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Noam CHOMSKY Apuntes Sobre Anarquismo PDF

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NOAM CHOMSKY

Apuntes sobre anarquismo






EUTRAPELIA Libros
eutrapelia.libros.news@gmail.com
Santiago - Chile

Noam Chomsky (1928), lingista, profesor y activista poltico estadounidense. Estudi en la


Universidad de Pensilvania, bajo la direccin de Zellig Harris, donde se doctor en Lingstica en 1955.
Ese mismo ao se incorpor como profesor de francs y alemn al Massachusetts Institute of Technology
(MIT) y en 1976 pas a ser catedrtico de Lingstica de la mencionada institucin.
Destacan sus obras: Sintaxis Structures (1957), resumen de The logical structure of linguistic theory (1955) y
Aspects of the theory of syntax (1965), que suele considerarse como la primera modificacin importante en
el campo de la gramtica transformacional. Tambin cabe mencionar sus escritos polticos: La
responsabilidad de los intelectuales y otros ensayos histricos y polticos (1969); El nuevo orden mundial (1994) y Poder
y terror (2003).

Este ensayo fue publicado en el libro Anarchism; from theory to practice de Daniel Gurin (New York-
1970). Posteriormente apareci en For Reasons of State (1973). Traduccin Javier Fernndez Retenaga y
revisin Alfred Sola (2000).


Un escritor francs, simpatizante anarquista, escribi en la dcada de 1890 que
el anarquismo se mueve dentro de un espectro muy amplio: al igual que el papel, lo
aguanta todo, incluso -indic- cosas que un enemigo mortal del anarquismo no
habra podido hacer mejor.
1
Ha habido muchas lneas de pensamiento y
actuacin que han sido calificadas de anarquistas. Sera vano tratar de
encuadrar todas esas divergentes tendencias en el marco de una ideologa o teora
general. E incluso si procediramos a extraer a partir de la historia del
pensamiento libertario una tradicin viva, en evolucin, tal como hace Daniel
Gurin en Anarchisme, sigue siendo difcil formular sus doctrinas en la forma de
una concreta y especfica teora de la sociedad y de los cambios sociales. El
historiador anarquista Rudolf Rocker, que nos presenta una concepcin
sistemtica del desarrollo del pensamiento anarquista hacia el anarcosindicalismo,
siguiendo una orientacin semejante a la de la obra de Gurin, pone las cosas en
su sitio cuando dice que el anarquismo no es un sistema social fijo, cerrado, sino
una tendencia clara del desarrollo histrico de la humanidad, que, a diferencia de
la tutela intelectual de toda institucin clerical y gubernamental, aspira a que todas
las fuerzas individuales y sociales se desenvuelvan libremente en la vida. Ni
siquiera la libertad es un concepto absoluto, sino slo relativo, ya que
constantemente trata de ensancharse y de afectar a crculos ms amplios, de las
ms variadas formas. Para los anarquistas, la libertad no es un concepto filosfico
abstracto, sino la posibilidad concreta de que todo ser humano pueda desarrollar
plenamente en la vida las facultades, capacidades y talentos de que la naturaleza le
ha dotado, y ponerlas al servicio de la sociedad. Cuanto menos se vea influido
este desarrollo natural del hombre por la tutela eclesistica o poltica, ms
eficiente y armoniosa se volver la personalidad humana, dando as buena
muestra de la cultura intelectual de la sociedad en que ha crecido.
2

Uno podra preguntarse qu inters puede tener estudiar una tendencia clara
en el desarrollo histrico de la humanidad que no da lugar a una especfica y
pormenorizada teora social. En efecto, muchos comentaristas desdean el
anarquismo por utpico, informe, primitivo o, en todo caso, incompatible con las
realidades de una sociedad compleja. Sin embargo, podra argumentarse de
manera muy diferente: aduciendo que en cada estadio de la historia hemos de
preocuparnos por erradicar aquellas formas de autoridad y opresin que han
sobrevivido a su poca y que, si bien entonces pudieron haber tenido una
justificacin por motivos de seguridad, supervivencia o desarrollo econmico,

1
Octave Mirbeau, citado en James Joll, The Anarchist (Boston-1964), pp. 145-146.
2
Rudolf Rocker, Anarchosyndicalism (London-1938), p. 31.

ahora acrecientan ms que alivian la penuria material y cultural. De ser as, no
existir ninguna doctrina del cambio social fija, vlida para el presente y el futuro;
ni siquiera, como no podra ser de otro modo, una idea concreta e inalterable de
las metas hacia las que los cambios sociales deberan tender. Sin duda, nuestra
comprensin de la naturaleza del hombre o de la gama de formas viables de
sociedad es tan rudimentaria que cualquier doctrina con pretensiones de dar
razn de todo ha de observarse con gran escepticismo, el mismo que debemos
aplicar cuando omos que la naturaleza humana o imperativos de eficacia o
la complejidad de la vida moderna exigen esta o aquella forma de opresin y un
mando autocrtico.
No obstante, en cada poca concreta hay sobradas razones para desarrollar, en
la medida en que nuestro entendimiento lo permita, una especfica realizacin,
acorde a los retos del momento, de esa tendencia clara del desarrollo histrico de
la humanidad. Para Rocker, el reto que se le presenta a nuestra poca es la
liberacin del hombre de la condena de la explotacin econmica y la
esclavizacin poltica y social; y el mtodo no es ni la conquista del Estado y el
ejercicio de su poder, ni el entontecedor parlamentarismo, sino que, por el
contrario, consiste en reconstruir la vida econmica de los pueblos desde la
base, edificndola en el espritu del socialismo.
Mas slo los productores mismos pueden llevar a cabo esta tarea, ya que son el
nico factor de la sociedad creador de valor a partir del cual puede surgir un
futuro distinto. Suya ha de ser la tarea de liberar al trabajo de las cadenas con que
la explotacin econmica lo aprisiona, la tarea de liberar a la sociedad de todas las
instituciones y mecanismos del poder poltico y de abrir el camino para una
alianza de grupos de hombres y mujeres libres, basados en el trabajo cooperativo
y en una administracin planificada de las cosas en inters de la comunidad.
Preparar a las masas trabajadoras del campo y la ciudad para este gran objetivo y
hacer de ellas una fuerza militante y unida es el objetivo nico del
anarcosindicalismo moderno; en l se agotan todos sus propsitos. [P. 108]
En cuanto socialista, Rocker dara por hecho que la autntica, final y
completa liberacin de los trabajadores slo es posible bajo una condicin: la
apropiacin del capital, esto es, de las materias primas y de las herramientas de trabajo,
incluida la tierra, por el conjunto de los trabajadores.
3

En cuanto anarcosindicalista, insiste adems en que, en el periodo
prerrevolucionario, las organizaciones de los trabajadores crean no slo las
ideas, sino tambin los hechos del futuro, encarnando ellos mismos la estructura

3
Citado por Rocker, ibid., p. 77. Esta cita y la de la frase siguiente son de M. Bakunin, El programa de
la Alianza, en Sam Dolgoff, edicin y traduccin, Bakunin on Anarchy (New York-1972), p. 255.

de la sociedad futura, y aguarda esperanzado la revolucin social que acabar con
el aparato del Estado y expropiar a los expropiadores. Lo que ponemos en
lugar del gobierno es la organizacin industrial.
Los anarcosindicalistas tienen la conviccin de que un orden econmico
socialista no puede crearse a travs de los decretos y leyes de un gobierno, sino
slo mediante la colaboracin solidaria de los trabajadores que con sus manos y
su inteligencia operan en cada particular ramo de la produccin; esto es, mediante
la asuncin de la direccin de todas las plantas por los trabajadores mismos, de
tal forma que los diferentes grupos, plantas y ramos de la industria sean
miembros independientes del organismo econmico general y se encarguen
sistemticamente de la produccin y distribucin de los bienes en inters de la
comunidad, basndose en libres acuerdos mutuos. [p. 94]
Rocker escriba eso en el emocionante momento en el que tales ideas haban
sido llevadas a la prctica en la Revolucin Espaola. Justo antes del estallido de
la revolucin, el economista anarcosindicalista Diego Abad de Santilln haba
escrito: ...al afrontar el problema de la transformacin social la revolucin no
puede considerar al Estado como un medio, sino que ha de apoyarse en la
organizacin de los productores.
Nosotros hemos seguido esta norma y no vemos necesidad alguna de que, con
el fin de establecer un nuevo orden de cosas, hayamos de suponer la existencia de
un poder superior al trabajo organizado. Agradeceramos que se nos indicara qu
funcin, si acaso hubiera alguna, podra desempear el Estado en una
organizacin econmica en la que la propiedad privada ha sido abolida y en la
que no hay lugar para el parasitismo y los privilegios especiales. La supresin del
Estado no puede producirse esperando a su languidecimiento; debe ser tarea de
la revolucin acabar con el Estado. O bien la revolucin pone la riqueza social en
manos de los productores, en cuyo caso los productores se organizan por s
mismos con vistas a la distribucin colectiva, o bien la revolucin no pone la
riqueza social en manos de los productores, en cuyo caso la revolucin ha sido
un engao y el Estado continuar existiendo.
Nuestro consejo federal de economa no es un poder poltico, sino un poder
regulador econmico y administrativo. Su orientacin viene determinada desde
abajo y opera de acuerdo con las resoluciones de las asambleas regionales y
nacionales. Es un rgano de enlace y nada ms.
4


4
Diego Abad de Santillan, After the Revolution (New York-1937), p. 86. [El texto que presentamos aqu
es una traduccin de la previa traduccin inglesa ah reseada, pues no hemos sido capaces de
encontrar ninguna edicin original. (Nota del traductor)] En el ltimo captulo, escrito varios meses
despus del comienzo de la revolucin, expresa su disgusto por lo poco que se haba conseguido hasta

Engels, en una carta escrita en 1883, expresaba su desacuerdo con esta idea del
modo siguiente: Los anarquistas plantean las cosas al revs. Afirman que la
revolucin proletaria debe comenzar echando abajo la organizacin poltica del
Estado [] Pero destruirla en ese momento significara la destruccin del nico
rgano mediante el cual el proletariado victorioso puede afianzar su recin
conquistado poder, mantener a raya a sus adversarios capitalistas y llevar a cabo la
revolucin econmica de la sociedad, sin la cual esa victoria acabar
inevitablemente en una nueva derrota y en una masacre de los trabajadores, tal y
como sucedi en la comuna de Pars.
5

Por contra, los anarquistas -y con particular elocuencia, Bakunin- advirtieron
del peligro de la burocracia roja, que se mostrara como la mentira ms vil y
terrible que ha sido urdida en nuestro siglo.
6
El anarcosindicalista Fernand
Pelloutier se preguntaba: Acaso el Estado transitorio al que hemos de
someternos ha de ser necesaria y fatalmente una crcel colectivista? No puede
consistir en una organizacin libre, limitada exclusivamente por las necesidades
de la produccin y el consumo, desaparecidas ya todas las instituciones
polticas?
7

No pretendo yo conocer la respuesta a esta pregunta. Pero parece claro que, a
menos que de alguna manera la respuesta sea afirmativa, las oportunidades para
una revolucin verdaderamente democrtica no son muchas. Martin Buber
expuso el problema de forma sucinta cuando escribi: Nadie puede
razonablemente esperar que un arbolillo, una vez transformado en un palo de
golf, contine echando hojas.
8
La cuestin de la conquista o destruccin del
poder del Estado era para Bakunin el asunto primordial que le separaba de Marx.

el momento. Acerca de los logros de la revolucin social en Espaa vase mi American Power and the New
Mandarins, cap. 1, y las referencias ah citadas; el importante estudio de Brou y Tmime ha sido
entretanto traducido al ingls. Desde entonces han sido publicados algunos otros estudios importantes,
en particular: Frank Mintz, LAutogestion dans lEspagne rvolutionaire (Pars-1971); Csar M. Lorenzo, Les
Anarchistes espagnols et le pouvoir, 1868-1969 (Pars-1969); Gaston Leval, Espagne libertaire, 1936-1939:
LOeuvre constructive de la Rvolution espagnole (Pars-1971). Vase tambin Vernon Richards, Lessons of the
Spanish Revolution (1972).
5
Citado por Robert C. Tucker, The Marxian Revolutionary Idea, (New York-1969), al ocuparse del tema
marxismo y anarquismo.
6
Bakunin, en una carta a Herzen y Ogareff (1866). Citado por Daniel Gurin, Jeunesse du socialisme
libertaire (Pars-1959), p. 119.
7
Fernand Pelloutier, citado en Joll, Anarchistes. La fuente es LAnarchisme et les syndicats ouvriers,
Les Temps nouveaux, 1895. El texto ntegro aparece en Daniel Gurin, ed., Ni Dieu, ni Matre, (Lausanne)
una excelente antologa histrica del anarquismo.
8
Martin Buber, Paths in Utopia (Boston-1958), p. 127.

9
De una u otra forma, desde entonces el problema ha surgido repetidas veces a
lo largo del siglo, dividiendo a los socialistas en libertarios y autoritarios.
Pese a las advertencias de Bakunin en relacin a la burocracia roja, y su
cumplimiento bajo la dictadura de Stalin, obviamente cometeramos un burdo
error si interpretramos los debates de hace un siglo como si tuvieran su origen
en las reivindicaciones de los actuales movimientos sociales. Concretamente, es
una perversidad observar el bolchevismo como marxismo en la prctica. Por el
contrario, mucho ms atinada es la crtica izquierdista al bolchevismo que toma
en consideracin las circunstancias histricas que rodearon la Revolucin Rusa.
10

El movimiento obrero izquierdista antibolchevique se opuso a los leninistas
porque no aprovecharon suficientemente los levantamientos que tuvieron lugar
en Rusia, a fin de perseguir objetivos estrictamente proletarios. Quedaron
prisioneros de su entorno y utilizaron al movimiento radical internacional para
satisfacer necesidades especficamente rusas, que pronto vinieron a identificarse
con el Partido-Estado bolchevique. Los aspectos burgueses de la Revolucin
Rusa quedaban ahora al descubierto en el bolchevismo mismo: el leninismo era
considerado parte de la social-democracia internacional, distinguindose de esta
ltima nicamente por cuestiones tcticas.
11

Si tratramos de buscar una sola idea rectora dentro de la tradicin anarquista,
la hallaramos, a mi juicio, en lo expresado por Bakunin cuando, refirindose a la
Comuna de Pars, se identific a s mismo como sigue: Soy un amante fantico
de la libertad, considero que es la nica condicin bajo la cual la inteligencia, la
dignidad y la felicidad humana pueden desarrollarse y crecer; no la libertad
puramente formal concedida, delimitada y regulada por el Estado, un eterno
engao que en realidad no representa otra cosa que el privilegio de algunos

9
Ningn Estado, ya sea democrtico, escribi Bakunin, ni siquiera la repblica ms roja podr
nunca proporcionar al pueblo lo que ste realmente quiere, es decir, la libre autoorganizacin y
administracin de sus propios asuntos, de abajo hacia arriba, sin interferencias o violencias provenientes
de arriba. Pues todo Estado, incluso el Estado pseudopopular inventado por el Sr. Marx, no es en
esencia ms que una maquinaria para que las masas sean gobernadas desde arriba por una minora
privilegiada de intelectuales presuntuosos que creen saber mejor que el propio pueblo lo que el pueblo
necesita y desea... Pero el pueblo no se sentir mejor por que la vara con que se le golpea lleve el
rtulo de vara del pueblo. (Statism and Anarchy [1873], en Dolgoff, Bakunin on Anarchy, p. 338). La
vara del pueblo es ah la repblica democrtica. Marx, por supuesto, vea las cosas de manera
diferente. Para un examen ms profundo del impacto de la Comuna de Pars en esta disputa, vanse los
comentarios de Daniel Gurin en Ni Dieu, ni Matre; estos aparecen tambin, de manera algo ms
extensa, en su Pour un marxisme libertaire. Vase tambin la nota 24.
10
Acerca de la desviacin intelectual de Lenin hacia la izquierda durante 1917, vase Robert Vincent
Daniels, The State and Revolution: a Case Study in the Genesis and Transformation of Communist
Ideology, American Slavic and East European Review, vol. 12, N 1 (1953).
11
Paul Mattick, Marx and Keynes, (Boston-1969), p. 295.

fundado en la esclavitud del resto; no la libertad individualista, egosta, mezquina
y ficticia ensalzada por la Escuela de J. J. Rousseau y otras escuelas del
liberalismo burgus, que entiende que el Estado, limitando los derechos de cada
uno, representa la condicin de posibilidad de los derechos de todos, una idea
que por necesidad conduce a la reduccin de los derechos de cada uno a cero.
No, yo me refiero a la nica clase de libertad que merece tal nombre, la libertad
que consiste en el completo desarrollo de todas las capacidades materiales,
intelectuales y morales que permanecen latentes en cada persona; libertad que no
conoce ms restricciones que aquellas que vienen determinadas por las leyes de
nuestra propia naturaleza individual, y que no pueden ser consideradas
propiamente restricciones, puesto que no se trata de leyes impuestas por un
legislador externo, ya se halle a la par o por encima de nosotros, sino que son
inmanentes e inherentes a nosotros mismos, constituyendo la propia base de
nuestro ser material, intelectual y moral: no nos limitan sino que son las
condiciones reales e inmediatas de nuestra libertad.
12

Estas ideas tienen su origen en la Ilustracin; sus races se encuentran en el
Discurso acerca de la desigualdad de Rousseau, en las Ideas para un intento de determinar
los lmites de la accin del Estado de Humboldt, en la insistencia de Kant, al defender
la Revolucin Francesa, en que la libertad es condicin previa para adquirir
madurez en relacin a la libertad, y no un regalo que se obtiene una vez se ha
alcanzado dicha madurez. Con el desarrollo del capitalismo industrial, ese nuevo
e imprevisto sistema de injusticia, es el socialismo libertario el que ha preservado
y difundido el mensaje humanista radical de la Ilustracin y las ideas liberales
clsicas, luego pervertidas para servir de sustento a una ideologa destinada a
mantener el orden social emergente. En realidad, partiendo de los mismos
supuestos que llevaron al liberalismo clsico a oponerse a la intervencin del
Estado en la vida social, las relaciones sociales capitalistas son igualmente
intolerables. Esto se ve con toda claridad, por ejemplo, en la clsica obra de
Humboldt Ideas para un intento de determinar los lmites de la accin del Estado,
precursora de Mill, al que quiz sirvi de inspiracin. Esta obra clsica del
pensamiento liberal, concluida en 1792, es en su esencia, aunque de forma
prematura, profundamente anticapitalista. Sus ideas hubieron de ser suavizadas,
hasta volverse prcticamente irreconocibles, a fin de transmutarlas en una
ideologa del capitalismo industrial.

12
Michael Bakunin, La Commune de Paris et la notion de ltat, reeditado en Gurin, Ni Dieu, ni
Matre. La observacin final de Bakunin acerca de las leyes de la naturaleza individual como condicin
de la libertad son comparables al pensamiento creativo desarrollado por las tradiciones racionalista y
romntica. Vase Cartesian Linguistics and Language and Mind (New York-1966).

La visin de Humboldt de una sociedad en la que las ataduras sociales son
sustituidas por vnculos sociales y el trabajo es asumido libremente, nos recuerda
al joven Marx y sus reflexiones acerca de la alienacin del trabajo cuando ste es
externo al trabajador [] no es parte de su naturaleza [] [de tal modo que] no
se realiza en su trabajo, sino que se niega a s mismo [] se agota fsicamente y se
degrada mentalmente, trabajo alienado que a unos trabajadores los hace
regresar a un tipo de trabajo brbaro y a otros los convierte en mquinas,
despojando al hombre de algo caracterstico de su especie como es la
actividad consciente y libre y la vida productiva. Igualmente, Marx concibe
una nueva clase de ser humano que necesita de sus congneres. [La asociacin
de los trabajadores viene a ser] el esfuerzo real y constructivo de crear el tejido
social de las futuras relaciones humanas.
13
No puede negarse que el
pensamiento liberal clsico, como consecuencia de premisas de hondo calado
acerca de la necesidad humana de libertad, diversidad y libre asociacin, se opone
a la intervencin del Estado en la vida social. Bajo esas mismas premisas, las
relaciones de produccin capitalistas, el trabajo asalariado, la competitividad, la
ideologa del individualismo posesivo, etc., han de observarse como
fundamentalmente inhumanas. El socialismo libertario ha de ser considerado con
toda propiedad el heredero de las ideas liberales de la Ilustracin.
Rudolf Rocker describe el anarquismo moderno como la confluencia de las
dos grandes corrientes que durante y desde la Revolucin Francesa han
encontrado expresin muy caracterstica en la vida intelectual de Europa:
socialismo y liberalismo. Los ideales liberales clsicos, afirma Rocker, se fueron a
pique bajo el peso de la realidad de las formas de la economa capitalista. El
anarquismo es necesariamente anticapitalista ya que rechaza la explotacin del
hombre por el hombre. Pero el anarquismo tambin rechaza la dominacin del
hombre sobre el hombre. Insiste en que el socialismo ser libre o no ser de ninguna
manera. En reconocer esto estriba la genuina y profunda justificacin para la
existencia del anarquismo.
14
Desde este punto de vista, puede decirse que el
anarquismo es la rama libertaria del socialismo. sta es la perspectiva de Daniel
Gurin al abordar el estudio del anarquismo en Anarchisme y en otras obras.
15

Gurin cita a Adolf Fischer, que deca que todo anarquista es socialista, pero no

13
Shlomo Avineri, The Social and Political Thought of Karl Marx, p. 142, refirindose a algunos comentarios
que aparecen en La Sagrada Familia. Avineri sostiene que dentro del movimiento socialista slo el
kibbutzim israel se ha dado cuenta de que las formas y maneras de la organizacin social actual
determinarn la estructura de la sociedad futura. De todos modos, tal y como se ha apuntado ms
arriba, sta es una tesis tpica del anarcosindicalismo.
14
Rudolf Rocker, Anarchosyndicalism (London-1938), p. 28.
15
Vanse las obras de Gurin citadas ms arriba.

todo socialista es necesariamente anarquista. Del mismo modo, Bakunin, en su
manifiesto anarquista de 1865, el programa de su proyectada fraternidad
revolucionaria internacional, sent el principio de que todo miembro debe ser, en
primer lugar, socialista.
Un marxista consecuente ha de oponerse a la propiedad privada de los medios
de produccin y a la esclavitud salarial, propias de este sistema, como
incompatibles con el principio de que el trabajo debe asumirse libremente y
permanecer bajo el control del productor. Como Marx explica, los socialistas
persiguen una sociedad en la que el trabajo sea no slo un medio de vida, sino
tambin la mayor necesidad vital,
16
algo imposible cuando el trabajador est
dirigido por una autoridad externa o precisa algo ms que su propio impulso:
ninguna forma de trabajo asalariado, aun cuando haya alguna menos odiosa que
otra, puede acabar con la miseria del trabajo asalariado mismo.
17
Un anarquista
consecuente se opondr no slo al trabajo alienado sino tambin a la
embrutecedora especializacin del trabajo que tiene lugar cuando los medios para
desarrollar la produccin ...mutilan al trabajador convirtindolo en un fragmento
de ser humano, lo degradan haciendo de l un apndice de la mquina, aniquilan
con la penosidad del trabajo el sentido de ste, arrebatan al trabajador las
potencialidades intelectuales del proceso de trabajo en la medida en que a ste se
le incorpora la ciencia como potencialidad independiente.
18

Marx no pens que esto fuera algo inevitablemente unido a la
industrializacin, sino una caracterstica de las relaciones capitalistas de
produccin. La sociedad del futuro debe ocuparse de reemplazar el trabajador
especializado de hoy [] reducido a un mero fragmento de ser humano, por el
individuo completamente desarrollado, apto para una diversidad de trabajos [],
para el cual las diferentes funciones sociales [] no son sino diversas maneras de
dar rienda suelta a sus propias capacidades naturales.
19
Para ello, es requisito
previo la abolicin de las categoras sociales de capital y trabajo asalariado (por no

16
Karl Marx, Kritik des Gothaer Programms.
17
Karl Marx, Grundrisse der Kritik der Politischen konomie, citado por Mattick, Marx and Keynes, p. 306. A
este respecto, vase tambin el ensyo de Mattick, Workers Control, en Priscilla Long, ed., The New
Left; y Avineri, Social and Political Thought of Marx.
18
Karl Marx, El Capital; citado por Robert Tucker, que acertadamente resalta que Marx ve al
revolucionario ms como un productor frustrado que como un consumidor insatisfecho (The
Marxian Revolutionary Idea). Esta ms radical crtica de las relaciones capitalistas de produccin es una
consecuencia directa del pensamiento libertario de la Ilustracin. [Esta cita la hemos traducido aqu
directamente de la edicin alemana de las obras completas de Marx y Engels, publicada por la Dietz
Verlag, Berln/RDA 1968. Dicho texto aparece, concretamente, en el captulo 23, Das allgemeine Gesetz
der kapitalistischen Akkumulation, del primer tomo de El Capital. (Nota del traductor)]
19
Marx, El Capital, citado por Avineri, The Social and Political Thought of Karl (London-1968), p. 83.

hablar de los ejrcitos industriales de los Estados obreros o de las diversas
formas de totalitarismo desde la aparicin del capitalismo). La reduccin del
hombre a un apndice de la mquina, una herramienta especializada de la
produccin, podra en principio superarse, en vez de agravarse, mediante un
adecuado desarrollo y uso de la tecnologa, pero no bajo las condiciones de un
control autocrtico de la produccin por parte de aquellos que hacen del hombre
un instrumento al servicio de sus fines particulares, prescindiendo -por utilizar la
expresin de Humboldt- de los objetivos individuales de ste.
Los anarcosindicalistas aspiraban a crear, incluso dentro del capitalismo-
asociaciones libres de productores libres que se implicaran en la lucha militante
y se prepararan para asumir la organizacin de la produccin sobre bases
democrticas. Estas asociaciones serviran de escuela prctica de anarquismo.
20

Si la propiedad privada de los medios de produccin no es ms que, utilizando la
frase de Proudhon tantas veces citada, una forma de robo -la explotacin del
dbil por el fuerte-,
21
el control de la produccin por una burocracia estatal, por
buenas que sean sus intenciones, tampoco crea las condiciones para que el
trabajo -manual e intelectual- pueda convertirse en la mayor necesidad vital. Por
consiguiente, ambas deben ser superadas.
En su ataque contra el derecho al control privado o burocrtico de los medios
de produccin, el anarquista se coloca junto a aquellos que luchan por alcanzar
la tercera y ltima fase emancipatoria de la historia: la primera hizo de los
esclavos siervos, la segunda hizo de los siervos gente que gana un salario, la
tercera abole el proletariado en un acto ltimo de liberacin que pone el control
de la economa en manos de asociaciones libres y voluntarias de productores
(Fourier, 1848).
22
El peligro inminente para la civilizacin fue advertido,
tambin en 1848, por Tocqueville: Mientras el derecho de propiedad fue el
origen y fundamento de muchos otros derechos, era fcil defenderlo, o, para ser
ms precisos, no sufra ningn ataque; entonces era la ciudadela de la sociedad,
mientras que los otros derechos eran su fortificacin: no se llevaba la peor parte
en los ataques y, en realidad, no se producan intentos serios de asalto. Pero hoy
en da, cuando se ve en el derecho de propiedad el ltimo resto an no destruido
del mundo aristocrtico, cuando slo l queda en pie, cuando es el nico
privilegio en una sociedad cuyos miembros son ya en todo lo dems iguales, la

20
Pelloutier, LAnarchisme.
21
Quest-ce que la proprit? La frase la propiedad es el robo disgust a Marx, que vio un
problema lgico, al creer que el robo presupondra la existencia legtima de la propiedad. V. Avineri,
Social and Political Thought of Marx.
22
Citado en la obra de Martin Buber, Paths in Utopia (Boston-1958), p. 19.

cosa cambia. Pinsese lo que sentirn las clases trabajadoras, aunque admito que
siguen tan calmadas como antes. Es cierto que se encuentran menos inflamadas
que antes por pasiones polticas propiamente dichas; pero no veis que sus
pasiones, lejos de ser polticas, se han convertido en sociales? No veis que poco
a poco se van extendiendo entre ellos opiniones e ideas que apuntan no a la
derogacin de tales o cuales otras leyes, de tal ministerio o tal gobierno, sino a la
disolucin de los fundamentos mismos de la propia sociedad?
23

Los trabajadores de Pars, en 1871, rompieron el silencio y procedieron a
abolir la propiedad, base de toda civilizacin. S, caballeros, la Comuna pretenda
abolir esa propiedad de clase que convierte el trabajo de muchos en la riqueza de
unos pocos. La Comuna aspiraba a la expropiacin de los expropiadores. Quera
convertir la propiedad individual en una realidad, transformando los medios de
produccin -la tierra y el capital- que hoy son fundamentalmente medios de
esclavizacin y de explotacin del trabajo, en simples instrumentos de trabajo
libre y asociado.
24

La Comuna, por supuesto, fue ahogada en un bao de sangre. La verdadera
naturaleza de la civilizacin que los trabajadores de Pars trataron de superar
con su ataque contra los fundamentos mismos de la propia sociedad se mostr,
una vez ms, cuando las tropas del gobierno de Versalles reconquistaron Pars
arrebatndoselo al pueblo. Como Marx escribi, con tanta amargura como
acierto: La civilizacin y la justicia del orden burgus aparecen en todo su
siniestro esplendor dondequiera que los esclavos y los parias de este orden osan
rebelarse contra sus seores. En tales momentos, esa civilizacin y esa justicia se
muestran como lo que son: salvajismo descarado y venganza sin ley [] las
hazaas infernales de la soldadesca reflejan el espritu innato de esa civilizacin,
de la que es el brazo vengador y mercenario. [] La burguesa del mundo entero,
que mira complacida la matanza en masa despus de la lucha, se estremece de
horror ante la profanacin del ladrillo y la argamasa! [Ibid., pp. 95, 96 y 99]
Pese a la violenta destruccin de la Comuna, Bakunin escribi que Pars abra
una nueva poca, la de la definitiva y completa emancipacin de las masas
populares y su futura autntica solidaridad por encima y a pesar de las ataduras
del Estado. La prxima revolucin, internacionalmente solidaria, ser la
resurreccin de Pars, una revolucin que el mundo todava espera.

23
Citado en J. Hampden Jackson, Marx, Proudhon and European Socialism, p. 60.
24
Karl Marx, The Civil War in France, 1871 (New York-1941), p. 77. Avineri observa que este y otros
comentarios de Marx acerca de la Comuna hablan explcitamente de intenciones y planes. Como Marx
dej claro en otro lugar, su opinin, ms meditada, era ms crtica que la expresada en esta alocucin.
[El texto lo hemos tomado de la edicin de David Romagnolo para la internet, accesible en
http://gate.cruzio.com/~marx2mao/M2M(SP)/M&E(SP)/CWF71s.html (Nota del traductor)]

As pues, el anarquista consecuente debe ser socialista, pero socialista de una
clase particular. No slo se opondr al trabajo alienado y especializado y aspirar
a la apropiacin del capital por parte del conjunto de los trabajadores, sino que
insistir, adems, en que dicha apropiacin sea directa y no ejercida por una lite
que acte en nombre del proletariado. Se opondr, en suma, a la organizacin del
trabajo por los gobernantes. Eso significa socialismo de Estado, el gobierno de
los funcionarios del Estado sobre la produccin y el gobierno de los cientficos,
directivos y funcionarios sobre el comercio. [] El objetivo de la clase
trabajadora es su liberacin de la explotacin. Este objetivo no se alcanza ni
puede ser alcanzado por una nueva clase dirigente que se coloque a s misma en
el lugar que antes ocupaba la burguesa. nicamente lo harn realidad los
trabajadores, hacindose cargo ellos mismos de la produccin.
Estas observaciones estn tomadas de Cinco tesis acerca de la lucha de
clases, del marxista Anton Pannekoek, uno de los tericos ms destacados del
movimiento por un comunismo organizado mediante consejos obreros (council
communist movement). Y es que, de hecho, el marxismo radical se funde con las
corrientes anarquistas.
A modo de ilustracin adicional, consideremos la siguiente caracterizacin del
socialismo revolucionario:
El socialista revolucionario rechaza que la propiedad del Estado pueda
terminar en algo distinto del despotismo burocrtico. Hemos visto por qu el
Estado no puede controlar democrticamente la industria. La industria slo
puede ser democrticamente poseda y controlada por los trabajadores cuando
stos eligen directamente los comits administrativos industriales entre sus
propias filas. El socialismo ser, fundamentalmente, un sistema industrial; su
estructuracin tendr un carcter industrial. As, aquellos que se hagan cargo de
las actividades sociales e industriales de la sociedad tendrn representacin directa
en los consejos locales y centrales de la administracin. De este modo, el poder
de dichos delegados emanar de quienes llevan a cabo el trabajo y permanecer
atento a las necesidades de la comunidad. Cuando el comit administrativo
industrial central se rena, representar a cada sector de la actividad social. Por
tanto, el Estado - poltico o geogrfico- capitalista ser sustituido por el comit
administrativo industrial del socialismo. La transicin de uno a otro sistema social
ser la revolucin social. A lo largo de la historia el Estado poltico ha significado el
gobierno de los hombres por las clases dirigentes; la Repblica del Socialismo ser el
gobierno de la industria administrada por toda la comunidad. El primero
representaba el sometimiento econmico y poltico de la mayora; esta ltima

significar la libertad econmica de todos y ser, por tanto, una verdadera
democracia.
Esta declaracin programtica aparece en la obra de William Paul El Estado.
Sus orgenes y funciones, escrita a comienzos de 1917 -poco antes que El Estado y la
revolucin, de Lenin- y que es quiz su obra ms libertaria (V. nota 9). Paul fue
miembro del Partido Laborista Socialista Marxista-De Leonista, y ms adelante,
uno de los fundadores del Partido Comunista Britnico.
25
Su crtica al socialismo
de Estado se asemeja a la doctrina libertaria de los anarquistas en su principio de
que, puesto que la propiedad y direccin del Estado conducira a un despotismo
burocrtico, la revolucin social debe reemplazarlo por la organizacin industrial
de la sociedad bajo el control directo de los trabajadores. Podramos citar
multitud de afirmaciones similares.
Pero lo ms importante es que estas ideas han sido ya llevadas a la prctica en
la accin revolucionaria espontnea; por ejemplo, en Alemania e Italia tras la
Primera Guerra Mundial, y en Espaa -no slo en el campo, sino tambin en la
Barcelona industrial- en 1936. Bien podra decirse que alguna suerte de
comunismo organizado mediante consejos obreros (council communism) es la forma
natural del socialismo revolucionario en una sociedad industrial. Ah se plasma la
certeza intuitiva de que la democracia se encuentra muy limitada cuando el
sistema industrial est controlado por alguna forma de lite autocrtica, ya se trate
de los propietarios, los directivos y tecncratas, un partido de vanguardia o una
burocracia estatal. Bajo esas condiciones de dominacin autoritaria, los ideales
libertarios clsicos, desarrollados luego por Marx, Bakunin y otros autnticos
revolucionarios, no pueden hacerse realidad: el hombre no ser libre para
desarrollar al mximo todas sus potencialidades, y el productor seguir siendo
un fragmento de ser humano, un ser degradado, una herramienta de un
proceso productivo dirigido desde arriba.
La expresin accin revolucionaria espontnea puede llevar a confusin. Al
menos los anarcosindicalistas toman buena nota de la observacin de Bakunin de
que las organizaciones de los trabajadores deben crear en el perodo
prerrevolucionario no slo las ideas, sino tambin los hechos del futuro. Los
logros de la revolucin popular, en Espaa en particular, se basaron en un
paciente trabajo de aos de organizacin y educacin, elementos de una larga
tradicin de compromiso y militancia. Las resoluciones de los Congresos de
Madrid, en junio de 1931, y Zaragoza, en mayo de 1936, prefiguraron de diversas
maneras los actos de la revolucin, tal y como sucedi tambin con las ideas, algo

25
Para un examen ms detallado, vase Walter Kendall, The Revolutionary Movement in Britain 19001921
(London-1969).

diferentes, esbozadas por Abad de Santilln (V. nota 4) en su puntual descripcin
de la organizacin social y econmica que habra de instaurar la revolucin.
Gurin escribe que La Revolucin Espaola haba alcanzado cierta madurez
tanto en las mentes de los pensadores libertarios como en la conciencia popular.
Y cuando, con el golpe de Franco, la agitacin de comienzos de 1936 llev al
estallido de la revolucin social, las organizaciones de los trabajadores contaban
ya con la estructura, la experiencia y la conciencia para emprender la tarea de la
reconstruccin social. En su introduccin a una recopilacin de documentos
acerca de la colectivizacin en Espaa, el anarquista Agustn Souchy escribe:
Durante muchos aos los anarquistas y sindicalistas espaoles consideraron que
su tarea suprema era la transformacin social de la sociedad. En sus asambleas de
sindicatos y grupos, en sus diarios, en sus panfletos y libros, el problema de la
revolucin social se discuta sin cesar y de forma sistemtica.
26

Todo esto se halla tras los logros espontneos y la obra constructiva de la
Revolucin Espaola.
Las ideas del socialismo libertario, en el sentido descrito, han quedado
arrinconadas en las sociedades industriales del pasado medio siglo. Las ideologas
dominantes han sido el socialismo de Estado o el capitalismo de Estado (ste de
carcter cada vez ms militarizado en los Estados Unidos, por razones fciles de
ver).
27
Pero el inters por el anarquismo se ha reavivado en estos ltimos aos.
Las tesis de Anton Pannekoek que he citado estn tomadas de un panfleto
reciente de un grupo de trabajadores radicales franceses (Informations
Correspondance Ouvrire). Las observaciones de William Paul en torno al socialismo
revolucionario fueron citadas por Walter Kendall en un discurso pronunciado en
el Congreso Nacional sobre Control Obrero, en Sheffield, Inglaterra, en marzo
de 1969. En Inglaterra, el movimiento que lucha por el control obrero ha ido
adquiriendo una fuerza significativa en los ltimos aos. Ha organizado varios
congresos, ha producido una considerable cantidad de panfletos y cuenta con el
apoyo activo de algunos de los sindicatos ms importantes. La Amalgamated
Engineering and Foundryworkers Union, por ejemplo, ha adoptado como poltica
oficial el programa de nacionalizacin de las industrias bsicas bajo el control de
los trabajadores en todos los niveles.
28
En el continente ha habido progresos

26
Collectivisations: LOeuvre constructive de la Rvolution espagnole, p. 8.
27
Para una discusin de esta cuestin, vase Mattick, Marx and Keynes, y Michael Kidron, Western
Capitalism Since the War. Vanse tambin la discusin y referencias citadas en mi At War With Asia, cap.
1, pp. 23-26.
28
Vase Hugh Scanlon, The Way Forward for Workers Control. Scanlon es el presidente del AEF, uno de
los sindicatos britnicos ms importantes. El instituto se estableci a resultas de la sexta Conferencia

similares. Mayo del 68, por descontado, aceler en Alemania y en Francia el
creciente inters por el comunismo organizado mediante consejos obreros y por
ideas que siguen esa misma lnea, tal y como sucedi en Inglaterra.
Dado el carcter extremadamente conservador de nuestra muy ideologizada
sociedad, no sorprende demasiado que los Estados Unidos hayan quedado
relativamente al margen de esa evolucin. Pero tambin eso puede cambiar. La
erosin de la mitologa que rodeaba a la guerra fra permite al menos suscitar la
discusin sobre estas cuestiones en crculos bastante amplios. Si consiguiramos
refrenar la actual ola de represin, si la izquierda fuera capaz de superar sus
tendencias suicidas y construir sobre lo que se ha conseguido en la dcada
pasada, entonces el problema de cmo organizar la sociedad sobre bases
verdaderamente democrticas, con un control democrtico en el lugar de trabajo
y en la comunidad, se convertira en el principal tema de reflexin para todos
aquellos que son sensibles a los problemas de la sociedad contempornea, y, en la
medida en que se fuera desarrollando un movimiento de masas en favor del
socialismo libertario, la reflexin habra de ceder el paso a la accin.
En su manifiesto de 1865, Bakunin predijo que un elemento de la revolucin
social sera esa inteligente y verdaderamente noble parte de la juventud que, pese
a pertenecer por nacimiento a las clases privilegiadas, es llevada por sus generosas
convicciones y ardientes anhelos a hacer suya la causa del pueblo. Quizs en el
surgimiento del movimiento estudiantil de los 60 pueda observarse algn paso
hacia el cumplimiento de esta profeca.
Daniel Gurin ha emprendido lo que l ha descrito como un proceso de
rehabilitacin del anarquismo. Argumenta -convincentemente, a mi juicio- que
las enriquecedoras ideas del anarquismo mantienen su vitalidad y que,
examinadas y tamizadas, podran ser de gran utilidad para que el pensamiento
socialista contemporneo tomara un nuevo rumbo... [y] para contribuir a
enriquecer el marxismo.
29
De ese amplio espectro del anarquismo l ha
seleccionado para examinarlas ms atentamente aquellas ideas y acciones que
pueden calificarse de socialistas libertarias. Es lo natural y apropiado. Dentro de
ese marco se encuadran los ms importantes portavoces del anarquismo as como
los movimientos populares que han estado inspirados por sentimientos e ideales
anarquistas. Gurin se ocupa no slo del pensamiento anarquista, sino tambin
de las acciones espontneas de la lucha revolucionaria popular. Se ocupa tanto de
la creatividad social como de la intelectual. Adems, a partir de las realizaciones

sobre Control Obrero, en marzo de 1968, y sirve de centro para la difusin de informacin y para
estimular la investigacin.
29
Gurin, Ni Dieu, ni Matre, introduccin.

constructivas del pasado trata de extraer lecciones que enriquezcan la teora de la
liberacin social. Para aquellos que desean no slo comprender el mundo sino
tambin cambiarlo, sta es la forma apropiada de abordar el estudio de la historia
del anarquismo.
Gurin describe el anarquismo del siglo XIX como eminentemente doctrinal,
mientras que el siglo XX, para los anarquistas, ha sido una poca de prctica
revolucionaria.
30
En Anarchisme refleja esta opinin. Arthur Rosenberg apunt
en una ocasin que las revoluciones populares se caracterizan por tratar de
sustituir una autoridad feudal o centralizada que gobierna por la fuerza por
alguna suerte de sistema comunal que implique la destruccin y desaparicin de
la vieja forma de Estado. Dicho sistema ser o bien socialista, o bien una forma
extrema de democracia... [La cual es] condicin previa para el socialismo, por
cuanto el socialismo slo puede hacerse realidad en un mundo en el que el
individuo goce de la mxima libertad posible. Este ideal, observa, era comn a
Marx y a los anarquistas.
31
Esta lucha natural por la liberacin va en sentido
opuesto a la predominante tendencia de la vida poltica y econmica hacia la
centralizacin.
Hace un siglo Marx escribi que los trabajadores de Pars comprendieron que
no haba ms alternativa que la Comuna o el imperio, fuera cual fuera el nombre
bajo el que ste reapareciese.
El Imperio los haba arruinado econmicamente con su dilapidacin de la
riqueza pblica, con las grandes estafas financieras que foment y con el apoyo
prestado a la concentracin artificialmente acelerada del capital, que supona la
expropiacin de muchos de sus componentes. Los haba oprimido polticamente,
y los haba irritado moralmente con sus orgas; haba herido su volterianismo al
confiar la educacin de sus hijos a los frres ignorantins, y haba sublevado su
sentimiento nacional de franceses al lanzarlos precipitadamente a una guerra que
slo ofreci una compensacin para todos los desastres que haba causado: la
cada del Imperio.
32


30
Ibid.
31
Arthur Rosenberg, A History of Bolshevism from Marx to the First Five Years Plan (New York-
1965), p. 88.
32
Karl Marx, The Civil War in France, 1871 (New York-1941), pp. 79-80. [Frres ignorantins es el
sobrenombre con que se llamaba a la orden religiosa que apareci en Reims en 1680. Sus miembros se
dedicaban a la educacin de nios pobres. En las escuelas fundadas por la Orden los alumnos reciban
principalmente educacin religiosa y muy poco en otros campos del saber. Marx utiliz esta expresin
para aludir al bajo nivel y al carcter clerical de la educacin elemental en la Francia burguesa. (Nota del
editor de la traduccin arriba reseada)]

El miserable Segundo Imperio era la nica forma de gobierno posible en una
poca en que la burguesa ya haba sido derrotada y la clase trabajadora an no
haba adquirido capacidad para gobernar la nacin.
No resultara muy difcil parafrasear estas observaciones para adecuarlas a los
sistemas imperiales de 1970. El problema de la liberacin del hombre de la
condena de la explotacin econmica y la esclavizacin poltica y social es
tambin hoy el problema de nuestro tiempo. Y mientras as sea, las doctrinas y la
prctica revolucionaria del socialismo libertario nos servirn de inspiracin y gua.

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