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Los Falsos Profetas

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James L.

Crenshaw

LOS FALSOS
PROFETAS

JAMES L. CRENSHAW

LOS FALSOS PROFETAS


CONFLICTO EN LA RELIGIN DE ISRAEL

DESCLEE DE BROUWER
BILBAO - 1986

Ttulo de la edicin original: PROPHETIC CONFLICT


Publicado por WALTER DE GRUYTER 8'.co. - BERLN
Versin espaola de: Jos M." brego

EDITORIAL DESCLEE DE BROUWER 1986


Henao, 6 - 48009 - BILBAO
Printed in Spain
ISBN: 84-330-0675-4
Depsito Legal: BI-305/86

IMPRESO EN G. GARVICA -ISLAS CANARIAS, 17 - 48015 - BILBAO

PRESENTACIN
Qu nos mueve a presentar hoy a los lectores de lengua
castellana un libro escrito en 1971 ? El autor no es muy conocido entre nosotros, aunque ocupa un lugar de primera fila
entre los exegetas de lengua inglesa. La obra tampoco ha
sido un best-seller que haya convocado masas ante las libreras; y, sin embargo, ha inspirado y alimentado el trabajo de
quienes se dedican a estudiar el profetismo de Israel.
Por qu, pues la traduccin? En el fondo, hay que confesarlo, late el deseo de compartir con un crculo ms amplio de
personas la experiencia de la lectura de este libro. No ha sido
una experiencia vulgar. En primer lugar por el tema. El mundo
de la profeca es muy interesante; el fenmeno de la profeca
falsa sencillamente apasionante. En segundo lugar por el modo
de tratar/o. Todos, al tomar en nuestras manos un libro de
Biblia, hemos experimentado
lo difcil que resulta
conjugar
lo cientfico con lo sencillo. El autor lo logra plenamente.
Pero no pretendo subrayar va/ores pedaggicos
innegables;
prefiero comentar su fuerza existencia/.
Cuando todava tenamos el Concilio a flor de piel se produjo entre nosotros una fuerte atraccin por la Biblia. Simultneamente (quizs por esa razn) se descubri el enorme dinamismo de nuestra fe. Se nos llenaba la boca de profetismo y
tenamos razn, porque habamos experimentado el anquilosamiento hasta la saciedad. Con el paso del tiempo la sorpresa
ha sido descubir que existe el falso profetismo. Bueno, nos

PRESENTACIN

decamos, siempre molesta a alguien el cambio


(conversin)
que exigen los profetas. Y con esta verdad nos contentbamos. Pero no basta. La falsa profeca no nace de los malos.
Tambin nosotros sentimos el amargor de la duda. Y es que
la oposicin al profetismo brota de nuestro interior, de esa
crisis de fe (cap. 2.) que reposa en el corazn de cada creyente. Dnde empieza y dnde acaba la verdad? No cabe duda de
que la Biblia se ha preocupado por fijar unos criterios que
sirvan para distinguir los verdaderos de los falsos profetas.
Nuestro autor recoge las innumerables citas de tales enunciados y las agrupa bajo ocho ttulos (cap. 3.). Hay, pues, en la
Biblia un gran esfuerzo por esclarecer la diferencia. Quizs la
existencia misma de la Biblia es el fruto de esta bsqueda de
la verdad. Luego hablaremos de sto. Pero aqu salta la sorpresa: ninguno de los criterios explcitos de distincin
contenidos
en la Biblia son vlidos de modo absoluto y para siempre;
algunos son contradictorios.
Esta conclusin a la que llega el
autor es impresionante. Qu hacer? Ante todo entender bien
lo que dice. El hecho de que ninguno de los criterios
concretos
sirva de escudo o proteccin contra el ataque de la falsa
profeca, no quiere decir que sta tiene el mismo valor que la
verdadera. La dificultad de distinguir (discernir) no evita a cada
generacin creyente la necesidad y obligacin de diferenciar la
verdad y la mentira. Precisamente la abundancia de tales criterios en la Biblia es una muestra de los esfuerzos realizados.
Sigamos buceando. Qu fenmeno es ste de la falsa profeca, que resulta tan inquietante y al mismo tiempo tan difcil de
aislar? La falsedad nace de la existencia misma de la profeca
verdadera (cap. 4.). Y, adems, en su doble vertiente: como
palabra humana est sujeta a la ambigedad de todo lo humano: como palabra divina mantiene intacta su capacidad sorprendente, su fuerza creadora y, en este caso, transmite ntegra la lejana del misterio divino. La Biblia paga tributo a su
acendrado monotesmo y no pone reparos al hablar de un Dios
que tienta (ejemplo clsico es el libro de Job) o ms claramente de un Dios que induce a error (1Re 22, 19 ss.). La
profeca falsa es un fenmeno con el que debemos contar
quienes desde la fe buscamos la verdadera palabra
proftica
del Seor. Israel busc su propia solucin (cap. 5. ): canoniz
la ley y buce en su propia sabidura. Esta bsqueda no es
mala, siempre que conserve su ambigedad y polivalencia. Y,

PRESENTACIN

al menos en su estado bblico, la mantiene. Pero el problema


sapiencial no debe apartarnos de nuestra temtica
proftica.
Este libro, centrado en los problemas especficos de la
profeca falsa en el Antiguo Testamento, nos abre a nuestra
realidad humana y cristiana. Pensemos en un caso concreto
tpico de nuestros das. Dos creyentes a quienes debemos
suponer una autntica sinceridad en sus expresiones gozan
del mismo grado jerrquico dentro de la Iglesia (son Arzobispos): uno muere en Centroamrica mrtir de la Palabra, el otro
sigue recorriendo Europa al borde de la ruptura eclesial. Cmo
distinguir en dnde est la verdad? Otro caso ms. Cuando
aceptamos el don del Espritu en el Papa Juan lo acatamos
con igual convencimiento cuando firma una bula sobre el altar
de S. Pedro pidiendo que conservemos la validez del Latn en
nuestra comunidad eclesial? Y podramos hacer
interminable
la lista. En qu nos basamos para establecer las diferencias?
Ciertamente no en criterios concretos, fijos e inmutables.
Lo impide en primer lugar el dinamismo humano.
Buscadme
y viviris, gritaba Amos (Am. 5, 4-6, 14-15). El ansia de
buscar orienta y define nuestra vitalidad. Vivir es crecer, es
buscar. Lo mismo afirma el primer escritor bblico, el Yahvista,
en su primera pgina: cuando reflexiona sobre el fondo del
hombre (en el comienzo, dira l) encuentra la necesidad de
buscar. Para l, el fallo original del hombre consisti en no
querer buscar ms, en desear poseer y asimilar el fruto que
penda de un rbol maravilloso: la ciencia del bien y del mal
(Gen 3, 17). Y no le faltaba razn a ese creyente.
Tambin
nosotros, como l, hemos conocido al hombre que sabe qu
es lo bueno desde siempre y no necesita buscar, hemos experimentado la intransigencia de estos diosecillos. Y por desgracia
hemos vivido tambin sus consecuencias: la muerte (Gen 3,
14-19). Cuando el hombre dese ahorrarse la molestia de
buscar y se crey con capacidad de definir establemente
lo
bueno y lo malo, perdi su paraso: fue expulsado de aquel
lugar maravilloso en el que su cercana al mundo, a los animales y a la naturaleza se define por su cercana a Dios y en el
que afirmaba su dominio en la sumisin. Perdido aquel, reina la
muerte. Pero est mal que el hombre quiera distinguir lo
bueno de lo malo, pretenda ser como Dios? El diminuto grosor
del papel separa esta experiencia creyente de otra no menos
bblica y verdadera: somos imagen de Dios (Gen. 1,26). Slo

10

PRESENTACIN

que la grandeza de esta imagen est en realizarse, en buscar, en vivir.


El establecimiento
de la diferencia es, adems, don del
Espritu: El os ensear todo (Jn. 14, 26), el Espritu de
verdad os ir guiando en la verdad toda (Jn. 16, 13). El
Espritu no se deja encerrar, sopla donde quiere (Jn. 3, 8). En
El conoceremos la verdad y seremos libres (Jn 8, 32). Su obra
de inspiracin queda reflejada en la Biblia, como experiencia
de discernimiento.
Varias veces se nos dice que los profetas
pusieron por escrito sus orculos -pronunciados
en situaciones y momentos concretos-, de modo que sirvieran de testimonio verdico (Is 8, 16-18; 30, 8; Jer 36; Ez 3, 1-28, etc.). Y
lo mismo podramos decir del Pentateuco. No toda experiencia del Seor es fundante, esencial en la fe del Pueblo de Dios:
slo la que se adapta a la experiencia del Pentateuco, la que
empalma la historia del pueblo con la de la humanidad y la del
Dios liberador con la del Dios creador. S, el Antiguo Testamento es un intento de normar (=Canon) la distincin entre
verdad y mentira.
Lo mismo ocurre en el Nuevo Testamento (Le 1, 1-4). Se
escribi bajo la inspiracin del Espritu y nicamente se entiende bajo su influjo: El os ir recordando todo (Jn 14, 26).
En l se nos transmite el nico criterio vlido: Cristo (Jn 14, 6).
Su vida, su realidad, su Pascua es el nico criterio de verdadera
profeca. Hoy no podemos buscar criterios fuera de Cristo,
Palabra definitiva del Padre (Hebr 1, 1-2). Pero Cristo no nos
exime de la bsqueda. Su encarnacin hace que la revelacin
de Dios sea plena... y sea humana. Gozando de todas las caractersticas de lo humano, respeta tambin nuestra libertad, se
nos presenta como ambigua. La posibilidad cristiana de distinguir la verdad de la mentira est en traducir la realidad de
Cristo a nuestros das, experimentar su vida. Pablo lo aplic a
su tiempo (1 Cor 12, 7; 14, 5. 26 ss. 33; Ef 4, 12...). Nosotros
debemos formular los nuestros, junto a quienes tienen el carisma de confirmar nuestra fe (Jn 21, 18). La realidad de Cristo
que vino a servir (Le 9, 46-48; 22, 27; Mt 18, 1-5; 25-27; Me
9, 35; 10, 42-44; Jn 13, 13 ss.) al hombre total, sin huidas de
las cruces salvadoras (Me 8, 34-35; Le 9, 23-24) debe ser
criterio de verdad. Y criterio cristiano seguir siendo el que
distingua a Jess de los falsos Mesas:

PRESENTACIN

Id a contarle a Juan lo que habis visto y odo:


Los ciegos ven, los cojos andan,
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen,
los muertos
resucitan,
a los pobres se les anuncia la buena noticia.
Y dichoso el que no se escandaliza de m!
(Le 7, 22-23. Cfr. Mt 11, 4-6)
El

traductor

11

ABREVIATURAS
AJSL
AndNQ
ANET
BEvTh
Bib
BiOr
BibSt
BJRL
CBQ
Ene
EstudEcles
EvTh
Exp
ExposT
HO
HThR
HUCA
IB
IDB
nter
JAAR
JB
JBL
JNES

American Journal of Semitic Languajes


Andover Newton Quarterly
Ancient Near Eastern Text Relating to the Od
Testament, ed. J . Pritchard, 1955, 1969.
Beihefte z. Evangelischen Theologie
Bblica
Bibliotheca Orientalis
Biblische Studien
Bulletin of the John Rylands Library
Catholic Biblical Quarterly
Encounter
Estudios Eclesisticos
Evangelische Theologie
The Expositor
The Expository Times
Handbuch der Orientalistik
Harvard Theological Review
Hebrew Union College Annual
Interpretis Bible
Interpretis Dictionary of the Bible
Interpretation
Journal of the American Academy of Religin
Jerusalem Bible
Journal of Biblical Literatur
Journal of Near Eastern Studies

14

JQR
JTS
Jud
LXX
ModR
OTS
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RB
RefThR
RGG
RHPR
SEAJTh
Sem
STU
SJTh
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ThR
ThSt
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ThZ
TWNT
VT
VTS
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ZAS
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ZDPV
ZSystTh
ZThK

ABREVIATURAS

Jewish Quarterly Review


Journal of Theological Studies
Judaica
Septuaginta
Modern Review
Oudtestmentische Studin
Revue d'Assyriologie et d'Archologie Orintale
Revue Biblique
The Reformed Theological Review
Die Religin in Geschichte und Gegenwart
Revue d'Historie et de Philosophie Religieuses
South East Asia Journal of Theology
Semitics
Schweizerische Theologische Umschau
Scottish Journal of Theology
Theologische Literaturzeitung
Theologische Rundschau
Theological Studies
Theologia Viatorum
Theologische Zeitschrift
Theologisches Wrterbuch zum Neuen Testamenta ed. G. Kittel.
Vetus Testamentum
Vetus Testamentum Supplements
Wissenschaftliche Zeitschrift Jena
Zeitschrift gyptologische Studien
Zeitschrift fr die alttestamentliche Wissenschaft.
Zeitschrift des Deutschen Palstina-Vereins
Zeitschrift fr systematische Theologie
Zeitschrift fr Theologie und Kirche.

INTRODUCCIN
Profeta contra

Profeta

La literatura proftica testifica la existencia de un agudo


conflicto en el interior mismo del grupo de profetas.
Este hecho atestigua la presencia de diversos puntos de
vista dentro de los crculos profticos e implica que la inspiracin proftica se vea muy afectada por factores personales.
En 10 lugares bblicos es tan duro el ataque de un profeta a
otro que los traductores griegos de los LXX usaron la palabra
Pseudoprophetes para traducir nab'. En estos textos se hace
referencia a la futura desaparicin de todo profeta y espritu
inmundo (Zac 1 3, 2); se acusa a los profetas y sacerdotes de
curar superficialmente la herida de Israel, predicando paz,
donde no hay paz (Jer 6, 13); se amenaza a los sacerdotes y
profetas con la muerte (Jer 2 6 , 7.8.1 1.16); se censura a los
profetas, adivinos, soadores, agoreros y brujos que instigan
a los cautivos de Babilonia a no servir a sus conquistadores
(Jer 27, 9); se aconseja a los israelitas no hacer caso de los
embustes y sueos de los profetas y adivinos que profetizan en nombre del Seor sin que El les haya enviado (Jer 2 9 ,
1.8), e identifican a Ananas, oponente de Jeremas, como
falso portavoz del Seor (Jer 2 8 , 1).
Los dems textos de la literatura proftica en los que se
ataca a profetas tocan temas similares, pero los traductores
de los LXX no usaron pseudoprophetes.
En unos cuantos
aparece la acusacin de conducta inmoral, concretamente de

16

INTRODUCCIN

borrachera y adulterio (Jer 2 3 , 11.14.30; cfr. 2 8 , 7). En dos


pasajes los profetas persiguen o buscan la muerte de otros
profetas (IRe 2 2 , 2 4 ; Jer 2 6 , 7 ss.), mientras que en otro texto
se les llama insolentes y embaucadores (Sof 3, 4). Tambin se
les acusa de robo, aunque el objeto robado son orculos de
otros profetas (Jer 14, 14; 2 3 , 16.25 ss.; cfr. 2 9 , 8).
Con todo, la acusacin normal est dirigida contra el mensaje y es especialmente agria. Se acusa a tales profetas de
proclamar mentiras (seqerj y sueos engaosos (Jer 8, 10;
14, 14; 2 3 , 25.32; 2 7 , 10.14.16; 2 8 , 15; 2 9 , 9.21), visiones
de su propio corazn (Ez 13, 1 ss.; 2 2 , 2 8 ; 13, 3), y paz
(salom) donde no hay paz (Ez 1 3, 10; Jer 6, 14; 8, 1 1 ; 14, 1 3;
23, 1 7; 2 8 , 2 ss.11, Miq 3, 5 ss.). Adems se dice de ellos que
han sido excuidos del consejo (sdj divino (Jer 2 3 , 18) 1 ; se
niega su credencial divina (Jer 2 9 , 8 ss.; 14, 14; 2 3 , 2 1 ; 2 8 ,
15; 2 9 , 9; Ez 13, 6), y se afirma que Baal es la fuente de su
inspiracin y la meta de su lealtad (Jer 2, 8; 5, 3 1 ; 2 3 , 1 3; 3 2 ,
3 2 - 3 5 ; Dt 1 3, 1 ss.; 18, 20). Tambin se menciona la codicia,
acusando a los profetas de profetizar por dinero y de acuar
el mensaje segn la recompensa (Miq 3, 5 ss.1 1; Ez 13, 19).
Particularmente grave es la acusacin de que han acabado
predicando iniquidad (Lam 2, 4) e intentado enlucir con cal
una dolorosa brecha en el muro (Ez 13, 10 ss.; 2 2 , 28-31),
curando superficialmente las heridas del pueblo (Jer 6, 1 3 ss.;
8, 10).
Entre las narraciones de conflicto proftico Ez 13, 1 7 - 1 9
presenta caractersticas nicas. En ella se acusa a profetisas
de comunicar sus propios pensamientos, se les ataca por
coser cintas mgicas en todas las muecas y por hacer velos
para cabezas de cualquier medida, cazando almas. Se piensa
que esta prcticas mgicas han causado la muerte de almas
inocentes y han preservado la vida de culpables 2 . Es llamativo

1. H.Wh. ROBINSON. The Council of Yahweh, JTS 45 (1944) 151-157; F.M.


CROSS, Jr., The Council of Yahweh in Secound Isaiah, JNES 12 (1953)
274-277; E.C. KINGSBURY, The prophets and the Council of Yahweh, JBL 83
(1964) 276-286.
2. G. FOHRER, Prophetie und Magie, ZAW 78 (1966) 25-47 (reeditado en
Studien zur alttestamentlichen Prophetie, 1 967, 242-264) pone de relieve
algunos elementos mgicos dentro de la profeca israeltica, que proporcionan
un contexto de comprensin a este pasaje de Ezequiel y a su correspondiente
de Dt 18, 9 ss. FOHRER toma nota de la clarividente habilidad de algunos

INTRODUCCIN

17

el hecho de que nicamente en este pasaje se ataque a las


profetisas, pues conocemos al menos dos mujeres que han
pertenecido a crculos profticos: Huida (2Re 2 2 , 14 ss.) y la
profetisa annima de la que Isaas tuvo el hijo al que llam
Pronto-al-saqueo, presto-al-botn (Is 8, 1-4). Estos pasajes
no implican que la profeca femenina estuviera fuera de lo
ordinario 3 .
La contienda dentro de las filas profticas, aunque amarga
y llena de consecuencias, no era sino uno de los muchos
conflictos vividos por los profetas. Como si la batalla constante con otros profetas que vean las cosas de modo diferente no fuera suficiente obstculo para proseguir con la tarea
proftica, existan tambin dolorosos enfrentamientos con las
masas, cuya visin de la realidad estaba a menudo en oposicin con la de un profeta concreto. Esta lucha era especialmente desagradable cuando no se cumplan las predicciones
profticas, prueba positiva para el pueblo de que el portavoz
de tal mensaje no haba sido enviado por Dios y mereca la
muerte. Dada esta situacin, no es extrao que aparezca adems otro frente de batalla: el que se entabla entre el profeta y
quien lo enva. Las razones de tales patadas al aguijn eran
numerosas. Comprenden desde el no atenerse Dios a su propia palabra, hasta el inters particular de un profeta, para
quien la reputacin personal de fidelidad en la predicacin es
ms importante que las vidas de una gran ciudad. Entre estos
extremos tiene lugar la frencuente pugna con la decisin de

profetas y reconoce el elemento mgico tras la idea del poder efectivo de la


palabra proftica y de las acciones simblicas (31-35 ss.), aunque palabra y
accin se encuentran en relacin dialctica con lo mgico a causa de la
soberana del Seor (40.). FOHRER comprende la destruccin del rollo de Baruc
en Jer 36 como un intento de Joaqun por neutralizar la palabra proftica de
condena (44 s.), pues se daba por supuesto el trasfondo mgico de las
maldiciones y orculos de condena (37-44).
3. En Neh 6, 10-14 se menciona a la profetisa Noadas, que colabor con
Semayas y otros profetas en el intento de conducir a Nehemas al templo
para matarle. La denominacin de profetisa aplicada a Mara (Ex 15, 20) y
Dbora (Jue 4, 4) hay que entenderla obviamente como un deseo posterior de
honrar a tales mujeres con los mayores calificativos de que entonces se
dispona. De igual manera se llaman profetas a Abraham (Gen 20, 7), Moiss
(Dt 34, 10; 38, 15-22) y Aarn (Ex 7, 1). La importancia de las profetisas en
el servicio de Ishtar de Arbela y su presencia en Mari indica que las portavoces femeninas de los dioses tienen una larga historia en el antiguo Cercano
Oriente.

18

INTRODUCCIN

Dios de dar rienda suelta a su ira - e l profeta intercede por el


pueblo sentenciado, mientras se le urge para que desista- y el
dolor por la injusticia de Dios, que parece haber costado
varias vidas.
Tales conflictos llevaban al profeta inevitablemente a
cuestionar su propia existencia, algo mucho ms duro que
todas las otra batallas. Esta lucha interna forzaba al profeta a
preguntarse si la voz que haba odo no era la de un trueno,
o si la visin que haba tenido no era un sueo. Su respuesta
poda ser la arrogante jactancia de que nicamente l posea
el poder y el espritu de Dios, o una simple afirmacin de que
el Seor lo ha posedo, o la majestuosa narracin de una
orden del Seor, el Santo de Israel. Pero, prescindiendo de su
respuesta, el profeta no poda liberarse de las dudas internas
que le producan tanto la poblacin infiel o su colegas disidentes y a menudo desagradables, como el mismo Dios que
rehusa ser esclavo incluso de su propia palabra.
Ante tales hechos hay que concluir que el conflicto proftico es inevitable y nace de la naturaleza misma de la profeca. La funcin proftica ha sido muy bien descrita como
encarnando cuatro estadios: 1) La secreta experiencia de
Dios, a veces implicando el xtasis de concentracin; 2) la
interpretacin que el mismo profeta hace de dicha experiencia, segn la fe en la que vive; 3) el proceso de revisin
intelectual, especialmente mediante la adicin de motivos y
conclusiones; y 4) el desarrollo artstico, la adaptacin del
mensaje a la antigua forma retrica y su revestimiento en
ritmo y mtricas poticas 4 .
Existen mltiples posibilidades de error e incredulidad en
esta doble tarea de recibir, por una parte, la Palabra de Dios
en la experiencia del misterio divino, y de transmitirla, por
otra parte, al hombre en todas sus implicaciones y con fuerza
de persuasin.
La probabilidad de un conflicto en el interior de la profeca bblica se multiplica, adems, si por la fe se cree que el

4. G. FOHRER, Introduction to the Od Testament, 1968, 349-350, confiesa


la dependencia de J. HEMPEL, Die althebrische Literatur und ihr hellenistischjdisches Nachieben, 1 930. El elemento subjetivo de la experiencia proftica
total abre el camino para los deseos humanos y la ignorancia como metas
reales de Dios en los asuntos humanos.

INTRODUCCIN

19

Seor utiliza a los hombres en plena ignorancia o contra su


voluntad, para realizar sus propios planes, e incluso enva, a
veces, visiones engaosas y palabras errneas para llevar a
trmino sus designios contra Israel. En el fondo, por tanto, la
combinacin de la limitacin humana y la soberana divina es
la que crea tensin dentro de los crculos profeticos, y hay
que prestar atencin a ambos factores, si se quiere clarificar
el conflicto entre profetas. A partir de tal estudio ser posible
esclarecer las discusiones entre el profeta y sus adversarios,
iluminar el modo como los profetas se entienden a s mismos
y determinar el efecto de esta lucha en la historia de la
religin de Israel.

CAPTULO I
EL DRAMA ABIERTO DE LA INVESTIGACIN

A.

PROFECA EN GENERAL

La historia de la investigacin proftica ha sufrido una


constante alternativa del centro de su inters: se ha centrado
con mayor nfasis en el hombre o en el mensaje que proclamaba, predominando actualmente el ltimo. Este desplazamiento de acentos de las cinco ltimas dcadas se refleja con
vivacidad en los intentos de EISSFELDT, WOLFF, FOHRER y
H.H. SCHMID por analizar los mayores problemas de la investigacin proftica 5 . Para EISSFELDT los temas bsicos eran:
1) profetas clticos; 2) origen y transmisin de los libros
profticos; y 3) las experiencias extraordinarias de los profetas. Cuatro aos ms tarde WOLFF pudo resumir los mayores
problemas con que se encuentran los investigadores de la

5. O. EISSFELDT, The prophetie teratur, en The Od Testament and Modern


Study (ed. por H.H. ROWLEY), 1951, 115-161; H.M. WOLFF, Hauptprobleme
alttestamentlicher Prophetie, EvTh 15 (1955) 116-168 (id. en Gesamme/te
Studien zum Alten Testament, 1964, 206-321; G. FOHRER, Remarks on Modern Interpretation od the Prophets, JBL 80 (1961) 209, 319 (reeditado en
Studien zur alttestamentlichen Prophetie); y H.H. SCHMID, Hauptprobleme der
neueren Prophetenforschung, STU 35 (1965) 135-143. Es interesante notar
que la misma literatura proftica (anteriores y posteriores) atestigua este
cambio de inters. Las narraciones ms antiguas se centran en las vidas de
los profetas; la profeca clsica acenta el contenido del mensaje proftico; la
profeca exlica y postexlica vuelve a interesarse por la vida de los profetas en
cuanto se ven afectados por la oposicin de sus oyentes. Este cambio de
acento ha sido percibido por R. RENDTORFF, Men of God, 1968, 7 1 .

22

LOS FALSOS PROFETAS

profeca en los siguientes trminos: 1) relacin entre la profeca de Israel y la del cercano Oriente; 2) xtasis; 3) las tradiciones sagradas conservadas por los profetas; 4) el culto; 5)
el papel poltico de los profetas; y 6) la profeca falsa. El
cambio radical se observa en el artculo de FOHRER, aunque
de estilo ligeramente diferente, y en el de Schmid, ms directamente comparable con los de Eissfeldt y Wolff. La mayor
preocupacin de FOHRER es la de corregir presupuestos y
conclusiones errneas, como las de las tradiciones empleadas
por los profetas, y la de prevenir contra descubrimientos
demasiado rpidos de nuevos tipos literarios. Para SCHMID
los temas bsicos son: 1) profeta y ley; 2) profeta y oficio; y 3)
Profeta y sabidura. Todos ellos pertenecen a los amplios
captulos de tradiciones empleadas por los profetas.
En estos trabajos se refleja con claridad el paso del h o m bre al mensaje. Y este paso se debe a que un estudio cuidadoso de la personalidad del profeta exige un ntimo conocimiento de su orculos y, al revs, su mensaje total revela algo del
carcter del profeta mismo. Ms an, hay momentos en que
resulta difcil determinar si es la persona o su mensaje la que
domina el inters de un autor, si se est esclareciendo la
funcin proftica o su esencia. Esta ambigedad descansa en
el hecho de que para algunos profetas es casi imposible
diferenciar entre su papel y su persona (Jeremas es particularmente culpable de esta confusin).
Existe, sin embargo, un tercer factor al que no se ha
prestado hasta ahora la suficiente atencin en la investigacin proftica: el auditorio al que se dirige el profeta. La
historia de la investigacin, tanto en el rea de la profeca en
general, como en el estudio ms particular de la profeca
falsa, parece justificar un deslizamiento hacia el pueblo al que
el profeta era enviado. Con sentido realista, la ms reciente
investigacin ha estudiado el pensamiento popular, ya que las
tradiciones preservadas por el pueblo eran asumidas por los
profetas y usadas en la formacin de orculos. Pero es necesario dar un paso ms y analizar la vox populi en el antiguo
Israel 6 . Volvemos ahora a trazar los rasgos de la historia de la

6. Para el estudio de la Vox Populi en la situacin poltica del antiguo


Cercano Oriente, cfr. S.N. KRAMER, VOX populi and the Sumerian Literary
Documents y P. AARTZI, VOX populi in the El-Amarna Tablets, RA 58 (1 964)
149-156 y 159-166 respectivamente.

EL DRAMA ABIERTO DE LA INVESTIGACIN

23

investigacin proftica, esperando justificar la tesis de que la


direccin ha sido del hombre hacia el mensaje, y esperando
tambin descubrir un nuevo cambio de direccin hacia el
estudio de la religin popular.

El hombre
Antes de J . WELLHAUSEN se pensaba que el profeta era
el predicador de la ley promulgada por Moiss, un sistema
legislativo entregado a Israel por Dios que les llam a la
existencia como nacin. Pero la revolucionaria tesis, popularizada y defendida con conviccin por Welhausen, de que la ley
era posterior a los profetas, exigi una revisin radical en la
comprensin de la funcin proftica. A partir de entonces se
comprendi a los profetas como los grandes originadores de
lo ms noble de la religin israelita. Ms an, se deca que
ellos haba introducido en la fe de Israel una visin universal
de la historia. Wellhausen estaba convencido de que los grandes hombres viven nicamente en las corrientes de la historia
mundial. En ningn otro sitio aparece esta creencia con formulacin ms aguda que en el discurso que pronunci en
conmemoracin de su maestro H. Ewald: Muri el 4 de mayo
de 1 8 7 5 , en conflicto con el mundo, pero en paz con Dios.
Para B. DUHM los profetas eran tambin figuras creadoras,
incluso reformadores que colocaron la relacin entre Dios y
el pueblo sobre una base puramente moral 7 .
Este nfasis tan insistente en la experiencia personal y la
individualidad del profeta llevaba a estudiar aquella experiencia religiosa peculiar en la que el profeta reciba su mensaje.
En 1 9 1 4 G. HOELSCHER publicaba su obra Los Profetas, un
examen de los aspectos sicolgicos de la experiencia proftica. Hlscher defenda que toda la profeca era esttica, y que
el xtasis tena origen cananeo. Sin embargo, defenda que
los profetas clsicos de Israel transformaron la religin cltica
en religin moral, una religin naturista en otra de historia.

7. Para una discusin detallada de la contribucin de estos hombres, cfr.


W. ZIMMERLI, The Law and the Prophets, 1 965, 1 7-30 (en castellano, La ley y
los Profetas, Salamanca, 1980, 27-43). Este inters por lo individual era tpico
de la poca y ya se observa en J.G. HERDER y H. EWALD.

24

LOS FALSOS PROFETAS

Todos los estudios siguientes sobre la profeca se han visto


forzados a tratar el punto de vista de Hlscher sobre la primaca del xtasis y el estudio sicolgico de la experiencia proftica ha dominado el campo durante un cuarto de siglo. A.
ALLWOHN y K. JASPERS 8 hicieron estudios de este tipo
sobre Oseas y Ezequiel; por su parte S. MOWINCKEL defenda
que los primeros profetas fueron impulsados por el Espritu
(fuerza extraa, muy cercana a la experiencia religiosa pagana), mientras que los posteriores acentuaban la palabra del
Seor 9 . LINDBLOM contribuy inmensamente al estudio sicolgico de la profeca, dando una definicin del xtasis en
la que distingua el xtasis de absorcin y el de concentracin. Con todo, Lindblom fue capaz de vislumbrar los peligros
de una acentuacin unilateral sobre el xtasis, y dio un grito
de alerta 1 0 . A pesar de esta advertencia, el estudio sicolgico
de la profeca y el nfasis sobre el xtasis fue llevado al lmite
por G. WIDENGREN 11 . Los lmites del acercamiento sicolgico
a la profeca han sido puestos de relieve con creciente intensidad, aunque hoy slo unos pocos negaran que la profeca
genuina era exttica, en el sentido de absorcin por una idea.
La investigacin sicolgica de la experiencia proftica
conduce al estudio de la relacin entre los profetas clsicos y
los nebum, y as se propone inevitablemente la cuestin del
profeta cltico. MOWINCKEL fue el primero en percibir la
existencia de la profeca cltica; argumentaba que los orculos profticos en algunos de los salmos estaban indicando el

8. A. ALLWOHN, Die Ehe des Propheten Hosea in psychoanalytischer Beleuchtung y K. JASPERS, Der Prophet Ezechiel: Eine pathographische Studie en
Arbeiten zur Psychiatrie (Hom. a K. SCHNEIDER), 1947, 77 ss. La radicalidad de
este trabajo es patente en los artculos de O.R. SELLERS sobre los motivos de
Oseas en AJSL 41 (1925) 243-247 y en el de EC. BROOME sobre la anormal
personalidad de Ezequiel en JBL 65 (1946) 277-292.
9. The spirit and the Word in the Pre-exilic Reforming Prophets, JBL
53 (1934) 199-227.
10. Einige Gundfragen der alttestamentlichen Wissenschaft en el Homenaje a A. BERTHOLET (ed. por W. BAUMGARTNER y O. EISSFELDT) 1 950, 325-337; y

Prophecy in Ancient Israel, 1962.


11. Literary and Psychological Aspects of the Hebrew Prophets, 1948. A.
HESCHEL, The Prophets, 1962 (en castellano, Buenos Aires, 1972. Ed. Paids)
supone una valiosa aportacin e esta lnea, al llamar la atencin sobre la
participacin de los profetas en el pathos divino.

EL DRAMA ABIERTO DE LA INVESTIGACIN

25

uso de profetas en el culto del templo 1 2 . Este acento cltico


fue asumido y desarrollado en una serie de artculos editados
por S.H. HOOKE 13 , y por A.R. JOHNSON 1 4 , A. HALDAR 1 5 y I.
ENGNELL 16 .
El culto se comprenda tambin como el lugar en el que se
conservaba la palabra proftica. H.S. NYBERG mostr que el
proceso de tradicin oral tena que ser tomado en serio 1 7 , y
MOWINCKEL dio carne y hueso a los crculos de tradicin,
sealando a los discpulos cultuales de los profetas. H. BIRKELAND llam la atencin sobre la importancia de la tradicin
oral en la literatura de los vecinos de Israel 18 , mientras que E.
NIELSEN y A.H.J. GUNNEWEG sacaron algunas de las conclusiones que necesariamente se desprendan del nfasis puesto
en la tradicin oral 1 9 . WIDENGREN, con todo, formul un
aviso al argumentar que la escritura era normativa incluso en
la prctica religiosa de los rabes, siendo la tradicin oral de
importancia secundaria 20 . Aunque las posiciones extremas de
HALDAR y ENGNELL han sido criticadas a menudo, pocos
estaran dispuestos a negar que los profetas genuinos estaban en ocasiones asociados al culto, y que esto constitua
una alianza beneficiosa. Incluso se ha defendido que Joel,
Habacuc, Nahum, Sofonas y el segundo Isaas son liturgias, si
bien muchos estudiosos piensan en cada caso que es una
teora improbable, a no ser para Habacuc y quizs para Nahum 2 1 .

12 Psalmestudien III Die Kultprophetie und prophetische Psalmen, 1923,


Cfr tambin The Psalm m Israel's Worship, 1 962, 53-73
13 Myth, Ritual and Kmgship, 1958 y The Labyrinth, 1935.
14 The Cultic Prophet in Ancient Israel, 1 944
15 Associations of Cult Prophets among the Ancient Semites, 1 945
16 Profetia och Tradition en Hom J LINDBLOM, 1947, 1 10 ss (id. en A
Rigid Scrutiny, trad y ed por J T WILLIS, 1969, 123-1 79) y The Cali of Isaiah,
An Exegetical and Comparative Study, 1949
17 Studiem zum Hoseabuch, 1935
18 Zum hebraischen Traditionswesen, 1938
19 Oral Tradition, 1954, Mundliche und schnfthche Tradition der vorexihschen, Prophetenbucher ais Problem der neveren Prophetenforschung 1 959
GUNNEWEG ofrece un til resumen de la bibliografa ms importante
20

WIDENGREN, o c passim

21 A S KAPELRUD, Joel Studies, 1948, P HUMBERT, Problmes du hvre


d'Habacuc, 1944, A HALDAR, Studies m the Book of Nahum, 1 947, G GERLEMAN, Zephanja textkntisch und hteratisch untersucht, 1942, I ENGNELL, The
Ebed Yahweh Songs and the Suffermg Messiah in Deutero-lsaiah BJRL 31

26

LOS FALSOS PROFETAS

Si se entiende al profeta como funcionario cltico es necesario esclarecer el oficio profetice As ha surgido recientemente un vivo debate. H.J. KRAUS 2 2 y S. M O W I N C K E L "
sugirieron la dea de que exista un oficio del predicador de la
ley, y que Moiss est presentado como tal; un punto de
vista que ha merecido la atencin de J . MUILENBURG 24 . E.
WUERTHWEIN intent mostrar que Amos era un oficial del
culto y que proclamaba la ley anfictinica 2 5 hasta que pas
a ser un profeta de juicio 26 . R. BASCH pretende que en todo
caso A m o s basaba su mensaje en leyes apodcticas, a la vez
que cuestionaba en ocasiones la casustica 27 . WUERTHWEIN
intent entonces mostrar que no slo las exigencias ticas,
sino que tambin la predicacin de juicio provena del culto.
Para ello descubri el origen de los orculos de juicio en
el culto 2 8 ; pero se le opuso con razn F. HESSE, poniendo
objeciones al uso de los Salmos y a la hipottica reconstruccin de un juicio ritual, estatuido en el culto 2 9 . El ms extenso
anlisis del oficio proftico proviene de la investigacin de
H. Graf REWENTLOW, quien ha estudiado a Amos, Jeremas y

(1948) 13 ss WOLFF observa que no se puede seguir hablando de culto y


profeca como opuestos, el culto de Israel es inimaginable sin funcionarios
profticos, as como la profeca de Israel sin tradiciones clticas Esta observacin parece representar bien el pensamiento corriente (cfr Hauptprobleme
alttestamentlicher Prophetie, 225)
22 Die prophetische Verkndigung des Rechts in Israel, 1957
23 Le Dcalogue, 1927
24 The Office of the Prophert m Ancient Israel en The Bible in Modern
Scholarship (ed por J P HYATT), 1965,74-97
25 Es desafortunado el uso de la palabra anfictiona, dado que la Liga
Tribal no cumple los requisitos necesarios (santuario central, etc) Esto lo
han subrayado rencientemente H.M ORLINSKY The Tribal System of Israel
and Related Groups in the Period of the Judges, Oriens Antoquus 1 (1962)
11-20; G FHORER, Altes Testament - Amphiktyome und Bund?, ThLZ 91
(1966) 801 -816 893-904, y W H IRWIN, Le sanctuaire central Isralite avant
l'tablissemente de la monarchie. RB 72 (1965) 161-184.
26 Amos-Studien, ZAW 62 (1949/50) 10-51 Est bien hecha la crtica
de FOHRER a la hiptesis de WURTHWEIN a base de la unidad de 1, 3-2, 16, el

crimen de una nacin extranjera contra otra, un mismo perodo para las
cuatro visiones y la actividad intercesora de profetas no clticos (Introduction
to the Od Testament, 432)
27 Gottesrecht und weltliches Genschtsrede m der Verkundigung des Propheten Amos en Hom. a G Dehn, 1957, 23-34.
28 Der Ursprung der prophetischen Gerwhtsrede ZThK 49 (1 952) 1 -1 5
29 Wu/ze/t die prophetische Genchtsrede im israelitischen Kult? ZAW 65
(1953)45-53.

EL DRAMA ABIERTO DE LA INVESTIGACIN

27

Ezequiel bajo este punto de vista 3 0 . Afirma que la discusin


entre Amos y Amasias o la tensin interna de Jeremas son el
conflicto entre dos oficios y que la necesidad de profetizar
proviene en estos hombres de sus oficios, ms que de una
llamada del Seor. Rewentlow piensa que las visiones y orculos contra las naciones son una proclamacin ritual del
ofico proftico y una predicacin del juicio durante la renovacin de la alianza. A m 4 , 6-11 y 9, 1 3 - 1 5 son considerados
como rituales de bendicin y maldicin, segn el esquema de
Lev. 2 6 . Tambin Ezequiel se comprende en la perspectiva del
oficio proftico, aunque la diferencia est en que l ha sido
separado del santuario; sin embargo, tanto a Ezequiel como a
Jeremas les considera vigilantes sobre Israel e intercesores
ante Dios. Son numerosas las objecciones a tales interpretaciones, pero fundamentalmente nacen del fracaso de Rewent l o w por distinguir entre la forma y la funcin, y su negativa a
dar un suficiente peso a la individualidad de los profetas.
El estudio de la profeca cltica ha atrado tambin la
atencin sobre el papel poltico del profeta, especialmente de
los primeros nebnm. Pero los profetas clsicos se ven a
menudo envueltos en la situacin poltica, y este campo de
estudio ha sido suficientemente tratado por E. JENNI, K. ELLIGER, H.J. KRAUS, N.K. GOTTWALD y B.S. CHILDS 31 . Se ha
subrayado la notable familiaridad de los profetas clsicos
con los sucesos ms importantes del antiguo cercano oriente,
juntamente con la exigencia de fe en la soberana del Seor
sobre los acontecimientos de la historia humana. Ms an, la
activa participacin de los profetas pre-clsicos en los golpes de estado y la presencia de profetas en la corte indican
la importancia de este campo de estudio, tanto para iluminar
la profeca, como el concepto israeltico de reino.

30 Das Amt des Propheten bei Amos, 1962, turgie und prophetisches
Ich bei Jerema, 1963, Wachter uber Israel, Ezechiel und seine Tradition,
1962 Cfr tambin Das Amt des Mazkir ThZ 1 5 (1959) 161-175, Prophetenamt und Mittleramt ZThK 58 (1961) 269-284 J BRIGHT rechaza con firmeza
la tesis de REWENTLOW sobre las Confesiones y el yo proftico en general, en
su artculo Jeremiah's Complaints - Liturgy or Expression or Personal Distress?
publicado en Proclamation and Presence (Hom a G HENTON DAVIES) 1970,

189-214
31 Die politischen Voraussage der Propheten, 1965; Prophet und Politik,
ZAW 53 (1935) 3 ss, Prophetie und Politik Theologische Existenz Heute 36
(1952) 41 ss, All the Kmgdoms of the Earth, 1964, y Isaiah and the Assynan
Crisis, 1967, respectivamente Tambin podemos mencionar H DONNER Israel
unter den Volkern, 1964.

28

LOS FALSOS PROFETAS

Se ha dicho del profeta cltico que era un portavoz de


Dios ante el pueblo y del pueblo ante Dios. Esta ltima funcin ha sido el objeto de un estudio especial por parte de
HESSE 32 y ha sido negada por H.V. HERTZBERG 33 . La importancia de este debate aparece inmediatemanete clara, si se
notan las importantes conclusiones que se deducen de la
hiptesis de que la intercesin puede ser practicada nicamente por un funcionario del culto y no por alguien que est
genuinamente implicado (cfr. W r t t w e i n sobre Amos y Rew e n t l o w sobre Jeremas). La investigacin realizada en el m bito del oficio proftico ha llevado a los estudiosos a interesarse por el material utilizado por los profetas, especialmente
por las tradiciones que presuponen. Entre las estudiadas ocupan el primer lugar las tradiciones legales y sapienciales.

El mensaje
Las formas del discurso cuyo origen est en el campo
legal han sido examinadas por WUERTHWEIN, H.J. BOECKER, E. v o n W A L D O W y W . ZIMMERLI 3 4 . Mientras que
WUERTHWEIN piensa que los orculos de juicio provienen
del culto, BOECKER le contradice. Este ltimo llama la atencin sobre las frmulas absolutamente seculares que provienen de la vida forense cotidiana, por lo que pretende que la
corte legal civil es el origen del juicio proftico. V o n W A L DOW corta el nudo gordiano, pretendiendo que la forma proviene del dominio civil, pero el contenido (particularmente la
idea de que el Seor es juez y fiscal, que, segn l, proviene
de la fe en la alianza, en la que el Seor es a la vez socio
y garante de la misma) del culto. J . HARVEY estaba convencido de que el juicio debe su origen a los tratados internacionales 35 ; D.R. HILLERS, por su parte, argumenta que los profetas

32. Die Frbitte in Alten Testament, 1951.


33. Sind di Propheten Frbitter? en Tradition und Situation (Hom. a A.
WEISER) 1963,63-74.

34. Amos-Studien; Redeformen des Rechtlebens, 1959; Der Traditionsgeschichtliche Hintegrund der prophetischen Gerishtsreden, 1 963; Ich bin Jahwe
en Geschichte des Altes Testament, 1 953, 1 79-209, respectivamente.
35. Le Rib-Pattern, Rquisitoire prophtique sur la rupture de l'alliance,
Bb43 (1962) 172-196.

EL DRAMA ABIERTO DE LA INVESTIGACIN

29

de Israel han basado su mensaje en las antiguas maldiciones


de los tratados 3 6 Pero el autor no ha tratado satisfactoriamente el problema del lapso de tiempo transcurrido entre los
primeros tratados y la profeca, ni ha indicado una explicacin
razonable de la supuesta influencia de los primeros en la
segunda, mucho menos importante de lo que se piensa, y que
reposa en la categora de la comn experiencia humana ms
que en la directa dependencia de una cultura sobre otra 3 7
Se piensa haber encontrado otros gneros literarios profticos en el texto bblico, entre los que destacan la automamfestacion divina (Selbsterweis), defendida por ZIMMERLI, y
el orculo de salvacin (Heilsorakel), patrocinado por J
BEGRICH 38 Los abundantes resultados del estudio crticoformal han sido tenidos en consideracin en la reciente obra
de C WESTERMANN, Formas bsicas de la predicacin profet/ca39 Para comprender esta obra de Westermann es esencial
aceptar que el profeta ha sido en primer lugar y sobre todo un
mensajero Tal era la observacin de BEGRICH en un magistral estudio de las formas de predicacin del segundo Isaas 40 ,
que ha sido totalmente aceptado por los estudiosos contemporneos 4 1
Los textos profticos de M a n testimonian la prevalencia
de la comprensin del profeta como mensajero 4 2 Dejando

36 Treaty Curses and the Od Testament 1964


37 R NORTH ngel Prophet or Satn Prophet ZAW 82 (1970) 31-67
estudia la cuestin de si el profeta tiene como funcin primordial la de
mensajero o la de abogado (si el ncleo de la formulacin profetica deriva de
su funcin de mensajero o de fiscal 64) El tratamiento que North hace de la
bibliografa sobre el rb es especialmente til al final no se decide a atribuir la
esencia profetica de un ngel a Satn o al sacerdocio pero se siente inclinado a pensar que los tratados de vasallaje simplemente toman prestada una
terminologa legal de las mismas fuentes de las que se alimentan los profetas (65)
38 Das Wort des gottlichen Selbsterweises (Erweiswort) eme prophetis
che Gattung en Melanges Bibliques rediges en Ihonneur de A Roben 1 957
1 54 164 y Das pnesterhche Heilsorakel ZAW 52 (1934) 81 92
39 Publicado en 1967
40 Studien zu Deuterojesaja 1963 (original en 1938)
41 Especialmente J F Ross 777e Prophet as Yahweh s Messenger en
Israels Prophetic Hentge (ed por B W

ANDERSON y W

HARRELSON)

1962

98 107
42 C WESTERMANN Basic Forms of Prophetic Speech 215 n 10 ofrcela
bibliografa mas importante juntamente con A MALAMAT VTS 15(1966)210

30

LOS FALSOS PROFETAS

aparte sus diferencias teolgicas y socio-morales con la


profeca bblica, estos textos resultan importantes para el
presente estudio, en cuanto que revelan dos cosas que ya en
Mari exista el problema de determinar la autenticidad de una
palabra de Dios, y que el contenido de estas palabras profticas era a la vez de salvacin y de JUICIO La preocupacin por

la validez de un mensaje proftico se indicaba enviando un


puado de pelos o el dobladillo de un vestido al rey Zimnlim
(algo particularmente importante cuando el mensaje se transmite por intermediarios) y comprobando el orculo proftico
por medio de un arspice 43 Estos textos, adems, dada su
mezcla de profeca de juicio con promesas de salvacin nos
recuerdan que los poetas bblicos de JUICIO pueden haber
descrito a sus oponentes, los profetas de salvacin, demasiado umlateralmente 4 4
Tambin se ha mencionado la tradicin sapiencial como
fuente para una buena cantidad de material proftico El primero en argumentar que un profeta concreto ha empleado
tradiciones sapienciales ha sido J FICHTNER, para quien
Isaas fue en otro tiempo miembro de los Sabios 4 5 A partir de
entonces LINDBLOM ha puesto de manifiesto la presencia de
tradiciones sapienciales en los libros profeticos, pero no ha
querido ver a los profetas en conexin directa con los sabios 4 6 S TERRIEN y WOLFF han defendido, sin embargo, que
A m o s ha usado extensamente material sapiencial Mas an,
Wolff piensa que el trasfondo de este profeta es la sabidura
tribal 4 7 , tesis que ha sido discutida por el presente autor 4 8 y

n 1 y G FOHRER Zhen Jahre Literatur zur alttestamentlichen Prophetie, ThR


28 (1961/62) 306 ss Podemos mencionar tambin a H SCHULT Vier weitere
Mari Briefe prophetischen Inhalts ZDPV 82 (1966) 228 232 W L MORAN
New Evidence from Man on the History ofProphecy Bib 50 (1969) 15-56 y F
ELLERMEIER Prophetie in Man und Israel 1968
43 MALAMAT Prophetic Revelations m New Documents from Man and the
Bible 225 226 AND MORAN OC 21 24

44 WESTERMANN Basic forms of Prophetic Speech 127


45 Jesaja unter dem Weisen ThLZ (1949) 75-80 reeditado en Gottes
Weisheit 1965 18 26 Cfr tambin RJ ANDERSON Was Isaiah a Scribe? JBL
79(1960)57-58
46 Wisdom in the Od Testament Prophets VTS 3 (1960) 192-204
47 Amos and Wisdom en Israel s Prophetic Hentage 108-115 y Amos
geistige Heimat 1964 Dodekaproheton II Amos 1969 respectivamente
48 The Influence of the Wise upon Amos ZAW 78 (1967) 42-52

EL DRAMA ABIERTO DE LA INVESTIGACIN

31

cuestionada en vanos puntos por G WANKE 49 y H H SCHMID 50


Recientemente se ha sugerido que la tradicin teofnica y la
guerra santa estn en el tranfondo del profeta Amos 5 1 , confirmando en muchos puntos la fuerte crtica de R SMEND
contra quienes consideran a Amos como profeta cltico 5 2
Merece aqu especial mencin la importante contribucin de
von Rad a nuestro conocimiento de la guerra santa, y sobre
todo, porque ha insistido notablemente en ver a los profetas
como intrpretes de la tradiciones sagradas 53 , a pesar de la
dura crtica de Fohrer 54
En resumen, el estudio de los profetas se ha deslizado
progresivamente en la direccin de las tradiciones populares
que empleaban y, al hacerlo, ha vuelto a alguna de las intuiciones de GUNKEL, para quien la vox populi jugaba un papel
importante Un desplazamiento parecido se puede observar
en el estudio de la profeca falsa, a la que dirigimos ahora
nuestra atencin

PROFECA FALSA

No es sorprendente que la comprensin de la profeca


falsa dependa en gran manera de la perspectiva con la que se
aborde la profeca en general As resultan evidentes en la
historia de la investigacin de la profeca falsa los distintos
enfoques con los que se estudia el fenmeno general de la
profeca Si entre todo el material de este siglo relativo a la
profeca falsa hubiera que destacar dos corrientes, stas tendran que ser la tendencia a negar la existencia de un criterio
de distincin entre la profeca verdadera y la falsa, y el esfuerzo por comprender las razones del fenmeno de la profeca
falsa, en particular el ingrediente humano de toda profeca
Al comienzo del siglo XX no haba todava respuesta para
una gran cantidad de preguntas sobre la profeca falsa Es

49
50
51
52
53
Israel
54

y una hoy ZAW 78 (1966) 215 218


Hauptprobleme der neueren Prophetenforschung 142 s
Cfr nuestro Amos and the Theophanic Tradition ZAW 80 (1 968) 203 21 5
Das Nein des Amos EvTh 23 (1963) 404 423
Teologa del Antiguo Testamento II 1972 y Der Heilige Kneg im Alten
1958 3
Remarks on Modern Interpretaron o the Prophets 314

LOS FALSOS PROFETAS


32

suficiente la mera falta de cumplimiento de una palabra proftica para identificar al que la dice como profeta falso? El que
un profeta sea funcionario cltico, convierte ya en falso al
profeta de salvacin? En relacin con esto, la posesin del
Espritu en contraposicin a la Palabra crea una especie de
profeca de segunda clase? Un juicio falso sobre la situacin
histrica y, por lo tanto, pronunciar una palabra equivocada
sobre la hora presente convierte en falso al profeta verdadero? En otras palabras, es la profeca falsa un estado permanente y su opuesto tambin duradero, o puede el profeta
verdadero convertirse en falso y ste en verdadero? Es posible determinar quin es profeta falso? Es decir, Se dispone
de algn medio -bien sea otro profeta o bien la poblacinpara identificar a los mensajeros falsos, para negar que un
profeta haya asistido al consejo divino? Estaba el verdadero
profeta seguro de su condicin, o se encontraba siempre en
la lnea de separacin entre la certeza y la duda? Cules eran
los obstculos con que topaba para realizar fielmente el ministerio proftico? Poda un mensaje adecuado convertirse
un da en inapropiado, por el cambio de las circunstancias?
Tenan los profetas acceso directo a Dios, de modo que la
profeca falsa era una actividad que no se basaba en el trato
directo con Dios? Se han conservado en la literatura proftica los puntos de vista de los falsos profetas? Estos eran los
captulos que trataban los investigadores del siglo XX sobre
la profeca falsa y, aunque los problemas no han sido resueltos definitivamente, se ha llegado a alguna solucin parcial.
El problema creado por el no cumplimiento de las predicciones ocup la atencin de J. HEMPEL 55 , quien reconoci el
carcter contingente de toda profeca y neg que el criterio
del cumplimiento fuera vlido para distinguir entre la profeca
verdadera y la falsa. La tesis fundamental de Hempel era que
la profeca que no se materializaba era ocasin de una nueva
fe por parte del profeta y de sus oyentes, cosa clarsima para
el segundo Isaas. El doble problema del profeta frente al
curso de la historia y de una profeca frente a otra constituye
la gran crisis que acompa la cada de Jerusaln y el asesi-

55. Vom irrenden Glauben, ZSystTh 7 (1930) 631-660, reeditado en Apo-

EL DRAMA ABIERTO DE LA INVESTIGACIN

33

nato de Godolas; una crisis mucho ms trgica, pues tanto


los profetas de salvacin como los de juicio reclaman para
s autorizacin divina. Los ministerios de Isaas y Jeremas
ilustran, segn Hempel, este doble problema: el de la confirmacin histrica de la prediccin y el de la oposicin de una
creencia contra otra que tiene idntica certeza de su origen
divino. Entiende que el silencio de Isaas tras la guerra siroefraimita es el resultado del fracaso de su palabra para encontrar cumplimiento en la historia; el conflicto de Jeremas con
Ananas, Ajab y Sedecas sera expresin de la dificultad que
existe para discernir quin habla de parte del Seor y quin
por s mismo. Afirma que el segundo Isaas se ha interesado
especialmente por el no cumplimiento de la profeca, sobre
todo porque estaba convencido de que la palabra del Seor
no volvera hasta que no cumpliera su objetivo; y esta palabra,
al estar dirigida a un pueblo cautivo, era palabra de salvacin,
de perdn de los pecados, efusin del Espritu del Seor y
liberacin bajo Ciro, visto todo en trminos escatolgicos y
con la creacin original como modelo. Hempel escribe que al
no poder Ciro reconocer al Seor el mrito de la victoria
sobre Babilonia, dej a Isaas en la estacada, con el resultado
de que este profeta tuvo que transformar el poema de Ciro en
un poema del Siervo, manteniendo en ambos los temas gemelos de la compasin hacia Israel y la inclusin de las
naciones en el objeto de la preocupacin divina. Con esto,
opina Hempel, el mediador de la Alianza reemplaza a Ciro, se
mantiene intacta la esperanza, pero es distinta la forma de
cumplimiento; llega a interpretar la dea de la resurreccin del
siervo como indicativa de la disparidad que existe dentro del
Antiguo Testamento entre promesa y cumplimiento, resuelta
en Jess de Nazaret.
Lo que Hampel percibi fue la cualidad dinmica de la
palabra hablada, una cualidad con la que la comunidad tena
que contar, incluso aunque sta no se materializara exactamente como estaba previsto. Precisamente esta vida de la
palabra hablada y la disposicin del profeta a adaptar una
palabra previa a una situacin nueva fue lo que le impuls a
negar que la falta de cumplimiento de una prediccin fuera en
s misma prueba de profeca falsa. Pero el primero en debatir
el problema de la adaptacin cltica de material oracular
tradicional, e incluso todo el captulo de la profeca falsa y el

34

LOS FALSOS PROFETAS

culto, fue G. Von RAD 5 6 . Lleg a sugerir que el Deuteronomio


era el producto de los llamados profetas falsos. Una dea
central de la argumentacin de von Rad era que los profetas
falsos pronunciaban mensajes de salvacin. Escribe que desde Miqueas a Ezequiel los problemas eran los asuntos sociales, o el culto, o el dogma de la retribucin o relacin de los
extranjeros con el Seor, sino el sencillo tema de la salvacin
o del juicio 5 7 . Segn esto, el Deuteronomio, que proclama la
salvacin basndose en un amor de eleccin del Seor, parece tener en mente la profeca institucional, al predecir una
sucesin de profetas que proclamaran los lazos entre Dios e
Israel. Von Rad nota que una palabra de salvacin es tpica
del mensaje de Isaas y encuentra sus abogados defensores
entre los oponentes de Jeremas o Miqueas. Propone t a m bin la tesis de que mientras Jer 2 8 , 9 exige que el mensaje
de salvacin sea el que hay que legitimar, Dt 18, 2 0 - 2 2 obliga
a que se confirme la palabra de juicio, pues se supone que el
movimiento proftico autntico es institucional. Dado que la
institucin cltica existe para mediar entre Dios y el hombre,
la intercesin ha sido esencial en la profeca, incluso en profetas tan individualistas como Jeremas. Una prueba de que
los oponentes de Jeremas eran oficiales del culto nos la proporciona el inters que ponen en la vuelta de los utensilios
sagrados y la promesa de paz en este lugar, es decir, en el
templo (Jer 14, 13). Von Rad comprende la antigua historia
de Nm 1 1 , 2 4 ss. como deseo de legitimacin tanto de los
intercesores clticos como Mosaicos; pero el hecho de que el
espritu de Moiss se derramara sobre dos hombres fuera de
la tienda, indica que tambin se conoce y es legtima la
profeca libre. La inclusin de Nahum en la literatura que se
deriva de los llamados falsos profetas no sorprende demasiado, pues su obra presenta muchos parecidos con las profecas de salvacin.
Una vez considerados los funcionarios clticos como de
algn modo conectados vitalmente con el movimiento de
profeca falsa, surge la cuestin de la relacin entre la posesin del Espritu y la profeca falsa, pues el xtasis -as se
pensaba- era caracterstica de la profeca cltica, al menos en

56. Die falsche Propheten, ZAW 51 (1933) 109-120.


57. Ibid. 112.

EL DRAMA ABIERTO DE LA INVESTIGACIN

35

sus estadios primitivos. S. MOWINCKEL se pronunci rpidamente sobre esta materia 5 8 . Sugiere que los profetas reformadores preexlicos usaban conceptos en torno a la Palabra
del Seor, y no tanto a la posesin del Espritu, que haba sido
central para los primitivos nebffm. Pasando por alto la escena
de IRe 2 2 y algunos pasajes de los libros profticos posteriores que Mowinckel considera glosas redaccionales, sostiene
que Ezequiel era una figura de transicin, alguien para quien el
Espritu es medio de inspiracin y principio motor que lleva al
profeta de un lugar a otro; al mismo tiempo subraya la afinidad del segundo Isaas con los profetas reformadores y la
aceptacin por parte del tercer Isaas del Espritu como cualidad proftica.
Algunos textos que presentan dificultades a su tesis los
interpreta Mowinckel de modo brillante, aunque no convincente: Segn l, Os 9, 7 es un puntazo contra los nebnm y no
la cita de una crtica contra Oseas; Miq 3, 3-8 sera una
censura de quienes se jactan de poseer el Espritu; Jer 5, 13
un golpe contra quienes no tiene palabra, nebnm que se
convertirn en aire (ruah); interpreta Is 2 8 , 9-10 no como una
mofa popular contra Isaas, sino como caricatura que hace el
profeta de los nebnm; de igual manera, en Is 8, 11 y Miq 2, 6
encuentra un vocabulario pneumtico de bajo tono, y afirma
que los reformadores han cambiado la antigua frmula de los
videntes: El Espritu vino sobre m, en El Seor me mostr,
yo vi al Seor, escuchadle, la Palabra del Seor vino sobre
m. Pero Mowinckel reconoce que la palabra de Dios puede
no coincidir con la del profeta, que la ha podido recibir de
demonios; por eso considera que el contenido moral y religioso de la Palabra es prueba de autenticidad. Hay que notar que
Mowinckel comprendi a Ezequiel como un autntico exttico de viejo cuo, pero que participaba en las ideas religiosas
y morales de los reformadores; as mismo defenda que los
profetas postexlicos haban vuelto a los antiguos nebnm
para su inspiracin, aunque en su lenguaje usaban frmulas
meramente tradicionales.
La hiptesis de Mowinckel llam la atencin sobre un
punto que von Rad haba suscitado de pasada, es decir, sobre

58. The spirit and the Word in the Pre-Exilic feforming Prophets.

36

LOS FALSOS PROFETAS

la necesidad de considerar seriamente la situacin histrica


en la que el profeta se encontraba. Bajo este punto de vista, el
fracaso de la profeca postexlica se ve como un no querer
reconocer el cambio de las circunstancias histricas, de
modo que una vuelta a terminologa pneumtica fracasara
inevitablemente. Fue M. BUBER 59 quien percibi la importancia del momento histrico para la palabra proftica. El escribi que la interpretacin correcta de los tiempos histricos
era la clave de distincin entre el verdadero y el falso profeta, siendo este ltimo un ilusionista de la poltica. Buber se
asombraba de que un profeta convencido de haber sido llamado antes de su nacimiento a ser profeta de las naciones
pudiera, s, tener una palabra en su confrontacin con Ananas, pero no la verdad. Este ltimo, segn Buber, parece un
papagallo que repita a Isaas, pues lo cita sin discernir que los
tiempos han cambiado radicalmente. Pero Ananas merece
crdito tanto por creer en el Seor como un Dios de principios, que mantiene sus promesas, como por su sincero patriotismo, cualidad que hasta Jeremas admiraba. El verdadero
profeta, propone Buber, es un poltico realista, alguien que ve
toda la situacin histrica completa antes de formular su
mensaje; por el contrario, afirma que el falso profeta asume
promesas condicionales y las convierte en certezas incondicionales para siempre, pues predica sus propios anhelos y
vive de sueos como si fueran realidad.
Ahora bien, si una comprensin correcta de la situacin
histrica es un requisito necesario para la profeca, puede
equivocarse un verdadero profeta al evaluar las circunstancias histricas de un momento determinado y seguir siendo
fiel a su vocacin, o pasara automticamente a la categora
de falso profeta? La facilidad con la que la profeca autntica
se convierte en falsa, y viceversa, es el tema de un estudio
realizado por K. HARMS 6 0 en un libro de algn modo explica-

59. Falsche Propheten, Die Wandlung 2 (1946/47) 277-283. T.W. OVERHOLT, Jeremiah 27-29: The Question of False Prophecy, JAAR 35 (1967)
241-249, escribe: El contexto histrico es el que convierte en falso un
mensaje, que en otras circunstancias sera incensurable (245). OOVERHOLT
hace notar que el pueblo son quienes necesitan discernir si un profeta es
verdadero o falso (241).
60. Die falschen Propheten: Eine biblische Untersuchung, 1947.

EL DRAMA ABIERTO DE LA INVESTIGACIN

37

ble por las circunstancias adversas en las que fue escrito


Harms traza la fina frontera entre el verdadero y el falso
profeta. El origen de ste ltimo est, dice l, en el consejo
divino y reconoce que en este punto estn de acuerdo el
antiguo y el nuevo Testamento la transicin del verdadero al
falso profeta la ilustra en Ez 14, 7-1 1, y trata de explicar el
dudoso carcter de Aarn, Geden y de las figuras profticas
de IRe 13 Harms opina que Natn est rozando el lmite,
cuando aconseja a David que construya el templo (2Sam 7, 1
ss), as como Jons camina en la direccin de la profeca
falsa, cuando se escapa del Seor y se enfada por Su compasin de Nnive Considera que basta una cada suficientemente importante para identificar al verdadero profeta con la
profeca falsa (Sant 2, 10) y que las asociaciones profticas
son ya un factor que contribuye a dicha cada, pues con la
multitud aumenta la posibilidad de un traspis Tambin opina
que la profeca de corte ha colaborado con la profeca falsa,
puesto que el sincero patriotismo ha caracterizado a este
fenmeno (aunque hasta Jeremas haya participado de tales
sentimientos) Con todo hay un punto, segn Harms, en el que
desaparece este fluido lmite entre la verdadera y la falsa
profeca la oposicin entre Yavhismo y Baalismo
Si es difcil mantenerse en la frontera que separa la profeca vedadera de la falsa, y si Dios mismo es en algn sentido
responsable de la profeca falsa, hay algn criterio que pueda
ser aplicado a cada situacin, de modo que la gente u otro
profeta puedan determinar quin ha asistido realmente al
consejo divino, cundo no est El haciendo una prueba mediante palabras falsas? Esta es la cuestin que suscita G.
QUELL 61 Y llega a responderse que nicamente otro profeta
puede distinguir al verdadero del falso Segn Quell, el hecho
de que la profeca trabaje a dos niveles, el humano y el divino
(es decir, seres humanos actuando al servicio de Dios), descarta toda prueba de autenticidad, salvo el testimonio interno
de un autntico profeta Consecuentemente, un profeta no
puede ser juzgado teolgica y jurdicamente, sino slo pneumticamente, y nos recuerda que todo yerra en el camino de
la verdad Quell admite tambin grados diversos entre los

61 Wahre und falsche Propheten Versuch einer Interpretaron, 1952

38

LOS FALSOS PROFETAS

profetas verdaderos y percibe que el campo de la profeca


falsa est ms en el pasado remoto que en el presente. A d m i te el papel divino en la profeca falsa, especialmente en IRe
2 2 , en el segundo Isaas, J o b y Amos 3, 1 6; y por otro lado,
las dificultades de funcionamiento de un profeta ya estn
dibujadas en la confesiones de Jeremas, de modo que el
criterio de veracidad de W . STAERK es de imposible aplicacin 6 2 . Quell admite que la misin divina no puede ser probada, sino nicamente percibida por otro profeta. Subraya el
parecido con una ordala en la que Dios al final decide, de
modo que quien pretenda dar un criterio para distinguir la
profeca verdadera de la falsa tendra antes que hacerse las
tres preguntas de Jer 2 3 , 23 ss. Finalmente, Quell considera
gran parte de la profeca falsa como una tarea extraa de
Dios, un instrumento del plan divino.
Pero si nicamente otro profeta puede discernir quin es
mensajero genuino de Dios, cmo puede un profeta acreditar
su ministerio ante un pblico escptico y de qu modo estar
seguro de no ser instrumento de una accin extraa de Dios?
Este es el difcil problema que ha reclamado la atencin de S.
BLANK 6 3 , y que ha recado sobre l como consecuencia del
poco inters prestado por los contemporneos de los profetas a la Palabra de Dios; un destino parecido que el que
aguardaba a la mayora de los estudiantes a rabinos y pastores, a quienes fueron dirigidas originalmente esta conferencias (de la ctedra Goldensen). Para Blank los argumentos
dados por los profetas eran una batalla contra sus propias
dudas y contra otros oponentes. Afirma que Jeremas us
seis argumentos para intentar asegurar y convencer al pueblo
de que Dios le haba enviado: 1) el cumplimiento de las predicciones; 2) la simple afirmacin; 3) el contraste con la vox

62. Das Wahrheitskriterion der alttestamentlichen Prophetie, ZSystTh 5


(1928) 76-101. Segn Staerk, el criterio de verdad es el testimonio interno
del Espritu Santo de que no hay mensaje proftico de juicio sin su complemento salvfico y viceversa (83). En resumen, la confirmacin histrica del
mensaje de un profeta legitima la palabra de un hombre de Dios autntico
(87). Afirma que este criterio de verdad ha sido operativo en Is 8, 11 ss. Miq
3, 5 ss. Dt 18, 21 s. Zac 7, 9 s. Hab. 1, 13. Am 7, 12 ss. y Jer 28, 1 ss.; 23,
1 3-24; 26.
63. Of a Truth the Lord Hath Sent Me: An Inquiry into the Source of the
Prophet's Authority, 1955.

EL DRAMA ABIERTO DE LA INVESTIGACIN

39

populi; 4) el pronunciar palabras divinas y no humanas; 5) la


evidencia de que sus palabras eran divinas por ser verdaderas; y 6) la conformidad de su mensaje con la naturaleza de
Dios. Para Blank, la narracin de la vocacin era como un
diploma para Jeremas, y admite que la simple afirmacin de
26, 12-15 no necesita ningn suplemento, pues Jeremas
estuvo presente en el consejo privado de Dios (23, 22), particip en sus disposiciones de nimo (6, 1 1 ; 2 3 , 9) y estaba
inmerso en la oscuridad. El argumento del cumplimietno era
el menos satisfactorio para Jeremas, pues resulta poco confortable que se cumpla una sentencia de condena. Obviamente la voz de Jeremas no coincida con la de la gente, ya que
fue tenido por loco (29, 26) y era motivo de escarnio (1 5, 1 5;
17, 15; 2 0 , 7 s.); ms an, slo un loco poda augurarse
desastres, maldiciones y calamidades, o se atrevera a pronunciar un mensaje que concluye en prisin y ostracismo, a
no ser que estuviera impulsado por Dios. Blank ve tambin la
Nueva Alianza como consecuencia de la necesidad personal
de seguridad, y acepta la aplicacin de los argumentos de
Jeremas al problema general de la autoridad de la escritura.
La relacin del profeta con sus contemporneos es el
tema que estudia E. JACOB 6 4 , en un intento de explicar por
qu algunos profetas autnticos traicionan su vocacin. Es
decir, intenta investigar con mayor profundidad la transicin
de la profeca falsa a verdadera, el tema que llam la atencin
de K. Harms. Jacob indica cuatro obstculos en la autntica
profeca: 1) la monarqua, que termina pagando a profetas que
promueven intereses del rey; 2) la tradicin en trminos de
institucin, mesianismo, nacionalismo; 3) la gente, cuya opinin estaba sostenida por la mayora de los profetas; y 4) el
deseo de xito, como confirmacin del ministerio proftico.
La importancia de IRe 13 para la comprensin de la profeca
falsa la reconoce Jacob, mostrando cmo en todos los mediadores existe un germen de traicin a su Seor. La tesis de
Jacob de que la profeca verdadera y la falsa no son dos
campos separados, sino que la ltima es la perenne tentacin
de la primera, se basa en el rechazo de los criterios bblicos
para distinguir la una de la otra. Su deseo de comprender las

64. Quelques remarques sur les faux prophtes, ThZ 13 (1 957) 479-486.

40

LOS FALSOS PROFETAS

razones de la profeca falsa es un recordatorio de que incluso


para sta hay diversidad de criterios.
La complejidad del fenmeno de la profeca falsa la subray E. OSSWALD 6 5 . Admiti la necesidad de examinar la
literatura proftica caso a caso para determinar la distincin
entre ambos tipos. Osswald estaba muy influenciado por la
tesis de von Rad, intensificada por Buber, de que la interpretacin del momento histrico es decisiva, aunque personalmente tambin crea que los profetas verdaderos anteriores al
exilio predicaron casi exclusivamente palabras de juicio. Presta, adems, atencin a la profeca falsa en cuanto problema
extra-yahvista, pero llega a la conclusin de que la lealtad al
Seor es la norma absoluta de la enseanza proftica. Somete a un anlisis exahustivo los diferentes criterios usados
tradicionalmente para distinguir la profeca verdadera de la
falsa, y llega a concluir que ningn criterio es aplicable en
toda circunstancia, por lo que resulta imprescindible una adhesin de fe. Osswald escribe: el profeta verdadero tiene que
ser capaz de distinguir, si un momento histrico es hora de ira
o de amor de Dios 66 .
Para considerar cada uno de los incidentes que acompaan a la profeca falsa, es necesario atender a los contextos
de los que nacen tales conflictos. Este es el mtodo de H J .
KRAUS en su estudio de la profeca en crisis 67 . El autor
analiza atentamente las conclusiones a las que se ha ido
llegando en el estudio de los textos que presentan el conflicto
entre Jeremas y otros profetas, aplicndolas a las grandes
preguntas sobre la profeca verdadera y falsa. Kraus subraya
la variedad de medios por los que la Palabra de Dios llega a
los profetas (xtasis, msica y danza, glosolalia, sueos, visiones, audiciones), y los diferentes tipos de profetas (grupos
estticos, videntes individuales, profetas clticos y de corte).
Pero sostiene que el nico factor que caracteriza al genuino
profeta es la inmediatez con Dios. En IRe 2 2 queda clara la
diferencia que se desprende de este contacto inmediato con
el consejo divino: los oponentes de Miqueas de un espritu

65. Falsche Prophetie im Alten Testament, 1 962.


66. Id., 22.
67. Prophetie in der Krisis, Studien zu Texten aus dem Buch Jerema,
1964.

enviado por el Seor a sus mensajeros. La revelacin autntica, segn Kraus, viene directamente del Seor a Miqueas,
mientras que para los 4 0 0 la falsedad est mediatizada por el
Espritu. Esto mismo se encuentra en el trasfondo de Nm 1 2,
6-8: Moiss habl con Dios cara a cara, ntidamente y no con
frases oscuras, incluso contemplando la forma de Dios, mientras que los profetas normales se limitan a visiones y sueos.
Miq 3, 5 s. es el tercer pasaje a partir del cual intenta Kraus
comprender la profeca falsa. Aqu los oponentes de Miqueas
estn ntimamente motivados por la antigua fe en la eleccin
y las promesas de la alianza. En consecuencia, Kraus concluye
que en ninguno de estos casos nos es posible encontrar
figuras profticas a las que se pueda aplicar el insultante
ttulo de falsos profetas 6 8 . Con todo, admite la existencia de
diferencias reales entre los verdaderos y los falsos profetas,
especialmente en el no poder proclamar la culpabilidad del
pueblo, en denunciar la iniquidad (Miq 3, 8; Jer 2 3 , 1 7; Lam 2,
14). Esta imposibilidad, pretende Kraus, identifica al falso
profeta.
La atencin al contexto bblico ha suscitado la pregunta
de si en la literatura proftica se han conservado los puntos
de vista de los falsos profetas. A.S. VAN DER WOUDE 6 9 ha
buscado informacin adicional, repasando las discusiones
que existen en el libro de Miqueas. Se detiene en tres pasajes:
1) 2, 6 - 1 1 ; 2) 4, 9-14; 5, 4-5; 3) 2, 1 2-1 3; 3, 1 ss. A partir de
estos textos, van der Woude concluye que los falsos profetas
estaban imbuidos por el concepto de alianza (tanto la de Sin
como la del Sina); aplicaban al Seor el ttulo de Rey (Melek),
es decir, lo vean como al Dios El de Ugarit; y vean la amenaza a Jerusaln como la ocasin de una gran victoria sobre sus
enemigos que osaban amenazar al pueblo de la alianza del
Seor. Por eso, van der Woude sostiene que la literatura
proftica ha conservado fielmente orculos de los falsos profetas, a menudo sin indicar que son cita, de modo que se

68. Id., 112.


69. Micah in Dispute with the Pseudo-Prophets, VT 19 (1969) 244-260.
Tambin E. HALPERN, Hosea 2, 1-3, a quotation from the words of False
Prophets, Bet Miqra 11 (1965/66) 159-161 defiende la presencia de los
puntos de vista de los falsos profetas en el canon proftico. A menudo se
defiende que IMahum y Abdas y, quizs, algunos orculos contra las naciones
de Jeremas, Ezequiel e Isaas, son textos de falsos profetas.

42

LOS FALSOS PROFETAS

puede aprender mucho sobre los oponentes de los autnticos profetas, aplicando esta hiptesis a otros libros profticos 7 0 .
Ya que el estudio de los conflictos entre profetas ha sido
tan productivo en orden a clarificar la situacin en la que
surgi la profeca falsa, debemos ahora dar un paso ms y
asumir la visin de H.W. WOLFF, recientemente defendida
por van der Woude, segn la cual las citas profticas son una
autntica mena de informacin sobre el mensaje proftico y
su impacto. Ms an, el estudio de este material ofrece datos
fundamentales sobre las dificultades que encontraban los
profetas, e ilumina el mundo mental de las masas a las que
stos se dirigan. Aqu se descubren de repente las razones de
las crisis por las que pasaron los antiguos israelitas en el
perodo del exilio y postexilio: la duda del pueblo sobre la
justicia de Dios, problema que exige al profeta una respuesta
que va ms all de una promesa grandiosa o una amenaza de
juicio para el futuro. Hoy en da esta tarea es la que marca la
perspectiva al fenmeno de la profeca falsa, pues hace que
se estudie con el trasfondo de la desaparicin de la profeca
en el antiguo Israel, producida por la crisis de fe que se
produjo al negar la justicia de Dios. Esta es la meta del
presente estudio: contemplar el fenmeno de la profeca falsa
a la luz de la crisis teolgica de la religin popular, que
condujo al parcial desplazamiento de la profeca por el pensamiento sapiencial y apocalptico.

70. Este breve resumen no pretende ser exhaustivo. Ms bien ha intentado trazar las lneas ms importantes de la profeca falsa. Hay que recordar
tambin la Vanderbilt Ph. D. Dissertation de E. TILSON sobre los Profetas falsos
en el Antiguo Testamento (1951) y el artculo de A.H. EDELKOORT sobre Profeta y Profeta publicado en OTS 5 (1948) 179-189.

CAPTULO II

LA CRISIS DE FE

Van der WOUDE haba observado de pasada que, para


conocer la profeca falsa, era necesario estudiar las discusiones que se encuentran en la literatura proftica preexlica,
especialmente las que contienen alguna cita 71 . Su descripcin de la teologa de los profetas falsos es curiosamente
similar a la de C.F. LABUSCHAGNE, que trabaja sobre la vox
populi en el Israel del siglo VIII 7 2 . Yo mismo llegu a la conclusin de que la vox populi era crucial para comprender la
profeca falsa, y he emprendido este anlisis independientemente de Van der Woude y de Labuschagne. Sin embargo, es
necesario decir algunas palabras sobre la caracterizacin que
hacen de la religin popular.
Segn LABUSCHAGNE, la teologa popular se ha opuesto
siempre a la proftica, pues era una perversin del Yahvismo
como una infeccin transmitida de clula en clula 73 . Indica

71. VAN DER WOUDE, O.C, 246. R. GORDIS, Quotations in Wisdom Literature,
JQR 30 (1939) 123-147; Quotations in Oriental Literature, HUCA 22 (1949)
157-219; y The Book of God and Man, 1965, 169-189, encuentra muchas
citas en la literatura antigua, aunque hayan desaparecido las equivalencias de
las comillas.
72. Amos' Conception of God and the Popular Theology of his Time en
Studies on the Book of Hosea and Amos, 1964/1 965, 122-1 33. LABUSCHAGNE
sigue la misma lnea del precedente artculo en su obra Schriftprofetie en
volksideologie, 1968 (obra no accesible para nosotros, pero cfr. el resumen de
A.S. VAN DER WOUDE en ZAW 81 (1969) 136).

73. Amos' Conception of God and the Popular Theology of his Time' 1 23.

44

LOS FALSOS PROFETAS

que la perversin naci a base de permitir tcitamente lo que


mereca una oposicin; en la siguiente generacin casi todos
lo haban aceptado; ms tarde se hizo religin tradicional, y
finalmente, oficial, apoyada y enseada por sacerdotes y profetas 7 4 . Subraya al antropocentrismo de la religin popular, es
decir, la tendencia a creer que las cualidades destructoras del
Seor van a ser usadas nicamente contra los enemigos de
Israel, prescindiendo de la conducta del pueblo. Labuschagne
escribe: Atrincherados en el baluarte espiritual de la eleccin
y de la alianza, con un Seor que vigila sobre sus intereses y
existencia, el pueblo se senta seguro; y con un Seor que
respaldaba su causa, vivieron placenteramente sin conocer
ninguna inquietud 7 5 .
En otros lugares Labuschagne ha calificado a esta parateologa de etnocntrica, colectivista a expensas de la responsabilidad individual, y marcada por el convencimiento de
que el Seor actuar nicamente en pro de la salvacin (excepto sobre sus enemigos, es decir, los no israelitas) 76 . Van
der Woude subray tambin esta confianza en las acciones
salvficas de Dios, indic que los falsos profetas tenan mentalidad de alianza, vean al Seor como Rey en el sentido del
Dios El y estaban ms comprometidos en Realpolitik que en
teologa 7 7 . En ninguno de estos autores se descubre el menor
inters por indicar algn aspecto positivo de la profeca falsa
o de la religin popular.
Pocos pondran en duda la exactitud fundamental de tal
descripcin. Sin embargo, es slo parte de la verdad. Aunque
Labuschagne opina que la crisis causada por la cada de
Samara y de Jerusaln contrapuso dos tipos opuestos de
profetas (escritores contra populares), hay que hacer notar
que el conflicto exista ya desde el comienzo, como resulta
evidente al estudiar las citas de la literatura proftica. Una vez
examinadas las expresiones de la teologa popular, resulta
imposible tildar de mala fe a la vox populi.

74. Id.
75. Id. Contempla el mensaje de Amos como un reto al alivio de Sin,
pues el rugido del len no era un sonido reconfortante y en Amos no hay
Pathos.
76. Schriftprofetie en volksideologie.
77. VAN DER WOUDE, O.C, 255-260.

LA CRISIS DE FE

45

A. VOX POPULI EN EL ANTIGUO ISRAEL

Precindiendo del hecho de que el estudio de las formas


literarias es realmente un estudio de la vox popu/i, lo que
ahora pretendemos es hacer un examen de las citas que
sostienen posiciones distintas a las de los profetas escritores. Slo familiarizndonos con la voz del pueblo, podemos
comprender la profeca falsa, pues no es nuevo el refrn vox
populi-vox Dei (palabra del pueblo, Palabra de Dios) 78 .
Con lo que sigue pensamos mostrar que la vox populi se
caracteriza por: 1) confianza en la fidelidad de Dios; 2) satisfaccin con la religin tradicional; 3) oposicin a profetas que
defienden una opinin distinta; 4) desesperacin, cuando no
se ve un resquicio de esperanza; 5) dudas sobre la justicia de
Dios; y 6) pragmatismo histrico. Primero nos fijaremos en la
parte negativa de cada una de estas caractersticas, pero al
final dejaremos en claro su ambivalencia.

Confianza en la fidelidad de Dios


Mirada bajo un punto de vista, la confianza del pueblo es
una expresin de la fe en la benevolencia de Dios, independientemente de las circunstancias histricas; es la misma
confianza que Isaas exigi a Acaz (7, 9). Sin embargo, tal
confianza puede convertirse en supersticin, si se separa del
contexto moral y de la situacin histrica. El antiguo grito
cltico Dios con nosotros se grit tanto en los altozanos
como en el santuario. Ya en poca tan temprana como la de
Amos, el pueblo haba pervertido la dea teolgica de eleccin, la haba convertido de exigencia de responsabilidad en
motivo de libertinaje:
A vosotros slo os escog entre todas las tribus
de la tierra; por eso, os tomar cuentas de todos
vuestros pecados (3, 2),
y se haban refugiado en la esperanza de la teofana del
Seor:

78 A pesar del recurso al principio de que no hay gobierno equitativo que


no resulte del voto popular, la famosa frase de ROUSSEAU est limitada por el
hecho de que a menudo la voz del pueblo nace del temor y la desesperacin.

46

LOS FALSOS PROFETAS

Buscad el bien, no el mal, y viviris;


y estar realmente con vosotros, como decs,
el Seor Dios de los ejrcitos (5, 14).
Pero morirn a espada todos los pecadores de mi
pueblo;
los que dicen: "no llega, no nos alcanza la desgracia" (9, 10).
Una situacin parecida se refleja en los libros de Miqueas
y Jeremas. El primero cita la voz de sus contemporneos y
en ella se manifiesta la actitud que mantienen ante el hombre
de Dios:
No sermoneis - s e r m o n e a n - , no se sermonea
as;
no llegar la afrenta (Miq 2, 6),
y hacen ostentacin de su confianza en la bondad del Seor,
a pesar de su conducta inmoral:
Sus jefes juzgan con soborno, sus sacerdotes predican a sueldo, sus profetas adivinan por dinero; y
encima se apoyan en el Seor diciendo: "No est
el Seor en medio de nosotros? No nos suceder
nada malo" (Miq 3, 1 1).
Jeremas tuvo que enfrentarse con una confianza parecida,
llena de arrogancia, por parte de quienes negaban al Seor y
decan:
Renegaron del Seor diciendo: " n o es l " , " n o
nos pasar nada, no veremos espada ni hambre"
(5, 12),
y brindaban la paz a quienes andaban por su mismo camino:
A los que desprecian la Palabra del Seor les
dicen: "tendris paz"; a los que siguen su corazn
obstinado les dicen: "no os pasar nada malo"
(23, 17).
El pueblo acus de mala fe al profeta por proclamar contra
ellos el juicio de Dios:
Y encima dices: "soy inocente, su ira no me alcanzar". Pues yo te juzgar, por haber dicho que
no has pecado (2, 35).
Jeremas se ensaaba con los profetas que decan al pueblo:
No veris la espada, no pasaris hambre, os dar
paz duradera en este lugar (14, 13b),
una palabra que el Seor har, les har tragar muy pronto a

LA CRISIS DE FE

47

ellos y a sus oyentes (14, 15-16). En aquel da se recordarn


las jactanciosas palabras:
Aqu estoy contra ti... Decs: "Quin nos meter
miedo, quin penetrar en nuestras moradas?"
( 2 1 , 13).
La arrogancia del pueblo se refleja tambin en los juramentos que se usaban en tiempos de Jeremas. Es, sobre
todo, verdad en el popular Vive el Seor, que sac a los
israelitas de Egipto! (23, 17) 7 9 . No es extrao, pues, que el
pueblo buscara confianza apelando al arca (Jer 3, 16), al
templo (Jer 7, 4.1 0), y a la posesin de la ley (Jer 8, 8): Por
qu decs: "somos sabios, tenemos la ley del Seor?" Si la ha
falsificado la pluma de los escribas!.

Satisfaccin con la religin tradicional


La voz popular muestra tambin su satisfaccin con el
status quo. La lentitud del pueblo para dar respuesta, su ceguera y su dureza de corazn, en ningn sitio estn ms
claras que en la vocacin de Isaas (6, 9-13). Aqu la funcin
(e incluso la meta) del profeta es: embota el corazn de ese
pueblo, endurece su odo, cierra sus ojos; que sus ojos no
vean, que sus odos no oigan, que su corazn no entienda,
que no se convierta y sane (6, 10). Tal ministerio se manifiesta con viveza en el encuentro del profeta con Acaz (7,
1-25). La piadosa respuesta del rey: No la pido, no quiero
tentar al Seor (7, 10) indica que sus ojos han sido cerrados
ms efectivamente que los de Sedecas por Nabucodonosor
(2Re 2 5 , 7).
Isaas estaba espantado por la corrupcin de los lderes de
la sociedad, especialmente de los profetas y videntes. Acusa
a estos hombres de incapacidad para percibir la verdad espiritual ms elemental:

79. Personalmente tratamos la evolucin de la frmula de juramento en la


literatura antigua de Israel en YHWH Seba'6t sem: A Form-Critical Analysis
ZAW 80 (1969) 1 70 s., en donde llamamos la atencin sobre las costumbres
de jurar por dioses paganos (Gen 14, 19), por la vida de Yhaweh (Os 4, 15;
Jer4, 1-2; 5, 1-3), por Yahweh en cuanto Dios de Israel (Jos 9, 18), por
Yahweh en cuanto redentor (Jer 16, 14; 2 Sam 4, 9; 15, 21) y por Yahweh
como creador (Jer 38, 1 6. Cfr. 32, 22; Is 54, 9; 65, 16 s.).

48

LOS FALSOS PROFETAS

Cualquier visin se os convertir en texto de un


libro sellado: se lo dan a uno que sabe leer, dicindole: "por favor, lee esto" y l responde: "no puedo, porque est sellado". Y se lo dan a uno que no
sabe leer, dicindole: "por favor, lee esto". Y l
responde: "no s leer" (29, 1 1-12).
La insensibilidad del pueblo en tiempos de Isaas alcanza su
cumbre en las intrigantes palabras del profeta al, as llamado,
buen rey Ezequas y en la consiguiente respuesta (39, 1-8).
Haciendo caso omiso de la terrible prediccin de que Jud
ser conquistada, Jerusaln saqueada y enviada al exilio, de
que los hijos de Ezequas convertidos en eunucos en el palacio del rey de Babilonia, el rey de Jud da esta increble
respuesta:
"Es favorable la Palabra del Seor que has pronunciado", porque pensaba: "mientras yo viva habr paz y seguridad" (39, 8).
Tambin otros profetas se enfrentaron con el letargo
espiritual del pueblo y se opusieron a l con lenguaje fuerte.
Miqueas estaba convencido de que si un hombre inventara
una mentira, profetizando vino y licor, sera un profeta digno
de un pueblo tan insensible a los valores espirituales (2, 1 1).
Parece que Jeremas, especialmente sensible a las opiniones
de la muchedumbre, fue el profeta al que ms irrit la inmovilidad del pueblo. Le resultaba especialmente fastidiosa la adoracin rendida a imgenes de madera y piedra, aunque fuera
la religin del rey, de los prncipes, sacerdotes y profetas.
...dicen a un leo: "eres mi padre"; a una piedra:
"me has parido"; me dan la espalda y no la cara,
pero en el apuro dicen: "Acude a salvarnos!"
(2,27).
Estos contemporneos de Jeremas se engaaban pensando
que Dios no vea sus acciones. Los pecados del pueblo causaron, as, el sufrimiento de la tierra y de sus moradores (pjaros
y animales), pero ellos todava decan:
No ve nuestras andanzas (12, 4).
No es extrao que amenazaran al profeta con la muerte, si
segua profetizando en nombre del Seor (1 1, 21).
Oa el cuchicheo de la gente: "Cerco de Pavor"
"A delatarlo, a delatarlo!". Mis amigos acechaban
mi traspi: " A ver si se deja seducir, lo violaremos
y nos vengaremos de l" (20, 10).

LA CRISIS DE FE

49

Ezequiel, contemporneo de Jeremas, castig del mismo


modo al pueblo por la adoracin idoltrica y su dureza de
mente. El primero constituye el objeto de un pasaje notablemente parecido a Jer 12, 4 (Ez 8, 12). Tras haber mirado
Ezequiel por el periscopio divino y haber contemplado las
prcticas secretas de los jerosolimitanos, est seguro de que
sus palabras son:
El Seor no nos ve, el Seor ha abandonado el
pas (8, 1 2; cfr. 9, 9)
Los contemporneos del profeta no podan comprender por
qu haba perdido su valor el proverbio popular: Los padres
han comido los agrazones y los hijos sufren la dentera, y en
consecuencia objetaban: Por qu no carga el hijo con la
culpa del padre? (18, 19).
Los libros de Oseas y Sofonas atestiguan la presencia
durante su ministerio de una actitud de dejar hacer:
Israel exclama: "El profeta es un necio, un loco el
hombre del Espritu!" (Os 9, 7 BJ).
Ante esta burla popular. Oseas responde con fuerza:
Es por la inmensidad de tu culpa, por la grandeza
de tu hostilidad (Os 9, 7 BJ).
Los contemporneos de Sofonas, por su modo de leer los
acontecimientos, estaban convencidos de que el Seor no
acta ni bien, ni mal ( 1 , 12c).

Oposicin a profetas
La voz del pueblo es tambin de oposicin. Esta actitud de
respuesta al profeta y a Dios, que habla en el profeta, es
evidente en los libros de Miqueas, Isaas y Jeremas. El profeta Miqueas objeto de la ira del pueblo, por la aparente inactividad de Dios.
Mi enemiga al verlo se cubrir de vergenza, la
que me deca: "dnde est tu Dios?" (7, 10).
El sentimiento de oposicin alcanza su cnit en los contemporneos de Isaas, Efraimitas que con arrogante orgullo haban dicho:
Si han cado los ladrillos, contruiremos con sillares; si han derribado el sicmoro, lo sustituiremos
con cedro (9, 9),
y los habitantes de Jud, que preguntaban:

50

LOS FALSOS PROFETAS

A quin viene a adoctrinar, a quin viene a ensear la leccin? A recin destetados, a nios apartados del pecho? Cuando dice: " ce con ce, ce con
ce, pe con pe, pe con pe, chico aqu, chico all"
(28,9-10).
La burla est en forma de balbuceo infantil; Isaas se ha
convertido para ellos en un repetidor de jerga de nios, as
como de Ezequiel pensaban que hablaba el lenguaje hermoso
de los cantos de amor (33, 3 2 ; cfr. 2 0 , 49). La conducta de
los oyentes de Isaas intenta deliberadamente impedir los
planes del Santsimo:
Dicen a los videntes: "no veis"; y a los profetas:
"no profeticis sinceramente. Decidnos cosas halageas, profetizad ilusiones. Apartaos del camino, retiraos de la senda, dejad de poneros delante
al Santo de Israel" (30, 10-11).
El profeta de Anatot encontr tambin este mismo espritu de
desafo, cuando hablaba por el Seor:
Me he vuelto desierto para Israel , o tierra tenebrosa? Por qu dice mi pueblo: "Humos, ya no
volvemos a ti"? (Jer 2, 3 1 ; cfr. 6, 1 6.1 7; 2 2 , 21).
Al mensajero del Seor se le ataca tambin porque la palabra
del Seor no logra encontrar un efecto real en las vidas de la
gente. Se mofan diciendo:
Dnde queda la palabra del Seor? Que se cumpla! (17, 15).

Desesperacin
Adems, la voz del pueblo es desesperada. Jeremas era
consciente de este elemento en el corazn del pueblo, al que
comparaba con un camello o una burra en celo, que no puede
contener su deseo de macho 8 0 . As, quienes haban adorado a
otros dioses, decan con resignacin:
Ni por pienso! A m o a los extranjeros y me ir
tras ellos (2, 25b).

80. K. E. BAILEY y W. L. HOLLADAY, The "Young Camel" and "Wild Ass" in


Jer 2, 23-25, VT 18 (1 968) 256-260, han indicado que es el camello macho
el que experimenta el celo (y brama); en consecuencia entienden el pasaje con
ciertas diferencias, basndose en la estructura potica.

LA CRISIS DE FE

51

Pero la desesperacin no era simplemente el resultado de una


propensin a la idolatra. Se deba tambin al malestar por el
incumplimiento de las predicciones profticas. Lo que el pueblo no poda aceptar era la realidad teolgica de que la promesa siempre exceda a su realizacin, de que el hombre
religioso senta a menudo hambre en la tierra prometida 8 1 . Su
grito se elevaba al cielo:
No est el Seor en Sin, no est all su rey?...
Pas la cosecha, se acab el verano, y no hemos
recibido auxilio (Jer 8, 19-20).
Convencidos de que ellos mismos haban alejado toda posibilidad de perdn y cambio, daban la espalda a Jeremas, que
predicaba el arrepentimiento:
Responden: "No queremos, seguiremos nuestros
planes, cada uno seguir la maldad de su corazn
obstinado" (18, 12).
Tambin los contemporneos de Isaas estaban convencidos de que exista un insalvable abismo entre las promesas
de los profetas acerca del favor divino y la situacin histrica.
Por eso, rechazaban los ofrecimientos de ayuda divina de
Isaas, y aceptaban unos medios ms esclavizantes para librarse de los peligros humanos.
Vuestra salvacin est en convertiros y en tener
calma; vuestra valenta est en confiar y estar tranquilos; pero no quisisteis. Dijisteis: "No, huiremos a
caballo". Est bien, tendris que huir. "Correremos
al galope"; ms corrern los que os persiguen
(30, 15-16).

Dudas sobre la justicia de Dios


En medio de la desesperacin exista un aguijn de duda
en los dogmas sagrados, un espritu inquisitivo cercano a las
teodiceas de Gen 18, Ex 3 2 , Job, Habacuc y 2Esdras. (=Nehemas). Contemporneos de Jeremas ponan en duda la tesis

81. F. C. FENSHAM, Covenant, Promise and Expectation n the Bibel, ThZ


23 (1967) 305-322; C. WESTERMANN, The Way of Promise through the Od
Testamenta en The Od testament and Christian Faith (ed. por B. W. ANDERSON),
1963, 200-224 y Essays on Olt Testament Hermeneutics, 1963, passim.

52

LOS FALSOS PROFETAS

de que el Seor era compasivo, misericordioso y lento a la


clera:
Ahora mismo me dices: "T eres mi padre, mi
amigo de juventud", pensando: "no me va a guardar rencor eterno", y seguas obrando maldades,
tan tranquila (3, 4-5a).
Cuando este pueblo est sufriendo el castigo de Dios, su
grito de injusto!, llega hasta el cielo (5, 19).
Los contemporneos de Ezequiel no hacan caso al profeta, convencidos de que sus palabras se referan al lejano
futuro:
Hijo de hombre, qu significa este refrn que
decs en la tierra de Israel: "Pasan das y das y no
se cumple la visin?"... "Las visiones de ste van
para largo; a largo plazo profetiza" (12, 22-27b).
Estos mismos hombres ponan en duda la justicia de Dios:
Objetis: "no es justo el proceder del Seor" (18,
25),
por ms que Ezequiel les acusaba a ellos de injusticia y de
poca lgica. La defensa que hicieron los profetas de la justicia
de Dios no logr convencer al pueblo, ni siquiera en la poca
tarda del postexlico Malaquas. La experiencia de Job y el
escepticismo de Qohelet resultaron demasiado comunes para
poderlos tachar de mala fe, aunque esto es lo que hace Malaquas:
Con vuestras palabras cansis al Seor. Objetis:
"Por qu lo cansamos?" -Porque decs que el que
obra mal agrada al Seor y que El se complace en
tales hombres, y que dnde est el Dios justo?
(Mal 2, 17).
El pueblo ha reconocido la falsedad que supone la contaminacin de la religin por la magia 8 2 y, en realidad, ha avanzado ms all de la percepcin espiritual del profeta, pero no
supo sacar las conclusiones ticas adecuadas. Sus palabras
eran fuertes para Malaquas:
Vuestros discursos son insolentes contra m. Objetis: "En qu te ofenden nuestras palabras?".

82. E. M. GOOD, Irony in the Od Testament 1965, 196-240, estudia con


visin penetrante los presupuestos mgicos en la religin.

LA CRISIS DE FE

53

Porque decs: "no vale la pena servir a Dios, qu


sacamos de guardar sus mandamientos y de andar
enlutados ante el Seor de los ejrcitos? Tenemos
que felicitar a los arrogantes: los malvados prosperan, tientan a Dios impunemente" (Mal 3,
12-1583.

Pragmatismo histrico
Finalmente, la voz del pueblo revela un pragmatismo histrico. Isaas 5, 1 9 cita la ndole de este tipo de respuesta a
Dios y a su modo de actuar:
Que se d prisa, que apresure su obra, para que la
veamos; que se cumpla en seguida el plan del
Santo de Israel, para que lo comprobemos.
Sin embargo, el locus classicus de tal pragmatismo es Jer
4 4 , 16-19:
No queremos escuchar esa palabra que nos dices
en nombre del Seor, sino que haremos lo que
hemos prometido: quemaremos incienso a la reina
del cielo y le ofreceremos libaciones; igual que
h i c i m o s n o s o t r o s y nuestros padres, nuestros
reyes y jefes en las ciudades de Jud y en las
calles de Jerusaln. Entonces nos hartbamos de
pan, nos iba bien, y no conocamos la desgracia.
Pero desde que dejamos de quemar incienso a la
reina del cielo y de ofrecerle libaciones, carecemos
de todo, y morimos a espada y de hambre. Cuando
nosotras quemamos incienso y ofrecemos libaciones a la reina del cielo, acaso hacemos tortas con
su imagen y le ofrecemos libaciones sin el consentimiento de nuestros maridos?
Por el contrario, el profeta Ageo us el argumento pragmtico para hacer ver que las dificultades econmicas se
deban atribuir directamente al pecado ( 1 , 5-11), mostrando

83. Sobre este texto, cfr. E. PFEIFFER, Die Disputationsworte im Buche


Maleachi, EvTh 12 (1959) 546-568.

54

LOS FALSOS PROFETAS

la debilidad de este argumento desde cualquier perspectiva


que se use 84 .
Examinada as la vox populi en la literatura proftica, puede
ser muy ilustrativo prestar atencin ahora a sentimientos
semejantes, reflejados en el Deuteronomio y en los Salmos.
Las citas de expresiones populares en el Deuteronomio son
significativamente parecidas a las de los libros profticos. Dt
1,27 acusa a los Israelitas de murmurar en sus tiendas:
Porque nos odia nos ha sacado de Egipto el Seor, para entregarnos a los amorreos y destruirnos.
De modo parecido Moiss aparece en 9, 2 8 como intercesor
en favor de Aarn e Israel, tras la construccin del becerro de
oro, y razona:
No sea que digan en la tierra de donde nos sacaste: "No pudo el Seor introducirnos en la tierra
que les haba prometido" o "los sac por odio,
para matarlos en el desierto".
En 4 , 6 se menciona tambin la respuesta de otros pueblos,
pero esta vez como hipottica manifestacin de asombro:
Qu pueblo tan sabio y prudente es esa gran
nacin!,
puesto que observan los mandatos del Seor. Algo distinta
resulta 12, 3 0 , una advertencia para que no digan:
Cmo servan estas naciones a sus dioses? As
tambin har yo (BJ).

84. El presente anlisis de la vox populi no pretende ser exhaustivo, dado


que WOLFF ha tratado ya la cuestin de las citas en la literatura proftica. Ms
bien se intenta seleccionar las respuestas ms representativas hechas al
ministerio proftico e indicar as las amplias posibilidades que se nos ofrecen.
Es bastante claro que ha llegado el tiempo de intentar un estudio general de
la religin de Israel que se centra en la religin popular ms que en la
oficialmente aprobada (es decir, la de quienes escribieron y editaron el antiguo testamento). Algo de la riqueza del material se puede intuir en las siguientes expresiones populares no tratadas en el texto: 1) Am 6, 10: Chss. Pues no
es hora de pronunciar el nombre del Seor: 2) Os 10, 3: No tenemos rey, no
respetamos al Seor; el rey, qu puede hacernos?; 3) Jer 2, 6: No pregu
preguntaron: "Dnde est el Seor, el que nos sac de Egipto...?"; 4) Is 28,
15: Hemos firmado un pacto con la Muerte, una alianza con el Abismo;
cuando pase el azote desbordante, no nos alcanzar, porque tenemos la mentira por refugio y el engao por escondrijo.

LA CRISIS DE FE

55

Esta terca actitud se ataca tambin en 1 5, 9, en donde , tras


reconocer los problemas planteados por el ao de remisin,
se urge:
Cuidado, no se te ocurra este pensamiento rastrero: "est cerca el ao sptimo, ao de remisin", y
seas tacao con tu hermano pobre y no le des
nada, porque apelar al Seor contra ti, y resultars culpable.
En 2 9 , 18 se ataca de nuevo a quien, escuchadas las clusulas del pacto jurado, se felicita diciendo:
Tendr paz, aunque siga en mi obstinacin.
Finalmente, 3 1 , 17-18 contiene una prediccin particularmente mordaz. Un da de desgracia caer sobre Israel, si dice:
Es que Dios no est conmigo; por eso me ocurren
estas desgracias,
cuando Dios oculte su rostro a causa de la idolatra.
La vox populi en los Salmos tiene dos focos de inters: el
cerco de los enemigos que se burlan y la obsesiva duda sobre
la justicia de Dios. Se describe a los enemigos como quienes
se consideran a s mismos inamovibles (10, 6), olvidados de
Dios, que
se tapa la cara, nunca se enterar (10, 1 1),
y ms all de todo juicio posible (10, 13). Piensan que sus
lenguas dominan la situacin (12, 4) y se burlan del piadoso,
que ha confiado su vida al cuidado del Seor (22, 8). Su burla,
Ja, ja con nuestros ojos lo hemos visto!... Qu
bien! Lo que queramos!,
revela su alegra por la desgracia del justo (35, 21.25; 4 0 , 1 5;
7 0 , 3). Estos malvados esperan impacientes la muerte de sus
enemigos ( 4 1 , 5-8), diciendo:
Dios lo ha abandonado; perseguidlo, agarradlo,
que nadie lo defiende (7, 11).
Consideran vulnerable al justo por la carencia de profeca (74,
8s) y los enemigos planean tomar posesin de los pastos de
Dios (83, 4.12).
Los infieles problematizan tambin la justicia de Dios, sobre todo por su lejana. El t o n t o llega incluso a negar la
existencia de Dios (14, 1) y las naciones tienden a dudar de
su presencia (115, 2; 4 2 , 3.10). Sin embargo, el fiel se pregunta, si es posible escapar a su presencia, y responde:

56

LOS FALSOS PROFETAS

Si digo: "Que al menos la tiniebla me encubra,


que la luz se haga noche en torno a m", ni la
tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el
da (139, 11-12).
Consecuentemente piensa que el hombre debe decir:
El honrado cosecha su fruto, porque hay un Dios
que hace justicia en la tierra (58, 12).
El malvado, que brama por su boca:
Quin nos oye? (59, 8),
no se deja convencer tan fcilmente de que el Dios altsimo
(El Elyon) habita en los cielos, y pregunta:
Es que Dios lo va a saber, se va a enterar el
Altsimo? (73, 11).
Por eso, el malvado, mientras asesina a viudas y emigrantes y
degella a los hurfanos, comenta:
El Seor no lo ve, el Dios de Jacob no se entera
(94, 7).
Otros ejemplos de la voz del pueblo en los salmos son
menos significativos, pero pueden ser citados. En 78, 1 9 - 2 0
se recoge la incredulidad de los israelitas durante su marcha
por el desierto:
Podr Dios ponernos la mesa en el desierto?...
Podr tambin darnos pan, proveer de carne a su
pueblo?
Sin es el sujeto de los dems textos: el primero alude a un
recuento de los nacidos en ella (87, 4.5.7) y el segundo
recuerda los sonsonetes de burla de los babilonios
(Cantadnos un cantar de Sin)
y de los Edomitas
(Desnudadla, desnudadla hasta el cimiento 137,
3.7)
Como hemos visto, la vox populi ha sido formulada a partir
del conjunto de citas sobre el pensamiento popular que hacen
los profetas. Sin embargo, algunas de las citas son obviamente creaciones suyas y reflejan ms la capacidad proftica
de leer el pensamiento, que de escuchar la voz real del pueblo 8 5 . Esto es muy claro en Is 3 0 , 10s.: el pueblo aparece
incitando a los profetas a proclamar ilusiones, lo que equivale realmente a una interpretacin de lo que significa la
exigencia a los profetas para que hablen de salm (paz); en

LA CRISIS DE FE

57

Jer 1 8, 1 2 el pueblo confirma la perversidad de sus corazones y en Dt 2 9 , 19 un rebelde reafirma su terquedad 8 6 . Sin
embargo la mayora de las citas tienen un halo de autenticidad que justifica su aceptacin como autnticas respuestas
del pueblo a la fe de los profetas. Esto es verdad an en el
caso de que las palabras citadas sean de profetas de oposicin, pues en tal caso la vox populi no se diferencia de la de
su portavoz favorito (Cfr. Jer 14, 1 3b Miq 2, 6).
No hay que olvidar el factor positivo de la voz populi, ya
que cada uno de los seis factores descritos conserva un
puesto autntico de la teologa de Israel. La confianza en la
fidelidad de Dios, a pesar de que las apariencias indiquen lo
contrario, es una de las caractersticas ms nobles de la fe de
Israel, especialmente en el majestuoso himno teofnico de
Hab 3 y en la leyenda proftica en la que jvenes hebreos
hacen voto de morir por su fe, aunque su Dios, si quisiera,
podra salvarlos (Dan 3, 16-18). A menudo era difcil mantener tal fe en la bondad divina; de modo que no hay que
desacreditar esa conviccin, cuando se basa en la naturaleza
compasiva de Dios (Dt) o en la eleccin de Israel (Is-ll). Despus de todo, la antigua palabra de consuelo: no temas,
porque estoy contigo, ha tenido que producir de hecho ms
consternacin que alivio, pues la historia de Israel raramente
ofrece un testimonio de dicha presencia divina 8 7 .
De igual manera hay un grano de verdad en la satisfaccin
del pueblo con el status quo, en cuanto que representa una
instancia conservadora que reconoce el valor de las antiguas
tradiciones mosaicas y exige que se justifique cualquier cambio. La aparente insensibilidad e incapacidad del pueblo para
reconocer las ms sencillas realidades espirituales es, en parte, fallo de los mismos profetas, que no se ven libres de

86. WOLFF, Das Zitat im Prophetenspruch, 66-68, enuncia 3 criterios para


determinar la autenticidad de una cita1 1) conformidad con la situacin histrica (es decir, el criterio de probabilidad), 2) concordancia con la manera de
pensar del personaje citado, y 3) incomprensibilidad (cfr. Is 28, 9-13), WOLFF
juzga impensable un auto-juicio como Jer 2, 20 25 e Is 28, 15, y hace notar
que a menudo los profetas admiten que los citados pronuncian sus palabras
en sus corazones (Cfr. Sol 1, 12)
87. H D PREUSS ich will mit dir seinl ZAW 80 (1968) 139-1 73, estudia
esta frmula de gua divina con la ayuda de la idea nmada de una divinidad
que pastorea y protege a su pueblo Con todo, habra que preguntarse si en
este til ensayo se presta suficiente atencin al contexto de lucha.

58

LOS FALSOS PROFETAS

suspiros de envidia 8 8 o de carcter vengativo, ni eran maestros en el arte de la pedagoga o de la comunicacin, pues la
auto-estima estaba a la orden del da. Tampoco debemos
desprestigiar el espritu de oposicin, pues en ocasiones tanto el profeta como quien le enva son culpables de actitudes
indignas de ellos (la intercesin de Moiss en favor de Israel y
la de Abraham por Sodoma y Gomorra son ejemplos de
oposiciones prometeicas que pocos condenaran).
Se puede probar que la desesperacin jug un papel
positivo en la religin de Israel? Si uno, como creo que debe,
rehusa hace valer el argumento de que la desesperacin oblig a Israel a ampliar los horizontes de la gracia de Dios
(revelados ahora en la Nueva Alianza), puede alabar la honestidad de quienes desahogan su desesperacin y, tal vez, admirarlos por no haber aceptado una palabra de autoridad, que
no se certificaba de modo convincente (una vida de amor!).
Lo mismo podemos decir de quienes pusieron en duda la
justicia de Dios - s o b r e todo, por motivos histricos- y de
quienes se lamentaban porque no se tena en cuenta su virtud. Este es precisamente el tipo de herosmo que emana el
libro de Job, puesto que el dogma de la retribucin individual
resultaba positivamente criminal en sus efectos, aunque estuviera fundado en la creencia de que el Creador ha configurado
el universo teniendo en cuenta el principio de justicia.
Finalmente hay que notar que el antropocentrismo est
lejos de la maldad que le atribuye Labuschagne. Al contrario,
la orientacin de la literatura sapiencial es bsicamente antropocntrica, como lo ha demostrado Zimmerli 8 9 , y la mayora
de la literatura proftica es en sus cotas ms elevadas casi
exclusivamente antropocntrica (Miq 3, 6-8; A m 5, 24s). Incluso el etnocentrismo hay que considerarlo dentro de la
misin de Israel a ser bendicin de la humanidad y luz de las

88. NORTH, Angel-Prophet or Satan-Prophet?, 53, usa esta frase para distinguir las quejas de Jeremas de las suaves discusiones de Malaquas. C.
WESTERMANN, Propheten en Biblisch-Historisches Handwrterbuch III, 1966,
1511, observa que las discusiones de Malaquas indican una transicin de la
profeca a la enseanza, en cuanto que se asume en la palabra proftica la
oposicin al profeta. Segn esto, tales discusiones constituyen una autntica
enseanza, ms que una auto-justificacin del profeta.
89. Zur Struktur der alttestamentlichen Weisheit, ZAW 51 (1933)
177-204 (Qu es bueno/provechoso para el hombre?).

LA CRISIS DE FE

59

naciones (Gen 12, 1ss, Is 4 9 , 6), y el pensamiento colectivo


del antiguo Israel era necesario desde el punto de vista religioso y social En resumen, mientras Labuschagne y van der
Woude han ayudado mucho a clarificar la faceta negativa de
la religin popular, hay otra cara que no se debe olvidar y que
ilumina maravillosamente el conflicto entre profetas

EL PROBLEMA DE LA JUSTICIA DE DIOS

Ya hemos dicho ms arriba que la voz populi pona en


duda la justicia de Dios, como a menudo se afirma que Job es
un ataque a la religin popular, tendremos que hacer algunas
precisiones 9 0 El dogma de la retribucin individual, lejos de
ser una invencin de la plebe egocntrica, fue formulado por
los lderes religiosos de Israel Profetas, sacerdotes y sabios
contribuyeron a la popularidad del dogma, por lo que es
necesario concluir que la doctrina de la retribucin individual
estaba apoyada por la religin institucional Las tradiciones
profticas de la alianza y de la guerra santa, ms an, su
premisa fundamental de que Dios controla la historia, conllevan la idea de que la virtud se premia De igual manera, el
trasfondo legal y mgico de la religin sacerdotal pertenece al
mundo mental de quienes, al ms craso nivel, piensan que la
divinidad retribuye a quienes colaboran a su binestar mediante el sacrificio o la conducta Y, claro est, la sabidura en
todo el antiguo Oriente Medio presupone que Dios ha creado
el universo de modo que ste premie automticamente a
quienes se atienen al principio que da coherencia al mundo
(ma'at, ME, sedaqa)9'1 En tal comprensin del mundo no entra
fcilmente el principio de gracia, y la tensin entre estas dos
concepciones de la situacin divina es palpable en los tres
estratos de la literatura bblica
El parentesco entre la religin popular y la de Job se
puede ilustrar, analizando las discusiones profticas que tienen por objeto la justicia de Dios Ezequiel formula el estado
de nimo del pueblo, al citarles cuando afirman que toda

90 Mas extensamente tratamos el tema en Popular Questionmg ofJustice


of God m Ancient Israel ZAW 82 (1970) 380 395
91 H SCMID Gerechtigkeit ais Weltordnung 1968

60

LOS FALSOS PROFETAS

visin concluye en el vaco, de modo que uno se ve obligado a


pensar que los caminos de Dios no son justos (Ez 1 2, 2 2 ; 1 8,
21). De las seis discusiones analizadas por E. PFEIFFER en
Malaquas, dos ponen en duda la justicia divina (2, 1 7-3, 5; 3,
1 3-21 )92. En Is 2 9 , 1 5s encontramos otra discusin en la que
el profeta intenta defender la justicia de Dios, acusando al
pueblo de apropiarse las prerrogativas de la divinidad. Para
expresar su pensamiento usa Isaas una fbula de discusin,93
en la que pone de manifiesto lo absurdo que resulta un cambio de papeles entre el barro y el alfarero.
Miq 2, 6-1 1 comienza citando la reaccin popular ante el
profeta, probablemente citando orculos de corrientes profticas opuestas (pero claramente es el punto de vista de las
masas); contina defendiendo la justicia de Dios, explicando
su paciencia y la culpabilidad de Israel; y concluye caricaturizando el mansaje que el pueblo espera. Otro pasaje, que como
ms claro resulta es vindolo a la luz del problema de teodicea, es Is 2 8 , 23 2 9 . En l, tras la llamada de atencin a los
oyentes, se enumera una serie de tcnicas del buen agricultor;
serie que se interrumpe con el aviso de que tales tcnicas se
las ensea Dios al agricultor. A continuacin se detallan, mediante declaraciones o preguntas, las actividades del agricultor, que concluyen adecuadamente con una doxologa en la
que se alaba a Dios por su excelente consejo y su gran
sabidura. Tambin Is 4 0 , 2 7 - 3 1 pertenece a este grupo, pues
se descubre la pregunta inicial y la cita (Por qu andas
hablando... "mi suerte est oculta al Seor, mi Dios ignora mi
causa"?), y al mismo tiempo el himno de alabanza y la promesa de futuras bendiciones. Las razones de la esperanza se
fundan en el conocimiento de que el Seor es el creador,
inalcanzable para el conocimiento y gratuito en la defensa del
dbil. En resumen, cuando uno ve la frecuencia con la que se
duda de la justicia de Dios y, por otra parte, el apoyo institucional a la creencia en la retribucin individual, resulta imposible entender a Job como un ataque a la religin popular.

92. Die Disputationsworte in Buche Maleachi.


93. H. GRESSMANN, Israels Spruchweisheit in Zusammenhang der We/tliteratur, 1925, 28s., usa este trmino para describir Is 10, 1 5, un texto similar.
Sin embargo, las diferencias entre estos dos versos y una autntica fbula
son tan enormes, que se debe usar el trmino con precaucin.

LA CRISIS DE FE

61

Pero el reconocer que J o b y la vox populi hablan con la


misma voz, no nos debe hacer olvidar el hecho de que la duda
en la justicia de Dios es una de las preocupaciones primarias
en toda la literatura sapiencial del antiguo Oriente Medio 9 4
Se dan tres respuestas bsicas al problema de la aparente
injusticia de los dioses (1) los seres humanos son malos por
naturaleza, de modo que sea cual sea su suerte es menos
odiosa de la que merecen, (2) los dioses son injustos, y (3) el
conocimiento del hombre es parcial, pues los dioses estn
ocultos Las tres respuestas las podemos encontrar en los
intentos israelitas de solucionar el problema Gen 18, Ez 3 2 ,
Hab, Job, Qohelet y 2Esdras (=Neh) En estos se descubre una
tendencia creciente a alejar las implicaciones de la tercera
respuesta, en concreto con la nocin disciplinar del sufrimiento y la resolucin final del problema tras la muerte
Qu nos ensea, en resumen, este anlisis de la vox
populi y del problema de la justicia de Dios? En primer lugar,
muestra una ambivalencia de la religin popular Ya no ser
posible contemplar la religin del pueblo como unvocamente
corrompida, espejo til en el que contrastar la antigua fe
proftica Afirmando este hecho, debemos reexaminar la teologa de los falsos profetas, puesto que su orientacin es
frecuentemente parecida a la de la religin popular que acabamos de estudiar Esta segunda revisin de la llamada profeca falsa puede iluminar las razones del conflicto p r o f e t i c e
especialmente si a c e p t a m o s que las d i s t i n t a s posiciones
tienen un cierto grado de verdad
En segundo lugar, la crisis de fe del antiguo Israel tiene su
origen en el taln de Aquiles de la profeca, en la carencia de
credenciales para la palabra proftica El profeta era especialmente vulnerable, pues pretenda decir lo que otro le haba
comunicado, pero cuando desafiantemente se le preguntaba
por la fuente de su palabra, nicamente poda afirmar que
Dios le haba convocado, le haba mandado una visin, le
haba dicho una palabra Y dada la carencia de todo tipo
convincente de acreditacin, no nos debe extraar el descubrir que se contestaba la interpretacin proftica segn la

94 PRITCHARD ANET 405-410 434 440 G W LAMBERT Babyloman Wisdom Literature 1960, 21-91 139 149 S N KRAMER Man and his God A

Sumenan Vanation of the Job Motif, SVT 3 (1960), 170-187

62

LOS FALSOS PROFETAS

cual la historia era la palestra en la que Dios actuaba y sobre


la que tena pleno control; especialmente cuando el pensamiento colectivo comenzaba a dar paso a una instancia semiindividualista 9 5 . Algo tendremos que decir ms tarde sobre
esto, pero es necesario primero examinar los medios con los
que un portavoz proftico intentaba acreditar su palabra ante
un auditorio hostil. La carencia de cualquier criterio vlido
para distinguir la profeca verdadera de la falsa est delineada
en la leyenda proftica (Midrash?) de IRe 13, que ahora
trataremos.

95. S. B. FROST, The Death of Josiah: A Conspiracy of Silence. JBL 87


(1968) 369-382, llama la atencin sobre el hecho de que extraamente el
antiguo Testamento no trata el nico hecho que contradice la tesis bsica de
la teologa proftica (ms an, de la fe de todo el antiguo Testamento, 377), a
saber, la muerte de Josas. FROST escribe: El hecho es que la muerte de Josas
parece que fue la roca, relativamente pequea pero aguda, en la que encall la
dea veterotestamentaria de una historia conducida por Dios (381).

CAPTULO III
LA INCAPACIDAD PROFETICA
PARA AFRONTAR EL DESAFIO

A . IR 13: UNA PERSPECTIVA SOBRE EL CONFLICTO PROFTICO

1. Exposicin de I Re 13
K. BARTH ha dicho que IRe 13 es quizs la historia
proftica ms expresiva y ciertamente la ms rica y amplia del
Antiguo Testamento 9 6 . Podemos resumir brevemente la narracin como sigue: Jerobon, tras haber establecido santuarios reales en Betel y Dan y haber convocado una fiesta
especial para sacrificar en los altares, subi a Betel para
ofrecer incienso; un hombre de Dios de Jud, obediente a la
Palabra de Dios, profetiz contra el altar, prediciendo su desecracin. El airado rey estir la mano y orden el arresto del
profeta, logrando nicamente ser herido de lepra y provocar
una seal por parte del hombre de Dios: la ruptura del altar y
el anuncio de que las cenizas sern desparramadas. Jerobon
pide la curacin, recupera la salud de su mano y muestra su
gratitud invitando al hombre de Dios a su casa para que
descanse y reciba recompensa. Este rechaza la invitacin,
porque el Seor le ha prohibido expresamente comer pan y

96 Church Dogmatics II, 2, 1957, 409; la exgesis de IRe 13 fue reimpresa en BibSt 10 (1955) 12-56.

64

LOS FALSOS PROFETAS

beber agua en Betel, y le ha indicado, adems, que debe


volver a Jud por un camino diferente al que ha trado para
subir a Betel.
La noticia de lo sucedido y de la profeca pronunciada
lleg a odos de un anciano nab?, de Betel. Este profeta orden a sus hijos que le aparejaran el burro y, siguiendo al
hombre de Dios, lo encontr bajo la encina. Confirmada la
identidad del hombre de Dios, el nabf le invito a comer, pero
recibi la misma respuesta que antes recibiera Jerobon. El
nabT apel al hecho de que tambin l era profeta y a que un
ngel le haba ordenado llevar al hombre de Dios comida. La
mentira era convincente y comenz el banquete.
De nuevo vino la Palabra de Dios, esta vez al nabY, el cual
grit al hombre de Dios que su desobediencia le acarreara
ser enterrado fuera de la sepultura familiar. El condenado prosigui el camino, slo para ser despedazado por un len; pero
su cadver no fue devorado y el len se mantuvo a distancia
del hombre y del burro. Los caminantes contemplaron esta
extraa seal y llevaron la noticia a los habitantes de Betel.
Entonces el anciano nab" se lleg al lugar, recogi el cadver
del hombre de Dios y volvi a Betel. Sigue el entierro del
desobediente, que fue colocado en el panten familiar del
nab?'; ste, a su vez, pidi a sus hijos ser enterrado junto al
hombre de Dios, porque se cumplira la profeca contra el
altar de Betel y contra todas las casas de los altozanos que
hay en las ciudades de Samara. Pero Jerobon no cambi.

La interpretacin

clsica de BARTH

Se ha dicho que la exgesis de esta historia realizada por


BARTH es uno de los ejemplos ms finos de interpretacin
bblica de los ltimos 5 0 aos 9 7 . Segn l, esta narracin
trata como tema de la polaridad que constituyen la eleccin y
el rechazo por parte de Dios, combinando notablemente las
tensiones entre nacin e individuo. Los contrastes son llamativos: el independiente hombre de Dios versus (contra) el

97.

M. A. KLOPFENSTEIN, / Knige 13 en Parresia, K. BARTH zum achtzigsten

Geburtstag, 1966, 639. M. NOTH, Knige, 1968, 306 s llama la atencin


sobre algunas correcciones necesarias a la interpretacin de BARTH.

LA INCAPACIDAD PROFETICA

65

profeta profesional, la nacin de Jud versus Israel La cuestin principal es la posibilidad de convivencia entre Betel y
Jerusaln Barth llama la atencin sobre 3 crisis en la narracin (1) una Palabra de Dios contra otra palabra de Dios
(1 1-19), (2) la proclamacin de una autntica palabra de Dios
por boca de un mentiroso, en el mensaje de condena (20-26);
y (3) el anciano nabf, buscando refugio junto a los huesos del
hombre muerto Dos personajes resplandecen de modo especial, el hombre de Dios, tras el que se encuentra el descendiente de David Josas, y el profeta profesional, bajo el padrinazgo del pro-canaanita Jerobon El primero proclama que la
causa de Dios es irresistible, llevada adelante por un nabT
profesional, cuando el hombre de Dios resulta infiel Reconoce, adems, la narracin que incluso los elegidos, Jerusaln y
la monarqua davdica, sern infieles a Dios La segunda escena dibuja a Samara como la tentacin responsable de la
canaanizacin de Jud y da a entender que el Seor es muy
paciente con Israel a pesar de todo, envindole incluso profetas y permitiendo al culpable profesional marcharse libre,
mientras castiga al hombre de Dios por una nica transgresin, inducido por factores secundarios La yuxtaposicin de
los dos cuadros indica que Jud e Israel no pueden vivir
aisladas, sino que deben permanecer en dilogo, hablando el
elegido con el rechazado El eplogo autntico est en 2Re 2 3 ,
1 5 - 2 0 la historia de la destruccin de los santuarios, llevada
a cabo por Josas, a la vez que dejaba intactos los huesos del
hombre de Dios y del anciano nabT, por otra parte, el ncleo y
la sustancia de IRe 1 3 es el mensaje de Is 4 0 , 8 La palabra
de nuestro Dios permanece para siempre 9 8
A partir de este breve recorrido por el anlisis que hace
Barth de la narracin, se puede ver fcilmente que el JUICIO
que da KLOPFENSTEIN de la misma, aunque algo exagerado,
es esencialmente correcto Con todo, y como bien lo ha visto
Klopfenstein, la interpretacin de Barth es slo una indicacin
en el camino, pues la narracin no trata realmente de eleccin
y rechazo. Por consiguiente, an queda mucho por decir sobre esta narracin, y es lo que ahora vamos a intentar.

98 BARTH Church Dogmatics, 393-409

LOS FALSOS PROFETAS

66

Clarificaciones

posteriores

Normalmente se acepta que la seccin comprendida entre


12,32 y 13,34 es una interpolacin secundaria, no imputable
al deuteronomista, ya que 13,34 va unido a 1 2 , 3 1 " . El material est claramente dividido en dos secciones: 1 2,32-1 3,10 y
1 3 , 1 1 - 3 2 1 0 0 . La historia misma pertenece a la categora de
leyenda proftica, si bien la forma, escrita genricamente sobre un profeta famoso, proviene de la literatura posterior 1 0 1 .
Pero existe un ncleo histrico en la narracin, aunque la
especificacin de ese continuum est plagada de dificultades.
NOTH supone la existencia de una tradicin local en Betel,
fechada con posterioridad a la reforma cultural de Josas 1 0 2 ,
mientras J . A. MONTGOMERY y H. S. GEHMAN piensan en
una leyenda que explica el prematuro final de cierto personaje
sagrado 1 0 3 .
El hombre de Dios de Jud queda annimo, pero WELLHAUSEN ve con razn la influencia de A m o s en la narracin 1 0 4 . Aunque aadamos despus, siguiendo las teoras de
recientes investigadores, nuevos nombres a la lista de personajes prototipos de esta historia: Oseas, Elias, Miqueas y Ajas
(con KLOPFENSTEIN) el parentesco con la historia de A m o s
es llamativo y exige mayor atencin.
Una lista de puntos de contacto debe incluir los siguientes
captulos: 1) ambos son de Jud y, obedientes a la Palabra del
Seor, aparecen en Betel para profetizar la destruccin del
altar; 2) ambos tienen una discusin con Jerobon, ya sea
personalmente o mediante un sacerdote oficial; 3) en el m i nisterio de ambos juega un papel el comer pan; 4) en ambas

99. 0. EISSFELDT, The Od Testament, an Introduction, 1 965, 290; A. WEISER, The Od Testament: Its Formation and Development, 1961, 178 (probables apndices post-deuteronmicos).
100. M. NOTH, Knige, 291. J. GRAY, / and II Kings, A. Commentary, 1963,

293, piensa en una distribucin 12, 32-13, 6 y 13, 7-32.


101. A. BENTZEN, Introduction to the Od Testament, 1959, 237-240, ha
descrito muy bien este gnero.
102. M. NOTH, Ueberlieferungsgeschichtliche Studlen, 1957, 79 Nota 3;
81.97.
103. The Book of Kings, 1951,262.
104. Recientemente 0. EISSFELDT ha publicado un artculo (no accesible al
autor) acerca de las ideas populares sobre Amos, titulado Amos und Joas in
volkstmlicher berlieferung, en Barnikol Festeschrift, 1964, 9-13.

LA INCAPACIDAD PROFETICA

67

narraciones un len es personaje importante. Otros posibles


puntos de contacto son: 1)Jerobon no puede volver su
mano; no podra aludirse a esto en la enigmtica expresin:
Yo no lo har volver (="no le perdonar") (Am 1,
3.6.9.11.13; 2, 1.4.6); 2) existe duda de que el hombre de
Dios y Amos fueran profetas (nabV); 3) Era el anciano nabV
un falso profeta con malvolas intenciones? Era mala la
intencin de Amasias? (Am 7, 10-17) 1 0 5 ; 4) los cadveres
tirados por el suelo en silencio en el libro de Amos hacen
referencia al cadver abandonado de esta narracin? (8, 3).
Pero existen importantes diferencias, que no podemos pasar por alto: 1) A m o s no realiza milagros; 2) tampoco se preocupa de altares impuros; 3) a Amos se le pide que coma su
pan en Jud (ganar su sueldo o vivir?); 4) a A m o s se le opone
un sacerdote; 5) Jerobon est en el trasfondo del libro de
Amos.
Pero, a pesar de tales diferencias, es posible que Amos sea
el profeta que est en el trasfondo de IRe 13. Si es as,
dnde se conserv la historia, en Betel o en Jud? El hecho
de que se evite cuidadosamente el ttulo de nabV (sin ninguna
excepcin) para designar al hombre de Dios, y la insistencia
en llamar al profeta del Sur hombre de Dios y al de Betel
nabV puede tener sentidos distintos, segn provenga del Norte o del Sur. Si la historia proviene de Betel, el trmino
hombre de Dios puede ser despreciativo y se referira a
alguien cuya autoridad depende de la posesin del carisma,
mientras que nabf se referira a un profeta oficial, y por lo
tanto, legtimo. Si, por el contratio, se conserv en Jud, el
hecho de que se evite el trmino nabV puede nacer de la
sospecha de que los profetas clticos no proclaman genuinamente la Palabra del Seor. La historia, tal cual est, presupone una cierta inclinacin en favor del hombre de Dios de
Jud, seriamente avalada por la adicin de la frase: y le
minti 1 0 6 . Sin embargo, es probable que la historia circulara
originalmente por Betel y reflejara un punto de vista del Norte.

105. WURTHWEIN, Amos-Studien, ha defendido que Amasias estaba en buena disposicin respecto a Amos, pero eso no se desprende de la respuesta
que le dio.
106. QUELL, Wahre un falsche Propheten: Versuch einer Interpretation, 70
nota 2, piensa que Sanda puede tener razn al considerar y le minti como
glosa.

68

LOS FALSOS PROFETAS

Una serie de factores hacen que los especialistas consideren tarda la narracin. Entre stos se mencionan: 1) el anonimato del hombre de Dios y del nab; 2) la mencin de un
ngel como mediador de revelacin (no el ngel del Seor);
3) la intencin didctica; 4) los restos mgicos; 5) la presencia
del hombre sagrado, que incluso muerto hace milagros; 6) la
conducta folklrica del len; 7) la mencin de Josas por su
nombre; 8) la referencia a ciudades de Samara, imposible
antes del 7 3 4 a.C; y 9) la imagen mecnica de la profeca y
de su acreditacin.
De estos argumentos pocos son concluyentes. El anonimato no prueba una datacin posterior; ms an, podra indicar precisamente todo lo contrario. Tampoco es tpico de la
literatura posterior la intencin didctica, pues ya se empleaba dicho estilo en tiempos de Amos (3, 3-8). Lo mismo podemos decir de los elementos mgicos, dado que el simbolismo
proftico hunde sus raices en la magia y las narraciones de
Eliseo contienen ya el elemento del hombre sagrado que
realiza milagros tras su muerte (cfr. tambin las narraciones
de Balan). Estas mismas narraciones hablan de osos que
castigan a los nios de Betel, porque se burlan (2Re 2,
23-25). Finalmente la comprensin mecnica de la profeca
es bsica para el Deuteronomio (1 3). Con todo, todava nos
queda la mencin de Josas, que es decisiva y que no elimina
el intento de C. F. KEIL de interpretarla como un apelativo (a
quien el Seor sostiene) 107 . Quedan, adems, la alusin al
ngel como mediador de la Palabra de Dios (aunque cfr. IRe
19, 5 y notar que la segunda palabra del Seor al nab sucede
sin mediacin anglica) y la referencia a las ciudades de
Samara.
Estos factores indican que el recopilador deuteronomstico (o quizs un editor posterior) aadi tras la reforma de
Josas una antigua tradicin oral sobre un hombre de Dios
que se opuso a Jerobon con profecas sobre la desecracin
del altar y que rechaz la hospitalidad del rey, al descubrirse
casualmente y preservarse conscientemente la tumba a la
que hace referencia dicha tradicin.

107. C. F. KEIU The Book of Kings (sin fecha), 206 ss.

LA INCAPACIDAD PROFETICA

69

Se discute cul es la intencin de la historia 1 0 8 , aunque


parece clara la razn de su inclusin en la historia deuteronomstica. La narracin subraya que un autntico hombre de
Dios avis ampliamente a Jerobon, con lo que se agrava su
culpabilidad 1 0 9 . Este punto de vista es ms adecuado que la
tesis de MONTGOMERY y GEHMAN, segn la cual, la historia
pretende ofrecer una moraleja sobre el profeta desobediente 1 1 0 , pues el hombre de Dios queda bien tratado, como lo
est indicando el deseo del nabf de ser enterrado junto a sus
huesos.
Algunos puntos de esta historia merecen una atencin
especial, concretamente el anonimato del profeta, el tema del
anciano nabf, el papel del len y los cuatro contrastes obvios
de la narracin. Primero, la antigua tradicin sobre la identidad del hombre de Dios. En 2Cr 13, 2 2 se menciona a un
profeta llamado Iddo, y se afirma que los hechos y palabras
del profeta Abas se recogen en la historia del profeta Iddo.
Josefo (Ant VIII, 9, 1) llama al hombre de Dios Yadn, nombre
que pudo haber tomado de 2Cr 13, 2 2 1 1 1 .
Se ha interpretado de diversos modos el motivo de la
extraa conducta del anciano nabf, segn se mantenga o se
omita (de acuerdo con Sanda y siguiendo a LXX) la frase
(Kihesl): le minti (13,8). Es extraa la ausencia de la
conjuncin y (wawj, pero se puede explicar por haplografa,
de modo que no se puede tomar una decisin definitiva. En
consencuencia las opiniones sobre el anciano nabf son tambin favorables o desfavorables. C. F. KEIL capitanea la tesis
de que el nabf era un profeta honorable al servicio del Seor 1 1 2 . Este mismo punto de vista ha sido expuesto rdente-

l o s J LINDBLOM Prophecy in Ancient Israel, 63s opina que la historia


circul porque serva de precedente sobre cmo resolver el problema de
distinguir una revelacin divina autntica de una falsa, a saber, si la que t
recibes se contradice con la de otro, confa en la tuya Sin embargo, no es
probable que se diera necesariamente tal consejo a la innata arrogancia
religiosa del hombre
109

N H SNAITH I and II Kmgs, IB 1954,

120

110 The Book o Kmgs, 261


111 GRAY / and II Kmgs, 295 s. Ya'adn, por mettesis 'idn, pero GRAY
piensa tambin que 'iddo puede ser un sustantivo y no un nombre, pues 'ded
se refiere a consoladores o profetas en las inscripciones de Zakir de Jamat y
112 The Book of the Kmgs, 206-207.

LOS FALSOS PROFETAS

70

mente por KLOPFENSTEIN, que lleva la tesis hasta el extremo


de decir que el culto sincretista de Jeroboan era una forma
legtima de culto al Seor 1 1 3 . Los que contemplan al nabf
bajo otra perspectiva sospechan en su actuacin un motivo
siniestro o un deseo de aumentar su propio prestigio. Observan con razn que, si el hombre de Dios rechaza la invitacin
del rey, estaba poniendo en duda la legitimidad de culto
decretada por el rey. Sin embargo, la hiptesis de que el nabf
y sus hijos eran profetas clticos profesionales no nace del
texto. Por otra parte, si el nabf desea simplemente mejorar su
status, asocindose al taumatrgico hombre de Dios, se comprende la mentira y la peticin sobre el enterramiento, que
sera un intento por corregir un error del hombre de Dios o
simplemente un testimonio de la autenticidad del ministerio
de este ltimo. No se puede negar la autenticidad de la palabra del nabf en base a su referencia a un ngel, pues este
motivo est en Ezequiel y Zacaras, por no mencionar el
documento elohista. La mediacin anglica puede ser un recurso teolgico para aliviar la responsabilidad divina de una
invitacin siniestra, es decir, de dar un mensaje falso 1 1 4 . Finalmente, no lo olvidemos, el carcter de alianza del banquete es
esencial en la narracin, de modo que la invitacin no es tan
inocua como puede parecer 115 .
Uno de los elementos ms fascinantes de la narracin es
el papel del len, que BARTH considera importante a la vista
de Gen 4 9 , A m 1, 2 y 3, 8 1 1 6 . Los leones abundaban en los
primeros das de Israel y cuando los Asirios despoblaron el
pas, como puede verse en la enigmtica narracin de 2Re 1 7,
25s. Los colonos trados por Sargn sufrieron una plaga de
leones hasta que se les envi un sacerdote que les enseara
el autntico temor de Dios, pues su situacin se haba interpretado como castigo de Dios por no observar la ley del dios
de la tierra. Pero el pasaje ms sugerente es IRe 2 0 , 3 5 - 4 3 . En
esta narracin un profeta profesional pide a un compaero

113. I Knige, 13, 658.


114.

MONTGOMERY a n d

GERMN, The Book of Kings, 2 6 1 , y SNAITH, / and

II

Kings, 1 22.
11 5. GRAY, / and II Kings, 297, conjetura que la invitacin de Jeroboan es
a un banquete en el comedor del santuario.
116. Church Dogmatics, 397. Pero cfr. las anotaciones de NOTH, Knige,
302, precaviendo contra la espiritualizacin del incidente.

LA INCAPACIDAD PROFETICA

71

que le pegue, pero ste se niega. Entonces anuncia al desobediente hijo de profeta que un len lo matar en cuanto se
ponga en camino, profeca que rpidamente se convierte en
realidad. Al momento siguiente el nabf logr encontrar un
compaero que le pegara y con la cara vendada se encontr
con Ajab engaando al rey para que pronunciara su propia
sentencia de muerte.
Es conocido el estudio de H. GRESSMANN sobre IRe 13,
bajo el epgrafe: el desobediente hombre de Dios y el animal
obediente 1 1 7 . Tambin es conocida la afirmacin de W. VISCHER de que aqu hay una sombra del len que Amos oye
rugir desde Sin 1 1 8 . KLOPFENSTEIN ha observado correctamente que el len es smbolo del rey y custodia el santuario
por ser siervo del rey 119 . Hace tiempo que se ha notado el uso
de esta metfora aplicada al Seor (Am 1, 2; Jer 2 5 , 3 0 ; Joel
4, 16; Os 5, 14; 13, 7 s.) 12 .
Los cuatro contrastes de la narracin aparecen con innegable claridad. Vemos oponerse recprocamente un solitario
hombre de Dios con un nabf profesional, Jud e Israel, Josas
y Jerobon, Dios y hombre. La irona de la historia consiste en
que cada uno exige su contrapartida; ninguno puede dar la
espalda a su oponente. El hombre de Dios debe atestiguar al
rechazado, pues slo yendo al Norte puede con su palabra
confirmar y justificar su propia eleccin. El verdadero Israel
debe dialogar con el falso Israel, precisamente porque no es
ajeno a la culpa de este ltimo... 121 . As tambin el nabf debe

117 Die Heilige Schrift des Alten Testaments II, 1923, 243
118 Das Christuszeugms del Alten Testaments I, 326 Sobre el len en
Egipto, cfr Emma BRUNNER TRAUT Altagyptische Tiergescgchte und Fabel Gestalt und Strhlkraft, Saeculum I (1959) 124-185
119 / Konige 13, 663 El papel del len en la ideologa Asina es demasiado conocido como para exigir explicaciones adicionales, excepto para subrayar lo adecuado del lenguaje de Nahum.
1 20 Sobre las metforas aplicadas a Yahweh, cfr HEMPEL Jahwegleichmsse der israelitischen Propheten, ZAW 42 (1 924) 74-104, y sobre la relacin
entre Dios, el hombre y los animales, cfr Gott, Mensch und Tier im Alten
Jestament, ZSysTh 9 (1931) 211 -249, ambos reimpresos en Apoxysmata No
por casualidad se evita en Israel la descripcin del Seor como buey, especialmente dado el prominente lugar que acupa esta imagen en la literatura
cananea (pero recurdese 'abtr ya'"gob que equivale a Campen de Jacob o
buey de Jacob, cfr Gen 49, 24)
121 BARTH Church Dogmatics, 404 La culpabilidad de ambos reinos la
dibuja Ezequiel con vivacidad, comparando a Jerusalen y Samara con dos
hermanas prostitutas, que compiten en el libertinaje (23, 1-49)

72

LOS FALSOS PROFETAS

proclamar la Palabra del Seor, cuando el hombre de Dios se


muestra infiel, y el pecado y el castigo del ltimo no alteran
su misin, su valor, ni su superioridad sobre el profeta de
Betel 1 2 2 .

2. Observaciones sobre el estudio de la profeca falsa


Dos Palabras que se excluyen y que reclaman origen

divino

Con excesiva frecuencia se ha pasado hasta ahora por alto


en el estudio de la profeca falsa el estudio de IRe 13, como
clave decisiva para comprender el desvo p r o f e t i c e En dicho
captulo el profeta de Betel apela a la profeca exactamente
igual que el hombre de Dios de Jud: Yo tambin soy un
profeta como t (v. 1 8). Este es el problema que centra ahora
nuestro estudio: la apelacin y / o la conviccin por parte de
los llamados profetas falsos de que estn ejerciendo un
genuino ministerio proftico. El problema de esta apelacin o
conviccin se refleja agudamente en la confrontacin del
hombre de Dios del Sur y el profeta del Seor del Norte, un
incidente en el que ambos reclaman la posesin de la Palabra
de Dios, aunque sus palabras se excluyen mutuamente. Es
posible que ambos sean profetas al servicio del Seor y
que el apelativo de profeta falso no tenga sentido en este
contexto? Y si esto sucede en IRe 13, puede tambin ser
verdad en parecidas reclamaciones por parte de profetas,
cuyos mensajes y conducta difieren de las normales en la
profeca del Antiguo Testamento?

El Texto Masortico

carece de vocablo para falso

profeta

El hecho de que el Texto Masortico no tenga un vocablo


para falso profeta, indica lo inapropiado que resulta el trmino. Entr en el Antiguo Testamento por medio de LXX,
donde se encuentra diez veces alguna forma de pseudopro-

122. Id., 397.

LA INCAPACIDAD PROFETICA

73

phtes^23. E JACOB ha subrayado la diferencia radical entre


la asercin del texto hebreo de que esos profetas hablan
mentira o vanidad (seger / s a w ' j , y la palabra griega citada 1 2 4 ,
pues la afirmacin hebrea se refiere al contenido del mensaje
proftico,
mientras que el trmino griego se centra en una
caracterstica del profeta. Aunque el Texto Masortico no tenga ninguna palabra especial para los falsos profetas, conserva
generalmente los ttulos de vidente (ro'eh / hozeh). Siervo
de Dios ('ebed 'e/ohmj, hombre de Dios fi 'elohTmP25 para
quienes tienen que ser reconocidos como profetas 1 2 6 Por
otra parte, a los falsos profetas se les denominaba a menudo (o se les relacionaba con) adivinos o mdiums, de modo
que la ausencia de un trmino para falsos profetas no signifi-

123 Zac 13, 2 Jer 6, 13, 33, 7 8 11 16, 34, 9, 35, 1, 36, 1 8 (que
corresponden en el TM a 26,7 8 11 16, 27, 9, 28, 1, 29, 1-8) G von RAD Die
faische Propheten, 109, ha reconocido el significado de la ausencia en hebreo
de un trmino para el concepto de falso profeta y ha indicado la adicional
dificultad que esta ausencia supone para la comprensin del fenmeno
124 Quelques remarques sur les faux prophtes, 479 Hace ya tiempo
que se han reconocido retoques redaccionales en los discursos contra los
profetas de Jer 23, 9-40 y Ez 13, 1-23 (S MOWINCKEL Prophecy and Tradition,
1946, 50, von RAD Teologa del Antiguo Testamento II, 64, y LINDBLON Prophecy m Ancient Israel, 153, en donde se llega a afirmar que el discurso de
Ezequiel es ficticio) Los trminos hebreos bsicos que encontramos en tales
discursos son &aw', eqer, qesem, 'awen, aldm y sd Los dos primeros
se refieren al carcter engaoso del mensaje proclamado por tales profetas,
que resulta vano, falso y no vlido Los dos siguientes, qesem y 'awen, aluden
al carcter adivinatorio y mgico de los mensajes y asemejan al profeta con el
sacerdote y el antiguo vidente Al usar alm para describir el mensaje
proftico se identifica al profeta con el culto y con su finalidad de promover
el binestar del pueblo de Dios, negando la presencia del falso profeta en el
consejo (sd) del Seor, se le acusa de falta de relacin inmediata con Dios,
que es prerrequisito de toda profeca Un tratamiento interesante de Salm se
puede encontrar en el artculo de von RAD publicado en TWNT II, 402-406
Sobre el Consejo de Yahweh, cfr E C KINGSBURY The Prophets and the
Council of Yahweh, JBL 83 (1 964) 279-286, y WHEDBEE Isaiah and Wisdom,
captulo IV (cfr tambin la nota 1 de la Introduccin)
125 LINDBLOM Prophecy m Ancient Israel, 6 1 , subraya el hecho de que 'is
Yhwh (hombre del Seor) no aparece nunca Para el tema del hombre de Dios
en el Antiguo Testamento, especialmente de su poder taumatrgico y su
inters por la naturaleza ms que por la historia, cfr C WESTERMANN Propheten 1499s
126 HARMS Die faische Propheten Eme biblische Untersuchung, 10, y
SIEGMAN The False Prophets of the Od Testament, 1939, 2 En contra, sin
embargo, se encuentran las narraciones de Balan, que dividen la tradicin
bblica respecto a si hay que considerar a este profeta entre los mensajeros
de Dios autnticosa o falsos

74

LOS FALSOS PROFETAS

ca que el concepto no existiera en el antiguo Israel, aunque la


mayora de los textos usen el trmino de profeta para los
falsos profetas. Ms bien, lo que significa es que el fenmeno de la falsa profeca es bastante ms complejo que lo que
los LXX nos haran pensar.

Carencia de criterio

vlido

Ya desde el comienzo hay que decir que este pasaje apunt i l l a todo intento de encontrar un criterio absoluto de diferenciacin entre el verdadero y el falso profeta, pues el ltimo
criterio que mencionan los exegetas contemporneos, a saber, la intuicin carismtica de un verdadero profeta 1 2 7 , no
funciona en este caso.

Escasa separicin entre verdadera y falsa

profeca

IRe 13 no slo sirve de escenario para la presente temtica por proporcionar un ejemplo de dos palabras contradictorias que reclaman origen divino o presentar un incidente en el
que no se usa ningn vocablo especfico para el falso profeta
y en el que no existe un criterio vlido para distinguir la
profeca falsa de la verdadera, sino que adems dibuja con
trminos muy grficos la escasa separacin que existe entre
ambas. En palabra de K. BARTH, el hombre de Dios muestra
el abismo... sobre cuyo borde camina todo hombre de Dios y
todo autntico profeta 1 2 8 . Se ve al profeta genuino convirtindose en falso en el transcurso de su misin, y al falso
profeta recibir una verdadera palabra de Dios y arrojarla con
fuerza aplastante sobre el engaado hombre de Dios.

Causalidad

divina

Finalmente, IRe 13 cita la causalidad divina como explicacin del fenmeno conocido por profeca falsa. En este

127. QUELL, Wahre und falsche Propheten: Versuch einer Interpretation,


206. Sera verdad, si se acepta el criterio adicional defendido por E. OSSWALD,
Falsche Prophetie im Alten Testament 22-23, pues el falso profeta en tal caso
predica juicio ms que salvacin.
1 28. Church Dogmatics, 399.

LA INCAPACIDAD PROFETICA

75

ejemplo el elemento de prueba sale al escenario y se acerca


a lo demonaco. Se acerca a lo demonaco, pero no lo alcanza,
pues no podemos olvidar el testimonio veterotestamentario
de la benevolencia divina. La narracin ilustra la actuacin
misteriosa del Seor soberano, del creador que moldea la
historia de su pueblo con todos los medios de que dispone
dentro de la relacin de alianza entre el hombre libre y la
divinidad que se autolimita.
Con todo, antes de analizar los criterios de distincin entre
el verdadero y el falso profetas, puede resultar muy til preguntarnos qu personaje de esta narracin encarna la religin popular tal y como la hemos descrito antes. Es posible
que esta pregunta no tenga respuesta, pero puede que unas
cuantas observaciones no estn fuera de lugar. El anciano
nabf de Betel parece entrar bien dentro de la categora de
profeta falso delineada por van der WOUDE, es decir, alguien
cuya preocupacin principal sea la poltica real, que subraye el
reinado del Seor y que est convencido de que la religin de
la alianza asegura al pueblo la proteccin divina. Pero incluso
estas condiciones son difcilmente deducibles del texto, lo
que resulta terriblemente enigmtico. Lo que al menos se
puede decir, sin temor a equivocarnos, es que el rey siente
nicamente desdn por una palabra proftica de desgracia, y
desprecio hacia quien la pronuncia, hasta que necesita de su
intercesin. Por ltimo, si el banquete al que el hombre de
Dios es invitado, es realmente cltico, se puede decir algo
sobre la naturaleza de la religin representada por el anciano
nab".

B. CARENCIA DE UN CRITERIO VLIDO

Los intentos de establecer un criterio de distincin entre


profetas verdaderos y falsos son tan antiguos como los conflictos entre profetas 1 2 9 . Aunque numerosos, podemos dividir

129. QUELL, Wahre und falsche Propheten: Versuch einer Interpretaron,


214s recuerda a quienes pretenden establecer criterios de distincin entre
los verdaderos y falsos profetas que las tres preguntas de Jer 23, 23s. son
imperativas. Una orientacin para encarar el problema nos la proporciona la
observacin de Orgenes: No es que sea profeta quien habla como profeta.

76

LOS FALSOS PROFETAS

estos criterios en dos categoras: los que se refieren al mensaje y los que se fijan en el hombre 1 3 0 .

1. Criterios referidos al mensaje


El nfasis en el mensaje proftico asume cuatro formas:
1) el cumplimiento o no de la profeca; 2) la promesa de salvacin o de juicio; 3) la forma de revelacin (experiencia de
xtasis o no; sueo o visin; espritu o palabra); y 4) la lealtad
inconmovible al Seor o la apostasa del Seor a Baal.

Cumplimiento

o no

cumplimiento

Quizs este criterio del cumplimiento es el ms usado en


el Antiguo Testamento. El autor del Deuteronomio lo usa
como si fuera irrefutable: Cuando un profeta hable en nombre del Seor y no suceda ni se cumpla su palabra, es algo
que no dice el Seor... (18, 22). As mismo el historiador
deuteronomista ha sometido a este criterio el mensaje de
Miqueas, hijo de Yiml, y el de sus oponentes: Si vuelves
victorioso, el Seor no ha hablado por mi boca (IRe 2 2 , 28).
Tambin el profeta Isaas pide que sus palabras se escriban
en un libro, como testimonio para el futuro, es decir, un medio
permanente de atestiguar el cumplimiento o no de sus palabras (Is 3 0 , 8). Ms fuerte resulta este punto de Ezequiel:
Pero cuando se cumplan, y estn para cumplirse, se darn

sino que quien es profeta habla como profeta. Notar tambin la observacin
de M. NOTH Todo fenmeno histrico debe ser ambiguo, si tiene que formar
parte de la historia humana; no resulta fcil distinguir la verdadera profeca de
la falsa, aplicando slo criterios superficiales (History and the Word of God in
the Od Testament,, en The Laws in the Pentateuch and Other Essays, 1966,
192).
130. SCOTT, The Relevance of the Prophets, 93-99, distingue criterios
1) sicolgicos, 2) racionales y 3) morales. Bajo el primero incluye la necesidad
interior, la claridad y la fuerza de formulacin; bajo el segundo, la coherencia
con el encargo original y con la voluntad del Seor formulada en antiguos
mensajes profticos; la importancia inmediata se encuentra bajo el tercero.
R.E. CLEMENTS, Prophecy and Covenant, 1965, 127, escribe que la falsedad de
un orculo proftico es detectable por su disconformidad con los sucesos
histricos, con la tradicin yahwista, o con un orculo proftico genuino.

LA INCAPACIDAD PROFETICA

77

cuenta de que tenan un profeta en medio de ellos (33, 33).


Lo mismo puede decirse de la clsica frase de Jeremas sobre
el tema: Cuando un profeta predeca prosperidad, slo al
cumplirse su profeca era reconocido como profeta, enviado
realmente por el Seor (28, 9. Cfr. ISam 3, 1 9 y IRe 8, 56).
Fcilmente se ve la dificultad de usar este criterio, pues
slo es efectivo retrospectivamente. Pero la norma tiene poco
valor, si reconocemos: 1) la naturaleza genrica de muchas
palabras profticas; 2) el aspecto condicional de la profeca;
3) el hecho de que este criterio trata nicamente de las escasas palabras profticas de prediccin 1 3 1 . Ms an, los textos
bblicos no concuerdan sobre la naturaleza de los mensajes a
los que se puede aplicar este criterio. Jeremas limita el criterio de cumplimiento nicamente a la evaluacin de los profetas de prosperidad (28, 9), mientras que el libro de Deuteronomio lo ampla hasta incluir a las predicciones de desgracia
(18,21-22P2.
Los orculos profticos son predominantemente genricos; es decir, hablan en trminos vagos de guerra, peste,
hambre, peligro del Norte, espada, etc. Adems, estn sometidos constantemente a un proceso de actualizacin por el que
una palabra dicha para una generacin anterior se transforma
en mensaje para el presente 1 3 3 . Esto significa que una palabra
proftica puede tener cualquier nmero de cumplimientos,
cada uno diferente en varios aspectos del original.
Tambin el elemento condicional de la profeca se opone
al uso prctico del criterio de cumplimiento. El profeta Jons
es el ejemplo ms instructivo: si aplicamos el criterio a este

1 31 JACOB Quelques remarques sur les faux Prophtes, 479; TILSON False
Prophets in the Od Testament 177-181, y OSSWALD Falsche Prophetie im
Alten Testament, 23-26
1 32 OSSWALD Falsche Prophetie im Alten Testament, 24, tiene razn en
este punto
1 33 N W PORTEUS Actuahzation and the Prophetic Cnticism of the Cult,
en Tradtion und Situation, 93-105, y P R ACKROYD The Vitality ofthe Word
of God in the Od Testament A Contribution to the Study of the Transmission
of OT Material Annual of the Swedish Theological Institute 1 (1962) 7-23.
Un ejemplo clsico de reinterpretacin de una palabra proftica es la promesa
de Natn a David en 2 Sam 7 Cfr un modelo de anlisis con el mtodo de la
historia de la tradicin en L ROST Die Uberheferung von der Thronnachfolge
Davids, 1 926, reeditado en Das Kleine Credo und andere Studien zum Alten
Testament, 1965, 11 9-253.

78

LOS FALSOS PROFETAS

caso, esa lastimosa figura necesitara todava ms compasin.


Y qu podramos decir de las profecas no cumplidas de los
profetas mayores? Podemos concluir que Isaas o Jeremas
eran falsos profetas, porque algunas de sus profecas no se
materializaron? 134 . Esto sera rebajarse al nivel del pensamiento popular del antiguo Israel, tal y como aparece en las
citas de Isaas, Jeremas y Ezequiel. El primero se dirige a
quienes dicen: que se d prisa, que apresure su obra para
que la veamos; que se cumpla en seguida el plan del Santo de
Israel, para que lo comprobemos (5, 19). Igualmente los
oyentes de Jeremas dicen: Dnde queda la palabra del
Seor? Que se cumpla! (17, 15); y Ezequiel, a propsito del
mismo tema, cita el proverbio: Pasan das y das y no se

134. Sobre el incumplimiento de predicciones profticas, cfr. la bibliografa citada por LINDBLOM, Prophecy in Ancient Israel, 1 99 nota 1 4 9 , y por A.
KUENEN, The Prophets and Prophecy in Israel, 1 8 7 7 (reimpreso en 1969),
9 8 - 2 7 5 , quien recoge una lista de predicciones profticas que no llegaron a
materializarse en la historia. Algunos de los casos ms llamativos de palabras
de Isaas y de Jeremas que no se cumplieron son los orculos de Isaas sobre
Sin, las predicciones de que Damasco se convertir en un m o n t n de ruinas
(Is 1 7, 1 s.), de que Israel y Siria seran saqueados antes de que el nio
Pronto-al-saqueo, Presto-al-botn supiera decir pap o mam (Is 8, 4),
de que Jud e Israel se reunificaran (Jer 3, 15 ss.), de que Hofra de Egipto
sera entregado en manos de sus enemigos (Jer 4 4 , 30), de que Jud volvera
a Palestina despus de 7 0 aos (Jer 2 9 , 19). En otros libros profticos se
contienen numerosas predicciones no cumplidas, p. ej. Ez 4 , 6; 5, 2 . 1 2 ; 17,
20; 2 6 - 2 8 ; 2 9 , 8ss. 2 1 ; 4 0 - 4 8 ; A g 2, 1-9.19-23; Zac 4 , 1-14; 6, 9 - 1 5 , etc.
Hay que mencionar tambin la promesa de Huida a Josas de que se reunira
con sus padres en paz (2Re 2 2 , 18-20), especialmente por ser ella la nica
que dictamin sobre la revelacin del libro de la ley descubierto en tiempos
de Josas. Pero el caso ms llamativo de prediccin incumplida es el mismo
Isaas segundo; su imponente obra potica est repleta de tales casos (Ciro no
rindi culto al Seor; Babilonia no fue destruida; el desierto no floreci como
un jardn, etc.). Sobre este asunto ha observado KUHL, The Prophets of Israel,
1960, 1 4 4 , que si hubiera que medir a Isaas segundo con el patrn de
Jeremas, quedara ciertamente muy bajo a causa de sus muchos anuncios de
salvacin, si bien Isaas segundo se diferencia de los profetas de salvacin,
pues no representa ni chauvinismo, ni sincofancia, sino consuelo y alivio del
deseperado, despreciado y de corazn compungido. Dada la abundancia de
predicciones profticas incumplidas, es bastante acertada la observacin de
E. OSSWALD, su fe era una fe errante/errnea (Falsche Prophetie m Alten
Testament, 2 6 ; cfr. tambin HEMPEL, Von irrenden Glauben). A pesar de que no
toda la palabra proftica se cumpla en la historia, los apocalpticos usaron la
profeca anterior c o m o criterio para calcular el curso de la historia sagrada
(FOHRER, Introduction to the Od Testament, 483).

LA INCAPACIDAD PROFETICA

79

cumple la visin (12, 22). No depende la accin de Dios de


la respuesta del pueblo? 1 3 5 .
Pero la crtica ms dura contra el uso del criterio de cumplimiento proviene de su necesidad de limitarse a las escasas
palabras profticas de prediccin. Aunque es verdad que los
exegetas del Antiguo Testamento han exagerado negando el
elemento predictivo de la profeca, tendencia ya corregida
hoy da en varios puntos 1 3 6 , es un hecho que la prediccin en
sentido estricto ocupa un lugar de escasa importancia en la
profeca antigua. En consecuencia, un criterio vlido sr>be IP
profeca auttica debe ser aplicable a toda la profeca y nonicamente a un elemento secundario.

Promesa de salvacin o de juicio


Un segundo criterio es la promesa de salvacin o el anuncio de juicio. Ha llegado a ser un tpico que los grandes
profetas predijeron desgracia, mientras que los falsos profetas predecan paz al pueblo de Dios. Por ello no es extrao
que los autores ms recientes hayan resaltado la funcin
cltica de la profeca, es decir, la promocin del bienestar del
estado. La correccin de esta concepcin equivocada no tiene que llevarnos a rechazar el criterio de la prediccin de
bienestar sin considerarlo antes atentamente, aunque un
mensaje de salvacin se base en las deas de eleccin y
teocracia.
Jeremas critic la reconfortante promesa de Ananas a
base de la tradicin proftica: Los profetas que nos precedieron a ti y a m, desde tiempo inmemorial, profetizaron
guerras, calamidades y epidemias a muchos pases y a reinos

1 35. FOHRER, Action of God and Decisin of Man in the Od Testament


en Biblical Essays, 1966, 31 -39; y SCOTT, The relevance of the Prophets, 9-12,
han estudiado el papel del hombre en determinar si se ha actualizado el juicio
o la gracia.
136. H.H. ROWLEY, The Nature of Od Testament Prophecy in the Light of
Recent Study, 131; y R. DUNKERLY, Prophecy and Prediction ExposT 61
(1949/50) 260-263. Un tema esencial del segundo Isaas es la capacidad
divina de preveer y predecir sucesos histricos antes de que se realicen.
Resulta irnico que las grandiosas predicciones de este autor no se materializaran.

80

LOS FALSOS PROFETAS

dilatados (28, 8). El mensaje de los oponentes de Miqueas,


hijo de Yiml, parece que confirma este juicio, pues al contraponerse las palabras de salvacin y de juicio, slo las ltimas
se ven autentificadas en la historia sucesiva. Otra confirmacin de la tesis de que los falsos profetas predicaron paz la
podemos encontrar en la diatriba de Ezequiel contra esos
profetas embaucadores: S, porque habis engaado a mi
pueblo, anunciando paz cuando no haba paz, y mientras ellos
construan la tapia, vosotros la ibais enluciendo (13, 20).
Pero la palabra proftica de estos falsos mensajes no era
fija, como se desprende de un anlisis ms detallado de las
palabras del Deuteronomio y de Miqueas. No tiene sentido
asegurar al pueblo que no debe temer a profetas cuyas palabras no se realizan (Dt 18, 22), a menos que esta profeca
fuera de condena. An est ms claro en Miq 3, 5 b: el profeta
acusa a sus oponentes de cambiar su mensaje segn la recompensa recibida, pero declaran una guerra santa a quien
no les llena la boca.
Este criterio se complica considerablemente, puesto que
las profecas que se han conservado de profetas verdaderos
contienen palabras de salvacin y de desgracia casi contiguas. Especialmente en Isaas (7, 1 ss.), cuya teologa de Sin
no se puede atribuir a una mano posterior 1 3 7 . Hay que admitir
realmente que las promesas del Deuteronomio y la teologa
de Ananas estn en la misma lnea que la tradicin Isaiana.
Con todo, Ananas presenta una diferencia fundamental, pues
no liga sus promesas con una exigencia de fe como Isaas, ni
al cumplimiento de las exigencias ticas mosaicas como el
Deuteronomio 1 3 8 .
Por el contrario, los falsos profetas prometen salvacin a
quienes merecen palabras de juicio: A quienes desprecian la
palabra del Seor les dicen: "tendris paz"; a los que siguen
su corazn obstinado les dicen: "no os pasar nada malo"
(Jer 2 3 , 1 7). No es extrao, pues, que el pueblo sienta alivio

1 37. CHILDS, Isaiah and the Assyrian Crisis, passim.


138. Sobre la relacin entre alianza y ley, cfr. el reciente artculo de W.
EICHRODT, Covenant and Law Interpr 20 (1966) 302-321; ZIMMERLI, The Law
and the Prophets, 31-45 (La ley y los profetas, 79-94); D.J. MCCARTHY, Treaty
and Covenant, 1963, y E. GERSTENBERGER, Covenant and Commandment JBL
84(1965) 38-51.

LA INCAPACIDAD PROFETICA

81

con frases como El Templo del Seor, Dios con nosotros,


no nos alcanzar ningn mal. Los profetas alientan tal confianza en la ciudad sagrada: Yo objet: "iAy, Seor mo! Mira
que los profetas les dicen: i no veris la espada, no pasaris
hambre, os dar paz duradera en este lugar"! (Jer 14, 13).
Corolario de todo esto es la prediccin de condena que va a
caer sobre los enemigos de Israel. Podemos colocar, por esta
razn, a Nahum entre los falsos profetas? Qu hacer con los
orculos contra las naciones en Amos, Jeremas, Ezequiel e
Isaas?
A pesar de todas estas objeciones contra el criterio de la
prediccin de desgracias, existen casos en los que se puede
emplear con provecho esta norma en la evaluacin de la
profeca clsica, como convincentemente argy E. OSSW A L D 1 3 9 . Pero hay que usar el criterio con reservas y en
ningn caso es aplicable a la profeca postexlica, pues se
encuentra en una hora diferente del actuar misterioso de
Dios con el pueblo de Israel 140 .

Formas de revelacin
Un tercer criterio que encontramos en el Antiguo Testamento es el modo como se recibe la revelacin. Son evidentes tres facetas de este modelo: 1) la presencia o ausencia de
xtasis; 2) la revelacin por medio de sueos; 3) el nfasis en
la palabra o en el espritu.
Parece cierto que los autnticos profetas experimentaron
un xtasis de concentracin (por contraposicin al de absorcin), de modo que no se puede negar una conducta exttica
a la genuina profeca. De hecho, no parece que. exista una
distincin neta en esta lnea entre la profeca verdadera y la
falsa. Esto no implica que haya que olvidar la conducta anor-

139. Falsche Prophetie im Alten Testament, 18-23.


140. Tienen bastante fuerza las palabras de E. OSSWALD: El verdadero
profeta debe ser capaz de distinguir si una situacin histrica se encuentra
bajo la ira o bajo el amor de Dios (Falsche Prophetie im Alten Testament, 22).
M. BUBER, Falsche Propheten, 278-280, ha subrayado con intensidad este
cambio de situacin histrica (en este caso, entre Isaas y Ananas).

82

LOS FALSOS PROFETAS

mal de los oponentes de Elias o de los primitivos grupos de


profetas, sino que este comportamiento exttico, quizs ms
natural en el culto a Baal, constituy un estadio primitivo por
el que pas la profeca israelita.
Algo ms claro podemos decir de la revelacin mediante
sueos 141 . Segn Jeremas un profeta que recibe su mensaje
a travs de sueos es por este mismo hecho un falso profeta.
Este punto de vista es muy claro en 2 3 , 2 5 - 2 8 : se trata de un
ataque casustico contra quienes gritan el slogan: He tenido
un sueo, he tenido un sueo!; concluye con una exhortacin
a la que sigue la pregunta: El profeta que tenga un sueo,
que lo cuente; el que tenga mi palabra, que la diga a la letra.
Qu hace el grano con la paja?, orculo del Seor.
Pero no siempre se han visto mal los sueos en el Antiguo
Testamento (Gen 2 8 , 10 ss.; Joel 3, 1; 2, 2 8 ; Nm 12, 6; ISam
28, 6). De hecho el sueo era una forma importante de revelacin en la literatura sapiencial y apocalptica. Adems, en la
literatura proftica abundan las visiones, por lo que la apelacin a la presencia de sueos pierde mucha fuerza, si se
acepta el parentesco entre la visin y el sueo 1 4 2 .
Se ha argumentado tambin que los verdaderos profetas
eran transmisores de la Palabra de Dios, mientras que los
falsos subrayaban el Espritu 143 . Por desgracia, tal distincin

141. W. ZIMMERLI, Das Wort und die Trume, Schweizerische Reformations-Monatsschrift (1939) 197-203; E.L. EHRLICH, Der Traum im Alten Testament, 1953! I. MENDELSOHN, Dream, IDB I, 868 s.; A. CAQUOT, Les songes et leur
interprtation, 1959; A. RESCH, Der Traum im Heilsplan Gottes, 1959; y J.A.
SANDFORD, Dreams, God's Forgotten Language, 1968.
142. LINDBLOM, Prophety in Ancient Israel, 125, nota que existe gran
afinidad entre una visin exttica y un sueo. Si esto es as las cosas se
complican ms, pues las visiones son muy importantes en los grandes libros
profticos. De hecho, puede que VON RAD tenga razn al afirmar que las
narraciones de vocacin, que fundamentalmente son visiones, pretenden justificar el mensaje proftico (Teologa del Antiguo Testamento, II, 77). LINDBLOM incluso se aventura a afirmar que la preocupacin de Jeremas ante una
posible comprobacin de estar equivocado provoca la visin del almendro
(saqed), imagen simblica de la actitud vigilante (soqed) del Seor para llevar
su palabra a cumplimiento (Prophecy in Ancient Israel, 139).
143. S. MOWINCKEL, La connaissance de Dieu chez les Prophtes de /'Ancient Testament RHPR 22 (1942) 80-81, escribe que en la posesin de la
palabra reside la diferencia decisiva entre el verdadero y el falso profeta.
MOWINCKEL afirma tambin que la conciencia de ser llamado es seal distintiva
del verdadero profeta (76-77). Sobre el contraste entre Espritu y Palabra,
cfr. su artculo The Spirit and the Word in the Pre-Exilic Reforming Prophets.

LA INCAPACIDAD PROFETICA

83

entre Espritu y Palabra slo se puede mantener violentando


el texto en los puntos esenciales (por ejemplo, Miq 3, 8);
quizs sea ms correcto reconocer aqu intereses geogrficos, predominando en Efran la Palabra de Dios 1 4 4 .

Lealtad al Seor o a Baal


En cuarto lugar, se ha distinguido entre la profeca verdadera y la falsa sobre la base de una inconmovible lealtad al
Seor, en oposicin a Baal. Este criterio se formula en Dt 13,
1 -3; en l se afirma que aunque un profeta realice milagros, si
promueve apostasa a otros dioses, no hay que seguirle, pues
el Seor slo intenta probar a Israel. La necesidad de tal
criterio se ilustra en Jer 2, 8.26.27; 23, 13; 3 2 , 3 2 - 3 5 , donde
se afirma que los profetas hablan en nombre de Baal. Evidentemente dicha afirmacin no significa que tales profetas pertenezcan al culto de Baal, como los oponentes de Elias en el
Monte Carmelo, sino que hablan en nombre de Baal bajo
mscara del Seor 1 4 5 . Si los profetas pertenecieran al culto
de Baal sera vlido el criterio que estamos estudiando y se
descubrira con facilidad la falsedad de los mismos. Con todo,
es evidente que este criterio resulta insuficiente en la mayora de los casos, pues los falsos profetas sirven a Baal,
creyendo ser fieles al Seor. Es un error de ignorancia; no son
capaces de distinguir entre los dioses. Algunos profetas, es
cierto, pudieron haber pecado de hipocresa en este punto,
pero es imposible determinar la amplitud de tal intencin.
Finalmente, el problema extrayahvista es slo una pequea
parte del fenmeno de la profeca falsa, de modo que este
criterio de fidelidad al Seor o a Baal no se puede usar en la
mayora de las situaciones, aunque sea generalmente vlido
en algunos incidentes 1 4 6 .

144. VON RAD, Teologa del Antiguo Testamento II, 80 nota 10, apoya su
idea en Os 9, 7.
145. E. SACHSSE, Die Propheten des Alten Testament und ihre Gegner,
1 919, 3 ss. 13 ss. Sin embargo, si un profeta promueve la apostasa a Baal, ya
no es -por eso mismo- un verdadero profeta.
146. Es clarificador el estudio de la relacin de los profetas de Israel con
los de otros pases, realizado por H.H. WOLFF, Hauptprobleme alttestamentlicher Prophetie, 206-231, especialmente 207-21 3, donde afirma que la forma
y la conducta son antiguas, pero el contenido nuevo.

LOS FALSOS PROFETAS

84

2. Criterios referidos a la persona


En resumen, los criterios relativos al mensaje proftico
tienen un valor relativo, pues son de aplicacin difcil o imposible. Pero qu ocurre con los referidos a la persona? Tienen
que ver con la naturaleza institucional de la profeca (al oficio
proftico), la conducta inmoral de los falsos profetas y la
conviccin de haber sido enviados.

Oficio

proftico

Primero, el oficio del falso profeta. Se ha dicho que el falso


profeta era un oficial profesional del culto, que vive de los
rditos de su ministerio. No podemos ya dudar de la existencia de dichos profetas clticos, pero no es evidente que sean
falsos. Aunque fuera verdad que el profeta carismtico aislado
fuera ms fiel a la Palabra del Seor, no hay razn para negar
que profetas clticos excepcionales alcanzaron el mismo grado de libertad para declarar la Palabra del Seor.
No se puede apelar ahora a IRe 2 2 , pues la narracin deja
suficientemente en claro que los profetas del rey actuaban de
buena fe, y proclamaban la palabra que el Seor les haba
encargado. Tampoco es decisiva la respuesta de Amos a
Amasias, porque no es de ningn modo cierto que su enfado
se debiera a una acusacin de predicar por dinero. Adems, el
hecho de que un profeta, aunque sea tan importante como
Amos, rechace el institucionalismo no significa que este criterio sea aplicable a todos los profetas en cualquier perodo de
la historia.

Conducta

inmoral

El criterio moral est sancionado por Jess de Nazaret (Mt


7, 16) y se ha recurrido a l de formas muy diversas. Pero no
es original de Jess; por el contrario, ya Jeremas apelaba a
menudo a este criterio para rechazar palabras de sus oponentes, y Miqueas pone en relacin esta norma con la profeca
institucional (3, 11). Las acusaciones de adulterio y mentira

LA INCAPACIDAD PROFETICA

85

van juntas en un orculo de Jeremas (23, 1 4); Isaas aade la


borrachera (28, 7).
Sin embargo, hay ejemplos que tratan de los llamados
falsos profetas, en los que no existen huellas de tales actos
(los oponentes de Miqueas, hijo de Yiml; Ananas...). De
modo que tampoco este criterio se puede usar en todos
los casos. Por otra parte ignora el hecho de que incluso los
verdaderos profetas eran a veces culpables de lo que debemos considerar conducta inmoral. El caso ms llamativo es el
matrimonio de Oseas con una prostituta, un incidente que ha
promovido ms intentos de explicacin por parte de los exegetas que ningn otro en todo el Antiguo Testamento 1 4 7 . Se
han avanzado numerosas hiptesis, pero ninguna es completamente satisfactoria; ahora parece que se tiende a considerar ese matrimonio como accin simblica, en la que no se
refleja casi nada - s i a l g o - de la situacin familiar del profeta 1 4 8 .
La interpretacin alegrica queda daada por la carencia
de significado simblico para el nombre de Gomer y por la
presencia de una serie de detalles concretos sobre el destete
del segundo hijo y el precio del rescate 149 . Sin embargo, el
incidente se alegoriz en el captulo segundo, en el que Gomer representa a Israel y Oseas a Dios. Algunos entienden
que la narracin se refiere a dos mujeres distintas: en el cap. 3
se tratara de una prostituta vulgar, y se afirmara la pureza de
Gomer entendiendo la mujer prostituta ('eset zennm) de
1, 2 como designacin religiosa sin connotaciones fsicas 1 5 0 .
Quizs la interpretacin ms seguida sea la de que Gomer era
una buena mujer en el matrimonio, hasta que finalmente se
comprob que era infiel a su marido, describiendo entonces

147 Un nuevo estudio de las interpretaciones bsicas del matrimonio de


Oseas es el de I H EYBERS, The Matrimonial Life of Hosea en Studies on the
Books of Hosea and Amos, 1964/65, 11-34 (con extensa bibliografa). Todava es vlido H.H ROWLEY, The Marnage of Hosea BJRL 39 (1956/57)
200-233, reeditado en Men of God, 1 963, 66-97
148 VON RAD, Teologa del Antiguo Testamento II, 180; y J M WARD,
Hosea A Theological Commentary, 1 966, 58.
149. Una interpretacin del texto como visin, cercana a la interpretacin
alegrica, participa de la mayora de los fallos citados y no aade casi nada de
positivo. Por eso la defienden pocos
150. RH. PFEIFFER, Introduction of the Od Testament, 1941, 566-573.

86

LOS FALSOS PROFETAS

retrospectivamente el encargo divino 1 5 1 . Hay que notar que


este punto de vista no preserva el honor de Dios, pues considerndolo ticamente sera ms justo por parte de Dios avisar
a Oseas qu clase de mujer estaba tomando, en vez de ocultrselo. Otros han visto en Gomer una prostituta cltica y
explican el precio del rescate pagado por ella como una paga
de perjuicios ocasionados al santuario en el que ella prestaba
sus servicios 1 5 2 . Sin embargo, el uso de 'eset zenmm (mujer
de prostitucin) en vez de qedesa (prostituta cltica) hace
difcil la aceptacin de esta explicacin.
La interpretacin ms natural es ver a Gomer como una
prostituta normal y leer todo el episodio como la obediencia
del profeta a una orden divina. Este matrimonio se entenda
como una accin simblica que representaba la relacin entre
Israel y Dios, iniciada como un matrimonio entre Dios Santo y
la nacin pecadora; al ser El deshonrado por Israel, debe sta
quedar aislada y se le prohibe la unin sexual ya destruida 1 5 3 . Esto significa que el mensaje de Oseas no era el resultado de una trgica experiencia familiar; tampoco la analoga
del amor permite, a partir de lo que ocurre al hombre, sacar
conclusiones sobre la naturaleza de Dios, debilidad fundamental de la teora que recalca la influencia del matrimonio en
el mensaje de Oseas 154 .

151. Esta es, en resumen, la conclusin a la que llega I.H. EYBERS en su


ensayo The Matrimonial Life of Hosea. El uso de "e> et zenmm, en vez de zn
zn (mujer de prostitucin, en vez de prostituta), significa para algunos
propensin a malos caminos. As Gomer era cuando se cas con Oseas una
prostituta en potencia.
1 52. T.H. ROBINSON (y F. HORST), Die Zwlf Kleinen Propheten, 1954, 1 7;
VON RAD, Teologa del Antiguo Testamento II, 180, y otros. La falta de evidencia sobre la prostitucin sagrada en Ugarit levanta serias dudas a este respecto, a pesar de su prctica en la religin mesopotmica.
153. J. WELLHAUSEN reconoce con razn que vfgam 'anf 'elayik hay que
completarlo con lo' 'ab' (3, 3: y yo no me acercar a t); cfr. Die Kleinen
Propheten, 1963, 105 (reedicin del de 1898). El simbolismo proftico est
bien descrito por FOHRER, Die symbolischen Handlungen des Propheten,
1953; y Die Gattung der Berichte ber symbolische Handlungen der Propheten, ZAW 64 (1952) 101-120 (=Studien zur alttestamentlichen Prophetie,
92-112). Cfr. tambin H.Wh. ROBINSON, Prophetie Symbolism en Od Testament Essays (ed. por T.H. ROBINSON), 1927, 1 -17; y M.P. MATHENEY, Jr. Interpretaron of Hebrew Prophetie Symbolic Act Ene 29 (1968) 256-263.
154. Estoy fundamentalmente de acuerdo con la conclusin de ROWLEY en
The Marriage of Hosea, 94-97.

LA INCAPACIDAD PROFETICA

87

Pero se entienda como se entienda, el hecho es que el


matrimonio de Oseas resulta ofensivo a la sensibilidad moral.
Ni siquiera quienes interpretan mujer de prostitucin como
designacin religiosa pueden prescindir de este punto 1 5 5 , porque Oseas deja muy claro que el adulterio fsico acompa la
apostasa religiosa hacia la religin cananea. El dato sencillo
es que Oseas se cas con un prostituta y que Dios se lo
orden as.
Tambin se puede hacer notar que el profeta Isaas mantuvo relaciones sexuales con la profetisa (hannebV, Is 8, 3),
aunque normalmente se piensa que era su mujer. Sin embargo, esta interpretacin no la exige el texto de ningn modo,
pues es extrao referirse as a su propia mujer. Adems, para
qu necesitaba el profeta testigos fieles, si simplemente se
lleg a su mujer? Si la profetisa no era su mujer, se comprende la necesidad de testigos, pues sera una dramtica accin
simblica. Tambin se dice que Isaas anduvo por Jud casi
desnudo, comportamiento ofensivo para el israelita del siglo
VIII (20, 2).
El profeta Jeremas fue culpable de lo que tenemos que
considerar conducta inmoral, aunque fuera para salvar su
vida o como respuesta a una vida de martirio. En Jer 3 8 ,
14-28 se recuerda cmo el rey Sedecas pidi consejo al
profeta encarcelado y le insisti en que dijera una mentira, si
le preguntaban cul fue su consejo. Y eso hizo el profeta. Respondi a sus interrogadores como le haba ordenado el rey.
En las Confesiones, Jeremas se lamenta amargamente de
quienes le persiguen; pide su destruccin (17, 18) y que sus
hijos sean entregados al hambre y a la espada, sus mujeres
queden sin hijos y sus maridos y jvenes degollados (1 8, 21).
El engao aparece, de hecho, en todas partes como un
factor de la literatura proftica primitiva. Miqueas, hijo de
Yiml, lo usa tan a menudo que el rey tiene que reprenderle
diciendo: Cuntas veces tendr que tomarte juramento de
que me dices nicamente la verdad en nombre del Seor?
(IRe 2 2 , 1 6). Igualmente Eliseo aconseja a Jazael que anuncie
a Ben-Adad, rey de Siria, el restablecimiento de su enfermedad, aunque asegura a Jazael que el Seor le ha mostrado

155. PFEIFFER, Intruduction to the Od Testament, 568.

88

LOS FALSOS PROFETAS

que Ben-Adad va a morir (2Re 8, 7-15). Jazael obedeci al


profeta, mat al rey al da siguiente y rein en su lugar 166 .
Tambin se cuenta del profeta Elseo que maldijo a unos
nios de Betel, porque estaban rindose de l, y se narra
cmo dos osas mataron rpidamente a 4 2 de ellos (2Re
2, 23 s.).
Otro ejemplo de profeta inmoral, al que se acalla de
modo expeditivo, lo encontramos en 2Cr 2 5 , 14-16: un profeta es enviado a amenazar a Amasias por echar mano de
dioses de otros pueblos, pero calla cuando el rey, aunque le
concede la ltima palabra, le amenaza de muerte.
En este contexto podemos observar que cuando Jeremas
acusa a los falsos profetas de plagiar orculos, pasa por alto
el hecho de que su propio mensaje depende de Miqueas, el de
Isaas de Amos y el de Ezequiel de Oseas 157 . Adems, los
pasajes comunes de Isaas y Miqueas, y los de Jeremas y
Abdas indican que uno los est tomando de otro o ambos de
una fuente desconocida 1 5 8 .
As pues, aunque tengamos que rechazar el criterio moral,
se admite que los falsos profetas no logran el alto grado de
moralidad de un Amos, Isaas o Ezequiel. La acusacin ms
seria contra estos falsos profetas fue la conspiracin de silencio, el no hablar contra lo que estaba mal (Os 4 , 5) 1 5 9 .

Conviccin de ser enviados


Otros han sealado como seal de profeca autntica la
conviccin por parte del profeta de que el Seor le ha enviado

156. Los profetas que participaron en revoluciones polticas (p. ej., el


papel de Elseo en la conjura de Jeh contra el soberano) deben participar en
la responsabilidad del bao de sangre que acompa al golpe.
157. Para el estudio de la relacin entre Isaas y Amos, cfr. R. FEY, Amos
unf Jesaja, 1963. Recientemente se ha puesto en duda la conclusin de FEY
por WHEDBEE, Isaiah and Wisdom, cap. 3.
158. Comparar Is 2, 24 y Miq 4, 1-4; Ab 1-9 y Jer 49, 7-22; Joel 4, 16;
Jer 25, 30; Am 1, 2; Miq 1, 10-1 5 e Is 10, 27 b-32; Miq 2, 1 -3 e Is 5, 8-10.
159. D.E. STEVENSON, The False Prophet, 1965, 43, usa la frase feliz el
golpe letal del silencio para descubrir a los falsos profetas de hoy en los
pulpitos. Tambin KRAUS, Prophetie in der Krisis, 1964, 113-115, subraya la
incapacidad de los falsos profetas para denunciar la culpabilidad de Israel.

LA INCAPACIDAD PROFETICA

89

(Am 7, 10 ss.; Miq 3, 8) 1 6 0 . Este recurso, sin embargo, no ha


carecido de oposicin (Jer 2 3 , 2 1 - 3 2 ; 4 3 , 2-3), y los oponentes de los grandes profetas se sintieron llamados a su tarea
(Jer 2 8 , 2), pero tambin en este punto encontraron rechazo
(Jer 2 8 , 15). En realidad la conviccin de haber sido llamado
cae fuera del mbito de la investigacin histrica, de modo
que la insuficiencia de este criterio es manifiesta. Nadie puede
decir si un profeta ha estado presente en el consejo de Dios,
aunque Jeremas pensara saberlo (23, 18.21-22).

3. El criterio cronolgico
En resumen, ni los criterios referidos al mensaje, ni los
referidos a la persona sirven para distinguir satisfactoriamente entre la profeca verdadera y la falsa. Pero existe otro
criterio que merece discusin, pues ha sido aplicado a los
profetas en el judaismo (y en el Islam, donde Mahoma es el
ltimo profeta). Este modelo es cronolgico. Tiene su origen
en la limitacin de la inspiracin al tiempo que va de Moiss a
Esdras. En pocas palabras, a todo profeta que no pertenece a
este perodo se le considera automticamente falso 1 6 1 . Sin
embargo, se vislumbra una edad escatolgica en la que recomenzara la verdadera profeca (Joel 3, 1 s.; IMac 14, 41).
Pero este criterio no resuelve el problema de la profeca falsa
en el Antiguo Testamento.
As pues, qu podemos decir de los criterios que hemos
discutido? Todos son insuficientes como medios para iluminar la profeca falsa, pues sta no es es un fenmeno unificado. En consecuencia, hay que buscar la solucin caso a caso
y ningn criterio o conjunto de criterios vale para todos los

160 S H. BLANK, Of a Truth the Lord Hath Sent Me: An Inquiry into the
Source of the Prophet's Authonty CLEMENTS, Prophecy and Covenant, 38,
admite que la mayora de los profetas dieron comienzo a su actividad tras una
llamada especial, y distingue a Amos de los otros mensajeros por la intensidad de su conviccin de enviado, pero tal decisin es un JUICIO de valor, sin
que exista modo de valorar la intensidad de la conviccin de ningn profeta
1 61 Esta no es la nica opinin del judaismo, como se ve en la comunidad de Qumran y en los escritos de Josefo Cfr W FOERSTER, From the Exile
to Christ, 1 964, 4-5, y ms abajo el excursus A sobre la falsa profeca en
tiempos del Nuevo Testamento

90

LOS FALSOS PROFETAS

casos 1 6 2 . Significa esto que hay que abandonar el intento de


distinguir la profeca verdadera de la falsa en el antiguo Israel? en efecto, a esto se ve uno forzado, como ha probado G.
QUELL 163 . Pero an se puede ir ms lejos de lo que Quell
quiso ir; No se puede ni siquiera apelar a que un profeta es
capaz de distinguir en todos los casos entre el verdadero y el
falso profeta 1 6 4 .

162. E. OSSWALD, Falsche Prophetie im Alten Testament, 29.


163. Whare und falsche Propheten: Versuch einer Interpretation.
164. Contra QUELL, id. 206, y Jacob, Quelques remarques sur le faux
prophtes, 486. Con todo, Quell tambin admite que Jeremas en un principio
no saba si l era autntico protavoz de Dios y Ananas falso (46).

CAPTULO

IV

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

A . EL PASO DE LA PROFECA VERDADERA A LA FALSA: CULPABILIDAD


HUMANA

Ya que ningn criterio sirve por s slo para distinguir al


profeta verdadero del falso, es inevitable un cierto grado de
fluidez entre los dos. K. HARMS es quien ms claramente ha
percibido este hecho y proporciona la plataforma desde la
que K. Barth enfoca IRe 13. Constituye, adems, una asuncin
implcita de otros pasajes bblicos, pues los profetas de Israel
reconocen la responsabilidad humana en conductas inapropiadas de un mensajero del Seor.

1 . El testimonio bblico
Leyenda

proftica

La Leyenda proftica de IRe 1 3 es de importancia capital


en este tema. En ella, el hombre de Dios de Jud descrito
ciertamente como verdadero profeta, resulta falso (infiel) a su
misin y tiene que escuchar el juicio del Seor contra l de
labios de alguien que es falso profeta, pero que al menos en
este momento se ha transformado en genuino portavoz del
Seor. La transformacin en cada uno de ellos sobrepasa su
conocimiento o voluntad, pues el hombre de Dios desobede-

92

LOS FALSOS PROFETAS

ce por ignorancia, por una especie de ingenuidad o fe simple


en que otros son dignos de confianza en la profesin proftica; y el anciano profeta de Betel pronuncia una palabra de
condena sin haberla buscado o deseado y, aparentemente,
deseando que suceda al revs.
La narracin de Balan habla tambin de un profeta que
intenta pronunciar una maldicin contra Israel, pero que topa
en el camino con la representacin anglica del Seor, y,
como consecuencia, tiene nicamente palabras de salvacin
para el pueblo de Dios. El mensaje favorable se pronuncia a
pesar de la amenaza del rey, cuando le pidi que maldijera a
Israel, y sin tener en cuenta la recompensa prometida, si dice
las palabras correctas. La respuesta de Balan a Balac se
remonta a alturas elevadas: Yo tengo que decir lo que el
Seor pone en mi boca (Nm 2 3 , 12); un sentimiento muy
parecido al de Miqueas en su respuesta al mensajero que
intenta influenciar su mensaje (IRe 2 2 , 14). Y dadas las palabras de Balan en este texto, es difcil comprender la tradicin
que ms tarde acompaa a este profeta, que es comnmente
negativa, excepto Miq 6, 5. En Dt 2 3 , 5-6 y en 2Pe 2, 1 5 se
acusa a Balan de pretender lucrarse ruinmente, pasando por
alto que rehus alterar su mensaje para recibir pinges recompensas. Tambin se dice que Balan es infame, porque
propici el culto a Baal (Nm 25, 1-3; 3 1 , 16; Apoc 2, 14); por
eso, se afirma, los israelitas lo mataron por haber desviado a
Israel, hasta el punto de que una plaga irrumpiera contra el
pueblo (Jos 13, 2 2 ; Nm 3 1 , 8.16). Prescindiendo de dar una
explicacin a esta actitud hostil contra Balan, que debe basarse en una asociacin de este profeta con una apostasa en
Fegor, el hecho es que de l se afirma que sali con un
mensaje en la cabeza y pronunci otro distinto, despus de
encontrarse con un ngel amenazador 165 .
Hay tambin otra leyenda proftica que pertenece a este
tema: la historia de Elias en el Monte Carmelo y sus consecuencias (IRe 18-19). El intrpido defensor del Yahvismo sigue fiel a su Dios, a pesar de pendencias casi insuperables,
para escapar finalmente como un cobarde al conocer las
intenciones de Jezabel. La historia no duda en dibujar a Elias

165. O. EISSFELDT, The Od Testament, an Introduction, 189 nota 6, ofrece


una amplia bibliografa sobre las narraciones de Balan.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

93

como un hroe vencido en das aciagos, alguien que se malgasta en autocompasin y de quien puede prescindir el nico
a quien en tiempos difciles ha defendido con tanto coraje.
Aunque puede estar fuera de lugar considerar a Elias en este
episodio como falso profeta, la verdad es que su conducta se
encuentra en la lnea de infidelidad a Dios y se ver sometido
a la correccin divina 1 6 6 . Este es el sentido de la majestuosa
teofana, en la que el suave murmullo llega al profeta tras la
elaborada fanfarria del huracn, el terremoto y el fuego 1 6 7 ,
transmitiendo a Elias la promesa de que el celo del defensor
del Seor no ha sido en vano, sino que ser recompensado
con la supervivencia de 7.000 israelitas que no doblarn la
rodilla ante Baal, ni besarn la imagen de Dios; pero al mismo
tiempo, le ordena que unja a un sucesor.

Nove/a

proftica

En la novela proftica se ilustra mejor esta transformacin


en el interior de un profeta. Jons es un profeta verdadero a
quien se le encomienda un mensaje para los habitantes de
Nnive, pero que rehusa proclamarlo, porque desea verlos en
la ruina sin previo aviso. Este profeta, a quien Dios ha hablado
directamente, se convierte en un fugado y se comporta con
menos compasin humana que los marineros en cuyo barco
viaja. Pero Dios castiga a su profeta, hacindole doblar sumisamente la rodilla. Este profeta rebelde, todava escocido por
el castigo del Dios que le confiri el encargo, emprende finalmente su primera misin, predicando la palabra del juicio de

1 66 Este punto, con amplia bibliografa, lo trata H H ROWLEY, Elijah on


Mount Carmel BJRL 43 (1960/61) 190-219, reimpreso en Men of God,
37-65. Otros dos estudios merecen recordarse, el de G FOHRER, Elia, 1965,
y el de J.J STAMM, Elia am Horeb en Studia Bblica et Semtica (Hom a Th C
Vriezen), 1966, 327-334.
1 67 J. JEREMAS, Theophame, 1 965, 110-112, reconoce que es extraa la
nota de IRe 19, e incluso su tono polmico VON RAD, Teologa del Antiguo
Testamento II, 36-37, argumenta contra quienes intentan descubrir una polmica en este texto, pero su posicin no es plenamente satisfactoria J.K.
KUNTZ, The Self-Revelation of God, 1967, 147-154, admite un contraste entre
la teofana de Moiss (Ex 33, 12-23) y la osada proftica descrita aqu, as
como la auto-revelacin divina al sumiso Elias Para KUNTZ la palabra es un
ataque a la excesiva confianza cltica

94

LOS FALSOS PROFETAS

modo casi brutal (Dentro de 4 0 das, Nnive ser arrasada!


3, 4). Aunque falta todo el elemento condicional en esta
profeca, los hombres y animales se arrepienten, con la esperanza de que Dios tendr compasin de ellos. Cuando su
esperanza se cumple, el profeta del Seor se entristece y se
queja de la naturaleza compasiva del Seor, que le desacredita ante ese pueblo. La historia concluye con un ejemplo del
suave trato del Seor con los profetas equivocados y enfadados 1 6 8 .

Orculos pro fticos


En un conocido pasaje de las Confesiones de Jeremas se
recoge la posible transformacin de la profeca verdadera en
falsa (15, 19). El Seor, tras ser acusado por el profeta de
seducirle, avisa a Jeremas: Si vuelves te har volver a mi
servicio; si apartas el metal de la escoria, sers mi boca. Que
ellos vuelvan a t i , no t a ellos. En este aviso est implcita la
posibilidad de que Jeremas pueda pronunciar palabras distintas de las que el Seor le ha dicho 1 6 9 . Dicho de otro modo, su
status como profeta depende de su obediencia a la palabra
divina. El que uno haya sido profeta del Seor no le garantiza
la continuidad de ese servicio de portavoz, de la misma manera que la eleccin tampoco significaba que Israel no pudiera
ser rechazado y pisoteado por los hombres (Cfr. Amos 3, 2; Is
5, 1 ss.).
En resumen, la fluidez entre la profeca verdadera y la falsa
es un factor con el que hay que contar en las antiguas leyendas profticas de Balan, Elias y el hombre de Dios de Jud,
en la novela proftica y en los orculos profticos posteriores.
Si es posible que un verdadero profeta se convierta en falso
y que uno falso pronuncie orculos autnticos, tiene que existir

168. Entre los recientes estudios debemos mencionar tres aqu: E. BICKERMAN, Les deux erreurs du Prophte Joas RHPR 45 (1965) 232-264; P.L
TRIBLE, Studies in the Book of Jonah (tesis doctoral no publicada) Columbia,
1964; y H.W. WOLFF, Studien zum Jonabuch, 1965.
169. VON RAD, Teologa del Antiguo Testamento II, 252, observa correctamente cmo en este pasaje se refleja que Jeremas haba faltado a su vocacin.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

95

alguna razn bsica para este cambio, algunas tentaciones


especialmente familiares a los profetas.

2 . Razones para la transformacin


Deseos de xito
Ms abajo probaremos que el impacto global del testimonio proftico era mnimo. El problema aparece inmediatamente con slo tomar en consideracin el criterio del cumplimiento como prueba de autenticidad de un portavoz del Seor. Desde esta perspectiva el deseo de xito no es la simple
actitud egosta de quien desea ver su mensaje confirmado por
la historia, sino ms bien, una autntica expresin de esperanza en que la palabra de Dios es digna de confianza 1 7 0 . Si la
verdad o falsedad de la propia vocacin depende del cumplimiento o no de sus propias predicciones, el xito se convierte
en sello de aprobacin divina y no meramente en una casualidad. As que este deseo de xito debe haber impulsado a
muchos profetas a pronunciar mensajes que contribuyeran a
su triunfo ante las masas. Tal deseo se convierte en coletilla
para Ezequiel: Y as sabrn que haba un profeta en medio de
ellos. El deseo de xito vuelve a ser uno de los temas de la
enigmtica historia de Jons, an cuando sea un motivo secundario en comparacin con el ataque contra el nacionalismo riguroso de las reformas de Esdras y Nehemas. Este
exclusivismo, quizs necesario para la supervivencia del j u daismo en el perodo persa y siguientes, proporciona el contexto en el que el profeta tiene que luchar contra oposiciones
casi insuperables, al anunciar un mensaje universal o una
palabra de juicio contra Jud. No es, por lo tanto, extrao que
el ataque a la posicin representada por Esdras y Nehemas
sea indirecto, es decir, por medio de la novela (Jons y Rut).
Eran pocos los profetas capaces de distinguir entre el patrio-

170. JACOB, Quelques remarques sur les faux prophtes 484-486, llama la
atencin sobre 4 obstculos de la autntica profeca: 1) la monarqua; 2) la
tradicin; 3) la multitud; y 4) el deseo de xito. Para el lector avisado ser clara
la aportacin del mencionado trabajo en el presente apartado.

96

LOS FALSOS PROFETAS

tismo y la voluntad divina, pues la teologa de eleccin c o n t r i bua desmesuradamente a la conviccin de que nicamente
los judos eran los elegidos de Dios 1 7 1 .
La tarea de un profeta era difcil y el aparente fracaso que
supona la suerte de la mayora de los profetas la haca cada
vez ms insoportable. Jeremas fue capaz de encontrar cierto
descanso dando voz a sus angustias internas, pero a otros
pudo resultar menos gravoso el fuego en sus huesos que la
alternativa de hablar en nombre de un Dios que pareca indigno de sus servicios. Pero ni aun Jeremas, aunque reconociera
que el oficio proftico implica martirio 1 7 2 , nunca trascendi
su situacin hasta el punto de atribuir a sus sufrimientos valor
redentor. En consencuencia, en los orculos de Jeremas la
lamentacin se convierte en el sentimiento dominante, y en
las Confesiones no hay nada en otra direccin, ni ocasin
por ejemplo de agradecer al Seor una intuicin salvadora o
un mnimo xito. Qu lejos estamos de la desbordante alabanza de Miqueas!' 7 3 .

1 71 Demasiado fcilmente se olvid la comprensin del elegido respecto


al resto de la humanidad como se refleja en Gen 12, 1-3 y en Is 49, 6,
especialmente cuando las naciones oprimieron a los elegidos del Seor Un
intenso nacionalismo fue el resultado natural, y el dilogo al interno de la
comunidad postexhca es muy ilustrativo. Estas diferencias de opinin se
reflejan no slo en obras como Esdras y Nehemas o Ester, por una parte, y
Rut y Jons por otra, sino tambin en las glosas que se aadieron a los textos
profticos Dado que el problema central con el que se enfrentaba el pueblo
de Dios era su propia comprensin respecto a los no elegidos por el Seor,
tanto en la incorporacin de conceptos y formas literarias no yahvistas en su
fe, como en su comportamiento religioso y social, sera muy til estudiar la
literatura veterotestamentana bajo el punto de vista de la tensin entre nacionalismo y universalismo
172. VON RAD, Teologa del Antiguo Testamento II, 259
1 73 Id, 254. El estudio que VON RAD hace de las Confesiones es particularmente agudo (cfr Die Konfessionen Jeremas EvTh (1936) 265-276). La
opinin de H KREMENS, Leidensgemeinschaft mit Gott im Alten Testament
EvTh 13 (1953) 122-140, de que el citado documento de Baruc es una va
dolorosa, la rechaza FOHRER, quien prefiere ver cmo se trata de mostrar el
cumplimiento histrico de orculos profticos (Introduction to the Od Testament, 399) J BRIGHT, The Prophetic Reimimscence' Its Place and Function in
the Book of Jeremiah en Biblical Essays, 1966, 27 ss piensa que pasajes
como 1, 4-19, 13, 1-11; 18, 1-12, 19, 1-13, 24, 16, 1-18, 27, 32, 6
ab-1 5 1 7-25, 35, a los que denomina A1, se deben a conflictos con profetas,
por lo que realmente constituyen un documento para establecer la validez
del ministerio y la palabra de Jeremas (29).

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

97

El profeta que descubri en el martirio del profeta una


intencin divina fue el segundo Isaas, al subrayar la naturaleza redentora de los sufrimientos del Siervo del Seor. No se
hace el elogio del Siervo, sino que se destaca el carcter
miserable y despreciable de su vida 1 7 4 . La ruptura entre la
persona y el oficio del profeta, que comenz con Jeremas y
suscit tan acuciantes problemas, ha sido aqu reparada y se
ha conservado la identidad entre el hombre y la misin. El
sufrimiento se entiende ahora como un medio de Dios para
salvar a los Gentiles. De modo que el deseo de xito puede
verse satisfecho en un aparente fracaso, pues se afirma que
por los trabajos de su alma ver la luz, el justo se saciar de
su conocimiento (Is 53, 1 1a), muchos sern justificados en
l.

El rey
Otro obstculo para el fiel cumplimiento de la misin proftica lo constituye el rey, especialmente en Israel, aunque
tambin a menudo en Jud 1 7 5 . Los intereses reales se oponen
frecuentemente a los divinos, y se espera que todo culto
instituido por el rey promueva los intereses de su fundador.
Es el tema de la discusin entre Amos y Amasias en Betel
(Am 7, 10-17). El doble mensaje de Amos de que Jerobon
morir e Israel ir al destierro son a odos del sacerdote
como una conspiracin e inmediatamente inform al rey. La
reaccin de Jerobon fue la de expulsar a Amos de su reino,
una decisin que Amasias transmiti con varios insultos, en
primer lugar por el trmino vidente (hozeh), en vez de profeta (nabj, y adems por la acusacin implcita de profesionalismo. Amos reacciona con fuerza contra ambos y responde que l no es nabP7e, sino que fue llamado por el Seor

175. A.S. HERBERT, Worship in Ancient Israel, 1959, 4 1 , escribe que la


funcin proftica consista en fortalecer al rey, pero que las frecuentes consultas reales obligaron al profeta a recurrir a estmulos artificiales, dando como
resultado la profeca falsa.
1 76. H.N. RICHARDSON, A Critica! Note on Amos 7, 14 JBL 85 (1 966) 89,
entiende la respuesta a partir del uso enftico del lu/la en Ugartico. CLEMENTS,
Prophecy and Covenant, 37 nota 1, aporta una bibliografa de los temas ms

98

LOS FALSOS PROFETAS

cuando estaba guardando ganado y cultivando higueras y


recibi la misin de profetizar a su pueblo Israel. El sacerdote avisa a Amos que huya a Jud para salvar su vida, pero
que no profetice nunca ms en Betel, porque es el santuario
real y el templo nacional (Am 7, 1 3). Difcilmente es correcta
la tesis de WUERTHWEIN de que Amasias tena buenas intenciones' 7 7 , dada la reaccin hostil de Amos, que anuncia al
sacerdote una palabra de destruccin total: su mujer ser
deshonrada por los invasores, sus hijos morirn a espada, su
tierra repartida a cordel entre los conquistadores, perder su
libertad y oficio, pues ser desterrado y morir en tierra pagana 1 7 8 . El principal presupuesto del rey y del sacerdote es que
el santuario real existe con la nica funcin de promover el
bienestar del estado y la ira real amenaza a quien se opone a
tal finalidad.
Una visin parecida refleja la historia de Miqueas, hijo de
Yiml (IRe 22) 1 7 9 , en la que la funcin proftica de apoyar al
rey en sus empresas militares ocupa la primera fila. Los
profetas empleados en el santuario de Betel se consideran
posesin real, y el profeta que mina la moral del pueblo est
sujeto a la accin del rey. En las narraciones del ciclo de
Eliseo es donde ms claro aparece el papel de apoyo de la
profeca: el profeta es como un soldado del Seor e incluso se
alude a l en la frase: Padre mo, carro y auriga de Israel
(2Re 2, 12)1so.

debatidos en esta controversia. En esa lista habra que aadir H. SCHMID, Nicht
Prophet bin ich, noch bin ich Prophetensihn: Zur Erkirung von Amos 7, 14a
Jud 23 (1967) 68-75.
177. Amos-Studien, 19-24.
178. El deseo por concluir sus das en el territorio familiar, es decir, en el
pas nativo, aparece con fuerza en La historia de Sinuhe, ANET 18-22, as
como en el incidente recordado en 2Sam 19, 31-40, cuando el anciano
Barzilay declina la invitacin de David para vivir en Jerusaln, y pide permiso
para permanecer en su propia ciudad hasta su muerte.
179. Ms abajo se discutir con mayor profundidad.
180. Segn VON RAD, Teologa del Antiguo Testamento II, 46. El episodio
recordado en 2Re 13, 14-19 describe as a Eliseo, y el rey Jons en persona
utiliza tal expresin con motivo de una enfermedad del profeta. Los profetas
del rey, como Eliseo en esta ocasin, aparecen como apoyo de la poltica real,
aunque como Eliseo tambin se encuentran en la avanzadilla de las crticas a
la conducta del rey. Esto es verdad especialmente con Natn y Gad que
ayudaban a David al tiempo que lo reprendan, pues al lograr que reconociera
su desatino estos profetas hicieron posible la continuidad de la dinasta. Otro

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

99

Dada esta actitud de la profeca, favorable a los reyes de


Israel, la hostilidad de Oseas respecto a la monarqua asume
nuevas dimensiones. Las narraciones del ciclo de Elias eran
un reciente recordatorio de que los deseos del rey diferan de
los del mensajero del Seor, y de que los profetas estaban en
peligro mientras durara tal situacin. No es extrao que se
pensara que las dificultades de Israel comenzaron en Gilgal
(Os 9, 1 5), pues tanto el recuerdo de la persecucin de Ajab a
los profetas, como la actual barahunda en el palacio real eran
causa suficiente para dudar de la participacin divina en el
establecimiento de la monarqua 1 8 1 .
En Jud las tradiciones de David y Sin eran factores de
complicacin y en la literatura proftica del Sur, especialmente en el mensaje de Isaas, se nota una curiosa ambivalencia.
Pero tambin aqu se puede descubrir una creciente desilusin respecto a los gobernantes davdicos en la ms clara
escatologa real, en la que todos y cada uno de los orculos
aoran el perodo de caudillaje durante la federacin tribal o
esperan la llegada de una figura idealizada que llega casi a ser
la de un David redivivus'182.
Particularmente ilustrativo en este contexto resulta el ministerio de Jeremas, que funciona tanto de antagonista como
de protagonista respecto a los gobernantes de su tiempo. Su
animosidad contra Joaqun era especialmente marcada, y el
sentimiento mutuo (Jer 2 2 , 1 3-1 9; 36); por otra parte, el dbil
e indeciso Sedecas parece que tuvo alta estima de Jeremas,
aunque se mostr incapaz de actuar segn el consejo que el
profeta le daba (38, 14-28). Ezequiel, contemporneo
de
Jeremas, manifestaba tambin una cierta perplejidad para
aceptar la monarqua como encargo divino, y as se trasluce

modo de ayuda a la monarqua era el constituir y mantener la moral del


ejrcito; esta funcin aparece muy clara dentro del contexto de la guerra
santa en el Deuteronomio, pero tambin se encuentra en la literatura de
Qumran (en donde los sacerdotes asumen la tarea de construir la moral).
181. Las dos tradiciones en Samuel sobre el origen de la monarqua, una
positiva y una negativa, indican que la duda acerca del papel del Seor en el
establecimiento de la monarqua hunde sus races en poca primitiva. GOTTWALD, All the Kingdom of the Earth, 119-146, ha estudiado el trasfondo
histrico de Oseas.
182. HARRELSON, Non royal Motifs in the Royal Eschatology en Israel's
Prophetic Heritage, 147-165.

LOS FALSOS PROFETAS

100

en su preferencia por el trmino jefe (nagfd) sobre rey


(melek).
Pero la situacin no es tan sencilla; la monarqua es un
requisito previo para la profeca, y el movimiento proftico
cay en descrdito poco despus del colapso de la monarqua, si exceptuamos al segundo Isaas. Todo esto indica que
la monarqua representaba un serio obstculo para la profeca, pero a la vez impulsaba al testimonio proftico en todo su
esplendor. Es obvio que no podemos entender en estos trminos a la era salomnica, aparentemente desprovista de profeca; posiblemente porque se crea que Salomn tena acceso
directo a Dios, pues se le vea como un sabio al que Dios
revelaba su voluntad en sueos, y porque no se provocara
ninguna crisis desde fuera de Israel 183 . Esto significa, seguramente, que la profeca del siglo X an no se haba democratizado o no haba recibido su empuje social fundamental, tpico
de las grandes figuras del siglo VIII. Si esto es as, la era de
paz e ilustracin no produjo portavoces profticos, cuya
funcin especfica en ese tiempo era la de asistencia en las
crisis militares.

Teologa popular
Una tercera explicacin de la transformacin de la profeca
verdadera en falsa es la teologa popular de los fieles a los que
eran enviados los profetas. Esta religin de Israel (descrita
ms arriba como caracterizada por su confianza en la fidelidad de Dios, la satisfaccin con el statu quo, oposicin, desesperacin, duda de la justicia de Dios y pragmatismo histrico) ejerci en los profetas una influencia positiva y negativa.
Positiva, en cuanto que ellos participaron tambin en esa
lucha interna causada por la diferencia entre promesa y cumplimiento real, sintieron la misma confianza en que la maldad
debera ser castigada si Dios es justo, reconocieron con clari-

183. C. WESTERMAN, Propheten, 1 500 ss. percibe correctamente el significado de (a monarqua para una comprensin adecuada de la profeca israelita. R.B.Y. SCOTT, Solomon at the Beginnings of Wisdom In Israel en Wisdom in
Israel and the Ancient Near East, 262-279, cuestiona el papel de Salomn en
la sabidura.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

101

dad que las exigencias de la fe estaban frecuentemente en


contradiccin con el curso de la historia del Oriente Medio y
pusieron en duda los caminos de Dios con quejas amargas.
Negativa, tambin, pues al aceptar conceptos populares para
facilitar la comunicacin y al argumentar ad hominem, algunos fueron seducidos por la religin de las masas y se sometieron de hecho ms a ella que a la Palabra de Dios 1 8 4 .
La religin popular era sincretista, al haber incorporado
elementos del baalismo, del yahvismo y de creencias asirobabilnicas 1 8 5 . La influencia del culto cananeo es perceptible
en el sistema sacrifical, en las fiestas, la prostitucin sagrada,
los asherim y querubim; su impacto teolgico es evidente en
la nocin de creacin (El Elyon), la importancia de la naturaleza y la fertilidad, la tolerancia producida por un monotesmo
todava incipiente, la metfora del Seor cabalgando sobre
las nubes, y la idea de los ejrcitos celestes (seba't emaym)"186. La influencia asiro-babilnica proviene de la relacin de vasallaje, especialmente durante los reinados de Manases y Acaz. El culto a toda clase de reptiles y bestias, junto
con la adoracin de Tammuz y del sol las describe con fuertes
tonos Ezequiel (8, 1 5-1 8). En realidad dicha idolatra no es tan
nueva, pues el becerro de oro se emple en el culto yahvista
desde tiempos primitivos (por eso lo eligi Jerobon, porque
representaba un deseo de repristinar a David) 187 , como lo fue
la serpiente de bronce que Ezequas quit del templo durante
su reforma yahvista 1 8 8 . Como desde los primeros tiempos

184. Ya haba elementos mgicos en los crculos sacerdotales y profticos, de modo que el paso subsiguiente hacia una teologa popular fue pequeo.
185. Quizs sea ms correcto seguir a Y. KAUFMANN, The Religin of Israel,
138-147, cuando defiende que la religin de Israel no es autnticamente
sincretista, pues los otros dioses no eran considerados como iguales al Seor.
186. N.C. HABEL, Yahweh versus Baal, 1964; A.S. KAPELRUD, The Ras Shamra Discoveris and the Od Testament, 1965; R. JACOB, Ras Shamra-Ugarit et
l'Ancient Testament, 1 960; G. STBORN, Yahweh and Baal, 1956; J. GRAY, The
Legacy of Canaan, 1965; S. SEGERT, Survival of Canaanite Elements in Israelite
Religin en Studi su/I' Oriente e la Biblia (Hom. a P. Giovanni RINALDI), 1967,
155-161; W. HARRELSON, Prophecy and Syncretism, AndNQ 4 (1 964) 6-19; y
W. AHLSTROM, Aspets of Syncretism in Israelite Religin, 1963.
187. HARRELSON, Calf, Go/den IDB I, 489. Cfr. tambin M. ABERBACH y L.
SMOLAR, Aaron, Jereboam, and the Golden Calves JBL 86 (1 967) 129-140, en
donde subraya la similitud tan llamativa entre Aarn y Jerobon.
188. Un estudio reciente sobre la serpiente de bronce en K.R. JOINES, The
Brome Serpent in the Israelite Cult JBL 87 (1 968) 245-256. Defiende que la

1 02

LOS FALSOS PROFETAS

haban practicado esta clase de culto, los israelitas que huyeron a Egipto sucumbieron con toda naturalidad a la tentacin
de dedicar sus vidas a la reina del cielo, especialmente porque
era un culto provechoso. Su ardor en besar calvas y el celo
por realizar ritos clticos causaron profunda impresin en los
profetas, y el cautiverio en Egipto no iba a introducir nada
especial bajo este aspecto (cfr. Os 13, 2).
En la mayora de estos campos el abismo entre la profeca
y el pueblo era casi insalvable, y contituia una nueva barrera a
la comunicacin. Pero tambin la religin popular tena puntos de contacto con la profeca autntica, especialmente en
las tradiciones de la guerra santa y el consiguiente nacionalismo. La memoria viva de los xitos iniciales de la poca de la
conquista, y el recuerdo siempre presente de la grandeza de
la era davdica marcaron indeleblemente la fe israelita y proporcionaron la conviccin de que el Seor estara con su
pueblo para darle la victoria sobre sus enemigos. El aviso: no
temas, junto a la promesa: porque yo estar contigo 1 8 9 ,
aparece en contextos muy diversos tanto por naturaleza
como por poca, y en este hecho se testimonia la pervivencia
de la conviccin de que la suerte del Seor estaba de alguna
manera ligada a la de Israel. Y aunque los grandes profetas
fueron capaces de prescindir de tal asociacin, encontraron,
sin embargo, muy difcil que pudiera concluir la especial relacin entre Israel y su Dios.

Poder de la

tradicin

Otra razn para la transformacin de la profeca verdadera


en falsa era el poder de la tradicin. La influencia del pasado
asuma formas diversas, cada una con una situacin vital (Sitz
im Leben) distinta. Las formas bsicas de la tradicin eran las
teologas referentes a David, Sina, xodo, paso por el desierto y conquista, Sin, patriarcas y el habitculo divino

serpiente de bronce tiene su origen en Mesopotamia y Canan, que simboliza


el poder fecundante del Seor y que no guarda relacin con la serpiente de
Moiss, excepto en la tradicin popular.
189. K.W. NEUBAUER, Erwgungen zu Amos 5,4-15 ZAW 78 (1966)
297-302; y H.D. PREUSS, ... ich will mit dit seinl.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

103

(arca y templo), el conjunto de las cuales completan el concepto de pueblo elegido 1 9 0 . Cada uno de estos complejos de
tradicin colaboraron de alguna manera con el yahvismo,
pero al mismo tiempo constituan un peligro omnipresente: el
de permitir al pueblo creer que esta relacin especial con Dios
no dependa de la respuesta de Israel al designio global de
Dios, a saber, la bendicin de todos los pueblos de la tierra.
Incluso algunos profetas tendan a pensar que, como el Dios
que haba hecho las promesas contenidas en las tradiciones
de eleccin era fiel, las cumplira a pesar de la conducta
rebelde de Israel. En esta lnea se aducan razones de amor
incondicional, especialmente bajo el smbolo del matrimonio,
o se referan a la hesed del Seor 1 9 1 , a la reputacin del Dios
de Israel entre los pueblos y al resto, un tizn sacado de entre
las brasas.
En este contexto, y slo en l, hay que entender el conflicto entre Jeremas y Ananas, puesto que ste ltimo era un
fiel celador de las antiguas tradiciones sobre Jerusaln, tan
preciosas para Isaas (Jer28). Ananas pronuncia ante los
sacerdotes y el pueblo un orculo para Jeremas, declarando
la intencin de Dios de romper el yugo del rey de Babilonia y
de hacer volver a Jerusaln los utensilios del templo (robados
por Nabucodonosor) y a los exiliados. La respuesta de Jeremas es: Amn, as lo haga el Seor; sin embargo, los
profetas que nos precedieron desde tiempo inmemorial profetizaron guerras, calamidades y epidemias a muchos pases y
a reinos dilatados (v. 8), mientras que el profeta que predica
prosperidad ser reconocido como tal slo al cumplirse su
profeca. La reaccin de Ananas fue la de romper el yugo que
por orden del Seor llevaba Jeremas, y declarar que el poder
de Nabucodonosor sobre otros pueblos se rompera antes de
dos aos. A este mensaje Jeremas no tiene respuesta y se
va; sin embargo, ms tarde, el Seor le da una respuesta para
Ananas: T has roto el yugo de madera, yo lo sustituir con
un yugo de hierro (v. 13), pues a Nabucodonosor le ha sido
dada la soberana sobre todos los pueblos y bestias salvajes;
en cuanto a t, Dios te echar de la superficie de la tierra,

190. VON RAD, Teologa del Antiguo Testamento II, ha estudiado con profundidad las transformaciones que han sufrido las tradiciones.
191. N. GLUECK, Hesed in the Bible, 1967, publicado en Alemania en 1927.

104

LOS FALSOS PROFETAS

porque induces a este pueblo a una falsa confianza. La historia termina con la noticia de la muerte de Ananas en ese
mismo ao.
QUELL tiene razn al avisar que la exgesis bblica tiene el
peligro de un juicio demasiado negativo respecto de Ananas
y demasiado positivo para Jeremas 1 9 2 , puesto que la narracin no deja lugar a dudas de que Ananas proclam su
mensaje, convencido de que Dios era la fuente de su inspiracin. Adems usa la frmula oracular proftica y el perfecto
proftico (28, 2.11), y est tan seguro de que su prediccin es
verdadera que se atreve a ponerle un lmite de tiempo (dos
aos como mximo, frente a tres generaciones sugeridas por
Jeremas) 193 . La ausencia de a m en la frmula oracular no
afecta en modo alguno la exigencia de autenticidad, y no hay
absolutamente ninguna base para afirmar que Ananas era un
profeta insincero y mentiroso, o que perteneciera a los profetas inmorales, condenados por Jeremas en otros lugares 194 .
Por el contrario, KRAUS tiene razn al afirmar que en Ananas nos encontramos con un exponente proftico de una
teologa de salvacin de Israel, fundada en la eleccin y en la
alianza 195 .
La primera respuesta de Jeremas a la profeca de Ananas
revela que tambin l se ha alimentado en la fe de la eleccin
y que mantiene unos deseos humanos para Israel, a pesar de
un oficio proftico que le ha exigido la sublimacin de tales
sentimientos. W. RUDOLPH ofrece un comentario clsico a
este punto: En l alienta el mismo patriotismo, el mismo
amor a su pueblo esclavizado; qu ms quisiera l, sino que
se cumpliera la promesa salvfica! 196 . Al mismo tiempo, Rudolph reconoce que la vocacin ha enseado a Jeremas a
trascender tales deseos humanos 1 9 7 . El criterio que invoca
Jeremas, de que antiguos profetas han predicado juicio, no
se puede usar como norma de crtica literaria, pues resulta
problemtico e incluso media verdad 1 9 8 . Ni siquiera su propio

192.

Wahre und falsche Propheten: Versuch einer Interpretaron, 60 s.

1 93. W. RUDOLPH, Jerema, 1958, 1 63.

1 94. Id. y subrayado por KRAUS, Prophetie in der Krisis, 90 s.


195. Prophetie in der Krisis, 9 1 .
196. Jerema, 164.
197. Id.
198. Id., 165 y KRAUS, Prophetie in der Krisis, 95.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

105

mensaje cabe en un lecho tan angosto; de hecho, la mayora


de los profetas de condena prevenan un tiempo de salvacin
tras la ejecucin del juicio. Ms an, QUELL tiene razn en
que en este caso Jeremas no sabe si es un autntico portavoz del Seor o no, y, por lo tanto, se retira sin responder de
momento 1 9 9 .
La narracin deja en claro que en esta situacin concreta
estaba fuera de sitio un mensaje basado en la fe en la eleccin. Este es el sentido de la tarda palabra que recibe Jeremas, tras haber sido humillado ante las masas (el profeta
ante el pueblo es como un manso cordero llevado al matadero (Jer 1 1, 1 9) 2 0 0 . Jeremas anuncia ahora que Ananas no
ser enviado nunca jams, excepto a su tumba. Esta vez no
hay contrarrplica. Jeremas ha dicho la ltima palabra 2 0 1 . La
oportunidad de una palabra proftica ha sido subrayada por
BUBER: lo importante no es si se profetiza salvacin o desastre, sino si la profeca, sea cual fuere, est de acuerdo con
la exigencia divina contenida en una situacin histrica concreta. En tiempos de falsa seguridad, viene bien una palabra
de desastre que remueva y agite, un dedo tendido que seale
la catstrofe histrica que se avecina, una mano que golpee
los corazones endurecidos; mientras que en tiempos de gran
adversidad, pasados los cuales es posible que ocurra una
liberacin de vez en cuando, en tiempos de penitencia y
arrepentimiento es apropiada una palabra de salvacin que
fortalezca y aune 2 0 2 .

199 Wahre und falsche Prophetie- Versuch einer Interpretaron, 45 Cfr


tambin RUDOLPH Jerema. 165 y KRAUS Prophetie in der Krisis, 95. La indecisin proftica aparece tambin en la primera respuesta de Natn, cuando
David le anuncia su intencin de construir el templo, mientras que a la noche
recibe una palabra de Dios bien distinta (2Sam 7)
200 KRAUS Prophetie in der Krisis, 98.
201. Id. 103 Si la accin de Jeremas al ponerse el yugo en los hombros
ha sido una espina para los profetas (RUDOPH Jerema, 163), su palabra a
Ananas tuvo que ser una espada en el corazn
202 The Prophetie Faith, 1949, 178 Se ha prestado muy poca atencin
a los diferentes auditorios de la palabra proftica As lo reconoce VON RAD
(Teologa del Antiguo Testamento II, 214) al explicar ciertas formulaciones
del mensaje de Isaas sobre el Ungido del Seor. Pudiera ser que muchas de
las contradicciones de un libro proftico fueran mensajes dirigidos a diferentes crculos: JUICIO para la multitud pecadora, promesas para los pocos fieles.
La idea de BUBER de que un cambio en las circunstancias histricas exige un
mensaje distinto se ve muy claramente al comparar la apocalptica con la
profeca.

LOS FALSOS PROFETAS

106

Aparicin

del

individualismo

Una quinta razn para la transformacin de la profeca


verdadera en falsa es la aparicin del individualismo
durante
el siglo VI en proporciones nuevas y sin precedentes. A pesar
de que el individuo siempre ha sido importante en Israel,
especialmente en materias legales y en la devocin privada, el
concepto de solidaridad grupal en el que las familias, clanes
y naciones preservaban su integridad, empez a abrirse camino una vez que el proceso de urbanizacin lleg a ser un
factor en Israel. La rotura de la solidaridad tribal cre el
contexto en el que los profetas reformistas del siglo VIII
proclamaban sus amenazas; la disminucin de vnculos nacionales, causada por la poltica de los ejrcitos conquistadores
Asirio y Babilnicos, constituan el andamiaje de la lucha que
Jeremas y Ezequiel tuvieron que mantener con la desesperacin del pueblo castigado, que interpretaba su situacin fatalsticamente con el proverbio: nuestros padres comieron
agraces y los hijos sufren la dentera (Cfr. Lam 5, 7). Este
crecimiento del individualismo es, adems, un buen testimonio del creciente impacto del pensamiento sapiencial en Israel, ya que para la sabidura (hokma) es bsico el anlisis de
la experiencia individual. Otro aspecto de este nfasis en lo
individual era la preocupacin por defender la bondad de
Dios, a pesar de las numerosas excepciones a este dogma.
Mientras se poda apelar a la familia o al clan, el sufrimiento
individual de un individuo no constitua un problema real,
pues los mritos particulares de uno podan recaer en la
generacin siguiente. Sin embargo, una vez que se haba
olvidado esta solidaridad con los representantes pasados y
futuros de una familia, el simple ejemplo de un inocente sufriendo pona en cuestin el poder y la bondad de Dios 2 0 3 .
Slo este hecho es ya explicacin suficiente para las frecuentes afirmaciones de la bondad de Dios 2 0 4 , las doxologas de

203. Lo sorprendente es que no se pusiera en duda ms a menudo el


poder del Seor, pues la historia de Israel ofrece ciertamente una amplia
gama de posibilidades a este pensamiento. Sin embargo, el tema del castigo
al pecado resultaba una explicacin convincente de cualquier catstrofe.
204. VON RAD, "Righteousness" and "Life" in the Cu/tic Language of the
Psalms en The Problem of the Hexateuch and Other Essays, 243-266 (original
en el Hom. a Bertholet, 1950, 418-437), y S. B. FROST, Asseveration by
Thanksgiving VT 8 (1958) 380-390.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

107

juicio que encontraron su camino en la literatura profetica y


slmica.
Hay aspectos en los que gran parte de la llamada profeca
falsa constitua un intento de justificacin de los caminos de
Dios respecto al hombre. Para quien cree en la justicia de
Dios, una palabra de juicio sobre todo Israel significa que el
justo va a ser castigado con el pecador. Por consiguiente,
puede suceder que muchos de los llamados profetas falsos
pronunciaran sus mensajes como producto de un genuino
deseo de ver a Dios premiando la verdad, y convencidos de
que as sera. Si se acepta la existencia de un pequeo grupo
de fieles creyentes, incluso en medio de las peores generaciones, es fcil comprender que algunos profetas hayan predicado la salvacin, pues la piedad del autntico pueblo de Dios
no puede ser en vano. Adems, es probable que muchos de
los orculos de bienestar (salm) estuvieran dirigidos a este
pequeo cnclave de fieles y obedientes hijos de Dios, y que
slo posteriormente fueran considerados orculos genricos
para todo Israel. La emotiva narracin etiolgica de la destruccin de Sodoma y Gomorra (Gen 1 8), tiene como tema
central la conviccin de que el Seor acta con justicia aun
cuando destruye ciudades. La narracin de la intercesin de
Abraham en favor de esas ciudades da la impresin de que no
haba ni diez justos que habitaban en ellas, y que quienes se
podan considerar tales (Lot y sus hijos) se salvaron. El resto
de la narracin deja bastante claro con qu amplitud estaba el
Seor dispuesto a valorar la justicia de los habitantes de la
ciudad, pues dos de los tres que se salvaron actuaron de
modo bastante vergonzoso (aunque necesario en esas circunstancias) para tener hijos. En la historia sobre la intercesin de Moiss en favor del pueblo rebelde, se afirma tambin
la justicia de Dios, sobre todo en su deseo de ser excluido del
libro celestial; eso que la ira de Dios casi ensombrece aqu su
justicia (Ex 32). Almas valientes defendieron la justicia de
Dios frente a una abrumadora evidencia de lo contrario; algunos pueden haberse equivocado, proclamando la salvacin
con demasiada frecuencia, pero sin su testimonio la fe de
Israel quedara terriblemente empobrecida.
Esta preocupacin por lo individual, como se evidencia en
las mencionadas narraciones, tuvo un efecto profundo en los *
ministerios profticos de quienes tenan el encargo de un

108

'

LOS FALSOS PROFETAS

mensaje para el pueblo derrotado, tanto en Jud como en


Babilonia. Jeremas es una prueba de este proceso: en sus
orculos desaparece casi por completo la distincin entre la
Palabra de Dios y la palabra proftica 2 0 5 . Tambin a Ezequiel
le importa cada individuo, lo que le convierte en una especie
de pastor de almas atribuladas 2 0 6 , en alguien que tiene la
responsabilidad de llamar la atencin a los impos, para que la
sangre de ellos no recaiga sobre l. Esta prespectiva individualista foment la tendencia a dividir la sociedad en dos
grupos: los justos (saddTqfm) y los pecadores (reSa'im). Esta
divisin en blanco y negro, tpica de los salmos y proverbios,
aparece tambin en la escatologa proftica posterior, especialmente en A m 9, 10: aqu el juicio alcanza slo a los
pecadores, mientras que en mensaje original inclua a todos.
A causa de la seriedad con la que se tomaban los derechos de
los individuos en la poca final de la monarqua, el yo
proftico se usaba mucho ms y era mucho ms intensa su
relacin con el t; por eso, la lamentacin es un gnero
importante en la respuesta proftica 2 0 7 . Del mismo modo que
los profetas dirigan sus acusaciones contra Dios, el pueblo
elevaba una queja constante contra ellos. En este punto ha
observado VON RAD el resultado directo de este proceso
de individualizacin de la profeca fue el aumento de los enfrentamientos con quienes vean la misma situacin con ojos
diferentes, a quienes nosotros llamamos "falsos profetas" 2 0 8 .
Podemos aadir que tal conflicto era inevitable, pues el oficio
proftico invada ms y ms las vidas personales de los llamados por el Seor; Jeremas pudo describir su experiencia
como un ser llevado paso a paso por Dios hacia la terrible
noche del abandono de Dios 2 0 9 .
Si tomamos, pues, en serio estos obstculos de la verdadera profeca, no debe sorprendernos que muchos profetas

205. VON RAD, Teologa del Antiguo Testamento II, 241; cfr. tambin O.
KAISER, Wort des Propheten und Wort Gottes en Tradition und Situation,
75-92, donde se afirma que la palabra de Dios nace del dilogo entre la
tradicin y la situacin presente. Cfr. WOLFF, Das Zitat m Prophetenspruch,
passim.
206. VON RAD, Teologa del Antiguo Testamento II, 290-91.
207. Id. 330
208. Id
209. Id. 344. Este sentimiento tiene un eco frecuente en los Salmos.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

109

verdaderos resultasen falsos a su vocacin; pero tambin


puede ocurrir lo contrario, que el profeta falso resulte fiel a la
intencin del Seor. Este es el mensaje irrefutable de IRe 13,
en donde el profeta profesional recibe involutariamente la
Palabra del Seor. Lo mismo se puede decir de los oponentes
de Miqueas, hijo de Yiml, y de Ananas; todos ellos son fieles
a su comprensin de la voluntad de Dios, incluso son profetas
verdaderos pronunciando un mensaje falso. No hay que olvidar las palabras de QUELL: Quin es capaz de afirmar que la
profeca falsa con toda su capacidad de error, no puede ser un
instrumento en manos de Dios? 210 . Si en la opinin de Isaas
y de Habacuc, Dios puede usar los crueles ejrcitos de Asira,
famosos por su poltica de terror calculado (cfr. Nahum), para
castigar a las dscolas Israel y Jud, de igual manera puede
emplear portavoces contra la voluntad de estos e incluso usar
a sus criaturas ms reprobables, para hacer que se cumplan
sus planes 2 1 1 .
En este contexto no debemos dejar sin examinar cul fue
la respuesta de Dios, segn la Biblia, a los profetas que dejaron de vivir su vocacin o que encontraron sus exigencias
demasiado duras. Los ejemplos ms pertinentes seran los de
Elias y Jons. En ambos casos el Seor muestra una notable
paciencia. Bajo este punto de vista, dichas narraciones estn
ms cerca del libro de J o b 2 1 2 - e n el que Dios acepta dudas
que rondan la blasfemia y aprueba al acusador frente a los
representantes rgidamente ortodoxos de la religin popular-,
que del Deuteronomio (13, 5) o Ezequiel (14, 10), que castigan al ofensor con la muerte. Todava debemos mencionar
otro ejemplo proftico: la experiencia de Jeremas, cuando
descubre que la Palabra de Dios que pretenda retener se le
convierte en fuego irresistible en su interior; se le avisa que

210. Wahre und falsche Propheten: Versuch einer Interpretaron 194.


211. El autor de Nehemas reconoce el problema creado por tal modo de
pensar y lucha con la afirmacin de que un castigo nuevo va a descargarse
sobre un mal agente del Seor (cfr. Isaas a propsito de Asiria). La capacidad
de Dios de crear algo nuevo de la nada alimenta la imaginacin en esta
lnea, pues si el caos puede ser transformado en la escena del drama humanodivino (Gen 1, 1-2, 4), de igual modo quienes se oponen a Dios pueden ser
empleados en la fragua para separar la mena de la ganga.
212. No podemos pasar por alto la funcin de la teofana divina como
resolucin del problema de Job. Aqu encontramos un majestuoso reproche al
antropocentnsmo, una clara seal del misterio de Dios.

110

LOS FALSOS PROFETAS

las cosas no le resultarn ms sencillas en adelante y que, si


quiere continuar siendo portavoz del Seor, necesitar todava mayor decisin y coraje.
Si la conducta y la palabra del hombre colaboran finalmente en el designio divino, hubiera sido esa su intencin o
no, debemos reconocer por fuerza que el problema de la
profeca falsa trasciende la situacin humana; ms an, que la
soberana divina puede proporcionar una explicacin a la
existencia de personas que con idntica conviccin de haber
sido enviados por el Seor, tienen mensajes contradictorios.
Esto significa que hay que tomar en serio la parte oscura de
Dios, la demonaca 2 1 3 , pues la fuente ltima de la profeca
falsa es Dios mismo.

B. LA PROFECA FALSA COMO MEDIO DE DIOS PARA PROBAR A ISRAEL:


RESPONSABILIDAD DIVINA

1. Lo demonaco en el Seor 2 1 4
El factor humano es slo la mitad de la explicacin de la
profeca falsa, pues sea cual fuere el papel jugado por el
hombre al comunicar un mensaje que no tiene un origen ext
extrnseco al portavoz, o al interpretarlo de modo distinto,
siempre est empequeecido por la responsabilidad divina
en este fenmeno. La creencia de que todo, bueno o malo 2 1 5 ,
proviene de Dios, proporciona el aspecto racional a este punto de vista y exige considerar el elemento demonaco.
Desde siempre se ha reconocido que en el Seor existe
algo de insondable o siniestro 2 1 6 ; en cada encuentro est
presente un elemento imprevisible. Esta parte oscura del Se-

213.

La parte oscura de Dios ha sido descrita con profundidad por C. G.

JUNG, Answer to Job, 1 954; y por P. VOLZ, Das Dmonische in Jahwe, 1924.

214. A falta de mejor palabra usamos aqu el adjetivo demonaco, prescindiendo de las comillas. El contexto, sin embargo, evidenciar que dicho trmino se refiere a un aspecto de la accin salvfica de Dios.
215. Is45, 6 s. Dt 32, 39.
216. H. RINGGREN, Israelite Religin, 1966, 73. Incluso la revelacin del
nombre de Dios est envuelta en el misterio f'ehyeh 'aer 'ehyeh. Ex 3, 14),
pues Dios rehusa ser esclavo del hombre. En ningn sitio aparece esto
ms claro que en el libro de JOB La idea de lo sagrado ofrece la base para este
misterio; cfr. R. OTTO, The idea of the Holy, 1958, passim, que llama la
atencin sobre el mysterium tremendum et fascinans.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

111

or es observable en numerosas incidencias del Antiguo Testamento, cada una de las cuales muestra una faceta diversa
de lo demonaco. R. S. KLUGER puede tener parte de razn al
afirmar que en el Antiguo Testamento Dios, mediante su
parte oscura, trabaja sobre el hombre como "el poder que
siempre quiere lo malo y siempre crea lo bueno" 2 1 7 ; al menos el testimonio bblico coincidir en que los elementos
demonacos estn bajo control y se usan con fines redentores. W. EICHRODT observa que la soberana libertad de Dios
para castigar el pecado con el pecado y entregarlo as al
juicio, es cosa muy distinta de las prcticas inmorales de los
dioses de Babilonia y Grecia, que hacan falsas revelaciones a
los hombres para engaarlos y, as, llevarlos a la ruina 2 1 8 ; as
establece el correctivo necesario a la tesis de Kluger, aunque
Eichrodt tiene que admitir que las narraciones de Miqueas,
hijo de Yiml, Sal, David y Moissf IRe 2 2 , 1 9 - 2 3 ; 16, 14;
1 9, 9-10; 2Sam 2 4 , 1 -1 7; Ex 4, 24) y otros pasajes similares
ponen al Seor en estrecha relacin con los dioses paganos.
Para el escritor bblico el hombre era como barro en mano del
alfarero y est muy clara la doble naturaleza del artesano
en Is 4 5 , 7 (Yo soy... artfice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia; Yo, el Seor,
hago todo esto), en Dt 3 2 , 39(Pero ahora mirad: yo soy yo,
y no hay otro fuera de m; yo doy la muerte y la vida, yo
desgarro y curo, y no hay quien cure de mi mano) y en ISam
2, 6 (El Seor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y
levanta).
La parte siniestra del Seor aparece en la narracin de la
cada del hombre (Gen 3): como la serpiente ha sido creada
por Dios, el Creador resulta en cierto modo responsable de la
tentacin y de convertir el veredicto era muy bueno en
burla ramplona. Las narraciones de Jacob nos relatan t a m bin el ataque demonaco que sufri cuando hua (Gen 3 2 ,
24-30), aunque el incidente ha sido transformado para que
sirva como experiencia de conversin de grandsima importancia 2 1 9 . Tambin en las narraciones sobre Moiss hay una

217. Satn in the Od Testament, 1967, 113.


218. Teologa del Antiguo Testamento II, 1975, 423 nota 68.
219 Un interesante estudio en esta lnea en W. HARRELSON, Interpreting
the Od Testament 1964, 63.

112

LOS FALSOS PROFETAS

historia de cmo el Seor le atac en una posada y de cmo


salv la vida gracias a la rapidez mental de su mujer Sfora,
que circuncid a su hijo y le toc al Seor en el lugar apropiado (Ex 4 , 24-26) 2 2 0 . Tambin se dice que una conducta demonaca asisti a Moiss en su confrontacin con el Faran, o al
menos endureci el corazn del gobernante para realzar el
elemento maravilloso del xodo (9, 12; 10, 1). Tambin en Dt
2, 3 0 se encuentra este motivo: el Seor ha endurecido el
corazn de Sijn, rey de Jesbn, para que caiga en manos
israelitas; o en Jos 1 1, 20, donde se afirma la operatividad de
este principio en todos los habitantes de Canan: el Seor
endurece sus corazones y los lleva a luchar contra los poderosos israelitas.

Literatura

histrica

Tambin los reyes de Israel estuvieron sujetos a la accin


demonaca del Seor. En Jue 9, 23 se dice que envi un mal
espritu (=enfado) entre Abimelek y los habitantes de Siquem;
ISam 16, 14 y 19, 9 - 1 0 hablan de la accin del Seor destruyendo al primer rey israelita por haber rehusado obedecer
a Samuel y realizado ritos sacerdotales. Pero, quizs, el incidente ms notable en este aspecto sea el de 2Sam 2 4 , 1 -1 7,
que las Crnicas 'transforman radicalmente al introducir la
figura de Satn: el Seor incita a David a hacer un censo y
luego se enfada cuando el rey obedece y le enva al profeta
Gad, para que le anuncie la intencin del Seor de castigar a
Israel y le anuncie la posibilidad de elegir entre tres aos de
hambre, tres meses de huida ante el enemigo o tres das de
peste. La dureza de este pasaje queda algo mitigada, cuando
se cuenta que el Seor se arrepinti del castigo y detuvo su
mano antes de que fuera destruida Jerusaln. Tambin en IRe
1 2, 1 5 Dios impulsa a Robon a que rechace las exigencias
del pueblo y provoque as la ruptura del reino.

220. H. KOSMALA, The 'Bloody Husband' VT 12(1962)14-28 es muy til


para el estudio de este pasaje complicado y proporciona una buena bibliografa. Ms reciente es P. MIDDLEKOOP, The Signifiance of the Story of the Bloody
Husband, Ex 4, 24-26 SEAJTh 8(1967)34-38.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

Literatura

113

proftica

El factor demonaco no slo aparece en la literatura histrica; se encuentra tambin en la proftica y sapiencial. En A m
3, 6b se pregunta: Sucede una desgracia en la ciudad que
no la mande el Seor?. Pertenece a una serie de preguntas,
en las que se espera un rotundo no como respuesta 221 .
Todava resulta ms llamativa la afirmacin de Is 2 9 , 10: El
Seor derrama sobre vosotros un soplo de letargo que tapar
vuestros ojos (=los profetas) y cubrir vuestras cabezas (=los
videntes), o la queja de Is 6 3 , 17: Seor, Por qu nos
extravas lejos de tus caminos y endureces nuestro corazn
para que no te respete? El mismo profeta Jeremas se siente
vctima del engao del Seor (15, 18b: Te me has vuelto
arroyo engaoso de agua inconstante, y 2 0 , 7: me sedujiste, Seor, y me dej seducir 222 ; me forzaste, me violaste. Yo
era el hazmerrer todo el da, todos se burlaban de m). Sin
embargo, los pasos cruciales de la literatura proftica son A m
4, 6-12; Is 6, 9 - 1 3 ; Ez 14, 1 - 1 1 ; 2 0 , 25 s., que discutiremos
ms abajo.

Literatura

sapiencia/

Un presupuesto bsico de la literatura sapiencial es la


libertad de Dios para actuar, sin tener en cuenta la conducta
del hombre, subrayando la diferencia entre las intenciones del
hombre y los hechos reales de Dios 2 2 3 . Tambin est presente el elemento demonaco, y de modo especial, en el prlogo
del libro de Job: el acusador es un oficial del Seor y logra

221. Se ha insistido recientemente en el uso que hace Amos de la pregunta retrica como prueba de la influencia sapiencial, aunque los argumentos
estn muy lejos de ser convincentes. Cfr. nuestro artculo The Influence ofthe
Wise upon Amos ZAW 79 (1967) 46 s:
222. As se traduce tambin HESCHEL, The Prophets, 113
223. Amen-em-opet 19, 16 dice Una cosa son las palabras que los hombres dicen, y otra lo que el dios hace (ANET 423) que se puede comparar con
Prov 19, 2 1 ; 20, 24; 2 1 , 30 ss. Este tema lo ha tratado K. SETHE, Der Mensch
denkt, Gott lenkt, bei den alten Agyptern; Nachrichten von der Gesellschaft
der Wissenschaften zu Gttingen, 1925, 141 ss.; y G. GESE, Lehre und Wirklinchkeit in der alten Weisheit, 1858, 29-50.

114

LOS FALSOS PROFETAS

manipular lo suficiente a Dios para convertir la suerte de J o b


en realmente miserable. Ni la sabidura humana est exenta
de lo demonaco, como se ve claramente en la historia que
narra cmo el Seor hizo vano el consejo de Ajitfel (2Sam
1 7, 1 4) 2 2 4 . No hay que extraarse de que Qohelet haya perdido toda su fe en el sentido de la vida, pues para l resulta
claro que ni Dios ni la naturaleza sonren al hombre, que no
sale mejor parado que los animales. Qohelet sabe que la
experiencia de Job slo se puede explicar como un capricho
divino 2 2 5 , como la diversin de un Dios que usa al hombre
como conejo de indias y que no presta odos a los gritos del
pisoteado - p o r lo menos, hasta que no llega su buen t i e m p o (Job 6, 4; 2 4 , 1 -1 2). Por otra parte, la certeza de la muerte es
un constante recuerdo del cruel trato que la naturaleza reserva al hombre; as que con razn niega Qohelet todo sentido a
la vida. La vehemencia de su grito: Vanidad de vanidades,
todo vanidad, dice Qohelet, nace del hecho de que la nica
fuente autntica de sentido. Dios, le ha fallado 2 2 6 . En verdad,
el reconocimiento de lo demonaco en el Seor ha llevado a
rechazar la bondad de Dios, se ha convertido en un deseo de
evitar la atencin de Dios.
2. Exgesis de pasajes bblicos
Amos 4, 6-12
Se ha reconocido en A m 4,6-1 2 el reverso de la recitacin
cltica de la historia de salvacin221; aqu se sostiene que la
224 H CAZELLES, Les debuts de la Sagesse en Israel en Les Sagesses du
Proche-Onent ancien, 1963, 34-36, ha descubierto aqu una sorprendente
actitud negativa del ant testamento respecto a la sabidura
225 Este hecho lo ha subrayado C G JUNG Answer to Job La misteriosa
libertad del incompresible (Job 28) se comprende como respuesta de Dios a
las acusaciones de Job de tratamiento injusto por ostentacin de poder, slo
una posterior reflexin por parte de Dios, bajo el influjo seductor de Sofa, le
impulsa a manifestar al hombre la otra parte de su Ser La dificultad est en la
declaracin divina de compasin, en la respuesta a Job La parte oscura de
Dios est tambin presente en la oracin de Jess al Padre pidiendo que no le
conduzca a la tentacin y en la teologa que refleja el Apocalipsis de Juan
Jung se ha separado un buen trecho de Job e incluso de Qohelet en esta
comprensin de Dios
226 La base teolgica de Qohelet ha sido subrayada por H GESE Die
Krisis der Weisheit bel Kohelet en es Sagesses du Proche-Onent ancien,
1 39-1 51, y por R GORDIS Kohelet-The Man and His World, 1968 (original de
1951)
227 A WEISER Das Buch der swolf Klemen Propheten, 1949, 154, von RAD,
Teologa del Antiguo Testamento II, 225, y R SMEND Das Nem des Amos, 412

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

11 5

naturaleza misma est bajo el control del Seor y se usa


como medio efectivo de disciplina, ms an, de castigo. El
pasaje es una unidad sostenida por el refrn: no os convertisteis a m, y por la secuencia del pensamiento. De hecho,
es posible que 4 , 4 - 5 pertenezca a la misma unidad, como
indica SELLIN 2 2 8 , con lo que el pasaje comenzara y concluira
con una referencia a los santuarios idoltricos de Betel y
Gilgal. El refrn, que recuerda a Is 9, 1 3; Jer 15, 19; Os 7, 10;
Is 5, 2 5 ; 9, 1 2 . 1 7 . 2 1 ; 10, 4 , indica que los profetas han
podido componer orculos a base de series de estrofas, no
estructurando sus mensajes segn procedimientos rituales,
como en A m 1, 6-2, 8, aunque no se puede desacartar la
mano del redactor 2 2 9 . Se mencionan siete castigos: hambre 2 3 0 , sequa, tizn y neguilla, langosta 2 3 1 , peste 2 3 2 , catstrofe (guerra) y terremoto, en orden ms bien dramtico que
cronolgico 2 3 3 . Se hace referencia a sucesos pasados y se
elabora el lenguaje para recalcar incidentes repetidos. Hay un
deje de irona tanto en la fraseologa (eso es lo que os gusta
y proclamad dones voluntarios, pub/icad/os), como en volver
del revs el contenido de las salvaciones (sidqt) de Dios que
se suelen recitar.
Alguien ha dicho que la clave del pasaje es 4 , 1 2c (preprate a encararte con tu Dios): invitacin hecha a Israel para
que se prepare a renovar una alianza similar a la original entre
el Seor e Israel de Ex 1 9 2 3 4 . Sin embargo, parece ms proba-

228. Das Zwlfprophetenbuch bersetzt und erklrt. I, 1922, 221. Afirma


que ha desaparecido la conclusin original del texto, al tiempo que la actual
doxologa ha ocupado su lugar.
229. J. P. HYATT, Amos en el Peake's Commentary on the Bible, 1962,
621.
230. En contraste con el hambre de Am 8, 11-14, que es horrorosa
desde el punto de vista teolgico.
231. Como se sabe, el profeta Joel desarrolla este tema en proporciones
escatolgicas. Bibliografa en FOHRER, Introduction to the Od Testament,
425 s.
232. Dado el sentido que se suele aplicar en ugartico a la raz d r k t,
dan ganas de traducir este texto Os envo una peste como la autoridad/gobernante de Egipto. Este es el caso ciertamente en 8,14, que hay que traducir
Por la vida del seor de Berseba, como lo hace Jacob, Ras Shamra-Ugarit et
L'Ancien Testament, 65 s. Sobre esta raz cfr. M. DAHOOD, Ugaritic d r k t and
Bblica/ derek
ThSt 15 (1 954) 626-631.
233. SELLIN, Das Zwlfprophetenbuch bersetzt und erklrt, 220-221
234. W. BRUEGGEMANN, Amos 4, 4-13 and Israe/'s Covenant Worship VT 15
(1965) 1-15.

116

LOS FALSOS PROFETAS

ble la tesis que interpreta este pasaje como perteneciente al


lenguaje de la guerra santa, e implica una teofana de juicio:
en ella se avisara a Israel que se prepare a la manifestacin
del Juez castigador, cuya paciencia se ha agotado 2 3 5 . As es
comprensible la carencia de un castigo especfico, quedando
en una amenaza annima, intencionalmente vaga, como era
costumbre en los juramentos 2 3 6 . Por consiguiente, la doxologa de juicio aadida a esta unidad reconoce la justicia de
Dios, a pesar del castigo que ha cado sobre los exiliados, y
alaba al Seor de los ejrcitos por sus cualidades creadoras,
redentoras y judiciales. No le falta razn a A. WEISER, cuando
escribe: La confrontacin con el Dios de las catstrofes es
radicalmente distinta. Dios ahora se alza como enemigo de su
pueblo, que camina sin preocuparse de El 237 .
Slo este pasaje constituye ya un aviso suficiente contra
el nfasis unilateral en la historia como decorado de las acciones de Dios. La afirmacin de que lo especfico de la fe
Yahvista es la creencia de que Dios acta en la historia ms
que en la naturaleza, no debe hacernos olvidar que la naturaleza se encuentra tambin bajo la soberana del Seor. Ms
an, cada da se va viendo con mayor claridad que tambin de
los dems dioses del Medio Oriente se crea que eran moderadores de la historia (cfr. la inscripcin de Mesa), por lo que
no hay que insistir en la especificidad de este punto. El acento
excesivo en la historia como marco de la accin divina, por
mucho valor apologtico que tenga, ignora, sin embargo, el
testimonio bsico de un amplio sector del Antiguo Testamento, es decir, de la literatura sapiencial, que se mueve dentro de
las lneas de la fe en la creacin 2 3 8 .

235. Cfr. nuestra obra Amos and the Theophanic Tradition 204.208.
236. R. S. CRIPPS, A Critica! and Exegetical Commentary on the Book of
Amos, 1905, 103.
237. Das Buen der zwlf Kleinen Propheten, 156
238. G. FOHRER, Prophetie und Geschichte en Studien zur alttestamentlichen Prophetie, 265-293, especialmente 270 (publicado originalmente en
ThLZ 89 (1964) 481-500); B. ALBEKTSON, History and the Gods, 1967; y W.
ZIMMERLI, Ort und Grenze der Weisheit im Rahmen der alttestamentlichen
Theologie en Les Sagesses du Proche-Orient anden, 121-137. El interesante
artculo de Albrektson merece una palabra especial, pues hace un completo
anlisis de la literatura del cercano Oriente antiguo y muestra que la idea de
un Dios que acta y controla la historia no diferencia a Israel de sus vecinos,
sino que lo relaciona con ellos.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

I Re 22,

117

1-40

En ningn sitio se expresa tan inequvocamente la responsabilidad divina de la profeca falsa, como en la historia de Miqueas, hijo de Yiml. Deseoso de recuperar Ramot-Galaad de
manos sirias, Ajab llama a su vasallo Josafat, pero accede a
consultar a los profetas sobre la Palabra del Seor antes de
embarcarse en la tarea, costumbre normal en el Medio Oriente (cfr. Zamir de Jamat). El mensaje de estos profetas, unos
4 0 0 , es positivo: Vete, el Seor la entrega al rey (v. 6). No
satisfecho Josafat con tal unanimidad, pregunta si no hay
otro profeta al que se pueda consultar, y se le responde que
Miqueas, hijo de Yiml, un hombre al que sus malos mensajes para Ajab han terminado por enemistarlo con el rey. Con
todo, se llama a Miqueas y mientras el rey se sienta con sus
mejores ropas en la puerta de Samara, los profetas estn
profetizando; uno de ellos con unos cuernos de hierro en la
mano afirma que con ellos los israelitas destruirn a los sirios
(Cfr. Dt 3 3 , 17). Amonestado por el mensajero que ha ido a
buscarle para que hable bien al rey, y tras responder que l
slo puede decir lo que Dios le comunique, Miqueas se encara
con Ajab y le aconseja subir y vencer. El rey reconoce la irona
de sus palabras (Cuntas veces tendr que tomarte juramento de que me dices nicamente la verdad en nombre del
Seor? v. 16); entonces se le comunica la autntica palabra
de Dios: Miqueas ha visto a Israel desparramado por los
montes, como ovejas sin pastor. La respuesta de Ajab a
Josafat es del tono de Ya te lo deca yo, y Miqueas contina describiendo la visin: el Seor, sentado en su trono con
el ejrcito celeste, pregunta quin engaar a Ajab para destruirlo y un espritu se ofrece a convertirse en espritu de
mentira en la boca de todos los profetas del rey. Dentro de
este drama entre Miqueas y el rey tiene lugar otro: la confrontacin entre Sedelas y Miqueas. Este que antes tocaba el
cuerno, da una bofetada a Miqueas al tiempo que le pregunta
por dnde se le ha escapado el espritu para hablarle a M i queas; como respuesta recibe unas terribles palabras. A continuacin Ajab ordena el arresto y encarcelamiento de Miqueas
y que se tase el alimento en una racin de pan y agua, hasta
que vuelva el rey en paz. Miqueas no puede por menos de
replicar: si el rey vuelve en paz, Dios no ha hablado por su

118

LOS FALSOS PROFETAS

boca. Pero la suerte de Ajab ya est echada y por mucho que


intente disfrazarse en la batalla para conducir el ngel de la
muerte a Josafat, una flecha perdida fue guiada por el Seor a
un lugar desguarnecido de la cota de malla de Ajab. As muri
el rey.
Es imposible exagerar el valor de esta historia: adems de
importancia en la clarificacin de la profeca falsa, esta narracin revela una tendencia muy antigua al monotesmo (el
Seor mi rey, rodeado por los ejrcitos del cielo), seala la
perspectiva estrictamnete monotesta del primitivo yahvismo,
y atribuye a la profeca un origen sobrenatural 2 3 9 . Pero al
reconocer que el Seor es responsable del engao, pone el
fenmeno de la profeca falsa bajo nueva luz. No hay duda de
que esta historia dibuja a los falsos profetas como hombres
que transmiten su mensaje de buena fe, y a Dios como fuente
de la mentira, aunque mediada por un espritu.
Esta historia es bastante clara, pero exige algn comentario en ciertos puntos. La integridad de su protagonista nos
avisa contra una distincin demasiado rpida entre la profeca
clsica y la pre-clsica, pues Miqueas se acerca a las alturas
de A m o s e Isaas. Tambin es llamativo el parentesco entre su
visin y la de la vocacin de Isaas 240 . Adems, la narracin
indica que esa conducta valiente de Miqueas era normal en l,
habiendo marcado indeleblemente la memoria de Ajab (pero
yo le aborrezco, porque no me profetiza venturas, sino desgracias y cuntas veces he de t o m a r t e juramento...?).
Tambin indica que los reyes de Jud y de Israel vean a la
profeca desde puntos de vista diferentes: para Ajab la funcin del profeta era servir los objetivos del estado, de modo
que los 4 0 0 pueden ser llamados sus profetas (v. 22), mientras que Josafat piensa que el profeta es alguien cuya tarea
consiste en comunicar la Palabra de Dios 2 4 1 . La irona est en
que los agentes del estado han sido convertidos en instrumentos de Dios, sin saberlo ni quererlo. Se ha realizado todo

239. S. SZIKSZAI, Micaiah, IDB 11,372.


240. H. WILDBERGER, Jesa/'a, 1968,235.
241. J. GRAY, I and II Kings, 399. El mensajero ha aceptado la perspectiva
de su maestro e intenta convencer a Miqueas para que est de acuerdo con la
multitud, de modo que la moral del ejrcito sea invencible. PEDERSEN, Israel
l-ll, 143 piensa que la intencin del mensajero es la de influir de tal modo en
el profeta que realmente le haga ver victoria.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

119

esto por medio de un espritu, que en esencia es el espritu de


profeca, a menos que H. RINGGREN tenga razn al afirmar
que tras esta historia se esconde la nocin de demonio o mal
espritu (harah)242. Finalmente nos podemos preguntar por
qu Ajab no llama a Elias, que actuaba en ese tiempo, y
contra el que se enfrentan en una historia muy parecida 4 5 0
oponentes en el monte Carmelo. Quizs la respuesta est en
algn lugar entre la tesis de que Elias se llamaba realmente
Miqueas, y eligi el nombre de el Seor es mi Dios para
simbolizar su choque total con un culto baalizado 243 o la que
sostiene que Elias no fue llamado por su fama todava peor
que la de Miqueas, de que debilitara la moral del pueblo 2 4 4 .
Este puede ser un misterio tan insoluble como el de la consulta de Josas a la profetisa Julda acerca de la autenticidad de
la voz de Dios en el libro de la ley recin descubierto, eleccin
tanto ms problemtica, por lo que significa de olvido de
Jeremas 2 4 5 .

Isaas 6, 9-12
La vocacin de Isaas merece una mencin en este contexto, pues formula la misin del profeta en trminos de embotar
el corazn del pueblo, endurecer el odo y cegar sus ojos, no
sea que vean, oigan, comprendan y se conviertan y sanen
(cfr.63, 1 7). Con razn pone objecciones Isaas a esta clase de
funcin, preguntando: Hasta cundo, Seor?, y se le responde que tiene que profetizar as hasta que queden las
ciudades sin habitantes, las casas sin vecinos y los campos
deshabitados (6, 9-11).
La incapacidad del israelita para distinguir entre causa y
efecto suaviza de algn modo la dureza de semejante encargo

242. Israelite Religin, 94


243. GRAY, / and II Kings, 400. R. HALEVI, Micaiah ben Imlah, the Ideal
Prophet (en hebreo moderno) Bet Mikra' 12 (1966/67) 102-106, relaciona
este relato con la narracin de Balan y con IRe 13 como ejemplos del tipo
ideal de profeta para el Deuteronomista (Dt 18, 15-22).
244. GRAY, / and II Kings, 400.

245. A menos que tengan razn quienes colocan el comienzo del ministerio de Jeremas considerablemente ms tarde que la reforma. Sobre esta
opinin cfr. J. P. HYATT, The Beginning of Jeremiah's Ministry ZAW 78 (1966)
204-214; y C. F. WHITLEY, Carchemish and Jeremiah ZAW 80 (1968) 38-49.

LOS FALSOS PROFETAS

120

para el crtico moderno, pero queda el hecho de que Isaas se


siente impulsado a describir su vocacin con estos trminos
y sin pedir perdn. Tras esta descripcin se esconde el conocimiento de que la claridad y la insistencia de la Palabra de
Dios hace crecer la infidelidad y la rebelin, como el ruido
constante embota la sensibilidad 2 4 6 . Pero VON RAD ha visto
con razn que esta idea de embotar el corazn es ms que
una ley general de sicologa religiosa 247 . Tampoco le parece
correcta la interpretacin de este concepto como una dificultad intelectual (F. HESSE), y entiende la ceguera de Israel
como un modo particular de actuar histrico del Seor con
Israel que indica el comienzo, no el final, de su obra 2 4 8 . El
profeta ve que la total destruccin del pueblo de Dios no
significar el final del Seor, y no se engaa sobre el resultado de su actividad 2 4 9 .

Ezequiel 14, 1-11


Ez 14, 1-11 puntualiza que la profeca falsa no tiene su
origen nicamente en el engao propio y en la influencia de
clientes idlatras, sino que tambin se debe a la misma voluntad divina 2 5 0 . Consta de dos secciones: la primera (vv. 1-5) es
la respuesta divina a la consulta sobre su voluntad, que los
ancianos que han comprometido su fe hacen por medio del
profeta. Estos hombres son aparentemente adoradores del
Seor; si no, no se habran molestado en conocer su voluntad.
Pero tambin son devotos de los dioses de Babilonia, pues
estn persuadidos de que el Seor ha mostrado su carencia
de poder y no tienen razones para servirlo exclusivamente 2 5 1 .
Esta lealtad parcial no la puede tolerar el Celoso y anuncia

246.

R. B. Y. SCOTT, Isaiah en IB V, 212.

247. Teologa del Antiguo Testamento II, 193.


248. Id. 196
249. K. MARTI, Das Buch Jesaja, 1900, 67. Para todo el pasaje cfr. J.
ALONSO DAZ, La ceguera del pueblo en Is 6, 9-10 en relacin con la accin de
Dios EstEcI 34 (1960) 733-739.
250. G. A. COOKE, The Book of Ezequiel, 1936, 151. F. HESSE, Das Vertoc-

kungsproblem im Alten Testament, 1955, 70, considera este pasaje como una
excepcin en Ezequiel, pero no parece probable.
2 5 1 . G. FOHRER, Ezechiel, 1955, 76.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

121

que El responder directamente a esos idlatras, sin hacerlo a


travs del profeta (as el Targum). La segunda seccin
(vv. 6-11) es como un midrash de la primera, y est caracterizada por un estilo prolijo. Comienza invitando al idlatra para
que se convierta al Seor y repite la amenaza de que el Seor
en persona responder a todo idlatra que consulte a travs
del profeta la Palabra del Seor. Pero tiene una nota adicional:
Dios lo extirpar de su pueblo y har de l un escarmiento
proverbial. Sigue la amenaza divina, habitual en Ezequiel: as
sabris que yo soy el Seor (v. 8). La conclusin es un juicio
contra el profeta y contra el que consulta; se afirma que si un
profeta pronuncia un orculo y se deja seducir, el Seor lo ha
seducido y lo extirpar de en medio de Israel.
W. ZIMMERLI ha intentado explicar este pasaje como una
radicalizacin proftica de la ley sagrada 2 5 2 . La parte de verdad de su pretensin es la fuerte relacin lingstica con el
cdigo de Santidad (cualquier israelita, enfrentarse con y
extirparlo de mi pueblo, escarmiento ejemplar Lev 17,
3.8.10.1 5) 2 5 3 . Este mismo autor subraya el carcter parcial
del conocimiento en Ez 14, 1 - 1 1 , tendiendo a verlo dentro del
contexto ms amplio del plan redentor de Dios para con
Israel. As escribe que Dios mata para salvar y observa que
la seccin 14, 1-11 muestra a los hombres una verdad a
medias; han experimentado el juicio 2 5 4 . ZIMMERLI piensa en
Miq 6, 6-8 como el correctivo ms necesario para la conducta de estos idlatras 2 5 5 .
Prescindiendo de si seguimos a Zimmerli en su explicacin
de Ez 14, 1-11 o si negamos que el profeta haya radicalizado
la ley sagrada (FOHRER), queda el hecho de que Ezequiel
presenta al Seor seduciendo a sus profetas y exterminndolos por hablar con integridad. Igualmente llamativa es la queja
del profeta en 2 0 , 25 s., porque el Seor ha dado a Israel
preceptos no buenos y mandamientos que no les darn
vida y los ha contaminado con ofrendas que hacan, inmo-

252. Die Eigenart der prophetischen Rede des Ezechiel ZAW 66 (1954)
1-26 (reimpreso en Gottes Offenbarung, Gesammelte Aufstze 148-177).
253. FOHRER, Ezechiel 76. Es igualmente convincente la comprensin de
la frase yiss 'awn como trmino legal (Gottes Offen barung, Gesammelte
Aufastze, 158-161).
254. ZIMMERLI, Ezechiel, 1965,313.
255. Id.

122

LOS FALSOS PROFETAS

lando a sus primognitos, para horrorizarlos y convencerlos


de que Yahveh es el Seor. Este pasaje tan llamativo, nico
en el Antiguo Testamento, que pone en cuestin el carcter
sagrado de la ley, representa el mismo modo de pensar que
14, 1 - 1 1 , al que G. A. COOKE califica de heroico por la
disposicin del hombre a ser condenado por la gloria de
Dios 2 5 6 , pero que ms exactamente puede ser calificado de
media verdad y, por lo tanto, peligroso. Por fortuna, en el
Antiguo Testamento se habla de Dios normalmente en trminos ms nobles.
Puesto que Ez 1 4, 1 2 - 2 3 puede pertenecer a esta unidad y
ciertamente recuerda a A m 4 , 6 - 1 2 , puede ser til examinar
este pasaje. En l se afirma que cuando Dios destruye al pas
pecador con sus cuatro calamidades (hambre, fieras salvajes,
espada y peste), aunque estuvieran presentes personajes tan
clsicos con No, Daniel y Job salvaran ellos solos la vida
por su justicia 2 5 7 . Sin embargo, hay que observar que, si
hubiera algn superviviente, hijos e hijas que lograran evadirse, serviran de consuelo, testimoniando con su presencia y
conducta que el castigo de Dios al pueblo no era inmotivado.
Vistas en este amplio contexto, las fuertes palabras de 14,
9 - 1 0 pierden algo de su mordiente.

3. Observaciones teolgicas
Tres observaciones interesantes hay que hacer sobre la
importancia teolgica de dicha mentalidad. En primer lugar es
necesario comprender el nfasis que se pone en lo demonaco en el Seor como el precio que Israel debe pagar por haber
rechazado el dualismo 2 5 8 . Mientras caracteriz a los israelitas
una orientacin monstica, al Seor se atribua el honor o la

256. The Book of zec/w'e/,219 (cfr. Am 5, 25 y Jer 2, 2 s. en donde se


habla del sacrificio como institucin humana).
257. S. SPIEGEL, Noah, Daniel and Job en Ginsberg Jubilee Volume I, 1954,
205-255. La relacin del Daniel de este texto con el hroe de la literatura
ugartica no es cierta, pero la identidad de los dos es posible. Una buena
descripcin del Seor en el papel de vengador, cfr. Is 63, 1 -6 (compararla con
la descripcin de Anat en ANET 136) y A. S. KAPELRUD, The Violent Goddess,
1969, 19.
258. VON RAD, Aspwekte alttestamentlichen Welverstndnisses EvTh 24
(1864)57-73.

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

123

deshonra de todo lo que sucediera. As no es sorprendente


leer que el Seor sea responsable de la profeca falsa. Pero el
pensamiento esencialmente monstico tiene tambin sus puntos fuertes, especialmente al poner los cimientos del monotesmo y hacer superfluos a los demonios 2 5 9 . Este ltimo
factor no carece de valor y merece una atencin especial. Hay
que notar que ya desde los primeros estadios de la religin de
Israel el Seor no tiene consorte (slo despus, en Elefantina)
y siempre est rodeado de ejrcitos celestiales, siempre annimos, exigidos por su status real 2 6 0 . As mismo, el nmero de
demonios es extraordinariamente pequeo en el Antiguo Testamento (Se'irm, Lilit, SedTm, Azazel) 261 . Adems, el rechazo
de un dualismo fsico hizo posible una apertura al orden
creado y previno los peligros de un excesivo respeto al sexo o
de un culto idoltrico del mismo 2 6 2 , por lo que en el Antiguo
Testamento no existe la menor referencia a prostitutas profticas en el culto (en contraste con las profetisas de ltar en
Arbela).
En segundo lugar lo demonaco en el Seor tiene que ser
subsumido en el cocepto ms amplio de la divina providencia:
en esencia, la seduccin es nicamente un medio de conducir
a Israel al arrepentimiento o al juicio, cuyo objetivo es la
salvacin. Tras esta nocin est la comprensin de Dios
como padre que castiga a sus hijos porque les ama, como un
alfarero que destruye las vasijas que se estropean y reemprende la tarea de hacerlas nuevas y ms perfectas, como un
herrero que purga el mineral bruto de toda impureza, un
marido engaado que aleja al amante de toda preocupacin
por ella y por la alianza previamente concertada.
Finalmente hay que comprender lo demonaco como un
medio de Dios para probar a Israel. Este punto de vista se
defiende en Dt. 13, 1-5. Se afirma que si un profeta da una
seal que resulta verdadera, pero urge al pueblo a seguir

259. RINGGREN, Israelite Religin, 103.


260. Cfr. nuestro artculo Yhwh S'ba't Sem: A Form-Crtical Anlysis; en
l se discute el tema y se encuentra bibliografa pertinente.
261. RINGGREN, Israelite Religin, 103; y T. H. GASTER, Demon, Demonology
IDB I, 817-124.
262. Esta actitud respecto a la sexualidad humana ha hecho posible la
inclusin del Cantar de los cantares en el canon hebreo, para enriquecimiento
del judaismo y del cristianismo.

124

LOS FALSOS PROFETAS

dioses extranjeros, no hay que hacerle caso, porque se trata


de una prueba del Seor, vuestro Dios, para ver si amis al
Seor, vuestro Dios, con todo el corazn y con toda el alma
(v. 3). A pesar de atribuir al Seor la prueba, el infortunado
profeta tiene que ser ejecutado, para extirpar la maldad de en
medio de ellos, un veredicto que no casa bien con la dea de
que el Seor est slo probando a Israel. No es, pues, extrao
que a Habacuc le parezca necesario anunciar que la visin
que espera no fallar (2, 3a). Este profeta sabe demasiado
bien que puede engaar. As como Dios prueba a su pueblo,
de igual manera el profeta funciona como un probador o
ensayador (Jer 6, 27), cuya finalidad es crear un pueblo que
responda bien a la palabra divina. Y aunque se pueden poner
grandes objeciones a la idea de un Dios que somete a sus
criaturas a pruebas para determinar la constancia de su fidelidad, por lo menos los hombres ms duramente probados del
Antiguo Testamento, Abraham y Job, salen de la experiencia
con una visin ms profunda de la naturaleza de Dios. Pero el
hombre histrico, en oposicin al imaginado, ha podido encontrar la prueba demasiado dura y, en la debilidad de la
carne, haberse vuelto contra todo lo que previamente haba
defendido. Por eso, puede no estar fuera de lugar la observacin de que el amor genuino no exige reciprocidad; y un correctivo necesario al duro concepto de prueba divina es el
reconocimiento en Jeremas de que la transformacin del
corazn de piedra suceder independientemente de la respuesta del hombre ( 3 1 , 31 -34) 2 6 3 .
Estas observaciones pueden ser colocadas en el amplio
espectro del magistral trabajo realizado por F. HESSE sobre el
problema de la dureza del corazn en el Antiguo Testamento,
y que resumi en seis puntos: 1) este tema llama la atencin
sobre la libertad soberana de Dios, que acta como quiere, sin
estar sometido a exigencias humanas; 2) pero esta actuacin
demonaca es excepcional, pues el Seor se ha manifestado
a Israel como Yo, el Seor, tu Dios ('anok yhwh 'eloheka.
Ex 2 0 , 2); 3) sta promesa fundamental confiere un carcter

263. FOHRER, Action of God and Decisin of Man in the Od Testament en


Bblica/ Essays, 1966, 31-39, observa que el Antiguo Testamento es una
historia de decisiones, no de salvacin (Accin de Dios -Decisin del hombreAccin de Dios).

LA PROFECA FALSA ES INEVITABLE

125

especial a la dureza de corazn, transformando la historia de


Israel en historia de salvacin y la de otros pueblos en su
contrario, contempla la ira de Dios como correlacin negativa
de la promesa e interpreta la rebelin contra la ley y el culto
desde esta perspectiva; 4) la amenaza de ira no niega la
promesa, pues la rebelin total hace posible un juicio final y la
salvacin para un resto, de modo que se puede exhortar a que
la vida concuerde con las exigencias de la ley o, en caso
contrario, el infiel ser condenado; 5) la historia de salvacin
llegar a su meta y no habr ms rebeliones, pues los malos y
los enemigos del Seor habrn sido destruidos y, si la promesa abarca toda la realidad, no habr ms amenazas al no
poder ya el hombre pecar (non posse peccare); 6) un dogma
racional de retribucin es, por consiguiente, errneo y el hombre deber reconocer el misterio de Dios y puede responder al
unsono con el segundo Isaas: Es verdad: T eres un Dios
escondido, el Dios de Israel, el Salvador 2 6 4 .
Tomando en cuenta estas consideraciones, la tesis de G.
QUELL de que lo demonaco ocupa el lugar de la verdad y el
demonio es Dios mismo 2 6 5 es slo verdad, si se reconoce al
mismo tiempo la igualmente inexplicable gracia providencial
del creador del cielo y tierra, que crea un pueblo en el que
puede manifestarse su bendicin, transformando la humanidad mediante la profeca verdadera y falsa 2 6 6 .

264. HESSE, Das Verstockungsproblem m Alten Testament, 96-98 (cita Is


45,15).
265. Wahre und falsche propheten: Versuch einer Interpretation, 100.
266. Cfr. los sensatos comentarios de T. C. VRIEZEN, An Outline of Od
Testament Theo/ogy, 1 960, 1 52 s. VRIEZEN coincide con 0. PROCKSCH al afirmar
que no es realmente demonaco, pues lo demonaco tiene siempre una connotacin de infra-personal, mientras que Dios es persona. LINDBLOM, Prophecy in
Anclent Israel, 315, est fundamentalmente de acuerdo; escribe que el Seor
siempre conserva, incluso en la mente de los profetas, un elemento de poder
natural, de lo demonaco; pero el elemento esencial de su naturaleza es su
cualidad personal.

CAPTULO V

ISRAEL BUSCA SOLUCIN

A . LOS PROFETAS, RESPETADOS Y SILENCIADOS

El instinto de una conducta autnoma, sin hacer caso de


buenos consejos, movi a Goethe a poner en boca de Nereus
las siguientes palabras: Qu! Consejo? Cundo lo apreciaron los hombres? Palabras sabias en oidos embotados es
ciencia muerta. El A c t o puede castigarlas cuanto quiera; el
pueblo seguir tan independiente como siempre 2 6 7 . El movimiento proftico en el antiguo Israel tuvo una respuesta parecida; su literatura est llena de datos que indican el fracaso
casi completo de los mensajes profticos por echar races en
las mentes y conducta de sus oyentes.
La historia de la profeca en el antiguo Israel comienza y
concluye a bajo nivel. Las narraciones ms primitivas de actividad proftica reflejan una conducta esttica, un arrebato a
la vez auto-provocado y contagioso y muestran un grupo
profesional que pronuncian orculos de bienestar al rey 268 . La
tensin entre esta imagen de la profeca primitiva y la de la
literatura posterior ha sido reconocida por R. RENDTORFF,
que imagina a los profetas como defensores de las antiguas
tradiciones anfictinicas 2 6 9 . Rendtorff percibe la importan-

267. FAUST (The Meridian Library, 1950) 119.


268. B. D. NAPIER, Prophets in Perspective, 1962/63, 21-24.
269. Erwagungen zur Frhgeschichte des Prophetentums in Israel ZThK
59 (1962) 145-167.

128

LOS FALSOS PROFETAS

cia de las fuerzas de oposicin dentro del movimiento proftiy subraya la pretensin de los profetas posteriores de
pertenecer a una corriente tradicional antigua, diferente de la
representada por Samuel, Elias, Gad, Natn y Ajas. Esta reminiscencia histrica es clara en Jer 2 8 , 8, donde se habla de
profetas anteriores que han profetizado guerras, hambre y
peste contra muchas ciudades y reinos dilatados; Dt 18,
1 5 ss ve a los profetas como sucesores de Moiss en; Os 6, 4
s; 9, 7-9;12, 14, se describe a los profetas como asesinos del
pueblo con sus palabras, por lo que se les observa con atencin y se les considera locos; aqu se dice tambin que un
profeta (Moiss) sac a Israel de Egipto.
co 27o

En las narraciones primitivas hay profetas excepcionales,


es cierto, pero sigue siendo vlida la afirmacin de que la
profeca preclsica se halla a bajo nivel. Los profetas primitiv
primitivos fuera de sene, Elias y Miqueas, indican que el profeta preclsico no era necesariamente un hombre de poca
percepcin religiosa y, si la represin de Natn a David no es
pura ficcin y el episodio de Elseo con el sirio Naamn tiene
algo de histrico, resultan ms numerosos los representantes
de una actividad proftica elevada, aunque el ministerio total
de estos dos hombres est en tono menor 2 7 1 .
La profeca postexlica merece un juicio parecido y sus
representantes son epgonos de los grandes profetas clsicos 2 7 2 . Aunque es verdad que uno de los ltimos profetas.

270 Id.152, 156RENDTORFF escribe que la diferencia entre Miqueas, hijo


de Yiml, y sus oponentes los profetas de la corte, no consiste en ser formas
distintas de profecas, pues ambas hunden sus races en la anfictiona
271 No es muy recomendable la figura de Natn en la ltima escena,
cuando junto con Betsab se aprovecha de la vejez de David para planear el
modo como Salomn suceder al hijo de Jes Si de Vaux (Jerusalem and the
Prophets, 1 965, 6) est en lo cierto al opinar que Natn representa una lnea
conservadora que pretende preservar las tradiciones religiosas de la Liga
tribal, la eleccin de Salomn fue especialmente equivocada G von RAD,
Teologa del Antiguo Testamento II, 47-49, reconoce la importancia de la
figura de Elseo en la narracin sobre Naamn el sirio
272 E HAMMERSHAIMB Some Aspects of Od Testament Prophecy from
Isaiah to Malachi, 1966, 91-112, estudia este cambio en la profeca tras el
exilio, afirma que la desaparicin de una sociedad libre, con culpa y castigo
colectivos, condujo al nacimiento de preocupaciones legales utilitarias, centradas en el individuo, ms an que el cambio estructural de la sociedad anul
los requisitos previos de la profeca clsica HAMMERSHAIMB considera a Zacaras un dbil eco de profetas anteriores (107 s) y a Malaquas un conjunto de

ISRAEL BUSCA SOLUCIN

129

como Zacaras, pudo urgir a sus contemporneos: Juzgad


segn derecho, que cada uno trate a su hermano con piedad y
compasin, no oprimis a viudas, hurfanos, emigrantes y
necesitados, que nadie maquine maldades contra su prjimo,
sin embargo el inters de este profeta por el templo y la
religin institucional lo distingue de sus predecesores y lo
asemeja ms a su compaero geo y al desconocido autor de
Malaquas, quienes muestran un inters semejante, el primero
por hacer las decisiones puras o impuras y por eliminar la
sequa mediante la restauracin del templo, y el ltimo por
ofrecer animales sin tacha en el sacrificio y por el pago
completo de los diezmos al Seor.
No se podra hablar de bajo comienzo de la profeca si sta
comenzara con Moiss, como lo hacen Deuteronomio y quizs Nmeros. Dt 18, 1 5.1 8 promete que el Seor suscitar un
profeta como Moiss en Israel, que ser escuchado porque el
Seor pondr palabras en su boca y la ira divina pedir cuentas a quienes ignoren su mensaje. El texto de Nm 12, 6-8
contrapone a mi siervo Moiss con un profeta, recalcando la relacin directa entre el Seor y Moiss, que permite
una conversin cara a cara, con palabras sencillas y sin enigmas, y en mutua contemplacin. Pero esta manera de ver a
Moiss, aunque reforzada en la literatura proftica posterior
(Os 12, 13) no hace justicia a su papel de legislador y juez y
ampla un poco demasiado el concepto de profeca 2 7 3 . Lo
mismo se puede decir de Samuel, que claramente est descrito como profeta, pero cuya contribucin a la sociedad israelita fue sacerdotal y judicial o, ms correctamente, la de un
antiguo vidente en sentido estricto 2 7 4 .

plidas reminiscencias de antiguas profecas de juicio (109). En este punto,


est bien hecha la observacin de HAMMERSHAIMB de que la diferencia entre
Jeremas y Ezequiel en punto al individualismo no hay que verla como cronolgica (1 11 s.).
273. J. MUILENBURG, The Office of the Prophet in Ancient Israel, 74-97,
ha tratado las implicaciones de Dt 18, 15 ss. Ha llegado a la conclusin de
que en las antiguas tradiciones Moiss era considerado mediador de la alianza
y profeta. Von RAD, Moses, 1960, y M. BUBER, Moses, 1958, dan una imagen
de Moiss ligeramente distinta.
274. Sin embargo, es innegable que en la descripcin de la vocacin y de
la actividad de Samuel se encuentran elementos profticos, como ha defendido M. NEWMAN, The Prophetic Cali of Samuel en Israel's Prophetic Heritage,
86-97; y W. F. ALBRIGHT, Samuel and the Beginnings of the Prophetic Move-

130

LOS FALSOS PROFETAS

El bajo nivel al que ha cado la profeca es patente en Zac


13, 2-6; tambin se puede deducir de la casi completa desaparicin de la misma en tiempos de los Macabeos, mientras
se esperaba que el futuro iba a restaurarla en su antiguo
esplendor. De Zacaras podemos concluir que la profeca ha
llegado a ser tan desagradable para la sociedad, que ya no se
le atribuye un puesto en la economa de salvacin; incluso se
afirma que el profeta debe ser matado por sus padres y se
avergonzar de sus visiones y tratar de ocultar su identidad,
rehusando ponerse el vestido tpico de profeta o explicando
que sus cicatrices, probable secuela de la profeca esttica,
son el resultado de una reyerta.
Mirando la respuesta de los Israelitas a los profetas, resulta comprensible esta cada de la profeca a su estado original.
En ningn momento lograron xito los profetas, salvo en la
ficcin (Jons) o en cuestiones de culto (Ageo y Zacaras). La
historia de la profeca es de amarga frustracin. Oseas resume brevemente el impacto proftico en la sociedad: El profeta es un loco, el hombre inspirado desvara, por tu gran culpa,
por tu gran subversin (9, 7c.d). La posibilidades de que aqu
est Oseas citando a sus oponentes ampla el abismo entre el
profeta y el pueblo. Del mismo modo, Isaas piensa en su
misin como la de hacer al pueblo incapaz de ver y oir la
llamada divina al arrepentimiento, no sea que se conviertan y
se salven (6, 9-10). La clsica incapacidad semtica de distinguir entre causa y efecto, puede explicar el lenguaje, pero el
caso es que el profeta, ya sea por su vocacin o al final de su
ministerio, concibe su misin proftica como un fracaso miserable. La misma frustracin caracteriza el ministerio de Je-

ment, 1 961. Este ltimo ha intentado, sin xito, resolver las aparentes contradicciones que se encuentran en la descripcin de Samuel, en base a un
fragmento de Qumran que en 1Sam 1,22 lee: Llegar a ser un nazr para
siempre, con la ayuda de los tratados de sifr en donde Nagd significa el jefe
de una federacin o el comandante militar, y presuponiendo que las tradiciones contenidas en los libros de Samuel pertenecen a perodos distintos de la
vida de Samuel. Consecuentemente Albright defiende que Samuel era al
mismo tiempo un laico efraimita y un levita; un juez de todo Israel y un adivino
poco conocido, segn tiempos y lugares; el vencedor de los Filisteos, aunque
slo parcialmente; y promonrquico (en el sentido de un nagd) y antimonrquico cuando se estableci la monarqua en Israel. Se considera el
poema de Dt 32 como un monumento literario de los tiempos de Samuel, el
primer gran reformador religioso despus de Moiss.

ISRAEL BUSCA SOLUCIN

131

remas, a quien le vemos afirmar que sus 23 aos de ministerio han sido en vano (25, 3-7). Una respuesta parecida dio
Ezequiel: describe las ganas del pueblo por escuchar su mensaje, ms an, la disposicin a venir a escuchar de su boca la
Palabra del Seor, pero lamenta que su religin sea meramente de boquilla (33, 30-33). El profeta se ha convertido para
ellos en un buen entretenimiento, como uno que canta cantos de amor con voz admirable y toca bien un instrumento;
ellos oyen lo que dice, pero no quieren hacerlo. Estas breves
afirmaciones sobre la respuesta popular a los mensajes profticos se confirman plenamente en la literatura proftica e
histrica.

Historia de martirio
Desde el comienzo de la nacin israelita hasta el final, la
historia de la profeca es una historia de martirio 2 7 5 . La antigua narracin de Balan, el vidente extranjero, muestra el
poder del Seor sobre todo lo mgico, y habla del profeta en
trminos favorables; sin embargo, la tradicin cuenta su posterior martirio (Nm 3 1 , 8). La persecucin estaba al orden del
da durante el ministerio de Elias, que se vio obligado a huir
para salvar la vida amenazada por la mujer de Ajab. Se cuenta
cmo el celo de esta reina por predicar su religin nativa, la
adoracin de Melqart de Tiro, condujo a una persecucin en
gran escala de los profetas del Seor, un centenar de los
cuales fueron escondidos y alimentados por el mayordomo
Obdas, hasta que Elias pudo afrontar el peligro del baalismo
creciente. Pero hasta este temerario profeta, que segn la
tradicin no temi enfrentarse a 4 0 0 profetas de Baal, huy al
desierto cuando supo que Jezabel buscaba su muerte. Malos
tratos y posible martirio fue tambin la paga que recibi el
valiente Miqueas; en alguna ocasin el profeta fue golpeado
en la mejilla por otro profeta, Sedecas; fue encarcelado y
sometido a dieta de pan y agua hasta que Ajab volviera en

275. LINDBLOM, Prophecy in Ancient Israel, 203, observa con razn que la
historia de los profetas de Israel es una historia de martirio, sobresaliendo el
caso de Jeremas.

132

LOS FALSOS PROFETAS

paz, cosa que nunca sucedi -el Seor dirigi una flecha
perdida contra el desobediente rey- (IRe 22).
Amasias, sacerdote de Betel, dijo al profeta Amos que
deba escapar a Jud y comer all su pan (continuar viviendo
all, o ganarse su pan como profeta), porque el santuario real
no poda consentir semejantes palabras de desgracia (Am 7,
10-17). Como en el caso de Miqueas, no se nos cuenta la
suerte del profeta, porque la literatura proftica no estaba
interesada en biografas. Con todo, tenemos alguna mencin
de profetas que murieron por su mensaje. Jeremas salv la
vida tras su famoso sermn del templo, porque se record
un precedente de palabras tan calamitosas en tiempos de
Miqueas; sin embargo, el texto tal y como hoy est, recuerda
tambin un precedente de la muerte de un profeta tras haber
anunciado un mensaje parecido: se trata del incidente de un
profeta llamado Uras, que huy a Egipto y al que Joaqun
logr la extradicin y la muerte (Jer 2 6 , 20-23) 2 7 6 . Otro texto
de Jeremas narra cmo dos profetas en Babilonia, Ajab y
Sedecas, cuyos mensajes eran de salvacin, fueron quemados por el rey de Babilonia (19, 21-23), aunque en parte
justificaba la ejecucin por su conducta inmoral. Finalmente,
2Cr 2 4 , 2 0 - 2 2 conserva una tradicin sobre un profeta llamado Azaras, hijo de Sacerdote Yehoyad, que por acusar al
pueblo de abandonar al Seor, se encontr con una conspiracin y lapidacin en el atrio del templo (cfr. tambin la oracin de Elias en IRe 19, 14, con la mencin de profetas
muertos a espada).
Ezequiel andaba entre un pueblo, cuyas palabras le hacan
imaginar que habitaba entre espinas o se sentaba sobre
alacranes (2, 6). Pero el autntico mrtir de entre los profetas
fue Jeremas; sus amargas confesiones expresan su dolor.
Este profeta fue considerado como Quisling, traidor a su pueblo, y fue objeto de atentado mortal por parte de sus familiares. Arrestado por desercin durante el asedio de la ciudad,
Jeremas fue encarcelado, golpeado, metido en un pozo, encerrado en el cepo y finalmente obligado a acompaar a

276. Esta percopa parece una glosa posterior y quizs debiera no ser muy
tenida en cuenta. De hecho Jeremas se salv por el apoyo del poderoso
Ajicn, hijo de Safan (26, 24), teniendo poca importancia un posible precedente histrico.

ISRAEL BUSCA SOLUCIN

133

Egipto a los asesinos insurrectos. Al peso de esta persecucin


habra que aadir, adems, la conviccin de Jeremas de haber sido seducido por el Seor, que se haba convertido en
arroyo engaoso, y la carga del celibato forzoso. No es extrao que los poemas del Siervo, del segundo Isaas, se compusieran con la intencin de reflejar el ministerio de Jeremas.
Estos poemas contienen el pice del sufrimiento proftico y,
aunque modelados quizs sobre la vida de Jeremas, describen la suerte del autor de los tres primeros poemas. Este
infortunado profeta fue tambin conducido a la muerte como
un cordero inocente y sufri en silencio (no como Jeremas) la
cruel aniquilacin y la muerte.
Esta serie de martirios 2 7 7 es un dato, aunque muchos
profetas annimos hayan gozado del favor popular por un
ministerio y un mensaje sin objeciones. Resulta ms impresionante, si consideramos que el antiguo Israel respetaba al
profeta como personaje santo y le tema por su contacto
inmediato con la divinidad. Este respeto sagrado est ciertamente presente en las primitivas narraciones profticas, pero
tambin est en el transfondo de historias posteriores, como
las de Ananas, Pasjur, (Jer 2 8 , 1 7; 2 0 , 1 -6), AmasasfAm 7,
10-17) y Pelatas (Ez 1 1 , 13). Este duro trato a los profetas
obliga a abrir la cuestin del llamado poder de la palabra
hablada en la sicologa semtica, subrayado una y otra vez por
J. PEDERSEN. Es claro que este concepto no inmunizaba al
portavoz del peligro personal; sin embargo, la posibilidad de
neutralizar una maldicin puede explicar la inclinacin a perseguir a un hombre de Dios.
En vista de esta historia de persecucin, habr que preguntarse si el impacto de la profeca en la sociedad de Israel
no fue mnimo. Sobre este punto ha escrito Y. KAUFMANN:
Existen abundantes testimonios del poco influjo que los pro-

277. Cfr. C. C. TORREY, The Uves ofthe Prophets, 1 946, y 0. H. STECK, Israel
und das gewaltsame Geschihk der Propheten, 1967, quien piensa que la
tradicin de Neh 9, 26 trata de un juicio teolgico ms que de un juicio
histrico.
278. Israel 1 -IV, 1926 (1940). D. J. Me CARTHY, Creation Motifs in Ancent Hebrew Poetry CBQ 29 (1967) 393-406, es consciente de la dificultad
de distinguir en qu momento los elementos mticos pierden su realismo y se
convierten en meras metforas. Por ejemplo, es difcil decidir hasta qu punto
Is 55, 6- 11 es una metfora.

134

LOS FALSOS PROFETAS

fetas ejercieron en su tiempo; slo posteriormente result su


obra un factor decisivo en la vida nacional 2 7 9 . R. GORDIS,
plenamente de acuerdo, escribi: Burlados y vilipendiados en
su vida, los profetas logran ahora (en los das de Qohelet)
autoridad; estaban ms vivos siglos despus de su muerte
que en su propio tiempo 2 8 0 . Se ha observado que el ministerio de Jeremas estaba tocado por la no realizacin de su
profeca sobre el enemigo del Norte, lo que pareca probar ya
desde el comienzo de su ministerio que Jeremas era un falso
profeta, por lo que cuanto ms insista en la inminencia de la
catstrofe, ms se rea el pueblo de l 2 8 1 .
El relativamente menor impacto conseguido por los profetas sobre sus oyentes inmediatos se puede documentar pgina a pgina en la literatura proftica atribuida a Amos, Oseas,
Miqueas, Isaas, Jeremas, Ezequiel y Zacaras. Es instructivo
echar una mirada al primer profeta clsico bajo este punto de
vista. Se afirma que el pueblo consigui que los nazireos
incumplieran su voto de no beber vino y que mand a los
profetas abstenerse de practicar su vocacin (Am 2, 1 2). Sin
hacer el menor caso del mensaje de juicio que predicaba
Amos, el pueblo estaba convencido de que el Seor estaba en
medio de ellos para librarlos de todo mal (5, 14; 9, 10) y
anticipaban vidamente el Da del Seor (5, 1 8 - 2 0 , un da de
guerra o festival cltico) 2 8 2 , pues su celo religioso estaba
ms all de todo reproche.
El descubrimiento de Oseas de que el profeta era un loco
ocurri a pesar del inters religioso de sus contemporneos,
que mostraban amor a besar calvas de oro en los santuarios
reales, ofrecan cantidad de sacrificios (13, 2; 8, 1 3) y transgredan la ley para gritar al Seor Te conocemos, Dios de
Israel (8, 1s) 283 . La comprensin que tena Oseas del papel

279. The Religin of Israel, 1960, 157 s.


280. Kohelet, the Man and His Wolrd, 1968, 23 s. (original en 1 951).
281. S. FROST, Patriarchs and Prophets, 1963, 170.
282. G. von RAD, The Origin of the Concept of the Day of Jahweh JSS 4
(1959) 97-108; F. C. FENSHAM, A Possib/e Origin of the Concept of Day of the
Lord en Bblica/ Essays, 1966, 90-97; y M. WEISS, The Origin of the Day of the
Lord Reconsidered HUCA 37 (1966) 29-60.
283. G. von RAD, Wissen um Gott bei Hosea ais Urform von Theologie
EvTh 12 (1952/53) 533-554 (reimpreso en Gesammelte Studien zum Alten
Testament); J. L. MCKENZIE, Knowledge of God in Hosea JBL 74 (1955) 22-27;
y E. BAUMANN, Wissen um Gottbei Hosea ais Urform der Theologie? EvTh 1 5
(1955)416-425.

(
ISRAEL BUSCA SOLUCIN

135

judicial de la profeca implica, sin embargo, que su palabra ha


hecho estragos (6, 5). Miqueas, el joven contemporneo de
Oseas, se enfrent con un auditorio hostil, que exiga al profeta abstenerse de predicar juicio, porque no nos alcanzar la
afrenta (2, 6). El es quien nos informa de una palabra proftica que dependa de la recompensa ofrecida (3, 5) y quien
castiga a sacerdotes y profetas por sacar provecho, mientras
se apoyan en el Seor y descansan en su presencia y proteccin (3, 9-1 1).
El profeta Isaas vea su ministerio como un fracaso. Adems del importante pasaje ya mencionado (6, 9-10), hay
otros ms en los que se menciona este punto. El incidente
narrado en los captulos 7 y 8, sobre la as llamada guerra
Siro-Efraimita, es clsico. Se burlan de la exigencia proftica
de fe y se ignora el consejo de Isaas; tanto que algunos
estudiosos se inclinan a colocar aqu un largo perodo de
silencio de Isaas, tras su fracaso. Con mordaz sarcasmo las
burlas del pueblo se vuelven contra ellos mismos en 2 8 , 7-1 3:
quienes se burlan de la jerga infantil del profeta, se van a ver
forzados a escuchar el extrao guirigay de un ejrcito conquistador. Con arrogancia, como soldados enfrentndose con
resignacin a la batalla final (22, 13), este pueblo afirma que
sus acciones no pueden estar determinadas por el Seor (5,
1 5; 9, 9s). Por ello, piden a los videntes y profetas sus propias
ilusiones y no la palabra divina (30, 9-1 1). No es, pues, extrao que Isaas no tenga xito con Ezequas durante la rebelin
de los Filisteos y la invasin de Senaquerib, a pesar de la
leyenda proftica en sentido contrario 2 8 4 .

284. B. S. CHILDS, Isaiah and the Assyrian Crisis, 1967, ha realizado un


anlisis crtico-formal de los orculos profticos relacionados con el acuciante
problema del papel jugado por Isaas en la crisis producida por la invasin de
Senaquerib, y ha rechazado el optimismo de J. BRIGHT, A History of Israel,
1959, 169-271, 282-287, y el escepticismo de S. H. BLANK, Prophetic Faith in
Isaiah, 1958. Es muy conocida la hiptesis de BRIGHT sobre los reales acontecimientos histricos y no necesita mucho comentario. Piensa que hubo dos
campaas de Senaquerib contra Jud, la primera en el 701 constituy una
gran derrota para Jud, y la segunda en el 688, que fue la ocasin para un
desastre del ejrcito asirio; ambos incidentes se unifican en la narracin
proftica (cfr. un punto de vista parecido en H. B. MacLEAN, Hezekiah, IDB II,
600). Es ms probable, sin embargo, la posicin de M. NOTH que defiende una
nica campaa en el 701 (Historia de Israel, Garriga, 1966, 248-250; cfr. A. L
OPPENHEIM, Sennacherib IDB IV. 270-272, que indica cmo una rebelin general suele acompaar a tales pestes, y no hubo ninguna).Es muy complicada la

136

LOS FALSOS PROFETAS

Ya hemos mencionado el intil esfuerzo de Jeremas. De


acuerdo con su afirmacin de ministerio malgastado, el profeta se autodefine como el hazmerrer de todos (20, 7). No
cambiaron las cosas durante el reinado de Sedecas, menos
hostil que Joaqun, pues aunque el rey a veces peda consejo
a Jeremas, la presin de los oficiales, a la que el rey ceda,
anulaba el consejo del profeta (38, 14 ss.). Igualmente, durante el llamado perodo idlico, durante el gobierno de Godolas 285 , hay poco cambio, puesto que se hace caso omiso del
consejo que dio a quienes asesinaron al gobernador (42,
1 ss.). Idntica con la situacin de Ezequiel: su fracaso se
refleja en el estribillo: Pero cuando se cumplan, y estn para
cumplirse, se darn cuenta de que tenan un profeta en medio
de ellos (33, 33), reminiscencia del que Isaas Y yo con mis
hijos, los que me dio el Seor, seremos signos y presagios
para Israel (de parte del Seor de los ejrcitos, que habita en
el Monte Sin) (8, 1 8).
El profeta Zacaras subraya el fracaso de los antiguos
profetas que pedan a Israel la conversin de sus malas
acciones y se encontraban con una respuesta negativa; se
pregunta si los profetas viven para siempre ( 1 , 4 s). En otro
lugar se refiere al primitivo perodo de prosperidad, cuando el
mensaje de los profetas cuestionaba la necesidad del culto y
exiga en cambio moralidad; en esta ocasin, sin embargo,

cuestin sobre el mensaje de Isaas durante esta crisis, pero la ha estudiado


bien von RAD, (Teologa del Antiguo Testamento II, 188-200). La importancia
de las tradiciones de Sin, de amenaza y de prxima salvacin, en el mensaje
de Isaas, junto con la narracin de 2Sam 24, proporcionan una explicacin
para la tradicin de la inviolabilidad de Sin; el puesto que ocupa la fe en
los orculos autnticos de Isaas los diferencia del material legendario de los
cps. 36-39. La observacin de von RAD de que ninguno de los grandes
orculos isaianos sobre Sin se realiz y su intento de comprender Is 22, 4
como amargo reproche del profeta al pueblo (no al Seor, a pesar de obstinar
corazones!) por no tener fe en el momento esperado por Isaas durante toda
su vida, estn especialmente logrados (209s.). El significado de la fe en Isaas
ha sido reconocido con toda claridad por G. FOHRER, Introduction to the Od
Testament, 373 nota 35, que escribe: No se encuentra en Isaas ninguna
promesa incondicional de salvacin (BLANK,

VRIEZEN, WHITLEY); tal promesa

puede originarse nicamente a partir de las frases optimistas aadidas en el


libro posteriormente. Esto constituye un correctivo necesario al nfasis de
von RAD en el aspecto positivo de las palabras de Isaas sobre Sin, prescindiendo de la respuesta humana.
285. J. SKINNER. Prophecy and Religin, 1922, 272-284.

ISRAEL BUSCA SOLUCIN

137

no hicieron caso, me dieron la espalda rebelndose, se taparon los odos para no or. Empedernidos, no escucharon la ley
ni las palabras que el Seor de los ejrcitos inspiraba a los
antiguos profetas (7, 7-12).

La visin ideal del Cronista


La situacin es llamativamente distinta en las Crnicas,
donde a menudo se afirma que los profetas tuvieron xito en
su discusin con los reyes. El slogan del cronista en la
materia lo podemos encontrar en 2Cr 2 0 , 2 0 : se dice que los
reverenciados levitas fueron al desierto de Tecoa y all se
detuvo Josafat y dijo: Judos y habitantes de Jerusaln,
escuchadme; confiad en el Seor, vuestro Dios, y subsistiris;
confiad en sus profetas y venceris. Tres ejemplos ilustran la
conviccin de este autor. En 2Cr 1 2, 5-8 el profeta Semayas
pronuncia una palabra de destruccin contra Robon, pero la
cambia cuando los prncipes y el rey se humillan y entonan
una breve doxologa del juicio 2 8 6 . Sin embargo, el autor juzga

286. Este trmino ha sido til a F. HORST, Die Doxologien im Amosbuch


ZAW 48 (1929) 45-54 (reimpreso en Gottes Recht, 1961), para comprender
las doxologas de Amos. Para HORST las doxologas eran un himno con dos
estrofas, con idntica frase conclusiva para cada una (Yahveh es su nombre y
convoca las aguas del mar y las derrama sobre la tierra), y denfendi que su
Sitz im Leben era la ley sacra, cuando el acusado confiesa su culpa y alaba al
juez que castiga. Prescindiendo de paralelos en la historia de las religiones,
HORST llama la atencin a Jos 7, 1 9 (Acn es amonestado para confesar su
culpa y alabar al Seor), Job 4-5 (5, 8 se refiere a un juicio, mientras 5, 9-16
es un himno doxolgico), Jer 13, 1 5 s; ISam 6, 5; Sal 118, 1 7-21 y ICr 30, 8
(LXX). Se afirma que la confesin del pecado se pone en relacin con doxologas en Amos 4, 6-11 y 9, 1-4, siendo la ltima ms bien la descripcin del
castigo. Tanto von RAD (Teologa del Antiguo Testamento I, 438-439) como R.
KNIERIM {The Vocation of Isaiah VT 18 (1868) 56) aceptan el concepto y
aaden otros pasajes que hay que contemplar en esta perspectiva (IRe 8,33
Esd 10, 7 ss. Dan 3, 31-34 Neh 9 Esd 6 Dan 9 Is 12, 1 s., Segn von RAD, y
Sal 16,56-60:29, 1-9; 89,7-15; 118, 17-21; ISam 6, 5 Jer 13, 1 5 s. Mlq 1,
1 Is 6, 3, segn KNIERIM). Nosotros hemos intentado mostrar que la doxologa
de juicio y la recitacin proftica del castigo penitencial, tpico de los antiguos
das de penitencia, se convirtieron en la comunidad exlica y postexlica en
confesiones hmnicas que concluan con la frase Su nombre es Seor de los
ejrcitos (Jer 10, 12-16; 3 1 , 35; 5 1 , 15-19 Is 5 1 , 15) y finalmente en
oraciones clticas confesionales (Dan 9 Neh 9 Esd 9 Jer 32). Cfr. nuestro
trabajo Yhwh Seba't S"m: A Form-Critical Analysis ZAW 81 (1969)
156-175. En este contexto hay que mencionar el extrao nfasis puesto en

138

'

LOS FALSOS PROFETAS

necesario puntualizar que el arrepentimiento no anula c o m pletamente la amenaza de invasin; Sisac saquea el pas. Su
indicacin de que el arrepentimiento hace la devastacin menos completa y que hubo cierto bienestar en Jud (1 2, 1 2),
muestra qu forzada era realmente su interpretacin del incidente. Tambin en 2Cr 15, 1-9 se narra el xito de una
llamada de un profeta por nombre Azaras, hijo de Oded, y la
consiguiente supresin ordenada por As de todos los abominables dolos del pas de Jud y Benjamn, la restauracin del
altar del Seor que estaba ante el vestbulo y el compromiso
contrado por el pueblo de matar a todo el que no sirva al
Dios de Israel. Pero a continuacin se admite que las cosas no
siempre fueron tan favorables para los profetas: As se irrit
contra el vidente Janan y lo meti en la crcel (1 6, 7-10). En
2Cr 2 8 , 8-15 un profeta llamado Oded se enfrenta al ejrcito
que ha tomado cautivos y llevado a Samara un respetable
grupo de parientes. Oded amonesta a los vencedores que ya
han pecado suficientemente, sin tener que aadir a la lista la
esclavizacin de los pueblos de Jerusaln y Jud. Una serie
de jefes ayudan en este caso al profeta; visten, alimentan,
ungen a los cautivos y los llevan a Jeric. Sin embargo, el
cronista es consciente de que a menudo el testimonio proftico se ve frustrado y, como ejemplo, cuenta la provocativa
historia de un profeta desconocido que denuncia a Amasias
por adorar al Dios de los Edomitas. El rey no quiere escucharle y avisa al profeta que el silencio le salvar la vida: Quin
te ha hecho consejero del Rey? 287 Calla de una vez, si no
quieres que te maten (2Cr 2 5 , 14-16).

Oraciones cultuales
El estudio del impacto proftico en la sociedad de Israel
no estara completo sin una mirada al papel que desempe

un teofana de juicio, junto con la frecuente presencia de bara'. Finalmente hay


que aadir 2Cr12, 6 a la lista de pasajes citados en esta discusin sobre la
doxologa de juicio.
287. P. A. H. de BOER, The Counsellor en Wisdom in Israel and in the
Ancient Near East, 1960, 42-71; y MCKANE, Prophets andWise Men, 1965. El
suicidio de Ajitfel indica lo serio que era el oficio de aconsejar al rey (2Sam
17,23).

ISRAEL BUSCA SOLUCIN

139

la profeca, segn las recientes oraciones cultuales, especialmente Dan 9, Esd 9 y Neh 9. Estas plegarias manifiestan una
similitud de lenguaje y contenido realmente llamativa; contemplan la profeca desde idntico ngulo. En cada uno de los
casos se trata de exaltar al Seor, justo y misericordioso, y de
confesar el pecado de desobediencia y la falta de atencin a
los mandamientos proclamados por los profetas.
La oracin de Dan 9 confiesa: No hicimos caso a tus
siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a tus siervos
nuestros reyes, a nuestros prncipes, padres y terratenientes
(9, 6); y admite no haber seguido las leyes de Dios que nos
daba por sus siervos los profetas (9, 10). Por consiguiente,
reconoce que al Seor conviene la gracia y el perdn, y al
pecador Israel la confusin, segn los trminos de la maldicin y el juramento escrito en la ley de Moiss, que el Seor
ha confirmado enviando una gran calamidad (cfr. Jer 3 2 , 24).
Esdras 9 confiesa tambin que Israel se ha rebelado contra los siervos de Dios, los profetas, aunque identifica los
mandamientos divinos que transmitieron con las objeciones a
matrimonios con extranjeros, ofensa que se repite en los das
de Esdras. En esta oracin queda un eco de la teologa proftica, particularmente de la nocin de resto que dej el Seor,
ante quien nadie puede presentarse a causa de la culpa.
Sin embargo, Neh 9 es mucho ms importante; con fuertes rasgos se menciona el trato reservado a los profetas. En
esta oracin hay una larga narracin de la Historia de salvacin, junto con el reconocimiento de que el pueblo de Dios se
ha rebelado contra su bondad y ha matado a los profetas que
les invitaban a volverse al Seor; por este pecado Israel ha
sido entregado en manos de sus enemigos, pero ha sido
liberado despus de pedir a gritos la asistencia del Seor.
Durante muchos aos, se dice, Dios tuvo paciencia con su
pueblo rebelde, avisndoles mediante su espritu por medio
de los profetas pero no prestaron atencin (9, 30). El exilio,
por tanto, era de esperar; pero con todo, Dios dej un resto.
La opresin ha sobrevenido a reyes, prncipes, sacerdotes,
profetas, padres y a todo el pueblo, pero la culpa, se dice,recaa sobre reyes, prncipes, sacerdotes y antepasados. Es
llamativa la ausencia de los profetas en la lista de culpables
(en contraste con Lam 4, 13), especialmente si recordamos
los numerosos ataques a los profetas en Jeremas y Ezequiel.

140

LOS FALSOS PROFETAS

La plegaria concluye con la observacin de que el Seor ha


castigado a los culpables con la esclavitud, una especie de
grito implcito de liberacin.
En resumen, las oraciones cultuales, permeadas como estn de estilo y teologa deuteronmica, ven a los profetas
como transmisores y proclamadores de las leyes de Dios e
interpretan la respuesta de Israel como rebelin constante e
incluso asesinato. El lector encuentra de nuevo el fracaso de
la profeca y se confirma en el argumento fundamental expuesto ms arriba.
Von RAD ha llamado la atencin sobre un factor que
obliga, sin embargo, a reconocer que en ocasiones las palabras profticas echaron races. Se trata de la presencia en los
libros de las Crnicas de sermones levticos en los que se
vuelve a citar la palabra proftica de das pasados y se le da
una nueva aplicacin (cfr. 2Cr 2 0 , 2 0 e Is 7, 9) 2 8 8 . O. PLOEGER ha comprendido correctamente el papel de guardin
desempeado por la profeca, segn el cronista; la cumbre era
lograr la comunidad basada en la ley mosaica y, una vez
alcanzada, no haba lugar para la profeca 2 8 9 . Las Crnicas,
adems, se oponen a la teologa proftica que espera el cumplimiento de las promesas del Seor, puesto que para este
autor la teocracia ideal es ya una realidad actual 2 9 0 . Otros dos
factores confirman que el testimonio proftico no result
totalmente infructuoso; la existencia de un canon de literatura
proftica y la existencia de mantenedores de tradiciones profticas, fueran discpulos o hijos o lo que fueran. La presencia
de quienes conservan tradiciones de orculos profticos hasta su cumplimiento o hasta que vuelvan a tener relevancia
otra vez, y la veneracin final de algunos bloques selectos de
tradicin slo pueden significar que el testimonio proftico
encontr suelo frtil, aunque nicamente fuera en un resto de
fieles israelitas que fueron capaces de ver la mano de Dios en
el destierro de Babilonia como confirmacin del mensaje de
algunos profetas, en concreto de quienes proclamaron orculos de juicio.

288. The Levitical Sermn in I and II Chronicles en The Problem of the


Hexateuch and other Essays, 27'4 (original en el Hom. a 0. PROCKSH, 1934).
289. Teocracy and Eschatology, 1968, 42.
290. W. RUDOLPH, Chronikbcher, 1955, XXIII.

La presencia de lenguaje deuteronmico en los libros profticos, especialmente en A m o s y Jeremas 2 9 1 , ofrece la posibilidad de una influencia proftica en el Deuteronomio y en
los responsables de su promulgacin. A pesar de que comnmente se admite que la tica social que impregna ese libro
debe su origen a crculos profticos 2 9 2 , recientementee alguien ha defendido un trasfondo sapiencial por el inters
humanitario 2 9 3 . Dado el puesto relevante de la preocupacin
por el pobre, la viuda y los hurfanos en la literatura sapiencial de Egipto y Mesopotamia, es imposible aceptar el argumento de HAMMERSHAIMB, de acuerdo con el cual la profeca israelita tiene origen cananeo, porque comparte con los
textos ugarticos un inters por el bienestar de las viudas,
hurfanos y pobres 2 9 4 . En una palabra, esta preocupacin la
tenan tanto los profetas como los sabios.
La influencia proftica sobre el Deuteronomio la podemos
considerar desusual, como reconoce von RAD. Si no se comparte su tesis de que el Deuteronomio es el producto de los
llamados profetas falsos, hay que admitir, al menos, que la
actitud ante la conducta proftica es en el Deuteronomio ms
bien extraa. Es evidente en varios puntos; el libro insiste en
el criterio de cumplimiento para aplicarlo al orculo de condena, mientras que Jeremas lo aplica al mensaje de salvacin;
tambin en el tratamiento tan duro que espera al profeta que
yerra o apostata (13, 1 ss; 18, 19-22). Por otra parte, el
conocido pasaje de Dt 18,15s implica que no ha habido
ningn profeta como Moiss hasta el tiempo de la composicin del Deuteronomio, a no ser que se defienda una lectura
del texto hebreo en el sentido de que el Seor suscitara de
cuando en cuando profetas como Moiss 2 9 5 . Finalmente cabe

291. W. H. SCHMIDT, Die deuteronomistische Redaktion des Amosbuches


ZAW 77 (1965) 168-192; y J. P. HYATT. The Deuteronomio Edition of Jeremiah, Vanderbilt Studies in the Humanities 1 (1951) 71-95 y la mayora de
los comentarios a Jeremas (RUFOLPH, WEISER... ligeramente diferentes).
292 FOHRER, Introduction to the Od Testament, 1 74.
293. M. WEINFELD, The Orgin of Humanism in Deuteronomy y Deuteronomy-The Present State of Inquiry JBL 80 (1961) 241-247 y 86 (1967)
249-262.
294. Some Aspects of Od Testament Prophecy from Isaiah to Malachi,
71-75. Cfr. mejor F. C. FENSHAM Widow, Orphan and the Poor in Ancient Near
Eastern Legal and Wisdom Literature JNES 21 (1962) 129-139.
295. MUILENBURG, The Office of the Prophet in ancient Israel 88, prefiere
esta interpretacin.

142

LOS FALSOS PROFETAS

preguntarse si el tono legal, la centralizacin del culto y la


tendencia a una religin del libro no hacen dudosa toda
hiptesis de influencia proftica.
En una palabra, el impacto de la profeca en la sociedad
israelita fue insignificante, especialmente si se lo compara
con la posterior veneracin del profeta y con la esperanza de
una era escatolgica, cuando el profeta anunciara al Seor
que viene. Esta tesis de un fracaso de la profeca no se ve casi
afectada por la presencia de pequeos crculos que conservaban tradiciones profticas y las iban aplicando a las nuevas
situaciones, ni se evita elevando la profeca a lo inalcanzable
y siempre futuro, nota caracterstica del judaismo postexlico. Hay que buscar una explicacin de semejante fracaso, y la
responsabilidad recaer o sobre el profeta o sobre el auditorio.

Razones del fracaso


Ms arriba hemos indicado que la debilidad esencial de la
profeca consista en su falta de medios para acreditar un
mensaje que pretende ser divino. Los mismos profetas eran
conscientes de su vulnerabilidad en este punto y buscaban
medios para defenderse de la acusacin de mensajeros falsos. La mera apelacin a ser portavoces de Dios, implcita en
la frmula de mensajero [koh 'amar Yhwh) o en la frmula
oracular (ne'um Yhwh), pronto fue vista como soporte insuficiente para una masa en duda. Por consiguiente, se utilizaban
otros medios para convencer al pueblo; por ejemplo, audiciones o visiones, referencias al cumplimiento o al carcter del
mensaje, as como tambin a la conducta del portavoz de una
palabra contraria, el argumento de tradicin, signos externos.
La argumentacin va ocupando un lugar cada vez ms importante en el mensaje proftico, especialmente en Jeremas y
Ezequiel, y se convierte en pegagoga en el libro de Malaquas.
Hay que admitir que el tono de muchas de estas auto-justificaciones militan contra la comunicacin de la palabra; aqu es
donde se alcanza la mxima diferencia entre las discusiones
profticas y las controversias en textos sapienciales, siendo

ISRAEL BUSCA SOLUCIN

143

estas ltimas recurso didctico 2 9 6 . De los orculos de Ezequiel uno saca la impresin de que hasta Dios estaba preocupado por la ausencia de credenciales para su palabra, as que
escuchamos hasta cansarnos el estribillo: as conoceris que
yo soy el Seor. El contexto de dicha frase indica que tal
conocimiento ser el resultado de una accin espectacular por
parte de Dios, poniendo as de relieve la dificultad con la que
un profeta tropezaba, al no poder depender de una experiencia ambigua para convencer a su auditorio.
En ningn sitio es tan visible esta falta de confirmacin
c o m o en la interpretacin proftica de la historia. Ms an, la
opinin de FROST de que el peso que la religin proftica
pone sobre la historia era mayor que el que sta poda soportar, explica satisfactoriamente el retorno a la mitologa que
supone la apocalptica 2 9 7 . Difcilmente se equivoca cuando
presenta los problemas bsicos suscitados por la interpretacin proftica de la historia c o m o desacuerdo entre profetas
con puntos de vista diferentes sobre la situacin histrica,
prolongacin de la opresin del pueblo de Dios y un marco
histrico excesivamente amplio 2 9 8 . Por otra parte, las c o m -

296 Estas controversias constan generalmente de una introduccin mitolgica, a la que sigue el debate entre dos y la resolucin que se encuentra en
un JUICIO divino Las discusiones profticas tienen muy poco en comn con
estas obras literarias, pues ni se da el comienzo mitolgico, personificacin de
la naturaleza o de animales, ni una escena de JUICIO divino Por el contrario, las
discusiones profticas se dan entre personas reales y reflejan una situacin
de autntico conflicto Adems, las disputas sapienciales pretenden discutir el
relativo valor de cosas, animales o profesiones, mientras que el inters proftico es teolgico, ms an, un tema de vida o muerte Por ello el tono de la
discusin sapiencial es desenfadado, mientras que una nota sombra se cierne
sobre las disputas profticas El gnero sapiencial lo usan peritos o escribas
que poseen inicialmente un acuerdo comn bsico, mientras que los oponentes en las discusiones profticas estn situados en polos extremos, por lo que
se genera un cierto grado de acaloramiento en la discusin, que milita en
contra del xito del profeta -a menos que quizs utilice el gnero con la nica
finalidad de defender su ministerio ms que para persuadir al oponente- Cfr
especialmente LAMBERT Babyloman Wisdom Literature, 151-211, y E I GOR
DON A New Look at the Wisdom of Summer and Akkad BiOr 17 (1960)
144-147
297 S B FROST Apocalyptic and History en The Bible in Modern Scholarship, 98-113
298 Id 112 {Podemos concluir que, lejos de ser los primeros filsofos de
la historia, los apocalpticos son de hecho una escuela de escritores bblicos
que han reconocido que el peso arrojado sobre la historia por la religin hebrea
era mayor que el que ella poda soportar) Ms tarde haremos notar una
situacin parecida en la teologa bblica corriente, en la que el peso sobre la
historia ha sido otra vez demasiado fuerte

144

LOS FALSOS PROFETAS

posiciones litrgicas desparramadas entre los orculos profticos 2 9 9 y entre los salmos, y constituidas por visiones retrospectivas de la historia en tono negativo, indican que la
recitacin de la historia salvfica ha tenido su contrapartida
en la historia retributiva, aunque algo de la odiosidad de estos
textos se diluya al considerar el castigo como disciplinar.
El segundo punto de FROST, prolongada opresin del pueblo de Dios, es otro modo de tocar el problema de la justicia
divina, un tema que ha sido central en nuestro anlisis precedente. Al confrontarse con la aparente injusticia de Dios,
Israel responde de cuatro maneras: 1) Confiesa la presensia
salvfica de Dios ante cualquier circunstancia; 2) se consuela
con la promesa proftica de una inmediata accin de Dios;
3) alaba la grandeza de la creacin y confiesa que es preceptivo el silencio de la creatura 3 0 0 , o 4) lanza un grito escptico
de desesperacin (Qohelet). Notemos que estas respuestas
estn tomadas de la literatura apocalptica y sapiencial (y de
los salmos); volveremos sobre este punto.
Otra explicacin del fracaso de la profeca puede encontrarse en la naturaleza de la comunidad religiosa tras el retorno del exilio babilnico. En la sociedad teocrtica no hay
necesidad ni espacio para el oficio proftico, pues se cree que
la voluntad de Dios es ya operante en la realidad. Este papel
de guardin atribuido a la profeca explica bastante bien las
narraciones profticas de las Crnicas (e incidentalmente la
carencia de profeca en la era salomnica), ofrece alguna de
las razones para la veneracin de profetas antiguos.
As como la nueva situacin religiosa afect negativamente al curso de la profeca, lo mismo ocurri con la transformacin sociolgica del perodo exlico y postexlico. Ya hemos
comentado la influencia negativa del naciente individualismo;
baste ahora con decir que el resultado fue la identificacin del
profeta y su oficio, de modo que un ataque a uno era un
choque con el otro. Hay que mencionar de nuevo el fuerte
espritu nacionalista, caracterstico del judaismo postexlico

299. Hemos examinado dos de estos textos litrgicos en A Liturgy of


Wastes Opportunity (Am 4, 6-12 Is 9, 7-10, 4; 5, 25-29) Sem 1 (1970)
27-37.
300. W. EICHRODT, Vorsehungsglaube und Theodizee im Alten Testament
en Homenaje a 0. PROCKSCH, 1934, 64-70.

ISRAEL BUSCA SOLUCIN

145

que marc a la profeca, como refleja el tono irnico de la


leyenda de Jons 3 0 1 . Finalmente, para no olvidarlo, el hecho
de que la profeca y monarqua fueran trminos casi correlativos - u n factor al que se alude con poqusima frecuenciaindica que no hay que ignorar los factores sociolgicos como
confirmadores de la desaparicin de la profeca clsica.
Resumiendo, factores diversos condujeron al fracaso de la
profeca, ilustrados grficamente en Zac 1 3, 2-6. La irona de
este texto est en que la razn para la erradicacin de la voz
proftica hace eco de la conocida respuesta de Amos a Amasias (lo' nabT 'anokt, yo no soy profeta); y en el proceso mismo
de cancelar la profeca como medio vlido actual de expresin religiosa, el autor manifiesta invariablemente su reconocimiento de la profeca. De este modo que el hecho curioso
de que los profetas fueran a la vez respetados y silenciados
se nos presenta aqu y en la literatura posterior (oraciones
culturales. Crnicas).

B. L A SABIDURA Y LA APOCALPTICA LLENAN EL VACO

Hemos advertido ms arriba que las respuestas al problema de la injusticia divina provienen de la literatura apocalptica y sapiencial. Toda vez que la profeca se mostr incapaz de
soportar el peso de la historia, de hacerse vlida a s misma
en el presente e impotente para confrontarse con el problema
del mal, salvo de modo apodctico, aparece un vaco en el
alma israelita. Ni la apocalptica, ni la sabidura sufrieron esta
debilidad y ambas se apresuraron a llenar el espacio.
El peso de la historia lo evita la apocalptica retornando a
la mitologa y colocndose a la expectativa. Poniendo el acento en el mundo transcendental con su acompaamiento de
seres intermedios anglicos, evita la atencin a los reinos de
este mundo, que son todos bestias, menos uno (el asmoneo).
Al mismo tiempo, el tono escatolgico del mensaje evita el

301. M BURROWS, The Literary Category of the Book ofJonah en Translating and Understanding the Od Testament (Hom. a H G MAY), 1970, 80-107,
prefiere contemplar el libro como una stira.

146

LOS FALSOS PROFETAS

embarazo de la historia durante un perodo al menos202. Prescindiendo de la circunstancias histricas se poda argumentar
que Dios estaba preparndose a actuar, algo incuestionable y
mucho ms realstico que el dogma proftico de que Dios
gobierna la historia para la consecucin de su fin. El progresivo deterioro de la sociedad, que se muestra en la prosperidad
del mal y en la pobreza del justo, confirmaba la tesis apocalptica de la retirada divina de la arena de la historia, un tema no
del todo ajeno a la profeca 3 0 3 .
La apocalptica afirmaba la autoridad de un modo extrao,
por medio de seudnimo. Mediante este artificio literario la
apocalptica fue capaz de hacer progresar nuevas concepciones religiosas con la autoridad de antiguos nombres (Enoc,
Adam, Elias, Moiss, Daniel,etc.) contra lo que nadie aventurara nada. Incluso la trascendencia de Dios contribuy a la
autoridad de la apocalptica, pues la mediacin anglica asumi un lugar de importancia primordial. Consiguientemente el
sueo, tan debatido en crculos profticos durante el siglo
sexto, se convirti en el principal vehculo de revelacin para
la apocalptica.
La apocalptica no rehuy el problema del mal; la creencia
en poderes demonacos operantes en el presente, as como la
innata tendencia al pecado ofrecan una explicacin adecuada
al sufrimiento humano, especialmente cuando se les una a la
conviccin de que las adversidades eran castigos y las situaciones duras una purificacin del carcter de cada uno. Fue
especialmente afortunada la habilidad apocalptica en trasla-

302. Hay un sentido en el que la apocalptica, sin embargo, es vctima de


apelacin a la fuerza de la actividad divina, pues a pesar de esfuerzos valerosos por parte de los fieles contra los enemigos de Dios, no se materializa la
esperada asistencia de lo alto. Esto conduce finalmente a la desaparicin de
la apocalptica, a pesar de resurgimientos ocasionales cuando el curso de la
historia resulta especialmente opresivo.
303. Cfr. Am 8, 11-14; 7, 8; 8, 1 s. Os 5, 6; 9, 1 2 Miq 3, 7 Is 45, 15 (s
verdad: Tu eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador). A. HESCHEL,
Man Is Not Alone, 1951, 153 subraya el hecho de que en la mentalidad
proftica Dios no est escondido, sino escondindose. K. MISKOTTE, When the
Gods are Silent, 1967, reconoce el poder de este concepto tanto en la
teologa bblica como en la contempornea, incluso cuando, centrados en el
silencio de dioses paganos, se permite la irrupcin del Nombre sobre nosotros,
como ocurri con Abraham, Moiss, David e innumerables personajes annimos (11 5).

ISRAEL BUSCA SOLUCIN

147

dar la recompensa al otro mundo, pues significaba que el


dolor del inocente no era argumento decisivo contra la justicia de Dios, en cuanto a la muerte no es la ltima palabra.
Descubrimos aqu la preservacin del mensaje de los llamados profetas falsos, a saber la paz (Salm), si bien la medida
temporal se ha alargado drsticamente. Mediante la promesa
de que los planes de Dios van a dar su fruto, a pesar de
experiencias que parecen negar la bondad de Dios, la apocalptica continuaba la lnea de la profeca. Ms an, hasta el
profeta de juicio pudo intuir la salvacin tras la condena, de
modo que entre la apocalptica y la profeca no existe un
abismo insalvable 3 0 4 .
El movimiento sapiencial era tambin lo suficientemente
flexible como para afrontar los problemas no resueltos por la
profeca. La historia no es amenaza real, pues su propio inters y sus exigencias, mientras sean histricas 3 0 5 , no suponen
para la historia nada que no pueda ser comprobado. Ms an,
la incorporacin de la historia sagrada (y de las tradiciones
legales) no tiene lugar hasta el siglo II con el Sircide y la
Sabidura de Salomn 3 0 6 ; el dominio de la sabidura se mantena ms bien en los fenmenos del universo, en la creacin
misma 3 0 7 . En estas obras recientes hasta la historia sagrada
se refiere a sucesos pasados, de modo que la historia nunca
produce desconcierto al sabio.
En los crculos sapienciales tampoco tenan problema de
autoridad, a pesar de que el sabio hablaba de la naturaleza
humana y divina con la autoridad de testimonios del pasado.
La autoridad del sabio era la del Creador mismo, dada la
recurrencia de los conceptos gemelos de temor y voluntad de
Dios. Adems, nicamente la sabidura poda invitar al pueblo
a venir a ella, slo ella poda dar un mensaje de s misma; el
profeta y el sacerdote slo pueden indicar al hombre ms all

304. P. von der OSTEN-SACKEN, Die Apokalyptik in ihrem Verhltnis zu


Prophetie und Weisheit, 1969.
305. H. H. SCHMID, Wesen und Geschichte der Weisheit, 1966, 4 ss y a
menudo.
306. J. FICHTNER, Zum Problem Glaube und Geschchte in der israelitischjdischen Weisheitsliteratur ThLZ 76 (1951) 145-1 50 (Gottes Weisheit, 1965,
9-17)
307. W. ZIMMERLI. Ort und Greze der Weisheit im Rahmen alttestamentlicher Theologie en Les Sagesses du Proche-Orient anden, 121 -137.

148

LOS FALSOS PROFETAS

de s mismos. Los argumentos de la literatura sapiencial llamaban la atencin sobre el carcter de autoridad del sabio,
cuya funcin era instruir al rey y al subdito. Finalmente, la
frmula escucha, hijo mo, el consejo de tu padre implica la
autoridad del padre. Esta autoridad, sin embargo, no se muestra con todo su peso, pues en la sabidura hay espacio para
yuxtaponer afirmaciones contradictorias 3 0 8 .
Nunca se podr acusar a la sabidura de arrinconar el
problema del mal, pues su dogma de retribucin individual
intensifica el problema del dolor del inocente. Por lo tanto, no
nos debe sorprender el descubrir entre sus filas a quienes
alienten el escepticismo de las masas, pensadores profundos
que experimentan los abismos de la realidad (Job y Qohelet).
La maravilla es la coexistencia de visiones tan opuestas para
solucionar el problema del mal: el escape mstico a la presencia de Dios en Job y el suave escepticismo de Qohelet.
Hay que notar que Job no est exento de influjo proftico 3 0 9 ,
tanto estilsto como teolgico, por lo que no se puede negar
la continuidad entre Job y la profeca, al menos en la resolucin del problema del sufrimiento humano. Por otra parte, su
carcter experiencial ms que apodctico ofrece a la sabidura
un punto de contacto con el pueblo, algo que raramente se
encuentra en la profeca.
Para concluir, los conflictos entre profetas degradaron de
tal manera el movimiento proftico que su testimonio se
debilit y la teologa proftica result demasiado pesada para
salvar tal debilidad. No es extrao que los profetas fueran
respetados y silenciados. Pero no se apag del todo la voz de
la profeca; sus puntos importantes penetraron en la apocalptica y en la sabidura. En ambas existe la voluntad de afrontar

308. La postura de ZIMMERLI defendiendo que el consejo sapiencial careca


de autoridad (Zur Struktur der alttestamentlichen Weisheit, especialmente
181-189. 194-203) ha encontrado recientemente oposicin desde distintos
ngulos. Cfr. B. GEMSER, The Spritual Structure of Biblical Aphoristic Wisdom
Homiletica en Bblica 21 (1962) 3-10 (Adhuc loquitur, 1968, 138-149); P. A.
H. de BOER, The Counsellor, 56.65.71; U. SKLADNY, Die ltesten Struchsammlungen in Israel, 1962, 89 ss.; W. MCKANE, Prophets and Wise Men, 48 y
passim; Proverbs, 1970, 59.75-78.119-121-155; K. BAUER-KAYATZ, Einfhrung in die alttestamentliche Weisheit, 1969, 33 s. 40 s. 58 ss., especialmente 95.
309.

N. H. SNAITH, The Book of Job, 1968,

33.

ISRAEL BUSCA SOLUCIN

149

el problema de la injusticia divina y en ninguna de ellas se da


una apelacin a la historia que la experiencia pudiera mostrar
pronto falsa. El hecho de que la sabidura y la apocalptica
afrontan los problemas ms importantes con que se encontr
la profeca, y que continuaron muchos temas profticos confirma otra vez nuestra sospecha de que muy a menudo hemos
dividido a la sociedad israelita en compartimentos estancos.
La separacin del profeta, el sacerdote y el sabio en categoras netas, hasta el punto de creerse que la influencia de uno
sobre otro probaba que eran colegas oficiales o condiscpulos ms que su participacin comn en los males de la
sociedad, no puede mantenerse por ms tiempo.

CONCLUSIN

Nuestro estudio del conflicto proftico y su efecto sobre


la religin israelita ha llegado a la conclusin de que la tensin dentro de los crculos profticos proviene de la naturaleza misma de la profeca; se debe a su doble tarea de recibir la
palabra de Dios en la experiencia del misterio divino y de
presentar esta palabra al hombre en cualquier circunstancia y
con fuerza de persuasin. G. FOHRER ha percibido con claridad este hecho: Finalmente sabemos ahora cmo nace la
profeca falsa. 0 no existe en realidad ninguna experiencia
misteriosa, de modo que todo lo dicho queda en el aire, o la
experiencia misteriosa ha sido mal comprendida, mal expuesta o mal trabajada racionalmente por el profeta 3 1 0 .
Pero tambin nos hemos visto obligados a concluir que la
tensin proftica no se puede explicar nicamente a partir de
categoras antropolgicas, pues la posibilidad de un conflicto
en la profeca bblica aumentaba con la creencia de que el
Seor poda usar de los hombres en contra de su voluntad o
conocimiento para cumplir sus designios, ms an, a veces
enviaba visiones engaosas para llevar a cumplimiento sus
planes sobre Israel. En esencia, por lo tanto, la limitacin
humana y la soberana divina colaboraban para crear el conflicto.

310. Die Propheten des Alten Testaments im Blickfeld neuer Forschung en


Studien zur alttestamentlichen Prophetie (1949-19651, 1967, 9 s. (original en
Das Wort im evangelischen Religionsunterricht, 1954/55, 1 5-24).

1 52

LOS FALSOS PROFETAS

Puesto que estos factores conducan a los profetas a una


lucha de vida o muerte, era necesario que se equiparan para
la batalla. La tragedia de su existencia era la incapacidad de
poseer medios adecuados de auto-confirmacin, que dieran
peso a su palabra, prescindiendo de todo medio de acreditacin. Ni uno de los numerosos criterios propuestos con este
fin funcionaron en el momento dado (cfr. IRe 13) ni para el
profeta ni para sus oyentes, cuando ambos necesitaban saber
si una palabra tena ms peso que la autoridad de su portazvoz. El resultado fue una polarizacin creciente de un profeta
contra otro y del pueblo contra el profeta, seguida de una
apelacin y contra-apelacin, afirmacin propia y tormenta
interna.
Este debate interno se alimentaba con la naturaleza del
mensaje proftico, que contribua a la tensin por su diversidad y porque sus exigencias histricas no se confirmaban en
la experiencia diaria. Lamentablemente para el movimiento
mismo, la profeca no posea la flexibilidad necesaria para
afrontar sus propias contradicciones, la disparidad entre teologa y experiencia. Por consiguiente, el pblico vea los fallos
de la profeca y se volva a otra parte buscando direccin
espiritual, en concreto a la apocalptica y a la sabidura, pues
ambas afrontaban el problema del mal y estaban menos esclavizadas a presupuestos fijos. Pero esto no constitua un
rechazo total de la profeca; se haba logrado hacer impacto
en un pequeo grupo de seguidores, responsables de la preservacin de la literatura proftica, y entre quienes exista la
anticipacin de un posterior retorno de la profeca; y se pudo
mantener en la sabidura y en la apocalptica ciertos acentos
de la teologa proftica.
Resulta algo irnico que la teologa bblica actual se encuentra de alguna manera en situacin semejante a la de la
profeca antigua, al haber depositado sobre la historia un
peso demasiado grande de soportar. La corriente moderna de
buscar una solucin al excesivo nfasis en las grandes acciones de Dios en la historia 3 1 1 por parte de una teologa de la
esperanza o en la literatura sapiencial, de la que se piensa que

311. Estudiado recientemente por B. CHILDS, Bblica/ Theology in Crisis,


1970.

CONCLUSIN

153

es ms compatible con una sociedad humanstica 3 1 2 , indica


que la naturaleza humana cambia poco an en milenios 3 1 3 ;
ste era precisamente el enfoque que construy el antiguo
Israel, cuando el proceso histrico pona en duda el control de
Dios sobre la historia.

312. Es doblemente irnico el hecho de que los estudios ms recientes


sobre la literatura sapiencial se opongan al punto de vista tradicional sobre el
carcter no autoritario de la sabidura. Cfr. el Excursus B para un anlisis de
esta nueva corriente.
313. Quizs este hecho sea un bien positivo. Nuestro anlisis de la falsa
profeca exige que cada uno de nosotros busquemos la mentira en nuestra
propia vida, pues incluso el ms sabio y el ms profundo de nosotros no posee
ms que un rayo de verdad, atesorada junto a muchas nociones falsas, varios
prejuicios y varias mentiras claras (S. FROST, Patriarchs and Prophets, 211), y
una vez que encuentra cosmos y caos en s mismo se enfrenta con una
permanente amenaza de caos, pero es idnticamente permanente la posibilidad de encuentro con el Dios creador que vence al caos; de aqu nace la
posibilidad de vencer al dragn e inaugurar la paz (V. MAAG, The Antichrist as
a symbol of Evil en Evil (ed. por el Jung Institute Curatorium), 1967, 80).

EXCURSUS A:
Falsa profeca en el perodo del Nuevo Testamento

Segn K. HARMS, el fenmeno de la profeca falsa confiere una cierta unidad a la Biblia, al ser comn a ambos Testamentos 3 1 4 . Algo de esto poda suponerse, pues la literatura
cristiana es tambin producto de seres humanos, limitados
por su visin del mundo, sus compromisos ticos, localizacin geogrfica y capacidad mental.
En algunos crculos se crea que el Espritu Santo haba
cesado de inspirar a los hombres en tiempos de Esdras, lo
que equivale al fin de la profeca. B. Sotah 4 8 b afirma que
despus de Ageo, Zacaras y Malaquas el Espritu Santo haba dejado de estar activo en Israel; por su parte, B. Ber, 3 4 b
dice que tras la destruccin del templo la profeca fue arrebatada a los profetas y entregada a los sabios. Este ltimo
punto se encuentra tambin en B. Bath. 1 2a y en J . Ber. 3b,
26; en ambos se dice que el espritu proftico ha pasado a los
escribas. Josefo, con tono ligeramente distinto,, escribe que
los tres carismas del antiguo Israel (profeca, monarqua y
sacerdocio) reposan ahora sobre los Asmoneos, bajo Juan
Hircano 3 1 5 . Hace tiempo que se ha hecho notar el aspecto

314. Die falsche Propheten: Bine bilbische Untersuchung, 56.


315. Antigedades judas, XIII, 10, 7. Para profundizar en este tema cfr.
PLOGER, Theocracy and Eschatology, 23 s. 42; FOERSTER, From the Exile to
Christ, 4-5 y Der heilige Geist im sog. Sptjudentum en De Spiritu Sancto,
1964, 40 ss.; E. FASCHER, Prophtes, 1927, 161-164; y 0. CULLMANN, The

Christology of the New Testament, 1959, 13-50, especialmente 14-23.

156

LOS FALSOS PROFETAS

polmico de esta hiptesis de la retirada del Espritu Santo,


pues es un modo de refutar la pretensin cristiana de inspiracin en Jess y en sus discpulos.
Muchos crticos modernos piensan que la desaparicin de
la profeca, comprensible en Zac 13, 2-6, queda escondida de
la IMac 4, 4 5 s; 9, 27y 14, 4 1 . El primer texto habla de la
restauracin del santuario destruido en tiempos de Judas, y
de la decisin de destruir el altar de los holocaustos y colocar
las piedras en lugar adecuado hasta que venga un profeta y
resuelva el caso. El segundo, 9, 2 7 , se refiere a un tiempo de
gran desolacin como no se haba conocido desde que cesaron ios profetas. IMac 14, 41 afirma que el pueblo eligi a
Simn como su caudillo y sumo sacerdote vitalicio, hasta
que surgiera un profeta fidedigno... (Cfr. Sal 7 4 , 9 y la plegaria de Azaras, 1 5).
Basndose en estos textos, se suele llegar a la conclusin
de que la profeca ha desaparecido, pero es un punto de vista
difcil de sostener. Es ms correcto afirmar que en ciertos
crculos la profeca haba quedado relegada al pasado, mientras que en otros el testimonio proftico se mantena vivo
(p.ej. en Qumran 3 1 6 y en las personas de Juan el Bautista,
Jess de Nazaret, numerosos personajes que se proclamaban
Mesas y en el movimiento cristiano). Se puede observar que
para todos estaban claras las cualidades profticas de los
discpulos de Juan y de Jess, y que la literatura cristiana
primitiva admite la existencia de profeca tanto en el judaismo, como en su vastago, el cristianismo (Hch 13, 4 - 1 2 ; 1 1,
28; 2 1 , 1 0 - 1 4 ; ICor 12, 10; 13,2.9-10, etc) Sin embargo,
debemos notar que un profeta cristiano se pareca ms a un

316. En donde el conflicto entre el Maestro de Justicia y el Profeta de


falsedad centra fuerza el tema de la profeca falsa. Se puede notar que los
Hodayot evidencian la conviccin de que la inspiracin proftica es una
realidad viva para el/los autor/es. El manual de Disciplina contempla a la
comunidad como proftica en principio, y espera un profeta escatolgico (8, 1
ss; 9, 10 s.), al tiempo que los falsos profetas constituyen un problema
especial para Qumran (El rollo de Damasco, 8, 1 s.; Hodayot 4, 9 s.; 2, 3 1 ; 4,
16.20). Se ha llegado incluso a afirmar que los llamados escritos del Mar
Muerto fueron reunidos como escritos de profetas falsos y escondidos por
orden del Rabino Simen ben Gamaliel I (p.ej., M. BURROWS, The Dead Sea
Scrolls, 1955, 75).

EXCURSUS A

157

maestro o a un predicador, cuya tarea consista en edificar la


congregacin 3 1 7 .
Existe, sin embargo, la sospecha de que la anticipacin de
la venida de un profeta final en el sjaton convierte de algn
modo en inefectiva cualquier voz proftica del presente. Esta
espera de un profeta escatolgico, ya presente en Mal 4, 5 s.,
adquiere muchas formas diversas o, ms bien, est conectada
con personajes profticos distintos: De este modo el profeta
final podr ser Moiss, Elias, Enoc, Jeremas o un ngel 3 1 8 .
La profeca en el Nuevo Testamento resulta tambin inefectiva por la presencia de falsos profetas y por la incapacidad de las gentes para distinguir el verdadero del falso. Existen datos de una preocupacin creciente por el fenmeno de
la profeca falsa; la polmica es excepcionalmente dura, quizs debido al alto grado de veneracin de la profeca autntica, y ciertamente por una tendencia a comprender la fe intelectualmente. En Mateo se puede ver con facilidad hasta qu
punto se apreciaba la profeca, no slo en la conocida frmula
de cumplimiento ( 1 , 2 2 ; 2, 5.1 5.1 7.23; 3, 3; 4 , 1 4; 8, 1 7; 1 2,
17; 13, 3 5 ; 2 1 , 4; 2 4 , 15; 26,59; 2 7 , 9.35), sino en otros
detalles secundarios (23, 29 s. 34.36; 2 2 , 4 0 ; 2 1 , 2 6 ; 1 6, 14;
13, 17; 1 1 , 9.13; 15, 12.17; 7, 12). Esta veneracin por la
profeca se conserva casi idntica en Lucas y se prolonga
hasta la Apocalipsis, en el que se honra a los profetas como
mrtires de Cristo(16, 6; 1 1, 3-13). Pero lo hereja gnstica
dentro de la Iglesia primitiva, especialmente por su acento en
la ortodoxia ms que en la ortopraxis, desemboc en duros
ataques contra quienes quisieran pervertir la fe de los cristianos, e introdujo un elemento de hostilidad, que no estaba
presente en Jeremas.
La profeca falsa es un tema de muchos textos del Nuevo
Testamento y de la literatura extra-cannica. En M t 7, 1 5s se

317 Cfr R BOWLIN, The Christian Prophets in the New Testament tesis
indita de la Vanderbilt University, 1958, H A. GUY, New Testament Prophecy,
1947, y la bilbiografa citada en J MANEK Biblisch-Histonsches Handwrterbuch, 1512.
318 Cfr los interesantes estudios de P Votz.Die Eschatologie der jdischen Gemeinde im neutestamentlichen Zeitalter, 1966 (original de 1934),
193-203, 0. CULLMANN, 777e Christologie of the New Testament, 14-23; y J.
GIBLET Prophtisme et atiente d'un Messie prophte dans l'ancien Judatsme en
L'Attente du Messie (Hom a Coppens) 1954, 85-130. Hay que aadir que los
samantanos esperaban una figura escatolgica, ta'eb, claramente un Moiss
redivivus

158

LOS FALSOS PROFETAS

avisa a los discpulos de Jess que tengan cuidado con los


falsos profetas que se presentan disfrazados de corderos,
pero por dentro son lobos rapaces; M t 2 4 , 2 4 anuncia la
aparicin de falsos profetas y Mesas falsos que pretendern
extraviar a los elegidos. Igualmente 2Pe 2, 1 habla de falsos
profetas entre el pueblo, como falsos maestros andan por ah
negando al Maestro. En 1Tes 5, 3 se escucha un eco de las
amenazas veterotestamentarias: pone en guardia contra quienes predican seguridad (cfr. Salm), mientras que les va a
caer encima de improviso el exterminio. Un 4, 1 avisa que
han surgido muchos falsos profetas, e invita a los cristianos a
discernir espritus; Apoc 1 6, 13 cuenta que de la boca del
falso profeta han salido espritus, y 1 9, 2 0 describe la captura
de este enemigo que efectuaba seales para extraviar a los
que llevaban la marca de la fiera. Pero quizs la historia ms
interesante sea de la Hch 13, 4 - 1 2 , en la que Saulo, Bernab
y Juan Marcos encuentran a un falso profeta judo en Pafos.
Este hombre, Bar Jess, compaero del procncul Sergio
Pablo, intenta disuadir de la fe al oficial romano, con lo que se
gana la hostilidad de Pablo, que le llama Elymas, secuaz del
diablo, enemigo de todo lo bueno, plagado de trampas y
fraude, y le castiga con ceguera temporal.
La Didaj contiene un pasaje fascinante sobre los falsos
profetas ( 1 1 , 3-12). E. J . GOODSPEED lo traduce as 3 1 9 :
Acerca de los apstoles y profetas seguid esta ley del Evangelio: Da la bienvenida a todo apstol que se acerque a ti,
como se la daras al Seor. Pero no debe quedarse ms de un
da y, si fuera necesario, tambin el siguiente. Pero si se queda
tres das, es un falso profeta. Y cuando un apstol se despide,
que no lleve nada excepto pan hasta que encuentre el prximo alojamiento. Si pide dinero, es un falso profeta . No pruebes o examines a un profeta que habla por el espritu. Todo
pecado ser perdonado, pero ese pecado no se perdona. No
todo el que habla por el espritu es profeta, sino slo si tienen
los caminos del Seor. De modo que por su conducta se
conoce al verdadero y al falso profeta. Ningn profeta que
ordene un banquete bajo influencia del espritu debe tomar
parte en l; si participa, es un falso profeta. Todo profeta que
ensea la verdad, pero no practica lo que ensea, es un falso
profeta. T no juzges a ningn profeta, probado y verdadero,

319. The Apostolic Fathers, 1950, 1 6.

EXCURSUS A

159

que realiza algo como smbolo terreno de la Iglesia, pero no


ensea a otros a hacer lo que l hace; Dios le juzgar; tambin
los antiguos profetas obraron as. Pero no debes escuchar a
quien dice en el espritu dame dinero o cosas as; pero si te
pide que des a otros que estn en necesidad, que nadie lo
juzgue.
Los criterios de este texto para distinguir la profeca verdadera y la falsa estn relacionados con el provecho propio y
la conducta, ambos fcilmente aplicables. Pero, por desgracia,
la solucin no es tan sencilla como la de una visita de tres
das, pedir dinero o alimento por influjo del espritu o no
poder vivir en la verdad (qu versin de ella?).
En otros textos cristianos primitivos aparece el problema
de la profeca falsa, aunque no tan extensamente como en la
Didaj. El Pastor Hermas, Mand 1 1 , 1-14, niega el espritu al
falso profeta, le acusa de hablar conforme a los deseos de
quienes le consultan y afirma que su vaco se manifestar
en medio de los Santos. A los falsos profetas se ataca en
las cartas de Ignacio (Ef 7, 9, 1 6; Fil 2, 3; Smyr 4, 7) y en los
escritos de Orgenes (Contra Celsio 7, 9-11), Eusebio (Hist.
Ecles. 3, 26) y Luciano (de morte Peregrini 1 1 , 1 6) 3 2 0 .
La literatura seudo-clementina muestra un acercamiento
ms ingenuo al problema de la distincin entre el verdadero y
el falso profeta. Segn los Kerygmata Petrou: Toda la historia
transcurre por parejas (suzugai): El primer miembro, el de la
izquierda, representa la profeca falsa; el segundo, el de la
derecha, representa la profeca autntica 3 2 1 . La polmica
contra los discpulos de Juan Bautista ha consistido en denigrar la prioridad cronolgica: el mero hecho de que Juan
precedi temporalmente a Jess, el otro miembro de la pareja, basta para calificarlo de falso, junto a Eva (nica excepcin), Ismael, Esa y Aarn.
En resumen, el perodo neotestamentario atestigua la continuacin de la lucha por determinar al genuino portavoz de
Dios, testifica una creciente hostilidad contra los falsos profetas y revela un enfoque simplista para establecer criterios
de distincin entre el verdadero y el falso profeta.

320. BOWLIN, The Christian Prophets in the New Testament, 241-289.


321. CULLMANN, The Christology of the New Testament, 4 1 .

EXCURSUS B:
Consejo ('esah) y Palabra (oabar): El problema
Autoridad/Certeza en la literatura proftica y Sapiencial.

La crisis que ha conmovido los fundamentos mismos de


la Teologa bblica ha sido propiciada en parte por la imposibilidad de dar algo ms que una ojeada superficial a la literatura
sapiencial; ha creado una atmsfera que hace inevitable una
mayor atencin a la sabidura. Por supuesto, otros factores
han colaborado a orientar la mirada de los exegetas en esa
direccin, en particular el descubrimiento y traduccin de
numerosas colecciones y onomstica de Mesopotamia y
Egipto, as como textos teolgicos de carcter escptico,
paralelos a otros de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento. Pero mucho ms decisiva que la crisis de la teologa
bblica o la excitacin producida por los nuevos descubrimientos ha sido la gradual erosin de la autoridad del escrito
sagrado, especialmente la pretensin proftica de hablar en
nombre del Seor. Tenemos una disposicin de nimo que no
nos permite aceptar ya la pretensin proftica Esto dice el
Seor, ms que como una intuicin humana que descansa
en categoras de revelacin. Para una generacin para la que
el mundo trascendente se ha volatilizado del mundo en que,
por usar el resumen de la historia humana de Anatole France,
nacemos, sufrimos y morimos, la altanera presuncin del
Esto dice el Seor dice mucho menos que el aviso del sabio
Escucha, hijo mo, el consejo de tu padre. La mxima irona

162

LOS FALSOS PROFETAS

de nuestro sino consiste en que al mismo tiempo que se


comienza a mostrar que la autoridad proftica ha sido mnima, que nos resulta imposible separar la palabra divina de la
humana 3 2 2 , el supuesto carcter secular y no autoritario de
la sabidura retrocede rpidamente bajo ataques de todos los
ngulos. En tan catica situacin ha llegado el tiempo de
echar una ojeada al problema autoridad/certeza en la literatura proftica y sapiencial.
Nadie lo ha afirmado tan tajantemente como W. ZIMMERLI
en 1 9 3 3 3 2 3 , en su artculo sobre la estructura de la sabidura veterotestamentaria. Establece la diferencia entre sabidura y profeca con una claridad y rotundidad notables: la sabidura es antropolgica, la profeca teolgica. Dicho con otras
palabras, la sabidura no es revelacional. Zimmerli estudia en
su obra fundamental la estructura ideolgica interna de la
sabidura, el deseo de descubrir cmo vivir una vida venturosa. Afirma que la cuestin definitiva de la sabidura es antropolgica: Qu es bueno/provechoso para el hombre? Para
Zimmerli la suprema aspiracin del hombre, vista con los ojos
de Dios, es cmo evitar una muerte prematura; para ayudar a
otros en esta lucha por prolongar y asegurar la vida dichosa,
la sabidura instruye, amonesta, formula pensamientos
basados en las experiencias y razonamientos del sabio. Segn
Zimmerli, la comparacin desempea un puesto especial en la
pedagoga del sabio, pues al hombre hay que mostrarle lo que
es mejor para l. Sin embargo, el consejo del sabio es discutible y no tiene ms autoridad que la de quien lo pronuncia. Por
eso, la respuesta al consejo ('esah) es inteligencia y no obediencia (como es el caso en la palabra (dabar) o el mandamiento (miswah). Zimmerli escribe que el sabio pudo haber
dicho: Teme a Dios, porque es tu Creador, porque eres su
creatura y as lo ha ordenado. En compensacin el sabio
promete salud, alimento abundante y caminos sin obstculos.
Para el sabio, por consiguiente, el centro lo ocupan las posibilidades del hombre, no sus obligaciones 3 2 4 .

322. 0. KAISER, Wort des Proheten und Wort Gottes en Tradition und
Situation, 75-92. Para el estudio de la crisis que sufre la teologa bblica cfr.
CHILDS, Biblical Theology in Crisis.
323. Zur Struktur der alttestamentlichen Weisheit, 177-204.
324. Id. especialmente 181 -189. 194-203 {No se puede hablar de mandamiento sapiencial en sentido estricto. La advertencia sapiencial carece de

EXCURSUS B

163

En un artculo posterior 3 2 5 sobre El puesto y los lmites


de la sabidura en el marco de la teologa del Antiguo Testamento, presentado en el Coloquio de Estrasburgo los das
1 7-1 9 de Mayo de 1 9 6 2 , ZIMMERLI vuelve sobre el carcter
no autoritario de la sabidura, aunque moderando ligeramente
sus conclusiones: Ciertamente, no podemos decir que el
consejo carece de autoridad. Tiene la autoridad de la evidencia. Pero es bien distinta a la autoridad del Seor que ordena 3 2 6 . Los motivos que acompaan a las amonestaciones se
aducen como testimonio de la diferencia radical que existe
entre el mandamiento del legislador y el consejo del sabio. El
consejo permite un margen de libertad y decisin propia, y el
consejero (yo'es) es alguien que intenta convencer con la
fuerza de sus argumentos y la evidencia de su consejo.
Si bien Zimmerli es quien con mayor fuerza expone esta
compresin de la estructura de la sabidura como antropolgica, no revelatoria, no autoritaria, de nign modo es opinin
exclusiva suya. De hecho, fue la clave fundamental que permiti a J. FICHTNER interpretar a Isaas como un sabio convertido en profeta 3 2 7 . Para Fichtner la diferencia fundamental entre sabidura y profeca estriba en la clase de autoridad con
la que pretenden hablar. La existencia de c o n c e p t o s c o m o
ley (torah), mandamiento (miswah) y palabra (dabar) en la
sabidura no constituye ninguna objecin a esta postura, segn Fichtner, pues se puede probar con absoluta certeza que
trminos como los mencionados, nunca se usan en sentido
legal (ley, mandamientos) en el libro de los Proverbios, sino
siempre con un significado que est en el contexto de la
sabidura (direccin, consejo) 328 .

carcter autoritario, su Legitimidad no se logra mediante una apelacin a un


tipo de autoridad, 187).
325. Ort und Grenze der Weisheit im Rahmen der alttestamentlichen Theologie, 121-137.
326. Id. 153. ZIMMERLI, sin embargo, admite que en el contexto de las
escuelas de escribas la sabidura es autoritaria y que la sabidura personificada de Prov 1-8 habla con autoridad (Zur Struktur..., 182). Pero afirma que la
autoridad es personal, mientras que la sabidura apela a la experiencia personal (Id. 187).
327. Jesaja unter den Weisen ThLZ 74 (1949) 75-80 (reeditado en Gottes
Weisheit, 1965, 18-26). Un estudio reciente de la relacin de Isaas con la
tradicin de los escribas en W. WHEDBEE, Isaiah and Wisdom, 1968.
328. FICHTNER, Die altorentalische Weisheit in ihrer israe/itisch-jdischen
Ausprgung, 1933,83.

1 64

LOS FALSOS PROFETAS

Todava en 1961 R B Y SCOTT pudo escribir Es claro


que el sacerdote y el profeta hablaban con autoridad divina
No es tan cierto que se pueda decir lo mismo del consejo
del sabio o del anciano 3 2 9 Con todo, Scott admite que puede
verse una relacin entre Dios y el sabio en la idea de la
Sabidura como un don del Seor 3 3 0 C RYLAARSDAM investig antes esta nocin, cuando se preguntaba cmo se
pueden hacer coincidir conocimientos conseguidos racionalmente con otros logrados en la revelacin 3 3 1 Rylaarsdam
llega a conclusiones que minimizaran las diferencias entre
profeca y sabidura, sin embargo, niega que la primitiva sabidura (Ben Sira y Sabidura de Salomn) reserve un espacio a
la gracia 3 3 2
La distincin entre sabidura anterior y posterior es fundamental en la interpretacin de VON RAD 3 3 3 , que parte de la
opinin prevalente en su tiempo de que la sabidura primitiva
careca de preocupacin teolgica Von Rad rechaza la opinin de que la sabidura es estrictamente antropolgica, pero
sostiene la tesis de Zimmerli sobre el carcter no autoritario
de la misma Para von Rad las experiencias sapienciales estn
siempre abiertas a una posible correccin, nunca llegan a
conclusiones 3 3 4 Cita con aprobacin la frase de Zimmerli
Tal consejo no exige obediencia, pero requiere comprobacin, apela al JUICIO del oyente, pretende ser comprendido y
facilitar las decisiones 3 3 5 Von Rad obseva que, sin embargo,
existe un cambio en Prov 1 -9 la sabidura teolgica (en oposicin a la experiencia!) habla con suprema autoridad, tiene
algo de impaciente ultimtum ( 1 , 2 0 , 8, 3 5 ) 336 En relacin
con su intento de probar que la apocalptica es un producto
de la sabidura, opinin recientemente rebatida por P von der

329 Pnesthood Prophecy and the Knowledge of God JBL 80 (1961) 3


330 Id 11 Cfr tambin P van IMSCHOOT Sagesse et espnt dans L'Ancien
Testament RB 47 (1 938)28 s
331 Revelation m Jewish Wisdom terature 1946 H SCHMID Wesen und
Geschichte der Weisheit 199 s nota 286 percibe una comunidad de ideas a
las que se llega por los radicalmente ditmtos caminos del profeta y el sabio
332

RYLAARSDAM OC passim

333
334
335
336

Teologa del Antiguo Testamento I 508-548


Id 513-514
Id, 526
Id, 537

EXCURSUS B

165

Osten-Sacken 3 3 7 , von Rad observa que la sabidura desea


ampliar el peso de sus comprensiones con un modo de hablar
profetice Con Zimmerli, von Rad se maravilla de que los
sabios retiren su argumento ms serio para legitimar sus citas
(Historia de Salvacin) en favor de otro menos obvio, la creacin 3 3 8 .
Pero no todos compartan la opinin de Zimmerli sobre el
carcter no autoritario de la sabidura. J. PEDERSEN tuvo
ocasin y de nuevo subray la autoridad del consejero
(yo'esj, al que comprenda como algo ms que una propuesta, algo que debe ser discutido 3 3 9 . El consejo y la accin hay
que considerarlos idnticos y hasta el profeta Isaas osaba
poner al consejo humano e incluso al divino en paralelismo
sinonmico con las obras (Is 5, 19; 2 9 , 15). Pedersen lleg a
hablar de un consejo proftico, inspirado por Dios, como si no
existieran diferencias fundamentales entre el profeta y el sabio, al menos en la lnea de la autoridad 3 4 0 . H. GESE, igualmente, insisti en que tanto el profeta como el sabio proclamaban una palabra, sujetos a la suprema decisin de Dios 3 4 1 .
Admitiendo que en Egipto Ma'at era la norma (no la meta) de
la sabidura, Gese subraya la naturaleza no venturosa y utilitaria de la sabidura israelita, cuyo nico rasgo distintivo es la
conviccin de que Dios, como Seor soberano determina el
juicio (mispat) y garantiza la justicia (sedaqah).
La estructura que soportaba la postura de Zimmerli sobre
la carencia de autoridad de la sabidura comenz a ceder bajo
el continuo ataque de B. GEMSER 342 . Hasta el ttulo del artculo estaba bajo el influjo de Zimmerli: La estructura espiritual
de la sabidura aforstica bblica. Gemser somete la razn y s
(aconsejar, etc.) y sus derivados a un exhaustivo anlisis, y

337. Die Apokalyptik inihrem Verhltnis zu Prophetie und Weisheit, 1 969.


338. Teologa del Antiguo Testamento I, 544-546. Habra que preguntarse
si la imitacin de las estrcuturas oraculares profticas aumentaran el peso de
la palabra del sabio. Tal conclusin no es evidente.
339. Israel l-ll, 1926, 128.
340. Id. y lll-IV, 1940, 120 s. Sobre esto cfr. Sabidura de Salomn 7, 27
(...en cada generacin ella -la sabidura- penetra en almas santas y los hace
amigos de Dios y profetas...); Sir 44, 3 s.; Neh 2,1; siendo todos estos textos
posteriores a la identificacin de ley y sabidura.
341. Lehre und Wirklichkeit in der alten Weisheit, 1958, especialmente
45-50.
342. The Spiritual Structure of Biblical Aphoristic Wisdom, 3-10.

166

LOS FALSOS PROFETAS

concluye que el consejo f'esah) tiene a veces un elemento


fuerte de autoridad (2Sam 1 6, 2 3 ; Nm 2 4 , 14; Is 4 4 , 2 4 etc.) y
que en Jer 1 8, 8 y en Ez 7, 2 6 casi no existe diferencia entre
torah, palabra y consejo 3 4 3 . Gemser apelaba al papel fundamental desempeado por la justicia (sedaqah) en una ordenacin del mundo impersonal, pero no autoritaria (Gese), y en
el orden oculto del que el lenguaje mismo da testimonio
(Jolles, von Rad). Estos factores, escribe, nos ayudan a responder la cuestin: De dnde proviene la autoridad de la
sabidura?. Pero si las palabras del sacerdote, del profeta y
del sabio estn dotadas de igual autoridad, qu distingue la
ley, la palabra y el consejo?. Gemser aprueba la distincin de
Rylaarsdam, segn la cual la perspectiva proftica es vertical,
la sapiencial horizontal; por lo tanto, la diferencia es cuestin
de perspectiva, no de cantidad de autoridad. Gemser aade el
golpe de gracia: se pregunta por qu aparecen motivaciones
en la Torah, en la palabra y en el consejo, y concluye que son
meros artificios pedaggicos, un mtodo que desemboca f i nalmente en Qohelet. El temor del Seor es el comienzo de
la Sabidura; sta es para Gemser la clave de la sabidura de
Israel 344 .
El ataque frontal de Gemser contra Zimmerli recibi inesperadas ayudas de varias partes; la primera el mismo ao, de
U. SKLADNY 3 4 5 . El estudio que dicho autor realiz sobre la
ms antigua coleccin de Proverbios de Israel le llev a rechazar la afirmacin de Zimmerli de que la sabidura no era
autoritaria. Apelando a la observacin de H. Brunner de que
en Egipto todos los sabios hacen descansar sus exigencias
sobre la autoridad 3 4 6 , Skladny defiende que la autoridad del
Seor sostiene la del sabio; esto se confirma en el nfasis
que se pone en las obligaciones del hombre y en un orden
del mundo que exige al hombre someterse a l, si desea
sobrevivir 3 4 7 . Como la fe en el orden puesto por Dios no es
slo un adorno, sino el fundamento sobre el que descansa la

343. Id. 144 s. P. A. H. de BOER, The Counsellor, A2.-T\, logra la misma


conclusin sobre la autoridad del consejo (especialmente 56. 65. 71).
344. GEMSER, o. c, 146-149.

345. Die ltesten Spruchsalmmlungen in Israel, 1962.


;*

346. H. BRUNNER, Die Weisheitsliteratur, HO I 2, 95.


347. SKLADNY, O.C. 89 s.

EXCURSUS B

167

accin del sabio 3 4 8 , Skladny argumenta que el utilitarismo


atribuido a la sabidura es un malentendido, pues lo que se
pretende es hacer concordar la conducta del hombre con el
orden divino y, por lo tanto, descubrir y obedecer la voluntad
de Dios 3 4 9 . Concluye diciendo: La sumisin incondicional a la
absoluta autoridad del Seor es el nico fundamento de la
Sabidura y al mismo tiempo de la justicia (y esta actitud de
abandono es ms bien tica que pragmtica) 3 5 0 . Por lo tanto,
Skladny subraya la cercana entre sabidura y profeca que ya
Rylaarsdam y Gemser haban sealado 3 5 1 .
W. McKANE investig en 1 9 6 5 casi exhaustivamente este
problema de la relacin entre profeta y sabio 3 5 2 . Su conclusin es que existe una constante tensin entre ambos, pues
los sabios no se permitieron el lujo de suposiciones religiosas
y ticas, ya que lo que pretendan era aconsejar al rey en
temas de gobierno 3 5 3 . McKane rechaza la tesis de que el
consejo ('esah) careca de autoridad, especialmente tal y
como fue formulada por von Rad (consejo sobre temas cotidianos, cuya falta de autoridad es comparable a la de un
juez sobre el jurado) 3 5 4 . Ms cerca de la verdad, segn McKane, est la observacin de Noth de que despreciar el consejo {'esah) del sabio es exponerse al juicio de Dios 3 5 5 . La
prueba del consejo, afirma, consiste en el grado de xito
que logra cuando se pone en prctica 3 5 6 . McKane somete as
a la sabidura al mismo criterio expuesto en el Deuteronomio
para la palabra proftica. Se entiende la controversia de Jer 8,

348.

E. WURTHWHN, Die Weisheit gyptens uns das Alte Testamenta 959, 7.

349.

SKLADNY, o.c.

91.

350. Id.
351. Id. 92 (El Seor es tambin para la antigua sabidura la nica fuente
absoluta de autoridad, el Creador y Seor del mundo y del hombre (cfr.
especialmente la coleccin B), con lo que la Sabidura se acerca al mundo
imaginativo proftico).
352. Prphets and Wise Men.
353. Id. 48 y passim.
354. Id.
355. NOTH, Die Bewhrung von Salomos "Gttlicher Weisheit" SVT 3
(1960) 236 ss. Segn NOTH, se ha pensado que la palabra de Salomn era
mayor que un orculo (232), con lo que la pretensin de que Salomn fuera
el autor de la literatura sapiencial es en esencia una bsqueda de autoridad
adicional. La narracin sobre Ajitofel en 2Sam 1 6, 23 es muy importante para
la opinin de MCKANE sobre la autoridad del consejo.
356.

MCKANE, o.c. 56-67.

1 68

LOS FALSOS PROFETAS

8 s. como un autntico cambio en la funcin del sabio; McKane ve a ste como un apologista de la ley, siendo el nuevo
elemento la aceptacin por parte del sabio de la adecuacin
entre torah y ley 357 .
La ltima palabra de McKane, un comentario masivo a
Proverbios 3 5 8 , sigue acentuando la naturaleza autoritaria de la
sabidura antigua, especialmente en Egipto. Observa que la
mano de la autoridad pesa, pero no mata, siendo necesaria la
sabidura para aplicar los consejos de sabio 3 5 9 . El carcter
autoritario de las colecciones de proverbios crece, afirma
McKane, por el lenguaje y el estilo, en particular por el uso
de imperativos y frases condicionales que definen las circunstancias en las que se aplican los imperativos, as como
en los motivos que recomiendan los imperativos y demuestran su racionabilidad, y en las frases consecutivas que muestran el efecto de los imperativos. McKane descubre en la
literatura sapiencial egipcia un creciente nfasis en la autoridad; los consejos de los sabios reflejan un mayor influjo del
elemento mandato que del de argumento 3 6 0 .
Recientemente C. BAUER-KAYATZ 3 6 1 ha probado una penetrante influencia egipcia sobre la sabidura israelita, especialmente en Prov. 8. Observa que la funcin del temor del
Seor y la voluntad de Dios muestra claramente que la instruccin sapiencial no pretenda ser considerada como un
consejo no obligatorio, sino como una forma preada de la
autoridad de la voluntad del Seor 3 6 2 . Bauer-Kayatz pretende,
adems, que la base experiencial de la sabidura est dotada
de mxima autoridad, pues el orden descubierto resale a Dios,
comunica su voluntad y comparte su autoridad 3 6 3 . Este volumen de conocimientos es el resultado de muchas generaciones y no se puede adquirir sin sumisin a los antepasados, a
los padres, maestros y sabios y, finalmente, a Dios 3 6 4 . Bauer-

357.
358.
359
360.
361.
362
363.
364.

Id. 106
Proverbs, 1970.
Id. 59.
Id. 75-78. 119-121. 155.
Einfhrung in die alttestamentliche Weisheit, 1969.
Id. 33.
Id. 34.
Id. 40 s.

EXCURSUS B

169

Kayatz recalca que Prov.1, 2 0 - 3 3 ; 3, 1 3 - 2 0 ; 8, son una reflexin teolgica, egipcia por su orientacin, en la que la Sabidura habla como un medio de revelacin, legitima su exigencia
en la pre-existencia (presencia junto a Dios antes de la creacin) y avisa que la vida y la muerte estn en juego, resultando el camino de la sabidura otra opcin de obediencia a la
ley. La autora conluye as: La finalidad de toda esta reflexin
teolgica sapiencial es, en el fondo, la de legitimar las exigencias y promesas de la sabidura; coloca al hombre en situacin de decidir sobre su mandamiento de salvacin 3 6 5 .
Este breve repaso al progreso de la investigacin en el
campo de la literatura sapiencial muestra que la huida a la
Sabidura como ms gustosa al paladar del hombre contemporneo, puede ser tan intil como el intento de Jons por
rehuir al Inevitable 3 6 6 . Si la sabidura difiere poco de la profeca en cuanto a autoridad, quizs debamos echar una segunda
ojeada al tipo de autoridad de los portavoces de Dios profticos.
Parece claro que la profeca en sus primeras manifestaciones conocidas por el hombre posea menos autoridad que la
adivinacin, dominio del sabio; al menos, si es correcta la
interpretacin de W . MORAN de las alusiones en los documentos de Mari a realizar un ornen para comprobar si el
sueo haba sido visto 3 6 7 . La palabra proftica se somete a
veces al juicio de un arspice, dejando a ste la ltima palabra.
La profeca bblica parece ser diferente por el carcter
apodctico de su lenguaje. Pero una mirada ms atenta a las
respuestas que daban a los profetas quienes eran los receptores de las autoritativas palabras muestra qu desprovisto
de autoridad estaba el mensajero proftico, prescindiendo de
la pretensin de su origen divino. Hemos visto que el profeta,

365. Id. 58 ss., especialmente 95. Sobre la frmula antes de... como
legitimacin de autoridad, cfr. GRAPOW, Die Welt der Schpfung ZAS 67
(1931).
366. Un intento, legitimado a su modo, para comprender la actual importancia de la Sabidura en el curriculum teolgico en W. BRUEGGEMANN, Happenings in Scripture Study and the Mood of Theological Education Events Eight
(Edn Theological Seminary Bulletin) 1968 (sin paginacin).
367. New Evidence from Mari on the History of Prophecy Bib 50 (1 969)
21-24, especialmente 24 nota 2.

1 70

LOS FALSOS PROFETAS

sin excepcin, era mofado y vilipendiado, que su palabra no


encontraba acogida ms que en unos pocos discpulos que
la conservaban hasta que el curso de la historia justificaba el
mensaje de juicio. Cuando los profetas se preguntaban por el
xito, la conclusin era siempre la misma: amargo fracaso (as
Isaas, Jeremas, Ezequiel y tambin Amos).
El mismo resultado presagia la frecuencia con la que aparecen discusiones en la literatura proftica. El carcter y el
tono de tales discusiones prueban que el profeta estaba involucrado en una lucha de autojustificacin, dado que su pretensin de estar hablando en nombre de la divinidad no careca
de oposicin. Esto es verdad an en los casos en los que la
palabra del profeta era favorable, pues es precisamente en las
grandiosas promesas del segundo Isaas en donde dominan
las controversias, jugando un papel no inferior a ningn otro
gnero, excepto al de himnos con autoafirmacin de la divinidad. La existencia de discusiones en los mensajes de bienestar y de condena revela que los profetas eran conscientes de
que su mensaje no posea automticamente autoridad, sino
que necesitaban la legitimacin de argumentos convincentes.
Es posible, adems, que las narraciones de vocacin pretendieran certificar la palabra pronunciada, aunque su valor est
seriamente limitado por el carcter subjetivo de cada visin.
El mensaje proftico es en gran manera experiencial e
intuitivo. Nadie negar la importancia de la personalidad del
profeta para expresar la palabra potica en un lenguaje que
logre comunicar con su auditorio. Aunque se acepte creer que
la fuente ltima de la enigmtica revelacin oral es la divinidad, habr que admitir que tal palabra exttica y enigmtica
debe hacerse parte del profeta, en cuanto que l se refleja en
ella y la interpreta a quienes poseen una menor percepcin
espiritual 3 6 8 .
Hay textos profticos en los que se muestra claramente
que no siempre existe certeza, que no siempre es posible
afirmar si una palabra provena de Dios o del subconsciente.
Basta referirse a la experiencia de Jeremas con su primo
Hanamel (32, 6-8), cuando la aparicin de ste tras un sueo
convenci al profeta de que la visin haba sido enviada por

368.

Cfr. especficamente KAISER, O.C. 83 ss.

EXCURSUSB

171

Dios, o a su disputa con Ananas, cuando Jeremas no saba


cul era la palabra de Dios. Igualmente en IRe 13, el profeta
verdadero no est seguro, por lo que no haba modo de
discernir quin deca la verdad. De hecho, nuestro estudio
sobre la profeca falsa ha revelado que no existe un criterio vlido de distincin entre el profeta verdadero y el falso,
por lo que todo profeta ha tenido que luchar tanto con sus
dudas internas como con quienes vean las cosas de otro
modo.
En la opinin normal sobre la autoridad de la profeca no
cabe bien, si se mira atentamente, la afirmacin de que la
sabidura es laica. No se puede mantener esta teora. El trabajo de H. SCHIMID, titulado Justicia como orden del mundo 3 6 9 , pone suficientemente en claro que el punto de arranque de la sabidura es religioso, que su visin del mundo es
afn a la de la profeca y a la del historiador deuteronomstico.
La sabidura poda legitimar todas sus exigencias en el Dios
creador del m u n d o , porque era necesario obedecer a las
leyes que descubran los sabios. Este tesoro de conocimientos estaba, adems, en manos de los representantes de
la tradicin, cada uno de los cuales comparta un poco de la
autoridad de Dios. El escalafn de autoridad inclua al rey,
especialmente a Salomn, personaje particularmente investido con el don de la sabidura, los ancianos, los consejeros y
los padres, Padre y Madre, que son trminos tcnicos en
el vocabulario sapiencial. Quienes llaman la atencin sobre
el especial requerimiento del sabio en trminos de filiacin,
hacen notar a menudo que en el antiguo Israel la autoridad
del padre no se discuta. En sus manos estaba el poder sobre
la vida y el fsico de los hijos; por lo tanto, el uso de hijo mo
no se puede considerar como mero recurso literario o pedaggico. Al contrario, transmita algo de la autoridad del maestro 3 7 0 .
El mismo sentido de autoridad que se esconde tras las
enseanzas sapienciales se incluye en los conceptos de vo-

369. Gerechtigkeit ais Weltordnung, 1968.


370. Si los estudiosos que entienden masal como palabra de gobierno/
poder tienen razn, incluso este trmino tcnico aludira a la autoridad
del sabio. Cfr. BAUER-KAYATZ, o.c. 4 1 ; MCKANE, Proverbs, 22-33, rechaza este
sentido y defiende modelo, ejemplo, paradigma.

1 72

LOS FALSOS PROFETAS

luntad de Dios y temor de Dios, caractersticos de los Proverbios (y, al menos, de la redaccin final de Qohelet). El sabio
estaba convencido de que el designio de Dios se ha manifestado en la creacin y que la obligacin del hombre era descubrir su voluntad, sometindose a la disciplina de la sabidura.
El xito de esta tarea slo poda asegurarse, si uno era consciente de la libertad de Dios, es decir, si posea el temor de
Dios. Tras esta concepcin est la nocin de la incomprensibilidad de Dios, el misterio tras el que se oculta el Creador.
La hipstasis de la Sabidura en Prov 8 (y el uso del modo
proftico de hablar en Prov 2) prescindiendo del prototipo
ertico, funciona siempre como autoafirmacin de Dios. La
sabidura puede invitar a los hombres a su banquete, pero el
contexto deja en claro que rechazar su invitacin es llamar a
la muerte. El eco de la autoridad se escucha en cada slaba
que pronuncia la seora Sabidura, pues ella no es un caminante ordinario y su alimento es mejor que el pan y el agua.
La suprema autoridad de la sabidura se expresa de un modo
distinto en Isaas: el Seor es un Consejero, aunque se aplica
irnicamente. Pero sea el mdium la seora Sabidura o el
Consejero, siempre se piensa que el mensaje viene de Dios
mismo y lleva, por consiguiente, la autoridad del Soberano del
Universo.
El carcter autoritario de las exigencias sapienciales es
tambin evidente por los motivos, con los que intenta persuadir. Es cuestin de vida o muerte, por lo que sencillamente no
se pueden olvidar sus palabras. Este hecho es tanto ms
decisivo, si se notan los presupuestos individualistas de la
Sabidura. Como se poda recibir poco consuelo de la unidad
corporativa, la Sabidura exiga que cada hombre determinara su suerte, aunque admitiendo al final que hasta los planes
mejor trazados estaban sujetos a modificaciones por parte de
Dios. As como el individualismo de la Sabidura impeda
alcanzar consuelo en totalidad, as su universalismo eliminaba
a la historia de salvacin como contenido de sus motivaciones. No hay que minimizar el papel de la fe en la creacin a
este respecto, pues se fundamenta en presuposiciones bsicas sobre la naturaleza del universo y de la meta de la Sabidura. En resumen. Dios da a conocer s voluntad en la creacin
y por medio de instituciones especiales en cada perodo, por

EXCURSUS B

173

el consejo del sabio y la palabra del profeta; ninguno de ellos


goza de ms autoridad que el otro.
Qu se puede, por tanto, decir de la tendencia actual en
los estudios bblicos a encontrar un punto de contacto entre
el hombre moderno y la Sabidura, como la esperanza de
futuro? Quizs una mirada a la historia de la Sabidura nos
ayudar a responder. En ella se descubre una inclinacin
hacia el dogma que desemboca en el escepticismo de Qohelet. As como en la profeca, las exigencias que se ponan en
nombre de la divinidad no nacan de la experiencia histrica y
condujeron al choque entre verdaderos y falsos profetas que
destruy el movimiento, as en la sabidura las frases autoritarias de una de sus ramas produjo una crisis de confianza
que desmembr el movimiento en dos direcciones, la escptica y la dogmtica. Es una irona que Job, el gran reto a todo
dogma, presupone que Dios es justo y que la Sabidura consiste en un abandono a la revelacin. Extraa poco que Ben
Sira y la Sabidura de Salomn tengan pocas dificultades
para incorporar la historia sagrada y la Torah en la tradicin
sapiencial, pues el consejo tena desde el principio carcter
autoritario. En resumen, no existe diferencia fundamental entre el Esto dice el Seor y Escucha, hijo mo, el consejo de
tu padre 3 7 1 .

371 Cuando se ley este trabajo sobre 'esa y dabar el 23 de Octubre de


1970 en un symposium sobre Literatura Sapiencial en una asamblea de la
Academia Americana de Religin, conjuntamente con la Sociedad de Literatura Bblica (SBL) y la Sociedad para el Estudio Cientfico de la Religin (SSSR),
R. MURPHY insisti en que el pueblo que escuchaba al profeta y al sabio era
consciente de la diferencia de autoridad que presuponan los oradores. La
crtica de MURPHY llama la atencin sobre la necesidad de distinguir entre la
autoridad con la que el profeta o el sabio piensan que poseen al hablar, y la
autoridad que el auditorio est dispuesto a conceder al que habla. Slo
cuando las dos son distintas nace el conflicto.

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NDICE
Introduccin

16

Cap. 1. El drama abierto de la investigacin

21

A. Profeca en general
El hombre
El mensaje
B. Profeca falsa
Cap. 2

La Crisis de Fe

A. Vox populi en el Antiguo Israel


Confianza en la fidelidad de Dios
Satisfaccin con la religin tradicional
Oposicin a profetas
Desesperacin
Dudas sobre la justicia de Dios
Pragmatismo histrico
B. El problema de la justicia de Dios
Cap. 3. La incapacidad proftica para afrontar el
desafo
A. IRe 13: una perspectiva sobre el conflicto proftico
1. Exposicin de IRe 13
La interpretacin clsica de Barth
Clarificaciones posteriores
2. Observaciones sobre el estudio de la profeca
falsa

21
23
28
31
44
45
45
47
49
50
51
53
59

64
64
64
64
66
72

LOS FALSOS PROFETAS

Dos palabras que se excluyen y que reclaman


origen divino
El Texto Masortico carece de vocablo para falso profeta
Carencia de criterio vlido
Escasa separacin entre verdadera y falsa profeca
Causalidad divina
B. Carencia de un criterio vlido
1. Criterios referidos al mensaje
Cumplimiento o no cumplimiento
Promesa de salvacin o amenaza de juicio . . . .
Formas de revelacin
Lealtad al Seor o a Baal
2. Criterios referidos a la persona
Oficio proftico
Conducta inmoral
Conviccin de ser enviados
3. El criterio cronolgico

74
74
75
76
76
79
81
83
84
84
84
88
89

. 4. La profeca falsa es inevitable

91

A. El paso de la profeca verdadera a la falsa: Culpabilidad humana


1. El testimonio bblico
Leyenda proftica
Novela proftica
Orculos profticos
2. Razones para la transformacin
Deseos de xito
El rey
Teologa popular
Poder de la tradicin
Aparicin del individualismo
B. La profeca falsa como medio de Dios para probar a
Israel: Responsabilidad divina
1. Lo demonaco en el Seor
Literatura histrica
Literatura proftica
Literatura sapiencial
2. Exgesis de pasajes bblicos
Amos 4,6-12

72
72
74

91
91
91
93
94
95
95
97
100
102
106
110
110
112
113
113
114
114

NDICE

I Reyes 22,1 -40


Isaas 6,9-12
Ezequiel 14,1-11
3. Observaciones teolgicas

183

11 7
119
120
122

Cap. 5. Israel busca solucin


A. Los profetas, respetados y silenciados
Historia de martirio
La visin ideal del cronista
Oraciones cultuales
Razones del fracaso
B. La Sabidura y la Apocalptica llenan el vaco

127
127
131
137
138
142
145

Conclusin
Excursus A: La profeca falsa en tiempos del Nuevo Testamento
Excursus B: 'Consejo' ('esah) y 'Palabra' (dabar): El problema Autoridad/Certeza en la literatura proftica y Sapiencial
Bibliografa selecta
I. Obras sobre la profeca falsa
II. Obras generales sobre la profeca

151
155

161
175
175
176

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