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CIPRIANO SOTO de Qué Moral Habla La Universidad

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Publicado en AGRO, 2003

CIPRIANO SOTO: DE QUÉ MORAL SE HABLA EN LA


UNIVERSIDAD?
Hugo Cardona Castillo
Por aquellos días en que la USAC eligió a sus representantes ante la Corte de
Constitucionalidad, también fue necesario elegir a uno de sus representantes ante la Junta
Monetaria. Un silencioso profesor universitario fue abordado por el Decano de su Facultad para
ser candidato a tan honrosa representación. Le dijo que debido a su formación académica: tres
maestrías y un doctorado en economía, con un diplomado en análisis de política económica de la
prestigiosa Universidad de Stanford; y, su amplia experiencia como consultor nacional e
internacional, tenía la responsabilidad de servir a su país. Le explicó que los Decanos de otras
varias unidades académicas apoyaban su candidatura y que era el momento de participar.
Aquel sencillo profesor le contestó que en realidad le agradecía que se le invitara pero que
él no estaba interesado en política, que estaba totalmente involucrado en su qué hacer académico
en la universidad y que además no tenía mucha confianza en los procesos electorales de la USAC
para esas posiciones.
Posteriormente el profesor fue abordado por el representante de los profesores de su
Facultad ante el Consejo Superior Universitario y otros muy distinguidos profesionales, quienes le
indicaron la necesidad de responder a la confianza que la sociedad había puesto en la
Universidad, llevando personas honorables a aquellas posiciones estratégicas para nuestro país.
Le explicaron que el otro candidato no reunía ni las calidades morales y éticas requeridas y
tampoco cumplía con los requisitos que la ley establece se cumplan para dicha posición. La
Constitución Política de la República de Guatemala demanda que los miembros de la Junta
Monetaria “deberán ser personas de reconocida honorabilidad y de notoria preparación y
competencia en materia económica y financiera”, mientras era de conocimiento público que el otro
candidato era un Ingeniero Civil de reciente graduación.
Aquel profesor estaba consciente de que era un desconocido en el mundo político
universitario y por lo tanto entendía la espontaneidad y sinceridad del gesto de tan distinguidos
profesionales al invitarlo a participar en aquel proceso. Finalmente aceptó participar.
En el proceso sucedieron muchas cosas desagradables, comunes a los procesos de
elección. Lo más relevante fue cuando un ex-alumno suyo, representante estudiantil ante el
Consejo Superior Universitario, le dijo que le sugería retirarse porque las posibilidades de ganar
eran pocas, pues el otro candidato contaba con 18 votos fijos y disciplinados, asociados con el
partido de gobierno, y que eran los 18 votos con los que había ganado Cipriano Soto. El ex-
alumno le aconsejó muy sinceramente que se retirara y que evitara un desgaste político
innecesario.
Naturalmente aquel profesor no se retiró del proceso, es demasiado serio para hacer eso, y
se llegó el día de la elección. Fue invitado a hacer una exposición de sus motivaciones ante el
Publicado en AGRO, 2003

pleno del Consejo. Allí, en forma serena y clara, explicó que entendía la magnitud y la importancia
de aquella responsabilidad, que comprendía la posición pendular de la Universidad en la Junta
monetaria, que sentía en su corazón porqué la sociedad había puesto en las manos de la USAC
tan importante posición y comprendía y asumía los riesgos de un rol independiente y honesto en la
posición para la cual estaba participando. Muchos miembros del Consejo llegaron tarde y no lo
escucharon, otros lo oyeron pero no lo escucharon y otros ni le oyeron ni le escucharon.
Y la elección se realizó. Y el otro candidato ganó con la mágica cantidad de 18 votos. Un
pronóstico perfecto. La elección de representante de la Universidad ante la Junta Monetaria fue
ganada por un ingeniero civil recién graduado.
De qué moral habla la Universidad?. Cuando el Consejo Superior Universitario eligió a
Cipriano Soto sabía perfectamente a quien estaban eligiendo. Ahora, es injusto pretender
aparecer con traje de primera comunión y hacer gestos de inusitada inocencia. Si algo positivo se
puede sacar de todo esto, es que ello no debiera repetirse. Tal vez sea mucho pedir. Pero, debe
haber más responsabilidad.

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