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Segunda poca
N.o 41
ISSN:0123-4870
Contenido
Dossier. Formacin tico-poltica
Para un currculum de Educacin en Valores
Josep Ma Puig Rovira y Xus Martn Garca
Del ideal del ciudadano al ciudadano en-situacin: Un estudio sobre los modelos de ciudadana y los
posicionamientos subjetivos de jvenes ciudadanos en la Argentina actual
(Buenos Aires y Conurbano, 2011-13)
Miriam Kriger y Cynthia Daiban
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23-35
37-50
51-68
69-85
87-102
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117-128
Artculos
Les pronoms personnels de troisime personne en franais et en italien
Samuel Bidaud
131-142
143-155
157-168
169-185
187-204
Dossier
Formacin tico-poltica
Formacin tico-poltica
Alexnder Ruiz Silva 1
Manuel Prada Londoo 2
Los escritos que se renen en este dossier son el resultado de diversos procesos investigativos en los que se conjugan las ms variadas aproximaciones conceptuales y metodolgicas
de indagacin respecto al tema de la formacin tico-poltica en Argentina, Brasil, Mxico,
Espaa y Colombia. En estos pases as como en muchos otros son evidentes las tensiones
y cuestionamientos generados por el proyecto moderno de formacin de sujetos autnomos y de ciudadanos activos, en medio de condiciones de debilitamiento del Estado social
de derecho y de profundizacin de la desigualdad social, la corrupcin en diversos mbitos y la impotencia de los aparatos de administracin de justicia, ante los cuales la escuela
no es indiferente.
Aunque en los trabajos no se pretende hacer un balance de la educacin tica y poltica de
los pases de los cuales proceden, es importante subrayar que ellos dan cuenta de una serie
de problemas, circunstancias socioeducativas y preocupaciones terico-prcticas atravesadas por la historia reciente y la complejidad de la cultura poltica en la regin, y se preguntan por las formas de comprensin y posicionamiento tico y poltico de nios, jvenes y
maestros de escuelas.
As, se desvelan las contradicciones entre una enseanza moral individualizante y las pretensiones pedaggicas de una poltica de la solidaridad; las posibilidades de la participacin
ciudadana juvenil y las restricciones institucionales desde las cuales se obtura la autntica
inclusin del otro; la valoracin formal de los derechos humanos en la escuela y una cultura
poltica que teme la habilitacin del nio y del joven como sujetos de derecho; el valor de las
artes y la literatura en la expresin de los nios y los retos que esto le plantea a la escuela y a
los maestros en trminos de apertura, sensibilidad y respeto activo a la voz de los menores;
la oportunidad de la orientacin pedaggica en la vivencia y disfrute de valores, normas y
virtudes cvicas; entre otros asuntos.
El hecho de que en nuestra regin se cuente, en las ltimas dos dcadas, con valiosas experiencias educativas vinculadas a la formulacin y desarrollo de polticas pblicas en la educacin del ciudadano refleja la importancia del tema y de los enormes desafos que este le
plantea a la sociedad, a la escuela, a los maestros y, de modo particular, a los investigadores,
de ampliar nuestra comprensin de la manera como vivimos juntos y de cmo podramos
hacerlo mejor. Si este dossier contribuye a visibilizar nuevos desafos, a proponer perspectivas para abordar los problemas o a sugerir caminos, habr cumplido su propsito.
Resumen
La educacin en valores suele buscar fundamentos ciertos y seguros a partir de los cuales orientar, explicar y
justificar la intervencin de los educadores. La crtica a la modernidad cuestiona la posicin de superioridad
que se le ha otorgado a la teora respecto a la prctica educativa y plantea un nuevo escenario desde el que
pensar la educacin. En este artculo se defiende la conveniencia de abandonar las seguridades y verdades
absolutas en beneficio de una educacin en valores que parta de los interrogantes de la realidad, una educacin
preocupada por ayudar a las personas a aprender a vivir. Para ello se propone un currculo de educacin en
valores que se aleje de los contenidos acabados y, en su lugar, ofrezca un conjunto de prcticas morales que
permitan a los jvenes enfrentarse a la realidad y decidir qu aspectos deben mantenerse y cul va a ser su
aportacin al momento actual que vive la sociedad.
Palabras clave
Educacin en valores, prcticas morales, educacin para la ciudadana, deliberacin moral, virtudes cvicas.
Abstract
Education on values looks for a certain and secure foundation from which to guide, explain and justify the
intervention of educators. The critique of modernity questions the superiority that has been given to the theory
about educational practice, and poses a new scenario for thinking about education. The article defends the
desirability of abandoning securities and absolute truths for the benefit of an education in values starting with
the questions of reality, an education that is concerned about helping people to learn how to live. In order to
achieve these objectives, we propose a curriculum that is away from fixed contents. Instead, we propose a
curriculum that offers a set of moral practices that allow young people to face reality and decide what aspects
should be kept and which one will be their contribution to the current situation of society.
Keywords
Education, moral practices, citizenship education, moral deliberation, civic virtues.
El objetivo de este escrito es desarrollar una propuesta curricular de educacin en valores. Una
propuesta que, como peda Stenhouse (1984), no
se limite a proponer un conjunto de ideas tericas,
sino que tenga la deferencia hacia el profesorado de
convertirlas en un currculo que pueda aplicarse y
probarse en las aulas. Para avanzar hacia una propuesta de esta naturaleza nos planteamos tres interrogantes: a) desde dnde pensar la educacin en
valores?, b) qu marco de ideas puede orientar el
desarrollo de un currculo de educacin en valores?,
y c) cmo traducir esas ideas a actividades escolares? En las pginas siguientes vamos a intentar responder a cada uno de estos temas.
Sin embargo, antes de abordar cada una de estas
cuestiones, conviene hacer un breve apunte conceptual. Hablamos de educacin en valores para referirnos a un ncleo de cuestiones que son comunes
con otros conceptos que consideramos prximos.
Denominaciones como educacin para la ciudadana, educacin para los derechos humanos, educacin democrtica, educacin tica, educacin moral
y algunas otras, no se refieren exactamente a lo
mismo, pero en gran medida coinciden tanto en el
fondo de las problemticas que plantean, como en
el modo que deberan tratarse didcticamente en
las aulas. Por tanto, al adoptar la denominacin de
educacin en valores entendemos que nos estamos
refiriendo a un ncleo temtico comn a mltiples
denominaciones cercanas y, en consecuencia, los
contenidos que vamos a desarrollar pueden ser tiles para cualquiera de estos mbitos conceptuales.
Dicho esto, volvamos a las preguntas iniciales:
desde dnde pensar la educacin en valores?, qu
ideas nos ayudarn a desarrollar un currculum?, y
cmo concretarlo en prcticas escolares?
Ni fundacionalismo ni reduccionismo
La pregunta por el lugar desde dnde pensar la educacin en valores no dista mucho de la que tambin
se plantea el conjunto del pensamiento pedaggico:
cmo producir y cmo justificar el saber sobre la
educacin. En ambos casos, la respuesta ha recurrido a una posicin fundacionalista o, manteniendo
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conjunto de ideas, formas o verdades que la filosofa debe encargarse de descubrir y que actan
como justificacin ltima de las valoraciones y las
obligaciones morales de individuos y sociedades.
El fundacionalismo tico conecta la vida moral al
conocimiento de las formas del bien que se supone
existen con anterioridad e independencia a cualquier realidad mundana. La reflexin tica consiste
en la bsqueda y el conocimiento de estas verdades
preexistentes que deben dar forma a la vida humana.
Con Putnam, consideramos que el hecho de poder
dar nombre y desarrollar tericamente ciertas ideas
sobre el bien no permite creer que tales conceptos
existen con anterioridad a su aparicin y su evolucin en el seno de las sociedades humanas. Por tanto,
no parece posible pensar la educacin en valores
desde la bsqueda y el conocimiento de alguna idea
ultramundana del bien.
Si el fundacionalismo ha sido considerado
durante mucho tiempo el modo mayor de justificar la educacin en valores, el reduccionismo ha
heredado su lgica, aunque la seguridad venga en
este caso desde el conocimiento cientfico. Pensar
de manera reduccionista es afirmar que aquello que
deseamos conocer se explica del todo gracias a un
saber, normalmente cientfico, que tenemos a disposicin, aunque este conocimiento tan solo aborde
alguno de los aspectos presentes en el tema que nos
preocupa. En nuestro caso, estamos ante una posicin reduccionista cuando explicamos la educacin
en valores a partir, por ejemplo, de la teora del
desarrollo del juicio moral, la tica del cuidado o la
teora de las emociones. Aunque tales aportaciones
parciales tienen un papel indiscutible en la tarea de
pensar la educacin en valores, maximizar la importancia de una dimensin no resulta adecuado para
entender la complejidad de la educacin en valores.
Desde dnde pensar la educacin en valores
si no parece acertado emplear una estrategia
fundacionalista o reduccionista? La educacin en
valores no parte de una verdad segura desde la cual
derivar cmo debe ser la vida de cada individuo
y del conjunto de la sociedad. Tampoco parte de
algn saber cientfico que limite a alguno de sus
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Cmo vivir?
Dirigir la mirada hacia la actualidad es el inicio de
la educacin en valores porque los seres humanos
estamos indeterminados, tanto en nuestra vida
individual, como el modo colectivo de organizar la
convivencia. Nacemos inacabados, programados
solo en parte y muy plsticos y adaptables. Por otra
parte, la sociedad nos recibe con un alto grado de
normatividad, pero en ningn caso puede y quizs tampoco quiere borrar la capacidad de indignacin, de crtica y de innovacin cvica y moral. Si
estamos indeterminados es precisamente para poder
actuar creativamente ante las eventualidades siempre nuevas del presente. Por lo tanto, ayudados con
las fuerzas de nuestra inteligencia, hemos de pensar
en ir dando respuestas a una pregunta fundamental:
cmo vivir bien aqu y ahora?
Esta pregunta nos interroga sobre cmo pensamos que debemos vivir, dado que no est previsto en
parte alguna cmo debemos hacerlo. Nos interroga
sabiendo que no contamos con respuestas preparadas y que tampoco nos van a servir supuestas ideas
universales, cuya simple aplicacin a la realidad singular va a permitir responder a la pregunta inicial.
Sin duda compartimos valores y principios morales
relevantes, pero que en modo alguno nos liberan de
pensar por nosotros mismos de manera libre y crea-
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Mapa y brjula
Hasta aqu hemos afirmado que la educacin en
valores no parte de seguridades desde las que derivar normas morales, sino que parte de la valoracin
que a cada individuo le merece la actualidad. Una
valoracin que permitir discriminar entre formas
de vida que se aceptan y formas de vida que se deben
cambiar. Valorar la actualidad en la que vivimos es
una continua toma de posicin respecto a lo que
deseamos conservar y a lo que consideramos que
se debe transformar. Es un proceso incesante de
valoracin para discernir entre las normas sociales y
las costumbres morales que nos parecen aceptables,
las que no consideramos acertadas simplemente
porque valoramos que son injustas y, por ltimo,
para determinar los aspectos vitales sobre los que no
tenemos claro cmo conducirnos. La primera tarea
moral es decidir qu conductas reproducimos, qu
conductas transformamos y sobre qu temticas
debemos aplicar la creatividad moral.
En cierta forma, podemos decir con Piaget
(1971) que la educacin moral recorre una primera
etapa de heteronoma en la que los jvenes reciben
las normas de la sociedad que les acoge, para luego
ir transitando hacia una segunda etapa en la que
son capaces de darse a s mismo normas morales y
conducirse, por lo tanto, de manera autnoma. Es
decir, pasan de un momento de inmadurez moral a
otro de madurez en el cual pueden discriminar entre
las normas que consideran que deben aceptar y las
normas que se esfuerzan por cambiar, o incluso en
detectar los mbitos para los que es preciso inventar
nuevas normas morales.
Tal como sugiere el ttulo de este epgrafe, la
educacin en valores prepara para un trayecto
vital que a cada paso nos interroga sobre cmo
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Prcticas morales
De forma muy sinttica podemos decir que un
currculo de educacin en valores es un conjunto de
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prcticas morales que ayudan a adquirir la competencia para valorar la actualidad y para discriminar
lo que se debe aceptar y cmo adquirirlo, lo que se
debe transformar y como cambiarlo, y lo que se debe
inventar y como crearlo. Pero, antes de seguir, debemos aclarar qu es una prctica moral?
Una prctica es un proceso con principio y final
en el que participantes actan conjuntamente en
busca de un objetivo y a la vez expresan valores.
Entre otros muchos ejemplos de prcticas educativas, podemos citar algunas como: las asambleas
de clase, la celebracin de fiestas, los momentos de
intercambio entre profesor y alumno, las tareas que
se realizan en las clases, la discusin de un problema
y la norma que se establecen para resolverlo, los trabajos por proyectos de mayor o menor duracin,
por citar solo una corta relacin. Son buenos ejemplos de prcticas porque muestran cmo diversos
participantes actan conjuntamente en busca de un
objetivo durante un tiempo delimitado.
Aunque ya tenemos una primera aproximacin
al concepto de prctica, todava podemos continuar su anlisis para llegar a comprender mejor su
valor educativo. Veamos algunas de sus principales
caractersticas. En primer lugar, las prcticas son
un curso en gran parte provisto de acontecimientos ordenados, coherentes y complejos: una sucesin de hechos. Las prcticas trazan un camino a
seguir y son un surco del cual no salir. Adems de
una organizacin previsible, las prcticas presentan tambin cierta rutinizacin: tienden a repetirse
con frecuencia. Que las prcticas sean cursos de
accin organizados y rutinarios les da una capacidad educativa enorme porque su repeticin facilita
el aprendizaje. En segundo lugar, las prcticas son
cursos de acontecimientos que persiguen objetivos
funcionales y cristalizan valores durante su realizacin: son acciones moralmente informadas. Las
prcticas tienen unos objetivos a los que apuntan los
participantes con su accin concertada y unos valores que manifiestan durante todo el proceso. Realizamos las prcticas para obtener un resultado sus
objetivos, y realizamos la prctica para actualizar
y vivir valores. En tercer lugar, las prcticas invitan
a sus participantes a adquirir virtudes. Las prcticas
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exigen que los actores alcancen niveles de excelencia acordes con los valores que expresa el curso de
acontecimientos. Los participantes intentan mostrar
las virtudes que exige la correcta realizacin de cada
uno de sus pasos. Las prcticas son talleres de virtud
en la medida que permiten a los actores ejercitarse y
adquirir un dominio cada vez mejor de las virtudes
que se requieren (Bourdieu, 1997; Giddens, 1995a;
MacIntyre, 1987). En cuarto y ltimo lugar, las prcticas se viven en situaciones de taller: una situacin
de aprendizaje formada por un grupo de iguales,
los aprendices, y una persona que cuenta con una
experiencia superior, el especialista (Schn, 1992;
Rogoff, 1993). En una situacin de taller, vivir una
prctica provoca mltiples interacciones donde se
intercambia afecto, donde se reflexiona y donde se
trabaja en comn a propsito del contenido concreto
de cada una de las propuestas.
Prcticas procedimentales y
prcticas sustantivas
Las prcticas morales tienen en comn los rasgos
que acabamos de exponer, pero tambin se diferencian en algunos aspectos importantes. Tal como
pedamos anteriormente, la educacin en valores
debe proporcionar experiencias de repeticin moral
en las que se acepta las formas dadas como buenas y tambin experiencias de innovacin moral
donde hace falta transformar las formas de vida o
crear otras nuevas. Las prcticas morales que debe
ofrecer un currculo de educacin en valores deben
orientarse tambin en esta doble direccin. En este
sentido, creemos que es posible establecer una primera distincin entre un conjunto de prcticas que
llamaremos procedimentales y otro grupo al que
vamos a denominar prcticas sustantivas. Con ello
queremos indicar que, pese a tratarse siempre de
prcticas morales, su intencionalidad puede distinguirse. Como veremos a continuacin, no tiene el
mismo sentido moral la realizacin de una asamblea
o la discusin de un dilema moral que la celebracin
de una fiesta de cumpleaos o la evaluacin de los
cargos de la clase. Los primeros casos son ejemplos
de prcticas procedimentales, mientras que los dos
ltimos se trata de prcticas sustantivas (Puig, 2003).
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los valores que una comunidad ms desea ver realizados. Los fija y los propone para que sean adoptados por parte de los jvenes. La celebracin de
una fiesta de cumpleaos establece un conjunto de
pasos que exigen un cierto esfuerzo moral por parte
de sus actores y que el educador va introduciendo
y pautando. En estos casos se trata de reproducir la
fiesta de un modo parecido cada vez que se celebra.
Ciertamente se pueden introducir variaciones, y as
ocurre con frecuencia, pero lo importante no es la
originalidad de los pasos, ni tampoco que los puedan idear o retocar los participantes. Lo relevante
de verdad es que se introduzcan en un cauce que
les gue por una senda de comportamientos valiosos y que lo haga con tal fuerza y significacin que
el acto de participar en la prctica adquiera un alto
contenido educativo.
Para acabar, y a modo de introduccin a los
siguientes apartados, vamos a presentar diferentes
tipos de prcticas procedimentales y de prcticas
sustantivas. En lo sucesivo vamos a describir dos
tipos de prcticas procedimentales, las de reflexividad y las de deliberacin, y un tipo de prcticas
sustantivas, las de virtud.
Prcticas de deliberacin
Las prcticas de deliberacin plasman un empeo
arraigado en la teora tica y tambin muy presente
en la prctica moral: los problemas relativos al mejor
modo de vivir pueden dilucidarse mediante procedimientos de indagacin y argumentacin racionales. La presencia de esta aspiracin moral en las
sociedades plurales y democrticas actuales invita
a que en educacin se adopten prcticas escolares
de deliberacin.
El esfuerzo que se pide a los individuos implicados en una prctica de deliberacin es que consideren conjuntamente una cuestin que debera
ser significativa y que a veces puede resultar muy
controvertida. En las situaciones de deliberacin
interesan por supuesto las opiniones de cada uno
de los alumnos, pero por encima de todo centramos
la atencin en el proceso de consideracin de un
tema y en el debate entre puntos de vista distintos.
El aspecto clave es tratar una cuestin controvertida,
pero hacerlo enlazando la propia opinin con la de
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La asamblea escolar tiene como finalidad la participacin de los miembros del grupo mediante el
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La participacin repetida en esta prctica deliberativa, la asamblea escolar, refuerza el reconocimiento de la riqueza que pueden aportar los puntos de vista diferentes ante una misma situacin y
permite a los jvenes sentirse parte solidaria de un
grupo a travs del ejercicio de la deliberacin. Algunos centros de secundaria optan por implementar
la mediacin escolar como una prctica alternativa
a la asamblea, priorizando la participacin de los
jvenes en temas vinculados a la convivencia en
detrimento de cuestiones organizativas y de trabajo.
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Los ejercicios de conocimiento de uno mismo incluyen distintas tcnicas y estrategias formativas cuya
finalidad es ayudar al sujeto a adoptar de manera
progresiva un sistema de valores cada vez ms definido que le permita conducirse a s mismo. La autonoma personal est en el horizonte de estas propuestas y para lograrla es necesario el ejercicio reflexivo
orientado a la toma de conciencia de los valores que
dominan en las distintas reas de la vida y al esfuerzo
personal por convertirlos en guas para la accin.
Ante la pluralidad de propuestas morales y ticas
que caracterizan las sociedades plurales es imprescindible, desde el mbito educativo, dotar a los
jvenes de herramientas que les ayuden a construir
su propia jerarqua de valores. Una tarea necesaria
porque los valores se definen como reguladores que
marcan los objetivos que persigue la accin humana
y la modifican para dirigirla hacia los objetivos
deseados (Raths, Harmin y Simon, 1967). Pero adems de guiar la conducta los valores tambin dan
sentido de un modo ms global a la biografa de cada
sujeto. Los ejercicios de clarificacin de los valores,
orientados al autoconocimiento y la autorregulacin, apuestan por un proceso de clarificacin orientado, al menos, a tres mecanismos de adquisicin
de valores. En primer lugar, se adquieren valores
gracias a la toma de conciencia de lo que realmente
se prefiere. Frente al desconocimiento, la clarificacin es un proceso de mirada interior que detecta
cules son los verdaderos valores, los que realmente
se desean para uno mismo. En segundo lugar, se da
un proceso de eleccin de valores cuando la persona
es libre de escoger entre distintas alternativas. Clarificar valores exige tambin un ejercicio de reconstruccin personal que supone el redescubrimiento o
la creacin de valores y de maneras de aplicarlos a la
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una funcin formativa. Son un entramado de comportamientos activos y comunicativos a travs de los
cuales se viven los valores inscritos en los distintos
momentos de la realizacin de la prctica. En relacin al tema de los valores, las prcticas de virtud
persiguen segn los casos valores distintos. Es como
si cada prctica tuviese algunos valores predominantes. En cierto modo es as, pero tambin es verdad
que todas las prcticas amalgaman una variedad de
valores que hace muy difcil establecer precisamente
uno o unos pocos valores bsicos. La tutora entre
iguales, el aprendizaje cooperativo (Pujolas, 2008),
la confeccin de grupos de trabajo, el trabajo por
proyectos (Martn, 2006) o el aprendizaje servicio,
muestran cmo adems de los valores que cada una
de ellas persigue de manera especialmente intensa,
tambin aparecen otros muchos que les dan forma
e identidad y que incrementan su potencial formativo. Las dos prcticas que hemos elegido para ilustrar las prcticas de virtud, la tutora entre iguales
y el aprendizaje servicio, comparten la voluntad de
estimular la responsabilidad y el compromiso de los
alumnos. Ambas juegan con dos elementos comunes: aprendizajes acadmicos y actividad. Mientras
que la tutora entre iguales centra su inters en el
contexto escolar y las relaciones entre compaeros,
el aprendizaje servicio extiende el compromiso ms
all de la escuela y ofrece a los alumnos la posibilidad de implicarse en la mejora social.
La tutora entre iguales
La prctica de la tutora entre iguales es una modalidad de aprendizaje cooperativo que parte de la potencialidad que los compaeros tienen para ensear. Se
define como un sistema de instruccin formado por
una pareja de alumnos, en la cual uno de los miembros ensea al otro a solucionar un problema, completar una tarea, aprender una estrategia, o dominar
un procedimiento, dentro de un marco planificado
exteriormente (Fernndez y Melero, 1995). Habitualmente es el maestro quien organiza las tareas y
la situacin interactiva y tambin quien asume la responsabilidad, en ltimo extremo de los aprendizajes.
Las experiencias escolares de tutora entre iguales
son muy variadas si bien existe una serie de caracF OL IO S nme ro 4 1
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Referencias bibliogrficas
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Octaedro.
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Resumen
Este texto se centra de manera especial en la imaginacin de los nios y su expresin escritural. El eje central
de las historias de alumnos de cuarto grado de bsica primaria (ocho aos, en su gran mayora) de la escuela
pblica en Bogot en la que se llev a cabo el proyecto de investigacinaccin sobre el nio como sujeto de
derechos gir justamente en torno a los derechos vulnerados, mancillados, defendidos y, en algunos casos,
restaurados a la infancia. Los distintos apartados del escrito dan cuenta de elementos relacionados con el
origen, contexto, fundamentos y proceso de esta experiencia pedaggicainvestigativa, as como de sus
principales resultados, que no podran ser otros que la misma produccin escritural de los nios participantes.
Palabras clave
Nios, sujeto de derechos, escritura, texto literario.
Abstract
This paper focuses especially on the imagination of children and their written expression. An action-research
project about children as subjects of rights was carried out, where the centerpiece were the stories written
by fourth graders (mostly 8 years old) from a public elementary school in Bogot. The stories talked around
childrens violated, defiled, screened, and, in some cases, restored rights. The different sections of the paper
refer to aspects concerning the origin, context, basis, and development of this pedagogical-research experience, as well as the main findings, which could not be other than the same literary production of the children
who participated in the experience.
Keywords
Children, subject of rights, writing; literacy text.
Este artculo es parte de la produccin escritural del proyecto de investigacin El nio como sujeto de derechos. Formacininvestigacin de una cultura de los derechos humanos en la escuela primaria, auspiciado por el Centro de Investigaciones
de la Universidad Pedaggica Nacional CIUP (DED-335-12-1), realizado con maestras y alumnos de escuela primaria del
Instituto Pedaggico Nacional (Bogot).
2 Profesor titular de la Universidad Pedaggica Nacional. Miembro del grupo de investigacin Moralia.
3 Estudiante del Doctorado en Filosofa Contempornea y Estudios Clsicos de la Universidad de Barcelona. Miembro del
grupo de investigacin Moralia.
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Entrando al laberinto
La idea de que el nio se piense a s mismo como
sujeto de derecho mediante la escritura de textos
literarios puede ser sumamente enriquecedora en
varios sentidos. En primer lugar, el hecho mismo
de que los nios se asuman como autores, como
creadores de historias, le otorga lugar a su imaginacin, protagonismo a sus ideas, resonancia a su
palabra. Se trata del reconocimiento del mundo
vital de nios y nias al que vale la pena darle un
lugar en las clases, en relacin con los temas que el
dispositivo escolar ha considerado objeto de enseanza. Dicho reconocimiento permite que tengan
lugar las preguntas, las dudas y la inconformidad
de los nios con algunos asuntos que les afectan, les
rodean y les suscitan inquietudes y retos. El trabajo
de produccin escritural suele enlazar algunas de
estas cuestiones permitindoles a los nios expresar
una parte importante de su universo simblico, que
entra en dilogo con otras formas de expresin y de
comprensin de los problemas que van emergiendo
en el tejido de palabras y silencios que configura la
experiencia escolar.
En segundo lugar, la persuasin hacia la elaboracin de historias a temprana edad habilita una
valoracin positiva del oficio de escribir y una consideracin especial de que a travs de las letras los
seres humanos pueden imaginar, idear, interpretar,
crear, expresar y soar mundos posibles. Por ello,
la escritura sobre justicias e injusticias, dichas y
desdichas, buen trato y mal trato, as como sobre la
realizacin o negacin de la dignidad humana en
personajes y situaciones creados por los nios es
una gran oportunidad de exploracin de sus ideales de vida buena, de las normas familiares, sociales,
morales y polticas que se ven abocados a aprender,
a rechazar o a significar en su vida cotidiana y de
sus propias convicciones fraguadas al tenor de los
escenarios conflictivos y las tensiones sociales que
enfrentan a diario, de las que son testigos o simples
observadores, aquellas que han vivido o que imaginan pueden estar viviendo otras personas. En esa
articulacin, presente en la escritura literaria, entre
los ideales de vida buena, el mbito normativo y las
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entre cosas del mundo puede romper los estancos de lo establecido, la historia que surja de la
explosin de sentidos ser rica en personajes,
circunstancias y sorpresas.
Rodari contina con el ejemplo de armario
y perro y establece tres posibilidades: un
perro pasa por la calle con un armario a cuestas, y habr que explicar por qu; contar, por
ejemplo, que la carga es como una especie de
caparazn; el armario del perro, que podra
suscitar la escena de una casa tan lujosa que
el perro tiene su propio armario para guardar
huesos, juguetes, collares y el perro en el
armario, en la que un hombre abre la puerta
de su armario y encuentra all un perro. En
este caso, la historia tiene que dar cuenta de
la situacin, explicar esta aparicin quizs
se trata de una invasin de perros que llenan
todos los armarios de la casa, sigue Rodari (p.
23). Como se ve, se trata de que alrededor de
dos palabras se genere un mundo y este se presente de manera verosmil.
La tercera de las propuestas de Rodari se articula en torno a la frmula: Qu ocurrira si?
(pp. 29-31). La tcnica, llamada tambin de
las hiptesis fantsticas, consiste en la eleccin, al azar, de un sujeto y un predicado (un
verbo para comenzar) cuya unin forma una
pregunta. Si el sujeto es ciudad y el predicado es trabajar, se pueden formular preguntas como: qu pasara si en esta ciudad
nadie tuviera que trabajar? Luego, sugiere el
autor italiano, se imaginan las reacciones de
las personas, los incidentes a que pudiera dar
lugar esta situacin hipottica, las discusiones
que se suscitaran. Tambin se puede escoger
un personaje para que en torno a l gire la historia y luego comenzar a darle la estructura al
cuento mediante la creacin de los eventuales
comienzos de las historias, con desarrollos y
finales inesperados. Rodari llama la atencin
sobre el hecho de que la pregunta que inicialmente parece surgir de un absurdo se convierte
en una entrada distinta a la realidad vivida, una
forma de ver a la distancia aquello que se ha
hecho prximo como posibilidad.
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personajes. En esta direccin se escriben en la pizarra algunos ejemplos sobre uso adecuado de los signos de puntuacin, especialmente el punto seguido,
el punto aparte, los dos puntos y el guin. A medida
que se trabaja en torno a estos elementos, se destaca
que no todos los finales tienen que ser iguales, que
as como hay finales felices, los hay tambin tristes
e incluso inciertos; que si bien algunas historias no
se parecen en nada a la realidad vivida, otras se pueden parecer mucho y reflejarla total o parcialmente.
Con estos elementos en la alforja, los nios emprenden la aventura de escribir el primer borrador. Esta
escritura puede comenzar en la clase y continuar
en casa, segn se logre establecer un ambiente adecuado para ello.
Es muy importante que los nios entiendan que,
si bien todo proceso creativo suele tener momentos
de lucidez espontnea, solo se puede llegar a buen
puerto con esfuerzo, dedicacin y perseverancia. Por
ello es necesario ensearles el valor de la revisin y
la correccin, y que la construccin de toda obra es
a la vez un proceso de aprendizaje. Casi siempre hay
asperezas, incorrecciones, yerros que solo se pueden
superar a medida que se hace conciencia de ellos y se
tiene la suficiente paciencia para intentarlo de nuevo.
Solo as se puede entender el valor del esfuerzo y de
paso desmitificar la idea de que la creacin es el privilegio exclusivo de mentes elegidas. No de manera
desprevenida Picasso afirmaba: La inspiracin existe,
pero tiene que encontrarte trabajando.
La revisin del primer borrador permite corregir
problemas en la construccin gramatical y en otros
aspectos formales de la escritura; sugerir precisin
en la composicin de las historias, coherencia y
consistencia en la estrategia expositiva segn se
requiera; resaltar logros y potencialidades en el
estilo narrativo, en las situaciones descritas y en la
configuracin de los personajes. Como es sabido,
la manera como se ensea es tan importante como
lo que se ensea, por lo que no es lo mismo recibir
las anotaciones y correcciones en un tono tajante y
rudo que en uno sugerente y amable.
Una vez los cuentos han pasado por este primer
tamiz, se emprende la escritura del segundo borrador. En la revisin de cada versin es necesario man-
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tener los criterios de exigencia en la escritura y resaltar los aspectos valiosos de cada historia. El nmero
de borradores depender del tiempo disponible o
proyectado para la realizacin de todo el ejercicio,
de la calidad de los textos, de la motivacin de los
nios y, en general, de la dinmica de la clase. Bien
vale la pena invitar a la familia a la lectura de los
borradores con miras a que los chicos obtengan
aliento y reconocimiento en su proceso creativo y
sugerencias de correccin de algunos de los aspectos
formales de sus escritos.
La escritura de la versin final, unos meses despus de iniciada la experiencia, es un momento
especial, pues representa el cierre de una actividad
que convirti a los nios en autores, en los dueos
del destino de sus personajes y en los responsables de
las sensaciones, emociones, razones, certezas, dudas,
desafos que plantea su propia creacin. Por ello, si
se ha convenido la entrega de un texto manuscrito,
vale la pena resaltar la importancia de la presentacin del trabajo y de una juiciosa caligrafa, dejndolos en libertad de utilizar hojas de colores o de
acompaar sus cuentos con ilustraciones, dibujos u
otros detalles de su preferencia.
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cipacin, en la cacera, de una joven y virginal doncella. Ella deba caminar serena por el bosque hasta
lograr atraer y apaciguar a la esquiva bestia. As, ante
la caricia de otro ser bello e inocente, el unicornio
se haca ms vulnerable a la presencia de las sogas,
las trampas y las armas.
Decamos antes que de este bosque encantado
de palabras y sensaciones surgen los unicornios de
esta historia y no es para menos, pues los cuentos
escritos por los nios estn precedidos de esfuerzo
y llenos de vitalidad y magia. Pero acaso esta figura
de los poderes curativos del cuerno nos sirva para
pensar en la fuerza teraputica de la palabra hecha
vida, dilogo, personajes y acciones en los cuentos
escritos por los nios, as como en el milagro de
reconocimiento que supone destacar y celebrar el
esfuerzo por todos realizado, los mltiples aprendizajes que se pueden extraer del ejercicio, los nuevos desafos que plantea la lectura y la escritura. Es
como si el cuerno de la palabra mgica que circula
en la escuela se hundiera en las aguas a veces turbias de mutismo, de invisibilidad, de escrituras y
lecturas estriles y permitiera reconocer, valorar y
exaltar a los autores de las historias, su perspectiva
de mundo, su forma de cuestionar aquello que los
afecta y aquello con lo que suean6.
A continuacin, presentamos solo algunos de
los cuentos que los mismos nios de cuarto grado
de educacin bsica que participaron de esta experiencia destacaron y que nos sirven para hacer un
balance provisional de nuestra estrategia:
El nio de palo
Juan Esteban Gmez
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Entre otras cosas, exista un libro llamado Los derechos de los nios; este libro era desconocido, pues
el pap de Rudo lo escondi bien para que nadie
se revelara contra l o sus ideas, lo que quera era
someterlos sin derecho a elegir.
Este maravilloso libro expresaba cosas como el derecho a la educacin, el derecho a un nombre, a tener
hogar, etc., pero el pap de Rudo hara lo que fuera
para que este libro no cayera en manos de los nios.
Sin embargo, su propio hijo Rudo se encarg de
que este secreto saliera a la luz, pues Antn se haba
encargado de cambiar a Rudo y con su poder lo
ayud a ser un nio con buenas actitudes, responsable y un gran ser humano. Y es as como Rudo se
encarg de que todos los nios fueran muy felices,
conociendo sus derechos y deberes que los hara
libres e independientes y muy juiciosos, y cada nio
pudo aprender de los derechos y deberes.
Qu pasara si los ngeles
pisaran la Tierra
Csar Andrs Cantor
Hace algn tiempo conoc a un pequeo nio llamado Rudo, con actitud de tener pocos amigos y con
una prepotencia que haca pensar que nada ni nadie
eran de su inters. Pero sucedi que haba alguien
totalmente opuesto a este. Era un nio tan especial
que ni ustedes, ni Rudo siquiera, podran imaginar.
Era Antn, su sola presencia haca inquietar. Aparte
de todo, Antn tena un poder grande, su aliento
congelaba como el hielo, pero con una virtud: que
solo congelaba los sentimientos equivocados de
las personas como Rudo, que pensaba que siendo
grosero y desobediente conseguira con sus malas
acciones el respeto o temor de muchos.
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La Kuruka cambi su expresin de amenaza a preocupacin. Orden a los hombres naranja que lo
llevaran dentro de la cueva y cuando estuvieron a
solas lo mir con atencin y le pregunt:
Nio, de dnde vienes?
Del Reino de Bella las Once.
La Kuruka enmudeci. Pasaron varias horas y
Tizziano se mora de hambre y ella se dio cuenta.
Con un pase mgico le solt las manos y le pas un
jarro con algo de beber, en el segundo sorbo se sinti mareado, su piel comenz a colorearse purpura.
Asustado comenz a llamar a su mam y llor tanto
que se qued dormido.
En sueos regres al bosque de las mariposas de
alas doradas, en su reino de Bella las Once. El sol
reflejaba luces de colores en las alas doradas de las
mariposas que revoloteaban lanzando lindos destellos. Estaba tan contento y maravillado que fue
sorprendido por el toque del hada de las mariposas,
y emocionado dijo:
S existes! Hada, vienes a ayudarme a salvar a
mis mariposas?
No exactamente. La verdad es que estoy en tu
sueo y debes despertar despus de que te diga
cmo liberar a Galia.
Cul Galia?
El reino que has conocido como Igualia.
No, no quiero volver, me asusta.
T eres el defensor de las mariposas, eres un nio
especial y valiente. No temas, djame contarte: la
Kuruka fue una reina muy bella, rica, poderosa.
Cada vez quera ms riquezas y reconocimiento,
todos sus sbditos deban adorarla. El poder la hizo
egosta, tirana. Una noche, mientras se realizaba un
baile en honor a un rey de un reino lejano, que la
pretenda y del cual ella se haba enamorado, vino
una tormenta de lluvia y granizo, truenos, rayos
cayeron del cielo. El palacio se destruy y mat a
su amado. Ella no lo soport, se llen de odio, de
rabia. Se intern en la cueva del olvido donde viva
una bruja. Por un tiempo no se supo ms de ella.
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As se salvaron el Nio de Acero y el seor Chocolate, cuando apareci una voz en el cielo que deca:
Despierta, despierta!
Result, al final, que todo era un sueo.
***
La escritura permite, como quizs puede notarse a
partir de esta pequea muestra de cuentos de nios
de ocho aos, laureadas por sus mismos compaeros
(y, por supuesto, tambin de las historias que no han
alcanzado an tal reconocimiento), que estos ganen
confianza en s mismos, en sus posibilidades creativas y expresivas; que algunos descubran o desarrollen habilidades que no conocan o que no tenan y
que otros ms optimicen y desplieguen sus destrezas.
Si bien nuestro objetivo tanto en este texto
como en la investigacin que le da origen no es
realizar un anlisis de los relatos producidos por
los nios, nos resulta inevitable hacer mencin a
algunos de los asuntos que pudieron articular su
proceso creativo en torno al tema que desde el
comienzo les propusimos, esto es, el nio como
sujeto de derechos.
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Referencias bibliogrficas
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Resumen
Los resultados de investigacin que se presentan en este trabajo se refieren al anlisis de los procesos de
significacin que realizan los docentes de educacin primaria con respecto al Programa Integral de Formacin
Cvica y tica en el mbito de su prctica. Dicha propuesta, impulsada a partir de 2008, introduce un carcter
democrtico en la formacin que se convierte en anatema del enfoque constitucionalista y patriota que ha
prevalecido en el mbito educativo. A travs de una indagacin intensiva de tipo cualitativo, se realiz un
estudio de caso en una escuela primaria ubicada en la Ciudad de Mxico. Con el apoyo de la entrevista a
profundidad y la observacin a diez docentes de los grados de primero a sexto de primaria, reconstruimos la
valoracin que los maestros le otorgan al nuevo programa, en trminos de su significatividad y transferencia
en el mbito de su prctica. La tesis de discusin sugiere que la apropiacin del nuevo enfoque de formacin
cvica y tica se ve obstaculizada por la presencia de un modo de gestionar el saber pedaggico que reproduce
una cultura de la instruccin, en detrimento del impulso de procesos de formacin democrtica, centrados en
la deliberacin y la comprensin crtica.
Palabras clave
Formacin cvica y tica, deliberacin, comprensin crtica, inculcacin, deliberacin.
Abstract
The research results presented in this paper refer to the analysis of the processes of meaning made by primary
school teachers related to the Integral Program of Ethics and Civic Education within the scope of their practice.
This proposal, led from 2008, introduces a democratic character into education that becomes anathema to the
constitutional and patriotic approach that has prevailed in education. Through an intensive qualitative investigation a case study was conducted in a primary school in Mexico City. Supported by in-depth interviews and
observation of 10 teachers of first to sixth grades, we reconstruct the assessment given by teachers to the new
program, in terms of its significance and transfer within the scope of their practice. The thesis for discussion
suggests that appropriation of the new civic and ethical education approach is hindered by the presence of a
way to manage the pedagogical knowledge that reproduces a culture of instruction at the expense of democratic
formation processes that are focused on deliberation and critical understanding.
Keywords
Civic and ethical education, deliberation, critical understanding, inculcation and deliberation.
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Metodologa
A partir de un acercamiento de tipo cualitativo, se
realiz un estudio de caso en una escuela primaria
ubicada en la Ciudad de Mxico. Se seleccionaron
diez maestros, cinco mujeres y cinco hombres y la
directora de la escuela, a quienes se aplicaron entrevistas y se realiz un grupo focal, adems de sesiones
de observacin de sus prcticas en clase. Debido al
carcter de la investigacin, el procedimiento de
seleccin de los informantes se concibi de modo
abierto, con un carcter dinmico y secuencial,
capaz de satisfacer las necesidades que fueron surgiendo en el proceso de indagacin mismo (Rodrguez, Gil y Garca, 1999). Si bien en un inicio dicha
estrategia privilegiaba a los maestros con ms experiencia, en la medida en que se avanz en la fase
de trabajo de campo, decidimos ampliar el criterio
hacia los maestros de reciente incorporacin en el
servicio educativo a fin de contrastar su experiencia.
As se eligieron docentes de ambos sexos, que mostraban un manejo distinto de las normas escolares
y utilizaban diversos modos de intervenir, adems
de que posean una antigedad distinta. En todos
los casos, el proceso de seleccin tom en cuenta la
disposicin a participar y la capacidad para expresar
claramente sus ideas y para la reflexin.
Las entrevistas se aplicaron a docentes de los grados que van de primero a sexto. Esta se centr en la
conversacin, aunque parti de una lista de temas
orientados hacia el logro de un propsito explcito.
A travs de la verbalizacin asociada libremente,
instalaron los aspectos que, desde su perspectiva,
resultaron ms relevantes en relacin con la temtica tratada, y tambin se incentiv que se hablara
2 Tal como plantea Fuentes Amaya (2004), pensar desde una lgica
discursiva de razonamiento supone organizar estratgicamente
el pensamiento desde una consideracin bsica: que toda prctica social, por ende tambin la educativa, puede inteligirse como
proceso de significacin en el cual es posible distinguir sistemas
significantes construidos polticamente en contextos histricos
particulares, que suponen fijaciones de sentido contingentes y por
tanto abiertas, precarias y temporales (p. 164).
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3 En esta perspectiva de formacin, lo que interesa es la inculcacin de valores comunes asociados a la nacionalidad a travs del
conocimiento objetivo de la historia patria, de la geografa y de las
instituciones polticas como fuente de cohesin social y de generacin de patriotismo.
4 Para Gmez (1998, p. 61), el enfoque constitucionalista en la educacin cvica se refiere al carcter de heteronoma moral que
adquiere el aprendizaje de las leyes, cuando estas se asumen
como una entidad externa cuya fuente de legitimacin ltima aparece oculta y disfrazada. Esta manera de enfocar la enseanza de
los derechos, no est centrada en el ethos democrtico mediante
el cual los ciudadanos son, simultneamente, los productores y
destinatarios de la ley.
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Con el PIFCYE se realiza una ruptura significativa con la tradicin doctrinaria del nacionalismo
cultural de la Revolucin mexicana, que buscaba la
conformacin de un patriota comprometido con los
smbolos patrios, como lo seala Guevara (2006). Al
abrir cauces hacia la comprensin de la educacin
cvica desde una posicin de sujeto, fundamentada
en la libertad personal, el enfoque pedaggico que
sustenta a dicho plan y programas, parte de la premisa de que los alumnos desarrollen la capacidad
de juicio crtico, que movilicen sus conocimientos dentro y fuera de la escuela, que lo aprendido
trascienda la dimensin escolar, que repercuta en
su actuar en la vida cotidiana y que sean capaces
de resolver los problemas que se les presenten con
acierto y responsabilidad. Todo ello con la finalidad
de favorecer el mejor desarrollo de la reflexin tica
desde la vertiente personal y social y la capacidad
para identificar y analizar condiciones favorables
para el desarrollo humano en sociedades complejas.
El programa se orienta hacia el desarrollo de
ocho competencias cvicas y ticas, a saber: conocimiento y cuidado de s mismo, autorregulacin y
ejercicio responsable de la libertad, respeto y aprecio
de la diversidad, sentido de pertenencia a la comunidad, la nacin y la humanidad, manejo y resolucin
de conflictos, participacin social y poltica, apego
a la legalidad y sentido de justicia y comprensin y
aprecio por la democracia.
Al dejar de ser asumidos los contenidos educativos como saberes transmisibles por adquisicin,
se releva la necesidad de privilegiar el desarrollo de
un tipo de estrategias formativas que, a diferencia
de la inculcacin y el adoctrinamiento, se orientarn a la creacin de situaciones dialgicas que permitan que los estudiantes puedan problematizar y
normar su conducta tanto en los aspectos personales como sociales, resaltando que lo fundamental es
la dimensin del aprendizaje en los sujetos. Es as
que se pretende favorecer que las nias y los nios
adquieran las herramientas necesarias para analizar
crticamente su contexto, as como que desarrollen
capacidades para conocer, ejercer y defender sus
derechos, para participar de forma activa en los
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relativas a lo que significa ser ciudadano, ni se limitan a la acumulacin de informacin y/o al perfeccionamiento de conocimientos sobre asuntos de
gobierno, la organizacin electoral y los derechos y
obligaciones contenidos en las leyes y/o los deberes
como mexicanos, sino que se refieren al desarrollo
prcticomoral de actitudes y disposiciones fundamentales para regular los comportamientos de
manera duradera, a partir de la desestabilizacin
del sistema disposicional completo del sujeto (p. 31).
La deliberacin y la comprensin crtica constituyen dos elementos axiales en la gestin pedaggica de los saberes a fin de promover aprendizajes de
tipo prcticomoral en la formacin cvica y tica,
en el sentido planteado anteriormente por Yurn.
Ellos involucran otros modos de entender las formas
de regular los procesos de transmisin social en la
escuela, que propician un margen de mayor apertura
para el desarrollo del juicio crtico en los estudiantes
dentro de las prcticas formativas escolares, distancindose de la inculcacin y el adoctrinamiento.
As lo plantea Yurn (2005, p. 24) cuando subraya
el carcter distintivo que adquieren los modos de
adquisicin de los saberes cuando se trata de aprender a ser y convivir, frente a los saberes tericos y
procedimentales: mientras que estos ltimos son
transmisibles, los primeros no se pueden transmitir
y solo se adquieren por la experiencia y el ejercicio.
Se trata de saberes para la accin, que genricamente
pueden ser llamados saberes prxicos.
A diferencia de la palabra inculcar, que viene
del latn (inculcre) y significa apretar con fuerza
algo contra otra cosa, o repetir muchas veces, con
empeo y ahnco, una idea con el nimo de infundirla en alguien, la deliberacin es la capacidad para
dilucidar situaciones controvertidas, examinar atentamente el pro y el contra de una eleccin, antes de
tomarla y realizarla, y decidir y/o resolver una cosa
despus de un cuidadoso anlisis.
La deliberacin ocupa el lugar central en una
formacin cvica y tica que propicia la autonoma, pues desarrolla la facultad que tiene cada ser
humano para analizar, comparar, contrastar ideas y
establecer sus relaciones, lo que le permite decidir y
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hacerse cargo de tomar sus propias opciones y asumir la responsabilidad, en lugar de depender de lo
que le digan que tiene que hacer.
Sin embargo, para saber elegir no basta con
aprender los procedimientos de la deliberacin.
Hace falta el ejercicio de la comprensin crtica, que
se desarrolla cuando podemos dilucidar y ubicar los
problemas, reflexionar sobre sus causas y resolverlos.
Vista como la capacidad de:
Analizar la informacin proveniente de diversas
fuentes con el objeto de configurar su propia postura; la capacidad de identificar factores causales
de un problema, as como los diversos elementos asociados a una problemtica para anticipar
consecuencias de sus actos y decisiones (Conde,
2004, p. 33).
Tal como lo plantea Conde, desde la comprensin crtica es posible incorporar la pregunta dentro de los procesos formativos; asumir una postura
desde la cual nos atrevamos a preguntar cosas que
tal vez nunca antes habamos pensado; nos permite
recuperar la posibilidad de imaginar que las cosas
pueden ser de otra manera, capacidad que perdemos cuando asumimos como natural algo que a
fuerza de la costumbre se vuelve normal y dejamos
de cuestionar que pueda ser de otra manera, convirtindose as en la piedra axial para la configuracin
de una ciudadana con agencia, que participa en la
construccin del orden social.
Ahora bien, vistos como desafos en la prctica
docente, la deliberacin y la comprensin crtica se
convierten en los ejes de un nuevo modo de desarrollar los procesos de enseanza y de aprendizaje,
que convocan a los maestros en la configuracin de
nuevos roles profesionales que interpelan su identidad, al proponerles otras formas de reconocimiento
como enseantes.
En cuanto dinmica histricosocial, consideramos que la identidad docente se configura a travs
de un complejo proceso en el que se involucran significaciones sociales en torno a la docencia manifestadas en diversas tradiciones, junto con afectos
y deseos que se producen en las trayectorias individuales y colectivas que se construyen en el mbito
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se quera cortar en las venas, y cuando empiezan a hablar de esta situacin pues, y si estaba
as que se iba a cortar entonces ya explorando
la situacin y hablando con los nios, porque
ahorita le decan s, s crtatelas, no crtatelas
y ya no era la primera vez, entonces este
hablando con ellos y as s usted entra a los
grupos y empieza a desatar tantito, no es una
serie de problemticas terribles que nada tienen que ver con lo que estamos manejando,
en lugar de manejar: a ver, se est dando esto,
cmo lo podemos resolver o cmo lo podemos
enfrentar, o sea, dar una explicacin de la realidad (docente 7).
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en interlocutores de los nios, a fin de buscar construir soluciones ms all de los lmites que establece la mirada idlica que prescribe cmo debe ser
el mundo. Se trata del lugar discursivo donde los
maestros se sienten menos amenazados al estar ms
seguros y cmodos.
Ya sea porque les implica dejar de lado el ideal,
a fin de pensar en lo que verdaderamente sucede,
o porque resulta impensable introducir los valores
controvertidos en el mbito escolar, lo que es cierto es
que la reticencia para hablar sobre la realidad, desde
una perspectiva crtica se convierte en un obstculo
importante para introducir modificaciones en la
forma de tratamiento de los contenidos educativos,
a fin de transitar de una cultura de la instruccin a
otra centrada en la formacin.
Hacer realidad este enfoque en la formacin
cvica y tica resulta complejo, tal como hemos visto
hasta ahora, debido a que se hace necesario que la
escuela se torne ms permeable a lo que sucede en la
comunidad donde est inscrita, de modo que maestros y alumnos no se queden solo en el aprendizaje
instrumental del dilogo, mediante la deliberacin
en torno a asuntos triviales y supuestamente neutrales, sino que se involucren en el debate de necesidades reales y sustanciales para arribar a soluciones
factibles, y lo anterior requiere de la redefinicin de
la funcin docente.
A travs de la comprensin crtica y la deliberacin, se favorece que los nios y las nias puedan
desarrollar el juicio tico como capacidad fundamental para analizar las distintas realidades, a fin de
tomar una posicin frente a ellas; sin embargo, pareciera que para los maestros resulta difcil asumir ese
principio de la intervencin educativa, pues implica
romper con el hermetismo recuperando una categora etnogrfica introducida por un maestro en
su discurso que impide la conexin de lo que se
ensea y aprende en la escuela con las problemticas de la realidad la vida, tal como se expresa en
el siguiente fragmento:
Tendra que abordarse la parte del alcoholismo,
la drogadiccin y la violencia intrafamiliar de
manera ms fuerte, porque yo creo que en la
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escuela nos quedamos cortos, y somos muy cerrados y hermticos y no queremos hablar de nada
de eso. No puedes prohibir que se hable de todo lo
que viven, siempre es mejor reconocer que existe,
porque lo importante no es taparlo, sino ver cmo
lo enfrentamos. No hay que tener miedo, no se
trata de detener, sino de tratar de utilizar algo. Sin
embargo, la mayora de los maestros no ven cmo
se puede utilizar y buscar un beneficio para nosotros, sino que solo se trata de detener, es como que
quieren que la escuela se cierre hermticamente
para que no se contamine con nada (docente 7).
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Resumen
Qu tipo de educacin tica y ciudadana ofrecen efectivamente las escuelas? En este artculo se analizan
las prescripciones curriculares de formacin tica y ciudadana en las escuelas de educacin bsica de la
Patagonia argentina, y sus relaciones y contradicciones con las prcticas escolares de educacin moral. Se
indaga el proceso de definicin del rea en el contexto de la reforma educativa de los aos noventa y busca
reconstruir su modalidad de incorporacin en el diseo curricular provincial de Santa Cruz, como expresin
de las intenciones explcitas e implcitas de esa poltica curricular. A travs de grupos focales y entrevistas a
docentes de diferentes escuelas pblicas y privadas de tres localidades del norte santacruceo, se analizan
las descripciones, valoraciones y expectativas de los docentes sobre sus prcticas de enseanza en el terreno moral, as como tambin las posibles causas de las distancias y contradicciones entre las polticas de
enunciacin curricular y las propuestas formativas que ofrecen las escuelas.
Palabras clave
tica, educacin ciudadana, educacin moral, currculo, nivel primario.
Abstract
What type of ethical and civic education is effectively provided at school? This article analyzes the curricular
prescriptions of Ethical and Citizenship Education in primary schools of the Argentine Patagonia, as well as
its relations and contradictions with the schoolpractices of moral education It inquires the process of definition of the area in the context of the Educational Reform in the 90s. Also, it pursuits to remake the way it was
incorporated in the provincial curriculum design. Throughout focus groups and interviews to teachers from
different public and private schools of three towns from de north of Santa Cruz, we analyze the descriptions
and expectative of the teachers about their teaching practice in the moral area, as well as the possible causes
of the differences and the contradictions between the policies of the curricular statement and educational
proposals offered at school.
Keywords
Ethics citizenship education, moral education, curriculum, primary level
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Este trabajo presenta un primer avance de una investigacin actualmente en curso2 que analiza las prescripciones curriculares de formacin tica y ciudadana en la provincia de Santa Cruz (Argentina), y sus
relaciones y contradicciones con las prcticas escolares de educacin moral. A travs de grupos focales
y entrevistas se ha podido recoger una variedad de
valoraciones, expectativas y metodologas que marcan una distancia considerable entre los supuestos
de la prescripcin curricular y el currculo real del
nivel primario en tres localidades del norte santacruceo. Al relevar las descripciones y justificaciones de
los docentes sobre sus prcticas de educacin moral,
se puede apreciar una fuerte impronta moralista, que
da continuidad a algunas tradiciones civilizatorias,
higienistas y homogeneizantes desarrolladas desde
los orgenes del sistema educativo provincial. Los
enunciados del diseo curricular, que pretendan
la formacin de sujetos autnomos, crticos y solidarios, entre otros adjetivos, parecen haber tenido
escassimo impacto en las prcticas. No se advierte
la presencia de un trabajo de articulacin institucional que sirva de encuadre, por lo que queda supeditado a las representaciones y creencias que tiene
cada uno de los docentes respecto del tema. Por su
parte, el diseo curricular jurisdiccional no parece
ser un documento de trabajo de uso corriente en la
vida cotidiana de la escuela.
A continuacin, haremos una breve resea del
proceso curricular desarrollado en Argentina en
los ltimos veinte aos, apreciaremos las decisiones
de prescripcin curricular de la provincia de Santa
Cruz y analizaremos el testimonio de docentes en
ejercicio acerca de su trabajo habitual sobre esta
temtica. Por ltimo, haremos una evaluacin del
recorrido investigativo y de las alternativas ulteriores, junto con una valoracin de sus implicancias en
las discusiones curriculares de la regin.
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Desde mediados de siglo, sin embargo, las vicisitudes polticas e ideolgicas que tieron el derrotero
nacional incluyeron diferentes voces de impugnacin de la educacin moral y cvica que brindaba la
escuela. La influencia escolanovista y las corrientes pedaggicas renovadoras pugnaron por reducir o desterrar modalidades de adoctrinamiento
y adiestramiento, crecientemente valoradas como
ilegtimas. La ltima dictadura militar, en su afn
de disciplinamiento social3, volvi a enfatizar los
lineamientos de una educacin moral conservadora
y homogeneizante. Por eso, durante la transicin
democrtica de los aos 1980, en la tarea de desmontar los dispositivos represivos de las instituciones, tanto las autoridades polticas como los equipos
docentes sometieron a revisin los lineamientos de
la educacin moral, que qued relegada y deslucida,
ajena al discurso oficial.
En la dcada siguiente se inici un acelerado
proceso de reforma educativa caracterizado, principalmente, por completar la transferencia de todas
las dependencias del sistema educativo (salvo las
universidades) a la rbita de los gobiernos provinciales; redefinir los niveles y ciclos de la estructura
escolar y establecer nuevos parmetros curriculares.
A partir de las leyes de transferencia de las instituciones educativas del Estado nacional a las provincias
y la Ley Federal de Educacin, aprobada en 1993, el
Consejo Federal de Cultura y Educacin (CFCyE)
asumi la responsabilidad de establecer contenidos
bsicos comunes (CBC) para todo el pas, que serviran como parmetro para la definicin de diseos
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Este captulo, que reuna tres bloques denominados Persona, Valores y Normas, junto a los
de Contenidos procedimentales y Contenidos
actitudinales semejantes a los dems captulos,
provena de los llamados Temas transversales,
que haban llegado al debate pedaggico argentino
a partir de bibliografa publicada en Espaa y fueron mencionados explcitamente por el CFCyE al
demandar la redaccin de los CBC:
Los contenidos transversales son aquellos que
recogen demandas y problemticas sociales,
comunitarias o laborales relacionadas con temas,
procedimientos o actitudes de inters general.
Como es usual, su tratamiento requiere un encuadre tico que desarrolle actitudes cuidadosas y de
valoracin hacia la propia persona, la comunidad
y el ambiente natural. Requieren del aporte de
distintas disciplinas y de una lgica espiralada,
ya que pueden ser abordados con distintos niveles
de complejidad y profundidad segn los saberes
previos, los intereses y otras cuestiones que solo
es posible precisar en el nivel de cada institucin
escolar. Por eso parece conveniente, que en el
diseo curricular, los contenidos transversales
4 Segn Puiggrs (1997), hay que pensar la poltica educativa neoliberal ya no en trminos de una enorme operacin de descentralizacin privatizadora, sino como un gran operativo de centralizacin de los dispositivos productores de cultura y transmisores de
saberes en unas pocas manos, que son las mismas que se lavan
de la responsabilidad del financiamiento (p. 124).
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Enfoque de la educacin
ciudadana en la prescripcin
curricular de Santa Cruz
La provincia de Santa Cruz demor bastante la elaboracin de su diseo curricular, que se redact en
los primeros aos del siglo XXI. Comenz a gestarse
en 2002 y fue publicado y enviado a las escuelas al
comenzar el ciclo lectivo de 2004, en un contexto
poltico e institucional muy diferente del que haba
acompaado la elaboracin de los CBC5.
En ese documento, la elaboracin del captulo
de formacin tica y ciudadana estuvo a cargo de
Mara Laura Baranda, Gladis Quiroz y Juan Carlos
Marichelar, quienes figuran como autores. Segn
Quiroz6, los tres tenan experiencia docente en el
nivel secundario7, aunque fueron convocados para
escribir la prescripcin curricular de la EGB8.
Este captulo del diseo curricular provincial rene aportes de diversas tendencias tericas
5 El gobierno de Carlos Menem, bajo el cual se haban aprobado
los CBC, termin en 1999. Le sucedi la gestin de Fernando de la
Ra, que finaliz intempestivamente en diciembre de 2001, en un
contexto de fuerte crisis econmica y poltica. Tras un tiempo de
zozobra institucional, el Congreso de la Nacin design presidente
interino a Eduardo Duhalde. En 2003 hubo nuevas elecciones generales y result electo Nstor Kirchner, quien gobern hasta 2007.
Kirchner haba ocupado anteriormente el cargo de gobernador de
Santa Cruz. En lneas generales, su gobierno impuls un cambio
de rumbo respecto a los anteriores y, aunque provena del mismo
partido, impugn las orientaciones polticas e ideolgicas de Carlos
Menem en los aos 1990.
6 Esta y las siguientes referencias a Gladis Quiroz corresponden a la
entrevista que le realizara Isabelino Siede el 30 de octubre de 2013.
7 Correspondiente a las edades tericas de 13 a 17 aos.
8 Correspondiente a las edades tericas de 6 a 14 aos.
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de los valores y de las normas. Es ensear a resolver, por el dilogo argumentativo los conflictos de
valores, es ensear a respetar las diferencias y a
construir proyectos comunes, por pequeos que
sean, basados en los principios racionales y en el
dilogo argumentativo (Baranda, Quiroz y Marichelar, 2004, p. 3).
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Con la recuperacin de la vida democrtica aparece con claridad la necesidad de ensear a vivir en
democracia, a defenderla, a valorarla, para lo cual
es necesario conocerla y conocerla bien entendiendo sus desafos actuales, ante la evidencia de
la crisis de las instituciones sociales fundantes del
orden y el progreso, como la familia y el estado y
ante la fuerte crisis de valores, las desigualdades en
el desarrollo, la interculturalidad, la comunicacin
masiva, el fracaso del Estado de Bienestar y la retirada de las ideologas y de las utopas. (Baranda,
Quiroz y Marichelar, 2004, p. 2).
Como contrapartida, el diseo invita a contextualizar el rea, aunque ofrece escasas herramientas
para realizar esa tarea:
El rea de formacin tica y ciudadana permite y
requiere una contextualizacin especfica en cada
comunidad escolar, a fin de atender las necesidades y demandas particulares de sus alumnos. La
contextualizacin plantea desafos nodales para
los docentes y la organizacin escolar:
Revisar activa y permanentemente la coherencia
entre pensar, sentir y hacer de todos los adultos
que estn en contacto con los alumnos.
Avanzar en los niveles institucionales de criticidad, creatividad, solidaridad y compromiso.
Establecer encuadres institucionales de justicia y
solidaridad, que permitan la justificacin argumentativa de las acciones y decisiones pedaggicas adoptadas. (Baranda, Quiroz y Marichelar,
2004, pp. 2-3).
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Abrumados por la novedad de los cambios curriculares, la expectativa de los docentes era recibir
una capacitacin especfica que complementara su
formacin de base y ofreciera orientaciones ms
concretas para la prctica, segn menciona Quiroz:
Como mis colegas de la EGB saban que yo estaba
en el diseo, lo que recuerdo es que, por ah, tambin decan que si bien ellos trabajaban algunos
temas as aislados o solitarios, tambin necesitaban mucha capacitacin, mucha formacin
porque no saban cmo encararlo, cmo darlo,
para que no sean los temas abstractos, sino que
les sirva para los chicos. Vamos a decir, era toda
una novedad para ellos y los miedos de todos los
comienzos, no?
Segn la autora que entrevistamos, esa expectativa qued insatisfecha, pues el equipo que redact
el diseo termin sus funciones al entregarlo y no
tuvo incidencia en la capacitacin posterior:
S que se hizo un proceso de socializacin, de
baja11 de diseo. Yo estaba en la EGB3, ejer11 Se trata de una expresin coloquial, proveniente del mbito poltico:
bajar el diseo es llevarlo a las bases, como instructivo, a travs
de instancias de explicitacin y orientacin. Esta traslacin de la
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En lneas generales, el ingreso del rea a la prescripcin provincial parece haber sido un experimento trunco, en el que la gestin de gobierno
impuls una novedad curricular sin asumir la responsabilidad de darle cauce, proveer de herramientas y realizar un seguimiento evaluativo.
Segn hemos analizado, pueden objetarse los
fundamentos tericos y los lineamientos pedaggicos de la prescripcin curricular, redactada por un
equipo con escaso trabajo previo y directivas poco
claras, que se disolvi apenas entreg el texto solicitado. Asimismo, es claro que el ingreso al currculo
de una nueva rea de enseanza requera algn plan
de capacitacin y desarrollo curricular, para acompaar a docentes que no haban recibido orientaciones
para ello en su formacin bsica. Sin embargo, solo
se envi a las escuelas un documento normativo en
el que la nueva rea ocupaba las pginas finales. Para
bien o para mal, el rea lleg hurfana a las aulas, lo
cual preanunciaba un destino poco promisorio.
14 Cada grupo focal fue nombrado con una letra y cada participante
con un nmero. En los fragmentos que se transcriben ms adelante,
se identifica a cada hablante mediante la sigla conformada por esa
letra y ese nmero especficos.
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Yo trabajo a la maana donde hay familias desambladas [sic], muchas madres solteras con chicos que no mandan a los chicos ms grandes a la
escuela porque tienen que cuidar a los hermanos
porque ellas trabajan, y los chicos van la mayora
por voluntad propia. Si bien ellos van y se sientan
y no hacen nada, ellos quieren estar ah. Entonces
uno tiene que buscar la manera de atenderlos. []
En la escuela de la tarde es distinto. Es inclusive
por la ubicacin de la escuela, hay acompaamiento de los padres, se preocupan (B1).
Son nios de los cuales, por sus caracterstica
particulares, tenemos que remar16 con la situacin familiar que se vive, de asistencia, en muchos
aspectos. Por ejemplo: hay nios que se me descomponen a las dos o tres de la tarde, y qu
te pas?; cul fue el problema? Y, son nios
que se levantan al medioda, evidentemente a la
maana no desayunan, no almuerzan, entonces
la escuela les tiene que proveer una taza de leche
como para que ellos puedan seguir su rutina. No
es tipo de pobreza, no pasa por la situacin econmica, sino que pasa por la desatencin de la
familia en s, la contencin que el nio requiere y
no le estn brindando (A1).
Las familias son muy colaboradoras, son de estar
presentes, tambin se nota por ah en el turno
tarde que hay ms presencia de los padres y en la
maana la realidad es que trabajan y por ah los
chicos estn ms solitos. [] Tens grupos muy
tranquilos, los paps colaboran bastante en lo que
se les solicita colaborar. Por ah tenemos uno, dos
o tres en cada grupo de nios que tienen dificultades, pero bien (D2).
He trabajado de cuarto a sptimo, y se ve el desfasaje en cuanto a la poca participacin de los
paps, incluso en el seguimiento de los aprendizajes del alumno. [Esta es la] Primera vez que estoy
en primer grado y se nota mucha participacin.
[] Despus he vivenciado que se pierde completamente, y en los ltimos aos el chico est muy
abandonado, en cuanto a lo afectivo y en cuanto
al acompaamiento de su aprendizaje. Lo primero
que marca a un nio es su familia y el entorno de
la familia (K2).
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Predomina entre estos docentes una visin objetivista de los valores como algo absoluto y esttico,
cuyo esplendor est en el pasado y que, en el presente, se pierden o son vapuleados, que merecen ser
recuperados y protegidos. Asimismo, atribuyen a
las familias una responsabilidad indelegable en la
transmisin de los mismos como condicin de posibilidad del trabajo pedaggico escolar. En la tradicin de Durkheim (1973) y de Berger y Luckmann
(1994), la formacin escolar es un complemento de
lo que se inicia en la casa: una socializacin homognea y legtima, responsable de educar en valores
tradicionales, sin lugar para diversas socializaciones posibles ni diferencias culturales dentro de una
misma sociedad. En esa lnea, las miradas de los
docentes expresan resabios del contrato fundacional del sistema educativo, establecido sobre un conjunto de reglas y normas en adherencia a determinados valores constitutivos del proyecto moderno:
la expansin de la escuela, como hemos visto, se
sustent en principios y valores de fuerte sentido
moralizador. Se advierte, en las voces de estos docentes, las resistencias que operan en forma explcita e
implcita sobre los sujetos que, con sus particularidades y diferencias, interpelan a la escuela:
Las sociedades van cambiando y los valores se
han ido perdiendo: el respeto Hay un montn
de cuestiones que quizs antes era enseado en la
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realizadas a los docentes, indagando sobre los contenidos de la formacin tica y ciudadana, aparece esta
concepcin del valor como algo inmutable, objetivo,
que es necesario reconocer, preservar y transmitir.
Eso se expresa en el tipo de actividades propuestas
para la enseanza, en las escasas ocasiones en las
que algn docente las menciona:
Generalmente nosotros tratamos de buscar algunos cuentos que se reflejen con alguna problemtica que estaban pasando en el aula. Entonces ellos
mismo se van dando cuenta y vamos viendo qu es
lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, qu
es lo que est bien y qu es lo que est mal. (B1).
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19 Una capucha es una parte de una prenda de vestir que cubre buena
parte de la cabeza y todo el cuello. Puede ser utilizada como proteccin contra el fro intenso o como moda. En el medioevo, ese
tipo de caperuzas estaban asociadas a los hbitos monsticos,
pero actualmente los jvenes las usan como una expresin sutil
de rebelda, pues algunos delincuentes las usan para dificultar su
identificacin. En cualquier caso, esta u otras explicaciones son
solo interpretaciones posibles sobre la moda y el vestuario de los
jvenes.
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Preguntas e implicancias
de esta investigacin
Las primeras lecturas de estas voces de los docentes nos han permitido detectar algunos contrastes
y contradicciones entre:
Una prescripcin curricular descontextualizada y una prctica educativa que atribuye sus
mayores limitaciones al contexto socioeconmico y cultural.
Un rea de conocimiento que planteaba la
intencin de someter a juicio crtico los discurF OL IO S nme ro 4 1
sos morales dominantes y unas prcticas escolares en las que esos juicios son naturalizados
y transmitidos como contenido de enseanza.
Una expectativa curricular de aportar a la
transformacin de la sociedad a travs de la
educacin ciudadana y una expectativa del
cuerpo docente de que la comunidad recupere
valores perdidos y acompae la educacin
escolar con el ejemplo cotidiano.
Una educacin tica que se presentaba originalmente como espacio de construccin de
lo pblico y unas modalidades de enseanza
en la que cada docente enarbola sus propias
creencias y costumbres como bandera incuestionable y exige a sus alumnos el sometimiento
a ese conjunto representacional.
Al relevar las descripciones y justificaciones de
los docentes sobre sus prcticas de educacin moral
se puede apreciar una fuerte impronta moralista, que
da continuidad a algunas tradiciones civilizatorias,
higienistas y homogeneizantes desarrolladas desde
los orgenes del sistema educativo provincial, tal
como mencionamos al inicio. Lo que circula como
formacin tica y ciudadana en las escuelas parecera ser parte, no obstante, del currculo oculto, que
es la cultura que la escuela transmite e inculca sin
explicitar. Mediante una operacin que constituye
al sistema educativo como depositario de la cultura
oficial, el capital simblico y cultural que la escuela
transmite es catalogado positivamente como la cultura legtima: es til, correcto, moral e indiscutible.
Hay en los relatos la certeza de que el mundo y las
personas deberan ser de un modo y no de otro.
Se delimita una cultura al inculcar que no se puede
deducir de ningn principio universal ni lgico.
Tampoco, en este caso, se deduce de la prescripcin
jurisdiccional.
El diseo curricular provincial no parece ser un
documento de trabajo de uso corriente en la vida
cotidiana de la escuela. Tambin se advierte que
los enunciados del diseo curricular, que pretendan la formacin de sujetos autnomos, crticos y
solidarios, entre otros adjetivos, han tenido escassimo impacto en las prcticas. En gran medida esto
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asientan o son repelidas las innovaciones propuestas. En este caso, esa gramtica escolar subyacente
parece haber deglutido todo intento de renovacin
del rea de formacin tica y ciudadana, relegndola
al olvido o subsumindola en las tradiciones moralizantes preexistentes. Trabajos de evaluacin de
los procesos curriculares de educacin ciudadana,
como el de Cox et al. (2014), comparan
[] los contenidos de diversos currculos nacionales de educacin ciudadana, con el propsito de
establecer bases para la discusin y discernimiento
acerca de la relacin de sus prescripciones con
requerimientos de la preparacin para la vida juntos del presente, y ms concretamente, con la pregunta acerca de cmo tales prescripciones estn
respondiendo a las necesidades de formar para
la dimensin poltica de este vivir juntos (p. 5).
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En la puja que caracteriza la construccin efectiva del currculo escolar no se advierte la presencia de un trabajo de articulacin institucional que
sirva de encuadre, por lo que queda supeditado a las
representaciones y creencias que tienen los docentes
respecto de estas cuestiones. En estas prcticas de
enseanza, como en otros aspectos vinculados con
las condiciones edilicias y laborales, la escuela se
muestra como un pramo desolado, en el que solo
la buena voluntad puede operar ante las inclemencias de lo cotidiano. As lo afirma una de las docentes entrevistadas: Por suerte estamos entre todos
tratando de sacar [adelante] la escuela, poniendo la
mejor voluntad que se puede (C4).
Pero la voluntad no basta. El anlisis que realizamos, si bien se basa en la voz de los docentes y no
los excluye de responsabilidades sobre su actuacin
profesional, apunta a vislumbrar las modulaciones
efectivas de las polticas curriculares e institucionales que se encaraman detrs de enunciados elegantes y dejan a los actores del sistema educativo a
la intemperie.
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Resumen
La educacin en derechos humanos es una mediacin importante para la afirmacin y la construccin de la
democracia. En Brasil, en 2014, se cumplieron cincuenta aos del golpe civil-militar que dio inicio a una larga
dictadura de ms de dos dcadas, con prcticas sistemticas de violacin de los derechos humanos por parte
del Estado. En este contexto es de fundamental importancia desarrollar una pedagoga de la memoria para
educar para el nunca ms en la lnea de la cualificacin y mejoramiento de la democracia. Desde un enfoque
de (des)conmemoracin del cincuentenario de la dictadura civil-militar, este artculo se estructura en tres
partes. En la primera, se presenta el origen de la expresin nunca ms, su incorporacin en la educacin en
derechos humanos y su relacin con la memoria. Se profundiza tambin en diferentes sentidos de la memoria
y sus contribuciones y articulaciones para la educacin para el nunca ms. Por ltimo, se argumenta sobre
por qu educar para el nunca ms. En la segunda parte se presentan tres propuestas pedaggicas desde una
ptica de (des)conmemoracin de los cincuenta aos de la dictadura civil-militar para educar para el nunca
ms: una propuesta de carcter general, otra orientada a la formacin de los docentes, y la tercera, para que
el maestro pueda trabajar con sus alumnos en el aula de clase. Luego, se tejen algunas consideraciones sobre
el tema del trabajo de la(s) memoria(s) y la educacin para el nunca ms.
Palabras clave
Educacin en derechos humanos; memoria y derechos humanos; formacin para la democracia; formacin
de maestros; educacin para el nunca ms.
Abstract
The education in human rights is an important mediation for affirming and building democracy. In Brazil, the
year of 2014 is the 50th anniversary of the civil-military putsch which had started a long period of dictatorship
that lasted more than two decades, with systematic practices of human rights violations by part of the State.
Into this framework it is very important to develop a pedagogy of memory to educate for the never more in
the sense of qualifying and improving the democracy. From the focus on (dis)celebrating the 50th anniversary
of the civil-military dictatorship, this article is structured into three parts. The first one presents the origin of
the expression never more, its incorporation by the human rights education, and its relationship with the
memory. It also deepens into the different senses of the memory and its contributions and articulations to the
education for never more. Finally it argues why to educate for the never more. The second part presents
three pedagogical proposals from the vision of the (dis)celebrating of the 50 years of the civil-military dictatorship for educating for the never more: one general character proposal, another guided to the teacher training,
and the third one for the teacher to work with their students in class. Finally, some considerations are made
about the subject of the work of memory/ies and the education for the never more.
Keywords
Human rights education; memory and human rights; training for democracy; teacher training; education for
the never more.
Novamerica-Grupo de Estudios sobre Cotidiano, Educacin y Cultura/s (GECEC) vinculado al Departamento de Educacin
de la Pontificia Universidad Catlica de Ro de Janeiro (PUC-Ro). Correo electrnico: s.sacavino@novamerica.org.br.
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Introduccin
La educacin en derechos humanos es una mediacin importante para la afirmacin y la construccin de democracia. Comienza a ser desarrollada en
Amrica Latina a mediados de la dcada de 1980,
despus de las crueles experiencias en varios pases
de dictaduras civiles-militares, con prcticas sistemticas de violacin de los derechos humanos por
parte del Estado.
En la medida en que el Estado durante esos
periodos utiliz la violencia, la represin, la tortura,
el secuestro, la censura, la persecucin, la opresin,
las desapariciones y asesinatos como prcticas y
polticas del propio Estado, retomar esos marcos
de la memoria es de fundamental importancia para
afirmar la democracia en el presente y cualificarla
para el futuro. No estamos hablando solo del pasado,
sino potencialmente de qu forma queremos dar
sentido al presente y al futuro, en la construccin
y afirmacin de sociedades democrticas con una
ciudadana activa, inclusiva y participativa.
Mientras que en los pases del Cono Sur al terminar los periodos de dictadura militar enseguida
nombraron comisiones para investigar los horrores
y las violaciones de los derechos humanos por parte
del Estado durante esos gobiernos, en Brasil recin
fue posible, en 2012, instalar la Comisin de la Verdad que realiz su trabajo y elabor un informe para
finales de 2014. Esta instalacin se dio con muchas
resistencias por parte de los sectores de las Fuerzas
Armadas y por los grupos sociales conservadores.
Tambin, en 2014 se cumplieron cincuenta aos del
golpe civil-militar que dio inicio a una larga dictadura de ms de dos dcadas en el pas.
Para hacer presente ese cincuentenario actualizando la memoria, desde diferentes mbitos de la
sociedad civil, instituciones y movimientos sociales,
se impuls y se convoc una (des)conmemoracin
del cincuentenario. Este trmino no es apenas un
juego de palabras, al contrario, es una sntesis poltica alternativa que va mucho ms all del lenguaje
en s, porque es la respuesta semntica reivindicativa
al derecho a la memoria como respuesta a cualquier
intencin de reivindicacin de la efemride de los
cincuenta aos del golpe civil-militar. En este sentido, (des)conmemorar es la contraefemride es el
marco de la memoria plural e irrestricta que apela
a nuevos conceptos, para educar para el nunca ms
y afirmar los derechos humanos para todos los ciudadanos y ciudadanas.
Solo es posible construir un pas democrtico
si (des)conmemoramos y denunciamos los sentidos
opresivos de la dictadura civil-militar y los relacionamos con los dramas actuales de violencias,
racismo, homofobia, machismo, discriminacin y
tantas otras formas de exclusin y autoritarismo
presentes en la sociedad actual, que frenan y minan
la construccin de la democracia. En este sentido,
(des)conmemorar el marco de la dictadura es luchar
por la memoria pblica y sus sentidos en el presente
para transformar el futuro.
Pero (des)conmemorar implica tambin desarrollar procesos de educacin en derechos humanos
que contribuyan a la promocin de una cultura permeada por ellos que cualifique y fortalezca la democracia y la construccin de la ciudadana.
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general, otra orientada a la formacin de los docentes, y la tercera, a que el maestro pueda trabajar con
sus alumnos en el aula de clase. Finalizamos el texto
tejiendo algunas consideraciones que reafirman la
importancia del trabajo de la(s) memoria(s) para la
educacin para el nunca ms.
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Se apuesta para que esta perspectiva de educacin en derechos humanos a partir de la articulacin de los cuatro aspectos ejes mencionados: visin
integral de los derechos, educacin para el nunca
ms, formacin de sujetos de derechos y empoderamiento de los grupos excluidos o subalternizados
contribuya para la afirmacin de la democracia y
para el desenvolvimiento de capacidades que permitan el ejercicio de la ciudadana y la construccin
de la memoria histrica. Todo ello implica saber que
esa construccin de la memoria forma parte de las
luchas polticas, de manera que vara dependiendo
de los momentos histricos de que se trate, y que
hay diferentes formas de renovar la memoria para las
nuevas generaciones, esas que estn hoy muy distantes de los hechos que ella evoca (Stern, 2013, p. 6).
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De esta manera, los ejercicios de memoria histrica no solo forman parte de un capital social y simblico de los ciudadanos, sino que adems estimulan
la necesidad urgente de nuevas miradas, estrategias
y acciones histricas. El ejercicio del derecho de los
pueblos a la memoria, a construir un espacio en el
que los diferentes grupos y personas puedan recrear
y elaborar con libertad su pasado, debe ser garantizado por el Estado.
El derecho a conocer y valorar crticamente las
memorias militantes y la historia de las organizaciones polticas que en diferentes etapas de la historia
del pas, especialmente en los periodos de dictadura
militar, buscaron la transformacin social haciendo
hincapi en la justicia, en la igualdad y en la participacin, y resistieron con los medios que les fue posible las violaciones de los derechos humanos cometidas por el Estado, es otra dimensin importante de
la educacin para el nunca ms. De igual forma, el
combate al terrorismo de Estado como forma poltica de negar el conflicto, de borrar e invisibilizar
las diferencias, de disciplinar autoritariamente a la
sociedad e imponer el mtodo de las desapariciones instrumento utilizado sobre todo durante la
dictadura militar y en los gobiernos dictatoriales,
traducidos en la violacin sistemtica de los derechos humanos de la poblacin. Tambin constituye
otra dimensin la demanda irrenunciable a la verdad, a la justicia y a la reparacin debida, para que
los responsables civiles, polticos, administrativos
y penales de los crmenes (asesinatos, desapariciones, torturas, prisiones) que se cometieron durante
la dictadura, sean investigados, llevados a juicio y
castigados poltica y penalmente.
Una dimensin fundamental de la educacin
para el nunca ms articulada con la memoria, es
su posibilidad de contribuir al intercambio y al dilogo entre las diferentes generaciones; entre aquellas
que vivieron aquel periodo y los jvenes que nacieron posteriormente. Dicha interaccin permite que
se conozca el pasado reciente, as como las diferentes visiones y proyectos de sociedad que estaban en disputa en aquel momento histrico, y, por
otra parte, contribuye a recrear nuevos horizontes
emancipatorios para la construccin de la sociedad
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Pedagoga de la memoria y
educacin para el nunca ms
Para articular pedaggicamente la educacin para
el nunca ms y la memoria, es de vital importancia
tener en cuenta el modo como se indaga el pasado
a partir del presente. Es decir, qu recordar, cmo
recordar y para qu recordar. El papel de los educadores a la hora de trabajar el pasado reciente en la
escuela es fundamental, ya que, adems de poseer un
conocimiento especfico sobre el tema, ellos tambin
son sujetos de derechos, por lo que tienen el desa-
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Desarrollamos los siguientes dispositivos pedaggicos: discusin sobre los sentidos de la memoria
a partir de objetos e imgenes que son evocadores.
Correlacin entre memoria personal y colectiva
basada en la lnea de tiempo de los acontecimientos histricos recientes. Reconstruccin histrica a
travs de la oralidad y de la experiencia personal.
Exposicin fotogrfica sobre el golpe de Estado y
el regreso a la democracia en un contraste visual.
Aproximacin afectiva y anlisis de letras de msica
de resistencia producidas por los artistas durante el
periodo de dictadura. Este ltimo aspecto es transversal en los cuatro talleres.
El segundo taller es sobre 1964: marcas de la
memoria, lecciones de la historia3, con los siguientes objetivos: hacer memoria de las violaciones de
3 1964 se refiere al ao de inicio del periodo de dictadura en la que
los militares gobernaron Brasil. El Golpe civil-militar se produjo el
1 de abril de 1964 con la derrocada del presidente Joo Goulart.
Por las caractersticas de este perodo de dictadura hay diferentes
enfoques histricos en relacin con las fechas de su inicio y finalizacin. Asumimos la perspectiva que considera su finalizacin con
la eleccin de Tancredo Neves para presidente el 15 de enero de
1985.
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Este taller tiene los siguientes dispositivos pedaggicos: a) discusin de documentarios y pelculas
sobre las violaciones y las diferentes miradas acerca
de la dictadura civil-militar; b) aproximacin, interpretacin y vivencia a partir del testimonio de las
vctimas de los que sufrieron torturas, especialmente
las mujeres, de los que tuvieron que partir para el
exilio y de la resistencia cultural expresada a travs
de la poesa y de las msicas de protesta de la poca;
y c) las lecciones de la historia que podemos recoger
actualmente de todas esas experiencias para afirmar
los derechos humanos y construir la democracia.
La poca de la dictadura est marcada por el uso de varios recursos jurdicos denominados Actos Institucionales que colocaron
en prctica la censura, la persecucin poltica, la supresin de los
derechos constitucionales, la falta total de democracia, la tortura
y la represin de los que eran contrarios al rgimen militar.
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El cuarto taller, ltimo del ciclo, es sobre Fortalecer identidades, educar para el nunca ms, con los
siguientes objetivos: a) conocer el significado de educar
para el nunca ms desde la perspectiva de la educacin
en derechos humanos; y b) proponer actividades/proyectos pedaggicos que contribuyan al fortalecimiento
de las identidades subalternizadas y al enfrentamiento
de prejuicios y discriminaciones sociales.
Tiene los siguientes dispositivos pedaggicos:
a) aproximacin visual e histrica del origen del
nunca ms en el Cono Sur; b) apropiacin de los
ejes pedaggicos de educacin para el nunca ms; y
c) elaboracin en grupo de actividades o proyectos
que tengan como eje la vinculacin del pasado/presente y la promocin de una cultura de los derechos
humanos para desarrollar en la escuela.
La tercera propuesta se relaciona con la anterior
y focaliza actividades para que el maestro desarrolle
en clase. Realizamos la seleccin a partir de nuestra
publicacin bimestral, el boletn DD.HH. en la clase,
una publicacin de apoyo pedaggico que presenta
sugerencias prcticas para el trabajo de educacin
en derechos humanos, divulga actividades desarrolladas por los educadores en las escuelas y ofrece
subsidios tericos que apoyen la prctica cotidiana.
Est estructurado de forma que permita reforzar
los temas abordados en el ciclo de talleres pedaggicos para los educadores, siendo una mediacin
importante que contribuye y apoya la insercin y el
debate del tema dentro de la escuela. En ese sentido,
durante este ao la publicacin tiene tambin como
referencia el lema Hacer memoria, tejer ciudadana, fortalecer identidades. Las diferentes articulaciones y aproximaciones entre memoria, ciudadana e identidades se entienden y se presentan como
la posibilidad del educador de abrir ventanas para
la formacin de sujetos que puedan comprender y
actuar en el mundo de forma solidaria y consciente.
Las cuatro actividades aqu seleccionadas estn dirigidas al ciclo de enseanza fundamental para octavo
y noveno ao, las presentamos a continuacin.
Primera actividad Derechos a la memoria y a
la verdad: focaliza el trabajo con el concepto de
memoria, su aproximacin a las historias de vida y
80
su importancia para la construccin de las identidades individuales y sociales. Se apoya en el conocimiento del derecho a la memoria y a la verdad destacando que en los ltimos treinta aos, en Amrica
del Sur, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay crearon Comisiones de la Verdad que en muchos casos
sirvieron para denunciar y mostrar graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante los
periodos de dictadura civil-militar en estos pases.
En Brasil, recin fue posible instalar la Comisin
de la Verdad el 16 de mayo de 2012, creada por la
Ley12.528/2011 para hacer efectivo el derecho a la
memoria y a la verdad histrica sobre las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas entre el
18 de septiembre de 1946 y el 5 de octubre de 1988,
en especial en el periodo de la dictadura civil-militar
(1964-1985).
Dialogar sobre la importancia de la historia de
vida personal y colectiva. Hacer un resumen de
lo que los alumnos entienden por memoria/
olvido. Preguntas que pueden ayudar: Qu
memorias nos hacen sentir bien? Qu memorias nos gustara evitar? Es posible recordar
todo lo que vimos, sentimos y omos? Recordamos las cosas siempre de la misma manera
o nuestras memorias cambian? Conocen a
alguien que haya perdido la memoria? Qu
sucedi con ella?
Poner una msica suave y pedirles a los
alumnos que busquen en su memoria hechos
importantes de su vida que les hayan dado
felicidad, tristeza o rabia. Pedir que escriban
en pocas lneas dicha historia.
A continuacin, pedirles que recuerden hechos
importantes que hayan ocurrido en su comunidad y que hayan cambiado la vida de las
personas. Pedir que escriban en pocas lneas
esa historia.
Organizar grupos para que los alumnos compartan sus escritos.
Una vez compartidas las historias, cada grupo
deber hacer una representacin a partir de
una de ellas o de partes de varias, y presentarla
a los compaeros.
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dictadura militar. Un libro para los que nacieron mucho despus, de Joana DArc F. Ferraz
y Elaine de A. Bortone, disponible en: www.
observatorioedhemfoco.com.br
Hacer una breve presentacin de las ideas centrales del libro, destacando la tapa y la dedicatoria. Por tratarse de una publicacin HQ, y en
formato electrnico, los alumnos se mostrarn
interesados en participar.
Conversar libremente sobre la relacin entre
memoria, historia y derechos humanos. Identificar qu es lo que los alumnos saben sobre
derechos humanos, sobre la importancia de
defenderlos y sobre las situaciones de negacin
y de violaciones de esos derechos.
Hacer la lectura colectiva de la obra utilizando
algunos fragmentos de la historieta. Sugerimos, en orden, las siguientes pginas: 7, 12, 13,
15, 18, 19, 10, 23, 11 y, para terminar, las pginas 24, 25 y 26. En caso de que la escuela tenga
laboratorio de informtica, la lectura de este
libro ser un buen momento para utilizarlo.
Observacin: queda a criterio del educador
seguir ese orden o hacer una lectura secuencial. Lo importante es que la lectura sea colectiva y que durante la misma los alumnos se
sientan involucrados con la historia y con sus
personajes.
Despus de la lectura y del debate en torno a las
situaciones que presenta el libro, proponerles
que en grupo realicen con el celular un breve
video sobre las memorias del periodo de la dictadura militar y sobre las luchas por la democratizacin de Brasil. La idea es que los grupos
partan de una pregunta corta y directa para que
el entrevistado tambin pueda ser breve. Funcionarios del colegio, familiares y personas del
barrio son posibles candidatos. Cules son las
memorias de la dictadura militar y de los aos
de transicin democrtica? Qu hechos marcaron aquel momento histrico? La actividad
se puede realizar en el horario del recreo, a la
hora de la salida o en casa. Hacer hincapi en
la necesidad de que cada grupo debe estar bien
preparado para hacer el trabajo.
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Cada grupo presentar el video a sus compaeros. El educador deber sealar las convergencias y las diferencias entre los testimonios.
Subrayar la importancia de romper con los
silencios y con los olvidos en relacin a las graves violaciones a los derechos humanos. Destacar que dicho ejercicio se debi a la necesidad
de rescatar memorias/olvidos sobre hechos
determinados y que la historia se escribe a
partir de la contextualizacin, del anlisis, de
la interpretacin de los relatos, as como de
otras fuentes histricas.
En caso de que sea deseo de todos, y luego de
pedirles autorizacin a los entrevistados y a
los educadores, pueden publicarse los videos
en una fan page del grupo o individual para
profundizar y actualizarse sobre el tema de la
violacin y la lucha por los derechos humanos
con base en hechos recientes.
Tercera actividad Tejer la ciudadana, fortalecer
la democracia: reafirmar el compromiso con una
ciudadana crtica y participativa es importante para
la construccin de la democracia. Este ao de 2014,
adems de (des)conmemorar los cincuenta aos de
la dictadura civil-militar en el marco de la memoria
plural e irrestricta que apela a otros conceptos, para
educar para el nunca ms y afirmar los derechos
humanos para todos los ciudadanos y ciudadanas,
tenemos tambin elecciones presidenciales y para
el poder legislativo. En el da tras da del pas estn
presentes las campaas electorales, con la baja credibilidad de gran parte de la poblacin en los polticos por no sentirse representados, pero tambin
las luchas por la conquista de derechos y de otras
formas de participacin. Reflexionar de manera crtica sobre la ciudadana actual tejida y fuertemente
influenciada por la lgica del mercado que transforma las personas y los derechos en mercadera es
importante para calificar la democracia.
Dividir el curso en grupos y a cada uno distribuirle hojas blancas, revistas, bolgrafos, marcadores, pegamento y tijera para que hagan el
afiche de campaa de un candidato inventado
por ellos.
El objetivo es que hagan una campaa poltica basndose en el impacto visual. Por eso,
el educador deber subrayar la importancia
de saber elegir los elementos utilizados para
hacer el afiche, a saber: la postura, las caractersticas fsicas, la expresin, la ropa del candidato, los smbolos, los logos, los eslogans, los
colores, etc.
Una vez hechos los afiches, cada grupo deber
presentarlo al resto del curso y explicar el porqu de ciertas elecciones al hacer la propaganda del candidato. Comparar las decisiones
tomadas por los alumnos con la propaganda
electoral que se divulga en los medios.
Luego de la presentacin, destacar las convergencias y las diferencias en las decisiones tomadas por los grupos, y debatir sobre la influencia de la publicidad en la toma de nuestras
propias opciones. Preguntarles a los alumnos
si ya compraron algn producto a causa de la
propaganda y sobre los recursos y estrategias
de seduccin de que se sirve la publicidad.
Indagar sobre los riesgos del abuso del marketing poltico para la prctica de la ciudadana.
Para terminar, pedirles que peguen los afiches
de los candidatos por las paredes de la escuela,
con un cartel abajo que diga: Candidato o
producto?. Consumidor o elector?.
Como desdoblamiento, solicitarles que organicen actividades que sirvan de estmulo, en la
comunidad escolar, para discutir sobre cmo
los polticos son tratados como un producto de
consumo en las campaas electorales. La idea
es que dichas actividades contribuyan al ejercicio de una ciudadana crtica y participativa.
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de la dcada de 1970; la campaa de las Directas Y, en 1984; los movimientos sociales por
el derecho a la tierra, a la vivienda; etc. Pueden
darse los ejemplos oralmente, pero sera interesante que se hiciera por medio de imgenes
y de recortes de noticias distribuidas al curso.
Pedirles a los alumnos que busquen informacin sobre las personas/grupos mencionados
(o sobre otros grupos/personas) que lucharon
o luchan por los derechos, y tambin sobre
los instrumentos legales/instituciones que
actualmente trabajan para defender y garantizar esos derechos en Brasil. Cada grupo har
una puesta en comn sobre los resultados
obtenidos en su investigacin. Se sugiere que
armen una cartelera con los hombres y mujeres imprescindibles.
Luego de la presentacin de los grupos, preguntarles: Cules son las luchas por los derechos que ustedes consideran imprescindibles
para que las violaciones cometidas en el pasado
no se repitan en el Brasil de hoy?
Con el objetivo de afirmar el nunca ms y de evidenciar la importancia de hacer memoria sobre
las luchas por los derechos para que las violaciones no se repitan, repartir la letra de la cancin
Pequea memoria de un tiempo sin memoria,
de Gonzaguinha, y cantar juntos, disponible en:
www.observatorioedhemfoco.com.br
Contextualizar la msica con los movimientos de resistencia a la dictadura civil militar
de Brasil. Pedirles que, espontneamente,
identifiquen los versos que consideren ms
significativos.
Para educar para el nunca ms es importante
mantener viva la memoria individual y colectiva
que exige favorecer visiones crticas del pasado y
sus realidades, pero tambin lcidas y con capacidad
de integracin y saneamiento colectivo capaces de
exigir justicia y movilizar energas de construccin
de futuro y de consensos.
En la educacin en derechos humanos no se
puede ignorar u ocultar el pasado, porque si no se
reconoce el pasado, no es posible construir el futuro
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Consideraciones finales
Para finalizar este artculo que, de ningn modo
pretende cerrar el camino que nos lleva a la articulacin entre la educacin para el nunca ms y
la(s) memoria(s), destacamos algunos puntos que
consideramos importante reafirmar esperando no
ser redundantes. En los procesos educativos no es
suficiente con solo recordar, es necesario reflexionar
teniendo en cuenta que cada persona lleva consigo
muchas historias y memorias construidas a travs
de diferentes percepciones y experiencias. Recomendamos que la aproximacin a los temas sea gradual integrando diferentes dimensiones, individual,
colectiva, afectiva, cognitiva.
De la misma manera que en la educacin en
derechos humanos afirmamos el reconocimiento
de la dignidad humana y el derecho a la vida como
fundamentales, debemos conocer y reconocer los
errores del pasado para intentar evitar que se repitan en el futuro. En ese sentido, memoria, historia
y derechos humanos son conceptos ntimamente
relacionados e importantes para la construccin
de las sociedades y las democracias actuales. As lo
expresa Ricardo Lagos:
Muchos creyeron que para superar los traumas del
pasado era suficiente dar vuelta la pgina o echarle
tierra a la memoria. Una sociedad no se hace ms
humana negando el dolor, el dolor de su historia;
por el contrario, lo nico que se consigue con eso
es ofender y crear sufrimiento. [] No hay futuro
sin pasado (Lpez, 2006, p. 16).
84
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Resumen
El presente trabajo se inserta en el campo de estudios sobre juventud y poltica, entendida esta ltima como
aspecto clave del vnculo con el proyecto comn al que los jvenes se suman formalmente como nuevos
ciudadanos. Desde una perspectiva psicosocial y con foco en el contexto contemporneo argentino, el artculo problematiza la relacin entre cmo conciben los jvenes a la ciudadana en un plano ideal y cmo
son sus actitudes como ciudadanos en-situacin, con especial inters en las tensiones y articulaciones entre
la moral y la poltica, lo individual y lo social. En esta lnea, se presentan y analizan resultados de un estudio
realizado en Argentina entre el 2011-3 con jvenes estudiantes (N=275) en el cual se indaga, por una parte, sus
modelos de ciudadana y, por otra, sus propuestas para abordar la llamada inseguridad, una problemtica
percibida por ellos como central y actual, enfrentndolos a una alta conflictividad social. Como resultado, se
establecen tres ideal/es de ciudadano (individual, social y poltico) y tres tipos de posicionamiento subjetivo
(punitivo, disciplinar y poltico), que se infieren a partir de sus propuestas para abordar la inseguridad. Se
concluye problematizando y reflexionando sobre la correlacin hallada en la mayora de los participantes
entre el ideal individual del ciudadano, con fuerte impronta moral, y el posicionamiento punitivo frente al
conflicto, y remarcando la necesidad de trabajar en pos de la incorporacin de la dimensin social y poltica
al pensamiento de los jvenes.
Palabras clave
Jvenes, Ciudadana, Conflicto social.
Este artculo cuenta con el aval de los proyectos PICT-2012-2751 (ANPCyT), UBACyT 20020110200204 y PIP (CONICET)
11220100100307, bajo la direccin de la Dra. M. Kriger.
CONICET-IDES-UBA. Doctora en Ciencias Sociales (FLACSO), y Docente Investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales
de la UBA. mkriger@gmail.com.
3 Licenciada en Comunicacin Social (UBA), y Docente Investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. cyndaiban@gmail.com.
87
Abstract
This paper is part of the field of studies concerning youth and politics, understood as a key part of the bond
between young people with the common project to which they are formally added as new citizens. It questions
the relationship between how young people think the citizenship in an ideal plane and how their attitudes as
citizens in situation, from a psychosocial perspective and with a focus on contemporary Argentine context. It
has a special interest in the tensions and links between morality and politics, and individual agency and social
dimensions. In this line, this article discuss results of a study conducted in Argentina between 2011-3 among
young students (N = 275). It inquires, first, the models of citizenship and, secondly, its proposals for addressing
the perceived call insecurity as a central and current problem that confronts the social conflict. As a result,
three ideals of citizenship (individual, social, and political) and three types of subjective positioning (punitive,
disciplinary, and political) are set, inferring from their proposals for resolving insecurity. Then, it examines
the correlation found in most of the participants between the individual ideal of citizenship, with strong moral
impression, and the punitive positioning among the conflict. Finally, it notes the need to work towards incorporating social and political dimension to the thinking of the young people.
Keywords
Young people, Citizenship, Social Conflict.
Presentacin
En el presente artculo nos proponemos contribuir
a la comprensin del vnculo entre juventud, ciudadana y poltica en la Argentina contempornea,
a partir del anlisis de hallazgos parciales de una
investigacin emprica realizada entre 2011 y 2013
entre jvenes estudiantes (N=275) de siete escuelas de diferente nivel socioeconmico de Ciudad
de Buenos Aires y el Conurbano. Dicho estudio
fue realizado en un momento de irrupcin de los
jvenes en la sociedad (Kriger, 2012 y 2013; Nuez,
2012; Vommaro, 2013) que habilit lecturas diversas: desde la ms cauta propuesta de encantamiento
de lo pblico (Aguilera, 2011) a la crtica idea de
la consagracin de la juventud como causa militante (Vzquez, 2013), y a la audaz celebracin de
la re-politizacin de los jvenes en el marco de una
epistemologa de la esperanza (Saintout, 2013). En
nuestro contexto, este proceso tiene su correlato en
una reconfiguracin de la figura del joven, que en
el plano jurdico es expresada particularmente en la
Ley Nacional 26774 del 2012, que adelanta la edad
del voto a los 16 aos.
Todo ello adquiere una fuerza notable en contraste con la despolitizacin de los jvenes en las
dcadas anteriores, sostenida por un discurso hegemnico que describa sus prcticas como atomi-
Tomamos como punto de partida el fuerte distanciamiento entre las representaciones altamente
positivas de la ciudadana y las totalmente negativas de la poltica halladas en un estudio realizado
entre el 2005-7 (Kriger, 2007), que en su momento
caracterizamos como dialctica de enemigos ntimos (Kriger, 2010: 16). Esta nos pareci sintomtica del estallido del 2001, en tanto divorcio efectivo
de los ciudadanos y la clase poltica, que dio lugar a
una concepcin anti-poltica singular, que no era lo
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El estudio
La investigacin ms amplia a la que referimos
aqu fue realizada entre los aos 2011 y 2013, sobre
una muestra de alumnos (N=275) de 17 a 18 aos
de edad, de ambos gneros, provenientes de siete
escuelas medias de la Ciudad de Buenos Aires y el
Conurbano, de diverso nivel socioeconmico. La
primera etapa de la misma, de corte cuantitativa,
consisti en un estudio descriptivo con diseo transversal en el que se aplic a la totalidad de la muestra
un cuestionario escrito individual y autoadministrable, de 34 tems. Presentaremos y analizaremos
aqu resultados parciales de esta instancia, ligados
especficamente a los temas de la ciudadana (tem
22) y de la inseguridad (tems 17, 24 y 18), que
describimos a continuacin:
El tem 22 indaga el modelo ideal del ciudadano,
preguntando: Supongamos que tens que compo-
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ner tu frmula del ciudadano ideal: qu importancia le daras en ella a cada una de estas acciones?.
Luego se ofrecen 11 opciones que los jvenes deben
ponderar de acuerdo con una escala de Lickert
(ascendente del 1 al 5, en el que 1 equivale a ninguna
importancia y 5 a mxima importancia), y representan acciones ciudadanas. Estas estn emparentadas de modo implcito con distintas concepciones
filosficas e histricas de la ciudadana, implican
el ejercicio de ciudadanas ms activas o ms deficitarias (Ruiz Silva, 2007) y de diversa intensidad
(ODonell, 2004) y tambin ofrecen una gama que
va de la dimensin social individual hasta la ms
ampliamente poltica y colectiva. Son las siguientes: a) Prctica cvica: Cumplir y hacer respetar los
derechos y deberes de los ciudadanos; b) Prctica
solidaria: Participar de acciones sociales solidarias;
c) Prctica moral: Ser responsable en el estudio,
trabajo o profesin; d) Prctica partidaria: Formar
parte de un partido poltico; e) Prctica manifestativa: Participar en marchas y manifestaciones; f)
Prctica de protesta estudiantil: Participar en tomas
de escuela o facultad; g) Prctica electiva: Votar
responsablemente; h) Prctica apoltica: Participar
de organizaciones ciudadanas, preferiblemente sin
banderas polticas; i) Prctica tributaria: Pagar los
impuestos; j) Prctica ciudadana legislativa: Promover nuevas leyes para cambiar/ampliar los derechos de los ciudadanos; y, k) Prctica de protesta
social: Participar en cortes de calle, rutas, como
forma de protesta social.
El tem 17 indaga el reconocimiento de la inseguridad: La inseguridad es para vos un problema
actual clave?, dando dos opciones de respuesta: 1)
S y 2) No.
El tem 24 busca conocer comparativamente el
inters de los jvenes en la inseguridad y pregunta:
Alguno de los temas mencionados en el cuadro anterior te interesa, en particular?. Luego, se les solicita
marcar los tres ms importantes (en orden ascendente); entre estas opciones estn: 1) la poltica; 2)
la identidad; 3) la historia; 4) los derechos humanos
en la Dictadura; 5) los derechos humanos hoy; 6)
los derechos humanos en general; 7) la inseguridad (sic).
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El tem 18 es una pregunta abierta, y est orientado a conocer los posicionamientos subjetivos a
travs de las propuestas para resolver el problema de
la inseguridad entre quienes lo reconocieron como
tal en el tem 17, y dice: En caso de que hayas optado
por responder s en el punto anterior, propn cul te
parece la medida clave (solo una) para resolverlo.
Resultados
Presentamos a continuacin los resultados y su anlisis en tres partes: a) la primera se focaliza en el tem
orientado a establecer ideal/es del ciudadano de los
participantes a partir de la valoracin de diversas
prcticas ciudadanas; b) la segunda se centra en los
tems referidos al tema de la inseguridad y sus posicionamientos subjetivos frente a la misma; c) la tercera pone en relacin las partes a) y b), entre el modo
ideal y el modo situado de concebir la ciudadana.
De la frmula del ciudadano
ideal al ideal del ciudadano
Comencemos con los resultados del tem 22 donde
se ponderan las prcticas como componentes de una
frmula ideal: Supongamos que tens que componer
tu frmula del ciudadano ideal: qu importancia le
daras en ella a cada una de estas acciones?, cuyos
resultados se pueden ver en la tabla 1:
Si sumamos los valores 4 (alto) y 5 (mximo),
encontramos que las prcticas a las cuales se asigna
mayor importancia son las siguientes, en orden
ascendente: ser responsable en el estudio, trabajo o profesin (opcin c), con un 86,9%; votar
responsablemente (g), con un 86,2%; cumplir y
hacer respetar deberes y derechos cvicos(a), con
un 85,8%; pagar los impuestos (i) con un 76%;
promover nuevas leyes para cambiar y/o ampliar
los derechos (j): 72%; participar en actividades
solidarias (b): 60,7%; Participar de organizaciones
ciudadanas preferiblemente sin banderas polticas
(h): 32,2%; Participar en marchas y manifestaciones (e): 12,4%; Participar en tomas de escuela o
facultad (f): 10, 9%, Formar parte de un partido
poltico (d): 9,9% y Participar en cortes de calle,
rutas, como forma de protesta social (k): 9,4%.
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Tabla I
a) Prctica cvica:
Cumplir y hacer
respetar los derechos
y deberes de los
ciudadanos
Valores
b) Prctica solidaria:
Participar de
acciones sociales
solidarias
c) Prctica moral:
Ser responsable en
el estudio, trabajo
o profesin
d) Prctica partidaria:
Formar parte de
un partido poltico
Frecuencia
Frecuencia
Frecuencia
Frecuencia
Ninguna
0,4
0,7
0,4
66
24
Baja
1,8
27
9,8
1,5
82
29,8
Media
33
12
79
28,7
31
11,3
100
36,4
Alta
88
32
96
34,9
106
38,5
23
8,4
Mxima
148
53,8
71
25,8
133
48,4
1,5
e)Prctica
manifestativa:
Participar
en marchas y
manifestaciones
Valores
f) Prctica de
protesta estudiantil:
Participar en
tomas de escuela
o facultad
g) Prctica
electiva: Votar
responsablemente
h) Prctica
apoltica:Participar
de organizaciones
ciudadanas,
preferiblemente sin
banderas polticas
Frecuencia
Frecuencia
Frecuencia
Frecuencia
Ninguna
67
24,4
131
47,6
2,5
38
13,8
Baja
100
36,4
57
20,7
2,2
64
23,3
Media
74
26,9
57
20,7
25
9,1
90
32,7
Alta
22
20
7,3
68
24,7
47
17,1
Mxima
12
4,4
10
3,6
169
68,5
36
13,1
Valores
i) Prctica tributaria :
Pagar los impuestos
j) Prctica ciudadana
legislativa :
Promover nuevas
leyes para cambiar/
ampliar los derechos
de los ciudadanos
k) prctica de
protesta social :
Participar en cortes
de calle, rutas,
como forma de
protesta social
Frecuencia
Frecuencia
Frecuencia
Ninguna
11
2,2
121
44
Baja
2,9
2,2
83
30,2
Media
37
13,5
65
23,6
45
16,3
Alta
110
40
100
36,4
16
5,8
Mxima
109
39,6
98
35,6
10
3,6
92
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Tipo de prctica
1) Individual
(c) Moral
(g) Electiva
(a) Jurdica
(i) Tributaria
2) Social
(j) Legislativa
(b) Solidaria
(h) Apoltica
3) Poltico
(e) Manifestativa
(f) Protesta estudiantil
(d) Partidaria
(k) Protesta social
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93
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incluido en cualquiera de estos grupos, el sujeto debe haber ponderado con los valores 4 (alto) y 5 (mximo) al
menos tres de las prcticas ciudadanas que lo componen. Segn la importancia asignada a las opciones dadas,
entonces, un mismo sujeto puede adherir a uno, dos o tres ideal/es de ciudadano (si punte dos opciones de cada
uno en los niveles ms altos), o a ninguno de ellos (si no punte al menos dos opciones de alguno en los valores
ms altos). Los resultados obtenidos pueden verse en la siguiente tabla, donde consta el nmero de casos y el
porcentaje del total de la muestra que adhiri a cada ideal del ciudadano. Aqu el valor 0 indica la no adhesin
(los que no asignaron alta y mxima importancia a ninguna, una o dos opciones/componentes de ese ideal) y
el valor 1 la adhesin (los que se lo asignaron a tres o cuatro):
Tabla 3. Ideales de ciudadano
Ideal Individual
c (moral), g (electiva),
a (jurdica), i (tributaria)
Ideal social
j (legislativa),
b (solidaria), h (poltica)
Ideal poltico
e (manifestativa), f (de
protesta estudiantil),
d (partidaria), k
(protesta social)
Frecuencia
Porcentaje
vlido
Frecuencia
Porcentaje
vlido
Frecuencia
Porcentaje
vlido
37
13,5
126
45,8
259
94,2
238
86,5
149
54,2
16
5,8
Total
275
100,0
275
100,0
275
100,0
Grfico N 1
Como puede observarse, prevalece el ideal individual (86,5%) por sobre el ideal social (54,2%) y el
ideal poltico (5,8%), presentando este ltimo una
notable disminucin de casos. A su vez, ntese que si
sumamos los casos de los tres ideales (238+149+16),
el total (403) no coincide sino que supera los casos
de la muestra (N=275), ya que una gran parte de los
sujetos se incluye en ms de un ideal.
Como quinto paso, analizamos en cuntos y
en qu grupos/ideales del ciudadano participan los
sujetos, tal como indica la tabla 4.
En primer lugar, observamos que el 45,5%, (125
casos) adhiere a dos ideales, un 43,6 % (120) solo a
94
F OL IO S nme ro 4 1
Tipo de Ideal
19
Frecuencia
Individual
104
87%
Social
14
12%
Poltico
2%
Individual/Social
122
97,6
Social/poltico
1,6
Individual/poltico
0.8
Individual, social
y poltico
11
Total
Frecuencia
Porcentaje vlido
19
6.9%
120
43,6%
125
45,5%
11
4%
275
100%
Grfico N 2. Reconocimiento de la
inseguridad como problema
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95
ISSN: 0123-4870
8 Si se toma en cuenta que los DDHH hoy abarcan una multiplicidad de cuestiones (desde el derecho a una vivienda digna, al trabajo, a la salud a la educacin, etc.), los DDHH en la Dictadura
hacen referencia especficamente a la violencia ejercida desde el
Estado, y los DDHH en general a quienes no discriminan entre
uno y otro, resulta muy significativo que siendo los nicos temas
de esta lista que implican la presencia directa de la violencia, el
tema de menos inters sea el de los DDHH en la Dictadura (6,35%).
y el de ms inters, el de la inseguridad (32,54 %).
F OL IO S nme ro 4 1
96
F OL IO S nme ro 4 1
A continuacin, puede verse en el siguiente cuadro la distribucin de los casos y porcentajes segn el
tipo de propuesta en que se enmarcan sus respuestas:
Tabla N 6. Posicionamientos y tipos de propuesta
para resolver el problema de la inseguridad
Posicionamiento
Soluciones
Frecuencia
Porcentaje
vlido
Punitivo (soluciones
condenatorias y
represivas)
111
45,9
Disciplinar(soluciones
educativas y
antipolticas)
55
22,6
Poltico (soluciones
jurdicas y
socioeconmicas)
38
15,7
97
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Cantidad de
Ideales de
ciudadano
SI
Frecuencia
Reconocimiento de la
inseguridad como problema
19
Individual
104
87%
Social
14
12%
Poltico
2%
Individual
y social
122
97,6
Social y
poltico
1,6
Individual
y poltico
0.8
Individual,
social y
poltico
11
Total
98
NO
Frecuencia
Frecuencia
Frecuencia
19
6.9%
15
78,9%
21,1%
120
43,6%
114
95,0%
5%
125
45,5%
115
92,0%
10
8%
11
4%
72,7%
27,3%
275
100%
252
91,6%
23
8,4%
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Tabla 8. Relacin entre ideal individual del ciudadano (puro y combinado) y posicionamientos frente a la inseguridad
Ideal individual del ciudadano
Solo individual
Individual y social
Posiconamiento
Frecuencia
Frecuencia
Frecuencia
Punitivo
51
49,0
48
39,3
Disciplinar
28
26,9
24
19,7
18,2
Poltico
13
12,5
25
20,5
18,2
Sin propuesta
12
11.5
25
20,5
63,6
Total
104
100
122
100
11
100
Conclusiones y perspectivas
Qu opinin tiene, as, de sus conciudadanos, cuando cabalga armado; de sus vecinos, cuando cierra sus puertas; de sus hijos
y sirvientes, cuando cierra sus arcas?
Hobbes (1651) 2001, p. 103.
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100
A partir de nuestro estudio se ha puesto en evidencia algo que ambas posiciones subjetivas del
deber ser y del ser en situacin y ambos modos de
pensar ideal y situado comparten el estar atravesados por un esquema de pensamiento individual, que supone abordar la complejidad social y
sus procesos, a partir de acciones individuales de
los sujetos. El mismo parece operar con el mecanismo de la inversin a partir de la cual los efectos
devienen causas (el pobre, el excluido, el chico de
la calle como causa de la inseguridad que podra
combatirse si se lo elimina, encarcela, educa o se
lo ayuda econmicamente). Y es ms: creemos que
es posible que genere el terreno frtil para la emergencia de una asociacin entre lo moral-jurdico y
lo punitivo-represivo, que ya Freud (1930) haba
puesto de manifiesto al tratar sobre el supery, instancia psquica que cumple la funcin de conciencia
moral y de ser portador de ideal del yo.
Mientras que la prctica moral individual tiene
que ver con la responsabilidad individual (sea en
las actividades privadas: estudio, trabajo o profesin
como respecto a los deberes cvicos: votar responsablemente), en las propuestas contra la inseguridad
la moral aparece bajo el signo de lo punitivo. Ser
porque el otro es divisado como causante de la
inseguridad, que la solucin puede pasar por una
respuesta individual dirigida a castigar al culpable?
En esta lnea, el posicionamiento punitivo se mueve
en un esquema de pensamiento individual segn
el cual los procesos sociales se reducen a conflictos
entre individuos donde unos son vctimas de ah
el reclamo de proteccin, seguridad y otros victimarios o potenciales agresores.
Tenemos as, por un lado, en el plano del Ideal,
una moral de la responsabilidad y el deber que se
vale de un modelo de perfeccin (como el Ideal-delyo freudiano) que sirve como parmetro para medir
las conductas. Por otro, en el plano de las relaciones
sociales donde siempre est latente la posibilidad
del conflicto y enfrentamiento con el otro, una
moral superyoica vigilante de cada acto del sujeto
y castigadora en caso de inadecuacin o infraccin,
a veces con los mtodos ms crueles.
En un futuro trabajo podra ahondarse en el
origen de este esquema vctima/victimario para
F OL IO S nme ro 4 1
Referencias bibliogrficas
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102
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Resumen
Este artculo de reflexin, derivado de un proceso de investigacin sobre las representaciones sociales sobre
Derechos Humanos en un grupo de estudiantes, indaga por el proceso de conocimiento y vivencia que tienen los
estudiantes de diferentes licenciaturas de la Universidad Distrital durante su proceso formativo como docentes.
En su desarrollo, se muestra cmo el campo de la representacin social se origina en las vivencias cotidianas
(tanto en la universidad como fuera de ella) que tienen los estudiantes en sus experiencias de conocimiento y
vulneracin a los DD.HH, a partir de las cuales emerge la pregunta por el sentido, el significado, la utilidad y la
finalidad de los derechos en una sociedad como la colombiana y, muy particularmente, en una facultad que se
dedica a la formacin de licenciados en educacin. Igualmente, se cuestiona la escasa voluntad poltica que
existe para hacer ms visible y concreta la Educacin en Derechos Humanos (EDH) en los planes de estudio
de los futuros docentes, as como en los proyectos educativos de las facultades de educacin. Al final, el artculo sugiere algunas ideas fuerza para potenciar la formacin de licenciados desde la perspectiva de la EDH.
Palabras clave
Formacin docente, Derechos Humanos, Educacin en Derechos Humanos, sujeto de derechos.
Abstract
This reflection article, derived from a research process about social representations of Human Rights in a group
of students, explores the process of knowledge and experience that undergraduate students from Universidad
Distrital have during their training process to become teachers. It shows how the field of social representation
originates in the daily life experiences of students (both in the university and beyond) where they become aware
of Human Rights violation experiences. They begin to question the meaning, significance, usefulness and purpose of rights in the contexts of societies like Colombia and particularly, in a Faculty dedicated to the teacher
training. Likewise, the lack of a political will to make Human Rights Education (HRE) more visible and tangible
in the curricula for future teachers is questioned, as well as the educational projects in Faculties of Education.
Finally, the paper suggests some key ideas to enhance future teachers training from a HRE perspective.
Keywords
Teacher training, Human Rights, Human Rights Education, subject of rights.
Este trabajo se origina en los aportes ofrecidos por el seminario del Doctorado Interinstitucional en Educacin UPN: El nio/a
como sujeto de derechos, ofrecido por el profesor Alexander Ruiz Silva en el primer semestre de 2014 y en la investigacin:
Representaciones sociales sobre Derechos Humanos en un grupo de docentes en formacin de las licenciaturas en Educacin con nfasis en Ciencias Sociales, Fsica, Artstica e Ingls de la Facultad de Ciencias y Educacin de la Universidad
Distrital Francisco Jos de Caldas. El estudio se llev a cabo en el periodo 2010-2012 con el apoyo y financiacin del Centro
de Investigaciones y Desarrollo Cientfico (CIDC) de la misma universidad y con el aval y acompaamiento del Grupo de
Investigacin Amautas (pedagogas crticas y formacin de sujetos), al cual pertenece el autor.
Docente investigador de la Facultad de Educacin de la Universidad Distrital, adscrito al Proyecto Curricular de Ciencias
Sociales. Correo electrnico: eagudeloc@udistrital.edu.co
103
Introduccin
Poder conocer y entender el lugar que ocupan los
DD.HH en el proceso de formacin de docentes es
interrogarnos por lo que viene aconteciendo en la
formacin de los futuros docentes como sujetos de
derechos y cmo van a encarar ellos esta tarea en
el desempeo de sus prcticas pedaggicas. Para
dar cuenta de ello, retomo algunos testimonios de
estudiantes de diferentes licenciaturas de la Universidad Distrital, a partir de los cuales se constata
que el conocimiento de los DD.HH proviene ms
de las experiencias personales, familiares y sociales
asociadas a la vulneracin de sus derechos que a
situaciones de disfrute y garanta de estos.
Al respecto, Magendzo (2005, pp. 31-32) nos
recuerda que:
[] Educar en Derechos Humanos en Amrica
Latina significa educar para el ejercicio de los
derechos [], esto implica partir de la visin
de los oprimidos, pero que fueron alfabetizados en derechos humanos por haber vivido en
carne propia la violacin de sus derechos y haber
tomado conciencia de esta prctica educativa
para luchar contra la impunidad y por un estado
de derecho.
Referentes conceptuales3
Este artculo no pretende establecer un debate
terico sobre el concepto formacin docente, que
supone adems un debate histrico sobre lo que ha
sido y lo que debe ser tal formacin; tampoco se
propone realizar un balance de la amplia produccin
terica e investigativa en Colombia. Simplemente
pretendo presentar algunas lneas de reflexin que
aportan a esclarecer la intencin de este trabajo.
La historia de la formacin docente en Colombia
nos devela una serie de retos que se deben emprender para transformar el imaginario social que existe
sobre los maestros, as como mejorar el desempeo
de las instituciones que se dedican a la formacin
profesional de los docentes. En ese sentido, Giroux
(2003) nos recuerda que:
Uno de los puntos de partida sera reconocer la
importancia de educar a los estudiantes en los lenguajes de la crtica y la posibilidad; es decir, proporcionarles a los maestros la terminologa crtica
y el aparato conceptual que les permitiera no solo
analizar crticamente las deficiencias democrticas
y polticas de las escuelas, sino tambin desarrollar los conocimientos y habilidades que habrn
de fomentar las posibilidades para la generacin
F OL IO S nme ro 4 1
104
En consonancia con los planteamientos anteriores, se debe anotar que la construccin de ese
proyecto poltico y cultural para la formacin de
docentes necesariamente implica un proceso de
deconstruccin y reconstruccin de los sentidos y las
prcticas que han acompaado en nuestro pas la
F OL IO S nme ro 4 1
formacin de licenciados, en tanto los rasgos histricos del proceso formativo de maestros que se han
esbozado a lo largo de esta aproximacin nos indican la manera en que los docentes han sido funcionales a la racionalidad educativa instrumental que
coloca el nfasis de los procesos educativos en las
necesidades del mercado y muy poco en las necesidades del sujeto. Desde esa perspectiva, la propuesta
de Giroux (1997) para repensar los procesos de formacin docente resulta bastante retadora y esclarecedora, toda vez que nos permite complementar
la idea esbozada por Herrera en la cita anterior e
indagar en las prcticas formativas de los licenciados de ciencias sociales qu tanto nos acercamos a
una propuesta de formacin docente vinculada a las
posibilidades de una teora social radical que nos
permita llevar a cabo ese proceso de deconstruccin
pedaggica, epistemolgica, tica y poltica.
El proyecto de hacer un currculum de poltica
cultural como parte de un programa de educacin del profesor consiste en asociar teora social
radical y un conjunto de prcticas estipuladas a
travs de las cuales quienes estudian para profesores se capacitan para desmantelar y cuestionar
los discursos educativos dominantes, muchos de
los cuales son vctimas de una racionalidad hegemnica e instrumental que o bien limita o bien
ignora los imperativos de una democracia crtica.
[] Nosotros deseamos refundir la educacin
del profesor y hacer de ella un proyecto poltico
mejor, una poltica cultural que defina a quienes
estudian para profesores como intelectuales con la
voluntad de establecer esferas pblicas donde los
estudiantes puedan debatir, asimilar y aprender
el concomiendo y las habilidades necesarias para
hacer realidad la libertad individual y la justicia
social (Giroux, 1997, p. 219).
105
ISSN: 0123-4870
Una teora y una prctica de los Derechos Humanos, entendidos como productos culturales, tender siempre a crear, a constituir, a buscar y a
constituir, a buscar y a suscitar acontecimientos,
encuentros, espacios significativos de interaccin
que aumenten la intensidad de nuestras actitudes
y aptitudes, a empoderarnos y empoderar a los
otros. Para ello, debemos ampliar nuestras formas
de comprensin de los Derechos Humanos y considerarlos como procesos normativos, sociales,
polticos, econmicos que abran o consoliden
espacios de lucha por la dignidad humana, en
otros trminos: conjuntos de prcticas que potencien la creacin de dispositivos y de mecanismos
que permitan a todas y a todos poder hacer sus
propias historias. [] Comencemos por definir
los Derechos Humanos por lo que son: productos culturales que faciliten la construccin de las
actitudes y aptitudes que nos permitan poder
hacer nuestras vidas con el mximo de dignidad
(Herrera, 2005, p. 30).
Significa que todas las personas independientemente de su sexo, origen nacional o tnico y sus
condiciones econmicas, sociales o culturales
tienen la posibilidad real de recibir educacin
sistemtica, amplia y de buena calidad que les
permita: comprender sus Derechos Humanos y
sus respectivas responsabilidades; respetar y proteger los Derechos Humanos de otras personas;
entender la interrelacin entre Derechos Humanos, estado de derecho y gobierno democrtico;
y ejercitar en su interaccin diaria valores, actitudes y conductas consecuentes con los Derechos
Humanos y los principios democrticos. Entendemos este derecho a la educacin en Derechos
Humanos como parte del derecho a la educacin
y como condicin necesaria para el ejercicio efectivo de todos los Derechos Humanos.
[...] Es comn que la Educacin en Derechos
Humanos sea circunscrita muchas veces a capacitacin en Derechos Humanos, que es apenas
una faceta de aquella. El Instituto Interamericano
De esta reflexin se deriva un importante imperativo tico para las facultades de educacin y para
el futuro desempeo profesional de los docentes
en formacin, por cuanto todo proyecto educativo debe construir, decidida y abiertamente, un
conjunto de actitudes y aptitudes que nos permita
vivir cada vez ms en dignidad. Para lograr esto, las
facultades de educacin requieren precisar y definir
propuestas pedaggicas ms explcitas que hagan
posible la EDH.
F OL IO S nme ro 4 1
106
F OL IO S nme ro 4 1
Una vez establecidas las referencias conceptuales en las que se enmarca este artculo de reflexin,
pasemos ahora a presentar cmo es que los estudiantes que se forman para ser docentes conocen
los DD.HH en el contexto de las facultades de educacin y qu tanto esto redunda en su formacin
como sujetos de derechos.
Esta exigencia implica que la Educacin en Derechos Humanos (EDH) en las instituciones formadoras de docentes deje de ser un pedido externo que
demandan distintos instrumentos polticos y jur5 Los testimonios que sustentan este apartado hacen parte de la
investigacin: Representaciones sociales sobre Derechos Humanos
en un grupo de docentes en formacin de las licenciaturas en Educacin con nfasis en Ciencias Sociales, Fsica, Artstica e Ingls
de la Facultad de Ciencias y Educacin de la Universidad Distrital
FJC. Esta investigacin, de corte cualitativo, adopt la investigacinaccin (IA) como mtodo que orient el proceso investigativo.
Latorre citando a Elliot define la investigacinaccin como un
estudio de una situacin social con el fin de mejorar la calidad de la
accin dentro de la misma (2007, p. 24). Basados en este mtodo
de investigacin, se seleccionaron cuatro tcnicas de recoleccin
de informacin: entrevista en profundidad, relatos de vida, grupos
de discusin y la asociacin libre de palabras, tcnica propia de
la psicologa social.
107
ISSN: 0123-4870
108
F OL IO S nme ro 4 1
Sin embargo, dicha necesidad y dicho imperativo para los programas de formacin docente choca
con una serie de barreras que impiden su reconocimiento y visibilizacin en los planes de estudios
de las diferentes carreras, pues lamentablemente
la formacin de licenciados se ve limitada, ya que
quienes las dirigen privilegian la formacin disciplinar en detrimento del saber pedaggico y, ms an,
del saber orientado a la formacin de los profesores
como sujetos de derechos. Sobre esto, dos estudiantes de licenciatura en Ingls y en Fsica comparten
esta visin:
[] Los profesores no le ven tanta importancia
a los Derechos Humanos, aunque es un aspecto
vital. Yo pienso que se enfocan ms en la parte
de formacin acadmica, es decir, en ensear los
contenidos disciplinares y la parte digamos pedaggica, pero no incluyen los Derechos Humanos
como eje de formacin. La verdad yo no s cul
es la razn por la cual los profesores dejan a un
lado los DD.HH, por qu no los tienen en cuenta
(entrevista, Licenciatura en Ingls).
No conozco ninguna asignatura o ctedra sobre
DD.HH dentro del proyecto. Es que todava creo
que manejamos un currculo muy cerrado, la
mayora le da importancia a las asignaturas que
tiene que ver con la disciplina (la Fsica), pues toda
Tal y como se observa en los anteriores testimonios, los estudiantes de la facultad perciben desinters en los profesores para incluir y desarrollar contenidos relacionados con los DD.HH y la EDH en
los planes de estudio de sus respectivas licenciaturas,
en el sentido de que ni siquiera alcanzan a considerarlo como un aspecto relevante para la formacin
de licenciados y su futuro desempeo profesional.
Si bien en esta reflexin hace referencia a experiencias especficas que se dan en el marco de una
facultad de educacin y que nos indican la ausencia
de un eje de formacin especfico en DD.HH, llama
poderosamente la atencin que el Plan Nacional de
Educacin en Derechos Humanos (PLANEDH), al
aproximarse a un diagnstico de la EDH en el pas,
concretamente sobre docentes y agentes educativos,
afirme los siguiente:
Se entiende que son personas que se reconocen
como sujetos de derechos con formacin y sentido
de su accin educadora, es decir, con una intencionalidad poltica definida, que hacen acopio
de un saber en Derechos Humanos, con competencia pedaggica y metodolgica para generar
la movilizacin de pensamiento y/o la accin en
Derechos Humanos.
En relacin con el grado de inclusin de los Derechos Humanos como contenido de la formacin de
los agentes educativos, las hiptesis que asume el
PLANEDH es la siguiente:
El pas no cuenta con un sistema estructurado de
formacin de agentes educativos que integre de
manera sistemtica la reflexin pedaggica y la
didctica sobre la EDH.
La existencia de ctedras y asignaturas, de cursos
y talleres y an de algunos postgrados no dan
cuenta per se de un sistema estructurado de agentes educativos. Para que ello suceda es necesario:
F OL IO S nme ro 4 1
109
ISSN: 0123-4870
Contrario a lo que sucede en la educacin formal, en la educacin popular, que se gesta en las
dinmicas de las ONG y los movimientos sociales,
la EDH ha sido adoptada e incorporada como eje
estructurante de formacin, debido a que gran parte
de su esencia educativa corresponde a procesos de
promocin, defensa y reivindicacin de DD.HH que
demandan con urgencia las poblaciones a las que se
dirige su accin organizativa.
Por el contrario, las instituciones escolares no
demandan procesos educativos que promocionen el
conocimiento y defensa de los DD.HH, pues all su
desconocimiento e irrespeto se vive a flor de piel. La
escuela, como poder constituido, est controlada y
determinada por relaciones de poder que se afirman
con el desarrollo de polticas pblicas, las cuales, de
una u otra manera, limitan el desarrollo y empoderamiento de poderes constituyentes que afirmen la
propuesta ticopoltica de los DD.HH como un
discurso emancipador en el contexto escolar. Tal
poder constituyente es capturado y absorbido por el
poder constituido y representado; al decir de Martnez (2007, p. 105), el poder constituyente queda
encerrado en figuras polticas abstractas, que siguen
produciendo un sujeto despolitizado, pasivo, que se
convierte en fuente de legitimidad y no de poder10.
9 El PLANEDH presenta diversas estrategias para fortalecer la formacin docente en este campo, aunque aqu solo se cita la que
directamente tiene relacin con la formacin de profesores.
10 Un buen ejemplo de esto es lo que ha venido sucediendo con los
consejos de estudiantes despus de su reconocimiento e institucionalizacin legal que les confiri la Ley General de Educacin y
concretamente el decreto reglamentario 1860 de 1994. Estos consejos, al quedar atrapados por la fuerza constituida de la ley y la
formalidad de las instituciones educativas, perdieron su carcter
crtico, movilizador y beligerante y se convirtieron en una caja de
resonancia de las directivas educativas con escasas posibilidades
de transformacin, contrario a lo que suceda con los consejos estudiantiles cuando se gestaban al margen o en la clandestinidad de
los poderes institucionales. Al respecto, uno de los apartados del
artculo 29 del Decreto 1860 afirma: el Consejo Directivo deber
convocar, en una fecha dentro de las cuatro primeras semanas
del calendario acadmico, sendas asambleas integradas por los
alumnos que cursen cada grado, con el fin de que elijan de su seno,
110
Si bien las propuestas del Movimiento Pedaggico de la dcada de los ochenta y comienzos de
los noventa, incorporadas, por dems, en el marco
normativo de la Ley General de Educacin, tuvieron
una amplia difusin y recepcin en las escuelas, esas
mismas iniciativas fueron recibidas e implementadas con la misma racionalidad tcnicoinstrumental
que caracteriza el funcionamiento de estas instituciones y rpidamente perdieron su carcter crtico
y transformador al caer en la lgica del disciplinamiento y el control que invisibilizan al estudiante y
a un nmero representativo de docentes como sujetos de derechos. Esto lo ilustra claramente Mclaren
cuando sostiene:
Por un lado, los neoconservadores han definido
a la escuela como un apndice del mercado laboral, un subconjunto de la economa, y encubren
su anlisis con la jerga tecnocrtica de la teora
del capital humano. Por el otro, los liberales han
criticado ms a fondo la instruccin escolar, pero
hasta ahora han sido incapaces de abordar los problemas ms graves en el interior de las escuelas:
una sociedad dividida en razas, clases y gneros.
En consecuencia, los preceptos resultantes para la
reforma escolar han quedado seriamente limitados a formas de reformismo burgus despojadas
de una crtica concertada del capitalismo. []
Pasivamente, han entregado la reforma educativa
a una devocin ciega por el procedimiento, ms
que demostrar un inters por los objetivos sociales
emancipatorios. Adems, las pedagogas de tipo
administrativo cada vez ms populares han dado
por resultado la proposicin de polticas que promueven despojar a los maestros de sus habilidades
y crear una racionalidad tecnocrtica en la cual la
instrumentacin est desprovista de planeacin y
concepcin, y el modelo dominante de lo que es
el maestro se convierte en un tcnico u oficinista
de cuello blanco (2005, pp. 82-83).
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De este modo, los docentes en formacin conocen algo del contenido, de la jurisprudencia y de
los mecanismos de proteccin de derechos como
consecuencia de las vulneraciones que han vivido
en el plano personal, familiar, social o universitario
y no como consecuencia del disfrute y el respeto
de los mismos en sus vidas. As, la pregunta por la
dignidad es respondida a partir de experiencias de
indignidad que los han marcado y los han llevado,
por necesidad de proteccin, a acercarse al discurso
y la propuesta de los DD.HH.
Esto, a su vez, nos llev a constar que el estudiante de la facultad de educacin, al momento de
enfrentarse a una situacin de vulneracin de sus
derechos o de los de personas cercanas, no cuenta
con los conocimientos necesarios para enfrentar
dichas situaciones en las que se vio comprometida
su dignidad, es decir, ni su paso por la educacin
bsica y media ni por la educacin superior lo han
capacitado y formado para el ejercicio de sus derechos a partir del conocimiento y uso de los cuerpos
polticos y normativos que existen para tal finalidad.
No se entiende cmo un pas como Colombia,
que tiene uno de los ndices ms altos en violacin
a los DD.HH y un alto porcentaje de impunidad en
su sistema judicial, no lleve a cabo un trabajo profundo de EDH con unos de los actores principales
del sistema educativo, los maestros.
Al respecto, quisiera poner a consideracin
algunas ideasfuerza que contribuyan a fortalecer
la formacin de docentes en las facultades de educacin, con el fin de potenciar el reconocimiento y
el empoderamiento de las nias, los nios y jvenes
como sujetos de derechos:
En primer lugar, es necesario que en los programas de formacin de docentes, ms especficamente en los planes de estudio, se habiliten espacios de conocimiento explcito de los
DD.HH como un rea del saber pedaggico,
poltico y social, en direccin a que se respeten
los derechos de los estudiantes, se identifiquen
los derechos efectiva o potencialmente vulnerados y se desarrollen las habilidades necesarias para la utilizacin de los instrumentos
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Por tanto, una cultura de los DD.HH en el contexto de las instituciones educativas, que se oriente
al reconocimiento de las nias, los nios y los jve-
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Resumen
En este artculo propone una serie de indagaciones sobre las relaciones entre poltica, moral y escolaridad
desde la perspectiva de Pierre Bourdieu. En primera instancia, se describen los anlisis de este autor sobre
poltica, sus hallazgos empricos en cuanto a la relacin entre produccin de opiniones polticas y esquemas
morales, y la fundamentacin especfica que encuentra en la escuela como institucin de competencias
sociales y reconocimiento moral. Luego se muestran los diferentes sentidos y relaciones que la moral y la
poltica toman en las reflexiones del autor. Por ltimo, se presentan avances preliminares de una investigacin
en curso, inspirada en estas indagaciones, sobre las condiciones morales de la formacin de disposiciones
polticas en una escuela de clases altas en el conurbano bonaerense.
Palabras clave
Poltica, moral, escuela, Bourdieu.
Abstract
This article proposes a series of inquiries into the relationship between politics, moral and education from the
perspective of Pierre Bourdieu. Firstly, we describe the analysis of Bourdieu on politics focusing on their
empirical findings on the relationship between the production of political opinions and moral schemes and it
specific basis in the school as an institution of social skills and moral recognition. Then we show the different
meanings and relationships between moral and politics. We end by presenting preliminary results of a ongoing research inspired by these inquiries, about the moral conditions for the formation of political dispositions
in a school of higher social classes of Great Buenos Aires.
Keywords
Politics, moral, school, Bourdieu.
1 Este artculo cuenta con el aval de los proyectos PICT-2012-2751 (ANPCyT), UBACyT 20020110200204 y PIP (CONICET)
11220100100307, bajo la direccin de la Dra. M. Kriger.
2
Doctor en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires (UBA), becario postdoctoral del CONICET y docente de la Facultad
de Ciencias Sociales de la UBA. Correo electrnico: juanduk2002@yahoo.com.ar
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Si bien Bourdieu ha abordado problemticas polticas desde sus primeros trabajos sobre Argelia en el
marco de la guerra de independencia (cfr. Bourdieu
1960;1961;1962; Bourdieu et al., 1963; 1964), hasta
sus intervenciones pblicas durante las huelgas de
1995 en Francia, en oposicin a las polticas neoliberales (Bourdieu 1998b, 2001; Poupeau y Discepolo,
2002), solo recientemente y a partir de su muerte en
2002 su obra ha comenzado a ser analizada por su
contribucin especfica a una discusin sociolgica
sobre la poltica en el marco de las sociedades occidentales democrtico-liberales. En ese sentido, y sin
pretensin de exhaustividad, en los ltimos diez aos
se destacan las publicaciones de exgetas de la obra
de Bourdieu especficamente dedicados a esta faceta
de su obra: algunos cercanos a la posicin del autor
como es el caso de la compilacin de Wacquant (2005)
sobre el valor de los anlisis de Bourdieu para abordar la poltica democrtica, o el anlisis de la nocin
de campo poltico realizada por Gutirrez (2005);
otros como el de Nordmann (2010) que desarrollan
en contrapunto la posicin de Bourdieu y las crticas
de Rnciere, buscando llegar a una tercera posicin
superadora; o excepciones como el incisivo trabajo
de Lane (2006); hasta la compilacin de Lescourret
(2013) que reedita el dossier de la revista francesa
Cites a diez aos de la muerte de Bourdieu frente a la
edicin de sus cursos en el Collge de France Sobre
el Estado (1989-1992), o el apartado dedicado a la
actualidad de esos cursos en las Actes de la Recherche
en Sciences Sociales (2014) fundada por Bourdieu en
1975. Ms all de cuestiones relativas al funcionamiento del campo editorial y la necesidad de editar
novedades especialmente de autores clebres ya
fallecidos (el caso de la obra de Foucault nos parece
ejemplar) y los modos de reproduccin de las luchas
del campo intelectual por la herencia bourdieuana
entre ortodoxos y heterodoxos, se cree que en los
anlisis sociolgicos de Bourdieu sobre la poltica
aparecen elementos interesantes para reflexionar en
cuanto a sus condiciones sociales y su vnculo complejo con la moral y la escolaridad.
3 Realizada en el marco de una beca postdoctoral del CONICETArgentina, aborda desde un enfoque etnogrfico la formacin de
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Para mostrar la debilidad del supuesto de la igualdad frente a la cultura y la poltica, Bourdieu analiza
el ndice de no respuesta a diferentes encuestas sobre
temas polticos desde la educacin superior hasta la
relacin de Francia con Argelia (Bourdieu, 1979).
A partir de una serie de correlaciones, este anlisis
le permite evidenciar que las competencias (social
y tcnica) para producir opiniones sobre poltica
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accin, para Bourdieu la poltica comienza, propiamente hablando, con la denuncia de ese contrato tcito, de adhesin al orden establecido que
define la doxa originaria (Bourdieu[1982] 2001, p.
188), mostrando que el orden social es el resultado
de relaciones de fuerza y de sentido entre grupos y
clases, por lo tanto no es eterno y ni natural, y oponiendo a la doxa un proyecto de transformacin
social. As, la poltica se opone aqu a la moral
porque muestra que el inters comn oculta la universalizacin de intereses particulares, posicin que
Bourdieu ubica del lado de la crtica de la sospecha
(Bourdieu, 1997b). En ese sentido se observa lo que
podemos llamar una moral instituida que contribuye al orden poltico instituido (encuentro entre
doxa y ortodoxia) mediante la adhesin dxica propia de la dominacin, lo que incluye la autoexclusin
y la alodoxia de los sectores desfavorecidos, como
se muestra en el anlisis de La distinction que revisamos en los apartados anteriores. En otro sentido,
la moral se opone la poltica concebida en trminos
restringidos y que implica un conjunto de esquemas de pensamiento y accin especficos propios
de las luchas en el seno del campo poltico, y por lo
tanto relativamente autnomos de las conminaciones morales. Pero hay ms. Hay una dimensin de
la moral que no se opone a la poltica en un sentido
muy particular: es la relativa al movimiento que va
de la adquisicin, por parte del agente, de competencias sociales de reconocimiento moral de grupo
o clase (lo que Bourdieu llama nobleza obliga) en la
cual la escolaridad desempea un papel central, a la
posibilidad de formacin de disposiciones polticas.
Este punto se analizar para finalizar.
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un barrio privado del conurbano bonaerense (Buenos Aires, Argentina). Esta investigacin retoma la
perspectiva de Bourdieu (1979) que se viene desarrollando tanto en discusiones de orientacin terica
(Dukuen, 2013b) como en indagaciones empricas
sobre la relacin entre jvenes y poltica (Kriger y
Dukuen, 2012a y b; 2014), en la cual se seala una
clara correlacin entre cultura y poltica: como ya
se mencion, para el socilogo francs la escuela,
en tanto institucin de competencias/disposiciones
sociales en los estudiantes, contribuira a la distribucin desigual entre las clases de las competencias/
disposiciones polticas, lo que tendra una particular
efecto potencial en la formacin de disposiciones
polticas en los estudiantes de clases altas.
Este sealamiento opera como punto de partida de nuestra investigacin, en la medida en que
nuestras indagaciones empricas se desarrollan en
el marco de los estudios sobre juventud y poltica
en Argentina (cfr. Kriger, 2012; Nez, 2012; Vzquez y Vommaro, 2012; Vommaro, 2012; Chaves,
2010; Saintout, 2006, 2010) donde la presencia
de la perspectiva bourdieuana es menor, si bien
podemos mencionar las investigaciones de Vzquez (2010, 2012) que toman como objeto agentes
o agrupaciones con prcticas militantes, refiriendo
a la crtica de Bourdieu ([1978]1990b) al uso de la
categora jvenes que ya se esboz8 y a sus nociones de habitus y trayectorias. Sin embargo, estos
estudios no suelen ocuparse de la gnesis social de
las disposiciones polticas en dominios de la prctica
(cfr. Dukuen, 2013a) no especficamente militantes (como el dominio escolar), pero que operaran
como su condicin de posibilidad (Bourdieu 1979;
[1980] 1990a:256-257); ni toman como objeto a las
clases altas9, siendo esa relacin la que precisamente
9 Bourdieu ha llamado la atencin respecto a que los grupos selectos estn protegidos contra el anlisis por un efecto de violencia
simblica. Y afirma que el mejor testimonio de ese poder de imposicin simblica es la escasez por no decir ausencia, en toda
literatura cientfica, de los anlisis de las prcticas ms especificas
del mundo escolar de esos grupos (Bourdieu [1989] 2013: 167, n.1).
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8 Se resalta, porque lejos de una comprensin esencialista, la categora jvenes es objeto de las luchas de clasificacin que comprenden
al campo de estudios de juventud, a los partidos y agrupaciones
polticas y militantes, al Estado y a los agentes que son identificados por ellas.
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Artculos
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Rsumn
Nous tudions dans cet article les pronoms personnels de troisime personne du franais et de litalien dans
une perspective psychomcanique. Nous commencerons par voir que les pronoms personnels de troisime
personne peuvent tre smiologiquement identiques des dterminants et quils viennent aprs ces derniers
dans lidognse, puis nous situerons les pronoms personnels de troisime personne par rapport aux pronoms
personnels de premire et de deuxime personne, et nous verrons que les pronoms personnels de troisime
personne peuvent appartenir au plan nominal ou au plan verbal. Nous tudierons ensuite de faon dtaille
les pronoms personnels de troisime personne du franais et de litalien, et nous nous intresserons plus
particulirement aux pronoms franais y et italien ci dans une dernire partie.
Mots cl
Pronoms personnels de troisime personne ; franais ; italien ; psychomcanique du langage.
Resumen
Estudiamos en este artculo los pronombres personales de tercera persona del francs y del italiano en una
perspectiva psicomecnica. Veremos para empezar que los pronombres personales de tercera persona pueden
ser semiolgicamente idnticos a los determinantes y que vienen despus de stos en la ideognesis, luego
situaremos los pronombres personales de tercera persona en cuanto a los pronombres personales de primera
y segunda persona, y veremos que los pronombres personales de tercera persona pueden pertenecer al plano
nominal o al plano verbal. Estudiaremos despus de manera detallada los pronombres personales de tercera
persona del francs y del italiano, y nos interesaremos ms especficamente por los pronombres francs y e
italiano ci dentro de una ltima parte.
Palabras clave
Pronombres personales de tercera persona; francs; italiano; psicomecnica del lenguaje.
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Abstract
We study in this article the French and Italian third-person pronouns from a psychomecanical point of view. To
begin with, we will see that the third-person pronouns can be semiologically identical to determiners and that
they come after these ones in the ideogenesis, then we will situate the third-person pronouns in relation to the
first and second-person pronouns, and we will see that the third-person pronouns can belong to the nominal
or to the verbal plan. We will study afterwards more precisely the third-person pronouns in French and Italian,
and we will observe specifically the French pronoun y and the Italian pronoun ci in a last part.
Keywords
Third-Person Pronouns; French Language; Italian Language; Psychomecanics of Language.
Quelques principes de
psychomcanique du langage
Nous commencerons par rsumer quelques-uns des
grands principes de la psychomcanique du langage.
Si cette dernire est aujourdhui trs largement utilise en linguistique franaise et hispanique, elle
est en revanche peu connue en dehors de ces deux
domaines.
Primer semestre de 2015 pp. 131-142
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Nous allons rappeler brivement la thorie guillaumienne des pronoms compltifs et suppltifs.
Gustave Guillaume dfinit ainsi les deux catgories
(1982, pp. 47-48) :
La catgorie du pronom prise en son entier, comprend des pronoms de deux sortes : les uns suppltifs, se suffisant en discours eux-mmes, les autres
compltifs, ne se suffisant pas eux-mmes et exigeant dtre accompagns dun nom.
Les pronoms il, je, tu, le, me, lui etc., etc je cite
au hasard sont suppltifs, ils se suffisent euxmmes : Je parle, tu travailles, il mennuie, il lui
explique etc., etc
Les pronoms possessifs mon, ton, son, les dmonstratifs ce, cet, les articles, sont des pronoms < compltifs >. Ils requirent dans lemploi ladjonction
dun nom : mon livre, ce tableau, la table.
Rappelons galement que les pronoms compltifs ont une incidence interne proche de celle du
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134
Ces explications, que nous reprenons trs largement Grard Moignet, nous permettent de voir
prsent quelle est la place du pronom personnel il
par rapport aux autres personnes, je et tu.
La psychomcanique du langage parle souvent
du face--face de lhomme et de lunivers. Le locuteur, en face de ce dernier, est oblig de se positionner, et il ne peut se positionner que comme un tre
particulier dans lunivers. Cet tre particulier est le
rsultat dun mouvement de pense de singularisation qui permet au locuteur de sisoler de la masse
de lunivers grce la premire personne, le je. Si
le il dunivers reprsente donc un universel lintrieur duquel la personne na pas encore trouv de
place, je, au contraire, reprsente la personne qui sest
particularise. La deuxime personne vient aprs la
premire : pour quil y ait tu, il faut quil y ait dj je.
Ces deux premires personnes ont la particularit
dtre des personnes de discours : la premire personne est une personne qui parle, et qui parle dellemme, et la deuxime personne est une personne
qui lon parle, et qui lon parle delle-mme. Derrire
la premire et la deuxime personne, on retrouve
donc la troisime personne, comme la montr Gustave Guillaume (voir par exemple Guillaume, 1982).
Il faut par consquent distinguer lintrieur de la
catgorie de la personne une personne dont on parle
et une personne dun rang particulier dans la situation de communication (Guillaume, ibid., p. 56) :
Une langue comme le franais a constitu un systme de la personne dont lanalyse repose sur des
distinctions < maintenant connues >, savoir :
1) la personne dont il est parl, qui est toujours
prsente, et que nous nommerons la personne
objective ;
2) lintitul ordinal de la personne objective. Cet
intitul ordinal assigne une personne objective
un rang, issu du rapport interlocutif existant dans
lacte mme de langage.
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Nous devons enfin ajouter que Gustave Guillaume (Guillaume, 1982) distingue des pronoms
personnels qui appartiennent au plan nominal et
des pronoms personnels qui appartiennent au plan
verbal. Les pronoms personnels qui appartiennent
au plan nominal ont pour caractristique de pouvoir
avoir une fonction prpositionnelle dune part (cest
pour eux, mais pas : *cest pour leur), et de pouvoir
tre expressifs dautre part (Eux lisent, mais pas *Leur
lisent). Les pronoms personnels du plan verbal nont
aucune de ces proprits et ne sortent pas du plan
du verbe (je lis). Un pronom comme lui a pour particularit de relever aussi bien du plan nominal (Lui
lit ; cest pour lui), que du plan verbal (je lui parle).
Il nous faut pour finir observer les pronoms complment dobjet indirect lui et leur. Ces deux pronoms ont en commun de ne pas marquer le genre,
puisquils peuvent aussi bien renvoyer un ou des
masculins (il y avait mon ami et je lui ai parl ; il
y avait mes amis et je leur ai parl) qu un ou des
fminins (il y avait mon amie et je lui ai parl ; il y
avait mes amies et je leur ai parl). Mais lui et leur ne
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Parmi ces formes, seul loro nest pas seulement pronom personnel, puisquil peut galement
tre dterminant possessif pluriel, comme le leur
franais.
Les pronoms personnels complment dobjet
direct marquent tous le genre en italien, puisque lon
aura aussi bien propos de il libro, lo leggo et de la
rivista, la leggo qu propos de i libri, li leggo et de le
riviste, le leggo. Comme en franais, lo, la, le et gli
(trs proche phontiquement du pronom personnel
complment dobjet direct pluriel li) sont galement
des articles et constituent dans ce cas un avant de
leur fonction de pronoms personnels suppltifs. Lo
et gli ne sont toutefois pas les articles les plus courants en italien, puisquils ne sont employs que dans
certaines conditions, con i nomi maschili, davanti
a parole inizianti per vocale, davanti a parole inizianti per x, y, z, s preconsonantica, gn, pn, ps, sc e
davanti alle semivocali i (cio con la vocale i seguita
da unaltra vocale) e j (Sensini et Roncoroni, 1990,
pp. 65-66). Litalien a donc comme pronoms personnels complment dobjet direct lo et li au lieu de
il et i, formes ressenties comme trop brves phontiquement par rapport leur matire, qui est celle
dun pronom suppltif, matire plus pleine que la
matire dun article. On peut galement penser que
lo et li se sont rapprochs par analogie, puisque tous
deux sont des articles qui sopposent il et i par leur
contexte phontique dapparition.
Parmi les pronoms personnels complment dobjet
direct, certains sont galement complment dobjet
indirect : le pronom complment dobjet direct pluriel
fminin le, qui est galement pronom complment
dobjet indirect au singulier pour le fminin (Quando
la vedo e le parlo mi batte fuortissimo il cuore e impazzisco (Internet)), et le pronom complment dobjet
direct pluriel masculin li, que lon retrouve, avec la
forme gli, comme pronom personnel complment
dobjet indirect singulier masculin (Gli ho detto che
mi piace ma ora ? (Internet)) ou, en italien familier,
fminin, et, dans la langue orale, comme pronom personnel complment dobjet indirect pluriel (Li chiam
e gli disse tutta la verit, pour reprendre lexemple que
donnent Marcello Sensini et Federico Roncoroni, qui
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Les pronoms y et ci
Le franais et litalien ont deux pronoms y et ci, qualifis de pronoms adverbiaux, qui peuvent renvoyer
lespace, mais galement un antcdent neutre
ou anim et, pour ci, tre pronom personnel rciproque, complment dobjet direct ou complment
dobjet indirect de la premire personne du pluriel.
Il convient donc de reconstruire le mouvement de
pense de chacun de ces mots.
Le franais y
Y peut renvoyer, lorsquil est pronom adverbial,
lespace (Milan, jy suis all quelques jours), mais il
connat galement deux autres emplois : un emploi
rgional connu sous le nom de y bourguignon
o y peut essentiellement reprendre un antcdent
neutre et est complment dobjet direct, et un emploi
o y peut renvoyer un antcdent neutre ou anim
et est essentiellement complment dobjet indirect.
Si le y pronom adverbial vient en premier dans
lidognse (cest lespace qui simpose le premier
dans la pense et duquel cette dernire sabstrait
progressivement2 1), le y bourguignon vient ensuite
2 Dans des tournures lexicalises comme fr. Jy suis ! ou it. Ci tengo
!, y et ci ont un sens spatial abstrait et correspondent donc une
saisie prcoce de y et ci avec un sens spatial plein.
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Si le y bourguignon peut avoir une source clairement exprime, comme dans cette phrase o y est
cataphorique : Jy sais bien, que tu dois venir, il peut
galement avoir un antcdent trs flou, comme
dans la phrase
qui suit, prononce par une cliente qui a fait tomber son sac dans un tal : Jy sentais venir, quIsabelle
Fougres et Maria Candea (2011, p. 51) paraphrasent
de la faon suivante : je sentais venir la chute du sac, le
geste maladroit ou la mauvaise position qui allait provoquer un enchanement malheureux, le fait davoir
des ennuis en faisant trop de courses en une fois, etc.
Le pronom y, quand finit lidognse, est essentiellement pronom personnel complment dobjet
indirect, et correspond donc, chronologiquement,
un aprs du complment dobjet direct, fonction
qui tait la sienne lors de la saisie prcdente. Y
peut galement dsormais renvoyer un antcdent neutre comme un antcdent anim, comme
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Conclusion
Nous avons tudi dans cet article les pronoms personnels de troisime personne en franais et en italien, essentiellement partir de la psychomcanique
du langage. Aprs avoir rsum les grands principes
sur lesquels se fonde cette dernire, nous avons rappel la thorie guillaumienne des pronoms compltifs
et suppltifs, et nous avons vu que dans bien des cas
les pronoms personnels de troisime personne taient
smiologiquement identiques un dterminant, dont
ils constituaient alors un aprs idogntique. Nous
avons ensuite situ les pronoms personnels de troisime personne par rapport aux pronoms personnels
de premire et de deuxime personne : si ces derniers
runissent en eux deux personnes, une personne qui
parle et qui parle delle-mme et une personne qui
lon parle et qui lon parle delle-mme, en revanche
les pronoms personnels de troisime personne ne
gardent que lide de personne dont il est parl, ce
qui fait de il un aprs de je et de tu. Nous avons dans
un deuxime temps tudi de faon dtaille les pronoms personnels de troisime personne du franais
et de litalien dans une perspective contrastive. Cette
perspective contrastive sest rvle particulirement
intressante lorsque nous avons compar les pronoms
franais y et italien ci dans notre dernire partie. Nous
avons vu que lidognse de y commence avec y pronom adverbial de lieu, continue avec le y bourguignon, qui ne peut qutre complment dobjet direct
et avoir un antcdent neutre ou inanim, et finit avec
y complment dobjet indirect, qui peut renvoyer
un antcdent neutre ou anim. Le mouvement de
pense de ci commence quant lui avec ci pronom
adverbial, continue avec ci pronom personnel rciproque, complment dobjet direct ou complment
dobjet indirect de premire personne du pluriel, et
ci se vide ensuite peu peu de la notion de personne
pour signifier dabord la personne dont on parle mais
qui nappartient plus la situation de communication,
puis pour renvoyer un antcdent inanim et, enfin,
un antcdent neutre.
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Resumen
Este artculo recoge los hallazgos de la Pontificia Universidad Javeriana-Bogot (PUJ-Bogot), como parte de
un estudio multicaso realizado por trece universidades del pas pertenecientes a la Red de Lectura y Escritura
en Educacin Superior (RedLees). En este estudio de caso se caracteriza la formacin inicial de los estudiantes en lectura y escritura para su posterior desempeo acadmico en la universidad. Se parte del anlisis de
la formacin de los estudiantes en la educacin media, se analiza tambin su formacin durante el curso de
primer ao y se indaga por los aprendizajes empleados semestres despus para el desempeo acadmico.
As mismo, se analizaran los contenidos de la asignatura de primer semestre dedicada a la enseanza de la
lectura y la escritura y se recogen percepciones de los docentes de lengua materna y de un curso disciplinar.
Los resultados ofrecidos por el cruce de las diversas fuentes de informacin se utilizan para hacer propuestas
orientadas hacia la consolidacin de una poltica institucional para la lectura, la escritura y otros factores
derivados de su accionar como la oralidad y la transformacin y construccin de conocimiento.
Palabras clave
Alfabetizacin acadmica, formacin en lectura y escritura, poltica de lectura y escritura, interdisciplinariedad.
1 Este artculo es producto de la investigacin Formacin inicial en lectura y escritura: de la educacin media al desempeo
acadmico en la educacin superior, llevada a cabo por trece equipos de investigacin conformados por docentes pertenecientes al comit de investigaciones de RedLees que, a su vez, representan a diferentes universidades afiliadas a Ascn.
En la investigacin participaron: la Fundacin Universitaria del rea Andina, la Universidad de La Salle, la Pontifica Universidad Javeriana-Bogot, la Fundacin Universitaria Los Libertadores, la Universidad Piloto de Colombia, la Universidad de
Ciencias Aplicadas y Ambientales, la Universidad Santo Toms, la Universidad Mariana de Pasto, la Universidad Autnoma
de Manizales, la Fundacin Universitaria Monserrate, la Universidad de La Sabana, la Universidad Sergio Arboleda y la Fundacin Universitaria Sanitas. Este documento da cuenta del caso Pontificia Universidad Javeriana-Bogot (PUJ).
2
Docentes-investigadoras del Departamento de Lenguas de la Facultad de Comunicacin y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana-Bogot, Colombia. Correos electrnicos: gonzalezb@javeriana.edu.co; adriana.salazar@javeriana.edu.co
juliana.molina@javeriana.edu.co; d.moya@javeriana.edu.co
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Abstract
This article aims at reporting some of the findings of a research study conducted at Pontificia Universidad
Javeriana-Bogot (PUJ-Bogot), as part of a multi-case study carried out by thirteen universities in Colombia
which belong to the academic group Red de Lectura y Escritura en Educacin Superior (REDLESS). In this
study, students initial preparation in reading and writing is characterized in order to identify its impact on their
subsequent academic development. To do so, students development during the final two years at high school
(Educacin Media) was first analysed along with their preparation during the first year at university and its
possible impact on their academic development during their majors. In addition to these data, the contents
of a university course designed to prepare students in literacy was analysed along with the perceptions of
the teachers in charge of it and those of disciplinary courses. The results offered by the intersection of such
diverse sources of information are used to make some proposals aimed at consolidating an institutional policy
for literacy and other derived factors such as orality and the transformation and construction of knowledge.
Keywords
Academic Literacy, Preparation in Reading and Writing, Reading and Writing Policy, Interdisciplinarity
Introduccin
Aspectos problematizadores
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Metodologa
Para el caso concreto de la PUJ-Bogot, se tom
como corpus: la observacin a un curso de ELM, las
entrevistas a dos profesores (uno de ELM y otro de
una asignatura del ncleo fundamental de la carrera
de Administracin de Empresas, a este le llamamos
docente disciplinar), la entrevista a un estudiante
de primer semestre, cuestionarios a estudiantes
de uno de los cursos y cuestionario implementado
con estudiantes que hubiesen cursado la asignatura
aos atrs.
El curso analizado para este estudio fue Lectores
y Lecturas3, asignatura obligatoria de primer semestre para estudiantes de Administracin de Empresas. Con 4 horas a la semana, este curso busca, de
acuerdo con el programa, contribuir al desarrollo
de la competencia lectora requerida por los estudiantes dentro del contexto de la cultura universitaria. Esta signatura cuenta, adems, con un componente de escritura.
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En relacin con la investigacin general, la PUJBogot particip en las diferentes fases propuestas
por el proyecto as:
Fases I y II: construccin de
instrumentos, pilotaje y aplicacin
Para obtener la informacin para esta investigacin
se construyeron cinco instrumentos:
1. Dos cuestionarios autoadministrados, con
funciones diferentes. El primero se us con el
fin de recolectar informacin sobre las prcticas de lectura y escritura realizadas en educacin media (EM) por parte de los estudiantes
del curso de primer ao. El segundo, dirigido
a estudiantes que hubiesen tomado el curso
Lectores y Lecturas hace ms de dos aos, con
el fin de rastrear evidencias sobre su impacto.
Para el caso se aplic a diez estudiantes (estos
10 estudiantes formaron parte de la muestra
macro de 130 estudiantes para el multicaso).
2. Una rejilla de observacin in situ de los cursos
de primer ao para caracterizar las prcticas
de lectura y escritura llevadas a cabo por el
docente y los estudiantes. Para el caso analizado, la observacin la realiz una investigadora en una clase completa.
3. Una matriz para el anlisis del programa oficial del curso.
4. Entrevistas semiestructuradas a diferentes
participantes del proceso: un docente del
curso Lectores y Lecturas, un docente de una
asignatura disciplinar de Administracin de
Empresas y un estudiante inscrito en el curso
analizado.
Fase III: anlisis e interpretacin
A partir de las categoras iniciales y considerando
otras emergentes, se realiz el anlisis de acuerdo
con los instrumentos reportados en el apartado anterior. A continuacin presentamos los resultados para
el caso de la PUJ-Bogot que surgen de este anlisis
y buscan caracterizar los procesos de lectura y escritura en este contexto universitario.
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Resultados
Qu estandarizan y qu pueden
estandarizar los Estndares? Lectura y
escritura para el trnsito de la secundaria
a la universidad: unificar la diversidad
Tal como lo han expresado diferentes autores y en
diferentes contextos (Carlino, 2005; Russel, 2009;
Lea y Street, 2006), las prcticas llevadas a cabo en
la educacin anterior a la universidad y los conocimientos adquiridos a partir de ellas no son suficientes como insumo para que el estudiante enfrente
la vida universitaria, no solo porque en cuanto a
contenidos no es muy claro lo que se espera de una
preparacin previa para la lectura y la escritura,
sino porque las prcticas y los objetivos son bastante dismiles.
De alguna manera, en la universidad los discursos se van estandarizando, dados los campos
disciplinares y su especificidad al menos en lo que
al tecnolecto se refiere; mientras que lo que los estudiantes tienen en su acumulado, desde la EM, es el
producto de una diversidad de prcticas provenientes en la mayora de los casos de las orientaciones
desde una sola asignatura, sin que en ella hayan sido
claros los objetivos de lectura y produccin.
En la PUJ-Bogot, por ejemplo, los estudiantes
de primer semestre, sea cual fuere la carrera, asisten a cursos disciplinares idnticos y adelantan el
mismo curso de lectura y escritura inicial. Lo ideal
para cualquier profesor, para el trabajo con estos
estudiantes, sera que sus competencias estuvieran
desarrolladas, ms o menos, al mismo nivel y que
hubiesen sido formados a travs de prcticas anteriores similares para pretender que en conjunto les
sirvieran para enfrentar todas las exigencias de las
aulas universitarias; pero no, solo en algunas condiciones, los estudiantes comparten similitudes en
el desarrollo de ciertas competencias.
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A partir de la aproximacin realizada al curso Lectores y Lecturas, las prcticas de lectura y escri-
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8 alumnos consideran que lo aportado por el colegio no es suficiente para un desempeo eficaz en
la universidad. As lo expres uno de ellos: [] el
colegio necesita ofrecer muchos ms conocimientos al
estudiante ya que lo deja con lo bsico.
Razones: La lectura la volvieron una obligacin,
lo que no incita a una lectura consciente e interpretativa; Muy poca gente sale con buenos hbitos de
escritura y lectura; Faltan hbitos para leer o escribir, aprender del texto; Debe darse una profundizacin mejor guiada; Se necesita reforzar por cuenta
de uno mismo; En el colegio las prcticas de lectura
y escritura no eran tan intensas como lo son en la
universidad; Sal con muchos problemas de redaccin que nunca supe cmo solucionar. Los dos estudiantes, privilegiados, que afirman, a cambio, que lo
aprendido s les sirvi, lo expresan con frases como:
Por lo menos, llegu con bases aunque me hubiera
gustado saber ms; Me ensearon mucho el hbito
de la lectura y la prctica con textos argumentativos.
Nuevamente, se revela la idea con la que iniciamos
esta reflexin: se esperan prcticas muy bien llevadas
a cabo y ms o menos uniformes, y lo que revelan los
estudiantes es niveles de desempeo muy al arbitrio
de las instituciones. Motivo para insistir en una fuerte
discusin sobre polticas institucionales, tanto en los
niveles precedentes como en la universidad.
Una reflexin adicional: las investigaciones
nos han llevado a afirmar con vehemencia que las
prcticas de lectura y escritura en el colegio y en la
universidad son distintas, pero lo que se ve es una
perpetuacin de creencias y abandonos perjudiciales
en ambos casos. Se sabe que tienen objetivos distintos, que se realizan en contextos distintos, que se
producen en campos distintos del saber, pero en lo
profundo, en uno y otro nivel educativo, en trminos
de prcticas, didcticas, definicin y uso de tipos de
textos y formas de evaluar, se recorren caminos casi
idnticos. Para confirmar esto, bastar con revisar lo
que arroja el estudio en cuanto al posterior desempeo acadmico en la educacin superior.
Prcticas docentes reflexivas,
un posible camino
Por lo general, una poltica establece parmetros y
estndares en trminos de objetivos, logros y sisF OL IO S nme ro 4 1
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Consideraciones finales
Por qu pensar en una poltica
institucional de desarrollo
de la lectura y la escritura
transdisciplinar en interdisciplinar?:
algunos ejemplos javerianos
Una de las respuestas sencillas a esta preguntas es:
porque el ciento por ciento de lo que hace un estudiante en la universidad es leer y escribir, y porque
un lugar que se presume como la cuna de la produccin del conocimiento, como lo es la universidad,
debe propender porque docentes y estudiantes vivan
activamente una cultura acadmica.
Sin embargo, ms all de estas verdades que son
transparentes en apariencia hay una serie de factores
que parecen invisibilizarse y que merecen espacios
amplios de discusin dada su complejidad.
Se espera que el documento Reflexiones y propuestas para pensar una poltica institucional de
desarrollo de la lectura y la escritura en Educacin
Superior, que ha movilizado a tantas personas e instituciones (cerca de 80 de 50 universidades) y que
surge como resultado de una dcada de discusin
en el mbito nacional, oriente, a partir de sus objetivos, en cada unidad acadmica, las posibles acciones
para que se materialice.
En la PUJ-Bogot, en total coherencia con este
propsito, se han dado pasos concretos hacia esa
consolidacin, sin que todava logre ser una voluntad global; solo acciones, por ahora, de grupos de
acadmicos y de facultades concretas, pero con
mucha recepcin por parte de directivos.
Ya se mencion al inicio, el sondeo que en el rea
de Lengua Materna se hizo en el 2008, en el marco
de la reacreditacin de la Licenciatura en Lenguas
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ISSN: 0123-4870
Resumen
Este artculo presenta un estado del arte de la produccin acadmica sobre medicinas tradicionales y populares
en Hispanoamrica. Se analiza la relacin entre los estudios de chamanismo en comunidades indgenas en
algunos pases de habla espaola (Colombia, Per, Bolivia, Mxico, Espaa) con estudios de curanderismo
en contextos urbanos, mostrando la recurrencia de elementos de orden mgico, religioso y mdico en sus
prcticas teraputicas. De igual manera, evidencia las mutaciones en las miradas sobre estos sistemas de
tratamiento y atencin de la salud y la enfermedad, su permanencia e incidencia sobre prcticas colectivas
asociadas con la espiritualidad, con la construccin de alternativas de salud individual y social y el carcter
interdisciplinario de las investigaciones. As mismo, indica la existencia de vacos analticos en aspectos como
gnero, clase y etnia, en los estudios de medicinas tradicionales y populares.
Palabras clave
Medicina tradicional, medicina popular, estado del arte, curanderismo, curanderos.
Abstract
This article presents a state of the art of academic production concerning traditional and popular medicine in
Latin America. It analyzes the relation between studies on chamanismo (the art of medicine men) in indigenous
communities in some Spanish-speaking countries (Colombia, Peru, Bolivia, Mexico, Spain) and studies on
curanderismo (the art of healers) in urban contexts and evidences recurring elements of a magical, religious
and medical kind in their therapeutic practices. Likewise, it shows the changes in the understanding of these
systems of treatment and assistance to health and sickness, their permanence and incidence on collective
practices associated to spirituality, as well as the construction of alternatives of individual and social health and
the interdisciplinary character of the existing research studies. This article, too, proposes the existence of an
analytical vacuum regarding gender, class and ethnic group in the studies on traditional and popular medicine.
Keywords
Traditional Medicine, Folk Medicine, State of the Art, Quackery, Witch Doctor.
Este artculo es un avance del trabajo de investigacin Prcticas y usos de medicinas tradicionales mestizas en el cuidado
y la atencin de la salud y la enfermedad en tres espacios socioculturales en Colombia: Mit, Bogot, Medelln, adelantado
en el marco del Doctorado en Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia.
Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas, Bogot (Colombia). Doctorado en Ciencias Humanas y Sociales, Universidad
Nacional de Colombia, Grupo de investigacin PROCIRCAS, Universidad Nacional de Colombia, sede Medelln; Grupo de
investigacin Cyberia, Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas, Bogot (Colombia). Correo electrnico: oalberto18@
gmail.com
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Introduccin
En su estudio clsico sobre los azande, Evans-Pritchard (1976, p. 440) llamaba curandera al arte de
curar, defina al mdico tradicional zande como
curandero y drogas a los elementos empleados para
curar. En su trabajo Antropologa estructural
(1995) Levi Strauss identifica tres elementos indisociables y que constituyen el principio de la curacin en el chamanismo estudiado por l: el chamn
propiamente dicho, el enfermo y la comunidad
(p.162). De estos trabajos fundantes de la antropologa se van a desprender mltiples estudios de
sistemas mgicos/religiosos que constituyen la
base del chamanismo y de una vertiente de este: el
curanderismo, con variantes campesinas y urbanas
que funciona a partir de los principios anotados.
La produccin acadmica revisada y analizada
en este artculo evidencia las mutaciones de esta
prctica curativa cultural en distintos contextos, su
permanencia y su incidencia en prcticas colectivas
asociadas con la espiritualidad y con la construccin de alternativas de salud individual y social.
En tanto la prctica muta, los estudios amplan
su foco de anlisis y las polticas de salubridad a
nivel global las incorpora como una alternativa de
salud; razn por la cual se hace importante este
estado del arte.
3 En el tema del chamanismo, el trabajo ms importante de la literatura clsica, desde una perspectiva comparativa y desde el enfoque de la historia de las religiones es el de Mircea Eliade (1994) El
chamanismo y las tcnicas arcaicas del xtasis.
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Aproximacin a un estado del arte sobre prcticas de medicina tradicional y popular en Iberoamric
Omar Alberto Garzn Chiriv
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Aproximacin a un estado del arte sobre prcticas de medicina tradicional y popular en Iberoamric
Omar Alberto Garzn Chiriv
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de medicina tradicional (el autor no establece diferencias entre medicina tradicional y curanderismo y
hace mayor nfasis en la subjetividad de los curanderos) en la ciudad, evidenciando tres aspectos que
son centrales e importantes en la caracterizacin de
los curanderos urbanos: la identificacin de su procedencia de grupos indgenas de varias zonas del pas
(Putumayo, Caquet, Amazonas) asentados en la ciudad a partir de procesos de migracin de sus regiones
por distintas razones, su capacidad de adaptacin de
su prctica curativa al medio urbano y su facilidad
para difundir sus conocimientos entre pobladores
urbanos, que se va a traducir en la proliferacin de
curanderos urbanos caracterizados por el mestizaje
de su prctica. La segunda investigacin Las mujeres
lechuza (Pinzn y Surez, 1992) es resultado del proyecto de investigacin Salud y medicina tradicional
en Colombia auspiciado por el Instituto Colombiano
de Antropologa. All, se exponen los resultados de la
indagacin en torno al mito de las brujas en el municipio de Sora (Boyac). En lneas generales el libro
articula problemas relacionados con la construccin
de nociones de salud-enfermedad (mental) en situaciones de conflicto entre lo cientfico y lo popular, el
desplazamiento de prcticas de curanderismo del
campo a la ciudad, la presencia de elementos indgenas en las prcticas de brujera y curanderismo en
una zona rural de Boyac y el cuerpo como objeto
de colonizacin y de conflicto.
Un trabajo con reflexiones similares y de aparicin por el mismo tiempo, es el de los profesores
Urrea (1989) y Jara (1990) quienes caracterizan la
presencia urbana de curanderos en las ciudades del
suroccidente del pas (Cali, Popayn, Buenaventura,
Pasto) a partir de la descripcin de una modalidad
de prcticas de curacin popular de tradicin indgena con capacidad de insercin en los espacios
urbanos, configurado a partir de otras culturas una
imagen de antimodernidad en el campo de la salud
(p. 126). Un aspecto a destacar de esta investigacin
tiene que ver con la preocupacin que manifiestan
los autores en el sentido de que a pesar de los avances
de la medicina facultativa y sus tcnicas, esta no ha
podido contrarrestar la presencia del curanderismo
indgena. Tanto el trabajo de la profesora Gutirrez,
de los profesores Pinzn, Surez y Urrea y del antro-
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Ina Rsing (2008) por su parte, adelanta un trabajo etnogrfico sobre el curanderismo kallawalla
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Aproximacin a un estado del arte sobre prcticas de medicina tradicional y popular en Iberoamric
Omar Alberto Garzn Chiriv
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Aproximacin a un estado del arte sobre prcticas de medicina tradicional y popular en Iberoamric
Omar Alberto Garzn Chiriv
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Conclusiones
El estado del arte descrito permite identificar las
medicinas tradicionales y populares como un tema
de tratamiento interdisciplinar, relacionado con
prcticas mgicas como el chamanismo, la yerbatera y el curanderismo. La amplia produccin de artculos que describen y caracterizan algunas prcticas
de chamanismo y curanderismo en Centroamrica,
Suramrica y Espaa muestran su diversidad, su
capacidad de permanencia, de sincretismo y mestizaje. Al respecto, los estudios recopilados y analizados en este artculo problematizan las nociones
correspondientes a lo hibrido y lo mestizo, en una
perspectiva transcultural (Ortiz, 1999) al mostrar
cmo las prcticas de medicina tradicional y popular no solo apropian y amalgaman saberes y tcnicas
curativas diversas, sino que tambin pueden perder
elementos de la tradicin que las origin, provocando as una transformacin en sus epistemes, con
incidencia en el tiempo en las prcticas colectivas
de sus allegados.
La literatura rastreada prioriza el anlisis por las
figuras del chamn y el curandero (esto al menos
en los artculos y trabajos hasta los aos 1990) y
deja al margen a sus usuarios o pacientes; quienes
no gozan del mismo prestigio cultural que los primeros. Al respecto, algunos artculos solo toman
apartes de entrevistas de pacientes con el fin de ratificar la eficacia del curandero. En este punto no se
visualizan estudios que analicen al paciente, a quien
asiste en busca de sus servicios y la manera como
incorpora en su cotidianidad estos saberes para el
cuidado de su salud y la atencin de la enfermedad,
si los incorpora, los recrea o si el curandero funge
como sacerdote que le permite mantener un estado
de creencias.
Adems de mostrar la vigencia del tema, el
estado del arte evidencia la necesidad de ahondar al
menos en Colombia en las relaciones entre sistemas teraputicos tradicionales, cultura y salubridad,
con miras a la formulacin de polticas pblicas que
permitan no solo el reconocimiento de estos saberes,
sino tambin su regulacin y apoyo estatal.
165
ISSN: 0123-4870
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Resumen
Este artculo muestra la construccin de un punto de vista terico en el desarrollo de una investigacin que se
centr en la relacin de tres categoras: mundo pblico, mujeres y sectores populares. Para ello se presentan
las tendencias encontradas en los estudios que han trabajado en relaciones categoriales similares; para desde all proponer una mirada terica que se construye recuperando los principales recorridos y presupuestos
epistemolgicos y metodolgicos de la historia social, actualizados con los postulados de la propuesta socioanaltica del socilogo francs Pierre Bourdieu. De esta manera, se exponen las principales implicaciones
epistemolgicas de esta perspectiva a la luz de una reflexin terica interesada en cmo se configura en el
tiempo un mundo pblico urbano, interrogado particularmente desde las posiciones que en l ocupan las
mujeres de las clases populares.
Palabras clave
Historia social, socioanlisis, clases populares, mujeres, mundo pblico.
Abstract
This article shows the construction of a theoretical viewpoint in the development of research that focuses on
the relationship between three categories: the public sphere, women and popular sectors. To do this, it first
presents an overview of the trends found in studies focused on similar relationships. Thereafter, a theoretical
view is proposed based on the main routes and epistemological and methodological assumptions of social
history enlightened by the tenets of socio-analytic proposal from French sociologist Pierre Bourdieu. Thus,
the main epistemological implications of Bourdieus perspective in light of a theoretical reflection interested
in the way in which a public urban world is set in the time is presented. The urban public world is questioned
particularly based on the positions held by women in the working class.
Keywords
Social History, Socio-Analysis, Popular Sectors, Women, Public Urban World
El presente artculo se desprende del proyecto de investigacin Apariencias, prejuicios y estigmas. Una mirada a los procesos de construccin del mundo pblico urbano desde el lugar y papel de las mujeres de los sectores populares, Bogot,
1885-1957, financiado por el Centro de Investigaciones y Desarrollo Cientfico (CIDC) de la Universidad Distrital Francisco
Jos de Caldas, Bogot, Colombia.
Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas. Bogot, Colombia. Correo electrnico: elfin50@gmail.com
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En efecto estas miradas han permitido comprender las conquistas ciudadanas por parte de las mujeres, as como su incorporacin y participacin en la
esfera pblica, lo cual ha resultado fundamental en
el estudio de los procesos de formacin y consolidacin del Estado-nacin en Amrica Latina, porque
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inusitado inters por incorporar la nocin de cultura, leda e indagada desde perspectivas marxistas;
en especial porque a partir de los aos setenta las
Ciencias Sociales en general se vieron impactadas
por el que se denomin giro cultural o lingstico. El
cambio es impulsado por el ambiente de desilusin
y rechazo que emerga a finales de los aos 1960 y
que se expres en el cuestionamiento a los ideales de
modernidad y las certezas que estos representaban
para viejas generaciones, su impacto en las ciencias
sociales se manifest en un creciente inters por las
interpretaciones culturales ms que por las del orden
socioeconmico, ello constituy un viraje hacia el
estudio de temas relacionados con la subjetividad
y la contingencia. Durante los aos ochenta, el giro
cultural toma un cambio de enfoque ligndose al
posestructuralismo, sus inclinaciones hacia la lingstica y los anlisis del discurso llevaron a que
tuvieran mayor auge las miradas que se centraban en
las expresiones de lo cultural; ello hizo que lo social
y lo econmico quedaran mucho ms relegados de
estos campos de estudio.
El impacto del giro cultural o lingstico en la
historia social va a estar mediado por la relevancia
explicativa que adquieren las prcticas discursivas
en la configuracin del mundo social y de sus actores. Desde esta perspectiva, la realidad social es
entendida como construccin de los individuos y
los colectivos, y por tanto, como un espectro plural,
sin naturalezas o identidades fijas que la determinen, sino ms bien como algo fluido y en constante
cambio. Con ello, la experiencia y la narrativa se
incorporan en la base del giro epistemolgico y
metodolgico y se da el paso de la explicacin a la
interpretacin. Asimismo, la influencia de la perspectiva genealgica de Foucault fue notable, su inclinacin por un trabajo de archivo que se centraba en
la bsqueda y la relevancia de aquello considerado
como marginal, desafi los presupuestos de la historia social y sedujo a los que se haban empezado
a distanciar de estos. El resultado ser una serie de
virajes en los procederes de la historia social que la
llevarn a establecer un anlisis multidimensional
de categoras como las de clase, sexo, etnia, lo que
implic repensarlas en virtud de lo identitario y lo
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Del carcter histrico y relacional de las estructuras sociales y mentales se desprenden varias cosas.
Por un lado, la imposibilidad de asumir que las sociedades son un todo homogneo e indiferenciado, estas
son ms bien un espacio social constituido por mltiples microcosmos que, como campos, tienen relativa
autonoma y lgicas especficas que difcilmente son
homologables o extensibles entre s. Por otro lado, la
necesidad de vislumbrar que los individuos solo son
autnomos dentro de los lmites de las estructuras
de los campos, por tanto, sus posiciones, sus tomas
de posicin y sus disposiciones son formas historizadas que, como habitus, son practicidad, carcter
inventivo, pero con arraigo institucional (Bourdieu
y Wacquant, 2005). Finalmente, la complicidad gentica de ambas estructuras que lleva a que la cultura
no se asuma independiente del espacio social, sino
ligada a este de manera doblemente estructural: en
su gnesis y en su reproduccin o transformacin.
Desde esta perspectiva, lo social es historia, tanto
de manera objetivada en las cosas; bajo forma de
instituciones, [...] [y como forma] encarnada en los
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cuerpos, bajo la forma de ese sistema de disposiciones duraderas [...] (Bourdieu, 1982, p. 41). Una
perspectiva en definitiva crtica a los procesos de
deshistorizacin que se producen en los diferentes
campos sociales, olvido de la historia que se revierte
en naturalizaciones del mundo social y la realidad.
En este sentido su perspectiva socioanaltica bien
puede ser asumida como un proyecto de historia
social, en tanto su obra es una decidida apuesta por
la restitucin del carcter histrico de las cosas y los
cuerpos en oposicin a las consideraciones eternas
o absolutas de los mismos.
El inters por indagar el papel y el lugar de las mujeres de los sectores populares en el mundo pblico
en medio de los procesos de modernizacin de
los pases latinoamericanos, implic esclarecer el
sentido de lo popular, nocin compleja que sirve
para calificar tanto unas prcticas especficas como
el lugar de estas con relacin a otras de carcter
dominante, monopolstico o hegemnico. En particular, para Amrica Latina pueden rastrearse tres
posibles enfoques de definicin de lo popular. En
primer lugar, el de aquellas miradas nostlgicas que
encuentran en lo popular un ltimo rescoldo de la
cultura rural tradicional impermeable a los efectos
del capitalismo industrial. En segundo lugar, el de
aquellas miradas que encuentran en lo popular una
expresin desestructurada de la cultural rural tradicional a manos del capitalismo industrial expuesta a
subsumirse en la mercantilizada cultura de masas.
Finalmente, est el enfoque de aquellas miradas que
encuentran en lo popular una forma de resistencia
a las dinmicas del capitalismo industrial y, como
tal, lo reconocen con una potencia crtica y emancipadora propicia para las aspiraciones de cambio
social (Rowe y Schelling, 1991).
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popular como modo de ubicacin bien puede definir una clase social, pero no simplemente a partir de
las propiedades o caractersticas que los miembros
de estas compartan, como su posicin en las relaciones sociales de produccin o su capital cultural,
sino por la estructura de las relaciones entre todas
las propiedades pertinentes, que confiere su propio
valor a cada una de ellas y a los efectos que ejerce
sobre las prcticas (Bourdieu, 2001, p. 104).
Desde esta perspectiva, las clases populares se
pueden entender como espacios de puesta en juego
de unas prcticas, de unos bienes y de unos valores que vinculan a los agentes sociales que, en este
sentido, estn ligados no solo por las materialidades
que comparten sino por los efectos simblicos que
hacen que estas materialidades se presenten para
ellos como inminentes e incontestables, es decir,
racionales (cfr. Bourdieu, 2001, pp. 383-387). Ahora,
la nocin de lo popular, entendida como modo de
relacin, supone esclarecer las complejas economas
que se transan entre capital y habitus: mientras el
primero objetiva la materialidad poseda poniendo
de manifiesto, por ejemplo, la magnitud de los bienes y los valores, el segundo subjetiva la posesin
material en la forma de prcticas incorporadas
poniendo de manifiesto, por ejemplo, la pragmtica
con los bienes y los valores. De este modo, la cultura
popular, lejos de cualquier esencialismo, puede ser
entendida como un espacio donde las restricciones
en la materialidad y su sobreutilizacin en trminos
pragmticos afecta cuanto esta materialidad tiene de
valor econmico pero, al mismo tiempo, transforma
cuanto esta materialidad tiene de valores sociales o
simblicos: en lo popular no hay arte ni mercanca
perfecta y, por lo mismo, su expresin por antonomasia es la artesana (arte mercanca). As, el capital
le confiere una forma y valor especifico a las determinaciones que la posicin social le impone a las
prcticas, as pueden vislumbrarse los efectos de la
escasez de capital econmico y cultural de las clases populares en la configuracin de un universo
de posibilidades que, desprendido de lo que est al
alcance de la experiencia, es altamente restringido,
homogneo y enclaustrante; pero al mismo tiempo
ello permite observar cmo, en medio de un uniPrimer semestre de 2015 pp. 169-185
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verso de posibilidades restringido, las clases populares se apropian potentemente de aquellos recursos
que les posibilitan tener unos lazos y redes sociales sumamente fuertes, estables y tiles, en otras
palabras, tener unos grandes volmenes de capital
social, lo cual favorece la institucin y reproduccin
de una trama de relaciones sociales aprovechables
en cualquier momento y situacin, y que suelen ser
vitales para soportar las limitaciones que impone la
escasez de otro tipo de capitales, por ello, las clases
populares suelen ser ms constantes en el mantenimiento de sus inversiones y volmenes de capital
social (Bourdieu, 1980).
Esta nocin de lo popular como modo de ubicacin y de relacin resulta definitiva para abordar la
otra no menos compleja nocin, la de gnero. Siendo
lo popular un espacio donde se transan capitales y
habitus, es evidente que toda diferencia en los cuerpos y en las prcticas corporales afecta los balances
entre la materialidad objetivada y las prcticas subjetivantes: lo masculino y lo femenino, entonces, se
presentan como formas de objetivar unas materialidades y de definir unos modos prcticos de habitar en el mundo. En este sentido, lo masculino y
lo femenino estn impresos en unas prcticas, en
unos bienes, en unos valores, transitan entre ellos
en formas mutadas y permutadas. Ahora, las restricciones propias del espacio, su obcecacin a lo inmediato y a lo til o su apertura a lo trascendente o lo
sublime, son las que afirman los valores asociables
a lo masculino y a lo femenino y, por este medio, a
la imagen del hombre y de la mujer. Para decirlo en
forma sinttica: las mujeres de las clases populares
son una realizacin corporal e incorporada de las
prcticas inscritas en un espacio circunscrito que
debe su naturaleza, sus alcances y sus lmites, a unos
capitales y habitus que, siendo de este espacio, no
obstante se definen en relacin con otros espacios.
Esto complejiza la nocin misma de clase.
Al ser la clase una estructura de relaciones entre
diferentes factores que supone unos condicionamientos sociales y en este sentido unas determinaciones para las prcticas y disposiciones de los agentes o grupos de agentes, se convierte en un elemento
indisociable de factores como el sexo, que al mismo
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[...] [e]sto es lo que hace que existan tantas maneras de vivir la feminidad como clases y fracciones
de clase existen, y que la divisin del trabajo entre
los sexos tome formas completamente distintas,
tanto en las prcticas como en las representacio-
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De esta manera, el mundo pblico de las sociedades estamentales tiende a caracterizarse por la
incorporacin individual de las jerarquas sociales,
las cuales se expresan no tanto por la obediencia a
reglas ideales y aparentemente fijas, sino por la produccin de estrategias que haciendo uso de aquellos
principios integradores, los cuales se encuentran
profusamente interiorizados, logran la reproduccin y, por tanto, la conservacin del orden social
de una manera ms inconsciente (Bourdieu, 2004).
En este sentido el mundo pblico de las sociedades
estamentales se encuentra ocupado por unas identidades jerarquizadas y excluyentes, en las que el
individuo no se reconoce por su singularidad sino
por la posicin que ocupa en el grupo, de lo cual se
derivan sus funciones, roles, derechos y deberes. As,
el reconocimiento social se configura alrededor del
estatus, que no permite otorgar valores individualizados sino en relacin con la pertenencia a un grupo.
El trnsito a las sociedades industriales llev consigo aspiraciones individualistas que supusieron un
nuevo orden social: aquel que amenaza el sistema de
estratificacin de las sociedades estamentales. As,
las sociedades industriales se han considerado a partir de un nuevo orden social mediado por la configuracin de un mercado y una institucionalidad que
regulan todo tipo de intercambios de una manera
cada vez ms duradera y que supone la progresiva
ruptura de las relaciones primarias de base familiar
y estamental fundadas en la lealtad y el honor para
reemplazarlas por unas relaciones fundadas en la
impersonalidad, los derechos y los deberes.
Las permanencias del mundo pblico estamental en las sociedades modernas y an en las contemporneas, tienen consigo las limitaciones de
los regmenes democrticos que estas detentan, los
procesos de construccin de los Estados-nacin
latinoamericanos lo muestran con amplitud, dado
que su desarrollo histrico se ha caracterizado por
inserciones tardas o perifricas al sistema econmico moderno y por la preservacin de formas de
organizacin de la vida colonial, lo que ha propiciado que el mundo pblico preserve las lgicas
estamentales, y por tanto, sea insuficiente cuando
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A modo de conclusin
Los procesos deshistorizacin del mundo social y
su consecuente naturalizacin se han hecho mucho
ms slidos a partir de la formacin de formas de
divisin y oposicin que lo atraviesan. Justamente,
una de las divisiones y oposiciones ms slidamente
establecidas es la de hombre-mujer y su consecuente
relacin con lo pblico y lo domstico, con lo cual
no solo se ha contribuido a construir unas estructuras objetivas y subjetivas de dominacin, sino a
eternizar el carcter subordinado y confinado de
las identidades femeninas frente a las masculinas.
En este sentido, apelar a la historia social como
socioanlisis para indagar las formas como las mujeres, particularmente aquellas que ocupan desde la
nocin de clase una posicin en el espacio social
que las circunscribe de una forma especfica en los
diferentes juegos sociales, implica no solo recuperar sus voces y acciones en la historia, un trabajo
de por s difcil en tanto su registro en los anales de
la misma es exiguo, sino indagar en profundidad
la forma como han concurrido histricamente una
serie de instancias, actores y estrategias orientadas a
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Historiografa latinoamericana de la
Primera Guerra Mundial. Los casos
de Argentina, Mxico y Colombia
Latin American World War I Historiography: the
Cases of Argentina, Mexico and Colombia
Renzo Ramrez Bacca 1
Resumen
El texto ofrece una revisin crtica sobre la historiografa latinoamericana en torno a la Primera Guerra Mundial. El autor se concentra en los casos de Argentina, Mxico y Colombia para rendir cuenta de las lneas de
trabajo, categoras de anlisis y aportes recientes sobre la problemtica. Tiene en cuenta de igual modo, el
contexto historiogrfico occidental, pone en discusin y dialoga con los estudios recientes, del mismo modo
como advierte sobre sus limitaciones, y el porqu de los vacos historiogrficos sealados.
Palabras clave
Historiografa, Primera Guerra Mundial, Amrica Latina, Argentina, Mxico, Colombia.
Abstract
The text provides a critical review of the Latin American historiography during the First World War. The author
focuses on Argentina, Mexico and Colombia in order to account for the lines of work, categories of analysis
and the recent contributions on the issue. In the same way, it takes into account the Western historiographical
context, poses questions and dialogues based on recent studies as well as highlights the limitations and explains
the reason for the identified historiographical gaps.
Keywords
Historiography, World War I, Latin America, Argentina, Mexico, Colombia
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Introduccin
Analizar la historiografa en funcin del continente
latinoamericano como objeto de estudio y la conmemoracin de los 100 aos de la I Guerra Mundial
(en adelante IGM), requiere de un gran esfuerzo
y ciertas advertencias preliminares: la primera, el
escaso protagonismo latinoamericano durante la
Gran Guerra, como tambin se le conoce a la IGM;
la segunda, lo irrelevante que parece ser el acontecimiento en la historiografa latinoamericana; y, la
tercera, el contexto histrico en el cual debemos
situar y comprender la realidad del continente y de
los casos estudiados.
En consecuencia, este texto ofrece un balance
crtico sobre la cuestin y una comprensin sobre
los enfoques y realidades de la historiografa latinoamericana sobre la IGM. Se advierte, sin embargo,
que si bien se ofrecern rasgos generales, que se inspiran en la historiografa occidental y anglosajona,
estos no incluirn los casos de Espaa, Brasil y otros
pases latinoamericanos, por razones relacionadas
con la limitacin y disponibilidad de las fuentes y
referentes bibliogrficos; y, se limitar a los casos
de Argentina, Mxico y Colombia. Estos se ubican
en su debido contexto histrico y se indica por qu
no es masiva esa produccin en trminos de las
dinmicas propias de profesionalizacin de la disciplina Historia.
Historiografa latinoamericana
y occidental reciente: un estado
general de la cuestin
La IGM poco se observa desde la perspectiva latinoamericanista e incluso desde la historia nacional
de los distintos pases del continente. Es ms vista
como fenmeno de escala mundial, que se inscribe
en la denominada Historia Universal o incluso en la
Historia de Europa; y cuya definicin como Guerra
Mundial (Weltkrieg) se debe a los alemanes en 1914,
pero cuya etiqueta Primera Guerra Mundial fue
acuada en 1945 por los historiadores. sta resulta
tambin engaosa, debido a antecedentes, si bien tuvo
un alcance global, que afect al continente americano
(Heather, 2014).
Sabemos que las historiografas latinoamericanistas y universales han sido ms una construccin
de las grandes potencias en cuestin o actores del
conflicto blico, que un apuesta historiogrfica de
pases latinoamericanos. Hay que advertir que en
Amrica Latina solo existan las llamadas Academias
de Historia, de las cuales las primeras fueron fundadas durante el siglo XIX. Recordemos la creacin del
Instituto Histrico y Geogrfico de Ro de Janeiro en
1838, el Instituto Histrico y Geogrfico del Ro de
la Plata en 1854, la Academia Nacional de Historia
de Venezuela en 1888, y la Academia Colombiana
de Historia en 1902, entre otros casos (Betancourt,
2008 p. 46; Ramrez, 2008a, p. 154). Que ante todo
representan un impacto del historicismo germano
en el continente (Ramrez, 2008b). Finalizando la
IGM surge la primera revista especializada en historia: Hispanic American Historical Review en 1918. En
Estados Unidos, Lewis Hanke trabaja en especial el
periodo colonial de la Amrica espaola y tambin
coordina el Handbook of Latin American Studies, el
primer instrumento bibliogrfico conocido en Norteamrica, que aparece en 1936. Para no mencionar
las dinmicas institucionales de profesionalizacin
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de la Historia, que en el caso colombiano lo observamos tan solo a partir de la dcada 1960 (Ramrez, 2011b). As, entre 1945-1975, se diferencian
los elementos historia/ciencia, historia/tcnica y la
historia/profesin. Se crean nuevas condiciones en
los historiadores, pero tambin una dependencia. Es
la subordinacin profesional del historiador hacia
las instituciones acadmicas, docentes y del Estado,
lo cual contribuye a acentuar la importancia de la
tcnica y atenuar el horizonte apoltico dentro del
cual el historiador acta y a veces se define. Estas
condiciones incidieron en el modo de pensar sobre
el pasado (Bag, 1996, p. 56). Ese es el escenario y
respaldo institucional de los historiadores frente a
ciertas interpretaciones. Es all donde encontramos
la razn de la brecha o vaco historiogrfico, que
pretende sealarse en este ao 2014, que de igual
modo, no excluye a los mismos europeos, como se
ver ms adelante.
La celebracin de aniversarios en torno a acontecimientos de importancia global o continental
siempre ha sido un buen motivo de inspiracin para
los historiadores en las ltimas dcadas. En nuestro
caso la conmemoracin de los 100 aos del estallido
de la Gran Guerra, ha servido para que pases como
Argentina2, Mxico,3 Chile4 y Colombia,5 entre otros;
adems de centros de estudios latinoamericanos
europeos se destaquen por la organizacin de eventos acadmicos, exposiciones y documentos de tra2 En Argentina, el Instituto Provincial de Estadstica y Censos (Ipec),
public un informe sobre las consecuencias de la IGM en dicho
pas, en especial las demogrficas, migracionales, sociales y econmicas. Cf. Ipec Provincia de Santa Fe (2014).
3 En Mxico se organiz el Coloquio Internacional Amrica Latina y
la Primera Guerra Mundial. Una Historia Conectada entre el 26 y 27
de junio de 2014, el cual cont con el apoyo del Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes (Conaculta), entre otras instituciones. Cf.
Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta,
2014).
4 La agenda cultural del Instituto Francs en Santiago de Chile en
2014 contempla ciclos de conferencias y cine destacando de modo
particular el papel de las mujeres durante la Gran Guerra.
5 La muestra es el Congreso Internacional Amrica Latina y los 100
aos del comienzo de la Primera Guerra Mundial, realizado entre
el 11 y 15 de agosto de 2014, y con el respaldo de las siguientes
instituciones: Universidad Nacional de Colombia, Universidad
Autnoma de Colombia, Fundacin Gilberto lzate Avendao,
Academia Colombiana de Historia y la Asociacin Colombiana de
Historiadores.
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de la guerra. Este abordaje tambin permite explicar el ascenso de los totalitarismos en Europa y su
desenlace en la Segunda Guerra Mundial, donde
Blgica tiene una incidencia ms notable (Snchez
et al., 2014).
Miradas globales
Norbert Lammert, presidente del Bundestag alemn,
seal recientemente: Entendimos, aunque demasiado tarde, que el camino militar no es el adecuado
para lograr transformaciones y que solo puede ser
un ltimo recurso en casos extremos, al tiempo que
el ensayista franco-alemn Alfred Grosser record
que historiadores alemanes y franceses haban llegado a la conclusin, en un congreso celebrado en
1952, que todos los pases que participaron en el
conflicto tuvieron parte de responsabilidad (Agencia EFE, 2014).
Pierre Purseigle y Jenny Macleod (2005, p. 7)
advierten que desde 1954 se han identificado a
juzgar por las referencias evidenciadas en la reconocida base de datos Historical Abstracts 2000
revistas que han publicado sobre el periodo y el rea
geogrfica. En tal sentido, 619.002 libros y artculos
pueden sumarse, de los cuales 6860 son referencias
explicitas sobre la IGM. Doscientos libros y artculos
fueron publicados entre 1980 y 1999. Las referencias
sealan que esta produccin representa entre el 1 y
1,5 % de la produccin histrica global. Tambin
es posible que el aumento de la produccin acadmica se deba a los aniversarios conmemorativos de
la guerra. Hay que sealar que la mayor parte de
la produccin se ha hecho en ingls, seguido del
francs, alemn, italiano y ruso desde 1954. En la
anterior cifra no se incluye al produccin acadmica
en espaol, e incluso algo del American Bibliographical Center (ABC), registrado solo desde 1964,
y la serie bibliogrfica, America: History and Life,
que comienza a ser de libre acceso en la web a partir de 1998 (cf. ABC-Clio, s.f.). Adems, cuando
se leen textos recientes, como el editado por John
Horne (2012), los pases latinoamericanos no existen, excepto para sealar que las potencias ABC de
Suramrica Argentina, Brasil y Chile, ordenaron
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Caso argentino
La Argentina de comienzos de siglo XX tiene una
clara relacin con el mundo occidental. Sus dirigentes admiraban y trataban de imitar de Francia
su cultura, de Inglaterra el desarrollo econmico,
y de Alemania su militarismo. Era epicentro de un
fenmeno de migracin internacional sin precedentes. La poblacin en las principales ciudades, que
en 1896 era de 951.440 habitantes, pas a 2340.642
habitantes en 1914, con epicentro en el Gran Buenos
Aires11. El pas viva la tasa ms alta de crecimiento
de toda su historia demogrfica. En 1914 se realiza
el Tercer Censo Nacional de Poblacin, arrojando un
total de 7885.237 habitantes, de los cuales 2357.952
(30 %) eran extranjeros en su mayora espaoles e
italianos (SEPA, s.f.). Tambin la Generacin del
Centenario (1816-1916) se preparaba para celebrar
el Grito de Independencia con Espaa, que ante
todo fue una expresin cultural en medio del furor
industrial y comercial del pas. Declarada la Gran
Guerra como se le conoci en el pas gaucho el
11 La poblacin total hacia 1895 era de 4044.911, y en 1914, de 7903.662
(Demografa en Argentina, s.f.).
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Caso mexicano
En Mxico, por distintos conflictos como la intervencin estadounidense (1846-1848), la Segunda
Intervencin Francesa (1862-1867), y el proyecto
de educacin liberal durante la segunda mitad del
siglo XIX, con el tiempo se fortaleci un proyecto
de cierta unidad e identidad nacional, que en la
coyuntura de la IGM, tambin permiti consolidar
la llamada Revolucin mexicana (1910-1917)13 y con
ello, como lo seala Lorenzo Meyer (2014), poner
fin a una tirana, instaurar la democracia, restituir
la tierra al campesino, dar derechos a los trabajadores y devolver Mxico a los mexicanos, y en especial su Constitucin de 1917 [del 31 de enero], que
es un proyecto realmente revolucionario, anterior
a la Revolucin bolchevique [25 de octubre/7 de
noviembre]. Puede advertirse que la IGM y su propia dinmica militar y econmica, no permiti la
inferencia de las potencias en Mxico, cuya revolucin tena rasgos antiimperialistas y anticapitalistas.
El papel de Mxico es de especial inters para
los historiadores debido a su cercana con Estados
Unidos, pas que ingres en abril de 1917 en el conflicto. Mxico se convirti en un territorio de guerra
entre espas alemanes, norteamericanos, ingleses y
franceses que desde ah trataban de debilitar a su
enemigo (Usi, 2014). Alemania propuso a Mxico,
a travs de un telegrama secreto (telegrama Zimmerman), que los britnicos descifraron, que declarara la guerra a Estados Unidos. A cambio le ofreca
una compensacin econmica y la devolucin de
los territorios perdidos ante su vecino del norte. El
entonces presidente, Venustiano Carranza, contest
educadamente que no estaba interesado porque el
plan no tena pies ni cabeza. Rinke seala:
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Es posible hacer muchas preguntas relacionadas con la Revolucin mexicana y la Gran Guerra,
lo cual tambin permite comprender el inters, en
torno a la problemtica, en el pas azteca durante este
ao (2014). Eventos acadmicos plantean diversas
lneas de discusin como: 1) el inters de la prensa
mexicana por el conflicto, alimentado y financiado
por servicios de propaganda europeos; 2) la manera
como la guerra se constituy en un argumento para
terminar ciertos debates que agitaban el mundo
poltico revolucionario mexicano, en una escala
ms amplia; 3) cmo la guerra permitido la redefinicin identitaria de algunos pases latinoamericanos,
como por ejemplo en el caso argentino; 4) el impacto
econmico de la guerra sobre las poblaciones latinas;
5) el impacto de la guerra en la cultura de la guerra
y la cultura popular en Amrica Latina.14
Pero tambin estn las investigaciones que se
centran en la lnea de historia econmica. Recientemente Sandra Kuntz Ficker (2014) public un texto
sobre las consecuencias de la Gran Guerra en el
comercio exterior mexicano y su causa; en la dicotoma de la IGM y la Revolucin mexicana, que es vista
tambin como una guerra civil. La autora considera
14 En Mxico, la Direccin General de Bibliotecas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), junto con otras instituciones organizaron el Coloquio Internacional Amrica Latina y la
Primera Guerra Mundial. Una Historia Conectada, entre el 26 y 27
de junio de 2014. Entre los historiadores mexicanos participaron
Javier Garciadiego, Sandra Kuntz y Lorenzo Meyer, de El Colegio de
Mxico; Leonor Ludlow y lvaro Matute, del Instituto de Investigaciones Histricas de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico;
Jean Meyer, del Centro de Investigacin y Docencia Econmicas
(CIDE); Mario Cerutti, de la Universidad de Nuevo Len, y Javier
Prez Siller, de la Benemrita Universidad Autnoma de Puebla.
Adems, de contar con Pierre Purseigle de la Universidad de Yale y
Olivier Compagnon, de la Universidad Sorbonne Nouvelle de Pars.
En total cerca de 23 historiadores de Francia, Inglaterra, Alemania,
Portugal, Argentina, Cuba, Per y Estados Unidos participaron en
distintas mesas y conferencias.
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Caso colombiano
En Colombia, durante la administracin del presidente Jos Vicente Concha (1914-1918), la crisis
econmica y la carencia de polticas adecuadas para
su solucin gener la protesta social y corporativa.
La paz social anhelada por la sociedad se deterior.
Esa paz que se logr como resultado de la Guerra de
los Mil Das (1899-1903). Asimismo, con la muerte
de Rafael Uribe Uribe el liberalismo cae en el sectarismo y la desorganizacin. La realidad es que
la violencia se acentu y reapareci en el conflicto
bipartidista. En ese nuevo enfrentamiento se inicia
una nueva ola de violencia poltica en las regiones,
especialmente en los Llanos Orientales, Huila, Santander, Valle, Tolima, Cauca y la costa Atlntica.
En esta ltima regin eran protagonistas la United
Fruit Company con los productores y cultivadores
de banano.
Colombia, al igual que otros pases de la regin
Argentina, Mxico, Chile, Paraguay, Salvador,
Venezuela y Espaa, opt por una poltica de
neutralidad frente a las potencias en conflicto: la
Triple Alianza, formada por las potencias centrales: el Imperio alemn y Austria-Hungra, y la Triple Entente, formada por el Reino Unido, Francia
y el Imperio ruso, a la cual se unira Italia. En el
pas existan intereses alemanes que el gobierno
consideraba necesario custodiar. Los alemanes en
la zona del Darin tenan tambin una plantacin
de banano y hacan transacciones con los bancos
colombianos. Esta poltica inquietaba a los pases
partcipes en la guerra. El gobierno es presionado
por medios diplomticos para ofrecer explicaciones
sobre su alineamiento en favor de Alemania. Las dos
nicas estaciones de radio existentes en el pas una
de norteamericanos y otra de alemanes fueron el
pretexto. La estacin alemana fue intervenida por
el Estado, pero su supuesta continuidad de emisiones fue el pretexto para que el gobierno britnico
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temas relacionados con el marco temporal de la guerra y el contexto nacional e internacional, pero en
especial sobre aspectos culturales msica, gnero,
religin, educacin, cine y literatura, econmicos
e historiogrficos, adems de contar con invitados
nacionales e internacionales que trataron la problemtica desde las experiencias de otros pases como
Cuba, Rusia, Italia, Venezuela y Brasil16.
En fin, poco o nada son los aportes de nuestros
acadmicos en aquellos tiempos y los recientes. De
tal manera que, cuando se revisa ese componente
historiogrfico, no se encuentran reales escuelas o
instituciones, historiadores o intelectuales respetables conocedores del tema y con visin universal. Se
sabe incluso que la lite poltica colombiana en esos
aos no estaba bien informada sobre lo que estaba
sucediendo en Europa. Pero no hay duda de que
existen vetas interesantes para tratar como el papel
de la prensa colombiana y las relaciones diplomticas del pas con respecto al conflicto, pero en especial
sobre los intereses comerciales germanos y norteamericanos en el pas. Y, que el reciente Congreso
Internacional posibilitar una mejor comprensin
del contexto sociohistrico, cultural y econmico
colombiano cuando se publiquen sus memorias.
En realidad, la visin provincial o regionalista
poco permite mirar ese papel de lo externo en las
dinmicas internas. Ese parroquialismo y regionalismo ha creado finalmente cierto aislamiento e
incomprensin de los investigadores forneos para
abordar el caso colombiano, tanto en el mbito norteamericano como europeo. Esto lo advierte Jane M.
Rausch (2014a), con una mirada autocrtica, sobre
las tendencias de los colombianistas norteamericanos en Estados Unidos. En su reciente trabajo,
Colombias Neutrality during 1914-1918: An Overlooked Dimension of World War, Rausch (2014b)
seala adems, que en 1915 la mirada de Alvin Martin (1967 [1925]) no reseaba, que a pesar del papel
16 El Congreso Internacional cont con el respaldo institucional de
la Universidad Nacional de Colombia, Universidad Autnoma de
Colombia, Academia Colombiana de Historia, Biblioteca Nacional
de Colombia, Asociacin Colombiana de Historiadores y la Universidade Federal de Integracao Latino Americana. Fue celebrado
en Bogot entre el 11 y 15 de agosto de 2014.
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Reflexiones finales
Hasta aqu una mirada panormica de la historiografa occidental y latinoamericana con nfasis en
los casos de Argentina, Mxico y Colombia. En realidad no es suficiente sealar sus vacos y tendencias,
los cuales siempre existirn; es necesario tambin
reflexionar sobre el fenmeno en cuestin. En tal sentido este texto finaliza con las siguientes propuestas.
La literatura europea sobre la IGM hace y reitera la importancia de los estudios comparados y
grandes posibilidades de anlisis. Ya se sabe tambin que en Europa hay grandes limitaciones para
cumplir tales programas, por razones lingsticas,
culturales y presupuestales. En el contexto latinoamericano si bien se revisaron algunos casos, son
pocos los trabajos desde la perspectiva comparada,
a excepcin del texto de Albert y Henderson (1988).
Es vlido advertir que por la importancia econmica
y de intercambio comercial, geopoltico y militar de
Brasil, Argentina y Chile, son los pases que despiertan cierta atencin para los historiadores anglosajones. E incluso de autores latinoamericanos que
analizan las relaciones entre los pases de la regin,
como Rimoldi (1994), quien estudia la dinmica
de la relacin entre Brasil y Argentina durante la
guerra. Es quizs por eso que en ciertas lneas de
trabajo, como la historia diplomtica o econmica,
es posible hacer esfuerzos de comparacin entre los
pases de la regin.
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Amrica Latina no fue el espacio para las trincheras y batallas con centenares de muertes. Por eso, y
de acuerdo con Phillip Dehne (2014, p. 162), Amrica Latina no se inscribe en la tendencia propia de
la Historia Militar que ha prevalecido en estudios
sobre la IGM. En cambio, fue la guerra la que defini gran parte de la historia europea y americana
del siglo XX. Sin ese conflicto, como lo advierte Herfried Mnkler (2013)18 el planeta no hubiera tenido
II Guerra Mundial, tampoco hubiera surgido el
nacionalsocialismo, el stanilismo y sera difcil contemplar la Revolucin bolchevique. Adicionalmente,
la Gran Guerra traera consecuencias de orden cultural, pero en especial de orden econmico. Esta
es una buena razn para reivindicar su estudio no
solo en los cursos sobre Historia de Amrica Latina,
sino tambin en la Historia Nacional de cada pas
latinoamericano; sobre todo porque se desconoce
su impacto real. Entre otras, estas son las razones:
La fractura econmico-cultural de los latinoamericanos con el Viejo Continente. Esa
influencia cultural en trminos econmicos,
comerciales y cientficos se rompe de manera
abrupta. Lo anterior contrae dos situaciones:
la primera, sealada por Pierre Purseigle: La
Primera Guerra Mundial cre importantes
transformaciones en los pases considerados
neutrales, pues adems de ser testigos, se cre
una mayor conexin porque hubo circulacin
de informacin, intelectuales, literatura, etctera. Hacia otros lados, incluyendo los pases
de esta regin (Garca, 2014). La segunda es
que las economas de las naciones latinoamericanas, al ser proveedoras de materias primas,
estaban fuertemente ligadas a las europeas. La
Gran Guerra tuvo un causal econmico y por
su dependencia los pases de la regin recibieron severos efectos en el sector financiero.
Hay altos ndices de inflacin, los salarios se
reducen y aumenta el desempleo y con ello las
tensiones sociales. En ese escenario emerge
Estados Unidos como un socio comercial muy
18 Mnkler, H. Der Groe Krieg: Die Welt 1914-1918, es profesor de
Ciencias Polticas en la Universidad Humboldt de Berln.
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2. Exclusividad
El envo de un artculo para su publicacin implica la autorizacin, por parte del autor, de reproduccin del mismo,
en cualquier momento y en cualquier medio que la Revista
Folios lo considere conveniente.
4. Presentacin
Al final del trabajo se incluir la lista de referencias bibliogrficas, por orden alfabtico, que debern adoptar las normas APA vigentes. El sistema de citacin, de titulacin y de
presentacin de grficas y figuras tambin debern seguir
las normas APA vigentes.
3. Evaluacin
5. Contraprestaciones
Los autores cuyos artculos se publiquen recibirn gratuitamente
dos ejemplares de la Revista en que resulte publicado su trabajo.
Seores
Comit Editorial
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que estamos presentando para la posible publicacin en la Revista Folios, editada e impresa por la Universidad Pedaggica Nacional,
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En el caso de la aprobacin del artculo, autorizamos su publicacin, reproduccin, edicin, distribucin y divulgacin a nivel nacional
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Como contraprestacin estamos de acuerdo en recibir dos (2) ejemplares de la edicin en donde aparece el artculo de nuestra autora.
Como constancia de lo anterior, se firma a los _________ das del mes de ______________ del ao ___________en la ciudad de
_________________________.
Agradecemos la atencin prestada
Atentamente,
Nombre CC
Firma
Afiliacin institucional
Programa acadmico
Alexis Pinilla
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Edwin Agudelo