Resumen Bacigalupo Parte 1 y 2
Resumen Bacigalupo Parte 1 y 2
Resumen Bacigalupo Parte 1 y 2
Estas son, por lo tanto, la consecuencia jurdica de un tipo especfico de ilicitudes que se
denominan delitos en forma genrica. Es decir: el derecho penal se caracteriza porque conecta
reacciones especficas a ilcitos especficos.
Los conceptos fundamentales de este sector del ordenamiento jurdico estarn constituidos
por el delito, o sea, la especie de ilicitud a !a que se conectan las reacciones, y la pena (y las
medidas de seguridad),en otras palabras, la especie de consecuencias jurdicas que caracterizan al
derecho penal.
La materia del tema de las consecuencias jurdicas propias del derecho penal se puede
caracterizar como la teorizacin en esta rama del derecho de los puntos de vista que consideran al
derecho penal como un instrumento al servicio del valor justicia frente a los que lo entienden
como un instrumento que debe servir prioritariamente al valor utilidad. La primera concepcin
guarda una mayor relacin con la moral, mientras que la restante se vincula ms con la poltica
social.
El enfrentamiento radical de estos puntos de vista, dio lugar a partir del ltimo cuarto del
siglo pasado, a la llamada "lucha de escuelas", que no es en verdad otra cosa que una disputa en
torno a los principios legitimantes del derecho penal. Mientras la llamada Escuela Clsica
mantuvo el criterio legitimante de la justicia a travs de las "teoras" absolutas de la pena, la
Escuela Positiva propona como nico criterio el de la utilidad expresndolo por medio de las
"teoras" relativas modernas de la pena.
En realidad, no se trata de teoras, sino de principios o axiomas legitimantes, cuya funcin en la
ciencia del derecho penal es la de fundamentarlo en ltimo trmino. Por tanto, las "teoras" de la
pena no responden a la pregunta qu es la pena?, dado que el "ser" de la pena depende de la
naturaleza que se le atribuya, sino a otra pregunta: bajo qu condiciones es legtima la aplicacin
de una pena?
En general, se puede decir que la Escuela Clsica conceba los poderes penales del Estado
de una manera ms estrecha que la Escuela Positiva. La idea de "defensa social" permita a esta
ltima justificar la intervencin del Estado con el poder penal all donde los clsicos carecan de la
posibilidad de hacerlo. En la actualidad y en lo que va del presente siglo la historia del derecho
penal se expresa en el intento de sintetizar los dos puntos de vista opuestos.
El criterio utilitario es aceptado en lo que mitiga el rigor del principio de la justicia (por
ejemplo, en la condena condicional y en la libertad condicional), y slo en parte en lo que resulta
ser ms riguroso que este (por ejemplo, mientras se admite con diferente intensidad, segn los
ordenamientos jurdicos, la agravacin de penas para el reincidente y habitual, no se da cabida, en
general, a la sentencia indeterminada).
a) Teoras absolutas
Una primera respuesta corresponde a las llamadas "teoras absolutas". La pena ser
legtima, segn ellas, si es la retribucin de una lesin cometida culpablemente. La lesin del
orden jurdico cometida libremente importa un abuso de la libertad que es reprochable y, por lo
tanto, culpable. El fundamento de la pena ser exclusivamente la justicia o la necesidad moral. Las
teoras absolutas, en consecuencia, legitiman la pena si esta es justa. La pena necesaria, para estas
teoras, ser aquella que produzca al autor un mal (una disminucin de sus derechos) que compense
el mal que l ha causado libremente.
Contra las teoras absolutas (o de la retribucin) se argumenta bsicamente que: a) carecen
de un fundamento emprico y b) que la supresin del mal causado por el delito mediante la
aplicacin de una pena es puramente ficticia porque, en realidad, el mal de la pena se suma al
mal del delito.
En favor de las teoras absolutas se puede sostener que impiden la utilizacin del condenado
para fines preventivos generales, es decir, para intimidar a la generalidad mediante la aplicacin de
penas al que ha cometido un delito (lo que no necesita guardar relacin con la gravedad del mismo)
y que, por tanto, pueden estar condicionadas por la tendencia general a delinquir a la que el autor
del delito es ajeno. En otras palabras, impide sacrificar al individuo en favor de la generalidad.
b) Teoras relativas
Para FERRI la clasificacin de VON LISZT se habra basado slo en un criterio descriptivo
bsicamente de la "corregibilidad" del delincuente, mientras lo verdaderamente importante era una
clasificacin apoyada en el criterio gentico. Desde este punto de vista los delincuentes deban
clasificarse en:
a) Delincuentes natos o instintivos o por tendencia congnita;
b) Delincuentes locos;
c) Delincuentes habituales;
d) Delincuentes ocasionales;
e) Delincuentes pasionales.
A partir de la dcada del 60 la prevencin especial experiment una nueva transformacin
de su fisonoma. Las clasificaciones de delincuentes que haban guiado la definicin de los fines
preventivo-individuales de la pena fueron abandonadas y dieron paso a conocimientos pedaggicosociales mucho ms evolucionados. En primer lugar, el fin de la pena se defini de una manera
uniforme a travs del concepto de resocializacin. Se procur dar cabida, en segundo lugar, a las
consideraciones que ponen de manifiesto la co-responsabilidad de la sociedad en el delito,
abandonando el causalismo antropolgico y biolgico de la poca anterior, cuyo dficit de
verificacin emprica lo haca cientficamente insostenible. En tercer lugar, se subray la
importancia de la ejecucin penal basada en la idea de tratamiento.
c) Teoras de la unin
Un tercer grupo de teoras est compuesto por las llamadas "teoras de la unin". Estas
tratan de combinar los principios legitimantes de las teoras absolutas y de las relativas en una teora
unificadora. Por lo tanto, se trata de teoras que procuran justificar la pena en su capacidad para
reprimir (retribucin) y prevenir (proteccin) al mismo tiempo. Dicho en otras palabras, la pena
ser legtima para estas teoras, en la medida en que sea a la vez justa y til.
Las "teoras" de la unin deben admitir que el fin represivo y el preventivo de la pena pueden no
coincidir e inclusive ser antinmicos. La pena justa con respecto al hecho cometido puede ser
insuficiente con referencia al autor del mismo y las necesidades preventivas que este plantea a la
sociedad. Este conflicto de fines y de criterios legitimantes debe resolverse, como es lgico,
optando por uno de ellos al que se otorga preponderancia sobre el otro.
Esto permite configurar dos orientaciones diversas de las' 'teoras" de la unin.
La primera de ellas da preponderancia a la justicia sobre la utilidad, es decir, a la represin
sobre la prevencin. De acuerdo con esto, la utilidad de la pena puede contemplarse legtimamente
siempre y cuando no se requiera ni exceder ni atenuar la pena justa.
La segunda orientacin de las "teoras" de la unin distribuye en momentos distintos la
incidencia legitimante de la utilidad y la justicia. La utilidad es el fundamento de la pena y, por lo
tanto, slo es legtima la pena que opere preventivamente. Pero la utilidad est sujeta a un lmite:
por consiguiente, slo es legtima mientras no supere el lmite de la pea justa. En la prctica esto
significa que la pena legtima ser siempre la pena necesaria segn un criterio de utilidad y que la
utilidad dejar de ser legitimante cuando la pena necesaria para la prevencin supere el lmite de la
pena justa.
En la actualidad, los juristas del derecho penal, tanto en la teora como en la prctica, slo
pueden trabajar con una serie de criterios justificantes o legitimantes de la pena en distintos
momentos de su dinmica: el momento de la amenaza, de la aplicacin y de la ejecucin.
En este sentido, ROXIN ha propuesto una concepcin "dialctica" de la pena, "en la
medida en que acenta la oposicin de los diferentes puntos de vista y trata de alcanzar una
sntesis". La forma de alcanzar esa sntesis consiste, segn ROXIN, en que en el momento de la
amenaza, el fin de la pena es la prevencin general, en el de la determinacin de la pena, los
fines preventivos son limitados por la medida de la gravedad de la culpabilidad (retribucin); y
en el momento de la ejecucin, adquieren preponderancia los fines resocializadores
(prevencin especial).
posible. Toda aplicacin del derecho requiere fijar puntos de partida que condicionan el proceso
interpretativo posterior. Ejemplo de ello es ya la primera cuestin que debe resolver un dogmtico:
se debe investigar la voluntad del legislador o la "voluntad" de la ley?, debe preferirse una
interpretacin amplia o restrictiva?
Con la ayuda de los instrumentos conceptuales de la dogmtica, el jurista del derecho penal
debe poder contestar de una manera tcnicamente aceptable: 1) si el autor de un hecho es punible y,
2) cmo debe ser punible.
Dado que la dogmtica penal debe permitir contestar si un hecho es o no delito, es preciso
analizar sus relaciones con otros conocimientos que se ocupan del delito. As, cabe buscar los
lmites de la dogmtica en dos sentidos: respecto de la criminologa y de la poltica criminal.
Derecho Penal y Criminologa
a) El derecho penal y la criminologa orientada al autor del delito
La criminologa tradicional es una ciencia que procura una explicacin causal del
delito como la obra de un autor determinado.
La creencia en la posibilidad emprica de explicar las causas del delito sea por la
configuracin antropolgica o biolgica del autor o por el medio social en que viva, gener un
cambio en la concepcin terica fundamental del derecho penal de fines del siglo pasado: la pena no
deba dirigirse a reprimir justamente un hecho sino a impedir que su autor reincidiera en el delito.
Desde este punto de vista, el derecho penal poda aprovechar los resultados de las investigaciones
criminolgicas para, mediante sus instrumentos (la pena y las medidas), remover las causas que
haban llevado al delincuente al delito, es decir, obrando sobre su peculiar personalidad para que no
reincida.
Para unos autores la articulacin del derecho penal y la criminologa en lo que se llam la
"gesamte Strafrechtswissenschaft" (ciencia total del derecho penal), segn la denominacin que le
dio VON LISZT, no deba modificar la tradicional separacin de la explicacin jurdica del derecho
y la emprico-causal de la criminologa. La justificacin de una ciencia total del derecho penal
residira en la considerable modificacin de la funcin del jurista del derecho penal, que no se
agotara en la dogmtica clsica, es decir, en la elaboracin sistemtica de los conceptos que sirven
a la aplicacin del derecho, sino que debera asumir tambin el papel de impulsor y proyectista de la
reforma del derecho penal.
Frente a esta forma de "integracin", ENRICO FERRI propuso una concepcin de la misma
totalmente opuesta (confr. FERRI, Sociologa Crimnale). En este sentido sostena FERRI que
"cuando se admite, como no puede ser de otra manera, que los fenmenos jurdicos no son sino
fenmenos sociales, porque derecho y sociedad son trminos inseparables y equivalentes, se hace
evidente de inmediato la artificialidad de aquella separacin entre una ciencia que estudia el delito
como fenmeno jurdico y otra que lo estudie como fenmeno social"... por lo que "es absurda la
pretensin de separar el estudio del aspecto material y social del aspecto jurdico". Por eso FERRI
entendi que el derecho penal se puede estudiar "con el mtodo inductivo, de observacin de los
hechos".
b) El derecho penal y la moderna sociologa criminal
En la actualidad, la criminologa atraviesa una transformacin significativa. La criminologa
"nueva", "crtica" o "radical" ha abandonado el punto de partida causal-explicativo y ha puesto en
el centro de su atencin la "reaccin social y jurdico-penal contra el hecho". El objeto primario de
la investigacin criminolgica no es, por lo tanto, el comportamiento del autor sino el de los
rganos de control social. Sus teoras no son teoras de la criminalidad, sino de la criminalizacin.
La dogmtica penal o, simplemente, el derecho penal dirigen su inters a la aplicacin del
derecho garantizando ciertos principios que dan legitimidad a la misma y para ello elabora los
conceptos que son necesarios para cumplir esa funcin: el derecho o la dogmtica penal son un
intento de racionalizar, en funcin de ciertos principios, la reaccin social formal al delito. Por lo
tanto, las relaciones entre la nueva criminologa y el derecho penal slo pueden ser fragmentarias.
Poltica Criminal y Dogmatica Penal
La importancia dada a fines del siglo pasado a los resultados provenientes de las
investigaciones sociolgicas y antropolgicas por la Escuela Positiva (FERRI, GARFALO en Italia),
la Escuela Sociolgica o Moderna (VON LlSZT en Alemania) y, aunque slo en parte, por la Escuela
Correccionalista convirti a la reforma del derecho penal en una ocupacin legtima de los juristas
del derecho penal. De esta manera, la ciencia del derecho penal en la concepcin de los positivistas
asuma una nueva tarea, lo que, expresado en lenguaje metodolgico quiere decir que ampliaba su
objeto. La poltica criminal que deba inspirar la reforma adquira, por lo tanto, carcter de ciencia
autnoma dentro de la ciencia total del derecho penal: "La ciencia del derecho penal debe ser -deca
VON LISZT- la maestra del legislador penal, su consejera cuidadosa y conductora en la lucha contra
el delito"
a) Poltica criminal y dogmtica penal en el marco del positivismo
Para VON LISZT la poltica criminal era "la idea fundamental de los principios sobre la
lucha contra el delito en la persona del delincuente llevada a cabo mediante la pena y medidas
anlogas"
De esta manera, surgi la problemtica de las relaciones de la aplicacin del derecho penal
vigente con los postulados poltico-criminales (dirigidos a su reforma), lo que dio lugar a una
cuestin que se intent resolver dentro del marco de la estricta separacin de poltica y derecho que
en su tiempo ya proclamaba la teora jurdica. La poltica criminal se deba apoyar necesariamente
tal como lo conceba VON LISZT en las ciencias del ser, es decir, de la "realidad"; por el
contrario, la ciencia del derecho penal se deba ocupar de cuestiones del deber-ser; si la diferencia
bsica de ambas formas de pensamiento hace aparecer "al ser y al deber-ser como dos mundos
separados".
b) Puntos de vista superadores del marco positivista
En la actualidad la aplicacin del derecho penal, o sea la perspectiva en la que trabaja la
dogmtica penal, tiende a romper el aislamiento de la ciencia jurdica respecto de lo poltico y lo
social (confr. ROXIN, Kriminalpolitik und Strafrechtssystem, 1970, pp. 7 y ss.; MlR PUIG,
Introduccin a las bases del derecho penal, 1976, pp. 299 y ss.).
Ello es posible en la medida en que se reconoce que los puntos de partida para el
conocimiento del derecho penal vigente requieren decisiones y se procura racionalizarlos en la
medida de lo posible. Los postulados de la poltica criminal sirven entonces de criterios de decisin
respecto de los sistemas dogmticos para la aplicacin del derecho penal. Los problemas tericos
implicados en la nueva delimitacin de lo jurdico no han sido todava agotados ni mucho menos.
De todos modos es posible afirmar que los puntos de vista poltico-criminales impregnan
fuertemente la construccin del sistema de conceptos de la dogmtica penal y que, por lo tanto, cada
programa de poltica criminal tiene su sistema dogmtico que funciona como instrumento adecuado
para su realizacin. La idea de VON LISZT, segn la cual el sistema de conceptos de la dogmtica no
deba ser afectado por la poltica criminal parte de la base falsa de que los sistemas tradicionales no
contenan implcitamente decisiones poltico-criminales.
objetivo, es decir, al constituido por las manifestaciones concretas de aquel contenidas en las leyes
penales.
El concepto de derecho penal subjetivo tiene un sentido correcto si se lo considera como el
conjunto de condiciones que determinan la legitimidad de la amenaza y aplicacin de penas por
parte del Estado. Estas condiciones tienen carcter constitucional y, por lo tanto, el mayor
rango normativo imaginable dentro del orden jurdico estatal.
Hay puntos de vista que entendieron el derecho penal subjetivo no como las condiciones
constitucionales que regulan la creacin y aplicacin del derecho penal sino como el derecho
emergente de las leyes penales:
"Derecho subjetivo de punir (ius puniendi) es la facultad del Estado de actuar de conformidad con
las normas de derecho (derecho penal en sentido objetivo) que garantizan el alcance de su fin
punitivo y la pretensin de que otros (reos) acten de acuerdo con lo que la misma norma los obliga
por fuerza" (ARTURO ROCCO).
Implcitamente adoptan este criterio los autores que tratan al delito como el fundamento del
derecho penal subjetivo. Es evidente que de esta manera el derecho penal subjetivo y el derecho
penal objetivo coinciden y bajo tales presupuestos desaparece la necesidad de la distincin. Pero
adems, una concepcin de esta naturaleza elimina la reflexin sobre cualquier lmite racional al
poder sancionador del Estado lo que sin ninguna duda es contrario a los principios de derecho penal
moderno. Si se sigue el punto de vista de Rocco, el nico lmite del poder sancionador del Estado es
su propia autoridad y, por lo tanto, su propia voluntad.
La cuestin de los principios legitimantes del poder sancionador del Estado es, por lo tanto,
un problema constitucional, as como un problema jurdico penal. En ambos casos forma parte del
objeto de la ciencia del derecho y, ms concretamente, de la ciencia del derecho penal.
El derecho penal objetivo
El derecho penal objetivo sera la manifestacin concreta del derecho penal subjetivo, del
derecho de sancionar del Estado, contenido en las leyes penales. El derecho penal objetivo expresa
el uso concreto del poder sancionador que hace el Estado dentro del marco que le fija la
Constitucin del Estado, es decir, conforme con los principios legitimantes del derecho penal.
a) Las normas penales (problemtica terico-jurdica de la norma en el derecho penal)
Las leyes penales, segn se ha entendido tradicionalmente, contienen dos partes: el precepto
y la sancin. El precepto prohbe o manda algn comportamiento y la sancin se prev para el
incumplimiento del mismo.
Ley penal y norma, en principio, no se identifican. El comportamiento delictivo no
contraviene la ley penal, sino la norma, es decir, la orden que el legislador dirige al sbdito de
derecho. "La pena puede dictarse slo porque la accin descrita en la ley y la cometida por el
ladrn se superponen conceptualmente. Nada ms lejano que afirmar que el delincuente
contraviene la ley penal segn la cual se lo sanciona; por el contrario, para que se lo pueda
sancionar, el delincuente siempre tendr que haber obrado en consonancia, de acuerdo, con la
primera parte de esta ley" (BINDING).
De acuerdo con esto, mientras la norma que prohbe el hurto dice: "no debes apoderarte
ilegtimamente de cosas muebles ajenas!", la ley penal reza, por ejemplo, "el que se apodere
ilegtimamente de una cosa mueble ajena ser sancionado de tal forma".
Esta teora concibe la norma jurdica como un imperativo o, como se dijo, como una
orden. La orden como tal, y por lo tanto la norma, resulta ser conceptualmente independiente de la
amenaza de la sancin. La sancin, por lo tanto no es un elemento de la norma. Las normas
prohben o mandan acciones. Esta funcin la cumplen las normas con total independencia de la
amenaza y consiste en motivar a los destinatarios de ellas. En el marco de esta concepcin de la
norma jurdica el problema del destinatario de la norma tiene, por lo tanto, una importancia
esencial. El objeto de la norma solo puede ser una accin humana.
Frente a este punto de vista, cuya vinculacin con la concepcin retributiva de la pena es
evidente, se desarroll otro que trat de responder ms a la orientacin de una teora de la unin de
la pena. En este sentido, "La funcin del derecho es garantizar una convivencia exteriormente
ordenada"; las normas del derecho, por lo tanto, son "normas objetivas de valoracin", es decir,
"juicios sobre determinados sucesos y estados desde el punto de vista del derecho". "El objeto de
estas valoraciones jurdicas puede ser tanto el comportamiento de un capaz de accin como el de un
incapaz de accin, tanto personas capaces de culpabilidad como incapaces de culpabilidad"...
"sucesos y estados del mundo circundante que no provienen de seres vivos, aunque naturalmente
relacionados siempre con la vida en comn. Especialmente se dan estados jurdicos y antijurdicos"
(MEZGER).
Esta teora de la norma jurdica est ms cerca de la que concibe a la norma como un juicio
hipottico (si a*b) que fue postulada por KELSEN. La diferencia sustancial entre ambas
concepciones ha sido puesta de manifiesto con singular claridad por el mismo KELSEN: "El
carcter psicolgico del imperativo a diferencia del juicio consiste en que el imperativo es la
expresin directa de una voluntad dirigida al comportamiento de otro, mientras que el juicio
constituye una funcin del intelecto".
Gran parte de los problemas que se discuten en la actualidad en la teora del delito dependen
de la estructura terica de la norma jurdica de la que se parte. As, por ejemplo, la cuestin de si el
resultado forma o no parte del supuesto de hecho (tipo penal) de los delitos dolosos, la de la
estructura y contenido de lo injusto o ilcito penal. Ambas cuestiones se vinculan con el problema
del objeto de la norma como veremos ms adelante.
b) La ley penal
El derecho penal ocupa una posicin de segundo rango en el ordenamiento jurdico, igual que el
civil, administrativo, etc. Por encima de l, est el derecho constitucional que establece las
condiciones bajo las cuales el Estado debe ejercer el poder sancionador. Estas limitaciones son de
dos clases: formales, es decir, referidas a los aspectos exteriores y materiales, referidas a su
contenido.
Los lmites constitucionales del contenido de las leyes penales
Las leyes penales son, ante todo, la expresin de una determinada concepcin del Estado y
de la sociedad. Por este motivo la idea del Estado cumple una funcin decisiva en su configuracin.
La idea del Estado democrtico de derecho genera, en consecuencia, una determinada posicin y
ciertos lmites para el derecho penal que no pertenecen a otras concepciones del Estado como, por
ejemplo, el "derecho penal terrorista del fascismo".
Estos lmites no se refieren exclusivamente a las normas que regulan el procedimiento para
la creacin y sancin de leyes, sino que, las constituciones ms modernas las reflejan en
prescripciones concretas que afectan al contenido del derecho penal. La concrecin de las pautas
constitucionales en decisiones especficas del mbito del derecho penal es, sin embargo, difcil.
La exigencia de respeto de la dignidad de la persona humana es consustancial con la
idea del Estado democrtico de derecho y de ella surgen los primeros lmites para el derecho penal.
De este presupuesto se derivan las consecuencias que trataremos a continuacin.
Concretamente en el derecho penal el tratamiento respetuoso de la persona humana implica
la exclusin de toda degradacin de la persona a objeto del poder estatal. Particularmente resultar
lesiva de esta exigencia cualquier utilizacin del autor del delito para fines de intimidacin general:
por ejemplo, no es legtimo aplicar al que ha delinquido penas inhumanas para contener la
tendencia delictiva general.
La dignidad de la persona excluye asimismo la utilizacin de penas que merezcan la
calificacin de torturas o que impliquen una lesin del mnimo respeto que no puede afectarse ni
siquiera en aquellos que han cometido un delito. La determinacin del significado de esta premisa
solo puede llevarse a cabo con referencia a casos concretos y no es posible en una frmula
abstracta: por ejemplo, una pena que implique el sometimiento del autor del delito a la esclavitud o
a formas de dominacin similares es contraria al respeto de la persona humana.
En este sentido, la pena de muerte representa en el estado actual de la conciencia occidental una
verdadera forma de tortura, aun cuando se la aplique por medios no dolorosos, o menos dolorosos
que la silla elctrica, la guillotina o el fusilamiento.
Especial consideracin merece dentro de esta problemtica la pena de privacin de
libertad perpetua. La tendencia ms reciente solo admite su compatibilidad con las exigencias
constitucionales siempre y cuando sea posible, por lo menos, la posibilidad de una suspensin de la
ejecucin de la pena una vez cumplido un determinado tiempo de privacin de libertad. Sin
embargo, admitido que la pena de privacin de libertad perpetua, como la muerte, carecen de un
efecto preventivo ms intenso que pueda probarse empricamente y que, por el contrario, sus efectos
sobre la personalidad del condenado son verdaderamente perturbadores, hay serias razones para
poner en duda su constitucionalidad.
Lo mismo ocurre con las penas que implican trabajos forzados, Penas que importen tales
modalidades de ejecucin son incompatibles con la idea del Estado democrtico de derecho, por
lesionar la dignidad de la persona humana.
Resumiendo, es posible afirmar que en el Estado democrtico de derecho la comisin
de un delito no determina la prdida de la dignidad de la persona y, por lo tanto, la reaccin
del derecho penal debe partir de este axioma.
Por estas razones, las penas tampoco pueden ser inhumanas ni degradantes.
Bsicamente son inhumanas las penas que no guardan proporcionalidad con la gravedad del hecho
cometido y con la responsabilidad del autor. La desproporcionalidad, de todos modos, slo quita
legitimidad constitucional a la pena cuando sea una desproporcionalidad en perjuicio del autor. La
que beneficia al autor no est afectada en su constitucionalidad. La cuestin depende, naturalmente,
de la concepcin de la pena de la que se haya partido. Si se adopta una concepcin preventivoespecial de la pena, esta deber proporcionarse con la tendencia del autor a la reincidencia.
Esto es lo que quieren decir las disposiciones legales que requieren adecuar la pena a la
personalidad del autor, o a la "peligrosidad" del mismo (Cdigo Penal argentino, art. 41), o a
las "peculiaridades del delincuente".
Si, por el contrario, se adopta un punto de vista retribucionista, la proporcionalidad deber
dirigirse a la mayor o menor reprochabilidad del autor por el hecho concreto.
En ambos casos la importancia de la lesin del orden jurdico (fundamentalmente la
jerarqua del bien jurdico lesionado) es codeterminante de la gravedad del hecho. Por lo tanto,
hechos que afectan bienes jurdicos de poco valor o que importan lesiones de poca significacin no
podrn ser reprimidos con penas que se puedan considerar desproporcionadas, cualquiera que sea la
tendencia personal del autor a la reincidencia o el grado de su reprochabilidad. Resulta, por lo tanto,
de dudosa compatibilidad con la idea del Estado democrtico de derecho la reclusin por tiempo
indeterminado (Cdigo Penal argentino, art. 54).
Las penas del derecho penal son degradantes cuando por su contenido o por su forma de
ejecucin implican alguna forma de lesin de la dignidad de la persona. Fundamentalmente se
convertir en degradante la pena privativa de libertad ejecutada en condiciones que impidan la
Parlamento tienen por objeto reducir al mximo razonable la posibilidad de decisin personal de los
tribunales en la configuracin concreta del hecho que se prohibe. El cumplimiento de estas
exigencias por parte de la ley dictada por el Parlamento son presupuesto de la eficacia de la funcin
garantizadora de la ley penal. En este sentido, la ley dictada por el Parlamento solo cumplir con el
principio de legalidad si contiene una descripcin de las prohibiciones y de las sanciones previstas
para su violacin que pueda considerarse exhaustiva.
En principio sern exhaustivas aquellas disposiciones que contengan todos los
presupuestos que condicionan la pena y determinada la especie de pena y su duracin mnima y
mxima.
La cuestin de cundo un precepto contiene todos los presupuestos que condicionan la pena puede
ser contestada desde dos puntos de vista distintos: segn que se piense que se trata de una
enumeracin expresa de los elementos o bien que se admita que puede ser implcito. En este ltimo
caso estara cumplida la exigencia del principio de legalidad siempre que la ley brindara los
elementos que permitan deducir el elemento de la infraccin de que se trate. As, por ejemplo, est
implcito en las leyes penales cules son los elementos del dolo y cules los conocimientos que debe
haber tenido del autor. Bajo estas condiciones la opinin dominante tiene por cumplida las
exigencias del principio de legalidad cuando algunos elementos de la descripcin de la infraccin se
dan solo implcitamente en el texto.
Asimismo se tienen por cumplidas las exigencias de exhaustividad del principio de
legalidad aunque el legislador utilice elementos normativos, es decir, elementos que requieren
valoraciones judiciales. Por ejemplo: "exhibiciones obscenas" en el art. 129 del Cdigo Penal
argentino.
El legislador espera que el juez no aplique sus valores personales, sino los generales
morales de la sociedad. La cuestin es discutible.
La prohibicin de la analoga
La teora y la prctica admiten en forma generalmente unnime que una consecuencia
fundamental del principio de legalidad es la prohibicin de la analoga. La analoga suele
distinguirse de la interpretacin extensiva: mientras esta importa la aplicacin ms amplia de la ley
hasta donde lo consiente el sentido literal de la misma, se entiende por analoga la aplicacin de la
ley a un caso similar al legislado pero no comprendido en su texto.
Un amplio consenso cientfico estima que la prohibicin de la analoga slo rige cuando se
trate de la llamada analoga in malam partem, es decir, lo que resulte extensiva de la punibilidad. La
analoga in bonam partem, por el contrario, estara legitimada en la interpretacin de la ley penal.
Por tanto, una interpretacin que extendiera analgicamente las circunstancias atenuantes o
excluyentes de la responsabilidad sera inobjetable.
La cuestin de la analoga no podra sino depender de la propia opinin del intrprete sobre
el texto: "Donde el intrprete piensa que ya no se trata de la interpretacin de la ley sino de la
analoga, tendr que admitir la existencia de una laguna en la ley y, en consecuencia, la sancin del
autor es inadmisible. All donde el intrprete, por el contrario, opina, segn su consciente
conviccin, que la vinculacin a la ley hace esta interpretacin necesaria, entonces la proposicin
jurdica as entendida tendr la consecuencia de que l (como juez) deber sancionar al autor"
(SCHMIDHUSER)
La exclusin del derecho consuetudinario: la ley como nica fuente del derecho penal
Un segundo aspecto contenido en el principio de legalidad es la prohibicin de
fundamentar la punibilidad en el derecho consuetudinario. Esto puede expresarse de otra manera
sosteniendo que la ley formal es la nica fuente del derecho penal.
Las reglas del derecho penal del Estado que establecen el mbito en el que las propias leyes
penales son aplicables con exclusin de las de otros Estados son propiamente reglas del derecho
interno del Estado. Estas reglas se refieren a la aplicacin del derecho penal del Estado en casos en
los que, por el lugar de comisin o por la nacionalidad o estatuto personal del autor o de la vctima,
cabra la posibilidad de aplicar el derecho penal de otro Estado. En este sentido pueden ser
consideradas normas para resolver la colisin de diversos derechos penales aplicables a un caso,
aunque ambas caracterizaciones se han calificado frecuentemente como excluyentes: o es derecho
de aplicacin o es derecho de colisin.
En tanto expresin de la soberana, las reglas que establecen la extensin del propio derecho penal
no pueden conceder al Estado un derecho a intervenir dentro del mbito propio de la soberana de
otro Estado. De all que cuando el autor del delito se encuentre fsicamente bajo la autoridad de otro
Estado, se requiera un procedimiento especial para poder aplicarle la propia ley y juzgarlo ante los
propios tribunales (extradicin).
La validez espacial de la ley se determina de acuerdo con una serie de principios que, en
distinta medida, conforman el sistema del derecho penal internacional de cada legislacin. En la
actualidad existe a este respecto un extendido consenso legislativo.
a) La aplicacin de la ley penal en el territorio del Estado Principio territorial.
La ley penal es aplicable a los hechos punibles cometidos dentro del territorio del Estado, sin
consideracin de la nacionalidad del autor. Dos problemas deben solucionarse para llevar a la
prctica este principio: establecer qu debe entenderse por "territorio del Estado" y definir qu debe
entenderse por "lugar de comisin".
Concepto de "territorio": El concepto de territorio al que aqu nos referimos viene definido
por el derecho internacional. El derecho penal no introduce a este concepto ninguna particularidad.
El territorio de un Estado es la porcin de globo terrqueo adjudicada a cada soberana
(BAQUERO LAZCANO)
Este concepto de territorio suele complementarse mediante la teora del territorio flotante o
principio de la bandera, segn el cual la ley del Estado es aplicable tambin a los hechos cometidos
en buques o aeronaves que lleven su bandera. La circunstancia de que normalmente los buques o
aeronaves slo sean portadores de una bandera elimina todo posible conflicto (para las aeronaves lo
dispone as la Convencin de Chicago de 1944).
En caso de conflicto entre el principio territorial y el de la bandera se otorga primaca al de la
bandera (por ejemplo: cuando un delito se comete a bordo de una aeronave dentro del territorio de
otro Estado distinto del de su bandera, debe prevalecer la jurisdiccin del Estado de la bandera).
Este criterio est establecido positivamente en el Convenio de Tokio de 1963 (art. 3, m)
Concepto de "lugar de comisin": Dado que el delito tiene diversos elementos que pueden
separarse conceptualmente, la definicin del lugar de comisin del delito puede, en principio,
vincularse a uno de esos elementos.
As surgieron las teoras de la accin y la del resultado.
Los defensores de la teora de la accin consideran que la cuestin se vincula con la del
tiempo de comisin y que ambas reclaman una respuesta unitaria (confr. FRANK; VON LISZT). De
acuerdo con esta teora la cuestin debe resolverse afirmando que el lugar de comisin es el de la
actuacin de la voluntad. De esta manera, en los llamados delitos a distancia, es decir, en aquellos
en los que la actuacin de voluntad tiene lugar en una jurisdiccin y el resultado en otra, debe
aplicarse la ley del Estado donde tuvo lugar la actuacin de voluntad. Por ejemplo: alguien dispara
desde el Estado A sobre otro que est ms all de la frontera, en territorio del Estado B, y que
resulta muerto; la ley aplicable sera la del Estado "A".
Los fundamentos de esta teora son los siguientes: En primer lugar, tomar en cuenta el
resultado no permite una solucin uniforme porque hay delitos sin resultado (delitos de pura
actividad). En segundo lugar, una teora basada en el resultado determinara soluciones
insatisfactorias cuando, por ejemplo, el autor realiza la accin en un estado de incapacidad de
culpabilidad (inimputabilidad) y el resultado se produce cuando ya ha recuperado la normalidad.
(Confr. FRANK.). En este caso habra que sancionar, lo que se considera una solucin inadecuada.
Otros ejemplos aluden a los cambios legislativos que podran haber tenido lugar en el tiempo que
va, por ejemplo, desde el envo de una carta injuriosa hasta su recepcin por el destinatario
(confr.VON LISZT); en tercer lugar, se alude a las dificultades para determinar el lugar del
resultado (confr. FRANK.). La teora de la accin fue recomendada todava en 1932 por la 4a
Seccin del Congreso Internacional de Derecho Comparado (La Haya).
El punto de vista contrario fue defendido por el propio VON LISZT en las primeras
ediciones de su libro Das Reichtsstrafrecht. Tericamente se afirma que "las fuerzas naturales que
operan segn la ley de causalidad, son la herramienta en la mano del hombre, el medio para realizar
su objetivo. El hombre obra mientras estas fuerzas operan; ha obrado tan pronto como estas han
alcanzado su meta". El lugar de comisin debe ser, por lo tanto, aquel en que "la serie causal en
curso alcanza el objeto amenazado". Por otra parte, se agrega, el Estado donde se produce el
resultado debe poder sancionar la perturbacin del orden que ha sufrido (confr. OEHLER). En
realidad esta teora difcilmente puede superar las objeciones que se le hicieron desde el punto de
vista contrario.
En la actualidad puede considerarse dominante la teora de la ubicuidad (Confr. OEHLER).
Segn ella el delito debe reputarse cometido tanto donde se produce el resultado como all donde se
ha ejecutado la accin. Precursor de esta teora ha sido sobre todo BINDING (Handbuch des
Strafrechts). El fundamento terico de la teora de la ubicuidad reside en la unidad que constituyan,
tpicamente considerados, la accin y el resultado, lo que impedira su separacin y consideracin
aislada.
La jurisprudencia de la Corte Suprema se inclina decididamente por la teora de la
ubicuidad. En Argentina tiene especial inters la frmula que contiene el art. 1 del Cdigo Penal
cuando agrega que la ley argentina se aplica no slo a los delitos cometidos en el territorio, sino
tambin a aquellas "cuyos efectos deban producirse" en el territorio argentino. Por una parte se ha
entendido que "efectos del delito" no son otros que su resultado y, por lo tanto, el texto reflejara la
adopcin de la teora de la ubicuidad. La expresin "efectos del delito" fue entendida tambin
aunque no se lo dijo expresamente en el sentido de "estrpito social causado por el delito" con lo
que, en la prctica, se fundamentaba la punibilidad del delito de bigamia cometido fuera del
territorio nacional (especialmente en el Uruguay). Esta interpretacin fue objetada desde el punto de
vista del principio real o de defensa, por un lado; por otro lado, fue directamente rechazada por la
Cmara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital (confr. La Ley, 7.5.1943) que se
mantuvo en la equivalencia de "efectos" y "resultado".
Principios que justifican la aplicacin de la ley penal a hechos cometidos fuera del
territorio del Estado
La pretensin del estado de aplicar las propias leyes no termina en los lmites de su
territorio. En las legislaciones vigentes y en la teora se encuentran con frecuencia extensiones del
mbito de aplicacin de la ley penal a hechos cometidos fuera del territorio. Dichas extensiones se
justifican sobre la base de principios diversos del principio territorial.
El principio real o de defensa.
Este principio afirma la aplicacin de la ley del Estado a hechos cometidos fuera del
territorio nacional pero que se dirigen a bienes jurdicos que se encuentran en l. Bsicamente se
considera que este principio se refiere a la proteccin de bienes jurdicos del propio Estado y que
afectan a su integridad como tal (orden pblico, traicin a la patria, moneda y documentos
nacionales, etc.)
Si, por el contrario, el hecho cometido en el extranjero, es decir, fuera del territorio del
Estado, se dirige contra bienes jurdicos individuales que merecen la proteccin del derecho penal
nacional, la extensin de la aplicacin de este se justifica sobre la base del principio de la
nacionalidad (Principio pasivo de la nacionalidad).
del hecho punible como a la amenaza de pena, a las medidas de seguridad y a las consecuencias
accesorias del delito.
Por el contrario, la opinin dominante entiende que las disposiciones de carcter procesal
pueden aplicarse a hechos cometidos con anterioridad a su entrada en vigor.
El momento de comisin del delito
As como el principio territorial requera determinar el lugar de comisin, la exigencia de
la ley previa slo puede llevarse a la prctica estableciendo el tiempo de comisin del delito.
La doctrina dominante entiende que el delito se comete en el momento de ejecucin de la
accin o en el momento en que deba realizarse la accin omitida o en el del resultado no
impedido.
De este criterio general se deducen distintas consecuencias segn la estructura del
delito concreto:
El autor mediato realiza la accin en el momento en que comienza la utilizacin del
instrumento;
El coautor y el cmplice en el momento de hacer su primer aporte al hecho punible;
En los delitos continuados la accin se realiza desde el primero hasta el ltimo hecho;
En los delitos permanentes desde el momento en que se crea el estado tpico constitutivo del
delito.
El fundamento de la exigencia de la ley previa. La exigencia de la ley previa a la comisin
del hecho tiene un fundamento penal: la ley penal quiere prevenir la comisin de hechos punibles
imponiendo deberes y amenazando su incumplimiento con la aplicacin de una pena. Por lo tanto,
la ley quiere, ante todo, motivar al autor y esto slo podra hacerlo una ley preexistente a la decisin
del autor.
Pero a la vez el principio de la ley previa, es decir, de la irretroactividad de la ley penal, tiene un
fundamento constitucional: la seguridad jurdica y, por lo tanto, la libertad requiere la posibilidad
de conocer qu acciones estn prohibidas y cules permitidas y esto slo es posible con respecto a
las leyes vigentes en el momento de decidir la accin.
Excepciones del principio fundamental
Retroactividad de la ley ms favorable
Una larga tradicin determina que el principio de irretroactividad de la ley sufra una
excepcin respecto de las leyes penales posteriores al momento de la comisin del delito pero ms
favorables al acusado. Se trata de una excepcin con un fundamento poltico-social, dado que
carece de sentido dictar o mantener la ejecucin de penas por hechos que ya no se consideran
delitos o cuando la gravedad de las penas aparece como desproporcionada. Desde otro punto de
vista es una consecuencia del hecho de que las garantas constitucionales, es decir, la prohibicin de
la retroactividad de la ley penal, slo se instituyen para proteger al acusado frente al endurecimiento
de las penas, pero no para impedir que se beneficie con una mera situacin legal ms favorable.
Desde otro punto de vista se ha cuestionado la constitucionalidad de la retroactividad de la ley ms
favorable.
Esta tesis hace una simple aplicacin formal de las consecuencias de la jerarqua normativa: la
Constitucin est por encima del Cdigo Penal y por lo tanto toda contradiccin con ella es
ilegtima. Pero entre la Constitucin y el Cdigo Penal esa relacin slo rige cuando se trata de
reducir las garantas que la Constitucin contiene y no cuando se trata de ampliarlas. Las garantas
constitucionales del derecho penal no son una fuente de potestades del Estado sino una
limitacin de las mismas.
La determinacin de la ley ms favorable requiere una comparacin concreta de las dos
situaciones legales surgidas de la reforma legal posterior a la comisin del hecho: debe compararse
la aplicacin al caso de la situacin legal vigente en el momento de comisin con la que resultara
existente como consecuencia de la reforma. En todo caso esta comparacin es concreta porque debe
referirse al caso que se juzga. En esta comparacin deben tomarse en cuenta, en primer lugar, las
penas principales, y luego la ley en su totalidad (penas y consecuencias accesorias y modificaciones
del tipo penal y las reglas de la parte general referentes, por ejemplo, a la capacidad de culpabilidad,
a las causas de justificacin, las de inculpabilidad, etc.).
La comparacin referida a las penas principales no es problemtica cuando se trata de
penas de la misma especie (por ejemplo, privacin de libertad). La ley ms favorable ser la que
permita una pena mnima menor.
Por el contrario, esta comparacin no siempre es fcil cuando las penas son de distinta especie (por
ejemplo, privacin de libertad y multa o multa e inhabilitacin). Esta situacin se presenta tambin
para las legislaciones que distinguen dentro de un gnero comn distintas especies de pena (por
ejemplo, reclusin y prisin (Cdigo Penal argentino, art. 5). En estos casos habr que considerar
no slo el mximo y el mnimo, sino tambin los elementos diferenciales de ambas penas y deducir
de ellos cul es ms favorable al acusado o condenado.
En general se considera que la pena privativa de libertad es ms grave que las otras especies
de pena. Sin embargo, es dudoso que una determinacin en abstracto sea la correcta: la privacin
de dos meses de libertad es ms grave que cinco aos de inhabilitacin para desempear un cargo
pblico?
Se han establecido soluciones como la de or al reo (Espaa 1928, 1944)
La opinin dominante recurre a la comparacin de las penas accesorias cuando no es
posible lograr una determinacin de la ley ms favorable comparando las penas principales. Si la
comparacin de las penas principales permite establecer cul es ms favorable no debe entrarse a
considerar las penas accesorias.
Leyes intermedias ms favorables
A los efectos de considerar qu ley es ms favorable debe tenerse en cuenta tambin la ley
intermedia. Se denomina ley intermedia la que entra en vigor despus de la comisin del hecho pero
es modificada nuevamente antes de la sentencia definitiva de ltima instancia, por otra ley ms
rigurosa. Si la ley intermedia resultara ms favorable que la vigente en el momento de la comisin
del delito habr que aplicarla aunque haya dejado de regir en el momento de la sentencia definitiva,
porque as lo establece el principio de retroactividad de la ley ms favorable.
Excepciones a la retroactividad de la ley ms favorable: Ultra actividad de las leyes
penales temporales y excepcionales
Se denominan leyes penales temporales a aquellas que tienen prefijado en su texto el
tiempo de su vigencia.
Por ejemplo: una ley dictada para lograr un ahorro de energa prohbe bajo pena, circular con
automviles determinados das a la semana durante un ao a partir de su entrada en vigor. Estas
leyes se designan tambin como leyes temporales en sentido estricto. La limitacin temporal puede
indicarse estableciendo el tiempo calendario de vigencia o sealando el suceso que determinar la
prdida de vigor.
Asimismo se denominan leyes penales excepcionales a las que en forma no expresa hacen
depender su vigencia de situaciones que por su naturaleza son temporales o transitorias. Estas leyes
se denominan tambin leyes penales temporales en sentido amplio.
La circunstancia de que estas leyes son dictadas por lo general para reforzar, en
circunstancias de excepcin, la proteccin de ciertos bienes jurdicos y, por lo tanto, contengan
agravaciones de las penas o incriminaciones excepcionales, determina que se plantee la cuestin de
la aplicacin del principio de la retroactividad de la ley ms favorable. En efecto, en la medida en
que estas leyes cedern a plazo fijo, el paso a otras por regla ms favorables, su autoridad, es decir,
su capacidad intimidatoria se vera anulada o seriamente afectada. En este sentido quienes excluyen