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CUENTOS DE NAVIDAD

El GIGANTE EGOSTA .......................................................................................................................... 2


LA PELOTA DE BALONCESTO DE
ERIKAEVAMADRINAYLOSJUGUETESSOLIDARIOSLASESTRELLASDELANAVIDADLAVISITADEPAPA
NOELOTRAVEZNAVIDAD ................................................................................................................ 6
LAS ESTRELLAS DE LA NAVIDAD ......................................................................................................... 8
EVA MADRINA Y LOS JUGUETES SOLIDARIOS ................................................................................. 10
EL DIA DE REYES DE EUGENIA .......................................................................................................... 12
LA VISITA DE PAPA NOEL .................................................................................................................. 15
OTRA VEZ NAVIDAD ......................................................................................................................... 18
ELDIADEREYESDEEUGENIA

El Gigante Egosta
Cada tarde, a la salida de la escuela, los nios se iban a jugar al jardn del Gigante. Era un jardn
amplio y hermoso, con arbustos de flores y cubierto de csped verde y suave. Los pjaros se
apoyaban en el ramaje de los rboles, y cantaban con tanta dulzura, que los nios dejaban de
jugar para escuchar sus trinos.
Los nios eran felices all.

Pero un da el Gigante regres. Haba ido a visitar su amigo el Ogro de Comish, y se haba quedado
con l durante los ltimos siete aos. Durante ese tiempo ya se haban dicho todo lo que se tenan
que decir, pues su conversacin era limitada, y el Gigante sinti el deseo de volver a su mansin.
Al llegar, lo primero que vio fue a los nios jugando en el jardn.
2

Furioso, el Gigante les dijo con voz retumbante:


- Qu hacen aqu?
Los nios escaparon corriendo en desbandada.
Y continu el Gigante:
- Este jardn es mo. Es m jardn propio. Todo el mundo debe entender eso, y no dejar que nadie
se meta a jugar aqu.
Enseguida, puso un cartel que deca:
"ENTRADA ESTRICTAMENTE PROHIBIDA BAJO LAS PENAS CONSIGUIENTES"
Era un Gigante egosta.
Los nios se quedaron sin tener donde jugar. Intentaron jugar en otros lugares, pero no les gust.
Y al pasaren cerca del jardn del Gigante, pensaban en cmo haban sido felices all.

Cuando la primavera volvi, toda la ciudad se pobl de pjaros y flores. Sin embargo, en el jardn
del Gigante Egosta segua el invierno. Como no haba nios, los pjaros no cantaban, y los rboles
no florecan. Slo una vez una lindsima flor se asom entre la hierba, pero apenas vio el cartel, se
sinti tan triste por los nios que volvi a meterse bajo tierra. Los nicos que all se sentan a gusto
eran la Nieve y la Escarcha que, observando que la primavera se haba olvidado de aquel jardn,
estaban dispuestos a quedar all todo el resto del ao.
La Nieve cubri la tierra con su gran manto blanco, y la Escarcha cubri de plata los rboles.
Invitaron a su triste amigo el Viento del Norte para que pasara con ellos el invierno. Y el Viento del
Norte invit a su amigo granizo, que tambin se uni a ellos.

Mientras tanto, el Gigante Egosta, al asomarse a la ventana de su casa, vio que su jardn todava
estaba cubierto de gris y blanco. Y pens:
- No entiendo por qu la primavera se demora tanto en llegar aqu. Espero que pronto cambie el
tiempo.
Pero la primavera no lleg nunca, ni tampoco el verano. El otoo dio frutos dorados en todos los
jardines, pero al jardn del Gigante no le dio ninguno.
Los frutales decan:

- Es un gigante demasiado egosta.


De esta manera, el jardn del Gigante qued para siempre sumido en el invierno, y el viento del
Norte, el Granizo, la Escarcha, y la Nieve bailoteaban lamentablemente entre los rboles.

Una maana, el Gigante estaba todava en la cama cuando oy que una msica muy hermosa
llegaba desde afuera. Sonaba tan dulce en sus odos, que pens que tena que ser el rey de los
elfos que pasaba por all. En realidad, era slo un jilguerito que estaba cantando frente a su
ventada, pero haca tanto tiempo que el Gigante no escuchaba cantar ni un pjaro en su jardn,
que le pareci escuchar la msica ms bella del mundo. Entonces el Granizo detuvo su danza, y el
Viento del Norte dej de rugir, y un perfume delicioso penetr por entre las persianas abiertas.
- Qu bueno! Parece que al fin lleg la primavera - dijo el Gigante, y salt de la cama para correr a
la ventana.
Y qu es lo que vio?

Ante sus ojos haba un espectculo maravilloso. Los nios haban entrado al jardn a travs de una
brecha del muro, y se haban trepado a los rboles, En cada rbol haba un nio, y los rboles
estaban tan felices que se haban cubierto de flores. Los pjaros revoloteaban cantando alrededor
de ellos. Era realmente un espectculo muy bello.
Slo era invierno en un rincn. Era el rincn ms apartado del jardn, y en l se encontraba un
niito. Pero era tan pequen que no lograba alcanzar a las ramas del rbol, y el nio daba vueltas
alrededor del viejo tronco llorando amargamente. El pobre rbol estaba todava cubierto de
escarcha y nieve, y el Viento del Norte soplaba y ruga sobre l.

El Gigante sinti que el corazn se le derreta.


- Cmo he sido egosta! - exclam-Ahora s por qu la primavera no quera venir hasta aqu.
Subir a ese pobre niito al rbol y despus voy a botar el muro. Desde hoy mi jardn ser para
siempre un lugar de juegos para los nios. El Gigante estaba de veras arrepentido por lo que haba
hecho.
Baj entonces la escalera, abri cautelosamente la puerta de la casa, y entr en el jardn. Pero en
cuanto lo vieron los nios se aterrorizaron, salieron a escape, y en el jardn volvi a ser invierno
otra vez. Slo el nio pequen del rincn no escap porque tena los ojos tan llenos de lgrimas
que no vio venir al Gigante. El Gigante se le acerc por detrs, lo tom gentilmente entre sus
manos, y lo subi al rbol. Y el rbol floreci de repente, y los pjaros vinieron a cantar, y el nio

abraz el cuello del Gigante y lo bes. Los otros nios, cuando vieron que el Gigante no era malo,
volvieron corriendo. Con ellos la primavera regres al jardn.
Y les dijo el Gigante:
- De ahora en adelante, el jardn ser vuestro.
Y tomando un hacha, ech abajo el muro.

Al medioda, cuando la gente se diriga al mercado, todos pudieron ver al Gigante jugando con los
nios. Estuvieron jugando all todo el da, y al llegar la noche los nios fueron a despedirse del
Gigante.
- Pero dnde est el ms pequeo? - Pregunt el Gigante-, ese nio que sub al rbol del rincn?
El Gigante lo quera ms que a los otros, porque el pequeo le haba dado un beso.
- No lo sabemos -respondieron los nios-, se march solito.
- Dganle que vuelva maana - dijo el Gigante.
Pero los nios contestaron que no saban donde viva, y que nunca lo haban visto antes. Y el
Gigante se qued muy triste.
Todas las tardes al salir de la escuela los nios iban a jugar con el Gigante. Pero no volvieron a ver
el nio pequeito. El Gigante lo echaba de menos.

Fueron pasando los aos, y el Gigante se puso viejo y sus fuerzas se debilitaron. Ya no poda jugar.
Pero, sentado en un enorme silln, miraba jugar a los nios y admiraba su jardn.
-Tengo flores hermosas - se deca-, pero los nios son lo ms hermoso de todo.
Una maana de invierno, mir por la ventada mientras se vesta. Ya no odiaba el invierno pues
saba que el invierno era simplemente la primavera dormida, y que las flores estaban
descansando.
Sin embargo, de pronto se restreg los ojos, maravillado, y mir, mir?..
En el rincn ms lejano del jardn haba un rbol cubierto de flores blancas. Todas sus ramas eran
doradas, y de ellas colgaban frutos de plata. Debajo del rbol estaba parado el pequeito a quien
tanto haba echado de menos.

Lleno de alegra el Gigante se acerc al nio y not que l tena heridas de claros en las manos y en
los pies. Preocupado, y a gritos, el Gigante le pregunt quin se haba atrevido a hacerle dao.
Entonces el nio sonri al Gigante, y le dijo:
- No! Estas son las heridas del Amor.
- Quin eres t, mi pequeo niito? - pregunt el Gigante, y un extrao temor lo invadi, y cay
de rodillas ante el pequeo.
Entonces el nio sonri al Gigante, y le dijo:
- Una vez t me dejaste jugar en tu jardn; hoy jugars conmigo en el jardn mo, que es el Paraso.
Y cuando los nios llegaron esa tarde, encontraron al Gigante muerto debajo del rbol. Pareca
dormir, y estaba entero cubierto de flores blancas.

LA PELOTA DE BALONCESTO DE ERIKA

Erika era una nia muy alta, que desde muy pequea todos haban sugerido que jugara al
baloncesto, pero a ella no le gustaba. Siempre haba preferido ir a clases de natacin y de piano,
antes que coger una pelota y encestarla en una red sin fondo.

Sus amigas tambin le decan lo mismo, y ella se enfadaba:

- Por ser alta tengo que jugar al baloncesto?, entonces quien tenga los dedos muy largos que
toque el piano, o a quien le guste baarse en el mar, que sea nadador profesional, contestaba
ella.

Erika senta mucha presin con este tema, y con tan solo ocho aos decidi que nadie ms le dira
nada. Estaban en diciembre, y las navidades se acercaban, ella le pidi a Santa Claus que le
regalara una pelota de baloncesto de colorines. As todos le dejaran de decir lo que tena que
hacer, y ella se quedaba tranquila de tantos comentarios sobre lo mismo.

Santa Claus muy emocionado le regal una pelota preciosa de baloncesto, era de todos los
colores, pareca un arco iris. Erika se sinti muy feliz con su regalo, aunque lo que ms le gust del
da que lo recibi fue que los dems empezaron a tolerarla de distinta manera, con ms respeto.

Erika intentaba que todos los das alguien de su familia y de sus amigos la viera con la pelota,
jugando, transportndola o pensando con ella en la mano. As poco a poco, todos se relajaran con
el tema del baloncesto, y Erika se sentira ms aliviada y podra dedicarse a lo que realmente le
gustaba, nadar y tocar el piano.

Un buen da, cuando no llevaba la pelota con ella porque ya crea que haba calmado los nervios
de su alrededor, se dio cuenta de que la echaba de menos!. Durante mucho tiempo la haba
acompaado en su da a da como una mera espectadora, y ahora se estaba dando cuenta de que
esa pelota le haba escuchado todos sus pensamientos en voz alta, y acompaado en momentos
muy importantes en su vida.

Desde entonces, sin que nadie la viera jugaba todos los das un ratito al baloncesto, y le haca
sentirse muy bien. Nunca dej de lado el piano ni la natacin, pero el baloncesto le empez a dar
otro tipo de actitud, y comenz a ser ms amable con los dems.

La pelota de colores se convirti en su amuleto particular, y gracias a ella, lleg a ser una jugadora
excepcional de baloncesto, y particip en muchos campeonatos de deportes variados.

LAS ESTRELLAS DE LA NAVIDAD

Haba una vez un sabio experto en estrellas que diariamente con su telescopio miraba el
firmamento. Su funcin como astrnomo era comprobar que todas las estrellas de todas las
constelaciones de todas las galaxias estaban en orden, y que todas conservaban su tamao y color
original.

Un da, despus de un eclipse total de luna en el mes de diciembre, empezaron a verse una serie
de estrellas diferentes y muy coloridas. El sabio, ante aquel descubrimiento se encerr en su
observatorio para poder estudiar con calma el motivo de ese hecho tan curioso.

A los pocos das de observacin de las estrellas, stas haban evolucionado sorprendentemente.
Unas aparecan de color rojo y violeta brillante, otras con letras escritas en el centro, y otras
parecan estar garabateadas por nios.
El sabio al salir de su reclusin durante das, tena muchsimas ganas de llegar a su casa y
descansar, pero cual fue su sorpresa!, una hilera de periodistas en la puerta, y muchas cmaras
de fotos inmortalizando aquel momento, le impidieron cumplir su deseo.

l sin ninguna teora an formada esquivaba como poda las preguntas de la televisin y la radio,
deca:

- An faltan meses de investigacin. Les ruego que respeten mi trabajo y sepan esperar la
respuesta. Gracias.

Fran, un nio de 7 aos, que viva enfrente del sabio, y que haba odo la noticia por la radio, fue a
esperarlo a la puerta de su casa. Cuando lleg le dijo:

- Seor, buenas tardes, slo quera decirle que si necesita ayuda con las estrellas me puede
preguntar a m. Yo s cul es la respuesta del enigma.

El sabio, cansado e importunado, le contest a Fran:

- Claro, claro, ya te preguntar, cerr la puerta de su casa y se ech a dormir.

Al da siguiente, el sabio ya haba descansado lo suficiente como para seguir trabajando, y al salir
de casa tuvo una revelacin al pensar en lo que su pequeo vecino le haba dicho la tarde anterior.

Con mucha prisa, el sabio fue al observatorio de nuevo y all se puso de nuevo al telescopio. Las
estrellas se vean ms grandes, por lo que concluy que estaban cada vez ms cerca, ahora ya se
podan leer bien las letras que algunas anunciaban en su cuerpo: - Feliz Navidad!.

El sabio mir el calendario, y una sonrisa se dibuj en su rostro, era 18 de diciembre, slo faltaba
una semana para el da de Navidad.

Claro que Fran saba la respuesta al enigma!, porque es un nio, y los nios ante la Navidad se
transforman en los reyes de la ilusin y la alegra, se dijo para s el sabio.

Cuando esa tarde vio a Fran esperndole de nuevo en la puerta de su casa, fue a darle un tierno
abrazo y le dijo:

- Sal conmigo a la calle que tienes que aclarar el gran enigma.

El nio muy ilusionado se puso delante de una cmara, y mirando al sabio dijo:

- Las estrellas que el seor sabio ha visto con su telescopio son las estrellas de la Navidad, y el 24
de diciembre por la noche las podremos ver todos en directo solo con mirar al cielo.

As fue como se descifr el gran misterio de la Navidad, y como Fran empez a interesarse por la
astronoma, hasta que lleg a convertirse en el mejor astrnomo de la ciudad.
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EVA MADRINA Y LOS JUGUETES SOLIDARIOS

Haba una vez una maestra de nios muy pequeos que se llamaba Eva. Todas sus compaeras la
llamaban Madrina, y slo ellas saban el motivo de ese nombre.

Todas las navidades en la escuela infantil donde Eva trabajaba se haca una fiesta de la Navidad,
donde se contaba con actuaciones de los padres, cuentacuentos, talleres de manualidades y el
momento ms deseado de todos los nios, que Santa Claus apareciese por all para repartir
regalos sorpresa.

Ya estaban a finales de noviembre y haba que ir preparando el gran da navideo. Empezaron a


comunicar a todos los padres cmo se iba a organizar la fiesta ese ao, y como siempre, la magia y
la ilusin de la Navidad empezaba a decorar el centro.
Todos los das los nios iban muy contentos a clase, all sus profesoras les contaban cuentos
solidarios, para que ellos aprendieran a ser ms comprensivos con aquellos nios que no tenan
nada, y aqu era donde Eva haca aparicin.

Eva realmente era un hada madrina!, por eso la llamaban Madrina. Ella era capaz de hacer sonrer
al nio ms triste del mundo, porque le tocaba con sus alas invisibles, y el nio senta que la
felicidad le invada. Y as haca con sus nios, con los de la escuela donde trabajaba y con los nios
que reciban un juguete como si fuera el tesoro ms valioso de su vida, que no podan acudir a la
misma escuela.

Era una autntica hada madrina, al nio que tocaba le haca vivir la ilusin de la Navidad con un
juguete solidario!.

La condicin de Eva era un secreto cada ao entre los nios, las profesoras y ella. As siempre se
mantendra la ilusin de los juguetes y la solidaridad mgica. Y por esto, los juguetes que ese da
regalaba Santa Claus a todos los nios de la escuela, eran juguetes que el ao anterior esos nios
haban regalado a los nios de fuera de la escuela.
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Con este gesto solidario, los nios aprendan a darse cuenta del valor de los objetos, y a recibir un
nico juguete, y as podan dedicar todo el tiempo a jugar con l.

La ilusin era infinita cuando los nios abran los regalos, y cualquier cosa que fuera lo que hubiera
dentro del papel de regalo, dibujaba una sonrisa en los rostros de aquellos nios solidarios, que
repartan ilusin con sus juguetes y su actitud.

As fue como Eva se hizo muy mayor dentro de aquella escuela infantil, y nunca nadie fuera de all,
supo su secreto. Todas las navidades Eva era el hada madrina que reparta ilusin y solidaridad por
todos los rincones de la escuela.

12

EL DIA DE REYES DE EUGENIA

Eugenia fue a la cabalgata de los Reyes Magos con una emocin contenida muy grande, despus
de la carta que los Reyes le haban respondido a la suya, y que cuando la vieron entre la multitud
de tantos nios y padres, le guiaron un ojo, la nia estaba muy emocionada, y esa noche le cost
conciliar el sueo.

La nia se levant a la maana siguiente con mucha curiosidad, era un da de muy buenas
emociones y sensaciones, y Eugenia y su hermana no queran perdrselo.

Ambas se despertaron pronto, y cuando se pusieron sus zapatillas de estar en casa y una bata para
no enfriarse, fueron juntas de la mano hasta llegar al rbol de Navidad.
La imagen que se les qued en sus retinas permaneci para siempre en las nias. Debajo de su
rbol haba una caja enorme con el nombre de Eugenia y su hermana, y al lado haba dos
pequeas cajas y un sobre, todo ello para los padres.

Las nias fueron enseguida a despertar a sus padres, queran abrir los regalos todos juntos, para
verse las caras de ilusin y felicidad, y para disfrutar de ese da de Reyes en familia. Eugenia y su
hermana fueron las primeras en abrir su regalo.

- Qu ser?, por el tamao podra ser la casa de muecas que pedimos,- pens Eugenia.

Efectivamente, era un autntico palacio para los bebs de juguete que las dos tenan, con todo
tipo de artilugios, baera, cambiador, cunita, sbanas de ositos, carrito de paseo Incluso tena
muchas ms cosas de las que las nias se haban imaginado.

Estaban radiantes por su regalo, y Eugenia dijo:

- Pap y mam, abrid vuestros regalos para que podamos jugar todos juntos, no?.
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Los padres miraron a su hija mayor con mucho cario y se rieron, al tiempo que pensaban:

- Cmo vamos a jugar juntos si seguro que nuestro regalo no es un juguete?.

Cual sera la sorpresa de padres e hijas cuando al abrir las pequeas cajas, descubrieron un gran
tesoro para sus vidas, a su madre le haban trado un libro de cuentos infantiles para leer todas las
noches antes de irse a dormir todos, y a su padre un libro con imgenes para colorear, escribir y
pegar pegatinas.

Todos estaban muy contentos porque podran compartir tiempo de juegos juntos, eran regalos
muy prcticos y muy educativos. Al empezar a recoger los papeles de los regalos, vieron el sobre
sin abrir en el suelo, se haban olvidado de l!.

Los padres se sentaron juntos en el sof para abrirlo y ver que pona, y leyeron:

- Queridos padres de Eugenia y Mara:

Tenis unas hijas que valen su peso en oro como ya sabris desde que nacieron. Nuestro regalo es
una peticin suya. Os quieren tanto que todo el tiempo que pasa, es poco para estar a vuestro
lado.

Os regalamos ese tiempo que nos piden en forma de bono de 24 horas extras al mes, siempre que
nicamente lo utilicis para disfrutarlo, y para aprovecharlo en positivo. Si no cumpls estas
condiciones, Eugenia y Mara os lo recordarn para que no se despilfarre sin ser feliz, y deberis
escucharlas!.

Sin ms, nos despedimos, deseamos que pasis un feliz da de Reyes, y lo ms importante, que
este regalo dure toda la vida en la mejor compaa, la de vuestras hijas.

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Los Reyes Magos.

Los Reyes Magos haban cumplido su promesa de llevarles debajo del rbol de Navidad lo que
haban pedido, y sto hizo que Eugenia sonriera picaronamente, entre todos se miraron y
empezaron a rerse, era el mejor regalo que nadie poda tener nunca. Todos los meses el bono se
acababa, y la felicidad era la protagonista de las vidas de esta familia.

Siempre fueron felices, y aprendieron a disfrutar de cada momento de la mejor manera posible,
leyendo, jugando y escribiendo.

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LA VISITA DE PAPA NOEL

Cuento Corto para nios, creado por: Tamara Baeza

Cada ao Owen, de cinco aos, esperaba ansioso la llegada de la Navidad, tanto que siempre le
peda a su mam que armara su arbolito antes de tiempo, le encantaba ver como las luces
adornaban su rbol y la casa entera, y le fascinaba tambin verlo en otros hogares. Era algo
totalmente mgico para l.

Cuando terminaban de preparar su rbol, mam lo ayudaba a escribir su carta destinada a ese ser
mgico que cada Navidad ilumina la ilusin de los nios, claro que ese ao fue diferente a los
anteriores, ya que Owen ya saba escribir y slo peda ayuda a mam para completar algunas
palabras. El pedido de Owen haba sido una piscina de lona y un barco para que nadara dentro de
sta.

Sebastian, su primo de ocho aos, no senta la misma emocin que Owen y preguntaba para que
escriba cartas si no era Pap Noel quien dejaba el regalo, pero el nio no hizo caso a sus dichos.

Ese mismo ao Sebastian pidi a sus padres varios obsequios como regalo de Navidad, ya que l
no confiaba en que Pap Noel existiera porque nunca lo haba visto. Al llegar la nochebuena, Sebas
y su mam partieron a casa de sus abuelos a festejarla pero al regresar a su casa al da siguiente
se llev una gran sorpresa. Su rbol, y no slo ste, sino que su casa entera estaba iluminada, el
rbol de Navidad tena un brillo que alumbraba toda la casa, tanto que no podan mantener sus
ojos abiertos, era algo fantstico, cada rincn de la casa brillaba, algo que no haba visto nunca.
Enseguida entendi que eso no haba sido obra de sus padres. Con algo de miedo se acerc al
rbol, y su ropa qued impregnada de un polvo brillante, tambin su cuerpo y el de mam y papa.
Este brillo ilumin su rostro y lo colm de alegra. Debajo del rbol encontr un regalo que tena su
nombre.

Mam, pap,habis sido vosotros?- pregunt a sus padres.

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A lo que le respondieron que eso era imposible ya que durante la noche haban estado todos
juntos en casa de sus abuelos.

El nio abri el regalo y lo primero que vio fue una carta con un mueco de peluche igualito a
Pap Noel. La carta deca:

- Querido Sebastian, se que ya no crees en m, pero te cuento que yo no me he olvidado de ti.


Entiendo que has crecido y no confas que los regalos de Navidad que traigo sea cierto, por eso es
que he venido a visitarte, como lo he hecho todos estos aos, una vez ms. Como debes saber,
todos los aos nacen nuevos nios y junto con mis renos y mis amigos duendes debo encargarme
que todos reciban su regalo en Navidad, pero a veces me resulta casi imposible cumplir con todos
los nios del mundo y es en ese momento cuando suelo dejar este tipo de cartas en los hogares
pidiendo a los padres que a partir de haberla recibido sean ellos quienes en mi nombre dejen un
regalo para esos nios que van creciendo como lo ests haciendo t. Te dejo una mini replica ma
de peluche, ya que siempre estar acompaando tu crecimiento. Cuida mucho el mueco ya que
deposit en l toda la magia para que sientas mi presencia y disfrutes en estas fiestas. Cada
Navidad el mueco encender su luz, lo que significa que la magia navidea estar colmando tu
hogar.

Sin ms que decirte me despido hasta el prximo ao, que tengas una Feliz Navidad.
Te desea, PAPA NOEL

Al terminar de leer la carta, Sebastian y sus padres quedaron asombrados y el nio sigui creyendo
y confiando en este ser magico.

Al da siguiente corri a casa de su primo Owen a contarle parte de su experiencia y a mostrarle el


regalo que el mismsimo Pap Noel le haba dejado, obviamente sin darle detalles de la carta, para
que a su primo llegado el momento lo sorprendiera igual que a l.

17

Owen contento le mostr su piscina y lo invit a que nadaran juntos. Y cada Navidad, juntos miran
el cielo y ven un trineo mgico pasar, all muy cerca de la luna y las estrellas, iluminando toda la
ciudad.

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OTRA VEZ NAVIDAD

Cuento Corto para nios/as, creado por: Renata Herdeer

Llegaba la Navidad y como era costumbre todos empezaban a hacer los preparativos, como
adornar sus casas, preparar comida, y reuniones familiares y con vecinos. Esto causaba gran
emocin en los nios y eran los que ms participaban excepto Luky, que para l eso no tena
sentido. Las experiencias que tena de la Navidad era que su padre beba toda la temporada, su
madre discuta con l y su padre hasta que se encerraba a llorar toda la Noche Buena.

En cuanto a sus amigos le molestaba profundamente ver como presuman con sus regalos

Al atender la llamada de sus vecinos, que lo invitaban a elaborar el rbol de Navidad, comenz a
hacerse un par de preguntas de camino al parque:

- Para qu celebran la navidad?, acaso si fue en esta poca? No lo creo, Dios no naci con
nuestro calendario! Y el nombre de Navidad? Por ms que escuche a las personas explicando su
significado, no le encuentro sentido.

- Santa Claus? Slo existe en las pelculas!

De tanto cuestionarse decidi regresar a su casa, no tena porqu acudir a hacer algo en lo que l
no crea.

- Pero si yo no creo en esto!, por qu no abriles los ojos a los dems?

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As fue como planeo ir de noche al parque y destruir todo lo que haban hecho sus vecinos y en
seguida a las casas para lograr exterminar todo eso.

- Luky, que haces aqu?

- T no deberas estar durmiendo, Tafia?

- No mrate! como un ladrn en mi casa, y empacando los regalos del rbol para llevrtelos.

- Me vas a delatar? hazlo no me importa. -Dijo Luky saliendo por la ventana como un ladroncillo.

- Espera, espera! - deca Tafia corriendo detrs.

- Dime, que te pasa?

- He tenido que soportarlos por mucho tiempo, pero ya es hora de parar.

- Soportar! -dijo muy molesta. -Siempre te hemos invitado, llamado y tolerado tu incredibilidad.

- No pues gracias, me hacas un gran favor!

yeme bien! porque va a ser la ltima vez que lo diga.

Ju vacilo Luky sin sospechar que esas palabras resumiran su aptitud.

Nos lo soportas; porque lo que hacemos contigo, quisieras que lo hicieran tus padres.
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Como te atreves!- dijo Luky tomndola de las manos con fuerza.

No tenemos la culpa, cada quien asume una postura ante las cosas.

Perdn. -Dijo soltndola con lgrimas en sus ojos. - Quera hacer que por lo menos una vez no
tuvieran regalos ni reuniones absurdas.

Ah, como t! -susurr Tafia dndole un abrazo.

Cmo puedes abrazarme despus de lo que hice?

No hay que guardar rencor en tu corazn.

Yo -dijo dando la espalda, se senta apenado.

Y no has hecho nada, vas a dejar todo como estaba.

Yo? -pens Como no admitirlo estaba descubierto.

Adis, y te espero en mi casa para celebrar.

No, eso si no me lo pidas No volver a celebrar algo que no tiene sentido para mi!

Termino exhausto de tanto arreglar, por fortuna no haba ido a mas casas si no a la de Tafia y al
parque.

21

En la noche recibi un regalo de Tafia; al destaparlo vio un espejo y una nota que deca:

T decides la postura ante las cosas, si no tienes una unin familiar, tienes a unos amigos que te
recibirn con afecto.

Miro toda la noche el regalo Por qu un espejo? -dijo mirndose, por sorpresa no se vea como
un nio sino como un anciano; con la mirada triste y a su alrededor solo.

Del susto tir el espejo, pero se dio cuenta que si tomaba esta aptitud ante las cosas as sera
cuando estuviera viejo.

22

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