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Mendez y Molinero

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MNDEZ , Ricardo y MOLINERO, Fernando, Espacios y sociedades, I ntroduccin a la

geografa regional del mundo. Barcelona: Ariel Geografa, 1998.


V. Europa, regin polarizada: relaciones centro-periferia
1. EL PROGRESIVO DESPLAZAMIENTO DEL CENTRO DE GRAVEDAD EUROPEO
Pese a los innegables rasgos de homogeneidad que posee Europa, no puede negarse tampoco que la
regin ha sido y contina siendo un espacio de contrastes, cualquiera que sea la escala que se
considere. No obstante, en el transcurso del tiempo, el equilibrio se ha mostrado permanentemente
inestable, con un desplazamiento lento pero constante del centro de gravedad demogrfico y
econmico, que puede rastrearse a lo largo de los siglos. Un buen indicador de ese proceso pueden ser
las estimaciones hechas por Jordan respecto al peso demogrfico relativo de las diferentes reas
europeas desde comienzos de nuestra era y hasta la actualidad.
A comienzos de nuestra era, y desde las primeras fases en la ocupacin del continente, las orillas del
Mediterrneo fueron el centro neurlgico de Europa, con ms de la mitad de la poblacin total
encuadrada dentro de las fronteras del Imperio romano, y una rpida disminucin en la intensidad del
poblamiento al aumentar la distancia al mismo. Hasta el siglo XVI los pases mediterrneos lograron
mantener hasta cierto punto su papel hegemnico, pero a partir del siguiente las mayores densidades
de poblacin, junto a los centros de poder poltico y econmico, se trasladaron en direccin al mar del
Norte, ocupando Inglaterra, Francia o los Pases Bajos el lugar ostentado en siglos anteriores por el
Imperio bizantino, las Repblicas italianas, los Estados pontificios o el Imperio espaol. El comienzo de
la Revolucin Industrial en el siglo XVII no hizo sino reforzar este movimiento, incorporando
posteriormente a Alemania al grupo de potencias dominantes tras su unifcacin. Si en el ltimo medio
siglo la primaca de estos pases ha ido cediendo ante la tendencia al estancamiento que registran, una
vez finalizada su transicin demogrfica, no ocurre lo mismo en lo referente a su hegemona
econmica, poltica e, incluso, cultural, lo que les permite constituirse en verdadero corazn de Europa,
aquel en que los rasgos de identificacin regional alcanzan su mejor expresin, pese a las actuales
tendencias difusoras que de nuevo parecen incrementar la importancia relativa del Arco Latino o
Mediterrneo, en contraposicin al Arco Atlntico. Las caractersticas de la poblacin son buen
exponente de tales contrastes, reflejo de una combinacin de factores pasados y presentes.
2. EUROPA, UN ESPACIO DE CONTRASTES POBLACIONALES
Aun cuando las fronteras polticas, las desiguales condiciones naturales y la peculiar herencia histrica
introducen ciertas irregularidades a tener presentes en un anlisis ms pormenorizado, las estructuras
organizativas esenciales de Europa pueden explicarse a partir de su consideracin como regin nodal o
polarizada.
Segn esta hiptesis interpretativa, existirn en cada pas, y en el conjunto del territorio europeo, unas
reas centrales (core area) en las que se concentra una elevada proporcin de su capacidad
productiva, poblacin, innovaciones y funciones de rango superior, con altas tasas de urbanizacin,
renta y bienestar social, junto a una densa red de comunicaciones. Estn rodeadas por unos espacios
perifricos que Selwyn caracteriza sealando el limitado control sobre el uso de los propios recursos, la
escasez de innovaciones locales, las dbiles relaciones internas y, por contra, la existencia de
importantes relaciones asimtricas con las reas centrales (Selwyn, P, 1981). La menor densidad de
ocupacin, la dependencia exterior, as como una mayor presencia relativa de sectores maduros
intensivos en trabajo o energa, o unos desequilibrios internos -sociales y regionales- ms acentuados
pueden ser rasgos complementarios. Junto a los mltiples indicadores mencionados hasta el momento,
la verificacin de tales supuestos puede complementarse con un anlisis de la poblacin realizado en
dos planos sucesivos: de una parte,considerando la posicin relativa de cada pas o regin en lo
referente a su densidad y dinamismo demogrficos, junto a su nivel de bienestar social (estructura
esttica); de otra, identificando la red de flujos poblacionales que se establecen entre ellos y su diverso
significado (estructura dinmica).
a) Las desigualdades en el reparto de los efectivos demogrficos
Con una poblacin de 516 millones de habitantes en 1997 y una superficie en torno a los cinco millones
de kilmetros cuadrados, Europa contina siendo una de las reas ms densamente pobladas del
globo, pues sus 100 habs./km2 duplican con creces la densidad media mundial y slo son superados
por las regiones del Sur y Este de Asia.
No obstante, los contrastes internos reducen considerablemente la significacin real de ese promedio
estadstico. Un anlisis a escala estatal permite comprobar que las densidades ms elevadas, que
duplican con creces la media europea, corresponden a cuatro pases que delimitan el vrtice central ya
citado (Pases Bajos, Blgica, Alemania y Reino Unido), con una segunda aureola entre 100-200
habs./km2 formada por otros contiguos, en tanto los valores inferiores al promedio se sitan todos
ellos en la periferia, tanto meridional (pases mediterrneos, salvo Italia), como oriental (pases
balcnicos), occidental (Irlanda, Islandia) y, sobre todo, septentrional (pases nrdicos), en donde el
gradiente densimtrico es ms acusado.
Si el anlisis se hace obviando las fronteras nacionales, los resultados son an ms precisos y
significativos. Se demuestra as la existencia actual de un foco densamente poblado en el noroeste,
que puede enmarcarse en el cuadriltero Londres-Pars-Colonia-Amsterdam, dentro del cual se
agrupan ms de 150 millones de personas, con densidades medias superiores a los 200 habs./km2 y
un elevado nivel de urbanizacin. Desde aqu, el poblamiento denso se prolonga por dos ejes o
corredores, uno en sentido meridiano desde la Alemania renana, por Alsacia, Lorena y el Mittelland
suizo, hasta el valle del Po italiano (lo que Brunet denomin Dorsal europea o Banana azul, trminos
de gran xito meditico en los ltimos aos), y el otro hacia el este, desde Renania-Westfalia, e
incorporando Turingia y Sajonia, la Silesia polaca y la cuenca de Bohemia checa. Un tercer eje, cada
vez mejor definido, corresponde al litoral mediterrneo de Europa occidental, que constituye el
tambin llamado Arco Latino. A partir de estos ejes, y cualquiera que sea la direccin en que nos
desplacemos, las densidades disminuyen progresivamente, apareciendo tan slo reas dispersas en
donde vuelven a elevarse (Lowlands escoceses y Midlands ingleses, litoral atlntico espaol y
portugus, cuencas interiores balcnicas...), adems de algunas grandes ciudades aisladas,
generalmente identificadas con las capitales polticas de los diversos estados. La ocupacin llega a ser
mnima, inferior a los 20 habs./km2, en la mitad norte de la pennsula Escandinava e Islandia, adems
de las reas montaosas y el interior de las pennsulas Ibrica y Helnica.
Aunque determinadas condiciones del medio fsico como los climas fros de Escandinavia o las
dificultades impuestas por las reas montaosas pueden explicar los principales vacos demogrficos,
es evidente que lo esencial de la distribucin se relaciona con los efectos diferenciales de la
industrializacin. Si todava en la poca de Malthus y de Ricardo la tierra era y segua siendo el factor
dominante que en ltimo extremo pona lmites al desarrollo de la poblacin y determinaba la
distribucin de la produccin (Cipolla, C. M., 1976, 122), en la actualidad son las reas que mayores
facilidades ofrecieron al asentamiento de las fbricas y registraron un mayor volumen de inversiones
las que, a travs de un saldo migratorio ampliamente positivo durante decenios, han conocido una
rpida densificacin y la formacin de importantes aglomeraciones urbanas, clave para un posterior
desarrollo de las actividades de servicios, destinados tanto a las empresas como a la poblacin. Ya sea
el eje hullero que desde la frontera franco-belga recorre el continente de oeste a este hasta Silesia, ya
la densa red de vas fluviales encabezadas por el Rhin y complementadas por sistemas paralelos de
autopistas y ferrocarriles, e incluso los suelos de loess que posibilitan la obtencin de elevados
rendimientos agrcolas, es indudable la existencia de condiciones potenciales favorables al crecimiento
en los ejes antes citados, que se han visto reforzadas por la aparicin de efectos multiplicadores
vinculados a las economas de aglomeracin. El aparente retorno hacia el Mediterrneo que la
reciente evolucin de la poblacin y el empleo sugiere a algunos analistas, en contraste con el declive y
la emigracin que afecta a antiguas regiones mineras y fabriles del rea atlntica o centroeuropea, no
ha modificado an de forma sustantiva esa distribucin en sentido centro-periferia.

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