Manual de Directrices y Buenas Prácticas en Derechos Económicos, Sociales y Culturales
Manual de Directrices y Buenas Prácticas en Derechos Económicos, Sociales y Culturales
Manual de Directrices y Buenas Prácticas en Derechos Económicos, Sociales y Culturales
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Manual de directrices
y buenas prcticas
en derechos econmicos,
sociales y culturales
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323.4
I59m
44 p. : 22x28 cm.
ISBN 978-9968-611-78-7
1.
Derechos humanos 2. Debido proceso 3. Acceso a la justicia I. Rodrguez Rescia, Vctor, consultor
Las ideas expuestas en este libro son de exclusiva responsabilidad de las personas autoras y no corresponden necesariamente
con las del IIDH o las de sus donantes.
Se permite la reproduccin total o parcial de los materiales aqu publicados, siempre y cuando no sean alterados, se asignen
los crditos correspondientes y se haga llegar una copia de la publicacin o reproduccin al editor.
Equipo productor de la publicacin:
Vctor Rodrguez
Autor y Consultor IIDH
Jacinta Escudos
Revisin de estilo
Walter Meoo
Diagramacin
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ndice
Presentacin..........................................................................................................................7
Directriz 1
Definir y caracterizar los derechos econmicos, sociales y culturales..........................11
Directriz 2
Rompiendo el paradigma de las tipologas de los derechos humanos...........................14
Directriz 3
Fortalecer la justiciabilidad y exigibilidad de los derechos econmicos, sociales y
culturales en el derecho interno......................................................................................17
Directriz 4
Mejoramiento del marco normativo para la proteccin de los derechos econmicos,
sociales y culturales........................................................................................................18
Directriz 5
Aplicacin progresiva y no regresiva de los derechos econmicos sociales
y culturales.....................................................................................................................19
Directriz 6
Maximizar y potenciar la proteccin de los DESC desde la va del recurso
de amparo o de tutela constitucional..............................................................................20
Directriz 7
Aplicar los tratados de derechos humanos en materia de DESC como derecho
interno de aplicacin automtica....................................................................................21
Directriz 8
Aplicar la jurisprudencia y precedentes de los rganos internacionales de derechos
humanos en materia de DESC........................................................................................22
Directriz 9
Interpretar y resolver casos de DESC conforme al principio pro persona humana.......22
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Directriz 10
Acceso gratuito a la justicia para demandas por derechos econmicos,
sociales y culturales........................................................................................................23
Directriz 11
Proteccin de intereses difusos va actio popularis u otras similares.............................24
Directriz 12
Mejorar el acceso a la justicia de los grupos en condicin de vulnerabilidad ..............25
Directriz 13
Diseo y revisin de prcticas y protocolos de actuacin judicial en materia
de derechos econmicos, sociales y culturales..............................................................33
Directriz 14
Sensibilizar sobre la responsabilidad de los operadores de justicia en la procuracin
de justicia en materia de DESC......................................................................................34
Directriz 15
Manejo del debido proceso legal como eje transversal en el acceso a la justicia..........35
Anexo
Cuestionario para Cortes y Salas Constitucionales........................................................40
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Presentacin
Durante los aos 2009 y 2010, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH) desarroll y
organiz en el mbito regional latinoamericano el proyecto para estudiar la extensin de la justiciabilidad
y exigibilidad de los derechos econmicos, sociales y culturales desde la justicia constitucional. IIDH fue
respaldado principalmente por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega y complementariamente
por la Agencia Sueca de Cooperacin Internacional para el Desarrollo (ASDI). El enfoque es regional
e interrelacionado con varias Cortes, Salas y Tribunales Constitucionales de la regin. Los resultados y
productos son para usar e influir en las operaciones y sentencias judiciales en todos los pases latinoamericanos
con nfasis en Centroamrica.
Desde 2007, el IIDH, ha enfocado la poltica institucional al enfoque crtico del sustrato de los
derechos humanos y de la democracia desde la dimensin de los derechos de las personas y comunidades
en situacin de pobreza crtica, relegacin social y de extrema vulnerabilidad. En ese orden poltico
del sentido actual de promover los derechos humanos del sistema interamericano, la justiciabilidad y
exigibilidad de los derechos econmicos, sociales y culturales es un desafo impostergable en la regin
para cumplir con el Protocolo Adicional a la Convencin Americana sobre Derechos Humanos (CADH)
en materia de DESC (Protocolo de San Salvador).
Por otra parte, los derechos de las personas y grupos en condicin de extrema vulnerabilidad exigen
espcficamente una poltica judicial sostenida y urgente. Las Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia
de las Personas en Condicin de Vulnerabilidad, adoptadas en la XIV Cumbre Judicial Iberoamericana,
celebrada en Brasilia, del 4 al 6 de marzo de 2008, se adelantan como parmetros regionales adecuados
a incidir en enfoques ms amplios e inclusivos para instrumentar acciones afirmativas y judiciales para
cumplir con las obligaciones sociales y respondr al ejercicio de derechos esenciales de grupos en situacin
de extrema pobreza e indigencias, de forma a completar el desarrollo reciente del Protocolo de San Salvador.
En este sentido de promocin, IIDH ha apoyado tcnica y polticamente la conformacin del Grupo
de Trabajo para la Revisin de Informes Peridicos Previstos en el Protocolo de San Salvador Grupo
de Trabajo DESC y el sistema de indicadores de progreso en materia de derechos econmicos, sociales
y culturales. En 2010, el IIDH convoc por primera vez al Grupo de Trabajo y un grupo de expertos y
expertas, logrando tres niveles de actuacin en lo institucional (reglamento, presupuesto y plan de trabajo);
en lo sustantivo (cuestiones tcnicas sobre el sistema de indicadores de progreso) y en el mbito poltico
(promocin ante los rganos polticos de la OEA, sociedad civil y Estados parte). A partir de esta pionera
consulta en nuestra Oficina Regional para Sudamrica (Montevideo, mayo 2010), el Grupo de Trabajo
present el primer grupo de derechos y la propuesta tcnica para elaborar y presentar informes. Sigui en
agosto de 2011, la segunda reunin de consulta del Grupo DESC OEA y expertos y expertas de la regin
para dar apoyo y continuidad a los mandatos de avanzar en el segundo grupo de derechos y establecer
estrategias de difusin del sistema de indicadores.
Es precisamente en ese contexto y enfoque regional Los derechos humanos desde la dimensin
de la pobreza. Una ruta por construir en el Sistema Interamericano, que el IIDH ha desarrollado esta
iniciativa apropiada al estudio de la justicia constitucional respecto de la justiciabilidad de los DESC,
junto con la ampliacin de espacios que permitan intercambiar experiencias materializadas entre las
entidades constitucionales y pblicas tal y como lo establece la Regla 90 de las 100 Reglas de Brasilia
para la realizacin y cumplimiento de los derechos humanos de las personas, los grupos y comunidades
en condicin de vulnerabilidad y de permanente riesgo social.
El fomento y desarrollo de este estudio e iniciativa regional dependi del apoyo y apertura que las
Cortes y Salas Constitucionales brindaron para la recopilacin y el acopio de informacin con lo que,
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sistematizada, se configur el marco descriptor de la forma y legalidad con que se atiende y considera la
exigibilidad de los DESC en varios pases de la regin.
La base del diagnstico fue un cuestionario circulado1 a esas entidades judiciales que ha estandarizado
y sistematizado datos, jurisprudencia, legislacin y prcticas apropiadas de aplicacin e interpretacin de
los tratados internacionales de derechos humanos como derecho interno, en particular, los que se refieren
a derechos econmicos, sociales y culturales. El cuestionario est basado en preguntas naturales y precisas
en la adicin de informacin complementaria, especialmente jurisprudencia constitucional, que refleja
los enfoques de acceso a la justicia constitucional.
Sobre esa informacin proveda por las cortes y tribunales, el equipo IIDH organiz las presentes
directrices y buenas prcticas que configuran la base del sumario y compendio sobre el desarrollo de
la justiciabilidad de los derechos econmicos, sociales y culturales. Corresponder adecuar o adaptar
esas lneas y sugerencias al derecho interno de cada pas y disear su propio breviario de prcticas para
aplicar los tratados internacionales de derechos humanos y la jurisprudencia interamericana como derecho
interno, con criterios uniformes y bsicos en las operaciones judiciales para la exigencia de los DESC en
nuestra democracia. Esta publicacin se complementa con el portafolio prctico que contiene el digesto
electrnico de jurisprudencia interamericana en materia de derechos econmicos sociales y culturales, as
como con otros instrumentos pedaggicos, el breviario y manuales autoformativos en materia de DESC.
La edicin sistematiza los informes y recomendaciones de varios comits internacionales de derechos
humanos de la Organizacin de Naciones Unidas.
IIDH ahora pone a la disposicin de los Estados miembros del sistema interamericano, de las entidades
judiciales y de las organizaciones civiles que representan los derechos de personas y de comunidades
excluidas ante la justicia, este manual y breviario a manera de acoplar y adecuar las obligaciones del
Protocolo de San Salvador en materia de DESC, a la justicia constitucional de las Amricas. As quiero
agradecer a las agencias de cooperacin de Noruega y de Suecia por auspiciar el manual y portafolio
metodolgico con lineamientos regionales. Vctor Rodrguez Rescia, consultor externo del IIDH, tuvo
a cargo la coordinacin de este proceso interamericano relativo a la justicia constitucional en relacin al
ejercicio y reclamacin judicial de los DESC.
Sin duda alguna, esta sistematizacin responde cabalmente al enfoque germinal de IIDH, desde
2007, en cuanto a examinar los derechos humanos desde la dimensin de la pobreza. Es una cuestin
tica impostergable e ineludible para acercar ms a la justicia constitucional a los derechos humanos de
poblaciones en precariedad social e indigencia que pone en tratamiento urgente a nuestra democracia.
Esta cuestin se refiere a preguntarse cul es la eficacia de las obligaciones de los Estados en derechos
humanos y que sentido tiene para aquellas personas en extrema pobreza, la democracia y la justicia, la
participacin y el voto, es decir la igualdad ? En consecuencia, porqu no intentamos desde los derechos
de las comunidades en extrema pobreza, repensar las reglas justas de convivencia. Hacerlo al revs, que es
la conducta comn en nuestra democracia, es plantar normas injustas a las nicas personas y comunidades
que estn urgidos e interesados en reglas mnimas de existencia digna y humana.
El reto es hacer que aqu y ahora ante esa realidad tan desigual, se activen la mejores tradiciones
constitucionales de justicia en derechos sociales y econmicos. Para IIDH el reto es hacer que la
investigacin comparada en la regin que editamos con satisfaccin, provoque amigablemente el dilogo
judicial desde la dimensin de quienes no alcanzan con el mnimo para la existencia humanamente digna.
Estoy convencido que esa atenta escucha a los reclamos judiciales desde la dimensin de la pobreza,
transformar gradualmente el andamiaje jurdico constitucional a fin de hacer ms justiciables los DESC
en el sistema interamericano. Es urgente y no hay tiempo que perder.
Roberto Cullar M.
Director Ejecutivo
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Directriz 3
Fortalecer la justiciabilidad y exigibilidad de los derechos econmicos, sociales y culturales en el
derecho interno
Directriz 4
Mejoramiento del marco normativo para la proteccin de los derechos econmicos, sociales y
culturales
Directriz 5
Aplicacin progresiva y no regresiva de los derechos econmicos sociales y culturales
Directriz 6
Maximizar y potenciar la proteccin de los DESC desde la va del recurso de amparo o de tutela
constitucional
Directriz 7
Aplicar los tratados de derechos humanos en materia de DESC como derecho interno de aplicacin
automtica
Directriz 8
Aplicar la jurisprudencia y precedentes de los rganos internacionales de derechos humanos en
materia de DESC
Directriz 9
Interpretar y resolver casos de DESC conforme al principio pro persona humana
Directriz 10
Acceso gratuito a la justicia para demandas por derechos econmicos, sociales y culturales
Directriz 11
Proteccin de intereses difusos va actio popularis u otras similares
Directriz 12
Mejorar el acceso a la justicia de los grupos en condicin de vulnerabilidad
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Directriz 13
Diseo y revisin de prcticas y protocolos de actuacin judicial en materia de derechos econmicos,
sociales y culturales
Directriz 14
Sensibilizar sobre la responsabilidad de los operadores de justicia en la procuracin de justicia en
materia de DESC
Directriz 15
Manejo del debido proceso legal como eje transversal en el acceso a la justicia
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los temas de derechos humanos, se escribe bastante sobre los derechos civiles, polticos, econmicos,
sociales y culturales, que pareciera que, en su generalidad, los autores consideran que basta con la
aproximacin apriorstica inicial, con el acercamiento imaginativo, para comprender de lo que se est
hablando.
Esto es particularmente grave porque sin que se intente definir qu son los derechos civiles y
polticos, y qu son los derechos econmicos, sociales y culturales, se pretende establecer que entre
ellos hay una diferencia natural. Este parece ser uno de esos temas en los que, de manera implcita, se
conoce su alcance y contenido, a condicin de que nunca se pida una explicitacin sobre los mismos.
Todo el mundo parece saber de qu se trata, hasta que se pregunta una definicin sobre ellos. Y las
respuestas que se suelen evocar, normalmente resultan en tautologas.
Para lograr una definicin de los derechos econmicos, sociales y culturales, es imperioso acudir
a la esencia misma de los derechos humanos: derechos subjetivos que resguardan la dignidad humana,
i.e. lo humano irreductible. Debe comprenderse, por obvias razones, que la dignidad es un concepto
abierto y evolutivo. Pues bien, lo humano irreductible es el lmite de la existencia humana. A partir de
este punto surge el concepto de necesidades humanas bsicas. Es ah donde se genera una ventaja
que, a la vez, puede convertirse en desventaja: la identificacin de los derechos econmicos, sociales y
culturales como parte de un sistema de servicios pblicos. Al confundirse derechos con servicios
pblicos, se les reduce el piso de exigibilidad a los DESC al considerarlos como vocaciones de buena
voluntad del Estado.
Cuando leemos o escuchamos hablar sobre derechos econmicos, sociales y culturales, indefectiblemente
se recurre a hacer una forzada referencia a la insistente e inapropiada tendencia a encasillar los derechos
humanos por categoras2, y se les ubica como derechos de segunda generacin por ser derechos de
carcter colectivo, en contraposicin de los civiles y polticos. Igualmente, se alega que son derechos
prestacionales en el entendido de que nacen de una situacin de desequilibrio social, por lo que su
finalidad es justamente la de buscar un equilibrio basado en el principio de igualdad material, o en el
carcter solidario de libertad individual (Mortati). Suponen, de parte del Estado, una plataforma
necesaria que incluye dotacin de presupuesto, reglamentacin de leyes, construccin de infraestructura,
contratacin y capacitacin de personal para la instrumentacin de servicios pblicos, etc.
Sin embargo, desde una perspectiva integral y de indivisibilidad de los derechos humanos, esa
distincin no responde a los nuevos desafos y retos que vindican la interrelacin de todos los derechos
humanos para dimensionar la visin global del derecho al desarrollo como la realizacin de todos y
cada uno de los derechos humanos, con abstraccin de jerarquas instrumentadas en una poca de
politizacin e ideologizacin de los derechos humanos.
Para efectos didcticos y an, desde el punto de vista histrico, no debiera ser un problema que la
enseanza de los derechos humanos utilice aquel esquema tipolgico. Es una cuestin de mtodo. El
problema est en que esa clasificacin ha sido utilizada tambin con otros fines que tienden a dar mayor
o menor justiciabilidad o judiciabilidad a unos derechos que a otros. As se dice por ejemplo,
que los derechos civiles y polticos o de primera generacin se diferencian de los econmicos, sociales
y culturales o de segunda generacin, en que los primeros revisten caractersticas que los hacen ms
fciles de reclamar ante el Estado porque son menos abstractos que los segundos. Se parte del supuesto
de que los derechos civiles y polticos los viola el Estado mediante una accin u omisin, a travs
de sus agentes o funcionarios, o hasta por actos de particulares en ciertos casos muy calificados, que
invaden la esfera de los derechos individuales del ciudadano y le ocasiona algn tipo de perjuicio. Hay,
2 Se hace referencia a la histrica clasificacin de los derechos humanos en primera, segunda y tercera generacin. Esta
tipologa, si bien es loable para efectos de reconocimiento o positivacin de los derechos humanos, tiene el agravante
de distinguir entre derechos individuales y colectivos en torno a su justiciabilidad, lo cual discrimina a los derechos de
la segunda generacin, conocidos como derechos colectivos (derechos econmicos, sociales y culturales), a un estadio
de derechos programticos. En cambio, la doctrina de los derechos humanos cada vez se fortalece ms en torno a la
indivisibilidad e interrelacin de los derechos humanos.
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por lo tanto, un perjuicio directo que es lo que permite que haya legitimacin de actuar y reclamar al
Estado, ya sea a travs de la vctima de la violacin o de sus familiares.
En cambio, se acostumbra decir que los derechos econmicos, sociales y culturales se violan, no
por una accin, sino por una omisin de actuar del Estado que no ha provedo de los instrumentos,
instituciones, presupuesto o condiciones adecuadas para que estos derechos sean realizables (creacin
de escuelas, colegios, hospitales, polticas pblicas, etc.). Son derechos que si bien brindan un beneficio
particular, su naturaleza tiende a ser ms colectiva a partir del principio de solidaridad y universalidad.
Ejemplo de ello es el derecho a la salud, educacin, cultura, vivienda digna, propiedad colectiva, trabajo
y salario digno y justo, etc. Sin embargo, no es absoluto que el Estado solo viole derechos econmicos,
sociales y culturales por omisin. Lo hace todos los das por accin, por ejemplo, recortando programas
sociales y culturales; disminuyendo el gasto pblico con recortes presupuestarios que perjudican la
educacin; emitiendo leyes o medidas administrativas en perjuicio de derechos de colectivos como
pueblos indgenas o siguiendo pautas o polticas que desmantelan sectores econmicos completos como
el agrcola, sin medidas sociales compensatorias, slo para mencionar algunos ejemplos.
Para efectos prcticos, esa clasificacin de los derechos humanos no es viable porque sectoriza y
discrimina derechos humanos en funcin de la ideologa3 por una parte, o por el oportunismo poltico
para no satisfacer derechos colectivos, dizque por su falta de justiciabilidad o por problemas de
presupuesto y de recursos humanos.
Algn sector de la Doctrina llega a cuestionarse la virtualidad jurdica de tales derechos por
considerarlos vocaciones a la libertad porque no definen una libertad presente y se obtienen ms
por accin de los gobernantes que por esfuerzo individual (Burdeau). Incluso parten de los siguientes
cuestionamientos: Son esos propiamente derechos subjetivos pblicos, en el sentido de que sean
oponibles erga omnes y exigibles frente al Estado por medio del recurso de amparo? o, Son meras
pretensiones materiales frente al Estado, las cuales slo pueden ser satisfechas en la medida del
desarrollo econmico de cada sociedad estatal particular? En este ltimo aspecto, varios autores los
consideran como normas programticas cuyos destinatarios son los rganos estatales (Crisafulli, Rubio
Llorente, Hernndez Valle).
La tendencia actual se inclina hacia el desidertum de la universalidad, indivisibilidad e integralidad
de los derechos humanos. Quiere decir que al margen de los antagonismos descritos, los derechos
humanos no pueden verse a partir de clasificaciones rgidas que los colocan en compartimentos
estancos4. La forma de entender el fenmeno no puede ser otra que ver los derechos humanos desde
el contorno de su indivisibilidad y universalidad y de esa forma deben aplicarse e interpretarse los
derechos econmicos, sociales y culturales dentro de todo el engranaje del sistema de administracin
de justicia.
3 Un rgimen socialista centralizado pondr su mejor esfuerzo en proteger derechos colectivos en detrimento de derechos
individuales, mientras que un sistema de inclinacin capitalista abogara por la proteccin de derechos individuales como
paradigma de la libertad.
4 El expresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos Rodolfo Piza Escalante, deca hace ms de 20 aos
en la Opinin Consultiva OC-4, lo siguiente: ... la distincin entre derechos civiles y polticos y derechos econmicos,
sociales y culturales, obedece meramente a razones histricas y no a diferencias de naturaleza jurdica de unos y otros; de
manera que, en realidad, lo que importa es distinguir, con un criterio tcnico jurdico, entre derechos subjetivos plenamente
exigibles, valga decir, exigibles indirectamente, a travs de exigencias positivas de carcter poltico o de presin, por
un lado, y de acciones jurdicas de impugnacin de lo que se les oponga o de lo que los otorgue con discriminacin. Los
criterios concretos para determinar en cada caso si se trata de unos u otros derechos son circunstanciales e histricamente
condicionados, pero s puede afirmarse, en general, que cuando quiera que se concluya en que un determinado derecho
fundamental no es directamente exigible por s mismo, se est en presencia de uno al menos exigible indirectamente
y de realizacin progresiva. Propuesta de modificacin a la Constitucin Poltica de Costa Rica relacionada con la
naturalizacin. Opinin Consultiva OC-4/84 del 19 de enero de 1984. Voto Separado. Punto 6.
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Directriz 2
Rompiendo el paradigma de las tipologas de los derechos humanos
Los derechos humanos se han enseado sistemticamente como categoras tipolgicas que han
derivado en una inexacta caracterizacin de sus alcances. Es el discurso de que los derechos humanos
se dividen en derechos de primera, segunda y tercera generacin.
Si el objetivo final y razn de ser de los derechos humanos es que todas las personas logren
obtener un proyecto de vida digna, es necesario que se respete el conjunto de todos los derechos
humanos sin distincin o clasificacin alguna. Por lo tanto, no debe haber prioridades ni divisiones
de derechos en trminos de su proteccin.
Es la Declaracin de Tehern, de 1968, en ocasin de la Conferencia Internacional de Derechos
Humanos, la que los defensores de la indivisibilidad de los derechos humanos generalmente toman
como punto de partida para desarrollar esa teora, especficamente sobre la base siguiente: Como
los derechos humanos y las libertades fundamentales son indivisibles, la realizacin de los derechos
civiles y polticos sin el goce de los derechos econmicos, sociales y culturales resulta imposible5.
Sin embargo, desde antes, con la internacionalizacin y universalizacin de los derechos
humanos, la cual podemos ubicar despus de la Segunda Guerra Mundial, concretamente con la
promulgacin de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, es que podemos ver, sin mayor
esfuerzo, que no haba tal divisin de derechos. En el sistema regional interamericano el fenmeno,
adems de haberse anticipado unos meses con la promulgacin de la Declaracin Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre, sigue la misma frmula e inclusive vemos cmo el elenco de
derechos promulgados est totalmente entremezclado entre civiles y polticos y econmicos, sociales
y culturales. No hay distinciones, son enunciados paralelos.
Es ms bien cuando las Naciones Unidas inician el proceso de instrumentacin de la Declaracin
Universal que se da un proceso regresivo en cuanto a la indivisibilidad de los derechos humanos cuando,
en 1966, se crean los Pactos de Derechos Civiles y Polticos y de Derechos Econmicos, Sociales y
Culturales, ambos con diferentes mecanismos y rganos de proteccin. El panorama poltico era de
vigencia plena de la Guerra Fra y, por ende, la ideologizacin de los derechos humanos era la norma.
Igual suerte corri el sistema interamericano: La Convencin Americana sobre Derechos Humanos
protege, en lo sustancial, derechos civiles y polticos y nicamente dej un artculo para referirse a los
derechos econmicos y sociales (artculo 26)6.
Esa disposicin, precaria si se quiere, llev a la creencia generalizada de decir que la Convencin
Americana nicamente protege derechos civiles y polticos y que, por lo tanto, era necesario crear
un Protocolo a la misma para llenar dicho vaco. El resultado es, como se sabe, el Protocolo a la
Convencin Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Econmicos, Sociales y
Culturales (Protocolo de San Salvador).
5 Conferencia Internacional de Derechos Humanos de Tehern. Proclamacin final.
6 Artculo 26: Los Estados Partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la
cooperacin internacional, especialmente econmica y tcnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los
derechos que se derivan de las normas econmicas, sociales y sobre educacin, ciencia y cultura, contenidas en la Carta
de la Organizacin de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos
disponibles, por va legislativa y otros medios apropiados.
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Sin embargo, ms importante que buscar medidas o nuevos instrumentos de implementacin de los
derechos civiles y polticos para relacionarlos con los econmicos, sociales y culturales, recurriendo
incluso a portillos legales vlidos como el derecho a la no discriminacin, es entender que la
indivisibilidad de los derechos humanos es una realidad que trasciende esas tipologas implantadas.
Y la mejor forma de observar ese fenmeno integrador, es mediante ejemplos que pueden clarificar
la situacin. As, el derecho a la propiedad que a simple vista parece ser un derecho individual,
tambin tiene caractersticas de derecho colectivo. Precisamente, dentro del contexto actual de niveles
preocupantes de marginacin de sectores incluso agrcolas, el derecho a la propiedad se levanta como
una contribucin para la consecucin de la paz y desarrollo econmico y social de un Estado, o bien, a
la inversa, su no reconocimiento como factor colectivo de desarrollo humano, podra ser un detonante
de insatisfaccin de consecuencias inconmensurables.
Tambin se puede observar cmo el derecho a una vivienda digna no es algo abstracto o una
posibilidad remota, sino que forma parte integrante del derecho a la propiedad individual y el no poder
gozar de ella va a repercutir en una privacin de otros derechos fundamentales como la libertad y la
seguridad de la persona. As por ejemplo, el Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales
de la ONU estableci en un Caso contra Panam que la existencia de desalojos compulsivos, no solo
violaba el derecho a una vivienda adecuada, sino el derecho de los habitantes a su privacidad y a la
seguridad de su hogar7.
Otro ejemplo bsico es el derecho a la vida. Hay una nueva tendencia a considerar el derecho a
la vida como un concepto mucho ms amplio y general que aquel que lo consideraba el fundamento
de todos los dems derechos. Se trata ms bien de ver el derecho a la vida como parte integrante de
todos los derechos que son esenciales para garantizar el acceso de todos los seres humanos a todos los
bienes, incluyendo la posesin legal de los mismos, en tanto sean necesarios para el desarrollo de una
vida plena en trminos de dignidad y calidad de vida.
El derecho a la vida no slo se viola mediante el acto fsico de extinguir la existencia de alguien.
Hay quizs peores formas de hacerlo que tienen que ver con la restriccin o la imposibilidad de tener una
vida digna. Es, por lo tanto, tambin un derecho prestacional. As lo ha visto la Corte Interamericana
al resolver un caso contencioso en perjuicio de nios de la calle:
El derecho a la vida es un derecho humano fundamental, cuyo goce es un prerrequisito para el disfrute
de todos los dems derechos humanos. De no ser respetado, todos los derechos carecen de sentido.
En razn del carcter fundamental del derecho a la vida, no son admisibles enfoques restrictivos del
mismo. En esencia, el derecho fundamental a la vida comprende, no slo el derecho de todo ser humano
de no ser privado de la vida arbitrariamente, sino tambin el derecho a que no se le impida el acceso a
las condiciones que le garanticen una existencia digna. Los Estados tienen la obligacin de garantizar
la creacin de las condiciones que se requieran para que no se produzcan violaciones de ese derecho
bsico y, en particular, el deber de impedir que sus agentes atenten contra l8.
Y ms adelante agreg:
A la luz del artculo 19 de la Convencin Americana la Corte debe constatar la especial gravedad
que reviste el que pueda atribuirse a un Estado Parte en dicha Convencin el cargo de haber aplicado
o tolerado en su territorio una prctica sistemtica de violencia contra nios en situacin de riesgo.
Cuando los Estados violan, en esos trminos, los derechos de los nios en situacin de riesgo, como
los nios de la calle, los hacen vctimas de una doble agresin. En primer lugar, los Estados no
7 Cf. Observaciones finales del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales. UN doc. E/1992/23.prr 135.
8 Corte I.D.H., Caso Villagrn Morales y otros (Caso de los Nios de la Calle), Sentencia de 19 de noviembre de 1999.
Serie C No. 63, prr. 144.
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evitan que sean lanzados a la miseria, privndolos as de unas mnimas condiciones de vida digna e
impidindoles el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, a pesar de que todo nio tiene
derecho a alentar un proyecto de vida que debe ser cuidado y fomentado por los poderes pblicos para
que se desarrolle en su beneficio y en el de la sociedad a la que pertenece. En segundo lugar, atentan
contra su integridad fsica, psquica y moral, y hasta contra su propia vida9.
La marginacin extrema de las personas, o peor an, de grupos ya de por s vulnerables, hacen
insostenible la posicin de que los derechos econmicos, sociales y culturales son un deber ser o
normas meramente programticas.
Tan grave es la violacin de derechos individuales como de derechos colectivos y la no realizacin
de unos u otros hacen que el derecho al desarrollo tampoco sea viable porque la vida digna a que
todos aspiramos no puede seguirse sosteniendo a partir de un desidertum que se cree irrealizable y
utpico.
En conclusin, la indivisibilidad de los derechos humanos y la integracin e interdependencia de
los civiles y polticos con los econmicos, sociales y culturales son parte de la civilizacin moderna en trminos de alcanzar un pleno desarrollo humano y con ese enfoque deber procurarse
justicia desde la aplicacin de los DESC.
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Directriz 3
Fortalecer la justiciabilidad y exigibilidad de los derechos econmicos, sociales y culturales en el
derecho interno
El tema sobre si los DESC son exigibles, justiciables y reclamables como derechos autnomos
a los derechos civiles y polticos en el mbito del derecho interno y, particularmente ante la justicia
constitucional, no es un debate pacfico.
Hay algunas circunstancias que abonan a esa discusin para desvirtuarles carcter de derechos
tangibles para situarlos ms en un mbito de derechos programticos; derechos que dependen del
desarrollo de planes o programas para su realizacin (derechos programticos).
A partir del diagnstico regional sobre la justiciabilidad de los DESC se trata de establecer el estado
de situacin a partir de los modelos de justicia constitucional que se lograron identificar. Sin embargo,
independientemente de esos modelos y de las limitaciones para la justiciabilidad de los DESC, con la
reciente creacin del Protocolo Facultativo al Pacto de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales
de las Naciones Unidas que permitir -una vez que entre en vigor-, que el Comit DESC pueda recibir
peticiones individuales contra los Estados Parte por violaciones a los derechos contemplados en aquel
pacto, aquella discusin sobre si los DESC son justiciables o no pierde sentido prctico.
En lo que a doctrina jurdica respecta, ha habido importantes desarrollos que sistematizan las
principales vas de exigibilidad de los DESC, las cuales se pueden clasificar en: 1. Exigibilidad Directa;
2. Exigibilidad Indirecta (principio de igualdad y prohibicin de discriminacin, Debido Proceso);
3. Proteccin por medio de violacin a derechos civiles y polticos; 4. Proteccin por medio de otros
derechos sociales; 5. Proteccin a travs de lmites a derechos civiles y polticos justificados por
derechos sociales10.
La exigibilidad de los DESC tambin ha sido abarcada por otras iniciativas desarrolladoras del
llamado derecho emergente ( soft law) -como los Principios de Limburgo sobre la Implementacin del
Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales-11. Otro grupo de expertos elabor
los Principios de Maastricht sobre violaciones a los derechos econmicos, sociales y culturales,
entre el 22 y el 26 de enero de 1997, donde desarrollan principios relevantes para la interpretacin y
aplicacin de normas del Pacto DESC y otras normas de derecho internacional en cualquier mbito,
ya sea internacional o interno. An cuando estos ltimos principios no han sido adoptados por la ONU
-como s lo fueron los de Limburgo-, s han sido empleados por el Comit de Derechos Econmicos,
Sociales y Culturales para evaluar informes estatales y para desarrollar las distintas observaciones
generales del Pacto12.
- a partir de la interpretacin y avance jurisprudencial.
10 Sobre la exigibilidad de los derechos econmicos, sociales y culturales, es obligatorio consultar la excelente obra de
Abravomich y Courtis, en la que presentan una estrategia integral para reclamar su justiciabilidad en el mbito interno
e internacional. Abramovich (Vctor) y Courtis (Christian). Los derechos sociales como derechos exigibles. Prlogo de
Luigi Ferrajoli. Editorial Trota S.A. Madrid. 2002.
11 Los Principios de Limburgo son un documento que surge de un grupo de expertos reunidos en Maastricht entre el 2 y 6
de junio de 1986 que fue luego adoptado por Naciones Unidas. Cf. UN Document E/C 4/1987/17.
12 Abramovich (Vctor) y Courtis (Christian). Los derechos sociales como derechos exigibles. Prlogo de Luigi Ferrajoli.
Editorial Trota S.A. Madrid. 2002. P. 69.
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Con la entrada en vigor, en noviembre de 199913, del Protocolo a la Convencin Americana sobre
Derechos Humanos en Materia de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, pareca saldarse una
deuda pendiente de la Convencin Americana en razn del limitado alcance de su Artculo 26. No
obstante, el Pacto de San Salvador no represent ser la panacea de los DESC, pero al menos favorece
la integracin de su proteccin con otros mecanismos regionales como la Carta de la OEA.
El tema de los DESC se suele enfocar desde una ptica ms poltica que jurdica, por lo que no
se ha incursionado con profundidad en la utilizacin de los mecanismos dispuestos por el Sistema
Interamericano de Proteccin de Derechos Humanos en trminos de su exigibilidad. Prueba de ello
es la poca cantidad de casos por violacin a DESC en conocimiento de la Comisin o de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, salvedad hecha de casos en que se involucran situaciones de
pueblos indgenas donde, por lo general, se vincula el derecho humano a la propiedad colectiva con
situaciones de medio ambiente14, o casos alusivos a derechos laborales.
El inters de estas directrices es abonar elementos al debate sobre el alcance mximo posible
que el Sistema Interamericano podra ofrecer como una opcin de proteccin subsidiaria para los
DESC, pero sobre todo, para que los operadores de justicia invoquen y apliquen esos desarrollos en
su cotidianeidad.
Se deben aprovechar al mximo opciones legales de litigio internacional con el fin de apoyar
iniciativas para dimensionar los verdaderos alcances de los recursos dispuestos por el Sistema
Interamericano, no sin antes incentivar a generar ms intensivamente acciones judiciales ante el
derecho interno, especialmente en el mbito de la justicia constitucional y en la aplicacin de los
instrumentos internacionales en derechos humanos como derecho interno de aplicacin inmediata.
Claro est, siempre con la conviccin de que la temtica de los DESC debe ser tratada con enfoque
integral, donde la estrategia jurdica no sea un fin en s misma, sino una herramienta ms de proteccin junto con una estrategia activista mucho ms amplia que vaya acompaada de un plan que
considere actividades en el mbito poltico y con proyeccin social.
Directriz 4
Mejoramiento del marco normativo para la proteccin de los derechos econmicos, sociales y
culturales
14 Pueden consultarse algunos casos e informes sobre la situacin de los derechos de los pueblos indgenas, a saber: Informe
del Caso 7615 Yanomami vs. Brasil, Resolucin No. 12/85 del 5 de marzo de 1985; Informe No. 90/99, Solucin Amistosa
en el Caso 11.713 Exnet vs. Paraguay. Igualmente, los informes especficos sobre la situacin de los derechos humanos
de los indgenas en los siguientes pases: Guatemala (1993), Colombia (1993), Ecuador, Brasil, Mxico y el Per. La
Corte Interamericana ha incursionado en esta temtica en los casos Aloeboetoe y otros contra Suriname y Comunidad
Mayagna Awas Tingni contra Nicaragua (casos de pueblos indgenas), y en el caso Baena Ricardo y otros contra Panam,
se discuti la violacin de derechos de carcter laboral.
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estn acompaados de un sistema automtico eficiente y eficaz de las garantas correlativas en caso
de su desconocimiento o violacin. Hay por lo tanto, un marcado distanciamiento entre lo formal y
lo real, especialmente cuando no opera el amparo directo y autnomo para derechos econmicos,
sociales y culturales.
Ese reconocimiento de derechos econmicos, sociales y culturales tuvo su punto alto en el contexto
global en el ao 1966, cuando los Estados miembros de las Naciones Unidas aprobaron los Pactos de
Derechos Civiles y Polticos y de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, respectivamente. En
el sistema interamericano, debi pasar ms tiempo hasta que en el ao 1985 se aprob el Protocolo
Facultativo a la Convencin Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Econmicos,
Sociales y Culturales. Ello, por cuanto la Convencin Americana no fue un tratado explcito en reconocer
derechos colectivos, salvo una referencia tmida, y muy general, en su Artculo 26, que no llega a
reconocer DESC de manera declarativa, sino slo referencialmente, va Carta de la OEA.
Corresponde a los Estados americanos que todava no lo hayan hecho, ratificar tanto el Pacto de
Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, as como el Protocolo de San Salvador, y adecuar la
legislacin interna para que esos estndares internacionales sean derecho interno de aplicacin automtica
con todo un sistema de garantas constitucionales que asegure su realizacin y cumplimiento.
Pero an cuando haya legislacin que pueda estar acorde con el reconocimiento de derechos
econmicos, sociales y culturales, se necesita trabajar el esquema de proteccin y garantas de
cumplimiento y de reparacin integral en caso de su irrespeto en forma individual o colectiva. De la
totalidad de los cuestionarios tabulados, se constat que no son todos los pases donde se permite la
utilizacin del recurso de amparo o de tutela para reclamar derechos econmicos, sociales y culturales
de manera autnoma a derechos civiles y polticos. Un ejemplo de ello es el caso de Colombia, donde
al momento de tabular el cuestionario se constat que la accin de tutela ante el Tribunal Constitucional
requera de una vinculacin entre los hechos violatorios de un derecho colectivo en relacin con algn
derecho fundamental. No obstante, y solo a manera de ilustracin, en tiempo reciente se modific esa
prctica y ahora en Colombia se ha ampliado la tutela para proteger derechos econmicos, sociales y
culturales per se; es decir, sin el requerimiento de su vinculacin con un derecho fundamental.
Directriz 5
Aplicacin progresiva y no regresiva de los derechos econmicos sociales y culturales
Una caracterstica diferenciadora de los DESC respecto de los derechos civiles y polticos es que
la doctrina los referencia como derechos no regresivos en funcin de que su realizacin depende de
programas y de polticas pblicas. Los DESC son derechos progresivos y los Estados se comprometen
a mantener una tendencia de progresividad y nicamente en casos o situaciones muy especiales y
claramente justificadas, se podra justificar algn tipo de retroceso y slo por un perodo de tiempo
excepcional.
La redaccin del Artculo 26 de la Convencin Americana desarrollo el principio de progresividad
de la siguiente manera:
Artculo 26. Desarrollo Progresivo
Los Estados Partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la
cooperacin internacional, especialmente econmica y tcnica, para lograr progresivamente la plena
efectividad de los derechos que se derivan de las normas econmicas, sociales y sobre educacin,
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Los Estados deben demostrar que a pesar de situaciones complejas de crisis o de dificultades de
presupuesto, normalmente deben tomar decisiones balanceadas para que los derechos econmicos,
sociales y culturales no queden relegados a decisiones financieras o polticas sin justificacin debida.
Al momento de que los jueces resuelven sobre el reconocimiento de DESC, el criterio a seguir es
su progresividad y no regresividad dentro de un contexto de anlisis del derecho financiero, pero
no en funcin de decisiones de carcter poltico que podran dejar sin sustento su proteccin y
garanta.
Directriz 6
Maximizar y potenciar la proteccin de los DESC desde la va del recurso de amparo o de tutela
constitucional
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La aplicacin de los tratados de derechos humanos como derecho interno de aplicacin automtica,
an cuando es una tendencia generalizada de la doctrina internacionalista, no es un enunciado que
sea aplicado universalmente. Es todava bastante usual que en algunos pases se haga referencia a
que la aplicacin del tratado depender del valor jerrquico que le otorgue la Constitucin Poltica
a los instrumentos internacionales, lo cual lleva la disputa a un escenario propio del derecho interno
que no es necesariamente acorde con los principios bsicos del derecho internacional pblico que
abstraen de cualquier contienda jurdica la aplicacin de esos tratados de buena fe (principio pacta
sunt servanda), as como de la imposibilidad de un Estado de invocar su derecho interno para no
cumplir una obligacin internacional (Artculos 26 y 27 de la Convencin de Viena sobre el Derecho
de los Tratados, respectivamente). Conforme a esos principios de aplicacin universal la Constitucin
Poltica y la jerarqua que esta le otorgue a los tratados, no es un elemento a considerar como derecho
en el mbito del derecho internacional de los derechos humanos y, por el contrario, podra convertirse
ms bien en un hecho que, cuando contradiga una obligacin internacional, sera el hecho violatorio
generador de responsabilidad internacional.
Esta directriz busca incidir en la necesidad de aplicar e interpretar los tratados de derechos humanos
en materia de derechos econmicos, sociales y culturales como parte del derecho interno, ms all
del valor jerrquico que le otorgue la Constitucin Poltica del pas respectivo. Su inclusin como
parte de la doctrina del bloque de constitucionalidad, facilitan su entendimiento y aplicacin en el
derecho domstico. El desidertum es que no slo se apliquen tratados, sino tambin, en general,
los instrumentos internacionales en derechos humanos, lo que incluyen declaraciones y derecho
emergente o soft law (principios, cdigos de conducta y directrices emitidas por organismos
internacionales especializados).
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Directriz 8
Aplicar la jurisprudencia y precedentes de los rganos internacionales de derechos humanos en
materia de DESC
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las Naciones Unidas), as como en tratos especializados (Convencin de Derechos del Nio, Convenio
169 de la OIT sobre Derechos de Pueblos Indgenas y Tribales), en el Derecho Interno la consagracin
de ese principio no opera de manera constitucional en todos los casos. As, mientras que la Constitucin
Bolivariana de Venezuela y la ms reciente Constitucin del Ecuador consagran ese principio de manera
clara, en Costa Rica ese reconocimiento fue hecho por la va jurisprudencial.
El estndar de implementacin que deben seguir los Estados, y por ende los juzgadores al momento
de aplicar e interpretar el derecho conforme al principio pro persona humana es el que brinda el artculo
29 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos:
Artculo 29. Normas de Interpretacin
Ninguna disposicin de la presente Convencin puede ser interpretada en el sentido de:
a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos
y libertades reconocidos en la Convencin o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella;
b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo
con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra convencin en que sea parte
uno de dichos Estados;
c) excluir otros derechos y garantas que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma
democrtica representativa de gobierno, y
d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaracin Americana de Derechos y Deberes del
Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza.
Artculo 30. Alcance de las Restricciones
Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convencin, al goce y ejercicio de los derechos y
libertades reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas sino conforme a leyes que se dictaren por
razones de inters general y con el propsito para el cual han sido establecidas.
Artculo 31. Reconocimiento de Otros Derechos
Podrn ser incluidos en el rgimen de proteccin de esta Convencin otros derechos y libertades que
sean reconocidos de acuerdo con los procedimientos establecidos en los Artculos 76 y 77.
En la mayora de los pases, todava no se ha hecho el reconocimiento normativo expreso del principio
pro persona humana como rector en la resolucin de casos de derechos humanos, pero ello no es
bice para que no sea aplicado de manera amplia y transversal como una buena prctica en el acceso
a la justicia en situaciones que involucren derechos econmicos, sociales y culturales.
Directriz 10
Acceso gratuito a la justicia para demandas por derechos econmicos, sociales y culturales
Este tema fue planteado por medio de las siguientes interrogantes: Es la jurisdiccin constitucional
gratuita? Existe algn requerimiento u obstculo formal para su acceso (papel timbrado, timbres,
tasas, autenticacin por un letrado, condenatoria en costas, etc.)? Existe asistencia legal gratuita para
ejercer recursos para reclamar proteccin de DESC?
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A la primera pregunta, en todos los casos se respondi que la justicia constitucional, por la va
de acciones de tutela o amparo, es gratuita y no sujeta a formalidades importantes. Fue la segunda
pregunta la que gener respuestas diversas, ya que en algunos pases todava se cobran timbres, tasas
y/o firmas autenticadas por letrados en derecho, como requisitos formales para la tramitacin de esas
acciones. Ese tipo de requerimientos podra, en ciertas circunstancias, poner en riesgo el acceso a la
justicia en materia de justicia constitucional, especialmente cuando la persona afectada sea de escasos
recursos o sea parte de un colectivo en condicin de vulnerabilidad.
Ms compleja es la situacin en las que se condena en costas procesales y personales a la parte
perdidosa de una accin de tutela o de amparo, o peor an, cuando se establecen multas para el letrado
autenticante del recurso. Ese tipo de multa o sancin, es un claro obstculo al acceso a la justicia
constitucional y, en el mejor de los casos, implicar un encarecimiento del servicio legal, ya que ese
profesional afectado probablemente traslade ese cargo a su cliente, o bien, implicar que no se sometan
acciones por temor a ese tipo de condenatorias.
Independientemente del sistema de justicia que se trate, las acciones de tutela o de amparo para
reclamar por violaciones a derechos econmicos, sociales y culturales deben ser gratuitas y no
formales y deben ajustarse a los mismos estndares del Artculo 25 de la Convencin Americana
en trminos de su eficacia y prontitud.
Directriz 11
Proteccin de intereses difusos va actio popularis u otras similares
La proteccin de los intereses difusos, muchas veces asimilados a derechos humanos de tercera
generacin como la proteccin al medio ambiente, al desarrollo o la paz -que alcanzan proteccin
incluso para futuras generaciones-, no est clara y expresamente asegurada en todos los ordenamientos
jurdicos de la regin.
En algunos pases, se permite la proteccin de intereses difusos por la va de la accin de amparo
o de tutela. En otros pases, se le ha dado por ley ese mandato a las oficinas de Ombudsman o se han
creado leyes especiales para que ciertos colectivos y asociaciones gremiales tengan competencia
preferencial para plantear procedimientos especiales con esos fines.
En vista de que este tema requiere de un marco legal especfico, la directriz va dirigida a que los
Poderes Judiciales impulsen proyectos de ley en aquellos pases donde la normativa sea insuficiente,
para que se establezcan procedimientos constitucionales o legales que permitan acciones tutelares
para proteger intereses difusos a favor de personas o acciones de clase, segn corresponda, de manera
que se ample el esquema de garantas de esa modalidad de intereses.
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Directriz 12
Mejorar el acceso a la justicia de los grupos en condicin de vulnerabilidad
Este tema fue planteado a partir de una pregunta sobre si exista acceso preferencial (accin
afirmativa) a la justicia constitucional para grupos en condicin de vulnerabilidad. Otras preguntas
complementarias fueron: Cules son las condiciones de acceso a la justicia constitucional para cada
uno de los grupos en condicin de vulnerabilidad? Se ha analizado la elaboracin de alguna poltica
o plan para la implementacin de las 100 Reglas de Brasilia? Existe una unidad, departamento
especializado o funcionarios encargados de apoyar o contribuir en la tramitacin especializada de
recursos en materia de DESC y, en especial, a favor de grupos en situacin de vulnerabilidad? Cules
son los recursos financieros y materiales destinados? Los funcionarios que trabajan en este tema, han
recibido capacitaciones especficas sobre proteccin y eficacia de los DESC? Cmo se garantiza
que los funcionarios tengan conocimiento especializado sobre la justiciabilidad y exigibilidad de los
DESC y de los derechos de los grupos en situacin de vulnerabilidad? Han participado funcionarios
de su institucin en capacitaciones, cursos o congresos internacionales sobre DESC y derechos de los
grupos en situacin de vulnerabilidad?
Las respuestas esbozadas en los cuestionarios apuntan a una insuficiente poltica judicial sobre
acceso a la justicia diferenciada y con enfoque de accin afirmativa para grupos en condicin de
vulnerabilidad y, por lo tanto, a la necesidad de instrumentar las 100 Reglas de Brasilia como un
referente regional. Mientras que s hay iniciativas importantes para el establecimiento de programas
especiales con enfoque de gnero, niez y adolescencia y, en algunos casos, respecto del tema indgena,
no hay como poltica, propuestas integrales de acceso a la justicia que correspondan ntegramente con
los referentes de las 100 Reglas de Brasilia.
De hecho, la problemtica del acceso a la justicia de las personas en condiciones de vulnerabilidad
ahonda an ms las dificultades que plantea el acceso a la justicia en general, puesto que las personas
mencionadas ven multiplicados los obstculos y esfuerzos a realizar en miras al respeto de sus derechos
fundamentales.
En este marco, la administracin de justicia debe actuar como un instrumento para la defensa
efectiva de los derechos de las personas en condicin de vulnerabilidad. A los fines de arribar a la
satisfaccin de esta exigencia es un requisito fundamental arbitrar mecanismos idneos de acceso a la
justicia, sin los cuales, la consagracin de sus derechos carecera de vigencia prctica.
El efecto multiplicador del acceso a la justicia se propaga en torno al derecho a la igualdad, de tal
manera que el propio sistema de justicia puede contribuir de forma importante a la reduccin de las
desigualdades sociales, favoreciendo la cohesin social15.
La Cumbre Judicial Iberoamericana gest la elaboracin de unas Reglas Bsicas relativas al acceso
a la justicia de las personas que se encuentran en condicin de vulnerabilidad que desarrollan los
principios recogidos en la Carta de Derechos de las Personas ante la Justicia en el Espacio Judicial
Iberoamericano (Cancn 2002), especficamente los que se incluyen en la parte titulada Una justicia
que protege a los ms dbiles (apartados 23 a 34).
15 100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condiciones de vulnerabilidad, exposicin de
motivos.
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Estas reglas resultan de vital transcendencia operativa para la administracin de justicia, ya que
recogen recomendaciones para los rganos pblicos y para quienes prestan sus servicios en el sistema
judicial. As, si bien se parte de analizar la promocin de polticas pblicas que garanticen el derecho
en estudio, tambin se aportan herramientas concretas y prcticas para el trabajo cotidiano de todos
los servidores y operadores del sistema judicial y quienes intervienen de una u otra forma en su
funcionamiento.
Las mismas constituyen vas idneas de canalizacin del compromiso tico de los operadores
judiciales con el sistema interamericano de derechos humanos. Si bien su instrumentacin puede
ser ejercida por el juzgador, no se encuentran restringidas a su persona, sino que abarcan a todos los
diversos sectores involucrados en el sistema, como los responsables del diseo, implementacin y
evaluacin de polticas pblicas dentro del sistema judicial; los Jueces, Fiscales, Defensores Pblicos,
Procuradores y dems servidores que laboren en el sistema de Administracin de Justicia de conformidad
con la legislacin interna de cada pas; los Abogados y otros profesionales del Derecho, as como los
Colegios y Agrupaciones de Abogados; las personas que desempean sus funciones en las instituciones
de Ombudsman, Policas y servicios penitenciarios, y con carcter general, todos los operadores del
sistema judicial y quienes intervienen de una u otra forma en su funcionamiento16.
A su vez, su proyeccin los trasciende, siendo tambin una importante herramienta para los diversos
poderes pblicos y la sociedad civil.
Bsicamente, al englobarse bajo la idea de la articulacin de un sistema de justicia que protege a
los ms dbiles, parte de requerir que los operadores del sistema de justicia otorguen a las personas
en condicin de vulnerabilidad un trato adecuado a sus circunstancias singulares17. Asimismo, esta
especial tutela debe ser priorizada cuando, teniendo en cuenta la concurrencia de varias causas, o por la
gran incidencia de una de ellas, las personas se encuentren en condiciones de mayor vulnerabilidad18.
Ahora bien, es necesario instrumentar mecanismos que permitan garantizar que la consagracin
de reglas como las objeto del presente estudio no se conviertan en declamaciones ilusorias de derechos
y propuestas superadoras.
Es por ello que se recomiendan una serie de pautas a los efectos de fomentar la efectividad de
las mismas. En primer lugar, se aconseja la creacin de instancias permanentes donde se verifique la
cooperacin intercoordinada de los diversos operadores involucrados en la administracin de justicia,
as como entre el Poder Judicial y los otros poderes del Estado y entre los diversos rganos del sistema
federal, incluso dando espacio para la participacin de la sociedad civil.
Esta cooperacin no se reduce a los lmites de cada pas, sino que se explaya mediante la creacin
de espacios que permitan el intercambio de experiencias en esta materia entre los distintos pases.
Asimismo, se recomienda la realizacin de estudios e investigaciones en esta materia, en colaboracin
con instituciones acadmicas y universitarias, y la gestacin de actividades que promuevan una cultura
organizacional orientada a la adecuada atencin de las personas en condicin de vulnerabilidad, dentro
de la cual la formacin y sensibilizacin de los operadores adquiere especial relevancia.
Algunos de los lineamientos a tomar en cuenta se relacionan con los grupos en condicin de
vulnerabilidad que se detallan a continuacin.
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Se consideran en condicin de vulnerabilidad aquellas personas que, por razn de su edad, gnero,
estado fsico o mental, o por circunstancias sociales, econmicas, tnicas y/o culturales, encuentran
especiales dificultades para ejercitar con plenitud ante el sistema de justicia los derechos reconocidos
por el ordenamiento jurdico19.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
La edad
La discapacidad
La pertenencia a comunidades indgenas o a minoras
La victimizacin
La migracin y el desplazamiento interno
La pobreza
El gnero
El nio, por su falta de madurez fsica y mental, necesita proteccin y cuidado especiales, incluso la
debida proteccin legal, tanto antes como despus del nacimiento. Declaracin de los Derechos del
Nio.
Toda persona menor de dieciocho aos de edad -salvo que haya alcanzado antes la mayora de
edad en virtud de la legislacin nacional aplicable-, es considerado nio, nia y adolescente. Estos
merecen de una especial tutela por parte de los rganos del sistema de justicia en consideracin a su
desarrollo evolutivo. Se proyectan aqu las disposiciones de la Convencin sobre los Derechos del
Nio que ha gestado en los Estados la aprobacin de cdigos de la niez y la adolescencia y creacin
de jurisdiccin tutelar de menores.
La vulnerabilidad se proyecta en una serie de violaciones a los derechos fundamentales de los
nios y nias, con la existencia de prcticas abusivas en torno al trabajo infantil, explotacin sexual,
el trfico y la trata de personas y la falta de acceso a la educacin.
Por otra parte, el envejecimiento tambin puede constituir una causa de vulnerabilidad cuando la
persona adulta mayor encuentre especiales dificultades, atendiendo a sus capacidades funcionales,
para ejercitar sus derechos ante el sistema de justicia20.
La vulnerabilidad de los adultos mayores se ahonda al ser excluidos de procesos productivos que
repercute en restricciones materiales y econmicas. La ausencia de opciones reales para su sostenibilidad
econmica los lleva a planos de dependencia total de sistemas de seguridad social insuficiente. Por
otra parte, la falta de programas para atender sus necesidades fsicas y, sobre todo, psquicas, incide
en su marginacin cultural y hasta familiar.
2. Personas con discapacidad
20 Reglas No. 4 y 5.
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otra forma de vulnerabilidad. Asimismo, sta puede ser agravada, o incluso causada, por el entorno
econmico y social21.
Las personas con capacidades diversas o retos especiales enfrentan obstculos que dificultan su
desarrollo de proyecto de vida. Sin embargo, los escollos de mayor dificultad se gestan en el resto de
la sociedad que carece de la informacin necesaria para comprender su realidad y cmo sera la mejor
forma de apoyarles a insertarse en los procesos productivos y sociales sin discriminacin.
En relacin a este grupo, especialmente se procura que accedan a disponer de todos los recursos
que garanticen su seguridad, movilidad, comodidad, comprensin, privacidad y comunicacin.
La Convencin Interamericana para la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin contra
las Personas con Discapacidad refiere a las obligaciones asumidas por los Estados con respecto a este
grupo vulnerable, en el marco del sistema interamericano.
Un punto de contacto con otra causal de vulnerabilidad se encuentra en el caso de personas con
retos especiales privadas de su libertad, a las cuales es necesario proveer de posibilidades de que ello
no sea un obstculo en los procesos de prestacin de servicios para asumir su proyecto de vida una
vez que cumplan con las sentencias condenatorias.
3. Pertenencia a comunidades indgenas
La brecha existente entre la comunidad originaria y la administracin pblica estatal muchas veces
se ve proyectada a travs de violaciones al acceso a la justicia en virtud tanto en su origen como en la
identidad indgenas. El escenario parte desde problemticas bsicas tales como la realizacin de procesos
en un idioma no propio de la persona, hasta falencia en la comprensin de la identidad cultural.
Por otra parte, la situacin de los pueblos indgenas y afrodescendientes es compleja. A patrones
yuxtapuestos de vulnerabilidad y exclusin, se suma que su aspiracin es que el Estado, pero tambin
la poblacin en general, les reconozcan su diversidad cultural y la respeten. El reconocimiento a la
diferencia, elemento troncal de su lucha histrica, reclama tambin que el sistema acepte y respete
sus prcticas y costumbres como formas vlidas, legtimas y autnticas de ordenar sus formas de vida,
incluso de gobernarse, conforme a pautas ancestrales.
El Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indgenas y Tribales, establece como derechos fundamentales
los siguientes:
Derecho a gozar plenamente de los derechos humanos y libertades fundamentales sin obstculos
ni discriminacin.
Derecho a salvaguardar sus costumbres, instituciones y cultura propia, sus bienes, el trabajo
y el medio ambiente que habitan.
Derecho a conservar su derecho consuetudinario, inclusive los mtodos a los que recurren
tradicionalmente para la represin de delitos cometidos por sus miembros, en la medida que
sean compatibles con el sistema jurdico nacional y con los derechos humanos reconocidos
universalmente.
21 Regla No. 6.
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Derecho a no ser trasladados forzosamente de las tierras que ocupan y cuando excepcionalmente
el traslado y la reubicacin se consideren necesarios, solo debern efectuarse con su libre y
pleno conocimiento de causa y permitirles regresar en cuanto dejen de existir las causas que
lo provocaron.
Por su parte, la Corte Interamericana tambin se pronunci respecto la obligacin de los Estados
de implementar las medidas necesarias para que los pueblos indgenas y negros tengan pleno acceso
a la justicia, y en especial que se les permita hacer uso de su idioma materno en todas las instancias
procesales y en los centros de detencin22.
En consecuencia, se requiere de parte del Estado la adopcin de programas que impulsen su
desarrollo y el acceso a derechos y servicios pblicos, pero paralelamente se respete el mbito de su
realidad y costumbres para no afectar su forma de organizacin y su cultura. En torno a estos puntos,
la propia vida cultural, el profesar y practicar su propia religin, y el empleo de su propia lengua son
elementos fundamentales.
La respuesta debe procurarse, primariamente, a travs que el poder judicial asegure que el trato
que reciban por parte de los rganos de la administracin de justicia estatal sea respetuoso con su
dignidad, lengua y tradiciones culturales23. As, por ejemplo, se hace necesario un tratamiento adecuado
del peritaje cultural y al derecho a expresarse en el propio idioma24.
Incluso, el acceso a la justicia puede garantizarse mediante la estimulacin de las formas propias
de justicia en la resolucin de conflictos surgidos en el mbito de la comunidad indgena 25. Un
adecuado sistema de tutela puede articularse bajo la armonizacin de los sistemas de administracin
de justicia estatal e indgena basada en el principio de respeto mutuo y de conformidad con las normas
internacionales de derechos humanos26.
4. Las vctimas de delito
Se considera en condicin de vulnerabilidad aquella vctima del delito27 que tenga una relevante
limitacin para evitar o mitigar los daos y perjuicios derivados de la infraccin penal o de su contacto
con el sistema de justicia, o para afrontar los riesgos de sufrir una nueva victimizacin.
En algunos casos, la vulnerabilidad puede tener su origen en sus propias caractersticas personales
-personas menores de edad, adultos mayores- o bien de las circunstancias de la infraccin penal -vctimas
de violencia domstica o intrafamiliar, las vctimas de delitos sexuales y familiares de vctimas de
muerte violenta-.
22 Corte IDH. Caso Lpez lvarez Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie
C No. 141.
23 Reglas No. 9
24 Regla No. 49
25 Regla No. 48
26 Regla No. 49
27 Toda persona fsica que ha sufrido un dao ocasionado por una infraccin penal, incluida tanto la lesin fsica o psquica,
como el sufrimiento moral y el perjuicio econmico. Tambin se comprende, en su caso, a la familia inmediata o a las
personas que estn a cargo de la vctima directa. Regla No. 10.
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En consecuencia, se procura mitigar los efectos negativos de la victimizacin primaria, es decir, los
efectos negativos del delito, as como prevenir la victimizacin secundaria, consistente en el incremento
de tales efectos negativos como consecuencia de su contacto con el sistema de justicia.
A tal efecto, se procura la tutela de la integridad fsica y psicolgica de las vctimas, especialmente
cuando corren riesgo de intimidacin, de represalias o de victimizacin reiterada o repetida (una misma
persona es vctima de ms de una infraccin penal durante un periodo de tiempo).
Algunas situaciones temporales exigen especial cautela, tales como aquellos casos en que la vctima
se ve expuesta a prestar testimonio en el proceso judicial, o cuando se decreta la puesta en libertad la
persona a la que se le atribuye la comisin del delito.
En el mismo sentido, la Corte interamericana seal que [l]a influencia de patrones socioculturales
discriminatorios puede dar como resultado una descalificacin de la credibilidad de la vctima durante
el proceso penal en casos de violencia y una asuncin tcita de responsabilidad de ella por los hechos,
ya sea por su forma de vestir, por su ocupacin laboral, conducta sexual, relacin o parentesco con
el agresor, lo cual se traduce en inaccin por parte de los fiscales, policas y jueces ante denuncias de
hechos violentos28.
5. Mujeres y enfoque de gnero
28 Corte IDH, Caso Gonzlez y otras (Campo Algodonero) vs. Mxico, sentencia del 16 de noviembre de 2009 y CIDH,
Acceso a la justicia para las mujeres vctimas de violencia en las Amricas, op.cit., prr. 400.
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Se deben afirmar patrones transversales con enfoque de gnero para aplicar e interpretar el Derecho
que favorezcan la igualdad y la equidad de la mujer.
El orden jurdico domstico debe garantizar a la mujer no slo los mismos derechos que el
hombre en relacin con sus oportunidades, sino tambin:
Igual remuneracin.
Fomento de la cultura jurdica, proporcionando informacin bsica sobre sus derechos, as como
los procedimientos y requisitos para garantizar un efectivo acceso a la justicia de las personas
en condicin de vulnerabilidad. A tal efecto, se incentiva la participacin de funcionarios y
operadores del sistema de justicia en la labor de diseo, divulgacin y capacitacin de una cultura
cvica jurdica, especialmente en zonas rurales y reas desfavorecidas de grandes ciudades29.
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Revisin de la normativa procesal32. A los fines de facilitar el acceso a la justicia de las personas
en condicin de vulnerabilidad, se procura una revisin integral de los procedimientos brindados
en los diversos ordenamientos jurdicos, bajo las siguientes perspectivas:
-
Gestin y organizacin del sistema de justicia que facilite el acceso a la justicia de las personas
en condicin de vulnerabilidad33.
- Adopcin de las medidas necesarias para evitar retrasos en la tramitacin de las causas,
garantizando la pronta resolucin judicial, as como una ejecucin rpida de lo resuelto. Incluso
se propicia la atencin prioritaria de aquellas personas en condicin de vulnerabilidad.
- Adopcin de medidas de acercamiento de los servicios del sistema de justicia a aquellos grupos
de poblacin que, debido a las circunstancias propias de su situacin de vulnerabilidad, se
encuentran en lugares geogrficamente lejanos o con especiales dificultades de comunicacin.
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Directriz 13
Diseo y revisin de prcticas y protocolos de actuacin judicial en materia de derechos econmicos,
sociales y culturales
Identificar cules podran ser las mejores prcticas al interior de la justicia constitucional en el
marco de la justiciabilidad y exigibilidad de los derechos econmicos, sociales y culturales.
Esta directriz apunta hacia la importancia de definir lineamientos para la mejor aplicacin de la
justicia en materia de DESC desde el mbito administrativo, sin violentar la independencia de los
juzgadores.
Ello se relaciona con la necesidad de definir polticas judiciales con recomendaciones en el enfoque
y las dinmicas judiciales para capacitar y sensibilizar sobre los derechos econmicos, sociales y
culturales de manera ms proactiva.
En ese contexto, la implementacin de las 100 Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las
Personas en Condicin de Vulnerabilidad obliga a abrir una agenda permanente y de seguimiento que
requerir de un apoyo administrativo, financiero, y de recursos humanos donde las Escuelas Judiciales
asuman un compromiso paralelo para estandarizar pautas de acceso a la justicia de esos grupos, no
slo en tanto colectivos discriminados, sino en la naturaleza de los derechos a proteger que, coinciden
fundamentalmente, con los derechos econmicos, sociales y culturales.
34 Reglas No. 43 a 47
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Directriz 14
Sensibilizar sobre la responsabilidad de los operadores de justicia en la procuracin de justicia en
materia de DESC
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y castigar a los responsables de las violaciones de los derechos humanos, que, en determinadas
situaciones, puede verse restringida por conductas contrarias de los operadores judiciales35.
Efectivamente, cuando se plantea una peticin relativa a violaciones de derechos humanos, el Estado
se encuentra con la obligacin de llegar a la verdad de los hechos para identificar a los responsables
y definir las reparaciones de las violaciones a los derechos humanos y asentar las responsabilidades
individuales e institucionales. Los operadores de justicia, como parte de este aparato, deben reaccionar
ante casos de violaciones de derechos humanos que son de una naturaleza tan particularmente grave
que se requiere enviar un mensaje claro de combate a la impunidad para que hechos de esa naturaleza
no se repitan. Esa tarea es una obligacin ineludible de todos los operadores de justicia, desde los que
investigan hasta los que sentencian.
La Corte Interamericana ha establecido una serie de parmetros en miras a concretizar la obligacin
de investigar y castigar hechos relacionados con violaciones de derechos humanos. Estos sirven de
gua para aquellos rganos a cuyo cargo se encuentra la investigacin y castigo de tales violaciones,
con miras a la realizacin de la verdad, con remisin al Manual sobre la Prevencin e Investigacin
Efectiva de Ejecuciones Extrajudiciales, Arbitrarias y Sumarias de Naciones Unidas.
Paralelamente, cuando una violacin de derechos humanos ha ocurrido por una deficiente actuacin
en la investigacin que viol el acceso a la justicia y el debido proceso y, consecuentemente, otros
derechos como la libertad personal, la integridad personal, etc., y esa violacin responde a un acto de un
operador de justicia, se evidencia que ese actuar del funcionario judicial pudo implicar responsabilidad
internacional del Estado36.
Directriz 15
Manejo del debido proceso legal como eje transversal en el acceso a la justicia
Al resolver cualquier recurso legal en materia de derechos econmicos, sociales y culturales, los
operadores de justicia siempre deben hacer imperar, como eje transversal, el respeto integral al debido
proceso legal.
Adems de su imparcialidad e independencia, y de actuar como operador del compromiso tico
sealado, el Juez debe siempre desempearse como garante del espectro de derechos concebido como
debido proceso legal.
El debido proceso legal es el derecho de toda persona a ser oda con las debidas garantas y dentro
de un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la sustanciacin de cualquier acusacin penal formulada en su contra o para
la determinacin de sus derechos de carcter civil, laboral, fiscal u otro cualquiera37.
El tratamiento que la Convencin Americana le ha dado al debido proceso, est contemplado
fundamentalmente en su Artculo 8. Por otra parte, violaciones graves al debido proceso legal, no solo
35 Ver: Las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en los casos Surez Rosero y otros contra Ecuador
y Garrido y Baigorria contra Argentina.
36 Ver: Las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en los casos Surez Rosero y otros contra Ecuador
y Garrido y Baigorria contra Argentina. Velsquez Rodrguez, Godnez Cruz y Servilln contra Honduras.
37 Artculo 8 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos. Cf. Corte I.D.H. Caso Genie Lacayo. Sentencia de
29 de enero de 1997, Prr. 74.
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pueden afectar ese derecho en s, sino otros derechos colaterales como el derecho a la libertad (Art.
7). En consecuencia, el Art. 8 citado se debe relacionar con los incisos 2, 3, 4, 5 y 6 del Artculo 7, el
Artculo 938, el Artculo 1039, el Artculo 2440, el Artculo 25 y el 2741.
Mediante esta normativa, la Convencin Americana establece un cuerpo mnimo de garantas al
debido proceso que deben respetarse por todos los Estados que la hayan ratificado. stos pueden, a su vez,
disponer de mayores garantas procesales, pero no de menores a las previstas en tal Convencin.
Debe aclararse que si bien la mayora de los casos de anlisis de respeto al debido proceso articulados
ante el Sistema interamericano de proteccin de los derechos humanos se refieren a su aplicacin en
materia penal, ya que generalmente en procesos de tal naturaleza se investigan las violaciones a la
dignidad humana, la Corte ha sido contundente en torno a que la aplicacin de la garanta del debido
proceso se aplica a toda actividad de ndole jurisdiccional del Estado, incluso en sede administrativa.
Dentro del marco del Art. 8 de la Convencin, el prrafo 1 desarrolla dicho derecho para todo tipo de
procesos y los incisos 2 a 5 especficamente para el proceso penal.
En el caso Baena Ricardo y otros, relativo al despido de casi un centenar de trabajadores, la Corte
sostuvo que si bien el artculo 8 de la Convencin Americana se titula Garantas Judiciales, su
aplicacin no se limita a los recursos judiciales en sentido estricto, sino [al] conjunto de requisitos que
deben observarse en las instancias procesales a efectos de que las personas estn en condiciones de
defender adecuadamente sus derechos ante cualquier tipo de acto del Estado que pueda afectarlos. Es
decir, cualquier actuacin u omisin de los rganos estatales dentro de un proceso, sea administrativo
sancionatorio o jurisdiccional, debe respetar el debido proceso legal. De esta manera, un caso en el
que se debaten derechos sociales por excelencia, como son los derechos de los trabajadores, result as,
un claro ejemplo de la aplicabilidad de la garanta del debido proceso legal en sede administrativa42.
Un aspecto que ha recibido especial atencin en diversos casos contra Argentina, por ejemplo, el
caso Bullacio, es como con la proteccin de los derechos del debido proceso penal del imputado43
queda de manifiesto en el malestar que dichos derechos, y sobre todo el abuso de los mismos para
obtener nulidades o atrasos en el proceso, produce en los derechos de las vctimas de los delitos44.
38 Principio de legalidad y de retroactividad: Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de
cometerse no fueran delictivos segn el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena ms grave que la aplicable
en el momento de la comisin del delito. Si con posterioridad a la comisin del delito la ley dispone la imposicin de
una pena ms leve, el delincuente se beneficiar de ello.
39 Toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme a la ley en caso de haber sido condenada en sentencia firme
por error judicial.
40 Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin discriminacin, a igual proteccin de
la ley.
41 Se refiere a la suspensin de garantas en casos de guerra, peligro pblico o de otra emergencia que amenace la independencia
o seguridad del Estado parte y a las garantas que no pueden ser objeto de suspensin.
42 CIDH, El acceso a la justicia como garanta de los derechos econmicos, sociales y culturales. Estudio de los Estndares
fijados por el sistema interamericano de derechos humanos, Prr. 106. El criterio es sealado por la Corte en el caso
Ivcher Bronsteinla, Claude Reyes y otros vs. Chile.
43 Entendido este trmino como aquella persona sometida a la investigacin penal por la supuesta comisin de un delito y
que tiene una serie de sinnimos como reo, prevenido, encartado, procesado, encausado, acusado, justiciable, etc. Ver
en ese sentido: Vzquez Rossi (Jorge E.) La Defensa Penal, 3era. edicin Rubinzal-Culzoni Editores. Bs. As. 1996. p.
148.
44 Parece mentira que el sujeto ms importante en el proceso penal sea aquel individuo que violent las normas de
convivencia social que nos rigen, y no precisamente que sea el ofendido, aquel hombre, mujer, nio, nia, anciano o
anciana que sufri el dao y busca su reparo al abrigo de la ley. Sols Tullock (Rodolfo), En: Vctima del agresor
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En el caso sealado, la Corte expres que los jueces, al tolerar los planteos de naturaleza excesivamente
dilatoria del imputado, haban olvidado que su funcin no se agota en posibilitar un debido proceso
que garantice la defensa en juicio, sino que debe adems asegurar en tiempo razonable, el derecho
de la vctima o sus familiares a saber la verdad de lo sucedido y que se sancione a los eventuales
responsables. El anlisis de la problemtica fue nuevamente plantado en la instancia domstica de
ejecucin de la decisin de la Corte Interamericana, por la Corte Argentina.
Dentro de este marco, se seala que no es difcil constatar que el papel pasivo que desarrollan las
vctimas de un delito dentro del proceso penal, adems de impedirle el ejercicio de derecho de peticin
(Artculo 25 de la Convencin Americana), constituye una suerte de victimizacin secundaria que
le depara perjuicios adicionales a los sufridos como consecuencia del delito. Esta revictimizacin
contribuye a considerar a estas personas como en condiciones de vulnerabilidad.
La tensin que requiere una respuesta apropiada parte de la necesidad de mantener un justo equilibrio
entre la trada libertad individual, inters general y derecho de las vctimas.
Una respuesta idnea puede encontrarse en el sistema acusatorio, donde se otorgue adecuada
participacin a todas las partes de un proceso, amplindose mediante modificaciones a la legislacin
domstica la participacin directa a las vctimas de los delitos dentro del proceso penal.
El Debido Proceso o el Derecho de Defensa en General
El derecho general de defensa implica el respeto de dos garantas fundamentales, sin cuya verificacin
no puede considerarse satisfecho el debido proceso: el derecho de igualdad o equidad procesal (tambin
llamado igualdad de armas) y el de audiencia previa. El incumplimiento del Estado en el respeto
de ambos no slo repercute en su responsabilidad internacional, sino que tambin puede implicar,
dependiendo de la gravedad de la omisin, la nulidad de lo actuado.
Dentro del marco de derechos que se vinculan con el debido proceso, la Comisin Interamericana,
recopilando el criterio de la Corte, seala la importancia del principio de igualdad de armas, desprendimiento
del derecho a la igualdad, y conforme al cual todas las partes procesales tienen que tener la oportunidad
de ejercer su derecho de defensa en idnticas condiciones, con similares posibilidades de presentar y
analizar pruebas, interponer recursos y presentar observaciones dentro de plazos o trminos iguales,
etc.
Por otra parte, el derecho de audiencia previa constituye un presupuesto fundamental del derecho
de defensa, puesto que sin el primero no resulta posible que la persona perjudicada tenga la oportunidad
de defenderse de los cargos que se le imputan con anterioridad a la decisin final.
La Justicia pronta y cumplida
A su vez, el debido proceso exige la satisfaccin del derecho a contar con una decisin fundada
relativa al fondo del asunto que sea adoptada en un plazo45. Es decir, es necesario que el proceso
concluya con una sentencia que ponga fin al mismo, la cual, a su vez, debe ser justa y ser dictada
en un lapso temporal adecuado a determinados parmetros objetivos y subjetivos (Arts. 8 y 7.4, 7.5 y
7.6 de la Convencin Americana)46.
y vctima del Sistema, artculo publicado en Noticias Judiciales, Febrero-Marzo, 1995, No. 37. Dpto. de Relaciones
Pblicas, Poder Judicial [de la Repblica de Costa Rica].
46 Resulta clarificadora en torno a este tema la jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos, en los casos
Motta judgment of 19 February 1991, Series A no. 195-A, prr. 30; Ruiz Mateos vs. Spain judgment of 23 June 1993,
Series A no. 262, entre otros.
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Para determinar la razonabilidad del plazo de un proceso, se deben estudiar las eventuales demoras y
sus causas dentro de lo que se ha llamado anlisis global del procedimiento que implica la ponderacin
tanto de elementos objetivos (lapso de tiempo, nmero de imputados, nmero de hechos delictivos,
etc.), como elementos subjetivos (conducta de las partes, actividad de las autoridades judiciales, etc.).
En el Caso Genie Lacayo, la Corte Interamericana, refiere a tres elementos que contribuyen a
ponderar la razonabilidad del plazo en el cual se desarrolla el proceso: a) La complejidad del caso,
b) la actividad procesal del interesado y
c) la conducta de las autoridades judiciales47.
Cabe aclarar que en el caso citado el Estado de Nicaragua aleg como eximente de responsabilidad
el recargo de trabajo del Poder Judicial o la congestin de los juzgados penales. Sin embargo la Corte
Interamericana consider que ello no libera a los Estados de su obligacin internacional de tramitar
los procesos con la debida celeridad.
Por su parte, la Comisin interamericana refiere a los siguientes indicadores: a) la complejidad
del asunto; b) la actividad procesal del interesado; y c) la conducta de las autoridades judiciales; d) la
finalidad del procedimiento judicial respectivo; e) la naturaleza de los derechos en juego48.
Dentro de este marco, teniendo en cuenta el nmero de imputados, la cantidad de delitos que se
investigan, el volumen del expediente y el acervo probatorio, puede concluirse que, ante caso complejos,
es razonable que el proceso se prolongara un tiempo ms que los procesos normales49.
El segundo de los indicadores a tener en cuenta, es decir, la actividad procesal del imputado, exige
un detenido anlisis dentro del escenario que se sealara anteriormente respecto a los potenciales
abusos por parte de algunos imputados en la articulacin de planteos procesales dilatorios, la actitud
condescendiente de las autoridades judiciales y el sometimiento de las vctimas a situaciones que
implican la violacin de su derecho a la justicia pronta.
Efectivamente, el procesado tiene el derecho de utilizar todos los recursos que el ordenamiento
jurdico prev a su favor para el ejercicio de su defensa y en resguardo del debido proceso legal.
Ahora bien, ello no implica una piedra libre al ejercicio abusivo y de mala fe de dichos recursos, o
la interposicin dilatoria de planteos de tal manera que se evidencie una clara intencin de prolongar
innecesariamente el proceso, especialmente cuando ello implica la posibilidad de obtener ciertos
beneficios indirectos como, por ejemplo, la prescripcin de la causa. En este supuesto, los intentos
del imputado y la actitud pasiva por parte de las autoridades constituyen un retardo no justificado,
atribuible a su conducta dolosa.
47 Corte IDH. Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de enero de 1997. Serie
C No. 30, Prr. 77.
48 CIDH, El acceso, op. cit. Respecto a la oportunidad del recurso y el derecho a la justicia pronta, ver el informe 2/97
emitido por la Comisin Interamericana de Derechos Humanos en fecha 11 de marzo de 1997, Prr. 43, L.L. 1998, D,
p. 679 a 691 y Corte IDH, Caso Bulacio vs. Argentina, de 18 de septiembre de 2003. (Fondo, Reparaciones y Costas),
Prr. 114; Caso Kawas Fernndez vs. Honduras, op. cit., Prr. 112, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros vs.
Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C No. 94, prr. 145; Caso
Valle Jaramillo y otros vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 2008. Serie C
No. 192, prr. 154, y Caso Anzualdo Castro vs. Per, op. cit., prr. 124, y Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia
Sentencia de 1 de julio de 2006 Serie C, 148.
49 Corte I.D.H. Caso Genie Lacayo. Op. cit. prr. 78.
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Aqu se evidencia la necesidad del compromiso tico de los diversos operadores que interactan
en la administracin de justicia analizado. Incluso se habilitara por parte del juzgador la utilizacin de
sanciones por conducta procesal maliciosa, mediante la aplicacin del rgimen disciplinario pertinente.
Ahora bien, el control de los planteos procesales de esta naturaleza no puede implicar el restringir
el derecho de defensa o limitar las facultades de las partes. Evidentemente, estos parmetros exigen
una especial prudencia en su aplicacin en casos concretos, que, en base al principio in dubio pro
homine, exige que las consecuencias en el retardo por estas causas debe aplicarse en forma excepcional
y slo para casos graves, en los que surja de manera evidente que la actuacin de la defensa se dirige
a obstaculizar o a atrasar maliciosamente el curso normal del proceso50.
Con respecto al indicador relativo a la conducta de las autoridades judiciales debe formularse
una primera aclaracin. Si el retardo se verifica por el acogimiento por parte de la administracin de
justicia de planteos dilatorios introducido por una de las partes, los patrones de anlisis presentados
en los prrafos precedentes resultan totalmente aplicables. Ahora bien, si el retardo encuentra su
fundamento solamente en la actividad judicial, y es producto de la lenta tramitacin del proceso en
forma dolosa o negligente por parte del juzgador (vg. el no impulsar de oficio el proceso, lentitud en
la evacuacin de prueba ofrecida por las partes, no dictar sentencia en un plazo razonable cuando los
autos se encuentran listos para dicho dictado, etc.), la respuesta es ms contundente.
La Corte Interamericana ha tenido oportunidad de analizar la temtica en diversas causas. Por
ejemplo, en el caso Genie Lacayo contra Nicaragua, la Corte Interamericana determin que [i]ncluso
considerando la complejidad del asunto, as como las excusas, impedimentos y sustitucin de los
magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el plazo de ms de dos aos que ha [ba] transcurrido
desde la admisin del citado recurso de casacin no e[ra] razonable y por consiguiente violatorio del
Artculo 8.1 de la Convencin Americana51. Cabe resaltar que en este caso, las partes haban instado
reiteradamente el proceso, solicitando el dictado del pronunciamiento.
A su vez, se ha precisado que la etapa de ejecucin de las sentencias debe ser considerada parte
integrante del proceso que, en consecuencia, debe ser contemplada a la hora de examinar la razonabilidad
del plazo de un proceso-, trazando de estndares sobre la obligacin estatal de instaurar mecanismos
que aseguren la efectiva ejecucin de las sentencias que dicta el Poder Judicial de cada Estado52. Al
agotarse la jurisdiccin correspondiente mediante la sentencia definitiva, se incluye dentro del plazo a
computarse el comprendido por los recursos de instancia que pudieran eventualmente presentarse)53.
50 Corte IDH. Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de Septiembre de 2003. Serie
C No. 100.
51 Id., prr. 80.
53 Corte IDH. Caso Surez Rosero Vs. Ecuador. Fondo. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C No. 35. Prrs. 7075.
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Anexo
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8) Se utiliza como fuente de derecho en la justicia constitucional las normas de soft law (derecho
emergente) (Declaraciones, resoluciones, recomendaciones, cdigos de conducta, directrices y otros
instrumentos emitidos por organismos internacionales que no son tratados)
9) Se aplica como instrumento de interpretacin en la justicia constitucional el principio pro
homine establecido en el Artculo 29 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos? Si se
aplica, favor aportar ejemplo de resoluciones adoptadas.
10) Es la jurisdiccin constitucional gratuita? Existe algn requerimiento u obstculo formal
para su acceso (papel timbrado, timbres, tasas, autenticacin por un letrado, condenatoria en costas,
etc.)?
11) Utiliza la justicia constitucional la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y los precedentes de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos como fuente de
derecho? En caso afirmativo, favor explicar ejemplos.
12) Utiliza la justicia constitucional como fuente de derecho los informes y comentarios generales
de los Comits de Derechos Humanos de las Naciones Unidas?
13) Existe asistencia legal gratuita para ejercer recursos para reclamar proteccin de DESC?
Explique.
14) Existe accin popular para reclamar violacin de derechos de tercera generacin e intereses
difusos como el medio ambiente, la paz, el desarrollo, etc.? Puede la Oficina de Ombudsman de
su pas ejercer ese tipo de recurso? Lo ha utilizado? Si as fuera, indique algunos ejemplos.
II parte: Acceso a la Justicia de personas y grupos en situacin de vulnerabilidad
Se adjunta como anexo una sistematizacin realizada por el IIDH sobre las Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas en Condicin de Vulnerabilidad, adoptadas
en la XIV Cumbre Judicial Iberoamericana, celebrada en Brasilia, del 4 al 6 de marzo de
2008
15) Existe acceso preferencial (accin afirmativa) a la justicia constitucional para grupos en
condicin de vulnerabilidad?
16) De la lectura de las 100 Reglas de Brasilia, explique las condiciones de acceso a la justicia
constitucional para cada uno de los grupos en condicin de vulnerabilidad que mejor reflejen su
realidad en el mbito de promocin y proteccin de sus derechos. Favor completar la informacin en
el cuadro siguiente.
Grupo en situacin de
vulnerabilidad
Tratados internacionales
especializados en la materia
1. Nios, nias y
adolescentes
Jurisprudencia constitucional
emblemtica (No. de fallo,
fecha y resumen)
2. Adultos mayores
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3. Personas con
Discapacidad
A. Convencin Interamericana
para Combatir la Discriminacin
contra las Personas
Discapacitadas.
B. Convencin de ONU para la
Eliminacin de la Discriminacin
contra las Personas con
Discapacidad
4. Pueblos Indgenas y
Afrodescendientes
5. Personas migrantes,
desplazadas,
refugiadas.
6. Mujeres y enfoque
de gnero
A. Convencin Interamericana
para Combatir la Violencia
contra la Mujer (Beln do Par).
B. Convencin de ONU para la
Eliminacin de la Discriminacin
contra la Mujer (CEDAW)
7. Personas con
preferencia sexual
diversa (GLBT)
8. Personas
discriminadas por su
religin o creencias.
9. Personas
discriminadas por su
condicin tnica
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No_______
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Recursos y organizacin
21) Existe una unidad, departamento especializado o funcionarios encargados de apoyar o
contribuir en la tramitacin especializada de recursos en materia de DESC y, en especial, a favor de
grupos en situacin de vulnerabilidad? Cules son los recursos financieros y materiales destinados?
Describa con detalle:
Si no tienen los recursos adecuados, cules seran las necesidades concretas?
Recursos humanos: ________________________
Recursos financieros: _______________________
Equipo: _________________________________
Capacitacin: ____________________________
22) Los funcionarios que trabajan en este tema, han recibido capacitaciones especficas sobre
proteccin y eficacia de los DESC? Cmo se garantiza que los funcionarios tengan conocimiento
especializado sobre la justiciabilidad y exigibilidad de los DESC y de los derechos de los grupos en
situacin de vulnerabilidad?
23) Han participado funcionarios de su institucin en capacitaciones, cursos o congresos
internacionales sobre DESC y derechos de los grupos en situacin de vulnerabilidad?
24) Existe algn tipo de registro o base de datos sobre los recursos en trmite y resultados en
materia de DESC y de grupos en situacin de vulnerabilidad? Cuntos recursos en materia de DESC
se han resuelto y cuntos estn pendientes de resolucin?
25) Existen manuales, guas de buena prctica, protocolos o algn tipo de gua til para la proteccin
de DESC y de derechos de grupos en situacin de vulnerabilidad? Qu grado de aplicabilidad tienen?
Por favor acompaar copias.
Coordinaciones
27) Tiene su institucin algn convenio de cooperacin horizontal con sus homlogos o con
cooperacin internacional para mejorar la utilizacin y eficacia de la justicia constitucional en materia
de DESC y derechos de los grupos en situacin de vulnerabilidad? Si los tiene, descrbalos y explique
cmo han operado. Se agradece su anexin.
Recomendaciones para Mejor Prctica
28) Cules son los principales desafos que existen en la proteccin, eficacia de la justiciabilidad
y exigibilidad de los DESC?
29) Identifique cules podran ser las mejores prcticas al interior de su institucin en el marco
de la eficacia de la justiciabilidad y exigibilidad de los DESC.
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Felipe Gonzlez
Paulo Srgio Pinheiro
Dinah Shelton
Luz Patricia Meja
Mara Silvia Guilln
Jess Orozco Henrquez
Rodrigo Escobar