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En 1932 el historiador Diego Zaforteza Musoles pronunci esta

conferencia sobre la ciudad de Palma. Aos ms tarde, entre 1953 y


1960 publicara los cuatro primeros tomos de su gran obra La ciudad
de Mallorca. Ensayo histrico - toponmico y dej preparado el quinto y
ltimo tomo que no se public hasta 1988. Esta obra recoge la historia
de Palma desde que se fund hasta comienzos del siglo XX; en ella va
repasando la historia de cada calle y plaza de la ciudad amurallada,
recogiendo la historia de sus nombres y de los principales caserones
seoriales que en ella hubieren, as como de los singulares
acontecimientos que en ellas hubieran ocurrido.

La conferencia Ciutat es como una pequea muestra de ese gran
libro. Nos habla de los cinco recintos amurallados que, en esa primera
mitad del siglo XX, se crea que haba tenido Palma a lo largo de su
historia y que en 1882 Pedro de Alcntara Pea haba expuesto en el
libro "Antiguos recintos fortificados de la Ciudad de Palma". Habla
despus de algunas curiosidades como de las industrias de
fabricacin de jabn o de las fuentes y baos esparcidos por la ciudad
y termina tratando sobre la toponimia de las calles y explicitando las
de unas pocas.

Es - no hay que olvidarlo una conferencia divulgativa dedicada a
jvenes palmesanos que se supone conocen la ciudad antigua. Hoy
nos resulta algo ms difcil reconocer los nombres ya desaparecidos
de algunas calles por lo que es conveniente apoyarse en algn plano
antiguo de la ciudad o en algn callejero como el del Ayuntamiento de
Palma que conserva los nombres antiguos de las calles y plazas.

Fabin
Octubre 2014-10-14


Ciutat

Seoras y Seores:
Estudiantes:

Un imperativo ineludible llvame hoy a ocupar esta tribuna. No es,
ciertamente, mi elocuencia, y prueba de ello son las cuartillas que
tengo en la mano, a las cuales me encomiendo para dirigiros la
palabra; no es tampoco mi erudicin, que no pasa de la vulgar, de la
corriente, entre los de mi condicin y estamento; ni menos es mi
insignificante personalidad, de lneas tan borrosas, tan confusas, que
se esfuman en la nada... y sin embargo, estoy aqu, y como he dicho
antes, en virtud de un imperativo irresistible, de una fuerza
avasalladora, de un mandato que no creo lcito resistir.
Solicitado por vosotros para que os amenice una velada, por vosotros,
que a vuestra condicin de estudiantes uns la de catlicos, ttulos que
ostento con orgullo, pues si catlico soy, por estudiante me tengo,
tanto, que me considero algo as como el estudiante eterno, y no
teniendo por costumbre acceder a esta clase de peticiones por ser
contrarias a mi idiosincrasia, que rehuye toda exhibicin, he de atribuir
a esa afinidad de creencias y de afanes, a esa cooparticipacin de
amores y de trabajos, el no haber resistido a vuestros deseos como
resist a los de otros. Ese es el imperativo que me ha trado esta
noche entre vosotros, esa es la fuerza que me obliga a acceder a
vuestros deseos.
S, os acogis bajo los pliegues de una bandera en la cual habis
escrito con letras de oro una leyenda mgica, seductora, atrayente,
sugestiva, como seduce y atrae la juventud, como atrae y sugestiona
la fe, y si juventud es esperanza, amor es juventud, y amor es caridad,
ya que es deseo de bien, ansia de bien, por lo que esa leyenda
urea, Estudiantes catlicos, encierra el concepto de las tres flores del
vergel cristiano.
Actos como el que estis llevando a cabo, os acusan como
continuadores del tipo clsico del estudiante hispano, pues, si sois los
sucesores de aquellos picaros de loba y manteo, que traviesos y
donosos, dieron vida a los claustros salmanticenses o alcalareos,
sois tambin los seguidores de la tradicin tomista perpetundola a
travs de los siglos.
Yo no s como agradecer vuestra invitacin, a que levantara mi pobre
voz en ese concierto de voces amigas, mejor dir, hermanas, que
durante la semana han sonado en loor de nuestro nclito patrono
Santo Toms de Aquino, formando una semana tomista, si no por las
materias tratadas, si por el fin a que se encaminan, pero s he de
procurar, Dios me lo conceda, que mi voz no desentone, que vaya a
coro con las que me han precedido y me sucedan, que responda al
llamamiento que me habis hecho.
Mas de qu hablaros? Mil ideas bullen en mi imaginacin inquieta,
mil asuntos creo interesaran vuestra atencin, y si pronto soy en
acogerlos, no ando muy remiso en desecharlos, en busca de otros
ms amenos, ms propios. En ese tejer y destejer se me va el tiempo.
Entre vosotros veo caras conocidas, semblantes amigos, de los que
no se borran; no en balde hemos convivido las fatigas docentes, y por
\o tanto, no he de molestar vuestra atencin y la de mis dems
oyentes, con una disertacin cientfica de los conocimientos objeto de
mi ctedra.
Como quien dice, acabis de entrar en el mundo, y la entrada del
mundo es un vergel florido, por algo lo vemos todo color de rosa!
pero, a medida que pasan los aos, y la nieve de tanto invierno se
posa en nuestras sienes, y el cierzo de los aos las desnuda, con las
canas, se van las flores de las ilusiones, y solo se vislumbra en
lontananza el yermo que sustituy al vergel, pero tambin, de aquellos
amores juveniles, fogosos y volubles, de que os hablaba, queda el
rescoldo templado que vivifica, y el alma, ansiosa de bien, busca en
que ocupar su cario, y lo pone en... flores tambin, pero en otras
flores ms duraderas que las primeras, y de ah nacen esos amores
intensos y reposados a la patria, al terruo, al hogar...

[La ciudad]

Permitidme, pues, que os hable de uno de mis amores, ya que al
hacerlo con cario, lo har con ilusin y ambos suplirn mi falta de
elocuencia; permitidme que os hable de Palma, la ciudad querida;
pero no de esta Palma de hoy que va perdiendo su personalidad al
ataviarse con el desvaido atalaje del cosmopolitismo, de sta, no, de
aquella Ciutat de Mallorques de nuestros abuelos, de la Medina
Mayurka de los hijos de Mahoma, de la ciudad fantstica, cuya mole
ingente, al conjuro de una voluntad y una imaginacin puestas al
servicio del deseo, voy levantando en mi laboratorio, donde, por
retortas y matraces tengo rimeros de libros y pergaminos hacinados y
por elixires, notas aejas, citas pretritas, acaecimientos de un ayer
ms o menos lejano...
Permitidme que os hable de esta ciudad, que se asent junto a las
ondas azules del mar latino, bajo un cielo a toda luz, en una campia
matizada de motivos orientales, la que fu Reina, y de la que, da
pena el decirlo!, no queda ms que el recuerdo, su solar maltrecho, y
algn que otro girn de tan bello lienzo...
Pero qu es la ciudad? de qu ciudad vamos a hablar?
De la poblacin por lo general grande, que antiguamente gozaba de
mayores preeminencias que las villas?
Del conjunto de calles y edificios, ms o menos suntuosos, ms o
menos humildes que la componen?
De su Ayuntamiento o Cabildo que, por representarla, se conoca
con el nombre de la Ciudad?
De sus diputados o procuradores en cortes que antiguamente la
representaron?
La ciudad, con ser todo eso, es algo ms. La ciudad es una
concepcin compleja con fisonoma propia A su parte material o
tangible, hay que agregar su modalidad espiritual, algo as, como si
dijramos, su faz moral. El alma de la ciudad.
No habis oido decir que las ciudades tienen alma? S, la tienen, y se
manifiesta cotidianamente en ese latir ciudadano que constituye su
vida, que anima sus calles, que la viste de gala en sus fiestas, que la
viste de luto en sus dolores. Las ciudades tienen alma que se hace
ostensible, que se exterioriza, en sus costumbres, en su manera de
ser.
Y si las ciudades tienen alma, la tendr la nuestra. Recorredla y
hallaris su alma. Se os declarar en la filigrana de un capitel,
inspiracin cumbre de un artista que sinti en su frente el beso del
genio; se os delatar en el tipismo de un rincn, en el sello
caracterstico de un barrio, en el detalle callejero que lleva impresa la
fisonoma ciudadana, huella indeleble de recia personalidad.
Es alma de la ciudad, el pregn callejero que en lengua verncula
rasga el silencio del ambiente; es alma de la ciudad, el popular festejo
de barrio, con sus bambalinas de colores, con su murga desafinada,
con sus danzas y sus cantos reminiscencias de tiempos heroicos; es
alma de la ciudad, la nota grave de sus das santos, con la majestad
litrgica en el templo, con los desfiles religiosos en la calle.
Es alma de la ciudad, la leyenda de sus gestas, el recuerdo de sus
hroes, la memoria de sus santos, el bullicio de sus calles, la calma
augusta de sus claustros...
Son alma de la ciudad, sus tipos populares, sus figuras callejeras: Un
Seny Lluch de la Meca

Ms titerero que un lloro,
ab lo cap ben empolvat,
representant al Rey Moro
quant entrega la Ciutat.(1)
(1) Pea.- "Sa Colcada".

o un
Patrn Asado, que lo es del Toro San Francisco, de la matrcula de
Cuchara, que pide permiso a V. E. para incendiar tres calles y levantar
un cadalso para los msicos.
Es alma de la ciudad, cuanto siendo expresin de su espiritualidad
tiende a diferenciarla de otra, creando su fisonoma propia, su yo.
El cuadro es vasto, el trabajo es arduo. No soy guila caudal para
remontarme a etreas regiones, desde donde poderos describir el
alma de nuestra ciudad; vuelo a ras de tierra, el cieno salpica mis alas,
mis fuerzas son escasas; contentaos con el enunciado y permitidme
que, pobre pigmeo! os hable de la parte material de nuestra urbe.

[Palma romana]

Es frecuente atribuir la fundacin de una ciudad a origen mitolgico, a
la intervencin de un dios. Para los antiguos fu este asunto
importante.
La ciudad, como forma de organizacin social, sigui a la tribu, como
sta sigui a la familia. Los progresos de la agricultura unieron varan
tribus y naci la ciudad. Otras veces el aglutinante fu la fuerza, ya
para la defensa, ya por la hegemona de la tribu mas fuerte, que,
violentamente se asociaci a las dems.
Su origen es remotsimo, impreciso, en innumerables casos
indeterminable, ya que la ciudad no nace repentinamente; su
formacin es lenta, reposada, respondiendo al concurso, a la
concurrencia, de circunstancias econmicas o polticas.
Tampoco es difcil hallar que se ignora la fecha de su fundacin,
ocurre las ms de las veces, en la inmensa mayora de los casos, y se
suele recurrir, como a madero salvador, a la gastada frase de que su
origen se pierde en la noche de los tiempos para encubrir el
desconocimiento o la ignorancia.
Cundo se fund nuestra ciudad?
Siguiendo a Floro, en su eptome III, 8, los Baleares con sus pirateras
infestaban el Mediterrneo, entorpeciendo y perjudicando el comercio
romano, cuando all para el ao 123 antes de Jesucristo, Roma
decidi mandar al Cnsul Quinto Cecilio Mtelo con su poderosa
escuadra, y tras no pocos esfuerzos se apoder de estas islas,
fundando Palma y Pollensa.(2) Este hecho le vali el nombre de
Balerico.
(2) Alcover.- "Los mozrabes baleares"
Ya sabemos, pues, alrededor de que fecha fu fundada y por quin.
Se asent sobre un otero en el fondo de la baha, y en su origen, ms
que poblacin fu fortaleza, como lo demuestra lo exiguo de su
permetro, bastante menor que la manzana que forman el antiguo
palacio de los Reyes de Mallorca y sus accesorios, ya que las tapias
de esta fortaleza se perciben todava a travs de edificaciones
adicionales.{3)
(3) En la descripcin del desarrollo de la ciudad, seguimos a Pea en
Antiguos recintos fortificados de la Ciudad de Palma y Sant
Crstofol de la Bossaria; a Estada en La Ciudad de Palma, y a
Weyler en Historia orgnica de las fuerzas militares de Mallorca.
De gruesos muros, afectaba esta fortaleza la forma rectangular,
flanqueada por cuatro torres cuadradas, con un aditamento, tambin
rectangular, adosado a su lado norte.
Lo dos torreones rneridionales se observan todava, enmarcando la
galera gtica del palacio, que d al mar; el oriental se nota en el
ngulo del patio del castillo, junto a la actual escalera principal, y el
noroccidental, a penas sobresale de las edificaciones que lo rodean.
En cuanto al aditamento rectangular que parece ser la ms antigua de
las construcciones, fue la base de la elevada torre del Angel, que
tantas modificaciones ha experimentado, hasta perder casi toda su
elevacin. Tal vez este aditamento fuera la primera defensa
construida.
Su situacin sobre un alto cabo batido por las olas y a la entrada del
puerto natural que, atendiendo a la formacin del subsuelo de Palma,
y acusado por la falta de armonia entre los declives opuestos parece
existi, cubriendo el terreno comprendido entre la iglesia de San Juan,
la calle de San Cayetano, la entrada de la San Jaime y siguiendo
hasta el Grand Hotel, para formar el fondo del puerto hacia la Rambla,
donde desembocaba el torrente, derivaba luego hacia oriente
ocupando el terreno donde se levanta el teatro, que por el desnivel
formaba un escarpado hasta la calle de Berga. A continuacin
formaba dos senos, uno hacia la calle de Sanatacilia y Dans y el otro
hacia la de Veri, separados por una punta que se hallaba cerca de
San Nicols. Este segundo seno, a la altura de la plazuela del Rosario,
casi en ngulo recto, torca a poniente paralelo a la calle de las
Mionas, cerca de cuya desaparecida iglesia formaba un cabo, y la
lnea de costa segua a buscar el acantilado sobre el que se elevaba la
fortificacin, cubriendo las aguas lo que fu cuartel de caballera y las
fortificaciones hasta el Baluarte del Prncipe.
De esto desprendemos, que a lo primero a que debi atender el
cnsul romano, debi ser a afianzar su conquista y defender el puerto
contra ingerencias extranjeras, y al aumentar el movimiento de ste
por el acrecentamiento de la poblacin, debi aumentarse el poder de
la fortaleza, construyndose la flanqueada por los cuatro torreones.
La primera poblacin debi estar constituida por agricultores y
pescadores, y tal vez marinos. Los primeros deban habitar junto a la
fortaleza, en cuyos alrededores levantaran sus habitaciones, como
lugar ms prximo a los campos que cultivaban; los segundos, y en su
caso, tambin los terceros, al pi del acantilado sobre la orilla formada
por los detritus desprendidos del mismo, esto es, ms cerca del mar,
que era su elemento, y dada la forma que hemos deducido tena el
puerto, debi formarse ese ncleo bajo de poblacin hacia la plaza del
Rosario.
El ncleo urbano que se form junto al castillo debi adquirir cierta
importancia y hallarse, necesitado de defensa, ya que se le encerr en
un muro que segua el permetro del actual castillo con sus
dependencias, y debi formar el primer recinto de la ciudad. Del
torren sudoriental parta el muro hasta la esquina del palacio junto a
la actual escalera que baja a la muralla, donde haba una torre; de ah,
una serie de cortinas y torres, de las que todava subsisten tres,
terminaban en la esquina de la calle de la Seo con otro torren, que
fu demolido a fines del siglo XVII o principios del XVIII. Desde esta
torre torca el recinto hacia poniente para terminar en otra torre que
estuvo situada al pi de las escaleras de la Catedral, desde donde el
muralln y las torres intermedias corran en direccin al Sur, para
terminar sobre el lado de poniente de la vieja fortificacin.
Este nuevo recinto, estaba flanqueado por once torres, cuatro
principales y siete intermedias, y tuvo cuatro puerta y probablemente
dos portillos.
La puerta principal es la ms cercana al Mirador; otra existe todava
frente la puerta principal de la Seo, y la tercera, hoy tapiada estuvo en
el ngulo de la Sala de Armas. Al norte se abra la otra. Los dos
portillos uno se hallaba en la parte Sur, y tal vez fuera la porta del
Castell Reyal que ix al mar, de que habla el libro de Dadas del que fu
Archivo del Real Patrimonio correspondiente a 1414. El portillo del
oeste es presumible, si bien desconocido, pues, el relleno llevado a
cabo al pi del muro para formar, en pocas posteriores, lo que se
llam el Prat del Rey, debi cubrirlo.
Este fu sin duda el primer asiento de la ciudad romana, como lo
asevera el hallazgo junto a la puerta principal de dos lpidas
sepulcrales, conociendo la costumbre romana de enterrar a uno y otro
lado del camino que conduce a la ciudad, empezando junto al muro de
la misma. Estas dos lpidas, aunque de pocas distintas, cuya
antigedad se data a principios de la era cristiana, dicen asi:

D. M.
AVFID. PRISCAE.
VIX. ANN. XX.
MENS. III
CAECILIA. CI.
IA. MATER.
la una, y la otra
D. M.
SARAVCIONIS
VIXIT. ANNIS.
XXXVIII. CELERI.
NA. SIBI. ET CONTV.
BIRNALII. FECIT.
que traducidas al romance, equivalen a:
A los dioses manes de Aufidia Prisca que vivi 20 aos y 3 meses, su
madre Cecilia Cila la una, y la otra A los dioses manes de
Saraucio que vivi 38 aos. Celerina lo levant para s y los suyos.

[Segundo recinto]

La circunstancia de formar el mar un pequeo seno en el sitio
conocido por la Atarazana, o sa Drassana, debi dar lugar a iniciarse,
entre ste y la entrada del puerto, esto es, hacia la calle de San Juan,
otro arrabal.
Al acrecentarse la poblacin encerrada en este primer recinto, que
despus fu la Zuda, debi desbordarse sobre la meseta en que se
asentaba, y al ser notable su crecimiento, debi pensarse en
defenderla. Se observa que este segundo recinto no absorbi al
primero, en el sentido de incluirlo en l, sino que aprovech de ste
sus lado Oeste y Sur.
Suele concedrsele la antigedad del siglo V y pudo muy bien
construirse, cuando la invasin de los vndalos, por ms que su
nombre, que todava conserva de Almudayna, o Almudena, sea rabe.
Arrancaba desde el torren sudeste del primer recinto, esto es, desde
la esquina del actual Palacio, y bordeando las olas alcanzaba la
esquina de la residencia episcopal; desde este punto ocupaba la
actual divisoria del jardn del Obispado y las casas del oeste de la
calle de Miramar, cruzaba la calle de San Pedro Nolasco, segua por
entre las casas que forman la manzana entre la de Zanglada y la de
Morey, hasta alcanzar el arco de la Almudaina que todava se
conserva en la calle de su nombre, continuaba a travs de la manzana
comprendida entre la ltima calle citada y la plaza de Santa Eulalia,
terminando en una torre que haba en el interior de esta manzana,
muy cercana a la actual Casa de Socorro. De aqu, por las espaldas
de la Casa Consistorial, sala a la calle de Palacio por el sur de la
Diputacin, atravesaba la calle, penetraba en la manzana frontera
hasta donde estuvo la torre d' en Figuera de les hores, a espaldas del
oratorio de la Victoria, donde, variando de direccin y siguiendo por la
acera norte de la calle del Conquistador terminaba en el primer recinto
en la torre que estuvo al pi de la cuesta de la Seo.
Adems de las cuatro torres que flanqueaban sus cuatro ngulos,
interrumpiendo la lnea del lienzo, haba otras, formando en conjunto
el nmero de veinte y dos.
Daban acceso a este recinto las siguientes puertas. Una
llamada Ferrenca o Ferrisa, frente a la calle de la Seo; otra en la
antigua calle dels Polls de Sant Domingo, hoy Victoria, llamada de
los Judios, sin duda por la proximidad del antiguo Call, que ocup
despus Santo Domingo; la Volta Pintada, en la calle de Palacio, junto
a la actual Diputacin, y en sentido perpendicular a esta calle. Esta
debi tener importancia, ya que estuvo defendida por un cuerpo de
edificio que se elevaba en el centro de la misma y que todava exista
en el siglo XIII; el actual Arco de la Almudayna y finalmente, la
llamada Volta enderrocada d' en Aulesa de Vinagrella y en tiempo de
Pedro IV Portal de Valldigna, en la calle de San Pedro Nolasco, junto a
la cruz existente en la tapia del jardn episcopal, y que se derrib a
mediados del siglo XVII. El repartimiento nos habla de la Puerta de
Ab-Cartucaque tal vez fu la citada Volta Pintada, delante de la de
los Judos. Todava en el siglo XIV se cerraban todas ellas.
Este recinto llamado la Elmodenya o Almudayna, como el anterior,
llamado la Zuda, estuvieron rodeados de su correspondiente foso.
Al pie de la muralla, a medida que los aportes del torrente Exekin iban
cegando el puerto y los derrumbes y desgastes del escarpe oriental de
aquel rellenaban los senos que hacia la actual plaza del Mercado
existieron, el arrabal de la Marina fue adelantando sus edificaciones
hacia la orilla, aumentando su extensin, al par que, la disposicin de
las calles del Call, nos dicen fueron apareciendo otros ncleos de
viviendas en la parte oriental, que como veremos, formaron otro
arrabal que lleg hasta los mismos puestos de la ciudad.

[Tercer recinto]

Al aparecer en escena los rabes adueados de la isla, edificaron el
tercer recinto que ci entre sus muros esos arrabales. Esta cerca
pasara desapercibida, ya que apenas se notan sus huellas, borradas
por nuevas edificaciones, si no nos la describiera el poema de Lorenzo
Verons, al relatar la conquista llevada a cabo por los pisanos,
ayudando a las huestes de Ramn Berenguer III, en 1115.
Se destacaba este tercer recinto de la muralla de la Zuda o de la
Almudaina, en la parte del Hort del Rey, ocupado hoy por el Teatro
Lrico y los cafs, hoteles y tiendas vecinos, y dejando el
torrente Exekin a la parte de fuera, el cual desembocaba ya en una
pequea porcin del antiguo puerto, que an llenaba la parte baja del
Borne, segua por la calle de Pelaires, e iba por el mercado en
direccin a casa de Berga, continuaba por el interior de la manzana
que separa las cuestas de Berga y del Teatro. De all se diriga hacia
la actual tienda de Alabern, en la plaza Mayor, y sala a la entrada de
la calle del Sindicato; segua despus por entre las calles del Milagro y
de la Galera, Harina, Baul, Bosch y Peletera, llegaba a la Calatrava
para terminar al lado del Bastin de Berard, en una punta de la costa
que debi ser el cabo Nigra, que menciona la Historia.
A parte de otros datos, se funda esta demarcacin en la disposicin de
las citadas vias y de otras. Sabido es, que paralelamente a los muros
de los recintos, se formaban vas interiores y exteriores, y que una vez
desaparecido el recinto, no conserva su disposicin y cierta relacin
de continuidad; y las vas que hemos citado la tienen. Otras, por lo
contrario, se presentan convergentes, y esa afluencia a determinados
puntos, hay que creerla determinada por la existencia de pasos
correspondientes a puertas. De este muro se conocen las siguientes.
Una situada junto a las desaparecidas Mionas, con algunas hosteras
en la parte exterior, provisto de porches, que dieron nombre a la
antigua calle de Ses Voltes des Bom, y de donde parta el camino que,
atravesando la Riera por un puente, tal vez el pont nou o de na Luna,
segua por la actual calle de San Felio hacia el oeste de la isla. Otra
en la calle de Berga; a la entrada de la calle del Sindicato la
deBebalbelet, punto de convergencia de muchas calles, y de afluencia
de las carreteras de Inca, Buola, Esporlas y Manacor. Tena tambin
sus hosteras en la parte de fuera que impusieron el nombre a la
antigua calle dels Hostals, y en la parte de dentro, la
populosa Bosseria, el mercado de la villa, lugar de gran trnsito y
movimiento comercial, donde tanto abundaban ses
barraques y casulls de vendre, a la sombra de la Glorieta de San
Cristbal. La tercera estaba a la parte de levante, cerca del Jesuset de
la Calatrava o sea al comienzo y parte alta de este barrio. La calle
cercana a dicha puerta conserva an el nombre de Torre del Amor,
aludiendo a una de las torres que defendan dicha puerta. En su parte
exterior se alzaron tiempos despus, las fbricas de cueros
o adoberas, formando arrabal al lado del camino que conduca,
pasando por las Torres levaneras que defendan el Portichol, a
Lluchmayor. El fortn o ciudadela del Temple, en aquel tiempo La
Gomara, se levantaba junto a ese arrabal.
Esta ciudad fu la Urbs vetus de Lorenzo de Verona, la ciudad vieja,
laBebelgidith, a cuyo recinto se le suponen sesenta y cinco torres,
dispuestas a lo largo de sus cortinas y separndola de la ciudad
nueva, llamada por los rabes Arabat algidith. Este recinto fu visto en
pi por los pisanos y catalanes que en el siglo XIII conquistaron
la Medina Mayurka, que tal llamaban los rabes a nuestra ciudad. Sin
embargo, cuando un siglo ms tarde la conquist Jaime I, haba
desaparecido el cinturn amurallado que separaba la ciudad vieja de
la nueva, fundindose las dos con el nombre de villa, para distinguirse
de laAlmudayna, trasladndose la robustez de la fortificacin al muro
exterior, como vamos a ver.

[Cuarto recinto: la Medina rabe]

Indudablemente, obedeciendo al auge ya adquirido por el barrio de
pescadores que situamos en las proximidades de la Atarazana, y al
desbordamiento que seguramente experiment la ciudad vieja, con el
aumento de la misma en el transcurso de los aos, los rabes
construyeron el cuarto recinto. Pero, s nos fijamos en su trazado,
observaremos que se apoya en cuatro puntos de singular estrategia:
la altura del Puig de Santa Cruz, la del Sitjar, la puerta de Santa
Margarita, sobre el acantilado que bordea el valle del torrente, y el
baluarte del Prncipe. Al enlace, pues, de estas cuatro alturas, debi,
sin duda, sujetarse tambin este trazado.
Desde la supuesta punta Nigra, sobre la que se levant despus al
baluarte de Berard, segua por la calle de este nombre, por la de la
Calatrava, por la muralla que muchos conocmos an, hasta la que fue
puerta del Campo, por las tapias del Convento de San Jernimo, hasta
unirse con la fortificacin del Temple y continuaba por el interior de la
ltima muralla, hasta llegar al polvorn de la rinconada de Santa
Margarita. Desde la puerta de Santa Margarita, por el acueducto de
arcos que hay detrs del casero del lado Norte de la calle de los
Olmos, hasta encontrar el cauce de la Riera, donde formaba un
recodo, siguiendo al otro lado del torrente, por dentro del huerto de la
Misericordia hasta el Sitjar, contorneaba esta prominencia, y por el
huerto den Moranta a unirse a la tapia del Convento de la Concepcin,
continuando por la parte posterior de la calle de San Martn, hoy
Protectora, cruzaba la plaza de Santa Catalina, formaba una saliente,
encuadraba el Puig y por la calle de San Pedro bajaba a unirse con un
muro del recinto del arrabal de la Atarazana, y por la nueva lnea de
costa ganada al mar, corriendo por bajo el muro del segundo recinto,
iba a confundirse con ste junto a la Catedral, y segua por el tercer
recinto hasta el cabo Nigra. Este es el primer recinto que envuelve por
completo a los anteriores.
Esta Medina rabe tuvo diez puertas, que con ligeras alteraciones,
correspondieron a la Portella, Calatrava, Temple, Bebalbelet o San
Antonio, Bebalcofol o Santa Margarita, la Plegadisa o de Jess o del
Barranch, si bien estuvo un poco ms al Norte de la que
conocimos; Portop, a la izquierda de la deSanta Catalina, frente a la
calle de los Bueyes, y probables las del Campo, Sitjar y Drassana, y
repartidas a lo largo de sus lienzos, interrumpiendo su lnea, setenta y
siete torres. La poca de su construccin puede fijarse hacia el finaJ
del siglo XI, cuando los rabes, tenan ya el poder de los catalanes,
psanos y genoveses. A este recinto se le ha llamado la muralla de la
Conquista, ya que contra l batieron las invictas huestes del
Conquistador.
Despus de la conquista, debi atenderse a la reparacin o reforma
de los muros de este recinto, ya que se conocen disposiciones de
1274 y 1290 encaminadas a obtener fondos con que cubrir los gastos
de la fortificacin, disposiciones que siguen en los siglos XIV y XV,
siendo de notar que todas las clases sociales, incluso el clero,
contribuyan a estos gastos.

[Quinto recinto: Renacentista]

El ltimo recinto que muchos hemos conocido casi completo y del que
restan todava vestigios, fu debido a la necesidad de dotar a la
ciudad de fortificaciones modernas, en consonancia con las
necesidades de los tiempos.
En 1554. Calvi, haba hecho estudios que no se llevaron a efecto,
porque el sentido prctico de la poblacin no respondi a la ejecucin
de un plan tan suprfluo y descomunal, como el que pretenda llevar a
cabo este ingeniero. A mediados del siglo XVI (1575) lleg a Palma el
ingeniero italiano Jacobo Palearo, vulgarmente llamado Fratin, cuando
acordada la fortificacin de Palma por el Virey valenciano D. Gaspar
Marrades y los Jurados, lleg en 1551, para trazarla, el conde
flamenco Hugo de Contray. Vino Fratn a reformar completamente la
fortificacin, siendo obra suya principalmente la que defendi la ciudad
por parte de tierra.
Antes de llegar Fratn, se haba reformado el recinto en todo el frente
del mar, que sufri nueva modificacin en 1715, quedando, como en
parte lo hemos conocido muchos, en 1801. En el siglo XVII se
adicionaron las obras exteriores con los rebellines de la Puerta del
Campo y del Camp Pelat y el hornabeque del Sitjar.
En trminos generales podemos decir que esta cerca estaba formada
por cortinas corridas de baluarte a baluarte. Estos eran, el de San
Pedro o Santa Cruz, que toma el nombre del prximo templo, o de la
capilla del gremio de pescadores; el de Moranta, del huerto vecino, por
primera vez comprendido en el recinto amurallado; el del Sitjar, del
barrio donde se asentaba, llamado as, por ser frecuentes en l
las sitges, los silos, para almacenar granos; el de Jess, que debi
tomar el nombre del prximo convento de Franciscanos; el de Santa
Margarita, del convento de Agustinas, hoy Hospital Militar; el
de Zanoguera, del Virey de este apellido; el de San Antonio de Padua,
de la iglesia de esta advocacin cercana a l; el del Socorrador, del
establecimiento para sacrificar ysocarrar cerdos, que dio tambin
nombre a la actual calle del Socorro; el de San Jernimo, de la iglesia
de este nombre; el del Prncipe, llamado asi, en memoria del Principe
de Asturias que rein despus con el nombre de Felipe II. Este
baluarte fu costeado por el clero, por lo que, as como la calle
prxima, se le conoca por el Baluarte de Capellanes. Todos en la
parte de tierra. En la parte de la baha el de Berard, la plataforma
del Mirador, el baluarte del Muelle, que ocup la entrada de la actual
avenida de Antonio Maura y finalmente la plataforma deChacn,
nombre que tom de la casa que lo dominaba, pero que antiguamente
se conoca por la plataforma del Rosario.

[La industria del jabn]

Ya tenemos el recinto, ya tenemos la ciudad. En la imposibilidad de
describiros sus mltiples facetas, de historiaros la serie de mutaciones
en que fu pasando en cada uno de sus ensanches, en cada una de
sus diversas pocas, os dir algo de lo ms saliente, de lo ms
original, sobre todo de su toponomstica.
La cosecha de aceite deba ser abundante en la isla y dar nacimiento
a una industria, la de jabones. Los que andamos entre viejos papeles
nos hallamos frecuentemente con noticia de estos establecimientos,
con la rara particularidad de hallarse siempre emplazados muy
prximos a los muros de los distintos recintos; y no lejos de sus
puertas.
En el tercer recinto hallamos ya varios de ellos, Uno cerca de la puerta
que estuvo situada en las Voltes del Born, cerrando la Bebelgidith,
como nos lo acusa el siguiente documento, que solo os traslado
fragmentariamente. ... damus, estabilimus et in enphiteusim
perpetuam concedimus nobis Magnifico Joanis Antonio Morla
domicello maioricensis presenti et vestris quendan troum carraroni
longitudinis quadraginia palmorum et amplitadinis sive deci palmorum
scittuatum intus presentes civitatem mayoricarum in parrochia sancti
nicolaii en la sabonera devall. Tentum subalodio domini regs ad
mercedem de laudimio. Et affrontatur dictus trous carreroni quan
nobis dicto nomine nunc stabilimus ex una parte cum horto vostro
dedit magnificus adquisitor... etc. Hllase este documento en el
archivo Fuster de Puigdorfila, pergamino n 63 y se titula:Establiment
d'un tros de carrer firmat per lo noble seor Procurador Real al
Magnifich Joannoti Morla, doncell de Mallorca en l'any 1589. Siendo
as que la casa Morl, es la actual casa de Puigdorfila,el trozo de
callejn a que se refiere, es parte de la mal llamada calle del Cerdo,
que la limita por la parte posterior y por tanto, entre la actual calle de
Pelaires y la calle del Cerdo estuvo la jabonera, cerca como hemos
dicho de la puerta de la ciudad que estuvo en las Voltes del Born.
Otro establecimiento de esta clase hallamos cerca de la Portella, en la
casa todava conocida por Can Formiguera, como se desprende del
documento siguiente, del que solo transcribo, tambin, el fragmento:
Mas denunci tener y poseher, unas casas mayores que antes eran
huerto, casas y xaboneria, silos dentro de la presente Ciudad, en la
parroquia de Santa Eulalia, tenidas, esto es, las casas en alodio propio
y el huerto y la jabonera en alodio de las Monjas de Santa Clara etc.
el huerto y la jabonera lindaban de una parte con el bastin llamado
de Berard de otra con calle por donde se va a dicho bastin, de otra
con casas y corral de Catalina Amengua! sus herederos y de otra
con huerto jardn del Convento de Santa Clara. Obra este
documento en el Archivo de Protocolos tomo 323 de la Cabrevacin
de Magnates, al fol. 40.
Junto a la puerta de Santa Margarita, del cuarto recinto, hallamos otra
jabonera. A los religiosos claustrales de San Francisco que asistieron
a la Conquista o se hallaron aqu poco despus, les dio el Rey en
1230 un huerto de su porcin dentro de la ciudad, que se
llamaba Riat- Albobdille- Abnazac, en donde fundaron su convento
que ampliaron en 1238, con un edificio que haba sido jabonera de los
rabes. Tal nos dicen Dameto en su Historia de Mallorca y el
Paborde Terrassa en sus Miscelneas.
La coincidencia de hallarse estos establecimientos a la salida de la
poblacin, nos hace pensar si sera para evitar el transporte de aceite
por el interior de la poblacin, y dar fcil salida al producto elaborado.

[Fuentes y baos]

Otro detalle de nuestra ciudad, es la abundancia de fuentes. En 1377
se construye un abrevador tal es el lenguaje del documento en la
Herrera de Palma. En la Lonjeta, cerca del arco por donde
antiguamente comunicaba con la calle del Sindicato, se hallaba la Font
den Blancas, por corrupcin, despus, den Branques y finalmente
de sa Llonjeta; la Font den Calders regularmente estara cerca de la
casa de esta familia y que dio nombre a la calle; la Font den Candeler,
que se llama as, del horno del mismo nombre, se hallaba a la entrada
de la calle de la Alfarera, la Font de la Carnisseria, en la misma;
la Font de Cort, en la plaza de este nombre; la Font de la Ferreria,
la Font de la Flassaderia o del Mol de Vent, en la calle de este
nombre, hoy Herrera; la Font den Gorlans, junto a la derribada illeta
de Cererols, en la que fue plasseta den Carb; la Font dels Grifons,
que creemos estuvo en la calle de Miramar, la Font del Pa, en la
actual Bolsera; de Sant Antoni de Padua, en la plaza del mismo
nombre, la Font de Santa Creu, en la plazuela de la Paz; la Font del
Sant Cristo de la Bosseria; laFont del Sepulcre; la Font del Socorrador,
en la calle del Socorro, prxima a la calle de la Alfarera; el Poador de
na Xona, en el cruce de Vallori, Molineros y Feliu; y finalmente, el Pou
del Mercat, poco ms o menos, donde se alza el monumento a D
Antonio Maura.
Ya que de agua hablamos, permitidme unas breves consideraciones
sobre otro aspecto, muy romano y muy rabe de nuestra ciudad;
los establecimientos balnearios. En el recinto del Real Castillo hay
restos indudables de las termas, que debieron existir en el primer
recinto, y, aparte de otros establecimientos en el segundo, en el
tercero tenemos de ellos muestra bien patente, sin contar con los
desaparecidos Banys den Granada y Banys den Renovard en el
cuarto. En las afueras tambin los hubo, no en balde era costumbre
entre las mujeres rabes, lavarse y pintarse antes de entrar en la
ciudad.
Los Banys den Granada debieron estar situados cerca de la actual
calle del Aceite, ya que ntiguamente se llam carrer dels Banys den
Granada, y tomaron nombre de Bernardo de agranada que vino a la
Conquista, y le cupo en el repartimiento el lugar llamado Amnon, y
dentro de la ciudad una porcin de casas y baos, hacia el Banco del
Aceite. Tal dice una obra de herldica titulada La Nobleza balear,
datada en 1753.
En el folio 62, del tomo 323 de la Cabrevacin de Magnates, que obra
en el Archivo de Protocolos de esta ciudad, hallamos esta nota:
Onofre Caymari y Juan Pons Mayordomos del Gremio de Pelaires de
esta ciudad de Palma, y mediante juramento, denunciaron tener y
poseer en nombre de dicho Gremio, unas casas, bao y algibe, vulgo
safareix, llamado antiguamente lo Bany den Granada, que
actualmente sirven de jabonera para el mismo Gremio, con su
derecho de agua de la acequia de la ciudad, sitas en esta capital,
parroquia de Santa Eulalia en la calle y plaza llamada el Banch del Oli.
Lindan de una parte con dicha plaza, con calle por donde se va desde
la citada plaza a la Fuente llamada de na Xona, con calle por la cual
se va a la de San Antonio de Padua, que ahora llaman de
laCapellera, con casas y corral de los sucesores de Bernardino Sard,
y con casas que fueron de Miguel Vidal, jabonero. Vemos, pues,
que no nos equivocamos al situarlos en las cercanas de la calle del
Aceite.
Los Banys den Renovard, estuvieron en la actual calle de la Paz, o en
sus proximidades. En la descripcin de los lindes de una casa junto a
lo que fuCollegi nou Sant Mart, hoy San Cayetano, a la citada calle
se le d el nombre decarrer de lo Banch den Renouard, (1. Es
frecuente hallar Banch por Bany. Tambin lo vemos en Banch y Bany
den Granada.) concordando con el texto de los siguientes
documentos: - Item un alberch que fo den lossau e ara es den Jac
gassol situat pp e fora la plasseta de Sta. Creu (actual plazuela de la
Paz) vers los banys den Renovard de malboschg lo qual es tengut axi
com damut i als dites capellanies a cens de una lbr de cera pagadora
Sta Maria de agost. Mes item un altre alberch den G. Figuera
situat en lo carrer dels banys lo qual es tengut axi com damut e dls
dtes capellanies cens de una lbr de pebra. E afronta de una part ab
lo dit carrer daltra part ab un carrer travers que va vers lo carrer quis
diu den Origo Albergat e datra part ab lalberch den G. Oliver e daltra
part ab lo celler alberch del hereu den francesch sacarral . De estos
dos asientos parece desprenderse que fu la calle de la Paz, la que
llev el nombre decarrer dels Banys den Renovard. Son, ambos, del
Cabreo de Pedro de Manresa, fol. 752, que corresponde al ao 1395 y
se guarda en el Archivo que fu del Real Patrimonio.
En el Archivo de Protocolos, Cabrevacin de Magnates, tomo 328,
folios 27 y 28, refirindose a los lindes de la finca llamada Son
Cabrer en La Real, una denuncia nos d a conocer el sitio donde
debi emplazarse un establecimiento de este gnero. Dice as: Linda
con el camino po donde se va desde la presente ciudad a la villa de
Valldemosa, con porcin de tierra llamada els banys dels moros, con
tierras del Monasterio de la Real , mediante pared, con el rafal la Casa
llarga, con tierras y molino llamado del Rach, con el Rafal Son
Granada y con tierras de Son Dameto.

[Toponimia]

Pero, lo ms clsico de una poblacines su toponomstica. Desde la
ms remota antigedad, las vas y lugares principales de las
poblaciones debieron estar sealadas con sus nombres, y pruebas de
ello las hallamos, recordando que en Jerusalen en tiempo de
Alejandro, las calles, que generalmente eran estrechas, llevaban el
nombre de la industria que en ellas se ejerca, citndonos Jeremas, la
calle de Panaderos y sabido es que las ciudades romanas tenan una
plaza denominada el foro, donde se trataban los negocios pblicos y
se celebraban los juicios. Palma tuvo su foro, como se desprende del
siguiente documento que se conserva en el Archivo de la casa
Burgues- Zaforteza. Cabrevacin hecha por Miguel Soler de una
tienda y un entresuelo con salida a la calle de la Sombrerera y otra
trastienda con otro entresuelo encima con salida a una travesa por la
cual se iba al Forum triarum. Las fincas descritas, se hallaban en la
parroquia de Santa Eulalia, y eran en alodio de Leonor Quint y Quint.
La nomenclatura de las calles y plazas de Palma, como segn creo en
toda la nacin espaola, no fu oficial hasta 1795, y hasta entonces,
variaba con frecuencia, cuando se apoyaba en un detalle local, al
desaparecer ste, as la calle de Morey actual, se llam de la
Barbacana, tomndolo de esta parte de la muralla del segundo recinto
que con ella lindaba, y al desaparecer ste, tom el de Cos y luego el
de Morey, familias de nota que en ella se avecindaron; variaba cuando
lo tomaba de un vecino, al avecindarse ste en otra calle; segn esto,
vemos que la actual calle de la Palma en 1330, se llamaba carrer den
Puigdorfila, que a este apellido perteneca el entonces poseedor de la
que andando el tiempo fu casa de Bonapart, pero en 1462 el
Magnfico Miser Bartolom de Veri, adquiere el edificio, y la calle en
adelante se conoce por carrer del Miser Veri, nombre esclarecido, que
deja para tomar otro bien humilde, carrer de can Susama oJusama,
que toma del propietario de un pequeo establo, que haba en dicha
calle; vara el nombre de una calle por la aparicin en ella de un
edificio notable; as el nombre de Capuchinas sustituye a los
antiguos, Can Garau, Mosen Gaspar Serralta y Marqus de
Villafranca; y finalmente, vara el nombre de una calle, por
disposiciones emanadas de autoridades interesadas en la
desaparicin de unos nombres, y en la imposicin de otros, como el
caso del Obispo Monreal, de Huesca, fallecido en 1607, quin,
concedi cuarenta das de indulgencia, a todo el que llamara calle
de San Martn a la Morera, a la Judera, Barrio nuevo, y plaza de San
Lorenzo a la que los moros titulaban Alquibba o medioda. No hay que
decir, si este medio eficaz producira en breve tiempo su resultado.
Esta nomenclatura callejera obedeca a las mismas causas que la
motivaban en otras poblaciones. A los oficios que en ellas se ejercan,
a las Salas o casas de los Gremios, a lo que en ellas se venda, a lo
que en ellas se celebraba, a su importancia o dimensiones, a su
situacin relativa, a la forma de su desarrollo, a los hechos en ellas
acaecidos, a los edificios que en ellas se levantaban, a su disposicin,
a su apertura, a un detalle local, a un individuo, a una familia de viso
en ellas establecida, a las fortificaciones prximas, al barrio en que se
desarrollaban, a dignidades que habitaban en ellas, a instituciones, a
devociones, a la irona, y finalmente a motivos desconocidos.

Citaremos algunos nombres, para probar nuestro aserto, en la
imposibilidad de citarlos a todos.
Del oficio que en ellas se ejerca, tomaron el nombre las calles
de Pintores, Bordadores, Punters, Apuntadors, Calderers, Vanovers,
Tapineria, Ferreria.
De las salas de sus gremios: Sala dels Flassaders, entre otras.
De lo que en ellas se venda: Oli, Butxera, Pa, Formatge,
Escudelleria, Vidriera, Cuyram, Sofrit.
De lo que en ellas se celebraba: Pair, Corredera, Born.
De su importancia y dimensiones: Ample de la Mere, Ample des
Puig, Ample de San Juan, Estret de San Juan, Estret de San Jaume,
Estret des Vidre vell, Major, Major de la Calatrava, Major del Call,
travessa den Gual, travessa den Ballester.
De su situacin relativa: Cap des Born, Darrera es Caputxins, Davant
s' hort del Rey, Entre es Mercat y es Born.
De la forma de su desarrollo: Arraconada, Rincn, llevando el nombre
general deandrona, las que, debido a sus revueltas, variaban su
direccin.
De los hechos en ellas acaecidos: Ecce Homo, Milagro.
De los edificios que en ellos se levantaban: Castell Reyal, Gavella
vella de la sal, Inquisici, Llotja dels Placentins, Socorrador, Sinagoga.
De su disposicin: Costa del Camp Roig, carrer de Ses Escales, Pla
del Carme, Pla de sa Porta.
De su apertura: Nou del Carme, Nou del Socors, Plasa Nova.
De un detalle local: Acequia, Barbacana, Cuatre cantons de la Font de
Na Xona, Mar petita, Mol de vent, Sitjar.
De un individuo: Don Puig, Don Sales, Don Serra, Agust Antoni, Botxi,
Mosen Febrer, Bernat de Ses Aigos, Susama, Viuda daurada.
De una familia: Abey, Adarr, Berga, Buades.
De las fortificaciones: Baluarte del Prncipe, Baluarte de Berard, Bala
roja.
Del barrio en que se desarrollaban: Calatrava.
De las dignidades que en ellas habitaban: Cabicol, Dag, Presentora,
Paborde de Tarragona.
De instituciones: Misericordia, Hospitalet, Cort, Victigal, Sagell .
De devociones: Sant Cristo de Santa Eulalia, Cristo Verd, Sant Antoni,
Sant Pantaleo.
A la irona: Sol, Puses, Taranynes.
De motivo desconocido: Ases, Argelaga, Amargura, Bonayre, Botons,
Filoses, Deu lo vol, Infern, Rosa.

[Algunas calles]

No hay espacio en una conferencia, para tratarlo todo. La materia es
vastsima, rica en matices, y por lo tanto en sugerencias variadsimas;
en su exposicin, sin agotarla, llegaramos a la fatiga. Permitidme,
pues, que solo a ttulo de curiosidad, os exponga velozmente el motivo
de los nombres de algunas calles.

Calle de la Cadena. Se llam de la Cadena de Cort y tomaba el
nombre de la que cerraba el paso a los carruajes, por las cercanas
del Ayuntamiento cuando los jurados celebraban sesin, con el fin de
no ser molestados en sus deliberaciones (l) Al conservar su nombre,
es pues, una excepcin de las que lo perdieron al desaparecer el
detalle que lo motivaba. En muchas poblaciones de la pennsula
encontramos esta calle. En Valencia todava existe la calle de
losHierros de la Ciudad, junto al solar de la antigua casa de la Villa,
siendo su origen el mismo (2). Igual acontece en Barcelona, si bien en
sta, y en otras poblaciones, las cadenas en las bocacalles eran
frecuentes, con el fin de cortar las algaradas populares.
(1) ... hizo presente el mismo cavallero regidor (de Oleza) de parte de
su Ex., el estorvo y embargo que causan las dos barreras de Yerro,
vulgarmente llamadas la Cadena de Cort, en el trnsito de las gentes y
en particular por las noches, por lo que sera del caso quitarse
aqullas. Y haviendose discurrido y tratado sobre el particular, y para
proceder con acierto; se acord se busque el origen de la expresada
cadena de Cort. {Boletn de la S. Arqueolgica Luliana, n. 220,
pg. 371, que lo toma del Arch. Mun. de Palma. Lib. de
Ayuntamientos de 1793, fol. 272).
(2) En Valencia hubo tambin la calle de los Hierros de la Lonja de la
Seda.

Carrer des Cuyram: La actual calle de la Vidriera, cruzaba antes
desde la de Zavell, a la del Milagro. Posteriormente, al trozo entre
Milagro y Galera, se le llam de Ca'n Set Caps, y hoy, desaparecidas
la antigua carnicera que ocupaba el solar de la actual plaza de Coll, y
la manzana de Sant Cristfol de la Bosseria, es solo Vidriera, desde
Zavell a la plaza de Coll.
La calle del Cuyram, fu la actual de la Vidriera desde Zavell a la de
Galera. En el siglo XVI se llam carrer des Vidre, como puede verse
en el Catastro de 1576. Tambin se le ha conocido por carrer de se
Butxera.
Se llam carrer des Cuyram por expenderse en dicha calle los cueros,
que los curtidores fabricaban en la Calatrava. Todava en el ltimo
tercio del siglo XIX, podan verse fijas en la pared y plegables sobre
ella, unas mesas, en las que se depositaban diariamente, para su
venta, las pieles curtidas. Estas mesas estaban en las paredes de las
casas, y se desbordaban por detrs de Santa Eulalia.
Butxeria, se le llamaba, por expenderse en ella las tripas de las reses
que se vendan en la prxima Carnicera, actual plaza de Coll, como
hemos dicho.

Carrer des Port fangs. Hoy, por corrupcin, calle del Cerdo. Ya
dijimos, que el puerto natural que seguramente existi en el interior de
la actual ciudad, formaba dos senos en su parte oriental, uno de ellos
hacia San Nicols, y como en aquel tiempo no s conoca el dragado,
deba de ser playa cenagosa, de donde, esta calle prxima a ella,
tom el nombre de Port fangs, no Porch fangs, como por corrupcin
se le ha llamado, y de donde le viene su actual nombre. Este Port
fangs y el nombre de Mar petita que llev una travesa de la calle del
Mar, asegurara que la de Valseca - pero que no quiero hacerlo por no
tener de ello la evidencia -, dicen algo, a mi modo de ver, de la
existencia de este puerto natural. Ya encontramos citada esta calle en
1395 al folio 689, Cabreo de Pedro de Manresa, que obra en el que
fu Archivo del Real Patrimonio, en un asiento que dice a la letra:
Item una lbr que fa en la dita festa Narnau Juvards, per uns casses
sues situades al carrer quis diu dl port fangs.

Volta den Ribes. Es una de las calles desaparecidas. Junto a la
casa nmero 34, de la calle de San Miguel, haba un callejn sin
salida, con un arco a su entrada; ste era el carrar de sa Volta den
Ribes.
Dicho callejn se ensanchaba hacia su interior, formando varios patios
(dos pueden verse en el plano de Palma de D. Lorenzo Muntaner,
Presbtero, publicado en 1831).
El erudito D. Pedro de Alcntara Pea, deduce, muy bien deducido,
que en una casa de las del fondo de este callejn, debi tener lugar la
famosa entrevista del Rey D. Jaime I con el rey moro de Mallorca el
da de la Conquista.
Tomara su nombre de alguna familia de este conocido apellido que
habitara, o poseera, alguna casa en ella o en sus inmediaciones.

Pintors, Pintors y Brodadors, Punters. Segn se desprende del
documento que vamos a transcribir, parte de la actual calle de Palacio.
desde luego, desde la calle de la Victoria al jardincillo de Palacio, se
llam de Pintores, debido al sin nmero de estos artfices que la
habitaban.
Item tres liures, dos sols, que fa en diverses festes del any en p.
marol, pitor, p un alberch e casses sues situads en lo carrer dls
pintors, qui va de la pl assa de la cort dla Ciutat, ves lo Castell Reyal .
Del ya citado Cabreo de Pedro de Manresa, folio C75, Aniversaris de
la Seu, que obra en el Archivo antes citado.
Al juntarse en 1512 el gremio de pintores con el de bordadores se
llam esta calle de Pintores y Bordadores, que tambin los haba en
ella, segn se v por el adjunto asiento del citado Cabreo, al folio 689:
Item sis lbr que fa en divras fests dl any en G. Vila, cusidor dor p un
alberch seu situat al carrer dls pintos.
Pero los bordadores, tuvieron tambin su calle aparte. En el archivo de
Protocolos, cabrevacin de Magnates, tomo 323, fol. 81, dice:
Denunci tener y poseer unas casas con sus pertenencias, jardn y
cualesquiera derechos, juntamente con su propio alodio, sitas en la
presente ciudad y parroquia de la Almudayna, de la Santa Iglesia
Catedral, en la calle llamada den Pujol, de las cuatro esquinas del
Estudio General, en una de las cuales se hallan dichas casas.
Confrontan las referidas casas can todas sus pertenencias y jardin, de
una parte con dicha calle den Pujol, asi por la parte de dichas casas
como del jardn, con otra calle que desde la llamada de Ses Puses, va
al Estudio General, de otra tambin por ambas partes de las casas y
jardn, con la citada calle de ses Puses, anti guamente dels Punters, de
otra con casas de D Juana Amer, Vda. del Dr. Don Juan Mayol y de
otra con casas del Dr. en derechos D. Bartolom Ramis y Pujol . Y
sabemos, que en cataln, Punter es bordador.

Carrer de S'Ecce-Homo. Desconocemos el nombre que tuviera
esta calle antes de fines del siglo XVI o principios del XVII, fecha
desde la cual lleva el actual, a consecuencia del hecho milagroso en
ella ocurrido y que vamos a relatar. Viva por aquel entonces una
piadosa terciaria carmelita, que despus se la ha conocido por la
Venerable Sor Juana Borrs y Noguera, quien, habiendo enviudado y
perdido los cinco hijos que hubo en su matrimonio, se despos ms
ntimamente con Jesucristo, vistiendo el hbito de la tercera orden
carmelitana. Habitaba uno de los entresuelos de la casa que D.
Nicols Rossiol posea en la calle de la Portella, desde donde se
trasladaba todos los das a la iglesia de Religiosos del Carmen, donde
oraba largamente. En una de esas ordinarias visitas, encontrndose la
Venerable en la travesa que v desde las Capuchinas a la Rambla,
Satans, que, por permisin de Dios, frecuentemente la persegua,
con objeto de impedirla el paso, le hizo ver el mar a sus pies, e intent
meterla en el agua, sin que ella pudiera salir adelante, ni retroceder.
Levant, Juana, los ojos al Cielo, y aparecindosele Jesucristo en el
paso de la flagelacin, segn la forma que se V en la capillita, vulgo
del Ecce-Homo,la dice. Pasa adelante, hija ma, y no temas, siempre
estar contigo. Desapareci el Seor, y mirando Juana, ya no vio
mar, sino tierra enjuta, y libremente pas adelante y entr en el
Carmen. Relat el hecho a su confesor el V. P. Jaime Torrents, quien
ya estaba enterado de todo por revelacin del Cielo, y este Padre hizo
construir la capilla, que todava existe, en la calle del Ecce-Homo, en
el mismo paraje en que ocurri la visin. De ah el llamarse la indicada
travesa calle del Ecce-Homo. Le pintaron a los lados del Salvador y el
Beato Raimundo Lull y Santa Catalina Thoms, porque la Venerable
Juana los vio aparecer rodeados de ngeles, que acompaaban a
Jesucristo.

Carrer de ses Caputxines. La actual calle de las Capuchinas se
compone de los antiguos Carrer de Can Garau, de Mosen Gaspar
Serralta y des Marqus d Villafranca. En esta ltima seccin, que era
la alta, tena salida a la Rambla por el recodo de la actual calle
de Pins, antes carrer de ses Taranynes y en el siglo XVII del Jurat en
Cap.
A la encrucijada que se forma frente al Convento, se la conoci por sa
Conqueta, y ms tarde por plazuela de la Concepcin, que es ei titular
de la iglesia.
Tom el nombre de calle de las Capuchinas en el siglo XVII, al
fundarse en ella el Convento de estas religiosas.
A la que Mallorca conociera como ejemplar Virreina le estaba
encomendada misin ms augusta. Clara Mara Ponce de Len, hija
de los Duques de Arcos, nacida en el reino de Granada en 1624,
estuvo desposada con D. Jos Prez de Pomar y Torres de Mendoza,
seor de las Baronas de Sigues y Rassall, Maese de Campo, Virrey
que fu de Mallorca en 1645, fallecido en 1. de agosto del citado ao,
a consecuencia de la cada que sufri en la noche del 29 de julio, al
desbocrsele el caballo que montaba, frente al baluarte de Zanoguera,
cayendo ambos al foso. En memoria de este desgraciado accidente, y
en el lugar de la ocurrencia, se levant una cruz de piedra, que
todava existe, con la siguiente inscripcin: Muri aqu despeado a
cavallo D. Jos de Torres virrey ao 1645. Viuda, y cuando solo
contaba veinte y tres aos de edad, visti el sayal capuchino en la
ciudad de Zaragoza.
Concedido permiso por S. M. el Rey Felipe IV para fundar en la ciudad
de Mallorca el Convento de la Pursima Concepcin de religiosas
Capuchinas, el 10 de julio de 1662 sali de Zaragoza Sor Clara Mara
Ponce de Len, acompaada de Sor Dionisia Bernarda Gmez y Sor
Teresa Gurrea coa este objeto, dirigindose a Barcelona donde se
hospedaron en el Convento de su religin. En la capital del Principado,
se les agregaron Sor Clemencia Corporells, que deba ser la Abadesa,
y dos religiosas ms. Embarcaron para Mallorca en un bergantn, que
juntamente con el P. Toms Cifre, dominico, haban mandado los
Jurados, llegando al muelle de esta ciudad el 22 de octubre del ya
citado ao de 1662 siendo recibidas por el limo. Sr. D. Ramn Sureda
y Santacilia, Obispo de Orop.
Hospedronse, por de pronto, en una casa de Don Albertn Dameto y
Rocaberti, cuarto marqus de Bellpuig, antes de Tornigo (1, Actual
casa de Quint-Zaforteza, San Felio 2, heredera de Dameto.), junto a la
iglesia u oratorio de San Felo mrtir, propiedad tambin de dicho
Seor. A los cuatro das les empez la clausura, sirvindoles de
iglesia este oratorio. La citada casa y oratorio, sirvieron, por
consiguiente, de primera fundacin de Capuchinas, donde vivieron en
completa clausura por espacio de un ao, ocho meses y veinte y dos
das.
Por desavenencias habidas entre las monjas catalanas y aragonesas,
dispuso el Obispo, que a la sazn era Don Pedro Fernndez Manjares
de Heredia, que regresaran las primeras a Barcelona, efectundolo
as, marchando acompaadas del Conde de Plasencia que haba
terminado su Virreinato y qued elegida abadesa Sor Clara Mara
Ponce de Len en 10 de febrero de 1664.
Se compraron unas casas cerca del Colegiomde Montesin,
incorporadas hoy al Seminario, y hallndolas tiles el Vicario General
Xmnes, de orden del Obispo se bendijo una pequea iglesia que de
momento se haba hecho, en 13 de julio del citado ao, y a las tres de
la tarde del mismo da fueron conducidas las monjas en coches del
citado Sr. Obispo de Orop, desde San Felo a la Catedral, con gran
acompaamiento de damas y caballeros, y de all, en procesin
general, al nuevo monasterio. La comunidad contaba entonces con las
tres madres fundadoras, y diez y siete mallorqunas.
En este nuevo monasterio, estuvieron cuatro aos, pues siendo el
lugar caluroso y falto de agua, y habiendo fallecido en 1667 el
Magnfico Antonio Niz de Sant Johan, legndoles en su testamento
unas casas, que antes fueron de los Sanmart y de los Torrella, y
alodios de toda una manzana, situada en la parroquia de Santiago,
frente a la iglesia u oratorio de San Francisco de Ass, que estaba
frente de la portera de las Capuchinas, en la casa y patio que habitan
hoy los Hermanos de dicho Monasterio, en cuya pared se v todava
una capillita del Santo. (l. Se conoca esta iglesia por Sant
Francesquet.) Se acomodaron las religiosas en dichas casas, y en 29
de julio de 1668, antes de salir el Sol fueron trasladadas en coches
cubiertos al nuevo local, que es el que hoy ocupa, donde hubo fiesta
en la iglesia y monasterio.
Sor Clara Mara Ponce de Len fu Abadesa durante 28 aos,
falleciendo a la edad de 81 el 28 de Abril de 1705, asistiendo a sus
exequias, que fueron muy solemnes, el Ilmo. Sr. Obispo y Cabildo de
esta Santa Iglesia, el Virrey y su esposa y el Ayuntamiento de la
ciudad. Dijo su oracin el M. R. P. Antonio Perell, de la Orden de San
Francisco.
Ya sabis, pues, la historia de la fundacin del monasterio que dio
nombre a la calle de las Capuchinas.
Y, ahora, solo dos palabras para terminar. Se cuenta de Carlos III, que
camino de Madrid, procedente de Npoles, para ceir la corona de la
monarqua que abarcaba dos mundos, al penetrar en Daroca, despus
de admirar la monumental puerta de entrada, y encontrarse a los
pocos pasos al extremo de la nica calle de la poblacin, pregunt
irnico a su comitiva: Dnde est la ciudad de estas puertas? As
tambin, cuando dentro de breves instantes cierre mis labios, que no
se abran los vuestros para preguntar: Dnde estuvo la amenidad de
esta conferencia?
He terminado.

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