Producto de una reflexión colectiva de varios meses, con este documento buscamos expresar lo que consideramos son los nuevos desafíos a los que se enfrentan los feminismos latinocaribeños.
Esperamos siga motivando el diálogo y la reflexión en torno a nuestras experiencias y luchas alrededor del cuerpo político en las distintas latitudes.
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13 Encuentro Feminista de Amrica Latina y el Caribe (EFLAC)
M a n i f i e s t o P o l t i c o POR LA LIBERACIN DE NUESTROS CUERPOS Las feministas afirmamos que, nuestro cuerpo, es producido y transformado por las relaciones sociales en las cuales estamos inmersas. As, en sociedades capitalistas-neoliberales, coloniales, patriarcales, heteronormativas y racistas donde imperan relaciones de dominacin y de explotacin, nuestros cuerpos son afectados por esas relaciones que dejan ver las huellas de la explotacin, la subordinacin, la represin, el racismo y la discriminacin. Es en nuestros cuerpos, como primer territorio, donde operan los mltiples mecanismos de dominacin y evidencian nuestras resistencias, la insubordinacin, la liberacin en acciones que conducen hacia la transformacin con justicia y rescate del placer y la creatividad. El cuerpo portador de derechos de las mujeres, se ha convertido en un territorio en disputa. A ello aludimos cuando afirmamos que el cuerpo es una categora poltica, en el que se encarna el discurso feminista En las luchas por la defensa de la democracia y la ampliacin de los derechos, las feministas siempre hemos dado nuestro aporte desde nuestra comprensin del cuerpo como categora poltica; pero no siempre lo hemos hecho desde una perspectiva intercultural crtica e interseccional: ese es el reto que enfrentamos en el momento actual, sobre el que queremos reflexionar y dialogar en este 14 Encuentro Feminista de Amrica Latina y el Caribe.
1. El CONTEXTO LATINOAMERICARIBEO Y LOS RETOS AL MOVIMIENTO FEMINISTA En los inicios del siglo XXI vivimos un momento histrico excepcional en el mundo y en Amrica Latina y el Caribe. Es el inicio de una crisis profunda que pone en tela de juicio las bases mismas del sistema dominante. El momento histrico es tambin excepcional por la presencia activa de miles de mujeres y hombres que resisten y sostienen a travs de sus propios cuerpos una diversidad de luchas para acabar con el hambre, la explotacin, la violencia sexual, la normalizacin, el silenciamiento, entre otros mecanismos de dominacin. Son muchos y muy diversos los movimientos sociales que hoy estn disputando imaginarios, territorios y recursos en nuestro continente latino-caribeo. Estos movimientos tnicos raciales, territoriales, generacionales, transgnero, lsbico, de personas con discapacidad enriquecen a los feminismos en sus diversas vertientes con sus nuevas perspectivas y causas 2
de lucha, pero tambin nos colocan ante retos importantes. Y es que las diversidades que caracterizan a nuestras sociedades estn teidas de desigualdad y violencia, y reflejan severos desbalances de poder, que tienen implicancias para nuestros movimientos. Evidentemente la diversidad no ha sido puesta en valor ni entendida como una posibilidad concreta para hacer frente a la discriminacin en todas sus formas. Las democracias de baja intensidad en nuestra regin evidencian la tensin no resuelta entre democracia y desarrollo, en las que nunca hemos alcanzado la realizacin de los derechos econmicos, sociales y culturales; contrariamente vemos como el conservadurismo y el debilitamiento del carcter laico de los Estados alientan polticas que desconocen los derechos humanos de las mujeres. Los derechos sexuales y los derechos reproductivos han devenido hoy en un tema estratgico para la democratizacin de nuestras sociedades latino-caribeas. La afirmacin de la democracia en el pas, en la casa y en la cama; en el vecindario y en las organizaciones sociales; a nivel local y global, es un aporte histrico de los feminismos para el conjunto de la humanidad, no solo para las mujeres, que hoy ms que nunca debemos revalorar y defender. La potencia de los movimientos feministas ha estado, ms que en la capacidad de movilizar masas, en la capacidad de disputar y lograr cambios en los imaginarios democrticos y en los horizontes de transformacin. Nuestra energa y capacidad de cambio se sustenta en la disputa poltico- cultural, enriquecindola con las voces de nuevas actoras cuya presencia renueva y profundiza la democracia a medida que nuestros feminismos se van ennegreciendo, indigenizndo, cholificando, transgenerizndo, lesbianizando, des-normalizando. Los feminismos en sus diversas vertientes levantan una crtica profunda a este sistema: a sus valores que exacerban la violencia contra los territorios y los cuerpos; a su modelo de desarrollo extractivista, depredador de la vida y la naturaleza, a su lgica de acumulacin que mercantiliza todos los medios de vida, a la manera como subordina y explota el trabajo de las personas, en particular el trabajo del cuidado y de reproduccin, realizados principalmente por las mujeres. En el actual contexto de crisis civilizatoria, los feminismos latino caribeos confluimos en nuestro compromiso de confrontar y luchar para cambiar los mltiples sistemas de dominacin que impactan simultnea y diferenciadamente en todas las mujeres, en sus cuerpos desvalorizados y secuestrados. 2. NUEVOS HORIZONTES DE SENTIDO PARA NUESTRAS LUCHAS a) Interculturalidad desde la mirada de la interseccionalidad o interculturalidad crtica: El reconocimiento de la diversidad sexual y de gnero, las caractersticas pluriculturales y multitnicas de Amrica Latina, no ha sido un proceso fcil. La colonialidad y su visin monocultural han marcado la relacin entre las diversas poblaciones que hoy habitamos el sub-continente. Los lugares desde donde hablamos, sentimos, deseamos, hacemos, producimos riqueza, cultura y conocimiento, estn cargados de relaciones desiguales de 3
poder que invisibilizan y degradan otras formas de vida, de saberes y de sociedad, considerndolas subalternas y subordinndolas a la hegemona occidental. Esa constatacin nos obliga a mirar la diversidad como expresin no slo de diferencias sino tambin como fuente de desigualdades que se entrecruzan e influyen de manera distinta en las mujeres segn sus procedencias y nos reta a reconocer la urgencia de redistribuir el poder en la sociedad y en los movimientos mismos, con el consiguiente empoderamiento de las mujeres. Socializar el poder es el desafo clave para la construccin de la democracia radical. Aprender a aceptar y a manejar los conflictos, los disensos y las visiones discrepantes. La interculturalidad crtica, permite recuperar otras voces, conocimientos y formas de pensar, apreciar diversas cosmovisiones que hablan de la complejidad de la realidad y de las mltiples formas de vivir y ser mujer. Pero no se conforma con celebrar o tolerar la diversidad, sino que nos exige reconocer lo incompleto de cualquier propuesta poltica que no dialogue con las otras mltiples formas de vivir, de construir identidades y producir conocimientos, y nos pide asumir como un compromiso tico-poltico la incorporacin de la diversidad en nuestras formas de vivir, de pensar, de convivir. b) La sostenibilidad de la vida como prioridad La economa feminista pone en evidencia cmo, durante siglos, la forma de sustentar la vida ha sido resuelta mediante la divisin sexual del trabajo con la consecuente sobrecarga de trabajo para las mujeres. El sistema capitalista impone discursos como verdades para legitimarse como modo de produccin hegemnico. Entre stos, una serie de falsas dicotomas como produccin-reproduccin, pblico-privado, naturaleza cultura, normalidad-trastorno. Tambin reduce la nocin de trabajo al considerar solo aquel que produce bienes o servicios con valor de cambio en el mercado. El trabajo domstico, de cuidados y el trabajo comunitario, imprescindibles para la reproduccin humana, son desvalorizados e invisibilizados al ser desligados de la reproduccin social. Esto es usado por los Estados y por el sistema socio-econmico-cultural en su conjunto, para eludir su responsabilidad sobre las condiciones de vida de las personas y en particular de las mujeres, mucho ms grave an en Amrica Latina y el Caribe. En esta etapa avanzada del capitalismo extractivo y depredador, la sostenibilidad de la vida en el planeta se ve amenazada y se pone en cuestin los modos de vida y de produccin imperantes. Las feministas, como otros movimientos sociales, interpelamos al tipo de organizacin social imperante y sus valores, y exigimos condiciones de vida aceptables para toda la poblacin: ello implica no slo la produccin de bienes sino relaciones de cuidado y afecto. Los movimientos feministas luchamos, por eso, por un cambio radical en la lgica de funcionamiento actual de la economa, por un nuevo equilibrio entre la produccin y la reproduccin, porque se deje de considerar el trabajo de las mujeres como recurso disponible para que el Estado cubra las 4
obligaciones de proteccin y cuidado de la vida que le competen. La vida humana y su sostenibilidad debe ser la primera y nica prioridad.
3. LA APROPIACION DE NUESTROS CUERPOS POR EL CAPITALISMO PATRIARCAL, RACISTA Y HETERONORMATIVO Nuestros cuerpos han sido convertidos por el capitalismo patriarcal en territorios sobre los que deciden otros y sobre los que se construyen discursos que restringen nuestra libertad. Violencias soterradas y otras evidentes oprimen a nuestros cuerpos en el trabajo, en la calle, en la intimidad familiar, en la vida sexual, e incluso en la vida subjetiva y emocional. La heteronormatividad, el racismo, la divisin sexual y divisin social del trabajo, la explotacin econmica, la desvalorizacin de los cuerpos y sus energas, su reduccin a simples fuerzas de trabajo o portadoras de trabajo invisible (trabajo reproductivo o de los cuidados, sin reconocimiento econmico-social), el repudio a la discapacidad: son todas expresiones de los cuerpos como territorios para otros, ajenos, lejanos, aunque sean nuestros. Veamos cmo operan: Cuerpos Normalizados: Repudio al Desempeo Diferente. Los feminismos latinoamericano caribeos denunciamos la cultura hegemnica que considera las diferencias corporales y variaciones en su funcionamiento motivo de opresin y discriminacin, sea con argumentos mdicos, religiosos, estticos, o aludiendo a la menor productividad de la fuerza de trabajo. Las feministas denunciamos la discriminacin prescrita de un modelo mdico normalizador que no subsana los obstculos que determinan discapacidad en las personas. Apelamos a problematizar qu es lo normal y sealamos la incapacidad de la sociedad actual para aceptar la diversidad funcional. Cuerpos para la Fuerza de Trabajo y Objeto de Consumo. En el capitalismo patriarcal, el control sobre el cuerpo, la reproduccin y la sexualidad est directamente relacionado con las necesidades de su reproduccin como sistema. El cuerpo es visto sobre todo como fuerza de trabajo, condicin de creacin de riqueza material. La divisin sexual del trabajo, que tiene como base la separacin entre trabajo productivo / de los hombres y trabajo reproductivo / de las mujeres, es central para la acumulacin capitalista. Nuestros cuerpos tambin generan demanda en el mercado capitalista: se impulsa un consumismo desenfrenado, se impone un ideal de belleza que provoca la anorexia y la bulimia e incluso la muerte a muchas mujeres en la competencia por obtener un lugar en la mirada masculina. Cuerpos Sexuados Negados al Deseo y el Goce. La heteronormatividad ha sido un elemento constitutivo del orden dominante desde que el modo de produccin capitalista reestructur el sistema patriarcal y la relacin entre el cuerpo/sexo/reproduccin convirtindose en una dimensin central de las relaciones sociales. Es en este terreno donde las jerarquas eclesiales y grupos conservadores 5
concentran su accin para controlar los cuerpos de las mujeres como una estrategia para mantener y expandir su poder poltico. Y si bien los cuerpos contienen la posibilidad de auto determinarse, ms all del marco binario sexo/gnero, el desafo que implica esta libertad tiene costos altos porque esto se percibe como amenazante y se estigmatiza como algo que debe ser expulsado o patologizado Cuerpo y Territorio: Salvaguardar la Vida en Comunidad. Un territorio es mucho ms que una parcela de terreno: es un espacio de vida cultural, simblica e histrica. Entender el cuerpo como un territorio, como un sistema vivo, complejo e integral, constituido por mltiples relaciones en las que participan todos los seres vivos y los bienes naturales como el agua, la tierra, las montaas, nos interpela a pensar nuestros cuerpos individuales y colectivos como parte de una comunidad y parte constitutiva de los territorios. El eco feminismo, el feminismo comunitario, los feminismos indgenas y afrodescendientes, el lesbo y trans feminismo, nos invitan a cuestionar la visin antropocntrica y androcntrica de nuestra sociedad actual, que ha puesto al hombre/ blanco/ individuo/racional/heterosexual en el epicentro del universo, en el centro del poder, y cuyo fin es dominar la naturaleza de la misma forma como se domina a las mujeres. Nos invitan a revalorar nuestra relacin con la naturaleza, con nuestra ancestralidad, con nuestra comunidad social.
4. NUESTROS CUERPOS EN MOVIMIENTO Al recuperar la poltica del cuerpo, recuperamos otras dimensiones potentes y transgresoras, que aluden a las mltiples y variadas formas de lucha; vencemos a la modernidad que quiere imponer un yo separado del cuerpo, imponer una razn separada de la subjetividad y la emocin, un cuerpo individual separado del mbito social. Desde su condicin de portadores de derechos, nuestros cuerpos despliegan nuevas luchas polticas para imprimir nuestra autonoma en torno a la produccin, reproduccin y sexualidad La negacin de los derechos sexuales y reproductivos ha generado una lucha contracultural que reafirma el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos, el derecho al placer, a un erotismo diverso, a una sexualidad diversa, a una identidad de gnero soberana, a la autodeterminacin. Nuestra lucha por la salud y los derechos reproductivos exigen no solo servicios clidos y adecuados, sino la recuperacin de las formas no occidentales de ejercer la reproduccin y garantizar la sanacin. Estas luchas que abordan tambin el combate contra el SIDA confronta el monopolio de las patentes por las grandes trasnacionales de medicamentos. La heterosexualidad obligatoria y la compulsiva determinacin de nuestro gnero, estn siendo confrontadas por los movimientos de disidencia gnero-sexual y los feminismos, que denuncian el enfoque biologicista y el marco binario del gnero y la sexualidad, abogando por la autodeterminacin sobre nuestros deseos y nuestra identidad de gnero 6
Los impactos de los ajustes neoliberales, de las polticas econmicas extractivistas y el mercantilismo, que producen hambre y pobreza, han generado luchas en contra de los tratados de libre comercio, por la defensa de la tierra y el territorio, en contra el dao y la privatizacin de nuestros bienes comunes fundamentales para la sobrevivencia, como el agua y la tierra. Igualmente, las luchas contra el racismo y la discriminacin tnica, y su interseccin con otras formas de discriminacin, generan en el caso de las mujeres, principalmente afrodescendientes e indgenas, especial impacto en su cuerpo sexuado, dando lugar a potentes movimientos de resistencia que estn logrando incluir la lucha contra la discriminacin tnico-racial como parte de todas las agendas feministas y agendas democrticas de los movimientos sociales. Por su parte, amplios movimientos de mujeres con discapacidad confrontan la forma en que se ha definido la normalidad, la belleza, y el rol discapacitante de la sociedad al mantener factores que limitan las oportunidades para ejercer sus derechos que son exactamente los mismos derechos de toda ciudadana y ciudadano. Asimismo, las migrantes, que por decisin o como resultado de procesos polticos represivos y econmicos en la regin se vieron forzadas a buscar nuevos destinos, vienen cuestionando el sistema global injusto, racista y colonial y se insertan en la globalizacin de las luchas feministas. Y en todos estos procesos, las feministas hemos producido teora y conocimiento, nuevas categoras que cuestionan la desvalorizacin del trabajo reproductivo y proponen a la economa del cuidado como un posicionamiento tico, econmico, poltico y de justicia y exigen la corresponsabilidad de los hombres, la sociedad y el Estado en estas funciones. Las feministas latino-caribeas hemos dado un salto poltico, conceptual y de los imaginarios. Hoy se rebelan, transgreden, trascienden fronteras, transforman el horizonte poltico-cultural de nuestros tiempos.
El Cuerpo-Territorio Como Expresión de Las Nuevas Insurgencias Políticas, Teórica y Epistémicas. Nuevas Geopolíticas Del Conocimiento en América Latina