Somos Amor (Darío Lostado)
Somos Amor (Darío Lostado)
Somos Amor (Darío Lostado)
AMOR
DARIO LOSTADO
SOMOS
AMOR
PRIMERA EDICION
EDITORIAL
KIER,s.a.
AV. SANTA FE 1260 (1059) BUENOS AIRES
Ediciones en español
Editorial KIER, S. A. Buenos Aires
l9ed. diciembre 1991
Composición tipográfica
Cálamus
Correctora de pruebas
Delia Arrizabalaga
Libro de edición argentina
ISBN: 950-17-0990-6
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.72
© 1991 by Editorial KIER, S.A. Buenos Aires
Impreso en la Argentina
Printed in Argentina
INTRODUCCION
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Las personas son traídas y llevadas como marionetas
mecánicas sin voluntad, por las innumerables novedades
que cada día ofrece el consumismo.
La técnica moderna televisiva nos trae a la casa imáge
nes que no sólo nos sacan de nuestra propia casa y de
nuestros propios pensamientos y preferencias sino hasta de
nosotros mismos. Y quedamos alienados.
Los medios de transporte nos llevan en pocas horas a
cualquier punto de la Tierra. Y cada vez estamos también
más lejos de nosotros mismos.
Hemos olvidado que la mejor comunicación con los
seres queridos no se consigue con la presencia física sino con
el corazón y el ser interior para el que no existen distancias
ni fronteras.
Los inventos para acercarnos y comunicarnos están
creando, paradójicamente, distancia e incomunicación.
El gran río de la Vida pasa y seguirá pasando ante
nuestros ojos arrastrando los días, semanas, meses, años y
edades con sus vicisitudes transitorias, sus afanes diarios,
sus modas del momento, sus lujos y pasatiempos frívolos...
Todo es arrastrado por La Vida y el tiempo y todo va
reduciéndose paso a paso a lo que realmente es: polvo y humo
que se lleva el viento y desaparece.
Existen mucho alejamiento, frialdad, desamor y odio.
Y a pesar de todo, en medio de este maremagnum de frustra
ciones, ajetreos, ambiciones esclavizantes, egoísmos sen
suales y materialistas, el corazón de cada ser humano en lo
más profundo y auténtico de su ser y su naturaleza es amor.
Somos amor aunque nuestra vida sea una retahila de
egoísmos necios infantiles.
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Lo único que nos falta es despertar nuestra conciencia.
Darnos cuenta de nuestra realidad de fondo, de nuestro
verdadero ser auténtico real.
Somos amor. Somos una conciencia de unidad.
Vivimos alejados, separados, odiados porque no hemos
despertado a esa conciencia de amor y unidad.
Se dan muchas leyes para que los hombres no se
destruyan unos a otros. Se dan conferencias, clases, cursos,
se hacen reuniones, convenciones, grupos para mejorar la
conducta y comportamiento de los jóvenes y los menos
jóvenes. Se dan consejos, se habla, se enseña para que los
hombres y mujeres sean buenos ciudadanos...
Y todo ello podría simplificarse si tratáramos de ver y
entender que la causa de la conducta inadecuada e incorrecta
reside en que vivimos ignorantes y desconocedores de no
sotros mismos.
Mientras por una parte se nos enseña y se nos aconseja
ser buenas personas, por la otra se nos trata de alienar,
despersonalizándonos, haciéndonos marionetas sin volun
tad de decisión y sin libertad.
Los maestros, educadores, medios de comunicación y
todos aquellos que se dedican a la orientación de las perso
nas, siguen insistiendo una y otra vez en consejos y pautas de
conducta porque seguramente ellos mismos tampoco se han
dado cuenta de que al «ego» o engañosa entidad de nuestra
persona no se le puede cambiar de su naturaleza. Es lo que es
y como es. Nada más.
Lo que sí se puede hacer es darnos cuenta de que no
somos ese «ego». Que somos una entidad real mucho más
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positiva, real, fecunda, inteligente y amorosa que el pequeño
«ego» ruin sobre el que estamos centrados erróneamente.
Yo no quiero ser moralista ni caer en moralismos.
Deseo ante todo ayudar a despertar, a abrir las con
ciencias a la atención sobre sí mismos.
No se trata de aconsejar esta clase de conducta o la otra.
Cuando nos demos cuenta de que no somos lo que
creemos ser y sobre lo cual estamos obsesionadamente
dando vueltas y vueltas inútilmente y veamos con claridad
que la realidad que nos constituye como seres humanos es
AMOR, entonces harán falta menos consejos, leyes e im
posiciones.
Siempre fui reacio y lo soy ahora también, a estructurar
lo que voy a escribir. Quizás se deba a una repulsión natural
hacia todo lo estereotipado y preestablecido.
Rebuscar la forma y el lenguaje para expresar lo que voy
sintiendo se me antoja que sería como si tratara de colorear
el agua pura y clara que surge de la fuente para que aparezca
más atractiva y aceptable.
En nuestro tiempo todo se disfraza y disimula. A veces
hasta la sofisticación se disfraza con una ficticia y estudiada
espontaneidad.
Muchas veces la artificialidad corrompe y desnaturali
za la belleza y bondad de lo más hermoso, sano y puro.
Intento decir las cosas con la naturalidad con que el
niño habla con su madre, sin artificio alguno.
Pretendo que lo que expreso aquí sea entendible para
todos.
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Acabo de leer un libro sobre el comportamiento huma
no. El autor empieza con muchas dudas y ambigüedades y
termina de la misma manera. Después de leerlo he tratado de
pensar qué mensaje o lección podía sacarse de su lectura.
Quizás podría deducirse que no se puede saber nada sobre el
comportamiento humano.
He quedado preocupado de que eso mismo pudiera
ocurrirle a algún lector de mis libros.
El título de este libro es una afirmación tajante: Somos
amor. Pero más que los argumentos que puedan darse para
probarlo, lo que nos lleva a la intuición y evidencia de esa
verdad es el verlo y sentirlo por nosotros mismos. Yo única
mente trato de mostrar el camino para que cada cual lo vea
por sí mismo. Mira dentro de ti, observa la vida alrededor de
ti y verás que poco a poco se van aclarando cosas que parecían
ininteligibles.
Vivimos dormidos. Y es necesario despertar.
Teóricamente, según lo expresado por el poeta dra
maturgo, todos admitimos que la vida es sueño. Pero cree
mos que es una licencia poética únicamente. Pero no es así.
Es la verdad. Vivimos dormidos. Y suponiendo que lo que
ocurre junto a nosotros cada día fuera real, lo que sí es un
sueño es el modo de verlo, sentirlo e interpretarlo.
Lo que importa es despertar y encontrar el verdadero
sentido de cuanto ocurre en nosotros y alrededor de nosotros.
Estas líneas quieren ser una llamadita para despertar.
Pero una llamada sin exigencias. Nos dicen, nos han dicho
muchas cosas. Nos bombardean con noticias, con amenazas,
con consejos, con enseñanzas...
11
En los colegios, en los diarios, en la T.V. constante
mente nos llenan la cabeza de mensajes de todo tipo. Los
políticos nos hacen promesas que no cumplen, se nos dan
noticias tristes, alegres, catastróficas...
Los que hablan, los que escriben, unas veces tratan de
halagamos, otras nos dicen lo que les interesa para ser leídos
o escuchados, otras se nos presentan como amigos que
desean servirnos, hacernos pasar un rato agradable, solucionar
nuestros problemas...
Pero siempre el que habla o escribe lo hace porque hay
«alguien» que lo va a escuchar o leer. Ese «alguien» es tan
importante que sin él no se hablaría o no se escribiría.
Recibimos mensajes y orientaciones ideológicas tan
variadas y hasta contradictorias que nos sentimos a menudo
perplejos sin saber qué hacer ni a qué atenernos.
La educación de la niñez y la juventud, la moral social
y religiosa es tan variada en sus métodos y principios que
hace cundir el desconcierto por todas partes y en todos los
ambientes. Es como si existieran morales diversas. Nunca
como hoy el relativismo moral ha sido tan admitido en la
práctica diaria. Incluso dentro de la misma religión o iglesia
hay enfoques tan opuestos que se parece a la carta de un
restaurante para elegir el plato que más gusta del menú.
No digamos nada de los asuntos políticos, económicos
y sociales. La diversidad de juicios y opiniones es tan diversa
y variada que pareciera que cada uno tiene la solución de los
problemas en su mano con su teoría respectiva.
Es evidente que esta variedad de pensamiento y opinio
nes es un positivo signo de libertad de expresión, uno de los
derechos más esenciales y valiosos de la persona en la vida
social.
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A pesar del desconcierto que se puede crear con tanta
variedad de ideas y opiniones, es innegable que es preferible
esto al amordazamiento de otros tiempos en que se coartaba
no sólo la libertad de expresarse sino la de informarse y hasta
la de pensar por sí mismo.
Recuerdo que siendo yo joven había libros y autores
que estaban «prohibidos».
Esta prohibición estaba basada y expresada en una
célebre lista o Indice de libros y autores que la iglesia católica
había determinado que no se debían leer bajo pena de pecado.
Desconozco si todavía existe dicho Indice y su prohibición.
Recuerdo que algunos de los autores que estaban pro
hibidos eran aquellos escritores llamados librepensadores.
El librepensamiento, como su nombre lo indica, era y es una
actitud mental que no se ciñe a moldes, normas y hábitos
fijos preestablecidos para pensar, juzgar y expresar sus ideas
y creencias.
Esta es una evidente actitud antidogmática.
Pues bien, con una actitud coercitiva dogmática se
prohibía leer libros de autores que exponían su pensamiento
sin condicionamientos ni ideas preconcebidas.
Tanto los que nos bombardean con sus ideas políticas,
comerciales o de cualquier otro tipo, como los que nos
prohibían leer ciertos autores y libros coinciden en la misma
cosa: unos y otros dicen que lo que nos imponen de una u otra
manera es para nuestro bien.
Unos y otros impiden que pensemos por nosotros
mismos.
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Me dan miedo los que saben lo que me conviene y se
empeñan en imponérmelo.
Lo único que parece poder afirmarse sin temor, que
conviene a una persona, es ser ella misma en todo y sobre
todo.
Los que me imponen con técnicas y métodos sutiles
unas ciertas ideas, gustos, preferencias, opiniones... lo mis
mo que los que me impiden pensar y sentir por mi cuenta,
con toda seguridad me están haciendo el peor de los males:
me impiden ver y pensar por mí mismo sin condicionamientos
ni imposiciones.
Cada línea que yo escribo quiero que lleve la impronta
de la libertad.
Cometer un error con libertad es preferible a no cometer
error alguno porque no me han dado libertad para ello. Es
como quien nunca rompió un plato porque jamás se puso a
fregarlos.
Algunos libros educativos y moralistas religiosos nos
han ido imponiendo más o menos sutil y solapadamente
ciertas normas de conducta y creencias bajo ciertas veladas
amenazas.
Por buena que sea la intención de quienes usan tales
métodos no parece que sea ese el mejor camino de ayudar a
las personas en su desarrollo y transformación.
Toda persona necesita ante todo estar despierta. En
tonces podrá ver y decidir el camino que debe tomar en su
vida. Hipnotizar de una u otra forma y presionar para hacerle
caminar un camino determinado no parece lo mejor, ni lo
más adecuado.
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Cuando alguien me pregunta para qué escribo o qué
pretendo con lo que escribo, me dan ganas de contestarle que
quiero ser un despertador. Solamente eso. Porque cuando
alguien está despierto ¿para qué necesita ya de orientaciones
y ayudas? La ayuda es únicamente para despertar.
La peor dificultad para despertar es el creer que
estamos ya despiertos, cuando en realidad estamos dormi
dos y a veces profundamente dormidos.
Es necesario estar despierto para ser libre.
Todos aquellos hipnotizados y programados por los
medios de información y dominación, los autómatas que
piensan y hacen «lo que los demás piensan y hacen, lo que la
sociedad hace», son marionetas que bailan al ritmo que les
tocan en cada momento. Jamás deciden cantar o bailar por sí
mismos. Son siempre el eco de la voz de su amo.
Liberar la mente, liberar la visión, liberar los gustos y
valoraciones de las cosas es imprescindible para llevar una
vida medianamente digna de seres humanos.
Es éste como un leit motiv de todo cuanto escribo.
Por eso quisiera que estas páginas no sean una más de
cuantas lees. Quisiera que te sirvieran para ser libre en
pensar, leer, oír, sentir y hacer.
Ser libre siendo tú mismo siempre y en todo. Entonces
verás y llegarás a la experiencia directa por ti mismo de que
todo tú eres amor aunque a veces sientas el hielo del desamor
en tus huesos.
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Primera parte
TODO ES AMOR
LO QUE SUELE
ENTENDERSE POR AMOR
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El «yo» físico del estómago del perrito amaba la salchi
cha. Pero su «yo» afectivo amaba a su amo. Y este amor era
mayor que el otro.
Cuando se aunaron los dos deseos, el de comer la
salchicha y el de estar con su amo, el perrito se sintió feliz.
Antes de adentramos en el tema hemos de ver y notar
con claridad que hay dos maneras de enfocar el sentido del
amor: uno es el sentido profundo que no es sino el sentimien
to subjetivo de unidad entre el ser que ama y el amado, donde
ya no son dos sino uno, distinguiéndose y respetándose las
diferencias personales accidentales y otro el sentido en que
suele entenderse el amor por la mayoría de las personas, que
consiste en una atracción y deseo hacia lo que resulta
apetecible y bueno.
Hablaremos primero de la clase de amor más corriente
y más vulgar entre la mayor parte de las personas.
El que sea mayoría el número de personas que aman y
sienten así sobre el amor no lo constituye por eso en bueno
y verdadero.
Lo único que podemos afirmar es que la mayoría vive
en el error de considerar amor verdadero lo que es un amor
a medias, un amor muy elemental. Así nos podemos dar
cuenta de que por más que se diga en la vida corriente que « se
ama» o que «se hace el amor»... la gente sigue viviendo
huérfana de amor.
Hemos dicho que lo que normalmente se entiende por
amor es la atracción o deseo que se siente hacia algo o alguien
que se considera deseable, bueno o útil.
Todo ser vivo, plantas, animales y seres humanos
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sienten esa atracción hacia lo que les resulta útil, provecho
so, agradable o bueno.
Para todos es suficientemente manifiesto y evidente, a
poco que se observe la naturaleza, las atracciones, apetitos e
inclinaciones que sienten las plantas, los animales y por
supuesto el ser humano.
Dejamos, pues, claramente establecido que a la atrac
ción que se provoca en todo ser vivo hacia algo o alguien que
aparece como deseable y apetecible se le llama amor. Así
suele decirse que ciertas plantas aman la sombra y otras en
cambio aman el sol.
Es obligado reconocer que éste es el sentido que, en la
vida social, corrientemente rige, en la práctica, la vida de la
mayoría de las personas.
Es un amor del nivel físico-sensitivo. Y en cierto
sentido del nivel psíquico inferior.
Para comprender las múltiples contradicciones que
oímos y vemos en la vida diaria sobre tantas relaciones
amorosas «apasionadísimas» (!!) hoy y reducidas a cenizas
mañana, es necesario distinguir bien de qué nivel de amor se
trata.
Cuando más adelante hablemos del amor-amor, del
amor que brota del centro amoroso y no de los sentidos
físicos periféricos, veremos que estas contradicciones y
altibajos absurdos desaparecen, porque el amor a nivel pro
fundo es unidad esencial y armonía vital sin fisuras.
Unicamente en el nivel de la personalidad se dan las
contradicciones y las desilusiones amorosas. Nunca a nivel
del espíritu.
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Todo cuanto el ser humano hace en su existencia lo.
hace por amor. El único motor de la vida es el amor.
Todo es amor y no hay cosa alguna que no sea manifes
tación y expresión de amor.
Aunque parezca una paradoja, hasta los crueles actos
de injusticia y odio son producto de amor. Un amor desvir
tuado y desviado por la ignorancia y el bajo nivel de concien
cia. Pero la energía por la que esas acciones son realizadas
brota siempre de la energía amorosa.
Todo ser, toda acción es efecto de la Realidad-Amor
que siempre es positiva, aunque los mecanismos intermedios
o instrumentos la usen o dirijan destructivamente, sobre
todo, el mecanismo mental.
Cuando la conciencia se mueve en un nivel bajo y
elemental de desarrollo, su impulso está torpe y errónea
mente dirigido, más a la destrucción y desunión que a la
armonía unificadora.
A ese impulso desordenado y erróneamente dirigido lo
calificamos y llamamos conceptual y verbalmente como
odio. Pero la energía que lo impulsa solo puede ser amor.
Todo cuanto existe, toda acción tiene su origen en la
esencia Una, en la energía Una, en el Ser Uno que es Amor.
El es Uno indivisible. Por eso es amor infinito. Cuanto
más Uno, más Amor. Porque Amor es la Unidad. Así como
toda división o desunión es llamada desamor u odio.
Todas las acciones humanas llamadas egoístas o defec
tuosas son sombras del amor. Ellas no son el amor pero
señalan al amor como a su fuente y origen, que las proyecta
y las produce.
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Y es que detrás de todas las acciones por más egoístas,
malévolas u odiosas que parezcan hay una intención de bien
y amor por pequeño, limitado, erróneo o egoísta que sea.
Todas las envidias, injusticias, recelos, desamores y
odios que diariamente percibimos en nuestro mundo son
sombras del Amor. Los podemos llamar pequeños o falsos
amores. Pero las palabras que usamos son únicamente
conceptualizaciones del Amor. La Realidad, toda realidades
solamente Amor. Lo que llamamos desamor u odio es
únicamente una conceptualización de las sombras del amor.
Yo estoy escribiendo por amor. Tú lees por amor.
Las acciones o conductas aparentemente de desamor
no son sino el efecto de vivir, ver y juzgar por las sombras o
los reflejos.
La Realidad que está más allá de los reflejos y las
sombras no puede ser nada más que Amor.
El fin o sentido de la vida humana es liberarse del error
de las sombras y los reflejos para llegar a la Verdad de La
Realidad, del Amor.
La realización, salvación o liberación del ser humano,
porque todo es una misma cosa, consiste en dejar de vivir del
error de las sombras y los reflejos y llegar a vivir el Amor.
Mientras juguemos con amores objetivos, concep-
tualizados, idealizados estaremos jugando a ser buenos, a ser
más o menos amorosos...
Cuando tomemos conciencia del Amor que somos
como realidad verdadera, dejaremos de hacer teatro en la
vida representando personajes simpáticos, atractivos,
triunfadores, buenos o amorosos.
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Es conveniente que sepamos a qué nos referimos en
cada caso cuando para cosas tan distintas usamos las mismas
palabras.
Una cosa es el amor íntimo y central del espíritu por el
que una persona se siente una con la persona amada y otra
cosa muy distinta es el amor por el que una persona tiende
a estar o conseguir a otra persona porque la encuentra
agradable, útil o conveniente para sus fines y satisfacciones
egoístas.
Es necesario saber distinguir aquel amor superior del
espíritu, de este otro egoísta de la personalidad psicofísica
instintiva.
Sabemos que el amor-amor del espíritu no es muy
frecuente. Pero no quiere decir que no exista y no sea una
realidad de cada día, aunque escasa, entre personas huma
namente muy desarrolladas. Es el amor al que estamos
llamados y destinados todos. Pero la mayoría de las personas
se quedan atrapadas en la maraña de las pretensiones indi
viduales de la personalidad. Y se crean un amor egocentrado
de personalidad con el que se manejan prácticamente toda su
vida.
Este sentimiento de atracción física, mental o afectiva
es siempre egocentrado. Aun en los casos que parecen más
espirituales, como en el de tantas personas que dicen que
aman a Dios, lo hacen «para ir al cielo». No es corriente
encontrar aquel amor:
«... Muéveme en fin tu amor
y en tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno te temiera.»
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Este amor, aunque generoso y desinteresado es un
amor de personalidad, porque el que ama se siente una
persona separada individual y distinta de la persona amada.
En el nivel en que se desenvuelve la mayoría de las
personas, éste sería y es el amor perfecto. Y sería deseable que
fueran muchas las personas que amaran de esta manera.
Lo corriente y más común es ese amor egocentrado,
interesado, que busca la complacencia de los sentidos e
instintos o del sentimentalismo sensible y emotivo.
Es evidente que la palabra amor en el lenguaje corriente
es una palabra equívoca.
23
2 EL AMOR A SI MISMO
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Los hedonistas puros no son muy frecuentes. Las
apetencias sentimentales inferiores suelen ocupar un papel
importante en esta clase de personas.
El genuino amor a sí mismo tiene otro sentido distinto
para quienes tienen un verdadero conocimiento de la reali
dad de sí mismos.
Quien se conoce bien a sí mismo comprende que
amarse es realizar su naturaleza. Amarse es querer y hacer
todo aquello que conduce a la persona a su plenitud.
Quien se conoce a sí mismo sabe que el mejor modo de
amarse es ejercitar todas sus capacidades de amor, de inte
ligencia y de energía de que es capaz.
Quien cree ser su cuerpo, quien se identifica con la
parte física de sí o con sus pensamientos o sentimientos
creerá que amarse a sí mismo consiste en satisfacer y
complacer al máximo todas las exigencias de sus sentidos, de
su mente o afectividad inferior.
En el recto y completo amor a sí mismo no se excluye
nada, ni mucho menos su propio cuerpo que es el medio o
instrumento a través del cual ha de realizarse, ha de hacer
realidad todas sus capacidades y potencialidades.
El amor a sí mismo se manifiesta de una manera
automática e inconsciente en el niño recién nacido. Busca y
quiere todo «para él». En él, este amor es perfecto. Necesita
todo para poder subsistir.
En la medida que la persona va creciendo, va tomando
también conciencia de los otros y de sus capacidades de amar
generosamente.
Si la persona, cuando crece, sigue manteniendo el
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círculo de su amor cerrado en sí mismo, como el niño,
aunque crezca físicamente es una persona inmadura, infantil.
Toda aquella persona que únicamente busca ser com
placida con el amor y las transigencias y donaciones de los
demás, si no ejercita su amor activamente amando, quedará
reducida psicológicamente á la etapa y estado infantil.
Son personas para quienes la etapa infantil no fue una
etapa de transición sino que se quedaron fijas en ella. Son
niños con cuerpo grande. O personas grandes con psiquismo
infantil.
Cada ser, en su naturaleza, crece en la medida que
ejercita sus potencialidades, sus facultades. Crecen los mús
culos en la medida que se los ejercita. La inteligencia y la
memoria crecen también con el ejercicio. Y una persona será
tanto más amorosa cuanto más ejercite su capacidad de
amar.
Cuando alguien se ama a sí misnío hará indefectible
mente todo aquello que favorece su crecimiento, que lo
conduce a su plenitud.
Amarse a sí mismo es igual a desarrollar su ser-energía-
inteligencia-amor.
Aquel que se cierra y se limita a complacer sus apetitos
sensitivos está limitando su crecimiento. Se está
anquilosando.
En realidad, entre amarse a sí mismo y amar a los otros
no existe ninguna diferencia. Son, además, simultáneos.
Quien se ama bien a sí mismo automáticamente está abierto
al amor a los otros.
Quien se ama a sí mismo no puede dejar de amar a los
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otros. Porque su amor es más verdadero cuanto más generoso
es.
Amar a los demás olvidándose de sí, además de ser
absurdo, es una sutil forma de autocomplacerse con su
propia generosidad buscada.
El amar y entregarse a los demás debería ser la donación
espontánea y natural del amor que uno siente ser, en el
centro de sí mismo, como el desbordamiento de un vaso
lleno de agua que tuviera la fuente dentro de sí mismo.
Para ello se requiere darse cuenta de que uno es fuente
de amor.
Amarse correctamente, con amor verdadero a sí mis
mo es querer, amar y buscar en todo y sobre todo su propia
y auténtica realización personal a través de cuanto se hace y
se vive en la vida cotidiana.
Este auténtico amor a sí mismo impulsa a la persona a
amar más y mejor a cuantos conviven con ella y al Universo
entero. Tal como la persona se ame a sí misma proyectará su
amor a los demás. Si su amor es superior y generoso hacia sí,
también lo será hacia los demás. Quienes, por el contrario,
se aman con un amor inferior y egoísta, también amarán a los
otros con el mismo amor egoísta, egocentrado.
El amor a sí mismo no solamente no es reprochable ni
malo sino que es la base y origen de todo amor en la persona.
El egoísmo, el amor inferior centrado en sí mismo,
busca la complacencia sensible y vanidosa del cuerpo físico
o del altanero «ego».
El amor verdadero a sí mismo, por el contrario, impulsa
a la persona sabiamente a todo aquello que conduce a una
mejor y mayor realización personal de sí y de los otros sin
27
intereses personales egoístas, por una parte, ni complacen
cias indulgentes y necias por la otra. Una cosa es amar y otra
muy distinta acceder a los antojos caprichosos de la persona
amada.
Nadie amará recta y adecuadamente a los demás si
antes no se ama con amor verdadero y auténtico a sí mismo.
28
3 AMOR A LOS OTROS
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ella y otras cosas por el estilo fueron simples palabras sin
demasiado sentido.
Así vemos con frecuencia, con demasiada frecuencia,
que aquellos amores tan necesarios e imprescindibles pronto
son sustituidos por otros también «necesarios» para vivir.
La gente de nuestro tiempo suele vivir con conceptos
de cine y telenovelas con respecto al amor. En realidad es un
concepto totalmente sensual, egocéntrico y falso. Los sen
tidos engañan y el amor que se basa en los sentidos es
engañoso y poco estable. Así, esos folletones que ofrece la
T.V. tienen tantos amores y desamores cambiantes y las más
de las veces frustrantes. Las frases que se repiten una y otra
vez son siempre las mismas: Te necesito, jamás he amado
así, no puedo vivir sin ti, tú eres mi vida, te amaré eternamente,
sin ti no puedo ser feliz... etc. Y la comedia del engaño
continúa.
Así, pues, las personas pueden ser destinatarias de un
amor verdadero o pueden convertirse en instrumentos o
medios de utilidad para la propia complacencia e interés
egoísta.
Muchas personas aman a los otros «para sí». Parece
como si sacrificaran mucho por los demás. Pero en realidad
no son los otros los destinatarios de su sacrificio y amor sino
ellos mismos. Los otros son unas veces una excusa y otras un
medio útil para sus fines. Se sirven de los otros para su propia
utilidad. Pero no sólo eso sino que usan un fingido amor para
mostrarse como generosos.
Por el contrario, existen quienes aman de verdad.
Aman a las otras personas porque quieren ayudarlas a
ser más felices. A veces la recta finalidad de su intención no
30
se corresponde con los medios más adecuados. Pero la
intención surgió del deseo generoso y profundo del bien de la
otra persona.
Cuando la persona amada está suficientemente desa
rrollada en su conciencia, comprende y acepta el acto de
amor aun cuando no se hayan conseguido los fines que se
buscaban.
Las personas, en cambio, de un bajo nivel de conciencia
se enojan cuando se sienten contrariadas por no haberse
logrado el fin que se perseguía.
Son dos maneras distintas de recibir el servicio de amor
generoso. A la persona desarrollada le basta la intención
amorosa de la otra persona. A la persona poco desarrollada
sólo le interesan los resultados para satisfacer sus gustos y
deseos. Y menosprecia la recta voluntad de quien la está
amando con desinterés y generosidad.
Examinar nuestro amor a los demás, así como el modo
de cómo recibimos el amor de los otros puede ser un intere
santísimo ejercicio para ver cómo vamos en madurez. Cada
día se nos presentan oportunidades para lo uno y lo otro.
Muchas personas se pesan cada día para ver de no
aumentar de peso y perder la figura. Pero muy pocos son los
que cada día examinan el grado de su amor y el peso de su
madurez. Y esto es mucho más importante que lo otro. Y si
hay algunos pocos para quienes esto no sea importante, el
problema se convierte en dramático y el remedio deben
buscarlo con toda urgencia, si no quieren verse abocados a
estados tristes y dolorosos en un futuro próximo.
Es necesario cambiar los conceptos. Lo que oímos y
vemos cada día sobre el sentido del amor a otras personas,
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está muy lejos de ese amor generoso, desinteresado, respe
tuoso, sincero, cordial, comprensivo, paciente, maduro, in
tegral y total. Ese amor que no excluye nada de la persona
sino que incluye todo, desde lo que aparece como lo más
inferior hasta lo más elevado del espíritu.
El amor verdadero no es como algunos creen un amor
espiritual, angélico y abstracto. Es por el contrario un amor
muy humano que ve a la persona en su totalidad.
La vida humana podría simplificarse en muchos as
pectos si tomáramos el examen de nuestro amor como tema
diario de nuestro trabajo y preocupación.
Nuestra transformación personal lo mismo que la del
mundo, únicamente ha de venir por una transformación,
crecimiento y mejoramiento del amor.
El amor verdadero del espíritu se fundamenta y se basa
en el amor que somos como realidad central en el fondo de
nosotros mismos. Pero ello no quiere decir que el amor se
quede en mero sentimiento interno sin proyección a la vida
concreta existencial.
La persona que ama con amor superior ama a la persona
integral, total, sin excluir lo que pudiera parecer inferior o
material. Lo que ocurre es que la persona que ama con amor
correcto y verdadero sabe distinguir lo que es el bien de la
persona amada de lo que son caprichos pueriles y absurdos.
Es necesario poseer un sabio discernimiento para conocer y
distinguir lo necesario de lo superfino y caprichoso y poder
obrar adecuadamente en consecuencia. Es ésta una sabia
prudencia poco frecuente en la vida concreta de cada día.
Amar de verdad sin fáciles y absurdas complacencias,
pero sacrificando los propios gustos y caprichos por el bien
32
auténtico de los demás es un buen camino de amor.
El bien básico e importante del otro está por encima de
los caprichos propios. Con mucha sinceridad consigo mismo
será relativamente fácil comprender el momento y el grado
en que se debe sacrificar lo propio por el bien de los otros.
El amor auténtico qué no es ciego sino lúcido e inte
ligente ha de señalar siempre el camino más adecuado para
manifestarse y expresarse en cada situación de la vida con
creta.
33
4 «... COMO A TI MISMO»
34
amaba a sí mismo. El amor destructivo y masoquista que
tenía hacia sí mismo lo trasladaba también hacia sus próji
mos. Amaba mal a sus prójimos como se amaba a sí mismo.
El «como a ti mismo» no significa un sentido compa
rativo de identidad. Es decir no significa «ama de la misma
manera que te amas a ti mismo», ni en el mismo grado que
te amas a ti mismo. Significa más bien: Ama a tu prójimo
porque él es tú mismo o lo que es lo mismo, porque tú eres
él. Tú y él sois uno mismo. Así se entiende aquella oración:
Padre, que ellos sean uno como Tú y yo somos uno. Que
sientan, que sepan que son uno, que entiendan que sus
individualidades no los deben separar. Que conozcan su
verdadera esencia que no es otra que El Amor.
Cuando las personas se den cuenta de que son una
misma cosa en El Amor que las une, no necesitarán ni
consejos ni mandamientos. Serán entonces lo que tienen que
ser, que no es otra cosa que El Amor mismo manifestado en
todas sus acciones.
Los psicólogos coinciden casi todos en que en general
las personas no se aman bien a sí mismas. No tienen hacia
sí mismas el aprecio, la estima, la fe, la confianza, el respeto,
el cuidado y el amor que debieran tenerse.
Esto no será una novedad para el Maestro que nos dio
el mandamiento.
Ocurre que estamos acostumbrados a vivir siempre
comparando. Así hemos entendido el «como» del manda
miento, igual que si fuera el sentido de una comparación de
identidad.
El sentido podríamos parafrasearlo así: Siente que tu
prójimo eres tú mismo. Y entre tú y el otro ya no habrá
35
distancias ni diferencias. Seréis los'dos uno solo. Por consi
guiente tampoco habrá dos clases de amor sino uno solo.
Solamente habrá un sujeto y un solo destinatario del amor:
tú mismo. Porque en ti sentirás que vive tu prójimo. O te
sentirás tú en tu prójimo.
Y cuando realmente te des cuenta de que no hay
distancias entre tú y tu prójimo sentirás que eso es el amor,
ese sentimiento de unidad es la esencia de todo amor autén
tico. Sentirás entonces que no eres sino amor.
No es otro el sentido de aquello: El Padre y Yo somos
uno. O aquello otro: Si alguien me ama, yo estaré en él y él
en mí.
Amar y ser Uno es la misma y simultánea realidad.
36
5 AMOR A LAS COSAS
37
pesetas, hijos, quince pesetas! (unos quince centavos de
dólar).
Aquellas píldoras con seguridad le hacían más daño
que provecho, por el dolor y tristeza que le causaba el gastar
quince pesetas en cada una. Ella amaba el dinero más que su
propia salud.
Todos conocemos algunas personas que exponen su
salud por ganar más y más dinero. O personas que están tan
apegadas a sus cosas que son capaces de sacrificar hasta lo
más valioso por ellas.
Ese deseo, esa atracción o dependencia de las cosas
suele llamarse amor.
Digamos ya desde ahora, que hasta esa clase de amor es
en sí mismo positiva. Sí. Incluso el amor del avaro a su dinero
es en sí mismo positivo y bueno en cuanto expresión de una
energía hacia algo.
Todo acto de voluntad o energía es positiva. Aunque
sea incorrecta la actitud o dirección de quien dirige esa
energía hacia unos fines no correctos o inadecuados.
La energía en sí misma es buena.
Lo que la puede convertir y de hecho la convierte en
negativa o destructiva es la dirección o intencionalidad del
deseo y la ignorancia o falta de conciencia en la jerarquización
de los valores, puesto que muchas veces un valor inferior se
absolutiza y de ello se siguen más efectos negativos que
positivos.
Oímos a veces hablar con demasiada frivolidad y lige
reza que el amor al dinero o tal o cual cosa es malo.
38
En realidad no hay amor malo, sino actitudes malas,
erróneas o incorrectas.
Hay que repetir una y otra vez que las cosas, los objetos,
el mundo no es malo.
Puede haber y de hecho lo hay, un mal uso de las cosas
o del mundo. Pero todo, cuanto existe es en sí mismo bueno.
Podemos aclararlo con un simple ejemplo. Sabemos
que el rayo láser sirve para infinidades de usos positivos y
hasta para sanar enfermedades y salvar vidas. Ese mismo
rayo láser dirigido para matar se convierte en malo o
destructivo. No es él malo sino la dirección que se le da.
Lo mismo podríamos decir de la energía atómica y
tantas otras cosas más.
Las cosas son buenas. Por tanto, amarlas también lo
será.
Pero el amar las cosas como si fueran el objetivo último
de tus acciones y tu vida, en lugar de usarlas como medio e
instrumento para un fin superior es lo que constituye el
deseo de ellas en incorrecto o malo.
Dios puede y debe ser amado en todo lo existente y
visible.
Pero amar el medio, las cosas, y quedarse encadenado
en ellas impidiéndote conseguir llegar al fin para el que están
destinadas puede convertir su uso, apego o amor en incorrec
to o malo porque lo que era un medio se ha convertido en fin.
Todas las cosas son buenas cuando se usan para lo que
han sido hechas y tú las posees sin que ellas te posean a ti.
Quien vive apegado y encadenado a las cosas, se inuti
liza para amar.
39
AMOR A LA CIENCIA
Y EL ARTE
40
que la elevación o excelencia de los trabajos no reside en lo
que se hace sino en el espíritu con que se hace.
De cara a la repercusión social o de desarrollo técnico,
los trabajos científicos y artísticos aparecen de una mayor
importancia y trascendencia no sólo por el resultado mismo
del trabajo sino porque se suele creer que los trabajos manuales
son producto únicamente de la mecánica de las manos y los
científicos y artísticos lo son de la inteligencia y la inspiración
interior.
Pero de cara a la realización personal, de cara al cum
plimiento de la misión que la Vida o Dios ha dado a cada
persona, todos los trabajos son igualmente importantes,
excelentes y valiosos.
Este es uno de los puntos en que la mentalidad y el
sentir vulgar del común de la gente difiere radicalmente del
pensar y sentir de las personas que están en camino de su
realización personal por encima de cualquier otro objetivo.
Vivimos en un mundo donde se comercializa hasta lo
más sagrado. El arte y la ciencia no son una excepción.
Tanto el arte como la ciencia son manifestación y
expresión de la inteligencia e inspiración del «yo» interior.
Esa digna vocación queda mucha veces profanada en muchos
artistas por un espurio interés mercantilista y utilitarista.
Hay artistas que sirven al arte y otros se sirven de él.
Es posible que algunos artistas mercantiles triunfen
socialmente. Pero únicamente los que son artistas por amor,
tienen la satisfacción intema que siempre gozan los que
trabajan y viven por amor.
Explotar y utilizar valores elevados y nobles con fines
mercantilistas es profanar esos valores.
41
El amor a las obras científicas y artísticas lo mismo que
al trabajo que las produce es un digno amor. Como siempre,
la excelencia de este amor depende de la calidad y nivel de la
conciencia y el corazón de donde se origina.
A pesar de la abundancia de artistas y científicos
comerciantes en nuestro tiempo, es evidente que existen
esos intelectuales y artistas dignos de vocación, amantes de
la ciencia y el arte, para quienes el objetivo en su vida es
expresarse a través de su ciencia y su arte. El amor a lo que
hacen enaltece sus obras y sus personas. Y ellos son los
involuntarios pero rotundos acusadores de los que se llaman
artistas, siendo únicamente los modernos traficantes de algo
tan elevado como la expresión artística, en todas sus formas
y variedades.
Apreciar, ser sensible y amar las obras de arte no es sino
reconocer la propia capacidad potencial artística en uno
mismo. Todo aquello que admiramos está en potencia ya en
nosotros mismos. En algunos esa potencialidad se ha ex
presado y de ahí han surgido las obras artísticas. Reconocer
y amar ese centro de inspiración es amar la Inteligencia
amorosa que somos todos en el fondo de nosotros mismos.
42
7 EL AMOR CONYUGAL
43
que este estilo de unión y convivencia idílica es engañoso y
se convierte en una espada de doble filo.
Es cierto que debe haber unión entre los dos. Pero los
dos deben conservar su propia individualidad con sus cua
lidades y defectos. Es cierto que si se aman con un amor
desde el centro de sí mismos, que suele ser muy escaso y
excepcional, no se sentirán dos sino uno, porque en el fondo
de nosotros mismos lo único que cuenta es la unidad e
identidad de nuestra realidad interna. Pero no es éste el caso
que nos ocupa. Hablamos de personas que se conducen con
un amor de personalidad y no de la profundidad del ser.
Así, pues, no se trata de que hagan el esfuerzo por
sentirse Uno sino que sintiendo que son dos admitan a su
pareja con todas sus peculiaridades sin idealizarse uno a otro
con cualidades exageradas y sueños vanos.
Por otra parte se dice que deben renunciar a sus propios
gustos por el bien de la armonía de la pareja. Cuando esta
autoimposición de renuncia es compulsiva, forzada, tarde o
temprano llegará el cansancio y se tirará todo por la borda en
cualquier momento. La renuncia de algo debería ser conse
cuencia normal y lógica de una aceptación y comprensión
del otro tal como es. Porque cada uno comprende que deben
aceptarse tal como son. Dicho de otra forma, sería lo mismo
que decir que no debe haber ningún sufrimiento porque hay
una aceptación clara y sincera del otro tal como es. Pero esta
comprensión y aceptación debe ser muy clara y serena ya
antes de constituirse formalmente en matrimonio o pareja.
No es fácil imponerse la renuncia o la aceptación después de
haberse creado vanos sueños e idealismos angélicos creyendo
que su pareja poco menos que le ha caído del cielo envuelta
en celofán.
44
Para una mejor comprensión mutua, conviene de vez
en cuando un temporal alejamiento. Si es posible, este
alejamiento es conveniente que sea incluso físico. No para
conocer otras parejas, como a veces pueden pensar quienes
intentan aparecer como progresistas, sino para revisar su
relación con mejor perspectiva y conseguir posteriormente
que el reencuentro sea mucho más íntimo, más cordial y
feliz.
Para tener una visión completa de un jardín es con
veniente salir de él. No podemos formarnos una idea total e
integradoramente comprensiva si únicamente lo miramos y
observamos desde un rincón por bello que él sea.
Del mismo modo conviene que las parejas observen y
valoren los cambios que la evolución natural como personas
va realizando en cada uno de ellos.
Uno de los peligros en toda relación humana es el
formarse una opinión fija y estática de la persona con la que
nos estamos relacionando sin tener en cuenta que la vida es
una continua transformación y cada miembro de la pareja
sigue también el ritmo del cambio y transformación.
Conviene salir al paso de uno de los tópicos que suelen
mantenerse con respecto a la pareja. Suele decirse que para
que la convivencia sea armoniosa ambos deben coincidir en
sus gustos, ideas y sentimientos.
La convivencia resulta más profundamente amistosa y
el amor más comprensivo, precisamente cuando se sabe
aceptar que el otro tenga su propio y peculiar modo de pensar,
sentir y ser, que no tiene que coincidir con el de su pareja,
necesariamente.
Si el otro me dice a todo amén y coincide en todo con
45
mis maneras de pensar y sentir, ¿cómo podré desarrollar mi
capacidad de comprensión del otro en cuanto otro? En esos
casos el otro se convierte en una resonancia de mis propios
gustos, pensamientos y deseos. Pero deja de ser él. Y eso
nunca puede ser positivo.
Existen personas que únicamente saben vivir mandando
o siendo mandadas. Y ni una ni otra posición es compatible
con una fluida, armoniosa y humana convivencia.
En el desarrollo de la persona, una cualidad elemental
para convivir humanamente reside precisamente en tener el
suficiente equilibrio para no ser una oveja dócil inconsciente
ni un dictadorcillo déspota y mandón.
En la convivencia amorosa de pareja cada uno debe
seguir siendo él mismo con todas sus particularidades y
respetar las individualidades del otro. Aceptará cada cual los
gustos, ideas, sentimientos y preferencias de su pareja con la
misma validez con que mantiene los suyos propios.
Todo esto que decimos teóricamente es muy evidente,
pero en la práctica resulta un tanto excepcional el creer que
los que no piensan como uno mismo tienen tanta verdad y
razón como nosotros.
No es el hecho de estár siempre juntos y pensar y sentir
lo mismo, lo que hace que la pareja perdure, sino la com
prensión y aceptación que se tiene del otro con todas sus
particularidades y maneras de ser y pensar distintas de las de
uno mismo, pero aceptadas de buen grado con la convicción
de que son tan buenas y dignas como las nuestras.
El matrimonio en que uno es el dictador y otro el
vasallo sumiso y obediente no es precisamente ejemplo de
una buena pareja por más que haya algunas parejas que
46
prefieren vivir así por comodidad. Es posible que en esa
pareja haya paz. Pero es una paz poco humana.
En la convivencia y amor de pareja son los dos los que
deben desarrollarse y crecer. Y en el caso del vasallaje sumiso
ninguno crece ni se desarrolla debidamente.
Vemos, pues, que en principio la causa-raíz de la mayor
parte de los fracasos matrimoniales reside en la falta de
madurez en la personalidad de quienes forman la pareja.
En cada uno de nosotros existen apetencias físicas,
tendencias ideológicas, sentimentales, artísticas...
Cuando la persona no tiene una clara comprensión e
integración de todas estas facetas de la personalidad surgen
conflictos tanto a nivel personal como en relación con la
pareja.
No puede haber una estable madurez de la persona si
no hay un reconocimiento claro y aceptación efectiva de
cada uno de los varios niveles de la personalidad: físico,
mental, afectivo, estético, moral...
Los conflictos surgen cuando, al no haber integrado
todas las tendencias de todos los niveles, se da la colisión,
roce o enfrentamientos entre las tendencias y apetencias de
los distintos niveles.
En la personalidad madura hay un reconocimiento e
integración de todos los niveles de la persona y los conflictos
de desconcierto, duda y desequilibrio, son mucho más escasos
y menores.
Si por el contrario se unen dos personalidades inmaduras
en una pareja, los conflictos se multiplican por dos.
47
Ya dijimos que la personalidad inmadura es la que se
quedó estancada en la fase infantil del amor. Pues bien,
cuando uno de los dos aprende a superar el amor egocentrado
en que ha venido viviendo y empieza a tener como destinatario
al otro y no a sí mismo es seguro que las cosas cambiarán a
mejor, por momentos. El amor posesivo irá cambiando
paulatinamente en abierto y generoso.
Ya hemos dicho también en algún momento que en los
primeros años de infancia existe en el niño una necesidad
perentoria de mimo y cariño.
Durante toda nuestra vida sigue perviviendo en nosotros
ese niño que quedó grabado en nuestra mente subconsciente
con todas sus características y por supuesto quedó también
ese deseo de ser amados y mimados.
Esta apetencia normal en la edad infantil puede con
vertirse en anormal y patológica en las personas mayores
inmaduras. Y únicamente puede evitarse en la medida en
que se va superando el amor egocentrado de la infancia.
La reciprocidad del amor en la pareja es normal y
necesaria siempre pero no ya como una exigencia enfermiza
sino como expresión del amor consciente, generoso y es
pontáneo.
Muchos matrimonios de nuestro tiempo fracasan
porque se casaron sin haber madurado y siguen sin madurar
psicológicamente.
Los celos suelen ser una buena señal de ello. Es el amor
desconfiado, posesivo, exigente y egocentrado que tienen,
como en su infancia.
La tiranía de los niños con su madre la conservan
48
algunas personas mayores y la ejercen en el matrimonio con
su pareja y con sus hijos.
Esta, como todas las tiranías, en el fondo, son efecto de
inmadurez psicológica.
Tratando de encontrar la razón de tantas separaciones
o el estado de indiferencia a que llegan muchos matrimonios
parece que la causa principal hay que buscarla en la desilu
sión que reciben uno del otro. A veces la desilusión es
recíproca. Toda desilusión proviene de una ilusión anterior.
Y toda ilusión implica la esperanza de conseguir algo que se
considera muy grato y que al fin o no se consigue o no resulta
tan grato como se pensaba.
En el fondo, el matrimonio basado en una ilusión es un
matrimonio no tanto de amor sino de conveniencia egoísta.
Este egoísmo es muy variado y de muy diverso nivel según
sea el objetivo de conveniencia que se hubiera propuesto.
Quien así se une a su pareja no lo hace por dar algo, por
entregarse y ayudar a su pareja a ser feliz sino porque espera
conseguir algo que no tenía antes de casarse.
Las personas que se unen con este sentido utilitario e
interesado están llamadas al fracaso.
A veces las cosas no van bien en un matrimonio. Pero
ellos ven que no pueden separarse por las consecuencias
desastrosas que la separación acarrearía. Y ahora, como
cuando se casaron, se imponen el criterio de conveniencia.
Se casaron por un sentido egoísta y por el mismo
motivo deciden ahora «sobrellevarse» con paciencia y sa
crificio.
Cuando se casaron, uno de ellos o quizás ambos, te-
49
nían la esperanza y la ilusión de encontrar algo gratificante,
útil, agradable que luego no resultó como esperaban. Pero en
vista de las molestias y desventajas mayores que se originarían
con la separación, optan por mantener el compromiso oficial
aunque entre ambos sólo existe psicológica y humanamente
nada más que alejamiento e indiferencia.
Esa actitud utilitaria con que llegan al matrimonio
muchas parejas, puede llamarse amor aunque sea egocentrado
e interesado. Pero un amor de esta clase deja de existir
cuando esa conveniencia ya no existe. Es el destiño de todo
amor inferior.
Un mundo que se desenvuelve con esta clase de amores
egocentrados en que hasta lo más sagrado se usa para la
propia conveniencia e interés no puede disfrutar de mucha
paz y armonía.
Dicen que las células de la sociedad son las familias.
Luego, si en las familias es escaso el amor verdadero y
generoso no podemos tener muchas esperanzas de llegar a
tener un mundo amoroso y feliz.
Una familia con amor es mucho más que una familia
sin discusiones y peleas.
Recuerdo aquella historia del célebre Mullah Nasrrudin.
Alguien preguntó a Mullah: ¿Cómo van las cosas entre tú y
tu mujer? Y él le respondió: Entre nosotros no hay jamás
discusiones. Desde el primer día quedamos en que las cosas
importantes, en los problemas graves, trascendentales, seré
yo quien decida. En los restantes problemas es mi mujer.
Pero el amigo le preguntó: Pero ¿a qué cosas llamas sin
importancia o pequeños problemas ? Es muy claro, respondió
Mullah: dónde debemos vivir, a qué colegio deben ir los
hijos, qué se va a comer, qué hay que comprar para la casa y
50
los hijos, a dónde debemos ir de vacaciones, cuándo debemos
vender o comprar una casa... etc... todo eso es poco impor
tante. Y ¿cuáles son los problemas importantes? le preguntó
el amigo. El gran problema es si Dios existe o no. Eso lo
decido yo, dijo Nasrrudin.
Una familia con amor es. aquélla en que las opiniones
son distintas entre sus miembros, pero hay una consciente
y voluntaria aceptación de la que en cada caso parezca la más
razonable.
El amor es mucho más que armonía y ausencia de
disensión. Es la unión del centro de cada uno con el de los
otros. Y el amor conyugal es esa unión del espíritu que se
complementa con la unión física de los cuerpos en una
expresión manifiesta del amor que brota desde dentro y del
cual nacen los hijos.
No son los hijos, como se dice frecuentemente, la
razón por la que deban mantenerse los esposos unidos, sino
el amor, el verdadero amor entre ellos.
Cuando nacen los hijos, nace también con ellos la
responsabilidad que tienen los padres hacia sus hijos hasta
que éstos sean capaces de manejarse y defenderse por sí
mismos. Pero nunca los hijos son o deben ser la causa o ra
zón del amor entre los esposos. La razón del amor es el amor
mismo.
51
8 AMOR DE AMISTAD
52
Fluye en la amistad el amor cordial y espontáneo como
el borbotón de agua pura y limpia del fresco manantial.
Con el amigo «no se tiene que hacer nada». Simple
mente se hace lo que se siente.
«Es un deber de amistad» se dice a veces. Pero en la
amistad nq hay ningún deber. Si se siente como deber ya no
es amistad.
Es el amor generoso, sin obligaciones.
«No me tienes que dar porque te quiera
pues aunque lo que espero no esperara
lo mismo que te quiero te quisiera.»
53
Como de tantas otras palabras, también abusamos de
lapalabra amigo. Se suele llamar am igo a cualquier conocido.
Unicamente hay amigos donde existe el verdadero
amor generoso, desinteresado, de amistad mutua.
En la amistad no existen el recelo, la desconfianza, la
mala interpretación, la suspicacia, el cumplimiento por
obligación o para quedar bien...
Si se da algo de esto la amistad ya no es verdadera.
54
9 AMAR LA VEJEZ
56
del amor que no tiene barreras. Ni las molestias que puedan
ocasionar.
Las personas que temen su propia ancianidad, con
seguridad se pueden pensar que no aman de corazón a los
ancianos. Y quienes no aman a los ancianos, difícilmente
tendrán un amor generoso en sus vidas. Y sin amor generoso
la vida será árida y seca.
57
VERDADERO
WAMOR
DESDE EL FONDO
58
esa clase de amor en que se entrega algo sin esperar absolu
tamente nada.
Pero siempre que hay dualidad, es decir, siempre que
entendamos el amor como un sentimiento o actitud en que
hay uno que da algo y.otro que recibe, no podemos hablar de
verdadero amor del espíritu, amor del fondo del ser.
Como casi siempre nos manejamos con conceptos y
actitudes a nivel de la personalidad, los problemas amoro
sos son tan frecuentes.
El verdadero amor del espíritu o del fondo del ser es un
sentimiento claro y profundo de Unidad con el otro y con
todos y con el que es Todo. Entonces no hay nada que dar
porque el otro es uno mismo. Todo lo que uno tiene y Es lo
tiene y Es también el otro.
Es cierto que también entonces hay cosas externas a
uno mismo que llamamos posesiones que pueden darse o no
darse. Pero todas esas cosas son tan ajenas a uno mismo que
a pesar de que para muchas personas esas cosas tienen tanta
importancia, no la tienen a la hora de evaluar el amor.
Los que viven única y exclusivamente a nivel de la
personalidad, todo esto lo verán quizás un tanto lejano. Pero
bastará con serenar un poco la mente para entender que ésa
es la única manera de explicar la inconsistencia y volubilidad
de los amores superficiales inferiores y el sentido del amor
verdadero profundo del espíritu.
Quizás algún lector pueda pensar que nadie ama con el
verdadero amor del espíritu. Pero no es así. Lo que ocurre es
que quienes sienten y viven así no suelen ser advertidos
fácilmente, porque suelen vivir en silencio. No ««hacen»
cosas llamativas o sensacionales por los demás. Viven y
59
aman en silencio aunque no sea éste un estilo de vida muy
entendible y aceptable por la gente común.
Cuando hablamos de amor verdadero del espíritu no
hablamos de un amor abstracto, utópico, lejano o angelical.
Hablamos de un amor humano, verdaderamente humano, de
personas que son conscientes de su auténtica realidad esen
cial y la viven. Son las personas humanamente realizadas no
como tales o cuales profesionales sino como personas.
Es un amor muy concreto porque es un sentimiento
vivo, práctico, de unidad con cada cosa, que se relaciona con
nosotros, con cada persona, tanto con las que están cerca
como lejos, las que nos quieren como las que nos odian.
Amor verdadero es amar el amor.
Y el amor es la Unidad.
Amar la unidad es sentirse uno.
El gran maestro, el Cristo, como la más sublime súplica
dijo: "que sean ellos Uno, padre, como Tú y yo somos uno."
Dios es El Amorporque es el Ser Uno sin segundo. Y no
hay nada fuera de El. Todo cuanto existe, todo lo visible no
es sino una manifestación del Ser invisible. Ningún ser
visible tiene substantividad sin El. Ningún ser visible puede
existir ni un momento sin la base del ser invisible que lo está
sustentando y manteniendo en el ser, en la existencia.
Sentirse Uno con El y con todas sus manifestaciones es
el amor verdadero. Y cada cosa, cada ser visible es su
manifestación. Por lo que nadie puede sentirse Uno con Dios
si no se siente también Uno con todos los seres visibles
humanos, vivientes y no vivientes, si es que puede hablarse
de seres no vivientes.
60
Todo acto de amor inferior o de personalidad es como
un destello o una irradiación de este amor verdadero.
Toda acción humana, más aún, todo cuanto se hace y
ocurre en el Universo es fruto del amor.
Seamos conscientes de ello o no, todo cuanto se hace,
todo cuanto existe en el Universo tiene su origen en la fuente
de la energía infinita del amor. Todo cuanto existe, existe por
amor.
Los innumerables grados que existen en el amor de
personalidad dependen del mayor o menor grado de concien
cia generosa que se tiene al amar.
El amor ruin e interesado de la persona egoísta es
raquítico y pequeño porque el campo déla conciencia del que
ama se reduce a sus propias conveniencias sensuales. A
medida que la conciencia se va ampliando, va acogiendo en
su ámbito también a los otros y el radio de su amor se amplía.
Y así paulatinamente se va mejorando la calidad del
amor y se asciende en grado de amor.
Cuando la persona trasciende su personalidad y ama
desde el fondo de su ser y no desde las manifestaciones de su
personalidad ya no existen grados ni clases de amor. Sim
plemente la persona siente que ella es amor. Eso basta.
El único camino para llegar a amar con amor perfecto,
con amor del espíritu consiste en VER, comprender y SENTIR
que somos Uno. Sentir que tú eres el otro y que el otro eres
tú.
Físicamente diríamos que algo existe como «tal objeto
o tal cosa» cuando los componentes de ese objeto o cosa
están unificados y tienden a mantener esa unión. Esa ten-
61
dencia de cada molécula o átomo o partícula subatómica a
adherirse a las demás sería lo que podríamos llamar el amor
que tienen las cosas por sí mismas, por su unidad.
Desamor, por el contrario, es la tendencia o sentimien
to de división y alejamiento.
Cuando el ser humano es consciente de que él es Uno
con El Uno y con la manifestación del UNO que es el
Universo entero, entonces ama verdaderamente, se siente
amor, se siente Uno.
Por eso Dios es El Amor, porque El es la conciencia
pura de unidad con todo y en todo.
En la medida que nos sentimos individualidades se
paradas ya no tenemos el sentido de unidad, aunque dentro
de nuestra individualidad separada tengamos sentimientos
de acercamiento a otros. Este sentimiento de acercamiento
a otras personas es el que solemos tener cuando amamos con
el amor inferior de personalidad.
En este amor de personalidad el que ama se siente, ante
todo, como una personalidad separada de la persona amada.
Y aquí empieza el juego del amor y sus vicisitudes de alta y
baja, de amor y desamor. Aquí entra también el juego de las
demostraciones que hay que dar para expresar a la persona
amada que se la ama. Cuando se le da una pequeña cosa se
cree que se la ama poco. Si se le da algo más valioso se creerá
que se la quiere más.
Sí, es verdad, que a veces no hay que dar nada y el otro
sabe que se lo ama. Es cierto que hay casos en que la persona
amada se siente bien amada aunque no reciba nada de
momento. Pero aún en estos casos en que el amor de
personalidad es más fino y de un mayor grado, sigue ha-
62
hiendo dualidad, uno que ama y otro que es amado. Hemos
dicho y hay que repetirlo de nuevo que dentro del amor de
personalidad existen grados ««casi» perfectos de amor. Digo
«casi» porque la perfección en el amor es ser y sentirse el
amor mismo.
En el amor verdadero del espíritu no hay «yo» ni «tú».
Sólo unidad, amor. Sin diferencia entre «tú» y «yo». Cuando
estamos pendientes de las diferencias del yo o del tú, esta
mos en el amor de personalidad. Eso es precisamente la
personalidad: ese conjunto de manifestaciones individuales
físicas, afectivas, mentales y modos de ser particulares.
Porque el Ser es único y sus manifestaciones, en cambio, son
múltiples e infinitas.
Yo no soy las formas externas con las que me mani
fiesto. Yo soy lo invisible, no lo visible de mí. Yo no soy una
manifestación del Ser o Dios. Yo soy El. Y las manifestaciones
específicas y distintas en mí como las de los otros no son yo
ni los otros son tampoco sus manifestaciones.
Las diferencias y la separatividad es propia de los
cuerpos y las personalidades. Pero no es el cuerpo ni la
personalidad quien ama sino el «yo». Es cierto que el «yo»
manifiesta y expresa el amor a través de la personalidad. Pero
no es el cuerpo o la personalidad quien ama sino el sujeto, el
««yo» que se expresa y manifiesta a través de la personalidad.
Hablar o proponer este amor verdadero del espíritu no
es proponer algo inviable, imposible, utópico. No.
Queramos o no, nos demos cuenta o no, somos amor y
no dejamos de serlo nunca. Nuestra identidad profunda es
amor.
Incluso las personas llenas de egoísmo, ambición,
crueldad, venganza, odio... son amor.
63
Y si es así ¿por qué sus obras distan tanto de ser
expresión de amor? La razón hay que encontrarla en el bajo
nivel de conciencia en que se están desenvolviendo tales
personas. Debido a ese estrecho y bajo nivel de conciencia,
la persona únicamente ve su bien pequeño y reducido a su
propia utilidad. Diríamos que ven y consideran el mundo en
función del interés de su sensitivo y vanidoso «ego».
Pero aún entonces, en esos actos que socialmente son
rechazables y negativos, todo se hace con intención de bien,
por más que sea un bien pequeño y egoísta. Hasta cuando se
obra egoísta y cruelmente se hace impulsado por la energía
del Amor, reducido a su visión miope y egocentrada, a costa
del «mal» de otros.
El amor de personalidad, tanto en su nivel físico-vital
como en el emocional-afectivo y el mental es siempre
egocentrado, centrípeto.
El amor, en cambio, de espíritu es irradiante, unitivo,
luminoso, libre y liberador.
El amor de la personalidad es absorbente, posesivo,
interesado en mayor o menor grado y de alguna forma
dependiente.
El amor genuino, el amor auténticamente verdadero es
un sentimiento o una fuerza por la que el centro subjetivo de
una persona se conecta y se siente Uno con el centro de otra
u otras personas. O dicho de otra manera, es una conciencia
subjetiva de unidad con la persona amada.
El amor de personalidad se basa en la atracción hacia
algo que gusta o resulta útil y conveniente. En sí misma es
una correcta tendencia instintiva orgánica para su propia
subsistencia. Pero eso no es el amor superior propio de
64
personas conscientes de sí mismas al que estamos llamados
todos sin excepción. El amor instintivo de utilidad es común
a todo ser vivo, incluidos los vegetales.
El amor verdadero de espíritu es exclusivo de los seres
reflexivamente conscientes de sí mismos. Y por lo que
conocemos hasta ahora, ello es exclusivo de los seres
humanos. O por lo menos, sabemos que nosotros estamos
llamados a ese amor, con toda seguridad.
El amor verdadero del espíritu surge del centro de la
persona y termina en el mismo centro porque allí siente a la
persona amada. Se expresa a través de su personalidad y la de
la persona amada. Pero su origen y término es siempre el
centro de sí mismo.
En el centro de nosotros mismos percibimos el centro
de la otra persona. En nuestra actual existencia, normalmen
te, pero no necesariamente, usamos los mecanismos de
nuestra personalidad para expresar nuestro amor. Amor que
al salir del centro de nuestro ser llega también al centro de la
persona amada.
Cuando el amor es un estado habitual de la persona o
dicho de otra manera, cuando uno está instalado en el amor,
todo se simplifica: en el centro de uno mismo se siente a los
demás y al que es el origen, base, fundamento y fin de todos
y de todo.
Para el amor verdadero la diversidad de las personas y
las diferencias de las formas no constituyen obstáculo algu
no para amar, por muy ajenas y hasta opuestas que sean a las
nuestras. Esa es la base de una auténtica comprensión en la
relación humana.
El amor inferior o vulgar se fundamenta en las aparien
cias de las personas.
65
El amor profundo trasciende todas las exterioridades
dé las formas y engendra un sentimiento de unidad, desde el
fondo de sí mismo hasta el fondo de la persona amada,
dejando de considerarse dos y sintiéndose Uno.
Cuando existe amor profundo en una persona, la forma
diversa de pensar, sentir y ser de las otras personas no sólo se
aceptan de buen grado sino que jamás son motivo para el
distanciamiento o alejamiento de tales personas.
Nadie duda que el amor ocupa el centro de la vida en
todos los seres humanos. Sea el amor superior o el inferior es
siempre lo más importante hasta para aquellas personas
duras y metalizadas que tienen el corazón frío como el hielo.
Para ellos también el «amor» al dinero es lo más importante.
Todos, mejor o peor, en mayor o menor grado, amamos
y deseamos ser amados. No hay un solo ser humano que no
viva con amor, por amor y para el amor.
El amor debería llenamos de gozo y cordialidad siempre.
¿Por qué no ocurre así?
Ante todo porque el amor que predomina en el corazón
de la mayoría de las personas es un amor a nivel inferior y
egocentrado. Y esta clase de amor acarrea más desilusión y
vacío que alegría y paz. Esta actitud inferior y egocentrada
puede corregirse y mejorarse. Puede lograrse mediante el
reconocimiento sincero de nuestro error. Entonces veríamos
que antes y más que una individualidad personal, somos una
identidad profunda con todos y con El Todo.
Al considerarnos una individualidad distinta y en
frentada con todas las demás que nos rodean, únicamente
vemos enemigos y rivales en todo nuestro entorno. Nos
sentimos débiles y necesitamos defendernos.
66
Por el contrario, cuando amamos con un amor profun
do superior no sólo no tenemos miedo a nadie, pues los
sentimos Uno con nosotros sino que nos sentimos fuertes
con la fortaleza máxima. Tampoco pretendemos conseguir
nada porque ya lo somos todo.
Quien ama con amor inferior está siempre bordeando
el infierno del temor. Siempre temiendo perder lo que tiene
y que quiere poseer exclusivamente para sí.
¿Por qué no nos abrimos más al amor generoso hacia
los demás en lugar de quedarnos encerrados en nuestro ruin
egoísmo?
Porque tenemos miedo a perder una imagen que te
nemos y queremos que los demás tengan sobre nosotros.
Durante mucho tiempo hemos ido construyendo una
imagen de nosotros que nos cuesta abandonar. Pensamos
erróneamente que al entregarnos abiertamente, generosa
mente, los otros pueden desilusionarse de nosotros. Y pre
ferimos seguir encerrados en nuestro cascarón, mantenien
do con cuidado a costa de triquiñuelas la imagen que queremos
mantener ante los demás.
No resulta difícil ni enigmático encontrar la razón por
la que no logramos hacer que nuestra existencia sea más
dichosa, más plena y más feliz.
No llegamos a vivir dichosos porque amamos poco y
mal.
Amamos poco porque son pocos los instantes en que
estamos presentes a nosotros mismos. Generalmente suele
decirse que hay que estar pendientes de los demás. Pues, no.
Si yo no estoy presente a mí mismo, si m i atención está
67
puesta en cada momento en las cosas que quiero conseguir,
en lo que hago, en lo que voy a hacer mañana, nunca lograré
darme cuenta de que el que busca, piensa, anhela, trabaja, ése
que es el sujeto y testigo de todos los anhelos y deseos no
necesita absolutamente nada, porque ya lo tiene todo, ya es
más de lo que pretende ser o parecer.
Es evidente que si uno está centrado en la esencia de sí
mismo, en el centro donde uno se siente unidad con los otros,
sin intentarlo expresamente, el bien de los demás es el bien
de uno mismo. Y con los caprichos y banalidades ocurrirá lo
mismo.
La política mundana aconseja estar pendiente de los
caprichos de los demás para ganarlos para tu propia causa.
Así los que quieren ganarse a una persona para algún fin se
preocupan de saber cuáles son los regalos que le van a
impactar más. Es claro que el regalo se hace a la persona para
que ésta a su vez sea condescendiente o agradecida con quien
le hizo el regalo.
Alguien me dijo en cierta ocasión que él estaba pen
diente de los gustos de sus amistades no para que se lo
agradecieran sino porque simplemente quería complacerlas,
sin pretender recompensa alguna.
Esta actitud no es frecuente pero se da espontánea y
naturalmente cuando se ama de verdad. En realidad no se
está pendiente de los gustos y caprichos de la persona amada
sino que surge en cualquier momento, como fruto del amor
verdadero. Y aún en estos casos los gustos ocupan un lugar
secundario y nunca preferencial.
La actitud con la persona amada de dar y recibir
espontánea y recíprocamente lo que cada uno ya es por
naturaleza, sería y es el camino más simple y sencillo para
una convivencia armoniosa y feliz.
68
El amor es ante todo una donación de sí para fundirse
con la persona amada. Se entrega y se da más, quien se siente
más UNO con la persona a quien está amando y con el
Universo todo.
Se pueden dar cosas, dinero, obsequios, gustos, capri
chos, tiempo, actos de servicio... Pero todo puede llegar a ser
y lo es efectivamente en muchos casos, una moneda para
comprar el amor o el aprecio de la otra persona. En realidad
no existe voluntad de donación de algo sino de conseguir
algo.
Cuando por el contrario se ama de verdad, práctica
mente no se tiene que dar nada porque uno entero se entrega
con todo lo que uno tiene y es. Más que entregar es un
sentirse Uno con la persona amada.
En el verdadero amor no existen «mis» cosas o «tus»
cosas.
Ni siquiera existe «yo» ni «tú».
Cuando yo te amo, me siento a mí en ti y a ti te siento
en mí.
Cuando yo te amo aunque tú no me ames yo sigo
sintiéndote en mí y yo en ti. No me importa que tú no te
sientas en mí y no me sientas en ti. Yo te seguiré sintiéndo
me en ti y seguiré sintiéndote en mí.
Si no hay cansancio en este amor simple y verdadero,
el amor simple se convierte en doble, porque tú llegarás a
amarme.
No te amo para que me ames pero sí te amo para que
ames, para que seas expresión de amor, porque eso es lo
mejor que puedes hacer en tu vida.
69
Yo deseo que me ames pero no por mi bien o mi agrado
sino por ti mismo. Yo sé que tú eres amor y deseo que
ejercites y desarrolles lo que eres porque en ello va tu
felicidad. Y quiero que seas feliz de la mejor y única manera
que puedes serlo.
Quien ama para ser amado, fácilmente cae en la im
paciencia y el desmayo. Al no ser prontamente correspondi
do en su amor, deja de amar. Cuando pierde la esperanza de
conseguir lo que deseaba ,deja de amar. En realidad no es que
deje de amar, porque nunca amó. Más bien, deja de usar las
artimañas para comprar el amor de la otra persona.
Muchos, muchos estados psicológicos negativos de
depresión, abatimiento, soledad, tristeza, melancolía, vacío,
falta de ánimo para vivir... tienen una fácil solución: amar,
amar generosamente, desinteresadamente, amar porque
sientes que eres amor y únicamente te sentirás lleno y feliz
cuando ames sin límites ni condiciones.
Es cierto que para amar así; es necesario estar con
vencido de que el amor es nuestra naturaleza, que lo esencial
de nosotros es: ser amor.
No es difícil entender lo que estamos diciendo. Es
universalmente conocido que todos los seres humanos de
seamos ser amados sin excepción alguna. Pero ocurre que ese
amor que deseamos recibir, lo deseamos porque ya está en
nosotros, pero está sin desarrollarse. Por eso deseamos que
nos amen. Es algo así como querer llenar el vacío que
sentimos en nuestro interior por no amar, con el amor que
deseamos recibir de otros.
Conviene entender muy claramente esto que estamos
diciendo porque es el fundamento y razón por la que debe
mos amar, al mismo tiempo que nos aclara por qué vivimos
70
permanentemente ansiosos de amor. No sentiríamos esa
ansia y deseo de ser amados si no existiera en nosotros esa
demanda interna del Amor que somos como realidad que
desea expresarse y ejercitarse. El amor que se recibe sería al
mismo tiempo el estímulo para activar la capacidad amorosa
que somos en el fondo.
De niños nos sentíamos completamente llenos y sa
tisfechos con el amor que nos daban. Pero cuando la concien
cia se despierta o como vulgarmente se dice, se llega al uso
de razón, la persona se va dando cuenta de que no puede
seguir únicamente recibiendo sino que tiene que desarrollar
lo que ella siente capacidad de ser y hacer. Entonces algunos
comienzan a ejercitarse y desarrollarse. Cada uno en diverso
grado y diversa forma. Pero ahí comienza el desarrollo de la
persona. Otros en cambio quedan adheridos e inmoviliza
dos en su estadio infantil y creen que toda la vida debe ser de
la misma manera: chupar y recibir. Siguen ávidos y anhelan
tes de cariño. Es la personalidad infantil de muchos adultos.
Para éstos es apremiante aprender a dar y ser generosos en el
amor.
Todo ser humano sin excepción tiene esa potenciali
dad de amar. Y toda potencialidad puede quedar nula y
estéril si no se actualiza, o lo que es lo mismo, si no se
ejercita, si no pasa a ser acto y no sólo potencia. La capacidad
de ver que tiene una persona que está con los ojos
cerrados , solamente pasará de potencia a acto abriendo los
ojos y mirando. Puede pasarse toda la vida con los ojos
cerrados, sin mirar. Sigue siendo potencia de ver pero no
llega a ver nunca porque no ejercitó, porque no puso en
ejercicio esa capacidad que tenía. Tenía capacidad de ver.
Nunca vio. Nunca ejercitó su capacidad.
71
Lo mismo ocurre con el amor, pero con unas conse
cuencias muchísimo más graves.
No es esencial en la vida ver o que me vean. Pero no
puedo vivir sin amar y sin ser amado.
Corrientemente se habla del amor como de algo que se
da o se quita.
El amor no es «algo», no es algo que se tiene o no se
tiene, algo que se da o se quita.
El amor ES nuestra esencia real.
El amor no es algo accidental que podamos tener o no
tener.
Existimos en cuanto somos amor.
El amor es una substantividad. El amor es un subs
tantivo y no un adjetivo. Como palabra, a veces se ha
entendido erróneamente como substantivo abstracto. Pero
es una realidad concreta. Cuando el amor es en nosotros una
pura potencialidad que no se manifiesta en actos concretos,
puede de algún modo interpretarse o entenderse como
substantivo abstracto, en cuanto que no está manifestado en
acto. Pero el amor en sí es una substantividad concreta
porque es energía. También la energía, si no es concretada en
algo puede de alguna manera entenderse como abstracta. Y
en cambio, la energía es la substantividad más básica y
fundamental de cuanto existe.
Es también evidente que la energía, cuanto más sutil e
invisible, es más potentemente activa y eficaz. De ahí que
la energía primera, original, causa de cuanto existe, a la que
solemos llamar Dios es la más sutil y etérea o fina, pero la
más básicamente real y substancial. Y esa energía es EL
AMOR.
72
No somos un cuerpo físico con una mente y una
afectividad, como suele decirse vulgarmente.
Nuestro cuerpo es limitado, contingente y constante
mente mudable, sin una entidad estable.
Nuestra mente no tiene substantividad por sí misma,
porque no es sino los contenidos de conciencia, las distintas
percepciones que han llegado a la consciencia.
La afectividad, por su parte, no es sino la dinámica de
la conciencia y el sentimiento de unidad que se expresa en
forma de deseos de acercamiento y reunión.
Nuestro yo, nuestra esencia, en cambio, es una entidad
real, Amor.
Cuando se ama de verdad no hay dualidad. Desapare
cen el yo y el tú. Solo hay amor, unidad. Yo soy en el otro y
el otro es en mí. La separatividad es de los cuerpos y las
personalidades que «no aman» de verdad sino que «desean».
No amamos por lo que no somos sino por lo que somos,
por el amor que somos.
Somos conciencia. Y cuando esa conciencia actúa y
vive como lo que es, vive y siente la unidad de su ser con
todas las conciencias y con La Conciencia pura. Es el amor
verdadero, el sentimiento de unidad.
No podemos entender lo que es el amor mirando hacia
fuera, hacia lo que nos dan los sentidos, hacia lo que nos
dicen las palabras e ideas que nos llegan de fuera, sino
mirando lo que nos dice la visión interior.
73
INTENSIDAD Y
PROFUNDIDAD DEL AMOR
74
Como siempre, las primeras semanas todo fue sobre
ruedas. Todo resultaba un paraíso.
Pero después del verano caluroso llega el otoño. Y
luego el invierno.
La vida humana es como la naturaleza misma. Hay
estaciones, no sólo las que agradan, sino también las otras.
Pasaron unos meses y el fuego intensísimo de aquel
amor «eterno e infinito» iba perdiendo su fuerza. Poco a poco
iban apareciendo las debilidades de uno y otro. Las que antes
se veían como cualidades excepcionales, ahora empezaban a
parecer vicios o defectos intolerables.
La convivencia diaria sacó a la luz .que aquel amor
intensísimo mutuo era más bien un apasionamiento sensual
egocéntrico con el que cada uno se buscaba a sí mismo más
que la felicidad del otro.
Podía haber sido aquél uno de tantos matrimonios que
se sobrellevan. Pero ni siquiera quedó en eso. Con la intensidad
con que ellos mismos decían que se amaban antes, parecía
que se odiaban ahora.
Cuando eran novios no hubieran admitido que podía
haber un amor tan grande como el de ellos. Y ciertamente su
amor era grande en intensidad, pero nulo en profundidad.
78
12 SILENCIO Y AMOR
81
13 ¿QUE HAY EN MI?
83
Nuestra naturaleza más íntima es Amor, una
Consciencia amorosa.
Las diferencias entre unas y otras personas son todas
accidentales. Las formas de la cara, color de la piel, esqueletos
más o menos delgados recubiertos con más o menos músculos,
tendencias genéticas por unas u otras cosas, una educación
con más o menos conocimientos, más o menos refinamiento...
todo es accidental.
La diferencia que podría considerarse como la más
sustancial sería la mayor o menor bondad moral. Pero
también es accidental. La mayor o menor bondad de las
personas está en relación directa con el mayor o menor
desarrollo de su conciencia.
En la medida en que se va tomando conciencia de lo
que uno mismo es en el fondo, la bondad se va manifestando
en los acontecimientos y situaciones de cada día, más y más.
El comportamiento de cada persona se corresponde
con el desarrollo de la conciencia. Y el desarrollo de la
conciencia no sigue necesariamente los mismos pasos que el
desarrollo cultural. No siempre los más cultos tienen un
mayor desarrollo de conciencia. Por eso mismo, la bondad
moral no camina pareja con el desarrollo cultural.
El desarrollo y amplitud de la conciencia es fruto de
una disponibilidad dócil y abierta a las voces del interior
como a la enseñanza de La Vida en cada momento, en cada
situación, en cada cosa.
Es necesario comprender que la realidad como energía
consciente y amorosa que somos cada uno de nosotros, es la
misma en todos los humanos. Pero en cada uno está desa
rrollada, manifestada y expresada en distinto grado.
84
Este grado de manifestación es correlativo al grado o
nivel de conciencia que se tiene.
No son muchas las cosas que hay que hacer para lograr
ese nivel de conciencia. Pero sí es indispensable hacer eso
poco que hay que hacer: estar atento al sujeto testigo de
cuanto ocurre en tomo a uno y en uno mismo.
Si se quiere simplificar más todavía: hay que estar
atentos a la misma atención.
Atención. Más que a las cosas, al sujeto que las percibe.
Y más que al sujeto que las percibe, a la atención misma.
Entonces te darás cuenta de que no eres sino atención,
conciencia atenta, amorosa.
85
TODO ES FUGAZ
MENOS EL AMOR
89
• y porque Él es en definitiva el único «Hacedor» en
todos los aparentes «hacedores» del Universo.
Solemos proyectar nuestro modo de ser y obrar en el
modo de ser de Dios. Pero Dios no es como nosotros. «¡Qué
distintos son mis pensamientos de los vuestros!» dice Yaveh
en la Biblia.
Cuando el hombre hace algo mal, o como suele decirse
vulgarmente «cuando peca», el único perjudicado y ofendido
es él mismo.
Cada acción mala o defectuosa lleva en sí misma su
propio y adecuado castigo. A veces puede parecer que no sea
así. Pero tarde o temprano es siempre así.
Quien obra incorrectamente, él mismo es el ofensor y
el ofendido y perjudicado. Y él es quien debe reconocer su
error y evitarlo. Ese reconocimiento y aceptación del error es
su perdón. Y el premio del perdón es vivir en la verdad y el
amor.
Y si Dios no es ofendido, ¿qué y cómo va a perdonar?
Sólo tiene que perdonar quien se siente ofendido.
Si miramos a Dios, Divino como es, no le achacaremos
los defectos humanos. Es cierto que Él en la Biblia se ha
mostrado a veces como humano, para nuestra mejor com
prensión. Pero cuando lo mires y veas dentro de ti, Lo
sentirás de otra manera.
90
SOLO PUEDE AMAR
QUIEN ESTA DESPIERTO
91
Según sea el grado de sueño o lucidez es el grado de
ignorancia o sabiduría.
A mayor sueño o ignorancia, mayor incoherencia,
torpeza y perversidad.
A mayor lucidez de conciencia o sabiduría, mayor
coherencia, más bondad y más amor.
Estar dormido es confundir los sueños con la realidad.
Creer que los sueños son realidad.
Estar despierto es descubrir a cabalidad la realidad
permanente, lo que no cambia, lo que está más allá de los
sueños, los sentidos y la mente.
Estar despierto es comprender y percibir interiormente
La Vida y la Belleza más allá de la rosa y el rosal.
Estar despierto es reconocer, penetrar y descubrir la luz
más allá del sol.
Estar despierto es reconocer lo permanente como real
y lo transitorio como aparentemente real pero realmente
ilusorio.
Estar despierto es reconocer el pasado como muerto y
el presente como el único instante vivo.
Estar despierto significa darse cuenta de que el sufri
miento es creación de tu mente y cuando te deshagas del
dominio de la mente te desharás del sufrimiento.
Estar despierto significa aceptar la realidad tal como es,
sin querer ni pretender que se acomode a nuestros caprichos.
Estar despierto es descubrir que el tiempo es ilusorio
como todas las cosas que medimos con él.
92
Estar despierto es reconocer el ser real que es la base de
todas las apariencias de cada cosa que consideramos como
real.
La Realidad únicamente existe en el AHORA eterno e
infinito.
Todo el pasado es de sueños. Como el futuro.
Mientras no entiendas o por lo menos vislumbres lo
que estamos diciendo, es señal de que estás durmiendo y
necesitas despertar.
En la medida que vislumbres o intuyas la realidad
permanente más allá de la ilusoriedad de los sueños, empe
zarás a despertar.
Si no estás despierto a la realidad que en ti es amor
¿cómo podrás amar de verdad?
Tus amores serán inestables y ficticios como tus sue
ños ilusorios.
Un parámetro o piedra de toque para conocer la pro
fundidad de tu sueño puede ser la cantidad y profundidad de
tus sufrimientos y temores.
Si sufres mucho es que estás profundamente dormido.
Si van disminuyendo los temores y sufrimientos én tu
existencia es señal de que vas despertando.
Los dolores físicos afectan más a quienes se resisten a
aceptarlos. Los que están despiertos los aceptan como se
acepta que tras el día llegue la noche.
El sufrimiento no está en las cosas, ni en los aconteci
mientos ni en la realidad sino única y exclusivamente en la
mente dormida. Como los problemas no residen en los
93
acontecimientos y reveses de la vida sino en la mente que
percibe, los juzga como malos y no sabe percibirlos y enten
derlos porque está dormida. No puede discernir porque se
maneja con valores e ingredientes ilusorios del sueño.
Los elementos del sueño son válidos solamente para
entender el sueño, pero no para la realidad que está fuera y
más allá del sueño.
Nadie puede amar si no percibe y comprende la reali
dad amorosa que él es en lo más básico de sí mismo.
Todo lo existente es fruto y producto del amor.
Si eres consciente de que eres amor, amarás todo
cuanto es fruto del amor.
94
17 TODO ES AMOR
Lo vi triste, deprimido.
Le pregunté: ¿Qué te pasa?
Me dijo: Las cosas andan mal. Ya sabes, lo económico,
la casa... no va bien. Y me siento mal.
Le dije: Tú puedes ir bien aunque las cosas vayan mal.
Incluso cuando tú vayas bien, las cosas también andarán
mejor.
Tú estás a merced de las cosas. Y si las cosas van mal
te sientes hundido. Deberías cambiar los términos.
Ocúpate de andar tú bien. Tú eres más y antes que
todas las cosas. Cuando tú estés asentado en ti mismo,
cuando tus ideas y sentimientos se fundamenten en tu
realidad viva, positiva, amorosa y divina...
¡Oye, oye! me dijo interrumpiéndome, que no estás
hablando con Dios. Yo soy humano...
Sí, le dije, ya veo que a pesar de que eres un creyente
religioso práctico tú no estás más cerca de Dios que los no
creyentes. Te decía que tu realidad es divina y eternamente
95
amorosa. Pero parece que para ti eso no significa mucho o
quizás no lo crees o no estás muy convencido de ello.
Lo creas o no, lo que tú eres en el fondo de ti mismo es
divino.
Pero tú en cambio te comportas como una hoja seca
arrastrada hacia aquí o hacia allá por cualquier vientecillo de
un acontecimiento cualquiera.
Cuando tú piensas que algo te va mal, la simple idea de
que «te va mal» es suficiente para que tú te sientas mal.
Te empeñas en que el estado de tu ánimo dependa
siempre de los acontecimientos y las circunstancias que te
rodean.
Has de darte cuenta que tú eres más y antes que los
acontecimientos y tus estados de ánimo.
Si estuvieras bien contigo mismo, si estuvieras más
centrado en ti, todo lo verías con otra perspectiva, lo verías
con menos dramatismo, lo interpretarías mejor. Pero cada
día, cada minuto vives ajeno a ti mismo, lejos del foco de
atención que eres. Te das cuenta de lo que haces pero no
pones la atención en quien lo hace.
Y si no crees que eres divino en tu naturaleza profunda,
por lo menos, ya que eres creyente religioso, deberías saber
y sentir que estás continuamente inundado por el amor
divino, ¿no?
Es curioso observar que algunas personas que no per
tenecen a religión alguna, ni practican ningún rito, tienen
muy claro y es una evidencia indiscutible para ellos que
Todo es amor, porque todo es efecto del amor. Saben tam
bién que ellos son amor y cuanto ocurre, sucede también
96
porque el Ser-Amor así lo quiere y determina.
En cambio para ti, creyente que casi te comes los
santos, pareciera que tu dios fuera un dios de bolsillo, de
utilidad, de conveniencia.
Cuando las cosas y los acontecimientos te son favorables
ves el mundo justo y armonioso. Pero si algo falla, es como
si el mundo se hundiera, como si tu dios hubiera desapare
cido y te abandonara. Y tú lo abandonas a él porque no te ha
sido útil.
Tú puedes estar bien aunque las cosas anden mal.
. Porque tú eres amor y vives inundado de amor.
97
18 EL AMOR COMPRA-VENTA
99
aquellas relaciones humanas en las que bajo el nombre o
apariencia de amor se intenta conseguir ciertas ganancias o
ventajas materiales o sensuales están destinados al fracaso.
No hay que buscar motivos o razones extrañas para
explicar muchos fracasos matrimoniales.
Los intereses egoístas pervierten todo sentimiento por
puro o intenso que parezca.
No es extraño ver cómo tantas personas ponen en la
balanza de‘sus valores el amor a sus familiares y hasta a los
mismos padres y pesa más el platillo del amor al dinero que
el del amor a sus padres.
Hace falta mucha honradez y sinceridad para recono
cer cada uno en sí mismo hasta qué punto nuestro amor está
contagiado por la ruindad del egoísmo sensual o monetario.
100
19 AMOR-PALABRAS
101
Y es que el amor no son palabras o música celestial.
El amor es vida. Y no palabras, ni siquiera simples
sentimientos abstractos.
Si el amor no se expresa en la vida concreta es una
campana sin badajo.
102
20 AMOR-SEXO
103
represión se convierte en patológica cuando no se quiere
reconocer y la tensión aumenta en la medida que se va
reprimiendo inconscientemente, como aumenta la presión
del agua de un fuerte caudal retenida en un dique artificial.
Toda represión de cualquier energía natural en una
persona constituye una cierta mutilación de la misma.
Toda energía de la Naturaleza es en sí misma positiva
y buena. Y la energía sexual es igualmente buena. Y positiva.
Nos acostumbraron en el pasado, a considerar las
tendencias sexuales como obscenas, impuras o pecaminosas.
Recuerdo aquella señorita un tanto mayor. Era muy
religiosa. De esas personas a quienes suelen llamar beatas.
Tepía el espíritu puritano de aquellos años, de la década de
los 40 ó 50. Decía con cierto aire de pietismo puritano: ¡Qué
bonito sería el matrimonio si no fuera por «eso»! Natural
mente el «eso» para ella era la relación sexual. Después de
mucho trabajo y diversos intentos logró casarse. Y en su
matrimonio tuvo varios hijos, como resultado naturalmente
de «eso».
Hubo en años pasados y aun subsiste en ciertos am
bientes de nuestro tiempo un pseudo-moralismo centrado
en la represión de todo lo que se refiriera al sexo.
No podemos caer en un angelismo desvaído que no
acepte a la persona en su totalidad.
Somos una energía inteligente, amorosa, divina que
está expresándose y manifestándose a través de este cuerpo
físico que todos tenemos, con todas siís legítimas tendencias
naturales. Querer desconocer dichas necesidades y tenden
cias es ignorar dónde estamos y con qué nos manejamos en
104
nuestra existencia. Y la ignorancia de cualquier aspecto de
nuestro ser es siempre nefasta.
El principio de la sabiduría es conocer lo que somos
como entidad profunda esencial. Pero es necesario conocer
igualmente el vehículo o medio físico a través del que
nuestro ser más íntimo se expresa al exterior.
La sabiduría nos va mostrando, si sabemos entenderla,
cómo debemos jerarquizar todas las tendencias y necesida
des físicas como también las demandas internas del espíritu.
Ese difícil equilibrio y madurez hacen que la persona
viva con moderación, templanza y sobriedad adecuada.
Cuando el acto sexual es la expresión física del amor
profundo entre dos personas, implica al ser completo en el
acto amoroso.
El amor verdadero es necesario para una estable y
satisfactoria relación sexual.
La sexualidad en cambio no es necesaria para una sana,
durable y profunda relación de amor.
El amor verdadero es interno, consciente y perdurable
y brota de lo profundo del ser.
La sexualidad es epidérmica, cortical y se origina en el
movimiento hormonal de los sentidos físicos.
La sociedad nos ha impuesto una serie de esquemas
mentales sobre las costumbres y quehaceres humanos. Y
nos hemos acostumbrado también a ciertos tópicos que son
tan falsos como absurdos.
Uno de los tópicos convencionales que suelen usarse
105
con más frecuencia es el referirse al acto sexual como «hacer
el amor».
El amor no puede hacerse. El amor ES. El amor lo
somos cada uno de nosotros. Se hace el sexo. ¿Por qué
profanar la palabra más sagrada que existe en todas las
lenguas?
No es precisamente el sexo la manera más adecuada y
efusiva de expresar el amor. Porque aunque es posible y se da
realmente, aunque excepcionalmente, suele pervertirse por
centrarse la pareja en su propia e individual satisfacción
sensual.
106
LA FELICIDAD Y EL AMOR
NO SON UN OBJETO
107
medio de ciertos artificios o técnicas.
SOMOS ya felicidad y amor.
Y es feliz y amoroso el que se da cuenta que ya lo ES.
Es decir, la vida de una persona es feliz en la medida que su
conciencia ve y comprende con toda claridad práctica lo que
es en su naturaleza como realidad viva.
El hecho de que constante y permanentemente esté
urgiendo y expresándose en nosotros el hambre y anhelo de
felicidad y amor es la señal más evidente de que esa felicidad
y amor están ahí, dentro de nosotros. No sólo como una
capacidad lejana y abstracta sino como una realidad pre
sente. Si no, jamás sentiríamos el ansia de felicidad y amor.
¿Qué es entonces lo que nos impide ser felices y
amorosos? ¿Cuál es la causa por la que nuestra vida se
desarrolla tan huérfana de amor y felicidad?
La única causa de nuestra infelicidad y nuestro des
amor en la existencia concreta de cada día es la ignorancia.
Esta ignorancia está compuesta de ideas falsas y pro
gramaciones mentales erróneas con las que convivimos en
cada momento como si fueran verdad.
Cuando alguien descubre la falsedad de tantas ideas
falsas sobre sí mismo, se da cuenta de que lo que toda la vida
ha estado ansiando y deseando ya está allí, dentro de sí.
Entonces uno se da cuenta de que no hay que conseguir
nada.
No hay que anhelar nada, porque se anhela lo que no se
tiene.
Uno, entonces, escucha la sinfonía sin necesidad de la
orquesta, sin necesidad de los instrumentos.
108
Entonces cada uno es amoroso y feliz sin necesidad de
los estímulos externos que ahora tanto estamos deseando.
Entonces uno es feliz porque se da cuenta de que lo es.
La puerta, pues, de la felicidad es tomar conciencia,
darse cuenta de la auténtica realidad.
El secreto es simple: consiste en quitar el velo que
oculta la realidad. El velo es siempre ideal. Está hecho de
ideas.
La idea de que mi cuerpo ha de estar de esta manera o
la otra, que he de poseer esto o aquello, que he de vivir con
tales o cuales personas, que he de estar aquí o allá... consti
tuye el velo que te oculta la verdad de ti mismo.
Cuando quites el velo entrará la luz, el sol.
El sol está siempre ahí. Pero vives en tinieblas, en las
tinieblas de la duda y el temor.
El sol está ahí. Pero lo tienes oculto por el velo de tus
ilusiones e ignorancia.
El velo puede descorrerse en un instante. Y también
puede ir rasgándose poco a poco, día a día.
Rásgalo ahora un poco para que entre un poco de luz.
Lo importante y lo primero es que estés convencido de
que tienes el velo de la ignorancia. Porque si crees que estás
en la verdad de que todo está bien, que tus ideas e imagina
ciones son la realidad, entonces jamás podrás llegar a la
verdad.
A medida que vayas rasgando el velo de tu ilusión, irás
sintiendo paulatinamente algún rayo cálido de felicidad y
amor que está tratando de aparecer en ti.
109
22 AMOR AGRADECIDO
111
23 LOS PROBLEMAS DE AMOR
112
somos en el fondo de nosotros mismos, pero no la vivimos.
Esa justa y razonable demanda de plenitud, únicamen
te puede ser satisfecha con la plenitud misma, pero jamás
con algo limitado, parcial e imperfecto.
Y ocurre que generalmente, la persona trata de resolver
sus problemas y deficiencias en el nivel en el que se está
desenvolviendo en su vida, que no es otro que el de la perso
nalidad con todas sus leyes y exigencias. Y querer encontrar
la plenitud en lo que es pequeño, limitado y exiguo es caer e
incurrir en todo tipo de frustraciones y desilusiones.
Las demandas de un amor pleno y perfecto sucumben
en los desengaños de amores pequeños, variables e imperfec
tos. Y cuando estos desengaños y desilusiones afectivas son
frecuentes y reiteradas, la tristeza y la depresión se instalan
en el corazón de la persona quien buscará por aquí y por allá
remedio a su estado depresivo. Recorrerá psicoanalistas,
consejeros, amigos, distracciones... sin darse cuenta de que
el remedio está en él mismo. Podría darse cuenta de que su
problema es un problema de amor, pero no de amor receptivo
sino de amor irradiante. Se daría cuenta de que ese vacío y
soledad que ahora lo deprimen, esperando que algo de fuera
lo llene y lo solucione, tiene una sencilla fórmula: amar,
irradiar el amor que ya es en el fondo de sí mismo.
Un jazmín, simplemente por ser lo que es, exhala el
perfume que es por su naturaleza. Se siente pleno e irradia lo
que es propio de su esencia de jazmín. Es posible que si el
jazmín tuviera esa ensalzada y encumbrada capacidad men
tal personal de la que tanto nos gloriamos los humanos,
quizás comenzaría a formarse deseos de tener el perfume de
las rosas o del clavel. Comenzaría el mundo de sus sufri
mientos.
113
Nada ni nadie podrá jamás satisfacer tu ansia de amor
pleno. Ningún amor que recibas colmará jamás tu plenitud.
Alguien está arguyendo que eso es una exageración porque el
amor divino llena y sacia. Pero ese amor de llenura y plenitud
divina no te viene de arriba sin más, sino cuando estás
abierto al ser interno que es en sí mismo amor divino. Y
cuando alguien está abierto al ser interno no existe ni asomo
de tales problemas.
Los problemas afectivos son problemas del amor de la
personalidad que no es sino un aspecto muy parcial y
deficiente del amor total y verdadero.
Resulta triste y dramático a la vez el observar que
muchísimos de los problemas que aquejan a la mayoría de
las personas tengan una solución tan a la mano y en cam
bio caminen toda su existencia cargándolos y sufriéndolos a
duras penas.
Claro que la solución no se improvisa.
Cuando una persona vive frívolamente, despreocupa
da de sí misma, de su mundo interior, no es fácil que vea la
solución simple y sencilla que podría tener de sus problemas,
si estuviera preparada para verla. Pero está embelesada,
absorta y enfrascada en las frivolidades de su personalidad
que le impiden ver y darse cuenta de la naturaleza de su
problema.
La misión de todo aquel que intenta desarrollarse
como persona consiste en trascender las limitaciones de su
personalidad, reconociendo y asumiendo todas sus defi
ciencias sin caer en un perfeccionismo angelical, pero sin
renunciar a la plenitud a la que está llamado.
114
24 ENAMORAMIENTO: ESE FALSO AMOR
117
telenovelas y filmes para darse cuenta de que lo que se
comercializa es el amor de apasionamiento ciego, egoísta.
Los casos son ilimitadamente variados según el grado
de ceguera y apasionamiento del enamoramiento y según
también el grado y calidad del amor que puede conllevar. No
pueden igualarse y unificarse todos los casos de ena
moramiento en un solo grupo o clase.
Existen los casos de enamoramiento con ceguera total,
sin un ápice de amor verdadero. Y hay enamoramientos con
una ceguera parcial y un cierto grado de amor generoso.
Es muy útil tener presente todo esto, a la hora de
valorar y explicar algunos conflictos entre los matrimonios
y parejas.
Los casos de enamoramiento totalmente ciego y pa
sional puede que no sean excesivamente frecuentes. Pero sí
es muy frecuente el enamoramiento ciego, egoísta, apasio
nadamente deseoso de satisfacer su impulso sexual por
encima de cualquier otro objetivo e interés. En estos casos la
persona enamorada dice que ama a tal persona. Pero la
realidad es que siente atracción por dicha persona y el
objetivo primordial de su atracción es satisfacer su apetencia
sexual. Conseguido esto, ya no queda sentimiento alguno
superior de unión y bien mutuo. A lo sumo se trata de
conservar la amistad o relación para satisfacer su apetencia
en una próxima ocasión. Es como quien tiene un juguete que
le gusta y trata de no perderlo porque le va a servir en el
futuro. Pero sólo es un objeto útil. La persona enamorada
está dispuesta en estos casos hasta para hacer grandes sacri
ficios por su amor. O para ser más exacto, por el objeto de su
satisfacción. No se hace el sacrificio por el bien de la persona
amada sino para conseguir a la persona supuestamente
amada, como objeto de su satisfacción.
118
Evidentemente hay uniones en que el amor es el
protagonista único de la relación. Recuerdo aquella pareja de
ancianos a los que les pregunté el día de sus bodas de
diamante (75 años de casados): Señora, usted ¿quiere a su
marido como hace 75 años?
119
que impasible contempla la tormenta.
Es una estrella para la barca errante
cuya altura se mide, cuyo valor se ignora.
El amor no es un juguete del tiempo.
122
amor irradiante. Y todo amor irradiante tiende a expresarse
en todo y con.todos. No por conveniencias egoístas. Porque
eso ya pertenece al amor inferior de la personalidad que
siempre siente el vacío de algo más.
El enamoramiento es un amor inferior de la persona
lidad. Y la mayor parte de las veces se fundamenta única y
exclusivamente en formas físicas y conveniencias econó
micas, profesionales, sociales, sensuales...
Ya sé que los que se enamoran seguirán engañándose a
sí mismos. Pero puede ser que alguien que lea estas líneas se
haga más consciente ante ese acontecimiento que suele
darse con relativa frecuencia en la vida de las personas.
Si se comprenden bien la génesis y naturaleza del
enamoramiento es seguro que se tendrá una mayor pruden
cia para enjuiciarlo cuando se presente la ocasión.
123
25 ¿CASTIDAD, VIRGINIDAD, AMOR?
125
Cuando el instinto egoísta predomina en una relación,
puede preverse el próximo final de la misma.
La castidad no es una virtud lejana, abstracta,
inalcanzable, angélica, sino muy humana. Es propia de las
personas libres y no dominadas y avasalladas por el instinto
ciego y esclavizante del sexo.
Nuestra sociedad vive acostumbrada a los mitos.
Es como si los mitos nos dieran alguna seguridad de
que carecemos.
Se crean mitos patrióticos, sociales, deportivos, reli
giosos...
Uno de los mitos de los hombres de nuestro tiempo es
el de la virginidad de la mujer que va a ser su pareja.
Me decía un joven en tono festivo que eso era antes.
Que ahora ya no hay más vírgenes que la Virgen María.
Lo cierto es que durante mucho tiempo se ha hecho y
se hace todavía un conflicto con la virginidad. Es una
consecuencia más de la insubstancialidad en que se mueve
la vida moderna.
Los hombres han puesto mucho hincapié en la virgini
dad de las mujeres en lugar de ocuparse si su corazón era
casto en su amor hacia ellos.
Por otra parte, los hombres han exigido cínicamente a
sus parejas femeninas la virginidad, a sabiendas que ellos no
podían gloriarse de su propia virginidad ni de una elemental
castidad.
El único brillo y grandeza tanto de la virginidad como
de la castidad residen en el amor auténtico y generoso.
126
Segunda parte
] ¿INCOMPRENSION?
127
puedes quejarte de que tú no eres comprendido. A lo máxi
mo, puedes pensar que no comprenden la máscara o la careta
con que en esos momentos estás mostrándote ante los
demás. Es cierto que muchas veces no somos comprendidos.
Porque es tan variable y frecuente la careta o el «ego» con que
nos manifestamos que resulta incomprensible para los de
más el reconocemos.
Tú eres en el centro de ti una clara y pura inteligencia
comprensiva. Pero debes verlo. Si no ves ni vives lo que tú
eres ¿cómo van a verlo y comprenderlo los demás?
Quien se comprende a sí mismo, jamás se queja de ser
incomprendido por los demás. Porque comprende la in
comprensión de los otros y porque no necesita el reconoci
miento ni la comprensión ajena y además porque ser com
prendido o no, en nada afecta a su propia comprensión.
128
2 TODO TIENE SENTIDO
133
Solemos movemos cada día, cada instante en una serie
de ininterrumpidos estímulos externos y respuestas. .
Hay personas que no soportan vivir un solo momento
sin estímulos sensibles externos. Tan es así que hasta tienen
que dormir con la radio prendida.
135
en el poder del silencio y allí es donde todo adquiere sentido
y significado.
No es secreto para nadie que las mayores obras artísti
cas o hallazgos científicos se han originado en un estado de
silencio exterior e interior.
Todos tenemos alguna experiencia aunque sea ele
mental de que los pensamientos, proyectos, soluciones a
ciertos problemas y visión de alguna toma de decisiones nos
ha surgido siempre cuando en mayor o menor grado hemos
hecho silencio en nuestros sentidos y nuestra mente.
Encontrar lugares como Chumamaya, a los pies de esta
sierra de los indios comechingones es algo así como descu
brir y encontrarse en los preliminares para un estado de paz
y armonía creadora.
136
4 LA ABEJA Y LA FLOR
137
Quizás alguno abra los ojos algún día...
Hasta puede ser que se despierte una sonrisa de amor
en su corazón. Están hechos para amar, como yo para hacer
miel, pero...
138
5 ¿QUIENES NECESITAN PERDONAR?
140
6 LOS DESEOS, CAUSA DEL SUFRIMIENTO
142
7 AMOR Y BELLEZA
143
• mi pensamiento era producto de unas ideas e imáge
nes mentales.
• en última instancia yo era el sujeto de aquellos
pensamientos.
• yo era el testigo consciente de todo cuanto ocurría
dentro de mí.
• yo soy inteligencia comprensiva y entiendo el sentido
del dolor y la muerte.
144
8 ¿HUMILDAD?
146
9 CANTO DE ALEGRIA
147
los demás. La Vida te irá diciendo en su momento si tienes
que hacer algo más.
Si haces lo que tienes que hacer, rebosarás de gozo. Y
ese gozo será la mejor ayuda para los demás.
Haz lo que amas. Y sobre todo ama lo que haces.
Si el amor preside tu día desde que abres los ojos hasta
que los cierras, estarás cumpliendo con La Vida.
148
10 CONSCIENCIA-CENTRO
150
11 ¿PASARLO BIEN?
152
12 PERSONAS: MASCARAS
153
Debemos recordar que los griegos en sus representa
ciones teatrales usaban unas caretas para representar los
distintos personajes. A esas caretas se las llamaba «personna ».
Se cambiaban las caretas o «personnas» según el personaje
que debían representar. Un mismo actor podía representar a
distintos personajes en la misma obra. El cambio de máscara
era cambio también de persona o personaje o personalidad.
154
13 YO: CONCIENCIA
Vi también que:
• en todas partes y en todo momento, cada uno, cada
persona, puede realizarse, puede realizar su
naturaleza consciente.
• nada es malo en sí mismo. Todo depende de la
consciencia con que se vive.
• todo es o puede ser un medio de realización y causa
de felicidad.
156
• cada uno es feliz si es consciente de sí y de Él en sí.
• solamente se puede ser feliz siendo conscientes del
Ser-Felicidad que vive en uno mismo.
• lo que llamamos felicidad, consistente en la satis
facción de los sentidos, es una errónea, inoportuna
y desafortunada falsificación de la felicidad.
157
14 EL “EGO” SIEMPRE
159
15 EL CERDO Y EL PAJARILLO
161
EL MEJOR DESARME
163
17 ¿POR QUE NO SOMOS FELICES?
164
muchos motivos para una mejor y más optimista idea sobre
nosotros mismos.
Al estar absortos y embebidos en todo lo que nos rodea,
en todo lo exterior a nosotros mismos, hemos olvidado mirar
dentro para damos cuenta de que no somos únicamente ese
cuerpo biológico con que andamos por la tierra. No hemos
llegado a percibir esa realidad no física, esa realidad fuente y
origen de toda la energía que moviliza no sólo el organismo
biológico sino también la mente y la afectividad. Somos Eso.
Es decir, ésa es nuestra identidad. Todo eso que habitualmente
creemos ser quedaría inerte y reducido a nada sin esa realidad
que moviliza toda la energía. Eso no es ninguna materia, eso
no es ningún pensamiento. Eso es una Realidad, es nuestro
ser. Esa es la naturaleza divina o como quiera llamársele. Esa
es la naturaleza infinita por la que somos ricos, amorosos,
sabios, felices.
Cuando acabo de escribir estas palabras, pienso si tú
que las estás leyendo en estos momentos te das cuenta
suficientemente de lo que significan.
¿Te das cuenta de que ERES ya todo lo más que puedes
llegar a ser y desear ser?
Hagamos una observación práctica.
Todos decimos o sabemos que el amor es lo más
importante de nuestra vida, que el amor es la vida de nuestra
vida, la salsa, el calor, el sabor, la razón de vivir ¿no?
Si tú que estás leyendo crees que el amor es todo esto
y mucho más, te pregunto: ¿a cuántas personas amas, en
estos momentos, de verdad? Es decir, ¿cuántas personas hay
a las que tú amas generosamente, sin esperar nada de ellas,
simplemente porque el amor te surge de dentro hacia ellas,
porque te sientes unido a ellas, porque las sientes como si
esas personas fueran tú y tú fueras ellas?
165
Es tan simple, tan sencillo y tan lógico amar, o debería
serlo, como lo es para la rosa exhalar su perfume o a la fuente
de la montaña manar agua fresca y clara.
Y si es tan simple, si es tan lógico ¿por qué resulta tan
raro, difícil y extraño encontrar personas que amen con la
misma espontaneidad con que la rosa nos ofrece su fragancia
y la fuente su agua fresca?
¿Qué es lo que pasa en nosotros? ¿Por qué no des
pertamos, por qué no abrimos los ojos y nos damos cuenta de
que estamos metidos hasta el cuello en la gran mentira, en
la gran farsa de nuestras ideas sobre cosas y sobre personas y
sobre todo en la gran falsedad de la idea errónea sobre
nosotros mismos?
De poco sirven los moralismos.
De poco sirven los discursos y consejos. De muy poco
sirve el precepto de amarnos.
De nada sirve el buscar "las ventajas" que tenemos al
amar, porque siempre que pensemos en las ventajas estamos
lejos de amar con amor verdadero y generoso.
Empecemos por donde hay que empezar. Empecemos
tomando conciencia de que la felicidad no es la suma de
deseos satisfechos, como muchos piensan. La felicidad no
viene con la consecución de todas esas cosas que quieren
tener. La felicidad únicamente te sobrevendrá cuando
expreses de mil maneras el amor que ya Eres en el fondo de
ti mismo.
Empecemos dándonos cuenta de que ya somos la
felicidad.
Cada día y cada instante puedes darte cuenta de que
eres ya mucho más de lo que anhelas ser y tener.
166
18 INMADUREZ REVOLUCIONARIA
167
Las lamentaciones son propias de los que no com
prenden.
Quien comprende, acepta. Y no se lamenta inútilmente
sino que obra en cada momento en consonancia con su
comprensión.
No son las lamentaciones, ni siquiera las denuncias
sociales, tan de moda en nuestros tiempos entre los artistas,
periodistas y políticos las que van a solucionar los problemas
que nos aquejan personal, grupal o socialmente sino la com
prensión viva de las cosas y las situaciones, además de la
acción y actitud concreta y correcta en cada instante de cada
uno, en existencia concreta.
168
19 LOS VIOLADORES
171
20 DESCONTENTO
174
ni LAS DEMARCACIONES
41 Y SEPARATISMOS
176
Se dice que los países tienen los gobernantes que se
merecen. Y es claro. Se dice en filosofía que cada ser busca su
semejante. O dicho de otra manera, cada uno busca el traje
a su medida.
Cuando en un pueblo abundan las personas que se
gobiernan por deseos y apetencias ambiciosas e inconscien
tes, buscarán como dirigentes a personas que sean de la
misma manera. Y tales personas con semejantes filosofías de
vida no parecen las más apropiadas para un gobierno justo,
honesto y consciente.
Ser y considerarse "ciudadano del mundo" no es una
teoría utópica.
Hace falta más universalidad, en lugar de tanta sepa-
ratividad y singularidad.
Cuando nos ocupemos más en lo que nos une que en lo
que nos separa y distingue, se acabarán muchas luchas
fratricidas y muchas situaciones de alejamiento, desamor y
odio.
A través de toda la Historia y también en nuestro
tiempo se observan absurdos tan grandes como las luchas
religiosas no sólo entre religiones con fundadores distintos
sino aun dentro del mismo cristianismo cuyo Maestro dejó
como lema de su doctrina el amor fraterno.
¿Cuál es la explicación? Muy sencilla.
Él nos dejó una doctrina y enseñanza para vivir. Pero
los hombres, con sus ambiciones, hicieron sus propias de
marcaciones para tener unos ciertos espacios de poder. Ahí
comienzan las divisiones y las rivalidades consiguientes.
El Maestro no puso límites a nada. No creó fronteras ni
capillas ni guetos ni grupo alguno separado. Eso ha sido obra
177
humana. Y con la creación de las demarcaciones religiosas
ha llegado también el proselitismo, con todas las luchas por
el poder. Siempre fue así y hoy sigue siéndolo en aquellos
lugares donde se lucha y se mata en nombre de una denomi
nación religiosa cualquiera.
La Historia nos enseña que la mayor parte de las
conflagraciones bélicas, por no decir todas, han llegado por
demarcaciones geográficas o ideológicas.
Muchas personas se glorían con ciertas denominaciones
étnicas, ideológicas, deportivas, geográficas, culturales, re
ligiosas... Se ufanan colgándose etiquetas que los identifican
como pertenecientes a algún grupo. Pareciera que necesitan
apoyarse en algo porque se sienten poca cosa e inseguros por
sí mismos. Si se observa con toda imparcialidad y serenidad
se reconocerá al "ego" individual que se arropa tras el "ego"
colectivo. Solamente hay que ser un poco honrado consigo
mismo para reconocer que la debilidad del "ego" individual
siempre busca el apoyo del ego colectivo. Y éste a su vez se
siente más fuerte cuanto más numeroso es.
Llegará una nueva Humanidad en que las nacionalida
des desaparecerán, las diferencias entre los hombres serán
puramente anecdóticas y triviales y los animales, las plantas
y todo lo existente formarán la gran Unidad del Universo.
Ahora puede parecer la utopía de un mundo ideal. Pero
no es así. Estamos "condenados", destinados a formar un
mundo con una clara y total conciencia de Unidad.
El desamor de las divisiones, demarcaciones y sepa
raciones corroe las mentes y nos aleja de nuestra conciencia
de Unidad que es nuestra Realidad auténtica.
178
22 ¡NO TE LAMENTES!
180
Hace unos años (y también ahora aunque más
disimuladamente) existió una preferencia, más que opción,
por los ricos en bienes materiales y no precisamente para
sacarlos de la ruindad y miseria en que se encontraban sus
espíritus.
Hoy se pregona la opción por los pobres.
No es la pobreza o carestía de bienes materiales garan
tía de nada por sí misma.
El espíritu de desapego efectivo de bienes y riquezas sí
es garantía de sabiduría, armonía y profundidad de espíritu.
¿Habría necesidad de hablar de opción por los pobres en
una comunidad o ambiente donde las personas estuvieran
realmente desapegadas de los bienes y riquezas?
¿No sería mucho más efectivo estar desapegado y
desprendido de bienes y riquezas en lugar de hacer carteles
o frases propagandísticas?
Vuelvo de nuevo al Cristo, maestro de vida. Estuvo con
todos. No tuvo acepción de personas. Para Él, sólo contaban
la actitud del corazón y del espíritu. "Llegará un día en que
ni en este templo ni en Jerusalén daréis culto a Dios sino que
lo adoraréis en espíritu y en verdad". Lo valioso para Él no era
el dónde ni el cómo sino el espíritu de donde procedía el
sentimiento y la adoración.
Opción por la justicia.
Opción por la verdad. Eso nos hace falta hoy como hace
dos mil años. La situación de fondo es la misma.
Si se tuviera una opción práctica y viva por la verdad y
la justicia no habría necesidad de optar por ninguna clase de
181
personas en especial. En esa clase de opción no es necesario
clasificar ni calificar a las personas. Las etiquetas, calificati
vos y apellidos sobran.
El mundo materialista moderno hace muchas distin
ciones de las personas por la cantidad de su dinero.
Quienes hacen tales distinciones y opciones es que
para ellos todavía cuenta demasiado el dinero y el estatus
social y económico.
La verdad y la justicia no son exclusivas de ninguna
clase de personas. Y la única opción justa y saludable es la
opción por la Verdad y la justicia.
Hay quienes intentan imponer la justicia en el mundo
o por lo menos en ciertos países, por medio de las armas, por
la violencia.
Otros lo intentan por medio de discursos y frases más
o menos bellas y llamativas. Se habla, se escribe, se .predica
y discursea acerca de las injusticias sociales...
Yo veo otro camino más simple pero paradójicamente
más difícil: cada uno de los que vemos injusticias en la so
ciedad y el mundo, calladamente pero práctica y eficazmen
te pongamos justicia en nuestras palabras, pensamientos,
sentimientos y acciones en cada acto y momento de nuestra
vida.
Mientras nuestra vida no sea toda ella justa, abstengá
monos de predicar, hablar, discursear y gritar o empuñar
armas para imponer la justicia que nosotros no vivimos.
No se alegue que nosotros somos un poco injustos pero
que las injusticias contra las que clamamos son mucho más
grandes. Sabemos de sobra que eso es salirse por la tangente,
huir de nuestras propias injusticias.
182
Quien sea justo con su familia y con sus compañeros de
trabajo, con sus vecinos, con sus amigos y enemigos... puede
atreverse a hablar contra las injusticias sociales y del mundo.
Tener opción por una clase de personas según su mayor
o menor posesión de bienes materiales es priorizar lo que se
tiene a lo que se es.
Se dice que el pobre tiene menos acceso a los bienes
espirituales, confundiendo la espiritualidad con la cultura.
No son precisamente los más cultos los más justos, sanos y
bondadosos.
La justicia y la bondad son contagiosas. Y el mejor
modo de propagarlas es siendo justos, sanos y bondadosos los
que quieren difundirla.
He conocido muchas personas y familias ricas y mu
chas también pobres. Y he de reconocer que he percibido
mucha más bondad y felicidad entre las personas pobres que
entre las que tienen mucho más de lo que necesitan.
Ocurre lo mismo con los países. He recorrido países
que se llaman los más ricos del mundo. Y he visitado así
mismo los países más pobres del planeta. Y he de confesar
que he visto mucha más alegría en los rostros morenos de
grandes y expresivos ojos de los niños indios de la India o
Indonesia o Africa que en los niños bien alimentados y llenos
de caprichos de los EE.UU. o de Europa, y los países escan
dinavos.
También los que se llaman o se creen apóstoles de la
justicia social confunden la esencia de la felicidad y de la
justicia y bondadcon ciertos signos extemos o estímulos que
parecen provocarlas.
183
Afortunadamente la felicidad reside más allá de todas
las manifestaciones en las que suele colocarse.
No pretendo ser aceptado en mi apreciación por mu
chas personas que piensan de otra manera. Pero sí me parece
que puede ser útil salirse de los valores mentales, ideológicos
y existenciales en que habitualmente nos movemos para
repensar las cosas desde una perspectiva más nueva, más de
cada uno, sin imposiciones y repeticiones de frases por bellas
y autorizadas que ellas parezcan.
184
24 TU ERES ESO
186
0£ CADA AMANECER
40 ES UNA BENDICION
187
tener los demás sobre sí mismo, jamás podrá vivir tranquilo
ni un solo instante de su vida, porque siempre habrá alguien
que pueda pensar desfavorablemente.
Hoy puedo cambiar mi vida. Ahora podemos cada uno
hacer lo más importante demuestra existencia: despertar.
Ahora, en este momento puedes empezar a amar de
verdad, olvidando los juegos y palabras sobre el amor.
Ahora puedes sentir la energía del vivir.
Ahora, en este momento puedes tomar la decisión más
importante de toda tu vida: tu propia transformación, el
cambio de vivir habitualmente inconsciente de ti mismo, a
vivir cada instante presente a ti mismo, a lo que eres, piensas,
sientes y haces.
Este es tu momento.
El amanecer de hoy no ha sido un amanecer más en tu
existencia. Ha sido el gran amanecer de tu vida.
Desde toda la eternidad este amanecer estaba destinado
a ser "tu amanecer", el amanecer de tu despertar, de tu
transformación. Esto que estás leyendo y pensando en estos
momentos no son palabras simplemente optimistas. Es una
verdadera realidad. Lo que te estoy comunicando en este
momento es un amanecer mío que se repite cada día. Pero
puede ser tu amanecer si tú así lo deseas.
Los amaneceres son de cada uno. El sol sale para todos
por igual. Pero cada uno lo recibe según su estado o nivel de
su conciencia.
No esperes al amanecer de mañana para despertar.
Porque el amanecer de mañana va a depender algo o mucho
del de hoy.
188
Hoy, ahora es tu momento.
El sol de esta mañana te ha envuelto en una bendición.
Solamente aprovechan esta bendición quienes son cons
cientes de ella.
Mañana, cuando abras los ojos al amanecer, podrás
decirte y sentir que ese amanecer es el mejor de tu vida. Y lo
será con más razón si el de hoy es el mejor hasta hoy.
Cada amanecer es un repique de campanas en el corazón.
Cada día las campanas te llaman a despertar,a ver, a
vivir de un modo nuevo.
Ningún día, ningún instante es igual al anterior.
Para quienes viven inconscientes de la riqueza de sí
mismos cada día, cada año es igual. La rutina inconsciente
diaria, convierte en monótona y amorfa la vida.
El vivir mecánico, automático y monótono paraliza a
la persona, la atrofia y la destruye.
Cada uno puede empezar a vivir cada instante con un
corazón más conscientemente amoroso. Sin imposición.
Unicamente estando presente a ti mismo, que eres quien
vive y se da cuenta de que vive.
Cada día es una nueva bendición.
Cada amanecer es una bendición para ti.
189
NO HAGAS IDOLOS,
NI SIQUIERA DE DIOS
191
27 LA FELICIDAD EN TI
193
Ofi EL AGUILA Y
40 SU REFLEXION
195
29 UN MITO MAS
196
El escándalo, en aquel pueblo tradicional, donde "nun
ca ocurría nada", fue sonado. Todo el mundo hacía sus
propias conjeturas y especulaciones, pero nadie sabía nada,
de cierto.
Un tiempo después se supo que el joven marido había
dejado a su bella esposa "porque no era virgen".
No es ésta la única historia. Son muchos los maridos
que han repudiado a sus esposas por el mismo motivo.
Acostumbrados a vivir más por lo de fuera, más por lo
físico que por lo espiritual, suelen darse mayor importancia
a lo que es menos.
Se valora y magnifica la virginidad sin apreciar la
castidad.
Una persona virgen, hombre o mujer, es aquélla que
jamás ha realizado el acto llamado sexual.
Es casta en cambio una persona cuyo corazón es puro.
Corazón puro significa libre del deseo ilícito y egoísta del
placer del sexo. Así hay personas vírgenes no castas porque
su corazón está mancillado por los deseos ilícitos de sexo
egoísta y hay personas castas no vírgenes. Son aquéllas que
en las circunstancias que fuere han tenido el acto sexual,
como puede ser dentro del matrimonio, pero su corazón está
puro porque no ha sido el placer egoísta del sexo el motivo de
su relación sexual sino el amor puro y profundo de entrega y
unidad con el ser amado. Y no albergan deseos ilícitos.
La virginidad se refiere a lo físico. Y la castidad en
cambio al corazón y el alma.
De poco sirve la virginidad sin la castidad.
197
La castidad en cambio, con virginidad o sin ella, es
siempre bella, válida y virtuosa.
La unión física de matrimonio o de pareja puede ser
casta o no casta. O dicho de otra manera, puede ser huma
namente realizadora y virtuosa o lasciva y destructiva. Todo
depende del nivel de amor o la clase de profundidad que lo
impulse. Cuando el amor es auténticamente del centro de la
persona y no del deseo de satisfacción física sexual, la
relación es normalmente casta. Pero existe muy frecuente
mente en toda pareja la relación lujuriosa. Baste con recor
dar, pues es un caso relativamente frecuente, aquellos ma
trimonios o parejas en las que uno de ellos o quizás ambos
necesitan pensar en otra persona para que pueda realizarse el
acto sexual. Los cuerpos están cerca pero las almas de cada
uno está muy lejos de allí.
Muchas parejas son fieles físicamente a su pareja
mientras su corazón está lleno de deseos ilícitos y extraños.
Tal infidelidad es tan grave como la física. Pero acostumbra
dos a vivir de las apariencias, no se le suele dar demasiada
importancia.
Toda persona, hombre o mujer, está llamada y destinada
por la naturaleza misma de su ser íntimo a la castidad lo
mismo que al amor.
El matrimonio puede ser y debe ser el camino para la
realización de ambos. Es el medio de comunicarse el amor en
toda su plenitud.
Los que viven en pareja harían bien en examinar la
verdadera motivación que los lleva a unirse físicamente. Sin
autoengañarse. Porque es muy fácil justificar y enmascarar
las tendencias egoístas con otras razones falsas.
198
™ BUENANIMOY
uu MAL ANIMO
199
amor y belleza es real y muy superior a todo lo que piensas
de ti.
Aunque hoy no lo veas claro, piensa y sabe que tú eres
una estrella del cielo infinito. Aunque las brujas de tus dudas
la hagan invisible, está ahí, viva y luminosa. Desde arriba se
ve mejor que desde abajo. Cada día puedes ascender un
peldaño más para verla mejor.
Si estás triste, ¡mírate al espejo! Mira tus ojos alicaídos
y... ¡ríete de ti! ¿Acaso no resultas una figura cómica con ese
rostro alicaído? Ríete de tu patetismo.
Por más que te lo parezca, nunca tienes motivos para
perder el ánimo.
200
31 ESOS DIAS DE REGALOS...
201
protocolario que a veces en lugar de besos podrían ser
puñales.
Regalar lo que no hay obligación de regalar. Cuando no
hay que regalar "para cumplir", eso es un regalo.
El regalo de compromiso social o para obligar y
comprometer al otro para que me devuelva con otro favor, no
es un regalo. Es una cínica compraventa disfrazada.
El amor "¡también!" puede expresarse con regalos.
202
32 REUNION DE BURROS
203
El rebuzno aflautado de un joven bonico interrumpió
el discurso para preguntar: ¿Qué es eso del amor?
Se oyeron algunas rebuznadas de risa entre los presentes
reprochando al joven burro por su ignorancia.
Joven hermano, le dijo el que estaba discurseando.
Debes saber que entre los humanos no hacen más que hablar
del amor. Cuando rebuznan a su manera no hacen sino
rebuznar al amor.
Se reúnen en las iglesias y allí les dicen que tienen el
deber de amarse, eso que hacemos nosotros sin que nos lo
digan.
Cuando oí que les estaban diciendo que todos éramos
hermanos yo me puse a saltar de alegría porque ya no tendría
que cargarlo sobre mis lomos y sobre todo porque ya no me
maltrataría más. Pero pronto me desilusioné. Al salir mi
amo, sin saludarme montó malhumorado y pesadamente
sobre mí y despectivamente me gritó: ¡Arre, burro!
Cuando llegamos a la casa vi que mientras comían se
gritaban unos a otros, tenían envidias, recelos, odios... todo
lo más opuesto a lo que llaman amor.
Todavía estaban a la mesa cuando cuando llegaron
unos que llamaban familiares. Hablaban de una herencia.
Discutieron, se amenazaron, se insultaron... y por primera
vez me sentí importante porque todo el tema era sobre mí,
mi compañera y nuestros hijos. Cada uno de los allí reunidos
nos quería para sí. Todos querían llevarnos...
Al atardecer, después que el odio se había adueñado
bien de sus corazones y hasta de sus cuerpos, nuevamente
me llevaron cargando con el pesado cuerpo de un familiar
204
que ahora pesaba más, hasta el edificio de la mañana que
llaman iglesia. Oí los mismos discursos, las mismas pala
bras, los mismos consejos sobre el amor... Pero al terminar
sentí también el mismo odio, la misma indiferencia y
desprecio, como si aquello fuera una comedia que únicamente
se representaba allá dentro.
Un rebuzno de tenor llamó la atención de la asamblea
y dijo: Hermanos, debéis saber que esos humanos son muy
difíciles de entender. Nosotros nos entendemos con un
simple movimiento de nuestras orejas. Y a veces con algún
que otro rebuzno. Pero ellos se pasan los días y hasta las
noches siempre hablando, hablando, hablando. Pero casi
nunca coincide lo que dicen con lo que hacen. Son muy
hipócritas y mentirosos.
Levantando las orejas y echando un breve rebuzno, el
burro que estaba junto al que discurseaba dijo: Compañeros,
ahora que conocemos un poco mejor a los hombres, gracias
a las enseñanzas de lo que habéis contado, es oportuno que
aprendamos la lección. Ya que ellos son tan raros, incon
gruentes y desconcertantes, nosotros tenemos que seguir
siendo lo que somos. Así nadie se engañará. Mis padres me
enseñaron a ser un burro sufrido, sincero y recto. A lo mejor
es eso a lo que llaman amor los humanos. Pero no importa
cómo se lo llame. Nosotros hemos de ser lo que somos y
basta de discursos.
Todos aplaudieron y casi en silencio fueron mar
chando pausadamente a sus casas.
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33 TRABAJAR POR LOS DEMAS
• lo primero es lo primero.
• hay que empezar por salvarse y transformarse a sí
mismo para poder salvar a los demás.
• las palabras y las apariencias valen poco. No son
efectivas.
♦ cuando uno comienza por mejorarse a sí mismo se
da cuenta de que resulta lógico y consecuente
ocuparse de comunicar su propio bien y felicidad a
los demás. O mejor, lo comunica sin proponérselo.
• no hay que esforzarse en que los demás se enteren de
que se trabaja por los otros.
• la bondad cuando es auténtica se contagia sola.
• cada uno tiene su propio camino. Y no somos
nosotros quienes debamos señalárselo.
• la mejor ayuda a los otros consiste en que cada uno
tome conciencia de sí mismo y su misión en la vida.
• el mejor modo de enseñar a otro a vivir con bondad
y amor es viviendo nosotros mismos esa bondad y
amor.
• todo cuánto se hace manteniendo el" ego" soberbio
y vanidoso resulta totalmente estéril.
• es cierto que nadie se salva sólo porque el que se
transforma a sí mismo siempre arrastra a otros con
su bondad.
• no hay que pretender transformar el mundo. Cada
uno transforma su entorno proporcionalmente a su
propia transformación.
207
34 LA REALIDAD Y
H EL REFLEJO
209
¿QUE HACER...
PARA SER FELIZ?
212
Le preguntaba yo en una ocasión a una persona en cuál
de los dos bandos creía ella que se encontraba y me contestó
de manera muy salomónica: en los dos. Pero ésa es una
simple escapatoria dialéctica. "Nadie puede servir a dos
señores"...
No se trata de que no se puedan tener en un cierto grado
ambos objetivos o deseos. De lo que se trata es de que uno de
ellos sea el que absorba la vida, el que domine la existencia,
el que marque la dirección del estilo de vida en cada momento.
Quien tiene en su existencia el objetivo primordial de
buscar la Verdad por encima de todo, no tiene por qué
renunciar a gustar y saborear todo lo que los sentidos le
ofrecen de agradable. Pero eso no es lo principal. Es la
añadidura.
Tener como meta en la existencia la búsqueda de la
Verdad es buscarla y anhelarla con la misma ansia y anhelo
con que busca el aire quien se está asfixiando.
Cada filosofía de vida se corresponde con un amor.
Quien ama la verdad, la busca siempre, en todas las
cosas y en todo lugar.
Los placeres y satisfacciones sensuales son el objeto de
deseo y amor de quienes tienen como objetivo en su exis
tencia "pasarlo lo mejor posible".
Los que quieren nadar entre dos aguas son una legión.
Son aquéllos que quieren y no quieren. Son los llenos de
contradicciones. Son los que quieren servir a dos señores al
mismo, tiempo y no sirven a ninguno.
Existen ciertas enseñanzas sencillas, tajantes, claras,
rotundas de los grandes maestros de La Humanidad que nos
213
resistimos a aprender, aceptar o entender.
El gran maestro Sócrates dijo hace más de dos mil
quinientos años que el principio de la sabiduría es el
conocimiento de sí mismo y que ése es el principio de la
felicidad del hombre, llamado a satisfacer su ansia eterna de
verdad.
Y hace más de dos mil años otro gran maestro de vida,
el Cristo, nos dijo algo tan sencillo como que el compendio
de toda la ética y moral humana consistía en amarse con
generosidad y verdad.
Pero preferimos perdemos en moralismos y lucubra
ciones intelectuales en lugar de aceptar lo que es tan claro y
evidente.
Buscar la Verdad y Amarla.
214
37 ¿TEOLOGIA DE LA LIBERACION?
215
Los países pobres, en cambio, unas tres cuartas partes
de la Humanidad, se debaten en la pobreza y sobreviven con
dificultad en medio de un hiriente subdesarrollo en unos
pocos y una sobrecogedora miseria en el resto.
Se considera que los países y los individuos ricos son
libres porque tienen capacidad de acceder a la cultura, de
expresarse, de comprar y vender, de ir y venir...
Los pobres, se dice, viven esclavizados a su miseria,
incapaces de valerse por sí mismos por falta de medios
técnicos, culturales, económicos...
Ante este panorama, ciertas mentes bien intencio
nadas y sensibles a los problemas de los más pobres han
levantado la voz: Es necesario liberar a los hombres que
viven esclavizados en su pobreza y víctimas en muchos
casos de injusticias evidentes y lacerantes.
Es sorprendente el observar con qué facilidad la gente
piensa y habla de lo que otros piensan y hablan sin ponerse
a juzgar por sí mismos. Sobre todo si se trata de algo
novedoso o llamativo.
Para poder unir esas dos palabritas "teología" y
"liberación" hacen falta muchos equilibrios intelectuales.
Teología es el tratado o estudio de Dios. Y si quieren
ampliarlo más, podría hasta hablarse de las relaciones del
hombre con Dios.
Dios no es libre. Dios es lo que es y no puede ser otra
cosa.
A Dios no se le pueden aplicar los calificativos huma
nos, aunque eso es lo que se hace constantemente por la
in f 1 ucncia judeo-cristiana de la Biblia en que se habla de Dios
216
como de una persona con infinito poder, sabiduría, vengador
y castigador, deseoso de ser alabado y glorificado, como una
persona que piensa y proyecta lo que va a hacer...
Dios hace lo único que puede y tiene que hacer. La
elección es de nuestra mente. Y toda supuesta elección que
atribuyamos a Dios es proyección de nuestra mente humana.
En Dios todo es un eterno presente. Cualquier noción de
tiempo que le atribuyamos de "antes" o "después" es una
simple proyección de nuestra mente, que no sólo crea el
tiempo para sí, sino que lo atribuye también a Dios.
Dios no es libre. La elección es un signo de deficiencia.
Dios ES la Plenitud. La Plenitud no puede elegir nada. ES
Todo. En El tampoco existen el antes y después. Todo es
simultáneo. Todo es un eterno presente.
El hombre realizado o el hombre identificado con el Ser
Uno, con Dios, tampoco es libre. Entonces es lo que ES.
Pero el ser humano existencial, viviendo con esta
corporeidad, esta afectividad y esta mente, está sujeto a las
leyes del tiempo y espacio, a las necesidades para su
subsistencia, lo mismo que al aprendizaje del pasado y los
proyectos del futuro.
El ser humano, en este estado existencial en que
vivimos, está condicionado siempre a unas ciertas limita
ciones y dependencias que le impiden ser totalmente libre.
La libertad física como la psicológica tienen sus
respectivos condicionamientos.
La liberación humana consiste en eliminar todos
aquellos condicionamientos que le impiden al ser humano
actuar y vivir como tal ser humano, esto es, actuar y vivir
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expresando lo que es como capacidad consciente y amorosa.
La actividad externa puede estar coartada por ciertas
limitaciones y prohibiciones impuestas desde fuera. Pero la
actitud interna de la persona seguirá siendo libre.
Pero la gran dificultad para una auténtica liberación
interior humana reside en la dependencia y subordinación a
que se ve sometida la persona a su "ego". Liberarse de esta
dependencia del "ego" es la verdadera y auténtica liberación
humana. Mientras la persona sea persona, es decir, mientras
viva encamada con un cuerpo y con una mente, no podrá
prescindir de su "ego", pero podrá liberarse de su dependencia
y condicionamiento.
Una verdadera teología de la liberación debería centrarse
en esta liberación, sin querer negar con esto, la necesidad de
liberarse también de ciertos condicionamientos físico-
materiales que le son impuestos injustamente desde fuera, a
la persona.
Por sus mismos términos, una teología de la liberación,
parece que debería consistir en descubrir el camino por el
que la persona se sintiera libre para encontrarse con Dios.
Todos los conocimientos de todos los teólogos del
mundo son nada, comparados con la visión de una vivencia
y experiencia mística directa de Dios.
Esto mismo es lo que dijo el más grande teólogo de
todos los tiempos, Sto. Tomás de Aquino. Cuando un hermano
de religión le recriminó por qué no seguía escribiendo tantas
cosas maravillosas acerca de Dios como había escrito hasta
entonces, Tomás de Aquino le dijo: Mira, hermano, después
de haber tenido una experiencia directa de Dios y conocido
lo que El es, todo lo que he escrito me parece paja.
218
Y resulta que en las facultades de Teología se sigue
enseñando y estudiando aquella paja y no se enseña en
cambio a tener ese contacto y experiencia directa de Dios.
Así como la teología está centrada en teorías y
disquisiciones intelectuales accidentales o inútiles (paja)
acerca de Dios, que nada tienen que ver con la auténtica
relación con Dios, ¿no estará también la llamada teología de
la liberación tratando de la liberación menos importante, de
la liberación que no libera a la persona?
La auténtica y verdadera liberación que nos puede
conducir a una vida digna de personas nos prepara el camino
para una auténtica realización personal, que es lo mismo que
el cumplimiento de nuestra misión de personas; es la libe
ración de nuestro "ego", de las egocéntricas pretensiones
vanidosas del ego o del yo inferior, de la personalidad.
Es una sana intención la de eliminar las injusticias
sociales y con ellas la miseria de los pueblos. Pero mientras
el ser humano no se libere de la esclavitud a la que lo some
ten las exigencias de su "ego" no se conseguirá dar un paso
hacia un auténtico bien integral del hombre.
Para que el hombre pueda llegar a Dios, que parece que
es el fin de la teología de la liberación, porque si no, no se
justificaría su nombre, ha de liberarse de sí mismo. No basta
liberarlo de la miseria.
Llamemos a las cosas por su nombre. Trabajar por la
justicia es una noble empresa que nos atañe a cada uno en su
propia vida, empezando por set justo uno consigo mismo y
con su entorno más cercano.
Mientras los que trabajan, hablan o escriben sobre la
liberación de los pobres, no estén liberados ellos mismos de
219
las esclavitudes del ego vanidoso y ambicioso, del sutil
egoísmo disfrazado de trabajo social o apostolado, podrá
pensarse que todo es una escapatoria. O una disquisición
intelectual más. O una de tantas escenas de cara a la galería.
No es fácil casar las dos palabras: teología y liberación,
si a la liberación no se le da el auténtico sentido de la
realización humana,- y no sólo la liberación de la pobreza.
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INDICE
INTRODUCCION:
• Nuestro mundo no es un oasis 7
• Es necesario despertar para ser libre 7
Primera parte
TODO ES AMOR
Segunda parte
1. ¿Incomprensión? 127
2. Todo tiene sentido 129
3. Chumamaya o el silencio creador 132
4. La abeja y la flor 137
5. ¿Quiénes necesitan perdonar? 139
6, Los deseos, causa del sufrimiento 141
7. Amor y belleza 143
8. ¿Humildad? 145
9. Canto de alegría 147
10. Consciencia-centro 149
11. ¿Pasarlo bien? 151
12. Personas: máscaras 153
13. Yo: conciencia 155
14. El "ego" siempre 158
15. El cerdo y el pajarillo 160
16. El mejor desarme 162
17. ¿Por qué no somos felices? 164
18. Inmadurez revolucionaria 167
19. Los violadores 169
20. Descontento 172 •
21. Las demarcaciones y separatismos 175
22. ¡No te lamentes! 179
23. ¿La opción por los pobres? 180
24. Tú eres Eso 185
25. Cada amanecer es una bendición 187
26. No hagas ídolos, ni siquiera de Dios 190
27, La felicidad en ti 192
28. El águila y su reflexión 194
29. Un mito más 196
30. Buen ánimo y mal ánimo 199
31. Esos días de regalos... 201
32. Reunión de burros 203
33. Trabajar por los demás 206
34. La realidad y el reflejo 208
35. ¿Qué hacer... para ser feliz? 210
36. Dos filosofías, dos amores 211
37. ¿Teología de la liberación? 215
Este libro se terminó de imprimir
en los Talleres Gráficos de la calle
María J. Ocanto 253, Avellaneda, Bs. As.,
en el mes de Diciembre de 1991.
Tirada: 5.000 ejemplares.
“Somos Amor aún sin ser conscientes de lo que somos. Somos Amor hasta
cuando el hielo paraliza nuestras manos para dar. Somos Amor siempre. Todo
cuanto el ser humano hace en su vida lo hace por Amor, aunque en ocasiones
parezca paradójico.
El Amor es el único motor de la vida. Todo es Amor, y nada hay que no sea
manifestación y expresión de Amor. Aunque parezca absurdo, hasta los actos
crueles de injusticia y odio son producto y efecto de Amor.- quizá sea un Amor
torpemente dirigido, pero el motor que impulsa toda acción en la Vida es
Amor... Mientras juguemos con amores objetivos, conceptualizados, idealizados,
estaremos jugando a ser buenos, a ser más o menos amorosos. Cuando
tomemos conciencia del Amor que somos, como realidad verdadera, dejaremos
de hacer teatro en la vida, representando personajes simpáticos o atractivos,
buenos o amorosos.
Entonces seremos auténticos.
Entonces seremos lo que somos.
Entonces seremos AMOR.”