Red Estrado
Red Estrado
Red Estrado
Facultad de Humanidades
Co-organizan
Facultad de Humanidades,
Arte y Ciencias Sociales
COMIT ACADMICO
Alfonsina Angelino
Teresa Artieda
Ma. del Rosario Badano
Liliana Barsanti
Ma. Gracia Benedetti
Alejandra Birgin
Susana Celman
Marcela Ciccarelli
Patricia Delgado
Clotilde de Pau
Miguel Duhalde
Mirta Espinosa
Myriam Feldfeber
Amalia Homar
Pablo Imen
Deolidia Martinez
Graciela Morgade
Carina Muoz
Mariana Ojeda
Mara Isabel Ortega
Claudio Nuez
Roxana Perazza
Javier Ros
Laura Rosso
Fernanda Saforcada
Natalia Schonfeld
Mara Sormanni
Ana Mara Tello
Flavia Terigi
Sofia Thisted
Alejandro Vassiliades
Delfina Veirav
COMIT ORGANIZADOR
Ma. del Rosario Badano
Liliana Barsanti
Ma. Gracia Benedetti
Miguel Duhalde
Myriam Feldfeber
Mariana Ojeda
Javier Ros
Fernanda Saforcada
Natalia Schonfeld
Delfina Veirav
Susana Berger
Marita Soez
Griselda Pressel
Trabajo docente y pensamiento crtico : polticas, prcticas, saberes y transformacin social / Mara del Rosario Badano y Javier Ros ; coordinado por Javier Ros y Mara del Rosario
Badano. - 1a ed. - Paran : Editorial Fundacin La Hendija, 2014.
E-Book.
ISBN 978-987-1808-67-0
1. Polticas de Educacin. 2. Formacin Docente. I. Ros, Javier II. Javier Ros, coord. III.
Badano, Mara del Rosario, coord. IV. Ttulo
CDD 371.1
Atribucin Debe reconocer los crditos de la obra de la manera especificada por el autor o el licenciante (pero no de una manera que sugiera que
tiene su apoyo o que apoyan el uso que hace de su obra).
ndice
Eje 1
Naturaleza, procesos y condiciones del trabajo docente
Coordinadoras:
Alejandra Birgin - Ana Mara Tello
Experiencias de pareja pedaggica en escuelas secundarias de la ciudad
de Buenos Aires: nuevas formas de colegialidad docente
Rosario Austral
13
25
33
Una escuela sin paredes, pero no a la intemperie. El fin del santuario en una escuela de
reingreso de la ciudad de Buenos Aires
Anala Meo, Valeria Dabenigno, Micaela Ryan
39
48
56
66
74
80
89
98
Trabajo docente y demandas familiares. La opinin de las familias que tienen hijos
en una escuela secundaria pblica del Chaco
Mara Delfina Veirav, Johanna Malena Jara
106
Eje 2
Regulaciones de la carrera docente
Eje 3
Polticas educativas y trabajo docente
Coordinadores:
Patricia Delgado - Pablo Imen
El proceso de seleccin de Directivos Transitorios en el Nivel Primario de la Provincia
de Buenos Aires: una primera aproximacin
Jorge Cruz, Ariel Canabal
113
121
131
140
146
156
162
169
177
187
192
Eje 4
Formacin docente: polticas y procesos
Coordinadoras:
Liliana Barsanti - Natalia Schonfeld - Marcela Cicarelli - Mirta Espinosa
La formacin inicial de docentes ante los retos de reconfiguracin de la escuela secundaria
200
Ana La Cometta, Adriana Alejandra Arce, Mara Jos Porta
Polticas de formacin y trabajo docente en el proceso actual de reforma curricular de
Neuqun, Argentina
Mara de los Angeles Gravino
209
216
224
232
237
243
Mirada de formacin
Borgetto Andrs
247
251
259
265
272
278
285
289
295
303
307
316
324
Eje 5
Los docentes y la evaluacin
Coordinadora:
Susana Berger
51
333
339
343
Eje 6
Organizacin del trabajo y sindicalismo docente
Coordinadora:
Mara Sormanni
El delegado y la lucha
por la transformacin del trabajo docente y la escuela
H. Gonzlez
353
358
365
370
Paritaria docente
Herramienta para la conquista de derechos
Ingrid Mercado
377
Eje 7
Salud y trabajo docente
Coordinadora:
Deolidia Martnez
Aporte de una propuesta de intervencin
Vilma Alvarado, Luis Mara DAndrea
384
391
397
403
409
Eje 8
Trabajo docente en la Universidad
Coordinadoras:
Mara Elena Soez - Clotilde De Pauw
Reflexiones sobre las propias prcticas docentes.
Algunas perspectivas para su abordaje
Alejandro Csar Caudis, Susana Mara Cavaille
417
425
430
436
442
450
455
464
472
478
486
495
503
10
511
Eje 9
Debates tericos y metodolgicos en las investigaciones sobre trabajo docente
Coordinador:
Claudio Nuez
Investigacin narrativa: acerca de los modos de conocer
el trabajo docente universitario
Mara Gracia Benedetti, Javier Ros, Mara del Rosario Badano
521
Prcticas y consumos culturales de docentes de escuelas pblicas secundarias de Paran y Concepcin del Uruguay, en el espacio escolar y en la vida cotidiana
Mirta Espinosa, Javier Miranda
527
Las estrategias constructivistas como alternativa vlida para la enseanza del Derecho
Carolina Filippon, Cintia Soledad Scortechini de Vttori
533
540
Eje 10
Trabajo docente y diversidad cultural
Coordinadora:
Teresa Artieda
Prcticas profesionales docentes, saberes y culturas que interpelan
las modernas formas y modos escolares
Mara Silvina Centeno
549
559
565
Conferencias
574
578
Algunas miradas sobre las polticas y prcticas de evaluacin del trabajo docente
Amalia Homar
591
597
Eplogo
Impresiones y reflexiones con ms tiempo
(Sobre el II Seminario Nacional de la Red Estrado Paran 2013)
Germn Cantero
605
11
12
Eje 1
Naturaleza, procesos y condiciones
del trabajo docente
Coordinadores:
Alejandra Birgin - Ana Mara Tello
Los procesos del trabajo docente, saberes y abordajes. La conformacin histrica del enseante. Las figuras docentes. La formacin social de la docencia.
Identidades en el trabajo docente. El lugar del conocimiento y los sujetos.
Condiciones estructurales y subjetivas en la configuracin del trabajo. Relaciones complejas en la trama cotidiana de la tarea. Trabajo docente e instituciones. Invariantes estructurales y prcticas alternativas en el proceso del trabajo docente. Tensiones en la profesionalizacin y la autonoma
14
El diseo metodolgico del estudio es cualitativo, tratndose de un estudio de casos con utilizacin
de diferentes tcnicas de recoleccin de datos. Fueron seleccionadas 4 Escuelas Tcnicas, 2 Liceos, 2
Colegios, 2 Escuelas de Educacin Media y una Escuela Normal ubicadas en distintas zonas de la Ciudad
de Buenos Aires4. La primera etapa del trabajo de campo consisti en la realizacin de entrevistas semiestructuradas a asistentes tcnicos del Programa de Fortalecimiento Institucional de la Escuela Media
(PFIEM) del Ministerio de Educacin del GCABA, a equipos directivos de las escuelas seleccionadas, y a
docentes de primer ao (profesores en pareja pedaggica, tutores y referentes de las distintas iniciativas halladas, as como preceptores y miembros de los equipos de orientacin). Tambin se recabaron
algunos documentos de proyectos institucionales y se analizaron las resoluciones correspondientes a las
polticas educativas en las que se inscriben las experiencias analizadas.
En este trabajo se repasan brevemente algunos lineamientos de las polticas educativas nacionales y
jurisdiccionales que contemplan la pareja pedaggica como dispositivo pedaggico. Adems, se describen las configuraciones de roles halladas en las PP de seis de las escuelas del estudio, a partir del anlisis de los testimonios de los docentes y de los documentos de los proyectos institucionales. Asimismo,
se reflexiona acerca de las particularidades que este tipo de experiencias plantea a la colegialidad docente en la escuela secundaria actual.
1. La pareja pedaggica en los lineamientos de la poltica educativa
Un antecedente jurisdiccional de la pareja pedaggica (en adelante PP) es el maestro ZAP, que se
implement a fines de la dcada del 90 en escuelas primarias de distritos escolares que presentaban
altos niveles de repeticin en primer grado. En dicho programa se implement la PP para la planificacin, el desarrollo de las clases y la evaluacin, como modalidad de formacin continua con miras a la
profesionalizacin docente (Prado, 2006)5. En el nivel secundario, las polticas educativas que en la actualidad contemplan la PP como dispositivo estratgico para la mejora de la enseanza y de los aprendizajes son el Programa de Fortalecimiento Institucional de la Escuela Media (PFIEM) dependiente del
GCABA, y los Planes de Mejora Institucional financiados por el Ministerio de Educacin de la Nacin e
implementados a nivel jurisdiccional (Dabenigno et al., 2013).
El PFIEM es un programa que desde 2001 promueve proyectos institucionales que contribuyan a la
retencin y la promocin de los aprendizajes. Una de las lneas del programa impulsa proyectos que potencien la enseanza de disciplinas y reas de conocimiento entendiendo que los mismos permiten enriquecer la prctica docente con vistas a lograr ms y mejores aprendizajes de alumnos/ as (GCBA/ME/
PFIEM, 2011, p.18). Dentro de esta lnea se contemplan proyectos de complementacin pedaggica para
la enseanza de Matemtica y Lengua en el ciclo bsico. El propsito de estos proyectos es la prevencin
del bajo rendimiento, la desaprobacin y, consecuentemente, la repeticin, fenmenos que se expresan
en ndices educativos alarmantes sobre todo en el ciclo bsico de las escuelas porteas (GCBA/ME/
PFIEM, 2011, pp. 22-23). El equipo de trabajo pedaggico se compone de parejas de profesores, coordinadores de reas afines, tutores y preceptores y -en la medida de lo posible- de especialistas en Matemtica o Lengua del Cepa (Escuela de Capacitacin Docente Centro de Pedagogas de Anticipacin),
durante un tiempo y frecuencia a determinar. Las parejas de profesores estn constituidas por el profesor del grupo y otro profesor de la institucin cuya formacin lo habilite para la enseanza de la materia
en cuestin, y la tarea ha de sustentarse en las decisiones del equipo de complementacin pedaggica.
Tambin los Planes de Mejora Institucional de la educacin secundaria impulsados a nivel nacional 6,
contemplan entre sus ejes de planificacin el desarrollo de polticas de enseanza para renovar las propuestas pedaggicas de las escuelas (Ministerio de Educacin de la Nacin Argentina, 2009, p.9). En la
Ciudad de Buenos Aires se han establecido para 2013 ejes y lneas de accin en relacin con las pautas
del Plan Nacional, en las cuales se enfatizan aquellas acciones que contribuyan esencialmente a mejorar los aprendizajes de los alumnos (GCBA/ME, 2013, p.1). En tal sentido, uno de los ejes prioritarios
es la enseanza en el aula y se contemplan entre los recursos y estrategias posibles tanto la PP como
las tutoras acadmicas, las clases de apoyo, la rendicin de materias previas por parciales, as como la
produccin de materiales audiovisuales7. La PP es contemplada entonces como una de las estrategias
que posibilitan la toma conjunta de decisiones acerca de la enseanza: la apertura a la reflexin conjunta sobre las prcticas y al anlisis conjunto de la situacin de cada grupo de alumnos (GCBA/ME,
2013, p.2). Cabe sealar que los equipos pueden ser tanto profesores del curso como de la misma asignatura en la escuela, o bien docentes externos.
En el siguiente apartado, se analizan las configuraciones de roles halladas en algunas parejas pedaggicas recabadas en las escuelas del estudio, a partir de los materiales de campo recabados durante la
primera etapa de la investigacin en curso.
2. Nuevas colegialidades: entre la conduccin compartida y repartida de la enseanza
Las experiencias de PP suscitan una serie de reflexiones en torno al trabajo pedaggico. En primer
lugar, se trata de un dispositivo que inaugura la copresencia de al menos dos colegas en el aula. De este modo, la PP se vuelve un dispositivo que quiebra con el aislamiento docente en ese mbito, generando condiciones para que se operen cambios en las dinmicas de enseanza y de aprendizaje. En este
sentido, los testimonios de los docentes entrevistados traslucen que las experiencias de trabajo en PP
dejan una impronta sobre las trayectorias profesionales, dando lugar a la reflexin sobre las propias
prcticas y al aprendizaje (y re-aprendizaje) de nuevas estrategias de enseanza8.
Entre los relatos de los docentes entrevistados, se han podido entrever distintas configuraciones en
los roles desplegados por los miembros de la dupla pedaggica. Es as como los testimonios ilustran
aunque con matices- bsicamente dos funcionamientos: las parejas con roles compartidos y las
parejas con roles repartidos.
Las parejas con roles compartidos se presentan como experiencias en que ambos docentes asumen
responsabilidades similares en las distintas instancias de trabajo pedaggico, con el propsito principal
de fortalecer la enseanza de contenidos. En estos casos, los profesores planifican juntos las secuencias
didcticas, se presentan como coprotagonistas en la conduccin de las clases y hasta pueden llegar a
evaluar en forma conjunta a sus alumnos.
Algunas de las parejas que tienen este tipo de funcionamiento se originan en iniciativas puntuales en
las que es posible la mutua eleccin de los docentes que integran la dupla. La afinidad entre los profesores y las preocupaciones comunes acerca de la enseanza y los aprendizajes pueden alentar esta decisin, como en el caso de los profesores de Biologa y Geografa que tomaron la iniciativa de conformar
una pareja de Biogeografa a tiempo parcial en el Liceo B9. La buena comunicacin entre los docentes es
particularmente valorada al momento de compartir los espacios y los tiempos en el aula, cuando se trata de combinar y rotarse en las intervenciones:
Hay un montn de cosas que juegan a favor, no es que pods trabajar con cualquier persona
[] uno tiene que tener una cierta afinidad, una cierta comunicacin con el docente, como para poder trabajar bien, armnicamente, porque tambin hay que ver cmo manejs los espacios, los momentos en los que habla cada uno, qu lugar del aula ocupa cada uno [] uno est
adelante, el otro est atrs y nos vamos rotando constantemente, y bueno, los momentos en
los que cada uno va a hablar (Docente de Biologa en PP de Biogeografa, Liceo B).
Mientras en el Liceo B se trataba de una iniciativa puntual, en el Liceo A las PP se extendido ms en
los primeros aos de estudios, como parte de un proyecto institucional ms abarcativo, siendo la composicin de cada dupla muchas veces definida por los equipos directivos o docentes. En estos casos, los
docentes de la pareja no se eligan entre s necesariamente, aunque tambin resultaba posible la construccin de un vnculo de confianza entre ellos. La confianza no era entonces aqu una condicin previa
necesaria sino un resultado de la experiencia. En el caso de la PP de Historia en el Liceo A, las profesoras no se conocan con anterioridad. An as, una de las docentes entrevistadas seala que "las dos nos
fuimos dando autoridad mutuamente. Es posible que la aceptacin de la autoridad del otro docente
se viera en gran medida facilitada por el hecho de que se trataba de profesoras de la misma materia. En
esta PP a tiempo parcial10, por ejemplo, la corresponsabilidad implicaba un esfuerzo aadido de mantenimiento de una comunicacin constante y fluida entre las docentes, de modo de lograr una buena articulacin entre las clases con y sin pareja:
[El tema] lo tenamos que retomar con ella necesariamente, porque sino el trabajo que habamos pensado no iba a tener ni mucho sentido ni mucho sustento [] Ms all de que puedas
tener mucho planificado despus te van pasando cosas en la clase con el da a da que no las
pods pasar por alto ni hacer de cuenta que no escuchaste nada ni que no te dijeron nada. En15
16
tonces tratbamos de tomarlo como para llevarlo a la clase. Yo tambin a ella le contaba algunas
situaciones en particular [se refiere a las clases sin PP] (Docente en PP de Historia, Liceo A).
La experiencia anterior se inscriba en un proyecto institucional de parejas pedaggicas para todo el
1er ao de estudios, en el cual se haca especial hincapi precisamente en la importancia de una responsabilidad conjunta en relacin con la enseanza:
La idea es que ambos profesores deben planificar en conjunto la tarea del aula en funcin de
las necesidades de aprendizaje detectadas en los alumnos. Se promueve que la conduccin
de la clase sea compartida y no repartida. [la negrita es de la autora] (Documento de
proyecto de parejas pedaggicas en 1er ao, Liceo A).
En suma: ms all de las diferencias sealadas, el denominador comn de estas PP con roles compartidos es que existe al menos desde la perspectiva de los docentes entrevistados- un reconocimiento
de corresponsabilidad y simetra en las decisiones y en las prcticas pedaggicas, con el propsito de
fortalecer la enseanza de contenidos.
Cuando la implementacin de la PP est dirigida al fortalecimiento de la labor de un profesor novel,
menos experimentado o con escasas herramientas didcticas, por ejemplo, es el docente que ingresa al
aula como visitante quien gravita en mayor medida en las decisiones de enseanza, pudiendo ejercer
de manera ms o menos explcita una funcin formativa (y hasta evaluativa) sobre su par. Esto se refleja en el siguiente testimonio:
Haba clases que yo la dejaba a ella sola para ver qu era lo que haca, le controlaba las planificaciones, le correga las planificaciones. Despus tena que elevar informes al DOE, a la asesora pedaggica, despus la vena a observar la asesora pedaggica [] para ver si adelantaba
o no adelantaba, qu cambios produca. (Profesora en PP, Escuela Normal).
Si bien en otro pasaje de la entrevista, la docente seala que ambas profesoras tambin planificaban,
daban clases y preparaban las evaluaciones en forma conjunta, el testimonio anterior ilustra de qu modo la pareja se constitua en base a responsabilidades dispares. Esto llevara a pensar que se trataba de
una PP con cierta asimetra en cuanto a las posibilidades de gravitacin sobre las decisiones. Quizs es
ste un ejemplo de los menos usuales, inscripto en un contexto institucional particular, una Escuela Normal con una matrcula proveniente en su mayora del nivel primario de la misma escuela, con muy bajos
niveles de repeticin y abandono escolar11. La PP adquiere en este caso la finalidad especfica de la socializacin profesional de un docente menos experimentado. En palabras de la entrevistada anterior:
Tiene que ver un poco tambin con la dinmica, dos personas que den lo mismo, as sea lo
mismo pero con distintas dinmicas, hace que los alumnos se motiven ms. Eso es lo que yo
logr por lo menos en esta pareja pedaggica en especial, darle armas a ella primero como
para fortalecer su rol (Profesora en PP, Escuela Normal).
Por el contrario, cuando el ingreso de una PP tiene como propsito principal generar mejores condiciones para lograr un buen clima de trabajo en clase y para lograr el involucramiento acadmico de los
estudiantes, es el docente originalmente a cargo del curso quien toma las decisiones de enseanza. As
en la EEM A, por ejemplo, el proyecto de PP plantea una diferenciacin taxativa entre docente titular y
docente de apoyo en la PP12:
Destinando el tiempo de algunos profesores de apoyo para la propuesta de pareja pedaggica,
se puede aprovechar mejor la colaboracin de dicho docente para intervenir en algunas situaciones que se puedan presentar dentro del aula y que terminan obstaculizando el aprendizaje y
la enseanza, como por ejemplo, problemas de conducta, inhibicin para preguntar al profesor
lo que no se entiende, dificultades de organizacin de la tarea o carpetas, dudas en la comprensin de la asignatura, que si bien, es posible que la pareja pedaggica no sea de la misma
materia, pero es un adulto, docente que puede aclararlas o mediar con el docente titular para
que las canalice (Proyecto de PP, EEM A).
En estos casos, es el docente a cargo de la materia quien conserva principalmente la potestad de
planificar, ensear y evaluar y, ms all de la comunicacin entre ambos colegas con respecto a estos
temas, el docente entrante se concentra principalmente en la funcin de apoyo y enseanza personalizada a los alumnos:
Generalmente la planificacin de las clases la hace netamente el profesor. Cuando arranca un tema, un eje temtico el profesor me avisa qu temas se va a tocar o qu ejes vamos a analizar en
estas cuatro clases u ocho clases, me muestra el libro de trabajo [] Yo voy a empezar a explicar, voy a dar un trabajo y bueno, vos empezs a ayudarme con el tema de los grupos, de ir grupo por grupo. [] Netamente es el profesor el que evala. Yo no me meto en las evaluaciones
salvo algn momento en donde el profe me diga: Mir, tengo muchos alumnos, vamos a dividirnos las tareas. (Tutor en PP itinerante, EEM A).
El profesor que ingresa al aula como PP, puede llegar entonces a efectuar recomendaciones a su colega, aunque el mismo profesor seala que ello puede ocurrir de manera variable de acuerdo a la confianza existente entre los docentes:
Depende del profe, a veces uno se lo puede llegar a indicar, a veces hay profesores que tienen
ms confianza y te dicen: Mir, [nombra a una profesora], lo que hiciste quizs el pibe estaba medio aburrido, quizs lo podemos modificar un poquito [] generalmente los profes acceden. Capaz
que digo: Por qu no mets un audiovisual ac? Algo para ir mejorando porque capaz que el pibe
no te entiende lo que le ests poniendo con eso. Generalmente ac en esta escuela los profes:
'Uh, s, buensimo, dale, lo conseguimos, ven, pedimos la sala'. (Tutor en PP itinerante, EEM A).
Parecera entonces que la copresencia sienta de algn modo condiciones para el intercambio, la reflexin y la reformulacin de las prcticas. Sin embargo, es quizs en contextos institucionales donde el
propsito de la PP es fundamentalmente la apoyatura a un docente, que el encuentro de dos colegas
puede generar mayores dudas o temores.
Si hay algo a lo mejor que no me cierra mucho, me acerco y le digo: Por qu no lo encars
de esta manera?, porque s que puedo, no voy a ser mal visto, o sea, eso depende de quin
tengas como interlocutor del otro lado [] hay algunos que pods planterselo bien y hay
otros que: Mir, profe, mir, esto no est Y sabs que ya te miraron con mala cara, no te
responden y bueno, lo dejs ah. (Profesor en PP itinerante, EEM A).
A diferencia de otras experiencias descriptas al comienzo de este apartado, la gnesis de la PP y los
propsitos institucionales en los que se inscriben las PP en la Escuela Normal y en la EEM A, dan pie a
una diferenciacin y asimetra de roles. Desde el punto de vista del docente titular, la llegada del docente de apoyo puede ser interpretada como un control sobre su tarea. Como seala otro profesor de
la misma escuela:
Lo que s a veces veo que me ha pasado poco que a muchos profes no les gusta que les pongan
PP pero no por ese tema sino porque se sienten controlados, sienten como que es un control de
direccin: 'Ah, evidentemente yo estoy haciendo las cosas mal' [...] O falto mucho o no s, estoy
aprobando muchos pibes y direccin me manda para, me manda esta persona para ver qu es lo
que estoy haciendo. Eso me pas con varios profesores. []Despus en general termina todo
muy bien pero a veces profes [...] me han dicho: 'Ah, ests ac', me dice. [] 'Qu, me vens a
controlar', me dicen, mitad en broma mitad en serio (Tutor en PP itinerante, EEM A).
17
18
Por otra parte, si bien las configuraciones de roles en la PP derivan en parte de los propsitos institucionales en los que se encuadran las experiencias, dependen tambin de la concurrencia de perfiles personales y profesionales en la conformacin de las duplas. De hecho un mismo docente puede desempear diversos roles en distintas PP de una misma escuela. Una de las profesoras consideradas anteriormente entre las parejas con roles compartidos, por ejemplo, contrasta dicha experiencia con otra anterior que result muy dismil:
Estaba como un poco ms marcado quin era la profesora del curso y quin era la profesora
que arribaba al curso, pero no tampoco de alguna forma sutil, como que se haba dado una
relacin en la que yo ms que nada era como una especie de puntal [...] despus como que en
la dinmica del curso se dio como un poco ms la diferencia entre una y la otra pero eso no
gener un obstculo para trabajar con los chicos. Fue una forma completamente diferente de
trabajar (Docente en PP de Historia, Liceo A).
Es decir que en esa otra experiencia de PP, la profesora desempeaba una funcin de apoyo a otro
colega que conservaba protagonismo en las decisiones pedaggicas. En una tercera experiencia de la
misma profesora, en cambio, la situacin era opuesta, dado que esta vez ella oficiaba de anfitriona, con
un papel ms pasivo de la colega acompaante:
Ah s era, cmo te lo puedo definir, era como una especie de espectador en la clase, se sentaba y yo daba la clase y ella, qu se yo, apuntaba algo [] pero no porque yo lo hubiera planteado: 'Mir, quiero que vos hagas tal cosa', sino porque ella creo que se ubic en ese lugar. Y
se termin dando as. (Docente en PP de Historia, Liceo A).
En los testimonios de los profesores que se desempeaban como parejas pedaggicas itinerantes,
acompaando a distintos profesores en un mismo o en distintos cursos, tambin surgieron referencias a
las variaciones en los modos de acompaamiento pedaggico, tal como en la EEM A:
Principalmente la actividad va a variar segn el docente. Esto es as, o sea, ac no hay nada
prefijado. Mi actividad dentro del aula si bien hay cosas bsicas, va a variar segn el profesor
[] Primero tengo que ver qu es lo que necesita el curso y quin es el profesor, cul es su
perfil, cmo es su clase y de ah en ms ya puedo empezar a armar mi trabajo como pareja.
(Tutor en PP itinerante, EEM A).
Es el docente originalmente a cargo del curso quien prevalecera en las decisiones, fundamentalmente en las relativas a la planificacin y la evaluacin. De este modo, el docente receptor de PP es quien
preservara las mayores responsabilidades. No obstante, el diagnstico y planteo de una estrategia didctica a cargo del docente itinerante plantea una asimetra a favor de ste, en el marco de una estrategia institucional ms amplia de mejora de las condiciones de enseanza y aprendizaje.
En el caso de una PP en que dos profesoras se visitan en sus respectivas clases, queda clara esta
alternancia en la condicin de docente principal en el transcurso de las mismas:
Visit y ella vino a mis clases [] poda intervenir, tenamos total libertad, en eso nos llevamos
muy bien, coincidimos, nos damos nuestro tiempo y no olvidando que ella era la profesora
o que yo era la profesora pero en s las dos somos y estamos dando el mismo tema [la negrita es de la autora]. (Profesora de Geografa en PP con profesora de Biologa, Tcnica A).
Por un lado, la configuracin resultante de la pareja en cuanto a los roles depende de los mrgenes
de accin cedidos y ocupados de manera implcita.
Viste que hay cosas que a veces, digamos, uno no las habla, se dan de forma implcita. Y uno
se va acomodando en los espacios que se van generando. Y a veces vos pods abrir el espacio
al otro pero si el otro no tiene intencin, por los motivos que sean a ocuparlo, lo ocupa el otro
el lugar (Docente en PP de Historia, Liceo A).
En este sentido, la formulacin de pautas de trabajo transversales a las parejas implementadas propiciara una homogeneizacin de los funcionamientos de las parejas. La ET B, por ejemplo, cuenta con
una propuesta de PP diseada a nivel departamental y que en principio plantea una regulacin de los
contenidos tratados en las clases:
Lo que s est bueno, lo que yo veo, est muy bueno porque nosotros tenemos una organizacin dentro de lo que es el departamento de Exactas. Entonces los temas van todos de
la mano, o sea que vos ves a los profes que van dando el mismo programa [] Entonces
vas trabajando con lo mismo, va a haber una clase de diferencia. [] veo s maneras diferentes de trabajar pero, pero en conocimientos es exactamente lo mismo [la negrita es de la autora] (Docente de Matemtica en PP, Tcnica B).
De acuerdo con Hargreaves (2000), la profesionalidad colegiada se caracteriza por la existencia de
esfuerzos en pos de la construccin de culturas colaborativas que reemplacen prcticas individualizadas,
episdicas y poco conectadas. En este sentido, la PP opera como un dispositivo que precisamente propicia la colegialidad en las prcticas de enseanza en el mbito del aula, respondiendo a propsitos especficos definidos a nivel institucional. Ms all de la diversidad de configuraciones de las parejas pedaggicas, la convivencia con otro colega en el espacio del aula, abre el juego a la confrontacin de pticas y
prcticas, inaugurando nuevos espacios para la reflexin, tema que ser tratado en el siguiente apartado.
3. Formacin entre pares y prcticas pedaggicas colaborativas en escenarios complejos
Ms all de cmo se llevan a cabo y se configuran las parejas pedaggicas, todas estas experiencias
quedan definidas por la presencia de ms de un docente en el aula, lo cual introduce elementos de ruptura de las formas usuales de enseanza. En el documento de proyecto de la pareja de Biogeografa del
Liceo B, se seala lo siguiente:
La idea de redimensionar los espacios ulicos y desestructurar los tiempos de la grilla horaria
invita al docente a correrse del lugar de nico actor frente al curso, ampliando la mirada y renovando la idea de ensear (Documento de proyecto de PP de Biogeografa, Liceo B).
Ms all de su dimensin tcnica, la PP configura la intencionalidad de facilitar el aprendizaje y la
formacin en los actuales contextos de aprendizaje colaborativo (Rodrguez Zidn y Grilli Silva, 2012).
En este sentido, la dupla pedaggica parece inaugurar una dimensin de aprendizaje entre pares y de
reflexin sobre prcticas de enseanza situadas propias y ajenas. Esto aparece reflejado en el testimonio de uno de los docentes participantes de esa experiencia:
Cuando vos ests trabajando con otro docente aprends, todo el tiempo ests aprendiendo,
hasta de la forma de posicionarse el docente dentro del aula, o sea, est buensimo. (Docente
de Biologa en PP de Biogeografa, Liceo B).
En otro pasaje de su testimonio, el mismo docente se refiere a cmo esta convivencia en el aula vendra a operar una ruptura en los sistemas de creencias de los actores involucrados: aprender algo no
conocido o recordar algo olvidado conduce a un replanteo de las propias prcticas.
Pero aparte hay un imaginario como que el docente, o sea yo tengo mi verdad y mi verdad
la defiendo a muerte hasta ltimo momento y soy el dueo de la verdad, y a los docentes es
como que no les gusta equivocarse, y por ah trabajar y compartir la tarea con otra persona
los hace aprender un montn de cosas que por ah desconocan o que por ah, no s, que las
tenan olvidadas incluso, porque a veces es como que nos vamos remapeando como constan19
20
temente y hay cosas que nos vamos olvidando de hacer y que el otro s las hace. (Docente de
Biologa en PP de Biogeografa, Liceo B).
La PP impone la dimensin formativa en el ejercicio de la profesin docente. Ineludiblemente, existe
alguna invocacin a la formacin entre pares y la formacin al ras de la experiencia (Surez 2007).
Una experiencia de PP da pie a la reflexividad docente sobre las propias prcticas. El impacto de las experiencias en las prcticas docentes no sera solo inmediato, puesto que los docentes que participan en
ellas se vuelven portadores de saberes que pondrn en juego en otras experiencias ms all de esas
clases, e inclusive en otras instituciones13. Es as como el trabajo con otro par se constituye en una posibilidad de aprendizaje:
Y cuando vos lo ves trabajar, decs ay, esto tambin lo puedo hacer, y despus lo aplics en
los cursos cuando ests solo, te digo que para m es buensimo trabajar con otra persona dentro del aula, no tiene que ser un estorbo, te tens que sentir acompaado. (Docente de Biologa en PP de Biogeografa, Liceo B).
Es quizs en las parejas con roles compartidos donde las reflexiones sobre las prcticas pedaggicas
pasan a ser enunciadas en primera persona del plural, y es all entonces donde la experiencia de colegialidad adquiere su mxima expresin. La reflexin con otro acerca de unas prcticas en comn da pie
a identificar problemas y ensayar, en consecuencia, reformulaciones compartidas de las estrategias de
enseanza futuras:
Tenemos miradas diferentes, necesariamente. Entonces eso tambin estaba bueno porque,
viste, iba trayendo como por ah otras formas que uno suele tener y que quizs que venga algn otro, vea tu curso y vea cmo se mueve el curso y cmo responde el curso tambin nos
permita a nosotras hacernos como autocrtica. Decir: 'Mir, esto me parece que de esta forma
no est funcionando, quizs podramos hacer otra cosa'. (Docente en PP de Historia, Liceo A).
Es importante sealar que todas estas prcticas docentes se inscriben en una cotidianidad signada
por la fluidez, la imprevisibilidad y los cambios. Como expresa un docente:
Es un poco el arte de lo imprevisto, ac en la docencia en general, vos lo sabs, ac en las escuelas lo imprevisto corre constantemente. Los cambios son constantemente y uno tiene que
estar preparado a modificar todo. Ac es todo muy lquido, muy que se mueve para todos lados, entonces uno tiene que estar preparado. (Tutor en PP itinerante, EEM A).
En este sentido, el manejo eficaz de los mrgenes de decisin frente a la multiplicidad de situaciones
y dificultades que se suscitan a diario, remite a la autonoma docente como rasgo de profesionalidad
(Hargreaves, 2000). Lejos de visiones nostlgicas, son varios los profesores que plantean la necesidad
de hacer frente a los mltiples desafos en la escuela secundaria actual, sin ceirse a un ideal de docente abocado a impartir nicamente un conocimiento disciplinario para el que fue formado.
Uno no puede estar atado a algo: soy profe de Historia y vengo a dar Historia. No, uno tiene
que estar variando a cada rato porque as es la sociedad y as son los pibes. (Tutor en PP itinerante, EEM A).
Al respecto, Meo (2010) hall identidades profesionales docentes que resultan extendidas y
orgnicas, alejadas de modelos tradicionales. Es tambin en estos testimonios que se vislumbran visiones amplias acerca del quehacer docente, las cuales se sustentan en el reconocimiento de las imbricaciones entre el afuera y el adentro de la escuela como el punto de partida de la propia tarea
(Dabenigno, Ryan y Meo, 2012). La labor docente se vuelve un gran desafo en un contexto donde la
educacin secundaria se ha vuelto un derecho de las personas y una obligacin del Estado. Como seala
un profesor de Biologa de la EEM B: el hecho de tener PP est muy bueno [] el trabajo lo pods multiplicar que cuando sos uno solo [] el trabajo de uno solo es eterno. En este sentido, cobran importancia las prcticas docentes apoyadas en el trabajo colaborativo entre pares y basadas en la autonoma
en el rol (Surez, 2007). Como afirma Contreras, la colegialidad se legitima como rasgo del profesionalismo y las formas de control pasan a ser participativas: la responsabilidad profesional deja de ser un
acto individual y aislado en el aula para pasar a ser colectiva y sobre la actuacin pedaggica de todo el
centro (Contreras, 1999).
Otro aspecto a considerar es la complejizacin del oficio docente, en un escenario de ampliacin y combinacin de las funciones que son asumidas por los profesores. Como explica uno de los entrevistados:
Lo que pasa es que como en el caso mo te digo que soy el tutor y la pareja, muchas veces los
cargos se mimetizan y se mezclan, uno a veces yo estoy de PP pero para el pibe soy el tutor y
a veces uno como PP tambin acta como tutor del curso. (Tutor en PP itinerante, EEM A)
El mismo entrevistado alude a cmo se van mimetizando y potenciando los mltiples roles: A m me
es difcil pensar la PP sin ser tutor, me es muy difcil, es ms, no s si lo podra hacer. En su caso, su
condicin de tutor de un curso de 1er ao le permite un mejor despliegue de su tarea como PP de varios
profesores del curso. Es as como en este testimonio, la yuxtaposicin de roles resulta entonces provechosa para potenciar la propia tarea. En un escenario tan complejo como el de la escuela secundaria
actual y particularmente en los primeros aos de estudios-, la PP deviene en otra experiencia ms de
imbricacin y multiplicacin de esfuerzos.
Reflexiones finales
En los ltimos aos, las lneas de poltica educativa dirigidas a la educacin secundaria contemplan la
pareja pedaggica como un recurso disponible para la enseanza. La investigacin en la que se inscribe
esta presentacin, hall este tipo de dispositivo en algunas escuelas secundarias que contaban con una
serie de proyectos orientados al fortalecimiento de las trayectorias escolares y de los aprendizajes en el
primer ao de estudios, donde se registran las mayores dificultades para la promocin y la retencin de
los estudiantes. A partir del anlisis documental y de los testimonios de los docentes entrevistados, en
este trabajo se describieron las parejas pedaggicas en cuanto a la asuncin de roles y responsabilidades,
con reflexiones en torno a la colegialidad y la formacin entre pares en el marco de dichas experiencias.
En el trabajo se entrevieron bsicamente dos tipos de configuraciones en la pareja pedaggica: la
conduccin compartida de la enseanza, con igualdad de responsabilidades en el desarrollo de las tareas; y la conduccin repartida, con una diferenciacin de roles en la dupla pedaggica. Es as como la
pareja pedaggica introduce, por definicin, la copresencia de al menos dos colegas en el aula, propiciando algn tipo de prctica colaborativa inscripta en algn propsito institucional ms amplio como
el fortalecimiento de la enseanza de contenidos, la promocin de ambientes favorables para el aprendizaje o la socializacin profesional (Dabenigno et al.,2013). En este sentido, podra hablarse de nuevas
formas de colegialidad docente en la escuela secundaria, basadas en la integracin y/ o en la articulacin de los esfuerzos de enseanza, segn el cariz compartido o repartido de los roles.
Por otra parte, en la pareja pedaggica pareciera existir una tensin entre personalizacin e institucionalizacin de las prcticas. Por un lado, en algunas instituciones las parejas adquieren configuraciones singulares, ya que su funcionamiento depende fundamentalmente de los perfiles e intereses personales y profesionales, de la confianza mutua establecida o del tipo de comunicacin al que se predisponen los miembros de la dupla. En cambio, las prcticas de pareja pedaggica parecen cobrar mayor semejanza al interior de las instituciones, cuando existen regulaciones originadas en acuerdos colectivos
(de los equipos de complementacin pedaggica, las reas departamentales o los equipos de orientacin) o bien, en pautas de trabajo establecidas por los equipos directivos.
Cuando la colegialidad en el aula se basa en la corresponsabilidad en la toma de decisiones y transcurre como proceso de formacin entre pares y enriquecimiento de prcticas, podra decirse que la pareja pedaggica introduce rasgos de profesionalismo (Contreras, 1999) en el quehacer docente. En este
sentido, varios entrevistados sealaron que compartir la enseanza con otro colega multiplica sus posibilidades de reflexin sobre la propia prctica, as como de aprendizaje y re-aprendizaje de estrategias.
En estos casos, la instauracin de un nosotros en la conduccin de la enseanza podra estar contribuyendo a la construccin de una cultura colaborativa en el espacio del aula. No obstante, si en cambio el
rasgo de la colegialidad se basa en posiciones asimtricas en la conformacin de la pareja, la presencia
21
22
de otro docente puede ser percibida como un control externo que puede mellar la propia autonoma
profesional. En tal sentido, varios relatos aluden a las dudas y resquemores que puede ocasionar el ingreso de un par cuando tal situacin tiene un propsito de control.
Para finalizar, se puede sealar que en la agenda de la investigacin educativa actual, se impone la
necesidad de profundizar acerca de la profesin docente en la escuela secundaria, dado el papel protagnico de los profesores en los procesos de concrecin de las polticas de inclusin y de fortalecimiento de
los aprendizajes en dicho nivel. Se espera que este trabajo sea una modesta contribucin en tal sentido.
Notas
1
Este trabajo se presenta en el marco del II Seminario Nacional de la Red Estrado Trabajo Docente y
pensamiento crtico. Polticas, prcticas, saberes y transformacin social (Paran, 12 y 13 de septiembre de 2013), dentro del Eje 1 Naturaleza, procesos y condiciones del trabajo docente. La autora agradece la colaboracin de los docentes y directivos de las escuelas del estudio, de los referentes del Programa de Fortalecimiento Institucional de la Escuela Media (PFIEM), as como los valiosos comentarios
al trabajo de las colegas que integran el equipo de investigacin.
2
La investigacin se lleva a cabo desde la Gerencia Operativa de Investigacin y Estadstica (GOIyE) del
Ministerio de Educacin del Gobierno de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires. El equipo se halla coordinado por Valeria Dabenigno, e integrado por Silvina Larripa, Yamila Goldenstein Jalif y la autora.
3
En la actualidad el equipo de investigacin se halla elaborando un informe de avance en el que se describen en detalle las PP. Los tres principales propsitos identificados en las experiencias son: a) fortalecer la enseanza de contenidos, b) promover ambientes favorables para el aprendizaje y c) promover el
desarrollo profesional docente.
4
Tres de las instituciones haban sido estudiadas en una investigacin anterior, y ocho fueron seleccionadas por presentar experiencias experiencias y proyectos dirigidos a la retencin y la promocin de los
aprendizajes en el 1er ao de estudios. En este trabajo las escuelas se identifican con letras a los fines
de garantizar el anonimato de las instituciones y de los entrevistados. En los nombres de fantasa solo
se preserva la identificacin del tipo de establecimiento.
5
El Plan Jurisdiccional para la institucionalizacin y el fortalecimiento de la Educacin Secundaria Obligatoria es planteado como una herramienta estratgica para definir metas a corto y mediano plazo para
el cumplimiento del Plan Nacional de Educacin Obligatoria para el Nivel Secundario.
7
Asimismo, se establece como una de las estrategias en pos de la inclusin educativa, la conformacin
de equipos de complementacin pedaggica integrados por profesores, tutores, preceptores, asesores
pedaggicos, psiclogos y/ o psicopedagogos, con el propsito de identificar, planificar, desarrollar y
evaluar el proceso de enseanza y de aprendizaje de los cursos de los primeros aos en las materias
con altos ndices de desaprobacin y repeticin de los alumnos (GCBA/ME, 2013).
8
En esta etapa inicial del trabajo de campo no se entrevist a estudiantes. Sin embargo, desde la perspectiva de los profesores, los estudiantes se muestran inicialmente sorprendidos por la presencia de dos
docentes en la clase, mostrando inters en que las PP se reediten al ao siguiente.
9
En esta experiencia se fusionaban dos cursos de primer ao dos horas a la semana. Los profesores desarrollaban las clases en PP en una de las tres horas obligatorias de sus respectivas materias en cada curso.
10
Una de las profesoras (siempre la misma) ingresaba a una de las dos clases semanales de la docente
originalmente a cargo del curso.
11
Esta escuela haba presentado tan solo un 5% de alumnos repetidores y ningn alumno salido sin pase durante el ao 2010.
12
En esta escuela se implementan PP de carcter itinerante, en las que un mismo profesor acompaa
los a docentes de distintas materias en un mismo curso.
13
De acuerdo con el Censo Nacional de Docentes 2004, el 52% de los docentes de las escuelas secundarias estatales de la Ciudad de Buenos Aires trabajaba en ms de un establecimiento educativo.
Referencias bibliogrficas
Canevari, J.; Catal, S.; Montes, N.; Coler, M.; Con, M.; Lacal, D.; Lara, L. y S. Susini (2011) La educacin secundaria en la Ciudad de Buenos Aires. Dinmica de la matrcula y desafos institucionales
para la inclusin. Buenos Aires: Direccin Operativa de Investigacin y Estadstica, Ministerio de
Educacin, GCBA. Disponible en http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/educacion
Coller, X. (2000) Estudio de casos. Cuadernos metodolgicos N. 30. Madrid: CIS.
Con, M. (2010) Perfiles de abandono escolar en la Ciudad de Buenos Aires, en el nivel secundario, para
los aos 2004 y 2008. Un anlisis desde la Encuesta Anual de Hogares. CABA, Direccin Operativa
de Investigacin y Estadstica del Ministerio de Educacin del GCBA.
Consejo Federal de Cultura y Educacin de la Repblica Argentina (2009) Resolucin N 88/09
Institucionalidad y fortalecimiento de la educacin secundaria obligatoria. Planes de mejora.
Contreras, J. (1999) La autonoma del profesorado. Madrid: Morata.
Dabenigno, V., Austral, R., Larripa, S. y Goldenstein Jalif, Y. (2013) Prcticas institucionales orientadas
a la retencin y la mejora de la enseanza y de los aprendizajes en el primer ao de estudios.
Informe de avance (en elaboracin). Gerencia Operativa de Investigacin y Estadstica del Ministerio de Educacin del GCBA.
Dabenigno, V., Ryan, M. y Meo, A. (2012) Profesionalidad docente ampliada en una escuela de reingreso de la
Ciudad de Buenos Aires. Ponencia presentada en el IX Seminario de la Red Estrado. Santiago de Chile.
Dabenigno, V.; Larripa, S.; Austral, R.; Tissera, S. y Y. Goldenstein Jalif (2010) Permanencia e involucramiento escolar de los estudiantes secundarios. Perspectivas y acciones en cuatro escuelas estatales
de la Ciudad de Buenos Aires. CABA, Direccin Operativa de Investigacin y Estadstica del Ministerio de Educacin del G.C.B.A. Disponible en: http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/educacion
Dabenigno, V. y R. Austral (2009) Orientaciones y especializaciones del ciclo superior en el nivel medio
comn estatal de la Ciudad de Buenos Aires. Buenos Aires, Direccin de Investigacin y Estadstica,
Ministerio de Educacin, GCBA. Disponible en http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/educacion
Fredricks, J. A.; Blumenfeld, P. C. y A. Paris (2004) School engagement: potential of theconcept: state
of the evidence, Review of Educational Research , N. 74, 59119.
Gluz, N., Cuter, M., Alcntara, A. y Wolinsky, V. (2005) Evaluacin del Proyecto Maestro + Maestro.
Programa ZAP (Zonas de Accin Prioritaria). DIE- ME-GCABA
Hargreaves, A. (2000) Four Ages of Professionalism and Professional Learning. Teachers and Teaching:
History and Practice 6(2),151-182.
Jacinto, C. y Terigi, F. (2007) Qu hacer ante las desigualdades en la educacin secundaria? Aportes a
la experiencia latinoamericana. Buenos Aires, Santillana.
Meo, A. (2010) Identidades docentes en tiempos de cambios: entre el repliegue y la reinvencin. London: The Economic and Social Research Council.
Ministerio de Educacin del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2013) Criterios para el Diseo del
Plan de Mejora Institucional (documento de trabajo).
Ministerio de Educacin del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Programa Fortalecimiento institucional de la Escuela Media (2011) Pautas para la elaboracin de proyectos y la utilizacin de mdulos
institucionales.
Padawer, A., Pitton, E., Di Pietro, S., Migliavacca, A., Medela, P. y Tfalo, A. (2010) La enseanza primaria en contextos de desigualdad social y diversidad sociocultural. Estudio sobre polticas de
atencin al fracaso escolar en escuelas de educacin comn. Direccin de Investigacin y Estadstica del Ministerio de Educacin del G.C.B.A.
PNUD (2009) Abandono escolar y polticas de inclusin en la educacin secundaria. Buenos Aires, IIPE-Unesco.
Prado, S. (2006) Programa ZAP. Proyecto Maestro + Maestro = xito escolar. Sntesis de proyecto
(documento interno). Direccin de Investigacin y Estadstica del Ministerio de Educacin del G.C.B.A.
Rodrguez Zidan, C. & Grilli Silva, J. (2012) Un estudio sobre la PP como dispositivo en la formacin
inicial de profesores para la educacin media en Uruguay. Revista Electrnica Dilogos Educativos 12, 38-65.
Surez, D. (2007) Docentes, narrativa e investigacin educativa. La documentacin narrativa de las
prcticas docentes y la indagacin pedaggica del mundo y las experiencias escolares. En
23
24
Sverdlick, I (Comp.). La investigacin educativa. Una herramienta de conocimiento y accin. Buenos Aires: Novedades Educativas.
Williamson, J. & Myhill, M. (2008) Under constant bombardment: Work intensification and the teachers role, en D. Johnson & R. Maclean (Eds.). Teaching: Professionalization, development and
leadership, (pp. 25-43) Dordrecht: Springer.
26
dad. En dilogo con este enfoque filosfico introducimos tambin algunos desarrollos tericos de Jorge
Larrosa quien considera que la cuestin de la experiencia tiene muchas posibilidades en el campo educativo (Larrosa, 2009: 13). La igualdad que Rancire propone interpela la relacin pedaggica, remite a la
capacidad de las inteligencias y a la capacidad que tiene cualquiera (nimporte qui) de hablar y ocuparse
de asuntos comunes (Rancire, 2011: 10). A diferencia de las discusiones ms clsicas de la sociologa
en las que la igualdad se alcanzara segn las oportunidades (Dubet, 2006) que se tienen, o segn las
posiciones que se ocupan (Dubet, 2011), para Ranciere, la igualdad es una declaracin. No se plantea
como algo a conseguir, como algo a lograr, no se define en relacin con la desigualdad social, econmica
o cultural sino que concierne a la existencia. La pregunta que habilita la igualdad planteada por Ranciere
no es por lo que tenemos sino por lo que somos, por lo que podemos o por lo que queremos ser, decir.
La pregunta nos est dirigida a todos por igual, ah reside la igualdad. Para Jacotot, el profesor que no
emancipa, que no libera a su alumno para que siga su deseo, su necesidad, su bsqueda: atonta. Hay
atontamiento donde una inteligencia queda subordinada a otra. El atontamiento es, en este planteo, una
forma posible de la relacin pedaggica que se produce cuando el maestro no ensea con el mtodo universal para aprender. Cuando el maestro ensea con el mtodo universal: todos pueden aprender, porque hay igualdad en las inteligencias. El mtodo consiste en relacionar lo que se pretende conocer con
algo ya conocido y observar, relacionar, retener, repetir. Lo que se requiere para aprender es tener un
deseo, una necesidad, una urgencia. Eso es lo que el maestro que emancipa ensea. Jacotot puede ser
un ejemplo de lo que encontramos en el pensamiento de Larrosa acerca de la experiencia.
Segn Larrosa, la experiencia es lo que nos pasa y nos forma y nos transforma, nos construye
(Larrosa, 2009: 14) y el relato es uno de los modos privilegiados a travs del cual damos sentido a eso
que nos pasa. La experiencia, cuando acontece, nos hace detener, en las formas del decir, del pensar,
del hacer. Una experiencia implica una interrupcin en el pensar, en el decir, en el hacer (Larrosa,
2009). Exige nuevas palabras puesto que es la irrupcin de la alteridad, de lo otro en uno. La experiencia, desde este enfoque, acontece cuando el sujeto hace un espacio para que la diferencia tenga
lugar y entonces tenga lugar la pregunta. Un acontecimiento interrumpe en las palabras o en las ideas,
en las representaciones, los sentimientos; los proyectos, las intenciones que estaban disponibles. Un
acontecimiento interroga el saber, el poder, la voluntad. Algo se abre, se puede pensar otra cosa, hacer, decir; se interrumpe el destino, se desarma la idea de un destino prefijado.
No hay experiencia sin la aparicin de un alguien, o de un algo del exterior que hace algo en m.
Es la escuela un lugar posible para la experiencia? Es la escuela un lugar posible para la experiencia
de la igualdad? Se producen en la escuela estas interrupciones?
En el marco de este enfoque la experiencia es siempre singular, irrepetible, finita y plural. La subjetividad y la transformacin dan cuenta de la singularidad, la finitud de la experiencia. Cada sujeto frente
a un acontecimiento tiene una experiencia diferente, nica, propia, irrepetible. Por eso mismo, hay
siempre pluralidad de experiencias. La experiencia siempre tiene algo de imprevisible, de impredecible,
de imprescriptible (de lo que no est escrito, dicho, dado, visto de antemano). La apertura de la experiencia es apertura de lo posible, pero tambin de lo imposible, de lo sorprendente, de lo que no puede
ser. Por eso la experiencia siempre supone una apuesta por lo que no se sabe, por lo que no se puede,
por lo que no se quiere. La experiencia es un quizs. O lo que es lo mismo, es el lugar de la libertad. La
igualdad; o la experiencia de la igualdad, es revisada en este sentido desde una perspectiva poltica.
Para Rancire la poltica, es una cuestin de esttica en tanto significa la posibilidad de abrir una zona a
lo impensado, la posibilidad de una reconfiguracin de tiempos, espacios y lugares (Rancire, 2011).
Para mi hay poltica cuando se sale de la referencia a una organicidad de la sociedad o de una naturalidad del ejercicio de gobierno, cuando se sale de la reparticin de lugares y los poderes (Rancire, 2011:
102). Para este filsofo francs, detrs de todo conflicto poltico est el conflicto sobre el hecho mismo
de saber quin est dotado de la capacidad poltica de la palabra, quin puede hablar y cmo y de qu
hablar. La poltica as est presente en la lucha por la igualdad de la palabra, por la libertad y el poder
de decir y de decir lo que se quiere decir.
La experiencia de la igualdad que narra Ranciere hace lugar a la diferencia, a la alteridad. Los alumnos de Jacotot hablan otra lengua, portan otra cultura, tienen otra edad y son iguales en inteligencia.
Considerada desde esta perspectiva, la igualdad reconoce al Otro, la diferencia es parte de la igualdad.
El ser mismo de la humanidad no se deja pensar ms que en la diferencia. El ser mismo de la humanidad es la multiplicidad (Badiou, 2007).
Es posible que la escuela sea el lugar de la igualdad y la multiplicidad?.Es posible que la escuela
sea el lugar del quizs, de la libertad, de la diferencia?Cmo?Qu hace una escuela cuando quiere hacer lugar a la experiencia de la igualdad?Puede la escuela hacer lugar a la igualdad sin caer en la homogeneidad?
2. Lo que nos dijeron los relatos2: Desatar nudos para hacer lugar a prcticas alternativas en el proceso
de trabajo.
Fueron muchos cambios y tuve que empezar por cosas simples.
Como cuando te tens que desenredar el cabello, tens un gran enredo,
todo te duele, entonces qu hacs?: empezs por los nudos; uno a uno.
Nelia
La directora recurre a una poderosa metfora para contar que para hacer lugar a la igualdad en la
escuela hay que desatar nudos. Comprendemos que los nudos estn trabando la construccin de la
igualdad. En ellos se cierra algo que hay que soltar, hay que desatar. Difcilmente un nudo se pueda
soltar solo o como lo dicen los relatos, difcilmente se puedan desatar en soledad.
Una docente dijo: A m no me gustan las familias en la escuela. Y yo le contest: A m s. Dije
eso y se gener un silencio horrible
Desatar nudos implica que a veces hay que generar un silencio horrible. Los directores trabajan primero
para identificar dnde estn los nudos y luego para desatarlos. Cuando lo hacen, realizan una operacin.
La operacin de mostrar que la unin que puede existir entre elementos es el resultado de
determinaciones y decisiones contingentes, y no el resultado de relaciones necesarias es lo que
se denomina la deconstruccin. Deconstruir un templo o un pensamiento es mostrar toda la
estructura decisoria que est en la base de este tipo de operacin (Souwtthell, 2000:73).
Los directores cuando desatan nudos, deconstruyen problemas. Pero primero tienen que hacer algo
para que aparezcan, los tienen que instalar, producen el problema (yo le dije: a m s. Y se gener un
silencio horrible). Luego deconstruyen. En los relatos los directores hacen lugar al conflicto, habilitan
discusiones, hacen preguntas, inquietan a los docentes.
De qu nudos-problemas hablan los relatos? Nos proponemos aqu identificar aquellos nudos de los
que hablaron los directores para expresar los problemas con los que se encontraron en el trabajo cotidiano de hacer lugar a la igualdad en la escuela. Nudos-problemas que reconocemos inscriptos en la
cultura o la gramtica escolar (Viao, 2006; Tyack y Cuban, 1995), como lo muestran numerosos trabajos que se remitieron a los ncleos duros de la pedagoga o del dispositivo escolar (Terigi 2007,
2008; Dussel, 2005; Tiramonti, 2011). Por ello, si bien partimos de la experiencia de los directores, nos
encontramos con discusiones que se han dado en torno a los procesos tradicionales de escolarizacin.
Encontramos tambin que hacer lugar a esas discusiones (que permitieron develar supuestos, confrontar ideas o desatar nudos) condujo a prcticas escolares alternativas, las que operaron favorablemente en relacin con la experiencia de la igualdad en la escuela. Intentamos dar visibilidad a las estrategias, los procesos, los modos que los directores impulsaron para que la escuela revisara sus posiciones
en relacin con las formas de la igualdad.
No est de ms aclarar que este trabajo de desatar y volver a atar, sucede en un escenario singular
y complejo que est atravesado por tensiones y conflictos institucionales, a veces irresolubles. Es decir
que el trabajo para hacer lugar a la igualdad en la escuela tiene marchas y contramarchas, avances y
retrocesos, exige la construccin de acuerdos y consensos que no siempre logran representar a todos;
que se saben provisorios, inestables y flexibles.
Por otro lado, como lo reconocen numerosos estudios que hemos consultado la igualdad en la escuela se fue resemantizando (Puiggros, 2010). La igualdad en la escuela signific: homogeneizacin
(Dussel, 2005), construccin de lo comn, de lazo social; contribuy a la inclusin y la exclusin al mis27
28
mo tiempo (Birgin, 2000), produjo implantacin cultural y expansin de horizontes culturales, permiti
movilidad social (Sarlo, 1998), se tradujo en trminos de equidad (Tedesco, 2005; Lpez, 2005) y
compens carencias. Se re-signific y la igualdad fue: reponer derechos, acceso al sistema educativo;
se la busc en los resultados del rendimiento educativo (Rivas, 2010) y en la enseanza (Birgin, 2004,
2012). Las escuelas han mirado a sus alumnos en cuanto futuros hombres de la Nacin, ciudadanos republicanos, los han imaginado integrados y consumidores en un mercado que los necesitaba (Pineau,
2007) y tambin los han sabido clasificar, identificar y nombrar como carentes y/o necesitado (Martinis, 2006).
Las escuelas en las que trabajan los directores con los que construimos los relatos son parte de esta
historia. El terreno sobre el que se produce lo que buscamos: la construccin de la igualdad, est abonado por estas capas histricas, ms entremezcladas que superpuestas (Viao, 2006), que reaparecen,
se actualizan o quedan sepultadas, pero an as, all estn. Las discusiones con el pasado (ms antiguo
o ms reciente) son inevitables. Reconocer que el presente y la posibilidad del porvenir se construyen
sobre estas tensiones nos permite sealar que lo que aqu escribimos no admite situaciones puras,
lineales, nicas. Dicho de otro modo, si bien aqu haremos un recorte para centramos en los modos,
procesos, escenas, formas que encontramos de produccin de la igualdad para visibilizarlos, para analizarlos, debemos decir tambin que en las escuelas sucede de todo (Mic, 2007:40).
Desde esta perspectiva retomamos la pregunta:Qu nudos desatan los directores para que la igualdad tenga lugar en la escuela (de los relatos)? Hay dos grandes nudos a los que hacen referencia los
relatos y estn profundamente imbricadas entre s:
Las reglas tcitas que configuran las prcticas cotidianas, constituyen un primer nudo sobre el
que trabajan los directores. Se meten con lo que aqu llamamos: el olvido de los sentidos.
El tiempo, los espacios, la evaluacin, las formas de calificar a los estudiantes, la organizacin
del conocimiento, la relacin de la escuela con las familias: el conjunto de elementos que constituye la gramtica escolar es el otro nudo sobre el que trabajan los directores.
Encontramos adems (siguiendo con la metfora planteada) que los directores no dejan hilos
sueltos. Este proceso de desatar/desarmar/deconstruir nudos se produce junto a otro movimiento que
consiste en volver a atar/rearmar/reconstruir el tejido. Tejen. Los directores vuelven a atar y en las escuelas, producto del trabajo docente emergen prcticas alternativas que desplazan a las que han perdido sentido. Cuando los directores contaron sobre la construccin de la igualdad en la escuela hablaron
de la confianza, la responsabilidad y la transmisin.
El olvido de los sentidos
Cuando llegu a la escuela (era el ao 2003), dije: no ms a las polleras y a las medias de nylon
(a las que las maestras estaban acostumbradas) aunque hiciera un fro tremendo! Los chicos no
podan ir a un acto aunque nevara- sin campera!. Se moran de fro pero: blancas palomitas!
Aunque parece, el relato no habla de cualquier cosa. Se trata de un nudo que se est desatando, un
nudo que llamamos, el olvido de los sentidos. El normalismo, form un cuerpo docente homogneo,
disciplinados para disciplinar, cuyos rasgos eran la abnegacin, el servicio y el decoro (Birgin, 2000).
Ir a la escuela con pollera y medias de nylon parece ser uno de aquellos comportamientos no puestos
en entredicho (Viao, 2006); que da muestra de cmo el pasado se actualiza en el presente y configura las prcticas cotidianas. El normalismo haba hecho en las maestras lo que ellas haran con sus alumnos, de tal modo que ante el fro tambin los alumnos tendran que guardar decoro y abnegacin. La
escuela pblica les dara todo, pero a cambio haba que adoptar algunas conductas. En el 2003 (cuando
la directora lleg a la escuela como si fuera aquel primer momento poltico que situamos en los orgenes del sistema educativo), las maestras hacan lo que tenan que hacer. Ac todo era porque se haca! Tampoco se interpelaban a s mismas, no haba ninguna pregunta acerca de la enseanza. Porque
haba un mandato. Entonces siempre que hay un mandato no te permite mucho interpelar.
Desatar-revisar los mandatos, buscar los sentidos que parecen haber quedado en el olvido, es parte
del trabajo incesante de los directores. Tyack y Cuban (1995) recurrieron al concepto de gramtica por
analoga con la gramtica del lenguaje. La gramtica del lenguaje se rige por un conjunto de reglas que
no necesitan ser comprendidas para operar. Lo mismo sucede en el funcionamiento escolar, hay reglas
que operan aunque no se expliciten, que no necesitan ser comprendidas para operar. Se vuelven tcitas,
perduran implcitas y configuran las formas de actuar, de decir. En los relatos de los directores parece una
obstinacin la insistente intervencin a romper con lo tcito. Permanentemente orientan sus esfuerzos
reclamando sentido a lo que se decide, a lo que se hace. Como si quisieran dar cuenta de que la normalizacin y la normatividad (Meirieu, 2012) son procesos diferentes que promueven situaciones distintas.
Y no le huyen a los incuestionables. En los relatos, los directores interpelan los mandatos sobre la
autoridad, sobre el lugar que ocupan las familias en las escuelas, sobre la enseanza, el tiempo, los espacios, la evaluacin (como lo sealamos en el apartado que sigue) Y la estrategia que se dan para desmantelar el sinsentido es la palabra. Hablbamos, hablbamos, hablbamos y a veces nos decan que
perdamos el tiempo, pero nosotros estbamos seguros de que lo invertamos porque los acuerdos son
los que nos encuadran. La igualdad remite ms bien a la capacidad de las inteligencias y a la capacidad
que tiene cualquiera (nimporte qui) de hablar y ocuparse de asuntos comunes (Ranciere, 2011: 10).
Los directores generan espacios en los que se discute; instalan preguntas, buscan respuestas. Buscamos respuestas con suficiente libertad como para no respondernos lo de siempre. Cuando se habilita y
provoca el ejercicio de la palabra, el supuesto es que todos tienen algo para decir. Los directores asumen como propia la responsabilidad de convocar a todos al debate, a que todos puedan decir. Hacen
lugar a la igualdad cuando construyen ese espacio y alientan a decir lo que se quiere decir, desde el lugar que cada uno tiene: sea el de los maestros, las familias, el de alumnos.
La gramtica escolar
() interrumpir cierto orden del discurso que () est instalado y predice:
estos pibes van a actuar as, van a poder esto y aquello no.
Pero si les das otra posibilidad posiblemente no se cumplan los predichos,
y nos sorprendan, y puedan hacer otra cosa. Yo no dejo de sorprenderme y darme cuenta
que parte del trabajo en la escuela es correr riesgos.
Sebastin
Como lo hemos mencionado Tyack y Cuban (1995) acuaron el concepto de gramtica escolar para
explicar cmo la organizacin escolar; la divisin del tiempo, del espacio, la manera de estructurar el
conocimiento, de calificar a los estudiantes, las formas de acreditacin de los aprendizajes, la relacin
con escuela y familias, contribuan a sostener una forma de lo escolar que permita resistir a los cambios que las reformas educativas pretendan imponer. En los relatos los directores refieren a todos estos
asuntos. Cuando les preguntamos por la igualdad en la escuela, se meten con el ncleo duro del dispositivo escolar. Y lo hacen primeramente, como lo sealamos en el punto anterior: rompiendo con las
reglas tcitas que lo mantiene estable. Estbamos moviendo incuestionables. Por qu no puedo estar
tres das enseando ciencias? Hasta agotar un tema () Y evitar ese picoteo ac, picoteo all. Y de
todo un poquito y nada a fondo?
No solo se trata de discutir los saberes a transmitir, qu contenidos son los que se van a ensear,
sino que se abre la discusin acerca de la forma, de cundo, cuanto, de qu y cmo. Los directores promueven cambios en las pautas habituales de organizacin de la escuela, en la enseanza, en el uso de
los tiempos y de los espacios.
-Cambiar los bancos! Fueron tres aos!!- Anular el timbre! No queran despegarse del timbre. Ahora
no tenemos timbre () ellas se autoregulan el tiempo de su trabajo. -Qu le puede decir a una familia
el boletn?
Los cambios que alientan los directores en relacin con la evaluacin, no solo apuntan a las formas
de evaluar, discuten los contenidos, los sentidos que tiene evaluar, discuten cmo y cundo se va a
evaluar. Las temidas pruebas trimestrales! Temidas no slo por los chicos, por toda la comunidad, las
madres o abuelas paradas afuera agarradas de la reja, a veces llorando, no te miento, esperando los
resultados de estas pruebas. Las madres se descomponan afuera mientras los chiquitos adentro estaban rindiendo. () Cada tres meses los chicos pasaban por estas pruebas.
La evaluacin como mecanismo de regulacin y control (tanto de los docentes como de los alumnos,
incluso de las escuelas), como amenaza y recurso para la expulsin tiene larga historia en el sistema
educativo. En los relatos encontramos cmo los directores revisan institucionalmente los procesos de
29
30
evaluacin, cmo involucran a los docentes en situaciones que les permiten reposicionarse frente a los
modos de evaluar. Encontramos que los directores organizan jornadas con los docentes para revisar
desde la propia experiencia qu significa evaluar, para revisar el significado de la evaluacin ponindose en el lugar del otro. Fue una estrategia, hice un juego en el que nos bamos evaluando unas a otras.
Nos pusimos de alguna manera en el lugar de esos nios, de esas familias. Hasta que pudieran ver otras
formas, y se dieron cuenta que se poda evaluar mirando ms las capacidades, lo que pueden los chicos
() En las escuelas de estos directores la evaluacin adopt diferentes formatos: boletn abierto, un
video (que reemplace al boletn) y le muestre a las familias el desempeo de sus hijos: que le muestre
cmo avanzan en el dominio de los saberes que se ensean. Los directores buscan socavar estos modos
naturalizados, no necesariamente para reemplazarlos sino para comprender su sentido y su funcin;
sobre todo para hacer compartido ese sentido, para hacer de la escuela un mundo comn. Producto
de la estrategia que la directora implement, producto de las discusiones sobre el sentido de la evaluacin es que cambiaron las cosas: Ya no hay pruebas trimestrales. Se evala todo el proceso que ha tenido el nio. Las capacidades, los saberes. Qu puede hacer con lo que sabe, qu va a poder hacer con lo
que sabe ()
Es posible que los docentes de una escuela decidan la organizacin de la caja curricular? Es posible
que una escuela ensee una semana entera una materia y a la semana siguiente otra?Es posible evaluar sin poner notas, mostrando los procesos de aprendizajes a travs de videos del desempeo de los
alumnos en el aula?. Es posible mover los condicionantes duros de la gramtica escolar? Cmo? Es
posible desarrollar prcticas escolares alternativas?
Segn el relato de los directores es posible desnaturalizar los mandatos y reconstruir significados. En
los relatos esta posibilidad se desarrolla institucionalmente, no depende de la buena voluntad de un
maestro o profesor sino de una discusin colectiva que se sostiene hasta alcanzar un acuerdo.
La confianza, la responsabilidad y la transmisin parecen ser los pilares sobre los que los directores
sostienen esta posibilidad. Y sobre los que construyen tambin su autoridad Esta era y es una escuela
prestigiosa y tiene prestigio porque se ensea, y porque hay proyecto. La cultura escolar es algo vivo y
cambiante () y en los relatos es posible apreciar aquello que se conserva y es previsible, lo cannico y
tambin lo que contraviene a sus cnones (Bruner, 2003). Ah es posible producir un modo de relacin
que concibe al Otro como un igual. Un igual que no es, sino con todas las diferencias, puesto que el ser
mismo de la humanidad no se deja pensar ms que en la diferencia. El ser mismo de la humanidad es
multiplicidad. Como lo dicen en el relato, lmites y posibilidades tenemos todos, en esa mirada se construye igualdad en la escuela, cuando se la declara.
La confianza3 se origina en una especie de decisin, de quien acepta ser garante, de quien apuesta
a responder por algo todava desconocido. En este sentido, la confianza -como la igualdad en trminos
de Ranciere-, es una declaracin: precede a cualquier demostracin, necesita de la experiencia, no de la
comprobacin. En los relatos la confianza a los nios, al equipo docente aparece insistente. Cuando hay
conviccin por parte del equipo docente, se puede. La confianza es transitiva. Confiar da confianza. Los
directores comienzan sus relatos contando cmo trabajan para hacer del plantel docente, un equipo
de trabajo. Y si bien muestran los desencuentros, las discusiones sobre las cuales van construyendo lo
comn, expresan en todo momento la confianza que depositan en el trabajo colectivo de los docentes.
Es mucho trabajo, lleva tiempo ponerse de acuerdo. Y darse tiempo cuando los acuerdos no llegan. Hay
que saber esperar, incluso aguantarse caras largas. Los relatos muestran el esfuerzo por construir
acuerdos, los que representan el hacer y el decir de la institucin escolar, la construccin de la igualad
exige una posicin institucional. Confianza en el trabajo docente y en la enseanza como lugar en el que
se construye igualdad. En este barrio, con estos chicos, todo. Como con todos los chicos.
Todos/as los/as chicos/as son conquistadores de conocimientos y saben que todos los das tienen
que conocer ms () sea cual fuere la condicin social, cultural, econmica, religiosa ()
Los directores reconocen las injusticia social pero no hacen de ella una excusa sociolgica (Meirieu,
2012). La situacin social no es un lmite para aprender, ni para ensear. En lugares como estos no hay
mucha propuesta para las infancias. Es lo que les ofrece la escuela. Como lo dice Agustn: cuando a la
escuela traen una obra de teatro, yo tambin me vengo a la tarde y la veo dos veces. Por eso la escuela
tiene la obligacin de poder. En los relatos la escuela se muestra con capacidad para hacer otras cosas,
para no dar siempre las mismas respuestas. La transmisin cultural es lo que puede hacer diferencia en la
escuela: ah se construye igualdad. La igualdad est en la apuesta, en lo que todava no es; y est en lo
que vendr en lo que el Otro har, ser, dir con aquello que la escuela le ha pasado (Hassoun, 1996).
En los relatos, los directores asumen la responsabilidad institucional que tambin es poltica de lo
que se transmite en la escuela. Los directores abren discusiones alrededor de los proyectos. Se discuten
supuestos, se arma equipo de trabajo, se define la posicin docente alrededor de un proyecto escolar
del que los directores se hacen responsables.
La responsabilidad refiere a la respuesta que se da por algo que ha pasado, por lo que se dice, por
lo que se hace. Pero la responsabilidad tambin est implicada con el porvenir, la responsabilidad tambin implica dar respuestas por lo que vendr, por las consecuencias que vendrn con lo que se hace, lo
que se dice, lo que se ofrece. La responsabilidad en la escuela est implicada con el por venir de los nios y jvenes que recibe, con la posibilidad de que puedan empezar algo nuevo. Algo que no est predicho. En este sentido tiene que ver con los comienzos.
Notas
1
Incluimos en itlica las palabras textuales que tomamos de los relatos de los directores.
Referencias bibliogrficas
BADIOU, Alain (2007): Universalismo, diferencia e igualdad. En: Acontecimientos. Revista para pensar
la poltica Nro 33-34. Publicacin del Grupo Aconteceres.
BIRGIN, Alejandra (2000): La docencia como trabajo: la construccin de nuevas pautas de inclusin y
exclusin. En GENTILI, Pablo; y FRIGOTTO, Gaudencio (comps.): La ciudadana negada. Polticas
de exclusin en la educacin y el trabajo, Buenos Aires, CLACSO.
BIRGIN, Alejandra (2004) La apuesta por la igualdad en la enseanza. Ministerio de Educacin, Ciencia
y Tecnologa, Buenos Aires.
BIRGIN, Alejandra (comp.) (2012) Ms all de la capacitacin. Debates acerca de la formacin de docentes en ejercicio, Buenos Aires, Paids.
BRUNER, Jerome (1988): Realidad mental y mundos posibles. Los actos de imaginacin que dan sentido
a la experiencia, Barcelona, Gedisa.
BRUNER, Jerome (2003): La fbrica de historias. Derecho, literatura, vida. Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica
CORNU, Laurence (2002) Responsabilidad, experiencia y confianza En Frigerio Graciela (comps). Educar: rasgos filosficos para una identidad. Buenos Aires. Santillana.
CORNU, Laurence (2006) . Moverse en las preguntas. En Frigerio, Graciela; DIKER, Gabriela (comps.):
Educar: figuras y efectos del amor. Buenos Aires, Del Estante Editorial.
CORNU, Laurence (2012). Lugares y formas de lo comn. En Frigerio, Graciela; DIKER, Gabriela
(comps.): Educar: posiciones acerca de lo comn. Buenos Aires, Del Estante Editorial.
DORIO (2012): En BIRGIN, Alejandra (comp.) (2012) Ms all de la capacitacin. Debates acerca de la
formacin de docentes en ejercicio, Buenos Aires, Paids.
DUBET, Franois (2006): La escuela de las oportunidades. Qu es una escuela justa?, Barcelona, Editorial Gedisa.
DUBET, Franois (2011): Repensar la justicia social. Contra el mito de la igualdad de oportunidades,
Buenos Aires; Siglo XXI Editores.
DUSSEL, Ins (2005): Desigualdades sociales y desigualdades escolares en la Argentina de hoy. Algunas reflexiones y propuestas. En TEDESCO, Juan Carlos (comp.): Cmo superar la desigualdad y
la fragmentacin del sistema educativo argentino?, Buenos Aires, IIPE-UNESCO-Sede Regional
Buenos Aires.
31
32
DUSSEL, Ins (2008): Qu lugar tiene la escuela media en la produccin y reproduccin de la desigualdad? Elementos para el debate, Buenos Aires, FLACSO.
HASSOUN, Jacques (1996): Los contrabandistas de la memoria. Buenos Aires. Ediciones La Flor.
LARROSA, Jorge (2003): Entre las lenguas. Lenguaje y Educacin despus de Babel, Barcelona, Editorial
Laertes.
LARROSA, Jorge (2009): Experiencia y alteridad en educacin. En LARROSA, Jorge y SKLIAR, Carlos
(comp) (2009): Experiencia y alteridad en educacin, Rosario, Homo sapiens Ediciones
LPEZ, Nstor (2005): Equidad educativa y desigualdad social. Desafos a la educacin en el nuevo escenario latinoamericano. Buenos Aires: IIPE UNESCO.
MARTINIS, Pablo (2006): Educacin, pobreza e igualdad: del nio carente al sujeto de la educacin. En:
REDONDO, Patricia (comps.) (2006): Igualdad y educacin. Escrituras entre (dos) orillas, Buenos
Aires, Editorial del Estante.
MEIRIEU, Philippe (2001): Frankenstein educador, Barcelona, Editorial Laertes (1era reimpresin, 1era
impresin 1998).
MEIRIEU Philippe (2012). Entrevista realizada por Alejandra Birgin en Lyon, Francia, editada por el rea
de Tecnologa Educativa de la Facultad de Filosofa y Humanidades de la Universidad Nacional de
Crdoba
PINEAU, Pablo (2007): Algunas ideas sobre el triunfo del pasado, la crisis actual y las posibilidades futuras de la forma escolar. En: BAQUERO, Ricardo; DIKER, Gabriela; FRIGERIO, Graciela (comps.):
Las formas de lo escolar, Buenos Aires, Editorial del Estante.
RANCIERE, Jacques (2003): El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre emancipacin intelectual, Buenos Aires, Libros del Zorzal.
RANCIERE, Jacques (2011): El tiempo de la igualdad. Dilogos sobre poltica y esttica Barcelona, Herder Editorial.
RIVAS, Axel (2010): Radiografa de la educacin argentina, Buenos Aires, Fundacin CIPPEC; Fundacin
Arcor; Fundacin Roberto Noble.
SARLO, Beatriz (1998): La mquina cultural: maestros, traductores y vanguardistas, Buenos Aires, Editorial Ariel.
SENNETT, Richard (2004): El respeto, Barcelona, Anagrama.
SOUTHWELL, Myriam (2000): Nuevas herramientas para viejos debates. Un anlisis de los procesos
educacionales desde el anlisis poltico del discurso, Buenos Aires, Propuesta Educativa, ao 10,
nro 22, junio de 2000.
TERIGI, Flavia (2007): Exploracin de una idea. En torno a los saberes sobre lo escolar. En FRIGERIO,
Graciela, DIKER, Gabriela y BAQUERO, Ricardo (comps.), Lo escolar y sus formas, Buenos Aires,
Del Estante Editorial.
TERIGI, Flavia (2012): Lo mismo no es lo comn: la escuela comn, el curriculum nico, el aula estndar, y otros esfuerzos anlogos por instituir lo comn. En Frigerio, Graciela; DIKER, Gabriela
(comps.): Educar: posiciones acerca de lo comn. Buenos Aires, Del Estante Editorial.
TIRAMONTI, Guillermina; MONTES, Nancy (2011): La escuela media en debate, Buenos Aires, Editorial
Manantial.
TYACK, David; CUBAN, Larry (2001): En busca de la utopa. Un siglo de reformas de las escuelas pblicas. Mxico, Fondo de Cultura Econmica (2da edicin, 1era edicin 1995).
34
y acceso a la docencia. Al mismo tiempo, configuraciones de pensamientos y acciones construidos histricamente e incorporados a las prcticas y las conciencias de los sujetos, inciden en la propia formacin, en el acceso al trabajo docente y en las prcticas cotidianas de los maestros y profesores. De all
que vale pena estudiarlas en su particularidad y singularidad teniendo en cuenta que expresan sin duda
parte de un movimiento social ms amplio en relacin a cmo pensar la tarea docente hoy.
1. Acerca del trabajo y las condiciones de trabajo docente
El estudio del proceso de trabajo docente en los institutos de formacin, permite aproximarnos a las
formas de produccin y circulacin del sentido de educar en las mismas y, al mimo tiempo, a los modos
diversos de construccin de identidades heterogneas de los docentes que forman docentes.
Entendemos que, los procesos de trabajo estn profundamente relacionados con las condiciones en
que ste se realiza. Consideraremos el trabajo docente como una prctica social, como proceso de produccin de la realidad que constituye a los sujetos, a la vez que es estructurado por el mundo material y
simblico. Como trabajadores, los docentes se encuentran inmersos en un sistema de reglas y normas
del sistema educativo y con condiciones de trabajo particulares, que se resignifican en su tarea cotidiana. Esto se da a partir de la propia historia profesional, de la historia particular de la institucin y de la
relacin con los dems actores de la comunidad educativa. En ese contexto y en esas condiciones histricas y concretas construyen los docentes su propia identidad.
Pensar en la construccin social de una identidad del trabajo docente, nos lleva a considerar que cada
sujeto se constituye como tal en un contexto especfico y en relacin con otros. En este sentido nos referimos a la identidad como una construccin social en tanto proceso que conforma sujetos individuales y
colectivos. La investigadora mexicana R. N. Bonfils Burgos (1996) se refiere a la conformacin de identidades como un proceso relacional, diferencial, precario, inestable e incompleto. Este proceso tiene esas
caractersticas en tanto es susceptible de ser desarticulado por la penetracin de elementos no previstos, contingentes, que modifican a los sujetos involucrados, modificando as la identidad. Siguiendo a
esta autora, decimos que toda sociedad propone permanentemente a los sujetos modelos de identificacin, que orientan sus prcticas en relacin a los diversos aspectos de la vida social, cultural y poltica.
La tarea docente, en tanto conjunto de actividades propias de un proceso de trabajo, se encuentra
encubierta por imaginarios que proveen de figuras e imgenes del ser docente, que le asignan un rol
especfico; escindiendo el carcter social y poltico de la prctica docente en tanto prctica social.
Mltiples imgenes se entrecruzan hoy en el devenir de la conformacin del trabajo docente: el
transmisor de conocimientos, el docente profesional, el docente trabajador, el lder comunitario, el docente intelectual, el innovador pedaggico, el administrador del currculum, el de vocacin y altruismo.
Ellas se conformaron en diversos momentos y con la implementacin de distintas polticas y prcticas
pedaggicas, y hoy se entrecruzan en diversos modos de nombrar este trabajo.
Su presencia en la vida escolar est predeterminada por la estructura del Estado que le designa su
lugar de trabajador dependiente y asalariado, aunque tal condicin est encubierta por modelos que le
adjudicaban una funcin social ligada a una misin civilizatoria. Esto hace que la naturaleza del proceso
de trabajo se vuelva casi siempre extraa al saber docente, en tanto no es admitida por el imaginario
escolar presente en las instituciones escolares ni abordada en la formacin. Por su parte, las experiencias cotidianas en la tarea pedaggica, proporcionan a cada docente un saber prctico que orienta su
tarea sin, por lo general, dar cuenta del carcter social, poltico e ideolgico de la misma en tanto proceso de trabajo (Landreani, 2000).
De cada una de estas configuraciones se desprenden prcticas especficas que definen las actividades
o el quehacer pedaggico. Hoy por hoy, algunas de stas imgenes, las de docente como servidor pblico y por vocacin, impactadas por profundos cambios sociales y culturales, estn lejos de aquel imaginario que se consolid a la par de la extensin del sistema escolar primario pblico en nuestro pas; y la
figura del docente como trabajador de la educacin acompaa las reivindicaciones del colectivo docente
en las demandas de mejores condiciones de trabajo.
Nos interesa analizar el trabajo docente desde esta perspectiva, atendiendo al mismo tiempo a las
particularidades que los propios contextos le asignan. Trabajo que entendemos tambin como prctica
social que se sustancia en una relacin con alumnos, denominada comnmente vnculo pedaggico, y
que consiste, en establecer condiciones para la apropiacin de conocimientos y valores en un espacio
social particular que es la escuela.
Deolidia Martnez (1999) afirma que no hay suficientes estudios que investiguen la naturaleza del
trabajo docente. Se trata, dice la autora, de un trabajo intelectual complejo, que involucra condiciones
materiales, sociales, afectivas y simblicas, cuyo valor de cambio se encarna en los procesos de apropiacin tanto propios como los que estimula y/o regula en otros.
"El docente ensea y su producto es lo enseado (objetivado), materializado, visible en un texto escrito, comunicable, posible de difundir. Con valor de uso reconocible, ms all del trabajador que lo
realiz y un valor de cambio difcil de adjudicar, ya que depende de quin se apropie de l. (Martnez,
1999:22)
Wanderley Codo(1998) por su parte se refiere al trabajo como un proceso de produccin que se
materializa en la relacin prctica de los hombres entre s y que se objetiva en el producto de ese trabajo. Y a propsito, se interroga tambin acerca del producto del trabajo docente. Y dice:
El profesor transforma al otro a travs del otro mismo, sin mediaciones. Su producto es el alumno
educado, es la transformacin social en su expresin ms mediata (Codo,citado en Popkewitz
(1998):45)
Para el educador, segn este autor, la dimensin histrica de su trabajo le es puesta ante sus ojos
en forma inmediata; despus de cada clase algo cambi en sus alumnos, y tambin en s mismo. Las
relaciones humanas poseen ese carcter productivo, que va ms all de la voluntad individual: el trabajo del educador, nos dice Codo, es inmediatamente histrico aunque el docente no se percate ciertamente de su producto. Para que lo reconozca, necesariamente debe ser reconocido por el otro.
Otro rasgo que caracteriza al trabajo docente es que ste conjuga una relacin entre el saber y el
saber hacer, que pone en juego permanentemente una conciencia prctica, en el sentido de la imposibilidad de explicitar los fundamentos de las acciones que configuran la cotidianeidad del mismo. En general, la palabra trabajo no se encuentra presente en el modo de "narrar" lo que se hacen, aparece sto
como una funcin que naturalmente realizan. No lo pueden relatar como un proceso de trabajo, sino
como conjunto de actividades que pueden describir ms o menos detalladamente, haciendo hincapi en
las condiciones en las que lo realizan, y no en la lgica de una prctica reflexiva. El sentido comn impregna la manera de entender lo que cotidianamente realizan.
2. Qu dicen los egresados sobre el trabajo docente y la formacin recibida.
Este anlisis est basado en un conjunto de ocho entrevistados elegidos intencionalmente en los dos
Institutos de referencia. En general, se seleccion un egresado por cada carrera en algunos casos dos-,
se incluyeron egresados que no trabajaran en la docencia y egresados varones.
Se ha trabajado con las entrevistas en base a una matriz de anlisis cualitativa, con el ncleo de
cada respuesta y luego comparativamente, de modo de encontrar continuidades y oposiciones entre los
entrevistados.
Los dos IFD con los que trabajamos tienen una impronta fuertemente regional, los alumnos son de la
regin y una vez egresados permanecen en su gran mayora trabajando en el lugar. La insercin laboral
no parece ser traumtica. Muchos de los egresados afirman haber empezado a trabajar an antes de
haberse recibido. Una vez finalizada la carrera encuentran trabajo relativamente rpido, aunque ste se
caracteriza por la precariedad y discontinuidad. El acceso al primer trabajo se ha producido en los docentes entrevistados en un tiempo relativamente corto, Se inician con suplencias breves en localidades
cercanas a las de residencia y la formacin inicial. El viaje a la escuela comienza a formar parte de la
rutina cotidiana y con el paso del tiempo genera cansancio y agotamiento.
La problemtica de gnero est presente, dada la impronta fuertemente femenina de la docencia y
esto se expresa en la gran cantidad de tiempo dedicado a la atencin familiar. En la eleccin de la carrera, que muchas veces se da despus de haberse planteado opciones de estudio diversas, inciden condicionamientos familiares y socio-econmicos. Por eso decimos que la eleccin de la carrera se da entre el
mandato familiar, la vocacin y las restricciones del contexto socioeconmico. Y, aunque en la actualidad el contexto de seleccin de carrera para las mujeres se ha modificado, el profesorado conserva an,
tal como seala Morgade (1992), un lugar de relevancia en cuanto a posibilidades de estudio y consecuentemente, de trabajo.
En cuanto a los aspectos que generan ms o menos satisfaccin aparecen las relaciones con colegas
y directivos y el clima de trabajo; en cambio hay poca satisfaccin con el nivel salarial y las escasas
35
36
do y es comn trabajar en contextos y funciones totalmente diferentes, jornadas dobles, importantes distancias entre uno y otro empleo, atendiendo realidades y demandas de cada institucin que someten al docente.
3- Miradas sobre la prctica docente
F. Terigi (2007) afirma que, los docentes transmiten un saber que no producen y esto configura un
problema para la legitimidad del trabajo docente. Las condiciones institucionales y las trayectorias de
formacin crean y profundizan un tipo de relacin particular de los docentes con el conocimiento. Relacin que los enmarca en la mayora de los casos como docentes reproductores de los conocimientos que
otros producen, lo que conlleva una relacin de obediencia, sedimentada y naturalizada.
Si analizamos el listado de tareas en el que se despliega la funcin docente planificacin, actas,
reuniones plenarias, actividades asistencialistas-, no incluye la produccin del saber pedaggico, ni su
puesta en circulacin pblica, ni su revisin bajo procedimientos de anlisis crtico. Esta forma de organizacin del trabajo docente que no incluye condiciones para la produccin del saber pedaggico se vincula con lo que se ha llamado el currculo nulo en la formacin docente2. En general no se consideran
como un saber transferible las estrategias que resultaron valiosas como respuestas a los problemas de
enseanza. Al mismo tiempo, parte del saber que s se produce, en el trabajo de docentes no circula
como saber en el sistema escolar, y sea porque no se habilitan los canales oficiales, porque no logran
ser formulados como saber para socializar con otros, quedando limitados a espacios de difcil circulacin. En este sentido, un rasgo que caracteriza al trabajo docente es que ste conjuga una relacin entre el saber y el saber hacer, que pone en juego permanentemente una conciencia prctica, en el sentido de la imposibilidad de explicitar los fundamentos de las acciones que configuran la cotidianeidad del
mismo. En general, la palabra trabajo no se encuentra presente en el modo de "narrar" lo que se hacen, aparece sto como una funcin que naturalmente realizan. No lo pueden relatar como un proceso
de trabajo, sino como conjunto de actividades que pueden describir ms o menos detalladamente, haciendo hincapi en las condiciones en las que lo realizan, y no en la lgica de una prctica reflexiva. El
sentido comn impregna la manera de entender lo que cotidianamente realizan.
Las reflexiones sobre la prctica docente que las entrevistadas realizan se circunscriben a los espacios, tiempos, contextos en que se desarrollan y los vnculos que generan con otros sujetos. Las profesoras de nivel primario e inicial manifiestan una tensin permanente entre la funcin asistencial y la
funcin pedaggica; en cambio para las profesoras de educacin secundaria la tensin ms significativa
que expresan es entre los aspectos disciplinares y los pegaggicos.
A modo de cierre
Los egresados de los profesorados construyen y reconstruyen nuevas significaciones de la docencia
en un horizonte interpretativo que desborda la formacin y los recorridos posibilitados por sta. Con los
aportes de sus historias personales y de formacin, confluyen en un contexto que los recibe a veces no
muy amigablemente y es el terreno en el que trazan sus propios recorridos. Configuraciones mviles e
identidades provisorias que se insertan y actan en la produccin de nuevas configuraciones en las tramas que hacen a la cultura escolar. Inserciones cuyos costos no siempre son socializados y quedan en
la soledad de la prctica cotidiana.
En este se sentido y tal como lo expresa Sennet, (2000) el trabajo implicara ms un riesgo que un
reto. En tanto reto no paraliza, sino que desafa, genera inters y expectativas, provocando y potenciando alternativas posibles, integrando su recorrido a su propia trayectoria , pero tambin a un colectivo
que muchas veces se siente distante.
Notas
1
37
38
2
Refiere este currculo nulo a lo que las instituciones educativas no ensean, pero podran ensear. Terigi, F.,(2007) refiere a que lo que no se ensea en las instituciones escolares es tan importante para
entender una propuesta de formacin como lo que si se ensea.
Referencias bibliogrficas
Alliaud, A (1998) Maestros: formacin, prcticas y transformaciones. Mio y Dvila. Bs As.
Birgin, Alejandra (2000) La docencia como trabajo: la construccin de nuevas pautas de inclusin y exclusin en Gentili, P & Frigotto, G: La ciudadana negada: polticas de exclusin en la educacin y
el trabajo. CLACSO. Bs As.
Birgin, A, Duchavsky & Dussel, I (1998) Las instituciones de formacin docente frente a la reforma: estrategias y configuraciones de la identidad. en Revista Propuesta Educativa Ao 9, N 19.
Bonfils Burgos, R.N.(1991) Anlisis del discurso y educacin. Centro de Investigacin Educativa- Universidad de Guadalajara. Mxico
Castoriadis, C. (1993) La institucin imaginaria de la sociedad Vol. I
Davini, M.C y Alliaud, A.:(1995) Los maestros del siglo XXI: un estudio sobre el perfil de los estudiantes
de magisterio. Mio y Dvila. Bs As.
Dussel, I; Pineau, P & M. Caruso (2000) La escuela como mquina de educar. Edit. Paids. Bs As.
Frigotto, G.(1987) Trabalho, conhecimento, conscincia e a educao do trabalhador: impasses tericos e prticos en Trabalho e conhecimento: dilemas en la Educao do trabalhador, Carlos Minayo Gomez et. Al, Cortez Editora So Paulo
Landreani, Nlida.(1996) El proceso de apropiacin institucional (o de cmo pagar el derecho de piso en
Revista Crtica educativa Ao 1 N1 Buenos Aires
Martnez, D. (1997) Salud y trabajo docente: tramas del malestar en la escuela. Ed. Kapelusz, Bs As.
------------- (1999) "Vigencia del anlisis del proceso de trabajo en el campo sindical" En "La poltica y
el trabajo de fin de siglo". Instituto de Estudio y Formacin CTA. Buenos Aires.
Popkewitz, T. (1998) La conquista del alma infantil. Polticas de escolarizacin y construccin del nuevo
docente. Edic. Pomares- Corregidor. Mxico.
Sennet, R.(2000) La corrosin del carcter. Barcelona. Anagrama editorial
40
anteriores3. Los estudiantes recorren su trayecto en tiempos no uniformes y con grupos diferentes de
compaeros de acuerdo a la/s materia/s por las que transitan. En este sentido, las ER alteran aspectos
centrales de lo que Tyack y Tobin (1994) han llamado la gramtica escolar y lo que Dubet (2003) define
como el programa institucional moderno de la escuela. La creacin de las ER puede ser interpretada como un intento de respuesta de la poltica educativa local a aspectos centrales de la crisis o al declive del
programa institucional de la escuela moderna (Dubet 2003). La existencia de este tipo de instituciones
estara evidenciando tanto la crisis de la escuela secundaria tradicional y su formato como el carcter
fragmentado del sistema educativo local (Baquero et al. 2012, Tiramonti et al.2010, Southwell 2009).
Este trabajo presenta las perspectivas de los integrantes del equipo de conduccin de una ER en
torno a las relaciones y fronteras entre el afuera y el adentro escolar. Histricamente, la escuela moderna ha sido producida discursivamente como un espacio cerrado sobre s mismo, donde lo social y extraescolar (las identidades culturales, de gnero, tnicas, etctera) no tena lugar (Dubet 2003) y donde el
adentro y el afuera estaban separados por fuertes fronteras materiales y simblicas. Esta ponencia argumentar que, en cambio, en la ER estudiada el equipo directivo describe y produce a esta escuela
como un espacio social, cultural y educativo que slo resulta inteligible si es concebido como anclado y
producido vis vis el territorio fsico, social y cultural en el que se inscribe. Sus voces y relatos plantean
una ruptura con el paradigma de la escuela moderna como santuario (Dubet 2003, Dubet y Martucelli
1998) y dan cuenta de las respuestas locales ensayadas frente al declive de la escuela moderna. Como
primera respuesta el equipo directivo concibe a la escuela como una institucin que debe adaptarse a
las necesidades y condiciones de vida de sus estudiantes, atenta a sus subjetividades y a los contextos
sociales, culturales y econmicos en el que stas se configuran. Como segunda respuesta, se promueve
el trabajo en red con otras instituciones, considerando a la escuela como una organizacin abierta, porosa, capaz de reconocer subjetividades y sujetos, diversidades y desigualdades.
Para desarrollar estos argumentos, el trabajo se organiza en tres partes. En la primera, se caracteriza a las ER, analizando centralmente la escuela en la que se despleg el trabajo de campo en los aos
2011 y 2012, que hemos llamado Inclusin como Derecho. Seguidamente, se presentan distintos extractos de entrevistas realizadas al director, vicedirector y a los dos asesores pedaggicos de la institucin. Estas voces ilustrarn las formas en que presentan a la escuela como un traje a medida para
cada estudiante y las formas en las que estn re-imaginando y redefiniendo las fronteras escolares, y
desplegando el trabajo en red con otras instituciones y actores externos a la escuela. Por ltimo, se presentan algunas reflexiones y conclusiones a modo de cierre.
En cuanto al eje donde inscribimos esta ponencia (Naturaleza,procesos y condiciones del trabajo docente), consideramos que las perspectivas de este equipo directivo configuran, por un lado, condiciones
institucionales dentro de las cuales los docentes redefinen sus identidades laborales y su tarea; por el
otro, construyen nuevos horizontes de sentido al redefinir las funciones de la escuela, la produccin del
ser docente y las concepciones sobre sus estudiantes, aspectos trabajados en una ponencia anterior de
este mismo equipo presentada en el encuentro de Redestrado de 2012 (Meo, Dabenigno y Ryan, 2012).
1- Las escuelas de reingreso en plural y singular: el caso de Inclusin como Derecho4
Las ER se caracterizan por la flexibilidad de su propuesta curricular y la reorganizacin del tiempo escolar (Southwell 2009). Aunque la organizacin interna del plan sea nivelada (con 4 niveles semejantes a
los aos de estudio de la escuela comn), no hay un grupo-clase fijo sino que cada estudiante va rotando
por diferentes grupos de acuerdo a las materias que deba cursar (que no necesariamente corresponden a
un mismo nivel). A diferencia de las escuelas comunes, los estudiantes de las ER no repiten de ao: si no
aprueban alguna materia, recursan slo esa, pudiendo pasar de nivel en las restantes. Como consecuencia de este cambio de formato, la asistencia escolar es por asignatura. Las propuestas de enseanza de
las ER no slo consisten en el dictado de asignaturas tradicionales sino tambin en ofrecer talleres, que
intentan reconocer y promover otros intereses de los jvenes (artsticos, ldicos y laborales).
Las ER son pequeas comparadas con las escuelas secundarias tradicionales; ms precisamente,
mientras las escuelas estatales comunes tenan, en promedio, 653 estudiantes en el ao 2010 (Canevari
et al. 2011), las ER tenan en ese mismo ao, un promedio de 243 estudiantes. Segn informaron en la
ER, en el 2012 hubieron 503 estudiantes inscriptos.
Otra particularidad de las ER es que un grupo importante de docentes tiene cargos que les permiten
realizar de manera remunerada- tareas no contempladas en los cargos tradicionales: horas de apoyo
extra-clase y de planificacin.
El trabajo de campo en Inclusin como Derecho se realiz durante los aos 2011 y 20125. Esta escuela pertenece al grupo fundacional de las primeras seis ER y es la que tiene ms estudiantes entre las
ocho de la ciudad. Est localizada en un barrio perifrico del sur de la ciudad, colindante con la provincia
de Buenos Aires. Segn los docentes, los estudiantes provenan mayoritariamente de zonas aledaas a
la escuela y de villas y asentamientos precarios de la zona. Sus trayectorias educativas evidenciaban
interrupciones por variadas razones; entre las ms frecuentes, los/as adultos entrevistados/as mencionaron la maternidad y paternidad adolescente, procesos de judicializacin, situaciones graves de salud y
enfermedades crnicas, la priorizacin del trabajo sobre la escuela (ya que en ocasiones son los sostenedores principales de sus hogares aun siendo adolescentes o jvenes). Sus fracasos educativos resultaran, en opinin de los entrevistados, dolorosos6 para los estudiantes, generando una baja autoestima que repercute en la tarea escolar. Respecto de los hbitos bsicos de ser estudiantes, los profesores afirmaban que la mayora de los chicos no tenan incorporados las rutinas y el oficio de estudiante
secundario y necesitaban un tiempo para conocer y adaptarse a las reglas del juego escolar (normas de
asistencia, organizacin del estudio y hasta permanecer en el aula durante la clase, entre otras cuestiones). Respecto de sus familias, los/as entrevistados/as tambin afirmaron que muchos de los estudiantes tienen padres y/o madres en situacin de desempleo y que conviven con situaciones de violencia
cotidiana ya sea en sus familias o en su entorno ms prximo (conflictos entre grupos o bandas o
entre ellos y la polica)-. Los directivos, asesores y docentes tambin identifican a la drogadependencia
y al alcoholismo como problemticas frecuentes entre los estudiantes.
El equipo de conduccin de la escuela est conformado por un director, un vicedirector y dos asesores pedaggicos7. La mayora de ellos trabaja all desde la creacin de la escuela. Segn los docentes
entrevistados, es el equipo de conduccin el que imprime el sentido y los objetivos centrales de la escuela desde su nacimiento. En cuanto a sus trayectorias docentes, tres de ellos trabajaron o trabajan
an en las Escuelas de Educacin Media de la ciudad, de larga tradicin inclusiva.
2- Crisis del programa institucional y respuestas locales: redefiniendo
adentro y el afuera escolar.
fronteras entre el
Siguiendo a Dubet (2003), estos discursos de los directivos se inscriben en el marco del declive de
las instituciones y de las formas de socializacin y enseanza propias de la Modernidad.
Los principios y dispositivos del programa institucional de la Modernidad lograban articular eficazmente socializacin con subjetivacin, es decir, que las normas sociales fueran internalizadas por los individuos sin que stos las percibieran como tales, sino como valores elegidos en ejercicio pleno de su libertad individual (Dubet y Martucelli 1998). Si bien este programa tuvo sus races en la Iglesia, trasvas
fronteras hacia otras instituciones modernas, entre ellas, la escuela. Dos de los atributos que Dubet
(2003) identifica en este programa institucional nos interesan especialmente para interpretar las relaciones entre el adentro y el afuera escolar en Inclusin como Derecho. El primero caracteriza al programa
institucional de la escuela moderna a partir de la inculcacin de valores fuera del mundo, presentados como sagrados y homogneos. El segundo, es que para inculcar esos valores extra-mundanos tambin la
escuela como institucin deba posicionarse fuera del mundo: as concebida, la escuela era construida material y simblicamente como un santuario de puertas cerradas. En este sentido, Dubet (2002) afirma que
la escuela moderna debe protegerse de las pasiones y desrdenes del mundo. La escuela moderna, en
suma, fue concebida y organizada como si estuviera situada por encima de la diversidad de clases y grupos sociales; ms all de los conflictos de intereses privados, y ajena a los particularismos y localismos.
Desde hace dcadas8, este programa ha entrado en crisis de la mano de los procesos de masificacin
escolar: se ha producido un desencantamiento del mundo, en tanto los valores trascendentes que la escuela enseaba pierden fuerza a favor de definiciones locales y situadas de nuevos acuerdos y valores. En
consecuencia, la escuela ya no est en condiciones de sostener la ilusin de una homogeneidad valorativa
(otro de los pilares del programa institucional moderno), no puede presentarse como un santuario, ni lograr el hermetismo de antao para evitar que los problemas de sus estudiantes atraviesen sus paredes.
Pensar el caso de Inclusin como Derecho a partir de la crisis del programa institucional de la escuela
moderna nos permite examinar con qu especificidad se manifiesta esa crisis as como analizar cules
son las respuestas colectivas ensayadas frente a aquella. Los relatos de los actores no presentan una
mirada nostlgica sobre el programa institucional. Antes bien, reconocen su decadencia y lo toman co41
42
mo punto de partida para definir el trabajo de socializacin que debe realizar la escuela.
El equipo de conduccin de esta ER est en las antpodas de concebir su escuela como un santuario,
lugar de lo universal y extrasocial. Las respuestas de Inclusin como Derecho frente a esta crisis se inscriben en dos lineamientos institucionales altamente imbricados: el reconocimiento del anclaje social y
las subjetividades de sus estudiantes como punto de partida para la socializacin y la accin pedaggica
(punto a); y la apertura a conformar redes con otras instituciones con las que la escuela clsica evitaba
articular (punto b).
a- La escuela es un traje a medida: personalizacin de la enseanza y reconocimiento
de los estudiantes.
Para el equipo directivo de Inclusin como Derecho la escuela debe anclar su proyecto socializador,
moral y pedaggico en la realidad social, familiar, educativa y biogrfica de los jvenes. Se trata de
una escuela que busca adaptarse a las necesidades y condiciones de vida de sus estudiantes, prestando
atencin a sus subjetividades y al complejo contexto social, cultural y econmico en el que stas se configuran. Para ello, construyen una mirada integral del alumno como joven (considerando sus trayectorias educativas pero tambin sus realidades sociales, familiares y personalidades). Este reconocimiento
les exige seguir de cerca sus trayectorias y desempeos individuales. As lo expresa el asesor pedaggico que define a la escuela como un traje a medida:
Es como tomarle la medida al pibe y tratar de que la escuela se ajuste a esa medida, obviamente no estamos hablando de procesos absolutamente individuales donde si tuviramos un
alumno por nivel o pudiramos administrar la educacin en forma personal, individual, despus eso hay que compensarlo y combinarlo con el resto de manera que el traje individual no
entre en colisin con el traje colectivo. Bsicamente es eso, pensar en momentos de atencin;
los chicos a veces te demandan determinadas situaciones, bueno, tratar de estar siempre dispuesto a escucharlos, a atenderlos, a bajar los niveles de ansiedad y a veces a bajar los niveles de agresin, considerando sus planteos que a veces pueden ser muy slidos, muy razonables y otras veces no tanto; pero no de movida descalificarlos, sino generar el espacio donde
puedan ser escuchados y a partir de esa escucha, atender y dar una vehiculizacin a esa situacin o esa incomodidad o lo que fuere, que no quiere decir que siempre les estemos dando la
razn, no? pero si, bsicamente el atenderlos.
Despus est la posibilidad de que en estas escuelas se pueda cursar por materia, esto posibilita que veamos con que materia el chico se vincula mejor, y si no puede sostener una cursada
general, por lo menos sostenga algunas cursadas. Lo otro es tambin priorizar la presencia en
los talleres, si vemos que el alumno tiene condiciones, o le despierta inters determinado taller, bueno, tratar de entrar por ese taller, estimular primero eso y despus en todo caso vamos ampliando la oferta. De hecho hay un caso de un alumno que comenz ac en el 2004,
2005, no recuerdo bien, y comenz la primera parte de su cursada viniendo slo a clases de
apoyo, es decir que no vena a materias vena a clases de apoyo y vena a algn taller, es decir
que formal no haca nada. Pero bueno, esa fue su puerta de entrada, su traje a medida que
le permiti insertarse en la escuela y despus seguir avanzando y bueno, ahora est en cuarto
nivel y est por terminar, obviamente le llev un tiempo mayor, que esto tambin implica la
medida porque no todo el mundo est para recibirse en 4 aos y tal vez necesita acompaar
su cursada con otras cosas.
Tambin pasa con la situacin de las chicas embarazadas, alumnas madres. O las situaciones
laborales de los chicos que a veces empezaron a cursar y aparece algn trabajo y esto de cursar por materias les da la posibilidad de postergar una materia o cursarla por Internet , por va
mail, otros casos por va de trabajos prcticos, porque si el profesor hace alguna actividad y si
el chico no puede venir, viene alguien de la familia o si el profesor est los lunes a la maana
con su materia y el chico no puede venir me deja a m al Asesor Pedaggico, o al preceptor la
tarea y cuando el chico viene para otra materia se la dan. Despus la trae de vuelta y en algn
momento se genera el espacio de evaluacin. O sea que las respuestas son muy variadas. ()
En este sentido es que la escuela de reingreso tiene otra facilidad para adecuarse a las circunstancias, no? Y bueno hay chicos que aparecen a principio de ao, por determinadas situacio-
nes dejan de venir, vuelven a aparecer a mitad de ao, lo formal sera decir: ests libre;
preparate y ven a fin de ao para rendir. Pero nosotros damos una nueva reincorporacin en
la cual se le da la oportunidad de rendir todo el perodo en que no estuvo, a fin de ao, con la
condicin de que a partir de que vuelve se enganche y apruebe toda esa ltima parte, entonces
slo tiene que recuperar la primera etapa. Son estrategias que vamos pensando, con el chico y
a veces los padres presentes y ah vamos viendo cmo podemos ir ajustando la cosa como para
que el chico no pierda la cursada. As hay buenos logros pero tambin hay que decir que as y
todo hay chicos que no pueden continuar o permanecer en la escuela. Pero, bueno, es importante remarcar que la cantidad de pibes que permanecen ac y que terminan son chicos que no
hubieran terminado, seran chicos fuera del sistema, es una recuperacin importante el producto o el resultado de la escuela de reingreso (Entrevista al Asesor Pedaggico, diciembre 2012).
As, Inclusin como Derecho intenta acomodar la estructura y organizacin escolar a la situacin
de cada estudiante. Las escuelas tradicionales, en cambio, no se proponen adaptarse a los estudiantes
sino que esperan que stos respondan a sus reglas y expectativas institucionales, sociales y escolares
(Southwell 2011, Terigi 2007). En este tipo de escuelas, el fracaso tiende a ser interpretado como resultado de problemas individuales o de dficits sociofamiliares que van ms all del campo de intervencin de la escuela. De esta manera, sucede que los estudiantes no tradicionales -como los de esta ER-,
con trayectorias educativas discontinuas y que adems de estudiar, trabajan, tienen hijos u otras responsabilidades familiares, frecuentemente fracasan. El testimonio del asesor pedaggico ilustra de qu
manera en esta ER la organizacin del tiempo, espacio y del trabajo de la escuela es modificada respecto de los formatos vigentes en las escuelas tradicionales, con el objetivo de reconocer y responder a
la diversidad de experiencias vitales de sus alumno/as. La mirada integral y en singular sobre sus estudiantes tambin se expresa en palabras su director:
() hay que abordar al alumno en su complejidad, esto que decimos nosotros siempre, que el
que llega ac es un sujeto de derecho, llega una persona, un ser humano, no llega un alumno.
El alumno hay que construirlo, dmosle el tiempo para construirlo, poder decirle a un profesor:
(), no te insulta a vos, est puteando a la vida, a la madre, al padre que es alcohlico, que lo
violFaustino, fue la revelacin el da de la muestra tocando el bong, un pibe de la calle...
Qu normas le vas a pedir a un pibe de la calle que normas de supervivencia en la calle, qu
norma va a incorporar? Entonces cuando te enfrenta no se quiere pelear con vos (Entrevista al
Director, diciembre 2012).
Estos y otros tantos extractos de entrevistas de los miembros del equipo de conduccin 9 permiten
rastrear aspectos centrales de la forma en que ellos piensan y definen a esta ER. La metfora del traje
a medida captura los esfuerzos institucionales que se hacen all por personalizar la escolarizacin y por
reconocer las singularidades socioeducativas de los estudiantes. De esta manera, el afuera, las identidades sociales, de gnero y sus posiciones en el espacio social son tomadas como puntos de partida. En el
modelo homogeneizador de la escuela moderna, el alumno deba ser capaz de reconocer y aceptar las
reglas del juego de la escuela y de adaptarse a las expectativas de la institucin y sus docentes. En
cambio, en Inclusin como Derecho algunos aspectos centrales de la escolaridad -tales como los tiempos de evaluacin y las formas que adopta el vnculo pedaggico entre docentes y estudiantes- se dialogan con los estudiantes y se acuerdan con el propsito de que los chicos no abandonen sus estudios.
b- La escuela ya no puede sola: ampliando sus muros materiales y simblicos.
Esta escuela no tiene paredes pero no est a la intemperie. No estamos solos y sabemos que
tenemos que trabajar con otros para poder dar respuesta a la complejidad cotidiana con la que
trabajamos. En esta escuela sabemos que no estamos solos y que trabajar con otros es fundamental. No todas las escuelas trabajan as, eso es verdad (Director, diciembre de 2012).
La segunda estrategia de Inclusin como Derecho frente a la crisis del ideal de la escuela como un
43
44
para ellos, solo estudiantes sino jvenes con mltiples necesidades que trascienden lo educativo
(Dabenigno et al. 2010). La escuela construye redes horizontales y verticales, dentro y ms all del sistema educativo. Entre las organizaciones y/o programas no educativos que participan de este entramado con la escuela, los entrevistados de esta investigacin (no slo el equipo de conduccin sino docentes, preceptores y otros referentes institucionales) mencionan un hospital zonal, un centro de salud, un
comedor, organizaciones comunitarias, una murga; organismos defensores de los derechos de los adolescentes; as como programas de capacitacin laboral y de salud dependientes del estado nacional y de
la propia jurisdiccin. Entre las instituciones o programas educativos con los que hacen red, se mencionan aquellos destinados a la inclusin educativa y pertenecientes al ministerio de educacin local (por
ejemplo, programas de apoyo a escolaridad de estudiantes embarazadas, madres y padres; asistencia
socioeducativa ante conflictos en la escuela; pasantas laborales; y de fortalecimiento institucional);
otros tipos de establecimientos educativos (como los Centros de Formacin Profesional de la ciudad) y
programas del ministerio nacional (como es el caso del Plan de Mejora Institucional de la Escuela Media,
que si bien depende del Ministerio de Educacin nacional, es implementado desde la jurisdiccin).
Toda esta apertura a la conformacin de acciones en red est en relacin directa con la apertura previa
al reconocimiento de las trayectorias, subjetividades y condiciones de vida de sus estudiantes. En este
sentido, las dos respuestas examinadas en este trabajo frente al declive de la escuela moderna estn sumamente articuladas, tal como expresa el director en la ltima cita presentada: si la escuela est atenta a
la inclusin educativa, si asume que sus estudiantes portan historias de vida y educativas muy diferentes
a las de los tpicos estudiantes de la escuela moderna, es entonces necesario hacer uso de todos los recursos que las polticas sociales, sanitarias, laborales y educativas ponen a disposicin de la escuela, as como establecer acciones estratgicas con otras instituciones que trabajen con estos mismos jvenes.
Tambin resulta interesante el sealamiento que el vicedirector realiza acerca del cambio en la autopercepcin de los docentes y sus responsabilidades como condicin de posibilidad de una accin en
red: antes el docente pretenda cumplir mltiples roles; hoy, en cambio, al enlazar con otros, puede
abocarse y concentrarse en su funcin de enseante en mejores condiciones. La divisin del trabajo vigente en una red, fortalecera as la funcin pedaggica del docente y la escuela.
Por ltimo, los testimonios anteriores parecen evidenciar adems que es el equipo directivo el que teje
esta red, con capacidad gestora, iniciativa y movilizacin de distintos tipos de capitales fundamentalmente
sociales, simblicos y culturales-. Antes que integrantes de un entramado institucionalizado, estas voces
describen articulaciones frgiles, cambiantes, que suponen permanentes negociaciones y que llevan tiempo
e inversin (tal como ejemplifica el director, trabajando en tiempos de descanso para obtener mejores
andamiajes para que la escuela retenga y ensee en las mejores condiciones posibles).
En suma, el trabajo en red es visto como funcional a la inclusin social de estos jvenes y a la mejora de las condiciones de trabajo docente, pero a la vez exige esfuerzos para su conformacin y sostenimiento. Quiz desde esta clave puede comprenderse por qu esta modalidad de trabajo de Inclusin
como Derecho no es necesariamente compartida por otras ER, tal como deja en claro el director: para
l, no todas las ER otorgan la misma centralidad que ellos a la vinculacin con el afuera escolar.
Sin muros pero con soportes. Reflexiones finales.
El ttulo de esta ponencia refiere a una expresin utilizada por el director de la escuela, la cual captura la mirada que todo el equipo de conduccin ha forjado en torno a la necesidad de ir ms all de los
lmites espaciales y simblicos de la tradicional escuela secundaria. As, esta escuela no tiene paredes
porque reconoce la fuerte imbricacin entre el adentro y el afuera escolar, pero no est a la intemperie porque sus actores trabajan con otros (dentro y fuera de la escuela) y tienen horizontes de sentido
que convergen en la idea de construir cotidianamente una escuela inclusiva en la que se aprendan conocimientos socialmente valiosos.
Frente al declive del programa institucional moderno, las respuestas colectivas ensayadas en Inclusin como Derecho son, bsicamente, dos: el reconocimiento del anclaje social y las subjetividades de
sus estudiantes como punto de partida para la socializacin y la accin pedaggica; y la apertura a establecer lazos con otras instituciones y saberes que pueden aportar a la subjetivacin y a la mejora de la
vida y de la escolaridad de los jvenes. De algn modo, la primera respuesta es la condicin de posibilidad e inteligibilidad de la segunda: la apertura hacia el afuera resulta de haber expandido antes la mirada sobre quines son sus estudiantes.
45
46
Las voces presentadas a lo largo de estas pginas rechazan los muros sagrados propios de la escuela
moderna y ofrecen una visin ms compleja, porosa, dinmica y en movimiento, de la escuela y lo
escolar. Hablar de una escuela de estas caractersticas y de su capacidad de tejer entre el adentro y
el afuera de sus muros, supone una transformacin en la concepcin tradicional de la escuela comn,
puertas adentro. El equipo de conduccin de Inclusin como Derecho resulta clave en el armado y sostenimiento de estas redes. El mundo y el territorio en el cual esta escuela se encuentra, no es ledo ni
interpretado desde las aulas y desde la abstraccin, sino ms bien, es el afuera que atraviesa y construye la escuela. De la misma manera, la escuela y sus estudiantes no se definen solo en el espacio de sus
muros, sino que en funcin de su territorio y de su poblacin. As, en Inclusin como Derecho se cuestiona la mirada homogeneizadora de la escuela secundaria tradicional y, al hacerlo, se demarcan nuevas
fronteras simblicas y sociales del territorio escolar.
Notas
1
Datos estimados a partir de los resultados publicados del Censo Nacional de Poblacin de 2010, disponibles en: http://www.censo2010.indec.gov.ar/resultadosdefinitivos_totalpais.asp
2
Adems, las ER tienen planes de estudios ms cortos (de 4 aos, frente a los 5 o 6 aos tpicos del
nivel secundario) y con menos materias. Ms all de estas particularidades, las ER otorgan ttulos secundarios equivalentes a los de cualquier escuela de la jurisdiccin.
4
Esta investigacin ha sido realizada en el marco del proyecto UBACYT Las identidades laborales docentes en tiempos de fragmentacin educativa. Un estudio de casos en la Ciudad de Buenos Aires, financiado por la Universidad de Buenos Aires y con sede de trabajo en el Instituto de Investigaciones
Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. El diseo metodolgico contempl entrevistas a diferentes actores escolares (directivos, docentes con diferentes roles
y trayectorias y preceptores), observacin de algunas rutinas escolares y anlisis de documentos institucionales y de polticas educativas. La directora del estudio es Anala Meo y el equipo de investigacin
est integrado actualmente por Valeria Dabenigno, Micaela Ryan, Georgina Andrada, Mara Eugenia Almirn, Cora Steinberg y Andrea Casais. Las entrevistas analizadas fueron realizadas por Anala Meo,
Valeria Dabenigno y Rosario Austral.
6
Si bien formalmente los cargos de asesores pedaggicos no forman parte del equipo de conduccin de
las escuelas, en esta institucin funcionan, en los hechos, como parte de lo que podra llamarse un equipo directivo ampliado, por eso se han considerado sus testimonios en esta presentacin.
8
Dubet seala que esta crisis se inici hace ms de tres dcadas en el caso francs. En el caso de Argentina, se observan estos procesos con otros tiempos y especificidades. Si bien existen cuestionamientos al programa escolar moderno, muchas escuelas pareceran inscribirse an dentro de sus lineamientos. Sin duda, un contexto de extensin de la obligatoriedad escolar y de la matrcula, y de fortalecimiento de las polticas de inclusin, ha negado a la escuela la posibilidad de presentarse como un santuario y hacer caso omiso a las problemticas que llegan de la mano de sus nuevos estudiantes. La
fragmentacin entre escuelas (Tiramonti 2004) y la existencia de circuitos educativos cristalizados para
jvenes con diferentes trayectorias sociales y educativas, explica la actual coexistencia entre escuelas
ubicadas ms cerca y ms lejos de este programa institucional moderno. Inclusin como Derecho, sin
duda, est en las antpodas de los preceptos de ese programa, tal como argumenta este trabajo.
9
10
Los Centros de Formacin Profesional (CFP), son establecimientos escolares fuera de la educacin formal, que se dedican a la formacin en oficios, para jvenes y adultos. Entre 2007 y 2008 el ministerio
de Educacin de la Ciudad implement un proyecto de articulacin entre las ER y los CFP para que los
estudiantes pudieran cursar voluntariamente trayectos de formacin profesional.
11
Tranza es un trmino utilizado en los barrios para identificar a la persona que se vincula con el narcotrfico, el crimen organizado y el control del territorio.
12 El Programa de Retencin de Alumnas Madres, Embarazadas y Alumnos Padres tiene como finalidad
generar las condiciones para que aquellas alumnas y alumnos que se encuentran atravesando una situacin de maternidad y paternidad puedan continuar con sus estudios. Funciona desde 1999 en las escuelas
del
GCBA
que
soliciten
intervencin
(ms
informacin
disponible
en:
http://
programadealumnasmadresypadres.blogspot.com/).
Referencias bibliogrficas
Baquero, R; Terigi, F; Toscano, A. G; Briscioli, B. y Sburlatti, S. (2012). La obligatoriedad de la escuela
secundaria: variaciones en los regmenes acadmicos, Espacios en Blanco. Serie Indagaciones,
Vol. 22 No.1, pp. 77-112.
Canevari, J.; Catal, S.; Montes, N.; Coler, M.; Con, M.; Lacal, D.; Lara, L. y S. Susini (2011). La educacin secundaria en la Ciudad de Buenos Aires. Dinmica de la matrcula y desafos institucionales para la inclusin. Buenos Aires: Direccin Operativa de Investigacin y Estadstica del Ministerio de Educacin del G.C.B.A.
Dubet, F. (2003). Mutaciones institucionales y/o neoliberalismo?, en E. Tenti (org.) Gobernabilidad de
los sistemas educativos de Amrica Latina. Buenos Aires: IIPE UNESCO.
Dubet, F. (2002). El declive de la institucin. Profesiones, sujetos e individuos ante la reforma de Estado. Barcelona: Gedisa.
Dubet, M. y Martuccelli, D. (1998). En la escuela. Sociologa de la experiencia escolar. Buenos Aires:
Losada.
Dabenigno, V; Larripa, S.; Austral, R.; Tissera, S.; Goldenstein Jalif, Y. (2010). Permanencia e involucramiento escolar de los estudiantes secundarios. Perspectivas y acciones en cuatro escuelas estatales de la Ciudad de Buenos Aires. Buenos Aires: Direccin de Investigacin y Estadstica del
Ministerio de Educacin del GCBA.
Southwell, M. (2009). La forma escolar desafiada: escuela media, horizontes particulares y comunidades fragmentadas, Congress of Latin American Studies Association. Ro de Janeiro, Brasil: 11-14
Junio 2009.
Tenti Fanfani, E. (2010). Los que ponen el cuerpo. El profesor de secundaria en la Argentina actual,
Educar em Revista, N 1, pp. 37-76.
Terigi, F., Perazza, R.; Vaillant, D. (2009). Segmentacin urbana y educacin en Amrica Latina. Madrid: Fundacin Iberoamericana para la Educacin, la Ciencia y la Cultura.
Terigi, F. (2007). Los desafos que plantean las trayectorias escolares, III Foro Latinoamericano de
Educacin. Jvenes y docentes. La escuela secundaria en el mundo hoy. Organizado por Fundacin Santillana. Buenos Aires, 28 al 30 de mayo.
Tiramonti, G. (dir.) (2010). Variaciones sobre la forma escolar. Lmites y posibilidades de la escuela media. Rosario: FLACSO/Homo Sapiens.
Tiramonti, G. (ed.) (2004). La trama de la desigualdad educativa. Mutaciones recientes en la escuela
media. Buenos Aires: Manantial.
Tyack y Tobin (1997) The Grammar of Schooling: Why has it been so hard to change?, American Educational Research Journal. Vol. 31 No. 3, pp. 453-479.
47
48
identidades docentes como posiciones focaliza especialmente en una serie de cuestiones nodales relativas al trabajo de ensear. Por un lado, la nocin de posicin docente se funda en la idea de que la enseanza supone el establecimiento de una relacin con la cultura que no est situada en coordenadas predefinidas, fijas y definitivas (Southwell, 2009). Esta relacin supone vnculos con los saberes y las formas de su enseanza que nunca se encuentra del todo estabilizada, al sufrir alteraciones motorizadas
por la bsqueda e invencin de respuestas. Por otro lado, supone tambin una relacin con los otros
expresada en el establecimiento de vnculos de autoridad y fundada en concepciones respecto de qu
hacer con las nuevas generaciones y el derecho de ellas a que la cultura les sea pasada por las anteriores generaciones- que poseen tambin un carcter dinmico e histrico, y que se articulan con nociones ms generales relativas al papel que puede y debe desempear la escolarizacin en nuestras sociedades y sus relaciones con el mundo del trabajo y de la poltica.
La idea de posicin como relacin4 tambin supone la construccin histrica y social de miradas acerca de los problemas educacionales a los que se enfrentan los docentes y el papel que la enseanza podra desempear en su posible resolucin. Incluye definiciones provisorias y dinmicas acerca de qu
situaciones son del orden de la desigualdad, la injusticia y la exclusin y qu elementos compondran
escenarios ms igualitarios, justos o inclusivos. Los sentidos relativos a las nociones de igualdad, justicia e inclusin poseen el mismo carcter inestable y abierto que el de posicin docente, siendo su fijacin objeto de disputas ms amplias por la hegemona 5.
Las preguntas de la investigacin orientaron la adopcin de una perspectiva interpretativa, que permitiera conocer, describir, comprender y analizar los sentidos que los sujetos otorgan a sus vidas y a lo
que hacen, y el modo en que entienden su lugar en el mundo. La construccin de datos empricos se
realiz, fundamentalmente, a travs de entrevistas en profundidad a docentes y directivos y de observaciones del transcurrir cotidiano de tres escuelas primarias pblicas de la provincia de Buenos Aires.
Tanto en uno como en otro caso el objetivo estuvo centrado en el relevamiento de los discursos
entendiendo por ellos no slo lo que los sujetos docentes dicen sino cmo ellos son hablados y el modo en que ello se expresa en sus prcticas, que entonces son tambin discursivas. Por su parte, la realizacin de observaciones de situaciones de clase y del transcurrir cotidiano en las instituciones seleccionadas dio lugar a registros densos que permitieron indagar en los significados y sentidos que los sujetos
docentes entrevistados construyen y asignan a su mundo.
Construcciones en torno de lo comn
La nocin de lo comn ha sido una de las estructurantes del modo en que se pens la escolarizacin
en nuestro pas y ha estado ntimamente ligada a la manera en que se proces la cuestin de la igualdad y la desigualdad educativa. Dicha nocin no tiene un contenido fijo e inmutable, sino que est compuesto de significaciones precarias y provisorias por las que se libran disputas. stas integran las luchas
por la hegemona en trminos de fijar las articulaciones de sentido en torno de lo comn en la educacin
escolar. En este sentido, lo universal como movimiento de constitucin de una totalidad y la definicin lo
comn constituyen dos asuntos inescindibles (Diker, 2008).
En los orgenes del sistema educativo y del trabajo docente en nuestro pas, lo comn estuvo asociado al presunto carcter universal de la escuela y a su tendencia homogeneizadora, a partir de la
cual se asuma su carcter inclusivo y se afirmaba la equivalencia entre aqulla y la idea de igualdad
(Dussel, 2004; Southwell, 2006). Lo comn fue, as, entendido como lo mismo (Terigi, 2008), situacin
que se consolid cuando, descubrindose que el mero acceso no resuelve la cuestin de la igualdad, se
plante la necesidad de que todos alcanzaran los mismos resultados de aprendizaje. Esa misma definicin implic la fijacin provisoria de un afuera de lo comn, donde quedaban excluidos aquellos elementos y pautas culturales consideradas de menor valor, peligrosas o amenazantes, y que no entraban
en el recorte cultural que la escuela transmita y que era significado como comn. Pese a ello, es importante insistir con que lo comn no es lo mismo sino una construccin que intenta llenar una vacuidad
de significados de maneras diversas, y que no es posible partir de un significado fijo de lo comn para el
anlisis, como tampoco es viable hacerlo con la nocin de igualdad o desigualdad educativa, para luego
ver qu hacen los maestros con ello. Por el contrario, sostendremos aqu que los docentes, en la construccin cotidiana de respuestas frente a situaciones que ellos identifican como del orden de la desigualdad desarrollan reflexiones, definiciones y producciones de sentido que integran la construccin siempre
abierta de lo comn en la educacin escolar, la cual se enmarca de forma ms amplia en discusiones
49
50
Para los maestros de las escuelas que integraron el trabajo de campo realizado, lo mejor que podra
acontecer en el trabajo con sus alumnos en condiciones de desigualdad social y educativa entendida
esta ltima en trminos del bajo nivel de aprendizajes- es la posibilidad de transmitir el conocimiento
escolar, legitimado en el diseo curricular. La institucin de algo del orden de lo comn est, as, ntimamente ligado al acceso a dicho conocimiento. El orgullo de las maestras que resea el registro reside,
particularmente, en la posibilidad que la muestra literaria habra brindado a sus estudiantes para aproximarse a otros universos culturales, distintos de aqullos ms cercanos y conocidos para ellos. En este
sentido, comparten la asuncin de que es tarea de la escuela acercarlos a esas otras formas culturales,
y que su conocimiento ser un modo de promover futuros ms igualitarios en las trayectorias de sus
alumnos. La siguiente situacin, observada en una de las primeras recorridas institucionales, quizs permita ilustrar los vnculos que los colectivos docentes de las escuelas intentan construir con el conocimiento escolar y el horizonte de expectativas respecto de las relaciones que esperan que sus alumnos
desarrollen en relacin a l:
La inspectora ingres y permaneci algo ms de media hora en el aula-taller de prcticas del
lenguaje, donde los alumnos de sexto grado estaban trabajando la Leyenda del Dragn Gals a
partir de un libro escrito por un maestro- que la docente del rea haba trado a sus estudiantes. Al salir de all, la inspectora se dirigi a la direccin de la escuela, y luego de un breve intercambio con la directora se retir de la institucin. Esta ltima sale de su oficina y me comenta que la inspectora le objet el trabajo sobre la Leyenda del Dragn Gals por ser lejana
a la cultura de los chicos`, y enfatiz en que era importante trabajar lo prximo a ellos, como
por ejemplo las leyendas guaranes. Enojada, la directora dice que le respondi que para los
chicos era tan lejana la Leyenda del Dragn Gals como las de los guaranes, y que si se tienen
que restringir a lo prximo, las maestras se la pasaran hablando de la cumbia. Y enfatiza A
m el diseo curricular me pone que yo tengo que enriquecer su acervo cultural partiendo de lo
que ellos se les atrae. Ahora, no es quedarse enseando eso que les atrae y nada ms. Y dar
por descontado que a ellos les atrae la leyenda guaran es un prejuicio. No les enriquec en
este caso yo su acervo cultural con una leyenda de la Patagonia como la del dragn gals? (nota de campo y conversacin informal con la directora, Escuela 1).
La discusin que la directora sostiene con la inspectora remite a uno de los debates ms importantes
en el campo pedaggico en el anlisis de los vnculos entre escuela y desigualdad social. Que la escuela
ample el universo cultural de los nios aproximndolos a otras expresiones que jams conoceran si no
fuera por la escuela, o bien que las instituciones educativas partan de y trabajen sobre aquello conocido
y prximo a la realidad de sus alumnos para fortalecerlo e introducir una disputa en la jerarqua cultural que suelen encabezar los conocimientos escolares. Si bien no es posible conocer si la intervencin
de la inspectora se ubica en estas coordenadas o contiene esas aspiraciones, s supone una opcin por
la incorporacin de contenidos prximos al universo cultural de los alumnos de la escuela las leyendas
de los guaranes-, que los docentes descartan en pos de expresiones culturales ms lejanas la Leyenda
del Dragn Gals-, a partir de la apropiacin que realizan de las prescripciones del diseo curricular. De
este modo, los docentes participan de las discusiones respecto de los vnculos entre escuela y desigualdad social desde el punto de vista del problema del conocimiento. En este contexto, en la apuesta a la
transmisin del saber legitimado en el curriculum hay un modo en que las posiciones prefiguran cmo
trabajar con dicha desigualdad y una valoracin de las potencialidades de los universos culturales no
conocidos por los estudiantes.
En efecto, las iniciativas institucionales registradas comparten el instalar un espacio de relacin con
la cultura que evita el despliegue de aquello ms cercano al horizonte cultural de los estudiantes. En las
tres escuelas que integraron la investigacin, los docentes no trabajan los contenidos nicamente desde
lo que los nios conocen, sino que intentan ofrecerles la posibilidad de entrar en contacto con herramientas y producciones propias de universos culturales que habitualmente les son vedados (Diker,
2007). Sin embargo, los docentes s suelen poner en juego cdigos comunes que hacen posible la comunicacin con sus alumnos a modo de estrategia de trabajo pero no de objetivo final. La apuesta a
que aprendan supone la apertura a posibles emergentes en el aula para, a partir de ellos, abordar los
contenidos que estaban previstos:
51
52
Por eso te digo, se trabaja mucho a partir de lo que ellos tienen mucho inters y vos tens
que ser muy abierto de cabeza para saber qu es lo que a ellos les interesa y meter todo
adentro del contenido que tens que dar. Si ellos dicen Seorita, vamos a hacer mate` y s,
hagamos mate! Entonces veo a ver qu puedo meter en matemtica para hacer mate, de lo
que tengo que dar en clase. Hay que estar muy despierto y muy abierto. Te hablo de matemtica porque es lo que yo doy, pero seguramente en Lengua y en Ciencias pasar exactamente
igual (entrevista a docente, Escuela 2).
Pese a la apertura a estos emergentes, los colectivos docentes de las tres escuelas comparten la posicin de no mimetizar la propuesta de enseanza con lo que se entiende que es propio del horizonte
cultural de los nios, ni tampoco promueven acciones a las que subyace el supuesto de que la oferta
cultural para nios de sectores sociales en condiciones de pobreza debe ser atractiva ms all de su
contenido (Diker, 2007). En las escuelas se utilizan recursos atractivos, visuales y musicales en el desarrollo de los proyectos y para la preparacin de las muestras, pero tambin otros que suponen otros
registros y lenguajes, con la intencin de que los nios puedan apreciar y producir elementos culturales
valiosos que ponen en juego estos otros recursos. En este marco, se incorporan una serie de tcnicas
vinculadas con el arte que forman parte de los contenidos de enseanza:
Si vos pretends una formacin acadmica o tradicional yo te doy el libro y vos estudis el
manual- estos chicos fracasan todos. Vos tens que buscar la estrategia y la manera para que
el chico aprenda, haga y se sienta que es capaz. Porque si no fracass vos, fracaso yo como
docente, fracasa la escuela, cerremos y nos vamos cada uno a sus casas. El hecho de que los
chicos vean colgados sus cuadros y que los padres se quedaran las caras de esos chicos. Lo
que ellos no se dan cuenta por ah es que para llegar a ese cuadro trabajaron un montn de
contenidos de matemtica, y de plstica, y de ingls, y de lengua porque hicieron la biografa
de Petorutti, investigaron la tcnica, o sea cuntos contenidos se trabajaron para ese producto. Impensado. Los folletos de la muestra los hicieron en ingls. Y como eso muchas cosas (entrevista a docente, Escuela 3).
En la apuesta a la transmisin del conocimiento escolar como una herramienta de democratizacin y
como aquello del orden de lo comn que valdra la pena sostener, la posicin docente se corre de una
intervencin reducida a la asistencia material, y se dirige a poner a disposicin herramientas simblicas
y expresivas que abren la posibilidad de que los nios y nias puedan producir y aportar, desde sus diferencias, al trabajo en el aula. En este sentido, ensear supone la tarea de transmitir el conocimiento
escolar, aqul validado socialmente y legitimado en el diseo curricular, y tambin promover en los
alumnos en la organizacin del conocimiento del que se van apropiando, en particular a travs de las
instancias de produccin y de realizacin de muestras que antes hemos analizado. En este sentido,
desarrollan una enseanza obstinada de los contenidos escolares, lo cual supone que la transmisin
cultural debe constituir el eje del trabajo pedaggico que desarrollan las docentes.
En este sentido, la valoracin del conocimiento escolar supone la presencia de una determinada jerarqua cultural es vlido transmitir los contenidos escolares, en detrimento de otros que permanecen
en un lugar de no visibilidad- como as tambin la asuncin de que la transmisin del mismo habilita
horizontes de posibilidad distintos para los alumnos y alumnas, considerando lo que ellos tienen para
aportar a la relacin con dicho conocimiento. Esta tensin habilita una variedad de posiciones, que se
extienden en un arco que va desde el sostenimiento cerrado de la transmisin del conocimiento escolar,
sin apertura a lo que los alumnos tengan para traer a la clase, hasta aquellas que intentan atender a
esto ltimo, pero sin renunciar al trabajo de ensear los contenidos previstos en el curriculum. En este
sentido, las iniciativas parecen dar cuenta de que el nfasis en la produccin de los alumnos y la centralidad en lo que ellos tienen para aportar no afectaran la prioridad otorgada a la transmisin del conocimiento escolar. Dichos principios terminan, as, subordinndose a la lgica de dicha transmisin.
Asimismo, las iniciativas registradas por el trabajo de campo parecen apuntar a tornar posible que
los nios se vuelvan sujetos alumnos y habiten la escuela como tales. La nocin de igualdad que subyace a ellas no implica la posibilidad de educarse desde y en sus propias diferencias, sino fundamentalmente la distribucin de las mismas oportunidades de disponer de una cultura homognea, la cultura
escolar. En este sentido, un matiz que poseen estas innovaciones que buscan democratizar el acceso al
conocimiento es que la redistribucin que operan supone que hay quienes podran ocupar una posicin
inferior por no poseer determinados elementos culturales, los relativos al conocimiento escolar que la
escuela busca distribuir. Ello afecta a que todos los estudiantes puedan ser considerados como iguales,
con derecho a preservar su identidad y sus tradiciones culturales, como as tambin su propia voz. Los
docentes entrevistados comparten el hecho de ubicarse en la posicin de educadores que saben y pueden transmitir un conocimiento a aquellos ubicados en una posicin culturalmente menos valiosa y de
ignorancia. La igualdad es, as, un horizonte inalcanzable al cual trasladarse permanentemente desde
esa situacin de inferioridad, en lugar de ser un punto de partida y una asuncin que alcance a todos los
sujetos que aprenden.
Estas posiciones conjugan aspectos pastorales y normalistas aunados en torno de la idea de transmitir una cultura superior, ms alta, que la que poseen sus alumnos, como as tambin y en los mismos docentes que sostienen estas posiciones- una crtica al carcter normalizador de la escolarizacin y
una consideracin tico-poltica respecto del derecho de los alumnos a ser cuidados y a que otros saberes les sean acercados y puestos a disposicin. En este sentido, la posicin docente sobre la enseanza
obstinada alberga sentidos y principios contrapuestos que habitan los discursos pedaggicos de los sujetos maestros y maestras.
A modo de cierre
A lo largo de esta ponencia hemos intentado dar cuenta de algunos sentidos que organizan las posiciones docentes frente a la desigualdad social y educativa en tres instituciones que atienden a sectores
empobrecidos y que han diseado e implementado propuestas pedaggicas especficas. Dos ncleos
principales en las enunciaciones sobre las posiciones docentes estuvieron dados por las construcciones
en torno de lo comn analizados en este trabajo- y la configuracin de vnculos pedaggicos desiguales, sobre la base de una serie de prejuicios sobre el contexto cultural del que provienen los alumnos.
En las tensiones y articulaciones entre esos dos ncleos se desarrolla una apuesta sostenida a la
transmisin del conocimiento escolar como modo de aproximar a los alumnos a otros universos culturales y de ponerles a disposicin una cultura homognea, la misma y la comn para todos. Como hemos
sealado, este movimiento se inscribe en el modo en que histricamente la escolarizacin ha resuelto el
problema del conocimiento a travs del curriculum escolar: ensear aquello que es lejano a los elementos culturales que los alumnos de sectores populares manejan como va para habilitarles otros futuros
posibles, aun cuando ello se haga anulando y descartando dichos elementos. Como hemos visto, esa
posicin de enseanza obstinada convive con y se asienta en- posiciones de atencin a las particularidades, complejizando el mandato normalista que los docentes utilizan como guin para pensar su lugar en el trabajo con sectores empobrecidos.
Asimismo, algunos trabajos (Tedesco y Tenti Fanfani, 2002) han opuesto el acto de brindar afecto a
la tarea de ensear, sealando que la opcin por el primero repercute en la disminucin del trabajo de
transmisin de contenidos culturales socialmente vlidos. Sin embargo, el trabajo de campo da cuenta
de la imposibilidad de sostener una adscripcin fija a alguna de las posiciones, y que plantee entre ellas
una relacin inversamente proporcional. Por el contrario, las posiciones docentes relacionales y dinmicas, de las que aqu estamos procurando dar cuenta, constituyen un ejemplo del modo en que, en dichas posiciones, se pueden conjugar un fuerte sostenimiento de la afectividad como parte de la tarea
pedaggica y una irrenunciable determinacin a ensear como actividad central del trabajo docente.
Por otra parte, resulta importante poner en discusin aquellas concepciones binarias que buscan fijar
a los docentes a posiciones determinadas a priori, estticas y excluyentes entre s. Por ello, el anlisis
procur alejarse de intentar dilucidar si los maestros ensean o asisten, si poseen vocacin o no, si realizan un trabajo o desarrollan una profesin. La investigacin realizada da cuenta de que el trabajo de
enseanza en las escuelas no tiene un sentido unvoco sino que supone una serie de reapropiaciones,
desplazamientos de sentido y construcciones de significado por parte de los sujetos docentes que asumen una variedad de expresiones y especificidades.
53
54
Notas
1
Doctor en Educacin por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Magster en Ciencias Sociales con
Mencin en Educacin por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Sede Argentina.
Licenciado y Profesor en Ciencias de la Educacin por la UBA. Becario posdoctoral del Consejo Nacional
de Investigaciones Cientficas y Tcnicas con sede en el Instituto de Investigaciones en Humanidades y
Ciencias Sociales (UNLP-CONICET) bajo la direccin de la Dra. Myriam Southwell. Investigador Formado
del Proyecto UBACyT F194 La construccin social del cambio educativo: desigualdades y diferencias en
el campo pedaggico (Director: Dr. Daniel H. Surez). Docente de la ctedra Educacin II en la
Facultad de Filosofa y Letras de la UBA. Ayudante Diplomado Ordinario de las ctedras Historia de la
Educacin Argentina y Latinoamericana y Poltica y Legislacin de la Educacin en la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educacin de la Universidad Nacional de La Plata.
2
Se trata de la tesis Regulaciones del trabajo de ensear en la provincia de Buenos Aires: posiciones
docentes frente a la desigualdad social y educativa, realizada en el marco del Doctorado de la
Universidad de Buenos Aires, rea Ciencias de la Educacin, y dirigida por la Dra. Myriam Southwell.
Esta tesis fue defendida en marzo de 2013.
3
De acuerdo al INDEC, en Argentina se consideran hogares con NBI aquellos en los cuales est presente
al menos uno de los siguientes indicadores de privacin: hogares que habitan viviendas con ms de 3
personas por cuarto (hacinamiento crtico); hogares que habitan en una vivienda de tipo inconveniente
(pieza de inquilinato, vivienda precaria u otro tipo); hogares que habitan en viviendas que no tienen
retrete o tienen retrete sin descarga de agua; hogares que tienen algn nio en edad escolar que no
asiste a la escuela; hogares que tienen 4 ms personas por miembro ocupado y en los cuales el jefe
tiene bajo nivel de educacin (slo asisti dos aos o menos al nivel primario).
4
Esta idea de posicin docente como relacin con la cultura y con los otros incorpora tambin una serie
de dimensiones y problemas abordados por la bibliografa especializada en el campo de estudios del
trabajo docente. Por un lado, incluye el modo en que la docencia constituy y constituye una profesin
de Estado (Birgin, 1999), estableciendo con ste mltiples y dinmicos vnculos que se despliegan
sobre el refuerzo, la reformulacin o la resistencia a las pautas y coordenadas para el trabajo docente
definidas estatalmente, y poniendo de manifiesto el modo en que ella se constituy en un lugar central
de difusin de las premisas estatales y un pilar fundamental de la expansin y consolidacin del
proyecto escolarizador en nuestro pas (Diker y Terigi, 1997; Southwell, 2009; Surez, 1995).
Asimismo, algunos trabajos recientes han abordado la docencia como oficio, enfatizando en algunos
casos los desafos de la condicin contempornea de la escuela y de la sociedad a la tarea de ensear
(Dussel, 2006; Tenti Fanfani, 2006). Adems, han sealado la conveniencia de este trmino para
aproximarse a estos problemas (Alliaud y Antelo, 2009) destacando que la idea de oficio resulta ms
adecuada para dar cuenta de la tarea de ensear que la de trabajo, profesin o vocacin, en tanto sera
ms pertinente para dar cuenta de su especificidad.
5
Es por ello que tampoco hemos partido de una nocin taxativa y apriorstica de lo que cabra
denominar desigualdad social y educativa para, desde all, ir a ver lo que los sujetos hacen slo
hemos tomado una decisin en trminos de seleccionar escuelas que han desarrollado iniciativas
especficas en el trabajo con sectores empobrecidos-, de modo tal de no fijar de antemano el contenido
de dichas desigualdades y de atender a la manera en que los sujetos docentes las entienden, conciben y
asumen y cmo se plantean su trabajo frente a estas situaciones.
6
He analizado un conjunto de coordenadas en las que se despliega la discursividad oficial en torno del
trabajo docente en la ltima dcada en Vassiliades (2012)
Referencias bibliogrficas
Alliaud, A. y Antelo, E. (2009) Los gajes del oficio. Enseanza, pedagoga y formacin. Buenos Aires:
Aique.
Birgin, A. (1999) El trabajo de ensear. Entre la vocacin y el mercado: las nuevas reglas del juego.
Buenos Aires: Troquel.
Diker, G. (2007) Es posible promover otra relacin con el saber?, en Baquero, R.; Diker, G. y Frigerio, G. (comps.) Las formas de lo escolar. Buenos Aires: Del Estante Editorial.
55
56
vos. Si bien la investigacin abri una multiplicidad de dimensiones de anlisis, en el presente trabajo
nos centraremos en el desarrollo de cuestiones mencionadas.
Desde la perspectiva de los estudiantes de escuelas urbanas que atienden poblaciones de clase media y otras de sectores medios bajos y populares, indagamos en esta ponencia, sobre las opiniones
acerca de la valoracin y reconocimiento social del trabajo de sus profesores. Se identificaron en sus
opiniones factores y condiciones que los jvenes atribuyen a la mala o buena reputacin de la docencia.
Y buscamos advertir sobre las semejanzas y diferencias que estas opiniones tienen, en relacin con las
caractersticas sociales e institucionales de pertenencia.
Aproximaciones tericas a la problemtica de la escuela media y sus actores
Diversos autores (Gallart, 2006; Tiramonti, 2009) coinciden en sealar en el anlisis de los procesos
educativos, que las transformaciones acontecidas en los ltimos tiempos en el plano de la cultura, la
sociedad, y la economa, han replicado especialmente en la escuela secundaria, cuestionando las certezas sobre su sentido formativo. Por un lado, la masificacin del nivel, producto de la demanda social y
de sucesivos cambios en los lineamientos polticos, ha introducido profundos cambios de sentido en la
enseanza media. Por otra parte, se evidencia un creciente proceso de estratificacin de las escuelas
medias, conformando un agregado institucional donde resulta difcil identificar sentidos compartidos sobre los objetivos y funciones que efectivamente cumple este nivel. De este modo, los significados se
van construyendo en la dinmica cotidiana de los espacios micro-institucionales y en dilogo con las expectativas, estrategias y capitales culturales de los alumnos, sus familias y los recursos e historias institucionales.
En la medida en que los procesos de socializacin se han transformado y las funciones sociales de la
escuela se han separado y desarticulado, el estudio de las experiencias de los sujetos es un enfoque de
anlisis que permite abordar la naturaleza de la escuela, en los actuales contextos de transformacin
educativa, social y cultural. Adems permite comprender cmo los actores escolares conciben y articulan las diversas dimensiones del sistema con las cuales construyen sus experiencias y se construyen a s
mismos, abarcando una multiplicidad de relaciones y esferas de accin que exceden los aspectos pedaggicos de maestros y alumnos.
En los actuales contextos educativos la escolarizacin de las nuevas generaciones presenta desafos
entre los cuales se destaca el tema de la crisis de la autoridad pedaggica tradicional (Tenti Fanfani,
2009). Este fenmeno se relaciona con las transformaciones en la configuracin del vnculo entre docentes y alumnos que caracterizan a la forma escolar moderna.
Dubet (2006) designa como programa institucional a la forma escolar y al modelo de socializacin
que se difunde en la poca moderna hacia el siglo XIX y principios del siglo XX considerando la accin
institucional como un modelo particular de transmisin de la cultura, una interiorizacin de lo social.
Esta escuela moderna, adems, defina un tipo de relacin entre docentes y alumnos y un modo particular de trabajo sobre los otros. De esta forma el cuerpo de especialistas encargado de llevar adelante el
trabajo de socializacin y transmisin cultural estaba respaldado por un autoridad fuerte, dada tanto por
el saber que el docente encarnaba, como por el proyecto universal del cual era representante (Dubet,
2006, en Nbile, 2010)
De este modo los docentes gozaban de un prestigio y reconocimiento social por ser portadores de
una autoridad fundada parcialmente en las expectativas que la sociedad tena en la capacidad de la escuela de formar ciudadanos, as como por el lugar social que el mismo Estado les otorgaba (Birgin 2006,
en Nbile, 2010).
En el contexto actual las transformaciones vinculadas a los cambios de la modernidad alteran el ordenamiento simblico de la socializacin, formacin de individuos y modos de instruir a los actores sociales y sujetos, provocando el declive del programa institucional moderno (Dubet, 2010). En relacin
con el impacto que esto tiene sobre el trabajo docente, el autor seala:
Parece evidente que los oficios de la enseanza han adquirido mayor exigencia y sobrecarga
cuando ya no reposan sobre un sistema de creencias implcitas y compartidas por todos, cuando las demandas de la sociedad se intensifican, cuando el usuario puede ofrecer resistencia
legtimamente y cuando es necesario convencer a los individuos del correcto fundamento de su
accin. El rgimen de la justificacin transita de la institucin al individuo.(Dubet, 2010: 22).
57
58
Este incremento de las exigencias y funciones as como la creciente responsabilizacin individual que
recae sobre el trabajo de los profesores, da cuenta de una tendencia a la intensificacin del trabajo que
tambin ha sido descripta en otros estudios (Feldfeber y Andrade Oliveira, 2006; Veirav, et. al., 2008).
En esta lnea de anlisis (Andrade Oliveira, 2003; 2011) ha investigado las consecuencias que han
tenido sobre el trabajo docente las polticas educacionales de las ltimas dcadas en Amrica Latina. De
esta forma plantea que las nuevas regulaciones implicaron cambios en la gestin escolar y condiciones
de trabajo en las escuelas. Estas reformas han reestructurado el trabajo pedaggico derivando en una
mayor responsabilidad de los profesores, quienes deben responder a exigencias que van ms all de su
formacin.
En este escenario la intensificacin del trabajo es el resultado del aumento de la jornada laboral que
se manifiesta de diferentes maneras, en funcin del incremento de responsabilidades, derivadas de las
mencionadas reformas. Esto conlleva a que los trabajadores deban dominar nuevas prcticas, saberes y
competencias.
Estas formas de intensificacin pueden darse de diversas maneras. Por una parte, se manifiestan en
la necesidad de tener ms de un empleo para complementar el sueldo y en la extensin de un tiempo
de trabajo no remunerado, dentro del propio establecimiento escolar. Pero tambin al interior de la jornada de trabajo remunerada, incorporando nuevas funciones para responder a rganos del sistema y de
la comunidad.
La autora concluye que las reformas plantean en su discurso una educacin ms democrtica, ms
autonoma y participacin, privilegiando la flexibilidad en estructuras curriculares y procesos de evaluacin, lo que confirma que estamos ante nuevos patrones de organizacin del trabajo escolar, que estn
forjando un nuevo perfil de trabajador docente.
Recuperando los aportes de Arroyo, M. y Poliak, N. (2011) se observa que uno de los ejes centrales
de las reformas educativas de los 90 es la capacitacin, la cual se torna un imperativo asociado a la idea
de que el docente esta desactualizado y la necesita para desempear su cargo, adems de ser una condicin para la preservacin del empleo. Siguiendo a estas autoras se puede establecer que esta cuestin
tiene distintas consecuencias. Por una parte, se relaciona con la desautorizacin del docente, ya que por
un lado el discurso apela a su reconversin y por otro se lo considera un obstculo para la concrecin
de las polticas, en tanto no est actualizado, ni tiene las competencias requeridas. Por otro parte esto
conduce hacia la responsabilizacin individual en la medida en que se desplaza la responsabilidad del
Estado a la responsabilidad de los individuos, por los resultados del sistema educativo. En este marco se
promueve el discurso de la profesionalizacin que equipara la docencia con una profesin liberal, autnoma auto- regulada relegando la matriz histrica del oficio. De este modo los docentes son los responsables de mantenerse actualizados, de hacer valer sus competencias, lo cual situado en un contexto de
flexibilidad y precariedad laboral se convierte en una obligacin por temor a la prdida del cargo 2.
Apreciaciones sobre el abordaje metodolgico del estudio de los estudiantes de escuelas medias
Este estudio de carcter exploratorio-descriptivo se realiz en dos escuelas de nivel Polimodal de la
ciudad de Resistencia. El establecimiento A se ubica en una zona urbana perifrica, alejada del centro de
la ciudad, en un barrio de planes de viviendas y otras zonas menos consolidadas lindantes a lagunas,
ocupadas por trabajadores de clase media baja y sectores populares. La escuela presenta condiciones
materiales adecuadas y con una poblacin escolar proveniente del barrio prximo al establecimiento.
La institucin B est ubicada en la zona cntrica de la ciudad, funciona en turno maana y presenta
condiciones materiales, de trabajo y sociales favorables para el desarrollo pedaggico y la labor docente. Es una de las escuelas pblicas de trayectoria de la ciudad que atiende a una numerosa poblacin
escolar de nivel socioeconmico medio y medio alto. En ambos establecimientos se seleccion una
muestra de alumnos, de los ltimos dos aos de la escuela secundaria, utilizando la tcnica de muestreo
aleatorio estratificado. Se subdividi a la poblacin en estratos, segn los aos que cursan los alumnos.
Se aplicaron un total de 220 encuestas de las cuales 156 corresponden a la escuela ubicada en zona
cntrica y 64 a la institucin situada en la zona perifrica.
A los sujetos seleccionados se les aplic una encuesta individual, compuesta de preguntas cerradas
categorizadas y preguntas abiertas destinadas a recoger justificaciones de las respuestas seleccionadas
y opiniones sobre los temas incluidos en el relevamiento.
Grfico n 1
Porcentajes
60,0
50,0
40,0
Escuela A
30,0
Escuela B
20,0
10,0
0,0
Muy valorado
60
puesta elegida. Luego de categorizar las respuestas obtenidas, se pudieron identificar las ideas que se
presentaban con mayor frecuencia, comparando estas percepciones entre los alumnos de ambas instituciones.
Se presentan a continuacin las opiniones expresadas divididas en dos apartados correspondientes a
las respuestas de los diferentes grupos de opinin antes mencionados: por un lado los alumnos que
piensan que la docencia es una profesin poco valorada socialmente y por otro los que le atribuyen una
valoracin social positiva.
Las razones de por qu la docencia es una profesin poco valorada socialmente
Al pedirles a los alumnos que expresen las razones de por qu la sociedad valora poco el trabajo docente, se observan en las respuestas coincidencias entre las instituciones de pertenencia, tanto en cuanto al tipo de razones que formulan, como a la frecuencia en que lo hacen.
Por un lado una proporcin significativa de los estudiantes (30% de los alumnos en la Escuela de
zona urbana perifrica y 37% en la Escuela de zona cntrica) atribuyen a la propia responsabilidad de
sus profesores y su compromiso con las tareas educativas, los motivos de esta bajo reconocimiento.
Ellos aluden a que hacen paro, no quieren trabajar, o no hacen bien su trabajo, y as perjudican a
los alumnos, demostrando que no les importa que ellos aprendan. Tambin hacen referencia, aunque
con menor frecuencia, de factores a hacen a las condiciones laborales y la formacin que se requiere
para enfrentar los cambios en las demandas culturales y sociales de la docencia. En este orden los estudiantes aluden a la falta de instruccin y capacitacin de los profesores y a los bajos salarios como
factores asociados a la desvalorizacin social del trabajo docente. Para comprender este dato es necesario situarlo en el contexto social y poltico en que se desarroll este estudio. En la fecha en que se
realizaron las encuestas, marzo de 2009, a comienzos del ciclo lectivo para Nivel medio, se produjeron
en la Provincia del Chaco movilizaciones y luchas gremiales con paros docentes prolongados, por reclamos de incremento salarial. Estas medidas de protesta impulsadas por los gremios de trabajadores docentes de la provincia, tuvieron un alto acatamiento por parte de los profesores y fue un conflicto que se
extendi a lo largo de todo el ciclo lectivo del ao 20094.
Por otra parte, un porcentaje significativo de los alumnos le atribuye las razones de la desvalorizacin social del trabajo docente a otras condiciones del discurso y el imaginario social que trascienden la
responsabilidad del colectivo docente. Se refieren a la desvalorizacin como responsabilidad de la sociedad, las familias y el gobierno que han perdido la centralidad y el significado histrico de la educacin
como factor de desarrollo. En esta categora la respuesta ms frecuente es la de atribuirle a la sociedad,
en general, la responsabilidad por esta situacin, mencionando que la educacin y el profesor, como
formador para el futuro, han perdido importancia para la sociedad (25% en Escuela de zona cntrica;
16% en Escuela de zona perifrica). En menor medida (valores inferiores al 10%) se mencionan: no se
considera el esfuerzo que realiza el profesor; los jvenes no quieren estudiar y presentan dificultades
para el estudio; la sociedad cree que es un trabajo de bajo status profesional, porque es una carrera
corta, fcil de estudiar o por otras caractersticas que se aluden respecto de este trabajo; o mencionando que el gobierno no apoya ni valora al docente, desatendiendo sus reclamos por aumento de salario.
Algunas expresiones de estas voces de los estudiantes estn reflejadas en estas citas:
Es poco valorado porque de la secundaria no te queda mucho de lo que ensean. Adems la
sociedad los ve como son, porque viven haciendo paro. Muchos profesores no ensean como
deberan, aunque algunos profesores s ensean como la gente.
(Alumno de 2 ao, Escuela de zona cntrica, 15 aos).
Hay muchas personas que valoran poco a los profesores porque dicen que ensean poco, hacen muchos paros, etc..
(Alumna de 2, Turno Tarde, Escuela de zona urbana perifrica, 16 aos).
La profesin del Profesor tendra que ser valorada pero no lo es, debido a la falta de instruccin en su trabajo de muchos docentes y a no a tener ganas de ensear y sacar los chicos
adelante. Sin dejar de por medio que tienen un mal salario y afrontan otros problemas. No se
ve ganas de ensear.
(Alumno de 3, de Escuela de zona cntrica. 17 aos).
Creo que es poco valorada la labor de los profesores porque la mayora de los adolescentes
que conforman el centro de estudio, no quieren estudiar. Algunos por capricho, otros porque
piensan que no hace falta
(Alumno de 3, Turo Tarde, Escuela de zona urbana perifrica, 17 aos).
Creo que es poco valorada la labor de los profesores porque siempre hacen paros y nunca
tenemos clases y la sociedad dice que no se aprende nada, pero este caso es por culpa del
gobierno que no paga el salario correspondiente.
(Alumno 2 ao, Escuela de zona cntrica. 15 aos).
El gobierno no hace mucho para que a nuestros docentes dejen de hacer paro. Convengamos
que los profesores tampoco hacen mucho. Pero al fin y al cabo nos valoran muy poco como estudiantes. Cada ao se termina peor, con la base que recibimos. Creo que por ello los profesores
son pocos valorados y reconocidos, porque no hacen mucho para ser reconocidos y valorados.
(Alumna de 3, Escuela de zona cntrica, 17 aos).
Hoy en da la sociedad valora poco a los docentes a causa de que la poltica no se hace cargo
de lo que verdaderamente es importante, como la educacin. Entonces la sociedad se enoja
con los profesores que hacen reclamos a los polticos y se desentienden mutuamente
(Alumna 2 ao, escuela de zona cntrica, 16 aos).
Hoy en da la sociedad no es motivada al estudio, la mayora de los chicos le da poco inters.
Aparte la enseanza de antes era otra y hoy en da no es la misma, debido a que a los profesores les importa ms su situacin econmica y no tanto la enseanza
(Alumna de 2 ao escuela de zona cntrica, 17 aos).
En estas ideas se pone de manifiesto un proceso de desencuentro entre los jvenes, la sociedad, el
estado y las instituciones educativas. Se expresa tambin la crisis de autoridad pedaggica como un
efecto de la institucin, es decir, como el producto de una autoridad delegada en el docente por parte
de la sociedad y el Estado. En la actualidad el docente no tiene garantizada esta legitimidad y credibilidad, y por lo tanto debe reconstruirla en su prctica cotidiana. Esto implica que el trabajo con los adolescentes y jvenes de hoy requiere desarrollar una nueva profesionalidad, nuevas posiciones del adulto
que posibiliten una experiencia formativa significativa, y prepare a los alumnos para una inclusin social
y laboral plena.
El nfasis puesto en la responsabilidad del propio docente por la situacin de desvalorizacin social
que atraviesa, que se observa en los relatos de los estudiantes, puede vincularse, entre otros factores,
con el discurso de la profesionalizacin, profundizado durante la reforma educativa de los 90. Tal como
plantea la autora Poliak, N. (2011) este discurso equipara la docencia con una profesin liberal, autnoma, autoregulada relegando as la matriz histrica del oficio. De este modo se desplaza la responsabilidad del Estado hacia la responsabilidad del individuo, por los resultados del sistema educativo. En este
contexto los docentes son reconocidos como los responsables de mantenerse actualizados, de hacer valer sus competencias, y de llevar adelante la reconversin profesional necesaria para responder a las
nuevas demandas sociales, culturales y econmicas.
La otra cara: las razones de por qu la docencia es una profesin muy valorada socialmente
Un grupo minoritario de los alumnos de ambos establecimientos, 3 de cada 10 estudiantes de la escuela de zona urbana perifrica y dos de cada diez de la Escuela de zona cntrica, consideran que el
trabajo docente es una profesin muy valorada socialmente.
Dentro de este grupo de opinin la razn que se menciona con mayor frecuencia refiere al valor so61
62
cial y tico de la actividad docente. Hacen referencia a que los profesores son los que preparan a los
jvenes para el futuro, incluyendo en esa prospectiva la formacin para el trabajo y/o para un futuro
profesional y para el ejercicio de la ciudadana, brindndoles saberes socialmente valiosos. Otras razones que se mencionan aunque con menor frecuencia, aluden a factores personales, profesionales y de
compromiso que sostienen los docentes. Se refieren a que el trabajo es valorado socialmente en funcin
de las cualidades propias del profesor, como los conocimientos que posee, su conducta, sus valores y la
entrega que implica el ejercicio de sus funciones pedaggicas.
Al referirse a esta dimensin de anlisis los alumnos sealaban que ser profesor es una profesin
ampliamente valorada porque:
Los profesores estn dando educacin en los establecimientos, da a da, y ayudan realmente
a crecer como persona y en sus conocimientos
(Alumna de 3 ao, Turno Tarde, Escuela de Barrio perifrico, 17 aos).
son muchos los profesores que son solidarios, o sea se ofrecen para ensear a otras personas.
(Alumno de 2 ao, Turno Tarde, Escuela de Barrio perifrico, 18 aos).
se valora mucho que los profesores den su tiempo para ayudar a que nosotros seamos alguien en la vida siendo que podran trabajar de otra manera
(Alumna de 2 ao, Escuela de zona cntrica. 16 aos).
La sociedad valora el trabajo del profesor ya que si los estudiantes no obtienen instruccin no
habr un buen futuro, tanto para la sociedad, como para la persona.
(Alumno, 3, Escuela de zona cntrica, 16 aos).
Porque est cumpliendo con un gran objetivo, el de formar ciudadanos, personas, que considero lo ms importante para un futuro mejor.
(Alumno, 3, Escuela de zona cntrica, 17 aos).
Un dato destacado es que en la Escuela de zona urbana perifrica, los alumnos que asisten al turno
tarde (una proporcin significativa de ellos tienen sobreedad) manifiestan una mayor valoracin de la
figura del docente, en comparacin con los dems estudiantes encuestados, de ambas instituciones.
Este grupo de estudiantes expresaban de la siguiente forma su visin sobre la figura del profesor:
Los profesores estn dando educacin en los establecimientos, da a da, y ayudan realmente
a crecer como persona y en sus conocimientos.
(Alumna de 3 ao, Turno Tarde, Escuela de Barrio perifrico, 17 aos).
son muchos los profesores que son solidarios, o sea se ofrecen para ensear a otras personas.
(Alumno de 2 ao, Turno Tarde, Escuela de Barrio perifrico, 18 aos).
Es una profesin valorada porque la educacin es lo ms importante y de ah empieza nuestra formacin como personas.
(Alumna, 2 ao turno tarde, 18 aos).
La profesin no es valorada porque no son conscientes del esfuerzo que les toma estudiar y
estar al frente de la juventud de hoy en da.
(Alumna de 3, turno tarde, 18 aos).
Son valorados porque es gracias a ellos que hoy en da sabemos, aprendemos, Sin ellos no
somos nada!
(Alumna de 3 ao, turno tarde, 18 aos).
Como puede observarse en estas expresiones, an aquellos estudiantes que afirman que la docencia
es una profesin poco valorada socialmente son los que menos atribuyen la responsabilidad al propio
docente por esta situacin, resaltando el valor del trabajo del profesor y remarcando que es la sociedad
la que no reconoce el esfuerzo que ste realiza. Del mismo modo en este grupo de estudiantes se percibe tanto la valoracin de las tareas de contencin socio afectiva del vnculo y el trabajo de los docentes,
como su funcin en los procesos de la formacin intelectual e integral de los sujetos. En este orden, algunos de ellos significan el trabajo en trminos de ayuda, solidaridad y compromiso con el alumno, destacando as el valor de la experiencia escolar en su propio desarrollo personal y en su futura participacin en la vida social y ciudadana.
Reflexiones finales
En esta presentacin nos interes compartir una aproximacin a las percepciones que los estudiantes
de escuela media han construido a lo largo de su experiencia escolar sobre el trabajo docente. Visiones,
discursos y prcticas que van configurando la interaccin cotidiana con los profesores, con los contextos
institucionales y socio-econmicos en los que se desarrollan sus experiencias educativas y personales.
El anlisis de la informacin que presentamos nos permite caracterizar la visin de los alumnos de
las escuelas estudiadas, acerca de la valoracin social del trabajo de los profesores, advirtiendo que
predomina en estos grupos la idea de que es poco reconocida y valorada su funcin tanto por la sociedad, el estado y la comunidad.
Esto plantea un marco desafiante para reflexionar sobre el trabajo docente en sus mltiples articulaciones de este colectivo frente a la enseanza, el contexto poltico, institucional y a las nuevas demandas sociales de los estudiantes con los que interacta. Cualquier interpretacin de estas consideraciones
sobre la consideracin pblica del trabajo docente requiere hacerse en un marco contextual, donde los
sujetos (estudiantes y docentes) forman parte de un complejo entramado de tensiones y contradicciones propias de la poca, las instituciones, la tarea y los actores que intervienen.
As, en las escuelas estudiadas, encontramos que los profesores estn interpelados en las realidades
cotidianas por la asuncin de nuevas y diversas responsabilidades comunitarias y asistenciales, junto
con la necesidad de resignificar la funcin pedaggica. Asimismo, se enfrentan al debilitamiento o al
cambio de las tradicionales responsabilidades educativas de otros agentes de socializacin. Interactan
con la jvenes que han incorporado modelos socio culturales divergentes frente a una escuela que expresa una fuerte resistencia a la incorporacin de nuevas estrategias culturales y formas de enseanza
adecuadas a esos nuevos lenguajes y cdigos (Bolivar Bota, A 2004). Estas condiciones se suman a las
sucesivas polticas de reformas donde escasamente sus visiones, voces y prcticas son reconocidas como legtimas para protagonizar los procesos de cambio que se estimulan desde la burocracia y el poder.
Tampoco se acompaan de acciones eficaces de formacin en servicio y permanente capaz de aportarle
espacios de revisin y de construccin de nuevas prcticas para enfrentarse creativamente a los nuevos
escenarios. Estos son factores que no se pueden eludir a la hora de entender las razones del debilitamiento de las funciones de la escuela.
La escasa valoracin social que perciben los estudiantes se enlaza as tambin con la prdida de la
autoridad, con el hecho de que los adultos, los profesores, no logran constituirse en referentes en las
relaciones pedaggicas. Coincidimos con la apreciacin de Kantor, D (2012: 69) en tanto seala que lo
que se ha debilitado, alterado o cado es un modelo que otorgaba cheque en blanco a educadores y adultos portadores de certezas, capacidad, posibilidad y credibilidad para transmitirlas o para imponerlas.
La escuela secundaria se encuentra en un largo y sinuoso camino de resignificacin de sus funciones
pedaggicas, sociales y polticas. En ese camino, el protagonismo de los estudiantes es clave, lo que
implica la necesidad y la importancia de conocer sus expectativas, sus intereses y una escucha respetuosa de su visin de la escuela, de sus profesores, del contexto social en el que estn inmersos. Es un
imperativo para tener una mejor comprensin de las prcticas escolares y fundamentalmente para delinear nuevos caminos que orienten las transformaciones del nivel hacia una inclusin educativa con cali63
64
dad y con sentidos compartidos tanto para los estudiantes, como para los diferentes actores que integran la comunidad escolar.
Notas
1
Proyecto de Investigacin denominado Percepciones de los alumnos sobre el trabajo y rol de los profesores de Escuela Media, en diversos contextos institucionales y socio-econmicos de la provincia del
Chaco, realizado desde el 1 de marzo de 2008 hasta el 1 de marzo de 2009, bajo la direccin de la profesora Mara Delfina Veirav. Secretara General de Ciencia y Tcnica, UNNE.
Esta investigacin forma parte del Proyecto Configuraciones y significados del trabajo docente en instituciones de nivel medio en contextos rural, urbano e intertnico de la provincia del Chaco. (P.I.
197/08. Instituto de Investigaciones Educativas, PICTO-UNNE, Facultad de Humanidades. Direccin:
Prof. Mara Delfina Veirav).
FLACSO Virtual (2011) Seminario de Posgrado: La educacin secundaria: principales temas y problemas en perspectiva latinoamericana. Clase 6. Arroyo, M. y Poliak, N.
3
Estos conflictos derivaron en medidas por parte del gobierno como el descuento por das no trabajados
y Fondo Estmulo por presentismo, que a su vez fueron criticadas por los dirigentes de los gremios docentes, extendiendo as el conflicto con reiterados y sucesivos paros docentes. Esta situacin sumada a
otras, como la Campaa de Lucha contra el Dengue, o las Jornadas de Capacitacin Docente, deriv en
la interrupcin de una cantidad importante de das de clase. Fuente: http://www.diariochaco.com. Consultada el 25 de abril de 2011.
Referencias bibliogrficas
BOLIVAR BOTIA, A., Fernadez Cruz,M., Molina Ruiz,E. (2004).Investigar la identidad del profesorado:
una triangulacin secuencial. En: Forum Qualitative Social Research, Vol 6, No. 1, Art. 12 Enero
2004
DUBET, F (2010) Crisis de la trasmisin y declive de la institucin. En Revista Politica y Sociedad, Vol
47 Nro2. Disponible en: http://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/view/22724
FLACSO Virtual (2011) Seminario de Posgrado: La educacin secundaria: principales temas y problemas
en perspectiva latinoamericana. Southwell, M. Material de estudio. Clase 1.
FLACSO Virtual (2011) Seminario de Posgrado: La educacin secundaria: principales temas y problemas
en perspectiva latinoamericana. Arroyo, M. y Poliak, N. Material de estudio. Clase 6.
KANTOR, D. (2012) Variaciones para educar adolescentes y jvenes. Paran; Ed. Fundacin La Hendija.
MEIRIEU, P (2006). El significado de educar en un mundo sin referencias. Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa de la Nacin Direccin Nacional de Gestin Curricular y Gestin Docente. rea de
Desarrollo Profesional Docente. Buenos Aires.
NBILE, M. (2011) Redefiniciones de la relacin docente-alumno: una estrategia de personalizacin de
los vnculos. En: Tirmaonti, G. (dir.) Variaciones sobre la forma escolar: lmites y posibilidades de
la escuela media. Rosario: Homo Sapiens.
OLIVERA ANDRADE, D. (2003). Reformas educacionais na Ameriaca latina e os Trabajadores Docentes.
Autentica Editora, Belo Horizonte.
OLIVERA ANDRADE, D. PINI, M. y FELDFEBER, M. (2011). Politicas Educacionais e Trabajo Docente.
Perspectiva Comparada. Fino Traco Editora, Belo Horizonte.
TENTI FANFANI, E. (2009) La enseanza media hoy: masificacin con exclusin social y cultural.
En: Tiramonti, G. y Montes, N. (comp.) La escuela media en debate. Problemas actuales y perspectivas desde la investigacin. Buenos Aires: Manantial
VEIRAV, D.; OJEDA M.; NUEZ, C. y DELGADO, P. (2008) Nuevas configuraciones del trabajo do-
cente del nivel medio. Prcticas dispersas, diversas y a la intemperie. Artculo publicado
en el libro de resmenes y CD del VII Seminario de la Red de estudios sobre trabajo docente
(REDESTRADO) Nuevas regulaciones en Amrica Latina. CLACSO. Facultad de Filosofa y Letras.
Universidad de Buenos Aires
VEIRAV, D. y AMUD, C. (2011). Miradas de los estudiantes de nivel medio sobre el trabajo del profesor
en diversos contextos institucionales y socioeconmicos de la ciudad de Resistencia. Articulo publicado en CD-ROM, I Seminario Nacional de la REDESTRADO: Trabajo y formacin docente en
Argentina: debates sobre la poltica educativa actual. REDESTRADO/CLACSO. UNNE, Facultad de
Humanidades. ISBN: 978-950-656-138-3.
VEIRAV, D.; DELGADO, P.; OJEDA, M. y NUEZ, C. (2010). Comprender el trabajo docente en escuelas
medias pblicas de la Argentina: aproximaciones tericas para analizar su complejidad. VIII Seminario Internacional REDESTRADO Educacin y trabajo docente en el nuevo escenario latinoamericano. Entre la mercantilizacin y la democratizacin del conocimiento. Red de Estudios sobre
Trabajo Docente, CLACSO. Lima, Per. Agosto de 2010. 14 pp.
65
66
entonces se consideraba que el docente enseaba por vocacin y se lo tomaba como un funcionario que
deba servir al Estado. Por otro lado, esto constituy a la docencia como un trabajo estable, con un salario asegurado lo que facilit su rpido crecimiento (Birgin, 2000).
Hacia fines del Siglo XX, tuvieron lugar una serie de cambios realizados en el mbito de la poltica
educacional que generaron formas diferentes de regulacin social en relacin al gobierno de los individuos.
Retomando lo planteado por Birgin (2000) se produjo un aumento en el nivel de individualizacin de las
medidas tomadas sobre el sector docente. De esta manera, la responsabilidad se desplaz del centro del
sistema a la base, y ms especficamente a cada sujeto. El Estado mantuvo una funcin trascendente,
adquiriendo un rol evaluador el cual fue desempeado fundamentalmente como estrategia de control.
Estas regulaciones de la poltica educacional fueron implementadas en gran parte de Amrica Latina
provocando una reestructuracin del trabajo docente. La descentralizacin y los cambios introducidos en
la gestin escolar, relacionados con el modelo de instituciones autnomas y responsables por los resultados, provocaron cambios en las condiciones de trabajo de los docentes. Dos consecuencias de ello
fueron la intensificacin y la precarizacin de las relaciones de trabajo. La primera se relaciona con el
extensin de la jornada laboral cuyas razones fueron el aumento de responsabilidades de los docentes
como consecuencia de la reformas, y los bajos niveles salariales que los llevaron a aumentar la cantidad
cargos (Oliveira, 2006). La precarizacin del trabajo se inscribe en un proceso ms amplio desarrollado
en la dcada de los '90 que fue la reforma laboral. La misma tuvo sus efectos en el trabajo docente en
donde se pusieron en cuestin los estatutos que lo regulan. De este modo se intentaron implementar
medidas tendientes a la flexibilizacin laboral. Se propuso definir el salario docente segn los resultados
y capacitacin, se intentaron introducir mecanismos competitivos en la seleccin de los docentes e incluir criterios eficientistas de desempeo en lo referido a la estabilidad laboral (Saforcada, Migliavacca y
Jaimovich, 2006). A este debate se sum el imperativo de la profesionalizacin, que buscaba la
"reconversin docente" para adecuarlos al nuevo modelo de gestin institucional y para formarlos en los
nuevos contenidos (Feldfeber, 2000). De esta manera, los docentes estuvieron en el centro de la escena. Durante la reforma, ellos fueron uno de los objetos de cambio pero sin ser tenidos en cuenta como
sujetos de cambio, al no haber sido interpelados a la participacin en la definicin de las transformaciones (Torres, 2000).
Estos debates y orientaciones polticas generaron una ruptura del imaginario clsico del docente. En
l se apelaba a una identidad homognea que fue producto de las polticas implementadas en el proceso
de consolidacin del sistema educativo. A partir de los 90, tras un fuerte proceso de reforma del estado, la configuracin de la identidad docente se construye en un escenario de desigualdad social y fragmentacin educativa (Birgin, 1999).
En la etapa post 90 se produjo una recreacin de la capacidad de intervencin estatal (Novick de
Senn Gonzlez, 2008) suscitando una renovacin tanto en la legislacin educativa como en las formas
de pensar y ejecutar la poltica pblica. El saber tcnico, que fue la base de las transformaciones en los
90, dej de tener centralidad y la dimensin poltica obtuvo un lugar preponderante para pensar los
problemas sociales. Esta nueva etapa poltica se manifiesta en gran parte de la regin latinoamericana,
donde muchos gobiernos se caracterizan por una oposicin al Consenso de Washington y a las polticas
neoliberales (Feldfeber, 2010).
En este contexto se sancionaron una serie de leyes que contribuyen a dar un nuevo marco legislativo
que influye es aspectos relacionados al trabajo docente. Entre las medidas ms destacadas se encuentran el establecimiento de paritarias docentes a nivel nacional, la posibilidad de que la Nacin asista financieramente a las jurisdicciones que no puedan pagar salarios docentes y el aumento de la inversin
en educacin indicando como uno de los objetivos la mejora en las condiciones laborales y salariales de
los docentes. Estas medidas manifiestan un posicionamiento del Estado Nacional como responsable principal de lo referido a estos asuntos y plantean un nuevo escenario para pensar al trabajo docente.
A partir de la sancin de la Ley de Educacin Nacional (2006), la educacin secundaria comenz a
ser obligatoria. Este hecho gener la necesidad de implementar cambios para garantizar la inclusin, el
acceso y la terminalidad de los estudios secundarios. Los lineamientos y orientaciones de estas transformaciones son definidos, segn lo establecido en la LEN, en el mbito del Consejo Federal de Educacin.
Estas transformaciones suponen tambin nuevas formas de pensar el rol docente, sus tareas y sus condiciones laborales.
La obligatoriedad signific una transformacin en el sentido de la educacin secundaria. En sus orge67
68
nes, la educacin media se conceba como etapa de preparacin para los estudios superiores y estaba
destinada a una lite social. Esto gener la consolidacin de un formato escolar determinado, articulando elementos tanto educativos, como administrativos y morales que lograron delinear una matriz propia2 (Southwell, 2011). El establecimiento de la obligatoriedad supone una reformulacin de la escuela
secundaria tal y como se constituy histricamente. En este sentido, las Resoluciones del Consejo Federal de Educacin (2009) definen diversos lineamientos polticos en torno a instaurar las bases de una
nueva institucionalidad para la educacin secundaria. En ellos se asume la necesidad de modificar las
estructuras curriculares rgidas a travs de una diversificacin y flexibilizacin de los espacios de formacin. Asimismo, en relacin al trabajo docente, se plantea la creacin de nuevas relaciones y formas de
trabajo al interior de las instituciones. Para ello, se decide modificar las condiciones estructurales que
producen la fragmentacin actual del trabajo docente (Res. CFE N 84/09, art. 105) proponiendo la
jerarquizacin de su labor y el desarrollo de polticas de formacin.
Entre algunas de las estrategias planteadas en la LEN y desarrolladas en dichas Resoluciones se encuentran:
1- La promocin de polticas de participacin efectiva de los docentes en los debates y definiciones
sobre los cambios en la escuela secundaria y en el trabajo docente.
2- El acuerdo en criterios comunes sobre el ingreso a la docencia y las trayectorias laborales docentes. As como tambin el desarrollo de dos opciones en relacin a la carrera docente: una a travs
del desempeo en el aula y otra a travs del desempeo en funciones directivas o de supervisin.
3- La realizacin del pasaje a un puesto de trabajo apoyado en la asignacin de horas institucionales
y con diferentes tipos de dedicacin horaria para ejercer la enseanza, la participacin institucional y
otras funciones acordadas.
Estos lineamientos plantean una transformacin respecto de la concepcin del trabajo docente. Si
bien an no se han implementado de manera concreta, estas propuestas forman parte de los debates
que se encuentran en el escenario actual. Analizar el puesto de trabajo docente, el uso del tiempo de los
profesores de la secundaria y las percepciones que tienen sobre ello no puede realizarse dejando de lado las actuales regulaciones para la nueva educacin secundaria.
El docente como trabajador
En este apartado desarrollaremos un abordaje del docente en tanto trabajador. Un trabajador que,
como vimos anteriormente, se desempea en un mbito que se encuentra regulado por disposiciones y
polticas, impulsadas por el Estado en sus diversos niveles, que controlan e influencian su labor diaria.
Tal como lo plantea Barroso (2005) la regulacin en el campo de la poltica educativa, es considerada
como una produccin de reglas del juego que ponen un lmite y orientan las acciones de los sujetos,
aunque no las determinan.
Asimismo, el docente realiza su tarea diaria en una institucin que no est libre de disputas y cuyos
actores poseen una diversidad de motivaciones que orientan sus acciones. As, la perspectiva de la micropoltica que se da al interior de la institucin escolar, desarrollada por Ball (1989), es una dimensin
relevante a la hora de darle sentido a las acciones de los sujetos que la integran. Acciones que no siempre son promovidas por motivaciones polticas o conscientes.
Bajo estas regulaciones el docente desarrolla tu tarea, toma decisiones y construye ciertas concepciones y percepciones respecto de su trabajo. Para poder profundizar sobre la estructuracin de las
prcticas docentes es importante tambin desarrollar la perspectiva del docente como trabajador. Un
trabajador de la educacin que realiza dicha actividad para poder reproducir su vida a partir de la obtencin de un sueldo. Para ello tomamos las conceptualizaciones realizadas por Martnez Bonaf (1998)
quien parte de los estudios desarrollados por Marx en relacin al trabajo.
La capacidad de ensear de los profesores es su fuerza de trabajo, entendiendo por ella la capacidad
de realizar un trabajo til para otro, para la sociedad. La enseanza como actividad laboral requiere de
una energa vital a la que se le debe aadir conocimientos y destrezas determinadas. El docente, entonces, cuando gana un concurso o toma horas en una escuela est vendiendo su fuerza de trabajo a cambio de un salario. En ese intercambio opera el mercado en donde se manifiesta el valor de uso del docente con sus cualificaciones especficas. Por tanto una vez que el profesor vende su fuerza de trabajo a
los fines de poder reproducir sus condiciones de vida, sta ya no le pertenece y a cambio recibe un salario. El valor de uso del trabajo docente como mercanca, es decir una vez que se ofrece en el mercado
laboral, depende de las demandas y necesidades que existan all para fijar su valor. Estas definiciones
son importantes para pensar algunos lmites y posibilidades del trabajador docente. El trabajo, as entendido, regula tambin las funciones posibles de un profesor. Por ello, para poder pensar en las acciones y percepciones de los docentes es fundamental conocer cmo est estructurado su puesto laboral.
Partimos de la premisa que el tiempo de trabajo docente forma parte de sus condiciones laborales, y por
lo tanto, de su actividad como trabajador que vende su fuerza de trabajo por un salario.
Martnez Bonaf en su anlisis conceptual sobre el puesto de trabajo docente (1998), plantea la importancia de analizar la estructuracin de las prcticas docentes. Desde su perspectiva la estructura del
puesto de trabajo consta de las condiciones que regulan directamente las prcticas de enseanza de un
profesor. Se trata de todas las condiciones que configuran las pautas de trabajo del docente en el aula y
en la escuela. Para poder llevar a cabo este anlisis, el autor desarrolla ocho claves de interpretacin de
las condiciones que regulan la estructura de trabajo del profesor: 1-las polticas, 2- los discursos, 3- las
agencias, 4- los escenarios, 5- las culturas, 6- el mercado, 7- las prcticas y 8- las resistencias. Si bien
todas estas claves contribuyen a la comprensin de las prcticas docentes, aqu profundizaremos sobre
las claves que aportan ms concretamente al desarrollo del tema de tesis.
Una de ellas son las polticas, refirindose principalmente a la normativa que regula la actividad terica y prctica del docente. No slo se trata de leyes sino tambin de otro tipo de disposiciones administrativas o textos oficiales que intervienen en las pautas de trabajo cotidiano. Esta normativa plantea unas
reglas de juego de la participacin democrtica y de las relaciones sociales al interior del sistema, demostrando relaciones de poder en el sistema educativo. Otra clave son los discursos que legitiman social y
culturalmente una prctica. Distingue dos tipos de discursos: el tcnico-administrativo que se vincula a un
discurso experto, que se define como objetivo y apoltico pero que fragmenta la realidad. El discurso
deliberativo, en cambio, tiene en cuenta la complejidad de la realidad y el conflicto que all se desarrolla y
se caracteriza por la crtica a los mecanismos burocrticos. Los discursos deben ser concebidos como el
mismo ejercicio del poder, por lo cual tienen consecuencias concretas sobre las prcticas docentes. Otra
clave de anlisis central son los escenarios ya que se refiere al contexto espacio-temporal de las prcticas. No slo se refiere al espacio temporal de la representacin sino tambin, a las significaciones subjetivas con las que se caracteriza dicho contexto. En esta clave se destaca el valor del tiempo, teniendo en
cuenta tanto su condicin de contexto como las concepciones subjetivas que tienen de l los sujetos.
Todas las claves de interpretacin influyen en las prcticas docentes, pero a la vez, las prcticas mismas son una clave en s. Para ello el autor propone la identificacin del conjunto de funciones y tareas
de la actividad docente. En esta identificacin se debe distinguir y clarificar dnde comienza el mbito
descriptivo y dnde el normativo, es decir lograr analizar las formas de regulacin de las tareas, teniendo en cuenta que las realidades no siempre se condicen con lo establecido.
El tiempo como elemento estructurador de las prcticas docentes
El tiempo limita y da forma a toda la actividad docente. Se presenta como una dimensin central en
la propia configuracin del trabajo de un profesor. En palabras de Hargreaves La relacin entre el tiempo y el docente se sita en un nivel an ms profundo. El tiempo es una dimensin fundamental a travs de la cual construyen e interpretan su trabajo los propios profesores, sus colegas y quienes lo regentean y supervisan. Para el docente, el tiempo no slo constituye una restriccin objetiva y opresora,
sino tambin un horizonte de posibilidades y limitaciones subjetivamente definidas (1996:119) Es decir, el tiempo define pautas objetivas en la estructuracin del trabajo que influyen en el propio profesor
y en el resto de los actores que intervienen de alguna manera en la actividad docente. Por otro lado, el
tiempo no slo brinda una limitacin de su trabajo (y un horizonte de produccin, como contracara) sino
que adems ello genera una serie de percepciones subjetivas que hacen a la misma concepcin del
tiempo. Para profundizar en estas conceptualizaciones, presentaremos las diferentes dimensiones que
tiene el tiempo segn Hargreaves.
El tiempo tcnico-racional es concebido como un recurso que puede manipularse segn las necesidades. Esta perspectiva corresponde a la racionalidad tcnica y se aplica generalmente desde la accin
administrativa. Bajo esta lgica se separan los medios de los fines para poder identificar de manera instrumental los modos de lograr determinados objetivos. As, el tiempo es una variable objetiva que puede ser manipulada para lograr las metas definidas previamente.
El tiempo micropoltico, se refiere a la interpretacin de la distribucin de los tiempos al interior de la
69
70
institucin escolar. Dicha distribucin no es aleatoria o casual, sino que responde a niveles de status y a
configuraciones de poder. La mayor carga horaria de ciertas asignaturas, por ejemplo, o la definicin de
ellas en horarios claves responden a criterios acadmicos que las definen como asignaturas de mayor
status. Por otro lado, el desempeo del docente al interior del aula se considera una tarea de menor
status que la realizacin de tareas por fuera de ella (como tareas de planificacin, organizacin o coordinacin). Desde el significado micropoltico se concibe que el docente que se encuentra ms alejado del
aula goza de un espacio de mayor poder.
Otra dimensin es la fenomenolgica que representa la interpretacin subjetiva del tiempo. Se refiere al sentido interno que cada persona tiene respecto del tiempo, que puede ser diferente al que se
marca objetivamente a travs del reloj, y que tiene que ver con las vivencias de los sujetos. As, las variaciones de las percepciones del tiempo entre las personas pueden relacionarse con los mundos privados de cada uno: qu tareas desarrollan, qu roles desempean, que proyectos tienen.
Hargreaves (1992), retomando a Edward Hall, define dos concepciones del tiempo, la monocrnica y
la policrnica. Quienes operan en un marco monocrnico se centran en la realizacin de las tareas,
desarrollando una accin a la vez y atravesando etapas progresivamente. Hay una prioridad por completar el horario y las tareas y se le da menor importancia a las particularidades del contexto. Quienes
se mueven bajo una concepcin del tiempo policrnica, en cambio, desempean varias tareas a la vez.
Se centran en completar satisfactoriamente el trabajo y mantienen una sensibilidad especial hacia el
contexto. Desde esta perspectiva, las relaciones son ms importantes que las tareas. El tiempo policrnico est orientado hacia las personas.
Estas dos concepciones manifiestan formas diferentes de percibir el tiempo y por lo tanto, modos
diferentes de trabajar. En general, los esquemas de tiempo monocrnicos se identifican ms con lgicas
tcnico-racionales y con percepciones desde los administradores. La policrnica, muchas veces se relaciona ms con el modo de trabajar de los docentes. A partir de esto pueden explicarse muchas de las
dificultades en la aplicacin de cambios educativos.
Una cuarta dimensin es la del tiempo fsico. Aqu el autor hace hincapi en aclarar la relatividad del
tiempo fsico. No existen leyes naturales o datos objetivos que establezcan qu es el tiempo. Por el contrario, el tiempo es una construccin humana, una convencin social que sirve para organizar nuestras vidas.
Por ltimo, est la dimensin sociopoltica. A partir de ella se pueden comprender las relaciones y
diferencias de las concepciones del tiempo que tienen los actores en el sistema educativo. En esta dimensin se identifican dos aspectos complementarios importantes: la separacin y la colonizacin.
La primera refiere a la separacin entre las percepciones del profesor y el administrador. Estas diferencias se deben al uso de concepciones diferentes respecto del tiempo. Los administradores al partir de
una mirada monocrnica esperan que los cambios que fueron elaborados y establecidos por ellos mismos se desarrollen en un tiempo ms acelerado. Quienes piensan e implementan los cambios cuanto
ms alejados se encuentren del aula ms aumenta la tendencia a considerar que el tiempo de las
transformaciones debe ser corto. Por otro lado, los profesores que experimentan en el aula una realidad
policrnica, sienten la presin de estos cambios acelerados y tienden a aplicarlos en un tiempo ms lento. As esta separacin crea profundas y complejas diferencias sobre la perspectiva del tiempo de los
administradores y los profesores. La base del conflicto de esta situacin radica en las estructuras bsicas de responsabilidades y capacidad de tomar decisiones que tienen los administradores y profesores.
La disputa se basa, entones, en espacios de poder y en los alcances del trabajo de los profesores.
La colonizacin es el aspecto por el cual los administradores logran acercarse a los profesores, de
una manera un tanto coactiva. Se trata de la capacidad de los administradores de tomar posesin del
tiempo de los profesores para sus propios objetivos. Es decir, cuando los docentes ven colonizado parte de su tiempo privado para tareas administrativas. As el tiempo que antes administraba el docente,
ahora se vuelve visible y por lo tanto susceptible de ser supervisado.
Lo que sucede en procesos de reforma o en etapas de implementacin de transformaciones en el
sistema educativo es una expresin de estas tensiones. La perspectiva del tiempo de los administradores logra en general imponerse como la hegemnica, haciendo que se la considere como la nica vlida.
Esta imposicin tiene implicancias concretas en las prcticas de los profesores, colonizando parte de su
tiempo y por ende, interviniendo en sus modos de trabajar.
Un autor que aborda esta cuestin es Antonio Viao quien realiza una descripcin de los perfiles de
aquellos que llama reformadores y de los profesores (2002:90). Desde su perspectiva las diferentes
72
espacios y nuevas actividades y los lmites que les son impuestos por las condiciones de su trabajo. Las
diferentes dimensiones del tiempo son una herramienta beneficiosa para comprender en su complejidad
el trabajo de los docentes.
La capacidad estructurante del tiempo en las prcticas laborales genera ciertas implicancias que pueden ser analizadas desde un plano subjetivo, micropoltico, social o desde las expectativas de la burocracia administrativa. Todas estas dimensiones se condensan en las prcticas docentes y generan un
efecto que impacta tanto en su trabajo como en su vida privada.
Nos interesa sealar algunos desafos en la comprensin del uso del tiempo en las prcticas docentes.
Por un lado, comprenderlo como un elemento que marca lmites pero que a la vez tiene una capacidad
productiva que representa un horizonte de posibilidades. Comprender asimismo, la complejidad del trabajo docente partiendo de la perspectiva policrnica con la que se desempean y las posibilidades creativas
que ello asume. Por ltimo, nos interesa sealar el desafo tal vez ms difcil, de lograr una mejora en las
condiciones laborales sin que se ejerza una colonizacin del tiempo de los docentes y que por el contrario
la mejora en las condiciones laborales se logre con la participacin de los docentes como trabajadores.
Notas
1
Lic. en Sociologa. El presente artculo constituye un avance sobre mi trabajo de tesis, la cual se inscribe en una de las lneas de trabajo del proyecto de investigacin UBACyT Polticas educativas en el
nuevo escenario latinoamericano. Las disputas por la construccin, apropiacin y legitimacin del conocimiento, dirigido por Myriam Feldfeber. Este proyecto integra la programacin 2011-2014 de la Secretara de Ciencias y Tcnica de la Universidad de Buenos Aires.
2
Aquellos rasgos caractersticos son la organizacin del saber escolar en asignaturas, su enseanza simultnea, la formacin docente organizada bajo esas asignaturas, la graduacin de la enseanza, la
separacin de los estudiantes por edades, un curriculum generalista y enciclopdico, la presencia de una
lgica meritocrtica y la existencia de dispositivos de evaluacin (Southwell, 2011:47)
Referencias bibliogrficas
Ball, Stephen (1989) "La micropoltica de la escuela: hacia una teora de la organizacin escolar" Barcelona, Paidos.
Barroso, Joao (2005) "El estado, la educacin y la regulacin de las polticas pblicas" Educ. Soc., Campinas, vol. 26, n. 92, p. 725-751, disponible en <http://www.cedes.unicamp.br>
Birgin, Alejandra (1999) "El trabajo de ensear. Entre la vocacin y el mercado: las nuevas reglas del
juego". Troquel, Buenos Aires.
Birgin, Alejandra (2000) "La docencia como trabajo: la construccin de nuevas pautas de inclusin y
exclusin" en La ciudadana negada. Polticas de exclusin en la educacin y el trabajo. Gentilli y
Figotto comp. Clacso, Buenos Aires. Disponible en: http://168.96.200.17/ar/libros/educacion/
birgin.pdf
Feldfeber, Myriam (2000) Una transformacin sin consenso: apuntes sobre la poltica educativa del gobierno de Menem. En Versiones, N 11, Secretara de Extensin Universitaria, Universidad de
Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativa, Buenos Aires.
Feldfeber, Myriam (2010) "De la profesionalizacin al desarrollo profesional. Algunas notas para pensar
las polticas de formacin docente". En Oliveira y Feldfeber (comp) Polticas educativas y trabajo
docente. Nuevas regulaciones nuevos sujetos?, Novedades Educativas, Buenos Aires
Hargreaves, Andy (1996) Profesorado, cultura y posmodernidad: cambian los tiempos, cambia el profesorado Ediciones Morata, Madrid.
Hargreaves, Andy (1992) El tiempo y el espacio en el trabajo del profesor Revista de Educacin, N
298, p.31-53.
Martnez, Deolidia (2001) Abriendo el presente de una modernidad inconclusa: treinta aos de estudios
del trabajo docente LASA, Latin American Studyes Association XXIII International Congress, Washington DC.
Martnez Bonaf, Jaume (1998) Trabajar en la escuela: profesorado y reformas en umbral del siglo
XXI Mio y Dvila, Buenos Aires.
Novick de Senn Gonzlez, Silvia (2008) Poltica, leyes y educacin. Entre la regulacin y los desafos
de la macro y micro poltica. En Perazza, R. (Comp.) Pensar lo pblico. Notas sobre la educacin
y el Estado. Aique, Buenos Aires.
Oliveira, Dalila (2006) "El trabajo docente y la nueva regulacin educativa en Amrica Latina" en Polticas educativas y trabajo docente. Nuevas regulaciones, nuevos sujetos? Feldfeber y Oliveira
comp. Noveduc, Buenos Aires Mxico.
Resolucin Consejo Federal de Educacin N 84/09.
Resolucin Consejo Federal de Educacin N 88/09.
Resolucin Consejo Federal de Educacin N 79/09
Saforcada, Fernanda, Migliavacca, Adriana y Jaimovich, Anala (2006) Trabajo docente y reformas neoliberales: debates en la Argentina de los 90. En Feldfeber M. y Oliverira D. A. (comps) Polticas educativas y trabajo docente. Nuevas regulaciones nuevos sujetos?, Novedades Educativas, Buenos Aires.
Saforcada, Fernanda (2009) Las polticas de autonoma escolar en la dcada del 90: el caso Nueva Escuela Argentina para el siglo XXI Tesis de maestra, Flacso.
Southwell, M. (2011) La educacin secundaria en Argentina. Notas sobre la historia de un formato, en
Tiramonti, G. (Dir.) Variaciones sobre la forma escolar. Lmites y posibilidades de la escuela media, Homo Sapiens, Rosario.
Torres, Rosa Mara (2000b) Reformadores y docentes: el cambio educativo atrapado entre dos lgicas.
En Los docentes, protagonistas del cambio educativo. Convenio Andrs Bello/Cooperativa del Magisterio de Colombia, Bogot.
Viao, Antonio (2002) Sistemas educativos, culturas escolares y reformas. Continuidades y cambios
Ediciones Morata, Madrid.
73
74
invisibilizada la naturaleza colectiva del trabajo y castrada su potencia creadora (GONZALEZ, 2009).
Estas dos dimensiones, dialcticamente vinculadas, que tiene el trabajo organizado por el capital
producen en el trabajador consecuencias distintas: en su dimensin concreta, creadora, el trabajo tiene
la potencialidad de desarrollar las capacidades de quien trabaja y es instrumento de socializacin; en su
dimensin abstracta, el trabajo limita el despliegue de sus posibilidades, lo cosifica, lo embrutece, lo
deshumaniza.
Seguramente el anlisis del trabajo realizado por Marx en el siglo XIX, en el contexto del desarrollo
alcanzado en ese momento por el capitalismo y con centralidad en el trabajo industrial, requiere de revisiones crticas, precisiones y resignificaciones para poder ser utilizados en el anlisis del trabajo de los
docentes. Y probablemente hagan falta elaborar otras categoras que den cuenta de las particularidades
que tiene este campo de la produccin social que es la educacin, entre otras: el tipo de produccin y la
naturaleza de sus productos; el lugar de los sujetos en los procesos de trabajo; el objeto de trabajo
(el conocimiento); y, sobre todo, la relacin con el Estado y con el espacio de lo pblico.
Pero ms all de los necesarios desarrollos, la concepcin dual del trabajo -como productor del mundo y de lo humano, y, en su forma de empleo asalariado, como medio de alienacin y explotacin- es,
en manos de los trabajadores docentes un instrumento estratgico tanto para orientar las luchas por las
condiciones y el sentido del trabajo de educar, como para reconocer, valorar y potenciar el carcter colectivo y creador de lo que producen en las escuelas, y el aporte especfico que hacen a la produccin de
la vida social (MARTINEZ, 1992).
En el plano ms concreto e inmediato de la accin sindical, la construccin de conocimiento sobre el
hacer docente y la educacin pblica desde esta perspectiva del trabajo, constituye una herramienta
central a la hora de disputar su transformacin emancipadora en los distintos mbitos (paritarios, legislativos, institucionales, etc.) que con la lucha se van conquistando.
La complejidad del trabajo
Una de las cuestiones que consideramos frtil explorar en esta direccin es la consideracin de la
complejidad que tiene el proceso de trabajo docente.
En cualquier trabajo la complejidad est determinada, bsicamente, por la cantidad de variables que
los trabajadores tienen que manejar en ese trabajo, por la simultaneidad en que se presentan estas variables y por la cantidad y tipo de decisiones que tienen que tomar en relacin a cada una de estas variantes.
En una primera mirada sobre el trabajo de los docentes, se puede constatar un permanente interactuar y tomar decisiones en relacin a multiplicidad de sujetos alumnos, otros docentes, familias, miembros de otras instituciones vinculadas con la escuela, etc.- en diversidad de situaciones ulicas, institucionales comunitarias-, y poniendo en juego diferentes campos de conocimiento: el disciplinar, el didctico el psicolgico, el sociolgico, etc. Cada una de estas variables, es necesario considerarlas, a su vez,
en su atravesamiento por este tiempo histrico. Por ejemplo: los sujetos -todos los sujetos y no slo los
alumnos- fragmentados en sus identidades y permeados por los valores que impone el mercado y los
medios de comunicacin de masas; las situaciones condicionadas por el deterioro de los lazos sociales e
inditas manifestaciones de violencia de distintos tipos; los conocimientos en vertiginosos cambios, con
dinmicas de cruces e hibridacin y revolucionamientos tecnolgicos.
Agudizando la mirada sobre las variables que hacen a esta complejidad se puede apreciar que:
La interaccin con mtliples sujetos tiene una pluridimensionalidad (PIOT, 2008): es cognitiva, pero
es tambin afectiva, es fsica, es social -porque en tanto los que intervienen son sujetos sociales ah se
estn jugando las relaciones sociales-, y es histrica en el sentido de que en esa interaccin en el aqu
y ahora de la clase est jugando lo ya sucedido en el trayecto realizado por ese grupo humano y tambin las expectivas sobre lo que ir a suceder .
Las mltiples situaciones en las que los docentes se desempean (alica, institucional, comunitaria)
estn conformadas por particulares condiciones materiales y simblicas que determinan en gran medida los recursos y las limitaciones para la accin; pero adems estn intrnsecamente caracterizadas por
una irreductible indeterminacin; son fluidas, cambiantes, imprevisibles (DOMINGO, 2012) . Esta incertidumbre sobre el suceder de las situaciones es, entre otras cosas, producto de la propia naturaleza del
trabajo docente que tiene que ver, precisamente, con modificar lo dado; pero, al mismo tiempo, esa
incertidumbre tambin tiene que ver con que los productos de este trabajo: esas modificaciones que se
75
76
propone hacer sobre lo dado -los aprendizajes- no son algo fcilmente visible, constatable, en lo inmediato, ya que tiene que ver con la transformacin de los sujetos.
Finalmente, esos mltiples saberes que los docentes ponen en juego son, adems, de distinto tipo
(TARDIF, 2004). Necesitan contar con saberes tericos: los contenidos de enseanza (dimensin curricular y programas), los conocimientos acerca de la educacin, de la enseanza, de los alumnos, de los
grupos, de las comunidades, y la didctica de las disciplinas que ensea; es decir, todo aquello acerca
de las propiedades de un objeto o de una situacin, y que es relativamente estable aunque cada vez
menos. Pero necesita, tambin, hacerse de una inteligencia prctica, de aquello que es til para la accin, un saber pragmtico que le permita anticipar las situaciones, articular un cierto repertorio de recursos, conducir la accin de forma eficaz. Es una facultad de actuacin especfica, que se distingue del
estricto saber discursivo e implica saber qu hacer, saber cundo hacerlo, saber cmo hacerlo; un tipo
de inteligencia ligada a la astucia y desarrollada en la prctica a partir de enfrentar obstculos y de
recuperar de lo ya hecho aquello que permita anticipar cuestiones y prever ciertos resultados.
Y profundizando an ms la mirada podemos advertir otra caracterstica sustancial de este trabajo: a
lo largo de un proceso de trabajo fuertemente tensionado por la imprevisibilidad que supone una interaccin -siempre singular -entre sujetos diversos y saberes diversos, el docente est permanentemente tomando decisiones. Pero justamente por la multiplicidad y simultaneidad de variables que parecen en el
aqu y ahora de la accin, debe necesariamente seleccionar sobre qu aconteceres, sobre qu informacin, sobre qu signos e indicios focaliza su atencin y toma decisiones; es decir hay un fuerte trabajo de
interpretacin. Hace mucho a este aspecto hermenutico del trabajo el lugar central que tiene la comunicacin verbal en el trabajo docente, porque ell dilogo supone reglas no explcitas que en una comunidad
determinada dirigen la conversacin entre los individuos; las mismas palabras pueden tener distintos
significados segn la forma de expresin, la entonacin, el volumen, hasta el cundo y dnde se las dice.
Este componente hermenutico hace a la complejidad del trabajo, sobre todo por la inmediatez que
muchas veces requieren las decisiones, y cuando, adems, en esas decisiones, el trabajador tiene que
tener presentes e interpretar las mltiples regulaciones que existen sobre su trabajo: regulaciones formales y especficas -las leyes de educacin, el estatuto del docente, los reglamentos y circulares, los
programas, los documentos curriculares, el proyecto institucional, etc.- pero tambin regulaciones generales -por ejemplo, el Cdigo Penal, las Leyes de proteccin de los derechos de nios y adolescentes, de
identidad de Gnero, etc. - e incluso elementos informales de regulacin que estn operando -a menudo
invisibilizados- desde las tradiciones de la cultura escolar, desde la agenda que los medios dominantes
imponen, desde los prejuicios sociales, desde el sentido comn de las comunidades.
A falta de investigaciones que indaguen en produndidad el tema, es posible advertir que esta enumeracin, provisional, de variables y componentes que hacen a la complejidad del trabajo aporta elementos para identificar las condiciones materiales y simblicas que son necesarias en las instituciones para
que los trabajadores docentes puedan afrontar este trabajo. Y a partir de esta identificacin se puedan
generar y argumentar demandas y propuestas que transformen concretamente las realidades.
Una de esas condiciones, fundamental, es contar con un conocimiento lo ms especfico y preciso
posible de los sujetos con los que se trabaja, de la singularidad de las situaciones ulicas, institucionales
y comunitarias en que se desarrolla el trabajo y de las formas particulares que asumen en ese contexto
los procesos de conocimiento.
Y este conocimiento especfico, situado, contextual, no puede sino ser producido en el propio lugar
de trabajo y por los propios trabajadores que interactan en y con ese contexto. El conocimiento producido por las disciplinas, el producido por la investigacin educativa, por s, no alcanza a dar cuenta de la
complejidad que se presenta en cada lugar concreto de trabajo. No se trata -como muchas veces se
piensa- de bajar el conocimiento disciplinar, el conocimiento didctico, el conocimiento psicolgico,
etc, al aula; se trata de producir interactuando, por supuesto, con todos esos campos del saber- conocimientos situados que permitan afrontar la particular complejidad que tiene -en cada puesto de trabajo
y en cada contexto- el trabajo de educar.
Para que la escuela pueda producir ese conocimiento situado, indispensable para afrontar la complejidad del
trabajo, necesita una organizacin escolar que rompa con la fragmentacin e individualizacin del trabajo y garantice espacios y tiempos para el trabajo colectivo, donde los trabajadores docentes intercambien saberes y experiencias, interrogantes y expectativas; donde puedan elaborar diagnsticos compartidos, acordar criterios, formular proyectos, reflexionar crticamente sus prcticas, recuperar y sistematizar los nuevos saberes producidos.
Espacios y tiempos de trabajo colectivo pero tambin polticas educativas que contemplen acompaamiento, asesoramiento, capacitacin, para poder desarrollar procesos colectivos de produccin de
conocimientos. El trabajo en equipo, el trabajo grupal, no es algo espontneo, que se da simplemente
porque un grupo de personas estn juntas en un tiempo y en un espacio; requiere de ciertos conocimientos, de ciertas actitudes, de ciertos procedimientos cuyo aprendizaje enfrenta la dura resistencia de
la matriz hegemnica del empleo asalariado que concibe el trabajo como actividad individual.
Pero para que estos espacios puedan ser posibles, y para que estas polticas tengan algn anclaje en
la realidad de las instituciones, es imprescindible una modificacin en la jornada laboral docente. Modificacin por la cual el docente pueda, en su jornada laboral, realizar la totalidad e integralidad de un proceso de trabajo que est lejos de circunscribirse al tiempo que est frente a los alumnos; que pueda
disponer de un tiempo reconocido y, por lo tanto, pago, para, entre otras cosas, producir colectivamente
las herramientas conceptuales y metodolgicas que le permitan afrontar y resolver la complejidad que
implica el cotidiano trabajo de educar.
Como se advierte, un desarrollo del anlisis de la complejidad del proceso de trabajo docente puede
aportar fuertes argumentos a sta y otras luchas estratgicas que tenemos los trabajadores docentes
por la transformacin de nuestro trabajo. Pero abre tambin, y articula, una fecunda mirada sobre la
transformacin de la educacin, en tanto en el trabajo docente, como en todo trabajo organizado sobre
la institucin salarial, el tema de la complejidad pone en un primer plano la dimensin poltica determinante que tiene este trabajo.
La disputa por la complejidad y el sentido de la educacin
Retomemos el tema del empleo asalariado. La compra de trabajo a cambio de un salario lo transforma en una mercanca; y como sucede con cualquier mercanca, quien compra trabajo pretende disponer
de l segn su absoluto parecer e inters. Para apropiarse de todo lo que ese trabajo produce, el capital
necesita determinar -a su total arbitrio y conveniencia- cul va a ser la manera y el sentido con el que
va a utilizar eso por lo cual est pagando, que incluye tiempo del trabajador, su energa vital (fsica pero
tambin psquica y en el trabajo educativo incluso afectiva), conocimientos y experiencia sobre el trabajo, etc.. La resistencia que los trabajadores oponen a esta pretensin, le implica al capital una preocupacin prioritaria sobre el problema del control del proceso de trabajo. Uno de los lugares donde, capital y trabajadores, dirimen esa disputa sobre el control del proceso de trabajo es precisamente en la
definicin de la complejidad del trabajo (BRAVERMAN, 1980).
Histricamente el capital busc descomponer los procesos de trabajo en tareas lo ms parceladas y
simples posibles, para abaratar el trabajo, para depender lo menos posible de los conocimientos y habilidades del trabajador y para tener ms sujeto al trabajador en la medida que ste pierde totalmente el
sentido del proceso del que forma parte. Esta tendencia a la parcelacin y descualificacin del trabajo
tambin se ha dado en el trabajo educativo. As, el proceso de trabajo que hoy sigue siendo hegemnico
en educacin est formateado por un conjunto de concepciones que, explcita o implcitamente, operan
en forma solidaria (ESPINOSA y SADOVSKY, 2012). Entre otras:
El conocimiento entendido como producto exclusivo de la razn, independiente de todo inters y por
lo tanto neutral, que da cuenta "objetivamente" de una realidad que est totalmente separada del
sujeto que la conoce.
En tanto cosa ya hecha, acabada, cerrada, el conocimiento es simplificado, dividido en partes, secuenciado en un orden lgico y nominado, y de esta manera transformado en contenido del currculum.
El aprender se logra por toma de contacto con esos contenidos que se presentan en la forma de
descripciones de la realidad, de definiciones, de textos que explican los fenmenos, de experimentos
que muestran sus causas y consecuencias, etc..
El aprendizaje es una tarea de adicin: se asimila parte por parte del contenido y, en algn momento, todas se integran en la cabeza o en la habilidad de quien aprende.
El que aprende, independiente de su edad, es pensado en una posicin de dependencia del adulto/
del que posee el saber/de la autoridad y de incompletud (ante la razn es un ser incompleto)
(BAQUERO, 2000).
Los alumnos son considerados -probablemente como reflejo de la dinmica de estandarizacin y
77
78
una posicin de productores de conocimiento. Pero esa complejidad est dada tambin porque deber
ser un proceso colectivo que transforme las aulas e instituciones en espacios para el ejercicio de derechos, que proyecte e inserte activa y comprometidamente a la institucin educativa en la vida, los proyectos y las organizaciones de su comunidad; y que incorpore -tambin activa y comprometidamenteesa vida, esos proyectos y esas organizaciones en el proyecto institucional.
Disputar el carcter complejo del trabajo de educar es disputar tambin la complejidad del trabajo de
los alumnos de educarse. Y es disputar la complejidad de las relaciones sociales que se juegan en las
instituciones educativas y en las comunidades.
Se deca al comienzo de esta exposicin que la estrategia de CTERA y SUTEBA de construir conocimientos desde la perspectiva del trabajo pretende generar instrumentos para la accin poltico sindical
de transformar el trabajo de los docentes y la educacin en el horizonte de una emancipacin social nacional y latinoamericana. Lo aqu argumentado sobre el concepto de complejidad del trabajo intenta
ejemplificar las posibilidades que abre una tal perspectiva.
Desde ya, la forma como se configuren esos otros y distintos procesos de trabajo docente, y esta
otra y distinta educacin, no ser una elaboracin de laboratorio ni producto de una sola perspectiva. Se
ir gestando en el trabajo y en el devenir de las luchas que se vayan dando en aulas, instituciones y en
el conjunto de la vida social; miradas y potenciadas desde mltiples perspectivas. Tenemos la conviccin que la perspectiva elaborada desde los trabajadores de la educacin organizados puede ser un
aporte decisivo a esta tarea colectiva.
Referencias bibliogrficas
Antunes, Ricardo. La dialctica entre el trabajo concreto y el trabajo abstracto. Revista Herramienta N
44. Junio 2010 http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-44/la-dialectica-entre-eltrabajo-concreto-y-el-trabajo-abstracto
Antunes, Ricardo. Los sentidos del trabajo. Ensayos sobre la afirmacin y la negacin del trabajo. Buenos Aires: Coedicin Ediciones Herramienta y Taller de Estudios Laborales, 2005.
Apple, Michael. Maestros y textos: una economa poltica de relaciones de clase y sexo en educacin.
Barcelona: Paids, 1997
Apple, Michael. Poltica, cultura y educacin. Madrid: Morata, 1996
Baquero, Ricardo. Las concepciones del alumno y el dispositivo escolar. 2000.
www.unrc.edu.ar
Disponible en
Braverman, Harry, Trabajo y capital monopolista. Mxico, Editorial Nuestro Tiempo, 1980.
Domingo Roget, ngels. El profesional reflexivo (D.A. Schn) Descripcin de las tres fases del pensamiento prctico. 2012. En: http://www.practicareflexiva.pro/docs/D.SCHON_FUNDAMENTOS.pdf
Espinoza, Ana y Sadovsky, Patricia. Conocimiento y trabajo colaborativo docente. SUTEBA. 2011.
Espinoza, Ana y Sadovsky, Patricia. Conocimiento y desescolarizacin. SUTEBA. 2012.
Gonzlez, Hctor. Transformar el trabajo docente para transformar la escuela. En Reconociendo nuestro
trabajo docente. Serie Formacin y Trabajo docente N 1. Ediciones CTERA. 2009
Lerner, Delia. Alegato a favor del trabajo compartido entre docentes. Conferencia en Jornadas 25 aos
de SUTEBA. Lujn. 12 Abril 2011.
Lerner, Delia. Ensear en la diversidad. Buenos Aires: Lectura y Vida, ao 28, n 4, 2007
Maldonado, Stella. Qu produce el trabajo docente?. Mayo 2009. En: http://www.ctera.org.ar
Martnez, Deolidia. El riesgo de ensear. Buenos aires: SUTEBA, 1992.
Marx, Karl. El capital. Crtica a la economa poltica. Mxico: Siglo XXI, 2010.
Piot, Thierry. Cmo elaborar destrezas profesionales para profesores sin o con poca formacin inicial?.
En
http://www.ciep.fr/conferences/cd-2008-professionnaliser-les-enseignants-sans-formationinitiale/es/docs/conferences/piot.pdf
Tamarit, Jos. El sentido comn del maestro. Buenos Aires : Mio y Dvila, 2002
Tardif, Maurice. Los saberes del docente y su desarrollo profesional. Ed. Narcea. Barcelona. 2004
79
80
82
hacia las capas ms bajas) que de la proletarizacin (hacia una condicin de clase proletaria). El autor
sostiene que las condiciones laborales se precarizan (al erosionarse las caractersticas del funcionariado
pblico) dado el incipiente proceso de proletarizacin de los docentes, y no a la inversa.
II. Los noveles y las regulaciones del mercado de trabajo docente en las escuelas de educacin media de gestin privada en la C.A.B.A.2
Donaire (2012) identifica que el grado de precarizacin laboral entre los docentes es an restringido.
Al mismo tiempo, si bien existen elementos tendientes a la proletarizacin, este fenmeno no se extiende completamente por el obstculo que implica el estatuto docente. Es decir, a pesar de la degradacin
de sus condiciones de trabajo, esta profesin an no se constituye como plenamente popular. Estos
procesos no son lineales sino tendenciales. La heterogeneidad actual se debe al movimiento de la proletarizacin como tendencia.
El CND 2004 muestra que una cuarta parte de los docentes de media tienen hasta cinco aos de
antigedad, aunque la situacin nacional es muy heterognea a este respecto (DINIECE, 2008). Por su
parte, los docentes de media noveles (que en la C.A.B.A. conforman el 12.3%), trabajan en mayor nmero de establecimientos, lo que aumenta la cantidad de cursos a los que atiende, comparativamente
con los de mayor antigedad, as como tienden a combinar trabajo docente y no docente. (DINIECE,
2008: 24-25). Para el caso de la C.A.B.A., se observa que un 20.7% de docentes de media trabaja en
tres o ms establecimientos (DINIECE, 2008).
Finalmente, el autor acuerda con el anlisis de Birgin, ya que considera que [] la heterogeneidad
actual puede ser resultado de la coexistencia de las nuevas relaciones que hacen a los docentes como
trabajadores asalariados- y las viejas relaciones que hacen a la docencia en tanto funcionariado pblico-.
Y mientras las primeras no terminan de nacer, las segundas no terminan de morir. (Donaire, 2012: 237)
Para el caso los establecimientos de gestin privada, tanto Birgin (1999) como Donaire (2012),
muestran distintos mecanismos de de precarizacin de las condiciones laborales 3. En este apartado,
nos proponemos dilucidar estos elementos desde los datos del CND 2004 y la Primera Encuesta Nacional
de Docentes de Escuelas de Gestin Privada realizada por SADOP.
Utilizando los datos del CND 2004, podemos contrastar las condiciones del mercado de trabajo entre
ambas gestiones. En primer lugar, los docentes de gestin privada en todos los niveles (el 42.6%), encuentran como puerta de entrada la condicin de titularidad, mientras que en la gestin estatal el ingreso es bajo la condicin de suplente (DINIECE, 2007). Para el caso de la C.A.B.A., observando a los
profesores por gestin y tramos de edad, hasta 39 aos la mayora trabaja en la gestin privada
(54,1%), proporcin que se revierte en el tramo 40-49 aos (DINIECE, 2008). Es decir, que los docentes noveles jvenes de la C.A.B.A. trabajan mayoritariamente en establecimientos de gestin privada.
En segundo trmino, en cuanto a la formacin, en la gestin privada la proporcin de docentes con
estudios superiores es mayor que en la estatal. Para la C.A.B.A., el 90.2% de los docentes de media
poseen estudios superiores completos (86.6% en gestin estatal y un 93.9% en privada), de los cuales
42.9% se ha graduado en universidades (42% en gestin estatal, siendo algo mayor en la gestin privada, 42.8%) (DINIECE, 2008).
En tercer lugar, en cuanto a las condiciones laborales, a nivel nacional encontramos que una cuarta
parte de los docentes de media tienen hasta cinco aos de antigedad, aunque la situacin nacional es
muy heterognea a este respecto. El porcentaje de nuevos docentes en la gestin privada es algo mayor a nivel nacional (26.8%), que en la gestin estatal (23.7%), caractersticas que posiblemente obedece a las condiciones de contratacin e ingreso, sin concurso o dependiendo del puntaje, como ocurre
en la gestin estatal (DINIECE, 2008).
SADOP realiz en el 2012 la Primer Encuesta Nacional de Docentes de Escuelas de Gestin Privada 4,
con el objetivo de relevar las actuales condiciones de trabajo y salud de los docentes privados del pas.
Entre sus resultados encontramos que El 65% de los educadores padeci estrs durante el ltimo ao,
el 65% tuvo dolores de cabeza y el 72% tuvo dolores musculares, de huesos y articulaciones [] y casi
un 60% padecieron nerviosismo o mal humor, y dificultades para conciliar el sueo o durante el mismo.
[Adems] el 32% manifest encontrarse aguantando ir al bao con mucha frecuencia durante las horas
de trabajo en el colegio, debiendo esto relacionarse con el casi inexistente tiempo de descanso que tienen y con la obligacin de cuidar a los alumnos en los recreos. As mismo, los docentes declaran sentirse presionados por las autoridades del colegio y ante los reclamos de los padres por las calificaciones5.
83
84
Segn los encuestados, las actividades en las horas extra-clase de gestin privada consisten en la
correccin, planificacin, preparacin de materiales, reunin con los colegas, etc., y para el caso de la
educacin media, consideran es de 10 horas semanales promedio. En relacin con la excesiva cantidad
de alumnos por curso, los docentes del sector privado tienen en promedio 7 cursos, 30 alumnos por
curso, lo que implica 199 alumnos a su cargo.
SADOP insiste en la utilidad de estos datos para mejorar las negociaciones con los empleadores, y la
necesidad de avanzar hacia un Convenio Marco6 que regule las condiciones laborales. Consideran de suma
urgencia eliminar los despidos arbitrarios que sufren los docentes privados, los contratos a trmino (marzo
diciembre) y la inestabilidad laboral. Para ello tambin es necesario regularizar la situacin legal de estos docentes, as como darle herramientas al sindicato para mejorar sus condiciones. La regulacin mediante un Convenio Colectivo de trabajo7, elimina la individualizacin de la relacin salarial que denuncian los sindicatos docentes, y que permite las condiciones de informalidad y precarizacin del trabajo.
Segn la hiptesis sostenida en este trabajo, todos estos elementos se dara con mayor frecuencia
entre los docentes noveles, por las condiciones de ingreso: menor antigedad, no estar sindicalizados o
afiliados a un gremio, menor conocimiento de las reglas del juego, lo que tambin implica que tienen
menor acceso a la informacin necesaria para el ascenso en el escalafn docente. Del mismo modo, poseen menos conocimientos sobre la capacitacin que otorgan mayor puntaje, as como los derechos que
regula el estatuto (por ejemplo reclamos ante la Junta de Clasificacin).
Si relacionamos estos datos con nuestro desarrollo terico anterior, encontramos, en primer lugar,
como explicita Donaire (2012), una intensificacin de la jornada laboral, dada la sobrecarga que implica
para los docentes la cantidad de alumnos por curso, las tareas administrativas 8, la falta de tiempo entre
las clases para descansar, etc. Para estos casos, Donaire refiere a una intensificacin en sentido clsico
marxista (una masa mayor de trabajo en un perodo de tiempo y un mayor desgaste de trabajo durante
el mismo tiempo).
En segundo lugar, visualizamos una prolongacin de la jornada de trabajo, dada la cantidad de horas extractase que los docentes dedican a distintas actividades, como la planificacin de las clases, la
correccin de exmenes (que entendemos se prolonga considerablemente para caso de un aumento
significativo en el nmero de alumnos por cursos), asistir a misa o a las fiestas patronales, asistir o participar de las actividades religiosas de la orden o comunidad educativa a la que pertenece el establecimiento (para las escuelas confesionales).
Por ltimo, hallamos las distintas formas de inestabilidad laboral denunciadas por SADOP, a travs
de contratos a trminos, despidos arbitrarios (como herramienta disciplinadora), partes del pago del
salario no remunerativo o en negro, descuentos anticipados de das de paro, as como los cargos en
condicin de transitorios y extraprogramticos9, que se encuentran por fuera del estatuto docente vigente de la C.A.B.A.10
Recientemente, SADOP y las cmaras empresarias del sector, acordaron en el Ministerio de Educacin de la Nacin el mejoramiento de las condiciones laborales de la actividad, mediante la firma de un
acta-acuerdo en el marco de la Comisin Negociadora de la Educacin Privada, que instituy el Convenio
Colectivo de Trabajo tan esperado11.
III. Tensiones en torno al debate por la NES y su reciente implementacin.
La Ley de Educacin Nacional N 26.206 establece la obligatoriedad de la escuela secundaria en todo el pas. En este contexto, el Consejo Federal de Educacin (CFE) (mediante las Resoluciones N
47/08, 84/09 y 93/09), acord lineamientos generales para la validacin nacional de los ttulos otorgados en las escuelas medias.
En la C.A.B.A. el debate sobre estas modificaciones comenz en el 2011. A raz del conflicto en las
escuelas tcnicas por la denuncia de la reforma inconsulta, se acord un proceso de reflexin y construccin conjunta con toda la comunidad educativa para la elaboracin de la NES12.
Las resoluciones del CFD, prevn que el currculo de la escuela media comn, constar para la
secundaria orientada (con diez modalidades), de un Ciclo Bsico, comn a todas las modalidades, y
un Ciclo Superior Orientado, a eleccin de cada escuela.
Al mismo tiempo, al interior de estos ciclos, se generan cambios en la caja curricular y las asignaturas y modalidades de cursada. Se prevn por ao un paquete de horas denominadas de opcin institu-
cional, donde cada escuela deber elegir entre un conjunto de asignaturas (para las escuelas confesionales, se considera catequesis entre las opciones). Por otro lado, se incluyen espacios curriculares para
la formacin general y la formacin especfica del Ciclo Orientado, que constan de talleres, seminarios, trabajo de campo (fuera del aula), propuesta de enseanza sociocomunitaria, y otros espacios
que cada escuela deber organizar, y entre los que los alumnos tendrn que optar13.
Estos cambios al interior del currculo, generaron el temor de los trabajadores docentes y los sindicatos, por la eventual prdida de puestos de trabajo 14. Para el caso especfico de los docentes del rea de
sociales con los que trabajo en mi tesis doctoral, las preocupaciones se basan en que las escuelas tienen
que escoger entre disciplinas (por ejemplo, entre historia o geografa para 4 y 5 ao). Al mismo tiempo, dentro de las escuelas de gestin privada, la dificultad se encuentra en la eleccin de orientacin 15.
Para el caso de los docentes de escuelas de gestin estatal, se prev que mientras se reubican las
horas, stos pasen a disposicin de las Juntas de Clasificacin, con goce de sueldo por un ao. Sin
embargo, en las escuelas privadas, no existen mecanismos que garanticen estos puestos de trabajo.
Esta situacin genera preocupacin en docentes y autoridades, ya que muchas escuelas privadas no
cuentan con la posibilidad econmica para indemnizar a todos los docentes que quedaran desafectados.
Particularmente existe una preocupacin entre los noveles, ya que muchos se encuentran en calidad de
suplentes, interinos, o por contratos a trmino, y poseen pocos aos de antigedad, lo que los transforma en el sector ms vulnerable frente a los posibles despidos o recortes de horas.
Debido a los distintos reclamos de las trabajadores docentes, los sindicatos y las autoridades, recientemente se ha decidido que la reforma se implemente de forma gradual, mientras se consideren las particularidades y demandas que surgieron en cada escuela, especialmente en las de gestin privada 16.
Conclusiones
Los datos censales y la encuesta de SADOP, junto al anlisis de las categoras de Donaire (2012) y
Birgin (2000), nos permiten problematizar la categorizacin del trabajo docente dentro del trabajo formal. Si bien no podemos analizar el alcance del concepto de informalidad de forma extendida para todos
los docentes, entendemos que es plausible para el caso de los docentes noveles de educacin media de
gestin privada, sobre todo para aquellos provenientes de sectores ms vulnerables.
Asimismo, a modo de hiptesis, si comparamos el salario docente frente a la intensificacin y extensin de la jornada de trabajo por las actividades extra-clase, entendemos que esa imagen del docente
como privilegiado y parte de la clase media argentina, pierde en parte sentido y nos introduce en la
cotidianidad y la especificidad del trabajo de muchos docentes.
Como analizamos desde los aportes de Groisman (2011), la informalidad se relaciona con el trabajo
precario y la insercin inestable en el mercado laboral, sobre todo en las empresas ms pequeas. Podramos decir, a modo de hiptesis, que en las escuelas medias de gestin privada este factor puede
estar relacionado con el alcance de la matrcula (lo que determina su tamao en tanto emprendimiento
privado), as como el grado de subvencin estatal que posea. De esta forma, aquellas escuelas que tengan una matrcula reducida y menor subvencin estatal, estarn en peores condiciones para afrontar los
gatos que implica la contratacin del personal docente. Es all donde podremos encontrar, con mayor
probabilidad, los mecanismos de precarizacin laboral mencionados. Esta misma caracterstica, genera
el temor por los puestos de trabajo ante la NES, ya que no hay mecanismos previstos para proteger a
los docentes que eventualmente las escuelas privadas despidan por el cambio de modalidad, las horas
de opcin institucional que elijan, o si deciden pagar como hora extraprogramtica los nuevos
espacios curriculares.
De lo analizado en el presente trabajo, podemos esbozar la existencia de lo que denominamos la doble flexibilidad del sistema de regulacin del mercado laboral de educacin de gestin privada. En primer trmino, encontramos una flexibilidad que para los docentes noveles podemos llamar positiva, que
consiste en el relajamiento de la organizacin burocrtica en cuanto al acceso al puesto de trabajo. Aqu
adquieren especial importancia los vnculos y redes que posee previamente el docente novel. En segundo trmino, su correlato de una flexibilidad que denominamos negativa, en relacin con la informalidad
y precarizacin laboral en escuelas de gestin privadas (contrataciones, despidos sin causa, etc.). La
regulacin del mercado laboral docente para las escuelas de gestin estatal funciona en un sentido inverso: mientras que el ingreso al sistema es dificultoso, una vez logrado, la permanencia en el cargo se
encuentra prcticamente garantizada (exceptuando incumplimientos graves al estatuto docente).
85
86
Notas
1
Acuerdos laborales no permanentes o inestables, ausencia de descuentos jubilatorios, acuerdos salariales por debajo de la mnima establecida, etc., que para el caso docente implica condiciones que no
garantizan la permanencia en el cargo.
2
Segn el Anuarios Estadstico 2011 de la C.A.B.A., existen para el nivel medio comn (no incluye especial, adulto, ni artstica) 14.173 cargos docentes, de los cuales 9.606 pertenecen a la gestin estatal, y
4.567 a la privada. Las unidades educativas de Nivel Medio totales son 648, siendo 276 de gestin pblica y 372 de privada.
3
A partir del Decreto Nacional 371/64, los docentes de escuelas privadas se encuentran regulados por el
Estatuto del Docente, al igual que los docentes estatales, aunque las designaciones y las remociones estn a cargo de los propietarios de los establecimientos (Ley 13.07). Por lo tanto, el proceso de seleccin no se rige por orden de mrito, sino por la libre contratacin. Tampoco cuentan con mecanismos
estatutarios de ascenso escalafonario, debidamente aprobado por el ente oficial de regulacin, la Direccin General de Educacin de Gestin Privada para el caso de la C.A.B.A. (Donaire, 2012: 20-21).
4
Encuesta revela el malestar docente. [en lnea]. En: Notas SADOP. 17 de mayo 2013. [consulta: 20
de mayo 2013] http://www.sadop.net/article/showArticle?contId=2117
6
El Artculo 10 de la Ley de Financiamiento Educativo (Ley N 26.075) [] y el Decreto 457/2007 establece concretamente pautas en relacin al convenio marco [] y las negociaciones entre los gremios y
el Ministerio de Educacin. Almirn, Mario. Paritaria federal docente. [en lnea]. En: Notas SADOP.
[consulta: 20 de mayo 2013] http://www.sadop.net/article/showArticle?contId=1902&catId=37
7
Segn la OIT, Los convenios colectivos constituyen un medio fundamental para mejorar y regular los
trminos y condiciones del trabajo y [] para determinar las remuneraciones y las condiciones de empleo de los trabajadores y para hacer posible que empleadores y trabajadores definan, mediante acuerdo, las normas que regirn sus relaciones recprocas. (OIT, 2011: 1).
8
Un ejemplo de esta sobrecarga administrativa para los docentes de escuelas privadas, es el sistema de
informacin permanente con las familias a travs del cuaderno de comunicaciones, donde se anotan
todas las calificaciones parciales de cada trimestre (Nota de campo, abril 2013).
9
Estos docentes son contratados por las escuelas privadas, sin aprobacin oficial, y se rigen por la Ley
de Contrato de Trabajo (N 20.744) y por el Consejo Gremial de Enseanza Privada. El salario de los
docentes de la planta pedaggica o permanente, son cubiertos por la subvencin del estado a las escuelas privadas (segn el caso, entre 40% y 100%), regulada por el Decreto Nacional 252/91 Precisamente, los salarios de los docentes extraprogramticos, no son cubierto por estas subvenciones, adems de que cobran menos la hora y sin bonificaciones, colocndolos en una situacin de mayor vulnerabilidad (Donaire, 2012).
10
Almirn, Mario. Defendemos la estabilidad laboral de los docentes privados. [en lnea]. En: Notas
SADOP. 12 de noviembre 2012. [consulta: 20 de mayo 2013] http://www.rosario.sadop.net/article/
showArticle?contId=1174
11
El acuerdo fija condiciones mnimas de trabajo para todos los docentes privados de todo el pas y
puede considerarse un Convenio Colectivo [permitiendo] controlar los fraudes laborales y defender los
derechos de los docentes. Secretara de publicacin de SADOP. Acuerdo paritario entre SADOP y las
cmaras patronales. [en lnea]. En: Notas SADOP. 2 de julio 2013. [consulta: 10 de julio 2013] http://
www.sadop.net/article/showArticle?catId=36&contId=2382
12
Para el ao 2013, se previeron en todas las escuelas secundarias de la C.A.B.A., nueve Jornadas de
Reflexin, donde participar toda la comunidad educativa (equipo de conduccin, docentes, no docentes, estudiantes y familias), y cinco Jornadas para la Mejora Institucional sobre la NES, en las que par-
ticiparn los equipos directivos y los docentes. Informacin extrada de Cronograma Jornadas de Reflexin de la Comunidad Educativa. [en lnea]. [consulta: 2 de agosto de 2013] http://
www.buenosaires.gob.ar/areas/educacion/nes/cronograma.php
13
Los docentes de escuela privada, temen que las horas que pasen a esta modalidad se paguen como
estraprogramticas, con lo que se reduciran sus ingresos (Notas de campo, 3 Jornada de Mejora Institucional, 13 de agosto 2013).
14
Ante los reclamos y posibles medidas de fuerza, las autoridades del Ministerio de Educacin de la
C.A.B.A. informaron que nos se perdern puestos de trabajo, y que estn previstos mecanismos para
proteger a los docentes que vean reducidas sus horas. Entre ellas, modificaciones en las modalidad Profesor por Cargo, horas para capacitacin, proyectos instituciones, etc. Informacin disponible en:
Preguntas frecuentes sobre la Nueva Escuela Secundaria de Calidad. [en lnea]. [consulta: 2 de agosto
2013] http://www.buenosaires.gob.ar/areas/educacion/nes/faq.pdf
15
Entre escuelas privadas de una misma comuna o barrio, los directivos mantienen reuniones peridicas
ante esta preocupacin, para organizarse en la eleccin de las orientaciones, intentando mantener la
mayor parte de su plantel docente actual (Notas de campo, 2 Jornada de Mejora Institucional, 15 de
mayo 2013).
16
Se aplicar slo para el primer ao en el 2014, y actualmente se evala cmo implementarla en los
cursos superiores, particularmente en las escuelas privadas a travs de reuniones peridicas con los
supervisores. (Nota de campo, 3 Jornada de Mejora Institucional, 13 de agosto 2013). Informacin disponible [en lnea]. [consulta: 2 de agosto de 2013]
http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/
educacion/nes/pdf/CartaNES.pdf
Referencias bibliogrficas
Alliaud, A. (2006) La experiencia escolar de maestros inexpertos. Biografas, trayectorias y prctica
profesional. En: Revista Iberoamericana de Educacin. Buenos Aires: OEI.
Birgin. A. (1999) El trabajo de ensear. Entre la vocacin y el mercado: las nuevas reglas del juego.
Buenos Aires: Troquel.
Birgin, Alejandra (2000) La docencia como trabajo: la construccin de nuevas pautas de inclusin y
exclusin. En: La Ciudadana Negada. Polticas de Exclusin en la Educacin y el Trabajo. [en
lnea]. Buenos Aires: CLACSO. [consulta: 3 de mayo 2013] http://biblioteca.clacso.edu.ar/subida/
clacso/gt/uploads/20101010023734/11birgin.pdf
Donaire, R. (2012) Los docentes en el siglo XXI Empobrecidos o proletarizados? Buenos Aires: Siglo
XXI.
Groisman, F. (2011) Argentina: Los hogares y los cambos en el mercado laboral (2004-2009). En:
Revista de la CEPAL N 104, Agosto 2011, Santiago de Chile: CEPAL.
Groisman, F. (2013) Gran Buenos Aires: Polarizacin de ingresos, clase media e informalidad laboral,
1974-2010. En: Revista de la CEPAL N 109, Abril 2013, Santiago de Chile: CEPAL.
Tokman, V. (2006) Insercin laboral, mercado de trabajo y proteccin social En: Serie Financiamiento
del desarrollo N 170, Abril 2006 Santiago de Chile: CEPAL.
Documentos y censos consultados
Anuario Estadstico 2011. [en lnea]. Ciudad Autnoma de Buenos Aires: Direccin General de Estadstica y Censos. Ministerio de Hacienda GCBA. [consulta: 3 de mayo 2013] http://
www.buenosaires.gob.ar/areas/hacienda/sis_estadistico/anuario_estadistico_2011.pdf
Departamento CyMAT de SADOP (2013), Construir un futuro con dignidad. En: La Tiza, N 56, Ao 23.
Abril 2013. Pp.2-4. [en lnea]. Buenos Aires: Sindicato Argentino de Docentes Privados. [consulta:
3 de mayo 2013] http://www.sadop.net/Publication/1898/FilesPublication/LaTiza56_Web.pdf
Encuesta Anual de Hogares 2008 de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires (2010) N 17, Ao 2010. [en
lnea]. Ciudad Autnoma de Buenos Aires: Direccin General de Estadstica y Censos. Ministerio
de Hacienda GCBA. [consulta: 3 de mayo 2013] http://www.buenosaires.gob.ar/areas/hacienda/
sis_estadistico/eah_2008_demografia_educacion_salud_trabajo2.pdf
87
88
Primera Encuesta Nacional de Docente de escuelas privadas. [en lnea]. Ciudad autnoma de Buenos
Aires: Sindicato Argentino de Docentes Particulares (SADOP). Resultados parciales. [consulta: 3
de mayo 2013] http://www.sadop.net/article/showArticle?contId=2117.
Censo Nacional Docente 2004. [en lnea]. Buenos Aires: Ministerio de Educacin Presidencia de la Nacin [consulta: 3 de mayo 2013] http://diniece.me.gov.ar/images/stories/diniece/publicaciones/
Censo2004.pdf
DINIECE (2008) Boletn N6, Ao 3, Noviembre-Diciembre 2008. Temas de Educacin: "Perfiles, formacin y condiciones laborales de los profesores, directores y supervisores de la escuela secundaria". [en lnea]. Buenos Aires: Ministerio de Educacin Presidencia de la Nacin. [consulta: 3 de
mayo 2013] http://diniece.me.gov.ar/images/stories/diniece/publicaciones/boletin/bole6.pdf
DINIECE (2007) Boletn N4, Ao 2, Diciembre 2007. Temas de Educacin: "El perfil de los docentes en
la Argentina. Anlisis realizado en base a los datos del Censo Nacional Docente 2004". [en lnea].
Buenos Aires: Ministerio de Educacin Presidencia de la Nacin. [consulta: 3 de mayo 2013]
http://diniece.me.gov.ar/images/stories/diniece/publicaciones/boletin/bole4.pdf
OIT (2011) La revitalizacin de la negociacin colectiva en Argentina. En: Notas OIT. Trabajo Decente
en Argentina. Octubre 2011. [en lnea] Buenos Aires: Oficina OIT para la Argentina. [consulta: 3
de mayo 2013] http://www.oit.org.ar/WDMS/bib/publ/libros/notas_oit_negociacion_colectiva.pdf
90
La escuela media y las familias de los/las jvenes que asisten a ella, establecen relaciones de demandas entre s, y es el/la profesor/a quien se encontrara en el foco de la misma. A quien los padres
interpelan, reclaman y en fin, quien es el depositario de la funcin social que esta institucin viene cumpliendo desde hace varios siglos de un modo en particular.
Desde el 2011 venimos trabajando el tema de las visiones, valoraciones, sentidos y significados que
las familias atribuyen a la educacin secundaria y al trabajo de los profesores. Lo hicimos dentro de dos
contextos escolares diferenciados: una escuela urbana cntrica polimodal y una escuela rural de la modalidad agrotcnica2.
Los objetivos giran en torno a la exploracin de las significaciones que las familias (padres y madres)
tienen sobre la escuela y el trabajo de los profesores; y lo que algunos actores escolares piensan de las
familias, para conocer y caracterizar lo que saben, lo que valoran; y comprender posibles modos de relacin entre escuela y familia en este nivel.
Por lo tanto, en este trabajo presentamos una descripcin de los sentidos que ambos actores les atribuyen a la escuela media, las visiones que una tiene sobre la otra y las relaciones que se establecen
entre ellas en funcin de la tarea de educar a las y los jvenes.
II- Encuadres tericos de la problemtica
Nos posicionamos en un encuadre terico proveniente de la sociologa que nos expone el origen de
los cambios culturales de nuestra poca3. Partimos de la premisa que presenta Tiramonti (2004) acerca
de la crisis de la identidad de las instituciones modernas en esta perspectiva socio-histrica. Sin caer en
argumentaciones trilladas, presentaremos sucintamente las caractersticas que asume el nivel medio en
su funcin en nuestro pas, las transformaciones en la institucin y en el trabajo docente as como, la
relacin escuela y familia.
Los cambios de poca suelen ir acompaados por un cuestionamiento y rediseo de la red de
instituciones que articulan y sostienen el orden. Por esa razn, las crisis desatan un proceso de
revisin de la pertinencia, relevancia, funcionalidad e identidad de las instituciones que hasta
ese momento gozaban de un estatus aceptado por el conjunto de la sociedad (op. cit. 101).
II.1. El estado de situacin del nivel medio. Coordenadas tericas para la comprensin
En la construccin de nuestro sistema educativo, la educacin media se inici bajo el mandato de
formar a las lites polticas y preparar para los estudios universitarios (fines del siglo XIX). Progresivamente, las finalidades se ampliaron a medida que surgan demandas especficas de los sectores sociales.
De este modo, tambin se constituy como finalidad de la escuela secundaria, la formacin de la fuerza
de trabajo del Estado tales como los docentes y otros agentes de la administracin pblica. Este proceso
en el que se constituy el nivel educativo deriv en instituciones escolares diferenciadas para cada caso
(DINIECE, 2008).
No obstante, los fines de la educacin se mantienen desde aquel momento originario hasta esta parte, y son los interpelados en la actualidad. La Ley de Educacin Nacional N 26.206 expresa la permanencia de este mandato en su artculo 30. A la vez, expone el nuevo mandato de la obligatoriedad involucrando as la responsabilidad del Estado en la cobertura de este nivel educativo al universo de jvenes
y adultos que comprende. Obligatoriedad que tiene de base la inclusin social con calidad educativa
(Res. CFE 84/09).
Para atender a esta demanda, la educacin media ha ido complejizndose aunque esto no signific
una reestructuracin del nivel sino una diferenciacin de modalidades y establecimientos.
La educacin secundaria posee una matriz dura de difcil transformacin -lo que Terigi (2008) denomina gramtica escolar- de larga tradicin. Frente a ese ncleo duro se conforma la crisis del nivel o
lo que Dubet (2006) denomina crisis del programa institucional. Ya no puede aludirse a un programa
de carcter universal, nico, hegemonizado y homogeneizante; es preciso encontrar sentidos compartidos o construirlos en cada caso (Dubet y Martuccelli, 1998).
Las expectativas, las demandas, las experiencias de los sujetos que intervienen en el proceso educativo son diferentes entre s, ya no son de fcil decodificacin como lo eran anteriormente, cuando las
instituciones se presentaban con lmites claros. Entonces, surgen las quejas, las culpabilidades mutuas,
los desajustes en requerimientos, las faltas de entendimiento.
En trabajos anteriores (Veirav, Delgado, Ojeda, 2008; Veirav, Delgado, Ojeda, Nuez, 2006) encontramos que los discursos de los docentes y directivos develan la visin que tienen de las familias de
sus alumnos, quizs solo sea desde el plano de la representacin. Expresan que la familia tiene muchas
expectativas de la escuela, una de ella es que contenga a los chicos y cuando no sucede, se decepcionan y quejan. Desde los docentes la educacin escolar es la complementacin de la educacin de sus
hijos, que en todo caso tienen que tener una base. (Directivo de una escuela perifrica de la ciudad de
Resistencia). Esta base de la educacin familiar es lo que falta, lo que reclaman.
II.2. La perspectiva de la desinstitucionalizacin en la relacin escuela-familia
La prdida de sentidos referida en el apartado anterior es nominada por Tiramonti (2003, 2004) como proceso desinstitucionalizacin. Es la prdida de potencialidad simblica de las instituciones para
definir sentidos para los ciudadanos, las organizaciones, la sociedad en general. Van perdiendo su capacidad de regular las acciones sociales de sus miembros y de moldear subjetividades conforme a un proyecto de ciudadana. El Estado, la escuela y la familia sufren estos procesos y van perdiendo sus sentidos naturalizados por lo que las relaciones y alianzas fundantes se vean resquebrajadas.
Esta conceptualizacin contribuye en la comprensin de la importancia que tiene abordar el estudio
de este nivel educativo y de las relaciones entre la escuela y las familias. Si bien estas dos instituciones
sociales tuvieron una alianza fundadora en su origen, postulamos la existencia de un debilitamiento
considerndolo desde aquella perspectiva conservadora moderna- o bien, de transformaciones y nuevas
formas que generan nuevas vinculaciones.
II. 3. Algunas premisas sobre la relacin escuela-familia
La brecha entre la alianza escuela familia hoy tiene un carcter sintomtico de procesos sociales de
mayor envergadura (Coronado; 2012).
En el plano de sus relaciones, Duschatzky y Corea (2002 en Tiramonti, 2004) plantean que stas se
daban en ciertas condiciones. La escuela cumpli la misin de formacin y disciplinamiento del sujeto,
de la conformacin de las subjetividades en torno a ciertas normas y valores cuando la familia ofreci el
marco de cuidado, proteccin y contencin para el desarrollo de los nios y jvenes. Desde esta perspectiva, advertimos ciertos procesos funcionales y armnicos que no atienden los cambios que vivimos.
Pareciera que an estn permaneciendo las imgenes de la familia nuclear y de la escuela tradicional. Habra que reconocer las nuevas configuraciones, responsabilidades, desafos, urgencias, lmites y
alcances de cada una.
Coronado (2012), Giovine y Martignoni (2008) y Giberti (2007) en lneas generales postulan el desplazamiento de la estructura paternofilial, monoparental, dando lugar a diferentes tipos de vinculaciones
familiares. Hoy se propone hablar de familias, parafraseando a Grosman (1996 en Dustazky y Corea,
2002), lo que implica dejar de considerar la idea exclusiva de una configuracin familiar entendida como
normal, en base a la cual se diferencia a las dems formas como estructuras patolgicas.
As, en las ltimas dcadas del siglo XX y en lo que va de ste, tuvieron lugar una heterogeneidad de
experiencias de diversos sectores sociales dentro de la escuela, conllevando que diversidad de familias
formen parte de la institucin escolar.
Cuando ambas instituciones que han sufrido cambios no se reconocen en sus nuevas conformaciones, no quedan claras las obligaciones y las responsabilidades que a cada una le cabe; por lo que las
relaciones entre ambas se tornan confusas, se diluyen y fragilizan.
La falta de reconocimiento es mutua En suma, un vnculo cruzado de carencia y exceso
carencia en el cumplimiento del rol de los padres stos lo observan en el desempeo de los
primeros. Y lo mismo sucede con los excesos en los que desde la mirada del otro- caen los
docentes y padres... (Dustazky y Corea, 2002: 85)
III- Abordaje metodolgico: estrategias y tcnicas.
Consideramos sustantivo abordar la problemtica desde la metodologa de tipo cualitativa, con la finalidad de conocer las significaciones y perspectivas de los actores sobre nuestro objeto de estudio. En este
sentido, el planteamiento metodolgico radica en la necesidad de hacer visibles las voces de las familias, (escuchar sus opiniones sobre la escuela secundaria y el trabajo de los profesores) y de la escuela91
92
en representacin del asesor y del administrativo- (sobre la familia y sus relaciones con la escuela).
Los procedimientos que utilizamos para recoger los datos fueron encuestas semiestructuradas y entrevistas en profundidad. Las primeras, aplicadas a 20 familias, en algunos casos 1 solo integrante y en
otros, a padre y madre, con las que recolectamos las opiniones sobre los sentidos y valoraciones que
asignan a la escuela media en relacin con la formacin de sus hijos, las ideas y apreciaciones que tienen sobre el trabajo de los profesores y las tareas y responsabilidades que ellas asumen en relacin con
la actividad escolar. Las segundas, asignadas a informantes claves (2 asesores pedaggicos y 1 administrativo) quienes aportaron informacin sobre las caractersticas de los alumnos, de los profesores, las
particularidades de las familias, lo idiosincrtico de la escuela y el vnculo con los padres de los alumnos
que asisten en el nivel medio.
El entrecruzamiento de los datos y apreciaciones proporcionados en ambos instrumentos fueron analizados e interpretados a fin de desbrozar (Ameigeiras, 2006) la trama de relaciones y de significaciones de los actores.
Destacamos el proceso acontecido durante el trabajo de campo porque a pesar de tener distintas
dificultades que lo obstaculizaron, no han impedido el desarrollo del mismo, se nos han presentado contrariedades con la disponibilidad de tiempo de los informantes, y la localizacin de los hogares de las
familias encuestadas.
Un aporte importante fue el de los informantes escolares que colaboraron con la recopilacin de la
informacin siendo nexos sustantivos entre las familias y las investigadoras.
En cuanto al acceso a las familias, en el caso de Resistencia, el acercamiento a las familias ha sido
significativo e interesante, ya que no solamente han participado sino tambin, se han extendido en sus
relatos expresando sus vivencias y experiencias. En el caso del acercamiento a los padres de la escuela
del interior, recurrimos a la colaboracin de una alumna que acompa a las casas de las familias (5).
Pero aqu cuatro padres accedieron a la administracin de las encuestas y se limitaron a responder a las
preguntas del instrumento.
IV. Visiones y significaciones de los actores escolares y las familias de cada institucin. IV. 1.
IV. 1. Caracterizacin breve de los establecimientos estudiados
Una de las instituciones en estudio se caracteriza por ser una escuela pblica con oferta de nivel medio/ polimodal, ubicada en el contexto urbano de la ciudad de Resistencia, que atiende a una poblacin
de alrededor de novecientos alumnos de clase media que asisten en el turno maana y comparte el edificio escolar con dos instituciones, que funcionan en el turno tarde y noche respectivamente. En cuanto
a la oferta educativa presenta tres orientaciones: Economa y Gestin de las Organizaciones, Ciencias
Naturales, y Humanidades y Ciencias Sociales.
En cuanto a la segunda institucin en estudio se caracteriza tambin por ser una escuela de gestin
pblica, de nivel medio de jornada completa con internado, de modalidad Agropecuaria, ubicada en una
localidad del interior con escasa poblacin y con caractersticas sociales, geogrficas y econmicas de
ruralidad. Atiende a ciento diecisis alumnos de escasos recursos econmicos, provenientes de la zona
agrcola de un radio de 150 km incluidas las provincias limtrofes (Corrientes, Formosa y Norte Santa F).
Presenta una oferta educativa de seis aos de estudio de formacin bsica general y secciones didcticas-productivas (Avicultura, Porcinotecnica, Huerta, entre otras) y secciones de mantenimiento como:
mecnica, carpintera, entre otras.
IV. 2. La visin de los representantes escolares:
La mirada hacia la escuela
En el caso del establecimiento urbano cntrico, la escuela ha sufrido cambios aunque no todos pueden advertirlo y lleva a una visin nostlgica: muchos creen que vamos a volver a la escuela de antes
no es la secundaria que ellos cursaron eran otras pocas, eran otros sujetos los que enseaban y otros
sujetos los que aprendan y otras familias tambin (Asesora escuela cntrica)
Al caracterizar esta institucin en particular, la entrevistada parti del sentido y la finalidad que la
escuela secundaria tuvo originalmente como escuela de comercio (luego Polimodal), lo que resalta la
impronta fundacional de esta modalidad. Asimismo, indica que esta finalidad es valorada por las familias
al elegir la institucin: ... Por lo general la mayora son hijos de ex alumnos, o hijos que tienen los pa-
94
los diferentes actores. Hay un reclamo tambin porque cuando solicitan otro tipo de participacin, no es tenida en cuenta por ejemplo: la cooperadora escolar hicimos varias convocatorias como dos o tres convocatorias y los paps no aparecen o vienen uno o dos y nada ms, o sea escasa participacin de la familia.
Identifica un punto de tensin frente a los padres en cuanto la disciplina y las calificaciones de sus
hijos. Tambin advierte una demanda por parte de los padres para tener apoyo y tratamiento de problemas de los hijos/alumnos en ciertos temas: violencia, bulimia.
En el caso rural, los entrevistados dan cuenta de una visin acerca de la peculiaridad de la familia
agrcola: escasa expectativa de los padres respecto de la escuela es perder tiempo, no le otorgan valor e importancia a la educacin y al ser sujetos pasivos no hacen mucho para progresar en su nivel
social. Califican la familia rural respecto de ciertos comportamientos: pasividad, escaso dilogo, vida
familiar en viviendas asinadas, desnutricin, pobreza, falta de asistencia a la escuela lo que demuestra
desinters, visita en ocasin de satisfacer necesidades: becas, computadoras. Expresando as una visin
ms bien prejuiciosa:la gente est muy apagada o que se acostumbraron al sistema de vida de la
forma de gobierno que tenemos, quieren tener por ah un plan jefe, un plan familia. ah en la zona
como en todo lado est afectando el tema de la desnutricin, el alcoholismo, el vivir en un solo lugar
todos amontonados (asesor escuela agrotcnica)
al pequeo productor le conviene que vaya medioda el chico a la escuela y medioda lo tiene en la
casa trabajando (administrativo escuela agrotcnica)
La participacin de los padres se da en instancias puntuales, al principio y al fin de ao y responde a
la escuela solo en casos graves. Destacan que algunos participan en la cooperadora, que otros hacen
seguimiento de la calificacin de sus hijos.
Los entrevistados expresan que la escuela convoca a los padres. Hay un pedido de la escuela hacia
las familias: siempre le esperamos porque en realidad necesitamos el apoyo de ellos, necesitamos ese
acompaamiento, necesitamos estar juntos en todas las cosas esperamos de ellos pero ellos esperan
ms de nosotros (asesor escuela rural).
La visin de la representante de la escuela urbana sobre la familia se centra en el cambio de configuracin, mientras que en la rural no se menciona esta modificacin. En ambos casos, se reconoce que la
escuela convoca a la familia pero que esta tiene escasa respuesta de participacin. Que la misma se da
por temas puntuales relacionados con la vida escolar de sus hijos.
IV. 3. La visin de las familias:
Cmo caracterizan y valoran los padres a la escuela de sus hijos
La mayora de los encuestados de la escuela urbana refiri que la funcin de la escuela es la formacin ciudadana y la funcin propedutica. Tambin mencionan el aporte que hace a la transmisin de
conocimientos bsicos, de valores morales y disciplina.
La modalidad de la escuela y la reputacin que tiene por la tradicin en la especialidad- son las razones ms frecuentes en cuanto el motivo de eleccin de esa escuela (aunque hay otras: eleccin del
alumno, situaciones econmicas, familiares).
Cuando expresaron lo que la escuela secundaria tendra que mejorar sealaron la relacin entre los
actores escolares pero no se incluyen entre ellos. Tambin mencionaron a la formacin de los profesores
y los contenidos que transmiten.
En las encuestas a padres de la escuela agrotcnica expresaron que las funciones de sta son la propedutica y la formacin para el trabajo, tambin indicaron la funcin de promover la participacin activa en la comunidad y los aportes fundamentales son la enseanza del trabajo, los conocimientos y valores y la vinculacin con otras personas.
Las mejoras a promover segn ellos, tienen que ver con la formacin de los profesores, su presentismo y cuestiones relativas a infraestructura: el edificio y su equipamiento.
De las opiniones explicitadas por los padres se infiere la valoracin sobre la escuela, en la cntrica
destacan la funcin en la formacin ciudadana y propedutica y en la agrotcnica resaltan esta ltima y
la formacin para el trabajo. Destacan la modalidad y reputacin que tienen ambas instituciones. Reclaman la formacin de los profesores, solvencia en los contenidos que transmiten y mejora en la infraestructura escolar. Existe coincidencia en que ellos no se incluyen en las mejoras a la escuela y en las diferentes funciones de la misma y de la modalidad.
96
Notas
1
El primer proyecto-ya finalizado- fue Vida y trabajo de los profesores de enseanza secundaria. Institucin y profesin docente desde una perspectiva intercultural. P.I. 62/04. Secretara General de Ciencia y Tcnica, UNNE. Posteriormente, Escuela media y Trabajo Docente en la Provincia del Chaco. Dimensiones polticas, institucionales, culturales y sociales en la configuracin del trabajo de los profesores y de las instituciones educativas de la misma institucin (PI 16/07). Y luego, desde 2008 hasta
2012 se ejecut el proyecto PICTO de la Agencia Nacional de Promocin Cientfica y Tecnolgica del Ministerio de Ciencia y Tecnologa de la Argentina Configuraciones y significados del trabajo docente en
instituciones de nivel medio en contextos rural, urbano e intertnico de la provincia del Chaco 20092012. Actualmente, se inicia un nuevo estudio de mayor implicancia Escuela secundaria y trabajo docente en el nordeste argentino. Polticas, regulaciones y actores educativos para una nueva escuela
secundaria PI H001/12 SGCyT UNNE.
2
Mediante el programa de Becas de Estmulo a las Vocaciones Cientficas (CIN-UNNE) una de las autoras en calidad de becaria: Mara Gloria Saucedo y la segunda, en carcter de directora.
3
Tomamos los aportes de Anthony Giddens, Peter Berger y Thomas Luckmann, Norbert Elias, Franois
Dubet, entre otros (Veirav, Delgado, Ojeda, Nuez, 2010).
Referencias bibliogrficas
Brito, A. (2010) Los profesores y la Escuela Secundaria, hoy. Notas sobre una identidad en repliegue. Bs
As. Editorial: Libros Libres. FLACSO.
CONSEJO FEDERAL DE EDUCACIN DE LA NACIN. Resolucin N 84/09 Lineamientos Polticas y estratgicos de la educacin Secundaria Obligatoria. Bs As. 2009
Coronado (2012) Padres en fuga. Escuelas hurfanas. La conflictiva relacin de las escuelas con las familias. Bs. As.: Noveduc.
DINIECE (2008) La obligatoriedad de la educacin secundaria en Argentina. Deudas pendientes y nuevos desafos. Argentina: Ministerio de Educacin de la Nacin.
Dubet, F. y Martucelli, D. (1998): En la escuela. Sociologa de la experiencia escolar. Bs.As., Losada.
Dubet, F. (2006) El declive de la institucin. Profesiones, sujetos e individuos ante la reforma del Estado. Espaa, Gedisa.
97
98
la que tuviramos oportunidad de entender mejor los vnculos entre condiciones de trabajo y funcionamiento del conocimiento en la escuela y, en esa medida, alimentar la definicin de pedidos hacia las
polticas pblicas.
El sentido de las nociones de alumno productor y de docente productor en el contexto del trabajo
colaborativo fueron desde el vamos un asunto central de nuestra indagacin. Nuestro supuesto inicial
podra formularse as: las escuela no forma jvenes crticos si no les da la oportunidad de producir
ideas, no hay estudiantes productores si no hay docentes productores y no hay docentes productores si
no existe un mbito colectivo en el cual elaborar sus proyectos. Intentamos entonces proponer elementos que nutran este supuesto.
Para conocer mejor el significado -la potencia, el alcance, las condiciones- del trabajo colaborativo,
decidimos poner en marcha una experiencia que se estructurara a partir del mismo. Claro que hay muchas maneras de concebir este trabajo y no todas ubican al docente en el mismo lugar productor que
tenamos en nuestra mira. Necesitbamos encontrar una en la que logrramos concretar algo que visualizamos como una necesidad imperiosa: que fuera el propio colectivo docente quien entablara un dilogo
genuino entre lo que est instalado en las prcticas, los problemas de enseanza que reconoce, lo que
deseara modificar, el sentido formativo que le otorga a la escuela y lo que se propone desde lugares
ms externos a las prcticas escolares. Este dilogo no necesariamente ocurre cuando se interpreta
que el trabajo colectivo es un espacio en el que los profesores tienen que apropiarse de la propuesta
curricular o que es la oportunidad de acceder a las elaboraciones que la didctica ha producido en el
mbito acadmico. La opcin que hicimos entonces fue la de constituir un grupo de profesores de Matemtica que fuera construyendo una actitud investigativa a partir de comprometerse en la tarea de elaborar, implementar, registrar y analizar el funcionamiento de un proyecto de enseanza. El grupo se
integr con profesores de matemtica del distrito de Florencio Varela.
Quienes constituimos el grupo tenamos de entrada -as lo configuramos- ciertos acuerdos bsicos: todos desebamos una escuela ms democrtica, ms confortable, con alumnos y profesores ms gratificados estableciendo vnculos de mutuo respeto y con la circulacin de conocimientos relevantes. Haba una
lectura compartida de la crisis, un reconocimiento de la desproteccin (de los docentes que no tienen recursos para convocar a los pibes, de los pibes que son estigmatizados y de alguna manera abandonados).
A travs de este proyecto nos propusimos conocer las posibilidades que se abren para que los compaeros: revisen sus prcticas, construyan explicaciones diferentes de las que suelen aplicar apelando muchas veces al sentido comn, aprecien el valor de aprendizaje que tiene la comparacin analtica
de distintas experiencias elaboradas colectivamente Nuestro trabajo adquiri la siguiente modalidad:
Elaboramos colectivamente una propuesta de enseanza en la que estuvieron presentes dos aspectos fundamentales y estrechamente vinculados: el anlisis crtico de los conocimientos a ensear y el
anlisis de condiciones de implementacin para favorecer el involucramiento de los alumnos en las
situaciones propuestas. El vnculo entre estos dos componentes fue uno de los focos de debate en
nuestro trabajo y hoy podemos decir que permiti vislumbrar nuevas relaciones entre docente productor y alumno productor, entre conocimiento e inclusin educativa;
Implementamos en cuatro aulas diferentes -y en tiempos ms o menos simultneos- la propuesta
elaborada entre todos. Adems del respectivo docente, a cada aula asistieron otros compaeros que
observaron, registraron, interactuaron con los chicos y tomaron decisiones en conjunto que iban
ajustando el proyecto elaborado en comn a las condiciones de cada contexto. Esta posibilidad de
realizar modificaciones en funcin de la marcha del proyecto fue acordada explcitamente y es desde
nuestro punto de vista una condicin ineludible para la constitucin del docente como productor.
Analizamos colectivamente el funcionamiento de las distintas realizaciones. Este anlisis se hizo en
dos planos totalmente relacionados: uno con foco en las producciones de los chicos y otro en la complejidad de la tarea de enseanza.
Hoy estamos en condiciones de adelantar a modo de resultado que el anlisis:
desde el punto de vista del proceso de los estudiantes,
permiti interpretar la diversidad de estrategias propuestas por los alumnos -algunas muy originales- en trminos de las relaciones puestas en juego,
reconocer los obstculos que tuvieron que sortear y en ese acto tomar conciencia de la complejidad
99
100
Como seala la cita del compaero, el grupo estuvo formado por profesores con diferentes experiencias y posiciones. Algunos de ellos sostenan simultneamente una actitud de mucho compromiso con
sus estudiantes y una concepcin de la enseanza de la matemtica centrada en la comunicacin de
definiciones y en la aplicacin de diversos mecanismos de resolucin; otros compaeros estaban ms
empapados de las ideas que se difunden a travs de los documentos curriculares, con diversas posibilidades de implementarlas efectivamente; haba quienes insistan en la fertilidad de plantear problemas
de la vida cotidiana como si ese solo hecho alcanzara para incluir a los chicos en un trabajo potente
Tambin el panorama era muy diverso respecto de las expectativas que se pueden tener sobre los
chicos. Efectivamente, muchos parecan pensar que incluir a los chicos y tenerlos en cuenta es concebir
lmites de antemano, otros en cambio pensaban desde el vamos que proponerles problemas ms desafiantes era una manera de ayudarlos a aprender:
Quienes coordinbamos el equipo hicimos la opcin de ir dirimiendo estas cuestiones a medida que
se desarrollara la planificacin compartida y no intentamos saldar las diferencias, sobre todo no intentamos hacerlo de antemano. Esta estrategia result productiva y permiti avances bsicamente porque
creemos- las posiciones ms generales que esgrimen los profesores apoyados muchas veces en ideas
cristalizadas que circulan en la escuela no suelen ser estrictamente consistentes con las que surgen
cuando piensan en un proyecto ms especfico en el que se pueden adentrar con mayores fundamentos.
Puestos a funcionar en la elaboracin de una secuencia sobre funcin lineal que se desarrollara en
9 ao, fue ms factible proponer la produccin de argumentos para fundamentar cada una de las diferentes propuestas que surgan. Con el objetivo de alentar una posicin investigativa en los compaeros,
quienes coordinbamos insistimos una y otra vez en que las distintas alternativas que se iban barajando
tenan pros y contras y que era interesante y necesario que explorramos en el aula el funcionamiento
de cada una. Esta posicin de nuestra parte nos llev a subrayar en muchas ocasiones no sabemos con
qu grado de recepcin- la importancia de fundamentar las propuestas mucho ms que pensar que entre todas hay una que es la mejor. Concebir el aula como mbito de exploracin de cuestiones que quedaban planteadas como interrogantes en el grupo fue una condicin importante para fortalecer la idea
de un docente autnomo en posicin de produccin.
Trabajo colectivo de planificacin: la construccin de una intencin
El proceso de elaboracin de la secuencia llev 5 jornadas completas. En un primer momento analizamos algunas propuestas cercanas vehiculizadas a travs de algunos libros de texto. Hicimos luego
un anlisis global del campo de ideas que agrupamos bajo el nombre de funcin lineal. Aunque omitimos los detalles correspondientes, s queremos sealar que este trabaj abarc un recorrido por diferentes tipos de problemas que movilizan las ideas que queramos trabajar con los chicos, conceptos
(algunos ms visibles que otros para los profesores), representaciones, propiedades, notaciones y las
relaciones entre todas estas dimensiones. Finalmente nos adentramos en la produccin de una secuencia lo cual comportaba la eleccin de problemas, las anticipaciones de los modos en los que los estudiantes los podran abordar, las discusiones que se podran generar a partir de los mismos, y las generalizaciones que se pudieran hacer. Todos estos elementos fueron configurando una intencionalidad didctica en los docentes que fue fundamental para el posicionamiento que lograron en las clases. Entendemos por intencionalidad las expectativas que los profesores tienen respecto del funcionamiento de un
cierto proyecto: el valor formativo que le atribuyen, la idea que se forman respecto de cules son los
aspectos esenciales, el tipo de produccin que esperan de los chicos.
La elaboracin de la secuencia
Este anlisis compartido nos permiti poner de relieve la relacin entre los problemas que
proponemos y lo que los chicos pueden producir, lo cual establece un lazo ms profundo entre
el proyecto de enseanza y lo que vayan a hacer los alumnos. Ah hay un cambio, no se trata
slo de planificar, hay un cambio en la concepcin de la planificacin.
Profesor integrante del equipo en la reunin de anlisis cuatro meses despus
de finalizada la realizacin de la secuencia, 30 de marzo de 2010.
Prometimos lo vamos a cumplir- no entrar en los detalles de la secuencia. Queremos resaltar sin
embargo algunos aspectos esenciales que hacen a la relacin entre discusin colectiva, concepcin de
conocimiento y de enseanza.
En primer lugar empezamos proponiendo problemas que movilizan nociones relativas a la linealidad
sin que los docentes ensearan previamente el tema. Algunos compaeros se resistan a esta modalidad
porque consideraban que los chicos no tendran recursos para abordarlas. Esto le dio sentido a un profundo trabajo de anticipacin acerca de cmo podran los chicos enfrentar los problemas que estbamos
pensando. Estas anticipaciones nos hacan volver una y otra vez sobre los problemas para considerar
qu puntos de apoyo tendran los estudiantes y afinar entonces la formulacin de los problemas (los
nmeros que propondramos, la manera de presentarlos, etc.). Al mismo tiempo discutamos cmo interpretar en trminos de ideas de los estudiantes esas anticipaciones que hacamos respecto de sus posibles estrategias. Puntos de apoyo de los alumnos, estrategias posibles que podran desplegar, ideas
que las sustentan, condiciones del problema constituyeron nodos que se iban retroalimentando y organizaron la discusin sobre la secuencia.
Un aspecto especialmente interesante de esta etapa se hizo visible cuando muchos profesores interpretaban posibles estrategias de los chicos en trminos de sus propias ideas (las de los profesores) sin
concebir que ellos piensan desde otro sistema de relaciones y que sus estrategias no pueden entenderse
como una proyeccin incompleta de las ideas del profesor. Veamos tramos de nuestras discusiones sobre las estrategias de los chicos, mientras discutamos los valores que incluiramos en una tabla, a raz
del primer problema:
- Van a usar proporcionalidad directa, casi seguro2
101
102
puede ser.
El dilogo anterior muestra todo lo que tuvimos que desarmar para darnos cuenta de que muchas
veces nos manejamos con el supuesto de que los alumnos tienen ligadas entre s un montn de relaciones cuyo vnculo justamente es lo que van a aprender a partir del trabajo en la secuencia. En
ese marco pudimos analizar diferencias entre distintas intervenciones docentes que apuntaran a poner
en cuestin relaciones errneas hechas por los alumnos y que inicialmente veamos como equivalentes.
Todo este intercambio nos ayud a entender que los valores que pondramos en el problema como datos podran alentar o no la produccin de ciertas relaciones. Esta toma de conciencia constituy para
nosotros un momento importante de nuestra produccin: todos queramos proponer, todos queramos
explicar por qu pondramos uno u otro valor. De manera desordenada fuimos yendo y viniendo al
tiempo que elaborbamos un criterio para decidir en el que los chicos estn presentes en la discusin, son nuestros interlocutores implcitos en el momento de tomar decisiones. Efectivamente, se instala un lazo entre el problema que vamos a proponer y los recursos que los alumnos pondran
en juego para resolverlo.
Este dilogo imaginario con nuestros alumnos, esta anticipacin acerca de sus posibilidades nos ayud a configurar en nuestras cabezas un estudiante que va pudiendo, un estudiante que se involucra en
un recorrido a partir de su participacin en los intercambios que se sostienen en el aula, un estudiante
capaz de hacer algunas relaciones a partir de las cuales podr elaborar otras en el juego de la clase. A
la vez pudimos vernos nosotros, con nuestras intervenciones posibles, en ese recorrido.
Vemos que el anlisis abarca no slo qu van a hacer los alumnos sino tambin cmo lo van a validar, cules sern sus puntos de apoyo para reconocer si algo est bien o no. En este contexto se explicita la importancia de que los nmeros propuestos hagan observables diversas relaciones entre los datos y las incgnitas. La anticipacin que realizbamos nos generaba alguna incertidumbre acerca de cmo sucederan realmente las cosas en la clase (estara bueno ver qu pasa con esto) lo cual la transformaba en un mbito al que iramos no slo a ensear sino tambin a explorar el funcionamiento de nuevas alternativas.
Cerramos estos avances del proceso de elaboracin de la secuencia con la voz de algunos compaeros, en la reunin final de balance del 30 de marzo de 2010:
- No solamente discutimos los problemas sino que fuimos viendo distintas maneras en que los alumnos podan abordarlos. Cmo van a resolver esto?, nos preguntbamos todo el tiempo. Nos imaginbamos posibles resoluciones y tambin discutamos qu datos poner para alentar la produccin de algunas
relaciones que queramos discutir con los pibes.
- Tenamos plan A y plan B. Es un modo de planificar teniendo muy presente la clase. Muchas veces
uno planifica con ms distancia: uno dice les voy a dar estos problemas, pero no alcanza seleccionar los
problemas para imaginarse la escena de la clase y uno adentro de esa escena. Pensar qu podan hacer
los chicos nos tranquilizaba y nos animaba porque nos daba herramientas para anticipar qu discusiones
podramos proponer, qu intervenciones hacer.
- Yo creo que esos planes B fueron surgiendo del pesimismo y del optimismo del grupo. Porque si no
hubieran estado los pesimistas, no hubiera surgido un plan B y si no hubieran estado los optimistas, no
hubiese habido plan. Eso es lo que te da el trabajo en grupo.
- Hoy hablbamos de las caractersticas que tiene que tener la propuesta porque no puede ser cualquier situacin. Tiene que ser abierta a que todos los chicos puedan encontrar alguna herramienta o
algn camino. Nos decamos si lo resuelven por este lado intervenimos de tal manera, y si lo resuelven
por este otro, planteamos tal cosa.
- Al principio pensbamos que las cosas eran o no posibles en funcin de las caractersticas de los
alumnos que tenemos. Pero al discutir qu haran los chicos frente a los problemas que les plantearamos empezamos a darnos cuenta de que puede haber muchos recorridos distintos en los que los pibes
se pueden involucrar. Esto nos ayud a entender que las cosas no slo dependen del grupo, sino que
dependen mucho de la propuesta. No, la barrera no est en los chicos.
El grupo fue para cada profesor un sostn fundamental y al mismo tiempo comport un compromiso
103
104
asumido que deriv en una cierta exigencia. En algn sentido podramos decir que los profesores comenzaron a tener en sus clases un nuevo interlocutor implcito el grupo- adems de sus alumnos. Esta
idea de pensar que cada compaero dialoga en el aula con el grupo con el que concibi el proyecto ayuda
a entender que el profesor realiza ciertas acciones y porta ciertos interrogantes en funcin de ese dilogo.
La posicin de observador como un modo de aceptar otro juego en el aula
Hemos sealado que el grupo se caracteriz por tolerar no siempre sin malestar- una diversidad de
posiciones. Aquellos que no estaban convencidos de lo que proponamos pudieron expresar sus dudas,
sus desacuerdos y creemos que esto oper para que permanecieran y acompaaran nuestro proyecto,
an con reservas. Uno de estos compaeros ms distantes nos puso en contacto con una interesante funcin que para l jug ser observador de una clase. Veamos el siguiente dilogo:
C- Yo creo que en principio, por lo menos en mi caso, era llevar a cabo algo que yo pensaba que
no iba a funcionar. Aparte de eso, si yo hubiera sido el profesor que lo daba, me hubiera incomodado tener profesores en el aula, todo ese cambio te da como un miedo, ests yendo en contra de
lo que a vos te parece y te cambia toda la costumbre que vos tens de dar la clase. Vos ests
acostumbrado a dar lo mismo y de la misma manera siempre y en el grupo haba toda una variedad
de opiniones.
P- Se complica tener que llevar al aula como, responsable de la clase, algo de lo que uno no est
convencido. Pero desde la posicin que tuviste que fue participar del equipo y ser observador en el aula,
ves eso como una cosa intermedia que te ayud a modificar?
C- S, solo no lo hubiera hecho. Siempre que termina el ao trato de fijarme lo que me parece que
funcion o no, y al otro ao cambio o vuelvo, pero utilizo la misma metodologa que no es la que
usamos ac, pero al estar en el grupo
P- Podramos decir que en tu caso que estabas ms distante de las cosas que se estaban plateando
ac, el hecho de participar integrado al grupo pero en condicin de observador te permiti acceder a
algo que no hubieras estado dispuesto a implementar vos solo
C- S, darte la posibilidad de ver otra cosa, porque quizs ests seguro de eso porque es lo nico
que haces, cunto ms conoces o ms ves...
Este compaero acompa nuestras elaboraciones desde una posicin muy crtica respecto de lo que
proponamos. Sin embargo, pensamos que por el hecho de que pudo manifestarse, permaneci en el
grupo y realiz las observaciones. Fue justamente esta posicin de observador la que le mostr unos
chicos que l no poda imaginar, un aula en la que los estudiantes trabajaban y producan. Nos parece
interesante, pensando en procesos de cambio, el considerar la observacin en las condiciones en que se
realiz en este proyecto, como una oportunidad para algunos profesores de acceder a otros posibles.
Para seguir pensando
El trabajo realizado permite reafirmar la potencia de la produccin colectiva para imaginar y llevar
adelante escenarios de clase en los que estudiantes y profesores interactan de manera potente con
relacin al conocimiento. Creemos que los resultados reseados en este material no son independientes
del posicionamiento crtico de los compaeros que participaron del grupo y no es razonable pensar que
podran auspiciarse producciones ms o menos equivalentes para cualquier grupo de profesores.
Asimismo, pensando en la extensin de estos espacios colectivos cabra preguntarse qu formacin,
qu caractersticas deberan tener los coordinadores de grupos de trabajo en las escuelas. Hay ah algo
que sobre lo que es imperioso avanzar pero que supone la concepcin de nuevos puestos de trabajo y
la formacin de las correspondientes personas que los ocuparn- capaces de sostener estos procesos de
produccin en las escuelas.
Notas
1
Sin desconocer los aportes que otras perspectivas que miran el problema de la crisis de la escuela.
Referencias bibliogrficas
Bednarz, N. y Proulx, J. (2010). Dveloppement professionelle des enseignants en mathmatiques. En
B. De Livre, A. Braun, V. Carelle y W. Lahaye (ed) y L. Dionne (coord. du numro), ducation et
formation. Travail en communauts, collaboratin et partenairiats pour le dveloppement professionnelle des enseignants,e-293, pp.21-36. Universit de Mons, Blgica.
Charlot, B. (2006). La relacin con el saber. Elementos para una teora. Montevideo: Ediciones Trilce.
Chevallard, Y. (1991). La transposition didactique. Du savoir savant au savoir enseign. Grenoble: La
Pense Sauvage.
Clot, Y. (1999). La fonction psychologique du travail. Paris : Presses Universitaires de France.
Desgagn, S., Bednarz, N., Lebuis, P., Poirier, L. et Couture, C. (2001). L'approche collaborative de recherche en ducation: un rapport nouveau tablir entre recherche et formation [En red]. Revue
des sciences de l'ducation, 27 (1), pp. 33-64. Disponible en http://id.erudit.org/
iderudit/000305ar
Fernndez, G., Clot, Y. (2007). Instrumentos de Investigao. Entrevistas en auto-confrontacin: un
mtodo en clnica de la actividad. Revista digital Laboreal, Fundao para a cincia e a tecnologia,
Portugal: UP.
Peltier- Barbier, M. (dir.). (2003), Dur pour les elves. Dur pour les enseignantes. Dur d`enseigner en
ZEP. Grenoble: La Pense Sauvage.
Robert, A. (2003): De lidal didactique aux droulements rels en clases de matematiques: le didactiquement correct, un enjeu de la formation des (futurs) enseignants (en collge et lyce). Point de
vue. Didaskalia. N 22.
Robert, A. y Roglaski, J. (2002). Le systme complexe et coherent des pratiques des enseingnats des
mathmatiques: une double approche. La revue canadienne des sciences, des mathmatiques et
des technologies, 2(4), pp. 505.528.
Roditi, E. (2011)). Recherches sur les pratiques de enseignants en mathmatiques: apports dune intgration de diverses aproches et perspectives. Note de synthse presente pour lhabilitation diriger
des recherches. Facult des sciences humaines et sociales. Sorbonne. Universit Paris Descartes.
Sensevy, G (2011): Le sens du savoir. lments pour une thorie de laction conjointe en didactique.
Bruselas: De Boeck.
105
106
construyen otros actores que forman parte de la cotidianeidad escolar y que entendemos, aportan a la
configuracin del trabajo del profesor.
Desde esta perspectiva, los objetivos que alentaron nuestra investigacin, busca explorar los sentidos que construyen las familias acerca del trabajo del profesor, lo cual tambin implica indagar en los
sentidos que le asignan a la escuela secundaria y a sus propias tareas y responsabilidades en relacin a
la actividad escolar de sus hijos.
Partimos de la hiptesis de que los sucesos polticos, sociales y econmicos que tuvieron lugar en
nuestro pas en la ltima dcada, derivaron en mltiples procesos de fragmentacin, desintitucionalizacin, pobreza, desigualdad educativa y en efecto, estos procesos de desinstitucionalizacin afectaron tanto a la escuela como a la familia (Dubet en Tiramonti, 2004). Evidencindose as, la ruptura de un campo
de sentidos compartido por el conjunto de las instituciones y de los agentes que circulan por ellas, y el
desarrollo de mltiples espacios de sentido en los que se articulan estrategias institucionales y familiares.
Estas ltimas resultan de la lectura que las familias hacen de su situacin social y de los recursos que
esperan que la escuela aporte para conservar o mejorar sus posiciones sociales. En las estrategias escolares confluyen las demandas de las familias, las historias institucionales y la particular lectura que las
instituciones hacen de su funcin en relacin con los grupos que atienden (Tiramonti, op.cit. pg. 27)
Diversos estudios coinciden en que la socializacin familiar es tan dbil que no alcanza para incorporar a sus hijos a los patrones de conducta socialmente aceptados; en consecuencia, las familias interpelan a la escuela para que ocupe su lugar. Evidencindose as, un fenmeno de transferencia de responsabilidades socializadoras de la familia a la escuela (Tiramonti op. Cit., Bolivar 2006, Miranda, 1995,
Veirav y otros, 2008).
Estudios recientes en nuestra provincia sobre trabajo docente desde la mirada de los profesores, evidencian que la asuncin de nuevos roles por parte de los profesores, ligada a las mltiples demandas
que recaen hoy en las instituciones educativas, impactan fuertemente en la configuracin laboral, hacindose sta ms compleja por la coexistencia de diferentes funciones que tensionan entre s, y que
debe resolver el profesor en su cotidianeidad. La mayora de los profesores desarrollan en la cotidianeidad, un conjunto de tareas que tienen que ver con la contencin afectiva y la asistencia que demandan
los alumnos: la necesidad de escucharlos, asesorarlos an en cuestiones personales, asistirlos con ropa,
alimentos, materiales, etc. Esto responde a la situacin de vulnerabilidad en la que se encuentran
muchos de los jvenes que asisten a la escuela media, producto de procesos socioeconmicos y culturales ms amplios que impactan crudamente en la escuela. (Veirav y otros, op. Cit.)
2. Abordaje terico metodolgico
Los datos producidos en este estudio provienen de cuestionarios realizados a padres de alumnos que
se encontraban cursando el ante ltimo ao de una escuela secundaria ubicada en el centro de la ciudad
de Resistencia, en la provincia del Chaco. El criterio de decisin se fundamenta en que esos padres ya
poseen una trayectoria en la escuela media, lo cual supone una cierta experiencia y percepcin formada
- en relacin con otros que recin comienzan a transitar la institucin - respecto a los temas que nos
interesa abordar en este trabajo.
La encuesta aplicada a las familias indaga sobre cuatro dimensiones principales a saber: datos del
grupo familiar, opinin acerca de la escuela media, opinin acerca del trabajo del profesor y opinin
acerca del rol de la familia en la escolarizacin de los hijos.
Los sujetos que respondieron el cuestionario pertenecen en su mayora a una familia tipo nuclear o
tradicional, constituida por madre, padre y tres o cuatro hijos; la mayora de los padres profesionales y
vinculados laboralmente a la administracin pblica.
De acuerdo a la naturaleza del objeto de estudio, la perspectiva desde donde se lo aborda y el propsito mismo de la investigacin, consideramos nuestra investigacin de tipo predominantemente cualitativa porque busca indagar el punto de vista y los significados atribuidos por las familias al objeto de estudio a travs de sus testimonios. En el sentido de que la investigacin cualitativa se interesa, en especial, por la forma en que el mundo es comprendido, experimentado, producido; por el contexto y los
procesos; por la perspectiva de los participantes, por sus sentidos, por sus significados, por su experiencia, por sus relatos (Vasilachis de Gialdino, 2006: 29).
Abordamos el estudio desde un enfoque socioeducativo tratando de captar la realidad social a travs
107
108
de la mirada de los actores educativos y los sentidos construidos sobre la realidad escolar, en las dimensiones que fueron ya mencionadas (la escuela secundaria, el trabajo del profesor y su propio rol como
padres en la escolarizacin de los hijos), analizadas en su relacin con el contexto social, cultural e histrico de pertenencia. Nos interesa la comprensin situada, pertinente y significativa de la prctica social de las y de los sujetos y colectivos ms que el descubrimiento de leyes de comportamiento universal
(Cifuentes Gil, 2011).
3. Principales avances y problemticas surgidas en la investigacin
Sealaremos algunas apreciaciones respecto a: 1. El desarrollo metodolgico de nuestra investigacin, sobre la experiencia del trabajo de campo y el contacto con las familias; 2. Las aproximaciones
conceptuales y empricas sobre el objeto de estudio.
3.1. Sobre la metodologa y el contacto con las familias
Del trabajo realizado con las familias podramos sealar como principal obstculo en el desarrollo de
nuestra investigacin, la dificultad para establecer el contacto con los padres y en efecto, el tiempo que
demanda ubicarlos en sus domicilios y disponer de sus tiempos influye en el cronograma establecido en
nuestro proyecto.
El contacto con la institucin se realiz sin dificultades y se realizaron entrevistas a informantes claves que elegimos a aquellos que tienen mayor contacto con los padres o tutores de los alumnos, como
el asesor pedaggico y preceptores.
Para el contacto con las familias, distribuimos a los alumnos que se encontraban cursando el segundo ao polimodal, en sus seis divisiones, sesenta notas dirigidas a los padres en las cuales presentbamos nuestro proyecto y les solicitbamos su autorizacin para concurrir a sus domicilios a realizar la
encuesta; de las sesenta notas solo diecisiete padres respondieron afirmativamente; aquellos que no
aceptaron responder la encuesta sealaron por la falta de tiempo, otros no fundamentaron su decisin y
hubieron alumnos que no devolvieron las notas. Esta instancia acarre tiempo y luego tambin, encontrar a los padres en sus domicilios a pesar de haber acordado horarios, lo cual signific asistir ms de
una vez hasta concretar el encuentro.
Rescatamos como positivo el hecho de que la mayora de las familias respondieron con buena predisposicin a nuestro trabajo y asimismo, expusieron que no tienen un espacio y tampoco en la escuela
para exponer sus inquietudes y preocupaciones sobre la educacin de sus hijos, y en este sentido, algunos de ellos vieron en nuestro trabajo una posibilidad de ser escuchados y uno de los padres nos advirti espero que esto no quede en papeles nomas. A partir de esta postura del sujeto investigado vimos
interpelado nuestro propio rol como investigadores. Nos preguntamos qu aportes y contribuciones
nos corresponde realizar a partir de nuestra investigacin? Qu formas de devolucin y de intervencin
se pueden pensar a partir de los resultados del estudio? Hasta dnde podemos tomar decisiones?
Dnde termina nuestro trabajo? Qu compromiso debe asumir un investigador?
Vale sealar que elegimos la modalidad de que el cuestionario fue administrado personalmente por
nosotros. Este contacto directo y nuestra mediacin en las preguntas llevaron a que muchos de los padres no se limitaran a las preguntas cerradas sino que por el contrario, justificaban y explayaban ampliamente sus respuestas, en algunos casos, dando lugar a la interaccin con el investigador a modo de
entrevista. La aplicacin del cuestionario de este modo se vio enriquecido en cuanto a la informacin
que obtuvimos y las posibilidades de su anlisis e interpretacin.
3.2. Aproximaciones de sentido sobre el trabajo docente visto desde las opiniones de las familias
Las tareas del profesor y las demandas familiares
Los padres reconocen la centralidad que tiene en el trabajo de los profesores la tarea de ensear. Asimismo, dan cuenta de otras tareas que complejizan su trabajo, agregando funciones y actividades. Por eso
plantean que las tareas que realizan con mayor frecuencia los docentes es dar clases, adems desarrollar
actividades administrativas, asistir a cursos de capacitacin, a reuniones de padres y actos escolares.
Los padres reconocen que solo algunas veces y no todos los profesores brindan apoyo y contencin a
los alumnos, y nunca organizan actividades que involucren vnculos con la comunidad.
Tambin en las respuestas se advierte una dispersin respecto de los padres que saben o reconocen
que los profesores realizan actividades escolares fuera de los horarios de clase.
Demandan que la relacin pedaggica del docente con los alumnos implique un vnculo de formacin,
de atencin al joven que supere la transmisin de contenidos escolares.
Algunos testimonios clarifican esta posicin:
Adems de dar clases se debe crear una comunicacin con el chico, no es venir dar clases y te
vas. Despertar inters [Enc. N 2]
Yo creo que hoy en da no es nicamente dar clase o sea no podes nicamente dar clase,
ms por la situacin que se vive hoy en da, con los problemas sociales, econmicos que hay y
creo que uno, cmo te dije, hoy se tiene que relacionar ms con el alumno [Enc. N 6]
No se supedita nada ms a dar clase. Es la persona que contiene y educa a su alumno [Enc. N 12]
Adems, reclaman un mayor compromiso del docente con las acciones institucionales que se advierte
en la ausencia de actividades comunitarias y en eventos escolares.
Estas citas textuales de las palabras de los padres, dan cuenta que entienden que la tarea del profesor excede la de la enseanza en tanto instruccin y esperan del profesor un vnculo ms cercano con el
joven, que incluya acompaamiento, contencin y educar en valores.
El anlisis de las opiniones respecto de cules deberan ser las principales tareas de los profesores
acenta lo expuesto. La mayora coinciden en que debera ser dar clases, lo que supone tener actividad
con regularidad y ocuparse ms de la enseanza. Adems de reconocer la importancia de apoyar y contener al alumno en situaciones problemticas. Luego las opiniones se dividen en preparar las clases,
capacitacin, organizar actividades para la comunidad y relacionarse ms con los padres y mantenerlos
informados sobre el desempeo de los alumnos.
Por otra parte, reconocen el bajo prestigio social de la profesin e identifican algunos rasgos del deterioro de la relacin docentes-padres-alumnos marcados por la indisciplina, falta de respeto, prdida de
autoridad docente.
La profesin docente no es valorada por la sociedad. Porque hoy en da creo que tambin se
le recarga mucho al profesor con estos problemas que hay, con los problemas de indisciplinas
que hay, por ah muchos padres creen que es la responsabilidad de ellos de educarlos a los
hijos, cuando los hijos ya en el seno familiar tienen que ser educados. Y el profesor lo que hace es ensear sus contenidos, puede ensear valores tambin obviamente no, pero ya educados creo que vienen de la casa, de la familia. Y no se valora mucho al docente con respecto a
la educacin que da [Enc. N 6]
La profesin docente es poco valorada por la sociedad. Es mi caso que yo valoro poco. Por todo
lo que estamos pasando, por la falta de herramienta, la falta de compromiso, tambin yo veo
mucho en los profesores. Hay que comprometerse ms con la docencia ms a fondo. Por ah vio
el tema de los paros, uno tiene derecho hacer paro, pero muchos se abusan [Enc. N 5]
Dificultades que identifican en el trabajo de los profesores
En relacin a las dificultades que identifican las familias en el trabajo de los profesores se evidencian
mltiples opiniones entre las cuales predominan. La falta de condiciones edilicias y equipamiento en la
institucin respecto de la disponibilidad de equipos para tener el confort mnimo para la enseanza, como lo es para la agresividad del clima de la regin, los equipos de ventilacin en las aulas. Tambin refieren a otros aspectos como la sobrecarga de tareas de los profesores. Asimismo mencionan los problemas de indisciplina de los alumnos y la falta de estudio. Por ltimo, reconocen la falta de participacin
de los padres en la actividad escolar de sus hijos. Sobre este ltimo aspecto rescatamos algunas citas
de los padres para dar cuenta de lo expuesto.
Ahora porque se le da ms prioridad al comportamiento, al alumno, y actitudes, y el profesor
no se puede defender. Un alumno le pega al profesor y ya no se le respeta y los padres de los
alumnos tampoco. Los chicos hacen lo que quieren [Enc. N 11]
109
110
Porque se perdi el respeto. El docente era el segundo mam, pap y ahora nada. Y cuando los
padres van a la escuela le agreden a los profesores por supuestos que tiran abajo la educacin
[] el docente perdi autoridad, no puede hacer nada, ni gritar. Lo sancionan [Enc. N 15]
algunos ganan el sueldo porque corren de una escuela a otra ellos ganan montn porque
corren de un lado a otro y la calidad educativa? [Enc. N 9]
Entendemos que las familias reconocen que los docentes desarrollan su trabajo bajo mltiples condiciones que dificultan su trabajo y que tiene que ver no solo con lo que sucede en la cotidianeidad escolar atravesada por la indisciplina de los alumnos y la falta de estudio, el poco acompaamiento de los
padres, sino tambin por otras cuestiones que responden a las condiciones de produccin del trabajo
pedaggico. Los padres reconocen que dadas las condiciones sociales y econmicas los profesores deben trabajar en ms de una institucin derivando de esta manera en la sobrecarga de tareas. Asimismo,
los padres coinciden en que el sueldo de los docentes es bajo en relacin con las tareas que realizan y
que la profesin docente no es valorada por la sociedad como en otras pocas.
Como expusimos anteriormente, las familias reconocen su escaza participacin y apoyo en las actividades escolares dentro de la institucin, si manifiestan colaborar con las tareas de los hijos en la casa y
solo asisten a la institucin escolar para retirar la libreta de calificaciones o cuando surgen problemas de
indisciplina; lo cual da cuenta claramente la relacin que mantienen los padres con la escuela secundaria y sus profesores.
4. Consideraciones finales
Es relevante afirmar que no solo los profesores reconocen la multiplicidad de tareas que tiene el docente en la actualidad, segn lo muestran otras investigaciones, sino que este estudio nos permiti
identificar que las familias tambin reconocen y no solo eso, sino que demandan y afirman que es parte
de la tarea docente comprender y apoyar al alumno, reconocerlos como personas en su singularidad,
con sus problemas y particularidades; mantener informados a los padres sobre el desempeo escolar y
las dificultades de sus hijos; organizar actividades comunitarias y participar de las reuniones de padres;
realizar capacitaciones, actividades administrativas y preparar las clases. Es decir, que el trabajo docente no se agota en las prcticas pedaggicas porque remite a otros campos que inciden sobre la realidad
escolar inmediata (Ojeda y Nez, 2009).
Notamos que el proceso de desinstitucionalizacin est implicando tambin el quiebre de sentidos
acerca de la funcin de las instituciones educativas, en nuestro caso particular, las de nivel medio, y en
consecuencia, un cuestionamiento al rol de los profesores, que aparecen multi-demandados para desarrollar tareas que exceden la enseanza, tales como aqullas vinculadas con la contencin afectiva
(Veirav y otros, op.cit.)
Por ltimo, sealamos que el estudio de las opiniones, demandas y expectativas familiares en relacin a la educacin secundaria y al trabajo del profesor, resulta sumamente relevante para pensar en
las funciones de la nueva escuela secundaria que propone la Ley de Educacin Nacional.
Notas
1
Referencias bibliogrficas
Cifuentes Gil, R. M. (2011) Diseo de Proyectos de investigacin cualitativa, NOVEDUC, Buenos Aires,
Argentina.
Bolvar, A. (2006). Familia y escuela: dos mundos llamados a trabajar en comn En: Revista de Educacin, 339. Universidad de Granada. Pp. 119-146.
Jara, J. M. (2010). Escuela media y familia: sentidos atribuidos al trabajo del profesor en contextos
urbanos, rurales e intertnicos. Proyecto de Beca de Investigacin aprobado por Resolucin N
1115/09 de la Secretara General de Ciencia y Tcnica, Universidad Nacional del Nordeste.
Jara, J. y Veirav, D. (2011) La relacin escuela-familia en el marco de las transformaciones sociales de
la ltima dcada. PRE-CONGRESO ALAS 2011. Preparatorio del Congreso Recife 2011 Fronteras
abiertas de Amrica Latina: geopoltica, cambios culturales y transformaciones sociales. Preparatorio del XXVII Congreso ALAS, Buenos Aires 2009. Centro de Estudios Sociales, UNNE. 11 al 13
de mayo de 2011, Resistencia.
Miranda, R. A. (1995). Expectativas sobre la escuela: la percepcin de la familia escolar. En: Perfiles
educativos. Enero-marzo, Nmero 67. Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Mxico D. F.
Ojeda M. y Nez, C. (2009). El trabajo del profesor de secundaria en contextos escolares y sociales
diversos. Caractersticas asumidas y sentidos atribuidos por los propios actores. En: Revista Digital N 1, del Instituto de Investigaciones en Educacin. Facultad de Humanidades, Universidad
Nacional del Nordeste. Resistencia-Chaco, junio de 2009, 15 pp. Publicada en la pgina web de la
Universidad Nacional del Nordeste-Facultad de Humanidades http://hum.unne.edu.ar.
Proyecto Picto. Cdigo: 2007-00197. Configuraciones y significados del trabajo docente en instituciones
de nivel medio en contextos rural, urbano e intertnico de la provincia del Chaco -Universidad
Nacional del Nordeste. Proyecto Aprobado por Resolucin N 163/08 del Directorio de la Agencia
Nacional de Promocin Cientfica y Tecnolgica (ANPCyT) del Ministerio de Ciencia y Tecnologa de
la Repblica Argentina. Direccin: Profesora Delfina Veirav.
Tiramonti, G. (comp.). (2004). La trama de la desigualdad educativa: mutaciones recientes en la escuela media. Buenos Aires, Manantial.
Vasilachis de Gialdino, I (coord) (2006) Estrategias de Investigacin Cualitativa. Barcelona: Gedisa.
Veirav, D. Delgado, P. y Ojeda, M. (2008). Los profesores frente a las demandas sociales de inclusin,
retencin y contencin en la educacin media. Anlisis de una problemtica de la institucin educativa y del trabajo del profesor en nuestra regin. Coloquio de Estudios Sociales. Moglia, pp. 261
-279, Corrientes, 2008.
Veirav M. D. y Otros (2008). Nuevas configuraciones del trabajo docente del nivel medio. Prcticas dispersas, diversas y a la intemperie. Red ESTRADO/CLACSO. Universidad de Buenos Aires. Facultad
de Filosofa y Letras. Departamento de Ciencias de la Educacin. Instituto en Ciencias de la Educacin. Buenos Aires: UBA Http://www.fae.ufmg.br/estrado/cdrom_seminario_2008/index.html.
ISNN1980-6744.
Veirav, M. D. (2010). Mutaciones y continuidades en los escenarios socioeducativos de la escuela media: prcticas y sentidos del trabajo docente. Procesos y condiciones del trabajo docente. VIII Seminario Internacional de la REDESTRADO. REDESTRADO/CLACSO/Universidad de Ciencias y Humanidades de Per, pp. 1-12, Lima, Per, 2011
Veirav M. D. y Otros (2010) Comprender el trabajo docente en escuelas medias pblicas de la Argentina: aproximaciones tericas para analizar su complejidad. VIII Seminario Internacional REDESTRADO Educacin y trabajo docente en el nuevo escenario latinoamericano. Entre la mercantilizacin y la democratizacin del conocimiento. Red de Estudios sobre Trabajo Docente
(REDESTRADO) de la CLACSO. Lima, Per. Agosto de 2010.
111
112
Eje 2
Regulaciones de la carrera docente
Eje 3
Polticas educativas y trabajo docente
Coordinadores:
Patricia Delgado - Pablo Imen
114
Hasta los aos 70 predominaba, como nico antecedente para asumir al cargo de Director, Vicedirector y Secretario transitorio: la antigedad en el desempeo. En la dcada del 70 se implementan
las primeras experiencias de pruebas de seleccin con una nueva variable: antecedentes docentes,
que se representaba en un puntaje, otorgado por el Tribunal de Clasificacin considerando la formacin
y capacitacin docente que tena el aspirante.
Los primeros concursos de antecedentes y oposicin para cobertura de cargos directivos tenan previsto como instancia de concurso tres pruebas escritas: una sobre los aspectos tcnico-administrativos
otra sobre los aspectos tcnico- pedaggico y una tercera sobre la relacin de escuela- comunidad.
Con el advenimiento de la democracia en 1983 se realizaron practicas de eleccin del director a travs de lo que se llamo: eleccin por consenso. El personal docente de la escuela elega a unos de
los candidatos propuestos para el cargo, en forma democrtica. Se realizaba un acta de los resultados
obtenidos y se informaba al inspector del rea y a Secretaria de Inspeccin, quienes realizaban la correspondiente Disposicin de adjudicacin del cargo transitorio
A partir de la aprobacin y promulgacin de la Ley N10.579 en 1986 - El Estatuto del Docente de la
Provincia de Buenos Aires sistematiz y dio las pautas para el proceso de seleccin del personal directivo. El principal aspecto que se encuentra regulado en relacin con el cargo directivo es su lugar en el
escalafn de la carrera profesional docente y los requisitos y mecanismos para su seleccin y adjudicacin. En relacin con los requisitos, en general se contempla algn aspecto vinculado con:
1- Concepto del docente-aspirante en su relacin con las evaluaciones de desempeo recibidas en los
dos ltimos aos: debe oscilar entre bueno y muy bueno- de 7 a 10 puntos.
2- Su comportamiento: se prescribe que no debe haber sido sancionado disciplinariamente por faltas
graves.
3- Su situacin de revista: supone que debe encontrarse activo (es decir que debe estar en desempeo, no en tareas pasivas).
4- Su antigedad: como docente titular en el escalafn inmediatamente anterior.
En los concursos de ascenso se pueden identificar al menos dos etapas:
1- La revisin de antecedentes: en relacin con la antigedad, formacin, capacitacin y trayectoria
profesional de los concursantes.
2- La prueba de oposicin: por lo general consiste en un examen terico y una instancia oral (ya sea
un coloquio y una entrevista con el candidato)
Posteriormente para las Pruebas de Seleccin, el referente y regulador marco normativo lo encontramos en el Articulo N 75, inciso N 7 de la Ley 10579 y Decreto reglamentario N 2485/92 y sus modificatorias por el Decreto Provincial N 441/95.
El proceso de seleccin de directivos en la provincia de Bs.As. Directivos para un tiempo,
directivos para siempre
El proceso de seleccin se enmarca en la normativa antes mencionada. Una de las particularidades
de dicho proceso es que se trata de concursos generales o pruebas de seleccin que son vlidas para
toda la jurisdiccin o solo una o dos regiones educativas. Por lo tanto no tienen en cuenta especificidades ni caractersticas de cada comunidad educativa.
En el proceso del concurso o pruebas de seleccin existen, en todos los casos, dos autoridades diferenciadas que intervienen en diferentes momentos. Por un lado las Direcciones Provinciales del Nivel de
enseanza que realiza el llamado al concurso a travs de una Resolucin o Disposicin y la segunda estructura de autoridad son los jurados, que son los encargados de expedirse sobre la aprobacin o no de
los candidatos en las pruebas de oposicin. Otros rganos colegiados, como la Secretara de Asuntos
Docentes y las Jefaturas de Regin tambin participan de manera diferente sobre todo en la faz burocrtica, brindando el andamiaje tcnico para que la prueba en si mismo pueda realizarse.
Cuando una Escuela Primaria queda acfala, por licencia, o traslado de la titular u otro motivo; el
Estatuto del Docente establece como debe realizarse la cobertura del cargo. En un primer momento se
brindara una solucin momentnea para que el servicio educativo no que sin ultimo responsable, en
este caso se utilizara un recurso humano que fue seleccionado por una prueba de seleccin para cargos transitorios. Cada dos aos, la Provincia debera convocar a concurso para titulares con un
proceso de diferentes instancias y que otorga en caso de haber disponibilidad de vacante un cargo con
estabilidad y que solo se pierde por renuncia, despido, o jubilacin.
Como hemos sealado, en este trabajo solo nos focalizamos en las funciones de direccin
transitorias. Para cubrir dichas funciones se pueden dar dos escenarios:
1- Si la vacancia o licencia del Personal directivo es por un lapso de hasta 30 das o mientras se realice la cobertura por asignacin de funciones, desempear la funcin directiva el docente de grado
jerrquico inmediato inferior del establecimiento, segn el inc. 15 del Art.752 del Estatuto Docente.
2- A los efectos de la cobertura por mas de 30 das se procede segn lo establece el inciso N 8 del
Art N 75 que expresa que para los cargos de los tems X a XII del inciso a) del Escalafn Docente, el
rgano competente podr efectuar una convocatoria para la conformacin de una nomina de aspirantes. La implementacin de esta alternativa no podr extenderse ms all del treinta (30) de Abril de
cada ao y ser utilizada para las necesidades de cobertura que se produjeran durante el ciclo lectivo.
Esta fecha limite no siempre es respeta por el sistema, debido a la magnitud del mismo y a compromisos de los agentes destinados a realizar el proceso. Estas consideraciones aunque normativamente
iguales para los cuatro niveles, se cumplen en la rama a la que nosotros hacemos referencia, la primaria, tambien en la rama Inicial pero no as en la Secundaria y prcticamente nunca se han cumplido en
el nivel superior.
Para la implementacin de las Pruebas de Seleccin se utiliza como referente la Resolucin N824/05
que actualiza la ya citada de 1995 y los Acuerdos paritarios en relacin a Pruebas de Seleccin y la Disposicin N 65/11 de la Subsecretaria de Educacin que establecen y acuerdan las acciones que deben
llevar a cabo las diferentes instancias de intervencin: Direccin de nivel, Direccin de Concursos docentes y Prueba de seleccin, Jefaturas regionales, Jefaturas distritales, Secretaria de Asuntos Docentes
(S.A.D), Inspectores de Enseanza, Directores y docentes.
El proceso de seleccin del personal directivo transitorio desde la normativa vigente.
El proceso de seleccin de directivo transitorio, como hemos sealado sigue una secuencia temporal,
signada por pasos administrativos los cuales indicamos a continuacin:
1- Convocatoria. Disposicin de la Direccin Provincial de E.P.
2- Difusin; notificacin; Inscripcin: antecedentes, antigedad.
3- Notificacin de puntaje y nomina de Inscriptos.
4- Desarrollo de la prueba. Instancias del concurso
5- Conformacin del orden de merito. Vacantes.
6- Confeccin de nmina de aprobados.
7- Acto publico de eleccin del cargo.
8- Toma de posesin. Presentacin ante la comunidad educativa.
Previo a dichos pasos en general los candidatos a dicha instancia buscan prepararse de distintas maneras.
La preparacin de los aspirantes a cargos directivos.
Carreras especificas para la funcin directiva.
Formacin especfica, cursos, talleres, ateneos para directivos previa a los concursos.
Lectura bibliografa y la temtica mencionada en las Disposiciones.
115
116
Cruz (2013)
La prueba de seleccin, el dispositivo que decide quien puede ser director y quien no
Nos detendremos de todo el proceso antes sealado, en el momento de la prueba de seleccin. Los
pasos previos, son bsicamente administrativos y aunque engorrosos, y a veces obstacularizadores, en
general el docente del sistema logra sortearlos (no siempre en el primer intento, y no siempre sin ayuda).
La prueba de seleccin propiamente dicha empieza con la publicacin de la nomina de jurados, y se
complementa cuando luego de la evaluacin administrativa, se elabora un orden de merito de los docentes postulantes.
En torno a estos pasos las responsabilidades son compartidas:
a) De parte de la Jefatura Regional:
La conformacin de las Comisiones evaluadoras.
Informar de las Comisiones evaluadoras a las Jefaturas de Inspeccin distrital para la notificacin fehaciente a los integrantes.
Informacin de las Comisiones evaluadoras a las Secretaras de asuntos docentes para que puedan
118
Construir la nomina de aprobados de acuerdo a lo pautado en el artculo 75.9 del Estatuto del
Docente: La nota final ser el promedio de la sumatoria de cada una de las pruebas ms el puntaje
docente convertido.
Confeccionar el listado distrital por orden de merito, con firma de todos los integrantes de la Comisin
y notificar fehacientemente a los participantes, al finalizar la prueba del orden del merito resultante.
Aportes desde la palabra de los entrevistados
Para la investigacin que estamos compartiendo en esta ponencia, se utilizo el distrito de Hurlingham
como territorio. Metodolgicamente se realizando entrevistas con directivos y docentes de nivel primario que participaron de la prueba de seleccin en Marzo de 2010. De un total de 34 (treinta y cuatro)
inscriptos, slo 28 (veintiocho) cumplan con todos los requisitos estatutarios.
De esos 28 se entrevistaron a seis de ellos, y de los relatos de esas entrevistas nos parece enriquecedor transcribir algunas de sus reflexiones en torno a la instancia y su pertinencia:
En relacin a la preparacin para la prueba de seleccin, la mayora planteo no haber recibido mucha
orientacin, ni apoyo, estudiando a solas o asistiendo a cursos en el CIE o en el final de la preparacin
de manera particular a capacitaciones individuales y privadas:
estudie sola, en casa; lea la bibliografa que encontr en la Disposicin que convocaba las
pruebas de Seleccin D1
Asist, por muchos aos a diversos cursos y cuando iba a rendir fui a la casa de una Inspectora jubilada para que me preparara D3
Por otro lado en relacin con el procedimiento de la prueba se sealo existencia de la consulta tcnica como un espacio que se tuvo, pero que no fue verdaderamente eficaz para despejar dudas o minimizar ansiedades
Nos reunieron, das antes de las pruebas. Solo leyeron aspectos normativos pero nada importante que yo recuerde D1
En los cursos que hice, se comentaba, pero nada tan claro. Me presente con mucha incertidumbre de que y como me iban a evaluar D3
Sin embargo fue por lo menos un espacio en el que conocer al jurado. (D5)
La prueba de seleccin en si es considerada de manera positiva bsicamente como instancia de equidad, para la posibilidad de acceder al cargo y como un proceso positivo para el aprendizaje de la funcin: la seleccin en igualdad de condiciones para todos los que quieren acceder a cargos directivos es
un aspecto positivo de la prueba D2 Considero positivo que en ese proceso de aprender uno va enriqueciendo sus prcticas y es un momento de intercambios con compaeros y miembros del jurado D6
Sin embargo fue cuestionada por todos los docentes entrevistados sobre todo en sus aspectos procedimentales, tanto en los criterios de evaluacin como en las temticas de las problemticas.
... la metodologa de la evaluacin que es arbitraria teniendo en cuenta solo los resultados y no
el proceso de adquisicin de los saberes efectivos necesarios para desempearse en el cargo D2
Las problemticas son utpicas, en lnea general; no hay valoracin del docente como profesional en el campo laboral; no hay entrevistas con problemticas de todos los das, donde el
aspirante al cargo pueda resolverla D5
es un recorte ficticio que no permite ver en accin real la tarea del Director en la escuela.
Favorece el aprendizaje desde la teora y no permite la construccin por parte del aspirante
para el desempeo en el rol directivo D4
Conclusiones
Luego de revisar los aspectos histricos y actuales, legales y administrativos de la instancia de seleccin de directivos transitorios podemos decir que sin lugar a dudas es un dispositivo, tal como han planteado autores como Mezzadra & Bilbao (2011:28s) que debe reconsiderarse. En la Provincia de Buenos
Aires el proceso de seleccin pone nfasis en aspectos formales: antigedad en la docencia; situacin
de revista, calificacin docente y puntaje docente y no en los aspectos tcnicos-docentes, en discutir y
evaluar que saberes realmente tiene que tener un docente para dar el salto cualitativo de funcin ha
ejercer el rol directivo. Por lo tanto no se han desarrollado marcos normativos actualizados para este
proceso ni se lo adaptado a las exigencias actuales del rol que la misma normativa vigente hoy a profundizado (RGIE 2299/11)5.
Los nuevos desafos que los lderes escolares deben afrontar y la creciente complejidad de la vida
escolar, plasmada ya por las exigencias de un discurso poltico que en la dcada del 90 los daba como
responsables del existo o el fracaso de una poltica y que hoy los pone como responsables de la inclusin de los nuevos pblicos escolares dentro del espacio escolar. Discurso que, ante el aumento creciente de la pobreza superpone a la gestin eficiente y eficaz, una visin de los directores escolares como garantes de la institucionalizacin de estos nuevos pblicos escolares (Manzione, 2010b:310) interpelan a las tradicionales pruebas de seleccin y ponen en cuestin la urgencia de repensarlas como
partes de un proceso de formacin integrar de sujetos idneos capaces de asumir ese lugar articulador
y complejo que es la direccin escolar del nivel primario, y no como filtros arbitrarios y provisorios de
docentes que asuman roles para los cuales no se ha comprobado si estn o no preparados.
Notas
1
El Art. 75 del estatuto que regula la norma sufri una detallada modificacin en el ao 2005 que vuelve a dicha modificacin reglamentaria la norma base a la que hacemos referencia en todo el citado posterior. http://abc.gov.ar/lainstitucion/organismos/legalytecnica/estatuto/art75mod824-05.cfm
3
Si se desea profundizar sobre este rol se recomienda leer Dufour (2008:141ss) y comparar con lo expuesto en el RGIE 2299/11 Art 279. All tambin se tiene una interesante explicacin sobre los mandos
intermedio del sistema provincial de educacin que aqu solo se mencionan
4
Esta forma de nombrar los ejes temticos va variando de acuerdo a la poltica educativa. Por ejemplo
en DGCyE 2005:6 vemos que los ejes son Institucional / Politico Social / y curricular
5
Este reglamento que modifico el vigente desde 1958 Reglamento General de Escuelas RGE 6013/58,
indica en muchos de sus artculos referencias al rol y funcin del director, en particular entre el 48 al 53.
En Canabal,A (2012:82-88) encontramos una comparacin de ambos reglamentos.
Referencias Bibliogrficas
CANABAL, A. (2012): " Las trayectorias formativas de directivos de Educacin Primaria de la Provincia
de Bs. As.: Su relevancia para la gestin" Tesis de Maestra. Bs. As.: UNTREF. Bs.As.
CRUZ, J (2013): El proceso de seleccin de directivos transitorios de Escuelas Primarias de la Provincia
de Buenos Aires" Diseo de Investigacin. Trabajo Final de Graduacin. Carrera en Complementacin Curricular de Licenciatura en Ciencias de la Educacin. Bs.As.: UNTREF.
DGCyE. (2005) El rol del director en la gestin curricular institucional. La Plata.
DUFOUR, G. (2008). El rol de los supervisores e inspectores en el gobierno escolar del sistema educativo argentino. Buenos Aires: AIQUE.
119
120
2011)
DECRETO
2.299/11
http://
122
dos por las posturas cerradas y aislacionistas que ha mantenido la jurisdiccin con respecto a los lineamientos y programas que propone el Ministerio de Educacin nacional para la formacin docente.
En este contexto, las y los trabajadores de la educacin del subsistema de formacin docente desplegaron diversas acciones de resistencia contra el modelo de ajuste y consiguieron un conjunto de logros y conquistas histricas a nivel provincial y nacional; todo ello, en el marco de un proceso general
de lucha por la ampliacin de los derechos de las y los trabajadores de todo el sistema educativo.
Entre los principales logros de este proceso, a nivel nacional, se puede destacar la pelea ganada por
el reconocimiento de la identidad propia del subsistema de formacin docente, consiguiendo instalar la
idea de que la educacin superior que se desarrolla en los Institutos del Profesorado, no poda seguir
siendo definida a partir de su negacin (educacin superior no-universitaria, tal como lo expresa la Ley
de Educacin Superior1). En este sentido, se observa un avance importante a partir de la sancin de una
nueva ley de educacin nacional2 donde la formacin docente pasa a ser denominada y entendida por su
propia identidad. De todos modos, sigue siendo preocupante la vigencia de una ley de educacin superior sancionada en pleno auge del neoliberalismo menemista, que mantiene claros rasgos de sometimiento a la lgica de la sociedad de mercado. Actualmente, la elaboracin de una nueva ley de educacin superior, con sentido pblico, popular y democrtico, sigue siendo una materia pendiente para el
Estado y una lnea de lucha para la organizacin sindical.
Otro importante avance en este mbito es la creacin del Instituto Nacional de Formacin Docente
(INFD). Desde esta institucin se habilita un espacio de dilogo con las organizaciones sindicales y, en
tal sentido, se establecen importantes acuerdos sobre las polticas de formacin docente. Este instituto
despliega programas de investigacin educativa que presentan nuevas definiciones y propugnan la superacin de los lineamientos bsicos de las polticas neoliberales. Sin embargo, desde la organizacin
sindical sealamos que estos avances son relativos, pues por el momento no abordan, en toda su complejidad, los problemas de fondo. Para las actuales polticas del INFD, la investigacin educativa sigue
siendo entendida como una simple funcin a cumplir por los institutos, en lugar de ser considerada
como una dimensin constitutiva del proceso de formacin y del trabajo docente. ntimamente ligado
a este planteo, surge otro cuestionamiento sindical referido a la necesidad de una urgente redefinicin
de la composicin del puesto de trabajo docente, donde quede legitimada la investigacin educativa como dimensin constitutiva de dicho puesto de trabajo.
En el caso puntual de la provincia de Santa fe tambin se registran avances en el marco de uno de
los principales logros para el sindicato como fue haber conseguido la instancia de la negociacin colectiva (paritaria). Estos avances se dan especialmente en el proceso de recomposicin salarial y en los sistemas de concurso para la titularizacin en Nivel Superior, que haban sido postergados por ms de 22
aos. A esto tiene que agregarse la sancin de una nueva ley de jubilacin en 2005 -que comprende a
todos los niveles del sistema educativo provincial- que garantiza el 82% mvil y una posterior modificacin de la misma en 2011, que reduce la cantidad de aos de aportes y de edad en los casos que exceden los parmetros fijados para acceder al derecho jubilatorio. Tambin cabe mencionar la creacin de
juntas de calificacin con participacin gremial, lo que garantiza la transparencia para la designacin de
los puestos de trabajo y mejores condiciones de representacin para defender los derechos de las y los
trabajadores de la educacin.
Estos logros que en aquel momento fueron significativos, hoy los consideramos relativos, ya que entre los pliegos reivindicativos del sector docente an persisten algunos aspectos referidos a las condiciones de trabajo que quedan por resolver y mejorar; especialmente, aquellos aspectos relacionados con
las dimensiones de la organizacin del trabajo docente, de la organizacin institucional y del currculum.
Uno de los principales puntos pendientes en el proceso de lucha por el mejoramiento de las condiciones laborales es la necesaria redefinicin del puesto y del proceso de trabajo docente. En tal sentido, se
exige una discusin profunda para habilitar la posibilidad de resignificar la identidad del trabajo docente a
los efectos de superar el esquema tradicional que reduce la tarea docente a la reproduccin de contenidos, contribuyendo, de esta manera, con la consolidacin de un pensamiento hegemnico que restringe
los mbitos de intervencin de los educadores y obtura cualquier otra posibilidad que promueva procesos
de construccin de conocimientos alternativos y emancipadores, desde y sobre el propio trabajo docente.
Desde la organizacin sindical planteamos que el hecho de concebir la investigacin educativa como
dimensin constitutiva de la formacin y del trabajo docente contribuye con este proceso de resignificacin de la identidad de las y los educadores. Y en tal sentido, argumentamos que tambin es necesario
acompaar este proceso de redefinicin conceptual con medidas objetivas y concretas que favorezcan
dicho proceso; por ejemplo: concentrar horas ctedra en cargos, considerar dentro de la composicin
del puesto de trabajo no solo las horas de trabajo frente al curso sino tambin las horas para realizar
otras tareas como investigacin, formacin permanente y en ejercicio, planificacin, evaluacin participativa, entre las principales. A esto tambin se le suma el imperioso y urgente mejoramiento de las
condiciones generales de trabajo en los institutos de Profesorado; la permanente recomposicin salarial;
la disposicin de infraestructura propia para salir de la limitacin que significa tener que funcionar en
edificios que pertenecen y que utilizan otros niveles del sistema educativo; la disposicin de condiciones
estructurales y de normativas para la constitucin de comits mixtos de seguridad e higiene en el trabajo escolar; el tratamiento adecuado de la salud y del malestar docente.
La cuestin de la redefinicin del puesto y del proceso de trabajo docente tambin est ligada, por
un lado, al desafo de poder avanzar en procesos de democratizacin de las instituciones de formacin
docente y, por otro, a la necesidad de construir dispositivos de evaluacin del sistema que rompan con
las tendencias que solo pretenden medir desempeo de docente y rendimiento de alumnos.
Como se puede observar, el contexto general de la educacin y particular de la formacin docente
presenta ciertos avances en cuestin de derechos laborales y mantiene an ciertos desafos para el mejoramiento de las condiciones de trabajo. En ese marco, desde el sindicato sostenemos que hoy es fundamental repensar el papel de la investigacin educativa pues estamos convencidos de que entender a
la misma como una dimensin de la formacin y del trabajo docente contribuye no solo con la redefinicin de la identidad de las y los educadores sino tambin con la construccin colectiva de un pensamiento crtico y emancipador.
Sin embargo, hoy vemos que en el caso de Santa Fe existen serias dificultades para poder avanzar
en este sentido, ya que se observa claramente que las polticas educativas propenden al
desvanecimiento de la investigacin educativa tanto en los diseos curriculares de la formacin docente, como en los programas y proyectos provinciales, en las condiciones de trabajo y/o en las iniciativas
de articulacin con espacios alternativos para el trabajo en redes y para la constitucin de colectivos de
educadores/as.
A continuacin se analizan algunas de las acciones llevadas a cabo en los ltimos aos, donde queda
evidenciada esta tendencia desvanecedora de la investigacin educativa en las polticas oficiales; acciones que el sindicato docente viene denunciando sistemtica y persistentemente.
a- En la dimensin curricular:
Desde un punto de vista terico, los planes de estudio son discursos reguladores que, no necesariamente, se traducen en los programas de ctedra ni en las prcticas propiamente dichas. Sin embargo,
los mismos, justamente por ser discursos reguladores, dejan entrever las concepciones a partir de las
cuales se piensa la formacin docente y la educacin en general; es decir, dan una idea de lo que se
pretende desde la poltica curricular oficial y, por lo tanto, permiten interpretar qu lugar y qu sentidos
se le da a los conocimientos a ensear, a las metodologas a las didcticas y a los sistemas de evaluacin, entre las principales cuestiones.
En el caso de la formacin docente santafesina, se observa que el discurso regulador que se transparenta en los planes de estudio para los futuros docentes de nivel inicial, primario y secundario fue diluyendo progresiva y sostenidamente el peso relativo de la investigacin educativa en la estructura de
materias y ha ido modificando el sentido de la investigacin como dimensin constitutiva de la formacin y del trabajo docente.
En lo que respecta especficamente al peso relativo de la investigacin educativa en los planes de
estudio, se observa claramente que en el perodo regulado por el Decreto N 830 (1986-1997), la perspectiva de la investigacin educativa aparece incluida en el espacio curricular denominado seminario de
Integracin. Este espacio, desde el punto de vista cuantitativo, representa una escasa proporcin de la
carga horaria, ya que le corresponde un 7 % y 5 % para el primer y segundo ao de la carrera, respectivamente. Este ncleo cumple con un doble sentido; por un lado, integra los conocimientos de los dems espacios curriculares, y por otro, pone a los estudiantes en contacto con la realidad educativa a
travs de procesos de investigacin. Segn lo que plantea el propio plan, este espacio contribuye a consolidar la concepcin del conocimiento como producto de una integracin y los contenidos como interdisciplinarios, pero adems de esto, agrega un tinte de cientificidad a la formacin docente para el nivel.
123
124
Tal como se expresa en la caracterizacin de este ncleo, se intenta dar al tipo de conocimiento de la
formacin docente, un sesgo cientfico propio de los procesos de investigacin. Y en los objetivos de este espacio curricular se aspira, entre otras cosas, a que los estudiantes apliquen una metodologa de la
investigacin para el abordaje de la realidad.
En el perodo subsiguiente, regulado por el Decreto N 1142 (1998-2001), se observa que la investigacin educativa, en tanto materia del plan de estudios, aparece bajo el nombre de Metodologa de la
Investigacin Educativa en el primer ao de la carrera con una carga horaria de 3 hs. ctedra. En este
plan tambin se contemplan los talleres de integracin y sntesis (2do. y 3er. ao) en los que se desarrollan actividades de investigacin, solicitando a los estudiantes la presentacin de trabajos finales con
criterios propios de la metodologa de la investigacin. Este plan rpidamente pierde vigencia y es reemplazado en el ao 2002.
En el siguiente perodo rige, en la Provincia de Santa fe, el Decreto N 564 (2002-2008) y, en el plan
de estudios correspondiente aparece slo un Seminario de investigacin educativa en el tercer ao de
la carrera de duracin cuatrimestral; ya ni siquiera se trata de una materia anual. En este plan la concepcin de investigacin se liga a la posibilidad que tiene la misma para la innovacin pedaggica y para
la revisin crtica de la prctica educativa y tal como se expresa en la fundamentacin, se considera necesaria la relacin entre formacin docente e investigacin educativa: Este Diseo Curricular Base se
fundamenta en una concepcin de la Formacin Docente Inicial como una funcin integrada a la Investigacin y la Capacitacin [] el conocimiento que da sentido y contenido a la Formacin Inicial, se nutre
de la reflexin sistemtica sobre la prctica docente. Esta misma sistematicidad reflexiva es tambin el
espacio propio de la Capacitacin, y es a la vez, originante de preguntas y problemticas que dan lugar
a proyectos de Investigacin.
En el actual diseo curricular provincial para la formacin docente de nivel inicial y primario
(Resolucin 528/09 y Resolucin 529/09, que aprueban los Diseos Curriculares Jurisdiccionales para
los Profesorados de Educacin Primaria e Inicial respectivamente), la investigacin educativa directamente desaparece como asignatura. Lo llamativo de estos diseos es que por un lado plantean y conciben a las instituciones de formacin, como verdaderas usinas de investigacin, enriquecimiento y
transmisin de la cultura educativa santafesina3 y, por otro, presentan un plan de estudios que no se
corresponde con esta idea ya que la investigacin educativa est prcticamente ausente en el discurso
regulador. En el mismo sentido, tambin plantean que es necesario avanzar hacia una conciencia de
mayor responsabilidad acerca de lo que los IFD deben ofrecer al resto de los niveles y modalidades del
sistema, en tanto institucin donde no slo se forme al futuro docente, sino se investigue la realidad
pedaggica de los nios/as, jvenes y adultos en sus diferentes contextos y problemticas definindose
adems lneas estratgicas de investigacin en prospectiva4; sin embargo, los espacios curriculares que
se prevn no contemplan suficientemente las instancias en las cuales los futuros docentes pueden
aprender a investigar y a elaborar proyectos de investigacin. Solo se observa que en segundo ao aparece una materia cuatrimestral denominada conocimiento y educacin pero en los fundamentos de la
misma no se habla de construccin de conocimientos a partir de procesos de investigacin sino que lisa
y llanamente se expresa: Este espacio curricular se propone como el mbito propicio para la reflexin
filosfica sobre el tema del conocimiento5. En dicho espacio no se promueven ni se ensean las dimensiones de un proceso de construccin de conocimientos a partir de los lineamientos propios de la investigacin educativa, y solamente se expresa la importancia de tener criterios de validacin cientfica de
ciertos conocimientos, que junto a otros saberes (estticos, tecnolgicos, corporales) forman el conjunto
de los saberes enseables.
Para el caso de los diseos curriculares para la formacin docente de nivel medio se da un proceso
de desvanecimiento de la investigacin educativa similar a lo descripto en los prrafos precedentes
sobre lo acontecido para los niveles primario e inicial.
b- En los programas de investigacin
En cuanto a los programas, proyectos o lneas de investigacin, observamos que en la Provincia de
Santa Fe se fue dejando de lado todo proyecto o programa provincial de investigacin educativa y de
hecho se considera suficiente, por parte de las autoridades, a los programas que llegan de nacin a
travs del INFD.
En este sentido, planteamos que si bien son considerables los desarrollos investigativos que posibili-
taron estos programas nacionales, los mismos no son suficientes para cambiar radicalmente la concepcin de investigacin que estamos pensando desde la organizacin sindical.
En primer lugar, estos programas estn lejos de ser universales en cuanto a la llegada y cobertura
del sistema educativo, pues estn focalizados en un determinado nmero de instituciones, debido al
condicionamiento que implica el lmite del financiamiento disponible. Por otro lado, estos programas se
presentan de manera homognea (exigen los mismos requisitos, alcances y exigencias) en una realidad
que se caracteriza por tener grandes diferencias y desigualdades entre las trayectorias de las instituciones convocadas e, incluso, entre las historias educativas de cada provincia.
En segundo lugar, los programas que convocan a proyectos financiables presentan con rigurosidad
los rubros a los cuales se les puede atribuir el gasto. En este esquema, ninguno de los rubros permite
mejorar las condiciones de trabajo en las que se lleva adelante cada proyecto financiado, y la retribucin econmica al docente-investigador resulta irrelevante. Toda esta situacin, implica un claro avance
de las polticas de precarizacin y flexibilizacin laboral, que se concreta a travs de la lgica de los
contrato basura, la consecuente inestabilidad en los cargos y la prdida de los derechos sindicales en
esa fraccin de su trabajo. Pero lo ms grave es que estas condiciones relegan a un segundo plano la
discusin de fondo, que, para nosotros, tiene que ver con pasar del modelo de honorarios por proyecto
a la redefinicin de la composicin del puesto de trabajo docente, donde las tareas de investigacin tengan un reconocimiento salarial justo y permanente.
En tercer lugar, los programas establecen un lmite en el tiempo. Esto, tal como est planteado, nos
parece un condicionante negativo pues el hecho de establecer solo un ao para realizar cada proyecto
de investigacin lleva a ajustar las posibilidades de investigar a una limitacin temporal. En este sentido, creemos que el tipo de objeto a investigar y las decisiones metodolgicas que toman los sujetos para llevar adelante el proceso de investigacin son las que deberan condicionar los tiempos de la investigacin y no al revs. Asimismo, los requerimientos de las sucesivas convocatorias obturan la posibilidad
de continuar con la profundizacin del proceso de investigacin iniciado ya que no pueden volver a presentarse a una convocatoria quienes ya lo hayan hecho en el ao inmediato anterior 6.
Tambin es posible ejercer una crtica sobre las reas temticas que se establecen como
financiables y prioritarias. De hecho, nos parece que si bien es importante que el Estado promueva
determinadas lneas o ejes de investigacin, tambin es necesaria la participacin de la docencia en su
conjunto para la definicin de las situaciones problemticas de relevancia en los diferentes contextos. En
tal sentido es llamativo observar que en las convocatorias para investigar desde la formacin docente
estn ausentes -entre algunas otras ausencias- las lneas de investigacin referidas al trabajo docente y
a las condiciones de trabajo.
A las limitantes generales de las convocatorias nacionales que hemos desarrollado en los prrafos
anteriores, en el caso de Santa fe tenemos que agregar la dificultad de que esos programas nacionales
an con todas sus limitaciones- son las nicas polticas de investigacin que se desarrollan actualmente, ya que no existe ningn otro lineamiento en la jurisdiccin que se refiera a proyectos o programas
de investigacin educativa; lo que agudiza an ms el estado crtico de la investigacin en la Educacin
Superior provincial.
Basta con observar el nmero de proyectos de investigacin presentados en los ltimos seis aos
ante el INFD y la cantidad de docentes de institutos superiores de profesorado implicados en los mismos, para concluir rpidamente que la consideracin real de la investigacin educativa en la formacin y
el trabajo docente de la provincia es casi nula. Graficamos esta argumentacin con algunos datos oficiales que existe al respecto.
Cantidad de instituciones y docentes involucrados en tareas de investigacin
En los aos 2007 y 2008 la provincia de Santa Fe cuenta con alrededor de 30 proyectos para hacer
investigacin en el marco de las convocatorias del INFD Conocer para incidir sobre las prcticas pedaggicas; estos proyectos aprobados involucraban a unos 150 docentes de institutos superiores
por cada ao. De esta informacin7 se infiere que:
1- Participaron menos del 50 % de los ISP [En Santa Fe hay 60 Instituto Superiores Pblicos
y algunos de los 30 proyectos aprobados pertenecen a una misma institucin, por eso decimos
que la incidencia fue menor al 50% de los ISP santafesinos]
125
126
2- Participaron solo el 7,5 % de los docentes de nivel superior [De un total de aproximadamente 2.000 docente con los que cuenta en subsistema de educacin superior provincial, slo
participaron en estas instancias de investigacin alrededor de 150 docentes]
3- Participaron solo el 0,25 % de todos los docentes [De un total de aproximadamente
60.000 docente con los que cuenta en Sistema Educativo Pblico Provincial, solo participaron en
estas investigaciones alrededor de 150 docentes]
En los aos 2009, 2010 y 2011 la provincia de Santa Fe tiene entre 7 y 8 proyectos aprobados para
hacer investigacin en el marco de las convocatorias del INFD Conocer para incidir sobre las prcticas pedaggicas; estos proyectos aprobados involucraban en promedio a unos 35 docentes de institutos superiores por cada ao. De esta informacin8 se infiere que:
1- Participaron alrededor del 12,5 % de los ISP [reiteramos la informacin de que en Santa
Fe hay 60 Instituto Superiores Pblicos]
2- Participaron solo el 1,75 % de los docentes de nivel superior [De un total de aproximadamente 2.000 docente con los que cuenta en subsistema de educacin superior provincial, slo
participaron en estas instancias de investigacin alrededor de 35 docentes]
3- Participaron solo el 0,058 % de todos los docentes [De un total de aproximadamente
60.000 docente con los que cuenta en Sistema Educativo Pblico Provincial, solo participaron en
estas investigaciones alrededor de 35 docentes]
c- En las condiciones de trabajo docente
Estos programas nacionales que describimos en el punto anterior son las nicas posibilidades que
existen para hacer investigacin en la provincia de Santa fe ya que las horas de investigacin con las
que contaban los institutos fueron paulatinamente desapareciendo (procesos de reubicacin) para cubrir los espacios curriculares en los diversos planes de estudios de las respectivas carreras del profesorado. Actualmente solo quedan horas para los cargos de coordinacin o jefatura de departamentos de
investigacin pero no hay horas ni cargos institucionales para el desarrollo de proyectos de investigacin
por parte de las respectivas plantas docentes; es decir, no hay horas asignadas a docentes para que
dediquen su tiempo a realizar tareas de investigacin. Cabe aclarar, que las escasas iniciativas que existen por fuera de las convocatorias del INFD se deben a los esfuerzos y a las buenas intenciones que algunos institutos superiores mantienen a pesar de la adversidad de las condiciones de trabajo.
Si analizamos cmo impacta la participacin de los docentes en proyectos de investigacin financiables por las respectivas convocatorias del INFD 9 en sus respectivos salarios, podemos observar que la
incidencia es irrelevante y no modifica, en ningn aspecto sustantivo, las condiciones de trabajo, lo que
claramente obstaculiza el proceso por el cual los educadores pueden constituirse (identificarse) como
productores de conocimientos. Seguidamente graficamos nuestra argumentacin cruzando los datos
salariales construidos por nuestra organizacin sindical, con la informacin sobre financiacin y distribucin de gastos por rubros publicada en las respectivas bases para la convocatorias 10.
Incidencia de la retribucin en el salario docente:
1- Cada investigador cobra actualmente $ 291 por mes11. [En las convocatorias se establece
un promedio de $ 3.500 anuales de honorarios (2007), estipendio (2008) u beca (2009, 2010,
2011) para trabajar en el proyecto durante un ao como docente-investigador.
2- El director del proyecto cobra actualmente $ 416 por mes. [En las convocatorias se establece un promedio de $ 5.000 anuales de honorarios (2007), estipendio (2008) u beca (2009,
2010, 2011) para trabajar en el proyecto durante un ao como director del proyecto.
Evolucin histrica de la retribucin salarial, comparado con la evolucin del salario docente
de Nivel Superior en Santa Fe:
2007
2008
2009
2010
2011
2012
$ 20.000
$ 25.000
$ 25.000
$ 25.000
$ 25.000
$ 25.000
$ 250
$ 416
$ 331
$ 291
$ 291
$ 291
$ 118
$ 127
$ 141
$ 201
$ 234
99
2,5 hs.
3,5 hs.
2,6 hs
2 hs
1,4 hs.
1,2 hs
Carcter de la retribucin
Ao 2007: La retribucin por el trabajo docente se traduca en honorarios con inscripcin como
monotributista.
Ao 2008: La retribucin pasa a ser considerada como: estipendio.
Ao 2009 en adelante: La retribucin se considera beca y no se exige presentacin de factura.
Obs: En todos los casos el trabajo en investigacin se agrega al dictado de clases y no se licencian o
relevan horas para el mismo; tampoco esas horas son consideradas parte constitutiva del puesto de
trabajo, ni tampoco estas erogaciones cuentan con ningn tipo de aportes patronales, ni cdigos remunerativos, ni bonificables.
e- En las redes y colectivos de docentes que investigan
En lo que referido a la creacin, difusin o promocin de redes de docentes que investigan podemos
observar que no existen polticas provinciales que promuevan y avalen estos nuevos modos de organizacin de los educadores. Tampoco existe inters oficial por auspiciar y/o apoyar las iniciativas de constitucin de redes que los educadores y educadoras llevan adelante en mbitos provinciales, nacionales e
internacionales.
En el caso de Santa Fe, el Estado provincial nunca auspici ni dispuso de resolucin alguna para apoyar o validar los encuentros nacionales que realizaba la red de docentes que hacen investigacin desde
la escuela (Red DHIE). Esta red nacional, realiz en Santa fe tres de sus encuentros nacionales (Villa
constitucin 2005, Casilda 2007, Santa Fe Capital 2009), pero los mismos jams contaron con el apoyo
del gobierno provincial; los auspicios para estos encuentros - acompaados de algunos recursos econmicos- siempre han provenido de la esfera nacional, especialmente a travs del INFD.
En nuestra provincia, la Red DHIE tuvo apoyo permanente del sindicato AMSAFE y se vincul sistemticamente con otra red de relevancia provincial como es la REDISP (Red de Institutos Superiores de
Profesorado). Contrariamente a la actitud gubernamental y sorteando los distintos impedimentos, las
redes de docentes y el sindicato han realizado diversas actividades en todo este devenir, donde no solo
organizaron y llevaron adelante los encuentros nacionales, sino tambin otro tipo de actividades como
los posgrados de especializacin en investigacin educativa (convenio IRZ-CTERA-Comahue), los posttulos de investigacin educativa (Convenio IRZ, ISP 1, ISP 3) diversos cursos, talleres y reuniones formativas sobre la investigacin educativa en diversos institutos de la Provincia de Santa Fe, como el
ISP4, ISP 6, ISP 7, ISP 8, ISP 9.
El desconocimiento de estos espacios y movimientos alternativos de docentes que hacen investigacin desde la escuela lleg a su punto mximo cuando en el ao 2011, ante el pedido de reconocimiento
del VI Encuentro Iberoamericano de educadores, el Ministerio no solo no auspici sino que se tom el
trabajo de responder con una nota donde manifest expresamente la intencin de no declarar de inters educativo a este evento internacional. Cabe aclarar que este encuentro no solo cont con apoyo
financiero e institucional del Ministerio de Educacin de la Nacin -a travs del Infod-, del Ministerio de
Ciencia y Tecnologa de Crdoba, y de los Ministerio de Educacin Provinciales de Buenos Aires, Jujuy,
Santiago del Estero y Misiones, sino que tambin fue auspiciado por los Sindicatos docentes, por la OEI,
CLACSO, Red ESTRADO, Centro Cultural de la Cooperacin Floreal Gorini, y por diversas Universidades
Nacionales como la de Buenos Aires, Jujuy, del Centro, Misiones, Ro Cuarto, Santiago del Estero y la
Universidad Autnoma de Entra Ros, entre otras. Adems de estos reconocimientos institucionales es
importante resaltar que este encuentro iberoamericano cont con la presencia efectiva de ms de 700
educadores y educadoras de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Espaa, Ecuador, Francia, Mxico, Per,
127
128
dacional esttica y a-histrica se pone en tensin, se cuestiona, se repiensa. Esto implica una fuerte
ruptura con el mandato fundacional, pues, desde esta otra perspectiva, quien ensea e investiga tambin es un aprendiz.
Tal como venimos afirmando, la investigacin educativa no solo debe tenerse en cuenta desde la formacin inicial, sino, adems en el trabajo docente propiamente dicho. Para ello es necesario no solo
contar con las condiciones de trabajo indispensables para su concrecin sino, tambin, considerar un
proceso de formacin permanente sobre este modo de produccin de conocimientos.
En ese sentido, desde nuestra perspectiva consideramos necesario resignificar la nocin de
capacitacin y transitar un camino hacia la instalacin de la idea de formacin docente permanente y
en ejercicio. Una concepcin desde donde confrontar la lgica mercantil que, en los ltimos tiempos,
apunt sistemticamente a descalificar la profesin y el trabajo de ensear, convirtiendo el conocimiento en mercanca.
Consideramos a la formacin permanente y en ejercicio, antes que nada, como un derecho laboral.
Este tipo de formacin es una necesidad para la cualificacin permanente del sistema educativo; por lo
tanto, no puede existir ninguna excusa ni pretexto para demorar la implementacin de polticas pbicas
que habiliten procesos de formacin docente en ejercicio y gratuita. Menos aceptable an resulta que
desde el Estado se sostengan polticas que atenten contra el derecho a la formacin, anteponiendo como se ha venido haciendo desde los aos 90- el parmetro presupuestario y financiero que responde
a lgicas de mercantilizacin del conocimiento y privatizacin de la educacin.
Asimismo, consideramos que no es legtimo que las propuestas de formacin sean diseadas slo
desde los centros de poder, sin participacin de los trabajadores/as de la educacin organizados gremialmente, pues esto va en contra de nuestras ideas acerca de la democratizacin de la educacin. La
formacin no puede estar diseada desde la necesidad del lucro propia de los empresarios ni por el instrumentalismo de los tcnicos-funcionarios o por una combinacin de ambos. Esto significa, entre otras
cuestiones, que la formacin en ejercicio y gratuita, debe ser parte de polticas pblicas nacionales y
provinciales acordadas en los respectivos mbitos paritarios.
La formacin en ejercicio significa que el docente se forma mientras trabaja, mientras ejerce su
profesin, con el reconocimiento salarial garantizado. Para ello, es necesario contar con regulaciones
apropiadas para que esos procesos de formacin de los educadores sean sistemticos y sustentables y
tengan una organizacin en el tiempo y en el espacio que permita a los docentes formarse y, simultneamente, seguir implicados en las dinmicas de las instituciones a la que pertenecen.
La formacin permanente y en ejercicio no puede ser discutida en abstracto, ni fuera de una poltica
de transformacin curricular, de la organizacin escolar, ni de las demandas entendidas como exigencias- de la comunidades educativas en las que se hallan insertas las escuelas. Esta discusin debe tener
como referencia el modo en que dicha formacin tensiona y resignifica la prctica escolar, entendida
sta como un conjunto de sentidos tericos y prcticos acerca de la educacin que es necesario visibilizar a fin de pasarlos por el tamiz de la reflexin colectiva. Las prcticas investigativas ligadas a la formacin permanente se constituyen en una de las formas ms significativas para ello y, por lo tanto, es
necesario su reconocimiento y legitimacin definitiva en la formacin y el trabajo docente.
Notas
1
dem.
En la convocatoria 2008 del INFD Lnea de financiamiento para proyectos concursables de investigacin, conocer para incidir sobre las prcticas pedaggicas, se establece: Destinatarios: La convocatoria
2008 est destinada prioritariamente a equipos de investigacin que no posean un proyecto financiado
en la convocatoria Conocer para incidir en los aprendizajes escolares 2007. Lo mismo se repite en cada ao.
129
130
7
Bases de convocatorias y nminas de proyectos financiados 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012,
publicados en la pgina oficial del INFD: http://portales.educacion.gov.ar/infd/proyectos-concursablesde-investigacion/, informacin extrada el 4 de febrero del 2013.
8
dem.
dem.
10
dem.
11
Hubo variaciones en los primeros tres aos de las convocatorias debido a cambios en los criterios de
distribucin que hubo en cada convocatoria.
12
Horas ctedra calculadas con un salario de docente de 14 a 16 aos de antigedad que va del 60% al
70%
132
investigacin que emplean, y que estas cuestiones estarn orientadas por una propuesta poltica ms
general.
Conocer qu se investig y las caractersticas de las investigaciones de los ISFD , permitir vislumbrar la posicin en el plano poltico asumida por los ISFD y por el Ministerio de Educacin nacional y
provincial, posibilitando reconocer las lneas de accin definidas con base en una plataforma poltica.
Siendo tema de inters de anlisis en el desarrollo de la presente investigacin, la influencia de la implementacin de la funcin de investigacin en la provincia de Santa Fe, en las producciones investigativas de los ISFD, llevadas a cabo en el perodo en estudio.
1.2 - Planteamiento del eje problematizador
La investigacin educativa en los Institutos de Formacin Docente de la Provincia de Santa Fe es una
actividad que ha crecido en los ltimos quince aos.
A partir de la sancin de la Ley de Educacin Superior (Ley N 24.521/95), y del Documento de Concertacin del CFCyE A-14, en el ao 1997, la investigacin educativa se constituyo, en la Provincia de
Santa Fe, en una funcin institucional de los ISFD1 junto a la Formacin de Inicial y la Capacitacin. Pero en la actualidad no existen trabajos que sistematicen, describan y analicen el desarrollo de la produccin, la circulacin, difusin y el uso de los conocimientos emanados de la implementacin de la funcin
de Investigacin en el sistema formador docente de la provincia de Santa Fe.
Es por ello que el eje problematizador de la investigacin estuvo vinculado con la posibilidad de conocer cules son los modos de produccin de las investigaciones que desarrollaron los ISFD de gestin
oficial de la Provincia de Santa Fe, en el marco de la regulacin establecida por las polticas de formacin docente en la Argentina, durante en el perodo 1997-2012?
2 - Objetivos perseguidos con la investigacin
2.1 - Objetivo general
Describir el proceso y las caractersticas que ha sufrido la implementacin de la Investigacin Educativa en los Institutos Superiores de Formacin Docente de gestin oficial de la Provincia de Santa Fe en
el perodo 1997-2012 y sus producciones investigativas
2.2 - Objetivos especficos
Listar las leyes, documentos y resoluciones emanadas de las polticas educativas de formacin docente en la Argentina durante el perodo en estudio, y en particular las que han regulado la funcin
de investigacin en los ISFD.
Describir el rol asignado a la investigacin educativa en las reformas llevadas adelante en el sistema educativo desde la dcada de los 90, sus antecedentes, la concepcin de investigacin que subyace en la normativa y sus transformaciones.
Identificar las condiciones y caractersticas de las producciones investigativas desarrolladas por los
ISFD de gestin oficial de la provincia de Santa Fe.
Recopilar y sistematizar las producciones investigativas de los ISFD de gestin oficial de la provincia de Santa Fe del perodo 1997-2012
Confeccionar un estado de situacin de la investigacin educativa en la Provincia de Santa Fe que
d cuenta de las reas/temas poco desarrollados y sirva como insumo para formular prioridades de
investigacin en las reas de vacancias.
Construir un Banco de Datos con el registro de todas las producciones investigativas realizadas por
los ISFD de gestin oficial de la provincia de Santa Fe, que permita comunicar y difundir las investigaciones de los institutos, entre los distintos actores del sistema educativo y la comunidad.
Distinguir los procesos transitados, con miras a que la sistematizacin y recoleccin de materiales,
puedan constituirse en insumos para el desarrollo de un sistema de seguimiento de la investigacin
en los ISFD que permita a las autoridades educativas nacionales y jurisdiccional, la identificacin de
logros y temas pendientes, en funcin de planificar el prximo perodo de gestin.
3 - Hiptesis de trabajo
Los modos de produccin de las investigaciones que desarrollaron los ISFD de gestin oficial de la
Provincia de Santa Fe, durante el perodo 1997-2012, estn relacionados con los marcos de regulacin establecidos por las polticas ministeriales de formacin docente:
La funcin de investigacin se instala en los ISFD de gestin oficial de la provincia de Santa Fe,
inicialmente por una cierta lgica de imposicin, pero luego es asumida y sostenida por los institutos conformando verdaderas usinas de construccin de conocimiento
La investigacin en los institutos tena identidad institucional con la conformacin de los Departamentos, reas o Programas de Investigacin en el interior de los ISFD y el apoyo de la jurisdiccin, a
partir del ao 1997. La que luego se fue perdiendo con los cambios de gobierno y de gestin ministerial., con la escasa disponibilidad de recursos materiales y financieros.
Los Institutos de Formacin Docente de gestin oficial de la provincia de Santa Fe vienen desarrollando investigaciones educativas de manera sostenida desde que se instal a funcin en los institutos.
Los objetos de estudio y las reas/temas que abordan las investigaciones educativas desarrollados
por los ISFD, estn relacionados con la enseanza- aprendizaje y la formacin docente; en definitiva
con el rol que ellos desempean.
En las investigaciones desarrolladas por los ISFD, participan pocos docentes, debido a la escasa
asignacin de horas y la limitada capacitacin especfica en el rea, que no permiten la efectiva profesionalizacin de los docentesinvestigadores.
Las producciones investigativas de los institutos encuentran dificultades a la hora de comunicar sus
resultados.
4 - Enfoque metodolgico
Nuestro trabajo se enmarca en una investigacin emprica, en el sentido de que nuestra fuente de informacin y de respuesta al problema que nos planteamos fue la experiencia, ya que tomamos datos empricos y fundamos las conclusiones en la observacin y el anlisis ordenado y sistemtico de la realidad.
El mtodo que empleamos fue a la vez inductivo y deductivo. Inductivo en cuanto procede mediante
la clasificacin sistemtica de los datos obtenidos durante la observacin, con el fin de determinar las
regularidades que presentaron las variables del objeto de estudio. Respondiendo a un diseo no experimental, ya que estuvo basada en la obtencin de la informacin, tal como se nos mostraron las variables, sin nuestra manipulacin como investigadores. Triangulamos la informacin obtenida por esta doble va, cotejando las distintas fuentes de informacin a travs de un anlisis reflexivo y crtico.
Operamos en un proceso en espiral, de combinacin de obtencin de informacin emprica y anlisis
categrico. Donde la teora previa nos permiti orientar, reorientar y focalizar el objeto de estudio y la
pregunta inicial, a partir de sumergirnos en el terreno emprico. El mtodo cientfico que empleamos fue
analtico-sinttico, al estudiar la realidad distinguiendo y separando unos de otros sus elementos ms
simples, para luego unir y recomponer los elementos separados y obtener as una visin global del conjunto y de las relaciones estructurales entre los elementos.
El diseo de la investigacin fue mixto: cuali-cuantitativo. Al hablar de las lgicas de investigacin
cuantitativas y cualitativas se hace referencia a concepciones bsicas que subyacen a los diferentes
"modos de operar en el proceso de construccin del objeto. Son una serie de decisiones en el camino de
la investigacin que implican diferentes maneras de razonar o de concebir el hacer ciencia de /o social (Fernndez Lomeln 2005)
Planteamos un estudio de tipo longitudinal diacrnico de acuerdo a la dimensin temporal, ya que el
objeto investigado implic un proceso, en el cual seguimos su evolucin en el perodo de tiempo comprendido entre los aos 1997-2012.
Teniendo en cuenta la profundidad y objetivo de las investigaciones, que permiten clasificarlas en
exploratoria, descriptivas, explicativa y experimental, podemos enmarcar nuestro trabajo en una investigacin descriptivaexplicativa, ya que perseguimos como objetivo indagar la incidencia y los valores
en que manifiestan las variables en estudio, proporcionando su descripcin, explicacin y el estudio de
sus relaciones para conocer su estructura y los aspectos que intervienen en la dinmica de aquellos y
arriesgando algunas interpretaciones al respecto.
133
134
Al iniciar nuestra investigacin planteamos como hiptesis de nuestro trabajo que los modos de produccin de las investigaciones que desarrollaron los ISFD de gestin oficial de la Provincia de Santa Fe,
durante el perodo 1997-2012, estn relacionados con los marcos de regulacin establecidos por las polticas ministeriales de formacin docente. Al finalizar la tesis podemos expresar que hemos logrado verificar dicha hiptesis.
Las polticas de apoyo y desarrollo de la funcin de investigacin en los Institutos Superiores de Formacin Docente de la provincia de Santa Fe no han persistido, sino que han tenido variaciones en el
tiempo.
La funcin de investigacin en los ISFD tuvo como primer antecedente el Programa de Transformacin de la Formacin Docente (1991-1995), que gener primero las condiciones para el desarrollo de la
funcin introduciendo cambios en la organizacin institucional, creando los departamentos de investigacin y modificando las condiciones laborales de los docentes al asignar horas para desempear la funcin. Programa que solo abarco a diez provincias dentro de las cuales no estaba incluida Santa Fe
Posteriormente la Ley Federal de Educacin (1993) estableca como una tarea especfica de los ISFD
formar investigadores y administradores educativos, concibiendo a la investigacin como una tarea
especfica y escindida de las prcticas pedaggicas. Por su parte la Ley de Educacin Superior (1995),
expresaba que las jurisdicciones eran quienes arbitraran los medios para que los institutos previeran el
desarrollo de investigaciones educativas.
Con la Red Federal de Formacin Docente Continua (1994) se impuso como poltica de la acreditacin la actividad de investigacin, siendo uno de los requisitos para obtener la acreditacin plena y
aprobar los proyectos institucionales, con el objetivo de mejorar la calidad educativa. As la responsabilidad sobre la acreditacin de las nuevas funciones recaa sobre los institutos, mientras el rol del Estado
quedaba supeditado a la funcin de evaluador de unidades individuales.
En este marco a nivel provincial entre los aos 1996 y 1999, para apoyar la transformacin del sistema educativo, se crearon programas de apoyo a la reforma del sector educativo, financiados con crditos externos por organismos internacionales. En este marco en se emprendi el Programa de Reforma e
Inversin del Sector Educacin (PRISE) cuyos fondos fueron destinados en parte al programa de
Proyectos Innovadores (Meta IX) donde se enmarcaron las primeras producciones investigativas realizadas por los ISFD de la provincia y gracias a las cuales algunos institutos pudieron instalar los departamentos de investigacin y dar inicio formal a la funcin de investigacin. Y en el ao1997 se instala normativamente la investigacin como una funcin que deben cumplir todas las instituciones de formacin
docente para poder acreditar (Documento A-14).
Una de los tems de la hiptesis que formulamos haca referencia a que a la investigacin en los institutos tena identidad institucional con la conformacin de los Departamentos, reas o Programas de
Investigacin en el interior de los ISFD y el apoyo de la jurisdiccin, a partir del ao 1997. La que luego
se fue perdiendo con los cambios de gobierno y de gestin ministerial., con la escasa disponibilidad de
recursos materiales y financieros:
Uno de los cambios registrados a partir de la propuesta de incorporar las nuevas funciones fue la
modificacin de la estructura organizativa de los institutos, que dieran lugar a la existencia de un espacio que se hiciera cargo de la nueva funcin de investigacin, hecho que fue asumido por los ISFD de la
provincia de Santa Fe, organizando Departamentos cargo de docentes que contaban con horas en disponibilidad y en algunos pocos casos, por profesores que tenan horas asignadas para el desarrollo de la
funcin de coordinacin de los departamentos.
Las diferentes resoluciones del CFCyE y Acuerdos Federales aprobados entre los aos 1993 y 1999, a
los que nos referimos en el desarrollo de la Tesis, fijaron las bases para promover y regular la aplicacin
de las funciones en los ISFD, precisando las responsabilidades, los objetivos y las formas en que se deban implementar, ponindose nfasis en la formacin de los profesionales encargados de llevarlas a
cabo y en la relacin colaborativa que deban establecer con las escuelas de la zona, y sus problemticas educativas.
En 1999, los lineamientos acerca del rea de investigacin se especifican mediante la Resolucin
116, vinculndola con las escuelas, para mejorar las prcticas. La Jurisdiccin para apoyar y acompaar
la instalacin de la funcin de investigacin en los ISFD implement diferentes instancias de asesoramiento y acompaamiento, destinadas a los docentes que llevaban a cabo algn proyecto de investigacin en las instituciones. Posteriormente en el ao 2004 y ante la necesidad de construir unidad sin
135
136
uniformidad, se propone reformular el sistema de acreditacin hasta ese entonces vigente. (Resolucin
N 223).
Entre los aos 2003 y hasta el ao 2007 la Direccin Provincial de Investigacin y Evaluacin Educativa del Ministerio de Educacin de la Provincia de Santa Fe, implement una serie de acciones tendientes a producir conocimientos sobre la realidad educativa jurisdiccional que permitiera la comprensin y
sirviera como insumo para orientar la toma de decisiones en bsqueda de la mejora continua del sistema. En ese marco se llevaron adelante distintas lneas de trabajo investigativos, que se enmarcaron en
lo que denominaron como investigaciones centralizadas, en las cuales participaron gran cantidad de
ISFD tanto de gestin oficial como privada. Durante esos aos docentes de los institutos participaron
activamente en las investigaciones propuestas desde el ministerio, aprendiendo la tarea de investigar
junto a expertos y afianzando lazos con los dems profesionales de los ISFD. Tambin los institutos llevaron a cabo numerosas investigacin descentralizadas4 durante los aos 2001 al 2007 con acciones de
acompaamiento emprendidas por la Direccin de Superior.
Con la Ley de Educacin Nacional, la Resolucin 30/07 del Consejo Federal y la creacin del INFOD
(2006) se enfatiza la centralidad del rol del Estado en la promocin de la calidad y la equidad educativa;
y se apunta a fortalecer al sistema en su conjunto segn las necesidades detectadas en el mismo. De
esta manera, la relacin se establece entre la investigacin y el sistema formador, no imponindose ms
a los institutos, el cumplimiento de la funcin, sino que pasa a ser una de las funciones por las que los
institutos podrn optar, sin estar obligados a ello. De all que el Plan Nacional de Formacin Docente
plantea avanzar en la articulacin de esfuerzos entre la nacin y las provincias para el desarrollo de polticas de Estado en este rea.
Se impulsa la ampliacin y diversificacin de las funciones del sistema formador (Resolucin 30/07)
en relacin con el mapa de necesidades del sistema educativo y de las condiciones y posibilidades de las
instituciones formadoras, y cuya importancia se centra en el mejoramiento de las prcticas docentes.
Entendiendo a la investigacin como una funcin entre otras, renuncindose as a pretender que esta
funcin sea universal. Pasando de una poltica compulsiva de incorporacin de la funcin de investigacin en todos los ISFD, a una integracin de la funcin a nivel sistmico.
Otra de nuestros tems de la hiptesis planteada expresaba que los Institutos de Formacin Docente
de gestin oficial de la provincia de Santa Fe vienen desarrollando investigaciones educativas de manera
sostenida desde que se instal a funcin en los institutos:
De lo los 55 ISFD de gestin oficial existentes en la provincia de Santa Fe, la mayor parte de ellos, el
85%, han realizado producciones investigativas, intentando instalar de esta manera la funcin de investigacin en sus establecimientos educativos. Y llevaron a cabo 227 producciones investigativas, las que
les permitieron sostener la funcin en los establecimientos educativos de formacin docente.
Tambin presentamos como tems de la hiptesis inicial que la funcin de investigacin se instal en
los ISFD de gestin oficial de la provincia de Santa Fe, inicialmente por una cierta lgica de
imposicin, pero luego es asumida y sostenida por los institutos conformando verdaderas usinas de
construccin de conocimiento:
En sus inicios, por el ao 1997, pudimos verificar que las actividades respondan a una cierta lgica
de imposicin ante el requisito en la acreditacin de incorporar la funcin de investigaciones en los
institutos. Lo que es de suponer, produjo que el 73% de los ISFD de gestin oficial de la provincia de
Santa Fe, llevaran a cabo algn tipo de produccin investigativa, con un cierto acompaamiento de la
Direccin de Educacin Superior del Ministerio de Educacin provincial.
Por la organizacin federal de Argentina, son las polticas provinciales las que toman la decisin de
apoyar y sostener a lo largo del tiempo la investigacin educativa en los institutos de formacin docente
de su jurisdiccin. Ellas median en las polticas nacionales, otorgndoles su singularidad e impronta particular. Las iniciativas jurisdiccionales, emprendidas por el Ministerio de Educacin de la provincia de
Santa Fe, para que la investigacin educativa se inserte y consolide en los ISFD, segn los datos arribados en este trabajo, adquirieron gran significatividad y fueron el andamio que dio sustento a las actividades investigativas emprendidas por los institutos de gestin oficial entre los aos 1997 y 2006. A partir del ao 2007, en el marco de las convocatorias de los proyectos concursables del INFOD, un porcentaje casi similar al anterior, del 71%, de los ISFD de gestin oficial de la provincia de Santa Fe realiz
investigacin, evidencindose, desde el ao 2009, un claro corrimiento de la Direccin de Educacin Superior del Ministerio de Educacin provincial, respecto del sostenimiento de la funcin de investigacin
en los institutos formadores y la ausencia de una poltica de fomento del rea, en la Provincia de Santa Fe.
Lo que nos permite dar cuenta que la lgica de imposicin de la funcin de investigaciones en los
ISFD de gestin oficial produjo un fuerte impacto en los institutos de la provincia con respecto a la adhesin en la realizacin de investigaciones; inters que no decay a pesar de no estar en vigencia el
rgimen de acreditacin, instalarse las convocatorias concursables del INFOD y perder el acompaamiento y apoyo de la jurisdiccin; ya que la cantidad de institutos que investigan, aumento discretamente. Podramos hipotetizar que la obligatoriedad no fue determinante para instalar la funcin en la
provincia de Santa Fe, pero si fue el puntapi inicial que incit y motiv a las instituciones a instalar la
funcin de investigacin en sus establecimientos, despertando el inters de los profesores por investigar. Por lo tanto el dejar de ser una funcin universal para los institutos, como lo plantea la Resolucin
30/07 del CFCE que enmarca a la investigacin como una funcin entre otras de las que puede asumir
los institutos, no modific negativamente la realidad que vena aconteciendo en las instituciones formadoras de docentes, con respecto a la produccin de investigaciones que venan desarrollando. Tal vez
porque los pilares en los que se apoya la funcin de investigacin en los institutos, presentan buenos
cimientos fundantes, que permitieron que los profesores de los ISFD lograran construir un sentido, que
legitima las prcticas investigativas al interior de las instituciones, a pesar de no contar con condiciones
favorables para el desarrollo de la funcin de investigacin, o porque desconocan que ya no era una de
las condiciones de acreditacin, o tenan temor a que las normativas cambiaran nuevamente; razones
que resultaran de inters abordar en otro un estudio.
Caractersticas de las producciones investigativas de los Institutos
Los objetos de estudio y las reas/temas que abordan las investigaciones educativas desarrollados por
los ISFD, estn relacionados con la enseanza- aprendizaje y la formacin docente; en definitiva con el
rol que ellos desempean. Esta fue otra de los tems de la hiptesis que esbozamos en nuestra Tesis.
Los ISFD de gestin oficial de la provincia de Santa Fe han realizado investigaciones en gran cantidad
de temas como enseanza, aprendizaje, formacin docente, Integracin, Inclusin y retensin de
los alumnos y alfabetizacin entre otros, existiendo un fuerte predominio de la temtica relacionada con
los conocimientos disciplinares, que es abordada por ms de la mitad de las investigaciones de los
institutos de la provincia.
Las caractersticas de las investigaciones relevadas de los ISFD, desde las temticas propuestas y los
objetos de estudio enunciados, guardan una relacin directa con los lineamientos de la poltica nacional
del INFOD.
Tanto el objeto de estudio como la temtica que abordan los institutos en sus investigaciones, nos
permiten suponer, que el conocimiento que tienden a construir se realiza con un fin posterior determinado, el de mejorar las prcticas pedaggicas de la formacin al interior de los propios institutos, y en
menor medida destinado a resolver problemas de enseanza de las escuelas de la zona. Lo que guarda
una relacin directa con las Resoluciones emanadas del CFE, los lineamientos de las convocatorias tanto provincial como nacional, en sus distintos momentos y con la intencionalidad de la investigacin educativa, de mejorar las prcticas.
Otro tems de la hiptesis haca referencia a que en las investigaciones desarrolladas por los ISFD,
participan pocos docentes, debido a la escasa asignacin de horas y la limitada capacitacin especfica
en el rea, que no permiten la efectiva profesionalizacin de los docentesinvestigadores.
Las investigaciones desarrolladas por los ISFD de gestin oficial de la jurisdiccin de Santa Fe, mayormente estn destinadas al nivel superior, son realizadas por lo general (en un 58,6%) por grupos de dos a
cuatro investigadores, cuya formacin en un 77% es de profesor y en un 16% de licenciados, lo que denota
una limitada capacitacin especfica de los investigadores, si nos atenemos a su titulacin acadmica.
Segn nuestra postura no existen investigadores natos. Todos se forman y adoptan, de alguna manera, la experiencia de otros investigadores ms experimentados que poseen trayectorias en la realizacin de trabajos de investigacin. Ya que el saber especfico que requiere el oficio de investigar necesita
de muchos aos de prctica y experiencia.
Y por ltimo pudimos verificar la ltima de nuestras hiptesis respecto a que las producciones investigativas de los institutos encuentran dificultades a la hora de comunicar sus resultados:
A pesar de disponer de un medio on-line los institutos, a travs de la Red Virtual de los ISFD, para
137
138
poder divulgar los resultados de las investigaciones desarrolladas por ellos, la mayora de los institutos
de gestin oficial de la provincia de Santa Fe, no lo utilizan para ese fin.
La difusin de los resultados de las investigaciones realizadas por los ISFD de la provincia de Santa
Fe se presenta como un problema a trabajar tanto al interior de los institutos como del propio Ministerio
de Educacin de la Provincia de Santa Fe. Desconocer las producciones emanadas de los institutos no
solo atenta con el poder beneficiarse con sus hallazgos, sino tambin con los objetivos que persigue la
investigacin educativa, de producir conocimiento transmisible.
Por ltimo dejamos planteados algunos interrogantes, que pueden orientar futuros trabajos: Cules
son las limitaciones que enfrentan los ISFD y sus docentes a la hora de pretender asumir actividades investigativas? Cules, los factores simblicos, que ms all de las condiciones materiales, impulsan a los
docentes a realizar investigaciones educativas al interior de sus institutos? Cual es el sentido que los institutos le otorgan a la investigacin educativa y sus productos? Las investigaciones emprendidas por los
institutos han producido alguna modificacin en las prcticas pedaggicas? Es necesario que lo hagan?
Qu iniciativas y prcticas investigativas seran deseables y posibles promover a nivel jurisdiccional?
El desarrollo de la investigacin educativa en el contexto de los ISFD, abre la posibilidad de desarrollo de un campo que se construye mediante el anlisis y la reflexin de las prcticas educativas cotidianas, permitiendo en los docentes-investigadores la profundizacin de los conocimientos propios de sus
disciplinas y de la investigacin educativa en particular, as como la actualizacin de los marcos tericos
que fundamentan las prcticas pedaggicas y didcticas. (MECyT. 2008).
Notas
1
Los ISFD anteriormente eran denominados Institutos de Formacin Docente (IFD), adquieren la actual
denominacin de ISFD, a partir de la sancin de la Ley Federal de Educacin en el ao 2007
2
En el Anexo pgina 110 y 111 se puede consultar el listado de los Institutos Superiores de Formacin
Docente Estatales que conformaron la poblacin que abarco el presente estudio.
3
Son los recursos que contienen datos formales escritos, orales o multimedia.
Expresin que se refiere a los proyectos de investigacin presentados y desarrollados por los institutos
en el marco de las convocatorias provincial del perodo.
Referencias bibliogrficas
Argentina, Consejo Federal de Cultura y Educacin. (1997). Resolucin N 63/97. Documentos para la
Concertacin. Serie A. N 14 Transformacin gradual y progresiva de la formacin docente continua. Buenos Aires: Autor.
Argentina, Consejo Federal de Educacin (2007). Resolucin N 30/07 - Institucionalidad y Funciones
de la F. Docente. Planificacin y articulacin del Sistema Formador. Anexo I: Hacia una institucionalidad del sistema de formacin docente en la Argentina. Anexo II: Lineamientos nacionales para
formacin docente y el desarrollo profesional docente. Buenos Aires: Autor. (en lnea) Disponible
en: http://cedoc.infd.edu.ar/index.cgi?wid_seccion=9&wid_item=118
Argentina, Consejo Federal de Educacin (2007). Resolucin N 167/12 ANEXO 1 Plan nacional de Formacin docente 2012-2015. Buenos Aires: Autor.
Argentina, Ministerio de Educacin Ciencia y Tecnologa. (2007). Documentos. Nuevas Leyes. Ley N
26.206 Ley de Educacin Nacional. Hacia una educacin de calidad para una sociedad ms justa.
Buenos Aires: Autor. (en lnea) Disponible en:www.me.gov.ar
Borsotti, C. (2009). Temas de metodologa de la investigacin en ciencias sociales empricas. Buenos
Aires: Pedro Mio.
Fernndez Lomeln, A. (2005). Metodologa de la investigacin. Episteme N 6, Ao 2. Mlaga: Ediciones
Aljibe
Guijarro de Lara, E. & Ballesteros Velzquez B. (2007). Mtodos de Investigacin en Educacin Social.
Unidad Didctica Universidad Nacional de Educacin a Distancia. Madrid.
Instituto Nacional de Formacin Docente & MECyT. (2007). Plan Nacional de Formacin Docente. Docu-
139
140
ridad, la distribucin equitativa, el ascenso social, la reinsercin, etc. Enunciamos que estas concepciones atraviesan nuestras decisiones y facilitan u obturan el transito de nios, nias, adolescentes y jvenes por la escuela. Esta construccin histrica se ha ido conformando de modo zigzagueante, se ha
avanzado y retrocedido a partir de que se iban sintetizando parcialmente las tensiones que provocaban
las distintas posiciones en pugna. As, el derecho a la educacin ha pasado de la inclusin disciplinada y
homogeneizante de fines del siglo XIX, a la educacin centrada en el nio, en la experimentacin y en la
consolidacin social de mediados del siglo XX, para recalar hacia fines de ese mismo siglo en la tecnocracia educativa neoliberal.. El siglo XXI nos encuentra disputando nuevos sentidos para pensar el derecho a la educacin. Achicar la brecha tecnolgica, universalizar el acceso a la escuela secundaria, sostener la subsistencia y la salud de todos los nios (AUH), incentivar recorridos innovadores que aseguren
trayectorias escolares exitosas, y construir espacios educativos confortables y en cantidad suficiente
para llevar a cabo la enseanza, son algunos ejemplos del paradigma inclusivo en el que se tramita hoy
el ejercicio pleno del derecho a la educacin.
La educacin entendida como derecho es una de las herramientas polticas primordiales en la construccin de una sociedad ms justa e igualitaria. El fundamento poltico de este discurso plasmado en
las leyes y normativas reguladoras de la educacin radica en la bsqueda del ejercicio efectivo del derecho a la educacin de los nios, nias y jvenes. El cumplimiento efectivo de ese derecho tiene mltiples y complejos requisitos.
A nivel nacional, las leyes y normativas reguladoras de la educacin posibilitan la profundizacin de
los procesos escolares democrticos y el mejoramiento de las condiciones de inclusin con aprendizaje
que involucra directamente a los equipos de conduccin. stas requieren la construccin de conocimiento sobre una conduccin superadora del reduccionismo de la gestin neoliberal, que slo se reduce a
gerenciar la escuela, dejando fuera la dimensin poltico- pedaggica que es el eje de nuestro trabajo.
Esto implica el abordaje de la complejidad del ejercicio del gobierno escolar, la instalacin de una cultura democrtica en el cotidiano escolar con la participacin de todos los sujetos que lo constituyen, la
intervencin en los modos y formas en las que se despliega la organizacin curricular que asegure el acceso al aprendizaje, la conduccin de cambios en los formatos organizativos de tiempos, espacios y agrupamientos para el desarrollo del trabajo docente colectivo, la inclusin de las tecnologas, la participacin
en las decisiones de los nios, nias, adolescentes y jvenes, el trabajo con las comunidades educativas
y la utilizacin de los datos producidos desde la institucin para resolver problemticas de conduccin.
Este conocimiento se est construyendo en el trabajo cotidiano de los directivos y supervisores de las
escuelas. La propuesta consiste en abrir un espacio para reflexionar, repensar y construir sentido poltico
desde la praxis de la conduccin. Se trata de abrir un parntesis que ponga en suspenso las urgencias
de la cotidianeidad escolar y habilite un espacio para confrontar con los pares nuestros argumentos y
supuestos, un tiempo para interrogarse sin concesiones. En palabras de Nicastro, abrir una oportunidad
para proponer el ejercicio de revisitar nuestras prcticas sin nimo de constatacin de aciertos 1.
Desde la CTERA, pretendemos incidir con esta propuesta en la construccin de nuevos estilos de conduccin escolar que avancen en la democratizacin de las prcticas institucionales y del gobierno escolar, asegurando a travs de la participacin el derecho social a la educacin, entendiendo a la participacin en su doble condicin de meta a alcanzar y de metodologa de trabajo.
Nos encontramos ante un contexto de profundo cambio epocal en el que es necesario identificar crticamente los desafos que se les plantea a los equipos de conduccin escolar en los diferentes niveles y
modalidades.
Consideramos la relevancia de los siguientes ejes:
1- El trabajo del equipo de conduccin como parte del colectivo docente.
2- La responsabilidad de la escuela de concretar la obligacin del Estado de garantizar el derecho
social a la educacin y al conocimiento para todas y todos los sujetos.
3- El abordaje de la dimensin cultural en su vnculo con los procesos de inclusin para la participacin de los sujetos, alumnos y docentes, en la democratizacin del cotidiano escolar.
4- La dimensin pedaggico-institucional, eje integrador en la bsqueda de propuestas y herramientas especficas para la conduccin que sostengan una praxis de intervencin crtica y reflexiva,
que permita tambin avanzar en el sostenimiento de
5- Los formatos curriculares y modelos organizativos que sostengan una escuela en la que todos aprendan.
141
142
6- La visibilizacin del trabajo colectivo, generador de espacios y tiempos para el trabajo colaborativo.
7- La integralidad de la mirada del director/ supervisor hacia la institucin escolar que relacione la organizacin escolar, organizacin del trabajo y la organizacin curricular a partir de su propia intervencin.
8- La responsabilidad de los equipos directivos y de supervisin respecto de la generacin de mbitos para la formacin continua de los cuerpos docentes que conducen.
El propsito general que orienta esta formacin en servicio es contribuir para que los equipos de
conduccin institucional favorezcan el trabajo colectivo de los docentes, acompaen las trayectorias de
los estudiantes y consoliden la relacin de la institucin escolar con la comunidad y otras organizaciones
de su contexto territorial e histrico.
Para lograrlo definimos varios objetivos para el trabajo con los compaeros de cada provincia, a saber:
Analizar y elaborar los supuestos tericos que fundamentan la conduccin poltico
institucional
pedaggica
Identificar problemticas institucionales contextualizadas y disear lneas de intervencin en el marco de las polticas pblicas educativas, reconociendo a la educacin como bien pblico y un derecho
Develar los condicionantes objetivos y subjetivos de la prctica docente y favorecer la democratizacin de los procesos de conduccin institucional.
Construir herramientas pedaggicas didcticas para la conduccin y la supervisin educativa en el
contexto actual.
Tal como dijimos ms arriba, la propuesta es discutida en cada lugar y se definen tanto los contenidos especficos como los modos de concretar las acciones formativas segn cada realidad y cada posibilidad local.
Desde el equipo central sugerimos un conjunto de ejes de contenidos posibles de incluir en el desarrollo de la formacin de los equipos de directivos y supervisores, a partir de los cuales se conforma una
propuesta singular.
Los contenidos propuestos se organizan en Mdulos temticos a saber:
Mdulo 1: El equipo directivo y de supervisin. La dimensin poltico-pedaggica en el despliegue
institucional de su trabajo. Las versiones clsicas. De mera correa de transmisin a generador de transformaciones. Funcionarios de Estado, no funcionarios de gobierno. Dicotoma: gestor o trabajador. Autoridad. Constitucin de la asimetra. Democratizar las prcticas institucionales. De qu trabaja un director/supervisor escolar. Un debate inconcluso. El puesto de trabajo. Formacin del director/supervisor
ms all de la pedagoga. El Sindicato, una herramienta de organizacin del colectivo de directores y
supervisores. Reconocer avances y sealar lo pendiente. El lugar del director/supervisor en este anlisis
Mdulo 2: Derecho a la educacin. Desafos para la conduccin escolar en un mundo cambiante.
Derecho a la educacin consecuencia de la igualdad. Proceso histrico de la educacin argentina. La
diversidad como expresin de la igualdad. Cambios de poca. Velocidad de la informacin. Cambios sociales acelerados. Nuevas tecnologas. Prdida de la asimetra intergeneracional. Provisoriedad de los
saberes. Marco jurdico institucional de la educacin argentina.
Mdulo 3: Trayectorias escolares de nios/jvenes. El lugar de la conduccin institucional.
La educabilidad bajo sospecha. Ser nio o joven no es ser alumno. Del sujeto de necesidad al sujeto de
derecho. Ser nio o joven en la escuela. El oficio de alumno. Acompaamiento de la trayectoria escolar.
Trayectoria legal-formal y trayectoria real. Ensear, una responsabilidad indelegable. Estrategias de intervencin para favorecer las trayectorias escolares. La escuela como usina terica para pensar el futuro.
Mdulo 4: La justicia curricular. El director/supervisor, un facilitador del acceso al conocimiento.
El curriculum como expresin de la intencionalidad de la escuela. Nuevos enfoques para pensar qu
se ensea. Curriculum, una eleccin arbitraria, una eleccin entre otras posibles. Los temas que quedan
afuera. El curriculum desde la perspectiva del ms desfavorecido
La no neutralidad de la enseanza. Sentido poltico del conocimiento. La evaluacin. Concepto y sentidos.
Mdulo 5: La organizacin institucional y el impacto del afuera.
La participacin como meta y como metodologa de trabajo. Participar no es llevar el cuerpo. Tiempos, espacios y agrupamientos en relacin con lo organizativo. Escuela: Un mbito para proponer, disentir, decidir y hacerse cargo. El aula y los otros espacios donde se ensea. Quin/es construye/n la
agenda institucional? Conflicto: Una referencia de la vida democrtica de las instituciones. El equipo di-
rectivo y las instituciones del barrio. El equipo directivo y el mundo de la cultura. El equipo directivo y el
medio ambiente. El equipo directivo y la organizacin para la demanda. Evaluacin institucional. Recoleccin de informacin para la toma de decisiones. Evaluacin del sistema educativo desde la escuela
Mdulo 6: El desarrollo profesional de los docentes, una responsabilidad de quien conduce
La propia trayectoria escolar como insumo de anlisis y conceptualizacin. El saber emprico del aula
y de la escuela. Un lugar para el saber acadmico. Cul es el saber propio del director? Como desarmar
el Yo no fui formado para esto. La organizacin escolar al servicio de la formacin docente y la optimizacin del tiempo. Valor de los registros. Docentes y directivos que escriben. El director/supervisor como generador de tiempos y espacios de debate pedaggico. Directivos y docentes evalan su trabajo.
Construccin de criterios de evaluacin. Formacin oblicua. Cine, teatro, blogs, ateneos, anlisis de casos, registro de vivencias, realizacin de videos, muestras fotogrficas, etc.
La modalidad para llevar a cabo esta formacin en servicio es la semipresencial, combinando jornadas presenciales de dos das de ocho horas cada una y trabajos domiciliarios grupales.
Desde el punto de vista de las estrategias de trabajo con directores y supervisores, se privilegia la puesta a discusin de alguno de los ejes temticos que se seleccionaron para trabajar y a partir de alguna intervencin nuestra, o de la lectura de algn material bibliogrfico o visual, abrir a las discusiones, aportes,
preguntas en pequeos grupos. Otro de los puntos de entrada que privilegiamos es el anlisis de casos.
El anlisis de casos permite enfocar situaciones, prever problemas, buscar formas de resolverlos,
afrontar situaciones de incertidumbre, analizar posibles formas de intervencin, cursos de accin, comparar experiencias.
Para que el estudio de casos resulte realmente rico y se constituya en una herramienta para el anlisis, debe tener alguna relacin con la realidad de los docentes que lo leen: cuanto ms cercano es el
caso a su realidad, ms identificados con l se sentirn y ms inters tendrn en su discusin.
Los casos presentados no suelen tener un nico modo de abordaje polticamente correcto. Por el
contrario, intentan plantear cuestiones complejas que reclaman miradas oblicuas, intervenciones ora
consensuadas, ora haciendo uso de la autoridad que el puesto de trabajo implica. Temticas como trabajo infantil, alumnos que delinquen, invasin de lgicas de mercado en el funcionamiento de las escuelas, cuestiones relativas a la identidad de gnero o a las nuevas conformaciones familiares son presentadas a travs de casos que la escuela debe afrontar para cumplir con la responsabilidad de ensear.
El abordaje de estas escenas nos ha permitido develar cun instalados estn, en el sentido comn
docente, supuestos y prejuicios que denotan una lejana simblica de clase, ms centrada en la distancia cultural entre docentes y alumnos que en la de la clase socio-econmica a la que pertenecen unos y
otros. La estigmatizacin incluye a las familias de los alumnos que muchas veces son nombrados como
carecientes, vagos, desamorados o ausentes. La resignacin como estrategia ante la desigualdad, la
nostalgia por valores supuestamente perdidos y la valoracin meritocrtica como pasaporte a los derechos, son enunciados que han aparecido recurrentemente en estos mbitos de capacitacin y nos obligan a redoblar los argumentos y el debate fraterno que habilite una mirada ms enigmtica (en trminos de Larrosa2) respecto de estos nuevos sujetos que habitan nuestras aulas.
Cada trayecto formativo cobra singularidad y en tal sentido el abanico de estrategias utilizadas tanto
en el trabajo presencial como el no presencial es variado. Acordamos con Perrenoud (1995), quien plantea una serie de dispositivos de formacin que promueven la prctica reflexiva (dispositivos de formacin
interactiva, trabajo en equipo, autoobservacin, autoanlisis, reconstrucciones, toma de notas sobre intenciones de enseanza); observacin mutua; escritura clnica; la video-formacin; el discurso de explicacin; la historia de vida; la simulacin y los juegos de rol; la experimentacin y la experiencia. Cualquiera de estas alternativas se combinan en los trabajos que proponemos a supervisores y directores.
Una de las dificultades que encontramos en los grupos es la mayor o menor posibilidad de algunos
integrantes de tomar distancia respecto de las propias opiniones para escuchar las de los otros compaeros, o bien el apresuramiento en proponer soluciones a partir de anlisis realizados sobre la base de
informacin incompleta respecto de la situacin problemtica a analizar. Por ello ponemos especial atencin a dar orientaciones precisas acerca de qu mirar y cmo mirar cualquier situacin escolar, haciendo
foco en cada uno de los aspectos de la misma pero sin perder de vista la complejidad intrnseca de cualquier escena escolar.
A manera de ejemplo, mencionaremos alguna de las consignas de trabajo que damos para analizar
143
144
Notas
1
Nicastro, Sandra. Asesoramiento pedaggico institucional. Una mirada sobre los encuadres de intervencin. Revista de curriculum y formacin del profesorado. UBA.
2
Larrosa, Jorge. Del estigma al enigma. En: Pedagoga profana. Noveduc. Buenos Aires. 1994..
Referencias bibliogrficas
Alen Beatriz; Delgadillo, Mara del Carmen: Capacitacin docente: aportes para su didctica. Buenos Aires. Tesis Norma. 1994.
Gonzlez, Hctor. Transformar nuestro trabajo docente para transformar la escuela, en Reconociendo
nuestro trabajo docente. Ediciones CTERA. 2009. Bs. As.
Larrosa Jorge. Pedagoga profana. Buenos Aires. Noveduc Libros. 1994.
Lombardi, Graciela. La Formacin Docente Continua; apuntes para la transicin. (1999) Pcia de Buenos Aires.
Nicastro, Sandra. Asesoramiento pedaggico institucional: una mirada sobre los encuadres de intervencin. Revista de Currculum y formacin del profesorado. UBA
Nicastro, Sandra: Conocidas cuestiones para nuevos tiempos: burocracia-creatividad,autoritarismodemocracia en la gestin institucional de la escuela en La escuela por dentro y el aprendizaje
145
146
segn la capacidad que tuviera cada gobierno provincial para enfrentar autnomamente, los nuevos requerimientos de los sistemas educativos provinciales reorganizados.
La Ley Federal de Educacin, ley N 24.195 sancionada en el ao 1993 junto con la Ley de Transferencia de Servicios Educativos y la Ley de Educacin Superior, conformaron un paquete de reformas
aplicadas en el sistema educativo durante la dcada de los 90.
La Ley Federal de Educacin y la Red Federal de Formacin Docente Continua
Una de las principales modificaciones que introdujo la Ley Federal de Educacin (Ley 24.195/1993
derogada por la Ley de Educacin Nacional 26.206/06), fue la conformacin de la Red Federal de Formacin Docente Continua (RFFDC) y sus cabeceras provinciales al establecer, en el artculo N 53 que el
Poder Ejecutivo Nacional, deba
promover y organizar concertadamente en el mbito del Consejo Federal de Cultura y Educacin, una red de formacin, perfeccionamiento y actualizacin del personal docente y no docente del Sistema Educativo Nacional (Argentina, 1993, p.6)
La formacin docente, se caracteriz entonces como proceso continuo que se origina en la formacin
inicial y se correlaciona con la formacin permanente o tambin llamada formacin en servicio, como lo
indica el documento de la Resolucin N 32 del Consejo Federal de Cultura y Educacin, Alternativas
para la formacin, el perfeccionamiento y la capacitacin docente (ARGENTINA, 1993). La formacin
continua comprenda as, los mbitos de formacin de grado, formacin pedaggica de graduados no
docentes, perfeccionamiento docente en actividad y capacitacin de graduados docentes para nuevos
roles profesionales (P.3). Dos aspectos centrales parecieron desprenderse de esta nueva mirada: el docente deba capacitarse en pos de su profesionalizacin, y deba hacerlo permanentemente.
Los Institutos de Formacin Docente, las Universidades, los Institutos de Formacin Tcnica y otras
instituciones abocadas a la educacin, como las organizaciones no gubernamentales, los sindicatos, mutuales y fundaciones, fueron a partir de ese momento, los encargados de generar ofertas de formacin
docente continua con diversas caractersticas, en el marco de las prioridades, modalidades de perfeccionamiento, capacitacin e investigacin docente de cada provincia.
La estructura de la RFFDC, segn la Resolucin 36/94 del Consejo Federal de Cultura y Educacin,
comprenda
veintitrs cabeceras provinciales (a designar por cada gobierno local) y una cabecera nacional
en el Ministerio de Cultura y Educacin con responsabilidades de coordinacin y asistenta tcnica y financiera (ARGENTINA, 1994, p. 3).
De esta manera, el Ministerio de Educacin recentraliz el poder de control de la formacin docente y
en particular, de la formacin docente continua. Las orientaciones de la formacin continua de docentes,
as como el registro y acreditacin de instituciones oferentes de servicios de formacin en servicio en
cada provincia, y la asistencia tcnica requerida por las instituciones, consistieron problemticas a definir en cada una de las cabeceras, siguiendo los lineamientos establecidos en el Plan Federal de Formacin Docente Continua.
La Red Provincial de Formacin Docente Continua.
La Red Provincial de Formacin Docente Continua (RPFDC), creada como cabecera provincial de la
Ley Federal de Educacin a travs del decreto N1605/03 por el gobierno de la Provincia de Crdoba,
adopt como principales funciones, las tareas de
1. registrar y categorizar a las instituciones oferentes de capacitacin;
2. priorizar lneas de accin en la capacitacin de los docentes;
3. analizar y acreditar las ofertas de capacitacin (..) (P.1)
147
148
La principal labor que realiz y realiza actualmente la RPFDC es la consideracin, valoracin, evaluacin, aceptacin y aprobacin de los proyectos de formacin docente continua que son presentados por
las denominadas entidades oferentes, y que se desarrollarn como propuestas de capacitacin para los
docentes del sistema educativo.
La creacin de la Red Federal y sus cabeceras jurisdiccionales introdujo una modificacin fundamental en los mecanismos de gestin y evaluacin de la oferta de formacin docente continua, ya que hasta
ese momento las acciones de capacitacin docente eran consideradas y evaluadas por cada una de las
direcciones de enseanza de los distintos niveles, dependientes del Ministerio de Educacin, en las diferentes provincias de la Repblica Argentina. En las Juntas de Clasificacin de cada nivel del sistema
educativo (primario, secundario) se estableca la valoracin de las acciones y proyectos de capacitacin
docente propuestos por las entidades oferentes.
A continuacin se caracterizar la situacin de la formacin docente continua a partir de la sancin
de la Ley 26.206/06, Ley de Educacin Nacional.
La Ley de Educacin Nacional, el Plan Nacional de Formacin Docente y el INFOD
En el ao 2006, luego de un perodo de debate y consulta a nivel nacional en todos los niveles de
enseanza y extendido a todos los actores educativos, se sanciona la Ley de Educacin Nacional N
26.206, la cual deroga la Ley Federal de Educacin, procurando focalizarse en las caractersticas puntuales de los diversos niveles y modalidades, la calidad y la promocin de la igualdad educativa, entre
otras, incorporando las nuevas demandas y realidades en relacin a la cuales se desenvuelven los procesos de educacin, haciendo referencia puntualmente a la educacin y las nuevas tecnologas de informacin y comunicacin, la educacin a distancia y la educacin no formal.
La Ley de Educacin Nacional se aboca a la formacin docente puntualmente, en el ttulo IV, bajo el
apartado La formacin docente. Esta nueva ley especifica que las instituciones de nivel superior tendrn
como funciones principales la formacin docente inicial, la formacin docente continua, el apoyo pedaggico a las escuelas y la investigacin educativa (ARGENTINA, 2006, p.15).
Como complemento fundamental de la nueva perspectiva que incorpora la Ley 26.206/06 en relacin
a la formacin docente, y con el objetivo de generar polticas coordinadas y concertadas a nivel nacional, se aprueba mediante la Resolucin N02/07 del Consejo Federal de Educacin, el Plan Nacional de
Formacin Docente. Se enumeran como antecedentes, el Plan de Formacin Docente elaborado en el
ao 2004, como parte de las Polticas para la Formacin y el Desarrollo Profesional Docente; la Comisin
Federal para la Formacin Docente Inicial y Continua en el ao 2005, organismo responsable de planificar, desarrollar e impulsar las polticas en materia de formacin docente inicial y continua; y el proceso
de consulta y discusin en la mesa nacional de directores de Educacin Superior.
El Plan Nacional de Formacin Docente hace foco en tres reas de accin, a modo de reas prioritarias, entre las cuales se enuncia el desarrollo institucional, el desarrollo curricular y la formacin continua y el desarrollo profesional. El Plan Nacional se fundamente en un diagnstico previo en donde se
identificaron los principales problemas y sus consecuentes estrategias superadoras que permitan hacerle
frente a los mismos. Mediante este diagnstico, se plantea que la fragmentacin y bajo impacto de las
ofertas de formacin continua y desarrollo profesional (ARGENTINA, 2007, p. 30) da lugar a la configuracin de un mercado de ofertas de formacin continua desarticuladas, dispersas y desordenadas, acciones de capacitacin provenientes de diversas instituciones, de diferentes tipos de gestin.
La generacin de un plan estratgico de formacin docente pretende extender las acciones y estrategias
ms all de los circuitos que con anterioridad abarcaba la Red Federal de Formacin Docente Continua.
La creacin del Instituto Nacional de Formacin Docente (INFOD), ha sido una de las principales acciones en materia de formacin docente que ha incorporado la nueva ley de educacin. Este organismo
ser en adelante el encargado de articular polticas, lineamientos curriculares, planes, programas y acciones, entre la formacin inicial y la formacin en servicio a nivel nacional. El Instituto se encuentra
conformado por dos grandes reas: el rea de Desarrollo Institucional y el rea de Formacin e Investigacin. La tarea fundamental del INFOD ser entonces el monitoreo, fortalecimiento y evaluacin de la
polticas de accin en materia de formacin docente, en otras palabras, el rgano rector de las polticas
de Estado para el sistema de formacin docente.
Analizaremos en los prximos prrafos, la situacin en la que se encuentra la formacin docente con-
150
rrolla sus funciones en la rbita de la Secretara de Educacin; y particularmente en este perodo de gobierno, en el mbito de la Subsecretara de Estado de Igualdad y Calidad Educativa del Ministerio de
Educacin de la Provincia de Crdoba, valora los proyectos de formacin docente continua que tiene un
costo monetario para los docentes destinatarios. Superposicin de ofertas y lineamientos, mltiples organismos encargados de la formacin docente continua, que deviene en mltiples regulaciones, se traduce en propuestas de capacitacin fragmentadas, aisladas y desarticuladas, una distancia profunda
entre la formacin inicial y la formacin continua, un sistema formador que parece slo tener existencia
formal en el discurso de la poltica.
De esta forma, en las provincias recae la responsabilidad de gestionar las polticas que bajan de la
rbita nacional, puntualmente del Instituto Nacional de Formacin Docente. En el caso de Crdoba, la
presencia de mltiples organismos que regulan la formacin docente continua genera una redistribucin
de los circuitos, abriendo as el juego, a la injerencia de las lgicas de mercado en la formacin docente
continua: oferta y demanda, capacitacin paga a cambio de puntaje, entidades oferentes encargadas de
mltiples y diversas propuestas de capacitacin, superposicin de ofertas y orientaciones, son algunas
de las formas mediante las cuales se comprende a la capacitacin docente en el contexto de la multirregulacin de la formacin docente continua.
c. Instituciones gestoras
La problemtica de la superposicin de jurisdicciones involucradas en la formacin docente continua,
se ve agravada por la multiplicidad de instituciones que, con inscripcin nacional o provincial, se encargan de realizar acciones de formacin docente continua.
Desde la Nacin, las Universidades desarrollan acciones de capacitacin docente, tanto bajo el formato de cursos, talleres y congresos, as como mediante programas de posttulo. El Ministerio de la Nacin a su vez, propone instancias de formacin docente continua y en otros casos, auspicia acciones de
diversas organizaciones. El INFOD por su parte, genera propuestas directas de capacitacin hacia los
Institutos de Formacin Docente (IFD) -pertenecientes stos a la rbita de la provincia- centrados en los
directivos, supervisores y docentes pertenecientes a stos institutos.
Desde la Provincia, en el caso particular de la Provincia de Crdoba, el Ministerio de Educacin, tal
como lo realizar su par nacional, desarrolla acciones propias y adems, brinda auspicio a iniciativas de
formacin docente en servicio generadas por diversos organismos. La RPFDC analiza y evaluar los proyectos de formacin docente continua cursos, talleres, jornadas, congresos y posttulos- presentados
por las entidades oferentes que se encuentran inscriptas como tal en la Red. Estas instituciones pueden
generar tambin, propuestas de capacitacin docente que no reciban el aval de la RPFDC.
Es necesario destacar que entre las entidades oferentes se encuentran gremios, fundaciones y organizaciones no gubernamentales, pero fundamentalmente los IFD y las Universidades.
Es en este punto en donde se evidencia con mayor fuerza el entrecruzamiento de jurisdicciones y la
multirregulacin de la formacin docente continua en el territorio de la provincia de Crdoba.
La formacin continua en Brasil: aspectos legales
En el contexto de la sociedad contempornea, numerosos requisitos se proponen para la formacin
de las personas, en virtud de los cambios curriculares con el objetivo de atender las exigencias del momento histrico. De este modo, la formacin continua se presenta como una necesidad en todos los sectores de la sociedad, como una forma de atender los cambios contantes y dinmicos, que el mundo actual presenta, evidenciando las transformaciones permanentes en el conocimiento de la tecnologa y el
mundo del trabajo. En tanto, es importante observar que:
(...) por mas que se que se apure y se actualice la educacin escolar, por su propia naturaleza, no consigue seguir el ritmo de los cambios, ni las demandas y expectativas del mercado de
trabajo. Mientras la educacin trata de atenderlas, el mercado ya se mueve en nuevas direcciones, de modo que la educacin siempre permanece desfasada. Por tanto, es ilusorio imaginar que sera posible hacer una educacin escolar just in time con el mundo de los negocios. E
incluso si fuera posible, no sera la responsabilidad de la educacin escolar. Nada justifica relegar a un segundo plano los elementos ms permanentes y formativo de la personalidad y del
carcter, incluso porque es la plataforma sobre la que construir el buen ciudadano y profesional. (GOERGEN, 2013, p. 41).
Teniendo en cuenta este anlisis, podemos afirmar que es imprescindible prestar atencin a la formacin humana, del carcter, de la personalidad, aunque tengamos que seguir el desarrollo que el mercado nos exige.
Este contexto impone en el sistema educativo la necesidad de implementar polticas educativas que
respondan a las necesidades actuales de los profesionales de la educacin para satisfacer la demanda
social y de los problemas sealados por el sistema educativo para cumplir con la dinmica y perspectivas del mundo actual. Como se propone en (Gatti, 2009) Por lo tanto, comprender y discutir la formacin, las condiciones de trabajo y la carrera de los profesores, (...), se torna importante por la comprensin y discusin de la calidad educativa de un pas, o de una regin. (P. 92).
Sin embargo, no podemos dejar de explicitar que este tipo de reformas orientadas a la formacin
continua se lleva a cabo bajo pautas internacionales, no slo en Brasil. Galindo (2012) seala que:
Algunas publicaciones (EDUCACIN, 2004a; EDUCACIN, 2004b; OCDE, 2005) han demostrado que la formacin continua de los profesionales de la enseanza se realiza ahora en un foco
de orientaciones internacionales en todo el mundo, centrndose en ella la idea del xito educativo con la eficacia de reformas especficas. Los resultados positivos de algunos pases que han
invertido en la formacin continua de los profesores ha contribuido a la realizacin de inversin
en la formacin de maestros en gran escala en los mbitos de poder ejecutivo municipal, estatal y federal. (P. 105)
En Brasil, las polticas emanadas del Banco Mundial para la Educacin en Amrica Latina y el Caribe,
preparadas en la IV Conferencia Mundial sobre Educacin para Todos, celebrada en Jomtien (1990), y
definidas, despus de otras reuniones en la V Conferencia Mundial sobre Educacin para Todos celebrada en Santiago de Chile (1993) y con la aprobacin de la Ley N 9.394/96, que establece el plan Nacional de Educacin para el Brasil, que fijara metas para los prximos diez aos, en sintona con la Declaracin Mundial sobre Educacin para Todos , direccion al sistema educativo para las demandas del
mercado de trabajo y ubic a la formacin continua en la misma posicin que los cursos a distancia.
Por medio de la publicacin de los siguientes documentos: Ley de Directrices y Bases de Educacin
Nacional - LDB 9394/96 (BRASIL, 1996a) y la Ley Federal 9424/96 (BRASIL, 1996b), que reglament el
FUNDEF (Fondo de Manutencin y Desarrollo Educacin Primaria y Valorizacin del Magisterio), la Resolucin N 03/97 del Consejo Nacional de Educacin y las Directrices Generales de la Red Nacional de
Formacin Continua de Profesores - RNFC (Brasil, 2005), se impulsaron desde las ltimas dcadas la
expansin de los programas de educacin continua.
La Ley de Directrices y Bases de la Ley de Educacin Nacional No. 9.394/96 aborda la importancia de
la formacin continua en varios artculos, entre ellos podemos citar el que menciona el inciso III, art.
63, que las instituciones de formacin debern mantener programas de formacin continua para la
educacin profesional de los distintos niveles. Adems de establecer en el inciso II, art. 67, que los
sistemas de enseanza debern promover el desarrollo profesional continuo, incluyendo licencias peridicas pagadas para ese fin. El artculo 80 especifica que el Poder Pblico fomentar el desarrollo y la
vehiculizacin de programas de enseanza a distancia, en todos los niveles y modalidades de enseanza, y de educacin continua. Ampla la perspectiva del alcance de la formacin continua, incluidos los
cursos de post-graduacin en nivel de maestra y doctorado. La Ley N 9424/96 que instituy el FUNDEF, estableci que el 60% de los recursos del Fondo fuesen destinado a la remuneracin del magisterio, y el resto - hasta un 40% - se debe aplicar en acciones variadas, de mantenimiento y desarrollo de
la educacin bsica pblica, entre las cuales se incluye la formacin inicial y continua de los docentes y
la capacitacin de personal tcnico y administrativo.
La Resolucin N 03/97, del Consejo Nacional de Educacin, defini en el artculo 5, que los sistemas escolares se esforzarn para implementar programas de desarrollo profesional de los docentes en
ejercicio, incluida la formacin en el nivel superior en instituciones acreditadas, as como en programas
de mejora en servicio. Los planes de carrera, de acuerdo con lo que se describe en la legislacin, deben
151
152
alentar la progresin a travs de la cualificacin inicial y continua de los trabajadores en el rea de educacin.
Despus de la prueba de numerosos dispositivos legales para que esa formacin fuese implementada
efectivamente revisando el desarrollo profesional docente, el Ministerio de Educacin, en colaboracin
formal y en convenio con universidades, se form la Red Nacional de Formacin Continua-RNFC.
La RED NACIONAL DE FORMACIN CONTINUA cuenta con la participacin de los Centros de
Investigacin y Desarrollo de la Educacin, con el sistema de enseanza pblica y la participacin y coordinacin de SEB / MEC. Estos Centros, articulados entre s y con otras instituciones
de educacin superior producirn materiales de instruccin y orientacin para los cursos a distancia, semi presenciales, actuando en red para satisfacer las necesidades y demandas de los
sistemas educativos. El MEC, ofreciendo soporte tcnico y financiero, tiene un papel de coordinacin para el desarrollo de este programa, implementado por adhesin, un rgimen de colaboracin, por los estados, municipios y el Distrito Federal. (BRASIL, 2005, p. 22)
Tenga en cuenta que en esta red nacional de educacin continua tiene como objetivo implementar
cursos en modalidad a distancia. En palabras del MEC la Red busca contribuir con los sistemas educativos y, en particular, con la formacin de los maestros como sujetos del proceso educativo. (Ibid, 22)
Esta interpretacin, basada en una concepcin de la formacin docente inicial y continua, contempla la
tematizacin de los saberes y prcticas en un contexto de desarrollo profesional permanente, considerando tambin los estudiantes como sujetos de este proceso. Por lo tanto, el MEC, esboza la Red Nacional de Formacin Continua, con los siguientes objetivos:
1. Institucionalizar la atencin a la demanda de formacin continua; 2. Desarrollar una concepcin de sistema en el que la autonoma se construya mediante la colaboracin y la flexibilidad
encuentre sus lmites en la coordinacin y en la interaccin 3. Contribuir a la calificacin de la
accin docente para garantizar el aprendizaje efectivo y una escuela de calidad para todos 4.
Contribuir con el desarrollo de la autonoma intelectual y profesional de los docentes; 5. Desencadenar una dinmica de interaccin, entre los saberes pedaggicos producido por los Centros,
el desarrollo de la formacin docente y los profesores de los sistemas educativos en su prctica
docente; 6. Subsidiar la reflexin permanente sobre la prctica docente, con el ejercicio del
sentido crtico y la gnesis de la cultura, la educacin y el conocimiento y profundizar la articulacin de los componentes curriculares, 7. Institucionalizar y fortalecer el trabajo colectivo como
medio de reflexin terica y construccin de la prctica pedaggica. (BRASIL, 2005, p. 22-23)
Para llevar a cabo estos objetivos MEC estableci algunos principios y directrices en el proceso de
implementacin de la Red Nacional de Formacin Continua, ya que la formacin continua se caracteriza
como una exigencia de la actividad profesional, en busca de superar los cursos de actualizacin. Estos
cursos deben tener como referencia a la prctica y a la teora, deben ser parte de la rutina en la escuela
como componente de la profesionalizacin docente.
La Red Nacional de Formacin Continua se form mediante la celebracin de convenios con Universidades seleccionadas segn el aviso de 01/2003/MEC, siendo la aplicacin gestionada por el MEC y
acompaada en cada Centro, por un Comit Directivo compuesto por tres miembros: el coordinador del
Centro, un representante de la Universidad designado por el Rector y un representante.
Segn Galindo (2012):
Hay evidencia de un salto cualitativo de la formacin continua expresada en la RNFC, teniendo
en cuenta que hace aos era comn, en los modelos y sistemas de formacin (inicial o continua), ignorar las condiciones en que se encontraban los sujetos en formacin, ms all de la
realidad en que trabajan. De un modo general, se solapan prcticas homogeneizadoras de la
formacin de los sujetos participantes, como si todos los sujetos en cualquier contexto necesitasen de la misma orientacin. (P. 119)
En tanto, no podemos dejar de destacar que con la concrecin de la RNFC, Brasil cumple con los es-
153
154
Consideraciones finales
En el aspecto legislativo y normativo de las acciones polticas relativos a los procesos de formacin
continua en Brasil tenemos inicialmente la LDB N 9394/96 redistribuyendo las responsabilidades con
respecto a esta temtica, ms adelante, las iniciativas con programas a travs de la esfera pblica, con
normas especficas, dando nfasis a la modalidad de educacin a distancia. Observamos la necesidad de
reflexionar sobre la forma en que se est desarrollando para la formacin continua de los profesores de
distancia a riesgo de estar contribuyendo a una simplificacin de la enseanza. En el caso argentino, la
multirregulacin de las instancias de capacitacin docente, se traduce en multiplicidad de orientaciones,
desarticulacin de las propuestas y fragmentacin de los procesos de formacin continua de docentes.
Destacamos que esta formacin, en ambos pases, no debera ser formalizada buscando satisfacer
los acuerdos internacionales, sino que tenga como preocupacin aspectos bsicos relativos con algunos
de los medios utilizados en las propuestas de formacin para la educacin continua y sus metodologas,
como las relativas a la educacin a distancia en el caso brasileo. Importa mantener las discusiones sobre la temtica y reflexiones para que pueda crearse un nuevo marco que oriente las iniciativas de educacin continua para replantear el valor de la teora y la prctica en la rutina escolar.
Creemos que la articulacin de la relacin entre la teora y la prctica, en los cursos de formacin
continua, centrando el anlisis de la prctica y tratando de identificar qu conocimiento se desarrollan y
con espritu de investigador en el mbito de la cultura escolar y de las condiciones de trabajo ms adversas, permitir el desarrollo de la capacidad reflexiva, lo que favorece el compromiso con la educacin
de calidad y competencia para actuar.
Las polticas educativas implementadas hasta el momento en los dos pases ponen en evidencia
cuestiones en las cuales los gestores pblicos de todos los niveles deben centrarse ejerciendo su funcin
reguladora, evaluador comprometido por la calidad de la educacin. Por ltimo, hacemos hincapi en
que el desarrollo docente debe ocurrir en actividades que enfatice la capacitacin de profesores para las
nuevas funciones capaces de dar cuenta de las dinmicas presentes en las escuelas y en el mismo proceso de enseanza y aprendizaje, ya que entendemos que el factor clave para la calidad de la educacin
comienza en la educacin infantil y se extiende en la formacin continua.
Notas
1
Esta ponencia recupera algunos avances realizados durante la estancia de postdoctorado en la Universidad Nacional de Crdoba, Argentina, en el marco del Programa de Postgraduacin en Educacin, de la
Facultad de Educacin de Unicamp, Brasil, con el apoyo de CAPES.
Referencias bibliogrficas
ARGENTINA, Decreto Provincial N1605/03: Ministerio de Educacin. Gobierno de la Provincia de
Crdoba. 2003.
ARGENTINA, Ley N24.195: Ley Federal de Educacin. 1993
ARGENTINA, Ley N26.206: Ley de Educacin Nacional. 2006
ARGENTINA, Resolucin Ministerial N32/93 y Documento alternativas para la formacin, el
perfeccionamiento y la capacitacin docente Serie A3: Consejo Federal de Cultura y Educacin. Ministerio de Cultura y Educacin. 1993
ARGENTINA, Resolucin Ministerial N36/94: Consejo Federal de Cultura y Educacin. Ministerio
de Cultura y Educacin. 1994
ARGENTINA, Resolucin Ministerial N52/96 y Documento Bases para la organizacin de la
formacin docente Serie A11: Consejo Federal de Cultura y Educacin. Ministerio de Cultura y
Educacin. 1998
ARGENTINA, Resolucin Ministerial N1506/03: Ministerio de Educacin de la Provincia de Crdoba.
2003
ARGENTINA, Resolucin N 223/04 y Anexo I Polticas para la formacin y el desarrollo profesional: Consejo Federal de Cultura y Educacin. Ministerio de Cultura y Educacin. 2004
ARGENTINA, Resolucin N251/05 y Anexo I Informe Final de la Comisin Federal para la For-
macin Docente Inicial y Continua: Consejo Federal de Cultura y Educacin. Ministerio de Cultura y Educacin. 2005
BIRGIN, A. Ms all de la capacitacin. Paids. 2012.
BRASIL, Ministrio da Educao. Secretaria da Educao Bsica. Departamento de Polticas de Educao
Infantil e Ensino Fundamental Coordenao Geral de Poltica de Formao. Rede nacional de
formao continuada da educao bsica: objetivos, diretrizes e funcionamento. Braslia, DF,
2005
BRASIL. Resoluo n 03, de 08.10.1997. Disponvel em: <http://portal.mec.gov.br/cne/arquivos/
pdf/CEB0397.pdf>. Acesso em: 02.03.2013.
BRASIL. Lei n 5.622, de 19.12.2005. Disponvel em:<http://portal.mec.gov.br/seed/arquivos/pdf/
dec_5622.pdf> Acesso em: 15.01.2013.
BRASIL. Lei n 11.502, de 11.07.2007. Disponvel em: <http://uab.capes.gov.br/images/stories/
downloads/legislacao/lei11502.pdf>. Acesso em: 15.01.2013.
BRASIL. Congresso Nacional. Lei Federal 9394 de 20 de dezembro de 1996. Estabelece Diretrizes e
Bases da Educao Nacional. Braslia, 1996a.
______. Congresso Nacional. Lei Federal 9424\96 de 24 de dezembro de 1996. Dispe sobre o Fundo de Manuteno e Desenvolvimento do Ensino Fundamental e de Valorizao do Magistrio.
Braslia, 1996b.
BRASIL. Plano de Desenvolvimento da Educao (PDE). 2008. Disponvel em: <http://
portal.mec.gov.br/arquivos/pde/default.html>. Acesso em: 12.09.2012
GALINDO, C. As polticas de formao continuada de professores: entre discursos e aes. In:
COLARES, M. L. I. S.; XIMENES-ROCHA, S. H.; COLARES, A. A. (orgs.). Gesto democrtica: a
escola pblica e a formao continuada como objeto de anlise. Belm: GTR, 2012.
GATTI, Bernardete A. Anlise das polticas pblicas para formao continuada no Brasil, na ltima dcada. Rev. Bras. Educ. v.13 n.37 Rio de Janeiro jan./abr. 2008.
__________. Formao de Professores: Condies e Problemas Atuais. Revista Brasileira de Formao de Professores RBFP. - Vol. 1, n. 1, p.90-102, Maio/2009
GOERGEN, P. Gesto educacional: entre instrumentalizao e formao. Revista Exitus. V. 03, n. 01,
Jan/Jun, 2013. (p. 35-46).
SOUSA, A. S. Q.; RAMALHO, B. L. Polticas de Formao de Professores no Brasil e a Modalidade
Distncia: pontos para reflexes. In: Revista Exitus. V. 02, n. 01, Jan/Jun, 2012. (p. 45-56).
TEDESCO, J. C. y TENTI FANFANI, E. Nuevos tiempos y nuevos docentes. En: Instituto Internacional de
Planeamiento de la Educacin (IIPE), UNESCO, Buenos Aires. Argentina. 2000
155
156
tculos que constituyen verdaderas barreras fsicas y culturales para asegurar la accesibilidad y el goce
del derecho a la Educacin de muchos ciudadanos. En un examen rpido de los antecedentes en este
campo, encontramos coincidencia en todos los autores en rescatar la integracin como estrategia pedaggica y como valor democrtico. Los matices aparecen en los aspectos enfatizados del diagnstico y
prospectiva en la materia. Algunos, tienen lecturas optimistas sobre los logros alcanzados mientras que
otros advierten sobre las dificultades y las resistencias que dejan todava muchos problemas pendientes.
Entre los primeros, A. Puiggrs destaca el papel decisivo para la democracia de las luchas por el derecho a la diferencia. En educacin, dice, la importancia de la integracin radica justamente en la posibilidad-necesidad de impactar la enseanza comn con la diferencia, con la heterogeneidad, con la alteridad. En ltima instancia, asegura, supone apostar a un proyecto colectivo comn e igualitario, la contracara de los proyectos pedaggicos homogeinizadores y exclusores que ha producido la historia del
capitalismo. La diferencia debe ser constitutiva del discurso pedaggico y del lenguaje, afirma; pero reconoce que tal empresa implica una transformacin poltico-educativa que compromete a toda la sociedad5. En el mismo sentido, Nuria Prez Lara6 destaca la oportunidad de aprendizaje para el propio docente y para el conjunto de los estudiantes el participar activamente de procesos de integracin, en el
sentido que recrea valores democrticos.
Entre los segundos, quienes enfatizan los problemas pendientes, R. Baquero destaca el papel nefasto
de los prejuicios acerca de las mal llamadas capacidades de los alumnos:
Cuando nuestros juicios psicopedaggicos o incluso sociolgicos- resultan lapidarios con respecto a las capacidades de aprendizaje de los sujetos de sectores populares, lo que suele tristemente nombrarse como educabilidad vulnerada o no advenida, deberamos atender, en verdad, a que no existen capacidades libres de contexto. Y que nada puede pronosticarse sobre
el aprendizaje de los sujetos salvo que querramos sentenciarlos a lo inexorable7.
En esta direccin encontramos otros antecedentes importantes como el de C. Skliar 8 que indica la
necesidad de poner en tela de juicio la normalidad; el de D. Korinfeld9 que advierte sobre el riesgo de la
psicopatologizacin de la infancia; o los que estudian procesos de exclusin en los que se imbrican la
condicin de clase, la discapacidad y los problemas de aprendizaje en una totalidad indiferenciada, como
las investigaciones de I. Rosbaco10, S. Duschatsky11 y P. Redondo12, entre otras. Asimismo, los propios
informes del Ministerio de Educacin de la Nacin13 describen la persistencia de obstculos de distinto
orden a pesar de relatos de entusiasmo y compromiso ligados a experiencias especficas. Coincidimos
con Eduardo De la Vega, quien sostiene que se trata de un panorama confuso, complejo y contradictorio que nos reclama impulsar investigaciones que permitan conocer y aportar a los circuitos de integracin en educacin14.
En definitiva, el mismo problema originario de la educacin universal como proyecto poltico es el
que persiste e insiste aqu bajo nuevas formas. La accesibilidad a la educacin supone resolver con xito
una tensin inextricable que organiza la educacin pblica entre lo general-universal y lo singularparticular. Los obstculos para la accesibilidad provienen al menos de dos fuentes diferentes, de la organizacin de la administracin del Estado para responder a las necesidades sociales y de la cultura, con
la persistencia de prejuicios y estigmatizaciones. Sin subestimar la importancia de los recursos materiales y de la disponibilidad de tecnologa adecuada que el Estado debe garantizar para espacios y procesos
accesibles, en esta investigacin nos interesa indagar sobre los recursos simblicos y el capital cultural
relativo a estos procesos, que provienen de una construccin social cultural que resulta, paradjicamente, ms difcil de transformar.
La hiptesis de trabajo que orienta el estudio exploratorio puede sintetizarse del siguiente modo: una
de las principales dificultades para la integracin en educacin como en otros mbitos- proviene de las
condiciones subjetivas, de los prejuicios y prenociones socialmente construidas- que operan al momento de concebir e implementar las decisiones bien intencionadas e imprescindibles, de integracin. El propsito general es aportar al conocimiento de las caractersticas especficas que asumen los procesos de
integracin en nuestro contexto y, sobre todo, de aquellas que han permitido superar con cierta felicidad estos enormes escollos que provienen de nuestra propia cultura.
El trabajo preliminar que hemos iniciado para la organizacin del trabajo de campo indica que una
actitud auto reflexiva en los equipos docentes permite enfrentar operativamente, en palabras de Pichn
Rivire, los obstculos reales, materiales y subjetivos que todo proceso educativo supone. Las formas
en que los equipos docentes trabajan son singulares, por lo tanto heterogneas. De all la importancia
157
158
del esfuerzo terico por conocer dicha diversidad en sus aspectos progresivos y tambin sus dificultades, a fin de socializar el conocimiento sobre experiencias que se proponen educar tensionando los lmites tradicionales impuestos por la pedagoga de la normalidad.
Propsitos, diseo y perspectiva terico metodolgica
El proyecto tiene dos objetivos principales, a saber, el de abrir una lnea de investigacin que hasta
el momento no ha sido desarrollada en nuestra Facultad, la relativa al campo de la Integracin en educacin, y por otro lado, a travs de la investigacin emprica a nivel local aportar conocimiento que pueda nutrir la formacin docente en Ciencias de la Educacin en este campo de problemas, que en ltima
instancia resonar tambin en el sistema educativo de nuestra provincia.
Tal como est planteada, sta se ubica en el campo de la investigacin educativa con foco particular
en los procesos de educacin e integracin, el derecho a la educacin, y la democratizacin de las instituciones. Desde su diseo metodolgico se trata de un estudio interpretativo, basado en la tcnica de
entrevista en profundidad, que busca conocer los sentidos que los actores atribuyen a estas experiencias, en trminos de logros y dificultades. En cuanto a la construccin de las referencias empricas, una
primera decisin metodolgica fue la de trabajar exclusivamente con escuelas pblicas de gestin Estatal. En cuanto a lo territorial, se han considerado datos e informes oficiales de la Direccin de Educacin
Especial (Consejo General de Educacin), conforme los cuales se seleccionaron cuatro departamentos, a
saber Paran, Concordia, Concepcin del Uruguay y Gualeguaych. La muestra se construir con escuelas de las ciudades- cabecera de estos departamentos.
La entrevista en profundidad es la herramienta privilegiada para los objetivos de este estudio. Entendemos con P. Bourdieu que, ante todo, se trata de una relacin social que genera efectos 15 por lo que,
como dice el autor, es preciso atender en su realizacin las consecuencias de la violencia que entraa la
inevitable intrusin que esta supone, entre otros aspectos relevantes.
La tcnica de entrevista en profundidad nos permite aproximarnos a conocer las expectativas que
han impulsado las experiencias de integracin, as como los obstculos que han enfrentado con resultados ms o menos felices, y los que permanecen como deudas pendientes. Sin embargo, en ese marco
general, nos parece importante recuperar la delicada distincin entre opinin y vivencia que Sebastin
Rigotti16 rastrea en el campo de la Filosofa. Tal distincin, dice l, resulta frtil metodolgicamente para
un anlisis de los discursos con vistas a reconstruir aspectos de la afectividad y de las formaciones ideolgicas, que es preciso separar de los argumentos racionales.
Siguiendo a J. Habermas, Rigotti explica que opinin admite dos significados, uno como juicio incierto o no completamente probado; y la opinin como reputacin cuestionable por los dems, destacando
su carcter social, colectivo. En cuanto a la vivencia, dir que su uso se recrea en el campo de la hermenutica moderna. Siguiendo a Gadamer, sostiene que la vivencia tiene una relacin inextricable con
la vida, con aquello vivido por cada uno y que no puede olvidarse, sino que se recuerda, es decir, que
se arrostra en el corazn. En dilogo con el Psicoanlisis, Rigotti explica tambin que dado este carcter afectivo, la vivencia es al mismo tiempo que lo inmediato, lo que se lleva en el corazn y se escapa
a la racionalidad, quedando en el plano de lo no reconocido. Para nosotros, interesados en reconocer
aspectos vinculados con entusiasmos y resistencias respecto de la integracin, esta distincin resulta
muy provechosa.
En sntesis, en relacin con el diseo, retomamos por una parte el valor metodolgico de la entrevista, tal como la plantea Bourdieu; y focalizaremos el dilogo hacia aspectos vinculados con las vivencias,
es decir, buscaremos relatos en primera persona, rastreando niveles de implicacin subjetiva en la experiencia. En este plano es que pensamos reconstruir los principales aspectos de los logros y
dificultades, desde el punto de vista de los actores involucrados.
Sobre la fertilidad de la categora de discurso de M. Pcheux
En el contexto de esas consideraciones terico-metodolgicas, hemos acudido al campo de las Ciencias del Lenguaje en busca de herramientas conceptuales para sostener el anlisis. Las hemos encontrado en el trabajo de M. Pcheux (1938-1983), y su nocin de condiciones de produccin discursiva. En
este apartado examinamos su fertilidad en relacin con los objetivos de este estudio, buscando justificar
la pertinencia de una categora proveniente de las Ciencias del Lenguaje para el estudio de prcticas
educativas. Su propuesta un proyecto inconcluso por su temprana muerte- parte de una crtica a la
Lingstica saussureana (que opta por el estudio de la lengua dejando de lado el habla), poniendo en
dilogo al marxismo y al psicoanlisis para comprender la construccin de la vida social como produccin de sentido, es decir, como prctica discursiva17.
Seguimos a S. Caletti18 cuando explica la perspectiva de este autor. M. Pcheux, dice l, piensa los fenmenos del lenguaje en trminos discursivos (del habla y no de la lengua), esto es, como un proceso
social que debe estudiarse en trminos de sus condiciones de produccin, es decir, atendiendo a la complejidad de la vida social, poltica histricamente determinada, en la que el sujeto no puede entenderse
como una consciencia libre. Pcheux, enfatiza Caletti, distingue entre el sujeto y el lugar que ocupa. No
es superfluo. El lugar condensa el complejo conjunto de factores sociales econmicos, polticos, culturales19
En esa nocin de sujeto puede advertirse el dilogo entre marxismo y psicoanlisis. Con Althusser
entender que la ideologa es la representacin de relacin imaginaria con las condiciones materiales, es
decir, no son las condiciones de existencia las que se representan de manera directa, sino la relacin
imaginaria con ellas. Es decir, lo que se representa no son las cosas tal cual son, sino tal como son
vividas. Con el psicoanlisis lacaniano pensar que el registro imaginario est anudado al orden simblico del lenguaje y a lo real en la produccin de subjetividad. De modo tal que el orden del discurso, en
tanto orden simblico, trae implicadas las relaciones imaginarias.
El autor sostiene que la ideologa se materializa en prcticas sociales, entre ellas, las prcticas discursivas. Las formaciones ideolgicas mantienen una relacin dialctica con las formaciones discursivas,
estn socialmente producidas. Dichas formaciones ideolgicas estn, segn l, conformadas por series
de formaciones imaginarias que no tienen que ver con las condiciones objetivas y que constituyen las
condiciones en las que una comunidad produce sus significaciones.
En consecuencia, el anlisis del discurso tal como Pcheux lo entiende, busca dar cuenta de esta determinacin histrica de los significados socialmente producidos, reconstruyendo las formaciones discursivas en trminos de diferencia y contradiccin. Para comprender los significados es preciso atender a
las relaciones de fuerza de la lucha social, las posiciones que se ocupan, y a las formaciones imaginarias
que conforman las formacin ideolgica. Este es el camino para analizar las transformaciones de las
condiciones de produccin de significados.
En esta investigacin buscamos reconstruir las significaciones que las experiencias sociales concretas
de integracin en escuelas pblicas adquieren para los sujetos involucrados, algunas de las cuales comenzaron mucho antes del inicio de las polticas actuales. La hiptesis que sometemos a prueba es que
los principales escollos provienen de la persistencia de prejuicios culturales en torno a la discapacidad,
es decir que en estas experiencias se desarrolla tambin una lucha por la significacin en torno a la integracin que debemos conocer. El concepto de discurso de M. Pcheux, precisamente, nos permite analizar la produccin de significados que se entreteje en estas prcticas educativas.
Desde este punto de vista, cartografiar la integracin en escuelas pblicas de nuestra provincia, ms
que una cuantificacin territorial, supone construir un mapa los modos modo en que se experimentan
los principales logros y de las dificultades ms importantes que se recortan en el orden de las vivencias
subjetivas de quienes participan en procesos escolares de este tipo. Es decir, hacer un diagrama que
nos permita comprender las significaciones que se entraman en prcticas educativas que se proponen
trabajar en el camino de la integracin en la Educacin como garanta de este Derecho fundamental.
Notas
1
Nuestra provincia cuenta con 43 escuelas especiales pblicas de gestin estatal, ubicadas en 16 de los
17 departamentos -la excepcin es Nogoy- y 31 escuelas especiales de gestin privada, distribuidas en
13 departamentos. Las propuestas y niveles en Educacin Especial, comprenden con variantes- alguna
de las siguientes formas: educacin temprana, nivel inicial, primer ciclo de la educacin primaria; apoyos, orientacin y seguimiento en procesos de Integracin, formacin pre laboral y laboral.
2
Gobierno de la Provincia de Entre Ros. CGE- DEE DEGP. Resol. 0305/11. Pgina 17
Ibdem.
159
160
4
Ibdem. Pgina 10 Actualmente hay al menos un EOE por Departamental y alrededor de 300 cargos
para MOI.
5
Puiggrs, Adriana y cols. [2007] Cartas a educadores del siglo XXI. Galerna. Buenos Aires. Pgina 69
Prez de Lara, Nuria: Escuchar al otro dentro de s. Buenos Aires, Conferencia en FLACSO, 2006, en
Gno. Rca. Arg. MECT-PNUD. Educacin e inclusin para jvenes, Pgina 37.
7
Skliar, Carlos [2009] Poner en tela de juicio la normalidad, no la anormalidad. Polticas y falta de polticas en relacin con las diferencias en educacin. Revista Educacin y Pedagoga VOL. XVII. No. 41,
Medelln, Universidad de Antioquia, Facultad de Educacin, 2009, Colombia. Disponible en: http://
revinut.udea.edu.co/index.php/revistaeyp/article/viewFile/6024/5431 ltima consulta: 03.08.11.
9
Rosbaco, Ins Cristina [2005] El desnutrido escolar. Dificultades de aprendizaje en los nios de contextos de pobreza urbana. Segunda Edicin. Homo Sapiens Ediciones. Rosario.
11
12
pobreza: Entre
el
desasosiego
la obstinacin. Paids.
13
Vega, Eduardo de la [2010] La promesa de integracin: ficciones y posibilidades. actas del Actas. II
Congreso Nacional de Educacin Especial. Posibilidad de alteridad. (Con) ciencia Pedaggica. El lugar
de la enseanza. Concepcin del Uruguay, 9 y 10 de septiembre de 2010. Ver tambin: Vega, Eduardo
de la [2008] Las trampas de la escuela integradora. La intervencin posible. Noveduc. Buenos Aires.
15
16
Rigotti, Sebastin [2011] Los procesos de identificacin: reflexiones sobre la entrevista como tcnica
para su investigacin, en Revista Intersecciones de la Comunicacin N 5 Pp. 113 -135. (ISSN 1515-2332
versin impresa-ISSN 2250-4184 versin On-line-). Facultad de Ciencias Sociales UNCPBA. Olavarra.
17
Pcheux, M. (1975) Hacia un anlisis automtico del discurso. Madrid: Gredos. Pgina 48
18
19
Referencias bibiliogrficas
Baquero, Ricardo (2008) Construyendo posibilidad en la experiencia escolar. Algunas herramientas de
los enfoques socioculturales del desarrollo. En Actas. Primer Congreso Nacional de Educacin Especial. Posibilidad de alteridad. Con) ciencia Pedaggica. Concepcin del Uruguay, 6 y 7 de noviembre de 2008.
Bourdieu, Pierre [1999] La miseria del mundo, FCE, Mxico
Caletti, S. (2001) Elementos de Comunicacin. UNQ. Bernal.
Duschatsky, S. y Corea C. [2002] Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las
instituciones. Ed. Paids- Tramas Sociales. Buenos Aires
Pcheux, M. (1975) Hacia un anlisis automtico del discurso. Madrid: Gredos.
Prez de Lara, Nuria: Escuchar al otro dentro de s. Buenos Aires, Conferencia en FLACSO, 2006, en
Gno. Rca. Arg. MECT-PNUD. Educacin e inclusin para jvenes.
Puiggrs, Adriana y cols. [2007] Cartas a educadores del siglo XXI. Galerna. Buenos Aires. Pgina 69
Redondo, Patricia (2004) Escuelas y pobreza: Entre el desasosiego y la obstinacin. Paids. Buenos Aires.
Rigotti, Sebastin [2011] Los procesos de identificacin: reflexiones sobre la entrevista como tcnica
para su investigacin, en Revista Intersecciones de la Comunicacin N 5 Pp. 113 -135. (ISSN
1515-2332 versin impresa-ISSN 2250-4184 versin On-line-). Facultad de Ciencias Sociales
UNCPBA. Olavarra.
Rosbaco, Ins Cristina [2005] El desnutrido escolar. Dificultades de aprendizaje en los nios de contextos de pobreza urbana. Segunda Edicin. Homo Sapiens Ediciones. Rosario.
Vega, Eduardo de la [2010] La promesa de integracin: ficciones y posibilidades. actas del Actas. II
Congreso Nacional de Educacin Especial. Posibilidad de alteridad. (Con) ciencia Pedaggica. El
lugar de la enseanza. Concepcin del Uruguay, 9 y 10 de septiembre de 2010. Ver tambin:
Vega, Eduardo de la [2008] Las trampas de la escuela integradora. La intervencin posible.
Noveduc. Buenos Aires.
Documentos oficiales
Gobierno de la Provincia de Entre Ros. CGE- DEE DEGP. Resol. 0305/11.
Gobierno de la Repblica Argentina - Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) - Programa: Educacin integral para adolescentes y
jvenes con necesidades educativas especiales. 2005 2007- Educacin e inclusin para los jvenes.
Disponible
en
:
http://curriform.me.gov.ar/especial/file.php/1/
PUBLICACIONES_Y_DOCUMENTOS/Educacion_e_Inclusion_para_los_jovenes.pdf
161
162
rehabilitatorio de la discapacidad, que sigue estando en vigencia en la mayora de las instituciones y polticas destinadas a la discapacidad, sostiene una mirada sublaternizante, individualizante poniendo nfasis
en lo que define como deficiencia e incapacidades de las personas con discapacidad. Esto es entendido
como un problema propio del sujeto que le imposibilita la adaptacin a la escuela comn y que entonces
deber ser derivado a una institucin teraputica-educativa capaz de rehabilitarlo. Estos nios/nias y
jvenes anormales que se desvan de los patrones de normalidad debern ser encerrados, confinados,
excluidos, oprimidos y desnudados de sus responsabilidades y derechos sociales, constituyndose en el
paradigma de la dependencia (Hughes, 2002) debido a que representaran un peligro hacia la sociedad.
De este modo, las formas de nombrar a los y las sujetos anormales ha ido transformndose con el
tiempo, y con ellas han variado la asignacin de los tipos de educacin y los destinos institucionales.
Entre los grupos considerados anormales se encuentran las personas pertenecientes a clases populares,
diferentes etnias, gneros, y, en perodos como en la ltima dictadura militar en Argentina, los
subversivos (Kaufmann y Santarrone, 2005). Los y las docentes tuvieron un lugar central en la identificacin de los y las anormales desde el inicio del sistema educativo, cuando ya eran consultados acerca de:
cules son los nios que se desempean como corresponde, cules los que se hacen notar por
su turbulencia y, por ltimo, cules los que ni siquiera pueden frecuentar la escuela. () La
enseanza primaria sirve, en efecto, de filtro y referencia a los fenmenos de retraso mental
[y otras anormalidades] (Foucault, 2003:249).
En este sentido los maestros de escuelas normales fueron la voz de alarma sobre la anormalidad
de los y las alumnos/as que asisten a la escuela comn. As, una vez identificados, los y las estudiantes
anormales seran derivados a las instituciones rehabilitadoras con el objetivo de recibir una teraputica para restablecer el estado de normalidad. Dicha atencin al alumnado anormal fue la educacin ya
que, como seala Foucault, (2005: 243) la teraputica de la idiotez ser la pedagoga misma.
Una educacin para todos y todas
Durante el siglo XX, el movimiento de personas con discapacidad ha logrado visibilizar en la arena
pblica sus demandas en torno al reconocimiento de las personas con discapacidad como sujetos polticos y de derecho, develando las relaciones de poder que los mantienen en situacin de opresin, desigualdad e invisibilizacin privndolos de una participacin social e interlocucin plena. Uno de los reclamos centrales del movimiento es la eliminacin de cualquier tipo de educacin segregada y el desarrollo de una educacin inclusiva, pariendo de la conviccin de que la efectivizacin del derecho a la
educacin de los grupos clasificados como anormales y excluidos del sistema escolar, o segregados en
instituciones especiales, slo puede darse por medio de una educacin inclusiva que problematice esta
categorizacin y tenga como objetivo una educacin para todos y todas juntos/as. En este sentido, se
considera a la educacin inclusiva no como un fin en s misma,
sino un medio para alcanzar un fin, el del establecimiento de una sociedad inclusiva. La inclusin tiene que ver con el proceso de incrementar y mantener la participacin de todas las personas en la sociedad, escuela o comunidad de forma simultnea, procurando disminuir y eliminar todo tipo de procesos que lleven a la exclusin (Barton, 2009:146).
Siguiendo a Ainscow (2008) se considera relevante sealar que, si bien las reflexiones en torno a la
educacin inclusiva comienzan gracias a la demanda de la inclusin de personas con discapacidad dentro del sistema educativo comn, rpidamente logra visibilizar otros/as sujetos excluidos de la escuela
por cuestiones de gnero, pobreza, sida, guerras, entre otros, y se convierte as en propuesta pedaggica que quiere construir una escuela para todos y todas, incluyendo a todos/as los/as excluidos/as del
sistema comn escolar, esto es, todos/as aquellos/as que no asisten a la escuela, ya sea comn o especial, y todos/as aquellos/as que asistan a escuelas especiales. A partir de la Conferencia de Jomtien de
1990 y la Declaracin de Salamanca, de 1994, casi todos los pases del mundo se comprometieron a
lograr como objetivo la educacin para todos y todas, considerando que ser ms inclusivo supone refle163
164
xionar y hablar sobre la prctica, examinarla y depurarla, e intentar desarrollar una cultura ms inclusiva. Esta conceptualizacin significa que no podemos separar la inclusin de los contextos en los que se
desarrolla, ni de las relaciones sociales que puedan sostener o limitar ese desarrollo (pg. 30). Esto signific el reconocimiento de que una gran cantidad de alumnos y alumnas pertenecientes a diversos grupos vulnerables y marginados quedaban excluidos de los sistemas de educacin en todo el mundo.
No obstante, pese al supuesto avance por sobre la exclusin educativa y social, los pases firmantes
parecan significar en la frase educacin para todos, una educacin para casi todos al aceptar la
premisa histrica de que un pequeo porcentaje de nios deban ser considerados como marginales
cuya educacin debe correr a cargo de un sistema distinto, paralelo, por lo general denominado educacin especial (pg. 18). En nuestro pas, la normativa resulta ambigua debido a que, si bien dice enmarcarse en el paradigma de educacin inclusiva, sigue sosteniendo la educacin especial segregada para
todos/as aquellos/as alumnos/as que, a causa de su discapacidad no puedan concurrir a escuelas comunes. De forma que se incurre en la justificacin de la exclusin de personas con discapacidad a causa de
sus deficiencias. Esto implica violar completamente el principio de educacin inclusiva que expresa que
las escuelas deben modificar su curriculum, edificio, etc. para educar a todos y todas, valorando sus
caractersticas individuales. Sin embargo, hasta el da de hoy es comn escuchar por parte de docentes
y equipos directivos que este chico no es para esta escuela o que esta escuela no es para este chico,
no me formaron para esto, etc.
Inclusin y sistema educativo
Coincidimos con Connell en que el sistema educativo no slo distribuye bienes sociales actuales.
Tambin conforma el tipo de sociedad que est haciendo. Que nuestra sociedad futura sea justa depende, en parte, del uso que hoy hagamos del sistema educativo (1997:22), por lo que creemos que es
fundamental realizar esfuerzos para alcanzar la justicia social, y un camino valioso es mediante la educacin inclusiva, de la cual los y las docentes son un elemento clave.
Como han sealado diversos organismos no gubernamentales e internacionales, el sistema educativo
argentino posee grandes deudas pendientes en torno a la inclusin de diversos grupos en la escuela comn. Si bien las ltimas definiciones de inclusin educativa comprenden la preocupacin por todos los
grupos excluidos por diversas diferencias -como por ejemplo el gnero, las etnias, la pobreza-, en este
trabajo presentamos una preocupacin especfica por las personas con discapacidad, en particular por
las jvenes mujeres. En la Argentina, as como en la mayora de los pases de Amrica Latina, todava
existe un sistema de educacin segregada, y lo que intelectuales y funcionarios, entre otros, llaman
educacin inclusiva consiste, en el mejor de los casos, en la incorporacin de alumnos y alumnas con
discapacidad a un sistema que permanece inalterable ante su presencia, vulnerando su derecho a la
educacin en equidad y no discriminacin (Barton, 2009). As,
el gran desafo no consiste entonces slo en alcanzar a quienes todava siguen excluidos, sino
en garantizar que las escuelas y otras ambientes de aprendizaje sean lugares donde todos los
nios y educandos participan, son tratados de manera igualitaria y gozan de las mismas posibilidades de aprendizaje.() Adoptar un enfoque educativo inclusivo supone definir e implementar polticas que procuren asegurar a todos los educandos las mismas posibilidades () de
modo que puedan desarrollar plenamente su potencial, con independencia de su sexo o de sus
condiciones fsicas, econmicas o sociales (Matsuura, 2008:2).
Diversos informes, como el del IDRM (2004), o estudios, como el de Ainscow (2008), han registrado
que, en Amrica Latina, el trmino educacin inclusiva refiere a diferentes niveles y prcticas. As, en
varios casos se sigue confundiendo educacin inclusiva con educacin especial, la cual contina vigente
en la mayora de los pases de la regin (Ainscow, 2008). La Argentina ha firmado los convenios internacionales de Educacin Para Todos: la Declaracin de Salamanca (1994) que obliga a los pases firmantes a comprometerse a desarrollar una educacin para todos que incluya a los y las nias con
necesidades educativas especiales. Por otro lado, la Convencin por los Derechos de las Personas con
Discapacidad, tambin firmada por la Argentina, cuyo artculo 24 refiere a la educacin, indica que:
166
en experiencias aisladas que por lo general no se transmiten a otras/os docentes ni quedan documentadas. As, como seala Ainscow (2008), la inclusin efectiva depende del contexto y del carcter
(inclusivo-exclusivo) de la cultura escolar. Como ejemplo de esto podemos sealar que el mero ingreso
o permanencia de personas con discapacidad a escuelas comunes no reflejan necesariamente la existencia de culturas escolares inclusivas, ya que se ha registrado que las personas con discapacidad sufren
experiencias de exclusin aun dentro de la escuela, como explican estudios biogrficos narrativos de las
experiencias de jvenes con discapacidad en escuelas comunes3.
Jvenes mujeres con discapacidad: exclusin y segregacin
Una encuesta que se aplic con el fin de documentar la situacin de las personas con discapacidad en
Argentina (ENDI), y realizada en el marco del Censo 2001, ha registrado que un grupo especialmente
vulnerable es el de las jvenes mujeres con discapacidad, quienes a su vez son las personas que presentan niveles de escolarizacin ms bajo. La informacin consignada por la ENDI describe que la prevalencia4 para el pas es de 7,3 para las mujeres con discapacidad sobre 6,8 en los varones. Para la provincia de Buenos Aires, la prevalencia es de 6,5 para las mujeres con discapacidad sobre 6,3 en los varones,
de modo que los datos estadsticos con los que contamos manifiestan que en Argentina la poblacin de
mujeres con discapacidad es mayor que la de varones con discapacidad. Esta mayora es congruente con
los datos a nivel mundial. En Argentina, las mujeres con discapacidad se encuentran menos escolarizadas
que los varones con discapacidad, particularmente para el grupo de edad que comprende entre los 15 y
29 aos, o sea, las ms jvenes (INDEC-ENDI). Estos indicadores muestran, as, la necesidad de incorporar la perspectiva de gnero para analizar las condiciones en que las mujeres son incorporadas al
sistema escolar e identificar las variables que pudieran estar influyendo en sus trayectorias escolares.
Asimismo, en un informe del 2004, el IDRM ha identificado como los grupos ms excluidos, incluso del
sistema de educacin segregado, son las mujeres con discapacidad en general y las personas con discapacidades sensoriales y mltiples. Los menos excluidos son los y las nias y jvenes con discapacidades mentales leves y discapacidades fsicas, que no necesitan adaptacin curricular o accesibilidad
edilicia, comunicacional o a la informacin. En este sentido, se ha encontrado que el porcentaje de escuelas comunes accesibles existentes es de entre 0 y 20%, mientras que las escuelas a construir debern seguir las normativas vigentes que obligan a los edificios pblicos a ser accesibles.
Consideramos que la edad, la discapacidad y el gnero no constituyen una sumatoria de diferencias
uniformes e intercambiables ni una jerarqua ms o menos estable de ejes de poder que rigen la experiencia escolar cotidiana de las sujetos. La nocin de interseccionalidad (Dorlin, 2009) nos resulta de
gran utilidad para comprender la complejidad de la experiencia de ser joven mujer con discapacidad en
la escuela e intentar entender por qu las mujeres con discapacidad son las menos escolarizadas en Argentina. Esto implica superar la visin matemtica de las relaciones de poder como aditivas, y nos propone verlas desde una perspectiva relacional y contextualizada. En este sentido, la interseccionalidad
servira para considerar tanto las lgicas de dominacin como las estrategias de resistencia sobre las
mltiples opresiones que pueden atravesar a las mujeres. As, en la interseccionalidad de la experiencia
de las mujeres con discapacidad el gnero y la discapacidad no ocuparan el lugar de la aadidura. Como componentes constitutivos de la subjetividad juvenil involucran al menos tres cuestiones que afectan y empobrecen el desempeo social de las jvenes mujeres con discapacidad respecto de la poblacin jven: el sexismo, el discapacitismo (que corresponde a la discriminacin sufrida por las personas
con discapacidad) y el binomio mujer/discapacidad. Lo interesante de esta mirada radica en que sugiere, con relacin a este ltimo factor, la existencia de un agregado generado por la combinacin del doble estigma, en el sentido utilizado por Goffman (2008). Esto deviene en una visin de las mujeres con
discapacidad como pasivas, dependientes e infantiles, minimizadas en sus habilidades y capacidades y
subestimadas en sus contribuciones a la sociedad. Adems de ser consideradas como seres necesitados
de atencin, enfermizas y dbiles, prematuramente viejas y tristes, estriles y asexuadas (Cobeas,
2010). Es decir, lejos de los modelos dominantes de alumnidad, belleza y juventud. En estos discursos
intervienen los supuestos sexistas acerca del rol de la mujer, generando la idea de que las personas con
discapacidad son incapaces ni tan siquiera de cumplir con el papel al que la mujer queda reducida en la
forma tradicional dominante: madre, esposa y pareja sexual. Esto repercute fuertemente en la concepcin de s mismas, dado que construyen su identidad desde el rechazo social, perdiendo la confianza y
visin positiva respecto de s (Hanna et al, 2008; Ferrante, 2009). Esto tambin influye en la pasividad
con la que aceptan, en muchos casos, las prohibiciones a salir de la casa, asistir a la escuela, decidir
sobre sus cuerpos, experimentar su sexualidad. Estas prcticas son muy comunes hacia las mujeres con
discapacidad, siendo un ejemplo claro de cmo en la interseccionalidad las tres condiciones: juventud,
gnero y discapacidad, provocan el encierro, la no participacin, o educacin, en suma, se constituyen
en el paradigma de la dependencia y lo abyecto.
Las experiencias de inclusin conocidas nos llevan a afirmar que las visiones sobre las jvenes con
discapacidad del equipo docente y de gestin de las escuelas son clave para desarrollar formas inclusivas de educacin. Son sus formas de concebir sus alumnos y alumnas las que crean los entornos en los
que nios, nias y jvenes aprenden. As, para efectivizar el derecho a la educacin de las personas con
discapacidad se precisa deconstruir las visiones signadas por el paradigma de la normalidad que suponen
que las jvenes alumnas con discapacidad son sujetos deficientes que no pertenecen a la escuela comn.
Consideramos, en consecuencia, que resulta imprescindible en la estructuracin, formacin y gestin
del trabajo docente conocer qu implica trabajar con jvenes mujeres con discapacidad desde una perspectiva social y cultural e interseccional. Problematizar las heterodesignaciones y miradas discapacitantes y sexistas resulta necesario para que los y las docentes dejemos de atribuir los problemas escolares a los rasgos intrnsecos de nuestros/as alumnos/as, y podamos considerar que la escuela como institucin y nuestras prcticas docentes se constituyen en barreras al aprendizaje y a la participacin de
nuestras jvenes alumnas.
Consideraciones finales
Dado que la escuela es una institucin de produccin de normalidad y anormalidad en la que la tarea
docente cumple un papel central en la identificacin, clasificacin y derivacin/segregacin de alumnos y
alumnas anormales, es necesario problematizar tanto la edad, como el gnero y la discapacidad. La
presencia de alumnas y alumnos con discapacidad en las escuelas comunes, producto de las luchas del
movimiento de personas con discapacidad puede actuar como incentivo para estudiar una cultura de
mayor colaboracin en la que los docentes se apoyen unos a otros para ensayar nuevas formas de enseanza (Ainscow, 1999:30), generando as escuelas realmente inclusivas. Consideramos que para lograr esto es importante problematizar y desnaturalizar las concepciones biologicistas y prediscursivas
que han mantenido como cuestiones naturales y polticamente neutras las condiciones de juventud, gnero y discapacidad, as como deconstruir el paradigma de normalizacin que se ha construido en ntima
relacin con la pedagoga. En consecuencia, creemos necesario examinar los regmenes de verdad escolares sobre las alumnas jvenes con discapacidad analizndolos como efectos de condiciones histricas
y relaciones de poder contingentes, y no destinos biolgicos. Consideramos que es de esta forma que
podremos comenzar a identificar y resistir aquellas relaciones de poder que los han materializado
(Tremain, 2002), en pos de contribuir a construir una sociedad y una escuela ms inclusiva.
Notas
1
www.intered.org
Ver por ejemplo MORIA DIEZ, Anabel Vulnerables al silencio: historias escolares de jvenes con discapacidad, Revista de Educacin, 353. Septiembre-Diciembre 2010, pp. 667-690.
4
Prevalencia: corresponde al total de personas con discapacidad de cada sexo dividido por la respectiva
poblacin total por 100.
Referencias bibliogrficas
Ainscow, M. Rutas para el desarrollo de prcticas inclusivas en los sistemas educativos en Revista de
Educacin, num. 327, 2002
----------------- making education for All inclusive: where next? en Prospects, 38, 2008, pgs. 15-34
----------------- understanding the development of Inclusive Schools. Londres: Fulton, 1999.
Barton, L. Estudios sobre discapacidad y la bsqueda de la inclusividad: observaciones, Revista de
Educacin, 349, mayo-agosto, 2009, pp. 137-152.
167
168
Cobeas, Pilar Auto- representaciones de jvenes mujeres con discapacidad escolarizadas publicada
en las actas de las XVIII Jornadas de Jvenes Investigadores de Asociacin de Universidades Grupo Montevideo, llevadas a cabo en la Universidad Nacional del Litoral los das 19, 20 y 21 de octubre de 2010, ISBN: 978-987-657-504-1
Connel, R. W. Escuelas y justicia social. Madrid: Morata, 1997
Cortese, M y Ferrari, M. Algunas reflexiones sobre el contrato fundacional y el mandato social de la escuela especial. En: Vain, P. (comp.) Educacin especial. Inclusin educativa. Nuevas formas de
exclusin. Buenos Aires: Ediciones Novedades Educativas, 2003.
Dorling, Elsa. Sexo, gnero y sexualidades. Introduccin a la teora feminista,Buenos Aires: Nueva Edicin, 2009
Ferrante, Carolina (2009) Las nuevas aportaciones del modelo social de la discapacidad: una reflexin
sociolgica crtica en Revista Intersticios, v. 3(1), p. 59-66. Disponible en: http://sid.usal.es/
idocs/F8/ART11089/8.2.6-11089.pdf. Acceso en: 19 mayo 2013.
Foucault, M. El Poder Psiquitrico. Buenos Aires: Fondo de Cultura Econmica, 2005.
-----------------Los Anormales. Buenos Aires: Fondo de Cultura Econmica, 2010
Goffman, Erving Estigma: La identidad deteriorada. Buenos Aires: Ed. Amorrortu, 2008
Hanna, William J.; Rogovsky, Betsy. Mujeres con discapacidad: La suma de dos obstculos en Barton,
Len. (Comp.). Superar las barreras de la discapacidad: 18 aos de disability and society. Madrid:
Ed. Morata, 2008
Hughes, B. Disability and the body, en Oliver, Colin y Barton (Eds.) The Disability Studies Today. New
Hampshire: Ed. Polity Press, 2002
IDRM Monitoreo Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Amricas, 2004. Disponible en http://www.idrmnet.org/pdfs/IDRM_Americas_Sp_04.pdf, ltima consulta, 10 de marzo de 2013.
INTERED La Educacin Inclusiva en Amrica Latina y el Caribe: abriendo caminos para una sociedad
ms
justa,
2008.
Disponible
en
http://www.educarsumando.org/media/documentos/
educacion_inclusiva.pdf, ltima consulta, 10 de marzo de 2013.
Santarrone, M.F.;Kaufmann, C. Los discapacitados sociales: la Poltica de la Educacin Especial durante la ltima Dictadura argentina. Cultura, lenguaje y representacin, Revista de Estudios Culturales de la Universitat Jaume I, Vol. II, 2005, pgs. 75-88.
Mataluna, M. B. Polticas de atencin escolar a personas con necesidades educativas especiales: un estudio
comparado Brasil y Argentina. Ponencia presentada en el IV Congreso de la SAECE, 2011. Disponible
en http://www.saece.org.ar/docs/congreso4/trab87.pdf, ltima consulta, 10 de marzo de 2013.
Matsuura, K. Prefacio, en Revista Perspectivas, vol. XXXVIII, n 1, marzo 2008, UNESCO
Moria Diez, A. Vulnerables al silencio: historias escolares de jvenes con discapacidad, en Revista de
Educacin, 353. Septiembre-Diciembre 2010, pp. 667-690
Tremain, S. On the subject of impairment, en Shakespeare, T. y Corker, M (Eds.) Disability/
posmodernity, U.K.: Ed continuum, 2002
170
constituyen metafricamente una trama donde es difcil distinguir las fibras y los colores que la componen. Es difcil analizar esta trama cuando lo imperativo es la urgencia de la accin, pero ello es imprescindible para poder intervenir y generar como dijimos al principio las condiciones de posibilidad.
Las posibilidades que se generan en una escuela a travs de las acciones de los docentes es lo que las
diferencian unas de otras. Las respuestas de los nios se parecen entre s, ms que las acciones de los
diferentes maestros. Por tanto, sostenemos que las diferencias entre las escuelas se deben a los maestros mucho ms que a los nios.
Cules son los hechos diferentes que se dan en las escuelas? Seguramente surjan mltiples dificultades en la convivencia entre los nios, entre los nios y los maestros, entre los maestros y las familias, as como las dificultades para que algunos nios logren aprender lo que pretendemos ensear. Habra que mencionar, adems, las condiciones de vida de absoluta desproteccin de algunos nios, que
se refleja necesariamente en la escuela.
Escenas cotidianas que se dan en algunas escuelas dan cuenta de situaciones que los maestros plantean habitualmente (Francia, 2009): peleas en los recreos, nios deambulando por el patio porque no
quisieron entrar a clase (o entraron pero en seguida salieron muchas veces con el alivio de la maestra
o el maestro), madres enojadas en la puerta esperando para hablar con la directora y en los salones
de clase, escenas tan distintas como maestros hay. All se puede observar desde un tumulto de cuerpos
y voces donde nadie se ve o se escucha, hasta un grupo en franca actitud de trabajo, motivados, con el
bullicio natural que provoca la tarea, orientados por un docente que lo hace sin apuros, sin gritos, sin
ansiedades, porque ese es el lugar que eligi para trabajar, porque sabe que est en el camino de los
logros y los nios lo perciben y estn dispuestos a transitarlo.
Significa que se asumen diferentes actitudes (Francia, 2001) como respuestas a hechos que se consideran fuera de los habituales, muchas veces impensables para una escuela, porque son inusitados.
Si entendemos por actitud el comportamiento repetido en la tarea escolar, las formas de trabajo que
se despliegan en el aula, adems de lo que se dice explcitamente y las formas de vincularse con los dems, puede decirse que en las prcticas escolares cotidianas hemos encontrado actitudes de los docentes
muy diferentes. Las actitudes se asocian a concepciones y supuestos sobre las posibilidades de ensear
y las posibilidades de aprendizaje de los alumnos, que estn en relacin con las representaciones que se
han elaborado sobre los nios, sobre todo aquellos que nacen y crecen en condiciones de pobreza.
Entendemos por concepciones las ideas que se han elaborado en relacin a algo, sobre la base de
razones que las justifiquen; un supuesto es una creencia en base a conjeturas; es considerar algo como
cierto aunque falten datos que proporcionen la certeza. Asimismo, se toma el concepto de representacin utilizado por Woodward: prcticas de significacin a travs de las cuales se producen significados y
se atribuyen sentidos que nos posicionan como sujetos.
A travs de la experiencia de trabajo en escuelas ubicadas en contextos de pobreza urbana y sobre la
base de la observacin crtica de las prcticas cotidianas de los maestros, es posible afirmar que existen
diferentes concepciones en relacin a las respuestas que la escuela puede instrumentar para interactuar
con una poblacin atravesada por la adversidad y la injusticia, lo que da lugar a diferentes actitudes.
Esas actitudes, en definitiva, operan y tienen expresin en el quehacer docente.
Por un lado, existe una actitud entre escptica (no cree en el impacto positivo de su tarea) y resignada, entendiendo que el origen social de los alumnos tiene un carcter determinante y por tanto, una
incidencia correlativa en el aprovechamiento escolar (aqu nada se puede hacer es intil, por ms que
trato nada sale bien los nios no aprenden las familias no apoyan). Esta actitud pone toda la responsabilidad de los niveles de aprendizaje de los alumnos, cuando son bajos, en el lugar social del cual
provienen, sin asumir la importante cuota parte que le corresponde a la institucin educativa en general
y a los docentes en particular, en el desempeo escolar.
Por otro lado, subsiste una actitud rgida que, prescindiendo y haciendo abstraccin del condicionamiento desfavorable que significa un medio social adverso, sostiene que la escuela debe cumplir con su
mandato social, que es el de ensear lo establecido, independientemente de los factores estructurales
que pudieran afectar el papel de la escuela (yo siempre ense de esta forma; no es mi culpa si no
aprenden o a m nadie me prepar para trabajar con estos nios). Su actitud es de inflexibilidad.
Existe tambin una tercera actitud quizs la ms generalizada que puede caracterizarse como voluntarista. Es la que adoptan quienes sostienen que las maestras tenemos que hacer de todo: ser madres, asistentes sociales, psiclogas.
171
172
En este caso, se reconocen los condicionamientos estructurales pero se cree que son atendibles mediante un esfuerzo, no necesariamente pedaggico y s muy abarcativo se podra decir casi mesinico
en algunos casos por parte de cada uno y de la institucin educativa. Dado que los docentes tienen
que hacer de todo porque de lo contrario nadie lo hace, la tarea profesional especfica del docente y el
aprovechamiento escolar de los alumnos pasan a un segundo plano. No hay duda de que la necesidad
de dar alguna respuesta a las circunstancias y a las condiciones en que se desarrolla la actividad escolar
induce de hecho a la adopcin de esta actitud.
En cualquiera de ellas, en forma explcita o no, consciente o no, la responsabilidad se pone fuera de
la escuela y, ms especficamente, del aula.
Esas respuestas estn, como sostenamos antes, asentadas en concepciones, supuestos y representaciones que todos tenemos sobre nuestra tarea y sobre los nios con los que trabajamos y por ello, adems, son respuestas muy ligadas a la personalidad del docente. En el primer caso, se trata de la adhesin
a lo que se considera destino irremediable; en el segundo, de no reconocimiento del otro como un ser humano diferente, tambin con derechos y posibilidades; en el tercer caso, de un intento casi desesperado
por enfrentar y revertir en soledad las injusticias del mundo, pero tambin de un intento de quebrar lo
determinado. Esta actitud, si se comparte y se discute en colectivo para acordar formas de trabajo con un
propsito educativo, puede llegar a transformarse en una prctica que no se resigna a la injusticia
Asimismo, es bueno sealar que en otros casos y frente a las mismas situaciones los docentes encuentran otras respuestas: optimismo, en lugar de resignacin; creatividad y dedicacin, frente a las
dificultades que se les generan a los alumnos para cumplir con las exigencias de la escuela; claridad de
metas, frente a la multiplicidad de nuevas exigencias, y con las metas claras, energa y conviccin para
sostener las acciones que permitan lograrlas.
Justamente, de acuerdo a la investigacin mencionada y, sobre todo, al trabajo continuo con maestras y maestros de la escuela pblica, es posible afirmar que actualmente existe en forma cada vez
ms amplia una perspectiva que puede caracterizarse como crtica constructiva. Desde ella, se reconocen las significativas diferencias existentes en el punto de partida porque es innegable que existen
en muchas de las situaciones pero se entiende que es necesario abordarlas a travs de estrategias pedaggicas y didcticas que anen comprensin y exigencia. Esto significa que, mediante una multiplicidad de recursos, en donde se ponen de manifiesto cualidades profesionales y humanas, se trabaja teniendo en cuenta las dificultades sin renunciar a la exigencia, para lograr que todos alcancen aprendizajes significativos y vlidos, individual y socialmente.
Sealar actitudes derivadas de las representaciones, las concepciones y los supuestos que subyacen
a las prcticas cotidianas e identificar las tensiones y complejidades del quehacer docente no es suficiente. Los esquemas prejuiciosos, las respuestas que se han elaborado tal vez para cuidarse y no
angustiarse tanto no se deshacen mgicamente
Cmo se cambia un presupuesto? Cmo se asumen actitudes diferentes? Cmo alguien se despoja de los prejuicios? Qu ocupa el lugar de las antiguas explicaciones? No hay mecanismos mgicos
pero s posibilidades de construir saberes nuevos sobre la base de mucho trabajo: buscando fundamentos para los supuestos previos sobre la base de otros conocimientos y cambindolos si es necesario;
analizando el propio pensamiento para poder reflexionar sobre el ser docente y el quehacer, revisando
las prcticas institucionales, repensando la escuela en colectivo.
La gestin requiere comunicacin, discusin, interlocucin, en contraposicin al soliloquio o al individualismo. No alcanza con cambiar posturas individuales: hay que pensar colectivamente la gestin educativa de las escuelas.
Es necesario tener la oportunidad y la voluntad de exponer las ideas, escuchar las de los otros y estar dispuestos a reconocer los desacuerdos, para seguir trabajando sobre ello.
Lidia Fernndez (1994) sostiene con razn que en la medida que la mirada colectiva encuentra las
tensiones y motivos de los hechos, se encadena imperceptible pero consistentemente con el deseo de
transformacin.
Es imprescindible pensar en una gestin colectiva que apunte a la construccin de posturas comunes,
sabiendo que construir lo comn no es lo mismo que construir lo uniforme. Esto remite a una concepcin de gestin educativa de la escuela que supera ampliamente los modelos de gestin escolar basados
en aspectos solo normativos o estratgicos y se transforma, como ya dijimos, en una postura con significado tico, porque se est tratando de hacer todo lo necesario para que la experiencia educativa se
174
Si hubiese que definir la sensacin o la atmsfera de la escuela que constituye el caso uno se podra decir que lo que prima es la confianza: el desplazamiento de los nios por los espacios comunes,
la forma en que entran a la sala ocupada por la Direccin, la naturalidad con que hermanos mayores o
integrantes de las familias entran al local escolar, son parte de las pistas que muestran cmo la escuela,
a travs de su modo de gestin, ha logrado esa confianza basada en un quehacer donde la prioridad son
los nios y su aprendizaje.
Tambin la confianza se da en el equipo docente. Lo manifiestan los maestros cuando opinan que la
direccin ofrece siempre un gran apoyo a la tarea que se desarrolla. No se oculta que hay diferencias
de criterios y se discuten las posturas en torno a temas que se consideran importantes. Para la directora tambin se dan resistencias de parte de los maestros, sobre todo cuando uno propone cosas que a
los dems les parecen exageradas
Queda claramente expresado que lo que ms preocupa es que los nios aprendan bien y para ello
todos los aspectos de la gestin de la escuela tiene que estar en funcin de los nios, que es de la nica forma que tiene sentido.
Igualmente, en el caso tres, la directora considera que una escuela con buen clima es aquella donde
se hablan todas las cosas; en el disenso se construye, con los conflictos circunstanciales que tienen
que existir, porque si no hay conflictos y no se posibilitan las discusiones sobre ellos, no se est construyendo nada.
En esta escuela el colectivo docente expresa que lo ms importante es que todos los nios aprendan,
que se integren verdaderamente a la vida escolar. Para ello, disean actividades en conjunto o elaboran proyectos donde se trabajan contenidos de las diferentes reas curriculares, entre tantas formas de
trabajo que implementan.
El caso cinco (donde la directora desempeaba su primer ao de trabajo) muestra la fuerza de un
colectivo que sostiene la escuela a pesar de las adversidades y los cambios del personal docente. All
tambin se percibe, en todos los espacios, un clima de confianza que seguramente, es el fruto de un
trabajo responsable a lo largo del tiempo.
A ese respecto, la directora expresa que las familias sienten un gran reconocimiento por la escuela y
quieren que sus hijos vengan a ella. Eso no es mrito mo agrega sino del trabajo de un grupo de
maestros trabajadores, comprometidos, que quieren que la escuela brinde lo mejor que tiene y eso
por suerte se nota y se reconoce.
En los tres casos, podramos caracterizar el clima escolar tambin como plenamente educativo.
Seguramente, lo ms significativo sean las respuestas de los nios de 6 ao en las entrevistas grupales a las preguntas: aprenden en la escuela? qu aprenden? cmo se dan cuenta que aprenden?
Las respuestas, para nada estereotipadas, ponen de manifiesto que ese clima que se percibe, es fruto
de una conviccin de los nios de que el mbito escolar tiene sentido.
b) Encontramos tambin modos de gestin que podran caracterizarse como ritualizados, entendiendo por rito un acto repetido invariablemente conforme a ciertas pautas o normas que se respetan
como si se tratara de un culto, perdiendo el sentido original (Beltrn Llavador y San Martn Alonso,
2000). En ese sentido, en una de las escuelas (caso 4) la directora considera la reunin del colectivo
docente como muy importante, ya que da la posibilidad de discusin y acuerdos. Sin embargo, este
espacio, que fue muy fuerte en un momento ha ido decayendo y en este momento se reduce a las propuestas que hace ella misma. No es este el mejor momento, dice, pero entiende que quizs ella misma
ha perdido fuerzas para coordinar al equipo docente. Tiene que re-pensar, agrega, la manera como ella
est trabajando y cunto tiempo ha resignado a tareas que son ms de organizacin. Esto significa que
la directora est cuestionndose su modo de gestin. En cuanto a los docentes, cuando se plantea este
tema en la reunin, reconocen que no han prestado demasiada relevancia a discutir de verdad los temas que ms importan en cualquier escuela y se han limitado a esperar las propuestas de trabajo de la
directora.
Aqu no existen posturas o actitudes de resignacin. Los maestros tienen claro que es posible trabajar de otra manera han transitado por buenas experiencias pero han optado por cumplir rutinariamente con lo que hay que hacer. As, el clima que se puede percibir podra ser caracterizado como de
aparente buena convivencia, sin manifestaciones explcitas de conflictos importantes.
Existe tambin (en el caso dos) un clima que podra ser caracterizado como de mera permanencia,
porque parecera que algunos de los maestros no le encuentran un sentido profundo a lo que hacen y
ese sentimiento se ve reflejado en las cosas ms sencillas de la vida cotidiana. En este caso el modo de
gestin tambin podra caracterizarse como ritualizado, ya que desde el discurso se expresan ideas y
aparentes convicciones que, en la realidad, no se ven reflejadas.
c) Finalmente, podemos decir que encontramos escuelas cuyo modo de gestin podra caracterizarse
como paradojal (caso seis), en el sentido de que existe marcada responsabilidad por los aprendizajes
de los nios pero se gasta gran parte de la energa en luchas por el poder. Esas tensiones permanentes
entre los maestros (grupos separados, maestros enfrentados con la directora) provocan un clima de rispidez improductiva. Da la sensacin de que el clima podra llegar a ser plenamente educativo si la
disponibilidad se volcara a profundizar con franqueza en los elementos que estn obstruyendo el desarrollo de la tarea.
La primera pregunta que surge es: por qu en escuelas con similares posibilidades se dan situaciones tan diferentes?
Estas preguntas buscan causas, pero no plantean realmente el problema Un problema tiene que
poder conectarse con algo que les pasa a muchos, por ello planteamos este trabajo de investigacin,
para que no quedase como simples percepciones de una serie de hechos.
Transformamos la pregunta del por qu en preguntas que apuntasen al cmo, para poder elaborar
hiptesis de trabajo sobre la base de un tiempo para pensar.
Pensar la escuela es parte del trabajo que un director y su equipo de docentes tiene que hacer? En
general, en la vida cotidiana de la escuela parecera que ese tiempo para pensar la escuela es difcil de
concebir como un tiempo de trabajo y sin embargo, consideramos que es esencial. Cabe la pregunta:
cmo se construye una escuela si no se piensa previamente?
Las prcticas docentes, las prcticas institucionales estn como ya se ha dicho sostenidas por los
significados y las interpretaciones individuales que tienen los actores acerca de su funcin dentro de la
escuela, de cmo se representan su tarea, a sus alumnos y las demandas del entorno. Cmo se cambian o se consolidan? Analizando, discutiendo, pensando y repensando acordando, por fin, para pasar
de ser un mero grupo de personas a un colectivo.
Un colectivo no es un grupo homogneo donde todos terminan pensando y haciendo lo mismo; un
colectivo (docente) es un grupo de personas que, conservando cada uno su identidad, logra el propsito
comn de colaborar en la transformacin de la realidad concreta.
Entonces, la pregunta de nuevo: pensar la escuela con otros hace diferencia?2
Cuando vemos los registros realizados en los casos estudiados, se puede apreciar la diferencia, es
decir las cualidades que distinguen una manera de actuar y la otra.
Cules son las posibilidades de avanzar?
Cmo prevenir y eventualmente corregir los procesos regresivos y alentar siempre los progresos?
Esto es parte del anlisis institucional, que debe tener claro el sentido, los propsitos y la metodologa de trabajo. Para ello se requiere de nuevo instancias de trabajo conjunto: directores con su colectivo, directores con otros directores, inspectores y colectivos.
Los inspectores de las escuelas tienen en este y los dems aspectos de la gestin educativa, un rol
fundamental: cmo empezar y sostener la prctica de la autoevaluacin?
El anlisis institucional es una tarea por dems compleja y en este aspecto, los inspectores, como
docentes supervisores, estn en las mejores condiciones para orientar las definiciones que organizan la
tarea de anlisis.
Creemos que hay aspectos que no pueden obviarse, como:
-la seleccin del aspecto institucional a analizar, entendiendo que no todo puede ser analizado de
una vez y por tanto, hay que acotar;
-la definicin conceptual de ese aspecto, para que todos acuerden sobre lo que van a trabajar;
-la definicin operacional del concepto definido, para que aparezcan los componentes que harn posible el anlisis;
-la formulacin de las estrategias;
-la definicin de los tiempos y los momentos;
-las formas en que se irn haciendo los registros, que implica un trabajo especialsimo, ya que de
175
176
ese trabajo depende que la institucin disponga de una memoria que contribuya al aprendizaje;
-el anlisis de esos registros y all, de nuevo, el inspector aportando su mirada y experiencia.
Registrar lo que se piensa, lo que se hace y la reflexin sobre lo que se hace es uno de los medios
para construir conocimiento institucional. Como sostiene Segovia (2010), la memoria institucional es un
instrumento potente para conocer la cultura y el proceso de su desarrollo.
Pensar la escuela en colectivo as como el registro y la narracin de las diferentes experiencias no
asegura la superacin de todas las dificultades, pero seguramente generar una dinmica que har la
diferencia con aquellas escuelas donde ese pensamiento generador de potencia creativa no se produce.
Notas
*
Parte de este trabajo fue publicado en: FRANCIA, Ma. Teresita (2013) Repensando la escuela desde la
experiencia. La tica en la base de la gestin. Montevideo. Grupo Magro editores.
1
Francia, Mara T. Incidencia de los modos de gestin en el clima escolar Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores. URUGUAY.
3
Se entiende por diferencia una cualidad por la cual una cosa se distingue de otra o la variedad entre
cosas de una misma especie.
Referencias bibliogrficas
BELTRN LLAVADOR, Francisco (2007) Poltica versus gestin escolar. En: Revista Novedades Educativas N 194. Buenos Aires.
DUSCHATZKY, Silvia & BIRGIN, Alejandra (comp). (2001) Dnde est la escuela? Ensayos sobre la
gestin institucional en tiempos de turbulencia. Buenos Aires. FLACSO manantial.
FERNNDEZ, Lidia (1994) INSTITUCIONES EDUCATIVAS.
crticas. Buenos Aires. PAIDS
Resumen
En esta ponencia pretendemos presentar las principales aristas tericas y metodolgicas del Proyecto
de Investigacin1 del que formamos parte: La configuracin del trabajo docente pedaggico en las denominadas polticas de inclusin para la escuela secundaria en la Norpatagonia (2013-1016). Se trata
de un diseo investigativo inscripto en el campo de los estudios del trabajo docente, desde una lgica
cualitativa y una perspectiva dialctica relacional, que nos convoca como equipo de poltica educativa,
desde la Universidad Nacional del Comahue.
Entendemos que este encuentro de la Red Estrado, es una oportunidad para compartir las preocupaciones actuales que tenemos sobre las formas y contenidos que asume el proceso de trabajo docente en
el marco de la implementacin de las polticas centradas en la categora estelar del momento: inclusin.
Asimismo tenemos la intencin de dar cuenta cmo a travs de un Programa provincial de poltica
educativa, cuyo propsito explcito es la garanta del derecho a la inclusin, se filtra un proceso de formacin especfica para los docentes en la escuela secundaria. Para nosotras este caso constituy parte
sustantiva de la fuente del problema que, indagaremos con mayor profundidad en el proyecto.
Palabras clave
Trabajo docente- polticas educativas- inclusin-escuela secundaria-proceso de trabajo-proceso de formacin laboral-dispositivo pedaggico.
1. Introduccin
En esta oportunidad nos interesa, en el marco de la Red de Estudios de Trabajo Docente, presentar
y compartir los primeros avances en el Proyecto de Investigacin: La configuracin del trabajo docente
pedaggico en las denominadas polticas de inclusin para la escuela secundaria en la Norpatagonia
(2013-1016).
Al mismo tiempo que sintticamente trazamos las lneas principales del diseo de investigacin, buscamos a travs del anlisis de un caso, justificar la relevancia del objeto. Este anlisis es parte de las
fuentes del problema, que, entendemos otorgan sentido a nuestra tarea investigativa.
2. Un nuevo proyecto de investigacin
a. Acerca del objeto
Se trata de un diseo investigativo inscripto en el campo de los estudios del trabajo docente, desde
una lgica cualitativa y una perspectiva dialctica relacional, que nos convoca como equipo de poltica
educativa, desde la Universidad Nacional del Comahue. Los objetivos del Proyecto estn orientados hacia
la descripcin y comprensin de las dimensiones materiales y simblicas que configuran el trabajo docente
pedaggico producidas en relacin a las lgicas de las denominadas polticas de inclusin en la escuela.
En el proceso investigativo analizaremos las prcticas y discursos que se generan en los contextos
institucionales especficos en los cuales los docentes desarrollan su trabajo orientados por las medidas
polticas impulsadas desde las lgicas de la inclusin. As mismo nos interesa indagar la incidencia en
dichas prcticas de los procesos de socializacin, ya sea a travs de las experiencias de formacin inicial
y continua, como de militancia, sindicalizacin, etc. Pretendemos construir el objeto de investigacin
desde una visin dinmica y con un enfoque de tipo cualitativo, con participacin de los protagonistas a
travs de sesiones de retroalimentacin y jornadas de devolucin. Consideramos que dicha metodologa
nos permitir comprender los sentidos y significados que los docentes le atribuyen a las regulaciones,
177
178
orientaciones y prcticas que se dirimen en torno a las denominadas polticas de inclusin, hoy hegemnicas en el discurso poltico acadmico de funcionarios y organismos internacionales vinculados a educacin.
b. Perspectiva terica de abordaje del objeto de estudio:
Nuestra mirada e interrogantes se inscriben en el campo de la teora crtica, comprometindonos en
la lucha por una educacin emancipatoria.
El abordaje conceptual de la problemtica, se nutrir de campos disciplinares como la Poltica, la Sociologa y la Pedagoga. Sostenemos la inscripcin en la perspectiva terica del materialismo histrico,
por entender que es sta la que mejor nos permite no slo comprender y abordar nuestro objeto de estudio, sino porque adems la consideramos una herramienta de lucha para transformar la realidad.
Para esta investigacin ubicamos los aspectos objetivos y subjetivos en un entramado dialctico, ya
que entendemos que los significados que los docentes le otorgan a su quehacer cotidiano anclan materialmente en las condiciones objetivas en que se desenvuelven sus vidas: En un sentido estricto determinar es fijar lmites. Tales lmites son establecidos por las condiciones objetivas, y el quid de la cuestin radica en el modo en que son comprendidas como externas:... la verdadera distincin slo puede
darse entre la objetividad histrica -las condiciones en que, en cualquier punto particular del tiempo, los
hombres se encuentran con que han nacido ...- y la objetividad abstracta, en la cual el proceso
determinante es independiente de su voluntad (la de los hombres (y mujeres)); no en el sentido histrico de que lo han heredado, sino en el sentido absoluto de que no pueden controlarlo ... (Williams,
1980, pg. 105)
Si se concibe al trabajo docente como una prctica social, una actividad humana concreta e histrica
que se determina en el seno de las relaciones sociales, existe una razn fundada que justifica el anlisis
de los significados que le asignan los docentes a su prctica a partir de la interaccin que establecen con
su entorno inmediato como un fenmeno de la totalidad. Como bien apuntara Marx, no es la conciencia
del hombre la que determina su ser, sino por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. (Por lo tanto), hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el
conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de produccin.
La caracterizacin desde la que situamos la mirada al objeto de estudio, tal como adelantramos,
nos implica partir del reconocimiento de la existencia de una relacin dialctica entre una perspectiva
histrico- estructural, que permite visualizar las relaciones cambiantes entre la produccin y reproduccin de la vida social, captando los aspectos ms generales que orientan y sitan el contexto en el que
transcurren las prcticas docentes y otra, ms centrada en una dinmica que enfoca el devenir y accionar de los sujetos (docentes) en sus condiciones histricas y concretas en el que efectivizan sus prcticas y se producen y reproducen las significaciones de su propio accionar. Esto exige suponer que los
sujetos sociales son razn y causa de un proceso histrico donde se condensan relaciones de fuerza,
conflictos y antagonismos que se resuelven en el plano de la realidad social. Y la realidad social suele
ser orientada, tambin con matices, mediaciones y sucesivos conflictos, por aquellos que logran imponer un modelo dominante de prctica y relacin social. (Gentili, 1994)
Sostenemos que ambas miradas deben complementarse y articularse permitiendo as un anlisis ms
profundo y real del objeto de estudio.
c. Primeros pasos para la construccin del estado del arte
En este apartado nos interesa comentar, compartir y debatir el proceso que hemos iniciado para la
elaboracin sistemtica de los antecedentes. La intencin es aprovechar esta oportunidad, para contar
con los valiosos aportes de compaer@s que vienen trabajando con estas problemticas.
El entramado para construir el estado del arte fue pensado desde tres ejes.
- Uno de ellos nos exigi centrarnos en los estudios sobre la configuracin del trabajo docente desde
distintas perspectivas, enfoques y lneas terico epistemolgicas. A travs del rastreo histrico pudimos sealar cundo el trabajo docente se constituye en objeto de investigacin cientfica (Martnez,
2001), as como los principales debates que atraviesan las producciones sociolgicas (proletarizacin,
profesionalizacin, control, pertenencia de clase, etc.) Tambin ubicamos algunas preocupaciones
que se tornaron centrales en los estudios sobre trabajo docente (condiciones de trabajo, salud, regulaciones laborales) haciendo hincapi en las tendencias a la precarizacin, insalubridad y flexibiliza-
cin laboral. A su vez, a partir de la obligatoriedad de la escuela secundaria se generan investigaciones que identifican la relacin entre los formatos escolares y las configuraciones pedaggicas del
trabajo docente.
- Otro eje consisti en sistematizar las principales lneas existentes en torno al discurso estelar de las
polticas de inclusin. En esta primer barrida, identificamos el poder de las reformas educativas globales que apelan al paradigma de la inclusin a travs de las constantes prescripciones de los organismos internacionales (en sus diferentes rostros) Tambin ubicamos ciertos autores referentes 2,
citados recurrentemente, que otorgan sentidos y significados a la escuela inclusiva, al mismo tiempo
que plantean cambios urgentes y necesarios sobre la cultura escolar y el trabajo docente. El debate y
la complejidad del concepto de inclusin, junto con las implicancias poltico pedaggicas, resultan en
s una cuestin central para nuestra investigacin.
- El tercer eje de la construccin del estado de la cuestin est vinculado al rastreo de aquellos antecedentes metodolgicos que nos permiten indagar, analizar, sistematizar y jerarquizar las investigaciones que dan cuenta de la continuidad/discontinuidad en el campo de los estudios de trabajo docente. As, esta construccin se constituy en una oportunidad ms para avanzar en la construccin
del objeto de investigacin, no slo en su dimensin epistemolgica, sino tambin en la dimensin de
la estrategia general y de las tcnicas de investigacin. El mismo camino de bsqueda nos lleva a
identificar la lgica de investigacin, los supuestos tericos y procedimientos desde los cules disear
la obtencin de evidencia emprica, en el campo de los estudios de trabajo docente. Identificamos as
formas de articulacin entre los objetos construidos y las tcnicas elegidas (diferentes tipos de entrevistas, estudios de casos, anlisis de normativas, estadsticas, enfoques etnogrficos, narrativas biogrficas, grupos de discusin, etc.) Consideramos que este relevamiento metodolgico nos va a permitir ajustar el foco de nuestra investigacin.
Desde -y frente- al compromiso tico poltico que implica investigar sobre el trabajo de los docentes de la escuela secundaria partimos de pensar y repensar- que si el investigador se sita en la perspectiva del materialismo histrico y dialctico tratar de que la poblacin participe activamente en la
recuperacin crtica de la realidad en la que vive. Ser una relacin dialgica, los sujetos no son slo
objeto de estudio sino que participan en forma reflexiva crtica y propositiva (Rojas Soriano, 2000, pg.
192) Esta idea desafa nuestra imaginacin para crear el diseo de investigacin que recupere aquellas
tradiciones y experiencias de la cocina de la investigacin que comunican otras y otros investigadoras/
es, pero, que al mismo tiempo mantenga la atencin sobre la particularidad y necesidades del objeto
de investigacin desde nuestra posicin geopoltica en el campo de las Ciencias Sociales: la Norpatagonia, en Amrica del Sur.
3. Un Programa educativo como analizador de las tendencias polticas en la reconfiguracin
del trabajo docente en la escuela secundaria
Como ya adelantamos, nos interesa evidenciar y someter a discusin en este espacio cules fueron
algunas de las fuentes del problema que nos animaron a comprometernos en este proyecto. Sabemos
que hoy las medidas de poltica educativa se fundamentan en el discurso del derecho a la inclusin.
En este sentido, a modo de primer ensayo interpretativo de la relacin entre las polticas de inclusin
y la configuracin del trabajo docente de la escuela secundaria, creemos pertinente el anlisis de un programa surgido al calor de la garanta de las polticas de inclusin en la provincia de Ro Negro3. En tanto
pretendemos abordar el trabajo docente, en sus mltiples dimensiones, nos pareci relevante preguntarnos cmo inciden estos programas en el trabajo de los docentes? Cul es la forma, contenido e intencionalidad presentes en la formacin en el especfico lugar de trabajo de los profesores y profesoras?
Nos referimos al caso del Programa Escuela para todos: Que el verano te rinda destinado a estudiantes secundarios de la Provincia de Ro Negro en el ao 2013, considerndolo en trminos de dispositivo pedaggico diseado para ensear a los docentes las nuevas formas que requiere el trabajo en la
escuela secundaria planteada como inclusiva. En este sentido este Programa provincial, resulta un analizador interesante que nos permite formular preguntas y esbozar unas primeras hiptesis que luego sern reformuladas para comprender los sentidos y significados que los docentes le atribuyen a las regulaciones, orientaciones y prcticas que se dirimen en torno a las denominadas polticas de inclusin, hoy
hegemnicas en el discurso poltico acadmico de funcionarios y organismos internacionales vinculados
a educacin. Percibimos un programa de formacin especfica para los docentes de la escuela secunda179
180
ria, e identificamos algunas de los contenidos, estrategias y mtodos que asume dicho proceso de formacin en este analizador particular.
a. Referentes conceptuales para el anlisis del caso
La temtica sobre los procesos formativos en el proceso de trabajo es abordada con especial nfasis
en los ltimos aos desde la Pedagoga Crtica del trabajo. Los nudos problemticos a los que hace referencia este campo terico aluden fundamentalmente a las caractersticas que asume la relacin trabajoformacin, analizada desde el prisma de las relaciones de poder/hegemona/consentimiento/resistencia
materializadas en los particulares mbitos de trabajo.
Los aportes de Gramsci tambin resultan ineludibles a la hora de pensar y reflexionar sobre los procesos de construccin de hegemona/contrahegemona, as como para focalizar el papel central que asumen
los intelectuales orgnicos al intentar construir estrategias y contenidos que permitan educar el consenso. Nos referimos en particular al consenso necesario en los trabajadores para perfeccionar los mecanismos de dominacin de las clases dirigentes en nuestro tiempo presente. Basndose en estos desarrollos,
Lcia Wanderley Neves aporta una interesante perspectiva que nos ayuda a descifrar el contenido y los
dispositivos pedaggicos que se van construyendo en la que denomina La nueva Pedagoga de la Hegemona: estrategias del capital para educar el consenso. Desde esta trama analtica, justificamos la necesidad de develar las modos que adoptan hoy los procesos de formacin de los docentes en los mismos
espacios de trabajo; dado que el estado asume cada vez ms su papel educador en la medida en que se
propone conducir, por medio de diferentes estrategias la reforma intelectual y moral adecuada a su proyecto de sociabilidad dominante y dirigente. (Wanderley Neves, 2009, pg. 20)
La sociabilidad burguesa necesita nuevos trabajadores acordes a los cambios que se producen y
reproducen en los modelos de acumulacin, y al mismo tiempo como parte del mismo proceso, reacomoda las lgicas de produccin y de organizacin del trabajo. En este sentido la Pedagoga del trabajo
crtica intenta aportar herramientas tericas que nos permiten avanzar en desnaturalizar, criticar y develar los mecanismos con los cuales se pretende formar a este particular sujeto desde los parmetros
que adquiere esta nueva sociabilidad desde los mbitos de trabajo.
b. El caso del Programa Escuela para todos: que el verano te rinda
El Consejo Provincial de Educacin de la Provincia de Ro Negro (CPE) a travs de la Resolucin N
34044 del 12 de noviembre del 2012, crea con carcter de experiencia educativa, el Programa ESCUELA PARATODOS. Que el verano te rinda, destinado a estudiantes de 1 y 2 ao del ciclo bsico de
las escuelas diurnas con planes de estudio de 5 aos y las de educacin tcnica estatales, que adeudan
al menos cuatro asignaturas. La extensin de dicho programa de opcin voluntaria para los estudiantes est prevista desde el 7 de enero al 1 de febrero de 20135.
Si bien es presentado por su potencia educativa como una experiencia intensificadora o una nueva
posibilidad pedaggica, o un tramo ms de una posta; nuestro inters aqu reiteramos- es afinar la
mirada del poder del Programa en tanto dispositivo pedaggico que codifica y resemantiza el trabajo
mismo de los docentes.
En esta indagacin queremos subrayar dos cuestiones: en primer lugar los contenidos del curriculum
subyacente para la formacin de los docentes, as como la formas explcitamente diseadas para formar/se en el nuevo puesto de trabajo.
a) Sobre los contenidos del curriculum de formacin laboral
Nos propusimos capturar las lgicas imperantes en la organizacin de los contenidos formativos que
operan a travs de los nuevos criterios de definicin, seleccin, reclutamiento, designacin y control de
los trabajadores de la educacin (Figari, 2001)
La primera cuestin a sealar es cmo el derecho a la inclusin aparece como fundamento para
reorientar los contenidos del proceso de formacin del trabajo docente. En los argumentos polticos se
apela a la necesidad de revisar prcticas y formatos organizativos hacia el interior de las escuelas tendiendo a reconfigurar los sentidos del trabajo docente en la escuela secundaria. La corresponsabilidad
de los docentes como garantes del derecho a la educacin, junto con la urgencia por modificar el forma-
182
() cabe preguntarse cules son las competencias que ha de tener un docente para afrontar el
desafo de una educacin inclusiva y cmo ha de ser la formacin que le proporcione dichas competencias () Se requiere ante todo un docente que se atreva a asumir riesgos y pruebe nuevas formas de
enseanza, que reflexione sobre su prctica para transformarla, que valore las diferencias como elemento de enriquecimiento profesional y que sea capaz de trabajar en colaboracin con otros docentes,
profesionales y familias. Un docente que personalice las experiencias comunes de aprendizaje, es decir:
que conozca bien a todos sus alumnos y sea capaz de diversificar y adaptar el currculo; que plantee
diferentes situaciones y actividades de aprendizaje; que ofrezca mltiples oportunidades; que tenga altas expectativas respecto al aprendizaje de todos sus alumnos y les brinde el apoyo que precisan, y que
evale el progreso de stos en relacin a su punto de partida y no en comparacin con otros. (Blanco,
2005, pg. 176).
Tanto en la fotografa elegida como tapa del documento del Banco Mundial, como en la descripcinprescriptiva que realiza la especialista en Educacin inclusiva, advertimos interesantes imgenes, ncleos de sentido que nos sorprenden, nos dejan pensando y nos invitan a varias reflexiones.
Ahora bien, la estrategia discursiva en el Programa para las escuelas secundarias lleva por una parte
a reconocer el valor de los docentes que siempre han estado y seguirn estando 16 en las escuelas,
pero al mismo tiempo- presenta un ideal modlico que exigir nuevas competencias, actitudes y habilidades, entre las que se reiteran la vocacin, la conviccin y el compromiso.
Otro aspecto que merece destacarse como contenido formativo refiere a la formacin del mando 17 y
divisin del trabajo. En toda organizacin resulta clave como parte del mismo proceso formativo de los
trabajadores el diseo e implementacin de una estructura de divisin del trabajo que determine y limite funciones, posibilidades de accin y responsabilidades. Destacamos algunos rasgos novedosos de esta Escuela para todos, que el verano te rinda, en tanto indicios de una recreacin de la organizacin
laboral, y simultneamente la institucionalizacin de un modelo de liderazgo que ensea otras formas
de acceso y nuevas funciones de los cargos jerrquicos.
Este programa prev la creacin de una planta orgnica que incluye: un coordinador que ser designado por el supervisor acorde con el perfil y el compromiso requerido, al menos cuatro profesores seleccionados desde un listado ad hoc que requiere una inscripcin soporte on-line y un preceptor.
La figura del coordinador se constituye en un enclave estratgico de transposicin del modelo desplazando los roles tradicionales de la burocracia escolar, en tanto modifica los criterios de acceso, designacin y continuidad18. La importancia institucional y pedaggica del trabajo de los supervisores de nivel
medio, no parece resultar fundamental para acompaar esta experiencia, en tanto sus misiones y funciones son reemplazadas por quien ocupa el cargo de coordinador en este Programa.
b) Sobre las formas diseadas explcitamente para formar/se en el nuevo puesto de trabajo
As como en el apartado anterior hicimos referencia al Programa Escuela para todos que el verano te
rinda en su potencial formativo para modelar al nuevo trabajador, tambin nos preguntamos a travs de
qu instrumentos y mecanismos formales disea explcitamente el CPE la formacin/preparacin especfica para ocupar los puestos de trabajo definidos por las competencias y atributos que antes detallaramos.
La mentada resolucin plantea al respecto un conjunto de procesos individuales necesarios para trabajar en este Programa, a saber: a)- Apropiarse de esta resolucin, de los fines y momentos de puesta
en concrecin de la Escuela para Todos, Que el Verano te Rinda, b) - Capacitarse con el DVD y consignas que le ser suministrado al momento de su designacin, c) - Apropiarse de las resoluciones
214/04 y 225/05 del Consejo Federal de educacin sobre Ncleos de Aprendizaje Prioritario en lo referido al espacio curricular a su cargo.
Estos procesos de apropiacin y capacitacin (de carcter individual) no parecen suficientes para
producir tantos cambios como los que se enuncian cuando se caracteriza al docente no habitual. Tal vez,
en este caso el contenido formativo tiene ms que ver con ir formando/se en procesos de individualizacin. El constante uso del se en los verbos, invoca la auto referencia al s mismo, al docente que elige y
tiene vocacin para este puesto de trabajo, como responsable de apropiar-se y de capacitar-se.
Feldfeber alerta sobre cmo la apelacin a la autonoma de los docentes, hoy hegemnica en los procesos de individualizacin, reconfigura y reemplaza la lgica de accin colectiva de lo social 19.
4. Algunos interrogantes para seguir pensando
A partir del anlisis de este caso, se nos han planteado una serie de interrogantes sobre el alcance
real y el sentido de las estrategias formativas presentes en la implementacin del programa. Las estrategias ms significativas hasta el momento se vinculan a:
- cuestionar y formatear el contenido mismo del proceso de trabajo;
- exhibir la (i)responsabilidad de cada docente sobre los resultados de aprendizaje de los alumnos y,
- disciplinar a los docentes habituales, bajo la lgica de una escuela inclusiva, a travs de la creacin de nuevos puestos de trabajo que los devalan y con los cuales a la vez compiten.
Ahora bien, en qu medida realmente inciden estas polticas en la configuracin concreta del trabajo
docente. Esta es la pregunta que nos formulamos, es parte del ncleo duro de las fuentes de la situacin problemtica, que le da sentido a nuestra indagacin en los espacios laborales especficos de las
escuelas secundarias.
El anlisis de la normativa nos exigi interpelar algunas lneas crticas de los estudios del trabajo para poder ubicar, relacionar e interpretar el sentido de este Programa en las tendencias de polticas laborales y educativas. Sin embargo, esta indagacin de ninguna forma nos habilita a realizar generalizaciones y menos an a comprender la efectividad en los procesos socio histricos particulares que se generan a partir de la implementacin de este Programa.
Desde una perspectiva gramsciana es interesante abordar la correlacin de fuerzas entre mltiples
sujetos sociales que abre a un conjunto de procesos no homogneos en los que se destacan prcticas
de diferentes modos de consentimiento, control, lucha y resistencia .
Entonces, si bien la nueva pedagoga de la hegemona, est presente en las actuales polticas; sostenemos que la poltica educativa no es aquella que planifica la clase dominante sino la que es capaz de
llevar a cabo con relacin al grado de oposicin de las fuerzas subalternas con el objeto de mantener y
asegurar su poder (Morgenstern, 1986). Este sentido es el que nos alienta a continuar indagando desde una lgica cualitativa en la dimensin material y simblica de las prcticas sociales que se concretan
histricamente en las escuelas secundaria de la Norpatagonia.
183
184
Notas
1
Estos avances son producto del trabajo colectivo del equipo de Investigacin de Poltica Educativa conformado por Sandra Jurez, Graciela Huenchunao, Mara Jos Laurente, Romina Fuentes, Benjamn Muoz, Paula Penas, Lorena Palacios, Nicols Cocco y Mara Rubio. El proyecto forma parte del Programa
de Investigacin Inclusin educativa, medidas poltico educativas, discursos, escuelas y trabajo docente Dirigido por la Prof. Silvia Barco. Facultad de Ciencias de la Educacin.
2
Entre otros podemos nombrar a (Ainscow, 2004), (Blanco, 2006), (Tomasewski, 2002), (Slee, 2000),
(Echeita Sarrionandia y Duk Homad, 2008).
3
Algunas de las siguientes lneas forman parte de la Ponencia Dispositivo pedaggico en el proceso de
trabajo docente. El caso del programa: Escuela para todos. Que el verano te rinda. presentado en el
11 Congreso de la Asociacin Argentina de Especialistas en Estudios del Trabajo: El mundo del trabajo
en discusin. Avances y temas pendientes, realizado en Buenos Aires en el mes de agosto de 2013.
4
La Resolucin consta de 16 breves artculos y cuatro anexos, en los que respectivamente se norma: (I)
fundamentacin, organizacin y desarrollo de la propuesta, (II) Plantas funcionales y localizaciones,
(III) la carga horaria, modo de designacin y remuneracin de los docentes, (IV) instrumentos: curriculares, de inscripcin, seguimiento y evaluacin.
5
Para su funcionamiento se habilitarn 14 sedes en el territorio provincial, en cada una de las cuales se
desarrollarn tres espacios curriculares (Matemtica, Lengua y Educacin para la ciudadana), ms uno
de decisin zonal. Luego, por Resolucin N 64 de 18 de enero de 2013 se aprueba la planta funcional
para otros anexos con Barda del Medio, en Cervantes y Chimpay (dependientes de Roca y Choele Choel
respectivamente)
6
El marco, la supervisin y la revisin de los resultados, as como la recompensa a los logros de resultados, son las herramientas principales de la gestin. Precisamente, la gestin de resultados es un mtodo concebido para lograr un estado continuo de revisin, evaluacin y mejora en las organizaciones.
Sin embargo, la gestin de resultados consiste en mucho ms que supervisar, ya que cuenta con la
capacidad necesaria para reconfigurar las organizaciones y, de ese modo, hacerlo segn la imagen
deseada. En la prctica, la gestin de resultados se apoya en el aumento del uso de bases de datos, en
reuniones de evaluacin, revisiones anuales, elaboracin de informes, visitas de supervisin de la calidad, publicacin de los logros de los alumnos, inspecciones y revisiones paritarias. El personal docente
est sometido a una cadena constante de opiniones, medidas, comparaciones y objetivos. Se recoge
informacin de manera continua, se registra y se publica muchas veces en forma de tablas de clasificacin o de listas comparativas similares (Ball, 2007)
7
Los Ncleos de Aprendizaje Prioritarios, conocidos como NAP, fueron definidos por el Consejo Federal
de Educacin entre el 2004 y 2005 y se refieren a los bsicos contenidos mnimos fijados para todo el
pas, por rea para cada ao de la escuela secundaria.
8
Dos aspectos a resaltar a partir de los cambios en el contenido y evaluacin del trabajo docente: por
una parte una cierta estandarizacin de la enseanza y por el otro una invitacin a comparar resultados. En este sentido si incluyramos este Programa en el marco ms amplio de las Reformas educativas Globales, lo podemos relacionar con la tendencia por la cual estas reformas parecen dirigidas a situar el control de la educacin lejos de los maestros. As, cuando el CPE reconoce slo como exigibles
para acreditar un espacio curricular los contenidos definidos por los NAP, debilita el poder de los docentes frente a otros agentes. En este caso el Consejo Federal de Educacin es quien define en forma general, bsica y uniforme el contenido prioritario (ya transformado en bsico y nico), enseando a los docentes habituales la fuerza que asumen los estndares nacionales. Extrapolando esta tendencia es
interesante reconocer que una fuente importante de prdida de poder para los maestros se encuentra
en el hecho de que las Reformas educativas globales estandarizan lo que estos tienen que hacer y ensear en el aula. Aun cuando las reformas globales tienden a adoptar la retrica del aprendizaje activo, la
autonoma o la resolucin compartida de problemas, en realidad acaban controlando lo que los maestros
tienen que ensear en clase a travs de pruebas estandarizadas, de comparaciones de resultados, del
establecimiento de objetivos o de frmulas de financiacin competitivas (Ball, 2003; Feldfeber, 2007).
Adems, las reformas de tipo gerencial, debido a su orientacin pro-mercado, tienen como objetivo mejorar el poder del cliente (es decir, el poder de las familias) en detrimento del poder de los maestros y
las escuelas (Delandshere & Petrosky, 2004) (Verger, 2012, pg. 7)
En este sentido el planteo es claro: los espacios curriculares cursados y aprobados por los estudiantes
en el programa, tendrn valor de acreditacin para las asignaturas en las escuelas de origen (Res. N
3404/12, art. 10)
10
11
As, el CPE se propone convocar a coordinadores, profesores y preceptores que partan de una vocacin y conviccin personales de que el derecho de nuestros adolescentes espera de adultos que generen
condiciones para hacerlo posible. Este dispositivo procura contar con figuras pedaggicas de perfiles
flexibles, abiertos a las necesidades adolescentes, ms all de los roles tradicionales. (Res. N
3404/12, pg. 3)
12
Los Planes de Mejora Institucional (PMI) se instituyen a partir de la Resolucin N 84/09 del Consejo
Federal de Educacin. El financiamiento discontinuo y por Programas es en s un elemento a continuar
analizando tanto para comprender los cambios de las regulaciones sobre el trabajo docente como el real
impacto en las escuelas secundarias.
13
Cabe sealar que el perodo de contratacin es muy breve, del 2 de enero al 1 de febrero, las horas
de trabajo son muy pocas (9 horas para los docentes de Lengua y Matemtica y 6 horas para el de Educacin Cvica). Las funciones previas, durante y posteriores al perodo, son variadas para ser desarrolladas en ese tiempo y con grupos de entre 12 y 24 estudiantes.
14
De ah que las misiones y funciones del coordinador, de los profesores y del/a preceptor/a en esta
iniciativa se basan en actitudes y prcticas inclusivas, colaborativas, promotoras de confianza, autoestima y apoyo a los adolescentes, tanto en el momento de clases como en los momentos en que sin tener la necesidad de asistir a un espacio determinado, puedan aprender a aprender con su preceptor o
su coordinador. (Res. N 3404/12)
16
La propuesta se constituye tambin en invitacin a los profesores que siempre han estado y seguirn
estando en los niveles y escuelas de los que forman parte, a encontrarse con los educadores de este
tramo, que transitoriamente tomaron la posta de fortalecer a los mismos estudiantes a quienes les
debemos la enseanza, la responsabilidad de despertar un deseo y una confianza en que aprender, estudiar y aprobar es posible sin pagar ms que nuestro propio compromiso. (anexo I)
17
Nuestros hallazgos indican la ntima relacin existente entre la emergencia de nuevos itinerarios de
profesionalizacin y la formacin del mando que resulta indisociable del manejo de la agencia de control
simblico. (Figari, 2003, pg. 1)
18
El coordinador as es elegido por criterio personal del supervisor, sin ms requisito que ser profesor
del sistema; se lo contrata a trmino (menos de dos meses), con 30 horas ctedra.
19
El modelo es el del trabajador autnomo que implica una matriz capitalista como empresario de s
mismo; por eso mientras el capitalismo temprano se orient a explotar el trabajo, el contemporneo
explota la responsabilidad (Beck,2004) Es este criterio empresarial el que subyace a muchas de las propuestas de autonoma que recorren el campo educativo y que requieren de docentes post fordistas
flexibles y competentes que respondan a las demandas y necesidades de la comunidad. (Feldfeber,
2006, pg. 59).
185
186
Bibliografa
Achilli, M. (1987). La prctica docente: una interpretacin desde los saberes del maestro. Cuadernos de
Formacin docente N1. Universidad Nacional de Rosario.
Ball, S. y. (2007). Privatizacin encubierta de la educacin. Internacional de la educacin. V congreso
mundial. Bruselas: Instituto de educacin. Universidad de Londres.
Banco Mundial (2011). Making schools work. New evidence on Accountability Reforms.
Ezpeleta, J. (1989). Condiciones del trabajo docente en Argentina. Santiago de Chile: UNESCO OREALC.
Feldfeber, M. (2007). La regulacin de la formacin y el trabajo docente: un anlisis crtico de las
"reformas educativas" en Amrica Latina. Recuperado el 2011, de Educ. Soc., Campinas, vol. 28,
n. 99, p. 444-465, maio/ago.: http://www.scielo.br/pdf/es/v28n99/a08v2899.pdf
Figari, C. (2003). Los jvenes profesionales y la formacin del mando en el nuvo orden empresario:
agencia simblica e itinerarios de profesionalizacin emergentes. VI Congreso Nacional de Estudios del Trabajo: Los trabajadores y el trabajo en la crisisBs. As. Bs. As.: ASET.
Fgari, C. (2010). Hegemona empresarial y lgicas de formacin corporativas: disputas para una resistencia obrera organizada. En C. Figari, & P. y. Lengita, El movimiento obrero en disputa. La organizacin colectiva de los trabajadores, su lucha y resistencia en la Argentina del Siglo XXI.
(pgs. 21-39). Bs.As.: CEIL PIETTE Ediciones CICCUS.
Gentili, P. (1994). Poder Econmico, Ideologa y Educacin: Un Estudio Sobre Los Empresarios, Las Empresas y la Discriminacin Educativa en la Argentina de Los Aos 90. Bs. As.: Mio y Dvila.
Hargreaves, A. (2005). Profesorado, cultura y postmodernidad. Cambian los tiempos, cambia el profesorado. (5 edicin ed.). Madrid, Espaa: Morata.
Martinez, D. (2001). Abriendo el presente de una modernidad inconclusa: treinta aos de estudios del
trabajo docente. LASA 2001 Latin American Studyes Association XXII International Congress Washington DC Septiembre 6-8, 2001.
Oliveira, D. (2006). El trabajo docente y la nueva regulacin educativa en Amrica Latina. Buenos Aires:
Novedad Educativa.
Rojas Soriano, R. (2000). Gua para realizar investigaciones sociales. Mxico: Editorial EL ateneo, Plaza
y Valdez.
Sirvent, M. T. (2003). El proceso de Investigacin. Ficha de ctedra. Bs. As.: Facultad de Filosofa y Letras. UBS.
Tiramonti, G. (2007). Nuevos formatos escolares para promover la inclusin educativa. Un estudio de
caso: la experiencia argentina. Bs. As.: Informe final de Investigacin.
Verger, A. (2012). Globalizacin, reformas educativas y la nueva gestin del personal docente. Revista
Docencia N 46, 4-13.
Wanderley Neves, L. M. (2009). La nueva pedagoga de la hegemona. Estrategias del capital para educar el consenso. Bs. As.: Colectivo de Estudios sobre Poltica Educacional, Mio y Dvila.
Williams, R. (1980). Marxismo y Literatura. Barcelona: Pennsula.
188
por dejar fuera sino por estar dentro, a pesar de transitar distintos planes, en muy diferentes situaciones. Las condiciones de igualdad -en cuanto a posibilidades de ingreso- hoy son reales, y ah es donde
el sentido poltico de la educacin se hace tangiblepotentepara generar otras posibilidades en contra
de todo aquello que haga de los contextos de origen un destino ineludible.
Esta concepcin sustancialista del sujeto, tiene que ser interpelada ante toda accin de vnculo con
los Otros, Levinas, plantea el vnculo con el otro desde un lugar tico y no cognoscitivo: "La cercana
hacia el otro no es para conocerlo, por tanto no es una relacin cognoscitiva, sino una relacin de tipo
meramente tico, en el sentido de que el Otro me afecta y me importa, por lo que me exige que me
encargue de l, incluso antes de que yo lo elija. Por tanto, no podemos guardar distancia con el otro 3".
Por otro lado, se instala sin dudas con la inclusin, el derecho y la obligatoriedad, una propuesta ms
que novedosa, sustancialque rompe con las inercias histricas de exclusin, seleccin y clasificacin
Como seala Pablo Gentili darles ms y mejor educacin a los pobres es una decisin poltica que se
construye sobre la base de una opcin, un modelo de distribucin y redistribucin que pone a la justicia
social en el centro de las prioridades (2010: Pg. 55)4
Implicancias socio-educativas de la obligatoriedad
La poblacin con la educacin obligatoria completa ha crecido en los ltimos 10 aos con una tasa
del 40%, pasando de 8.641.458 habitantes a 12.159.506 habitantes con el nivel secundario completo,
evidenciando la tarea educativa de las modalidades de educacin de jvenes y adultos, especial y contextos en privacin de libertad, para garantizar una escuela que posibilite la finalizacin de la educacin
obligatoria en diversos espacios pblicos. RESOL 188
Los logros expresados en datos consolidan una poltica iniciada en el ao 2003 y orientan una nueva
etapa. En ella, se impone profundizar los cambios operados enfatizando la tarea en mejorar todas las
trayectorias escolares en particular las de adolescentes y jvenes en el nivel secundario. All, ampliar el
acceso al nivel, seguir avanzando en la mejora de la tasa de egreso efectivo en tiempo y forma, brindar
oportunidades educativas a los jvenes que no continuaron sus estudios, mejorar situaciones de enseanza y aprendizajes con formatos institucionales adecuados a sus condiciones se convierten en desafos polticos impostergables. RESOL 188
Incluir no se trata como dijimos de mantener sostener retener estudiantes por su estado de
dficit, es decir, porque no pueden otra cosa, porque escolarizarlos es una solucinaunque esto no
implique acceder al conocimiento y a fortalecer los aprendizajes, no se los incluye porque son jvenes
disminuidos, socialmente difciles, de estado vulnerable, de condicin econmica deplorable, en
riesgo social y afectivosino por el contrarioporque SON y es su DERECHO seguir siendo en esta etapa de sus vidasESTUDIANTES
De ah que, en ese sentido, hablar de inclusin nos lleva indefectiblemente a pensar los destinatarios
adolescentes dentro del sistema educativo, con posibilidades de continuidad de estudios superiores, y a
insertarse profesional-laboralmente. Lo dice la Ley 26.206: uno de los objetivos de la educacin secundaria es Formar sujetos responsables, que sean capaces de utilizar el conocimiento como herramienta para
comprender y transformar constructivamente su entorno social, econmico, ambiental y cultural, y de
situarse como participantes activos/as en un mundo en permanente cambio5. (Art.30, inc.b)
Inclusin docente
Nuestro propsito no es analizar estas definiciones polticas que tienen acuerdo y promulgacin legislativa, sino plantear algunos interrogantes que orienten las miradas hacia la inclusin de otros actores
Son los docentes, son los profesores, profesores de nivel inicial, de primaria, de secundaria, de universidad, de escuelas urbanas y rurales, de escuelas flotantes, de islas o de tierra firme, en condiciones
adversas, de escuelas orientadas, tcnico-profesionales o de adultos, con ttulo docente u otros, de
escuelas de gestin estatal o de gestin privada. En fin, docentes que no siempre han estado incluidos
en la estabilidad laboral, no siempre han visto respetados sus derechos, muchas veces acallada la voz,
negada la palabra
Estn incluidos? ...albergados en la escuela? acogidos por la institucin? comprendidos en la
comunidad? sostenidos en su tarea? acompaados por otros que no sean los colegas docentes?
aprobados en su accionar diferente? incluidos en las decisiones institucionales?
190
cin de falta o de dficit de contencin, que a nuestro criterio se relaciona con la escasa presencia de
organizaciones e instituciones en el entramado social capaces de albergar la existencia de los jvenes (Tiramonti: 905)
Pero incluir es tambin a la manera que queremos entenderlo nosotros- envolver, rodear es decir,
cuidar hacerlo parte crearle condicin de referenciaentonces incluyamos incluymonos en esta
obligatoriedad, desde el cuidado, desde la referencia institucional necesaria para seguir siendo sujetos,
porque esta inclusin se genera como un derecho de Todos y para Todos.
Notas
1
Al decir de Marta Zamero- en la lengua espaola el masculino todava representa e incluye el femenino-.
Levinas, Emmanuel (1977): Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad. Salamanca, Sgueme.
Gentili, Pablo (2010): La juventud es una promesa. Tres argumentos acerca de la crisis de la educacin media en Amrica Latina. SITEAL IIPE- UNESCO Sede Regional Buenos Aires.
5
Bibliografa
Bruner, Jerome (1994): Realidad mental y mundos posibles. Gedisa. Espaa.
Gentili, P. (2010): La juventud es una promesa. Tres argumentos acerca de la crisis de la educacin
media en Amrica Latina. SITEAL IIPE- UNESCO Sede Regional Buenos Aires.
Levinas, Emmanuel (1977): Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad. Salamanca, Sgueme.
Ley de Educacin Nacional. 26.206
Ley de Educacin Provincial. 9.890
Tiramonti, G. (2005): La escuela en la encrucijada del cambio epocal. Revista Educaao e Sociedade.
N 92. Brasil.
191
192
Sociales y la Filosofa; Campo de las lenguas: materna y extranjeras; Campo de la Educacin Primaria e
Inicial; Campo de las Artes y el Campo de la Psicologa. En el primero encontramos a los profesorados y
licenciaturas en Historia, Ciencias Sociales, Geografa y Filosofa. En el segundo los profesorados y tecnicaturas en Ingls, Francs, Italiano, Portugus y Lengua y Literatura. En el tercer agrupamiento presentamos a las carreras de Educacin Primaria e Inicial, incluyendo las orientaciones en Educacin Rural. El
cuarto est compuesto por las carreras (profesorados y tecnicaturas) en artes y en msica. El ltimo lo
conforman las tecnicaturas, profesorados y licenciatura en Psicologa, Acompaamiento Teraputico y
Psicogerontologa.
Al respecto, cabe destacar que las carreras de Licenciatura en Psicologa y las Tecnicaturas en Acompaamiento Teraputico y Psicogerontologa se incorporaron al momento de creacin de nuestra unidad
acadmica en tanto carreras nuevas. Las mismas tenan como antecedente ms inmediato el Profesorado en Psicologa, que se dictara en uno de los Institutos transferidos (IES). Estos antecedentes, en los
que puede ubicarse una fuerte tradicin en la formacin docente, conforman un campo con una confluencia de trayectorias y culturas institucionales, modos de ensear, pensar la educacin y su vinculacin con la sociedad, los que constituyen una trama compleja que hacen al contexto de nuestra institucin y nuestra prctica docente.
Entre los espacios en que transcurre la enseanza, el debate, la reflexin y problematizacin de esta
temtica, puede mencionarse la presencia del Mdulo Universidad Pblica y Derechos Humanos en el
Curso de Ingreso a nuestra Facultad, que comparte el espacio del mismo junto a otros dos Mdulos. Las
ctedras denominadas Memorias sociales y Derechos Humanos, que forman parte de la currcula de
las carreras, siendo obligatorio y no opcional su cursado. Los espacios ofrecidos por el Area de Memorias
y Derechos Humanos ubicada en la Secretara de Extensin de la F.H.A.Y.C.S, desde donde se articula el
trabajo sobre esta problemtica involucrando a todos los miembros de la comunidad educativa, organizaciones y actores de la sociedad en su conjunto. La Ctedra Abierta Memorias sociales y derechos humanos: historias y olvidos que trabaja desde la metodologa pedaggica-poltica-participativa, en la
formacin y problematizacin de las memorias sociales de actores y procesos a travs de la reconstruccin de testimonios e historias orales.
II.a. El estudiantado de la FHAyCS
La Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales en sus diferentes sedes y carreras universitarias, cuenta con una matrcula de 8.990 estudiantes. Describimos a continuacin su distribucin en las
diferentes sedes y campos de conocimiento, tomando como referencia a los ingresantes a nuestra Facultad durante el ao 2013. Para ello empleamos la informacin proporcionada por el Departamento Alumnado de nuestra Casa de Estudios.
Los estudiantes que se inscribieron al Curso de Ingreso fueron un total de 3074 y quienes se inscribieron a primer ao, es decir que realizaron el Curso de Ingreso y se inscribieron a cursar el primer ao
fueron 25491. Estos datos quedan de manifiesto en los cuadros que siguen, entre los cuales tambin se
incluye una tabla en donde se discriminan los estudiantes ingresantes conforme al campo de conocimiento al cual pertenecen.
Con nan el
circuito
82.92 %
No con nan
las instancias
precedentes
17.08 %
193
194
SEDE
CANTIDAD DE INGRESANTES
Sede Paran
2285
460
185
Sede Gualeguaych
47
97
TOTAL
3074
CAMPOS DE CONOCIMIENTO
CANTIDAD DE INGRESANTES
350
302
646
289
Campo de la Psicologa
TOTAL
1487
3074
Una vez presentado el cuadro general del ingreso, a continuacin focalizamos sobre el perfil de los
estudiantes ingresantes de la FHAyCS-UADER. Para ello trabajamos sobre la base de la informacin
brindada por la Ficha de Inscripcin que los estudiantes completan al momento de solicitar su inscripcin a una carrera. Al respecto, presentamos datos cuantitativos sobre el gnero de los ingresantes, las
edades, lugares de procedencia y situacin laboral, lo cual nos permite caracterizar al colectivo en cuestin y sobre esta base- elaborar a posteriori algunas hiptesis interpretativas sobre los obstculos que
presenta el abordaje de los derechos humanos en este contexto.
II.a.1. Ingresantes por gnero
Puede observarse que del total de los estudiantes, el femenino supera al masculino, con un 74% el
primero y un 26% el segundo.
Cabe destacar que si bien esta relacin entre la cantidad de varones y mujeres se mantiene en casi
la totalidad de las carreras, aparecen particularidades que resultan interesantes visualizar. Es as que en
las carreras que componen el campo de la Educacin Primaria e Inicial esta relacin se mantiene y maximiza, como son los casos de las carreras Educacin Inicial con un 3% de ingresantes masculinos y de
Educacin Primaria con un 8% de estudiantes varones.
Por otro lado puede observarse que esta relacin es inversa en las carreras que componen el campo
de las Ciencias Sociales y Filosofa, siendo las carreras de Licenciatura y Profesorado en Historia y Licenciatura y Profesorado en Filosofa las que revierten la relacin ostentando mayor cantidad de varones,
53% en el caso de la primera y 57% la segunda.
II.a.2 Edades
En cuanto a la edad de los ingresantes, se establecieron segmentos que van desde los 17 a los 20
aos, de los 21 a los 25 aos, de los 26 a 30 aos y mayores de 30 aos. Puede observarse que el mayor porcentaje corresponde al primero, es decir ingresantes entre los 17 y 20 aos; a su vez este segmento est compuesto por 594 estudiantes con 17 y 18 aos, es decir recin egresados de la escuela
secundaria y por 665 ingresantes de 19 y 20 aos.
Sigue en cantidad la porcin de 21 a 25 aos, siendo la ms pequea en relacin a todos los segmentos de edad, la fraccin de 26 a 30 aos. Es importante destacar que el sector de ingresantes mayores de 30 aos, incluye el perodo entre los 31 aos y los 66, alcanzando a un total de 500. Se puede
distinguir que la proporcin mayor se encuentra entre los 31 y 40 aos.
II.a.3 Lugares de procedencia
Este punto se refiere en la Ficha de Inscripcin, a los datos de nacimiento, es decir a la localidad
donde nacieron, lo que no implica que el lugar de residencia siga siendo el mismo. Esta informacin,
siempre aproximativa, puede cruzarse con el punto que se desarrolla a continuacin, que se refiere a
con quien vive durante el perodo de clase.
Puede observarse que casi la mitad (46%) seala a Paran como lugar de procedencia, as tambin
se muestran localidades cercanas (Cerrito, Crespo, Diamante, Santa F) de las que se puede llegar a la
ciudad de Paran en transporte pblico, con un tiempo aproximado de viaje de una hora, pudiendo estimarse que esta proporcin viaja diariamente a cursar sus estudios en nuestra facultad.
Se visualiza que un 10% de los ingresantes procede de la provincia de Santa F, siendo las ciudades
ms frecuentes Santa F y Santo Tom. Sin embargo el 90 % restante corresponde a estudiantes de la
provincia de Entre Ros.
II.a.4 Con quien vive durante el perodo de clase
Esta informacin se solicita en la Ficha de Inscripcin y ofrece como opciones las siguientes: con familia de origen (con padres, hermanos, abuelos); con compaeros; con su pareja/hijos; solo; otros.
Puede observarse que el 58 % vive con su familia, ya sea con padres, hermanos y/o abuelos, encontrndose en esta categora, aquellos que viven en la ciudad donde se dicta la carrera y los que viajan
diariamente para cursar sus estudios. Le sigue quienes viven con sus parejas y/o hijos, es decir aquellos
que pueden ser jefes de familia. A continuacin se encuentran los estudiantes que viven con compaeros, pudiendo coincidir con los que se trasladan a vivir a la ciudad donde se dicta su carrera, en perodo
de clases.
II.a.5 Situacin Laboral
El 46% de los ingresantes no trabaja y no se encuentra entre sus expectativas el hacerlo. A su vez,
visualizamos que el restante 54% -sumando quienes trabajan (30%) y quienes no lo hacen pero buscan
trabajo (24%)- son trabajadores o desean pertenecer a este sector.
En sntesis puede decirse que los estudiantes ingresantes de la FHAyCS son en su mayora mujeres
jvenes, que tienen entre 17 y 25 aos y viven con su familia de origen. Aproximadamente la mitad de
ellos proceden de la ciudad de Paran, mientras que un porcentaje semejante es oriundo de otras ciudades entrerrianas y un 10% del total procede de la vecina provincia de Santa Fe. En materia laboral encontramos tambin un panorama dicotmico, puesto que el trabajo efectivo y la bsqueda de un empleo
movilizan a ms de la mitad de los ingresantes, pero no inquietan al resto.
III. Los desafos que plantea el abordaje de los derechos humanos en la universidad
Luego de reconstruir el contexto institucional y de caracterizar al colectivo de estudiantes ingresantes, a continuacin nos concentraremos en el anlisis de los desafos que plantea el abordaje de los derechos humanos en la universidad, basndonos en la experiencia recogida en el marco del Curso de Ingreso 20132. En este contexto, el Mdulo Universidad Pblica y Derechos Humanos que fue elaborado en el ao 2012 por la Lic. Mara Gracia Benedetti- recopila y sistematiza textos que conciben la
defensa de la Educacin como derecho social inalienable, que es responsabilidad indelegable del Estado,
a la par que apuntalan la construccin de la ciudadana universitaria. En este espacio confluyen una
serie de textos que proponen el anlisis y la discusin sobre el pasado reciente. Los mismos fueron
abordados por los docentes a cargo de cada una de las comisiones y en algunos casos- esta labor se
195
196
enriqueci con los aportes de los estudiantes que haban cursado las materias Memorias sociales y Derechos Humanos y Derechos Humanos durante el segundo cuatrimestre de 20123.
El abordaje de los derechos humanos y de sus sistemticas violaciones en el contexto de la ltima
dictadura militar en particular- abre dos rdenes de problemas. Uno versa sobre la relacin entre las
memorias que portan los estudiantes y las memorias de los sobrevivientes, que socializamos y analizamos en el aula. Y el otro refiere a la articulacin que se establece entre historia, memoria y poltica al
trabajar estos tpicos. Conforme a ello, el tratamiento de los derechos humanos en el contexto de la
universidad pblica entraa los siguientes desafos:
1. La reconstruccin espacio-temporal de los procesos histricos, por cuanto la dcada del setenta no
forma parte del acervo de lo vivido para la mayor parte de los ingresantes que, como vimos, nacieron fundamentalmente en la dcada de los noventa.
2. La recuperacin de las memorias en conflicto que circulan entre los estudiantes, a los efectos de
estimular una reconstruccin colectiva de lo que implica el desarrollo del terrorismo de Estado.
3. La discusin sobre la dimensin regional de los fenmenos estudiados. Dado que la inmensa mayora de nuestros estudiantes procede de Paran y zonas aledaas, resulta necesario trabajar las
particularidades que revisti el desarrollo del terrorismo de estado en este espacio.
4. La discusin sobre los sentidos de las polticas de memoria desarrolladas por el Estado y otros actores, atendiendo a las implicaciones actuales que tiene la Teora de los Dos Demonios.
Estos desafos slo pueden resolverse en el aula si se la considera como una instancia de elaboracin
y construccin simblica de sentidos sobre el pasado. All se encuentran voces, relatos, perspectivas en
que se entrecruzan los aspectos generacionales, concepciones de mundo y hombre, espacio ocupado en
el campo social, historias individuales, familiares, colectivas, y experiencias que tienden a reproducir la
voz castrense y/o plantean versiones ms o menos edulcoradas de la Teora de los dos Demonios. En
efecto, el abordaje de la ltima dictadura militar abre lugar a manifestaciones tales como: en los pueblos del interior no pas nada, pero los guerrilleros ponan bombas, yo no saba que esto haba pasado, no se poda salir, no se poda hablar, no se poda mirar, mis padres dicen que en esa poca
haba ms seguridad y cuando me vine a estudiar me recomendaron que no me metiera en los centros
de estudiantes.
El pasado es y siempre ha sido- un terreno de luchas polticas e ideolgicas, porque toda pregunta
sobre el pasado versa tambin sobre el presente, en tanto es formulada en un contexto social especfico. Todo perodo del pasado se encuentra inacabado y abierto a las pasiones y las disputas entre los
actores que desean orientar sus sentidos (Alonso, 2008). No obstante, es cierto que cuando se trata de
historia reciente el nivel de la confrontacin es mayor por cuanto gran parte de sus protagonistas an
estn vivos y sus relatos confluyen en la esfera pblica con aquellos que se elaboran desde la historiografa y otras disciplinas. Esta historia an barniza u opaca el poder de diversos grupos, proyectndose en la construccin de identidades individuales y colectivas (Levin, 2008 a). De modo que la especificidad de la historia reciente en Argentina radica en el plus de politicidad que entraa (Alonso, 2008), y
en el carcter traumtico que conlleva para sus sobrevivientes y testigos (Levin, 2008a) 4. ndice de ello
es que la sociedad an no ha logrado construir una imagen colectiva de ese pasado, pues an hay
silencios, omisiones y olvidos que obturan la posibilidad de significacin de esa experiencia que muchos
consideran como de catstrofe social (Carnovale, 2006: 11). Frente a ello, la memoria tiene mucho
para aportar, ya sea en tanto discurso, acto (de rememoracin), o prctica anamntica 5; puesto que
desde estas tres dimensiones la memoria juega un rol decisivo en la reconstruccin del lazo social.
No existen narraciones aspticas u objetivas, pero podemos distinguir las interpretaciones plausibles
de aquellas que no lo son. Carecemos de un punto arquimdico de acceso al pasado, y son los puntos
de unin y de fuga entre historia y memoria los que determinan las coordenadas de un campo propicio
para la indagacin sobre las identidades de los protagonistas del pasado reciente. Guiada por intereses
polticos y cientficos, la historia pone el nfasis en la reconstruccin; mientras que la memoria ms
atenta a la sociedad que la engendra- apuesta a la transmisin6. Distanciadas en sus objetivos, divergen
tambin en su metodologa, aunque una y otra nos acercan miradas complementarias sobre el pasado.
Por ejemplo, las memorias individuales y colectivas son los nicos vectores capaces de reponer aquellos
sucesos que no han quedado registrados los archivos oficiales de la historia, o que han sido explcitamente silenciados por las fuerzas represivas.
IV. Conclusiones
En torno a los desafos que entraa el abordaje de los derechos humanos en el contexto de la universidad pblica podemos decir que el trabajo con las memorias sociales es el que permite interpelar y elaborar el pasado para construir un presente y un futuro comprometidos con su poca y espacio.
En esta comunicacin hemos observado cmo en el mbito de las memorias confluyen relatos, recuerdos, representaciones y vivencias que son cruzados por las experiencias individuales, familiares y
sociales y por las esferas de lo ntimo y privado pero tambin de lo pblico y colectivo. Sin embargo,
algunos de los desafos ms destacables con los que nos encontramos en el abordaje de estos temas en
las aulas consisten en la reconstruccin tmporo-espacial de los procesos histricos, la focalizacin de
los mismos en nuestra regin y principalmente en la problematizacin de los discursos y la reflexin
frente a los dichos de sentido comn que atraviesan los relatos de los estudiantes.
Finalmente, creemos que la universidad y la escuela constituyen lugares estratgicos, que afirman y
legitiman cosmovisiones existentes pero que, tambin, producen nuevas cosmovisiones puesto que
autorizan y determinan relaciones sociales particulares (Giroux 1997 citado en Badano, 2006). Por lo
tanto, asumir el desafo de proponer una mirada que trascienda los presupuestos y el bagaje inicial que
los estudiantes traen consigo constituy el principal objetivo de este trabajo. A la vez, las tareas se
orientaron al desarrollo de explicaciones y a la realizacin de anlisis en diferentes niveles, revisando
los esquemas de comprensin de la realidad en la cual nos desenvolvemos.
Asumimos a este trabajo como parte del ejercicio de una democracia efectiva de la educacin, que
solo ser posible cuando se asegure el acceso y la permanencia de todos en instituciones pblicas de
educacin y -como se propusiera la Declaracin Final Foro Mundial de Educacin, Bs As 2006- se permita una apropiacin activa del conocimiento socialmente significativo y de los valores que sustentan la
justicia social, la igualdad y la solidaridad entre los pueblos.
Notas
1
Es importante destacar que del 17.08% que se inscribe al Curso de Ingreso pero no lo hace al primer ao,
el 70% no se presenta al Curso de Ingreso, es decir que decide antes de comenzar a cursar, no hacerlo.
El espacio del Curso de Ingreso 2013 se extendi a estos diversos espacios con la finalidad de incluir a
todos los actores institucionales en la construccin de la ciudadana universitaria. Este Curso no es eliminatorio, sin embargo es de carcter obligatorio y de cursado regular para todos los estudiantes que acceden a
las carreras a la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales y tiene la particularidad de ser el espacio que brinda la primera recepcin a quienes se incorporan. Los estudiantes deben acreditarlo para rendir
exmenes finales, y se contemplan instancias de acompaamiento posteriores para aquellos que no logran
alcanzar este objetivo. El cursado es presencial, de carcter obligatorio, y se desarrolla durante cuatro semanas, luego de las cuales sobreviene una semana dedicada a las evaluaciones de los diversos mdulos.
3
Entre las condiciones para regularizar estas asignaturas se hallaba la planificacin y concrecin de una
clase en el marco del ingreso acerca de las violaciones a los derechos humanos perpetradas durante la
ltima dictadura cvico- militar.
4
Coincidimos con Levin y Franco (2007) en que la historia reciente argentina est ligada a la nocin de
trauma; por oposicin a los planteos para el caso argentino de Alonso (2008), y a los anlisis ms generales de Arstegui (2004). Ha contribuido a sedimentar esta posicin el reciente conflicto entre el campo
y el gobierno, durante el cual distintas fuerzas enfatizaron el carcter montonero del gobierno en su
esfuerzo por deslegitimarlo.
5
Al hablar de anamnesis nos estamos refiriendo al conjunto de creencias, ritos y normas que hacen a
la identidad y al destino de un grupo (Yerushalmi, 1989:22).
6
La nocin de transmisin consigue resaltar el dinamismo propio de una memoria que es un proceso
activo de elaboracin y construccin simblica de sentidos sobre el pasado (Jelin, 2000; citado en Levin, 2008a)
197
198
Bibliografa
Alonso, Luciano (2008), Sobre la existencia de la historia reciente como disciplina acadmica. Reflexiones en torno a Historia reciente. Perspectivas y desafos de un campo en construccin, compilado
por Marina Franco y Florencia Levin, en Revista Prohistoria, ao XI, nmero 11, Rosario, Argentina, primavera 2007.
Arstegui, Julio (2004) La historia vivida. Sobre la historia del presente, Madrid, Alianza.
Badano, Mara del Rosario (2006) Recorridos de las memorias UADER-UNER
Calveiro, Pilar, (2004) Poder y desaparicin. Los campos de concentracin en Argentina, Buenos Aires,
Colihue.
Carnovale, Vera, (2006), Memorias, espacio pblico y Estado: la construccin del Museo de la Memoria, en Estudios AHILA de Historia Latinoamericana, n 2 (nueva serie), Verveurt.
Franco, Marina y Levin, Florencia (comp.), Historia reciente. Perspectivas y desafos de un campo en
construccin, Buenos Aires, Paids, 2007.
GINZBURG, Carlo. Distancia y perspectiva: dos metforas. En Revista Entrepasados n 16. 1999.
HOBSBAWM, Eric. "Introduccin". En La Era del imperio, 1875- 1914. Ed. Crtica. Buenos Aires. 1999.
Homar, Martnez, Brignardello, Auch (2011) Informe Final de Autoevaluacin institucional en el marco del
proceso de normalizacin de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la UADER.
Jelin, Elizabeth, (2007), La conflictiva y nunca acabada mirada sobre el pasado, en M. Franco y F. Levin (comp.), Historia reciente. Perspectivas y desafos de un campo en construccin, Buenos Aires, Paids.
Jelin, Elizabeth, Exclusin, memorias y luchas polticas. En libro: Cultura, poltica y sociedad Perspectivas latinoamericanas. Daniel Mato. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Ciudad Autnoma de Buenos Aires, Argentina. 2005. pp. 219-239. Acceso al texto completo: http://
bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/grupos/mato/Jelin.rtf
Levin, Florencia, (2005), Arqueologa de la memoria. Algunas reflexiones a propsito de los vecinos del
horror. Los otros testigos, Revista Entrepasados, Ao XIV, nmero 28.
Levin, Florencia, (2008a): El pasado reciente: entre la historia y la memoria. En La historia reciente
como desafo a la investigacin y pensamiento en Ciencias Sociales, CAICYT CONICET (http://
ecursos.caicyt.gov.ar), Argentina.
Levin, F. (2008b): Pasado reciente e historiografa. En La historia reciente como desafo a la investigacin
y pensamiento en Ciencias Sociales, CAICYT CONICET (http://ecursos.caicyt.gov.ar), Argentina.
Pisarello, Mara Virginia y Schonfeld, Natalia, Informe final del dictado del Modulo Universidad Pblica y
Derechos Humanos. Memoria, historia, debates y perspectivas del Curso de Ingreso 2013.
Ramrez, Rosana Informe Final del Curso de Ingreso de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias
Sociales ao 2013. Universidad Autnoma de Entre Ros.
Vezzetti, Hugo. Pasado y presente. Dictadura, Guerra y Sociedad en Argentina. Siglo XXI. Buenos Aires.
2003
Eje 4
Formacin docente: polticas y procesos
Coordinadoras:
Liliana Bersanti - Natalia Schonfeld - Marcela Cicarelli - Mirta Espinosa
199
200
desempeos (docente, asesora) en escuelas medias de la ciudad de San Luis. La problemtica as planteada, puede contribuir a una mirada ms amplia y compleja de la formacin.
En la Universidad Nacional de San Luis UNSL-, la formacin del profesorado secundario constituy
su matriz de origen desde el ao 1940, amalgamando dos corrientes de pensamiento: el cientificismo de
la Universidad de La Plata y la tradicin normalista de San Luis1. Con el tiempo, la formacin disciplinar
de los profesorados pas de amplias reas a mayor especificidad disciplinar en razn de la paulatina
especializacin del conocimiento cientfico. Desde entonces, la formacin docente se consolid como
campo acadmico ampliando notablemente su oferta, que en la actualidad incluye varios profesorados
(Matemtica, Fsica, Qumica, Biologa, Computacin, Tecnologa Electrnica, Psicologa y Ciencias de la
Educacin) (Cometta, A. y Arce, A. (2012).
La propuesta curricular de formacin de los profesorados respondi desde sus inicios a la tradicin
acadmica (Davini, 1995: 29), con gran preponderancia de la formacin disciplinar frente a una dbil y
superficial formacin pedaggica- con sesgo utilitarista y tecnocrtico, revelando un cierto isomofismo
en la formacin docente y una fuerte sumisin a las licenciaturas que, con algunas variantes, persiste en
la actualidad.
A fines de la dcada de los `90 la UNSL inicia un proceso de cambio curricular de las carreras de Profesorado impulsado por las nuevas contribuciones al campo de la formacin docente, por el desarrollo
cientfico-tecnolgico operado en las disciplinas, as como por fuertes regulaciones impuestas por la poltica menemista. Un estudio (Cometta, A. y otros, 2004) revela que entre los principales cambios operados en los profesorados y que se mantienen a la fecha, con escasas variantes, se cuentan:
Incremento relativo de la formacin pedaggica
Mayor diferenciacin entre las carreras de Profesorado y Licenciatura
Incipiente flexibilidad en la propuesta de formacin con la introduccin de cursos electivos u optativos
Visin de la docencia como una prctica tica y poltica.
Actualizacin de los contenidos disciplinares
Mayor intensidad de la formacin prctica, desde los primeros aos de la carrera, (casos de los Profesorados en Ciencias de la Educacin y Qumica), con acercamientos tempranos a los mbitos escolares a travs de diversas estrategias.
En este proceso de transformacin curricular, resulta casi un denominador comn su escasa incidencia en la transformacin de las prcticas concretas de la formacin del profesorado, cuestin que nos
lleva a poner en la mira el proceso pedaggico de enseanza y aprendizaje - que acontece en los espacios de formacin del profesorado, puesto que como expres Bernstein, la forma cmo se transmite el
conocimiento puede tener ms significado que el del propio conocimiento (da Cunha, 2001). Desde las
voces de los distintos actores implicados2, segn sus experiencias en la formacin (docentes formadores, estudiantes de profesorado), nos referiremos a algunos nudos problemticos, a la manera de binarios, que resultan coincidentes en gran parte:
-Fragmentacin / Unicidad del conocimiento implicado en la formacin: Resulta evidente que la
formacin universitaria est sostenida desde una cultura profesional concebida como una suma de aportes tericos provenientes de diferentes campos de conocimiento que, en general, suelen presentarse de
manera fragmentada y con escasas posibilidades para que los y las estudiantes puedan establecer relaciones significativas (Blanco, N. y Sierra, J.; 2013). A la divisin de saberes formalizados (generales,
especficos, tcnicos), se suma la escisin entre stos y las prcticas. Esta escisin no slo est abonada
por un currculum disciplinar, con clasificaciones fuertes del conocimiento, sino tambin por las diferentes y a veces contradictorias culturas acadmicas y disciplinares desde las que piensan y actan los profesores universitarios, donde la profesin docente, como horizonte, ocupa un lugar marginal.
No se ve la formacin como una totalidad. Hay falta de articulacin entre las asignaturas y
creo que esto pasa por el aislamiento y falta de dilogo entre los docentes (Docente Prof.
Ciencias de la Educacin).
Muchas materias las cursamos en otras carreras () no hay materias especficas en el profesorado; todo lo que vemos de Fsica, Qumica, Geologa no est orientado al Profesorado (..)
La formacin no es buena, son como contenidos aislados, separados de todo el resto; son como casilleros distintos y nadie te ensea a darle una hilvanada todo junto (estudiante Prof.
201
202
Ciencias Biolgicas).
-Concepcin escindida entre Teora y prctica / pensamiento y accin / saber y hacer: En
relacin a la problemtica anterior, an prevalece el modelo dominante de aplicacin de la teora, por el
cual se supone que el estudiante para profesor aprende teora en la Universidad y luego van a la escuela
a practicar o a aplicar lo aprendido (Zeichner, K., 2010: 128). Frente a la crtica generalizada este modelo, las estrategias de articulacin introducidas en los ltimos aos se orientaron a incluir ms prctica,
cuestin que termin reforzando la clsica divisin entre teora y prctica. Incluso, algunos espacios innovadores denominados Praxis3, en la prctica terminaron parecindose a cualquier asignatura.
-La formacin entre lo objetivo y lo subjetivo: Tomando los aportes de Larrosa segn Contreras
Domingo (2010), pensar los problemas de la formacin docente implica poner en relacin los saberes
que ofrecemos y el ser docente, cuestin que nos lleva a consideraciones vinculadas tanto a la naturaleza de los saberes para la formacin, como a si stos poseen la capacidad de constituirse en una experiencia de transformacin, ms all de su adquisicin y comprensin. Cuando las oportunidades de formacin se convierten en experiencias para los sujetos (estudiantes), es lo que las hace formativas en
tanto provocan otras formas de saber y otras formas de relacin con el saber y la posibilidad de pensarse como futuro docente. Esta cuestin se vincula, como hemos expuesto antes, a la caracterstica dominante del conocimiento acadmico, como conjunto de ideas impersonales que circulan como objetos
(de conocimiento), escindidos del sujeto que conoce. La formacin es un proceso de transformacin personal que concierne al sujeto entero y engloba el aprendizaje, las situaciones de enseanza, el currculum en el encuentro con otros sujetos que participan en la formacin (Mastache, 2012:39). En la formacin del profesorado, en general se presta escasa atencin a los aspectos personales y subjetivos.
-Entre formar un docente reproductor o transformador: En general se advierte ausencia o escasos espacios en la formacin, destinados a la construccin de una posicin poltica y tica sobre la
educacin y la enseanza en los futuros profesores. En la formacin inicial esta perspectiva se orienta a
fortalecer el anlisis respecto a la profesin elegida, a justificar y dar fundamentos sobre las decisiones
que toma (lo que est bien o no; lo posible o no) y a orientar su tarea hacia valores deseables
(igualdad, democracia, justicia, etc). En general los estudiantes de Profesorado se perciben a s mismos
como agentes de cambio, en una realidad educativa y social que se les presenta compleja y problemtica y que pocas veces es atendido en la formacin, por una centracin casi excesiva en el aula.
La carrera no contempla la formacin de un profesor en las perspectivas social, histrica y
poltica, de manera que en muchos casos las prcticas de formacin apuntan a formar un docente reproductor.(Docente disciplinar del Profesorado en Ciencias de la Computacin).
-Entre disciplina y pedagoga: Por la fuerte impronta de la tradicin acadmica en la formacin
del profesorado, predomina la idea de que si se sabe el contenido (disciplinar), se sabe ensear, subyaciendo la desvalorizacin de la formacin pedaggico-didctica. Segn Terigi, F. (2009) esta contina
siendo una disputa irresuelta vinculada a la identidad del profesorado secundario ms ligada a la disciplina que a la enseanza de esa disciplina a adolescentes y jvenes, cuestin que suele estar muy reforzada en la Universidad por la jerarqua de la que gozan algunas carreras (Licenciaturas) frente a otras
(Profesorado). Hoy la discusin en torno a este problema pasara ms por organizar espacios formativos
donde disciplina y enseanza se articulan especficamente en la organizacin curricular que tiene por
horizonte el profesional docente que se pretende formar.
Estudiando el profesorado me d cuenta que en la licenciatura aprends muchas cosas, que la
idea que prima es que si te recibs de licenciado eso es suficiente para ensear. Hay profes de
la licenciatura, que saben un montn, slo saben la disciplina por eso muchas veces no entends lo que dicen, saben un montn pero no cmo transmitirlo. El profesorado me sirve porque
slo con poseer el conocimiento no alcanza para ensearlo (Estudiante del Profesorado en
Psicologa).
Somos pocos los que decidimos hacer el profesorado por una verdadera eleccin, la mayora
lo hace porque piensa que es ms fcil y as terminar una carrera porque la otra no pudieron.
Piensan que es fcil porque son slo unas pocas materias ms para recibirse de profesor (Estudiante del Profesorado en Psicologa).
Empec en la Licenciatura siguiendo un mal consejo que me dio un docente..que era mejor la
licenciatura que el profesorado. Despus me di cuenta qu euna carrera no es mejor que otra,
las dos son carreras de grado con sus criterios de investigacin y de formacin totalmente vlidos por eso eleg seguir el Profesorado (estudiante del Prof. en Ciencias Biolgicas).
los docentes hemos sido formados desde una fuerte eh, formacin, valga la redundancia
disciplinar, entonces el docente de matemticas es muy bueno en matemticas, pero en nada
ms est? Y lo que nos estn pidiendo nuestros alumnos es que ampliemos la mirada, si?
Que ya no es solo la matemtica, que no es solo el contenido, que hace falta algo ms no? Y
entonces ah es cuando empiezan a aparecer esto () hay como una fuerte separacin entre
los adultos de la era de Gutemberg y los chicos formados desde la tecnologa es un problema pedaggico didctico en cuanto que a m me est impidiendo llegar con los contenidos,
llegar con lo que quiero ensear, entonces me parece que esta es como la primer barrera que
tenemos, la formacin disciplinar (Docente del Prof. en Matemtica).
-Entre prctica pedaggica y prctica docente: Otra cuestin a sealar, a partir de la demarcacin entre prctica de enseanza y prctica docente a la que recurre Gloria Edelstein (2011:104), es
que en los espacios de prcticas y residencia la accin docente se circunscribe al aula como microcosmos del hacer y espacio privilegiado donde se despliega, lugar casi nico donde se la constrie, limitando la realidad de su trabajo, eludiendo considerar el lugar de las instituciones escolares (sus redes de
poder, sus estilos de funcionamiento, su cultura y dinmica), los determinantes polticos (normativas,
currculo) y socio-culturales (generador de desigualdades, vulnerabilidad, diversidad). Con esto queremos resaltar que considerando el carcter histrico y social de las prcticas de enseanza, es necesario
resituarlas en el conjunto de las determinaciones que la atraviesan y que trasciende a los propios docentes constituyendo la realidad de su trabajo.
Es importante ver la gestin de las escuelas desde el punto de vista deldirector, cuestin que
no tuvimos en la formacin. La diferencia de modelos de escuelas nos pone en una posicin
que desconocemos como la cuestin deliberar un equipo y orientar una institucin (estudiante
Prof. en Ciencias Biolgicas).
En la actualidad, las carreras de Profesorado enfrentan un proceso de discusin en virtud de las
regulaciones operadas a partir de la Ley de Educacin Nacional (Res. 24/2007 CFE) y la reciente inclusin de los Profesorados en el Art. 43 de la Ley de Educacin Superior, sujetos ahora a los procesos de
acreditacin de la CONEAU.
A partir del somero recorrido realizado antes, el momento actual nos encuentra ante el desafo de
repensar la formacin del profesorado de secundaria, tratando de acercar la vieja disputa extrema entre
la disciplina que se ensea y la enseanza de esa disciplina a adolescentes y jvenes en la turbulencia
de las instituciones escolares. Tambin es importante volver a pensar el lugar de las prcticas en la formacin y los dispositivos pedaggicos tendientes a transformar lo que se cree, piensa y se hace.
III. La escuela secundaria escenario de desempeo profesional del profesor
Coincidiendo con Braslavsky, C. (1995:91), desde la dcada de los `90 asistimos a un intento refundacional de la Educacin Secundaria (ES), a partir de los movimientos de reforma que incluyen principios y diversas propuestas organizacionales, administrativas, curriculares y pedaggico didcticas que
marcan una ruptura con las etapas anteriores afectando considerablemente a las instituciones y sus actores. Referir a este proceso como refundacin, da cuenta que se impone una ES diferente a la regulada y configurada a lo largo de algo ms de un siglo, bajo las siguientes caractersticas que constituyeron
su identidad y que resultaran obturadores de procesos de cambio de no ser modificados. Entre estos
rasgos, y admitiendo su incompletud, se destacan:
203
204
-Constitucin de un formato escolar con los siguientes rasgos estables (Terigi, F., 2008; Southwell,
2011; Feldman, 2009; Poggi, 2003): a) currculo fuertemente clasificado en asignaturas, parcelando y
fragmentando el conocimiento; prioriza el conocimiento elaborado sobre los problemas y modos de
aprender; b) organizacin del trabajo docente por especialidad y horas ctedra que determina la divisin del trabajo entre los profesores; c) currculum graduado por aprobacin simultnea y propedutica
de todas las asignatura ao por ao; d) agrupamientos escolares en base a la edad (aula/seccin como
unidad espacial).
-La ES se estructur con una fuerte presencia de una lgica meritocrtica y selectiva, de modo
que la idea de que la escuela media no era para todos se naturaliz en el cotidiano escolar; las causas
del fracaso escolar se concentran en el estudiante como un dficit propio sin posibilidad de modificar las
prcticas que caracterizan el patrn selectivo para modificar los resultados. Desde esta lgica, el acceso
a la educacin secundaria limita la posibilidad de contar con ciertos bienes culturales- sociales y econmicos, especialmente de los sectores vulnerados, salvo que demostraran esfuerzo y dedicacin. Como
parte de esta lgica, el examen constituy la va objetiva de seleccin de los estudiantes en cuanto a
ingreso y permanencia en el nivel.
-El distanciamiento de la vida mundana o cotidiana por fuera de la escuela. Mientras que el
currculum escolar an tiene huellas de su momento fundacional (homogeneidad, sistematicidad, continuidad, coherencia, orden y secuencias nicos), los adolescentes y jvenes son portadores de culturas
diversas, flexibles e inestables propias del contexto actual (Tenti Fanfani, 2008: 61). Esta distancia estructural constituy una fuente de conflictos que fue neutralizando la accin educativa en la construccin de la subjetividad de los adolescentes, sobretodo en los sectores vulnerados. En la adolescencia se
construye una subjetividad y una vida colectiva independientes de la escuela que afectan la vida escolar
al ser ignoradas por la institucin y los docentes, generando una tensin entre ser estudiante y
adolescente a la vez. La separacin de estos mbitos implica la construccin de valores y formas de
ser que suelen colisionar en la escuela en la medida que el estudiante no se adapte a los requerimientos
institucionales.
-Una autoridad pedaggica asentada fundamentalmente por el efecto de institucin (Tenti Fanfani ,2008: 63), que reviste al docente de autoridad, credibilidad y confianza por el
slo hecho de su designacin formal frente a un grupo de alumnos. Si bien la autoridad pedaggica resulta, adems, de una construccin personal del propio docente o efecto de situacin la predominancia
del primero fue construyendo una relacin pedaggica asentada en la autoridad, poder y el control del
docente.
-Predominio de una gestin burocrtica de la escuela centrada en el orden, la disciplina y
el control sumado a estrategias asistencialistas de contencin de los estudiantes que han contribuido
a desplazar lo pedaggico a un segundo plano. La expansin de la matrcula y el incremento de la pobreza sometieron a las instituciones a tensiones difciles de resolver por la conservacin de la gramtica
escolar y ante procesos de creciente prdida de autonoma (Gallart, 2006)
-Supuestos pedaggicos y didcticos en los que se apoya el sistema escolar y que transversalizan las prcticas de los docentes y las representaciones que se tienen acerca de su desempeo. Desde esta perspectiva, es posible considerar a la ES como un cronosistema, un sistema con un ordenamiento del tiempo y de los espacios en una jornada dividida en unidades pequeas que no responden a
las necesidades de la enseanza y el aprendizaje. Entre los supuestos cabe sealar a) La descontextualizacin de los saberes, por el cual se ensean saberes producidos afuera pero en condiciones en que el
saber no funciona como lo hace fuera de la escuela; b) La presencialidad por el cual se supone que se
ensea y aprende slo con la presencia de docentes y alumnos sin poder dar, todava, respuesta a ausencias prolongadas en la interaccin; c) La simultaneidad que implica que si se ensea lo mismo a todos, todos aprenden lo mismo en el mismo tiempo. (Terigi, F., 2010: 16)
Los rasgos caractersticos de la escuela secundaria han ido configurando un patrn y formato organizacional tan persistente como resistente al cambio, apoyado en ciertos supuestos sobre el hacer y el ser
docente difciles de modificar. Cualquier iniciativa por cambiar un aspecto del trpode (Terigi, 2008), o
la trinidad (Feldman, 2009), choca con las limitaciones de los restantes. Cambiar el formato slo es
posible en la medida en que los supuestos sean modificados, cuestin que nos llevara a (re) pensar la
formacin inicial del profesorado desde otro lugar. La escuela secundaria requiere ser cambiada en su
patrn o ncleo duro ya que se encuentra constantemente interpelada por los cambios profundos que la
atraviesan, para incluir a todos los adolescentes y jvenes, asegurando su escolarizacin a travs de
propuestas formativas cualitativamente mejores y avanzando en proyectos o acciones que transformen
la trama y culturas institucionales. Esto ser viable en la media en que la formacin de los docentes
acompae y propicie la modificacin de la gramtica escolar.
Si bien existe un consenso acerca de la necesidad de cambio de la ES, estos procesos no son rpidos
ni fciles, como pretenden a veces los gobiernos y los polticos y ms an considerando que en la definicin de las polticas educativas los actores del sistema educativo, principales protagonistas de los procesos de cambio, tienen una nula o escasa participacin. Su concrecin en el cotidiano escolar requiere
por parte de directivos, docentes y otros actores institucionales comprender el sentido del cambio y
comprometerse en su realizacin; por parte de los gobiernos, asegurar las condiciones de posibilidad y
la participacin de todos los sujetos implicados (con recursos, apoyos tcnicos y pedaggicos y lineamientos operativos a las instituciones, entre otros) y teniendo claro de que hay condiciones estructurales que la escuela ni los docentes pueden resolver. Las escuelas secundarias necesitan transformarse
an al interior de los contextos turbulentos que atraviesan - crisis estructural de sus mandatos fundacionales, cambios sustantivos en la poblacin escolar, cultura docente fragmentada, individualista, desvalorizada con predominio del pluriempleo, intensificacin del trabajo, el ausentismo docente y constante rotacin de personal (Jacinto y Terigi, 2007), deterioro creciente de la enseanza y el aprendizaje,
jvenes y adolescentes desenganchados de la escuela (Fernndez Enguita, M., 2011), relacin conflictiva con las familias por el cambio en los lazos familiares (Tiramonti, G.y Minteguiaga,A, 2004:111), etc.
situacin que incide con variada intensidad en el fracaso escolar y dificulta cumplir con el mandato de la
inclusin con calidad.
Las problemticas reseadas, viejas y nuevas, imponen la necesidad de construir otras maneras de
pensar y actuar en la ES que alteren su formato y hagan posible la transformacin.
IV.- Los desafos de la formacin de profesores para la escuela secundaria
A partir de la referencia a las limitaciones y perspectivas de las dos realidades de nuestro inters, la
formacin de profesores de secundaria y la educacin secundaria,
en este apartado destacaremos
algunos desafos que se plantean a la formacin inicial:
-Formar al profesorado para cambiar la ES y afrontar nuevas funciones en el contexto institucional
que reclaman atender al derecho a la educacin de todos/as los adolescentes y jvenes,
que adems de constituir un principio tico y democrtico de justicia social, constituye un principio prescripto por la ley. Desde esta premisa las escuelas secundarias se encuentran movilizadas, en el contexto
turbulento que las atraviesa, para dar cumplimiento a la obligatoriedad del nivel generando estrategias
que les permitan incluir o retener a la poblacin estudiantil. Nuevas funciones se estn instalando en las
escuelas que se incardinan a nivel institucional con diferentes formatos organizacionales, orientadas a
prevenir y atenuar las dificultades de la escolarizacin de todos los/as adolescentes y jvenes (como las
tutoras, clases de apoyo, equipos docentes por proyectos de carcter institucional, etc.). Lo novedoso
de estas funciones es que constituyen intentos de romper el formato tradicional predominante en la ES
que, en algunos casos, implica correrse de la disciplina y/o trabajar de manera colectiva en espacios y
tiempos mviles y flexibles y con variados grupos de alumnos. Si bien estas funciones no han surgido
espontneamente, ya que se han implementado a travs de la definicin de acciones en planes nacionales y provinciales, constituyen iniciativas que han contribuido a conmover la realidad escolar segn la
capacidad de cambio de las instituciones, que presentan mayores o menores grado de resistencia.
-Construccin de un dispositivo pedaggico de la Formacin que contemple la especificidad del
trabajo docente en la escuela secundaria actual desde una posicin crtico-transformadora.
Los nuevos escenarios socio-culturales y escolares estn modificando las caractersticas del trabajo
docente y la construccin de su profesionalidad. En este sentido, resulta necesario volver a pensar la
formacin inicial del profesorado desde la idea de un dispositivo como una construccin social y pedaggica que entrama tiempos, espacios, discursos, prcticas y agentes en contextos complejos y cambiantes, para cuestionar una tradicin que por repetida, se ha convertido en incuestionable y supuestamente
apropiada porque nadie la ha cambiado. Retomar la idea de dispositivo, con los recaudos conceptuales
del caso, nos resulta frtil porque implica pensar la accin desde una lgica estratgica que incluye la
diversidad, la heterogeneidad y la temporalidad, reconociendo la multiplicidad de dimensiones propias
205
206
Notas
1
La vertiente normalista en San Luis se constituy desde los orgenes del Sistema Educativo Argentino,
dado que al promediar la dcada de 1880 San Luis contaba con dos Escuelas Normales. En 1940 se crea
en San Luis el Instituto Nacional de Profesorado, dependiente de la reciente creada Universidad Nacional
de Cuyo, que otorg los ttulos de Profesor en Enseanza Secundaria, Normal y Especial en Matemtica
y Fsica y en Qumica y Mineraloga. La orientacin cientfica de los profesorados, oblig a contratar
profesores de Matemtica, Fsica y Qumica de la Universidad de La Plata. Dos aos despus, transfor-
Los datos se obtuvieron a travs de entrevistas y se recogen los aportes de docentes y miembros de
comisiones de carreras de Profesorado en unas Jornadas de Trabajo especficas sobre el tema (Cometta,
A., 2010).
3
En el Profesorado en Ciencias de la Educacin, desde una concepcin dialctica entre teora y prctica,
se incluyeron espacios innovadores, al interior de un rea de Praxis, que atraviesan transversalmente
la carrera, desde 1 a 4to. Aos..
4
La idea de tercer espacio propuesto por Zeichner, suponen la integracin lo que a menudo se ve como discursos en competencia en nuevas vas. La creacin de estos espacios en programas de formacin
del profesorado, renen en nuevas formal al profesorado de la universidad y educadores de las escuelas
as como al conocimiento prctico y acadmico.
Bibliografa
BLANCO, N.; SIERRA, J. (2013): La experiencia como eje de la formacin: una propuesta de Formacin
Inicial de educadoras y educadores sociales. En: Revista Arquivos analticos de polticas educativas, Volumen 21, N2. En lnea: http://epaa.asu.edu/ojs/
BRASLAVSKY, Cecilia(1995): La educacin secundaria en el contexto de los cambios de los sistemas
educativos latinoamericanos. En: Revista Iberoamericana de Educacin, N9, Madrid, pp: 91-123
COMETTA, Ana La y otros (2004): Innovaciones curriculares en la Universidad Argentina. El caso de
las transformaciones de los Planes de Estudio en Carreras de la UNSL. En: Revista Alternativas,
Ao IX, N 37. San Luis, Laboratorio de Alternativas Educativas, pp.: 87-110
COMETTA, Ana La (2010): La formacin docente en la UNSL: estado de situacin y perspectivas. San
Luis, Nueva Editorial Universitaria, pp.: 69-84.
COMETTA, A.; ARCE, A. (2012): Las prcticas en la formacin de profesores de educacin secundaria
ante los retos de reconfiguracin de la escuela. V Jornadas Nacionales de Prcticas y Residencias
en la Formacin Docente, Crdoba.
CONTRERAS DOMINGO, J. (2010): Ser y saber ser en la formacin didctica del profesorado: una visin personal. En: Revista Interuniversitaria de Formacin del Profesorado, N 68, Espaa.
Da CUNHA, M. (2001): Aprendizagens significativas na formaao inicial de profressores: um espao dos
Cursos de Licenciatura. Artculo en lnea: www.scielo.br/pdf/ICSE/v5n9/07_pdf
DAVINI, Mara Cristina (1995): La formacin docente en cuestin: poltica y pedagoga. Buenos Aires,
Paids.
EDELSTEIN, Gloria (2011): Formar y formarse en la enseanza. Buenos Aires, Paids.
FELDMAN, D. (2009): La innovacin escolar en el currculum de la escuela secundaria. En Romero, C.
(Comp.): Claves para mejorar la escuela secundaria. La gestin, la enseanza y los nuevos actores. Buenos Aires. Noveduc
FERNNDEZ ENGUITA, Mariano (2011): Del desapego al desenganche y de este al fracaso escolar. En:
Cuadernos de Pesquisa, Volumen 41, N 144, pp.: 734-750
GALLART, Mara Antonia (2006): La construccin social de la escuela media. Buenos Aires, Ed. Stella y
La Cruja.
GIL, A. (2012): El currculum de formacin de profesores en Biologa en la Universidad Nacional de San
Luis. Avance tesis Maestra en Educacin Superior, UNSL.
JACINTO, Claudia y TERIGI, Flavia (2007): Qu hacer ante las desigualdades en la educacin secundaria?. Buenos Aires, Santillana.
MASTACHE, A. (2012): Clases en escuelas secundarias. Saberes y procesos de aprendizaje, subjetivacin y formacin. Buenos Aireas, Novedades educativas.
POGGI, M. (2003): La problemtica del conocimiento en la escuela secundaria. En Tenti Fanfani, E.
(Comp.): Educacin media para todos. Los desafos de la democratizacin del acceso. Buenos Aires, Editorial Altamira.
PRUZZO, Vilma (2010): Las prcticas en la formacin profesional. En Cometta, A. La formacin docen207
208
210
noma y la sujecin. Esta afirmacin quiere expresar la complejidad constitutiva del trabajo pedaggico -del trabajo de los docentes- y llama la atencin sobre su carcter de mediador entre sujetos y
contextos, entre espacio pblico y espacios subjetivos, entre control social y autonoma; en suma,
entre reproduccin y transformacin social. El trabajo pedaggico es, al mismo tiempo un proceso adaptativo del s mismo de los sujetos y un proceso de emancipacin, individual y colectiva, que se inscribe
en dinmicas ms amplias (y conflictivas) de construccin de ciudadana (culturales, sociales, polticas y
pedaggicas). En los mltiples usos de la palabra ciudadana en los contextos cotidianos se ocultan
representaciones provenientes de teoras sociales ancladas en distintas ideologas, que se suman a los
imaginarios culturales contemporneos, cuya riqueza y diversidad se ampla da a da con el avance tecnolgico de los medios de comunicacin. Sintticamente, puede convenirse que las identidades sociopolticas encierran la idea de una relacin, una posicin y una expectativa de comportamiento (Heater;
2004). Lo particular de la identidad ciudadana en las sociedades capitalistas es la relacin individuo/
estado, que se concreta materialmente en deberes y derechos que se ejercen desde la autonoma individual y la igualdad jurdica. Esta condicin de ciudadana es ambigua: oscila entre la realidad y el imaginario, mientras oculta la desigualdad de la estructura social. La ciudadana consolida el espacio subjetivo en la estructura social (Repetto y Andrenacci; 2006) que proviene, en gran parte, de las intervenciones estatales y si definimos al Estado como bloque histrico, en la perspectiva de Gramsci, advertimos
que ese espacio subjetivo encubre una relacin de hegemona (Hillert, 2012).
Las instituciones de formacin docente son espacios de articulacin donde confluyen estas dinmicas, de modo heterogneo. Mediante estas articulaciones se fijan parcialmente los sentidos adjudicados
a lo que all se hace en identidades y diferencias. As, la produccin de identidades institucionales y docentes se configura desde distintos campos y prcticas que se caracterizan por su contingencia, multiplicidad e inestabilidad, entre el adentro y el afuera de la institucin. Pero esta inestabilidad no es aleatoria; por el contrario, proviene de un conjunto de experiencias, sentidos y procesos preexistentes que
delimitan un horizonte de composicin posible Podra pensarse que, en tanto las polticas pblicas
son al mismo tiempo una hiptesis y un proyecto poltico que prev ciertos escenarios desables de realidad social a partir de una situacin presente, las polticas de formacin constituyen puntos nodales de
configuracin identitaria del trabajo docente, porque obligan a los sujetos, trabajadores intelectuales, a
un posicionamiento; en especial frente al currculum de la formacin y su construccin histrica, que,
como sntesis cultural, constituye en s mismo otro punto de condensacin de la lucha por la imposicin
de significados en el campo educativo.
3. Neuqun: el partido-estado y los vaivenes de la formacin docente hasta 2006.
La historia educativa de la provincia del Neuqun mirada desde la construccin curricular est ligada
fuertemente al contexto sociopoltico que vincula al Estado provincial con el Movimiento Popular Neuquino (MPN). Este partido poltico provincial gobierna la provincia desde hace cincuenta aos y, a lo largo de este perodo, ha conformado un grupo social que, alternativamente, ocupa lugares en el partido y
en el gobierno (Lizrraga; 2011). Construdo en torno a una dinasta familiar (los Sapag), el discurso
del MPN se acomod a los diferentes proyectos polticos nacionales de los ltimos cincuenta aos, declamando su independencia ideolgica en torno a la defensa de los intereses provinciales, desde un proyecto desarrollista en su origen, con fuertes instituciones del Estado de bienestar, en la tradicin del
primer peronismo. No obstante, este sentido federalista no se concreta en iniciativas propias, sino en la
seleccin y adopcin pragmtica de polticas nacionales; muchas de las cuales perduran, incluso, ms
all de su vigencia en el mbito nacional, lo que seala otro aspecto contradictorio.
En lo que respecta a la formacin docente en Neuqun, su historia puede abordarse desde dos perodos, que pivotan sobre categoras de anlisis distintas: uno, sobre el eje curricular, el que va desde
1983, con el fin de la dictadura militar hasta el 2009, fecha en que se aprueban nuevos planes de estudio para las carreras de Profesorado de Educacin Primaria y Profesorado de Educacin Inicial. El otro,
que gira en torno a los procesos de descentralizacin y la relacin entre las administraciones educativas
nacional y provincial, desde el fin del proceso de provincializacin de los Institutos de Formacin Docente (en 1992) hasta la actualidad. Este trabajo se mueve entre los dos ejes analticos, porque ambos
mantienen su vigencia y marcan la singularidad de la experiencia que se relata.
La transferencia de los institutos nacionales en 1992 coincide en Neuqun con la adhesin a las polticas privatizadoras del proyecto neoliberal, durante el primer gobierno de Jorge Omar Sobisch y se
efectivizan con la firma del Pacto Federal Educativo y la proyectada implementacin de la reforma prevista por la Ley Federal de Educacin. En 1999, con el cambio de gobierno nacional (presidencia de De
La Ra) es el mismo Sobisch (en su segunda gobernacin) quien presionado por la resistencia del gremio docente, los estudiantes de los profesorados y las escuelas tcnicas, principalmente- suspende por
decreto la aplicacin de la Ley Federal en la provincia. Esta suspensin no lesiona la buena relacin existente entre gobierno nacional y gobierno provincial durante todo el perodo menemista: el gobierno de
Sobisch continu usufructuando el financiamiento nacional para su implementacin, tal vez porque la
alianza estratgica con Neuqun minimizaba la cuestin educativa.
Ms all del barbarismo jurdico (una ley nacional suspendida por decreto de un gobernador) y la barbarie concreta (la represin como estrategia de gobierno), las polticas privatistas encontraron en Neuqun la resistencia de importantes grupos sociales, entre ellos, el sindicato docente ATEN (Asociacin de
Trabajadores de la Educacin del Neuqun), cuyas huelgas en 1996 y 1997 culminan con el estallido
social conocido como las puebladas de Cutral Co-Plaza Huincul y la represin violenta de la polica provincial y la gendarmera, donde es asesinada Teresa Rodrguez, una joven de Plaza Huincul.
Los intentos del gobierno provincial por implementar la Ley Federal indican, por otra parte, el inicio
de una fase de permanente disputa al interior del campo educativo. Este conflicto es quizs el que mejor ilustra las particularidades de una relacin social de la que poco se sabe fuera del territorio provincial
y que tiene como actores al MPN, su entramado en el Estado neuquino y otros agentes de la sociedad
civil, como la Asociacin de Trabajadores de la Educacin del Neuqun. Esta dinmica social conflictiva
estara sealando la existencia de una contracultura de la protesta como accin poltica de grupos y organizaciones sociales de distinta ideologa e inscripcin sociohistrica que no alcanzan a formalizar un
proyecto poltico amplio para disputar el gobierno al partido-estado (Petruccelli; 2005. Lizrraga; 2011).
En el 2002, con la Ley Federal de Educacin vigente pero discutida en el nivel nacional y suspendida
en el provincial, Neuqun inicia un nuevo intento de reforma de los planes de estudio de los profesorados. Se pretenda la construccin de las propuestas curriculares institucionales en base a acuerdos y
consensos surgidos desde el interior de los institutos de formacin docente (IFD) sin aludir directamente
a las recomendaciones escritas para la Ley Federal, aunque stas podan leerse entrelneas. Esta discusin se instala en un colectivo docente sitiado entre la amenaza de la prdida del empleo y la promesa
de mejores condiciones de trabajo en la futura estructura curricular, pero tambin por la necesidad genuina de cambiar el sentido de planes de estudio elaborados por pedagogas autoritarias, durante la ltima etapa de la dictadura militar. Y si bien se invocaban razones estrictamente provinciales, los funcionarios a cargo dejaban trascender la obligacin de mostrar avances en la transformacin curricular, por
los acuerdos nacionales sobre validez de los ttulos, cuyo plazo finalizara en 2004, agotados los pedidos
de prrroga al Estado nacional quien, pese a la descentralizacin, nunca resign su potesdad sobre la
titulacin. Se argumentaba que los institutos de formacin docente que no lograran cambiar sus planes
en dicho plazo, deberan cerrarse (tanto porque no alcanzaran el estndar fijado por las autoridades
nacionales como porque los estudiantes se moveran hacia otras instituciones, atrados por la ventaja de
un ttulo de validez nacional). En cualquier caso, la responsabilidad por la transformacin pretendida
recaa sobre los profesores formadores de docentes. As, entre 2002 y 2003, slo tres de los once institutos cambian sus planes de estudio a partir del trabajo de sus docentes, mientras las ocho restantes
resisten y promueven un debate ms amplio, en la bsqueda de acuerdos para disear un plan de formacin de alcance provincial y suman a los dos Vocales del Consejo Provincial de Educacin, electos por
los docentes, en la organizacin de encuentros en el mbito gremial, con el apoyo del sindicato. El Consejo Provincial de Educacin (CPE) es el rgano constitucional autrquico de gobierno de la educacin y
est conformado por representantes del poder ejecutivo provincial, los consejos escolares y como ya
se dijo- por representantes gremiales. Sin embargo, iniciada la segunda gobernacin de Sobisch, se comienza a instalar una nueva estructura de administracin educativa que va recortando el poder del Consejo y, especialmente, de la representacin gremial de los docentes, por lo que este intento de resistencia se agota en la puesta en comn de la situacin curricular de los institutos y, vista a la distancia,
produce nuevas fragmentaciones entre y al interior de las instituciones. En este contexto, con frecuentes e imprevistos cambios de polticas y funcionarios en la Direccin de Nivel Superior, el proceso de
transformacin curricular de la formacin docente contina sumando instituciones hasta 2006.
Se comprende la alienacin que estos vaivenes depositaron sobre el trabajo del profesorado y sus
identidades, las fragmentaciones producidas al interior de y entre las instituciones y la sensacin de
constante malestar que se viva con la responsabilidad de la transformacin depositada enteramente
211
212
sobre el proceso del trabajo docente que alcanzaba as una nueva etapa: la del postfordismo. Desde la
creacin del sistema educativo nacional a fines del Siglo XIX, con la organizacin del Estado nacional, la
formacin docente estuvo animada por metas normalizadoras; es decir la produccin sistemtica y programada de reglas, modos de accin y evaluacin, instrumentos de medida y comparacin que instalaban una normalidad para el ser docente, o, en otras palabras, configuraban la identidad del trabajo
del maestro, en torno a un imaginario comn que constitua un mandato social. Pero, en las ltimas dcadas del Siglo XX, junto con el desarrollo de polticas de globalizacin econmica y cultural y el reemplazo del Estado por el mercado, aparecen nuevas formas de control y regulacin del trabajo docente
que invitan a recuperar la tradicin de anlisis del proceso de trabajo en el capitalismo, trasladando dicha categora al estudio del trabajo docente en las instituciones, entendidas como locales de trabajo (Martnez; 2006). As, si la etapa de normalizacin de la docencia puede vincularse con la regulacin
burocrtica y el trabajo fordista, aparecen en esta ltima etapa procesos que invisibilizan el poder como
nueva forma de control y dominacin, que con una autonoma slo aparente, acompaada por la flexibilidad de la norma, impactan fuertemente sobre las subjetividades de los trabajadores porque rompen su
autoestima y crean espacios de incertidumbre en los que la nica certeza es que importa el juego y sus
resultados y los jugadores son prescindibles. Estas nuevas formas en los procesos de trabajo, ms laxas
y creativas son bien recibidas por los sujetos, seducidos por su mayor libertad de accin. No obstante,
son esas mismas ventajas las que corroen el carcter de los trabajadores; los coordinadores postcapitalistas son la cara visible de las nuevas estructuras de poder y control que parecen crear condiciones
de liberacin y en realidad, someten y sujetan tanto o ms que las normas explcitas del perodo histrico precedente (Sennet; 2000). Lo que cambia puede entenderse como una dificultad para reconocer
quin ejerce el poder y qu est demandando. Si es as, se comprende que la resistencia se presentara
imposible, porque lo que se realizaba, se haca desde una necesidad de asumir la responsabilidad de un
otro ausente; en este caso, el Estado provincial. Se entiende la sensacin de incapacidad e impotencia
que los docentes formadores de Neuqun sentan en esta etapa de la formacin docente en la provincia:
aceptando su total responsabilidad por cambiar los planes y asumiendo las consecuencias de hacerlo o
resistirse, frente a s mismos, frente a sus estudiantes o a la sociedad toda. Este solapamiento de la dupla poder-autoridad obliga a pensar nuevas formas de resistencia, porque lo que parece estar en juego
no es la posibilidad de oponerse a algn tipo de autoridad, sino la idea misma de autoridad y del ejercicio del poder. Examinando con detalle el perodo 2002-2006 se ven indicios de continuidades y metamorfosis, formas de acomodarse a la situacin dominante (que aparece nica, hegemnica, inevitable)
que piensan el trabajo docente como un hacer apoltico y tecnocrtico, que incorpora elementos de control derivados de la administracin empresarial postfordista (competitividad, xito, motivacin, trabajo
en equipo y poder sin autoridad) (Barco, 2005).
4. El asesinato del maestro: un despus
Como se relata en los prrafos precedentes, entre la dcada del noventa y hasta 2006, los sucesivos
intentos de reforma curricular para la formacin docente obtuvieron distintos resultados. Sin embargo,
es necesario precisar que, las sucesivas direcciones de nivel superior consiguieron que varias instituciones reformaran sus planes de estudio mientras que las restantes conservaron los que estaban desarrollando (algunos vigentes desde los '70); con lo cual en 2007 coexistan ms de catorce planes de estudio para las mismas carreras; genricamente, Profesorado de Educacin Inicial y Profesorado de Educacin Primaria, dictados en once Institutos esparcidos por todo el territorio del Neuqun.
Por otra parte, en 20051 Neuqun era una de las provincias que menos inverta en educacin: se ubicaba decimonovena en porcentaje del presupuesto destinado al sector educativo y desde 2002 a 2005
este porcentaje se reduca; tomando como indicador la inversin por alumno estaba en el vigsimo segundo lugar y con referencia al salario docente (en relacin con los recursos fiscales por habitante) hasta 2006 era la que menores montos destinaba. Por otro lado, si se comparaba el PBI per cpita, el de
Neuqun triplicaba el promedio nacional; por los ingresos de la explotacin hidrocarburfera, principal
actividad econmica. No obstante estos ingresos, la desigualdad en su distribucin sealaban una brecha que se ubicaba entre las mayores del pas. Entre 2002 y 2008, el PIB nacional en trminos reales
creci un 63%, mientras que el PBG neuquino lo hizo un 6,5% 2. Este panorama socioeconmico explica,
en parte, que la huelga docente de 2006 ponga en tensin la profunda desigualdad econmica de la provincia y la relacin social con el partido-estado y su impacto en las zonas hidrocarburferas, donde las
diferencias sociales se expresaban con la mayor crudeza. Adems, en 2006, la crisis estructural de la
educacin alcanza un punto culminante por las precarias condiciones para el dictado de las clases, producido por el abandono sistemtico del mantenimiento de las escuelas. Esta nueva etapa del conflicto
termin con un acuerdo parcial, pero la irresolucin de las cuestiones de fondo produjeron que 2007
comenzara con otra huelga que enfrent la inflexibilidad tradicional de los gobernantes frente a los reclamos sindicales. La tensin aument hasta que, en abril del 2007, es asesinado en la ruta el profesor
Carlos Fuentealba, visibilizando el modo violento y el fro clculo poltico con el cual el proyecto neoconservador del Movimiento Popular Neuquino segua tratando de imponerse. Con la muerte de Fuentealba,
la huelga docente recrudeci con los pedidos de justicia, pero, en las elecciones, volvi a ganar el candidato del MPN, el actual gobernador Jorge Sapag (que haba sido vicegobernador de Sobisch y cuya afinidad ideolgica se muestra en la continuidad del proyecto poltico neoconservador en la provincia).
Este trabajo no puede extenderse en la depresin de las instituciones despus del asesinato del
maestro, pero es necesario consignar que el debate sobre el Plan Nacional de Formacin Docente propuesto por el INFD3 no llega a los institutos de formacin docente neuquinos hasta mayo del 2008 (un
ao despus de su diseo), frente a la inminencia de la institucionalizacin de los planes diseados por
una Comisin Curricular Patagnica, creada a tal efecto por acuerdos entre las provincias y el INFD. Esta
metodologa regional, con la intervencin de una comisin de expertos que disearon nuevos planes de
estudio comunes a las cuatro provincias patagnicas, es rechazada por los docentes neuquinos del nivel
formador con el reclamo de la participacin plena en el diseo. Los institutos de formacin docente, con
el protagonismo de sus profesores y el apoyo sindical, condicionan el cambio de planes a la garanta de
estabilidad laboral y a la conformacin de una mesa curricular provincial, resolutiva, autnoma respecto
de la comisin regional, integrada por representantes de cada institucin, elegidos democrticamente
por su representatividad y no por condicin de especialistas, en las mismas condiciones laborales que el
equipo regional nacional y que promueva la participacin en el diseo de maestros, profesores y estudiantes de la formacin. As, entre 2008 y 2009, los docentes de los institutos, coordinados por sus representantes en la Mesa Curricular del Neuqun, disean los nuevos planes de las dos carreras, revirtiendo la fragmentacin curricular existente en el inicio del proceso, trabajando en base al mandato de
sus compaeros para decidir, consultando a maestros de primaria y jardn y organizando foros para la
discusin de temas especficos, con la participacin de otros profesores. El proceso tuvo -adems- dos
dimensiones constitutivas innovadoras: la escritura colectiva del documento curricular y la incorporacin
de las condiciones laborales al entramado de los planes de estudio, lo que incluy la redaccin de la normativa necesaria para su aprobacin. Esta discusin produjo que la misma Mesa Curricular integrada
por el profesorado consiguiera de las autoridades nacionales el reconocimiento de la situacin polticoeducativa de Neuqun y la prrroga del decreto de validacin de los ttulos. Durante 2010 y 2011, el
proceso de implementacin de los nuevos planes fue encontrando obstculos presupuestarios y administrativos de distinta magnitud; muchos de los cuales se resolvieron luego de medidas de fuerza de estudiantes y docentes. La Mesa Curricular fue disuelta por las autoridades educativas provinciales, con la
oposicin de los representantes docentes en el Consejo. En un nuevo contexto, bajo condiciones menos
transparentes de participacin, se comienzan a discutir cambios en el gobierno de las instituciones, para
cumplimentar acuerdos de la provincia en el Consejo Federal de Educacin, proceso que, contina hasta
la fecha (junio 2013).
5. La mirada retrospectiva: una reflexin situada.
Este relato contiene una nueva inmersin reflexiva que busca el sentido de los procesos identitarios
compartidos por los profesores de los institutos de formacin docente en Neuqun. El escrito no pretende la objetividad ms que como utopa que seala un horizonte a ser alcanzado. A varios aos de distancia de sus inicios, la experiencia de la reforma curricular sigue en proceso. No obstante, parece fuera
de la discusin que en el diseo de los nuevos planes de estudio, los profesores de Neuqun consiguieron configurarse como un sujeto poltico, cuya constitucin pas de la impotencia a la accin construda
a partir del proyecto compartido entre las instituciones.
Podra decirse que la particularidad del proceso de construccin curricular en Neuqun se encuentra
con otros ms amplios de redefinicin de la ciudadana y la poltica en Amrica Latina, que van desde el
reclamo por los derechos a la intervencin activa en el diseo y la implementacin de las polticas pblicas, en este caso, educativas. Se entendera entonces que un territorio como el del Neuqun, atravesado por conflictos interculturales, donde distintos grupos sociales hacen visibles en la calle sus particula213
214
ridades (tnicos, de gnero, sociales, religiosos, etc) y donde los problemas han sido magnificados por
la crudeza de los gobiernos neoliberales de los ltimos aos, sea el lugar en el que el debate acerca de
qu aprenden -y ensean- sus maestros haya cobrado esta dimensin eminentemente poltica, configurando un nuevo encuadre de la relacin entre gobierno provincial y un grupo de trabajadores de la educacin, que no sin altibajos- concretaron un espacio que no neg los conflictos, pero resolvi con un
proyecto viable el problema de la formacin docente.
Esta reflexin no peca de ingenuidad: los intereses de los interlocutores en el proceso siguen siendo
distintos, las ideologas que los sustentan a veces dicotmicas, las posiciones de poder desiguales y los
obstculos que aparecen cuando los cambios deben materializarse en estructuras institucionales, a veces, parecen insalvables. Tampoco puede decirse que esta experiencia pueda fcilmente ser replicada
por otros sujetos educativos o en otros mbitos de decisin de polticas sociales. Pero el proceso curricular sigue abierto y eso no es poco, dada la historia argentina y latinoamericana. Mientras tanto, para
los participantes se ha construdo un antes y un despus de la Mesa Curricular, porque pudo pasarse de
la fragmentacin a la composicin de planes de estudio para los Profesorados de Educacin Inicial y Primaria que contienen las aspiraciones, las experiencias y las prcticas esperadas por el sujeto de la formacin docente: profesores, estudiantes, maestros de los niveles de destino, y ste es un logro histrico para las instituciones.
En los hechos que se relatan aqu, la capacidad de agencia de los profesores ha jugado un papel primordial. Central a la teora del desarrollo humano, la agencia es lo que un sujeto es capaz de realizar
libremente para materializar sus ideas y valores. Aquellos que no pueden ejercer su agencia activamente son sujetos alienados, atrapados en la situacin, sumisos o simplemente pasivos; mientras que lo
contrario ocurre cuando las circunstancias permiten que la gente trabaje activamente en lo que cree y
se compromete con los resultados de sus acciones (Alkire; 2009). Profundizando ideas desarrolladas
precedentemente, podra decirse que esta capacidad de agencia encierra un concepto de ciudadana militante como identidad sociopoltica que promueve comportamientos activos y transformadores de la
realidad social, que incluyen la participacin en la dinmica de las luchas sociales. La singularidad del
fenmeno relatado reside en la apropiacin de la palabra por los profesores y su constitucin como escritores del diseo curricular que, tradicionalmente, se asigna a otros alejados de la prctica docente.
El diseo de las polticas pblicas, pero principalmente las educativas, debiera prever instancias participativas desde el planteo de las problemticas hasta la concrecin de las intervenciones posibles. En este caso, no fueron previstas, pero fueron conquistadas por los actores, como ciudadanos portadores de
identidades de trabajo que irrumpieron actuando de modos inesperados. Ser que aos y aos de recetas tecnocrticas aptas para cualquier contexto impiden a los gobiernos pensar nuevas formas de intervencin? Es obvio que adoptar un enfoque participativo, situacional, implica asumir la incertidumbre:
los resultados de un proceso abierto no pueden garantizarse. La desigualdad en la distribucin del poder
y riqueza material y cultural de la sociedad, as como la pobreza de los procesos participativos y las dificultades de la representacin, dado el poco ejercicio en el trabajo grupal y la toma de decisiones compartidas, representan obstculos que, en muchas situaciones, son insalvables y que, aunque no han sido
abordados en este trabajo, no estn ausentes en la experiencia relatada. Superar estos obstculos ha
sido un aprendizaje situado en la tensin de lo poltico, pero su riqueza est contenido en las posibilidades que abre la constitucin de un sujeto que se piensa desde el conflicto, la disputa y la desigualdad.
La bsqueda de condiciones de igualdad en el diseo de las polticas, en todos los procesos educativos, debiera figurar en la agenda de la poltica pblica y ser el motor de los acuerdos entre el estado
nacional y las provincias. Revertir los procesos descentralizadores entendidos como transferencia de
responsabilidades a los gobiernos de menor jerarqua mientras se conserva el poder de legitimacin es
otra cuestin que exige figurar entre los asuntos pendientes. Pero en cualquier caso, esta bsqueda de
igualdad no implica lo mismo para todos; pensar en un piso universal tambin incluye tomar en cuenta
el conocimiento, la experiencia y la memoria de los sujetos a los que las polticas estn destinadas. En
sntesis, considerar identidades, pero tambin diferencias y desigualdades.
Notas
1
Informe elaborado por el CIPPEC (Centro de Implementacin de Polticas Pblicas para la Equidad y el
Crecimiento. En: http://www.cippec.org)
2
El Instituto Nacional de Formacin Docente es el rgano nacional que coordina las polticas para el sector y fue creado con la sancin de la Ley Nacional de Educacin 26.206/06, que deroga a la Ley Federal
de Educacin.
6. Bibliografa
Aguilar Villanueva, (comp.): El estudio de las polticas pblicas. Mxico: Miguel ngel Porrua. Grupo
Editorial, 1992.
Alkire, Sabina: 'Concepts and Measures of Agency', Paper N 9, OPHI Working Paper Series,
www.ophi.org.uk, 2009.
Andrenacci, Luciano: Seminario 'Ciudadana y Desigualdad', Diplomatura en Desarrollo Humano,
FLACSO, Buenos Aires, 2009.
Barco, Silvia: ''Memoria, continuidades y necesidad de inflexin en materia de poltica educativa'', ponencia presentada en el 2 Congreso Internacional de Educacin, (mimeo) ATEN, 2005.
Barco Susana: 'Reflexiones sobre los docentes y su formacin desde un proceso en curso'. Intervencin en Panel: La formacin docente frente a nuevos y viejos desafos. III Congreso Internacional de Educacin Construcciones y Perspectivas. Miradas desde y hacia Amrica Latina. Universidad Nacional del Litoral. Agosto 2009.
Birgin, Alejandra; Dussel, Ins; Duschatzky Silvia: ''Las instituciones de formacin docente frente
a la reforma: estrategias y configuraciones de la identidad'', Revista Propuesta Educativa, N 19,
Diciembre 1998.
Davini, Mara Cristina: La formacin docente en cuestin: poltica y pedagoga. Paids, Buenos Aires, 1995.
Daz Barriga, Angel e Incln Espinosa, Catalina: El docente en las reformas educativas: Sujeto o
ejecutor de proyectos ajenos. Revista Iberoamericana de Educacin, N 25. Ro de Janeiro, 2001.
Daz,
Ral: Trabajo docente y diferencia cultural. Lecturas antropolgicas para una identidad desafiada. Editorial Mio y Dvila, 2001.
Engraff, Silvina: 'La identidad del trabajo docente de los profesores de Institutos de Formacin Docente de la provincia de Neuqun, en procesos de transformacin curricular', Trabajo Final de la Carrera de Especializacin en Pedagoga de la Formacin, indito, Universidad Nacional de la Plata
(Sede Gral Roca), 2008.
Gravino, Mara de los Angeles: 'Trabajo docente en la transformacin curricular en los IFD de la provincia del Neuqun 2002-2005: el contexto sociopoltico', Universidad Nacional del Comahue Facultad de Ciencias de la Educacin Quinto Congreso Nacional y Tercero Internacional de Investigacin Educativa, Cipolletti, 2009.
Heater, Derek: 'A Brief History Of Citizenship'; New York University Press, New York, 2004.
Hillert, Flora: Gramsci para Educadores, en Hillert, Flora et al: Gramsci y la educacin: pedagoga
de la praxis y polticas culturales en Amrica Latina, Noveduc, Buenos Aires, 2012.
Martnez, Deolidia: Nuevas regulaciones, nuevos sujetos. En: Feldfeber, Myriam y Andrade Oliveira,
Dalila, Polticas educativas y trabajo docente. Noveduc. Buenos Aires, 2006.
Pineau, Pablo (compilador): 'El principio del fin. Polticas y memorias de la educacin en la ltima dictadura militar (1976-1983)'; Colihue, Buenos Aires, 2006.
Sennett, Richard: "La corrosin del carcter. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo
capitalismo". Editorial Anagrama, 2000
Young, Iris: 'Vida poltica y diferencia de grupo: una crtica del ideal de ciudadana universal'; en Castells, Carmen (compiladora): "Perspectivas feministas en teora poltica"; Paids, Barcelona, 1996.
215
216
ral y provisoria del conocimiento cientfico en planes y programas de estudio, importancia de los procesos de produccin del conocimiento en los mtodos de enseanza, relevancia de la historia de la
ciencia para la compresin de los contenidos de ciencias. Las ltimas reformas poltico-curriculares de
la FD en nuestro pas2 han manifestado en sus mltiples discursos, entre otras cuestiones, la necesidad
de mejorar la calidad de la formacin del profesorado a partir de la inclusin de perspectivas ms complejas de la ciencia y la tecnologa con el objetivo de renovar las tradicionales formas de enseanza
asentadas en paradigmas clsicos de la produccin cientfica.
Teniendo en cuenta lo expuesto, este trabajo ha procedido de un recorte que intent focalizar las
reflexiones en los aspectos que relacionan especficamente el mejoramiento de la formacin de profesores con la renovacin de la enseanza de las ciencias desde los aportes del denominado paradigma de la
complejidad. En este sentido, se analizaron documentos sobre formacin docente en ciencias, de procedencia oficial e institucional (diseos curriculares, lineamientos curriculares, recomendaciones de comisiones de expertos, planes de estudio, programas de ctedras) y artculos de produccin acadmica provenientes de la didctica de la ciencia. El corpus es ms bien acotado y su construccin respondi al
inters de rastrear rasgos de los juegos de verdad en los que se insertan hoy las demandas de nuevos
paradigmas y los enfoques de la complejidad en la educacin cientfica de los profesores de Fsica.
Tomamos como hilo conductor de nuestros interrogantes la nocin de juegos de verdad aportada
por Michel Foucault. En algunos textos el autor define su trayectoria de investigacin como la tarea de
elaborar una historia poltica de la verdad (Foucault, 1991; 1992). Reconoce all el legado nieszcheano
que lo lleva a plantearse el problema de la formacin de tipos de saber a partir de relaciones de fuerza,
por lo que las condiciones sociales, econmicas, etc. no seran desde su perspectiva un velo que nos
distancia de la verdad sino el suelo donde se forman relaciones de verdad (Foucault, 1992). La idea de
juego nos remite al movimiento y las relaciones de fuerza al interior de los que se tejen procedimientos para producir la verdad. Foucault sostiene que hay que entender por verdad un conjunto de procedimientos reglados para la produccin, la ley, la distribucin, la puesta en circulacin y el funcionamiento
de los enunciados (Castro, 2011).
La lectura y anlisis de artculos y documentos fueron atravesados por algunos interrogantes nodales, tales como: qu se demanda a la formacin docente cuando se apela a la complejidad como nocin clave de los cambios?, qu problemas se visualizan como prioritarios de resolver en la formacin
para que se mencione la necesidad de perspectivas superadoras, complejas?, a qu sentidos se
anudan las ideas de enseanza tradicional, ciencia clsica?, qu significados admite la complejidad
como nocin fuerte de las nuevas propuestas de formacin?, cmo se despliega el juego de oposicin
entre visiones tradicionales e innovadoras de la enseanza y la formacin?, qu efectos epistemolgicos se producen en la organizacin de las propuestas de enseanza a futuros profesores? Estos aspectos
seran parte de una interrogacin ms general por los juegos de verdad que se despliegan actualmente
en el dominio de la formacin de profesores en ciencias.
La epistemologa de la ciencia en discursos sobre formacin docente
Desde diversos mbitos de educacin en ciencias y FD (lineamientos curriculares, informes de comisiones de expertos e investigaciones en didctica de la ciencia) existe un consenso acerca de la necesidad de
superar las posiciones y prcticas de transmisin de la ciencia que seran reduccionistas, fragmentadas y
deterministas, para consolidar as recorridos formativos ordenados en torno a una interpretacin compleja
de la ciencia y de sus resultados. Recurrentemente aparece la referencia a concepciones distorsionadas de
ciencia que sera imperioso transformar en los currculos de las escuelas y de los profesorados. A continuacin se describen caractersticas especficas que adquieren estos planteos en documentos analizados.
En primer lugar, la descripcin de algunas condiciones del mundo contemporneo, donde se destacan
las transformaciones acaecidas en los modos de produccin de informacin y conocimiento ligados a los
procesos de globalizacin econmica y tecnolgica opera como apertura de la mayora de los documentos y artculos que proponen revisar las lneas epistemolgicas de la educacin y de la formacin docente en ciencias. A modo de muestra de un conjunto de enunciados reiterados en trabajos actuales de didctica de la ciencia que tratan la temtica, un autor afirma:
Los ejes de planeacin curricular, los planes de estudio, metodologas para la formacin del profesor
en ciencias, as como las estrategias pedaggicas y didcticas, deben estar en funcin del panorama
complejo, que no permite la formacin de un pensamiento delimitado por un solo campo disciplinar, ni
217
218
mucho menos un enfoque miope en la enseanza de la ciencia y sus posibilidades de aprendizaje en los
contextos cultural, poltico, tecnolgico, social y econmico. (Acosta, 2009. Pg. 150)
El paradigma de la complejidad empieza a sembrar sus semillas que ms adelante justifican su ser
su existencia- y hacer comportamiento- dado el avance del conocimiento, el desarrollo de la tecnologa, de las comunicaciones, que expresan la globalizacin de los mercados, la educacin, la poltica y la
economa (Ibid. p. 151).
Las exigencias de la denominada sociedad de la informacin suelen vincularse discursivamente a
las nociones de complejidad, interdisciplinariedad, multidisciplinariedad o transdisciplinariedad y actan,
al mismo tiempo, como significados oponentes de nociones como ciencia tradicional, disciplina o paradigma clsico. Si bien han sido analizadas desde la filosofa y desde las ciencias sociales las conexiones
entre los nuevos modelos para representar el conocimiento cientfico y los patrones de representacin
del funcionamiento de la sociedad posmoderna, en los documentos analizados suelen equipararse (a
veces hasta confundirse) la alusin a la complejidad de la sociedad globalizada actual y la referencia a la
idea de complejidad para indicar nuevas perspectivas epistemolgicas de la ciencia. La primera sealara
un uso ms bien general del trmino, de tipo sociolgico pero sin rigor terico, mientras que la segunda
apelara al sentido epistemolgico estricto de dicha nocin. Asimismo, estas diferenciaciones no siempre
son reconocidas o los significantes usados no motivan en todos los casos esclarecimientos conceptuales,
pasando a conformar, entonces, constructos pedaggicos que operan, circulan y ordenan los discursos
de forma poco rigurosa. Asimismo, llama la atencin el mero papel adaptativo que le cabe a la FD, y
que el artculo propone, en relacin a los procesos de globalizacin contemporneos.
Por su parte, en pronunciamientos provenientes de organismos estatales, tambin encontramos referencia a la necesidad de un cambio en la visin de la ciencia que sustentan los profesorados de Matemtica y Ciencias Naturales. En su informe final, que contiene recomendaciones para la elaboracin de polticas educativas, la Comisin Nacional para el Mejoramiento de la Enseanza de las Ciencias Naturales y
la Matemtica3 insiste en la necesidad de una transformacin de la enseanza de la ciencia y de la formacin docente, en las cuales diagnostica la prevaleciente presencia de visiones tradicionales:
...la educacin tradicional en el aula ignora casi por completo el proceso de generacin de las
ideas, enfocando su atencin casi exclusivamente en el producto final de la ciencia...
...ser necesario que la formacin permita superar las visiones simplistas de la ciencia y del
trabajo cientfico, as como las visiones que hacen del conocimiento cientfico algo extremadamente difcil y naturalizan el fracaso escolar. Ahora bien, para superar estas visiones as como
aquellas prcticas pedaggicas tradicionales mencionadas en los apartados anteriores, es preciso que las propuestas de renovacin sean vividas, vistas en acto. Slo as resulta posible que
las mismas tengan efectividad y que los futuros docentes (o los que ya estn activos) rompan
con la visin unilateral de la docencia recibida hasta el momento...
En este documento advertimos que la superacin de las visiones simplistas de la ciencia se vincula a
tres premisas. En primer lugar, el cambio en la enseanza tiene una dimensin poltica, pues debe contribuir a una alfabetizacin cientfica de los sujetos como parte de su formacin ciudadana. En segundo
trmino, dicha superacin debe lograrse por propuestas de enseanza de la ciencia que enfaticen los
procesos de produccin de los conceptos, sugerencia que se apoya en resultados de investigacin actuales de las corrientes cognitivistas sobre adquisicin de conceptos cientficos. Por ltimo, se asume que
slo habr transformacin en la medida en que las visiones complejas de la ciencia aniden en prcticas
concretas de aprendizaje de los futuros profesores.
La caracterstica saliente de todos estos discursos es que se conforman polarizando dos modos de
entender la enseanza de la ciencia: una tradicional, caracterizada por un cmulo de contenidos cannicos explicados por el profesor a unos alumnos poco activos; y un enfoque actual que reconoce las
preconcepciones que los estudiantes traen al aula y en relacin a las cuales construirn los nuevos conocimientos de acuerdo a la actividad de un docente que ahora sera ms bien un gua o un facilitador.
En este sentido, la Comisin por ejemplo- propone instalar metodologas de aprendizaje que repliquen
aspectos de lo que un cientfico hara en su actividad cotidiana de investigacin, a saber: la experimentacin, las preguntas frecuentes, el dilogo socrtico, los razonamientos rigurosos y carentes de circula-
ridades, el poder compartir y argumentar las propias ideas, cuestionarlas, generar actividades de abstraccin, trabajo en equipo, formulacin de hiptesis, observaciones y deducciones, generacin de modelos (Informe Final, pg. 11 y 12).
En cuanto a las propuestas concretas para mejorar la FD, el artculo sobre Didctica Especfica ya
citado y el informe de la Comisin coinciden en lneas generales en:
Actualizar los contenidos disciplinares y dar centralidad a la Didctica Especfica
Orientar los procesos de aprendizaje de los futuros profesores hacia razonamientos de tipo complejo
Que el futuro docente sea el centro del aprendizaje
Relacionar los campos de conocimiento para evitar la fragmentacin de contenidos
Comprender conceptos cientficos en secuencias no lineales, en tramas que muestren su devenir y
sus relaciones
Priorizar la formacin en contextos experimentales a partir de la resolucin de problemas
Fortalecer los Institutos transformndolos en centros de investigacin, mejorando los equipamientos y recursos existentes, financiando proyectos de mejora
Asimismo, los ltimos Lineamientos Curriculares nacionales para la FD toman recaudos con respecto
a la organizacin multi o interdisciplinar de los planes de estudio de los Profesorados, sugiriendo ms
bien currculos basados en la disciplina de base para la que se forme:
En los profesorados de educacin secundaria (se debe) preservar la formacin especfica en la disciplina particular objeto de la formacin y sus contenidos derivados, evitando la organizacin en pluridisciplinas o interdisciplinas, en especial en los primeros aos de estudio (Lineamientos Curriculares
para la Formacin Docente. INFOD, 2007).
Se destaca tambin en este documento la sugerencia de que sea en la Didctica Especial del ltimo
ao de las carreras donde se abran espacios de experimentacin e innovacin de la enseanza, apelando al conocimiento del estado actual del campo investigativo en la enseanza de las ciencias naturales.
Entre los planteos que vienen de la mano del pensamiento complejo (los cuales instan a revisar la
organizacin disciplinar del saber) y la insistencia en la organizacin disciplinar que recomiendan los
Lineamientos parece existir una contradiccin, si es que advertimos como lo hemos hecho- que las revisiones de los currculos de FD pretenden orientarse hacia perspectivas complejas del conocimiento.
Mas es posible interpretar este contrasentido comprendiendo que los saberes de los mbitos epistemolgicos y disciplinares son reelaborados y reinterpretados en virtud de tramas histricas polticas - epistmicas propias del campo de la enseanza, lo cual puede suponer la coexistencia de posiciones heterogneas, dando lugar a lo que algunos autores han denominado procesos de teorizacin mestiza (Carr
y Kemmis, 1988).
En realidad, la historia de la escolarizacin de las ciencias en nuestro pas pone en evidencia la fuerte
presencia de los demarcamientos disciplinares y de las perspectivas profesionalizadas de las ciencias
(ciencias de laboratorio) como formato del saber que ha ingresado desde principios del siglo XX en el
nicho escolar (Aisenstein, 2000). Estas posturas han sido ampliamente defendidas y legitimadas por
instituciones como las universidades, las asociaciones de profesores y el Estado. A partir de ello podemos comprender cmo se ha ido configurando histricamente la formacin de profesores para los niveles medio y superior, cuyos posicionamientos continan arraigados dado que se encuentran inscriptos
en luchas materiales y simblicas por el reconocimiento de los sujetos que sustentan dichas posiciones.
Por otro lado, si bien las propuestas de los Institutos Superiores y de algunas Universidades suelen centrarse en la formacin de profesores para las Ciencias Naturales y no slo para la Fsica, la Qumica o la
Biologa, contina operando la idea de que una formacin slida requiere la profundizacin en la disciplina de base. Podemos vislumbrar el encuentro de posturas divergentes en las propuestas y polticas de
la FD en la medida en que esta se torna un espacio de disputas profesionales, institucionales y epistemolgicas.
En otro sentido, principios como los de flexibilidad y apertura intentan ser recuperados pero slo para proponer una cierta organizacin institucional de los Profesorados que sea acorde a lo que se interpreta como nuevos desafos:
El PLAN NACIONAL DE FORMACIN DOCENTE, en el que se inscribe la lnea general de trabajo del
PROYECTO DE MEJORA INSTITUCIONAL, apunta al desarrollo de instituciones dinmicas y abiertas, que
logren constituirse y consolidarse como ambientes de formacin y aprendizaje articulados en redes so219
220
ciales, educativas y acadmicas, en concordancia con los actuales requerimientos pedaggicos y organizacionales(INFOD, 2008).
Los organismos nacionales encargados de las polticas de FD proponen, as como lo hace tambin la
recomendacin de la Comisin, asignar recursos materiales y econmicos con el fin de que los Institutos
Superiores de Profesorado que dictan carreras en Matemtica o Ciencias Naturales renueven contenidos
y prcticas de enseanza a partir de generar capacidad de intercambio de conocimientos, experiencias,
recursos y proyectos al interior de la propia institucin y con organizaciones externas. Se consolidan,
as, en polticas oficiales y diseos institucionales nociones como las de red, organizaciones flexibles,
sistemas abiertos, entre otras, que supondran jaquear o al menos poner en entredicho- la nocin misma de disciplina; esto si suponemos que toda transformacin en las prcticas sociales de produccin,
reproduccin, circulacin y distribucin de saberes produce impactos en las lgicas disciplinares, por
tanto en la epistemologa basada en la disciplina. Sin embargo, estos procesos no son advertidos ni sealados por algunos de los documentos oficiales que hablan de la transformacin de la FD en ciencias.
Si pasamos revista ahora al contenido de algunas propuestas de FD en Fsica de Instituciones de Formacin Docente4 advertimos que se menciona la necesidad de formar profesores desde una mirada
compleja y se destaca la importancia de incluir la epistemologa en los planes de estudio como campo
disciplinar que viabiliza comprender las perspectivas clsicas y contemporneas en el desarrollo de la
Fsica. Por otro lado, la Didctica Especial se transforma, en diseos como estos, en disciplina articuladora de toda la propuesta de formacin, lo cual se enuncia como innovacin respecto de planes
tradicionales. Es la Didctica Especfica la que debe poner en relacin, segn estas propuestas, los
desarrollos de la Fsica y las ciencias naturales con estrategias complejas e innovadoras de enseanza,
acordes a las situaciones escolares contemporneas y a las nuevas perspectivas epistemolgicas sobre
la ciencia. Ms all de los pronunciamientos e intenciones manifiestas en los diseos y fundamentaciones de planes de estudio, se torna metodolgicamente sustancial en este tipo de abordaje echar un vistazo a la organizacin efectiva de las materias y a sus contenidos, tarea que arroja interesantes puntos
de interrogacin.
La epistemologa en y de la Formacin Docente. Conclusiones parciales
Hemos visto cmo aspectos de perspectivas epistemolgicos actuales se toman y reinterpretan para
proponer nuevas bases en las que asentar la FD en ciencias. Desde los diversos discursos queda instituida la idea de que revisar supuestos epistemolgicos vigentes e intentar abrir prcticas de formacin
que las conviertan en otras ms actuales a partir de supuestos ms complejos, conllevar a transformar las concepciones sobre la ciencia, las representaciones sobre los contenidos de ciencia, las metodologas de enseanza, los formatos de organizacin institucionales y curriculares, etc. Ahora tomamos estos resultados para situar el eje de reflexin alrededor de la pregunta por la episteme o mejor
dicho- el juego de verdad que est organizando la nocin de cambio o de transformacin sostenida desde los documentos analizados.
Cuando se polarizan las opciones (lo tradicional/simple vs. lo actual/complejo) en materia de FD y
cuando las prcticas vigentes o arraigadas pasan a simbolizarse como lo distorsionado, se revela una
lgica epistmica que opera en esas enunciaciones y que mucho debe al paradigma clsico del conocimiento, aunque esto sea algo invisible para las pretensiones del propio discurso. Si de algo es deudor
an el campo pedaggico y sus discursos respecto de la ciencia y la epistemologa clsicas, es de concebir binariamente las prcticas de conocimiento, lo que reactiva insistentemente- la bsqueda de una
refundacin siempre radical, en base a la condicin previa de limpiar el terreno negando lo existente
para dar lugar a lo nuevo. En este contexto, las condiciones existentes se polarizan de forma excluyente: donde hay error no puede haber saber y hay que fundar el edificio desde los cimientos, metfora
cartesiana que bien puede ilustrar los modos de relacin con el saber que operan en estos discursos.
Estos rumbos que asumen los discursos sobre FD en boga, junto a las epistemes que los estructuran,
no dejan de sealarnos la presencia -an prioritaria- de la nocin idealista del conocimiento, como si
este y los modos de su produccin no encarnaran en cuerpos, instituciones, reglamentos, modos de reconocimiento entre sujetos y saberes, y se reelaboraran desde all para darle ciertos y nuevos destinos.
Es notorio cmo muchas de las nuevas propuestas de revisin de la FD omiten el anlisis de las condiciones de emergencia, existencia, circulacin, produccin y reproduccin de los saberes en y de la formacin. Omiten hacer, en trminos foucaultianos, una historia poltica de los saberes de la formacin.
As, por ejemplo hablar de distorsin (que equivale a hablar de saberes equivocados o anticuados que
los docentes deberan desterrar y cambiar) impide poder visibilizar las inscripciones particulares de los
saberes en unas tramas histricas, polticas e institucionales que les dieron y dan sentido. En este contexto, vemos reeditarse en discursos contemporneos que bregan por la instalacin del paradigma de la
complejidad en la educacin, una perspectiva cercana a la iluminista que desencadena -aunque intente
evitarlo- polticas de formacin que metaforizan una cruzada contra la ignorancia y el atraso de los profesores y profesorados, e instalan la verdad en el sitio simblico de uno de los bandos (que
casualmente es el de los expertos y el de los tcnicos de los ministerios).
Se tornan ausentes los pronunciamientos oficiales o acadmicos en el rea de las didcticas especficas que mantengan latente la preocupacin por rastrear la historia de los saberes y de la institucionalizacin de la FD a partir de los siglos XIX y XX, por interrogar cules han sido las derivas polticas, las
disputas epistemolgicas, las lgicas de constitucin de los conocimientos de la formacin o las peculiaridades del espacio escolar como nicho especfico de produccin, circulacin y transformacin de saberes.
Creemos que contemplar esas preguntas debera formar parte ineludible de una tarea de revisin de la
formacin docente que intente conformarse no en un nuevo paradigma sino en otra poltica de verdad.
En el anlisis de diseos curriculares institucionales, planes de estudio y programas de Profesorados en
Fsica, de igual forma encontramos a pesar de la evocacin a un pensamiento de tipo complejo- la persistencia de una episteme que se cree superada. Hemos dicho que existen planes de FD actuales que han
tomado de la epistemologa de la complejidad principios para delinear las propuestas, instando a incorporar modelos innovadores de la enseanza de la ciencia, a transformar a la Didctica Especfica en pilar
articulador de saberes ms complejos, planteando simultneamente convertir a la Epistemologa en una
asignatura con fuerte presencia en la formacin (junto a otras como Historia de la Ciencia o Problemtica
de la Ciencia y la Tecnologa). En este sentido, tambin se valora el ingreso de la Investigacin Educativa
como materia o como perspectiva desde la que se pueden organizar ciertas asignaturas (como la Didctica
Especfica) por cuanto dara la posibilidad de visualizar el carcter abierto, conjetural, constantemente revisado del conocimiento en materia de enseanza de la ciencia5. Sin embargo, cuando nos sumergimos en
un anlisis minucioso de los espacios fsicos y simblicos que dichas asignaturas adquieren en la lgica
general de los planes de estudio, as como de los programas de ctedra6 encontramos un panorama mucho ms heterogneo y paradjico de lo que el discurso compacto del plan o del diseo muestra.
En otros trabajos (Luna, Castells y Giorgi, 2010) hemos analizado que la disposicin de saberes de la
FD contempla una reparticin de funciones o una divisin intelectual del trabajo en la que, por ejemplo,
la Didctica funciona como dadora de estrategias para ensear contenidos que ya vendran proporcionados por las materias de la formacin disciplinar, es decir, por las materias de Fsica y afines. Esta reparticin epistmica quedaba develada por cuanto la asignatura de Didctica Especfica no contena elementos conceptuales en la mayora de los programas vistos y ms bien organizaba su propuesta en torno
a unidades empricas tales como: seleccin, planificacin y evaluacin de contenidos de Fsica, la Fsica
en el nivel secundario, la construccin de estrategias innovadoras de enseanza, o el diseo curricular de nivel medio para la Fsica. Algunos programas, adems, incorporaban elementos de la corriente
de la didctica por modelos, que como lnea investigativa ha elaborado una clasificatoria de modelos de
enseanza segn la concepcin de ciencia y de sujeto de aprendizaje que sustenten los mismos. De este
modo, la Didctica en la FD se atribuira ser el mbito de saber que proporciona modelos de enseanza
dentro de un men de posibles opciones que el futuro profesor deber evaluar -segn lo afirman varios
programas- de acuerdo al contexto de enseanza, el tipo de contenido y de alumno con el que se encuentre, pues en estos planteos la enseanza siempre es situada por fuera de la propia formacin (en
escuelas y aulas que nunca son las del propio Profesorado) y se volvera supuestamente accesible al conocimiento por medio de ms inserciones del estudiante desde el primer ao de la carrera7.
A los fines del presente anlisis estos elementos resultan profundamente sugestivos, dado que nos
permiten reconocer, por un lado, la fuerte permanencia de lgicas epistmicas objetivistas, con cierto
realismo ingenuo: lo real es lo externo que existe independientemente de la mirada y la posicin del
sujeto (Von Glasersfeld, 1995; Najmanovich, 2008). Este objetivismo se profundiza dentro de la FD
cuando, simultneamente, el cmulo de materias de la formacin disciplinar se ven -y son vistas por las
dems- como los contenidos inconmovibles, con una estructuracin fija que debe ser transmitida por el
futuro profesor y a la que slo restara aadir buenas metodologas y recursos de enseanza. Al estar
la Fsica, o cualquier otra disciplina, situada en un lugar que no se interroga, reproduciendo una esttica
representacionalista (Najmanovich, op. cit.), se renueva la relacin objetivista realista en la que a la
221
222
Notas
1
La relacin entre corrientes epistemolgicas y formacin docente fue el aspecto tratado para el trabajo
final del Seminario Corrientes epistemolgicas clsicas y contemporneas en Ciencias Sociales dictado
por la Dra. Denise Najmanovich en el marco del Doctorado de Ciencias Sociales de la UNER.
2
Tanto la emanada de la Ley Federal de Educacin de 1994 como la que est en curso producto de la
sancin de la nueva Ley Nacional de Educacin de 2006 que deroga la anterior.
3
Un caso concreto es el que presenta el diseo curricular del Profesorado en Fsica para la Ciudad Autnoma de Buenos Aires. Asimismo, se encuentran similares propuestas en diversas instituciones universitarias y no universitarias del pas.
5
Al respecto puede consultarse el Diseo Curricular del Profesorado de Fsica para la Provincia de Santa
Fe que est vigente y data de 2001.
6
La indagacin de lgicas discursivas y epistmicas presentes en planes y programas no implica reconocer para las prcticas efectivas de formacin idnticas lgicas, creyendo que la enseanza institucional
cotidiana se ajusta a la letra de los documentos. S podemos sostener que los documentos enuncian
ciertos modos de visibilizar la formacin que son producto de prcticas sociales especficas con el saber.
7
Referencias bibliogrficas
Aisenstein, A. (2000). Las ciencias exactas y naturales en la escuela. Una mirada desde el currculum (1870-1983). En Gvirtz, S. (dir.) (2000). El color de lo incoloro. Novedades Educativas.
Bs. As.
Carr y Kemmis (1988): Teora crtica de la enseanza. Martnez Roca. Espaa.
Castro, E. (2011). Diccionario Foucault. Siglo XXI. Buenos Aires.
Foucault, M. (1991). Saber y verdad. La Piqueta. Madrid.
-----------------(1992). La verdad y las formas jurdicas. Gedisa. Barcelona.
-----------------(2005). Historia de la sexualidad 2. El uso de los placeres. Siglo XXI. Mxico.
Lizcano, E. (1999). La metfora como analizador social. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales. N. 2
---------------(2006). Metforas que nos piensan. Sobre ciencia, democracia y otras poderosas
ficciones. Bajo Cero.
Luna, M.V., Castells, M.C. y Giorgi, S. (2010). Profesorados de fsica: un anlisis de la didctica
especfica desde las regulaciones internas de su discurso. Ponencia presentada en el Segundo Congreso Internacional de Didcticas Especficas "Poder, disciplinamiento y evaluacin de
saberes". UNSAM. 30 de septiembre, 1 y 2 de octubre de 2010
Najmanovich, D. (1995) El lenguaje de los vnculos. De la independencia absoluta a la autonoma relativa. Paids. Bs. As.
---------------------(2008). Mirar con nuevos ojos: nuevos paradigmas en la ciencia y pensamiento complejo. Biblos. Bs. As.
Popkewitz, T. (1994). Sociologa poltica de las reformas educativas. Morata. Madrid
Von Glasersfeld, E. (1995). Despedida de la objetividad. Rev. El ojo del observador. Mxico.
223
224
mente afectar el futuro curso del proceso social hasta entonces desarrollado en torno a la cuestin.
Enuncia Oszlack (1997) que las polticas estatales representan intentos de resolucin de cuestiones
socialmente problematizadas y de superacin de las tensiones existentes en el orden social vigente, mediante mecanismos institucionales juzgados como apropiados para enfrentarlas. En el juego conflictivo
de relaciones sociales en que se inscribe la cuestin social; se delinean modos de organizacin, de utilizacin de tecnologas y recursos disponibles que se matizan con los intereses afectados y con la misma
posicin del Estado. De esta manera, el carcter conflictivo que asume el proceso puede trasladarse a
algunas de las unidades estatales con relativa autonoma y con intereses dismiles. Sostiene el autor,
que esta situacin se posiciona en el origen de las dificultades en los procesos de implementacin de la
poltica misma.
Adems de lo expuesto, las polticas estatales deben entenderse en un momento histrico y en un
contexto determinado; por ello nos situamos en la Argentina de la propuesta educativa de la ley 26.206.
La ley de educacin nacional enuncia las claves para entender y accionar en educacin. El nuevo
pasword educativo para atacar las problemticas de desigualdad en el sistema educativo argentino enlaza concepciones de la educacin como poltica de estado, bien pblico, derecho social y personal y coloca a las polticas de formacin docente como una de las estrategias fundamentales del cambio. De esta
manera, los cambios pos-neoliberales rescatan la centralidad de docentes y estudiantes; subestimada
en la transformacin educativa de los 90.
Si bien el nuevo pasword aparece en el discurso oficial como ruptura con las polticas neoliberales de
la dcada de los 90, las consideraciones acerca de la educacin que lo integran se asientan en polticas
de estado que remiten a transformaciones que datan de 1970.
En los inicios de 1970, planteadas las exigencias de la mundializacin de los intercambios, comienzan
los cuestionamientos al Estado de Bienestar en su rol intervencionista. Una serie de transformaciones en
el modelo de acumulacin y en el rgimen poltico desatan un nuevo modelo de Estado cuyo rasgo distintivo se encuentra en la mayor distancia de sus relaciones con la sociedad civil.
Garca Delgado (1994) expone que el pasaje del Estado de Bienestar al Estado Post-social seala una
ruptura que tambin afecta al componente cultural. El individualismo, la competencia, la privatizacin
de las responsabilidades dan lugar a una nueva cultura poltica.
La transformacin de los modos de intervencin estatal no olvida el proceso de constitucin de sujetos
y, desde la escuela, estudiantes y docentes son interpelados por el Estado. Nuevas polticas de formacin
docente irrumpen y con ellas nuevas regulaciones en el trabajo de ensear y formar futuros docentes.
Los procesos denominados pos-neoliberales no escapan a esta trayectoria interpelativa y buscan, a
travs de las polticas de formacin docente, modelar las formas en que los estudiantes piensan y actan; comprenden e interpretan el mundo de la enseanza (Misuraca, 2009).
Retomando el pensamiento de Oszlack (1997) es factible entender a los nuevos habitus como parte
constitutivas del nuevo orden social; la institucionalizacin de nuevos patrones de organizacin social,
de una nueva trama de relaciones sociales coherentes con las relaciones de produccin capitalista.
En este sentido, poner en forma a los sujetos no es ms que una manifestacin de un Estado
puesto en forma para sostener las condiciones generales del modelo econmico, de all los mecanismos de control social. Las formas que adoptan los mecanismos de control social en pos de la legitimacin del modelo; implican variadas combinaciones de represin, cooptacin y organizacin corporativas.
Cualquiera de estos procedimientos u otros no slo son autoritarios sino arbitrarios. Son autoritarios,
en tanto los sujetos se orientan a los bienes distribuidos por las polticas estatales porque estos son valorados y por lo tanto se sienten atrados/obligados a dirigirse a ellos. Son arbitrarios porque la distribucin de los bienes conlleva determinados procesos de seleccin y un conjunto de valores funcionales al
orden social que busca inculcarse e imponerse.
La nocin de Habitus
Aclarar el significado del trmino habitus remite a Pierre Bourdieu quien lo define como:
sistemas de disposiciones durables y transferibles, estructuras estructuradas dispuestas a
funcionar como estructuras estructurantes; es decir como principios generadores y organizadores de prcticas y representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin
225
226
suponer la bsqueda conciente de sus fines ni el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos() (Bourdieu 2007b: 86).
La formacin del habitus requiere del trabajo pedaggico que en tanto trabajo de inculcacin de duracin suficiente, produce prcticas conformes a los principios de la arbitrariedad inculcada. Es por ello
que el habitus es duradero, pero adems se torna transferible y exhaustivo.
La transferibilidad, muestra que el habitus no slo genera prcticas coherentes con principios arbitrarios inculcados sino que lo efecta en el mayor nmero posible de campos distintos.
El atributo de exhaustividad sita al habitus como reproductor de los principios de arbitrariedad en
las prcticas que engendra. Al decir del socilogo, un sistema de esquemas de percepcin, de pensamiento, de apreciacin y de accin se encarnaron para producir y reproducir la integracin intelectual y
moral del grupo en cuyo nombre se ejerce (Bourdieu y Passeron, 1998:77)
Si bien la exterioridad ha sido interiorizada, los esquemas se inscriben en los lmites inherentes a las
condiciones particulares de su produccin. Por ello el habitus es:
a) objetivacin o resultado de condiciones objetivas; b) capital o principio a partir del cual el agente
define su accin ante las situaciones nuevas conforme a cmo las perciba y las clasifique; y c) pero
tambin es invencin, porque es resultado de las condiciones sociales en las que se construy y de las
condiciones sociales de su puesta en marcha/ activacin/reformulacin.
Es posible afirmar, siguiendo a Bourdieu (2007b) que la posibilidad de la aparicin de un nuevo hbitus depende de: a) el grado de productividad del trabajo pedaggico para generar determinados habitus, es decir de la distancia que exista entre el nuevo habitus y el anteriormente adquirido; de all que
cuando las experiencias son homlogas, el habitus se activa y reproduce; y cuando son dismiles, obligan a su reformulacin; b) el autosocioanlisis (individual o asistido) mediante el cual el agente social
toma distancia respecto a las disposiciones posedas y su relacin con las condiciones de la prctica actual. As este proceso reflexivo aparece como un medio para hacer comprensibles las prcticas y percepciones del mundo e iniciar acciones de transformacin y c) la posicin de los agentes sociales en el espacio social: de sus posibilidades y limitaciones, de sus experiencias e intereses y de la significacin que
le otorgan a aquello que est en juego.
Ahora bien, el accionar antes descripto requiere de un sistema de enseanza en el que sostenerse.
El sistema de enseanza es el conjunto de mecanismos institucionales o consuetudinarios por los que
se halla asegurada la transmisin de un arbitrario cultural a travs de determinadas relaciones de comunicacin pedaggica en la que los agentes sociales desconocen la verdad objetiva, es decir las relaciones
de fuerza que la posibilitan. En ese conjunto de mecanismos institucionales quedan incluidas, las experiencias que se propician, el modo actitudes, discursos, tcnicas en juego- como la autoridad pedaggica agente e institucin- que se consideran legtimos para realizar el proceso de imposicin cultural y el
control del mismo mediante las sanciones socialmente aprobadas y jurdicamente garantizadas. La fuerza simblica de la accin pedaggica antes expuesta, es mayor cuando se aplican a grupos o clases dispuestos a reconocer la autoridad pedaggica que se les impone.
Diseo Metodolgico
Nuestro trabajo se constituye como un estudio de caso. Consideramos que el estudio de caso es
apropiado para esta investigacin debido a que respeta las tres condiciones que enuncia Yin (1994) para
la utilizacin de este tipo de metodologa. A saber: a) el tipo de preguntas de investigacin; b) el grado
de control que el investigador tiene sobre los eventos y c) el enfoque en eventos contemporneos que
se desenvuelven en un contexto.
En el primer sentido aludido, plantea el anlisis del cmo se realiza la formacin inicial de docentes a
travs de la denominada poltica estudiantil, con la intencin de responder a la pregunta temtica que
refiere a la existencia o no de distanciamientos entre lo pautado oficialmente y lo efectuado en dos institutos de formacin docente.
Esta pregunta acerca del cmo, en el caso del anlisis documental, se centraliza en la recuperacin
de los procesos pedaggicos y organizacionales conducentes a la conversin de los estudiantes.
Por otra parte, este tipo de formacin inicial de los docentes pautado como poltica estudiantil, es
una poltica de formacin docente actualmente ejecutada en los profesorados. Adems, sobre su desa-
rrollo as como sobre el comportamiento de los sujetos involucrados en ella, no tenemos ninguna injerencia. Por lo expuesto, las dos ltimas condiciones enunciadas por Yin (1994) quedaran cubiertas.
Las preguntas que planteamos para esta investigacin, si bien son iniciales, orientan el anlisis en tres
niveles: 1) el de la poltica de formacin docente; 2) el de los marcos institucionales y 3) el de los agentes
escolares. Es necesario aclarar que la particin de estos niveles lo realizamos a efectos de especificar cuestiones relevantes pero no puede obviarse el entrelazamiento con las condiciones objetivas y subjetivas.
En este artculo, presentamos los avances en el primer nivel, situando aqu a la poltica estudiantil
definida nacionalmente. As al plantear los interrogantes Cules son las transformaciones objetivas requeridas? y cules las subjetivas?; instalamos la mirada en la pedagoga y en las mediaciones culturales institucionales pensadas dentro de la poltica estudiantil de carcter nacional para activar disposiciones especficas.
Las polticas estudiantiles pautan diseos organizacionales que contactan a los estudiantes con segmentos culturales que se consideran valiosos para la conformacin de las nuevas maneras de ser, hacer
y pensar. Enuncia Bourdieu (2007a) que las polticas del Estado tienen un inmenso poder sobre el espacio no slo por su ascendencia sobre el mercado de la escuela sino porque realizan construcciones polticas del espacio que coadyuvan a la constitucin de grupos homogneos con fundamento espacial. En
este sentido, consideramos que el anlisis de documentos referidos a las polticas estudiantiles resulta
valioso para dar cuenta de las transformaciones objetivas y subjetivas que la documentacin oficial
plantea para la formacin de los estudiantes. Es decir, del habitus requerido y el trabajo pedaggico que
las mismas instituyen para lograrlo.
Durante los procesos de anlisis e interpretacin de la informacin relevada, atendimos a los temas
emergentes, los que a su vez coadyuvaron a la construccin categoras y en la asignacin de datos a
ellas. En este sentido, las categoras de anlisis son: trabajo pedaggico y esquemas de pensamiento y
accin.
El contexto de ocurrencia
A continuacin enunciaremos cmo se presentan las polticas estudiantiles en algunos documentos
oficiales y el macro-contexto en el que se sitan, atendiendo a aquellas caractersticas que estimamos
directamente vinculadas al tema que aborda nuestro estudio.
Las polticas estudiantiles pueden definirse como el conjunto de estrategias, incluidas dentro de las
polticas de formacin docente, cuyo fin es la generacin acciones capaces de interpelar a los estudiantes como ciudadanos responsables y protagonistas de su comunidad. (ME. Polticas Estudiantiles. Documento Marco, 2009).
Las estrategias poltico-estudiantiles suponen un inter-juego entre la organizacin institucional, la
comunidad docente y la comunidad estudiantil; con el propsito de profundizar la formacin en tres lneas: a) la democratizacin y la ciudadana responsable, b) la comprensin sociocultural y c) el dilogo
con la comunidad. Ahora bien, estas estrategias se construyen partiendo de un diagnstico que alude
por un lado, al contexto argentino pos-neoliberal (Novick, 2008) y por otro, a la fragmentacin del sistema educativo en general y del sistema de formacin docente en particular. En este ltimo mbito, se
enuncia como una necesidad principal atraer a la formacin docente a los alumnos de buen rendimiento
acadmico (CFE. Resol.N23/07).
El contexto pos-neoliberal aparece descripto como de fragmentacin social y cultural, de desciudadanizacin de algunos sectores sociales, de deterioro de la condicin poltica de los sujetos, de
transformaciones econmicas que conjugan exclusin con inclusin precaria al mercado laboral.
El contexto pos-neoliberal tambin se expresa en el sistema educativo como desarticulacin, burocratizacin, aislamiento social, acceso desigual a los recursos y diversidad de perfiles institucionales y;
en lo concerniente al alumnado, el olvido de su condicin de sujeto social y poltico.
Anlisis y discusin de los resultados
El Trabajo pedaggico, al parecer una pedagoga implcita
Para Bourdieu y Passeron (1998) la formacin del habitus requiere del trabajo pedaggico de inculcacin de contenidos y de modos; definiendo a aquel como un grupo y un entorno simblicamente estructurado para ejercer la accin pedaggica annima y difusa de transmitir una habilidad prctica en la
227
228
prctica y mediante la imitacin de las acciones de los otros; es decir que constituyen ejercicios estructurados tendientes a transmitir tal o cual forma de habilidad prctica.
Al respecto, la lectura analtica del Documento Marco (2009) y de las lneas de accin que integran
las polticas estudiantiles nos permite visualizar: a) la organizacin grupos de trabajo entre pares; b) las
nuevas maneras de plantear las relaciones entre formadores y estudiantes que privilegian la visibilidad
de los estudiantes, sus intervenciones y su particular posicin en el espacio pblico institucional y comunitario; c) las relaciones entre las instituciones y la sociedad donde se insertan; d) la creacin de espacios institucionales para el intercambio y conocimiento, para el estudio y la discusin de problemticas
comunes y las temticas de inters; e) las narraciones, los relatos, la documentacin de experiencias y
vivencias, los diarios de viaje, los cuadernos de bitcora, los registros, etc. enriquecidos por los modos
de comunicacin de los mismos estudiantes: fotografas, expresiones plsticas, videos, diversas formas
de escritura, etc.
De acuerdo con ello es posible distinguir varios aspectos en lo que concierne al trabajo pedaggico:
a) por un lado los contenidos y modos de inculcacin.
En cuanto a los modos de inculcacin o sistema de medios necesario para la imposicin e interiorizacin del arbitrario cultural (Bourdieu y Passeron, 1998), encontramos los relacionados con las nuevas
maneras de vinculacin: a) con otros agentes sociales: los pares, los formadores, investigadores/
especialistas; b) con la realidad y c) el estudio potenciando el uso de las tecnologas de la informacin y
comunicacin. As aparecen el estudio, la discusin, las experiencias sociales interpeladoras, el intercambio de experiencias pedaggicas, las narraciones, los diarios, etc. que, como veremos ms adelante,
se suman a los esquemas de pensamiento y accin.
En cuanto al contenido de inculcacin, es decir aquello que se torna en lo pensable, el arbitrario cultural, dentro de la formacin; sealamos el mundo sociocultural; del trabajo; las culturas juveniles; la
comunidad, su cultura y su mundo; variadas expresiones culturales; las prcticas educativas, su propia
formacin, as como la documentacin de experiencias y vivencias; los diarios de viajes...
Estos nuevos modos interpelativos slo pueden ser entendidos por un lado en el marco del contexto
de ocurrencia, es decir del diagnstico de deterioro de la condicin poltica de los sujetos, del proceso de
des-ciudadanizacin, del acceso desigual a los recursos y del olvido de la condicin de sujeto social y
poltico del estudiantado. Y por el otro, con lo que Bourdieu (2012) denomina la histresis del habitus;
de all el carcter interpelador al que explcitamente se alude en la documentacin oficial. En otras palabras: si la histresis del habitus se entiende como el desfase que se da entre las disposiciones adquiridas y el entorno actual de la accin cuya novedad produce las situaciones de habitus mal ajustados;
entonces puede entenderse ese carcter interpelador de las experiencias que se plantean en el proceso
de formacin de los estudiantes cuyo fin no es otro que constituirlo en un sujeto poltico y crtico preparado para la praxis educativa. No olvidemos, adems, el papel del auto-socioanlisis que se muestra en
esa disposicin para volver la propia formacin, las propias representaciones y las propias experiencias
documentadas en parte de aquello que es objeto de lo pensable. Estas expresiones pueden vincularse a
la auto-produccin del yo que sostiene la pedagoga crtica de la formacin docente:
El discurso de las culturas vividas debe interrogar las maneras en las que la gente crea historias, narraciones y recuerdos que plantean cierto sentido de determinacin y actuacin ()
Investigar e iluminar los elementos de produccin del yo, es tambin parte del anlisis de la
manera en que el poder, la dependencia y la desigualdad social estimulan y limitan la adquisicin de poder de los estudiantes segn relaciones de clase, raza y genero. [Pero tambin] Este
discurso puede emplearse para desarrollar un lenguaje de posibilidad, creando as una pedagoga radical capaz de abordar el conocimiento de la experiencia vivida a travs de una dinmica
de confirmacin, interrogacin y esperanza (Mac Laren, 1990: 41-42).
Recordemos tambin que para Bourdieu (2012) el habitus es un conjunto de disposiciones durables
pero no inmutables; de all que la apuesta de las polticas estudiantiles a construir nuevos saberes, nuevas prcticas y compromisos, pueda entenderse en tanto instancias que posibilitan a los estudiantes la
reformulacin de sus disposiciones; aunque es preciso aclarar que es posible que algunos de ellos se
encuentren con situaciones homlogas a aquellas en las que se formaron sus disposiciones por lo que es
esperable que estas tiendan a reforzarse.
b) Por el otro, los aspectos vinculados a la organizacin institucional y pedaggica. En este sentido,
la lectura analtica del Documento Marco (2009), al presentar las lneas estratgicas y sus objetivos, nos
muestra que los cambios que se pretenden alcanzar requieren de un interjuego entre la organizacin
institucional, la comunidad docente y la comunidad estudiantil as como la participacin estudiantil y la
democratizacin de los espacios y de la organizacin institucional (p6)
Para entender cmo se realiza el interjuego, debemos aludir al sistema de enseanza pues tanto la
organizacin institucional como la pedaggica aluden a tal sistema.
El sistema de enseanza es el conjunto de mecanismos institucionales o consuetudinarios por los que
se halla asegurada la transmisin de un arbitrario cultural a travs de determinadas relaciones de comunicacin pedaggica () (Bourdieu y Passeron, 1998)
En ese conjunto de mecanismos institucionales se incluyen: a) las experiencias que se propician tales
como: los seminarios virtuales, los concursos para participar de los proyectos as como la participacin
en los mismos, la organizacin de muestras, las producciones utilizando formatos diferentes, los campamentos cientficos que propician el trabajo individual y colectivo;
b) el modo de inculcacin que se implica en la manera de incorporarse a la experiencia es decir mediante el concurso, los procesos de seleccin, las inscripciones en lnea, el completamiento de formularios; as como otras habilidades requeridas para la participacin, el dilogo y la enunciacin.
c) lo anteriormente expuesto supone un conjunto de actitudes ligadas a la posesin de un ethos pedaggico y de un capital cultural que son previos al trabajo pedaggico actual; por ello es posible sostener que las relaciones de comunicacin pedaggicas se acercan a una pedagoga implcita. Aunque tal
afirmacin necesita corroborarse en instancias que prosiguen al presente estudio.
d) los discursos que se plantean dentro de este sistema de enseanza cuyo fin, al decir de Bourdieu
y Passeron (1998), tienden a generar un consenso sobre el programa como condicin necesaria para la
inculcacin de cualquier habitus. A partir del anlisis de la documentacin oficial, situamos aqu discursos que destacan el dar voz al estudiante; la condicin del estudiante como sujeto poltico; la formacin
del ciudadano crtico, responsable y capaz de reflexionar sobre la propia realidad; entre otros (ME. Polticas Estudiantiles. Documento Marco, 2009)
Finalmente destacamos las sanciones socialmente aprobadas y jurdicamente garantizadas que se
vinculan con la prdida de las becas y de los estmulos econmicos. Junto a las sanciones, se encuentran los premios y el reconocimiento social que devienen de la participacin en algunas de las lneas de
accin de las polticas estudiantiles. Nos referimos al financiamiento de las propuestas seleccionadas y a
la entrega de premios en Encuentros Nacionales con los participantes de dichos proyectos (Concurso
Nos-otros y la Participacin) Lo expuesto nos remite a Bourdieu y Passeron (1998) cuando afirman que
la inculcacin del arbitrario cultural necesita de ayudas y controles para evitar las herejas individuales
de manera tal que se garantice la ortodoxia.
Los esquemas de pensamiento y accin: Lo posible y lo pensable
La lectura analtica del Documento Marco (2009), al presentar las lneas estratgicas y sus objetivos,
nos permite visualizar los cambios que se propone lograr en los esquemas de percepcin y accin. Tales
esquemas se refieren a disposiciones para actuar de cierta manera ms que de otra, a pensar ms ciertas cosas que otras o a percibirlas ms que otras. Los agentes las van incorporando a lo largo de su vida
e historia y dentro de ciertas condiciones objetivas. Estos esquemas de percepcin y de accin proporcionan los lmites de lo que es posible o no posible, lo pensable y lo no pensable (Gutierrez, 1995).
De acuerdo con lo expuesto, el esquema de percepcin alude a una disposicin para percibir, denominar e interpretar realidades. En este sentido vale la pena preguntarnos cules son esas realidades
que se perciben y nombran? Entendemos que la respuesta se explicita cuando aludimos al contenido de
la inculcacin. Ahora bien, volviendo a los esquemas de interpretacin, estos seran: a) la comprensin
del mundo sociocultural y del trabajo; b) el reconocimiento de la vida social y cultural y en especial de
las culturas juveniles; c) producir conocimientos [mediante] el reconocimiento, la reflexin y la problematizacin de situaciones complejas y conflictivas de la sociedad actual; d) descubrirse reflexivamente
como sujeto de su propio destino histrico y g) la investigacin participante.
En cuanto a los esquemas de accin, encontramos: a) imaginar, planificar, implementar y evaluar
diversas iniciativas y proyectos; b) utilizar diferentes formatos de comunicacin: monografas, ensayos,
229
230
crnicas, foto-epgrafe, cine video, propuesta teatral, muestra esttica, micros radiales, cortos audiovisuales, historietasc) utilizar soportes diferentes; d) apropiarse de los espacios institucionales; e) participacin activa y responsable en el conocimiento, el reconocimiento y el encuentro con la comunidad
como ciudadano responsable; f) participacin pronunciando la palabra, dialogando con la comunidad,
sus sujetos y sus culturas; debatiendo, dirimiendo conflictos y logrando consensos; i) concursar por recursos del Estado presentando propuestas: desde el INFD se destinar una suma mxima de 1000
(pesos mil) para gastos que demande el desarrollo de cada propuesta (Polticas Estudiantiles. Concurso
Nos-otros y la Participacin)
Como puede verse, estos esquemas nos muestran la necesidad de aquellas disposiciones para actuar, percibir, valorar y pensar de una cierta manera.
Decimos necesidad porque hay que vincular este discurso con los esquemas de interpretacin que aparecen como diagnstico de la realidad argentina y del sistema educativo en particular; nos referimos a la
des-ciudadanizacin de algunos sectores sociales, de deterioro de la condicin poltica de los sujetos, la
endogamia de las instituciones escolares y a la consideracin de los estudiantes como sujetos asociales.
Y decimos que las disposiciones implican cierta manera obrar, porque ellas tiene que ver con la praxis educadora y el intelectual transformativo.
Estos intelectuales no estn slo interesados en la consecucin de logros individuales o en
progreso de sus estudiantes en sus carreras respectivas, sino que ponen todo su empeo en
potenciar a los alumnos, de modo que stos puedan interpretar crticamente el mundo y, si
fuera necesario, cambiarlo (Giroux, 1990:36).
En el mismo sentido, expresa el autor que el estudiante formado para asumir el rol de intelectual
transformativo est preparado para el riesgo, para el esfuerzo personal por el cambio institucional y para la lucha a favor de la democracia en la sociedad en general. Por ello, las escuelas son parte de una
poltica cultural comprometida con una praxis radical.
Conclusin
Las transformaciones objetivas unidas a las subjetivas demuestran la conformacin de un habitus que
coloca al docente en el aula, en la escuela y en la comunidad. La bsqueda de este habitus implica estructurar un conjunto de disposiciones vinculadas con la praxis educadora y al intelectual transformativo.
El anlisis de la documentacin oficial en lo concerniente al trabajo pedaggico saca a la luz que los
principios de organizacin del hacer que intentan volverse regulares son aquellos que plantean nuevas
maneras de vinculacin; y esto en varios sentidos: a) con otros agentes sociales: los pares, los formadores, investigadores/especialistas; b) con la realidad sociocultural que aparece como el arbitrario cultural dentro de la formacin y c) el estudio potenciando el uso de las TIC. A ello se suman la propia formacin, las propias representaciones y experiencias documentadas. Este tipo de trabajo se supone que
posibilita a los estudiantes la conversin; aunque es preciso aclarar que es probable que algunos de
ellos se encuentren con situaciones homlogas a aquellas en las que se formaron sus disposiciones por
lo que es esperable que estas tiendan a reforzarse.
Tambin hallamos que el trabajo pedaggico supone conjunto de disposiciones ligadas a un ethos
pedaggico y de un capital que se encuentran en estado prctico y por ello nos preguntamos si la comunicacin pedaggica que se entabla no se estara acercando a una pedagoga implcita.
Los discursos y las sanciones as como los premios y el reconocimiento social se muestran como las
ayudas y controles que garantizan la ortodoxia.
Otra pregunta que nos planteamos es: si el arbitrario cultural vinculado al anlisis de la realidad y
del propio yo como mecanismo necesario para la praxis educadora de transformacin de la realidad as
como el discurso de los estudiantes como sujetos de derechos y como sujetos polticosno se asociara
a una faceta de la individualizacin de las responsabilidades?; es decir si hacemos conciente las condiciones objetivas en el marco de las subjetividades que se buscan conformar, ello no conllevara a la
responsabilidad de cada agente de accionar para transformarla? Ocultara esto la individualizacin de
las responsabilidades?
Fuentes
Argentina. Ministerio de Educacin. Polticas estudiantiles. Documento Marco. 2009.
Argentina. Ministerio de Educacin. Resolucin del Consejo Federal de Educacin N23.Plan Nacional de
Formacin Docente. 2007.
Argentina. Ministerio de Educacin. Resolucin del Consejo Federal de Educacin N546. Estmulos econmicos para estudiantes ingresantes a carreras de formacin docente. 2009.
Argentina. Ministerio de Educacin. Resolucin del Consejo Federal de Educacin N112. Estmulos econmicos para estudiantes ingresantes a carreras de formacin docente 2010.
Argentina. Ministerio de Educacin. Resolucin del Consejo Federal de Educacin N183. Estmulos econmicos para estudiantes ingresantes a carreras de formacin docente. 2011.
Argentina. Ministerio de Educacin. Resolucin del Consejo Federal de Educacin N188. Plan nacional
de educacin obligatoria y formacin docente. 2012.
Bibliografa
Bourdieu, Pierre (1996) Espritus de Estado en Revista Sociedad N8. UBA. Facultad de Ciencias Sociales. Buenos Aires.
Bourdieu, Pierre (2007a) La miseria del mundo. Buenos Aires. FCE.
Bourdieu, Pierre (2007b) El sentido prctico. Buenos Aires. Siglo. XXI.
Bourdieu, Pierre (2012) Bosquejo para una teora prctica. Buenos Aires. Prometeo.
Bourdieu, P y Passeron, J. C (1998) La reproduccin. Elementos para una teora del sistema de enseanza. Barcelona. Fontamara.
Garca Delgado, D (1994). Estado y Sociedad. La nueva relacin a partir del cambio estructural. Introduccin. Buenos Aires. Editorial Tesis- Norma / Flacso.
Giroux, Henry (1990) Los profesores como intelectuales transformativos. Barcelona. Paids.
Gutierrez, Alicia (1995) Pierre Bourdieu. Las prcticas sociales. Posadas. Editorial Universitaria. Universidad Nacional de Misiones.
McLaren, Peter (1999) Pedagoga, identidad y poder. Buenos Aires. Homo Sapiens.
Misuraca, Ma R (2009) Formacin de docentes: o cmo superar la fragmentacin con polticas fragmentadoras. En Vior, S; Misuraca, Ma R y Rocha, S. M (comp) Formacin de Docentes. Qu cambi despus
de los 90 en las polticas, los currculos y las instituciones. Buenos Aires. Jorge Baudino Ediciones.
Novick, Silvia (2008). Poltica, leyes y educacin. En Perazza, Roxana (Comp.) Pensar en lo pblico.
Buenos Aires. Aique.
Oszlack, O (1997) Lineamientos conceptuales e histricos. En La formacin del Estado Argentino. Buenos Aires. Editorial Planeta.
Oszlack, O y ODonnell (1984). Estado y polticas estatales en Amrica Latina: hacia una estrategia de
investigacin. En Kliksberg, B y Sulbrandt, J (comp) Para investigar la administracin pblica. Modelos y experiencias latinoamericanas. Instituto Nacional de Administracin Pblica. Alcal de Henares.
Stake, R.E (1999) Investigacin con estudio de casos. Madrid. Morata.
Tedesco, J. C (2008) Son posibles las polticas de subjetividad? En Tenti Fanfani, Emilio (comp.) Nuevos temas en la agenda de poltica educativa. Buenos Aires. Siglo XXI.
Yin, R (1994) Case study research. Desing and methods. Sage Publication. London.
231
232
permanente con el deber ser, la norma y la prescripcin modelan un modo de ver y actuar sobre la
realidad educativa. De all que uno de los aspectos ms importantes de la formacin para la prctica
docente sea entonces la produccin de significados sobre la misma tarea educativa.3
El recorrido que proponemos en este trnsito por los espacios curriculares de investigacin se sostiene en la concepcin de investigacin como prctica social que se configura histricamente, cuyos propsitos constituyen un entramado con los contextos desde donde se produce. Es decir, como prctica situada, la investigacin social y educativa admite una multiplicidad de abordajes que dan cuenta de la
complejidad de los procesos sociales y educativos.
En el mbito universitario, y especficamente en la Formacin Docente, la investigacin educativa
posibilita la inclusin del estudiante en un proceso de abordaje cientfico del contexto socio-histricocultural y de las prcticas educativas en marcos institucionales.
Entendemos la incorporacin de la prctica de investigacin en la formacin docente como aporte
fundamental para perfilar un estudiante/futuro profesor inquieto, interesado, con competencias para la
bsqueda, la problematizacin de lo real y comprometido con las transformaciones educativas. Desde
esta mirada es necesario re-pensar la escuela como espacio de construccin de saberes, culturas, subjetividades y ciudadana.
Esta propuesta nos plantea el desafo de desarrollar perspectivas tericas y metodolgicas que permitan la interpretacin de los fenmenos socioeducativos contextuados y propicien una actitud reflexiva
y crtica ante lo dado, desnaturalizando las prcticas hegemnicas y ampliando los horizontes de participacin de los estudiantes que, como futuros docentes, habiliten espacios contrahegemnicos en sus
prcticas cotidianas.
Entendiendo que se aprende a investigar investigando, recuperamos la advertencia que realiza
Bourdieu al referir a la Pedagoga de la investigacin4, cuando seala: una enseanza de la investigacin cuyo proyecto sea exponer los principios de una prctica profesional y simultneamente imprimir
cierta relacin con esta prctica debe romper con el discurso pedaggico para restituir su fuerza heurstica a los conceptos y operaciones ms completamente neutralizados por el ritual de la exposicin
cannica.
Una de nuestros objetivos en las ctedras es que los estudiantes cuestionen, interpelen la realidad
social y educativa a partir de la construccin de relaciones dialcticas entre sujetos y contextos, entre
teora y empiria, de manera tal que rupturen modos de reproduccin del conocimiento, habilitando preguntas que problematicen el entramado social, sus contradicciones y las representaciones, mitos, prejuicios producidos por los sujetos. Este proceso de objetivacin de lo real, se jugar en la construccin
de situaciones problemticas que conmuevan hasta las vsceras y superen la mera identificacin de contradicciones de esa realidad para poder investigarla, parafraseando a Mara Teresa Sirvent.
Las relaciones entre docentes y estudiantes en los procesos de enseanza y de aprendizaje requieren
de prcticas de enseanza universitarias que involucren el ejercicio de reflexividad.
En la formacin docente coexisten discursos que ritualizan el saber crtico a partir de la reproduccin
de un saber terico. Sin embargo la apropiacin de saberes tericos por fuera de la interpelacin propia
no permite construir relaciones emancipadoras entre docentes, estudiantes y el conocimiento. Ensear a
reflexionar constituye una centralidad de la formacin docente y particularmente de la investigacin
educativa. Implica conocer las diferencias entre ser alumno y ser estudiante e interpelar esa relacin
desde nuestras prcticas docentes. Es decir, interpelar nuestros prejuicios, nociones y significados acerca de lo que esperamos de ese otro estudiante en el espacio de formacin universitaria.
La complejidad del recorrido que planteamos en el espacio de las ctedras Investigacin Educativa
requiere del poder hacer una mirada retrospectiva, de reconocerse y reconocernos en los trayectos educativos que tradicionalmente nos han ido constituyendo desde perspectivas hegemnicas configurndonos como alumnos.
El ejercicio de la ciudadana universitaria no es un pasaje lineal entre ser alumno a ser estudiante
sino que se constituye en un movimiento dialctico. Para ello trabajamos en habilitar/nos un reconocimiento de las huellas que los discursos hegemnicos han instaurado en ellos y nosotras, lo que implica
poner en cuestin los modos y las tradiciones que marcaron los propios recorridos escolares.
La mirada reproductora constituye el objeto de las rupturas que proponemos a travs de la reflexin
como horizonte en el campo de la Formacin docente.
233
234
El proceso en que el alumno deviene estudiante implica una transformacin subjetiva centrada en la
construccin de autonoma. No obstante esta ruptura es percibida de manera amenazante. Una situacin que nos permite interpretar lo explicitado fue la siguiente. Durante el desarrollo de una temtica
referida a los procesos educativos, la memoria y nuestro pasado reciente, nuestra propuesta consisti
en invitar a las estudiantes a reflexionar en una dinmica de trabajo grupal mediada por lectura bibliogrfica. Las respuestas de las estudiantes fueron silencios. Ante nuestra insistencia, una de ellas expresa: lo que pasa es que ustedes nos dicen que hablamos desde el sentido comn. Estas situaciones nos
interpelan respecto de cmo significan las estudiantes la construccin del conocimiento y de nuestros
modos de intervencin en esos procesos. Una de las maneras de poner en palabras estas significaciones
es la de universo de lo desconocido. Podramos pensar que se trata de una expresin que en la cotidianeidad de ingresantes a la universidad es esperable dada la distancia que separa la propuesta acadmica de sus trayectorias educativas escolares. En stas, suele ser habitual que los modos de relacin
con el conocimiento configuren subjetividades ms cercanas a la alumnidad. Sin embargo, estos escenarios se reproducen a lo largo del trayecto de formacin en Investigacin Educativa, aun en estudiantes ms avanzadas en su formacin, quedando entrampadas en esta lgica de relacin con el conocimiento. Algunas de las textualidades que podemos interpretar en este sentido explicitan: nunca tuvimos un parcial as, nosotras nunca tuvimos una materia as (estudiantes de segundo ao); me
equivoqu de carrera, tendra que haber elegido comn (estudiante de cuarto ao refirindose al Profesorado en Educacin Primaria).
Los espacios parecen ser percibidos como ajenos, lejanos, vacos, donde el transitar se vuelve
desacompasado y las prcticas enajenadas. Poder romper con este sentido implica re-significar y hacerlos habitables, en palabras de Sandra Nicastro produciendo subjetividades situacionales.
Investigacin Educativa requiere del sostenimiento de otros espacios que aporten a la construccin
de conocimiento acadmico. Como por ejemplo, el espacio de Epistemologa, que sienta las bases del
lugar del conocimiento cientfico, su construccin histrica, posibilitando comprender los distintos posicionamientos epistemolgicos en la construccin de conocimiento y en las prcticas docentes y pedaggicas. Tambin las ctedras del trayecto pedaggico que otorgan las bases del trabajo especfico del
oficio magisterial y los espacios que otorgan marcos conceptuales especficos para pensar los procesos
educativos situados. Sin embargo, podemos observar que esta articulacin pretendida se desdibuja en
las prcticas acadmicas. Es significativo escuchar a estudiantes expresar: A esta ctedra yo no la entend (despus de no aprobar el parcial), para mi estn todos muertos y son todos hombres (refirindose a los autores, de los textos que componen la bibliografia). Estas vinculaciones con el
saber son descontextualizadas, deshistorizadas, se re-trabajan a partir de la reflexin de sus propios
procesos de construccin y deconstruccin de conocimiento, donde visualizamos que hay un reconocimiento de sus trayectos comenzando a pensarse dentro de la universidad como estudiantes que se
comprometen, tica y polticamente como lo expresan las siguientes textualidades, vamos chicas, no
seamos hipcritas, qu quieren estudiar ocho hojas como nos dan en (nombra la ctedra) a m me da
vergenza estudiar ocho hojas para un parcial, cuando le el trabajo que hice en primer ao no s cmo me lo aprob (estudiante de cuarto ao).
Nuestras estudiantes transitan el espacio con miradas que significan la investigacin como una
llave, un puente, un libro imgenes que nos remiten a una posibilidad, a una apertura a otros
mundos posibles. La investigacin puede mostrarles algo, puede ayudarlos a cambiar algo de la realidad educativa. Esas significaciones se tensionan con otras que remiten a soluciones mgicas, a recetas,
a modos de instrumentalizacin de prcticas pedaggicas escindidas de las prcticas docentes (Achilli,
2000).
Desde una perspectiva crtica sostenemos la necesidad de construir perspectivas que permitan a los
estudiantes superar miradas dicotmicas acerca de las prcticas educativas, sus escenarios y sujetos.
La reflexin es una llave que abre nuevos horizontes, que vivifica y renueva, en tanto nunca es repeticin ni rutina sino apertura de sentidos y posibilidades de creacin en torno a los vnculos pedaggicos
y a los procesos de construccin y apropiacin de conocimientos. sa es la fuerza que nos sostiene en el
acto de educar y de educarnos, tomando prestadas las palabras del maestro Freire.
Esto nos convoca a repensar nuestras prcticas, a gestar instancias de discusin y reflexin con equipos docentes de otras ctedras, profundizar en las problemticas y pensarnos colectivamente, con el
desafo de contribuir a una mayor integracin curricular que favorezca la formacin de un trabajador de
la cultura crtico y comprometido socialmente que produzca conocimiento a partir de sus prcticas.
Los debates que nos debemos como colectivo docente encierran la necesidad de preguntarnos de
qu modo se constituyen esos ncleos que aparecen como inaccesibles a los estudiantes, que los ubican
en una confrontacin con propuestas pedaggicas en las que pareciera producirse un trnsito lineal, sin
obstculos ni dificultades, pero tambin sin huellas Cmo posibilitar el cuestionamiento de la alumnidad, la ruptura con lo heredado, otorgando las herramientas para transitar el recorrido con todo lo que
conlleva, miedos, errores, obstculos?
Discontinuidad con el sentido comn, con las prcticas reproductivas, continuidad para sostener procesos y armar bagajes de herramientas conceptuales que creen nuevos modos de mirar, en esa tensin se juega el sentido de nuestra prctica pedaggica.
Recuperamos los aportes que nos propone Elena Achilli (2001) en relacin a las tensiones que atraviesan la enseanza de la investigacin y que son constitutivas de los procesos de enseanza y aprendizaje:
Apropiarse conceptualmente de las cuestiones metodolgicas de los procesos de investigacin y, a
la vez, criticarlas, re-crearlas, inventarlas en el proceso de investigacin.
Transmitir la necesidad de sistematicidad, rigurosidad y no neutralizar la imaginacin y creatividad
de quienes estn aprendiendo a investigar.
La idea de transmitir las complejidades y dificultades del oficio del investigador -para evitar reduccionismos o simplificaciones en el conocimiento de los procesos sociales y educativos- y no inhibir,
ni generar un permanente estado de confusin.
Romper con los empirismos a que puede llevar el trabajo de campo y las dificultades de construir
tramas conceptuales que posibiliten integrar y relacionar la informacin.
Ciertas pertinencias de la escritura de Proyectos o Informes de Investigacin y la anulacin de los
estilos personales.
A modo de cierre
Lo desarrollado hasta aqu es un intento de mostrar cmo nuestras prcticas docentes y pedaggicas
son interpeladas permanentemente desde la situacionalidad por los modos en que nuestros estudiantes
transitan las ctedras Investigacin Educativa de los profesorados. Esto nos ha llevado a compartir con
ellos, en el espacio de las ctedras, reflexiones y debates.
Sintetizando, la Investigacin habilita a resignificar la realidad socio-educativa, otorgarle nuevos significados, en tanto nos permite agudizar la mirada para objetivar nuestras prcticas docentes en la universidad. Desde perspectivas cualitativas, accedemos al universo simblico de los actores institucionales, desnaturalizando lo obvio, abordando lo documentado y lo no documentado (Achilli, 2000), interpretando y problematizando lo real en vistas a su transformacin.
Desde nuestras convicciones sostenemos la implicancia tica y poltica de formar docentes que tengan la osada de la transformacin de los paisajes educativos, en palabras de Denise Najmanovich
desamurallando la educacin.
Notas
1
Plan de Estudios 2010. Profesorado de Educacin Primaria. Res. N 1828/10 UADER. Pg. 21.
Resolucin 1828/10 FHAyCS Profesorado de Educacin Primaria. Pg. 36. Resolucin 932/11 FHAyCS
del Profesorado de Educacin Inicial. Pg. 32-33.
4
235
236
Referencias bibliogrficas
Achilli, Elena (2000) Investigacin y formacin docente. Rosario: Laborde Editores.
Achilli Elena, Programa de Formacin Docente del Ministerio de Educacin de la Nacin. Posttulo en Investigacin Educativa. Universidad Nacional de Crdoba. Mdulo III: Metodologa y Tcnicas de
Investigacin. Ao 2001
Cullen, Carlos (2004) Perfiles tico-polticos de la educacin. Buenos Aires: Ed. Paids.
Diker, G. Los sentidos de las nociones de prcticas y experiencias. En Frigerio y Diker (coords.) Una
tica en el trabajo con nios y jvenes. Ediciones Novedades Educativas. Coleccin Ensayos y
Experiencias N 52, febrero 2004.
Dussel Ins, Gutirrez Daniela (comp.). (2006) Educar la mirada. Polticas y pedagogas de la imagen.
Buenos Aires: Ed. Manantial. Flacso Argentina. Fundacin Osde.
Hassoun, J. (1996). Los contrabandistas de la memoria. Buenos Aires: Ediciones de la Flor.
Najmanovich, D. Desamurallar la educacin: hacia nuevos paisajes educativos. Disponible en:
www.denisenajmanovich.com.ar
Prez de Lara, N., Escuchar al otro dentro de s. Curso Experiencia y Alteridad en Educacin, tercera
cohorte 2006 FLACSO.
Skliar, Carlos y Larrosa, Jorge (2009) Experiencia y alteridad en educacin. Ed. Homo Sapiens. Santa Fe.
238
res de trabajo, constituye una oportunidad privilegiada para la revisin de la relacin de los docentes
con las propias prcticas pedaggicas y sindicales.
Desarrollo
La experiencia de la Diplomatura se plantea los siguientes objetivos generales
Propiciar el anlisis del proceso del trabajo docente en sus dimensiones de organizacin escolar y
curricular.
Dar a conocer sistemas y herramientas de sistematizacin de experiencias y anlisis de las prcticas
de enseanza.
Promover la discusin en el colectivo de trabajadores docente acerca de los saberes puestos en juego en las clases efectivas de enseanza y en sus distintas intervenciones en instituciones concretas.
Adems de estos objeticos generales, en esta experiencia de formacin e investigacin acerca del
trabajo docente, se plantean ciertos objetivos ms especficos que pretenden que los docentes participantes logren, entre otras cosas, identificar y analizar las dimensiones de organizacin del trabajo, de
organizacin escolar y de organizacin curricular en las prcticas de enseanza; conocer distintas perspectivas acerca del anlisis de las prcticas de enseanza; ejercitar distintas alternativas de registro de
las prcticas efectivas de enseanza; identificar problemas de enseanza relevantes para la discusin
entre pares; y tambin comunicar y compartir sus anlisis a travs de producciones que pongan en juego diversos gneros discursivos.
Esta propuesta se identifica con un dispositivo de formacin en el cual el trabajador docente se asume como sujeto de su propia formacin. Esto supone la construccin de conocimiento de la prctica del
trabajo en funcin del anlisis crtico de esta realizado en y por el dilogo e intercambio entre experiencias concretas y perspectivas tericas.
Este dispositivo parte de una serie de supuestos, que es necesario explicitar, se supone que:
-el trabajo docente implica un posicionamiento poltico pedaggico, ya que la escuela como institucin social y socializante se encuentra atravesada por las tensiones del momento histrico-poltico-social
en el que se inscribe;
-el trabajador docente es un intelectual, transformativo crtico y reflexivo, portador de cultura, transmisor y creador de cultura;
-el conocimiento es producto de una construccin personal, social e histrica;
-la prctica docente implica complejidad y est compuesta por un conjunto de procesos complejos y
multidimensionales. La prctica excede la definicin clsica que la asimila exclusivamente a las prcticas
de la enseanza y a la tarea de dar la clase;
-la enseanza, es una prctica socialmente construida, contextuada socio-histricamente, cargada de
ideologa e intereses que la determinan;
-La formacin profesional en la docencia se lleva a cabo en un largo trayecto que se inicia en nuestras propias experiencias como alumnos primero, como docentes luego. All comenzamos a internalizar
concepciones, creencias, teoras acerca de qu es ensear, qu es aprender, qu evaluar, para qu sirven las escuelas, entre otras, las que influyen fuertemente en la manera en que asumimos nuestra
prctica. La formacin, en este sentido, es bsqueda, es una dinmica que activa en cada persona un
proceso de desarrollo individual para encontrar sus propias formas. Implica necesariamente la existencia
de otros, que se constituyen en mediadores, en formadores. La formacin es un trabajo sobre s mismo, situacin que requiere de espacios, tiempos y un distanciamiento con la realidad del quehacer profesional y del s mismo.
Estos supuestos subyacen en la estrategia de construccin de la estructura curricular que considera tres
ejes relacionados: formacin histrica-poltica-social, formacin poltica pedaggica y produccin
de conocimiento. Cada uno de estos ejes configuran un mdulo de estudio, pero no se circunscriben a
ellos sino que permean las temticas que constituyen los contenidos a ser abordados, por lo que el Trabajo
Final de Integracin conllevar el tratamiento de los tres ejes considerados en el trayecto formativo.
EJE
UNIDAD CURRICULAR
1. Formacin Histrico-
poltico-social
docente
2. Formacin Poltico-
La dimensin curricular
Pedaggica
en el trabajo docente
3. Produccin de
El trabajo docente
conocimiento pedaggico
como campo de
CARGA HORARIA
CRDITO
CURSADA
64
Anual
64
Anual
64
Anual
investigacin
1, 2 y 3
TOTAL
64
256
32
239
240
ESTRUCTURA CURRICULAR
La cursada de los mdulos de la Diplomatura se extiende durante nueve meses, es de carcter semipresencial con un encuentro mensual de 12 horas de duracin distribuidas en dos jornadas y con interaccin en el campus virtual de UNIPE. Todos los espacios formativos tienen la dinmica de seminariotaller posibilitando de esta manera la discusin e intercambio de bibliografa y experiencias. Se prevn
tutoras especficas para acompaar el proceso de anlisis conjunto y de escritura del trabajo de integracin final.
Mdulos
Dimensiones del Trabajo docente
Objetivos:
-Reflexionar acerca de las relaciones escuela-sociedad desde las teoras crticas.
-Comprender la complejidad del trabajo docente y las dimensiones fundamentales que lo atraviesan.
Temticas:
Estado - Educacin: Relaciones sociales, culturales y polticas.
Sistema Educativo - Polticas Pblicas - Escuela. La poltica educativa y la poltica laboral. La autonoma de la profesin docente. Proceso colectivo de trabajo docente: organizacin del trabajo docente,
organizacin escolar y organizacin curricular. Trabajo docente y produccin de conocimiento.
La dimensin curricular en el trabajo docente
Objetivos:
-Analizar la dimensin curricular en el trabajo docente
-Recuperar las prcticas docentes como lugar de produccin de conocimientos.
-Indagar acerca de las relaciones entre didcticas especficas y prcticas de enseanza
Temticas
La centralidad de la dimensin curricular en el trabajo docente. Aportes a la produccin de conocimientos pedaggico- didctico. Produccin del saber docente en los procesos de trabajo institucionales.
Prescripcin curricular y prcticas docentes. El docente como productor de conocimientos: recuperacin
del saber de los docentes entorno a sus prcticas. Identificacin de clases de situaciones de aprendizaje
construidas por los docentes
El trabajo docente como campo de investigacin.
Objetivos:
-Conocer distintas formas de registro y sistematizacin de prcticas docentes
-Analizar en forma colectiva distintas prcticas de enseanza.
-Producir escritos que den cuenta de los conocimientos construidos en las prcticas de enseanza analizadas
Temticas
Trabajo docente-prcticas docentes: categoras en tensin. Trabajo docente y las perspectivas de
anlisis. Saberes que circulan en las prcticas docentes: las prcticas de enseanza como lugar de cruces entre las dimensiones de organizacin de trabajo, organizacin escolar y organizacin curricular. El
lugar de las propuestas editoriales en relacin con el trabajo docente. Estudio de casos. Las formas de
registro: de la observacin y las notas de campo al desarrollo del dispositivo de anlisis de las prcticas.
El registro audiovisual en la recuperacin de las huellas del trabajo docente. Sistematizacin y anlisis de
experiencias. La escritura como construccin y comunicacin de conocimiento sobre el trabajo docente.
Estado de avance
En esta experiencia que ya promedia los cinco meses de su implementacin se convocan ms de 160
los compaeros y compaeras que provienen de la mayora de las entidades de base de la CTERA. En su
mayora son delegados y delegadas gremiales que se encuentran realizando actividades tanto en el sindicato, como en las escuelas.
Ya es posible visualizar importantes avances reflexivos que los participantes comienzan a realizar
acerca de su propio trabajo docente. Reflexiones que se ven favorecidas por las distintas estrategias
didcticas que se despliegan en el transcurso de la carrera y que se concretan en los encuentros presen-
ciales a travs de las actividades en taller y/o a travs de las actividades que se convocan desde el campus virtual de UNIPE tales como los foros, la resolucin de trabajos prcticos y parciales correspondientes a los distintos mdulos.
Gracias a esta diversidad, este espacio de produccin colectiva presenta la posibilidad de poner en
dilogo problematizador distintas perspectivas que cruzan no solo las particularidades propias de cada
provincia sino tambin las distintas miradas sobre el trabajo docente que se generan desde los distintos
niveles y modalidades del sistema, es decir, desde distintos puestos de trabajo.
El dilogo problematizador se reaviva en las distintas instancias de reflexin y de debate que llevamos adelante nos encuentra en un proceso que posibilita construirnos como trabajadores reflexivos y
crticos, poseedores conocimientos profundos sobre las dimensiones que permean nuestro trabajo. Esto
se constituye en una excelente posibilidad para posicionarnos mejor y dar pelear por las modificaciones
profundas que la organizacin trabajo, la organizacin curricular y la organizacin escolar necesitan para
ser cada vez ms efectivas, democrticas y justas.
Al momento podemos concluir, provisoriamente, que esta experiencia de formacin ha significado
una importantsima posibilidad para la confluencia de las perspectivas sindicales y acadmicas a la hora
de pensar en modos alternativos de organizacin para la formacin acerca del trabajo docente en los
nuevos escenarios.
242
244
Diferencias de gnero: Lo cual lleva a romper en muchos casos, con viejas tradiciones patriarcales
que se hallan consolidadas socialmente, que naturalizan roles determinados a los gneros, ubicando a la
mujer adulta, en el mbito domstico nicamente, aqu el docente juega un papel fundamental en la
fractura de los sentidos comunes anclados slidamente entre muchos estudiantes, debiendo romper con
rasgos culturas fuertemente machista.
Diversidad etaria: teniendo en cuenta que en muchos casos, se puede ingresar a partir de los 16
aos, el incremento de adolescentes en los ltimos aos ha sido significativo, este inters por parte de
adolescentes y jvenes en ingresar a las Esjas, nos hace reflexionar y preguntarnos Porque muchos
adolescentes abandonan la escuela media, para insertarse en la modalidad adultos?, la respuesta primera y de sentido comn, sera porque desean obtener el ttulo en menor cantidad de aos, desde esta
mirada unidireccional, entendemos que la responsabilidad de la eleccin recae nicamente en el joven,
omitiendo otros motivos, en los cuales podran haber razones de ndole institucional, educativa, social,
familiar, que forzaron a la toma decisin.
Luego de su ingreso a la modalidad, el joven u adolescente, comienza a convivir por primera vez, de
manera ulica, con personas adultas, estas relaciones no siempre son del todo armoniosa, teniendo el
docente que ser capaz de mediar en esta tensin, para evitar fundamentalmente las conformaciones de
islas ulicas, que inhabilitan los vnculos inter-etarios y profundizan aun ms, las diferencias objetivas.
Condiciones socioeconmicas: La mayora de lo que asisten a esta modalidad provienen de contextos desfavorables, en condiciones de mltiples pobrezas, empleamos esta categora propuesta por la
investigadora M.T. Sirvent, porque que es la que mejor se ajusta para describir la situacin que padecen una amplia parte de la poblacin que concurren a las Esjas, y nos permite mirar y analizar, no solo
Las carencia bsicas y obvias, como trabajo, vivienda, salud, y educacin, la palabra pobrezas en plural
hace mencin a las necesidades no tan obvia, como ser necesidad de proteccin o cuidado, la necesidad de pensamiento reflexivo o de entendimiento, y la necesidad de participacin social y poltica 2. En
muchos casos, son sujetos que han sido marginados o excluidos del sistema social y educativo, fundamentalmente por polticas de estado, de neto corte neoliberal, implementadas principalmente en la dcada de los noventa, advirtindose actualmente mejores posibilidades en materia de inclusin educativa, formando parte de las rupturas con el pasado, pero en otros casos se dejan ver sus continuidades,
como ser la invisibilizacion de la modalidad en los profesorados, que es el tema de la ponencia.
Diferentes saberes y experiencias de formacin: Los saberes previos de los estudiantes insertados en la modalidad, constituyen fuertes disparadores a la hora de ensear, conocerlos implica evitar
caer en discursos homogeneizadores y totalizadores con respecto a la enseanza, que tienden por un
lado a simplificar, pero por el otro lado excluyen, en la medida que el conocimiento es infantilizado o
negado, por supuesto que obstaculizan los saberes..
Motivaciones, intereses y expectativas diversas respecto de su escolaridad: algunos asisten,
pensando en mejorar su condicin socio-econmica, otros por desafos personales y asignaturas pendientes, algunos para elevar su estima, y otros con la intencin de poder insertarse de una manera ms
digna en el mundo laboral. Aqu el docente juega un rol fundamental a la hora de no ubicar el ingreso a
la universidad como el logro mximo, traducindose en un fracaso, su no ingreso. Esta distincin, muy
relacionado con la cuestin de clase, jerarquiza lo acadmico por sobre las dems actividades, esta concepcin impide reconocer el valor social y complementario que posee, tanto el trabajo manual, como el
intelectual, para el buen desarrollo comunitario.
Problemticas sociales que los afectan. Embarazos a temprana edad, adicciones, desempleo,
precariedad laboral. Estas dificultades, tambin pueden traducirse en ventajas para el docente, siempre
y cuando este decidi a trabajarlas colectivamente e interdisciplinariamente, procurando presentrlas
dentro de un contexto socio histrico, posible de ser transformado, escapndole a la visin fatalista de
la vida, que nos intenta mostrar a la realidad como algo inevitable e imposible de ser modificada. Temas
como aborto, represin policial, adicciones, violencia contra las mujeres, que en otras modalidades se
hara difcil su tratamiento, en las Esjas cobran una resignificacin interesante, por ser en muchos casos
experiencias vividas, donde las temticas encuentran sentido, por motivaciones propias de los alumnos
Contextos institucionales: Un aspecto a considerar, es en donde se hallan ubicadas las Esjas, en
este sentido tenemos que hacer referencia a que las misma, siempre se encuentran en edificios pertenecientes a otras modalidades, generndose un falta pertenencia, que agudiza los sentidos de privacin con que asisten algunos estudiantes, es la sensacin de estar como de prestado, procurando en
todo momento cuidar lo perteneciente a otros, a esta situacin de precariedad, le debemos sumar la
falta de elementos y recursos disponibles, con los que si cuentan los otros niveles por ejemplo: TV, videograbadoras, mapas, fotocopiadoras, telfono, etc., ya sea por fondos provenientes del estado, o por
cooperadoras de padres que facilitan el acceso a los bienes mencionados.
En contexto de procesos judiciales: Donde algunos estudiantes, deben asistir a la escuela, por el
cumplimiento de una pena o sancin, como es el caso de la probation. Son situaciones que nos interpelan fuertemente a los educadores, y nos hacen reflexionar sobre la accin fundamentalmente poltica de
nuestra labor.
El curriculum y los que debemos ensear
Adentrndonos en el curriuclum referido a la enseanza de la historia, la cual forma parte de mi
competencia, se puede distinguir el inters por el tratamiento de temas o ejes que son considerados
fundamentales para su abordaje, como ser la construccin histrica de la ciudadana, la alteridad, la
democratizacin poltica y las de los medios de comunicacin, la participacin poltica, problemticas
que quizs para el docente novato, suenen como temas ms vinculados tradicionalmente a la materia
Formacin tica y Ciudadana, pero que al formar parte de los ejes transversales de la modalidad, se
hace imprescindible su conocimiento, si bien sabemos que son escasas las materias en los profesorados,
que profundizan en estos aspectos.
Llama la atencin por lo paradjico que resulta, que temas tan trascendentes y explicitados en el
curriculum, como ciudadana, democracia, participacin, derechos humanos, no formen parte de
una materia especfica dentro del profesorado de historia, ni tampoco parte de una carrera disciplinar,
como pudiera ser profesorado en Formacin tica y Ciudadana.
Otro cuestin que se nos presenta a los docentes de las ESJA, tiene que ver con la transposicin didctica, o la traduccin del conocimiento cientfico al decir de Bruner, J., es decir, como el docente convierte el conocimiento cientfico en saber escolar, ante un estudiantado diverso y complejo sin variar los
significados fundamentales del mismo, teniendo que tener en cuenta el escaso tiempo con el que dispone,
el cual es mucho menor si se lo compara con el que cuentan las escuelas de nivel medio, que poseen un
trayecto de 6 aos, adems de una mayor carga horaria. La modalidad educativa nocturna, se cursa solamente en 3 aos, variando considerablemente la cantidad de horas, segn la orientacin institucional elegida, reducindose la carga horaria a solamente una hora en materias como historia o geografa, siendo
que el abordaje temtico debe girar en torno a la historia argentina contempornea y la geografa argentina , estas disminuciones horaria se presentan en aquellas instituciones que optaron en orientaciones
como ser Administracin y Economa, o Turismo, que una gran cantidad de Esjas han escogido ltimamente, pensando ilusoriamente, en la supuesta utilidad laboral que presenta el rubro de los servicios.
Ante este cuadro situacional, complejo y problemtico, considero que resulta de inters que las instituciones formadoras de docentes, ya sean institutos o universidades, incluyan en los curriculum tanto
didcticos pedaggicos, como disciplinares, a la modalidad Esja en sus contenidos, de manera tal, que
los futuros docentes , puedan contar con los conocimientos necesario que la especificidad reclama, de
no ser as, seguramente seguiremos reproduciendo las desigualdades en el campo educativo, que privilegia a una modalidad determinada, por encima de otra.
El presente trabajo pretende ser en sntesis, un aporte a la mejorara de las practicas de la enseanza y del aprendizaje, tanto en los niveles superiores, como para la modalidad especifica de las Esjas.
Por ultimo deseo afirmar, que los docentes jams debiramos dejar de perder el optimismo, lo cual
no significa voluntarismo pedaggico u optimismo ingenuo, sino mas bien poder percibir las dificultades
de la situacin, y a su vez creer que puede existir un futuro mejor, asumiendo el compromiso de intervenir colectivamente para el logro de ese ascenso, para ello no existen recetas nicas y universales, pero
si debemos por lo menos contar, con la arcilla que nos posibilite moldear nuestra prctica docente.
La verdadera satisfaccin del educador seria que aquel a quien ha educado, le saludase como
hombre libre y lo reconociera como su educador sin ser, con ello, su vasallo. P.Meirieu
245
246
Notas
1
La educacin de jvenes y adultos frente al desafo de los movimientos sociales emergentes en Argentina. Mara Teresa Sirvent
2
La educacin de jvenes y adultos frente al desafo de los movimientos sociales emergentes en Argentina. Mara Teresa Sirvent
Bibliografa
Achilli, Elena (2000) Investigacin y Formacin Docente. Argentina. Ed. Laborde.
Bruner, Jerome; Realidad mental y mundos posibles, traduccin de Beatriz Lpez,, Editorial Gedisa,
Barcelona, (2004).
Chevallard, Yves; Transposicin Didctica, del saber sabio al saber enseado, Aique (1998) 3ra. Edicin
Llosa, Sandra; Sirvent, Mara Teresa; Toubes, Amanda; Santos, Hilda; Badano, Mara del Rosario;
Homar, Amalia (1999)La situacin de la educacin de jvenes y adultos en la Argentina
Morn, Edgar (2001). de pag web: www.paginasprodigy.com-peimber-7saberesmorin.pdf.
Los siete saberes necesarios para la educacin del futuro.
Pages Blanch, Joan, Las representaciones previas de los estudiantes de maestro de ciencias sociales,
geografa e historia Teora Didctica de las Ciencias Sociales, N 4 (1999): 161-178 Universitat
Autnoma de Barcelona - Espaa.
Sirvent, Mara Teresa Poder, Participacin y mltiples pobrezas: La formacin del ciudadano en un contexto de neoconservadurismo, Polticas de ajuste y pobreza. (1998).
Documentos
Diseos Curriculares de la Educacin Primaria para Jvenes y Adultos 2010.
Educacin Secundaria para Jvenes y Adultos de Entre Ros R 366/10.
Lineamientos Preliminares para las Escuelas Secundarias de Jvenes y Adultos en la Provincia de Entre Ros 2010
Mirada de formacin
Borgetto Andrs FHAyCS
Entre Ros
andresborgetto@hotmail.com
Introduccin
Pensar las instituciones es pensar sobre nuestras propias subjetividades y sus marcas. En momentos
de turbulencia social, parecera que todo tendera a discutirse, a revisarse. Existe un proceso histrico
dominado por la aceleracin del cambio cientfico-tecnolgico, la desaparicin gradual del mundo del
trabajo, la globalizacin econmica y tecnolgica y la mundializacin de la cultura, que crean condiciones para decir que, los nios nacidos, por estos lares, durante los ochenta y noventa, han crecido en
una escenario de profunda mutacin en las pautas de socializacin y los tipos de crianza 1. Las instituciones tampoco escaparon a esta transformacin. De ser reguladoras de los comportamientos y garantes
de la construccin de un tipo de subjetividad la estatal, dira Lewkowicz (2004)- pasaron a convertirse
en galpones que no diferencian, simblicamente hablando, el adentro del afuera.
Este artculo intentar desenvolver un determinado enfoque institucional, que procurar una mirada
que desmonte un sinnmero de explicaciones que ubican a las problemticas institucionales en un orden
natural y previsible. Nadie solo puede alcanzar la compleja trama de significacin que rodea, da sentido,
ubica un hecho social, nos dice Lidia Fernndez2. De all, contina, que el conocimiento de lo institucional y su organizacin terica sea siempre resultante de una prctica colectiva.
Cmo pensar la institucin como mbito del trabajo docente? Ante todo tendramos que poder diferenciar entre organizacin e institucin. Las organizaciones traducen las instituciones. De all que nos
podemos preguntar: Qu traducciones hacen los colectivos al desenvolver su tarea? Cmo intervienen
en ese texto que producen? Cmo se implican en el fenmeno social, institucional?
Preguntas, miradas, trayectos que tendremos que recorrer para tener una aproximacin, siempre
previsional, para pensar las instituciones en pocas de turbulencia social.
Desarrollo
La escena transcurre en una reunin plenaria de docentes del Profesorado de Educacin Primaria de
la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la UADER (Universidad Autnoma de Entre
Ros). Durante el ciclo lectivo 2011 se desenvolvieron sendas reuniones de autoevaluacin institucional,
que permitiran mirarnos como carrera y como facultad, en vistas a su definitiva normalizacin de la
Universidad, prevista para el 2012. El planteamiento de autoevaluacin haba surgido de la gestin normalizadora de la Facultad, e intentaba resignificar la propia tarea y cul era el estado de situacin de las
ctedras de la carrera de Educacin Primaria3.
En la reunin, los docentes intercambian, a modo de balance, el desempeo de las estudiantes del
Profesorado del presente ciclo lectivo. Y las opiniones no se hicieron en esperar: No estudian, Ya no
tienen vocacin, Vienen a estudiar porque es una salida laboral segura. Hay muchas madres, no les
puedo andar pidiendo trabajos extras, No puedo demorarme en los problemas de cada una, se atrasan, quedan libres, dejan
En las expresiones aparecen, claramente, las distintas trayectorias de formacin de las profesoras,
adems de un cierto tipo de cultura institucional de la facultad. Van apareciendo expresiones del mismo
tenor, a lo largo de toda la reunin, sin ningn filtro. Hasta que una colega, arriesga, preguntando:
Por qu creen que sucede todo esto?
Primero el silencio, luego las miradas, entre sorprendidas y atnitas. Y vuelve otro vendaval de expresiones: Nosotros hacemos lo que podemos. Vienen muy flojitas de las secundaria. Ya no son
como las alumnas de antes. No saben ni comprender un texto.
Decamos en la Introduccin que un determinado enfoque institucional implica una mirada que desmonte, que desbroce ciertas coordenadas y explicaciones que se desenvuelven de las problemticas que
surgen en una institucin. El enfoque institucional siempre implica una estrategia de problematizacin.
247
248
No tendramos que buscar lo que anda mal sino ver qu variables entran en tensin. Esto es algo constitutivo de la organizacin. La organizacin tenemos que verla como brecha, como movimiento. Hay que
pensar que esas variables estn traduciendo cosas que no necesariamente son literales. Las variables
muestran cosas, y esas cosas pueden ser de otro orden. Qu pasa cuando en algunas organizaciones,
algunos espacios o variables se repiten? Existe un sostenimiento de estas variables por parte de la institucin y las hiptesis que tengamos se tienen que sostener en determinadas variables. Las relaciones
posibles siempre las har el que analiza, armndose otro texto, otra historia. Siempre se muestra un
campo de resonancias que es lo que est pasando- porque son regularidades que sostienen el entramado institucional.
En la formacin trabajamos sobre relatos. No nos interesa qu es lo que pasa sino cmo cada cual,
cada actor, significa su tarea. En todo caso, si me pongo en el lugar de analista, tratar de ayudar a
construir algunos significados. Ser prtesis, al decir de Sandra Nicastro, para que alguien pueda pensar.
Entonces, qu variables se pueden poner en juego al analizar esta escena de trabajo? Dos de ellas,
parecen fundamentales: la trayectoria de formacin y la cultura institucional
Un trayecto de formacin tiene un tiempo en el marco de una institucin, sin intentar abarcar todo lo
que la inactualidad pone por delante, nos dice Nicastro S. (2009). La formacin, aqu, aparece como un
proceso inacabado. Qu tiene que saber hoy un profesor del Profesorado? Qu tipo de saberes son
indispensables?
En las reuniones de profesores planteadas por el proceso de autoevaluacin, recorrieron ciertas
enunciaciones ya descriptas en la escena: hoy ya no tenemos las alumnas de antes. Todos, parecera,
tenemos un estudiante cambiado. No es lo mismo tener una certeza de quin tengo delante, de no tenerla Cmo enfrentar la permanente queja del docente que espera, todava, aquel alumno ideal que ya
fue o que se ha metamorfoseado en otra cosa? Qu mirada tiene la institucin del estudiante que tiene
delante? Por qu todava en la Universidad suponemos que el estudiante que ingresa puede escribir y
leer un texto acadmico sin ninguna dificultad? Hay una tensin permanente de ponernos de acuerdo de
qu alumno tenemos frente.
Si formarse es encontrar formas para contar con ciertas herramientas para ejercer un oficio, una profesin, un trabajo, tendramos que pensarnos en nuestra tarea como intermediarios entre los estudiantes
y el conocimiento. Habra que poder interrumpir un cierto andar mecnico, nuestras maneras de mirar, y
revisitar aquello ya conocido, nos dice Sandra Nicastro (2006) Los hacemos portadores, a los estudiantes, de miradas, preguntas, enfoques que prioricen el anlisis en tanto actividad que permite generar
entendimiento, construir significados, ms all de que esto redunde necesariamente en un saber cmo?4
El malestar en la reunin se percibe. El malestar y los conflictos se viven con sufrimiento. Las miradas
cruzadas, las muescas y los gestos pueden decir algo de cmo el docente est sosteniendo su rol. Es que
trabajamos en instituciones de existencia, al decir de Enrquez (1987), instituciones en las que su finalidad primordial es de existencia, no de produccin; se centran en las relaciones humanas, en una determinada trama simblica e imaginaria. De all que tengamos ahondar en algunas condiciones del funcionamiento de la institucin y visualizar los roles dentro de un tipo de registro cultural, de la historia institucional. En este sentido, los roles est atravesados por un conjunto de significados y representaciones,
que organizan ese desempeo: todo deviene de los marcos regulatorios que le sirven de entorno. Estos
marcos reguladores facilitan y condicionan el accionar del sujeto; un sujeto constituido por experiencias y
vivencias personales. El rol se constituye en lo que el propio sujeto cree que debe ser5.
Pero qu pasa con estos marcos regulatorios en la Facultad de Humanidades? Como en otras instituciones, estn debilitados en su condicin de andamiaje y sostn. Ya no sabemos qu hacer con las
chicas le dice una profesora a la coordinadora de carrera. La coordinadora se queda pensando. La regularidad se rompe y lo habitual, lo que se vena haciendo, se interrumpe. Tiene, la colega de nuestra
facultad, la posibilidad de intercambiar con sus pares? Con quin discute su programa, su forma de
evaluar, sus proyectos? Advertimos la potencia que tiene el grupo de referencia como un lugar en donde se puede revisar lo que hacemos? Qu tipo de cultura profesional es preponderante en la facultad?
La cultura institucional, nos dice Luca Garay, se presenta como un sistema de valores, ideales y normas
legitimados por algo sagrado (mtico, cientfico, o tcnico). Orden simblico que atribuye un sentido
preestablecido a las prcticas; cierta manera de pensar y sentir que orienta la conducta de los individuos hacia los fines y metas institucionales6.
La pasividad quejosa es una actitud de sometimiento ante algunas condiciones, nos recuerda, otra
vez, Nicastro. Pareciera que la historia comienza otra vez y se tiende a la clausura de lo vivido, por indiferencia o silenciamiento. Esta misma docente que se queja de sus alumnas, tuvo que reubicarse en la
nueva estructura curricular, tuvo que reconvertirse, cobr su sueldo en Federales7, en los conflictos por
la normalizacin fue denostada por dinousario perteneciente a la anterior estructura curricular, quiso
capacitarse y no pudo y ahora se tiene que preparar para los concursos ordinarios. Qu acompaamiento tuvo de la institucin, esta docente? Es difcil actuar si no tengo un piso slido que me sostenga,
si no tengo un ambiente mnimo familiar? para desenvolver mi tarea.
Conclusiones
El proceso de autoevaluacin en UADER no continu, aunque qued la experiencia, entendida como
aquello que nos afect, que nos conmovi y que no nos deja idnticos a nosotros mismos. Experiencia
como desidentificacin, como un salirse del lugar propio para comprender que no hay lugar propio. Por
ello, la experiencia se confunde con los procesos de subjetivacin; sera aquello que ampla un territorio,
empuja sus lmites reconfigurando lo sensible, al decir de Ranciere J. (2007) La experiencia se sustenta
y crea sujetos implicados, porque les pasa algo diferente all donde ensean y aprenden.
Las reuniones plenarias cesaron, aunque se fueron constituyendo espacios inter-ctedras y algunas
docentes sortearon con xito su primer concurso ordinario. La conformacin de los equipos de ctedras
trajo, de algn modo, un nuevo sentido de pertenencia y un modo de ir tramitando las preguntas y las
dudas que surgen de la tarea, del oficio.
El proceso de autoevaluacin institucional en UADER intent revisitar no slo los trayectos de formacin sino tambin el tipo de cultura institucional existente despus de ms de diez aos de funcionamiento institucional. El traspaso del viejo Instituto de Enseanza Superior de Paran, a la rbita de la
UADER fue traumtico y conflictivo, claro que s.
Si mirar, situacionalmente, significa reconocer las contingencias cotidianas y regulares y, hacer foco,
en la produccin idiosincrtica de cada organizacin, esto requiere volver a mirar lo ya visto sin nimo
de encontrar siempre lo mismo. Hay que poder poner en marcha operaciones de ligadura y sostenimiento, nos dir Nicastro, nuevamente. El trabajo de revisitar requiere de una escucha que deje en
suspenso las explicaciones habituales, que abandone las propias certezas. En Humanidades de la UADER, lo habitual se haba convertido en natural. Volver a mirar implica preguntarnos acerca de aquello
que escuchamos y de aquello que habilita la palabra.
De all, que la mirada habilitante es causa de que las potencialidades del alumno se desarrollen o no.
Es confianza instituyente, dice Mara Gabriela Greco y agrega: Hay en la transmisin una manera particular de anudar el presente con el pasado y el futuro, al pasar un testimonio que vive y que vuelve a
relatarse en el presente, se da sentido a lo que est an por venir y, entonces, abre posibilidades futuras. El pasado que se transmite se propone en una continua elaboracin y, en lugar de repetirse en acto, idntico y fijo, se recrea.
Cmo vincular las miradas habilitantes y las trayectorias? Si la trayectoria es un recorrido que va
ms all de la idea de algo que se modeliza, que se fabrica, que se puede anticipar en su totalidad, esta
idea contar con sentidos que requieren de resignificacin y reinvencin. La trayectoria siempre es un
relato. El pensamiento se da entre trayectorias.
Crear espacios de confianza, de circulacin de la palabra, crear lazos pareciera ser un camino a recorrer en Humanidades de la UADER.
Notas
1
Carli, S (2009): La cuestin de la infancia. Entre la escuela, la calle y el shopping. Paidos Ed. Bs. As.
La UADER haba surgido como universidad provincial en el 2000 y toda la planta docente del entonces
Instituto de Enseanza Superior, debi reubicarse en la nueva estructura y reconvertir su ttulo el 80%
de los docentes tena ttulo terciario-. Esa situacin gener ms de un conflicto, en los ltimos 12 aos.
4
250
5
Garay, L (2010) La cuestin institucional y las escuelas en Butelman I. (comp) Pensando las instituciones. Paids. Bs. As.
7
Federales: bonos de curso legal que suplantaron al peso entre el ao 2001 y 2003, en la provincia de
Entre Ros.
Referencias bibliogrficas
Butelman, I. (2010) Pensando las instituciones. Paidos. Bs. As.
Edelstein, G. (2011) Formar y formarse en la enseanza. Paids. Bs. As.
Fernndez, L (1994) Instituciones Educativas. Paids. Bs.As.
Ferry, G. (2008) Pedagoga de la formacin. Ediciones Novedades Educativas. Bs. As.
Frigerio, G. Diker, G. (2004) La transmisin en las sociedades, las instituciones y los sujetos. Ed. Novedades Educativas. Bs. As.
Greco, M. (2007) La autoridad (pedaggica) en cuestin. Homo Sapiens. Rosario
Larrosa,J. (2000) Pedagoga profana. Novedades Educativas. Bs. As.
Nicastro S. Greco, M (2009) Entre trayectorias. Homo Sapiens. Rosario
Nicastro, S (2006) Revisitar la mirada sobre la escuela. Homos Sapiens Ediciones. Rosario
Nicastro, S. (2001) Trabajar en la escuela. Condiciones institucionales y modalidades de respuesta al
cambio, en Revista ESPACIOS, Anlisis institucional y Educacin. Universidad Nacional de la Patagonia Austral ao VII Nmero 21. Argentina
Alliaud, A., Antelo E. (2009) Los gajes de oficio. Aique Educacin. Bs. As.
Arendt, H. (1996) Entre el pasado y el futuro. Ed. Pennsula. Barcelona
Meirieu, P (1998) Frankenstein Educador. Ed. Laertes. Barcelona
Simons, M. Masschelein, J. Larrosa, J. (2011) Jacques Ranciere. La educacin pblica y la domesticacin
de la democracia. Mio y Dvila Editores. Bs. As.
Skliar C., Larrosa, J. (2009) Experiencia y alteridad en educacin. Homo Sapiens. Rosario
Lectura
Textos
acadmicos
literarios
Prctica
de
enseanza
Introduccin
En este artculo compartiremos algunos de los aspectos del trabajo que llevamos adelante en la formacin de lectores/as futuros/as docentes en las ctedras de Alfabetizacin Acadmica y Didctica de la
lengua y la literatura I1.
Ambas materias se dictan en un momento decisivo de la vida de los/as estudiantes que, en su rol de
ingresantes universitarios/as, enfrentan el desafo de aprender prcticas acadmicas de lectura, escritura y oralidad especficas de los estudios superiores y de la carrera que cursan. Esta situacin adquiere
relevancia especial en las carreras de formacin docente dado que los/as aspirantes a maestros 2 tendrn a su vez a cargo la tarea de formar lectores en la base del sistema educativo que en Entre Ros
recibe a alrededor de doscientos mil alumnos/as3.
Nuestro equipo asume el compromiso de formar docentes preparados para trabajar en contextos
educativos diversos y que puedan afrontar la enseanza de la lectura con el respaldo de una formacin
acadmica slida. Esto implica, entre otras cuestiones, ensear no slo contenidos sino tambin prcticas. Dichas prcticas involucran tanto a nuestros/as alumnos/as como a los distintos actores de los niveles y modalidades educativas para los cuales preparamos docentes y a las instituciones educativas.
La propuesta didctica incluye la enseanza de la lectura de textos acadmicos, originados en campos tericos diversos que se ocupan de la lectura y vinculados a la educacin universitaria y a estas carreras de formacin docente. Asimismo enseamos a leer literatura desde una perspectiva que implica
la construccin y/o ampliacin del intertexto lector (Mendoza Fillola, 2008) de los/as estudiantes a la
par los iniciamos en la prctica de enseanza de la literatura en la Educacin Inicial y Primaria. A continuacin desarrollaremos estas lneas de trabajo.
251
252
tos, autor/es y lector/es se relacionan de modo complejo. Tanto el lector como el autor tienen un origen
social y, en consecuencia, pertenecen a una comunidad discursiva. El lector es un sujeto con conocimientos y experiencias a los que recurre cada vez que lee. El autor, por su parte, expone sus conocimientos, manifiesta sus puntos de vista, exhibe su visin del mundo en un texto cuyo contenido organiza en un formato o estructura, con lxico y estilo tomados de convenciones discursivas, pragmticas y
culturales inherentes al gnero en el que se incluye el texto (Cassany, 2006).
En trminos de educacin, la lectura y su enseanza no se promueven de modo individual. Aunque la
mayora de las actividades escolares o acadmicas requieren tambin de dedicacin personal, las prcticas de lectura son colectivas en la mayora de las circunstancias; en consecuencia, su naturaleza es institucional. Se aprende a leer a partir de la enseanza del/a docente, junto a y con los compaeros/as, a
partir de decisiones que se toman en conjunto (con otros/as maestros/as, para cumplir un proyecto institucional, etctera). Es decir que en las instituciones dedicadas a la enseanza es inevitable leer cooperativamente, leer con otros/as, en compaa, solos/as y/o al mismo tiempo que otros/as.
Los/as lectores/as pertenecemos a comunidades interpretativas que practican estrategias de lectura
especficas. Las similitudes o diferencias en las interpretaciones no provienen de los textos en s mismos
sino de las comunidades (Littau, 2008). Esto implica que a partir de nuestras subjetividades, historias
personales y de lectura, interpretamos a partir de parmetros que son constantes en nuestra comunidad
lectora. Esta situacin es bastante visible en circunstancias donde la lectura y la escritura son objeto de
enseanza. Al mismo tiempo que se ensea a leer y escribir se ensean las estrategias que se despliegan para leer.
Qu leen los que ensearn a leer? La construccin del intertexto lector y la primera prctica docente de enseanza de la lectura
Aprender a leer en la Universidad
Nuestra propuesta de enseanza de la lectura en la Universidad pretende superar fines remediales y/
o instrumentales. Concibe a los estudiantes como intrpretes capaces de relacionarse con los textos y
las prcticas de lectura, escritura y oralidad secundaria universitarias de manera crecientemente autnoma. Entiende que el rol alfabetizador, componente importante y fundamental del desempeo profesional futuro, requiere de maestros/as plenamente alfabetizados. Condicin que se logra solamente si
en la institucin formadora nos ocupamos de ensear a leer y ensear a ensear a leer.
Aprender en un campo disciplinar implica aprender los modos de comunicacin propios de ese campo. Esto se debe a que para aprender conceptos, razonamientos, experiencias es necesario conocer el
gnero9 y los textos que comunican los contenidos, dado que los textos en s mismos involucran el dominio de los procesos cognitivos que los canalizan. El aprendizaje de conceptos se realiza a partir de la
comprensin del lenguaje. Para definir un concepto es necesario aprehender el sentido de lo que representa en un campo lingstico-discursivo especfico, comprenderlo y usar la estructura lingstica con la
que se lo comunica.
Lo anterior supone considerar la alfabetizacin acadmica como transversal a todos los campos disciplinares de la formacin docente. La existencia de una materia especfica con este nombre no implica en
s mismo garanta suficiente para ensear todo lo necesario para el desempeo lingstico discursivo
requerido en el currculum completo de formacin. Por esta razn, nuestra propuesta no sustituye el
trabajo especfico de las otras ctedras. No obstante, en la base de los nuevos planes de estudio, intenta propiciar procesos de meta-cognicin sobre la lectura, la escritura y la oralidad caractersticos de los
estudios superiores, as como la reflexin sobre el sujeto que aprende a ser lector y escritor universitario constituyndose en sujeto del discurso (Desinano, 2009).
En Alfabetizacin Acadmica y en Didctica de la lengua y la literatura I trabajamos en el marco de
una didctica de nivel superior que sostiene que:
el lenguaje transforma el pensamiento simultneo en lineal, ordenado y deliberadamente analtico
(Olson, 1998),
la cantidad y variedad de situaciones de lectura y de escritura y de desarrollo de la oralidad secundaria son condiciones importantes para su aprendizaje,
el docente cumple un rol fundamental e indelegable en la enseanza de las prcticas acadmicas y
sus estrategias, en tanto se muestre como lector y escritor especialista en su campo y tienda puen253
254
tes entre la comunidad a la que l ya pertenece y los estudiantes aspirantes a ser admitidos como
nuevos miembros.
Desde esta perspectiva sostenemos que los modos de leer y escribir (para dar cuenta que se estudi
un tema, investigar, elaborar y/o planificar propuestas didcticas, comunicar experiencias, ensear,
etc.) no son idnticos en todos los mbitos y que la alfabetizacin es un proceso que se desarrolla y
consolida a lo largo de los aos, incluyendo la Educacin Superior 10. Adems, y siguiendo a Cassany
(2006), acordamos en que el conocimiento no es neutral sino ideolgico y que est basado en reglas
discursivas propias de la comunidad que usa textos para la produccin y comunicacin de conocimientos
y experiencias11.
Asimismo, sabemos que las cualidades de los textos acadmicos entraan dificultades especiales para su tratamiento por parte de los alumnos (Van Dijk, 1992). Estos textos se enmarcan en gneros que
presentan tantas variedades como contextos de utilizacin, pero la variedad se da dentro de
una estructura convencional, una forma cristalizada aunque flexible- a la que el emisor recurre y cuyo conocimiento le ahorra esfuerzos y aumenta su eficacia comunicativa (Arnoux et
al., 1999: 10).
En funcin de lo anterior, nos proponemos la construccin de un intertexto lector sobre la base de
discursos elaborados en campos tericos que se ocupan de la lectura, como la lingstica, la antropologa, la psicologa y la didctica de la lengua y la literatura.
En sntesis, para que el/la estudiante universitario/a y futuro/a docente pueda pensarse a s mismo
como partcipe de la cultura universitaria y pensar la escuela como futuro escenario del trabajo docente
donde la lectura y la escritura ocupan un lugar primordial, consideramos importante que sea capaz de
producir sentido a partir de su propia formacin como lector. Leer no es solamente comprender lengua
(y mucho menos decodificarla) sino interpretarla en el marco de la cultura a la que pertenecen los textos que se refieren a ella.
Leer literatura en la formacin docente
En Didctica de la lengua y la literatura I asumimos que leer literatura en la formacin docente implica formar para la educacin literaria (Colomer, 2005). Para esta tarea ofrecemos a los estudiantes itinerarios de lectura de literatura a partir de los cuales nos proponemos ensear qu hacer para entender
un corpus de obras amplio y complejo (Colomer, 2005: 58), vinculando la actividad de recepcin con
las caractersticas del discurso literario.
Nuestro propsito es formar lectores capaces de interactuar con el texto literario para arribar a la
comprensin-interpretacin y a la valoracin esttica de las producciones culturales y literarias (Mendoza Fillola, 2008: para. 1). En otras palabras, proponemos construir los cimientos necesarios
en el conocimiento y las prcticas del campo de la literatura requeridos para la futura intervencin didctica de quienes sern profesores/as de Educacin Inicial, Primaria y Especial 12.
La literatura es una dimensin simblica muy importante de las sociedades contemporneas. Es por
esto que, en vistas al futuro laboral de los aspirantes a maestros, las aulas del profesorado deben brindar la ocasin propicia, al decir de Montes (s/f), para que la lectura de literatura se constituya en objeto
de prctica y contenido de formacin.
Por este motivo, nuestra labor como formadoras de formadores intenta propiciar las condiciones,
recursos y experiencias para ir en busca de los textos internos (cuando se los tiene) o para ofrecerlos
(cuando no se conocen) con el fin de activar el intertexto lector, que integra, selecciona y activa significativamente el conjunto de saberes, estrategias y recursos lingstico-culturales para facilitar la lectura
de textos literarios (Mendoza Fillola, 2008: para. 5). As, el texto y sus referencias se relacionan con las
experiencias y los conocimientos del lector en la recepcin; los aportes personales se integran y se combinan con los aprendizajes acadmicos y la lectura de literatura se desarrolla como una actividad de relacin de conocimientos (Colomer, 1991).
La activacin del intertexto lector de los/as aspirantes a profesores/as de Educacin Inicial, Primaria
y Especial demanda el desarrollo de experiencias didcticas significativas con los textos literarios, y conocimientos complejos para desentraar sentidos, detectar silencios y llenar vacos que son propios de
los textos literarios. Adems, implica reconocer en cada uno de los estudiantes aquello que conecte la
propuesta de la ctedra con la historia personal de lectura13. As es como los/as estudiantes pueden vincular los itinerarios de lectura con experiencias anteriores14; pueden volver a los textos internos y
hacer crecer lo que se tiene (Devetach, 2009: 38).
El trabajo con itinerarios de lectura sigue la propuesta de Colomer (1991, 2001, 2005, 2010). Refiere
a la enseanza de literatura como construccin del sentido. Es, al mismo tiempo, una propuesta de
aprendizaje con objetivos especficos para poder utilizarse como criterios de evaluacin de las actividades de produccin y recepcin de los textos (Colomer, 2001: 17). De este modo, los/as estudiantes
acceden directamente a los textos literarios, amplan su competencia lectora (de lo ms cercano a la
experiencia literaria a lo ms desconocido) y entablan un dilogo fluido con las diversas formas literarias
tradicionales, clsicas y contemporneas, con variados gneros y actividades.
Leer literatura a los nios/as. De la formacin al trabajo docente
Hemos visto que en Didctica de la lengua y la literatura I nos proponemos sentar bases tericas
para la lectura y anlisis del discurso literario y ofrecemos itinerarios de lectura de textos literarios que
recuperan textos folclricos y clsicos. Tales recorridos abarcan tambin textos contemporneos de autores reconocidos en el campo de la literatura para nios. Pretendemos vincular de este modo la formacin con el trabajo docente, promoviendo el desarrollo de los saberes implicados en el mismo, uno de
los cuales es el de la formacin disciplinar bsica (Terigi, 2012). Para lograrlo, trabajamos en la construccin y/o ampliacin del intertexto lector del/a estudiante de primer ao con textos literarios como
los que integran las bibliotecas de los jardines y escuelas de nuestra zona de influencia (Paran, Oro
Verde, La Picada).
Asimismo, ofrecemos una introduccin al desarrollo de estrategias didcticas para la enseanza de la
lectura en la Educacin Inicial, Primaria y en la modalidad Especial, a partir del diseo e implementacin15 de una secuencia didctica de lectura de un texto literario narrativo 16. El trabajo consiste en que
los/as estudiantes formulen una propuesta didctica que incluya la fundamentacin de la seleccin literaria, en base al desarrollo terico y las lecturas literarias realizadas en la ctedra; la especificacin de
propsitos y contenidos, acordes a los documentos curriculares vigentes; y una secuencia de tareas que
proponga la realizacin de una lectura literaria (Colomer, 2005). La lectura es considerada aqu, adems, en sus mltiples dimensiones. De esta manera, se promueven otros saberes del trabajo docente,
tales como la formacin didctica especfica, ligada a la enseanza de los contenidos de literatura, y la
iniciacin a una prctica docente en contextos institucionales reales (Terigi, 2012), que avanzar de modo progresivo en los siguientes aos de la carrera.
A modo de cierre
Nuestro proyecto de lectura de literatura en la formacin docente que basa sus presupuestos en la
construccin del intertexto lector constituye una didctica para la formacin del lector acadmico y literario para la enseanza en la Educacin Inicial y Primaria. El aula de formacin docente es un mbito
donde se ensean contenidos y prcticas que en un futuro mediato sern retomados en otros contextos
educativos.
Leer en la universidad textos acadmicos sobre lectura, sobre enseanza de la lectura y textos literarios, se constituye en una prctica que muestra, como un espejo, imgenes o escenas de la vida laboral
escolar futura. Las prcticas de lectura colectiva, en el marco de una comunidad interpretativa como es
la universidad, evocan otras escenas del trabajo del docente, que se comprende mejor si se visualiza
como el de una persona que trabaja en un gran sistema institucional, y no tanto como el de un artesano
que elabora individualmente el producto de su trabajo (Terigi, 2009: 7).
Notas
1
Ambas materias se dictan en los Profesorados de Educacin Inicial e Inicial con Orientacin Rural, Primaria y Primaria con Orientacin Rural y Especial, de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de UADER. En el caso de DLyL I se trata de la primera de tres asignaturas (o dos, segn el profesorado) que conforman el rea de didctica de la lengua y la literatura de los planes de estudio de los
255
256
profesorados citados. Por su parte Alfabetizacin Acadmica integra el ncleo Introduccin a las Prcticas Acadmicas.
2
Segn Terigi (2009) El sistema educativo define, a travs de su organizacin y sus determinantes, lo
que llamamos trayectorias escolares tericas. Las trayectorias tericas expresan recorridos de los
sujetos en el sistema que siguen la progresin lineal prevista por ste en los tiempos marcados por una
periodizacin Estndar (p. 12).
8
Tal como se expresa en la fundamentacin del Plan de Estudios y en investigaciones difundidas al respecto, la formacin docente en particular, la que corresponde a la educacin inicial y primaria- recibe
en la actualidad aspirantes que pertenecen a sectores sociales diferentes a los que se formaron bajo el
paradigma normalista, con un capital cultural distinto que, desde las representaciones tradicionales de
la formacin docente, no siempre son los esperados. Como sostiene Rosa Mara Torres El docente real
que est enseando en las aulas de los pases en desarrollo -producto histrico de decisiones y polticas
concretas - est muy lejos del listado del docente deseado. La investigacin disponible revela vacos importantes en la educacin bsica de los propios docentes (), incluyendo problemas de comprensin lectora, falta de hbitos de lectura y limitado contacto con los libros, la tecnologa, la produccin y el pensamiento cientficos. Todo lo cual ha redundado en una formacin docente, inicial y servicio, que termina
cumpliendo una funcin compensatoria y remedial (Torres, 1999)
9
Para completar la nocin de gnero de M. Bajtin ampliamente difundida, agregamos una definicin tomada del campo de la lingstica sistmico-funcional. Definimos como gnero a las estructuras recurrentes de los textos escritos y orales establecidos socialmente segn los intereses comunicativos de sus
productores (acadmicos, profesionales o de mera interaccin social () En el seno de la escuela sistmica la teora del gnero se basa en la idea de que todo comportamiento lingstico viene determinado
por factores socioculturales y tiene propsitos comunicativos. () Un gnero no es exactamente lo mismo que un tipo textual; Martin sostiene que los gneros son procesos sociales. El propsito comunicativo y la funcin social de los eventos son entonces, factores clave en la caracterizacin y en la creacin
de un gnero. En resumidas cuentas, un gnero representa un evento o conjunto de eventos que llevan
a la creacin de un texto basado en un propsito u objetivo comunicativo social comn. (Gho, Fernndez, 2008: 49-53).
10
Si bien el desarrollo de este proceso se produce a lo largo de la vida de quien lee y escribe asiduamente, requiere aprendizajes basados en contenidos de enseanza graduados y articulados desde la
educacin inicial a la superior. De este modo, la alfabetizacin se concibe como un proceso lingstico
pero tambin didctico, pedaggico, poltico y social que se produce en instituciones y con docentes que
asumen el compromiso de su enseanza.
11
12
La escuela debe garantizar el aprendizaje de la lengua escrita a todos los ciudadanos. La lectura de
textos literarios constituye una de las finalidades culturales de ese acceso (Colomer, 1991: 26).
13
Una/muchas experiencia/s de lectura de la infancia o la adolescencia; los recuerdos de libros compartidos con otros o ledos en distintos momentos de la vida, en la escuela, etctera. En este sentido, cabe
destacar que si bien no contamos con una investigacin formal referida al perfil del cursante de la ctedra en relacin a su historia y prcticas lectoras literarias, hemos logrado sistematizar algunos datos:
nuestros lectores de primer ao de los profesorados dicen haber ledo muy poca literatura en la escuela
primaria, y slo recuerdan autores u obras ledas mientras cursaron la escuela secundaria. Con excepcin de unos pocos, la mayora no lee literatura y tampoco lo han hecho de modo autnomo siendo nios y adolescentes.
14
Algunos rememoran libros y lecturas compartidas con familiares, entre los que se encuentran los denominados clsicos como Caperucita Roja y Hansel y Gretel. En respuesta a este perfil, uno de los
itinerarios destinados a trabajar sobre el concepto de intertextualidad (Gentte, 1989) presenta estos
textos: En el bosque, de Anthony Browne; Hansel y Gretel de los Hermanos Grimm en una edicin
que corresponde a la Seleccin de Oro de Todo Libro (1991) y otra del Fondo de Cultura Econmica con
ilustraciones de Browne (2011), Caperucita Roja de Charles Perrault, Jack y las habichuelas mgicas
y Ricitos de oro y los tres ositos, de los Hermanos Grimm. Con esta propuesta los estudiantes leen
textos diversos, ven cmo los textos aluden a otros textos e, incluso, comparan el rol de la imagen en el
libro lbum con el de la ilustracin en ediciones como la Seleccin de Oro (1991).
15
Vale decir que la implementacin de la secuencia en las instituciones escolares, por parte de todos los
estudiantes, es posible gracias a la constitucin del equipo de ctedra que incluye auxiliares docentes
con especialidad tanto en la educacin inicial, como primaria y modalidad especial.
16
Los textos literarios propuestos para la lectura en aulas y salas en el presente ciclo lectivo son los que
detallamos a continuacin. Educacin Inicial: El chivo del cebollar, de G. Roldn; La vuelta al mundo, de
J. Villafae y Epaminondas (adaptacin de L. Vila). Educacin Primaria y Especial, 1er ciclo: Los secretos
de Abuelo Sapo, de K. Kasza; El garbanzo peligroso, de L. Devetach; Rebelin en el puchero, de S.
Schujer, y Otra del fabuloso Mago Kedramn, de R. Mario. Educacin Primaria y Especial, 2do Ciclo: El
vuelo del sapo, de G. Roldn; Toby, de G. Cabal; Pobrecito el aguar, de G. Cabal, y Cuento que se
vuelve a contar, de J. Villafae.
Referencias bibliogrficas
Andruetto, T. (2009). Hacia una literatura sin adjetivos. Crdoba: Comunicarte.
Arnoux et al. (1999). Talleres de lectura y escritura. Buenos Aires: Eudeba.
Cassany, D. (2006). Entre lneas. Madrid: Anagrama.
Cicarelli, M. y Sione, C. (2012). Intertexto lector: itinerarios de lectura y formacin. Una propuesta para la formacin docente en educacin primaria. Disponible en http://es.scribd.com/
doc/120998867/Actas-Segundo-Congreso-Literatura-Infantil-y-Juvenil-Primera-Parte
Cicarelli, M. y Sione, C. (2012) Leer literatura en la formacin docente. En Prisma. Revista de didctica. Ao II, N4. Editorial Fundacin La Hendija, Paran
Colomer, T. (2010). La literatura infantil en la escuela. En La formacin docente en alfabetizacin inicial. Literatura infantil y su didctica. Buenos Aires, INFD.
Disponible en
http://
www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL002858.pdf
Colomer, T. (2005). Andar entre libros. Mxico: Fondo de Cultura Econmica.
Colomer, T. (2001). La enseanza de la literatura como construccin de sentido. Lectura y Vida, diciembre, 2-19.
Colomer, T. (1991). De la enseanza de la literatura a la educacin literaria. Comunicacin, Lenguaje y
Educacin, 9, 21-31.
Desinano, N. (2009). Los alumnos universitarios y la escritura acadmica. Rosario: Homo Sapiens.
Devetach, L. (2009). La construccin del camino lector. Crdoba: Comunicarte.
Etchemaite, F. (2010). Una lnea de investigacin en didctica de la lengua y la literatura [versin electrnica]. En Actas de I Congreso Internacional de Literatura para Nios: Produccin, Edicin y Circulacin. Buenos Aires. Disponible en http://recursos.educ.ar/congreso-literatura/files/2010/08/
Fabiola-Etchemaite.pdf
257
258
260
memoria, como representacin del pasado. He all que el objeto puede ser considerado en su contemplacin como una totalidad dada la vastedad de la informacin, las distintas aristas que nos brinda para
interrelacionarlo en la produccin cultural con otros objetos y en los diferentes contextos de su recorrido
hasta ser museable, en cuya eleccin no es ajena la subjetividad de quien le haya dado tal lugar y que a
su vez cada visitante resignifica.
En palabras de Bourdieu, la instancia del proceso cientfico sera lo vivido inmediato, captado a travs del sentido objetivo que lo desvela, da cuenta de significaciones y de condiciones sociales en que se
producen, teniendo en cuenta sus agentes y conductas.
En esta interrelacin dialctica entre objeto-sujeto se abre el desafo del dilogo para reactivar aquello que qued metafricamente encerrado y pueda ser fuente de investigacin para descubrir el pasado.
Creemos que es una ventana clave en donde docentes y alumnos puedan incursionar activamente en el
proceso de aprendizaje ya que el descubrir implica investigar, lo que a su vez lleva a analizar, interpretar, construir conocimiento. En este tipo de propuestas se alternan la educacin formal con la no formal,
donde de los actores que intervienen exceden el marco escolar, se crean nuevos vnculos interinstitucionales que dan acceso a nuevos marcos espaciales y dinmicas en el aprendizaje.
Consideramos que para la escuela el museo es una herramienta de accin en el proceso de investigacin y aprehensin, en donde los docentes permiten la exploracin sensorial e intelectual libre con reglas de juego para movilizar la imaginacin de sus alumnos, su capacidad intelectual y creativa, dando
cuenta de una sensacin placentera del aprendizaje. En tal sentido el docente se encuentra comprometido en el capital cultural heredado y definido en el patrimonio, hacedor de saberes acumulado, en permanente construccin1. Para los docentes el museo debe transformarse en otra dimensin de la experiencia educativa.
Es importante destacar que el desafo propuesto se ciment en una visin pedaggica constructivista
donde el educando es el protagonista de la construccin de sus saberes para que le sean significativos.
Es por ello que se dio importancia a la contextualizacin de la problemtica permitiendo una permanente comunicacin con el pasado y el presente, entre lo cotidiano, lo inmediato y el tiempo largo de las
instituciones. Comprendiendo que las preguntas que formularamos a ese pasado surgiran de las necesidades presentes.
En consonancia a lo enunciado el aula-taller se desarrollo mediante una metodologa adecuada para
canalizar el intercambio de ideas, la participacin, la creatividad, la espontaneidad, la reflexin en un
espacio en el que todos sean artesanos del conocimiento, desarrollando los instrumentos para abordar el
objeto en forma tal que los protagonistas puedan reconocerse en el producto de la tarea (Pasel, 1993:19)
El curso de Capacitacin se realizo con el Museo Municipal de Crespo Del Centenario, de carcter
Regional- Histrico. Su patrimonio cuenta con elementos que conforman el acervo cultural reflejando el
quehacer de su comunidad en sus aspectos sociales, polticos, religiosos e histricos.
Debido a las demandas educativas de capacitacin entorno a la utilizacin de la informtica, articulamos a partir del Convenio que realiz nuestra Facultad con el Portal Aprender una instancias para favorecer el proceso de enseanza y aprendizaje multimedia.
La implementacin de la Ley de Educacin Nacional N 26.206 plantea nuevos desafos a la capacitacin docente inicial y en ejercicio. El presente proyecto de capacitacin abordo un eje central que propone y redefine el concepto de museo como centro cultural vivo (Rocha, 2008:75), en abierta oposicin
a la concepcin social que los identifica como almacenes de objetos fros, sin vida, distantes o, en su
defecto, dirigidos a un pblico selecto y especializado.
Del museo se han esperado diferentes cosas y como cualquier otra institucin, su desarrollo no ha
sido lineal. A grandes rasgos, podemos decir que el museo de hoy retoma las formas griegas del musein, lugar acadmico y de estudio con los medios necesarios para ello (biblioteca, observatorio, salas
multimedias) y el tesauro, donde se guardaban los tesoros divinos y objetos votivos, obras admiradas
por los fieles visitantes.
La Museologa actual, propicia que la conservacin, la investigacin y la difusin se conviertan en un
tringulo en permanente retroalimentacin, dinmico, en donde todos los puntos son vitales. Es por esto que la conexin entre escuela - museo es inobjetable como espacio de construccin de saberes.
La capacitacin se fundamento en la necesidad de brindar herramientas al docente, quien debe estar
preparado para asumir, desarrollar y apropiarse de conocimientos, competencias analticas e instrumen-
tales, estrategias didcticas para la implementacin de propuestas pedaggicas de integracin en el trabajo cotidiano de los alumnos, explorando nuevas posibilidades que permitan renovar la enseanza de
la ciencia histrica, su campo disciplinar y encuentre distintas estrategias para la resignificacin de los
contenidos en el aula.
La necesidad de revisar con mirada crtica la actividad didctica del docente en el contexto de la heterogeneidad, como as mismo propender a realizar una tarea curricular creativa para perfeccionar la
prctica docente en forma cotidiana, y con ello mejorar la calidad educativa nos movilizo a abrir un espacio donde docentes puedan recibir capacitacin, actualizacin y perfeccionamiento para optimizar su
formacin profesional a lo largo de su carrera, y mediante ellos impulsar el desarrollo de la capacidad de
aprender de los estudiantes, comprometindose de manera ms directa con los resultados del proceso
de aprendizaje.
En el mundo actual el museo como institucin es sinnimo de interaccin entre el patrimonio cultural
que alberga y la comunidad, que es su directa poseedora. No es una entidad ajena a nuestra realidad,
es el mbito que nos invita a dialogar con las diferentes manifestaciones del hombre a travs de los
tiempos y la actualidad.
Los museos concebidos en sus diferentes singularidades (arte, ciencias naturales, historia, etc) rememoran y recrean las acciones de los hombres en el tiempo, es por ello que deben ser valorados y en
ningn caso ignorados, ya que son indispensables en la formacin de identidades.
En referencia a este punto es de destacar que este espritu est presente en la Nueva Museologa,
movimiento cuya cuna es Francia (1982) en donde se redefine el concepto de museo como centro cultural vivo (Rocha, 2008:75). Es por esto que la conexin entre escuela - museo es indiscutiblemente
un espacio de construccin de saberes considerados socialmente significativos en los diversos campos
del conocimiento, como las ciencias sociales, propiciando adems la valoracin reflexiva de la tradicin y
el patrimonio cultural local y regional.
Es desde nuestra inquietud docente y como profesionales de la Historia, que sabemos la inmensa
riqueza que representan los museos como espacios privilegiados, facilitadores del proceso de enseanza
-aprendizaje, en especial con ciertas temticas donde el patrimonio cultural nos invita a dialogar con l.
Tambin es cierto, que para llevar a cabo este proceso fue necesario un equipo que mediatice los
vnculos entre escuela y museo. Esto puede ser posible a travs de actividades que integren los contenidos formales del marco curricular en un proceso significativo de aprendizaje que tenga origen en el
aula y se proyecte como continuidad en el mbito del museo.
Cabe aclarar que, el curso fue destinado a docentes de Nivel Primario y Secundario, estudiantes
avanzados, profesores en Historia y/o Ciencias Sociales. Los museos como instituciones vinculadas a la
educacin formal y no formal. Los destinatarios indirectos fueron los estudiantes de las escuelas primarias y secundarias.
El Curso de Actualizacin y/o Perfeccionamiento Docente "Recorriendo museos, postales de memorias inmigrantes en Entre Ros." Pretendi acercar nuevas herramientas a los educadores que puedan
ser aplicadas en metodologas para acompaar a los nuevos tiempos en la relacin Museo- Escuela,
pues esta interaccin ofrece oportunidades de aprendizaje significativo sumamente valioso para la educacin formal. Esto permiti pensar al museo como un espacio de transferencia y desarrollo de habilidades cognitivas que posibilita establecer vinculaciones entre los contenidos propuestos por los docentes
en sus prcticas pedaggicas y los diseos curriculares, teniendo en cuenta, tanto la concepcin de los
museos como la de los propios objetos museogrficos.
Debemos sealar que este curso genero una directa relacin entre Escuelas-Museo-Universidad, lo
que permito una fluida comunicacin a efectos de satisfacer los objetivos de las currculas escolares correspondientes a cada nivel creando un banco de experiencias que puedan ser socializadas entre las comunidades educativas, el museo y la facultad.
Como hemos sealado anteriormente el museo puede ser empleado como un instrumento potenciador tanto de los contenidos conceptuales y procedimentales, como de la valoracin sobre el patrimonio
cultural local y regional.
Los objetivos centrales de la propuesta fueron:
Propiciar una educacin significativa relacionada con el contexto sociocultural y en coherencia con la
coyuntura local y las demandas de la sociedad argentina.
261
262
tos inertes, que poco dicen si no se los sabe interrogar. Es por ello que consideramos fundamental una
mirada distinta al museo donde los estudiantes sean participes activos en visitas guiadas, donde el docente induzca a interrogar esos objetos que deben ser interrogados y mucho tienen para decir.
Notas
1
Para profundizar la temtica consultar: Alderoqui, Silvia (comp) Museos y escuelas: socios para educar, Bs. As., Paids, 1996
Bibliografa
ALDEROQUI (s) Comp., Museos y escuelas: socios para educar, Bs. As., Paids, 1996
AROZENA (NH), Enciclopedia de Entre Ros, Paran, Arozena, T2, 1978.
AGUSTOTOWSKY (G), EDELSTEIN (0) y TABAKMAN (S) Tras las huellas urbanas. Ensear Historia a partir de la ciudad, Bs.As., Ed. Novedades Educativas, 2000
BENEJAM, P. Y PAGS, J., 1999, Ensear y aprender Ciencias Sociales, Geografa e Historia en la educacin secundaria, ICE: HORSORI, Barcelona
BOURDIEU, P., Un arte medio ensayos sobre los usos sociales de la fotografa, Espaa, Ed. Gustavo Gili, 2003
BOURDIEU, P y GROS F. 1989. Principes pour une rflexion sur les contenus de lenseignement. Pars.
Ministre de lEducation Nationale.
CARRETERO, Mario, Constructivismo y educacin, Aique, Bs. As. , 1993
.., Construir y ensear las Ciencias Sociales y la Historia, Aique, Bs. As, 1997
CUENCA, Jos Mara y Jess Estepa. 1999. Reflexiones sobre el uso didctico de los museos desde la
perspectiva de los profesores. En El museo, un espacio para el aprendizaje, Domnguez, C.; Estepa, J. y Cuenca, J. M. Editores. Pgs. 105- 114. Universidad de Huelva.
CHARTIER,(R) 1998 El mundo como representacin, Barcelona, Gedisa
DELORS (J), La educacin encierra un tesoro Madrid, Santillana ediciones UNESCO, 1996
FERNNDEZ, Magda. 1998. Gabinetes didcticos, servicios pedaggicos, servicios educativos Para qu?
ber, Didctica de las Ciencias Sociales, Geografa e Historia, vol. 15, pgs. 51 56, Barcelona.
FINOCCHIO, Silvia, 1993, Ensear ciencias sociales, Troquel, Bs. As.
FOUCAULT,(M) 1998 Las palabras y las cosas, Barcelona, Tauro
GARCA BLANCO, ngela, 1994, Didctica del museo. El descubrimiento de los objetos, Ed. De la Torre,
Madrid.
GATTI, V., PRESSEL G Y OTROS 2009 El aula como desafo, Santa Fe, Amaltea.
GONZLEZ, Alba S. 2000. Andamiajes para la enseanza de la Historia. Buenos Aires, Lugar Editorial.
GUINZBURG, C. Indicios, races de un paradigma de inferencias indiciales, en Tentativas de Carlo Guinzburg, Prohistoria, Rosario, 2004.
GUINZBURG, C, El hilo y las huellas. Lo verdadero, lo falso, lo ficticio. Argentina, FCE, 2010.
HERNNDEZ CARMONA, F. Xavier. 1998. Museografa y didctica. Consideraciones epistemolgicas en,
Didctica de las Ciencias Sociales, Geografa e Historia. Vol. 15. Barcelona, 2001
HERNNDEZ HERNNDEZ, F. 1998. El museo como espacio de la comunicacin, Gign: Trea
JUNTA PROVINCIAL DE ESTUDIOS HISTRICOS, 2008 Revista : Historia, crnica y regin, Santa Fe, Ao 1.
LE GOFF (J) El orden de la memoria. El tiempo como imaginario, Trd. Bauz Hugo, Barcelona, Ed. Paids, 1991
LIBEDINSKY (M) Los museos y las escuelas: de la visita turstica a la visita del descubrimiento en
Litwin (E), comp., Tecnologa educativa. Poltica, historias, propuestas, Bs. As., Paids, 1995, cap.
12, 257-274
LVI-STAUSS, (C) 1994 Mirar, escuchar, leer, Buenos Aires, Ariel.
OSSANNA (E), BARGELLINI (E), LAURINO (E), El material didctico en la enseanza de la historia, Buenos Aires, El Ateneo, 1984.
263
264
ROS (M.C.) COMP. 2008 Proyecto Bicentenario. Entre Ros. Identidades y Patrimonios. Buenos Aires,
Dunken
ROMERO, Luis Alberto, 1996, Volver a la Historia. Su enseanza en el tercer ciclo de la EGB, Aique, Bs. As.
SAAB, Jorge, 1991, Pensar y hacer historia en la escuela media, Troquel, Bs. As.
VOLKEIT, 1997, Los museos en los albores del siglo XXI, en Ciencia hoy, (7) http://www.cienciahoyorg/hoy 39/ museo-htm
La propuesta
El presente trabajo es un primer avance de una investigacin que se propone analizar los diseos
curriculares de Lengua y Literatura para la Escuela Media/Secundaria en Entre Ros vigentes desde la
vuelta a la democracia hasta la actualidad (1984-2013), aunque haciendo especial hincapi en la ltima
transformacin, denominada Resignificacin de la Educacin Secundaria Entrerriana (2008-2011).
La idea surge a partir de la escasa bibliografa que existe sobre el tema, obligando a que los estudiantes
del Profesorado de Lengua y Literatura de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la UADER y de los institutos terciarios de Formacin docente, como as tambin los profesores que se desempean en diferentes niveles de la educacin deban remitirse a investigaciones realizadas en otras provincias
donde los diseos son diferentes y sobre todo cuentan con una realidad distinta a la de Entre Ros.
El objetivo que se persigue es indagar en dichos diseos las propuestas terico-prcticas en torno al
problema de la lectura literaria que presentan planteos interartsticos, interdiscursivos o transdisciplinares, con el fin de identificar los aspectos tericos que moldearon una determinada concepcin de la Literatura. Se considera que sta fue variando a lo largo del perodo recortado. En tal sentido, se revisar la
misma en los diversos documentos para investigar el momento histrico especfico en el que se postula
el abordaje de la literatura en dilogo con otros discursos sociales.
La hiptesis que sostiene esta investigacin es que los presupuestos tericos y metodolgicos subyacentes acerca de lo literario, en un momento concreto colocan a la literatura en dilogo con otros discursos, postulando prcticas interdiscursivas y mtodos transdisciplinares. Es posible que esto sucediera, o bien porque se comienzan a cuestionar concepciones de lo literario hegemnicas hasta el momento, o bien porque se considera tal renovacin como una nueva estratgica didctica que permite un
mayor acercamiento de los jvenes a la literatura.
En este sentido, se comienza a concebir la enseanza Lengua y la Literatura en forma integral, de
manera que habilite el acceso a diversos tipos de textos en distintos soportes con sus respectivas modificaciones en los modos de leer y comunicarse, es una forma de proponer interrogantes que promuevan
nuevas alternativas de lectura, de expresin, de interpretacin y concepcin del mundo.
Por ello, es pertinente permitir que convivan las lgicas del mundo letrado y de la comunicacin cotidiana
con los modos de pensamiento que lo digital propone, sin que suponga la expulsin de uno u otro soporte1.
De este modo, las categoras de estudios literarios que pueden identificarse en los diversos diseos
curriculares, desde los disimiles paradigmas en que se sustentan, son caminos indispensables que se
deben recorrer para habilitar un encuentro intercultural y posibilitar la emergencia de subjetividades.
265
266
diseminado a partir de un rizo recursivo (Morn) que pone en dilogo las interrelaciones de los eventos y
acciones que estn rodeadas del azar en el mundo fenomnico que deja a la luz el desorden, la ambigedad, lo inexplicable y la incertidumbre como afirma Morn.
Sin embargo, no es una receta que se apoya en mtodo sino una posibilidad de acercarnos a la observacin multifactica del devenir histrico de la sociedad, la ciencia y la cultura.
Esta comprensin de la complejidad requiere un cambio muy profundo de nuestras estructuras
mentales. El riesgo, si ese cambio de estructuras mentales no se produce, sera el de ir hacia
la pura confusin o el rechazo de los problemas. No est el individuo por una parte, la Sociedad por otra, la especie de un lado, los individuos del otro, de un lado la empresa con su organigrama, su programa de produccin, sus estudios de mercado, del otro lado sus problemas de
relaciones humanas, de personal, de relaciones pblicas. Los dos procesos son inseparables e
interdependientes. (Morn, 1995: 123)
Un poco de historia
Para poder entender por qu se ve como un emergente la relacin entre la Literatura y otros discursos
sociales, es necesario hacer un breve recorrido por la historia de la Enseanza de esta asignatura en el pas.
Segn seala Jacobo Setton en su texto Literatura (2004) los primeros programas de esta asignatura en la educacin secundaria aparecen en 1870. Pero es en 1884 cuando se introducen reformas y la
disciplina empieza a adquirir un perfil gracias a Calixto Oyuela y Ernesto Quesada. El primero le imprime
un sello propio que llega casi hasta la actualidad: la organizacin de la materia alrededor de movimientos y nombres ordenados cronolgicamente. En general, se exclua la literatura universal y se impona
una perspectiva clsico-centralista, nacionalista e hispanista, que se mantuvo hasta no hace tanto tiempo, y se enseaba historia de la Literatura.
Asimismo, Setton afirma que la enseanza de la literatura fue hasta fines del siglo XIX, tanto en
Europa como en Amrica, una disciplina relacionada, fundamentalmente, con el estudio de la lengua a
travs de sus mximas expresiones (2004, 103). Es decir que la Literatura era un modelo del buen
uso, ignorando la innovacin terica y prctica que se llev adelante en todas las expresiones artsticas
desde principio del Siglo XX (Setton, 2004, 114).
En esa poca, el docente era considerado el responsable de ejecutar el mandato tutelar del estado,
enseando el canon que este impona, aunque como siempre se dice la cuestin no era tan simple. Gustavo Bombini afirma que
el tema del canon supone una indagacin particular sobre los procesos de canonizacin especficos de la escuela y sus relaciones con procesos de canonizacin que se producen en mbitos
extraescolares. La distincin que realiza Alastair Fowler entre canon oficial, canon personal,
canon potencial, canon accesible, canon selectivo y canon crtico abre interesantes
perspectivas para repensar la complejidad de la cuestin del canon escolar sin reducirlo -tal
como el mismo Fowler lo plantea- a una versin del canon oficial. (1996:3)
A medida que se avanza en el tiempo se irn notando cambios en los programas de Literatura, generalmente las mayores innovaciones van a aparecer cuando hay ms libertad de expresin, lo que deja
en evidencia la relacin entre canon y poltica.
En los aos 60 hay cambios en la enseanza de la lengua y la literatura que permiten incorporar
nuevos materiales literarios en la medida en que la literatura ya no es el modelo acabado de la norma.
No obstante, las obras literarias siguen cumpliendo un rol ejemplar para la enseanza de la lengua, como por ejemplo realizar la fragmentacin en oraciones para proceder al anlisis sintctico.
En los 70, el ingreso a la escuela de nuevos materiales como el periodstico y el discurso cientfico
desplazan a la literatura como objeto de reflexin de la lengua, alejamiento que terminar con la reforma de los noventa (Satton, 2004). Esta reforma, propuso un nuevo desafo, el currculum ya no es prescriptivo, no dice qu autor o qu texto ensear, es el docente el que decide que ensear. Sin embargo,
es en esta etapa donde aparecen ciertas creencias pedaggicas consideradas innovadoras que sostienen la posibilidad de una prctica que se construye sin teora, en virtud de su propia practici267
268
dad (Bombini, 1996, 3) y de esa manera muestran a la teora como obstaculizadora para la recepcin
directa del texto. En esta poca tambin las lecturas simplificadoras de ciertas posiciones barthesianas
sobre todo tomadas de su trabajo El placer del texto han venido a proponer una prctica de la lectura
escolar que busca debilitar cualquier discurso sobre la literatura en pos de incentivar una relacin- ingenua- de lectura (Bombini, 1996,3).
Tambin es en estos aos noventa cuando las aulas de Lengua y Literatura se vieron impregnadas de
un enfoque comunicativo y lingstico, donde la Literatura qued relegada a un simple discurso ms.
En ese contexto se da la Resignificacin de la escuela Secundaria entrerriana la cual plantea, en su
Documento N 2 Curricular epistemolgico: que se hace necesario recuperar y fortalecer el espacio
de la literatura en la enseanza de la asignatura.(2008, 25) y ms adelante dice en esta recuperacin
del espacio curricular de la literatura sern necesarios los aportes no slo de la teora y crtica literaria,
sino tambin la de la historiografa (con su historia de la lectura) de los estudios culturales, de las literaturas comparadas, feminismo, y estudios queer. (2008, 25). Es decir, que esta nueva reforma viene a
proponer recuperar la especificidad de la Literatura pero no de forma aislada sino en relacin con mltiples cuestiones y de esa manera se rompe el sometimiento de esta disciplina a la Lengua.
Los diseos en Entre Ros: una primera mirada
En una interesante investigacin de Anala Gerbaudo publicada bajo el ttulo de Ni dioses ni bichos:
Profesores de Literatura, curriculum y mercado (2006), se plantea la idea de que el currculum surge en
un marco histrico y social que vara en el seno de cada cultura, que es una construccin social y que se
modifica en tanto construccin segn las circunstancias que la rodean.
Teniendo en cuenta esas consideraciones, es que se realizan algunos primeros comentarios sobre lo
observado en los diseos curriculares.
Si se miran los anteriores diseos, los que surgieron a partir de la Ley Federal de Educacin de 1993,
se pueden ver unas breves sugerencias para relacionar la literatura con otros discursos.
As por ejemplo en la Fundamentacin del Diseo de Lengua y Literatura de Educacin General Bsica del Tercer Ciclo de la provincia de Entre Ros de 1997, aparece un prrafo donde se comenta que relacionar el discurso literario con otros discursos como el televisivo puede ser un punto de partida para
despertar el inters de los adolescentes. Es decir, que se propone relacionar la Literatura con otros discursos pero no para trabajar su especificidad, sino para ayudar a los estudiantes en el proceso de apropiacin de los nuevos cdigos comunicacionales (Consejo General de Educacin, 1997, 41). De esta
manera se ve como se considera a la Literatura como un discurso ms, quizs un discurso importante
dentro del aula, pero no se le concede a esta disciplina la importancia que tiene la Lengua, eso se ve
claramente en la cantidad de contenidos que cada una de ellas ocupa, a saber dos tercios corresponden
a la Lengua y uno a la Literatura.
En el caso del Nivel Polimodal, para ello se tienen en cuenta las Orientaciones Curriculares para la
Educacin Polimodal del Consejo General de Educacin de 1998, el espacio de la Literatura es mayor, se
propone la enseanza de cuestiones tericas como as tambin la lectura de diferentes textos. Y lo que
es interesante, dentro de los contenidos conceptuales para lo que entonces era el primer ao del polimodal, dice: Introduccin al anlisis de la Literatura con otros discursos sociales: cine, msica, teatro (1998, 25) Algo similar puede verse en el segundo ao donde se agrega la relacin con la historieta, mientras que en el tercer ao se encuentra una diferencia, proponen poner en dilogo la Literatura
con la Historia. Es decir, que en estos diseos se le da un lugar a las relaciones interartsticas, resaltando el concepto de intertextualidad, pero el espacio de lo interdiscursivo queda relegado a un solo tipo:
literatura e historia.
Con esto se busca ejemplificar cmo los distintos perodos histricos presentaron de manera diferente la relacin entre la Literatura y otros discursos.
Conclusiones provisorias
A partir de la indagacin de los diseos referenciados anteriormente, se puede observar que se han
producido cambios en torno a la enseanza de la literatura. Cambios que podran responder a la importancia que ha tomado la Literatura Comparada en los ltimos tiempos dentro de las universidades e incluso de los institutos terciarios, pero tambin que estos se han ido moviendo y abriendo un recorrido
Notas
1
Si bien las tecnologas de la informacin y de la comunicacin han movido los cimientos de la escuela a travs de los cambios sociales que supone la digitalizacin de la imagen y del sonido, que abren posibilidades insospechadas de manipulacin en la forma de proferir los mensajes-, facilitando una mixtura
entre lo real y lo virtual, es necesario sealar que este mundo informatizado no es la realidad de todos
los actores del sistema educativo.
Referencias bibliogrficas
AA VV Lecturas y escrituras, fundamentos y propuestas de enseanza. Ediciones UNL: Santa Fe, 2006
AGUERONDO, I. Re-visin de la escuela actual. Editorial CEHL: argentina, 1987
AL VA R ADO ,
M.
Est rategi a
de
e nse a nza
Bs. As. Universidad de Quilmes, 2006.
de
la
Le ng ua
la
L iter at ura .
BARTHES, R. y A.A.VV. (1974): Anlisis estructural del relato. Buenos Aires, Tiempo Contemporneo, 1974.
BARTHES, R. El susurro del lenguaje. Ms all de la palabra y de la escritura. Mxico: Paids. 1987
BOMBINI, G. Reinventar
del Zorzal, 2006.
la
enseanza
de
la
lengua
la
literatura.
Bs
As,
Libros
didctico con-
Taurus, 1994
270
Pereira Ourique, J.L. y otros. (Orgs.) Literatura: crtica comparada. Ed. Universitaria PREC-UFPEL,
Pelotas Brasil
CROLLA, A (Directora) Lindes actuales de la literatura comparada. Ediciones UNL, Santa Fe, 2011
CROLLA, A- La literatura comparada en Argentina. Archivo, reflexiones y proyecciones en Actas de la
IV Jornadas internacionales de Literatura Comparada de la Asociacin Peruana de Literatura Comparada.
CROLLA, A. y VALLEJOS, O (ed.) Temas de Literatura Comparada: canon, gnero, educacin. Santa Fe,
UNL, 2010.
DALMARONI, M. La investigacin literaria. Problemas iniciales de una prctica. Universidad Nacional del
Litoral: Santa Fe, 2009
DMASO MARTNEZ, C. (1999): Literatura/cine: tensiones y desencuentros en JITRIK, N, Historia crtica de la literatura argentina. La irrupcin de la crtica, Vol 10, Buenos Aires: Emec.
EISNER, E. (1998): Cognicin y currculum. Amarrortu, Buenos Aires.
ESCUDERO
MUOZ,
Kapelusz. 1998
J.M.
(1980)
Cmo
formular
objetivos
operativos.
Madrid.
GABRIELONI, A. Interpretaciones tericas y poticas sobre la relacin entre poesa y pintura. Breve
esbozo
del Renacimiento a la modernidad, disponible en: http://www.saltana.org/1/
docar/0011.html.
GARCA
DE
CERETTO,
Homosapiens. 2008
J.
El
conocimiento
el
currculo
en
la
escuela.
Rosario.
GASKINS, I. y THORNE, E. Cmo ensear estrategias cognitivas en la escuela. Bs. As. Paids. 1999
GENETTE, G. (2001): Umbrale. Mxico: Siglo XXI.
GENETTE, G Palimpsestos. La Literatura en segundo grado (1962), Madrid, Taururs 1989
GERBAUDO A. Ni dioses ni bichos. Profesores de literatura, curriculum y mercado UNL. Santa Fe. UNL 2006.
GERBAUDO, A. (Directora) la lengua y la literatura en la escuela secundaria. Sana Fe Homosapiensediciones, 2011
GVIRTZ, S. y GRIMBERG, S. La educacin ayer, hoy y maana. Buenos Aires. Aique. 2007
JACKSON, P. Prctica de la enseanza.
y Dvila. 2006
LARROSA, J. y SKLIAR, C. Habitantes de Babel. Polticas y poticas de la diferencia. Buenos Aires: Laertes. 2001
LINK, Daniel. Cmo se lee y otras intervenciones crticas. Norma: Buenos Aires, 2003.
LITWIN, E. (1997): Las configuraciones didcticas. Paids, Buenos Aires.
Morin, E. Introduccin al pensamiento complejo. Espaa. Gedisa. 1995
PORLN, R. y MARTN, J. El diario del profesor. Un recurso para la investigacin en el aula. Sevilla Dada Editoras, 1993.
SANCHEZ LOBATO, Jess (coord.) Saber escribir. Aguilar: Buenos Aires, 2007
SETTON J. La literatura en ALVARADO, Maite (coordinadora) Problemas de enseanza de la lengua y la
literatura Universidad nacional de Quilmes Editorial. Bs As, 2004
VEGA, M. J -CARBONELL, N. La literatura comparada: principios y mtodos. Madrid Gredos, 1998.
Documentos
Consejo General de Educacin de Entre Ros (1997) Diseo curricular EGB2
Consejo General de Educacin de Entre Ros (1998) Orientaciones curriculares para la Educacin Polimodal
Consejo General de Educacin de Entre Ros (2008).Re-significacin de la Escuela
Secundaria Entrerriana. Documento 1
Consejo General de Educacin de Entre Ros (2008) Re-significacin de la Escuela
Secundaria Entrerriana. Documento 2
Consejo General de Educacin de Entre Ros (2008).Re-significacin de la Escuela
Secundaria Entrerriana. Documento 3
Consejo General de Educacin de Entre Ros (2008) Re-significacin de la Escuela
Secundaria Entrerriana. Documento 4
Consejo General de Educacin de Entre Ros (2010) Diseo curricular de la Escuela Secundaria Tomo I .
Ciclo Bsico Comn
Consejo General de Educacin de Entre Ros (2011) Diseo curricular de la Escuela Secundaria Tomo II
Ciclo Orientado
Ley Federal de Educacin 24.195
Ley Nacional de Educacin 26.206
271
272
nocturnos de artes aplicadas: dibujo comercial, dibujo arquitectnico, mecnico, tallado de madera y
modelado en yeso.
En el ao 1933 se organiz un Conjunto Sinfnico integrado por profesores y alumnos de la Escuela
de Bellas Artes, bajo la direccin del maestro Amrico Rosa. Es de hacer notar que el conjunto sinfnico
de la Escuela de Bellas Artes ejecut bajo la misma batuta- la pera Madame Butterfly de G. Puccini
(interpretada por alumnos de la ctedra de canto del mismo establecimiento) en la funcin de gala del 8
de julio de 1945, que constituy la transmisin inaugural de LT 14, Radio General Urquiza, desde el
Teatro 3 de Febrero de Paran.
El 15 de Diciembre de 1932, se realiz el primer concierto a cargo de profesores y alumnos. En el
ao 1938, se cre la ctedra de Danza Clsica a cargo de la profesora Enriqueta L. de Oyuela, y en
1939, el curso de Arte Escnico a cargo del profesor Isidoro Rossi.
Desde el momento de su creacin, la Academia Provincial de Bellas Artes funcion en el local de la
Escuela Carb (Buenos Aires y Laprida), y parte de ella en el edificio de la Biblioteca Popular del Paran,
sita en calle Buenos Aires.
Fue trasladada en varias oportunidades hasta que, en el ao 1973 el Gobierno de la Provincia adquiri el edificio de la casa de calle Italia 61, donde funciona desde entonces.
En 1987 hasta 1998 por disposicin del gobierno de la provincia de entre ros y dependiendo del
Consejo Gral. de Educacin se crea el profesorado de nivel primario con dos aos de cursado y veintids materias con una matrcula de egresados no superior al 14 %.lo mismo sucedera con el profesorado de Nivel Primario y Secundario con una duracin de cuatro aos de cursado y cuarenta materias.
A partir de la creacin de la Universidad Autnoma de Entre Ros (UADER) en el ao 2001 la escuela
de msica Constancio Carminio ofrece diferentes carreras universitarias en msica entre las que se
cuenta el "Profesorado en Msica" con un total de sesenta y cuatro materias y cinco graduados en
trece aos. Actualmente, las carreras universitarias en msica cuentan con un cuerpo docente de cincuenta y cuatro profesores, y tres administrativos. Quedando la Escuela de Msica Teatro y Danzas separada del instituto de Artes Visuales ambas pertenecientes a la Facultad de Humanidades Artes y Ciencias Sociales de la UADER.
La historia de la Escuela muestra claramente el perfil academicista construido desde sus orgenes
como productora y reproductora de instrumentistas, donde la figura del docente en msica para el sistema educativo entrerriano y argentino continua en discusin- Lo cual creemos que nos permite percibir, desde una mirada histrica y contextualizada, algunas de las dificultades que el plan vigentes de
estudio devela, as como las contrariedades que la reflexin sobre el mismo nos plantea.
Partiendo de nuestra propia historia tomamos la investigacin realizada por Teresa Mateiro (2010)
sobre los planes de estudios de las carreras de educacin musical de Colombia, Brasil, Venezuela, Paraguay, Chile, Argentina y Ecuador para re-pensar las concepciones sobre la formacin docente, al respecto expone que:
Las diferentes formas de organizacin de las disciplinas en los planes de estudio analizados implicaron clasificar las concepciones de formacin docente en tres reas:
Las primeras son los planes de estudios centrados en el conocimiento de la msica, es decir, la msica en cuanto fenmeno, actividad y objeto de estudio (Nielsen, 2008) es la prioridad en la formacin de
los futuros maestros. Las disciplinas de contenido musical ocupan al menos un cincuenta por ciento del
total de horas. Los planes de estudios centrados en el conocimiento de la msica conciben al profesor en
primer lugar como msico; hay que serlo para ser profesor. Ese modelo tiene origen en los conservatorios europeos y se desarroll en diferentes pases de diversas formas.
El segundo modelo se apoya ante todo en la formacin del pedagogo. Las preguntas de Arstegui
(2008) son importantes en este contexto: Debe surgir el plan de estudios de maestro especialista en
educacin musical del corpus de conocimiento propio de la didctica general, o debe ser el conocimiento
de la materia primordial en dichos estudios?, y tambin: Debe la formacin del profesorado de educacin musical compartir la misma concepcin de conocimiento y de valores sociales que los otros currculos de formacin del profesorado?. En este aspecto se debate la formacin del profesor generalista
(con especialidad en msica) y el profesor especialista (en msica).
Las Licenciaturas en Artes con especialidad en Msica constituyen el tercer modelo de formacin.
273
274
Sigue la concepcin de integracin de las artes en la educacin de nios y jvenes, es decir, las artes
como una asignatura. De ese modo, la formacin de ese profesional se efecta a partir del conocimiento
general de las reas artsticas (msica, teatro, diseo, artes visuales, danza, cinema) con especializacin en una de ellas. Lograr formar un profesional con tantas habilidades y conocimientos, evitando la
superficialidad", puede ser un problema. Un profesional capaz de desarrollar proyectos artsticos integrados, sin perder la perspectiva de cada una de las artes.
La autora destaca los tres modelos de formacin del profesorado que en su investigacin pudo observar los cuales son: a) formar msicos con especialidad en educacin musical; b) formar pedagogos con
especialidad en educacin musical; c) formar arte-educadores con especialidad en educacin musical.
Tomando la clasificacin propuesta por Mateiro (2010) y despus de un profundo anlisis del plan de
estudios de la Carrera de Profesor de Msica de la FHAyCS de UADER observamos que nos encontramos
posicionados en una concepcin donde la formacin profesional en msica es posible de ser equiparada
con el Conservatorio, cuyo objetivo principal es la formacin del instrumentista, aunque contemplen
actualmente la direccin de orquestas, msica electrnica, entre otras.
Pensar la msica escindida entre teora y prctica pareciera imposible, algo inimaginable, pero al generar estas divisin- confrontacin se desprecia la formacin del futuro docente de msica, quedando
escindido su quehacer de msico de su quehacer docentes, lo que en las prcticas docentes encuentra
numerosos ecos.
Pensando los nmeros
Actualmente el nmero de alumnos inscriptos en las carreras de msica de la Facultad de Humanidades Artes y Ciencias Sociales se ha incrementado exponencialmente, pero no as el nmero de graduados el cual oscila entre el 10 % correspondiente al perodo anterior al 2001, que es la fecha de traspaso de la institucin a nivel universitario (Ver cuadro), lo que nuevamente nos lleva a indagar respecto
de lo que acontece entre el ingreso de esos alumnos, sus expectativas, anhelos, sueos y su
desaparicin, donde pasan a engrosar largas listas de estadsticas que hablan de desercin, abandono.. Qu imposibilita que los alumnos puedan concluir con sus estudios?, qu se est haciendo que
obstaculiza la generacin de nuevos profesionales?, cules son los factores que impiden finalicen su carrera? Las preguntas se acumulan a montones, pero la importancia radica en poder comenzar a indagarnos, en permitirnos preguntarnos para poder salir de la certidumbre y comenzar a observar el problema que se nos presenta.
Evolucin del Ingreso al Profesorado de Msica
AO
INGRESANTES
2001
43
2002
32
2003
40
2004
40
2005
45
2006
35
2007
51
2008
39
2009
23
2010
40
2011
36
2012
39
2013
53
TOTAL INGRESANTES :520
TOTAL GRADUADOS: 5
Fuente: elaboracin propia
30
20
10
0
2001
2003
2002
2008 2009
6
57
2007
2008
2009
2010
65
68
80
103
2011
130
2012
122
2013
154
Fuente: elaboracin propia
REINSCRIPTOS
80
60
40
20
0
1
10
AOS
Informo que los graduados corresponden a inscriptos de 2001 en delante el tiempo de cursado de los
estudiantes supera los diez aos otro dato a tener en cuenta es la cifra de re inscriptos y el alto porcentaje de abandono.
Esta propuesta de formacin centrada en la generacin de profesionales con un detallado conocimiento musical, instrumental sin la capacidad para comprender que la msica no es solo para los talentosos .Si observamos la cantidad de materias, sus contenidos mnimos, la carga horaria, los exmenes,
podremos descubrir la respuesta a la pregunta de qu profesionales estamos formando. Pero si retomamos lo anteriormente expuesto, nos daremos cuenta de que obtenemos una respuesta que no es la
deseada, que a medida que nos abocamos a la formacin de docentes nos alejamos de la docencia, de
la importancia central que el rol docente desempea en el aula excediendo los conocimientos y capaci275
276
dades exclusivamente musicales o sonoras. En la actualidad, los educadores musicales tienen a su disposicin una diversidad de modelos: es posible aprender a travs del juego, del canto y de la danza popular (modelos naturales o espontneos), pero tambin se puede aprender mediante aparatos o mquinas (modelos tecnolgicos), o a travs de conductas y prcticas varias.
En varios pases de Latinoamrica existe una fuerte bsqueda de identidad cultural a travs de la
msica y la educacin musical constituye un factor aglutinante de gran poder. En la actualidad renacen
en las murgas -conjuntos de percusin que recorren las calles en las pocas de carnaval-; con semejanzas al candombe en Uruguay, tales formaciones constituyen un medio eficaz para reunir a la gente. En
Chile y Per la educacin formal y no formal rescata diversas manifestaciones de la msica tradicional cantos, danzas, juegos y ceremonias- que integran la danza y la actuacin.
El rol del docente hoy, ms que nunca, y partiendo de Freire, es el de un sujeto dialogante que sin
imposicin aspira a la construccin creativa de un aprendizaje compartido, si partimos de esta aspiracin para nuestro alumnos como futuros docentes debemos primero ser capaces de permitirnos nosotros este dilogo creativo.
Siguiendo con Violeta de Gainza Pretender restablecer el decado rating de los profesores y maestros de msica en la sociedad no es ms que un hecho de justicia que debera ser precedido por un
cambio sustantivo en la preparacin terica y tcnica del profesorado de msica de todo nivel, con nfasis en la formacin de especialistas. Si el siglo XX poda ser justamente calificado como el siglo del nio, el siglo XXI debiera llegar a ser el siglo del maestro, de su valorizacin y perfeccionamiento.
Para ello, es urgente evaluar- actualizar y organizar en forma realista y urgente la enseanza artstica en msica.
Las cifras de graduados desnudan la necesidad de actualizar las tradicionales carreras en msica y
reconocer la importancia dentro del sistema educativo de un lenguaje del conocimiento para el placer y
la comunicacin.
Reflexin para volver a reflexionar
A partir de esta mirada surge una propuesta consensuada con los estudiantes para comenzar a repensar el plan de estudio, como una puerta para reflexionar sobre el rol docente.
Tanto estudiantes como docentes, en sucesivas reuniones, coinciden en calificar al plan de estudios
vigentes como excesivo, con una alta carga horaria y de materias (64) adems de observar una superposicin de contenidos.
La desercin escolar y la falta de egresados, son apenas algunos de los problemas institucionales que
en parte, se desprenden de este excesivo y largo plan de estudios.
Por ello, pensamos otro diseo que plantea un recorrido ms flexible y una mejor articulacin entre
las diferentes materias.
En funcin de ello, pensamos una reorientacin de las materias contempladas en el vigente tronco
comn, de modo que incluya y contemple la especificidad de la msica; una redistribucin y reasignacin de materias, en cuatro aos que en total quedan 44 materias; ms talleres optativos que complementen la formacin profesional en funcin de los intereses de cada egresado.
A partir del nuevo plan se propone formar un docente capaz de sensibilizar a sus estudiantes de
primaria o secundaria, en msica, sea a travs del canto, los instrumentos, la danza, las nuevas tecnologas, y otras manifestaciones ligadas a la msica. Se busca formar trabajadores de la educacin que
sepan aprovechar los medios digitales, tradicionales y cotidianos para recrear las distintas posibilidades
de la msica, la voz, los silencios o los efectos sonoros.
Asimismo se apunta a que los egresados dominen y recreen un amplio repertorio, un docente
permeable a los cambios sociales, polticos y culturales, capaz de aportar desde una perspectiva antropolgica y cultural, una mirada crtica y dimensionar la msica como producto humano en diversos contextos y tiempos histricos. Esto es, un docente puesto en el compromiso de revalorizar el lugar del arte
en la sociedad y sus posibilidades de cambio social e inclusin.
Resulta de importancia destacar que el eje de la presente propuesta no esta centra en desmerecer el
rol del instrumentista as como tampoco su formacin acadmica, sino que la presentacin del trabajo
tiene la mirada en la formacin del docente de educacin musical exclusivamente, motivo por el cual no
se aborda discusin en torno a los planes de estudios, duracin y dedicacin sobre los mismo, pero si
entendemos la msica como expresa Hemsy de Gainza debemos comprender cabalmente que "puede
afirmarse que no existen seres sanos y normales, a quienes el acceso a la msica les est vedado por
falta de condiciones personales. Las aptitudes musicales adoptan mltiples aspectos; al manifestarse,
eso es todo. Es prcticamente imposible sufrir una carencia absoluta en ese sentido y a la educacin le
corresponde desarrollar los "dones" aparentes complementndolos con aquellos aspectos ms ocultos o
menos conscientes dentro de cada tipo individual" A lo que Muoz (1976) contundentemente agrega
"no podemos aceptar los criterios del pasado que solo permitan estudiar msica a los talentosos"
Referencias bibliogrficas
Mara Luisa Muoz (1976) "La educacin musical en Latinoamrica" Revista Musical Chilena. Vol. 30.
134.
Hemsy de Gainza Violeta, "La iniciacin musical". Ricordi Americana Bs As, 1973, p 13.
Hemsy de Gainza Violeta (2003), LA EDUCACIN MUSICAL ENTRE DOS SIGLOS: DEL MODELO METODOLGICO A LOS NUEVOS PARADIGMAS. Conferencia pronunciada el 23 de Agosto de 2003 en el
mbito del SEMINARIO PERMANENTE DE INVESTIGACIN de la Maestra en Educacin de la UdeSA.
Paulo Freire, " Entrevista ; la pedagoga de Oprimida treinta aos despus realizada por Dagmar ZibasSeptiembre 1993 en el libro Pedagogia dos sonhos possiveis, San Pablo, Fundacao Editora da UNESP
Teresa Mateiro (2010). Formacin del Profesorado de Msica: planes de estudio en Europa y Amrica
Latina.Revista Profesorado. VOL. 14, N 2 (2010)
Florencia Pierret (1972), "Mito y realidad de educacin musical en Amrica Latina". Rev Musical Chilena. Enero- Marzo 1972 N XXVI /117
1970 Universidad Nacional de Rosario 4 Conferencia
Revista Electrnica Complutense de Investigacin en Educacin Musical, Volumen 2 Nmero 3 2005
Steve Dillon EL PROFESOR DE MSICA COMO GESTOR CULTURAL Queensland University of Technology-2001
277
278
pareciera preponderar una univocidad, homogeneidad lgica, epistmica, y prctica que reduce a los
sujetos a epifenmenos de las estructuras- institucionales, culturales, epistmicas-. 5) Las condiciones
de trabajo docente, la retraccin salarial y el multiempleo - cuestiones largamente sealadas pero no
por eso menos actuantes- que se deslindan de las exigencias de actualizacin y de las prcticas.
Un punteo que implica diferentes perspectivas y niveles de anlisis que se complejizan y diferencian
segn las interrelaciones, las situaciones y las resistencias o apuestas.
Atravesando el esquema no exhaustivo sealado- y atravesado por los mismos- est la consideracin del estatuto del saber didctico, del campo didctico. Entre las condiciones que afectan su reconocimiento estn las vinculadas al desprestigio ocasionado por el enfoque instrumental (Daz Barriga 1991).
La dbil constitucin interna y el escaso desarrollo terico por la confluencia de aportes provenientes de
otros campos, se transforma por el desplazamiento de una relacin paradigmtica prescriptiva a una
crtica que con herramientas de otros campos delinea objetos propios y un campo especfico (Camilloni
1996).
Ms all de las distintas perspectivas que han configurado histricamente los discursos hegemnicos
pesa con singular fuerza la falta de garanta o ausencia de eficacia en las prcticas de la formacin.
A pesar de la crtica a los enfoques instrumentales, el problema de la distancia, distorcin,
desfasaje entre teora y prctica, entre formacin y desempeo profesional est vigente.
Temas, criterios y perspectivas que intervienen en las diferentes transformaciones curriculares y se
vinculan al desfasaje entre formacin e insercin laboral. Una problemtica crucial y una distancia que
admite diferentes lecturas.
En trminos generales las revisiones curriculares estuvieron marcadas, entre otras, por: el lugar de
la prctica y de la teora, el tiempo y el espacio dedicado a una y otra, el peso de la formacin disciplinar y de la formacin pedaggico- didctica- y su significacin-, la relacin de la conformacin curricular en la formacin docente con los currculos escolares.
En la significacin de la teora y la prctica se juegan diferentes perspectivas y valoraciones, algunas de las cuales se delinean en los currculos formales y plasman - de modo diverso y contradictorioen el desarrollo curricular. La pretensin teleolgica del currculo se traba con diferencialidades que incluyen, adems de las sealadas, las dismiles priorizaciones y perspectivas que se plasman como proyectos de ctedras y las que acontecen durante su desarrollo.
Concebir la estructuracin curricular como unvoca supone desconocer que intervienen diferentes
perspectivas, posiciones y decisiones poltico- sociales, epistmicas, disciplinares. Por otro lado, hipostasiar el desarrollo o el proceso como habitualmente se lo considera- o, bien el devenir, a ese marco
que se pretende regulativo implicara desconocer los diferentes sentidos y apuestas que involucran a los
sujetos participantes3 (Tiramonti, 2004:112/115), las diferentes relaciones de fuerza4 que varan segn
las circunstancias e interacciones.
Podramos en un primer momento considerar la prctica como el lugar eminente en el que se juega
las voces, experiencias y relaciones con el conocimiento que mantienen los participantes.
Un lugar de confluencia y cuestionamiento o debate de las perspectivas tericas y de las prcticas
para desedimentar y poner en crisis las narrativas culturales y curriculares 5 que pretenden regular las
relaciones e inciden en los modos de de subjetivacin.
La posicin diferencial de los docentes y estudiantes en los espacios institucionales est atravesada
por los diversos modos de asuncin de las regulaciones acadmicas aceptacin, contestacin, transformacin y/o resistencia-, por las interacciones y relaciones de y con el conocimiento. La focalizacin
en las prcticas docentes, en general, apunta a la responsabilidad diferencial que tienen docentes y estudiantes. No nos detendremos en las funciones que le competen a los docentes pero, sin pretender minimizar dicha funcin, ese centramiento tiende a eclipsar la participacin/intervencin del estudiante
aunque se atenga a una presencia pasiva.
La consideracin de la buena enseanza (Fernstermacher 1989:158) desde principios morales, enfoques epistemolgicos y decisiones de accin desde un nivel de anlisis, puede significarse y/o articularse con el desconocimiento de las repercusiones y recepciones entre los diferentes estudiantes, las
relacionalidades y afecciones que la buena disposicin no puede clausurar o abarcar- por imprevisible y
no disponible a priori-.
La angustia que suscita las instancias de prctica o prcticas de ensayo como se las denomina
279
280
en algunos casos- como clausura de la formacin-, los problemas candentes que irrumpen en la insercin profesional o, ya se vaticinan por la proliferacin de las crticas y demandas, son algunas de las
cuestiones en las que incide una espera de resolucin tcnica. Aunque silenciado dicho enfoque por los
cuestionamientos severos a la concepcin de sujeto, realidad, prctica, que conlleva y se enuncia como
recetas no, insiste como expectativa de encontrar la solucin. Una idea de aplicacin del conocimiento
terico a las situaciones prcticas junto a la pretensin de manejarse dentro de un esquema de acciones
anticipado estara operando en algunas expectativas. El planteo tan conocido de la formacin recibida no
me aport, aprend en la prctica, en las teoras vemos una cosa y en la prctica sucede otra, o
vamos al campo a comprobar/corroborar lo que dice la teora, segn nuestra interpretacin puede estar
atravesada por una pretensin de previsibilidad y manejo as como, una correlacin entre teora y prctica en la que se delinean problemas epistmicos y significaciones- aplicar la teora a la prctica-.
En algunos casos, las distancia entre una y otra se la aborda desde la descontextualizacin de las
prcticas que provocan determinados recortes tericos, la reduccin de los contextos de accin, etc. Sin
negar dichas cuestiones, parecera que la prctica se puede aprehender a condicin de diversificar los
contextos e intensificando los espacios de prctica en la formacin.
Desde los enfoques crticos el nfasis en la relacin teora prctica se apoya en una crtica poltica
afirmada en ideales de igualdad, de libertad, junto a la crtica a las concepciones de conocimiento de los
recortes. Sin embargo, la determinacin de lo de prioritario, de las praxis adecuadas en la diversidad
de situaciones pone en jaque esos ideales de accin y la distancia que se abre entre una y otra.
En algunos casos, el problema es atribuido a la falta de coherencia se dice una cosa y se hace
otra- una cuestin tica fundamental que no resuelve el problema de la irreductibilidad de una a la otra,
de la distancia. Por otro lado, el peso que debe tener lo terico y lo prctico y su secuencia son motivo
de controversias y crticas.
Entre las cuestiones agravantes de una relacin compleja y atravesada por distintos avatares, se apuntan el nfasis deductivo, la tendencia aplicacionista o ejemplificadora como lgicas que estructuran el currculo de formacin y que desatienden a la necesaria alternancia en teora y prctica (Perrenoud, 1994).
Sin embargo, consideramos que la alternancia o la intensificacin prctica aborda una cuestin y
desconoce la singularidad de la prctica, de cada prctica, que requiere decisiones y deliberaciones no
contenidas en la teora.
Las prcticas estn cruzadas intereses poltico-econmicos y sociales, intervenciones estratgicas en
relaciones de fuerza desiguales atravesadas por significaciones e interpretaciones que desbordan los
parmetros y ponen en jaque el modo de relacin con el conocimiento y las praxis tico-polticas.
La bsqueda o necesidad de conformar una unidad de sentido, de prctica, de pensamiento y discurso es una mirada que tiende a tallar.
La tendencia a buscar una correlacin entre las prcticas discursivas y no discursivas acontecimientos, prcticas- como si participaran de una misma lgica, implica considerar a las acciones como engendradas de forma automtica y transparente por los pensamientos. Una teleologa que se
encuentra en ciertos enfoques sobre el currculo y sobre la relacin formacin- prctica que tendramos
que considerar como parte de una produccin histrica. La diferencia con la historia efectiva est dada
porque nada en ella mantiene esa constancia: nada en el hombre ni siquiera su cuerpo- es suficientemente fijo como para comprender a los otros hombres y reconocerse en ellos 6.
La propensin a objetivar las prcticas, a abordarlas desde una linealidad pensamiento- accin y desde los presupuestos tericos, tiende a reducirlas a las intenciones de un sujeto soberano y omnipotente
que dispone y controla el proceso, su conducta, lo que dice y su significacin, opacando -aunque actuante-el azar, el acontecimiento, la diversidad de significaciones en situaciones de interrelacin, entre
otros, con otros. An en las perspectivas racionalistas se plantea las aporas de la aplicacin.
Conflictos y
debates que a veces se los circunscribe esquemticamente a
crticos vs.
instrumentales- que como venimos sealando han tenido una fuerte impronta en el campo- y que desplaza otras perspectivas crticas y las polmicas que mantienen entre s aunque sean cercanas o afines7.
Las modificaciones subjetivas y variaciones temporales que, a veces, tienden a acotarse y fijarse en
identidades segn clase social o etapa de desarrollo- desde un enfoque biologista y/o psicologista- pueden devenir en cristalizaciones estigmatizadoras o prejuicios. Una consideracin de las variaciones y la
complejidad de las prcticas que resuena permanentemente y que se busca estabilizar o circunscribir.
Se suele mencionar como un problema que no se reconozcan las condiciones socio-culturales de los
estudiante, un punto de partida que, en algunas interpretaciones parecieran funcionar como determinantes de lo que se es una sustancializacin del sujeto-y como parapetos cuando se reducen a un
diagnstico. Lo que no implica desconocer las diversas experiencias, las condiciones de existencia y el
efecto que puede tener en cada uno la reiteracin de experiencias traumticas/de fracaso y que pueden
acarrear el abandono, la exclusin o autodesvalorizacin.
Un captulo especial merecera la relacin del campo con la psicologa educacional y del aprendizaje
que ha signado buena parte de su desarrollo histrico y que plantean la disolucin de sus fronteras
por el avance del constructivismo. De acuerdo a algunos sealamientos, la psicologa educativa, sus categoras, no son constitutivas del campo pedaggico y didctico y deberan evitarse los solapamientos
en pos del esclarecimiento de sus relaciones y posibles derivaciones (Litwin 1997).
Una relacin por pensarse y que requiere ampliar la mirada para incorporar otros nudos no contenidos o diluidos en los aportes constructivistas.
Algunas enunciaciones parecieran remitir a una pretensin de unificacin, estabilizacin: la prctica,
la teora, la institucin educativa. Es parte de una significacin simblica e imaginaria? o, son los resabios que persisten en la lengua de un enfoque de la sociedad, del hombre, de la cultura que desconoce la pluralidad all donde lo abordaba en singular?
Una forma de nominacin, en singular y/o en posesivo son indicadores de los performativos que an
mantienen alguna eficacia. Y que aluden, adems, al desplazamiento del tiempo como alteridad y alteracin. La consideracin de que el tiempo funciona del mismo modo para todos los grupos y sectores, es
puesta en cuestin no slo por la relacin con las condiciones socio-econmicas de existencia (Margulis
2000), sino por la consideracin de el tiempo como una construccin (Elias 1989, Castoriadis 1993 ) ms all de la perspectiva biolgica8.
Una concepcin del tiempo9 que atraviesa distintos nudos de anlisis, a la concepcin de formacin,
al currculum y sus pretensiones de adecuacin a las demandas del medio- sin que ello suponga reducir
y homologar las diferencias entre instituciones y al interior de las mismas-, al espacio ulico, a la mirada sobre los sujetos y las prcticas.
El tiempo como diferencialidad tambin se opaca, cuando se plantea la formacin como una relacin
con el conocimiento como progresiva y acumulativa en la que las teoras proveen de las certezas que se
comprueban en las prcticas.
Problemas ticos-polticos y epistmicos10 soslayados, adems desde una lectura sobre las dificultades de 'comunicacin' que pareciera a acoplarse a una concepcin transparente del lenguaje 11, como
posesin y dominio del cdigo o como ejercicio de una buena voluntad.
Conclusiones y apertura
Como poetizaba Juarroz, entre quien da y quien recibe, entre quien habla y quien escucha, hay una
eternidad sin consuelo. Con esta referencia sealamos la pluralidad y diferenciacin que se juega en la
experiencia tanto social como singular- en medio de la lengua o entre las lenguas, en la que aparece
la conflictividad entre significados y sentidos, entre apuestas polticas. Muchas veces la pretensin de
identidad de la palabra funciona como principio de control del juego, en el que el deseo de un lenguaje
unvoco, monolinge, aparece como un rasgo de algunas perspectivas sobre la cultura, la ciencia, la
institucin, la formacin docente. Una bsqueda que pretender clausurar o controlar el juego de sus
diferencias entre la palabra que se dice, en lo que dice, en lo que se escucha y suscita como afecciones
en una temporalidad cortada por momentos y singularidades.
Cuestiones como la relacin lengua y habla, las experiencias y sus significaciones, la temporalidad y
el tiempo institucional, entre otras, que atraviesan las prcticas docentes, didcticas, y a los discursos.
Relaciones no homologables o equivalentes ni reductibles a una continuidad. La relevancia de las mismas abren un sentido de la prctica como acto en el que la enseanza y el aprendizaje se juegan y
encuentran con las discontinuidades caractersticas de las relaciones intersubjetivas que se dan en el
medio de la lengua adems, del conocimiento especfico que las particulariza. De ah la dificultad de
encontrar una proyeccin en el hacer de lo formulado previamente, lo anticipado tanto terica como
prcticamente.
La pluralidad y diferencialidad de enfoques lejos de ser un evento a corregir es la condicin tanto de
281
282
trabajo del docente en el aula como parte de una cultura democrtica y de una formacin rigurosa.
Avanzar en la interrogacin de la selectividad que funciona segn el horizonte pragmtico,
tecnocientfico, crtico y los modos de relacin con el conocimiento que proponen nos parece una tarea
que nos requiere para mantener la potencia del conocimiento y la apertura de la mirada y la escucha
que exige la praxis.
Abrir los temas convencionales, despegarse de la colonizacin psicolgica (Larrosa 2003) que tiende a predominar, retomar los aportes de diferentes disciplinas para volver a pensar lo que ha quedado
eclipsado o desplazado por la rutina, por lo ya pensado, por una economa de funcionamiento, por una
concepcin de formacin y de prctica.
Irrumpir en el juego cmodo de las continuidades, las separaciones edificantes, los esquematismos
moralizadores e incorporar otros lenguajes para avizorar lo que queda por pensar y hacer.
Un modo para dar lugar a la experiencia12 que nos pasa, del padecer y la transfiguracin que no encuentra correlato en una perspectiva secuencial y acumulativa del conocimiento a la que se acopla la
significacin de la experiencia-como acumulacin-.
Notas
1
El orden del discurso, en Foucault (1992), alude a los procedimientos internos de control de los discursos, la peligrosidad que supone su proliferacin est vinculada a distintas estrategias. Nosotros la
retomamos libremente para recorrer algunas categoras y significaciones que podran caracterizar un
orden del discurso en el campo didctico.
2
El presupuesto de un sentido hegemnico ligado a la razn de ser de la educacin escolarizada aunque no niega los diferentes sentidos que los actores construyen, tienen un efecto de neutralizacin
de los sentidos antagnicos y/o alternativos. En Tiramonti, G.-comp.- (2007) La trama de la desigualdad educativa, Manantial, Bs. As. Pg. 104
4
La distincin entre estrategias y tcticas ( De Certeau 1996) parte del reconocimiento de las diferentes posiciones de fuerza que permiten desplegar estrategias a los que ocupan lugares privilegiados de
decisin y tcticas a los ms dbiles que procuran subvertir, modificar y/o desplazar lo que est impuesto como formas de apropiacin, de lectura, del/los sentidos de un texto. Es decir, prcticas que no
se reducen a una lectura unilateral o desde los dispositivos de control.
5
Chartier, R. (1996) Escribir las prcticas. Foucault, de Certeau, Marin. Manantial, Bs. As. Pg. 22
N. Elias (1989) seala que el tiempo es debido a la necesidad de organizar la produccin, el trabajo,
el encuentro pero, lo que tiempo es est lejos de lo que se representa en un calendario, en un cronograma. En la enucniacin aparece la sustancializacin de el tiempo. Abandonar el singular del artculo, las
carreras contra el tiempo, para decirlo de la nica manera que se puede: la pluralidad de las esperas,
la singularidad de la ocasin, el instante.
9
Una breve referencia amerita la novela Los fronterizos de Peter Hoeg, donde sintticamente aparece
el tiempo escolar- en una institucin de encierro para nios al borde del abismo/marginacin- simboliza-
do por el reloj -su trastocamiento trastorna la vida de la institucin y sus prcticas- y ese otro tiempo
difcil de simbolizar de las experiencias desgarradoras que hacen estallar las marcaciones culturales e
histricas. Atravesados, ligados en una mueca trgica, por la evaluacin e interpretacin que decidir
su destino de capaces de establecer vnculos afectivos y en condiciones de pasar al nivel superior.
Qu la literatura sea la acoge esas experiencias es una cuestin que interpela ciertos reduccionismos,
entre ellos la consideracin de la formacin- tal vez por efectos de los modos de recepcin -.
10
Una imagen sugerente que indica algunos de estos problemas es la de la abeja y las celdas vinculadas a la construccin de conceptos en relacin al lenguaje y la ciencia. "Si ya el hombre de accin ata su
vida a la razn y a los conceptos para no verse arrastrado y perderse a s mismo, el investigador construye su choza junto a la torre de la ciencia para que pueda servirle de ayuda y encontrar l mismo proteccin..."Nietzsche, F. (1998) Sobre verdad y mentira, Tecnos, Madrid. Pg. 33
11
'En el mundo inorgnico falta el malentendido, la comunicacin parece perfecta. En el mundo orgnico comienza el error' (Nietzsche).En Klossowski, P. (2000) Nietzsche y el crculo vicioso, Altamira, Bs. As. Pg. 53.
12
La expropiacin de la experiencia estaba implcita en el proyecto de la ciencia moderna, plantea Agamben, con la consiguiente transformacin y correlacin entre conocimiento y experiencia. El sujeto de la
experiencia era el sentido comn presente en cada individuo. En su necesidad de certeza la ciencia moderna anula dicha separacin y hace de la experiencia el lugar del conocimiento coincidente con el ego cartesiano, y la conciencia. Agamben, G. (2001) Infancia e historia. Adriana Hidalgo editora, Bs. As. Pg. 18
Referencias bibliogrficas
AGAMBEN, G. (2001 [1978 y 2001]) Infancia e historia. Adriana Hidalgo editora, Bs. As.
BARTHES, R. (1987) El susurro del lenguaje, Paids, Barcelona
BACZKO, B. (1991) Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas. Nueva Visin, Bs. As.
BERNAUER, J. (1999[1989] Ms all de la vida y la muerte. Foucault y la tica despus de Auschwitz,
en Balibar, E, Deleuze, G. y otros (1999[1989] Michel Foucault, filsofo, Gedisa, Barcelona.
CAMILLONI, A. (2007) El saber didctico, Paids, Bs. As.
CASTORIADIS, Cornelius (1988 [1986]) Los dominios del hombre: las encrucijadas del laberinto. Gedisa, Barcelona.
(1993 [1975]) La institucin imaginaria de la sociedad. Volumen I y II. Tusquets, Buenos Aires.
CHARTIER, R. (1996) Escribir las prcticas. Foucault, de Certeau, Marin. Manantial, Bs. As.
DE ALBA, A. (1991) Currculo: crisis, mito y perspectivas. Universidad Autnoma de Mxico, Mxico.
DE CERTEAU, M. (1996 [1980]) La invencin de lo cotidiano. I Artes de hacer, Universidad Iberoamericana - Departamento de Historia - Instituto tecnolgico y de Estudios Superiores de Occidente Centro Francs de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, Mxico
DELEUZE, G. Posdata sobre las sociedades de control. En FERRER, C.- compilador- (2005) El lenguaje
libertario, Terramar ediciones, Bs. As.
DERRIDA, J. (1989 [1967]) La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas, en
Derrida, J. La escritura y la diferencia, Anthropos, Barcelona.
EDELSTEIN, G.- CORIA, A. (1996) Las prcticas docentes. Bsqueda de sentidos para sus anlisis, VVV
(2000) Congreso Internacional de Educacin. Educacin, Crisis y Utopas. Tomo 2, Las propuestas de la Didctica y la Psicologa. UBA- Aique, Bs. As.
ELIAS, N. (1989[1984]) Sobre el tiempo. Fondo de Cultura Econmica, Madrid.
FOUCAULT, M. (1992 [1970]) El orden del discurso. Tusquets editores, Bs. As.
(1999 [1994]) Esttica, tica y hermenutica. Tomo III. Paids, Barcelona.
GADAMER, H. G. (1993) Elogio de la teora, Pennsula, Barcelona
(1989) Leer es como traducir, en GADAMER, H. G. (1989 [1993]) Arte y verdad de la palabra, Paids, Barcelona.
GIROUX, H. (1997[1992]) Cruzando lmites. Trabajadores culturales y polticas educativas. Paids, Barcelona.
KLOSSOWSKI, P. (2000); Nietzsche y el crculo vicioso, Altamira, Bs. As.
LARROSA, J (2003) Entre las lenguas. Lenguaje y Educacin despus de Babel. Laertes, Barcelona.
283
284
MARGULIS, Mario -editor- (2000 [1996]) La juventud es ms que una palabra. Editorial Biblos, Buenos Aires.
NIETZSCHE, F. (1998) Sobre verdad y mentira, Tecnos, Madrid
RANCIRE J. (2003) El maestro ignorante. Laertes, Barcelona
TIRAMONTI, G. Comp.- (2007[2004]) La trama de la desigualdad educativa. Mutaciones recientes en la
escuela media, Manantial, Bs. As.
VARELA, J. (1995) El estatuto del saber pedaggico, en Volver a pensar la educacin-Vol. II, Morata, La
Corua.
El Cardo N 10, El giro lingstico y el giro pragmtico, FCE_UNER, Paran 2007
286
constante con la reflexin terica, ya que la construccin del rol alfabetizador de los docentes en las escuelas implica un anlisis de la praxis como posibilitador de nuevas situaciones y estrategias.
De lo que se trata, adems, es de generar un proceso de construccin en donde el docente sea capaz
de participar en la toma de decisiones y fundamentar dichas elecciones. Hay que poner en accin aquellas prcticas pedaggicas destinadas a la enseanza de la lengua a partir de las cuales los docentes
facilitan, organizan y aseguran un encuentro y un vnculo entre los alumnos y el conocimiento. Y esto es
posible si el docente se transforma en sujeto de la praxis, de esa conjuncin de teora y prctica en el
terreno gris en que se hace un poco de teora a partir de la prctica y se ponen en prctica algunos principios de la teora (Desinano: 1994).
Las ctedras de Lengua en la formacin de maestros
Las ctedras de Lengua del Profesorado de Educacin Primaria de la FHAyCS UADER- vinculan a los
alumnos desde el primer ao, an en forma incipiente, con el campo de enseanza para el cual se estn
formando las escuelas-, elaborando e implementando secuencias didcticas a partir de un modelo
bsico. Las secuencias didcticas operan como un constructo terico, el cual implica un modo de
intervencin, la explicitacin de contenidos, y dems aspectos a considerar en la elaboracin de las
propuestas de enseanza.
La ctedra Didctica de la Lengua y la Literatura III retoma los conceptos fundamentales de las
didcticas anteriores y propone la formacin del futuro maestro en alfabetizacin avanzada, proceso que
comienza en el segundo ciclo. Para ello propone la elaboracin de un trabajo prctico que constituye
una secuencia didctica completa para la enseanza de los contenidos de la alfabetizacin en el segundo
ciclo, preparndolos as para proyectos que optimicen resultados, ampliando y profundizando las propuestas de Didctica de la Lengua y la Literatura I y Didctica de la Lengua y la Literatura II.
Desde la ctedra se muestra un modelo de enseanza equilibrado, con implementacin de estrategias diversas deliberadamente pensadas y planificadas. Esta dinmica de trabajo hace que los alumnos
puedan pensar el objeto de enseanza -la lengua- a partir de la praxis. El modelo sirve si constituye una
herramienta susceptible de ser utilizada en el proceso de aprendizaje que se est protagonizando. Los
modelos o las obras acabadas, las personas formadas, pueden servir entonces para equipar a otros de
instrumentos que los dejen en mejores condiciones de producir obras propias (Alliaud, 2009: 72). En
este sentido, es destacable el criterio pedaggico planteado de la presencia de buenos maestros en las
clases a partir de cuyas intervenciones se propone recuperar el anlisis de proyectos de aula. Es el proyecto de aula la sistematizacin didctica - pedaggica, en permanente revisin, que prepara el docente
para trabajar en una perodo concreto, con alumnos concretos, en una institucin determinada. En este
sentido, las propuestas de enseanza y secuencias didcticas como parte del proyecto de aula constituyen un material didctico fundamental a la hora de pensar las prcticas en las escuelas.
Prcticas asistidas y prcticas articuladas
Como dije anteriormente, desde las ctedras de Didctica de la Lengua y la Literatura del
Profesorado de Educacin Primaria se trabaja para formar docentes con conocimientos slidos en
alfabetizacin. Para ello se ha llevado adelante un proceso de diseo, elaboracin e implementacin de
propuestas didcticas de lectura y escritura en las escuelas, llamado Prcticas Asistidas.
El proyecto de Prcticas Asistidas surge hace algunos aos3 en la ctedra Lengua y su Didctica III
del Profesorado de EGB hoy Profesorado de Educacin Primaria- a mi cargo, y se traslada a Lengua I y
Lengua II acompaando de modo articulado a los dems trayectos de las materias: clases terico/
prcticas, resolucin de guas de lectura, prcticas obligatorias y optativas.
Su objetivo central es que los alumnos practiquen de modo focalizado y asistido el desarrollo de
secuencias didcticas que les permitan establecer el contacto directo y absolutamente necesario en la
formacin con las escuelas, tener a cargo individualmente un grupo de nios/alumnos y ensear
contenidos especficos del espacio curricular Lengua implementando las propuestas que se impulsan
desde las ctedras.
En sus inicios, el proyecto de Prcticas Asistidas persigui la buena prctica alfabetizadora e intent
superar uno de los problemas de la prctica vinculada con que los alumnos generalmente elaboraban sus
diseos de prctica a partir de la propuesta emanada de la escuela sosteniendo y reproduciendo los
problemas que sufre la misma en lugar de ser parte de la solucin. Estas propuestas, no les permitan a los
alumnos implementar lo que haban efectivamente aprendido y aprobado en la cursada de Lengua I, II y III.
A partir del ao 2011 se ha iniciado un proceso de articulacin entre las ctedras de Didctica de la
Lengua y la Literatura II con Prctica Docente I del Profesorado de Educacin Primaria. Es objetivo de la
ctedra Didctica de la Lengua y la Literatura III -y desde la funcin de auxiliar docente- continuar con
dicho proceso articulando la misma con las ctedras de prctica de ambas carreras: Prctica Docente II:
escuelas y cotidianeidad y Prcticas Docentes III: Aula y escuela, espacios de aprender y ensear del
Profesorado de Educacin Primaria; y Prctica Docente II: escuelas y cotidianeidad en el espacio rural y
Prcticas Docentes III: Aula y escuela, espacios de aprender y ensear en el espacio rural del Profesorado de Educacin Primaria con Orientacin Rural.
La propuesta consiste en transformar las prcticas asistidas en prcticas articuladas con las ctedras
de prctica. En este sentido los alumnos que cursan Didctica de la Lengua y la Literatura III preparan
sus propuestas de enseanza y secuencias didcticas a partir de un modelo y de la elaboracin de Trabajos Prcticos. Estos proyectos se implementaran en las escuelas asignadas desde la Prctica con el
acompaamiento y seguimiento de las profesoras a cargo de ese espacio y el asesoramiento pertinente
de la Auxiliar Docente de Didctica de la Lengua y la Literatura III.
Lo que se quiere es que los futuros maestros no reproduzcan el fracaso existente hoy en muchas
escuelas, sino que su quehacer docente comience con buenos modelos y contine con prcticas de enseanza exitosas. Porque, a decir de Antelo, ensear el oficio es practicarlo. Al hablar de buenos modelos nos referimos a modelos de secuencias y propuestas didcticas, de clases y de docentes.
Como sostiene Alliaud, es recomendable el encuentro con buenas obras, buenos libros, buenos
maestros, para poder realizar obras propias. Podramos decir, es recomendable el encuentro con buenas
y exitosas propuestas y experiencias de enseanza. Tenemos que lograr que quienes estn aprendiendo
o se estn formando tomen conciencia de sus haberes y saberes, sin quedar instalados en el lugar de
las carencias, de las faltas (Alliaud, 2009: 74-79).
El saber producido en las aulas
Las ctedras de Lengua incorporan maestros a sus equipos para la formacin de futuros maestros, sumando nuevos perfiles formadores a los ya existentes, en donde cada uno aporta una perspectiva diferente.
En este marco, como Auxiliar Docente, mi intervencin en los procesos de enseanza, de aprendizaje y
de formacin de los futuros docentes es desde mi rol de maestra de escuela primaria y desde el espacio
concreto que puedo posibilitar y acercar: la escuela, el aula, los alumnos, la experiencia concreta del trabajo ulico y la vivencia del proceso in situ. Se trata adems de compartir, intercambiar y transmitir un saber producido en las aulas de las escuelas primarias. Porque la escuela es tambin un lugar donde se
produce saber y los docentes son tambin productores (Terigi, 2012:16).
Incorporar maestros a la formacin de maestros es una postura -y una decisin- destacable, necesaria y recomendable. Los (buenos) maestros podran ser, a decir de Litwin, las mejores inspiraciones.
Notas
1
Antes del cambio de plan de estudio, Lengua y su didctica III del Profesorado de EGB 1 y 2.
Concurso de auxiliar docente de Didctica de la Lengua y la Literatura III del Profesorado de Educacin
Primaria y del Profesorado de Educacin Primaria con orientacin rural.
3
Referencias bibliogrficas
Alisedo, G.; Melgar, S.; Chiocci, C. (1994). Didctica de las ciencias del lenguaje. Bs. As. Paids.
Alliaud, A.; Antelo, E. (2009). Los gajes del oficio. Enseanza, pedagoga y formacin. Bs. As. Aique.
Azar, F. (2013) Proyecto de Auxiliar Docente de la Ctedra Didctica de la Lengua y la Literatura III.
Profesorado de Educacin Primaria. FHAyCS. UADER.
Casuale, F.; Azar, F. (2012) De las prcticas asistidas a las prcticas articuladas. Ponencia presenta287
288
290
Los que hemos transitado la Argentina de los aos 90 tenemos alguna experiencia acerca de cmo
afect la reforma educativa al trabajo docente, en medio de un proceso de globalizacin-mundializacin
de concentracin del capital, que gener desequilibrios en el valor de la fuerza de trabajo y la necesidad de una fuerte desregulacin laboral, la flexibilizacin laboral, resistida pero finalmente impuesta, y
los servicios privatizados o tercerizados, fueron contexto y a la vez factores decisivos en las polticas
educativas, diseadas por los gobiernos nacionales a la luz de lo decidido para la regin por los organismos internacionales de crdito (FMI, BM, BID),
Las peripecias de los docentes del sector pblico, que vivamos los resultados del ajuste, conscientes
al menos algunos de que ramos el soporte de un crecimiento significativo de la matrcula -a lo que
se sumaba- un grave deterioro de infraestructura y recursos financieros, son difciles de describir.
Es importante recordar esta historia porque la reforma de la estructura del sistema tom modos diferentes de implantacin en cada provincia, de modo que, los salarios, las formas de ingreso y contratacin de los trabajadores de la educacin variaron de acuerdo con decisiones financieras relacionadas con
la descentralizacin administrativo-contable.
Hubo gobiernos provinciales que desconocieron parcialmente la vigencia legal del estatuto del docente ajustando econmica y disciplinariamente al empleado a su puesto de trabajo, cada vez ms precario -lo que gener en cada provincia normas laborales desreguladas y dispersas- de modo que cabe
preguntarse por el trayecto de los procesos provinciales posteriores a esa implementacin, sin desconocer lo que las luchas sindicales y la presencia o no de voluntad poltica pueden haber aportado a esta
complejidad.
Retornando a los procesos provinciales, de fines del siglo XX y su repercusin o prolongacin en los
primeros aos del siglo XXI, la influencia que ejercieron entre otras cuestiones en los sueldos y los pagos que se atrasaron meses, en el medio de conflictos ms o menos expresados segn la cohesin ms
o menos lograda por el sector docente.
En el caso de Concordia, en Entre Ros y, segn mi experiencia, tubo importancia la cohesin institucional lograda en el sentido de organizar un trabajo en conjunto para llevar adelante acciones que
trascendieran el sindicato y llegaran a la comunidad.
El salario docente perdi, en general, casi el 80 % de su valor adquisitivo. En eso influyeron tanto las
demoras como las formas de pago, que en el caso de Entre Rios se realiz en bonos Federales.
El uso especulativo de los bonos, hizo que muchas familias de docentes que tenamos obligaciones o
compromisos, los postergramos pensando en que algn da nos reconoceran como tenedores primarios, un concepto que haba tenido vigencia (muy breve) los primeros tiempos para quienes reciban los
ingresos familiares en bonos federales. Nada de eso sucedi y el mismo estado nos oblig a cambiar los
bonos por los que nos pagaron menos del setenta por ciento de su valor.
Por otra parte, los cambios en la obligatoriedad escolar y en la estructura del sistema provocaron
transformaciones en la organizacin escolar, que sin una planificacin adecuada, impusieron nuevas
normas y prescripciones de funcionamiento tanto en el plano laboral como en el curricular de modo que
esta situacin acentu el desconocimiento histrico, por parte de los gobiernos de la educacin de los
ejes constitutivos e inseparables del trabajo docente: lo laboral y lo pedaggico afirmando la tecnoburocratizacin del sistema educativo y violentando an ms la fractura existente.
Revisando esta historia me pregunto:
- Cmo han incidido estos procesos en las estructuras de los subsistemas provinciales?
- Cul es la forma de producir conocimiento que represente a los protagonistas, y entable una relacin con los estudiantes de la Formacin Docente, de modo que esa articulacin los involucre como sujetos protagonistas?
-Cul es la forma de revalorizar y resignificar la docencia como prctica histrica, como dispositivo
pblico con capacidad de producir cultura, como bienes simblicos en el sentido de Bourdieu?
Quin es el profesional de la educacin?
Algunos acontecimientos ocurridos parecen indicar que, como se dice en el balance de los 90, se
llama de esta manera a las personas que se desempean en la planificacin, las asesoras, el diseo de
polticas y el gobierno de la educacin. Mientras en las aulas, en las conducciones de las escuelas trabajan los que deben ser profesionalizados para estar a nivel del conjunto. Es un planteo falso.
Lo que es bien cierto es que la globalizacin impuso a los mercados regionales exigencias a las que
no escap la escuela pblica que para la filosofa neoliberal capitalista no poda continuar con la relativa
autonoma que provena del modelo liberal.
El valor del trabajo docente fue variable de ajuste. La precarizacin y la prdida de derechos marcaron el fin de siglo.
Otra historia o la misma historia?
Cmo continuaba y se particularizaba el proceso en Entre Ros, en la primera dcada del nuevo siglo?
Durante cuatro aos acopie informacin para mi trabajo final de la carrera de especializacin en Investigacin Educativa. El trabajo fue presentado en 2005 y an hoy su lectura, adems de refrescarme
la memoria sobre aquellos aos que tal vez consciente o inconscientemente uno quiere olvidar, me dispara ms preguntas.
Hay una cuestin que avanza en certezas, y es la importancia del trabajo institucional conjunto,
que, en el caso del Profesorado de Sociales, viene permitiendo a travs de procesos diversos intrainstitucionales, a pesar de la escasez de recursos, de las diferencias, de los efectos de polticas estatales
disuasivas, disolventes, o de efectos negativos sobre el transcurrir institucional - me refiero fundamentalmente al problema de las carreras a trmino- a pesar de stas y algunas otras dificultades , deca,
se logra un trabajo colectivo y emprender institucionalmente acciones que aporten a esa construccin.
Lo expresado aqu no deja afuera el trabajo inter institucional que se realiza con diferentes objetivos
con otras instituciones.
El nosotros renovable del Profesorado de Sociales
No insistir en esta oportunidad en recalcar nuestras condiciones de trabajo precarias, que hemos
manifestado ya tantas veces y de diferentes maneras, al menos en lo que he experimentado, fundamentalmente desde el ao 2008, donde resolvimos salir para encontrarnos y buscar interactuar con
compaeras y compaeros de otras instituciones en diferentes oportunidades de encuentro.
Como dijimos en Santa Fe, somos conscientes de la complejidad y la incertidumbre que implica un trabajo comprometido con una transformacin social; y reitero en esta oportunidad que el proyecto del profesorado se ha caracterizado desde sus inicios por una identidad que se expresa en principios consensuados y
construidos en el seno de la comunidad educativa, es por eso que hablamos de un nosotros cuya integracin ha ido variando, pero cuya particularidad es el sentido de pertenencia que la institucin genera.
Cada uno aporta lo que puede para hacer de esta institucin un espacio de inclusin, de construccin
de subjetividad y generar ese proceso relacional y dialctico entre la existencia individual y la existencia social, entre las estructuras sociales y la estructura psquica de los individuos ya que los sujetos nos
configuramos en sociedad en instituciones, en interaccin con otros, en la memoria social inscripta en
nuestras prcticas. (Kaplan, 2007)
Coherentes con estas ideas, hemos buscado encontrarnos, enredarnos, como la manera de no perder
nuestra identidad y poder construir una identidad ms amplia, abordando problemas comunes y tratando de encontrar propuestas alternativas.
La creacin de un equipo de investigacin en el profesorado responde a la preocupacin por construir un espacio institucional que articule las problemticas emergentes de la formacin docente con
procesos de investigacin que produzcan conocimiento para retroalimentar el proceso.
Como manifestamos en las conclusiones de nuestro proyecto N 1166/2010
Con la conviccin de que un trabajo sistematizado de problematizacin de la realidad educativa en general, e institucional en particular, llevar a construir diagnsticos, a conocer, y a encontrar soluciones, es que orientamos nuestra accin a los talleres de investigacin y a la propuesta de encarar la investigacin en bsqueda de un ncleo de buen sentido, es decir
apuntando a plantear y estudiar problemas que nos impliquen, que nos comprometan a poner
en cuestin realidades cotidianas bien conocidas, naturalizadas u ocultas.
El desconcierto
Transcurrido ya medio ao 2013, tiempo en el que hemos realizado un trabajo intenso de aportes y
291
292
participacin en encuentros, incluido nuestro trabajo para el Cuarto Encuentro Nacional de Docencia Difusin y Enseanza de la Historia, Segundo Internacional de Enseanza de la Historia, convocado por la
Red DIEH (Red de Especialistas en Docencia, Difusin e Investigacin en Enseanza de la Historia) en
Quertaro, Mxico.
En esta oportunidad expresamos que nos result evidente la presencia de preocupaciones similares.
Que las problemticas planteadas, fundamentalmente las que se relacionan con la docencia de la historia
nos hacen sentir abordando problemas comunes, fundamentalmente con lo que ocurre en Amrica Latina.
Agregbamos:
La intencin, la persuasin de quienes estamos en investigacin es instalar la necesidad de un
trabajo reflexivo y crtico en pos de crear espacios de trabajo en conjunto, combinando la investigacin en y de las prcticas pedaggicas, el acompaamiento pedaggico a las escuelas y
la formacin continua
Por estos das de Junio el equipo de Prctica Profesional y Residencia, sigue trabajando y replanteando cuestiones emergentes relacionadas con las prcticas.
De hecho, integrantes del equipo de investigacin, ocupado actualmente en el proyecto 1690/12,
son comunes al equipo de Prctica.
Todo lo que hasta aqu pudimos considerar como logros, aunque haya implicado muchsimos esfuerzos, de los que estamos comprometidos con un proyecto superador, liberador y como tal horizontal y
autnomo, ese horizonte mvil en permanente transformacin, aparece amenazado.
La perspectiva que se avizora en Entre Ros es exactamente la misma que se denuncia en el documento aportado por Miguel Duhalde.
Toda articulacin que podra intentarse como proceso vinculado a la investigacin a lo largo de la carrera
se ha quedado o se quedar sin espacios a partir de la implementacin de los nuevos diseos curriculares.
En Entre Rios, la Ley de Educacin Provincial N 9890, que se presenta como una construccin participativa; que en sus Disposiciones Generales, entre sus fines y objetivos destaca Art. 13 Inc. f.
Promover la formacin, produccin y distribucin de conocimientos, la creatividad y el pensamiento
crtico, la cultura del esfuerzo, el trabajo solidario, la responsabilidad por los resultados y la defensa de
los derechos humanos, no se ve reflejada en las transformaciones curriculares producidas ya implementadas y a implementar , en el caso del Profesorado de Ciencias Sociales , en 2014.
En lo que atae especficamente a Educacin Superior de lo que se ocupa el Captulo VI; en el Art.
48 expresa: Tiene como funciones bsicas la produccin y socializacin de conocimientos, la formacin cientfica y profesional en las mltiples dimensiones de la cultura provincial, regional y universal, la
formacin y actualizacin disciplinaria y pedaggica para el ejercicio de la docencia en los niveles y modalidades del sistema.
Declara objetivos de la Educacin Superior (Art. 50 inc. j.) Propiciar instancias generadoras de formacin continua () de investigacin y extensin.
En el Artculo 54 habla de la articulacin con las universidades a travs de diferentes convenios
especficos de investigacin.
Me pregunto Cul es la explicacin entre lo que la letra de la ley expresa y su implementacin consigue?
-Por qu esos procesos que estbamos logrando gracias a una continuidad dada en la correlatividad de los talleres, se pierden en una transformacin cuya comprensin no podemos reducir a una
burda intensin de ajuste?
Porque, como bien dice Miguel Duhalde, en los discursos reguladores de la dimensin curricular se
dejan entrever las concepciones a partir de las cuales se piensa la formacin docente y la educacin en
general y es a partir de esos discursos que se puede interpretar qu lugar y qu sentidos se les otorga
a los conocimientos, metodologas, didcticas, sistemas de evaluacin y todo lo que de una u otra manera puede aportar a una construccin colectiva o continuar como un trabajo alienado reproductor.
En cuanto a la investigacin como programas o lneas implementadas por la Provincia, nuestra experiencia es muy nueva y ha surgido a partir de las Convocatorias Nacionales para integrar proyectos. Si,
lo que quiero hacer notar es que pudimos armar un equipo y llevar adelante dos proyectos, porque
existan los talleres de investigacin, de modo que si bien el tiempo es acotado, contbamos con un
plantel de profesoras/es especializados como para integrar y hacer funcionar un equipo.
Est dems decir que esa estructura con que contamos, en los aos por venir se desvanece como
Referencias bibliogrficas
Achilli, E. L. (2000). Investigacin y prctica docente. Rosario: Laborde Editor.
Alliaud, A. (2004). La experiencia escolar de maestros inexpertos, Biografas, Trayectorias y Prctica
profesional. Revista Iberoamericana de Educacin Principal OEI Nmero 34/3 25 - 11 04, 1-11.
Alliaud A. & Suarez, D. H. (Coords.). (2011). El saber de la experiencia. Narrativa, investigacin y formacin docente. Buenos Aires: Clacso.
Bourdieu, P. (2008). Capital cultural, escuela y espacio social. Buenos Aires: Siglo veintiuno editores
argentina.
Feldfeber, Myriam y Andrade Oliveira, Dalila (comps) (2006) Polticas educativas y trabajo docente.
293
294
296
actualizacin condice con el de capacitacin, ya que adecuarse implica tambin llenar, completar
aspectos de la formacin ante nuevos requerimientos. Nos encontramos as entre la adecuacin y el
completamiento, entre la adaptacin pasiva a las demandas del sistema y el llenar los huecos que
aparecen slo a partir de estas demandas.
Contradiciendo tales lgicas, nos propusimos recuperar historias y experiencias institucionales, como
condicin necesaria para poder delinear una propuesta curricular para la formacin docente de Nivel
Inicial. Propuesta que toma como principal referente la reflexin sobre la propia historia de formacin y
se sostiene en lo que decidimos mantener, cambiar, refundar o volver a pensar acerca de ella. Asumimos as, como docentes de profesorado, un lugar protagnico en las reformas curriculares, aunque muchas veces sean desodas o simplemente acalladas.
Principios de los 90, un giro en la perspectiva poltica y epistmica de la formacin docente 2
El Profesorado para la Enseanza Inicial del Instituto Superior Diamante se crea en el ao 1990. La
Resolucin N 1391, D.G.E. (de Abril de ese mismo ao), establece la implementacin del primer ao de
la carrera de Enseanza Inicial en el Instituto Superior de Diamante, designndose las asignaturas para
este primer ao y la forma en que se evaluara a los docentes aspirantes a acceder a estas ctedras
(por ttulos y antecedentes y entrevistas con el equipo interdisciplinario designado por la D.E.S.). Las
propuestas de trabajo presentadas por los aspirantes se evaluaban en el marco de la insterdisciplinariedad establecida por el plan de estudios, en sus aspectos metodolgicos y de evaluacin. Esto constituy,
en ese momento, una innovacin en la modalidad de designacin de los profesores, que posteriormente
avanz aunque en pocos casos a la sustanciacin de concursos de antecedentes y oposicin para el
acceso a la titularidad.
Por Decreto N3572. M.B.S.C.E. de 1990, se aprueba la organizacin del plan de estudios para el
Profesorado de Nivel Inicial del Instituto Superior de Diamante, incluyendo una serie de apartados sobre
los que a continuacin trabajaremos, dada la mirada que exponen.
En la Fundamentacin, se considera al Nivel Inicial abarcando las edades de los 45 das a los 6 aos.
En l se incluyen dos mbitos, el de Jardn Maternal y el Jardn de Infantes. Aun atribuyndole al primero funciones preferentemente asistenciales, se intenta abarcar lo afectivo y social, la evolucin del lenguaje verbal y no verbal, aspectos intelectuales y cientficos y la educacin psicomotriz, en las propuestas de aprendizaje especficas para este nivel.
Se priorizan los aspectos senso-motor y afectivo como condicin necesaria para la resolucin de problemas, para el desarrollo perceptivo y la conducta exploratoria. De tal manera stas aparecen como
bases fundamentales a asegurar para el xito de los aprendizajes en los niveles posteriores. La funcin
del Jardn de Infantes, entonces, se circunscribira a atender preferentemente lo socio-afectivo y motor
como posibilitadores de las etapas evolutivas siguientes. Esto se relaciona con la denominacin de preescolar para el Jardn de Infantes como si no perteneciera al mbito estrictamente escolar. El pre da la
idea de previo a, condicin de...posiblemente el Nivel primario. En ello consiste lo denominado aprestamiento para la escuela primaria.
El hacer especial hincapi en el vnculo madre-hijo da cuenta de un momento histrico del Nivel Inicial en el que se pona en discusin la pertinencia - incluso moral - de atender sistemtica e institucionalmente a los nios en las edades correspondientes al Jardn Maternal. Tal vez por ello se hace mencin a esta temtica con la finalidad de equilibrar posturas, tanto relativas a la conservacin y revalorizacin del vnculo madre-hijo como a la necesidad de una cobertura institucional especializada.
Resulta importante, particularmente en este perodo de nuestra historia poltica y educativa, la revalorizacin de los condicionantes socio-culturales en el mbito escolar. Sabemos que durante muchos
aos de gobierno de facto, las relaciones de la educacin con el medio social, poltico y cultural fueron
vedadas, propugnando incluso la legitimidad de la asepsia y de la neutralidad en toda propuesta de enseanza como garanta de cientificidad. Esto constituy un elemento de control ideolgico que nos
acompaa hasta nuestros das. El que sea reconsiderado este aspecto en el plan de estudios del Prof. de
Nivel Inicial y en ese momento histrico, conforma un importante hito que intenta generar cambios
ideolgicos, de actitudes y pensamiento.
Se exige al Estado su compromiso respecto del Nivel Inicial, criticando su falta de respuestas a las
necesidades planteadas, tanto de carcter asistencial como educativas. En el momento en que se elabora este plan se est pidiendo la obligatoriedad del Nivel Inicial como forma de revalorizar su funcin
educativa, dejando en claro que an no se ha logrado, pese a que desde el ao 1983 en las diferentes
plataformas polticas se expresa esta demanda.
Finalmente encontramos expresiones referidas al nio de hoy, a la posibilidad de su amplia realizacin, y no slo como una persona que debe prepararse para la vida adulta, aunque subyace la intencin
de generar hombres y mujeres posibilitadores de....
En lo que aparece como perfil, se habla en trminos de trabajador de nivel inicial al que se le exige:
promover valores de libertad, verdad, solidaridad y justicia; actuar como agente de cambio para la
transformacin social; valorar la identidad regional, nacional y latinoamericana, desde la comunidad de
trabajo; coordinar con el nivel inmediato superior; desempearse con idoneidad en grupos interdisciplinarios; facilitar y acompaar la etapa de desarrollo del nio, sus particularidades y ritmo personal; estimular la capacidad creativa natural del nio; favorecer aptitudes que propicien la formacin de seres
autnomos, participativos, abiertos, con amplitud de criterio, flexibilidad, autoridad, basada en el conocimiento y comprensin de necesidades, intereses y conflictos; vincularse con los adultos a cargo del
nio, seguir y acompaar su proceso y evaluarlo; reunir condiciones personales como observacin, sistematizacin en sus registros, tranquilidad, buenos modales, correcta modulacin y lenguaje, suficientes
recursos esttico-musicales, amor por la naturaleza...; contar con formacin sanitaria basada en la prevencin; poseer los instrumentos para actuar en diferentes medios, especialmente en los menos favorecidos (Plan 1990).
En los comienzos de la democracia fueron muchos los anhelos e ideales que signaron las diferentes
propuestas que iban surgiendo. Tal vez por ello nos encontramos con demandas tan ambiciosas y abarcativas respecto del futuro profesor de Nivel Inicial. Los discursos, entre ellos los referidos a fundamentaciones, objetivos y perfiles de los diseos curriculares, expresaban costosas aspiraciones para los largos aos de la dictadura militar en nuestro pas. De tal manera, con el inicio del perodo democrtico, se
pretendi su concrecin a travs de la educacin. Por eso, quiz, aparecen trminos como libertad, solidaridad y justicia, agente de cambio, transformacin social, identidad regional, nacional y latinoamericana, participacin, autonoma, creatividad, flexibilidad. Y en la lucha por mejores reivindicaciones y condiciones laborales, se reconoci al docente como trabajador, rompiendo con la idea de
apostolado imperante hasta ese momento.
Por otra parte ante la profunda atomizacin del conocimiento y parcelacin disciplinar, que haba formado parte de los distintos planes de estudio hasta ese momento, se presenta la interdisciplina como
alternativa epistemolgica, gnoseolgica y curricular. Pero esta nueva alternativa no pudo despojarse
an de la influencia psicologicista - en tanto respeto a las etapas evolutivas - que marc las propuestas pedaggico-didcticas durante largos aos.
La demanda hacia el profesor de Nivel Inicial responde a caractersticas que desde los inicios se atribuyeron a una buena maestra jardinera: tranquilidad, buenos modales, correcta modulacin y lenguaje, recursos esttico-musicales, amor por la naturaleza. Caractersticas, asociadas especialmente a este
Nivel, muy cercano al rol materno y muy lejos del saber cientfico.
Al describir las caractersticas del trabajo interdisciplinario se lo entiende como la cooperacin de
disciplinas diversas, que contribuyen a una realizacin comn y que mediante su asociacin, permiten el
surgimiento y el progreso de nuevos modos de conocimiento. Esta cooperacin implicara trabajar conceptos comunes, abordar situaciones problemticas desde diferentes disciplinas, compartiendo mtodos
de trabajo e investigacin.
Como se puede observar el principal acento en la organizacin curricular estuvo puesto en reemplazar la estructura disciplinar o por materias, por una que implicara mayores relaciones. Se esperaba que
la organizacin por ncleos promoviera la integracin de distintas disciplinas en el marco del currculo.
En este sentido, la evaluacin y acreditacin de las materias tambin se realizaba por ncleos.
Los nuevos planteos en el campo de produccin del conocimiento cientfico impactaron en las instituciones educativas planteando revisiones en la organizacin del contenido. Este perodo (1987-1991),
tanto en nuestro pas como en la provincia, se caracteriz por la decisin poltica de producir nuevas
propuestas curriculares a partir de la revisin crtica de los planteos vigentes hasta ese momento, de
corte tecnocrtico y desde perspectivas epistemolgicas positivistas y neopositivistas. De esta manera la
interdisciplina constituy una alternativa no slo de conocimiento sino de relaciones institucionales entre
los distintos sujetos, no exenta de obstculos y conflictos.
Tal fue la decisin poltica en pos de estas transformaciones curriculares que se asignaron recursos
297
298
presupuestarios para horas destinadas a la articulacin y coordinacin entre disciplinas. Por lo tanto se
conformaron equipos interdisciplinarios que intentaron romper con la tarea solitaria del docente a cargo de una materia. Se propuso entonces que estos equipos organizaron experiencias educativas articulando contenidos, actividades y evaluaciones.
Si referimos especialmente a los espacios de prctica y talleres en este plan, nos encontramos con
un ncleo - en el 2do. Ao - denominado Taller II: de investigacin y prctica, conformado por dos materias: Problemtica Educativa y Didctica Curricular y Prctica de ensayo. Esta relacin de espacios
en un ncleo que articula investigacin y prctica muestra un quiebre en la formacin del docente. Se lo
piensa como un sujeto capaz de producir saberes en torno a la prctica, de una manera sistemtica. En
3er. Ao se incorpora solamente la Residencia, lo que completa dos aos y un semestre de cursado.
En la materia Didctica Curricular y Prctica de Ensayo, la Didctica, reconocida como disciplina,
junto al currculo como uno de sus objetos de estudio, se vincula directamente con la Prctica. Aparece
explcitamente una dimensin terica en el espacio curricular de la prctica, dando cuenta de cierta referencia disciplinar para pensar y llevar adelante la prctica docente. La teora en este sentido no se
ubica antes, para luego practicar, sino que se incluyen en el mismo espacio tanto una dimensin terica como una prctica.
Esta denominacin curricular coincide con un momento en que la Didctica, que reemplaza a lo que
antes se denomin Conduccin del aprendizaje, adopta un enfoque diferente que retoma aportes de la
Sociologa, la Filosofa, la Poltica y no slo de la Psicologa. Por otra parte, el currculum, como objeto de
estudio de esta Didctica, toma un carcter hegemonizante que no slo se juega a nivel estructural sino
en los microespacios de la clase, incluso dira Diaz Barriga (1994) - como epistemologa invasora.
Por otra parte la palabra taller, hace alusin a un modo de trabajo que implica indagacin, un mbito
donde algo nuevo se produce y en el que la experiencia de los sujetos es objeto de reflexin. Las corrientes interpretativas influyeron en esta manera de pensar la prctica y la investigacin, concibiendo a
la clase como relato a construir para cada situacin en particular. El futuro docente debe interpretar la
clase, la institucin y su contexto, para proponer su prctica de enseanza.
A partir de la Ley Federal de Educacin
En los planes que entran en vigencia con la implementacin de la Ley Federal de Educacin, se abandona esta organizacin por ncleos y se restablece una estructura por espacios curriculares agrupados
por campos: de la formacin general, especializada y orientada.
Dentro de los planes elaborados en el marco de la Direccin de Enseanza Superior de la Provincia
de Entre Ros para los Institutos bajo su dependencia, se establece el Decreto 1631/01 del M.G.J.. Este
Decreto define la organizacin de los planes de estudio desde principios del nuevo siglo. Entre ellos, el
diseo curricular del Instituto Superior de Diamante cumpli estrictamente con esta normativa, replicando la plantilla curricular.
Focalizamos el anlisis en este ltimo diseo curricular (Res. 2067/03 C.G.E.) en el que reconocemos
particularidades tanto en su diseo como en su implementacin. Estn ausentes las materias relacionadas con disciplinas que aborden especficamente conocimientos histricos, polticos, sociolgicos, epistemolgicos como filosficos. Los espacios curriculares como Mediacin Pedaggica, Sistema Educativo,
Curriculum, Instituto Escolar, entre otros, no alcanzaron a construir su legitimidad y pertinencia epistemolgica (Chevallard, 1997) en relacin con los campo/s disciplinar/es de que se nutren. Se pierden as
las especificidades disciplinares.
Por otra parte, se dispuso que los "espacios" del campo de formacin comn fueran acreditables para
cualquier profesorado. Esto exiga un nivel de generalidad en las propuestas de enseanza, en las que
pareca no tener cabida la especificidad del Nivel Inicial y sus problemticas puntuales.
La fragmentacin en trayectos (Bsico Comn, Especializado, Disciplinar) afectaba la formacin integral del docente de Nivel Inicial ya que cada espacio se inscriba en las particularidades del trayecto de
pertenencia. Se gener una marcada compartimentacin del diseo, aislndose cada "espacio" y profesor a cargo, en el que las posibilidades de intercambio y trabajo conjunto dependa de voluntades y esfuerzos personales.
Las distintas reas o espacios de Ciencias Sociales, Matemticas, Lengua, Ciencias Naturales, etc., no
referan explcitamente a la enseanza en el Nivel Inicial. A lo que podemos agregar que alumnas y
egresadas entrevistadas manifestaron contar con escasos saberes especficos sobre la enseanza de los
contenidos en cada rea y en el Nivel 3.
El Jardn Maternal queda relegado a un espacio de opcin institucional, sin contemplar la formacin
en los dos ciclos que entonces conformaban la Educacin Inicial segn la ley 24195. Adems, parece
diluirse lo que antes se haba constituido como una especificidad del Nivel Inicial desde determinados
saberes tericos y espacios curriculares4. Se asimila el plan de formacin del Profesorado de Nivel Inicial
al de la formacin del maestro de Nivel Primario o EGB, lo que podra entenderse como un efecto de
primarizacin del Nivel Inicial y de cierta prdida de su identidad histrica.
Se reduce la carga horaria a 6 hs. semanales de los talleres de Intervencin y Residencia, lo que
afect las condiciones necesarias para el trabajo en estos espacios de la formacin. Los Talleres de Investigacin, en los casos que contaban con profesores formados en experiencias de investigacin, fueron revalorizados por las alumnas como un lugar de acceso a un aspecto - epistemolgico y poltico - de
la identidad docente: la de constituirse en productor de saberes en el aula y en la institucin educativa.
No obstante consideran tambin que, an en aquellas experiencias que resultaron significativas, no se
logr un vnculo genuino con la prctica educativa.
Se constituyen dos espacios diferentes: los Talleres de Investigacin Educativa I, II y III (en 1ero.,
2do. Y 3er. Aos, respectivamente) y los Taller de Intervencin Pedaggica, en 2do. ao, y Residencia, en
3er. Ao, con tiempos y espacios diferenciados de formacin y produccin de saberes. En algunos casos la
investigacin y la prctica adoptaron canales paralelos, en otros se buscaron modos de articulacin.
La inclusin de estos Talleres en los planes de formacin tuvo la intencionalidad de posibilitar, a travs de los procesos de investigacin, otros modos de vincularse con el conocimiento. Promoveran interlocuciones, preguntas y dudas, creando condiciones para debatir y confrontar diferentes perspectivas
para problematizar concepciones cristalizadas. La provisoriedad del conocimiento y la incertidumbre en
las prcticas estaran delineando algn sentido en estos nuevos planes. Como seala Elena Achilli, la
relacin con el conocimiento en su carcter sociohistrico puede entenderse como campo de interseccin entre el ensear y el investigar (Achilli, 2000).
Recuperando investigaciones realizadas en el Instituto, se puede sostener que los aprendizajes reconocidos en torno a estos Talleres de investigacin5, refieren, no precisamente a cuestiones metodolgicas y aportes al campo cientfico, sino a las experiencias de rupturas, problematizaciones y asombros
vivenciadas por los propios alumnos y docentes en su cursado; advirtiendo una relacin diferente con el
saber y con las prcticas docentes.
En lo que respecta al Taller de Intervencin Pedaggica, reemplaza a lo que antes se denomin espacio de prctica docente. El trmino intervencin, que segn Jacques Ardoino asume cierta ambiguedad, puede tener diferentes sentidos (mediacin, apoyo, ayuda, cooperacin, intromisin, injerencia,
intrusin). Pero en cualquiera de los casos siempre implica el acto de un tercero que sobreviene en relacin con un estado pre-existente (Ardoino, 1981). Podemos entender entonces que siempre los espacios de prctica suponen acciones que rompen con la cotidianidad de las instituciones, las aulas y los
sujetos. No slo refieren al momento de dar clases sino a la llegada misma de los estudiantes del profesorado a las diferentes escuelas donde realizan sus prcticas. Los sujetos de los profesorados se conciben como un tercero cuyas acciones siempre suceden a un estado pre-existente.
En los espacios llamados de prctica o de intervencin pedaggica; todos los saberes convergen
y se resignifican, refundando sus sentidos e interpelando la relacin que los sujetos y las instituciones
tienen con ellos. Estamos hablando de las instituciones y de los sujetos de las escuelas asociadas y de
las instituciones y sujetos de los profesorados. En unos y otros espacios de formacin, se refundan los
saberes de la docencia.
Prospectivas para un curriculum de formacin docente en Educacin Inicial
Los movimientos que se han dado dentro de las propuestas de formacin docente no siempre implicaron avances o superacin de las anteriores, muchas veces significaron retrocesos, detenimientos o
simples agregados de lo que se consideraba en falta. Advertimos persistencias, prdidas, reiteraciones
de lo hecho en otros tiempos, remiendos ante sentidas vacancias, que no modifican sustancialmente
las propuestas.
No podemos desconocer que permanecen ciertos ncleos duros en la formacin de un docente de
299
300
Educacin Inicial; algunos como la separacin entre materias tericas y materias prcticas, entre lo general y lo especfico, entre el juego y el conocimiento, entre la formacin en el profesorado y fuera de l.
Finalmente y a partir de esta reconstruccin de nuestra historia reciente, no eludimos visualizar algunos nudos de debate y de propuestas que consideramos claves para un currculo orientado a la formacin del docente de Educacin Inicial:
* La especificidad del Nivel Inicial, sus historias, tradiciones, problemas, perspectivas de enseanza y
formacin (en las instituciones de Educacin Inicial y en las de Formacin Docente):
- Estas tradiciones que conforman la identidad del Nivel Inicial y a su vez lo diferencian de otros Niveles del Sistema, deben ser objeto de anlisis tanto al momento de elaboracin de la estructura curricular como en la programacin del saber a ensear y enseado de los distintos espacios curriculares.
- De igual modo pensamos como necesario abordar algunos problemas que vienen siendo parte de
estas tradiciones, histricos motivos de debate: la dicotoma entre lo pedaggico y lo asistencial y su
reformulacin a la luz de la funcin social, poltica, cultural y pedaggica atribuida al Jardn de Infantes;
la articulacin entre Niveles e instituciones, considerando aqu tanto el Nivel Inicial y el Nivel Primario,
como las que suponen el trabajo entre instituciones (con instituciones sociales, de salud, de alimentacin, judiciales, etc.); la alfabetizacin en la Educacin Inicial, diferentes posturas en relacin a su enseanza en el Nivel; el juego en la enseanza, destacado y olvidado en distintos momentos de la historia
del Nivel Inicial; la construccin de la identidad docente en el nivel (los riegos de la infantilizacin y la
maternalizacin, entre otros); las problemticas regionales del Nivel en la provincia (ruralidad, itinerancia, condiciones de desigualdad, entre lo rural y lo urbano).
* Nudos problemticos en la nueva estructura curricular de formacin de docentes de Nivel Inicial (ejes,
espacios curriculares, secuencias, tiempos):
- Interpelamos la ya clsica divisin (dada desde hace varias dcadas) entre una formacin general y
otra especfica en los currculos de los profesorados que intenta clasificar aquellas materias que pareceran
pertenecer a uno u otro, mantenindolas muchas veces como recorridos paralelos. Al mismo tiempo se torna importante conjugar la enseanza del objeto de cada disciplina o rea con la construccin de su objeto de
enseanza en el Nivel, especificando as la formacin en Cs. Sociales, Matemticas, Lengua, Cs. Naturales.
- Consideramos importante concebir al Nivel Inicial como una totalidad dentro del Sistema Educativo,
conformada por dos ciclos Jardn Maternal y Jardn de Infantes tendiente a su integracin y a la bsqueda de ejes organizadores y que den continuidad a la tarea pedaggica. Ambos ciclos deben ser objeto de conocimiento, anlisis, y prcticas educativas en la formacin docente, contemplados desde el
primer ao de cursado.
- Planteamos como relevante la incorporacin de dimensiones polticas, culturales, sociales, histricas, pedaggicas y didcticas en la formacin. Constituyen importantes saberes para comprender el
campo pedaggico didctico, la educacin y la especificidad del Nivel.
- Reconocemos la necesidad de recuperar las procedencias disciplinares de los saberes que se ensean. En los recientes diseos, distintos espacios aludan a problemas o ejes de anlisis (sistema educativo, curriculum, mediacin pedaggica, etc.) que no alcanzaban a construir su legitimidad y pertinencia
epistemolgica en relacin al/a los campo/s disciplinar/es de que se nutran.
- Resulta imprescindible abordar la relacin entre educacin y sociedad, y en torno a ella el sentido
poltico de la Educacin Inicial, as tambin el lugar de las infancias en el escenario actual y en su dimensin histrica.
- Creemos necesario recuperar y resignificar aquellas dimensiones que tradicionalmente se han incorporado a la formacin del docente de Nivel Inicial y a la enseanza en las salas de jardn de infantes
(ldicas, estticas, literarias, corporales).
- As tambin, es preciso contemplar y profundizar en las dimensiones epistemolgicas y metodolgicas de la enseanza, considerando tanto aquella que sucede en las salas de Educacin Inicial como la
que acontece en los espacios de formacin docente.
- Planteamos como fundamental eje de anlisis la relacin entre salud y prctica docente, contemplando los riesgos de esta prctica y la complejidad de su tratamiento.
- Pretendemos una organizacin curricular que promueva la articulacin entre disciplinas, a travs de
ejes estructurantes y problemticos que las nucleen. Se intenta romper parcelaciones curriculares y retomar la bsqueda de sentidos comunes acerca de la formacin. Al mismo tiempo creemos que slo
puede plantearse una organizacin integrada a travs de ejes si no desconocemos la trascendencia de
los campos disciplinares en los mbitos pedaggicos institucionales.
- Vale resignificar aquello que se entiende por teora y su separacin o relacin necesaria y consecuente de la prctica, en la formacin docente. Refutamos la clsica divisin de campos y materias,
a la que aludamos al inicio, en la que algunos se consideran tericos y otros prcticos. As tambin,
entendemos que la teora y la prctica estn presentes, en sus diferencias y en sus posibles comunicaciones, tanto en los espacios de formacin en el profesorado como en las dems instituciones de Educacin Inicial donde se realizan las experiencias educativas de observacin, ayudantas, enseanza, etc.
Procuramos problematizar el sentido que se viene acuando sobre la prctica distinguindola de la
experiencia en la formacin docente.
- Pensamos en talleres de problematizacin de la prctica educativa con la pretensin de construir
una mirada poltica, epistmica y pedaggico-didctica del Nivel, de las instituciones y de los sujetos.
Mirada sostenida y orientada por la investigacin educativa. Una investigacin educativa no es slo un
estudio sistemtico y profundo sobre algn aspecto de la educacin, sino una aquella que involucra al
sujeto, promueve su autonoma de pensamiento y accin, en consecuencia, implica una experiencia como transformacin de s. El espacio definido desde el plan de estudios como taller estara explicitando
un compromiso en la modalidad de trabajo que tiene que ver con la interaccin y la reflexin de los
sujetos sobre s mismos y sobre sus prcticas.
* Condiciones institucionales organizativas: sujetos, trayectorias y prcticas, tiempos, espacios y normas instituidas e instituyentes. Relaciones interinstitucionales
- No podemos desconocer las condiciones organizativas, administrativas, presupuestarias para la implementacin del curriculum en las jurisdicciones e instituciones. Las propuestas que se piensan para la
elaboracin del currculo retoman posibilidades y lmites de estas condiciones institucionales y de los
sujetos que las viven. Esto no implica ajustar las propuestas slo a lo existente, sino reconocerlo y viabilizar posibles acciones para incorporar lo nuevo.
- Plantear lneas de trabajo e intercambio entre instituciones formadoras, profesorados e instituciones de Educacin Inicial, supone relaciones entre sujetos, normas, perspectivas e intencionalidades.
Ante ello nos interrogamos: de qu modo articular la formacin docente entre el Instituto y la institucin que los recibe?, cul es la finalidad de la insercin de los estudiantes en los jardines?, cmo
transformar las prcticas como mera adaptacin a lo instituido- en experiencias que impliquen problematizacin, anlisis, produccin de saberes y alternativas de accin?; centramos la reflexin sobre las
prcticas del maestro, sobre las prcticas del estudiante, sobre la relacin entre ambas?; cmo articular los tiempos, normas, expectativas y demandas de ambas instituciones?
- Contemplar, dentro de la carga horaria otras instancias llevadas a cabo fuera de la institucin formadora. As tambin prever presupuestariamente y en tiempos asignados a los docentes, aquellas horas
destinadas al trabajo con colegas entre materias y aos de cursado, en sus mltiples relaciones horizontales y verticales.
- Finalmente creemos importante considerar la conformacin de equipos de docentes en el profesorado y a cargo de algunos espacios curriculares, en los que un profesor de Nivel Superior trabaje en forma
conjunta con un profesor de Educacin Inicial. Estas son instancias de formacin compartidas que desafan trayectorias y parcialidades en los enfoques. Han sido parte de experiencias anteriores en el instituto que valoramos especialmente.
Aunque no abordamos para el anlisis los nuevos diseos curriculares vigentes en la provincia de
Entre Ros para la formacin docente de Educacin Inicial, sabemos que muchas de las lneas propositivas que exponemos podran constituir una posibilidad de problematizacin y de debate de muchos de
sus principios organizativos. Precisamente las ofrecemos como posibilidad de abrir nuevos espacios de
interrogacin, desde las historias y perspectivas de los sujetos en las instituciones.
301
302
Notas
1
Este apartado retoma parte del informe correspondiente al Proyecto Docentes de Nivel Inicial, una
aproximacin inicial y de actualizacin, a cargo de Mara A. Migueles y Mara Ins Mio, llevado a cabo
en el Instituto Superior Diamante (2005).
3
Contemplamos aqu los comentarios surgidos en encuentros con egresadas del Instituto Superior Diamante, realizados en el marco del proyectoFormacin docente de Nivel inicial huellas, tradiciones y
prospectivas, a cargo de Mara Amelia Migueles y Nora Grinvero (2012). Adems son contundentes las
referencias surgidas de las entrevistas llevadas a cabo en los proyectos de investigacin: Las significaciones que construyen los sujetos de la formacin docente acerca de la Investigacin Educativa: sus implicancias en la prctica educativa (Grinovero et al, Informe final 2008) e Insercin laboral y prctica docente de los egresados de Institutos del Departamento Diamante Entre Ros (ver Roselli et al, 2010).
4
Referimos a materias como Trabajo Manual, Msica, Plstica, Educacin Fsica, Expresin Corporal, relacionadas con actividades manuales, artsticas, con el juego, el movimiento y la libre expresin de los
nios. Han sido rasgos especficos de este Nivel, que a su vez lo distinguen de la formacin del maestro
de Nivel Primario.
5
Datos surgidos del proyecto de investigacin Las significaciones que construyen los sujetos de la formacin docente acerca de la Investigacin Educativa: sus implicancias en la prctica educativa Op. Cit.
Bibliografa
ACHILLI, E.: (2000) Investigacin y formacin docente. Laborde. Rosario.
ARDOINO, J. (1981): La intervencin institucional. Ed. Narcea. Mxico.
CHEVALLARD, Y. (1997): La transposicin didctica. Del saber sabio al saber enseado. Ed. Aique. Bs. As.
DE ALBA, A. (1991): Curriculum: crisis, mitos y perspectivas. UNAM. Mexico.
DAZ BARRIGA, A.(1994):"El curriculum. Un campo de conocimiento, un mbito de debate".En Currculum y evaluacin escolar. Bs. As.: Rei Argentina y Aique ed., 29/11/94.
ROSELLI, N; BERGER, S.; DIEZ, A.; GRINVERO, N.; JACOB, O; KUMMER, V; LENARDUZZI, Z; SERRANO,G; (2010): Despus del egreso Insercin laboral y prctica profesional de los egresados
de Institutos de Formacin Docente del Departamento Diamante-Entre Ros. FCE-UNER. Rosario.
MIGUELES, M. A Y MIO M. I. (2005) Informe de investigacin: Docentes de Nivel Inicial, una aproximacin a su formacin inicial y de actualizacin. ISD E. R.
GRINVERO N., LENARDUZZI, Z.; COLOBIG, M.; FIGUEROA, A.(2008) Informe de investigacin: Las
significaciones que construyen los sujetos de la formacin docente acerca de la Investigacin Educativa: sus implicancias en la prctica educativa. ISD- E.R.
MIGUELES, M. A. Y GRINVERO, N. (2012) Informe de investigacin: Formacin docente de Nivel inicial huellas, tradiciones y prospectivas. ISD- E.R.
304
La institucin no lo quiere ver por eso toma la corporalidad del fantasma porque verlo significara
interrogar al quien eres t?, seria un acontecimiento que necesita de otros modos de dialogo con ese
quien pero tambin significara hacer visible la fragilidad del pretendido orden escolar.
Por qu una radiografa? Porque transparentara un interior, se hara visible un cuerpo que no logra ser entendido. Adems tendra un nombre, que tiene una falla pero la falla es del otro-estudiante.
Nuevamente una divisin entre incapaces y capaces porque ese diagnosticado es el producto de una
ausencia pero la ausencia es de otro y ese otros no es responsabilidad de un trayecto educativo; ser de
otros la falla: la familia, la sociedad.
Quienes asisten a la escuela son antes de asistir. Las normas de la institucin instalan un modo de
permanencia que para muchos es difcil de sostener. Muchas de las marcas de esa anterioridad han
fracturado sus vitalidades.
La dificultad estara en preguntar Quin eres tu? lo que nos pondra ante la interrogacin de las
condiciones culturales y las relaciones que se han jugado entre el quin y ellas; para que no operen como condicionantes de los trayectos, de las posibilidades y de los acontecimientos del quien.
Ese quien engendra las singularidades que en palabras de Cerletti esto seria fisurar la pretensin de
un Todo, de un pensamiento totalitario Siempre esta la amenaza del quiebre o las rupturas que dan
por tierra toda intencin totalizante y totalizadora. En los sitios donde esto es posible que nosotros hemos llamado singularidades-se despliega la potencia de cada componente de la institucin5 ah estara la potencia de la educacin, lo que se intenta trazar como una falla de otros (familiar, social y cultural), es en realidad lo que interrumpe la vieja pretensin homogeneizadora del sujeto educativo.
Es en ese lugar donde las instituciones educativas podrn hacer diferencia, y a su vez eso implicara
tambin reconocer un lugar. Reconocerse en las diferencias que cuando se quieren explicar como un
error hacen que las instituciones queden atrapadas en un escenario que se presentara como catico,
es decir, ese caos es lo opuesto al orden que imaginariamente hara de las instituciones educativas un
lugar placentero.
La cuestin del sujeto es crucial en este pasaje porque seria el fallado pero es con l con quien
se trabaja en educacin, nombrarlo como inesperado-fallado es tambin correrlo de la posibilidad de
otras inscripciones, de otros relatos, de otras relaciones con el conocer.
La inestabilidad de un mtodo
Lo importante es que vean la teora en el hoy, en el da a da. Cuando le hablas de un concepto
ese concepto pasa a ser significativo cuando ellos lo ven en la realidad. Si ellos no lo ven es muy probable que no sea significativo6
La referencia a la realidad es en tanto se construye un saber sobre el otro (estudiante), la realidad es
lo enseable es lo que ser aceptado para ser luego aprendido al mismo tiempo lo significativo es lo que
operaria como el cierre-fin del aprendizaje.
Contrariamente se podra pensar en la enseanza y en el aprendizaje como algo totalmente descontrolado; algo que se mantiene por un enigma que lo constituye que resiste tiempos, estrategias y explicaciones.
Pero la referencia a la realidad es el lugar de lo no extrao, seria lo cercano conocible porque queda
ubicada como una categora transparente, con la que se pretende evitar las contaminaciones quedando
descartada toda posibilidad de bifurcacin.
Podra ser necesario en este momento mencionar la cuestin del giro lingstico el lenguaje deja
de ser un medio, algo que estara entre el yo y la realidad y se convertira en un lxico capaz de crear
tanto el yo como la realidad7 el concepto, la realidad o la significatividad son construcciones creadas
para explicar una circunstancia y una relacin entre el yo y el mundo; pero se lo pretende presentar
como un hecho incuestionable. Desde otro punto de vista, los conceptos son verdades que se han
olvidado que han sido construidas. Por lo que su vitalidad depender de los movimientos del pensar, su
creacin ha sido una produccin del ser humano para poner en palabras una circunstancia y una relacin con el mundo. Siendo su caracterstica principal la inestabilidad de esa construccin porque ella se
ver puesta en duda cada vez que lo extrao se presente ante la realidad construida.
Cerletti en el texto anteriormente citado, profundiza la apuesta en relacin al conocer tampoco hay
posibilidad de adquirir conocimientos sin estar confrontados con aquello que se nos escapa (lo que no
conocemos) sin deseo de lo extrao8; la mencin a la triada realidad-concepto- significatividad pro-
ducira un esquema explicativo de cmo se aprende sin interrupciones, delimitando el proceso que hara
el sujeto al estar aprendiendo.
Nombrando a la enseanza-mtodo-aprendizaje en una secuencia que garantizara un saberaprendido perfectamente delimitado y con la condicin de verdadero.
Si hay algo que es incuestionable en el discurso escolar educativo es la produccin de una realidadverdad, lo enseable debe establecerse en esa relacin con el conocimiento que a su vez instala un sujeto de aprendizaje producido en un relato con creencia verdicas y seguras.
Dicho de otra manera los estudiantes adquieren de este modo una competencia de interaccin de
que se sirven para orientarse hacia la respuesta correcta9 la configuracin de lo correcto esta en sintona con la idea de verdad; que operaria tambin en la linealidad explicacin-comprensin para que
algo se aprenda necesitara estar explicado.
Si algo no se entiende es porque la explicacin o no se ha realizado o no ha sido la correcta pero
tambin se estara tratando de hacer uso de una ansiada y pretendida objetividad del discurso.
Dicha objetividad tiene intenciones de guardar-encerrar lo que se ensea, siguiendo una lgica totalitaria. Donde el todo compacto se establecera como verdad porque esto permitira dejar sin variaciones
y sin afectos los trayectos del discurso.
Adems esas variaciones afectaran las verdades en la que se ha constituido el conocimiento y el sujeto. Impactando el sentido que se han dado pero sobretodo la permanencia del saber; haciendo movimientos de dudas e interrogaciones que no nos dejaran seguir siendo siempre los mismos. El saber no
ha sido hecho para comprender, ha sido hecho para hacer tajos.10
Puede ser que volviendo a las representaciones del ensear, anteriormente citada y definida por
Adorno, la instalacin de un discurso como verdadero pretendera legitimar el poder, en el sentido de
mayor fuerza, por parte del docente. Pero se olvida de los vaivenes de la multiplicidad lingstica, en
esa relacin tan finita del ensear y del aprender.
Tambin porque esa construccin cerrara la preocupacin y la inestabilidad que nos provoca el
mundo y las relaciones con el conocimiento, querer que lo que se ensea mantenga esa distancia que
se dara con la objetividad es lo que nos mantendra seguro ante las irrupciones del objeto. Mencionando rpidamente a Deleuze11, ese objeto emite signos; signos para descifrar.
Esto implicara una temporalidad momentnea pero sobre todo sera una posibilidad de entrar en
dialogo con nuestras certezas y las construcciones que se han hecho en pos de ella, seria aceptar la fragilidad del ser humano; la fragilidad de sus construcciones discursivas.
Notas
1
Adorno, T: Consignas. Cp. Tabes sobre la profesin de ensear.Edit. Amorrortu. Bs. As. 2003.
Idem.
Scavino, D: La filosofa actual. Pensar sin certezas. Cp. El giro lingstico. Paids. Bs. As 2002.
M, Foucault: Microfsica del poder. Cp. Nietzsche, la genealoga, la historia. Edit. La piqueta. Madrid.
1979. En Larrosa, J: Pedagoga Profana. Edit: Novedades Educativas. Bs. As. 2000.
11
Deleuze, G: Proust y los signos. Cp. El aprendizaje. Edit. Anagrama. Barcelona. 1970.
305
306
Bibliografa
Adorno, T: Consignas. Cp. Tabes sobre la profesin de ensear.
Edit. Amorrortu. Bs. As. 2003.
Arendt, H: La condicin humana. Cp. Accin. Edit. Paids Bs. As.2010.
Cerletti, A: Repeticin, novedad y sujeto de la educacin. Cp. El sujeto educativo y el sujeto en la educacin. Edit. Del estante. Bs. As. 2008.
Deleuze, G: Proust y los signos. Cp. El aprendizaje. Edit. Anagrama. Barcelona. 1970
Entrevistas a docentes. Paran. Entre Rios.
Foucault; M: Microfsica del poder. Cp. Nietzsche, la genealoga, la historia. Edit. La piqueta. Madrid.
1979. En Larrosa, J: Pedagoga Profana. Edit: Novedades Educativas. Bs. As. 2000
Scavino, D: La filosofa actual. Pensar sin certezas. Cp. El giro lingstico. Paids. Bs. As 2002.
Perinat, A: Conocimiento y educacin superior. Cp. Los implcitos en la transmisin/adquisicin de los
conocimientos escolares .Edit. Paids. Barcelona 2004.
308
confluencia de varios saberes de diverso origen y naturaleza -de la sociedad, la escuela, la familia, otros
actores, universidades, etc.-, y es adquirido en el contexto de una historia de vida, de una carrera profesional, en la cual las experiencias familiares y escolares anteriores a la formacin inicial resultan de
suma importancia. Por ltimo, es un saber que se configura con las interacciones concretas definidas
por ciertas reglas y relaciones de poder.
Las trayectorias: de maestra a directora
Nuestras principales conclusiones sobre las diversas formas de construccin de las trayectorias que
llevaron a las mujeres entrevistadas a ser directoras en la actualidad, resultaron del anlisis de una serie de categoras emergentes que nos permitieron comprender aquellas cuestiones que intervienen en la
definicin del oficio, las elecciones para ese recorrido y las diversas formas en que se llega a ser directora en la Provincia de Buenos Aires.
Directoras y mujeres - Jugar a la maestra
Las directoras que entrevistamos, tanto del nivel inicial como del primario, contaron apasionadamente sobre su vocacin, sus ilusiones y sus aos iniciticos. Fueron relevantes las referencias a maestras
que admiraron durante su escolaridad, tanto como a las maestras de la familia (madres, tas, abuelas)
que marcaron una suerte de predestinacin. Cuando ellas enunciaban Soy maestra se posicionaban en
un lugar que va ms all de la referencia profesional; como una marca identitaria, una opcin de vida.
En la mayora de los relatos hubo una fuerte evocacin a la infancia para explicar la eleccin profesional. Si bien jugar a la maestra es un tpico juego infantil de las nias, las directoras que entrevistamos sienten que sus juegos eran diferentes y que tuvieron el sentido de una prediccin vocacional. En
sus relatos, el jugar a la maestra aparece como estructurante de su futuro profesional.
La ilusin de ser maestra fue expresada con imgenes y metforas y tambin con discursos vinculados a querer cambiar las cosas. Esa ilusin se diversific en los relatos con referencias cruzadas:
entre cierto ideal infantil, la ilusin de generar cambios y darles a los chicos algo que pueda abrirles
la mirada del mundo. En los relatos se conserva una mirada idealista propia del inicio de sus trayectorias que se combina con una visin sobre la realidad ms descarnada con base en sus experiencias posteriores. Se podra decir que se produce un permanente pasaje de ida y vuelta de la magia a lo concreto
en el cual se reconocen las diferentes trayectorias.
El sentido de educar y de la construccin del oficio encuentra en los relatos un momento fundante
que aparece anclado a la infancia, al juego y al lugar de la transmisin en cada una de las familias.
La abrumadora mayora de directoras mujeres en la jurisdicciccin3 hizo que nuestra seleccin recayera sobre el gnero femenino. Este dato no result menor al observar en las biografas de nuestras
directoras la incidencia que tuvo su vida familiar, tanto por la influencia del hogar para la eleccin de la
carrera, cuanto por las interrupciones que se generaron en sus trayectorias a causa de casarse y tener
hijos. Las trayectorias en estas mujeres parece entrar en la categora de carrera en dos pasos (Evetts,
citado en Morgade, 2010:55), caracterizadas por entradas y salidas de la vida laboral en funcin del
sostenimiento de un proyecto familiar.
Siendo mujeres, una gran parte de nuestras entrevistadas encontr en la docencia un canal de ascenso social y cultural, y para algunas, tambin la ilusin de un escaln intermedio antes de arribar a la
universidad (varias de las docentes entrevistadas mencionaron haber hecho el intento de un estudio
universitario previo, aunque generalmente por motivos de ndole personal no lo continuaron en ese momento). Los datos del ltimo Censo Nacional Docente muestran que en 2004, el 42,5% de los maestros
de primaria o EGB 1 y 2 de la provincia de Buenos Aires tena progenitores (madre/padre) sin estudios o
hasta primaria completa, y el 68,9% de los docentes tena una madre/padre que haba alcanzado como
mximo el nivel secundario completo pero sin llegar a cursar o finalizar un estudio superior. En el nivel
inicial, el 67,9% de los docentes tena una madre o padre que como mximo haba alcanzado a completar la secundaria pero sin transitar estudios superiores, y casi la mitad se ubicaba en el rango que iba
desde sin instruccin hasta secundaria incompleta.
Nos result llamativo el dato que la mayora de las directoras nacieron, se criaron, estudiaron y trabajaron en el mismo barrio donde hoy ejercen. Hay casos incluso de directoras que ejercen en la misma
escuela donde estudiaron y fueron docentes.
309
310
Para las directoras madres, las distancias cuentan; facilita la organizacin familiar tener a los hijos
cerca, tanto como a madres y suegras que muchas veces quedan al cuidado de los hijos.
Es interesante resaltar que en todas las entrevistas el componente emocional atraviesa las historias
personales y profesionales, tanto cuando se refieren a situaciones de la vida privada, como cuando hablan de sus trayectorias y rememoran escuelas, nios, nias y otros colegas. En la mayora de los casos, las vidas privadas se ven muy atravesadas por su actividad docente. Hay incluso casos extremos,
en los que por formar parte de la misma comunidad donde se asienta la escuela, se relatan ancdotas
de madres tocando el timbre de la casa, o porteras con algn requerimiento fuera del horario laboral. En
general se sostiene que resulta muy difcil irse de la escuela y no llevrsela a la casa.
La formacin y el acceso al cargo
Desde lo formal, para llegar a ser director o directora de una escuela bonaerense se requiere ascender en el escalafn, dentro de una carrera reglamentada por el estatuto docente de la provincia de Buenos Aires4.
El acceso a un cargo directivo se produce por la va del concurso, tanto para la designacin de titulares como para la de directores con carcter transitorio o suplente. En ambos casos se conforma un jurado responsable de evaluar a los postulantes. Est establecido que la cobertura de cargos titulares se
realice cada dos aos, pero esto en la prctica no est ocurriendo actualmente. En cambio, los concursos para cubrir cargos transitorios se realizan anualmente o bianualmente segn las necesidades regionales o distritales y suponen dos instancias: coloquio y entrevista. Para concursar un cargo titular se
deben reunir ciertos requisitos especificados en el artculo 80 del Estatuto 5. Cumplidos dichos requerimientos, se debe pasar por dos etapas evaluativas: la revisin de antecedentes que refiere al puntaje
de los candidatos en base a su antigedad, formacin, capacitacin y trayectoria profesional y las pruebas de oposicin6.
Si bien los docentes se preparan exhaustivamente para realizar las pruebas, lo hacen como pueden,
por su cuenta y de acuerdo con los usos y costumbres que se fueron estableciendo a lo largo de los
aos. La mencin a la carrera docente en las normas no implica un recorrido por una oferta formativa
al estilo de una carrera de educacin superior, sino que refiere especficamente a la trayectoria que
maestros y profesores desarrollan a travs de sus experiencias laborales, de formacin y capacitacin
profesional para ascender en el escalafn.
Para acceder al cargo las directoras se preparan, estudian mucho y se someten a diferentes tipos de
evaluaciones y exmenes. Ese proceso adems de autogestivo y laborioso, suele ser vivido con tensin
y nerviosismo por las aspirantes. Algunas entrevistadas dejaron entrever que hay una gran cuota de
arbitrariedad y de injusticia en la situacin de los concursos, justamente por la carencia de un sistema
de preparacin y evaluacin con criterios claros. Por otra parte, la falta de convocatorias para cubrir titularidades genera que gran cantidad de interinos deban concursar en varias oportunidades, esto es,
cada vez que por alguna razn se cubre la vacante que estaban ocupando transitoriamente.
La totalidad de las directoras de nuestra investigacin, tanto en el nivel primario como en el inicial,
se reconocen como autodidactas y expresan haber hecho su formacin solas o con el apoyo y preparacin de alguna inspectora. El tema de la formacin para los concursos de ascenso se ubica en una zona
gris dentro de la administracin. En efecto, como ya se ha mencionado, en la provincia de Buenos Aires
no existen requerimientos de capacitacin formalizados que las aspirantes deban cumplir para formarse
como directoras. Los programas de capacitacin especficos, por lo general no diferencian las necesidades que hacen a las funciones particulares del docente y de la funcin directiva. Las docentes toman
cursos de capacitacin, en algunos casos motivadas por las temticas ofertadas, aunque mayormente
por la necesidad de sumar puntaje para ascender en la carrera. A los efectos de rendir los exmenes,
los usos y costumbres las llevan a prepararse con inspectoras7 generalmente jubiladas y armar grupos
de estudio. Estos grupos de estudio, conformados por varias aspirantes, en ocasiones continan funcionando, an despus de haber obtenido el cargo, como espacios autogestivos de formacin continua con
temticas que van eligiendo y acordando entre s.
Esta prctica bastante extendida entre quienes se preparan para los concursos, parece convertirse en
algunos casos como el espacio de formacin ms genuino, en el cual es posible intercambiar conocimientos tericos y experienciales, adems de un fuerte apoyo emocional. Existe en estos colectivos un
lugar reconocido para el saber de la experiencia y una relacin diferente con el conocimiento en general,
que habilita a estas docentes como productoras de conocimiento y las hace interlocutoras vlidas en el
campo de su oficio en construccin.
Ahora bien, de acuerdo con lo que ellas mismas reconocen, esta preparacin les sirve para ganar el
concurso en el mejor de los casos, pero no para el ejercicio de la funcin. Todas coincidieron en sealar
que al llegar a la direccin no se tiene la formacin adecuada para desempear el rol. As es que una vez
ocupado el cargo, generalmente suelen apoyarse en alguien con ms antigedad en la escuela o en el distrito para asesorarse, consultar y consolarse, mientras ejercen su funcin, segn ellas: a los ponchazos.
Una referencia ineludible en la mayora de los casos lo constituyen los modelos que las directoras
han incorporado, tanto para imitar, cuanto para no hacerlo, afirmando la tan extendida idea de formarse a travs de la experiencia que se recoge de docentes ms expertos. En este sentido los modelos
incorporados en los sujetos dedicados a la tarea de ensear aparecen como recurso constante sin ser
sometido a revisin (Edelstein, 2011: 112). Las directoras refieren tanto a maestros y maestras de su
escolaridad, como a colegas y directivos con los que trabajaron en algn momento de su vida. Esta forma de socializacin profesional resulta ser una caracterstica en toda su carrera y cuando se llega a la
direccin, ellas mismas comienzan a considerarse referentes legtimos para otros.
El primer ao como directora
El primer ao como directora en una escuela es relatado como un ao difcil, an cuando se tenga
varios aos de experiencia y de antigedad como docente e incluso como parte del equipo directivo de
otra institucin. Si bien la experiencia de gestionar anteriormente una escuela se reconoce como un antecedente importante a la hora de tomar un nuevo cargo, cada vez que las docentes asumen como directoras en una escuela diferente, experimentan la sensacin de volver a empezar. Es bastante habitual
que se asuma el cargo por primera vez en la escuela donde se ejerci como maestra, lo cual genera
condiciones particulares para el ejercicio del rol. De hecho, varias de nuestras entrevistadas relataron
que fueron tentadas por sus propias compaeras o por alguien de la conduccin o inspeccin para prepararse y concursar el puesto vacante de su propia escuela. Las condiciones institucionales, de la comunidad y jurisdiccionales pueden facilitar u obstaculizan la construccin del estilo de gestin que la directora novel intenta desarrollar. Si se traspasa el primer ao ya se puede considerar que se ha dado un
gran paso para continuar en la institucin. La antigedad en la direccin de una misma institucin constituye una gran diferencia respecto de cualquier otra situacin.
Las inspectoras son actores claves en este proceso, ya sea por presencia o por ausencia. De acuerdo
con los relatos, la inspectora es una figura valorada, muy importante y reconocida para acompaar y
asesorar sobre la tarea de la direccin e incluso para organizar espacios de formacin y de control pedaggico. Esta idea sobre el papel que debe jugar la inspectora parece corresponderse con lo que en la
prctica ocurre en el nivel inicial, al menos en la experiencia de nuestras entrevistadas. Sin embargo, en
el nivel primario, este ideal contrasta en la realidad con inspectoras a las que slo se apela cuando hay
situaciones conflictivas que requieren de alguna intervencin puntual o bien cuando se quiere impulsar
acciones o proyectos que necesitan ser legitimados o avalados por la autoridad. En esos casos las directoras manifiestan preferir que las inspectoras no intervengan en el desarrollo del proyecto o accin, salvo que ellas lo necesiten.
La tarea de la directora
Llegar a la direccin puede haber sido para algunas una situacin fortuita: por insistencia de alguien,
por un cargo que qued vacante y lo asumi, o tambin como una decisin muy pensada dentro de su
desarrollo personal y profesional. En este ltimo caso aparece con claridad que la motivacin est asociada a una ideologa, a la posibilidad de difundir sus posicionamientos, a crecer profesionalmente y a
influir en el devenir de la escuela y del sistema educativo.
Entre nuestras entrevistadas, hubo coincidencia que para ser una buena directora es necesario haber
pasado por el grado y apasionarse por ese trabajo. Segn los relatos, la mirada de la maestra est ms
focalizada al grado, a lo que pasa con los nios y sus aprendizajes; en cambio, la direccin requiere una
mirada institucional ms amplia, de mayor responsabilidad, otros desafos que involucran tambin el
trabajo y la influencia que puedan ejercer sobre otros docentes en la ilusin de querer cambiar las cosas. Se trata de directoras que se sienten maestras y disfrutaron mucho de la etapa profesional dentro
del aula, aunque en el nuevo rol se asume mayor poder y autoridad: responsabilidad de liderazgo y de
311
312
directoras generan y que en general son difciles de sostener a lo largo del tiempo, no parece haber muchos espacios donde se construya un conocimiento colectivo a partir de la experiencia docente y de gestin. En este sentido, podramos decir que existe un desafo pendiente de pensar en propuestas de formacin continua de maestros y directores desde la perspectiva de una reflexin y anlisis crtico; propuestas que consideren la produccin de conocimiento desde las propias escuelas, basndose en la problematizacin de la vida cotidiana escolar y el dilogo entre los equipos directivos y docentes.
Sin duda, en la agenda de las polticas docentes, tanto la carrera, la formacin continua, las condiciones laborales y los niveles de participacin deberan ser replanteados para dar nuevas respuestas a las
dificultades y complejidades que enfrentan los equipos de conduccin para gestionar poltica y pedaggicamente las escuelas.
Gestin y gobierno de la escuela secundaria: los inicios de una investigacin
En la agenda educativa nacional y provincial, la educacin secundaria ocupa hoy un lugar privilegiado, puesto que es en ese nivel de enseanza donde se plantean los mayores desafos en trminos de
inclusin educativa.
A partir de la sancin de la Ley N 26.206 en 2006, el Estado argentino debe garantizar las condiciones para que todos los adolescentes y jvenes puedan acceder, transitar y finalizar sus estudios secundarios. Se trata de uno de los principales desafos para la poltica educativa actual, en un contexto en el
que la repeticin y el abandono escolar persisten como las problemticas ms acuciantes de ese nivel de
enseanza, lo cual se ve reflejado a su vez en los progresos ms bien moderados de la asistencia educativa de la poblacin adolescente durante la ltima dcada.
En este contexto y teniendo en cuenta los antecedentes de nuestro estudio, desde abril de 2013 iniciamos la investigacin denominada: Democratizar la educacin. Polticas y prcticas de gestin y conduccin institucional para una escuela secundaria obligatoria en la provincia de Buenos Aires. Nos propusimos como objetivos principales: indagar acerca de la vinculacin entre la gestin escolar y la realizacin de proyectos de inclusin, y comprender los procesos que intervienen en el desarrollo y configuracin del rol del director considerando algunas dimensiones como la formacin y capacitacin en las
trayectorias docentes y profesionales. Se espera que tambin este estudio aporte informacin de inters en las instancias de definicin de polticas de formacin y capacitacin para directivos en la Provincia
de Buenos Aires.
Notas
1
Muchos de los trabajos sobre la eficacia escolar, liderazgos y dinmicas de grupo tienen esa mirada
analtica. En este artculo no nos detendremos en el desarrollo de estas perspectivas.
2
Se trat de una investigacin desarrollada entre 2011 y 2012 en la Regin Educativa V de la Provincia de
Buenos Aires, distritos de Almirante Brown y Esteban Echeverra. Nuestra muestra estuvo conformada por
12 directoras del nivel primario y 9 directoras del nivel inicial consideradas por las inspectoras como referentes de buenas gestiones institucionales. En ambos casos armamos grupos por antigedad (menos de
3 aos, de 4 a 7 y de 8 y ms) y posesin o no de ttulo universitario. Se realizaron 24 entrevistas a las
directoras de nivel primario y 18 a las directoras de nivel inicial. Total 42 entrevistas, 21 directoras.
3
Segn el Censo Docente (DINIECE 2004), el 89% de los docentes de la provincia son mujeres contra
un 11% de varones en el nivel primario. En el nivel inicial el 96,3% de los docentes son mujeres contra
un 3,7 de varones en el nivel inicial.
4
Tanto el Estatuto, como el Reglamento constituyen el marco normativo que regula la actividad docente. El estatuto es la norma que regula las condiciones laborales y la carrera de maestros y profesores;
rige los procedimientos y requisitos de acceso, permanencia y ascenso dentro del sistema educativo. Por
su parte, el Reglamento General de Escuelas especifica la organizacin y el funcionamiento de las instituciones educativas, lo que incluye las obligaciones del equipo directivo y las funciones de cada cargo.
5
Ser titular de la rama en el que desee concursar o pertenecer a ramas de Educacin Fsica, Educacin
Artstica o Psicologa y Asistencia Social Escolar, con desempeo titular, en el nivel que aspira; Revestir
en situacin de servicio activo al momento de solicitarlo; haber merecido una calificacin no menor a
ocho (8) puntos en los dos (2) ltimos aos, en los que hubiera sido calificado; reunir las dems condi313
314
ciones exigidas para el cargo al que aspira, determinadas por la reglamentacin y que haya transcurrido, para los docentes con tareas pasivas, un perodo no menor de un (1) ao, desde su reintegro a la
funcin de la que fueran relevados.
6
Las pruebas de oposicin constan de una prueba escrita, un informe escrito sobre aspectos relacionados con el cargo que se concursa y un coloquio grupal. Actualmente se est implementando una instancia donde los aspirantes, luego de un perodo de observacin en una escuela seleccionada por el jurado,
deben realizar un diagnstico institucional y sobre esa base, elaborar un proyecto institucional y defenderlo en un coloquio.
7
Las inspectoras conocen lo que se pide para los concursos ya que ellas suelen ser jurados de los mismos.
Bibliografa
ACHILLI, Elena, Investigacin y Formacin Docente. Buenos Aires, Argentina. Ed. Laborde, 2000.
ANTELO, Estanislao y ALLIAU, Andrea, Los gajes del oficio, enseanza pedagoga y formacin, Buenos
Aires. Aique, 2009
ANTELO, Estanislao; AGUILAR, Luciana.; TOFALO, Ariel y ZANELLI, Marcelo, Qu sabe el que sabe ensear? Un estudio exploratorio acerca del saber de los profesores en la escuela secundaria. Direccin de Planeamiento Educativo de Secretara de Educacin del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, 2009.
ARENDT, Hanna, La condicin Humana. Buenos Aires, Ed. Paids, 1958.
BAIN Ken, Lo que hacen los mejores profesores de universidad. Valencia, PUV, 2007.
CANTERO, Germn Y CELMAN Susana, Gestin escolar en condiciones adversas. Buenos Aires, Ed. Santillana 2001
CARR, Wilfred y KEMMIS, Stephen., Teora crtica de la enseanza. Barcelona, Martnez Roca, 1988.
DUBET, Franoise, El declive de la institucin: profesiones, sujetos e individuos ante la reforma del Estado. Barcelona. Gedisa, 2006.
DUHALDE, Miguel ngel, Experiencias alternativas de formacin docente. Trabajo en redes y colectivos
de educadores en BIRGIN, Alejandra (comp.) Ms all de la capacitacin. Debates acerca de la
formacin de los docentes en ejercicio. Buenos Aires, Ed. Paids, 2012.
EZPELETA, Justa, Problemas y teora, a propsito de la gestin pedaggica. En EZPELETA, J. Y FURLN
A. (comp.), La gestin pedaggica de la escuela. Sgo. de Chile, UNESCO/OREALC, 1992.
EDELSTEIN, Gloria, Formar y formarse en la enseanza, Buenos Aires, Ed. Paidos, 2011.
FENSTERMACHER Gary, Los enfoques sobre la enseanza. Buenos Aires: Ed. Amorrortu, 1999.
FENSTERMACHER Gary, La investigacin de la enseanza: enfoques, teoras y mtodos. Barcelona: Paids, 1989.
GAIRIN, J. y ANTUNEZ, S. Organizacin escolar. Nuevas aportaciones. Barcelona: PPU, 1993.
GENTILI, Pablo Y SVERDLICK, Ingrid, Movimientos Sociales y Derecho a la Educacin: cuatro estudios.
LPP Buenos Aires. Cap. IV. Disponible en: http://www.lpp-buenosaires.net/LPP_BA/
Publicaciones/libros/mov_soc_der_educ.pdf, 2009
GIMENO SACRISTN, Jos y PREZ GMEZ, Angel, Comprender y transformar la enseanza. Madrid,
Morata, 1993
GLATTER, Ron, La direccin como agente de innovacin y cambio de los centros educativos. En GAIRIN, J. y ANTUNEZ, S. Organizacin escolar. Nuevas aportaciones. Barcelona: PPU, 1993
LITWIN Edith, El oficio de ensear. Condiciones y contextos. Buenos Aires, Paids, 2008.
MARTURET, M., BAVARESCO, P, TORCHIO, R., BALO, C. Y CALARCO J. Entre directores de escuelas
primarias. El trabajo del director y el proyecto de la escuela. Buenos Aires, Ministerio de Educacin de la Nacin. 2010.
MORGADE, Graciela, Mujeres que dirigen poniendo el cuerpo, Buenos Aires, Noveduc, 2010.
MUOZ SEDANO, Antonio y ROMAN PEREZ, M., Modelos de Organizacin Escolar. Madrid, Editorial Cincel, 1989
PEREZ GOMEZ, Angel, Historia de una reforma educativa. Sevilla: Dada. 1998
PEREZ GOMEZ, Angel, La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Madrid, Morata 1997.
SVERDLICK, Ingrid Apuntes para debatir sobre la gestin escolar en clave poltica. Una mirada por la situacin en Argentina, En Revista Electrnica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en
Educacin, 4(4e), pp. 65-84, 2006. Disponible en: http://www.rinace.net/arts/vol4num4e/art5.htm.
TARDIF, M. Saberes docentes y formacin profesional. Brasil. Ed. Vozes, 2002.
TEJADA, J. y MONTERO, J., El papel del director ante la innovacin: algunos obstculos que impiden la
gestin del cambio en nuestros centros docentes.
315
316
aprendan en el Profesorado. Su objetivo central se focaliz en que los alumnos practiquen, elaboren e
implementen de modo viable y asistido el desarrollo de secuencias didcticas que les permitan establecer el contacto, directo y absolutamente necesario en la formacin con las escuelas; tener a cargo en
parejas pedaggicas un grupo de nios/alumnos y ensear contenidos especficos del espacio curricular
Lengua implementando las propuestas que se impulsan desde las ctedras de la formacin inicial. En
otros trminos, el proyecto de prcticas asistidas persigui la buena prctica alfabetizadora e intent
superar uno de los problemas de la prctica que consista en que los alumnos generalmente elaboran
sus diseos de intervencin a partir de la propuesta que formula la escuela y de esta forma, reproducan
y sostenan los problemas que sufre la misma en lugar de ser parte de su solucin. Intentaba, adems,
lograr su continuidad y profundizacin en el cuarto ao.
Actualmente las bases del proyecto de prcticas asistidas continan vigentes si bien el proceso de
articulacin establecido entre Prctica Docente I con Didctica de la Lengua y la Literatura I y II permite
construir nuevos horizontes.
Desde la Didctica de la Lengua y la Literatura I, II y III se propone la elaboracin, revisin y
orientacin de trabajos prcticos obligatorios que comparten el mismo enfoque de enseanza y
varan en su complejidad y cantidad segn sea Lengua I, II o III - para todos los alumnos que deben
implementarse en las escuelas. A modo de ejemplo se anexa el trabajo prctico N 2.
Segn los acuerdos realizados entre Didctica de la Lengua y la Literatura y Prctica Docente I los
alumnos que cursan en forma paralela Didctica de la Lengua y la Literatura I y Prctica Docente I
implementan su propuesta de enseanza un nico trabajo prctico sobre Lectura de Literatura - en la
escuela y grado asignado por las profesoras de prctica quienes llevan adelante el seguimiento y orientacin de las clases. Los/as estudiantes que cursan Didctica de la Lengua y la Literatura II y Prctica
Docente I elaboran e implementan dos trabajos prcticos solicitados desde la didctica especfica, revisados y fundamentados en el marco de este espacio.
En este sentido podemos decir que los trabajos prcticos operan como el vehculo que permite poner en marcha un mecanismo de trabajo entre la Prctica y Lengua.
Las actividades correspondientes a la Iniciacin a las prcticas docentes del Nivel, que se desarrollan
en contextos institucionales se planifican sobre los contenidos planificados y abordados dentro de los
proyectos de ctedra de las Lenguas. La propuesta de enseanza de los contenidos y su estrecha vinculacin con la vida del aula est prevista dentro de la ctedra. Podemos decir entonces que los trabajos
prcticos le dan vida a la ctedra, le permiten estudiar y reflexionar sobre los contenidos a la luz de la
prctica misma. No le quitan espacio al desarrollo de los contenidos propios de la didctica especfica
sino que enriquecen el aprendizaje de los futuros maestros/as, les permite a nuestros alumnos percibir
cmo se ensea ese contenido que se est estudiando en la ctedra.
Para ello los trabajos prcticos estn diseados dentro del proyecto de ctedra a partir de un proceso
que consta de los siguientes pasos graduados con cada vez mayor responsabilidad asumida por parte
del alumno:
T.P. N 1: observacin de una clase en primer grado a cargo de las profesoras de la ctedra de Lengua donde se ensean contenidos especficos de la alfabetizacin inicial.
T.P. N 2: escritura, revisin, reformulacin del proyecto de prctica a partir del desarrollo de una
secuencia de lectura de texto literario para primer ciclo. Elaboracin y anlisis de los recursos didcticos
(afiches, imgenes, tarjetas, fotocopias de textos, etc.). Implementacin de la propuesta didctica en
las escuelas (toma de contacto con la escuela, presentacin frente a autoridades y docentes, toma de
contacto con los alumnos, desarrollo de las clases programadas). Anlisis de la experiencia situada
(reflexin y evaluacin individual y grupal de la experiencia vivida en la prctica asistida, presentacin
del informe final).
T.P. N 3: escritura, revisin, reformulacin del proyecto de prctica a partir del desarrollo de una
secuencia de lectura de texto literario para segundo ciclo. Elaboracin y anlisis de los recursos didcticos (afiches, imgenes, tarjetas, fotocopias de textos, etc.). Implementacin de la propuesta didctica
en las escuelas (toma de contacto con la escuela, presentacin frente a autoridades y docentes, toma
de contacto con los alumnos, desarrollo de las clases programadas). Anlisis de la experiencia situada
(reflexin y evaluacin individual y grupal de la experiencia vivida en la prctica asistida, presentacin
del informe final).
T.P. N 4: anlisis del material bibliogrfico perteneciente a distintas pocas, autores, editoriales y
317
318
corrientes pedaggicas. Entrevistas a maestros acerca de los criterios para la seleccin de los libros de lectura.
El trabajo realizado durante estos aos en forma conjunta desde Prctica Docente I y la didctica
especfica nos muestra que esta propuesta es posible y permite no solo que el alumno practicante
aprenda sino que los profesores a cargo de los distintos espacios puedan enriquecer sus conocimientos
especficos en base al acercamiento al campo de enseanza.
Seleccin de los contenidos ejes
Para llevar adelante esta propuesta la didctica especfica propone contenidos ejes a partir de los
cuales los alumnos elaboran sus diseos de intervencin. La elaboracin de planificaciones sobre un
mismo contenido eje seleccionado para todo el/los ciclo/s con distinto nivel de dificultad para cada grado o grupo permite que los futuros docentes puedan reflexionar, analizar, enriquecer, revisar y corregir
la propuesta en forma grupal en la clase de cada didctica especfica sobre la misma base. Este modo
de trabajo permite que los planes puedan ser elaborados, analizados, enriquecidos y revisados en el
marco del espacio curricular. Se genera adems una dinmica a partir de la cual cada didctica especfica se puede retroalimentar en funcin del estudio y desarrollo de determinados contenidos abordados
como contenidos de enseanza en cada grado de la escuela primaria transitando la brecha entre el saber sabio y el saber enseado. Todo proyecto social de enseanza y de aprendizaje se constituye dialcticamente con la identificacin y la designacin de contenidos de saberes como contenidos a ensear (Chevallard. 1997: 45).
Asimismo la orientacin, tanto desde cada didctica especfica como desde el espacio de las prcticas, con respecto a la elaboracin de proyectos viables destinados a la implementacin a partir de un
contenido eje que pueda trabajarse en forma transversal tanto en primer como en segundo ciclo permite que los alumnos puedan reflexionar sobre la enseanza de un mismo contenido a lo largo del ciclo y
al interior de cada grado con distintos niveles de profundidad.
Pensar este esquema de trabajo como base de cada didctica especfica y no como un abordaje paralelo a travs de tutoras o clases especiales dentro de cada espacio curricular permite ir construyendo
una genuina didctica de la lengua, de la matemtica, de las ciencias sociales y de las ciencias naturales.
El ncleo de las prcticas docentes como eje estructurante
En el actual plan de estudios la prctica es un eje que estructura la formacin y para configurarlo
efectivamente, las ctedras tienen que resolver problemas de naturaleza terica (el diseo de la propuesta de enseanza) y organizativa (el diseo de un dispositivo de acompaamiento).
Desde Prctica Docente y de acuerdo con lo que propone el plan de estudios vigente los alumnos elaboran sus diseos de intervencin a partir de las propuestas de enseanza que se impulsan desde cada
una de las didcticas especficas.
Los futuros maestros debern ir comprendiendo progresivamente de qu se trata el trabajo docente,
cul es la lgica de las clases para poder analizarlas y luego desenvolverse ellos en las prcticas que
realizan.
El eje del ncleo de las prcticas docentes encuentra su razn de ser en la didctica entendida como
ciencia que tiene por objeto la organizacin y orientacin de situaciones de enseanza aprendizaje de
carcter instructivo, tendientes a la formacin de individuos en estrecha dependencia de su educacin
integral (Escudero, 1981).
Sabemos tambin que la didctica general est determinada por concepciones sobre el hombre, los
fines, los valores, la enseanza y el aprendizaje derivados de otras disciplinas. El tratamiento de cuestiones vinculadas con el conocimiento didctico y su relacin con la enseanza es el eje fundamental del
ncleo de las prcticas.
Por razones de ndole pedaggica, la vinculacin armnica entre la didctica general y las didcticas especficas e, igualmente, entre estas ltimas es, sin embargo, indispensable debido a
que el proyecto educativo no puede fragmentarse en una multiplicidad de segmentos curriculares sin unidad. Por ese motivo es que la naturaleza de su articulacin exige la adopcin de lgicas con principios comunes y actitudes de acercamiento que faciliten la construccin de una
red de principios y conceptos sostenidos, a su vez, por una estructura terica compartida que
permita los desplazamientos de unos campos didcticos hacia otros y respete, al mismo tiem-
po, las diversidades que corresponden a las diferencias epistemolgicas de los saberes con los
que trabajan unas y otras (Camilloni, 2010: 14).
Existen distintas y variadas formas de ensear de acuerdo a los fines, la concepcin de hombre, de
cultura y de sociedad. As lo muestran los diferentes sistemas educativos organizados a lo largo de la
historia. Sin embargo, no todas las formas de ensear garantizan que los educando logren aprender
aquello que se est intentado transmitir.
Si creyramos que todas las formas y modalidades de enseanza que existen tienen el mismo valor,
esto es, que son igualmente eficaces para el logro de los propsitos de la educacin, entonces la didctica no sera necesaria (Camilloni, 2010:20).
Como resultado de los acuerdos realizados hacia el interior de la carrera prctica docente tiene el
desafo de impulsar y generar prcticas pedaggicas a partir de la elaboracin de planes de clases que
contengan posturas fundamentadas en relacin con el objeto de enseanza, los contenidos, su transposicin y secuenciacin, la atencin a la diversidad de los alumnos pertenecientes a diversos contextos, la
articulacin entre niveles y grados, las estrategias metodolgicas y los estilos de intervencin para el
logro de los aprendizajes.
El diseo de las propuestas de enseanza en el marco de las ctedras
Las secuencias didcticas operan como un constructo terico, el cual implica un modo de intervencin, la explicitacin de contenidos, y dems aspectos a considerar en la elaboracin de las propuestas
de enseanza. Suponen adems el diseo de un dispositivo de organizacin que permite desde las ctedras acompaar a los alumnos en el proceso que estn realizando.
Pero para que la prctica se constituya en el centro del escenario de la formacin las ctedras tiene
que haber resuelto previamente un problema de ndole terico impulsando una propuesta de intervencin en la prctica que pueda analizarse tericamente y haber resuelto tambin cierto nivel de autonoma de los alumnos.
Pensamos en futuros docentes con la experiencia concreta del trabajo de aula, la vivencia del proceso in situ, y sobre todo preparados para formular problemas, elaborar diagnsticos y secuencias didcticas, transformar la propia prctica a partir de los procesos investigativos y reflexionar acerca de la prctica pedaggica en relacin constante con la reflexin terica, ya que la construccin del rol docente en
las escuelas implica un anlisis de la praxis como posibilitadora de nuevas situaciones y estrategias.
Implementacin de la propuesta en el marco de la carrera
La sistematizacin de los contenidos a ser enseados en contexto escolar se produce mediante la
transposicin didctica al campo de la enseanza. En este sentido esta propuesta se basa en un trabajo
coordinado donde se tratan los contenidos desde distintos planos: en las clases de las didcticas especficas el tratamiento del objeto de enseanza desde sus componentes epistemolgicos y didcticos curriculares (seleccin de contenidos, organizacin). Mientras que en las clases de prctica docente la didctica general cobra su razn de ser en estrecha relacin con la didctica especfica diseando, desarrollando, analizando, comprendiendo, explicando y evaluando prcticas y procesos implcitos de enseanza y aprendizaje, modificando la intervencin articulando el contenido especfico con el sujeto de aprendizaje en un contexto especfico de aprendizaje (ambiente, institucin, aula). Por su parte, la seleccin y
diseo de de materiales prcticos (tecnologa didctica, recursos) son parte de las decisiones tericas
compartidas entre ambos espacios.
De este modo la implementacin de las propuestas didcticas son el resultado de un dispositivo organizado, conducido y sistematizado hacia el interior de la formacin docente con las escuelas co formadoras a travs de la elaboracin e implementacin de trabajos prcticos. Esta dinmica intenta
contribuir a la formacin en las didcticas especficas a travs de recorridos terico prcticos que les
permitan a los futuros maestros pensar la enseanza y el aprendizaje. El trayecto que se propone tiene
como objetivo brindar conocimientos sobre la base de los cuales los alumnos pueden intervenir desde
los aportes tanto de la didctica especfica como de la general. Por un lado se sientan las bases tericas
pertinentes para el campo de la didctica y por el otro se los prepara tempranamente para que puedan
introducirse gradualmente en el plano de la praxis propiciando la reflexin sobre el modo en que los nios se apropian de los contenidos enseados.
319
320
Vincular desde sus primeros pasos a los alumnos con las propuestas didcticas de enseanza implica
introducirlos en el esfuerzo de pensar un modo de hacer, de pensar los contenidos a ensear, un enfoque de enseanza. De esta forma se contribuye con la formacin integral de los futuros docentes reflexionando sobre su futuro rol que requiere intervencin experta y oportuna.
La experiencia en la formacin docente en las ctedras nos muestra que la posibilidad de comprender estos contenidos desde distintos planos o dimensiones, esto es complementando el desarrollo en las
clases del profesorado con la implementacin de los trabajos prcticos de iniciacin en la didctica
especfica del nivel para el cual los estudiantes se estn formando, les permite posicionarse desde
otra perspectiva. Esta dinmica de trabajo posibilita vivenciar a travs de la experiencia in situ la enseanza de estos contenidos evitando el riesgo de que los alumnos relacionen de modo inespecfico la
transposicin didctica de los mismos.
Los saberes propios del trabajo docente que debe aprender un futuro maestro/a
Una conceptualizacin distinta del trabajo docente, segn Tegiri, que procura recoger y hacerse eco
de formulaciones que vienen realizndose en la regin, entre otras, por los integrantes de Redestrado
(Red Latinoamericana de Estudios sobre Trabajo Docente), reconocen la complejidad de dicho trabajo,
su carcter poltico y su naturaleza institucional y, de suyo, colectiva. Esta conceptualizacin es solidaria
con la concepcin de la educacin como un derecho, lo que supone entender la escuela como uno de los
mbitos sociales donde la humanidad produce la transmisin sistemtica a las generaciones jvenes, un
mbito que debe ser disputado y puesto al servicio de la produccin y distribucin igualitaria y colaborativa de la cultura, y respecto del cual cabe a los Estados responsabilidad principal; supone tambin concebir al trabajo docente como una actividad colectiva y transformadora (Terigi, 2012: 9).
La autora presenta un conjunto de caractersticas que definen la especificidad del trabajo docente entre las que se destacan los saberes y de la transmisin cultural como contenido sustantivo, el saber propio del docente tiene efectos en su posicin epistmica y sobre su autoridad social, la enseanza como
eje de su labor profesional e institucional, los obstculos en la organizacin del trabajo docente que obturan la tarea colaborativa y la extensin de la actividad en el tiempo que supone efectos en los saberes.
La docencia produce un saber especfico: el saber sobre la transmisin. En este sentido podemos caracterizar a los docentes en una doble funcin de expertos: como expertos en un/os campo/s cultural/es
y como expertos en las intervenciones pedaggicas que se requieren para que los alumnos puedan adquirir los saberes propios de esos campos.
En el contexto del trabajo docente la enseanza es el eje central. En la prctica los egresados de la
formacin docente manifiestan variadas dificultades relacionadas con lo didctico. Entre ellas se destacan las limitaciones para seleccionar los contenidos, las estrategias para organizar los grupos, la seleccin de las actividades, etc.
En este sentido los futuros maestros durante su trayecto en la formacin docente debern adquirir
herramientas que les posibiliten intervenir pedaggicamente. Saber hacer, saber ser y saber analizar,
reflexionar y modificar su prctica en funcin de las variables que inciden en el aprendizaje de los nios.
Saber priorizar contenidos curriculares y demandas pedaggicas tiles para la vida.
Conclusiones
La prctica de la enseanza requiere fundamentar seriamente las decisiones integrando los aportes
de las diferentes disciplinas as como recuperando el conocimiento producido en las investigaciones en
los distintos campos especficos de la enseanza.
Nuestros futuros egresados debern insertarse en un contexto complejo donde generalmente se atribuye el fracaso a los nios y a la incidencia de macrovariables de ndole social, cultural y econmica sin
reflexionar muchas veces sobre la responsabilidad de la escuela, la incidencia de factores pedaggicos y
didcticos en los aprendizajes no logrados por los nios.
La formacin docente inicial tiene la responsabilidad de forjar profesionales capaces de insertarse en
las escuelas de modo competente pudiendo incidir pedaggicamente y contribuyendo a mejorar el estado de situacin actual.
Anexo
A continuacin se presenta en forma completa el Trabajo Prctico N 2
UADER
Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. Profesorado de Educacin Primaria
Ctedra: Didctica de la Lengua y la literatura II. Profesoras: M. Zamero, A. Gmer y F. Casualde
Prcticas Asistidas. Trabajo Prctico N 2
Fecha de realizacin: a confirmar
Lugar: escuelas asignadas por la ctedra Didctica de la Lengua y la Literatura II o Prctica Docente
I.
Consignas de resolucin grupal
Objetivo: Elaborar e implementar una secuencia de lectura para primer o segundo ciclo de acuerdo
al grado asignado en la ctedra Prctica Docente I si usted la cursa o en Didctica de la Lengua y
la Literatura II.
La secuencia de tareas para desarrollar en el aula con los nios se elaborar en base a la siguiente
estructura3:
Primera actividad: Presentacin y contextualizacin del cuento a leer.
Segunda actividad: Lectura en voz alta por parte del docente (los alumnos slo escuchan).
Tercera actividad: Recuperacin oral de la estructura narrativa (orden de las acciones) a travs de
preguntas preparadas por el practicante.
Cuarta actividad: Recuperacin oral de los personajes y sus respectivas caractersticas (que pueden
aparecer o no en el cuento) a travs de preguntas preparadas por el practicante.
Quinta actividad: Renarracin oral apoyada en las imgenes preparadas para desarrollar la clase
con los nios.
Sexta actividad: Relectura - por parte del docente - de fragmentos especficos (seleccionarlos previamente por las dudas los alumnos no puedan evocar ninguno).
Sptima actividad: Relectura en voz alta.
Relectura por parte de los nios acompaados de la docente - de fragmento o fragmentos seleccionados aplicando distintas estrategias de lectura en voz alta (en grupo, por fila, todos juntos, distribuidos por personajes y narrador). Durante esta tarea cada alumno deber tener la fotocopia del
texto en mano para participar activamente de la lectura. En el caso de primer ciclo el practicante
presentar el texto escrito en un papel afiche o cartulina para pegar en el pizarrn.
Octava actividad: Relectura en forma silenciosa.
Releer y dibujar (la relectura de fragmentos descriptivos para dibujar los personajes, un lugar, o
una determinada situacin del cuento ser realizada slo por los nios que pueden leer solos, el resto
slo dibujar sin releer).
Novena actividad: Escritura de epgrafe.
Invitar a los alumnos (de 1 a 6) que escriban una/s palabra/s, oracin/es debajo de la ilustracin,
a modo de epgrafe.
Dcima actividad: Escritura y revisin.
Pedir a los alumnos de primer grado que escriban como puedan los nombres de los personajes (u
otras palabras o frases relevantes).
Pedir a los alumnos de segundo y tercer grado que escriban como puedan una oracin relacionada
con alguna accin del cuento que les haya gustado mucho.
Pedir a los alumnos de segundo ciclo que escriban un prrafo que se pueda agregar en el texto.
En todos los casos realizar la revisin guiada colectiva de las escrituras a partir de las orientaciones
de la maestra.
Consignas guas para la elaboracin de la planificacin:
1- Realice una propuesta para desarrollar la Primera Actividad: Presentacin y contextualizacin del
cuento a leer descripta en la estructura de la secuencia didctica.Escrbala en tres prrafos. Para
321
322
ello lea la pgina 29 del material Todos pueden aprender. Lengua y Matemtica. 1er. Ciclo. Unicef.
AEPT. 2007. Puntualice qu palabras u oraciones ir anotando en el pizarrn.
2- Escriba un prrafo en relacin con el modo en que desarrollar la Segunda Actividad: Lectura en
voz alta del docente lea la pgina 30 del material anteriormente mencionado. Por qu las autoras
sostiene que la lectura en voz alta por parte del docente representa para los nios el primer escaln
en la comprensin del texto? Fundamente su respuesta.
3- En relacin con la Tercera Actividad: Recuperacin oral de la estructura narrativa proponga consignas y/o preguntas abiertas para dialogar con los alumnos. Las consignas o preguntas deben abordar los siguientes contenidos:
4- Comprensin de la estructura de la narracin.
5- Caracterizacin de los personajes.
6- Comprensin del lxico del cuento.
7- Seleccione pasajes, fragmentos y/o expresiones del cuento que puedan proponerse para trabajar
la expresin oral y la gesticulacin de los nios. Elabore las consignas.
8- Durante el desarrollo de la Sptima actividad: Relectura en voz alta el/la docente entregar a cada
alumno/a copia del texto fuente. Pegar en el pizarrn el afiche con el texto y les propondr a los nios
releer el cuento todos juntos e ir subrayando algunas palabras repetidas en el texto. Seleccinelas.
9- Elabore la consigna que propondr a los alumnos para realizar la Octava actividad: Relectura en
forma silenciosa.
10- Formule la consigna correspondiente a la Novena actividad: Escritura de epgrafe Qu estrategias
de escritura desarrollar usted como docente durante este momento de la clase? Piense actividades de
escritura para que los nios trabajen con palabras del cuento y elabore las consignas correspondientes.
11- Lea el ltimo pargrafo de la pgina 33, Escritura con y sin ayuda, reflexin y revisin del mencionado material. Cmo realizar la revisin guiada con el grupo a cargo? Describa brevemente esta
Dcima actividad: Escritura y revisin.
12- Disee varias tarjetas para que los nios lean palabras u oraciones del cuento (de acuerdo al
grado donde se desarrollar la propuesta).
13- Proponga ilustraciones secuenciadas para apoyar la renarracin del cuento. Enumrelas y escriba
un epgrafe para cada ilustracin.
14- En el caso de primer ciclo seleccione fragmentos del cuento para dramatizar con los nios. Ctelos.
15- Seleccione palabras y/o frases del cuento para que los nios propongan rimas a partir de ellas.
16- Enumere las condiciones del aula y los recursos que necesitar para llevar adelante cada una de
las actividades que pens en esta secuencia.
17- Criterios de evaluacin
18- Aspectos formales: presencia/ausencia de datos iniciales completos, prolijidad de la presentacin, trabajo completo/incompleto, organizacin general, presencia/ausencia de revisin el texto.
19- Coherencia del trabajo prctico, comprensin de las consignas.
Notas
1
El Ncleo central Prcticas docentes en el espacio social urbano est constituido por las prctica docente, entendida como prctica pedaggica -relativa a los procesos de ensear que comportan la relacin docente-alumno-contenido mayormente en el escenario aula-, prctica institucional y prctica poltica, eje organizador del currculo. Prctica docente y prctica pedaggica interactan con prcticas de
investigacin a los fines de conjugar produccin de conocimiento, reflexin sobre las prcticas y configuracin del oficio magisterial. El recorrido formativo que tiene como eje la prctica docente se va sustentando en otros ncleos que irn configurando ese sujeto docente en torno de posibilitarle la
construccin de esquemas, referencias tericas y disciplinares amplias y especficas para el
trabajo docente. Plan de estudios Profesorado de Educacin Primaria. Resolucin 1828/10. Pg. 22.
2
Un contenido de saber que ha sido designado como saber a ensear, sufre a partir de entonces un conjunto de transformaciones adaptativas que van a hacerlo apto para ocupar un lugar entre los objetos de
Los/las alumnos/as que cursan en forma paralela Prctica Docente I deben incluir en su planificacin
todos los componentes desarrollados en el marco de la mencionada ctedra, a saber, fundamentacin,
objetivos, contenidos, secuencia de actividades, recursos didcticos y bibliografa. Es requisito del presente T.P. estar aprobado y visado por ambas ctedras para su posterior implementacin.
Referencias bibliogrficas
Camilloni, Alicia R. El saber didctico. Buenos Aires, Paids. Coleccin Cuestiones de educacin. 2010.
Camilloni, Alicia y otros. Corrientes Didcticas Contemporneas. Bs. As. Paids. Barcelona. Mxico.
Contreras Domingo, Jos. Enseanza, currculum y profesorado. Edit. Akal. S.A. Madrid Espaa. 1990.
Captulo I. La didctica y los procesos de enseanza aprendizaje.
Chevallard, Ives. Transposicin didctica. Paids. Bs. As. 1991.
Davini, Maria Cristina. La formacin docente en cuestin: poltica y pedagoga. Cap. 4. Edit. Paids.
Bs. As. 1996.
Diker, G. y Terigi, F. La formacin de maestros y profesores: hoja de ruta. Paids. Bs. As. 1997.
Escudero, J. (1981). Modelos Didcticos. Barcelona: Oikos -Tau
Terigi, Flavia (2012). Los saberes de los docentes: formacin, elaboracin en la experiencia e investigacin. Documento bsico. - 1a ed. - Buenos Aires, Fundacin Santillana.
323
324
los estudiantes ( Terigi , 2010:25). Ahora bien, no se puede tener un conocimiento acabado de las mediaciones requeridas para la enseanza si no hay un marco de acciones que liguen el trabajo de una
ctedra al nivel para el que forma. En este sentido Didctica de la lengua y la literatura III est vinculada al nivel primario por una serie de actividades que en conjunto van configurando un acabado conocimiento del mismo: la investigacin, la extensin y la prctica.
En relacin con la actividad de investigacin, digamos que la ctedra cuenta con dos investigaciones
propias sobre el proceso de alfabetizacin en la escuela primaria. En primer lugar la investigacin sobre
cuadernos de primer grado (primer ciclo) y luego la de carpetas de cuarto grado (segundo ciclo). Adems la titular dirigi el primer estudio nacional sobre formacin docente en alfabetizacin inicial y
acompaa las investigaciones de docentes de todo el pas en el marco del Instituto Nacional de formacin Docente. Respecto a de la formacin continua de maestros, los miembros del equipo participan
activamente en capacitaciones de INFOD, de los planes provinciales de alfabetizacin y del posttulo en
Enseanza de la Lengua que se ha dictado en varias sede de la provincia. Adems se nutre del trabajo
compartido con las docentes auxiliares que son maestras en actividad y las incesantes acciones para la
articulacin con los trayectos de prctica de la carrera.
El anlisis del contexto no puede sostenerse por separado de la propuesta didctica sino como parte
de las asunciones de un marco poltico pedaggico. No se trata de una descripcin esttica sino de la
toma de decisiones fundamentadas tericamente. De acuerdo a la descripcin que se realiza en el proyecto de ctedra, nuestros docentes se insertan en un escenario donde muchos nios que logran egresar del nivel primario abandonan la escuela uno o dos aos despus por la complejidad exigida en los
procesos de lectura y escritura que generan fracaso en la adquisicin de todos los conocimientos
(Zamero, 2013).
Otro desafo interesante para pensar el contexto que nos demanda Didctica de la lengua y literatura
III es el escenario rural. En este marco cabe interrogarse si este contexto demanda una propuesta diferenciada. Desde la ctedra asumimos que no, la diversidad en los ritmos de aprendizaje no es hoy una
propiedad solo de los contextos rurales. A partir de la resolucin 1550/13 esta diversidad es asumida en
los marcos legales provinciales y demanda de los docentes distintos grados de profundidad en las intervenciones para trabajar un mismo contenido.
Por eso, arrogarse el contexto desde una ctedra de didctica significa no contribuir desde la formacin inicial a que nuestros egresados sigan generando fracaso escolar. Habrn de insertarse como alfabetizadores en un contexto en el que se ha naturalizado la atribucin unilateral del fracaso a los alumnos y a la incidencia de macrovariables de ndole social, cultural y econmica sin cuestionar el mismo
desde lo institucional, ni ponderar la incidencia de factores estrictamente pedaggicos y didcticos en
los aprendizajes no logrados de los nios ( Zamero, 2013).
Es efectivamente un panorama complejo, puesto que los innumerables diagnsticos indican que
nuestros propios alumnos en la formacin son en s mismos el resultado de una alfabetizacin insuficiente. El desafo consiste en analizar y asumir estos problemas como marco en el que tendr lugar la
praxis alfabetizadora del futuro docente y sostenerlo como criterio de evaluacin de toda nueva propuesta de alfabetizacin, con profunda esperanza pedaggica ( Zamero, 2013). Por eso, asumir el contexto se traduce en una formacin donde sea imprescindible el anlisis de propuestas didcticas tericamente fundamentadas y que adems puedan hacerlas experiencia. Es decir, explorarlas en la prctica
institucional , evaluarlas y redireccionarlas a partir de los aprendizajes que efectivamente producen en
sus alumnos. De acuerdo a este contexto: es necesario que los alumnos examinen crticamente los materiales de circulacin en la escuela, tales como: los cuadernos para el aula(NAP)y , los textos de manual para que propongan intervenciones con distintos grados de profundidad.
La organizacin y el planteo de las clases
Como dijimos, la ctedra es cuatrimestral y centra la mirada en las estrategias de la alfabetizacin
avanzada mediante el trabajo con textos de ciencias que circulan en la institucin. Generalmente en la
escuela primaria circulan textos de manual o perteneciente a los gneros conceptuales (Silvestri, 2008).
Si bien, conocemos el dficit y los obstculos que muchas veces presentan estos textos para la enseanza, no podemos dejar de reconocer la existencia de los mismos en la escuela1 y la necesidad de ensear
al maestro el trabajo de lectura que requieren los mismos desde su aspecto textual como paratextual.
Se trata de ensear a leer crticamente estos textos, ya que como sostiene Chartier: los actos de
325
326
lectura que dan a los textos sus significados plurales y mviles se sitan en el encuentro entre las maneras de leer y los protocolos de lecturas dispuestos en el objeto ledo. ( Chartier, 1993: 12) . Como
sostiene el autor, la lectura es una prctica cultural que se da en el encuentro entre la manera en que el
alumno lee y el protocolo dispuesto en el texto. Puesto que ambos espacios son mediados por el docente, el sentido de la lectura no est dado solamente por la seleccin del texto, sino tambin por el modo
de abordaje.
Como sostuvimos anteriormente, en la ctedra se posiciona al estudiante como maestro desde el
primer momento al plantear como punto de partida de la clase un problema propio del trabajo docente,
a saber: las decisiones que deber tomar para elaborar el proyecto de enseanza para el ao escolar.
Para ello, las clases tienen una estructura que parte de la presentacin del problema por parte de la
profesora y la consiguiente elaboracin de hiptesis de resolucin. Estas hiptesis son retomadas grupalmente luego de la exposicin colectiva; en este proceso se discuten y se ponen en comn las respuestas. Dicha discusin desemboca en la construccin de una propuesta modelizadora, la consulta y la
sugerencia de bibliografa para estudiar el tema.
En el siguiente apartado abordaremos el anlisis de algunas consignas de los trabajos prcticos que
se solicitan en la ctedra. En Anexos al final pueden leerse ambos trabajos completos.
A manera de ejemplo
En una primera clase se parte del planteo que ubica al estudiante en el hipottico escenario de trabajo docente, y se propone uno de los problemas a resolver en el mismo, que consiste en la toma de decisiones para la elaboracin de un proyecto de lectura de textos de manual. Generalmente este problema
es visualizado por los alumnos del tercer ao solo desde el nivel micro y ms inmediato: la seleccin del
texto y la elaboracin de la secuencia didctica.
No obstante desde la ctedra el objetivo es llevarlos a un anlisis minucioso de todas las dimensiones
involucradas en dicho trabajo, que va desde la lectura de los marcos curriculares para el ao en que se
desempear (NAP, Diseo curricular provincial, resoluciones vigentes), la observacin y ubicacin de las
horas de lengua en el horario para, en funcin de ellas, los enfoques para la enseanza de la lectura (leer
como un escritor) y de la escritura (retrico cognitivo), seleccionar y distribuir las lecturas y las actividades de modo equilibrado. Luego la seleccin del manual y la consiguiente exploracin del mismo como
objeto, la seleccin del texto y un anlisis profundo de sus propiedades, la coherencia y la cohesin.
Este anlisis previo permite anticipar las dificultades que el texto le puede presentar al alumno durante la lectura y por eso es la base para proponer una serie de consignas secuenciadas destinadas a
que los nios lean, escriban, reformulen y revisen y que el docente pueda seleccionar, disear y elaborar recursos pertinentes y la evaluacin. La ctedra realiza este planteo el primer da de clases y luego
despliega cada punto a lo largo de las clases del cuatrimestre. Se trata que el estudiante asista al desarrollo de un anlisis profundo desde lo lingstico gramatical para , a partir del mismo , producir una
secuencia de lectura que le permita trabajar la lengua como contenido transversal. En este sentido las
teoras textuales, el enfoque retrico cognitivo propuesto desde los marcos curriculares y la propuesta
de aula se abordan conjuntamente a la luz del trabajo que hay que realizar en la escuela.
Los trabajos prcticos
Como sostuvimos, los trabajos prcticos tienen como objetivo la produccin de una serie de actividades secuenciadas fundamentadas tericamente que le permiten la elaboracin de las consignas, la escritura de las intervenciones que tendr el maestro, y la planificacin minuciosa de la revisin de cada tarea , as como la evaluacin. Es decir , abordan un proyecto ulico de secuencia de alfabetizacin inicial
( TP n1) y avanzada( Tp N2)de comienzo a fin.
a-La elaboracin de consignas: Los TP tienen una serie de indicaciones para que elaboren consignas
dirigidas a los nios de la escuela primaria en funcin del texto seleccionado por parte de la ctedra
Ej. 5. Planifique una exposicin oral sobre el tema de la clase (y una presentacin del texto).
6. Enumere las palabras clave o trminos que abordar en la exposicin y que quedarn escritas en el pizarrn luego de la misma.
El ejercicio de escribir una consigna resulta complejo y demanda del estudiante maestro situarse en
la situacin comunicativa del aula y poder traducir, comunicar claramente a los nios lo que se quiere que haga. Tambin requiere de la escritura de las intervenciones que el docente realizar para la revisin de las mismas y de aquellos momentos no visibles del trabajo docente como en el caso del
ejemplo puede ser la planificacin de la exposicin oral.
b. Los distintos grados de ayuda: el Tp se propone la definicin de un proyecto en el cual pueden
pensar a diferentes niveles de complejidad en la definicin de contenidos, para que los nios en distintos puntos de su historia escolar puedan resolver la misma actividad con diversos grados de dificultad.
Para ello los alumnos deben pensar distintas maneras no solo de resolver la actividad, sino de presentar
la misma .Esto les permite observar que las intervenciones no son producto de la inspiracin del momento, sino el resultado de una cuidadosa planificacin.
c. La revisin: a partir del conocimiento que tenemos del contexto de la escuela primaria, se observa
que la revisin tanto en el primer como en el segundo ciclo es una de las estrategias ausentes en las
aulas pero centrales para el proceso de alfabetizacin. Es por eso que la revisin se convierte en un
punto clave del Tp tanto en el planteo de las actividades que ellos tienen que proponer, las intervenciones para la revisin individual y colectiva como para las revisiones a sus propios procesos en la construccin del trabajo.
La evaluacin
Bernard Lahire ( 2006) realiz un estudio interesante sobre cmo aprenden a ensear los maestros de
la escuela primaria francesa. En el mismo, sostiene que la gran diferencia entre el maestro experto y el
maestro novato es que el primero haba desarrollado a lo largo de su trayectoria profesional un repertorio
de actividades, algunas de un alto valor didctico, que l saba cmo administrar y en qu momento proponer a uno u otro grupo de alumnos. Mientras que el maestro novato ni contaba con estas actividades
ni con criterios para su administracin. Segn Terigi (2010 ) la preparacin y administracin de un repertorio de actividades es una estrategia valiosa que se puede perfectamente ensayar. Cuando uno cuenta
con un buen repertorio de actividades-bien diseado (no consignas recortadas y fotocopiadas) que va
creciendo en la medida en que su trabajo profesional le permite hacerlo- lo que uno va teniendo es un
recurso con el cual manejar cronologas de aprendizaje diferenciadas (Terigi, 2010: 25 ). En coincidencia
con la autora, creemos que es necesario desarrollar con nuestros futuros docentes una serie de actividades que le permitan repertorios de acciones para su prctica docente y que los mismos sean fundamentados tericamente, pensados y discutidos en clase. Por eso, la evaluacin se plantea como una instancia
procesual donde a travs de momentos precisos como lo son el TP el parcial y el final el estudiante
maestro disea y desarrolla una propuesta didctica en relacin a la alfabetizacin avanzada.
Conclusin
El presente trabajo mostr algunos puntos acerca de cmo desde una ctedra asume la tarea de
plantear a los alumnos el trabajo docente en toda su complejidad. Esto implica una planificacin de acciones que involucran: la clase, el contexto del trabajo docente y las diferentes instancias de evaluacin
(T p y parciales).El trabajo del docente exige una didctica cuidadosamente pensada y articulada en
todas sus dimensiones que posicione al estudiante de la formacin docente como maestro para que experimente, vivencie, ensaye y reconstruya decisiones , propuestas de enseanza de la alfabetizacin en
la escuela primaria.
Notas
1
En los ltimos aos se han enviado a las instituciones escolares gran cantidad de manuales escolares
para que cada alumno tenga su material de estudio. Estos envos son las respuesta a un reclamo histrico de de los docentes de trabajar con libros para alfabetizar tanto en primero como en segundo ciclo.
327
328
Referencias bibliogrficas
CGEER Resolucin provincial 1550/13 Trayectorias Estudiantiles
Chartier Chartier Roger (1999) El mundo como representacin. Barcelona, Espaa: Gedisa
Lahire, Bernard (2006) Fabricar un tipo de hombre autnomo: anlisis de los dispositivos escolares,
en su El espritu sociolgico. Buenos Aires: Manantial.
Terigi, Flavia, Conferencia : Las cronologas de aprendizaje: un concepto para pensar las historias escolares. Jornada de Apertura del ciclo lectivo 2010, 23 de febrero de 2010,SantaRosa, La Pampa.
Disponibleen:http://www.chubut.edu.ar/concurso/material/concursos/Terigi_Conferencia.pdf
(ltima consulta: agosto 2012)
Zamero ( 2013). Proyecto de ctedra Didctica de la lengua y literatura III. Profesorado de Enseanza
Primaria. Facultad de Humanidades Artes y Ciencias sociales . UADER
Zamero, M. (2009-2010). La formacin docente en alfabetizacin inicial como objeto de investigacin. El
primer estudio nacional. Argentina, Ministerio de Educacin, INFD.
Anexo
TRABAJO PRCTICO N 1
Didctica de la Lengua y la Literatura III
Profesora Titular: Marta Zamero
Profesoras Adjunta: Elba GunterJTP Gabriela Olivari
330
Observaciones
El trabajo deber presentar las actividades en el orden solicitado y el material con el que se trabajar
en un tamao pequeo con la tipografa que ser presentada a los alumnos.
TRABAJO PRCTICO N 2
Didctica de la Lengua y la Literatura III
Profesora Titular: Marta Zamero
Profesoras Adjunta: Elba GunterJTP Gabriela Olivari
Objetivo
Elaborar una propuesta de lectura de textos de manual secuenciada para
los grados del segundo ciclo.
1.-Elabore 10 consignas de trabajo para explorar el manual seleccionado durante el primer mes de
clases: explorarlo como objeto libro, su tapa, contratapa, ndice, secciones, elementos paratextuales
lingsticos y no lingsticos, lecturas o textos en pginas seleccionadas, textos centrales y marginales,
ilustraciones, cuadros, mapas y diagramas, etc. Incluir consignas para leer de un vistazo, para anticipar
mirando las ilustraciones y los ttulos de distintos espacios, para diferenciar secciones, para interpretar y
verbalizar diferentes elementos de las pginas.
2.-Lea en Cuadernos para el aula Ciencias Sociales 4, el apartado completo Fotos, dibujos y textos
para reingresar al mundo de los diaguitas (desde pgina 66 hasta 73). Seleccione uno de los textos destinados a los alumnos, que aparecen en las pginas: 70, 71 72.
3.-Realice un anlisis del texto. Tema, progresin temtica, cohesin. Caractersticas de las oraciones, puntuacin, lxico, campos semnticos, etc.
4.-Elabore un esquema del tema del texto. Escriba un breve resumen del mismo.
5.-Enumere las dificultades que el texto puede presentar a la lectura de los alumnos.
6.-Planifique una exposicin oral sobre el tema de la clase (y una presentacin del texto), teniendo
en cuenta el desarrollo que se propone sobre el tema en Cuadernos para el aula Ciencias Sociales 4.
7.-Enumere las palabras clave o trminos que abordar en la exposicin y que quedarn escritas en
el pizarrn luego de la misma.
8.-Proponga consignas y/o preguntas para dialogar con los alumnos. Las consignas o preguntas deben abordar los siguientes contenidos:
Comprensin del tema de la exposicin.
Comprensin del lxico de la exposicin.
9.-Elabore tres o cuatro consignas para la exploracin del paratexto y reconocimiento de los elementos particulares que inciden en la construccin del sentido.
10.-Seleccione pasajes, fragmentos del texto para la lectura en voz alta de los alumnos. Elabore las
consignas.
11.-Seleccione pasajes o fragmentos del texto para la relectura silenciosa de los alumnos. Elabore las
consignas.
12.-Proponga consignas destinadas a comprender el tema y la progresin temtica del texto.
13.-Elabore 10 consignas destinadas a recuperar informacin explcita del texto.
14.-Elabore 5 consignas destinadas a trabajar inferencias que propone el texto.
15.-Seleccione un grupo de palabras de uso comn y proponga varias consignas para trabajar su
significado. Incorpore en una de las consignas el uso del diccionario.
16.-Proponga consignas para la reformulacin del texto por ampliacin de expresiones seleccionadas
331
332
Eje 5
Los docentes y la evaluacin
Coordinadora:
Susana Berger
Tensiones que atraviesan la relacin funcin docente- regulaciones del trabajo - polticas de evaluacin. Sentidos hegemnicos y contra hegemnicos
construidos. Estudios, debates y posicionamientos planteados desde las organizaciones sindicales y la universidad. Prcticas democrticas y participativas
de autoevaluacin y co-evaluacin. Nudos problemticos que atraviesan la
constitucin de la carrera docente, las normativas y la evaluacin de los docentes en distintos escenarios y contextos. Discursos, prcticas y significaciones en torno a la evaluacin docente. Los sentidos de las polticas de evaluacin y el lugar asignado a los docentes en distintos contextos histricos, polticos e institucionales
333
334
Descrditos
En las ltimas dcadas se ha venido cristalizando un sistema de acreditacin acadmica cuya conformacin se origina sobre todo en las ciencias exactas y naturales, en particular en la produccin en laboratorios de investigacin. Tal sistema se ha permeado en todas las disciplinas, an aquellas cuyos mtodos de trabajo son diferentes y en diversas instituciones, en particular en las Universidades, a pesar de
que sus funciones son mucho ms amplias. La creciente hegemona de las concepciones de investigacin que sustentan este modelo vuelve cada vez ms difcil la integracin de las diferentes actividades
de los docentes e investigadores universitarios, propiciando que se desperdicien esfuerzos y que se distribuyan reconocimientos de manera unidimensional, asociados solo a los productos acreditables de la
actividad de investigacin. Se pone as en riesgo el indispensable rol social de las Universidades y se
penaliza en su carrera acadmica a quienes lo siguen sosteniendo. Esta manera de acreditar toma la
forma de lo que Susana Garca Salord denomina recuento curricular, mtodo que ha ido desplazando a
las diferentes formas de evaluacin existentes desde siempre en las Universidades.
Este estado de cosas parece estar dando lugar a cierto malestar entre los mismos acadmicos que,
pese a que se vuelve cada vez ms explcito, an no ha cobrado la forma de un programa para el cambio de las condiciones de produccin, circulacin y aplicacin del conocimiento. A pesar de no contar an
con un discurso alternativo articulado, las disidencias o al menos las disonancias son cada vez ms audibles. Ejemplo de esto ocurri cuando a principios de 2012 desde el gremio de docentes universitarios de
Crdoba hicimos circular una crtica a la incorporacin del software SIGEVA para completar el curriculum
vitae para la solicitud de subsidios de investigacin (y posteriormente para la evaluacin de la carrera
docente). Una gran cantidad de docentes suscribi esa crtica y por un tiempo se discuti colectivamente en las diferentes unidades acadmicas acerca del tema. Luego, pasadas las fechas de llenado del sistema, la dinmica misma de las actividades universitarias volvi a dejar el tema en estado latente. Esta
manera de aparicin -espordica y a veces espasmdica- de crticas al sistema acadmico parece ser
una constante.
Las herramientas informticas de carga de curriculum o de armado de proyectos son, sin embargo,
solo un emergente de cierta orientacin general de la academia actual: discutirlas, mostrar sus sesgos,
sirve para dar cuenta de los sntomas, para ayudar a develar la lgica subyacente, pero es ilusorio pensar
que mejores herramientas producirn per se un esperado cambio (esperado? por quines?). En este
ensayo me propongo mostrar algunas de las caractersticas ms preocupantes de este estado de cosas y
presentar algunas lneas generales de como crear los antdotos y abrir otro espacio de posibilidades.
Nmeros, nmeros, nmeros
Podemos encontrar, en primer lugar, una cierta auto-referencialidad en la (pregonada) definicin
colectiva de los criterios de evaluacin de la propia actividad. El co-gobierno de las instituciones universitarias y la participacin en comisiones evaluadoras en los organismos que financian la investigacin,
nos pone, peridicamente, en el lugar de elegir esos criterios. Sin embargo, la ausencia de espacios de
discusin colectiva, de una circulacin masiva de ideas y alternativas, lleva a una eleccin individual,
aislada, usualmente disciplinar (y disciplinadora). Estas actividades cumplen un rol decisivo en dar forma al sistema acadmico: concursos, control de gestin, subsidios, la evaluacin por pares (aunque, parafraseando a Orwell, algunos sean ms pares que otros). En este contexto, uno de los gestos ms repetidos es el de buscar formas "objetivas" y pre-establecidas de evaluar, en lo posible de fcil cuantificacin. Los concursos, los otorgamientos de subsidios y becas, requieren de una "grilla" que permita justificar el proceso de toma de decisin. En algunas instituciones, dicha grilla es una exigencia burocrtica, los
jurados tienen que proveerla: desglose o postergacin de un ineludible juicio binario u ordinal, cesin a la
mitologa del nmero como ltimo rbitro inapelable, reduccin de la heterogeneidad de los saberes, los
discursos e incluso a veces del pensar, a lo elemental de un orden total y aditivo. La declamacin de necesidad de dicha cuantificacin, tanto del lado de los tribunales como de quienes son juzgados, parece
ser un ejemplo ms, particularmente sintomtico, de la afirmacin de Badiou de que el nmero es hoy lo
impensado, forma de existencia ubicua que se impone en diversas reas del conocimiento.
La cuantificacin, quiz a veces de manera solapada, funciona como criterio de justificacin en las
producciones cientficas y, simtricamente, se usa como forma de evaluacin del valor de la produccin
acadmica. Esta mistificacin del nmero como supuesto testimonio de objetividad y neutralidad cientfica, reforzado en su duplicidad de mtodo de justificacin interna y de rbitro de evaluacin de los inves-
336
planifica un sistema cientfico, lo cualitativo es esencial, no puede resolverse con meras mediciones. Establecer un perfil nico al que hay que llegar independientemente de la disciplina, del rea de aplicacin, de la zona del pas en la cual se trabaja, cercena la posibilidad de mejores interacciones entre disciplinas y con el resto de la sociedad, adems de producir una orientacin que no necesariamente coincide con las necesidades locales. Este estado de cosas parece haber sido reconocido por le Ministerio de
Ciencia y Tcnica con la creacin de la carrera de tecnlogo al interior del Conicet, cambiando las formas de evaluacin para ellos. Medida importante que pone de manifiesto un sntoma y un problema
aunque sea a todas luces insuficiente.
Siguiendo ideas de Bourdieu, podemos considerar al campo cientfico como una red o configuracin
de relaciones objetivas entre distintas posiciones, las cuales quedan definidas tanto por su situacin
presente como por su potencial en la distribucin de capital y de poder, y por su relacin con otras posiciones. La evaluacin acadmica funciona en este campo como uno de los determinantes ms fuertes
para esa configuracin relacional. La manera cuantitativa y nominal hoy imperante parece constituir sobre todo relaciones jerrquicas o directamente de dominacin, endureciendo tambin la estructura de
las distintas posiciones. Si bien puede haber movilidad y variaciones, el frreo control evaluativo restringe sus grados de libertad de manera drstica, condicionndola a seguir los modelos imperantes. Este
condicionamiento es por supuesto efectivo en quienes se adecuan o intentan adecuarse a los patrones
imperantes, pero tambin funciona en quienes buscan seguir otros recorridos, ya que el reconocimiento
--tanto simblico como material-- es menor y eso va entorpeciendo sus carreras, reduciendo sus posibilidades de reproduccin y poniendo a veces en duda la pertenencia a las instituciones acadmicas.
Cmo puede estructurarse el sistema acadmico para que el conocimiento no se "almacene" en
compartimentos estancos, para que la circulacin de ideas entre diferentes disciplinas y diferentes posiciones de enunciacin adquiera fluidez? Permitira esto al menos pensar la relevancia social del conocimiento y habilitar espacios de dilogo con actores "externos" indispensables para que las tareas de los
integrantes de las comunidades acadmicas puedan ser reconocidas como necesarias para el cambio
social (incluso por esos mismos integrantes)?
Aduearnos de la memoria
La historia del pensamiento sobre estos temas -temas que son difciles de encuadrar- ha sido una
historia interrumpida, fragmentaria. Las interrupciones ocurrieron tanto en el propio devenir de la comunidad (mayormente por razones exgenas) como en la constitucin de cada uno de los sujetos que encarnaron esta historia. Recuperar esos fragmentos, aduearse de esa memoria siguiendo el consejo de
Benjamin, parece condicin necesaria para destrabar las interrupciones que aquejan la cotidianidad de
los docentes-investigadores actuales, buscar un sentido a una serie de actividades que se nos presentan
des-historizadas -elididas las disputas que les dieron forma- y, como una consecuencia de este estado
de cosas, inconexas. El reciente libro de Diego Hurtado sobre la historia de la ciencia argentina va claramente en esa direccin.
El nombre de Oscar Varsavsky opera hoy como significante disruptivo y anacrnico, tanto si es visto
como esperanza o como amenaza. Consecuente y arriesgado pensador heterodoxo, sus mltiples incursiones abrieron caminos promisorios en el pensamiento poltico de la ciencia que casi no hemos podido empezar a recorrer: el establishment poltico y cientfico se ali en una santa cruzada para intentar ir cerrndolos, con relativo xito. Las batallas de Varsavsky en contra de los complacientes mitos de la neutralidad
de la ciencia, de la objetividad de la evaluacin cientfica, de la eleccin libre de los temas de investigacin, fueron batallas perdidas hace bastante, y como consecuencia qued establecido una especie de sentido comn acadmico que reduce la calidad cientfica a criterios productivos y destierra cualquier crtica,
en general recurriendo a vagos criterios de autoridad, variables segn convenga a la ocasin.
En el recientemente reeditado "librito", Ciencia poltica y cientificismo, Varsavsky caracteriza y caricaturiza algunas posiciones respecto de la ciencia, hablando de fsiles, totalitarios y cientificistas, acerca
de las cuales no voy a abundar aqu, en particular dado que la fuente original es accesible y amena.
Menciono la operacin ideolgica que denuncia en el libro y que, de tan exitosa, sigue funcionando silenciosamente por detrs de muchas actitudes derogatorias frente a cualquier cuestionamiento al consolidado status quo. Los cientificistas atacaron a los fsiles usando como herramienta la "objetividad cientfica" (subrepticiamente convertida en la "objetividad de la evaluacin cientfica") acusando de totalitarismo a cualquier intento de pensar la direccin de la ciencia o la pertinencia de las investigaciones
(amparados en el bien publicitado caso Lisenko y en cierta actitud refractaria a las posiciones polticas
explcitas en la comunidad acadmica, la cual termina lamentablemente sucumbiendo en la ideologa
dominante, o meramente en la ideologa, si entendemos a esta, con R. Barthes, como las ideas o posiciones de la clase dominante, nunca adecuadamente formuladas). Esta manera de postular el programa
cientificista tuvo al menos la virtud de ser explcita y por lo tanto discutible, algo que cambi drsticamente en el presente. Hoy, los intentos de discutir el problema de la pertinencia de las investigaciones
chocan con una suspicacia inmediata por parte de los cientficos y con el mito de que eso retrasara el
avance de la ciencia. Avance hacia dnde, podemos preguntarnos, nadie supuestamente sostiene ya el
modelo lineal de progreso cientfico, pero sigue funcionando en estas metforas.
Escribe Christian Ferrer:
Las crticas de Varsavsky y Feyerabend se descargaron sobre lo que identificaban como obstculos epistemolgicos y polticos para la ciencia. Tal crtica an mantiene su vigencia, pues el
cientificismo ha cambiado de vestuarios pero no de maas. Aquello que en los 60 era llamado
cientificismo sobrevive actualmente bajo la figura del academicismo, esa prctica universitaria in vitro. Y mientras en los aos 60 el mtodo cientfico y una filosofa de la ciencia dura
eran camisa de fuerza, hoy lo son los constreimientos institucionales, tanto ms peligrosos
porque disfrazan sus pretensiones de cientificidad mediante procedimientos burocrticos
(jurados secretos, meritocracia letrada aunque no necesariamente culta, excelencias derivadas del amaestramiento, etc.) o bien mediante sofisticadas teoras dbiles o inciertas, raras
epistemologas nuevas para legitimar la narracin cientfica, que hacen tanto ms difcil identificar al viejo cientificismo pues se presentan bajo una cortina de humo "neocientfica". En fin,
teoras bien dichas y prcticas institucionales mal hechas. En suma, hoy ser cientificista significa someterse al formateo institucional (clase de investigadores ABC1, incentivos: tabulaciones
de encuestadores y lxico taylorista) que hace de los cientficos y cientistas sociales supervivientes en condiciones srdidas o bien defensores individualistas de su propia carrera universitaria. (Christian Ferrer, inconformismo y conocimiento)
El pensamiento latinoamericano sobre ciencia y tcnica que tuvo su auge en la dcada de 1960 y
principios del '70 tuvo en Varsavsky uno de sus pensadores ms arriesgados, pero cont tambin con
varias figuras importantes provenientes de diversas disciplinas de las ciencias exactas y naturales, de la
economa y de la ingeniera. En las dos dcadas posteriores se desarroll, principalmente en Europa
aunque tuvo y tiene representantes importantes en Argentina y Latinoamrica, lo que se dio en llamar
CTS, estudios sobre ciencia, tecnologa y sociedad. A diferencia del movimiento previo, los estudios de
CTS son realizados principalmente por cientficos sociales y le han dado al rea un carcter disciplinar
ms fuerte y fundamentos tericos provenientes de la sociologa, de la economa y de la antropologa.
Este desplazamiento permiti avanzar en una comprensin ms slida del campo, en problematizar temas como la gestin de ciencia y tcnica y en disponer de herramientas ms precisas para el anlisis
del impacto social y econmico de las tecnologas.
Pese al indiscutible y necesario avance que significaron estas nuevas aproximaciones tericas y metodolgicas, haber pasado a conformar una disciplina decente, con reglas de calidad propias y formas de
produccin condicionadas por los mismos sistemas de evaluacin que se analizan, signific cierta prdida de iniciativa poltica. El libro de Varsavsky fue ledo por muchos cientficos, gener (y an genera)
discusiones acaloradas, interpel a quienes desarrollaban sus actividades cientficas a reconsiderar el
rumbo de sus investigaciones o al menos a evaluarlo en trminos ms explcitos. Los estudios CTS y sus
variantes son parte de la tradicin cientfica predominante en la cual, con algunas excepciones, el objeto
de estudio se mantiene a distancia. Quiz por la dificultad intrnseca de la tarea, dentro de los estudios
de CTS no se suele poner al propio campo CTS y sus modos de produccin y evaluacin como objeto de
estudio y reflexin. Y aunque esto ocurriere, la prctica cientfica actual no dialoga con estas miradas,
no existe siquiera una corriente de opinin entre los cientficos que, basada en el conocimiento acumulado sobre estas cuestiones, plantee alternativas a la forma de produccin y de evaluacin del conocimiento cientfico. Hay s cada vez ms cuestionamientos al manejo editorial que vuelve oneroso el acceso a los artculos cientficos lo cual al menos genera sospechas acerca de la supuesta objetividad de los
337
338
Bibliografa
Barthes, Roland (1973), Le plaisir du texte, d.du Seuil, Paris.
Benjamin, Walter (1989). Discursos interrumpidos I. Taurus, Buenos Aires.
Ferraro, Ricardo, Ciencia Nueva: debates de hoy en una revista de los 70. http://blog.ciencianueva.com
Ferrer, Christian (2002) Inconformismo y conocimiento, en Revista Redes, vol. 9, No 18, junio, Quilmes: UNQ, pp. 181-190.
Garca Salord, Susana (2010), El curriculum vitae: entre perfiles deseados y trayectorias negadas,
en Revista Iberoamericana de Educacin Superior (RIES), Mxico,IISUE-UNAM/Universia, vol. 1,
nm.1, pp. 103-119. http://ries.universia.net.mx/index.php/ries/article/view/23/cv
Heidegger, Martin. (2007), Filosofa, Ciencia y Tcnica. Edicin y prlogo de Jorge Acevedo. Trad, y prlogo de Francisco Soler. Santiago de Chile: Universitaria.
Varsavsky, Oscar (1969), Ciencia, Poltica y Cientificismo. Buenos Aires: CEAL, 1969.
340
El Estatuto del Docente Entrerriano (Decreto - Ley N 155/62 I.F. M.H.E. y E. y sus Modificatorias) en su
articulado del Captulo V Del Concepto Profesional, establece el derecho del docente a tener una calificacin anual que aprecie las condiciones y aptitudes del docente, basndose en las constancias objetivas de su legajo, ajustndose a una escala de concepto y su correlativa valoracin numrica (Art. 19).
Desarrollo
La evaluacin docente conlleva en su estructura dos ejes fundamentales: el proceso de seguimiento
y evaluacin y el proceso de conceptualizacin.
El proceso de Seguimiento y Evaluacin de la tarea docente constituye el aspecto pedaggico didctico de la evaluacin. Se realiza diariamente formal o informalmente, cualquiera sea el perodo de
desempeo. Deber tener en cuenta al sujeto en su carcter docente, dentro del marco institucional y
considerando sus acciones enmarcadas en el PEI. Su carcter es de neto tinte pedaggico y tiende a
mejorar prcticas educativas, aportar al crecimiento integral de la Institucin y por ende, favorece el
aprendizaje y la formacin de los educandos.
El proceso de Conceptualizacin constituye el aspecto administrativo por el cual se elabora un documento (Hoja de Concepto) en el que se vuelcan las notas adjudicadas al desempeo anual del docente, en
funcin de reflejar en el legajo del mismo, una calificacin que aporte a la incrementacin de su puntaje.
En este contexto, el aspecto pedaggico tiende al mejoramiento de las prcticas docentes y al crecimiento de la institucin en su conjunto, con un trabajo de ida y vuelta que Evaluador y Evaluado implementan a travs de una comunicacin recproca que surge de la observacin conciente de la marcha del
proceso de aprendizaje. El aspecto administrativo tiene como objeto principal, la carrera docente, acrecentando el puntaje con valoraciones numricas preestablecidas.
El proceso de Seguimiento y Evaluacin es aceptado, comprendido y llevado adelante en los niveles
Inicial y Primario, ya que en general, tienen informacin y comprenden el objetivo que sobre el proceso
de enseanza, cumple la evaluacin docente. La organizacin de la funcin desempeada a travs de
los cargos, la formacin disciplinar generalizada y la conformacin de equipos directivos facilitan la implementacin del seguimiento sin mayores cuestionamientos.
Distinta realidad se detecta en las Escuelas de Nivel Secundario donde la distribucin horaria, formacin disciplinaria especfica, la suma de Instituciones donde se prestan servicios, la sobrecarga de tareas, la insuficiente cantidad de cargos directivos, deriva en desencuentros, falta de tiempo de intercambios, desconocimiento de la normativa, provocando en los docentes un rechazo por el proceso de
seguimiento y evaluacin, relacionndolo ms con una persecucin que con la necesidad de revisin para el mejoramiento de prcticas.
En general en las Escuelas no se habla ni se trabaja sobre evaluacin docente y la puesta en prctica de las normativas vigentes en los distintos niveles, se realiza en cumplimiento de un trmite con implementacin de criterios unilaterales con los consiguientes riesgos de personalizacin de los mismos.
La referencia sobre evaluacin docente en las instituciones educativas, implica considerar procesos y
prcticas que ocurren cotidianamente y que involucran a todos los actores que de una manera u otra
estn y se comprometen con ella. Esta temtica de la evaluacin docente entrelaza las acciones de asesoramiento, acompaamiento y mirada responsable de los supervisores, los equipos directivos y los docentes en el mbito del desempeo profesional.
Para responder qu?, por qu? y para qu? debemos poner el acento en la forma de evaluacin utilizada. Santos Guerra sostiene que una nueva concepcin de evaluacin debe contener estas caractersticas:
- Procesual, no meramente final.
- Prctica y no meramente especulativa.
- Democrtica y no autocrtica.
- Cualitativa y no meramente cuantificable.
- Independiente y por ello comprometida.
- Participativa, no mecanicista.
- Colegiada, no individualista.
- Externa, aunque de iniciativa interna.
Un proceso de evaluacin docente sostenido en el marco de estos principios permitir tomar decisio-
342
mas sobre evaluacin docente. Consideraron que la formacin docente debe incorporar en su currcula,
como contenido fundamental y significativo, las nuevas concepciones sobre evaluacin educativa, as
como los diferentes mbitos en los que se desarrolla. Coincidieron sobre la necesidad de capacitacin
en el tema para poder incluir la propuesta de manera paulatina e integral en todas las instituciones de la
provincia.
Mediante la nueva Resolucin 3491/11 sobre Evaluacin y Concepto Profesional Docente el Consejo
General de Educacin de la Provincia de Entre Ros plantea, como una de sus prioridades de poltica
educativa, recuperar el lugar del docente como lugar del saber. En ese marco, el fortalecimiento del rol
docente requiere, junto a otras acciones, de la construccin de una cultura de la evaluacin orientada a
la profesionalizacin de la tarea y a la mejora de las prcticas educativas. Por ello garantizar la implementacin de esta propuesta en todas las Instituciones Educativas de la Provincia.
Notas
1
La Funcin Supervisora. La evaluacin: una teora y una prctica controvertidas. Ministerio de Cultura y Educacin de la Nacin. Pg. 26.
3
La Funcin Supervisora, Ministerio de Cultura y Educacin de la Nacin. Ministerio de Cultura y Educacin de la Nacin, Pg. 26.
4
La Funcin Supervisora, La evaluacin: una teora y una prctica controvertidas. Ministerio de Cultura y Educacin de la Nacin, Pg. 26.
5
La metaevaluacin es la investigacin que trata de valorar la calidad de la propia metodologa de evaluacin empleada y, por tanto, el valor de las consecuencias de la aplicacin de tal metodologa.
6
Santos Guerra, M. A. Evaluacin Educativa II , Bs.As., Magisterio del Ro de la Plata, pg. 23.
Camilloni, Alicia, La evaluacin de los aprendizajes en el debate didctico contemporneo, Bs.As., 1998.
Homar, Amalia ,La Evaluacin Docente, entre temores y posibles rupturas, Bs.As., CTERA, 2010.
Bibliografa
lvarez, J. G., Evaluacin de la formacin. Marcos de referencia, Espaa, Ediciones Mensajero.
Camilloni, A., Celman, S., Litwin, E y Palou de Mat, M. (1998) La evaluacin de los aprendizajes en el
debate didctico contemporneo, Buenos Aires, Paids.
Cano, E. (2009) Cmo mejorar las competencias de los docentes,
Barcelona,
Gra.
Homar, A. (2010). La evaluacin docente. Entre temores y posibles rupturas, Buenos Aires, Serie Formacin y Trabajo Docente, CTERA.
Mc Kenna, B., Nevo, D., Stufflebeam, D., Thomas, R., Gua profesional para la mejora de los sistemas
de evaluacin del profesorado, Espaa, Ediciones Mensajero.
Santos Guerra, M. A. (2000) Evaluacin Educativa I. Un proceso de dilogo, comprensin y mejora,
Buenos Aires, Magisterio del Ro de la Plata,..
Santos Guerra, M. A. (2004) Evaluacin Educativa II. Un enfoque prctico de la evaluacin de alumnos,
profesores, centros educativos y materiales didcticos, Buenos Aires, Magisterio del Ro de la Plata.
Santos Guerra, M. A. (2007) La evaluacin como aprendizaje. Una flecha en la diana, Buenos Aires,
Bonum.
Santos Guerra, M. A. (1998) Hacer visible lo cotidiano, Espaa, Red Federal de Formacin Docente
Continua.
Simari, G. y Torneiro, M. (2009) Autoevaluacin docente. Un momento para reflexionar sobre nuestra
prctica, Buenos Aires, Educ.ar, Ministerio de Educacin de la Nacin.
Curso para Supervisores y Directores de Instituciones Educativas, (1999) Buenos Aires, Ministerio de
Cultura y Educacin de la Nacin.
344
Universidad (junto con los actuales dilemas y contradicciones para cumplir dicha misin), debe producirse paralelamente una permanente reestructuracin organizativa y una adaptacin de los mecanismos de
funcionamiento de las Universidades en tanto instituciones, para poder comprender as el sentido y la
funcin de la docencia universitaria.
Por lo tanto, se retoma una de las hiptesis sustantivas, en cuanto a que es efectivamente evidente que la sustentabilidad en el tiempo de las polticas implementadas desde CONEAU dependen en este
caso particular de la apropiacin (o no) que hicieron de las propuestas, los actores de la UTN - FRSF.
Hasta ahora la facultad haba permanecido efectivamente, como lo mencionara Krostch (2002:67) como
una caja negra respecto de la cual se generalizaban opiniones basadas fundamentalmente en el sentido comn prevaleciente. Se ha percibido que la UTN FRSF podra encaminarse a tener a la empresa
como modelo de organizacin ideal y prevaleciente en el sentido comn. Y que, ciertamente,
como lo indicara Baldridge (2005;301), se ha detectado que entre alguna de las funciones y disfunciones potenciales de un sistema como ste, la autonoma de los actores aumenta al tiempo que los resultados de las acciones se separan de las intenciones de los protagonistas, los resultados son no esperados, distintos de las intenciones que le dieron origen.
Entre las principales creencias y valores sustentados desde el trabajo acadmico, los docentes hicieron alusin, en cierta forma, a lo que ellos creen que es la cultura institucional de la UTN-FRSF en sus
diferentes aspectos. El primero de ellos tuvo que ver con la cultura institucional y su insercin en el medio poltico social y econmico, para lo cual se supo que ellos creen mantener la tradicin industrialista que tuvo desde su creacin y cuyos valores estn vinculados con el hacer desde lo tecnolgico y una bsqueda del bien comn a partir de este hacer, como ser la valorizacin de los recursos materiales (laboratorios) y los humanos (trabajo en equipo). La misma est siendo sostenida por
una organizacin de tipo verticalista pero que en cuanto a las relaciones la perciben como sumamente
clida en el trato para con todos sus integrantes. Se ha detectado que en esta institucin, tanto profesores como estudiantes, mantienen un fuerte compromiso con esta casa de altos estudios y una identidad profesional en comn, cuyas caractersticas estaran relacionadas con cierta cohesin y colegiacin. Otro aspecto tuvo que ver con la cultura institucional y los docentes (su formacin como
docente (carrera) y como ingeniero).
Aqu existi una coincidencia prcticamente plena acerca de cmo perciben los docentes la cultura
institucional y sus funciones actuales para prepararse en el mundo de la industria a partir de la resolucin de problemas desde lo cientfico - tecnolgico. Se insiste en que existe entre ellos una mirada o
racionalidad de tipo cognitiva instrumental pero que no deja de lado una racionalidad comunicativa con
las necesidades sociales del mundo de hoy. Efectivamente en estos docentes prevalece su sentido prctico y sus valores pragmticos en cuanto al abordaje del conocimiento, por su contacto directo con la
realidad industrial, pero tambin (uno de ellos) se (y los) defini como una cajita ordenadita (estructurada y cerrada), con una formacin muy tcnica (sin una formacin propia de las ciencias
de la educacin).
Es evidente aqu que existe e inciden de manera directa los crculos profesionales que controlan externamente la legitimacin de los conocimientos y las habilidades propias de la profesin a travs de las
estructuras de las carreras, (grupos de investigacin, de laboratorios) y tambin lo hacen las influencias
externas dirigidas a preservar una cierta visin de la profesin y de las condiciones para ejercerla, como
el colegio de profesionales. Y es all en dichos mbitos donde docentes y alumnos pueden compartir
las creencias prevalecientes acerca de los problemas, la teora, la metodologa y las tcnicas
de investigacin vinculadas al desarrollo tecnolgico. Los une un vocabulario comn, con diferentes grados de desarrollo, de estructuracin y de integracin simblica.
Ciertamente la docencia universitaria de la UTN - FRSF est atravesada, en palabras de Zabalza
(2004:68), por una red de mltiples entrecruzamientos, en un campo de tensiones entre el conocimiento, la educacin, la ciencia, la poltica, la tica, el ejercicios de la profesin, la docencia, la tcnica, la
teora y la prctica, entre otros. Y que la tarea de los docentes universitarios se encuentra entre las ms
complejas de la sociedad contempornea. Es por ello que se coincide con diferentes autores en que al
momento de evaluar la actividad docente, debe necesariamente tenerse en cuenta esta doble construccin de identidad particular situada en un tiempo y en un espacio delimitado por circunstancias internas
propias de cada institucin y externas a ella y que la condicionan fuertemente, como el caso de estos
procesos de evaluacin y acreditacin.
Entre las nuevas vinculaciones de esta institucin, en el seno de la globalizacin, se cuentan las que
mantiene con el mercado, los gobiernos y las demandas de la sociedad. En cuanto a los requerimientos
que se realizan a la produccin de conocimiento acadmico (investigacin), los mismos estn condicionados por las posibilidades de financiamiento externo de tales procesos, la diversificacin de la oferta acadmica debido a la creciente demanda (tales como las tecnicaturas) y masificacin del alumnado universitario, que se ha ido incrementando estos ltimos aos. Por todo ello, se sostiene en que cuando se
realiz el proceso de evaluacin de carreras, no fueron suficientemente tenidas en cuenta por los pares
evaluadores, por lo que esta cuestin repercuti notablemente en los dictmenes finales y, por ende, en
la mirada de los docentes que llevaron adelante los diferentes procesos de evaluacin y acreditacin de
carreras de ingeniera en la UTN - FRSF. Otro aspecto vinculado a la cultura institucional estuvo relacionado con la relacin con los alumnos/egresados, en cuanto al fuerte sentido de pertenencia, el seguimiento y acompaamiento del alumnado en sus procesos de aprendizajes, la conformacin de grupos
humanos que perduran en el tiempo como producto de la labor de todos los integrantes de la facultad.
Por lo que se valora la capacidad de definir las diferentes situaciones de la vida acadmica entre sus
integrantes, a travs de, por ejemplo la utilizacin de un mismo tipo de discurso para cada situacin. Se
observaron, por las respuestas emitidas, que esta comunidad disciplinar es convergente y con redes
tupidas en las que mantienen valores comunes en cuanto a los juicios de calidad que comparten y, sobre todo, la conciencia de pertenecer a una tradicin nica en el pas.
Como, tambin se mencion la preocupacin por modernizar la institucin (y el sistema) se expresa
a travs del reconocimiento de prioridades tales como la vinculacin con el medio empresarial y el sector productivo, y el logro de una mayor licencia de parte de los investigadores. Estos cambios en los
lineamientos de polticas se fijan en junio de 1995 y consisten en:
a) la institucionalizacin de la gestin;
b) la transferencia de los resultados de la investigacin hacia el sector productivo;
c) la promocin de relaciones interinstitucionales con organismos pblicos y privado;
d) el aliento a la vinculacin interregional e internacional productiva de bienes y servicios, con un
requerimiento especfico emanado de alguno de los mismos.
Un cuarto aspecto mencionado y vinculado a la cultura institucional fue la dimensin curricular organizacional, especficamente vinculado a la funcin de investigacin debido a que los docentes sostienen que no se fijan lneas de polticas prioritarias en investigacin desde Rectorado. Para lo cual se pudo
constar que efectivamente s existen las mismas: vinculacin con el medio empresarial y el sector productivo y el logro de una mayor licencia de parte de los investigadores.
En la estructura social de UTN - FRSF y por los relatos y creencias compartidos por las autoridades y
docentes, se ha detectado que ellos pueden definirse en relacin a quines son, qu hacen, por qu
lo hacen. Y que existen subculturas con diferentes particularidades en los diferentes mbitos de trabajo acadmico (como lo es el caso de cada departamento de ingeniera, especialmente el de Materias
Bsicas que ha sido el que ms se ha mencionado)
En suma, es evidente que como lo indicara Zabalza (2005:78) nadie puede entender adecuadamente
lo que sucede en las Universidades y mucho menos puede pretender hacer propuestas vlidas para su
mejora sin considerar cmo estn organizadas y funcionan. Y que como institucin universitaria tiene una
organizacin con un sistema abierto, cuyos miembros establecen redes de relaciones mutuas y como
agentes (generadores y actores) que tienen un cierto nivel de autonoma en el seno de la organizacin.
En este sentido es que se insiste con que el organigrama o el Estatuto en el caso de UTN, implica la
existencia de una estructura, y que dicha estructura es jerrquica, que depender de las caractersticas de la institucin que ha de formalizarse en una estructura interna (estratos y niveles que definen funciones y relaciones en los diferentes niveles, prescribiendo reglas de interaccin entre la organizacin y el
ambiente externo, que restringe tanto las relaciones como las actividades). Asimismo est claro por qu
el ambiente organizativo influy directamente en el desarrollo profesional de los docentes, a travs
de elementos como: la legislacin, el estilo de direccin y gestin de la institucin, la confianza social, las
expectativas sociales que se generan con respecto a la Universidad y los objetivos que debe cumplir.
Se aclara que, como lo postulara Becher (2002), no existen, al menos en esta institucin, culturas
propias en las diferentes disciplinas, ya que no se han manifestado evidencias de una gran diversidad en
cuanto a creencias y valores, reglas de actuacin y de valoracin, as como formas de reconocimiento y
345
346
legitimidad, debido a las coincidencias de respuesta en los diferentes actores (autoridades y docentes en
general). Pero s, como mencionara Burton Clark (1983), podra tratarse de un tejido flojo de la organizacin acadmica en cuanto a que es una institucin cuyos rasgos bsicos de diferenciacin, primordialmente, son los de tipo disciplinar: fsica, anlisis matemtico, qumica, lgebra y sus principales especializaciones.
En cuanto a las actitudes relacionadas con el desempeo profesional docente, se ha detectado
que existen factores positivos de su desempeo que pudieron haber influido en los procesos/resultados
de evaluacin y acreditacin universitaria, en las carreras en las que haban participado. En cuanto a las
creencias que tienen en relacin a su desempeo y los resultados de la evaluacin y acreditacin de
carreras, creen que se debi al nivel de evaluacin de los exmenes, los trabajos de los laboratorios y las
propuestas pedaggicas que haba all, los materiales (libros y textos) que los docentes realizaron y editaron para las respectivas materias. Como as tambin, el conocimiento de la problemtica de los alumnos en los primeros aos de la Universidad y la posibilidad de realizar una poltica claramente orientada
hacia el bienestar estudiantil. Adems, de la slida formacin disciplinar que los docentes tienen respecto
del conocimiento que ellos transmiten a los alumnos y de la posibilidad que tienen de interactuar con
problemas cotidianos de las industrias y, a partir de estos, pueden llevar adelante procesos propios de
enseanza y del aprendizaje. Otro factor tuvo que ver con la posibilidad de contar con recursos humanos
y materiales que profundizan y enriquecen las relaciones humanas entre docentes y alumnos.
Respecto de los factores negativos de su desempeo profesional docente que influyeron en los resultados de evaluacin y acreditacin de las carreras, creen que por los requerimientos de CONEAU se
ha perdido el equilibrio que UTN tiene desde su creacin en sus fundamentos con los perfiles profesionales requeridos por el mundo actual.
En cuanto a las creencias que tienen los docentes de la UTN FRSF sobre la evaluacin de
la Docencia Universitaria, se detectaron las siguientes: creen que la funcin de enseanza en la docencia es la principal funcin institucional; que el desarrollo profesional es una apuesta a la formacin
permanente y al consecuente desarrollo profesional docente a travs de la creacin y realizacin de carreras de postgrados para sus docentes (y otros); y la creencia de que la evaluacin de la docencia debe
ser una actividad cotidiana de la enseanza.
Los docentes creen que en las carreras de ingeniera de UTNN FRSF, la motivacin principal est
vinculada a la industria, a lo que se puede agregar tambin, su desarrollo tecnolgico; que lo salarios
iniciales son tanto ms atractivos que las perspectivas financieras de un doctorando; que muy pocos
graduados se ven tentados a permanecer en la universidad. Esta situacin no se ha podido constatar,
sin embargo, los docentes entrevistados realizan perfeccionamiento de posgrado. Sumado a esto es de
destacar que el ingreso a los cargos de los departamentos de ingeniera se limita en gran parte, a aquellos ingenieros en actividad profesional que luego se inclinan a la vida acadmica y, efectivamente, esto
ocurre porque desde la creacin de la Universidad ste fue el requisito para ejercer la docencia.
Ahora bien, respecto de aquellos aspectos considerados como relevantes para el buen desempeo de su trabajo acadmico los docentes hicieron hincapi en la vocacin docente, los conocimientos que demuestran los docentes (profundidad actualizacin disciplinar y pedaggica), la vinculacin con
el mundo social, poltico, econmico y tico del quehacer profesional del ingeniero; la actualizacin profesional y el desarrollo de procesos de investigacin en su carrera docente y la posibilidad de transmitir la
experiencia profesional del ingeniero a travs de las diferentes asignaturas. Como as tambin poder contar con el inters y la participacin del alumnado de las diferentes carreras en las diversas clases que se
dictan, teniendo en cuenta los conocimientos previos que stos tienen sobre el contenido a trabajar.
Por todo lo expuesto, se ha podido identificar algunas de las caractersticas que definen el trabajo acadmico del profesor de la UTN FRSF, en cuanto al grado de vinculacin con la docencia y la investigacin. Se destacan alguna de estas caractersticas:
1- Vinculadas con el tratamiento del conocimiento: los profesores promueven un tipo de
aprendizaje que los haga merecedores de prestigio en la comunidad acadmica. Conocen bien los contenidos de la materia que dictan y sus vinculaciones con otros de la carrera. Por eso, la insistencia de ellos
en que tengan un equilibrio entre la sntesis terica y prctica desde primer ao con las materias integradoras y finalmente la Prctica Supervisada en la industria del ltimo ao. Pueden traer a clases sus
propios dilemas, sus afanes, sus xitos y fracasos, tanto como alumnos como profesionales. Pero tambin con esta concepcin, coexisten tradiciones pedaggicas muy fuertemente arraigadas, vinculadas
con el desarrollo del conocimiento prctico, lo que implica una concepcin de la enseanza desde una
visin acadmico enciclopedista.
2- Vinculadas con las relaciones que tienen con el alumnado: tienen una fuerte y persistente
influencia en sus estudiantes (en lo que hace a los resultados duraderos de aprendizaje).
3- Vinculadas con el trabajo acadmico entre docentes: buscan sentirse entendidos por otros
pares, por ser sta una necesidad afectiva propia de esta profesin (esto se evidenci en la cantidad de
reuniones acadmicas y de camaradera). Se ha podido constatar que efectivamente no todos tienen los
mismos posicionamientos respecto de la docencia, la ciencia y la tecnologa, como as tambin fue evidente que realizan tareas comunes y otras que son propias de su funcin, sin que ello amerite diferencias interpersonales al respecto.
4- Vinculadas con el trabajo acadmico y las caractersticas propias de UTN: Esta universidad no tiende a estandarizarse justamente porque trata de mantener y defender sus elementos diferenciadores. No obstante estos procesos de evaluacin y acreditacin de carrera fueron sumamente movilizadores en cuanto a que los docentes fueron capaces de dialogar, contrastar opiniones, enriquecerse
con las opiniones de otros (en este caso tcnicos y pares evaluadores), revisando o no sus propias
creencias. Produciendo incluso mejoras entre la primera y la segunda convocatoria. Los docentes entrevistados cuentan con una vasta y slida formacin en lo que hace a su propia experiencia dentro del
proyecto institucional y social de UTN - FRSF.
Por todo lo expuesto no parece que el uso que se le pueda dar a este tipo de evaluacin de carreras
sea de control administrativo y /o que sirva para solamente premiar (por ejemplo a travs de PROMEI)
o castigar a los buenos docentes, por medio de una compensacin de su salario (caso del Programa de
Incentivo Docente). Por lo que se sostiene la idea de que la valorizacin del desempeo docente no sea
solamente desde una perspectiva proceso producto.
5- Vinculadas a las caractersticas propias de los docentes de UTN - FRSF, desde la dimensin profesional (sealadas por Zabalza, 2005) se considera que existe entre los entrevistados una
slida conformacin de su identidad profesional, reconocen que sus funciones son de investigacin, docencia y extensin, pero no as de gestin. Entienden y sostienen que ser un buen investigador no implica ser un buen docente necesariamente; y conocen y practican el bussiness (financiamiento, asesoras,
consultoras y servicios a terceros para la obtencin de fondos). Mantienen a travs de las diferentes
funciones que desempean las relaciones institucionales (relacin con otras universidades y organismos
en foros, empresas instituciones que refuercen el carcter terico prctico de su formacin).
Entre los nuevos parmetros de profesionalidad que se pudo detectar detectar se encuentran: el trabajo en equipo y cooperacin, orientacin al mundo del empleo prioritariamente (no al de la investigacin bsica) y de la recuperacin de la dimensin tica profesional. Desde Zabalza:
Dimensin personal: la satisfaccin personal y profesional por la carrera docente fue uno de los aspectos que ms se evidenciaron en esta pregunta, por el grado de satisfaccin que el trabajo asignado
le significa en relacin a la satisfaccin de sus expectativas personales.
Dimensin laboral: la formacin no debe estar orientada slo al desarrollo y adquisicin de nuevos
conocimientos y habilidades para afrontar y resolver mejor los problemas de la docencia universitaria,
sino tambin a posibilitar que los sujetos que la realizan crezcan en la propia institucin (mejoren su
status, su nivel, su salario, etc.).
Ahora tambin fue necesario realizar una caracterizacin del proceso de enseanza de las carreras de ingeniera de la UTN FRSF para lo cual se ha podido detectar que en la mayora de la
respuestas los docentes respondieron que el proceso de enseanza en las carreras de ingeniera en su
mayora comprenda el desarrollo de la teora y la aplicacin prctica a posteriori. Por lo que el modelo
pedaggico que prevaleca era el de transmisin.
Con respecto a las clases, sobre todo en el rea de materias bsica, las mismas eran magistrales y enciclopedistas. Pero tambin se mencionaron la realizacin de seminarios, trabajos de campo, talleres integradores, trabajos en los laboratorios y las prcticas profesionales supervisadas y las prcticas profesionales supervisadas. Sobre sta ltima prctica, los docentes consideraron que el principal aporte que la UTN
hizo en el Diseo Curricular fue el de incorporar un tronco integrador que, para los entrevistados, posibilita a los alumnos tener una preparacin de avanzada, y que fue considerada como indita en el pas.
Paradjicamente, a lo que sostiene Blume, un autor mencionado por Becher (2001:186), segn el
347
348
relacin entre los actores de la universidad, las industrias y empresas. Esta integracin de la universidad
al mundo empresarial por ende ha redefinido el trabajo acadmico de los docentes, a travs de la definicin de las lneas o tipos de investigacin a partir del presupuesto otorgado por estas corporaciones, y
cuyo financiamiento est siendo condicionado por el rendimiento, la competencia profesional y la produccin del conocimiento que el mundo empresarial podra estar demandando a la universidad. Todo
esto podra terminar desencadenndose en un modelo de universidad de tipo gerencial y emprendedor.
Para ello, se debe sostener que la educacin superior es un derecho humano y bien pblico social y le
corresponde al Estado Nacional el deber de garantizarlo a travs de polticas nacionales que permitan el
acceso a ella como un derecho real de todos los ciudadanos y ciudadanas, para que la educacin superior no termine concibindose como servicio pblico.
Ahora bien, entre las principales tensiones provocadas por los procesos de evaluacin y acreditacin de
la UTN FRSF, sta no estara vinculada precisamente (y en la actualidad) con los instrumentos de evaluacin. Fue posible conocer que en la re-acreditacin de las carreras de ingeniera mecnica, civil y elctrica y sobre todo en la carrera de ingeniera industrial, el acento estuvo puesto sobre los propsitos y las
utilidades que la evaluacin y la acreditacin producen para la mejora de la calidad de la unidad acadmica; ya que el papel activo de esta comunidad acadmica en particular, se organiz en la segunda convocatoria, no solamente con vistas a producir los estndares requeridos, sino con la voluntad poltica institucional de esta universidad de evaluar a conciencia y de acreditar las carreras de grado investigadas.
Por lo tanto, a partir de la experiencia alcanzada por los actores entrevistados y sus decires, se pudo
inferir que stos coinciden en concebir estos procesos de evaluacin como una instancia que les permiti interpretar, cambiar y mejorar los procesos de enseanza (sus programas, planificacin, entre otros)
y les permiti reflexionar sobre la produccin y transmisin del conocimiento que llevan a cabo a travs
de la investigacin aplicada, pero con las objeciones que plantean al respecto. Sin duda, los procesos de
evaluacin y acreditacin de carrera les permitieron mejorar la comprensin que stos tienen sobre la
institucin en la cual se desempean, habindoles permitido estimular la reflexin sobre el sentido y
significado de las tareas que realizan.
Es por ello que cuando se efectiviz la acreditacin de las carreras investigadas (dictmenes finales),
los docentes pudieron emitir juicios valorativos desde su percepcin sobre stos en relacin a sus propios mritos por la obtencin satisfactoria del conjunto de normas y Estndares Mnimos de buena Calidad establecidos por Ministerio de Educacin de la Nacin para llevar adelante un proceso de Enseanza
y Aprendizaje de calidad para la Formacin de Profesionales.
Por otra parte, en cuanto a los procesos institucionales de diseo e implementacin de la evaluacin
y acreditacin de carreras de Ingeniera en la UTN-FRSF, existi una mirada de tipo impositiva por parte de los docentes sobre los primeros procesos de evaluacin y acreditacin (primera convocatoria). Esta percepcin, que tuvieron la mayora de los actores entrevistados vinculada con una percepcin parcial
de los actores sobre aquellas decisiones en las que no se haban sentido partcipes directos, finalmente
se revirti en el proceso de re-acreditacin.
Mantienen adems, una opinin desvalorizante sobre la mirada sesgada de los pares evaluadores (y
por ende de los primeros dictmenes emitidos) respecto de la cultura institucional de UTN y sus caractersticas que la distinguen de otras Universidades Nacionales y que ellos s conocen, consideran y valoran
por el fuerte sentido de pertenencia que tuvieron como alumnos y que tienen como docentes de esta Casa de Altos Estudios. Pero, sin duda, fue la percepcin particular y singular que cada docente tuvo (tiene)
sobre estos procesos, lo que efectivamente dio el significado asignado y ste fue el que repercuti considerablemente en los tipos de compromisos, actividades y/o participacin en general de cada uno de ellos.
Ahora bien, sobre los procesos de investigacin que en esta institucin se realizan resta por preguntar cul es la incidencia de estos procesos de investigacin en los procesos de enseanza? Frente a lo
cual, y segn las respuestas obtenidas, los docentes descreen sobre una incidencia directa y significativa de los procesos y resultados de las investigaciones que se realizan sobre los procesos de enseanza.
Ms an, perciben a la misma como impuesta o sujeta al criterio de cada docente o de acuerdos departamentales. No as, en cuanto a los procesos de investigacin aplicada, y sus aportes directos, en los
procesos de enseanza que se desarrollan en los diferentes grupos de investigacin y laboratorios. Para
lo cual, resulta evidente que los procesos de investigacin estn relacionados directamente con la transferencia y servicios a terceros, y con los que los docentes denominan investigacin aplicada. De all se
obtiene el mayor ndice de financiamiento, es decir, a travs de fuentes y mtodos de financiamiento
349
350
suplementarios al denominado medular (que fuera otorgado fundamentalmente por el Estado). Por otro
lado, se supo que algunos docentes entrevistados no realizan procesos de investigacin pura y adems,
tampoco conocen en profundidad los procesos de investigacin que realizan sus colegas. Ahora bien,
tambin es de destacar uno de los peligros que se advierte de la creciente integracin de la UTN -FRSF
al mundo empresarial sobre el trabajo acadmico, estara relacionado con la definicin de lneas o tipos
de investigacin a partir del presupuesto otorgado desde la privatizacin y el financiamiento basado en
el rendimiento y los resultados de los procesos de investigacin.
Es posible decir que, en cuanto a la produccin de conocimiento, el que se realiza mayoritariamente
en UTN FRSF es el MP2: por su produccin contextualizada y con heterogeneidad de competencias y
conocimientos de los participantes para solucionar el problema. Pero no se han detectado caractersticas
propias de transdisciplinariedad, s de la gestin del conocimiento en equipos por redes transformadas y
articuladas a partir de dichas demandas, ya que los productores de conocimientos responden a la comunidad cientfica y las partes interesadas. Para lo cual queda el interrogante acerca de qu y de qu manera el conocimiento producido en esta casa de altos estudios llega a la sociedad en general?
En cuanto a los procesos de investigacin, aqu la influencia positiva estuvo vinculada (con la
mejora del presupuesto) a la creacin de grupos de investigacin (porque fue uno de los estndares requeridos); la realizacin y edicin de libros para diferentes asignaturas; el incremento de los proyectos
de investigacin a partir de la incorporacin de algunos recursos humanos (pedagogos); como as tambin, el incremento de dedicaciones docentes (exclusivas) y la adquisicin de equipamientos para los
diferentes laboratorios (investigacin aplicada), entre otros a partir del PROMEI. Otros docentes ms
esperanzados afirmaron que se est tratando de tener ms gente en investigacin, en la categorizacin
dentro y fuera de la UTN (por ejemplo en CONICET).
Por lo tanto, se asume que dentro de las posibilidades presupuestarias, la UTN tendr la posibilidad de
continuar apoyando e incentivando a todos los proyectos de Investigacin y Desarrollo, basados en la
excelencia que estn respaldados por requerimientos del medio (UTN; 1995). No obstante, se fijan los
siguientes campos de aplicacin prioritarios, aludiendo al hecho de que se trata de reas que, a nivel internacional, requieren una atencin preferencias: aplicaciones espaciales, ciencia de los materiales, electrotcnica aplicada y microelectrnica, energa, explotacin de recursos, ingeniera en software, preservacin de medio ambiente, tecnologa de alimentos, habitacional, de produccin y telecomunicaciones.
Bibliografa
ANUEIS (2000) La Educacin Superior del Siglo XXI. Lneas estratgicas de desarrollo. Mxico, D.F. Asociacin Nacional de Universidades e instituciones de Educacin Superior.
Araujo, Sonia (2003) Universidad, investigacin e incentivos. La cara oscura. Ediciones Al Margen. Bs.
As. Pg., 43.
Arbisu, M. I (2004) Evaluacin de la docencia universitaria: Una propuesta alternativa que considera la
participacin de los profesores. Revista Mexicana de Investigacin educativa. Vol 9. Nmero 23.
Pg. 863 -890. Nota: investigacin fue realizada en la Universidad Autnoma Metropolitana de
Mxico.
Bain, K. (2002) Lo que hacen los mejores profesores universitarios. Universidad de Valencia. Editorial
PUV
Becher, T. (2001) Tribus y Territorios acadmicos. Ed. Gedisa. Espaa. Pg. 16
Birgin, Braslawsky y Durchatzky (1992) La formacin de profesores: hacia la construccin de un nuevo
paradigma para su transformacin. (Comp.) Mio y Dvila.
Bleaiklie
(2003) Valores Acadmicos y Universidad como empresa corporativa http://
w w w . f c e i a . u n r . e d u. a r / l a b i n f o / f a c ul t a d / d e c a na t o / s e c r e t a r i a s / d e s a r r _ i n s t i t uc i o n a l /
biblioteca_digital/articulos_pdf_biblioteca_digital/bd_USE_T-31.pdf
Boudieu, P. (1988) Homo Acadmicus. Stanford University Press, Stanford. California.
Brunner, J. J. (2005) Tendencias recientes de la Educacin Superior a Nivel Internacional. Marco para la
discusin de procesos de aseguramiento de la calidad. Universidad Adolfo Ibez Chile.
Clark, B. (1983) El Sistema de Educacin Superior. Una visin comparativa de la organizacin acadmica. Nueva Imagen Universidad Futura Universidad Autnoma Metropolitana.
Clark, B. (1998) Crecimiento sustantivo y organizacin innovadora: nuevas categoras para la investigacin en Educacin Superior. Revista Perfiles educativos. Vol. XX Nmero 81, Mxico DF Centro e
Estudios sobre Universidad UNAM
COMISION NACIONAL DE EVALUACION Y ACREDITACIN UNIVERSITARIA: www.coneau.com
Jaramillo, I. (2003) Hacia una Internacionalizacin de la Universidad con sentido propio. Bogota D.C.
Krotsch, P. (2002) La Universidad Cautiva. Legados, Marcas y Horizontes. Ed. Al Margen. La Plata. Pag
152 a154.
Krotsh, P. (2001) El proceso de formacin e implementacin de las polticas de evaluacin de la calidad en la
Argentina, en Chiroleu, A. (comp.) (2001) Repensando la Educacin Superior. UNR Editora. Rosario.
Krotsh, P. (2002) La evaluacin de la calidad en la Argentina: la necesidad de un anlisis centrado en el
poder y el conflicto. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Universidad de Buenos Aires. Universidad Nacional de La Plata.
Ley de Educacin Superior N 24521 Ttulo IV
Perrenoud, P. (2004) Desarrollar la prctica reflexiva en el oficio de ensear. Ed. GRAO. Pg. 87-102.
Plan Estratgico de la Universidad Tecnolgica Nacional.
Zabalza, M. (2004) La enseanza Universitaria. El escenario y sus protagonistas. Ed Nancea S.A. Madrid. Pg 23.
Zambrano Leal (2005) Tres tipos de saber del profesor y competencias: Una relacin compleja. Revista de la Escuela de Ciencias de la Educacin, Ao 7, N 5; Pg. 51-6
351
352
Eje 6
Organizacin del trabajo y sindicalismo docente
Coordinadora:
Mara Sormanni
El delegado y la lucha
por la transformacin del trabajo docente y la escuela
H. Gonzlez [SUTEBA]
1.
La razn de ser de un sindicato -por lo menos como se la ha concebido histricamente desde la CTERA y el SUTEBA- tiene como objeto la defensa de los trabajadores.
Los trabajadores tienen que defenderse no slo por posibles conflictos con empleadores que quieran
recortarle o negarle derechos o salarios que le corresponden. Los trabajadores se defienden colectivamente organizados en un sindicato porque el conflicto est en la misma base de la relacin con el empleador: su sometimiento a la condicin de empleados asalariados. Una condicin que est asentada,
fundamentalmente, en el poder del empleador para determinar el sentido del trabajo, para apropiarse
del producto del trabajo y para ejercer el control sobre el proceso de trabajo. Por consiguiente, la defensa de los trabajadores no es slo la pelea con el empleador por mejores condiciones para el empleo asalariado. En trminos estratgicos tiene que ser necesariamente una pelea por la transformacin del trabajo, es decir por la re-apropiacin, por parte del trabajador colectivo, del producto de su trabajo, del
sentido de su trabajo y del control sobre su proceso de trabajo.
Esta pelea se da en muchos escenarios -la movilizacin en la calle, los espacios polticoinstitucionales, el mbito jurdico, los medios de comunicacin, etc.- pero el escenario fundamental de la
lucha por el trabajo es el puesto de trabajo.
Es el escenario fundamental porque es all donde cotidianamente el trabajador vivencia el poder del
empleador y a la vez tiene la posibilidad de disputar, en un cuerpo a cuerpo permanente con el empleador, algo del producto, del sentido y del control de su trabajo. Pero, fundamentalmente, porque es all
donde, por estar en relacin con otros trabajadores que ocupan los otros puestos de trabajo, vivencia la
potencialidad de lo colectivo y puede convertir, por la reflexin compartida con sus compaeros, esas
vivencias en conciencia de su situacin y en voluntad de cambiar la situacin, y puede generar una accin colectiva de lucha para cambiarla.
Esto da cuenta del lugar crucial que tiene el delegado en la lucha sindical: el delegado est en el centro
mismo de la escena donde los trabajadores libran la pelea fundamental por el trabajo. Est compartiendo
la escena con sus compaeros trabajadores y este compartir con ellos la escena le habilita la posibilidad
de incidir en la construccin de conciencia, de voluntad y de experiencia de lucha de sus compaeros.
Nadie dice que esto sea fcil. Menos en nuestro caso, en el sindicalismo docente, donde intentamos
construir sindicatos que defiendan a los trabajadores de la educacin organizando a un sector laboral al
que le cost, y an le cuesta, reconocerse como trabajador.
Este reconocerse como trabajador es el primer paso para poder empezar, en trminos individuales, a
construir conciencia y voluntad de lucha en cada compaero, y, en trminos colectivos, para construir
fuerza organizada que pelee por la re-apropiacin del trabajo docente.
Lograr que el compaero docente se reconozca como trabajador es un primer paso, pero un paso
enormemente grande y difcil porque implica horadar la densa trama de condicionamientos sociales, culturales e histricos con la que el poder hegemnico ha tratado siempre de escamotear de la conciencia
de los docentes su condicin de trabajador.
Esa densa trama de condicionamientos que la teora social crtica nombra como superestructura,
ideologa, hegemona, dominacin, etc.- no se rompe porque al compaero simplemente le bajemos
lnea. Demanda complejos procesos de reflexin crtica y accin reflexionada.
En los sindicatos docentes tenemos la posibilidad de apelar a nuestro oficio, a nuestros propios saberes y experiencias del ensear, para generar estrategias que involucren a los compaeros en situaciones
de reflexin crtica y aprendizaje sobre su trabajo y su condicin de trabajador. Es decir tenemos la posibilidad de desarrollar una verdadera didctica de la formacin poltico sindical de los docentes.
Una didctica as, supone varias cuestiones a plantear.
353
354
En primer lugar disponer de conocimientos propios sobre nuestro hacer, sobre las escuelas, sobre la
educacin. Propios en el sentido de estar construidos desde la perspectiva del trabajo.
Difcilmente podamos reconocernos como trabajadores si el trabajo est invisibilizado en el discurso
pedaggico hegemnico que habla de lo que sucede en las escuelas. Difcilmente podamos comprender
la especificidad de nuestro trabajo si carecemos de categoras, de teoras, de conceptos para nombrar
como trabajo lo que hacemos cotidianamente. Difcilmente podamos dimensionar el valor de lo que producimos con nuestro trabajo si quedamos encerrados en la concepcin dominante que reduce el trabajo
al empleo asalariado y a ste lo presenta, simplemente, como medio para ganarse la vida.
La clave de una formacin poltico sindical que posibilite a un docente reconocerse como sujeto colectivo en la tarea de reapropiacin del sentido, producto y control del trabajo es comenzar a mirar el
mundo, todo lo que conforma el mundo humano -su dimensin material pero tambin el conocimiento,
el arte, las formas organizativas, los valores, las sensibilidades, etc.- como producto del trabajo colectivo, y a comprender el papel central que tiene el trabajo humano en la gnesis y dinmica de cada una
de las cosas del mundo, entre ellas la educacin, la escuela, la enseanza.
Pero como planteaba Freire, las ideas por s solas no transforman nada, necesitan estar encarnadas
en una praxis. Es decir, en una unidad de accin reflexionada y reflexin llevada a la accin. De ah que
el conocimiento propio que necesitamos para esta didctica especial no es un conocimiento que simplemente sirva para mirar, describir y analizar lo que hacemos como trabajo, tiene que ser, adems, un
conocimiento construido en la accin de luchar por transformar ese trabajo y con el objetivo de direccionar esa accin transformadora.
La transmisin de ese conocimiento -objeto de la didctica que aqu se plantea- no puede darse, por lo
tanto, sino en una praxis, en un involucramiento de los docentes en una accin de lucha, de transformacin.
Este involucramiento reflexivo de nuestros compaeros docentes en alguna accin, por ms pequea
que ella sea, que implique cuestionar o cambiar algo de lo dado de su trabajo en el aula, en la escuela,
en la comunidad, tiene que ser, a la vez, objetivo de un proceso de formacin poltico sindical y condicin de posibilidad de ese proceso.
Para ayudar a pensar en los modos y las estrategias posibles que un delegado puede desplegar para
avanzar hacia ese involucramiento, contamos con el rico legado freiriano acerca de la educacin popular.
No es solamente porque un da o todos los das les bajemos un discurso muy armadito que vamos
a poder incidir efectivamente en los compaeros. Tenemos que pensar en procesos largos, complejos,
no lineales, que partan ineludiblemente del punto donde los compaeros estn. Hace poco Ral Castro
urga a los cuadros gubernamentales de Cuba a mantener los pies y el odo pegados a la tierra en relacin a escuchar las opiniones de la poblacin sobre las decisiones que se iban tomando. Es necesario
escuchar a los compaeros, aunque, como deca Freire, haya que practicar una paciencia impaciente.
Hacer el esfuerzo de comprender desde dnde miran, piensan, sienten su trabajo y el mundo, para,
desde ah, ir encontrando los caminos y las argumentaciones que abran intersticios por donde problematizar las cosas.
Son procesos que requieren estar sustentados en una situacin dialgica. En el sentido de lo que
planteaba Freire cuando deca: Nadie educa a nadie; nadie se educa solo; los hombres se educan entre
s, mediatizados por el mundo. En nuestro caso, mediatizados por los anhelos y las preocupaciones
alrededor de los pibes, de las escuelas, del trabajo de ensear, de nuestro futuro como comunidad, como nacin, como continente.
Pero esa situacin dialgica no es espontnea, el delegado tiene que construirla. Y as como nos sucede en el aula -donde sabemos que no hay posibilidad de que se d un proceso de enseanza y aprendizaje si no generamos un mnimo vnculo con y entre los alumnos- tampoco es posible pensar una situacin
dialgica con nuestros compaeros si no nos planteamos formas y estrategias para desarrollar entramados vinculares que habiliten alguna posibilidad de escucha, de intercambio de ideas, de debate, de compromiso compartido, de confianza personal y poltica. En esto, y ms all de las caractersticas y habilidades comunicativas personales, son herramientas fundamentales la preocupacin, el compromiso y la consecuencia del delegado en la defensa de sus compaeros, la coherencia entre el accionar y lo que sostiene en el discurso, y, sobre todo, ser buen docente, estar comprometidos con la educacin de nuestros
alumnos, honrar aquella idea que estuvo en los comienzos del SUTEBA: el delegado es el mejor maestro.
Para llevar adelante esta formacin de nuestros compaeros como trabajadores, necesitamos, entonces, construir conocimiento propio y transformador sobre nuestro trabajo, comprender la lgica desde
donde cada compaero piensa y acciona, generar situaciones de encuentro y dilogo con ellos, encontrar formas de involucrarlos en acciones de transformacin. Pero todo esto sostenido en algo que ha
sido central en la constitucin de la agrupacin Celeste y es tambin enseanza fundamental de Freire:
una profunda confianza en los compaeros, confianza en su capacidad para transformarse a ellos mismos y al mundo.
Sobre esta confianza se viene construyendo uno de los rasgos principales de esta organizacin poltico
-sindical: su decidida vocacin de poder. Por esa confianza en la potencia que los trabajadores docentes
portan es que la Celeste se propone disputar la representacin y la conduccin de todos los trabajadores
de la educacin y no slo la de los que considera -a priori- que les son afines poltica o ideolgicamente.
2.
El escenario fundamental de la lucha por la transformacin del trabajo docente est en el lugar de
trabajo, en las escuelas, en los puestos de trabajo. Y el punto de condensacin de esa pelea es la disputa por lo que, a falta de una mayor discusin conceptual, llamaramos provisionalmente el contenido por
el qu del trabajo docente- que es la educacin.
Este contenido puede seguir siendo impuesto -como lo ha sido en nuestras sociedades latinoamericanas desde el comienzo de los sistemas educativos- como una educacin reproductora y legitimadora del
orden social existente; o podemos disputarlo como la reapropiacin por parte de nuestros pueblos de
una educacin pblica, popular y democrtica desde la cual puedan convertirse en protagonistas de la
transformacin de sus sociedades.
Que la CTERA y el SUTEBA hayan planteado desde sus comienzos que la pelea por la educacin de
nuestro pueblo era consustancial con su lucha por los derechos de los trabajadores de la educacin, es
probablemente uno de los ncleos ms potentes de la concepcin poltico sindical que ha desarrollado.
Por supuesto, no ha sido tarea fcil legitimar ante la sociedad que un sindicato docente se proponga
tomar la educacin en nuestras manos como deca la consigna de lucha de SUTEBA en 1991. Tampoco
ha sido fcil para la propia docencia reconocer que lo pedaggico es parte del campo de accin de una
organizacin de los trabajadores de la educacin -en tanto constituye la especificidad de su trabajoconfrontando con arraigadas concepciones profesionalistas que ven en esto una "contaminacin" poltica
de una supuesta neutra tarea de educar. Incluso tampoco ha resultado sencillo legitimar hacia el interior
de la propia organizacin -histricamente constituida alrededor de las reivindicaciones laborales- que lo
educativo es parte central del terreno de la confrontacin.
Para esta disputa por el qu de nuestro trabajo aparece nuevamente como imprescindible el reconocimiento de los docentes de su condicin de trabajadores.
Porque ese reconocimiento funda la posibilidad de una identificacin de los trabajadores de la educacin con los intereses del conjunto de los trabajadores y esto permite advertir, entonces, que nuestro
trabajo tiene que ver con la realizacin de algo que el conjunto de los trabajadores reivindica y pelea
como derecho, que es el derecho social a la educacin.
Desde nuestra identificacin como parte de la clase trabajadora, se asume que esa definicin no puede ser un coto corporativo sino una construccin del campo popular basada en la estrecha vinculacin
de la escuela y el docente con su comunidad y con las problemticas del conjunto de los trabajadores.
Una segunda cuestin, a tener en cuenta en la disputa del contenido de nuestro trabajo en el propio
puesto de trabajo, es visualizar el sentido poltico de la enseanza. Esta es otra de las concepciones potentes construidas en la lucha de CTERA desde sus comienzos.
Entender que ensear supone siempre tomar decisiones polticas. El qu ensear y el cmo ensearlo no son determinaciones "tcnicas" polticamente neutras. Seamos o no concientes de ello, cada decisin se toma desde una cierta visin del mundo, y porta una intencionalidad en relacin a sus conflictos.
Asumir el sentido poltico del trabajo de ensear supone, entre otras cuestiones:
desnaturalizar los contenidos de la enseanza, que suelen ser reproducidos sin ningn tipo de anlisis crtico;
desmontar la supuesta neutralidad poltica e ideolgica de todo contenido escolar y de toda prctica de enseanza;
interrogarnos crticamente acerca de cmo ensear, de cules son los modos de produccin que
propiciamos, las relaciones que habilitamos;
355
356
Ese espacio, a travs de esos procesos de trabajo, puede seguir reproduciendo las concepciones, formas y valores que sobre el trabajo imponen los sectores de poder dominantes. O podemos disputarlo en
un sentido transformador, como un espacio donde los sujetos sociales, todos los sujetos que en ella participamos, nos apropiemos protagnicamente de nuestro trabajo, y desde esa re-apropiacin podamos
generar formas y valores que aporten a una nueva concepcin y una nueva cultura del trabajo que
transforme de raz la sociedad.
357
358
360
El tercero de los encuentros del taller, del que forma parte en calidad de capacitador uno de los autores del presente trabajo, tiene entre sus ejes de contenidos uno especficamente dedicado a las
tensiones, luchas y conquistas entre polticas educativas y el trabajo docente; disputas en el campo
tcnico laboral y el desarrollo del sindicalismo docente. Es en funcin de dicho eje que se ha diseado
una estrategia didctica tendiente a esclarecer, mediante un simple y capcioso juego, la representacin
que los participantes en el taller tienen sobre el docente como actor social y lo que ste considera que
debe ser y hacer su organizacin.
La actividad consite en suministrar al comienzo del encuentro una hoja, en la cual los participantes
se encuentran con un conjunto de doce oraciones que detallaremos ms adelante, de las cuales se
solicita escoger las seis con las que el interesado se sienta ms identificado. La mitad de dichas oraciones son representativas de ideas ms orientadas hacia la ideologa profesionalista, mientras que la otra
mitad se vinculan con una mirada ms sindicalista. El punto es que esto no se halla explicitado y que,
ms an, las oraciones se presentan mezcladas. Con el deliberado propsito de que el posicionamiento
del capacitador no influya sobre la eleccin de las oraciones si es que ello fuera posible, stas han
sido redactadas cuidando que su contenido resulte igualmente sugestivo para los participantes.
Posteriormente y durante el desarrollo del encuentro, el capacitador expone las caractersticas de cada
uno de los modelos de sindicato y sus connotaciones poltico-ideolgicas, as como tambin el recorrido
histrico y los aspectos sociales que influyen sobre la percepcin de clase y el imaginario de los docentes24.
Sobre el final, se solicita a los participantes que revisen las oraciones escogidas al comienzo y socialicen las
preferencias de manera grupal, sin que cualquier posible cambio de parecer incida sobre el resultado.
Esta actividad, donde se transita por la frontera entre lo que podra considerarse un juego didctico y
un experimento microsociolgico, ha arrojado en los departamentos donde fue realizada resultados ciertamente sorpresivos. Partiendo los capacitadores de la suposicin prejuiciosa, cabe aclarar de que los delegados gremiales, en promedio, manifestaran mayor afinidad con las expresiones tpicas de la corriente
profesionalista, concibindose como parte de una clase media disociada del resto del colectivo de trabajadores, esta experiencia ha demostrado hasta el momento que estaban equivocados. En efecto, los resultados vienen exhibiendo una realidad que, por cuanto resulta inesperada, es al mismo tiempo gratificante.
Las oraciones que forman parte de la actividad en cuestin, ya ordenadas segn la corriente a la que
representan, son presentadas a continuacin.
Tendencia profesionalista
Las consignas de las organizaciones docentes deben basarse en reclamos sectoriales, fundamentalmente la mejora en las condiciones especficas de los educadores.
El desarrollo de las organizaciones docentes debe enfocarse en cuestiones tcnicas vinculadas con
su especializacin profesional en el mbito educativo.
La actividad docente implica un tipo de trabajo intelectual que caracteriza al educador como parte
de la clase media.
Es necesario atender a las particularidades de cada nivel y modalidad del sistema educativo, siendo
conveniente que existan organizaciones especficas para cada caso.
El principal objetivo de las organizaciones docentes debe ser mejorar la educacin y atender las
problemticas especficas del sistema educativo.
El tipo de sujeto social ms cercano a la identidad del docente es el profesional liberal, debido a su
carrera y el alto nivel de formacin intelectual.
Tendencia sindicalista
Las consignas de las organizaciones docentes deben estar orientadas a demandas de clase, planteando estrategias en unidad con el resto de los trabajadores.
El desarrollo de las organizaciones docentes debe considerar la formacin poltica e ideolgica del
trabajador, en virtud de su rol como actor crtico de la sociedad.
La explotacin del docente como trabajador asalariado obliga a que ste se conciba como parte del
movimiento obrero.
Los docentes deben agruparse sin distincin de nivel o modalidad, siendo necesaria la existencia de
361
362
Notas
1
CONTRERAS, Jos (2001), citado por CORNEJO SERRANO, Alex. Sindicalismo Docente y la profesionalizacin docente. Akadmeia [revista digital]. Agosto 2012, volumen 3, nmero 1. [Fecha de consulta: 15
-07-2013], p. 51. Disponible en: http://www.revistaakademeia.cl/wp/wp-content/uploads/2012/01/
Akademeia-version-digital.pdf
2
Citado por SARRAMONA LPEZ, Jaume; NOGUERA ARROM, Joana; VERA VILA, Julio. Qu es ser profesional docente? Teora de la Educacin, Ediciones Universidad de Salamanca, 1992, nmero 10, p. 102.
3
VZQUEZ, Silvia; BALDUZZI, Juan. De Apstoles a Trabajadores: Luchas por la unidad sindical docente
(1957-1973). Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Pedaggicas Marina Vilte CTERA, 2000, p. 37.
4
Ibd., p. 37.
Ibd., p. 40.
GUTIRREZ, Gonzalo. Los cambios en la relacin entre Estado y docencia. Un anlisis a partir de las
transformaciones en el campo sindical docente. Seminrio Internacional da Rede de Pesquisadores sobre Associativismo dos Trabalhadores em Educao, Ro de Janeiro, abril de 2010, p. 1.
Aquellas que nucleaban a las organizaciones provinciales y que tenan un alcance nacional o, cuando
menos, abarcaban una regin importante.
10
Existieron otros antecedentes de similar naturaleza, aunque con menor proyeccin, entre ellos el
Frente nico del Magisterio Argentino y la Unin Argentina de Maestros, surgidos durante los aos treinta y cuarenta respectivamente.
11
Confederacin Argentina de Maestros y Profesores, la de mayor alcance, con sus ncleos ms fuertes
en la Capital Federal y las provincias del Litoral.
12
13
14
Federacin de Asociaciones Gremiales de Educadores, que nucleaba a los docentes de orientacin catlica.
15
16
17
18
19
TLAMO, Federico. La reforma educativa de Ongana y las organizaciones sindicales docentes: breve
estado de la cuestin y formulaciones exploratorias. 2013, artculo indito prximo a incorporarse en el
Anuario del Instituto de Investigaciones y Estadsticas de la AGMER.
20
Teora surgida de la tradicin marxista que se apoya fundamentalmente en los estudios de Harry Braverman sobre la degradacin del trabajo durante el siglo XX.
21
Martin Lawn y Jenny Ozga, recuperados por JIMNEZ JAEN, Marta. Los enseantes y la racionalizacin
del trabajo en educacin. Elementos para una crtica de la teora de la proletarizacin de los enseantes.
Revista de Educacin, 1988, nmero 295, p. 234.
22
Michael Apple, recuperado por JIMNEZ JAEN, Marta, op. cit., p. 234.
23
Recuperando a Gramsci, podemos decir que la propia nocin de clase media vara de una determinada
sociedad a otra, no siendo posible incluso ubicarla o no entre las clases subalternas, con lo cual se torna
ms complejo arbitrar una definicin pretendidamente acadmica.
24
25
11 de septiembre de 1973.
Bibliografa
APPLE, Michael. Educacin y poder. Barcelona, Temas, 1994.
ASCOLANI, Adrin. Apstoles laicos, burocracia estatal o sindicalistas? Dilemas y prcticas del gremialismo docente en la Argentina (1916-1943). Anuario de Historia de la Educacin, 1999, nmero 2,
pp. 87-102.
BRAVO, Alfredo. Breve Historia de la sindicalizacin docente. Buenos Aires, Ediciones CTERA, 1981.
CORNEJO SERRANO, Alex. Sindicalismo Docente y la profesionalizacin docente. Akadmeia [revista
digital]. Agosto 2012, volumen 3, nmero 1. [Fecha de consulta: 15-07-2013], pp. 47-62. Disponible en: http://www.revistaakademeia.cl/wp/wp-content/uploads/2012/01/Akademeia-versiondigital.pdf
DE LUCA, Romina. La Reforma Educativa de Ongana. El tercer momento de una estrategia. Razn y
Revolucin, 2006, nmero 15, Buenos Aires, pp. 165-182. Organizado
DONAIRE, Ricardo. Sobre la proletarizacin de los trabajadores intelectuales. Un ejercicio comparativo a
partir del caso de los docentes en Argentina. En: NEFFA, Julio; DE LA GARZA TOLEDO, Enrique; MUIZ TERRA, Leticia coomp.. Trabajo, empleo, calificaciones profesionales, relaciones de trabajo e
identidades laborales. Vol. II. Buenos Aires, CLACSO/CEIL-PIETTE/Trabajo y Sociedad, 2009.
DONAIRE, Ricardo. Desaparicin o difusin de la identidad de clase trabajadora? Reflexiones a partir
de elementos de percepcin de clase entre docentes. Conflicto Social, 2009, ao 2, nmero 1,
Buenos Aires, pp. 135-167.
DONAIRE, Ricardo. La clase social de los docentes. Condiciones de vida y de trabajo en Argentina desde
la colonia hasta nuestros das. Buenos Aires, Ediciones CTERA, 2009.
363
364
DONAIRE, Ricardo. La posicin social de los docentes: una aproximacin a partir del estudio de los docentes de la ciudad de Buenos Aires. Revista de Educaao, 2010, nmero 28, Campinas, pp. 113-129.
GAMARNIK, Raquel. La Revolucin Argentina. Proyecto poltico y reforma educativa. Buenos Aires,
Opfyl, 1996.
GRAMSCI, Antonio. Notas sobre Maquiavelo, sobre la poltica y sobre el Estado moderno. Madrid, Nueva
Visin, 1980.
GUTIRREZ, Gonzalo. Los cambios en la relacin entre Estado y docencia. Un anlisis a partir de las
transformaciones en el campo sindical docente. Seminrio Internacional da Rede de Pesquisadores sobre Associativismo dos Trabalhadores em Educao, Ro de Janeiro, abril de 2010.
JIMNEZ JAEN, Marta. Los enseantes y la racionalizacin del trabajo en educacin. Elementos para una
crtica de la teora de la proletarizacin de los enseantes. Revista de Educacin, 1988, nmero
295, pp. 231-245.
LOYO, Aurora. Los sindicatos docentes en Amrica Latina: entre la lgica laboral y la lgica profesional.
Revista Iberoamericana de Educacin, 2001, nmero 25, Madrid, pp. 65-81.
SARRAMONA LPEZ, Jaume; NOGUERA ARROM, Joana; VERA VILA, Julio. Qu es ser profesional docente? Teora de la Educacin, Ediciones Universidad de Salamanca, 1992, nmero 10, pp. 95-144.
TLAMO, Federico. La reforma educativa de Ongana y las organizaciones sindicales docentes: breve
estado de la cuestin y formulaciones exploratorias. 2013, artculo indito prximo a incorporarse
en el Anuario del Instituto de Investigaciones y Estadsticas de la AGMER.
VZQUEZ, Silvia; BALDUZZI, Juan. De Apstoles a Trabajadores: Luchas por la unidad sindical docente
(1957-1973). Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Pedaggicas Marina Vilte CTERA, 2000.
366
Si bien en la Marcha Blanca se logr una Ley de Paritarias (Ley N23929), el Gobierno Nacional encontr una salida para que esa Ley no se cumpliera. Se estableci que para que funcione la Paritaria
Nacional deba tener el consenso de aprobacin de por lo menos doce provincias. Obviamente nunca se
logr que doce gobernadores firmaran ese acuerdo.
Estas cuestiones seran retomadas con posterioridad en otro hito histrico de la lucha Nacional docente: la Carpa Blanca en el ao 1997.
En el marco de implementacin de las polticas neoliberales de privatizacin, flexibilizacin laboral y
altos ndices de desempleo, entre 1997 y 1999, los docentes agremiados en la Confederacin de los Trabajadores de la Educacin de la Repblica Argentina (CTERA), realizaron ms de mil das de ayuno frente al Congreso Nacional, reclamando nuevamente una Paritaria Nacional, una Ley de Financiamiento
Educativo y una nueva Ley Nacional de Educacin.
Los trabajadores de la educacin continuamos resistiendo los recortes salariales desde el Campamento Educativo en el ao 2002 en provincia de Buenos Aires, con mltiples movilizaciones. Desde la
Central de Trabajadores Argentinos (CTA) en el 2005 impedimos la profundizacin del Neoliberalismo en
Amrica Latina, dicindole NO al Acuerdo de libre comercio (Alca) en Mar del Plata, junto con los gobiernos populares surgidos en Latinoamrica a comienzos del siglo XXI.
A partir del 2003, el Estado Nacional haba comenzado a hacerse cargo del financiamiento educativo
nuevamente. En aquel contexto confluyeron las histricas luchas y reclamos de la paritaria docente con
la voluntad estatal de concretarla. Para ese momento tenamos la historia de nuestras luchas y las propuestas que habamos sabido construir en los aos de resistencia. All se inici un nuevo camino, apoderarnos de la paritaria docente, como una nueva herramienta de lucha.
Paritarias: Nuestro derecho y nuestra responsabilidad
Como Trabajadores de la Educacin tenemos el derecho y la responsabilidad de discutir nuestras
condiciones de trabajo al igual que el resto de los trabajadores.
Con la sancin de la Ley de Financiamiento Educativo N 26075/05 que establece en su Art. 10 que
el Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa juntamente con el Consejo Federal de Cultura y Educacin y las entidades gremiales docentes con representacin nacional, acordarn un convenio marco que
incluir pautas generales referidas a: a) condiciones laborales, b) calendario educativo, c) salario mnimo docente y d) carrera docente, se logra la sancin de la reglamentacin de dicho artculo a partir del
Decreto N 457/07, permitiendo las negociaciones colectivas a nivel Nacional. En octubre del ao 2006
las negociaciones colectivas que se celebran entre la Provincia de Buenos Aires en su carcter de empleador y el personal docente que ejerce funciones en los establecimientos de enseanza estatal de la
jurisdiccin provincial, comenzaron a regirse por las disposiciones de la Ley Provincial N 13552/06.
Las convenciones colectivas logradas no fueron ni son hoy una concesin graciosa del empleador,
sino producto de aos de lucha de los Trabajadores de la Educacin.
Cabe preguntarnos entonces, qu es una paritaria?, el nombre convencional es Convenio Colectivo
de Trabajo. Se trata del Convenio Colectivo de una rama del trabajo que acuerdan los trabajadores, por
medio de sus dirigentes sindicales, con el empleador.
Con el trmino paritaria, que viene de negociacin entre pares, se designa en nuestro pas al proceso de negociacin entre representantes de los trabajadores y del empleador. El derecho que como
trabajadores tenemos a negociar nuestras condiciones de trabajo est reconocido por el Art. 14 bis de la
Constitucin Nacional y por el Art. 39 de la Constitucin de la Provincia de Buenos Aires.
En su proceso la paritaria requiere: la elaboracin y el debate de las propuestas en las escuelas, el
lugar del delegado paritario, la consulta de la agenda paritaria, el trabajo en comisiones tcnicas, la
sancin del Acuerdo Paritario y su aprobacin con fuerza de Ley.
En la Paritaria, los trabajadores, a travs de sus representantes, ejercen su derecho a discutir con su
empleador las condiciones generales en que se desenvuelven en su trabajo, a saber:
- El salario y su composicin.
- Las formas de acceso y egreso del trabajo.
- Los derechos y obligaciones.
- Los horarios de trabajo.
368
lgica de la ganancia y de la impuesta ley del mercado, otra tica ligada a la vida. Si bien consideramos
que los nuevos acuerdos paritarios representan importantes logros, estamos convencidos que debemos
seguir firmes en nuestro camino de lucha inclaudicable, reclamando el cumplimiento de nuestros derechos gremiales y las mejoras en las condiciones laborales.
Bibliografa
VVAA, Paritaria Docente, Cuaderno de Formacin Sindical N1, (2006).
VVAA, 1988. El ao de la Marcha Blanca, Banderas en tu Corazn, revista N1,(2006), pp. 40 a 45.
VVAA, Marcha Blanca, Canto Maestro, revista N15, (2008).
VVAA, La dignidad de la carpa docente en cada escuela, La Educacin en Nuestras Manos, revista N
47, (1997). Pp 3 y 4.
VVAA, Condiciones de trabajo y salud de los docentes en Argentina, La Educacin en Nuestras Manos,
revista N38, (1997). Pp 31 y 32.
VVAA, Las luchas por la Salud, La Educacin en Nuestras Manos, revista N12, (1992). Pp 64.
VVAA, Histrico triunfo, La Educacin en Nuestras Manos, revista N77, (2000). Pp 8,9,10.
VVAA, Freno a la arbitrariedad, paritaria docente, La Educacin en Nuestras Manos, revista N71,
(2000). Pp 12, 13, 14.
VVAA, Nuestra salud en riesgo, La Educacin en Nuestras Manos, revista N63, (1999). Pp 51,52 y 53.
VVAA, La paritaria en movimiento, La Educacin en Nuestras Manos, revista N78, (2007). Pp 9 a 12.
Ley Nacional N 26.075.
Decreto N 457/07.
Ley Provincial N 13.552
Convenio N151/87. OIT.
369
370
taban profundizar un carcter individualista y competitivo en el trabajador de la educacin y en las instituciones que estaban llamadas a competir por su matrcula. Detrs de la posibilidad o no de captar matrcula estaba la posibilidad e mantener y-o conseguir trabajo y de garantizar calidad educativa en condiciones de igualdad para todos y todas las nias-o y jvenes.
Por otro lado tambin los Institutos de Formacin Docente se cerraron en distintos lugares de la provincia y su personal titular fue llamado a elaborar otras propuesta en la forma de Tcnicaturas, y perspectiva tecncratas sin tener los medio y recursos del necesarios.
Por eso a partir del 2003 y como parte de una continuidad en la lucha inclaudicable de los docentes
en CTERA y particularmente en la provincia ,el ao 2005 marc un punto de inflexin con la consecucin
de la Ley de Paritarias que posibilit la discusin de un marco normativo ms acorde a los tiempos y las
polticas que vendran y permite ir aproximando esos marcos normativos, revisando, y replanteando ,
siempre con participacin de los gremios docentes y en particular de UTELPa con la mayor representatividad en el colectivo docente pampeano.
Acuerdos paritarios
Estableceremos una metodologa de clasificacin de los acuerdos paritarios ,segn los aspectos de las
condiciones laborales a modificar, as como la cita textual de los acuerdos paritarios que resultan a nuestro juicio prioritarios en la produccin de cambios laborales, dejando expresamente aclarados que forman
parte de un conjunto de acuerdos1 que se complementan, rectifican y-o amplan entre s, permitindonos
realizar un anlisis ms pormenorizado de los alcances de los mismos, aunque seguramente insuficiente,
pero necesario para visualizar concepcin distinta del trabajo docente basada en la democratizacin del
curriculum, en la construccin colectiva del mismo y en el avance hacia formas organizativas que permitan modificar las concepciones individualistas y mercantilistas que nos dej la Ley Federal de Educacin.
Posterior a la puesta en marcha de la discusin Paritaria, y con la sancin de la Ley de Educacin
Nacional 26206, se desarroll un amplio debate que tuvo su corolario en la sancin de la Ley de educacin Provincial 2511 que plasm en gran parte de su articulado la impronta de la organizacin gremial y
de otras organizaciones intermedias que aportaron a su redaccin.
Pasamos a detallar los grandes grupos de acuerdos paritarios que a la fecha suman 76, desde Abril
de 2005 fecha en que se abri la paritaria con la presencia del entonces Secretario general de CTERA
Hugo Yasky.
1- Acuerdos salariales
Modificando estructura del salario: a-Acuerdo 5: pase del presentismo al bsico y bonificacin por
funcin docente; b- Acuerdo 10 : incremento de puntos a los cargos de maestro de grado, nivel inicial,
auxiliar docente , entre otros (10 % );c) Acuerdo 19: transformar en remunerativo y bonificable uno de
los conceptos del salario. d)acuerdo60: pase del suplemento remunerativo y bonificable al salario bsico2.
Por otros conceptos salariales: a)acuerdo 3: aumento sustancial de guardias y turnos
para los
docentes de escuelas hogares; b) acuerdo 4:viticos y movilidad para los docentes que se desempeen
en escuelas especiales y CAE3. c) acuerdo 18: se establece el equivalente de un sueldo bsico de maestro de grado al mes de Febrero de cada ao en concepto de Material Didctico, pagado en dos cuotas en
Febrero y Julio.
2-Acuerdos de estabilidad en el puesto de trabajo
Acuerdo 12 y 15: no cese de funciones del suplente funcional; acuerdo 14: titularizacin anual de
todos los movimientos con las vacantes existentes hasta el mes de Octubre de cada ao 4.
3-Acuerdos mejorando el rgimen de licencias en particular del personal suplente. En ese aspecto fue sustancial la discusin respecto a desandar una concepcin enraizada en el sector de la representacin patronal, ya que se consideraba a los-las docentes suplente personal contratado con la flexibilidad instaurada en tiempos de la reforma del Estado en los aos 90.
4-Acuerdos referidos a la transferencia de los puestos de Trabajo, por aplicacin de la
Nueva Ley de Educacin y creacin de nuevos puestos de trabajo:
4.1 acuerdo Paritario 29: Se plantea la reubicacin de los maestros de grado de sptimo y especiales
en la escuela primaria o en el nuevo secundario. Aqu se tuvieron en cuenta las resoluciones del CFE
para la discusin de nuevos puestos de trabajo: a) Maestro de apoyo para el nivel primario, que no
371
372
tiene asignado grado, pero se le asignaron funciones destinadas al seguimiento de trayectorias escolares, emprendimientos de proyectos en el marco del proyecto institucional, atencin de alumnos
para el caso de ausencia de docentes, menores a 5 das corridos 5. La misma funcin se les asign a
docentes de especialidad que optaran por quedarse en el nivel secundario. b) Coordinador de curso 6:
para los docentes que optaran por transferirse al Nuevo Secundario en el caso de maestro de grado
de sptimo. Cuando ese puesto de trabajo no estaba cubierto por un docente transferido se cre en
el nomenclador y por presupuesto el coordinador de curso es equivalente a un cargo de auxiliar docente, a razn de un coordinador de curso cada dos divisiones. El argumento ms fuerte utilizado por
el sector gremial de UTELPa fue sin duda el articulado de la Ley Nacional de Educacin, en particular
el establecido en el artculo 32.
4.2 Acuerdos paritarios para transferir horas ctedras del Tercer Ciclo de la Ley Federal de Educacin
derogada al Ciclo bsico del Nuevo Secundario7: acuerdo 30 y 46 que crea para el reagrupamiento y
concentracin de horas grupos de horas de 6 9-12 horas ctedra y criterios que benefician la concentracin horaria en lo posible en no ms de dos escuelas. El mismo criterio se usar para designar
interinatos y suplencias8. Acuerdo 63: se establecen las pautas de reordenamiento para la transferencia de horas ctedra del Nivel Polimodal al Ciclo Orientado del nuevo Secundario, respetando el
criterio de concentracin horaria.
4.3. Acuerdo 53 de creacin de cargos para el Nivel Secundario y modalidad de Jvenes y Adultos
destinados a la conformacin de equipos de asistencia tcnica y Pedaggica de acuerdo a lo estipulado en el artculo 32 de la LNE9, 10.
5-Acuerdos referidos a Salud Laboral
La complejidad de la tarea docente frente a los cambios en la sociedad actual y el desafo de la puesta en marcha de la inclusin educativa, genera tensiones que en algunos casos se manifiesta en trminos de enfermedad de los docentes y es por eso que recurrentemente UTELPa, viene exigiendo planes
de seguimiento y-o monitoreo de la salud de los las trabajadoras de la Educacin. Desde la perspectiva
de la prevencin y en lnea con lo trabajado en CTERA se acuerda este mbito, que en principio viene a
resolver situaciones individuales de docentes que sufren patologas con largo tratamiento y que quedan
fuera del marco de licencias establecidas en el Estatuto y-o acuerdos paritarios. Pero adems, tiene
otras funciones de estudios e investigacin tendientes a la prevencin y o generacin de mejores condiciones de trabajo que disminuyan riesgos laborales y que promueven el cuidado de la salud laboral.
Por el acuerdo nmero 20 se constituye una comisin de salud laboral docente Permanente.
Adems el acuerdo 59 establece jornadas para el desarrollo de temas ligados a la prevencin establecidos en las 12 recomendaciones bsicas de infraestructura de la SRT 11., firmadas en Acuerdo Paritario Nacional en Febrero de 2011.
6-Acuerdos para Cubrir los cargos de Ascenso por oposicin y antecedentes.
Si bien en el Estatuto del Docente que antecede a los acuerdos paritarios y es base de la discusin
en paritaria, estableca esa modalidad para la cubertura de dichos cargos, estos no se haban concretado y no haba docentes titulares en esos cargos. Los acuerdos 31-32-33-34-41 y 44 entre otros12, modifican sustancialmente el sistema de oposicin y antecedentes. En este aspecto se destaca la incidencia
fundamental del gremio docente tanto en las bases como en los contenidos a desarrollar. El Estado como responsable de brindar la Capacitacin de los concursantes en Servicio y Gratuita.
Ya se ha cumplimentado una primera convocatoria en la que se cubri alrededor del 20 % de los cargos de todos los niveles con directores titulares, situacin indita para el sistema educativo pampeano.
En el presente ao se ha realizado una segunda convocatoria en donde se concursa un 25 % ms de
cargos directivo y se han firmado nuevos acuerdos que profundizan los lineamientos respecto a: capacitacin en servicio, cobertura con suplentes de los concursantes, y rectificacin de contenidos.
7- Acuerdo para el seguimiento de la implementacin de la nueva Ley de Educacin.
En este marco el acuerdo 57 en el cual se otorgan seis Jornadas de Reflexin y Establecimiento de
Acuerdos y de lneas de accin entre la comunidad educativa de cada Institucin tendientes a garantizar
la educacin de calidad y el derecho personal y social a la educacin de los alumnos. Establece un reconocimiento implcito de un cambio en la forma de definir el proyecto institucional en forma colectiva, as
como la obligacin del Estado de generar condiciones para garantizar el derecho.
Por ltimo la creacin de un espacio para el seguimiento permanente de la implementacin del Nue-
vo Secundario mediante el acuerdo 65, firmado en el ao 201213 , marca la insistencia del sector gremial en la bsqueda de mbitos permanentes de participacin real que permitan evaluaciones, planificacin y avance del sentido poltico del trabajo docente y de la educacin pblica dentro de un proyecto de
pas con desarrollo econmico y con inclusin social .En la Provincia de La Pampa, la posicin por incorporar en la Nueva Ley de Educacin mbitos colectivos de representacin de trabajadores y comunidad
educativa , tales como el Consejo Provincial de Educacin, no tuvo eco en el Sector Poltico mayoritario,
estas formas alternativas, intentan viabilizar, ese objetivo.
Es necesario destacar que la discusin no ha sido fcil y que las condiciones de ndole financiero son
las que el Gobierno Provincial ha antepuesto en reiteradas oportunidades para la modificacin de condiciones de trabajo, tal el caso de los profesores por cargo en el nivel secundario.
Sin embargo existen otras ideolgicas respecto a la organizacin del Sistema Educativo, en dnde
existen contradicciones en las que convive una fuerte impronta de carcter neoliberal en sectores del
gobierno que se contraponen a las normativas y las orientaciones que se pretenden impulsar desde el
Gobierno Nacional y en las decisiones del Consejo Federal de Educacin. En el marco de una concepcin
dnde debe garantizarse el Derecho Social a la Educacin por parte del Estado no debera encontrarse
un criterio economicista. El sindicato se ha posicionado con las herramientas que la propia Ley de Educacin Nacional primero y luego la Ley Provincial de Educacin y la normativa que se ha ido elaborando
por la va del CFE nos ha proporcionado.
Conclusiones
Sin duda se han modificado sustancialmente las condiciones de ensear y aprender en las escuelas,
desde el punto de vista de las normativas que ordenan y regulan la carrera y el trabajo docente, tambin
en las trayectorias y los recorridos que los propios docentes deben realizar. Pero conviven aspectos de la
formacin y del recorrido desarrollado en el sistema durante la dcada neoliberal que son an un desafo y
una batalla cultural que dar y sta como todo proceso formativo es a largo plazo, lograr procesos de autonoma y encontrar el sentido del trabajo y la tarea docente en un cambio de paradigma sustancial como es
el de sustituir el servicio educativo por derecho social a la Educacin implica enormes esfuerzos individuales y colectivos y un profundo debate sobre la carrera docente, nuestra perspectiva como trabajadores
de la educacin y como parte de las polticas educativas que garanticen el derecho a la Educacin.
Las polticas gubernamentales para la formacin y el trabajo docente debern incluir Polticas de formacin continua y desarrollo profesional de los docentes y en consecuencia se debern introducir estos temas
en la agenda de las discusiones paritarias; nuevos puestos de trabajo implica definir perfiles docentes y
hasta la creacin de carreras docentes nuevas; las formas de ingreso al sistema educativo, las incompatibilidades y la acumulacin de cargos debern tambin revisarse y modificar. La creacin de mbitos para el
seguimiento de las polticas educativas en las jurisdicciones, de los cambios curriculares y de la organizacin escolar , son indispensables, para re- pensar , y seguir construyendo en una propuesta donde el desafo es la inclusin educativa y social en un pas de enormes desigualdades , de grandes posibilidades en
momentos donde la ampliacin de derechos esta reconocida en las normativas pero debe plantearse en el
cotidiano de la vida de todos y todas las que vivimos en l y en dnde la escuelas y los docentes con nuestro trabajo somos sujetos decisivos y principales para que los mismos sean una realidad.
Es importante reconocer que el debate , el estudio y la aprobacin de este nmero de acuerdos paritarios en temas que contribuyen a des-estructurar el andamiaje formativo y normativo de otros tiempos, algunos desde el SXIX indican los importantes avances que se vienen dando cuando es posible
aprovechar la correlacin de fuerzas entre los actores involucrados. Las organizaciones gremiales son
sin duda protagonistas indispensables a la hora de las transformaciones y el mejoramiento de las condiciones de trabajo de los docentes es indiscutible en los ltimos diez aos, aunque resulte insuficiente
para los desafos que nos impone el momento histrico y nuestro objetivo claro de justicia educativa,
para la inclusin de todos y todas en el sistema educativo y que al mismo tiempo se garantice la posibilidad de aprender todo a todas y todas.
373
374
Notas
*
El presente trabajo es el producto de una construccin colectiva de los las trabajadoras de la Educacin
de La Pampa y la recopilacin , sntesis y conclusiones corresponden a: Mabel Francia, Lilia Luca Lpez
y Noemi Esther Tejeda.
1
ACUERDO N 60: Se acuerda el aumento del 20% de las retribuciones al sector docente; porcentaje
desdoblado en un 8%, ya otorgado desde el mes de febrero del corriente ao y un 12% en el mes de
junio. Este segundo aumento del 12% tambin ser general, pero del Concepto 45 (suma fija, remunerativa por persona, bonificable para la antigedad), el monto del aumento se transformar en puntos, los que se adicionarn a la cantidad de puntos del cargo, segn el nomenclador vigente
Se acuerda este criterio procedimental para aplicar en todas las futuras actualizaciones salariales del sector docente; hasta eliminar el Concepto 45 momento en el que su equivalente
actual en puntos terminar totalmente absorbido en el sueldo bsico. Las partes podrn acordar un pasaje adicional al criterio general acordado. (2011) (el resaltado corresponde a las autoras de esta ponencia).
3
Acuerdo 13: se acuerda la propuesta de pago de viticos al personal docente que se desempea en
Servicios de Educacin Especial, Centro de Estimulacin y Aprendizaje Temprano, Servicio de Aprendizaje Integral (SAI), y/u otros servicios especiales previamente autorizados por la autoridad competente.
Estos viticos se liquidarn de acuerdo a lo normado por el decreto N 158/92 y sus modificatorias. A
estos efectos se transferirn los importes correspondientes a las escuelas que abonen por gastos de
funcionamiento. Respecto a la movilidad se abonara con el mismo mecanismo para los viticos. El Ministerio de Cultura y Educacin a travs del organismo competente, arbitrar los medios para la instrumentacin del sistema, tomando como referencia el cronograma de servicios vigente.
4
ACUERDO 14: Establecer la periodicidad anual de los siguientes movimientos docentes: Concentracin
de tareas, Reingreso, Traslados, Acumulacin de Cargos en los Niveles Inicial, Primario y Adulto, Ingreso en los Niveles Inicial, Primario y Adulto, Acrecentamiento de clases semanales y
Acumulacin de cargos en el Nivel Medio e Ingreso en el Nivel Medio. Establecer que todas las vacantes
factibles de afectar a los movimientos docentes sern determinadas entre las existentes al 31 de octubre de cada ao. Las vacantes desafectados de cada uno de los movimientos sern incorporadas sucesivamente a los movimientos siguientes. Los aspirantes sern valorados de acuerdo al artculo 14 de la
Ley 1124 y sus modificatorias en todos los movimientos, excepto para el ingreso a los organismos tcnicos y ascensos. La inscripcin anual coincidir con la de interinatos y suplencias excepto las correspondientes a traslados, ingreso en organismos tcnicos y ascensos. En caso de que los porcentajes establecidos en la reglamentacin no permitan acceder a los movimientos por el reducido nmero de vacantes,
los Tribunales de Clasificacin podrn ofrecerlas a los aspirantes mejor clasificados de acuerdo a las posibilidades y al orden establecido en el destino de las vacantes. El presente Acuerdo regir para las inscripciones correspondientes la ao 2008.
ACUERDO N 15: Modificar el inciso e) del artculo 30, el que quedar redactado de la siguiente manera: e) El personal suplente comprendido en el inciso b) del artculo 17 de la Ley N 1124 y Modificatorias, de todos los niveles y modalidades, cesar el da anterior a la iniciacin del Nuevo Ciclo Lectivo.
Incorporar al artculo 30 los siguientes incisos: f) El personal suplente funcional de todos los niveles y
modalidades que no posea ttulo docente cesar al inicio del Ciclo Lectivo cuando se presente otro aspirante que acredite prioridad de titulo de acuerdo a lo prescripto en el artculo 19. g) El personal interino de todos los niveles y modalidades con ttulo docente o habilitante con capacitacin docente encuadrados en la situacin prevista en el artculo 32, podr desplazar al inicio del Ciclo Lectivo al personal
suplente que posea igual o menor categora de ttulo. Los puntos acordados que preceden sern de
aplicacin a partir de las designaciones del ao 2008 y para regular las situaciones que se produzcan
para el ciclo lectivo 2009. el personal Suplente Funcional que haya accedido a un cargo por listado de
doble turno, deber optar por la permanencia en un cargo en el momento de las designaciones, a partir
del ao 2009
5
I. Maestros de 7 ao
1. Opciones de reubicacin para el Maestro de 7 Ao titular/interino en la Educacin Primaria.
Los maestros de 7 Ao podrn reubicarse en escuelas de Nivel Primario por orden de situacin de revista, ttulo, puntaje y localidad, conservando el mismo cargo salarial y su situacin frente a alumnos.
a. Reubicacin en escuela de origen.
b. Ubicacin en otra escuela de la misma modalidad, en el mismo turno y localidad.
c. Ubicacin en otra escuela de la misma modalidad, en distinto turno y en la misma localidad.
d. Ubicacin en escuela de una misma localidad, de diferente modalidad, en caso de que sea la
nica oferta, conservando el cargo salarial y la carga horaria.
Los docentes reubicados de acuerdo a las prioridades establecidas en los puntos precedentes pasarn a
formar parte de la planta orgnica funcional de la institucin educativa a la cual fueran transferidos a
partir del ciclo lectivo 2010. El equipo de gestin deber incorporar a los maestros reubicados en la organizacin de la planta orgnica funcional y elevarla a la Direccin General de Nivel para su aprobacin.
Los maestros de ao cumplirn funciones de:
a. Maestros de grado.
b. Tareas de secretara, en las escuelas que no tengan en su planta el cargo de Maestra Secretaria y
responsable del dictado de clases en suplencias menores a cinco das.
c. Apoyo/articulacin, en el marco de las prescripciones del artculo 20 inciso b) de la Ley 2511
y responsable del dictado de clases en suplencias menores a cinco das.
2. Opciones de reubicacin para el maestro de 7 ao titular/interino en la nueva educacin secundaria.
Los Maestros de 7 Ao titulares e interinos podrn reubicarse en los 1 aos de la Educacin Secundaria. En todos los casos se ordenarn por situacin de revista, ttulo, puntaje, turno, institucin y localidad, conservando el mismo cargo salarial y su situacin frente a alumnos, y podrn optar por:
a) Dictado del espacio curricular de Lengua y Literatura y Taller de Orientacin y Estrategias de
Aprendizaje y cumplir con las funciones establecidas en el artculo 37 de la Ley 2511/09.
b) Dictado del espacio curricular de Matemtica y Taller de Orientacin y Estrategias de Aprendizaje y
cumplir con las funciones establecidas en el artculo 37 de la Ley 2511/09. c) En caso que la trayectoria
del docente en 7 ao haya sido en Ciencias Naturales o Ciencias Sociales podrn seguir en Biologa,
Qumica y Fsica (Cs. Naturales 5 hs. ctedra) o Historia y Geografa (Cs. Sociales 6 hs ctedra) y el
Taller de Orientacin y Estrategias de Aprendizaje, y cumplir con las funciones establecidas en el artculo 37 de la Ley 2511/09.
II. Directores doble turno de escuelas tipo 3 (Dto. 1668/97).
Los Directores de escuelas tipo 3 a los que se les haya asignado el doble turno, permanecern en tal
situacin hasta su renuncia o jubilacin, pudiendo tambin optar por decisin propia a renunciar a dicha
asignacin por razones particulares o eleccin de otra oferta laboral. En caso de optar por continuar con
el doble turno la Direccin General de Nivel le asignar funciones en el marco de las prescripciones de
los artculo 136 y 137 de la Ley 2511.
6
Ley Nacional de Educacin. 26206, Art. 32, inciso b) Las alternativas de acompaamiento de la trayectoria escolar de los/las jvenes tales como tutores/as y coordinadores /as de curso, fortaleciendo el
proceso educativo individual y/o grupal de los/las alumnas.
7
Ley Nacional de Educacin 26206, inciso d) La discusin en convenciones colectivas de trabajo de mecanismos de concentracin de horas ctedra o cargos de los/las profesores/as, con el objeto de constituir equipos docentes ms estables en las instituciones.
8
LOS DOCENTES QUE SE DESEMPEAN EN LOS ACTUALES EX TERCEROS CICLOS A PARTIR DEL CICLO
LECTIVO 2011. CONSIDERACIONES GENERALES
El reordenamiento de los docentes de 8vo. y 9no. Ao, que actualmente conforman las plantas funcionales de los Ex Terceros Ciclos, permitir la concentracin de tareas previstas en la Ley Nacional N
26206, Ley Provincial N 2511 y en la Res.84/09 del CFE.
Para ello se propone:
1. Promover la conformacin de grupos de horas ctedra, teniendo en cuenta la estructura curricular del
Ciclo Bsico y el nmero de divisiones en que se organizaron las instituciones Educativas en el proceso
de localizacin. 2. El grupo de horas se conformar a partir del ao 2011, con un mnimo de carga hora375
376
ria correspondiente a dos divisiones de la nueva estructura, constituido por 6, 9, 10, 12 y/o 15 horas, el
mismo establece un nuevo puesto de trabajo. 3. Cuando no hubiera sido posible la formacin de grupo/s
de horas en la institucin por espacio curricular, por diversas razones, las horas se mantendrn sin
agrupar hasta que gradualmente se vaya conformando la nueva estructura establecida en la Ley 2511.
9
ACUERDO N 59: Se desarrollarn jornadas de reflexin y prevencin vinculadas al tratamiento especfico de los 12 puntos establecidos por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo sobre seguridad e
higiene. Se llevarn a cabo capacitaciones para la comunidad educativa.
12
ACUERDO N 40: A partir del inicio del Ciclo Lectivo 2011, el Poder Ejecutivo garantizar la convocatoria de concursos pblicos de antecedentes y oposicin en los cargos de ascenso del Sistema Educativo
y su continuidad para todos los niveles. Para la efectivizacin del concurso se acuerda regionalizar el
Sistema Educativo teniendo en cuenta la Ley de Descentralizacin, definindose el porcentaje de escuelas por regin, nivel y modalidad. Se dar a conocer en tiempo y forma el nmero de cargos y vacantes;
dichas vacantes para cubrir los cargos figurarn en una lista que se exhibir segn la
regionalizacin definida para cada nivel y modalidad. La capacitacin se realizar en distintas sedes para
favorecer la participacin del mayor nmero de aspirantes en lugares cercanos a su residencia.
Aprobado el concurso, automticamente quedar titular para el cargo que concurs, debiendo renunciar
a los cargos y/u horas ctedra que le generaran incompatibilidad, de acuerdo a lo establecido en el artculo 124 de la Ley N 1124 y sus modificatorias. No podrn participar en los concursos quienes hayan
presentado la renuncia condicionada o definitiva para acceder al beneficio de la jubilacin y/o tengan
en trmite la jubilacin por invalidez y/o retiro voluntario anticipado. La instancia de capacitacin estar
a cargo de Instituciones de Nivel Superior Pblicas y Estatales que sean Institutos de Formacin Docente y/o Universidades. Las entidades capacitadoras referidas en el punto anterior presentarn proyectos
que respondan a ejes temticos acordes a la Ley de Educacin Nacional N 26206, a la Ley de Educacin Provincial N 2511, la Ley Nacional de Educacin Tcnico Profesional N 26058 y normativa
concordante, orientados a dar respuesta al contexto actual. Los proyectos estarn a cargo de Equipos o
Parejas Pedaggicas de estas Instituciones. Se realizarn a travs de encuentros presenciales y/o virtuales, con distintas modalidades: taller, curso, seminario, consultoras, acorde a las necesidades y demandas. Sern capacitaciones en servicio, permanentes y gratuitas. El sistema de concurso se compondr de dos instancias: evaluacin de ttulos y antecedentes y evaluacin terico prctica.
13
Crase una Comisin para el seguimiento y evaluacin de la implementacin del nuevo secundario, la
que estar integrada por representantes de la Unidad de Evaluacin y Monitorio dependiente de la Subsecretara de Coordinacin del Ministerio de Cultura y Educacin, y el sector gremial con representatividad en la Comisin Paritaria Docente, y otros actores del sistema educativo.
Paritaria docente
Herramienta para la conquista de derechos
Ingrid Mercado
Miembro Equipo de Educacin Primaria de CTERA
Miembro Mesa Paritaria Docente AMP La Rioja Argentina
ingridmerc@hotmail.com
Resumen
La Paritaria Nacional Docente se puso en marcha, tras 20 aos de lucha en nuestro pas. La CTERA
logr la puesta en funcionamiento del mbito de negociacin colectiva para los trabajadores y las trabajadoras de la educacin, en el marco de lo pautado por el Art 10 LFE reglamentado por el Dcto. 457/07,
dando inicio formal en diciembre/07.
El jueves 18 de Septiembre de 2008 se concret un hecho histrico en la provincia de La Rioja para
los trabajadores docentes: lograr que el gobierno provincial convoque a paritarias docentes Dcto. PEP
N 1842/0, es en s una conquista de los trabajadores organizados y forma parte de la lucha sindical
que se inici con la Marcha Blanca el 23 de Mayo de 1988.
La Paritaria Docente es un salto cualitativo para la lucha de la CTERA expres Stella Maldonado
Sec. Gral, y consecuentemente lo fue para la AMP, puesto que el principal objetivo es lograr mejoras, in
crescendo, respecto a Condiciones Salariales y Laborales (Trabajo Docente).
Las y los Trabajadores de la Educacin que fuimos protagonistas en los procesos de lucha y resistencia a las polticas educativas neoliberales profundizadas en los 90 y de ofensiva a partir del ao 2003,
registramos en nuestra memoria el momento de mayor ansiedad, tensin y emocin: la firma del Acta
Constitutiva de la Paritaria Nacional y luego la Provincial, en esa oportunidad cristalizaron anhelos y
sueos de lucha y combatividad sindical, dndole respeto y relevancia a la CTERA y la AMP, que con ella
logran, sin lugar a dudas, su mayor conquista sindical.
Palabras clave
Paritaria Docente Acuerdos Paritarios- Condiciones Salariales y Laborales- Trabajadores.
Paritaria docente. Herramienta para la conquista de derechos
La Paritaria Nacional Docente se puso en marcha, tras 20 aos de lucha en nuestro pas. La CTERA
logr la puesta en funcionamiento del mbito de negociacin colectiva para los trabajadores y las trabajadoras de la educacin, en el marco de lo pautado por el Art 10 LFE reglamentado por el Dcto. 457/07,
dando inicio formal en diciembre/07.
El jueves 18 de Septiembre de 2008 se concret un hecho histrico en la provincia de La Rioja para
los trabajadores docentes: lograr que el gobierno pcial. convoque a paritarias docentes, es en s una
conquista de los trabajadores organizados y forma parte de la lucha que se inici con la Marcha Blanca
el 23 de Mayo de 1988 y A.M.P. La Rioja estuvo presente. Movilizaciones, concentraciones en la plaza,
reuniones con los delegados, resoluciones de Asambleas, reuniones con legisladores, acciones conjuntas
con otras organizaciones, en el marco de la CTERA- CTA en contextos de resistencia a las polticas neoliberales profundizadas en los 90, que dieron su fruto a partir del ao 2003.
El objetivo es lograr que las condiciones del trabajo docente, tales como nomencladores, titularizaciones, los regmenes salariales, tabuladores slo pueden modificarse en el mbito de negociacin colectiva: la paritaria, y a travs de ella construir un piso de dignidad laboral para que ningn trabajador de
la educacin est por debajo de ste.
Se logr la constitucin en un mbito neutral, la Delegacin del Ministerio de Trabajo de la Nacin en
la pcia de La Rioja; en donde la primera conquista fue incluir en la agenda de negociacin, las reivindicaciones laborales que generen condiciones dignas de ensear y aprender.
Implica en s mismo un proceso de lucha, la participacin de los trabajadores es directa a travs de
377
378
su organizacin gremial, los trabajadores son quienes mejor conocen las necesidades y condiciones del
sector porque las viven diariamente. Su participacin es travs de los paritarios sindicales, mandatados
por sus pares en Asambleas de Delegados Escolares, a fin de generar y promover mejores condiciones
salariales y laborales.
La Paritaria es una herramienta para la conquista de derechos, es una herramienta de lucha, que con
unidad de los trabajadores permite avanzar en la concrecin de las reivindicaciones y propuestas, surgidas del propio proceso histrico de lucha sostenida y coherente y del debate democrtico entre los trabajadores de la educacin organizados, en nuestro caso enmarcado en un proyecto poltico-sindical, pedaggico y socio-cultural, gestado y militado por el compaero Rogelio de Leonardi, secretario general
de la AMP y el colectivo de trabajadores riojanos nucleados en AMP.
Para nuestro sindicato esta paritaria docente significa una oportunidad para el crecimiento y la construccin de conocimientos del colectivo.
Crecimos en la conviccin de que la participacin y la fuerza de los compaero/as es la que sostiene
toda accin sindical. Con esa base no tenemos dudas de que la paritaria es una herramienta de poder
de los trabajadores, constituyendo una realidad para seguir ejerciendo nuestra DIGNIDAD.
Unidad en la Accin
La AMP-La Rioja tiene en su haber una noble trayectoria de lucha, resistencia y conquistas principalmente en el mbito provincial, como as tambin a nivel nacional a travs de la CTERA, con la que mantuvimos algunas diferencias en los 90 y coincidencias en luchas medulares; del 2003 a esta parte, en
un nuevo contexto poltico nacional y latinoamericano, acercamos posiciones con CTERA y contamos con
el apoyo y respaldo permanente en cuanto a conquistas salariales, y a partir del 2008 en el marco de
las paritarias Nac-Pciales se generaron condiciones para vincularnos polticamente mediante una alianza
(Celeste-Violeta, ao 2010) en el marco de la defensa de la educacin pblica y el proyecto nacional,
popular y democrtico.
La AMP es un fuerte referente a nivel nacional por su carcter combativo y por militar en su proceso
histrico las banderas del Sindicalismo de Liberacin de la mano de su Sec. General Rogelio De Leonardi;
quien junto a su equipo de trabajo lleva adelante acciones polticas sindicales y pedaggicas que reflejan
la coherencia en la lucha sindical de la AMP. Un claro ejemplo son los Congresos Populares en Defensa de
la Educacin Pblica que lleva a cabo desde el ao 2002, con carcter bianual y latinoamericanista.
* Cmo se llega a estas paritarias?
Se llega a estas paritarias luego de varias acciones pciales. fallidas, con gobernantes anteriores, que
si bien convocaban, al concurrir AMP los representantes del gobierno no se presentaban.
Hoy, en un nuevo contexto poltico nacional, se concreta la Paritaria Nacional y sta d el marco necesario para concretar, finalmente, la Paritaria en el mbito pcial. de la mano del nico sindicato docente con personera gremial.
Unidad, Debate y Disputa
Iniciamos esta Paritaria, muy expectantes y con un alto grado de responsabilidad, ya que con ella
cristalizan anhelos de lucha de un importante nmero de compaeros que gestaron acciones para llegar
a sta conquista poltica sindical.
Es as que luego de resistir a la Ley Federal de Educacin y su implementacin en la provincia, y del
empeo sistemtico de gobiernos que fustigaron al colectivo de trabajadores congelando el salario bsico en $ 330 (pesos trescientos treinta), por ms de diez aos hasta el 2007. Se inicia all una ofensiva
del sindicato, puesto que en la legislatura pcial y mediante arduas negociaciones, se asign $ 35 millones en el Presupuesto participativo pcial destinado a incrementar el bsico docente.
De esta manera y mediante la Paritaria Nacional (CTERA y otros sindicatos) se inicia un proceso de
reivindicacin en cuanto a Condiciones Salariales, all negocian un piso salarial docente (en negro) y la
composicin del salario queda sujeta a negociaciones provinciales, en el caso de La Rioja se incrementa en
el bsico, incorporando en el ao en curso, la totalidad el monto otorgado el ao anterior en la nacin;
esto redunda en el SAC y en tem como Antigedad, Zona y tambin se traslada al beneficio previsional.
Respecto a Condiciones de Trabajo se concret la titularizacin de trabajadores en Nivel Secundario y
de Adultos, Terciario. Se reglament, en pi de igualdad, los Concursos Docentes para todos los niveles
May/12-
Pendiente incorp. $
21- Titularizacin Maestros Tutores Rurales Anexo Titul. Sec. En marco acuerdos 17 y 18 ampliac. Acuerdo 2.22- Acuerdo Salarial Incorp. $160 al bsico ($80 en Sept/12 y $ 80 Nov/12).- Total incorporado al
bsico/12 $410.
Ao 2013:
23- Acuerdo Salarial Incorporacin $ 460 al bsico/13 ($200 Feb/13 - $100 May/13 y $160 Sept/13).
Anualmente se trabaja en Comisiones mixtas lo relacionado a Concursos Docentes (Convocatorias,
Trayectos Formativos para ascenso de Jerarqua, Programa de Estudio y bibliografa)
Actualmente se est trabajando en Comisiones Tcnicas Mixtas (Sindicato- M.Educ):
379
380
* Plantas Orgnicas Funcionales POF- de las Instituciones educativas y con ello la Modificacin del
Nomenclador de Cargos docentes y/ Tcnicos, en pos de adecuarlas a la Ley de Educacin Nacional.
* Propuestas para conformar la Nueva junta de Clasificacin y Junta de Disciplina pcial.
* Salud Laboral (Delegado de Salud, Infraestructura y riesgo), entre otros temas de agenda.
La CTERA, con el conjunto de sus organizaciones de base, an con diferencias y visiones diversas,
llev adelante una lucha que impidi que se llevaran a cabo las reformas de segunda generacin, como
la municipalizacin. Como as tambin, expresa Stella Maldonado Sec. Gral. de CTERA desde la CTA y
con otras organizaciones hermanas, nuestra confederacin fue protagonista de la resistencia construyendo un tiempo y un espacio en el que hemos podido avanzar incidiendo fuertemente en el rumbo de
algunas polticas.
De un tiempo a esta parte, las y los trabajadores de la educacin hemos tenido un importante protagonismo disputando con la elaboracin de propuestas, mediante el ejercicio de la participacin estratgica en trminos polticos.
Sntesis
NEGOCIACIN COLECTIVA (Ministerio de Trabajo Nac.)
PARITARIA DOCENTE
Herramienta para la Conquista de Derechos
como provincial; y respecto a la faz laboral an resta un largo camino, en el que estamos en proceso para ir
concretando, paulatinamente en el mbito del CFEyC, mucho de lo que enuncia nuestra Ley de Educacin.
Bibliografia
Legislacin relacionada con Negociaciones Colectivas Paritarias:
LEY N 23.551/88 LEY DE ASOCIACIONES SINDICALES.
LEY N 23.929/91 NEGOCIACION COLECTIVA PARA LOS TRABAJADORES DOCENTES.
LEY N 26.075/05 - FINANCIAMIENTO EDUCATIVO.
DECRETO N 457/07 ( Reglamenta Art. 10 L.F.E.)
LEY N 26206/06 de EDUCACION NACIONAL- Art.67 inc. l)
DECRETO PEP N 1.842/08 CONVOCATORIA A NEGOCIACION COLECTIVA PROVINCIAL (La Rioja- Arg).
Pginas web consultadas:
http://www.ctera.org.ar/index.php?option=com_k2&view=item&id=365&Itemid=11
http://www.ctera.org.ar/index.php?option=com_k2&view=item&id=342:una -paritariafederal&Itemid=11
http://www.ctera.org.ar/index.php?option=com_k2&view=item&id=355&Itemid=11
http://www.amplar.org.ar/paritarias.php
http://www.amplar.org.ar/documentos/LaRiojaqueResiste.pdf
Otros
Art. Panorama Nacional- Revista Presencia de los Trabajadores de la Educacin N110 ,pg 5- AGMER- Dic. 2007
Cuaderno Paritaria: conquista y derecho de los trabajadores- Manual para delegados- CTERA- Julio 2005.
Registro Grfico
Paritaria Docente Nacional
381
382
Eje 7
Salud y trabajo docente
Coordinadora:
Deolidia Martnez
383
384
Fundamentacin
La promulgacin de la Ley 14.226, sobre la Participacin de los Trabajadores en Salud y Seguridad
en el Empleo Pblico de la Provincia de Buenos Aires, que tuvo lugar el 11 de enero de 2011, es producto de un largo proceso de construccin de consensos entre las autoridades estatales y los representantes gremiales de los trabajadores de la provincia.
Establece la obligatoriedad de la constitucin de espacios mixtos a nivel jurisdiccional, la propuesta
de la conformacin de Comits Mixtos a nivel local, ya sea en las diversas instituciones o distritos en el
caso de la Direccin General de Cultura y Educacin, y el reconocimiento de la figura del Delegado de
Prevencin. Su reglamentacin tiene como base el trabajo de la Comisin Mixta de Salud y Seguridad en
el Empleo Pblico y recoge la experiencia realizada en los ltimos aos en el estado provincial.
La norma indica que COMISASEP deber fomentar, promocionar, impulsar polticas pblicas en la
materia vigilando el cumplimiento de la normativa vigente y proponiendo la elaboracin de planes de
prevencin en cada reparticin provincial dependiente del Poder Ejecutivo. Las Comisiones Jurisdiccionales se han creado ya en algunas jurisdicciones provinciales en el marco de lo que establece la norma y,
en el caso de la Jurisdiccin de la Direccin General de Cultura y Educacin se constituy a partir de la
Resolucin N 2486/10.
Esta norma reconoce la responsabilidad de los actores institucionales en cuestiones referidas a la Salud
y Seguridad en el Trabajo y la importancia de que los trabajadores directamente involucrados en el trabajo sean quienes, junto con los representantes gremiales, intervengan en la Gestin de Salud y Seguridad.
En este marco, se ha puesto de manifiesto el compromiso de representantes estatales y gremiales y
su acuerdo en la defensa del Trabajo Decente.
La innovacin en la gestin estatal que la aplicacin de esta norma implica requiere el reconocimiento
del derecho a la participacin de los representantes de los trabajadores en la planificacin, organizacin,
evaluacin y accin en pro de mejoras, caractersticas de los Sistemas de Gestin en Salud y Seguridad
en el Trabajo y constituye un desafo en cuanto al compromiso y la creatividad de todos los involucrados.
Cabe sealar que el Estado Provincial como empleador autoasegurado es responsable de la gestin
preventiva de los riesgos y la vigilancia de la salud de los trabajadores. Est obligado a brindar informacin y capacitacin sobre Salud y Seguridad en el Trabajo -elementos claves en prevencin de riesgosa todos los trabajadores estatales.
En el marco del desarrollo de la Especializacin en Gestin de Salud y Seguridad en el Trabajo y tomando en cuenta los objetivos de la poltica pblica en la Provincia de Buenos Aires, hemos abordado el
anlisis de su aplicacin a nivel jurisdiccional.
En tal sentido, y teniendo en cuenta que el Artculo 14 de la Ley Provincial N 14.226 promulgada
por Dec. N 14/2011, en captulo VI sobre Misiones y Funciones de las Comisiones Jurisdiccionales Mixtas de Salud y Seguridad (CJM) indica que stas debern promover la creacin de los Comits Mixtos de
Salud y Seguridad, intentamos a travs de este informe realizar un aporte significativo a la CJM de la
DGCyE para dar viabilidad a la conformacin de los Comits Mixtos de Salud y Seguridad en los Distritos
Escolares de la Provincia de Buenos Aires
Es por ello que, a partir de estas premisas, emprendimos un anlisis sistemtico con rigurosidad metodolgica y especfica del cuadro de situacin de cada mbito jurisdiccional. El mismo se llev a cabo a
travs de un estudio basado en consulta documental del marco normativo y entrevistas semiestructuradas a los actores distritales que arrojaron datos valiosos -de alto valor testimonial- en relacin a la informacin que se propuso relevar.
Objetivo General
Contribuir a la creacin, funcionamiento y puesta en valor de los Comits Mixtos distritales en la
Jurisdiccin de la Direccin General de Cultura y Educacin.
Objetivos Especficos
Sensibilizar a los actores distritales representantes del estado provincial de los distritos de Avellaneda, Brandsen, Coronel Suarez, Jos C Paz, La Matanza, Lomas de Zamora, Merlo, San Miguel y San
Nicols, cuya integracin en los Comits Mixtos distritales se propone.
Elaborar una propuesta para la puesta en marcha y funcionamiento de los CM en estos distritos en
2013 de acuerdo a lo establecido en la Ley 14.226 y su Decreto Reglamentario N 120.
Difundir a los actores involucrados el diagnstico inicial y las recomendaciones elaboradas por el
equipo a cargo de este estudio para la implementacin de los CM distritales.
Metodologa
El trabajo emprendido fue realizado en cuatro etapas. Inicialmente, nos avocamos a recabar toda la
normativa aplicable a la Gestin en Salud y Seguridad en el Trabajo (GSST) en la Jurisdiccin de Educacin a la que aplican leyes nacionales y provinciales, y sus decretos reglamentarios correspondientes,
resoluciones y circulares conjuntas, convenios y acuerdos paritarios. La complejidad de este marco normativo motiv a este equipo a indagar en una primera etapa sobre su articulacin y aplicacin en relacin con la GSST jurisdiccional.
En una segunda etapa, luego de la realizacin del anlisis normativo, decidimos avanzar con la
identificacin de los posibles actores que deberan conformar los Comits Mixtos Distritales (CMD) tomando en cuenta el arco de responsabilidades que les asigna y explicita la normativa y en funcin de
aportar al pleno funcionamiento de los Comits.
A partir de esta bsqueda normativa e identificacin de actores, consideramos importante recabar
informacin acerca del conocimiento de estos actores sociales que son a su vez representantes del empleador sobre la normativa vigente, en particular la Ley Provincial 14.226, y de sus opiniones en cuanto
a la viabilidad y modalidad de su aplicacin a nivel distrital/regional.
Es as que confeccionamos diversas guas de entrevistas semiestructuradas para cada uno de ellos,
basndonos en los lineamientos emanados de las Directrices Nacionales para los Sistemas de Gestin en
Salud y Seguridad en el Trabajo (SGSST). Estas entrevistas fueron concebidas como una herramienta
de diagnostico y como una instancia de sensibilizacin y difusin de la Ley 14226 y su decreto Reglamentario 120 que por ende favorecera la generacin de consensos con respecto a la viabilidad de su
implementacin a nivel distrital.
Realizamos las entrevistas en los nueve distritos en los que se desempean los integrantes del equipo
de investigacin. Previa concertacin de das y horarios con cada uno de los actores, y cada integrante de
este equipo se constituy en los lugares de trabajo de los entrevistados en los partidos de Avellaneda,
Brandsen, Coronel Suarez, Jos C Paz, La Matanza, Lomas de Zamora, Merlo, San Miguel y San Nicols.
Previa concertacin de das y horarios, se realizaron las entrevistas personales en los lugares de trabajo de los entrevistados.
La tercera etapa consisti en la desgrabacin, sistematizacin y anlisis de las entrevistas, en base
al marco normativo y tomando en cuenta la percepcin de los entrevistados sobre la viabilidad de la
puesta en vigencia de estos espacios mixtos.
En la cuarta etapa elaboramos el diagnstico de la situacin actual de la GSST y la participacin de
los trabajadores en los distritos estudiados.
Finalmente, elaboramos algunas conclusiones generales y recomendaciones especficas que entendemos viables para avanzar en la concrecin de los objetivos propuestos.
385
386
Distritos estudiados
1
3
1
1
1
1
1
1
1
2
SAN
LA MA- JOSE
NICOTANZA C. PAZ
LAS
1
1
1
1
1
1
10
1
1
1
1
AVELLANEDA
Jefe Regional
Jefe Distrital
Insp. Areal
Presidente
Consejo Escolar
SAD
Tribunal Descentralizado
CIIE
Insp. DPIE
Total de entrevistados
por distrito
CNEL.
LOMAS
BRANDS
MERLO DE ZASUAEN
MORA
REZ
SAN
MIGUEL
1
TOTAL DE
ENTREVISTADOS
1
9
10
3
3
7
49
El cuadro que antecede sintetiza la cantidad de actores entrevistados hasta el cierre de las tareas
previas a esta presentacin.
Actores Contactados
Todos los entrevistados fueron informados del objetivo de este trabajo y del motivo de la entrevista
y consultados sobre su voluntad de participar en este estudio. Resulta relevante desde el punto de vista
de este equipo explicitar el inters manifestado por los actores distritales en la temtica y la buena disposicin para concretar las entrevistas solicitadas.
Los actores entrevistados en los nueve distritos fueron
Jefaturas Regionales
Jefaturas Distritales
Inspectores Areales
Consejos Escolares
Secretaras de Asuntos Docentes
Tribunales de Clasificacin Descentralizados
Centros de Informacin e Investigaciones Educativas
Direcciones Regionales y Delegados Distritales de Infraestructura Escolar
Representantes gremiales a nivel jurisdiccional y distrital
Visin de los entrevistados sobre la realidad distrital
Tal como veremos en las conclusiones de este trabajo, las caractersticas propias de cada distrito
hacen de cada uno de ellos un mbito nico y particular, aunque en muchos y muy importantes aspectos las mismas son coincidentes.
Si nos detenemos en la visin de la realidad distrital de la que dan cuenta los entrevistados, podemos observar que:
En el distrito de San Nicols, un Instituto de enseanza superior oficial dicta la carrera de Seguridad
e Higiene, generando de manera tangencial un simiente de conciencia en la comunidad educativa que
podra servir de sustrato para la proliferacin de la idea de la prevencin y eliminacin de riesgos en los
lugares de trabajo. Asimismo, este equipo de trabajo fue testigo y receptor de la declaracin personal
del Seor Intendente Municipal, en el cual expresaba su beneplcito por el trabajo en curso, y su deseo
de participar del CMD local en caso de ser convocado.
En el distrito de Jos C. Paz, el municipio pone en evidencia una poltica educativa en el mbito municipal muy fuerte y activa. Cuenta con sendos centros de estudios, modernos, funcionales, y de impecable presentacin, dedicados a la formacin tcnica y profesional de la comunidad educativa. Por otra
parte los edificios escolares del mbito provincial muestran un estado de mantenimiento deficiente,
388
En el distrito de Merlo, para dar a conocer el proyecto una integrante de este equipo particip de
una reunin de UEGD, la cual amablemente cedi un espacio para explicar los alcances de la Especializacin en GSST y la LEY 14226. En general la recepcin fue buena y se mostraron interesados. All mismo se pactaron las entrevistas que fueron realizadas posteriormente. En las entrevistas los distintos
actores manifestaron desconocer la Ley 14226. Asimismo, estos mismos actores, consultados sobre los
planes existentes en materia de prevencin, slo hacen referencia al Programa GIRE, el cual no contiene
entre sus objetivos especficos la GSST. En general se mostraron interesados por el tema y solicitaron
mayor informacin. El clima fue amable y se respondieron todas las preguntas; acordando la necesidad
de establecer periodicidad en los encuentros.
Cabe destacar que en todos los distritos analizados aparece como un problema relevante la falta de
financiacin en relacin al SGSST, siendo este aspecto mencionado de manera preocupante por varios
actores entrevistados. Hay muy pocas partidas dinerarias para infraestructura y las que son enviadas
son insuficientes. Este aspecto se suma a la problemtica persistente en relacin a la falta de cargos, la
organizacin y el contenido del trabajo en los diferentes puestos, la duracin y configuracin de los
tiempos de trabajo, etc.
Plan de accin propuesto para la conformacin de CM distritales
A corto plazo (Diciembre 2012)
Presentar a la Comisin Jurisdiccional Mixta de Educacin un borrador de recomendacin sobre la
conformacin de Comits Mixtos Distritales.
Difundir la normativa vigente entre los representantes estatales, gremiales y futuros asesores.
Convocar a una jornada de trabajo conjunto a los representantes estatales, gremiales o en roles de
asesora. para analizar y reflexionar sobre la normativa y su aplicacin en la jurisdiccin, en particular sobre los aspectos relacionados con la conformacin de los Comits Mixtos de Salud y Seguridad
en los distritos escolares.
Formular en forma conjunta y por consenso entre los actores antes mencionados los lineamientos
de un plan de trabajo distrital para, a partir del mes de mes de febrero de 2013, propiciar activamente la conformacin del Comit Mixto distrital.
Generar una biblioteca normativa virtual en la pgina web de la CJM
A mediano plazo (a partir de febrero 2013 y durante todo el ao)
Avanzar en la organizacin y actualizacin de la biblioteca virtual.
Implementar encuentros de trabajo en los distritos relevados con todos los actores para consensuar
la conformacin del CM.
Elaborar un plan de informacin y capacitacin para poder abrir la propuesta a otros distritos que
vean la necesidad de implementar los CM.
Conclusiones
El estudio realizado en los nueve distritos escolares de la Provincia de Buenos Aires permiti recabar
informacin relevante y plantear lneas de accin en funcin de los objetivos propuestos.
El anlisis de las entrevistas arroja resultados que pueden no sorprender a quienes de alguna manera estn vinculados a la actividad educativa y mucho menos a quienes tienen vinculaciones con el sector
de la salud laboral. Pero a la hora de tomar iniciativas de accin dichos resultados pueden tomar enorme relevancia.
Una primera lectura de las respuestas obtenidas de las entrevistas pone de manifiesto el generalizado desconocimiento que existe entre los responsables de la jurisdiccin de la normativa vigente en materia de Salud y Seguridad, y en particular de la Ley 14226. No es materia de este trabajo determinar
las causas por las que la mayora de los actores desconocen la existencia de esta norma, pero este desconocimiento plantea la redireccin de las lneas de accin, toda vez que previo a cualquier determinacin a implementar resulta imperioso difundir entre todos los actores la existencia de sta para poder
as avanzar sobre el plan de accin. La mera existencia de la norma no garantiza su utilidad. sta debe
ser militada por aquellos interesados en su aplicacin, y en ese sentido el trabajo realizado por este
equipo sirvi como disparador para poner en conocimiento de la gran mayora de los involucrados la
posibilidad de generar a travs de los CMD nuevos espacios de discusin. Y esto result muy motivador.
De muchas de las entrevistas realizadas y de las charlas no registradas con los actores interpelados,
pudimos observar que existe en la casi totalidad de ellas la coincidencia en que no es suficiente un solo
espacio comn (UEGD) para discutir temas relacionados con la SST, y que resultara de sumo inters
para todos la creacin de esos nuevos espacios. Existe entre los actores la conciencia de saber que en
materia de prevencin de riesgos en los lugares de trabajo es muy poco lo que se discute. Si bien la
normativa existente, sea esta de origen nacional, provincial o jurisdiccional, prev la normalizacin de
las condiciones de trabajo para el sector, la realidad indica que las mismas no se aplican en su totalidad.
El Programa GIRE (Gestin Integral del Riesgo Escolar), dependiente de la Direccin Provincial de Infraestructura Escolar, asoma como una de las pocas, sino la nica, iniciativa tendiente a la disminucin
de los riesgos en las escuelas. Aun as, el programa se circunscribe a algunos aspectos de la GSST y no
contempla la participacin de los trabajadores en el diseo de polticas relacionadas con esa gestin. Sumado a esto, hemos determinado que su implementacin no est generalizada y sus resultados son desconocidos por la mayora, por lo cual se puede inferir que el programa no da respuestas a las inquietudes
del medio. La interpretacin que hacemos de esta lectura es que, en materia de concientizacin de los
responsables de la jurisdiccin, se constituye como necesario trabajar en prevencin de riesgos. Esto hara posible avanzar con los objetivos del proyecto generando a su vez, en la totalidad de los distritos
abordados, una plena conciencia de la necesidad de consensuar polticas relacionadas con la GSST.
Otro de los aspectos significativos del trabajo realizado tiene que ver con el impacto que produjo en
los niveles dirigenciales la presencia del Especialista en Gestin de Salud y Seguridad en el Trabajo. Su
presencia en estos mbitos, siendo vehculo de la informacin vital para el conocimiento de la materia,
lo constituye en pieza de suprema importancia para el desarrollo de los CMD.
El manejo de la normativa, la articulacin de acciones, la vinculacin con todos los sectores involucrados, son aportes a la ejecucin de este proyecto de parte de este equipo de Especialistas en GSST. A
su vez, resulta fundamental su accionar a la hora de instrumentar programas de capacitacin en los distritos, haciendo las veces de factor multiplicador de tales programas. En particular, y en virtud de los
objetivos de este proyecto de conformar a la brevedad los CMD, el especialista adquiere el fundamental
rol de moderar, informar y propiciar acuerdos entre partes y ser impulsores del sostenimiento de los
CMD una vez constituidos.
Otro aspecto a tener en cuenta del trabajo es que a pesar de la heterogeneidad de los distritos relevados las conclusiones son convergentes y concordantes. Desconocimiento de la normativa, ausencia de
GSST, conciencia de la necesidad de la prevencin, avidez de informacin, beneplcito por la iniciativa,
buena receptividad para con el especialista, unicidad de espacios de discusin mixtos, etc., son aspectos
que aparecen en la totalidad de los distritos relevados. Esa misma heterogeneidad de la muestra nos
permite inferir que las decisiones que se tomen para estos distritos pueden ser abarcativas y extensivas
al resto de los distritos educativos de la Provincia de Bs. As.
A nuestro entender, este estudio ha generado algunos resultados de relevancia:
Se dio un primer paso en la difusin de la Ley 14226.
Se hicieron acuerdos preliminares sobre la implementacin de los CMD.
Se dio visibilidad a los EGSST (Especialistas) como facilitadores para la promocin de la constitucin
de esos CMD.
Se gener una referencia para ser convocantes para la conformacin de los CMD.
Se puso de relieve la buena respuesta de los entrevistados para sostener la viabilidad de la conformacin de los CM en cada distrito.
Se instal la imagen del Especialista como referente para organizar capacitaciones especficas para
la formacin de los CM en esos distritos.
El resultado ms relevante de este trabajo, a nuestro entender, es el haber logrado identificar los
actores institucionales que debieran -junto a los representantes gremiales- ser miembros de los CM
distritales en representacin de la DGCyE. Fundamentamos esta seleccin de actores en la consulta
realizada al marco normativo vigente y en los resultados de las entrevistas realizadas. Son ellos:
Jefaturas Regionales
Jefaturas Distritales
389
390
Inspectores Areales
Consejos Escolares
Secretaras de Asuntos Docentes
Tribunales de Clasificacin Descentralizados
Centros de Informacin e Investigaciones Educativas
Direcciones Regionales y Delegados Distritales de Infraestructura Escolar
Dado que este trabajo est concebido como el inicio de un proceso para favorecer la constitucin de
los CM en los distritos estudiados, nos comprometemos a continuar trabajando tanto en la concrecin de
las entrevistas pendientes a actores distritales con responsabilidad en la temtica como a delegados
gremiales, futuros miembros de los CM.
Por otra parte, este equipo entiende como una responsabilidad la de constituirse en facilitador y convocar a encuentros preparatorios de la constitucin de los CM en la medida en que la CJM as lo recomiende.
As mismo, asume el compromiso de ser multiplicador de la capacitacin recibida y animar encuentros distritales de capacitacin a los futuros miembros de los CM.
Finalmente, queda a disposicin de la CJM los documentos normativos en pos de dar inicio a la biblioteca virtual de acceso a los CM distritales.
392
macin acerca de si recibiran una devolucin de lo all actuado, sin tener un plazo para la entrega de los
informes.
Desarrollo
En este marco poltico educativo nuestra preocupacin, como trabajadoras y miembros del Equipo de
Salud Laboral y Salud Mental del Centro de Salud de Amsaf Rosario (Sindicato Docente de la ciudad),
se orient tanto hacia las implicancias ticas e ideolgicas, como as tambin sobre las consecuencias
que, en este caso, tuvo el ejercicio profesional de los psiclogos que realizaron los psicodiagnsticos,
contratados a tal fin por el Ministerio de Educacin provincial. Esta situacin impact fuertemente sobre
las subjetividades docentes, generando malestar y sufrimiento. Trabajadores/as separados/as de su
lugar de trabajo con las consecuencias que esto tiene en la dinmica de las instituciones escolares de
donde fueron segregados/as.
Intervencin institucional. Caractersticas
La intervencin se fue configurando a partir de algunos pedidos puntuales de asesoramiento que llegaban al Sindicato por parte de un nmero reducido de docentes. Pedidos que convulsionaron y desestabilizaron el quehacer gremial por lo indito de esta modalidad patronal. A partir de all dos de las psiclogas intervinientes fuimos convocadas a este vaco de la poltica sindical. Queremos destacar que nos
desempeamos, una, como coordinadora del rea de Salud Mental y la otra, como coordinadora del
equipo de Delegadas/os en Prevencin. Desde estos lugares profesionales convocamos a una tercera
psicloga que se desempea como co-coordinadora de espacios de trabajo con grupos de docentes.
Ante la situacin lmite en la que intervenimos, fue imprescindible partir de un diagnstico de la realidad: analizar la poltica de gobierno como expulsiva del mundo del trabajo, caracterizar la capacidad de
respuesta sindical, identificar los elementos propiciatorios para el trabajo con el grupo, describir y realizar una crtica hacia el accionar de los profesionales que haban sido convocados por el ministerio para
realizar los psicodiagnsticos, conocer a cada uno de los docentes en trminos de su historia laboral e
individual, sus potencias subjetivas y el dao psquico sufrido. Es importante sealar que este diagnstico de la situacin se iba reconfigurando permanentemente, ya que cada nueva decisin del ministerio
pona en otro lugar a los docentes que estaban siendo vulnerados y por lo tanto a nuestra intervencin
profesional.
En este sentido podemos sealar diferentes momentos en los que, desde nuestra perspectiva,
figura de acoso laboral se fue configurando:
la
te de docentes. Con lo cual podemos decir que tambin la finalidad del acoso debemos redefinirla, ya
que en este caso entendemos que la intencionalidad estuvo en hacer de la manipulacin de la psiquis
del trabajador docente, una poltica de Estado.
Como equipo fuimos construyendo diversas instancias desde nuestra especificidad: la subjetividad.
Hablamos de la subjetividad en dos sentidos, tanto el acuado por el psicoanlisis como al que viene
trabajando Deolidia Martnez (2008) referido especficamente al campo de lo laboral. Analizando a cada
momento cmo promover y habilitar espacios para elaborar colectivamente el impacto vivido con esta
problemtica. Lugares donde poner en juego los aspectos singulares de cada sujeto, sus miedos, broncas y malestares. As como tambin, los aspectos saludables que mueven a la actividad, a la organizacin colectiva. Espacios que promoviesen el debate, el intercambio fraterno entre trabajadores/as que
no tenan una relacin previa entre s y que en el transcurso del proceso transitado, lograron afianzar
lazos de mayor confianza y solidaridad. Consideramos que el trabajo en grupo con las/los docentes era
clave para que esta problemtica fuera tomada con ms fuerza.
Por otro lado, la articulacin con el rea legal y con los diferentes referentes gremiales se fue haciendo cotidiana. Articulacin que slo fue posible siguiendo las huellas marcadas por el proceso histrico de
construccin interdisciplinaria.
Queremos destacar tambin, que cuando hablamos de la capacidad de respuesta del equipo, es importante no dejar de lado la formacin de sus integrantes, contando cada uno de ellos con un bagaje de
formacin especfica y una actitud altamente responsable. Responsabilidad que la entendemos como un
compromiso ante el malestar y el sufrimiento de los/as trabajadores/as.
La situacin fue dinmica y cambiante y por lo tanto, los dispositivos que fuimos proponiendo tambin lo fueron.
La intervencin comprendi diferentes instancias:
1- Reuniones donde participaron las/los docentes afectadas/os, miembros del equipo de Salud Laboral (mdico laboral, abogado, psiclogas) y miembros del sindicato.
2- Acompaamiento, ante citaciones, al rea de Salud y Trabajo de la Facultad de Medicina (ASyT).
3- Comunicacin permanente con cada docente implicado, para hacer un seguimiento de la situacin
permitiendo de esta manera, la interlocucin con el sindicato promoviendo el debate entre docentes,
abogados, psiclogas y el gremio, para la elaboracin conjunta de las presentaciones legales realizadas ante el Ministerio de Educacin.
4- Acompaamiento a cada docente a las entrevistas de re-evaluacin, teniendo una interlocucin
permanente con la Mdica Psiquiatra designada por el Ministerio para tal fin, producto de haberse
disparado el conflicto Sindical que puso en evidencia la poltica del Ministerio.
5- Contencin psicolgica grupal e individual, asesoramiento grupal e individual y posterior anlisis
de los pasos a seguir ante cada situacin.
6- Seguimiento individual de una de las docentes que fue re-evaluada por segunda vez.
7- Acompaamiento al Ministerio de Educacin: presentaciones legales, reuniones informativas, reevaluaciones y entrega de informes finales.
8- Reuniones de re-trabajo permanentes del equipo de psiclogas.
9- Reuniones del equipo de psiclogas con referentes gremiales.
Instancias de trabajo grupal.
Impulsamos adems, una estrategia de Taller Grupal concebida en dos encuentros desarrollados desde la perspectiva terica de Dulce Sauaya (2003).
En un primer encuentro trabajamos las vivencias subjetivas, las resonancias singulares de los calificativos Vulnerables, No Aptos y otros, como as tambin, el malestar y la angustia por haber
sido alejados de sus trabajos y la vivencia de incertidumbre acerca del futuro laboral.
En nuestros intercambios con las/los docentes, percibimos su malestar frente al hecho concreto de
regresar a las escuelas; los temores al qu dirn, la posible patologizacin de sus casos por parte de
sus compaeras/os de trabajo (ests loca, ests mal, ests deprimida). Frente a este panorama,
nos propusimos dar cauce a la tramitacin de estas representaciones de tal modo que puedan correrse
del lugar de la culpabilizacin individual para pasar a ubicar la responsabilidad, en este caso, en el Mi393
394
Notas
1
La Carpeta Mdica se confecciona a partir de una evaluacin bio-psico-social del trabajador. Generalmente la misma es pre ocupacional. Uno de los componentes de la carpeta contempla la realizacin de
la evaluacin psicodiagnstica.
396
como instancia de control de ausentismo de los docentes de toda la provincia de todos los niveles
(inicial, primaria, media y terciaria).
Bibliografa
Sauaya, Dulce. Salud mental y trabajo. Historia vital del trabajo. Un dispositivo psicosocial. 1 Edicin.
Ed. Buenos Aires, 2003. Argentina.
Stingo, Nstor Ricardo y otros. Diccionario de Psiquiatra y psicologa forense. Editorial Polemos. 2006.
Buenos Aires Argentina.
Martinez, Deolidia y otros. El sufrimiento psquico en los docentes. Lo no dicho que se escucha tras lo
dicho. Red Estrado. Buenos Aires, 2008. Argentina.
398
devienen agentes de su propia historia, pensadas por ellos en sus propios contextos.
1- Tareas diferentes
2- Licencia de larga duracin
3- Prejubilacin
Algunos descriptores que dan cuenta del problema SITUACION DE TAREAS DIFERENTES:
1-Caida de la identidad docente: la situacin de encontrarse fuera del grado atenta contra los modos de nominacin, como construccin histrico social de la identidad docente: la falta de contacto con
el grupo de nios, el alejamiento del espacio ulico, la enajenacin de los procesos cotidianos de la organizacin del trabajo que van desde el dar clases al cumplimiento de tareas de planificacin. Esta
cada viene como exceso a la prdida de un lugar, queremos decir, que hay all un plus respecto a los
procesos propios de elaboracin de las prdidas. Hablamos de cada de la identidad como modo de figurar el resquebrajamiento subjetivo que detectamos tanto en la clnica como en el espacio grupal.
Las tareas diferentes implican una amplia gama de vivencias. Generalmente aparece como una dificultad el supuesto que un docente solo es tal, en tanto esta en el grado, en detrimento de cualquier otra
actividad que pueda desempear.
Esto deviene en un malestar relacionado a sentir que su productividad disminuye, aquello de su trabajo que produca orgullo ya no estara, quedando en un lugar de descalificacin y degradacin.
2-Ausencia de regulacin de la tarea: partimos de la complejidad que implica que existe la posibilidad para una docente en TD de desempearse no necesariamente en el mbito de la institucin escolar. Que la escuela sea el mbito, no garantiza el resguardo de la funcin docente. Queremos decir, que
generalmente las funciones desempeadas por el personal en tareas diferentes quedan libradas a las
necesidades institucionales que el personal directivo detecta, situacin que deviene problemtica tanto
para esa docente como para el mismo personal directivo. La ausencia de regulacin deja en situacin de
desproteccin.
Podramos decir que las tareas del personal en TD es puro trabajo real, no hay prescripciones que
regulen, organicen, estructuren las tareas. Incluso podemos pensar que las tareas diferentes estn por
fuera de la organizacin del trabajo docente.
3-Invisibilizacin del trabajo: nos encontramos ante situaciones donde los trabajadores docentes
no tienen bajo su responsabilidad ninguna tarea definida, a la vez que hacen muchas cosas. En consonancia con el anterior descriptor, decimos que el deterioro se produce tanto en el sujeto trabajador como en el trabajo mismo. Tareas administrativas, de ordenanza y hasta de limpieza son ejecutadas por
docentes en TD. El producto de su trabajo se encuentra cada vez ms alejado del deseo, se profundizan
los procesos de enajenacin y se diluye la historia del lazo que une a ese trabajador con el objeto y el
producto del proceso de su trabajo. Lo que el docente hace, al encontrarse por fuera de la organizacin
del trabajo, no es una actividad explicitada, nadie sabe en la escuela qu hace ese docente, por tanto,
lo que no tiene es la posibilidad de medir, reconocer los resultados de su trabajo.
Algunos descriptores que dan cuenta del problema SITUACION DE PREJUBILACION:
1-Aislamiento, silencio y soledad: en nuestras sociedades occidentales y capitalistas, la tercera
edad aparece fcilmente asociada principalmente a la escasez productiva. Qu resonancia tiene esta
significacin en las docentes que estn transitando este camino? Con qu recursos llegan nuestras docentes a su jubilacin?
2-Duelo: Se nos hace necesaria esta pregunta: qu pierde el sujeto al perder el empleo? La evidencia emprica del sufrimiento a consecuencia de la prdida del empleo es observable en las demandas de asistencia que recibimos. Si bien es innegable el factor econmico que hace a la subsistencia material, sin embargo esta respuesta no agota la pregunta. Se hace necesario dimensionar el valor de la
inscripcin simblica, del lazo con los otros y cmo y porqu se ven afectados al alejarse del proceso
productivo. Qu de los mitos, creencias, prejuicios estn presentes en la categora de jubilados/as, desocupados/as.
3-Desgaste y construccin de un proyecto: diferentes nombres ha cobrado el sufrimiento psquico en la docencia a lo largo de la historia de la psicopatologa del trabajo, vicisitudes de la nominacin
que dan cuenta que desde diferentes miradas la subjetividad en juego en el trabajo docente ha sido es-
tudiada. Es desde aquellos estudios que hoy se hace indiscutible el hecho que a grandes rasgos puede
ser descripto como de llegar a la jubilacin lo ms enteras posibles. Cuntas de nuestras docentes se
jubilan estando en tareas diferentes o en licencia de larga duracin? Resumiendo: en qu condiciones
subjetivas llegan a esta etapa las docentes? Cuestin que nos resulta importante si tenemos en cuenta
que la etapa prejubilatoria suele ser, en el mejor de los casos, un momento de crisis vital, ya que se
ponen a prueba soportes identificatorios que sostuvieron hasta aqu un proyecto vital laboral. Si esta
crisis esperable puede sortear sus dificultades, es esperable tambin que pueda aparecer la construccin
de un proyecto futuro, ya ahora, por fuera del mbito de trabajo. qu pasa cuando no hay recursos
para construir un proyecto, cuando la jubilacin aparece nicamente como un modo de salirse del sufrimiento en el trabajo?
Algunos descriptores que dan cuenta del problema SITUACION DE LICENCIA DE LARGA DURACION
1-Estigmatizacin y aislamiento: hemos observado que genera mucho malestar el necesitar hacer
uso de ellas. Pesan, en el docente, las representaciones sociales que circulan al respecto (est loca, no
trabaja, se abusa de las licencias sin necesitarla, etc.) Esto deviene en que en muchas situaciones el
sujeto docente se proponga continuar trabajando incluso cuando su salud est afectada, lo que conlleva
a un mayor deterioro. Por otro lado, sabemos tambin de situaciones donde, tras tomar una licencia y
poder ubicar ms claramente aquello que le estaba resultando una dificultad, puede reintegrarse al trabajo desde una posicin subjetiva diferente, sintiendo mucho menos malestar.
Por otro lado, las instancias de juntas mdicas o auditoras fortalecen los sentimientos de culpabilidad, redoblando el aislamiento en el que suelen transitarse estas licencias.
2-Dificultades en la restitucin del lazo con el trabajo: volver a trabajar no siempre es sencillo.
No se vuelve de unas vacaciones, ni de una licencia por maternidad, se vuelve de un lugar desconocido,
y por ello mismo estigmatizado. Estas representaciones sociales construyen el escenario institucional
que recibe a ese docente. Nos arriesgamos a decir, que generalmente se producen procesos de expulsin, de segregacin, propios de la encerrona trgica, al decir de Fernando Ulloa2.
3-Medicalizacin: una de las consecuencias ms siniestras del aislamiento que produce la situacin
de licencia, tiene que ver con los altos niveles de medicalizacin que detectamos. Al ser necesario que
sea un mdico quien solicite la licencia, es casi un camino obligado la consulta con un psiquiatra, en los
casos de licencias por psiquiatra. Pero tambin lo que nos preocupa es que la indicacin de junta mdica slo supone necesarios los dispositivos propios del modelo mdico hegemnico, el cual presupone
un individuo enfermo.
Estos descriptores nos dan una idea de la trascendencia de estas situaciones en tanto problema de
salud mental poblacional. El dispositivo HVT nos proporcion las condiciones necesarias para que los
relatos singulares tengan un lugar donde desplegarse, ser escuchados y recogidos desde una lectura
atenta a los diferentes modos de sufrimiento propios de la organizacin actual del trabajo docente.
Nuestra experiencia en la aplicacin del dispositivo grupal
Durante el ao 2012 aplicamos el dispositivo HVT en el marco de la delegacin Rosario de la Asociacin del Magisterio de la Provincia de Santa Fe (AMSAFE). La aplicacin de realiz en dos perodos: mayo/junio y agosto/septiembre. La propuesta de Dulce Suaya3, su creadora, es trabajar con grupos pequeos, de no ms de 12 participantes, y cada uno de los encuentros plantea consignas especficas. El
trabajo del grupo est centrado en la consigna relate la historia de su vida laboral.
Que busca el dispositivo HVT? La posibilidad de la produccin de un sentido, y no de un desciframiento. No se trata de desentraar un significado perdido o reprimido, sino de construir un relato que
ubique al sujeto en otra posicin subjetiva.
Tres son, los conceptos centrales que lo estructuran, el esqueleto bsico los llama Dulce Suaya:
Memoria
El HVT, al convocar la narrativa de la trayectoria laboral, apuesta al encuentro del efecto discursivo
en el hallazgo de un pasado presentificado en el decir del sujeto.
Una participante nos deca: Despus de hacer el relato estuve dos das llorando en mi casa, no poda pensar en otra cosa. No pens que recordar me hiciera revolver tanta mierda
399
400
Tena que preparar la carpeta para los de 3 y para los de 7 tambin. Creo que divida el pizarrn
no s cmo haca tanto trabajo.
As el relato remueve el espacio de memoria produciendo un recuerdo, el hecho vivido se pierde y el
recuerdo recupera lo sucedido transformndolo en una construccin encubridora. La memora es acto, es
potencia, es posibilidad de una realizacin.
Dice Suaya: Al remover el espacio de memoria, el dispositivo reactiva el deseo y encuentra objetos
a los cuales ligar la energa congelada en las huellas del pasado 4.
Historia
El relato, configura un sentido que como tal antes no estaba. La historia no es simplemente la enunciacin de eventos. Sino que conforma un entramado de relaciones que constituye un sentido que damos en llamar la realidad. El sujeto del HVT no slo cuenta su historia, sino que la construye de un modo singular.
No se trata de una autobiografa, sino de un relato que se teje en una temporalidad social, en un
entramado colectivo.
Una de las participantes recuerda: Estaba yo solita mi alma con todos los alumnos. Manejaba tambin la documentacin de la escuela y las tareas pedaggicas era muy corajuda Este modo de nombrarse no estaba antes del relato. Aparece como efecto del mismo, incluso como sorpresivo para la misma participante. En este modo de nombrase corajuda se pone un juego un rasgo valorativo que produce un sentimiento de orgullo.
Memoria e Historia se conjugan entonces para crear al pasado como un relato ficcional, con la dimensin de verdad que conlleva.
Trabajo
El concepto de trabajo que la autora propone es el de trabajo como potencia creadora. No se reduce
entonces a empleo, ni ocupacin, ni actividad. Trabajo creador cuyo sujeto se hace de un saber socialmente productivo.
Este es el concepto que subyace al dispositivo y el que dirige de algn modo su implementacin. Y,
dado el carcter prospectivo del HVT, se intenta incluir o redescubrir ese aspecto del mismo en la elaboracin de un proyecto laboral como resultado de la realizacin de los encuentros.
Sabemos, sin embargo, que nos encontramos con situaciones en donde esta ligazn al trabajo creativo se ha perdido en el transcurso del tiempo, o solo aparece el sufrimiento. Razn que trae, justamente,
a los participantes al HVT.
Algunas de las frases recurrentes en el dispositivo: Por seguir yendo a la escuela termin internada, estoy como los chicos, no quiero ir a la escuela.
Decamos que el HVT busca la produccin de un nuevo sentido. Vemos que se trata de producir una
escena laboral donde el que habla se ubique como protagonista.
Una de las participantes en tareas diferentes, tareas que le venan resultando chatas y aplastantes
segn su decir, arma, en su recorrido por el dispositivo, estrategias para trabajar con alumnos con quienes aparecan dificultades. Elabora as un proyecto laboral y se ubica de un modo muy diferente frente
a su trabajo, donde pone a jugar su experiencia y su saber.
Sostenido en este engranaje conceptual, la aplicacin del HVT produce una subjetividad en la que el
sujeto se reconoce en posicin de trabajador-creador. Se logra como efecto, que el sujeto se apropie de
un saber socialmente productivo, que produzca un nombre que le es propio, que construya un proyecto
para la vida.
El reconocimiento circulante en el espacio grupal produce efectos de subjetivacin. Desde la simpleza
del gesto de escuchar y ser escuchadas, mirar y ser miradas y ofrecerse una palabra que conmueva.
Luego del reconocimiento del otro uno ya no es el mismo.
Algunos de los resultados obtenidos
El intercambio posibilit el encuentro con estrategias saludables, entre las que se resaltan: atender a
las seales de alarma (cansancio, insomnio, desgano e intolerancia), hacer uso del derecho a la licencia
y acudir a un tratamiento psicolgico.
Los grupos pudieron cuestionar la significacin social instituida sobre las licencias y lograron otorgar-
Notas
1
TESTA, M. (2007). Decidir en Salud: quin? cmo? Y por qu? Salud Colectiva. Buenos Aires.
ULLOA, F. (2003) Novela clnica Psicoanaltica. Historial de una prctica. Buenos Aires. Paidos.
SUAYA, D. (2010). Historia Vital del Trabajo. Herramienta de atencin en salud colectiva. cap. 3
Estructura y metodologa de la aplicacin del dispositivo HVT. Buenos Aires. Chilavert Artes Grficas.
4
SUAYA, D. (2010) Historia Vital del Trabajo. Herramienta de atencin en salud colectiva (57). Buenos
Aires. Chilavert Artes Grficas, Buenos Aires.
5
DEJOUR, C. (2013) Conferencia Sufrimiento y Trabajo. Cmo pensar las acciones para su transforma401
402
SPINELLI, H. (2010) Las dimensiones del campo de la salud en Argentina. Revista Salud Colectiva
(281) Buenos Aires.
Bibliografa
DEJOURS, C. (2001) Trabajo y desgaste mental. Una contribucin a la psicopatologa del trabajo. Buenos Aires. Grupo Editorial Lumen.
SPINELLI, H. (2010) Las dimensiones del campo de la salud en Argentina. Revista Salud Colectiva, Buenos Aires.
SUAYA, D. (2010). Historia Vital del Trabajo. Herramienta de atencin en salud colectiva. Buenos Aires.
Chilavert Artes Grficas.
SUAYA, D. (20013). Salud Mental y Trabajo. Historia Vital del Trabajo. Un dispositivo psicosocial. Buenos Aires. Lugar Editorial.
ULLOA, F. (2003) Novela clnica Psicoanaltica. Historial de una prctica. Buenos Aires. Paidos.
TESTA, M. (2007). Decidir en Salud: quin? cmo? Y por qu? Salud Colectiva. Buenos Aires.
404
Cabe mencionar, por otro lado, que la fuerza de algunas tendencias encontradas otorga mayor validez
a los resultados. Es decir que, sin que los umbrales y porcentajes puedan considerarse en forma precisa
representativos del conjunto, s podemos afirmar que ilustran una tendencia general, tendencia que por
otro lado coincide con lo constatado en la prctica por los profesionales y con datos de otras fuentes.
La encuesta se realiz en los centros de atencin primaria de la salud del SUTEBA entre Septiembre
de 2011 y Febrero de 2012. Fue tomada por mdicos generalistas en ocasin de prescribir un psicofrmaco a un paciente. Los datos all vertidos corresponden a lo expresado por los pacientes y sus mdicos
tratantes, no por registros de historias clnicas. En algunos centros de salud colaboraron en su realizacin enfermeros o enfermeras del equipo de trabajo. Se reunieron un total de 168 encuestas.
Resultados
Las encuestas completadas y analizadas fueron 168.
Los ansiolticos son, como en la poblacin general, las drogas de mayor consumo utilizndolos el
86,9% de los encuestados. Corresponden a este grupo de psicofrmacos las benzodiazepinas tales
como Clonazepam, Alprazolam, Diazepam y Lorazepam entre las ms utilizadas. Algunos de los nombre comerciales de estas drogas son Rivotril, Alplax, Valium.
Respecto del sntoma o problema que dio origen a la prescripcin, denominaciones como ansiedad,
pnico, angustia y depresin ocupan el 43% de las encuestas. Resulta significativo que en el 26,8%
el problema no se defini o se escribi de un modo que result ilegible, esto habilita a suponer cierta
falta de especificidad en la identificacin de los cuadros clnicos que dan lugar a estas prescripciones.
Las prescripciones y/o diagnsticos que refieren a trastornos mentales severos son escasos. Esto es
esperable por tratarse de poblacin que consulta a Centros de Salud del primer nivel de atencin y
no especializados en salud mental.
El insomnio es la segunda causa de prescripcin de psicofrmacos en un 21% de los encuestados.
Se registraron casos en que se hizo referencia a un problema o situacin laboral en trminos directos como motivo de la prescripcin.
405
406
En un 48,8% la primera prescripcin fue realizada por un psiquiatra. Esto puede pensarse en funcin
de diferentes variables a considerar que no fueron relevadas por esta encuesta pero sabemos que
incluyen la accesibilidad a los psiquiatras de la Obra Social para una consulta temprana y que no es
igual en las diferentes regiones del conurbano y la provincia, la gravedad inicial de los cuadros en
que se los consult, el tipo de orientacin dada en cada caso por el mdico tratante, entre otras. No
es menor tener en cuenta que, entre los pacientes que refieren hacer psicoterapia por el problema
relacionado con la prescripcin, sta fue iniciada en la amplia mayora de los casos por un psiquiatra,
a diferencia de quienes no realizaban psicoterapia en que la prescripcin inicial correspondi mayoritariamente al mdico que completaba la encuesta u otro mdico de cabecera.
Entre 50 a 60% de las personas encuestadas hicieron o hacen psicoterapia desde que consumen el
psicofrmaco, independientemente de los aos de consumo. Dado que tenemos una oferta de prestacin en salud mental (psicoanalistas), no podemos comparar este dato con la poblacin general.
Discusin
Si estos datos relevados caracterizan a nuestros afiliados en relacin al uso de psicofrmacos en tanto adultos como parte de la poblacin general y/o como trabajadores de la educacin es un primer interrogante que consideramos, indagando en trabajos realizados sobre el consumo de psicofrmacos en
poblaciones de nuestro pas y el exterior. Encontramos que nuestros datos se asemejan a las caractersticas de consumo de psicofrmacos en poblacin general.
Sedronar a travs del Observatorio Argentino de Drogas, en un estudio nacional de poblacin del ao
2006, realizado a poblacin de 12 a 65 aos, publicaba en 2007 que el 19,7% de la poblacin us alguna vez tranquilizantes y ansiolticos en una proporcin mayor en mujeres que en varones y con una prevalencia que aumenta con la edad. En su mayora fue con la prescripcin de mdicos generalistas y en
otros por automedicacin.
Estos datos fueron actualizados por una nueva encuesta de poblacin realizada por el mismo Observatorio en 2012 que vuelve a indicar que, entre 12 a 65 aos, el consumo de psicofrmacos con o sin
receta, especialmente de tranquilizantes (benzodiazepinas), presenta uso extendido en la poblacin general. Segn este estudio un 18% de la poblacin alguna vez en su vida us tranquilizantes y ansiolticos, en una proporcin mayor las mujeres (22.9%) que los varones (12.5%). En total son unas
3.303.629 personas.
Sobre las caractersticas del uso, recetado o no y los prescriptores, sealan diferencias etarias y por
sexo. El uso en el 80.6% de los casos, fue recetado o bajo prescripcin mdica especialmente entre las
mujeres, en tanto que un 21% de los varones los us por su cuenta.
En el 58.5% de los casos de consumo bajo receta, fue un mdico de medicina general quien lo recet
y en un 26.5% fueron mdicos psiquiatras, seguidos en un13.3% por otros especialistas. La receta emitida por psiquiatras es ms frecuente entre las mujeres y por mdicos de medicina general, en varones.
En la poblacin adulta mayor, el 58.6% recibi esta prescripcin por un mdico de medicina general.
El programa Remediar, del Ministerio de Salud de la Nacin en sus mdulos de capacitacin para los
equipos de salud presenta un captulo especialmente dedicado al uso de benzodiazepinas dada la magnitud de su sobreutilizacin. Advierte que hay sobreprescripcin y sobrediagnstico y que son los frmacos ms frecuentemente consumidos, indicados para patologas para las que no estn racionalmente
indicadas, como la hipertensin, la diabetes, y el accidente cerebrovascular.
Esta familia de frmacos tienen propiedades ansiolticas, sedativas, hipnticas y por ello estn indicadas para el tratamiento de la ansiedad y el insomnio severo por un lapso de entre 2 y 4 semanas. Se
considera que por un perodo mayor hay sobreutilizacin y el paciente deviene un consumidor crnico
produciendo farmacodependencia y una larga lista de reacciones adversas, entre ellas aumento del ndice de fracturas en adultos mayores por cadas, trastornos de memoria, excesiva sedacin, etc. Dado
que produce sndromes de abstinencia en caso de no consumirlo, hay programas propuestos para la
deshabituacin a las benzodiazepinas.
En una mirada problematizadora sobre factores que favorecen el uso de ansiolticos seala que las
mujeres han sido histricamente el centro de la publicidad de benzodiazepinas, en los aos 70 y 80. En
los 90 en cambio, los antidepresivos fueron los protagonistas. Imgenes de amas de casa para las benzodiazepinas y de mujeres en ropa de oficina para los antidepresivos.
Trabajos de otros pases sealan la sobreutilizacin de benzodiazepinas como un problema de salud
pblica, por lo que intentan promover programas de deshabituacin.
Desde nuestra perspectiva, llama la atencin que, al mismo tiempo que preocupados por los efectos
de esta sobreprescripcin de ansiolticos, en lugar de promover la revisin de diagnsticos y prescripciones, pudiendo evitar los efectos iatrognicos de los tratamientos innecesarios, propician la utilizacin de
escalas autodiagnsticas de relevamiento sintomtico que aplana la riqueza de la clnica en salud mental
suponiendo un sujeto neutral, ahistrico y una subjetividad sin poca.
Las polticas neoliberales de los noventa consolidaron la lgica del mercado lo que implic no slo
cambios en las formas de produccin y distribucin de los bienes, sino tambin profundos cambios culturales en el conjunto social, en la produccin de subjetividades y en las formas del lazo social, relaciones lquidas, dir Bauman, que pareciera dejan inermes a los sujetos frente a las situaciones de la vida,
cierta infantilizacin de las conductas, una forma de relacin a la legalidad que implica nuevas formas
de violencias, sumado a una alta exigencia social y laboral que pide rendimiento y eficiencia.
La medicalizacin de la vida cotidiana se asienta en la ilusoria promesa de la poca de que hay un
objeto adecuado, que siempre se compra en el negocio ms prximo, que vendr a aliviar, curar, borrar
el malestar, el sufrimiento, la angustia frente a la existencia, el displacer, la frustracin, la desgracia, el
miedo a la muerte, o simplemente los signos del cuerpo, estados stos que diferencian al humano de
otros vivientes, propone un ideal de sujetos sin conflictos, sin historia, libres de poder consumir lo que
puedan comprar. En este contexto los medicamentos, estrategias del mercado mediante, aparecen como una natural solucin a la urgencia de resolver en forma inmediata todo sufrimiento posible. El uso
de medicamentos queda entonces asociado al prometido bienestar del consumo y a cierta ilusin de felicidad, ya no a la enfermedad. La cultura de poca, ayudada en gran medida por los medios de comunicacin y las instituciones favorecen esta tendencia por la que los pacientes solicitan tal o cual medicamento al profesional, al mismo tiempo que el autodiagnstico y la automedicacin se han convertido en
una prctica habitual.
En el conjunto social y en el colectivo docente en particular circulan ideas, vivencias, experiencias,
dichos, acerca de la salud mental de los docentes, donde pareciera que hay un ms respecto del resto,
o unas especificidades, como si los docentes estuvieran ms afectados que el resto de la poblacin.
Las transformaciones sociales mencionadas se reproducen en la escuela, las comunidades, las familias, la infancia, y han modificado el cotidiano de la escuela. El impacto de estas nuevas realidades en
las condiciones y medio ambiente de trabajo, afecta a cada uno de modos diversos y son potencialmente espacios de generacin - produccin de sufrimiento psquico. Cmo dar visibilidad al impacto que
tienen en la salud fsica y mental de los trabajadores de la educacin las condiciones y medio ambiente
de trabajo, sin pretender tipificarlos como una enfermedad mental a falta de categoras que nos permitan pensarlo? Galende y otros autores proponen frente a estas nuevas formas del sufrimiento psquico, efectos de las nuevas formas de la cultura y la subjetividad, la necesidad de construir categoras
que describan estos procesos sin que sean tipificadas dentro de la nosografa psiquitrica. El contexto
actual del campo de la salud psquica es un mbito de controversias tericas atravesadas por el proceso
de medicalizacin de la vida cotidiana, que trae consigo del lado del sujeto la ilusin de que un diagnstico y un medicamento mejorarn sus males, y del lado del mercado el rpido aporte del diagnstico y
el medicamento adecuado. Pensamos que si existe un sufrimiento psquico ligado al trabajo docente, no
necesariamente se trata de entidades nosolgicas que requieran tratamiento con psicofrmacos.
407
408
Conclusiones
Si bien utilizamos el analizador uso de psicofrmacos iniciando un primer relevamiento para esta
problemtica en nuestro mbito de trabajo, tras la lectura de artculos relacionados con el tema y el
anlisis de informacin que hemos realizado, podemos afirmar que, en la actualidad la prescripcin psicofarmacolgica no es un indicador que se corresponda linealmente con el diagnstico certero de patologa psiquitrica ni con el seguimiento requerido. El modo en que esos diagnsticos y prescripciones se
realizan no es privativo del mbito de la salud mental, al contrario se ha extendido a consultas de medicina general, cardiologa, pediatra, neurologa, etc; favorecido esto por el desarrollo de nuevas molculas con mayor seguridad de utilizacin y menos efectos adversos demostrados.
Esta facilitacin de la prescripcin colabora con la banalizacin de los diagnsticos y tratamientos
en el contexto de la medicalizacin de la vida cotidiana.
Es en este escenario cultural que tenemos que construir categoras que den cuenta del sufrimiento
psquico ligado a las condiciones de trabajo, de lo contrario, etiquetamos el padecimiento, banalizando
el sufrimiento. La categora de sufrimiento psquico implica incorporar la vertiente subjetiva del padecimiento. Y al mismo tiempo las categoras que podamos construir, as como las estrategias que permitan modificar las condiciones y medio ambiente de trabajo que son la fuente del sufrimiento psquico
requieren de apuestas y acciones colectivas.
Desde el SUTEBA nos proponemos la visibilizacin del problema de la medicalizacin de la vida cotidiana, siendo el uso de psicofrmacos una de sus expresiones. Al mismo tiempo apostamos a fortalecer
a nuestros equipos de salud en un mayor conocimiento y comprensin de las condiciones y medio ambiente de trabajo como factores que pueden expresarse en los malestares y padecimientos orgnicos y
o psquicos de los trabajadores de la educacin, sin ser banalizados ni mistificados.
Bibliografa
Ortiz Lobo, Alberto-Ibaez Rojo, Vicente. Iatrogenia y Prevencin Cuaternaria en Salud Mental. Revista
Espaola de Salud Pblica. N6-Noviembre-diciembre 2011.
Ausgburger, Ana Cecilia. La inclusin del sufrimiento psquico: un desafo para la epidemiologa. En Psicologa e Sociedade. Mayo-agosto 2004.
De la epidemiologa psiquitrica a la epidemiologa en salud mental: el sufrimiento psiquico como categora clave. Cuadernos Mdico Sociales
Uso racional de medicamentos. Mdulo 4.Enfoque Racional de otras patologas en APS. Unidad 6:uso racional de benzodiazepinas. Programa Remediar. Ministerio de Salud de la Nacin. Buenos Aires.2006
SEDRONAR. Observatorio Nacional de Drogas. Estudio Nacional en poblacin de 12 a 65 aos, sobre
consumo de sustancias psicoactivas. Argentina 2006.
SEDRONAR. Subsecretara de coordinacin Administrativa y Cooperacin internacional. Direccin Nacional del Observatorio Nacional de Drogas. Estudio Nacional en poblacin de 12 a 65 aos, sobre
consumo de sustancias psicoactivas. Argentina 2012.
Galende, Emiliano. De un horizonte incierto. Psicoanlisis y Salud mental en la sociedad actual. Buenos
Aires. Editorial Paids.2007
Vicens Caldentey, Caterina y Fiol Gelabert, Francisca. Abordaje de la deshabituacin de benzodiazepinas en atencin primaria. IT del sistema Nacional de Salud. Volumen 32, N2/2008. Espaa.
Cruz Niesvaara et al. Adecuacin del tratamiento en los trastornos ansioso y/o depresivos en pacientes atendidos por mdicos de familia. Centro de Salud Valterra. Arrecife de Lanzarote, Las Palmas, Espaa.2006
Vedia Urgell et al.Estudio de utilizacin de psicofrmacos en Atencin primaria. Atencin primaria 2005;
36(5):239-47. Espaa
Sacchi,OJ et al. Evolucin de la prescripcin de ansiolticos y antidepresivos durante 5 aos de seguimiento en una obra social universitaria de Argentina. Universidad Nacional de Cuyo.2003
Lakoff, Andrew. Las ansiedades de la globalizacin: venta de antidepresivos y crisis econmica en la Argentina. Cuadernos de Antropologa Social, N 18.Pag 35 -66. ,2003.Facultad de Filosofa y Letras.UBA
Arizaga, Cecilia. La medicalizacin de la vida cotidiana. Los psicotrpicos como Pastillas para el estilo
de vida. Observatorio Argentino de drogas. SEDRONAR.
410
Los objetivos polticos de estas actividades desarrolladas en estos dos aos en las 5 regiones fueron:
-Avanzar hacia el logro de una formacin amplia y slida que incluya conocimientos especficos sobre las regulaciones bsicas de Infraestructura que garanticen la convivencia, el trabajo y el aprendizaje en los establecimientos del sistema educativo.
-Conocer los diferentes factores laborales y sus modos de localizacin.
- Identificar formas de gestin e
En el primer encuentro, tambin estuvo presente el Dr. Jorge Kohen, Gerente de Prevencin de la
SRT quien desarrollo el proyecto del Programa Nacional de la Salud y Trabajo Docente en la Argentina,
que se pondr en marcha en el transcurso de este ao.
La participacin de los docentes fue sumamente activa y enriquecedora, ya que aportaron la realidad
de la regin con lo cual permiti trabajar los temas planteados en forma real y prctica.
En estos encuentros los temas que se abordaron fueron:
Acuerdo Paritario de Infraestructura Escolar, aspectos generales.
Caractersticas especficas de las Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo y la Organizacin Escolar, considerando las modalidades y niveles del sistema educativo.
CYMAT y factores laborales. Mtodos de diagnstico.
Metodologa administrativa del reclamo: como y ante quien se reclama reas y personas responsables. Organismos oficiales y empresas privadas prestadoras de servicios (gas, luz, agua, etc).
Modos de control de gestin para entidades pblicas y privadas.
Programa de Prevencin en las escuelas incluidos en el Proyecto institucional.
Los materiales utilizados para su lectura, reflexin e insumo de los trabajos en talleres fueron: Ley
de Riesgos del Trabajo N 24557 y sus modificatorias, Manual de la SRT Preguntas Frecuentes- Sistema
de Riesgos del trabajo y los 12 Puntos Recomendaciones sobre condiciones de infraestructura Escolar
como encuadre del acuerdo paritario.
Regin Cuyo: Las organizaciones sindicales participantes fueron: SUTE (Mendoza), UDAP (San
Juan)Y ASDE (San Luis). Se desarrollaron los 2 encuentros en la Ciudad de Mendoza.
El primer encuentro regional se realizo el da 12 de noviembre de 2012. Con una asistencia de
90 compaeros, este encuentro tuvo como objetivo principal trabajar el acuerdo paritario de CTERA sobre los 12 puntos de infraestructura escolar, generar espacios de puesta en comn sobre los avances y
dificultades en la discusin paritaria en cada provincia y construir protocolos de relevamiento comn
para cada uno de los puntos.
La apertura del encuentro de formacin estuvo a cargo de la compaera Stella Maris Garca y del
Secretario General del SUTE, Javier Guevara, quienes resaltaron la importancia de estos espacios de
formacin sindical y de los desafos sindicales y polticos que implica trabajar las temticas referidas a
las condiciones y medio ambiente de trabajo.
En el transcurso de la maana se desarroll la temtica: que significan las Condiciones y Medio
Ambiente de Trabajo. Se present un trabajo sobre la ley de accidentes de trabajo y la modificatoria.
Se discuti sobre los aspectos negativos y positivos de la ley y su modificacin.
Luego de la presentacin de los power point se desarroll una mesa redonda que cont con la presencia del abogado laboralista del SUTE Dr. Hctor Santander que explic los alcances de la ley de accidente de trabajo y de su modificatoria. Tambin estuvo presente la Dra. Violeta Sicre mdica laboralista
del SUTE, que dio un relato pormenorizado de los problemas mdicos que padecen los docentes en esa
provincia. Otro de los participantes de la mesa redonda fue el cro. Mdico auditor Dr. Hctor Reina de
San Juan, que expuso un trabajo muy interesante que los cros de San Juan vienen realizando con respecto a la medicacin que consumen los docentes de esa provincia, por lo que se pudo reconstruir las
diferentes patologas que sufren y la relacin con las condiciones de trabajo.
Luego de las exposiciones se hicieron presentes el doctor Julio Arijon, mdico y abogado de la SRT
de la regional, los cuales respondieron a numerosas consultas realizadas por los compaeros presentes.
Concluido el temario de la maana se pas a un cuarto intermedio para continuar nuevamente a la
tarde, donde se presentaron los doce puntos de infraestructura homologados en la paritaria nacional
docente, que se constituyen en las condiciones necesarias para garantizar el derecho de ensear y educar, no solo de los trabajadores de la educacin, sino que tambin de los estudiantes.
Tambin se trabaj diferentes modelos de realizacin de mapas de riesgo como herramienta sindical
para exigir el cumplimiento de los doce puntos y de la necesidad de comenzar a sistematizar toda la
informacin relacionada con las condiciones de las escuelas de cada una de las provincias presentes en
el encuentro de formacin sindical.
Como trabajo para el prximo encuentro se solicit que cada organizacin sindical pueda realizar un
informe general sobre cules son las condiciones edilicias en las que se encuentran las instituciones escola411
412
res. Adems se pidi la realizacin de mapas de riesgo de diferentes escuelas (inicial, primario y media).
Como as tambin la necesidad de realizar una sistematizacin de resoluciones, normas leyes provinciales, que estn referidas al sistema educativo. Tambin sistematizar los organismos responsables en
garantizar las condiciones de seguridad e higiene en el sistema educativo.
El encuentro finaliz con las palabras de Javier Guevara, Secretario General de SUTE,resaltando la
importancia de la formacin y de la necesidad del trabajo colectivo.
El segundo encuentro Regional de la Zona de Cuyo se realiz durante los das 2 y 3 de mayo de 2013.
El Temario de las jornadas realizadas fueron: Las CyMAT y los factores fsicos, qumicos y de seguridad en las escuelas. Prevencin y proteccin ante distintos riesgos. Protocolo de intervencin participativa. Control de gestin. Como incluir la temtica en el proyecto Institucional. Planes de evacuacin. Responsabilidad de los distintos actores sociales.
La apertura del encuentro estuvo a cargo de Stella Maldonado (Secretaria General de CTERA) y de
Javier Guevara (Secretario General de SUTE), quienes resaltaron la importancia de la formacin de los
delegados gremiales para la prevencin de las condiciones y medio ambiente de trabajo, como forma de
garantizar la seguridad en las diferentes instituciones del sistema educativo. Se resalt la importancia
de la construccin de herramientas polticas para abordar la resolucin de los problemas que sufren los
edificios escolares y el deterioro de nuestras condiciones laborales.
Despus de la apertura, se trataron los siguientes temas: Ley 26.773 Rgimen de Ordenamiento de
la reparacin de los daos derivados de los Accidentes de trabajo y Enfermedades profesionales, Ley de
riesgos del trabajo. Obligaciones de los Empleadores y de las ART en materia de Prevencin. El Estado
como rgano de Control. Normativa. Nuevo Modelo de Contrato, Res. SRT N 463/09 Sistema de Riesgos
del Trabajo. Quin le asegura al trabajador un ambiente sano y seguro de trabajo?. Programas Permanentes de Fiscalizacin. Programas de Focalizacin. S.R.T. Legislacin Vigente 26.773/12. Rgimen de
ordenamiento de la reparacin de los daos derivados de los AT y EP, 24.557/95. Creacin Sistema de
Riesgos del Trabajo, 19.587/7. Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo, 25.212/99. Pacto Federal del
Trabajo), decretos y resoluciones complementarias. Decreto 1.720/2012, Constitucin de entidades Aseguradoras de Riesgos del Trabajo sin fines de lucro. ARTMUTUAL y Seguridad en las Escuelas.
Las distintas temticas estuvieron a cargo del Ingeniero Jorge Remesal, de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo de la Nacin, quien abord adems el tema Los factores de riesgo en el trabajo docente.
El da 3 de mayo la apertura de la jornada estuvo a cargo de la cra. Noem Tejeda (secretaria gremial
de CTERA) quin expuso sobre el Trabajo Decente en Argentina.
Despus se trabaj en diferentes talleres que estuvieron a cargo de los profesores Viviana Blum y
Gustavo Raide, del equipo de salud laboral de CTERA, cuyo eje era el relevamiento de los edificios escolares, acciones de prevencin y cadena de responsabilidades del mantenimiento de los edificios escolares.
Region Centro: Las entidades participantes fueron: UEPC (Crdoba), AMSAFE (Sta Fe),UTE (Caba)
y SUTEBA(Pcia Bs As).
El primer encuentro realizado en la ciudad de Cordoba se conto con una asistencia de 40 compaeros, este encuentro tuvo como objetivo principal trabajar.
el acuerdo paritario de CTERA sobre los 12 puntos de infraestructura escolar,
generar espacios de puesta en comn sobre los avances y dificultades en la discusin paritaria en
cada provincial
construir protocolos de relevamiento comn para cada uno de los puntos.
En el transcurso de la maana se desarroll el tema de Infraestructura no solo desde el punto de
vista tcnico sino tambin poltico, ya que se remarc la importancia de las buenas condiciones edilicias
como uno de los pilares que garantizan un buen espacio de enseanza aprendizaje.
Durante la tarde, se realiz una mesa redonda donde abogados de los gremios y la Cra. Lilian Capone plantearon la nueva reforma de la LRT y el Consejo Consultivo Permanente en el Ministerio de Trabajo, donde la CTA defini participar.
Por ltimo se logro establecer agenda poltico tcnica sobre temas comunes y necesarios para la
discusin paritaria en cada provincia: Autoseguro, Protocolos de relevamiento del acuerdo paritario en
Infraestructura y Cambio de funciones en la docencia como prioritarios.
Luego de un debate y la exposicin de los delegados de las organizaciones de base convocadas, se
establece una agenda comn con tareas para un prximo encuentro a realizarse en febrero del 2013 :
Protocolo de Infraestructura: sobre la base de las recomendaciones de la SRT se acuerda avanzar
en un protocolo de intervencin comn para el abordaje de lo relevamientos a realizar de la infraestructura de los establecimientos educativos
Vigilancia de la salud de los trabajadores: Autoseguro, exmenes de salud
peridicos) o juntas mdicas segn el caso.
(preocupacionales/
Autoseguro: relevamiento de los aspectos relacionados con el cumplimiento de la normativa vinculada con Accidentes de Trabajo y la aplicacin de la figura del Autoseguro en cada una de nuestras
provincias.
Tareas Diferentes / Cambio de Funciones. Recuperar la experiencia de provincias como Sta. Fe y
Mendoza sobre nuevos puestos de trabajo, cambio de funciones y recalificaciones de las tareas segn el caso, adems de la normativa vigente en cada jurisdiccin.
Avanzar en un registro de datos, para tener un protocolo estandarizado de la regin. Respecto a
este tem definir Qu pedir? A quin? Efectuar un registro propio.
En relacin a este registro de datos con participacin de los trabajadores se deben visualizar temas
inherentes a Infraestructura y argumentar respecto a que se considera AUSENTISMO, definir con qu
criterio se consideran las ausencias y sus porcentajes, como se ingresan en este tem problemas que
no corresponden por no estar resueltos desde los derechos a la salud, su recuperacin y como determinar enfermedad profesional, a la luz de los nuevos avances mdicos y su tratamiento, la realizacin o no de exmenes pre ocupacionales y determinacin de apto fsico segn el caso.
Importante sistematizar que acuerdos hay, para rescatar las mejores condiciones y demandar a los
diferentes estados provinciales su efectivo cumplimiento.
Participacin de los trabajadores. Delegados en Prevencin. Comit Mixto de Salud y Seguridad.
Unificar terminologas utilizadas en relacin a las distintas temticas abordadas CyMat y en salud
laboral para adecuar las acciones en un mismo sentido.
Estos temas sern puestos en comn por cada organizacin sindical a fines de Febrero del ao entrante en el sindicato de la Capital Federal, UTE.
En el Segundo encuentro Regin Centro, realizado en Capital Federal, se cont con la participacin
de ms de 100 compaeros/as, representantes de los distintas organizaciones de la regin, ms una
importante presencia de delegados, docentes, directores y supervisores de la Ciudad de Buenos Aires.
Estas Jornadas tuvieron como objetivo:
Generar un mbito de trabajo colectivo en torno a distintas problemticas vinculadas a los FACTORES DE RIESGO EN EL TRABAJO DOCENTE que posibilite la toma de decisiones gremiales desde miradas integradoras.
Promover la socializacin de informacin y saberes sobre procedimientos para relevar las CyMAT, as
como la recuperacin y sistematizacin de demandas y necesidades especficas sobre esta temtica.
Propiciar la formacin de delegados de escuela, para que, en el marco de un Proyecto Institucional,
estn en condiciones de desarrollar e implementar estrategias de prevencin de riesgos en el trabajo.
Al comienzo, la. Cra. Stella Maldonado Sec. Gral. de CTERA y los compaeros de UTE, establecieron un encuadre poltico desde el cual nuestras organizaciones definen como prioritaria la tarea dirigida
a la construccin colectiva de Estrategias de intervencin sindical en riesgos de trabajo y se plantean la
necesidad de establecer las relaciones entre la salud de los docentes y la forma de organizacin de
nuestras escuelas, en la bsqueda de mejores condiciones materiales y simblicas de trabajo.
En un segundo momento, a cargo del equipo de capacitacin de la Superintendencia de Riesgos de
Trabajo, tuvo lugar una exposicin que abord la temtica de los Factores de riesgo en el trabajo docente, a partir del cual se organiz un trabajo en talleres, en los cuales se debati sobre las condiciones
de nuestra actividad y su entorno, y como las mismas son capaces de producir distintos tipos de dao.
Por ltimo, en la segunda Jornada del Encuentro, durante un primer momento se socializaron distintas experiencias de participacin directa en la aplicacin de la Propuesta de Relevamiento que fuera producto de la tarea colectiva del Equipo de Trabajo de CTERA.
En la segunda parte de la Jornada el trabajo se organiz sobre la base de resignificar nuestras prcticas escolares a partir de incorporar las CyMAT en el debate y diseo del Proyecto Institucional.
413
414
En esta instancia se plante la necesidad de que el Proyecto Institucional, en tanto instrumento de planificacin y gestin estratgica, debe indefectiblemente contener todas las realidades que fueron objeto
del trabajo de estas Jornadas; as como tambin de que el mismo sea elaborado y puesto en prctica con
el ms amplio nivel de participacin de la todos los actores comunidad educativa. Debe incluir el debate
que permita construir un conjunto de acuerdos institucionales sobre la escuela que tenemos y la escuela
que queremos, y las CyMAT no pueden estar ausentes en ese debate. Es una forma de construir Escuela,
en tanto espacio de lo pblico junto a otros, contribuyendo a resignificar el accionar institucional.
En el final desde cada una de las entidades de base de CTERA, se ratific la necesidad y el compromiso de dar continuidad a la agenda poltico-tcnica sobre temas comunes para la discusin paritaria,
que fuera resultado de los acuerdos de la Jornada anterior realizada en el marco de esta formacin.
Regin Patagonia: Las entidades participantes fueron: ATECH (Chubut), UNTER (Rio Negro), UTELPA (La Pampa).
Asistieron 20 docentes, todos ellos responsables de Salud Laboral de los sindicatos de y dirigentes de
los sindicatos provinciales y CTERA, y delegados escolares y de salud laboral.
Para comenzar la jornada la Secretaria General de CTERA, Stella Maldonado, destac la importancia
de la participacin de los trabajadores organizados para generar las mejores condiciones de trabajo, que
son tambin las de ensear y aprender. Se inform sobre la modificacin reciente la Ley ART y la participacin de CTA en el Consejo Consultivo para la ampliacin del listado de enfermedades laborales. y se
entreg Ley 24557 y sus modificatorias- Manual de la SRT Preguntas Frecuentes- Sistema de Riesgos
del trabajo- 12 Puntos Recomendaciones sobre condiciones de infraestructura Escolar (Acuerdo Paritario
Las temticas tratadas en este encuentro estuvieron relacionadas a: Acuerdo Paritario de Infraestructura Escolar,. Caractersticas especficas de las Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo y la Organizacin Escolar, considerando las modalidades y niveles del sistema educativo. CYMAT y factores laborales. Mtodos de diagnstico. Metodologa administrativa del reclamo: como y ante quien se reclama
reas y personas responsables. Organismos oficiales y empresas privadas prestadoras de servicios(gas,
luz, agua, etc). Modos de control de gestin para entidades pblicas y privadas.
Luego se realiz un informe sobre los marcos normativos establecidos: acuerdo Internacionales,
Constitucin Nacional, Ley 24557t y de Seguridad e Higiene a cargo de asesor legal de la entidad de
UNTER. Finalmente se abri una instancia de intercambios sobre las distintas situaciones que se presentan en las provincias respecto a Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, Comisiones Mdicas, reclamos, apelaciones.
La actividad continu con un exposicin sobre las distintas condiciones existentes en los distintos
niveles y modalidades del sistema educativo, el mtodo de diagnstico de la infraestructura escolar con
la realizacin de los mapas de riesgo, y las instancias de reclamos y control de gestin de las empresas
pblica y privadas. Tambin se analizaron en forma especficas las recomendaciones sobre infraestructura escolar reconocidas mediante acuerdo paritario.
Al cierre se plantea la necesidad de impulsar la confeccin de mapas de riesgos en cada una de las
provincia en los distintos niveles, y se evala como muy positive el trabajo realizado en cuanto a informacin, materiales e intercambios entre provincias.
Los temas abordados tuvieron continuidad, en un Segundo encuentro, realizado en Chubut, que cont
con la participacin de 60 docentes de la region, y en el cual se trabaj sobre los factores fsico, qumicos y
de seguridad en las escuelas, siempre en referencia a los 12 puntos, y a la elaboracin de mapas de riesgos. En esta oportunidad, tambin se expuso sobre las responsabilidades de los distintos actores sociales,
la inclusin de esta temtica en el Proyecto Institucional, y las estrategias de intervencin participativa.
Conclusin
Quienes hemos sido responsables de este proceso de formacin, ya como docentes o como coordinadores regionales, todos miembros del equipo de salud de CTERA, podemos decir como apreciacin general que el poder hablar de nuestro trabajo y de las condiciones en las que lo realizamos, ayud a visibilizar situaciones que por ser reiterativas y constantes son naturalizadas por los trabajadores perdiendo
en s la dimensin del impacto que esto significa en la propia Salud y en la de los alumnos.
El conocimiento de las condiciones de riesgos en lo lugares de trabajo, nos ha permitido sensibilizar-
415
416
Eje 8
Trabajo docente en la Universidad
Coordinadoras:
Mara Elena Soez y Clotilde De Pauw
Procesos polticos, histricos e institucionales sobre el trabajo docente universitario. Reflexiones sobre los diferentes escenarios de la trama universitaria:
lgicas, dinmicas y disputas en el campo del saber. El debate terico y conceptual con la categora trabajo docente. Configuraciones del trabajo: acadmicos, investigadores, intelectuales, docentes. Las culturas universitarias, polticas y subjetividades. Relaciones que se establecen con los pares, los estudiantes, el conocimiento. Tensiones entre condiciones laborales y produccin,
polticas y apuestas. Reconfiguracin de subjetividades, identidades. Discursos, representaciones y significaciones en torno al trabajo docente. Narrativas
y biografas docentes. Las producciones decoloniales y el pensamiento eurocntrico en la universidad
418
Desde esa experiencia, podemos situar nuestro trabajo cotidiano a partir de reconocer las prcticas
de la enseanza significadas como prcticas docentes y prcticas sociales 8.
En tanto prctica social, la enseanza es personal pero trasciende lo individual, a partir de numerosas
mediaciones que se producen en las mismas. Se trata de la transmisin a la que aludamos antes, pero
en clave de constante reinterpretacin, que pretende imprimir cierto tipo de racionalidad a las prcticas.
Ahora bien, sabemos que muchas veces esas mediaciones son determinantes que atraviesan tensionando o interfiriendo las prcticas9 (por ejemplo: organizar toda la prctica en torno al acto evaluativo10), por lo que su anlisis puede establecerse en distintos planos de anlisis: micro, meso y macro,
pudiendo apelarse a distintas claves de interpretacin11. Lo cierto es que adentrarnos a considerar las
prcticas que realizamos no slo habla de espacialidades sino, fundamentalmente, de temporalidades y
modos de hacer aquello que se hace y dice. Es plantearnos lo verdaderamente importante en la relacin
pedaggica.
Es decir, se trata de poner en situacin de anlisis la intencionalidad, la racionalidad que subyace en
cada caso, los mecanismos ms sutiles que permiten develar el sentido y orientacin de esta prctica 12.
Coincidimos con que lo que definira una prctica, por tanto, no es un conjunto de axiomas claramente determinables sino la incertidumbre y la vaguedad resultantes del hecho que tienen por principio no
una reglas conscientes y constantes sino principios prcticos, opacos a ellos mismos, sujetos a variacin
segn la lgica de la situacin, el punto de vista, casi siempre parcial, que sta impone Los pasos de la
lgica prctica raramente son coherentes o incoherentes por entero, siendo la ambigedad su resultado,
lo que las aproximara a la obra de arte. En suma, un rasgo caracterstico de la prctica es que se desarrolla en el tiempo, recibe del tiempo su forma y su sentido. Es por ello que sera irreversible13.
Reflexionar sobre las prcticas, entonces, implica rehuir del mero pragmatismo y espontanesmo 14
sino generar un espacio para volver al . recurrente problema del sentido de las prcticas como elemento de formacin profesional15 porque en ese trance es ah, en la articulacin compleja de discursos y prcticas (pedaggicos y/o teraputicos, entre otros), donde se constituye en lo que se es16.
De lo que hablamos, entonces, no es algo ajeno, extrao y lejano sino, por el contrario, analizar las
propias prcticas tomando recaudos y cierta distancia, necesaria para objetivarlas- pero conscientes
de que el juego, en realidad, es otro ya que lo que se pone en cuestin es la construccin de nuestra
propia subjetividad.
En otras palabras: el anlisis de las propias prcticas son situadas, contingentes, variables, y no es
posible subsumirlas a la lgica terica que intenta explicarlas (ya que) un eje problemtico a considerar alude a lo impredecible, al desafo de la inmediatez reconocer la constante distancia que se expresa entre la previsin de acciones y los avatares siempre variables de las decisiones prcticas, efectivamente sostenidas17.
Es por ello, que consideramos fundamental entender que lo que se pretende formar y transformar
no es slo lo que el profesor hace o lo que sabe, sino, fundamentalmente, su propia manera de ser en
relacin a su trabajo18. Esta es la llave de entrada a la reflexin sobre las propias prcticas que cotidianamente realizamos porque, en definitiva, no se puede ocultar el carcter constitutivo y no meramente
mediador de la pedagoga19 que, sin lugar a dudas, nos constituye en primer lugar, a quienes nos ocupamos intencionalmente del acto de educar.
Para encarar, pues, este trabajo con las propias prcticas, con la reflexin sobre la propia trama, encontramos que es importante poner sobre la mesa las prcticas, con toda su carga de contradicciones,
problemticas diversas y variopintas situaciones, fundamentalmente en el compromiso de ser sinceros20, ya que (este) relato sera el espacio terico de las prcticas21.
Metodolgicamente, pues, la perspectiva antropolgica, y la etnografa en particular, nos permite
acercarnos a este deseo que hemos construido y al que hemos decidido comprometernos, con toda la
responsabilidad que ello conlleva.
El enfoque socioantropolgico implica un modo relacional de construir conocimientos. Implica descartar su reduccin a un mtodo o una concepcin de la descripcin como momento a-terico22, ya que
es una bsqueda en profundidad de nexos mediatizadores que surcan el espacio estudiado, sin subsumirlo a lo general. Supone considerar la contextualizacin histrica social en que los procesos se inscriben y desarrollan23.
Este mtodo, con la adecuada vigilancia epistemolgica en funcin de la tensin obvia entre impli-
cancia y distanciamiento necesario, devela ese entrecruzamiento y mutua relacin entre observar y
participar (observar vs. participar, participar para observar, observar para participar, involucramiento
vs. separacin)24 y permite adentrarse en los intersticios, volver la mirada hacia las prcticas ya que
es preciso construir el objeto y poner en tela de juicio los objetos preconstruidos 25. En otros trminos:
permite volver sobre lo natural, lo obvio, los prejuicios, generalizaciones y etiquetas que hemos ido
sosteniendo como parte de una cultura institucional.
El conocimiento situacional, entonces, se estructura ms bien en torno al inters de conocer -en el
sentido de hacer inteligible- una situacin. Entendemos por situacin a una realidad que se crea en
torno a la presencia de un sujeto. Por ello una situacin hace referencia a un conjunto de relaciones
desde e implican al sujeto en ellas26. La educacin se da entre sujetos: docentes y alumnos por lo
que la implicacin es ineludible e imprescindible. Pero eso no obsta a que se d lugar a la reflexin sobre lo que sucede en ese espacio/tiempo signado por ese entre, por esa trama construida que, precisamente, hay que develar.
El mtodo, pues, se inscribe tambin en esta postura de develamiento y crtica: Hoy no es dable
pensar en opciones metodolgicas vlidas para diferentes campos de conocimiento ni en la homogeneidad en el interior de cada uno de ellos. Reconocer estas peculiaridades significa asumir una postura
frente al problema que adquiere su concrecin en la construccin metodolgica27. Ese conjunto heterogneo de prcticas, tan dismiles y oportunas, permiten construir un conocimiento, dndole contenido
concreto a esas relaciones o nexos28.
Slo de este modo es posible entender este modo relacional como profesionalizacin, esto es, como
la construccin de un oficio responsable y autnomo que implica una prctica reflexiva 29. Construccin,
entonces, atravesada por lo artesanal, en tanto sta, es una prctica que explora estas dimensiones
de habilidad, compromiso y juicio de una manera particular Todo buen artesano mantiene un dilogo
entre unas prcticas concretas y el pensamiento; este dilogo evoluciona hasta convertirse en hbitos,
los que establecen a su vez un ritmo entre la solucin y el descubrimiento de problemas30.
Por ello, el relato, la observacin, la puesta en comn, el dilogo y la reflexin en este
autosocioanlisis31 (o como lo denominemos) implica abordar y conocer los lmites y posibilidades, las
necesidades y estrategias, ampliar la mirada entre lo macro y lo micro, la distancia y la implicacin, todas posturas que permiten salir del juego meramente reproductor de contenidos y asumir que en la
tarea docente, en cambio, las formas son fundamentales, por cuanto no estamos dentro del paradigma
conductual (causa y efecto, enseanza y aprendizaje) sino que en el acto educativo se transmite tambin la forma de apropiacin del conocimiento, las actitudes y gestos que se mueven bajo el ropaje
acadmico, los hilos que dan lugar al detalle en la trama del hilo y el tapiz, por utilizar una metfora
que recorre este trabajo.
Slo as, con este modo de intercambio de experiencias, tiene sentido el mtodo que debe ser lo suficientemente flexible pero adecuado para la construccin de conocimiento ya que hablando y escribiendo hacen ms visible su conocimiento tcito, cuestionan creencias relativas a prcticas comunes y generan evidencias que hacen posible la consideracin de alternativas32.
Reflexionar sobre las prcticas
Si el curriculum es la expresin de un corte, en un momento determinado, del desarrollo de una
profesin y de una disciplina Si el punto central del curriculum es la construccin del conocimiento, su
eje central es el aprendizaje y no enseanza33, entonces, es necesario que hayamos al menos intentado adentrarnos en esta forma de reflexin.
Por esa razn, y porque no existe otra manera de adquirir los principios fundamentales de una prctica incluyendo la prctica cientfica- como no sea practicndola34 que nos animamos a volver a postular que es preciso ayudarnos mutuamente, en el mbito docente, construyendo un espacio de reflexin e intercambio. Para ello, es preciso, entre otras cuestiones:
Dedicar un tiempo de trabajo a esta cuestin.
Reflexionar crticamente sobre nuestro propio quehacer.
Dimensionar la complejidad que supone este modo de trabajo.
Reconocer la heterogeneidad de acciones, criterios y pautas para conformar el oficio.
En cualquier caso, un relato no es ni una suma de observaciones ni la descripcin escrupulosa de un
419
420
paisaje exterior en el cual el autor no est implicado. La misma concepcin del relato nos remite forzosamente a nuestra concepcin del oficio. No hay relato si el sujeto de la accin no asume su subjetividad, y si adems niega el impacto del afecto en su profesin35 porque, como venimos diciendo, esta
construccin es artesanal, delicada, minuciosa y, fundamentalmente, variable.
Si la docencia y, por tanto el desarrollo profesional, consiste bsicamente en construir y reconstruir marcos que nos permitan entender la prctica36 porque la formacin del docente, de su pensamiento y de su conducta, supone el desarrollo eficaz, complejo y enriquecedor de los procesos de interaccin teora-prctica es necesario calar en la red ideolgica de teoras y creencias, la mayora de
las veces implcitas, que determinan el modo como el profesor da sentido a su mundo en general y a su
prctica docente en particular. Dentro de esta perspectiva de anlisis el objetivo bsico es comprender
como se forma el pensamiento y las teoras pedaggicas prcticas con las que el docente interpreta y
decide en sus intercambios cotidianos en el aula 37, todo lo realizado hasta aqu supone recin una base,
un inicio para el trabajo.
Esta apuesta, entonces, no slo involucra a las prcticas a las que venimos aludiendo sino, adems, a partir de ella la teora desde la que construimos el acto educativo y, obviamente, incluye dimensiones ticas y polticas en esa construccin.
Las instituciones y las prcticas
Bien sabemos que hay trabajo, pero tambin hay oficio y profesin. Y no son conceptos intercambiables. El trabajo, en cuanto tal, no es slo la accin o la prctica38.
Ahora bien, institucionalmente, el individuo enajenado no es aquel que desempea un rol, un papel; es
el que se identifica plenamente con ese rol, se disipa en un rol. Aqu es donde se confunden rol y sujeto39.
Esta apuesta que venimos urdiendo, en cambio, procura que seamos conscientes de la experiencia
de s (que en realidad es nuestra porque es una construccin colectiva). La experiencia de s, de lo
que se trata es de problematizar a cuyo travs el ser da como pudiendo y debiendo ser pensado y las
prcticas a travs de las cuales se forman aquellas40.
Es preciso, pues, que desarrollemos estrategias para llevar a cabo las prcticas y, luego, su constante reflexin. Esta es una construccin compleja que involucra y anuda teora/prctica que se realiza con
el objetivo de que los alumnos aprendan41. No es una mera sumatoria de tareas o elaboracin de instrumentos que da como resultado ciertos conocimientos particulares, sino que se ponen en juego y tensionan no slo contenidos (como muchas teoras pretenden enfatizar) sino que, fundamentalmente, implica una reconstruccin constante del hacer.
Por ello, en nuestra temtica no hay posibilidad de neutralidad. Por eso es necesario revisar de manera constante los modos de ejercer la autoridad y el poder, dando lugar a instancias de autorizacin,
legitimacin, con pautas y orientaciones sin violentar que siempre deben ser revisadas y puestas bajo
sospecha para reconocer sus efectos en la constitucin de subjetividades 42.
Esa construccin cotidiana, esa subjetivacin constante, operan, en la relacin pedaggica, como un
conjunto de operaciones de divisin orientadas a la construccin de un doble y como un conjunto de
operaciones de relacin orientadas a la captura de ese yo duplicado43. Por esa razn, recuperar los
ejemplos y trabajos en clase y animarnos a practicar con nuestro propio quehacer implican involucramiento, y apostar a esa subjetivacin que pretende hacer suya la diferencia. O en otros trminos: salir
de la estereotipia, la mera reproduccin y el fetichismo del contenido.
Es decir: estamos consustanciados con que lo verdaderamente importante es que el futuro profesor,
enfrentando a los problemas complejos de la prctica, reconstruya su conocimiento emprico, enriquezca
y transforme sus esquemas de pensamiento y sus patrones de actuacin como consecuencia de la reflexin, del debate, de la experimentacin y del contraste de ideas y prcticas44 lo que importa asumir,
entonces, un compromiso reflexivo en tanto expresa qu hacemos y por qu lo hacemos (lo que) ensancha nuestra comprensin e incide en las consecuencias de nuestras acciones45.
Porque en definitiva, esta postura, esta actitud crtica nos permite situarnos por sobre las actividades propias (de cada integrante considerado individualmente) y nos permite tomar la distancia necesaria para realizar un abordaje en equipo, de modo de mejorar las prcticas y las estrategias que se despliegan en la enseanza.
Vemos, pues, que todo esto conforma un doble juego permanente, que requiere trabajo y pensa-
Notas
1
Parte de esta presentacin fue elaborada en el marco de los posgrados: Especializacin y Maestra en
Docencia Universitaria que se desarrollan en la Facultad de Ciencias de la Educacin de la Universidad
Nacional de Entre Ros. Precisamente, parte del trabajo, cuya autora corresponde a quienes efectuamos
esta presentacin y a la Abog. Karina Gmez Brown, fue presentado para acreditar el Seminario
Investigacin e Intervencin en la Prctica Docente Universitaria desarrollado por la Dra. Gloria Edelstein en los posgrados citados.
2
BOURDIEU, Pierre WACQUANT, Loc J. D. Respuestas. Por una antropologa reflexiva. Grijalbo. Mxico. 1995. Pg. 162.
3
Reconocemos nuestra filiacin con el modo de reflexionar sobre estos aspectos y el denodado trabajo
que viene realizando hace aos la Dra. Gloria Edelstein, a quien agradecemos especialmente por habernos incentivado a seguir, humildemente, su perspectiva.
4
HASSOUN, Jacques. Los contrabandistas de la memoria. Ediciones de la Flor. Buenos Aires. 1996.
421
422
5
BOURDIEU, Pierre WACQUANT, Loc J. D. Respuestas. Por una antropologa reflexiva. Grijalbo. Mxico. 1995. Pg. 163.
6
MARTNEZ BONAF, Jaume. Trabajar en la escuela. Profesorado y reformas en el umbral del siglo
XXI. Mio y Dvila editores. Madrid. Espaa. 1998. Pg. 87.
8
EDELSTEIN, Gloria et al. Mdulo 2. Programa de Capacitacin Docente Continua a Distancia. Prctica
Docente. Universidad Nacional de Lans.
9
EDELSTEIN, Gloria et al. Mdulo 2. Programa de Capacitacin Docente Continua a Distancia. Prctica
Docente. Universidad Nacional de Lans.
10
FURLN, Alfredo PASILLAS, Miguel Angel (compiladores). Desarrollo de la investigacin en el campo del curriculum. Universidad Autnoma de Mxico. Mxico. 1989.
11
Por ejemplo, las siguientes: 1) las polticas, 2) los discursos, 3) las agencias, 4) los escenarios, 5) las
culturas, 6) el mercado, 7) las prcticas, y 8) las resistencias. MARTNEZ BONAF, Jaume. Trabajar en
la escuela. Profesorado y reformas en el umbral del siglo XXI. Mio y Dvila editores. Madrid. Espaa.
1998. Pg. 87/8.
12
EDELSTEIN, Gloria et al. Mdulo 2. Programa de Capacitacin Docente Continua a Distancia. Prctica
Docente. Universidad Nacional de Lans.
13
14
ACHILLI, Elena Libia. La prctica docente: una interpretacin desde los saberes del maestro.
15
16
LARROSA, Jorge. Tecnologas del Yo y Educacin (Notas sobre la construccin y la mediacin pedaggica de la experiencia de s), en LARROSA, Jorge (ed.). Escuela, Poder y Subjetivacin. Ediciones de
La Piqueta. Madrid. Espaa. 1995. Pg. 266.
17
18
LARROSA, Jorge. Tecnologas del Yo y Educacin (Notas sobre la construccin y la mediacin pedaggica de la experiencia de s), en LARROSA, Jorge (ed.). Escuela, Poder y Subjetivacin. Ediciones de
La Piqueta. Madrid. Espaa. 1995. Pg. 280.
19
LARROSA, Jorge. Tecnologas del Yo y Educacin (Notas sobre la construccin y la mediacin pedaggica de la experiencia de s), en LARROSA, Jorge (ed.). Escuela, Poder y Subjetivacin. Ediciones de
La Piqueta. Madrid. Espaa. 1995. Pg. 291.
20
CIFALI, Mireille. Enfoque clnico, formacin y escritura en PAQUAY, Lopold et al. La formacin profesional del maestro. Estrategias y competencias. Fondo de Cultura Econmica. Mxico. 2005.
21
CIFALI, Mireille. Enfoque clnico, formacin y escritura en PAQUAY, Lopold et al. La formacin profesional del maestro. Estrategias y competencias. Fondo de Cultura Econmica. Mxico. 2005.
22
23
ACHILLI, Elena Libia. Antropologa e investigacin educacional. Aproximacin a un enfoque constructivista indiciario. III Congreso Argentino de Antropologa Social. Rosario. 1990.
24
25
BOURDIEU, Pierre WACQUANT, Loc J. D. Respuestas. Por una antropologa reflexiva. Grijalbo.
Mxico. 1995. Pg. 163.
26
EDWARDS R., Vernica. El conocimiento escolar como lgica particular de apropiacin y alienacin.
27
EDELSTEIN, Gloria. Un captulo pendiente: el mtodo en el debate didctico contemporneo en CAMILLONI, Alicia W. et. al. Corrientes didcticas contemporneas. Ed. Paids. Buenos Aires. 1996. Pg. 85.
28
ACHILLI, Elena Libia. La prctica docente: una interpretacin desde los saberes del maestro.
29
EDELSTEIN, Gloria et al. Mdulo 2. Programa de Capacitacin Docente Continua a Distancia. Prctica
Docente. Universidad Nacional de Lans.
30
31
Como plantea Bourdieu. Citado por EDELSTEIN, Gloria et al. Mdulo 2. Programa de Capacitacin
COCHRAN- SMITH, Marilyn LYTLE, Susan. Ms all de la certidumbre: adopter una actitud indagadora sobre la prctica en LIEBERMAN, Ann MILLER, Lynne (eds.). La indagacin. Como base de la
formacin del profesorado y la mejora de la educacin. Octaedro. Barcelona. Espaa. 2003.
33
EDELSTEIN, Gloria LITWIN, Edith. Nuevos debates en las estrategias metodolgicas del curriculum
universitario en PUIGGRS, Adriana et. al. Revista Argentina de Educacin. Asociacin de Graduados
en Ciencias de la Educacin. Ao XI N 19. Buenos Aires. 1993.
34
BOURDIEU, Pierre WACQUANT, Loc J. D. Respuestas. Por una antropologa reflexiva. Grijalbo.
Mxico. 1995.
35
CIFALI, Mireille. Enfoque clnico, formacin y escritura en PAQUAY, Lopold et al. La formacin profesional del maestro. Estrategias y competencias. Fondo de Cultura Econmica. Mxico. 2005.
36
COCHRAN- SMITH, Marilyn LYTLE, Susan. Ms all de la certidumbre: adopter una actitud indagadora sobre la prctica en LIEBERMAN, Ann MILLER, Lynne (eds.). La indagacin. Como base de la
formacin del profesorado y la mejora de la educacin. Octaedro. Barcelona. Espaa. 2003.
37
38
DERRIDA,
Jacques.
La
universidad
sin
condicin.
www.jacquesderrida.com.ar. ltima consulta: 09/08/2013 14 hs.
Versin
digital
disponible
en
39
REMEDI, Eduardo. La identidad de una actividad: ser maestro. Temas universitarios. Universidad
Autnoma de Mxico. Mxico. 1988. Pg. 9.
40
LARROSA, Jorge. Tecnologas del Yo y Educacin (Notas sobre la construccin y la mediacin pedaggica de la experiencia de s), en LARROSA, Jorge (ed.). Escuela, Poder y Subjetivacin. Ediciones de
La Piqueta. Madrid. Espaa. 1995. Pg. 270/1.
41
42
43
LARROSA, Jorge. Tecnologas del Yo y Educacin (Notas sobre la construccin y la mediacin pedaggica de la experiencia de s), en LARROSA, Jorge (ed.). Escuela, Poder y Subjetivacin. Ediciones de
La Piqueta. Madrid. Espaa. 1995. Pg. 323.
44
PREZ GMEZ, ngel I. La reflexin y experimentacin como ejes de la formacin de profesores. Pg. 9.
45
EDELSTEIN, Gloria et al. Mdulo 2. Programa de Capacitacin Docente Continua a Distancia. Prctica
Docente. Universidad Nacional de Lans.
46
MEIRIEU, Philippe. La opcin de educar. tica y pedagoga. Octaedro. Barcelona. Espaa. 2001. Pg.
98/9.
47
EDWARDS R., Vernica. El conocimiento escolar como lgica particular de apropiacin y alienacin.
48
49
LARROSA, Jorge. Tecnologas del Yo y Educacin (Notas sobre la construccin y la mediacin pedaggica de la experiencia de s), en LARROSA, Jorge (ed.). Escuela, Poder y Subjetivacin. Ediciones de
La Piqueta. Madrid. Espaa. 1995. Pg. 290.
50
LARROSA, Jorge. Tecnologas del Yo y Educacin (Notas sobre la construccin y la mediacin pedaggica de la experiencia de s), en LARROSA, Jorge (ed.). Escuela, Poder y Subjetivacin. Ediciones de
La Piqueta. Madrid. Espaa. 1995. Pg. 327.
51
52
LARROSA, Jorge. Tecnologas del Yo y Educacin (Notas sobre la construccin y la mediacin pedaggica de la experiencia de s), en LARROSA, Jorge (ed.). Escuela, Poder y Subjetivacin. Ediciones de
La Piqueta. Madrid. Espaa. 1995. Pg. 260.
53
FRIGERIO, Graciela, DIKER, Gabriela (comps). Educar: ese acto poltico Fundacin La Hendija. Paran, Entre Ros. 2010.
423
424
Bibliografa
ACHILLI, Elena Libia. Antropologa e investigacin educacional. Aproximacin a un enfoque constructivista indiciario. III Congreso Argentino de Antropologa Social. Rosario. 1990.
ACHILLI, Elena Libia. Investigacin y formacin docente. Laborde. Rosario. 1998.
ACHILLI, Elena Libia. La prctica docente: una interpretacin desde los saberes del maestro.
BOURDIEU, Pierre WACQUANT, Loc J. D. Respuestas. Por una antropologa reflexiva. Grijalbo. Mxico. 1995.
CIFALI, Mireille. Enfoque clnico, formacin y escritura en PAQUAY, Lopold et al. La formacin profesional del maestro. Estrategias y competencias. Fondo de Cultura Econmica. Mxico. 2005.
COCHRAN- SMITH, Marilyn LYTLE, Susan. Ms all de la certidumbre: adopter una actitud indagadora
sobre la prctica en LIEBERMAN, Ann MILLER, Lynne (eds.). La indagacin. Como base de la
formacin del profesorado y la mejora de la educacin. Octaedro. Barcelona. Espaa. 2003.
DERRIDA,
Jacques.
La
universidad
sin
condicin.
Versin
www.jacquesderrida.com.ar. ltima consulta: 09/08/2013 14 hs.
digital
disponible
en
EDELSTEIN, Gloria CORIA, Adela. Imgenes e imaginacin. Iniciacin a la Docencia. Kapelusz. Buenos Aires.
EDELSTEIN, Gloria LITWIN, Edith. Nuevos debates en las estrategias metodolgicas del curriculum
universitario en PUIGGRS, Adriana et. al. Revista Argentina de Educacin. Asociacin de Graduados en Ciencias de la Educacin. Ao XI N 19. Buenos Aires. 1993.
EDELSTEIN, Gloria et al. Mdulo 2. Programa de Capacitacin Docente Continua a Distancia. Prctica
Docente. Universidad Nacional de Lans.
EDELSTEIN, Gloria. El anlisis didctico de las prcticas de la enseanza. Una referencia disciplinar para la reflexin crtica sobre el trabajo docente en Revista IICE - EDELSTEIN, Gloria et al. Las
prcticas docentes. Reflexin y taller de educadores. Mio y Dvila. Facultad de Filosofa y Letras
UBA. Buenos Aires.
EDELSTEIN, Gloria. Un captulo pendiente: el mtodo en el debate didctico contemporneo en CAMILLONI, Alicia W. et. al. Corrientes didcticas contemporneas. Ed. Paids. Buenos Aires. 1996.
EDELSTEIN, Gloria. Entrada al Diccionario de Filosofa de la Educacin. Proyecto de Investigacin UNAM,
D.F., en prensa.
EDWARDS R., Vernica. El conocimiento escolar como lgica particular de apropiacin y alienacin.
FRIGERIO, Graciela, DIKER, Gabriela (comps). Educar: ese acto poltico Fundacin La Hendija. Paran,
Entre Ros. 2010.
FURLN, Alfredo PASILLAS, Miguel Angel (compiladores). Desarrollo de la investigacin en el campo
del curriculum. Universidad Autnoma de Mxico. Mxico. 1989.
GUBER, Rosana. La etnografa. Mtodo, campo y reflexividad. Norma. Buenos Aires.
HASSOUN, Jacques. Los contrabandistas de la memoria. Ediciones de la Flor. Buenos Aires. 1996.
JACKSON, Phillip. La vida en las aulas. Morata. Madrid, Espaa. 1992.
LARROSA, Jorge. Tecnologas del Yo y Educacin (Notas sobre la construccin y la mediacin pedaggica de la experiencia de s), en LARROSA, Jorge (ed.). Escuela, Poder y Subjetivacin. Ediciones
de La Piqueta. Madrid. Espaa. 1995.
LITWIN, Edith. Las configuraciones didcticas. Una nueva agenda para la enseanza superior. Paids.
Buenos Aires. 1997.
MARTNEZ BONAF, Jaume. Trabajar en la escuela. Profesorado y reformas en el umbral del siglo XXI.
Mio y Dvila editores. Madrid. Espaa. 1998.
MEIRIEU, Philippe. La opcin de educar. tica y pedagoga. Octaedro. Barcelona. Espaa. 2001.
PREZ GMEZ, ngel I. La reflexin y experimentacin como ejes de la formacin de profesores.
REMEDI, Eduardo. La identidad de una actividad: ser maestro. Temas universitarios. Universidad Autnoma de Mxico. Mxico. 1988.
SENETT, Richard. El Artesano. Anagrama. 2 edicin. Barcelona. 2010.
Es habitual leer o escuchar en mbitos universitarios, la necesidad de generar experiencias de aprendizaje tendientes al desarrollo de procesos de pensamiento creativo, capaz de otorgar a los sujetos
competencias de resolucin de problemas, sin embargo, en muchos casos se sigue respondiendo a esquemas de enseanza que so pretexto de responder a los cnones de enseanza universitaria, no hacen
ms que obstaculizar modos de pensar divergentes. Es en este sentido que, a partir del anlisis de las
propias prcticas docentes, en el mbito de la Universidad Nacional de Misiones, ponemos en el centro
de este trabajo, modos de hacer didcticos que instan a los estudiantes a descubrir el lugar de la interpretacin de sus percepciones y logren identificar estereotipos; despojarse de prejuicios y/o modos
prescriptivos de ver la realidad, para avanzar hacia la mirada enriquecida y la capacidad de percibir lo
oculto en las complejas redes a partir de las que se construye esa realidad.
Pensamiento Proyectual para qu?
Fortalecer la capacidad reflexiva y creativa del hombre, requiere recuperar una perspectiva del
quehacer cultural y del pensamiento que permita desarrollar capacidades de reflexin y crtica, sea cual
fuere la actividad profesional a desempear, ya que las innovaciones se sitan en un rea de interseccin de mltiples universos de discursos (tecnolgico, econmico, social, poltico, ambiental, etc.) con
sus respectivos instrumentos operativos, intereses y perspectivas.
De aqu, que consideramos que el pensamiento proyectual, debe transitar por el desarrollo de la capacidad reflexiva, crtica e interpretativa del estudiante, para lo cual, entendemos que es necesario un fuerte
anclaje metodolgico en pos de propiciar herramientas para que ste construya sus propias lecturas del
contexto en las distintas dimensiones (social, cultural, tica, filosfica, ambiental, histrica, econmica,
poltica, etc.) y detecte en l relaciones e inter-retro- acciones entre todo fenmeno y su contexto.
Y debemos introducirnos en los imaginarios colectivos para develar las representaciones de los estudiantes en torno a trminos bsicos a conceptualizar. Partimos de la base de que, lo que emerge es una
puesta en juego del contexto. Siguiendo a George Siemens (2009), estos juegos son el intento de acla425
426
rar y resaltar los factores que repercuten en nuestra comprensin de una situacin concreta. Lo que
traemos, lo que influye, lo que existe, el espacio de incidencia, etc. Generar esta dinmica, implica
acompaar al estudiante en el recorrido propiciando herramientas metodolgicas que les permitan ordenar sus registros y entender el lugar de la interpretacin de sus percepciones tendientes a despojar los
prejuicios y los modos prescriptivos que podran obstaculizar o equivocar las tomas de decisiones.
Desde esta perspectiva, nos preguntamos cmo desarrollar un estilo de pensamiento proyectual que
permita problematizar la realidad, un pensamiento libre de esquemas preestablecidos, que impiden el
reconocimiento de los intersticios que dan origen a los procesos de innovacin.
El Pensamiento y sus lgicas de desarrollo
Reisnick (1.999) sostiene que:
A lo largo de decenios, diversos estudiosos de la inteligencia han tratado de ensear las habilidades cognitivas centrales de sus teoras: las estrategias para memorizar y estudiar, las habilidades que se evalan directamente en los test de inteligencia, tales como las tcnicas para
reconocer o generar analogas; y las estructuras lgico piagetianas. En los primeros resultados
de estos experimentos haba un patrn reiterado: la mayora de los estudios de ejercitacin
tenan xito en la produccin de mejoras inmediatas en el desempeo en las tareas enseadas,
pero los participantes en los estudios dejaban de usar las tcnicas cognitivas en las que se haban ejercitado tan pronto como desaparecan las condiciones especficas de ejercitacin. En
otras palabras, se tornaban capaces de desempear la habilidad que se les enseaba, pero no
adquiran el hbito de usarla o la capacidad de juzgar por s mismos cuando resultaba til.
En este sentido, se torna esencial en la formacin de profesionales vinculados al diseo, el desarrollo
de esquemas de pensamiento que rompan con una estructura prefabricada, que repitan patrones de
resolucin aplicables a todas las situaciones, y avanzar hacia el desarrollo de habilidades de pensamiento que se ajusten y respondan a diferentes lgicas de resolucin de problemas en funcin a la situacin
que se les presente.
El desarrollo del pensamiento proyectual, se aleja de los habituales parmetros de educacin convencional, con actividades de naturaleza repetitiva y/o mecnica, puesto que requiere del planteo y replanteo de actividades que promuevan la agudeza de la observacin del entorno, la astucia del reconocimiento de lo imperceptible para un ojo no entrenado, y la suspicacia de imaginar lo inimaginable.
En la universidad, cuando los profesores nos proponemos trabajar sobre la base del desarrollo del
pensamiento, nos enfrentamos, segn Proust, a una serie de dificultades tericas o prcticas, entre las
cuales podemos sealar:
Naturaleza de la categora desarrollo del pensamiento. Confundimos la naturaleza educativa de la
categora desarrollo del pensamiento con la propiedad psicolgica de ella.
Conocimientos y procesos. No es fcil identificar la funcin de los contenidos en el desarrollo de los
procesos de pensamiento y relacionarlos con las representaciones que los estudiantes tienen del mundo.
Estrategias para el desarrollo del pensamiento. Se nos dificulta la definicin de las relaciones entre
pensamiento, accin y lenguaje en referencia con los procesos de enseanza aprendizaje.
Estrategias, prcticas educativas y contexto. No es fcil definir actividades
para el desarrollo del pensamiento; y a veces centramos la atencin en la actividad puntual y olvidamos los factores de contexto social y personal del estudiante, entre otras cosas
Evaluacin. Desconocemos la complejidad de la relacin pensamiento conducta o pensamiento
lenguaje y hacemos inferencias, con poco sustento terico y emprico, sobre la calidad cognitiva
del pensamiento de los estudiantes a partir de ciertos desempeos.
Formacin en pensamiento. No conocemos lo suficiente las teoras que explican el pensamiento, los
problemas que las originaron y las posibilidades de transferencia de sus principios a la educacin.
Estructuralidad educativa en relacin con el desarrollo. No somos cautelosos en la diferenciacin entre lo estructural evolutivo del pensamiento y lo funcional y procedimental de carcter ms inmediato.
Elsa Gatti (1998), Describe como Carlos Cullen (1997) sintetiza en tres imgenes (las huellas, los
espejos y las seales), las actitudes bsicas desde dnde enseamos, o sea, las actitudes ms frecuentemente adoptadas frente al conocimiento que transmitimos:
El dogmatismo, que nos hace creer que enseamos el nico camino posible hacia la verdad, marcando la huella que los alumnos deben seguir.
El iluminismo, fundado en la razn universal, que nos hace creer que enseamos la nica superficie donde la verdad puede reflejarse, construyendo el espejo donde los alumnos tienen que mirarse.
El escepticismo, que nos hace descreer de nuestra propia enseanza () dando la seal para que
los alumnos, sin memoria y sin proyectos, se las arreglen como puedan; no hay por dnde caminar y
no hay dnde mirarse. (Cullen: 1997; p.136-7)
La realidad a travs de modelos
Entendemos que en la trama inicial del desarrollo de contenidos es necesario recuperar desde el relato espontneo, lo que cada estudiante sabe de su localidad, con la finalidad de encontrar en el propio
entorno un espacio de trabajo multireferencial. Este acercamiento del estudiante a SU lugar, puede ser
considerado el primer paso para mirar desde otra perspectiva algo que le es familiar. Es la primer experiencia hacia el extraamiento, y es tal vez, el primer paso hacia el despertar de imaginarios. El hombre pierde la percepcin limitada de la realidad y entra en un sistema que se abre a otra comprensin
del mundo que lo rodea. Al poder atisbar los elementos de esa realidad "otra", se produce un extraamiento que solo puede ser definido como fantstico" (Cortzar, 1997)
En esta etapa de exploracin de contextos se propicia una visin multireferencial de las situaciones,
donde los emergentes se entienden y analizan en niveles de realidad y se esbozan modos posibles de
intervencin. Segn Nicolescu, los diferentes niveles de comprensin resultan de la interpretacin armoniosa del conocimiento de diversos niveles de realidad y de los diferentes niveles de percepcin. Pero, la
realidad y sus niveles de percepcin son mltiples y complejos. La realidad es una unidad abierta que
engloba al sujeto, al objeto y a lo sagrado, que seran tres facetas de una sola y misma realidad.
428
el registro de las subjetividades, que actan de lentes casi imperceptibles, pero que a su vez nos dan
identidad.
Jurjo Torres (2006), afirma que La complejidad del mundo y de la cultura actual obliga a desentraar los problemas con mltiples lentes, tantas como reas del conocimiento existen: de lo contrario, es
fcil que los resultados se vean afectados por las deformaciones que impone la selectividad de las perspectivas de anlisis a las que se recurre.
Por otro lado, si entendemos a la realidad como multidimensional, Apostar por la interdisciplinariedad significa apostar por un nuevo tipo de persona, ms abierta, flexible solidaria donde la palabra cambio es uno de los vocablos ms frecuentes y donde el futuro tiene un grado de imprevisibilidad como
nunca en otra poca de la historia de la humanidad. (Jurjo Torres, 2006)
Organizar estas dinmicas de trabajo, nos insta a proponer ejes estructuradores, que se introducen
siempre desde una estrategia de juego o de ejercicios individuales o grupales que se concretan en clase
con el fin de estimular a la reflexin y a la actitud del pensar.
En la ilustracin que sigue, podemos ver una instancia de socializacin del producto audiovisual resultante de la sistematizacin de la experiencia de observacin del entorno.
Conclusiones
El desarrollo de un pensamiento proyectual es posible a partir de la puesta en marcha de actividades
espiraladas, que promuevan la observacin y la reflexin sobre lo observado. Una reflexin construida a
partir de marcos tericos que pongan en conflicto los esquemas rgidos de pensamiento. As, la accin
de crear, se transforma en la produccin de sorpresas eficientes, esto es lo que unifica la ciencia, el arte, las invenciones de todo tipo, tcnicas, econmicas, o sentimentales.
Para propiciar estas dinmicas de trabajo, es necesario como dice Homi Bhabha (2002), explorar la
distincin entre diferencia y diversidad, Los educadores necesitan ser parte de una amplia poltica coalicional de los trabajadores culturales que luchan en diferentes frentes sociales, culturales, polticos. Necesitan aprender a construir nuevas subjetividades y constituir la identidad como un trabajo que est en marcha, que siempre es contingente, que est basado en la liberacin del imaginario, siempre abierto al otro.
En este proceso, rescatamos la importancia de participar para estar atentos, y de propiciar el estado
de atencin, para educar la mirada, porque la atencin segn Gutierres - Dussel, (2006) es exactamente estar presente en el presente, estar all - en el presente - de una manera tal que el presente pueda
presentarse ante m, y eso me expone al presente de una manera tal que puede modificarme, abrirme,
contaminarme, estar atento es lo contrario a estar ausente. Esta actitud de estar atento ser el mejor
legado que podemos dejar a nuestros estudiantes desde nuestro trabajo docente para garantizar las
intervenciones sociales a futuro.
Bibliografa
Proust, Marcel. Educacin y Desarrollo del Pensamiento. Disponible en http://www.javeriana.edu.co/
Facultades/Educacion/html/programa/maestria/I-08/documentos/Educacion.pdf
Resnick, L. (1999). La educacin y el aprendizaje del pensamiento. Buenos Aires: Aique.
Lins Ribeiro, Gustavo. 1999. Descotidianizar. Extraamiento y conciencia prctica... " En Constructores
de otredad. Antropofagia, Buenos Aires. pp.194-198. Disponible en http://www.ipes.anep.edu.uy/
documentos/noticias_portada/dir/ap_ser_doc.pdf
Julio Cortzar: lo fantstico y la otredad para poder percibir la verdadera realidad social. en Ajuria Ibarra, E. 2005. Fantasa y compromiso social en los relatos de Juan Rulfo y de Julio Cortzar. Tesis
Licenciatura. Literatura. Departamento de Filosofa y Letras, Escuela de Artes y Humanidades,
Universidad de las Amricas Puebla. Disponible en http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/
documentos/lli/ajuria_i_e/capitulo4.pdf
Jurjo Torres San Tome (2006). Globalizacin e Interdisciplinariedad - Currculum Integrado. Ediciones
Morata - Es.
Nicolescu en Ral Motta, Complejidad, educacin y transdisciplinariedad , Polis [En lnea], 3 | 2002,
Puesto en lnea el 19 noviembre 2012, consultado el 03 agosto 2013. URL : http://
polis.revues.org/7701
Piscitelli, Alejandro (2010) El Proyecto Facebook y la Posunversidad.
entornos abiertos de aprendizaje. Ariel. Buenos Aires.
Gutierrez, R. (2005). Polisemia actual del concepto "modelo mental". Consecuencias para la investigacin didctica. Investigaes em Ensino de Ciencias. Vol. 10, No 2, artculo 4 http://
www.if.ufrgs.br/ienci/
Bhabha, Homi (2002) El lugar de la cultura. Ediciones Manantial SRL, Buenos Aires.
Pearce, W. Barnett (1995) Nuevos modelos y metforas comunicacionales: el pasaje de la teora a la
praxis, del objetivismo al construccionismo social y de la representacin a la reflexividad. Disponible
en
http://fba.unlp.edu.ar/medios/textos/BARNETT-PEARCE-NUEVOS-MODELOS-YMETAFORAS-COMUNICACIONALES.pdf
Dussel Ines - Gutierrez Daniela: Educar la mirada. ediciones manantial- AR - 2006
429
430
I
La Universidad Autnoma de Entre Ros, a travs del PROGRAMA UNIVERSITARIO LA FACULTAD
DE HUMANIDADES EN CONTEXTO DE ENCIERRO, ofrece a los sujetos en situacin de privacin de
libertad en la Unidad Penal N1 Dr. Juan Jos O Connor y la Unidad Penal N 6 Concepcin Arenal, de
Paran, la posibilidad de estudiar algunas de las carreras que dicha universidad posee entre su oferta
acadmica. Entiendo que hay tres modos posibles en que ambas organizaciones institucionales pueden
relacionarse: la lgica penal impera; la lgica universitaria impera; se genera una lgica alternativa. Es
interesante pensar cmo los docentes y tutores perciben esta relacin. La primera posibilidad no goza
de adeptos. La segunda encuentra una posicin ms cmoda. Pero la interpretacin mejor posicionada
entiende que el espacio dedicado al estudio superior goza de cdigos propios. Julin Gmez, docente
dentro del penal, lo expresa de manera muy precisa:
creo que uno de los peligros que pueden hacer naufragar el proyecto tiene que ver con que
alguna de las lgicas imperen () si hay una lgica puramente academicista tambin ese sentido que tuvieron los internos que participaron de la experiencia se diluye. En la facultad () un
estudiante que solamente viene y se dedica a estudiar no se apropia protagnicamente de ese
espacio. Esto de que los internos fueron el principal motor de generar un espacio material tiene
que ver con que los cdigos carcelarios, la lgica carcelaria se puso en suspenso. No digo que
no est () slo que se la puso en suspenso y se trat de elaborar un proyecto ms autnomo.
En este contexto han ido surgiendo numerosos interrogantes en nuestra investigacin:
Cmo es pensada la relacin universidad-crcel por los docentes y tutores? Es concebido como un
posible afuera para los estudiantes en situacin de encierro?
Por qu los sujetos en situacin de encierro deciden iniciar un trayecto educativo?
Cul es el sentido que los y las estudiantes le otorgan al estudio en su situacin de privacin de la
libertad?
Qu similitudes y/o diferencias pueden reconocerse en el sentido que penitenciarios, docentes y
estudiantes le atribuyen a la educacin?
Cul es el lugar que cada actor le otorga a la educacin?
Qu significa para docentes y tutores/as ensear en ese contexto?
De todos estos cuestionamientos, el ms importante es el siguiente: Qu expectativas tienen docentes y tutores/as acerca de la educacin formal universitaria intramuros? Es la misma que depositan
en un contexto de libertad?
El inters de abordar esta problemtica radica en la necesidad de plantear un debate, o al menos
reflexionar, sobre las expectativas depositadas en la educacin por parte de los trabajadores de la educacin. Si es como algunos sostenemos que la universidad y la crcel tienen lgicas tan dismiles, entonces nos preguntamos cmo es posible la educacin en un contexto tan particular. Y fundamentalmente,
cul es el sentido que la educacin posee o se le otorga-?
II
Con la palabra institucin habitualmente busca remitirse a una organizacin social, con sus objetivos, recursos, etc.; por otro lado, puede tambin referir a aquello que instituye, que da forma. Creo
que resultara inerte ensayar una descripcin por separado de cada acepcin, ya que una precede a la
otra establecindose un vaivn constante entre lo que instituye (el imaginario, los significados, los sentidos, los mandatos, etc.) y la organizacin (vulgarmente llamada institucin), ya sea escolar, militar,
penitenciaria, poltica, etc. No son instituciones lo que uno ve o donde uno se mueve, sino organizaciones que le dan vida y a travs de las cuales aquellas se expresan. Es decir, no vemos la institucin familiar, sino tal o cual familia, no vemos la institucin educativa sino tal escuela, tal facultad, etc 1. En
palabras de Enriquez, diramos que esto que se ve sobre la escena de lo real en la realidad social es la
organizacin y que la institucin es la que estara detrs de la organizacin, lo que le da sentido a esta
organizacin () La institucin da el sentido, la significacin a la organizacin, pero con lo que entramos
en contacto siempre es con la organizacin que expresa la institucin2.
Tomemos lo que Castoriadis entiende por institucin: aquello que mantiene unido, que amalgama;
las normas, valores, lenguaje, herramientas, roles, individuos, formas de hacer y pensar las cosas, etc 3.
Creo correcto decir que, desde esta perspectiva, lo que Enriquez identifica como organizacin, es identificado por Castoriadis como el soporte (o figura) del significado creado por el imaginario social 4. Propongo entonces pensar desde esta mirada a las organizaciones que entran en juego en la problemtica
estudiada la universidad y la crcel-, las cuales son instituidas a partir de significaciones imaginarias
sociales presentes en su quehacer cotidiano.
431
432
III
Las instituciones imaginarias que sostienen a la crcel pueden problematizarse desde algunos aportes ofrecidos por Alejandro Cerletti. En primer lugar, hay que entender que la crcel es una multiplicidad
en tanto conjunto de elementos definidos y agrupados por algn rgimen de cuentas, es decir, que lo
que hay es lo que se presenta5. Esta primera cuenta ofrece una imagen de la organizacin institucional
como algo integrado, como una unidad. No se identifican individuos, sus particularidades y complejidades, sino que se visualizan agrupamientos estandarizados. Pero eso que es presentado, adems es representado por una segunda cuenta. Esta nueva cuenta incluye a partir de una clasificacin, aquello que
se haba presentado en la primera cuenta. Entonces, por ejemplo, la heterognea poblacin penitenciaria presentada llanamente como presos/as podr ser incluida en una segunda cuenta como presos/as
conflictivos/as o no conflictivos/as, o segn sus causas.
Por otro lado, la crcel, como organizacin institucional, se presenta ante la sociedad como instituida
por dos principios: (el mito de) la resocializacin y el principio de la progresividad de la pena. En el artculo primero de la ley nacional 24.660 se plantea que La ejecucin de la pena privativa de libertad, en
todas sus modalidades, tiene por finalidad lograr que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley procurando su adecuada reinsercin social. Por su parte, el principio progresivo
de la pena est consagrado en el artculo sexto de la misma ley: El rgimen penitenciario se basar en
la progresividad, procurando limitar la permanencia del condenado en establecimientos cerrados y promoviendo en lo posible y conforme su evolucin favorable su incorporacin a instituciones semiabiertas
o abiertas o a secciones separadas regidas por el principio de autodisciplina.
Desde de la lgica penal, todas las actividades ofrecidas trabajo, talleres, alfabetizacin, educacin
de los diferentes niveles, religin- dicen poseer connotaciones teraputicas6. Esto tiene un impacto muy
directo en la manera en que quienes desean obtener la libertad (o sea, todos) encaran su estada en el
presidio, ya que el paradigma de la progresividad penal invita con beneficios de salidas socio- familiar y
laboral a obtener buenos informes que acrediten buena conducta, buenos hbitos, obediencia, participacin, predisposicin, etc. Esta lgica transversal en la cotidianeidad penal puede, sin embargo, encontrarse con situaciones singulares que aporten un giro en la dinmica carcelaria. Segn Cerletti, ser el
acontecimiento lo que ofrezca las condiciones para que se inicie un proceso de recomposicin, transformacin o resignificacin de los procesos naturalizados.
Bien se podra identificar al espacio fsico y simblico- destinado al proyecto educativo universitario
intramuros como un sitio de acontecimiento. Aqu es donde puede bifurcarse el camino segn sea el tratamiento que se le d al sitio de acontecimiento. En una direccin, puede ocurrir que se imponga la repeticin, reforzando lo instituido y haciendo naufragar la posibilidad del cambio. Qu sera repetir lo mismo?
Dentro de los mltiples sentidos que los estudiantes le otorgan al espacio universitario, el transitar de algunos de ellos es motivado por el inters de acreditar ante la burocracia penal que se ha cumplido con los
requisitos resocializadores. Algunos docentes entienden que muchas veces la participacin en distintos espacios laborales, educativos, deportivos, etc., se basa en un hacer como si, en ofrecer la ilusin de haber desarrollado nuevos y mejores hbitos y de haber comprendido la conveniencia de no infringir normas7.
Cul es la complejidad de esto a los ojos de los docentes y tutores/as?
Ser estudiante a fin de hacer puntos para poder lograr los beneficios que el sistema ofrece, despreocupado de cualquier abordaje cualitativo al que podra convidar el espacio, puede llevar al reaseguro de
la lgica falaz de la resocializacin. Aclaro que no ubico en trminos peyorativos a quienes acuden al
espacio educativo solamente en busca de un certificado de buen/a preso/a, sino que corro la mirada y
la ubico en el ideal del proyecto y en los deseos de los docentes y tutores. Significo lo siguiente: a juicio
de los educadores, si la razn de ser del espacio queda dominada por el afn burocrtico resocializador,
el proyecto no habr logrado con su cometido, y podr considerarse fagocitado por la lgica carcelaria.
El segundo camino por el que podra transitarse sera el que conduzca al cambio, a lo diferente. Ello
en tanto el individuo perciba al proyecto educativo como un sitio para embarcarse en un proyecto personal, de crecimiento subjetivo, de crtica de las condiciones histricas, sociales y personales que lo constituyen como sujeto, de reflexin sobre su entorno, de desnaturalizacin de las problemticas y perspectivas sociales, etc. Este es el caso de los estudiantes que expresan haber encontrado en el estudio la
puerta para repensarse a s mismos, someter a una re-flexin crtica su historia y plantearse proyectos
presentes y futuros. Si bien el incentivo de los beneficios de reduccin de condena sigue presente, no es
el factor crucial en este proceso. De hecho, Cerletti entiende que el momento de ruptura necesariamen-
434
cientes a la F.H.A.yC.S. rechazan categricamente las ideas de resocializacin, reinsercin social o rehabilitacin, principales pilares de la crcel en tanto organizacin institucional. De hecho, cuando se les
pregunt si creen en una posible alianza entre la educacin y el ideal resocializador, directamente
plantean una crtica a tales conceptos, con lo cual remiten la imposibilidad de contestar dicha pregunta
en tanto una de sus variables (la resocializacin-reinsercin-rehabilitacin) es conceptualmente errnea
o con las cuales no coinciden en trminos ideolgicos-. A diferencia de esta mirada, los docentes de
Ciencia y Tecnologa hacen una fuerte apuesta a la posibilidad de que la educacin les marque a estos
estudiantes un camino para volver a insertarse en la sociedad que los ha expulsado o de la que ellos se
han apartado. Planteo que recuerda mucho a la teora del pacto social roto del contractualismo.
Cualquiera sea la postura, lo cierto es que el espacio universitario se tie de un tinte atpico al interior del penal. De manera bien visible, las sedes ubicadas a las afuera del permetro carcelario adoptan
una clara impronta pragmtica, profesionalizante: El componente utilitario implica preguntarse: este
profesionista que formamos es til o no es til a la sociedad?11. Determinadas ofertas acadmicas se
mantienen vigentes en tanto el profesional que se est formando pueda ubicarse en el mercado laboral.
Satisfacer las demandas del mercado de trabajo es crucial a la hora de considerar la creacin, modificacin o eliminacin de una carrera universitaria o terciaria. Ello no ocurre en la sede de la Unidad Penal.
Los docentes/tutores le otorgan un sentido completamente distinto a las mismas materias, de las mismas carreras, de la misma organizacin institucional pero ubicada en un contexto y una situacin completamente distinta. Los caprichos del mercado quedan desjerarquizados en pos de privilegiar un espacio donde el saber por el saber mismo sea lo primordial, donde no se hable de evaluacin de calidad de
la oferta acadmica sino que se atienda al proceso que el sujeto realiza, en la generacin de nuevos
vnculos con sus pares y consigo mismo.
V
Concluyo con un interrogante que, si bien est en ntima conexin con la investigacin que llevo a
cabo, requerira una atencin especial. Allende de las expectativas, de aquello que quien cumple la funcin docente espera de su tarea, me pregunto: por qu quien se dedica a ensear en cualquier nivel-,
elige hacerlo en la crcel? Puede afirmarse que entra en juego alguna suerte de vocacin reparadora?12
Notas
1
Eugene Enriquez denuncia que cuando al hablar de una escuela x se dice la institucin escolar x,
simplemente se trata de una facilidad del lenguaje, ya que en la realidad lo que existe es la organizacin
y, por detrs suya, la institucin.
2
Castoriadis, C. (2005). Los dominios del hombre. Las encrucijadas del laberinto. Barcelona: Gedisa.
P.67.
4
Castoriadis, C. (2010). La institucin imaginaria de la sociedad. Buenos Aires: Tusquets Editores. P. 377.
Por ejemplo, el artculo 108 de la ley 24.660 dice que El trabajo de los internos no se organizar exclusivamente en funcin del rendimiento econmico individual o del conjunto de la actividad, sino que
tendr como finalidad primordial la generacin de hbitos laborales, la capacitacin y la creatividad.
7
Aclaracin importantsima: jams me pondra en la posicin barata de juzgar a quienes acuden a esos
espacios con esas intenciones. Desafo a cualquier lector a que, si tiene el infortunio de ir a la prisin, me
asegure que no emprender cuanta estrategia se le ocurra para lograr la libertad cuanto antes. Haciendo
esa aclaracin, tambin subrayo que las reflexiones que aqu ensayo son exclusivamente eso, reflexiones
que alimentan deseos o ideales que surgen de las crticas volcadas sobre la lgica del penal. Es que entiendo que algunos cambios estn casi exclusivamente en manos de quienes se encuentran recluidos y
recluidas, ya que muy difcilmente se d una modificacin estructural desde dentro del sistema.
8
Edelstein, G. (2005, Junio) La dialctica forma-contenido de la enseanza como prctica situada. Conferencia en el 2 Seminario Regional NOA La formacin docente, un campo de debates, Salta, Argentina.
dem.
11
12
Bibliografa
Bleichmar, S. (2008). Violencia social-violencia escolar. De la puesta de lmites a la construccin de legalidades (Escritos, conferencias, interrogantes). Buenos Aires: Noveduc.
Castoriadis, C. (2005). Los dominios del hombre. Las encrucijadas del laberinto. Barcelona: Gedisa
Castoriadis, C. (2010). La institucin imaginaria de la sociedad. Buenos Aires: Tusquets Editores,
Cerletti, A. A. (2008). Repeticin, novedad y sujeto en la educacin. Un enfoque filosfico y poltico.
Buenos Aires: Del Estante Editorial.
Edelstein, G. (2005, Junio) La dialctica forma-contenido de la enseanza como prctica situada. Conferencia en el 2 Seminario Regional NOA La formacin docente, un campo de debates, Salta, Argentina.
Enriquez, E. (2002). La institucin y las organizaciones en la educacin y la formacin. Buenos Aires:
Ediciones Novedades Educativas.
Furln, A. (1992). Currculum y condiciones institucionales. En Cuadernos Pedaggicos Universitarios.
Universidad de Colima, Mxico.
Migueles, M. A. (2003, Julio) La temporalidad de la enseanza. Ponencia presentada en el Encuentro de
Formacin Docente, Instituto de Formacin Docente. San Justo, Santa Fe, Argentina.
435
436
respuestas de los alumnos realizamos una tcnica grupal - la identificacin de uno mismo a travs de la
eleccin de un monigote- que nos permitieron ampliar la informacin, ya que hubo mayor expresin
individual y espontaneidad de los alumnos entrevistados, como as tambin el abordaje de cuestiones no
previstas, para su posterior anlisis.
La orientacin vocacional y la tutora
El estudiante de la escuela media o aquel que no tom su decisin sobre su transcurrir universitario
necesita saber a qu atenerse ante el futuro inmediato. Para actuar construye representaciones que le
permiten formular preguntas, imaginarse algo, acerca de lo que piensa emprender o de lo que necesita
hacer, es decir construir algunas respuestas en base a dimensiones que tengan algn significado para l
y que le permitan orientarse dentro del campo de sus gustos.
El marco histrico-social en el cual se desarrolle esta eleccin, ser determinante para el crecimiento profesional del adolescente, y la continencia social depende en gran parte, de las caractersticas del
mbito universitario al que el adolescente acceda y tambin de la consistencia con que se le presente el
contexto social ms general en que el alumno este inserto.
Teniendo en cuenta el desempeo en el proceso de aprender de los alumnos (escaso conocimiento
de los estudios, poca orientacin recibida, diferencias en el proceso enseanza y aprendizaje, etc) ha
hecho que la accin tutorial haya comenzado a surgir en los ltimos tiempos. En nuestro caso: el TutorPar. Es el que va a acompaar a la responsabilidad, autonoma, iniciativa, trabajo en grupo, adaptacin
al cambio, confianza en s mismo, etc.
La accin de tutora, entendida como funcin educativa, a la que le concierne el desarrollo de los
individuos debe comprometerse como agentes de cambio social, no slo con los individuos, sino tambin
con las instituciones.
La tutora est pensada como una funcin que busca crear las condiciones para reducir al mnimo su
protagonismo, es decir, que su modo de intervenir tiene como referencia no suplantar, ni suplementar a
los distintos actores de la escena pedaggica en el que le toca intervenir. La metfora del andamio,
una estructura, un entramado que sirve en una determinada etapa de la construccin, nos sirve para
comprender esta transitoriedad de la funcin tutorial
Discusin de resultados
Las preguntas en las encuestas estn orientadas a: Expectativas de estudio, Proyecto de futuro,
Identificaciones, Participacin familiar.
Alumnos
Expectativas de estudio
Ante la pregunta si tienen decidido qu estudiarn cuando egresen, el 70% contestan SI y el
30% responden que NO. Las carreras elegidas son: Abogaca, Polica, Ciencias Polticas, Deportistas,
Tecnologa, Informtica, Tecnicatura en Anlisis de Sistema, Ciencias Econmicas, Maestra Jardinera,
Maestra Especial, Asistente Farmacutica, Secretariado Administrativo, Kinesiologa, Profesorado en Letras, Profesorado en Educacin Fsica, Medicina, Nutricin, Asistente Social. La eleccin de iniciar los
estudios de nivel superior pone en juego expectativas de realizacin personal, profesional y laboral. Empezar una carrera universitaria constituye en desafo personal, que implica deseos de progresar, miedo
al fracaso y sostn o no del entorno familiar, social y laboral.
Tambin se les pregunt: si era para ellos ingresar a la universidad es un mundo desconocido? el 67% de los alumnos responden SI, las razones son: es un lugar donde nuestro futuro depende de nosotros mismos, de nuestra responsabilidad y dedicacin; hay que estudiar ms y no estar con mis compaeros; no todos son de la misma edad y voy a conocer otras personas; es un mundo diferente, entrar sola; la forma de estudio; que habr ms responsabilidad, etc. El 33% de
los alumnos restantes, contestan NO, porque no saben si seguirn estudiando o porque es el mismo mundo con ms estudio noms, o va a ser lo mismo, un poco ms pesado.
437
438
Proyecto de futuro
El 80% de los alumnos, SI tienen proyecto para el futuro, las razones son: han decidido qu
estudiarn; desean trabajar; formar una familia; independizarse y tener xito; ser alguien en el futuro;
tener un futuro digno y mejor, etc.
Puede interpretarse que la proyeccin de un futuro se relaciona con los deseos de superacin personal y profesional o de trabajo. Emprender una carrera universitaria constituye un desafo personal, que
implica expectativas de progreso, miedo al fracaso y sostn o no del entorno familiar, social y laboral.
lo importante que le permita a cada uno pensar sobre el quin soy y el futuro, ayudndolos de ese
modo a abrir nuevos interrogantes que irn tratando de responder solo o junto a sus compaeros, docentes y/u orientador. (Rascovan, S. 2000:217).
Identificacin
Ante la pregunta si se sienten identificados con alguien para seguir estudios superiores, el 56,75 %
de los alumnos NO se sienten identificados con nadie para continuar una carrera universitaria. Y el 43,24 % SI se sienten identificados: con sus padres, tos, primos, amigos; con los
docentes: de lengua, de economa, etc.
Los adolescentes tienen la posibilidad y el derecho de pensarse a s mismo, poner en duda la sapiencia de sus modelos, para construir su propia biografa. Las personas pblicas son modelos: los msicos,
los artistas, los polticos, los deportistas y tambin todos los que cumplen funciones de dirigencia o de
docencia: empresarios, profesores, etc. y por supuesto nuestros familiares o amigos. Entre ellos elegimos a algunos que se convertirn en nuestros modelos. Personas (que bien pueden ser bandas de
rock, deportistas, artistas) creencias, ideologas, ofrecen nuevos modelos de identificacin que le permiten ir construyendo su identidad personal. (RASCOVAN, 2000: 25)
Se toma una persona como modelo porque nos muestra una forma de vivir, de obrar, una tica de
conducta, ideales, objetivos de vida, que nos interesan, que nos agradan y que nos sealan un camino.
Casualmente, cuando el adolescente debe realizar su eleccin vocacional, es el momento donde
juegan sus identificaciones con los otros, se destierran algunas, se entierran otras y se construyen o recrean nuevas. Este rompecabezas que cada uno debe armar, de modo diferente y que es necesario para
tener acceso a su futuro devenir, implica un trabajo de elaboracin, de duelos, de resignificaciones, etc.
Participacin familiar
Otros de los determinantes fuertemente ligado a la eleccin vocacional - profesional, es lo que llamamos la participacin familiar y en muchos casos la "influencia familiar". La mayora de las veces
colocan a cada adolescente en una posicin dentro de los vnculos complejos de los ideales familiares.
El 50 % de los alumnos manifiestan que su familia NO influye en la eleccin de una carrera
universitaria. Tan slo los apoyan en sus decisiones.
Y el 50 % restante, aluden que SI son influenciados por sus familiares, en relacin que estudien
una carrera superior y que tengan la oportunidad que ellos no tuvieron.
La conclusin a la que se arriba, de acuerdo a los porcentajes obtenidos, es la siguiente: por un lado
se visualiza que la familia si se preocupa por el futuro de sus hijos y esto lleva a que mediante el dilogo, la eleccin de una carrera profesional sea aceptada por ellos mismos y por el otro lado resolver
una situacin econmica inmediata.
Es necesario tener en cuenta que la influencia de los padres es inevitable. Los padres influyen siempre, tanto si dicen "hace lo que vos quieras" o "segu tal o cual carrera", como si se desinteresan totalmente. Siempre va a haber una influencia, la diferencia es que a veces puede ayudar o acompaar y
otras veces puede impedir o hacer difcil una decisin.
Otro encuentro
A partir de las respuestas de los alumnos, los volvimos a entrevistar y trabajamos con la tcnica de
Los monigotes. La consigna era que cada alumno se identifique con uno, pensando en su proyeccin
de futuro.
Para nuestra sorpresa, y satisfaccin, la mayora se identificaban con las figuras: 4, 5, 6, 8, 11,12,
22, 25. Es decir que son alumnos decididos, seguros, con confianza en ellos mismos, deseosos de un
futuro realizable, con esperanzas de un futuro mejor.
Al recibir estas respuestas, destacamos la formacin acadmica y sobre todo la contencin afectiva y
social de la institucin educativa en su conjunto. Los alumnos al finalizar el ciclo escolar se enfrentan
con la eleccin de una carrera superior, en algunos casos al mismo tiempo, con el ingreso al mundo del
trabajo. Su nivel de aspiraciones y sus posibilidades de logro deben conciliarse con las expectativas de
los dems, es decir, familia, amigos, docentes, directivos, preceptores, tutores, etc.
Los intereses de una persona se definen, en gran medida, en funcin de las alternativas que brinda
su medio sociocultural. Estas estn determinadas por la jerarqua de valores que dicha realidad sustenta. No es cuestin slo de formar un profesional, un empleado o un tcnico sino que existe un amplio
espectro de condiciones socioeconmicas, afectivas, relacionales, culturales; tambin un conjunto de
inclinaciones y capacidades personales ms adecuadas para el estudio de una determinada especialidad
profesional y de trabajo. Si el estudiante logra hacer corresponder las aspiraciones subjetivas con las
posibilidades objetivas, su eleccin habr sido acertada.
Todos los alumnos visitaron y conocieron la Universidad Nacional de Catamarca. Hicimos un recorrido
por las facultades de Tecnologa, Humanidades, Derecho, Ciencias Exactas y Naturales, Ciencias Econmicas, Ciencias de la Salud y Ciencias Agrarias. Les entregaron folletos de carreras.
Tambin se les inform de las carreras que brindan los Institutos de Estudios Superiores, de la Escuela de Cadete de la Polica de la Provincia de Catamarca y se les provey documentacin de estas.
Conclusiones
Realizar la tarea de Orientacin Vocacional nos dio muchas satisfacciones. Los alumnos, desde el primer momento se interesaron por la propuesta. Manifestaban, a medida que bamos trabajando en cada
encuentro, mucho inters por las consignas, los temas tratados y el deseo manifiesto de colaborar constantemente. Y al finalizar nuestra tarea, el reconocimiento de cada uno con respeto y atencin.
Lograr que los alumnos expongan sus anhelos de un proyecto de vida de futuro y la posibilidad que
439
440
nos brindaron tanto ellos como la comunidad educativa, es para nosotros muy gratificante como docentes formadores y alumnos tutores-pares.
Los docentes no deben perder de vista que pueden convertirse en modelos de identificacin para el
adolescente, que se encuentra en un proceso de bsqueda de su propia identidad y que deben realizar
orientacin desde las asignaturas que ensean. Los alumnos valoran mucho las materias si ven la relacin que tienen con la realidad profesional y laboral; por lo tanto es necesario que cada docente brinde
informacin profesional y ocupacional a travs de diferentes metodologas de aprendizaje. Sus actividades deben implicar algo ms que la mera adquisicin de conocimientos acerca de una asignatura especfica; deben estar convencidos que todas las actividades curriculares poseen un contenido formativo, que
implica el aprovechamiento de los elementos culturales como estmulo para el desarrollo de conductas
que comprometan al ser humano en sus aspectos biolgicos, intelectuales y afectivos.
Los docentes deben tener presente que toda tarea ulica, de orientacin y tutorial se fundamenta en
el principio de personalizacin de la enseanza, esto es considerar a cada individuo como un ser singular y creativo, autnomo y libre.
En definitiva, se trata de reconocer las responsabilidades especficas que tienen los docentes en la
educacin, lo cual supone articular y sumar constantemente los esfuerzos que realizan. Y de esa manera
no se vern sorprendidos o angustiados ante el futuro que les espera a los alumnos; los ayudar a
afrontar la vida universitaria.
Lo manifestado anteriormente lleva a plantear que el aprender en el alumno implica una estructura
nueva de comportamiento, implica modificar una ya existente, en sentido permanente y no temporario,
que surge como necesidad humana slo en la medida en que planteemos al sujeto en relacin a un contexto natural, social y cultural, al cual debe integrarse y en vinculacin con el cual crece, se desarrolla,
vive, etc. y que es la necesidad de adaptacin al medio la que requiere que el sujeto modifique o adquiera patrones de comportamiento.
Sabemos que el conocimiento de los procesos del aprendizaje humano se ha visto dificultado por el
imperialismo de algunas teoras. No hay una nica teora que hegemonice los principios generales para
explicar las conductas del ser humano: actitud, habilidad, destreza, estrategias resolutivas, etc. Sin embargo las mismas intentan mostrar qu es lo que pasa durante la experiencia de aprender, qu tipos de
actividades proponen los docentes para que los alumnos logren cambiar o adquirir nuevas conductas.
Y que el aprendizaje es un proceso extendido a lo largo de la vida, coordinado con otros aprendizajes
que se producen en el aula, en la familia o en otros grupos, es decir que los aprendizajes no estn aislados unos de otros sino integrados. Asimismo se debe reconocer que el sujeto del aprendizaje no recibe
pasivamente la informacin que le llega del exterior, sino que la interpreta y reconstruye a partir de estructuras mentales organizadas que ya posee, que son, adems diferentes a las de cualquier otro sujeto.
Consideramos que una oportuna orientacin vocacional y acompaamiento tutorial contribuir a disminuir la indecisin de los alumnos ante la eleccin de una carrera profesional.
Bibliografa
ALLIDIERE, N. (2004): El Vnculo Profesor Alumno. Argentina. Editorial Biblos.
BISQUERRA ALZINA, R. (2008): Modelos de Orientacin e Intervencin Psicopedaggica. Barcelona. Editorial Praxis S.A.
CORBO ZABATEL, E. (2008): Sujetos y Aprendizajes. Argentina. Editorial Cooperativa El Farol.
CORBO ZABATEL, E. (2009): Sujetos que aprenden: Perspectivas y Problemticas. Argentina. Editorial
Coleccin Investigacin y Tesis MNEMOSYNE.
KORINFELD, D., LEVY, D, y RASCOVAN, S. (2010): Tutoras en la universidad. Acompaamiento o Tutelaje?. Editorial Punto Seguido. Argentina.
KRICHESKY, M. (2008): Proyectos de Orientacin y Tutora. Editorial Paidos. Argentina.
LATORRE, A. (2003): La Investigacin-accin. Conocer y cambiar la prctica educativa. Editorial Gra. Barcelona.
MARTIN, E. y SOL, I. (2011): Orientacin Educativa. Modelos y Estrategias de Intervencin. Volumen I
y III. Editorial Gra. Barcelona.
MOLINARI, A. (2008): Proyectos de Orientacin y Tutora. Argentina. Editorial Paids.
441
442
En los dichos de los alumnos el estar en la misma situacin, es el estructurante que configura la
identidad del individuo y del grupo, producida y re-producida en la imagen que cada uno tiene de
nosotros y de los otros. La figura del compaero, del grupo y de la familia ocupa un lugar crucial en
sus representaciones, como aquellos sujetos que intervienen en todas sus experiencias.
El otro momento refiere a los dos ltimos aos de la carrera, las representaciones que tienen acerca
del acompaamiento apelan al reconocimiento de su identidad por parte del docente. Visualizan mayores espacios que favorecen el dialogo y la escucha. Posicionan al profesor como un par, de alguna manera esto estara dando cuenta de la disminucin de la asimetra que para las representaciones de los
alumnos exista de manera muy marcada en los primeros aos.
La formacin es entendida, no slo como la capacidad de adquirir conocimientos y de educarse, sino
tambin como un cambio de actitud, de construccin y elaboracin constante que les permitira encontrarse consigo mismo en torno a su desarrollo personal. As, las representaciones que tienen sobre la
formacin y los espacios de acompaamiento configuran espacios clave de construccin del conocimiento profesional docente.
Desarrollo
Es preciso presentar la nocin tanto de formacin como de acompaamiento, dentro de la que se
intento encuadrar esta investigacin. La formacin expresada como la posibilidad de analizar y reflexionar todos los aspectos que se entrecruzan en una situacin de prctica; de problematizar los fenmenos
que acontecen en la prctica, tornarlos inteligibles por medio de la observacin, la escucha y la reflexin. Es la observacin, la escucha (tanto de los fenmenos que se dan a nivel externo como de los movimientos internos) y la reflexin sobre las dimensiones de la implicacin, lo que se juega en la situacin de prctica de una futura profesin3. Por lo tanto, se refiere a algo ms que a la posibilidad de
apropiarse de un saber transmisible por otro, alude tambin a un saber sobre el propio saber del sujeto
que es intransmisible y que slo es posible comprenderlo e interpretarlo a partir de las posibilidades que
brinda la situacin de formacin4 que inevitablemente conlleva a peligrosos niveles de de-formacin y
conformacin. Las experiencias de prctica profesional slo podrn pensrselas como formativas siempre y cuando sean retomadas para ser analizadas en un espacio y tiempo de formacin, es decir, a partir de una situacin de formacin (ALONSO, M. C. 2007).
Alonso, M. C. (2007) en su trabajo Dispositivos de acompaamiento en la formacin docente (un
caso particular en un profesorado universitario), hace referencia a la formacin desde el plano de las
relaciones intersubjetivas (lo relacional) tanto de aquellos procesos ms visibles como de los procesos
inconscientes e imaginarios que puedan existir; tales relaciones se sitan siempre en el contexto de un
grupo, de una organizacin, de una institucin, en un contexto sociohistrico y poltico que circunscribe
la manera en que esas relaciones pueden establecerse.
Por otra parte, cuando hacemos referencia al termino de formacin, en este trabajo se adopto la nocin utilizada por Ferry, G. (1991), quien afirma que: Formarse es adquirir una cierta forma. Una forma
para actuar, para reflexionar y perfecciones esta forma. (FERRY, G.; 1991:53), es decir, sobre la idea
de formacin como la forma de encontrar formas para cumplir con ciertas tareas para ejercer un oficio,
una profesin, un trabajo.
Segn Ardoino, J. (2005) la palabra formacin aparece ligada a la idea de dar una forma, de una especie de molde. Molde as como formacin, encontramos su etimologa en la palabra italiana formaggio.
En formacin, formaggio, es dar forma a un trayecto personal y profesional.
Podramos afirmar entonces, que el concepto de formacin desde el que se encuadro este trabajo, implica una accin profunda ejercida sobre el sujeto, tendiente a la transformacin de todo su ser, que apunta
simultneamente sobre el saber-hacer, el saber-obrar y el saber pensar, ocupando una posicin intermedia
entre educacin e instruccin. Concierne a la relacin del saber con la prctica y toma en cuenta la transformacin de las representaciones e identificaciones en el sujeto que se forma en los planos cognoscitivos,
afectivos y sociales orientando el proceso mediante una lgica de estructuracin, no de acumulacin.
De este modo, se plantea la idea de un sujeto que se forma a si mismo pero siempre por la mediacin de formadores, de situaciones accidentales, sucesos crticos o bien, desde algn dispositivo de formacin. En relacin a lo expuesto en este prrafo, el autor considera que Formarse es aprender a devenir. Es construir el propio camino de desarrollo profesional y personal. Formar es, entonces, ayudar a
formarse. (FERRY, G. 1991:13)
443
444
En la formacin se reciben sujetos que ya transitaron diversos niveles educativos, estos tienen ciertas
experiencias vividas dadas a partir de las cuales se puede trabajar. En todo proceso de formacin, es decir, en situaciones de formacin, los contenidos, los recorridos y las actitudes, se miran intentando dilucidar la articulacin entre el recorrido personal y las exigencias institucionales de la formacin profesional.
La formacin es fundamentalmente deformacin, destruccin, reforma, correccin y rectificacin de
prcticas de pensamiento y accin que obstaculizan la formulacin y resolucin de problemas de orden
superior, manifestndose tanto a nivel del proceso epistmico de formacin conceptual en la historia de
las ciencias como en los procesos de formacin del s, en la gnesis psicolgica y pedaggica de formacin individual de conceptos. En el proceso de formacin estaramos en un proceso que no puede tener
fin, donde el sujeto en formacin siempre puede cambiar y evolucionar de un cierto modo.
La formacin solo puede hacerse en forma real en grupo. La formacin es abordada entonces, dentro
del campo de lo relacional (donde se incluyen, aquellos procesos ms o menos visibles, como as tambin, aquellos procesos inconscientes e imaginarios que puedan existir en cada sujeto en formacin);
tales relaciones se sitan siempre en el contexto de una organizacin, de una institucin, de un grupo.
En un contexto sociohistrico y poltico particular, que circunscribe la manera en que esas relaciones
pueden establecerse.
La nocin de acompaamiento que se trabajo aqu, es la propuesta por Ardoino, J. (1997) al establecer que es una nocin que contiene al tiempo y no solamente al espacio (Ardoino, J.; 1997:62-63). Es
decir, mediante este modo de concebir el acompaamiento ligado no solo a una nocin espacial sino
tambin temporal, permite y apunta a una evolucin de las relaciones intersubjetivas y, por ello, a una
reinterrogacin de opiniones, creencias, representaciones, actitudes que expresan los sistemas de valores en juego (Ardoino, J.; 1997: 86).
El acompaamiento permite y apunta de este modo, a la evolucin de las relaciones intersubjetivas
y, por lo cual se llega tambin a una reinterrogacin de opiniones, creencias, representaciones, actitudes que expresan los sistemas de valores en juego.
Frente a esto, podramos interpretar que5:
1- El acompaamiento de estudiantes puede revestir diferentes formas en su concrecin prctica pero fundamentalmente es de carcter preventivo y facilitador de desarrollo de competencias.
2- Los profesionales acompaan desde la instruccin y el modelage, favoreciendo la identificacin de
los potenciales propios y del espacio de prcticas como un referente educativo de amplio alcance.
3- La reflexin desde la prctica, se sustenta en la condicin profesional de los educadores y su papel
protagnico en el proceso de enseanza y aprendizaje as como tambin, en la capacidad de los docentes para generar saber pedaggico.
4- Acompaar un proceso de aprendizaje iniciado en la experiencia supone enmarcarlo en un trabajo,
en el cual el profesor es al mismo tiempo modelo de identificacin, orientador, gua.
5- Los ciclos de prctica influyen significativamente en el modo como va configurndose aquello que
algunos autores denominan el "pensamiento prctico" del profesional reflexivo. Los saberes de la
prctica son en realidad aprendizajes "poco estructurados" que representan el resultado de la experiencia acumulada y transmitida de generacin en generacin. Desde este enfoque, los ciclos de
prctica profesional instrumentados desde la carrera ofrecen la posibilidad de apropiarse de un conjunto de normas y pautas de desempeo que intervienen en el modo de hacer y pensar los hechos y
situaciones del ejercicio profesional cotidiano.
La investigacin ha sido sustentada empricamente mediante la realizacin del estudio de un caso
particular, donde se intento comprender la complejidad de su singularidad.
La orientacin metodolgica ha sido cualitativa y exploratoria, basada en la descripcin del fenmeno
estudiado a fin de producir construcciones conceptuales. La misma, se caracterizo por ser holstica basada en la dinmica de las acciones sociales realizadas por los sujetos actuantes, cuyo objetivo fue comprender desde dentro el caso en su particularidad y complejidad en relacin con las representaciones que
tienen los alumnos de Ciencias de la Educacin sobre la formacin y los espacios de acompaamiento.
El estudio de casos se sustenta sobre algunos hechos especficos y la recogida selectiva de informacin de carcter biogrfico, de personalidad, intenciones y valores, permite al que lo realiza, captar y
reflejar los elementos de una situacin que le dan significado. La singularidad del caso no excluye su
complejidad. Un caso puede constituirse por grupos, acontecimientos, concatenacin de dominios. Un
estudio de casos es tambin un examen holsta de lo nico, lo que significa tener en cuenta las complejidades que lo determinan y definen (Stake, R. E.; 1994).
El trabajo al estar basado en el estudio de un caso, el anlisis del material emprico parti de sucesivos acercamientos y la reconstruccin del objeto de estudio. El quinto nivel de la carrera se ha tomado
como caso de anlisis para la presente investigacin.
En relacin con la fuente de informacin bsica, estas han sido: testimoniales, en la que se realizaron
entrevistas en profundidad grupales y registros de observacin de la entrevistas, a los alumnos que estaban cursando regularmente el ultimo nivel de la carrera de Profesorado en Ciencias de la Educacin
durante el ciclo acadmico 2011. Desde este instrumento de recoleccin de informacin, basado en la
escucha atenta de los protagonistas directos de esta investigacin, se intento descubrir y caracterizar
las representaciones que tienen los alumnos de Ciencias de la Educacin sobre la formacin y los espacios de acompaamiento.
El universo de investigacin comprendi a los estudiantes de la Carrera de Profesorado en Ciencias
de la Educacin, en su ltimo nivel de formacin, de una Universidad Nacional en particular.
La unidad de anlisis han sido los alumnos que estaban cursando en el primer cuatrimestre del ciclo
acadmico 2011 las ctedras: Pedagoga de la Formacin, Psicosociologa de la Formacin y Pasanta y
Memoria; y que estos, en el segundo cuatrimestre, cursaron regularmente las ctedras de Pasanta y
Memoria, y Sistemas y Polticas de la Formacin. Se realizo la seleccin de estas ctedras ya que se encuentran ubicadas en el quinto nivel del Plan de estudios del Profesorado en Ciencias de la Educacin.
Las propuestas de estas ctedras, tienen en cuenta los aprendizajes anteriores y posteriores de los
alumnos, desde una perspectiva de lo posible y del tratamiento espiralado de los contenidos.
Las ctedras corresponden al quinto nivel, la seleccin se basa en que estas, centran su abordaje en la
formacin del profesorado segn el curriculum vigente (Plan de estudios 2000 Profesorado en Ciencias de
la Educacin). Es decir, abordan las dos temticas a ser investigadas (la formacin y el acompaamiento).
La ctedra Pasanta y Memoria ha sido tomada como ctedra central en la unidad de anlisis, no
solo por ser una materia de dictado anual, sino porque me he desempeado en esta como Egresada
Adscripta, all se abordan las dos temticas de esta investigacin.
La tcnica que se utilizo fueron las entrevistas en profundidad grupal a los alumnos que cursen regularmente las Ctedras pertenecientes al quinto nivel de la Carrera en Ciencias de la Educacin: mediante la que por reiterados encuentros cara a cara entre el entrevistador y los informantes, la investigacin
se dirigi hacia la comprensin de las perspectivas que tienen los informantes respecto de sus vidas,
experiencias o situaciones, tal como la expresaron con sus propias palabras, tratando de evitar las respuestas cortas. Esta tcnica se utiliz por cuanto se caracteriza por, reunir narraciones autobiogrficas
que constituyen la materia prima de este estudio, haciendo visibles las representaciones de los sujetos
en torno a las temticas abordadas por esta investigacin.
En la primera entrevista, la tcnica de recoleccin de informacin estuvo comprendida en dos instancias: la primera, mediante de la rememoracin del pasado se posibilito la visualizacin de las representaciones que los alumnos tenan respecto a la problemtica estudiada. Y en una segunda parte, mediante la elaboracin de un ejercicio proyectivo6 en el que individualmente, expresaron simblicamente lo
comentado en las entrevistas.
En la segunda, la tcnica comprendi en que los alumnos lograran recuperar aquellas experiencias de
formacin que consideraban significativas en sus trayectos de formacin, sus representaciones se enmarcaron en tres ejes: el tiempo, el espacio y el sentido que le atribuan a la ese hecho en particular, y
como este a su vez, configuro sus representaciones de las temticas estudiadas.
La hiptesis central sostiene que las representaciones que tienen sobre la formacin y los espacios
de acompaamiento configuran espacios clave de construccin del conocimiento profesional docente.
Los resultados obtenidos confirman que los alumnos entrevistados perciben la figura del par, el grupo y el docente como aquellos sujetos intervinientes en los espacios de acompaamiento.
Se evidenciaron dos momentos claramente definidos por los alumnos a lo largo de su trayecto acadmico, uno de ellos refiere a los primeros aos de la carrera donde las representaciones que tienen acerca del docente como acompaante de sus procesos de formacin estn relacionadas a ciertas imgenes
asociadas a un sujeto inalcanzable, poseedor del conocimiento. Mencionando que las instancias de participacin e intercambio son reducidas o nulas y el nmero de alumnos aparece en los relatos como uno
445
446
Primer momento:
Abarcando los primeros
tres aos de la carrera
universitaria
La formacin
y los espacios
de acompaamiento
Segundo momento:
Abarcando los ltimos dos
aos de la carrera universitaria
Figuras de el otro
Primer Momento:
a) La representacin acerca de una imagen idealizada del docente como un sujeto poseedor de conocimiento que a su vez es inalcanzable. Esta representacin sobre la figura del docente, se encuentra
estrechamente vinculada con la abordada en la investigacin titulada: Factores que inciden favoreciendo u obstaculizando la participacin efectiva en el aula universitaria, segn las percepciones de los
alumnos (2009) que se constituyo en la Tesis de mi Licenciatura en Ciencias de la Educacin. En la
misma, uno de los obstculos para la participacin de los alumnos, segn sus percepciones era la figura
del docente, ese otro y en donde, el encuentro con este, es donde se percibe el miedo por parte de
algunos alumnos. El miedo anticipaba las consecuencias amenazadoras de las propias acciones originadas en los deseos, e inicia medidas para evitar las vivencias de displacer; este factor obstaculizador de la
participacin en el aula que era percibido en la mayora de los testimonios de los alumnos universitarios7.
El miedo se convierte as, en el motor que activa la disposicin a participar o no en el aula universitaria.
b) La representacin acerca de la imagen del compaero, grupo de estudio y de la familia; es abordada en las expresiones de los alumnos, que al hacer referencia al compaero y al grupo hacen referencia al estar en la misma situacin, es el estructurante que configura la identidad del individuo y del
grupo (asumida por va de identificacin en cada sujeto, hasta el punto de constituir parte de su subjeti-
vidad misma) es producida y re-producida en la imagen que cada uno tiene de nosotros y de los otros.
Los estudiantes que mediante la interaccin que construyen con el medio y con los otros individuos
(el compaero y el grupo de estudio, en este caso), logra encontrar sus apoyaturas 8 en este proceso de
reconstruccin de su propia identidad en el trayecto de formacin.
Las figuras tanto de los compaeros, como del grupo de estudio y en algunas expresiones, la figura
de la familia cobra importancia en las representaciones que tienen los estudiantes ya que consideran
que stos, intervienen en sus experiencias.
Segundo Momento:
a) Las representaciones que tienen acerca de los espacios de acompaamiento y las figuras que en
ellos identifican en este segundo momento abarca los dos ltimos dos aos de la carrera, mencionan al
docente y lo posicionan como un figura mas cercana, esto estara dando cuenta de la disminucin de la
asimetra y una ruptura en relacin con las representaciones de los tres primeros aos de la carrera.
Mansione, I. (2004) hace mencin a esta problemtica que se evidencia en las representaciones de
los alumnos acerca de los primeros aos de cursado de la carrera, dadas las caractersticas de la prctica profesional docente, es en el eje de la interaccin donde se da la construccin y reconstruccin de
los vnculos entre alumno, objeto de conocimiento y docente. El vinculo planteado desde esta perspectiva tiene por lo tanto connotaciones tanto afectivas como gnoseolgicas. Las practicas docentes universitarias requieren de pensar en la construccin de espacios donde se logre articular los conocimientos
tericos de los diferentes conocimientos interdisciplinarios con la prctica profesional de los futuros cientistas de la educacin, en pos de preservar, favorecer y ayudar al desarrollo y cuidado de la identidad
docente en el vnculo () es en esta reelaboracin donde proponemos incorporar las dimensiones latentes para poder manejar disolver los obstculos no conscientes que aparecen en la relacin con el sujeto del aprendizaje, con el objeto de conocimiento y con el grupo ulico. (Mansione, I.; 2004:26)
Conclusin
A partir del anlisis de los resultados finales de esta investigacin, se concluye afirmando que las
representaciones de los alumnos acerca de la formacin y de los espacios de acompaamiento configuran espacios claves de construccin del conocimiento profesional docente.
En los dichos de los alumnos el estar en la misma situacin, es el estructurante que configura la
identidad del individuo y del grupo, producida y re-producida en la imagen que cada uno tiene de
nosotros y de los otros. Nos parece pertinente traer a colacin un extracto de Sandra Carli (2011), a
propsito de los trabajos de investigacin que viene desarrollando en universidades argentinas:
El ingreso a la Universidad y a los aos que se permanece en ella . sea como estudiantes o
sea como profesores o investigadores propician una sociabilidad acadmica, una sociabilidad
institucional, que debe leerse yendo ms all de los objetivos institucionales de la formacin,
en tanto esa sociabilidad excede los lmites de la institucin misma, desde sus fronteras materiales hasta la posibilidades de conocimientos institucionales de sta. La Universidad debe ser
analizada como un espacio de experiencias para poder escuchar aquello que queda fuera de las
clasificaciones y cdigos que pretenden capturarla. Desde cierta perspectiva, es necesario mirarla desde un afuera que provoque cierto extraamiento a lo vivido/conocido. (pp. 103)
Esta investigacin abre una nueva investigacin relacionada a una posible problemtica surgida en
sta; una de las invariantes del caso, ha sido el sentido de identidad y pertenencia al grupo de pares en
la Universidad. Los estudiantes en sus argumentaciones sobre las representaciones que tienen acerca
del acompaamiento, remarcaron en varias oportunidades la figura del par, basndose en la experiencia
cotidiana estudiantil, destacando ciertos aspectos que hacen a la tarea de cursar materias, a las caractersticas propias de cada uno de los grupos de estudio, a la seguridad que le brinda la presencia del
compaero en su trayecto acadmico, y a los movimientos migratorios que han realizado a travs de su
vida en torno a su formacin. Una de las lneas de anlisis que se ha desprendido de ese estudio, hace
referencia a la figura del compaero, no solo como quien acompaa su recorrido acadmico, sino que
tambin, es aquel que le sirve de sostn en determinados momentos. Tal es as, que el grupo podra
447
448
configurarse en la apoyatura sobre la cual el alumno que migra construye su nueva identidad.
Notas
La investigacin se titula: Las representaciones que tienen los alumnos de Ciencias de la Educacin sobre la formacin y los espacios de acompaamiento. Beca de Iniciacin. Directora: Mg. Ma.
Teresa Alcal. Co Directora: Mg. Ma. Cristina Alonso. Aprobado por la Secretaria de Ciencia y Tcnica de
la U.N.N.E. Resolucin N 1115/09 C. S., Secretaria General de Ciencia y Tcnica. U.N.N.E. (2010-2013).
1
Elaboracin de un ejercicio proyectivo, la autora del dispositivo es de la Prof. Lidia Fernndez, publicado en la Revista de las Primeras Jornadas Nacionales Los enfoques institucionales en educacin de
la REDEIE. U.N.N.E. Resistencia, Chaco. 2009)
7
Es en la interaccin permanente con el otro sujeto, donde surge lo que tiene que ver con el orden del deseo, de lo afectivo, del odio, del miedo, de la culpa, de la angustia y tambin lo que surge del inconsciente.
Lidia Fernndez en su captulo Crisis y dramtica del cambio establece una ciertas bases para diferenciar catstrofe y crisis; para esta ultima nocin considera lo siguiente: La crisis dice Kas (1979) es
una experiencia de ruptura en el transcurso de las cosas, vida como un quiebre imprevisto y masivo de
los lazos que unen al sujeto con sus apoyaturas, en Butelman, I. (1996) comp.
En este sentido, para Kas (1976) la experiencia de crisis est dada por la experiencia de ruptura en la
continuidad de las cosas, de s mismo y del entorno y, por lo tanto, en relacin con los apoyos con que
cuenta el psiquismo. Kas plantea que adems del apuntalamiento de la pulsin sobre las funciones biofisiolgicas corporales y el del objeto de amor sobre la madre, existe un apoyo sobre el self (soi) y un
apoyo de las funciones psquicas sobre el grupo y la institucin en aquello que mediatizan del orden social y cultural mediante formas y procesos propios. (Kas, R. 1979, 14)
Bibliografa
Ardoino, J. (2005) Complejidad y Formacin. Pensar la Educacin desde una mirada Epistemologa. Bs. As.
UBA FFyL. Novedades Educativas. Coleccin Formacin de Formadores. Serie Los Documentos.
Ardoino, J. (1997) La implicacin. Conferencia en el Centro de Estudios sobre la Universidad. UNAM. Mimeo.
Alonso, M. C. (2007) Dispositivos de acompaamiento en la formacin docente: una aproximacin desde
el estado del arte. Facultad de Humanidades U.N.N.E. En prensa.
Alonso, M. C. y otras (2008) El acompaamiento y sus configuraciones en el ciclo de practicas de la futura profesin. Ponencia presentada en el Congreso Nacional de Formacin Docente La formacin
docente en el debate pedaggico actual. Octubre de 2008. Resistencia, Chaco.
Carli, S. (2011) Figuras de la amistad en tiempos de crisis. La universidad publica y la sociabilidad estudiantil. En Frigerio, G. y Diker, G. (comps.) Educar: figuras y efectos del amor. Serie seminarios
del CEM. Coleccin del estante. Editorial fundacin La Hendija. Bs. As.
Fernndez, L. (1996) Crisis y dramtica del cambio. En Butelman, I. (comp.) Pensando las instituciones.
Paidos. Bs. As.
Fernndez, L. (1986) La situacin de formacin y sus condiciones. Una mirada pedaggica institucional
al problema. Mimeo. Dpto. de Ciencias de la Educacin - Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Bs. As.
Ferry, G. (1990) El trayecto de la formacin. Los enseantes entre la teora y la prctica. Paidos Educador. Mxico.
Ferry, G. (1991) Formacin de formadores. Bs. As. UBA FFyL. Novedades Educativas. Coleccin Formacin de Formadores. Serie Los Documentos.
Mansione, I. (2004) Las tensiones entre la formacin y la practica docente. La experiencia emocional del
docente. Homo Sapiens. Rosario.
Stake, R. E. (1994) Investigacin con estudio de casos. Segunda edicin. Ediciones Morata. Madrid.
449
450
alumnos, no docentes, docentes, graduados. El mayor peso asignado al voto de los docentes y graduados presenta una situacin al menos de desigualdad al momento de elegir a los representantes, lo cual
amerita algn tipo de reflexin acerca de la legitimidad de estos criterios en la asignacin ponderada del
voto. Tambin, la forma de administrar la democracia conlleva situaciones como las del claustro no docente, en donde cada uno de los empadronados en cada facultad o instancia rectoral pueden votar a
todos sus representantes en todas las facultades, vale decir que un voto no docente equivale a la cantidad de facultades que existan, lo cual constituye un caso indito en las prescripciones de la vida democrtica. En el mismo sentido, las funciones que cumplen las Juntas Electorales de las Facultades han
quedado sesgadas a tal punto de no poder tener injerencia en la oficializacin de candidatos al Consejo
Superior, centralizando de este modo, el poder en la Junta Electoral de la Universidad y, en ltima instancia en el Consejo Superior. Como corolario, tenemos adems la aprobacin reglamentaria para la
presentacin de listas sbanas y colectoras, lo cual parece contradecir los principios ms elementales
para la participacin democrtica como es la de tener las mismas oportunidades de ser elegido.
Se encuentran entonces grupos con distintos intereses (en algunos casos hasta contrapuestos) y con
diferente posicionamiento frente a la posibilidad tanto de la toma de decisiones como al nivel y calidad
de participacin que facilitan las mismas. Se agudiza an ms la situacin pensar en iguales sectores
con distintos derechos (lase imposibilidad de votar y postularse de los docentes interinos en la UNSL).
Acerca del Gobierno Universitario: repblica chica?
La simetra mostrada por los reformistas entre un sistema de gobierno democrtico de una repblica
y el de una universidad (Kandel, 2004) condujo en ese momento a realizar importantes modificaciones
al interior del sistema universitario argentino. Hoy, esta simetra adems de inviable podra considerarse
por algunos reformistas hasta vergonzosa.
La forma organizativa institucional de la Universidad ha pretendido por momentos semejar, al menos
en trminos generales, a un sistema democrtico de una Nacin. De este modo nos encontramos con un
poder ejecutivo en distintos niveles (Rector, Decanos, Secretarios) y una especie de poder legislativo
concebido principalmente en los Consejos en tanto rganos colegiados. Lo llamativo de esta disposicin
es la ausencia casi total de un sistema judicial claramente distinguible y no mezclado con las otras formas de poder. A lo sumo se encuentra una pequea oficina en la Universidad Nacional de San Luis cuyo
nombre versa Asesora Legal la cual se encuentra bajo la dependencia del Rectorado. Experiencia en la
provincia de San Luis y en nuestro pas nos sobra para haber aprendido la cantidad ilimitada de actos de
corrupcin que pueden llevarse a cabo a partir de la complicidad y sumisin de un poder sobre otro.
Esto en la Universidad conlleva consecuencias fcilmente apreciables y difcilmente deseables en un sistema donde la transparencia y la democracia deberan primar.
Esto provoca, entre otras cosas, facilitadores notables para quienes detentan el poder y dificultades
asombrosas a la hora de pretender defender derechos mnimos de muchos integrantes de la comunidad.
Sin entrar en tantos detalles cabe mencionar por ejemplo la violacin de principios tan bsicos como los
consagrados en la constitucin de la Nacin Argentina (1994) en donde en su Art. 14bis se expresa que:
El trabajo en sus diversas formas gozar de la proteccin de las leyes, las que asegurarn al trabajador: ... retribucin justa; salario mnimo vital mvil; igual remuneracin por igual tarea; ... estabilidad
del empleado pblico; .... Lo cual por ejemplo es violado con la premiacin econmica por ttulo de
postgrado que detente cada trabajador, sin mediar de por medio exigencia en la distincin laboral que
dicho ttulo acompaara.
Del mismo modo el acceso a los cargos docentes por medio de concursos pblicos adolece se serias
deficiencias desde el punto de vista de la transparencia y justicia que deberan primar en estos actos.
As como los votos de los congresales en un pas, los debates, argumentaciones y contra argumentaciones en la Universidad son lamentables justificaciones y expresiones de lo que en muchos casos ya est
decidido, los jurados de un concurso remarcarn en su gran mayora los elementos que acreditarn la
designacin de un postulante sobre otro. Esto que en principio parecera difcil de llevarse a cabo, resulta sencillo al encontrar un respaldo normativo que legitima este accionar. En este sentido, uno de los
ejemplos lo refleja Reglamento de Rgimen de Carrera Docente (UNSL, 1997) en el cual el Jurado en su
Dictamen Final con la evaluacin realizada y con un anlisis comparativo de los antecedentes y de la
oposicin de los aspirantes para proponer un orden de mritos. En apariencia esto no despertara sospechas si no fuera porque la reglamentacin deja librado al azar la inclusin de los criterios evaluativos a
451
452
priori o a posteriori de la presentacin de los postulantes. Otro tanto sucede con la incumbencia que
puede tener un veedor durante el transcurso de un concurso, la cual es prcticamente nula, con poca voz
y ningn voto. Asimismo, los tiempos y las causas legales por las cuales uno puede ejercer los derechos
relativos a impugnaciones y recursos de reconsideracin son por dems escasos y difciles de aplicar.
Sorprende pero a la vez se comprende que una normativa tan laxa y permisiva no genere el ms
mnimo nimo de ser modificada, de este modo la misma sirve en algunos casos tanto para apoyar decisiones arbitrarias como para justificar el accionar de los miembros del Jurado. Bajo este panorama los
primeros vnculos que deber hacer el novato antes del ingreso al puesto de trabajo tendrn que ver
con los contactos previos materializados en trabajos por concurso en calidad de Auxiliares Ad honorem
generando una especie de servilismo que servir luego de antecedente en la obtencin de un cargo remunerado. De igual modo se instalan las pasantas y con menos intensidad las becas. Todos estos elementos facilitarn en sumo grado las posibilidades de ingreso en el puesto de trabajo.
Evaluacin de gestin y evaluacin de las actividades docentes
Se hallan notorias diferencias en lo que respecta a la evaluacin que sufren los distintos actores institucionales. Mientras que tanto la labor docente como la investigativa constan de numerosas instancias
de seguimiento, incluso por distintos sectores universitarios (ver por ejemplo el caso de la docencia en
donde se debe presentar el programa, las actividades docentes planificadas, se recibe la evaluacin de
los alumnos, etc.); la tarea de gestin no parece merece la misma suerte. En un sistema representativo
y democrtico normalmente se afirma que dicha evaluacin estar dictaminada por el premio o castigo
que puede implicar el voto en las prximas elecciones, lo cual a todas luces se demuestra que es ineficiente e incluso ficticio puesto que la supuesta democracia universitaria no se encuentra ajena a la multitud de manejos y arreglos que implican el voto masa para la consecucin de diferentes intereses de los
distintos sectores de la universidad. Tal como lo refiere Lopera Palacio (620:2004) la continuidad o prolongacin de los directivos universitarios en la vida institucional no es, necesariamente, resultados de
una eficiente gestin. En principio se podra afirmar que la verdadera gobernabilidad en el sistema universitario lejos de restringirse a la habilidad para tranquilizar a la comunidad universitaria y permitir
espacios de participacin y democracia (620:2004), estara volcada en parte a la posibilidad de desarrollo y crecimiento de los grupos dominantes, tanto poltica como acadmicamente.
El incremento de las tareas administrativas y burocratizacin en algunos casos pueden ser facilitadores de esta situacin. Tal como seala Acosta (2005), el proceso de departamentalizacin en trminos
generales lejos de agilizar las vas de comunicacin e interaccin pedaggico administrativa, ha incrementado notablemente la burocratizacin. En la Universidad Nacional de San Luis en general y en particular la Facultad de Ciencias Humanas, adems de la superposicin entre Consejo Directivo, Consejos
Departamentales, Coordinadores de Carrera, Comisiones de Carrera, etc., en cuanto a toma de decisiones y formas de evaluacin de las distintas actividades docentes; se encuentra el incremento de actividades administrativas al interior de estos cuerpos y hacia el puesto docente. Tanto la cantidad de instancias
regulativas como la demora que estos procesos sufren en muchas ocasiones pone en peligro incluso la
iniciacin de determinadas actividades acadmicas. Sin duda, la gobernabilidad se encuentra ligada en
mayor o menor medida con la evaluacin y queda claro el peso de esta accin sobre los docentes.
Otra forma de abordaje que tiene que ver tanto con la gobernabilidad como con las caractersticas
particulares del sistema universitario es la de posicionar al docente en un sistema organizativo laboral
que intenta defender sus derechos en tanto trabajador, algunas reflexiones en torno a este tema se
desarrollan a continuacin.
Sobre el movimiento sindical y la constitucin de la patronal
Nuestra lucha gremial estuvo fundamentalmente signada por una estrategia al menos dbil y por
momentos sumamente contradictoria. El hecho de haber rechazado la Ley de Educacin Superior como
normativa en algunos casos violatoria de la autonoma universitaria y no haberlo hecho con el mismo
nfasis con relacin al Programa de Incentivos marca por lo menos dos hechos: primero nuestra porosidad ideolgica que hace permeable cualquier propuesta que conlleve alguna remuneracin extra y, por
otro lado, el proceso de pauperizacin de los salarios que ha conducido a una gran masa de Docentes a
elegir un nico camino frente a las polticas evaluativas unilaterales.
Todo ello ha conducido a circunscribir la lucha por los derechos laborales al mbito casi exclusivo de
los reclamos salariales, lo cual es comprensible pero no del todo justificable, al menos teniendo en
cuenta que la mayora de los reclamos expresados pblicamente no se condicen con lo que efectivamente nos hace acallar los mismos: la recomposicin salarial. Otro hecho original en la actuacin gremial de
los Docentes universitarios ha sido la presentacin en forma incesante de la patronal bajo la forma de
Gobierno Nacional con su correspondiente Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa, y la Secretara
de Polticas Universitarias. Recin hace pocos aos atrs y como resultado de las asambleas de afiliados
y por intermedio del Gremio se llev a cabo un paro hacia las autoridades de la Universidad en un claro
reconocimiento de la cualidad de patronal (al menos parcial) que detentan. Esto conduce a hacer algunas reflexiones tendientes a esclarecer la situacin laboral del Docente con relacin a la vinculacin con
sus superiores.
En primer lugar, somos los propios Docentes los que estaramos en condiciones de acceder a los
puestos jerrquicos habiendo, previamente, cumplido determinados y objetables requisitos. En segundo
lugar, es llamativo que en estos ltimos tiempos comnmente tanto el Rector como los Decanos, no
sean personas de reconocida trayectoria acadmica y s de enfocada carrera poltica, lo que a partir de
ostentar dichos cargos el sistema nacional se encarga de subsanar a su modo dicho dficit. En tercer
lugar, resulta por dems extrao que estos funcionarios por un lado defiendan pblicamente intereses
laborales de los Docentes al estilo de un gremio y, por otro, se avengan a la implementacin de polticas
neoliberales emanadas del mbito nacional. Por ltimo, parecera existir en el imaginario de la comunidad universitaria una idea de autonoma vinculada exclusivamente a las problemticas acadmicas y no
tanto a las laborales, lo cual de existir esta ltima nos llevara a poder valorar con mayor exigencia las
polticas decididas desde un rgano de gobierno universitario.
Estas reflexiones conducen inexorablemente a plantear el tema del poder como motor que viabiliza
acciones tanto desde la legitimidad de un gobierno universitario como desde otros lugares quiz menos
expuestos pero que en algunos casos pueden llegar a ser ms eficaces.
Acerca del poder en la Universidad
Desde algunas perspectivas el poder slo estara presente cuando se toman decisiones sobre temas
importantes, es decir, cuando dichas decisiones involucran conflictos existentes y observables (Lukes,
1974; citado en Orodorika Sacristn, 2001). Esta forma de dimensionar el poder identificada como pluralista, ha sido criticada por otros autores que argumentan la existencia del poder en la toma y en la no
toma de decisiones. Los desarrollos de Bachrach y Baratz (1970; citados por Ordorika Sacristn, 2001)
se direccionan hacia el poder de circunscribir los ejes temticos a ser trabajados en una institucin, omitir algunos y hacer inofensivos otros. En realidad frente a la complejidad de los procesos institucionales
universitarios una visin bidimensional del poder, si bien en trminos generales aporta elementos interesantes, tratar de comprender la vida poltica en la universidad debera involucrar otros aspectos vinculados al tema del poder.
Si bien la construccin de la agenda universitaria involucra incluir algunos temas y dejar de lado
otros, tambin existe la presencia oculta de temas que se estaran decidiendo en forma encubierta a partir de otros, lo cual no necesariamente el tema tratado explcitamente deba ser inofensivo. Asimismo, el
poder del manejo del tiempo, del espacio y de determinadas relaciones humanas promueve habilidades
insospechadas al momento del manejo de la agenda universitaria, no encuadrando estas decisiones en el
ejercicio del poder ni en la toma ni en la no toma de decisiones, sino simplemente en el ocultamiento o
arreglo de las situaciones conflictivas o no de las cuales la comunidad nunca llegar a enterarse.
Arribar a estos puestos de poder no es cosa necesariamente de estudio o creatividad acadmica, el
acceso y permanencia en el cargo descansan de hecho en todas las relaciones de poder que se han ido
tejiendo silenciosamente dentro de la institucin y que han logrado alcanzar mayor fuerza y significado
entre los miembros interesados en la obtencin de posiciones de autoridad o de administracin (Mendes Da Fonseca, 2001:6). Si bien esto no cae necesariamente en una cuestin de ilegalidad
formal, introduce como afirma este autor una legitimidad paralela vital para el funcionamiento de la
universidad. Este otro tipo de legitimidad va acompaada al final de la ejecucin de acciones de autoridad legtimas de quienes accedieron a los lugares de poder. Esto llega a tal punto que llegan a gobernar
a los docentes que no tuvieron la oportunidad de votarlos o de no votarlos, como ha sido el caso de los
docentes interinos.
453
454
El tema del acceso a la informacin se muestra clave al momento de formar parte de una institucin con
estas caractersticas, puesto que tanto el acceso a determinadas fuentes como el establecimientos de relaciones posibilita en algunos casos la reubicacin o en otros la posibilidad de crecimiento acadmico en virtud de ser conocido como integrante de la comunidad, ms an si se es miembro de un cuerpo colegiado.
Algunas consideraciones finales
No puede sorprender entonces, que los estudiantes desconfen de una institucin como la Universidad para vehiculizar procesos democrticos, puesto que de hecho al incorporarse al sistema democrtico institucional ya lo hacen en inferioridad de condiciones, no slo por la cantidad de representantes que
tienen permitido, sino porque an en un cuerpo colegiado las relaciones de poder en torno al conocimiento se mantienen vigentes, aunque esa capacidad no sea necesariamente requerida al momento de
participar activamente en un consejo.
Por ltimo, habiendo analizado al menos someramente sobre las condiciones bajo las cuales tanto la
forma organizativa y el gobierno puede darse en la Universidad actual, cabe reflexionar sobre avances y
retrocesos de una reforma que dentro de poco tiempo cumplir 100 aos. Contrariamente a lo que plantea Mollis (1998) se estara lejos de pensar que las conquistas heredadas del Movimiento Reformista ya
forman parte de la cotidianeidad del estudiante universitario (1998:3). Si bien es cierto que cuestiones
claves como el cogobierno constituy en su momento un cambio radical en la forma de conducir la institucin universitaria, hoy en da gran parte de los mecanismos de representacin tanto estudiantil como
docente en la UNSL se hayan formalmente constituidos pero frvolamente ejercitados. Cabra preguntarse sobre el grado de continuidad y crecimiento que han tenido estos postulados de la Reforma de 1918
para comprender el por qu nuestros alumnos se sienten identificados con un reclamo hecho a principios del siglo pasado.
Bibliografa
Galaz Fontes y Viloria Hernndez (2004) en http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?
iCve=14002205&iCveNum=1245
Kandel, V. (2004) Formas de Gobierno en la Universidad Pblica.
Mazzola y Medina (2005) Toma de decisin en el cuerpo colegiado de la universidad: anlisis del Consejo Superior de la UNSL. (sin referencia).
Mendes Da Fonseca (2001) Relaciones de poder en la universidad, Rev. de Educ. Superior ANUIES, Mxico.
Mollis, M. (1998) En bsqueda de respuestas a la crisis Universitaria: Historia y cultura, Rev. Perfiles
Educativos, UNAM, Mxico.
Ordenanza 001-CD (1986) y modificatorias Ord. 002-CD (1986) y 001-CD (1988), Concursos de Docentes Interinos y Temporarios, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de San Luis.
Palacio Lopera, C. (2004) Antinomias, dilemas y falsas premisas que condicionan la gestin universitaria, en Revista Mexicana de investigacin educativa, vol. 9, n 22, pp 617-635
Parra Sandoval, Mara Cristina (2004) en http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?
iCve=14002206&iCveNum=1245
Resolucin C. S. N 15 (1997), Reglamento de Rgimen de Carrera Docente, Boletn Oficial, ao VI, mes
7, nro. 62, Universidad Nacional de San Luis.
Romero, Marcelo y Enriquez, Pedro (2003) Los concursos docentes: reglamentaciones y prcticas. Presentado en el Congreso Latinoamericano de Educacin Superior en el Siglo XXI.
Romero y Masi (2005) Caracterizacin del trabajador Docente Universitario en la Universidad Nacional
de San Luis. Presentado en las IV JORNADAS DE SOCIOLOGIA DE LA UNLP LA ARGENTINA EN
CRISIS, La Plata.
Sacristn, O. (2002) Aproximaciones tericas para un anlisis del conflicto y el poder en la educacin
superior, en Perfiles Educativos 97, pp 77-96.
455
456
Es as que el proyecto hoy comprende dos lneas de investigacin que exploran prcticas de adaptacin y/o resistencia en el Nivel Superior: A- en prcticas de docentes de distintos campos del saber, y Ben prcticas de docentes de lenguas extranjeras.
Con el objetivo de explorar formas en que algunos docentes del rea de Lenguas Extranjeras manifestamos adaptacin y/o resistencia a las regulaciones de nuestro trabajo, indagamos una experiencia
pedaggica/didctica en los cursos de Lenguas Extranjeras (LE), Ingls, de la Facultad de Ciencias Fsico
-Matemticas y Naturales (FCFMyN). Nos preguntamos qu indicios pueden evidenciar estrategias de
resistencia en los materiales didcticos, y su puesta en prctica en la enseanza de la comprensin de
textos en Ingls destinados a los estudiantes que llegan a nuestras aulas. Asimismo, intentamos explicitar algunas intenciones por parte de quienes elaboramos tales documentos al proponer prcticas de lecturas alternativas en el contexto de los primeros aos de las carreras de dicha facultad.
Una contradiccin central en la propuesta pedaggica es el estatus epistemolgico que se intenta
otorgar la enseanza y el aprendizaje de las LEs, dado el predominio de una lgica tcnico-instrumental
en la declamada era de la Globalizacin. Particularmente, el prestigio del Ingls se atribuye normalmente al xito y avance de la investigacin tecnolgica de aquellos pases centrales anglo-parlantes. A nivel
psico-social son numerosos los presupuestos o creencias asociados a cmo se representan las LE, por
lo que en este contexto el capital social, y sobre todo el capital poltico y el econmico desempean una
funcin importante y priman sobre el capital cultural (Lpez et al., 2009, p. 34). Queda oculta as una
persistente accin colonizadora en el campo del trabajo del docente, dada las demandas de formar en
las universidades cuadros de trabajadores altamente calificados, que respondan a las necesidades de
desarrollo tecnolgico de los pases centrales y los dictados de organismos multinacionales.
Se nos interpela, como docentes-investigadores, a adaptarnos a una sociedad del conocimiento
creada para inducir polticas pblicas que se ajusten a las leyes de mercado en esferas como la de Educacin. Esto se traduce en regulaciones (y desregulaciones) que, desde una lgica economicista y tecnocrtica, condicionan las relaciones en los espacios institucionales, profundizando el individualismo y la
competitividad, desvirtuando el sentido poltico y vaciando el accionar democrtico que est a favor del
derecho a la educacin pblica. En este marco, la presente comunicacin, intenta buscar en nuestras
prcticas de enseanza huellas de acciones que recuperen, aunque sea en parte, el control de los procesos de trabajo.
Fundamentos tericos y antecedentes
Con la apuesta por sostener los tiempos-espacios de la actividad de enseanza que, por naturaleza
requiere del trabajo colectivo, creemos que los estudios que vienen desarrollndose en relacin al trabajo de los docentes constituyen un espacio desde dnde nutrirnos, y hacia donde aportar nuestros saberes y experiencia investigativa. En particular, desde nuestra rea disciplinar de las LEs, interesan recuperar aportes investigativos como los de Jean Paul Bronckart cuya trayectoria terica e investigativa lo
lleva a estudios del trabajo desde la epistemologa de las ciencias humanas y de la didctica de las Lenguas3. (Machado, 2004:318-319)
Desde el Interaccionismo Socio-discursivo retoma la concepcin de ontognesis a partir del pensamiento Piagetiano y se enraiza en los principios Vygotskianos. Anclado en la filosofa de Spinoza y en el
marxismo considera que para indagar acerca de la accin humana, la perspectiva terica del trabajo
permite considerar su historicidad y determinantes sociales. Entonces, el trabajo es un tipo de actividad
o de prctica, especfica del ser humano, y que histricamente resulta de la instrumentacin de organizaciones colectivas cuyos miembros asumen tareas (funciones especficas, responsabilidades y jerarquas) con el fin de garantizar la supervivencia econmica. (Bronckart, 2007).
Trabajo docente y proceso de trabajo en la Educacin Superior
Despus de los clsicos estudios de Marx y Engels en siglo el XIX, los anlisis ms valiosos acerca
del proceso de trabajo podemos retomarlos con Braverman. Esto da lugar a abordar los estudios sobre
trabajo docente desde una perspectiva centrada en el proceso de trabajo, - los fines, o sea el qu y para
qu se ensea, y los medios, el cmo se ensea-, que implica todas las acciones docentes, sea tanto en
el aula, como a nivel de organizacin de la institucin educativa, que involucra la gestin del trabajo. Es
as que partes constitutivas del trabajo docente se ven sometidas a controles: el conocimiento, los con-
tenidos curriculares, las tecnologas y recursos materiales, el tiempo, tanto en su extensin, sus ritmos,
como en su naturaleza. (Hypolito, 2010; p. 22)
Para analizar el proceso de trabajo docente en la Educacin Superior se consideran las prcticas
reales que realizan cotidianamente los profesores de diferentes reas disciplinares, estableciendo relaciones con la organizacin del trabajo y las regulaciones. Esto permite determinar la distancia entre trabajo prescripto lo pre-definido en documentos de instituciones, lo que debe ser-, y trabajo real el nivel de la actividad del docente, las tareas concretas realizadas, lo cual evidencia el carcter colectivo del
trabajo. (Dejours,1998; Bronckart, 2007).
Ahora bien, el proceso de trabajo docente no se reduce a aspectos didcticos solamente, pues involucra aspectos ms amplios de la organizacin y gestin del trabajo colectivo ya que el campo laboral
del docente de Educacin Superior, se encuentra una compleja trama de actividades y relaciones derivadas de otras funciones, a saber, investigacin, extensin/servicio, perfeccionamiento y gobierno/
gestin. (Tello, 2010; p. 22).
Trabajo docente, Resistencia y la Construccin de Alternativas
La intencin de indagar acerca de estrategias de resistencia en los docentes nos lleva a realizar precisiones respecto del concepto de Resistencia. Como constructo terico e ideolgico nos permite estudiar
la relacin entre los grupos de poder y los grupos subordinados. Su singularidad reside en que celebra
una nocin dialctica de la accin humana en donde el poder no slo es ejercido como un modo de dominacin, sino tambin como un acto de resistencia ligado estrechamente a la nocin de emancipacin
(Giroux, 1998; en Tello et al. 2009; 2010).
Una tipificacin de resistencia de los trabajadores afirma que las formas de resistencia de los trabajadores son variadas y complejas, pero que todas tienen una consecuencia inmediata: la reduccin del
tiempo del trabajo incorporado (que genera la plusvala). La lucha de clases se debe entender desde
esta perspectiva, dado que toda organizacin capitalista del proceso de trabajo se propone eliminar o
asimilar aquellas formas de resistencia e insurreccin. (Bernardo 1991; em Melo, 2010; p.25)
Aunque las acciones de los sujetos tengan mltiples causas objetivas y subjetivas, an a nivel inconsciente, la resistencia docente debe ser comprendida como acciones objetivas, constantes y dinmicas practicadas por los trabajadores docentes contra la opresin a la que son sometidos en sus procesos
de trabajo. Por ende, la resistencia docente comprende: acciones individuales, grupales y/o colectivas,
contra las relaciones sociales, como expresin de la polarizacin entre docentes y empleadores, sean del
mbito pblico (Estatales) o privado. Esto implica la polarizacin entre dos clases y las tensiones al interior de cada una de ellas. (ibid.; p. 25)
Si bien el puesto de trabajo del profesorado sufre determinaciones desde diversos mbitos, encierra
tambin contradicciones y formas de resistencia desde el interior del propio sector docente. En particular, la resistencia a la estructura de las disciplinas acadmicas como formas de organizacin del curriculum, proponindose enfoques alternativos de seleccin del contenido desde marcos interculturales y esquemas relacionadores e integrados del conocimiento cientfico; y a concepciones tecnolgicas y profesionalistas del trabajo docente a favor de la asuncin de un enfoque social y poltico en la crtica de la
escolarizacin y sus alternativas; y en las alianzas con otros movimientos sociales de transformacin
por medio de organizaciones autnomas para la construccin de un conocimiento compartido, y el debate e intercambio de experiencias en espacios pblicos propios. (Martnez B., 1999; en Dequino, 2008).
Podemos plantearnos una reapropiacin los dispositivos de las regulaciones del trabajo docente, realizando un consumo activo de las mismos, productivo, movilizando recursos impensados que dan lugar
a movimientos de microrresistencias las cuales, a su vez, fundan microespacios de libertad (De Certeau
2007; en Tello et al., 2010).
Enfatizamos que la nocin de Resistencia requiere la idea de Colectivo y de propuesta de contruccin
de Alternativas contrahegemnicas, como elementos constitutivos. De trada conceptual: sujeto, proyecto y democracia, el concepto sujeto refiere a lo clave, a lo realmente condicionante y decisivo de todo
posible proceso de transformacin. Se trata de los hombres y mujeres que llevarn a cabo los cambios
sobre la base de su decisin y determinacin de participar en el proceso de cambio, en la medida en que
vayan construyendo y acumulando poder a la vez que construyen el proyecto y se auto-constituyen como sujetos. (Street, 2000)
457
458
Pensar el trabajo docente significa, explcitamente renunciar a ver la categora de trabajo docente
desde la perspectiva del Estado, y la propuesta es que los docentes se incorporen al anlisis tal como
aparecen al actor subalterno. A su vez resulta prioritario profundizar procesos de resignificacin pedaggica que reflejen un trabajo docente intensificado y precarizado (ib. Id.).
Las condiciones del puesto de trabajo para la Enseanza del Ingls (F.C.M. y N.)
Para poder analizar el conjunto de condiciones que regulan las prcticas docentes tomamos el concepto de estructura del puesto de trabajo, porque es donde se configuran, no siempre de un modo explcito y regulado, las pautas del trabajo cotidiano en las instituciones educativas. Como clave de interpretacin, elegimos las prcticas porque alude a las regulaciones, las condiciones objetivas en las que
se desarrollan, as como las significaciones y sentidos que adquieren para los sujetos involucrados.
(Martnez B. 1999:82-112; en Dequino, et al., 2008)
Aqu intentaremos develar aspectos de la organizacin del trabajo que, tradicionalmente fragmentadas, ocultan su estrecha vinculacin con la dimensin curricular, la cual determina formas concretas de
relacin entre los sujetos, los espacios, los tiempos y los recursos (materiales didcticos).
El equipo de docente: En sus orgenes estuvo compuesto, durante ms de una dcada, por una
Profesora Adjunta y una Jefe de Trabajos Prcticos, ambas con dedicacin exclusiva. A partir de 2004,
desde el rea de Integracin Curricular, Lenguas Extranjeras, se recomponen los equipos docentes. En
la actualidad est compuesto por 5 docentes con distintas categoras.
Vale destacar que la Ordenanza de Carrera Docente N 15/97 (y sus anexos Planes e Informes de
Actividades) estipula que, del total de horas de dedicacin a la universidad, debemos declarar el 50%
para Actividades de Docencia (de grado y posgrado) y el otro 50% para Investigacin. Se desconoce as
un cmulo de otras actividades obligatorias, a saber, Formacin de Recursos Humanos, Transferencias o
Servicios, Perfeccionamiento (Participacin Congresos y otros), Gobierno y otras cualquiera para dar
cumplimiento a las funciones de la institucin universitaria (Tello et al., 2004). La pregunta que siempre
circula a la hora de llenar planillas: Debemos informar esto como horas extras? La respuesta
prctica es saquemos unas 5 horas a la docencia y repartmoslas.
Se suma que la misma normativa, en su artculo 7, reconoce tres categoras de Profesores: Titular,
Asociado y Adjunto, sin discriminar responsabilidad de tareas; y en el artculo 8 tres categora de auxiliares. Las diferencias de derechos y deberes fueron reemplazadas por los mritos, como si una vez
logrados se garantizara el ascenso y mejora en la carrera (puesto de trabajo) (ibid., p. 158).
De ah podemos deducir que la mejora tambin trae riesgos de conflictos derivados por una reglamentacin que presiona con las responsabilidades y, a la vez, desregula ante la ausencia de derechos y
deberes. Actualmente, el equipo est compuesto por 1 Profesora Titular, 1 Profesora Adjunta ambas con
dedicacin exclusiva con 20hs de docencia (o 15hs?), 1 Jefe de Trabajos Prcticos, simple 5hs de docencia (o 3hs? ), 2 Auxiliares de Primera, dedicacin exclusiva 20hs para docencia cada una suman
40hs (o 30hs?). En horas reales parecera que tenemos un total de 30hs semanales de los docentes
responsables para docencia, ms las 3hs del JTP y 20hs de las Auxiliares.
Veamos esto a la luz de lo que describimos a continuacin:
Caractersticas de los cursos de Ingls de la FCFMyN: Mayoritariamente son asignaturas curriculares, con un crdito horario anual y total de 120 horas. Son denominadas como Ingls, salvo en
carreras con dos cursos cuatrimestrales correlativos denominados Ingls I e Ingls II, que a los fines
didcticos, ambas se entienden como parte de un continuum de aprendizaje. Estn tipificadas de carcter terico-prctico con rgimen de aprobacin por promocin, modalidad que se ajusta al abordaje de
enseanza y el desarrollo de los aprendizajes. Atendiendo a las normativas institucionales, pueden de
rendir un examen final en carcter de alumno regular o libre.
Los Estudiantes, sus Carreras y Disciplinas: Nuestros cursos albergan una matrcula anual promedio que supera los 250 alumnos, principalmente del Primer ao de las carreras. Su heterogeneidad
se da porque provienen de diferentes campos disciplinarios, de las Ciencias Fsicas, Matemticas o Naturales; organizados en 18 carreras y con niveles de formacin diferenciados en Licenciaturas, Profesorados, Ingenieras y Tecnicaturas.
Cmo se reparten las cargas cuando cruzamos todas esas variables? Heterogeneidad de intereses,
cantidad de alumnos, diversidad en el nivel de conocimientos del Ingls, escaso conocimiento discipli-
nar, mltiples carreras que tienen materias de formacin con mayor crdito horario y prioridad en el
reparto de tiempos y espacios respecto de Ingls (asignatura subsidiaria) Qu pasara si multiplicamos el crdito horario semanal de 4 horas ulicas por las 18 materias y estipulsemos que, para ensear una LE, el nmero de alumnos no puede ser ms de 20? O mejor, Qu acontecera si decidiramos
agruparlos por carreras? Qu, si decidiramos que a los auxiliares no les corresponde estar solos a cargo de los grupos de alumnos?
Una de las mayores tensiones es la forma en que se han naturalizado las carencias de las condiciones de la actividad de enseanza. Existen acciones de nuestra parte para visibilizar ante los responsables de la gestin, este lugar marginal en el que nos movemos. Encontramos pocas respuestas porque
pertenecer laboralmente a otra unidad acadmica (Facultad de Ciencias Humanas), lleva a que problemas centrales queden en la incumbencia de las relaciones en las estructuras superiores.
La dimensin curricular: Existen factores centrales que, por su magnitud, determinan fuertemente
nuestras decisiones sobre el Qu y Cmo ensear, sobre la dimensin temporo-espacial de la actividad
de enseanza, cuyas las tareas se extienden en los tiempos y espacios institucionales, ulicos, extraulicos, as como de los domicilios particulares. Nuestro intento por incidir, de algn modo, sobre el control de nuestro proceso de trabajo, requiere que observemos mltiples condicionamientos a la enseanza
de LE si se quiere satisfacer los objetivos de formacin cuando se las incluye en los Planes de Estudio.
Ya aludimos a las determinaciones sociales desde las representaciones en torno a los sentidos para
aprender una LE, principio ste que incide en la relacin con los estudiantes, los docentes de otras disciplinas y la propia entre los profesores de LE.
Tambin encontramos polticas institucionales con normas para la elaboracin de Planes de Estudio
que luego deben ser sometidos a valoracin y acreditacin por CONEAU, organismo creado por la Ley de
Educacin Superior, 1995. En la instancia de la discusin curricular para la creacin o modificacin de
los planes de carrera, realmente emerge nuestra extranjeridad porque no tenemos espacios de participacin, resultando que las consultas para la implementacin de los cursos de Ingls son planteadas, en
el mejor de los casos, por los directores de carrera una vez que la carrera fue creada y/o acreditada.
Suelen ser los propios alumnos quienes nos informan cuando llega la hora de inscribirlos al curso, lo que
trae consecuencias sobre la planificacin de nuestros cursos, la organizacin para la administracin de
los distintos agrupamientos de alumnos por campos disciplinares afines, los acuerdos de horarios y las
responsabilidades otorgadas a cada una de las que integramos el equipo docente.
Ejemplo de consecuencias de las polticas institucionales es la expansin territorial por las ofertas
educativas, Entre los aos 2007-2009 se abrieron carreras de FCFMyN con Ingls como materia curricular, en una localidad de una provincia limtrofe, San Martn, Mendoza. Esto plante contradicciones para
el plantel docente, signific viajes regulares de larga distancia, tiempos del fin de semana, trabajar fuera de las instalaciones de la UNSL, como as tambin delegar parte de ese trabajo en un docente de la
localidad, con extrema precariedad laboral. Esta Profesora de Ingls no conoca el enfoque de trabajo
desarrollado en los cursos, y su contrato slo prevea el tiempo ulico, ningn otro como para asegurar una formacin que, al hacerse cargo del grupo de alumnos de esta aula satlite, lograra coherencia
con el trabajo que se realizaba en la sede central de San Luis. Ello implic un esfuerzo muy superior, a
lo cotidiano ya conocido, por parte de las profesoras responsables, intensificando el trabajo para asegurar la formacin del recurso humano recin incorporado al equipo de trabajo y el desarrollo del curso.
Cmo resistimos y qu alternativas vamos construyendo?
Como docentes insertas en el contexto universitario, intentamos que nuestra prctica no quede sujeta a una mecnica aplicacionista, transmisora de conocimientos y competencias aisladas de la enseanza de procedimientos y valores (Tello et al. 2009).
Histricamente, en el equipo docente a cargo de los cursos de Ingls de la FCFMyN hemos intentado
generar condiciones para desarrollar prcticas docentes que promuevan una interaccin docente-alumno
abierta y democrtica que tienda a la transformacin de las prcticas en el aula 4 (Tello, 1995).
El diseo curricular ha contemplado la inquietud por proponer actividades de aprendizaje que puedan
transformar en relevante aquello que viene decidido por otros; tratando de relativizar la legitimacin y
valoracin hegemnica de mercado. El entender la lectura y el aprendizaje desde las nociones de
formacin y experiencia, fue dando nuevos horizontes a la propuesta (Larrosa, 1996; en Tello, 1999).
En tanto, que la concepcin de Freire (1989, en Tello et al. 2005) acerca de la lectura de la realidad,
459
460
como necesariamente previa a la lectura de las palabras, nos ha interpelado respecto de cmo materializar en nuestros cursos ese interrogar la realidad desde la prctica lectora de textos acadmicos y
cientficos en Ingls, sumado a la centralidad de ensear un nuevo cdigo lingstico.
Ese entramado de antecedentes tericos nos permiti articular los fundamentos epistemolgicos,
pedaggicos, socio-lingsticos y didcticos5 de una perspectiva curricular en torno a la relacin docente
-alumno-conocimiento centrndonos en el eje saber/poder, e integrando las siguientes dimensiones:
Lo grupal como experiencia con las potencialidades del trabajo colaborativo.
La inter- y pluri- disciplinariedad como medio de abordar la complejidad en la interaccin: Estudiantes de carreras heterogneas Contenidos de mltiples disciplinas Docentes de las diferentes
asignaturas de cada campo de formacin especfico y de Ingls, LE
Las prcticas de evaluacin y examinacin, resignificndolas e integrndolas al proceso de aprendizaje y construccin de conocimientos, ensayando nuevas modalidades para la promocin y acreditacin acadmicas.
En ese sentido, las dimensiones estructurantes de las relaciones en el trabajo colaborativo, en la inter- pluri- disciplinaridad y en la prctica de evaluacin precisan estar reflejadas en nuestros programas
de asignaturas como vehculo de interaccin con los estudiantes y colegas docentes. El currculum concebido como una hiptesis de trabajo, precisa ser continuamente confrontado con la realidad en las
prcticas cotidianas. Por esta razn los programas para nuestros cursos contemplan la articulacin de
tres clases de contenidos: declarativos, (Lingstico-gramaticales de la lengua Inglesa), procedimentales
(los procesos de lectura en Ingls y de escritura en Lengua Materna) y contextuales (las prticas de lectura y escritura entramadas por una secuencia de experiencias de auto-aprendizaje y co-aprendizaje
que integran prcticas de auto- y co-evaluacin). (Tello et al. 2009)
Aparece en esta instancia la relevancia que adquiere la seleccin de textos que van a ser foco de exploracin y construccin de sentidos a travs de las actividades de aprendizaje propuestas en los materiales que acompaan a los estudiantes en su camino por el curso. En esas guas de aprendizaje, la evaluacin es integrada al proceso, ensayando nuevas modalidades para la promocin y acreditacin acadmicas. Se instituyen as prcticas que recuperan el propsito de mejoramiento de los aprendizajes, intencin central de la evaluacin cualitativa. La autoevaluacin es mediadora para la reflexin y la conciencia acerca de las capacidades y limitaciones de s mismo y de los compaeros, habilitando a asumir
protagonismo, abriendo caminos de auto-afirmacin, de (auto)confianza hacia las instancias de heteroevaluacin de los aprendizajes.
El documento didctico como testimonio de un trabajo colectivo
Desde la perspectiva didctica descripta, creemos que los documentos para el alumno son la materializacin de la propuesta curricular. En el grupo de docentes existe una parcial historia compartida en la concepcin de la propuesta, los recientemente ingresados son herederos de un esfuerzo anterior por sostener
condiciones de mucha mayor carga, sobre todo en lo relativo a la afluencia de estudiantes en nuestras
aulas. Hubo cohortes que superaron los 400 alumnos, con slo dos docentes a cargo. La elaboracin de
guas fue un soporte que dio posibilidades a sostener agrupamientos de ms de 100 alumnos con el fin de
garantizar la prctica de enseanza, y que nos permita un proceso de aprendizaje con relativa autonoma.
Por otra parte, son producto de una bsqueda constante por generar oportunidades que den un
tiempo y lugar a nuestros estudiantes en la realizacin de actos tan singulares como la lectura y la escritura. Las guas los acompaan con nuestra voz, dialogando a travs de consignas que los empujan
integrar saberes previos y nuevos, reflexionar sobre la apropiacin y la construccin del conocimiento,
reconocer cmo circula y la necesidad de un trabajo colectivo para que sea enriquecido y socializado.
Entre las dificultades que debemos sortear en la produccin de estos materiales de aprendizaje, es la
seleccin de los textos, que son fuente de los contenidos declarativos de la disciplina Lengua Inglesa,
como tambin de contenidos disciplinares de las carreras. Los textos ponen en juego los procesos de
comprensin, de estudio y de escritura. Ahora, tambin son pre-textos para nosotras, docentes, en relacin con los contenidos contextuales elaborando y afinando consignas que orienten a los estudiantes
para superar las antiguas estrategias superficiales de comprensin. Ello implica orientarlos en estrategias a nivel de las estructuras textuales que permitan reconocer las articulaciones de contenidos y crear
nuevos textos con nuevas estructuras, si es posible.
462
del pensamiento de otros, para devenir sujeto de una transformacin personal mediada por la relacin
con los otros y con el saber culturalmente instituido para apropiarse, como sujeto social, de sus propios
actos en ese mbito social que es la universidad.
Notas
1
Durante dos perodos de tres aos (2000 a 2005), el tema de este grupo de investigacin fue: Polticas
de Evaluacin y la Prctica de los Docentes Universitarios: Hacia la Construccin de Alternativas. SCyT,
FCH, UNSL
2
Desde 2006-2009, el Proyecto de Investigacin toma como objeto de estudio: Trabajo Docente en la
U.N.San Luis. Un anlisis desde las Prcticas. Desde 2010 a la fecha el foco se ampla a Trabajo Docente
en la Educacin Superior: Regulaciones, Sujetos y Prcticas. SCyT, FCH, UNSL.
3
El subgrupo de investigacin Unidad de Didctica de las lenguas denominado Lenguaje, Accin , Formacin LAF- tiene en su programa el estudio sobre las acciones y los discursos en situacin de trabajo
4
Las bases yacen en teoras constructivistas, con referentes como Ausubel (en Coll,1993); en estudios
sobre la relacin entre leer y aprender (Dubois, 1995; Smith, 1995); y, respecto a la enseanza de la
lectura en ingls, (Alderson 1984).
5
Ref. entre otros: Dorronzoro, M.I. Klett, E. et. all (2005, 2006, 2007, 2009); Carlino Paula (2003); Viglione, E., Lpez M.E. y Zabala M.T. (1999, 2001, 2005); Fuentes Avila, M. (1997); Torres, jurjo
(1998 ); Goodman, K. (1996). De Gregorio, M. (1992) Cubo De Severino, L., 2005, Carrel, P. Et Al.
(1988); Krashen, S And Terrel, D. (1983); Dorronzoro, M. I. & E. Klett, 2006; Snchez Miguel, E.
(1993); Van Dijk, T. (1991); Viramonte, M. (2000, comp.); De Alba, A. (1998); Bronckart, J. P. (2007);
Achilli, E. (2001, 2 edicin).
6
Parte de estas reflexiones se toman de un Trabajo final aprobado por Zabala, M.T. (2011) Seminario
Procesos en la Lectura y Escritura en Lengua Extranjera Profesoras Responsables: Dra. Ana Mara Morra y Mgtr. Mara Elisa Romano de la Maestra en Ingls Orientacin Lingstica Aplicada Facultad de
Lenguas Universidad Nacional de Crdoba, Argentina
Bibliografa
Andrade Oliveira, D. et al, organizadoras: DICCIONARIO: Trabalho, profisso e condio docente. Belo
Horizonte, UFMG; Brasil.
Hypolito, A.M. (2010). Verb. Processo de Trabalho Docente; (p.22)
Tello, A.M. (2010). Verb. Processo de Trabalho Docente na Educao Superior; (p.22)
Melo, S.D.G (2010) Verb. Resistncia Docente; (p. 25)
Bronckart, J. (2007). Desarrollo del Lenguaje y Didctica de las Lenguas. (pp.167-186). Buenos Aires:
Mio y Dvila.
Dejours, C. (1998). El factor humano. Asociacin Trabajo y Sociedad. Programa de Investigaciones econmicas sobre Tecnologa, Trabajo y Empleo. Buenos Aires: Ed. LUMEN/Humanitas.
Dequino C.; Tello, A. M. S.; Silvage C. (2008). Aportes para pensar alternativas a las regulaciones del
trabajo docente en la UNSL, Argentina. VII Seminario Red Latinoamericana de Estudios Sobre
Trabajo Docente. Red ESTRADO/CLACSO y Fac. Filosofa y Letras, UBA - Buenos Aires, Argentina.
Machado, Anna Rachel (2004) Entrevista com Jean-Paul Bronckart. D.E.L.T.A. 20:2. (311-328)
Susan Street (2000). Trabajo docente y poder de base en el sindicalismo democrtico magisterial en
Mxico. En Gentili, P. & Frigotto, G. (Org.). A Cidadania Negada. Polticas de Excluso na Educao e no Trabalho: 177-211. CLACSO.
Tello, A. M. (1995). Centrando la Experiencia ulica en un Encuentro Participativo de Confianza y Compromiso. La Lectura de Textos Acadmico-tcnicos en Ingls. En Las Lenguas Extranjeras y los
Desafos del Mundo Actual. Universidad Nacional de Ro Cuarto. Ro Cuarto, Argentina.
(1999). Una experiencia de aprendizaje en la enseanza del Ingls Tcnico en el mbito universitario. V Congreso Nacional de AVEPLEFE. Universidad de Los Andes, Mrida, Venezuela.
Tello, A.M.; Zabala, M.T.(2005). Las implicancias de las prcticas lectoras colaborativas y la experiencia
de co-evaluacin en los cursos de lectocomprensin en Ingls. I Jornadas Internacionales:La Enseanza de Ingles en las Carreras de Ingenieria. UNSL, Merlo, San Luis, Argentina.
Tello, A.M; Viglione E.; Zabala, M.T. (2009). Cohesin entre Concepcin Curricular y Prcticas de
Evaluacin. XII Jornadas de Enseanza de Lenguas Extranjeras en el Nivel Superior, JELENS.
UNER UADER, Entre Ros, Argentina.
Tello, A.M.S.; Romero, M.; Benegas, I.E. et al., (2004). Las Condiciones del Trabajador Docente en la
U.N.San Luis. Un Anlisis a partir de La Carrera Docente. Revista Trabalho & Educao (UFMGBrasil); vol. 13, n 02. Pp.153-165
Tello, A., Dequino, C. y Martnez D. (comps.) Revista Fundamentos en Humanidades, Ao X N II, 20:
241-264, ISSN 1515-4467. Online: http//fundamentos.unsl.edu.ar ISSN 1668-7116. FCH, Nueva
Editorial Universitaria, UNSL.
Lpez, M. E. & Tello, A. M. (2009). Regulaciones del Trabajo Docente en el rea de Lenguas Extranjeras
de la Universidad Nacional de San Luis.
Tello, A.; Dequino, M.C.; Delbueno, H.D. et al. (2009). Trabajo Docente en la Universidad. Regulaciones, Subjetividad y Sentidos inscriptos en los ciclos de una investigacin.
Torrs Santom, J. (1997) Poltica educativa, multiculturalismo e prticas culturais democrticas nas
salas de aula. Revista Brasileira de Educao. (So Paulo Brasil), N. 4 pgs. 5-25
463
464
las mltiples posiciones que se asumen en los modos de narrar la universidad pblica contempornea.
La universidad y el imperativo de construir un mundo diferente
Una de las ideas que recorren las narrativas de los actores entrevistados remiten a pensar la universidad como un espacio donde es posible contribuir a la construccin de un mundo diferente.
Artemio, que ha transitado diferentes modos de vincularse con la universidad a lo largo de su trayectoria de vida y es fundador de un Centro Cultural y Editorial, plantea la imposibilidad de escindir universidad y poltica, y nos relata:
a los 15 das de estar en la universidad ya era testigo de un juicio donde intentaban despedir
a un compaero porque habamos hecho una movilizacin para mejorar no s qu cosa en el
mbito universitario...
Su experiencia como estudiante en la dcada del 70 es capturada en el relato en la idea de una universidad como espacio revolucionario, como el lugar desde el cual se cuestionaba el mundo capitalista.
Sin embargo, afirma Artemio, cuando la Universidad abre las puertas a la poltica neoliberal se clausura la posibilidad de que la universidad sea otra cosa La carrera por la acreditacin individual- qu
tengo que hacer para sumar los puntos necesarios, o peor todava, qu tengo que hacer para jubilarme
con un mejor sueldo- amenaza con desplazar al estudiante y la relacin con el estudiante como el ncleo para el cual est hecha la universidad, y conspira con la idea de la Universidad como escenario
donde se disputan sentidos de la transformacin social.
Rina, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Rosario, tambin elige mirar la universidad contempornea distinguindola de la universidad que la aloj como estudiante en su juventud. Expresa que hay una diferencia en cmo se conceba la participacin poltica cuando ella ingres/egres de
la vida universitaria como estudiante en los aos 70 y cmo se la concibe en la actualidad. Pero, a diferencia de Artemio, para ella estas diferencias son de formas y no de contenidos. Sostiene que los docentes son los que tienen que cambiar de lentes para poder observar nuevas formas de participacin poltica, porque el sentido crtico en los actores universitarios sigue estando, pero de otro modo. Advierte
que los docentes cometen el error de pensar la participacin poltica en un solo formato que identifica al
militante con ese actor ...comprometido con la realidad, formado, que daba el curso, que tena
spech... no pudiendo leer que han surgido nuevas formas de accin poltica en el mbito universitario
que demandan nuevos modos de ser miradas para poder distinguir estas nuevas singularidades.
Rina discute con las expresiones de docentes que sostienen que ...los estudiantes ahora no son lo
mismo que antes.... Para ella en ese ahora y en ese antes, se perciben cambios que tienen que ver con
la forma pero no con la esencia de la participacin poltica. Afirma de un modo contundente que antes,
al igual que hoy, en 1970 como en 2013, el espacio universitario brinda la posibilidad de la participacin
poltica en la medida que da lugar a un pensamiento de un mundo distinto al actual.
En otro registro de mirada Tatiana, docente investigadora, actualmente con un cargo de gestin en
la Universidad Nacional de Moreno, destaca la enorme insercin comunitaria que presentan
las universidades del conurbano bonaerense, muchas de ellas surgidas de las comunidades y municipios. Pero tambin plantea las tensiones que esta articulacin desata en el sentido de ciertas yuxtaposiciones que podran poner en jaque la autonoma universitaria. En relacin a ello subraya el hecho de
que la mayora de las autoridades y cargos del Municipio [de Moreno] estn en la universidad y eso es
fuente de muchas crticas de propios y extraos. Pero ella lo observa como una gran apuesta orientada
a un cambio sustancial, tanto en la forma de hacer poltica como en la posibilidad de construir nuevas
vinculaciones entre el campo poltico y el campo universitario. La idea de ligar estos campos es compartida con Artemio cuando afirma que poltica y universidad se encuentran estrechamente vinculadas; ya
sea en concordancia con la gestin del estado ya sea en oposicin, pero necesariamente vinculadas.
Por su parte Sandra, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Lujn, reivindica ciertos
desplazamientos en relacin a los intereses polticos que definen los sentidos de la produccin cientfica
de los estudiantes al interior de la universidad. En su relato distingue un corrimiento en los trabajos de
investigacin, tesinas y tesis que anteriormente giraban en torno a problemticas externas, hacia visiones mas centradas en ...la realidad local, pensndola dentro de un proyecto nacional. para m eso es
465
466
lo que ha cambiado... observa una necesidad de los estudiantes de enterarse, de pensar proyectos que
tengan que ver con las necesidades locales. As mismo reconoce un proceso de transformacin en el escenario socio poltico actual que ofrece la posibilidad a la universidad de pensar nuevas categoras. Sin embargo
entiende que se trata de un cambio progresivo y que en la academia cuesta mucho ms ese cambio.
En las expresiones de los alumnos destacamos mltiples posiciones que interrogan a la universidad a
partir del imperativo de cambiar el mundo. Hablan de una universidad que debe comprometerse con las
problemticas de su poca, que debe constituirse en un actor que motorice transformaciones y que debe vincularse con organizaciones de la sociedad civil en pos de contribuir a dichos objetivos.
Un estudiante, en sintona con las expresiones de Sandra, sostiene que si bien la universidad dispone
de buena produccin terica y trabajos de investigacin, contina situndose fuera del cambio y la
transformacin social. Sostiene que la universidad debera acercarse ms a los barrios, a las instituciones, no en trminos iluministas, pero si al servicio de los problemas sociales.
Otros estudiantes argumentan que tanto la formacin profesional como la investigacin y la extensin deben ser permeables a las demandas sociales, fundamentalmente a aquellas ligadas a los sectores
sociales ms vulnerables.
Asimismo, las narrativas estudiantiles denotan una clara preocupacin respecto al bajo porcentaje de
jvenes que acceden a la universidad en nuestro pas, situando all otro ncleo de problematizacin, que
tambin es asociado al imperativo de transformacin social.
La universidad como bien pblico
Varios de los actores entrevistados expresaron en sus relatos que la universidad en tanto institucin
pblica, ms all de su autonoma, no pude pensarse ni situarse por fuera de de lo que acontece en el
contexto poltico econmico y social.
Alvaro, Coordinador del Centro de Referencia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nacin en la
provincia de Entre Ros (CDR), plantea que la universidad debe estar totalmente involucrada con el proyecto poltico nacional, en el sentido de que la universidad no forma profesionales para s mismos sino
profesionales que pongan su saber al servicio del bien comn, ya que dicho saber fue constituido en una
universidad pblica con el aporte financiero de toda la ciudadana y que es una de las apuestas que
hace el Estado en la inversin en educacin.
Por lo tanto para Alvaro la universidad debe aggiornarse a las necesidades y objetivos de la nacin de la
cual emerge, argumentando que muchas veces la universidad no forma a sus profesionales con un compromiso social desde una visin integral que como tal tiene una funcin dentro del proyecto nacional y popular:
...si no se forman los cuadros polticos tcnicos en nuestra universidad para mantener y sostener el proyecto industrializador nacional, para crear todo esto, sino no tienen ninguna forma...el Estado de donde tienen que sacar su jugada? de la formacin poltico-tcnico y no es
una cuestin partidaria o partidista yo hablo de una poltica de Estado...
Alvaro es muy crtico sobre la formacin de profesionales con intereses individuales contrapuestos al
bien comn cuando se pregunta ... para que estudi? por vocacin, por una cuestin de dinero, por
una cuestin de status, por lograr algo... en el sentido de qu moviliz a alguien a estudiar? y qu hizo
la universidad con ese alguien? Para l, necesariamente debe haber un sentido que vincule los intereses
personales con los nacionales. De igual forma tambin es muy crtico con los agentes universitarios y los
compara con un actor tan controvertido para los argentinos como lo es el ejrcito, y dice:
la universidad como tal es lo mismo que en su momento fue el ejrcito, que las fuerzas armadas y dems, tiene un 10% de opositores, un 10% de oficialista y hay un 80% de vive evaluando permanentemente de qu lado va a estar y cuando ve en un 10% de capacidad de liderazgo y de ir hacia adelante y de generar ciertas condiciones lo acompaa...
En la crudeza de la comparacin, desnuda a la universidad como una institucin estatal conformada
por algunos actores que marcan tendencia y rompen, otros que reproducen, pero una gran mayora que
se acomoda...
Otra narrativa sobre la universidad leda en el registro de bien pblico la podemos distinguir en los
relatos de Gustavo, vice-decano de la Facultad de Humanas de la Universidad Nacional de Ro Cuarto
cuando expresa: ...nosotros no somos factoras de ttulos, aunque durante muchos aos lo entendimos
as.... Plantea que hay un claro quiebre que se ha logrado en la Universidad Nacional de Ro Cuarto
(UNRC) en relacin a otras dcadas anteriores, y expresin de ello son las prcticas socio-comunitarias
y su accionar como pioneros en la universidad pblica de esta nueva forma de pensar la extensin universitaria. Para l la universidad no puede estar de espaldas al medio social en el que se encuentra, del
que emerge y es manifestacin.
Gustavo expone fuertes crticas a la Ley de Educacin Superior y a los modos paradjicos en que los
actores universitarios se han aggiornado a la misma, especialmente el cuerpo docente del cual l es
parte. Irnicamente expresa:
...todos somos revolucionarios yo veo que los marcos de las puertas de las aulas deben tener
algo porque en el aula frente a los estudiantes estamos a la izquierda de Trotski desde el trayecto
que va del aula al auto cambiamos de discurso, cuando vamos llegando al auto nos molesta que
un estudiante nos haga una pregunta y eso tiene que ver con la facilidad del doble discurso.. a m
me gusta la conduccin universitaria en tanto y en cuanto no me toca la cuota de incentivos, yo
estoy de acuerdo con la Universidad Pblica en tanto y en cuanto me den el Adjunto Full.
En el discurso de Gustavo la universidad como bien pblico se encuentra amenazada por la mercantilizacin de la educacin superior: las investigaciones vinculadas a intereses extranjeros, las supuestas
demandas del mercado sobre la necesidad de carreras cortas, las investigaciones incentivadas que no tienen en su mayora contenido social, la globalizacin en los planes de estudio. Desde su perspectiva la universidad tiene una funcin social vinculada a una responsabilidad poltica como organismo estatal que en
la actualidad an permanece desdibujada producto del impacto de las polticas educativas neoliberales.
No es casual que sean en algn sentido coincidentes las perspectivas sobre la funcin social de la
universidad que sostienen tanto el Coordinador del CDR de Entre Ros y el Vice-rector de la Universidad
Nacional de Ro Cuarto, porque si bien no comparten un espacio universitario, ambos se encuentran involucrados en la gestin, uno de polticas sociales y el otro de una facultad. Ambos sin estar vinculados
comparten una perspectiva de la universidad como bien pblico, una perspectiva de la universidad como institucin que debe necesariamente comprometerse con el espacio social en el que se encuentra,
una institucin que debe estar al servicio de un inters general que exceda sus propios intereses, los de
los actores universitarios y los de la universidad misma.
En la lnea de interpelacin de la universidad como bien pblico las posiciones de Artemio, Lucrecia y
un alumno son an ms categricas. Ellos hablan de una universidad elite, de una universidad excluyente. Artemio y Lucrecia, situados en el campo de la cultura cuestionan las inversiones que hace la universidad pblica financiada con fondos pbicos en mltiples actividades (talleres, conferencias..) destinadas
solo a unos pocos. Y lo que ms preocupa a Lucrecia es que hay un montn de gente que no est pudiendo participar y esto ni siquiera esta cuestionado al interior de la propia universidad. Para el alumno la
universidad se convierte en elite y pone en cuestin su carcter pblico cuando queda en evidencia que
no est preparada para incluir a aquellos estudiantes que tienen que trabajar para mantenerse.
La universidad en clave de bien pblico tambin es interrogada por Perla, integrante de una OSC,
cuando expresa su preocupacin ante lo que ella denomina como politizacin de las instituciones pblicas.
Algo que veo en la universidad y en muchos de los organismos es que cada vez se est haciendo ms poltico y poltico partidario. Tengo una sobrina que est en Ciencias Econmicas,
y el Centro de Estudiantes que gana est con el partido de turno, que tiene ms beneficios
eso s me preocupa, porque si bien est la pluralidad de ideas. esto de que no se respete
tanto, sino que estn como avasallando mucho los espacios creo que sino uno no deja de
ser fiel a lo que es representativo, que es un Centro de Estudiantes, y sos representativo a un
grupo poltico.
Adems de entender que la partidizacin de la poltica en la universidad cercena de algn modo la
467
468
representacin en los organismos de participacin, la politizacin parece ser significada por Perla como
un modo de tornar menos pblico lo pblico. Para ella todas las instituciones pblicas, independientemente de las inscripciones partidarias e ideolgicas de sus miembros, tienen que responder a todos. No se
pueden encuadrar solamente en algo, o ser tan estrictas de plantear o ests conmigo ests en contra mo.
En el mismo sentido los relatos de un grupo de alumnos entienden que la partidizacin de la poltica
al interior de la universidad generar muchas veces fanatismos que interfieren con las verdaderas y debidas dinmicas de trabajo y lugares de opinin.
Estos estudiantes reivindican la universidad como espacio de participacin poltica , sin embargo consideran que el hecho que esos espacios estn cooptados en su totalidad por partidos polticos dan poco
margen para una construccin alternativa, o de otro tipo que no sea solamente la poltica partidaria.
Cuando la poltica se mezcla con la poltica partidaria termina siendo algo radical y negativo, afirma
un alumno.
La universidad como espacio de construccin de un poder contra hegemnico
El anlisis de las narrativas nos permite reconocer lecturas que reivindican el mbito universitario
como un espacio donde es posible construir un poder contrahegemnico.
Artemio ingresa a su relato sobre la universidad esgrimiendo diferentes momentos histricos, cercanas y posiciones actorales.
Una vez ms evocando la universidad que habit como estudiante y docente trae a escena una vida
universitaria totalmente vinculada con el poder, con las concepciones del poder, con el sentido ltimo
del poder, con la toma y el ejercicio del poder. Por lo tanto la institucin acadmica era un espacio de
militancia, un espacio de encuentro, confrontacin y construccin de poder. Un espacio donde la pelea
por estar en la universidad y cambiar la universidad era la misma pelea que hacamos por intentar tomar el poder, de distintas maneras.
La neoliberalizacin de la universidad determina el distanciamiento de Artemio, su renuncia a hacer
cosas desde all, porque esa no era la universidad ni la que yo viv, ni la que yo quera para el pas.
Hoy, desde la Editorial y Centro Cultural, su relacin con la universidad y con el poder parece ser
radicalmente diferente. Expresa su inters de participar en la universidad, pero ya no tomando el poder,
sino construyendo nuevos espacios de circulacin de poder. Armar un campamento nmade dentro de la
universidad, es la metfora que Artemio elige para nombrar la posicin que asume el espacio colectivo
del que forma parte. Para l hoy la universidad no es un lugar a ocupar, sino un lugar donde armar un
campamento, una plataforma donde las potencialidades intelectuales de la gente que trabaja en la universidad puedan comprenderse y articularse con las formas autnomas y autocolectivas del campo cultural. Est bueno esto que generamos ahora, influye, contagia a la gente. En este registro piensa Artemio lo contrahegemnico de su experiencia.
Desde una inscripcin territorial diferente Tatiana tambin piensa la universidad a partir de un poder
contrahegemnico, pero para ella ese poder se ejerce desde adentro de la universidad.
Cuando desde las argumentaciones acadmicas se plantea que hay lgicas contrapuestas y yuxtapuestas necesitamos hacer referencia a que en los espacios universitarios se reproduce una mirada eurocntrica
al mismo tiempo que se reviven pensamientos con raigambre nacional. Lo interesante aqu parece ser que
la hegemona cientificista compatible con las lgicas neoliberales comienza a presentar ciertas fracturas.
En igual sentido algunas prcticas universitarias, como pueden ser la extensin, son distinguidas por
actores no universitarios como prcticas que tienden a romper con la perspectiva iluminista de la universidad. En esta idea se enmarca lo enunciado por Perla, integrante de una OSC cuando destaca en su
relato la experiencia de vinculacin con la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ros a travs de la implementacin de un proyecto de extensin.
Perla entiende la relacin entre la comunidad y la universidad a partir de posibles cruces fructferos.
Reconoce los saberes que porta la propia comunidad y sostiene que la universidad desde su expertez
puede aportar a dichos saberes, a la vez de potenciarse a s misma. Porque por ah muchos de los profesionales que vienen tienen toda la teora y la prctica recin ahora y la gente tiene toda la prctica
y la vivencia del barrio y por ah lo que le falta ms un encuadre del trabajo, as que para m es valioso.
Mirada que sita un saber prctico, el de la experiencia en la comunidad y un saber terico, especializado en la academia. El desafo se le presenta entonces en la posibilidad que estos tipos de saberes se
encuentren, se retroalimenten, generando cruces entre realidades diferentes. Y es all donde radica la
posibilidad de cuestionar y romper con los moldes del modelo acadmico hegemnico.
La universidad como espacio de resistencia
El saber universitario tambin tiene el potencial de poder constituirse como espacio de resistencia.
Para Ramiro, docente, investigador de la Universidad de Comahue y de la Universidad Mapuche, las producciones acadmicas que disparan de lleno al corazn del eurocentrismo tienen el valor de interpelar a
la propia universidad pblica. Para l no necesariamente por ser universidad pblica implica que tenga
directrices populares, democrticas y emancipatorias
En su relato podemos distinguir una mirada del campo acadmico inmerso en un doble juego. Por un
lado de produccin de nuevos modos de construir conocimientos que instan a los actores universitarios
a desnaturalizar las metodologa coloniales, descorporativizarlas y promover agendas de investigacin
autnomas y soberanas, a desmantelar las tcnicas coloniales de investigacin. Por otro lado reconoce
en los espacios universitarios modos de reproduccin lineal de las lgicas del poder cientificista, eurocntrico y mercantilizado.
En la misma idea de pensar el saber universitario como espacio de resistencia, Artemio trae a escena
la experiencia que llevaron adelante, l como fundador de un centro cultural junto a un grupo de docentes universitarios influidos por los ideales del Movimiento Zapatista en Mxico, en los tiempos ms radicales del neoliberalismo en la universidad.
..Con las ideas de cambiar el mundo sin tomar el poder... conforman un grupo que se llam Resistir Construyendo, all elaboraron una serie de propuestas de trabajo a distancias del poder, en el sentido
que si bien integraban el grupo una importante cantidad de actores universitarios, el objetivo no era
dirigir alguna facultad, ni el centro de estudiantes, sino recuperar ...las potencialidades intelectuales de
la gente que trabaja en la universidad....
Esa perspectiva que se fue diluyendo en el tiempo cobra vida en la actualidad con la edicin de una
serie de publicaciones de la editorial, que se denomina La universidad Pblica pblica. Esta serie que surgi en el ao 2011, ha resultado controvertida en los mbitos acadmicos porque mete del dedo en la
llaga en la vinculacin universidad/medio: en la transferencia de conocimiento que se produce en las
aulas, en la difusin de investigaciones y tesis universitarias, en los problemas editoriales propios de la/s
universidad/es.
La produccin intelectual universitaria puesta fuera del circuito autorreferencial de la academia se torna espacio de crtica a las prcticas acadmicas anquilosadas, a las construcciones tericas eurocntricas,
a las lgicas acadmicas eficientistas impuestas por el mercado. El campo de la cultura reinventando el
sentido poltico del conocimiento se pone en evidencia aqu como una clara prctica de resistencia.
La universidad como un espacio de reproduccin
Los relatos de los entrevistados hacen referencia a que la universidad tambin se constituye en un
mbito de reproduccin, atravesado por las prcticas sociales neoliberales que han calado hondo en el
campo de la educacin superior.
Rina, docente e investigadora de la Universidad de Rosario, reconoce un formato en el cul uno diariamente o cotidianamente tiene que autorreproducirse o autopensarse como docente. Digamos esta
lgica de la productividad permanente, de que uno tiene que hacer paper, presentar ponencias, tiene
que tener proyecto de investigacin, tiene que tener proyecto de extensin uno tiene la sensacin de
que esa lgica eficientista o productivista que tena el modelo neoliberal no ha tenido grandes transformaciones en la forma en cmo se produce conocimiento o cmo se piensa la produccin de conocimiento en la universidad.
En igual sentido Sandra advierte cmo el neoliberalismo aun se encuentra vigente en las instituciones universitarias en la lgica de acreditacin del saber:
...los tiempos de la academia te corren para que vos seas cada vez mas acadmico, tengas cada
vez mas papeles certificados (...) y hay que volver a preguntarse cul es el rol de llenarse de pequeos papeles constantemente? (...) porque no nos interrogamos qu estamos haciendo de
nuestros propios proyectos...
469
470
En la vorgine de la acreditacin, extensamente analizada en los escritos sobre el impacto de las polticas neoliberales en la educacin superior, sin dudas se juega una lgica reproductivista de la propia
estructura universitaria.
En el reconocimiento de esta lgica, Tatiana, desde su experiencia en una facultad el conurbano bonaerense, evala que la universidad argentina en la actualidad es un espacio de crticas con pocas propuestas, que no est a la altura de las circunstancias y plantea que ...si no hay iniciativa poltica la universidad no se escucha como actor poltico..., que adems los actores universitarios estn muy metidos
en las lgicas internas de la universidad sin realizar propuestas, quedndose en las crticas ideologizadas.
En igual sintona se inscriben las expresiones de los alumnos cuando refieren:
...la universidad est escasamente relacionada con las polticas sociales. Creo que tendra mucho para aportar pero debido a un cierto encapsulamiento no lo logra.
...Considero que la universidad como institucin que se encarga de producir conocimiento sobre la realidad, no interviene en relacin a los problemas sociales y sigue funcionando como
una institucin de la elite.
La universidad como espacio de crtica sin proposiciones es analizada por Naisthat y Toer (2005) argumentando que el neoliberalismo en la universidad potenci acciones ms de tipo reactivo defensivo,
acciones de preservacin endogmica donde la crtica solo poda hacerse hacia fuera, nunca como posibilidad de mirar y mirar (nos) como actores sociales capaces de pensarse en nuevos escenarios. Defenderse del enemigo al acecho parece haber reeditado viejas lgicas y prcticas de conservadurismo tornando ms difcil pensar colectivamente alternativas a las crisis.
De igual modo los relatos esgrimidos de una universidad no propositiva, encapsulada, nos interrogan sobre la vigencia de los calificativos acuados por Bourdieu hacia las universidades como torres de
marfil. Como el lugar en el que se encuentran aquellos que se sienten por fuera de las problemticas
sociales y que al interior de la universidad fundando sus argumentos en la diosa razn reproducen la
estructura social dominante.
En clara referencia a estas posiciones Ramiro trae a escena las experiencias de Venezuela, Colombia
y Bolivia donde las universidades se constituyen como los ncleos ms reactivos a la hora de pensar un
nuevo sujeto social, porque en la academia sigue permaneciendo una prctica y una manera de construir la investigacin que ...sostienen la universidad como faro de la cultura y la universidad como torre
de marfil.... La universidad se configura en este sentido en una contra reaccin a las transformaciones
del pensamiento que se estn dando en Latinoamrica.
En su relato advertimos cierto escepticismo ante las posibilidades de transformacin de la estructura
universitaria. El sostiene que la universidad difcilmente pueda recuperar la legitimidad perdida si precisamente no restaura o inaugura las alianzas con los movimientos sociales. Plantea que la universidad
fue puesta en jaque por el neoliberalismo, la universidad perdi bajo la ideologa mercantilista las alianzas que debera tener con los sectores sociales denominados subalternos. Para Ramiro la trampa del
neocolonialismo es pensar por separado la universidad y los movimientos sociales ...no sentirnos parte
de los trabajadores de la cultura.
Reflexiones finales
En la re-construccin de las narrativas de actores universitarios y no universitarios en torno a la universidad pblica y su funcin social reconocemos una multiplicidad de miradas que de diferentes modos y lugares interrogan a la propia universidad poniendo en tensin su propia razn de ser.
Las mismas dan cuenta de una universidad pensada en el imperativo de construccin de un mundo
diferente; como una institucin estatal que requiere ser repensada en tanto bien pblico; como un espacio donde es posible resistir y reproducir a la vez de construir un poder contrahegemnico.
Las tipologas construidas a partir de las narrativas lejos de presentarse como posiciones cristalizadas, como modelos ntidos y excluyentes, constituyen modos de representar la universidad pblica que
contribuyen a sellar alianzas y a provocar rupturas, algunas veces manifiestas y otras veces subterrneas. A la vez condensan orientaciones y maneras especficas de ser y de actuar en y en relacin a la
universidad. Adoptan la forma de prcticas y omisiones, denuncias y proposiciones, aggiornamientos y
Notas
1
Max Weber (1977) desarrolla la construccin de un sistema de conceptos tpico-ideales cuya funcin es
permitir la comprensin de las conductas y las relaciones sociales reales. Conceptos intangibles y unvocos, que permiten comprender una accin social real influida por irracionalidades (afectos, errores) como una desviacin de desarrollo esperado o un fenmeno histrico por su grado de cercana a ese concepto y poder realizar un ordenamiento de dichos sucesos en forma conceptual. No son un fin en s mismo para el conocimiento de hechos culturales concretos sino un medio. No son hiptesis pero marcan el
camino hacia la formacin de una, y permiten determinar la aproximacin o distanciamiento entre realidad y la imagen ideal.
Bibliografa
DE SOUSA SANTOS, Boaventura (2005) La universidad en el siglo XXI. Para una reforma democrtica
emancipadora de la universidad Editorial Mio y Dvila. Argentina.
NAISHAT, Francisco y TOER, Mario (2005) Democracia y representacin en la universidad. El caso de la Universidad Nacional de Buenos Aires desde la visin de sus protagonistas. Editorial Biblos. Argentina.
471
472
Resumen
Con el presente trabajo nos proponemos compartir una serie de reflexiones nacidas desde la problematizacin de nuestras prcticas docentes con alumnos y alumnas que estn en el comienzo de su formacin universitaria. Partimos del supuesto que interrogar el trabajo docente implica necesariamente poner
(nos) en cuestin a nosotras mismas y con ello el vnculo pedaggico que, desde nuestra perspectiva se
constituye en la naturaleza, en los fundamentos y en lo que da sentido y contenido a dicho trabajo.
En una modesta pretensin de entrar en dilogo, compartiremos cuatro interrogantes que se tornaron disparadores de la escritura en este pensar colectivo: En qu trabajamos?... en relacin a quienes trabajamos, quienes son esos otros y otras que nos hablan y a los que hablamos desde nuestras
prcticas?... Qu tensiones generan sus presencias en nuestro trabajo, qu nos ponen en cuestin de
nosotras mismas?... este tiempo histrico qu nos demanda, qu responsabilidades deberamos asumir
en el trabajo docente con alumnos y alumnas que estn en el comienzo?...
En tiempos de crisis donde las certezas que otrora sostenan nuestro quehacer con los y las recin
llegados/as al campo acadmico, se tornan vulnerables, nos exigen volver a pensar la opcin de educar
desde paradigmas que sean capaces de dejar huellas en las subjetividades tanto de educadores y educadoras como de los y las estudiantes, que aquello que sucede en las aulas puede tornarse una experiencia de s y que el acceso a los capitales culturales, sociales y simblicos se constituyan en una herramienta para aprender a vivir desde posiciones autnticamente crticas y comprometidas consigo mismos
(mas), con los otros, con el mundo, con los saberes ms sistemticos.
Palabras clave
Trabajo docente- Universidad- estar cerca del comienzo- libertad- transformacin
Preocupaciones iniciales
La pregunta por el trabajo docente, en cualquiera de sus dimensiones, perspectivas o espesuras
siempre es una pregunta inquietante, puesto que nos instala en la interrogacin acerca de nosotras mismas, sujetas que ejercemos el oficio de educadoras con alumnos y alumnas que pugnan por habitar el
espacio pblico de la Universidad, muchas veces, las ms y dolorosamente, sin conseguirlo. Trabajadoras que, en el encuentro con lo imprevisto de sus singularidades, nos vamos interrogando acerca del
sentido de nuestras prcticas y si ellas son prcticas con sentidos. Y la pregunta por los sentidos, nos
sita en la pregunta por la naturaleza misma del trabajo docente con sujetos y sujetas que estn en el
comienzo (Mecenero, C.,2003) de su carrera universitaria.
Rastrear en ese movimiento entre el saber y el no saber, en ese desconcierto e inseguridad que nos
genera acompaar a esos cuerpos- sujetos sujetados que se hacen presentes cada nuevo ao en las
aulas universitarias, sin que estn convencidos y convencidas que es ese su derecho. Dar cuenta de las
formas en que fuimos encontrando los caminos, de los mltiples atajos que a lo largo de los aos ensayamos, de las preguntas sin respuestas que an nos quedan y, en este andar buscarnos con lo que nos
pasa con lo que hacemos, nos ha permitido poner en sospecha las aparentes certezas e ir en un movi-
miento que nos posibilita, al decir de Anna Mara Piussi (2002), encontrar los pasajes tericos de un saber que, nacido de la experiencia y de la continua confrontacin con ella, sepa iluminarla.
Espacios como estos entonces, son buenas oportunidades para reflexionar, para contrastar perspectivas, para entrar en dilogo, para dejarse implicar, para abrir hendijas que nos dejen entrever lo que
hoy est en juego en el trabajo docente con los y las que recin inician su recorrido por la universidad,
y ms all, tambin con quienes transitan su formacin sin haber encontrado en ese recorrido demasiadas experiencias que los y las interpelen con eso que les ofrecemos como mediaciones. Desde esta
perspectiva, en una pretensin modesta, sencilla, en una reflexin nacida al calor de nuestro encuentro
con quienes ao a ao se inscriben en nuestros cuerpos y lo que en nosotras genera su presencia nos
interrogaremos: En qu trabajamos?... en relacin a quienes trabajamos, quienes son esos otros y
otras que nos hablan y a los que hablamos desde nuestras prcticas?... Qu tensiones generan sus
presencias en nuestro trabajo, qu nos ponen en cuestin de nosotras mismas?... este tiempo histrico
qu nos demanda, qu responsabilidades deberamos asumir en el trabajo docente con alumnos y
alumnas que estn en el comienzo?...
De la necesidad de estar cerca del comienzo, o de nuestro comienzo
Para comenzar a reflexionar acerca de lo que est en juego hoy en nuestras prcticas docentes con
alumnos y alumnas de primer ao, tomaremos prestada una pregunta esencial que se hizo Cristina Mecenero (2003), una maestra italiana, quien nos invita a interrogarnos sobre nuestro trabajo. Cuando ella
se lo pregunt encontr algunas respuestas que se convirtieron para nosotras, en preguntas:
En qu trabajo? Me ocupo de estar cerca del comienzo, este es mi oficio () Soy maestra de primaria. Desde hace aos que estoy cerca de nios y nias que comienzan: a ir a la escuela, a escribir, a
leer, a razonar en comn, a orientarse en las dinmicas sociales, a experimentar muchas emociones.
() Los nios y nias me obligan a hacer cuentas con muchas cosas esenciales. Por sealar unas
cuantas, os enumero algunas de las afirmaciones y preguntas que me he odo repetir cantidad de
veces durante mi carrera y me han obligado a pensar: l quiere que le devuelva su regalo, dice que
se equivoc al drmelo. Quin ha generado a Dios? Puedo matar al personaje de mi relato? Nos
dices si de verdad existe Pap Noel? No me dejan jugar con ellas! Es verdad que de mayor ya no
se llora? Ya no soy su amigaNo puedo! Me ats los cordones de los zapatos? Me duele la barriga.
Qu pendientes ms bonitos tienes!
Yo, como maestra soy la acompaante de esos nios y nias en el que se juegan cosas elementales,
pero que pertenecen al orden de los fundamentos: cosas a cuyo alrededor todo se ordena y cobra
sentido, se organiza, progresa. Cosas pequeas, pequeas. Cosas, sin embargo, que si no existieran, si no existiera la posibilidad de atravesarlas, resultara que no se pueden ser en absoluto por
descontadas. () La madre les inicia en todo esto mucho antes que yo, y lo hace naturalmente bien
o mal pero es mejor tener una madre que no tenerla. Yo contino, intentando iniciarles en los saberes fundamentales para usar el pensamiento y descubrir quin se es:
Cundo comienza tu historia? Y la historia del mundo? Intentemos escribir una palabra un pensamiento un cuento Qu quiere decir estudiar? Qu quiere decir resumir?
Y, mientras estoy a su lado, me planteo yo misma muchas preguntas: Qu hay en la base del sentido de la historia? Y en la base de la escritura? Qu es indispensable experimentar antes? Antes de
que sea demasiado tarde, antes de que no sea ya el momento adecuado
Este es mi trabajo. Durante aos, no he hablado de l, no lo he relatado, no lograba siquiera imaginarlo. Lo haca y se acab. He sido una de esas maestras que, durante mucho tiempo, pensaron
que no tenan nada inteligente que decirle al resto del mundo, a la sociedad, a los expertos, a los
pedagogos. Durante aos, he trabajado en la oscuridad junto con mis colegas, he trabajado en silencio. () Para pasar del silencio que nos envolva a la palabra, hemos actuado, pues, como sabemos hacer gracias a nuestra experiencia de maestras. En este sentido, siento que hemos permanecido en contacto con nuestro saber y que hemos aprendido un poco mejor a estar cerca del comienzo.
En qu trabajamos pues?... es suficiente decir en la docencia y por tanto en los procesos de
transmisin de la cultura?...cul es nuestro lugar en este proceso y cul en la cultura que transmitimos?...cual es la relacin que sostenemos con aquello que enseamos?...qu enseamos cuando en473
474
seamos, qu vale la pena ensear?...qu cultura hay que pasar?...para qu?....cmo se da este
pasaje?...a quines hay que pasar la cultura?...quienes son esos quienes?...qu lugar ocupan esos
quienes en nosotras?...son ellos y ellas y nosotras?... y, parafraseando a Jos Contreras, qu libertades tenemos y cul necesitamos para transmitir aquellos saberes que son del orden de los fundamentos
de la vida humana y nos humanizan?...
Como Cristina Mecenero, esa maestra italiana nos ocupamos de estar cerca del comienzo, una buena imagen para replantearnos el oficio de educadores y educadoras en cualquier nivel de la escolaridad.
En nuestro caso, una apuesta humilde para con quienes desean poder estar en el espacio pblico de la
universidad, es ofrecerles mediaciones para que aprendan a estar y ser ah, para que se interroguen
acerca de sus deseos de saber, de establecer relaciones no instrumentales consigo mismos, con los
otros y otras, con el mundo, para generar la confianza en sus propias posibilidades, para que lo que les
ofrezcamos como saberes, se parezca ms al compromiso reflexivo y al amor y menos al consumo.
Este es nuestro deseo. Sin embargo ello entra en lucha con aquello que nos fue configurando
nuestro ser y hacer docente. Una de las mayores dificultades en ese buscarnos hacia adentro, es la
comprender, aceptar y acompaar una realidad que cambia, unas subjetividades que hace tiempo
responden a las representaciones imaginarias de lo que significaba ser un estudiante universitario y
escenario de trabajo novedoso, en el que la brecha generacional se hace cada vez ms potente.
en
de
no
un
A lo largo de nuestra historia laboral hemos construido unas miradas y unos gestos que ya resultan
viejos para adentrarnos en el mundo de los y las jvenes, para saber de sus necesidades y sus deseos. El primer impulso y el que menos incomoda sera nombrarlos desde sus carencias. Sin embargo,
sus rostros, sus cuerpos que se resisten a ser pensados y posicionados desde la lgica tradicional de la
academia, nos demandan abrir el juego y dejarnos interpelar esencialmente en lo que es propio de
nuestro trabajo, en lo que le da sentido y contenido.
Sin dudas, hoy las aulas universitarias se tornan un escenario complejo, no slo en trminos de la
heterogeneidad de trayectorias personales y educativas de nuestros alumnos y alumnas, por los capitales sociales, culturales y simblicos que les permiten construir posiciones ms o menos favorables en el
campo acadmico, sino y fundamentalmente, por la grieta que separa a las generaciones que representamos los adultos y la que ellos y ellas constituyen. Los desencuentros o la posibilidad del vnculo se
establecen en procesos anteriores, mucho ms profundos que la pretensin de que los y las recin llegados se apropien de unas reglas de juego que les permita jugar el juego que aqu se juega. Se trata de
lgicas y modos de posicionarse en el mundo, consigo mismos y con los otros y otras muy distantes: la
nuestra guiada por los arbitrios de la razn moderna, la de ellos por la de los tiempos lquidos, al decir
de Zygmunt Bauman (2007).
Sujetos y sujetas a quienes les hemos robado los relatos, las posibilidades de generar lazos y vivir
experiencias desde las que dibujar huellas para construir sus sueos y entonces Por qu los y las jvenes habran de mostrarse confiados, habran de tener seguridad en s mismos o en s mismas? Cmo
confiar en las mujeres y en los hombres adultos, tan desesperanzados e incapaces de asumir su responsabilidad ante el mundo comn? Dnde encontrarn los modelos, los referentes hacia donde ir, dnde
apoyarse? Quin les escucha, quin les anima? Quin acepta el reto de hacerse mediacin viva para
mostrarles un camino transitable? (Blanco, N. 2010: 137)
Ni a unos ni a otros resulta sencillo encontrar formas de encuentro saludables que, en todo caso, el
mundo adulto debera proveer, maneras de reconocimiento mutuo, patrimonios culturales comunes desde donde construir el saber estar ah (Praetorius,I.,2002), el saber vivir. Centrados en nuestras propias agonas y en un repliegue hacia la nostalgia, los docentes universitarios no podemos ver la novedad
y el misterio que encierra dejarse habitar por la diferencia, residir en el entre tanto, entre generaciones, entre saberes, entre riesgos, poner entre parntesis nuestras certezas.
Desde esta perspectiva la segunda pregunta que nos convoca: en relacin a quienes trabajamos,
quienes son esos otros y otras que nos hablan y a los que hablamos desde nuestras prcticas?...
Quines son para nosotras esos otros y otras que tan frecuentemente se nos tornan tan distantes?
Por qu las aoradas imgenes de alumnos ocultan a quienes realmente estn all?...
Actualmente la identidad de quienes son nuestros estudiantes se constituyen desde la pluralidad,
desde los espacios mltiples por los que transitan, sujetos y sujetas portadores de rasgos heterogneos,
a veces opuestos y aparentemente inconciliables. Sujetos y sujetas cargados de miedos y temores al
fracaso y al futuro que se ocultan tras una apariencia de arrogancia, con escasas referencias de las re-
glas que rigen el trabajo intelectual, con historias de aprendizaje que dejaron escasas huellas para pensar la realidad desde perspectivas mltiples, dialcticas, para saborear el saber, para posicionarse como
sujetos epistmicos, para dejarse interrogar, para tolerar la frustracin y la espera que significa la apropiacin del saber, para abrir las lecturas e ir ms all de la superficie, para construir sentidos a lo que
aprenden, para dejarse afectar por los saberes, para confiar en los y las docentes y aquello que tenemos para ofrecerles. Y sin embargo su presencia nos obliga a mirar incluso cuando no queramos, nos
convoca al trabajo de otra manera, nos demanda un exceso de trabajo para el cual no estbamos dispuestos, porque supone multiplicar miradas, aprender nuevas lecturas, hacer el esfuerzo de reconocer
palabras que no sabemos, girar el ojo que mira hacia s mismo (all donde a menudo es muy difcil ver/
se), reconvertir la mirada hacia uno mismo en el trabajo de educar (Greco; 2007:287-288).
Retornar sobre nuestras propias prcticas para ver/nos, y en este proceso volver a pasar por el corazn y por el pensamiento nuestro trabajo docente, poner en crisis nuestras matrices relacionales con
el conocimiento que enseamos, con nuestros alumnos y alumnas, con los mandatos culturales e institucionales que regulan nuestro hacer, con los posicionamientos que asumimos y nos son asignados en
la universidad, nos ha generado mltiples tensiones: entre el trabajo real y el prescripto histricamente
para la Academia, entre quienes apostamos por una relacin pedaggica que se torne una experiencia
de s y en la que se tejan el saber y la vida, el sentir, el pensar, el hacer tica y polticamente comprometidos y las miradas examinadoras de quienes todava suean con ver en las aulas los estudiantes
ideales que alguna vez ellos y ellas fueron, entre las certezas y las promesas, entre la transmisin de
saberes etno y andracntricos y la construccin de una memoria reflexiva que nos posibilite volver a
narrarnos desde nuestra Amrica Profunda y las asignaturas pendientes que tenemos con ella. Todo
esto ha ido generando en nosotras cierta incomodidad y aportando desgaste y sufrimiento.
Desgaste y sufrimiento que no encuentra, por cierto, su anclaje en la relacin con los y las estudiantes, sino en unas prcticas institucionales que atentan contra el deseo de educar y de compartir ese deseo, que nos limitan para saldar las deudas con los miedos que las mltiples regulaciones que se instalaron desde la dcada de los `90, han dejado inscriptos en nuestros cuerpos individuales y colectivos.
Desgaste y sufrimiento porque, nosotros y nosotras intelectuales, no podemos ver ms all, pasar a
la otra orilla y atrevernos a pensar de nuevo unas prcticas, unas formas de relacin y un trabajo con el
que establecemos, muchas veces, un vnculo de exterioridad, de extranjeridad y de desafiliacin. Pero
no se trata, tal como sostiene Jos Contreras (2005) de defender la autonoma y la libertad como la
preservacin de espacios de decisin, como defensa contra la intromisin, (puesto que) as sin ms, lo
nico que haramos es crear o defender un espacio que se nos ha quedado vaco, o que est lleno de
cosas que no estn conectadas con el autntico sentido de la libertad: aquel que tiene que ver con el
deseo propio y que se resuelve siempre en la relacin, en el encuentro con el otro.
Desgaste y sufrimiento que se pueden transformar, si nos permitimos reinventar una libertad relacional (Piussi, A.M., 2009) que comprenda nuestro trabajo como un proceso de decolonizacin de las conciencias, una puesta en cuestin de los saberes que estamos transmitiendo y los sentidos tico, poltico
y existenciales que construimos en torno a lo que hacemos. Reinventar dicha libertad implicara poder
pensarla desde dentro, es decir, desde nosotros y nosotras mismos como educadores, conectndonos
con aquellas experiencias y vivencias en las que descubrimos y redescubrimos el horizonte de nuestro
trabajo, descifrando qu se mueve en nosotros y nosotras en el encuentro con los otros en tanto, estudiantes, pares, los objetos de conocimiento, la institucinreafirmando en este encuentro la naturaleza
colectiva de nuestro trabajo y por tanto, la participacin e implicacin que supone.
Al decir de Jos Contreras (2005:12) se trata de hacer visible lo esencial, de recuperar y nombrar el
sentido de lo que hace posible la experiencia educativa desde las prcticas concretas, situadas, singulares, personalizadas, fijndonos en aquello que ya no solemos ver, o lo que los cdigos convencionales
de la organizacin de lo escolar ignora o silencia () esto es la esencia de lo educativo: nuestras vidas
con la infancia y la juventud.
Pero qu nos demanda, qu responsabilidades deberamos asumir en el trabajo docente con alumnos y alumnas que estn en el comienzo sin perder de vista lo esencial?...Para no perder de vista, esto que se constituye en lo esencial, es necesario que todos y cada uno de aquellos que tenemos la responsabilidad tica, poltica y social que conlleva la tarea de educar, estemos dispuestos a mirar/nos en
nuestro cotidiano accionar y en los fines y sentidos de lo que hacemos, con el fin de reflexionar cun
hospitalarios somos, cunto nos reconocemos como semejantes, cunto confiamos en las mltiples po475
476
sibilidades que se despliegan desde los distintos mbitos que constituyen la vida institucional, en qu
medida nos hacemos cargo y somos responsables, tanto individual como colectivamente, de aquella libertad con la que contamos en la institucin universitaria
No se trata de una mirada poltica ingenua que desconoce las condiciones instituidas configurantes
de regulaciones ms cercanas a la alienacin que a la libertad en el ser y hacer institucional. Sino que,
se trata de desnaturalizar dichas condiciones con la intencin de transformar/nos. Comprendiendo primordialmente que la institucin la hacemos todos y todas la que la transitamos cotidianamente, y que la
posibilidad de modificar ciertas regulaciones, depende en gran parte, de una actitud reflexiva y crtica
para con nosotros y nosotras mismos. Y ello se construye desde abajo, crece desde el pie cuando los
sujetos y sujetas nos autorizamos a poner en cuestin nuestras prcticas y a vivir de otra manera la
relacin con los saberes que enseamos, con nosotros mismos, con nuestros compaeros y compaeras
de trabajo, con las reglas institucionales, con el mundo; cuando en definitiva, creamos condiciones para
que se produzca la transformacin simblica y se libere el deseo de educar (Contreras, J., 2005).
Si el trabajo poltico que conlleva la educacin, implica volver disponible la herencia cultural, designando al colectivo como heredero para que no haya desheredados, y llevar a cabo esta puesta a disposicin de modo tal que no conlleve deuda; lo que implica para quienes estamos a cargo de esta tarea
asumir una presencia sostenida. Ello nos demanda entonces, establecer un nuevo comienzo en nuestro
trabajo de educadores y educadoras: tenemos que aprender a mirar de nuevo, a escuchar de otra manera, a sentir, a soar, a imaginar, a pensar, a dialogar, a vivir nuestra relacin con la institucin con
mayor libertad, puesto que si algo puede cambiar el orden instituido es inventariar otro orden y otro
horizonte de posibilidades para nuestras prcticas.
Cuando renunciamos a educar desde el deseo, cuando no nos autorizamos a ejercer la libertad en el
trabajo poltico y psquico que es acompaar a los recin llegados, para que se introduzcan en cualquier
campo del saber y desde ellos se inserten en el mundo, no slo estamos desheredando a las nuevas generaciones sino que nosotros y nosotras mismos nos estamos desafiliando del lazo social y la herencia cultural, no nos ofrendamos ningn enigma, no nos abrimos a la invencin de un universo simblico que encuentre en lo colectivo la posibilidad de construir otras relaciones, otras formas de hacer la Universidad.
As como educar a las nuevas generaciones supone inaugurar trayectorias, viajes, pasajes, ofrecer
paisajes, caminos no tanto transitados y consumados por alguien, sino aquello que en alguien se lleva
a cabo sobre la base de la confianza, as tambin los docentes necesitamos confiar en nosotros y nosotras y habilitarnos para vivir nuestra actividad como experiencia, como un viaje, como un acontecimiento y desde eso que nos pasa con lo que hacemos prometer y heredar a las nuevas generaciones una
pedagoga de la presencia (Gomes Da Costa:1995). Aprender como educadores y educadoras, que lo
que aprendemos siempre es un comienzo: aprendemos a establecer un comienzo, porque cada pisada
es siempre la primera y cada mirada la primera mirada, algo as como una mirada cargada de infancia
(Brcena, F.,2012:33).
A modo de encarnadura
Puesto que, tal como sostiene Mara del Rosario Badano (2008), los sujetos y sujetas con quienes
trabajamos tienen nombres y apellidos; las realidades en la que nos encontramos situados y situadas
no son abstracciones, sino contextuales, histricas; creemos que una tarea pendiente para el pensamiento crtico en torno al trabajo docente, es tejer una vinculacin ms estrecha entre las experiencias
singulares, esas que nos permiten narrar nuestra mirada pedaggica recuperando lo sensible, y en las
que se expresan tanto nuestras categoras conceptuales, como nuestros modos de sentir y hacer la docencia cotidianamente con el saber ms sistemtico. Vivir, sentir, experimentar y volver a pensar nuestro encuentro con los alumnos y alumnas, con nosotros mismos, con los objetos de conocimiento, con el
mundo. Al decir de Jos Contreras (2009) necesitamos palabras nuevas y tambin necesitamos de la
ausencia de palabras, para escuchar los silencios y desde all, nombrar desde otros lugares, con otras
categoras an por inventar, aquello que nos sucede en lo ms ntimo de nuestra existencia como trabajadores y trabajadoras de la educacin. Por qu no, una mirada cargada de infancia en la que las preguntas se agolpan y las sospechas se anuncian.
Bibliografa
Badano, Mara del Rosario (2008). El ingreso Universitario: apuestas polticas en la Universidad Pblica. En: Badano, Mara del Rosario, Bearzotti, Norma; Berger, Susana (Comps.) Polticas, prcticas y saberes sobre el ingreso a la Universidad. Entre Ros, Universidad Autnoma de Entre Ros y
Universidad Nacional de Entre Ros.
Brcena, Fernando (2012). Notas sobre la Educacin en la filiacin del tiempo. En: Southwell (Comp.)
Entre Generaciones. Exploraciones sobre educacin, cultura e intituciones. Argentina, Ediciones
Homo Sapiens.
Bauman, Zygmunt (2007). Tiempos lquidos. Vivir en una poca de incertidumbre. Barcelona, Tusquet.
Blanco, Nieves (2010). De la dificultad y las posibilidades de acompaar a la realidad que cambia. En:
Arnaus, Remei y Piussi, Anna Mara (Coords.) La universidad frtil. Mujeres y hombres: una
apuesta poltica. Barcelona, Editorial Octaedro.
Contreras, Jos (2005). En primera persona: liberar el deseo de educar. En: Gairn, Joaqun. La descentralizacin educativa una solucin o un problema? Barcelona, Editorial Wolters Kluwer Educacin
Contreras, Jos (2009). Prlogo. En: Skliar, Carlos y Larrosa, Jorge (Comps.) Experiencia y alteridad
en educacin. Argentina, Ediciones Homo Sapiens.
Gomes Da Costa, Antonio (1995). Pedagoga de la presencia. Argentina, Editorial Losada.
Greco, Mara Beatriz (2007) Variaciones. En: Baquero, Ricardo; Frigerio, Graciela; Diker, Gabriela
(comps.). Las formas de lo escolar. Buenos Aires, Del Estante Editorial.
Mecenero, Cristina (2003). Cerca del Comienzo. DUODA. Revista de Estudios Feministas, N
25,pp.103-109.
Piussi, Anna Mara (2002). Sulla Fiducia. Traduccin de Prez de Lara, Nuria. En: DIOTIMA (2002).
Liguori Editore.
Piussi, Anna Mara (2009). Posibilidad de una Escuela de Libertad. En: Leonardo Boff y otros. Figuras y
pasajes de la complejidad en la educacin. Experiencia de resistencia, creacin y potencia. Instituto Paulo Freire. Espaa, Valencia.
477
478
Con una perspectiva crtica a la situacin universitaria latinoamericana de los ltimos aos, Chiroleu
(2010) advierte que los gobiernos de Argentina, Brasil y Venezuela han conformado sus agendas de gobierno en la educacin superior privilegiando el desarrollo de algunas temticas coincidentes que en cada caso combinan de manera singular asignaturas pendientes del sector, tales como la ampliacin de la
cobertura y la inclusin de la diversidad social, con polticas establecidas en los aos noventa, como es
la evaluacin de la calidad. Esto significa que si el objetivo es reducir las desigualdades sociales en sociedades cristalizadas como las de Amrica Latina, se hace urgente repensar las agendas de educacin
superior regionales desde la perspectiva del compromiso social, procurando privilegiar de manera conjunta tanto la excelencia como la inclusin (p. 16).
En el contexto de esas transformaciones en las relaciones entre la educacin y el Estado emergi en la
literatura relevada el concepto de regulacin, cuya polisemia obedece a diferentes orgenes y sentidos segn fueren los contextos poltico-administrativos y lingsticos de referencia. En el campo educativo su uso
es relativamente reciente y su divulgacin est asociada a la explicacin de las nuevas formas de intervencin del Estado en la conduccin de las polticas pblicas. Barroso (2005) incluye en la regulacin varias
dimensiones que permiten reconocer, en sistemas complejos como el educativo, una pluralidad de fuentes, de finalidades y modalidades de regulacin en funcin de la diversidad de actores involucrados, de sus
posiciones, de sus intereses y estrategias. Otros autores como Maroy y Dupriez1 definen regulacin como
conjunto de acciones puestas en marcha por una instancia (gobierno, jerarqua de una organizacin) para
orientar las acciones y las interacciones de los actores sobre los cuales posee una cierta autoridad, resaltando as la coordinacin, control e influencia ejercida por quienes detentan la autoridad legtima.
Cabe preguntarse entonces por las repercusiones de estas nuevas regulaciones en el ejercicio del
trabajo acadmico as como en el desarrollo de la profesin acadmica. Esta preocupacin remite a la
lnea de investigacin Polticas de educacin superior, trabajo y profesin acadmica en la universidad
argentina articulada al proyecto de investigacin2 radicado en el Ncleo de Estudios Educacionales y
Sociales de la Facultad de Ciencias Humanas-UNCPBA, actualmente en desarrollo y bajo la direccin de
Luca Garca. En el mismo proyecto y lnea de investigacin se encuentra en curso la tesis de Licenciatura en Ciencias de la Educacin de la Prof. Andrea Pacheco, con la direccin de la Dra. Luca Garca: La
profesin y trabajo docente en el nivel superior universitario: posibilidades y condicionamientos de su
desarrollo en la UNCPBA. El caso de la Facultad de Arte. En sta, el foco del problema de investigacin
se centra en la indagacin de las continuidades, modificaciones y transformaciones del trabajo acadmico en el campo artstico entre los aos 90 y la actualidad, abordando las relaciones entre docencia, investigacin y produccin artstica; algunos de sus avances se encuentran en esta presentacin.
Cabe decir que esta lnea de indagacin se inici hace algunos aos explorando procesos de construccin de la profesin acadmica y la configuracin de las trayectorias profesionales en un campo disciplinario3. En esa etapa de la investigacin sostuvimos que profesin acadmica constituye una nocin
altamente abstracta, encubridora de diferentes grados de profesionalizacin, segn disciplinas y contextos histrico-espaciales en que se la ejerce. Asimismo postulamos que la conflictividad macro y micropoltica atraviesa fuertemente las biografas de los profesores universitarios, sus prcticas acadmicas e
institucionales. Para el caso argentino sostuvimos que los procesos de construccin de la profesin acadmica se caracterizan por situaciones de marcada heterogeneidad y desigualdad, las cuales son tributarias de las modalidades de ampliacin y diversificacin del sistema universitario iniciado en la segunda
mitad del siglo veinte (Garca, L., 2007).
Principales tendencias en la reconfiguracin de la profesin acadmica en Argentina
Las tendencias internacionales de reformas educativas referidas en el anterior apartado se desplegaron con fuerza en la Argentina de los aos 90, en el marco de polticas gubernamentales que cambiaron
las reglas del juego en el financiamiento de la universidad pblica y redefinieron el sentido de su autonoma. La nueva estatidad neoliberal signific un cambio en las relaciones benevolentes que el Estado
y la universidad haban venido sosteniendo. Los principales contenidos de la agenda educativa argentina
promovida por el Banco Mundial se definieron sobre el problema de la calidad, la necesidad de evaluar
(tema que fuera preconcebido, aisladamente, durante el gobierno radical de 1983-89) y de arancelar,
justificndolas en razones de equidad social; asimismo cuestiones relativas a la distribucin presupuestaria y la generacin de recursos propios como paliativo para la crisis que sufra el sector.
Esas polticas iniciadas a fines de la dcada de 1980 generaron nuevos retos al quehacer del profeso479
480
rado universitario, debido a las nuevas regulaciones y exigencias acadmicas de un desarrollo profesional continuo que tornaron compleja y diversificada su labor, resultando el trabajo acadmico atravesado
por crecientes presiones en pos del aumento de la productividad y la eficiencia.
Un componente central de las polticas pblicas universitarias de los noventa que perdura en la actualidad es el Programa Nacional de Incentivos a los Docentes-Investigadores (decreto PEN 2427/93) es
decir, el otorgamiento de estmulos econmicos por tareas de investigacin que ha resultado en nuevas
regulaciones para la profesin acadmica. Si bien consideramos que an no se lo estudi suficientemente, pues las numerosas investigaciones remiten a casos institucionales o disciplinares sin alcance nacional, puede afirmarse que actualmente aproximadamente un 33% de la planta docente de las universidades nacionales investiga en el Programa de Incentivos, mientras que en 1993 slo el 11%.
Una de las investigaciones desarrolladas en nuestro ncleo de investigacin por Araujo (2003) tuvo
por propsito explorar el impacto de dicho programa en la UNCPBA. Entre sus conclusiones resaltaba la
doble faz del mismo. Por un lado, la cara pblica o explcita del Programa como instrumento de profesionalizacin acadmica destinado a institucionalizar un sistema de investigacin en las universidades
pblicas con un doble propsito: potenciar la actividad de investigacin de un cuerpo docente casi exclusivamente dedicado a la enseanza e intentar articular la investigacin con la enseanza en el caso de
investigadores de carrera, adscriptos a organismos cientfico-tecnolgicos que no realizaban docencia.
La cara oscura de esta poltica de estmulo a la investigacin, basada en la rendicin de cuentas y la
evaluacin para acceder a un complemento salarial adicional, arroj un conjunto de efectos perversos
en las prcticas acadmicas tales como burocratizacin, competencia y rivalidad, fraude, inflacin curricular, amiguismos, nepotismos, favoritismos.
Los resultados de otra investigacin ms reciente, de alcance nacional y latinoamericano, basada en
una encuesta adaptada de un proyecto internacional (Fernndez Lamarra y Marquina, 2012) revelan
que los docentes universitarios argentinos tienden a ajustarse al modelo de acadmico impulsado por
las polticas pblicas universitarias de la ltima dcada -en lnea con las tendencias de pases centralesmostrndose satisfechos con su trabajo.
Por ello, Marquina (2012) identifica algunas tendencias comunes aludiendo al alto nivel de formacin
de posgrado y el requerimiento de performatividad que hacen a la adopcin de modelos clsicos de
desarrollo de la profesin acadmica, propios de los pases centrales, en contextos y condiciones de trabajo de pases perifricos. Afirma:
Nuestra regin ha observado con admiracin los modelos institucionales de los pases centrales. () se los considera como modelo a alcanzar y no como tipo ideal () que sirve de herramienta metodolgica para contrastar y mostrar similitudes, diferencias, en definitiva para encontrar caminos alternativos a transitar teniendo siempre presente las condiciones particulares
de las que se parte. (p. 81- 82)
Para el contexto latinoamericano Fernndez Lamarra y Marquina (2012) sostienen que se desarrolla
una profesin acadmica de carcter perifrico y dependiente del centro. Otros investigadores postulan
la conformacin de un nuevo sujeto universitario en tiempos de mercado (Badano et. al., 2005) alterando las formas de subjetividad, en el marco de la heterogeneidad y fragmentacin que atraviesa a la
nocin de acadmico, que se exaspera en sociedades como la latinoamericana. En suma, se construyen
instituciones y prcticas en contextos socioeconmicos poco propicios (Chiroleu, 2012)
En este sentido, cabra pensar en el aserto de la tesis sostenida por Corbaln (2002 y 2008), otra
colega cuya investigacin tambin se desarroll en el marco institucional del NEES4, quien sostuviera
que los procesos de reforma estructural de los Estados, gestados de la mano de organismos internacionales de crdito, entre otras cuestiones pusieron en evidencia cambios producidos en las estrategias de
relacin de los agentes del campo internacional, as como las presiones y contrapresiones que se diriman entre stos. Para el caso argentino hall que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional
desempearon un fuerte papel mediador y catalizador entre intereses transnacionales y del capital financiero respecto del Estado argentino, siendo actores centrales en el fortalecimiento de los procesos de
globalizacin en gran parte porque desde su prdica y sus prcticas contribuyeron a crear distintas maneras de concebir, explicar, nominar a las nuevas expresiones y manifestaciones de lo social.
Por nuestra parte postulamos, junto a diferentes investigadores del campo universitario, que en la
enseanza superior ha sido especialmente relevante la incidencia de los organismos internacionales en
la orientacin de las reformas acadmicas dado el carcter estratgico que adquieren las universidades
en el capitalismo del conocimiento5.
De all que en esta primera dcada del siglo XXI, en contraposicin con las polticas gubernamentales
de ampliacin del acceso universitario e inclusin de sectores poblacionales con menores condiciones
socioeconmicas, la situacin de los docentes universitarios no ha tenido an una mejora relevante en
trminos del ejercicio de su profesin.
Un estudio reciente realizado por Groisman y Garca de Fanelli (2009) entre 1989 y 2006 demuestra
que la dinmica de expansin promedio anual de los cargos docentes se elev a un ritmo inferior
(1.4%) al crecimiento de los nuevos inscriptos (2.6%) y notoriamente por debajo de la tasa de crecimiento promedio de la matrcula (4%). Aunque en el ltimo quinquenio la relacin alumno-docente fue
mejorando gracias a la disminucin de nuevos inscriptos y al crecimiento del plantel docente.
La informacin del Anuario Estadstico 2010 de la Secretaria de Polticas Universitarias, arroja un
promedio de 12.8% de cargos docentes en universidades nacionales con dedicacin exclusiva (2009:
12.71%), mientras que el total de docentes con doctorado representa el 8.82%. Es decir que luego de
las polticas neoliberales de los noventa la tendencia es de disminucin en la proporcin de cargos con
dedicacin exclusiva, comparndolos con el porcentaje para el ao 2000 (13.5%), pese a que entre
2006-2010 la variacin de cargos exclusivos fue de 16.8% (Garca, 2012).
No obstante esas cifras ocultan marcadas diferencias entre las universidades nacionales en el marco
de las regulaciones de cada institucin. En algunos de los establecimientos registrados como universidades medianas y pequeas, por su matrcula, el promedio de cargos exclusivos estaba notoriamente por
encima del promedio nacional, segn datos del Anuario Estadstico 2010 (Cuadro 1.2.2): el 26 % en la
Universidad Nacional de Quilmes, 52.1 % en la Universidad Nacional de San Luis, 50.8 % en la Universidad Nacional de General Sarmiento y 27 % en UNCPBA. Las universidades nacionales ms grandes del
pas tienen tambin diferentes situaciones respecto al promedio nacional en lo que respecta al porcentaje de cargos exclusivos: 8.4 % en la Universidad de Buenos Aires; 10.7 % en La Plata; 15.1% en Crdoba y 27.4 % en Tucumn.
De este modo, se puede vislumbrar como la profesin acadmica en Argentina presenta ciertas tendencias comunes tales como: una nueva regulacin del trabajo docente, la productividad investigativa,
la intensificacin del trabajo acompaada de la evaluacin a travs de distintos dispositivos que inciden
en las trayectorias y experiencias en la cotidianeidad de la vida universitaria.
Trabajo y profesin docente en el campo disciplinar de las Artes: la Facultad de Arte en la
UNCPBA
El trabajo de tesis de Licenciatura en Ciencias de la Educacin, que pretende conocer y caracterizar
el trabajo acadmico en el campo artstico, da cuenta de una investigacin de carcter cualitativo, basado en entrevistas en profundidad a docentes-investigadores de la Facultad de Arte de la UNCPBA de las
carreras de la Lic. en Teatro y Lic. en Realizacin Audiovisual. Las trayectorias acadmicas y artsticas
de los docentes universitarios, sus trayectorias acadmico-laborales, constituyen una herramienta metodolgica que permite vislumbrar la interseccin entre las vivencias y significaciones otorgadas al trabajo
por el sujeto/ docente y el contexto laboral en el que se encuentra inmerso, tal como sealaran Rodigou
Nocetti et al (2011).
Otros investigadores de la temtica consideran a las entrevistas una de las tcnicas de recoleccin de
informacin por excelencia, que nos permiten advertir cmo los acadmicos como sujetos sociales
crean interpretaciones significativas de las cosas que los rodean en sus mbitos laboral y profesional y
que a la vez otorgan significado simblico a sus acciones (Lazarte Bader; 2012: 4).
Partiendo de los hallazgos en la investigacin emprendida se puede sostener que la profesin acadmica en el campo artstico presenta peculiaridades propias que hacen a la lgica del campo disciplinar y la
organizacin institucional, donde se vislumbra la presencia de ciertas tensiones y ncleos problemticos.
En primer lugar los docentes pertenecientes al campo artstico dan cuenta de la problematizacin y
complejidad de la labor acadmica en Arte. Esto alude a la bsqueda de legitimidad por parte de los
otros campos disciplinares de la investigacin en arte, acompaado de cuestiones / dilemas propios que
481
482
surgen de la lgica disciplinar que plantea dicotomas/ tensiones entre la labor docente universitaria y el
quehacer artstico.
En coincidencia con lo planteado en otros estudios, encontramos ciertas tensiones que hacen a la
figura del artista-investigador-universitario, emergentes en quien trabaja por un lado con el proceso
creativo de su obra y por otro, con la construccin de una reflexin sistemtica sobre ese proceso. Dos
operaciones que sin ser antagnicas pueden ser excluyentes, ya que el discurso o la palabra no pueden
dar cuenta de la complejidad de los fenmenos que intervienen y participan del acto creativo/artstico
(Fajardo Gonzlez, s/f).
En el caso de la Facultad de Arte de la UNCPBA cabe decir adems que, al ser una institucin joven,
est transitando an por un proceso de formacin de investigadores y de consolidacin de la investigacin en diferentes reas del quehacer artstico.
Si abordamos las diversas trayectorias acadmico-laborales de los docentes de la Facultad estudiada
se puede visualizar que el modelo acadmico implantado desde las polticas educativas ha incidido fuertemente en la identidad del docente de arte. Se genera una crisis o conflictividad entre la labor artstica en espacios extra universitarios -obras, producciones teatrales, direccin actoral, escenografias, producciones audiovisuales- y la actividad acadmica con las exigencias que la acompaan: publicaciones,
congresos, normas de inscripcin y de produccin, entre muchas otras. Hecho que demarca la tensin
entre la docencia universitaria y la produccin / quehacer artstico propiamente dicho.
Por otra parte, el trabajo acadmico en las dos carreras de la Facultad presenta un desarrollo desigual.
La carrera fundacional de Teatro posee mayor tradicin respecto a la carrera de RIAA, dado que sta es
una carrera nueva, creada en 2004, que no posee an un proyecto de investigacin propio. Si bien encontramos algunos desarrollos incipientes: uno debido al inters por el uso y aplicacin de las NTICs, con una
mirada ms procedimental/tcnica de la labor audiovisual; otro vinculado a intereses con una orientacin
sociocultural de la investigacin que alude a cuestiones de usos y consumo de TICS en vinculacin a fines
educativos y la creacin y quehacer artstico, nucleando algunos docentes de la facultad.
A su vez, esta situacin de desigual desarrollo acadmico de los docentes de ambas carreras, est
atravesada por cuestiones que aluden a la jerarqua de los cargos y el tipo de dedicacin que poseen.
Segn datos extrados de la planta docente 2011-12, los docentes ordinarios predominan en la carrera de Teatro (92%), comparativamente a la de Realizacin Integral en Artes Audiovisuales, en la cual
los docentes concursados propios de la carrera alcanzan al 34%, pero si se contabilizan los docentes
compartidos con Teatro totalizan un 55%.Esta situacin puede explicarse por constituir una carrera relativamente nueva en la Facultad que data de 2004, respecto a la fundacional de Teatro, lo cual permite
conjeturar en principio acerca de una mayor precariedad laboral en los docentes de RIAA. Asimismo en
Teatro el 53.7% de los docentes poseen cargos con mayores dedicaciones horarias (exclusiva o semi
exclusiva) en todos los escalones de la jerarqua docente
De esta manera, si visualizamos la planta docente total, hay un predominio con el 38.75 % de la funcin de ayudante de ctedra, mientras que un 15 % son docentes titulares.
As, los datos relevados hasta el presente dan cuenta de cierta correspondencia con la situacin laboral de los acadmicos a nivel nacional, ya que como se seala en varios trabajos (Garca, 2012; Prez
Centeno, 2012; Marquina, 2012) hay una primaca de docentes que se desempean con dedicaciones
simples, con muy bajo porcentaje de docentes exclusivos. Al mismo tiempo que detectamos una mayor
presencia de ayudantes de ctedras, muchas veces ad honorem, como parte del trayecto formativo o
por prestigio social, pero que evidencia un proceso de intensificacin del trabajo y diversificacin de tareas, complejizando el inicio laboral en la universidad.
Respecto a la situacin de gnero, el grupo docente masculino predomina dentro de la unidad acadmica estudiada, si bien la composicin por sexo de la planta acadmica se encuentra cercana a la paridad, ya que el 45 % son docentes mujeres.
En cuanto a la trayectoria formativa de los docentes, este desigual desarrollo acadmico se puede
vislumbrar en la formacin de posgrado, donde la mayora de los docentes de Teatro presentan un mayor nivel de formacin pues han realizado especializaciones, maestras o doctorados en el exterior.
Cuestin que se manifestaba en las narrativas docentes donde expresaban que su trayecto de formacin
en gran parte obedeci a la poltica de la facultad en el marco de los aos 90, en pos a una mayor legitimidad y consolidacin de la actividad investigativa en arte y la adecuacin con las exigencias acadmicas dentro del campo universitario, donde los lineamientos de las polticas universitarias, como el Pro-
grama de Incentivos, han incidido fuertemente en las trayectorias de los profesores de la facultad estudiada.
En este sentido se puede observar que los docentes del tramo inicial de la carrera acadmica, sobre
todo de la nueva carrera de RIAA, realizan o han realizado formacin de posgrado (maestras- doctorados) y algunos ya participan en proyectos de investigacin de la facultad, observndose un esfuerzo por
la labor investigativa; son reglas que reconocen y aceptan para iniciar una trayectoria en la universidad.
Asimismo, cabe destacar que estas exigencias acadmicas que refieren a la performatividad investigativa han generado -expresado en forma reiterada por los docentes entrevistados- una tensin entre
las funciones de docencia e investigacin. Se constituye como una cuestin critica dentro de la institucin estudiada, ya que los docentes entrevistados plantean una desarticulacin / falta de aplicacin entre la prctica docente y las temticas o abordajes dentro de los proyectos de investigacin.
Este hallazgo de investigacin es semejante al de otros estudios; como seala Leal et al. (2012) debido a que la promocin de la investigacin en nuestro pas fue planteada como una exigencia que oblig a los acadmicos a acreditar docencia de grado a la par que la gestin, extensin e investigacin.
Cuestin que conllev a una mayor diversificacin del trabajo en un contexto que no proporcion/a el
apoyo econmico y material necesario para el pleno desarrollo profesional.
Por todo ello esta investigacin se ha interesado por conocer en un rea disciplinar casi inexplorada en
el campo de la educacin superior en nuestro pas, las condiciones que atraviesan la labor docente universitaria en su cotidianeidad y cmo responden los sujetos/docentes a las mltiples demandas en su trabajo.
De aqu la importancia otorgada desde esta investigacin a las narrativas docentes acerca de representaciones, expectativas y descripciones sobre el accionar cotidiano de su labor como profesor- investigador. En palabras de Montan, A y de Serdio, A (2011):
la referencia a la singularidad de una vida, percibir como el individuo organiza su experiencia
de vida en una sociedad, nos aporta tambin los valores de esa sociedad de la que forma parte. El relato biogrfico () nos ofrece la posibilidad de leer (interpretar) la sociedad (sus discursos, sus emergencias, sus paradojas) (p. 80-81)
A modo de conclusin
Cuando indagamos la temtica de la construccin de la profesin acadmica en Argentina y el caso
de la UNCPBA explorando el proceso de profesionalizacin en una comunidad acadmica del campo histrico hallamos que dichos procesos se caracterizaron por situaciones de marcada heterogeneidad, desigualdad y precariedad de condiciones, las cuales a nuestro juicio resultaban tributarias de ciertas permanencias en las modalidades de las polticas gubernamentales de ampliacin y diversificacin del sistema universitario iniciado en la segunda mitad del s. XX (Garca, 2007). Las diferencias institucionales,
disciplinares, regionales, encontradas en el desarrollo de la profesin acadmica son manifestaciones de
dicho fenmeno, de all que la imagen de la segmentacin/fragmentacin ha resultado ms pertinente
para representar la situacin de los acadmicos argentinos.
Las huellas del neoliberalismo perduran en la academia ms all de las intenciones transformadoras de
las polticas universitarias. Tanto nuestra experiencia de investigacin en el campo de la educacin superior como nuestras reflexiones y anlisis de la realidad actual de los sistemas universitarios en Amrica
Latina ante los desafos de transformacin para sostener una universidad inclusiva con dignas condiciones
de trabajo acadmico, nos interpela como ciudadanos y acadmicos comprometidos con una universidad
pblica, gratuita, con calidad acadmica que responda a un proyecto latinoamericano con soberana.
En tal sentido, consideramos que es necesario continuar profundizando el conocimiento complejo de
la diversidad de situaciones que en Argentina originaron/an la conformacin de cuerpos acadmicos heterogneos y fragmentados, pero que asimismo dieron lugar a la emergencia de espacios acadmicos
que actuaron como mediadores en la circulacin internacional de las ideas, esto es, redes intelectuales,
edicin de revistas cientficas, libros y sus editores, bibliotecas, entre otras.
De esta forma es que apostamos por continuar indagando las polticas de educacin superior y los
entrelazamientos entre las reas disciplinares y sus diferentes espacios institucionales, a travs de estudios en el caso, es decir enfatizando mbitos no circunscriptos a las universidades tradicionales, en el
sentido de las ms antiguas, de mayor dimensin y tradicin acadmica. Estudios que necesariamente
requieren recuperar las condiciones socio-histricas de produccin de dichos procesos.
483
484
Notas
1
Maroy, Ch. et Dupriez, V. (2000). La rgulation dans les systmes scolaires. Propositions thoriques et
analyse du cadre structurel en Belgique francophone. En Revue Franaise de Pdagogie, N 130. Citado
en Miranda, E. et al (2007)
2
Nuevas configuraciones en la educacin superior argentina y el campo universitario entre fines del
siglo XX e inicios del XXI: polticas, actores, prcticas y territorios, aprobado por SECAT-UNCPBA y el
PNI-SPU (2013-2015).
3
Se trata de una nueva forma de acumulacin que funciona con menor cantidad de empleados con alta
calificacin pues el dinamismo en la acumulacin del capital ya no reside en grandes fbricas productoras
de bienes tangibles sino que los sectores estratgicos son aquellos basados en la produccin, distribucin
y comercializacin de la informacin. Vase, entre otros autores, Morgenstern, S. y Finkel, L. (2005).
Bibliografa citada
Aboites Aguilar, H. (2008). Universidad Latinoamericana: conduccin y gobierno en tiempos de encrucijada. En Araujo, S. (comp.) V Encuentro Nacional y II Latinoamericano La Universidad como objeto de investigacin: democracia, gobernabilidad, transformacin y cambio de la educacin superior universitaria (pp. 42-60). Tandil: UNCPBA.
Araujo, S. (2003) Universidad, investigacin e incentivos. La cara oscura. La Plata: Al Margen.
Corbaln, A. (2008). Un proyecto de universidad para Amrica Latina. En Carapeto Ferreira, N. y Bittencourt, A. (orgs.) Formao humana e gesto da educao: a arte de pensar ameaada (136154). So Paulo: Cortez.
--------------- (2002). Banco Mundial. Intervencin y disciplinamiento. El caso argentino. Enseanzas
para Amrica Latina. Buenos Aires: Biblos.
Chiroleu, A. (2010). Polticas de Educacin Superior en Amrica Latina en el siglo XXI. Renovacin, ambigedad o continuismo? En Congreso 2010 de la Asociacin de Estudios Latinoamericanos. Toronto.
Didou Aupetit, S. (2009). De la internacionalizacin acadmica a la comercializacin de los servicios
educativos. En Pensamiento Universitario N 12 (pp. 9-21).
Farjardo- Gonzalez, R (S/F) La investigacin en el campo de las Artes Visuales y el mbito acadmico
universitario.
Fernndez Lamarra, N y Marquina, M (2012) El futuro de la profesin acadmica. Desafos para los pases emergentes Editorial de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Garca, L. (2012). Procesos de reconfiguracin en la profesin acadmica. Estudio en el caso de Argentina, en Anales del VII Encuentro de Investigadores de la Red Educacin, cultura y poltica en
Amrica Latina. NEES-FCH-UNCPBA, Tandil, 29 octubre al 1 noviembre (pp. 77-89).
------------ (2007). Universidad y profesin acadmica en Amrica Latina. Aportes desde el caso argentino. En M. Herrera (ed.) Encrucijadas e Indicios sobre Amrica Latina. Educacin, Cultura y Poltica (pp. 153-176). Bogot: Universidad Pedaggica Nacional.
Garca, L.; Di Marco, C.; Zelaya, M.: (2012) Las polticas universitarias argentinas en el escenario global de fines del siglo XX e inicios del XXI. VII Jornadas de Sociologa de la UNLP Argentina en el
escenario latinoamericano actual: debates desde las ciencias sociales. Mesa 34: Homo Academicus. Universidad, conocimiento, polticas y actores. La Plata, 5, 6 y 7 de diciembre.
Garca, L.; Zelaya, M.; Di Marco, C. (2010). Las universidades regionales argentinas entre la crisis del
estado social y el auge del neoliberal. Un estudio de caso: UNCPBA. En Cuadernos de Educacin:
Sujetos, culturas, territorios, N 8, (pp. 283-296).
Groisman y Garca de Fanelli (2009) Los salarios de los docentes universitarios en la Argentina, en Romo
485
486
macin siguiendo un criterio de corte Generacional y Disciplinar, con los atributos que se detallan a
continuacin: a) Generacional: se clasific a los acadmicos entrevistados en Consolidados, Intermedios y Noveles (10 acadmicos por cada uno de los grupos generacionales entrevistados). El cargo docente de cada corte generacional fue el siguiente: Noveles: 10 Auxiliares; Intermedios: 3 Profesores y 7
Auxiliares; Consolidados: 10 Profesores. Siendo las dedicaciones docentes de los acadmicos de cada
generacin: Noveles: 4 Simples, 3 Semi-dedicacin, 1 dedicacin Exclusiva. Intermedios: 2 Simples, 3
Semi-dedicacin, 4 dedicacin Exclusiva. Consolidados: 1 Semi-dedicacin, 9 dedicacin Exclusiva. b)
Disciplinar: segn pertenecieran a disciplinas Duras o Blandas. As, la muestra incluye Noveles: 7 acadmicos de las ciencias blandas y 3 de las ciencias duras. Intermedios: 9 acadmicos de las ciencias
blandas y 1 de las ciencias duras. Consolidados 6 acadmicos de las ciencias blandas y 4 de las duras.
A partir de una la lectura profunda de las distintas entrevistas, se realiz un trabajo interpretativo y de
sntesis, que posibilit identificar en los dichos de los acadmicos, recurrencias, semejanzas y diferencias pertinentes al tema objeto.
Algunas precisiones conceptuales desde el marco terico
Como herramientas tericas consideramos necesario y de suma utilidad remitirnos a los conceptos
de capitalismo acadmico, flexibilizacin laboral, trabajo y tiempo, entre otros. Entre los autores
que se refieren al tema en estudio, Slaughter S. & Leslie, L.(1997) sealan en sus anlisis que a partir
del crecimiento de los mercados globales, las polticas nacionales de educacin superior se han reorientado fundamentalmente a la investigacin aplicada y a la innovacin, reduciendo los subsidios directos
del Estado a la universidad. As, la universidad debe resolver su subsistencia financiera, por lo que se
reconfigura en torno a una nueva funcin, la de adaptar sus productos a las demandas del mercado. En
este punto el concepto de capitalismo acadmico se presentara como un instrumento vlido para entender los cambios que operan en las universidades desde hace unas dcadas. Dicho concepto alude al uso
que las universidades hacen de su nico activo real, el capital humano de sus acadmicos, con el propsito de incrementar sus ingresos; tiene que ver con un conjunto de iniciativas y comportamientos econmicamente motivados para asegurar la obtencin de recursos externos. Las universidades, que tradicionalmente se caracterizaban por ser instituciones imbuidas de una cultura nacional y cuyos principios
y lmites estaban ms bien claramente definidos, en la actualidad semejan nodos insertos en redes internacionales que compiten con otros en su bsqueda de recursos y de prestigio. Esta situacin ha impactado directamente en las formas de desarrollar el trabajo y en cambios en el escenario con el surgimiento y la insercin de nuevos actores en la aplicacin de las polticas del sector.
Al respecto, y siguiendo a Henkel, M. (2000) en sus estudios de las universidades en el Reino Unido,
el contexto en el que se construye la profesin acadmica ha cambiado notablemente en los ltimos
treinta aos a partir de las polticas neoliberales, caracterizadas por el doble juego de una mayor centralizacin y regulacin. Ese cambio de poder entre el gobierno y las universidades, con polticas aceptadas por algunos y rechazadas por otros actores, ha promovido una redefinicin de los roles e identidades acadmicas en Gran Bretaa. En el caso de las universidades europeas, el tradicional sentimiento de
orgullo y prestigio parece estar siendo reemplazado por el de crisis dada la intervencin de nuevos actores en el campo del conocimiento y el nuevo rol del estado y el gobierno para la planificacin del sistema de educacin superior, con un creciente nfasis puesto en los requerimientos y exigencias de la internacionalizacin y la globalizacin, llevando a nuevos modos de coordinacin. Es en este punto que
instrumentos del gobierno tales como las calificaciones y ranking de universidades, que solan ser vas
de comunicacin acadmica, se suman al contexto. A partir de un discurso internacional que postula
reformas necesarias en el campo universitario, son stos algunos de los medios utilizados para deconstruir los tradicionales sistemas nacionales de instituciones anteriormente interrelacionadas y cooperativas y transformarlas en una suerte de espacio de competencia en el que el xito depende de la habilidad para obtener fondos y recursos. Ahora bien, aunque el contexto antes descripto respecto de las
universidades europeas y norteamericanas no parece presentarse con igual intensidad en la universidad
argentina, s se advierten en nuestras instituciones manifestaciones cada vez ms marcadas de los
cambios aludidos anteriormente.
A nivel institucional, esto ltimo se refleja en un aumento y diversificacin de roles, actividades y
responsabilidades, en las transformaciones en sus formas de organizacin, generadas en gran medida
por las demandas de las polticas educativas a travs de mecanismos de evaluacin y regulacin, lo cual
487
488
obedece a nuevas reglas del juego impuestas desde las nuevas lgicas de la sociedad global. El conocimiento, materia prima de trabajo en dicha sociedad, ha adquirido un papel central en este entorno.
Lo implcito en los conceptos referidos brevemente con anterioridad, combinado con las necesidades
propias de las diversas disciplinas y dinmicas del campo acadmico y del cientfico, impacta incluso en las
condiciones de produccin intelectual de los acadmicos. Este concepto al que recurre Prez Mora, R.
(2011), refiere a que dichas condiciones no existen nicamente como estructuras que se imponen en los
sujetos, sino que tambin los sujetos en su actuar cotidiano construyen significados y externalizan, a partir de sus propias prcticas, formas de respuesta, ya sea de asimilacin, adaptacin y/o resistencia. Estas
prcticas, a su vez, los convierten en co-constructores de dichas condiciones. Es por esto que el autor las
define desde la nocin de estructuras-estructurantes (utilizado por socilogos), en el sentido de concebir
la realidad construida en un proceso en el que interactan lo macro y lo micro, el actor y el sistema. En
ese interjuego entre lo macro y lo micro, el actor y el sistema, el sistema y los recursos de capital, el trabajo acadmico, capital humano de la universidad, es maximizado como tal, reduciendo sus costos y aumentando sus beneficios sobre el proceso productivo en el cual se sustenta cada universidad.
Para aproximar una mirada a la divisin del trabajo y al tiempo acadmico desde las disciplinas, nos
parece apropiada la observacin de Clark B. (1991), al referirse al trabajo en las universidades y a la
profesin acadmica como profesin fragmentada. Este autor seala que la divisin del trabajo debe
entenderse como una definicin y una delegacin de tareas, que coloca a las personas en puestos especiales y les asigna responsabilidades especficas. Las actividades acadmicas se dividen y se agrupan de
dos maneras: por disciplinas y por establecimientos. Frente al establecimiento como una agrupacin
comprensiva de grupos de conocimiento, la disciplina se constituye como una forma especializada de organizacin por campo de conocimiento, que trasciende los establecimientos y moldea el conjunto de los
aspectos organizacionales de la educacin superior. Es este el escenario donde el acadmico realiza mltiples actividades en el desarrollo de su carrera. Un elemento constitutivo de la carrera acadmica es precisamente, la dimensin del tiempo, en tanto que ste traspasa su estructura, sus requisitos y contenidos: ingreso, promocin y definitividad; trayectoria escolar; antigedad laboral; experiencia y reconocimiento profesional; obra producida; formacin de nuevas generaciones; edades necesarias y posibles
tanto para obtener becas y reconocimientos como para ocupar ciertos puestos. Entonces, todo est hecho de tiempo. Sin embargo, y siguiendo a Garca Salord, S. (2010), poco se sabe todava acerca de los
ritmos y contenidos de los tiempos acadmicos y, menos an, sobre la lgica que los rige. El tiempo
parece ser, entonces, una especie de entretejido invisible que todo lo atraviesa y a la vez todo lo contiene y cuya administracin, efectos y derivaciones pueden ser ledos en las conductas, actividades y vivencias de los sujetos. En este sentido, los testimonios de los acadmicos que presentaremos en el desarrollo del documento intentarn dar cuenta y aportar alguna informacin respecto de sus facetas.
De la teora a la empiria: El Tiempo Acadmico en los Testimonios
Analizando los conceptos anteriores a la luz de las entrevistas estudiadas, observamos que algunos
profesores se refieren de manera explcita a los temas nombrados, por ejemplo, la flexibilizacin laboral y las asignaciones presupuestarias y de recursos (humanos y materiales) en algunas de las
universidades argentinas.
En el caso de profesores noveles leemos: hay pocos cargos en la facultad y conseguirlos es complicado (UNGS3AUNOVABA), entrar a la universidad, es complicado, cargos no hay, la verdad no
hay como no hay carrera docente no tens el cargo alcanzado. . .pods tener un milln de publicaciones, ser doctora, paralelamente tu carrera de investigadora ser muy buena pero no vas a salir de donde
estas por el cargo docente (UNT10NOMUDA).
Esta percepcin es tambin expresada por profesores de generacin intermedia: era un departamento lleno de profesores muy viejos, sin concursos, sin que nadie pudiese ascenderpor ms que
seas genial,
que seas el mejor no vas a pasar de empleado pblico dentro de este sistema (UNTREF1AUINBB), hay un disociacin entre lo que se le exige y lo que realmente puede hacer en
funcin de lo que se le paga (UNT5AUINVABA).
Las percepciones anteriores contrastan en algn aspecto con las de los profesores de la generacin
de consolidados: gano poco, pero no lo veo como obstculo (UNT3AUCONVABA), los sueldos docentes estn bien. Si vos no tens presin laboral, si no tens presin de cumplimiento de horarios, lo hacs por una responsabilidad, dispons de un receso en enero, no le tens que pedir permiso a nadie pa-
ra salir de vacaciones, tens cobertura social, proteccin gremial, ests en blanco y cobras
bien. (UNT9PROCONMUDA).
Del anlisis de los testimonios anteriores se podra sealar que aspectos tales como la flexibilizacin
laboral, las asignaciones presupuestarias y la escasez de recursos son recurrentes en las tres generaciones de acadmicos encuestados. Ahora bien, el aspecto salarial es manifestado de forma expresa y como un aspecto negativo de la profesin, tanto por acadmicos noveles como intermedios, mientras que
en el caso de los profesores de generacin de consolidados, slo tres de ellos lo mencionan, dos destacando su insuficiencia. La omisin del aspecto salarial por parte de este ltimo grupo de acadmicos tal
vez se podra interpretar como un plano de su actividad que no consideran amerite algn comentario.
El Tiempo Acadmico y la Diversificacin de Tareas
En este punto del anlisis, creemos necesario relacionar el concepto de tiempo con los modos de
organizacin del trabajo. Al respecto, Oliveira, D. (2003) seala que ste ltimo es un concepto econmico y remite a cmo estn divididos las actividades y el tiempo, a la redistribucin de las tareas y competencias, a las relaciones de jerarqua que reflejan relaciones de poder, entre otras caractersticas inherentes al modo en el que el trabajo est organizado. As, el trabajo acadmico, ms all de la prctica docente, implica una serie de aspectos ms amplios: el tipo de insercin laboral, las relaciones sociales que se establecen con los estudiantes, con los colegas y las autoridades, las reuniones de planificacin institucional, la participacin de la vida poltica de la institucin, el trabajo dentro de las ctedras,
trmites administrativos, el servicio a terceros, el sistema retributivo, la reformulacin de programas de
estudios, la posibilidad de hacer investigacin, indagacin bibliogrfica, actividades de posgrado, cursado de maestras y doctorados, produccin de materiales tericos, etc..
El anterior listado adquiere su real magnitud si se tiene en cuenta que las actividades descriptas
constituyen la forma particular en que cada acadmico organiza su trabajo. En consecuencia, el tiempo
es un aspecto clave en el desarrollo profesional del acadmico y en la articulacin del perfil profesional
docente-investigador-gestor que hoy exige la universidad como mbito laboral. Estos tres espacios no
estn aislados entre s, mantienen relaciones distintas, cambiantes y un tanto asimtricas, pero sobre
todo compiten por el tiempo de un mismo sujeto, que es siempre uno solo y sin embargo se espera que
sea todos a la misma vez. A partir de los aportes de Hargreaves, A. (1992) se puede advertir que el
tiempo es construido, interpretado y administrado por los acadmicos; los profesores bien pueden estirar o encoger el tiempo a la vez de considerar las obligaciones temporales como algo fijo e inmutable. El
orden econmico y su relacin con el tiempo modificaron incluso la vida cotidiana, debido a la centralizacin del tiempo de trabajo en la estructura social, obligando a adaptar la vida personal en funcin de
la organizacin temporal del mundo laboral.
En las entrevistas estudiadas, se observa claramente en los tres grupos generacionales que la diversificacin de tareas ha llevado a los acadmicos a modificar la vida cotidiana en funcin del tiempo
de trabajo. As, expresan: la vida familiar es un tema, al no tener un horario o lugar especifico de trabajo, yo trabajo mucho en mi casa, o en el archivo, o haciendo entrevistas, digamos no es un horario
que va de 8 a 4, entonces me gener un par de inconvenientes los primeros 2 o 3 aos para tratar de
acomodarme, cmo hago?, qu priorizo? (UNGS1AUNOVABB), nosotros no tenemos horario de cierre, es una tarea que tiene un espacio difuso, el intelectual no tiene un lmite claro, es muy difcil dividir
el espacio privado, del espacio pblico (UNT5AUINVABA), hay que estar muchas horas ac y trabajar
mucho tiempo y llevarse trabajo a la casa. De esa parte no hablamos pero hay que llevarse mucho trabajo a casa y trabajar a contra turno, el tiempo no alcanza (UNTREF13PROCONDB). A partir de estos
testimonios se puede advertir cmo el tiempo acadmico y el tiempo privado- domstico se permean. El
tiempo acadmico atraviesa invisiblemente el espacio domstico para responder a la norma, coloniza el
tiempo y el espacio de ese sujeto, ahora acadmico.
El tiempo como organizador de la actividad laboral
Con respecto al tiempo como organizador de la actividad laboral, se puede observar que los acadmicos entrevistados le conceden un valor primordial. En tal sentido, la organizacin del tiempo es asumida como una variable fundamental que adquiere criterio productivo para la efectivizacin de las mltiples tareas que cada funcin demanda. Es as que estos acadmicos principalmente sealan una sistematicidad en la planificacin de las tareas asociadas a la docencia: arman su cronograma de trabajo en
489
490
funcin del calendario establecido por la facultad, conforman comisiones de trabajo de acuerdo a la matrcula estudiantil y a la disposicin de espacios, seleccionan bibliografa y confeccionan los dossier de la
materia y las planillas de asistencia, acuerdan horarios de consulta, crean espacios virtuales (ecathsblogs-aulas virtuales) para complementar el trabajo presencial, etc. Al respecto, profesores de la generacin de consolidados expresan:
a comienzo de ao agarro el cronograma de la facultad, los horarios de clase, tomo las fechas
de feriado y marco los feriados en el cronograma, distribuyo a todo lo largo del ao: que da
va tal tema, qu da tal otro, eso lo tengo hecho cada ao, para poder llegar a dar todosi
uno se deja estar ya se han terminado las clases y no hemos podido dar estos temas. (UNT8PROCONVABA), Somos 8, tenemos una matrcula de 600. Nos dividimos las clases tericas, seguimos atendiendo prcticos de laboratorio. Es bastante tiempo. Hemos logrado, armar comisiones chicas. Es muy demandante, se te triplica el nmero de comisiones para
que vos puedas manejar, un prctico de qumica no se puede hacer con ms de veinte alumnos, no hay material, no hay mesada, no se puede. Entonces, te obliga a dividir en muchas
comisiones, maana y tarde. (UNT9PROCUNMUDA)
Para estos acadmicos, el tiempo de la docencia parece ser el ms organizado en tanto a horarios por cumplir, mostrando la carga real del trabajo por dedicacin y que adems involucra a otros:
grupos, comisiones y espacios fsicos. Por ello y ante esos otros, el tiempo es tambin objeto de complejas negociaciones entre docentes, no-docentes, estudiantes y autoridades, por la distribucin y uso
de las instalaciones de recursos y medios, generalmente escasos. Todos estos factores y actores finalmente se entrelazan y son interdependientes: la organizacin del trabajo docente con la organizacin
universitaria, aspectos fundamentales para comprender la relacin que se establece entre el trabajo docente y el tiempo laboral: Mi eje profesional es la docencia, me encanta la investigacin, pero mi tiempo fuerte es la docencia (UNT9PROCONMUDA),en el primer cuatrimestre te demanda ms la docencia
y en el segundo uno se puede dedicar ms a cosas de investigacin (UNT10AUNOMUDA), dedico muchas horas a preparar clases y dedico muchas horas a producir lo que puedo (UNT13PROINVABB).
Este plano de interpretacin de administracin del tiempo podra enriquecerse aportando la informacin obtenida del anlisis de las variables de cargo y de dedicacin respecto de la funcin de docencia. Dichas variables pareceran no establecer diferencias marcadas en la cotidianeidad laboral de
las ctedras, en cuanto a lo que remite a la tarea acadmica en s. Los auxiliares, por ejemplo, y cualquiera sea su dedicacin horaria, perciben que asumen igual o ms cantidad y variedad de tareas respecto a los profesores. As, la divisin real del trabajo docente estara dada por la separacin de comisiones de trabajos prcticos, a cargo de auxiliares y/o profesores y de las clases tericas asumidas nicamente por el profesor.
Sin embargo, aparentemente es el cargo docente el que opera en el plano de la toma de decisiones y de la responsabilidad: yo no tengo tareas menores en el sentido de que el titular hace una
tarea importante y el adjunto cumple con revisar cosas, tenemos una amplia libertad y un feed back
muy abierto, en este momento ella est tomando los parciales pero hasta el ao pasado yo poda tomar
los parciales poda y corregir los trabajos, asesorar por correo electrnico a los alumnos, dictar clases,
pero tambin tengo esas tareas que las puede hacer un titular. (UNTREF6PROINMUBA), no se exige la
carga horaria, es decir, la firma. O sea que bsicamente un semi, un simple o un full, trabajan lo mismo, hace lo que tiene que hacer y cobra ms o menos. No tiene nada que ver. Incluso un full puede
hacer menos que un semi. (UNT11AUNOVABB).
El Tiempo Acadmico y los Dispositivos de Control de la Productividad
Ahora bien, si nos remitimos a las polticas cientficas llevadas adelante por las UUNN y el caso puntual de los dispositivos de control de productividad, se puede observar que dichos dispositivos guardan
una estructura temporal objetiva, externa, tcnico- racional, al decir de Hargreaves, a los que los
profesionales deben acreditar su produccin en docencia, investigacin, transferencia y en gestin,
acorde a plazos y perodos de tiempo establecidos desde la administracin. Es as que el tiempo ha llegado a proporcionar el criterio de valoracin por excelencia sobre la productividad y sus resultados; el
tiempo de trabajo se arraiga como un dispositivo regulador del resto de los tiempos sociales reclamando
del acadmico mayor disponibilidad, en otras palabras, una reconfiguracin del tiempo subjetivo- tiempo vivido, individual y que se enraza en los mundos privados- en aras de reforzar la dedicacin al desarrollo profesional en el contexto de una lgica competitiva.
En este sentido, los profesores de generacin intermedia dicen:
el incentivo me suena a zanahoria delante del burro, un modelo propio del neoliberalismo.
Tiene el bsico, si usted se capacita tiene un poquito ms, si usted y sus alumnos aprueban
tienen un poquito ms, si usted investiga tiene un poco ms, qu, es un premio?, premio al
trabajo individual. (UNT7AUINVABA), hoy estn obligando a publicar en Singapur, lo nico
que tiene valor son las publicaciones internacionales con referato, si una publicacin local la
leen 500 productores vale menos que una publicacin con referato que leen 200 personas en
Malasia (UNCA3PROINDB), para estar en carrera: 4 trabajos en revistas indexadas, y por
ah no te evalan la calidad del trabajo sino si est publicado en una super revista, pero si publicas en 2 o 3 te va a valer ms la exigencia real es que publiques en revistas extrajeras, en
ingles(UNT10AUNOMUDA).
Ya en su estudio para interpretar el uso del tiempo, Hargreaves, A. (1992) postula el tiempo sociopoltico como una dimensin que manifiesta cmo conceptos particulares sobre el tiempo llegan a ser
administrativamente dominantes y se presentan como elementos centrales para el control administrativo del trabajo del profesor. Existiran tambin dos aspectos complementarios en esta dimensin del
tiempo: la separacin y la colonizacin. El concepto de separacin alude a la separacin del inters, la
responsabilidad y la perspectiva establecida entre el administrador y el profesor. El tiempo transcurrido en el aula es un tiempo distinto al de quien est fuera, y por ende, ms alejado, de ese mbito. A la
hora de responder lo que marca la agenda y en funcin de los plazos de entrega, el tiempo acadmico
experimenta la colonizacin aludida, proceso por el cual los administradores conquistan y de all que
colonicen, el tiempo de los profesores para sus propios propsitos. El tiempo de permanencia est siendo cada vez ms cooptado para cuestiones administrativas, hay una mayor preocupacin por la productividad y el control del tiempo de los trabajadores. Se podra agregar a lo anterior los programas de estmulo donde se premia a la investigacin y al prestigio personal de modo que no es casual que se provoque el trabajo individual y aislado. El prestigio acadmico se fundamenta entonces, en la excelencia
cientfica o de saber y sta se refleja en la demostracin de ciertas competencias a travs de la calidad
de las instituciones donde se ha formado, el tipo de carrera profesional y experiencias profesionales que
exhibe, las distinciones acadmicas recibidas, el juicio de los pares, expresado por las instituciones a
travs de cartas de recomendacin, la produccin cientfica y su calidad, las caractersticas de la produccin escrita y de los medios de publicacin.
Ahora bien, son precisamente los acadmicos de las ciencias duras quienes enfatizan las dificultades de cumplimentar las demandas al momento de legitimar su produccin. En tal sentido, los testimonios expresan la exigencia explicita en acreditar: publicaciones internacionales, esto es, artculos originales, escritos en ingls y en revistas indexadas; participacin de eventos cientficos reconocidos por la
comunidad acadmica, dirigir o participar en proyectos/programas de investigacin con financiacin de
organismos reconocidos, todo ello con el aval de pertenecer a institutos de investigacin cientficos
Producir conocimiento bajo estas pautas de exigencias, confiere reconocimiento entre los pares acadmicos, incrementa los mritos individuales y efectivamente redunda en la obtencin de prestigio,
condicin simblica del trabajo, principio de satisfaccin.
Estas fuertes demandas de produccin y resultados cuantificables que conllevan considerables cuotas
de tiempo y trabajo, encuentran miradas crticas que las tres generaciones de acadmicos expresan
claramente en las entrevistas, a la vez que muestran que conocen (las reglas de juego antes nombradas) y aceptan los controles a los que estn sujetos, si de permanecer en el sistema se trata. Algunos
acadmicos manifiestan: la formas de cuantificar la produccin, produce una cosa muy competitiva entre gente joven de la misma edad que est pisotendose la cabeza para tener ms publicaciones, se
est instalando cada vez ms, porque la veo cuando doy clases, esa lgica que ya tienen los estudiantes
de grado, que yo no tena, porque no exista todo esto (UNGS3AUNOVABA), a la gente hay que pagarle y dejarla con ms libertad para que haga lo que piensa y tenga tiempos ms largos para presentar informes y decir lo que est haciendo. Muchas crticas al Programa de Incentivos (creo) que marca
491
492
mucho el tema de que se incentiva la investigacin y se paga casi por administracin la docencia (UNTREF8PROCONVABA).
Aun proviniendo de tradiciones acadmicas distintas, advertimos numerosos puntos de encuentro
entre los acadmicos de ambos grupos de ciencia. Esto puede observarse al momento del reconocimiento de la multiplicidad requerimientos provenientes de los programas de estmulo a la investigacin y de
otros mecanismos de poltica, asi como en la percepcin del tiempo acadmico, como inasible, producto
de los indefinidos lmites entre el tiempo estatutario y el tiempo real. Sin distincin del campo disciplinar de pertenencia manifiestan: se demanda es gestin, investigacin y transferencia por la acreditacin de carreras, y se realiza investigacin porque hay que estar categorizado (UNCA3PROINDB), Todo
vence, y todo es con muy poco plazo y en el mismo momento del ao. Nos pasamos todo el ao cumpliendo un cronograma demasiado estricto (UNTREF13PROCONMUDB).
Se podra sealar en este punto y tal como destacamos al referirnos a la flexibilizacin laboral y a las
asignaciones de recursos, que en esta lgica productivista el acadmico tambin encuentra delimitada su
libertad de investigacin, ya que para obtener recursos depende de la adecuacin de sus proyectos a parmetros de pertinencia impuestos en los mecanismos de evaluacin. Pertinencia que puede ser entendida, en su sentido reducido, como la capacidad de dar respuestas a ciertas demandas del sistema dentro
de un esquema respuesta adecuacin. De modo que los intelectuales acadmicos ven constreidas sus
condiciones de produccin intelectual por mecanismos de regulacin y control cada vez ms rigurosos.
Tiempo Acadmico, Condiciones Materiales y Simblicas de Trabajo
Como expresamos anteriormente, la ejecucin de las reformas de las ltimas dcadas se dio en un
contexto caracterizado en general por precarias condiciones de trabajo. Los recortes presupuestarios,
las nuevas lgicas dominantes en la economa, la flexibilizacin de los contratos de trabajo y en el otro
extremo, la ausencia de ellos (incluyamos en este tem la gran cantidad de docentes ad-honorem) son
algunas de las caractersticas que parecieran exhibir algunas universidades en Argentina. No cabe duda
que las instituciones debieran ofrecer un conjunto de condiciones para el desarrollo pleno del trabajo
acadmico, disponiendo las herramientas y recursos pedaggicos necesarios para que profesores y estudiantes realicen sus actividades as como de las condiciones relativas al ambiente de trabajo. Sin embargo, ante las mltiples demandas planteadas, y a menudo con un alto costo personal, los acadmicos
se vieron en los ltimos veinte aos enfrentando condiciones materiales poco favorables para responder
las exigencias de manera satisfactoria. Infraestructuras en muchos casos precarias, mal planificadas,
con carencia de aulas, de insumos para laboratorios, de tecnologa, etc., suelen ser el escenario en el
que desarrollan sus actividades los acadmicos argentinos. A travs de la lectura de las percepciones
de los acadmicos respecto de las condiciones materiales de trabajo se podra apreciar que dichas condiciones resienten la tarea docente y que incluso las disciplinas se ven afectadas en su desarrollo. De
igual manera, los testimonios dejan entrever al mismo tiempo que el sentido de carencia excede lo material, los acadmicos son conscientes de que la universidad no provee la infraestructura, los instrumentos, los libros, el salario, todo aquello que necesitan para su labor. Por su parte y en claro contraste con
esta apreciacin de los profesores, la administracin de las unidades acadmicas y de la universidad en
general, parecen operan invisibilizando las carencias, como si no responder a los requerimientos diera
como resultado su sola inexistencia.
Esta situacin tarde o temprano genera que las demandas presentadas al profesor, que muchas veces no puede cumplir, ya sea por no tener los medios, las condiciones de trabajo bsicas, ni quienes den
odos a sus necesidades, finalmente revelen la emergencia de la auto-intensificacin laboral.
La auto-intensificacin con sus aspectos negativos, se pondr de manifiesto a travs de rasgos particulares: frustracin, fatiga y desazn de los acadmicos ante la imposibilidad de responder satisfactoriamente a todas las demandas. Es por esto que, segn nuestro criterio, aludir al tema condiciones de
trabajo, implicara no slo analizarlo en torno a lo material sino tambin al amplio escenario donde a la
vez convergen planos simblicos que remiten a dimensiones sociales, personales y fsicas que hacen a
la real situacin de trabajo de los docentes: el escenario de la profesin.
Los testimonios que presentamos en este punto describen de manera grfica, con emociones que
bien pueden ser de enojo, de pesadumbre o resignacin, las condiciones de trabajo de estos acadmicos: Los materiales son viejos, tenemos dos chicos por microscopio, la lupa est deplorable, sabemos
que no nos van a comprar material nuevo. Falta un foco, lo hemos pedido por nota, no tenemos tel-
fono que no sea interno. No me voy a ir a comprar el fluorescente, el enchufe, yo no tengo computadora, la facultad no te da nada (UNT10AUNOMUDA), No tenemos espacio, dentro del espacio fsico en el
que estoy comparto el laboratorio con otros grupos (UNGS2AUNOMUDA), En el laboratorio de la docencia: hemos trabajo sin agua, trayendo una manguera de afuera, dos aos enteros nos quedamos sin
gas un laboratorio sin mechero! Bueno, no importa, traigamos el calentador elctrico, despus un mecherito de alcohol. Siempre hemos solucionado. No hemos detenido prcticos por falta de recursos (UNT9PROCONMUDA).
Un rasgo saliente en los testimonios de ambas reas disciplinares es que concuerdan en las condiciones materiales insuficientes, en tanto a provisin de recursos e insumos. Otra caracterstica que comparten es la percepcin que tienen acerca de que de que las demandas a las que estn sometidos fomentan
el individualismo y la competencia, en detrimento de la colegialidad y de los lazos cooperativos del trabajo. Ahora bien, habra que preguntarse si antes la investigacin u otras actividades fueron colectivas y
ahora efectivamente dejarlo de serlo. En realidad, segn afirma Mendiola (2011), las experiencias de
trabajo colectivo no son la norma, sino ms bien experiencias de corta duracin, algunas sin duda por los
productos logrados. En todo caso habra que buscar las razones de la prdida del colectivismo en otro
lado. Los testimonios sobre las dificultades cotidianas que enfrentan y resuelven a su manera los acadmicos de las tres generaciones y de las dos comunidades disciplinares estudiadas, nos conducen a intentar alguna interpretacin que explique cmo estos sujetos se las ingenian para desarrollar estrategias
que les permitan llevar, al mismo tiempo y en sus manos, ms de lo que material y simblicamente
pueden. Y hacerlo de un modo exitoso. Tal vez se podra asociar esta instancia a tres cuestiones. Por un
lado, al deber ser de la funcin docente, prescripta y enmarcada ya en los fines de las instituciones de
educacin superior. Por otro, a la naturaleza del trabajo docente que conlleva a los profesores a involucrarse afectivamente con su labor- la docencia presenta grados elevados de satisfaccin respecto de la
labor. Por ltimo, el discurso asentado sobre la autonoma de la profesin. En este sentido, lo que puede
parecer a simple vista una actividad altruista de excelencia con grados elevados de autonoma, va acompaada de los riesgos implcitos de adaptacin o aceptacin de esta realidad, de all que la intensificacin finalmente sea reforzada por los mismos acadmicos y confundida con profesionalismo.
Algunas Conclusiones
En este trabajo, hemos pretendido abordar los tpicos: Tiempo Acadmico y Divisin del trabajo,
indagando algunas de las condiciones en que los acadmicos argentinos llevan adelante sus prcticas
laborales en el marco de las polticas pblicas universitarias de las ltimas dcadas. A modo de cierre, a
partir de lo desarrollado podemos destacar algunas cuestiones que han manifestado con recurrencia los
docentes investigadores entrevistados, as, podemos advertir que: -El tiempo de trabajo se arraiga como un dispositivo regulador del resto de los tiempos sociales reclamando del acadmico mayor disponibilidad, en aras de reforzar la dedicacin al desarrollo profesional en el contexto de una lgica competitiva y en la consecucin de actividades que otorguen prestigio.
-La auto-intensificacin se manifiesta a travs de testimonios que remiten a sentimientos de frustracin, fatiga y desazn de los acadmicos, ms all del grupo generacional o disciplinar, ante la imposibilidad de responder satisfactoriamente a todas las demandas.
-Los acadmicos entrevistados expresan una estrecha identificacin con la funcin de docencia. Las
variables de cargo y de dedicacin pareceran no establecer diferencias marcadas en lo que remite a
la tarea acadmica en s.
-Las polticas han promovido nuevas condiciones de produccin acadmica caracterizadas por la sobrevaloracin de las actividades de investigacin respecto de las actividades de docencia.
-El carcter marcadamente cuantitativo es recurrente en los distintos testimonios: cantidad de publicaciones, congresos, subsidios, becas, etc.; conducen a los acadmicos a rendir cuentas, validando
en hechos cuantificables sus producciones. Estas pautas de evaluacin de la investigacin revelan el
signo de control que manifiesta la poltica universitaria.
-La burocratizacin y pauperizacin de la actividad acadmica ha ganado terreno en el campo universitario.
-Por ltimo, las condiciones para el desarrollo acadmico se tornan elitistas, su correlato, el acceso
de unos pocos a mucho, supone la diferenciacin de muchos en diversos grados: la excelencia se ha
instituido como un principio generador de diferencias.
493
494
Notas
1
Proyecto en Red compartido por equipos de investigacin de cuatro universidades argentinas: UNT
(Mercedes Leal); UN de Catamarca (Jos Yuni); UNTREF (Norberto Fernndez Lamarra) y est coordinado por Mnica Marquina de la UNGS.
Bibliografa
Finkelstein, M. (2010) Diversification in the Academic Workforce: the case of the US and Implications
for Europe. European Review, Vol.18.Supplement n1, S141 S156.
Garca Salord, S.(2010) El curriculum vitae: entre perfiles deseados y trayectorias negadas. Revista
Iberoamericana de Educacin Superior (RIES), Mxico
Hargreaves A. (1992) El tiempo y el espacio en el trabajo del profesor. Revista de Educacin n 298.
Henkel, M. (2000) Academic Identities and Policy Change in Higher Education. London & Philadelphia,
Jessica Kingsley Publishers.
Prez Mora, R. & Monfredini, I. (comps.)(2011) Profesin acadmica: mecanismos de regulacin,
formas de organizacin y nuevas condiciones de produccin intelectual. Mxico. Red de Estudios Sobre
Instituciones Educativas Resiedu
Slaughter, S. & Leslie L. (1997) Academic Capitalism: Politics, Policies & Entrepreneurial Universities.
Baltimore. The John Hopkins University Press.
496
Outro exemplo de como pode se realizar a chamada flexibilizao curricular, encontramos em uma
Universidade privada. Por meio das unidades curriculares, aparentemente eliminaram o problema da
manuteno de turmas pequenas. Conforme a coordenadora da licenciatura em biologia:
Na U... os cursos na licenciatura no so isolados [...] tem uma integrao curricular e de
projeto, de metodologia e tal. Ento, hoje, junto com a licenciatura em cincias biolgicas, ns
temos a licenciatura em histria, letras, matemtica, educao fsica, e a pedagogia. At 2000
os cursos eram isolados. [...]primeiramente que a rea de licenciatura j comeou apresentar
uma queda naquela poca. [...] E ai ns pensamos: precisa fazer alguma coisa para tornar o
curso vivel, do ponto de vista de sustentabilidade. [...] Ento ns pegamos aquilo que era
comum para qualquer professor, independente da rea que ele escolheu e a gente agregou
isso formando o que a gente chamou de eixo comum. Ento disciplinas pedaggicas, da rea
de humanidades, elas so cursadas juntas, num grupo misto. At porque a gente entende que
o programa de formao de professores ele tem que ser uma unidade porque a escola onde
eles vo conviver. [...].
A flexibilidade curricular implementada por esta Universidade privada pressupe Unidades
Curriculares relativamente independentes, isto , em que no h pr-requisitos, permitindo que haja
flexibilidade na trajetria de realizao das Unidades. Com este desenho curricular 2 a universidade
continuou operando de forma financeiramente sustentvel, mantendo cursos com nmero muito
pequeno de matrculas, como algumas licenciaturas. Como afirmou tambm a coordenadora, as
Unidades Curriculares seguem as orientaes do MEC, que sugere currculos flexveis e
interdisciplinares.
Do ponto de vista da relao custo/benefcio, uma medida racionalizadora que permitiu que a
Universidade inteira operasse de modo sustentvel, como se refere a coordenadora, ou seja, mantendo
margens de lucro. Apesar da evidente mediao tambm pelo pedaggico, o critrio rentista se mantm.
Apesar da relativa liberdade de escolha dos mdulos, a licenciatura foi pensada em trs anos e, a
trajetria do aluno pelos mdulos pode ser varivel, mas se adaptar ao mdulo que a instituio
oferece no semestre. Os mdulos a serem ofertados, obedecem a critrios de gesto relacionados s
necessidades dos alunos e ao custo.
Observamos tambm que a sustentabilidade financeira justifica a oferta do mximo de disciplinas em
EaD nos cursos presenciais alm da reduo do tempo de durao dos cursos para o mnimo permitido
pela legislao e da flexibilizao curricular com diferentes arranjos.
Uma vez que essas informaes referem-se aos cursos de licenciaturas que formam os professores
da educao bsica, h que se considerar que do ponto de vista da difcil e complexa tarefa que a de
formar professores, h um problema srio na forma como se realizam esses arranjos curriculares. Com
raras excees, a formao de professores no o foco privilegiado nesses cursos. Referimo-nos aqui
tendncia de desvalorizao das licenciaturas diante dos bacharelados e do risco que a superposio de
trajetos formativos pode trazer formao da identidade docente.
Muitas dessas prticas apesar de questionveis fazem parte do paradoxo das polticas atuais que,
conforme Contreras (2002, p.262), combinam simultaneamente o controle da educao por parte do
Estado com seu abandono ao mercado.
A seguir trataremos das possibilidades de realizao da pesquisa por professores que atuam em
cursos de graduao.
A pesquisa em cursos de graduao
As instituies de ensino superior voltadas para si mesmas imprimem uma gesto que, com o tempo podem alterar as prticas educativas medida que alteram a cultura acadmica. A crtica feita por
Marilena Chau ao tratar das universidades operacionais, contribui para identificar o processo em curso:
[...] por ser uma organizao, est voltada para si mesma como estrutura de gesto e de
arbitragem de contratos. [...] Definida e estruturada por normas e padres inteiramente
alheios ao conhecimento e formao intelectual, est pulverizada em micro-organizaes que
497
498
499
500
ANO/%
2000
2010
ORGANIZAO ACADMICA
DAS
IES
(PRIVADAS)
Universidade
57
90
81
51
Centro Universitrio
44
28
Faculdade
33
20
a referida pesquisa, 71% dos professores de instituies privadas eram apenas graduados.
No entanto, a despeito da titulao, a remunerao dos professores entrevistados das instituies
privadas baixa, coincidindo com a mesma realidade encontrada pelo DIEESE (2011, p.8) para o
Brasil:
vale deixar em relevo que 47% dos empregos docentes se encontravam em faixas de
remunerao igual ou inferior a cinco salrios mnimos (ou R$2.325,00), em dezembro de 2009.
Um dado apreendido na pesquisa realizada nas licenciaturas no estado de So Paulo merece
destaque: as jornadas parciais a que professores e coordenadores (mesmo titulados) esto submetidos.
Chama a ateno que oito coordenadores, especialmente aqueles que atuam em EaD, no tm jornada
integral e todos acumulam tambm a docncia. Esse configura-se como um grave problema, como citou
outro coordenador, relacionado aos cursos com baixa demanda de matrculas, tendo em vista que a
jornada do professor calculada em funo da quantidade de matrculas dos cursos que assume.
Alm desses, outros educadores em tempo parcial e horistas relataram cumprirem mltiplas jornadas
de trabalho em instituies diferentes.
As diferentes jornadas e vnculos evidenciam a condio precria nas relaes de trabalho em que se
inscrevem estes professores da educao superior. O motivo para que se submetam a essas condies
de trabalho so dois: os baixos salrios e o risco de perder as aulas em uma das instituies. As
informaes coletadas sugerem, ainda, que a condio precarizada dos professores mais expressiva
nos que se vinculam educao a distncia e em cursos de especializao. Nos cursos presenciais
regulares, embora existam jornadas parciais e de horistas (principalmente em faculdades), esses
convivem com as jornadas integrais, notadamente nas universidades onde, conforme os depoimentos, o
quadro de professores horistas e parciais convive com um grupo de professores, geralmente mais
antigo, que atuam 40 horas e se dedicam tambm gesto, orientao e s vezes pesquisa, quando a
instituio prev jornada do professor para esse fim, ou quando h ps-graduao na instituio e o
professor atua nos dois segmentos. No entanto, esse grupo no compe a maioria do corpo docente das
licenciaturas e sim os professores em tempo parcial ou horistas.
O quadro encontrado nas licenciaturas espelha a pesquisa realizada pelo DIEESE (2011) sobre o
emprego nas instituies privadas brasileiras de ensino superior. Nela constatou-se que, em 2009, a
maioria dos professores eram horistas:
Outro fato, que juntamente com o grau de formao dos docentes, se desponta na
caracterizao da docncia nas IPES [Instituies Privadas de Ensino Superior] a expressiva
participao de vnculos empregatcios com jornada de at 12 horas 5 (p.8).
No caso da pesquisa nas licenciaturas observamos que entre os profissionais entrevistados que
cumprem jornada parcial e os horistas, a docncia a atividade principal e exige vrios vnculos para
que o professor possa atingir remunerao suficiente para sua sobrevivncia.
Quanto ao tempo de vnculo de trabalho com a instituio, apenas um coordenador e um professor
tinham, poca da entrevista, entre 5 meses e dois anos e os demais possuam mais tempo de vnculo,
entre 4 e mais de vinte anos. Esses dados sugerem que o professor mantm o vnculo de emprego
adaptando suas horas de trabalho conforme o nmero de matrculas e turmas formadas a cada ano/
semestre letivo, se h ou no dedicao pesquisa, ps-graduao, gesto, orientao de TCC,
iniciao cientfica, ao acompanhamento de estgios, apoiados pela instituio. Ao longo do tempo os
professores e coordenadores podem assumir funes diferentes e temporrias, adaptando suas jornadas
de trabalho a essas diferentes atividades. Ao longo do tempo mantem o vnculo de emprego,
flexibilizando a jornada, o salrio e os cargos.
Consideraes finais
A contratao em jornadas flexveis permite s instituies (geralmente privadas) praticar salrios
variveis, adaptando custos diante da reduo ou ampliao de matriculas, coerente com a lgica
rentista instaurada na educao.
A contratao de jornadas de trabalho flexveis se associada a gesto flexvel do currculo, que,
articulados com as necessidades do mercado podem aprofundar as condies precarizadas de trabalho
501
502
Notas
1
O projeto pedaggico no qual se inserem as Unidades Curriculares mais amplo, porm escapa aos
limites desse texto. Sinteticamente, o projeto pedaggico do curso e da Universidade orientado por
princpios, entre os quais o Ensino para Compreenso (EPC), que um marco terico/conceitual assumido pela instituio. Portanto, o arranjo em unidades curriculares aqui citado envolve outros aspectos
como a formao dos professores dentro da proposta do EPC e o estabelecimento de tpicos geradores
como orientadores da formao dos alunos.
3
Para esse levantamento consideramos os anos de 2000 e 2010, por instituio em: http://dgp.cnpq.br/
planotabular/ .
4
Como instituies privadas consideramos apenas instituies de ensino superior (faculdades, centros
universitrios e universidades), que no e-mec se identificam como privadas, com ou sem fins lucrativos.
5
Contratos com jornada de trabalho de at 12 horas semanais corresponde a mais de 50% dos 179.089
empregos docentes em dezembro de 2009 (DIEESE,2011).
Referencias bibliogrficas
CHAU. Marilena. A universidade em Ruinas. Em: TRINDADE, Hlio (org.). A universidade em runas
na repblica dos professores. 3. ed. Petrpolis, RJ: Vozes/Porto Alegre: CIPEDES, 1999, 2001.
CHESNAIS, Franois. A mundializao do Capital. So Paulo: Xam. 1996.
CONTRERAS, Jos. A autonomia de professores. So Paulo, Cortez. 2002.
CUNHA, Luiz Antonio. A universidade reformada: O golpe de 1964 e a modernizao do ensino
superior. 2. ed. So Paulo: Editora UNESP, 2007.
______. Critrios de Avaliao e credenciamento do ensino superior: Brasil e Argentina. Em: VELLOSO,
Jacques (org.). O ensino superior e o mercosul. Rio de Janeiro: Garamond, p.17-51,1998.
DIEESE Departamento Intersical de Estatstica e Estudos Socioeconmicos. Informativo da Subseo
DIEESE ANDES-SN. Perfil dos Professores de Instituies de Ensino Superior Privado.
Ano I No 01 Janeiro de 2011.
MONFREDINI, Ivanise. Profsso docente na instituio escolar: a historicidade das prticas e
culturas profssionais. Educar em Revista. , v.31, p.191 - 211, 2008.
______. Silenciamento e desistncia. A formao de professores pelo trabalho. Curitiba : CRV,
2011, v.1000. p.90.
PEREZ MORA, Ricardo e MONFREDINI, Ivanise (orgs.) Profesin acadmica. Mecanismos de regulacin, formas de organizacin y nuevas condiciones de produccin intelectual. Colotln :
Universidad de Guadalajara Centro Universitario del Norte, 2011, v.1.000. p.310.
504
Campo del objeto de estudio. Cada uno de estos mdulos difiere en carga horaria y est a cargo de docentes de la Casa.
En el marco de esta propuesta, el proyecto Tutora de Pares se constituye como una estrategia pedaggico poltica que permite acompaar a los ingresantes en el proceso de integracin a la vida acadmica y social de la universidad. La misma se configura como un espacio donde estudiantes avanzados colaboran en la construccin del oficio de estudiante universitario (Coulon, 1998), habilitando espacios
para que los ingresantes devengan en sujetos epistmicos- polticos.
A la vez que ofrece una instancia de formacin estudiantil desde donde los tutores ensayan un rol y una
funcin tutorial que, histricamente, se enmarca en la tarea docente, desde una perspectiva colaborativa.
En funcin de dichas experiencias y la literatura especfica, es importante resaltar la no neutralidad
de la tarea tutorial. Esto significa que en ellas la institucin se proyecta y se mira a s misma. Es as que
es posible identificar diferentes supuestos que sostienen los programas tutoriales, los mismos obedecen
a construcciones acerca del rol y las funciones de las tutoras (Coronado, 2013). Entre algunos de los
supuestos a destacar es posible mencionar a las Tutoras como rectificacin de los ingresantes que no
saben o no quieren estudiar, quienes necesitan alguien que les diga cmo hacerlo; otro de los supuestos
es el de la contencin, vigilancia o control enfocada a los estudiantes en riesgo; y un tercer supuesto
que concibe a los jvenes autnomos y activos con los cuales las tutoras tendran por objetivo promover aprendizajes significativos autonoma, salud, y compromiso con el propio proyecto acadmico laboral, personal y social (Coronado, 2013).
En tensin con este ltimo supuesto y acordando con el mismo, el propsito central del Proyecto de
Tutora de Pares es favorecer la afiliacin del ingresante, desde una perspectiva colaborativa, configurada por una doble relacin: simtrica en tanto tutores y tutorados son pares (estudiantes) y asimtrica
en lo relativo al conocimiento, ya que los primeros han logrado a lo largo de sus trayectorias un manejo
de los distintos saberes que les permiten transitar el campo acadmico (Figueroa y Pasqualini, 2008).
Desde esta configuracin las tutora de pares se manifiesta como un dispositivo que trasciende lo
disciplinar, para hacer nfasis en la consolidacin de trayectos acadmicos que coadyuven en la formacin de subjetividades equipada con saberes. Desde esta perspectiva integral el Tutor como estudiante
avanzado de las diferentes carreras de la facultad acompaa el proceso de inclusin del ingresante a la
vida universitaria. La entrada a la vida universitaria implica, como todo trnsito, una tarea de iniciacin,
de aprendizaje, de adaptacin, desestructuracin y nueva estructuracin, constituyndose as en una
experiencia histrica, significativa en la vida de cada sujeto, promoviendo rupturas epistemolgicas que
condensan transformaciones subjetivas. (Benedetti, Angelino, Lemos y Rodrigo, 2008).
Segn Carlino (2004) casi todos los alumnos ingresantes entran en crisis al tener que enfrentar y
aprender una nueva cultura. La entrada a la cultura acadmica implica la apropiacin progresiva de reglas de juego desconocidas en ese momento. En este contexto emerge la Tutora de Pares como un espacio que instala condiciones de ruptura y permite a los ingresantes ir posicionndose en esta nueva
cultura. Aqu es donde los tutores ejercitan una tarea colaborativa con los docentes propiciando la construccin del oficio de estudiante para lograr la inscripcin social, a la vez que institucional y subjetiva de
los sujetos ingresantes.
Mtodo
Despus de cuatro aos de implementacin de la propuesta, con diferentes modalidades, momentos
y grados de insercin institucional, es que en el ao 2013 se comienza a evaluar este dispositivo con el
propsito de hacer visible las fortalezas y debilidades del proyecto.
Considerando los actores centrales de la experiencia del ingreso, es que se dise y aplic una encuesta autoadministrada. La misma fue creada en el formulario de Google Drive, por lo que a cada encuestado les llego por correo la invitacin a ingresar a un link desde donde responda, en forma annima, la encuesta. Este dispositivo informtico permite que los resultados se carguen en forma automtica en un formulario en lnea.
La encuesta se aplic a Tutores pares que participaron del Curso de Ingreso; docentes que dictaron
el Curso de Ingreso e ingresantes que se ofrecieron voluntariamente a participar de esta propuesta de
investigacin.
Es importante sealar que la encuesta ha sido diseada con tems similares para los diferentes acto-
505
506
Percepcin de los docentes que dictaron el Curso de Ingreso acerca del desempeo de los
tutores:
El grupo de docentes que respondi la encuesta expresa en su mayora, haber tomado contacto con
el proyecto a travs de los mismos tutores (33%), de la coordinacin del Curso de Ingreso (28%) y en
menor porcentaje a travs de los medios de difusin de la Facultad (22%).
Asimismo evalan su desempeo, en su mayora, como Muy bueno y Bueno (61% y 22% respectivamente).
Las respuestas obtenidas permiten visualizar el trabajo realizado por los tutores durante el Curso de
Ingreso como as tambin la percepcin positiva que tiene los docentes de la tarea realizada. Quienes
sugieren acciones y tareas compartidas con los tutores para facilitar el ingreso y acompaamiento durante el primer ao.
Algunas de las frases que expresan lo anteriormente mencionado:
Me parece que una accin necesaria sera que los tutores continen acompaando a los ingresantes orientando en todos los aspectos vinculados con la inscripcin en las materias, caractersticas del plan de estudios, correlatividades en las materias, posibles trayectorias estudiantiles, etc.
Me parece que lo que hacen est bien. Quizs para generar ms rpidamente ese vnculo con
los ingresantes que les permitira a estos ltimos confiarles sus dudas y dejarse acompaar en
este primer tramo universitario, podran los tutores llevar a cabo dinmicas para "romper el
hielo" el primer da de cursado, en cada comisin.
Creo que sera interesante que los tutores puedan coordinar con los profesores alguna clase
en conjunto o bien compartir un poco ms los espacios.
Creo que cumplieron con lo propuesto. Considero que es importante el vnculo que generan
con los ingresantes puesto que es un par y muchas dudas son resueltas por ellos.
Percepcin de los tutores acerca de su experiencia en el proyecto:
Con relacin al modo en que los tutores se informaron del proyecto, el principal medio fue la pgina
Web de la facultad (31%) y los compaeros de cursada (25%).
El grupo valora como Muy buena (63%) y Buena /37%) su propia experiencia en el proyecto durante
el periodo evaluado.
En consonancia con la percepcin de los actores anteriormente mencionados, las acciones de los tutores se centraron principalmente en la colaboracin en cuestiones administrativas (37%) y, en igual
porcentaje cuestiones relativas a la informacin sobre la dinmica institucional, acciones tendientes a la
integracin social, organizacin y estrategias de estudio (todas 19%).
El 56% de los tutores percibieron obstculos para el desempeo de su rol. Los obstculos se refieren
principalmente a la socializacin de actividades desarrolladas durante el Curso de Ingreso: comunicacin
con el rea de Alumnado y vinculacin con la coordinacin del Curso de Ingreso.
Con relacin a las acciones o estrategias sugeridas para el prximo Curso de Ingreso, los tutores refieren: continuar fortaleciendo el trabajo en equipo; mayor relevancia en la presentacin de los Tutores
en la presentacin del Curso de Ingreso; posibilidad de configurar un espacio por fuera del cursado para
las tutoras; mayor difusin del Proyecto para acrecentar la cantidad de Tutores participantes; con relacin al significado de la experiencia como Tutores pares, los mismos mencionan crecimiento a nivel personal, posicionndose en el lugar de mediador del proceso formativo, rescatando el trabajo en equipo ,
el intercambio con sus compaeros conjuntamente al vnculo y participacin en los espacios docentes.
Algunas frases que ilustran lo anteriormente mencionado:
Fue una grata experiencia donde desempee una tarea nunca antes realizada. Al principio
tuve que desprenderme de la timidez y vergenza para poder acercarnos mejor a los chicos.
Conoc mucha gente interesante, me desempee en un espacio muy lindo con compaeros
que estuvieron siempre, trabajando todos a la par. Me gustara ao a ao poder formar parte
de esto, porque es una actividad que me ayuda a ayudar a quienes en un comienzo lo necesitan, ensear a estudiar a los chicos, ayudar a insertarse, darles consejos, siempre en un ambiente ms que agradable.
Siento que se logr un dialogo constructivo con ellos (ingresantes), al pensar todos juntos
acerca de que es la vida universitaria, rescatando valores como el compromiso, la tenacidad y
tambin el respeto y la tolerancia, para no dejarse vencer por inconvenientes burocrticos y
esforzarse por sostener este camino que han elegido
En un principio pens que tal vez no contaba con los conocimientos o la capacitacin necesaria para poder solucionar las inquietudes de los ingresantes, sin embargo con el correr de los
encuentros me identifique con ellos, recordando temores, dudas y angustias que sent cuando
ingrese a la universidad.
Discusin
A partir de estos resultados, la accin de los Tutores es valorada positivamente por los tres actores
institucionales encuestados; resaltando que las principales demandas y acciones se centraron en la organizacin de cuestiones administrativas e informacin acerca de la dinmica institucional.
Esta valoracin conlleva a que los tres actores manifiesten la necesidad de continuar con este dispositivo durante el resto del ciclo acadmico.
Este aspecto es consonante con el consenso mundial, sealado por Coronado (2013) con relacin a la
necesidad de dispositivos de asesoramiento, acompaamiento y orientacin al estudiante del nivel superior.
Tambin se destaca en las valoraciones cualitativas de los Tutores el impacto de esta tarea en su
formacin personal y profesional, como as tambin habilita la reflexin sobre los trayectos propios.
Es aqu donde esta percepcin permite varias lecturas:
-Denota el centramiento de las dificultades de los ingresantes en cuestiones relativas al saber habitar (demandas y acciones vinculadas a cuestiones organizativas -administrativas y/o de dinmica institucional), ms que los otros saberes (disciplinares, de escritura, lectura). Aqu el proyecto permite develar los primeros escollos en la vida de un ingresante (Coronado, 2013), quin debe centrar su atencin
en cuestiones que le permitirn comprender el cdigo de la universidad, ms all de cuestiones vinculadas a lo estrictamente acadmico.
-El lugar de los tutores como expertos en el trayecto de esta facultad en concreto. Estos tutores,
estudiantes avanzados, lograron sortear con diferentes marcas este proceso de insercin a la vida institucional y hoy, en este momento y por eleccin personal deciden acompaar a quienes ingresan. Ah es
que son la voz de la universidad.
Estos deben saber utilizar diversos saberes que la tarea requiere y no siempre estn incluidos en la
formacin disciplinar (Forestello, 2013), sino que son construidos de manera paralela pero no sin menos importancia.
Es as que los tutores ponen en juego algunos de los saberes que ha construido a lo largo de su trnsito por la universidad, entre ellos (Figueroa y Pasqualin, 2008):
El saber: ligado a los conocimientos disciplinares, con el reconocimiento de su propia lgica que
implica determinados modos de pensar el conocimiento, modos que al no ser homogneos entran en
pugna.
El saber hacer: consiste en el uso de las operaciones bsicas para manejar el saber. La lectura y
la escritura emergen en las ciencias sociales y humanas como herramientas insustituibles para
acceder a las nociones de un campo de estudio: para elaborarlas, asimilarlas y aduearse de ellas.
(Carlino, 2004. Pg. 8).
El saber decir: reglas acadmicas que regulan lo decible en situaciones de intercambio lingstico en el contexto acadmico y especficamente el mercado lingstico propio de cada disciplina. Ya
que el capital lingstico juega un papel importantsimo en las intervenciones en clase, en los exmenes, etc.
Y, de sobre manera, el saber habitar: en cuanto conocer la cultura institucional y acadmica particular. Esto refiere a la adaptacin a compaeros, docentes, clima y dinmica institucional, etc.
En estos resultados se pone de relieve que el primer contacto con sta facultad resalta la apropiacin
de ste ltimo saber. A partir del desarrollo de estrategias que permitan, a los ingresantes, conocer las
reglas del campo de la facultad elegida de manera particular.
507
508
Conclusin
Los resultados expuestos plantean ms interrogantes que certezas. Ya que suponen un posicionamiento reflexivo acerca de los obstculos en el trayecto del ingresante, a la vez que ponen en foco el
papel reparatorio de los estudiantes avanzados que han logrado sobrevivir (Carli, 2011) y pueden
acompaar.
Se podra pensar que estos estudiantes avanzados, devenidos tutores, habran logrado apropiarse
del oficio de estudiante a partir de llegar al tiempo de la afiliacin. (Coulon, 1998).
El tiempo de afiliacin implica un proceso complejo que posibilita al estudiante edificarse un conjunto
de referentes en el territorio universitario, constituyndose una dimensin subjetiva y simblica fundamental de la adhesin a una identidad colectiva estudiantil.
Previo a este tiempo existiran otros tiempos:
-El tiempo de extraamiento, que implica una fase de separacin con etapas pasadas. En la que el
estudiante entra en un universo institucional desconocido, cuyas pautas rupturan el tiempo que acaba de dejar.
-El tiempo de aprendizaje que implica una fase de adaptacin y descubrimiento. Aqu el estudiante
reconoce los nuevos mbitos y se adapta progresivamente a las nuevas reglas. Se puede pensar como un proceso de resocializacin del nuevo nivel y, ms concretamente, de la institucin especfica a
la que ingres. Integra la transformacin de pautas de accin creencias, actitudes en base a las normas de la institucin social de la que comienza a formar parte. (Enrique, 2010)
-Por ltimo el tiempo de afiliacin, ya mencionado, que involucra las fases de control, conversin y
agregacin (Couln, 1998). El estudiante adquiere el dominio de las nuevas reglas. Refiere a un proceso por el cul el sujeto es protagonista de una conversin que se manifiesta fundamentalmente en
su capacidad de interpretar los significados institucionales con el objetivo tanto de ajustarse a las
normas como de trasgredirlas.
Con relacin a esta secuencia temporal presentada por Couln, los ingresantes se ubicaran al inicio
del tiempo de extraamiento. El dispositivo de pares coadyuvara al pasaje hacia la afiliacin. En este
proceso, la facultad deber contribuir a partir de acciones destinadas a organizar (administrativa y organizacionalmente) las diferentes rutas por las que el ingresante debe transitar a fin de concretar la aspiracin del ingreso.
Y as propiciar la construccin del habitus de estudiante logrado a partir de que el sentimiento de
extraeza e incertidumbre que viven en el principio los nuevos estudiantes es vencido por las evidencias
de una afiliacin institucional.
No es el objetivo del presente artculo desestimar la importancia que estas prcticas administrativas
e institucionales conllevan, dada su relevancia en la construccin de la ciudadana universitaria. Si no
poder visualizar el impacto de las mismas en las demandas y necesidades de los ingresantes.
Otro aspecto de relevancia es comprender esta situacin en el contexto de juventud de esta Casa de
Estudio.
En este contexto de ingreso a la universidad cabe la pregunta acerca de los modos particulares con
que estos estudiantes tutores lograron asumir el oficio de estudiante, y hoy se ubican en el rol de propiciadores de su construccin. Este aspecto habilita la reflexin acerca las inscripciones que han dejado
los docentes de estos tutores, quines habran dejado huellas que permitieron la participacin en esta
experiencia de acompaamiento al ingreso.
Pregunta que habilita nuevas indagaciones relativas a los trnsitos estudiantiles de quienes, de manera voluntaria, asumen la funcin de guas en el complejo entramado de ingresar a la universidad donde el primer objeto de aprendizaje que deben conquistar a los inicios de la vida estudiantil (cuestiones
administrativas y de dinmica institucional) difiere del objeto de conocimiento que motiva el ingreso a
una carrera universitaria.
Esta satisfaccin diferida podra presentarse como obstculo y debilitar las motivaciones iniciales
que sostienen la decisin de estudiar en el nivel superior.
En este contexto, como expresa Carli (2006) la
relacin entre pares trabaja en los lmites de la institucin universitaria, proveyendo un sostn frente a la ausencia o debilidad de normativas y frente a la crisis de los procesos de tras-
misin cultural o la cada del aura universitaria como espacio crecientemente desacralizado, sin
por ello perder su juego activo propiciador de identificaciones y diferenciaciones de entrada a
un mundo complejo. (p. 49)
Es as que el Proyecto Tutora de Pares continua pensndose como una/otra modalidad del acto educativo, entendiendo al mismo como aquello que resulta inconmensurable en trminos de Antelo (2010),
a partir del cual los Tutores Pares se configuran como orientadores o mediadores en el vnculo con los
estudiantes. Desde esta configuracin de las Tutoras en cuanto acto educativo, es posible reflexionar
sobre el impacto del termino derridiano de extranjeridad, introducido por Graciela Frigerio (2003) en
referencia a la educacin, para hacer visible, en sentido genrico, la figura del extrao que aparece en
cierto momento y que su presencia produce un desconcierto en el (buen) orden establecido. Esta irrupcin pone en juego los recursos instituidos, la estructura de normalidad para intentar administrar su
eventual inclusin o justificar su exclusin (Cerletti, 2008). Esta acogida del extranjero, del otro, en
nuestro caso del ingresante, definir cmo lo instituido se pone frente a frente con los lmites de su
propia capacidad estructurante. (Cerletti, 2008:95). Y en esta tensin entre un afuera que exilia y un
adentro que nos ilusiona con la totalidad, las tutoras de pares emerge como quiebre o ruptura de estos
posicionamientos, desplegando la potencia de cada componente de la institucin desde la pregunta por
el otro, desde el hueco en los saberes trasmitidos, en las normas instituidas, abriendo la posibilidad a
la constitucin subjetiva. Desde esta subjetividad el proyecto Tutora de pares aspira a que cada extranjero/ingresante vaya conquistando desde su propia impronta los trayectos acadmicos que la institucin
educativa ofrece.
Esto tambin requiere que los propios Tutores puedan posicionarse como extranjeros reflexionando
sobre sus propios trayectos acadmicos y su constitucin subjetiva.
Aqu se resalta el aporte fundamental de la biografa acadmica (Korienfeld, 2013), como herramienta de trabajo de los mismo tutores. En ellas los estudiantes traen a la conciencia las experiencias,
aprendizajes y devenires de la construccin de su identidad como estudiante universitario.
Dubet y Martucelli sostienen Los actores se socializan a travs de estos diversos aprendizajes y se
constituyen como sujetos en su capacidad de manejar su experiencia, de devenir, por una parte, autores de su educacin (Cerletti, 2003: 101).
En palabras de un tutor, con relacin a su rol: es alguien que se siente parte de esta facultad, la
vivencia como su propia casa e invita a otros a sentirse del mismo modo.
Notas
*
Lic. En Psicopedagoga. Integrante del Departamento de Pedagoga Universitaria, Divisin Ingreso Universitario, permanencia y Egreso, Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, Universidad Autnoma de Entre Ros (UADER). bschvab@hotmail.com
Lic. En Psicopedagoga. Integrante del Departamento de Pedagoga Universitaria, Divisin Ingreso Universitario, permanencia y Egreso, Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, Universidad Autnoma de Entre Ros (UADER). nataliapetric@hotmail.com
Bibliografa
Benedetti, Angelino, Lemos y Rodrigo (2008) Jvenes de poca. Los ingresantes a la facultad de trabajo
social de la UNER. Anales del 3 encuentro Nacional sobre Ingreso Universitario. Polticas, prcticas y saberes sobre el Ingreso a las Carreras de Humanidades, ciencias Sociales y Artes en las
Universidades Pblicas. Ro Cuarto. En CD.
Carli, S. (2006) Figuras de la amistad en tiempos de crisis. La universidad pblica y sociabilidad estudiantil.
En: Frigerio, G. y Diker, G. Educar: figuras y efectos del amor. Buenos Aires: Editorial del Estante.
Carli, S. (2011) El estudiante universitario. Hacia una historia del presente de la educacin pblica. Buenos Aires: Siglo XXI.
Carlino, P. (2004) Leer y escribir en la Universidad. En Textos en contextos. Buenos Aires: Lectura y Vida.
509
510
Cerletti, A. (2008) Repaticin, novedad y sujeto en la educacin. Un enfoque filosfico y poltico. Buenos
Aires: del estante editorial.
Coronado, M. (2013) Desplegar la tutora en el nivel superiro. Problemticas visibles e invisibles. Novedades Educativas. 264 265, 114 117.
Coulon, A. (1998) Etnometodologa y educacin. Buenos Aires: Paids Educador.
Curso de Ingreso 2013. Facultad de Humanidades, Artes y ciencias Sociales. Universidad Autnoma de
Entre Ros. Cuadernillo para los ingresantes.
Enrique, S. (2010) Reflexiones en torno a las tutoras en la universidad. Un dispositivo de pares. Actas
del Primer Congreso Argentino de Sistemas de Tutoras. Misiones, Argentina. Actas en CD.
Figueroa, P. y Pasqualini, V. (2008) Tutoras de pares: un lugar comn que posibilita la experiencia de
habitar la universidad como sujeto epistmico poltico. Anales del 3 encuentro Nacional sobre
Ingreso Universitario. Polticas, prcticas y saberes sobre el Ingreso a las Carreras de Humanidades, ciencias Sociales y Artes en las Universidades Pblicas. Ro Cuarto. En CD.
Forestello, R. (2013) Posibles sentidos y saberes de los tutores. Cuenta conmigo, que all estar. Novedades Educativas. 264 265, 118 123.
Frigerio, G., Diker, G. (2010) Educar: ese acto poltico. Paran. La Hendija.
Korinfeld, D. (2012) Nuevos jvenes en la Universidad. La construccin de los problemas y los desafos
institucionales. Universidad Nacional del Litoral. Santa fe. (En prensa).
Sola Villazn y De Pauw. (2004). La tutora de pares: una experiencia de lectura dialgica. Primer congreso Internacional Educacin, Lenguaje y Sociedad. U.N La Pampa.
512
teresantes las producciones que sugieren identificaciones laborales singulares y especficas en la perspectiva que entiende al Proceso de Trabajo (PT) -para nuestro caso, docente- desde las aproximaciones
tericas propias de la Actividad Situada (AS) y del Conocimiento Socialmente Distribuido (CSD)
(Lozares, C. y otros, 2004: p. 74)3. Como as tambin, las que reafirman de alguna manera en esa misma lnea de anlisis, que:
las identidades, representaciones y prcticas (IRyP) del mundo del trabajo no pueden ser
comprendidas como puro discurso, sin prestar atencin a la relacin de este con las normas y
reglas sociales. Sealando que las IRyP se desarrollan en el marco estructural y simblico de
las normas en vigencia, cualquiera sea el grado de creencia respecto de ellas, a las cuales producen, reproducen y transforman. (La Serna, C., 2010: p. 21).
El desafo presente pasara entonces por encontrar un marco regulatorio que desde el punto de vista
laboral, nos abarque, nos proteja y nos contenga con posibilidades en lo profesional de calificar y promocionar a travs de un proceso de formacin continua. Desafo que deber atender el conjunto de
tensiones que instalan las formas de produccin a que nos remite la reestructuracin del modelo universitario hegemnico por un lado. Particularmente en lo que refiere al nosotros trabajadores/as docentes
universitarios como productores/as inmateriales que generamos conocimientos y producimos fuerza de
trabajo. Y por el otro, a las continuidades -pese a los avances que podamos observar desde 2003 a la
fecha- que se registran en los sistemas de Educacin Superior (ES) de la regin, en la perspectiva mercantilizadora del conocimiento sostenido por docentes altamente flexibilizados. Marco que nos proporcione previsibilidad, nos garantice estabilidad y acote la arbitrariedad a la que somos sometidos la inmensa mayora de los universitarios, degradando (desde el modelo de universidad comercial4 impuesto)
una tarea (la estrictamente docente) en detrimento de otra (la investigacin) impactando en las trayectorias acadmicas y el quehacer cotidiano en los espacios universitarios (Monfredini, I., 2011).
Situacin esta, que termina fracturando y segmentando concepcin, gestin y ejecucin de la educacin tras un discurso de corte academicista/profesionalista que oculta ms que lo que devela; acotando y
reduciendo la dimensin intelectual de nuestra produccin, en todas las reas, funciones y tareas que
configuran el proceso de trabajo universitario como dimensin compleja a estudiar en profundidad. Regulacin que se instala mientras se reproduce (e incluso en ocasiones se profundiza) la precariedad laboral.
Algunas observaciones necesarias
Los trabajos que se presentaron en el IX Seminario Internacional de la RED ESTRADO5 realizado en
Chile los das 18, 19 y 20 de Julio de 2012 han girado fundamentalmente en torno a la precarizacin del
trabajador docente universitario. Las tendencias expresadas en las investigaciones presentadas muestran
que, de una forma u otra, el centro del debate vuelve a estar puesto en el valor del trabajo. Contexto
que creemos, instala razones suficientes por las que resulta inexorable atender, dada la diversidad de intereses puestos en juego por el estado, la universidad y el mercado, la tensin entre Autonoma Universitaria y Evaluacin, centrando la mirada en quin evala. Atendiendo a este contexto y a cmo se ponen
en juego los valores acadmicos y los valores de mercado, es necesario indagar adems en torno a los
supuestos subyacentes en los criterios evaluadores sobre cada una de las dimensiones del proceso laboral.
En esta lnea de razonamiento, resultan interesantes para encuadrar y contextualizar dichos supuestos, los avances en torno a la categora de Pertinencia de la Educacin Superior (PES) que formula Sebastin Gmez, cuando problematiza el binomio pblico-privado presupuesto en la categora PES, al
analizar los proyectos de Ley de Educacin Superior de los distintos bloques parlamentarios que fueron
elevados desde el ao 2006 al ao 2009. (Gmez, S.; 2009)6.
El segundo punto sobre el que llamamos la atencin, es acerca de la nocin de precarizacin con que
trabajamos en el desarrollo de la II Parte del Trayecto Curricular Sistemtico de Formacin Docente:
Trabajo Docente en la Universidad. Una Investigacin Participativa (Ps. Deolidia Martinez y equipo. 2011)
dictado en el marco del Programa Nacional de Formacin Gratuita (Acta CIN-CONADU del 28/09/2011), en
la Asociacin Gremial de Docentes e Investigadores de la UNR (COAD), en el sentido de que:
hay que abrir la categora y dar entrada a TODAS las precarizaciones (no solo la carencia de
derechos laborales): en los vnculos, la comunicacin, la relacin con los estudiantes, el trabajo colectivo en los procesos reales intervinculados (con los no-docentes) y en especial, hay que
ver quin precariza, quin es el precarizador y qu poltica concreta lo expresa (ajuste, evaluacin, valor de mercado, apertura a una demanda que no se tiene con qu atender, etc.
(Martinez, D. 2011: p.3)
Un tercer punto, que de alguna manera se desprende de este y que nos remite a producciones anteriores, refiere a que, analizar cmo se trabaja en la universidad exige hoy incorporar al conjunto de todos los que directa o indirectamente forman parte del proceso de trabajo docente (estudiantes, administrativos, auxiliares, laboratoristas, etc.). Finalmente y por tal motivo, no consideramos un dato menor
formulaciones tales como las que hiciera el Espacio Nacional de Estudiantes de Organizaciones de Base ENEOB- (justamente, en tanto son parte misma del proceso laboral docente) tras multitudinarios FOROS de discusin, al elaborar sus 15 Puntos para una Nueva Ley de Educacin Superior.
(www.eneobargentina.com.ar). All especifican:
7. Las formas en que se lleva adelante la Evaluacin deben bregar, en primer trmino, por la
proteccin de la autonoma de la ES. Cualquier tipo de evaluacin acadmica o institucional
debe contemplar las siguientes condiciones:
a) La definicin de criterios de evaluacin que respeten la autonoma universitaria. Su ejecucin debe ser realizada en forma independiente del poder ejecutivo, legislativo y judicial y de
cualquier entidad privada.
b) Debe contemplar la participacin de los estudiantes.
c) Debe contemplar la participacin de otros sectores sociales como sindicatos, movimientos
sociales y organizaciones de la sociedad civil.
d) Los resultados de los procesos de evaluacin no pueden ser utilizados para definir la distribucin de presupuesto, y no pueden acarrear la posibilidad de inhabilitacin para expedir ttulos.
Rechazamos la CONEAU y cualquier rgano de evaluacin que use mecanismos extorsivos violatorios de la autonoma de la Educacin.
8. La nueva LES debe abonar la conformacin de mecanismos de autoevaluacin democrticos
y protectores de la autonoma de las Instituciones de Educacin Superior, que cuenten con la
participacin de todos los claustros y donde exista representacin de actores como los arriba
mencionados. (p.2).
La docencia universitaria y la profesionalizacin acadmica en universidades pblicas con alta precarizacin
El documento sobre Carrera Docente aprobado por la Federacin Nacional de Docentes Universitarios
(CONADU) en su ltimo Congreso Extraordinario celebrado los das 21 y 22 de Junio 2012 en la ciudad
de Formosa, subraya entre sus fundamentos para ser llevado a la discusin del Convenio Colectivo de
Trabajo (CCT), que el Sistema Universitario Pblico Nacional que en 1918 contaba solamente con cuatro instituciones, se ha expandido notablemente y rene hoy 47 universidades y 7 institutos universitarios. Sumando sus plantas, estaramos hablando de un total de 140.000 docentes aproximadamente.
Escenario poltico-acadmico que se produce con un cambio sustantivo en lo que hace a la vinculacin
de los propios docentes universitarios con su tarea y con la institucin acadmica. Pero tambin, en la
imagen que estos tienen de s y de sus quehaceres. De manera creciente, especifica:
los universitarios -que solan ser profesionales que dedicaban a la tarea acadmica slo un
tiempo menor de su actividad- procuran consolidar su situacin laboral como docentes de
tiempo completo en las instituciones, expectativa que se incrementa en la medida en que la
actividad acadmica se profesionaliza y mejoran las condiciones salariales y las oportunidades
de desarrollo personal que esta ocupacin ofrece. (IEC-CONADU: p.6).
La contracara de esta tendencia que caracteriza de manera hegemnica a todo el sector, es que las
designaciones interinas que debieran ser de carcter excepcional, se han consolidado como la forma
513
514
normal de vinculacin del docente a la universidad. El mismo documento afirma que en la actualidad los
docentes no regulares u ordinarios representan ms del 60% del sistema, llegando a superar el 70% en
algunas universidades. Lo que se pens originalmente como un recurso excepcional para cubrir vacantes
de manera inmediata y provisoria que garantizara la continuidad de las actividades cuando se abrieran
carreras o asignaturas, o frente al imprevisto por liberacin de cargos, se constituy en la caracterstica
estructural de un modelo universitario de reduccin de derechos por sometimiento y sujecin a un rgimen de despido peridico. (IEC-CONADU, 2012: p.6). Uno de los debates que se mantuvieron en aquel
Congreso y que se expres a travs de los docentes de la UNR y la UNRC, fue que atento a que la excepcin y la irregularidad del sistema devino la caracterstica con un alto nivel de naturalizacin para
las gestiones del conjunto de las UU.NN., all donde existe algn tipo de rgimen de Carrera Docente, en
general, lejos de tratarse de un mecanismo de promocin y profesionalizacin, apenas constituye un
rgimen de -pretendida- estabilidad laboral -segn la discrecionalidad con que se aplique- reduciendo y
tergiversando su sentido original y manteniendo adems en paralelo aquella altsima proporcin de docentes interinos.
El documento mencionado consigna a su vez que:
En sentido estricto, la cuestin de los interinos no forma parte del Rgimen de Carrera Docente. Pero la implementacin de la Carrera exige, al mismo tiempo, dar una respuesta a esta situacin. No es admisible que la carrera docente sea opcional, o que se defina el ingreso de tal modo que haya en una institucin dos clases de docentes con regmenes
laborales distintos. La Carrera Docente es el modo de asegurar la estabilidad laboral, pero
tambin es el instrumento que permite ordenar las plantas, proyectar las carreras acadmicas
individuales y planificar el desarrollo institucional de acuerdo con objetivos definidos. El mantenimiento de un sector de la planta docente bajo el viejo rgimen de la periodicidad, o, peor
an, bajo el interinato, reserva un campo para la arbitrariedad patronal y la manipulacin poltica de las designaciones. (IEC-CONADU: p.11).
Pero es de observar que, avanzar hacia un proceso de normalizacin general que implicara el llamado a concurso de todos los cargos actualmente interinos, podra conducir a situaciones injustas al exponer, a docentes que tras muchos aos de interinato y que desempean adecuadamente su funcin, tengan que competir en un concurso abierto y perder as su trabajo. Una normalizacin limitada expresa el documento (p.8)- podra permitir discriminar estas situaciones en la medida en que se determine que se llamarn a concurso los cargos ms recientemente asignados y que en cambio los docentes
interinos con cierta antigedad en su cargo, accedern a la carrera a travs de un mecanismo diferente
que les permita regularizar su situacin preservando su trabajo. Se tratara de un mecanismo de regularizacin protegida que podra ser automtico o suponer un proceso de revlida.
El da 1 de Agosto 2012 se comenz a discutir con todas las representaciones sindicales del pas en
la Paritaria Nacional, el Captulo del Convenio Colectivo de Trabajo correspondiente a Carrera Docente.
A tal fin y con la intencin de homogeneizar criterios en un proyecto nico, se aprob en el Congreso de
CONADU mencionado, lo que se dio en llamar Lineamientos Mnimos para la Reglamentacin de la Carrera Docente exigidos por CONADU. All se especifica:
El acceso a la Carrera Docente debe efectuarse mediante el concurso pblico y abierto de antecedentes y oposicin.
Debe ser contemplada reglamentariamente la existencia de instancias de apelacin que permitan al
postulante impugnar los dictmenes de concursos y de todas las instancias de evaluacin que incluya
la Carrera Docente.
Debe incorporarse en los concursos y en todas las instancias de evaluacin la figura del veedor gremial.
El reglamento de concursos, los mecanismos de evaluacin peridica y los criterios de promocin
deben establecer con claridad las exigencias correspondientes a cada categora y dedicacin, de
acuerdo con el tipo de asignatura de que se trate y su modalidad de enseanza, los objetivos de la
institucin, etc.
El reglamento de la Carrera Docente debe adecuarse en todas sus instancias a la definicin de funciones docentes que se estipulen en el Convenio Colectivo de Trabajo.
No es admisible que la Carrera Docente sea opcional, o que se defina el ingreso de tal modo que haya en una institucin dos clases de docentes con regmenes laborales distintos.
Debe darse solucin a la situacin de los docentes interinos. Para aquellos que revistan como interinos al momento de reglamentarse la Carrera Docente, debe establecerse un mecanismo de acceso a
la Carrera que proteja la continuidad en el cargo para quienes han desempeado adecuadamente su
funcin. Debe establecerse una reglamentacin que limite efectivamente, en el futuro, las designaciones interinas.
Debe definirse un mecanismo de evaluacin peridica que permita acreditar el adecuado desempeo
y justificar la continuidad del docente en el cargo, y que pueda adems acreditar su idoneidad para
ser promovido de categora.
Deben establecerse dispositivos intermedios de seguimiento por parte del rea o ctedra a la que
pertenece el docente, antes de la evaluacin individual, que permitan realizar modificaciones en el
desempeo o proveer los recursos necesarios para cumplir con las tareas que luego sern objeto de
evaluacin, y que pueden requerir apoyo institucional para poder ser llevadas a cabo.
Es necesario que se acompae a las trayectorias individuales con una oferta institucional de perfeccionamiento adecuada a las exigencias de la funcin desempeada.
Debe asegurarse la gratuidad de la formacin de posgrado para que los docentes tengan oportunidades efectivas de perfeccionamiento en el marco de sus carreras.
El rgimen de promocin debe establecer en qu casos el ascenso a una determinada categora est
sujeto a concurso pblico y abierto de oposicin y antecedentes, y cundo la movilidad entre una
categora y la siguiente, puede producirse sin mediar concurso, sobre la base de los resultados de la
evaluacin peridica.
La promocin sin concurso, que requiere haber sido evaluado satisfactoriamente en los procedimientos regulares de evaluacin peridica, debe establecer claramente: qu cantidad de evaluaciones debe haber superado satisfactoriamente, y si existe alguna calificacin mnima requerida, si el docente
debe haber revistado cierto tiempo como mnimo en un cargo para poder aspirar a ascender, si se
requiere, adems, alguna evaluacin presencial diferente del concurso: coloquio o entrevista, si se le
pide que presente un proyecto para el desempeo del nuevo cargo.
El cumplimiento de los requisitos definidos para ascender a una categora superior debe generar,
como mnimo, el derecho a solicitar el ascenso, sea va concurso o a travs del dispositivo de evaluacin del desempeo.
Estos Lineamientos Mnimos sintetizan el ncleo duro de las demandas gremiales de la etapa, en
un contexto sin visos de cambio en lo que refiere al modelo universitario sostenido y respaldado por la
Ley de Educacin Superior (LES) vigente desde 1995. Afirmamos esto en tanto la propia diputada oficialista Dra. Adriana Puiggrs, Presidenta de la Comisin de Educacin de la Cmara de Diputados, que
en 2009 presentara un Proyecto de Ley Nacional de Educacin Superior (N de Expediente 0458-D2009) acompaada en ese momento por los Diputados Rossi, A.; Vaca Narvaja, P.; Damilano, V.; Leverberg, S. M.; Pasini, A.; Acosta, M.J.; Depetri, E.; Berraute, A. y Cantero, A; debi -entendemos- replegarse ante la evidencia (an contando con mayoras propias en ambas cmaras legislativas) de que no
habr nueva LES en lo inmediato. Situacin que la indujo presentar un nuevo Proyecto de Ley, mucho
menos ambicioso en el sentido de cambio de modelo universitario, pero que valorativamente pone en
otro plano el trabajo docente. Este ltimo aborda la Regulacin del ejercicio de la docencia de la Educacin Superior (N de Expediente 3737-D-2011 con trmite parlamentario 091 del 15/07/2011, acompaado por la firma de los Diputados Plaini, F.; Pilatti Vergara, M.I.; Recalde, H. y Calchaqui, M.).
Lo interesante del dato hasta donde hemos relevado la informacin, es que de todos los Rectores
miembros del Consejo Interuniversitario Nacional, el nico que ha dado respaldo abierto y pblico a este
ltimo Proyecto es el Dr. Marcelo Ruiz, Rector de la Universidad Nacional de Rio Cuarto. Hombre proveniente de las filas sindicales que postulan una Educacin Superior Democrtica, Popular, Emancipadora
y Latinoamericana. Ex Secretario General de la Asociacin Gremial Docente de la Universidad de Ro
Cuarto. Ruiz fue quien desde el 5 de Diciembre de 2007 en que se produjo la explosin de la Planta
Piloto de la Facultad de Ingeniera de la UNRC, en la que fallecieron un estudiante y cinco investigado515
516
res, encabez la ms importante accin del sindicalismo docente universitario en el terreno de la defensa de las condiciones laborales llegando a constituirse esa Asociacin Gremial, en querellante en la causa penal abierta. Causa en la que actualmente estn imputados por estrago doloso, culposo, agravado,
siete ex funcionarios de la UNRC. Actuaciones que ya han sido elevadas a Juicio, recayendo este en la
Cmara Federal N2 de la ciudad de Crdoba. Aquellos hechos tuvieron que ver con investigaciones sobre el complejo oleaginoso, usando un material altamente combustible en su almacenamiento -Hexanoque provea la Empresa De Smet. Solvente orgnico, voltil e inflamable que se encontraba albergado
en forma irregular en el laboratorio.
Remarcamos estos datos porque dejan entrever claramente en qu contexto de trabajo, bajo qu
amparo legal y desde qu marco valorativo, puede estarse investigando y desarrollando tareas acadmicas en nuestras UU.NN. Las que hacen al modelo de universidad vigente. De hecho, las discusiones
mantenidas en los mbitos gremiales indicaran que fue esta verdadera catstrofe lo que dispar en su
momento la decisin del Ministerio de invertir en capacitacin en Higiene y Seguridad y la repentina voluntad de los rectores -negada durante dcadas- de aceptar comenzar a discutir el CCT hacindolo por
el Captulo de Condiciones y Ambiente de Trabajo. Decisin que se tom dejando postergada hacia adelante las cuestiones vinculadas a la estabilidad laboral. Es de destacar por otra parte, que los distintos
Ministros de Educacin que se sucedieron desde 2003 a la fecha (Daniel Filmus, Juan Carlos Tedesco,
Alberto Sileoni) han asumido sistemtica y pblicamente, la gran deuda de una nueva Ley de Educacin
Superior mientras en los hechos se sigue adelante con el proceso de claro sentido privatista (en trminos de bien transable) del conocimiento pblico:
proceso en que el conocimiento generado en los mbitos pblicos con financiamiento privado
conlleva clusulas de confidencialidad que limitan el libre flujo de conocimientos, as como
tambin se estimula la seleccin de temas de investigacin rentables y se valora el trabajo
acadmico segn criterios empresariales (Naidorf, J., 2009: p.24).
El esquema dominante que sigue rigiendo en las UU.NN. (y se profundiza buscando como contrapartida reducir el impacto con diversas iniciativas de compromiso social universitario inscripto en la perspectiva de las polticas compensatorias) es el llamado modelo de la Triple Hlice. Este modelo propone
la vinculacin cientfico-tecnolgica entre universidad y empresa, con el estado como promotor, mediador, posibilitador, facilitador o regulador de la vinculacin (Llomovatte, S. 1999). El que entre otros tantos efectos, pone seriamente en cuestin el sentido unvoco con que se supo conceptualizar la nocin de
Autonoma Universitaria, segn sea hoy la fuente de financiamiento y la demanda del mercado del conocimiento. Escenario acadmico institucional que presenta repercusiones inevitables en la relacin de esta (la autonoma) con la evaluacin. Y en consecuencia, con el valor que adquiere lo acadmico segn
quin y en funcin de qu agenda evala. Este es el punto que exige develar las regulaciones del proceso laboral docente en todas sus dimensiones. Entre otras cosas, las formas de produccin y organizacin
en la que se inscribe, dejando al descubierto la forma multifactica que adquiere la precarizacin.
Reflexiones finales
Creemos fundamental impulsar, desarrollar y multiplicar mbitos de reflexin colectiva (no slo a
nivel mega encuentros -foros, congresos, seminarios, etc.-, sino tambin en pequeos grupos de investigacin con ms produccin en red) cuya premisa en torno a revalorizar el trabajo docente, su especificidad y la enseanza universitaria en toda su complejidad, apunten a desmontar lo que se presenta como anclado en un paradigma funcionalista adaptativo en lo que hace a la organizacin interna de la universidad respecto a los requerimientos del modelo de universidad comercial vigente. Es de hacer notar
que ya con anterioridad a 2001 y contradictoriamente al conjunto de decisiones que se siguieron adoptando, el CIN (Consejo Interuniversitario Nacional) afirmaba que el incremento de la participacin del
financiamiento privado y orientado por el mercado, poda incidir, tanto en la manera de priorizar ciertas
lneas de investigacin aplicada con la intencin de resolver problemas especficos de la produccin, como al abandono de las investigaciones consideradas como irrelevantes o no tiles para la obtencin de
ganancias.
Sostenemos la necesidad de insistir en la promocin de investigaciones participativas con una perspectiva etnogrfica, que al mismo tiempo que centren en el trabajador docente en particular desde su
ubicacin subjetivante, recuperen el sujeto colectivo del proceso laboral docente y sus mecanismos dadores de identidad laboral poniendo el acento en la identificacin de los marcos evaluativos desde los
cuales se califica y se le asigna valor a cada una de nuestras reas de intervencin. Esta premisa
constituye una de las claves. Para lo cual, es necesario recuperar (y fortalecer) como afirmbamos ms
arriba, toda la dimensin intelectual de nuestra labor, con ms autonoma de pensamiento, poniendo el
acento en los sistemas de evaluacin, sus criterios, indicadores y fundamentos polticos y epistemolgicos. Es necesario de-construir el proceso mismo de alienacin del trabajador docente de la ES, que,
progresivamente, se ha ido asimilando (en su necesidad de acreditar) a los mecanismos de sobreexplotacin a que son sometidos el conjunto de los trabajadores -en nuestro caso- desde un nuevo y no
menos contradictorio conservadurismo universitario que instalaron en el marco de un -cuanto menosdiscutible eficientismo tecnocrtico que caracteriza el modelo vigente impuesto por el llamado Estado
Evaluador. Es el propio sentido de la calidad del trabajo desplegado lo que estamos observando, y cualquier generalizacin abstracta, puede conducirnos a consideraciones engaosas. Es de hacer notar que
lo propiamente investigativo, suele estar lejos de la tarea cotidiana de la misma docencia, de sus rutinas, de las relaciones ms primarias que anidan en la dinmica de la enseanza superior.-
Notas
1
Lozares, C.: Verd, J.M.; Moreno, S,; Barranco, O. y Mass, M., para reflexionar sobre los vacos e insuficiencias de los marcos conceptuales histricamente construidos en torno a los procesos de trabajo,
proponen un modelo de anlisis en el que, la idea bsica que subyace en torno a las aproximaciones
tericas de la Actividad Situada (AS) y del Conocimiento Socialmente Distribuido (CSD), consiste en que
el conocimiento y la accin (por tanto tambin los procesos de trabajo) no se pueden entender ni como
actividades y conocimientos puramente individuales de las personas ni como aislados de la situacin en
que se llevan a cabo, sino en interaccin, primero, con las acciones y conocimientos de otros (y distribuidos entre) individuos y artefactos y, segundo, con la situacin y el entorno en que se desarrollan
(Conein, 1994; Suchman, 1993). Ambas aproximaciones tericas, AS y CSD, van parejas y se complementan mutuamente en la explicacin de los procesos de accin y por tanto de los de trabajo. Tambin
convergen en el sentido de que si la cognicin est distribuida, necesariamente est situada puesto que
la distribucin de la cognicin depende en gran medida de las posibilidades situacionales (Salomn,
1993: 114). Es en el mismo proceso de accin-reaccin e interaccin de los agentes al estado de la situacin (y del mundo) donde se genera y distribuye el conocimiento y viceversa. As pues, no se puede
mantener desde el punto de vista pragmtico, aunque s desde el punto de vista analtico, la separacin
entre lo que es accin y lo que es cognicin como tampoco entre lo individual y lo colectivo, ni entre la
accin, la situacin y el contexto estructural de su realizacin puesto que todo ello, en su gnesis y
desarrollo constituye un tejido y/o crculo complejo que mutuamente se alimenta y al mismo tiempo se
abre al exterior teniendo su ncleo en la interaccin.
4
Ver La codificacin mercantil del conocimiento segn las recomendaciones de los organismos internacionales (Juarros, F.; Naidorf, J. y Guelman, A., 2006) en Las actividades de investigacin y desarrollo
(I&D) en las universidades pblicas. La vinculacin universidad-empresa: miradas crticas desde la universidad pblica (Llomovate, S. y otros, Cap. II).
517
518
5
Red de Estudios de Trabajo Docente. Rene investigadores latinoamericanos del tema, desde 1999.
(www.redestrado.com)
6
Segn Gmez, S. (2009) Usos y supuestos polticos tericos de la pertinencia de la educacin superior
en los proyectos por una Ley de Nacional de Educacin Superior (Argentina). Su inscripcin en el dinmico escenario poltico. Tesis de Maestra. La Pertinencia (del francs: petinence, del ingls: relevance)
de la Educacin Superior es introducida por los documentos especializados de la UNESCO desde 1995 y
reforzada sistemticamente a partir de 1998. Es sabido que dicha categora cuenta con un peso creciente en la elaboracin y definicin de las polticas de Educacin Superior. Su aparicin frecuente en documentos de organismos internacionales, proyectos legislativos, etc. que refieren a la Educacin Superior
es una ilustracin de ello. Uno de los atributos ms significativos de la PES es su carcter equvoco. Al
igual que otras categoras, su definicin no es acabada, condensando un sin fin de significados posibles.
Se presenta como un significante vaco (Naidorf, et. al. 2007). Es sustancial entender que los sentidos
de las categoras que orientan polticas educativas no son casuales o contingentes sino el producto de
luchas sociales generales que tienen su materializacin (siempre dinmica) en ellas. De este modo, los
sentidos de la PES se conforman como un objeto de disputa y se juegan en el estado de las correlaciones de fuerzas. Adems es preciso reconocer que el poder de nominacin de los sectores sociales es
ntidamente desigual (Bourdieu, 1990). La capacidad efectiva de dar visibilidad, crear o bien de decir de
cierta manera a las categoras y objetos sociales, expresa un poder poltico social.
7
(Coraggio, J.L.; Vispo, A. (2001). Contribucin al estudio del Sistema Universitario Argentino. Bs.As.,
Argentina:Mio y Dvila
Bibliografa
ADIUC-AGD-COAD. (2008). Reflexiones del Congreso Nacional por una Educacin Superior Democrtica,
Popular, Emancipadora y Latinoamericana. Hacia la construccin de un nuevo movimiento nacional de trabajadores docentes universitarios. Crdoba: GraficArce.
Antunes, R. (2005). Los Sentidos del Trabajo. Ensayo sobre la afirmacin y la negacin del trabajo.
Buenos Aires: Herramienta Ediciones/TEL-Taller de Estudios Laborales.
Bleichmar, S. (2005). La subjetividad en riesgo. Buenos Aires: Topa.
Born, A. (2008). Consolidando la Explotacin. La academia y el Banco Mundial contra el pensamiento
crtico. Crdoba: Editorial Espartaco.
Colominas, N. (2012). La ilusin del Trabajo. Buenos Aires. Nac & Pop. Red Nacional y Popular de Noticias. www.nacionalypopular.com/index.php?option=com
Campos V.S. (2005). Flexibilizacin laboral de la docencia universitaria y la gest(ac)cin de la universidad sin rganos. Un anlisis desde la subjetividad laboral del docente en condiciones de precariedad. En Espacio pblico y privatizacin del conocimiento. Estudios sobre polticas universitarias en
Amrica Latina. Gentili. P. y Levy, B. (comp.). Buenos Aires: CLACSO.
Daz Villa, M. (2006). Hacia una sociologa de las competencias. Mimeo. Santiago de Cali.
IEC-CONADU (2012). La Carrera Docente en las Universidades Argentinas. Documento aprobado por el
Congreso Extraordinario de CONADU, Formosa, 22/06/2012. Documentos para el debate. Buenos
Aires. IEC-CONADU.
Imen, P. (2008). Polticas Educativas y modos de trabajo docente en Argentina: un recorrido por las imposiciones y resistencias entre la reproduccin y la emancipacin. Florianpolis SC. Revista
Perspectiva. Vol.26, N2.
La Serna, C. A. (2010). La transformacin del mundo del trabajo. Representaciones, prcticas e identidades. Buenos Aires: CLACSO Ediciones CICCUS
Llomovatte, S. y otros. (2006). La vinculacin universidad-empresa: miradas crticas desde la universidad pblica. Buenos Aires: Mio y Dvila Editores Laboratorio de Polticas Pblicas.
Lozares, C.; Verd, J. M. y otros. (2004). El proceso de trabajo desde las perspectivas de la actividad situada y del conocimiento socialmente distribuido. Barcelona. Cuadernos de Relaciones Laborales.
Vol.22 N1. 67-87 Grup dEstudis Sociolgics sobre la Vida Quotidiana i el Treball (QUIT). Universitat Autnoma.
Martinez, D. (2001). Abriendo el presente de una modernidad inconclusa. Treinta aos de estudios del trabajo
docente. Washington DC. Latina American Studyes Association (LASA). XXIII International Congress.
Martinez, D., Amieva, R., Gretter, S. y otros. (2009). Subjetividad y Trabajo Docente en la Universidad.
San Luis. Revista Fundamentos en Humanidades. Ao X NII pp. 135/160. UNSL.
Morin, E.(1998). Introduccin al Pensamiento Complejo. Barcelona: Gedisa.
Naidorf, J.; Martinetto, A. y otros. (2010). Reflexiones acerca del rol de los intelectuales en Amrica Latina. Archivos Analticos de Polticas Educativas. Vol.18, N25. http://epaa.asu.edu/ojs/article/
view/730 Arizona State University.
Naidorf, J. (2009). Los cambios en la cultura acadmica de la universidad pblica. Buenos Aires: EUDEBA.
Neffa, J. C. (1990). El Proceso de Trabajo y la Economa de Tiempo. Buenos Aires: Humanitas.
Prez Mora, R. y Monfredini, I.; (coord.) (2011) Profesin Acadmica. Mecanismos de regulacin, formas
de organizacin y nuevas condiciones de produccin intelectual. Universidad de Guadalajara. Jalisco, Mxico: Ediciones de la Noche.
Puiggros, A. y otros. (2011). Ejercicio de la docencia de la Educacin Superior: Regulacin: Modificacin
de los artculos 11 y 12 de la Ley 24521. Proyecto de Ley. H. cmara de Diputados de la Nacin.
Argentina. N de Exp. 3737-D-2011. Trmite Parlamentario 091 (15/07/2011).
Rama, C. (2006). La Tercera Reforma de la educacin superior en Amrica Latina. Buenos Aires: Fondo
de Cultura Econmica de Argentina.
Salomon, G. (1993). Distributed Cognition: Psychological and educational considerations. Cambridge,
UK: Cambridge University Press.
Slaughter, Sh. And Leslie, L. (1977). Academic Capitalism: Politics, Policies & the Entrepreneurial University. Baltimore: The Johns Hopkins University Press.
Tello, A. M. (2008). Nuevas regulaciones en el trabajo docente, en ADIUC-AGD-COAD, Reflexiones del
Congreso Nacional por una Educacin Superior Democrtica, Popular, Emancipadora y Latinoamericana. Crdoba: GraficArce.
Torres, C. A. (Comp.) (2001). Paulo Freire e a agenda da Educaao Latino Americana No Sculo XXI.
Buenos Aires: CLACSO.
Varsavsky, O. (1994). (8 ed.). Ciencia, poltica y cientificismo. Buenos Aires: CEAL.
Vasilachis de Gialdino, I. (2007). Condiciones de trabajo y representaciones sociales. El discurso poltico,
el discurso judicial y la prensa escrita a la luz del anlisis sociolgico-lingstico del discurso. Argentina. Discurso y Sociedad, Vol.1, N1, 148-187. www.dissoc.org
Zemelman, H. (2004). En qu andan las ciencias sociales? Chile: Instituto de Ciencias, Artes y Literatura Alejandro Lipschtz.
Ziga Hernndez, O. Y.; Barona Ros, C.; Ponce de Len, O. G.; Abascal Zorrilla, M. L. (2011). La enseanza experta en contexto universitario. Qu se deja fuera en la regulacin del trabajo acadmico. Cap.VI. Pps.107-119. En Profesin acadmica. Mecanismos de regulacin, formas de organizacin y nuevas condiciones de produccin intelectual. Universidad de Guadalajara. Jalisco, Mxico: Ediciones de la Noche.
519
520
Eje 9
Debates tericos y metodolgicos
en las investigaciones sobre trabajo docente
Coordinador:
Claudio Nuez
522
para elaborar la experiencia, que nos faltan palabras, que no tenemos palabras, o que las palabras que
tenemos son tan insignificantes, tan intercambiables, tan ajenas y tan falsas como lo que nos pasa, como nuestra vida. La tercera tesis es que no podemos ser alguien que todo lo que somos o lo que podemos ser ha sido fabricado fuera de nosotros, sin nosotros, y es tan falso como impuesto.
Recupera el texto de Agamben, intentando abrir un espacio para pensar la experiencia de otro modo,
no como algo que hemos perdido o como algo que no podemos tener, sino como algo que tal vez se da
ahora de otra manera, de una manera para la que quiz no tenemos palabras.
Daniel Suarez y otros (2009), plantean a la investigacin narrativa como un enfoque especfico de la
investigacin cualitativa, retoman a Bolvar Bota (2002) y expresan que la investigacin narrativa en
educacin se instala dentro del giro hermenutico, esto es, en el marco de la investigacin hermenutica que se dirige a dar sentido y a comprender (frente a explicar por relaciones causas-efectos) la experiencia vivida y narrada. Para los autores las narrativas estructuran la experiencia, y los relatos son
una forma de conocerla, transmitirla, compartirla.
Gonzlez Rey1 (2005) presenta los argumentos contemporneos que desde la perspectiva histricocultural caracterizan una concepcin de la subjetividad, reconociendo su trnsito desde la psicologa de la
personalidad hacia la psicologa social en su entrecruce con la Sociologa y la Filosofa del sujeto. Desarrolla el concepto de sentido subjetivo y de configuracin subjetiva como cualificacin de la categora
sentido. Reflexiona sobre la subjetividad poltica y una manera de investigarla teniendo como horizonte la
epistemologa cualitativa, que parte de la naturaleza constructivo-interpretativa del conocimiento.
Recupera el planteo de Vygotsky en torno a la nocin de sentido o sentidos subjetivos para construir
la nocin de configuracin subjetiva.
Lo procesual de la personalidad es nodal a su teora de la configuracin subjetiva, ya que la personalidad es el sistema que tiene el momento organizativo de la subjetividad individual, pero sta no se reduce a la personalidad porque es una subjetividad que existe en un sujeto en accin, en un sujeto en
relacin y por lo tanto permanentemente confrontada en un contexto. (pag 374)
Sobre la personalidad, sostiene que sta no determina el comportamiento sino que define una presencia de sentido subjetivo en el marco actual de actuacin del sujeto. Aquellos sentidos subjetivos originalmente asociados a la personalidad, se pueden corroer, desvirtuar, modificar, transformar en el proceso de
produccin de nuevos sentidos subjetivos que se desarrolla en el curso de la accin del sujeto. (374-5)
As los espacios sociales donde el individuo acta tambin son sistemas subjetivos, en el sentido [de]
que son sistemas que implican sentidos y procesos simblicos cuando los sujetos entran en contacto.
Pero son sentidos y procesos simblicos que estn ms all del contacto personal, que estn en las memorias, en los cdigos, en un espacio institucionalizado y en ese sentido habla de subjetividad social.
Para Gonzlez Rey la configuracin subjetiva es una organizacin de sentidos subjetivos que definen
los procesos simblicos y las emociones que se integran de forma inseparable en relacin a las experiencias del sujeto dentro de los espacios simblicos de la cultura. Esa configuracin subjetiva las ubica siempre como no conscientes por lo tanto son inaprensibles. El sujeto en su actividad consciente, intencional,
se expresa como un mundo organizado a nivel subjetivo del cual nunca se apropia completamente.
Desarrolla el concepto de subjetividad poltica, como un momento de la subjetividad social, en ella
ubica la religin, las creencias, los mitos de un pas.
La idea de subjetividad que propone intenta discutir la idea moderna donde subjetividad remite a
sujeto racional, cartesiano. Segn Gonzlez Rey la subjetividad, se vincula ms con la cultura que con la
naturaleza del ser, es decir, tiene en el sujeto un componente de accin (de sujecin) de lo impredictible, de lo contextual, de la subversin del orden.
Habla de sujeto encarnado, en donde las emociones en el sentido ms biolgico no puede separarse
de lo que un sujeto concreto piensa, produce en otros niveles. El individuo sera la dimensin biolgica
de especie, el sujeto es el individuo en su singularidad, de subjetivacin particular que genera sus propios espacios dentro de los espacios sociales institucionales.
La subjetividad podra ser conocida en trminos de vida cotidiana por va de la narrativa, ya que
cuando se narra, se presenta un discurso mediante el cual se explicita la subjetividad.
La subjetividad no se deduce, se construye (el investigador) en espacios que no estn explcitos
dentro de la narrativa. Se parte de la naturaleza constructivo interpretativa del conocimiento, donde el
investigador no est tomando la representacin intencional del otro en su discurso sino que opera sobre
523
524
los aspectos que no pasan por la intencionalidad de quien habla. En esa reconstruccin se construyen
hiptesis sobre las configuraciones. Las hiptesis no slo sobre lo explcito sino tambin sobre lo implcito, lo no dicho, en el modo de organizar lo dicho.
La subjetividad no estara solamente en el lenguaje sino en todas las formas de expresin humana.
Entiende la narrativa como un bloque que se construye con una intencionalidad del decir. El investigador se apoya en lo narrado y desde ah construye un tejido sobre lo narrado. Lo que denomina
nueva tradicin de estudios de la subjetividad distancindose de los planteos husserlianos o marxistas
o cartesianos ciertamente deterministas deviene de un lugar del sujeto distinto, de una dimensin de
sujeto distinta, Sujeto que necesita ser reinterpretado y reconocido en sus trayectorias singulares, complejas y en permanente desdoblamiento. En este sentido, el sujeto en cada accin genera un espacio de
tensin en su propia subjetividad de modo que ni el sujeto ni la subjetividad son un espacio de determinacin sino de recursividad.
Si nos construimos colectivamente, en interaccin y por va del lenguaje es posible develar la subjetividad de alguien a travs de la narrativa, entendindola como un discurso que no se pretende verdad
pero que posee su propia lgica de veracidad. En este sentido, la autobiografa sera la estrategia metodolgica ms apropiada, la que facilitara la expresin de trechos autnticos de la experiencia y la produccin de ese mundo en una forma de expresin. La gran pregunta es cmo tomar esta forma de expresin? No por los sentidos literales sino por lo que est contenido en ella. Gonzlez Rey propone la
figura de indicadores, como modo de identificar los elementos que darn lugar a las hiptesis que
construir, y que no tendrn valor de afirmacin actual sino que abren el camino (abduccin).
Es importante reconocer que no se trata de recoger fragmentos de la narracin y sobre eso decir
cosas, el fragmento nunca contiene lo que se puede decir, el fragmento es un espacio simple, hipottico
no afirmativo por lo que se tiene que integrar a otros elementos que pueden estar en esa u otra narracin. Por ello es importante la pluralidad de instrumentos en el proceso de produccin de informacin.
El sujeto nos habla desde el mundo de su experiencia no desde el instrumento que le presentamos,
ste es un pretexto para expresarse, por lo que el instrumento tiene que ser dialgico de manera tal
que posibilite al otro poner su mundo ah, a disposicin en una actitud constructiva no descriptiva, dado
que a veces el hecho narrado es pequeo y se hace difcil su significacin. En lo narrado el entrevistado
est dando pistas para que el investigador profundice, all donde hay sentido contenido que no est aun
disponible, explcito, ah. Solo es posible construir hiptesis que abran sentidos y posibiliten la repregunta por ejemplo o la profundizacin de algn dicho. Lo que debe hacerse es pasar de la descripcin a la
construccin donde se expresan la emocionalidad, la omisin, el nfasis de una cosa sobre la otra, ah
es donde estn los avisos que permiten construir ese sentido.
Gonzlez Rey sostiene que lo que debe buscarse no estn slo en la narrativa, ya que cuando se habla de la significacin de una experiencia para el entrevistado aparece una emocionalidad desdoblada
que puede no haber tomado este significado nunca, sin embargo, est presente y narrada desde una
dimensin del sentido, donde lo que es posible captar de lo narrado no es la intencionalidad dicha en la
palabra sino cmo est cargada la palabra que se da, no apenas por lo que est explcito en ella, sino
por cmo se organiza el campo de la expresin del sujeto, lo que ya es una construccin del investigador que es distinto a la narrativa. En ese sentido, la perspectiva de Gonzlez Rey sera la de un anlisis
histrico cultural y la reflexin sobre la subjetividad debe hacerse por esa va. Esto implica la posibilidad
de la construccin de la subjetividad, el rechazo de los determinismos, de las leyes, y la valoracin de lo
cultural en cuyo mbito me construyo como sujeto con subjetividad. Pero tambin en lo cultural el investigador genera sentidos sobre la subjetividad que se ha investigado, sentidos que son las figuras
tericas que usa para ver esa subjetividad.
El sujeto no construye su subjetividad, sino que sta se constituye en un campo de su accin. De ah
viene la perspectiva de la complejidad, de la multiplicidad de factores que estn presentes en su constitucin. La perspectiva de la complejidad presenta la posibilidad de advertir redes que se desdoblan a
travs de un nmero de detalles que pueden no tener nada que ver con la intencionalidad de ninguno
de los protagonistas pero son figuras de sentido fuertes en la construccin de la subjetividad.
526
Notas
1
528
tas prcticas y consumos culturales en la dimensin socio domstica y en la vida cotidiana escolar, con
la intencin de indagar tambin acerca de las representaciones sobre la cultura que tienen en la actualidad los docentes.
Comenz as una etapa de investigacin con el propsito de conocer cules eran las producciones
tericas relevantes en esta temtica, tanto en nuestro pas como en Latinoamrica. Es as que pudimos
relevar algunas producciones del campo que luego consideramos nodales como referencia: Hinojosa
Crdoba (2012), Garca Canclini (1984) y Tenti Fanfani (2005).
La investigacin de la doctora Lucila Hinojosa Crdova se constituye en una de las referencias centrales de nuestro trabajo; a propsito de la problemtica ella se propone obtener informacin acerca
"... de la demanda efectiva de productos culturales y ldicos de estudiantes, profesores e investigadores
y personal administrativo, conocer sus niveles de participacin en actividades culturales y de ocio, el
tiempo destinado a esas actividades, sus preferencias de contenidos y motivacin, para poder establecer polticas institucionales pertinentes"2. Entre las prcticas y consumos culturales estudiados se destacan: Internet, el telfono mvil y la televisin.
Otro
planteo
sta ha
cultural
tuyente
El inicio de esta tarea investigativa nos signific entonces, comenzar a construir un estado del arte,
teniendo en cuenta tanto las producciones como las vacancias de estudios, sobre esta temtica que se
focalicen en la realidad local (en el Litoral argentino y ms especficamente, en nuestra provincia). De
all la decisin que tomamos de situar este trabajo exploratorio en instituciones educativas de nivel secundario de dos ciudades de ambos lados de la provincia.
Por otra parte, considerbamos que las bsquedas deban dar cuenta de los debates sobre cules
eran las problemticas que queramos repensar y complejizar, tambin deban expresar la necesidad de
investigaciones que nos posibilitaran actualizar y reactualizar los conocimientos con los que trabajamos
en la ctedra. Estas primeras indagaciones para elaborar el estado de arte, nos permitieron ir realizando
en el proceso de construccin, reformulaciones de nuestro objeto de estudio y los propsitos iniciales de
la investigacin.
Al mismo tiempo, como parte de las tareas para la escritura de presentacin de la investigacin, realizamos algunos ejercicios que tenan que ver con estrategias del campo de la investigacin de la bibliografa de la doctora Elena Achilli3. Parte de estos ejercicios consistieron en que cada integrante del equipo, pudiera expresar por escrito las principales prenociones, representaciones y conocimientos previos
que deca tener sobre la problemtica a investigar para trabajar sobre ellos. A ello le sumamos otras tareas que tuvieron que ver con expresar y jerarquizar las problemticas que iban surgiendo. Finalmente,
al cierre del ejercicio, las actividades se enfocaron en poder plantear cules eran nuestras expectativas y
utopas respecto a esas problemticas y los propsitos con los que inicibamos la investigacin.
En un equipo de ctedra numeroso y con formaciones diversas estos ejercicios tenan como propsito
poner en palabras, reflexionar y darle un encuadre a las preocupaciones, imaginarios, representaciones, prejuicios, creencias, que surgan en el intercambio, cuando expresbamos las ideas que creamos
que los docentes portaban en sus discursos y prcticas concretas.
Algunas interrogaciones que se plantearon en ese momento fueron: Qu proponamos investigar?,
Con qu propsitos comenzbamos la investigacin? y otras ms especficas como: Cules son las
prcticas y consumos culturales actuales de los docentes de Paran y de Concepcin del Uruguay?, Qu
caractersticas poseen esas prcticas y consumos que los docentes definen como culturales?, Cmo
significan los docente las prcticas y consumos que eligen/generan/realizan en los espacios institucionales-escolares y en su vida cotidiana?
En este proceso comenzamos a visibilizar tambin la necesidad de producir una cartografa provincial
socio antropolgica de las prcticas y consumos culturales docentes. Una vez ms tenemos en este
punto una hiptesis anticipatoria: en espacios sociales e institucionales diversos, nos enfrentamos a la
complejidad de comprender y dar cuenta de esas mltiples tramas, colores y texturas. Adems tenemos
presente, desde nuestra postura poltica-pedaggica, la importancia de producir saberes relevantes sobre estas problemticas, para ser utilizados como insumos en nuestra propia ctedra y en los espacios
de formacin docente. Al mismo tiempo, apostamos a que la produccin de dichos conocimientos pudieran servir, en un futuro cercano, para pensar y planificar polticas de formacin docente con fuerte
anclaje en la realidad.
Otra dimensin concomitante que nos interes plantear es que hace algunos aos, post-dcada de
los noventa para ser precisos, al momento de trabajar determinadas temticas en la ctedra, generamos el necesario debate respecto a aquellas construcciones discursivas que definan y definen a los docentes como sujetos irresponsables, despreocupados y despolitizados, entre otras adjetivaciones descalificantes que circulan en espacios sociales. Tambin suelen aparecer las representaciones acerca de que
los docentes son poco cultos o estudiosos, y aquellas que los definen como ejecutores/consumidores
de prcticas culturales banalizadas y, por lo tanto, como vulgarizadores de la propia cultura escolar.
Adems se visualizan persistentemente definiciones que los describen como consumidores a-crticos de
modas, o hasta como profesionales incapaces de posicionarse crticamente ante el surgimiento de nuevas propuestas culturales-tecnolgicas de la poca actual. Nos parece poltica-pedaggicamente importante dar en este punto una disputa de sentido frente a estos discursos que circulan en los colectivos
sociales, en los medios de comunicacin, en las instituciones y, ms especficamente, en las instituciones escolares.
Desarrollo
Al momento de pensar el abordaje metodolgico, nos preguntamos cules son los instrumentos y
herramientas del campo metodolgico que dialogan mejor con este encuadre terico y con los propsitos que nos planteamos.
Teniendo en cuenta que la propuesta de la investigacin apunta a comprender dialcticamente las
prcticas y consumos culturales de los docentes de las escuelas pblicas secundarias, es que pensamos
en un estudio exploratorio encuadrado en un enfoque socio-antropolgico que posibilite el primer relevamiento de informacin emprica para construir datos cualitativos y cuantitativos acerca de la problemtica a investigar. Ello exige la puesta en tensin de dimensiones terico-conceptuales y empricas. En
esta lnea los instrumentos metodolgicos para recabar la informacin son: cuestionarios, observacin
participante, entrevistas en profundidad, registros en los grficos y anlisis de documentos.
El trabajo en el campo tiene como propsito relevar informacin para construir datos para el anlisis
y la interpretacin. Y a partir del anlisis de la informacin, se ajustarn los instrumentos, se ir al campo y se seguirn construyendo las categoras tericas del proyecto. Sostenemos con Achilli (2000) que
este es un momento del proceso del trabajo donde la informacin posibilitar generar nuevas conceptualizaciones, abandonando algunas de las planteadas inicialmente y reafirmando otras. En la conviccin
que los conceptos expresan relaciones y no objetos o cosas, es el momento de interpretacin de la trama estudiada en clave relacional y en esta lnea, tambin es el momento en que los conceptos del inicio
se vuelven necesariamente insuficientes en el intento de interpretar y comprender la realidad.
Por otra parte, al momento de disear las actividades, stas fueron configuradas de acuerdo a un
orden lgico y no cronolgico, dado que la naturaleza del objeto de estudio, tanto como la metodologa,
remiten siempre a un proceso dialctico de revisin, relevamiento, anlisis y comprensin.
La entrevista como herramienta fundamental para conocer los consumos culturales ser una de las
estrategias metodolgicas importantes al momento de recuperar informacin para el anlisis. Parafraseando a Rosana Guber (2011) afirmamos que "el sentido de la vida social se expresa particularmente
a travs de discursos que emergen en la vida diaria, de manera informal, bajo la forma de comentario,
ancdotas, trmino de tratos y conversaciones"4. Nos importa recuperar de esta autora la valoracin
que plantea de la entrevista como una herramienta para lograr que la gente hable de sus imaginarios,
creencias e ideas. Es tambin una interesante estrategia para conocer las trayectorias biogrficas, el
sentido que se le otorgan a los hechos, a las situaciones, problemticas, comportamientos y emociones.
En algunas de estas etapas de la construccin y escritura del proyecto investigativo, se atravesaban
en los debates conceptualizaciones que por su importancia en la problemtica y densidad terica, nos
obligaban a darnos un nuevo tiempo de debate e intercambio para poder definir cules seran las lneas
prospectivas hacia las que bamos a avanzar. A modo de ejemplo: se nos hizo necesario debatir el concepto de "industria cultural": Qu bamos a entender nosotros por industria cultural? Debamos pensar
si lo bamos a utilizar en el marco de la investigacin, as como cules eran los sentidos que tena el
concepto en los distintos campos de las ciencias sociales, e incluso como categora social en el sentido
529
530
en que lo define Elsie Rockwell (2010). Otro ejemplo lo constituye el concepto "mquina cultural" que,
generado por los tericos de la Escuela de Frankfurt, sigue siendo muy utilizado actualmente en las instituciones educativas, especialmente en la formacin superior.
Otra tarea de complejidad a asumir era poder seleccionar, definir, posicionar epistemolgicamente
qu tipo de consumos culturales bamos a investigar de la enorme profusin de prcticas y consumos
que ofrece hoy el mercado cultural en Occidente, Argentina y especficamente nuestra regin. Esto nos
oblig a su vez a pensar cmo vamos a conceptualizar inicialmente la categora consumo cultural, uno
de los conceptos vertebradores que, en el desarrollo investigativo, seguramente ser interpelado por los
datos del trabajo de campo que realicemos.
Nos importa plantear, adems, en este punto del relato, la investigacin que dirige la colombiana
Belkis Bigott Suzzarini (2007); este trabajo interpela fuertemente nuestro proyecto investigativo, ya que
esta autora investiga el consumo cultural de estudiantes de formacin docente, explorando las implicancias tericas de dichos consumos. En sus propias palabras, este propsito la desafo a pensar los
consumos culturales desde distintos lugares: consumo cultural entendido como participacin social,
consumo cultural asociado a la cultura de lite, consumo cultural asociado a la actividad acadmica,
consumo cultural vinculado al uso de las tecnologas de la informacin y la comunicacin y consumo cultural desde la perspectiva de las industrias culturales elementos que pueden constituirse como unidades de anlisis para estudio del consumo cultural en colectivos docentes5.
Tambin recuperamos el anlisis de la categora consumo cultural del socilogo Nstor Garca Canclini cuando insiste en diferenciar a consumo de acceso en la actualidad (a diferencia de su planteo en
"Consumidores y ciudadanos" (1995); planteando que ahora debemos pensar en consumo cultural en
relacin al acceso a lugares territorializados como el cine, el teatro, conciertos, plazas o estadios. Mientras que el acceso va ms all y se concibe como una forma de relacionarse con mensajes, espectculos
e informacin que circula de un modo trasterritorial, trascendiendo las fronteras nacionales, con una
complejidad que suman las posibilidades materiales, los contactos virtuales que se puedan hacer, y que
amplan el campo de lo pensable en nuestra problemtica.
Por su parte, Hinojosa Crdova analiza a los consumos culturales planteando que A principios de los
aos noventa del siglo XX era notoria la inexistencia de investigaciones sobre pblicos, consumo y recepcin de bienes culturales, (mientras que)6 hoy en da stas no slo han adquirido centralidad en la
agenda de los estudios sobre cultura y poder, sino que tambin han pasado a ser un ingrediente clave
en los procesos de produccin en el interior de la industria cultural7.
Tenemos presente la polisemia constitutiva y la complejidad del andamiaje conceptual inicial de la
investigacin, al punto tal de que el consumo y las prcticas culturales configuran las acciones/prcticas
y discursos que los docentes realizan a diario y esto fue lo que nos proponemos indagar. La recepcin,
los usos sociales, las audiencias, las preferencias en sus momentos de trabajo, o en el tiempo libre en el
hogar, son parte de pequeos mundos cotidianos (Heller: 1977) que nos puede brindar informacin sobre cmo los docentes realizan, consumen y/o significan sus prcticas.
Es en este sentido que Hinojosa Crdoba, insiste en la importancia de estudiar los consumos culturales ya que: Los estudios sobre consumos culturalessiguen planteando desafos tericos y metodolgicos en un contexto cada vez ms influenciado por mltiples factores, consecuencia de los procesos de
globalizacin y de avance de las tecnologas de la informacin y comunicacin que vehiculizan los productos culturales, lo que hace que los patrones de consumo y prctica cultural sean muy diversos y dispersos en frecuencia de consumo, acceso a la oferta y modos de apropiacin en cada sujeto 8.
En este inicio de la construccin investigativa tuvimos que pensar y reflexionar cules seran los consumos que estratgicamente elegiramos indagar en las distintas entrevistas y en las encuestas. Fue as
que optamos por elegir algunos de los consumos que consideramos fundamentales en cuanto a su influencia sobre los docentes. A modo de ejemplo, citamos algunos de ellos:
1- Cul es el promedio de libros ledos en los ltimos 12 meses? (Nombrar los ltimos tres y por
qu fueron elegidos los mismos). Otras lecturas realizadas: revistas y diarios en general.
2- Qu tiempo que le dedica a ver televisin por da (en horas)?. Nombre tres canales y tres programas elegidos y brevemente algunos motivos de eleccin.)
3-Con qu frecuencia escucha la radio, qu radio (AM o FM) y dnde la escucha (y por qu elige la
misma)?
4- Periodicidad de asistencia al cine (nombrando las ltimas tres pelculas vistas y por qu se eligieron las mismas).
5- Visita a museos a los ltimos 12 meses (en caso de ser afirmativo indicar cules y qu fue a ver).
6- Asistencia a teatros en el ltimo ao (indicar obras y por qu las eligi), conciertos y recitales a
los que asisti, indicando a cules y por qu los eligi.
7- ltimos tres viajes realizados en los ltimos cinco aos que considere de caractersticas tursticasculturales (dnde y por qu).
8- Conocimiento de idiomas (indicar cules).
9- Nombre tres ltimos temas de conversacin de actualidad que ha sostenido en los espacios escolares en los ltimos dos meses (recreo, pasillo, horas libres, sala de profesores, entrada y salida de
la escuela).
10- TIC con las que cuenta en su casa y en la escuela (telfono fijo, mvil, televisin, radio, computadora, reproductores de msica, tablet, ipod. Otros. (Indicar el orden de utilizacin de cada uno, de
mayor a menor tiempo).
11- Qu prcticas que realizan sus propios alumnos consideran que son culturales? (nombre al menos tres de ellas. A usted le gustan, lo gratifican, considera que son culturales?
12- Internet: cantidad de horas conectado por da, tres ltimas temticas que consult, utilizacin de
correos electrnicos y redes sociales, bajar msica, leer diarios, chatear, buscar informacin de temas domsticos, consulta a sitios web educativos. Si lo recuerda, indicar los mismos.
Conclusiones
Como cierre de la presentacin de este proyecto que iniciamos queremos plantear cul es nuestro
horizonte como proceso investigativo, esto es, es cules son nuestros interrogantes, bsquedas y expectativas en esta apuesta investigativa.
Creemos que un desafo importante lo constituye la posibilidad de nuevas construcciones conceptuales que nos posibiliten ampliar el campo de lo pensable. Parafraseando a Henry Giroux, entendemos que
nuevos modos de entender y pensar prcticas sociales complejas y las escolares lo son, e implican, parafraseando a este maestro, un nuevo lenguaje de posibilidad.
En esa lnea de pensamiento, un esfuerzo de reconceptualizacin de estas problemticas con una clara contextualizacin en nuestra regin nos parece un objetivo importante, en aras de aportar con la produccin de nuevos conocimientos a la renovacin y enriquecimiento de la propia ctedra, las carreras de
formacin docente de grado y generar algunas herramientas que pueden tener un valor poltico pedaggico tal como lo es una cartografa a escala provincial de las prcticas y consumos culturales docentes.
Un segundo tiempo de este mismo movimiento lo constituye el propsito de que todas las producciones que se hagan en el marco del proyecto, sirvan tambin para la planificacin de nuevas polticas pblicas en el campo socio-educativo.
Finalmente, un propsito fundamental que recorri y seguir acompaando todo el proceso investigativo, es someter a discusin pblica todos los conocimientos y saberes que circulan y se producen en
la ctedra en el marco de la Universidad pblica.
Notas
1
En el sentido que le da Pierre Bourdieu en El Oficio de socilogo cuando analiza las prenociones que
llevamos al campo al momento de investigar, propias de la sociologa espontnea, que actan como
obstculo epistemolgico.
2
HINOJOSA CRDOVA. Lucila (2012). Educacin y consumo cultural: una aproximacin a los pblicos
universitarios. Pg. 171.
3
La cursiva es nuestra.
531
532
7
Bibliografa
BIGOTT SUZZARINI, B. (2007). Consumo cultural y educacin. Revista de Investigacin. Caracas
BOURDIEU, P., CHAMBERON, J.C, PASSERON, J.C (1975) El oficio del socilogo. Siglo XXI, Buenos Aires.
CANCLINI, Nstor Garca. (1995). Consumidores y Ciudadanos. 1ra. ed. Mxico, Grijalbo.
GARCA CANCLINI, Nstor (1984). Gramsci con Bourdieu. Hegemona, consumo y nuevas formas de
organizacin popular. Nueva Sociedad. N 71.
GUBER, R. (2011) La etnografa. Mtodo, campo y reflexividad. Siglo XXI Editores. Buenos Aires.
HELLER A. (1987) Sociologa de la vida cotidiana. Ediciones Pennsula. Barcelona.
HINOJOSA CRDOVA. Lucila (2012). Educacin y consumo cultural: una aproximacin a los pblicos
universitarios. Ciencia, Docencia y Tecnologa | Ao XXiII, N 44.
TENTI FANFANI, E. (2005) La condicin docente. Anlisis comparativo de la Argentina, Brasil y Uruguay.
Siglo XXI. Buenos Aires.
ROCKWELL ELSIE (2009) La experiencia etnogrfica. Historia y cultura de los procesos educativos. Paids. Buenos Aires.
Resumen
Las prcticas docentes en las arenas de la enseanza del derecho demandan constantemente de una
crtica reflexiva a la luz de los desfasajes que se hacen observables en las praxis de los operadores del
derecho puertas afuera de la institucin acadmica, y las inquietudes e intereses que manifiestan los
estudiantes del derecho durante su recorrido acadmico. A tal efecto, las premisas de la Psicologa Cultural, que tienen como mayor expositor a Jerome Bruner, sern pertinentes para adoptar una actitud
autoreflexiva que permita despensar y redisear el rol que asumimos de cara a los estudiantes de Derecho, apartndonos de los lastres del positivismo y generar pequeas fisuras para con la Modernidad.
Esta ponencia procura en el modelo constructivista y culturalista la va para alcanzar y consolidar la
emancipacin a travs de la educacin.
Palabras clave
Teoras del aprendizaje culturalismo enseanza del Derecho
Introduccin
La docencia universitaria asume una complejidad especial que se incrementa exponencialmente en el
caso de la enseanza del derecho. Y es en este sentido que nuestra pretensin de ser protagonistas del
proceso de la docencia universitaria representa un desafo significativo, teniendo en consideracin las
problemticas que atraviesan a la comunidad universitaria, como as tambin las que aquejan a la educacin en general en cualquiera de sus niveles-.
Ante las mltiples y diversas problemticas que atraviesan a la educacin superior (formal), nos interesa analizar cules seran herramientas vlidas para alcanzar un mejor desempeo en nuestras prcticas docentes3. Lase por mejor desempeo aqul que coadyuve a una construccin dialctica y colectiva
del conocimiento, que d espacio para la discusin y el debate, que traduzca hacia su interior las reglas
de juego de la democracia. Estamos convencidos de que reflexionar desde nuestra reducida participacin
en las aulas a travs de los modelos de enseanza que nos brinda la pedagoga, y con las herramientas
que se desprenden del marco terico abonado por Jerome Bruner, podra conducirnos en ese sentido.
Es nuestra intencin reflexionar crticamente sobre las prcticas docentes 4 en la carrera de Abogaca,
a la luz de las premisas de la Psicologa Cultural, de la cual Jerome Bruner es su mximo expositor. Despensar el rol que asumimos de cara a los estudiantes, puertas adentro de las facultades de Derecho,
requiere tomar distancia de las herencias que el positivismo 5 nos ha dejado y plantear pequeas rupturas para con la Modernidad que fuercen al rediseo, incluso antes que revisar los marcos tericos que la
psicologa como la pedagoga nos traen. Empero, esto no es sino una toma de postura ideolgica de la
que no muchos son conscientes6, que pocos estaran dispuestos a sostener, y que demanda reflexin
crtica seguida de praxis7.
En vistas a esta empresa, rescataremos muy sucintamente algunas nociones tericas que estimamos
ineludibles para fundamentar nuestro anlisis. El desafo est en hallar y eventualmente poder explicar
la relacin entre Modelos de Enseanza y Teoras del Aprendizaje, teniendo en consideracin que las
elecciones pedaggicas esconden una concepcin del aprendiz, como del proceso de aprendizaje en tan533
534
Si realizamos un anlisis en abstracto del contraste de cada uno de estos modelos, las notas distintivas resultan notorias. Sin embargo, su articulacin en la prctica constituye un desafo que no debe ser
visto sino como un conjunto de herramientas al servicio de la planificacin y el desarrollo de la clase.
Como puede apreciarse, cada una de estas maneras de ver la relacin entre enseanza y aprendizaje,
tambin atribuye una diferente responsabilidad a la enseanza en el xito del aprendizaje.
Acerca de las clebres Teoras del Aprendizaje
En trminos generales, el aprendizaje ha sido un concepto empleado por la tradicin psicolgica para
hacer referencia a un tipo de actitud que se considera inherente a todo individuo humano, aunque no con
exclusividad, a travs de la cual se produce un cambio, una transformacin en el comportamiento mediante alguna experiencia. A este concepto subyace la importancia de la adquisicin a travs de la prctica de
un modo de actuar, hacer o proceder duradero15. Este concepto ha sido medular para las corrientes que
se gestaron en Norteamrica, siendo una de las reas ms desarrolladas durante el siglo XX.
Sin embargo, se advierte que el inters del desarrollo incipiente de esta temtica no estaba muy vinculado a los problemas de la escuela y la educacin en trminos generales, sino que respondi principalmente a los intereses metodolgicos y epistemolgicos de un momento dado, inherentes a una cosmovisin. Esto es: una manera de concebir al hombre como as tambin a su estudio cientfico. Esta concepcin era coherente con la ideologa imperante en Norteamrica.
No podemos dejar de tener en consideracin la advertencia que nos trae el profesor Flix Temporetti,
y que entendemos como un insumo indispensable al tiempo de hacer un anlisis crtico de las teoras del
aprendizaje. Al respecto, ha sealado que era la va para contener una teora cientfica descriptiva y explicativa del funcionamiento humano. Es en el marco de un positivismo empirista que pedagoga y psicologa confundieron su objeto y objetivo comn: el aprendizaje, el cambio, la transformacin o la modificacin de la conducta16. En esta etapa avanzada de la Modernidad no es admisible buscar explicaciones ingenuas de estos hechos histricos. La pedagoga buscaba, tras la crisis de los aos 60 y 70
que haba sacudido sus cimientos como los de la psicologa, relegitimizarse empleando las herramientas
cientficas que la psicologa poda aportarle. A juicio de este referente, es en ese convencimiento donde
se halla el origen de la confusin, que ulteriormente condujo a las conocidas Teoras del Aprendizaje,
generalizndose para todas las teoras psicolgicas.
Con todo, los psiclogos ms prestigiosos17, cuyas obras han trascendido en el tiempo, procuraban
ya entonces reconstituir una nueva relacin entre la psicologa y la educacin. Empero, esto no se traduca en la propuesta de una nueva Teora del Aprendizaje. En relacin a esto, Temporetti ilustra que:
En las producciones tericas y experimentales de estos autores queda claro que la experiencia, la educacin en el sentido ms amplio del trmino, la escolarizacin en un sentido ms restringido, desempea un papel fundamental en el desarrollo y crecimiento humano, en la organizacin del pensamiento y
en la conformacin de la personalidad. Para todos ellos, la Psicologa, la Pedagoga y ms especficamente la Didctica, eran asuntos diferentes; van juntas, se interrelacionan, se complementan o entran
en coalicin pero no se confunden ni se reducen la una a la otra18.
Por el contrario, estos autores han preferido el empleo de la expresin adquisicin, construccin y
apropiacin del conocimiento. La diferencia finca en que en ste supuesto no todo conocimiento es adquirido por la experiencia, el aprendizaje o la enseanza. A estas circunstancias se le aade la organizacin interna que en todo ser humano ocupa un lugar clave, as como un movimiento interior, elementos
todos que facilitan que el estudiante asuma un fuerte protagonismo, y una marcada voluntad de saber.
En este entendimiento el estudiante se reivindica como sujeto activo, frente a la imposicin que el fenmeno de la enseanza como de educacin pueden representar.
Entre las denominadas Teoras del Aprendizaje se encuentra tambin la teora del aprendizaje significativo19, cuyo principal mentor fue David Ausubel, a la cual un sinnmero de psiclogos adhirieron
sin ms a esta nueva versin. Ausubel desde el cognoscitivismo, como otros desde el conductismo no
abrazaron las crticas realizadas a estas teoras, y desde diferentes ngulos coincidieron en la factibilidad de construir cientficamente teoras del aprendizaje.
La crtica de Bruner a las teoras del aprendizaje -enlazadas stas a aquellos modelos de enseanzaa la que adherimos est dirigida principalmente a las ideas que anidan en las prcticas educativas, conforme las cuales la pedagoga opera como una suerte de ciruga que suprime, arranca o compensa insuficiencias. As las cosas, las teoras del aprendizaje se han alineado a estas ideas, reforzndolas con la
535
536
Notas
1
Docente Jefe de Trabajos Prcticos. Asignatura Derecho Civil IV (Derechos Reales) de la Facultad de
Ciencias Jurdicas y Sociales, de la Universidad Nacional del Litoral.
3
En razn de que las reflexiones crticas que hemos rescatado para resignificarlas y hacerlas propias
girarn en torno a las prcticas educativas, conviene en este punto aclarar que entenderemos por tal
expresin la experiencia caracterizada por el Prof. Flix Temporetti. Esto es brevemente: una relacin
asimtrica entre el que ensea y los que aprenden, constituida como un encuentro humano intersubjetivo, en el que el instrumento de esta intersubjetividad es el lenguaje, y estando esta prctica por valores, principios e ideales del educador. En: Proceso educativo y malestar en las circunstancias actuales.
Charla con maestros y profesores en Caada de Gmez. 12 de mayo de 2006. Revista N 1 del Profesorado de la Escuela Normal Superior N 32 Gral. San Martn. Publicaciones Humus. Pgs. 155-157.
4
Carolina Abdala nos advierte que algunos autores como es el caso de Achilli- trazan una distincin
entre prcticas pedaggicas y prcticas docentes. A su juicio, la primera de stas se desarrolla en el
aula, donde se pone de manifiesto una determinada relacin maestro-conocimiento-alumno centrada en
el ensear y aprender. Por el contrario, la segunda incluye la prctica docente pero la trasciende, dado
que implica todas las actividades y relaciones de un docente en una institucin escolar, alejando stas al
docente de su actividad pedaggica. Tanto una como la otra se desarrollan en el marco de una situacin
social que las produce y contiene.
5
Hacer una referencia al positivismo es menester cuando de hacer una lectura crtica de las teoras del
aprendizaje se trata. Al respecto Temporetti ha enunciado dos de los principales pilares del positivismo
pedaggico que han coadyuvado a un desperdicio de las valiossimas experiencias de la historia de la
educacin. A saber: (a) LA INCIDENCIA DEL DISCURSO EXPERTO. La consideracin de que los docentes solamente estarn en condiciones de ensear correctamente, haciendo una pedagoga cientfica en tanto
conozcan y dominen las leyes del aprendizaje o mecanismos por los que se adquieren los conocimientos; y (b) INDIVIDUALIZACIN -parafraseando a Ulrich Beck-. La mirada docente, como su accin son estrictamente individuales. Toda esta transformacin acontece y ocurre en la cabeza o en la conducta del
individuo alumno, y la funcin del maestro es provocar el cambio, en la conducta o en la cognicin. ()
Si el alumno no aprende () el problema est en el organismo del alumno o en su cognicin. En:
TEMPORETTI, Flix. (2006) Proceso educativo y malestar en las circunstancias actuales. Charla con
maestros y profesores en Caada de Gmez. 12 de mayo de 2006. Revista N 1 del Profesorado de la
Escuela Normal Superior N 32 Gral. San Martn. Publicaciones Humus.
6
En el plano pedaggico el positivismo ha reducido las maneras de entender las relaciones entre el conocimiento psicolgico y la educacin, hacindose eco de estas cuestiones la teora psicolgica, que no
ha cesado de cientifizarse. El positivismo () forma parte de nuestra cultura, vive encarnado en nosotros. En: TEMPORETTI, Flix. (2006) Proceso educativo y malestar en las circunstancias actuales.
Charla con maestros y profesores en Caada de Gmez. 12 de mayo de 2006. Revista N 1 del Profesorado de la Escuela Normal Superior N 32 Gral. San Martn. Publicaciones Humus. Pg. 152.
7
En: TEMPORETTI, Flix. (2006) Proceso educativo y malestar en las circunstancias actuales. Charla con
maestros y profesores en Caada de Gmez. 12 de mayo de 2006. Revista N 1 del Profesorado de la
Escuela Normal Superior N 32 Gral. San Martn. Publicaciones Humus. Pg. 152.
8
En: BRUNER, Jerome. (1994). Realidad Mental y Mundos posibles. Barcelona, Espaa. Harvard University Press Pg. 81.
9
538
12
En: FELDMAN, Daniel (2010). Aportes para el desarrollo curricular. Didctica General. Buenos Aires:
Ministerio de Educacin de la Nacin. ISBN 978-950-00-0763-4. Pg. 25.
13
Los estudiantes establecen relaciones pertinentes entre lo nuevo que el docente ense y aquello que
ellos saban con anterioridad. Fenstermacher considera que el alumno aprende porque realiza actividades de estudiantar, y, el docente propicia ese aprendizaje si realiza tareas apropiadas de enseanza.
La potencialidad de este modelo mediacional consiste en considerar que existen mediaciones entre la
enseanza y el aprendizaje.
14
En: FELDMAN, Daniel (2010). Aportes para el desarrollo curricular. Didctica General. Buenos Aires:
Ministerio de Educacin de la Nacin. Pg. 26.
15
En: TEMPORETTI, Flix. (2005) Teoras del Aprendizaje? En: Material de la Maestra en Docencia Universitaria y Didcticas especficas. Santa Fe, Argentina. Pg. 6.
16
En: TEMPORETTI, Flix. (2005) Teoras del Aprendizaje? En: Material de la Maestra en Docencia Universitaria y Didcticas especficas. Santa Fe, Argentina. Pg. 7.
17
William James (1890), John Dewey (1910), Jean Piaget (1930), Henri Wallon (1935), Lev Vigotski
(1930), Jerome Bruner (1959). Citados en: En: TEMPORETTI, Flix. (2005) Teoras del Aprendizaje? En:
Material de la Maestra en Docencia Universitaria y Didcticas especficas. Santa Fe, Argentina. Pg. 7.
18
En: TEMPORETTI, Flix. (2005) Teoras del Aprendizaje? En: Material de la Maestra en Docencia Universitaria y Didcticas especficas. Santa Fe, Argentina. Pg. 8.
19
La teora del aprendizaje significativo proporciona las leyes y principios del aprendizaje del aula. Validados empricamente de este modo, proporcionan los fundamentos para que los maestros y profesores
elaboren y/o seleccionen mtodos de enseanza ms eficaces. Ausubel anhel una teora del aprendizaje que le permitiera descubrir los principios generales de la enseanza, y que pudieran formularse
en trminos de procesos psicolgicos que intervienen y de las relaciones de causa y efecto (). En:
TEMPORETTI, Flix. (2005) Teoras del Aprendizaje? En: Material de la Maestra en Docencia Universitaria y Didcticas especficas. Santa Fe, Argentina. Pg. 10.
20
21
El alumno, en efecto, llega a ser parte del proceso negociador por el cual se crean y se interpretan
los hechos. Es a la vez un agente elaborador de conocimientos y un receptor de la transmisin de conocimientos. En: BRUNER, Jerome. (1994). Realidad Mental y Mundos posibles. Barcelona, Espaa. Harvard University Press Pg. 132.
22
En: BRUNER, Jerome. (1994). Realidad Mental y Mundos posibles. Barcelona, Espaa. Harvard University Press Pg. 33.
23
La manera en la que uno habla llega a ser con el tiempo la manera en la que uno representa aquello
de lo que habla. La actitud y la negociacin sobre la actitud llegan a ser caractersticas del mundo hacia
el cual adoptamos las actitudes. En: BRUNER, Jerome. (1994). Realidad Mental y Mundos posibles. Barcelona, Espaa. Harvard University Press Pg. 136.
24
En: BRUNER, Jerome. (1994). Realidad Mental y Mundos posibles. Barcelona, Espaa. Harvard University Press Pg. 134.
Bibliografa
ABDALA, Carolina. (2007) Currculum y Enseanza: claroscuros de la formacin universitaria. 1. Ed.:
Crdoba. Encuentro Grupo Editor.
BRUNER, Jerome:
- (1994). Realidad Mental y Mundos posibles. Barcelona, Espaa. Harvard University Press.
- (1996) 1. Mente, cultura y educacin. 2. Pedagoga Popular. 4. Ensear el presente, el pasado y lo
posible. 6. Narraciones de la ciencia. 8. El conocimiento como accin. En: La educacin puerta de
539
540
542
el mercado (Barros Graziani, 2007, pg. 223), apelando a una atmsfera propagandstica e incluyente
en una ficticia primera persona del plural, unidad asociada a la imagen de la gran familia,. Estas estrategias, como veremos en la segunda parte, apuntan a la fabricacin del consentimiento, echando mano
de dispositivos pedaggicos que permiten instalar y transmitir la doctrina empresarial.
1.2. La teora del control patronal en relacin a la construccin del consentimiento de los trabajadores
La teora del consentimiento (y las crticas que recibe) se articula y desarticula con las teoras del control
patronal (y las crticas que se realizan). Los clsicos postulados de Braverman en su paradigmtico escrito
de 1974 Trabajo y capital monopolista, le permiten formular las tesis de la descualificacin de los trabajadores, exponiendo la expropiacin de saberes que se realiza en el mismo proceso de control patronal.
La teora del control segn Katz (2007) ha estado desconsiderada, y ha sufrido el rechazo del olvido en funcin del rumbo poltico e ideolgico imperante en ciertos ambientes acadmicos actuales. Sin
embargo, es preciso remarcar como el control patronal se metamorfosea en tiempos de flexibilizacin
laboral, con una serie de medidas como la rotacin de tareas, la polivalencia, los crculos de calidad, los
grupos de trabajo, la subcontratacin, fortalecen una manera de entender la administracin del tiempo,
ansiando siempre aprovechar al mximo la capacidad muscular y cerebral de los trabajadores. La diversificacin, la intelectualizacin y la dualizacin son aspectos de las transformaciones laborales que
sealan mayor fragmentacin y heterogeneidad en el mundo del trabajo. La obsesin de la clase capitalista por mantener el control, se encuentra en esta fase del capitalismo frente al desafo de alcanzar el
nivel de entendimiento e involucramiento de los trabajadores lo ms alto posible, pero por otra, reconocer que la satisfaccin de esta misma necesidad se constituye en un latente peligro, cuando ciertos
conocimientos y decisiones claramente estn en manos de los trabajadores.
En los ltimos aos ciertas lneas de anlisis destacan la importancia del debate inaugurado con Braverman, considerando sobre todo los cambios en el proceso de trabajo, reclamando que es fundamental
precisar el concepto de control y de calificacin, dando entrada al control por consenso y no reduci
(ndolo) a la coercin. (Barros Graziani, 2007, pg. 219)
1.3. El peso del consentimiento, desde la perspectiva de la teora de la hegemona en Gramsci:
la conformacin del consenso
En esta lnea entendemos fundamental reconocer el carcter poltico de las relaciones laborales, en el
marco de la lucha de clases, y ms especficamente desde una mirada gramsciana- destacar la importancia de indagar en el aspecto consensual de la dominacin. Ahora bien, el consentimiento se torna
entonces una idea sometida a debate terico, y delineado como un tema poltico desde un anlisis sobre
la construccin de la hegemona.
Consentimiento, asociado ntimamente a la idea de consenso, nos lleva a recordar que
La relacin entre coercin y consenso, entre direccin intelectual y moral y dominio, entre hegemona y dominacin, indisolublemente ligadas a las bases materiales de produccin y reproduccin de la vida social, constituyen los trminos nodales de la reflexin gramsciana de mayor relevancia para entender nuestras sociedades (Twaites Rey, 2007, pg. 132)
En la construccin del consenso las clases dominantes precisan imponer su visin del mundo, una filosofa, una moral, costumbres, que conforman un sentido comn y, que en consecuencia permiten imponer cierta voluntad de conformismo. La sociedad civil, como parte del Estado ampliado, opera a travs de
diferentes organizaciones que despliegan y organizan la articulacin y proteccin de la dominacin.
En esta batalla de largo aliento los intelectuales orgnicos laburan precisamente en el campo
disputando los sentidos de la hegemona en la construccin del consenso. Veamos en palabras de
Gramsci:
Los intelectuales son los empleados del grupo dominante para el ejercicio de las funciones
subalternas de la hegemona social y del gobierno poltico, a saber: a) el consenso espontneo
que las grandes masas de la poblacin dan a la direccin impuesta a la vida social por el grupo
social dominante, consenso que histricamente nace del prestigio (y por lo tanto de la confian-
za) detentada por el grupo dominante, que deriva de su posicin y de su funcin en el mundo
de la produccin. b) del aparato de coercin estatal que asegura legalmente la disciplina de
aquellos grupos que no consienten ni activa ni pasivamente, pero que est preparado para toda la sociedad en previsin de los momentos de crisis en el comando de la direccin, casos en
que el consenso espontneo viene a menos. (Gramsci, 2004)
Generar consenso, es una tarea. Tarea que veremos se va sofisticando en el management participativo de las corporaciones empresariales. Los intelectuales pueden operar en la articulacin, la transmisin, la organizacin de la cultura, y sus acciones, acciones ligadas a intereses de clases, que los vinculan no siempre claramente- con las clases dominantes o con las clases subalternas. La pedagoga corporativa invierte en estructuras que crean las condiciones de posibilidad para la proliferacin de intelectuales orgnicos de la patronal () definiendo un complejo proceso de cooptacin que anida desde los
niveles inferiores del mando. (Fgari C. y., 2009, pg. 13)
En este escrito estamos considerando a todos y todas las trabajadoras como intelectuales, pero a
algunos especficamente por su funcin especfica.
No existe una clase independiente de intelectuales, sino que cada grupo social tiene su propia
clase de intelectuales o tiende a formrsela (.)cada grupo social, naciendo en el terreno
originario de una funcin esencial de mundo de la produccin econmica, se crea conjunta y
orgnicamente uno o ms rangos de intelectuales que le dan homogeneidad y conciencia de la
propia funcin, no slo en el campo econmico, sino tambin en el social y el poltico.
(Gramsci, 1992)
Sin perder de vista la idea del consentimiento, entendemos que estas notas nos permiten desplazarnos hacia un anlisis de las formas pedaggicas que adoptan de manera creativa las clases hegemnicas para conformar consentimiento y legitimidad social del capitalismo, desde los lugares de trabajo.
Esta breve inscripcin terica, es fundamental para poder comprender los sentidos que toma la pedagoga crtica del trabajo, en tanto desde esta perspectiva es posible observar, interpretar y disear
tambin las acciones tcnicas y polticas que en la praxis, batallan en la toma de conciencia y en la lucha por transformar la situacin social, aparece entonces el elemento de la voluntad de la poltica, que
est limitado histricamente por condiciones objetivas pero que no est determinado fatalmente, y que
si fuera as carecera de sentido el llamamiento que hace el marxismo a la lucha de clases y a la revolucin social. (Twaites Rey, 2007, pg. 160)
La compleja dimensin de lo consensual exige vincular constantemente las luchas con un equilibrio
inestable, es decir recordar cmo la hegemona est sujeta a contestacin permanente.
Desde el inters especfico por los espacios de trabajo, la pedagoga Brasilera Kuezner observa
la trascendencia que tiene la creacin de esa hegemona en los mbitos extra laborales. En
este caso, la hegemona se liga al proceso pedaggico que se desarrolla en la fbrica y su trascendencia lo transforma en hegemnico, siendo la formacin en el mbito productivo un elemento clave que permite explicarla. (Delfini, 2010, pg. 6)
2. Miradas desde la pedagoga del trabajo crtica radical hacia la pedagoga normalizadora
empresarial
2.1. La construccin del consentimiento en los mbitos laborales, como objetivo estratgico
del capitalismo en las corporaciones multinacionales
En la primer parte de este segundo apartado tomamos notas de una serie de acciones que conforman un complejo entramado pedaggico desde el cual se edifica el consentimiento de los trabajadores
en las grandes empresas corporativas en la actualidad.
La fbrica con su oferta de encierro, rutina, ritmos extenuantes y alienacin siempre necesit
de fuertes procesos de disciplinamiento, la novedad que llega de la mano del toyotismo es el
abanico de herramientas puestas en juego para la disputa de sentidos que se orientan hacia el
543
544
logro del involucramiento de un trabajador que ya no slo entregue su fuerza fsica, sino aquella capacidad intelectual que haba ocultado como parte de las resistencias a la dominacin capitalista. (Fgari C. y., 2009)
Esta tensin resulta muy clave, y se constituye en una contradiccin a no perder de vista. Ahora bien,
en el marco de la diversidad de modalidades que el aggiornamiento de la organizacin cientfica del trabajo est implementando, vale enumerar algunas estrategias que buscan justamente, lograr el consentimiento voluntario y voluntarioso de los trabajadores, como posicin frente a los velados mecanismos de control. Enumeramos, a continuacin, slo alguna de ellas:
a) Creacin y fortalecimiento de agencias especializadas: entre la institucionalizacin y la descentralizacin
El management participativo, utiliza intensivamente al departamento de la capacitacin y a la gerencia de recursos humanos2 para operar conjuntamente en una articulada pedagogizacin del espacio de
trabajo En este sentido la formacin se consolida como fundamental para convencer y sostener en un
nuevo orden social, cultural y profesional. (Figari C. , 2003)
La habilidad para efectivizar el sistema de controles se vale de la descentralizacin y la institucionalizacin de las estrategias de formacin, que le permiten por un lado transponer un sistema de controles,
pero, al mismo tiempo desterritorializar, de alguna manera tornar ajeno ese proceso mismo de fuerte
disciplinamiento.
Decamos al considerar las situaciones actuales del trabajo que una de las necesidades de la organizacin laboral, sobre todo frente a cierto proceso de intelectualizacin del trabajo, es aumentar el involucramiento de los trabajadores con la empresa. En este sentido pareciera que los grados de consentimiento tuvieran que ser cada vez mayores, o mejor dicho, ms elaborados, ms sofisticados. Ms intelectuales trabajan en esta ardua tarea.
b) Formacin y configuracin profesional de agentes: la creacin de los nuevos mandos
Desde las investigaciones se destacan, por ejemplo, las estrategias que se centran en la distincin
simblica que aceita el logro de la cooptacin, sobre todo de los nuevos mandos. Nuevos mandos que
deben analizarse a la luz (y a las sombras) de los itinerarios profesionales que se sostienen en la responsabilidad y la eficiencia, que son una forma de pensar en la colaboracin (con la empresa) y la competencia (con los compaeros de trabajo).
Si bien la homogeneizacin y la diversificacin son tendencias que continan como estrategia
educativa funcional, se producen una serie de conversiones conceptuales que ingresan conceptos
como participacin, autonoma y creatividad, pero desgajados de sus sentidos en el marco de discursos
emancipatorios, y que tienden a construir el imaginario normalizador que enmascara la recomposicin
del patrn dominante orientado, no slo a velar, sino tambin a distorsionar por el opuesto los propsitos y sentidos que hegemonizan. (Figari C. , 2003, pg. 9)ver pag
La figura del lder (el team leader) se propone sacar provecho de las pequeas lealtades, de la mnima solidaridad inscripta en la competencia entre grupos de trabajo, del desplazamiento de la figura
del delegado gremial. La intencin de estas medidas es que la coercin simblica no slo sea ejercida
por la empresa, sino por los propios pares y por el lder del equipo (Montes Cat, 2005, pg. 87)
Los lderes se sostienen desde una distincin simblica que los habilita para abarcar diferentes espacios y tiempos del proceso de trabajo, transponiendo sistemas de controles, en el ajuste del esquema
da a da. La fidelidad de los trabajadores, requiere obviamente de un alto grado de consentimiento. En
definitiva, las estrategias tendientes a crear una mayor fidelizacin de los trabajadores ocultan las tramas de la dominacin que se entablan en los mbitos de trabajo. (Montes Cat, 2005, pg. 88)
c) Distribucin, codificacin y recontextualizacin de viejos reclamos
Reenviar estos viejos reclamos a un universo de significacin cristalizado por el neoliberalismo, es
una estrategia que permite fortalecer los objetivos econmicos y polticos de las empresas
amparndose en las construcciones discursivas de las luchas obreras. Nuevamente podemos pensar
en una forma de apropiarse de saberes, que son re codificados a travs de complejos dispositivos pedaggicos que se entrelazan en la organizacin laboral a travs de diferentes formas, como por ejemplo
los manuales y los materiales de entrenamiento. La tensin entre control y consentimiento, entre la calificacin y la expropiacin de conocimientos de la clase trabajadora subyace en las relaciones entre los
mismos trabajadores.
d) Redefinicin de espacios y tiempos que invocan un cambio cultural para una obra en comn
Los grupos de trabajo, propuestos, diseados y controlados por las corporaciones, se convierten en
espacios privilegiados para la tarea pedaggica, integrando a los trabajadores, atravesados por los
saberes corporativos. En ellos se conectan una serie de agentes, agencias y operaciones tcnicas y
polticas que en la nueva organizacin del trabajo permiten legitimar formas de control y disciplinamiento laboral. Bajo el principio de la horizontalidad se desplegarn un conjunto de dispositivos que tendrn
en su extremo la eliminacin en el plano simblico del carcter conflictual de todas las relaciones laborales, reemplazndolas por otras donde predomina una supuesta armona en los espacios de trabajo (Montes Cat, 2005, pg. 83)
La disputa poltica cultural est atravesada por un inters concreto en colonizar subjetividades, a
partir de enunciados reificadores. Estos dispositivos remiten al control patronal, que histricamente ha
expropiado y confiscado los conocimientos de los trabajadores, subsistiendo con ropajes nuevos las formas de construccin del consentimiento.
La adhesin a una obra en comn, la competencia interna y la colaboracin con la empresa enmarcan a estos grupos de trabajo. Grupos armados por la empresa, en funcin de los intereses corporativos.
2.2. Entre el consentimiento y las resistencias. En torno a las Contradicciones, lmites y potenciales de las luchas de los trabajadores
Reconociendo las nuevas formas de construir consentimiento como plan sistemtico (que se vale,
seguramente, de los conocimientos producidos desde perspectivas crticas), y al inventariar las lgicas
de la resistencia y de organizacin colectiva acordamos en considerar que el consentimiento, es una
posicin posible (pero no la nica) frente a los dispositivos de disciplinamiento y de control.
Ampliar la imaginacin exige tambin, no perder de vista las experiencias que disputan lmites y
fronteras, concretando otros mrgenes posibles, desde la construccin del accionar colectivo
Se pueden contar innumerables experiencias que se nutren de un movimiento que se orienta hacia la
reconstruccin del accionar colectivo y que participan de la disputa por reconstruir legitimidad entre los
trabajadores y a partir de all encauzar la resistencia en una organizacin colectiva articulada con otros
movimientos en lucha. (Fgari C. y., 2009, pg. 13). Por citar slo un ejemplo de gran valor poltico, material y simblico, vale nombrar la lucha de los compaeros de Zanon que, consideramos, expresa una
forma de revertir precisamente la profeca del consentimiento, como nica salida de los trabajadores.
Al mismo tiempo otras investigaciones destacan los relatos de trabajadores de empresas corporativas,
que reivindican acciones de carcter confrontativo, como actos de resistencia. En este sentido, el proceso
del accionar colectivo dinamiza y precisa la construccin de contra-discursos de los trabajadores.
Las tendencias invididualizantes y la situacin de las organizaciones sindicales3, pone nuevamente a
prueba la imaginacin y la potencia de la clase obrera. Desde nuestro oficio como pedagogos cabe recordar el desafo que encierra el trabajo militante como educadoras: la pedagoga empresaria demanda ser
interpelada desde la pedagoga crtica apropiada por los trabajadores organizados. (Fgari C. y., 2009).
En sntesis, y tras la perplejidad que producen la serie de distinciones que hemos enumerado, acordamos con que una de las claves para considerar el sentido de las luchas sociales se esconde en interpretar la contribucin que realizan a la definicin del nosotros y ellos, desde esta postura son una
clave para la comprensin de las acciones colectivas ( (Montes Cat, 2005, pg. 92)
A modo de conclusiones
El reto poltico pedaggico es complejo y desafiante tanto en los espacios laborales, como en las tradiciones escolares. Parece ser que hoy, resulta insuficiente la denuncia acerca de las prcticas normalizadoras o empresariales, y urge concretar en las situaciones especficas laborales estrategias y dispositivos que potencien la lucha colectiva desde los espacios de trabajo.
Queda pendiente, ahora s, regresar a nuestro confesado inters por pensar cmo estos desarrollos
tericos interpelan las especificidades del campo de los estudios del trabajo docente, que requieren el
545
546
anlisis de realidades concretas y la identificacin de los referentes empricos. Qu particularidades asume nuestro trabajo, en tanto docentes, y cmo se va constituyendo el entramado de la dominacin en
ese espacio de trabajo.
No es vlido hacer traspolaciones simplistas, pero s consideramos que esta perspectiva, recuperada
desde la pedagoga crtica del trabajo, ofrece pistas para develar los mecanismos de consentimiento,
consenso, resistencia, hegemona y contrahegemona en el trabajo docente. Qu complicidades o posibilidades de lucha real, se plantea desde el sindicalismo docente?
Podramos plantear, por ahora, que la idea en s del consentimiento de los trabajadores y en particular de los trabajadores de la educacin, parece potente en la medida en que se articula y sostiene en un
entramado conceptual ms amplio .Sin embargo el uso del trmino consentimiento, requiere la contextualizacin, un anlisis situacional especfico, que al mismo tiempo exija y permita distinguir entre la
oposicin silenciosa, la impotencia, la resignacin coyuntural, el discurso oculto y sus mltiples expresiones. Consentimiento, al igual que el trmino autonoma nos enfrenta a una serie de preguntas de
quin o quines? Con respecto a qu? para qu o por qu?, entre otras.
Consideramos entonces que es relevante abordar la cuestin del consentimiento de los trabajadores
desde sus planteos originales, sin perder de vista su relacin con en el control, el consenso y la resistencia, en el marco de las luchas sociales en los mbitos laborales.
Notas
1
La red de agentes o trasmisores acreditados, en trminos de Bernstein (1998), se teje desde la oficina de Recursos Humanos con el objetivo de transmitir un conocimiento oficial que es vectorizado a travs de los saberes corporativos. Los grupos de trabajo se convierten en los espacios privilegiados para
la tarea pedaggica, esto se encuentra reforzado por una organizacin que, aunque formal en algunos
casos, define que todo trabajador debe estar integrado a alguno de ellos. (Fgari C. y., 2009)
3
El debate acerca de la accin colectiva y la conciencia de clase se torna un punto neurlgico de la cuestin frente a las nuevas formas de organizacin del trabajo, que no slo inciden en las subjetividad del
trabajador, sino en las tradiciones de representacin sindical, cada vez ms colaboracionista y menos
anticapitalista (Barros Graziani, 2007, pg. 226)
Bibliografa
Barbosa Prez, M. (2007). De actores cooptados a actores suprimidos: desde Burawoy a la teoria crtica
de la Gerencia. Revista Venezonalna de Gerencia. Ao 12, N 37. Universidad de Zulla, http://
redalyc.uaemex.ms/pdf/290/29003705.pdf.
Barros Graziani, L. (2007). Conflicto y cooperacin en el proceso de trabajo. Revista Espacios pblicos,
Volumen 10 N 20. Universidad Autnoma del Estado de Mxico., 216-227. http:/
redalyc.uaemex.mx/pdf/676/67602011.pdf.
Delfini, M. (2010). Prcticas y estrategias empresarias para la reproduccin de la dominacin en los espacios de trabajo. Formas de control obrero en el sector automotriz. Revista Trabajo y Sociedad.
Sociologa del trabajo -estudios culturales- narrativas sociolgicas y literarias. Ncleo bsico de
Revistas Cientficas Argentinas del CONICET N 14 Volumen XIII, http://www.unse.edu.ar/
trabajoysociedad/14_DELFINI_Sector_Automotriz.pdf.
Figari, C. (2001). Lgicas de formacin y de calidad en la modernizacin empresaria. Revista Estudios
del Trabajo N 22, segundo semestre., 95-120.
Figari, C. (2003). Los jvenes profesionales y la formacin del mando en el nuvo orden empresario:
agencia simblica e itinerarios de profesionalizacin emergentes. VI Congreso Nacional de Estudios del Trabajo: Los trabajadores y el trabajo en la crisisBs. As. Bs. As.: ASET.
Fgari, C. (2010). Captulo 1: Hegemona empresarial y lgicas de formacin corporativas: disputas para
una resistencia obrera organizada. En C. Figari, & P. y. Lengita, El movimiento obrero en disputa. La organizacin colectiva de los trabajadores, su lucha y resistencia en la Argentina del Siglo
XXI. (pgs. 21-39). Bs.As.: CEIL PIETTE Ediciones CICCUS.
547
548
Eje 10
Trabajo docente y diversidad cultural
Coordinadora:
Teresa Artieda
549
550
contrario, un modo de ser alegre, divertido, vibrante, nos fuerza amablemente, a corrernos de aquellos
lugares ya asignados, definidos, que actan desde la representacin-DE FALSOS JUEGOS CIVILIZADORES- registrando la inoperancia e imposibilidad de crear experiencia a partir de ellos.
Un modo alegre de ser y estar3, de hacer, de sentir, de palpitar-como el que se susurra en algunos
jardines y escuelas- permite creer y crear otras formas escolares, otra infancia (s), que se manifiestafuera del alcance de discursos y gobiernos absolutos- en palabras, gestos, actos y expresiones que se
descubren en una dinmica relacional, ms prxima a la posicin que al rol. el lugar que ocupamos
en una escena puede jugarse con reglas que no sean las leyes del rol4 en este sentido una escuela
que propone jugar en serio a la alegra exige como condicin para entrar en ella el olvido de la tristeza e
inercia que propenden los estatuidos roles.
Es posible, si de la fatiga que engendra tristeza nos desprendemos, hacer nacer la pura esencia acallada y acatada- al fin lo genuino del Ser lo genuino de la escuela, del docente, del alumno. Pues en
definitiva si la escuela se halla triste si la escuela resulta aburrida, si lo que produce es fatiga lo hace
respondiendo no a su naturaleza- a aquellos poderes que nos han hecho recorrer una y otra vez hasta
agobiarnos las mismas coordenadas. Aquellas que la alegra rehsa y burla desde la seriedad del juego
bien jugado.
Puede que estas formas no escolares en su renuncia a la representacin, en sus vvidas experienciasno experimentos- busquen fuerzas en las presencias y esto produce alegra. El agotamiento nos encuentra aqu como posibilidad de practicar otras formas de hacer escuela de jugar en serio, se trata de pensar
y producir con el otro lo que an no est y esto nace y encuentra cauce inevitablemente en la alegra.
La alegra aparece como elemento de otro orden, excede la resistencia a la opresin institucional,
escapa al vil anhelo de la restitucin de aquella Ficcin civilizadora; -se corre de estas lgicas de reconocimiento-propone bsquedas y ensayos de nuevos modos institucionales que permitan hacer consistir alguna forma-s- de entramado abierta-s- a las contingencias, explora las posibilidades de expandir
los impulsos vitales que habitan los cuerpos. Una escuela en la que otras formas de mirar se gesten,
quizs sea un tipo de institucin que permita la expresin y el despliegue de esa sensibilidad inicial que
hay en todo cuerpo y en todo encuentro, quizs sea un tipo de institucin que permita alojar la infancia
y dar lugar a lo nuevo.
Cmo la alegra en la escuela puede acoger sin lmites el devenir?
De la fatiga y su tristeza a la alegra del agotamiento
Pueden la fatiga y la actividad creadora ser parte de una misma escuela? Cmo se lee esta coexistencia? Cmo pensar a un maestro que sale sonriendo de un aula, o que se observa en pleno movimiento-no solo fsico sino experiencial- dentro de ella? Qu nos viene a decir un maestro sonriendo en
el trnsito de su experiencia con los chicos? Qu necesidad nos cuenta la perplejidad de otro maestro
al ver y escuchar risas de otros-maestros y nios- en la escuela? Cmo analizar la diversidad de afectos y comportamientos, cules son las llaves que abren esta experiencia alegre? Lo que podra pensarse
como un bienestar escolar.
Aqu resulta necesario traer al pensamiento la diferencia entre fatiga y agotamiento.Una clave parece anidar all en donde la propuesta para aprender concurre, provocadora, los extraa-a los nios-nos
extraa-y a nosotros con ellos.
y si en el patio ustedes siguen corriendo y no cumplen las pautas, volvemos a la sala y se
quedan parados y sin pausa (Docente Titular de la tercera seccin. Jardn de Infantes.)
Observamos en este fragmento como lo escolar en su sobrevida despierta la fatiga en los maestros
-y en los alumnos-nada se inventa, nada se intenta, nada se creaSlo se repite la fatiga de la tristeza
que amenaza con sanciones inconsistentes. No hay aqu experiencia sino experimento, en tanto el control sustrae toda la libertad para que otra cosa de otro orden suceda.
si ni nos registra todo es copiar y copiary si yo le pregunto me dice que ya lo dijo y entonces me callo mejor (Alumno de tercer ao del Primer Ciclo de Educacin Primaria)
551
552
Hay aqu una quietud-no slo material, fsica, corporal, expresiva, sino del pensamiento- frente al
Saber, una incapacidad de hacer variar una situacin y armar algo en el aula.
La alegra emerge de otro tipo de lazo, de movimiento, no se resuelve en la fuga de las amarras institucionales, mucho menos en la nostlgica restitucin de las mismas, sino en la
decisin de atravesar umbrales de pensamiento sensibles a encontrar nuevas formas de
composicin. (Duschatzky, Silvia Farrn, Gabriela y Aguirre, Elena, 2010, p. 69)
Cmo componer bienestar en la escuela?5
Elas, un alumno de quinto ao de E.P. es invitado, por casualidad (no responde esta invitacin a planificaciones ni proyectos educativos diseados que responden a los lineamientos curriculares, aunque
se articulen casualmente a ellos) a mostrar a los nios de 4to ao su libro de informes.
Durante un recreo compartido, Elas se acerca a la Seorita (que comparti con l todo su cuarto
ao, es decir Primer Ao del Segundo Ciclo de Educacin Primaria) y le dice:
Elas: _Seo, te acords del libro de informes que hicimos el ao pasado?
Docente: _ S! Cmo no me voy a acordar, te qued divino, trabajaste re bien!
Elas: _ Y este ao lo haces con los chicos?
Docente: _ No Elas, todos los aos no hacemos lo mismo, eso lo hicimos con ustedes
Elas: _ Qu lstima!
Docente: _Un da podras venir a saln a mostrarles a los chicos o a contarles uno de tus informes.
Timbre del recreoAll qued la conversacin
Unos das despus, Elas pasa por el aula de la seorita que quedaba camino a la suya y golpea el
vidrio llamndola. La maestra, abre poquito la ventanay Elas se acerca:
Elas: _ Y?... Cundo quers que venga entonces?
Docente: _ Cuando vos tengas ganas
Elas: _ Bueno maana.
Al otro da
Elas entra al aula, traa entre sus manitos apretadas la caja de camisa pintada de dorado con aerosol donde guardaba como si fuera un cofre de oro su libro de informes.
Los nios se sientan sobre el piso sin percibir la frialdad de las baldosas. Todos acurrucados, listos
para la escucha de aquel que ha decidido compartir con ellos.
El silencio atraviesa los cuerpos, la palabra del maestro abre- se abre- en el silencio que da lugar,
habla el nio, habla el otro y hay una escucha que susurra placerdeseo de estar all, hay vida circulando, movindose con belleza en esa quietud espontnea, en esas palabras que atraviesan el estar
all y contagian las ganas
de .hay un maestro retirado del centro de la escena, a un costado, camuflado en el paisaje ulico,
otro tiene la palabra, otros lugares y conexiones emergen
Tobas (Alumno de cuarto ao): _ Nos vas a prestar ese libro para leerlo? Se refiere a Mi planta
de naranja- lima de Jos Mauro De Vasconcelos.
Al otro da Elas, no pide permiso para entrar y le da en la mano el libro a la seorita, sonriendo-lsonriendo-ellaLa seorita pregunta mostrando el libro: _ Quin lo haba pedido?
Todos levantan la mano.aparece pobre Paquito Pereira pobre Paco portugusla suerte es para
Celi.esta vez!
La alegra aparece como elemento natural-ms all de las percepciones clicheteadas - y lejos de ser
un artefacto crea lugares, acoge, atrae, produce encuentros de otro orden que no seran posibles desde
el proyecto escolar clsico. Se descubre como un no escolar en tanto sostiene un modo de estar-de
Ser- afirmativo que rene en una atmsfera colectiva esa energa que se niega a ser escolarizada. Estas
formas de lo no escolar como lo seala Sztulwark Diego, (2010) () conviven en un campo tensionado con la supervivencia de hbitos y representaciones propios de el ncleo duro del sistema educativo
que puede ser vivenciado -y de hecho lo es como hemos observado en muchas escuelas- en forma desgarradora, por algunos, pero tambin puede ser transitado con la alegra que nos revela la potencia de
estar. Las formas no escolares provocan y convocan desde otro lugar que no exige la obediencia, sino el
acuerdo, atraen, generan empata. Lejos de repeler -presencias, de grandes y chicos- de fatigar, producen ganas de ser parte y estar. La libertad de diversin, de elegir quedarse y formar parte del juego,
permite la conversacin entre iguales, genera un estado de percepcin diferente, en el que el tiempo
vuela
Cuando la percepcin del tiempo escapa a lo escolar
Timbre que indica el inicio del recreo:
Docente de cuarto ao. Primer ao del Segundo Ciclo de Educacin Primaria. (Exclama sorprendida):
_ Ya toc? Se pas volando!
Alumnos de cuarto ao. Primer ao del Segundo Ciclo de Educacin Primaria: _ No salgamos seo!...
Cules son las condiciones que permiten esta percepcin del tiempo que vuela? Qu es lo que
habilita este querer estar, querer formar parte de aquello, tal vez la diversin, el desajuste, el desarreglo entre lo que esperamos y estamos siendo; muy lejos de la inercia que dicta lo conocido y clausura nuevas sensibilidades e impulsos.
La alegra y las formas no escolares de percepcin que la acompaan transforman el espacio,-an los
vestigios de los tiempos obligados instituidos- transforman el tiempo, proponen un decir en forma de
susurro que se despliega en mltiples gestos y formas de sentarse, de moverse, de escucharnos de
rerse -rernos- en serio.
La alegra como ruptura en la relacin mandamiento-obediencia. Del mandamientoobediencia al desconocido-conocimiento
Una escuela en la que circula la alegra va inventando modos de vivir y de ser al tiempo que traza el
territorio que vuelve habitable. Un lujo no escolar de vitalidad?6
En estas an instituciones se observa a simple vista si miramos lejos de las profundidades, una encantadora7 presencia de mandatos escolares en activo reposo, situados casi como anclas que detienendesean detener-, cuando no obstaculizan, las ansias de navegar por intersticios desconocidos.
Nos recuerda Deleuze, Gilles, que cuando un cuerpo 8 se encuentra con otro cuerpo distinto, o una
idea con otra idea distinta, sucede o bien que las dos relaciones se componen formando un todo ms
poderoso, o bien que una de ellas descompone la otra y destruye la cohesin entre sus partes. As
experimentamos alegra cuando un cuerpo se encuentra con el nuestro, cuando una idea se encuentra
con nuestra alma y se compone con ella (Deleuze, G. 2001. p.4):
Estuvo re bueno lo del centro de la Tierrafue lo ms divertidoY aunque perdimos llegamos igual al ncleo! (Lucas. Alumno de 4to ao.)
Hicieron solos la obra!...Y no lo tenan de deber ni nadaSe reunieron y en vez de jugar
con la play transformaron toda la parbola y la dramatizaron y todoNo sabs qu divino les
sali (Docente de 4to ao.)
Por el contrario, experimentamos tristeza cuando un cuerpo o una idea amenazan nuestra propia
coherencia (Deleuze, Gilles. 2001.p.4)
No s qu hacer yatengo la planilla llena de firmas, cit mil veces a los padres y nada, se
tira al piso, no copia nada, desordena toda la claseNo sabs lo que te espera el ao que vienedisfruta ste (Docente de 3er ao.)9
La tristeza se afirma como modo de estar en este relato, como sntoma de descomposicin y toda la
potencia de pensar queda en la pasividad.
553
554
Cmo encontrar la consistencia de lo prodigioso, tanto del cuerpo como del espritu en estos conjuntos de partes vivientes que se descomponen siguiendo leyes escolares-estatales? Cmo generar encuentros que faciliten la composicin?
La Ley en la escuela-en todas las escuelas?- no aporta nada al devenir de la alegra en ella-slo nos
anuncia un TRISTE y constante dominio de nuestra conciencia por sobre el pensamiento- y en el peor
de los casos impide la formacin del conocimiento. En este sentido, la ley en tanto instancia trascendente que determina la oposicin de los valores Bien-Mal nos ofrece escasas posibilidades de componer:
Yo le baj la nota porque parece que no entiende que tiene que estar sentado, y se para da
vueltas en el saln, y le digo que tiene que respetar las pautas de la escuela y si no que se
busque otrapero yo no los voy a dejar que haga lo que quiera (Profesora de Informtica)
En este relato se observa claramente una clausura al conocimiento, se sostienen percepciones y miradas nicas que anulan la posibilidad de experienciar algo ms que el -agiornado o no- mandamientoobediencia sancin y su correlato en la produccin de tristeza.
Maestra:_si quers estar parado brbaro Nacho, pero le vas a tener que cambiar el lugar a
Nico porque le va quedar el cuello duro de tanto esquivarte para copiar!_ risas de los chicos_ No te canss de estar parado?
Lucas: _ No seo! Si hasta a la play juega parado!
Nacho se re mientras se cambia de lugar
Desde Deleuze, G. (2001) encontramos en Spinoza una filosofa de la vida que consiste justamente en denunciar todo lo que nos separa de ella, todos esos valores trascendentes vueltos contra la vida,
vinculados a las condiciones e ilusiones de nuestra conciencia (Deleuze, Gilles, 2001, p.7) Una escuela
alegre exclama en forma de risa, no solo esta denuncia, sino que exige el urgente despojo de nuestra
conciencia, enuncia en formas de divertido cosquilleo las falsificaciones de la vida escolar y nos invita en
definitiva a trascenderlas para que nuestro habitar en ella deje de ser un fiel culto a valores en cuyo
nombre despreciamos la vida que en ella es posible10.
La vida queda envenenada por las categoras del Bien y el Mal 11
La escuela, y la vida que en ella se funda -que es posible fundar- queda envenenada cuando es comprendida a partir de categoras como el Bien y el Mal. Cules son los venenos que transitan sin ser vistos en la escuela y evitan las mltiples formas alegres de composicin? Cules son los venenos que
descomponen los posibles de un colectivo escolar?
Cuando nos encontramos con un cuerpo que conviene a nuestra naturaleza y cuya relacin se compone con la nuestra, se dira que su potencia se suma a la nuestra porque nos afectan las pasiones de
alegra entonces nuestra potencia de accin es aumentada o auxiliada. Esta alegra no deja de ser una
pasin, puesto que tiene una causa exterior; quedamos todava separados de nuestra potencia de accin, pero sta aumenta en proporcin, y as nos aproximamos al punto de conversin, al punto de
transmutacin que nos har dignos de la accin, poseedores de las alegras activas. 12
No sabs lo que me mat de risa con Nacho! Se trajo un tornado con pila y todo...! Ella
puede ser mi asistente? me pregunt sealando a Cami, con la cabeza, porque tena las
manos sper ocupadas()No poda parar de rerme porque lo deca con tanta seriedad!
Yo le segu el juego y no te das una idea de cmo expuso
(Maestra de 4to ao. Segundo Ciclo de Educacin Primaria.)
Estaba sper distrado, haciendo grafitis como siempreyo lo miraba buscando su inters
pero naday entonces sal del tema no sin antes guiar un ojo a los dems chicos que por
cierto estaban atentos tomando notas e interviniendo en el dilogo, y dije:
_ No es cierto que si yo no practico todos los das (y con otro tono de voz dije) en el
karting()-automticamente eleva la cabeza y vuelve al aula- no puedo ganar ni loca..?.
556
cidad de la obscuridad y de la confusin de la vida, algo del desorden y de la indecisin 17- pero se
mueve-que nos hace vivir.
Lo que vivimos en la escuela-alegremente-constituye una experiencia en tanto modo de habitar el
mundo-escolar, no escolar- de un ser que existe, de un ser que no tiene otra esencia, que su propia
existencia: corporal finita, encarnada en el tiempo y en el espacio, con otros. Esta existencia, como la
vida, escapa a toda voluntad, porque es ella misma un exceso, un desbordamiento, porque es ella misma posibilidad, creacin, invencin, acontecimiento.
Una escuela entonces, estas escuelas en las que circula la alegra y se reparten otras miradas, fundan otro modo de estar, de ver-nos, de desbordar la vida, permiten en definitiva que lo que vivimos en
ella sea parte fundante de nuestra esencia, de nuestra existencia, de nosotros mismos.
Podramos pensar que Vivir la vida en las escuelas,-desviarnos de la tentacin de producir tristes falsificaciones de ella-, quizs sea una forma no escolar de hacer escuela. Quizs la alegra en la escuela
acompaada de otras formas de mirarnos, de cuidarnos, de sonrernos, nos permitan dejar de hacer de
la infancia un experimento, y poder jugar en serio el juego que se viene jugando a medias hace tanto.
Porque hay escuela, hay infancia y en tanto hay infancia hay otro que me -nos- interpela, que disrrumpe nuestros sentidos, nos recuerda que estamos y que somos responsables simultneamente del
mundo-escolar no escolar-que ofrecemos a los recin llegados18.
Arrullaremos la responsabilidad de no cerrar los ojos, crear nuevos sentidos, hacer lugar a lo nuevo,
liberar la alteridad? Quizs necesitamos sacudir bien lejos el miedo a encontrarnos con nosotros mismos en el discurrir de esos ensayos de respuesta que- lejos de las tristes y seguras Ficciones- no advierte que estamos, simple y alegremente estamos
Y tal vez, solo tal vez, en ese estar nos alegre pensar la escuela no como lo que es sino como lo
que acontece
Hasta aqu entonces se comparten algunas reflexiones que ms que conclusiones se plantean como
aperturas a la creacin e invencin de nuevos lugares, sentidos, afectos y prcticas profesionales para la
infancia en definitiva para hacer de la escuela una experiencia en la que la vitalidad no sea un lujo y el
malestar, en tanto falsificacin de la vida escolar, de paso a otras formas de encuentro sabiendo que
() la experiencia del encuentro no puede ser ms que transmutada en una imagen potica, es decir,
en una imagen que contenga la verdad inquieta y temblorosa () En ese sentido, quiz sea cierto lo que
dice Peter Handke: ... nada de aquello que est citando constantemente a la infancia es verdad; slo lo
es aquello que, reencontrndola, la cuenta. (Larrosa, Jorge, 2000, p.13)
Notas
1
Tomemos por un instante El Primer Da de Clase [LOS DE ANTES, pensemos en LOS NUESTROS,
LOS DE ELLOS] lOS DE LOS NIOS que transitan por EL NIVEL INICIAL, EN LOS NIOS que caminan
por la EDUCACION PRIMARIASECUNDARIA PARECE UN CONTINUO?) No hay alegra all? En el
espacio, en los gestos, en las corridas, colores Acaso no se despliegan risas, no desfilan impacientes
adultos y nios con entusiasmo en sus carasno es acaso una fiesta a la que la alegra asiste? Quizs
en este sentido podramos pensar en una naturaleza alegre de la escuela.
2
Cullen, C. expresaba: ()Para ser hay que estar pero no es lo mismo estar que ser(), en la conferencia de cierre que ofreci en el III CONGRESO INTERNACIONAL; XI CONGRESO NACIONAL organizado en la Universidad Nacional de Lujn, provincia de Buenos Aires, en el marco de las actividades propuestas por la Red Universitaria de Educacin Infantil de la Repblica Argentina con motivo del Vigsimo Aniversario de la ratificacin de la Convencin Internacional por los Derechos del Nio en la Argentina, bajo el lema: Infancia y ciudadana en el Siglo XXI Del 14 al 16 de julio de 2011.
4
Duschatzky, Silvia, Farrn, G y Aguirre, E. (2010) Escuelas en escena. Una experiencia de pensamiento colectivo (p.84)
Recuperando el creativo pensamiento de Julin Maras que escriba un artculo acerca de la vitalidad
como un lujo. s/f.
7
Real Academia Espaola: Que encanta o hace encantamientos. Que hace muy viva impresin en el
alma o en los sentidos.
8
DELEUZE, Gilles (2001) Spinoza: filosofa prctica Nos dice que Spinoza define un cuerpo cualquiera
simultneamente de dos maneras. Por un lado un cuerpo, por muy pequeo que sea, comporta siempre
una infinidad de partculas: son las relaciones de reposo y movimiento, de velocidad y de lentitud entre
las partculas, las que definen el cuerpo, la individualidad de un cuerpo. Por otro lado, un cuerpo afecta
otros cuerpos distintos o es afectado por ellos; este poder de afectar o de ser afectado define tambin
un cuerpo en su individualidad. (p.9)Los cuerpos y las almas para el no son ni substancias ni sujetos
sino modos, modos de ser.
9
Deleuze, G (2001) Spinoza: filosofa prctica La culpabilidad entendida como el odio vuelto contra s
mismo (p.7) Tambin se articula a las consideraciones que Zelmanovich, Perla y Minnicelli, Mercedes
(2012) recuperan en su trabajo en relacin a la responsabilizacin de los profesionales a partir de no
dejarse capturar acrticamente por los significantes circulantes cuestin esta que tambin impacta en
la des-identificacin de los sujetos con los que se trabaja.
10
Nos dice Deleuze, G (2001): Antes que Nietzsche, Spinoza denuncia ya todas las falsificaciones de la
vida, todos los valores en cuyo nombre despreciamos la vida; no vivimos solo llevamos una apariencia de
vida, no pensamos sino en evitar la muerte, y toda nuestra vida es un culto a la muerte(p.7) Nos interesa este pensamiento como paralelo a lo que sucede en muchas escuelas y jardines, en donde el
culto a lo instituido conlleva al mismo tiempo la clausura de lo nuevo de aquello que esta por nacer.
11
Bauman, Z (2004) tica Posmoderna. A quin le puede interesar ya ese absurdo y anticuado parloteo sobre el bien y el mal, cuando se ha determinado que el bien y el mal no son constantes sino
valores funcionales, de manera que la bondad de las acciones depende de las circunstancias histricas, y la bondad de los seres humanos de la habilidad psicotcnica con que se explotan sus cualidades?
Ed. Siglo XXI, Argentina, 2004.
12
13
Cullen, C., en la conferencia de cierre que ofreci en el III CONGRESO INTERNACIONAL; XI CONGRESO
NACIONAL organizado en la Universidad Nacional de Lujn, provincia de Buenos Aires, en el marco de
las actividades propuestas por la Red Universitaria de Educacin Infantil de la Repblica Argentina con
motivo del Vigsimo Aniversario de la ratificacin de la Convencin Internacional por los Derechos del Nio
en la Argentina, bajo el lema: Infancia y ciudadana en el Siglo XXI Del 14 al 16 de julio de2011.
14
Deleuze, G (2001) Spinoza: filosofa prctica La culpabilidad entendida como el odio vuelto contra s
mismo (p.8)
15
Arendt, Hannah (2003) Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexin poltica. Barcelona.
Bibliografa
ABRAMOWSKI, Ana. Maneras de querer. Los afectos docentes en las relaciones pedaggicas. Editorial
Paids. Cuestiones de Educacin. Buenos Aires, Argentina, 2010. 176pp.
---------------------------, En qu sociedad vivimos? Buenos Aires, Losada, 1999.
AGAMBEN, Giorgio [1978], Infancia e Historia, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2001.
ARENDT, Hannah, Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexin poltica. Barcelona.
557
558
BAUMAN, Zigmunt, tica Posmoderna , Buenos Aires, Editorial. Siglo XXI, 2004.
CARLI, Sandra, Notas para pensar la infancia en la Argentina (1983-2001). Figuras de la historia reciente, en CARLI, Sandra (Comp.), La cuestin de la infancia. Entre la escuela, la calle y el shopping, Buenos Aires, Paids, 2006.
---------------------------, La memoria de la infancia Estudios sobre historia, cultura y sociedad, Buenos
Aires, Paids, 2011.
CASTEL, Robert, La gestin de los riesgos. De la anti-psiquiatra al post-anlisis, Barcelona, Editorial
Anagrama, 1984.
DELEUZE, Gilles, Spinoza: filosofa prctica (Fbula). 2001
DUBET, Franois y MARTUCELLI, Danilo, En la escuela. Sociologa de la experiencia escolar, Buenos Aires, Losada, 1997.
DUSCHATZKY, Silvia, FARRN, Gabriela y AGUIRRE, Elena. Escuelas en escena. Una experiencia de
pensamiento colectivo Paids. Coleccin Voces de la educacin. Buenos Aires, 2010, 166 pp.
DUSCHATZKY, Silvia y COREA, Cristina, Chicos en Banda. Los caminos de la subjetividad en el declive
de las instituciones, Buenos Aires. UEP/FLACSO/UNICEF
KOHAN, Walter O, Infancia, poltica y pensamiento. Ensayos de filosofa y educacin, Buenos Aires, Del
Estante, 2007.
LARROSA, Jorge, Conferencia: La experiencia y sus lenguajes Dpto. de Teora e Historia de la Educacin Universidad de Barcelona. Serie Encuentros y Seminarios Disponible en www.me.gov.ar
RANCIRE, Jaques, El maestro ignorante, Barcelona, Laertes, 2003.
REDONDO, Patricia, Escuelas y pobreza. Entre el desasosiego y la obstinacin, Buenos Aires, Paids, 2004.
TIRAMONTI, Guillermina, Una nueva cartografa de sentidos para la escuela, en Tiramonti, Guillermina
(comp), La trama de la desigualdad educativa, Buenos Aires, Manantial, 2004.
---------------------------, La escuela en la encrucijada del cambio epocal, en Estado y Sociedad, Campinas, vol. 26, n. 92, p. 889-910, 2005 Especial - Disponible en <http://www.cedes.unicamp.br>
ZELMANOVICH, Perla y MOLINA, Yesica, Estudio exploratorio sobre las figuras y formaciones del malestar en la cultura educativa actual en espacios educativos latinoamericanos, desde la perspectiva
de los profesionales, en INFEIES-RM, Ao 1, N 1, Seccin Investigaciones, Mar del Plata, 2012.
Disponible en: www.infeies.com.ar
560
Palabras Clave
Cermica Guaran Originarios Regin NEA - divulgacin
Introduccin
En una experiencia previa, como modo de incentivar la recuperacin de produccin cermica guaran,
propusimos reproducirla y recrearla. Se contrast con la cermica actual de los Moqoit (Mocoves) 1;
Qom (Tobas)2; Wichis quienes an hoy realizan cermica, mediante el intercambio entre las provincias
de Misiones y Chaco.
En el trabajo de campo, se hace evidente que los actuales habitantes, descendientes de los mby
guaran, conocen a partir de las tradiciones orales el hecho de que sus antepasados realizaban producciones cermicas pero en general, no cuentan con objetos cermicos en sus comunidades. Es a partir de la
interaccin con nuestro grupo de trabajo donde se comprueba que las imgenes correspondientes a piezas arqueolgicas existentes en los museos, coinciden con los relatos obtenidos desde la memoria de sus
mayores; que tampoco han sabido de ellas en los distintos niveles de formacin a los que han asistido.
Compartiendo imgenes de cermica guaran, en la casita del fuego, Comunidad Tamandu, Misiones
De los sondeos realizados al pblico en general, se desprende una visin acotada y estereotipada del
patrimonio cultural guaran, al que se identifica particularmente con la cestera y la talla en madera.
561
562
Tejido de cesta guaran en proceso y terminada, en tacuap y gemb, Comunidad Tamandu, Misiones
Por otra parte, de acuerdo a lo manifestado por caciques y miembros del consejo de ancianos de
las comunidades, adems de conocer la cermica de sus antepasados, su inters es rescatar la prctica
de la tradicin cermica guaran, hoy utilizada para confeccionar pipas ceremoniales o petyngu, que
solo pueden ser usadas por los sabios ancianos y los opyguas o lderes espirituales y se realizan en
pequea escala, por una persona designada por la familia que ha mantenido el secreto heredado de sus
ancestros en algunas aldeas, donde poseen yacimientos de barro a o arcilla y son responsables de
distribuir a las aldeas que lo requieran.
Vistas de perfil y superior de pipa ceremonial o petyngu realizada en cermica por la comunidad Tamandu, Mnes.
Notas
1
Las denominaciones toba y mocov, colocadas entre parntesis, al igual que sucedera con la palabra
mataco, corresponden al uso, en muchos casos en sentido peyorativo, utilizado durante centurias por el
hombre blanco para identificar a estas comunidades a nivel nacional e internacional.
2
Idem.
Bibliografa
BARBOSA, A. (Org).(2001). A Imagem no Ensino da Arte. Editora Perspectiva, Sao Pablo.
563
564
JORDN, S. y equipo (2011) Dilogos. Intercambio cultural entre producciones de comunidades de pueblos originarios y artistas - artesanos contemporneos. Argentina. ISBN 978-950-579-209-2
LA SALVIA, F y BROCHADO,J. (1989) Cermica Guaran. Ed. Posenato Arte e Cultura, Porto Alegre.
SERRANO, A. (1966) Manual de la Cermica Indgena. Ed. ASSANDRI, Crdoba.
SUSNIK, B. (1998) Artesana Indgena: Ensayo Analtico. Ed. El lector, Asuncin.
CATALOGO Museo Regional Anibal Cambas (2006), Posadas.
566
En nuestro pas los comedores escolares podran influir positivamente en la conducta alimentaria de
los estudiantes. Las escuelas en Corrientes brindan este servicio, donde se tiene en cuenta el valor nutritivo de las meriendas, pero no siempre estas dietas concuerdan con las necesidades o los gustos de
los nios, y en el caso de nuestra escuela existen deficiencias en el servicio de entrega de los alimentos.
Un elemento ms a considerar es la presencia de dos cantinas en nuestro colegio, pues sin dudas
ejercen una gran repercusin en los hbitos alimentarios de los estudiantes. Las cantinas concesionadas
dentro del permetro de nuestro establecimiento educativo no siguen las recomendaciones del Ministerio
de Salud, el cual recomienda insertar entre sus productos habituales de venta frutas y alimentos sanos
para que los chicos puedan ir modificando sus hbitos de consumo. Lejos de educar, estas cantinas
ofrecen todo tipo de alimentos con alto valor calrico y con protenas vacas, chocolates, confites, alfajores, galletas, helados, frituras, caramelos, gelatinas y gaseosas son algunos de los productos ms habituales
Una costumbre que lamentablemente se est perdiendo y querramos recuperar, es la fruta que las
madres, antes ponan en la mochila escolar. Los hbitos alimentarios son difciles de modificar, llevan su
tiempo, y una de las funciones de "Escuelas promotoras" es que el nio incorpore los alimentos que tiene ms cerca, que adems -al ser de la regin y de la estacin- son de menor costo frente a otros; son
cuestiones que cada comunidad determina de acuerdo a sus usos y costumbres.
No olvidemos que en lo inmediato el chico puede cambiar pautas en su hogar, es un agente multiplicador de primer orden.
Comprender este proceso es el fundamento de una evolucin en el pensamiento nutricional,
paso indispensable para adecuar en tiempo y forma los programas de asistencia alimentaria,
capacitar a los profesionales y satisfacer las demandas de la sociedad actual, segn el Centro
de la Nutricin Infantil (Cesni, 1998).
Objetivos
Con esta investigacin deseamos comprobar si los nios que asisten a la escuela reflexionan sobre la
importancia de su alimentacin, son consumidores conscientes y responsables; nuestra intervencin a la
comunidad genera modificaciones, pudiendo revertir sus hbitos alimenticios, tanto en ellos mismos
como en su grupo familiar.
Se muestra multiplicidad de contenidos que se puede abordar en cada una de las actividades planificadas en el rea de Educacin Fsica que podrn ser beneficiosas para todos los que participan haciendo
que la gimnasia, el juego, las actividades de vida en la naturaleza, sea algo placentero y tambin exitoso.
Hiptesis
Por todo lo expuesto nos planteamos los siguientes interrogantes
El ndice de obesidad que se est evidenciando en nuestra comunidad escolar obedecera a:
a) Las preferencias alimentaras de los nios correntinos reflejan la de su comunidad y su cultura?
b) Existen conductas preventivas de salud en los contenidos curriculares? Influiran sobre la conductas alimentaras de los estudiantes esos contenidos referidos a la alimentacin saludable?
c) La clase de Educacin Fsica incluye a nios con estas problemticas.
Desarrollo
Fundamentos tericos
Los problemas de salud han cambiado mucho en cien aos. La desnutricin ha dejado paso a la obesidad y las enfermedades contagiosas han sido relegadas a las cardiovasculares. La transformacin ha
sido tal, que hasta el propio concepto de salud ya no es el mismo; el viejo concepto que consideraba la
salud como la ausencia de enfermedad ha dejado paso a otro ms abierto y dinmico, orientado a la
promocin de entornos y estilos de vida ms saludables. En efecto, cuando se considera la salud como
el completo estado de bienestar fsico, psquico y social, tal como ha establecido la Organizacin Mundial para la Salud, es necesario valorar el medio social en el que se relacionan las personas como el elemento prioritario de accin. Desde esta perspectiva, la salud pasa a ser algo bastante ms complejo que
568
de algunos de ellos. (Sofaleticia Morales, s/f). Este proceso pretende lograr dos objetivos bsicos para
la educacin de las personas con discapacidad: la normalizacin y la sectorizacin.
La normalizacin no es un objetivo a lograr en la persona con discapacidad, sino con la gente que lo
rodea, para que las relaciones (conductas y actitudes) que tienen hacia la persona con discapacidad
sean lo ms normal posible.
En este sentido, la bsqueda de la normalizacin, se realiza en las condiciones, que posibilitan o imposibilitan que la persona con discapacidad tenga experiencias lo ms parecidas posible a las consideradas como habituales en la sociedad. (Bengt Nirje citadopor Senz del Ro,1985).
La sectorizacin significa, pues descentralizar los servicios aproximndolos a las regiones y/o localidades en donde viven las personas que lo requieren (Van Steenlandt, 1991); en ese sentido se plantea
la desintitucionalizacin de los servicios de educacin especial con el fin de integrarlos a la escuela regular y brindar al interior de la misma la atencin a las personas con discapacidad.
Integracin
El integrado porta el dficit (tiene NEE)
El que se integra requiere adaptaciones para integrarse.
Adaptaciones curriculares en la escuela
La alteridad es entendida como una desviacin de la normalidad
La diferencia se acepta, tolera, comprende
Inclusion
El contexto abre el juego a todos/as
Se entienden las barreras como lmites a la integracin
Minimizar las barreras, aumentar los apoyos
La alteridad es entendida como un concepto culturalmente relativo
La diferencia es entendida como posibilidad de intervencin
Educacin Fsica
La Educacin Fsica escolar funciona como un especialista en cultivar el cuerpo y la motricidad comprometindose a la recuperacin de su riqueza motriz.
La Educacin Fsica provee herramientas para poder mejorar el equilibrio intelectual y psquico y, por
ende, el mejoramiento de la calidad de vida.
Cuerpo y movimiento son componentes esenciales en la adquisicin del saber del mundo, de la sociedad, de s mismo y de la propia capacidad de accin y resolucin de problemas.
El primer abordaje necesario es el de la motricidad disponible por parte del alumno, considerada como
el modo de ser de su corporeidad, de la disposicin de s mismo para desempearse hbilmente en distintas situaciones, sustentada emocionalmente en su historia y en los vnculos sociales anteriores y actuales, la motivacin y el proyecto imaginario, las condiciones de vida sociales, econmicas y culturales.
Creemos que el objetivo fundamental de la Educacin Fsica debe ser, crear en lo alumnos el habito
de la prctica permanente de actividades fsicas, ya que esta garantiza una mejor calidad de vida y un
menor riesgo de padecer enfermedades relacionada con el sedentarismo.
La Educacin Fsica ha estado estrechamente vinculada a la salud desde su inclusin en los currculos
educativos. Esta relacin se ha incrementado en los ltimos aos como consecuencia de las enormes
transformaciones sufridas por las sociedades desarrolladas a lo largo del siglo XX.
Cuando se habla del entorno obesognico, de la presin de las industrias alimentarias, de las fuertes
campaas de publicidad, del diseo urbanstico, de las nuevas formas de ocio robotizado y sedentario;
vemos que la Organizacin Mundial de la Salud, la Comunidad Europea, las autoridades sanitarias, son
incapaces de frenar el avance de este fenmeno y la prevalencia de obesidad y sobrepeso est fuertemente relacionada con el nivel cultural y socioeconmico de las familias.
En la actualidad segn el ministerio de salud de la nacin reconoce que ms del 60% de la poblacin
presenta algn grado de sobrepeso.
Se investigara qu actuaciones se llevan a cabo desde la responsabilidad social de los profesores de
570
- Conocer y valorar su cuerpo y la actividad fsica como medio de exploracin y disfrute de sus posibilidades motrices, de relacin con los dems y como recurso para organizar el tiempo libre.
Cuando se habla con los profesores del objetivo que persigue la educacin fsica, los trminos que ms
frecuentan en el discurso de los mismos son: respetar las diferencias posibilitando la inclusin de todos,
Valorar diferentes comportamientos, desarrollo integral, disponibilidad corporal, competencia en sus desempeos, conocer y valorar su cuerpo como medio de exploracin y disfrute de sus posibilidades motrices.
Los 4 profesores coinciden que programan su clase teniendo en cuenta la planificacin anual para
luego seleccionar los contenidos para proyectarlo en forma mensual, solo uno de ellos opina que lo hace por proyecto, por clases diarias, semanal, mensual, por eje temtico, dependiendo de los grupos,.
Todos los Profesores coinciden en trabajar contenidos transversales que tengan que ver con el cuidado del entorno natural, cuidado del cuerpo. Uno de ellos agrega educacin sexual y otro el conflicto.
Con respecto a las estrategias que usan para lograr la participacin activa de todos los alumnos, el
profesores Z dice: Las estrategias son varias en las clases, ya que, lo que uno como profesor propone a
veces no funciona y debe cambiar sobre la marcha: mando directo, descubrimiento guiado,
resoluciones de problemas. Hay que llamar la atencin de los alumnos constantemente porque se dispersan con facilidad.
El profesor R dice: utilizo siempre antes de iniciar la clase un juego integrador y por supuesto participo del mismo.
El profesor J expresa,es necesario, no solamente conocer qu tipo de intervencin educativa debemos realizar los profesores, sino profundizar, tambin, en el conocimiento de los intereses, motivaciones, opiniones, etc., de nuestros alumnos.
Cuando se habla de alumnos con sobrepeso en la clase, el 100% de los profesores contesta que tienen alumnos con sobrepeso y alguno obesos.
No hay alumnos exceptuados de realizar Educacin Fsica por obesidad y sobrepeso.
Consideran los profesores que no usan actividades especiales para aquellos nios obesos y con sobrepeso pero entienden que debera usarse y lograr que participen de otra manera.
Expresan que no se interesa el nio con sobrepeso por la bsqueda de la eficiencia motriz, solo quiere participar del juego, de cualquier manera, siempre y cuando el docente lo motive a participar, tambin depende de la motivacin de la familia. Si la misma lo estimula a hacer actividades extraescolares,
como deporte u otras. El mismo nio, si, comienza a buscar la eficiencia para participar con los compaeros de cualquier juego o deporte. No genera estrategia en la resolucin de situaciones, solo se deja
llevar por las situaciones para participar activamente.
Las prcticas deportivas o gimnasticas son adecuadas a las necesidades, deseos e intereses de los
alumnos y a los cuales les atrae muchsimo.
No hay altos porcentajes de alumnos con problemas de sobrepeso u obesidad que afecten al normal
desempeo fsico, hay otros problemas.
Todos los profesores coinciden en que, la mayora de los alumnos practican o hacen actividad fsica
fuera del horario escolar, algunos concurren a clubes cercanos al establecimiento.
Observacin de clase
Grupo1
Con respecto a la presentacin, indumentaria e higiene se not que tres (3) de los grados que coincidentemente asisten al turno maana llevaban ropa adecuada y cmoda para realizar Educacin Fsica y
dos (2) grados que pertenecan al turno tarde se observaba que muchos de ellos llevaban zapatos, pantaln de jean y hacan educacin fsica con guardapolvos. Varias nenas con pelo suelto y los varones
muchos de ellos con pelo largo.
En todas las clases, indistintamente, los cuatro profesores empleaban el trote y sus variantes, la carrera y elongacin para el inicio de la clase en la que los nios demostraban entusiasmo. Sintetizando lo
ocurrido en el desarrollo o parte central de las clases se realizaron carrera, fundamentos del hndbol,
varones futbol, mujeres hndbol, carrera. La vuelta a la calma o final de las clases estaban dados por
juegos en general.
Hay actividades como excesivo trote o carreras, en las que los nios obesos o con sobrepeso, bus-
can excusas para no participar porque se cansan con facilidad y tienen temor a que se burlen los compaeros. Los profesores en general los alientan a que descansen y se integren luego, para lo cual les
enseaba algunos ejercicios respiratorio.
Tanto nias como varones generalmente se agrupan los que tienen ms condicin fsica en la que el
profesor sirve de gua para la negociacin en todo momento.
El 100% de los Profesores en todas las clases realizan las actividades separando varones de las nias. Cuando se realizan juegos mixtos, los varones manifiestan al profesor que no quieren jugar con
las nias.
De los cinco grados observados participaban activamente 145 nios de tercer grado que oscilan entre
7 y 9 aos de edad, detectando alumnos con sobrepeso y obeso un total de 17, de los cuales trece (13)
alumnos con sobrepeso y cuatro (4) obesos. Se observan otros nios que presenta algn grado de
sobrepeso, pero no presentan problemas motrices y son activos participantes.
Conclusin
Vemos imperiosa la necesidad de rever las teoras que sustentan nuestras prcticas, debemos darle
un nuevo enfoque a nuestros planes de estudio (PEI). Revisar las acciones que se llevan adelante cotidianamente, porque empiezan a resultar insuficiente, para enfrentar situaciones nuevas que miran la
diversidad de la que nuestros alumnos son partes, las nuevas maneras de resolverlas, las que se ponen
en juego para poder relacionarse, demandar, interpelar una Educacin Fsica para todo.
El ndice de obesidad que se est evidenciando en nuestra comunidad escolar obedece a las preferencias alimentaras de los nios ya que dichas preferencias se centran en hamburguesas, golosinas y
pocas frutas y verduras, porque ellos seleccionan de acuerdo a lo que conocen y no a lo que la escuela
transmite como alimentacin saludable.
Como problemtica de salud pblica, la obesidad y el sobrepeso en pases como el nuestros tienen
caractersticas particulares en su gnesis y sus consecuencias sin ser diferentes de otras partes del
mundo, las preferencias alimentaras de los nios correntinos expresan la de su comunidad y su cultura,
a pesar de que la mayora consumen los alimentos del comedor escolar.
Las conductas preventivas de salud como alimentacin saludable en los contenidos curriculares existen, pero al momento de transmitir como tema en horas de clases se desvanecer en el intento. El clima
es favorable para que se hable y mucho ya que se cuenta con comedor escolar, pero quizs falte un trabajo de reflexin en equipo interdisciplinario y priorizar como tema transversal para toda la institucin.
El 70% maestras hablan, sugieren y aconsejan alimentacin saludable como tambin de la higiene de
las manos a la hora del almuerzo y la merienda, pero no es suficiente para que influyan sobre la conductas alimentaras de los estudiantes.
Las clases de Educacin Fsica incluyen a nios con estas problemticas. Gran parte de ellos, dichos
por los mismos, no concurren a clubes u otros centros de actividades deportivas pero presentan actitud
positiva para las prcticas corporales en las que se opera tanto sobre la organizacin psquica e intelectual como tambin, en el plano prctico e instrumental, adaptndose constantemente a las exigencias
de las situaciones concretas a resolver.
En primer lugar podramos decir que la educacin est centrada en las posibilidades y oportunidades.
Se puede observar en las clases que cada alumno va resolviendo el problema motor planteado de acuerdo a las capacidades, respetando las limitaciones de cada uno de ellos. Hay nios que juegan solos, hay
otros que buscan integrarse invitando a uno y/o a varios para compartir su juego. Los profesores guan,
sugieren, retienen, contienen e incluyen a aquellos alumnos que se auto excluyen de la clase. Lo hacen
a travs de la escucha, el dialogo, orientndolos, apoyndolos y acompandolos en las distintas dificultades. Se observa la actitud solidaria por parte de muchos compaeros y por parte de los profesores la
voluntad explcita para eliminar actitudes discriminatorias. Se puede observar que para los docentes no
existen dos clases de alumnos, los que pueden y aprenden y los que no pueden y no aprenden, sino que
todos tienen posibilidades y oportunidades.
En las clases se promueve el trabajo grupal cooperativo y se implementan propuestas de participacin
masiva, para superar y transformar las prcticas selectivas, creando espacios participativos para todos.
Los nios de este contexto institucional realizan las actividades propuestas por sus profesores de
Educacin Fsica en forma integrada con sus pares, lo cual permite que se socialicen, adquieran gusto
571
572
Referencias
Francisco Ruiz, Juan y otros Anlisis de las motivaciones de practica de actividad fsica y de abandono
deportivo en la ciudad de La Habana (Cuba). Anales de Psicologa 2007, vol. 23, n 1, pg. 152 al 166.
Marcico, Jos Sedentarismo=enfermedad. Sedentarismo, ejercicio y salud. Presentacin PPT
Bibliografa
http://www.cfnavarra.es/salud/anales/textos/textos/busque.html
http://www.zonadiet.com/alimentacion/l-sobrepeso.ht
Diseo curricular de la provincia de corrientes.
Dossier de la diplomatura.
Trayectos de capacitacin docente. Plan operativo anual La Educacin Fsica en el Nivel Inicial y Primario Hoy
La Educacin Fsica y el deporte como base de una sociedad saludable del futuro Javier Antonio Tamayo fajardo Jos Prez Picazo
Isabel Copado Muoz
Modulo 2: Sociedad, Estado y Escuela curso a distancia mutual confianza: cambio cultural y escuela.
Curso de actualizacin docente, modalidad a distancia, Atencin a la diversidad: la escuela inclusiva
mutual confianza.
Construyendo una nueva Cultura de la Educacin Fsica Beneficios de la Actividad Fsica. Lic. Mario A.
Lpez.
Curso de actualizacin docente, modalidad a distancia, Investigacin Educativa mutual confianza.
Los valores y las normas sociales en la escuela. Norberto Boggino
Una escuela EN y PARA la diversidad. Capitulo 1 y 3. Por Alicia Devalle de Rendo y Viviana Vega
Conferencias
573
574
Antes que nada quiero agradecer la presencia de cada uno de Uds. en este Seminario que ha posibilitado el trabajo y produccin en las diferentes mesas y paneles acerca del trabajo docente en sus diferentes contextos y perspectivas, en las que nos encontramos con colegas de distintas geografas, trayectorias y apuestas.
A su vez encontrarme en este panel con colegas con los que compartimos tantos horizontes de trabajo, bsqueda, produccin y obstinada esperanza, por lo que estoy orgullosa de estar aqu.
Lo que voy a presentar es fruto de las reflexiones del equipo de investigacin al que pertenezco en la
Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ros que viene pensando y produciendo
sobre el trabajo docente, las culturas acadmicas, las subjetividades, narrativas y polticas en el campo
cientfico en lo que podramos llamar estudios acerca de la universidad pblica, sus procesos y problemticas.
Este equipo conformado por colegas de ciencias de la educacin y trabajadores sociales recupera
discursos, formas de pensar y mirar el escenario acadmico y universitario de los sujetos que en l habitan. Los discursos y narraciones que recuperamos son los que han tenido un lugar residual o invisibilizado por la potencia ideolgica del discurso hegemnico universitario.
El ttulo del panel Trabajo Docente y pensamiento crtico. Polticas, prcticas, saberes y
transformacin social por dems sugerente y necesario para poder producir en espacios como estos,
tanto ideas como alternativas.
Seleccion para esta presentacin tres ejes que si bien constituyen un recorte arbitrario posibilitan
desde nuestra perspectiva nuevos dilogos al interior de la universidad. Nos detendremos en:
1- Eurocentrismo y procesos descoloniales
2- Fragmentacin del conocimiento y procesos de democratizacin
3- Sentido poltico del Trabajo Docente
Estos ejes se encuentran interrelacionados y actan como puertas mltiples que se abren y cierran
de acuerdo a saberes, prcticas y nfasis polticas que lo transitan.
1- Eurocentrismo y procesos descoloniales
El eurocentrismo es una caracterstica de las relaciones ideolgicas y culturales de dominacin de los
centros imperialistas. Samir Amn (1989) sostiene que es un culturalismo, en el sentido de que supone
la existencia de invariantes culturales que dan forma a los trayectos histricos de los diferentes pueblos
irreductibles entre s...".
Se constituye en un paradigma que opera de forma inconsciente o consciente, formado por actitudes,
sentimientos y prejuicios de superioridad actuando como supuestos, valorando en mayor medida lo propio europeo al estudiar pueblos y culturas diferentes. Otra forma ms sutil, sin embargo es omitir informacin, o bien, dejarla de lado.
La aculturacin producida en el largo proceso de conquista y colonizacin mundial, como sabemos
trajo aparejado el resultado que la cultura europea se convierta en hegemnica
La existencia de una suficiente cantidad de manifestaciones del eurocentrismo le dan sentido de fenmeno social y cultural, con fuerte incidencia sobre la dinmica del pensamiento latinoamericano en la
historia y la sociedad.
En el caso de nuestro pas, se pueden mostrar muchos ejemplos de teoras socio-culturales eurocentricas que dieron (y dan) lugar a prcticas y discursos en consecuencia, por lo que se inscribe, se produce y
reproduce en la multiplicidad de manifestaciones en el plano de la cultura, de la ideologa y de la poltica.
Estas manifestaciones implican los dominios ms diversos, en las relaciones cotidianas entre los sujetos,
en las informaciones polticas, en las opiniones relativas al estado de nuestro pas y de su cultura, y muchas veces llevan en su trama argumentativa un profunda discriminacin y racismo hacia el tercer mundo.
Al decir de Sader (2003) la organizacin colonial del mundo, tambin organiza un tipo de saberes, de
lenguajes, de memorias y de un imaginario social, que no nos es ajeno y agregamos se transforma en
sentido comn.
Boaventura De Sousa Santos (2009:17) advierte a su vez el pensamiento crtico latinoamericano a
pesar de las crticas al eurocentrismo es de hecho muy eurocntrico y monocultural.
La mirada crtica se vuelve fundamental en momentos en que con fuerza creciente se impone, un
pensamiento en trminos de universalismo, que se explica a travs de teora, como productos y procesos evolutivos naturales, cuando son construcciones histricas, sociales y culturales.
Asociado a este poder se desarrollan saberes e ideologas justificatorias, uno de cuyos rasgos caractersticos: la dimensin eurocntrica que no solo nos ubica en la periferia, sino como dira Gruner en
"lo que nos falta".
Los procesos -en los 80 y 90- donde se puso en jaque la posibilidad (y la legitimidad, fundamentalmente) de pensamiento relacional, integrador y de intercambio, con el auge de las teoras distractivas,
que ser necesario desandar crticamente.
En la empresa de un desandar crtico Zulma Palermo (2010) plantea la urgencia de pensar desde
"otro" lugar la cuestin universitaria abriendo el debate sobre el conocimiento en cuanto lugar geopoltico (el dnde); desde donde se gesta los proyectos (el para qu) y el destino de quines (el para quin).
El lugar socio-histrico (la territorialidad) no alude al espacio fsico, sino que define la forma de habitar un territorio. En el caso de la provincia de Entre Ros tanto UNER como UADER son universidades
pblicas en un microespacio la provincia y las localizadas en el macroespacio nacional y regional con el
que hay que dialogar.
Pensar geopolticamente implica entonces hacerse cargo, De Sousa Santos plantea el mayor desafo
del pensamiento crtico es el menos visible: el desafo de una transformacin epistemolgica profunda
que lo haga un agente de justicia cognitiva y no de injusticia, por ello no se trata slo de un nuevo pensamiento crtico sino sobre todo de una manera diferente de producir conocimiento (2009: 17).
En este sentido, una ciencia social que ofrezca cartografas alternativas del mundo social, necesariamente, es una ciencia que asume que no es posible el conocimiento sin ideologa. As, los modos en que
conocemos e interpretamos lo social necesariamente estn impregnados de concepciones del mundo. Y
aqu situamos el desafo que ofrece Latinoamrica a travs de las miradas de las mayoras sociales, que
reivindican su dignidad, sus identidades culturales, desde una posicin crtica y alternativa al paradigma
eurocentrista. De este modo "pensar Latinoamrica desde Latinoamrica", como sugiere Lpez Segrera,
, o "pensar estrategias para entrar y salir de la modernidad" como invita Garca Canclini, constituyen
diferentes modos de ensayar posiciones y salidas ante el desalojo del potencial emancipador que el eurocentrismo impone a las Ciencias Sociales latinoamericanas.
En el mismo sentido, Hugo Zemelman (2001) hace explicita referencia al desafo que enfrentan las
Ciencias Sociales en nuestro continente, de construir un conocimiento que permita reconocer posibilidades de construccin y que no se limite a describir lo producido o se circunscriba a dar cuenta de lo que
ya da cuenta el discurso dominante.
Se trata, entonces, de reinventar un modo de hacer ciencias sociales que asuma miradas capaces de
escudriar lo profundo y complejo de la realidad latinoamericana y reconocer en ella las posibilidades
ocultas, que son las que van a posibilitar la construccin de un conocimiento que ponga de manifiesto
posibilidades distintas de habitar el continente.
El perfil de las universidades latinoamericanas, por lo tanto, reclama construir un pensamiento amasado desde otros lugares, con lenguajes otros, sostenidos en lgicas otras y concebido desde las fronteras del sistema mundo moderno/colonial.
En este sentido recuperan el proceso de colonizacin en que se constituyen y tal como sostiene
Anbal Quijano de "amalgamar contradicciones y des/encuentros" posibilitar des-prendimientos de la
colonialidad, asumir el control epistmico y construccin de su propio poder en diferentes ordenes.
La apuesta de construccin radica en los esfuerzos por abrir la posibilidad de hablar sobre mundos
"otros" y sobre conocimientos "de otro modo".
Poticamente Coronil nos propone "Podemos pensar un mundo donde quepan todos los mundos, en
cualquier idioma, con cualquier epistemologa. Pero este mundo ser mejor si est hecho por muchos
mundos, mundos hechos de sueos soados en catres en los Andes y en chinchorros en el Caribe, en
575
576
aymara y en espaol, sin que nadie imponga qu sueos soar, hacia mundos en los que nadie tenga
miedo de despertar."1
2 - Fragmentacin del conocimiento y procesos de democratizacin
El trabajo acadmico y de investigacin centrado en cada sujeto o equipos en particular, de acuerdo a
las dinmicas impuestas aleja las instancias colectivas y sociales de intercambio de las perspectivas y potencialidades del conocimiento. La construccin de un pensamiento multidisciplinario o transdisciplinario
acerca de los problemas sociales no solo no se posibilita sino que epistemolgicamente dista de pensarse.
Este encapsulamiento de las prcticas no surge en los 90 sino que la lucha por las fronteras ha sido incesante (Wallerstein 1996:79) de disciplinas, y reconfiguraciones de estructuras ms amplias: las facultades.
Esta separacin llega tambin al trabajo acadmico donde las tareas de investigacin, enseanza y
extensin se encuentran escindidas (Informe Trabajo Docente 2000)
Adems sostenemos que dentro de las diferentes unidades acadmicas del campo universitario se
refuerzan estas tensiones entre disciplinas, proyectos, reas y regiones. Esto se expresa en los mecanismos de constitucin y existencia de sus propias comunidades: formas de reclutamiento, crecimiento de la poblacin estudiantil y profesional, crecimiento de planes y programas profesionales o de investigacin, recursos para funcionamiento, investigacin, difusin de la produccin, formacin y especializacin de sus miembros, socializacin de enfoques y perspectivas tericas, como de las imgenes y significaciones que entre ellas circulan, de sus producciones y logros.
Resulta que la reflexin crtica acerca de los modos y lgicas en la produccin y reproduccin de
objetos, prcticas y mtodos que muchas veces llevan a reproducir crculos viciosos con argumentaciones de sujetos coloniales. Las herramientas de la reflexin y reflexividad posibilitan encontrar maneras
emancipatorias, autnomas y comprometidas de crear problemas y metodologas situadas en el centro
de los debates y dolores sociales. Lejos de los bordes y prcticas endogmicas que las normativas emanadas de los organismos internacionales prescriben.
El reclamo de un pensamiento complejo que contemple la poltica e ideologa en su conformacin,
debe traducirse en encarar programas de investigacin transdisciplinares en donde el ejercicio primero a
realizar comience por entender la alteridad con la que se pretender encarar la aventura del conocer.
La demarcacin del campo se fundamenta en intereses de la poltica cientfica y social; las configuraciones del mismo sigue parcializando los modos de entender lo social, por lo que demandan diferentes
lenguajes, modos de nombrar y por qu no palabras que necesitan relatar y relatarnos en epistemologas alternativas, bsquedas frtiles de conocimientos silenciados que se expresan y nos expresan. Las
fisuras continan presentndose como incomodidades, voces, grietas en las que es posible advertir el
destino social del conocimiento en la universidad pblica. Direccionalidad poltica que es necesario seguir discutiendo a los 90 aos de la Reforma de la Universidad Pblica Argentina de forma urgente,
para dar respuesta a las problemticas sociales, inteligente para advertir la reiteracin de los modos de
produccin, creativa por las perspectivas alternativas a desatar y a la obstinada persistencia de las convicciones que nos encuentra en la bsqueda.
El espacio de conocimiento constituye subjetividades que posibilitan epistemologas mltiples y diversas,
otras formas institucionales y concepciones diversas donde es posible la trasformacin del universal al pluriversial. Posibilidad que alienta a revisar universales y detectar sujetos producidos en otro espacio Sur Sur .
Castro Gmez (2005 b) ha analizado severamente la problemtica de la validez del conocimiento en
la academia y cmo la pregunta poltica sobre el conocimiento en trminos de lucha hegemnica identifica varias y distintas formas de conocer a favor de la ciencia. En su comienzo todo conocimiento es local y potencialmente universalizable en la medida en que su poder controle a la generalidad de otras
localidades.
Democratizar la ciencia implica as generar condiciones globales y polticas para que se imponga un
conjunto diferente de valores donde la autonoma relativa del campo cientfico sea acompaada de una
autonoma ciudadana de los propios investigadores, y a su vez la produccin de tecnologas no puede
aliviar el protagonismo de los que van a ser impactados por ellas.
El gran reto es la construccin de esta democracia y agenda superando los mecanismos del mercado.
Es decir la batalla cultural necesaria que plantea seriamente la transformacin de las relaciones de factores donde lo dominante de las relaciones sociales sean cooperacin, igualdad y libertad.
En cuanto a las condiciones de posibilidad del derecho al conocimiento: la educacin pblica tiene un
protagonismo fundamental.
3-.Y por ltimo realizar alguna referencia al sentido poltico del Trabajo Docente.
El corazn de la problemtica que venimos delineando nos interpela en la necesidad de volver a revisar nuestras prcticas. Resulta interesante poder someterlas a debate pblico. All donde se juega una
poltica de la justicia (Derrida) una poltica del conocimiento y formas en que el trabajo se concretiza.
Pensarnos de manera autocrtica dndonos as la posibilidad de decontruirnos para fortalecernos.
Pensar la educacin y pensarnos como educadores implica pensar los vnculos que establecemos con
el conocimiento, con los pares, con los estudiantes, con los campos disciplinares, con la sociedad. Implica, como afirma Frigerio (2010) asumir como nica certeza la educacin como acto poltico.
No hay lugar neutral o natural en la enseanza, en la produccin acadmica, en la seleccin de temticas de investigacin, ni en el desentendimiento que desplaza la criticidad de las prcticas por una
burocracia externa. La lgica neoliberal an se encuentra pregnada en las prcticas y el modo individual
y no colectivo con que se encara la tarea docente.
Sin embargo es posible advertir en las actuales configuraciones lneas de continuidad respecto a ese
modelo, pero tambin lneas de ruptura instituyentes de otros modos de pensar y actuar la educacin.
Otros modos que no suponen la simple aceptacin o el rechazo de las condiciones actuales, sino fundamentalmente la invencin permanente de nuevas condiciones alternativas a las dominantes.
En esta apuesta las trayectorias de quienes trabajamos en la universidad dejan de ser transitadas
como instancias que slo abonan la acumulacin individual, para as, con otros, poder inscribirse en
circuitos de produccin capaces de desplegar distintas estrategias en la determinacin de nuevos modos de pensar la relacin docente-alumno-conocimiento-universidad-sociedad. Sin esta operacin slo
reconocemos fragmentos.
Estamos convencidos que la Universidad Pblica es, por excelencia, un espacio privilegiado para la
formacin y ejercitacin de un pensamiento crtico. Un espacio donde, como plantea Svampa 2, el desafo
consiste en contribuir a la construccin de nuevas alternativas polticas, en el vaivn que se establece
entre el pensamiento y la accin, entre la teora y la praxis transformadora.
Los tpicos analizados a lo largo de esta presentacin, tal como seal al inicio, intentan abrir una
multiplicidad de entradas y salidas a saberes, prcticas y nfasis polticos que atraviesan la educacin
en la universidad pblica.
Entrar y salir en tanto ejercicio que lejos de operar como clausura, nos convoca a reinventarnos en
la posibilidad de pensar e imaginar una nueva politicidad, que recupere lo poltico como prctica, lo colectivo como desafo y el escenario como condicin de posibilidad.
Se trata de desplazar la idea de sujetos universitarios sometidos o determinados por las condiciones actuales (de la ciencia, de las instituciones, de los modos impuestos para permanecer en la partida) hacia la perspectiva de sujetos universitarios interpelados a la produccin de situaciones habitables
a partir de dichas condiciones.
Notas
* Son coautores de esta exposicin los integrantes del equipo de investigacin de la Facultad de Trabajo
Social- Universidad Nacional de Entre Ros- 2009-2011-Basso, Raquel; Benedetti, M. Gracia; Angelino,
Alfonsina; Serra Florencia, Ros Javier; Verbauwede, Viviana
1
Coronil, F. (2007). "El Estado de Amrica Latina y sus Estados. Siete piezas para un rompecabezas por
armar en tiempos de izquierda", en Revista Nueva Sociedad, N 210 (www.nuso.org).
2
577
578
El cambio de siglo trajo aparejado un escenario impensable en Amrica Latina y el Caribe. Mientras
que en los aos noventa el proyecto neoliberal-conservador se expresaba como proyecto hegemnico, la
eleccin de Hugo Chvez Fras en Venezuela fue el punto de partida de notables mutaciones en los procesos polticos, sociales, culturales e institucionales de nuestros pases. Con el antecedente inmediato
de verdaderas insurrecciones populares, emergieron nuevos gobiernos que impulsaron (e impulsan) una
nueva agenda continental.
La primera ocupacin viene siendo la unidad de Nuestra Amrica, proceso que, por un lado, retoma
un anhelo expresado por los libertadores de la Primera Independencia: Bolvar, Manuelita Senz, San
Martn, Bartolina Sisa, Artigas, Bernardo de Monteagudo entre otros. Ellos y ellas impulsaron a la par
de la lucha revolucionaria contra la dominacin espaola- el proyecto de Patria Grande inconcluso a partir de la misma victoria de Ayacucho en 1824. Ciento setenta y cuatro aos ms tarde el programa de
unidad se reactualiza en nuevas condiciones histricas.
La construccin de la unidad, a dos siglos vista, expresa enormes complejidades y desafos en la medida en que habiendo caminado nuestros pases separados (y en ocasiones enfrentados) todo este tiempo, se observan matices e incluso antagonismos en los diversos escenarios nacionales. De modo dinmico registramos gobiernos que expresan tendencias neoliberal-conservadoras, otros que prometen la invencin del socialismo del siglo XXI y unos terceros que, sin proponerse cambiar aun estructuralmente
el orden social despliegan polticas pblicas reparadoras de los efectos del neoliberalismo y ensayan
procesos de rupturas con muchos de los condicionantes estructurales y relacionales heredados del perodo de hegemona de la derecha mercantilista y autoritaria. Son esfuerzos para superar los proyectos
iniciados, en general, por dictaduras militares y continuadas por gobiernos civiles que encarnaron democracias frgiles, limitadas y muchas veces represivas.
Hablar del actual escenario latinoamericano y caribeo supone asumir una enorme complejidad que
pone de manifiesto procesos de unidad y disputa.
Estas tendencias polticas neoliberalismo, socialismo del siglo XXI o proyectos reparadores y superadores del modelo mercantilista-autoritario despliegan polticas pblicas coherentes y consistentes, al
menos hasta donde lo habilita la relacin de fuerzas en pugna.
Las polticas educativas resultan ms o menos coherentes con el resto de la poltica pblica y con las
visiones del mundo que revelan los dirigentes y funcionarios que ocupan lugares de decisin en los distintos mbitos institucionales de dichos Estados 1. Cabe consignar que dichos proyectos y procesos no
discurren de manera lineal ni pacfica, sino que entraan profundos conflictos nacionales. Como seala
Hans Weiler2, en las sociedades capitalistas el conflicto es inherente a su naturaleza, y el punto sustantivo de stos rdenes sociales es el modo en que dicho conflicto es gestionado cultural, social, poltica e
institucionalmente. Si el conflicto es la norma de las sociedades capitalistas, tambin las sociedades que
se proponen la transicin a otro tipo de organizacin colectiva- como ocurre con Venezuela- estn atravesadas por las ms agudas tensiones, contradicciones y disputas cuyo saldo parcial va reorientando y
definiendo el proceso histrico en curso.
Estas realidades dinmicas exigen del anlisis de dichos procesos una gran prudencia epistemolgica
y una sincera humildad en el conocimiento que se produce en contextos de enorme turbulencia. Y cabe
agregar que los desarrollos de estas nuevas realidades someten a un enorme desafo a las ciencias sociales, cuyos mtodos, categoras, modos de produccin, distribucin, apropiacin y uso del conocimiento estn sentados por utilizar una metfora provocativa- en el banquillo de los acusados. As advierte
(y nos desafa) Atilio Born a propsito de las capitulaciones perpetradas por una parte de la comunidad
universitaria frente a los condicionamientos e imposiciones del neoliberalismo. En todo caso, cabe analizar el modo por el cual las derechas sociales, culturales y polticas finiseculares han conseguido hacer
retroceder a la nadera instituciones que debieran ser mbitos slidos de produccin de teora crtica.
Con una brutal irona, Born retoma la Tesis XI de Marx sobre Feuerbach: Los filsofos no han he-
cho ms que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo. Y
tras enunciarla, denuncia que una porcin nada despreciable del universo acadmico de fines del siglo
XX no slo han renunciado a transformar el mundo, sino a interpretarlo. Si esto fue as en los aos noventa- al menos en Argentina- cabe reconocer que hay esfuerzos individuales y colectivos para poner a
la labor cientfica a favor de otro proyecto poltico e intelectual. Y efectivamente esta misma Red Estrado
nacida a fines de los aos noventa- es una expresin de esta apuesta. Hecho este imprescindible reconocimiento, cabe a la vez asumir cierta insuficiencia de nuestros enfoques y nuestras herramientas para
comprender y analizar la realidad actual. En parte, porque debemos desembarazarnos de una cierta influencia de las inspiraciones, orientaciones y perspectivas coloniales en la construccin de los saber que
generamos en nuestra labor como docentes e investigadores. Y en parte porque las nuevas realidades
en curso requieren nuevas invenciones en todos los campos del conocimiento. No tenemos ms espacio
para desplegar nuestras incertidumbres y preguntas de esta dimensin epistemolgica, se trata apenas
de consignar una agenda de reflexin para el intercambio y para la accin.
Asumidas, pues, las complejidades del perodo de la Amrica Morena y advertidos algunos de nuestros propios obstculos y lmites epistemolgicos, quisiera referirme ahora a una de las novedades ms
significativas del escenario regional.
La Venezuela Bolivariana ofrece un cuadro de transformaciones que nos desafa como productores de
conocimiento. Esta intervencin se propone dentro de los lmites razonables de tiempo que otorga un
panel- describir, interpretar y conceptualizar algunos de las mutaciones que se vienen produciendo en la
educacin venezolana. Cabe consignar que venimos trabajando en intensos procesos de intercambio,
produccin de conocimiento, integracin entre docentes e investigadores de ambos pases. Si hemos hecho esta eleccin desde Argentina es porque valoramos el enorme esfuerzo creador de la sociedad venezolana tanto reconstruir la posibilidad del socialismo como por impulsar sin especulaciones la unidad latinoamericana y caribea. El contexto de produccin y de descubrimiento de nuestra labor intelectual parte de la admiracin, el encuentro, el afecto entre nosotros (argentinos y venezolanos) y este dato de la
realidad deber ser tenido en cuenta para sostener un adecuado proceso de vigilancia epistemolgica
del que nos hablaba Gastn Bachelard en la dcada de 19303. Los valores y sentimientos inciden en la
definicin de nuestras preguntas a la realidad social, as como en el modo de elaborar las respuestas.
Resulta imprescindible hacer explcitas y atender las tentaciones de los afectos (sean del tipo que sean),
los intereses manifiestos o latentes, los prejuicios en cualquier sentido que estos se expresen. Estas
ideas que propongo exigen explicitar no slo nuestra valoracin positiva sobre el esfuerzo renovador en
Venezuela sino advertir tambin que, dado los lmites de tiempo para la exposicin, haremos un relato
estilizado de las conquistas de la Venezuela bolivariana. La realidad venezolana revela un mapa de trincheras que divide aspiraciones antagnicas entre el socialismo bolivariano y el capitalismo neoliberal,
con diversas variantes intermedias- y cuyos lmites son mviles. Varan intensamente en el marco de
batallas profundas y en todos los campos de la vida social, de modo que dejamos ya planteado que los
avances sociales y educativos que vamos a exponer de ningn modo se han universalizado, estabilizado,
sino que son cabezas de playa de un posible modelo poltico educativo de inspiracin emancipadora.
Nuestro foco ser la poltica educativa y sus (relativas) incidencias en la construccin de una nueva
educacin pblica, sus orientaciones transformadoras en las dinmicas de las instituciones escolares,
sus pretensiones de modificacin del conocimiento legtimo, del modelo de trabajo (y formacin docente), sus nuevas vinculaciones con el contexto extramuros de las instituciones educativas; los nuevos
dispositivos de gobierno, regulacin y control de la ida en las aulas.
Hay, en fin, una gran vertiginosidad y se estn confrontando en Venezuela proyectos decididamente
antagnicos: ninguna victoria est sellada de antemano. Nuestra prxima seccin hablar de los antecedentes de las bsquedas y ensayos actuales. Entendemos que los procesos de rupturas profundas no
emergen de la nada sino que reconocen antecedentes en ensayos y creaciones que fueron derrotadas
en su hora y que constituyen la agenda de asignaturas pendientes para un programa social y pedaggico liberador. Por eso la poltica educativa expresa en su legislacin la reivindicacin explcita del legado
histrico. En su artculo 14 - entre otras cuestiones- se afirma que La educacin regulada por esta Ley
se fundamenta en la doctrina de nuestro Libertador Simn Bolvar, en la doctrina de Simn Rodrguez,
en el humanismo social y est abierta a todas las corrientes del pensamiento.
La recuperacin de la historia, pues, a contrapelo de las perspectivas hegemnicas burguesas, constituye una parte sustancial de la batalla cultural emprendida por el gobierno de Hugo Rafael Chvez Fras.
579
580
superar el egosmo: Todo lo que nos agrade, nos parece estar en el orden, y en todo lo que se presenta a nuestros deseos, vemos una Conveniencia. Este sentimiento, hijo del amor propio y de la tendencia
al bienestar (o amor de s mismo) es lo que llamamos EGOSMO. Yo slo soy y slo para m, son ideas
de nio. El hombre que atraviesa la vida con ellas, muere en la Infancia, aunque haya vivido cien aos.
Sin moderar este sentimiento, el hombre no es sociable los Sentimientos se moderan rectificando las
Ideas: Y como las Ideas vienen de las cosas TRATAR CON LAS COSAS es la primera parte de la educacin y TRATAR CON QUIN LAS TIENE es la segunda.11
Otro principio pedaggico es el estmulo de la curiosidad: La CURIOSIDAD es una fuerza mental que
se opone a la ignorancia (no se entra en la cuestin fisiolgica (...). La curiosidad es el motor del saber,
y cada conocimiento un mvil para llevar a otro conocimiento. De unos errores pueden nacer otros, y
conducir en direcciones opuestas...al sublime saber o a la crasa ignorancia. Adelanta el que yerra buscando la verdad... se atrasa el que gusta de aadir errores a los errores. 12 Las respuestas a la curiosidad no tienen garantizado el camino de la verdad, pero el esforzado camino de construccin del conocimiento se cimenta en una actitud curiosa, y la disposicin y los mtodos permitirn encaminarse a saberes verdaderos o reforzar la falsedad del conocimiento construido. La insinuacin tiene costados epistemolgicos y pedaggicos de enorme importancia que una vez ms- no podemos sino apuntar como
un punto de discusin vigente y muy actual.
Robinson13 considera fundamental la formacin de sujetos con capacidad de argumentacin, que se
debe expresar en la forma y el contenido del acto pedaggico. El estmulo de la curiosidad no es obstculo a una formacin que sustente procesos fundados de razonamiento, sino su complemento:
Acostmbrese, pues, al hombre que ha de vivir en ... REPBLICA a buscar desde su infancia RAZONES
y proporciones y en lo que puede medirse exactamente para que por ellas aprenda a descubrir RAZONES y CONSECUENCIAS en las providencias y en los procedimientos del Gobierno para que sepa aproximarse al infinito moral: para que sus probabilidades no sean gratuitas ni sus opiniones infundadas por
eso se dice que la Geometra rectifica el RACIOCINIO.14
Cuestiona abiertamente la pedagoga tradicional y tambin aquella que puso en marcha Lancaster.
Es criticada la idea de mera repeticin y una de sus consecuencias inmediatas: la ausencia de la
capacidad de pensar: Por falta de Lgica en los Padres, de Celo en los Gobiernos y de Pan en los
Maestros pierden los nios el tiempo leyendo sin boca y sin sentido, pintando sin mano y sin dibujo,
calculando sin extensin y sin nmero. La enseanza se reduce a fastidiarlos dicindoles, a cada
instante y por aos enteros, as-as-as, y siempre as sin hacerles entender porqu ni con qu fin, no
ejercitan la facultad de PENSAR, y se les deja o se les hace viciar la lengua y la mano que son...como lo
observa el naturalista francs los dotes ms precisos del hombres. No hay Inters donde no se entrev
el fin de la accin. Lo que no se hace sentir no se entiende y lo que no se entiende no interesa. 15
Muy tempranamente Simn Rodrguez entiende a la institucin escolar como un proyecto colectivo.
Antes de sus veinticinco aos, en sus Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras
letras de Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento, propone un mecanismo
de funcionamiento donde el cuerpo docente debe reunirse regularmente a discutir su prctica: El da
ltimo de todos los meses debern los maestros, pasantes, aficionados presidiendo el director juntarse
en la escuela principal, a tratar sobre lo que cada uno haya observado as en el mtodo como en la economa de las escuelas; y segn lo que resulte, y se determine quedarn de acuerdo para lo que deben
practicar al mes siguiente.16 (...) A este efecto se har un libro foliado y rubricado por el director; y en l
se escribirn todas las consultas y las providencias que se dieren autorizndose con las firmas de todos.
El encabezamiento de este Libro debe ser La nueva construccin, rgimen y mtodo en las Escuelas,
para tener un principio seguro en qu fundarse, y una noticia ordenada de las materias que deban tratarse. Escribindose a continuacin todos los descubrimientos, progresos y limitaciones que se vayan
haciendo, vendr a ser sta con el tiempo una obra de mucha utilidad para las Escuelas; porque se tendrn a la vista desde sus principios, y se formar una coleccin de buenos discursos y noticias que ilustren a los que hayan de seguir su gobierno. (...)No podr dispensarse alguno de los individuos la asistencia a la junta mensual sino fuere por enfermedad o ausencia; y en ambos casos deber el pasante
ms antiguo (que ser el que har de Secretario) comunicar la noticia en el mismo da a los enfermos y
en el que lleguen a los ausentes para su inteligencia.17
En suma, el legado de Simn Rodrguez que aqu hemos recorrido muy sumaria ty parcialmente se viene convirtendo en gua para la construccin de la poltica educativa bolivariana. La memoria de
581
582
sus prcticas y sus reflexiones tienen una vigencia y un valor innegable en el diseo de polticas educativas emancipadoras as como en la reflexin sobre la prctica docente.
Sus ideas sobre la formacin de republicanos de una democracia sustantiva para ello deba servir la
educacin- ; sus claras posiciones a favor de la responsabilidad indelegable del Estado y la corresponsabilidad de la sociedad; la crtica profunda a la educacin privada; sus enunciados a propsito de la exigencia de crear un modelo propio; sus definiciones en relacin al derecho de los seres humanos a una
formacin integral , con autonoma de pensamiento y comprometidos con un proyecto colectivo han dejado una marca y una asignatura pendiente que la Revolucin Bolivariana asume como tarea impostergable a la par que compleja.
stos legados son recuperados en el actual proceso revolucionario bolivariano, y la LOE refleja estos
anclajes tan lejanos en el tiempo y tan cercanos en los sueos de una educacin liberadora.
Surgen conceptos nunca antes escuchados soberana cognitiva y desarrollo endgeno que
ponen en cuestin los principales bastiones de la educacin capitalista y, ms concretamente, los postulados que sustenta la pedagoga neoliberal que se expresa en un ideal mercantil de calidad educativa.
Simn Rodrguez resulta, entonces, un peldao fundacional, muy significativo en el proceso de construccin de un proyecto pedaggico nuestroamericano. Pero para comprender los cambios actuales en la
esfera de la educacin pblica es preciso remontarse a otros antecedentes ms cercanos en el tiempo.
Otros antecedentes pedaggicos
Simn Rodrguez es apenas un punto de partida. En Venezuela hay un largo camino transitado por el
colectivo magistarial. En el siglo XX, Luis Beltrn Prieto Figueroa ha sido un referente de una educacin
integral y democrtica.
En los aos ochenta, y principios de los aos noventa, se despleg fundamentalmente en los estados
Aragua y Lara la construccin de un Movimiento Pedaggico que tanto desarroll una crtica profunda a
los rasgos de la escuela capitalista como fue generando experiencias educativas innovadoras profundamente democrticas. Su referente ms importante, Carlos Lanz Rodrguez, asume la ascendencia del
Movimiento Pedaggico Colombiano en la perspectiva poltica, educativa y pedaggica que fue construyendo el Movimiento Pedaggico en Venezuela.
Ellos parten de la crtica del capitalismo y sus dispositivos enajenantes para regular y controlar el
proceso pedaggico. Es imperioso recuperar el control sobre el proceso de trabajo, a partir de una
prctica reflexiva y colectiva: Desde la experiencia hemos querido centrar las construcciones
curriculares en nosotros como maestros y en la escuela que queremos ser, es decir, transitamos las
construcciones desde las posibilidades de mejorar como personas para permearnos con lo social. (...)
1-Por siglos han predominado las concepciones curriculares centradas en los contenidos que se van a
impartir (...) descuidando los aspectos curriculares relacionados con el maestro, y su espacio con los otros.
2-Las concepciones curriculares conciben a los maestros como personas que no tienen la capacidad
para conceptuar y ordenar su realidad socio-educativa.
3-Las concepciones curriculares vigentes ven a los maestros como los instrumentos que realizarn de
manera automtica y sin crtica los procedimientos y postulados que requiere el sistema.
(...)
4-Las concepciones curriculares aslan a los maestros de su realidad socio-histrica, convirtindolo en
un enajenado del trabajo (...).
5-El modelo educativo capitalista no puede dejar en manos de los maestros insurgentes la
elaboracin de los currculos (...) Trascender un modelo centrado en contenido, en los estudiantes es el
reto a vencer, y plantear un currculo pensado desde los maestros y desde las comunidades para luego
hacer la conjuncin, conjugacin o acoplamiento entre las dos posibilidades es parte del modelo a
construir. Desde los maestros el aporte desde las metodologas liberadoras, la sociopoltica, y desde las
comunidades los legados, el conocimiento ancestral y social que las hace permanentes en el tiempo. 18
La educacin en esa clave converge con una idea similar de investigacin. En este orden social la
investigacin tambin se plantea escindiendo el saber y el hacer, profundizando la divisin social del
trabajo en el campo epistemolgico, pedaggico, comunicativo y organizacional. Hay divorcio entre
educador y educando; entre sujeto y objeto de la investigacin; entre gobernantes y gobernados
as como entre emisor de comunicacin y receptor.
Si tales rasgos expresan tendencias o rasgos del capitalismo, una propuesta anticapitalista debe
aportar a la superacin de tales escisiones. De esa certeza se va desplegando lo que se denomina
Mtodo Invedecor que, adems de ser un mtodo, expresa una concepcin totalizadora capaz de
ofrecer una alternativa integral a las dimensiones enajenadas de las prcticas investigativas,
pedaggicas, comunicacionales y organizativas. La propuesta en curso tiene una matriz terico
epistemolgica comn: LA CRTICA Y SUPERACIN DE LA DIVISIN SOCIAL DEL TRABAJO
CAPITALISTA19.
Se evidencia por tanto una fundada crtica de la educacin que, como totalidad, funciona escindida
en marco del capitalismo. Pero tambin hay una alternativa poltica y pedaggica, ensayada ya en diversos espacios y tiempos, que habilita muy significativos aportes, debates y tensiones. La denuncia de
un conocimiento escindido y un currculo alienado y alienante dan lugar a un diagnstico y una
propuesta superadora.
La reconstruccin de un modelo pedaggico desenajenado supone una estrategia de articulacin en
la que se establecen puentes entre conocer y educar; conocer, educar y comunicar; conocer,
educar, comunicar y organizar. Este modelo de produccin, distribucin y apropiacin de un
conocimiento colectivo, desenajenado y transformador tiene ciertas caractersticas que es indispensable
explicitar. Lanz advierte que si lo que queremos es cambiar la situacin a partir de su conocimiento
(CONOCER TRANSFORMANDO), con los sujetos y desde su cotidianeidad (COMPRENSIN DEL
CONTEXTO ETNOGRFICO) requerimos acompaar el proceso investigativo de otras funciones que en
las metodologas tradicionales no se toman en cuenta: la funcin educativa, comunicativa y
organizativa.20
La propuesta del Movimiento Pedaggico presupone algunas rupturas fundamentales. La primera de
ellas remite a las caractersticas de este modelo de investigacin. Las instituciones educativas y el
sistema escolar en su conjunto reproducen la divisin social del trabajo al sostener la contradiccin
entre escuela y comunidad; entre profesor y alumnos. Otro rasgo es el conflicto por el monopolio y la
jerarqua del saber en manos de directivos y supervisores. Por su parte y consecuentemente- se
reproduce la fragmentacin y atomizacin del conocimiento, organizando las propuestas pedaggicas
alrededor de asignaturas o especializaciones. Tales contradicciones impregnan los contenidos
curriculares, los planes de estudio, las estrategias metodolgicas y las didcticas, el rgimen de
evaluacin, no escapando la propia arquitectura escolar: espacios separados, oficinas, reas de recreo,
organizacin interna del saln de clase, ubicacin del pizarrn y alineacin de los pupitres.21
Este modo de estructuracin de la educacin supone la separacin creciente entre materias tericas
y prcticas; la tendencia a la especializacin as como el uso del tiempo escolar. Se trata, pues, de
superar en primer trmino esta concepcin escindida de la vida escolar reunificando teora y prctica,
escuela y comunidad, propiciando una educacin integral desde y para la vida.
El Movimiento Pedaggico de Aragua propicia, en este marco, la democratizacin de la funcin
investigativa, que debe formar parte de un proceso pedaggico ms amplio, que imbrique las funciones
de producir conocimiento, formar, comunicarlo y contribuir a la organizacin de la labor de las y los
trabajadores de la educacin. Y, claro, el INVEDECOR expresa un nuevo modelo de trabajo docente.
Es decir, estamos en presencia de un modo de construccin de conocimiento para la accin, para
transformar la realidad, que supera las exclusiones y el exclusivismo de una estructura sistmica y del
conocimiento fragmentado y jerrquico. Es cuestionada la concepcin de la academia tecnocrctica.
Como alternativa democratizadora propicia el involucramiento de la totalidad de los docentes,
convocados ahora como sujetos que intervienen en la modificacin de un orden profundamente injusto.
Se los interpela como sujetos capaces y responsables para la construccin de nuevo conocimiento y se
advierte sobre la necesidad de incrementar la eficacia en los procesos de formacin que deben
trascender a travs de mecanismos de comunicacin y dejar saldos organizativos palpables en la accin
educativa, que es creadora y transformadora en un sentido emancipatorio.
El INVEDECOR no se circunscribe a la esfera de la micropedagoga en las instituciones escolares sino
que se proyecta como modelo pedaggico integral que supere la fragmentacin y las escisiones que
fueron brevemente enunciadas arriba. Este mtodo propone pensar la tarea pedaggica desde la
poltica educativa al trabajo en el aula- a travs de cuatro grandes dimensiones: la investigacin, la
educacin, la comunicacin y la organizacin .
En suma, en la historia lejana y reciente aparecen pistas muy claras que
584
modelos pedaggicos sea la educacin colonial a la que confront Simn Rodrguez o la educacin
capitalista contra la que el Movimiento Pedaggico de Aragua y Lara construyeron alternativas
pedaggicas. Desde la crtica se articul la creacin de lneas directrices para una educacin
emancipadoras. Algunas de sus principales orientaciones y contenidos fueron brevemente sealadas
hasta aqu.
Las tareas desde un Estado en Transicin
En los aos que siguieron al triunfo electoral de Hugo Chvez Fras se fueron generando mltiples
iniciativas para democratizar la educacin. Entre 1999 y 2001 se desarroll la Constituyente Educativa.
Tras el golpe de Estado de 2002 comenz un proceso de despliegue de las Misiones Educativa: Robinson
I (que alfabetiz a casi dos millones de personas), la Robinson II (para concluir el nivel primario), Misin
Ribas (para el nivel secundario) y la Misin Sucre (para la Universidad).
En estos mbitos se fue desarrollando un intenso y contradictorio proceso de experimentacin y
generacin de prcticas pedaggicas: planificacin con las organizaciones comunitarias, vinculacin muy
fuerte entre la institucin escolar y su contexto, revalorizacin del papel de la prctica, introduccin del
aprender haciendo, formacin para el trabajo liberador y prcticas democrticas en el aula y la escuela.
Esto implic una reestructuracin del modelo de trabajo docente (ahora colectivo, interdisciplinario),
del modelo de relacin pedaggica (incluidos los reemplazos de los dispositivos para visualizar los
aprendizajes de los educandos), del modelo de gobierno escolar (introduciendo planificacin colectiva
del trabajo incluidos estudiantes, padres y lderes comunitarios) as como dispositivos de auto, co y
heteroevaluacin de los docentes y directivos en funcin del Proyecto Educativo Institucional
Comunitario.
Estos procesos se expresaron en creaciones siempre parciales, resistidas, reinventadas, insertas en
dinmicas institucionales contradictorias como ocurre en los distintos procesos donde est sepultndose
lo viejo y parindose lo nuevo.
De estos sucesivos pasos se viene construyendo un proyecto poltico educativo y un modelo
pedaggico que tuvo como uno de sus corolarios la sancin de la Ley Orgnica de Educacin. Como
revela el testimonio que a continuacin compartimos, la sancin de la LOE expres parte de un esfuerzo
creador en el que el colectivo docente fue arte y parte. En voz de uno de ellos: Ud. habl de la Ley
Orgnica de Educacin, vio lo bonita que es... pero la Ley Orgnica de Educacin es de reciente data...
Nosotros somos Liceos Bolivarianos desde antes que naciera la Ley Orgnica de Educacin...o sea el
Liceo Bolivariano... o sea, es un proceso completamente distinto a los anteriores... Antes aqu en la
educacin se cambiaba el reglamento, el patrn y despus se los llevaba a los docentes para que
nosotros lo aplicaran... Aqu en cambio nos permitieron a nosotros experimentar, transformar la
realidad, ver como nosotros desde nuestros espacios podamos mejorar el sistema educativo y despus
de eso es que la Ley Orgnica se adopt... o sea que cuando leemos la Ley Orgnica nos vemos
reflejados all, porque prcticamente lo que est all escrito es el da a da de lo que nosotros hacemos.
Fue un proceso intenso pero ha dado resultado.22
Hagamos, ahora, un recorrido por la letra de la norma.
Contenidos de la nueva Ley Orgnica de Educacin
La nueva Ley Orgnica de Educacin plantea una transformacin radical en el papel del Estado y en
la propia concepcin de educacin. Desde su primer artculo seala que esta norma regular principios
y valores rectores, derechos, garantas y deberes en educacin que asume el Estado como funcin indeclinable y de mximo inters En un mismo sentido, su artculo 4 define a la educacin como derecho
humano y deber social fundamental, y complementariamente sostiene que El Estado docente es la
expresin rectora del Estado en Educacin, en cumplimiento de su funcin indeclinable y de mximo
inters como derecho humano universal y deber social fundamental, inalienable, irrenunciable (...) En
las instituciones educativas oficiales, el Estado garantiza la idoneidad de los trabajadores y las trabajadoras de la educacin, la infraestructura, la dotacin y equipamiento, los planes, programas, proyectos,
actividades y los servicios que aseguren a todos y todas la igualdad de condiciones y oportunidades y la
promocin de la participacin protagnica y corresponsable de la familia, la comunidad educativa y las
organizaciones comunitarias (...). (Artculo 5).
El artculo 6 refiere a las funciones que ha de llevar adelante el Estado: el derecho a la educacin va
acompaado con los derechos de los docentes a condiciones laborales dignas que contribuyan a humanizar el trabajo para alcanzar su nivel de desarrollo pleno y un nivel de vida acorde con su elevada misin (6.1.j). Las tradicionales funciones de planificacin, ejecucin, coordinacin de polticas y su contrapartida de regulacin, supervisin y control se constituyen ahora en dispositivos para un modelo educativo emancipador. Slo a modo de ejemplo, la tradicional supervisin ahora se concibe como acompaamiento pedaggico lo cual supone toda una redefinicin del sentido, la forma y el contenido de lo
que histricamente se nombr como supervisin y que tuvo, bsicamente, unas funciones esencialmente de control pretoriano y respuesta punitiva frente a lo que se perciba como desobediencia a unas
relaciones jerrquicas y asimtricas. Un docente investigador que crea, que participa en la construccin
de la currcula.
Si se trata de construir un nuevo orden social, tambin aqu la educacin juega su parte al comprometerse el Estado a financiar polticas que apuntalen procesos de inclusin social e integracin cultural y
educativa regional y universal.
En el acpite referido a los fines, se plantea el muy rodrigueano de formar para la democracia participativa y protagnica; la formacin para la emancipacin y se establece que la educacin es pblica
y social, obligatoria, gratuita, de carcter laico, integral, permanente, con pertinencia social, creativa,
artstica, innovadora, crtica, pluricultural, multitnica, intercultural y plurilinge (artculo 3).
Reconoce una base doctrinaria al rescatar el pensamiento de Simn Rodrguez y Simn Bolvar, se
pronuncia abierta a todas las corrientes del pensamiento (14). El artculo 15 en el que establece el
compromiso de Desarrollar un proceso educativo que eleve la conciencia para alcanzar la suprema felicidad social a travs de una estructura socioeconmica incluyente y un nuevo modelo social, humanista
y endgeno. En un sentido complementario, se expresa formar en, para y por el trabajo social liberador e impulsar la integracin latinoamericana. Tambin estas formulaciones guardan inequvoca ligazn
con el legado de Simn Bolvar y Simn Rodrguez.
La organizacin del sistema educativo es definida como un conjunto orgnico y estructurado, conformado por subsistemas, niveles y modalidades, de acuerdo con las etapas del desarrollo humano (artculo 24). La dimensin pedaggica tiene en esta norma una enorme relevancia, incorporando conceptos enteramente novedosos en la definicin de las polticas educativas. La propuesta es lograr
el desarrollo socio-cognitivo integral de ciudadanos y ciudadanas, articulando de forma permanente el
aprender a ser, a conocer, a hacer y a convivir, para desarrollar armnicamente los aspectos cognitivos,
afectivos, axiolgicos y prcticos , y superar la fragmentacin, la atomizacin del saber y la separacin
entre las actividades manuales e intelectuales. (6.3.d).
Aqu aparece el aporte sustantivo del Movimiento Pedaggico Revolucionario. Vimos ya como en diversos escritos es reivindicada la superacin de la divisin social del trabajo, lo que se expresa a la vez
en un currculo que es proceso y producto de un verdadero dilogo de saberes, promovindose el intercambio de teoras y prcticas sociales, artsticas, de conocimientos, experiencias, saberes populares y
ancestrales, que fortalezcan la identidad de nuestros pueblos latinoamericanos, caribeos, indgenas y
afrodescendientes (artculo 6.5.a).
Otro rasgo significativo en estas definiciones que reactualiza la propuesta pedaggica rodrigueana
reasume la bsqueda del desarrollo omnilateral de los educandos.
Por otra parte, se valoriza especialmente la educacin intercultural, fomentando programas basados
en los principios y fundamentos de las culturas originarias de los pueblos y de comunidades indgenas y
afrodescendientes, valorando su idioma, su cosmovisin, valores, saberes, conocimientos y mitologa
entre otros as como su organizacin social, poltica, econmica, poltica y jurdica, todo lo cual constituye patrimonio de la Nacin. El acervo autctono es complementado sistemticamente con los aportes
culturales, cientficos, tecnolgicos y humansticos de la Nacin venezolana y el patrimonio cultural de la
humanidad. (27).
La concepcin pedaggica revelada en estas lneas tiene un correlato directo con la metodologa de
evaluacin y por tanto de calidad subyacente: La evaluacin como parte del proceso educativo, es
democrtica, participativa, continua, integral, cooperativa, sistemtica, cuali-cuantitativa, diagnstica,
flexible, formativa y acumulativa. Debe apreciar y registrar de manera permanente, mediante
procedimientos cientficos, tcnicos y humansticos, el rendimiento estudiantil, el proceso de apropiacin
y construccin de los aprendizajes tomando en cuenta los factores socio-histricos, las diferencias
585
586
individuales y valorar el desempeo del educador y la educadora y, en general, todos los elementos
que constituyen dicho proceso. El rgano con competencia en materia de educacin bsica, establecer
las normas y procedimientos que regirn el proceso de evaluacin en los diferentes niveles y
modalidades del subsistema de educacin bsica. (Artculo 44).
Para avanzar en estas cuestiones tambin son reformulados los principios del gobierno de la educacin. La Ley establece en este sentido: La creacin de una administracin educativa eficiente, efectiva,
eficaz, desburocratizada, transparente e innovadora, fundamentada en los principios de democracia participativa, solidaridad, tica, honestidad, legalidad, economa, participacin, corresponsabilidad, celeridad, rendicin de cuentas y responsabilidad social. (6.3.j).
Es cierto que el Estado por va de sus autoridades especficas asume la direccin de la poltica
educativa. Pero lo hace como garante de cierto equilibrio del proceso y tambin como articulador de los
distintos niveles y mbitos de participacin: El Estado formula y administra la poltica de supervisin
educativa como un proceso nico, integral, holstico, social, humanstico, sistemtico y metodolgico,
con la finalidad de orientar y acompaar el proceso educativo, en el marco de la integracin escuelafamilia-comunidad, de acuerdo con los diferentes niveles y modalidades del Sistema Educativo. (Artculo 43).
Asumidos estos criterios de gobierno y gestin del sistema, se plantea la necesidad de apuntar a un
sistema descentralizado. Lo hace diferenciadamente para la Universidad. As, el Estado promover una
poltica: de territorializacin de la educacin universitaria, que facilite la municipalizacin, con calidad
y pertinencia social en atencin a los valores culturales, capacidades y potencialidades locales, dentro
de la estrategia de inclusin social educativa y del proyecto de desarrollo nacional endgeno, sustentable y sostenible. (6.3.c)
Pero tambin establece mecanismos participativos para el conjunto de niveles del sistema. Estos fueron aportes concretos del Movimiento Pedaggico Revolucionario: El Estado, a travs del rgano de
competencia en el subsistema de educacin bsica, ejerce la orientacin, la direccin estratgica y la
supervisin del proceso educativo y estimula la participacin comunitaria, incorporando tanto los colectivos internos de la escuela, como a diversos actores comunitarios participantes activos de la gestin escolar en las instituciones, centros y planteles educativos en lo atinente a la formacin, ejecucin y control de la gestin educativa bajo el principio de corresponsabilidad, de acuerdo con lo establecido en la
Constitucin de la Repblica y la presente ley. (Artculo 19).
En trminos de la vida de las instituciones educativas varios artculos ordenan estos principios y criterios de participacin democrtica. En primer lugar, resaltando especialmente el lugar de la comunidad
educativa. Dice textualmente: La comunidad educativa es un espacio democrtico, de carcter social
comunitario, organizado, participativo, cooperativo, protagnico y solidario. Sus integrantes actuarn en
el proceso de educacin ciudadana de acuerdo con lo establecido con la Constitucin de la Repblica,
leyes y dems normas que rigen el sistema educativo. A tales efectos: 1. La comunidad educativa est
conformada por padres (...), estudiantes, docentes, trabajadores administrativos (...) obreros (...) de
las instituciones educativas, desde la educacin inicial hasta la educacin media general y media tcnica
y todas las modalidades del subsistema de educacin bsica. Tambin podrn formar parte de la comunidad educativa las personas naturales y jurdicas, voceros (...) de las diferentes organizaciones vinculadas con las instituciones y centros educativos. 2. La organizacin y funcionamiento de la comunidad
educativa se regir por la normativa legal que a tal efecto se dicte (...). (20).
Un lugar especfico tienen los propios estudiantes, a quienes se les reconoce un funcionamiento colectivo con tiempos y espacios institucionales: En las instituciones y centros educativos en los diferentes
niveles y modalidades del Sistema Educativo se organizarn consejos estudiantiles, sin menoscabo de
las otras formas organizativas, destinadas a promover la formacin de ciudadanas y ciudadanos mediante la participacin protagnica y corresponsable del estudiantado, tomando en cuenta las especificidades de cada nivel y modalidad. (Artculo 21).
Adems de la comunidad educativa el texto refuerza otras dimensiones de la relacin entre proyecto
colectivo, participacin y ciudadana. As regula la relacin entre las organizaciones populares y la educacin, que adquiere un carcter orgnico. Seala en sus primeros artculos la norma que el Estado promueve la participacin social: A travs de una prctica social efectiva de relaciones de cooperacin, solidaridad y convivencia entre las familias, la escuela, la comunidad y la sociedad, que facilite las condiciones para la participacin organizada en la formacin, ejecucin y control de la gestin educativa.(6.4.a).
Y no slo las familias, es el territorio el que se convierte en un espacio de dilogo permanente con la
comunidad educativa y sus prcticas. As vemos los modos por los cuales el Estado promueve la efectiva
participacin de las diferentes organizaciones sociales y comunitarias en el funcionamiento y gestin
del Sistema Educativo, facilitando distintos mecanismos de contralora social (...) (6.4.b).
Como vimos arriba, entre 1999 y 2001 se desarroll la Constituyente Educativa, que dej como producto el Proyecto Educativo Nacional y una serie de lineamientos que se fueron ensayando con distinto
nfasis y por caminos tambin diversos que comparten algunos aspectos y se despliegan con una libertad tal que emergen las ms variadas experiencias con sus conquistas, sus dificultades, sus aprendizajes. En 2009 se sancion con casi diez aos de experiencias mltiples- incluido el sistema de instituciones bolivarianas- la Ley Orgnica de Educacin.
De esa modalidad se comprende la intervencin del docente citada arriba donde sealaba que los
docentes de los liceos bolivarianos se sentan coautores del texto normativo y, en un sentido ms amplio, del proyecto pedaggico en construccin.
Estos elementos son sumamente novedosos en materia de diseo, elaboracin, implementacin,
evaluacin y rectificacin de polticas y legislacin. Al menos, en comparacin con las tradiciones
iluministas en su versin liberal-olgrquica o tecnocrtica- aplicadas como polticas pblicas de
nuestros pases, con muy malos resultados en trminos de lograr traducirse en dignidad y plenitud para
las mayoras populares.
Una poltica educativa para una sociedad fundada en la Justicia
En trminos del modelo pedaggico pudimos observar profundas novedades que subvierten el viejo
sistema educativo.
Hay en Venezuela una bsqueda por la estructuracin de un orden social justo. La justicia supone
segn el valioso aporte de Nancy Fraser - tres dimensiones complementarias.
En primer lugar, impulsa procesos de redistribucin material y simblica de los bienes que son
creados en la sociedad de manera colectiva y deben ser producidos, producidos y apropiados segn criterios de igualdad y equidad.
En segundo lugar, se avanza en polticas de reconocimiento que sostienen el derecho a las mltiples culturas e identidades a ser parte de la vida social y, por tanto, educativa.
Finalmente, la dimensin participativa que supone que quienes son afectados por las decisiones
tienen el derecho y el deber de ser parte de las decisiones que influirn en sus vidas. Claro que los modos de participacin no son enteramente igualitarios pues existen necesariamente roles y funciones que
implican responsabilidades y grados de decisin diferenciado. No es igual un educador que un educando
desde la perspectiva de la relacin pedaggica, aunque ambos sean igualmente reconocidos en su dignidad e igualdad en tanto personas y ciudadanos.
El programa educativo emancipador bolivariano aspira a transformar la sociedad y la educacin en
este sentido de justicia- a travs de mecanismos y relaciones que aseguren una redistribucin progresiva, un reconocimiento de lo diverso y una participacin democrtica y protagnica de los millones que
constituyen la Repblica y el Pueblo. Enumerando muy sucintamente, podemos recorrer algunos de los
desafos que asume la Poltica Educativa y con ella la Ley Orgnica de Educacin.
Primero el mbito estatal (advertimos la coexistencia inestable, contradictoria, complementaria y
dinmica de dos Estados) se compromete a asumir la responsabilidad por las condiciones materiales e
institucionales para la transformacin de la educacin. En el plano de la redistribucin el primer garante es el Estado o, ms precisamente, el mbito estatal y sus diversas expresiones institucionales.
En segundo lugar, la poltica educativa pone proa a una serie de objetivos que en algunos casos formul el discurso de la educacin burguesa pero nunca trascendieron el marco discursivo (por ejemplo,
la mentada formacin para la ciudadana). En este proyecto colectivo, se advierte la centralidad de:
-Formar para la transformacin socialista de la sociedad que propicie el desenvolvimiento del poder
popular como vehculo de la transformacin. El sistema educativo as debe formar un ciudadano activo,
crtico y capaz de asumir un proyecto compartido
-Formar personas que desarrollen todos los aspectos de su personalidad. Este modelo de ser humano
supone la superacin de la escisin entre el pensar, el decir, el sentir y el hacer. Se trata de un desarrollo omnilateral.
587
588
-Formar para la soberana cognitiva o capacidad de pensar con cabeza propia. La soberana poltica
no puede ser ejercida con libertad y responsabilidad sin soberana cognitiva
-Reunificar la educacin y la vida, la escuela y la comunidad, poner en dilogo los saberes y perspectivas culturales (en sentido amplio).
-Formar para el trabajo liberador
-Formar para una sociedad que supere las divisiones y antagonismos sociales, en direccin a la asociacin de productores libres que gobiernan colectivamente su presente y su futuro. Formar Gobernantes.
Estos objetivos se inscriben en un proyecto que trasciende el campo pedaggico y se entiende como
transformacin civilizatoria donde se pone en cuestin el fundamento mismo de la vida social, concebido
desde el capitalismo como la organizacin colectiva y la apropiacin privada de la riqueza construida
socialmente.
Es desafiado en sus bases un rgimen que se expresa como ya dijimos- a travs de la explotacin
econmica, la dominacin poltica y una hegemona cultural excluyente y exclusivista.
Los autores y textos visitados revelan con bastante claridad dos cosas: la denuncia del viejo orden
social, poltico, econmico y pedaggico as como el anuncio de los rasgos de la nueva sociedad y la
educacin emancipadora a construir.
El gran desafo abierto remite al ya denominado perodo de transicin que vale tanto para el orden
social como para el sistema educativo en particular. Cmo est ocurriendo este trnsito?
A modo de conclusin: una Educacin de y para la Transicin
Privilegiamos dada la extensin disponible para esta intervencin- describir de manera estilizada
los avances, debates y combates que se libran en Venezuela alrededor del proyecto poltico pedaggico.
Este pas est atravesado por un proceso de transformaciones revolucionarias, que se expresa en
debates y combates en que lo viejo se resiste a morir y lo nuevo avanza superando obstculos pero sin
poder sustraerse a contradicciones, tensiones, insuficiencias, lmites incluso estructurales. Por ejemplo,
se propicia un modelo de trabajo docente que reclama muchas horas en las instituciones, y los contratos
revelan nombramientos por 12 horas, por 36 horas o por 54 horas lo que genera, en planteles de enseantes, graves limitaciones para el trabajo colectivo. En la misma lnea, muchas universidades formadoras de docentes- que revistan activamente contra el proceso emancipador en curso- se niegan inclusive
a ensear la nueva legislacin. Hay por tanto un quiebre entre muchos mbitos de formacin docente y
los mbitos institucionales donde los nuevos docentes deben comenzar su largo recorrido laboral, pedaggico y poltico.
Tambin las instituciones escolares son territorios de arduos debates y combates en los que, como se
dijo ya, el final no est establecido.
Diversos programas externos el Programa Todas las Manos a la Siembra23; el Proyecto Educativo Integral Comunitario o el Proyecto de Aprendizaje24- van socavando las resistencias de la vieja educacin.
En Aragua otros instrumentos como los Espacios Permanentes para el Desarrollo Curricular Endngeno25 o
en Tchira la Constitucin de los Nios26 generan procesos institucionales y comunales de profundas
transformaciones en el modo de ver y hacer la educacin pblica. Pero este proceso est bien lejos de ser
lineal, de no presentar problemas o resistencias. Pero eso ser materia de otro anlisis, en tiempo futuro.
Optamos por cerrar estas palabras con el testimonio de un estudiante del nivel secundario, que plante en una entrevista colectiva que realizamos como parte de un proyecto de investigacin realizado
entre 2010 y 2011. Este joven estaba de salida de la institucin, cursando su ltimo ao. Cuando le preguntamos para que serva la escuela nos dijo esto: Referente a lo que habl usted de las experiencias,
o de qu nos sirvi estudiar, bueno, digo yo que fue la base...fue la base fundamental para vivir lo que
vayamos a vivir cuando salgamos a la calle... Nos ensean (...) nos inculcan la idea, la chispa, de cmo
es el mundo, como es el exterior, como se trabaja, como se estudia en la Universidad (...), cules son
las problemticas que hay . Normalmente ese apoyo es fundamental porque aqu nosotros somos como
un pollito dentro del huevo que est esperando, que est madurando y est por romper la cscara , nos
prepara para un mundo que es mucho pero mucho ms difcil que el que tenemos aqu. Ya no somos los
muchachos que entramos al Liceo...27
Las promesas del proceso bolivariano nos interpelan a quienes vivimos de producir conocimientos. Lo
hacen invitndonos a revisar nuestro modo de producir teora y vincularla con nuestras prcticas. Cuan-
do los vientos de cambio nos desafan y nos convocan al aporte a esta batalla de ideas y de proyectos
adquiere renovada vigencia la frmula tica, terica y poltica que sugiri Antonio Gramsci en un tiempo
pretrito, tiempo de derrota: optimismo de la voluntad, pesimismo de la inteligencia. Desde las audacias y las prudencias, por aqu pasan nuestros compromisos. Muchas gracias.
Notas
1
Al menos en lo referido al nivel de la formulacin de las polticas pblicas. No tenemos lugar para explayarnos mucho ms, pero es preciso indicar que una cosa son los discursos, e inclusive las regulaciones (incluyendo las leyes) y otra sus sucesivos procesos de concrecin en acciones. Dichos procesos de
traduccin de los grandes lineamientos discursivos se ven mediados por resistencias, reinterpretaciones, tradiciones, incomprensiones, etc., etc. que revelan, por tanto, procesos complejos de la poltica
pblica.
2
Bachelard, Gastn. La formacin del espritu cientfico. Contribucin a un psicoanlisis del conocimiento objetivo. Siglo XXI Editores, 23 edicin en espaol, Mxico, ao 2000.
10
Rodrguez, S. O inventamos o erramos. En 1850-51. Consejos de amigo, dados al Colegio de Latacunga Pg. 216
11
12
13
Samuel Robinson era el seudnimo con que firm Simn Rodrguez muchos de sus escritos.
14
15
16
Ser el medio ms eficaz que pueda ponerse para que las Escuelas vayan siempre en aumento. SR,
Escritos, p. 17 (nota 8).
17
18
Sojo Mirna, Escuela Social Rodrigueana, Currculo para la Insurgencia. Cuadernos para reflexiones
desde el encuentro. Aragua- Venezuela, 2007. Pgs. 8 a 10
19
20
Lanz Rodrguez, Carlos, Lanz Rodrguez, Carlos. Memoria Histrica e Innovacin Pedaggica (A propsito de la sistematizacin del Proyecto Integral Comunitario-PEIC). Ministerio del Poder Popular para
la Educacin, Caracas, octubre 2009. p. 9
21
22
23
Son nuevos modos de trabajo en el aula y la institucin, planificando ahora en dilogo con la comunidad, a partir de trabajos del colectivo docente en todas las fases del plano.
25
590
26
Este programa- aplicado de modo limitado- gener un proceso muy intenso por el cual miles de nios
participaron en la construccin de una Constitucin Bolivariana relatada en palabras de los propios nios. El proceso incluy una Constituyente y un Referendum para la aprobacin de esa produccin, con
ms de quince mil nios en ese Estado.
27
592
Ya en 1993, desde CTERA plantebamos la identificacin de evaluacin con control del trabajo
docente al crearse3 del Sistema Nacional de Evaluacin de la Calidad (SINEC) que puso en marcha los
Operativos Nacionales de Evaluacin, cuyo fundamento se sostiene en la necesidad de recoger
informacin sobre los logros y el rendimiento acadmico obtenido por los alumnos en reas especficas
de conocimiento, enmarcada dentro de una lgica que resalta la importancia de realizar evaluaciones
masivas a fin de sensibilizar tanto a las escuelas como a la sociedad. Hemos mostrado que estas
pruebas reducen la evaluacin a medicin de resultados, poniendo como nicos responsables a los
trabajadores y las escuelas. De esta manera no solo se empobrece la perspectiva educativa de la
evaluacin, sino que la informacin que se recoge no es til al momento de tomar decisiones para
disear polticas.
Las polticas de evaluacin de los 90 a partir de los numerosos dispositivos que se pusieron en marcha penetraron en nuestras instituciones, dejaron huellas y continan operando de manera heterognea
en sujetos e instituciones educativas.
Si bien no es mi propsito analizar la complejidad de las actuales las polticas educativas , considero
posible poner en foco algunas continuidades y cambios en relacin a los 90. La derogacin de la Ley Federal y su reemplazo por la Ley de Educacin 26026 sancionada en el 2006 plantea definiciones que
marcan rupturas importantes respecto al reconocimiento de derechos de los sujetos y las concepciones
de educacin como derecho social, el compromiso del estado como garante de ese derecho y la participacin de los trabajadores a travs de sus rganos de representacin CTERA- en el Consejo Nacional
de Calidad de la Educacin la evaluacin abre otras posibilidades para disputar la concepcin poltica
de evaluacin y el lugar de los trabajadores de la educacin en las acciones que se planifiquen.
Hoy podemos identificar una poltica pblica donde el estado asume un rol ms protagnico en la
intencionalidad de garantizar el derecho a la educacin, en la intencionalidad de unificar el sistema educativo y la presencia de polticas de inclusin. Esta centralidad del estado se traduce en distintas inversiones y programas especiales orientados a mejorar las condiciones materiales y simblicas de sujetos e
instituciones. Las polticas hacia la educacin secundaria, la recuperacin de quines la abandonaron, la
focalizacin en las trayectorias educativas de los estudiantes, la creacin del Programa Conectar Igualdad, los cambios curriculares, programas de inclusin, las paritarias docentes, entre otras medidas,
marcan fuertes diferencias con las polticas de los noventa, aun cuando no siempre se desprenden de
la lgica de las polticas focalizadas.
Cuando analizamos las polticas de evaluacin observamos con mayor claridad las continuidades
con las polticas instaladas en los 90, las que adquieren ms fuerza en el contexto internacional. La
evaluacin de calidad aparece como una poltica de estado.
Tanto el por qu, el que el cmo y el para qu se evala (uso de sus resultados) determinan el tipo de evaluacin empleada.4 Los informes, documentos, investigaciones y bases de datos del
Ministerio de Educacin siguen poniendo el nfasis en los datos relevados en los Operativos Nacionales
de Evaluacin (ONE). Aparece s una mirada ms amplia cuando se afirma que la calidad educativa deber contemplar tanto los factores propios del sistema y las instituciones escolares como su vinculacin
con aquellos factores provenientes del contexto y la situacin socioeconmica y cultural de los estudiantes5. No obstante ello, son planificadas, coordinadas e implementadas por el rea de Evaluacin de la
Calidad Educativa de la DINIECE (Direccin Nacional de Informacin y Evaluacin de la Calidad Educativa) con la colaboracin de cada una de las jurisdicciones donde los trabajadores de la educacin no tienen participacin.
El sostenimiento de los Operativos Nacionales de Evaluacin en el 2013 nos enfrenta a decisiones de
un Ministerio de Educacin que sigue poniendo nfasis en la evaluacin como rendicin de cuentas y
un ejercicio de control ms directo sobre el currculum y el trabajo docente. Entre el 20 de agosto y 6
de septiembre, en 10.135 escuelas secundarias se aplicaron las pruebas en el ltimo ao de la Educacin Secundaria6 y pruebas censales7 en 2 y 3 Ao, alcanzando a una poblacin de 461.482 estudiantes secundarios. Mientras que entre el 4 y 15 de noviembre las pruebas censales8 se aplicaran en 3er y
6to grado de 3000 escuelas Primarias y una poblacin de 270.000 estudiantes primarios.
Algunos matices que se visualizan en materia de evaluacin es la incorporacin de una encuesta a docentes y directivos sobre factores de contexto asociados a los aprendizajes y la realizacin de una evaluacin institucional participativa en escuelas primarias, como experiencia piloto en este semestre del ao. Se
ha definido adems evaluar la educacin inicial, a fin de analizar los efectos de las prcticas educativas
reales que se ponen en juego cotidianamente en el jardn, en el inicio de las trayectorias escolares.
En mayo del ao 2013 el Ministro de Educacin Sileoni manifestaba Para nosotros la evaluacin
tiene que ser colaborativa, construirse desde la escuela y desde los propios actores; tiene que ser conducida por el Ministerio de Educacin nacional y los ministerios provinciales, no por agencias externas al
sistema educativo, porque entendemos que debe haber una relacin estrecha entre los procesos y los
resultados9. Paradjicamente, la intencionalidad de control del trabajo docente aparece claramente
explicitada ya que los instrumentos no se construyen desde las escuelas y desde los propios actores y
adems se sostiene la continuidad de la figura del aplicador de los instrumentos de evaluacin10.
Es interesante reconocer algunos signos de ruptura neoliberal en la medida que la evaluacin no
aparece vinculada al sistema de incentivos econmicos o cuando el Ministro Sileoni afirma evaluamos
594
ranking o listado que nos habilita a posicionarnos en determinado lugar de un orden de mrito. Pero
qu supuestos estn detrs de ese orden de mrito?
Si bien es posible reconocer diferencias en las normativas de evaluacin alrededor de las cules se
definen los puntajes que se asignan a los trabajadores de la educacin en las instancias de concursos
que se organizan en las distintas provincias, hay rasgos que pueden reconocerse como comunes, tales
como la titulacin, la antigedad, la formacin docente continua y desempeo en zona rural y en cargos de jerarqua.
Los antecedentes de actuacin profesional identificado en muchos casos como evaluacin de la actuacin profesional o concepto profesional- mantienen su vigencia en la mayora de las provincias argentinas. No obstante ello no forma parte de los criterios de evaluacin que se sostienen en las provincias de Santa Fe, Santa Cruz, Mendoza y La Pampa entre otras.
En otras provincias24 como San Luis, Ro Negro, Neuqun, Ciudad de Buenos Aires, al igual que en
Entre Ros, evaluacin de la actuacin profesional refiere a dos aspectos: la calificacin numrica obtenida por el docente como concepto profesional y el tiempo de desempeo en cada ao.
Desde esta perspectiva la evaluacin aparece como un tema de supervisin y control de las prcticas
docente
Se estara aqu ante la presencia de uno de los usos sociales 25 que tiene la evaluacin como es la
acreditacin para permanecer en el sistema. Se refuerza as el carcter tcnico de la evaluacin en la
medida que se utiliza para dar cuenta y rendir cuenta (de manera cuantitativa) de los resultados.
Esos resultados se expresan en la arbitrariedad de un nmero construido desde una perspectiva burocrtico-administrativa. La cuantificacin obliga a encerrar en los nmeros realidades cargadas de matices y de complejidad. La pretendida cientificidad de los nmeros no hace ms que enmascarar una
realidad compleja. El otro componente de la evaluacin sealado por Jean Mara Barbier es el juicio de
valor.26 A ese juicio de valor, cuando nos referimos al concepto profesional, directores y/o supervisores
lo tienen que traducir en una nota27. La vinculacin entre juicio de valor y calificacin numrica aparece
como una situacin naturalizada en el sistema educativo entrerriano, justificada desde algunos por su
vinculacin al puntaje necesario para acceder a la estabilidad laboral y alcanzar una mejor ubicacin en
la carrera docente.
Otro aspecto que merece nuestra reflexin es la naturalizacin de la antigedad como parte de la
carrera docente para la adjudicacin de puntajes. Resulta difcil interrogarse sobre el sentido y el por
qu de su valoracin. El ejercicio de la prctica docente es sin lugar a dudas un indicador de aprendizaje. La pregunta es: qu tipo de aprendizajes? Los que se circunscriben al aula y a lo que all acontece?; a la relacin que el docente establece con las familias?; con otros docentes? Qu espacio tiene
la reflexin sobre esos aprendizajes, experiencias y vivencias?
El desempeo en medios rurales adquiere una valoracin diferencial, ya que se establece una escala
directamente relacionada con la ubicacin que tiene la escuela.
Esta bonificacin fue pensada como un estmulo para conseguir que los maestros atiendan las escuelas rurales? Se parte del supuesto que atender el plurigrado o pluriao implica un esfuerzo y preparacin mayor que cuando se trabaja con un nico grado o ao? No se transforma este reconocimiento
diferencial, por realizar actividades en zonas poco favorables, en la posibilidad de que los trabajadores
acumulen ms mritos, deje la escuela rural con ms rapidez para trasladarse a la escuela urbana al
acumular mayor puntaje en menor tiempo?
El nfasis burocrtico (Mc Donald- 1993)28 queda legitimado cuando la actuacin en medios rurales,
como la antigedad, habilita la obtencin de puntajes sin mediar ningn tipo de evaluacin. Desde estos
criterios de evaluacin podra pensarse que la experiencia identificada con antigedad es valorada como la que proporciona las mejores condiciones para el trabajo y se transforma en garanta de permanencia dentro del sistema educativo. Estos modos de valorar el trabajo docente invisibilizan la problematizacin de las prcticas, las preguntas que las atraviesan, los sentidos que se construyen.
Las tensiones entre las polticas educativas vinculadas a la tradicin normativa que reducen el trabajo docente a una dimensin tcnica, poder pensarla por fuera de la carrera docente obturan la posibilidad de construir la evaluacin de nuestro trabajo desde una perspectiva educativa.
Me parece sumamente interesante recuperar definiciones que como trabajadores hemos podido
construir colectivamente en CTERA, para poder seguir reflexionando sobre perspectivas que marcan un
horizonte el proceso de evaluacin tiene que ser definido como un proceso propio e intrnseco al trabajo mismo de las escuelas, supone posicionarse en el protagonismo colectivo de docentes, estudiantes,
directivos y comunidad educativa toda. Es necesario, entonces plantearlo a partir de una transicin para
avanzar hacia un espacio ms integrado, un momento de generar una conciencia reflexiva sobre la propia prctica, es decir avanzar en la direccin de la autoevaluacin institucional.
Notas
1
Ardoino Jacques:y Guy Berger (1989) . De una evaluacin en migajas a una evaluacin en actos. El
caso de las universidades.. En : Introduccin general. Editorial Andha. Matriz, Pars,.
2 Tello, Csar (2012) La profesionalizacin docente en Latinoamrica y los sentidos discursivos del neoliberalismo: 1990-2012 Universidad Nacional de Tres de Febrero. Revista Da Faculta de Educacao Da
UFG.En ://www.revistas.ufg.br/index.php/interacao/article/view/25130/15120
3
Ao 1993
4
Homar Amalia (2010). La Evaluacin Docente. Entre temores y rupturas. Serie Formacin y trabajo
docente 3. Ediciones CTERA. Buenos Aires
5
Datos recuperados de la pgina del Ministerio de Educacin. http://diniece.me.gov.ar/ Septiembre
2013
6
El universo est compuesto por 8.135 escuelas, 18.545 secciones y 391.482 alumnos. En http://
diniece.me.gov.ar/ Septiembre 2013
7
La muestra incluye una poblacin estimada de 2.000 establecimientos y 70.000 estudiantes. En
http://diniece.me.gov.ar/ Septiembre 2013
8
La muestra incluye una poblacin estimada de 3.000 establecimientos y 160.000 alumnos En: http://
diniece.me.gov.ar/ Septiembre 2013
9
Sileoni: La evaluacin debe hacerse desde la escuela, no por agencias externas al sistema educativo
En:
http://portal.educacion.gov.ar/prensa/gacetillas-y-comunicados/presentan-el-plan-nacional-deevaluacion-del-sistema-educativo
10
Boletn: Operativo Nacional de Evaluacin -ONE- 2013. http://diniece.me.gov.ar/ Septiembre 2013
11
Sileoni present el Operativo Nacional de Evaluacin 2013 En: http://portal.educacion.gov.ar/prensa/
gacetillas-y-comunicados/sileoni-presento-el-operativo-nacional-de-evaluacion-2013/
12
Organismo integrado por de los pases centrales que tiene entre sus principales objetivos impulsar el
libre comercio mundial.
13
Polack Mara Elena. En 2015, se har en el pas una nueva prueba PISA. Diario La Nacin. Educacin. 19 de marzo de 2013
14
Sancionado por Ley 14473 el 12 de Septiembre de 1958. En el caso de Entre Ros, Estatuto del Docente Provincial (Decreto- Ley 155/62).
15
Sancionada en el ao 2006
16
Sancionada en el ao 2008
17
Artculo 130 inciso f) Ley de Educacin -Provincia de Entre Ros- N 9890
18
Artculo 131 Inciso f) Ley de Educacin - Provincia de Entre Ros - N 9890
19
House Ernest, Howe Kenneth.. Valores en evaluacin e investigacin social. Ediciones Morata, Madrid, 2001.
20
Bertoni Alicia: Poggi, Teobaldo: Evaluacin: nuevos significados para una prctica compleja. Coleccin
Tringulos pedaggicos Editorial Kapelusz , Buenos Aires, 1986
21
MC.Cormick R y M James: La evaluacin del currculum en los Centros Escolares. Madrid, Morata,
1996
22
Ardoino, Jacques y Berger, Guy. De una evaluacin en migajas a una evaluacin en actos. El caso de
las universidades. . En : Introduccin general Editorial Andha Matriz, Pars, 1989
23
Ardoino, Jacques. op. cit.
24
Si bien se analiza especficamente el caso de Entre Ros, los instrumentos que se utilizan en San Luis,
Ro Negro, Neuqun, Ciudad de Buenos Aires tienen caractersticas similares.
Barbier, Jean Marie sostiene que la historia de la evaluacin de las personas agrupa todas las formas
de exmenes con nota, certificaciones, calificaciones, seleccin, evaluacin de aptitudes, tests, etc. 25
Las prcticas de evaluacin se desarrollaron a partir del momento en que se desarroll el trabajo asalariado. Desde esta perspectiva podra encontrarse una explicacin a esta necesidad de evaluacin de
los docentes. Sostiene que hay relacin entre la aparicin de los salarios, las calificaciones, el sistema
de enseanza con los diplomas, las jerarquas. En Prctica de formacin, evaluacin y anlisis. Edicin
Novedades Educativas.
25
Constituye la seal de la evaluacin... ( )... consiste en qu se dice sobre la persona o sobre la accin. Si no hay juicio de valor no hay evaluacin. En Barbier, Jean Marie.(1999) Prctica de formacin,
evaluacin y anlisis. Ediciones Novedades Educativas-UBA, Bs. As. Captulo 2: La evaluacin.
26
Para que haya un acto funcional de evaluacin, para conferirle un valor que la evaluacin tiene impl595
596
cita tiene que haber una puesta en relacin entre la imagen de lo real (REFERIDO) y la imagen de lo
deseable (REFERENTE). En Barbier, Jean Marie. op. cit.
27
Mac Donald, B. La evaluacin y control de la educacin. En Sacristn, Gimeno y Prez Gmez, ngel.
28
(1983) La enseanza: su teora y su prctica. Editorial Akal, Madrid.
Bibliografa
ARDOINO Jacques:y GUY BERGER(1989) De una evaluacin en migajas a una evaluacin en actos. El
caso de las universidades. En: Introduccin general. Editorial Andha. Matriz, Pars.
BARBIER, Jean Marie (1993). La evaluacin en los procesos de formacin. Editorial Paids, Bs. As.
BARBIER, Jean Marie(1999) Prctica de formacin, evaluacin y anlisis. Ediciones Novedades Educativas-UBA, Bs. As.
BERTONI Alicia: POGGI, TEOBALDO (1986): Evaluacin: nuevos significados para una prctica compleja.
Coleccin Tringulos pedaggicos Editorial Kapelusz , Buenos Aires.
HOMAR Amalia (2010). La Evaluacin Docente. Entre temores y rupturas. Serie Formacin y trabajo
docente 3. Ediciones CTERA. Buenos Aires.
HOMAR, Amalia: Evaluacin, una disputa de sentidos para los trabajadores de la educacin. Ponencia
Congreso Iberoamericano de Educacin. Metas 2021. Buenos Aires. Septiembre 2010
HOMAR, Amalia. Sostener las pruebas estandarizadas y democratizar la evaluacin Un horizonte posible? Ponencia Primer Congreso del Movimiento Pedaggico Latinoamericano. Crdoba. Mayo 2013
HOUSE, Ernesto y HOWE, Kenneth: (2001). Valores en evaluacin e investigacin social. Ediciones
Morata, Madrid. Espaa.
MC.CORMICK R y M JAMES (1996): La evaluacin del currculum en los Centros Escolares. Madrid, Morata.
MAC DONALD, B. ( 1983) La evaluacin y control de la educacin. En SACRISTN, Gimeno y PEREZ
GOMEZ, ngel. La enseanza: su teora y su prctica. Editorial Akal, Madrid.
TELLO, Csar (2012). La profesionalizacin docente en Latinoamrica y los sentidos discursivos del
neoliberalismo: 1990-2012 Universidad Nacional de Tres de Febrero. Revista Da Faculta de Educacao Da UFG.
En ://www.revistas.ufg.br/index.php/interacao/article/view/25130/15120
Normativas
Ley 14473 el 12 de Septiembre de 1958. Estatuto del Docente Nacional
Decreto- Ley 155/62. Entre Ros, Estatuto del Docente Provincial.
Ley de Educacin Nacional 26026. Sancionada en el ao 2006
Ley de Educacin -Provincia de Entre Ros- N 9890. Sancionada en el ao 2008
Documentos de trabajo
-Documento: IV Congreso educativo nacional de CTERA Polticas pblicas que garanticen el derecho
social a la educacin 2008. Buenos Aires.
-Boletn: Operativo Nacional de Evaluacin -ONE- 2013. http://diniece.me.gov.ar/ Septiembre 2013
-Datos recuperados de la pgina web Ministerio de Educacin. http://diniece.me.gov.ar/ Septiembre
2013
Declaraciones del Ministro de Educacin:
Sileoni: La evaluacin debe hacerse desde la escuela, no por agencias externas al sistema educativo En: http://portal.educacion.gov.ar/prensa/gacetillas-y-comunicados/presentan-el-plan-nacional-deevaluacion-del-sistema-educativo
Sileoni present el Operativo Nacional de Evaluacin 2013 En: http://portal.educacion.gov.ar/
prensa/gacetillas-y-comunicados/sileoni-presento-el-operativo-nacional-de-evaluacion-2013/
Panel Investigacin y Trabajo docente: miradas, perspectivas y alternativas sobre qu, cmo y para qu se investiga el trabajo docente
Mariana Ojeda - UNNE
Titulo: Una lectura de qu, quienes, cmo y para qu se investiga el trabajo docente en las ponencias
presentadas al Primer Seminario Nacional de la RedEstrado de 2011 en la Universidad Nacional del Nordeste
Buenas tardes a todas y todos, agradezco la invitacin de Miguel Duhalde y Rosario Badano para
constituir esta mesa y con ello, el reconocimiento a todo el equipo de UNER y UADER que organiz el
seminario.
1.
Con qu contribuir con la temtica del panel? Me llev a imaginar algunas posibilidades. Una de
ellas, consista en hacerlo desde mi experiencia con el equipo de investigacin de la UNNE en el que estudiamos el trabajo docente de profesores y profesoras de escuelas secundarias en el Chaco desde
2003. Opcin que me hubiese llevado a traerles un ejemplo de la construccin de un objeto de estudio
en la prctica de investigacin. En este sentido, la contribucin estara dada por la prctica misma de la
construccin de un objeto en las ideas y vueltas de la teora a las diversas realidades. Una segunda alternativa me situaba en mi oficio de profesora en investigacin educativa de cursos de grado y posgrado. En ese caso, la exposicin se hubiese centrado en la metodologa en tanto estado del arte de la investigacin en educacin. En esta lnea, la contribucin era abstracta y mnimamente podra haber aportado al pensamiento sobre la prctica. Halfpenny dice, hay dos modos habituales de transmitir la investigacin: la estrategia del libro de cocina o la prctica simulada sobre los proyectos de otros. Entre la
receta y el ejemplo o modelo estn basados aquellos cursos prescriptivos que indican a los otros como
hay que hacerlo, pero no invitan a asumir el propio desafo de pensar y hacer en investigacin.
Por lo tanto, lo que voy a presentar es otra propuesta que surgi de la conversacin con una colega,
Delfina Veirav a quien agradezco su idea y la asum como un desafo para pensar, reflexionar y proponer alternativas y perspectivas como lo plantea el ttulo del panel.
La idea es hacer una lectura de qu, quienes, cmo y para qu se investiga el trabajo docente en las
ponencias presentadas al Primer Seminario Nacional de la RedEstrado de 2011 que tuvo lugar en nuestra Universidad Nacional del Nordeste. La intencin es entonces, construir un objeto de estudio que
compartimos todos, que nos permite ubicarnos en el escenario nacional de la temtica. Vernos donde
estamos, como investigadores, docentes y trabajadores de la educacin nos permitir hacernos de un
rumbo mas claro y posicionarnos en l.
Cmo estamos conformado el objeto de estudio del trabajo docente? qu miradas sobre l estn
contribuyendo con su conocimiento? qu saberes producimos? Y cmo lo estamos haciendo? qu
intenciones tienen esos saberes en el marco de la investigacin en educacin?
2.
En primer lugar, voy a hacer una consideraciones sobre el qu, cmo y para qu investigar desde
mi perspectiva, apoyada en diversos autores. Luego, desarrollar la informacin que surge de las lecturas de los resmenes y ponencias del primer seminario. Por ltimo, tratar de hacer un cierre que responda a los interrogantes que mencion.
3.
Cuando nos referimos a QUE se investiga, aludimos a las diferentes temticas, problemticas, a
los recortes y focos de la realidad que se miran del trabajo docente. Componer este objeto de estudio,
dira Deolidia Martinez en 2001, no es tarea fcil porque es un objeto no construido, est fragmentado.
Identific que desde los 70 se abren problemas que an hoy estn vigentes y se fueron haciendo visibles al inters de los investigadores y en la vida cotidiana de los docentes en la escuela.
Plantea Martinez que ese objeto tiene como eje al trabajador de la educacin, al sujeto que lo realiza, sujeto histrico, colectivo e individual y de tal manera aparece en nuestras investigaciones. Sin embargo, la fragmentacin pareciera estar dada por los campos, enfoques y miradas que se hacen del sujeto, de la escuela y del sistema en el que trabaja. Veamos los casos en que se da. Teniendo en cuenta
los ejes en que se aborda el trabajo docente que seala la autora, identificamos que por una parte, hay
estudios sobre el sufrimiento de los trabajadores, la relacin entre salud y trabajo, los padecimientos
expresados en enfermedades, la expresin del trabajo en el cuerpo y la psiquis. Fue y es en Latinoamrica un tema de inters que actualmente se estudia desde la psicologa del trabajo, la clnica y el psicoanlisis. En los ltimos aos comienza a abrirse un contenido poltico de este tema que abarca variadas
disciplinas que deben estimular polticas pblicas.
En el caso de la temtica del proceso de trabajo docente las miradas fueron orientadas hacia el condicionamiento que produjeron las reformas devenidas de los organismos internacionales. Han socavado los procesos de trabajo y son una de las preocupaciones ms presentes en las problemticas mas sobresalientes
del seminario 2011. La sociologa del trabajo y de la educacin mediante el anlisis crtico han contribuido a
develar estos procesos de control externo con reflexiones que aportaron a la lucha de los trabajadores.
597
598
Respecto de este tema, pareciera ser imprescindible mirar la realidad de cada escuela ya que la perspectiva del sistema educativo puede alejarnos de ella. En el estudio que hacemos junto al trabajo del
equipo que integro, Veirave, Delgado y Nuez encontramos que Estos planos: sistema educativo y escuelas, se han construido en una lgica diferente y en s mismos, prefiguran un modo de entender a los
otros sin considerar la realidad cotidiana en que se van constituyendo como tales.
La cuestin de la subjetividad del docente es un abordaje con el que viene contribuyendo la investigacin social y educativa. Aparecen all las posibilidades de implicarse e introducirse en la realidad y en
las vidas a travs de otros mtodos. Un campo interdisciplinario que convoca a trabajar en redes con
otras disciplinas.
En esta lnea, se identifica como otro foco de estudio del trabajo docente a la escuela. Los estudios
desarrollados por la antropologa, la etnografa, la pedagoga y la didctica, la identidad docente han
avanzado en estudiar la vida cotidiana en las escuelas. Sin embargo, los avances se centran en las aulas
ms que en las escuelas, en el trabajo individual ms que el sentido colectivo del trabajo en la escuela.
La presencia de este plano de anlisis es necesaria para comprender los colectivos que all laboran, de lo
contrario se sigue atribuyendo la responsabilidad a los individuos y no a los procesos.
Veremos luego, cules de estas preocupaciones se presentaron en el seminario y qu avances se
produjeron.
Otro aspecto que tom para analizar las ponencias fue el CMO, es decir, a grandes rasgos y con el
material disponible, los abordajes metodolgicos y procedimientos utilizados. Respecto de ellos, en ciencias sociales y en educacin existen actualmente enfoques particulares que tienen que ver con la naturaleza del fenmeno a estudiar, la visin que de l tienen los y las investigadores e investigadoras, el papel de
la teora y de la empiria y el rol del investigador y los sujetos que participan del objeto de estudio. Ineludible resulta, concebir al trabajo docente como una prctica enraizada en lo social, de lo cual sigue la imposibilidad de mantener la neutralidad frente a l. Dice Remedi que el trabajo docente es un campo que
est asentado en la educacin, en sus instituciones especficas y difusas (formales y no formales). Es
por ello, deudor de las caractersticas de la naturaleza del objeto educativo: merece una mirada interdisciplinaria y la comprensin de la complejidad de los aspectos que lo estn conformando (con-formando:
formndolo en distintos planos y con distintas miradas arraigadas en otros campos disciplinares).
Estamos trabajando en un campo donde compartimos la mirada con otros y dnde nosotros, investigadores en educacin (a diferencia de los investigadores sobre la educacin) comenzamos a develar
nuestro propio rol. Las actuaciones dentro del terreno de la investigacin no son inocuas, todos quienes formamos parte de l, estamos implicados.
Carolina Hetch habla de la preocupacin por el otro, investigar ya no sobre el otro sino con el otro.
Y Gutierrez Serrano, colega mexicana en un artculo de 2011 plantea que la relacin entre el investigador y el sujeto de estudio muestra rasgos especficos. Rasgos de carcter tico y rasgos de carcter
epistemolgico tan notables, que bien pudieran suponer la emergencia de una orientacin compartida,
la construccin de una nueva perspectiva, o quizs la conformacin de un paradigma distinto en la investigacin en el campo educativo. (Gutierrez Serrano, 2010: 16 y 17)
Frente a ello, cul es la forma ms adecuada de vincularse con el objeto, a travs de cules procedimientos, qu tipo de informacin se obtiene y qu datos se construyen?
En este sentido, est ntimamente relacionado con el PARA QU se investiga, las intencionalidades
de producir un conocimiento. Que, desde esta mirada ya no es slo abstraccin sino que llama, convoca
a la transformacin. En este sentido enfoques, paradigmas y lgicas de investigacin, se imbrican.
Dice Remedi (Conf 2011), que la investigacin educativa debe reconocer las intencionalidades porque o
sino, estamos en un lugar ingenuo que pretende la castidad conceptual metodolgica, esto es una fantasa que destruye. As, se explicitan los rasgos ticos y polticos de los estudios en estos mbitos sociales.
Lo que deriva en nuevas producciones en investigacin en educacin: La produccin de trabajos en
grupos integrados por redes, la colaboracin de los diferentes actores donde los sujetos de estudio participan de ella, las perspectivas interdisciplinarias y la concepcin del conocimiento que se produce como
una construccin social, producto de la interrelacin. Esto es una forma de intervenir en diferentes niveles, desde la intencionalidad de producir conocimientos conjuntamente, la participacin en l, hasta la
transformacin de las realidades estudiadas. Resultando diferentes acciones e intenciones: colaboracin,
reconocimiento, cooperacin.
Por eso, creo necesario que la investigacin en educacin, como lo es la perspectiva que podemos
aportar al trabajo docente, logre construir discursos para comprender los sentidos y promover experiencias que contribuyan a reflexionar, transformar, intervenir, probar alternativas de cambio, en cada
una de las realidades donde acontezcan.
En este caso, intentar construir un sentido del campo mediado por la lectura de un estado de situacin que emerge de los trabajos presentados. Aportando con la construccin de categoras que surgen
del anlisis. Vale decir que lo miro desde la significacin que tengo como investigadora del campo educativo y por ello, trabajadora de la educacin, situacin en la que me implico, pertenezco y me identifico. Pero a la vez, es una construccin situada, porque es en el marco del caso del seminario y en un
momento dado, por ello, es necesario atender a las particularidades y resguardos de no generalizar a
todo el pas y a todas las universidades, equipos de investigacin, etc. Las categoras pretendern ser
propias y no extrapoladas de otras teoras y otras realidades.
4.
599
600
Tambin es interesante indagar acerca de quienes estn involucrados en las investigaciones para
promover lneas que integren e incluyan a otros actores que directa o indirectamente debieran estar
presentes en los diferentes aspectos y niveles que abarca estudiar el trabajo docente: el sistema, la
sociedad, los gremios, los alumnos, los padres, y los mismos docentes.
La investigacin ya no puede quedarse solamente con la mirada del investigador y el investigador ya
no puede estar mas detrs de su escritorio, encerrado en los lmites de la institucin universitaria.
Quienes investigan? Mayoritariamente investigadoras, en menor medida se identific la presencia de
investigadores. Tambin significaron una gran proporcin los docentes de nivel superior ya sea de la universidad o bien, en gran medida, profesoras de nivel superior de la formacin docente. De organismos
estatales nacional y provinciales: tcnicas de direcciones ministeriales. Una docente de nivel secundario.
Y qu tipos de producciones generan estos sujetos que investigan?
Trabajos de investigacin, tesis de doctorado, trabajo final de especializacin, produccin de equipo
de ctedra, ensayos, estudios tericos, estados del arte, descripcin de experiencias y estado de situacin institucional.
Los ejes que se trabajaron fueron 7
A- Naturaleza, procesos y condiciones del trabajo docente (9 trabajos)
B- Polticas educativas y trabajo docente (11 trabajos)
C- Formacin docente: polticas y procesos (14 trabajos)
D- Los docentes en las polticas de evaluacin (2 trabajos)
E- Trabajo docente en la universidad (3 trabajos)
F- Trabajo docente, relaciones de gnero y diversidad cultural (5 trabajos)
G- Debates tericos y metodolgicas en las investigaciones sobre trabajo docente (7 trabajos)
Es interesante ver dnde se concentraron la mayor cantidad de ponencias para ver cuales tienen mayor produccin y cules podran ser las reas de vacancias.
La mayor cantidad de trabajos se localizan en las temticas de la formacin docente y las polticas
educativas. Se podra entender que hay menor cantidad de trabajo en el eje de las polticas de evaluacin dado que hay un eje mas abarcador y es una problemtica mas especfica dentro de ella. Sin embargo, fue un tema de gran inters y participacin en el panel que se constituy en torno a la misma
problemtica. Tambin tuvo un solo trabajo, el eje de trabajo docente y relaciones de gnero por lo que
se incluy dentro de otro que aborda la diversidad.
Vamos a ver en cada eje cules fueron las temticas y problemticas que se abordaron y cmo lo
hicieron para poner en perspectiva luego, para qu se investiga en este campo.
Naturaleza, procesos y condiciones de trabajo docente
Temticas/ Problemticas:
Miradas, percepciones de los otros sobre el trabajo docente: estudiantes y otros actores escolares que
se vinculan o integran la escuela por ej. sociedad civil, movimientos sociales, medios de comunicacin.
El contexto escolar, los procesos institucionales y, la enseanza como foco de este proceso en relacin con el aprendizaje de los alumnos y alumnas. Las condiciones de trabajo y la salud de los docentes
en este clima.
La visin del mismo sujeto, de los profesores, sus experiencias, sus discursos, sus sentimientos,
frente a su tarea, a las relaciones con los otros, a las polticas, al sistema, es decir ante las condiciones
laborales.
El planteo del proceso de trabajo en la escuela secundaria es destacado.
Por otra parte, en relacin con el trabajo se puede vincular aqu el eje del Trabajo docente en la
Universidad centrado en las representaciones, la configuracin y las condiciones del trabajo docente
en este nivel. Todas ellas desde las voces de los protagonistas. Aunque tambin se contextualiza en
condiciones macro e institucionales.
Metodologa:
Estn presentes enfoques metodolgicos cuanti y cualitativos para abordar estos objetos. En los casos
que abordan las visiones de los otros y de la escuela, se trabaja en instituciones pblicas con procedimientos de encuestas y entrevistas (estas ltimas sobre todo) a los actores. Estos actores estn representados por estudiantes, directivos, asesores y los propios docentes. Tambin mediante anlisis de documentos normativos, institucionales, didcticos y curriculares y de produccin y divulgacin meditica.
La visin del profesor viene dada por enfoques cualitativos que recuperan la voz de los profesores
mediante entrevistas y tambin produccin narrativa biogrfica con el Anlisis de sus discursos. Los
relatos tienen la potencia de expresar las perspectivas de los sujetos pero tambin los procesos histricos y sociales.
Para qu:
La generacin de conocimientos en esta temtica y sobre estos problemas planteados tiene diferen-
tes finalidades. Aparece claramente el propsito de generar aportes para comprender y conocer la situacin de las realidades en sus contextos. En los mbitos de tipo acadmico, el inters pasa por contribuir
con el acervo de saberes sobre un tema poco indagado. Ahora bien, se destaca que esos saberes generan reflexiones desde diferentes perspectivas: pedaggica, polticas, sociales para tener una visin ms
crtica, develar aspectos no considerados y mltiples lecturas que los actores puedan tener de ellas
Asimismo, otro propsito fue interactuar e intervenir junto a los actores. Los colegas dijeron
producir un saber que se comparta con la escuela, con sus miembros y hacer talleres de devolucin
promoviendo la reflexin, encontrando nudos problemticos que la institucin puede pensar y actuar
sobre posibles soluciones.
Por su parte, la investigacin o indagacin del docente a travs de recuperar su propia voz implica
una reflexin sobre el propio trayecto de formacin como docente para cuestionarse y entenderse.
Polticas educativas y trabajo docente
Temticas/ Problemticas:
Aqu se presentan trabajos que analizan diferentes regulaciones: leyes de educacin, polticas y programas derivados de ellas: de contratacin docente, de gestin escolar y de recursos educativos (TICs),
en el marco de transformaciones sufridas por la poltica nacional en las ltimas dcadas. Hacen centro
en la reforma a partir de la ley de educacin Nacional como as tambin lo ocurrido en los 90 con la reforma educativa.
En este marco se incluyen a las dos ponencias presentadas en el eje de Los docentes en las polticas
de evaluacin. Que aborda justamente los sentidos de la evaluacin y acreditacin en las polticas de
los 90 y en la actualidad y el caso de una experiencia de evaluacin docente participativa en ciudad de
Bs As desde el cuestionamiento de las perspectivas eficientistas y hegemnicas.
Los contextos histricos, polticos, locales y nacionales de Argentina y Brasil estn presentes. La discusin sobre las transformaciones sociales ms amplias que caus el neoliberalismo tambin se hicieron
presente: desigualdad, precarizacin laboral, la relacin entre lo pblico y lo privado en el mbito educativo.
Los planteos recuperan las voces: percepciones, apreciaciones de los actores que vivencian dichas
experiencias con especial nfasis en el impacto que causan en el trabajo docente trabajo de ensear y
en sus protagonistas. Estn presentes tambin otros actores involucrados: por ejemplo sindicalistas,
directivos tcnicos.
Se destacan adems, las confrontaciones que se establecen entre las normativas y las opiniones de
los actores sobre su implementacin e impacto.
Tambin surgen como tema de inters en el marco poltico, la gestin escolar de diferentes instituciones educativas.
Metodologa:
La mayor parte de los trabajos realiza anlisis de documentos (leyes, normativas, programas, boletines sindicales) y entrevistas a diferentes actores educativos y escolares: directivos, docentes, representantes de gestin escolar a nivel municipal, jurisdiccional, gremial. Se utilizan entrevistas en profundidad y semi-estructuradas. Tambin se apelan a encuestas y datos cuantitativos. Y, a otros tipos de recursos audiovisuales. Lo que indica que los abordajes metodolgicos tienen ms bien una lgica cualitativa, de comprensin e interpretacin del fenmeno estudiado. Adems obra un relato de una experiencia de participacin en procesos de evaluacin de desempeo docente.
Los casos trabajados se centran en instituciones estatales pblicas.
Para qu:
Los sentidos asignados al saber que surge de estas producciones tienen su raz en intereses acadmicos que, si bien no inciden directamente en promover cambios en los fenmenos, proponen una lectura de la realidad interesante. Por ejemplo, el anlisis del discurso desde una ideologa que articula
discursos y prcticas como un modo de develar los intentos de dominacin y hegemona. Marcando una
postura ideolgica y poltica. O la difusin de resultados que brinde informacin sobre las necesidades
formativas que se requieren para los involucrados y capacitarlos. O en el caso del relato de una experiencia, plantear las voces de los protagonistas y hacer propuestas de cambio.
Formacin docente: polticas y procesos
Temticas/ Problemticas:
Se identifican dos grandes temticas sobre las cuales se abordan diferentes situaciones. Una de ellas
es la formacin de los formadores en ejercicio, en el marco de las instituciones de nivel superior y universitario de formacin docente. La otra, vinculada a la formacin inicial de futuros profesores en esas
instituciones.
Respecto del primer objeto, se compone de problemticas vinculadas con las polticas de formacin y
las prcticas de los sujetos. En cuanto a las polticas, estas se contextualizan en el pas y en el Brasil.
Las preocupaciones giran en torno a la formacin de profesionales para la docencia, en las nuevas tec601
602
nologas, la capacitacin, actualizacin y perfeccionamiento. En relacin a las prcticas de los formadores de formadores, son de inters temas tales como la potencia del campo laboral, la investigacin en
tanto prctica de los sujetos y en red y su enseanza. Tambin interesan las representaciones y valoraciones de los formadores en cuanto a sus alumnos.
La formacin inicial desarrolla un cmulo de problemticas interesantes, donde tanto los estudiantes
como los docentes estn presentes. Un eje lo constituyen las polticas de formacin inicial, los diseos
curriculares y prcticas respecto de la incorporacin de las TICs de la investigacin, tanto en nuestro
pas como en Latinoamrica. Las prcticas y concepciones de los docentes y las habilidades y competencias de los estudiantes en distintas carreras docentes y en torno a la profesin y la enseanza en el
marco de las condiciones laborales y, el contexto socio-histrico.
Metodologa:
Aqu damos cuenta de tres maneras de abordar los objetos de estudio: estudios mas bien tericos y
tipo ensayo basados en conceptualizaciones y documentaciones; enfoques de investigacin cualitativos
y el de investigacin participativa.
En estos dos ltimos casos, se centraron en diferentes fuentes: estudiantes, profesores, representantes estudiantiles, equipo de conduccin, clases, producciones de docentes y estudiantes; y en documentos tales como legislaciones, resoluciones ministeriales, programas y diseos curriculares. Las tcnicas de recoleccin de informacin fueron las entrevistas, observacin de clases, anlisis de documentaciones, grupos focales.
Se destaca que uno de los casos se trata de investigacin participativa en red de instituciones universitarias y no universitarias para la formacin de los sujetos involucrados.
Para qu:
Si bien estn las intenciones de producir saberes acerca de la formacin, en este eje se identifican
trabajos que tienen el propsito de incidir en la realidad estudiada para: hacer propuestas de formacin,
tomar decisiones institucionales, reflexionar sobre la formacin docente. En el caso mencionado de la
investigacin participativa adems de producir conocimiento, es intencionalidad de la misma metodologa, intervenir en la formacin de los involucrados en cuanto prctica investigativas y lgicas de trabajo
docente y de investigacin para fortalecer relaciones entre instituciones universitarias y no universitarias ambas de formacin docente.
Trabajo docente, relaciones de gnero y diversidad cultural
Temticas/ Problemticas:
Las temticas tienen que ver con la cuestin de gnero, la interculturalidad en el trabajo docente y
el trabajo educador de no docentes en un contexto no escolar. En este marco de diversidad se presentaron trabajos sobre: las madres cuidadoras y las prcticas de lectura en un centro educativo que atiene a
nios en situacin de pobreza; el trabajo y la formacin de docentes no indgenas en una escuela intercultural bilinge qom. El papel de los y las maestros/as en la escolarizacin en contextos de diversidad
tnica y lingstica. El caso del estudio sobre gnero abord el papel de la mujer en el proceso educativo
y la influencia del lenguaje religioso. Y, una reflexin sobre las instituciones educativas en contexto actual de cuestionamiento a sus principios.
Metodologa:
Se encuentran investigaciones cualitativas y etnogrfica. Las primeras que utilizan entrevistas y anlisis de situaciones y documentos. Y, un ensayo de orden conceptual.
Para qu:
Generan conocimientos sobre la situacin investigada: para formular hiptesis, contribuir con el estudio de gnero. Reflexionar sobre aspectos de la problemtica de la educacin intercultural bilinge en su
complejidad y generar aportes para pensar en las prcticas. Y sobre la realidad educativa escolar y no
escolar en general.
Por ltimo, el eje
Debates tericos y metodolgicos en las investigaciones sobre trabajo docente
Temticas/ Problemticas:
Por un lado, hay trabajos que exponen producciones, discusiones, reflexiones, es decir, muestran
abordajes metodolgicos desarrollados en sus investigaciones que son de dos tipos: aquellas de intervencin: investigacin participativa y una experiencia de investigacin e intervencin y otras de enfoque
cualitativo. Giran en torno a las lneas de accin, la metodologa y procedimientos utilizados. Expresando sus visiones sobre el proceso de investigacin, una reflexin sobre la accin y tambin los resultados
de las investigaciones sobre el tema o situacin objeto del estudio.
Por otra parte, hay investigaciones que ponen en consideracin conceptos tericos con potencia para
comprender, analizar el trabajo docente: la profesionalizacin, la socializacin de profesores noveles, las
representaciones sociales.
Otro aspecto que se destaca es la indagacin en tanto estado del arte y produccin investigativa de
604
de la realidad sino que provienen de ella misma y la tienen como destinataria. A travs de, mayormente, enfoques cualitativos se generan producciones que obedecen al orden acadmico. Las intencionalidades son diversas y todas muy potentes para aportar al avance del estudio aunque permanece limitada la
intervencin.
Es deseable promover la participacin de los propios sujetos de la investigacin en interaccin con
investigadores e investigadoras de modo de co-producir conocimientos y alternativas de intervencin en
la educacin, en nuestro trabajo. Solo de ese modo, aparecer el objeto colectivo docente. Si permanecemos aislados y desconectados, no ser posible romper con la fragmentacin del objeto. Es un duro
camino, pero hay antecedentes que, de alguna u otra manera, avanzan un paso ms: investigacin participativa, discursos polticos que develan intereses ocultos, miradas reflexivas y crticas, escuchar y hacer oir la voz de los protagonistas, abordar las escuelas pblicas. Son todos avances en esta lnea y deberemos seguir trabajando y luchando para ello. En este sentido, celebro espacios como stos y muchos
otros que podamos hacer porque de esta forma se visibiliza el objeto de estudio y se instala una problemtica propia de nuestra regin, atendiendo a nuestras necesidades.
Eplogo
Impresiones y reflexiones con ms tiempo1
(Sobre el II Seminario Nacional de la Red Estrado Paran 2013)
Al momento de finalizar el Seminario me qued con ganas de compartir con Uds. algunas reflexiones
y emociones; apenas pude expresar a borbotones casi abusando de un tiempo colectivo que ya expiraba- las impresiones sobre la apertura y cierre de dos jornadas de trabajo a las que slo pude asomarme, considerando la diversidad y pertinencia de las temticas que fueron abordadas y la riqueza de las
exposiciones. Por ello les envo ahora esta carta:
He acompaado -a veces con ms intensidad y menos distancia, otras como he podido- gran parte
del proceso de tejido de esta Red. Nacida para resistir, le ha sido difcil contener y sostener tiempos,
procesos y actores cuya emergencia nos sorprendi a la mayora. Le ha sido arduo, pero este encuentro
es todo un hito de logros al respecto.
La dificultad ha radicado, en parte, en que somos una red de trabajadores que hacen del propio trabajo su objeto de reflexin, produccin y lucha, y en parte, porque el espacio donde esa condicin de
trabajadores es generalmente violentada es pblico y estatal. Esto plantea una tensin dialctica adicional (con excepciones que intentan extender las fronteras de lo pblico, realmente pblico, ms all del
estado y que, opino, deberamos saludar y abrazar; tomando un poco de distancia de la lgica tctica,
propia de las coyunturas)2.
A todo esto hay que sumarle otras dificultades que tuvimos para dejarnos sorprender por un nuevo
tiempo. Para los que tenemos algunos aos, esto quizs tenga que ver con aquello del que se quem
con leche (reflejos autodefensivos frente a eventuales nuevos desencantos, que comprendo pero de
los que sera ms saludable desprenderse). Dificultades anlogas de las generaciones que se formaron
durante el auge del neoliberalismo fueron descriptas por Daniel Ezcurra en el panel de apertura. Paradojalmente, son dificultades para comprender procesos regionales que, precisamente, intentan distanciarse lo ms posible de aquella ideologa o, incluso, avanzar en rupturas ms ambiciosas.
A todo lo sealado por Daniel al respecto (imaginario mellado acerca del futuro, descreimiento de
la poltica y desconfianza del Estado) me permitira agregar dos problemas ms: una relacin existencial
conflictiva con el pensamiento utpico3 y una cierta hipertrofia epistemolgica.
Esta ltima consiste en un desarrollo enorme (histricamente bienvenido) para el ejercicio de la crtica, a travs de una refinada capacidad de deconstruccin de discursos, de una sana desconfianza en las
certezas y de un rechazo a toda huida hacia adelante que renuncie a la valoracin y disfrute del presente. Pero este desarrollo, lamentablemente, se ha desplegado a costa de una cierta mutilacin de la capacidad propositiva para alentar las transformaciones implcitas o explcitas en la crtica y para evaluar,
terica, poltica y metodolgicamente, las condiciones de aquellas construcciones sociales que, parafraseando a Freire, tornen posible maana los imposibles de hoy (construcciones que, asumiendo lo incierto de las apuestas, deben sostenerse en convicciones que, paradojalmente, necesitan ser fuertes sin
dejar de ser algunas, tal vez, provisorias). Resumiendo, no slo comprender crticamente, sino saber
hacer desde la crtica.
Esto requiere recuperar tambin para la academia la categora de praxis (en sintona con otras recuperaciones categoriales cuya dilucin deplor en su exposicin Marcelo Ruiz) y recordar la actualidad de
aquella denuncia de mediados del siglo XIX: los filsofos no han hecho ms que interpretar de diversos
modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo (recordatorio que se permite alguien que
ama la filosofa, pero sin mengua de la indignacin por la injusticia). Es la praxis la que nos pone en
conexin con los problema y con sus vctimas; es la praxis la que reemplaza los temas de la academia
por los problemas de los sujetos -individuales y colectivos- e invita a romper cualquier enclaustramiento
institucional para legitimarse abordndolos; es la praxis la que, situada geopolticamente en este tiempo, nos reclama una epistemologa del Sur, como lo propone Boaventura de Sousa Santos.
605
606
La praxis, en tanto espiral de accin potencialmente conocedora y de saber potencialmente transformador, nos remite a una categora que fue muy trabajada en el panel de apertura: la categora de saber; especficamente de saber docente.
Creo que la mayora de nosotros coincide en recuperar estos saberes, sobre todo aquellos social y
culturalmente productivos (Puiggrs/Gargliano: 2004)4, para la educacin poltica de las generaciones
ms jvenes. Ellos son uno de los reaseguros para sostener en el tiempo los procesos progresistas que,
cada tanto, se retoman en esta regin.
Tambin, todos podemos indicar sistematizaciones sobre estos saberes, sedimentados fuera y dentro de
las escuelas5; aunque, simultneamente, todos coincidiremos en su escasez. Precisamente, la apuesta a la
emergencia de sujetos polticos, a partir de movimientos pedaggicos regionales y nacionales, tiene que
ver con la preocupacin que esta escasez genera. Pero la accin, generalizada o excepcional, de educadores populares6 al interior de los sistemas pblicos de enseanza es, como recordaba Flavia Terigi, un trabajo extendido en el tiempo. Tambin lo es la introduccin o acentuacin de una epistemologa en la formacin docente que restablezca un equilibrio entre la capacidad terica y metodolgica para la crtica poltica y
la capacidad de una praxis de construccin de viabilidad para las transformaciones que se alientan.
En el corto plazo habr que apostar slo a la emergencia masiva de un ncleo de buen sentido, capaz de movilizar resistencias suficientes a la contraofensiva de la hegemona? De una hegemona que
debi ceder por un tiempo frente a la conflictividad social que gener el ciclo de acumulacin desenfrenada que tuvo lugar durante el apogeo de las polticas neoliberales? La alternancia de facto en esta regin -prcticamente a lo largo de todo el siglo pasado- de perodos de acumulacin con exclusin y miseria con otros de relativa redistribucin con inclusin, restitucin e incluso ampliacin de derechos, necesita ser interrumpida. Ya prcticamente nadie sostiene procesos de necesariedad histrica; para bien
y para mal, la historia est abierta a lo inesperado, pero tambin a que algunos castores obstinados
construyan reparos a su correntada
Entre estos castores obstinados estn los educadores y comunicadores populares. Sus saberes son
indispensables y es urgente multiplicarlos, an a sabiendas que los tiempos son largos. Esto no slo exige abocarse a profundos replanteos curriculares por parte de colectivos e instituciones autnomos (si es
con apoyo estatal, mucho mejor), sino a multiplicar los esfuerzos por conocer y difundir los saberes que
los sustentan: saberes que han sido generados por conocimientos pasados por la criba de experiencias
potentes, dolorosas las ms, gozosas, las menos; saberes que permiten comprender y por ello apasionarse y que en la educacin, como en ningn otro campo de lucha, precisan de la ternura 7; ternura que
si nosotros la necesitamos, nuestros pibes la necesitan ms, me deca una directora de La Matanza.
Para finalizar, les reitero lo que expres en el cierre del Encuentro: me conmovieron muchas de las
intervenciones a las que asist; me confirmaron en mi optimismo, trgico, pero optimismo al fin (otra vez
se me cuela Boaventura) la potencia intelectual y militante de la generacin que se expres en los paneles que presenci (las pibas y pibes entre los cuarenta y tantos y los cincuenta y tantos) que estn
siendo nuestro relevo (poco a poco, no nos apuren!!). Saludo el currculo implcito en la invitacin a
estas pibas y pibes en el que algo habr tenido que ver la querida Rosario Badano. Gracias a ella y al
equipo organizador del encuentro por haber posibilitado estas vivencias y otra vez vean de manejar mejor los tiempos para que algunos no nos quedemos con las ganas de intervenir y debamos apelar a cartitas como estas, a riesgo de que las compaeras y compaeros tampoco tengan tiempo para leerlas
Un abrazo a todas y todos.
Germn Cantero
Notas
1
Texto de un e-mail a manera de carta informal y coloquial con las compaeras y compaeros del Seminario.
2
Personalmente adhiero a este pensamiento desde una concepcin de la utopa como una anticipacin
que no afecta directamente a la accin presente pero que condiciona la orientacin de la praxis situacio-
nal (en lnea con quien fuera hace ya cuarenta aos el Ministro de Economa del Gobierno de la Unidad
Popular, cuyo proyecto fue derrotado por una desproporcin de fuerzas en 1973 pero que hoy est siendo renovado por la rebelda de las nuevas generaciones). Por ende, tomo distancia de una concepcin
de la utopa como conciencia de la falta y trato de dar ms concrecin a la idea de utopa como potencia
del deseo.
4
Lo de culturalmente es una aclaracin ma, por si hace falta en este contexto discursivo.
En lo personal, hace varios aos que estoy empeado en un aspecto de estas sistematizaciones (las
prcticas institucionales de gobierno escolar como prcticas de educacin popular en escuelas pblicas
argentinas y un poco ms all).
6
Falt el amor seal Deolidia Martnez en una intervencin al cabo de uno de los paneles.
607
608