Hacia Una Presentación Del Narcisismo Primario
Hacia Una Presentación Del Narcisismo Primario
Hacia Una Presentación Del Narcisismo Primario
Dobal, Graciela Susana; Ravone, María Paula; Rios, Laura Gabriela (2013).
NARCISISMO PRIMARIO
Hacia una presentacion de las dificultades en su conceptualización y transmisión
En nuestra tarea de una transmisión de los aportes teóricos que Jacques Lacan
realiza al psicoanálisis, retomamos su propuesta de un “retorno a la verdad
freudiana”, lo que nos obliga a producir un trabajo de articulación de esos aportes a la
teoría psicoanalítica, intentando dar cuenta de las diferencias entre ambos autores,
así como de los conceptos psicoanalíticos ligados a la concepción de un aparato
psíquico, que nos permita explicar una práctica de lectura del inconciente, en tanto
está estructurado como un lenguaje, no sin relación con lo imaginario.
Eso significa entre otras cosas, explicar cómo la palabra del otro que entra por
el oído, funda un aparato que se transforma en un sistema de escritura en imágenes –
el inconciente que se diferencia del ello - donde la imagen que es significante
adquiere todo su peso al traducirse a palabra nuevamente, en el hecho de decir. Esto
también nos implica explicar qué relación y diferencia articula en este recorrido, un
obstáculo, y a la vez un nudo central, una clave: la teoría del yo en Freud, a partir de
su presentación1 del narcisismo en 1914.
Es de aquí, que Lacan parte tempranamente, en lo que él mismo denomina
“De nuestros antecedentes”, y es de allí desde donde partimos para pensar el
psicoanálisis en este retorno que no es regresión, ni simple reproducción de la teoría,
sino lectura desde el envés 2, que hace necesario construir una hipótesis del sujeto
diferenciándola del yo en la teoría.
Lacan, en “su retorno a Freud”, construye esquemas, grafos, y recorta
operaciones a partir de la introducción inicial en su transmisión de una diferencia clave
entre “a” y “A”3, que extrae de la Psicología de las Masas y que en su núcleo posibilita
la construcción del objeto del psicoanálisis.
1
Nueva traducción en curso (Fernández Álvarez Javier; Coen, Pablo; García, Isabel): “Hacia una presentación del narcisismo”
[implantación, establecimiento, lanzamiento].
2
De Nuestros Antecedentes, Escritos 1.
3
El Seminario, Libro 2, capítulo 19, Introducción del Gran Otro.
Luego de presentar su conocido y fundamental Estadio del Espejo como
formador de la función del yo (je) (1949-1966), da inicios a su enseñanza como lo
indica en Función y Campo de la Palabra y el Lenguaje en Psicoanálisis (Lacan, 1954-
1966), ordenando su lectura en relación a un modelo, el óptico que sigue las leyes
matemáticas de las imágenes, y un esquema en sus estados L y R – al decir de J.M.
Vappereau.
A partir de allí, todos los desarrollos en relación a la temática del yo y del
narcisismo se ordenarán por los tres registros de lectura: simbólico, imaginario y real,
SIR, propiamente psicoanalíticos, categorías que exceden la categoría freudiana de
realidad psíquica y permiten su lectura, al articularse luego a la escritura de su objeto
<a>, y escribirla como fórmula del fantasma.
Pero desde el Seminario 13 en adelante – que es el punto del giro del tema del
objeto en psicoanálisis, donde retoma de modo más contundente lo imaginario en su
relación al I(a) - se encuentran en Lacan escasas menciones a la noción de narcisismo
primario, que sean recuperadas a nivel clínico. Igualmente, aunque mínimas, son
articulaciones claves para su lectura.
En su Lógica del Fantasma (Lacan, 1966-67/ inédito) parece indicar que seguir
utilizando el término narcisismo primario sin interrogarlo, impide localizar la
concepción de un uno que no es unidad, y mucho menos del yo, sino que se trata de
otro tipo de uno que sostiene la alteridad radical del sujeto.
Diez años después, en su Seminario 23, Le Sinthome (Lacan, 1975-76/ 2006)
vuelve a abordar el tema para decir que “lo que nombra la etapa llamada del
narcisismo primario, se caracteriza por esto, no porque no haya sujeto, sino porque no
hay relación del interior con el exterior” (p. 152.).
Al año siguiente, en su Seminario 24, L’Insu (Lacan, 1976-77/inédito), hablando
de las identificaciones del sujeto, nos dice que:
Estas dificultades nos llevaron a compilar y armar una versión comparada del
texto en alemán con las dos traducciones existentes y disponibles editadas
(Ballesteros, Etcheverry), tarea que nos permitió verificar que las partes del texto que
eran de nuestro interés y nos ofrecían dificultades, aún las mantenían, pero que había
términos que podían aportar novedad en una nueva versión de traducción.
La tarea de realizar una nueva traducción – aún inconclusa - nos permitió
recortar párrafos donde suponíamos que era posible obtener una diferencia a partir de
la lectura que teníamos de la teoría psicoanalítica. Pequeños detalles, nos permitieron
echar luz sobre algunos asuntos, y situar algunos puentes, conexiones para continuar
trabajando e intentando articular de modo más preciso este concepto de la teoría de
la libido freudiana, con los matemas y esquemas lacanianos.
En 19395 Freud concluye que todo lo que sabemos del comportamiento de la libido
“se refiere al yo, en el cual se almacena inicialmente todo el monto disponible de
libido. Llamamos narcisismo primario absoluto a ese estado. Dura hasta que el yo
empieza a investir con libido las representaciones de objetos, a trasponer libido
narcisista en libido de objeto.”
5
Durante toda la vida, el yo sigue siendo el gran reservorio desde el cual investiduras libidinales son enviadas a los objetos y al
interior del cual se las vuelve a retirar, tal como un cuerpo protoplasmático procede con sus seudópodos. 4 Sólo en el estado de un
enamoramiento total se trasfiere sobre el objeto el monto principal de la libido, el objeto se pone {setzen sich} en cierta medida
en el lugar del yo. Un carácter de importancia vital es la movilidad de la libido, la presteza con que ella traspasa de un objeto a
otro objeto. En oposición a esto se sitúa la fijación de la libido en determinados objetos, que a menudo dura la vida entera.
6
Leclaire: “Matan a un niño”
diferenciar dos instancias, el yo y el fantasma en el retorno
diferencial en psicosis y neurosis.
De todo el texto vamos a recortar tres párrafos que toman las cuestiones del yo
real, yo ideal e ideal del yo.
El narcisismo primario que suponemos en el niño, y que contiene una de las premisas
de nuestras teorías sobre la libido, es más difícil de asir por observación directa que de
comprobar mediante una inferencia retrospectiva hecha desde otro punto. Si
consideramos la actitud de padres tiernos hacia sus hijos, habremos de discernirla
como renacimiento y reproducción del narcisismo propio, ha mucho abandonado. La
sobrestimación, marca inequívoca que apreciamos como estigma narcisista ya en el
caso de la elección de objeto, gobierna, como todos saben, este vínculo afectivo. Así
prevalece una compulsión a atribuir al niño (zuzusprechen) toda clase de perfecciones
(para lo cual un observador desapasionado no descubriría motivo alguno) y a encubrir
y olvidar todos sus defectos (lo cual mantiene estrecha relación con la desmentida de
la sexualidad infantil). Pero también prevalece la proclividad a suspender frente al niño
todas esas conquistas culturales cuya aceptación hubo de arrancarse al propio
narcisismo, y a renovar a propósito de él la exigencia de prerrogativas a que se
renunció hace mucho tiempo. El niño debe tener mejor suerte que sus padres, no debe
estar sometido a esas necesidades objetivas cuyo imperio en la vida hubo de
reconocerse. Enfermedad, muerte, renuncia al goce, restricción de la voluntad propia
no han de tener vigencia para el niño, las leyes de la naturaleza y de la sociedad han de
cesar ante él, y realmente debe ser de nuevo el centro y el núcleo de la creación. <His
Majesty the Baby>, como una vez nos creímos. Debe cumplir los sueños, los
irrealizados deseos de sus padres; el varón será un grande hombre y un héroe en lugar
del padre, y la niña se casará con un príncipe como tardía recompensa para la madre.
El punto más espinoso del sistema narcisista, esa inmortalidad del yo que la fuerza de
la realidad asedia duramente, ha ganado su seguridad refugiándose en el niño. El
conmovedor amor parental tan infantil en el fondo, no es otra cosa que el narcisismo
redivivo de los padres, que en su trasmudación al amor de objeto revela inequívoca su
prístina naturaleza.
Ahora bien, es fácil expresar la diferencia entre esos dos hombres, que contiene la
condición de la represión, en términos que la teoría de la libido puede dominar.
Podemos decir que uno ha erigido en el interior de sí un ideal por el cual mide su yo
actual, mientras que en el otro falta esa formación de ideal. La formación de ideal
sería, de parte del yo, la condición de la represión. 3
Y sobre este yo ideal recae ahora el amor de sí mismo de que en la infancia gozó el yo
real. El narcisismo aparece desplazado a este nuevo yo ideal que, como el infantil, se
encuentra en posesión de todas las perfecciones valiosas. Aquí, como siempre ocurre
en el ámbito de la libido, el hombre se ha mostrado incapaz de renunciar a la
satisfacción de que gozó una vez. No quiere privarse de la perfección narcisista de su
infancia, y si no pudo mantenerla por estorbárselo las admoniciones que recibió en la
época de su desarrollo y por el despertar de su juicio propio, procura recobrarla en la
nueva forma del ideal del yo. Lo que el proyecta frente a sí como su ideal es el
sustituto 4 del narcisismo perdido de su infancia, en la que él fue su propio ideal.
7
“Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente” Escritos II, J. Lacan
el rasgo unario? ¿Cuál sería la diferencia con la nominación, que - como Lacan indica
en el Seminario 1 - es lo que da estabilidad al objeto? 8
Es lo que se escucha en el decir de los padres sobre el niño, pero también clínicamente
pueden apreciarse en algunos rasgos donde el sujeto adulto no puede ni “sabe hacer
con la imagen”, donde no ha habido una lectura de ese rasgo que posibilite una
separación. Cierta fijación, o inmovilidad que no es inhibición, así como ciertos
desencadenamientos en el cuerpo - son una hipótesis a desarrollar.
b) Asimismo, ubicamos otra posible traducción de “perfecciones” por “completud”.
Esta traducción nos parece más pertinente a la lectura que luego Lacan hace en su
texto capital sobre el tema “El estadio del espejo” 9 y que en conexión con la
operación denominada “nuevo acto psíquico” permite leer la unidad imaginaria
previa como atribución que posibilita la identificación a la imagen ideal - respecto de
la fragmentación previa que es resultado de la captura del cuerpo por el lenguaje que
introduce la dimensión de la pulsión.
Sabemos que Lacan, leyendo a Freud en alemán, encuentra en sus textos la distinción 10
entre Wirklichkeit11 y Realität12, asignando el segundo término a la realidad psíquica.
Esta distinción que Lacan realiza tempranamente, en una discusión con Leclaire en el
Seminario 1 - donde abordan cuestiones de la traducción 13 - es lo que le permite luego
articular el inconciente y la sexualidad de modo único para el humano, llevando a
Lacan a plantear “la transferencia como la puesta en acto de la realidad sexual del
inconciente”14.
8
La Subversión del sujeto, Seminario 9 “La Identificación”, Seminario 22 RSI.
9
“El estadio del espejo como formador de la función del yo [je] tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica”. Escritos I,
J. Lacan.
10
“Realität es una palabra con la que ustedes se situarán aunque no sepan alemán, ya que se obtiene a partir de nuestro latín. Se
opone, en el uso que Freud hace de ella, a la palabra Wirklichkeit, que por su parte también significa ocasionalmente lo que los
traductores, sin darle más vueltas, traducen simplemente, en los dos casos, por realidad”. Seminario 17, Clase 12, del 10 de junio
de 1970. “Señalemos en este punto que no es gratuito que Freud use el término Realität cuando se trata de la realidad psíquica.
Realität y no Wirklichkeit, que sólo quiere decir operatividad: lo que equivale a decir ante qué el psicoanalista de hoy hace en
broma sus zalemas”. Del Psicoanálisis en sus relaciones con la realidad, Intervenciones y Textos II.
11
“Aquí se descubre la diferencia que hay entre el Wirklichkeit, a saber la realización posible de mis relaciones con el
psicoanalista(6), en la medida en que me deja en el lugar donde estoy y donde intento abrochar un cierto tipo de fórmulas, y la
Realität que esta más allá, en tanto como imposible y es lo que determina nuestro común fracaso. Es en lo que todo fracaso no es,
[no] como se les ha enseñado y como se continúa creyendo en ello, a saber al nivel más rampante del pensamiento analítico. Todo
fracaso no es forzosamente un signo negativo. El fracaso puede ser precisamente el signo de fractura donde eso marca la relación
más estrecha con la realidad”. Seminario 13, Clase 2, 8 de diciembre de 1965.
12
“Dejando demasiadamente, por otra parte, de referirse al antecedente necesario, sin duda producido en un año en que la
atención de la comunidad analítica está un poco relajada por tratarse de 1914, del artículo Introducción al narcisismo que da a
aquél su base. Nada en todo caso que permita considerar unívoca la realidad que se invocaría al conjugar los dos términos:
Wirklichkeit y Realität que Freud distingue allí, reservando especialmente el segundo a la realidad psíquica”. De nuestros
Antecedentes, Escritos I, J. Lacan.
13
. La formación de un ideal sería, por parte del yo, la condición de la represión. A este yo ideal se consagra el amor ególatra de
que en la niñez era objeto el yo verdadero. Y prosigue. . . No es el yo verdadero, es el yo real: das wirklich Ich”. Leclaire, en el
capítulo XI, del Seminario I.
14
Seminario 11, J. Lacan, Clase 12, 29 de abril de 1964.
Leclaire nos esclarece respecto de la importancia 15 de leer la diferencia que Freud
sitúa entre un yo real (Wirckliche Ich) y el desplazamiento de la satisfacción a la que
se debió renunciar a un yo ideal (Ideal Ich)16.
Pero lamentamos contradecir su traducción porque aquí real – para nosotros - es real
pero en el sentido de efectivo, operativo, verdadero – tal como se lee en “El
Psicoanálisis en sus relaciones con la realidad” - y entendemos que esto tiene relación
con la puesta en acto de una palabra verdadera ligada al inconciente como discurso
del Otro.
En ese sentido, perfectamente el yo real, wirkliche Ich, yo efectivo es un yo verdadero
pero Echte Ich sólo retroactivamente, desde la puntuación que la lectura del rasgo y el
corte del objeto permiten situar en relación a la castración.
1 2 3
los modos de
la identificación
Plegado Esquema F
15
“Entonces toma su valor, éste wirklich, operante, la cuña que introducimos al volver a colocar en su lugar la evidencia engañosa
de que la identidad consigo mismo que se supone en el sentimiento común del yo tendría cualquier cosa qué ver con una
pretendida instancia de lo real”. De nuestros Antecedentes, Escritos I. J. Lacan.
16
Introducción del Narcisismo, Obras Completas, Freud. Amorrortu Editores. Página 91, Libro XIV.
Esquema de los dos espejos
¿Se percibe aquí la conexión del narcisismo primario con el Wirkliche ich, con ese yo
real, efectivo por el dicho que se sostiene en la representación del deseo inconciente
del Otro, y la diferencia que habría en que se sostenga sólo en su demanda idealizante
o en su fantasma?
Para poder renunciar al “amor de sí mismo” del que el yo real gozó en la infancia
(Ideal/objeto a) el niño tiene que haber podido gozar de ese amor de sí que es amor-
goce-deseo del Otro – momento en el que él mismo fue su (de ellos) propio ideal,
haber recibido una marca y una significación del otro siendo su síntoma. Esto sólo
puede ocurrir cuando eso se particulariza siendo ese “un niño” para los padres y a la
vez “el niño”, al que Freud remite en una cita increíblemente clínica: “el punto más
espinoso del sistema narcisista, esa inmortalidad del yo que la fuerza de la realidad
asedia duramente, ha ganado su seguridad refugiándose en el niño”. El niño aloja la
mortífera inmortalidad del yo, como siendo parte de una cadena de generaciones, por
lo que es necesario que se particularice para que el niño no se convierta en un mero
objeto del soma y de los ideales del otro.
Comentario párrafos 2 y 3
Creemos que es necesario sostener que Freud aquí no se equivoca, que el ideal que
nombra es el yo ideal pero también el Ideal del yo, se le tornan operaciones
simultáneas.
Porque para que funcione la represión es necesario que el yo ideal esté constituido:
no hay funcionamiento del inconciente ni represión secundaria sin formación del yo.
Así nos lo demuestra Lacan en el caso Hans, porque no hay posibilidad de dar sustancia
imaginaria a la palabra oída, no hay posibilidad de transformar los sonidos en
significantes, ni los grafismos en letras posibles de ser leídas sin yo. Pero sin conflicto
psíquico que ponga en juego la instancia del ideal, tampoco puede operar la represión.
La cuestión temporal, de las admoniciones recibidas que hacen que se refugie el
narcisismo en el Ideal del Yo, permite pensar el pasaje de la identificación al falo, a la
identificación Idealizante de la salida del Edipo como movimiento temporal ligado con
la salida del complejo de castración. En este párrafo coinciden las traducciones de
Amorrortu y Cosentino que traducen a diferencia de Ballesteros correctamente:
“neuen Form des Ichideals” como “nueva forma del Ideal del Yo”. Freud utiliza aquí el
término “Form” y no “Bild” como suele usar para nombrar la Imago, y además dice
efectivamente Ideal del Yo.
a) la cuestión del Ideal: I, nos lleva a indagar las conexiones con el rasgo
unario como triskel y la atribución.
b) la cuestión del objeto: objeto a, nos interroga sobre la nominación.
c) la cuestión de lo real en Freud nos lleva a diferenciar Realität y
Wirklichkeit, realidad psíquica y efectividad, categorías que es necesario
diferenciar de lo Real de RSI, para poder poner en relación el falo con el
Deseo materno y el Nombre del Padre.
BIBLIOGRAFIA
Freud, S. (1914/1973) Introducción del narcisismo. En L. López Ballesteros (Trad.), Obras Completas
de Sigmund Freud. (Tomo II) Madrid: Biblioteca Nueva.
Freud, S. (1914/1974) Zur Einführung des Narzißmus. Frankfurt am Main: Fischer Verlag.
Freud, S. (1914/1985) Introducción del narcisismo. En J. Strachey (Ed. y Trad.), Obras Completas de
Sigmund Freud. (Tomo XIV) Buenos Aires, Argentina: Amorrortu Editores.
Lacan, J. (1966a) El estadio del Espejo como formador de la función del yo (je) en la doctrina
psicoanalítica. En Escritos I. México: Siglo XXI.
18
JMV - De la clase del 14 de mayo de 2010 en la UP y citado como texto para las Jornadas de Topología en extensión, Buenos
Aires, Noviembre de 2010: “Leer la libido”.
Lacan, J. (1986) El Seminario, Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.
Buenos Aires: Paidós.