Abramovich, V. y Putassi, L. - El Derecho A La Salud en Los Tribunales.
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261 ARTCULO / ARTICLE
RESUMEN Como respuesta a las nuevas disparidades e inequidades que aadieron las
reformas en salud aplicadas en Argentina a partir de los aos '90, se incorpora la necesi-
dad de garantizar la salud como un derecho. En consecuencia, comienza a desplegarse
un importante activismo judicial vinculado a lograr mayores garantas en materia de
salud. En este artculo se entiende por activismo judicial tanto el uso estratgico de los
tribunales por organizaciones dedicadas al litigio de inters pblico, como el mayor uso
de los tribunales por particulares para canalizar demandas al Estado o a empresas presta-
doras de servicios de salud. En la actualidad, tanto la Corte Suprema de Justicia de la
Nacin como los tribunales inferiores han tratado un nmero importante de casos en
relacin con el derecho a la salud. En los casos seleccionados en este artculo, se anali-
za el tipo de conflicto tratado y la respuesta judicial, as como los posibles efectos de cier-
tas decisiones de los tribunales sobre las reglas que articulan el sistema de salud, tal como
ha quedado configurado tras el proceso de transferencia y de descentralizacin de fun-
ciones y servicios.
PALABRAS CLAVE Derecho a la Salud; Casos Legales; Derechos Humanos;
Descentralizacin; Argentina.
ABSTRACT As an answer to the new disparities and inequities which emerged from the
health reforms in Argentina form the 1990's, it appears the need to guarantee the health
as a right. As a consequence, an important judicial activism begins to unfold in order to
achieve greater guarantees in matters of health. Here, judicial activism refers to the strategic
use of the law courts by organizations dedicated to the struggle of public interest and to
the use of the law courts by private individuals to channel the complaints against the
State or against health service providing companies. At present, both the Supreme
National Court of Justice and the lower courts have dealt with an important number of
cases related to the right to health. In the cases selected in this article, we analyze the
type of conflict and the judicial answer, together with the possible effects of certain court
decisions about the rules that govern the health system as finally conformed.
KEY WORDS Health to Right; Legal Cases; Human Rights; Decentralization; Argentina.
El derecho a la salud en los tribunales.
Algunos efectos del activismo judicial sobre
el sistema de salud en Argentina (a)
The right to health at law courts.
Some effects of judicial activism on
the health system in Argentina
Vctor Abramovich
1
, Laura Pautassi
2
1
Abogado, Universidad de
Buenos Aires (UBA). Magster
en Derecho y Estudios
Internacionales, American
University, Washington.
Miembro de la Comisin
Interamericana de Derechos
Humanos de la OEA. Director
del Centro de Derechos
Humanos. Director de la
Maestra en Derechos
Humanos, Universidad
Nacional de Lans, Argentina.
abramovichv@gmail.com
2
Abogada, Universidad
Nacional de Crdoba. Doctora
en Derecho, UBA. Investigadora
del Consejo de Investigaciones
Cientficas y Tcnicas
(CONICET), y del Instituto de
Investigaciones Jurdicas y
Sociales A. Gioja, Facultad de
Derecho, UBA, Argentina.
lpautassi@arnet.com.ar
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VCTOR ABRAMOVICH, LAURA PAUTASSI
1. INTRODUCCIN
Han transcurrido ms de 20 aos de
reformas econmicas, sociales e institucionales
en Argentina en el marco de procesos de ajuste
estructural, entre cuyos componentes cobr
importancia la descentralizacin sectorial de los
niveles centrales a jurisdicciones provinciales y
municipales. En el sector salud, los objetivos de
la reforma estuvieron dirigidos hacia la definicin
de una canasta bsica de prestaciones y la orien-
tacin de los recursos del Estado solo hacia los
grupos ms desfavorecidos, bajo el supuesto de
alcanzar mejores niveles de eficiencia y calidad
en los servicios, y aumentar la satisfaccin de los
usuarios. Estos propsitos no fueron cumplidos y
existen fuertes cuestionamientos a los supuestos
sobre los cuales se asentaban las transformacio-
nes, las que fueron promovidas bajo los manda-
tos de los organismos de asistencia crediticia,
agrupados en el denominado consenso de
Washington (b).
Salvo excepciones, las jurisdicciones
menores recibieron, en la mayora de las provin-
cias, nuevas competencias en materia de salud,
particularmente servicios de Atencin Primaria
en Salud (APS) con o sin personal a cargo, y sin
una revisin acorde de recursos econmicos para
sostener estas nuevas funciones. A estas transfe-
rencias de efectores y de funciones realizadas
desde el mbito nacional a las provincias, se
suma el hecho de que por mandato constitucio-
nal, cada una de stas es autnoma para organi-
zar sus propios sistemas de salud, sin necesidad
de responder a un modelo nico, agregando
heterogeneidad y complejidad a un sistema de
salud de por s complejo.
Histricamente, el modelo de organiza-
cin del sector salud en la Argentina fue definido
por las administraciones centrales nacional o
provinciales e instrumentado mediante sus rga-
nos territoriales, desconcentrados en forma
homognea y programados con carcter univer-
salista, caracterizndose por una divisin en tres
subsectores:
1) Pblico, que depende de la administracin
pblica nacional, provincial y municipal y
est conformado por la red de efectores de
salud de amplia cobertura, distribuidos en
todo el territorio, con diversos grados de com-
plejidad y de cobertura gratuita.
2) De la seguridad social, integrado por las obras
sociales para trabajadores formales asalariados.
3) Privado, de aparicin tarda, integrado por una
compleja red de instituciones empresariales
de diagnstico, clnicas y sistemas prepagos
de atencin mdica.
Diversas caractersticas aparecen como
constantes en los procesos de reforma y descen-
tralizacin de los sistemas de salud efectuados en
Argentina en la dcada del '90 (1-5):
1) la aplicacin de criterios fiscalistas en el sector,
con la consiguiente poltica de reduccin de
costos en desmedro de las condiciones de
atencin de la poblacin;
2) la separacin de funciones de regulacin, ges-
tin, provisin y financiamiento del sector;
3) la introduccin del supuesto de "libertad de
eleccin" del proveedor para el asegurado o
usuario de los sistemas de seguro social u
obras sociales;
4) la implementacin de un paquete bsico de
prestaciones mdicas;
5) la escasa consideracin de la importancia
estratgica del recurso humano afectado;
6) la reduccin del gasto pblico y la implemen-
tacin de mecanismos de recuperacin de
costos a travs de sistemas de co-pagos o cuo-
tas "voluntarias";
7) la neutralidad en trminos de gnero con que
se aplicaron las reformas, tanto a nivel de los
trabajadores sectoriales como de los usuarios.
Como respuesta a las nuevas disparida-
des e inequidades que aadieron las reformas en
salud se incorpora la necesidad de garantizar la
salud como un derecho. En consecuencia,
comienza a desplegarse un importante activismo
judicial vinculado a lograr mayores garantas en
materia de salud. En tal sentido, entendemos aqu
por activismo judicial, tanto el uso estratgico de
los tribunales por organizaciones dedicadas al
litigio de inters pblico, como el mayor uso de
los tribunales por particulares para canalizar
demandas al Estado o a empresas prestadoras de
servicios de salud. El concepto de activismo en
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EL DERECHO A LA SALUD EN LOS TRIBUNALES
este artculo comprende a su vez la mayor dispo-
sicin de los tribunales a involucrarse en estos
asuntos, fiscalizar polticas pblicas o establecer
equilibrios en las relaciones contractuales entre
particulares (6).
Lo novedoso del proceso, a diferencia
de otras reas donde se extendi una importan-
te tradicin en materia de litigio, como puede
ser el derecho laboral o a la seguridad social, es
que a partir de la dcada del '90 y en el marco
del proceso de retraccin de las instituciones
sociales y en especial del sector salud, la pobla-
cin accede en mayor medida a plantear
demandas relacionadas con la salud. En la
actualidad, tanto la Corte Suprema de Justicia
de la Nacin como los tribunales inferiores han
tratado un nmero importante de casos en rela-
cin con el derecho a la salud.
Este artculo persigue como objetivo
principal presentar una visin general de los
temas que han sido considerados por los tribu-
nales como tambin la orientacin jurispruden-
cial en Argentina. En los casos seleccionados,
analizaremos el tipo de conflicto examinado y
la respuesta judicial, considerando especial-
mente los principios y criterios establecidos por
la Corte Suprema de Justicia de la Nacin,
mximo tribunal, as como los posibles efectos
de ciertas decisiones de los tribunales sobre las
reglas que articulan el sistema de salud.
Asimismo se presentan algunos de los temas
ms conflictivos examinados por los tribunales,
tales como el alcance de la funcin reguladora
del Estado frente a los prestadores privados, las
relaciones de articulacin entre el Estado fede-
ral y las provincias, y el rol del Estado nacional
ante las desigualdades en el acceso a la salud
entre las diferentes jurisdicciones.
Cabe destacar que no existen an estu-
dios empricos sobre el impacto real de las deci-
siones judiciales en las polticas sectoriales. Por
tal motivo el anlisis que realizamos en este art-
culo no aportar informacin sobre los resultados
concretos de la intervencin judicial sobre el sis-
tema de salud. S presentaremos la premisa de
que algunas lneas jurisprudenciales desarrolla-
das por los tribunales podran entrar en conflicto
o al menos resultar discordantes con la orienta-
cin de las polticas de salud y con las reglas que
articulan el funcionamiento del sistema.
2. GARANTAS EN TORNO AL
DERECHO A LA SALUD
La Repblica Argentina ha adoptado, desde la
sancin de la Constitucin en 1853, un sistema
de gobierno representativo, republicano y fede-
ral. El Estado federal est conformado por la
unin de veintitrs provincias que conservan
todo el poder y la autoridad no expresamente
delegados en el gobierno nacional, y la ciudad
de Buenos Aires, a la que se le reconoci autono-
ma en virtud de la reforma constitucional de
1994. Cada provincia tiene su propia
Constitucin local, conforme al sistema republi-
cano y representativo de gobierno, que respeta
las declaraciones, los derechos y las garantas de
la Constitucin nacional. Entre los poderes reser-
vados por las provincias, se encuentra la facultad
de crear sus propias instituciones locales y de ele-
gir a sus gobernadores, legislaturas, a los miem-
bros del Poder Judicial y dems funcionarios pro-
vinciales sin interferencia del gobierno federal. A
su vez, la mayora de las provincias garantizan el
derecho a la salud en las constituciones provin-
ciales, y cada provincia goza de autonoma para
organizar su propio sistema de provisin de salud
(c). En igual grado los municipios cuentan con
programas de atencin o efectores de salud de
diversa complejidad para satisfacer las demandas
locales de salud.
El derecho a la salud, a diferencia de
otros derechos sociales, no tuvo un adecuado tra-
tamiento constitucional en Argentina. La primera
referencia al derecho a la salud se encuentra en
el texto de la reforma constitucional de 1957, en
el artculo 14 bis, que lo menciona de manera
indirecta al consignar que el Estado debe otorgar
"los beneficios de la seguridad social, que tendr
carcter de integral e irrenunciable", y el estable-
cimiento de un "seguro social obligatorio" (8). Es
decir, no existe una garanta expresa a la salud
como derecho, sino que la disposicin se relacio-
na con la cobertura de contingencias sociales vin-
culadas a la insercin laboral formal y asalariada.
De esta forma, y a pesar que no se
encontraba reconocido explcitamente el dere-
cho a la salud en el texto constitucional, no resul-
t un impedimiento para que en los hechos se
desarrollara un sistema de salud pblico, bajo la
concepcin de la cobertura de la salud como
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poltica universal, con una amplia red de efecto-
res de salud a cargo del Estado y un sistema de
obras sociales (seguros sociales) para los asalaria-
dos formales. El paradigma vigente fue el de sub-
sidiar la oferta de salud.
Es recin a partir de la reforma consti-
tucional de 1994 donde se reconoce la tutela y
la proteccin de la salud por diversas vas. Una
primera referencia explcita se encuentra en el
artculo 42 que reconoce el derecho de los con-
sumidores y usuarios de bienes y servicios a la
"proteccin de la salud y seguridad" en la rela-
cin de consumo (9). Claramente esta disposi-
cin no enfatiza las garantas universales de
salud, sino que limita la proteccin a las rela-
ciones de consumo, constituyendo, de acuerdo
con Courtis, "un reflejo actualizado de la limi-
tacin de la proteccin de la salud a la relacin
de trabajo" (10).
Sin embargo, no se ha actualizado la
definicin de la cobertura en el sector salud en
funcin de los cambios estructurales ocurridos en
el mercado de trabajo, en donde ya no prevalece
una lgica de empleo asalariado formal, sino que
se han diversificado en extremo las condiciones
de contratacin y se han impuesto medidas de
flexibilizacin y precarizacin laboral que no
contribuyen al aumento de la cobertura ni a la
adquisicin del derecho a la salud a partir de la
cobertura de las contingencias sociales.
La segunda va protectora, y de mayor
alcance, se logr a travs de otorgar jerarqua
constitucional a once declaraciones y tratados
internacionales de derechos humanos (7) (d).
Especficamente, como consecuencia del artculo
12 del Pacto Internacional de Derechos
Econmicos, Sociales y Culturales (PIDESC) que
define a la salud como "el derecho de toda per-
sona al disfrute del ms alto nivel posible de
salud fsica y mental", el Estado queda jurdica-
mente obligado a garantizar el contenido mnimo
de los derechos econmicos, sociales y cultura-
les, y no puede escudarse en la falta de recursos
disponibles para justificar su incumplimiento
(11). En este sentido, el Comit de Derechos
Econmicos, Sociales y Culturales (CDESC)
rgano que supervisa el cumplimiento de las
obligaciones previstas en el PIDESC por parte de
los gobiernos, ha expresado que:
...los Estados Parte tienen la obligacin funda-
mental de asegurar como mnimo la satisfaccin
de niveles esenciales de cada uno de los dere-
chos enunciados en el Pacto... (12)
destacando que el cumplimiento del contenido
mnimo es obligatorio y no es pasible de excep-
ciones, ni aun en situaciones de emergencia.
Sin embargo, el reconocimiento pleno
del derecho a la salud, por va de los instrumen-
tos internacionales, se produce en un perodo de
reforma y ajuste estructural en el que se desman-
tela el propio sistema de salud y se cuestiona el
paradigma de universalismo asociado a la provi-
sin de la salud.
En el caso del subsector pblico, es en
la dcada del '90 cuando se pone fuertemente en
cuestin el paradigma de provisin universal
como tambin las fuentes de financiamiento, a
partir de la promocin de formas de "autofinan-
ciamiento" de los hospitales pblicos, por va de
la propuesta del Hospital Pblico de Autogestin.
Si bien no se instal completamente esta nueva
forma de "autofinanciamiento", dej en claro los
lmites concretos en trminos de provisin de la
salud y de responsabilidades estatales en materia
de provisin mdica.
A su vez, la responsabilidad sobre la
provisin de la salud qued en manos de las pro-
vincias, en virtud de los procesos de transferen-
cias de los efectores y del recurso humano afec-
tado de la Nacin a las provincias, y en muchos
casos de stas hacia los municipios. Los gobier-
nos provinciales aparecen superados por los pro-
blemas financieros inmediatos; se ven obligados
a administrar los dficits fiscales enfrentando difi-
cultades para planificar para el mediano plazo y
dependen de los recursos econmicos prove-
nientes de la Nacin en virtud del rgimen de
coparticipacin federal, el cual adems no ha
sido revisado por ms de una dcada.
En similar sentido, el eje de la reforma
fue la "desregulacin y libre eleccin de Obras
Sociales", que en los hechos regul el funciona-
miento del sistema en extremo. La libre eleccin
implementada consiste en la posibilidad de no
adherir ya obligatoriamente a la obra social que le
corresponda al trabajador/a asalariado de acuer-
do con el gremio de pertenencia, pudiendo "ele-
gir" cualquier otra entidad que ofrezca mejores
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prestaciones a un mejor precio. Pero tanto el
sector asalariado como los trabajadores/as aut-
nomos y monotributistas (e) deben contar en
forma obligatoria con una obra social. De este
modo, los seguros privados (prepagas) crecieron
ampliamente disputndose el mercado con las
histricas obras sociales. La cobertura no se
extendi: al contrario, disminuy y claramente
el sistema de salud al igual que otros sectores de
polticas sociales, cambiaron completamente su
lgica de funcionamiento como consecuencia
de las reformas aplicadas en el marco del ajuste
estructural, apartndose de los objetivos fundan-
tes de los mismos.
3. COMPETENCIAS JURISDICCIONALES
EN EL MARCO DE UN ESTADO FEDERAL
Tal como fue sealado, en el mbito del
subsistema pblico se inici, con el traspaso a las
jurisdicciones provinciales de 20 hospitales que
permanecan en el mbito nacional como residuo
de las polticas de transferencia y de descentraliza-
cin llevadas adelante por diferentes gobiernos, un
proceso signado por avances y retrocesos que fue-
ron transformando las bases equitativas que dieron
origen al sistema pblico de atencin de la salud en
la Argentina. En la actualidad, las provincias pose-
en el 65% de los hospitales pblicos, los que con-
centran a su vez el 69% de las camas, y los muni-
cipios tienen el 35% de los hospitales y efectores
de salud, que representan el 29% de las camas hos-
pitalarias (4 p.171).
En forma similar a las anteriores expe-
riencias, en los aos '90 predominaron los
objetivos fiscales en perjuicio de los requeri-
mientos del sector en materia de mejoras en la
eficiencia y la equidad. La ausencia de un dise-
o institucional y financiero que acompaara al
proceso de descentralizacin, as como la falta
de mnimos consensos sociales y polticos,
acentu las disparidades preexistentes y origin
una gran heterogeneidad de respuestas tanto a
nivel microeconmico como provincial. Esta
diversidad se observa en la modalidad de cada
proceso de descentralizacin, as como en sus
resultados, en trminos de equidad y calidad de
la atencin (f).
Vinculado con este proceso complejo
de transformaciones institucionales, ha cobrado
notoriedad el impacto del derecho internacional
de los derechos humanos sobre la organizacin
federal. An no se ha estudiado en profundidad
en qu medida este proceso de internacionaliza-
cin del derecho pblico y de insercin del
Estado en instancias internacionales que ejercen
incidencia poltica sobre los espacios de decisin
nacional, obliga a revisar o a replantear la din-
mica tradicional de la organizacin federal en
nuestro pas. No solo en el plano normativo de
distribucin de competencias entre el Estado
federal y las provincias en ciertas reas temticas
relevantes, sino tambin en el plano de la coordi-
nacin intergubernamental, donde actan o
debieran actuar mecanismos institucionales de
articulacin entre estas diferentes instancias.
En este punto es importante marcar que
el derecho internacional, como regla, no obliga
al Estado a adoptar una determinada forma de
organizacin poltica, ni de gobierno, pero al
mismo tiempo impone a los Estados federales la
obligacin de actuar en la rbita internacional y
de responder por las violaciones de esas obliga-
ciones en el mbito interno, cualquiera sea el
agente estatal que las haya causado, incluso si
han sido causadas por una autoridad provincial
sobre la que no ejerce competencias directas. En
cierta medida al derecho internacional de los
derechos humanos le es indiferente la organiza-
cin federal. Siempre es el Estado federal el que
responde en sede internacional, an cuando las
violaciones a los derechos humanos se originen
en actos de los poderes pblicos de las provin-
cias. As, el Estado federal ha sido demandado
ante la Comisin Interamericana de Derechos
Humanos por ejemplo, por prcticas de tortura y
ejecuciones sumarias desarrolladas por policas
provinciales. Tambin lo ha sido por la situacin
de superpoblacin y el trato inhumano en las cr-
celes de algunas provincias.
Existe sin embargo una discusin com-
pleja sobre el alcance de esas obligaciones. Los
tratados de derechos humanos incorporados a la
Constitucin tienen normas distintas en ese senti-
do. Los dos grandes pactos de Naciones Unidas,
de derechos civiles y polticos y de derechos eco-
nmicos, sociales y culturales, contienen la
denominada "clusula territorial" que establece
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directamente que el tratado es aplicable en todo
el territorio del Estado, sin ningn tipo de limita-
cin relativa a la forma de organizacin federal.
La Convencin Americana sobre Derechos
Humanos, sin embargo, contiene una clusula
diferente. Su artculo 28 contiene una "clusula
federal" (13) que, en cierta medida, puede ser
leda como una forma de morigerar o delimitar el
alcance de esta obligacin del Estado federal.
Bsicamente el artculo 28 establece que
el Estado federal tiene la obligacin de aplicar
directamente el tratado en el campo que es de su
competencia directa, y la obligacin de adoptar
medidas para que los Estados provinciales cum-
plan el tratado en sus propias rbitas de competen-
cia. Ms all de que esta regla puede ser interpre-
tada como dismil a la "clusula territorial" de los
pactos internacionales, la Corte Interamericana ha
ledo el artculo 28 en un sentido similar, equipa-
rndolas. La Corte Interamericana ha sostenido
que la obligacin de activar la intervencin pro-
vincial debe ser considerada junto con las obliga-
ciones generales de respeto y de garanta de cum-
plimiento del tratado que asume el propio Estado
nacional. De ese modo, se entiende que el Estado
federal tiene no solo el deber de respetar esas obli-
gaciones, sino tambin de adoptar medidas positi-
vas para hacerlas cumplir, aun cuando el respon-
sable directo de una obligacin o de una violacin
del tratado sea un Estado provincial.
Cabe destacar en esta direccin el caso
"Campodonico de Beviaqua" (14), en el cual la
Corte Suprema, precisamente a partir de la inter-
pretacin del artculo 28 de la Convencin
Americana sobre Derechos Humanos (13), impu-
so al Estado federal la obligacin de garantizar
prestaciones bsicas de salud pblica cuando
haban fallado en proveerlas sectores privados y
las propias provincias. Estableci que ms all de
la distribucin de competencias entre el Estado
federal y las provincias, le corresponda al Estado
nacional una obligacin de garante final de los
derechos consagrados en los tratados internacio-
nales, en particular con relacin al derecho a la
salud, y que el Estado nacional no poda excusar-
se en el incumplimiento de las instancias provin-
ciales, para no cumplir con su propia obligacin.
En el mbito de la salud la Ley 23.661 de 1998
que contina vigente crea el Sistema de
Seguro Nacional de Salud, que otorga al Estado
nacional un rol de rector y garante final de todo
el sistema. Esta ley es una pieza institucional
importante pues el Estado federal asume ciertas
obligaciones sin perjuicio de las que se confieren
en su mbito de accin a las propias provincias y
de las medidas adoptadas en trminos de transfe-
rencia de efectores de salud a las provincias y de
stas a los municipios.
Sin embargo el argumento central de la
Corte no se basa en la ley sino en el artculo 28
de la Convencin, por lo que es posible pensar
que la extensin de responsabilidad subsidiaria al
Estado federal podra darse en relacin con otros
asuntos vinculados al derecho a la salud aun
cuando fueran ms all del marco de la ley, e
incluso a otros derechos sociales vinculados con
la poltica de salud. Se trata sin duda de un prin-
cipio con indudable impacto en la visin tradi-
cional de la organizacin federal argentina.
Podra en cierta medida afirmarse que
la incorporacin del derecho internacional en el
mbito interno, no desplaza las competencias de
las provincias, sino que las preserva. Las provin-
cias mantienen su obligacin de aplicar tanto la
Constitucin Nacional como los tratados de dere-
chos humanos en sus propios mbitos de compe-
tencia y por sus propias instancias estatales. En
rigor, implica que la responsabilidad de las pro-
vincias y de los municipios sobre facultades dele-
gadas y/o descentralizadas en materia de salud es
ineludible.
Sin embargo, el derecho internacional de
los derechos humanos, y en especial la jurispru-
dencia internacional que lo lee e interpreta, agrega
un nuevo actor en esa obligacin: el Estado federal.
As, el Estado nacional tiene un rol de garante final
en el cumplimiento de esas obligaciones, an en
casos que resulten de competencia directa de las
provincias. Se trata en definitiva de una obligacin
de garanta cuyo alcance an no ha sido definido
de manera clara, pero que a simple vista, ubica a
las tres instancias del Estado nacional en una posi-
cin de fiador final, con el deber de activar esa
garanta de proteccin de los derechos si el deudor
principal no cumple debidamente. No se trata en
consecuencia de un fiador o garante pasivo o
expectante, sino que obliga a las autoridades fede-
rales a tomar acciones afirmativas y a adoptar medi-
das efectivas para que las provincias cumplan con
las obligaciones internacionales.
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Es impreciso an determinar, a partir de
la jurisprudencia de la Corte Suprema y de la
interpretacin de las normas de los tratados inter-
nacionales que receptan el derecho a la salud, el
alcance concreto del deber de garanta del Estado
federal frente a las potenciales afectaciones de
derechos derivadas de los servicios o polticas de
salud implementadas por las provincias. Sin
embargo, s cabe interrogarse: qu tipo de accio-
nes, polticas y mecanismos reparatorios debera
implementar el Estado federal para cumplir con
esa garanta?
Como el rol de garante del Estado fede-
ral como dijimos no desplaza la competencia
de las provincias, la misma jurisprudencia ha
establecido que cuando el Estado federal deba
responder por prestaciones que corresponden
primariamente al mbito de competencia provin-
cial, podr activar mecanismos de reembolso o
recuperacin del costo de esas intervenciones y
al mismo tiempo podr exigir participacin de las
autoridades provinciales en el cumplimiento de
las sentencias judiciales que impongan prestacio-
nes. De all que una consecuencia de esta garan-
ta federal debera consistir en la creacin de vas
y procedimientos institucionales giles y expedi-
tos para que en caso de intervencin de la auto-
ridad federal, sta pueda luego hacer efectiva la
responsabilidad primaria de las autoridades pro-
vinciales. En todo caso se debera tratar de meca-
nismos que diriman conflictos entre estas juris-
dicciones, que de ningn modo deberan derivar
en costos para las personas o implicar demoras,
postergaciones o limitaciones irrazonables en el
acceso a las prestaciones o servicios.
Si el Estado federal es garante final del
cumplimiento del derecho fundamental a la salud
en todo el pas, otra consecuencia inmediata es
que debera disponer vas o recursos de repara-
cin judiciales y administrativos efectivos ante
potenciales afectaciones de ese derecho por auto-
ridades locales. Es evidente que su papel de
garante final no debera ser cumplido nicamente
tras un proceso judicial, sino que deberan existir
mecanismos alternativos, giles y sencillos para
exigir respuestas de la autoridad federal como
garante final, cuando una persona o un grupo de
personas sienten afectados sus derechos a la salud
por autoridades locales. La obligacin del Estado
de disponer de recursos y vas de reparacin de
afectaciones de derechos fundamentales, es una
obligacin de orden procedimental que suele
confundirse con la obligacin de respetar o garan-
tizar el derecho a la salud. La extensin por la
jurisprudencia del deber de garanta del derecho
a la salud al Estado federal por las acciones y omi-
siones de autoridades provinciales, lleva implcita
la obligacin procesal de disponer de vas de
reclamo y solucin de conflictos de esta ndole.
Otra consecuencia de la afirmacin del
principio de garanta federal del derecho a la
salud, es la obligacin de establecer ciertos
mecanismos de articulacin de polticas de salud
y estrategias de intervencin, que funcionen anti-
cipadamente, para prevenir afectaciones y vulne-
raciones de los contenidos mnimos de este dere-
cho. En algn sentido este tipo de mecanismos
debera contemplar las disparidades entre los
diferentes sistemas provinciales y disponer accio-
nes y estrategias tendientes a apoyar a las provin-
cias a asegurar ciertos componentes mnimos del
derecho en su territorio. Sin embargo, tras la
transferencia de efectores y responsabilidades en
materia de salud de Nacin a provincias que se
produjo a principios de la dcada del '90, el
nico mecanismo previsto fue el del Consejo
Nacional de Salud (Cofesa) integrado por el
Ministro de Salud de la Nacin y los ministros de
salud provinciales, con el objetivo de cumplir el
rol integrador del sistema y definir las polticas
sustantivas del sector. En los hechos, lejos de
definir la estrategia clave, el Cofesa no ha impul-
sado acciones en la direccin sealada, a lo que
se suma la falta de promocin de un nuevo pacto
fiscal, donde efectivamente se discutan los por-
centajes de coparticipacin federal adecuados
para las diversas reas de competencia provin-
cial, como el caso del sector salud. La problem-
tica del recurso humano sectorial tambin se
encuentra ausente y no se manifiesta una volun-
tad por definir polticas en esta direccin, las que
por otra parte, condicionan la calidad de la aten-
cin en salud.
La funcin de garanta del Estado fede-
ral se vuelve an ms compleja y difcil de defi-
nir si relacionamos el derecho a la salud con el
derecho a la igualdad en el sentido que le asigna
la Constitucin y los tratados de derechos huma-
nos incorporados a ella. Este derecho a la igual-
dad no implica solo un deber de neutralidad que
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se expresa en un Estado ciego a las diferencias
entre las personas. Por el contrario, la lectura en
clave social del principio de igualdad demanda
un Estado no neutral, capaz de reconocer diferen-
cias sociales y culturales y disponer acciones afir-
mativas o de equilibrio destinadas a superar situa-
ciones de desventaja o retraso de ciertos colecti-
vos o sectores sociales postergados.
Un aspecto que debera ser entonces
considerado con mayor atencin por los tribuna-
les y tambin por los decisores de polticas, es el
alcance del deber de garantizar un piso mnimo
de salud para toda la poblacin, ms all del
lugar en que viva, y el consiguiente deber de
adoptar medidas de compensacin o equilibrio
cuando ese umbral no se garantice. Otro aspecto
tambin complejo es determinar hasta dnde
llega el deber del Estado federal de reparar
inequidades o desigualdades graves, en los nive-
les y calidad de las prestaciones de salud entre
los distintos Estados provinciales, an cuando se
trate de diferencias que se producen por encima
de ciertos contenidos mnimos.
El principio de igualdad, como se sabe,
puede tener tambin derivaciones en cuanto a
los criterios con los que deberan distribuirse los
presupuestos y el gasto social en el territorio del
Estado. La discriminacin en el acceso a dere-
chos puede provenir, por ejemplo, de la fuerte
disparidad entre regiones geogrficas posterga-
das. El Estado a fin de asegurar acceso igualitario
debera identificar no solo los grupos o sectores
sociales discriminados, sino tambin las zonas
geogrficas desaventajadas. Diversos factores
pueden provocar este tipo de asimetras regiona-
les, tales como la distribucin de la infraestructu-
ra de servicios, la ausencia de empleos, proble-
mas sociales y ambientales, condiciones climti-
cas, distancia de centros de mayor desarrollo y
problemas de transporte pblico. Tambin, como
fuera dicho, procesos de descentralizacin admi-
nistrativa sin los suficientes recursos econmi-
cos y humanos, lneas de polticas y una buena
articulacin entre niveles de gobierno, pueden
crear situaciones de inequidad en el acceso a ser-
vicios pblicos de calidad equiparable entre los
habitantes de diferentes regiones geogrficas.
Si bien se ha reclamado en algunos
casos deberes de garanta del Estado federal en
situaciones individuales y concretas, no se han
presentado ante los tribunales planteos de garan-
ta federal en funcin de situaciones de desigual-
dad estructural o de incumplimiento de conteni-
dos mnimos del derecho a la salud en la imple-
mentacin de polticas por las autoridades loca-
les. Este tipo de planteos formulados en represen-
tacin de grupos o colectivos se encuentran auto-
rizados por el sistema procesal constitucional. Es
posible anticipar que en el futuro los tribunales
podran tener alguna intervencin en estos aspec-
tos estructurales del sistema de salud.
Paradjicamente el cambio gradual de
algunas de las reglas de distribucin de compe-
tencias jurdicas entre el Estado federal y las pro-
vincias en el campo de la salud, a partir de la
reciente jurisprudencia constitucional, se desarro-
lla en paralelo con el proceso de descentraliza-
cin del sector de la salud, que transfiri a las pro-
vincias ms competencias y responsabilidades, y
ante la debilidad de mecanismos institucionales
efectivos para desarrollar dilogos y acuerdos de
articulacin de polticas entre las jurisdicciones
provinciales y la federal. Este escenario contradic-
torio limita las posibilidades reales del Estado
federal para asumir plenamente la responsabili-
dad que el sistema jurdico le fija, y marca una
brecha entre la direccin en la que avanza la juris-
prudencia constitucional y la orientacin general
de las polticas pblicas sectoriales.
4. LA SALUD EN LOS TRIBUNALES
Tal como fue anticipado, numerosos fac-
tores se pueden identificar vinculados al crecimien-
to de las demandas radicadas ante los tribunales de
justicia como medio de asegurar el acceso a trata-
miento y medicacin, a la cobertura de las obras
sociales y planes privados de salud, y a la deman-
da por cobertura de diagnsticos y tratamientos
especficos, como tambin a la inclusin de enfer-
mos oncolgicos o en tratamiento por HIV-Sida.
Los tribunales de justicia han tenido que
expedirse en casos en los que se reclamaban tanto
obligaciones positivas por parte del Estado por
ejemplo, el acceso a medicamentos y tratamiento
teraputico como obligaciones negativas por
ejemplo, la prohibicin de rescisin arbitraria de
un contrato de medicina prepaga (g). Los casos
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se dirigen tanto contra el Estado, como contra
demandados privados, se trate de obras sociales
o de empresas de medicina prepaga. A su vez,
una caracterstica sobresaliente en el proceso de
judicializacin del derecho a la salud, es el papel
que han desempeado los pactos e instrumentos
internacionales de derechos humanos al identifi-
car en cada caso un derecho a la salud constitu-
cionalmente protegido; sin embargo, la mayora
de las veces con algunas excepciones importan-
tes han sido decididos sobre bases legales (h).
La Corte Suprema ha considerado que
la legislacin sancionada en la materia por el
Congreso Nacional constituye una de las medi-
das adoptadas por el Estado para cumplir con sus
obligaciones internacionales previstas en los pac-
tos y tratados de derechos humanos relativas al
derecho a la salud. Por ende, el incumplimiento
por parte de la administracin nacional de obli-
gaciones establecidas por la ley, en especial de
aquellas que imponen el acceso a tratamiento o
medicacin, abren la posibilidad de reclamo
individual y colectivo (donde un grupo resulta el
afectado), a efectos de exigir su cumplimiento. La
Corte ha manifestado que el Estado federal es el
garante ltimo del sistema de salud indepen-
dientemente de la existencia de obligaciones en
cabeza de otros sujetos, como las provincias o las
obras sociales, y que el derecho a la salud impo-
ne obligaciones positivas y no solo obligaciones
negativas al Estado.
Los tribunales tambin han sostenido
que, en cumplimiento con las obligaciones ema-
nadas de instrumentos internacionales, el Estado
est facultado a imponer obligaciones sobre suje-
tos privados como las obras sociales y las empre-
sas de medicina prepaga en materia de salud. A
su vez, los tribunales han considerado en relacin
con la proteccin de la salud de los nios y de las
personas con discapacidad tanto las obligaciones
de actores pblicos como privados. En el caso de
estos ltimos, los jueces han decidido que los
prestadores privados tienen obligaciones especia-
les de cuidado hacia sus clientes y usuarios, que
exceden el carcter de mero trato comercial. La
justificacin de estas obligaciones especiales pro-
viene del carcter fundamental del derecho a la
salud, cuya garanta aquellos sujetos privados han
tomado a su cargo, y que va ms all de un acuer-
do comercial.
A pesar de estos importantes avances en
trminos de obligaciones positivas y negativas an
quedan cuestiones cuya determinacin permanece
abierta. Entre ellas, el problema del contenido
esencial del derecho a la salud de acuerdo con el
derecho internacional de los derechos humanos, es
decir, el contenido obligatorio del derecho que no
puede ser desconocido, postergado o alterado por
el legislador ordinario. Como la mayora de los
casos se han decidido sobre bases legales, poco
han dicho los tribunales sobre esta cuestin.
Tambin quedan dudas sobre el alcance de las
obligaciones positivas del Estado en materia de
salud, en especial cuando se trata de personas indi-
gentes, que no estn en condiciones de pagar ser-
vicios de salud. Este punto es sumamente relevan-
te ante la orientacin de algunas polticas en el sec-
tor. Ms aun cuando esta fue una situacin que
segn el decreto 578/93, iba a regir al sistema
pblico de salud (autogestin hospitalaria) otorgan-
do a los hospitales pblicos la capacidad de admi-
nistrar recursos en forma descentralizada, y cuyo
propsito es la identificacin de la poblacin con
cobertura que acude a los servicios de atencin al
indigente, de modo de facilitar el pago de la aten-
cin recibida por parte de la respectiva obra social,
administradora de riesgos del trabajo (ART) o
empresa prepaga. En rigor, la estrategia es parte de
una poltica embrionaria de subsidio a la demanda,
que se expresa tambin en algunas jurisdicciones
en programas de cobertura para grupos particula-
res, y que podra calificarse jurdicamente como
una lnea de accin regresiva respecto de las con-
diciones de acceso a prestaciones bsicas de salud.
Asimismo, y como consecuencia de lo
sealado anteriormente, es considerable el
nmero de casos judiciales dirigidos contra la
administracin nacional cuyo reclamo apunta
precisamente a obtener el acceso a un tratamien-
to mdico y/o a medicamentos, habindose pro-
ducido importante jurisprudencia, tanto en rela-
cin con casos individuales como colectivos.
5. ACCESO A PRESTACIONES MDICAS
Nuevamente merece destacarse el sea-
lado caso "Campodnico de Beviacqua" (14), que
trata sobre un reclamo de cobertura individual
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para un nio con discapacidad, en el cual la
Corte confirm una sentencia de segunda instan-
cia y orden al Estado Nacional a mantener la
provisin de medicamentos al nio. El gobierno
haba entregado previamente la medicacin pero
decidi interrumpirla, y comunic a su madre
que la provisin previa se haba debido nica-
mente a "razones humanitarias", y que la inte-
rrupcin no constitua una violacin de obliga-
ciones legales. La Corte Suprema confirm la
decisin de la Cmara y estableci un importan-
te precedente al sealar:
El derecho a la preservacin de la salud com-
prendido en el derecho a la vida tiene rango
constitucional, "a partir de lo dispuesto en los
tratados internacionales que tienen jerarqua
constitucional" (14 c.16), al mismo tiempo que
los pactos internacionales protegen especfica-
mente la vida y la salud de los nios (14 c.17).
Al dejar en claro el alcance de las obligacio-
nes estatales en materia de provisin y de con-
tinuidad del tratamiento:
...la autoridad pblica tiene la obligacin impos-
tergable de garantizar ese derecho con acciones
positivas, sin perjuicio de las obligaciones que
deban asumir en su cumplimiento las jurisdiccio-
nes locales, las obras sociales o las entidades de
la llamada medicina prepaga. (14 c.16)
El Pacto Internacional de Derechos Econmicos,
Sociales y Culturales:
...reconoce el derecho de todas las personas a
disfrutar del ms alto nivel posible de salud fsi-
ca y mental, as como el deber de los Estados
parte de procurar su satisfaccin. Entre las medi-
das que deben ser adoptadas a fin de garantizar
ese derecho se encuentra establecer un plan de
accin para reducir la mortalidad infantil, lograr
el sano desarrollo de los nios y facilitarles
ayuda y servicios mdicos en caso de enferme-
dad. (14 c.18) (i)
...los Estados partes se han obligado "hasta el
mximo de los recursos" de que dispongan
para lograr progresivamente la plena efectivi-
dad de los derechos reconocidos en dicho tra-
tado. (14 c.17) (j)
Para los Estados de estructura federal, del tra-
tado se deriva que, sin perjuicio de las obliga-
ciones establecidas especficamente para las
entidades, "el gobierno federal tiene la respon-
sabilidad legal de garantizar la aplicacin del
pacto" (14 c.19) (k); lo cual consigna la res-
ponsabilidad del Estado nacional como garan-
te ltimo del sistema de salud, a pesar de que
ha sido transferido o descentralizado a provin-
cias y municipios.
La Convencin sobre los Derechos del Nio:
...la Convencin sobre los Derechos del Nio
incluye, adems, la obligacin de los Estados de
alentar y garantizar a los menores con impedi-
mentos fsicos o mentales el acceso efectivo a los
servicios sanitarios y de rehabilitacin, de esfor-
zarse para que no sean privados de esos servi-
cios y de lograr cabal realizacin del derecho a
beneficiarse de la seguridad social, para lo cual
se debe tener en cuenta la legislacin nacional,
los recursos y la situacin de cada infante y de
las personas responsables de su mantenimiento.
(14 c.20) (l)
Adems de lo sealado, es relevante la
doctrina que fij la Corte en este caso, al sealar
que:
...el Estado nacional ha asumido, pues, com-
promisos internacionales explcitos encamina-
dos a promover y facilitar las prestaciones de
salud que requiera la minoridad y no puede
desligarse vlidamente de esos deberes, so pre-
texto de la inactividad de otras entidades pbli-
cas o privadas, mxime cuando ellas participan
de un mismo sistema sanitario y lo que se halla
en juego es el inters superior del nio, que
debe ser tutelado por sobre otras consideracio-
nes por todos los departamentos gubernamen-
tales. (14 c.21) (m)
En otros procesos, la posicin de la
Corte Suprema fue similar, por ejemplo al dispo-
ner otorgar cobertura mdica para un nio con
discapacidad de escasos recursos (19), y a perso-
nas con VIH-Sida (20,21), o al imponer ampliar
la cobertura mdica para ciertas situaciones no
previstas respecto de empresas de medicina pre-
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paga, obras sociales sindicales y obras sociales
estatales (n), y al conceder medidas cautelares
para asegurar el acceso a medicacin y tratamien-
to en situaciones de extrema urgencia (o). En sen-
tido similar, los tribunales inferiores tambin han
decidido casos de acceso a cobertura mdica a
favor de los reclamantes (p).
La Corte Suprema de Justicia tambin
ha fallado en favor de un reclamo colectivo, que
involucraba el incumplimiento estatal de una
clusula de la denominada "Ley de Sida", que
obliga al Estado a proveer la medicacin necesa-
ria para el tratamiento del VIH-Sida. En el caso
"Asociacin Benghalensis" (22,23), una coalicin
de ONG demand al Estado, solicitando el cum-
plimiento pleno de una ley sancionada por el
Congreso de la Nacin, que garantiza la provi-
sin de medicacin para luchar contra el VIH-
Sida a los hospitales pblicos. La Cmara de
Apelaciones concedi el amparo, y el Estado
impugn esa decisin. La Corte confirm la deci-
sin de la Cmara, en concordancia con el dicta-
men del Procurador General de la Nacin, que
estableca, seguido por el voto de la mayora de
la Corte, que el derecho a la salud est reconoci-
do por tratados internacionales de derechos
humanos de jerarqua constitucional: cita el art-
culo 12.c del PIDESC (11), los artculos 4.1 y 5 de
la Convencin Americana sobre Derechos
Humanos (13), y el artculo 6 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Polticos
(24). En consecuencia:
El Estado no solo debe abstenerse de interferir en
el ejercicio de los derechos individuales sino
que tiene, adems, el deber de realizar prestacio-
nes positivas, de manera tal que el ejercicio de
aqullos no se torne ilusorio. (22 c.X)
Sobre esta base, el Procurador afirma,
para el caso concreto, que:
...dichos principios llevan a concluir que el Estado
tiene la obligacin de suministrar los reactivos y
medicamentos necesarios para el diagnstico y
tratamiento de la enfermedad. (22 c.X)
La sentencia cuenta con dos votos con-
currentes que agregan algn nfasis y mayor
detalle al dictamen del Procurador.
Los tribunales inferiores tambin han
decidido sobre el derecho de acceso a prestacio-
nes de salud particulares y a medidas de preven-
cin. En el caso "Viceconte" (25), la Cmara
Nacional en lo Contencioso Administrativo
Federal tuvo la oportunidad de considerar un
amparo colectivo, en el que se planteaba que la
virtual interrupcin de la produccin de una
vacuna, dirigida a erradicar una enfermedad
endmica, constitua una violacin del derecho
a la salud. La actora actuaba en representacin
de una poblacin de alrededor de 3.500.000 de
personas, expuestas potencialmente al contagio
de la fiebre hemorrgica argentina. El Estado
haba destinado previamente financiamiento
para desarrollar la investigacin, validado la
vacuna, ordenado la produccin de una partida
experimental a un laboratorio extranjero, e inicia-
do el proceso de vacunacin de la poblacin, que
de hecho result altamente satisfactorio en trmi-
nos de prevencin de la enfermedad. Sin embar-
go, una serie de cambios polticos y administrati-
vos llev a la interrupcin de las obras destinadas
a la construccin del laboratorio en el que se pro-
ducira localmente la vacuna. Cuando las dosis
ordenadas al laboratorio extranjero se acabaron el
acceso a la vacuna ces. La actora aleg que la
interrupcin de la produccin de la vacuna viola-
ba la obligacin estatal de prevenir, tratar y con-
trolar las enfermedades endmicas y epidmicas,
consagrada por el artculo 12.2.c del PIDESC (11).
La Cmara de Apelacin dio la razn a la actora,
y orden al Gobierno prever las partidas presu-
puestarias y adoptar las medidas para asegurar la
produccin de la vacuna. En este caso el tribunal
fij un mecanismo de seguimiento para darle
cumplimiento a la sentencia, que consisti en
audiencias pblicas, citaciones personales del
ministro de salud, intervencin de la Defensora
del Pueblo, deberes de informacin sobre la mar-
cha de las obras del laboratorio para la fabricacin
de la vacuna y luego del proceso de validacin
cientfica y hasta compromisos presupuestarios
anuales para asegurar fondos para las obras y la
implementacin de las obligaciones fijadas. El
caso mostr las dificultades que enfrentan los tri-
bunales para ejecutar decisiones que obligan a
implementar polticas pblicas de impacto social
con fuertes compromisos presupuestarios. El pro-
ceso de ejecucin dur aprximadamente diez
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aos hasta la culminacin de todos los pasos
administrativos y el inicio de las campaas de
vacunacin.
6. DERECHO A LA SALUD DE GRUPOS
VULNERABLES
Existen algunos casos lmite en los que
la Corte Suprema ha mostrado cierta renuencia a
considerar la existencia de violaciones al derecho
a la salud. Probablemente, el caso ms represen-
tativo al respecto sea "Ramos" (26): en esa causa,
una mujer indigente con ocho hijos alega que
est desempleada, que sus hijos no pueden con-
currir a la escuela por carencia de recursos, que
una de sus hijas sufre una cardiopata y que
requiere una intervencin mdica, y que no tiene
a nadie a quien reclamar alimentos. La actora
afirma que su situacin y la situacin de sus hijos
importa una violacin a los derechos sociales
consagrados por la Constitucin argentina y los
tratados de derechos humanos ratificados por el
pas, y reclama asistencia de las autoridades fede-
rales y provinciales para garantizar su derecho y
el de sus hijos a la alimentacin, salud, educa-
cin y vivienda: solicita, por ende, un subsidio
mensual para cubrir sus necesidades bsicas.
Requiere tambin cobertura mdica para la car-
diopata de su hija, la garanta del derecho de sus
hijos a concurrir a clases, y la declaracin de
inconstitucionalidad y de invalidez de la conduc-
ta de las autoridades pblicas.
La Corte rechaz el amparo. Sus argu-
mentos principales fueron:
a) que la actora no demostr la existencia de una
conducta manifiestamente ilegal y arbitraria
del Estado, ya que las autoridades pblicas no
negaron directamente el acceso a la educa-
cin o al tratamiento mdico a sus hijos;
b) que los reclamos no deberan haber sido dirigi-
dos a los tribunales, sino a la Administracin.
En consideraciones obiter dicta, la mayo-
ra de la Corte afirm que no tiene facultades para
evaluar situaciones de carcter general que vayan
ms all de su jurisdiccin, ni para asignar discre-
cionalmente recursos presupuestarios.
Esta opinin de la Corte es en gran
medida inconsistente con sus propias decisio-
nes previas y posteriores. Dos factores podran
explicar esta inconsistencia. Desde el punto de
vista tcnico, la demanda era excesivamente
vaga: no haba mencin a ninguna clusula
legal concreta; la actora superpuso una serie de
reclamos diversos en la misma accin, sin espe-
cificarlos adecuadamente; tampoco ofreci a la
Corte criterios para detallar el contenido de los
diferentes derechos invocados. Desde el punto
de vista poltico, la accin fue interpuesta poco
tiempo despus del estallido de la devastadora
crisis social, poltica y econmica de diciembre
de 2001 (la peor crisis ocurrida en la historia
argentina: los ndices de pobreza, que fluctua-
ban entre el 15 y el 17%, ascendieron entre el
47 y el 60% de la poblacin). La Corte proba-
blemente tuvo en miras el potencial "efecto cas-
cada" que una resolucin favorable a la actora
hubiera generado en un contexto econmico y
poltico tan delicado, tanto por su posible inter-
ferencia con los poderes polticos del gobierno,
como por la posibilidad de atraccin de una
carga insoportable de casos.
Recientemente la Corte Suprema vol-
vi a considerar con otro enfoque un reclamo
de atencin del Estado respecto de un grupo de
personas en una situacin de exclusin y pobre-
za extrema. En el caso "Defensor del Pueblo"
(27) dispuso medidas cautelares ordenando al
Estado nacional y a la provincia del Chaco el
suministro de agua potable y alimentos a las
comunidades indgenas tobas que habitan dos
departamentos de esta provincia. La Corte dis-
puso la medida en el marco de una accin de
conocimiento promovida contra ambos Estados
por el Defensor del Pueblo de la Nacin en
representacin de los derechos colectivos de las
comunidades indgenas afectadas por una situa-
cin de extrema pobreza. En el marco de la
medida cautelar la Corte Suprema pidi infor-
macin sobre los censos y registros de pobla-
cin para definir el colectivo afectado, as como
sobre los programas de salud, alimentarios y de
asistencia sanitaria, de provisin de agua pota-
ble, fumigacin y desinfeccin y los servicios de
educacin y habitacionales. Cit a la parte
demandante y a ambos gobiernos a una audien-
cia pblica en la sede del tribunal.
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Este precedente, si bien adoptado en el
marco procesal acotado de una medida cautelar,
en la cual la Corte no anticipa opinin sobre la
posible vulneracin de derechos sociales indivi-
duales y colectivos, evidencia un grado avanzado
de activismo del tribunal. Lo que parece funda-
mentar ese activismo es la situacin de extrema
pobreza del grupo social afectado. El rol activo
del tribunal se refleja no solo en el remedio infre-
cuente, sino tambin en el procedimiento escogi-
do, que consiste en la comparecencia de los
gobiernos federal y provincial a una audiencia
oral y pblica, con la obligacin previa de res-
ponder a un pedido concreto de informacin
indispensable para evaluar la pertinencia de las
polticas implementadas. En la audiencia los jue-
ces del mximo tribunal efectan preguntas sobre
aspectos generales y especficos de la implemen-
tacin de las polticas sociales destinadas a la
poblacin afectada y requieren en su caso accio-
nes y planes especficos. Es indudable que la gra-
vedad y urgencia de la situacin y la precaria
condicin de las comunidades indgenas resulta-
ron decisivas para que la Corte avanzara en el
asunto, inclusive involucrando al Estado federal
en materias que resultan, en principio, sujetas al
mbito de las polticas pblicas provinciales.
7. GARANTAS POR PARTE DE LOS
PRESTADORES PRIVADOS. LMITES Y
CUESTIONES PENDIENTES
Otra cuestin recurrente decidida por
los tribunales refiere a la inclusin y exclusin de
planes de salud, en especial por parte de sujetos
privados (empresas de medicina prepaga y obras
sociales). Algunos de estos casos se refieren a
cuestiones de discriminacin; en otros casos, la
cuestin discutida est relacionada con el efecto
del desempleo (dado que la cobertura de las
obras sociales est relacionada con la posicin de
trabajador formal, el desempleo rompe este vn-
culo legal y causa el cese de la cobertura mdica
por parte de la obra social).
En el caso "Etcheverry c/ Omint"
(28,29) la Corte Suprema decidi que la negativa
de una empresa de medicina prepaga a mantener
la cobertura de salud, cuando al reclamante se le
detect VIH, constituye una violacin a los dere-
chos del consumidor y al derecho a la salud. El
demandante era un cliente del plan de medicina
prepaga, a travs de un acuerdo realizado a travs
de su empleador. Cuando qued desempleado,
solicit el mantenimiento de la cobertura, a cam-
bio del pago del servicio. Al detectrsele HIV, la
empresa de medicina prepaga se neg a mante-
nerlo en el plan de salud. La Corte Suprema, en
concordancia con el dictamen del Procurador
General, estableci que las empresas de medicina
prepaga
...adquieren un compromiso social con sus usua-
rios que obsta a que, sin ms, puedan descono-
cer un contrato, bajo la consecuencia de contra-
riar su propio objeto, que debe efectivamente
asegurar a los beneficiarios las coberturas tanto
pactadas como legalmente establecidas [dado
que su actividad est encaminada] a proteger las
garantas constitucionales a la vida, salud, seguri-
dad e integridad de las personas. (28 c.IV).
La Corte orden a la empresa de medici-
na prepaga a mantener la cobertura del plan de
salud al actor. El tribunal (30), y otros tribunales
inferiores, han dictado una serie de casos similares.
Otros casos se refieren a la validez cons-
titucional de regulaciones en materia de salud
emanadas de las autoridades pblicas. La Corte
Suprema decidi un caso interesante, en el que
una asociacin civil demand la nulidad de una
resolucin del Ministerio de Salud que reduca la
cobertura para la esclerosis mltiple. En el caso
"Asociacin de Esclerosis Mltiple de Salta"
(31,32), el tribunal confirm la sentencia de
segunda instancia que anul una resolucin del
Ministerio de Salud que exclua del Programa
Mdico Obligatorio (PMO) la cobertura de algu-
nos tratamientos relacionados con aquella enfer-
medad de baja incidencia y alto costo. La Corte
concord tambin aqu con el dictamen del
Procurador General de la Nacin, y decidi que
la resolucin impugnada careca de razonabilidad
y que afectaba el derecho a la salud consagrado
por los tratados internacionales de derechos
humanos. Aunque el Procurador no se refiere
expresamente a la prohibicin de regresividad, su
interpretacin del principio de "razonabilidad" se
acerca bastante a ella. Es interesante destacar que
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en este caso, a pesar del tradicional efecto indivi-
dual de las declaraciones de inconstitucionalidad
en la tradicin jurdica argentina, el hecho de
que una ONG haya llevado el caso en represen-
tacin de todos los miembros del grupo de perso-
nas con esclerosis mltiple en la provincia hizo
que todo el colectivo resultara beneficiario de los
resultados del caso.
En algunos casos, fueron los prestadores
privados de servicios de salud quienes impugna-
ron la imposicin de obligaciones legales en
materia de salud (por ejemplo, la cobertura obli-
gatoria del tratamiento de VIH-Sida). La base de
la impugnacin fue la violacin del derecho de
propiedad y de la libertad contractual, y el carc-
ter irrazonable de la reglamentacin. En el caso
"Hospital Britnico" (33,34), la Corte Suprema
rechaz esos agravios y estableci que la imposi-
cin de obligaciones sobre prestadores privados
de servicios de salud constitua una manera vli-
da de cumplimiento de las obligaciones interna-
cionales asumidas por el Estado relacionadas con
el derecho a la salud. En otro caso, "Policlnica
Privada" (35), la Corte decidi que un gobierno
local no puede forzar a un hospital privado a
mantener la internacin de un paciente cuando
el perodo de cobertura ha finalizado y que el
Estado tena la obligacin de recibir al paciente
en un establecimiento pblico de salud.
Estos precedentes no son conclusivos
respecto del alcance de las competencias regula-
torias del Estado en el mbito de los contratos pri-
vados de servicios de salud. Pero s ratifican un
principio bsico para pensar cualquier modelo
normativo, que es la afirmacin del rol regulador
del Estado en relacin con la actividad de los
prestadores privados de salud y la limitacin de
los derechos de propiedad cuando estn en juego
derechos sociales de base constitucional como el
derecho a la salud. En estos casos, el derecho a la
salud no funciona como una fuente de obligacio-
nes de provisin estatal de bienes o servicios,
sino como fundamento de la imposicin al
Estado de un rol de proteccin frente a eventua-
les abusos o actos arbitrarios de prestadores pri-
vados. El derecho social acta modulando el
alcance del derecho de propiedad de los empre-
sarios de servicios de salud. La Corte ratifica el
principio de que el derecho fundamental a la
salud tiene un espacio tambin en las relaciones
entre particulares y que el Estado tiene la facultad
y en ocasiones el deber de intervenir para equili-
brar relaciones de poder desiguales en este
campo contractual y asegurar el respeto del dere-
cho por parte de empresas y particulares.
8. CONCLUSIONES
Resulta interesante destacar que uno de
los objetivos fundamentales de las reformas en
salud fue alcanzar la equidad, definida desde
variadas vertientes y bajo diversos marcos teri-
cos polticos y conceptuales. En la versin ms
difundida de la mano de los organismos interna-
cionales de asistencia crediticia, la equidad refera
a garantizar niveles mnimos en salud y procurar
a los grupos ms vulnerables el acceso. Las eva-
luaciones que se han realizado en Amrica Latina
en general y en Argentina en particular dan cuen-
ta que este objetivo lejos estuvo de alcanzarse (q),
resultando precisamente ms afectados los grupos
vulnerables, como tambin los asalariados forma-
les, en trminos de mayor heterogeneidad, seg-
mentacin y condiciones de empleo.
Si se considera a la equidad en un sen-
tido amplio, entendida como la forma y el grado
en que las polticas econmicas y sociales redu-
cen las diferencias en las condiciones de salud de
la poblacin de un pas, una vez normalizadas
por factores como la edad y el gnero (36), el sec-
tor salud en Argentina estara dando seales de
aumento de brechas al respecto. Si bien la falta
de estadsticas e informacin confiable es un
severo dficit del sistema institucional argentino,
y no se cuenta con evaluaciones de impacto de la
poltica de salud, el aumento de casos judiciales,
de los que aqu se han reseado solo algunos,
est dando seales de un dficit en el acceso y
cobertura mnima a la salud, como tambin a tra-
tamientos mdicos especficos y en el conjunto
de prestaciones otorgadas por los seguros socia-
les y sistemas prepagos.
Las segmentaciones del mercado de tra-
bajo, en el marco de procesos de flexibilizacin
laboral en la pasada dcada, se ha traducido ade-
ms en una prdida efectiva de la cobertura y
acceso a niveles mnimos. A la vez, la crisis que
sufri en todo el pas el sistema de Atencin
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Primaria en Salud, junto con la crisis sectorial glo-
bal dan cuenta de un dficit severo del sistema.
Frente a ello, los casos judiciales aqu
reseados pueden contribuir a restituir derechos
vulnerados, pero no alcanzan a revertir la situa-
cin estructural del sector salud en Argentina.
Los resultados del litigio en salud no deben sin
embargo desmerecerse. El somero anlisis reali-
zado da cuenta de cmo a partir de la promulga-
cin de la reforma constitucional en 1994 los tri-
bunales han reconocido la existencia de un dere-
cho a la salud y a la asistencia sanitaria, en el
marco de las obligaciones estatales dispuestas a
partir de la ratificacin de tratados internaciona-
les de derechos humanos.
El reconocimiento del derecho a la
salud como un derecho fundamental de base
constitucional es un primer paso para asegurar su
tutela jurisdiccional, habilitando as, por ejem-
plo, la posibilidad de interponer acciones de
amparo, e incluso activando en ciertas circuns-
tancias la jurisdiccin extraordinaria de la Corte
Suprema de Justicia de la Nacin. La jurispruden-
cia ha establecido adems que el derecho a la
salud impone al Estado deberes negativos y tam-
bin obligaciones positivas, lo que autoriza a
interponer acciones judiciales para exigir al
Estado ciertas prestaciones y la definicin de pol-
ticas en este campo.
En rigor, la organizacin del sistema de
salud y la propia normativa sanitaria sancionada
por el Congreso de la Nacin y por los propios
rganos administrativos, como el Ministerio de
Salud de la Nacin en su rol de organismo con-
ductor del sistema, constituye una de las formas
de llevar a cabo esas obligaciones constituciona-
les. Por ende, la inobservancia por parte de la
Administracin de esas leyes faculta a los damni-
ficados individual y colectivamente a reclamar
judicialmente su cumplimiento.
Tambin queda establecida la obliga-
cin del Estado nacional como garante ltimo del
sistema de salud, independientemente de las
obligaciones que correspondan a otros actores
pblicos y privados, estando facultado el Estado
a imponer obligaciones en materia de cobertura
de tratamientos de salud a actores no estatales,
tales como obras sociales y empresas de medici-
na prepaga, en cumplimiento de sus obligaciones
internacionales.
De acuerdo con el mismo principio, los
actores no estatales que forman parte del sistema
de salud como las obras sociales y las empresas
de medicina prepaga tienen con respecto a sus
afiliados o potenciales afiliados obligaciones
especficas que exceden el carcter meramente
mercantil de la relacin, dado que su actividad
est destinada a resguardar un derecho funda-
mental. Otro aspecto relevante de esta obligacin
es la funcin de garanta que ejerce el Estado
federal frente las prestaciones y servicios de salud
organizados por las provincias, al que nos referi-
mos anteriormente.
La jurisprudencia de la Corte ha dejado,
sin embargo, varios temas abiertos, que an
requieren de mayor precisin conceptual. Entre
ellos, podemos destacar los siguientes:
1) el contenido de las obligaciones constitutivas
del derecho a la salud que emanan directa-
mente de las normas internacionales de jerar-
qua constitucional y, por ende, se imponen y
no son susceptibles de alteracin o desconoci-
miento por parte del legislador;
2) el alcance de las obligaciones de asistencia
mdica del Estado es decir, de parte de sus
obligaciones positivas en especial para per-
sonas en situaciones de carencia extrema que
no pueden pagar los servicios;
3) el alcance de la obligacin de garanta del
Estado federal cuando fallan los sistemas de
salud organizados por las provincias, en casos
de brechas o desigualdad profunda en el acce-
so a la salud entre las diferentes jurisdicciones;
4) el alcance de la obligacin estatal de protec-
cin frente a las deficiencias o incumplimien-
tos de los prestadores privados y de la facultad
de regulacin estatal de los contratos de salud
entre particulares;
5) la definicin del acceso equitativo en salud.
La intervencin activa de los tribunales
para asegurar el acceso de individuos a ciertas
prestaciones puede servir para restaurar derechos
vulnerados por la omisin de las autoridades
pblicas. En especial respecto de ciertas personas
que se encuentran en situacin de desventaja para
acceder al sistema de justicia o en situaciones de
urgencia impostergable. La sumatoria de deman-
das individuales aceptadas por los tribunales
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puede tambin funcionar como una caja de reso-
nancia de problemas de poltica pblica que
deben ser atendidos por el Estado y contribuir a
colocar ciertos aspectos del sistema en la agenda
pblica. Sin embargo el activismo de los jueces
en casos individuales podra tambin potencial-
mente provocar distorsiones sobre el sistema de
salud, si los tribunales al asegurar determinadas
prestaciones o coberturas no consideran el impac-
to de sus decisiones sobre el conjunto del sistema,
o no valoran adecuamente las consecuencias de
los compromisos presupuestarios que conllevan
sus fallos. No parecen existir an reglas claras
sobre cundo una prestacin no autorizada por la
ley o la autoridad administrativa puede ser garan-
tizada por la va judicial en funcin de la poten-
cial vulneracin del derecho a la salud.
El desarrollo de contenidos mnimos
del derecho a la salud podra contribuir a fijar
estas cuestiones. En ocasiones los jueces se limi-
tan a ordenar cumplir con los programas mdicos
obligatorios fijados por la autoridad administrati-
va o disponen prestaciones que el propio Estado
asumi en leyes o disposiciones, como por ejem-
plo en el caso del cctel contra el HIV. Pero la
inclusin de prestaciones o medicamentos no
regulados por las polticas pblicas, en virtud de
decisiones judiciales en casos individuales,
podra tener tambin un efecto distorsivo e inclu-
so profundizar las brechas y desigualdades del
propio sistema de salud, por el posible desvo de
recursos pblicos sin planificacin gubernamen-
tal para atender demandas no prioritarias de sec-
tores con mayor acceso a recursos legales (r).
La intervencin judicial en asuntos
colectivos suele realizarse en el marco de proce-
sos ms abiertos, con participacin de actores
sociales e institucionales diversos, y con espacios
de discusin ms amplios. Adems la tcnica
remedial de ciertas decisiones recientes de la
Corte Suprema, como en el caso "Mendoza"
(37,38), parecen otorgar a las autoridades polti-
cas un mayor margen de decisin sobre las pol-
ticas pblicas que deben implementarse para
paliar las situaciones de violacin de derechos
examinadas.
En este caso, la Corte estableci debe-
res de informacin a diversas empresas que ope-
ran en la costa del ro y a los gobiernos nacional,
provincial y de la ciudad de Buenos Aires, con
competencia ambiental concurrente en el proble-
ma. Tambin en este caso la Corte les impuso a
los gobiernos el desarrollo de un "plan integrado
basado en el principio de progresividad" (37
p.18) a fin de cumplir con la obligacin constitu-
cional definida en la sentencia de proteger el
ambiente. La Corte adems fij un procedimien-
to de audiencias pblicas con participacin de
las organizaciones demandantes y otras organiza-
ciones de la sociedad civil para provocar una dis-
cusin participativa de las propuestas guberna-
mentales, abriendo as un mecanismo de supervi-
sin y seguimiento.
El modelo de intervencin judicial
que emplea la Corte establece una relacin
diferente con las instancias de decisin de pol-
ticas pblicas. Los tribunales verifican la vulne-
racin de ciertos derechos, ya sea porque no se
alcanzan ciertos mnimos, o porque las polti-
cas no son adecuadas y razonables para efecti-
vizar el derecho a la salud, o porque son discri-
minatorias, pero no reemplazan a las autorida-
des polticas en la fijacin de las polticas repa-
ratorias. Se limitan a declarar la violacin y
fijan a veces un marco jurdico mnimo que
debe ser respetado, pero reenvan la cuestin a
las autoridades polticas, el gobierno o el
Congreso, para que procedan a definir nuevas
acciones acordes con esos estndares bsicos.
Este tipo de casos colectivos con remedios
abiertos o sistemas de reenvo al poder politico
no implica resignar facultades judiciales, pues
los jueces se reservan el control y la supervi-
sin del cumplimiento e instalan un tema en la
agenda de los decisores. Pero otorgan a la pol-
tica democrtica un espacio mayor para elegir
las soluciones ponderando el impacto de esas
decisiones sobre todo el sistema y consideran-
do la complejidad de intereses mltiples que se
ponen en juego (39,40).
Paradjicamente an no se han plante-
ado ante los tribunales argentinos casos realmen-
te estructurales sobre acceso a la salud que pue-
dan poner en juego la respuesta judicial y del sis-
tema poltico frente a las obligaciones que esta-
blece la Constitucin y los tratados de derechos
humanos. En especial el derecho a la igualdad en
el acceso a la asistencia sanitaria y el rol de las
autoridades federales y provinciales de reestable-
cer equilibrios perdidos.
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NOTAS FINALES
a. Una versin similar de este artculo, ser publi-
cada en la revista Health and Human Rights: An
International Journal, Volumen 10, Nmero 2 de
2008, bajo el ttulo "Judicial activism in relation
to Argentina's health system: Recent trends".
b. En forma esquemtica, las polticas recomen-
dadas por los organismos internacionales de asis-
tencia crediticia instaban a lograr la estabilidad
econmica a travs de la apertura comercial,
liberalizacin de mercados, atraccin de inver-
siones, reduccin del sector pblico, expansin
de los sectores privados, y en materia de polticas
sociales, a partir de programas focalizados dirigi-
dos a los sectores ms pobres.
c. La Constitucin Nacional de 1853 fue sucesiva-
mente reformada en 1860, en 1866, en 1898, en
1949 (sin vigencia), en 1957 y, finalmente, en
1994. En esta ltima oportunidad, se incorporaron
once pactos y tratados internacionales de derechos
humanos con jerarqua constitucional (7).
d. La mayora de estos instrumentos incorporan
expresamente el derecho a la salud Declaracin
Universal de Derechos Humanos, la Declaracin
Americana de Derechos y Deberes del Hombre,
el Pacto Internacional de Derechos Econmicos,
Sociales y Culturales (PIDESC), la Convencin
sobre los Derechos del Nio, la Convencin
Internacional para la Eliminacin de Todas las
Formas de Discriminacin contra la Mujer
(CEDAW) y la Convencin Internacional para la
Eliminacin de Todas las Formas de
Discriminacin Racial, estableciendo en cada
caso, el alcance, las obligaciones para el Estado,
objetivos o metas de poltica pblica en el rea y
consideraciones especficas para grupos que
requieren proteccin especial.
e. Los trabajadores autnomos son aquellos que
ejercen por s mismos o en forma asociada, la
direccin y conduccin de empresas, las tareas
que realizan los graduados universitarios, la pro-
duccin y cobranza de seguros, entre otras. El
requisito excluyente es que este tipo de activida-
des que no se encuentren encuadradas en una
relacin de dependencia. El Monotributo o
Sistema de Rgimen Simplificado consiste en
concentrar en un nico tributo el ingreso de un
importe fijo, obligatorio y mensual, el cual est
formado por un componente previsional destina-
do a aportes al sistema de seguridad social y otro
impositivo (impuestos a las ganancias) y dirigido
exclusivamente a pequeos contribuyentes.
f. A su vez, en el subsistema de obras sociales se
produce una subprestacin notoria, la cual no
responde en general a un nico motivo, sino tal
como seala Belmartino (2) puede presentarse
como resultado de dificultades de diferente ndo-
le para el acceso de los beneficiarios al sistema
de servicios o de una estrategia de los proveedo-
res destinada a reducir el consumo de atencin
cuando el contrato con la organizacin financia-
dora se negocia sobre la base de un pago por
cpita. De manera similar, las reformas realizadas
Las tendencias futuras que se delinean
muestran un escenario donde probablemente se
requiera de ajustes institucionales para adecuar el
actual sistema de salud a los estndares constitu-
cionales. La complejidad de estos ajustes podra
requerir no solo interpretaciones jurisprudencia-
les, sino acuerdos polticos expresados en marcos
legales que implementen esos compromisos y los
desarrollen en servicios y polticas. El debate en
los rganos de representacin popular permitira
fijar reglas institucionales ms coherentes, esta-
bles y legtimas. Tambin podra contribuir a
lograr este ajuste entre normas y polticas, la
recomposicin efectiva del rol rector del gobier-
no federal que establece la ley, y una mejora en
los mecanismos de articulacin entre el gobierno
federal con los gobiernos locales. Si bien no afir-
mamos que en el corto plazo se est consolidan-
do este escenario, sera deseable avanzar en
direccin a restituir garantas amplias y condicio-
nes equitativas en salud.
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establecieron nuevas regulaciones laborales al
interior del sector salud, que modificaron las
reglas de funcionamiento sin tomar en cuenta las
condiciones de trabajo (5).
g. En materia de derechos econmicos, sociales y
culturales, las obligaciones negativas refieren
principalmente a la no intervencin del Estado en
caso de una huelga, a no empeorar la salud de la
poblacin, no impedir el acceso a un instituto
educativo, entre otros. En relacin con las obliga-
ciones positivas, stas no se agotan solamente en
acciones de dar proveer de vivienda, proveer de
vacunas para menores de seis aos sino que lo
diferencial es el tipo de relaciones que se estable-
cen entre el Estado y los beneficiarios de las pres-
taciones. Significa que el Estado puede satisfacer
un derecho a travs de diferentes medios, y en
muchos de ellos, los sujetos obligados pueden
participar activamente (15).
h. En este apartado seguimos lo desarrollado en
Abramovich y Courtis (16) y Courtis (10).
i. Con referencia explcita al artculo 12 del
PIDESC (11).
j. Con referencia explcita al artculo 2.1 del
PIDESC (11).
k. Con referencia explcita a la doctrina estableci-
da por el Comit de Derechos Econmicos,
Sociales y Culturales en sus Observaciones fina-
les al informe estatal suizo del 20 y 23 de
noviembre de 1998 (17).
l. Con referencia explcita a los artculos. 23, 24
y 26 de la Convencin sobre los Derechos del
Nio (18).
m. Con referencia explcita al artculo 3 de la
Convencin sobre los Derechos del Nio (18).
n. Corte Suprema, "N., L. M. y otra c/ Swiss
Medical Group S.A.", dictamen del Procurador
General de la Nacin del 11/06/2003, decisin
de la Corte del 21/08/2003; "Martn, Sergio
Gustavo y otros c/ Fuerza Area Argentina-
Direccin General Bienestar Pers. Fuerza Area
s/amparo", dictamen del Procurador General de
la Nacin del 31/10/2002, decisin de la Corte
del 08/06/2004; "M., S. A. s/materia: previsional
s/recurso de amparo", 23/11/2004. En el mismo
sentido, Cmara Nacional de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo Federal, Sala II "R.,
R. S. c/ Ministerio de Salud y Accin Social y otro
s/amparo", 21/10/1997; Cmara Nacional de
Apelaciones en lo Civil, Sala C, "T., J. M. c/
Nubial S.A", 14/10/1997.
o. Ver, por ejemplo, Corte Suprema "lvarez,
Oscar Juan c/ Buenos Aires, Provincia de y otro
s/accin de amparo", 12/07/2001; "Orlando,
Susana Beatriz c/ Buenos Aires, Provincia de y
otros s/amparo", 04/04/2002; "Daz, Brgida c/
Buenos Aires, Provincia de y otro (Estado
Nacional-Ministerio de Salud y Accin Social de
la Nacin) s/amparo", 25/03/2003; "Bentez,
Victoria Lidia y otro c/ Buenos Aires, Provincia de
y otros s/accin de amparo", 24/04/2003;
"Mendoza, Anbal c/ Estado Nacional s/amparo",
08/09/2003; "Rogers, Silvia Elena c/ Buenos
Aires, Provincia de y otros (Estado Nacional)
s/accin de amparo", 08/09/2003; "Snchez,
Enzo Gabriel c/ Buenos Aires, Provincia de y otro
(Estado Nacional) s/accin de amparo",
18/12/2003; "Laudicina, ngela Francisca c/
Buenos Aires, Provincia de y otro s/accin de
amparo", 09/03/2004; "Snchez, Norma Rosa c/
Estado Nacional y otro s/accin de amparo",
11/05/2004. La Corte concedi medidas cautela-
res, aunque se declar incompetente, en
"Diguez, Vernica Sandra y otro c/ Buenos
Aires, Provincia de s/accin de amparo",
27/12/2002; "Kastrup Phillips, Marta Nlida c/
Buenos Aires, Provincia de y otros s/accin de
amparo", 11/11/2003; "Podest, Leila Grisel c/
Buenos Aires, Provincia de y otro s/accin de
amparo", 18/12/2003.
p. Ver, entre muchos otros, Cmara de
Apelaciones en lo Civil y Comercial de Baha
Blanca, Sala II, "C. y otros c/ Ministerio de Salud
y Accin Social de la Provincia de Buenos Aires",
02/09/1997 (impone tratamiento a un hospital
pblico); Cmara en lo Contencioso
Administrativo de Tucumn, Sala II, "Gonzlez,
Amanda Esther c/ Instituto de Previsin y
Seguridad Social de Tucumn y otro s/amparo",
15/07/2002 (impone tratamiento a una obra
social estatal); Cmara de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo y Tributario de la
ciudad de Buenos Aires, Sala II, "Sociedad
Italiana de Beneficencia en Buenos Aires c/
GCBA s/otras causas", 07/10/2004; Cmara de
Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y
Tributario de la ciudad de Buenos Aires, Sala I,
"Centro de Educ. Mdica e Invest. Clnicas
Norberto Quirno c/ GCBA s/otras causas",
22/06/2004 (convalida la imposicin legal de
obligaciones de cobertura sobre prestadores pri-
vados); Cmara de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo y Tributario de la
ciudad de Buenos Aires, Sala II, "Trigo, Manuel
Alberto c/ GCBA y otros s/Medida Cautelar",
12/05/2002; Cmara de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo y Tributario de la
ciudad de Buenos Aires, Sala I, "Rodrguez
Miguel Orlando c/ GCBA s/otros procesos inci-
dentales", 22/12/2004; Cmara de Apelaciones
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EL DERECHO A LA SALUD EN LOS TRIBUNALES
en lo Contencioso Administrativo y Tributario de
la ciudad de Buenos Aires, Sala I "Defensora del
Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires (denuncia
incumplimiento respecto a la afiliada Brenda
Nicole Deghi) c/ GCBA s/otros procesos inciden-
tales", 10/02/2005 (confirma cautelar que impo-
ne tratamiento a obra social estatal); Cmara de
Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y
Tributario de la ciudad de Buenos Aires, Sala I
"Zrate, Ral Eduardo c/ GCBA s/daos y perjui-
cios", 21/08/2002; Cmara de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo y Tributario de la
ciudad de Buenos Aires, Sala II, "Villalba de
Gmez, Leticia Lilian c/ GCBA (Hospital General
de Agudos Francisco Santojani) y otros s/daos y
perjuicios", 08/04/2003; Cmara de Apelaciones
en lo Contencioso Administrativo y Tributario de
la ciudad de Buenos Aires, Sala II, "Echavarra,
Adriana Graciela c/ GCBA y otros s/daos y per-
juicios", 22/04/2003; Cmara de Apelaciones en
lo Contencioso Administrativo y Tributario de la
ciudad de Buenos Aires, Sala I, "B. L. E. y otros c/
OSBA s/daos y perjuicios", 27/08/2004 (conce-
de indemnizacin de daos y perjuicios produci-
dos por denegacin o inadecuacin del trata-
miento mdico); Cmara de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo y Tributario de la
ciudad de Buenos Aires, Sala I "Roccatagliata de
Bangueses, Mercedes Luca c/ OSBA s/otros pro-
cesos incidentales", 10/06/2002; Cmara de
Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y
Tributario de la ciudad de Buenos Aires, Sala I,
"Urtasun, Teodoro Alberto c/ Instituto Municipal
de Obra Social s/cobro de pesos", 22/04/2004
(impone tratamiento a obra social estatal).
q. Mesa Lago (4) seala, en base a datos de la
Organizacin Panamericana de la Salud (OPS),
que en el ao 2002 el 84% de la poblacin bajo
la lnea de la pobreza acceda a algn servicio
pblico y un 45% debe adquirir los medicamen-
tos de sus propios recursos.
r. En entrevistas informales sostenidas con profe-
sionales de departamentos jurdicos del
Ministerio de Salud y algunos funcionarios de
reas de salud pblica, indicaron su preocupa-
cin por los casos de condena judicial al Estado
y a obras sociales sindicales, para cubrir ciertas
intervenciones quirrgicas como by-pass gstri-
co, cirugas estticas no indispensables, o ciertos
tratamientos reproductivos. Estas prestaciones no
integran planes de cobertura pblicos.
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EL DERECHO A LA SALUD EN LOS TRIBUNALES
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