Educación y Comunicación: Pedagogía y Cambio Cultural
Educación y Comunicación: Pedagogía y Cambio Cultural
Educación y Comunicación: Pedagogía y Cambio Cultural
COMUNICACIN:
PEDAGOGA Y CAMBIO
CULTURAL
Carlos Augusto Hernndez*
Educacin y comunicacin son inseparables. La tarea de la educacin se da en el entorno de la comunicacin y tiene como finalidad la ampliacin de la interaccin, la apropiacin de la cultura y la formacin del
ciudadano. La investigacin pedaggica no ha descuidado la comunicacin
como uno de sus objetos principales, pero es necesario insistir en la reflexin
sobre ella como estrategia para profundizar sobre problemas importantes de
la relacin pedaggica y como requisito para afrontar mutaciones culturales
fundamentales que hoy afectan la escuela y que provienen de transformaciones radicales ocurridas en el universo de la comunicacin en que habitan los jvenes.
dano, la solidaridaridad).
La crtica de la tecnologa
educativa se poda resumir, siguiendo
la terminologa de Habermas2 , en el
reconocimiento de que la relacin pedaggica deba ser vista como una
interaccin comunicativa y no como
una accin instrumental. Formar ciudadanos no es lo mismo que construir
piezas para una maquinaria.
La crtica tena la intencin de
rescatar la autonoma del maestro y
la responsabilidad correspondiente.
Pero sirvi para explicitar la conexin
esencial entre educacin y comunicacin y para promover una mirada del
proceso educativo ms consciente de
las dificultades resultantes de la ruptura de la comunicacin en la escuela. Es posible incluso pensar desde la
comunicacin muchos de los temas
que se han instalado en el centro del
debate pedaggico de los ltimos
aos.
Si se parte de las condiciones
de posibilidad de la comunicacin sealadas por Habermas (los presupuestos de verdad, comprensibilidad,
sinceridad y rectitud3 ) y se piensa en
los problemas reconocidos actualmente en la investigacin pedaggica, es
posible descubrir cmo estos temas
pueden ser reconocidos desde la perspectiva de la comunicacin: el problema del sentido de los contenidos est
ligado al presupuesto de la verdad, las
dificultades de acceso a los cdigos
de la escuela, diferentes segn sectores sociales, a la exigencia de comprensibilidad, la ausencia de conviccin del maestro -o de su falta de dominio de los contenidos escolares- llevan a los estudiantes a sospechar de
falta de sinceridad, importantes dificultades con las que tropiezan las innovaciones pedaggicas estn ligadas
a las imgenes que los estudiantes tienen del maestro, relacionadas con
ideas previas sobre lo que l debe
hacer de acuerdo con la rectitud.
En efecto. Cuando los contenidos escolares no tienen significado
para el estudiante el nico sentido que
poseen es el de elementos de un ritual aceptado pero no comprendido (un
rito sin mito). A la clase, como a la
misa en latn, se asiste (y se asiente,
como si se participara) pero desde una
exterioridad que excluye una forma
de comunicacin en la que se juzga
sobre lo que el otro dice. La comunicacin carece de un elemento fundamental: no puede decirse siquiera si
es verdadero o falso lo que se comunica. Si lo que el maestro propone no
tiene sentido es tanto como si estuviera mintiendo. No vale la pena escucharlo porque no se cumple el presupuesto de la veracidad.
Cuando en la comunicacin
no se dan las condiciones que garantizan la comprensin, se recae en el
ritual, en el sin sentido, en la obligacin ilegtima, en el aburrimiento. La
ausencia de comprensin puede deberse a mltiples factores: Es posible
que el tema de la comunicacin requiera de ciertos presupuestos de los
que se carece. En casos como el de
las matemticas, la ausencia de un
presupuesto puede ser trgica a largo
plazo: quien dej de comprender una
operacin o una relacin fundamental, tampoco puede, en principio, comprender los desarrollos que se siguen
de su aplicacin. La comunicacin en
matemticas puede romperse desde
los primeros aos de escuela, ocasionando el abandono del sistema y generando en el estudiante una conciencia de incapacidad de efectos impredecibles. Es posible que el lenguaje
de la clase sea esencialmente distan-
te del que se utiliza en la vida cotidiana, que las relaciones entre los significados, los contenidos a los cuales
estn asociados y los contextos de su
uso en la escuela no se correspondan
con los que tienen vigencia en la familia y en el barrio, que exista una diferencia insalvable de cdigos. Es
posible que las fuentes de conocimiento o las formas de evidencia de los
estudiantes sean muy distintas de las
que presume la escuela. En cualquiera de estos casos no se cumple el presupuesto de la comprensibilidad.
Cuando el maestro no se reconoce en la tarea que realiza, cuando se siente ajeno a los contenidos que
constituyen el tema de su exposicin,
cuando desconoce el sentido de lo que
comunica y se resigna a realizar su
trabajo como un trabajo alienado, su
propia incredulidad se transmite; el
estudiante descubre que l no se manifiesta en lo que manifiesta, que no
es sincero. No hay razn para creer
lo que alguien dice sin conviccin, lo
que alguien impone sin comprenderlo. No se cumple el presupuesto de la
sinceridad.
Cuando las formas de asociacin o de trabajo que implican los
mtodos pedaggicos no tienen un
respaldo en experiencias previas de
los estudiantes, cuando el maestro es
muy diferente de lo que debe ser de
acuerdo con las imgenes de autoridad o de sujeto depositario del saber
que manejan los estudiantes y no se
esfuerza por explicar su actitud o
cuando no cumple con las reglas del
juego, cuando abusa de su poder o se
exime de exigencias que impone a sus
estudiantes, la comunicacin se rompe porque, en formas distintas, en cada
uno de estos casos no se cumple el
presupuesto de la rectitud.
asume este texto, un problema importante: el cambio cultural al que asistimos es fundamental en un sentido radical porque afecta las formas mismas de la sensibilidad. Constituye un
soporte nuevo para las evidencias y
obliga a reconocer formas de conocimiento que no habamos imaginado o
que habamos descuidado.
Paralelamente a estas investigaciones de orden psicolgico y
neurolgico, la antropologa explora,
en su intento de entender otras culturas, formas de ordenar y comprender
los fenmenos que no corresponden
a nuestras costumbres intelectuales,
que inicialmente se reconocen como
tpicas de culturas muy diferentes de
la occidental, pero que podran corresponder, en ciertos casos, a formas
culturales que la civilizacin tecnolgica hace posible, o que ella pone en
evidencia Lo que en un principio expresa lo diferente (las culturas
preescriturales) puede ser un punto de partida consistente para reconocer la actualidad de una cultura, la
occidental, que haba decidido pensarse a s misma desde el modelo de lo
escrito y haba construido desde ese
modelo su identidad. Tal vez el enfoque antropolgico disminuye el riesgo
de caer en el reduccionismo
cientificista, en la tentacin tecnolgica que subyace a la ciencia natural
construida por la modernidad.
Ignorar las transformaciones
que ocurren actualmente en la cultura es condenar la educacin al sin
sentido y al silencio. Estas transformaciones despojan de sentido la trascendencia y la universalidad que servan de soportes a la educacin, crean
una atmsfera de anomia, donde la
identidad es pura imagen y se construye como tal.
Distintos autores se han venido ocupando de este cambio cultural, desde el optimismo por las posibilidades de la tecnologa -una nueva
sensibilidad cuyas posibilidades son
mltiples, liberada de la linealidad del
texto escrito- (McLuhan) hasta el
pesimismo por la crisis de una cultura
del aislamiento -el modelo del hombre instalado ante los aparatos, como
en una nave espacial, viviendo la realidad virtual, separado del mundo y de
los otros, en ciudades cuyo producto
principal es la basura, tambin la basura informtica- (Baudrillard). No es
nuestro propsito desarrollar una propuesta distinta de la invitar a maestros e investigadores a afrontar el reto
del dilogo entre pedagogos y tericos de la cultura y la comunicacin.
Pero es necesario insistir en que, para
sobrevivir, la escuela debe enfrentar
con flexibilidad e inteligencia las mutaciones culturales.
Estas transformaciones implican urgentes cambios en la escuela.
Ellas afectan:
-la seleccin de los conteni
dos escolares, que actualmen
te estn muy lejos de los inte
reses de la vida cotidiana, de
terminados crecientemente
por las mensajes de los me
dios masivos de comunicacin.
Tal vez todo eso, que no se contradice con las densidades o necesidades
argumentativas de lo poltico, tenga
alguna importancia en las formas en
que comprendamos, acompaemos e
inventemos las salidas para esta Amrica Latina estrangulada por el
neoliberalismo y la dependencia, y
necesitada de construir, desde concepciones
culturales
menos
instrumentales, su sentido histrico1 .
Citas
1
995.
-IBID, p.12.