Historia Delp or 3
Historia Delp or 3
Historia Delp or 3
Captulo XII
La revolucin de abril
12
La tendencia nacionalista
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El apoyo crtico
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44
Captulo XIII
La crisis de 1954-1955 y la exclusin de los pablistas
IX y X Congresos del POR
49
La lucha fraccional
55
63
El entrismo
69
83
89
Captulo XIV
La lucha contra los gobierno movimientistas
Caractersticas de trabajo partidista
93
La revolucin universitaria
Viraje derechista del MNR.
97
101
101
106
111
115
123
126
133
Captulo XV
Lucha contra el gorilismo
137
139
149
154
Masacre obrera
158
167
171
173
182
Captulo XVI
La perspectiva de la conquista del poder
Lucha contra el foquismo
187
197
El nacionalismo castrense
200
205
208
Convulsin universitaria
212
215
La Asamblea Popular
219
242
252
259
Apndice
Bolivia es un pas trotskyzado
265
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267
269
271
El ciclo nacionalista
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274
El por qu de la falsificacin
274
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Captulo XII
La Revolucin de Abril de 1952
El Bur Latino-Americano
Cuando el POR tom contacto con el Secretariado Internacional, ste ya haba dado
algunos pasos encaminados a la constitucin del Bur Latino-Americano provisorio
con sede en Montevideo y teniendo como columna vertebral al equipo que ms
tarde conformar el posadismo y que entonces actuaba principalmente desde el
Uruguay.
El trotskysmo latinoamericano, de una manera general, ingres a una etapa de
crecimiento, que vio acentuado por los acontecimientos bolivianos. El SI y los
posadistas estaban vivamente interesados en hacer del POR una de las fichas claves
del proyectado Bur Latinoamericano, a fin de que se convirtiese en un poderoso
foco aglutinante de los grupos que se reclamaban de la Cuarta Internacional y del
mismo movimiento revolucionario.
Al Bur Latinoamericano, que deba debutar publicando un boletn de discusin,
le fueron asignadas las siguientes tareas: crear grupos y secciones en los pases
en que no haban; contribuir a la unificacin del movimiento trotskysta; preparar
una conferencia latinoamericana, que sera la encargada de designar a la direccin
continental definitiva.
Los grupos y partidos latinoamericanos, excepcin hecha de Mxico, se lanzaron
con entusiasmo a la constitucin del Bur Latinoamericano, que lo consideraban
la palanca capaz de impulsar un mayor crecimiento. Los uruguayos, a cuya cabeza
se encontraba Ortz, eran los ms activos en este trabajo; se desplazaban por toda
Latinoamrica y de hecho se constituyeron en el ncleo director y coordinador.
El Grupo Obrero Marxista del Per, dominado por intelectuales, acababa de ser
reconocido como seccin oficial de la Cuarta Internacional (en 1948 aparecer como
Partido Obrero Revolucionario) y tambin se sum a los trabajos preparatorios del
Bur Latinoamericano.
Ortz, en una de sus cartas al Secretariado Internacional, da cuenta de lo hecho con
miras a contituir el Bur Latino-Americano:
De acuerdo a lo propuesto por ese organismo, la seccin uruguaya inici los trmites
para la constitucin del sub-secretariado administrativo latinoamericano. Con este fin
ha viajado de esta seccin a Bolivia... Casi simultneamente con nuestro delegado
ha arribado a Bolivia un delegado del POR chileno...
Las secciones uruguaya y boliviana acordaron finalmente:
1) Dejar constituido el sub-secretariado administrativo con carcter provisorio para
Latinoamrica, con las secciones boliviana y uruguaya, de acuerdo a lo resuelto por
el DI.
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4 Comit Central, del POR Carta a la seccin uruguaya, La Paz, 23 de mayo de 1974.
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minas.
*****
El Panptico Nacional es una tradicional crcel poltica. Por sus celdas han pasado
los rebeldes, inconformes y opositores de todos los tiempos. En octubre de 1885,
el Presidente y empresario minero, Gregorio Pacheco decret su construccin, que
dur nada menos que once aos. Era, en su tiempo, una construccin monumental.
A fines del siglo XIX el edificio carcelario se encontraba en las afueras de la ciudad;
los sembrados se prolongaban por los cerros de San Pedro.
Los ingenieros Eduardo Idiquez y Leopardo Lanza, seguramente sin el asesoramiento
de penalistas, disearon un penal que corresponde al sistema celular, de boga
entonces. Una serie de tringulos convergen a un punto central de vigilancia. Las
184 celdas individuales, suficientes en su momento y ahora motivo de la ms sucia
promiscuidad, separadas por gruesos muros, son diminutas covachas, deficientemente
ventiladas y en las recias puertas se perciben pequeos cuadros enrejados que
permiten observar el azul del cielo.
Fue ideado para que detrs de su doble y alta muralla esperasen resignados los
golpes ciegos de la justicia los reos rematados, los hombres y las mujeres acusados
de haber cometido delitos. Para que no faltasen el consuelo para las almas en pena,
bajo el gobierno del frailuno Mariano Baptista se bendijo la capilla del Penal (1896).
La seccin especial en la que permanecan los reos rematados y sobre todo aquellos
condenados a la pena capital, estaba unida a la capilla por un corredor especial
que aseguraba que los sentenciados no se pusiesen en contacto con el resto de la
poblacin penal.
El Prefecto de La Paz, Pedro Garca, informa que la construccin del Panptico cost
335.611.- bolivianos, suma considerable en su momento. Los presos polticos se
esfuerzan por sacar alguna ventaja del Reglamento Penitenciario, pero se trata de
un documento misterioso, que nadie conoce ni cumple. La historia ensea que fue
aprobado en 1910, cuando era presidente Eliodoro Villazn y Ministro de Justicia el
abogado Bautista Saavedra. Este Reglamento es, como se ve, muy antiguo, pero
con seguridad, que debe ser muy liberal con relacin a las normas draconianas
a las que son sometidos los prisioneros polticos. Estos y los llamados comunes
desarrollan, como consecuencia del encierro forzado, su imaginacin o se dedican
al vicio que embrutece, esto ltimo muy frecuente tratndose de los delincuentes.
Los hombres que han pasado por el Panptico han puesto sugerentes rtulos a
sus diversas secciones, que sintetizan sus caractersticas ms siniestras. No debe
olvidarse que el Panptco no fue construido para embellecer la ciudad o proporcionar
comodidad a los presos, sino para atemorizarlos, para torturarlos psquicamente,
que de los tormentos fsicos se encargan los policas. Uno de los tringulos se llama
Guanay, esto porque a uno de sus extremosno llega el sol, de igual manera que a
las quebradas ms profundas de la cordillera que se conocen con el mismo nombre
y que en vieja data era temible lugar de confinamiento para polticos.
El Panptico tena su propio campo de ejecuciones, donde se levantaba solemne y
aterrorizador el patbulo, para que el pelotn de soldados pusiese fin a la vida de los
sentenciados a la pena capital. Los presos, que en su mayor parte son campesinos,
guardan mucho respeto al lugar donde se encontraba el patbulo; le arrojan, a la
usanza de los antiguos, coca masticada, un poco de alcohol, etc., todo en reverencia
a los muchos ejecutados. Ese escenario de la muerte se encontraba en el Guanay,
precisamente. Durante el gobierno del general Montes, fue ejecutado ah el legendario
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daban modos para mantenerlo aislado de las masas. Cuando se descubra que sus
escritos salan del Panptico y se difundan en los centros de trabajo, era severamente
castigado dentro del penal. En fin, eran otros gajes ms del oficio y el prisionero
persista en su actividad revolucionaria.
El juez de Instruccin en lo Penal Miguel Valdivia dict la esperada sentencia de
muerte contra los dirigentes sindicales que haban sido sealados como responsables
de la muerte de los rehenes extranjeros. La rosca estaba satisfecha, pensaba que los
esperados fusilamientos destruan para siempre al movimiento obrero. El desarrollo
del proceso judicial se vio entorpecido por la inesperada presencia de Escobar (G.
Lora) en la crcel; en cierta medida se rompi el plan elaborado con antelacin. Se
tena decidido que la pena capital tambin fuese extendida a los elementos ms
radicales de la FSTMB y del Bloque Minero, se pensaba que as seran definitivamente
alejados del pas y las organizaciones obreras decapitadas para siempre. G. Lora
y el POR agotaron todos los recursos legales para obligar a los jueces a decir su
veredicto sobre los altos dirigentes sindicales y tambin para sacar ventaja en
favor de una agitacin en el seno de los trabajadores. Un abogado trotskysta, Luis
Snchez Villegas, que reciba algunas sugerencias del dirigente apresado, se hizo
cargo de la defensa dentro del proceso. Cuando se recurri a la demanda de habeas
corpus por su detencin, el gobernador del Panptico exhibi la orden judicial de
aprehensin expedida en su contra. Sin embargo, no fue llevado ante el juez de
la causa, seguramente por miedo de que su traslado pudiese agitar a los mineros
de Siglo XX, tampoco fue dictado en su contra ningn provedo. Su nombre estaba
incluido entre los procesados, pero no se le recibi su declaracin indagatoria, uno
de los primeros actos procedimentales. En otras palabras, deliberadamente no se le
permiti utilizar el proceso como tribuna de agitacin.
Sucedi lo inesperado, cuando se dict la sentencia contra los dirigentes mineros,
G. Lora fue expresamente excluido del proceso. Este recurso, usado con la finalidad
tctica de evitar que el acusado asumiese posturas de acusador, era extrao a toda la
mecnica jurdica, en la que caben solamente dos variantes: el acusado es absuelto
o condenado, no puede ser excluido ni ignorado.
La simple presencia de G. Lora en el pas haba empujado al juez a cometer semejante
traspi legal, ayudando, al mismo tiempo a la plana mayor de la FSTMB y del Bloque
Minero a escapar de la pena capital.
La sentencia fue elevada en consulta a la Corte Superior de Potos, donde fue
sorprendida por al revolucin de 1952, que dio al traste con la rosca y todo su
aparato judicial. La revolucin salv a los mineros de ser fusilados.
Inmediatamente se demand la excarcelacinde G. Lora, Invocando la curiosa
sentencia. Hubieron papeleos, recursos distraccionistas, batallas en el mismo
Panptico. El gobernador notific al presidiario que poda abandonar la crcel y cuando
ste se neg a hacerlo porque comprob que un jeep policial lo esperaba en la puerta,
fue materialmente levantado en brazos por los guardias que lo entregaron a los
agentes de polica. Despus de un viaje de varias horas por los caminos accidentados
y polvorientos del altiplano que circunda al Lago Titicaca, fue entregado como preso
a la polica peruana de Puno. Pesaba sobre l la amenaza de ser internado en El
Frontn debido a sus aterradores antecedentes de terrorista, etc., segn sostena
el Ministro Mollinedo en carta al Prefecto de la poblacin peruana. El inicio, de una
huelga de hambre, oblig a las autoridades del vecino pas a trasladar a Escobar
hasta hasta el Desaguadero, siempre en calidad de preso poltico. La fuga de ese
retn, su nuevo apresamiento en Tihuanacu, su permanencia en las reparticiones de
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La tendencia nacionalista
Afines de 1946 apareci en Cochabamba un folleto breve (cuarenta y cuatro pginas
compuestas con tipos movibles) bajo el ttulo de Fines y medios de la revolucin
democrtico-burguesa. (Crtica del Frente Democrtico Antifascista y de los exsocialistas del PIR) y firmado por A. Lavalle, que era el seudnimo de un joven
semita, dotado de talento y de una disciplina propia de las familias europeas y que
estaba por encima de los hbitos desordenados de los militantes bolivianos. Hizo
rpida carrera dentro del Comit Regional porista de Cochabamba y comenz a
perfilarse como un terico. La prensa de los trotskystas norteamericanos registr
sus crnicas del 21 de julio de 1946, concebidas dentro de la lnea poltica de su
folleto.
Tiene importancia lo que escribi el joven Lavalle, aunque se trate de un ensayo
primerizo y donde hay muchas cosas inmaduras, porque representa, en el plano
terico, a una tendencia desviacionista que comenzaba a tomar cuerpo en el valle
cochabambino. Lavalle era una especie de lder de un grupo de jvenes que se haba
aproximado al Partido Obrero Revolucionario.
La propaganda trotskysta logr trasponer los muros de la universidad y el Partido
cosech algunos frutos entre las capas intelectuales de los estudiantes. No todos los
que golpearon las puertas poristas en ese momento se quedaron definitivamente en
l, algunos de ellos fueron a parar a las trincheras de los sectores enemigos.
Vctor Zanier, por ejemplo, troc sus simpatas iniciales hacia el trotskysmo por
un dudoso y maleable stalinismo; cuando milit y trafic dentro del Movimiento
Nacionalista Revolucionario era ya un jurado antiporista. Hctor Coso supo
combinar su exquisitez de poeta con la versatilidad poltica. Durante un tiempo
merode por las proximidades del Partido Obrero Revolucionario y desde aqu dio
un salto atrevido hasta el Movimiento Nacionalista Revolucionario, donde hizo una
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rpida carrera. En cierto momento aparece como uno de los puntales del lechinismo,
del que no tardar en renegar.
Detrs de Lavalle se destacan Capriles, Vargas, Zambrana, Saravia y otros. Su
actividad les permiti apoderarse rpidamente del Comit Regional de Cochabamba,
contando con el apoyo importante de Ernesto Ayala Mercado. Con todo, carecan de
profundidad terica, como demostraron los acontecimientos posteriores, pero estaban
animados de una desesperacin sospechosa por llegar al poder. Las disquisiciones
tericas, los frecuentes cambios de frente, etc., no tenan ms finalidad que encubrir
esa preocupacin arribista incurable.
Con todo, Lavalle demostr no tener verdadera fibra de militante revolucionario.
Pareci cansarse por las tremendas dificultades inherentes a la actividad partidista
y se apresur a trocar su trotskysmo por la psiquiatra. Abandon el pas revoltoso
para radicarse definitivamente en la Argentina, donde ha logrado acumular una
fortuna considerable.
No deja de ser sugestivo que el folleto mencionado lleve una encomistica nota
preliminar de Ernesto Ayala, de cuyas ideas se nutran los jvenes poristas de
Cochabamba, pues Warqui haba ingresado a una etapa de total inoperancia. Conviene
anotar que Fines y medios... apareci casi al mismo tiempo que la Tesis de Pulacayo
y as quedaron expuestas pblicamente dos lneas polticas diferentes. Como era
norma dentro del Partido Obrero Revolucionario, las ideas expuestas por Lavalle y
Ayala Mercado no fueron discutidas internamente, es decir no fueron crticamente
superadas. Quedaron simplemente ah, opacadas por el resonante xito de la lnea
oficial, apenas ocultas, y dispuestas a aflorar en la menor oportunidad propicia.
El prologuista se apresura a definir lo que entiende por revolucin democrticoburguesa,
que como se sabe constituye el eje central de la poltica y especulaciones stalinistas:
a la lucha por la liquidacin de la herencia feudal y la consiguiente transformacin
burguesa, es a lo que en principio se denomina revolucin democrtico-burguesa.
Naturalmente, entre esta revolucin y la socialista, no existen etapas o perodos
intermedios. El proceso revolucionario como tal, es uno solo: se enlazan, a las
reivindicaciones democrticas, las reivindicaciones socialistas; de una manera
ininterrumpida y permanente.
Si la revolucin proletaria cumplir las tareas democrticas para transformarlas
en socialistas, ya no es posible hablar de una revolucin democrtico-burguesa
como tal, sin referirla a la dictadura del proletariado y, consiguientemente, a su
transformacin en socialista. La necesaria liquidacin de la herencia feudal no
ser seguida por la consiguiente transformacin burguesa clsica, como sostiene
Ernesto Ayala, pues esto significara el establecimiento de la sociedad capitalista
por todo un perodo histrico y, lgicamente, que la clase obrera no se encuentra
todava en el poder. Tenemos en la reforma agraria burguesa un ejemplo que ilustra
de manera incontrovertible lo que venimos sosteniendo. La tierra tia sido parcelada
entre los excolonos y ha quedado ah, como minifundio, que ciertamente est lejos
de ser la transformacin burguesa del agro, que implica la aparicin de la gran
propiedad agraria capitalista, como consecuencia de las leyes del propio desarrollo
de la sociedad burguesa. En Bolivia nos encontramos ante una encrucijada: si
aparece la gran propiedad capitalista quiere decir que el proceso revolucionario
ha sido aplastado; contrariamente, el gobierno obrero-campesino para superar el
actual atraso del campo no tiene ms camino que utilizar formas de propiedad y de
organizacin anticapitalistas. El minifundio seguramente recorrer el camino de la
cooperativizacin antes de desembocar en la granja colectiva, ciertamente que no
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3- La clase trabajadora debe permanecer alerta, para no permitir que fracase la revolucin
4. La clase trabajadora debe controlar todos los medios de comunicacin.
5. Los trabajadores deben denunciara los traidores que quieran hacer fracasar el
movimiento.
6. Los trabajadores deben recalcara pueblo que se trata de la autntica Revolucin
(con mayscula en el original, Redaccin).
7. Deben formarse cuerpos permanentes de trabajadores para la mantencin del
orden pblico 14.
La direccin nacional del Partido Obrero Revolucionario no conoci los documentos
emitidos en Potos durante el desarrollo de la guerra civil.
No es casual que el Comit Regional de Cochabamba no hubiese emitido la necesaria
declaracin al respecto, esto por muchos motivos. Sabemos que existan en el seno
del Partido Obrero Revolucionario, en estado larvario, tendencias nacionalistas que
ms tarde aflorarn amenazadoramente, habiendo ocasionado serios conflictos, a la
organizacin revolucionaria.. El no haberlos extirpado oportunamente constituy un
gravsimo error poltico.
.
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conscientes... 15.
En el mes de marzo de 1950 fue constituido en La Paz el llamado Comit Sindical de
Emergencia que tuvo fugaz existencia. Conformaban este organismo los sindicatos
de fabriles, de grficos, de la Grace, de Comercio e Industria, de Radio-operadores
y Trabajadores de Harina. El Comit plante un aumento general de remuneraciones
y exigi la entrega al Estado del cien por ciento de las divisas provenientes de la
exportacin de minerales. 16.
Cuando el 10 de abril delegados de varias organizaciones se encontraban reunidos
para deliberar, la polica irrumpi en el local y detuvo a varios de ellos. Al da siguiente
estall la huelga de bancarios demandando la libertad de los presos, huelga a la
que se plegaron los grficos y el sindicato de Industria y Comercio. Fue desoda la
conminatoria de las autoridades para que los obreros y empleados retornasen el
trabajo.
Como justificativo de este atropello el Ministerio de Gobierno sostuvo, en su
comunicado de 10 de abril, que el Comit de Emergencia estaba constituido por
afiliados al stalinismo y al trotskysmo y que proyectaban desencadenar, el 17 de
abril, una huelga general revolucionaria como base estratgica para la conquista
del poder. Seal de que el Partido Comunista `en concomitancia con el Movimiento
Nacionalista Revolucionario, preparaban el golpe revolucionario para estos das 17.
El PC, de reciente formacin, realizaba una febril actividad.
El 14 de abril, por invitacin de la Federacin Universitaria Local pacea, hubo una
reunin de las organizaciones afiliadas el Comit de Coordinacin y al de Emergencia,
tambin estuvieron presentes delegados de la Confederacin Sindical de Trabajadores
de Bolivia. Todos los asistentes convinieron en unificarse en una sola central bajo
el nombre de Comit Coordinador y emitieron una resolucin que en sus puntos
principales deca:
1. Pedir al Supremo Gobierno otorgue la ms amplias garantas para el desarrollo
de las actividades sindicales...
2. Pedir la libertad inmediata de todos los detenidos, dirigentes sindicales,
sindicalizados y estudiantes en general.
3. El Comit Coordinador se reserva el derecho de decretar la huelga general, en
caso de no ser satisfechas las anteriores demandas 18.
El gobierno retrocedi ante la amenaza de la huelga general y se apresur en
solucionar el conflicto dando libertad a todos los presos, incluyendo a los que se
encontraban confinados en la Isla de Coati, entre ellos, Limpias, Alarcn, Vctor
Villegas, Ral Palza, Surez,y Jos Pereira.
Los sindicatos y Comits haban presentado sendas demandas de mejoras salariales,
las mismas que fueron centralizadas en un pliego nico pro el Comit Ejecutivo del
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cuatripartito (POR, PCB, PIR, MNR). Como tenemos indicado ese pacto no logr
transformarse o efectivizarse en un frente anti-imperialista.
El momentneo y breve retroceso del movimiento minero, despus de mayo de
1949, perjudic seriamente a las actividades del Partido Obrero Revolucionario,
que como todas las organizaciones polticas opositoras conoci cierto crecimiento
en las ciudades como consecuencia de la agitacin social que tena como centro
fundamental a la ciudad de La Paz. No debe olvidarse, sin embargo, que el crecimiento
purista estuvo muy por debajo del ensanchamiento de las fuerzas del MNR y del PC,
que se movan en estrecha alianza. La represin -despus de mayo de 1950 los
trotskystas ms visibles fueron enviados a la Isla de Coati y al exilio- obstaculiz
seriamente la vida interna del Partido Obrero Revolucionario, que no pudo superar
sus divergencias y crisis internas; el ascenso de las masas las releg simplemente a
un plano subalterno.
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quien fuese capaz de dar el soplido histrico. El Kerensky boliviano pudo sortear
las dificultades. No poda esperarse que la explosiva espontaneidad de las masas
consume una operacin de la ms alta poltica clasista.
Se tuvo que pagar muy caro dos hechos: el tremendo retraso que se observaba en
la superacin de la confusin poltica de las masas (enormemente acentuada por la
victoria de abril), que estaban seguras que el MNR cumplira el programa enarbolado
en Pulacayo; la debilidad del partido obrero (POR), que, reflejando el empuje de las
masas, haba vuelto a incorporarse, pero llevando el peso muerto de su crisis interna
que no le permita una osada actuacin en el seno de las masas y el planteamiento de
una lnea poltica firme. SI en sus lneas generales los acontecimientos confirmaron el
tradicional programa a trotskysta, ste se vea enturbiado por frecuentes oscilaciones
introducidas por las tendencias revisionistas que saltaban, de tarde en tarde, a la
superficie.
Al lado, no al frente, de Vctor Paz se encontraba Lechn, que inmediatamente
despus del 9 de abril retorn a las posturas trotskystas, acomodndose as a la
radicalizacin de las masas, se rode de militantes del POR y recitaba, donde era
posible, los discursos que escriban stos. Su posicin era dual y por dems confusa,
reflejando y acentuando, al mismo tiempo, la confusin de la clase. Su idea central,
que corresponda a la opinin dominante entre los trabajadores, consista en que Paz
y su equipo, que ocupaban una posicin centrista dentro del MNR, podran cumplir
satisfactoriamente el programa revolucionario si se les presionaba desde la izquierda,
es decir, desde, las organizaciones obreras. El problema del poder haba sido pues
ya resuelto para los trabajadores y les corresponda nicamente defender al rgimen
salido de la victoria de Abril y presionarlo para que se desplace ms y ms hacia la
izquierda, hasta llegar al socialismo.
La aplastante mayora de la clase obrera estaba segura que Lechn y en menor
medida los ministros obreros, encarnaban sus intereses en el seno del gobierno y de
esta manera quedaba disminuida toda desconfianza frente al MNR en el poder. Lechn
devino en uno de los obstculos que impeda a los obreros vencer su confusionismo.
En verdad, el lder obrero, que se complaca en manejar desde las sombras algunos
hilos del poder, representaba a la. perfeccin los intereses movimientistas en el seno
de los sindicatos. El ala izquierda del MNR no encarnaba la conciencia de clase del.
proletariado, sino contrariamente, su confusionismo que actuaba como uno de los
puntos de apoyo del gobierno Paz.
La creciente presin norteamericana en sentido de que fuese inmediatamente
organizado el ejrcito (ste era el precio que la revolucin tena que pagar para que
el MNR fuese tolerado por el imperialismo), a fin de poder asegurar la estabilidad
poltica y social del pas, que supone la defensa de sus intereses, apareci como el
factor ms visible y decisivo de este golpe en contra del presente y del futuro de la
revolucin. Con todo, no puede ponerse en duda que el MNR, particularmente los
sectores de centro y de derecha, confiaban en que el ejrcito fortalecido (entrenado
y avituallado por elimperialismo) podra libertarlo del control de las milicias y de las
organizaciones obreras. La reconstruccin del ejrcito constituye la primera alianza
y de enorme trascendencia entre el imperialismo norteamericano y el nacionalismo
de contenido burgus contra el proletariado y las masas que haban adoptado una
amenazadora actitud revolucionaria. Que Lechn representaba los intereses y la
perspectiva del MNR y no del proletariado, se puso en evidencia cuando coadyuv
decisivamente a la reorganizacin de las fuerzas armadas, bajo el argumento de
que aceptaran en sus filas a los hijos de la clase obrera y de los campesinos. Los
acontecimientos futuros demostraron que el lder de la COB ayud a poner en pie a
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o bien que ese control avanzaba aceleradamente. Que esto no era as se constataba
por el hecho de que la imposicin de las ideas poristas en las organizaciones de
masas (prueba de su radicalizacin) no se traduca en el ensanchamiento de la
militancia porista, pese a las condiciones favorables que existan para toda la
izquierda. Los que votaban y defendan las proposiciones del POR, comenzando
por Lechn, seguan cmodamente movindose como militantes movimientistas. La
confusin de las masas se levant como un muro infranqueable que impeda el
crecimiento del POR, que pudiese realmente controlar y dirigir a los trabajadores.
El partido estaba colocado ante un espejismo, que muchas veces desorient a sus
propios dirigentes, les permiti sostener el absurdo de que se estaba en la puerta
de la conquista del poder.
Se habra podido hablar de que el POR dirigi a las masas en el caso de que la mayora
del proletariado o sus sectores fundamentales hubiesen seguido consecuentemente
una lnea antimovimientista sealada por aqul. El apoyo a las proposiciones poristas
era ocasional cuando las crticas al MNR aparecan como demasiado evidentes. Otras
veces el trotskysmo sacaba ventaja de las fricciones internas que se producan en el
seno del partido oficial.
Hay un otro hecho qu viene a confirmar nuestra tesis. El gobierno no rompa con
los movmientistas que favorecan con su voto al POR, sino que realizaba una serie
de maniobras para obligar a sus militantes a dar las espaldas en los hechos a los
que hablan apoyado con su voto. El partido de gobierno tena la suficiente capacidad
para controlar, en ltimo trmino, a su militanca.
El POR sostuvo que el MNR lleg al 9 de abril con traje prestado, esto para subrayar
que enarbolaba ideas y consignas que no eran suyas, sino del trotskysmo. Esto
realmente fue as. Las masas radicalizadas se movan alrededor de la Tesis de
Pulacayo. El MNR, para acomodarse a esta realidad no tuvo el menor reparo en
apropiarse de algunas consignas de este documento, contribuyendo as a agravar la
confusin de los trabajadores que distingue a todo este perodo. Demaggicamente
el nacionalismo se disfraz de revolucionario, Paz Estenssoro lleg a declararse
marxista. Por este camino pudo englobar en los imprecisos limites de su organizacin
partidista a grandes masas. La maniobra fue exitosa para el momento, pero en el
futuro se transform en el taln de Aquiles del nacionalismo en el poder, porque
introdujo a sus mismas entraas los elementos que permitiran a los explotados
rebelarse contra las limitaciones y traiciones del nacionalismo; rebelin que prob
que las consignas fueron usurpadas.
La paciente y sistemtica prdica en sentido de que el MNR no tena ms destino que
entregarse al imperialismo y traicionar sus promesas hechas en la oposicin y en el
primer momento de la victoria, apenas si podan llevar la duda a los trabajadores,
pero en ningn caso convencerles, faltaba que la experiencia, con toda su carga
dramtica, demostrase que el pronstico se ajustaba a la realidad.
Ante el POR se plante difusamente al da siguieryte de la victoria popular de abril
y luego del dominio movimierytista sobre la COB. Con toda claridad se le planteaba
la necesidad de arrancara los explotados del control del nacionalismo decontenido
burgus si realmente quera encaminarse a la conquista el poder.
El MNR acababa de salir de la oposicin y desde ella enarbol un histrico
antimperialismo, o mejor, antiyanquismo. Esta prdica satisfizo a los trabajadores,
que ansiosamente esperaban arengas y consignas radicales. Slo la frustracin
del nacionalismo en el poder como realizador de su propia prdica poda abrir las
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El apoyo critico
Cuando G. Lora hizo escala en Cochabamba conoci, no sin sorpresa, que el Comit
Regional haba emitido un suelto durante los das de las luchas de abril y cuya
lnea poltica apareca grficamente sintetizada en el dibujo de un hombre, que
representaba a la revolucin nacional, en cuyo brazo derecho se lela la sigla del
MNR y en el izquierdo del POR. Los revisionistas, que desde hacia tiempo venan
alentando ideas nacionalistas, consideraban que entre el partido pequeoburgus y
el trotskysmo no haban ms q ue diferencias de matiz, pues ambos perseguan el
mismo objetivo: la revolucin nacional Segn esta concepcin, el POR deba limitarse
a apoyar al gobierno movmientista, esa era su misin revolucionaria y no otra,
pudiendo presionar y criticar levemente desde la izquierda, esta para inclinarlo hacia
el socialismo. Los tericos y activistas del Comit Regional cochabambino haban
llegado a las mismas posiciones ya ocupadas por el stalinismo (PCB), que lanz a
la circulacin la teora de que aquel que no apoyaba decididamente al gobierno
revolucionario y antiimperialista del MNR, aunque ste descargue sus golpes contra
los partidos marxistas, era un agente de los yanquis y un reaccionario. El proletariado
no poda pretender en la etapa de la revolucin nacional (de liberacin nacional)
plantear sus propias consignas o desarrollar una poltica independiente de clase,
deba disolverse en el frente nacional, importando eso su ingreso masivo al MNR.
La fundamentacin terica de tal capitulacin frente a la burguesa nacional fue
dada hace muchos aos por el menchevismo, correspondindole el privilegio de ser
el iniciador de poltica tan calamitosa para el movimiento revolucionario. Al campo
trotskysta boliviano esta teora lleg a travs de la izquierda nacional, inspirada
por el renegado y aventurero argentino Abelardo Ramos, esto si consideramos que
los trotskystas no podan caer en el extremo del cinismo de limitarse a repetir |o
que decan y hacan los stalinistas. Ramos y sus amigos haban teorizado largamente
acerca del apoyo critico que prestaron al gobierno de Pern de la primera poca,
dislate que pretendieron hacerlo extensivo al gobierno de Villarroel, primero, y luego
a los regmenes movimientistas. Tanto la teora como el aventurero le cayeron a
medida al Movimiento Nacionalista Revolucionario para poder combatir a su ms
grande enemigo: el POR trotskysta.
Se puede decir que hubo en el pas, en las propias filas del trotskysmo boliviano as
como en la direccin de la Cuarta Internacional y de algunas de sus secciones, un
auge inusitado de la teora del apoyo crtico a los gobiernos nacionalistas, como si
se tratase de la quinta esencia de la doctrina de Len Trotsky. Muchos de los que se
llamaron sus discpulos, adems de epgonos, no eran ms que vulgares falsificadores.
Este auge fue posible porque tena como teln de fondo la victoria fulgurante del
partido nacionalista de contenido burgus (es preciso puntualizar a objetivos de qu
clase social serva el pequeo-burgus MNR) y el ingreso multitudinario de obreros
y campesinos a sus filas La experiencia diaria potenciaba las disquisiciones de la
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teora. Se necesitaba tener mucha firmeza terica para seguir defendiendo en tales
condiciones el programa tradicional trotskysta. Nadar contra la corriente no es fcil
ni cmodo.
El confusionismo ideolgico gan las propias filas del POR. Se hablaba con frecuencia
de apoyo critico al gobierno del MNR como si fuese parte de su programa tradicional.
Pero, resulta que como lnea partidista no hubo apoyo crtico o no crtico al MNR,
sino la ms acerba crtica a sus medidas ms importantes, a las que, precisamente,
se referan stalinistas y nacionalistas en su frustrado intento de demostrar su carcter
revolucionario y antiimperialista. La poltica del Partido Obrero Revolucionario
estuvo orientada a arrancar a las masas del control nacionalista y no a pregonar las
bondades revolucionarias del nacionalismo.
No bien G. Lora se integr a la actividad partidista, que haba cobrado algn
mpetu, impuso la lnea poltica que habla enunciado en Francia, pero el organismo
del POR se encontraba internamente minado por la presencia y actividad de los
revisionistas. Los nacionalistas parecieron haber abandonado sus posiciones, no
se rebelaron contra la lnea lanzada por el Comit Central y dieron la impresin,
ms bien, de haber retornado a la posicin justa y tradicional del trotskysmo. La
afiebrada actuacin diaria del Partido no dio lugar a una discusin interna acerca de
las exteriorizaciones de los revisionistas filo-movimientistas, habindose perdido as
una otra oportunidad para expulsarlos de las filas del trotskysmo, pues pblicamente
se haban levantado contra su programa. El POR segua llevando en sus entraas el
morbo que poco despus amenazar seriamente destruirlo. La responsabilidad por
no haber entonces aplastado polticamente a los revisionistas, hecho que perjudic
seriamente al partido, corresponde casi ntegramente a G. Lora, precisamente por
ser el portavoz ms caracterizada de la corriente, autnticamente trotskysta. Estaba
seguro que los pro-movimientistas rectificaran sus errores bajo la presin de las
enseanzas de los acontecimientos y de los xitos poristas, como si tales errores
hubiesen sido el resultado de ocasionales y equivocadas interpretaciones de las
bases tericas de la organizacin. No comprendi que esa fraccin, que controlaba
ciertas direcciones medias y presionaba poderosamente sobre algunos dirigentes
nacionales, no era ms que la correa de trasmisin de los intereses de la burguesa,
que actuaba ya. como quinta columna de sta en el seno del trotskysmo. El POR
se ha visto frente a muchos problemas graves como consecuencia del carcter de
dicho camarada: desprecio a los adversarios del trotskysmo y marcada resistencia a
discutir con ellos y tratarlos con la necesaria severidad.
Dentro de las preocupaciones del Secretariado Internacional y del Comit Ejecutivo
Internacional de la Cuarta Internacional, Bolivia comenz a ocupar un primer
plano. En el Pleno del Comit Ejecutivo Internacional, realizado en junio de 1952,
se escuch un informe sobre la revolucin de abril y se hicieron esfuerzos por
presentar al POR como al principal protagonista, se pensaba que as se complaca la
justificada inquietud de la militancia mundial sobre acontecimientos que se estaban
convirtiendo en la prueba de fuego del nacionalismo y de la poltica trotskysta frente
a l. Ningn anlisis crtico de los errores cometidos, de las amenazas que asomaban
inconfundibles. Contrariamente, menudeaban las promesas de prximas victorias.
El documento ms importante de la direccin de la Cuarta sobre Bolivia durante este
crucial perodo fue indiscutiblemente la resolucin adoptada por el CEI en su XII
Pleno (noviembre de 1952):
La forma en que el Partido Obrero Revolucionario ha actuado hasta ahora es, en
general, correcta y corresponde tanto a la realidad objetiva como a la fuerza real del
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partido.
Preparada ideolgicamente desde antes de los acontecimientos del 9 de abril, el POR
no fue sorprendido por ellos, y, sobre todo, no dej de interpretarlos correctamente
y de ajustar adecuadamente su poltica.
El POR particip a fondo en la insurreccin de abril, evitando aislarse de las grandes
masas polarizadas en la accin por el MNR. Su poltica ha encarado luego continuar
evitando aislarse de las masas sobre las que ejerce siempre una fuerte influencia el
MNR, y sobre todo, no aislarse de la base del ala izquierda de aquel, impulsando la
accin revolucionaria y la organizacin autnoma de las masas.
Esta doble preocupacin se concret en el apoyo crtico acordado al gobierno del
MNR, acompaado de una actividad revolucionaria directamente entre las masas,
para que stas ejerzan y refuercen su presin y desarrollen su organizacin autnoma
en los sindicatos y en las milicias 30.
Sera difcil esperar un documento ms diplomtico y destinado a demostrar que el
POR segua aplicadamente las instrucciones de la direccin de la IV Internacional,
cuando en realidad sta se vea colocada ante los hechos consumados y obligada
a darles su visto bueno. El problema que en ese momento se planteaba y que
tena enormsima importancia para el porvenir de las revoluciones boliviana y
mundial, era precisamente la calamitosa actuacin del POR el 9 de abril. Aunque la
resolucin no dice una sola palabra de las tendencias que pugnaban en el interior
del Partido, el Comit Ejecutivo Internacional aparece avalando las desviaciones de
los nacionalistas.
Un partido revolucionario que no est presente cuando tiene lugar la revolucin
significa que ha sido sorprendido por los acontecimientos, esto contrariando las alegres
afirmaciones de los pablistas del CEI. Es cierto que hubo una correcta interpretacin
terica del desarrollo del proceso revolucionario y esto anticipadamente, pero
tambin es evidente que la fraccin nacionalista neg y opac con su accin tal
interpretacin.
Sabemos que es una falsificacin eso de que el POR particip en la insurreccin de
abril. La cuestin despus de abril no era otra que la de sealar la mejor poltica
que permitiese arrancarle al MNR el control de las masas y a breve plazo. De esto no
habla la resolucin, se limita a dar consejos acerca de como fortalecer la dualidad de
poder planteada por la COB.
Lo ms grave de la resolucin del CEI radica en que proclama el apoyo crtico acordado
al gobierno del MNR como una poltica justa y aade su conformidad con una actitud
revolucionaria directamente entre las masas, para que stas ejerzan y refuercen su
presin..., es decir, presin sobre l gobierno para que vaya ms a la izquierda, al
socialismo. Esta postura constituye la negacin ms categrica que pueda concebirse
de la teora de la revolucin permanente, es todo lo contrario del trotskysmo, una
capitulacin ante el menchevismo y el nacionalismo burgus. Extraa que hasta
ahora no se hubiese relacionado la equivocada poltica del pablismo en Bolivia con
el perodo de crisis de la IV I (1950-1953), alrededor de las tesis revisionistas de la
direccin internacional de ese momento.
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Cuando gran parte de latierra labranta estaba ocupada por los campesinos fue dictada
la Ley agraria movimientista (2 de agosto de 1953). El POR ya se haba pronunciado,
de manera incontrovertible, contra su contenido. La Ley estuvo destinada a salvar
parte de los intereses del gamonalismo que estaban siendo barridos por la tormenta
campesina. Prcticamente se devolvi a los latifundistas parte de la tierra, bajo el
rtulo de pequea propiedad. La mediana y la agraria industrial fueron excluidas de
los efectos de la Ley, lo que constituy una amplia puerta por donde lograron salir
intactos inmensos latifundios. Por otro lado, se concedi a los ex-propietarios el
derecho de indemnizacin, que result una promesa lrica. El POR dijo con claridad
que la reforma agraria movimientista fue una medida reaccionaria con relacin a lo
que ya hablan hecho los campesinos con sus propias manos. La oposicin franca (no
el apoyo crtico o no crtico) a la poltica agraria del MNR no se limit a las acciones
de hecho, fue tambin tericamente fundamentada y esos argumentos forman parte
de la esencia programtica del POR.
En los primeros momentos que siguieron al 9 de abril de 1952, la COB se convirti
en la palestra donde se dilucidaban los problemas fundamentales de la revolucin y
cuyas resoluciones tenan un enorme peso en las decisiones gubernamentales y eran
decisivas para la actividad de las masas. Con motivo de la reforma agraria tuvo lugar
una largusima discusin, que no pudo menos que colocar sobre el tapete lo esencial
del proceso revolucionario y la estrategia del proletariado dentro de l, en la que fue
explanada la posicin del Partido Obrero Revolucionario y contrapuesta a las tesis
del MNR y del PCB. Se sostuvo la necesidad de expropiar sin indemnizacin todas
las haciendas, excepcin hecha de las pequeas; la nacionafizacin de la tierra;
partir del respeto de las ocupaciones consumadas por las masas; intervencin de las
organizaciones obrero-campesinas, en la ejecucin de la revolucin agraria (que es
esto lo que propugnaba el POR y no la reforma, tesis de movimientistas y stalinistas);
indivisibilidad de las grandes haciendas y su explotacin colectiva, etc.
Para sorpresa de los periodistas, la tesis porista, se impuso sobre las posiciones
emenerristas y pecistas, siempre gracias al voto de muchos delegados obreros que
figuraban en las planillas del partido de gobierno 34.
Por una determinacin expresa de la COB, las decisiones de este organismo tenan el
carcter de mandato imperativo para los ministros obreros. En el caso de la cuestin
agraria, Lechn y los dems representantes de la COB ante el Poder Ejecutivo se
tomaron la libertad de votar en favor de un Decreto que contrariaba palmariamente
la decisin de su mandante. Estaba abierta la posibilidad de enfrentar franca y
pblicamente al gobierno movimientista con la COB, que conservaba todava parte
de su poder y de su capacidad de movilizacin de las masas. Partiendo de esta
realidad, el POR babia planeado cuestionar el Decreto de Reforma Agraria por ser
contrario a los intereses de la revolucin, de los campesinos y de los obreros, es
decir, por ser contra-revolucionario. El POR poda hacer esto no porque controlase
totalmente a la COB, en realidad ya haba comenzado su declinacin dentro de ese
organismo, sino aprovechando la resolucin que haba sido adoptada despus de
amplsimo debate. La maniobra tctica, que tena grandes perspectivas, fracas
porque el gobierno lanz contra los trotskystas al PCB stalinista, que se apresur en
declarar que no poda pedirse nada mejor que el Decreto que acababa de dictarse, que
estaba conforme con los altos intereses de la revolucin, etc., y que los trotskystas
aventureros, dedicados a asaltar las haciendas, deban ser expulsados de la COB
porque eran agentes del imperialismo. Sergio Almaraz, un mozo de clara inteligencia
y que desgraciadamente concluy renegando del marxismo, tuvo la desgracia de
34. Libro Blanco de la Reforma Agraria, La Paz, 1953.
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CON el 8 de febrero; los primeros sindicatos campesinos que se afiliaron fueron los
de Incahuasi y Hornos, conformados por colonos de la Empresa Industrial Cinti 37,
ejemplo que fue seguido por muchos otros sindicatos de todos los rincones del pas.
La directiva de la CON estaba constituida por Capelino (minero, Secretario General);
Jos Mario Zapata (grfico, simpatizante del POR, Secretario de Prensa y Propaganda);
Miguel Alandia (representante de artistas e intelectuales, Secretario de Organizacin
Sindical); Arturo Segaline (grfico, furioso stalinista pero enemigo jurado del PIR,
Secretario de Hacienda).
La CON, conforme a la orientacin seguida por el POR, impuls la sindicalizacin de
los campesinos, de los empleados pblicos y de los obreros cesantes.
La CON proclam como su programa a la Tesis de Pulacayo. Asest rudos golpes
a la artesanal, oficialista y stalinista Confederacin Sindical de Trabajadores de
Bolivia, pero no pudo imponerse como la direccin obrera nica, debido a la posicin
oscilante asumida por los fabriles, que aunque habiendo expresado su repudio a la
Confederacin pirista, no se sumaron abiertamente a la nueva Central.
La victoria de abril de 1952 constituye el punto culminante de la larga pelea
iniciada por los mineros y luego seguida por fabriles, contra stalinistas, socialistas y
demcratas de toda especie, a fin de imponer la direccin proletaria sobre las masas,
que significaba reorganizarlas alrededor de la Tesis de Pulacayo, es decir, de las
ideas trotskystas. Ante la evidencia de que los asalariados aplastaron en las calles al
ejrcito de la rosca, los idelogos del artesanado y sus organizaciones retrocedieron
rpidamente, se auto dsolvieron y se sumaron a la COB. Se dira que los mineros con
las armas en la mano impusieron las caractersticas de la nueva Central, que desde
sus inicios rebas en mucho al estrecho sindicalismo, adquiri rasgos sovietistas y
plante la dualidad de poder con el gobierno central movimientista.
Los dirigentes sindicales que actuaron durante el sexenio en el Comit de Coordinacin
estaban seguros que haba llegado el momento de poner en pie a una poderosa central
y creyeron que a aquel Comit le corresponda realizar los trabajos preliminares que
desembocasen en un congreso nacional, del que saldra la mencionada central. En
un documento que se hizo circular en vsperas de la formacin de la COB se dice:
El afianzamiento de las conquistas sociales y la consecucin de nuevos beneficios
para la clase trabajadora, slo pueden lograrse mediante la vertebracin de todos
los organismos sindicales en una Central Obrera. Este objetivo ha sido incorporado
por la FSTMB al programa de la Revolucin Nacional. La organizacin de la Central
Obrera debe surgir necesariamente de un Congreso nacional en el que participen
todos los organismos nacionales y departamentales que representen al proletariado
38. El mencionado congreso deba ser preparado por comisiones conformadas por
delegados de la FSTMB, de los fabriles, ferroviarios, choferes, bancarios, campesinos,
grficos y universitarios. Las cosas no sucedieron de manera tan parsimoniosa y
ordenada, se fueron atropellando al impulso de los acontecimientos polticos y la
Central Obrera Boliviana, una vez conformada, alcanz inusitado crecimiento y
podero. El Comit de Coordinacin y toda otra forma organizativa intermedia haban
sido completamente superados por los acontecimientos.
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Captulo XIII
La crisis de 1954-1955
y la
exclusin de los pablistas
IX y X congresos del POR.
El noveno congreso del POR se realiz del 24 al 29 de septiembre de 1952, en plena
euforia del movimiento obrero y cuando las imponentes movilizaciones armadas
de la COB dominaban el escenario nacional. Los poristas en su reunin nacional
reflejaron este imponente espectculo.
Se realiz el primer balance global de la situacin poltica y de las acciones
partidistas a partir del 9 de abril de 1952. La perspectiva que se seal fue la del
desencadenamiento de grandes batallas de masas alrededor de las consignas de
nacionalizacin de las minas y de la ocupacin de la tierra por los campesinos. Los
delegados estaban algo as como embriagados por los xitos logrados en el seno de
la COB y no se detuvieron a analizar que la organizacin partidista no se ensanchaba
en los medios obreros y haban una singular hipertrofia en el agro.
En este congreso no se realiz un detenido anlisis de las luchas interfraccionales
que ya tenan lugar dentro del MNR y que pocos meses despus afloraron en el golpe
derechista del 6 de enero de 1953. Tampoco se present, en su verdadera dimensin,
el peligro que significaba para el porvenir de la revolucin y del movimiento obrero el
fortalecimiento del lechinismo. Contrariamente, el lder obrero era preserrtado como
un elemento que estaba condenado, si quena seguir viviendo polticamente, a servir
los intereses del POR, no era casual -se dijo- que estuviese rodeado de poristas y
repitiendo muchas de las consignas del Partido.
Con todo, la importancia del congreso radica en que fue sealado el significado que
tena el co-gobierno, frmula ideada por el lechinismo para alejar al proletariado
de su objetivo de la conquista del poder.
Se ley un informe internacional en el que se daban una serie de consejos para que
el POR pudiese sugerirlos al gobierno y que se referan a las relaciones con otros
pases latinoamericanos e inclusive del bloque llamado socialista.
En este primer congreso despus de la victoria de abril, as como en las posteriores
reuniones nacionales, a nadie se le ocurri plantear el problema de por qu el POR no
tom el poder o por qu no lanz esa consigna al calor de las jornadas que llevaron al
MNR al Palacio Quemado. Si recordamos todo lo que llevamos indicado, es evidente
que slo a un aventurero se le poda pasar por la cabeza semejante tontera. A
pesar de que toda la prensa se refera a la fuerza del Partido Obrero Revolucionario
dentro de la COB, ninguno de los delegados se incorpor para proponer que deba
iniciarse la preparacin de la segunda insurreccin; era claro para todos que al
partido le quedaba todava cumplir la tarea de arrancar a las masas del control
movimientsta.
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Por primera vez el partido analiz las variantes sufridas en la situacin poltica,
determinadas por las modificaciones del estado de animo de las masas. Distingue
los perodos de ascenso y euforia, revolucionarios y el de momentnea depresin
que le sigue: La ola revolucionaria sigue una lnea sinuosa, contradictoria y llena
de altibajos. La estrategia del partido se determina en consideracin de la tendencia
general que sigue el proceso revolucionario. La revolucin ha pasado por dos etapas.
La primera se caracteriza por una franca y acelerada radicalizacin de las masas
proletarias, por su persistente ataque a la reaccin en general, por la confianza
en sus propias fuerzas y por su profunda fe en la victoria. Este repunte dentro del
ascenso arranca el 9 de abril y se prolonga hasta el 13 de mayo, fecha en que se
aplaz la nacionalizacin de las minas 47.
No se debe olvidar que grandes manifestaciones en las ciudades y las minas exigan
la inmediata nacionalizacin y todo haca pensar que el gobierno as lo hara, pero se
tom un tiempo para mejorar sus propias posiciones. El imperialismo y la reaccin
boliviana... logran su primera victoria al imponer al gobierno el aplazamiento de
la fecha de nacionalizacin de las minas y la formacin de una Comisin tcnica
encargada de planearla y realizarla. Este golpe, inteligentemente calculado, tuvo como
efecto inmediato desarmar al proletariado, adormecerlo y empujarlo paulatinamente
hacia una actitud contemplativa. Desde este momento la curva de la revolucin
penetra en un perodo de depresin... 48.
La depresin, que poco despus ser negada por los pablistas que haban acuado la
teora de la posibilidad de la insurreccin no importa en qu momento, tuvo enormes
consecuencias negativas para el POR. La COB fue burocratizado y controlada por el
gobierno; las masas dejaron hacer simplemente a los movimientistas. El partido
comprendi que su labor estaba llena de dificultades y que las masas, debido a la
depresin, reaccionaron muy lentamente a la propaganda y actividad partidistas:
Para el POR, antes que la conquista inmediata del poder est por delante la tarea
de conquistar a las masas, de educarlas en los combates cotidianos y de ensearles
a confiar enteramente en la direccin de la vanguardia del proletariado. Tal es el
difcil camino que tenemos que recorrer. Hay una evidencia que no puede ni debe
ser ignorada: las masas estn an bajo el control de la pequeaburguesa. Los
progresos de diferenciacin poltica que se han operado, por importantes que sean,
no son suficientes para que el POR pueda decir que controla a las masas... Pero en el
lapso que media entre la presente etapa y el futuro del POR tiene que transmontarse
enormes obstculos, el mayor de los cuales ser la persecucin que viene preparando
el imperialismo en alianza con los elementos mas reaccionarios del gobierno. La
estrategia se anuncia as: lAl poder por la conquista de las Masas 49.
Seguramente lo que ms molest a los pablistas fue el anlisis sereno y hasta fro de
la COB, de sus defectos, de sus posibilidades y de la perspectiva de la actuacin del
POR en su seno, todo sin ninguna idealizacin. El Secretariado Internacional y el BLA
consideraban que la COB, que la suponan dominada por el trotskysmo, de manera
directa o indirecta, marchaba aceleradamente hacia la conquista del poder.
El documento del dcimo congreso dice que la COB de la primera poca mostraba
rasgos soviticos, pero no logr desarrollarse como rgano de poder (la dualidad
47. X Conferencia Nacional, Etapa actual de la revolucin y tareas del POR, junio,
1953.
48. Op. Cit.
49. Op. Cit.
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Una de las novedades del documento radica en su anlisis del ala izquierda del
MNR, es decir del lechinismo. Por primera vez se habla de la lucha fraccional y
de sus consecuencias para el movimiento revolucionario. Seguramente muy pocos
estuvieron informados que su texto se inspir, fuera de las observaciones hecha al
calor del proceso revolucionario, en una charla que sostuvo G. Lora con Lechn, no
bien aqul retorn de Europa. Escobar (G. Lora) dijo al lder obrero que si realmente
segua una lnea revolucionaria debera proceder al desplazamiento de Paz del poder;
aquel respondi que eso no sera posible porque el Presidente movimientista se
identificaba con las posiciones de la izquierda.
La falta de capacidad, de claridad ideolgica, se han constituido en obstculos
para la evolucin del ala izquierda del MNR, que hasta hoy ha limitado su lucha
al goce de cargos burocrticos. La direccin de esta izquierda ha demostrado una
incapacidad absoluta frente a la derecha, incapacidad para comprender el actual
proceso revolucionario, incapacidad para dotarse de un programa revolucionario,
incapacidad para interpretar el verdadero sentimiento de las masas obreras que,
luchan por llevar la revolucin hasta sus ltimas consecuencias. Esa direccin de la
izquierda ha demostrado sobre todo miedo a la revolucin, temor de ser sobrepasada
por las masas puestas en movimiento. Por esto en sus luchas contra la derecha, ha
especulado con el apoyo que le dan las mayoras obreras, pero ha sido incapaz de
sacarlas a las calles y llevarlas a fondo en una movilizacin dirigida a extirpar de raz
el sector derechista del MNR 53.
El documento del Dcimo Congreso en sus lneas generales (si se exceptan algunos
detalles que correspondan a circunstancias momentneas) ha sido plenamente
confirmado por los hechos posteriores, por eso ha sido posible la consolidacin de
la poltica y posiciones de sus sustentadores. Con todo, ninguna conclusin como
la enunciada sobre el lechinismo, que entonces a muchos se les antojaba producto
del sectarismo y del odio o emulacin personal de G. Lora frente al lder de la
COB, se ha visto tan flagrantemente confirmada. Lechn se ha hundido debido a sus
mltiples concesiones a la derecha y porque no pudo ir ms all de las ideas del
nacionalismo.
El congreso acord que el partido se aproximase a la izquierda movimientista en
un esfuerzo por llevarla al camino revolucionario. Esta actitud era justa si se tiene
en cuenta que ese sector controlaba el grueso de las masas y que la tctica estaba
orientada a esas bases para emanciparlas de su direccion:
Las masas obrero-campesinas que forman la izquierda se encuentran mucho ms
radicalizadas que sus direcciones. Tarea del POR es ligarse fraternalmente a esas
masas, adoptando una actitud crtica cada vez ms severa hacia las burocracias
dirigentes. Ninguna tolerancia frente a las debilidades de la direccin lechinista y
paciente y fraterna aproximacin a las basas obrero-campesinas, tal era la tctica:
La actitud, frente a esta capa pequeo-burguesa de tolerancia de todos sus errores
y debilidades, con la equivocada apreciacin de que evolucionen hacia posiciones
revolucionarias correctas, debe dar paso a una actitud crtica.... 54.
Se trat de uno de los congresos mejor preparados, hubo una amplia discusin y
se presentaron varios proyectos de documentos polticos. Rosas (Gonzles), que un
poco ms tarde se convertir en portavoz del pablismo, hizo conocer un documento,
que se diferenciaba muy poco del adoptado, pero comprendiendo que el redactado
53. Op. Cit.
54. Op. Cit.
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La lucha fraccional
No bien se conoci la tesis poltica aprobada en el X Congreso (circul impresa
en folleto, formato 16), el BLA obedeciendo instrucciones del SI, envi a Bolivia
primero a Posadas y luego a Arroyo con el encargo de exigir que dicho documento
fuese sustituido por otro elaborado por la direccin mundial: El pronunciamiento
concreto del c. Posadas, expuesto en el BP por medio del c. Tarqui fue el de cambiar
inmediatamente la Tesis de la X Conferencia por otra, redactada por aquel, que
prevea un pronto desenlace en el gobierno obrero-campesino (esta tesis dejada por
el c. Posadas no ha llegado a conocimiento del partido). Contra este pronunciamiento
estuvo entonces el c. Javier (Gonzles) y el BP en pleno interpel en una de sus
sesiones al c. Tarqui por supuesto propsito de constituir una fraccin dirigida por
el c. Posadas, hecho que Tarqui desminti. La oposicin de Gonzles a la propuesta
de Posadas era simplemente formal y despus se incorpor a la lnea contraria a la
Tesis de la X Conferencia, redactando con Arroyo y en parte con Tarqui, la llamada
Tesis de la XI Conferencia 55.
La Tesis Poltica fue sealada por el pablismo como captuladora y pesimista, pues
aplaza -se dijo- para un futuro indeterminado la lucha de las masas por el poder,
siendo as que stas se encontraban virtualmente con un pie en el Palacio Quemado.
La proposicin fue hecha en el plano del Comit Central que se reuni en La Paz,
en el mes de enero de 1954. Podra pensarse que se trataba de una honesta,
55. Resolucin Poltica de la Conferencia Nacional de la Fraccin Masas del POR Bolivia,
octubre-noviembre de 1955.
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Pierre Frank en su condicin de miembro del SI, hizo un viaje a Bolivia buscando
disciplinar a todo el POR detrs de pablismo. G. Lora no pudo charlar con l porque
el llamado le lleg muy tarde. En una esquela le deca el enviado del Si que haba
viajado miles de kilmetros nicamente para charlar con l. G. Lora consideraba
a Frank como figura de segundo orden dentro del SI, totalmente subordinado a
Pablo. El SI agotaba todos los medios para lograr que los trotskystas bolivianos
abandonasen la lnea adoptada en el X Cngreso y se sometiesen disciplinadamente
al BLA.
Torres Goitia era un elemento venido de Comit Regional de Sucre; lector y
talentoso, se sum al pablismo buscando hacer una rpida carrera. Lo veremos
despus identificndose con los antipablistas. Finalmente, apareci en el MNR y
durante el gobierno de Torres se esforzaba por convencer que en Bolivia la lnea
adecuada era la del nacionalismo revolucionario, se hizo visible como enemigo
jurado de la Asamblea Popular. Se trata de un oportunista y arribista sin principios.
En el Pleno del CC de marzo los trotskystas plantearon un proyecto de resolucin
frente a la escisin sufrida por la IV I. Y que deca que el POR boliviano no se
solidarizaba con ninguna de las fracciones internacionales y que proclamaba su
voluntad de luchar por la unidad mundial del movimiento cuartanternacionalista.
Pablo respondi a G. Lora con una breve nota, en la que la invitaba al prximo
congreso de la Internacional:
Recibida tu carta. Ella plantea una serie de cuestiones que en nuestra opinin
deban ser discutidas, si es posible, en el Congreso Mundial y en la presencia aqu
de otros amigos de all.
Entanto que minora del Partido, tienes derecho de estar presente en la delegacin
al Congreso Mundial.
Pienso que todos los amigos de all estn de acuerdo en este punto.
Trata entonces y haz aun lo imposible por venir.
Tanto nuestro movimiento internacional y nuestro partido boliviano, han llegado a
un punto crucial.
Es preciso discutir los problemas a viva voz y en la instancia suprema de nuestro
movimiento: el mismo Congreso Mundial.
Te esperamos. Fraternalmente, Pablo 61.
G. Lora asisti al IV Congreso de la IV I (julio de 1954), juntamente con Gonzles y
Torres G. que representaban a la mayora del POR boliviano. Segn Franck estuvieron
presentes en este Congreso representantes de 21 pases. Transcurri dominado por
la descomunal escisin mundial que acababa de producirse y la principal actividad
consisti en limpiar las filas de la Internacional de elementos opositores. El Congreso
hubo de ocuparse parcialmente de un pequeo grupo que, luego de haber combatido
violentamente a los partidarios del Comit Internacional, dirigi sus fuegos no
menos violentos contra la Internacional... El grupo se retir del Congreso antes de
61. Michel Pablo, Tarta a G. Lora, Pars, 7 de mayo de 1954.
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del Partido, con objeto de discutir posiciones 66. La resolucin aparece firmada por
Barca, que poco despus aparecer como la personificacin del posadsmo.
El 30 de abril de 1954 se reuni el XI Congreso del Partido, que se esforz, por lo
menos aparentemente, salir en defensa de su unidad, pese a la lucha fraccional. La
realidad era distinta: en la prctica, ya existan dos partidos, con organizaciones,
lnea poltica y actuacin en todos los mbitos diferentes. El Congreso colocado ante
este panorama aprob una solucin absurda que pretenda poner a salvo la unidad
partidista: se constituye una direccin bicfala. Fueron designados como secretarios
generales Lora (FOL) y Gonzles (FPI). El Comit Central y el Bur Poltico estaban
conformados por igual nmero de miembros de las dos fracciones. Dems est
decir que esta direccin se diluy en innumerables reyertas y no pudo funcionar.
La opinin dada por un sector era vetada por la otra. Reducida la direccin a cero,
las fracciones no tuvieron ms remedio que acentuar su actividad fuera y dentro
del partido. El POR estaba ya escindido. Habra sido ms acertado constituir una
direccin compuesta por elementos independientes.
Fue suspendido el marginamiento de Lora y Moller, lo que poda interpretarse como el
deseo de que fuesen realmente reintegrados a la vida partidista, pero era imposible
un trabajo en comn de ambas fracciones. Por otro lado, no pudieron cumplirse las
recomendaciones del congreso sobre el desarrollo de la discusin fraccional en un
mareo democrtico, fraternal y cuidando la unidad del partido.
La sorpresa del Congreso constituy la mayora de delegados de la FOL. Los pablistas y
el BLA maniobraron tachando a varios delegados como usurpadores de los mandatos
que ostentaban. El BP (FPI) present su documento que pretenda ser sustitutivo de
la Tesis del X Congreso. Haba sido redactado partiendo de la certidumbre de que
no haba depresin sino ascenso de masas. Su mayor consigna era la de empujar
a las masas al poder. El siguiente prrafo puede resumir esa posicin: Cualquier
tentativa rosquera encontrar a obreros y campesinos en sus puestos de combate,
haciendo imposible la vuelta el poder de la feudal-burguesa.
Lo que se cita puede considerarse la crtica central de la Tesis del Congreso: Es errneo
hablar de depresin del movimiento revolucionario, contrariamente, las masas han
conservado toda su vitalidad de empuje y marchan velozmente hacia el poder, en
consecuencia, la consigna del gobierno obrero-campesino debe transformarse en
voz de orden de agitacin, pues ser realizada de inmediato.
66. Barca, Resolucin sobre el Centro de Estudios Sociales Villca, Cochabamba, 1o. de
abril de 1954.
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del MNR o bien prepararnos tcnicamente en nuestras casas para servir mejor, en
un futuro lejano, a la construccin del socialismo.
Si se aceptase, aunque sea parcialmente, la tontera del galope es indudable que
el frente antiimperialista debera considerarse como inoportuno. Si las masas van a
conquistar el poder sin la direccin del POR y si este partido no tiene ya tiempo ni
posibilidades para crecer, es indudable que toda maniobra en ese sentido es prdida
de tiempo 67.
La discusin no pudo reducirse, ciertamente, a la contraposicin de la frmula
conquista previa de las masas a la que deca empujar a las masas hacia el poder,
sino que se demostr que detrs de las dos concepciones de la revolucin boliviana
se escondan divergencias acerca del bolchevismo y del marxismo.
El POR fue concebido por sus fundadores como el instrumento de la revolucin
proletaria, que tena la misin de organizar, educar y conducir a los explotados
hacia la victoria. Un partido de esta naturaleza slo poda estructurarse dentro de
las normas organizativas bolcheviques y teniendo como fundamento el centralismo
democrtico. No se trataba de aplicar mecnicamente algunas recetas al respecto,
sino que slo un partido de esta naturaleza poda tener la suficiente capacidad para
materializar la estrategia de la revolucin y dictadura proletarias.
El pablismo, actuando atravs de su caricatura posadista no se preocupaba por
fortalecer al POR como organizacin bolchevique, sino por transformarlo en
instrumeryto dcil de sus designios contrarrevolucionarios, esto porque no crea
en la revolucin proletaria, sino en un populismo girando alrededor de la burguesa
nacional o de su sustituto pequeo burgus. Sus intentos de controlar y estrangular
burocrticamente al POR eran una consecuencia obligada de su particular concepcin
de la revolucin boliviana:
Segn Arroyo, delegado del BLA, la tesis esencial organizativa del bolchevismo
radica en que el centralismo debe ser colocado en primer plano y slo en un segundo
lugar la democracia. Este nuevo rgimen dentro del Partido... es caldo propicio para
el desarrollo de los mtodos organizativos stalinistas y que pueden llegar a sustituir
el verdadero centralismo democrtico por su caricatura: el centralismo burocrtico
68
67. G. Lora, Defensa del POR (lucha interna contra la oposicin pequeo-burguesa
y anarcosindicalista) . Segunda Edicin, La Paz, 1962. Los textos se reproducen en
Documentos No. 49, Mayo de 1976.
68. Op. Cit.
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El entrismo
Tarqui dice en su documento: en ausencia de los cs. Lora. Gonzales y Torres, un ala
del partido, jefaturizada por Moller se orient con una perspectiva que prcticamente
conduca fuera del partido. Esta orientacin fuera del partido era conscientemente
capituladora en los cuadros que la iniciaron y guiados por las dificultades del trabajo
diario en otros cuadros, que reivindicaron su condicin de poristas. 74.
Un grupo de militantes de la FOL ingres al MNR, en vsperas del primer congreso
de la COB (octubre de 1954), despus de fraguar entre ellos una mal llamada
Conferencia del POR, bajo el pretexto de imponer el programa porista a un partido
72. Op. Cit.
73. G. Lora, La revolucin boliviana, 1964.
74. Tarqui (Hugo Torres G.) , Op. Cit.
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de masas y consumar la revolucin proletaria. Todo este trabajo fue realizado por
Moller y sus amigos aprovechando el viaje de Lora al Cuarto Congreso de la IV
Internacional, aqul, de manera por dems deshonesta, utiliz el nombre de ste
para encubrir sus movimientos y sus verdaderas intenciones.
Lo que ocurri fue que Moller tom contacto con la tendencia nacionalista de
Cochabamba y es esforzaron porque toda la fraccin ingresara al partido de gobierno.
Lechn infructuosamente timone una larga lucha contra el POR y particularmente
contra sus brigadas sindicales, nunca pudo destruirlas. Como es habitual en l,
estos trajines los realizaba bajo cuerda, sin mostrar las manos. Era una de sus
preocupaciones barrer a los trotskystas de la COB, pues as podra maniobrar a su
antojo, libre da un control y crtica que consideraba odiosos y peligrosos. No fue
extrao, por ejemplo, del asalto a mano armada a la COD de Santa Cruz, a fin de
poder sustituir al delegado porista G. Lora por otro elemento adicto al oficialismo.
El gobierno del MNR lanz su anatema contra sus agentes de Santa Cruz,
enrrostrndoles el hecho de que el centro que hasta ayer era un baluarte
movimierytista, ahora repudiara todo contacto con el MNR... Retrotrayendo las
luchas sindicales a los tiempos del salvajismo, comenz un hostigamiento que,
en un momento en que la incapacidad de conseguir apoyo popular produjo fuerte
desesperacin, condujo a Sandoval Morn a atacar a balazos a la COD, hiriendo a
tres dirigentes sindicales. Por su parte, otro jerarca, los aspirantes a tal, Barbery,
alardeando de izquierdismo, quiso conseguir su objetivo por la va del entendimiento
y las negociaciones; al ver la inutilidad de sus recursos... manifest que en caso de
no producirse el cambio de delegados a breve plazo estaba autorizado para proceder
aunque sea a balazos 75.
Este enemigo del POR crey que el ingreso masivo de un importante equipo trotskysta
al MNR le podra ayudar a destruir a aquel partido. Por esta razn alent los trabajos
de Moller y compaa. Se ha comprobado que este elemento trabaj con el Comit
Poltico movimientista antes de su ruptura con el POR.
Los camaradas trotskystas, sabiendo que Moller era una de las cabezas visibles
de la FOL, no descubrieron, en el primer momento, sus verdaderas intenciones.
Lo caracteriza una euforia que linda con la torpeza, por eso fue dejando prueba
documental de su trabajo anti-trotskysta.
Estaba interesado en precipitar una ruptura y en aparecer como dirigente de un
POR que pudiese ejecutar el entrismo. Se atropellaba en su trabajo buscando
concluir rpidamente toda la maniobra, a fin de que G. Lora se viese colocado ante
los hechos consumados. Se esmeraba en dar muestras de no querer romper con
ste, pero se esmeraba tambin en deformar sus ideas y sus planes. La FOL tena
decidido emprender una polmica a fondo, a fin de dejar las referencias tericas
que permitiesen el reagrupamiento de la militancia trotskysta; Moller crey que
el perodo de la discusin era cosa del pasado y se lanz a consumar una serie de
operaciones que facilitasen la materializacin de sus propsitos.
El BP paritario prcticamente no funcion, lo que fue utilizado por Moller como un
pretexto para declarar a la FOL en direccin del POR. Eso se desprende de la circular
que remiti no bien Lora abandon del pas:
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Los nicos que con toda autoridad podan criticar a los entristas eran los trotskystas
de la FOL, desde el momento que esa conducta contrariaba sus postulados y
constitua una capitulacin ante los nacionalistas. G. Lora, no bien retorn de Europa,
se tuvo que enfrentar con la famosa Conferencia que hablan montado Moller y
sus amigos con la finalidad exclusiva de aprobar el ingreso masivo en el partido de
gobierno, pese a que se dio cuenta que se trataba de una descomunal impostura.
Desenmascar a quienes haban decidido entregarse al oficialismo y seal con
claridad los objetivos perseguidos por los entristas. Los que iban a realizar la
operacin eran elementos pequeo-burgueses quebrados, unos por cansancio, otros
por frustraciones personales y los ms por la miseria. El ingreso al MNR apareca para
ello como la nica tabla de salvacin, les abra un anchuroso camino al carrerismo
y al enriquecimiento. Era absurdo e infantil suponer que quienes se aprestaban
a consumar una vil traicin el que en ese momento era su partido por motivos
personales y subalternos, tuviesen en mente luchar dentro del oficialismo por
imponer el programa trotskysta. La desviacin nacionalista les sirvi para encubrir
el abandono de las posiciones revolucionarias y la total capitulacin ante las ideas
y direccin pequeo-burguesas. Como dijo G. Lora, el entrismo se converta en un
vulgar entreguismo. La FOL rompi tajante y definitivamente con los entristas.
Para el MNR (tambin para Lechn) el ingreso de Moller y sus amigos tena una
significacin claramente determinada: destruir al POR. La FOL se dio perfecta
cuenta que los entreguistas seran utilizados como instrumentos en la gran lucha
que el gobierno, contando con la venia del lechinismo, haba desencadenado contra
el trotskysmo, considerado como el ms peligroso adversario del nacionalismo.
Efectivamente fue as, se puso en manos de los entreguistas una serie de medios
y de recursos para que arremetiesen contra el POR, contra G. Lora y sus parciales,
Moller, ex-miembro de la FOL, volc toda su fobia, su sinvergenzura y su mala fe
contra sus compaeros de ayer. Como era de esperarse, los pablistas fueron excluidos
de los ataques y, ms bien, los entreguistas se entendieron con ellos y realizaron
trabajos conjuntos encaminados a extirpar de los sindicatos a los militantes del POR.
El verdadero director de estas maniobras, campaas y bellaqueras era el seor
Lechn, que estaba seguro de destruir para siempre a los trotskystas. Apareci con
toda claridad que el MNR haba jugado una de sus cartas ms serias para deshacerse
de un adversario poltico y ste era el trotskysmo. Fiesta ahora no se ha subrayado
lo suficiente el sucio papel, aunque subalterno, jugado por los pablistas en la lucha
movimientista contra el POR. Un lechinista incrustado en COMIBOL contrato (ste es
el trmino exacto) los servicios de los pablistas para que actuasen como puntas de
lanza en las organizaciones obreras y combatiesen a los trotskystas como a enemigos
jurados del lder de los trabajadores. Barca, entonces un esforzado activista del
pablismo y que ms tarde se convertir en expulsados de Gonzles y sus amigos
fue instalarlo en una oficina contigua a la del director obrero para que desde ah
motorizase la campaa antiporista en las minas.
El objetivo de Moller no era otro que el de volcar atada la FOL hacia el entrismo, para
esto se esforz por presentar la tctica del frente antiimperialista como sinnimo
de cooperacin con el nacionalismo, como el esfuerzo de borrar en lo posible las
diferencias existentes entre el POR y el MNR y, lo que era por dems urgente, como
entrismo en el nacionalismo. Se procedi al potenciamiento poltico de la fraccin
nacionalista del Comit Regional de Cochabamba, a fin de que timonease la operacin
en escala nacional. El 30 de junio se realiz un ampliado del CR de Cochabamba para
aprobar una resolucin que constituye el punto de arranque de la maniobra pblica
hacia el entrismo:
72
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La tctica del Frente Unico Anti-imperialista.. fue aplicada en Bolivia por nuestro
partido en el perodo 1949-1950, permitindosenos aproximarnos y luchar codo
a codo con las masas del MNR contra la dominacin feudal-burguesa, as como
tambin popularizar las consignas de unidad sindical... gracias a la cual han sido
posibles las conquistas obtenidas a partir del 9 de abril 79.
Este prrafo est lleno de falsedades. Se refiere sin nombrarlos a los Comits de
Coordinacin y Cuatripartido, que, como hemos visto, no lograron proyectarse
en el frente antiimperialista por los obstculos que le opusieron movimientistas
e izquierdistas de toda especie. No puede presentarse la unidad sindical como
frente antiimperialista y es esta confusin la que propagaron los entreguistas.
Si se admitiese que este frente hizo posible la victoria de abril y las conquistas
logradas y su realizacin con posterioridad, habra que convenir que no es ms que
la subordinacin del proletariado y de los partidos marxistas a la direccin poltica de
la burguesa. importando poco que sta se exprese por su ala izquierda.
El FUA en la prctica viene realizndose exitosamente en diversos campos, tales
como las victorias de los militantes de la FOL del POR con el ala izquierda del MNR y
las bases del PC, en las elecciones de la Federacin de Febriles de La Paz, de la COD
de Sucre y de las elecciones universitarias de Oruro, Chuquisaca y Cochabamba...
80.
Si eso era el frente antiimperialista faltaba aclarar al rededor de qu programa se
estructur. El trotskysmo no se conforma con enarbolar esta consigna, sino que se
empe en que el frente tenga un programa revolucionario, para que la prctica
diaria demuestre a los explotados que los partidos populistas burgueses, pequeoburgueses y socialistas, no hacen otra cosa que traicionar los objetivos sealados en
dicho programa.
Partiendo de tales antecedentes, el ampliado resolvi:
Propiciar la adopcin de la tctica del FUA por el conjunto del partido..., de
conformidad a la lnea contenida en las resoluciones del cuatro congreso de la IC y
el tercer congreso de la IV I y los trabajos tericos de los cs. Sergio, G. Lora y
Barca 81.
La resolucin del Tercer Congreso de la Cuarta Internacional es invocada para
justificar el entrismo, los entreguistas insinuaban que estaban dispuestos a cumplir
las decisiones impuestas por el pablismo. La referencia a los trabajos tericos de
Escobar (G. Lora) no tena ms finalidad que encubrir los verdaderos propsitos
de los nacionalistas, pues, en realidad, estos trabajos estaban dirigidos contra
ellos. El frente antiimperialista no es presentado como un frente poltico de largo
alcance, como lo es en realidad, sino como una serie de acuerdos circunstanciales
y particularmente sindicales, lo que importa su deformacin. Bajo el pretexto del
frente antiimperialista se vena realizando un trabajo en las organizaciones laborales
de apoyo el lechinismo:
La tctica del FUA deber tender a materializar pacientemente, antes de que en
la forma, en los hechos acuerdos circunstanciales entre el POR, los sindicatos y
79. Primer ampliado del CR de la FOL de Cochabamba. Aprobacin de la tctica del FUA,
Cochabamba, 30 de julio de 1954.
80. Op. Cit.
81. Op. Cit.
73
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el ala izquierda lechinista del MNR, y en forma subsidiaria con el PC o las bases
del PC, puesto que su direccin trabaja con el ala derecha del MNR contra Lechn
y el POR. Debe prestarse suma importancia a la propia accin entre las masas
de la plataforma del Frente Unico Ant-imperialista, conteniendo reinvindicaciones
transitorias en forma progresiva 82.
La ltima frase viene a confirmar que era un acuerdo sindical lo que se presentaba
como frente antiimperialista.
Es preciso complementar la tctica del FUA con la del entrismo parcial en las filas
de la izquierda del MNR, con el objeto de contrarrestar el entrismo stalinista, difundir
las posiciones trotskystas dentro del lechinismo, crear un clima de simpata hacia el
POR y propiciar desde dentro la materializacin del FUA. El desarrollo de la poltica
del FUA y del entrismo debe ser cada momento verificada y rectificada por los
organismos responsables del partido 83.
A pesar de que los que asistieron al ampliado se movan bajo la influencia de los
nacionalistas, no pudieron menos que quedar alarmados por el entrismo, por eso
se recalc que slo se trataba de uno parcial, para dar a entender que ingresara
una fraccin bajo la direccin del centro partidista Esto era cierto a medias. Se tena
decidido el ingreso de todos los nacionalistas y su trabajo dentro del lechinismo,
se habl de licenciarlos, pero, y esto qued patentizado despus, la intencin era
realizar un trabajo coordinado con la direccin del ala izquierda del MNR, sometido
a su disciplina y al margen de cualquier interferencia del POR. El entrismo de una
fraccin trotskysta y sometida al control del Comit Central del POR. era algo que
no contaba en los planes del Comit Poltico Nacional movimientista y de Lechn. Los
hechos demostraron que la misin de los entreguistas no era el de trabajar en favor
del POR dentro del MNR, sino el de destruirlo.
En la parte de la resolucin que estamos comentando no se habla de entrar al
seno del lechinismo para formar una fraccin trotskysta y luego arrancarla con la
finalidad de fortalecer al POR. Es claro que los nacionalistas tenan decidido cambiar
definitivamente de trinchera.
La experiencia ha demostrado que el frente antiimperialista, como tctica favorable
al movimiento revolucionario, no como variante de un frente popular o como una
capitulacin ante las tendencias nacionalistas, slo puede materializarse si el POR se
fortalece e impone a las otras organizaciones dicha tctica.
Se asign al entrismo objetivos por dems modestos e inofensivos; difundir las
posiciones trotskystas dentro del lechinismo, crear un clima de simpata hacia el
POR y propiciar desde dentro del MNR el FIJA. No se explica que se iba a correr el
riesgo del entrismo para esto, porque bien puede hacerse desde fuera sin necesidad
de recurrir a la tctica de incursin en el campo del adversario. No interesaba la
simpata del ala izquierda hacia el POR (los nacionalistas estaban pensando en
Lechn), sino arrancar a sus bases obreras y campesinas, lo que necesariamente
deba generar el odio a muerte hacia el POR de parte e la direccin burocratzada.
El entrismo y la efectivizacin del FUA se presentan como fenmenos paralelos y se
otorga preeminencia al primero, lo que es falso.
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El partido no haba. acortado la tctica entrista, pero Moller Consider que la alusin
a ella en la resolucin del Ampliado del CR de Cochabamba constitua suficiente
autorizacin para materializara. E! partido estaba siendo colocado ante un hecho
consumado. Para los nacionalista, Zegada (Alquizalete), ya militante del MNR segn
su propia confesin, segua siendo considerado porista:
Estamos tratando de organizar una clula especial y algo independiente en base a
la guardia vieja: Martnez (Miguel Alandia, Alba (Ayala Mercado), Nez (Salazar)
87, Herrera (Guerrero), Alquizalete (Zegada), etc. 88. No nos hacemos muchas
ilusiones, pero tampoco descartamos un relativo xito en nuestras gestiones. Se
trata de reforzar y reorientar la tctica del entrismo 89.
La persecucin contra los poristas continuaba y este hecho fue utilizado tambin
para justificar el entrismo, se deca que as se evitara destrozar fsicamente a los
militantes:
Es preciso no quemar a la gente nueva, las recomendaciones -dice la circular al
CR de Santa Cruz-: mucho tino, sagacidad en el trabajo sindical. El entrismo en el
MNR controlado por los organismos del partido est. aprobado por nuestra fraccin
y puede realizarse en esa para evitar sean destrozados nuevamente 90.
Invocando antecedentes tericos y coyunturas favorables para el xito de la nueva
lnea partidista, se pas a hablar del, ingreso de los dirigentes poristas al MNR:
Se hallan en nuestro poder y son materia de estudio y discusin los siguientes
documentos...: La construccin del Partido Revolucionario de M. Pablo (es decir la
tctica del entrismo)... Creemos que se estn presentando condiciones inmejorables
para hacer un trabajo en ese sentido (el entrismo en el MNR, G.L.), con miras al
reforzamiento de una izquierda orgnica y firme que sirva de aliada el partido.
Uftimamente el Comit Poltico (del MNR, G.L.) aprob ntegramente un proyecto de
tesis nuestro para el congreso bancario, presentado por un camarada simpatizante.
Dicha evolucin es digna de tomarse en cuenta (esta insinuacin quera dar a entender
que el MNR se estaba volviendo trotskysta, G.L.). Por otra parte, los camaradas Alba,
Aquizalete, Nez e inclusive Sergio (Moller), han sido oficialmente invitados por el
Comit Poltico para tal propsito, es decir para militar en el MNR, en la izquierda
lechinista. Personalmente creemos que tal oportunidad no debe descuidarse por
incomprensin sectaria. El problema es delicado..... y debe ser resuelto en una
Conferencia expresa de la Fraccin. Consultamos sobre su inmediata realizacin,
a ms tardar hasta fines de la prxima semana (4 de septiembre). G. Lora ha sido
consultado por carta, an no sabemos su opinin 91.
G. Lora lleg al pas ms rpido de lo que esperaban los entreguistas y repudi los
manejos de Moller y compaa, como se tiene indicado.
87. Salazar sostiene en ,zarabaya-- que cooper con el doctor Paz, por el que senta
ilimitada admiracin, pero no con el MNR. Este sutil escrpulo carece de significacin
poltica.
88. Todos estos, excepci6n hecha de Alandia, ingresaron al MNR, Salazar no jur
formalmente su fidelidad al oficialismo, pero cumpli varias tareas que le encomend
ste.
89. POR-FOL, Circular a los Comits Regionales, La Paz, 24 de agosto de 1954.
90. Op. Cit.
91. CR de Sucre, Carta al EP de la F0L, Suere, 8 de septiembre de 1954.
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La militancia comenz viendo con suma desconfianza los trajines de los que hacan
mal uso de su condicin de dirigentes de la FOL; las minas interrumpieron la
correspondencia y los Comits de las otras ciudades siguieron el mismo camino,
slo Cochabamba se mostraba muy activa, funcionando como centro coordinador de
los entreguistas.
El comit Regional de Sucre expres su inconformdad con el entrismo, como
tambin, un poco ms tarde, lo hizo Siglo XX.
Con relacin a la tctica del entrismo que propone el BP de la Fraccin, el Comit
Regional se encuentra de acuerdo con la realizacin de una Conferencia Nacional, con
la finalidad de clarificar el problema en su concepcin terica y en su conveniencia
prctica... Desde luego, podemos adelantar que el CR ha rechazado la concepcin
del entrismo propuesta por el c. Zapata. Entendemos que la militancia en el partido
de gobierno de algunos de nuestros militantes ms conocidos no implica entrismo
dentro de ese partido, sino capitulacin y oportunismo. Creemos que el entrismo,
como tctica para atraer al partido a elementos que militan dentro de otros sectores
polticos, significa el ingreso dentro de sus filas de elementos de base que no puedan
ser identificados como poristas. Este manera de apreciar el problema no puede ser
calificada de sectaria. Este CR, de acuerdo a la lnea que se ha trazado la fraccin,
contina trabajando, dentro de las necesarias limitaciones, en un frente nico con
otros sectores de izquierda 92
Desmintiendo las optimistas informaciones de Moller sobre el entendimiento del
POR con el MNR dice: El sectarismo del PC y del MNR ha llevado a la derrota a la
izquierda dentro de la universidad. La derecha, fuertemente cohesionada, ha podido
ganar todas las direcciones 93.
Los trotskystas de Sucre seguan influenciando en el movimiento campesino y en
esta poca se comenz a agitar la consigna de universidad obrera y de intervencin
obrera en la universidad.
El 11 de Octubre de 1954 se realiz la llamada XII Conferencia Nacional del PORFOL. 94 que, repetimos, no era ms que una reunin de los que haban decidido
ingresar al MNR, los oponentes a esta tctica fueron diplomticamente marginados.
Comenz a actuar como una de las figuras claves el joven mdico Cortez, que vena
de Sucre y que ya se encontraba enrolado en el lechinismo. Este congreso se limit
a reproducir la resolucin adoptada por el Ampliado del CR de Cochabamba sobre
el FUA, y el entrismo, que hemos comentado ms arriba. As se legaliz el ingreso
masivo del sector Moller al partido oficial, no sin que antes la FOL y G. Lora hubiesen
roto con l de una manera por dems violenta.
Los nacionalistas que ingresaron al MNR se apresuraron a constituir un BP
en Cochabamba, dirigido por Asceta (Octavio Montenegro), y emprendieron
una sistemtica campaa pblica, remitiendo peridica correspondencia a las
organizaciones del partido, contra el lorismo y el pablismo, pero principalmente
contra el primero.
Se presentaban como fraccin independiente, buscando aprovecharse de los canales
y la organizacin de la FOL. Moller se dedic de lleno al trabajo dentro de la izquierda
92. CR. de Sucre, Carta al BP de la FOL, Sucre, 8 de septiembre de 1954.
93. Op. Cit.
94. Op. Cit.
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liquidacin de la barbarie agraria. Estas tareas han sido encaradas por el gobierno
del MNR, el mismo que no es sino un gobierno de frente de clases, con un programa
que se limita a la etapa nacional-burguesa 98.
Lo anterior es nada menos que una ridcula caricatura de la revolucin permanente,
pues sta niega la posibilidad de la fase nacional burguesa como antesala de la
socialista, y menos que un gobierno nacionalista-burgus pueda encarar la solucin
de las tareas burguesas.
Trotsky habla de la inevitabilidad de la traicin de estos gobiernos (tanto por su
derecha como por su izquierda) del programa de la revolucin y de su alianza con
el imperialismo.
Los socialistas revolucionarios, en su empeo por encubrirse detrs
de algunas frases sueltas de Lenin y Trotsky, apenas si rozan posiciones
maostas y stalinistas: Nuestra revolucin debe confundirse hasta sus ltimas
consecuencias, esto es, debe continuar sin interrupcin hasta arribar a su
segunda fase, es decir, hasta la iniciacin de las tareas proletarias socialistas en
Bolivia y la unificacin nacional del continente en la Federacin de Repblicas
de Amrica Latina. Apoyamos la revolucin nacional, porque a travs de ella
llegamos a la revolucin social... pretestamos y pretestaremos nuestro apoyo crtico
a las medidas adoptadas por el actual gobierno, luchando por llevar adelante sus
partes positivas y porque sus partes negativas sean superadas en el ascenso de la
revolucin 99.
La revolucin permanente es posible cuando el proceso revolucionario se opera bajo
la dictadura del proletariado, por esto se lucha para efectivizarla. Si se elimina este
requisito imprescindible y si se lo sustituye con el apoyo a los gobiernos nacionalistas
se concluye en la capitulacin y la restauracin rosquera.
Se trataba de una posicin nueva, de un descubrimiento terico? De ninguna
manera, no era ms que la repeticin y prolongacin de las viejas desviaciones
nacionalistas que presentaban al MNR y al POR como dos partes inseparables de la
revolucin nacional, que hablaban de la posibilidad independiente de la revolucin
democrtico-burguesa, del apoyo critico al gobierno nacionalista preconizado por el
Secretariado Internacional. Las tendencias nacionalistas no tenan ms destino que
abandonar totalmente el programa del trotskysmo e identificarse con el MNR.
El Bloque Socialista consideraba que era la profundidad de la revolucin nacional
la que haba ocasionado la crisis del trotskysmo boliviano: los acontecimientos
emergentes de la post-guerra... han producido la crisis de la IV I... Junto a esta
circunstancia, la profundidad de la revolucin nacional ha creado, asimismo, en el
seno del POR un 1905 boliviano. El ala corrompida y sectaria forma la Fraccin
Proletaria Internacionalista de los Hugo Gonzlez, Vctor Villegas, Fernando Bravo,
Ismael Prez y Modesto Sejas, constituida como simple agencia del Bur pablista
de Pars. En carrera competitiva con stos, se encuentra Masas y la tendencia de
Guillermo Lora, cuya prdica aventurera y desleal lleva, al igual que los pablistas,
aguas al molino de la oposicin contrarrevolucionaria. Frente a tales sectores los
militantes ms sanos y capaces han organizado el Bloque Socialista Revolucionario,
como ncleo representativo del proletariado para la defensa de la revolucin
98. Bloque Socialista Revolucionario, Manifiesto inaugural, La Paz, 11 de mayo de
1955.
99. Op. Cit.
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nacional...
Consecuentes con las resoluciones de nuestra primera Conferencia Nacional (se
refiere a la que se llam XII Conferencia. G.L.), realizada en octubre del ao pasado
proclamamos nuestra absoluta independencia de las fracciones internacionales de
la IV I y nuestra oposicin a los grupos pablistas y loristas del POR. Acusamos al
lorismo de ser responsable del sectarismo aventurero del POR y a los pablistas de
haber determinado su cada mediante su servilismo y burocratismo 100.
El Bloque Socialista propuso ocho reivindicaciones inmediatas que apenas si eran
enunciadas generales e inofensivos de corte reformista.
La supuesta direccin de Cochabamba (el equipo de La Paz decida todas las cuestiones
y actuaba bajo control gubernamental) no pas de ser una figura decorativa,
muchos de sus miembros crean sinceramente que estaban trabajando en favor
del POR, siendo as que los entreguistas los utilizaban para vedados fines. No bien
los elementos radicados en Cochabamba comprobaron la bellaquera de los que se
desplazaron al partido oficial, retornaron al seno del partido y se esforzaron por
adoptar posiciones correctas. Claro que en estos desplazamientos muchos militantes
resultaron quebrados y se perdieron para la revolucin.
El panorama de la fraccin trotskysta se vio agravado porque G.L fue apresado
en abril, bajo la acusacin de que sus artculos en Masas eran de naturaleza
conspirativa y ultrajantes para la dignidad de los mandatarios. Fue encerrado en el
Panptico y desde all continu su batalla proselitista y de esclarecimiento. A la larga,
este hecho ayud a agrupar a los poristas y se convirti en elemento unificador de
la actividad del partido. A esta altura la llamada direccin de Cochabamba ya se
haba emancipado del control de los entreguistas y alentaba la normalizacin de las
ediciones de Masas 101.
Mientras tanto, los entreguistas haban soldado sus vinculaciones ideolgicas y
orgnicas con la izquierda nacional argentina (Ramos, que se hacia llamar Partido
Socialista de la Revolucin Nacional). El nmero 18 de Rebelin registr un trabajo
de Vctor Almagro (uno de los seudnimos de Ramos) sobre la III Internacional y
una tesis de los camaradas de Argentina sobre la unidad latinoamericana 102. Los
Ramos y otros capituladores de igual calaa se frotaban las manos satisfechos de
haber logrado la destruccin del POR, que segn ellos era un hecho consumado.
El 26 de junio de 1955, los entristas realizaron su llamada Segunda Conferencia
Nacional en la ciudad de Cochabamba. Se conoci una tesis poltica redactada por
Warqui (Barrientos). La posicin equivocada y confusionista asumida por Moller,
Capriles y compaa (tenan los dos pies dentro del MNR y aparentaban constituir
una fraccin poltica relativamente independiente) les llev a chocar con quienes
poco antes apoyaban su desviacin nacionalista. Fracasada la Segunda Conferencia,
reunieron su propio ampliado, que pretendi dar consistencia terica a su abandono
del programa trotskysta y a su sostenida campaa contra Lora.
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vigorosa de la labor del POR. particularmente en los centros obreros apoyada en los
avances de la diferenciacin poltica entre las masas y el MNR, como consecuencia
de la acentuada derechizacin del partido, de gobierno.
Moller hizo dos viajes a las minas dentro de su plan de controlar, inclusive utilizando
medios indirectos, a los mineros. Cuando se present en Siglo XX, donde los
trabajadores se radicalizaban rpidamente y chocaban contra la derecha oficialista
que controlaba el Comando del MNR, fue hostilizado, lo que le oblig a mostrarse
muy radical. La brigada porista le hizo algunas preguntas que le demostraron que
el abismo entre los trotskystas y los que actuaban como avanzada del nacionalismo
era ya muy profundo e insalvable.
El partido elabor una serie de preguntas como las siguientes:
En qu medida es real la funcin cogobernante de la clase obrera?
Cul ha sido la actitud de la COB frente a la libertad de que goza la reaccin y a la
represin de los obreros, campesinos y eminentes revolucionarios como es el caso
del camarada Guillermo Lora?
Esta ltima pregunta lo intranquiliz, debido a la gran acogida que tuvo en la
asamblea, que aplaudi a los camaradas. Moller desvi la discusin, cuidndose
bien de atacarlo y se limit a decir estoy de acuerdo con la libertad de los presos
obreros, pero la COB no puede reclamar por polticos, para eso tienen su partido
107.
La asamblea aprob exigir la libertad de los obreros presos en el trmino de seis das
bajo la alternativa de huelga.
En su segundo viaje, Moller auspici el cambio de la directiva sindical y que result
conformada por elementos ms revolucionarios (entre ellos dos militantes poristas).
Como parte de su campaa contra la derecha, organiz clulas funcionales del MNR en
Catavi y Siglo XX y resultaron dirigidas por elementos controlados por el trotskysmo
108. Moller ya no tena posibilidades de maniobrar a su antojo el crecimiento real de
la influencia del POR se lo impeda.
El camarada Apaza (Csar Lora) haba sido destacado a varias minas para organizar
ncleos poristas y logr ponerlos en pie en Colquiri, Machacamarca y Huanuni 109.
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En febrero de 1955 se reuni el XII congreso convocado por los pablistas, totalmente
el margen de la FOL. La reunin parti del convencimiento de que los trotskystas de
la FOL estaban ya al margen del partido y la FPI se transform en POR.
La lnea poltica del congreso segua negando la existencia de la depresin de la
clase obrera y persista en la consigna de empujar a las masas hacia el poder, TarquiTorrres Goitia y la francesa A.M. convirtieron el tema de la depresin del movimiento
obrero en uno de los argumentos centrales y justificativos de sus divergencias con
la FPI. Estos elementos llegaron a ganar en favor de sus posiciones a la uruguaya
Miranda, delegada del Bur Latino Americano.
Al negar los camaradas Gonzales y Vctor Villegas esta apreciacin de la depresin
momentnea del proceso revolucionario, impulsaron para que la crisis del partido se
prolongase an ms y se originaron discrepancias en la propia mayora que conducia
la lucha contra el entrismo. La delegada del BLA, camarada Miranda, quiso hacer
comprender esta concepcin a los camaradas Gonzales y Villegas, sumndose al
menos en las conclusiones a la apreciacin de la depresin sostenida tambin por la
c. A.M. De este modo, esta etapa de la discusin giraba ya en torno al aspecto de si
se haba producido o no cierta depresin momentnea en la revolucin. Este fue el
nivel en el que se desarroll la discusin en el )(11 Congreso... El camarada. Javier.
consecuente con esta apreciacin falsa, dio a los camaradas de base la impresin
de que las siguientes luchas polticas expresadas con ocasin de las prximas
elecciones enfrentaran a un MNR monoltico sobre una lnea derechista contra el
POR, polarizando el campo izquierdista... 111.
El repudio al entrismo, exteriorizado en una histrica campaa contra la fraccin
trotskysta, apenas si era un pretexto en boca de los pablistas para combatir a la FOL,
pues casi inmediatamente se aliaron con quienes se convirtieron en movimientistas,
a fin de poder acallar al POR. Esto se hizo evidente con motivo de la campaa
electoral convocada para junio de 1956.
Los pablistas estaban seguros de obtener cifras aplastadoras de manera que los
trotskystas quedasen virtualmente aplastados bajo su peso. Es con miras de alcanzar
este objetivo que lograron del lechinismo el compromiso de que seran ellos los
reconocidos como Partido Obrero Revolucionario por la Corte Electoral y no as el
partido de los trotskystas.
La FOL consider acertadamente que el descalabro electoral del trotskysmo, que
poda ser una de las consecuencias de su fractura, ya consumada, perjudicara al
Partido Obrero Revolucionario en su empeo de penetrar firmemente en el seno de
las masas.
En atencin a este razonamiento rechaz al FRI el ofrecimiento de un pacto
estrictamente electoral, que adems dijo estar dispuesto a cooperar en la campaa,
que deba argument- realizarse en escala nacional y adquirir dimensiones
monumentales. Walker (Vllegas) se encarg de responder que ellos ya tenan todo
dispuesto y no aceptaban el ofrecimiento. No era una salida de locos o estpidos,
sino que obraban de esa manera para lograr la ayuda movimientista.
Walker, que es citado con frecuencia por nosotros, era un buen activista, pero un
psimo dirigente porque no distingua lo blanco de lo negro. Poco despus, fue una
de las vctimas de la falta de escrpulos de Javier (Gonzales), que lo hizo expulsar
111. Tarqui, Op. Cit.
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invocando una serie de sucias calumnias. Luego lo hemos visto deambulando por las
tiendas polticas mas diversas y por todos los sectores movimientistas, complicado
inclusive en aventuras golpistas. Fue uno de los organizadores del sindicato de
empleados bancarios y de las organizaciones de inquilinos.
Fue la actitud de los pablistas, provocativa por donde se la mire, la que precipit la
formalizacin de la escisin. Pocos das despus del rechazo de cooperacin que se
les ofreci con motivo de las elecciones, publicaron en los peridicos paceos que
la FOL estaba al margen del POR. Hasta ese momento cada fraccin actuaba por su
cuenta, pero pblicamente se sostena la unidad partidista. As lo hizo, por ejemplo,
el II Congreso convocado por la FOL (Sucre, octubre-noviembre de 1955), en el que
Tarqui present su proyecto.
El XIII Congreso del Partido Obrero Revolucionario se reuni en la ciudad de Oruro
del 3 al 6 de mayo de 1956, con la finalidad central de expulsar a los pablistas y de
ajustar la estructura organizativa partidista.
El POR, como era de esperarse, se encontraba bastante debilitado. Solamente en
Siglo XX haba alguna fuerza; el Comit Regional de Sucre segua dominado por
los trotskystas, pero en La Paz, Oruro, Cochabamba y Potos, no haban ms que
reducidos puados de militantes.
La resolucin de expulsin, aprobada por unanimidad por el III Congreso, dice:
Que de la informacin prestada por el Secretario General del Bur Poltico, residente
en La Paz, se constata que Hugo Gonzlez y Victor Villegas, miembros de la FPI, han
usurpado ltimamente cargos para los que no fueron designados y pblicamente
han manifestado estar en desacuerdo con las bases programticas del POR y con
la lnea poltica que la direccin nacional desarrolla desde Masas. Esta conducta
rompe con las normas del centralismo democrtico, que garantiza la existencia de
fracciones dentro del partido, a condicin de que stas no comprometan la accin
unitaria, en el exterior. En las circunstancias actuales, la denuncia de rebelin contra
la disciplina partidista equivale a una traicin.
Adems, se ha hecho conocer que, de manera indiscutiblemente sospechosa, los
mencionados elementos, despus de autodesignarse dirigentes, se resistieron a
realizar la campaa pro-liberacin de los camaradas que estuvieron presos en el
Panptico.
En consecuencia, se resuelve:
1. Explsase pblicamente a Hugo Gonzlez y a Victor Villegas de las filas del POR,
por haber manifestado no estar de acuerdo con el programa de este Partido y por
haber roto la disciplina partidista.
2. Todos los actos que estos elementos hubiesen realizado a nombre del POR,
no tienen validez alguna para nuestra organizacin. El Congreso fijar la tctica
a seguir en la cuestin electoral. Por otra parte, el Partido Obrero Revolucionario,
hasta el momento, no tiene pacto alguno con ningn partido poltico y declara estar
llano a entablar conversaciones con quienes se reclamen de la ideologa de la clase
obrera.
3. La fraccin Masas, antes Obrero-Leninista, ha sido disuelta por voluntad de
sus dirigentes, pues consideran que la lnea del Partido guarde conformidad con su
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quinta parte de los artculos de primera necesidad que compraba antes del decreto
de estabilizacin. Desde entonces se ver obligado a recorrer todos los caminos
de la clandestinidad, creando un formato tpico y una particular composicin para
hacerla fcilmente accesible a los obreros, pese a la tcnica rutinaria empleada. Slo
por breves perodos aparecer confeccionado en imprenta.
Despus del golpe gorila de agosto de 1971, Masas se edit en Santiago de Chile,
volvi a tener un contenido terico, necesario para realizar un balance autocrtico
de la experiencia vivida y para armar ideolgicamente el partido ingresaba a Bolivia
cumplidamente recorriendo mltiples caminos. Apareci en el exilio desde el No. 400
al 426 (septiembre 1971 a marzo de 1973).
Durante la lucha fraccional de 1974-975 constituy el valioso instrumento en la
defensa del programa trotskysta y en la orientacin de la militancia. Bajo, la opresin
gorila su reproduccin en varios pases le permiti una amplsima difusin.
En el momento en que se escriben estas pginas ha sobrepasado el medio. millar
de ediciones. Es notable no nicamente su larga vida (22 aos) sino su aparicin
regular, nica manera de calar hondo en los medios obreros.
Acaso lo ms remarcable del peridico consista en el particular estilo que ha logrado
desarrollar, con miras a ser ledo y asimilado por todos los obreros.
Si tomamos en cuenta el momento y circunstancias en que aparece, no se puede
pasar por alto que vino al mundo con la finalidad de volver a poner en pie al POR, de
imprimirle un alto contenido programtico. Se puede decir que Masas constituy el
elemento bsico que permiti a los arquitectos polticos forjar y modelar un partido
dentro del marco programtico del trotskysmo. Ni duda cabe que fue un organizador
y un orientador poltico de primera calidad.
Pero, no es un peridico cualquiera, sino el vocero de un partido revolucionario; que
es carne de la carne del proletariado boliviano. En sus pginas se registran la vida,
las convulsiones, las dudas, las oscilaciones, los aciertos, las victorias y las derrotas
tanto del POR como de la clase obrera. El militante porista vive dentro de su clase, es
su orientador por excelencia, por esto mismo el peridico trotskysta es un autntico
e insustituible instrumento en el trabajo diario de los activistas politizados. En la
voluminosa coleccin de Masas no slo se encuentran las noticias sobre la vida de
los trabajadores y de sus organizaciones, las denuncias de los atropellos capitalistas
y gobernantes, sino, y esto es muy mportaryte, las orientaciones de las grandes
lneas segn las cuales se desarrolla la actividad de los trabajadores organizados.
Generalmente aparecieron ediciones multicopiadas en ocho y diez pginas, pero, de
tarde en tarde, encontramos los gruesos volmenes conteniendo las orientaciones
dadas a los congresos obreros. Por esto un malabarista de la poltica dijo que Masas
escriba por adelantado lo que deban resolver los trabajadores. No se trataba
simplemente de la aplicacin del programa trotskysta a un caso concreto 116.
Finalmente, en Masas se encuentran registradas las grandes batallas ideolgicas
libradas por el POR: contra el nacionalismo, contra las desviaciones foqustas,, contra
la izquierda nacional, contra el gorilismo, etc.
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As como no podra escribirse la historia del POR sin consultar la coleccin de Masas,
tampoco se la puede ignorar tratndose del movimiento obrero, es decir, del aspecto
ms importante de la historia boliviana.
Quines escriben ese peridico tan importante, tan palpitante como la misma clase
obrera? Hombres simples, revolucionarios forjados dentro del POR, ntegramente
entregados a su clase y a su causa.
No es suficiente el peridico de agitacin, hace falta la publicacin terica. Por eso
bajo el sello de Ediciones Masas aparecieron los volmenes tericos, unos en
imprenta y otros en multicopia. Desde 1955 a 1964 vieron la luz treinta y cuatro
volmenes de material poltico y sindical.
*****
Los pablistas bolivianos se convirtieron en el grupo ms importante del Secretariado
Unificad o, cuando esta organizacin concluy capitulando en toda la lnea ante el
foquismo pequeo burgus y aventurero. En cierto momento los pablistas confiaban
que las acciones armadas trotskystas en Bolivia permitiran su remozamiento.
El voluntaro aislamiento de las masas tuvo catastrficas consecuencias. El pablismo
ha concluido como un minsculo grupculo de aventureros parlanchines. La nica
accin armada que se les conoce es el asalto a una gasolinera, que por extraa
casualidad ese da no haba registrado ventas de consideracin. No poda esperarse
un mayor golpe para el revisionismo pablista. Este ridculo fin es, en gran medida, la
consecuencia de una politice totalmente equivocada y antitrotskysta.
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Captulo XIV
La lucha contra
los gobiernos movimientistas
Caractersticas del trabajo partidista
La escisin formalizada en 1956 tuvo importantes consecuencias en el trabajo
partidista. La norma que se impuso fue la de reagrupara la militancia y ganar a
nuevos elementos alrededor de las ideas programticas, de donde provena la
transcendental significacin de Masas.
El trabajo fundamental de penetracin se orient al sector obrero, principalmente al
minero y secundariamente el estudiantil. El Comit Local de Siglo XX se convirti en
el principal objetivo de las preocupaciones de la direccin nacional. La afluencia de
nuevos militantes era impresionante, pero creaba una serie de problemas, algunos
de ellos inditos.
La orientacin poltica del POR era la de arrancara las masas del control movimientista,
inclusive del lechinismo, que en el campo sindical se tradujo en la lucha contra
la burocracia sindical, de la que los poristas aparecieron como sus caudillos ms
importantes. La independencia de la clase (ni duda cabe tambin la independencia
sindical) fue colocada como el eje central de la actividad diaria y de la campaa
propagandstica. Se explicaba que esa independencia de clase significaba que el
proletariado deba liberarse poltica y organizativamente de los partidos de las otras
clases sociales, por muy radicalizados que apareciesen.
Como consecuencia, los activistas del POR se convirtieron en elementos atacados
y perseguidos por el oficialismo en sus variadas manifestaciones, por la rosca y
sus partidos y tambin por las diferentes capillas izquierdistas y presuntamente
marxistas. En cierta manera el trotskysmo apareca como voz aislada, pero que tena
buena acogida en los medios obreros, porque interpretaba su paulatina radicalizacin
y les sealaba pautas para su futura actuacin. Esta realidad constituy una dura
prueba de fuego para la nueva militancia. Algunos se transformaron en recios cuadros
templados en la dura lucha, pero otros se quebraron, demostraron no tener suficiente
temple pera sobre llevar las consecuencias inherentes a la actividad revolucionaria.
El combate librado contra los gobiernos movimientista fue el ms largo y difcil
protagonizado por el POR. Primero en la teora y despus en la prctica, demostr
la incapacidad del MNR pera cumplir debidamente las tareas democrticas, como
expresin, moderada o redicalizada, de la burguesa nacional; su ineluctable destino
de capitular y entregarse totalmente al imperialismo; su vocacin a traicionar los
intereses nacionales y populares. La interpretacin y confrontacin que partan del
anlisis poltico para ir a la realizacin en el terreno de los hechos correspondan
a un proceso histrico que no se di en un solo instante y que, ms bien; abarc
varios quinquenios. El pronstico poltico (la actuacin revolucionaria segua por este
pronstico) necesariamente se adelantaba en algo a los sucesos y la interpretacin
de los hechos ya ocurridos estaba impregnada de proyecciones hacia el futuro.
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La lnea poltica del POR, esta vez producto del afinado manejo del mtodo marxista
y de los elementos de la teora de la revolucin permanente, penetraba en la clase
obrera a travs de su minora ms avanzada y con direccin hacia las capas ms
amplias y atrasadas, comenzando, a veces, por encontrar resistencia en stas. Esa
lnea, que estaba ya adelantada con relacin a las conclusiones a las que haba
llegado la avanzada de la clase y que por eso era capaz de ofrecerle el derrotero que
iba a recorrer, ayudndole as a acelerar el proceso de su evolucin, apareca muy
distanciada de las gruesas capas obreras, con frecuencia incomprensible para ellas
porque no haban madurado para poder elevarse hasta el programa revolucionario.
Los activistas del POR en los comienzos de la diferenciacin poltica MNR-masas,
encontraban la repulsa del grueso de los sindicalizados, que a veces aparecan
identificados con el antitrotskysmo del gobierno movimientista. Para persistir dentro
la lnea porista, en condiciones tan difciles, se precisaba una profunda conviccin
poltica, una cabal comprensin del proceso que se viva.
Fue sta situacin la que oblig a los militantes a alcanzar niveles muy elevados de
politizacin. Su educacin dentro de las clulas estaba por encima de toda abstraccin
y tena a como tema principal la explicacin de lo que estaba sucediendo a la vista
de todos y que golpeaba despiadadamente a quienes intervenan en la lucha de las
masas.
Al mismo tiempo, permanentemente fue generndose sntomas de desviacin
sindicalista. Ciertos militantes, y esto se presentaba con frecuencia, inclusive en
Siglo XX, donde las masas con rapidez se colocaban frente al gobierno movimientista,
exteriorizndole en sus inicios a travs del entusiasta respaldo al lechinismo,
desarrollaron la teora de que la propaganda del partido deba acomodarse el estado
de nimo de la mayora obrera, esto para no violentarla. Esta crtica a la forma
radical (porque buscaba descubrir la raz misma de los fenmenos) en que se
presentaban los postulados del partido, que en el fondo era una crtica a su misma
lnea poltica, se encubra en cuestiones puramente formales como la demanda de
no utilizar adjetivos hirientes, un lenguaje muy duro y que la critica debera ser
fraternal, etc. La poltica para los poristas es una constante lucha, una polmica
con los otros sectores polticos de izquierda y con la reaccin. La irona, inclusive el
adjetivo hiriente, son recursos habituales y a veces necesarios en esta batalla. Por
otro lado la propaganda partidista est destinada a las masas y stas no conocen el
lenguaje diplomtico, lleno de sobreentendidos, de insinuaciones indirectas, etc., que
es incomprensible para el hombre de la calle. Lo que ocurra era que la lnea politica
del POR chocaba violentamente con la conducta nada revolucionada del gobierno
movimientista y de sus diversos sectores, era ste choque el que se traduca en las
crticas tambin violentas, exteriorizadas en un lenguaje vivaz, lleno de irona y de
adjetivos, fcilmente comprensibles para las masas. No nos engaemos. Los que
pedan cambiar el tono de los artculos, los que mutilaban los titulares de Masas,
demostraban de manera apenas velada su desacuerdo con la poltica trotskysta,
exteriorizaban su miedo a la revolucin, que es la agudizacin del choque de las
clases sociales en pugna.
Los revolucionarios no se acomodaban a los prejuicios e ideas errneas que dominaban
a los obreros atrasados, sino que combatan estos obstculos que impiden la evolucin
de su conciencia clasista, les sacudan de los hombros, como dira Trotsky, para que
se diesen cuenta de sus equvocos. Esta actitud poco complaciente con el atraso de
las masas puede despertar la resistencia momentnea de stas a la propaganda
revolucionaria, pero no existe otra conducta si se quiere educar a los explotados y
ayudarles a salir de su postracin.
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Los camaradas que agachaban la cabeza ante el atraso de los obreros concluan
repudiando la lucha por objetivos polticos, pues stos eran los que despertaban
las resistencias, para limitarse a los objetivos inmediatos, a la actividad puramente
sindicalista.
La desviacin economicista conclua apartndolos del programa revolucionario. Un
ejemplo de este proceso tenemos en el caso del encargado del Comit Regional de
Oruro. Se trataba de un profesor muy activo y bastante vinculado al movimiento
sindical. Comenz rechazando el tono polmico del peridico y asustndose porque
nuestras posiciones no siempre encontrasen el aplauso de los sectores mayoritarios
de los trabajadores; despus se dej absorber por la lucha puramente sindical.
Finalmente, apareci involucrado en un pacto con un sector movimientista, lo que
contrariaba la tctica sindical del POR. Fue expulsado y concluy dedicndose
exclusivamente a su profesin.
El POR fue fracturado por su eslabn pequeo burgus y al reestructurarse sufri
un profundo vuelco en su composicin social, la militancia venida de la clase obrera
fcilmente alcanzaba el 90% del total. Esta situacin se presentaba por primera vez
en la historia del POR y cre problemas tambin nuevos.
El rpido ensanchamiento del trotskysmo en los medios obreros se reflej en la cada
vertical del nivel terico de la organizacin. No pocas veces las posiciones adoptadas
instintivamente sustituan a la lucha poltica. Haba un tremendo abismo entre el
bajsimo nivel de los militantes obreros y la gran calidad terica del peridico y del
pequeo ncleo dirigente. El peridico y la direccin encarnaban el programa y la
tradicin partidistas, constituan, en cierta manera, el partido mismo. El rezagamiento
de la militancia obrera se convirti en un peso muerto para el funcionamiento de
la organizacin. La direccin sealaba la lnea poltica casi sin ningn contrapeso
del resto del partido, lo que ciertamente constituye un grave defecto y que tiene
consecuencias negativas. Automticamente se present la tendencia de la divisin
del trabajo entre la direccin encargada de pensar y el grueso de los militantes que
se conformaban simplemente con obedecer las instrucciones venidas de arriba.
El POR tena plena conciencia de esta su debilidad y se empe a fondo para superarla.
Se prest mucha atencin a la edicin de folletos tericos, fue creada la escuela de
cuadros anual para todos los Comits Regionales y stos, a su turno, realizaban
otras escuelas. Las reuniones nacionales de la direccin adquirieron el carcter de
centros de capacitacin, se explicaban ms que discutan los problemas polticos
del pas y de la clase obrera; las tesis aprobadas en los congresos y ampliados del
partido tenan un marcado carcter de textos de capacitacin.
El equipo obrero de Siglo XX, cuyas cabezas visibles eran Csar Lora e Isaac Camacho,
que sin discusin eran lo mejor que tena el POR entonces y que logr imprimir
su huella, tanto en los aspectos positivos como negativos en toda la organizacin
partidista, se sabia poseedor de una lnea poltica justa, pero perda esa seguridad
cuando tena que enfrentarse con las masas en el marco sindical, no poda plantear
y defender, frente a los adversarios e inclusive a los amigos, las tesis poristas. Los
camaradas mineros vivieron momentos angustiantes cuando, por inexperiencia y
falta de madurez, no lograban sacar de su seno a un buen expositor; a los mejores
entre ellos se les trababa la lengua cuando tenan que hablar en las asambleas
sindicales. Una y otra vez, Siglo XX plante la necesidad de que la direccin enviase
a un militante experimentado para que pudiese cumplir lafuncin de expositor de la
lnea partidista. La respuesta que dio el partido a esos magnficos camaradas puede
servir de norma para todos los casos similares: los camaradas deben y tienen que
aprender a superar sus limitaciones en la lucha diaria y sin temor a los fracasos
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La revolucin universitaria
En la primera mitad del ao 1954 tuvieron lugar las llamadas revoluciones
universitarias y que muchos calificaron de ocupaciones, porque elementos alentados
117. Comunicado de la Conferencia extraordinaria de la IV Internacional en Voz
Proletaria, Buenos Aires, segunda quincena de mayo de 1962.
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por el lechinismo asaltaron las casas superiores de estudio, actitud que guardaba
conformidad con una resolucin del congreso de la COB contra la autonoma,
monopolizada hasta entonces por la masonera y la rosca. El movimiento comenz
en La Paz y se propag paulatinamente por el interior.
No pocos observadores se apresuraron a sindicar al POR como autor intelectual
del movimiento. La verdad es que el POR se limito a reiterar su posicin frente a
la autonoma universitaria, posicin que era muy diferente a la expuesta en esa
oportunidad por el lechinismo, por el PCB, por el MNR y por la derecha en general.
Claro que sus militantes actuaron dentro y fuera de las universidades de acuerdo con
la lnea poltica sealada por la direccin porista.
El congreso cobista se conform con declarar necesaria la centralizacin en manos
del Estado de la Universidad Boliviana, que tomada como enunciacin general no
significaba desconocimiento de la autonoma, sino estructuracin de la Universidad
Boliviana, como ya estableca el estatuto de Educacin de Daniel Snchez Bustamante:
pero, polticamente encerraba una seria amenaza para el rgimen autonomista,
pues Lechn y sus partidarios buscaban utilizar los ataques contra tal rgimen con
finalidades polticas concretas. El lechinismo retom una vieja tesis del grupo La
Calle en sentido de que la autonoma era obra exclusiva del patiismo y de la
masonera y que, por tanto era una institucin reaccionaria con referencia a los
gobiernos nacionalistas 118.
Falangistas y stalinistas coincideron plena y totalmente en su oposicin a los
movimientistas de izquierda que ocuparon las universidades, bajo el signo de la
defensa de la autonoma por la autonoma, es decir de la autonoma en abstracto.
Desde la izquierda se les record que la dictadura del proletariado no puede permitir
que por jugar a la autonoma se convierta a las universidades en baluartes de la
contrarrevolucin. No se trataba de una coincidencia casual entre FSB y el PCB
sino de toda una lnea poltica de largo alcance que culmina en el Quinto Congreso
Universitario (1962), en el que es desestimado el programa de la FUB de corte
trotskysta.
Los lechinistas no se limitaron a predicar la simple destruccin de la autonoma
sino que propugnaron la intervencin obrero-campesina en la universidad, consigna
interesante, pero totalmente amputada por la concepcin poltica de aquellos.
La rosca se sinti aguijoneada en su sector ms sensible, la masonera, y emprendi
sus habituales campaas pletricas de mala fe y cinismo. Lo primero que hizo
fue repudiar el asalto, contraponiendo la violencia de los brbaros a la cultura
universitaria, insistiendo en esta falacia de que entre las balas y las ideas no existe
ninguna relacin. Y en el caso en que las ideas para imponerse y materializarse
precisen de las balas?. Esto ocurre a diario. El POR comenz rechazando esta
propaganda:
Es una impostura pequeo burguesa condenar un hecho por la sencilla razn de
que lleva visos de violencia. De lo que se trata es de saber si la violencia est o no
al servicio de la revolucin... la participacin obrero-campesina en la universidad
-pese a sus deformaciones y a la eventualidad de que sea destruida- es por si misma
una indiscutible conquista revolucionaria. Nos oponemos al control estatal de las
universidades en vista de que el rgimen de Paz Estemssoro tiene como objetivo
118. Augusto Cspedes, El dictador suicida Santiago de Chile, 1952
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Algunas de estas denuncias fueron publicadas, bajo la firma de G. Lora, en la, revista
mensual trotskysta mejicana Qu hacer? 120.
Siles Zuazo, desde la Presidencia de la Repblica, acentu este viraje derechista y
choc frontalmente con el movimiento obrero, al menos con su vanguardia, a la que
pretendi escisionar y neutralizar.
Siles Zuazo fue elegido Presidente en junio de 1956, teniendo como Vicepresidente
al lechinista uflo Chvez (en Bolivia el Vicepresidente no es ms que la quinta rueda
del carro, como acertadamente dijo el Sr. Lechn). Esto fue posible por decisin del
ala izquierda movimientistas, que con sus votos control la VI convencin del MNR de
1955. Se impuso fcilmente el proyecto de programa presentado por tos lechinistas,
que pudieron forzar el retiro de Guevara (form el MNRA y ms tarde el PRA) e
imponer sus candidatos al parlamento. Sin embargo, siguiendo una vieja tctica
propia de Lechn, se busc equilibra las victorias izquierdistas con un inexplicable
golpe de timn hacia la derecha: se propici el nombre del conocido reaccionario
Siles para la Presidencia de la Repblica.
El sistemtico desplazamiento del gobierno movimientista hacia la derecha y hacia
las posiciones pro-imperialistas que siguieron fue, pues, preparado y alentado por
el lechinismo, que result ms tarde una de las vctimas de Siles, lo que no pudo
desvirtuarse por su posterior ataque a la derechizacin del rgimen. El desplazamiento
hacia la reaccin se venia operando desde la poca de Paz, pero Siles le imprimi
ritmo y amplitud brutales.
El viraje derechista, evidente y visible para todos por sus colosales dimensiones, empuj
a las masas hacia la izquierda. La actividad sindical se dinamit progresivamente y
la lucha por reivindicaciones salariales y por la defensa de las conquistas alcanzadas
fue puesta a la orden del da. El nueva ascenso de masas fue colocando en los
puestos de direccin a los militantes poristas, lo que venia a demostrar que la clase
tenda a identificarse con el programa trotskysta. Los activistas sindicales del POR
comenzaron a timonear los congresos obreros, particularmente los mineros.
Es en estas condiciones polticas que se rene el XIV Congreso del Partido en el mes
de marzo de 1957. Su mayor importancia radica en haber adoptado la Tesis Sindical
121, documento destinado a armar ideolgicamente a la militancia porista para su
actuacin en el perodo de ascenso de masas ya iniciado. Podra pensarse que se
trata de un anlisis que se limita. a las relaciones del partido con el sindicato o al
funcionamiento y estructura de este ltimo; sin embargo, la Tesis Sindical constituye
un planteamiento poltico global sobre la situacin boliviana de 1957. Se puede decir
que complementa a la Tesis del X Congreso.
Denuncia enrgicamente el desplazamiento a la derecha del rgimen movimientista,
derechizacin encarnada en el gobierno antiobrero de Hernan Siles Zuazo. A ese
desplazamiento gubernamental (que no era ms que la expresin del igual proceso
al que estaba sometido todo el MNR) correspondi el inicio y acentuacin del ascenso
de las masas En la segunda mitad de 1955 menudearon las protestas obreras, las
huelgas, etc., tendencia que se generalizaba entre los sectores ms avanzados. El
nuevo ascenso tena como eje la lucha contra las medidas del gobierno movimientista,
120. ?Qu hacer?, comenz a publicarse en noviembre de bajo la direccin de Martn
Arriaga y no aparecieron ms de seis nmeros. se trataba de una revista estrictamente
terica
121. La Tesis Sindical, apareci en el No. 28 de Masas.
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establecimiento del control obrero colectivo, de manera que sea la asamblea sindical,
en ltimo trmino, quien decida su destino. Este control obrero de la clase debera
ejercitarse a travs de equipos de control en los lugares mismos de trabajo, como
fue formulado en 1970 cuando se discuti la administracin de COMIBOL.
El destino de la COB y de los sindicatos constituy una preocupacin permanente
del POR, y no poda ser de otra manera. La Tesis Sindical parte del supuesto de
que la Central Obrera constituye una de las ms grandes conquistas del perodo
revolucionario y que la defensa de su integridad constituye uno de los deberes de
todo trotskysta. El objetivo partidista consista en conquistar el control poltico la
Central, que slo poda lograrse a travs de la lucha contra la burocracia lechinista
que convirti a la (COB en un dcil instrumento del gobierno del MNR. La participacin
de los poristas en los sindicatos buscaba lograr que stos se convirtiesen en canales
de la movilizacin revolucionaria de las masas. Si bien se rechazaba el control
burocrtico de las organizaciones obreras, el POR buscaba dirigirlas polticamente.
Tal la relacin entre sindicato y partido revolucionario. Slo por este camino poda
lograrse la efectivizacin de la independencia poltica de la clase obrera, uno de los
basamentos del sindicalismo revolucionario.
La actividad del POR en el seno de los sindicatos se vio frecuentemente obstaculizada
por el gobierno y por la burocracia lechinista, no slo se levant contra la corrupcin
e inmoralidad de las camarillas de usurpadores (stalinistas y lechinistas) 123, sino
que luch porque el sindicato, considerado como la forma elemental del frente nico
de la clase, se desarrollase dentro de la ms amplia democracia. La unidad sindical es
imprescindible, pero sta slo puede efectivizarse dentro de la ms amplia democracia
sindical. Se volvi sobre los problemas del trabajo porista en los sindicatos en un
folleto escrito por G. Lora a fines de 1959 con el ttulo de Sindicatos y revolucin.
El problema de la estabilizacin monetaria fue permanente para los gobiernos
movimientistas, que mediante el manipuleo de la moneda buscaron disminuir los
costos de produccin y convertir en rentables a las empresas, particularmente a las
estatizadas.
El 14 de mayo de 1953, Paz dict los primeros decretos destinados a estabilizar la
moneda y cuyas previsiones se ahogaron en medio de la aplastante inflacin. Se
modific el sistema diferencial de cambios, que resultaba. una subvencin a algunas
importaciones, particularmente de artculos de primera necesidad, lo que determin
una elevacin de los precios y la consiguiente disminucin de los salarios reales,
acentuando la miseria popular. Las medidas adoptadas por Paz eran indiscutiblemente
anti-obreras, pero los trabajadores dejaron obrar libremente al jefe movimientista
porque estaban atravesando el punto ms bajo de su momentnea depresin. El POR
denunci, desde el seno de la COB, esta poltica antipopular, pero no fue escuchado,
no haban las mnimas condiciones polticas para ello.
El plan de estabilizacin monetaria. impuesto por el derechista Siles fue obra del
imperialismo, faccionario a travs de Eder, que representaba al Tesoro de los EE.UU.
Encontr una violenta resistencia de parte de los obreros que se dieron perfecta
cuenta que el golpe estaba dirigido a disminuir la capacidad de compra de sus
salarios.
123. En 1963, los poristas, encabezados por Csar Lora, Isaac Camacho, J. Arias,
demostraron que Pimentel (stalino-movimientista) se haba apropiado de gruesas sumas de
dinero del Sindicato de Siglo XX. Ver: El stalinismo en los sindicatos, La Paz, 1563.
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c) debe tener como eje central la lucha contra el Estatuto Electoral. por ser contrario
a la revolucin..., propugnar su modificacin a fin de que el proletariado conserve
su condicin de dirigente poltico de la revolucin, en sentido de que debe gozar de
privilegios en materia electoral 144.
Se acord votaren blanco para la Presidencia y presentar nombres all donde pudiese
ser posible el aglutinamiento de las fuerzas de izquierda alrededor del programa del
POR.
El 3 de marzo de 1959 estall una imponente huelga minera, como emergencia del
pliego de peticiones presentado por la FSTMB el 29 de Julio de 1959 y cuyo principal
punto se refera a un aumento salarial. Fueron dictados dos laudos arbitrales, que
merecieron el rechazo de los obreros y la COMIBOL introdujo, arbitrariamente y
contrariando toda prctica al respecto 145 el descongelamiento de los precios de
pulpera de nueve artculos. Presida la empresa estatizada. Emilio Carvajal, al, el
fundador de la Federacin Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia.
La Conferencia Minera reunida en Oruro durante la segunda quincena de febrero
y en cuyas deliberaciones la lnea dura fue defendida por los delegados poristas,
encabezados por Csar Lora, estudi las cuatro contrapropuestas hechas por COMIBOL
al pedido de revisin del laudo arbitral que haba formulado la Federacin.
Como quiera que en todas las propuestas de COMIBOL se parta del descongelamiento
de los precios de pulpera, la reunin las rechaz. La empresa persiste en su empeno
de suprimir el actual sistema de pulpera, con la finalidad de cancelar por lo menos
en parte, el salario en especie. El punto central de la discusin radica en que la
compensacin ofertada est muy por debajo de lo significara la prdida del salario
real... Hay que subrayar que tal hecho importara dejar abiertas las puertas para la
constante elevacin de los precios de los artculos alimenticios 146.
Los poristas en el seno de la Conferencia plantearon el rechazo del descongelamiento
de la pulpera y la lucha por el salarlo bsico vital complementado con la escala mvil.
Los Ministros de Estado fueron llamados a la reunin pero no se hicieron presentes
argumentando que casi en todo estaban de acuerdo los mineros y el gobierno, pero
ste se apresur en desencadenar una sucia campana antiobrera.
La Conferencia Minera... decret la huelga dando un plazo de diez das, a pedido
especial del Ministro de Trabajo. El conflicto se desencadenara por el aumento
del 31,5% a de los salarios y que era ya motivo de discusin el problema del
descongelamiento de los precios de pulpera 147. Despus de decretada la
estabilizacin, los mineros prcticamente impusieron el congelamiento de los
precios de pulpera de los nueve artculos. El gobierno solicit el plazo de diez das
para consultar al FMI acerca de su respuesta al planteamiento obrero. El criterio
predominante en esta reunin fue de manifiesta desconfianza hacia las promesas del
Poder Ejecutivo, como resultado de la larga experiencia al respecto 148. El gobierno
haba prometido ya al FMI cancelar el sistema de pulpera barata.
144.
145.
146.
147.
148.
92 Op. Cit.
Partido Obrero Revolucionario, Lo que ensea la huelga minera, Bolivia, 1959.
Op. Cit.
Csar Lora,Informe del Comit Nacional de Huelga, Oruro, marzo, 1959.
Op. Cit.
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Cuando feneca el plazo de diez das, el Poder Ejecutivo volvi a solicitar nueva
prrroga. Los delegados, comprendiendo que se trataba de una. nueva maniobra,
dilatoria, rechazaron con firmeza el pedido. El Comit Nacional de Huelga desencaden
el paro, que fue disciplinadamente ejecutado por los sindicatos de base, excepcin
hecha de Huanuni y Colquiri.
En el balance de la huelga hecho por el XVI Congreso del POR se lee: Se han
fisonomizado dos direcciones. La firmeza y la frrea voluntad de lucha de las bases
se ha expresado a travs del Comit Nacional de Huelga, de los Comits de los
sindicatos de base y de las varias reuniones de Secretarios Generales, controles
obreros y delegados de base que han habido. La claudicacin, la cobarda, la
incertidumbre y el espritu de conciliacin con el gobierno se han encarnado en la
alta burocracia de la FSTMB 149.
El paro general fue posible despus de que el Comit de Huelga aplast a la burocracia
y se consolid rpidamente, lo que oblig a COMIBOL a hacer una propuesta de
solucin: 12.5% de reajuste sobre el bruto de las planillas, ms el 2.5% para
recategorizacin y fijacin de un plazo para la supresin de la pulpera barata. mina
por mina. El Comit traslad el problema a las bases, que respondieron desahuciando
el intento de tocar los precios de pulpera, aceptando el 2.5 para recategorizacin
y exigiendo 20% de aumento salarial. Esta discusin sobre un planteamiento de
solucin desminti la tesis de Lechn en sentido de que el conflicto no tena salida.
El Comit de Huelga dio una expresin concreta a la lucha antiburocrtica y
paulatinamente fue desplazando a la gobierno. Esto explica por qu el lechinismo se
preocup de concentrar en sus manos todos los trmites del pliego de peticiones; de
intentar la escisin del Comit Nacional de Huelga y de presentarlo comprometido
en planes polticos, que tales seran los intentos de convertir la huelga minera en
nacional.
El gobierno prefiri entenderse con los burcratas y les hizo aceptar el descongelamiento
de cinco artculos de pulpera, con la concesin de un pequeo reajuste. El Comit
de Huelga crey prudente no suspender la huelga en esas condiciones y lo hizo
la FSTMB. Csar Lora, presidente del Comit de Huelga, hizo circular un polmico
informe del conflicto, que coincide con el balance hecho por el congreso porista.
La gran importancia de esta huelga radica en que es la primera que cont con un
Comit Nacional de Huelga, como expresin del descontento y desconfianza de las
bases frente a la burocracia. Aunque la huelga minera hubiese fracasado despus de
slo algunas horas de existencia, igual hubiera ocupado un sitial de importancia en la
historia por haber permitido aflorar un nuevo organismo de lucha de la clase obrera
150 En los conflictos laborales que siguieron los obreros designaron invariablemente
comits de huelga.
Sobre los problemas de la unidad obrera, el congreso adopt un documento redactado
dentro de la lnea de La Tesis Sindical porista.
En las filas del POR creca la inquietud por el aislamiento en el plano Internacional y
surgieron ideas acerca de la necesidad de propiciar un movimiento trotskysta
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151. Bur Poltico del POR, Circular a los Comits Regionales, La Paz, 7 de marzo de
1959.
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y explicar el sentido que tena la papeleta de voto emitida por el Partido al margen
de la Corte. En La Paz y otras ciudades se colocaron descomunales afiches que
buscaban sintetizar grficamente la esencia del programa porista. En el proceso del
escrutinio, los sufragios emitidos en favor del trotskysmo volvieron a perderse en
medio de las cifras de los nulos y blancos. Excepcionalmente, en algunos distritos
del Norte de Potos, el POR, como fraccin Lora, apareci ocupando el segundo lugar,
despus del oficialista MNR.
El XVII congreso conoci la preocupacin que reinaba en los medios sindicales
por la propaganda oficialista que buscaba descargar todo el peso del desbarajuste
econmico y administrativo de COMIBOL sobre los hombros de los trabajadores. Dos
problemas ensombrecan la situacin de las minas nacionalizadas: la cada vertical de
los ndices de produccin y la alarmante elevacin de los costos. La cuestin tena, ni
duda cabe, contornos tcnicos, pero su esencia era poltica. El MNR, desde el poder,
haba demostrado una total incapacidad para superar las dificultades propias de
la industriaextractiva. No cre nuevos mtodos de explotacin ni de organizacin;
se limit a consumir las reservas dejadas por la gran minera y a amontonar a las
empresas tal como las encontr.
Con referencia a 1952-53, haba variado totalmente la actitud de los trabajadores
frente a los problemas de COMIBOL. Durante la poca en que fue dictada la
nacionalizacin de las minas, los trabajadores, que entonces se identificaban con
el gobierno, se esforzaban por aumentar la produccin, por cuidar los bienes de
la empresa, por vencer ellos mismos todos los obstculos (se daban modos, por
ejemplo, para subsanar la falta de materiales y de repuestos): se puede decir que
toda su experiencia acumulada a travs de los anos y su enorme capacidad creadora
estaban puestas al servicio de la nacionalizacion. De la misma manera que el obrero
crea que el gobierno rnovimientista era, su propio gobierno, tambin estaba seguro
que las minas eran suyas.
Cuando comenz a aperarse la diferenciacin poltica, el gobierno y la administracin
de las minas pasaron a ser considerados como explotadores de los obreros mal
pagados y que ya nada, tenan en comn con el rgimen imperante. Desde ese
momento el nico incentivo capaz de lograr el aumento de la produccin era el
incentivo material, el aumento de salarios, de los precios de contrato, etc.
El congreso porista recomend al CR de Siglo XX esbozar una respuesta a la propaganda
antiobrera del movimientismo. Se esperaba -y as ocurri- que los trabajadores
politizados podran ventajosamente desentraar los secretos de la produccin y de
la administracin de COMIBOL. Se parti del antecedente de que Csar Lora haba
logrado poner en claro muchos de los secretos de la administracin dejada por la
gran minera (secretos que servan para evitar las prdidas, descargndolas sobre
los obreros).
De una manera excepcional, esta vez se pudo realizar un buen trabajo en equipo
entre el Secretario General del Partido y el CR de Siglo XX Las conclusiones sirvieron
para fundamentar la campana porista de entonces y del futuro, alrededor de la
exigencia de una administracin eficaz para COMIBOL y del establecimiento del
control obrero colectivo. Estos objetivos estaban subordinados a la estrategia de
la revolucin proletaria. La verdadera solucin de los problemas de COMIBOL slo
podan darla -y la darn- los proletarios desde el poder.
Sorprendi a todos que los obreros poristas hubiesen dado una respuesta profunda
a los problemas tcnicos de las minas. En la primera mitad de 1960, la cspide
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ingenios, con una tcnica que permitiese tratar minerales con menos de 0.80% de
estao, porque as lo impona la naturaleza de los filones en explotacin:
Nuestros ingenios Sink and Float (herencia de la gran minera, G.L), los ms
modernos, nicamente pueden tratar minerales desde 0.80% de ley. Si partimos
de esta base, las minas tienen corta vida (para Catavi COMIBOL calcul 6 aos,
G.L.). Nosotros no podemos permitir que el pas se hunda con el agotamiento de las
reservas de minerales de 0.80% de ley. Tenemos que salvar a la minera boliviana
que es la vida misma del pas y para salvarla tenemos que dar la nica respuesta que
aconsejan la tcnica y la ciencia: en Bolivia tienen que construirse ingenios capaces
de tratar minerales de 0.50 y trabajadores 159. Era absurda la tarea de trasladar
ms carga de los socavones a los desmontes, pasando por los deficientes ingenios;
se trataba (y sigue siendo ese el problema) de una mayor recuperacin de estao,
que poda redundar en la disminucin de los costos de produccin.
Los trotskystas salieron a la palestra, una y otra vez, en defensa de la minera y
no se cansaron de denunciar la mala direccin tcnica impresa por los gobiernos
movimientistas. En 1962, con la firma de Isaac Camacho y Garnica. Fueron
desenmascaradas las verdaderas causas del proyecto de paralizacin de la seccin
Block-Caving D-3 de Siglo XX:
...los trabajos del Block D-3 se iniciaron sobre la base de los brillantes... informes
del ingeniero Susisky y que estimaba la existencia de 2.952.024 toneladas cbicas
de carga, con un promedio de ley de 0.73%... Estas cifras justificaron la inversin
de enormes recursos de COMIBOL en la preparacin de dicho Block.
Quin y quines son los responsables de una astronmica inversin en un proyecto
que slo a medias ha podido ser explotado? Hasta ahora del Block D-3 se ha extrado
nicamente el 50% de la carga calculada inicialmente. 160.
En verdad, la suspensin de estos trabajos se debi a errores tcnicos y al deseo de
la empresa de acabar con el bono a la mayor produccin que haban conquistado los
mineros de los Blocs, bajo la direccin de los poristas.
*****
El congreso aprob en principio y a fin de que fuese posteriormente discutido -por
todo el Partido el documento titulado Leccin cubana escrito por G. Lora. Su autor
niega que la clase obrera hubiese llegado al poder y que la lucha a desarrollarse debe
tener como meta la dictadura del proletariado; que la revolucin cubana, timoneada
por el Movimiento 26 de Julio, se inici como democrtica y no como proletaria-,
que el gobierno surgido de la lucha era de corte pequeno burgus, el mismo que por
la torpe actitud de los yanquis fue empujado a los brazos del movimiento socialista
y de la burocracia sovitica. Algunas de estas afirmaciones han sido objetadas
por los dirigentes del Comit de Organizacin para la Reconstruccin de la Cuarta
Internacional.
159. Respuesta obrera al Plan de COMIBOL (Conferencia en Siglo XX), Siglo XX, 22 de
junio de 1960..
160. Isaac Camacho, Garnica, Estn destruyendo las minas, en Masas, No. 190, La Paz,
8 de julio de 1962.
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162.
En el informe del Bur Poltico se sostuvo que desde el XVII Congreso las masas
van engrosando la radicalizacin. En condiciones tan favorables el trabajo del
Partido tiende a estabilizarse, se acrecienta la militancia... Los CCRR trabajan con
regularidad, pero sus fallas son tambin numerosas. Las resoluciones del BP gozan
de la autoridad moral y poltica necesarias y no se ha detectado en ningn distrito la
existencia de tendencias opositoras a la lnea general 163.
La reunin analiz el caso excepcional de Oruro, donde se propugna una curiosa
teora que niega la importancia de la educacin poltica de los obreros. Se da mayor
importancia al trabajo sindical 164.
El responsable del Comit Regional, Catar, tradujo su desviacin en un total
aflojamiento del trabajo en el seno del Partido, por eso el Congreso lo rebaj a la
condicin de simpatizante.
Se aprob el documento Anlisis y perspectivas de la poltica boliviana, complementado
por el Pleno del CC (Siglo XX, 6 de agosto).
Dichos escritos constatan que el ascenso y radicalizacin de las masas recorri
mucho trecho y que se perfilaba en el horizonte el gobierno obrero-campesino. La
lucha porista se centrara en adelante tras el objetivo de aproximar a los explotados
a su propio gobierno. La evidencia de la total entrega del binomio Paz-Lechn al
imperialismo converta en factible tal perspectiva: El gobierno Paz-Lechn. no
gobierna en el pas, no discute ni plantea las soluciones a los problemas del pueblo
boliviano, estas se condicionan a las decisiones del Departamento de Estado (por
ejemplo, el Plan Triangular)
Bolivia vive un perodo en el cual la clase obren logra imponer su orientacin poltica
a todos los sectores sociales que se interesan por la solucin de los problemas del
pas. Los ltimos acontecimientos ponen de manifiesto esta tendencia: las huelgas
decretadas por los sectores de la pequea burguesa (maestros, universitarios,
pactos suscritos entre los sindicatos obreros ms importantes)... 165.
Sin embargo, persista unfactor negativo: los campesinos no se incorporaban de
lleno a la lucha, slo se perciban dbiles sntomas en ese sentido: El movimiento
campesino no ha logrado an desterrar de su seno la accin negativa de los
burcratas vendidos al Gobierno, sin embargo se puede observar un proceso lento
de incorporacin a la lucha poltica 166.
La vigorosa arremetida, obrera hizo tambalear a la burocracia lechinista, que habiendo
propiciado la Triangular concluy repudindola.
El congreso acord explicar y popularizar la consigna de gobierno obrero-campesino.
G. Lora escribi en la crcel el folleto Hacia el gobierno obrero-campesino, que
puede sintetizarse en el siguiente prrafo:
162. C. Lora, Huelga de Hambre en Puerto Villarroel, Rurrenabaque, agosto de
1961.
163. Resolucin del XVIII Congreso del POR, La Paz, 12. de abril de 1961.
164. 0p. Cit.
165. Anexo elaborado por el Pleno del CC, Siglo XX, 6 de agosto de 1961.
166. 0p. Cit.
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0p. Cit.
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0p. Cit.
Declaracin del BP del POR, La Paz, 9 de diciembre de 1963.
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la finalidad del documento era servir de base para que sean los mismos obreros
los que sancionen a los malos dirigentes. 3) El POR repudia el apresamiento de
dirigentes sindicales por parte de las autoridades policiales y considera que los
problemas sindicales deben ser resueltos por los mismos trabajadores. 4) Como
es ya tradicional, los poristas salen en defensa de todo dirigente sindical que es
apresado por la polica, por encima de toda consideracin poltica o ideolgica 194.
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Captulo XV
La lucha contra el gorilismo
El ltimo perodo del gobierno Paz Estenssoro se caracteriz por la descomunal
arremetida popular contra l. El rgimen movimientista se estaba cayendo a pedazos.
Como es norma en esos casos todos se empeaban en atacar al que estaba a
punto de ser crucificado y cada uno se esmeraba en ser el ms atrevido, pues esta
es la forma ms corriente de hacer mritos en la politiquera criolla. El coro anti
movimientista y anti-pazestenssorista estaba conformado por Siles Zuazo, Lechn
(PRIN), la clula movimientista de las FFAA, la derecha, los partidos y grupculos de
izquierda, el Pentgono y sus agentes, etc. Habla un objetivo comn que una estos
elementos aparentemente heterogneos y hasta opuestos: la salida de derecha al
impase poltico y el apoyo a los jefes castrenses, lo que poda etectivizarse si los
izquierdistas, olvidando toda su prdica pasada, se sumaban alas huestes de la
reaccin.
El trotskysmo siempre ha sido acusado de sectario por la forma intransigente en que
defiende sus principios y porque ha dado pruebas inequvocas de que en este terreno
no hace ninguna concesin. Esta conducta vertical, indispensable para poner a salvo
el programa revolucionario es todo lo contrario de la gimnasia frentista a la que con
tanta fruicin se entregan los grupos izquierdistas como el PCB, por ejemplo, que
est acostumbrado a mantener simultneamente relaciones frentistas con grupos
polticos de la ms diversa orientacin, ideologa y naturaleza de clase.
Sin embargo, el trotskysmo considera aplicable y provechosa, en determinadas
circunstancias, la tctica frentista. Con quines y para qu realizar un frente?.
Tales las preguntas que es preciso responder en el momento de la materializacin
de esa tctica. Los objetivos de un frente poltico no pueden menos que ser el
fortalecimiento del POR, la afirmacin de la poltica independiente de la clase obrera,
la aproximacin de las masas hacia la conquista del poder. Por estas consideraciones
el programa del frente adquiere mucha importancia.
Numerosos han sido los esfuerzos frentistas realizados por el POR, aunque su
efectivizacin ha chocado con muchas dificultades debido a las caractersticas de
la tctica empleada. Despus del XXI congreso partidista se hizo todo lo posible
para constituir un frente con los partidos de izquierda alrededor de la lnea poltica
adoptada y de la abstencin electoral.
El trotskysmo apareci progresivamente aislado en medio de una fuerte corriente
de derechizacin que domin a las tendencias polticas y arrastr, principalmente,
a amplias capas de la clase media. No se trataba, ciertamente, slo del aislamiento
del POR, que poda considerarse un hecho muy circunstancial, sino del aislamiento
de toda la vanguardia obrera, particularmente de la avanzada de los mineros. La
marcha hacia el gobierno obrero-campesino ingreso a una profunda depresin.
El grueso de las masas fue neutralizado por la derechizacin de la izquierda y
se sinti profundamente desorientado, perdiendo su norte y eje revolucionario de
movilizacin. Una de las piezas maestras de este proceso de derechizacin fue el
PRIN, que estaba jugando una de sus ltimas cartas polticas gracias al poco capital
que todava le quedaba, se dira que estaba rumiando su pasado de caudillo de
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multitudes.
El POR discuti con el jefe prinista la necesidad de estructurar un frente poltico que
asegurase la profundizacin de la independencia de clase del proletariado y el cerrar
el camino hacia el poder a la derecha, que ya haba levantado la cabeza en gran
medida. En los ltimos aos fue una de las pocas conversaciones o discusiones de G.
Lora con Lechn. Entre los temas planteados por el dirigente porista se encontraba
el problema de que ninguna fuerza de izquierda debera apuntalar el golpe militar,
porque su xito perjudican a al proletariado y alejarla la posibilidad de la conquista
del poder por esta clase. Lechn argument que los militares eran los nicos capaces
de expulsar del poder al MNR, demostrando as que segua firme en su posicin
de negar la capacidad revolucionaria de la clase obrera, como si sta estuviera
condenada a limitarse a apoyar la poltica de otras clases sociales; aadi que
haban jefes castrenses de nueva mentalidad, es decir, revolucionarios y que esta
creencia formaba el meollo de su argumentacin; los uniformados se limitaran a
tomar el poder para luego poner el presente en manos de los polticos civiles, que se
consideraban a si mismos como profesionales de la maniobra.
El lechinismo se afirmaba en su posicin contrarrevolucionaria y no haban
posibilidades de acuerdo con l. La prensa, impresionada por la vigorosa movilizacin
antimovimientista de la derecha, consideraba que todos los opositores al MNR, aunque
stos fueran marxistas estaban obligados a sumarse a la postura populachera que
venan adoptando los golpistas. Durante mucho tiempo insistir machaconamente,
pese a todos los desmentidos publicados por el POR, que el trotskysmo estaba dentro
del amplsimo frente antimovimientista que tena manifestaciones golpistas implcitas
y expresas. que el partido arremetiese tambin contra los antimovimientistas de
derecha y contra los militares golpistas, se les antojaba sencillamente una actitud
suicida y poco inteligente, pues importaba negarse a sacar ventajas tangibles de una
excepcional coyuntura.
Cuando los periodistas se anoticiaron del encuentro entre portavoces poristas y
prinistas, especularon inmediatamente en sentido de que el POR se haba incorporado al
frente antiPaz timoneado por la derecha. El POR remiti a los peridicos una aclaracin
que apenas ocultaba la molestia que le causaba semejante despropsito:
1. Es evidente -dice Escobar (G. Lora)- que he charlado con el seor Lechn a
invitacin suya... Es siempre posible un entendimiento con el PRIN y con las fuerzas
sindicales que controla, siempre que sus planteamientos no se aparten de los
intereses de la clase obrera. No se trata de la persona del seor Lechn, y en este
terreno preferira no tener el menor contacto con el ex-embajador que bes las
manos de Changkai-Shek. La poltica no es amistad, se trata de ideas y de conducta
colectiva. El POR desea vivamente la estructuracin de un frente revolucionario de
izquierda, del que deben excluirse a los partidos de derecha.
2. La clase obrera y el pueblo se vienen movilizando tras la consigna de abstencin
general para repudiar as las maquinaciones y las imposturas electoralistas del
oficialismo. Esto supone que los explotados han escogido una forma de lucha opuesta
al parlamentarismo: la accin directa. Es claro que despus de las elecciones...
los bolivianos tendrn ante s la tarea de superar y aplastar al actual desgobierno
movimientista,. En mi criterio, est abierta la puerta para la preparacin y realizacin
de un otro levantamiento que lleve a su punto culminante la perspectiva abierta el
9 de abril de 1952.
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3... El general de turno (se trata del binomio Paz-Barrientos, GL), inmediata y
fcilmente desplazar al Presidente Paz, que hasta ahora ha podido imponer
despticamente su voluntad...
4. No hay bomba atmica lo suficientemente poderosa para poder anular la accin
liberadora del proletariado. La mquina, por muy diablica que sea, sigue siendo
manejada por los hombres... Los hombres que se estiman no pueden menos que ser
comunistas... 204.
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de Estado. Todos ellos pretenden llegar al poder con la venia del imperialismo
norteamericano, sta es tambin la preocupacin central del Sr. Lechn 206.
Excepcionalmente, el stalinismo fue larga y excepcionalmente atacado, porque
su propaganda era difundida generosamente en los medios obreros, esto junto al
anlisis de la impotencia de la oposicin de derecha: Las traiciones y los crmenes
del stalinismo son la consecuencia de las tesis programticas difundidas desde
Mosc: sometimiento a las burguesas nacionales a ttulo de realizar la revolucin
democrtico-burguesa y sometimiento al imperialismo a ttulo de la coexistencia
pacfica. El stalinismo no ofrece una salida revolucionaria a la actual situacin
poltica y no puede ser considerada como tal la frmula de gobierno de amplia
coalicin democrtica, que expresa la alianza del PCB con los partidos derechistas y
nacionalistas... 207.
A la pregunta crucial en ese momento, de Por qu se mantiene el MNR en el
poder?, respondi que la respuesta se encontraba en la evolucin de la clase
obrera, siempre que se esperara la salida revolucionaria y no el golpe reaccionario:
En 1963 los obreros van a la izquierda y al hacerlo abandonan definitivamente al
MNR... Es el guerrero que despus de la batalla ha ganado el derecho al reposo. La
clase obrera tiene que cicatrizar sus heridas; ha salido de un descomunal combate,
despus de haber visto el rostro de la traicin del MNR; ha tenido que renegar de
este partido y no es posible esperar que en veinticuatro horas cambie de postura y
cambie de direccin como quien cambia de camisa sucia por otra limpia. En otras
palabras, la movilizacin y radicalizacin de las masas no madur lo suficiente para
que pudiesen echar al Movimiento Nacionalista Revolucionario del poder, aunque s
para repudiarlo.
La clase obrera luchaba tenazmente contra la burocracia pero no alcanz a
aplastarla.
La clase obrera fue alertada frente al peligro del golpe gorila, timoneado por el grupo
castrense sirviente del imperialismo, de la insurgencia de la cpula militar como
potencia poltica, del contubernio de la reaccin y de llamada izquierda el signo ya
viejo del antimovimientismo.
Surgi la obligada respuesta proletaria o revolucionaria: forjar una frrea unidad
obrera, profundicar la poltica independiente de clase, fortalecer al partido
revolucionario, al POR, y luchar con tenacidad por el gobierno obrero-campesino,
por la dictadura del proletariado.
Guillermo Lora (Escbar) volvi sobre el tema obligado, en abril de 1964, en su folleto
titulado Denunciamos el marmertazo! (lo qu ser el gobierno Paz-Barrientos)
La lnea poltica del escrito es la misma que la contenida en los documentos
anteriormente citados. Parecera una simple redundacia libresca, pero corresponde
tomarse en cuenta que incluye en su texto aportes interesantes sobre lo que ha sido
en el pasado el ejrcito boliviano, su actual evolucin, sobre la actitud asumida por
los marxistas frente a este tema. El desarrollo del proceso histrico que culmina
en la insurreccin de 1952 puede sintetizarse, en esta materia, en la aspiracin
popular de destruir al ejrcito rosquero, aspiracin traicionada por la dictacin del
Decreto Supremo de 24 de julio de 1953, que dipone la reorganizacin de las fuerzas
armadas y que aparece suscrito por Vctor Paz Estenssoro, Juan Lechin y otros
206. Op.Cit.
207. Op.Cit.
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nacionalistas.
Paz, Lechin, Siles Suazo..., estaban seguros que con la constitucin de la clula
movimientista en el seno de las fuerzas armadas tendran el control indefinido de los
fusiles y que todo se reduca a encontrar la forma de influenciar a algunos altos jefes.
La disgregacin del movimientismo, siendo una de sus expresiones la lucha fracciona
encarnizada, elev al ejrcito -controlada por la famosa clula movimientista- por
encima del partido de gobierno y le permiti expresar sus propios intereses. No fue
un proceso mecnico; el verdadero arquitecto de esta metamorfosis no era otro, que
el Pentgono norteamericano, expresin del imperialismo. El movimientismo civil
caduc en la medida en que fue rebasado por las masas, entonces los norteamericanos
convirtieron al ejrcito en su partido poltico.
La alta jerarqua militar se reduce prcticamente a una clula movimientista, en
el aspecto organizativo y formal. Sin embargo, su tendencia no es someterse a la
jefatura del oficialismo, sino imponer sus decisiones al partido que usurpa el poder...
Estamos ante una paradoja...: el repudio a la camarilla de Vctor Paz dentro de las
filas oficialistas se viene expresando a travs del apoyo a los generales ambiciosos...
La alta direccin movimietnista sabe que para ella el peligro ms grande e inminente
proviene del militarismo pujante. A pesar de esta evidencia, todos los esfuerzos
desplegados por mantener a las fuerzas armadas dentro de sus cuarteles y como
instrumentos dciles han fracasado.
Una fuerza tan poderosa como el actual ejrcito tiene necesariamente que recubrirse
de tegumento civil..., grupos de movimientistas... se mueven solamente graacias al
dinero proporcionado por la caja destinada a costear los trajines del general Ren
Barientos... La ingenuidad popular se inclina a creer que la preeminencia poltica del
generalato deja de ser propiamente poltica y que las fracciones en que est dividido
el pas desaparecern para abandonarse en brazos de quienes son considerados
como guardianes de los intereses generales de Bolivia 208.
Los conspiradores que se movan bajo la inspiracin de la derecha estaban seguros
que la irrupcin de los generales en el escenario poltico y su arribo al poder, no podra
menos que asegurar la ms amplia democracia y corregir los excesos repudiables
de los movimientistas. El Partido Obrero Revolucionario desarroll una tesis opuesta
que ha sido plenamente confirmada por los acontecimientos:
El mamertazo cierra el paso a toda forma de democracia y abre las compuertas de
la dictadura. Esta es la razn por la cual son las camarillas el eje del mamertazo...
Cuando el rgimen imperante ya no puede darse el lujo de respuestas teidas de
democratismo a los agudos problemas sociales, se plantea la urgencia de los mtodos
militares, antidemocrticos en su esencia 209.
El binomio Paz-Barrientos fue tipificado como la frmula del imperialismo, pero el
elemento decisivo era el general Ren Barrientos. La frmula contena una antinomia
que slo poda superarse mediante la imposicin del gorilismo. Este anlisis seal
anticipadamente los caminos por los que ecorri la poltica boliviana:
No es un misterio que los planes ms caros del doctor Vctor Paz Estenssoro han
fracasado. El ejrcito ha impuesto a su hombre. El candidato a la presidencia ha sido
208. G. Lora, Denunciamos el mamertazo! (Lo que ser el gobierno Paz-Barrientos), La
Paz, 1964.
209. Op.Cit.
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213.
213. Op.Cit.
214. Op.Cit.
215. Op.Cit.
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inmediato debe ser controlar Oruro y creemos posible por la coyuntura creada por el
levantamiento militar. Hay que marchar por ese camino de la insurreccin buscando
un objetivo propio. Esto es lo que no hay que olvidar ahora 223.
La nota insiste en la lnea esbozada con anterioridad y no la valora en toda su
significacin, sto por falta de informaciones precisas, el hecho decisivo fue que el
gorilismo haba ya arrinconado a las masas. El factor negativo y que se torn definitivo,
radic en que las capas populares de la ciudad se desplazaron hacia la reaccin, pese
a todos los esfuerzos desplegados por el Partido Obrero Revolucionario en sentido
contrario. El mensaje del Bur Poltico buscaba tambin orientar a travs de los
camaradas de Oruro a los dirigentes mineros que estaban reunidos en Avicaya, pero
stos estaban credos que podran siempre dialogar con los generales victorioso.
La victoria del golpe militar qued asegurada en la medida en que logr arrastrar o,
por lo menos, neutralizar a los mandos de tropa. Anedticamente se presenta la cada
del presidente Victor Paz como consecuencia de la traicin y de la felona del general
Ovando Canda, que pblicamente oficiaba de celoso guardin de la seguridad del
ltimo gobierno civil movimientista y de la misma persona del Presidente, pero sto
es lo anecdtico simplemente, aunque por sus descomunales dimensiones desorient
a los observadores. La clave radica en que el imperialismo decidi recurrir al sable
de los generales para imponer sus planes al pas.
La Junta Militar que sigui hablando de la revolucin nacional, inici el perodo de
restauracin obligrquica, lo que era perceptible desde el primer momento por sus
actos y hasta por las declaraciones de sus portavoces.
Masas exterioriz con nitidez la oposicin del Partido Obrero Revolucionario a la
Junta Militar y la definicin de sta como ms derechista que la lnea seguida por el
gobierno de Paz:
La Junta Militar no es un gobierno popular 224. La primera plataforma antigorila
deca:
Repudio a la Junta Militar... Rechazo de las medidas arbitrarias adoptadas por las
autoridades contra el pueblo, los campesinos y los obreros.
Armamento del pueblo y de los sindicatos para que... defiendan sus conquistas,
seriamente amenazada por la derechista y proimperialista Junta Militar.
Unidad del movimiento obrero alrededor de un planteamiento poltico revolucionario
que comience desenmascarando la verdadera naturaleza pro-rosquera del actual
gobierno.
Repudio a los comits y frentes organizados por la rosca...
Ningn compromiso con la Junta Militar y ninguna esperanza acerca de sus
posibilidades revolucionarias. Lucha contra el gobierno y no compromiso alguno.
Control obrero con veto y auamento de salarios 225.
223. Bur Poltico del POR, Carta al Comit Regional de Siglo XX, s/f, pero fue redactado
en vsperas del 4 de noviembre de 1964.
224. Masas, N 261, La Paz, 14 de noviembre de 1964.
225. Qu ha ocurrido el 3 de noviembre?, en Masas, La Paz, 14 de noviembre de
1965.
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Ovando estaban engaados acerca de la influencia del Comit sobre las masas. Por
casualidad fue llevado a la presidencia, comiteista el PRIN, que alardeaba de deber
arrastrado detrs de s a adoptar algunas poses democratizantes.
El gobierno gorila estaba de plcemes de poder con ayuda del Comit Revolucionario
del Pueblo, domesticar a los explotados y darse el lujo, al mismo tiempo, de todos
los sectores populares que en su momento apoyaron al movimientismo.
Una de las primeras medidas del gorilismo fue la de ordenar a todos los bolivianos
la entrega de las armas que tuviesen, aunque estaba dirigida contra los obreros.
Los componentes del Comit Revolucionario del Pueblo se apresuraron a cumplir
y a secundar la orden, ellos ya no precisaban de las armas porque sus objetivos
estaban encarnados en los generales. El POR denunci el contenido reaccionario de
tal disposicin e incito a repudiarla:
La direccin Nacional del POR y la redaccin de Masas expresan... su desacuerdo
con la decisin gubernamental de desarmar al pueblo. Piquetes de soldados estn
allanando los domicilios de los obreros en busca de armas. Esta conducta abusiva
debe ser enrgicamente rechazada.
El pueblo... conserva en su poder sus fusiles porque considera que constituyen la
nica garanta frente a la arbitrariedad y la prepotencia de los dueos del poder y
porque desconfa del gobierno...
Los bolivianos tenemos que luchar contra la reaccin y contra la restauracin
rosquera y pro-yanqui. Esta lucha se definir no con discursos, sino con las armas
en la mano. El ejrcito, que posee una gran potencia de fuego, se mueve de acuerdo
a las decisiones del imperialismo. La cobarde masacre de Sora Sora ensea que los
obreros no tienen ms camino que armarse si no quieren ser destruidos fsicamente.
La contrarrevolucin centrar sus fuegos contra las organizaciones laborales y la
defensa de su integridad es uno de los deberes primordiales del momento.
El POR dice a los bolivianos que no deben entregar sus armas... y recuerda a los
sindicatos que tienen el deber impostergable de fortalecer sus milicias armadas.
Si el gobierno se empea en desarmar al pueblo quiere decir que busca aplastarlo
polticamente.
Contribuir a desarmar al pueblo significa traicionarlo y preparar su futura derrota
228.
Algunos das despus, el Comit de Unidad Revolucionaria del Campesinado,
dirigido por T. Lobera, tambin se pronunci por la no entrega de las armas, como
lo hicieron las conferencias minera y fabril:
Que las armas que actualmente poseen los campesinos han sido compradas con
anterioridad al 4 de noviembre y estn destinadas a defender las conquistas logradas
con sacrificio y sangre de los explotados.
Que en un perodo de tremendas amenazas para nuestro porvenir no es oportuno
entregar las armas a nadie.
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Reiteramos que el POR en ningn caso y bajo ningn pretexto concurrir a las
reuniones convocadas por el Ministro de Gobierno. No es el momento de ayudar a la
Junta Militar a enmendar los errores que ha cometido, sino a iniciar la lucha franca
y sistemtica contra ella 231.
Los poristas se esforzaron en unificar el pensamiento de los mineros y stos fueron
entre los trabajadores los primeros en declararse tajantemente contra el gobierno
gorila, repudiando la conducta de Juan Lechn y del Comit Revolucionario del
Pueblo.
Los primeros das de diciembre de 1964 se reuni en La Paz, la Conferencia Minera
de la FSTMB con la finalidad de definir la posicin de los trabajadores ante la nueva
situacin poltica que viva el pas. La brigada porista que asisti a la Conferencia
y que present un documento poltico que sirvi de base a !a discusin, estaba
compuesta por Csar Lora (muerto), Julio Garca, Demetrio Navia (muerto.), Pastor
Pearanda (muerto) y Eusebio Guzmn.
Esta reunin tan oportuna constituye uno de los hitos remarcables en la lucha de
las masas contra el gorilismo. Se puede decir que seal el camino por el cual fue
desarrollndose la poltica revolucionaria posterior.
Un antecedente permita adelantar cual sera la orientacin de la Conferencia. El
Sindicato de Metalrgicos, en cuyo seno los trotskystas eran una fuerza decisiva,
denunci que el Comit Revolucionario del Pueblo abusivamente hablaba a nombre
de las organizaciones obreras y exigi que la FSTMB rompiese pblicamente con
l. Lo primero que hizo la Conferencia fue romper con el famoso Comit porque no
representaba ni la voluntad ni los intereses de la mayora nacional.
Lechn, que saba que su incorporacin al Comit Revolucionario del Pueblo iba a ser
acremente criticada y censurada, crey conveniente no asomar por la Conferencia;
sus ideas y sus intereses fueron defendidos por sus testaferros.
Tres fueron las tendencias que se perfilaron con nitidez:
a) El PRIN, que por tener en sus manos el aparato burocrtico de la Federacin y
de los sindicatos, oblig a muchos delegados a votar en determinado sentido. En
el campo poltico fue perceptible la contradiccin entre el radicalismo de las bases
prinistas y el franco derechismo de sus dirigentes, contradiccin que favoreci a la
actuacin de los poristas.
b) El POR, que defendi el programa de la revolucin proletaria y la necesidad de
luchar frontalmente contra el gorilismo; en las comisiones evit que el derechismo
prinista apartase a los obreros de sus objetivos bsicos y defendi la vigencia de la
Tesis de Colquiri.
c) El PCB, que tuvo muy poca fuerza numrica, brill por su confusionismo y sigui
tmidamente los pasos de los poristas. La verdadera discusin poltica se desarroll
entre el POR y el lechinismo, que por algo era la pieza principal del contubernio con
pursistas, liberales y gorilas.
231. El POR no concurre a las reuniones convocadas por el seor Ministro de Gobierno, La
Paz, 18 de febrero de 1965.
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revolucionario.
la poltica antiobrera y derechista de la Junta Militar chocar con la resistencia
armada de los trabajadores y de todo el pueblo... Cuando el gobierno asalte los
campamentos mineros, cuando pretenda obligar a que se trabaje bajo la amenaza
de los fusiles, sonar el comienzo de la guerra civil. Es el actual gobierno el que,
al utilizar los mtodos castrenses para imponer sus decisiones reaccionarias; est
empujando al pueblo a la guerra Civil 234.
Bueno, esas grandes lneas sealadas como las ms probables del desarrollo poltico
boliviano se han cumplido hasta el asalto con ametralladoras de los campamentos
mineros, han habido brotes de resistencia armada de los trabajadores, pero no se
ha desencadenado la guerra civil. A lo largo del gobierno presidido por Barrientos
observamos el caso admirable de una clase obrera que sale de varias colosales
sangras y siempre para reponerse rpidamente y volver a la arremetida; ms en
ningn caso los contendientes llegaron a la guerra civil que hubiese podido colocar
al proletariado ante la lucha por el poder.
A muchos la perspectiva de la guerra civil les pareci una idea temeraria lanzada
por un terico; para los generales se trataba del anticipo de un siniestro plan de
agitacin. La verdad es que se lleg a esa conclusin desarrollando la lnea poltica
trazada por el POR en sus congresos precedentes y que se vio confirmada por el
desarrollo de los hechos. Era una conclusin justificada.
Antes del 4 de noviembre de 1964 se dijo que las masas, encabezadas por el
proletariado, se encaminaban hacia el gobierno obrero campesino. La avanzada de
la clase, constituida por los mineros, demostr con su actividad cotidiana que ese
era su objetivo, pero el resto de las masas y particularmente los campesinos, no
lograron elevarse hasta esa lucha. La tendencia histrica encontraba obstculos para
la materializacin, progresaba lentamente. La contrarrevolucin, encarnada en la
derecha movimientista uniformada, asest un golpe preventivo descargando sus
,ornas contra sectores obreros y arrinconando a la clase, para luego consumar su
cuartelazo. Se puede decir que este golpe preventivo impidi la revolucin proletaria,
que se dibujaba claramente en el horizonte; el gorilismo no permiti que el grueso
de las masas oprimidas se aglutinase alrededor del proletariado.
Despus del cuartelazo de noviembre, los mineros se radicalizaban ms y fueron
seguidos por los fabriles, por lo menos por los de La Paz y de Cochabamba. Pero la
tendencia antimovimientista de derecha de las ciudades les priv del valioso apoyo
estudiantil.
Las resoluciones de la Conferencia Minera constituyeron el inicio de la arremetida
obrera contra el gorilismo, pero el desplazamiento de las masas hacia estas posiciones
no fue instantneo, sino progresivo y desigual en su ritmo. Despus de la frustracin
del Comit Revolucionario del Pueblo, el gorilismo tena plena conciencia que se
encaminaba a un enfrentamiento con las masas y comenz a preparar las mejores
condiciones para desencadenarlo. Los intentos de someter a los explotados mediante
posturas democrtizantes pasaron fugazmente.
Antes de que los trabajadores pudiesen ponerse en pie de manera total y lograsen el
aglutinamiento de las capas ms vastas de la pequea-burguesa, es decir, cuando
234. G. Lora,Perspectivas de la revolucin boliviana, La Paz, 1964.
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los efectivos revolucionarios no estaban del todo listos para el combate, el gorilismo
volvi a descargar sobre ellos su puo de hierro. El asalto a las minas fue el golpe
preventivo que no permiti a las tendencias que se proyectaban hacia la guerra civil
desarrollarse plenamente, se diluyeron en escaramuzas. Las explosiones espordicas
de la guerra civil en potencia confirman, a su modo, la justeza del anlisis.
La izquierda, que tan abiertamente se haba convertido en proxeneta de la rosca y
del gorilismo, se consolaba con su teora de que los generales Barrientos y Ovando
encarnaban las corrientes nasseristas del ejrcito. Este fue un esfuerzo desesperado
por evitar que las masas les den las espaldas.
El escrito del dirigente porista desbarat las ilusiones sobre el nasserismo, si
consideramos a ste como la expresin castrense de la burguesa nacional que se ve
obligada a entrar en conflicto con el imperialismo:
Los actuales generales (Barrientos y Ovando, G. L.) del ejrcito boliviano no tienen
posibilidades de dar nacimiento, en este momento, a ninguna tendencia nasserista
(estamos hablando de una tendencia y no simplemente de las simpatas que algn
militar, individualmente considerado, pueda tener hacia las ideas o las actividades de
Nasser), porque estn vital y estrechamente ligados y subordinados al Pentgono,
es decir a una de las manifestaciones ms virulentas del imperialismo que nos
oprime. Estos generales, que prcticamente han sido formados por los yanquis,
razonan de manera invariable en sentido de que no es posible en Bolivia gobernar y
progresar si no se tiene el apoyo directo de Estados Unidos... La dependencia de la
colonia a la metrpoli se convierte para estos elementos en un fenmeno natural y
creen que sera tonto pretender transformarlo. Los generales fueron polticamente
educados dentro del MNR que convirti el entendimiento con el imperialismo (vale
decir, el sometimiento) en el arte de gobernar. G.Lora prosigue: Por otra parte
estas ideas no son patrimonio exclusivo de los generales, son tambin compartidas
por el obrero Lechn. Tal mentalidad capituladora... no es precisamente producto
de un defecto personal de los generales o del hecho de que fuesen hijos de rancias
familias aristocrticas (casi todos ellos son pobretones desclasados), sino ms bien
se reduce a ser el reflejo qumicamente puro de la ineptitud e insignificancia de la
pequea-burguesa 235.
El XXII congreso del POR tuvo lugar el 16 de abril de 1965. Se discutieron dos
problemas fundamentales: el poltico y el panorama electoral (la Junta militar se
aprestaba a convocar a elecciones).
En: la cuestin poltica, cuyo debate se hizo partiendo de perspectivas de la Revolucin,
se adopt la lnea de Perspectivas de la Revolucin... La convocatoria deca: a)
Anlisis de la situacin poltica (pueden tomar de base el libro del camarada G.
Lora) 236.
Ante el panorama electoral, se reiter la posicin del POR: desenmascarar el carcter
de farsa de las elecciones; campaa alrededor de la conquista del voto privilegiado
en favor de la clase obrera y voto en blanco.
El 8 de marzo de 1965, G. Lora ocup la tribuna de la UMSA de La Paz y desde ella
desarroll la lnea porista, insistiendo en la tesis de que la poltica del gorilismo
conduca a la guerra civil y de que, ante las discusiones sobre el Estatuto Electoral, se
235. Op.Cit.
236. Convocatoria al XXII congreso del POR, La Paz, s/f.
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impona la lucha por el voto preferencial en favor de los trabajadores 237. El partido
aprovech la oportunidad para concentrar a todos sus simpatizantes, brigadas de
militantes poristas se trasladaron desde Siglo XX.
Se produjo una inesperada y violenta reaccin del general Barrientos que, junto
con el Ministerio de Defensa, dijeron que estaban obligados a defender al ejrcito
de los ataques del conferencista. El Presidente de la Junta retom el planteamiento
de la guerra civil como consecuencia de la propia poltica derechista de la Junta, y
la present patas arriba, como si el POR hubiese actuado como cauterio aplicado
a la llaga, lo que denuncia que la posibilidad de la guerra civil era estudiada por
los gorilas. G. Lora respondi a los ataques pblicos de Barrientos mediante una
carta abierta, que en las partes principales deca, adems de denunciar la poltica
represiva que se preparaba:
La represin antiobrera y contrarrevolucionaria est siendo cuidadosamente
montada por el gobierno, conforme se desprende de sus discursos.
Es inexacto decir que yo quiera una guerra civil. Lo que he dicho es que el
desarrollo mismo de la realidad poltica conduce al pas a la guerra civil. El gobierno
militar no tiene ms remedio que utilizar la violencia (pese a todas las protestas
de democratismo que haga) para imponer a las masas los planes elaborados por el
imperialismo; esta poltica chocar inmediatamente con la mayora nacional, que
est en pie de combate y que tiene el fusil en las manos... La contradiccin -evidente
an ahora- que existe entre la mayora nacional y la desptica Junta Militar; al no
encontrar los canales. democrticos ni la va pacfica para superarse, de manera
inevitable se encamina hacia la guerra civil. No somos nosotros los que llevamos al
pas al enfrentamiento armado, es el gobierno el que nos conduce, virtualmente de
las narices, al matadero.
Los actores de la futura guerra civil -entre ellos el gobierno militar- estn ocupando
posiciones y engrasando sus armas. Este fenmeno se realiza independientemente
de los discursos que pronuncian los polticos 238.
Todos los das los gobernantes atacaban a los agitadores extremistas y amenazaban
con eliminarlos fsicamente, campaa que estaba dirigida a atemorizar a los
trabajadores que se presentaban cada da ms levantiscos. Se estaba preparando a
la opinin pblica para consumar la gran represin sangrienta.
Barrientos, desde los primeros momentos de su gobierno, se empe en poner en
pie grupos civiles totalmente dciles y efectivos en el choque con los adversarios. A
comienzos de 1965 discurseaba ante la llamada Avanzada Juvenil de Bolivia, que se
entrenaba en levantar el brazo derecho y en lucir llamativos uniformes, despus se
dedicar a convertir en barrientistas a gran parte de la militancia del MNR. En 1966
se organiz, contando con la subvenciones econmicas del Palacio de Gobierno, el
llamado Partido de la Revolucin Nacional y que no era ms que una fraccin del
MNR, cuya renuncia masiva fue provocada por el Ministro de Gobierno Arguedas.
Su fundador y su Jefe fue Rubn Arias (que en la Argentina estuvo vinculado con el
grupo de Silvio Frondizi, posteriormente apareci coma Secretario privado de uflo
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Masacre obrera
Por todos los documentos polticos que se conocen se llega a la conclusin de que
nicamente el POR sabia con claridad que se Iba a un enfrentamiento armado entre
el gorilismo y las masas y que, adems, ste era inevitable. El resto de la izquierda,
Incluyendo a los dirigentes sindicales politizados, buscaban y esperaban confiados
que se pudiese llegar a un entendimiento pacfico con el gobierno, a travs del
dilogo. El POR no logr convencer de la justeza de su lnea poltica a quienes se
decan defensores de los explotados.
El POR trabaj desesperadamente por lograr que las masas en general se agrupasen
alrededor de los mineros y se preparasen para la lucha. Era una batalla contra
el tiempo y en condiciones desfavorables. La izquierda, con su incomprensin, se
convirti en un obstculo en el empeo de colocar en buenas condiciones a las
masas para su enfrentamiento con el ejrcito.
Barrientos y Ovando (este ltimo se encontraba a la cabeza de las FFAA) escogieron
el momento de su arremetida teniendo en cuenta que el golpe preventivo deban
asestarlo antes de que la mayora nacional se hubiese unificado y estuviese presta
para rechazar con las armas y la accin directa cualquier represin masiva.
La arremetida comenz con una provocacin framente calculada para obligar a
los obreros a responder con la huelga y los tumultos callejeros. En mayo de 1965,
Lechn, Secretario Ejecutivo de la COB y hasta no hace mucho uno de los puntales
del gorilismo en el poder, fue apresado y desterrado al Paraguay. Inmediatamente
fue difundida una burda falsificacin que hablaba de las vinculaciones del lder obrero
con la cspide internacional del stalinismo, esto para justificar el atropello y dar
alguna credibilidad a la sindicacin de que estaba implicado en un plan conspirativo.
Lo que en realidad .y afanosamente se buscaba era tener un pretexto para ahogar
en un descomunal bao de sangre a la avanzada obrera, a los mineros, para aplastar
as a toda oposicin revolucionaria. Los generales consideraban que nicamente la
masacre podra permitirles limpiar el camino para poder aplicar tranquilamente los
planes imperialistas que estaban destinados a despertar la resistencia popular.
Como se esperaba, la Central Obrera Boliviana decret la huelga general buscando
obligar al gobierno a ordenar el retorno de su dirigente Lechn. En ese momento este
239. Op.Cit.
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organismo haba perdido autoridad sobre los obreros y demostr que ya no controlaba
a los sindicatos de base. La Federacin Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia
se transform rpidamente en la columna vertebral del movimiento huelgustico
y tambin en su virtual direccin. Esta entidad constituy un comit de huelga y
por encargo de l, el porista Csar Lora se traslad subrepticiamente a La Paz, con
la finalidad de volcar a los fabriles hacia el movimiento huelgustico y tambin de
motorizar la actividad de los mineros de Milluni y de otros distritos prximos. Habl
en una reunin de los trabajadores citadinos y su discurso circul impreso:
Habl en nombre del Comit Ejecutivo de la FSTMB -dijo Lora-. habl a nombre
de ella para decirles que ahora ms que nunca debemos fortalecer nuestra unidad
y luchar todos los bolivianos como un solo hombre para aplastar a los generales
fascistas que estn malbaratando a Bolivia y que han jurado convertirla en un
inmenso y siniestro campo de concentracin. Los mineros les decimos que est en
juego no solamente una persona, no una simple idea poltica, sino el presente y el
porvenir de nosotros, de nuestras familias y de nuestros hijos 240.
La lnea desarrollada por el dirigente minero era exactamente la del Partido Obrero
Revolucionario que parta de la certeza de que al gorilismo haba que aplastarlo con
las armas en la mano y que l dilogo con l estaba fuera de lugar:
La bota militar no puede ni debe aplastar al pueblo boliviano, somos parte fundamental
de esta Patria y no permitiremos que la barbarie fascista la aplaste.
Los mineros luchamos junto a nuestros hermanos de las ciudades bajo una sola
bandera y buscando un solo objetivo: liberar a nuestra Patria y asegurar la felicidad
y el bienestar de todos... Los mineros juramos que lucharemos hasta el ltimo
momento si las ciudades no nos abandonan...
Pronto el ejrcito marchar a masacrar a los centros mineros... Llegado que sea
ese momento sabremos defender lo que es nuestro y lo que pertenece a todos los
bolivianos. Pedimos que las ciudades secunden con firmeza nuestra lucha. Si nos
abandonan habrn decretado nuestro asesinato colectivo 241.
Sera inexacto decir que todo el equipo dirigente de la Federacin de Mineros
coincida con las ideas de Csar Lora; contrariamente, se encontraba en minora
con relacin a los lechinistas y a los sindicalistas que estaban rebelndose contra el
Partido Revolucionario de la Izquierda Nacional. La mayora no vea con simpata la
posicin clara y radical del militante porista.
Casi al da siguiente del cuartelazo gorila el porista Csar Lora defini atrevidamente
cul debera ser la posicin de los mineros:
No ha habido propiamente una revolucin, sino un golpe militar que ha evitado
que la movilizacin revolucionaria de las masas contra el desgobierno movimientista
llegue a su punto culminante... Mi Partido predijo que la reorganizacin del ejrcito
por el imperialismo norteamericano constitua uno de los elementos polticos que
determinara la cada de Vctor Paz... Los obreros no deben colaborar con la Junta
Militar, gorila, sino que estn obligados luchar contra ella con toda firmeza...
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242. Op.Cit.
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Han sido canceladas todas las garantas democrticas para el pueblo... Por decreto
se ha cancelado la vida sindical... Cuando la voluntad de las bases es reemplazada
por el dedo del general, quiere decir que los sindicatos han dejado de existir... Esto
es fascismo!
El establecimiento del llamado Servicio Civil Obligatorio convierte a nuestra patria
en un inmenso campo de concentracin. Los generales suean en que todos los
bolivianos se conviertan en simples soldados. A esto llaman orden y paz social. Esto
es fascismo!
El sable desde el Palacio Quemado ha decidido destruir todas las conquistas sociales.
Se pretende disminuir los salarios... Se busca militarizar el trabajo, de manera que
queden suprimidas las huelgas y la lucha por mejores condiciones de vida y de
trabajo... Esto es fascismo! 243.
La huelga general, bajo la presin de los mineros, adquiri un franco carcter poltico
y buscaba el aplastamiento del gorilismo:
El movimiento huelgustico fue iniciado por los sindicatos obreros alrededor de
tres puntos: a) Inmediata libertad del Secretario Ejecutivo de la COB; b) Aumento
general de salarios y c) Respeto y defensa del fuero sindical... El pueblo boliviano,
velando por su presente y por su porvenir, busca aplastar a la bota militar, expulsar
a los generales del Palacio Quemado, para as asestar un golpe contundente al
imperialismo norteamericano 244.
El documento llamaba a las masas en general a no abandonar a los mineros, a
fortalecer la alianza obrero-campesina y recordaba a los soldados, clases y jvenes
oficiales que su deber no era otro que apoyar al proletariado revolucionario.
El POR fue empujado a la clandestinidad y desde las catacumbas sigui combatiendo
polticamente contra la dictadura gorila. La actividad se tom muy dificultosa, sobre
todo debido a la carencia de recursos materiales y econmicos. El gorilismo, que tan
descomunal y justificado odio cobr contra el POR, orden que su plana mayor fuese
asesinada all donde se la encontrase. Comenz una descomunal y sauda cacera
de los militantes y dirigentes trotskystas, pero stos prefirieron permanecer en el
pas, luchando codo a codo con los trabajadores
El 17 de mayo hubieron violentos desrdenes en La Paz, acontecimientos que se
agigantaron debido al teln de fondo de la imponente huelga minera. Los generales
prcticamente habian decretado el estado de guerra al disponer la movilizacin
militar de la poblacin.
Como ms tarde lo har Banzer, toda vez que la clase obrera se levantaba contra
el general. Barrientos, ste promova una concentracin campesina para demostrar
que contaba con apoyo popular, que controlaba a la mayora nacional y tambin
como amenaza a los sindicatos obreros. Con posterioridad escucharemos al
presidente gorila ordenar, con mucha frecuencia, la movilizacin de los campesinos
contra los huelguistas. En mayo de 1965, Barrientos hizo un viaje accidentado a una
concentracin campesina realizada en Independencia. Los mineros de Kami, que
posean armas, lograron secuestrar a varios de sus guardaespaldas. Esto sucedi
el 21 de mayo, en la misma fecha que se producan choques entre los mineros que
243. De la Tesis de Pulacayo al Manifiesto de la COB de 1965, La Paz, 1969.
244. Op.Cit.
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imperialismo...
Es un deber revolucionario defender la obra de arte, por encime de toda consideracin
ideolgica o esttica... Es inconcebible que se pida que los murales de Miguel Alandia
Pantoja sean recubiertos con pintura blanca, la materializacin de este pedido
significara que Bolivia ha retrocedido hasta la negra poca de la Inquisicin.
Dejamos establecido que la creacin artstica de Alandia marca un hito en la historia
del arte boliviano... Por otro lado, su obra constituye el testimonio de un determinado
momento del proceso de transformacin social que vive Bolivia y est identificada
con los objetivos y aspiraciones del proletariado minero. Alandia ha producido obras
de tesis al servicio de la revolucin. Esto es lo definitivo.
Si se llegase al ingrato extremo de decidir la destruccin de los murales de Miguel
Alandia Pantoja, la Federacin Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia est
dispuesta a trasladarlos a su sede social antes que permitir semejante acto
vandlico 246.
Quebrada que fue la huelga con ayuda de la descomunal masacre, los poristas de
Siglo XX, despus de discutir con los trabajadores acerca de la situacin poltica
creada, abandonaron el distrito para ingresar a la clandestinidad. Deliberadamente
se dio una pista falsa, se dijo que se trasladaran a un lugar prximo de la cordillera,
cuando, en realidad, instalaron su cuartel general en la no lejana ciudad de Oruro,
desde donde pudieron desplazarse en diferentes direcciones.
La respuesta porista a la destruccin fsica de las organizaciones laborales,
correspondi a la decisin de los trabajadores de seguir luchando contra el gorilismo,
de coordinar la actividad de los diferentes distritos y de las secciones en cada uno
de stos. Esa respuesta no fue otra que el obligado funcionamiento clandestino
de las organizaciones sindicales, que tambin tomaron el nombre de comits
clandestinos.
Constituye una forma de trabajo que ha permitido potenciar la resistencia al gobierno,
mantener en alto los principios revolucionarios del sindicalismo influenciado por el
POR y preservar la integridad de la Federacin de Mineros. Los sindicatos clandestinos
fueron, en gran medida, creacin del Partido Obrero Revolucionario y lograron ganar
el apoyo de otros sectores.
Los primeros sindicatos clandestinos aparecieron en el distrito minero de Siglo XX,
con comits funcionando en las secciones, con asambleas realizadas en el interior
de la mina, generalmente con la presencia de Csar Lora e Isaac Camacho, que
aparecan misteriosamente en los lugares de trabajo y que as se convirtieron en
sus dirigentes mximos. El movimiento se propag a las otras minas y el Partido
busc generalizarlo inclusive en las ciudades. La FSTMB funcion, durante un breve
tiempo, como legal y alcanz a realizar una conferencia de sindicatos clandestinos.
Debido a la falta de vitalidad de la Central Obrera Boliviana, como consecuencia de
la labor de zapa del lechinismo, no pudo realizar igual actividad. Toda esta labor
rode de un enorme prestigio y autoridad a los militantes trotskistas a lo largo y a
lo ancho del pas.
Lamentablemente ocurri un incidente y que da todo el trabajo realizado hasta
ese momento. La direccin del partido trotskysta no tena la posibilidad de controlar
246. La FSTMB sale en defensa del arte revolucionario, La Paz, s/f.
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todos los- movimientos de los militantes porque viva a salto de mata y se esperaba
que los cuadros partidista pudiesen actuar dentro de la lnea del POR y con absoluta
honradez, este ltimo aspecto se descontaba tratndose de militantes antiguos, lo
que no siempre es correcto, porque en determinadas circunstancias pueden aflorar
muchos defectos personales, como ha sucedido a veces.
Inesperadamente los peridicos registraron la ingrata noticia de que un elemento del
POR, que habla sido colocado por la organizacin como dirigente de los sindicatos
clandestinos -esto porque Csar Lora ya fue asesinado y Camacho colocado al margen
de la actividad sindical- se haba entrevistado con el dictador general Barrientos sin
consultar previamente a nadie. Nuestros enemigos, particularmente los stalinistas
pekineses, lanzaron la especie de que en esa reunin se convinieron acuerdos
secretos contra el proletariado. El Partido no crey que esto fuese as y, ms bien,
quiso convencerse de que esa torpeza era producto de falta de experiencia y de la
sed de publicidad. La prensa porista sali en defensa de quien se esperaba supiese
conducirse con la debida dignidad de revolucionario, pero la duda qued flotando
en el ambiente y este hecho hizo demasiado dao a los sindicatos clandestinos, que
para seguir actuando necesitaban de una total confianza hacia los que oficiaban de
dirigentes 247. Ese mal elemento fue el mismo que ms tarde aparecer oscilando
hacia las posiciones ovandistas, con extraas vinculaciones con ciertos gobernantes,
como se ha podido comprobar despus, realizando ocultamente y a espaldas de
la direccin del Partido propaganda foquista y, finalmente, timoneando, bajo el
nombre de Germn a un grupo de extraos al trotskysmo con la intencin oculta de
apoderarse de la organizacin e introducir en ella ideas nacional foquistas. Finalmente
fue excluido por esta labor traidora en el XXIII Congreso del Partido.
Lo correcto habra sido la expulsin de quien se tom la libertad de comprometer tan
seriamente al Partido Obrero Revolucionario; su exclusin cuando se torn ovandista
o foquista. Si no se lo hizo fue por cierta debilidad del Secretario General, que parta
del falso supuesto de que podra rectificar su conducta y que abrigaba la esperanza
de que pudiese llenar el vaci dejado por Csar Lora y Camacho. Este equivoco cost
muy caro al Partido.
Los sindicatos clandestinos dejaron muchas y valiosas experiencias. En etapas
similares, las organizaciones obreras giran alrededor de las direcciones, casi
exclusivamente, pues no es posible que se desarrollen dentro de las normas de la
ms amplia democracia. La edicin de un rgano periodstico resulta imprescindible,
pues es el canal mediante el cual se puede orientar a la masa de trabajadores. Es
preciso ligar al sindicato clandestino con la lucha diaria de los obreros por mejores
condiciones de vida y de trabajo, contra los abusos de la patronal, contra la represin,
etc.
Aprovechando la debilidad de los sindicatos clandestinos, algunos sujetos que seguan
manteniendo vinculaciones con el stalinismo actuaron como activistas encargados de
destruirlos y de conseguir la legalizacin de las organizaciones laborales a cambio de
concesiones hechas al Gobierno, bajo el argumento de que haba llegado el momento
de establecer el dilogo con las autoridades para conseguir ventajas tangibles, cosa
que no podan hacor los sindicatos clandestinos:
Algunos malos dirigentes, que ayer viajaron voluntariamente al exterior..., vienen
desarrollando una activa propaganda pagada por el Palacio de Gobierno en sentido
de que las organizaciones clandestinas no son adecuadas y que es preciso legalizar
247. Masas No. 306, La Paz, 17 de noviembre de 1965.
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los sindicatos (es decir domesticarlos conforme a los deseos de los generales). Estos
traficantes son agentes del oficialismo... Uno de los ms bellacos es, precisamente,
el inefable Irineo Pimentel, autor de la ruptura de la unidad obrera con ocasin de
las discusiones de la propuesta de COMIBOL de los 4-2 pesos bolivianos. Nosotros
respondemos: Viva la Unidad Obrera!. Pero esta unidad tiene necesariamente que
plasmarse alrededor de los comits clandestinos
El gorilismo rebaj los salarios mediante Decreto Supremo (que sern repuestos por
el gobierno de Torres). Este hecho motiv la resistencia obrera, que levant como
bandera de lucha la reposicin salarial. La COMIBOL, buscando atenuar el malestar
social, respondi con la concesin de 4 y 2 $b. darios, como incentivos al mayor
trabajo.
Sin embargo, pese a la clandestinidad y a la persecucin que sosportaban, los dirigentes poristas se daban modos para aparecer en pblico y difundir las consignas
del momento. Eso sucedi, por ejemplo, cuando la Federacin Universitaria Local
de Oruro ofreci su tribuna al Secretario General del Partido Obrero Revolucionario.
Podra pensarse que la actividad sindical clandestina se limitaba a propagar enunciados programticos o tericos; en realidad estaba vitalmente entroncada a la lucha
diaria de los trabajadores. Tenemos un ejemplo en los planteamientos entregados
a COMIBOL y al mismo general Ren Barrientos por los delegados del interior de la
mina (Pastor Pelez por Salvadora, Federico Colque por Azul, Ren Daza por Beza,
Pablo Rocha por Blocks-Cavings, Pedro Guzmn y Andrs Ferrufino por la seccin
Siglo XX), controlados polticamente por los poristas:
1. Deben mantenerse los anteriores salarios... Ninguna disposicin legal autoriza la
disminucin de las remuneraciones.
Aplicacin de los ltimos ndices de categorizacin a los precios de contrato, que
importa un reajuste del 35% a los precios unitarios...
Mantenimiento de los actuales bonos para los Blocks Cavings...
Mantenimiento de los bonos de insalubridad para todas las secciones.
Las condiciones de insalubridad se han acentuado en el ltimo tiempo...
Mantenimiento de las escalas de sueldos y salarios para los empleados y trabajadores del exterior de la mina.
Reiteramos nuestro planteamiento sobre... el ajuste de los ingenios para que operen
con cargas de baja ley. Actualmente se tratan 4.000 Ton/da y nicamente se recuperan 9 ton, esto porque los ingenios fueron construidos para trabajar con minerales
de 1.20% y no de 0.50%, que es la ley de cabeza actual...
Respeto a La Constitucin Poltica y a la Ley General del Trabajo en materia sindical...
Respeto irrestricto a la voluntad soberana de las bases, sin este requisito no pueden haber sindicatos. Somos los obreros los que tenemos que cuidar porque los
sindicatos tengan tal o cual estructura u orientacin y consideramos que sta es una
atribucin privativa nuestra, que las autoridades no pueden monopolizarla en sus
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Cuando lleg el atad de Csar Lora, la poblacin toda del distrito se concentr para
llorar a sus pies, las gentes humildes desafan las represalias de las autoridades para
cumplir un deber con el caudillo: rendirle su postrer tributo. Los mineros, hierticos
bajo sus guardatojos, montaron guardia da y noche alrededor del cadver. De tarde
su tarde llegaban, quin sabe desde qu lejanas, grupos de campesinos con ponchos
negros, que, despus de acuclillarse en cualquier rincn y beber el alcohol que ellos
mismos traan y rociar el local del velorio, volvan a partir tan misteriosamente como
haban llegado. As, cobijados por las tinieblas y sin ser vistos, cuantas veces se
habrn reunido con Csar Lora para conspirar 253.
Una compacta multitud de ms de quince mil personas llev en hombros el cadver
del revolucionario hasta el cementerio de Llallagua, que se levanta sobre un emporio
de estao y sobre la sangre de cientos de luchadores cados en las batallas, en las
masacres y en los asesinatos. La larga, electrizada, y amenazante columna, rept
lentamente, midiendo los pasos, con los msculos tensos, los puos crispados, a lo
largo de los campamentos y dando una gran vuelta para ingresar a Llallagua, en
cuya plaza, frente a la polica, hablaron los dirigentes poristas y sindicales con verbo
encendido, sealando el camino de la revolucin, como tantas veces lo hiciera Csar
Lora. Las tropas gubernamentales tuvieron el tino de permanecer en sus cuarteles,
en estado de apronte cansndose de contar las detonaciones de los cartuchos de
dinamita. Un minero era enterrado por otros mineros.
El POR entreg los restos de Csar Lora a los obreros mineros de Siglo XX, que
haban sido sus compaeros en su larga Lucha, como muestra de que se identifica.
totalmente con la clase obrera y particularmente con los trabajadores del subsuelo.
En los discursos de adis, en artculos de la prensa trotskysta, se dijo que el POR, que
los trabajadores, vengaran al camarada cado, que sabran castigar a los asesinos.
Algunos han interpretado estas advertencias como un brote de desesperacin o
como la confesin de que se haba resuelto recurrir al terrorismo. Nada de esto. Se
trataba de una posicin debidamente meditada: la clase obrera con su victoriosa
revolucin, en la que el gran Partido Obrero Revolucionario jugar un rol decisivo de
direccin, vengar a su lder cado en la batalla.
Julio Csar Aguilar, nacido en Oruro, era un autntico obrero, un lingrafo que lleg
al POR trotskysta impresionado por la lucha que ste libraba contra los regmenes
movimientistas y trayendo alguna experiencia sindical. Radicado en Cochabamba
por razones de trabajo, rpidamente se coloc en uno de los primeros lugares dentro
del Comit Regional de esa ciudad.
Encontrndose cesante, viaj a su ciudad natal con la finalidad de conectarse con los
trotskystas de las minas. En efecto, tuvo conversaciones con Csar Lora y Camacho
y acord con ellos retornar a Cochabamba para impulsar la creacin de sindicatos
clandestinos y motorizar las actividades del Comit Regional del POR. Es de presumir
que Aguilar comunic sus planes, por lo menos los sindicales y acaso tambin sus
vinculaciones con los mineros poristas, a algunos compaeros de su gremio, porque
la polica no tard en controlar sus movimientos.
El 31 de julio, dos das despus de que fuera asesinado Csar Lora, fue secuestrado
por la polica y desapareci para siempre. De nada valieron las reclamaciones y
protestas del Partido Obrero Revolucionario y de diversas organizaciones obreras.
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reclamaban de la clase obrera y que decan luchar por los objetivos de la revolucin.
El Consejo Democrtico del Pueblo result debilitado, fue desviada la avalancha de
las masas que marchaban a su seno.
La carta ms importante que jug el CODEP y que result decisiva para su porvenir,
fue la abstencin en las elecciones barrientistas de julio de 1966 El objetivo era
por dems ambicioso: derrotar a Barrientos mediante el alejamiento de la farsa
electoral de los partidos de izquierda, de los nacionalistas y hasta de los simplemente
demcratas como los democristianos. La campaa en todo el pas fue dejada en
manos de los partidos integrantes del frente.
En lo que se refiere al POR, ste se emple a fondo y desarroll una descomunal
propaganda que bien puede sintetizarse en su famoso afiche representando la
bestia bicfala, aplastando al pueblo y pugnando por perpetuarse en el poder. Como
trabajo partidista fue todo un xito, pero para el CODEP result una frustracin,
no se logr aislar al general Barrientos y numerosos partidos, incluyendo a los que
se autocalificaban demcratas y marxistas, cumplieron el triste papel de ayudar
al gorila a aparecer como un poltico popular y por aadidura demcrata porque
permita expresarse, hacer campaas electoral y proselitista a todo el espectro de
las tendencias polticas.
Algunos esperaban que FSB (en ese momento atravesaba una de sus agudas
crisis porque sus alas derecha e izquierda se conducan como si fuesen partidos
independientes, con direcciones y lneas polticas propias), se convirtiese en el polo
aglutinante de la rosca; partiendo de esa suposicin estaban seguros que el general
presidente resultara derrotado en las ciudades, particularmente en las principales,
lo que habra significado un grave revs para l. Los que pensaban as, sufrieron un
fiasco.
Alrededor de Barrientos se constituy el Frente de la Revolucin Boliviana con
organizadores minoritarias como el PIR, el PRA y el PSD (Luis Adolfo Siles fue postulado
a la vicepresidencia) y el MPC. Tal fue la mscara civil y popular que permiti al
gorilismo consumar un descomunal fraude electoral. Las autoridades votaron por los
campesinos y se dieron modos pera llenar las nforas con las frmulas del general.
La rosca se aglutin alrededor de Barrientos y el FRB, obtuvieron 677.805 votos,
de un total de 1.099.994, con FSB. El PDC, que frente al FRB resultaba la derecha
tradicional, se coloc en segundo lugar, pero apenas logr un quinto de los votos del
general.
El MNR Andradista, cnicamente pro-yanqui y en el que figuraba el antiimperialista
Augusto Cspedes, sufri un fiasco debido a que su sometimiento a Wall Street fue
confesado a viva voz.
El FLIN (es decir, el PCB moscovita), simboliz la presencia de la oposicin marxista.
Acumul los votos de la izquierda y logr la cifra no despreciable de 33.458.
El Partido Liberal dio su ltimo manotazo y apenas alcanz a. 11.000 votos. Los
sufragios nulos y blancos, que en su abrumadora mayora correspondan al CODEP,
sumaron 90.503. Adems, hubo un porcentaje de gente que se qued en sus casas,
no sufrag, obedeciendo a la propaganda del frente codepista.
Los componentes del CODEP confiaban en una abstencin abrumadora, eso es lo que
se plane como requisito para posteriores actuaciones masivas y se consideraba.
que era el camino para que se transformase rpidamente en una organizacin de
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... Si realmente nos unimos corno revolucionarios tenemos que comenzar por formular
la necesidad de que sea el proletariado... el dirigente poltico de la revolucin social
y del frente de los bolivianos... Si el proletariado no se convierte en direccin la
ucha revolucionaria no podr menos que concluir en la derrota sangrienta. Nuestra
consigna central es, por tanto, la unidad de todos los bolivianos alrededor del
proletariado y bajo su direccin poltica 263.
El Partido Obrero Revolucionario consider oportuno diferenciarse con nitidez de la
reaccin, de la politiquera derechista:
La lucha puramente gremial o populachera no puede conducirnos a la victoria y
todas las formas de movilizacin de las masas deben subordinarse totalmente a los
objetivos polticos del proletariado. Nadie puede acusarnos de ser instrumentos de
la reaccin y subrayamos que nuestra actitud opositora al actual rgimen se inspira
en la necesidad de llevar adelante la revolucin, actualmente empantanada por obra
de los jerarcas del Movimiento Nacionalista Revolucionario y de las determinaciones
del Departamento de Estado. Es nuestra indeclinable voluntad defender las grandes
conquistas populares mediante su superacin.
Si el proletariado constituye la direccin poltica insustituible del pueblo boliviano,
los campesinos... actan como la fuerza propulsora que obliga a la primera clase
social a cumplir descomunales tareas democrticas. Por esto la estrategia porista
gira alrededor de la alianza obrero-campesina.
Nuestro anti-imperialismo no se limita a pedir que los dlares norteamericanos
vayan a parar a los bolsillos de los opositores en lugar de que se diluyan en manos
de los jerarcas del oficialismo. No nos interesa en absoluto que el imperialismo
favorezca a sus sirvientes; lo que buscamos es nada menos que expulsarlo del pas,
para que pueda libertarse de una de las ms odiosas formas de opresin nacional, el
colonialismo en pleno siglo XX.
Se reitera el anlisis acerca del papel del ejrcito:
El ejrcito se encamina, de modo inconfundible, a controlar todo el poder poltico, a
reemplazar virtualmente al Movimiento Nacionalista Revolucionario; es decir, marcha
firmemente hacia la dictadura 264.
Convocadas que fueron las elecciones por la Junta Militar, la Federacin Universitaria
Local pacea, que desde la poca de los sindicatos clandestinos haba hecho un
viraje hacia las posiciones del proletariado y en ese momento estaba encabezada por
el movimientista Carlos Calvo, llam a los partidos polticos a discutir, en una mesa
redonda, acerca de la situacin poltica que se haba abierto y con miras a conformar
un frente poltico. Asistieron representantes de las tendencias ms diversas, cosa
que agrado a muchos observadores que pensaban que un frente de esas
dimensiones resultara imbatible, pero ah estaba, precisamente, su debilidad, como
se encargaron de demostrar los acontecimientos. El oficialismo estaba interesado en
desbaratar maniobras oposicionistas de ese tipo, por eso envi a la mesa redonda
a Antonio Scholdz del Movimiento Popular Cristiano, a fin d que aclarase que el
general Ren Barrientos haba dado un paso inconfundiblemente democrtico al
263. El Congreso del Pueblo y el Partido Obrero Revolucionario, en Masas N 245, mayo
de 1964.
264. Op. Cit.
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del POR. La miopa de Franck qued en evidencia cuando sostuvo que el pablismo
altiplnico, ya en ese entonces aniquilado por los acontecimientos, era cada da ms
poderoso y que el porvenir le perteneca. Las posiciones del POR y del pablismo eran
opuestas e irreconciliables, no existan condiciones para un entendimiento entre
ambos. Una parte del plan secreto del pablismo se refera a la exclusin de Lora del
POR. Los pablistas estaban seguros que la maniobra artera poda siempre contribuir a
superar as deficiencias programticas y las flaquezas organizativas. Se aproximaron
al POR llevando escondido el pual bajo el poncho, para luego asestarle el golpe
traidor que pudiese efectivizar su destruccin. Gran parte de la direccin, cuyo rasgo
predominante era la inexperiencia, no tom en cuenta este factor negativo y qued
embelesada con la promesa de que la unidad los trotskystas no poda menos que
fortalecer al POR, principalmente porque su programa haba salido fortalecido de la
prueba de los acontecimientos.
Los malvolos planes pablistas tenan en G. Lora a su ms encarnizado enemigo, es
por esto que se aproximaron a otros dirigentes para convencerles que las ofertas de
unidad no podan ser rechazadas por ser favorables para el movimiento revolucionario
y que la oposicin de Lora era prueba de su sectarismo y de sus odios personales,
etc. Este trabajo de socavamiento dio sus frutos: una mayora del Comit Central se
pronunci en favor de la unidad con los pablistas y dio las espaldas a las advertencias
de G. Lora sobre los peligros de la operacin.
Cediendo a la sistemtica campaa desencadenada por el pablismo, el POR hizo
saber que la unificacin del trotskysmo le pareca conveniente a condicin de que se
realizase alrededor del programa probado por el desarrollo del proceso revolucionario.
La respuesta no dej de sorprender: los pablistas se adhirieron, sin ninguna objecin,
al programa porista. Los dirigentes del POR que tan empeosamente se afanaban
por precipitar la unificacin no se dieron cuenta que no se trataba nicamente de
un reconocimiento tan diplomtico y superficial de las bondades de las posiciones
polticas que siempre haban combatido el SI y el BLA, sino de explicar las razones
por las cuales se apartaron del camino justo, para convertirse en responsables de
muchas catstrofes. Esa manera tan simplista de cambiar de trinchera no tiene nada
de comn con el propsito de superar los errores cometidos y de asimilar el programa
revolucionario y, ms bien, encubri las aviesas intenciones de los pablistas.
El 15 de junio de 1965 se emiti un comunicado dando cuenta de la unificacin y
puntualizando que el POR no se encontraba, organizativamente hablando, dentro
de ninguna de las fracciones internacionales que se reclamaban de la Cuarta
Internacional, reconocindose la conveniencia de que los documentos de stas
circulasen libremente dentro del partido con miras a una posterior discusin. Los
pablistas al suscribir dicho documento renunciaban a su argumento de mayor peso y
que venan esgrimiendo contra los trotskystas: el de ser parte de una Internacional
frente a un POR totalmente aislado y, por esto, nacionalista.
El 17 de febrero de 1966 una nueva declaracin ratifica la unificacin y seala
algunos puntos de la poltica a seguirse y que no es ms que una reiteracin de la
lnea desarrollada desde Masas.
Combatir por todos los medios contra la Junta Militar que ha inaugurado un rgimen
fascista encaminado a destrozar fsicamente a las organizaciones sindicales, polticas
y populares, al mismo tiempo que anula las garantas democrticas, disminuye los
salarios, aumenta la desocupacin, etc. El POR luchar codo a codo con el pueblo
boliviano por la defensa de sus conquistas sociales y de sus intereses.
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nombre del Partido, pues en la primera pgina se lee vocero del POR. El Partido es
nicamente Partido Obrero Revolucionario, conforme a la tradicin y a su programa.
268.
Algo ms grave: fueron eliminadas del peridico algunas notas que se referan a
actividades del Partido. Los pablistas queran poner de relieve nicamente lo que
ellos hacan.
Habiendo dudas acerca de la honestidad de la conducta de los pablistas, G. Lora impidi
que pudiesen integrarse al CODEP, como queran hacerlo desesperadamente.
Masas durante la unificacin, que dur muy poco tiempo, llevaba una leyenda
que deca segunda poca e inclua una columna analizando los problemas que
planteaba la nueva situacin.
Se acord que las clulas tambin se fusionasen y entonces se comprendi que
los pablistas utilizaban los mtodos ms deshonestos y antibolcheviques para
aparecer artificiosamente como mayora y como direccin. All donde los trotskystas
presentaban a sus militantes, larga y dificultosamente formados, los pablistas
llevaban en camiones a gentes totalmente extraas a la organizacin, en alguna
oportunidad fueron arrastrados elementos de los comandos zonales movimientistas
en estado de ebriedad. As aparecan como una organizacin poderosa. Claro que el
POR acord rechazar todos estos desplantes.
La cosa lleg a extremos insostenibles cuando se denunci que uno de los activistas
ms visibles de los seguidores del Secretariado Unificado y que, al mismo tiempo,
cumpla las funciones de dirigente nacional, un tal Silva, era nada menos que un
agente de planta de San Romn. Se elev. denuncia formal de esta monstruosidad,
pero los pablistas lanzaron el grito al cielo y se mostraron ofendidos, pese a que
Silva era conocido por muchos trotskystas y por militantes de otros partidos como
polica.
Aqu acab la unificacin. El POR la dio por cancelada sin discutir esa determinacin
con los. pablistas ni darles aviso de ninguna especie.
Los resultados demostraron que se trat de un grave error poltico que perjudic
a la organizacin. Se perdi mucho tiempo y se dej al descubierto a parte de la
militancia que comenz a ser perseguida.
Se haba seguido un camino equivocado para la unificacin! No se discutieron los
problemas polticos, ni los verdaderos alcances del programa porista; la unificacin
se redujo a un conjunto de medidas estrictamente administrativas, como si fuera
una cuestin limitadamente organizativa.
Los pablistas criollos y el Secretariado Unificado culparon a G. Lora del fracaso de la
unificacin, acusndole de haber roto la unidad guiado por ambiciones personales,
etc. Por suerte, el error cometido fue rectificado de una manera radical.
Los elementos que con su voto determinaron la unificacin de los trotskystas con los
pablistas cometieron ese grave error debido, principalmente, a la poca experiencia.
que tenan al respecto. Demostraron muy poca madurez al considerar que el simple
hecho del amontonamiento de mayor cantidad de elementos que se reclamaban de
268. G. Lora, Carta a los camaradas del Partido. La Paz, 4 de abril de 1966.
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Captulo XVI
La perspectiva
de la conquista del poder
La lucha contra el foquismo
A comienzos de 1967 el Partido Obrero Revolucionario soport otra brutal arremetida
de los organismos de represin. Primero el Secretario General y ms tarde cuadros
medios vinculados estrechamente con los movimientos obrero y estudiantil fueron
enviados a los campos de concentracin ubicados en la selva amaznica. Segua
dirigiendo la cacera de brujas el agente doble Antonio Arguedas, que, adems de
servir a la CIA, dio muestras inequvocas de que actuaba en inteligencia con el
stalinismo. Unos permanecieron aislados en Puerto Rico y otros en Pekn (Gonzalo
Moreno), famoso por servir de residencia a una enorme cantidad de leprosos.
La acusacin contra los dirigentes poristas era por dems curiosa y hasta pueril, se
les imput de estar encargados de ejecutar los planes subversivos acordados en
la reunin habida en La Habana de la Tricontinental. Se sabia perfectamente que
era soloamente un pretexto para encubrir la represin y el partido no incurri en la
ligereza de responder a la provocacin proclamanado que el POR (o su personero)
no fueron admitidos en dicho congreso, lo que ciertamente de nada habra valido
ante las autoridades gubernamentales.
Cuando en marzo de 1967 fue detectado un brote foquista en las serranas boscosas
de ancahuaz, el POR fue inmediatamente involucrado en dichos trajines, pese a
que desde cerca de un lustro atrs vena explicando el carcter nada revolucionario
y contrario a los intereses proletarios del foquismo y del terrorismo individual,
entroncando as en la rica experiencia bolchevique.
En 1963, no bien apareci el folleto del Che titulado Guerra de Guerrillas, G. Lora
escribi una severa crtica de las ideas polticas contenidas en dicho documento,
bajo el sugerente ttulo de Las guerrillas (la concepcin marxista contra el golpismo
aventurero). Este texto sirvi de base para el curso desarrollado sobre este tema
en una escuela anual de cuadros del Partido. Desde entonces ser una de las
preocupaciones del trotskysmo boliviano, al extremo de que ha logrado elaborar
una concepcin global acerca del foquismo y del terrorismo, como expresiones de la
desesperacin tpicamente pequeo-burguesa.
Cuando apareci el folleto del Che, la influencia de la revolucin cubana se
encontraba en su punto capital e impetuosamente arrastraba detrs de s
a la mayora estudiantil y sembraba el marasmo y la escisin en el seno de las
agrupaciones de izquierda, particularmente de las stalinistas. Todos se
esmeraban en elogiar a la direccin cubana, en pasar por alto sus limitaciones
y errores, buscando as ganarse su confianza y aparecer identificados con un
movimiento que haba logrado apoderarse del aparato estatal. Una crtica a las
teoras generosamente propaladas desde la Habana se les antojaba una
impertinencia, un afn de distanciarse de una revolucin victoriosa, actitud que
fcilmente poda ser confundida con posturas pro-imperialistas. Los reparos del
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validez universal; la revolucin obrera estara descontada con solo dar nacimiento a
uno o ms focos guerrilleros. Si el partido tiene necesariamente que subordinar su
actividad al grado de evolucin de las masas... el grupo guerrillero puede prescindir
de tal obligacin... Lo que hasta ahora no se ha esclarecido es por qu mecanismos
se pueden sustituir las formas particulares de aprendizaje de las masas y, por tanto,
de evolucin de su conciencia, por esquemas elaborados por los polticos.
Como quiera que la guerrilla sustituye al partido obrero, no existe ninguna razn
valedera para que aquella se subordine a este ltimo, aunque ya se encuentre
actuando. Contrariamente, la guerrilla estara obligada a observar al partido 279.
Se puede argumentar que ya. no hay lugar para esta discusin porque los foquistas
y terroristas han decidido transformarse en partidos polticos (hay un PRT en la
Argentina, otro en Bolivia, etc). Lo que hay que preguntarse es qu entienden por
partido revolucionario. No han dicho con claridad que buscan estructurar el partido
clasista del proletariado, siguen hablando de los trabajadores, del pueblo, de los
ms explotados, etc., esto es grave en quienes han dado tantas pruebas de su afn
de sustituir a los obreros atrasados por los estudiantes cultivados heroicos o por
los ms explotados.
Corresponde a los Tupamaros el mrito de haber iniciado el viraje de los terroristas
urbanos hacia los intentos de transformarse en partido de masas y ellos ya mostraban
las deformaciones y limitaciones que sealamos.
Cuando hablan de las fuerzas fundamentales de la revolucin se refieren al pueblo y
dentro de l a los que ms sufren, aquellos sectores ms golpeados por la oligarqua
y aquellos ms esclarecidos . Este criterio no es marxista... Qu se quiere significar
con el trmino ms esclarecidos? Parece referirse ms el grado cultural de ciertas
capas sociales y no a la conciencia de clase, lo que importara que, de manera
indirecta, se coloca en lugar preeminente a los estudiantes.
Para los Tupamaros es la accin la que debe sustituir a la teora, es esta actitud la
que, tarde o temprano, se levanta como un obstculo en el camino de la construccin
del partido... Queremos decir que no puede haber partido sin programa.
La accin como promotora de conciencia y unidad. La necesidad de definir la lnea
propia por la accin afirmativa y no por la negacin sistematizada, de las ajenas,
rezan las declaraciones de los Tupamaros... El programa es reducido a la accin diaria
y sta considerada como fuente de la que deben brotar los principios. Esta disolucin
de la conciencia de clase en el empirismo es la negacin misma del partido... es
notable la persistencia en repudiar toda actitud diferenciadora con referencia a las
tendencias de izquierda y la bsqueda de la unidad de todos alrededor de enunciados
vagos y esquemticos 280.
La constitucin de una Junta Revolucionaria de alcance continental es, sin la menor
duda, uno de los mayores esfuerzos por parte de los foquistas en este camino. Su
plataforma amontona al tun tun enunciados de muchos partidos que se autoproclaman
marxistas, con la intencin de englobar en su seno a las tendencias ms diversas. No
poda esperarse una prueba ms elocuente de que para el castrismo el programa y
los principios cuentan muy poco.
279. Op. Cit.
280. Tupamaros y partido de masas, Masas N 405, Santiago de Chile, enero de
1972.
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subvertido... Las guerrillas deben nacer, para emplear una expresin grfica, del seno
mismo del pueblo, deben ser el producto de la voluntad. popular... La orientacin
revolucionaria de las guerrillas slo puede asegurarse a travs de la direccin del
partido poltico del proletariado.. El partido asume en sus manos tanto la direccin
poltica cmo militar. Las guerrillas estn incapacitadas para timonear en el campo
de la poltica a la clase y menos al pueblo. El partido poltico sigue siendo la clave de
la revolucin y lo ser mientras quede en pie la misin de sepultar al capitalismo y
construir la sociedad socialista.
Debe tenerse el suficiente valor para indicar que polticamente (las guerrillas de
ancahuaz) han sido errneamente planteadas, esto para evitar que en al futuro
se caiga en el mismo equvoco 281.
El error de la direccin dio lugar a que los militantes influenciados por el foquismo
aventurero colocasen, en forma disimulada, sus errores junto a la lnea poltica del
trotskysmo, bsicamente anticastrista. En otras palabras, se sentaron las bases para
una futura crisis interna.
Cuando en 1973-1975 las condiciones polticas lo permitieron, afloraron las posiciones
ultristas de los que seis aos antes ya haban dado pruebas de su apego a las ideas
pequeo-burguesas. Tampoco esta vez los foquistas se presentaron abiertamente,
sino que pretendieron meter de contrabando sus postulados, encubrindolos en
supuestas diferencias puramente organizativas.
Cuando la alta direccin y tambin parte de la media se encontraban en los campos
de concentracin montados por el gorilismo, un elemento universitario, Alexis, hizo
circular un documento sobre las guerrillas, donde, partiendo del pronunciamiento
del Partido sobre los choques armados en ancahuaz y de los escritos de G. Lora
llega a conclusiones francamente foquistas:
Las guerrillas son, no podemos desconocerlo, antorchas luminosas con las que se
ayuda a esclarecer el panorama poltico y contribuyen eficazmente a la evolucin
conciencia clasista de los trabajadores. Con. las guerrillas, que no son grupos armados
de choque, simplemente, sino altas escuelas de educacin poltica revolucionara, las
masas explotadas llegan a comprender los objetivos y los fines de la lucha armada
y ven en esta lucha otra va de su liberacin.
Esto era ya puro castrismo y antitrotskysmo puro. No se habla de que los grupos
armados se transformen hasta. convertirse en la avanzada de las masas, sino de que
son su direccin poltica. Desde este momento estaba dems el POR. Despus de
rechazar el terrorismo individual, aade, demostrando que no entendi la verdadera
naturaleza del foquismo: La violencia que ejercen es especialmente constructiva y
es nuestro deber y nuestra obligacin apoyarlas...
El destino del POR no seria otro que el de convertirse en auxiliar de los focos armados:
Los cuadros del partido y los simpatizantes tienen que realizar clandestinamente
una activa propaganda en favor del movimiento guerrillero...
El nico reparo que opone es el que esos focos armados estaban dirigidos por
extranjeros y no por dirigentes polticos bolivianos, de donde se puede deducir que
sumarse a esos grupos constituira un paso revolucionario.
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Alexis dice inspirarse en el Secretario General del POR, pero incurre en el error inicial
de confundir foco armado con autntica guerrilla popular y desde este momento su
exposicin se torna por dems contradictoria.
Entre lneas se insina la conveniencia de sumarse a los combatientes de ancahuaz:
Como no buscamos el brillo personal, ni el halago de nadie, no tenemos necesidad
de estar a la cabeza de las instituciones que se forjan con fines ms o menos
pasajeros, a lo que debemos propender es dirigir y orientar estas Instituciones con
nuestra accin y nuestra experiencia sin necesidad de estar a la cabeza por ahora,
ya que la represin no tardada en alcanzarnos a los que quedamos 282.
En descargo de su autor diremos que en ese entonces sostena que los trotskystas
tenan e deber de criticar los brotes de ancahuaz sobre algunos aspectos
secundarios y tcnicos.
Ms tarde, Alexis se aproxim al Secretario General para indicar que haba resuelto
pasar a un segundo plano, dejar la militancia y ayudar al Partido desde fuera. Se
trata de un elemento indiscutiblemente inteligente y con seguridad comprendi que
su actitud difera completamente de la concepcin trotskysta sobre el foquismo.
Posteriormente ocult su trotskysmo e hizo alguna experiencia en grupos universitarios
llamados independientes. De tarde en tarde, se aproximaba a los dirigentes poristas
para indicarles que su tarea consista en atraer, mediante recursos muy diplomticos,
a elementos que podan convertirse en militantes poristas.
Hubo un otro caso de desercin hacia las filas del ELN, se desliz subrepticiamente
por la pendiente del foquismo, despus de haber presenciado la apasionada
polmica anticastrista del trotskysmo y sin haber planteado entonces, ni despus,
sus divergencias con la tesis del Partido. Despus de un tiempo envi a la direccin
una pretendida auto-crtica del disparate que haba cometido, dice que impulsada
por su desesperacin de que la revolucin se consumase lo ms pronto. Lo que la
protagonista de esta experiencia, que parece no haberla comprendido en todos sus
alcances, no expresa que al tornarse foquista trabajaba al servicio de una clase extraa
al proletariado, que era la correa de transmisin de intereses que nada tenan que
ver con el POR. Su desesperacin era la desesperacin tpica del pequeo-burgus
y cuya autopsia fue hecha oportunamente por el partido y ante la mirada de la
interesada. El desentraar las races de ese fenmeno debera ser el tema central de
una verdadera autocrtica. Parece que pretende retornar al POR porque los foquistas
no le permiten actuar pblica y libremente en el campo sindical, pero este es un
problema secundario que emerge de una concepcin poltica antimarxista. Queda en
pie la pregunta: Por qu una militante que ya conoca todos los reparos ideolgicos y
polticos al foquismo se hace adepta de esta posicin anti-trotskysta? En realidad, es
la poderosa presin de la pequea burguesa intelectualizada, empeada en imponer
sus posiciones a la clase obrera, la que concluye quebrando ideolgicamente (esta
es la cuestin fundamental) a una militante defectuosamente formada, que para
superarse tiene que comprender con claridad las verdaderas causas de su traspi.
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los Recursos Naturales, auspiciado por ellos y que coincida con una vieja idea del
trotskysmo 283.
Se trataba de un acuerdo estrictamente temporal y limitado a la denuncia de la
entrega de los recursos naturales que realizaba el gobierno castrense y antiobrero.
La delimitacin de sus propsitos qued consignada en una declaracin constitutiva
que fue redactada por la direccin del POR:
El Comit de Defensa de los Recursos Naturales de Bolivia est constituido por
diversos partidos polticos, organizaciones sindicales y estudiantiles, que mantienen
su independencia ideolgica y organizativa.
La nacionalizacin de por lo menos los sectores bsicos de nuestra economa se
impone como necesidad impostergable para lograr el desarrollo integral del pas y
defender los recursos naturales del colonialismo y de la voracidad imperialista...
El Comit... luchar contra todo intento de desnacionalizacin de la COMIBOL o de
YPFB, al mismo tiempo que se empear en que los intereses imperialistas sean
excluidos de la explotacin de las minas y de los yacimientos de hidrocarburos.
Fortalecer las empresas nacionales constituye un elemental e ineludible deber de los
bolivianos.
Los recursos naturales constituyen el patrimonio del pueblo y no la hacienda
privada de los gobernantes de turno. Todo convenio que tenga relacin con esas
riquezas debe ser de conocimiento pblico y no tramitarse a espaldas de los sectores
mayoritarios del pas.
Los recursos naturales deben servir para desarrollar la industrializacin del pas...
Es por esto que deben quedar en manos del Estado boliviano y no de empresas
forneas.
La defensa de los recursos naturales frente al indiscutible entreguismo del actual
gobierno no corresponde, ciertamente, a una labor sectaria de tal o cual partido
y s, ms bien, a la movilizacin multitudinaria de todo el pas alrededor de dicha
consigna...
Bolivia debe mantener relaciones comerciales con todos los pases del mundo, sin
discriminacin de ninguna especie. El financiamiento de recursos econmicos debe
servir para llevar adelante la industrializacin y el aprovechamiento de los recursos
naturales en beneficio del pas, en lugar de ser el pretexto para la entrega de nuestras
riquezas al capital financiero.
Bolivia rechaza la poltica totalitaria del Poder Ejecutivo, que dispone de los recursos
naturales y de la suerte misma del pas como si se tratara de sus bienes particulares.
No puede admitirse que, como en el caso concreto de la comercializacin del gas, el
destino de los recursos naturales quede en manos de comisiones reservadas o del
capricho del Presidente de la Repblica. Los gobernantes deben imprescindiblemente
escuchar al pueblo antes de comprometer las riquezas del pas. El Comit estudiar
porque se cumpla el artculo 59 de la Constitucin... que establece como atribucin
privativa del Poder Legislativo la autorizacin y aprovechamiento de los contratos
relativos a la explotacin de las riquezas naturales. El Comit seala que uno de los
objetivos de la movilizacin patritica de todos los bolivianos consiste en la
283. Masas, La Paz, 19 de marzo de 1968.
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284. Denuncia del Comit de Defensa de los Recursos Naturales, La Paz, 4 de junio de
1962.
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El nacionalismo castrense
El general Barrientos encarn un gobierno fuerte, lo que le permiti maniobrar
ampliamente. Su permiti ejecutar sus demagogia, sus desplantes de neurtico,
complementaban en alguna forma su garra de caudillo, de caudillo de la reaccin
ciertamente. No slo que cont con el apoyo de la mayora del ejrcito, pese a la
incansable e ininterrumpida conspiracin del general Ovando y de sus seguidores
(entre ellos Juan Jos Trrez, que en ese entonces era todava falangista, como
revel ms tarde Mario Gutirrez), sino que supo entusiasmar a sus compaeros
acerca del destino histrico de las fuerzas armadas. Estaba seguro que poda seguir
contando con este apoyo y con el de vastas capas sociales a cambio de la abundante
distribucin de ddivas y halagos. En cierta medida se elev por encima de las FFAA
y convirti el circulo gobernante nepotista en una camarilla dedicada a acumular
ingentes riquezas. En seguida apareci en escena una trama enrevesada de agentes
secretos, millonarios contrabandos de armas, infidentes y traidores dentro del propio
gobierno, novelones de venganzas sentimentales, resentimientos mal disimulados
por el viejo general Ovando... 285.
La aparicin del general velasco Alvarado en el escenario continental (3 de octubre
de 1968), cuyo programa de reformas encandil a propios y extraos, hiri el amor
propio del megalmano general Barrientos, que se senta desplazado como lder
latinoamericano. El gobierno castrense de Velasco Alvarado tuvo el carcter de
nacionalista burgus y ensay una limitada resistencia al control del imperialismo
sobre el Per (nacionalizaciones, reforma agraria, socializacin de la prensa
etc.). Actuando dentro del cuadro de la crisis de los partidos tradicionales de la
burguesa, proclam la realizacin de las tareas democrticas (liberacin nacional)
y la modernizacin del pas, el desarrollo de una postura tercerista en poltica
internacional, etc. Este programa exiga la movilizacin de las masas detrs del
gobierno nacionalista, cosa que no se logr, pese a la constitucin de SINAMOS con
algunos renegados del marxismo. Los trabajadores siguieron por su propio camino,
buscando desarrollar una poltica independiente de clase frente al oficialismo. De esta
manera el gobierno militar apareci torpedeado desde la derecha por el imperialismo
que repudia los ensayos estatistas el capitalismo de Estado en sus semicolonias
y desde la izquierda por las masas movilizadas y en proceso de radicalizacin. La
consecuencia fue el creciente malestar econmico y social del pas. El golpe de
Morales Bermdez (1975) fue la respuesta castrense derechista a esta situacin,
buscando moderar el acentuado nacionalismo del gobierno, revisar sus medidas y
lograr la simpata del imperialismo, al mismo tiempo que se plante la aplicacin
de mano dura sobre el movimiento obrero. El 23 de julio ha sido nacionalizada la
industria de la pesca y se ha ido eliminando de los puestos gubernamentales a los
militares afines con Velasco Alvarado, etc. Como se ve, el nacionalismo peruano ha
llegado al punto en el cual inicia un viraje hacia les posiciones imperialistas a fin de
poder aplastar a su enemigo interno ms temible: el proletariado.
El general Barrientos se vio colocado ante la necesidad de responder a la incitacin
externa y tomar medidas de gran resonancia, adems de que consideraba que
internamente solamente un golpe espectacular y de grandes dimensiones poda ayudar
a aplastar a la oposicin marxista y obligar a las masas populares (el antigorilismo,
particularmente en las minas, volvi a incorporarse) a seguir al ambicioso caudillo.
El pas se estremeci ante el rumor de que el presidente constitucional tena decidido
proclamarse, el Primero de Mayo de 1969, dictador, proceder a nacionalizar varias
285. Barrientos: el general del Pueblo, en 17.El Diario, La Paz, 6 de agosto de
1975.
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290. Imaa Castro, Las vicisitudes de la era nacionalista, en Hoy, La Paz, 6 de agosto
de 1976.
291. El Diario, Op. Cit.
292. El Diario, Op. Cit.
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El movimiento obrero, ya en pie pero un poco agotado por la sostenida lucha contra
Barrientos, comenz a reorganizar sus filas. El golpe de Estado de setiembre le abri
nuevas perspectivas.
El POR centr su atencin sobre el general Barrientos y su obra y la conspiracin
ovandista, evidente para todo el que quisiese ver. El precario gobierno Siles fue
presentado como una continuacin del barrientismo y su Iegalismo como algo
inoperante.
Ovando, la figura ms visible del incruento golpe de opereta, no reneg de la poltica
de Barrientos sino que, contrariamente, proclam su intencin de continuarla, aunque
tambin dijo que atendera las demandas populares. El general golpista estaba decidido
a adquirir mayores dimensiones de caudillo que el mismo Barrientos, por eso agot
todos los medios para poder arrastrar a todo el pas detrs de s, empez su papel
de gobernante sonriendo a derecha e izquierda. En el fondo, el gobierno Ovando
constituy una rectificacin de lo que se hizo hasta ese momento y ostensiblemente
se present como dispuesto a apropiarse de las banderas de lucha de las masas:
retorn a las normas democrticas, dio garantas para el funcionamiento de los
sindicatos, recuper los recursos naturales de manos de la empresa imperialista,
ms concretamente, nacionaliz la Gulf, etc.
El viraje de Ovando hacia la posicin nacionalista, izquierdizante y popular, qued
evidenciado cuando se rode de un equipo de jvenes polticos animados de las
mejores intenciones 293 y que haba cobrado autoridad por su poltica antibarrientista,
particularmente como oposicin parlamentaria declamatoria. La pequea burguesa
(los estudiantes, por ejemplo) quedaron profundamente impresionados por este
paso y creyeron que seran los opositores al barrientismo los que dirigiran la poltica
gubernamental. La verdad era, conforme se demostr por los sucesos posteriores,
que Ovando precisaba a esos jvenes para aparecer como reformista osado y amigo
de las masas. Una vez que los antibarrientistas fueron utilizados y .pretendieron
desarrollar su propia poltica, acabaron siendo despedidos del equipo ministerial uno
tras otro.
El Mandato de las Fuerzas Armadas impuso al gobierno castrense y convirti al
ejrcito en una fuerza poltica por encima de los partidos y del propio pas. Estableci
objetivos democrticos y reformistas por dems modestos: asegurar la soberana
nacional sobre los recursos naturales, consolidar ydiversificar la industria minera,
construir fundiciones y refineras para minerales; poltica monetaria acorde con el
plan de desarrollo nacional; mejorar las condiciones de vida de los trabajadores;
poltica internacional independiente, etc. 294.
Uno de los pasos ms trascendentales y decisivos para la soberana y el desarrollo
del pas dado por este gobierno fue sin duda la reversin de las concesiones hechas
a la Bolivian Gulf Oil Company y la estatizacin de todos sus bienes 295.
Mirndose en el espejo de Velasco Alvarado, Ovando orden el despliegue de las
tropas del ejrcito para ocupar militarmente las oficinas de la Gulf en la avenida
Santa Cruz de la ciudad de La Paz. Los jvenes nacionalistas se esmeraron en llamar
la atencin sobre esta nacionalizacin, estaban seguros que la ruidosa operacin les
asegurara un lugar en la historia como temibles revolucionarios. Las principales
293. Ultima Hora, Op. Cit.
294. G. Lora, Documentos politicos de Bolivia, La Paz, 1970.
295. Ultima Horal,0p. Cit.
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Esta vez los poristas se agruparon alrededor de los trotskystas de Siglo XX, pero
su actuacin se mostr oscilante y con marcada inclinacin hacia las componendas,
buscando lograr posiciones efmeras a costa de quebrantar la intransigencia ideolgica.
Esto suceda por primera vez dentro del POR.
De Siglo XX se envi a la direccin del POR un proyecto de Tesis Poltica que estaba
destinado al congreso minero. El escrito mostraba indiscutibles desviaciones
nacionalistas. En La Paz, no slo fueron eliminados los prrafos antimarxistas, sino
reemplazados por otros que sintetizaban la teora de la revolucin permanente
con relacin al nacionalismo burgus. La fraccin, porista, present al congreso
el ejemplar corregido en La Paz; las enmiendas comprendan una gran parte del
documento.
1. Como es habitual en las reuniones sindicales, la discusin fundamental alrededor
de la Tesis tuvo lugar la Comisin Poltica, donde estaban concentradas las tendencias
ms importantes del movimiento obrero. La correlacin de fuerzas determin que
los stalinistas pudiesen introducir al texto algunos prrafos que exteriorizan su
concepcin de la revolucin por etapas, de la democrtica y de los varios caminos
hacia el socialismo, lo que ciertamente contrara toda la estructura del documento
y le da un carcter hbrido. El congreso eligi para la secretara de Hacienda a un
porista.
El primero de mayo de 1970 fue inaugurado el IV Congreso de la Central Obrera
Boliviana, que, con pequesimas enmiendas, adopt el documento aprobado por
los mineros. El POR lo apoy decididamente y se dio el caso del curioso bloque
con el PCB moscovita. A este congreso asistieron tambin el Secretario General
y Miguel Alandia Pantoja, representando a la organizacin de escritores y artistas
revolucionarios.
Siguiendo una tradicin del movimiento obrero, en Siglo XX no fue discutida la
inconducta de Lechn porque ste soportaba la amenaza de ser apresado por la
polica y fue reelegido como Secretario Ejecutivo de la FSTMB.
En el congreso de la COB, al que concurri Lechn, ste fue severamente criticado.
Se constituy un fuerte bloque, en el que participaron los trotskystas, para oponerse
a su reeleccin en el cargo ms elevado de la Central Obrera y propugnando su
reemplazo por el minero Lpez. Por primera vez en toda la historia de la Central
cobista, Lechn no fue elegido por unanimidad y logr imponerse slo por un pequeo
margen de votos. Estas incidencias testimoniales hablan sobre el serio avance de
la clase obrera en el camino de la superacin del nacionalismo, inclusive de su
expresin ms izquierdista como es el lechinismo. La reeleccin de Lechn como
Secretario Ejecutivo de la COB demuestra que a las figuras polticas y a los caudillos
del movimiento obrero no se los hace desaparecer de un plumazo o de la noche a
la maana, sino que su distanciamiento y ruptura poltica con las masas es todo un
proceso de desplazamiento desde las capas ms avanzadas hasta las ms atrasadas
de la clase. Lechn se apoy en los sectores polticamente ms rezagados, que en
los congresos normalmente pueden reunir a la mayora de los delegados. Recolect
votos a cambio de carteras en la direccin y de otras recompensas.
Si se considera de una manera global, o mejor, su lnea maestra, la Tesis Poltica
de la COB pone en evidencia que el movimiento obrero marchaba firmemente hacia
el reencuentro con la Tesis de Pulacayo, un paso ciertamente positivo. Esa lnea
puede resumirse como el rechazo y superacin del nacionalismo burgus, a fin de
que las masas puedan consumar su propia revolucin, bajo la direccin poltica del
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acontecimientos posteriores.
Convulsin universitaria
En marzo de 1970 la universidad boliviana fue profundamente convulsionada, hecho
que adquiri gran importancia poltica porque inmediatamente se fusion con el
ascenso de masas. Para el trotskysmo signific un salto desde el trabajo estudiantil
dentro de pequeos crculos, generalmente clandestinos, hasta la actividad
multitudinaria y en el primer plano del escenario poltico. Las ideas que el POR
desarroll en la revolucin universitaria fueron, en lo fundamental, la proyeccin
de las que haba planteado en 1954, sobre una situacin poltica de mayor madurez,
lo que permiti que cobraran perfiles ms definidos y que se realizasen en gran
medida.
El movimiento comenz en la UMSA pacea, en la Facultad de Derecho, girando
alrededor de demandas estrictamente acadmicas 309, pero que rpidamente fueron
sobrepasadas por los planteamientos y el movimiento polticos. Desde el primer
momento los trotskystas actuaron como el ncleo dirigente e ideolgicamente
orientador de la convulsin universitaria y buscaron convertirla en un movimiento
de dimensiones nacionales, cosa que efectivamente ocurri, gracias al crecimiento
de la ola revolucionaria.
Las propias dimensiones que alcanz esta nueva revolucin estudiantil no se debi
a su propia fuerza exclusivamente, sino que creci y fue adquiriendo insospechadas
proyecciones bajo la presin del proletariado radicalizado, pero, a su turno, presion
positivamente sobre ste.
Despus de muchos aos el trotskysmo encontr buenas posibilidades, no slo
polticas sino tambin orgnicas, para una exitosa actuacin. Se trabaj partiendo
no nicamente de la experiencia recogida en las jornadas de 1954, sino una
inmediatamente anterior. Cuando el POR no tena todava grupos universitarios
constituidos, apoy la candidatura a la FUL de su militante Ral Ibargen, que logr
fcil victoria, tal vez porque pocos conocan su verdadera militancia poltica. Como
quiera que el POR no poda asegurar un trabajo colectivo con dicho elemento y
menos controlar, desde las bases, sus movimientos, todo se redujo a la fijacin
de algunos hitos de conducta revolucionaria mediante documentos redactados por
la direccin partidista. Un elemento aislado en medio del equipo dirigente y de
la propia masa universitaria, puede siempre ceder ante presiones extraas a la
lnea revolucionaria. En un determinado conflicto, Ibargen concluy un acuerdo
con las autoridades gubernamentales que contrariaba la lnea poltica del POR.
Inmediatamente fue expulsado; este trato severo se debi a su condicin de dirigente
universitario, pues sus actos podan ser siempre atribuidos al Partido. Ms tarde,
apareci comprometido con el ELN y fue fusilado por las fuerzas represivas durante
las acciones de Teoponte.
Cuando estallaron los acontecimientos de 1970, el POR se encontraba preocupado
en formar como militantes a un grupo de universitarios, muchos de ellos venidos
de posiciones ultraizquierdistas. El trabajo era prometedor aunque demasiado
reciente. Ms que organizaciones haban firmes contactos en varias facultades, pero
todos eran nuevos. Se haba proyectado un plan de largo alcance, de manera que
309. M. A. Flores, Revolucin universitaria, compromiso con Bolivia, La Paz, 3 de abril
de1970.
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cuadros debidamente educados pudiesen poner en pie clulas en todos los rincones
de la universidad. La vorgine de la convulsin estudiantil sorprendi al Partido
cuando apenas estaba comenzando a cumplir la tarea que se haba propuesto. Los
universitarios que haban sido ganados por la propaganda porista tuvieron que
probarse y forjarse en el yunque de la dura lucha diaria.
Los que reciban sistemtica capacitacin en esa especie de clula central, fueron
arrastrados por los acontecimientos y convertidos en dirigentes de la masa estudiantil,
esto pese a su inexperiencia y a su limitada capacidad poltica. Las capas universitarias
ms activas, al radicalizarse, coincidan con las consignas centrales de la propaganda
porista; por otro lado, los trotskystas eran los que, dentro de toda la izquierda, haban
dado pruebas de su mayor capacidad y de su honestidad a toda prueba. Cuando se
comenz a nadar con la corriente, los jvenes poristas se convirtieron de la noche a
la maana en lderes. Para controlar y orientar a las centenas de estudiantes que se
aproximaban al partido y a fin de que la mayor parte de ellos pudiese convertirse en
trotskysta, se constituy la organizacin paralela denominada Unin Revolucionaria
de Universitarios Socialistas (URUS). Uno de los grandes problemas que volvi a
plantearse, como ya ocurri en el campo obrero, fue la extrema carencia de cuadros
medios y la imposibilidad de improvisarlos. El ncleo inicial se disolvi en URUS,
abandon el duro trabajo celular para reemplazarlo por las grandes, bulliciosas y
siempre halagadoras asambleas generales o por las conferencias destinadas a la
capacitacin. El resultado. como no poda ser de otra manera, fue el debilitamiento
en la formacin de la militancia, la cada del nivel ideolgico y poltico. Seguramente
la dura realidad hubiera obligado a reconstituir la clula central y a poner mayor
nfasis en la formacin selectiva de los militantes, pero los grandes acontecimientos
no dieron tiempo ni lugar para este tipo de actividad paciente.
Un trabajo intil y equivocando? De ninguna manera. Se puede decir que las tareas
se cumplieron deficientemente y con muchsimos errores, pero no fue una prdida
de tiempo. Una buena parte de la militancia que luch y soport la represin durante
la dictadura gorila fue reclutada en ese perodo y en los medios universitarios.
Por otro lado, la fortaleza en el plano nacional del actual movimiento estudiantil
trotskysta se nutre del capital poltico acumulado entonces.
En los Comits Revolucionarios de las diversas facultades era indispensable el peso
numrico del trotskysmo y, ni duda cabe, su decisiva influencia poltica. En el Comit
Central Revolucioanrio -diriga todo el movimiento- tres de sus componentes, de un
total de cinco, eran poristas.
Fueron tres los documentos fundamentales que configuraron la idoeloga de la
revolucin universitaria.
No bien estallaron los acontecimientos de la Facultad de Derecho, los elementos
trotskystas presentaron e hicieron aprobar un documento, redactado por la Direccin
Nacional del Partido, fijando las bases ideolgicas de la revolucin universitaria y
cuyo mrito principal radicaba en haber superado los planteamientos puramente
acadmicos del movimiento y en plantear la reforma universitaria dentro de la
perspectiva de la revolucin proletaria. Si tenemos en cuenta las caractersticas de la
rebelin juvenil en todos los rincones del mundo, la boliviana se diferenciaba porque
no pretenda imponer su direccin sobre los explotados, sino porque voluntaria y
conscientemente se subordin a la estrategia del proletariado, lo que fue posible
gracias a la presin ejercida sobre ella por la madurez poltica de los explotados:
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El vocero central del Partido explic las razones del ingreso el Comit Internacional,
volviendo al meollo de las discusiones de ese entonces: Es casi imposible, desarrollar
un verdadero trabajo revolucionario al margen del movimiento marxista mundial
313. Haba conciencia de que el paso dado por el POR era decisivo, en el camino de
la reconstruccin de la Cuarta Internacional, fundada por Trotsky en 1938.
El Secretario General ya haba enunciado iguales conceptos en un acto pblico en
realizado en Pars y organizado por la OCI y la AJS, su rama juvenil.
La OCI, el miembro ms importante del CI, seal la trascendencia del paso dado
por el POR: Es imposible subestimar la importancia que a decisin del POR reviste
para la reconstruccin de la IV I. 314.
La adhesin del trotskysmo boliviano al Comit Internacional modific profundamente
la relacin de fuerza de esta organizacin con el Secretariado Unificado pablista en
la Amrica Latina, una de las zonas sobre la que se volcaba el inters. de ambos
sectores. Los pablistas europeos, los mayormente identificados con el foquismo
aventurero, lanzaron la proposicin de que todo el SU deba concentrar sus fuerzas
sobre Bolivia, esto pensando en que la victoria de un foco armado protagonizado por
ellos forjara la pujanza de la Internacional. El terrorismo de los pablistas bolivianos
no fue ms que terrorismo verbal y nunca lleg a concretizarse en una bomba. El
SU se hundi sin remedio y este desastre, que impuls al SWP a tomar posiciones
tibias contra el ultraizquierdismo (finalmente se sum al castrismo, nota de los
Editores), reliev las victorias del POR y mejor en mucho las posiciones del Comit
Internacional.
El SLL ings se apresur en objetar la legitimidad de la adhesin del POR al CI, con
el argumento de que ella y los grupos que la apoyaban no dieron su consentimiento.
Se trataba de una maniobra para debilitar a la OCI. La discusin y las divergencias
con los ingleses llegaran a su clmax con motivo de la poltica del POR durante 1970,
la constitucin de la Asamblea Popular y del FRA, que fueron acremente criticados
como frente-populistas y capituladores ante la burguesa nacional. La polmica
condujo a la ruptura del CI y a la constitucin del Comit de Organizacin para la
Reconstruccin de la IV I (CORCI) en 1972 315.
Han sido la SLL y su portavoz neoyorkino (Wohlforth) los que han tomado los
problemas de la revolucin en Bolivia no para una clarificacin poltica sino como un
pretexto para colocar a las otras organizaciones del CI delante del hecho cumplido
de una ofensiva pblica y brutal contra el Partido Obrero Revolucionario 316.
El POR es uno de los pilares del Comit de Organizacin, sin embargo no ha logrado
todava elaborar su lnea poltica a travs de la discusin internacional. Tambin debe
indicarse que han existido y existen entre el POR y la OCI y las otras organizaciones,
numerosas divergencias polticas.
Una reunin de dirigentes del POR, de PO y del POMR, realizada en Santiago de
Chile en noviembre de 1971, contando con la conformidad del CO y de la OCI,
acord convocar a la primera Conferencia Latinoamericana por la Reconstruccin
313. Masas, N 366, La Paz, 25 de febrero de 1970.
314. La Verit, Paris, marzo de 1970.
315. Informe del Comit de Organizacin, en Documentos N 55, agosto de
1976.
316. Respuesta de la OCI al escisionismo, en Masas N 405, enero de 1975.
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La Asamblea Popular
Coincidiendo con la rebelin de los gorilas mirandistas, la Central Obrera Boliviana
convoc en La Paz a los partidos de izquierda (tomando el trmino en su acepcin
ms general) a constituir lo que se llam Comando Poltico de la COB y del Pueblo. La
primera reunin tuvo lugar en una de las dependencias de la FSTMB y posteriormente
traslad su sede a la universidad. No hubo una declaracin principista previa que
pudiese permitir una seleccin de los partidos de izquierda, stos se integraron en
el Comando guiados por su solidaridad con el trabajo de la Federacin de Mineros.
Tampoco hubo invitacin a cada agrupacin para integrarse a dicha organizacin,
sino que los partidos ganaron su derecho a pertenecer a ella por su trabajo diario,
por el hecho de encontrarse en la calle para rechazar al gorilismo. Es este hecho el
que explica la composicin social del Comando.
En la primera reunin estuvieron presentes los siguientes partidos: el PDC
Revolucionario, una escisin por la izquierda juvenil del PDC y que poco ms tarde
adoptar el nombre de MIR; el MNR no pazestenssorista, pues la otra fraccin se
coloc pblicamente al lado de los conspiradores; el PRIN; tanto el PCB pro-sovitico
como el PCMLmaoista; el POR y el grupo Espartaco, que luego se sumar al MIR.
El MNR no tard en ser pblicamente expulsado del Comando por haber emitido un
comunicado que contrariaba su orientacin y sus documentos oficiales.
Este frente de partidos comenz llamndose Bloque de Partidos Populares y en
calidad de tal emiti un documento que contena sus normas de trabajo. Se trataba
de un conjunto* de declaraciones sumamente abstractas:
El Bloque de Partidos Populares de Bolivia organizado en octubre de 1970 por
la necesidad de dar respuesta a las agresiones del imperialismo, de la reaccin
internacional y del fascismo criollo...
Los partidos sealan que la accin unitaria y orgnica constituye el requisito
fundamental para derrotar al imperialismo, la reaccin interna y al fascismo 320.
Se estableci que para la admisin de nuevos miembros o la exclusin de algunos se
precisaba el voto unnime, lo que importaba que los componentes del Bloque tenan
en sus manos el poderoso recurso del veto.
Los participantes en el Bloque gozaban de absoluta independencia orgnica y del
derecho de crtica y de lucha ideolgica en el seno de las masas.
El Comit Central del POR acord que a tiempo de suscribir el anterior documento
deba aadirse la siguiente nota: Al expresar su conformidad con la anterior
declaracin de los partidos populares y suscribir el documento juntamente con ellos,
cree de su deber puntualizar que la movilizacin popular debe tener como finalidad
principal el efectivo aplastamiento de todo brote fascista en el seno del ejrcito y
del gobierno castrense. Por otro lado, la alianza de partidos deber guiarse por los
postulados contenidos en la Tesis Poltica de la COB aprobada en su IV Congreso.
En la nota transcrita tenemos la prueba fehaciente de que la preocupacin central
del POR consista entonces en constituir el frente anti-imperialista subordinado a la
estrategia del proletariado. Se interes por el llamado Bloque de Partidos Populares
porque fue convocado por la COB y este hecho permita luchar efectivamente por el
320. Normas de Trabajo del Bloque de Partidos Populares, La Paz, octubre de 1970.
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reconocimiento, por parte del frente, del programa cobista, expresin de la estrategia
de la clase obrera. Como se ve, los inicios frentistas fueron sumamente modestos y
su plataforma dejaba mucho que desear,por esto el trotskysmo anunciaba que
luchara porque la Tesis poltica de la COB sea reconocida como programa del Bloque.
El desarrollo y xito de esta tctica estuvieron condicionados a la propia movilizacin
y radicalizacin de las masas, que de una manera casi natural se colocaban ms
all de los planteamientos nacionalistas ms osados. En cierto momento se impuso
la necesidad de plantear la perspectiva de la toma del poder por el proletariado,
convertido en caudillo nacional. Los organismos de direccin, bajo la poderosa presin
del POR, cuya creciente influencia no fue otra cosa que una de las expresiones
del desplazamiento de los explotados hacia la izquierda, se fueron radicalizando
progresivamente. Este proceso ha quedado patentizado en la curva ascendente
que va desde el Bloque hasta la Asamblea Popular. Los observadores superficiales,
sobre todo aquellos que estn empeados en demostrar que la Asamblea no fue
ms que una caprichosa imposicin desde fuera del movimiento de masas, gustan
presentar a sta como cada del cielo, total y definitivamente conformada en la
cabeza de algn idelogo. Contrariamente, la Asamblea fue el resultado de todo un
proceso, consecuencia de la inter-relacin entre la movilizacin de las masas y la
accin consciente y esclarecedora del POR frente a las tendencias confusionistas y
aventureras pequeo-burguesas (ultrismo, foquismo y nacionalismo).
Casi inmediatamente el Bloque adopto el nombre de Comando Poltico de la COB y
del Pueblo. En un comienzo era enorme la influencia de las corrientes moderadas
y proburguesas, representadas, particularmente, por el stalinismo y por todas
las. variantes nacionalistas, contra las que tuvo que combatir firmemente el
trotskysmo.
Cuando se produjo el alzamiento del general Miranda y sus secuaces (entre los que
se encontraban Banzer, Adet Zamora, etc.) contra Ovando y luego el contragolpe
encabezado por el general Juan Jos Torres, el POR que careca de informaciones
precisas acerca de la ideologa de los golpistas y estaba preocupado por impulsar
a los trabajadores a ganar las calles y a orientarse de acuerdo a una poltica
independiente de clase, se declar independiente a todos ellos y lanz la consigna de
que la clase obrera tome a su cargo la solucin de los problemas nacionales. No cabe
la menor duda que haban diferencias entre Torres, Banzer y Miranda, que no. poda
metrselos en el mismo saco, pero en ese momento tena un carcter prioritario el
lograr la afirmacin de la independencia de clase del proletariado, uno de los pilares
bsicos de la poltica revolucionaria.
La clase obrera estaba prcticamente saliendo de la larga y lbrega noche del
barrientismo y no era posible... decir con certeza si su temor a la represin habla
sido reemplazado por la osada y la voluntad de ganar las calle,...; esta modificacin
en la conciencia de las masas se produjo recin en el transcurso de las jornadas de
octubre 321.
Decretse la huelga general buscando derribar al triunvirato fascista. Para el POR
y tambin para las direcciones sindicales, se trataba de un salto en el vaco, pues
nadie poda descontar la victoria del movimiento.
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Dentro de este contexto, es fcil comprender que Torres no tuviese el menor deseo
y que tampoco poda entregar armas a las masas, pues esto habra significado
alentarlas y ayudarles para que ms pronto se encaminasen hacia la conquista del
poder y en su paso barriesen con todo rastro nacionalista. En uno de los encuentros
con los delegados del Comando Poltico, el general rebelde manifest que no era
su intencin provocar un enfrentamiento entre los grupos castrenses, pues los
consideraba hermanos a todos (frente a l estaban los gorilas juramentados que
no tardaran en derribarlo mediante una rebelin armada); que crea que las armas
estaban. dems tratndose de los obreros, aunque se mostr vivamente interesado
por el estallido de la huelga general, que poda potenciar sus acciones polticas frente
el cuartel general de Miraflores (La Paz), donde estaban parapetados los gorilas; que
para armar a los obreros seria necesario desarmar a los soldados y que esto no
permitiran los militares, argumento que repetir una y otra vez posteriormente.
Los miembros ms radicalizados del Comando, y entre ellos los trotskystas, partan
del supuesto de que Torres, luchando por llegar al Palacio Quemado y ante la
perspectiva de verse derrotado por los mirandistas se vera obligado a entregar
armas a los trabajadores. La esperanza de que stos, en reconocimiento de su
gesto, concluirn apoyndolo result muy dbil ante el temor de verse polticamente
sepultado por las masas radicalizadas. Para el POR, el problema radicaba en lograr
que los obreros siguiesen su propio camino, lo que, sobre todo en ese momento,
impona la necesidad de una ntida diferenciacin con los nacionalistas que se
autoproclamaban defensores de los explotados.
El general J. J.Torres pudo jugar con el apoyo popular, dar una falsa y abultada
impresin de su fuerza poltica e imponerse a los mirandistas, pero stos no fueron
eliminados del escenario, permanecieron agazapados simplemente en el seno de
las FFAA. Torres, debido a su extrema debilidad poltica, coadyuv en lugar de
aplastarlos, a sus propios sepultureros. Lo que en poltica cuenta, en definitiva, es
la fuerza real de las clases sociales. Las piruetas, componendas y malabarismos del
populachero general nada pudieron frente a la extrema debilidad de los sectores
burgueses y al enorme desgaste poltico del nacionalismo.
No pudiendo arrastrar detrs de si al ejrcito, el flamante presidente crey posible
neutralizarlo con el peso decisivo del apoyo popular. Torres utiliz todos los medios,
agot todos los recursos, con miras a ganarse el apoyo incondicional de los sectores
mayoritarios. El gobierno nacionalista quera contar con esta fuerza poderosa para
lograr su propia estabilidad y mantener a raya a los sectores derechistas del ejrcito.
La condicin esencial radicaba en que los trabajadores no se proyectasen ms all
de los lmites polticos fijados por el gobierno. Todos los ensayos de aproximacin a
los explotados tuvieron esos lmites y esas proyecciones.
El naciente gobierno Torres, ofreci al Comando Poltico el veinticinco por ciento
del ministerio, de su gabinete. La discusin desencadenada sobre este problema fue
seguramente una de las ms importantes, pues defini el porvenir de la clase obrera
y de las masas. Nacionalistas y moscovitas estaban prestos a aceptar la propuesta
presidencial, que la consideraban muy generosa. La propuesta del cogobierno no
impeda que el general Torres y su equipo mantuviesen en sus manos los resortes
del Poder Ejecutivo (Ministerios del Interior, Finanzas, COMIBOL y dems entidades
autrquicas). La clave de la cuestin radicaba en que la incorporacin de la clase
obrera al seno del gobierno nacionalista pequeo-burgus la identificaba con l, la
obligaba a abandonar sus propias banderas, a levantar otras ajenas y, esto lo ms
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Los pablistas, enfurecidos por la gran importancia adquirida el POR y que venia a
demostrar la errada poltica seguida por ellos, plantearon la tesis de que el trotskysmo
boliviano haba cado en el reformismo y que era responsable de la derrota del 21
de agosto de 1971: que haba utilizado a la Asamblea Popular para hacer posible su
poltica de colaboracin con el nacionalismo de Torres y con el PCB, etc. 328.
Los pablistas, particularmente los de la Liga Comunista Revolucionaria francesa,
han desarrollado una sostenida campaa contra el POR, buscando minimizar su
organizacin, sus ideas y su influencia poltica.
La prensa y los observadores de todo el mundo identificaron a la Asamblea Popular
con el Partido Obrero Revolucionario, hecho que permiti potenciar al trotskysmo
internacional. Sin proponerse los poristas asestaron un rudo golpe a los pablistas,
no solamente a los bolivianos sino a los de todas las latitudes; stos quedaron mal
parados porque estuvieron ausentes de la organizacin revolucionaria y de masas ms
importante que surgi en Bolivia. En poltica es sumamente grave no estar presente
en los acontecimientos histricos, lo que denuncia el marginamiento del movimiento
de masas y la prdida de la influencia poltica en los sectores mayoritarios; esta es
la forma en que se pierde el tren de la historia. Los pablistas de todos los rincones
del mundo pusieron mucho empeo en querer demostrar que sus seguidores
altiplnicos algo tuvieron que ver con los sucesos resultantes del ascenso de masas,
al mismo tiempo que agotaron todos los recursos para desfigurar la fisonoma de la
Asamblea Popular y restarle en lo posible importancia. Fueron puestos en circulacin
folletos, libros, peridicos, buscando enterrar la realidad bajo una colosal montaa
de palabras y falsificaciones.
Los pablistas, tanto de Bolivia corno de otros pases, marchaban en direccin
diametralmente opuesta a la de la historia y a la de las masas, su preocupacin
fundamental consista en identificarse de la mejor forma posible con el foquismo
castrista. La lucha armada, la guerra revolucionaria prolongada, en el sentido que
estas expresiones tienen para los castristas y para Guevara, fueron presentadas
como sinnimo nada menos de la revolucin permanente. Confundieron la actividad
de los grupsculos armados con la insurreccin y la presentaron como la sola va
posible para la liberacin en Amrica Latina 329.
La arbitrariedad llega a su extremo cuando se sostiene que los diversos grupos
ultristas de Amrica Latina (MIR de Chile; Vanguardia Revolucionaria del Per; VARPalmares y MR-8 del Brasil; Duglas Bravo y las FALLA de Venezuela; Yon Sosa y
las FAR de Guatemala; los Tupamarus del Uruguay, etc.), bajo la influencia de la
experiencia cubana, de los textos del Che y tambin frecuentemente de las tesis del
movimiento trotskysta, as como de su propia experiencia de lucha, se pronunciaron,
en el curso de los aos sesenta, por una estrategia de revolucin permanente 330.
En el afn de acomodar la teora de la revolucin permanente a los escritos del Che
no se tuvo el menor reparo en deformarla. El proceso de la revolucin permanente
es posible por al presencia del proletariado como clase y porque se convierte en clase
dominante. La transformacin de la revolucin democrtica en socialista tiene lugar
bajo la dictadura del proletariado; es este el factor esencial que deliberadamente los
pablistas ignoran.
328. Rouge, Paris, 2 de septiembre y 2 de octubre de 1971.
329. G. Rossi, Revolucin permanente en Amrica Latina, Paris, 1972.
330. Op. Cit
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Popular (el nombre, no muy sugerente por cierto, tena slo una importancia
secundaria) corno una organizacin de rasgos sovietistas y teniendo como estrategia
la revolucin y dictadura proletarias. Se trataba del punto culminante de la lnea
poltica desarrollada por el trotskysmo en los ltimos veinticinco aos, de su rica
experiencia acumulada en el seno de las masas, en ninguna. de cuyas batallas
estuvo ausente. Si se toma en cuenta que la Tesis de Pulacayo, que en alguna forma
se refleja en la Tesis Poltica de la COB, proyect a los explotados hacia la lucha
independiente y por sus propios objetivos y el gobierno de los obreros y campesinos;
si no se olvida que la gran batalla trotskysta contra el nacionalismo tena como punto
de referencia la estrategia de la dictadura del proletariado, popularmente designada
como gobierno obrero-campesino, se tiene que concluir que el trotskysmo no poda,
dadas las condiciones de movilizacin y rpida radicalizacin de los explotados,
menos que propugnar la concretizacin del frente antiimperialista subordinado a los
objetivos proletarios y en la forma que adquiri en la Asamblea Popular.
Por que Lechn actu contra los planteamientos de su propio partido? El PRIN (parece
que ahora ya no existe) no era ms que una montonera agrupada alrededor del caudillo
y cuando ste consum su voltereta pblicamente, su partido se limit a seguirlo
silenciosamente. Lechn, que se dio perfecta cuenta que la audaz proposicin -para
muchos era slo eso- del POR iba a soldar firmemente al trotskysmo con las masas
radicalizadas, realiz su maniobra para no quedar aislado. Despus de algn tiempo
volva a las posiciones trotskystas, dando as una nueva prueba de su poco apego a
los programas e ideas.
Para algunos observadores resultaba inexplicable la actitud asumida por el PCB,
que apuntal nada menos que la constitucin de una organizacin de tipo sovitico,
que proclamaba la revolucin proletaria. El sector stalinista ms consciente sufra
la poderosa presin de los sectores radicalizados de la clase obrera, los elementos
sindicalizados que se movan bajo su influencia amenazaban con sobrepasar sus
posiciones polticas, todo esto contribuy a que perdiese su brjula. Se puede concluir
que el stalinismo no sospech las proyecciones del paso que dio, con la sola finalidad
de ponerse a tono con el estado de nimo de los trabajadores.
El Comando aprob, en febrero de 1971, el documento constitutivo de la Asamblea
Popular, como rgano de poder de las masas. Un rgano de poder de los explotados
es ya un soviet y plantea la dualidad de poderes con referencia al gobierno central
y legal.
Se parta de la experiencia de la COB de 1952, que funcion como asamblea popular...
En los hechos se erigi en un poder real y no legal... El poder de la clase obrera
y de las organizaciones profesionales y polticas represent en ese breve perodo
la fuerza concentrada del proletariado cuya primaca sobre los dems sectores se
manifest en la accin ejecutiva propia, sin acondicionarse al gobierno de la Nacin.
Por lo tanto, la Asamblea Popular debe expresar, en lo fundamental, los intereses del
pueblo dirigido por la clase obrera 339.
La Asamblea Popular rechazaba toda posibilidad de ser confundida con variante
alguna del parlamento burgus, cuyas frustraciones eran por dems evidentes:
El error fundamental consistira en confundir a la Asamblea popular... con una de
las modalidades del Legislativo tradicional, ejercitando en los hechos las mismas
funciones del parlamento, tal planteamiento puede despertar ilusiones en el seno de
las masas, que no podrn menos que hacer consentir a stas que se encuentran ya
339. Bases para la constitucin de la Asamblea Popular, febrero de 1971.
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en el poder.
Desde el primer momento la Asamblea Popular se autodefini como un poder reaV,
por expresar la fuerza de las masas y porque dichas masas constituyan la dualidad
de poder. La Asamblea Popular, concebida como rgano de poder deba tener la
capacidad de resolver los problemas nacionales y de utilizar su fuerza para ejecutar
sus decisiones 340.
Siguiendo fielmente una de las ideas centrales del POR -la direccin poltica del
proletariado del proceso revolucionario- se estableci que por lo menos el sesenta
por ciento de los delegados correspondiese a la clase obrera.
La convocatoria a la primera reunin de la Asamblea Popular, que lleva el elocuente
titulo de Unidad de todos los bolivianos para aplastar a la reaccin fascista y al
imperialismo, es importante porque aclara su verdadero carcter sovietista y
revolucionario:
Por declaracin de febrero de 1971, el Comando Poltico del Pueblo se ha transformado
en la Asamblea Popular... como rgano de poder de la clase obrera y de las masas
bolivianas, dando as expresin organizativa y poltica a las tendencias revolucionarias
ms profundas y poderosas que se agitan y desarrollan en el seno del pueblo...
La Asamblea Popular es un frente antiimperialista revolucionario dirigido por la
clase obrera..., por sus objetivos y su estructura est llamado a garantizar l. triunfo
de la revolucin boliviana y su entroncamiento en el socialismo...
La Asamblea Popular ha sido creada por la voluntad de los bolivianos y no como
resultado de concesiones del oficialismo...
...En su seno impera la ms amplia democracia interna y nadie es perseguido por
sus ideas discrepantes, a condicin de que la lucha fraccional se realice dentro de
los lmites de la Tesis Poltica adoptada por el Cuarto Congreso de la Central Obrera
Boliviana 341.
El tono de la convocatoria es por dems desafiante y de manera autoritaria decide,
sin consultar ni esperar autorizacin de nadie, deliberar en el Palacio Legislativo: El
recinto parlamentario de la ciudad de La Paz ser sede oficial de la Asamblea Popular
y ni al lado, ni por encima de ella, existirn organizaciones con ms poder sobre las
masas bolivianas.
Con la finalidad de desvirtuar la naturaleza y perspectivas de la Asamblea Popular,
se ha dicho y desde trincheras presuntamente marxistas, que no fue ms que una
criatura de Torres, es decir, un apndice del nacionalismo. La verdad, conforme se
desprende de los hechos que han quedado consignados en papeles impresos, es que
naci enfrentndose con el Poder Ejecutivo, destruyendo sus menudas maniobras
obstruccionistas. Torres, en conferencia de prensa de 23 de abril de 1971 342 sostuvo
que el gobierno no poda reconocer a la Asamblea Popular porque se encontraba
al margen de las leyes y que, ms bien, se aprestaba a constituir una Asamblea
Nacional dentro del ordenamiento jurdico vigente. El Comando Poltico emiti un
340. Op. Cit.
341. Convocatoria, s/f., pero no puede haber la menor duda que fue lanzada en abril de
1971.
342. Presencia, La Paz, 24 de abril de 1971.
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instancias
de la direccin y administracin de las empresas se estableci que se Instalaran
igual nmero de delegados obreros y empresariales, pero bajo la presidencia de un
elemento dependiente del Poder Ejecutivo o de las gerencias, pudiendo por tanto
decidir con su voto los problemas ms importantes. As las empresas quedaban en
calidad de subordinadas y se les negaba el derecho de decidir de su suerte 346.
El planteamiento minero defenda intransigentemente el derecho de los explotados
de designar al gerente de la Corporacin Minera de Bolivia, quien como nadie
retiene en sus manos el poder de decisin. Para no pocos la propuesta result
sorprendente, provocativa y para los ultraizquierdistas, que deambulaban por las
nubes, distraccionista. Siguiendo de cerca la labor crtica y propagandstica del
trotskysmo alrededor del control obrero de tipo individual, burocratizado y
polticamente controlado, que fue fraudulentamente impuesto por el Movimiento
Nacionalista Revolucionario, es posible explicarse claramente lo que dijeron los
mineros. El Partido Obrero Revolucionario denunci, como se ha visto ms arriba,
que el nacionalismo se limit a tomar el nombre del control obrero (concebido por
la Tesis de Pulacayo como la posibilidad de que la clase misma decidiese la suerte
de las minas), es decir su aspecto formal, para llenarla de contenido reaccionario,
extrao a los intereses y objetivos de los trabajadores.
El control individual no tard en hundirse y su fracaso fue el fracaso del equipo
nacionalista pequeo-burgus y no del proletariado. La respuesta trotskysta fue
inmediata porque se limit a restituir el verdadero contenido de la consigna y se
sintetiz en la lucha alrededor del control obrero colectivo. La proposicin minera de
la coadministracin obrera mayoritaria de la COMIBOL no hacia otra cosa que elevar
a un alto nivel toda esa experiencia.
Cuando los adversarios del trotskysmo sostienen que ste logr que la asamblea
solicitase al general Torres la aplicacin del proyecto de co-administracin obrera
mayoritaria, distorcionan los hechos. La brigada porista expres con toda claridad
y en la misma forma qued redactada la resolucin respectiva, que se trataba de
imponer ese tipo de co-administracin con una profunda movilizacin de masas.
Se tena la certeza que la discusin de problemas tan importantes en los lugares
mismos de trabajo permitira colocar a todo el pas alineado detrs de la Asamblea
Popular. En las minas esa labor propagandstica y de agitacin. se realiz con mucho
xito.
El planteamiento porista fue hecho sabiendo que no poda ser aceptado por la derecha
castrense (el gobierno Torres no contaba, en definitiva), pues supona, repetimos,
que el Estado concluya en manos de los obreros, la lucha, por la conquista del
poder, tal era su profundo sentido revolucionario. Ni duda cabe que el ascenso
de las masas como la formulacin del control de las minas por los trabajadores,
impulsaron al gorilismo a cerrar filas y a ultimar los detalles para consumar su golpe
contrarrevolucionario preventivo.
El segundo perodo de deliberaciones de la Asamblea Popular deba importar la
lucha franca por la conquista del poder, pues en su calendario estaban inscritas la
efectivizacin del control obrero sobre la Corporacin Minera de Bolivia y el estudio
de la estatizacin de los medios de produccin. Se ha sabido posteriormente que
346. . Lora, Op. Cit.
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los gorilas hicieron coincidir sus planes golpistas con la fecha de reanudacin del
nuevo perodo de las sesiones de la Asamblea Popular, y esto no por casualidad,
ciertamente.
Fue constituida una comisin conformada por el delegado de la FSTMB, del PRIN y del
POR, que deba analizar el problema de la estatizacin de los medios de produccin
y la forma de llevarla a la prctica. La comisin encarg al Secretario General del
Partido Obrero Revolucionario la redaccin del proyecto respectivo cosa que se hizo
y fue puesta en conocimiento de los otros delegados, a fin de quesirviese de material
de discusin de la prxima reunin de la Asamblea Popular. Que sepamos esta es
la nica vez que se hace referencia a dicho documento, al menos no hay datos
que se referencia a l entre el abundante material publicado por los enemigos del
trotskysmo. Se trata de una determinacin de capital importancia en la perspectiva
de la lucha por el poder.
Se comienza mostrando las limitaciones de las nacionalizaciones de corte burgus
llevadas a cabo por los gobiernos pequeo-burgueses, la inevitabilidad de que
concluyan empantanadas en medio de una economa nacional al servicio de los
intereses capitalistas e imperialistas. La tesis poltica de la Central Obrera Boliviana
contrasta con tal tipo de nacionalizaciones de corte burgus, lejos de constituir el
basamento de la poltica tercerista (equidistante tanto del comunismo como del
capitalismo), no son ms que avances dentro del capitalismo de Estado:
Los movimientos populares antiimperialistas dirigidos por la burguesa, desde
el momento que vanamente intentan realizar las tareas democrticas hasta
ahora incumplidas, pueden formular y proceder a nacionalizar algunas empresas
o sectores de la economa, constituye una de sus caractersticas presentar esas
nacionalizaciones como una va diferente al capitalismo, como sinnimo de liberacin
nacional y hasta de socialismo. Las nacionalizaciones realizadas por las direcciones
polticas burguesas o pequeo-burguesas... son pasos dentro de la perspectiva del
capitalismo de Estado y la total estatizacin de los medios de produccin dentro de
esta lnea nos llevara a maaterializar el capitalismo ideal del que hablaba Engels,
es decir efectivizar un perfecto capitalismo de Estado y no nicamente el estatismo,
pero aquel no es todava el socialismo, pues para alcanzar este objetivo ser preciso
la desaparicin de la propiedad privada de los medios de produccin lo que podr
lograrse por el camino de su concentracin en manos del Estado monopolizado por
la clase obrera. 347.
(Nos parece que el estudio de este documento permitir comprender la verdadera
esencia de la corriente poltica que domin en la Asamblea Popular y de uno de los
caminos que que se proyectaba hacia la conquista del poder poltico. Nota de los
Editores, 1998).
Los gobiernos burgueses estatistas se ven obligados, en su intento de realizar
ciertas tareas democrticas, a recurrir a mtodos de poltica econmica propios
del socialismo. El error consiste en confundirlos con el socialismo. Partiendo de las
necesidades de distinguir con nitidez al gobierno burgus de la metrpoli imperialista
con gobiernos burgueses de la semicolonia, es preciso no confundir o identificar
fascismo con comunismo y capitalismo estatista con socialismo 348.
347. Hacia la estatizacin de los medios de produccin. Hacia el gobierno obrero, La Paz,
junio de 1971. Documento indito.
348. Op. Cit.
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Pero, no bien arrib a Santiago el Secretario General del Partido Obrero Revolucionario,
se trabaj sistemticamente para rectificar la orientacin original del poderoso frente
poltico de la izquierda. La preocupacin fundamental del trotskysmo consisti en
proyectar la lnea poltica de la Asamblea Popular o sea la estrategia de la revolucin
y dictadura proletarias, a la nueva situacin creada: Habra sido un despropsito
intentar que la Asamblea Popular continuase formalmente sus actividades y reuniones,
desde el momento que su naturaleza multitudinaria exiga la amplia vigencia de las
garantas democrticas y la participacin de las masas en su vida interna. No se
trataba de esto, sino de realizar un trabajo clandestino, en gran medida reducido a
los lmites partidistas, pero con la finalidad de poner a salvo la estrategia proletaria,
de orientar la actividad diaria de los trabajadores hacia su cumplimiento. Era el Frente
Revolucionario Aantiir-nperialista el que poda servir para materializar. esta finalidad,
a condicin de que polticamente fuese orientado por la tendencia revolucionaria, es
decir, por el trotskysmo militante.
El FRA, el punto ms alto alcanzado en la aplicacin de la tctica leninista, aparece
como una organizacin extraordinaria porque se trat de un amplio frente de
tendencias que se reclaman del marxismo y dominado por el trotskysmo y porque
se dio alrededor de ideas claramente establecidas acerca de la finalidad estratgica
y de los mtodos de lucha. En la medida en que se lleg a esta precisin, los
nacionalistas fueron automticamente marginados de la organizacin, pues estaban
interesados nicamente en un golpe de Estado, razn por la que se esforzaban en
no aparecer comprometidos con los comunistas y no les preocupaba en absoluto
impulsar la movilizacin de masas. El general Juan Jos Torres haba sido inicialmente
incorporado al Frente Revolucionario Antiimperialista como exponente de las
tendencias nacionalistas castrenses, pero l mismo se apart de la organizacin por
considerarla muy radical e imposibilitada de llegar rpidamente al poder, habiendo
quedado nicamente dentro de la organizacin las Fuerzas Armadas Revolucionarias,
expresin de parte del ejrcito decidida a aproximarse al proletariado y que no se
identificaba con las ambiciones del ex-presidente.
En su carta fundamental de constitucin se lee:
El Frente Revolucionario Antiimperialista se organiza para tomar el poder. El pueblo
de Bolivia ha alcanzado un alto nivel de conciencia revolucionaria que lo habilita para
la lucha por el socialismo como finalidad poltica... El FRA... no es, ciertamente, un
frente ocasional, sino un frente para tomar el poder y construir el socialismo...
Ni duda cabe que el Frente Revolucionario Antiimperialista tiene como finalidad
inmediata la lucha contra la dictadura castrense contrarrevolucionaria y fascista. No
se plantea como tarea realizar la oposicin por la oposicin..., sino que se fija con
meridiana claridad el tipo de gobierno que debe instaurarse como consecuencia de la
victoria de la lucha frentista: un gobierno dirigido polticamente por el proletariado...
En la base de las postulaciones programticas del FRA se encuentran la controvertida
Tesis Poltica aprobada por el cuarto congreso de la Central Obrera Boliviana y las
Bases Constitutivas del mismo FRA...
La izquierda boliviana se ha dividido y subdividido en numerosas oportunidades
alrededor de las disputas... sobre los mtodos de lucha que es preciso emplear en
determinadas condiciones polticas...
La discusin se ha centrado alrededor del foquismo... Estas posiciones se presentaron,
a cierta altura del debate, como irreductibles en su oposicin, lo que corresponda
exactamente a la realidad. El debate terico, por s solo, no tena posibilidades de
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la crisis vino mucho ms tarde y por eso mismo fue posible superarla rpidamente y
sin mayores consecuencias orgnicas.
Despus de la victoria gorila, el trotskysmo sigui creciendo y se convirti,
particularmente en el exilio, en un poderoso foco de atraccin de los elementos que
retornaban de su desastrosa experiencia foquista. Es en estas circunstancias que
fueron captados algunos elementos jvenes, llenos de ideas y prejuicios extraos
al Partido Obrero Revolucionario; los acontecimientos los empujaron a la militancia
porista antes de que hubiesen podido asimilar debidamente el programa y las normas
organizativas trotskystas.
La direccin del Partido haba resuelto que retornase paulatinamente toda la
militancia que se encontraba en el exterior. Uno de los elementos que se apresur
en hacerlo fue aquel que tantas pruebas de desviacionismo nacionalista y foquista
haba dado en el pasado. La direccin parta del supuesto de que la propia actividad
porista le oblig a abandonar sus ideas de otras pocas. Mas los acontecimientos
desmintieron tal premisa optimista en extremo. No tard en colocarse a la cabeza
de los jvenes foquistas, que carecan de experiencia, conocimientos y capacidad
suficientes para ser considerados militantes. Organizados en la clula autotitulada
Oposicin y, haciendo uso abusivo de los recursos y confianza que el Partido haba
depositado en ellos, se lanzaron nada menos que a apoderarse de ste para, desde
los puestos de direccin y del peridico, difundir ideas contrarias al trotskysmo y a
sustentar tesis de colaboracin e identificacin con el nacionalismo: libraron toda
una batalla para imponer concepciones organizativas tpicamente foquistas 367. Por
este camino haba el peligro de que el POR dejase de ser un partido revolucionario
y trotskysta. La antigua militancia hizo una dbil defensa del programa del partido y
volvi a incurrir en el viejo defecto de la excesiva tolerancia con los desviacionistas,
quienes contrariamente, utilizaban todos los recursos para anularla y excluirla de la
organizacin.
Presentada la crisis, el Secretario General se hizo presente en el pas con el propsito
de librar una frontal y radical campaa contra el nacional foquismo. Los desviacionistas
lanzaron la idea de que el Partido Obrero Revolucionario careca de programa, de
organizacin y que prcticamente no exista. Sin quererlo denunciaban as que su
propsito no era otro que el poner en pie una organizacin totalmente extraa al
trotskysmo.
La campaa dur ms de un ao y deliberadamente se realiz una minuciosa
discusin sobre todos los problemas tericos, programticos y organizativos, los
documentos que fueron discutidos han sido publicados posteriormente en dos
gruesos volmenes.
Las posiciones de los desviacionistas fueron expuestas de manera encubierta y
titubeante denunciando su ningn conocimiento del marxismo y de la teora de la
revolucin permanente, circunstancias que tornaron muy dificultosa y desagradable
la polmica, que con demasiada frecuencia era empujada a pleitos personales. Se
tuvo el cuidado de detenerse lo suficiente en los plantamientos tericos, a fin de
pasar revista a toda la experiencia del Partido Obrero Revolucionario y de volver a
formular las proposiciones programticas. Es en el transcurso de la discusin interna
que se present el proyecto de programa que fue aprobado por el XXIII congreso
del Partido.
367. Ver Cuestiones de organizacin, cmo funciona la clula. Desviaciones foquistas en
materia organizativa, que aparecieron en varios nmeros de Documentos.
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Para los nacional foquistas el problema en debate no era otro que el de las
discrepancias organizativas, fue preciso llevar a fondo la discusin para descubrir
que detrs de esa proposicin se esconda nada menos que el intento de echar por
la borda el programa trotskysta. Los nacional-foquistas no eran ms que la correa
de transmisin de las ideas e intereses de los enemigos de clase y de las tiendas
polticas que tan vehementemente desean la desaparicin fsica del Partido Obrero
Revolucionario.
La discusin vino a plantear nuevamente el agudo problema de un programa
altamente elaborado y el de una militancia que apenas si deletrea la teora. Con
relacin a las discusiones del pasado, esta ltima se distingui por su bajsimo nivel
y su primitivismo sin paralelo.
Los nacional-foquistas, delatando su inclinacin al manejo burocrtico, haban
logrado apoderarse de los cargos de direccin nacional. La fraccin revolucionaria
tuvo que parapetarse en el Comit, Regional de La Paz y en los ncleos obreros de
Siglo XX y Potos, que acababan de ser reorganizados. Autoritariamente pretendan
imponer sus decisiones y aplastar a los trotskystas. Los Comits de La Paz y Siglo
XX convocaron al veintitres congreso del Partido, que deba coronar con su voto la
discusin interna habida. No poda exigirse un mayor apego a las normas democrticas
y al centralismo.
Hay que subrayar que los revisionistas gozaron de todas las garantas y libertades
para difundir sus ideas y organizarse. Sin embargo, se haba llegado a un punto en el
que el nacional-foquismo poda dar al traste con el partido trotskysta. Para anular el
veintitres congreso, los nacional-foquistas llamaron a su propio congreso en el plazo
de cuarenta y ocho horas. Claro que se trataba de una burda maniobra destinada a
colocar legalmente a los trotskystas fuera de su propio Partido, expuissarlos por su
fidelidad al programa. Hubiera sido tonto prestarse a ese burdo juego. El Secretario
General, asumiendo toda la responsabilidad de su cargo, hizo el anuncio de que el
congreso del Partido ya se habla realizado el 9 de junio de 1975 y que en l fueron
excluidos los dirigentes del nacionalfoquismo por el delito de retener abusivamente
los materiales de Partido e impedir que los utilizasen las clulas y Comits Regionales
de los distritos obreros 368.
En realidad el XXIII congreso, conforme a la convocatoria que circul con anterioridad,
se reuni algunos das despus. Se aprob por unanimidad la conducta asumida
por el Secretario General. Uno de los documentos que tuvo carcter definitorio de
la nueva situacin lleva el ttulo de Normas para la pertenencia al Partido Obrero
Revolucionario, que de manera tajante delimita la militancia con referencia a las
ideas programticas:
Es incompatible con la pertenencia al POR el sustentar la colaboracin con los
gobiernos nacionalistas burgueses (civiles o militares), pretendidamente progresistas.
El POR propugna la dictadura del proletariado, que slo puede lograrse aplastando
polticamente al nacionalismo.
No pueden militar en el POR los que postulan tesis ultrista-izquierdistas y foquistas
tanto en materia poltica como organizativa. Una de esas desviaciones sostiene que
la masa estudiantil puede jugar un papel poltico revolucionario (...capaz de sustituir
al proletariado) y que el Partido debe organizarse desde fuera y desde arriba, de
manera que los grupos de activistas profesionales subordinan su voluntad a las
368. Resolucin del XXIII congreso del POR, Masas N 472, 11 de junio de 1975.
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clulas 369.
Se repudia la desviacin sindicalera en la que cayeron ciertos miembros de Oposicin
y se recuerda que la estructura centralizada del POR no permite en su seno la
existencia de tendencias federalistas, que durante la lucha interna fueron
alentadas por los desviacionistas.
Adelantndose a las clusulas que ms tard sern incorporadas a los Estatutos
reformados, fueron sealadas las que permiten la organizacin de fracciones, pero
poniendo a salvo el centralismo en la actividad exterior.
Las Normas anteriormente citadas fueron la respuesta a todos los intentos hechos
por los nacional-foquistas para controlar burocrticamente el Partido. No debe
olvidarse que este congreso fue la continuacin de uno que qued interrumpido
a fines de 1973 por los graves sucesos que tiene relacin con los principios y la
moral revolucionarios. Efectivamente, bajo la presin del Secretario General, los
nacional-foquistas convocaron al XXIII congreso a realizarse en Siglo XX en el mes
de noviembre de 1973.
Cuando se discutan las credenciales de los delegados se intent incorporar
fraudulentamente a las liberaciones a un elemento, a fin de contar con mayora
segura en las votaciones e imponer decisiones antitrotskystas al Partido. En el debate
todos dieron la razn al Secretario General que impugn esa delegacin, pero en el
momento del voto no tuvieron el menor reparo de pronunciarse en contra de sus
convicciones. Los nacional-foquistas haban llegado a un grave estado de putrefaccin
moral y de total abandono de los principios poristas. Reaccionando ante este grave
estado de cosas, el secretario General y el representante del Comit Regional de La
Paz hicieron abandono de las reuniones para no complicarse con juegos tan sucios
y contrarios a las tradiciones trotskystas. En Masas se registr un comentario al
incidente que interrumpi el congreso por cerca de dos aos:
Nadie en el Partido puede decir que aun reconociendo que su oponente tiene
razn votar en contra de l por preservar la unidad (no puede haber unidad sobre
falsedades y equvocos), todo porque el que se atrinchera detrs de la mentira y la
calumnia amenaza con irse de la organizacin si no se le aceptan sus vergonzosas
condiciones... 370.
Form parte de la lucha fraccional la discusin del programa. Masas se convirti
en el instrumento ms valioso en manos de los trotskystas que tambin lanzaron
a la circulacin Documentos, a nombre del Centro Obrero de Estudios Sociales
Agenor Alfaro 371.
La experiencia acumulada por el Partido Obrero Revolucionario en sus numerosas
tesis que aparecieron despus de adoptado su programa en 1938, impona la
redaccin de un nuevo documento orgnico, ordenado y coherente, que fuese la
respuesta militante a los ms grandes problemas de la revolucin de nuestra poca.
Sera absurdo decir que fue redactado para oponerse a los dislates de los nacionalfoquistas, la discusin con stos no fue ms que un incidente secundario en su
elaboracin.
369. Materiales del XXIII congreso del POR, Documentos N 26, agosto 1975.
370. C. Landivar, Partido, programa y unidad, en Masas N 439, 20 de noviembre de
1973.
371. El primer nmero de Documentos marzo de 1974.
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de 1977 al 18 de enero de 1978 y logr sacudir a todo el pas, habiendo dado lugar
a una poderosa movilizacin de masas y al estallido de huelgas obreras. Muchos
sectores se movilizaron por primera vez y esto despus del ao 1974. Ya nadie poda
dudar que las masas en su conjunto dieron un salto atrevido hacia adelante, que
ebria nuevas perspectivas para el trabajo revolucionario.
El Partido Obrero Revolucionario, que parta de la evidencia de que se haba iniciado
un nuevo ascenso de masas, fue el nico Partido que apoy decididamente a las
huelguistas de hambre desde el primer da y trabaj para ensanchar y radcalizar el
movimiento.
Los otros partidos democrticos y de izquierda, igual que el gobierno, miraron con
indiferencia y desdn a la huelga, que la consideraban derrotada de antemano por
estar protagonizada nicamente por cuatro mujeres y diez y seis nios, por aadidura
durante las fiestas de fin de ao, de marcado cariz religioso.
La huelga de la mujeres mineras -inicialmente diminuta, casi invisible y menospreciada
por no pocos- venci y oblig a retroceder al gorilismo. Le fue arrancada la amnista
irrestricta y en su retirada no tuvo ms remedio que decretar la vigencia de los
sindicatos y archivar su proyecto de Cdigo de Trabajo esclavizados que haba ideado.
Se desvaneci el intento de legalizar la estatizacin de los sindicatos.
Despus del conflicto se tuvo que librar toda una batalla para reivindicar los alcances
y origen de la huelga de hambre, pues a esa altura todos se esmeraron en querer
aparecer como sus patrocinadores. El desarrollo completo de este importante
acontecimiento aparece consignado en el informe poltico destinado al congreso
partidista 386.
El gobierno gorila de Banzer atac frontalmente al Partido Obrero Revolucionario
durante el conflicto y -sin quererlo- as lo potenci en gran. medida. La afluencia de
militancia se vio acentuada mucho ms. El aspecto ms conservador de la actitud
poltica radica en el aparato organizativo y fue ste el que no permiti sacar toda
la ventaja posible de la nueva situacin politice que se tom tan favorable para el
trotskysmo.
El trabajo cotidiano del POR estuvo dirigido a intentar ganar a los explotados para
el Frente Revolucionario Antiimperialista y en poner en marcha a los organismos
partidistas del interior de la repblica.
El Partido Obrero Revolucionario aparece relativamente aislado, no con relacin a
las masas, sino a los comandos de los mal llamados partidos de izquierda, que con
mucho entusiasmo se encaminaron hacia las posiciones burguesas democratizantes,
a repudiar la violencia para subrayar su apego al electoralismo, a fortalecer los
frentes polticos ideados y timoneados por la clase dominante.
Se acord persistir en la propagacin de la consigna frentista, esperando que la mayor
radicalizacin de los explotados permitira la estructuracin de Frente Revolucionario
Antiimperialista. La campaa alrededor de este frente -esperado por grandes sectores
de las masas- facilit el trabajo organizativo y elev tanto el nivel poltico y terico
de vastsimos sectores de la militancia tanto antigua como de la nueva.
386. Informe Poltico para el XXV congreso del POR, febrero de 1978.
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La burocracia sindical -ya corrupta en extremo-, que supo darse modos para
aprovecharse de los frutos de la huelga de hambre de las mujeres mineras y de
la ola de paros que estremeci a todo el pas, sigui una orientacin contraria a la
de las masas: stas se encaminaban diariamente a imponer a las autoridades del
gobierno gorila, mediante la accin directa, sus reivindicaciones de todo tipo.
Los gobiernos totalitarios no pocas veces concluyen controlando a los sindicatos
porque logran maniatar a las bases, casi siempre temporalmente, porque cuentan
con el apoyo interesado de los burcratas que ya renegaron de la lnea revolucionaria
del sindicalismo y se muestran adorados de la ley, a fin de ganar la confianza de
la burguesa democratizante y del mismo gorilismo. Por momentos los burcratas
-preocupados de poder seguir negoicando- aparecen con dos rostros: uno obrerista
y radical, para emborrachar a los trabajadores, y otro condicionalmente oficialista.
El veinticinco Congreso del Partido Obrero Revolucionario pronostic que a breve
plazo se tornara explosiva la contradiccin que ya exista entre las masas y sus
direcciones ocasionales y burocratizadas. El trabajo partidista se encamin a agudizar
esta contradiccin y a prepararse para asimilar al Partido a la todava mayor afluencia
de militantes que se presentara.
Como era de esperarse, en materia electoral este congreso de los trotskystas
continu la lnea ya trazada por la Conferencia Nacional.
El Frente Revolucionario Antiimperialista encontr eco relativo en algunos centros
obreros y universitarios, pero no se pudo romper la resistencia de las direcciones de
los llamados partidos de izquierda, vivamente interesados en no aparecer peligrosos
ante los ojos de la burguesa y del propio imperialismo.
Como quiera que el Partido Obrero Revolucionario apareca como el polo revolucionario
aglutinados de las masas desplazndose hacia la izquierda, se acord dar mayor
difusin a las posiciones trotskystas sobre el problema electoral y tambin sobre la
urgencia de volver a poner en pie al Frente Revolucionario Antiimperialista.
Se recomend esforzarse en ganar a los campesinos -algunos de cuyos sectores
eran empujados por los Izquierdistas hacia los frentes polticos dirigidos por la
burguesa para el programa revolucionario, que en la vspera alimento a la Asamblea
Popular, y para el potenciamiento del Frente Revolucionario Antiimperialista.
Los documentos aprobados de ms inters aprobados por el veinticinco congreso
porista fueron la resolucin poltica y la igual sobre el problema electoral.
El Partido Obrero Revolucionario sali de la clandestinidad muy bien armado poltica
e ideolgicamente y pudo sortear con mucho xito el ajetreo electoral; la marcha al
encuentro de las masas se realiz firme y osadamente.
Los sectores de la clase media, maestros y estudiantes, artesanos, etc., se sumaron
rpidamente a la movilizacin de las masas. El Partido Obrero Revolucionario
activamente organiz sus ncleos en medio de las capas radical izadas,de la pequeaburguesa.
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Apendice
Bolivia es un pais
trotskyzado
Guillermo Lora, jefe del Partido Obrero Revolucionario/POR, y autor de la Historia
del Movimiento Obrero boliviano, en cinco tomos, piensa que el desmantelamiento
de las empresas estatales y la crisis orgnica de la Central Obrera Boliviana, lejos de
ser una derrota para el movimiento popular, constituyen un gran acontecimiento que
ha logrado barrer a la burocracia sindical y ha concentrado la conciencia de clase del
proletariado en sus intereses histricos.
La relocalizacin, en criterio de muchos analistas, es un arma oficial para desarticular
a la clase obrera desde su base econmica, quitndole sus fuentes de trabajo. Para
don Guillermo la quiebra del aparato productivo nacional no afecta a la clase obrera
porque persiste su conciencia de clase. Un obrero aunque pise coca, aunque elabore
cocana, aunque se vuelva narcotraficante, sigue siendo obrero porque persiste
su conciencia de clase. Don Guillermo es un convencido de que el Partido Obrero
Revolucionario es un gran partido poltico, de enorme influencia en el pueblo boliviano
y en los otros partidos de izquierda. Bolivia es un pas trotskyzado afirma. El se
declara trotskysta, sin tapujos. No le parecen trascendentes (al contrario los califica
de revisionistas) los aportes de otros tericos marxistas como Antonio Gramsci. El
es seguidor de Trotsky aunque su partido est cercado por la Cuarta Internacional
debido a las posiciones reformistas de sta frente al radicalismo de Lora.
Este es un pequeo trasunto de la conversacin que sostuvo FACETAS con un
poltico profesional que no ha constituido familia ni propiedad alguna por dedicarse
ntegramente, como los antiguos bolcheviques, al trabajo poltico.
Ojo de vidrio
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Respuesta a
Correspondencia Internacional
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Hely, esa versin inglesa del posadismo estratosfrico, dijo muchas tonteras en
su discusin con el CORCI pero lanz una perla que ahora deben tomar en cuenta
Lambert y sus servidores: Hay que estudiar dialctica y materialismo histrico, que
tanta falta les hace a los que pontifican desde Pars.
En numerosos documentos hemos indicado que la huelga de hambre de las mujeres
mineras y la gran arremetida que sigui a fines de 1977 y comienzos de 1978 fueron
los ltimos hechos que se inscriben en la poltica independiente de la clase obrera y que
se proyectan hacia el liderazgo de sta sobre las masas en general. Con posterioridad,
pagando un alto precio por toda la lucha alrededor de las garantas democrticas
durante la dictadura banzerista y cediendo a la poderosa presin ejercita por la
integridad de la izquierda, excepcin hecha del POR, las masas se dirigen hacia las
posiciones polticas sustentadas por la burguesa democratizante. En las elecciones
de 1978 las masas estaban embriagadas por el electoralismo y sinceramente
creyeron que su voto poda ayudar a resolver los problemas nacionales y los de
los explotados. No slo la gran masa pequeo burguesa se torn democratizante
y electorera, sino que tambin sigui ese camino inclusive el proletariado. Los
campesinos hasta el ltimo momento tomaron muy en serio su papel decisivo en
las urnas y se dividieron y fusionaron alrededor de los candidatos burgueses. Se
puede decir que se vivi una permanente crisis del Poder Ejecutivo, pero -y esto
es lo importante para un pas como Bolivia- el ejrcito se fue concentrando ms y
ms alrededor de sus ejes derechistas, preparndose para consumar el asalto que
acabe con todo el ajetreo electoralista. El POR se emple a fondo para sealar a los
explotados un poltica independiente a la burguesa y para estructurar el FRA, que
de constituirse habra modificado toda la perspectiva poltica, pero las condiciones
imperantes no permitieron materializar la idea. Para Lambert y Felipillo resulta
incoherente hablar de que las masa puedan oscilar momentneamente hacia las
posiciones burguesas, mucho ms si se reconoce su impresionante historia de luchas
y de elevada politizacin. Esa declaracin pone al descubierto la manera infantil
con la que analizan la lucha de clases y la propia naturaleza del proletariado. La
conciencia de clase se concentra en la vanguardia, en el partido en definitiva, y stos
slo excepcionalmente, en los momentos de mayor agudeza de la lucha de clases,
aparecen soldados a la vasta masa de los explotados, casi siempre se observa una
separacin entre ellos. La burguesa puede presionar sobre la clase a travs de sus
capas atrasadas, esto si las condiciones imperantes le permiten tal cosa, y de esta
manera aislar a la vanguardia e inclusive someterla a su poderosa presin. Durante
el proceso electoral, cuando todos se mostraron apasionadamente confiados en las
bondades del parlamento burgus, los partidos de izquierda (exeptuando al POR)
lograron, apoyndose en las amplias capas atrasadas de las masas, llevarlas hasta
las posiciones puramente electoreras. Como consecuencia sobrevino el inevitable
aislamiento del POR que luch apasionadamente por mantener en alto la bandera
revolucionaria, de la revolucin proletaria, que necesariamente debe ser desplegada
en un perodo electoral que amenaza con hacer perder la independencia de clase y
englobar a los explotados dentro de frentes ideados por la clase dominante.
Lambert y Felipillo ponen al desnudo sus inclinaciones hacia el espontanesmo y no
es casual que toda vez que estalla una manifestacin popular en la que intervienen
los obreros ya hablen de comienzo de la revolucin proletaria. Lo correcto sera decir
que puede transformarse en eso, siempre que est presente el partido revolucionario.
Por tal camino se llega al aventurerismo y a la capitulacin frente a los movimientos
burgueses democratizantes.
No se explica por qu, si las masas se encontraban a punto de tomar el poder,
parmitieron que sus organizaciones acabasen controladas por elementos que
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ALAI: Ante la pregunta del periodista en sentido de si Banzer, que iba acumulando
fuerzas, jugara un rol importante en la poltica se respondi: Si... yo creo que este
golpe va a tener ribetes populares.Y esto por una razn bsica: si el golpe hasta
ahora no se ha dado, es decir, no se ha consumado totalmente, slo han tomado el
mando del ejrcito que es fundamental (..se refiere a la destitucin del Comandante
Gral. del Ejrcito, Gral Rocha y la designacin en su lugar del Gral. Garca Meza,
Red), se debe al hecho de que an tiene que ganar la venia del Dpto. de Estado.
Y para eso (el Gral. Garca Meza, Red) va desarrollando la teora de que el ejrcito
saldr a aplastar la conspiracin extremista para defender la democracia... (aqu CI
suprime tres lneas que no alteran mayormente el sentido del texto, Red). Para eso
contar con una gran parte del nacionalismo, que actualmente se est unificando
en un congreso, y Garca Meza est utilizando su cargo actual para movilizar a
algunos campesinos en su favor y crear una Central Obrera diferente a la COB, que
creo se llama Confederacin Boliviana del Trabajo... (toda esta frase que ofrece
ejemplos que explican la conducta gorila ha sido suprimida). Entonces este golpe
ser para defender la democracia: ya he dicho que l (Garca Meza, Red) plantea
una democracia indita y que el ejrcito tiene la misin de ir controlando el retorno
progresivo a la democracia.
Se han subrayado las palabras y frases que han sido maosamente sustituidas por
otras para modificar el sentido de la declaracin. La ltima frase (comenzando de
Entonces este hasta democracia) ha sido totalmente modificada, compuesta de
nuevo tomando algunas palabras del Boletn de ALAI y logrando as que cambie
completamente de sentido. Lo ms grave radica en que se ha suprimido la frase ya
he dicha que l (pronombre para designar a Garca Meza) y luego se agrega lo que
tantas veces manifest el dirigente porista y que ms arriba del mismo reportaje se
cita, de esta manera se le atribuye el pensamiento, los deseos y las frases del gorila
golpista.
Lo que ha hecho Felipillo no es traducir defectuosamente o interpretar torcidamente
el pensamiento o un escrito del dirigente porista, que todo esto puede ser discutible,
sino que se ha dedicado a rehacer a su antojo lo que aparece en el Boletn de ALAI,
de suprimir una frase para hacerle aparecer ocupando el lugar del Gral. Garca
Meza. Esto se llama una falsificacin y as lo denunciamos pblicamente. Lambert
y su Felipillo dirn que les calumniamos o insultamos; no, hacemos otra cosa ms
concreta: los colgamos en la picota del escarnio por falsificadores. Los stalinistas
deforman los hechos, ocultan documentos y as falsifican la historia, pero creemos
que nunca se han atrevido a recomponer a su sabor un texto para atribuirlo al
adversario, esto slo se les poda ocurrir a los corruptos burcratas de la rue du
Faubourg-Saint-Denis, calle en la que ciertamente nada es limpio.
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Cuando el MNR, implant su ley del voto universal (el POR haba luchado por
esta forma electoral mucho antes de que los nacionalistas hablasen de ella) nos
correspondi demostrar su contenido conservador, incluso mucho ms conservador
que el de las propuestas hechas en el siglo pasado por la izquierda liberal. Uno de
los rasgos de ese conservadurismo radic en impedir que el proletariado tuviese
expresin propia en el plano parlamentario. La vieja ley (elitista, ciertamente) al
determinar los distritos electorales provincialmente y por excepcin de acuerdo a la
importancia de los centros de produccin, permita que las grandes concentraciones
obrera (minas) tuviesen propia representacin en el Legislativo, lo que en la prctica
se converta en voto privilegiado porque no tomaba en cuenta la proporcionalidad de la
representacin conforme a la densidad de la poblacin. Fue en estas condiciones que
logr una importante representacin parlamentaria el Bloque Minero. Por otro lado,
la lucha y la propaganda del POR, juntamente con lo que hicieron los trabajadores,
han determinado que todos los sectores, incluidos los burgueses, reconozcan en
el proletariado, particularmente en los mineros, a la clase fundamental y que no
puede ni debe ser ignorada o aplastada cuando se trata de la decisin de los grandes
problemas nacionales. Este es un invalorable capital de la clase y del trotskysmo, que
sera absurdo desperdiciarlo. Si bien la lucha por el voto universal es progresista en
general, esa lucha al concretizarse al caso boliviano puede traducirse en la conquista
del voto privilegiado en favor del proletariado y que en la prctica se traducira en el
logro de que las grandes concentraciones obreras sean declaradas distritos electorales
(en la actualidad los votos se computan por departamentos). Felipillo dice que
planteamos una utopa, pero los hechos se encargan de sealar que el potentsimo
caudillo mundial despatarra nuevamente. En 1978 el POR particip en las discusiones
con los otros partidos acerca de las modificaciones a introducirse a la Ley Electoral
y plante la tesis que viene sosteniendo desde 1956. Los partidos aceptaron dar ese
trato preferencial a las minas en el caso de la eleccin de senadores y se negaron a
extender la concesin a diputados por haber impedimentos constitucionales (esos
partidos comenzaron declarando su sometimiento y respeto a la Constitucin). El
POR reiter que su planteamiento no poda dividirse en esa forma y la concesin
no se tradujo en ley por el boicot del PCM-L que se brind a faccionar la reforma y
nunca lo hizo. Si se volviese a tratar el caso cuando las masas sean de hacer sentir
su presin con toda seguridad que la modificacin tendra lugar. El planteamiento
porista en materia electoral es inseparable de la concesin de la ciudadana plena a
la masa campesina, analfabeta en una gran proporcin. Sobre esto sabrn algo los
burcratas parisinos?
Lambert y Felipillo, que son vulgares electoreros y que deliberadamente han
archivado el objetivo estratgico de la dictadura del proletariado, estn seguros que
nosotros nunca luchamos por la vigencia de las garantas democrticas ni en el plano
electoral.
Lo que hemos hecho, como buenos trotskystas, es utilizar la lucha por las garantas
democrticas para movilizar y educar a las masas para que se aproximen al logro de
sus objetivos histricos, hemos enseado que la vigencia real de esas garantas slo
puede darse gracias a la imposicin de las masas movilizadas. El error reformista
consiste en quedarse en el planteamiento democratizante, en desligarse del objetivo
estratgico. Con Lenin decimos que hay que utilizar la lucha parlamentaria para
destruir el parlamentarismo burgus. En las tres ltimas elecciones estuvimos
presentes en la lucha electoral, inscritos en la Corte y luchando porque los explotados
voten por nuestra papeleta, con nuestras consignas y nuestra lnea poltica. Esa
participacin ha servido para ayudar a las masas a superar su sometimiento a los
dictados de la poltica burguesa. Eso de la abstencin no es ms que otro invento de
los falsificadores.
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El ciclo nacionalista
Lambert y Felipillo vuelven a falsificar nuestros planteamientos. Nunca hemos dicho
que de una manera inevitable las masas tiene que ser movilizadas primero por la
burguesa nacional y que slo despus pueden seguir su propio camino. Refirindonos
a Bolivia, no a todos los pases, hemos indicado que el POR se encontr ante el
hecho objetivo, que no poda modificar a su antojo ningn subjetivista del corte
de los trotskystas burocratizados, de que las masas (obreros y campesinos,
adems de la clase media) fueron movilizadas por el gobierno nacionalista y tras la
bandera de la liberacin nacional (anti-imperialismo). Cuando sealamos las tareas
de nuestro trabajo dijimos que corresponda ayudar, con nuestra accin y nuestra
propaganda, a los explotados a vivir de la manera ms corta su experiencia dentro
del nacionalismo y que no bien stos comenzasen a marchar con sus propios pies
la burguesa sera obligada a dirigirse hacia las posiciones imperialistas (estbamos
aplicando lo que ensea Trotsky y el marxismo); este proceso es lo que llamamos
el ciclo nacionalista. Mientras las masas estn dominadas por la burguesa, tanto
ideolgica como organizativamente, no es posible que se de la revolucin proletaria.
Luchar contra la burguesa en el caso que estamos citando, quiere decir arrancar a
las masas el control ideolgico y organizativo de aquella, lograr que sigan su propia
poltica y estructuren su partido poltico. Eso es lo que hemos hecho en Bolivia sin
esperar los consejos de Felipillo alguno. Esta conducta no slo que es correcta sino
que guarda conformidad con la teora de la revolucin permanente. Para confirmar
su tesis Lambert y Cia. se atreven a sostener que el POR ayud a la UDP y que
se neg a combatirla. Esto es falso y absurdo y no merece ni siquiera el ms ligero
comentario.
En 1978 dijimos que si el FRA se constitua (lo que habra importado que el proletariado
y las masas cobrasen su propia fisonoma y se diferenciasen de la burguesa) lo correcto
sera dar tcticamente el voto por la UDP porque en ese momento se convirti en
la mejor opcin opuesta al banzerismo. Esto es correctsimo y si una situacin igual
volviese a presentarse uno estara obligado a seguir la tctica sealada. La clave
consistira, sin embargo, en que el proletariado pudiese diferenciarse con nitidez de
la burguesa democratizante, a fin de que la maniobra tctica no lo diluyese en el
conglomerado nacionalista.
Cuando se refiere nuestro crtico a la Asamblea Constituyente demuestra que no
sabe otra cosa que repetir mecnicamente las consignas que pueden encontrarse
en los folletos de propaganda. Esta consigna, que fue levantada por la fascista FSB,
no poda tener aplicacin en Bolivia en 1978. El problema central para nosotros
consista en encontrar los mejores medios para afirmar la independencia de clase
del proletariado que entonces se encontraba poderosamente influenciado por la
burguesa en el campo electoral. Sera bien que Felipillo leyera lo que Lenin ha
escrito sobre la aplicacin de las consignas.
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El por qu de la falsificacin
La crtica desorejada de los Lambert y Ca. es extremadamente extempornea. El
POR nunca ocult su poltica y la OCI pblicamente la apuntal. Ahora, sin la menor
autocrtica pasa al polo opuesto, lo que es oportunista, antimarxista y propia de
bellacos.
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Guillermo Lora
Las falsificaciones que hemos sealado se explican por la desesperacin que tienen
los trotskystas, que en ltimo trmino siguen la poltica de la burguesa imperialista,
ante la pujanza que muestra el POR y cuya desaparicin se apresuraron en denunciar
no bien perdi las bendiciones del papa del Faubourg-Saint-Denis. Entre lneas se
puede leer el propsito que tienen Lambert y Cia. de dividir al POR, creando en su
seno una fraccin lambertista o seguidora de Felipillo. Nos adelantamos a decirles
a los burcratas que se estn metiendo en una batalla que la tiene perdida de
antemano. Ni las intrigas ni el soborno podan hacer nada en un Partido que posee un
programa probado por los acontecimientos, cuadros revolucionarios bien formados y
una tradicin que no tiene manchas de traicin o de corrupcin burocrtica. Se nos
informa que Lambert estara tramando sus sucias maniobras nada menos que con un
elemento que l mismo se encarg deacusarlo de mantener relaciones con la polica;
sin esporar consejo de nadie hace tiempo que a ese sujeto lo colocanio.% fuera de
nuestras filas por haber desertado del trabalo partidista durante la clandestinidad.
No bien ponga los pies w) Bolivia el sirviente de Lambert y Ca. nos encargaremos
do ponerlo en cueros. Nuevamente diremos que no es casual quo la burocracia de la
OCI elija lacayos de semejante catadura.
Para finalizar, la victoria del proletariado boliviano y por tanto del POR, no ser
impedida por los pataleos de todos los Lambert y Felipillos concebibles.
Marzo de 1981.
Nota marginal
Cuando este folleto estaba ya en prensa recin conocimos las tentativas de la OCI
para apoyar la candidatura presidencial en Francia de Krivine (SU). No podemos dejar
de hacer un pequeo comentario porque los documentos producidos por Lambert y
Ca. no hacen ms que confirmar parte de lo que liemos dicho ms arriba.
Ciertamente que se puede apoyar a determinado candidato por razones tcticas,
aunque su poltica sea equivocada. Diferenciarse con nitidez del candidato al que
se apoya es mucho ms necesario si la campaa electoral se toma como un medio
para exponer ante las masas el programa partidista. I-n el protocolo de acuerdo
presentado por la OCI, que firialmente fue rechazado, se dice que la candidatura de
Krivine es nada menos que la candidatura de la unidad de la IV Internacional sobre
la base del Programa de Transicin. La OCI al apoyar al hombre del SU se identifica
totalmente con el programa de la LCR para Francia, hace todos los esfuerzos por .)
parecer estrechamente soldada a los revisionistas del SU.
El grupo Varga, los posadistas, Healy y sus seguidores invocan a su turno el Programa
de Transicin, lo que debera, segn la OCI, obligar a concluir que tambin son
trotskystas revolucionarios. Lo que ciertamente tambin es absurdo.
La OCI idealiza al SU, olvida todo su revisionismo, su castrismo, su capitulacin ante
las nuevas vanguardias, etc, para proclamar que no hay mayores diferencias entre
Krivine y Lambert. Es tiempo de preguntarse: todos los grupos franceses que se
reclaman del trotskysmo son revolucionarios? Con todos ellos uno puede unirse?
Repetimos que - los franceses no han tenido el tino de concretizar el Programa
de Transicin, que el programa de la revolucin proletaria, a su pas. A la luz de
esta experiencia hay que concluir que la escisin de 1952 fue una bagatela, sobre
aspectos secundarios, por algo ahora los contendientes de antao se esfuerzan por
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El morenismo, el P.O.R. y la
Asamblea Popular
Sobre este tema tomamos partes del artculo de Anbal Lorenzo titulado
las lecciones de Bolivia y algunas notas de la Revista de Amrica N 6 y
7, julio-octubre de 1971.
El rol de la burocracia
La siniestra figura de Lechn viene apareciendo en el panorama obrero y poltico
desde hace aos, encarnando los aspectos contradictorios de la revolucin. Principal
responsable del fracaso de la gesta del 52, aliado de Paz Estenssoro en su poltica
de restauracin contra-revolucionaria y firmante del Cdigo Davenport de la entrega
del petrleo, fue tragado por la reaccin que entr por la puerta abierta por l mismo
y su camarilla. Apoyndose en el nuevo curso de Ovando, logr reinstalarse en la
conduccin de la COB y posteriormente, con Torres en el poder, se hizo elegir para el
Prsidium de la Asamblea Popular. Su nuevo encumbramiento, que no se pude explicar
solamente por sus maniobras y habilidad, demostr que el aparato burocrtico
con su red de amigos segua siendo poderoso, que el proceso de las bases no lo
superaban todava, y que no exista una nueva direccin clasista y revolucionaria
reconocida de alternativa. De ah que el lechinismo (con el apoyo del ala sindical
del MNR y del Partido Comunista) pudo controlar al movimiento obrero en la etapa
torrista y jug un papel decisisvo en favor del triunfo del golpe reaccionario.
Sin embargo ese papel debe ser esclarecido por la izquierda revolucionaria para
evitar confusiones y falacias.
La izquierda nacional sirviente de Torres, acusaba a Lechn de agente del golpe.
Sus dirigentes nos informaron que Lechn estaba en el Pacto de Lima (acuerdo
golpista del Ejrcito, la Falange Socialista y Paz Estenssoro).
Nosotros no hemos seguido la pista del viejo burcrata, cosa- que sera imposible
sobre todo porque la principal caracterstica de la burocracia es la negociar con Dios
y con el Diablo, es decir, con cualquiera que prometa garantizar sus prebendas.
La complicidad de Lechn con el golpe reaccionario, no se la debe buscar en los
posibles lazos directos con la reaccin, sino en su poltica: vacilante, de reno de las
masas, de no preparacin de las mismas, que era la que Torres le reclamaba. Esa
poltica estuvo al servicio de Torres para mantener a los trabajadores quietos; se le
volvi en contra y le sirvi al golpe en la crisis final, cuando la nica salida hubiera
sido la movilizacin armada de los mineros, cosa que Torres y Lechn fueron los
primeros en evitar.
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