La Educación en Valores. El Arte de Educar en Positivo
La Educación en Valores. El Arte de Educar en Positivo
La Educación en Valores. El Arte de Educar en Positivo
publicidad ms que productos, vende estilos de vida, emociones, sueosPara ello, todos
los medios son lcitos: el engao, el exhibicionismo, la violencia, las fantasas erticas, la
degradacin y uso del cuerpoY tambin, en consecuencia, son lcitos los medios robo,
asalto, mentira, narcotrfico, venta del propio cuerpo-para conseguir esos productos que,
segn nos predican con insistencia, nos abren las puertas a la felicidad y bienestar, nos van
a permitir ser alguien en la vida.
consumismo nos consume; es como las drogas no en vano hoy se habla de compradores
compulsivos, de adiccin a las compras-: cuanto ms tiene uno, ms necesita tener. El
hambre de poseer y tener es tan grande que no deja disfrutar de lo posedo: Use y bote
parece ser el lema que va penetrando las mentes y aduendose de los corazones. La moda,
caduca y pasajera, es de una tirana avasallante. No tengo que ponerme, se quejan los y
las jvenes ante un armario reventando de ropa. Se prueban una y otra blusa, falda o
pantaln, los desechan, no les convencen. Tienen muchos vestidos, camisas, pantalones,
pero ninguno es adecuado. Fue adecuado cuando lo compr, hace una semana, ya me
vieron con l, ya no se lleva
Todos necesitamos llenarnos de cosas, de crecer hacia fuera, para tapar el cada vez
mayor enanismo de nuestra vida interior y de nuestra creciente soledad. Nos convertimos
en pura fachada: dentro slo existe el vaco. Hemos viajado al espacio exterior a conquistar
la luna, pero no hemos viajado a nuestro interior a conquistarnos a nosotros mismos.
Vivimos estresados, agitados, angustiados, corriendo cada vez ms rpido, sin preguntarnos
a dnde vamos. Nunca, en verdad, fuimos tan rpido hacia ninguna parte. Corremos porque
todo el mundo corre, para no perder la hora, para no perder el empleo, para no perder el
captulo de la novelaPero no estaremos as perdiendo la vida?
Nos comunicamos por internet, chateamos con desconocidos en el otro extremo del
planeta, pero somos incapaces de hablar con nuestros vecinos. Se nos ha vuelto
imprescindible el telfono celular, pero cada da nos comunicamos menos con nuestros
hijos. Lo lejano se acerca, lo cercano se aleja. No se han fijado que la revolucin de las
comunicaciones es para entrar en contacto con los que estn lejos, y que cada da nos
comunicamos menos y ms superficialmente con los que tenemos a nuestro lado?
Intoxicados de una informacin que se nos ofrece inabarcable y fragmentada, que cambia
antes de que seamos capaces de procesarla y convertirla en
noticias son las nicas noticias-, somos unos pobres y desorientados nufragos, ms que
seguros navegantes, en el agitado ocano de internet.
hablar de
Ser persona
Necesitamos con urgencia una educacin que proporcione una brjula para poder
orientarnos en este mundo turbulento en que vivimos. Una educacin que, en palabras de
Mounier, despierte el ser humano que todos llevamos dentro, nos ayude a construir la
personalidad y encauzar nuestra vocacin en el mundo. Se trata de desarrollar la semilla de
uno mismo, de promover ya no el conformismo y la obediencia, sino la libertad de
pensamiento y de expresin, y la crtica sincera, constructiva y honesta.
Si es bien cierto que slo si uno se acepta y quiere, podr aceptar y querer a los
dems, no es menos cierto que es imposible quererse si uno no ha experimentado el amor.
La autoestima parte siempre de la estima de otro. El sentirse valorado y amado ayuda a
crecer y desarrollarse. Todos, en el fondo, buscamos ser amados. El cario libera la
personalidad. Esta es la leccin de tantsimos cuentos donde un beso de una tierna doncella
a un sapo repugnante es capaz de convertirlo en un apuesto prncipe. Hay mucho prncipe y
princesa por nuestras calles y aulas esperando una mano amiga, una sonrisa.
Atreverse a vivir
eso, si bien algunos se preguntan si hay vida despus de la muerte, lo que realmente debera
inquietarnos a todos es si hay vida en la vida, es decir, antes de la muerte.
La conquista de la libertad
Hoy hace falta mucho valor para atreverse a ser libre. Para levantarse del
consumismo, la indiferencia y el egosmo, al vuelo valiente de la austeridad, la
participacin y el servicio. De ah la necesidad de una educacin que forme la voluntad y
ensee el coraje, la constancia, el vencimiento, el sacrificio, valores esenciales para perder
el miedo a la libertad.
En un mundo que, cada vez ms, nos va llenando de cadenas, la genuina libertad
debe traducirse en liberacin, en lucha contra todas las formas de opresin y represin. Slo
donde hay libertad hay disponibilidad para el servicio, que ayuda a los dems a romper sus
propias ataduras. Ser libre es, en definitiva, vivir con los dems y para los dems, ser
solidario. La solidaridad empieza cuando uno comienza a sentir en carne propia los dolores
y necesidades de los dems, y por ello se compromete a remediarlos.
falsaA los educadores se nos pide que preparemos para el pacifismo, solidaridad,
tolerancia, justicia, autenticidad Si tomamos en serio esta tarea no estaremos acaso
formando perdedores?
Hasta hace unos aos, era relativamente fcil educar. En primer lugar, haba
consenso entre lo que se consideraba bueno y malo y lo que es ms importante-, la
bsqueda y vivencia del bien pareca ser tarea de todos. De ah que, en general, haba una
gran coherencia entre lo que se practicaba y enseaba en la casa (todo el mundo, por
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ejemplo, consideraba el robar algo malo y por eso podan decir con sinceridad y orgullo
somos pobres pero honrados);
consideraba con autoridad para llamar la atencin y denunciar las conductas irregulares); lo
que se enseaba en las escuelas y lo que se predicaba en las iglesias. En cierto sentido, toda
la sociedad asuma su papel de educadora. Hoy, esto ya no es as: los padres parecen haber
renunciado a su deber de primeros y fundamentales educadores y le reclaman a los
maestros que desempeen el papel que ellos no supieron cumplir. Renunciaron al
autoritarismo, pero no han sabido reconstruir un principio de autoridad que sirva de
referencia para la construccin de la identidad personal y social de nios y jvenes.
Por otra parte, las iglesias cada vez influyen menos en la sociedad, especialmente
entre los jvenes, que crecen en un ambiente de total relativismo tico, donde se impone el
pragmatismo del TODO VALE y del SOLO VALE (todo vale si me produce bienestar,
placer, beneficio, ganancia; solo vale lo que me produce bienestar, placer, beneficio,
ganancia). El valor y el antivalor se confunden. Cada uno decide lo que es bueno o malo.
El fin justifica los medios. La eficacia en la productividad y la ganancia se convierten en el
criterio definitivo de bondad. Lo que es eficaz es necesario; lo que se puede hacer, se debe
hacer.
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funcionamiento.
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Como tercera cosa, y ya para terminar, hemos aprendido que es muy poco lo que
lograremos en una pretendida formacin en valores, si no integramos el centro educativo
con la familia y con la comunidad. La familia es la primera formadora o deformadora. Los
nios aprenden a valorar lo que valoran sus padres, las personas con las que viven. No es
mucho, por consiguiente, lo que podr lograr un centro educativo si trata de sembrar y
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cultivar unos determinados valores que la familia rechaza o no est dispuesta a vivir. En el
mejor de los casos, si el centro educativo va por un lado y la familia por el otro, estaremos
formando jvenes desorientados, que no saben para dnde agarrar, y que terminarn sin
hacer caso a la escuela ni a los padres.
Haba una vez un seor que sembr una semilla de mango en el patio
de su casa. Todas las tardes regaba con cario la semilla y se pona a
repetir con verdadera devocin: que me salga nspero, que me salga
nspero. Y as lleg a convencerse de que estaba haciendo lo
correcto para realizar su sueo de tener en su patio una mata de
nsperos. Una maana, vio con emocin que la tierra se cuarteaba y
que una cabecita verde pujaba por salir en busca del sol. Ya me
naci la mata de nsperos, dijo el hombre con alegra, e incluso
algunas tardes, se acercaba a su matica y le hablaba como a un hijo:
Porque t tienes que ser una verdadera mata de nsperos, y no como
esos mangos populacheros que, en tiempos de cosecha, llenan los
patios de las casas La mata fue creciendo, y un da el seor not
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La moraleja es bien clara: recogeremos los frutos de acuerdo a las semillas que
sembramos, y no de acuerdo a los deseos que manifestamos o los discursos y lecciones que
impartimos. Qu semillas sembramos en nuestros hogares, centros educativos y aulas?
Referencias
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Madrid.
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Coleccin Procesos Educativos, N. 12.
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Prez Esclarn, Antonio (1998), Educar valores y el valor de educar. Parbolas.
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Prez Esclarn, Antonio (2000), Nuevas parbolas para educar valores. San Pablo,
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Prez Esclarn, Antonio (2002), Educacin para globalizar la esperanza y la
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Prez Gmez, Angel (1998), La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Morata,
Madrid.
Santos Guerra, Miguel Angel (2001), Una tarea contradictoria: Educar para los valores
y preparar para la vida. Editorial Magisterio del Ro de La Plata, Buenos
Aires.
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