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El Manifiesto de Sevilla

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El Manifiesto de Sevilla Difundido por decisin de la Conferencia general de la UNESCO en su vigesimoquinta sesin Pars, Francia, el 16 de noviembre de 1989

INTRODUCCIN Convencidos de que es responsabilidad nuestra como investigadores en diversas disciplinas llamar la atencin sobre las actividades ms peligrosas y ms destructivas de nuestra especie, a saber la violencia y la guerra; reconociendo que la ciencia es un producto de la cultura que no puede tener carcter definitivo o abarcar todas las actividades humanas; agradecidos por el apoyo que hemos recibido de las autoridades de Sevilla y de los representantes espaoles de la UNESCO; nosotros, los universitarios abajo firmantes, originarios del mundo entero y representantes de las disciplinas pertinentes, nos hemos reunido y hemos logrado el siguiente manifiesto sobre la violencia. En este manifiesto, impugnamos cierto nmero de presuntos descubrimientos biolgicos que han sido utilizados por personas, incluso en nuestros respectivos mbitos, pasa justificar la violencia y la guerra. Puesto que la utilizacin de estos "descubrimientos" ha creado un china de pesimismo en nuestras sociedades, proclamamos que la denuncia pblica y reflexionada de tales manipulaciones constituye una contribucin importante al Ao Internacional de la Paz. El mal uso de hechos y teoras cientficos con el fin de legitimar la violencia y la guerra, sin ser un fenmeno nuevo, est estrechamente asociado al advenimiento de la ciencia moderna. Por ejemplo, la teora de la evolucin ha sido "utilizada" para justificar no slo la guerra, sino tambin el genocidio, el colonialismo y la eliminacin del ms dbil. Explicamos nuestro punto de vista en forma de cinco proposiciones. Somos perfectamente conscientes de que, en el marco de nuestras disciplinas, se podra hablar de muchas otras cuestiones que tambin ataen a la violencia y la guerra, pero nos ceiremos voluntariamente a lo que consideramos una primera etapa esencial. PRIMERA PROPOSICIN CIENTFICAMENTE ES INCORRECTO decir que hemos heredado de nuestros antepasados los animales una propensin a hacer la guerra. Aunque el combate sea un fenmeno muy expandido en las especies animales, en las especies vivas slo se conocen algunos casos de luchas destructoras intra-especies entre grupos organizados. Y en ningn caso implican el recurso a utensilios usados como armas. El comportamiento predador que se ejerce con respecto a oras especies, comportamiento normal, no puede ser considerado como equivalente a la violencia intra-especies. La guerra es un fenmeno especficamente humano que no se encuentra en los dems animales. El hecho de que la guerra haya cambiado de manera tan radical a lo largo de los tiempos prueba claramente que se trata de un producto de la cultura. La filiacin biolgica de la guerra se establece, principalmente, a travs del lenguaje que hace posibles la

coordinacin entre los grupos, la transmisin de la tecnologa y el uso de utensilios. Desde un punto de vista biolgico, la guerra es posible pero no tiene carcter ineluctable como lo demuestran las variaciones de lugar y de naturaleza que ha sufrido en el tiempo y en el espacio. Existen culturas que desde hace siglos no han hecho la guerra y otras que en ciertos periodos la han hecho con frecuencia y luego han vivido en paz durante mucho tiempo. SEGUNDA PROPOSICIN CIENTFICAMENTE ES INCORRECTO decir que la guerra o cualquier otra forma de comportamiento violento est genticamente programada en la naturaleza humana. Aunque los genes estn implicados a todos los niveles del funcionamiento del sistema nervioso, son la base de un potencial de desarrollo que slo se realiza en el marco del entorno social y ecolgico. Aunque indiscutiblemente vara la predisposicin de los individuos a sufrir la huella de su experiencia, no obstante, sus personalidades son determinadas por la interaccin entre su dotacin gentica y las condiciones de su educacin. Con excepcin de algunos raros estados patolgicos, los genes no producen individuos necesariamente predispuestos a la violencia. Pero el caso contrario tambin es cierto. Aunque los genes estn implicados en nuestro comportamiento, ellos solos no pueden determinarlo totalmente. TERCERA PROPOSICIN CIENTFICAMENTE ES INCORRECTO decir que a lo largo de la evolucin humana se haya operado una seleccin en favor del comportamiento agresivo sobre otros tipos. En todas las especies bien estudiadas, la capacidad para cooperar y cumplir funciones sociales adaptadas a la estructura de un grupo determina la posicin social de sus miembros. El fenmeno de "dominacin" implica lazos sociales y filiaciones; no resulta slo de la posesin y la utilizacin de una fuerza fsica superior, aunque pone en juego comportamientos agresivos. Cuando, por la seleccin gentica, se han creado artificialmente tales comportamientos en los animales, se ha constatado la aparicin rpida de individuos no hiperagresivos; sto permite pensar que en condiciones naturales la presin en favor de la agresividad no haba alcanzado naturalmente su nivel mximo. Cuando tales animales hiperagresivos estn presentes en un grupo, o destruyen la estructura social, o son eliminados de ella. La violencia no se inscribe ni en nuestra herencia evolutiva ni en nuestros genes. CUARTA PROPOSICIN CIENTFICAMENTE ES INCORRECTO decir que los hombres tienen "un cerebro violento"; aunque nuestro aparato neurolgico nos permite actuar con violencia, no se activa de manera automtica por estmulos internos o externos. Como en los primates superiores y contrariamente a los dems animales, las funciones superiores neurolgicas filtran estos estmulos antes de responder. Nuestros comportamientos estn modelados por nuestros tipos de condicionamiento y nuestros modos de socializacin. No hay nada en la fisiologa neurolgica que nos obligue a reaccionar violentamente.

QUINTA PROPOSICIN CIENTFICAMENTE ES INCORRECTO decir que la guerra es un fenmeno instintivo o que responde a un nico mvil. El surgimiento de la guerra moderna es el punto final de un recorrido que, comenzando por factores emocionales, a veces cualidades instintivas, ha desembocado en estos factores cognoscitivos. La guerra moderna pone en juego la utilizacin institucionalizada de una parte de las caractersticas personales tales como la obediencia ciega o el idealismo, y por otra aptitudes sociales tales como el lenguaje; finalmente implica planteamientos racionales tales como la evaluacin de los coses, la planificacin y el tratamiento de la informacin. Las tecnologas de la guerra moderna han acentuado considerablemente el fenmeno de la violencia, sea a nivel de la formacin de los combatientes o en la preparacin psicolgica a la guerra (le la poblacin. Debido a esa ampliacin, se tiende a confundir las causas y las consecuencias. CONCLUSIN Como conclusin proclamamos que la biologa no condena a la humanidad a la guerra, al contrario, que la humanidad puede liberarse de una visin pesimista trada por la biologa y, una vez recuperada su confianza, emprender, en este Ao Internacional de la Paz y en los aos venideros, las transformaciones necesarias de nuestras sociedades. Aunque esta aplicacin depende principalmente de la responsabilidad colectiva, debe basarse tambin en la conciencia de individuos, cuyo optimismo o pesimismo son factores esenciales. As como "las guerras empiezan en el alma de los hombres", la paz tambin encuentra su origen en nuestra alma. La misma especie que ha inventado la guerra tambin es capaz de inventar la paz. La responsabilidad incumbe a cada uno de nosotros.

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