huyo demasiado lento de algo o voy demasiado rpido hacia algo, incapaz de detenerme. Y las pocas veces que me despierto de verdad, sea saliendo de una pesadilla, sea para ir a orinar, estoy hecho polvo y con resaca, los ojos me duelen y tengo el aliento infame y rancio. Son las tres de la tarde cuando por fin me meto en la ducha, y slo entonces, mientras la lucidez reclama su huequecito despus de casi veinte horas, siento en mis entraas el tremendo vaco que Hope ha dejado en m. No hay nadie en casa. Miro por la ventana panormica del saln, vestido con el pantaln de traje y la camiseta que he usado para dormir, y de repente siento un rencor sordo contra mi familia por abandonarme as en este peliagudo momento. Y aunque s que algunos de ellos volvern pronto, el sofocante vaco de la casa se me hace insoportable. No hay ningn coche en el camino particular, de modo que me pongo la chaqueta y echo a andar. Hace un da esplndido y ventoso, al sol se est muy bien pero el viento es fro para como voy vestido, y enseguida me quedo helado. Sin embargo, siento demasiada desgana para volver a casa y buscar una prenda de abrigo. Cruzo las manos sobre el pecho y levanto la cara al sol, procurando no pensar en el destino final de mi caminata. Riverdale Avenue es un hervidero: coches esquivando a otros coches aparcados en doble fila, esperando un sitio libre, aporreando el claxon en los cruces. ste es un barrio tristemente clebre por su escasez de plazas de aparcamiento, y en una ocasin Norm intent reunir a un grupo de inversores para edificar uno, pero cuando el proyecto lleg al departamento de urbanismo, Norm ya estaba pensando en otra idea poco factible, un moderno multicines en el centro comercial. La poca perseverancia de Norm y la predisposicin del ayuntamiento hacia el inmovilismo demostraron ser una combinacin letal. La avenida es como una colmena congestionada: madres arrastrando nios de la mano o empujando cochecitos, muchachos con pantalones superanchos enchufados a reproductores de MP3, chicas riendo por sus mviles iluminados como rboles navideos. Camino entre ellos cual fantasma, observando sin ser visto desde mi propio infierno intemporal mientras sus vidas se desarrollan inocentemente, y cruzo la calle para evitar la ferretera, no sea que Satch me vea pasar e intente la revancha. Diez minutos ms tarde, mientras hago acopio de valor para llamar a la puerta de Tamara, es sta quien la abre. Al verla ojerosa e impaciente, me dan ganas de abrazarla y besarla una hora seguida hasta que toda esta locura quede atrs y
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podamos ser otra vez quienes somos, idear juntos la siguiente jugada. Y lo hara, si no fuera por el molesto temor a que ella se ponga a gritar no bien mis labios se le acerquen demasiado. Nos quedamos mirndonos un rato, como si tratramos de establecer en dnde encaja cada cual en esta nueva realidad. Hola dice. Hola. Dios mo, cmo tienes la cara. Alarga la mano para tocar la magulladura que luzco en el pmulo, fruto de la sortija de diamantes que Jack llevaba en el meique, pero retira la mano antes de establecer contacto, como si no supiera si puede tocarme. Me lo mereca. Ests tiritando dice. Quieres pasar? Entro y nos sentamos en el sof. Y Sophie? Mirando Annie en el estudio. Asiento con la cabeza, se me ha terminado el palique. He de hacerte una pregunta digo al cabo. Tamara cierra los ojos. No, Zack. Por favor. Pero si no sabes de qu se trata... S que lo s dice con voz quebrada. Lo s porque te conozco mejor que nadie. Como me conozco a m misma. Y s que no puedo darte la respuesta que t quieres. De repente me cuesta respirar, y cuando le pregunto Por qu? es con un hilo de voz. Se anuda el pelo detrs de la cabeza con impaciencia. No es culpa tuya, Zack. Yo saba qu camino llevbamos, igual que lo sabas t. No soy ninguna cndida. Y no me gusta nada estar haciendo el papel de la otra. Yo no soy la otra. Nunca he tenido que competir con ninguna mujer. Escucha digo. T nunca has sido la otra y yo nunca he sido un to infiel. Admito que lo nuestro lleg en el momento ms inoportuno, pero te repito que t nunca has sido la otra. Cuando me enamor de ti, fue Hope la que se convirti en la otra. No me siento orgulloso de eso, en absoluto, pero es la verdad. Menea la cabeza sin poder evitar que las lgrimas aparezcan. Da igual dice. No te entiendo. Cmo va a dar igual? Anoche no slo fui yo. S que t tambin lo sentas. Levanta la vista, su gesto es de sorpresa. T no me elegiste a m dice en voz baja. Te lo ha parecido todo este tiempo, pero t no me elegiste a m. Y si ayer no nos hubieran pillado, an estaras con Hope. Yo no puedo ser el premio de consolacin, Zack. Puede que yo estuviera sola, puede que te amara, pero no voy a vivir lo que me queda de vida siendo el plan B de nadie. Ni que se trate de ti. Tamara...digo, pero no s qu aadir. - 181 -
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T no me elegiste repite. Y sabes qu es lo peor de todo? No, qu? Encima he perdido a mi mejor amigo. No tienes por qu le digo, tomando sus manos en las mas . Consrvame para ti. Apoya su frente en la ma, con los ojos cerrados. No puedo susurra. Un momento despus se levanta y corre escaleras arriba. Entro en el estudio y encuentro a Sophie sentada en el sof, acariciando un perro de peluche mientras mira Annie. Mira, Zap dice sealando la pantalla. No parece en absoluto sorprendida de verme, como si yo formara parte de la familia. Annie. Me siento a su lado y la subo a mi regazo. Ella se acomoda y aprieta mis dedos con sus manitas. Qu estn cantando?digo. Hard-Knock Life. Es la parte que ms le gusta, canta fonticamente al alimn con su voz aguda mientras la hago saltar en mis rodillas. Cuando me pongo a cantar con ella, dice: Zap no canta. Por qu? Slo Sophie. Es injusto digo, poniendo cara triste. Sophie se re. Es ingustodice alegremente. Noto cmo la risa recorre su vientre y se expande como agua corriente por el interior de su cuerpo. Te quiero, Sophie digo. Es ingustodice, y se re otra vez.
Dejo a la nia mirando el vdeo y vuelvo al vestbulo. Tamara est sentada en los escalones sonndose la nariz con un kleenex. Te vas?dice. Creo que s. Puedo seguir viniendo a veros? Tamara frunce el ceo. No. De momento es mejor que no. Pero puedo llamarte? Zack, por favor dice, y se pone de pie. Estoy colgando de un hilo, entiendes? No me lo pongas ms difcil. Viene hacia m, me rodea con sus brazos y apoya un momento la cabeza en mi hombro. Es, con mucho, el abrazo ms triste, ms mustio, que hemos compartido, en el mejor de los casos un pobre facsmil de abrazo. Mis dedos se hunden por ltima vez entre sus cabellos. Te amo, Tamara digo. No s qu significar eso para ti, pero s s lo que significa para m. - 182 -
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Durante una fraccin de segundo noto que me aprieta con ms fuerza, pero luego vuelve a ponerse tensa. Cuando se aparta, veo que llora otra vez. Perdona dice. Me baja la cabeza para darme un beso en la coronilla, y luego susurra: Ahora vete, por favor.
Por la noche, de vuelta en mi apartamento, sueo otra vez con el accidente de coche, con Rael colgando boca abajo mientras se desangra, slo que esta vez yo tambin estoy atrapado y mis piernas insensibles se pierden entre el revoltijo de hierros retorcidos. Trato de soltarme, y al caer las piernas se me parten como barras de regaliz. Mi yo del sueo parece aceptar las cosas por horribles que sean, es equilibrado y estoico; por la manera como gateo por el coche volcado, se dira que lo he hecho toda la vida, pero en un momento dado mi yo onrico cae en la cuenta de lo que pasa, y me despierto con un sobresalto, palpndome rpidamente las piernas (su slida presencia bajo la manta me colma de placer), temblando visiblemente pasados incluso unos minutos. Me levanto de la cama y doy vueltas por la habitacin, necesitado de una prueba emprica de que no estoy mutilado, y bajo a beber un vaso de agua.
Lo que pasa es esto. Un da meas sangre y eso te hace pensar que tu vida tal vez no va por donde debera ir y que, a tus treinta y dos aos, ms vale que te apresures si es que quieres hacer algn cambio. De modo que lo intentas, y es como dar un giro de noventa grados en una lancha rpida, la cosa vuelca y te encuentras sumergido en aguas glidas y agitadas, dando botes en tu propia estela. Y mires a donde mires, no hay tierra a la vista por ninguna parte, porque de entrada t no pensabas que ibas a ir tan lejos.
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Captulo 37
Transcurridos unos das, el vaco que se ha instalado en mi vida es insoportable; no se trata slo de una ausencia de cosas, sino de algo real, con peso propio, que se me ha alojado detrs de la garganta, donde la columna entronca con el crneo. Hay un tipo de personas, personas con acceso a enormes recursos interiores, que veran mi situacin como una magnfica oportunidad, una ocasin para rehacer mi vida, para poner en juego todo el saber de mis errores a fin de crear algo nuevo y emocionante, una vida aerodinmica que slo tendr en cuenta las relaciones ms sinceras, las motivaciones ms autnticas. Pero yo no soy as. Yo soy el to que hace necesario que los socorristas se adiestren en el arte de la defensa personal subacutica, el to que se debatir violentamente de puro pnico, incapaz de distinguir entre peligro y salvacin. No tengo a donde ir, nada que hacer, nadie a quien ver. Me he convertido en una cifra y la nica prueba que tengo de que no he desaparecido es que, en caso contrario, seguramente no me sentira tan desgraciado. Durante los tres ltimos das he estado escribiendo y luego borrando las pginas iniciales del guin que, ahora estoy seguro, nunca acabar de escribir. Veo la pelcula mentalmente, los personajes, la trama, el argumento, y hasta puedo escribir un dilogo divertido y autntico, de varias pginas. Pero me falta algo imprescindible, el ingrediente que har avanzar la historia, y mis pginas son como huesos totalmente formados pero sin tendones y tejidos que los aglutinen, no digamos ya que los hagan moverse. En alguna pausa marco el nmero de la oficina de Hope, pero cuelgo antes de que en su telfono quede registrado quin la llama. Tengo la lnea bloqueada, pero ella sabra que soy yo. Aoro a Tamara. Pienso en Hope. Estupideces. Fue a trabajar el lunes, o se ha tomado un tiempo para superarlo, para reproducir todo lo ocurrido en los ltimos meses a fin de ver las seales perdidas, zahirindome incluso mientras me quema en efigie? Ella se recuperar pronto, no me cabe duda, y volver a ligar con renovadas energas, impertrrita ante el giro inesperado de los acontecimientos. Calculo que antes de tres meses encontrar otro novio, un atltico licenciado en empresariales con una buena mata de pelo, un corredor de fondo que lea el Wall Street Journal y folle como un actor porno. Y mientras descansan sudorosos tras el coito, ella le hablar de m, aduciendo locura temporal, y l escuchar con atencin y convendr en que soy un gilipollas integral, diciendo que le encantara toparse conmigo y darme una somanta de palos, y mientras tanto le acaricia un pecho con la mano, atizando el fuego de forma que en cuanto ella deje de hablar l se le pondr encima y la ver echar la cabeza hacia atrs, con los ojos cerrados, mientras la penetra por tercera vez en la misma noche, su - 184 -
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cabeza en la almohada donde yo la apoyaba, y sus manos amasando las carnes de su trasero como sola hacer yo, mientras se la mete hasta el fondo y consigue que desaparezca de la mente de Hope todo recuerdo de m. Ah, cunto echo de menos el olor de aquella habitacin despus de hacer el amor, una amalgama de transpiracin, fluidos y sbanas perfumadas. Nunca se sabe cundo es la ltima vez que haces el amor con alguien. Si lo supiramos, prestaramos ms atencin. El mircoles, subo en el ascensor con la tropa de la maana, igual que siempre, todos mirando en silencio las puertas de acero cepillado en una atmsfera de caf recin hecho y perfume femenino. Siempre me he preguntado por qu no ponen anuncios en los ascensores de las empresas. La gente mirara lo que fuera por no tener que mirarse unos a otros. Salgo del ascensor y paso mi tarjeta de identificacin por la cancela electrnica. No s qu es lo que espero, tal vez alarmas que se disparen o guardias armados, pero suena un clic mecnico y la cancela se abre, igual que siempre. Recorro los pasillos sin nadie que me acose (todo el mundo est en alguna reunin) y voy hasta mi cubculo, me acomodo en mi butaca y conecto el ordenador. Tengo ms de trescientos e-mails apretujndose en mi bandeja de entrada. Al ir hacia el trabajo, no saba si lo haca por salvar mi empleo o para recoger mis pertenencias. Pero ahora, mientras leo por encima las airadas minucias de mi correo, los detalles del oficio que eleg, me sobreviene una cierta calma. Selecciono en azul todos los emails y hago clic en borrar, luego repito genocidios electrnicos en mi telfono mvil y mi BlackBerry, sintiendo una extraa mezcla de terror y jbilo, como el alcohlico que tira al inodoro el resto de la botella que ha guardado todo este tiempo. No es nada instintivo, pero en el fondo s que detrs de esto hay algo bueno, y que, por un momento, he tenido la suficiente fuerza de voluntad para llevarlo a cabo. La puerta del despacho de Bill no est cerrada del todo, le oigo hablar por telfono de idoneidades crticas y soluciones en la cadena de suministros. A Bill le va la jerga. No s si estoy despedido. Supongo que debera averiguarlo, aunque slo sea por sus ramificaciones en materia de desempleo e indemnizacin por cese. Lo correcto sera entrar ah y dejarlo que se desahogara un poco antes de que me aniquile o, en caso contrario, presentarle formalmente, aun con retraso, mi aviso de que dimito. Hacer las cosas como un profesional. Pero oyndole pontificar sobre los beneficios de la subcontratacin (acceso flexible a activos sin inversin de capital), me siento como acorralado y s que tengo que largarme de all antes de que me venga abajo y acabe suplicndole que me deje conservar mi puesto. Tiro la tarjeta de identificacin al buzn de su puerta, y para cuando llego a los ascensores, ya estoy corriendo. Hacia qu o dnde, no tengo la menor idea.
Hope no me ve enseguida. Sale del vestbulo de su oficina vestida en plan formal con una falda negra larga y una blusa color naranja suave, el pelo recogido en una humilde cola de caballo. Acaba de torcer cuando repara en m, recostado precariamente en un edificio de la otra acera, con una pierna doblada como si hubiera estado esperando todo el da, que no es el caso. Slo hace dos horas. Por si - 185 -
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Hope sala antes de lo previsto. Lo he pensado mucho antes de decidirme a ir. Quiz le gustar verme por ltima vez, escupirme a la cara y decirme que soy el hombre ms pattico que ha conocido jams. Pero es igualmente posible que ya me haya borrado de su disco duro personal, aceptando la, desde luego, menos satisfactoria alternativa de descargar su dolor por otros canales a fin de no pasar el mal trago de verme otra vez. En tal caso, verla ahora podra ser perjudicial, podra hacerla echarse atrs, pero lo contrario podra involuntariamente agravar el dao hecho, dejarla con la idea de que ni siquiera soy hombre para llamarla y pedirle disculpas. No es que una disculpa le fuera a servir de nada, pero yo le debo una explicacin, y el nico inconveniente es que no tengo otra explicacin que la ms obvia, que le he fallado y la he engaado, y eso no necesita que se lo diga. As, sin un plan concreto, el dilema se reduca a esto: adnde iba, si no? Y aqu me tienen, pues, hacindole seas desde la acera de enfrente, y ella, en lugar de lanzarme una mirada de odio, agranda los ojos de sorpresa, se lleva involuntariamente una mano a la boca, y para cuando logro atravesar la concurrida calzada, ya est limpindose el rmel corrido con un pauelo que ha sacado del bolso. Estoy temblando dice. Lo siento. No era mi intencin pillarte desprevenida digo, aunque de hecho creo que s lo era. No importa. Por qu has venido? No lo s. Necesitaba verte, decirte que lo siento mucho. Todava no me creo que pasara lo que pas. Pues pas, puedes creerme dice, curiosamente sin malicia. Todava est pasando. Lo s. Perdname. Mira el morado que llevo en la cara y hace una mueca solidaria, sin el menor indicio de la satisfaccin que yo haba esperado en ella. Vaya, parece que pap te noque, eh? Contemplo la armoniosa arquitectura de su rostro, que tan milagrosa me pareci siempre, y slo entonces hace mella en m el impacto de perderla, de que lo nuestro haya terminado, y es como ver impotente cmo tu casa es pasto de las llamas, con toda una vida de recuerdos dentro. Hope digo, desesperado. S, ya s. Slo dime una cosa. Ests con ella? Niego con la cabeza. No. Ni con nadie. Llevabais tiempo con esto? No. Aquella noche fue la primera vez. Asiente, y sus ojos vuelven a colmarse de lgrimas. Sabes lo que no paro de repetirme?dice. No. Qu? - 186 -
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Pues que lo que pas fue slo un terrible lapsus, un momentneo arrebato de locura debido a que estabas asustado y nervioso. Y si mi padre no hubiera intervenido, t despus te habras sentido fatal pero habras acabado superndolo, y yo no me habra enterado nunca y todo habra ido bien entre t y yo. Ahora, por las noches, en vez de odiarte, odio a mi padre por meterse de aquella manera, por echarlo todo a perder. No es increble? Lo siento muchsimo, Hope. Abre el bolso y saca un estuche pequeo. Mira dice, ensendome el anillo , lo llevo siempre en el bolso. De vez en cuando me lo pongo otra vez en el dedo y me pregunto si no hemos perdido el mundo de vista, si no fue todo un simple incidente, agravado por unas circunstancias concretas. No s, imagnate que la hubieras besado en cualquier otra parte y despus me lo hubieras dicho. Me habra puesto furiosa, claro, pero creo que lo habramos superado. Entonces, por qu esto es tan importante? Veo en sus ojos llorosos una invitacin desesperada, una apremiante necesidad de que yo d aliento a la idea. Me estremezco ante la posibilidad de que lo que crea irremediablemente perdido pueda estar por increble que parezca al alcance de mi mano, de que podra acabar en brazos de Hope, el desconsuelo aterrador de nuestras actuales circunstancias relegado ya a un primer olvido... hasta desaparecer por completo. No puedo me oigo decir tristemente, y ella parece tan sorprendida como yo mismo. Nunca confi en que Hope pudiera amarme del todo, y slo ahora, cuando pongo fin irrevocablemente a nuestra relacin, se me hace evidente la realidad de su amor y es como si la hubiera vuelto a perder por segunda vez. No puedo repito, con la voz preada de emocin, mientras todo se pone brumoso a travs del prisma de nuestras lgrimas. La gente nos roza al pasar, incesantemente, oleadas de personas que salen de algn lado, que van a alguna parte, riendo, fumando, hablando por el mvil, ajenos al holocausto de un universo que implosiona ante sus mismos ojos.
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Captulo 38
Llego al apartamento justo cuando un deportivo Mitsubishi color cereza se detiene y aparca delante en doble fila. Una mujer alta y guapsima de larga melena negra se apea del coche, vestida, con mallas hasta media pierna, que dejan ver una rosa tatuada ms arriba del tobillo, y un jersey corto con cremallera lo bastante ceido para realzar espectacularmente sus notables curvas, tanto delanteras como traseras. Abre la puerta de atrs y hace salir a un nio de unos cinco aos con ricitos rubios y unos ojos grandes y pensativos que parecen ms apropiados para un adulto. La mujer le da la mano y empieza a subir los escalones con ademanes de quien tiene plena conciencia de sus innatos atributos fsicos. La ayudo?me ofrezco, subiendo detrs de ella. Se vuelven los dos y me miran. La piel de ella es oscura, y lleva las uas pintadas de un rojo chilln con las puntas blancas. El nio lleva un juguete en la mano libre, un trenecito azul con cara risuea. Norman King se aloja aqu?me pregunta la mujer con una voz que delata su hbito fumador. Se alojaba digo con cautela, a sabiendas de que si una mujer as est buscando a Norm es porque hay algn lo. Soy Delia dice, como si yo tuviera que saberlo. T eres Zack? El nio me mira al or pronunciar mi nombre, y rpidamente vuelve a su tren. S digo. En qu puedo ayudarte? Norm dijo que te llamara si le ocurra algo dice Delia. Ya. Te he dejado media docena de mensajes. Lo siento. Hace das que no llevo el mvil encima. Ya dice ella. Es que s? Que s qu? Le ha ocurrido algo? Norm est bien digo. Entonces es un capullo declara Delia y da un respingo, tapndole tardamente los odos al nio. Mierda. Perdona, Henry. No escuches. Vale dice Henry. Por qu no te sientas aqu y juegas con Thomas mientras Delia habla con este seor tan simptico? Henry le suelta la mano y se sienta en los escalones. Pulsa un botn del tren y lo mira rodar despacio por lo ancho del escaln. Cuando choca con la pared, el nio le da la vuelta. - 188 -
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Tu hijo?pregunto. Qu va!dice Delia, horrorizada, y algo dentro de m se revuelve, un rgano comprende antes que el resto de m lo que est pasando . Es el hijo de Norm. Qu? Oye, Norm me pag quinientos pavos para que cuidara del cro un par de das, a lo sumo tres. Ya ha pasado una semana, y no puedo seguir ocupndome de l. Ahora entiendo por qu me dio tu nmero. Entre t y l no hay manera de que nadie me devuelva una puetera llamada. Yo bailo por las noches, y he tenido que llevarme a Henry al club. Ya te puedes imaginar que aquello no es Disneylandia. Me apoyo en el pasamano y miro al nio mientras asimilo la informacin. Conque Norm tiene un hijo digo. Exactamente confirma ella, hablndome como si fuera un cro. Creo que esto ya haba quedado claro. Asiento, tragando saliva. El nio baja la cabeza y contempla su tren con gran concentracin. Dnde est su madre? Cmo coo voy a saberlo?dice Delia, impacientndose. Yo lo nico que s, es que un trato es un trato. El cro es simptico y tal, pero no es hijo mo, y yo tengo que hacer mi vida. Bueno, sabes dnde encontrar a Norm? Puedo intentar localizarlo digo, sin dejar de mirar al nio. Quieres esperar un poco? No puedo dice ella. Tengo que irme pitando a Atlantic City. Acto a las nueve. Trabajas en Atlantic City? Mete la mano en el bolso y extrae una tarjeta arrugada con un artstico dibujo de una mujer desnuda doblada por la cintura, y su nombre y un telfono en letras grandes. Al pie, pone: Bailarina extica. Despedidas de soltero / Espectculos privados / Satisfaccin garantizada. Satisfaccin est subrayado. Es mi nmero de mvil. Dile a Norm que si no s nada de l antes de esta noche, llamar a la polica. El nio es un encanto y no quiero hacerlo, pero puede que lo haga, entiendes? Digo yo, qu clase de padre deja a su hijo con una bailarina? Puedes dejarlo aqu conmigo digo. Tengo que ver a Norm pronto. Levanta las cejas momentneamente intrigada, pero luego niega con la cabeza. No te conozco, y no pienso dejarlo con un desconocido. Soy responsable del nio, y quin me dice que no eres un pervertido. Perdona que te lo diga. Descuida. Norm es mi padre. Eso la sorprende. Me tomas el pelo. No. En serio. Mira a Henry, ms apaciguada. Entonces Henry es tu hermanastro o algo, no? Mi medio hermano digo. Henry me mira un momento. Cuando el tren da con la pared, el nio hace ruido de explosin. - 189 -
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T no sabas nada? No. Delia reflexiona un rato. Es mejor que no dice al cabo. Yo no conozco a nadie en todo este lo, slo s que no pinto nada. Se inclina y coge la mano de Henry. Vamos, cario dice, ayudndolo a levantarse. T encuentra a Norm, vale? Vale digo. Me agacho para mirar mejor a Henry. Hola digo. Yo soy Zack. Henry esconde la cara detrs de uno de los impresionantes muslos de Delia. Deberais salir en el programa de Oprah dice Delia, empezando a bajar. Espera. Mientras ella acomoda al nio en el asiento de atrs, bajo los escalones, me saco la cartera y extraigo unos billetes . Aqu hay unos doscientos dlares digo. Delia mira el dinero con suspicacia. Ya te he dicho que no voy a dejarlo aqu. Lo entiendo, pero no llames a la polica. Yo lo arreglar todo, de acuerdo? Me mira de arriba abajo, una chica poco acostumbrada a negociaciones espontneas por un puado de dlares. Luego toma el dinero, se baja un poco la cremallera del jersey e introduce los billetes en su sujetador de raso color rojo. Te doy un da ms dice. Es todo lo que pido. Mientras se alejan, veo que Henry levanta la mano para saludarme, y aunque es demasiado pequeo para sacar la cabeza por encima del respaldo y ver que yo le saludo tambin, lo hago igualmente.
Quin era sa?pregunta Jed cuando entro. Est sentado a la mesa de detrs del sof, vestido de manera poco habitual mientras trabaja en el ordenador. Era Delia. Ahora sales con bailarinas de striptease? Cmo has sabido que se dedica a eso? Se da unos toquecitos en la sien: Es mi sexto sentido. Has visto al chaval? S. Es hijo de Norm. De Norm y ella?pregunta, escptico. No digo. Es ms complicado. Entonces explcamelo. Otro da digo, derrumbndome en el sof. En cuanto alguien me lo explique a m. O sea que no tenas ni idea. - 190 -
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As es. No s si an estoy sorprendido, o slo sorprendido de estar sorprendido. Jed viene a sentarse a mi lado. Has visto a Hope? S. Ests bien? Pienso la respuesta. Hoy han pasado muchas cosas, y me est costando ensamblar fenmenos con emociones. No lo s. Pregntamelo dentro de unas semanas. Hecho dice Jed. Me prestas el coche?pregunto. He de ir a Riverdale. Tengo una cita dice. Te acompao yo. Gracias. Guardamos afable silencio durante unos segundos. Oye digo, dnde est la tele? Ah, s dice Jed, frotndose tmidamente la barbilla. Me he deshecho de ella esta maana. Te has deshecho de ella. La baj a la acera. No haban pasado ni veinte minutos, que aparece un tipo con un carretn, unos patines y una tabla y se la ha llevado. Y ahora qu vas a hacer? Asiente con la cabeza: se esperaba esta pregunta. No lo s dice. Pregntamelo dentro de unas semanas.
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Captulo 39
Cuando volv a la ciudad, Norm prefiri quedarse en Riverdale y dedicar un tiempo a Pete. En su momento la idea me pareci bien, pero a estas alturas debera haber sabido que todo lo que Norm hace tiene un fin oculto, en este caso evitar a la despampanante canguro a quien haba dado mi nombre para casos de emergencia. Entro ahora en la casa y me encuentro a Norm en el sof mirando un vdeo con Lela y Pete (es como un cuadro de Rockwell pero sin perrito), y me dan ganas de agarrarlo de la camisa y echarlo a patadas. Hola, Zack dice Pete. Estamos mirando Indiana Jones. Zack dice Norm, contento de verme. Cmo t por aqu? Me pongo delante del televisor y estampo la tarjeta de visita de Delia en la mesita baja. Norm la alcanza, y puedo ver la trayectoria de su reaccin: curiosidad, sorpresa, comprensin, defensa. Mejor que vayamos afuera dice en tono ttrico. No, mejor nos quedamos aqu digo. Qu ocurre?pregunta Lela. Ests tapando la tele protesta Pete, estirando el cuello para ver la pelcula. Cundo pensabas decrnoslo?le pregunto a Norm. Decirnos qu?dice Lela. Que tiene otro hijo. Lela da un respingo: Qu? Norm cierra los ojos y me dice: Quera contrtelo. Slo esperaba el momento adecuado. Ya, e imagino que eso ocurrira antes de que Delia consiguiera localizarme. Delia es la madre?dice Lela. Delia hace striptease aclaro. Es bailarina murmura Norm, a la defensiva. No entiendo nada dice Lela ponindose de pie, y en ese momento caigo en la cuenta de un hecho: Lela estaba muy arrimada a l, besuquendolo casi, de lo que deduzco que haba algo ms ntimo en el ambiente de lo que yo pensaba. Mira a Norm, expectante: Delia es la madre? Te has vuelto a casar? Pete nos mira, registrando tardamente que algo importante est ocurriendo, y pulsa de mala gana el botn de pausa. Ahora vena lo mejor refunfua. No estoy casado le dice Norm a Lela, con mucho nfasis. Y estamos en las mismas: la frase transmite un mensaje independiente en una - 192 -
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frecuencia privada, y es ahora cuando quedo casi convencido de que Norm no slo quera estar un rato con Pete. Quiz son imaginaciones mas, o quiz fui un ingenuo al no esperarme esto desde un principio: dos antiguos enamorados, uno de ellos drogado con Viagra, durmiendo en camas separadas y bajo el mismo techo desde hace ya cuatro noches. En cualquier caso, yo no preguntar, ni tampoco ellos me dirn. Susan muri hace siete meses aade Norm. Y quin era Susan?pregunto. Mi mujer. As que ahora eres viudo... Tcnicamente hablando, no reconoce. Explcate mejor. Norm asiente con la cabeza. Nos divorciamos un par de aos antes de que ella muriese. Cuando Henry tena dos aos, aproximadamente. S, supongo. Henry es tu hijo?dice Lela. Qu pasa aqu?dice Pete, bizqueando en su intento de seguir la conversacin. Sube a tu cuarto, Peter. Por qu? Tenemos que hablar en privado. Pero el vdeo...protesta. Acabaremos de verlo dentro de un rato. Qu lata dice Pete, pero se levanta del sof y empieza a subir las escaleras, con cara de no entender cmo ha podido estropearse todo tan deprisa. O sea, resumiendo digo en cuanto Pete llega arriba, te volviste a casar, tuviste un hijo, te divorciaste (y van dos), y estabas otra vez haciendo tu papeln de padre vagabundo cuando tu ex va y se muere, dejndote un nio de cuatro aos al que apenas conocas. Cuid de ella mientras estuvo enferma se defiende Norm. No tena a nadie ms. Te tena a ti, claro que contigo nunca se puede contar, verdad, Norm? Su cabeza cae hacia delante como si le hubiera dado una patada en la entrepierna, y junta las manos sobre el regazo. Crea que ya habamos hecho las paces grue. Yo tambin, pero ahora resulta que no. Zack dice Lela en voz baja. No, mam. Nos ha estado mintiendo y engaando todo el tiempo. Porque no saba cmo explicarlo dice ella. Fjate en ti: cunto tiempo has tardado en decirle a Hope que no queras casarte con ella? No se trata de eso digo, mirando a Norm. Poda haber trado a Henry consigo, habra sido perfecto: los hermanos y el hermanastro. Menuda escena, y ya - 193 -
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sabemos lo mucho que le gustan las escenas a Norm. Pero no, se presenta l solo dejando al nio nada menos que al cuidado de una bailarina de striptease, y ms das de los que haban acordado. Esto no encaja, ni siquiera viniendo de una mierda de padre como l. Por eso te pregunto, Norm, quieres decirnos exactamente a qu has venido? Porque yo ya no me trago que fue slo para hacer las paces. Una lnea delgada de sudor ha aparecido en la frente de Norm, que ahora est blanco como la cera y respira con tanta dificultad, que temo que de un momento a otro empiece a hiperventilar. Norm dice Lela, te encuentras bien? Asiente con la cabeza, inspira hondo varias veces. Sintate un momento me pide, con la voz delgada y rasposa. Me quedo de pie. Por favor insiste, invitndome con la mirada a que me siente en el sof. Finalmente, cedo y tomo asiento en una otomana. Viniste para colocarnos el nio, verdad? le digo. Norm niega con la cabeza. Vine para ver si era capaz de ser padre otra vez. Se pasa el brazo por la cara y veo que est a punto de llorar. Miraba a ese nio, que ahora dependa de m, y no haca ms que pensar en ti y tus hermanos, en cmo os fall a todos. Supongo que hay hombres que no estamos preparados para esto; hace tiempo que me resign a que sea as. Mi padre no vala. Yo tampoco. Pero eso no te impidi tener otro hijo, eh? Para m nunca hay impedimentos dice, meneando la cabeza patticamente. Soy el rey del esta vez. Esta vez va a ser diferente. Pero luego no lo es. Y me alegr de que Henry tuviera a Susan, pero cuando me convert en su nico custodio, me entr el pnico. Le quiero, y tambin os quera a vosotros, pero eso no me impidi perderos a todos. Vine para ver a mis hijos, para ver hasta qu punto os haba hecho dao, y para ver si podais perdonarme. Es una estupidez, ya lo s, pero pens que si poda volver a formar parte de vuestras vidas, eso me dara la confianza de pensar que esta vez s que las cosas iban a ser distintas. O sea que no tuvimos nada que ver digo con acritud. Nosotros slo somos la escena del crimen. Norm mira a Lela y luego a m, frunce el entrecejo. Soy viejo, Zack. No sabes lo viejo que soy. Dilo. El qu? Que quieres que nos hagamos cargo del nio. Norm sorbe por la nariz, no se atreve a mirarme. Slo necesito ayuda. Chorradas. Quieres desentenderte, como siempre. No. Quiero lo mejor para Henry dice, sollozando. Tengo sesenta aos y no espero llegar a los setenta. Estoy mal del corazn y ya no pueden hacerme otro bypass. Cuando miro a Henry, tan hermoso, tan perfecto, pienso: No, no quiero - 194 -
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joderlo a l tambin. Mi ira es elctrica, me recorre vertiginosamente las venas prendiendo fuego a mi sangre. Que te jodan, Norm. No tenas ningn derecho. Lo siento, Zack. Hace ademn de tocarme y yo me aparto como si me diera asco. Que te jodan. Lo intenta de nuevo, y esta vez le vence el peso y Norm cae de bruces sobre la mesita baja, que se parte en dos, y aterriza de rodillas sobre el cristal hecho aicos. Se queda all quieto, sollozando por lo bajo con las manos en la cara hasta que finalmente Lela se sienta a su lado, toma la cabeza entre sus manos y empieza a mecerlo lentamente, como sola hacerme a m de pequeo cuando lloraba por la noche, vaco y dolido por algo que (y eso mi dura mollera slo ahora empieza a entenderlo) no haba existido nunca.
Paso un rato en el cuarto de Pete mientras Norm y Lela conversan abajo en voz baja. Pete no acaba de entender lo del medio hermano. Tiene otra madre?me pregunta por tercera vez. Exacto digo. Pero si es hermano nuestro, cmo es que no ha estado nunca aqu? Slo tiene cinco aos. Yo soy demasiado mayor para tener un hermano de cinco aos. No es verdad digo. Pete se pone a pensar. Y cmo se llama? Henry. Henry...dice. Y qu le gusta? Qu quieres decir? Si le gustan los helados, de qu sabor. No lo s. Su programa favorito? No s nada de l, Pete. Yo tambin acabo de descubrir que existe. Crees que pensar que soy imbcil? T no eres imbcil. A un nio de cinco aos puede que se lo parezca. No creo que a nadie le parezcas un imbcil. Eso lo dices porque eres mi hermano replica, y me da con el puo en el brazo. El tambin lo es digo. Anda, se me haba olvidado.
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Cuando vuelvo abajo, Lela est sentada a oscuras sorbiendo un vaso de t, la mirada perdida. Dnde est?pregunto. Has sido muy duro con l. Nos ha mentido. Me mira, meneando la cabeza. Sabes, Zack, que alguien merezca tu ira no le priva de merecer tambin tu compasin. Es difcil hacer las cosas bien, creme, lo s mejor que nadie. Y si slo las vas a hacer bien unas pocas veces en tu vida, con quin mejor que con tu familia? El ya no es tu familia digo. T y tus hermanos hacis que lo siga siendo. Bajo al stano, donde Norm est dormido en el sof cama con la camisa puesta, su panza subiendo y bajando al comps de sonoros ronquidos. Ahora que lo veo en estado de reposo, cosa rara en l, puedo examinar su cara, las arrugas, la curva de su nariz, los labios finos y sin humor, casi una mueca. Su cara, en descanso, es la de un desconocido. Conteniendo el aliento, me siento en el borde de la cama, y doy un respingo cuando los muelles saltan y gimen bajo mi peso. Cuando la cama se acomoda a la carga extra, contemplo el rostro de Norm a la dbil luz del pasillo de arriba e intento buscar algn punto de contacto con este ser insondable. Me tumbo de espaldas, con la cabeza a unos centmetros de su diafragma, mirando el techo manchado de humedad. Matt, Pete y yo solamos quitar los cojines de este sof cama y ponerlos en fila para dar volteretas mientras Norm, sentado a su mesa, anotaba la puntuacin en una libreta despus de cada salto y nos mostraba a continuacin el resultado con gesto solemne. Lo llamaba las Olimpiadas del Stano, y entre puntuacin y puntuacin haca tambin de locutor, bautizando con nombres ridculos nuestras evoluciones. Con el tiempo nos dimos cuenta de que Norm puntuaba ms alto en funcin del riesgo, no de la ejecucin del salto, y Matt y yo probbamos las cosas espectaculares en nuestra disputa por el segundo puesto. El primero era siempre para Pete. Te acuerdas de las Olimpiadas del Stano? pregunto. No contesta. Haca siglos que no pensaba en eso. Le hablo as un rato, rememorando cosas de mi infancia, contndole secretos que no le revelara si estuviera despierto, hasta que noto que me pesan los ojos y que me estoy durmiendo . Hablaremos maana, pap. Ya lo arreglaremos. Pero no. Porque al da siguiente Norm se ha marchado con todas sus cosas y encuentro una nota suya pegada al espejo del cuarto de bao: Cuida de l, por favor. Su cumpleaos es el 19 de febrero, y le encanta el helado de chocolate y la Justice League. Lo siento. Si slo hiciera falta el amor, yo sera el padre del ao. Examino agresivamente mi reaccin en el espejo. Esto no debera sorprenderme bajo ningn concepto. Luego, dejando la nota donde est, como una pista valiosa que no debe ser tocada, subo al piso de arriba pensando que le dar unas horas para que cambie de opinin antes de llamar a Matt.
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Captulo 40
Me ola que en todo esto haba gato encerrado dice Matt. Est en el sof, inclinado sobre sus rodillas, toqueteando nervioso la cremallera del bolsillo de sus gastados pantalones de camuflaje. Qu hijo de puta. Si hay alguien en el mundo que no deba tener otro hijo... Son las tres de la tarde. Me ha costado toda la maana localizar a Matt, pues su mvil estaba fuera de servicio por falta de pago. Finalmente he dado con Otto y le he convencido para que fuera a buscarlo, dando a entender que se trataba de un asunto familiar urgente. Es nuestro hermano le informa Pete a Matt, por quinta o sexta vez . Nuestro hermanastro. Tenemos el mismo padre. Que s, Pete dice el otro, mosqueado, pero enseguida reacciona y sacude con cario la rodilla de Pete. Perdona. Es que no me lo acabo de creer. Estamos los tres sentados en la sala de estar hablando de la situacin, mientras Lela guarda las cosas de la compra en la cocina. Ha dejado muy claro que esto era una reunin de hermanos, y as, excluyndose del asunto, se esfuerza por escuchar lo que decimos detrs de la puerta basculante de la cocina. Sabes dnde puede haber ido Norm?pregunta Matt. Ni idea digo. Hace unos das mencion algo de un negocio en Florida, aunque podra ser otra mentira. Conque formbamos parte del plan principal...dice Matt, asintiendo con aire pensativo. Yo esperaba verlo reaccionar con rabia, que empezara a despotricar contra Norm y a flagelarse por haber sido tan tontos de dejarnos poner otra vez en situacin de ser abandonados. Pero Matt se muestra reservado, incluso dira que sereno, si no fuera por sus manos, que no paran quietas . T le has visto? pregunta. Anoche. Fui bastante duro con l. No me refiero a Norm dice Matt, sino al chaval. A Henry. Me doy cuenta de que no le interesa Norm, que lo ha borrado de su vida. O tal vez es que, a diferencia de m, Matt nunca le haba aceptado de nuevo en su vida. S digo. Le vi ayer. Cmo es? Eso, cmo es?se suma Pete. La conversacin tiene un ritmo tpicamente familiar: Matt hace las preguntas y procesa la informacin, y Pete participa repitiendo lo que dice Matt, y mientras tanto yo hago el papel de orculo para ellos dos. No s digo. Reflexiono un momento. Pareca serio. Un poco solo, - 197 -
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tambin. Matt ha empezado a cabecear ms deprisa, exageradamente para la conversacin que mantenemos, los labios le tiemblan de emocin. Bueno dice. Cundo vamos a buscarlo? Eso, cundo vamos a buscarlo?repite Pete. An no hemos entrado en la parte ms espinosa, quin se har responsable de cuidarlo, cmo afectar eso a nuestras vidas. Pero mirando a Matt, veo que, al menos de momento, esto no es una prioridad, y me sorprendo a m mismo con una oleada de afecto hacia l y Pete, un afecto de hermano, mezclado con un poco de orgullo paterno. Yo pensaba salir a primera hora de la maana digo. Ya dice Matt, ponindose de pie y secndose los ojos con la manga como medida preventiva. Pues andando.
Iremos en el Mustang de Pete, lo cual no deja de tener cierta poesa, el coche que uno de los hermanos nunca debi tener utilizado para ir a buscar al hermano cuya existencia desconocamos. Estamos a punto de partir cuando Lela baja, a todo correr llevando en brazos un viejo asiento de seguridad para nios y una bolsa grande. Si pesa menos de quince kilos, tendr que ir en una silla elevada dice. Ponedlo en el asiento de atrs, pero no en medio, y utilizad el cinturn de seguridad. Nos la quedamos mirando. De acuerdo digo. Gracias, mam. Nos pasa la bolsa. Son unos bocadillos y algo de picar dice. Seguramente tendr hambre. Matt coge la bolsa. Gracias, mam. Nos mira con ojo crtico, jadeando un poco por los preparativos de ltima hora, la cara encendida, los ojos hmedos, con mechones de su pelo ensortijado flotando de cualquier manera en torno a su cabeza. Luego se acerca a Matt y le quita la peluca Elton John. Le vas a asustar dice, haciendo una pelota con la peluca. Bueno dice Matt, y le dedica una sonrisa juvenil. La miramos sorprendidos, a la expectativa, pendientes de ella. Qu pasa?pregunta. Norm ser lo que sea, pero yo me he pasado la vida queriendo a sus hijos. Nos da un beso a cada uno en la mejilla. Bueno, id a buscarlo ya. Pete quiere conducir, de modo que en cuanto pasamos el puente George Washington cambio de asiento con l. Matt le da instrucciones mientras yo marco el nmero de Delia en el asiento de atrs. Hola digo. Soy Zachary King. Quin? - 198 -
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El hermano de Henry. Ah, s. Has dado con Norm? S digo. Y? Ausente sin permiso oficial. Qu cabrn. No me lo puedo creer. Nosotros estamos bastante acostumbrados. Y qu coo voy a hacer ahora? Vamos de camino a buscar a Henry digo, confiando en que mi tono sea lo bastante autoritario. Vamos, quines?dice ella, recelando de inmediato. Tengo otros dos hermanos. Una pausa al otro lado de la lnea. Te conozco tan poco como ayer dice. Mira digo, Henry es nuestro hermano y venimos a buscarlo. Cuando conozcas a los otros dos, vers que es verdad lo que digo. Nos parecemos mucho. Mi hermano Matt es calcado a Norm. Y una mierda espeta Matt. No es verdad. Tengo que estar en el trabajo dentro de una hora dice ella, sin decidirse. Perfecto. Dnde trabajas?
Dejamos el coche en el aparcamiento de Tommyknockers, un autoproclamado club para caballeros con recursos, mientras el da languidece sobre el abandonado litoral de Nueva Jersey. Pete no est preparado para las chicas en topless que hacen cabriolas por la pasarela, se dejan resbalar por columnas o se tumban de espaldas para esparrancarse al son de canciones de Guns N' Roses. Su cara adopta una cmica expresin entre el pnico y la reverencia, especialmente cuando una de las bailarinas le invita a la parte de atrs para bailar en privado. No, gracias dice Matt mientras Pete emite risitas incontroladas. Estamos buscando a Delia. Tenis que hablar con Dave dice la chica. Quin es Dave? El dueo. Seala hacia la larga barra que hay en uno de los lados, ms all de las pequeas mesas redondas. Slo hay un taburete ocupado por un tipo de enorme barriga y cabellos ralos como alambres, y una barba que parece recortada adrede para lucir la gran papada que cuelga debajo como una bolsa de cigea. Es se?pregunto. El mismo dice ella, y se aleja para seguir ofrecindose al personal. Perdn le digo al hombre, Dave? Si lo pregunta es que ya lo sabe responde. Por la pinta, se dira que hace muchos aos se dedic a la lucha libre. Necesitamos ver a Delia. - 199 -
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Gira en el taburete y me mira de arriba abajo. Vienen por lo del nio? As es. Consulta su reloj y frunce el entrecejo. Delia acta dentro de diez minutos. Entonces habr que darse prisa. Dave tuerce el gesto, baja del taburete y nos conduce hacia el lado derecho de la pasarela, y luego al camerino. Hay un puado de mujeres desnudas sentadas ante una batera de espejos, maquillndose, vaciando en sus peinados envases enteros de laca y ajustndose desapasionadamente sus pechos sintticos en sujetadores de encaje. Ms mujeres vienen y van precariamente sobre tacones altsimos y poco ms, ajustndose con prisa faldas minsculas o tops superceidos, conversando unas con otras mientras se preparan para salir. Henry est sentado en un rincn, en el suelo, ajeno a la jungla de piernas y traseros entangados que le rodea. Tiene su tren Thomas en una mano mientras con la otra colorea a lpiz un folleto con el logotipo de la sala, dos mujeres desnudas, de perfil, doblndose hacia lados opuestos. Henry le llamo. Veo por su expresin que me ha reconocido. Te acuerdas de m? Asiente con la cabeza y se lleva el tren al pecho. Noto que Matt y Pete estn detrs de m, mirndolo. Antes de que podamos acercarnos ms, Delia se aparta de un espejo tamao natural y se coloca entre el nio y nosotros. Lleva sostn y bragas de lentejuelas, y la cara maquillada de tal manera que parece una marioneta. Qu tal dice, Zack, no? S. Viene a buscar al nio informa Dave. Ya lo s replica Delia, mirando a Pete y a Matt . Tenis manera de demostrar quines sois? Matt y yo sacamos nuestros respectivos permisos de conducir, que ella mira por encima antes de pasrselos a Dave. T qu opinas?dice. Dave le devuelve los permisos sin mirarlos. Opino que esto es un negocio, no un centro de da. Si han venido por el chico, arrglalo con ellos y sal inmediatamente a escena. Me arrodillo delante de Henry, que lo mira todo con ojos inteligentes. Henry le digo. T sabes quin soy? Asiente. Zack dice. Exacto. Y stos son mis hermanos, Matt y Pete. Henry mete la mano en el bolsillo del pantaln y me da una foto doblada y muy manoseada. Es un retrato de Matt, Pete y yo en Miami, pescando en una barca. Lela haba ido a ver a su madre, recin operada de un triple bypass, y yo haba aprovechado la ocasin para llevar a mis hermanos de pesca. Es de hace unos seis o siete aos, y no tengo la menor idea de cmo lleg la foto a poder de Norm. - 200 -
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S digo. Esos somos Matt, Pete y yo. Miro a Henry. T tambin eres hermano nuestro. Ya lo s dice. Oye, te gustara venir a vivir con nosotros? Henry analiza la invitacin con el aire experto de quien est acostumbrado a cambios drsticos de vida y domicilio. Mi mam muri dice con toda naturalidad. S, lo s digo. Lo siento. Sabes dnde est mi pap? Se ha marchado unos das. Henry asiente y vuelve a mirar el tren. Siempre se marcha dice. Ya lo s. Tambin es mi padre. Por eso es bueno tener tres hermanos, no? As nunca estars solo. Pete se le acerca y se pone en cuclillas. Yo tambin tengo trenes dice. Un montn. Y vas y puentes y una estacin. Tenis pilas?pregunta Henry. Algunas. Henry asiente y alarga la mano. Me devuelves la foto? Se la doy, y veo que la dobla como un preciado talismn, con sumo cuidado, antes de metrsela de nuevo en el bolsillo. Se me hace un nudo en la garganta. Bueno dice Delia. Si me dais otros mil dlares, quedamos en paz. De qu demonios habla?pregunta Matt. Ayer le di doscientos digo. Y yo te di un da ms replica Delia. He tenido al cro ms de una semana. Ha habido que alimentarlo y vestirlo, para no hablar de las horas de trabajo perdidas. El trato lo hiciste con Norm le digo, no con nosotros. Vamos a ver tercia Dave. Ms vale que lleguis a un acuerdo inmediatamente, porque quiero ver ese culo en escena dentro de dos minutos o mi negocio se ver afectado, y no querris que eso suceda, verdad? Creo que me explico. Al cuerno dice Matt. Llevmonos al chico de una vez. Ella tiene derecho a una compensacin dice Dave, plantndose delante de la puerta. Est bien cedo, sacando la cartera y empezando a contar billetes . Llevo ciento ochenta y tres dlares encima. Matt, t cunto tienes? No me parece aceptable dice Dave. Por lo que parece, ahora representa a Delia. Yo no soy una pedigea dice ella. Soy una profesional. Cobras por ensear las tetas replica Matt, que empieza a sulfurarse. Que te jodan, punkie de mierda! - 201 -
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Se produce un intercambio de gritos entre Matt, Delia y Dave, pero yo estoy mirando a Henry, que se ha alejado unos pasos, asustado por el gritero. Se me queda mirando un rato, y entonces, sin previo aviso, se lanza corriendo a mis brazos y esconde la cara en mi hombro como si lo hubiera hecho un milln de veces. Y al abrazarlo yo por primera vez y acariciarle los rizos que me hacen cosquillas debajo del mentn, tengo una sensacin visceral y familiar, como un recuerdo del futuro. El hechizo pasa cuando Matt y Delia se vuelven y me miran, y al momento se hace un silencio de funeral. Por favor digo mirando a Delia. Lo llevamos a casa. Ella se me queda mirando largo rato, menea la cabeza y coge los billetes de mi mano. Vale dice, y me sorprende al acercarse para dar un beso a Henry en la coronilla. Cuidadlo bien, eh? Miro a Dave y, tras unos segundos de tensin, el tipo se aparta y salimos del camerino. Matt y Pete me hacen de guardaespaldas mientras cruzamos el club, y a todo esto Henry no ha levantado la cabeza de mi hombro, agarrado a mi cuello hasta que salimos al aparcamiento.
Estamos pasando Egg Harbor, hace media hora que hemos dejado atrs Atlantic City. Voy sentado detrs con Henry, que se ha quedado dormido en el asiento elevado con la cabeza en mi hombro. De repente, me inclino hacia delante y le doy una palmada a Matt. Para el coche! Qu? Para ordeno. Ahora! Qu coo te pasa?exclama, detenindose en el arcn. Shhh!dice Pete, sealando a Henry. Nada de palabrotas. Perdn. Salgo del coche y escudrio con la mirada el bosque de ms all del arcn. Subo la cuesta avanzando en diagonal, en direccin a un repetidor de radio. Es aqu, estoy seguro. No haba vuelto a pasar por este sitio desde entonces, pero recuerdo esa torre surgiendo de entre los rboles como un dragn contra el cielo nocturno mientras se me llevaban del lugar del accidente. Zigzagueo apresuradamente entre los rboles buscando ramas partidas o restos de automvil, algo que indique el lugar exacto del choque, pero a oscuras es imposible ver nada. Entonces, en un pequeo claro, encuentro un tronco con la parte inferior desprovista de corteza, dejando ver la carne nacarada como si fuese una herida abierta. Busco en el suelo alrededor del rbol pero no hay nada, el bosque ha expulsado o tragado los ltimos vestigios del siniestro. Me siento con la espalda apoyada en el tronco y miro a mi alrededor. Oigo un ruido a mi izquierda, y un conejo sale de la maleza, se queda parado sobre las caderas, tembloroso, examinando nervioso la zona. Sus ojos reparan en m, y nos miramos largo rato, cada cual pensando en la supervivencia a la manera de su especie - 202 -
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respectiva. Me saco el mvil del cinturn y lo abro para buscar el nmero del mvil de Rael, que hasta ahora no me he atrevido a borrar. Sin dejar de mirar al conejo, pulso enviar al tiempo que noto como un aire misterioso en mis tripas. La pantalla indica que este nmero no est en activo, pero unos segundos despus el telfono suena. Soy Miguel. Ahora no puedo atenderte. Por favor, deja tu mensaje y ver de ponerme en contacto lo antes posible. Adis. Hola, Miguel digo. Este nmero perteneca a mi mejor amigo, que muri en accidente de coche hace unos dos aos. Tendra que haberlo borrado de mi directorio, pero ya ves. Supongo que pensaba que si pulsaba el botn en el momento justo, me saldra su voz, pero no. En fin, espero que las cosas te vayan bien y que el telfono te funcione. Por cierto, se llamaba Rael. Qu ms da. Seguro que t tienes tus propios problemas. Te dejo en paz. Adis. Miro la pantalla y pulso los botones necesarios para eliminar el nmero de Rael. Est seguro de que quiere borrar definitivamente el nmero indicado?, pregunta el telefonito. Pulso borrar otra vez y el nmero desaparece. El siguiente nmero es el de casa de Rael. Tamara responde al segundo tono. Hola, digo, pero es una de esas conexiones en las que quien llama oye al llamado, pero no al revs. Diga?, dice Tamara. Diga? Le respondo pero ella no me oye, y me quedo un rato escuchando su voz parece un poco irritada hasta que cuelga. Y es mejor as, porque no s lo que le habra dicho aunque ella hubiera podido orme.
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Captulo 41
Matt est en el saln con su guitarra elctrica, cantando canciones de Barrio Ssamo con un ligero toque punk, mientras Henry est en el suelo, disfrazado de Buzz Lightyear, rindose como un histrico. Me miran al verme entrar vestido con un viejo hbito de monje y una careta de duende. A Henry parece inquietarle la mscara, de modo que me la quito, y mis cabellos quedan tiesos de electricidad esttica. Soy yo digo tmidamente. Ya lo saba responde, pero sin duda le alivia el comprobarlo. Matt toca una versin distorsionada de Elmo's World. Ests listo?le pregunto a Henry. Se pone de pie. No te pongas la careta. De acuerdo. Matt besa a Henry en la coronilla al levantarse del sof. Me voy dice. Esta noche tenemos baile de Halloween en el Irving Plaza. Vais mejorando digo, impresionado por la noticia. El grupo que tena que tocar se ha rajado en el ltimo momento dice Matt, encogindose de hombros. Jed conoca a un tipo. Buena suerte. No la necesito. Matt se cuelga la guitarra al hombro y va hacia la puerta, y luego seala a Henry con el dedo en un gesto de advertencia. Nada de drogas ni de chicas menores de edad, entendido? Henry asiente muy serio, y eso nos hace sonrer. Las calles estn llenas de ruidosos grupos de trick-or-treaters* y sus correspondientes carabinas. Henry me coge la mano con fuerza y se detiene a cada momento maravillado de los fantasmas, monstruos, androides y hobbits con los que nos cruzamos a la media luz de las lmparas de porche. Despus de slo dos semanas, su confianza en m es absoluta, como si hubiera encontrado por fin un sitio seguro donde depositar una carga que llevaba encima desde hace tiempo. Por ensima vez desde que fuimos a buscarlo al Tommyknockers, me juro en silencio ser digno de mi papel. Hacer el juramento ahora, con este disfraz de monje encapuchado, parece aadirle un cierto peso. Por qu no ha venido Pete?me pregunta Henry.
En la noche de Halloween, es costumbre recorrer casas en pandilla amenazando con hacer una jugarreta (trick) si no se recibe un regalo (treat). (N. del T.)
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Prefiere quedarse en casa y asustar a las pandillas. Ah. El da que lo llevamos a casa de Lela, instalamos a Henry en mi vieja habitacin. Todava no sabemos bien cmo vamos a organizado todo, pero, mientras tanto, la idea dominante es que Henry se sienta en todo momento rodeado de su familia. Yo he dormido estos das en el sof de la planta baja evacuado por Norm, y Matt tambin se presenta casi a diario. Jed apareci hace unos das en una furgoneta alquilada, se present a Henry diciendo que era el to Jed y procedi a descargar un sinnmero de artculos de Toys R Us mientras Henry lo miraba todo con autntico jbilo. Dejamos a Henry y a Pete examinando los juguetes y fuimos a hablar con Matt, que estaba en el patio de atrs fumando un cigarrillo. Hola, Matt dijo Jed. Le has contado a Zack lo de mi visin? No contest Matt. Haba anunciado su intencin de dejar el tabaco por Henry, pero de momento la cosa no va muy bien. Preferira que lo hicieras t. Jed se volvi hacia m. Estaba con Matt en la tienda de guitarras cuando tuve una visin. Despus de la fiesta de Zack, como mi familia ha decidido llamarlo para siempre, Matt y Jed llegaron a un tortuoso acuerdo segn el cual Jed se encargara de buscar bolos a los Worried About the WENUS y de conseguirles un buen productor para su primera demo. El primer paso fue comprar material nuevo para toda la banda. Ahora te ha dado por tener visiones? dije. Parece que la cosa va en serio dijo Matt. Me huele a chamusquina. Se tratara de una especie de grandes almacenes musicales dijo Jed, haciendo caso omiso de mis palabras . Una tienda supersurtida de material para msicos, con estudios de grabacin para que los grupos graben sus demos y un bar con escenario donde puedan tocar los grupos de por aqu. Asent con la cabeza. Interesante. Las oportunidades para promocionarse son infinitas prosigui Jed muy animado. Tienes cuatro o cinco fuentes de ingresos bajo el mismo techo: el bar, los instrumentos, el estudio de grabacin y los conciertos. Organizas actos para presentar nuevos talentos y la gente viene y compra material. Ayudaremos a los grupos a hacer demos y ofreceremos descuentos en horas de estudio si nos compran el material a nosotros. Y podemos negociar con los mayoristas de instrumentos para garantizar las horas de estudio a cambio de publicidad de las diferentes marcas en lugares estratgicos de la tienda. Conozco a varios capitalistas que estarn encantados con la idea. Estoy dando los ltimos toques. Ah, y en cuanto tengamos listo el prototipo, ampliaremos el negocio a otras ciudades. Va a ser increble dijo Matt con entusiasmo mientras encenda otro pitillo, pensando ya en las ventajas de todo el asunto. - 205 -
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Me acord entonces de la poca en que Jed hablaba en este tono constantemente, pontificando sobre la ltima empresa descubierta por su compaa de inversiones, o sobre por qu sus productos revolucionaran una industria en particular. Yo no me haba dado cuenta de que echaba eso de menos hasta aquel preciso momento, y me dieron ganas de abrazarlo y darle la bienvenida al mundo de los vivos. En cambio, slo dije: Suena muy bien. Yo redactar el plan y buscar tambin un socio capitalista continu Jed. T negociars el arriendo y te ocupars de los contratos con los mayoristas. Oh, as que tambin formo parte? Jed me mir de mala manera. Tienes algo mejor que hacer? Cuenta conmigo dije con una sonrisa. Estupendo Jed me estrech la mano, porque vamos a montar la oficina en tu habitacin.
Despus de una hora de ir por las casas, la bolsa de Henry est repleta de caramelos y bombones, adems de un tubo de dentfrico y un cepillo de dientes elctrico regalo farisaico de un aguafiestas. Un grupo de nios pasa corriendo mientras el padre de uno de ellos los roca de serpentinas en aerosol. Henry se queda quieto mirndolos con una sonrisa feliz, disfrutando con sus travesuras, y entonces me pregunto cuntas veces debi de jugar con otros nios el ao que estuvo con Norm. Tomo nota de buscarle amigos en el vecindario. De vuelta en casa, Drcula abre la puerta y nos ruge como una bestia mientras tira Milky Ways a la bolsa de Henry. Hola, Pete dice el nio. Hola, Henry. Parece que traes muchas golosinas. Henry asiente con la cabeza y le muestra la bolsa a Pete, muy satisfecho. Nos queda pasar por un sitio digo. Necesitamos las llaves de tu coche. No hay problema dice Pete. Pero antes...Agarra a Henry y lo sostiene en vilo. Te voy a chupar la sangre! Drcula digo, ten piedad... Piedad, yo!chilla Pete con su mejor acento transilvano, y clava sus colmillos de pega en el pecho de Henry, mientras ste se re como un loco.
De quin es esta casa?me pregunta Henry desde el asiento de atrs. Dan muy buenos caramelos. Oh dice, y asiente con la cabeza. Con permiso de Henry, me he puesto otra vez la careta de duende bajo mi capucha de monje. Tamara abre la puerta en vaqueros y jersey, con el pelo sujeto de cualquier manera mediante unas horquillas de plstico. - 206 -
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Buzz Lightyear!exclama, arrodillndose para examinar el disfraz de Henry. El nio le sonre tmidamente. Observo a Tamara a travs de la mscara y mi saliva humedece la goma, que se me pega a la cara. Es una sensacin extraa, estar tan cerca de Tamara sin que ella lo sepa. Me muero de ganas de acariciarla, de meter los dedos entre los rizos de su pelo, pero Tamara se asustara de un monje satnico, as que permanezco quieto e impotente. Cmo te llamas? Henry. Aqu tienes, Henry dice Tamara, metindole en la bolsa unos muecos de miniatura. Levanta la vista al hacerlo, y estoy casi seguro de que puede verme pese a la careta; pero si as fuera, Tamara se tomara a mal esta intromisin, no? En cambio, la expresin que se dibuja en su rostro est lejos de todo enfado. De repente, se acerca y me da un abrazo. Yo la abrazo tambin, demasiado sorprendido para decir nada. Al cabo de unos segundos me susurra al odo: Por favor, dime que eres t. Crea que tratabas as a todos los adultos digo con la voz amortiguada por el disfraz. Gracias a Dios suspira, y me abraza ms fuerte. Cmo lo has sabido?pregunto, abriendo los dedos en su espalda. Noto que est temblando. Mi alarma-Zack estaba fallando. Finalmente nos separamos. Bueno, qu?dice mientras me quito la careta. No me digas que has alquilado un nio para esto... Te presento a Henry King respondo, apartndome unos cabellos pegados a la cara mientras Henry se agarra a mi pierna. Mi hermano. Tamara se me queda mirando y cabecea lentamente. Vaya dice. Habrs tenido unas semanas bastante movidas, eh? Ni un segundo de aburrimiento. Dnde est Sophie? Durmiendo. Puedes pasar un rato? Me gustara, pero he de llevar a Henry a casa. Ya debera estar acostado. Tamara me abraza de nuevo, con fuerza y sin remilgos, uno de sus abrazos marca de fbrica, y slo sus brazos me impiden arrugarme como un mueco de trapo. A veces no hace falta decir nada. A veces, con la persona adecuada, las cosas necesitan un tiempo para infiltrarse, sin todo el ajetreo de las palabras y las discusiones. Vuelve ms tarde dice Tamara con un gesto esperanzado y los ojos muy abiertos. De repente, e inexplicablemente, volvemos a estar flotando en un mundo de promesas. Henry y yo salimos a la noche estrellada, y no s si esta fiesta es pagana o no, pero jurara que al mirar arriba veo el cielo de los justos.
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JONATHAN TROPPER
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A Henry hay que acostarlo con dos cuentos, que, una vez se le han ledo, deben dejarse en la cama al alcance de su mano mientras se duerme. La puerta del vestidor queda encendida y la puerta entornada: Henry duerme con ese rombo de luz sobre su cama, el tren Thomas en una mano y la foto de sus hermanos perdidos y ahora hallados bajo la almohada. Es un nio de esmerados rituales, dado a buscar el orden y lo predecible en todos los detalles tras haber descubierto que el mundo que le rodea deja mucho que desear en este sentido. Slo cuando todos estos salvavidas estn en su sitio, le doy un beso de buenas noches y salgo de la habitacin cuidando de no dejar la puerta demasiado abierta. Mi madre est sentada en la parte alta de la escalera, emparejando pequeos calcetines blancos de un viejo cubo de la colada. Te portas muy bien con l me dice. Gracias. Sabes?, soy demasiado mayor para criar a otro hijo. Me siento a su lado en la escalera y saco un puado de calcetines. Ya lo s, mam. Nuestros codos entran en contacto mientras emparejamos calcetines, desprendiendo chispas debido a la moqueta. Es un nio encantador dice. Y yo estoy aqu para ayudar, pero soy demasiado vieja para hacerle de madre. Henry debera tener una vida normal, quiz podra ser el primer King en tres generaciones que tiene un modelo masculino positivo. Apoya la cabeza en mi hombro mientras yo junto dos calcetines blancos y hago una pelota con ellos antes de tirarlos al cubo. Ya lo s, mam digo.
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Captulo 42
Tamara me abraza con furia cuando cruzo la puerta. Nos quedamos un buen rato all de pie, en el zagun, mecindonos despacio mientras dentro de m todo se mueve y se retuerce como si las piezas empezaran a encajar. Yo te eleg a ti le digo. Lo s dice sonriendo. Te he echado mucho de menos, y haba llegado a la conclusin de que si no me hubieras elegido, no habras metido la pata de aquella manera. La miro, incrdulo. Si eso pensabas, por qu no me llamaste? Menea la cabeza y me abraza de nuevo. Saba que si yo tena razn, vendras tarde o temprano. Tengo tantas cosas que contarte...le digo, tembloroso, con la voz queda e insegura. Se aparta unos pasos, me mira sonriente, y me da un beso. Despus susurra, y me conduce escaleras arriba.
Ms tarde, yaciendo entre sus piernas y todava firmemente hincado en ella, mantenemos una conversacin en voz baja que ella interrumpe aqu y all para besarme dulcemente en el mentn y el labio inferior. Tengo una idea digo. A ver. Saltmonos todo el proceso de sondearnos el uno al otro, de establecer dnde estn los lmites y quin tiene sentimientos ms fuertes hacia el otro. Convengamos en que estamos enamorados y demos por hecho que no hay trampa ni cartn. Tamara me pasa un dedo por la columna y yo me estremezco y subo las manos all donde sus senos se funden con mi pecho. Eso es fcil de decir y no tan fcil de hacer murmura, rebaando el sudor de mi cuello con la punta de la lengua. De momento, nada nos ha resultado fcil digo, y noto cmo me caliento otra vez dentro de ella. Ya sera hora. Tamara cierra los ojos, arquea la espalda debajo de m, echando la cabeza atrs y poniendo los ojos a media asta mientras me aprieta hacia ella. Su gesto es de esfuerzo placentero, y, aunque es la primera vez que hemos estado aqu como estamos ahora, s que siempre asociar ese gesto a nuestros momentos de amor, y que cuando estemos separados cerrar los ojos y ver esa expresin. Bien, qu dices?susurro, estirndome encima de ella. - 209 -
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Que vamos a probarlo contesta, un instante antes de que sus labios se abran para devorar los mos.
Mientras Tamara duerme voy de puntillas al cuarto de Sophie y le doy un beso. Ella se vuelve de lado, abre los ojos y me mira, completamente despierta. Zap susurra, ronca de sueo. Te aoraba, Sophie digo. Zap vuelve. S. Zap vuelve. La peli de Annie se rompi me informa. Tendremos que ir a la tienda a comprar un dvd nuevo, no? S, comprar un DVD nuevo dice, bostezando. Maana dnde vamos? No s le digo. A donde t quieras. Zap dnde va? Le froto la espalda flojito. Zap no va a ninguna parte digo.
Aunque me encantara, no puedo quedarme a pasar la noche. Henry se despierta de madrugada, llorando, y baja corriendo las escaleras, aterrado de que yo pueda haberle abandonado. Por ms que le tranquilice durante el da, est visto que su subconsciente no lo ve muy claro. Confo en que slo sea cuestin de tiempo. A diferencia de nosotros, Henry es muy pequeo y probablemente no habr sufrido un deterioro psicolgico duradero a causa de las negligencias de Norm. Se me ocurre buscar algn terapeuta infantil, pero no quisiera ser de esas personas que mandan a sus hijos a un terapeuta distinto cada vez que les pasa algo. Claro que tampoco quiero ser de esos que, por principio, les niegan a sus hijos el beneficio de cualquier terapia. Lo he hablado con Lela, que sabe lo suyo de nios con problemas, pero slo me dijo bienvenido a la paternidad, donde la nica certeza es la incertidumbre. Quiz s, pero cuando veo pnico en los ojos desorbitados de Henry, su boca abierta en un grito petrificado mientras le seco las lgrimas, estoy seguro de que odio a Norm con un ardor que amenaza desbordarse en cualquier momento. Pero luego, en otras ocasiones, cuando Henry est jugando pacficamente con sus trenes o escuchando cmo le leo un cuento, sus dedos jugueteando distradamente con el vello de mis muecas, me entra un poco de melancola al pensar en Norm, le agradezco que me haya trado a Henry y me pregunto si alguna vez volveremos a saber de l. En el tiempo que estuvo aqu, su presencia fue tan poderosa que parece imposible que se haya marchado, o que se hubiera marchado nunca de casa. Yo pensaba que le entenda, pero ahora veo que era mucho ms desconocido para m de lo que yo imaginaba. Haberse colado en la relativa tranquilidad de su familia para alzarse otra vez con nuestro perdn parece indicar un defecto inherente del alma que va ms all de una irresponsabilidad patolgica. Y - 210 -
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curiosamente, darme cuenta de esto parece facilitar una nueva aceptacin por mi parte, una disposicin a verlo en sus propios trminos. Antes o despus tendr que hablar de todo esto con Henry, intentar ayudarlo a comprender a su padre de la manera menos dolorosa posible, pero todo llegar. El no est preparado para eso, y s que yo tampoco. Pero confo en que Henry, sin la carga de las expectativas, tal vez crecer pensando bien de Norm, quiz podr conocerle un poco mejor. Y, bueno, creo que yo tambin. Pero al meterme en la cama, deliciosamente cansado de las ltimas horas con Tamara, se me ocurre otra posibilidad tambin factible: que alguna vez en un futuro no muy lejano sonar el telfono y ser un agente de polica, tal vez de Florida, que llamar para decir que han encontrado a Norm muerto en una habitacin con cocina de un hotel de mala muerte, que el corazn dej de latirle mientras dorma, y en ese momento pensar, con amargura, le est bien merecido, no poda morir de otra manera que solo. Pero s que en alguna parte de m estar la pena (que ya se forma ahora) que todo hijo siente por su padre, y espero para entonces ser lo bastante listo como para darle voz a esa pena y dejar que se oiga, si no por m, al menos por Henry. Y ah llega Henry, puntual como siempre, corriendo escaleras abajo con su Thomas en la mano derecha, rompiendo con sus gemidos de pnico la quietud de la casa, despertndome cuando yo no crea haberme dormido an. Me incorporo en la cama, abro los brazos, Henry se acerca a la carrera, da un salto y aterriza plano a mi lado, y al momento me echa los brazos al cuello mientras los sollozos sacuden todo su cuerpo. Y aunque deseo con toda mi alma que el nio lo supere, s muy bien que me emociona ser la persona a quien busca en los momentos de pnico, el nico que puede enderezar su mundo, su vida. Siento una clase de amor que ignoraba que pudiera llevar dentro de m. Lo abrazo fuerte, lo mezo, y le hablo en susurros para calmarlo hasta que poco a poco mis palabras consiguen atravesar la bruma sonmbula de su pesadilla. Cuando est calmado me da un beso en la mejilla y se acurruca a mi lado bajo la colcha, descansando el trasero en mi pecho como un cachorrillo, mientras yo le canto: Dulces sueos, mi bien, dulces sueos Aqu estoy para velar por ti La luna, las estrellas y yo Y esta cancin de cuna Haremos que tus sueos se hagan realidad. No estoy seguro de qu deseo para m, pero s lo que deseo para Henry, y sa ser mi pauta. Los querr a l, a Tamara y a Sophie, y ahora se me ocurre que no slo de planes vive el hombre, hay otras cosas sobre las que construir tu vida y, milagrosamente, mientras yo me debata sin saber por dnde tirar, parece que he tropezado con esas cosas. Maana empezar a buscar piso o casa en Riverdale, cerca de Lela, para poder ayudarla con Henry mientras mi vida laboral se va asentando. Habr que ocuparse del colegio, habr asuntos legales que solucionar, y sin duda - 211 -
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otro montn de complicaciones que an no he descubierto. El futuro me parece repentina, aterradora y majestuosamente inseguro, pero esta noche, a oscuras y en vela, slo existe el ahora, el sonido de la respiracin acompasada de Henry llenando la habitacin, y los enrgicos latidos de mi corazn encabritado.
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Agradecimientos
Gracias A mi familia: mi esposa Lizzie, que tolera mi excntrico comportamiento y que sabe manejar con tanta delicadeza las a veces incmodas derivaciones sociales de mi temperamento artstico. Y a mis maravillosos hijos, Spencer y Emma, cuyo cario y risas constantes hacen imposible cavilar demasiado rato seguido. A Simn Lipskar, mi fantstico agente literario, que me da dos guantazos cada vez que empiezo a dormirme (e incluso cuando no), porque es de sos a los que les gusta dar caa al prjimo. A Kassie Evashevski, mi igualmente perspicaz agente en la Costa Oeste, capaz de generar entusiasmo en menos que canta un gallo, y que siempre parece conocer a un montn de gente que responder a las expectativas creadas. A Jackie Cantor, mi efervescente y querida editora, cuya estrafalaria inteligencia hace que sea un placer trabajar con ella. Si Diane Keaton se tragara entero a Woody Alien al final de Annie Hall, el resultado sera alguien como Jackie, la nica persona que conozco que puede discutir coherentemente durante diez minutos con mi contestador automtico. A Irwyn, Nita, Barb, Susan, Cynthia, Betsy y toda la gente de Bantam que se esmeraron en convertir este texto en un libro. A Ethan Benovitz, que sin querer plant la primera semilla de la que crecera esta novela. Yo no dir nada, pero t, amigo mo, tendrs sin duda alguna explicacin que dar. A Robert Feiler, por tu amistad e inspiracin, que, por ms que insistas, no te dan derecho a cobrar royalties. A mis amigos jodidos de las maneras ms fantsticas y a mis amigos normales con familias fantsticamente jodidas, por nutrir mi insaciable imaginacin da tras da.
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RESEA BIBLIOGRFICA
Jonathan Tropper
Jonathan Tropper vive con su esposa y sus dos hijos en Westchester (Nueva York). Es autor de dos novelas previas, Plan B y The Book of Joe, de la que actualmente se rueda una pelcula en los estudios Warner Bros. Otro tanto ocurre con Todo cambia, esta vez para Sony Pictures. Jonathan est disponible a travs de su pgina web: www.jonathantropper.com
Todo cambia
Una novela divertida, inteligente y tierna sobre los dilemas del amor vistos desde el lado masculino. A todas luces, Zachary King es un hombre de suerte. Tiene un empleo bien remunerado, un apartamento en Manhattan por el que no paga un centavo, y a Hope, su deslumbrante prometida: inteligente, sexy, de otra galaxia. Pero a medida que se acerca el da de la boda, Zack empieza a preguntarse si no ser todo una gran equivocacin Una novela aguda, emotiva y sorprendente sobre los dilemas del amor vistos desde el lado masculino, en la que los personajes secundarios son igualmente entraables. Con sensibilidad, inteligencia y un afilado ingenio, Jonathan Tropper relata una historia seductora, tierna y divertida que emociona y hace pensar.
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Ttulo original: Everything Changes Traduccin: Luis Murillo Fort 1 .a edicin: febrero 2006 2005 by Jonathan Tropper Ediciones B, S.A., 2006 para el sello Javier Vergara Editor Bailen, 84 - 08009 Barcelona (Espaa) www.edicionesb.com Printed in Spain ISBN: 84-666-2118-0 Depsito legal: B. 705-2006 Impreso por LIMPERGRAF, SX. Mogoda, 29-31 Polgono Can Salvatella 08210 - Barbera del Valles (Barcelona)
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