La Paz Imperfecta PDF
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FRANCISCO A. MUOZ
Instituto de la Paz y los Conflictos
Universidad de Granada
Creo que la paz es una realidad primigenia en todos los tiempos humanos, en los biolgicos y los
histricos. Es una condicin ligada a los humanos desde sus inicios. La paz nos permite identificarnos como
humanos, la paz puede ser reconocida como una invencin de los humanos, la paz de los humanos es despus
proyectada al resto de los animales, la naturaleza y el cosmos. Contrariamente a lo que pensamos en muchas
ocasiones, es la paz la que nos hace temer, huir, definir e identificar la violencia.
La idea de paz imperfecta, tal como explicamos en el prlogo de este libro. se ha ido fraguando poco a
poco, es una respuesta ante debates ontolgicos, epistemolgicos y prcticos. Bien es cierto que podramos
seguir hablando solamente de Paz. Ya que lo que aqu hacemos es solamente ponerle algunas condiciones. El
adjetivo imperfecta me sirve para abrir en algn sentido los significados de la Paz. Aunque es un adjetivo de
negacin -que por cierto no me gusta nada aplicarla al pensamiento de la Paz, que intento liberarla de esa
orientacin- pero tambin etimolgicamente puede ser entendido como inacabada, y este es el significado
central.
Efectivamente frente a lo perfecto. lo acabado, el objetivo alcanzado....todo ello lejos de nuestra condicin
de humanos, comprendemos como procesos inacabados, inmersos en la incertidumbre de la complejidad del
cosmos, nos humaniza y nos abre las posibilidades reales -en cuanto basadas en la realidad que vivimos de
pensamiento y accin. A travs del presente trabajo abordamos el reconocimiento de la paz, vemos las causas
de la conflictividad, realizamos la propuesta de la paz imperfecta y explicitamos sus consecuencias, tratamos
el poder desde la perspectiva del conflicto, y, por ltimo, intentamos relacionar toda esta problemtica en con
los marcos de la globalizacin, la complejidad y el futuro.
Hay tres problemticas, transversales, de fondo que creo que son esenciales afrontar en estos debates.
Nuestro deseo de Paz, nos reclama elaborar teoras de paz, pero la base epistemolgica de las mismas residen
en las teoras de los conflictos; Por ello es necesario reelaborar (reconocer, criticar, deconstruir y construir)
teoras autnomas (no dependientes directamente de la violencia) de paz. y, en ltima instancia abordar el
problema del poder como capacidad individual, social y pblica de transformacin de la realidad, hacia
condiciones ms pacficas.
1. RECONOCIMIENTO DE LA PAZ
Una de las mayores ventajas que tenemos es que la paz puede ser sentida, percibida y pensada desde
mltiples puntos, espacios y mbitos.
Efectivamente. desde las personas religiosas a los activistas de la poltica, pasando por todo tipo de altruistas
y filntropos, voluntarios de ongs, investigadores de la paz, gobernantes, grupos y personas, culturas, etc., casi
todos tienen una .idea de paz basada en diversas experiencias y adquirida por diferentes vas. Es decir
tenemos un potencial enorme para la construccin de la paz
1
.
A pesar de ello este inmenso potencial no siempre puede ser aprovechado para el noble fin de la paz. Por
una parte porque los presupuestos de partida no son los mismos, por otra porque no existe un campo terico
reconocido comn donde debatir tales problemas. Uno de los mayores obstculos -a mi entender el mayor
que encontramos todos los agentes implicados de una u otra forma en la construccin de la Paz es el sistema
de ordenar y articular la informacin que disponemos sobre ella. Parte importante de esta dificultad reside, al
menos en el pensamiento judeocristiano(-islmico) occidental en una perspectiva negativa de' nuestra especie.
1
Cf. GALTUNG, Johan (1985) Sobre la paz, Barcelona; RAPOPORT, Anatol (1992) Peace. An Idea Whose Time Has Come, Ann
Arbor; PANIKKAR, Raimon (1993) Paz y desarme cultural, Santander; ELIAS, Robert TURPIN, Jennifer (eds.) (1994) Rethinking
Peace, Boulder; MARTINEZ GUZMAN, Vicent (ed.) (1995) Teora de la Paz, Valencia; MUOZ, Francisco A. RODRIGUEZ
ALCAZAR, Javier. (1997) Horizontes de la Investigacin sobre la paz, CANO PEREZ, Maria Jose MUOZ, Francisco A. (eds.),
Hacia un Mediterraneo pacifico, Granada; FISAS, Vicenc (1998) Cultura de paz y gestion de conflictos, Barcelona, 18-24.
Es como si, a pesar de la secularizacin del pensamiento, el pecado original estuviera an presente en
nuestras reflexiones, y nos hiciese percibir exageradamente nuestras componentes negativas.
2
El comportamiento anterior representa cierta ingenuidad intelectual, mientras que se presupone que para
comprender la violencia es necesario sensibilidad, buena capacidad de observacin, categoras analticas
adecuadas, metodologa y presupuestos epistemolgicos actualizados, porque la violencia es muy compleja.
Sin embargo se ha dejado para los desarmados pacifistas que reconstruyan sin todas las anteriores
herramientas intelectuales a su disposicin- la paz y sean capaces de aplicarla en sus diversos mbitos de
actuacin. La ingenuidad se transforma en cierto mesianismo primitivista, en el que bastaba con dar un
mensaje sencillo, con cierta carga moral, para que por si mismo conectara y movilizara las conciencias.
Desde la ptica de la Investigacin para la Paz existe un gran inters por organizar este pensamiento
pacifista desde unos presupuestos cientficos. En este sentido se ha realizado un gran esfuerzo desde los
aos cincuenta todo lo cual ha dotado a la comunidad humana en general, y a la cientfica en particular de un
amplio legado -en cuyo curso y discurso nos queremos situar-. Sin embargo, tampoco ha conseguido
enajenarse del anterior paradigma del pecado original". Despus de aos y aos investigando las causas de
una y otra guerra; recontando cabezas nucleares y misiles; conflictos tnicos; conflictos entre religiones; el
hambre; la pobreza; la explotacin econmica; la marginacin;... una y otras formas de violencia; se puede
decir que entendemos ms de violencia que de paz. Con lo que nuestra preocupacin original por la violencia
producida por un reconocimiento claro de lo que es la paz se ve perversamente invertido, por lo que
ahora es necesario reinvertir.
Esta perspectiva violentolgica no est exenta de una cierta disonancia cognoscitiva a veces cercana a la
esquizofrenia. Puesto que se desea, se busca, se valora ms la paz, pero sin embargo se piensa en claves de
violencia, lo que finalmente acarrea -despus de un proceso corrupto la visin de que sta fuera ms clara.
Muchos de los prejuicios con los que se percibe la paz dependen pues no slo de los presupuestos ticos y
axiolgicos de partida sino de las metodologas empleadas para su aproximacin, de los postulados
epistemolgicos y ontolgicos que los sustentan.
Pienso que la fenomenologa de la paz es potencialmente ms difana y evidente de lo que ha sido hasta
ahora, su realidad prctica, semntica, conceptual e imaginaria tiene una gran profundidad.
3
Esto nos
permitira invertir, finalmente, el sentido primogenio de la sentencia: si vis pacem para pacem. En lo que
sigue abordaremos tales presuposiciones, para lo que nos serviremos tanto de los conocimientos que la propia
Investigacin para la Paz ha acumulado en su trayectoria, como de una aproximacin crtica a algunas de sus
propuestas, aportaciones de las Ciencias Humanas y Sociales, y sugerencias de cientficos y pensadores de
diferentes campos.
4
Comencemos por reconocer la paz como elemento constitutivo de las realidades sociales. Su origen puede
estar asociado al propio origen de la humanidad, y su evolucin a su propia historia. Efectivamente, la
socializacin. el aprendizaje, la colectivizacin, la accin de compartir, la asociacin, la cooperacin, el
altruismo, etc., son factores que estn en el origen de la especie. Estas cualidades son determinantes en el
nacimiento y xito de los homnidos y posteriormente de los actuales humanos (horno sapiens sapiens).
En esta lnea, las propuestas de la sicologa y la filosofa discursiva y de otras ciencias y disciplinas nos
permiten pensar que el presupuesto vivencial, cultural y cientfico de la paz tiene unos mnimos histricos y
culturales comunes, sobre los que razonamos a continuacin y sobre los que, en su caso, podremos establecer
el discurso de la paz imperfecta.
1.1. Historia de la idea de paz
5
2
Cf DAWSON. Doyne ( 1996) The origins of War:Biological an Anthropological Theories, History and Theorv; studies in the
Philosophy of History 35( 1 ), l -28; MU0Z.Francisco A, - LPEZ MARTNEZ, Mario (2000) El reconocimiento de la Historia de la
Paz, Historia de la Paz, 42-46.
El propio mito del pecado original podra' ser ledo como una explicacin de nuestra propia condicin conflictiva al tener que elegir
entre lo establecido y el deseo. El problema surge cuando la lectura negativa de este dilema se quiere asimilar con la esencia
humana, la naturaleza, y no como una consecuencia de la conflictividad somtico-mental-cultural.
3
A pesar de las dificultades que pueda acarrear reconocer tales afirmaciones. Cf. GREGOR, Thomas (1996) Introduction, GREGOR.
Thomas (ed.) A natural history of peace, ix-xxiii. Nashville and London
4
En este sentido, adems del contenido, me complace el ttulo de uno de los ltimos libros de Johan Galtung , Peace by Peaceful Jeans (
1996, London). Vase especialmente las pginas 265-275.
5
Vase: MUOZ. Francisco A. LPEZ MARTNEZ. Mario (2000) Historia de la Paz, Granada
Casi con toda seguridad en los primeros aos, siglos y milenios de la historia de Humanidad la idea de
paz no exista. En el proceso de desarrollo del lenguaje las primeras ideas debieron de ser aquellas ms
necesarias para la vida cotidiana, para la supervivencia. La idea de paz supone la preexistencia de una
complejidad social y simblica que no se haba alcanzado en aquellos tiempos. Probablemente, tal como
hemos expresado en otros momentos slo se viva en paz, podemos decir que, sin mayor complicacin, no
sera necesaria en la medida en que ni siquiera estaba en el horizonte de preocupaciones.
Conforme las sociedades, en diversos espacios y momentos histricos alcanzaron cierto grado de
diferenciacin y complejidad que debi de ir acompaado de la aparicin de categoras explicativas de tales
fenmenos. De esta forma la paz como idea comenz a surgir dando coherencia a las prcticas sociales y
estado siempre presente a partir de esos momentos.
Posteriormente, despus de la Segunda Guerra Mundial la Paz comenz a ser considerada como un
objeto de estudio cientfico, las aproximaciones que se han realizado a ella han sido mltiples, para ello se han
utilizado las aportaciones de otras disciplinas y elaboraciones propias que han enriquecido la perspectiva
general sobre la conducta humana.
Segn podemos deducir de las fuentes escritas parece que la aparicin del concepto de paz ha estado
ligada al de guerra, pues ambos aparecen casi coetneamente. Puede que en las primeras etapas de las
sociedades humanas no existiera ni el uno ni el otro, sobre todo porque la realidad social que deban de definir
no estuvieran presentes: la guerra porque no haba nacido, la paz porque no era necesaria como idea. Cuando
no existe la Guerra tampoco existe la Paz, conceptualmente hablando, por tanto el concepto de Paz obedece a
la necesidad de frenar la Guerra cuando esta ltima aparece como prctica y, probablemente, tambin como
concepto. El horror de la guerra deba ser explicado y tambin relacionado con un horizonte de esperanza en
que aqulla no existiera.
De este modo la Paz, como sucede con muchas otras circunstancias histricas y sociales, queda reflejada
en el lenguaje cuando son motivos sociales de preocupacin. En los momentos histricos a los que nos
referimos, no tenemos constancia de la conceptualizacin porque no haba preocupacin y consciencia por el
problema, o no haba transcurrido el tiempo suficiente para que ste fuera fijado. De modo semejante, hasta
hace pocos aos no utilizbamos el concepto de seguridad ecolgica (sobre todo porque o no exista o no
percibamos el riesgo de catstrofe en la biosfera). Adems, segn muchos autores, un porcentaje muy
elevado, por encima del noventa por ciento -el porcentaje no tiene una exactitud matemtica pero sirve como
aproximacin a las dimensiones de la realidad-, de las comunidades existentes en la historia de la humanidad
no han tenido que plantearse este problema.
Continuando con nuestro razonamiento anterior, en una segunda fase, ligada en la mayora de los casos a
la aparicin del estado, cuando las guerras se extienden por mltiples causas, la necesidad y el anhelo de paz
comienzan a hacerse patentes. Debieron de ser estas circunstancias las que favorecieron que emergiera el
concepto de Paz como un campo conceptual y de anlisis en el que se podan reconocer relaciones y
regulaciones pacficas entre grupos e individuos. Aunque esta conceptualizacin era an de una dbil
articulacin terica y dependiente, en la mayora de los casos, de la conceptualizacin de la guerra. En esta
fase se crean lo que podramos denominar como ideologas de paz. En estas circunstancias la paz establece
vnculos y se extiende hacia y con las religiones, sus ritos y ceremonias, llegando incluso a ser deificada, a
convertirse en un recinto o refugio sagrado.
6
Esta idea de la paz no ha sido solamente una construccin terica, intelectual, ms bien todo lo contrario
ha sido la expresin de un valor, de un presupuesto tico necesario para guiar a las sociedades, por ello ha
estado presente en los discursos morales, religiosos y filosficos. De ah el fuerte carcter normativo de la
propia Investigacin para la Paz que aspirando a ser un conocimiento objetivo cientfico asume esta
ambivalencia con todas sus ventajas -consideradas mayores- y sus inconvenientes.
1.2. La paz negativa
La ltima fase de generacin de ideas y conceptualizaciones de la paz, la que coincide con las guerras
ms virulentas que han azotado a la Humanidad la Primera, la Segunda Guerra mundiales y el potencial
holocausto nuclear-, cuando se comienza a construir una teoria de la paz mucho ms profunda, coherente y
6
Cf MUOZ, Francisco A, - MOLINA RUEDA, Bealriz (eds,) (1998) Cosmovisiones de paz en el Mediterraneo antiguo y medieval,
Granada.
compleja. Fue, en gran medida, necesario el progreso de las ciencias sociales en los siglos XIX y XX y el
fuerte impacto emocional de las grandes guerras para que, de manera terica y articulada, se empezara a
plantear con toda su profundidad el problema epistemolgico de la paz. Es precisamente en esta fase cuando
nace la Investigacin para la Paz (Peace Research), que ha supuesto la incorporacin de tales perspectivas e
intereses a los mbitos y foros cientficos y de investigacin (Universidades, Institutos, centros y comunicad
cientfica en general).
7
As como la paz ha sido y ser una de las formas ms creativas de construir la historia, la Investigacin
para la Paz ha tenido como virtud ampliar los horizontes epistemolgicos de las ciencias y dotar de un utillaje
nuevo e interdisciplinar a las mismas para que se produzca un avance significativo en el tratamiento y las
soluciones a los problemas vivenciales y reales, y por ende intelectuales, de los seres humanos.
Asimismo, la Investigacin para la Paz no ha sido ajena a los intereses de los debates historiogrficos en tomo
a los motores -circunstancias que dinamizan o movilizan inicialmente de la Historia. Ha contribuido a
generar nuevas perspectivas de anlisis y a agregar ms variables desdeadas u olvidadas a la reconstruccin
de la Historia, tales como el pacifismo, la cultura de la paz o la noviolencia.
Durante sus primeras andaduras, tras la Primera Guerra Mundial, con la Investigacin para la Paz surgi
la necesidad de encontrar un equivalente moral y cientfico a la guerra, para ponerle fin. Naci la pedagoga
de la paz como estudio de los comportamientos agresivos y violentos en los seres humanos y apuesta por unas
formas de socializacin y educacin diferentes que hicieran a las personas ms libres, responsables y
creativas. Los movimientos pedaggicos del mundo de entreguerras abordaron un tipo de educacin y
formacin ms democrtica, junto a los movimientos no-violentos, capacitaron los primeros pasos de la
Investigacin para la Paz. Si bien es cierto, que la investigacin estuvo ms sujeta desde sus inicios a explicar
de una manera relativamente sumaria los conceptos de violencia y de guerra. Tal fue as que, en sus
comienzos, la Investigacin para la Paz consinti desarrollar mucho ms la polemologa que la irenologa, en
gran medida porque el propio fenmeno de la guerra y sus asociados deban ser explicados de manera
racional, lgica y cientficamente para, tambin desde estas premisas, no slo diagnosticar sino evitar su
fenomenologa: para ser abolida tena que ser entendida y estudiada. El concepto de paz se desarroll as
como ausencia de guerra o como situacin de no-guerra, era la paz negativa. Durante los aos cincuenta,
hasta los setenta, la polemologa se extendi de manera significativa al calor de la carrera de armamentos
convencionales y nucleares y bajo el patrn de relaciones internacionales marcadas por el neo-imperialismo
de la guerra fra. Su evolucin ira desde el estudio de las formas de armamento, hasta otras implicaciones
explicadas desde otras ciencias humanas del comportamiento, tales como a la psicologa social, la
antropologa y el psicoanlisis.
1.3. La paz positiva
Sin embargo, ya desde finales de la dcada de los sesenta se fue produciendo paulatinamente el despegue
de la Investigacin para la Paz como campo de estudio con identidad propia. Los conceptos claves pasaron a
ser la paz positiva y la violencia estructural.
8
El primero se refera a una clara superacin de los lmites de la
paz entendida como la ausencia de guerra o de manifestaciones de violencia directa, en cuanto el dao a la
integridad fsica de las personas, y externa, en cuanto que la causa era un ejrcito exterior. As la paz positiva
era el resultado de una construccin consciente de una paz basada en la justicia, generadora de valores
positivos y perdurables, capaz de integrar poltica y socialmente, degenerar expectativas, y de contemplar la
satisfaccin de las necesidades humanas. Esta aspiracin a colmar y satisfacer le confera a la propia
Investigacin para la Paz la posibilidad de trabajar en el campo inmenso de las ciencias humanas, indagando
sobre las mejores soluciones para evitar los conflictos o resolverlos de la manera ms positiva. En cuanto al
segundo concepto, la violencia estructural, que podra ser entendida como un tipo de violencia directa
presente en la injusticia social, y otras circunstancias que la apoyan, ha permitido hallar las formas ocultas y
estticas de la violencia, de la violencia de los sistemas (miseria, dependencia, hambre, desigualdades de
gnero, etc.). Con ello, adems de incorporar los valores Paz y Justicia, se permiti que la Investigacin para
7
Cf. HOIVIK, T. (1983) Peace Research and Science. A Discussion Paper, Journal of Peace Research 3; WALLENSTEIN, Peter. (1988)
Peace Research. Achievements and Challenges, Boulder; BALAZS, J. y WIBERG, H. (1993) Peace Research for the 1990s, Budapest;
MUOZ, Francisco A. RODRIGUEZ ALCAZAR, Javier (1997) Op. Cit.; ROGERS, Paul RAMSBOTHAM, Oliver (2000)
Entonces y ahora: Pasado y Futuro de la Investigacin para la Paz, AGUIRRE, Mariano FILESI, Teresa GONZALEZ, Mabel,
globalizacin y sistema internacional. Anuaria del CIP 2000, 11-35.
8
La idea de violencia estructural se estaba gestando en los aos sesenta ante la necesidad de explicar las interacciones de las prcticas
violentas en los diversos mbitos sociales. Martin Luther King, por ejemplo, en alguno de sus escritos lo deja entrever. Sin embargo fue
Johan GALTUNG uno de los que contribuyo ms a difundirlo. Cf. (1985), Sobre la paz, Barcelona, pp. 27-72, 1969.
la Paz avanzase considerablemente en el estudio de campos que se crean agotados o diseminados por todas
las ciencias sociales tales como desarrollo y subdesarrollo, democracia, formas de participacin y de
exclusin, etc.
En un balance, tras cuatro dcadas de desarrollo, de la Investigacin para la Paz se puede apreciar que ha
supuesto un avance sustancial en las Ciencias Humanas porque ha promovido la renovacin de los estudios en
campos como la politologa, la sociologa, las relaciones internacionales, etc., haciendo que se ocuparan en
los valores y epistemes concretos de la paz; ha contribuido al declive de las ideologas de la neutralidad
cientfica y ha creado una sensibilidad hacia las posibles utilizaciones y manipulaciones de signo represivo de
sus investigaciones; y, en definitiva, ha fomentado la cooperacin interdisciplinar entre investigadores de las
ciencias sociales y tambin de otras ciencias de la naturaleza.
Aunque, probablemente, no lo pretendiese en origen, la paz positiva ha sido entendida en muchas
ocasiones como una utopa, que deseaba y buscaba mundos mejores, al igual que lo hacan el cristianismo o
el marxismo, por citar algunas ideologas con las que ha compartido espacios intelectuales la Investigacin
para la Paz. As la paz positiva podra ser identificada con una pretendida paz total o perfecta en donde
no habra violencia, probablemente tampoco conflictos manifiestos. Este horizonte utpico, tambin, podra
ser por un lado poco realista y frustrante y, por otro, fuente de violencia justificada en para alcanzar el tan
deseado y difcil objetivo.
9
1.4. Fenomenologas de la Paz
10
Uno de los primeros pasos para rescatar las realidades, fenmenos, de la paz puede ser reconocer todas
las acciones en las cuales ella est presente, todas las predisposiciones -individuales, subjetivas, sociales y
estructurales- que en nuestros actos de hablar, pensar, sentir y actuar estn relacionados con la paz. Un
proceso de bsqueda de la idea de paz podra ser a travs de los significados que adquiere en los
distintos momentos y espacios individuales, sociales y culturales. En parte ya hemos comenzado esta tarea en
los epgrafes anteriores.
La aparicin de significados similares en diversas culturas, la universalidad del concepto de paz, podra
ser el primer indicativo de unos mnimos comunes al respecto. Ahora se tratara de indagar cuales son los
procesos de su fijacin, en este sentido la paz puede ser entendida como un smbolo, de interpretacin y
accin, donde se ven involucrados plexos de emociones y de cogniciones subjetivas e intersubjetivas.
Sus races podran hallarse en causas de carcter sicogentico, sociogenetico, filogentico y ontognico que
han sido fraguadas a lo largo de nuestra historia como animales sociales en los que el aprendizaje y la
socializacion han jugado un papel esencial desde nuestra existencia como especie. Por tanto en nuestro
sistema cognitivo-emocional podemos reconocer la paz asociada a tendencias al placer y a la bondad, a
partir, de los cuales se fueron desarrollando, y desarrollamos, imaginarios conceptuales que funcionaron, y
funcionan, como orientaciones vitales y epistmicas para nuestra conducta. Tales disposiciones nos llevaran a
buscar el bien y evitar el mal; el placer frente al dolor; lo comn frente lo individual, aspectos todos ellos que
-a pesar de que en otro contexto necesitaran de un debate profundo sobre su propio significado- aqu nos para
entender la construccin de un discurso originario de la paz.
En consecuencia, a partir de plexos emotivos cognitivos
11
se podra construir una epistemologa existencial
que tuviese en consideracin la realidad psquica y existencial y, as comprender las realidades vivenciales
y, tambin, el horizonte imaginario que el ser humano crea para sustentarlas. Podramos decir, desde esta
9
Sobre la crtica a las utopa cf. POPPER, Karl Raimund ( 1963) Utopia y violencia, Conjeturas y refutaciones: El desarrollo del
conocimiento cientifico, Buenos Aires, 425-435. Estos planteamientos no deben suponer abandonar el futuro, ms bien todo lo contrario.
Se trata de apropiarse del mismo con mtodos ms adecuados, como veremos al final de presente trabajo. tales como la Prospectiva o
los Estudios del Futuro
10
En este apartado hasta cierto punto esencial para hacer una aproximacin abierta me he valido de los formidables apuntes de mi colega
Jos Manuel Martin Morillas (Fenomenologia semitica de la violencia en: www.ugr es/~eirene/sympal.html) El modelo que utiliza
me resulta altamente atractivo, aunque, posiblemente, tambin participe algo de la veneracin a la violencia. Es por esto que opto por
someterlo a una "inversin epistemolgica -mecanismo que en parte est presente a lo largo de todo este trabajo. Slo la confianza que
dan los kilmetros recorridos juntos le permitir perdonarme tamaa ofensa.
11
Me gusta mucho esta idea porque me permite visualizar los complejo del entramado de realidades que componen nuestro ser -social
o individual-. Tambin la considero adecuada para acercamos al estudio de la paz porque nos abre la posibilidad de estudiar las complejas
-quizs por ello potentes- interrelaciones que la sustentan.
Edgar Morin utiliza la palabra complexus con la que adems de expresar esta idea la relaciona directamente con la complejidad. Cf.
(1995) introduccin al pensamiento complejo, Barcelona, 32 ss.
Pierre Bourdieu en torno a su propuesta de habitus articula el conjunto de disposiciones de los agentes de las practica sociales. Lo
cual nos permite avanzar en la comprensin unitaria de tales acciones. Cf. (1991) Language & symbolic power, Cambridge.
perspectiva, que las personas viven en mundos entrelazados: mundos reales (emociones, representaciones
mentales, proyectadas y mediadas por lo intersubjetivo), y mundos virtuales (motivaciones, aspiraciones, y
representaciones virtuales e imaginas).
Por tanto, adems de conciencia cognitivo-emotiva y valorativa, la paz y lo pacifico son tambin objetos
intencionales (con contenido mental) y por ello aparecen cognitivamente en la conciencia en forma de
creencias, pensamientos, intenciones y juicios. El resultado final es que muy dentro de la conciencia humana,
de su inconsciente colectivo, tal como hemos apuntado ms arriba, se halla la idea de que la paz es necesaria,
que no podemos prescindir de ella, que sin ella no habramos sobrevivido ni evolucionado, y que debe
ponerse a buen recaudo.
Cmo clarificar esta polivalencia fenomenolgica, epistemolgica y axiolgica, de la paz? Existen
muchos escenarios de bsqueda-podramos decir que por suerte, ya que hasta cierto punto es indicativo de su
amplia existencia-. Y, en consecuencia, diferentes estrategias posibles a seguir, de entre los que descartamos
una va de acceso directo que sea la del estereotipo, la del atajo ideolgico y moral fcil, que por otra parte no
simplificase la realidad.
Otra va podra ser la palabra v el concepto (cmo hablamos y la pensamos): qu es, por qu, para que de
donde viene -tanto por su origen interno como externo-, su funcionalidad psicognica, o su funcionalidad
sociognica, estructural, histrica; por la va de lo emotivo (cmo la vivenciamos, evocamos). Otra podra ser
la va del juicio moral (cmo enjuiciamos y valoramos: positiva o negativamente, para justificarla,
condenarla, afirmarla, negarla). O la va de la praxis (qu hacemos o podemos hacer ante su realidad)
12
La paz participa de lo real, pero ella misma se superpone a lo real; participa del sujeto, pero determina al
sujeto y es ste quien aplica o la disfruta. Est reflejada en el lenguaje y es constituida por el lenguaje. Es una
institucin cultural y las culturas la instituyen y destituyen. De ah la importancia de un anlisis
fenomenolgico de la paz que indague en sus interacciones y mediaciones simblicas.
Ello implica la necesidad de una aproximacin multi, inter y transdisciplinar. Es decir una mirada a las
formas de pensar-sentir-hablar-valorar la paz: modelos; disciplinas (lenguaje, semitica, psicologa evolutiva,
epistemologa, psicologa de las emociones, biologa, psicologa del desarrollo, psicologa clnica y
teraputica, psicoanlisis, etologa; antropologa; sociologa, psicologa social, historia, poltica, etc.).
Al preguntarnos qu es la paz movilizamos recursos de varios fenmenos humanos, acciones antropognicas.
Somos conscientes de que la paz existe, que es un fenmeno real que permea la vida, que somos capaces de
hacerla y padecerla; asimismo somos conscientes de que tenemos una palabra, paz, que nombra esa realidad.
Tomamos consciencia de un ente que reclama nuestra atencin y al cual dirigimos nuestra mirada
intencional; mediacin simblica del objeto intencional, es decir, presentacin de ese objeto intencional a la
conciencia mediante smbolos y conceptos; auto-conciencia del propio acto reflexivo del preguntar.
Somos asimismo conscientes de que asociados epistmicamente a esas palabras tenemos una serie de
emociones, y de ideas, estereotipos y conceptos que son ms o menos concretos o abstractos, subjetivos o
intersubjetivos, personales o culturales, y que nos permiten pensarla (recordarla, reconocerla, idearla,
imaginarla, abstraerla, etc.), hablar de ella (definirla, describirla, narrarla, etc.), y sentirla (evocarla, reaccionar
ante ella, etc.). Tambin somos conscientes de que detrs de nuestro preguntar late la motivacin de
comprender su origen, su razn de ser, sus consecuencias, sus formas de presentarse y ocultarse, su
problematicidad (incluyendo su (in)solubilidad), en suma.
Los hechos no se dan a la conciencia humana sin mediacin simblica o conceptual. Las palabras y los
conceptos no operan en un vaco de la conciencia. Las personas interpretamos los hechos bajo presupuestos,
esquemas, smbolos. En cierto sentido, no hay hechos, slo interpretaciones mediadas simblicamente. Ello
no quiere decir que todo sean meras opiniones, que no haya posibilidad de criterios de verdad, o que todo sea
relativo, sino que incluso toda verdad objetiva y fehaciente es el resultado de un juicio asociado a un acto
interpretativo, a un acto epistmico donde la verificabilidad y la evidencia se hacen basndose en esquemas
intersubjetivos donde a veces imperan ideas previas, pre-juicios nocionales, valores, conocimientos,
emociones, intereses, etc.
De esta manera lejos de conocer con exactitud cuales son las realidades de la paz hemos ampliado y
abierto su existencia lo que ya de por si es importante por poderse entender que su realidad es ms profunda
de lo que inicialmente podamos pensar. Por otro lado nos deja por delante un amplio campo de
investigacin.
12
El concepto de habitus elaborado por Pierre BOURDIEU, como conjunto de disposiciones que se relacionan con las prcticas, puede
ser relevante para estos tpicos .Cf (2000) Poder derecho y clases sociales, Bilbao.
2. ORGENES DE LA CONFLICTIVIDAD
La ciencia contempornea alimenta, en los tiempos actuales, unas visiones sobre el cosmos en las que el
desorden y la incertidumbre estn presentes, ms que un orden simple tal como se tenda a interpretar en
momentos anteriores. Guiados de una complejidad creciente las interacciones entre los distintos elementos y
agentes no estn exentas de una cierta conflictividad que aparece expresada a travs de trminos cada vez ms
presentes: controversia. Disputa, colisin, lid, antagonismo, competencia, lucha, oposicin, pelea, debate,
polmica, friccin, fluctuaciones, azar, aleatoriedad, probabilidad... Son palabras necesarias continuamente
para describir todo tipo de realidades csmicas, naturales, fsicas, qumicas, biolgicas y sociales.
Esto quiere decir que para definir tales realidades es necesario recurrir a estos conceptos o ms
directamente que tales concepciones son constitutivas de la realidad -de la explicacin que de ella damos los
humamos. As parece como si el conflicto, entendido de un modo ms amplio, como propuestas, tendencias o
intereses que se presentan en las continuas relaciones de los elementos constitutivos de los sistemas, tanto
fsicos, qumicos, biolgicos o sociales estuviera siempre presente.
Dicho de otra manera el conflicto forma parte del universo, de todas las realidades que lo componen y de las
relaciones que se establecen entre ellas.
2.1. Un universo en conflicto
Podramos contemplar el planeta Tierra como sometido continuamente a las tensiones de los elementos
que lo componen. Si bien ya de por si es evidente desde la perspectiva de la fsica del universo, lo es an ms
en cuanto introducimos las variables de los seres vivos, puede, incluso, que en referencia a ellos sea ms
adecuado utilizar el trmino conflicto en cuanto que entre ellos pueden existir diversos intereses en el
desarrollo de sus potencialidades. Casi nos atreveramos a decir que el conflicto es una caracterstica de los
seres vivos que en su intento de perpetuarse como individuos -frente a la muerte- y como especie -frente a
extincin- pretenden utilizar en su beneficio los recursos y la energa disponible en su entorno.
Ya por fortuna tenemos claro que la energa ni se crea, ni se destruye, pero se transforma y degrada, es lo
que mide la entropa, el grado de desorden de un sistema. Los seres vivos estamos sujetos a este crecimiento
de la degradacin energtica, de los recursos que necesitamos para nuestra subsistencia. Los seres humanos
no somos una excepcin a esta regla, como todos los seres vivos se consigue sobrevivir a consta de crear ms
desorden en el medio en que vivimos. Aunque esta ltima propensin est limitada por la tendencia -lgica
por otra parte- de acomodar el orden interno a las condiciones impuestas por la realidad de su entono.
13
Dicho de otra manera, mientras el universo en su conjunto tiende a estar ms desordenado, los entes
tienden a estar ms degradados -lo que orienta el desarrollo del tiempo csmico-, los seres vivos
representamos una resistencia a tal postulado. De esta manera los seres vivos estamos en conflicto con el
universo y tal tensin repercute en la relacin que establecemos con lo fsico, con los recursos de la
naturaleza, en nuestros comportamientos biolgicos, en las interacciones con los otros seres vivos, en la
obtencin de recursos,... y por supuesto en la cultura.
Las teoras de la evolucin, en las que se inserta el azar de los cambios y la necesidad de mantener la
vida frente a la segunda ley de la termodinmica (frente al vitalismo y el animismo) nos sitan justamente en
la supervivencia de las especies, y en particular la humana, en el contexto de la conflictividad csmica.
14
Desde otro punto de vista deberamos aspirar a un conocimiento unificado en la medida de los posible, que
nos permitiera comprender todas las interacciones existentes entre las diferentes unidades constitutivas, la
(auto)organizacin de las mismas, etc., del universo. Una de las posibilidades sera ampliar ontolgicamente
las preocupaciones de la fsica relacionada con el campo de lo biolgico, y , en consecuencia de las ciencias
del hombre. Desde esta perspectiva un concepto de conflicto unificado sera de gran utilidad.
La propia ciencia que pretende reflejar la realidad puede ser interpretada en claves de consenso y conflicto
en la medida en que las interacciones entre el empirismo, la imaginacin, la racionalidad y la verificacin
producen muchas situaciones de conflictividad que son resueltas por el consenso terico, prctico y si
13
La profusin de lo pequeo es una de las consecuencias de la adaptacin de los seres vivos al medio en la que los humanos estamos
inmersos. Lo cual aade cierta tensin a nuestra supervivencia en un mundo repleto de bacterias, insectos, reptiles, de seres de menor
tamao con contadas excepciones.
14
Cf. DENNETT. Daniel C. (2000) La peligrosa idea de Darwin, Barcelona. En contra de lo que parece deducirse de las ideas iniciales
de Darwin, en los nuevos tericos de la evolucin la solidaridad, la cooperacin juegan un papel principal, para garantizar la pervivencia
de las especies.
queremos subjetivo entre las propuestas de los investigadores. Las simplificaciones reduccionistas que a veces
se producen en este campo son nefastas.
2. l . Una especie conflictiva
15
La especie humana es participe de esta conflictividad del universo, comparte los mismos parmetros
fsicos y constitutivos, a los que se les une un mayor grado de complejidad. Por lo tanto el conflicto en la
especie humana est subsumido en la anterior realidad, aunque adquiera caractersticas particulares, incluso es
fcil aventurar que el conflicto permanecer aunque la especie humana desapareciese.
Entendiendo el conflicto como contraposicin de intereses y/o percepciones, ste est siempre presente
en todas las sociedades y actividades humanas, en todas sus actividades. Es mas, cabe proyectar su presencia
a todo el tiempo y espacio humano, desde que la cultura nos hizo humanos, nos ayud a avanzar en el
dominio de la naturaleza. A su vez, podra ser entendido, en la medida en que fuerza la bsqueda de
soluciones, como una fuente de creatividad y renovacin continua. La nocin de conflicto abre grandes
posibilidades de anlisis por su relacin con las necesidades, los deseos, las emociones, etc. que forman parte
de todo el entramado social.
Efectivamente la capacidad inmensa de sentir de los seres humanos, la evolucin y cambios sufridos en
este nivel, basados en sus predeterminaciones biolgicas y en sus adaptaciones culturales abre grandemente
las posibilidades de enfrentarse con nuevas situaciones que pueden ser deseadas y/o creadas individual o
colectivamente. Con lo que el abanico de posibilidades de que existan propuestas no coincidentes se abre
bastante, aunque tambin hay que reconocer que el sustrato de socializacin comn facilita propuestas,
proyectos y soluciones coordinadas. De esta forma estos estadios conflictivos con los que se enfrentan las
sociedades pueden ser continuos y permanentes. La variabilidad y la riqueza de tales situaciones hacen que el
conflicto ante todo que pueda ser entendido como una fuente de creatividad.
Es 1lamativo que haya obras y ensayos sobre conflictos que, partiendo del primer aserto de que los conflictos
son una fuente de vida y de creacin (me encanta esta frase, es fundamental para comprender con
profundidad la complejidad de las relaciones humanas), despus no le desarrollen en toda su dimensin. La
decepcin a veces contina cuando en el desarrollo de la obra se habla principalmente de los mtodos para
entender y transformar las opciones violentas a los conflictos. Tampoco suele aparecer un slo captulo para
explicar abundantemente las regulaciones pacficas que pueden ser utilizadas eficazmente para fines
filantrpicos.
Igualmente, y en consecuencia, el conflicto forma parte del proceso de interaccin social en el que los
intereses de los individuos y grupos se interaccionan, se regulan, transforman o resuelven en ocasiones.
Podramos decir, incluso, que es una parte esencial del complejo desarrollo de socializacin que experimenta
toda entidad humana en su trayectoria social. Claro est, que ese proceso, en cuyo marco se han de producir
mltiples y complejas colisiones y coaliciones que puede favorecer futuras formas de reconocimiento mutuo
(asimilar la otredad y la variedad humana), comprensin de las percepciones del otro (la inexistencia de una
nica verdad, de una nica visin de la realidad, etc.), mera coexistencia (una tolerancia negativa al menos); o
incluso, la emergencia de nuevas formas de colaboracin, convivencia y mestizaje y, en ocasiones, tiene
resultados destructivos y aniquiladores.
Asimismo, retomando argumentos anteriores, la condicin humana, por su propio carcter, produce
desigualdades entre los individuos y las sociedades que son la base de los conflictos existentes entre ello.
Esto ha obligado a que cada sociedad articule soluciones particulares para la regulacin de estos conflictos
lo que tiene su reflejo institucional y cultural y, particularmente, en los sistemas de reglas que las rigen, que
en la prctica no dan a todas las categoras de personas los mismos derechos y obligaciones. Efectivamente,
existen diferencias relacionadas con la constitucin fsica, la habilidad, los conocimientos, la sabidura, etc.
que generan desigualdades en la mutua dependencia y en el poder real para realizar o interferir en la
gratificacin de los deseos. Tales desigualdades tienden a hacerse mayores en el discurrir histrico al
asociarse con la especializacin del trabajo y sus valoraciones sociales. En consecuencia podramos afirmar
que no existira historia sin conflicto, el conflicto contribuye a establecer la dinmica de la Historia.
15
Las ideas aqu expuestas se encuentran algo ms desarrolladas en MUOZ. Francisco A. - LPEZ MARTNEZ. Mario (2000),
especialmente las relacionen entre conflictos y necesidades.
3. LA PAZ IMPERFECTA
16
Ya hemos ido incorporando poco a poco contenido al sentido imperfecto de nuestra bsqueda. Hemos
podido apreciar como la paz, las paces, no se muestran palpablemente, est sigilosamente -yo dira que hasta
celosamente, como un gran tesoro- guardada en infinidad de pequeos acontecimientos que muchas veces,
con criterios errneos, ni siquiera son dignos de ser mostrados. Tambin hemos podido apreciar como todos
estas pequeas -o grandes- paces forman parte irrenunciable e imprescindible de nuestro acervo cultural y
existencial.
Todas las experiencias y concepciones vistas anteriormente, cuando queramos reconocer la paz -paces
negativas, paces positivas, fenomenologas de la paz-, nos sirven ahora para retomar una nueva perspectiva en
la que se deberan de incluir las distintas experiencias de paz desde una perspectiva del conflicto. Todo lo
que nos conducir a considerar las relaciones entre los diversos mbitos y escalas de las mismas y, ms
adelante a plantearnos readaptar nuestros presupuestos metodolgicos y epistemolgicos.
Lo primero que queremos hacer, partiendo del reconocimiento de las abundantes realidades de paz es
indagar sus relaciones, despus -si ello fuera posible- ordenarlas, jerarquizarlas en la medida en que unas
puedan condicionar a las otras. Para finalmente considerarlas como un todo, lo que nos permitir analizar las
realidades y, si cabe, predecirlas y disearlas en un trabajo prospectivo.
Podramos agrupar bajo la denominacin de paz imperfecta a todas estas experiencias y estancias en la que
los conflictos se han regulado pacficamente, es decir en las que los individuos y/o grupos humanos han
optado por facilitar la satisfaccin de las necesidades de los otros, sin que ninguna causa ajena a sus
voluntades lo haya impedido.
17
Puede ser la paz imperfecta entendida como un proceso entre la paz negativa y la paz positiva?, entre la
ausencia de violencia y la preeminencia hasta cierto punto si, pero es algo ms como vamos a ver.
3.1. Relaciones causales y retroalimentaciones
Incluiramos en esta conceptualizacin las interrelaciones causales entre las distintas estancias tales
como: Paz (aquellas situaciones en que se satisfacen las necesidades); diversas escalas de las regulaciones
pacificas (individual/ grupal: socializacin, caridad, cario, dulzura, solidaridad, cooperacin y mutua ayuda,
etc.; regional/estatal: acuerdos, negociacin, intercambios; internacional/planetaria: pactos, acuerdos,
tratados, organismos internacionales, intercambios, ongs); Relaciones causales entre las diferentes escalas e
instancias (verticales -entre elementos de escalas distintas- y horizontales -entre elementos de la misma
escala-).
18
Desde este punto de vista sera ms adecuado hablar de paces imperfectas ya que existen muchos
espacios donde se producen regulaciones pacficas de los conflictos. Con esta aseveracin se hara an ms
hincapi en la necesidad de reconocer las aportaciones de cada entidad humana al respecto y en particular de
cada cultura. En cualquier caso la paz imperfecta es algo ms que la suma de todas estas paces, es la
herramienta terica que nos permite reconocerlas e interrelacionarlas.
Conscientemente o no todos los actores de las sociedades humanas saben de sus interacciones e
interdependencias, as como del xito de las soluciones pacficas y, en consecuencia, buscan que tales
desenlaces ocurran como garanta de la reproduccin de sus propias condiciones de existencia. El todo
16
Si vemos la propia etimologa de la latina de la palabra perfecto, vemos que proviene de per (intensivo) facio [ficio]- (hacer): hacer
muy bien, terminar. Perfeccionar, En el mismo sentido son entendidos los verbos perfectivos -los que estn terminados-. Al aadir la
copula in (no) negamos tales definiciones. Con lo que estaramos ante una situacin inacabada, sin terminar de hacer bien, imperfecta.
Podramos haber optado por otra palabra positiva- que diera el sentido perseguido a la paz, pero honestamente no la hemos
encontrado. Y adems, nos satisfacen los debates que entorno a esta imperfeccin podemos mantener.
17
Tambin deberamos incluir, de hecho as se ha considerado en numerosas ocasiones dentro de la Investigacin para la Paz, la paz
personal en el sentido de la regulacin pacifica de los conflictos internos que vive una persona. Cf. en este mismo volumen las propuestas
de Alfonso Fernndez Herrera desde la sicologa transpersonal.
18
Tal como indico en el prlogo he defendido este concepto en diferentes foros y en algunas publicaciones he adelantado su significado.:
Some Notes about Conflict Regulation in the Ancient Mediterranean. Structural Violence an `Imperfect Peace, Papers of The History
Comisin IPRA/Malta, Oslo-Oxford, 1995, 193-200; - RODRGUEZ ALCAZAR, F. Javier (1997), 69-70; - La paz imperfecta, apuntes
para reconstruccin del pensamiento pacifista, Papeles de cuestiones internacionales; y LOPEZ MARTNEZ, Mario (2000), 46-49.
Quiero agradecer muy sinceramente las aportaciones que a este debate realizaron Wolgang Shultz y Vicent Martnez. Cf. (1999)
social depende de la continuidad de las partes.
19
La casualidad podra manifestarse de diferentes maneras: lineal, cuando una accin pacfica produce otra
directamente; retroactiva cuando una accin pacifista continuada a lo largo del tiempo interactua despus de
haber realizado un recorrido circular; recursiva en el que la accin es productora de aquello que lo produce.
Una sociedad pacfica es un buen ejemplo de esto ya que promueve la relacin de los individuos que la
componen a travs de los procesos de socializacin (afectividad, lenguaje, educacin, etc.) y estos a su vez se
interaccionan mutuamente para generar una sociedad pacfica.
Una visin hologrfica de la sociedad, como la que propone Edgard Morin, segn la cual el punto menor
p.e. un individuo- contiene la casi totalidad de la informacin del objeto representado p.e. la sociedad- puede
ser una lnea explicativa de las interacciones causales entre las actitudes y prcticas pacficas desarrolladas en
algunos espacios particulares y las mantenidas por el conjunto del sistema social. Y tambin la viceversa ya
que no solamente la parte -individuo- est en el todo sociedad-, sino que el todo est en la parte, es decir las
propuestas sociales de regulacin pacfica de los conflictos tienen su correlato en los grupos y los
individuos.
20
3.2. Algunos ejemplos
Me gustara insistir un poco en el reconocimiento de estas conductas que llamamos pacficas. En cada
lengua podemos reconocer infinidad de palabras que nos ayudaran a recomponer este campo conceptual y
semntico. No se trata de utilizar solamente los sinnimos de paz: concordia, tranquilidad, armona, bienestar,
calma, quietud, serenidad, sosiego, etc. que por si mismos ya nos indican la profundidad al respecto.
21
Si no,
complementariamente, de recordar, sin nimo de ser exhaustivo,
22
palabras que ayudan a definir las
regulaciones pacficas tales como: negociacin, mediacin, arbitraje, hospitalidad, compasin, caridad,
conciliacin, reconciliacin, perdn, condescendencia, misericordia, socorro, amistad, amor, ternura,
altruismo, filantropa, solidaridad, cooperacin, alianza, pacto, acuerdo, desapego, entrega, diplomacia,
dialogo, etc. Tengamos en cuenta que con todo esto lo que se define un campo muy amplio experiencial y
experimental de las relaciones humanas que debemos reconocer como bagaje y patrimonio para el re-
conocimiento, la reconstruccin, crecimiento y desarrollo de la paz. Y utilizo crecimiento y desarrollo para
hacer mayor hincapi en la necesidad de trabajar con lo positivo que ya poseemos.
Ejemplos de tales acciones se pueden encontrar en momentos calificados como pacficos, en los cuales
es fcil adivinar la presencia de la paz, ya que ha sido catalogado en cuanto tal todo el periodo. Aunque
tambin en aquellos otros calificados como violentos, entre las guerras o las agresiones. Basta con haber
vivido -o haber tomado contacto directo -con alguna de estas situaciones para comprender como el apelativo
genrico no representa toda la realidad.
Estoy pensando en Colombia, donde a pesar de! conflicto profundo que se vive entre guerrilla y estado, al
que se suman los paramilitares, las mafias, la violencia callejera, la corrupcin y la pobreza. Todo lo cual
contribuye a dibujarnos un panorama bastante oscuro. Sin embargo las iniciativas de paz son innumerables,
probablemente las ms numerosas, comparativamente hablando, con cualquier otro pas del planeta. Para
botn bien vale una muestra: el Mandato ciudadano por la paz, la vida y la libertad, que promovieron ms de
cuatrocientas organizaciones sociales en el que participaron cerca de diez millones de colombianos.
23
En definitiva, optamos por llamar paz imperfecta a la categora analtica que define a los contenidos
anteriores. En primer lugar para hacer una ruptura con las concepciones anteriores en las que la paz aparece
como algo perfecto, infalible, utpico, terminado, lejano, no alcanzable en lo inmediato. Alcanzable en el otro
mundo, en la gloria, los cielos, con la mediacin de los dioses, lejos de los asuntos mundanos, fuera de
alcance de los humanos por si mismos. En segundo lugar, tal como venimos afirmando, una paz imperfecta
que ayuda a reconocer las prcticas pacficas all donde ocurran, que nos descubre estos hitos como apoyos
19
Evidentemente este no es un principio omnipresente en lo particular puesto que entonces no existiran guerras ni violencia, pero si de
carcter general en cuanto que esta presente y determina toda la historia de la humanidad.
20
Cf. (1982) Ciencia con conciencia, Barcelona; - (1995).
21
Cf. MUOZ. Francisco A. - MOLINA RLJEDA. Beatriz (1998) Cosmovisiones de Paz en el Mediterrneo, Granada; LPEZ
MARTNEZ, Mario (2000).
22
Se me ocurre que este podra ser un buen trabajo de investigacin, al igual que se ha hecho con otros campos semnticos o
conceptuales. Se tratara de recoger de los diccionarios de la lengua espaola todas estas palabras y hacer una evaluacin de su
significado. Se lo estoy proponiendo a mis colegas de Filologa espaola a ver si hay suerte.
23
La votacin se produjo el 26 de octubre de 1997. Mucho a llovido desde entonces, pero en cualquier caso fue la demostracin ms
palpable de las realidades de paz existentes en el pas. Cf. MANDATO CIUDADANO POR LA PAZ (1998) Eclipse de la guerra,
Santaf de Bogot.
de una paz mayor, ms amplia. Y en tercer lugar una paz imperfecta que nos ayuda a planificar unos futuros
conflictivos y siempre incompletos.
3.3. Un proceso inacabado
Este enfoque nos permite tambin pensar la paz como un proceso un camino inacabado. As puede ser
entendida la frase de Gandhi no hay camino para la paz, la paz es el camino. No podra serlo de otra manera,
las realidades sociales y ambientales evolucionan continuamente, las formas conflictivas tambin. La paz
as no es un objetivo teleolgico sino un presupuesto que se reconoce y construye cotidianamente.
24
Esta
comprensin del carcter procesal de la paz, que es importante en si mismo para el avance de la praxis
pacifista, est adems sustentado con los planteamientos tericos y epistemolgicos sobre la comprensin de
las dinmicas de la naturaleza y los seres vivos.
Por otro lado aceptando lo imperfecto de nuestra especie que vive continuamente en conflicto entre las
diversas posibilidades y opciones individuales y sociales posibles y disponibles que le ofrece su condicin
biolgica-cultural, su historia, su capacidad para imaginar y desear, etc. Con lo que podramos aseverar que
nuestra especie es inherentemente conflictiva e imperfecta, aunque tales circunstancias tambin tienen su
propia historicidad, es decir adoptan distintas formas y dimensiones en cada momento histrico.
Sin embargo, nos gustara huir del sentido negativo que el trmino imperfecto arrastra. No se trata de
negar una forma de hacer, de no-hacer. Sino ms bien nuestra propuesta en actuar, crear, engendrar, incidir,
llevar a cabo, obrar, operar, practicar, proceder, realizar en un sentido de transformacin positiva, propositiva
-de cambio hacia-, de regulacin de los conflictos ontolgica, axiolgica y epistemolgica positiva. En esta
lnea imperfecta seria equivalente a conflictiva en cuya correspondencia se abre una ingente capacidad de
accin frtil.
Son varios los objetivos que con este enfoque podemos conseguir. En primer lugar nos permite una
comprensin global -no fraccionaria- de la paz. En segundo lugar facilita el acceso a todas sus realidades. En
tercer lugar abre mejores y mayores posibilidades de investigacin; las explicita; las explica; les da mayor
relevancia; las hace ms accesibles. Y en cuarto lugar, posibilita una mejor promocin de ideas, valores,
actitudes y conductas de paz.
Tambin son muchos lo valores aadidos al respecto: cambia la percepcin que tenemos sobre nosotros
mismos, al reconocer que histricamente la mayor parte de nuestras experiencias han sido pacficas; genera
esperanza; es movilizadota; hace confluir a los/as distintos/as trabajadores/as de la paz al relacionar sus
prcticas; etc. Lejos de interpretaciones simplistas de buenos y malos, nos permite, y obliga, reconocer en
los actores de los conflictos realidades (vivencias, valores, actitudes, etc.) de paz. Y por ltimo la
imperfeccin nos acerca a lo humano, donde es posible la convivencia de aspectos positivos y negativos, de
aciertos y errores.
Finalmente, creemos que la paz imperfecta podra ser un buen instrumento para que los/as
investigadores/as de la paz podamos incorporarnos al debate y construccin de nuevos paradigmas con los
que comprender y construir mundos ms pacficos, justos y perdurables. Esto lo abordaremos de nuevo en el
ltimo epgrafe de este trabajo.
Desde la perspectiva de las leyes de la naturaleza las sociedades humanas son sistemas abiertos, lejos del
equilibrio, por lo que establecen relaciones con los ambientes exteriores lo que les permite -y obliga- a estar
continuamente insertos en procesos de autoorganizacin. Esto supone la sucesin de continuos aprendizajes,
nuevos comportamiento, procesos de desarrollo y evolucin.
Otra manera de comprender este sentido procesal de la paz es parangonarla con los indicativos de la
satisfaccin de necesidades que hasta cierto punto nos indicaran el grado de paz existente en cada espacio.
Diversas agencias de las Naciones Unidad, organismos internacionales, y ONGs trabajan sobre tales ndices
de desarrollo humano (ID) en su afn de saber lo ms acertadamente en que condiciones se satisfacen las
necesidades bsicas. Estos son paulatinamente ms complejos, frente a la renta per capita inicial sustentada
en el dinero, ahora se consideran un mayor nmero de variables significativas, para dar un numero final que
pretende ser una valoracin ponderada de las tendencias que en cada sociedad existen en la satisfaccin de
tales necesidades y que, si queremos, podran ser entendidos como la ponderacin de la paz (por supuesto
imperfecta).
24
El filsofo presocrtico Herclito es una de las primeras referencias a tales concepciones con su famoso acerto de que todo fluye.
3.4. Innovar las epistemologas
Algunos de los presupuestos que hasta ahora hemos visto no podran ser contemplados si no hubiera una
crtica sobre las epistemologas que podramos llamar violentas y si no hay una incorporacin de nuevos
enfoques y perspectivas.
25
Aspectos relacionados con ellos seran la complejidad, la naturaleza del conflicto,
el azar y la contingencia y la necesidad, la teleologa en la naturaleza, la evolucin del cosmos, los seres vivos
y la especie humana, el papel de la especie humarla en la naturaleza, las fuerzas sobrenaturales, la relacin
mente(espritu)/cerebro, los roles de gnero, universalidad de las necesidades humarlas, etc.
La disonante fascinacin que hemos tenido sobre la violencia ha condicionado no slo nuestras
autopercepciones han hecho sobrevalorar su papel -al menos en la cultura occidental-, y a su vez focalizar las
investigaciones ms hacia las acciones violentas y sus causas, y, en consecuencia ha deformado los mismos
presupuestos tericos. Una consecuencia directa de ellos es la descompensacin conceptual y epistemolgica
entre la violencia y la paz.
Efectivamente, mientras que el concepto de violencia estructural ha sido una de las aportaciones ms
relevantes de la Investigacin de la Paz, porque que contribuy a desvelar y analizar las distintas formas de
violencia y las interrelaciones que en ellas se producen, los conceptos de la paz han sido deudores deficitarios
de ste. Por otro lado no es de extraar que se profundice en esta lnea ya que es comnmente aceptado que la
Investigacin para la paz nace como respuesta (bsqueda de causas y explicacin) a la barbarie y atrocidades
de las guerras de principio de siglo.
26
Ahora bien, este concepto tambin, justamente por su tremendo potencial terico, contribuye a profundizar
en la negatividad de las conductas humanas. En ocasiones, al no ser contextualizado adecuadamente, tiene un
efecto contrario al perseguido pues perfilara an mejor la maldad de la especie humana. Aunque tal
contextualizacin no depende solamente de la voluntad de los cientficos y dems actores interesados de la
paz, sino tambin, y en gran medida, de los constructos tericos que a tal efecto sean utilizados.
De otro lado, una cierta tendencia, dada en muchas ocasiones, a sobredimensionar la violencia estructural
supone una deformacin, ante todo por parcial, de la apreciacin y valoracin de la realidad. Esta inclinacin
tambin conecta directamente -y produce una curiosa retroalimentacin- con visiones sostenidas por
tradiciones culturales y religiosas tales como el mazdesmo, judasmo, cristianismo, islam, y sus imaginarios
negativos de la especie humana (parasos perdidos, pecados originales, calvarios, crucifixin, purgatorios,
infiernos, etc.), que a la espera de salvaciones apocalpticas incapacita e inmoviliza para la solucin de los
conflictos.
Si reducimos las posibilidades de pensar la Paz a los enfoques que podamos realizar desde la paz
positiva esta podra convertir en un horizonte utpico inalcanzable, dados los requisitos que potencialmente
tendra que cumplir (inexistencia de guerras y violencia, justicia ,social....). Esta razn, adems, dificulta
grandemente la incorporacin de aquellas aportaciones, de experiencias y culturas pacifistas, presentes en
muchas culturas, entre otros en todas las religiones, grandes y pequeas, de gran reconocimiento o pequea
implantacin, a pesar de que por si mismas no hayan sido capaces de conectar con planteamientos ms
globalizadores. Pensamos, pues, que es necesario utilizar una conceptualizacin de la paz que nos permita
superar estas dificultades y nos despeje el camino hacia un mundo ms pacfico apoyndonos en todas y cada
una de las actitudes y conductas pacifistas que se producen en la experiencia comn de nuestra especie.
En consecuencia proponemos que a estas situaciones de regulacin pacfica de conflictos, las podramos
incluir dentro de la paz imperfecta, que incluira tambin las interrelaciones entre cada una de estas
situaciones y sus determinaciones causales.
Si, de una u otra forma, convertimos a la Violencia el eje principal del pensamiento sobre la Paz, esto pasa
a formar del problema -violencia llama a violencia-. Una confusin que debe ser resuelta desde la raz de los
presupuestos de partida, ya que acarrea graves consecuencias tericas y prcticas. Efectivamente, si las
realidades de la violencia son sobredimensionadas, bien por ser el foco principal de atencin, por los potentes
instrumentos tericos de observacin que utilizamos para detectarla, por la debilidad de la atencin prestada a
la Paz, o por la fragilidad de lo presupuestos (epistemolgicos y ontolgicos) para analizar a esta ltima,
puede existir un serio desfase entre el objeto de estudio, los objetivos y los mtodos empleados. Las buenas
25
En realidad estoy haciendo un uso muy amplio de la epistemologa, ya que algunos de los aspectos que presentamos estn muy
vinculados con presupuestos ontolgicos y axiolgicos. Opto por no discernirlos con el rigor necesario por estimar que no es lo
importante en este trabajo y porque en definitiva el replanteamiento de estos ltimos tienen consecuencias epistmicos.
26
Vase GALTUNG. Johan (1996). especialmente Part 1: Peace Theory. 9-69.
No coincido con la idea de este autor de enajenar la violencia cultural de la violencia estructural, porque de esta forma pierde parte
de su potencialidad explicativa
intenciones de partida, de los investigadores y otros actores de la paz, puede tornarse en turbias o perversa.
Adoptar otra perspectiva quizs no sea posible si no se realiza lo que podramos definir como un giro o, en
este caso inversin epistemolgica, en el sentido de adoptar otro punto de partida, otros presupuestos en los
que el concepto de Paz est, no slo ms presente, con una ubicacin de partida diferenciada, sino tambin
con un enfoque cualitativo distinto, que le permita ganar un espacio ms relevante y dinamizador, tanto en los
aspectos tericos como en los prcticos, en los debates sobre la paz. Nuestra propuesta es que la paz
imperfecta podra contribuir a este nuevo enfoque.
Este concepto, a su vez, nos dotara de una nueva capacidad movilizadora al facilitarnos las conexiones
con las realidades y experiencias conflictivas y pacificas particulares, vnculos y posibilidades no slo
tericos sino tambin reales. Tambin podran ser proyectadas sin duda hacia el horizonte de la paz positiva,
que de esta forma adquiere unas nuevas dimensiones.
Tambin epistemolgicamente el concepto de imperfeccin -por construir-, nos aleja de las visiones
objetivas, cerradas, dogmticas, para acercarnos a las intersubjetivas -conflictivas como los propios
sujetos de la percepcin-, abiertas, debatibles, necesitadas de la comunicacin.
3.5. Abrir las dialcticas
Quiero utilizar el trmino dialctica en su significado etimolgico griego original. La raz dia- quiere decir a
travs de, en un sentido de comunicacin. Por tanto era cercano al trmino dilogo en cuanto que ste
expresaba la comunicacin entre dos -o ms-, y esta precisin es importante ya que en su origen se reconoca
la posibilidad de que hubiera ms de dos interlocutores. Los participantes del dilogo escuchaban las
argumentaciones de los otros y les respondan en un proceso continuo de bsqueda de la verdad (tambin se
podra entender que si sta existe es dentro de este proceso de bsqueda). De esta manera la dialctica puede
ser entendida como las relaciones existentes entre varios elementos en la bsqueda de comprender la
realidad.
27
Finalmente, esta perspectiva refuerza el camino de la construccin de una dialctica superadora del
dualismo antagonista entre lo pacfico y lo violento, el bien y el mal, al aceptar que existe un sinfn de
situaciones intermedias sujetas a diversas dinmicas.
28
Para ello, en consecuencia con las realidades de la paz y los conflictos descritas es necesario adaptar,
potenciar, especular con nuevas dialcticas abiertas en cuanto consideran que en la realidad de los conflictos
pueden intervenir mltiples actores y mltiples motivaciones; holsticas por considerar todas las interacciones
posibles y la pertenencia a un universo global; posibilistas en cuanto se adaptan a la realidad de lo posible sin
olvidar lo deseable, conecta las realidades de paz individuales con las grupales, regionales y globales, nos
permiten ser actores de la paz desde nuestras realidades y nuestros conflictos; pragmticas por su descripcin
realista del mundo para promover la justicia; reformistas en tanto que intenta aprehender la realidad tal cual
es y partir de ella transformarla al mximo; negociadoras porque reconocen las realidades y potencialidades
de cada uno de los actores de los conflictos y a partir de ello intenta interrelaciones que mejoren las
condiciones de partida; etc.
Desde esta perspectiva intentaramos superar la aproximacin dada por dialctica negativa/dualista que:
engrandece lo negativo y empequeece lo positivo; no cree en la especie humana (sataniza las actitudes de
los individuos); desmoviliza, bloquea, fragmenta la capacidad de accin de los individuos; rompe las lneas de
negociacin; la realidad aparece como una lucha entre el bien y el mal; acenta el mecanicismo frente a los
demonios; acenta el dogmatismo frente al mal y la violencia; olvida la matriz social dialctica y abierta; se
posee la verdad y basta, no hay dilogo; no se estudia, no se debate; las ideas se estancan; slo se retoma lo
que interesa, conocimiento discriminado; el sentimiento por encima de la razn; barbarie contra barbarie; no
existen planteamientos metodolgicos ni epistemolgicos ni axiolgicos; no existe crtica ni autocrtica (no se
reconocen los pensamientos que no son neutrales...); la fuerza se convierte en la nica medida de la verdad;
etc.
La propia definicin de conflicto dependiente de diversos intereses y/o percepciones nos abre una cantidad
enorme de posibilidades en el discurrir de los mismos. Los actores del conflicto, con intereses distintos, puede
27
Las dialcticas abiertas tienen una cierto correlato con los sistemas "abiertos mas all de lo nominal, En cuanto que, en oposicin con
los sistemas cerrados (que se cien mecnicamente con las leyes de la termodinmica), intercambian energa e informacin con los
componentes del entorno.
28
Cf. GALTUNG, Johan ( 1995) "Hacia una epistemologa taosta de la ciencia social. Investigaciones Tericas. Sociedad y cultura
contemporneas, Madrid, 209-221.
que tengan otros muchos intereses coincidentes -como sucede en la mayor parte de las ocasiones-. Es ms
unos y otros intereses no sern estticos, sino que estarn sujetos a las dinmicas de las propias sociedades,
con lo que su confrontacin o confluencia estara sujeta a cambios. An ms, los intereses de cada actor, los
subintereses de cada actor, los posibles subactores, los que los unen y los que los separan y todas las variables
y alianzas posibles -incluyendo la de subactores del otro actor-, crean una matriz de los conflictos donde las
diversas posibilidades puedan ser inicialmente consideradas como posibles.
Unas epistemologas abiertas significaran as mismo la propia autocrtica de los logros en tal sentido. Es
decir admitir las propias limitaciones, incluido el propio soporte biolgico-social-subjetivo que las sustenta-,
siempre sujetas a la reflexin crtica, avanzando conforme lo haga la comprensin de la realidad -marginando
cualquier atisbo de inmovilismo.
29
Algunas teoras matemticas en su intento de interpretar la realidad tienen que optar continuamente a
dimensionar las situaciones intermedias en las que distintos presupuestos se encuentran y buscan una salida
acorde con el potencial que cada uno representa. De tal manera que no es ningn presupuesto el que se
impone claramente de partida sino despus de una serie de relaciones y mediaciones con todas los otros
elementos presentes. Tales espacios son en muchas ocasiones los que definen la realidad por encima, incluso,
del propio resultado final.
30
4. CONFLICTOS Y PODER
Hasta ahora hemos reconocido la paz, hemos considerado su dependencia de los conflictos y por tanto su
carcter inacabado, y en consecuencia pensamos que es necesario promover epistemologas pacficas.Pero
todo esto no es suficiente si no satisfacemos el objetivo principal de todo nuestro discurso: conseguir la paz.
En necesario gestionar, transformar, resolver, regular los conflictos por vas pacficas, pero esto no es
suficiente si finalmente la toma de decisiones no integra tales vas como elemento principal de las dinmicas
sociales. Dicho de otra forma la paz y la regulacin de los conflictos no puede ser solamente una solucin de
parcheo, de bomberos, que slo actan cuando se estima que las situaciones son crticas, pero no en el proceso
general de toma de decisiones y en el diseo global de las sociedades y su futuro.
A riesgo de ser unos/as angelitos/as es absolutamente necesario que comencemos a hablar del poder en cuanto
capacidad de transformacin de la realidad y como medio para promover las mejores condiciones posibles
para alcanzar la paz. Bien es verdad que las ideas tambin forman parte del poder, pero no es suficiente si no
contemplamos, de nuevo, las relaciones que establecen con otras instancias sociales. Son abundantsimos los
debates al respecto desde diversas pticas (juristas, politlogos, socilogos, antroplogos, filsofos. etc.) por
lo que est lejos de mi intencin abordar todas estas problemticas, pero una teora de la paz no puede estar
exenta de una teora del poder. Kenneth Boulding no ajeno a estos debates consider necesario hacer una
aproximacin a la problemtica de poder justamente como medio de afrontar la transformacin de los
conflictos por medios y con objetivos pacficos.
31
Para ello distingui entre varias esferas de conformacin
del mismo, el poder integrativo (cooperacin, amor, etc.), destructivo (guerra-violencia) y productivo
(econmico). Estas tres esferas estaran interrelacionadas entre si, de lo cual se inferira al final un cierto
punto de equilibrio resultante de las desavenencias y concordancias entre unos y otros. La primera de estas
formas de poder el integrativo-, como conjunto de acciones privadas o pblicas, pero con incidencia en el
conjunto de la organizacin social, permite reconocer recursos eficaces y disponibles a lo largo de la historia
para una transformacin no violenta de la realidad.
De otro lado, una consecuencia de la falta de profundizacin en este debate es la ausencia de teoras
elaboradas y coherentes de la toma pacifista del cambio del poder, ante lo que se supone que es el poder
29
Sobre los aportes de las diversas teoras al pensamiento sistmico -o ecologa profunda, como le gusta al autor llamar- vase: CAPRA.
Fritjof ( 1 99S ) La trama de 1a vida, Barcelona, particularmente las pginas 25-34 donde propone un cambio de paradigmas en el que se
incorpore, en la cultura occidental, el pensamiento y valores integrativos (intuitivo, sinttico, holistico, no-lineal; y conservacin,
cooperacin, calidad, asociacin) frente a los asertivos ya de por si integrados (racional, analtico, reduccionista, lineal; y expansin,
competicin, cantidad, dominacin), para alcanzar un equilibrio dinmico entre ambos
30
La Teora de juegos toma en consideracin las distintas posibilidades de decisi6n de los actores (jugadores) y las combinaciones y
retroalimentaciones que de ellas se podran deducir. An ms, la bsqueda del equilibrio racional exige en gran cantidad de ocasiones
utilizar estrategias probabilsticas. Cf. DASGUPTA. P, -MALE,. K G. WEIBULL, J. and others (1993): Game theory: Rationalty and
Equilibrium in Strategic Interaction, Bjorkborn Manor, Karlskoga,
Hasta cierto punto los conjuntos difusos es un intento de la matemtica de afrontar la delimitacin no mecnica de la pertenencia
gradual a un grupo a otro de acuerdo con la eleccin de las condiciones a satisfacer.
31
Cf. BOULDING, Kenneth (1993) Las tres caras del poder, Madrid. El autor distingue entre poder destructivo (guerra-violencia),
productivo (econmico) e integrativo (cooperacin, amor. etc.).
establecido. Esta pobreza terico-estratgica deja un vaco que, en la mayora de los casos, es ocupado por
las propuestas revolucionarias y violentas que de esta forma se convierten en la nica y visible propuesta de
cambio, y lo que es ms grave, los actores de los cambios quedan diluidos y aislados.
Causa de estas dificultades tambin estriba en la falta de atencin intelectual y poltica dedicada a la
noviolencia. A pesar de las importantes aportaciones tcticas y estratgicas, sociales y polticas, realizadas por
ella, en la que sus presupuestos de accin estn guiados por la bsqueda recta -no instrumental- de la paz.
Entre sus principios destaquemos: el mximo respeto por las personas; la utilizacin de la persuasin antes
que la coercin; utilizar como principios de accin poltica algunas virtudes tradicionalmente relegadas al
campo de lo privado tales como la amistad, bondad y el amor (que como acabamos de ver forman parte de la
descripcin dada por Kenneth Boulding para el poder integrativo); y la prctica continuada y la
profundizacin de sus acciones.
32
4.1. Paz Imperfecta [estructural] y Violencia Estructural [imperfecta]
La Paz Imperfecta tal como la hemos explicitado hasta el momento podra facilitarnos una comprensin
ms amplia de las dinmicas sociales a travs de las vas seleccionadas para la regulacin de los conflictos.
Efectivamente, si conocemos ms acertadamente las vas pacficas tambin podremos entender mejor las
relaciones que stas establecen con las violentas y las mediaciones sociales que se dan en tales circunstancias.
Para la comprensin de la violencia la Investigacin para la Paz propuso, tal como hemos sealado con
anterioridad, el concepto de violencia estructural relacionado con la no satisfaccin de necesidades y con la
injusticia social y, lo que es para mi ms importante, desvelando las interacciones entre unos y otros mbitos
de ejercicio de la violencia. Esto ha permitido hallar las formas ocultas y estticas de la violencia de los
sistemas (miseria, dependencia, hambre, desigualdades de gnero, etc.).
En consecuencia, una parte considerable de las realidades histricas y sociales de los conflictos se podran
explicar a partir de las distintas mediaciones e interrelaciones (diacrnicas y sincrnicas, etc.) entre la Paz
imperfecta y la Violencia estructural.
En realidad habra que hablar de una paz estructural imperfecta y de una violencia estructural imperfecta
en cuyo caso se comprenderan fcilmente las limitaciones de una y de otra y a su vez las posibilidades de
complementariedad en sus intentos de explicar la realidad. Sin embargo este esquema, a nuestro entender no
sera del todo completo ya que existiran muchas realidades que no estaran movidas por los conflictos.
Claro est que no basta con establecer esta relacin -al fin y al cabo ya lo sabamos- sino que se trata de
ver las magnitudes de cada una de ellas y de las relaciones establecidas en funcin de ello. sta puede ser sin
duda una de las claves para poder avanzar. No basta con saber que las regulaciones pacficas y las violentas
pueden establecer relaciones en todas las direcciones (escalas y mbitos) lo que ya es importante en si mismo,
pero tambin, pues ello podra ser entendido finalmente como un totum revolutum si no clarificamos que tipo
de relaciones establecen y cuantificamos el nmero de unas y de otras.
Aqu nos encontramos adems con un problema delicado, hemos conseguido descifrar por qu caminos se
reproduce y manifiesta la violencia y la paz, tambin sabemos que ambas posibilidades estn muy cerca, tanto
que la mayora de las ocasiones son producidas por la misma matriz social o individual. Cmo trabajar
ahora cuando lo que deseamos es que la paz prevalezca entre nosotros? Las propuestas sern mas o menos
eficaces en la medida en que el diagnstico sea lo ms eficaz posible. Se puede de pensar que to er mundo es
geno -como se dice aqu en Andaluca-, o por el contrario de que el homo homini lupus -como pensaba
Hobbes-. Ambos aforismos tienen parte de razn pero absolutamente inoperantes para afrontar la realidad.
Sin duda hay que ir a la matriz inicial, donde se encuentran las necesidades y los conflictos desatados por
la satisfaccin de las mismas y estimar y mensurar cuantas situaciones de stas se producen y qu salidas se
dan en un sentido y otro, en qu escalas. Esto sin duda es algo que en su totalidad es casi inabarcable, pero se
puede trabajar en diversas escalas o mbitos. Por ejemplo podramos pensar en una clase de pre-escolar: en
una familia: en un barrio: en la Universidad; entre dos pases; entre gobiernos.
En primer lugar sera interesante reconocer en qu grados de conflictividad estamos inmersos, o ms
precisamente expresado hasta que puntos la regulacin de los conflictos en los que estamos inmersos son
preocupantes, o es previsible que nos creen distorsiones serias. Todo parece indicar que muy altos. No poda
ser de otra forma, dada nuestra propia condicin humana, ante la amplia gama de necesidades y satisfactores y
el nmero de entidades humanas implicadas ante unos recursos limitados. En una primera aproximacin a
32
Huelga mayores comentarios cuando en este mismo volumen est la aportacin del profesor Mario Lpez Martnez.
estos supuestos altos niveles de complejidad y riesgo se puede deducir que, a pesar de la creciente violencia-
la inmensa mayora de los conflictos se regulan pacficamente. Como ya he indicado sta es una de mis
premisas centrales para afrontar los retos contemporneos. Tambin es una propuesta para la construccin de
terapias lo ms eficaces posibles.
En cualquier caso todo esto no nos debe llevar a despreciar las acciones y consecuencias de la violencia.
Pienso que vivimos el momento mas violento de la historia de la humanidad. Tenemos suficientes indicadores
para pensar que esto es as. El primer lugar la persistencia del armamentismo, que ha implementado su papel
de violencia directa con la visualizacin simblica, tambin hasta cierto punto directa, de la necesidad de un
poder (vigilante) violento para garantizar la armona del mundo. Pero incluso su accin tradicional de primera
causa de violencia se ha visto superada por las muertes causadas por el hambre, las enfermedades fcilmente
curables, etc. El reparto desigual y discriminatorio de los recursos del planeta es tambin causa de la no-
satisfaccin de necesidades de grandes bolsas de poblacin. Las relaciones y dependencias de estas formas y
causas terminan por instruirnos sobre el papel destructivo de la violencia estructural en su sentido ms amplio.
Aun as defiendo que la mayor parte de los conflictos se regulan pacficamente, slo de esta manera puede
explicarse que sobrevivamos 6.000 millones de seres humanos, que crezcamos siendo absolutamente
indefensos en los primeros aos de nuestra vida gracias al cuidado, la ternura y la socializacin de nuestra
familia y grupo social. Igualmente el dilogo, la cooperacin, el altruismo, la filantropa, etc. presiden gran
parte de las acciones humanas en sus relaciones cotidianas, etc. Ya hemos hablado suficientemente de ello,
basta recordar como la paz imperfecta nos ayuda a visualizar todas estas acciones.
Para escpticos y pesimistas: ambas apreciaciones (el momento ms violento de la historia/la mayor parte
de los conflictos se regulan pacficamente) difcilmente demostrables en toda su dimensin no son
importantes en su totalidad si no es porque nos dejan de manifiesto que existe un fuerte potencial de violencia
y de paz. Y en punto es donde se deben tomar decisiones qu hacer? resistir y frenar la violencia, potenciar
la paz, las dos cosas a la vez?, qu energas dedicar a cada cosa?
Es un largo debate, pero si queremos al menos dejar palpable que al igual que la medicina naturista y la
programacin neurolingistica potencian las partes sanas de los pacientes la Investigacin para la Paz debera
de prestar una especial atencin a todas las regulaciones pacficas de los conflictos como principal garanta
de un futuro lo ms pacfico posible. Y principal no quiere decir nica, sino imprescindible.
4.2. Mediaciones
La mediacin es un concepto que permite relacionar elementos distintos a travs de agentes o elementos.
Estos cumplen la funcin de: mediar, interponerse entre varias circunstancias; ser cierto intervalo o espacio
fsico, temporal o causal en el que deja de producirse una determinada accin; estar o existir entre dos o ms:
tomar un trmino medio entre dos extremos. Lo ms importante es que tales mediaciones terminan por
influir en el transcurso de los acontecimientos, el discurrir de los hechos depende en gran medida de todo este
tipo de mediaciones.
Ms abstractamente, desde una perspectiva filosfica, es la reflexin racional en la que se incorporan ms
ideas, es un proceso dialctico racional y lgico a travs del cual se pueden encontrar las relaciones concretas.
Creo que es importante considerarlo tanto en su aspecto ms abstracto, en la articulacin de las ideas, como
en su concrecin prctica, en la interpretacin de las realidades y las acciones que en tal sentido se puedan
hacer.
Hasta cierto punto las mediaciones quiebran la polaridad binomial con la que muchas veces
comprendemos y nos relacionamos -tensamos y violentamos- con las realidades. Tal situacin ha sido
considerada en cientos de culturas -particularmente religiones- que han utilizado la figura del mediador para
establecer las relaciones entre unos mbitos y otros. En las religiones un personaje mtico (hroe, semidis...)
establece la relacin entre las fuerzas sobrenaturales y las comunidades humanas,
Podramos decir que se trata de una consecuencia topolgica, en cuanto, ubicaciones, espacios y
representaciones concretas de las que hemos llamado dialcticas abiertas. stas, tal como apuntbamos antes,
nos facilitan encontrar entes y prcticas humanos que enlazan la paz y la violencia, son precursores en muchas
ocasiones de la violencia pero en otras son obstculo de ella y estimulan la paz.
De nuevo Kenneth Boulding hace una aportacin relevante al estudiar el proceso por el cual se produce el
movimiento de desde una paz inestable a otra estable. Para l los sistemas sociales, al igual que muchas
substancias qumicas y otros sistemas biolgicos, manifiestan fases y zonas de contacto entre unas y otras de
gran variedad y complejidad, de tal manera que muchas organizaciones, modelos y estructuras estn
determinadas por tales zonas. Desde esta perspectiva la paz puede ser contemplada en diferentes fases segn
existe mayor o menor justicia, opresin, competencia, enriquecimiento, empobrecimiento, etc.
33
De cualquier manera su capacidad interpretativa y de articulacin de la realidad est fuera de toda duda.
En la regulacin pacfica de los conflictos la negociacin es una de las formas ms reconocidas y dentro de
ellas la mediacin es el mecanismo utilizado en muchas ocasiones para favorecer y acercar las posiciones
iniciales de los actores.
Por todo ello creemos importante considerar-terica y prcticamente- las mediaciones como aquellos
mbitos o circunstancias en los que su problemtica (conflictividad), por diversas razones, no puede ser
entendida -o no opera- ni como paz ni como violencia. stas pueden que varen de acuerdo con el momento
(espacio, tiempo, actores, intereses) en los que se produzcan y jueguen un papel u otro. Son importantes por
su capacidad para catalizar y dinamizar situaciones.
Desde mi perspectiva las mediaciones nos permitiran entender las relaciones que en muchas ocasiones se
producen entre la paz y la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, o ms genricamente entre la paz
imperfecta y la violencia estructural. Ejemplo prototpico de tal mediacin podra ser el poder, comnmente
caracterizado como violento, pero que en sus ltimas interpretaciones en el sentido de capacidad de
transformar- puede tener unas aplicaciones ms abiertas en las que su sentido violento no sea un presupuesto
de partida sino una cualidad que adquiere segn el uso que de l se haga.
En consecuencia las mediaciones deben ser tambin propiciadas, buscadas, potenciadas como paso
intermedio, interlocutor, para la transformacin pacfica de los conflictos. En este sentido, la comunicacin, el
intercambio de informacin, el conocimiento de las condiciones, motivos e intereses de los otros espacios del
conflicto, se convierte en un vehculo de indagacin en la medida que interacciona las circunstancias que
definen la realidad. Desde este punto de vista las propuestas de la tica comunicativa son absolutamente
pertinentes.
34
4.3. Empoderamiento pacifista
Retomemos de nuevo el problema del poder. De poco serviran todas las reflexiones anteriores sino
tuvieran un reflejo prctico, si no sirvieran para transformar la realidad. No son pocas las ocasiones en las que
nos conformamos y autocomplacemos con la sola referencia a este desidertum: cambiar la realidad.
Pero, a pesar de que la mayora de los problemas con los que nos enfrentamos residen en nuestras mentes
(puesto que las guerras residen en la mente de los hombres es la mente la que hay que cambiar. tal como
aparece en un encabezamiento de la Unesco) la accin social y poltica es esencial. A mi entender esta praxis,
absolutamente necesaria, slo puede ser abordada sin ambigedades y dilaciones desde el espacio (horizonte)
del poder.
Bien es cierto que la no-violencia (o mejor noviolencia) ha puesto las bases fundamentales para tal teora,
como no nos cansaremos de repetir, pero a mi entender tiene dos deficiencias principales. La primera es que,
hasta cierto punto, queda reducido a acciones marginales, en el sentido de estar asociada a las
reivindicaciones de los marginados, tambin porque no ha sido reconocida su capacidad movilizadota como
tal por grupos dominantes de uno u otro signo. La segunda, y en parte como consecuencia de lo anterior, no
tiene apenas incidencia en las sociedades democrticas. Es posible que ambos problemas no sean de la propia
noviolencia estn relacionados con la ausencia de debate entre las teoras clsicas del poder y la noviolencia.
Algunas consecuencias trgicas de esto son todas las propuestas revolucionarias que pretenden la
transformacin de la realidad mediante la toma del poder con mecanismos violentos. El uso de la fuerza se
convierte en el argumento nico de la vertebracin social.
Por todo ello apelamos al empoderamiento pacifista como un reconocimiento de las realidades, prcticas y
acciones pacifistas y sus capacidades para actuar y transformar su entorno mas o menos cercano. Como
promover la creacin de redes entre todos los actores que de una u otra forma tienen intereses en promocionar
la paz.
35
La palabra empoderamiento es una palabra del castellano antiguo, entendida como apoderamiento en
relacin con el uso del poder. Sin embargo en la ltima dcada ha vuelto a ser utilizada en este caso como una
traduccin de la palabra inglesa empowerment. El movimiento feminista y despus la ongs lo utilizaron
33
BOULDING. Elise - BOULDING. Kenneth E. (1994) The future. Imagenes and Processes, London, 76-87.
34
Cf. MARTNEZ GUZMAN. Vicent, Op. cit Un desarrollo mas fundamentado puede verse en el trabajo del mismo autor en este libro
35
Parece que uno de sus orgenes esta en la Programacin Neuro Lingstica en la que en lo fundamental se reconocen los espacios
positivos y negativos de las personas para desde ellos construir los cambios necesarios. Cf. GRINDER, John BANDLER, Richard
(1998) De sapos a prncipes, Santiago de Chile (traduccin al castellano de la versin inglesa Frogs into Princes, (1980).
para definir la necesidad empoderarse de sus sujetos como nica posibilidad de transformacin de una
realidad desigual.
36
A mi entender en este punto hay que llevar a cabo una profunda reflexin. Creo que la Investigacin para
la Paz tiene suficiente experiencia acumulada al respecto pero poca reflexin sistemtica. El punto de partida
debe ser sin duda la noviolencia, pero todas las personas involucradas en acciones pacifistas saben que esto no
es suficiente ya que en su prctica cotidiana este marco se ve desbordado.
Efectivamente, ya sea en la negociacin llevada en el entorno de la organizacin que las acoge, las
relaciones con las instituciones y asociaciones entorno, los contactos con las fuerzas polticas, los contactos
con ongs, las acciones llevadas en zonas en conflicto, etc., en todas estas ocasiones el poder est presente.
Tambin es cierto que se sabe, ms o menos, cmo actuar en estos casos, se sabe cmo hacerse presente, qu
posiciones adoptar dependiendo de cual sea el espacio de actuacin, qu propuestas llevar a cabo en cada
momento, cmo presionar, gestionar la tensin, etc.
Pero, insistiendo en ello, el dficit no est en estos apartados, ellos son solo parte del problema, sino en
una concepcin general pacifista del poder, que permita relacionar desde las prcticas individuales a las
grupales, asociativas, institucionales, estatales, internacionales, interestatales, etc. y las diferentes
interacciones que entre ellas existen. De tal manera que sta defina un marco general de referencia en el que
se incardinen los esfuerzos y procesos transformadores hacia una realidad ms pacfica y perdurable.
5. GLOBALIZACIN, COMPLEJIDAD Y FUTURO
La capacidad de movilizacin de la paz imperfecta crece en la medida en que acepta y conecta con la
imperfeccin de la realidad de partida y, por tanto, puede hacer propuestas de transformacin hacia
situaciones los ms pacficas posibles desde tal punto de partida.
Gran parte de las reflexiones y preocupaciones que dentro de la Investigacin para la Paz tenemos
cotidianamente podran adquirir nuevas dimensiones analizndolas dentro de la categora analtica de paz
imperfecta. Efectivamente, desde los modelos econmicos, el mercado; el sistema mundo y la globalizacin;
los conflictos internacionales a los regionales; los nacionalismos; el armamentismo y el papel de los ejrcitos;
las relaciones entre las religiones, culturas e interculturalidad; las relaciones de gnero; las relaciones
comunitarias; la educacin; etc, en todos ellos se pueden ver algunos componentes de paz.
Muchas de estas realidades podan ser vistas como problemas globales, tal como nosotros mismo los
hemos expresado en ocasiones, intentando los nuevos fenmenos bajo el paraguas de lo que se llam antes
nuevo orden mundial y ahora globalizacin. Sin embargo tambin aqu se puede adoptar la perspectiva de
las ventajas globales, es decir de todas aquellas posibilidades que con la nueva situacin se nos abren para
construir la paz: visin global, conciencia de interdependencia con el resto de la especie y con el planeta en
general, multiculturalidad, solidaridad sin fronteras, mayores posibilidades de comunicacin, mejor
informacin, etc. De nuevo desde la perspectiva de la imperfeccin que nos abre espacios para pensar y
actuar con nuevos horizontes.
5. 1. Globalizacin
Los procesos de interaccin entre los distintos entes en los que de una u otra forma estamos implicados los
humanos es algo que nadie discute, sin embargo a veces si aparece como si los trminos que utilizamos
definirlo (mundializacin, globalizacin, sistemas mundo, etc.) pudieran matizar las significaciones de tales
fenmenos. Aunque as fuera parece como si el trmino globalizacin, independientemente de los matices los
contenidos que les estamos dando, adquiere cada vez mas adeptos. Independientemente de los aspectos
nominalistas de tales debates creo que nos va a exigir cada vez mayores esfuerzos de comprensin para poder
afrontar sus consecuencias.
37
Parte de la problemtica es que no puede ser contemplada con la lgica de una sola evolucin histrica ya
que se producen grandes cambios y reorientaciones, adems los ritmos son diferentes en cada situacin. En la
36
Aunque ahora se utilizan en Estados Unidos profusamente para cualquier caso de toma de conciencia y actitud de transformacin,
desde lo individual a lo publico
37
Cf. HELD, David - McGREW, Anthony GOLDBLATT, David PERRATON, Jonathan (2000) Global Transformation. Politics,
Economics and Culture, Cambridge. Representa un amplio y riguroso compendio actualizado de los debates mantenidos al respecto.
Desde otra perspectiva muy prolija vease: CASTELL, Manuel (2000) La era de la informacin. Vol. 1. La sociedad red. Vol. 2. El poder
de la identidad. Vol. 3. Fin de milenio, Madrid.
globalizacin contempornea, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial existen algunas lneas de
continuidad con los momentos histricos anteriores pero se muestran nuevos aspectos y adquiere nuevas
cualidades de fondo o estructurales. Por tanto puede ser vista solamente como un proceso acumulativo,
sumatorio de las tendencias a establecer relaciones de unas realidades con otras, tal como ha sucedido a lo
largo de la historia. En el mundo contemporneo tales tendencias sufren cambios cualitativos importantes que
les hace llegar a configuraciones nuevas en la medida en que interaccionan realidades, actores y agentes de
diverso tipo a lo largo de todo el planeta. Muy a pesar de los procesos coetneos de regionalizacin,
difcilmente alguien o algo consigue escapar de sus consecuencias (extensin de las redes, intensidad de las
interconexiones, velocidad de los flujos globales, etc.). Son pocas las reas que pueden eludir el avance del
proceso de globalizacin. Se refleja en todos los dominios sociales desde lo econmico (mercado global
permanente) a lo poltico, lo legal, lo militar y lo ambiental. La globalizacin actual es multifactica, se
refiere, al mismo tiempo, a fenmenos sociales diferenciados, y por lo tanto no se puede concebir como una
condicin singular.
Entre sus manifestaciones encontramos como uno de los valores ms firmes de las entidades humanas: el
territorio, se ve afectado por un doble proceso de des-territorializacin y re-territorializacin del espacio
socioeconomico, poltico, cultural, militar, etc. Las dimensiones locales, nacionales o incluso continentales de
los espacios polticos, sociales y econmicos se reforman, y los mecanismos de gobierno sufren la
generalizacin y el incremento de presiones para readaptarse a las pautas de la globalizacin que tiende a
debilitar la importancia del espacio sobre el que se asienta, y las fronteras y las jurisdicciones polticas que lo
definen. Lo que sin duda tiene relacin con la construccin de las identidades nacionales de las
comunidades, y con la base primaria de la organizacin y de la autoridad poltica.
Otros cambios espacio temporales y organizacionales que se producen adems de las tendencias
globalizadoras en todos los aspectos de la vida social, que ya hemos mencionado: cierta reflexividad;
desarrollo de una conciencia global en las elites y tambin popular; contradictoriamente, una regionalizacin
(la desmembracin de los imperios conlleva la regionalizacin de las relaciones econmicas, polticas,
militares,...); occidentalizacin, o ms adecuadamente noratlntismo, altamente asimtrico; diversidad de
modalidades: crecimiento significativo de los modelos diferenciados de migracin, cultural y ecolgica,...
Como consecuencias negativas -aunque no me quiero situar simplemente en el campo de la denuncia-
implcitas, y manifiestas, de la globalizacin es el incremento de fenmenos de desigualdad, estratificacin,
asimetra y jerarqua lo cual genera nuevos modelos de inclusin y exclusin, de nuevos ganadores y
perdedores. Como es obvio a lo largo de todo este escrito no queremos hacer hincapi en los aspectos
violentos de los procesos, hay espacios para ello, y lo que tratamos aqu es de trabajar con una vacuna para
tales males y mal lo haramos si en nuestro laboratorio estuviera siempre contaminado por el virus de la
violencia. Sin embargo si creo necesario citar algunas de las cifras utilizadas por el Worldwatch Institute ya
que los procesos de globalizacin si que a la vez no slo no resuelven tales problemas sino que puede ser
potenciadores de los mismos (ante todo la creciente desigualdad). Aunque tambin quiero destacar como la
labro de tal institucin en su State of the World son siempre un intento de hacer propuestas de salida ante tales
problemticas.
38
Desde nuestro inters de la bsqueda y creacin de espacios de paz hay que darle la mayor importancia a
las modificaciones que estn sufriendo las propias estructuras del poder, ya que en la nueva situacin muchas
de sus acciones y cometidos entran en estrecho contacto, cuando no son subsumidas por los procesos de
globalizacin y, en consecuencia, la extensin y el alcance espacial de sus redes y circuitos se modifican.
Entre sus manifestaciones cabe resaltar la tendencia creciente a la interconexin del ejercicio del poder en el
sistema global a travs de las decisiones o interacciones de los agentes situados en cualquier parte del mundo,
o en particular en un continente determinado, pueden tener consecuencias significativas para las naciones,
comunidades y hogares de los otros espacios, o continentes. Y esta prctica se puede realizar guiada por
intereses y criterios ajenos a las necesidades de los espacios a que afectan, o dicho de otra forma, no siempre
se realiza con criterios democrticos, en los que participen en la toma de decisiones todos los agentes
implicados.
En consecuencia la globalizacin implica la estructuracin y la reestructuracin de las relaciones de poder,
de hecho los procesos de extensin, expansin y, finalmente, concentracin de sus relaciones de poder
comporta que las estancias donde se ubica comiencen a estar paulatinamente ms distantes de los sujetos y las
38
Coincidiendo casi con el fin del milenio la poblacin mundial ascendi a 6.000 millones de habitantes de los cuales l .200 pasan
hambre, una cifra similar carece agua potable y 1.000 millones de adultos son analfabetos en la poca de la informacin. Para que
abundar ms en datos patticos de todo conocidos. Cf. LA SITUACIN DEL MUNDO 2000 (2000) BROWN, Lester (dir), Barcelona.
escalas locales. Como resultado final, las lites de las mayores reas metropolitanas del mundo tienden a tener
un control cada vez mayor y ms cerrado sobre las redes globales y cierta capacidad de gestin de las mismas.
Aunque los estados en las diferentes pocas de la internacionalizacin han adquirido diferentes formas
ahora en estos nuevos escenarios se ver despojados de algunos de sus atributos tradicionales (gestin de la
economa, planeamiento de las infraestructuras, poltica internacional, etc.), a pesar que algunos de ellos no
solo resisten sino que se refuerzan (regulacin del mercado, educacin, seguridad, cuestiones
medioambientales, asistenciales, salud, etc.). La toma de decisiones sobre muchas materias importantes para
la vida de las poblaciones, organizadas e incluidas en fronteras y territorios delimitados, eran asumidas por los
estados ms o menos democrticos y los grupos que convivan en l, ahora, con la perdida de su
autonoma, se oyen cada vez voces mas dispares en n contra de su debilitamiento, de la prdida de
competencias.
Esta protesta unifica a tendencias polticas diferenciadas (comunistas, socialdemcratas, liberales,
democratacristianos, etc.), instituciones y organizaciones en la necesidad de recuperar las verdaderas races
benefactoras del estado, en su empeo de ste proteja a la poblacin de la descarnadas polticas de las
transnacionales y la globalizacin. Unido, tambin, a una conciencia cada vez ms global de las elites, y de
las clases populares que desarrolla nuevas formas de internacionalismo solidario. Con todo se abre un
nuevo espacio para la resistencia y la unidad para conseguir y reivindicar un mundo ms humanizado y justo.
Efectivamente, la visualizacin tan palpable de algunos de los rasgos de la globalizacin (hambre,
pobreza, migraciones, contaminacin,...) ha hecho emerger movimientos de contestacin y resistencias en
diversas reas y escenarios contra tales procesos.
39
Esto constituye una novedad importante, sobre todo
porque ha partido de presupuestos noviolentos, ha habido una gran movilizacin (en las manifestaciones,
actos paralelos, publicaciones, etc.) y la respuesta ha sido internacional, todo lo cual deja un halo de esperanza
para frenar los efectos perniciosos del nuevo mundo. Se ha llegado a la escenificacin -distribuida por todo el
mundo como consecuencia positiva de las interconexiones- de la lucha de poderes de un lado las elites
mundiales (Banco Mundial, etc.) de otro los movimientos alternativos. Toda esta representacin ha dado
importancia a los movimientos de resistencia, ha provocado cambio en la agenda y en el discurso de la lites,
pero tambin, supongo, cambios de estrategia para evitar que esto suceda de nuevo. En cualquier caso creo
que puede que hayamos asistido a un episodio de democracia popular no violenta y ojala que este sea un
fruto beneficioso de la globalizacin.
40
Aunque de nuevo no basta con ver solamente los efectos perniciosos ya que toda esta capacidad de
interconexin permite a su vez tener acceso a los avances y propuestas de espacios y puntos lejanos. Las
mismas conexiones y redes posibilitan en muchsimas ocasiones el flujo de efectos benefactores que deben ser
usados para la construccin de la paz. Comencemos por la informacin: de hecho muchos de los centros de
investigacin estn conectados a la red y muchas de las actividades que se realizan son a travs de los
contactos propiciada por ella, todos tenemos experiencias transocenicas de tales relaciones que de otra forma
serian absolutamente imposibles. La informacin tambin permite el progreso de la ciencia, el acceso a
recursos lejanos, convertirnos en ciudadanos del mundo, visualizar y evaluar los efectos de la
globalizacin, etc. La defensa transnacional de los derechos humanos, de la igualdad de la mujer, de la
proteccin del medio ambiente, pueden ser entendidos tambin como efecto beneficiosos de la nueva
situacin.
5.2. Interconexiones, redes y complejidad
Para aproximarse a todos estos nuevo fenmenos es necesario una renovacin metodolgica que sea capaz
de aportar modelos que tengan potencialidad explicativa de las interconexiones globales que tenemos delante,
en cada uno de los dominios, y escalas, desde los modelos ecolgicos de interconexin que pueden ser
diferentes a los culturales, militares, etc. En el mismo sentido, cuando abrimos nuestro marco de referencia
ganamos en comprensin de las interrelaciones entre los diferentes mbitos, pero tambin nos aparecen
nuevos problemas derivados de las nuevas dimensiones, cuantitativas y cualitativas, de nuestros marcos de
anlisis. Efectivamente la globalizacin, lo universal, lo holstico nos hace ver los enlaces macros pero a la
39
Cf HALLIDAY, Fred (1999) La globalizacin y sus descontentos", Papeles de cuestiones internacionales 67, 17-32.
40
Las movilizaciones paralelas en Ri de Janeiro. Madrid. Copenhage. Beijing, Seatlle, etc. son una demostracin palpable de tales
acontecimientos. Cabe recordar que la Unin Europea invita a mesas de consulta a las ongs y que la propia Organizacin Mundial del
Comercio propuso, en 1998, un plan de cooperacin con estas organizaciones, reconociendo su interes publico y beneficioso. Cf.
CHOSSUDOVSKY, Michel (2000) Disarming the New World Order. Seattle and beyond, COATES, Ken (ed.) The Spokesman.
Disarming the New World Disorser, Nottingham, 5-17.
vez nos relacionan con la complejidad, que de esta forma se convierte en solucin y desafo.
La complejidad no puede ser una barita mgica que todo lo resuelva pero es, por el momento, uno de los
caminos que pueden dar algunas claves, ya que asume el estudio de la trama de relaciones entre entes
heterogneos en cuanto sus aspectos cualitativos y cuantitativos que incluye acontecimientos, acciones,
relaciones, interacciones, retroalimentaciones, necesidades, azares, orden y desorden. Por ello la complejidad
nos relaciona con la imperfeccin, porque se relaciona con lo irreductible y la incertidumbre. Por ello, por un
lado produce turbacin, inquietud e inmovilizacin, por otro se convierte en refugio del desconocimiento. En
ambos sentidos se relaciona con los problemas de la paz y la violencia. Muy al contrario es necesario
revigorizar el pensamiento para a pesar de reconocer las limitaciones del mismo aproximarnos al mximo a la
aprehensin de la realidad.
41
El pensamiento generado en tomo a la paz adquiere, por las caractersticas que hemos definido hasta
ahora, la calidad de instrumento para afrontar la complejidad en sus diversas escalas. Efectivamente, los
conflictos tienen un potencial enorme de comprensin -al menos de los fenmenos humanos- , y la paz -como
regulacin justa y equitativa de los mismos- participa de esta potencialidad y propone salidas deseables de los
mismos. La conflictividad tiene que ser necesariamente abordada desde unas epistemologas abiertas inter y
transdisciplinares que son condiciones sine qua non para abordar la complejidad. Las relaciones entre la paz
imperfecta, las mediaciones y la violencia estructural slo pueden ser, finalmente, comprendidas por los
presupuestos de la complejidad.
Las distintas disciplinas, que por s solas se encuentran limitadas e inoperantes ante la evidencia de sus
dependencias de fenomenologas ms amplias y paralelamente de unas dimensiones mayores de la
complejidad -particularmente de los cambios que se producen y las relaciones entre las partes y el todo-
necesitan de estrategias epistemologicas- si queremos tambin axiolgicas y ontologicas- para poder ubicarse
en la aventura de comprender el universo y a estos animalitos recientes llamados humanos.
42
Desde esta perspectiva de la complejidad pueden ser comprendidos algunos de los cambios que se
producen que parecen desafiar a la flecha del tiempo -las tendencias marcadas por las leyes de la
termodinmica- y que confieren alguna esperanza al futuro de la humanidad, relacionada con la capacidad de
autoorganizacin. No en vano Mayor Zaragoza ha utilizado estas teoras como marco de algunas de sus
propuestas de paz.
43
Las propias acciones pacifistas se interaccionan con el conjunto de actividades y realidades sociales. Y, las
consecuencias de estas relaciones son a veces incontroladas por los propios sujetos de la accin. Esto quiere
decir que pasan a formar parte inmediatamente del entramado complejo de la realidad circundante y,
lgicamente, no seran lo suficientemente eficaces si no se sitan en estrategias que tengan en consideracin
estas condiciones y a la vez sean evaluadas desde sus implicaciones complejas.
Los seres vivientes, como entes organizados, toleran mejor el desorden en la medida en que sea ms
compleja la organizacin, como complemento la solidaridad entre sus miembros tambin permite unos
mayores niveles de tolerancia.
5.3. Futuro y prospectiva
El futuro se convierte en la nica propuesta posible de interaccin con la realidad, por ello es necesario
pensarlo y trabajarlo con las metodologas adecuadas.
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Como consecuencia de todo lo que hemos visto en las
pginas anteriores el futuro debera de ser deseable, perdurable, justo, pacifico, pero adems imperfecto. Un
futuro solidario con las generaciones futuras, en el que prime la justicia y la equidad, en el que los conflictos
sean regulados por vias pacificas y en el que los conflictos signo de nuestra condicin imperfecta- nos den
la posibilidad de imaginar y crear nuevas situaciones deseables de acuerdo con nuestros valores de paz. Un
futuro en definitiva abierto a viejos y nuevos conflictos, siempre en proceso de regulacin pacfica de los
41
MORIN, Edgar ( 1995) El autor nos presenta tres principios que pueden ayudamos a pensar la complejidad: principio dialgico (que
permite asociar trminos a la vez complementarios y antagonistas -permtanme que salvando las distancias lo asimile a la relacin de paz
imperfecta y violencia estructural-); principio de la recursividad organizacional (los productos y los efectos son, al mismo tiempo,
causas y productores de aquello que se produce); principio hologramtico (el menor punto.,. contiene la csi totalidad de la
informacin..,), p. 105 ss.
42
Cf. WAGENSBERG. Jorge (1994) Ideas sobre la complejidad del mundo, Barcelona
43
Efectivamente. Illya Prigongine precursor de las teoras de los sistemas disipativos en quien escribe el prlogo al libro de Mayor
Zaragoza, Una nueva pagina en el que se indica como ante tanta barbarie violenta la humanidad esta en disposicin de percibir tal caos y
decidir mejorar su organizacin hacia formas mas justas, equitativas y pacificas.
44
Cf. BOULDING, Elise BOULDING, Kenneth E. (1994), Op. cit., 89 ss. SANCHEZ, Jesus.- MUOZ, Francisco A.- JIMENEZ,
Francisco.- RODRIGUEZ, Javier. (eds.) (1995) Paz y prospectiva. Problemas globales y futuro de la humanidad, Granada.
mismos. Un futuro perdurable en cuanto que la actitud, los esfuerzos y los recursos destinados a reconocer,
dinamizar y abordar los diversos intereses y conflictos sean, mayoritariamente, dinamizadores de estos como
fuente de creacin y bienestar.
En consecuencia es necesario apropiarse del Futuro, pero no slo a impulsos de deseos, o utopas, sino con
mtodos cientficos de aproximacin y evaluacin tales como la prospectiva (o Estudios del Futuro) que nos
posibiliten, relacionamos desde el presente, con todo el abanico y circunstancias que representa, con la
construccin de la Paz.
Desde una u otra perspectiva la paz no debe ser considerada total, cerrada, como punto final acabado,
como objetivo utpico
45
difcilmente alcanzable -si no es a costa de muchos sacrificios-, poco realista y en
consecuencia frustrante, sino contraproducente en tanto que puede ser fuente de violencia.
46
De esta manera la paz imperfecta podra servir para proporcionar una va intermedia entre el utopismo
maximalista y el conformismo conservador: se trata de ir cambiando la realidad a partir del conocimiento de
las limitaciones humanas y de los escenarios presentes (un conocimiento que nos proporcionan las distintas
ciencias, la prospectiva y los estudios del futuro), pero sin renunciar a planear el futuro ni a tener un objetivo:
la paz imperfecta, que, aunque ms modesto, sigue siendo un objetivo global y deseable (por ello tambin con
una dimensin normativa).
En fin, un futuro que de nuevo intento que est lo mas cercano posible, pero tambin alejado de la
ingenuidad, lo que nos obliga a ser profundamente crticos y combativos con la violencia del presente, pero
tambin con la que podamos escenificar en el futuro. Aprovechar al mximo las posibilidades que la
realidad nos ofrece en el presente para proyectar un futuro en el que estemos lo mas prximos posibles a la
paz. En cualquier caso a travs de un proceso, un camino, lleno de inconvenientes, dificultades, ventajas,
facilidades --conflictivo en definitiva- abierto a evaluacin permanente, pero que siempre debe estar presidido
por la bsqueda creativa e inteligente.
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El objetivo principal que he querido abordar a lo largo de este trabajo es la Paz -desde la asuncin de sus
presupuestos normativos, tericos y prcticos- con la intencin de dotarnos de las herramientas intelectuales
ms adecuadas, ms finas -refinadas-, para poder comprender (abarcar, contener, abrazar) todas las
circunstancias que la rodean -incluida la violencia-. Para ello he utilizado cuantos recursos intelectuales he
encontrado en mi camino, sin ningn nimo de pedantera academicista, sino convencido de que la
aproximacin inter y transdisciplinar -tan escasa y necesaria en las instituciones de investigacin- es la nica
que puede acercarnos el futuro que deseamos.
45
En otras ocasiones (MUOZ, Francisco A. RODRGUEZ, Javier (eds.) (1997), p. 70-75 mantuvimos la idea de que las utopas, como
representacin de un futuro inalcanzable, en general han propiciado por todos estos factores la violencia (cf. nota 9). Es por ello que
preferimos que nos alejamos de tal termino para relacionamos con el futuro.
46
Desde la perspectiva de Wolfgang Sutzl es importante liberar la construccin de los presupuestos metafsicos que han supuesto el
enmascaramiento de la violencia relacionado con la promocin de una paz eterna y universal basada en la ciencia y la tcnica moderna.
Quiero agradecer desde aqu las aportaciones del autor. Cf. Op.cit.
47
Cf. AVIA, M Dolores - VZQUEZ. Carmelo (1998) El optimismo inteligente, Madrid.
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