HIPOCRECIA
HIPOCRECIA
HIPOCRECIA
La hipocresía puede venir del deseo de esconder de los demás motivos reales, o
sentimientos. La hipocresía no es simplemente la inconsistencia entre aquello que se
defiende y aquello que se hace.
Es decir, una persona hipócrita, es aquella que pretende que se vea la grandeza y bondad
que construye con apariencias sobre sí misma, propagándose como ejemplo y pretendiendo
o pidiendo que se actúe de la misma forma, además de que se glorifique su accionar,
aunque sus fines y logros están alejados a la realidad.
La palabra proviene del latín tardío hypocrisis y del griego ὑπόκρισις (hypokrisis), que significan "actuar",
"fingir" o "una respuesta". También se puede entender como viniendo del griego hypo que significa "máscara"
y crytes que significa "respuesta" y por lo que la palabra significaría "responder con máscaras" [1] La palabra
"hipócrita" proviene del griego ὑποκρίτης (hypokrites), cuyo verbo asociado es υποκρίνομαι (hypokrinomai),
es decir, "tomo parte". Ambos derivan del verbo κρίνω, "juzgar" (»κρίση, "juicio"»κριτική [kritiki],
"críticos").
Muchas personas fallan en reconocer que tienen imperfecciones que condenan en el resto.
Según la psicología Freudiana a este comportamiento se le conoce como proyección
psicológica. Este es más un autoengaño que un engaño deliberado al resto de las personas.
En otras palabras, la "hipocresía psicológica" es a menudo interpretada por psicólogos
como un mecanismo inconsciente de defensa, y no un acto de engaño consciente, tal y
como es la connotación clásica de la hipocresía. La gente entiende vicios con los cuales se
enfrentan o se enfrentaron en un pasado. Los esfuerzos para que el resto supere estos vicios
puede ser sincero. También puede haber un elemento de la hipocresía si los actores no se
admiten a sí mismos o a otros que han tenido o tienen estos vicios.
Nadie escoge a su familia o a su raza cuando nace;
ni el ser rico, pobre, bueno, malo, valiente o cobarde.
La vida debe ser una búsqueda. No un deseo, sino una búsqueda; no una ambición de
convertirse en esto o en lo otro, el presidente de un país o un primer ministro, sino una
búsqueda para descubrir: "¿Quién soy yo?"
La vida deberá ser una continua celebración, un festival de luces durante todo el año.
Sólo entonces puedes crecer, puedes florecer. Transforma las cosas pequeñas en
celebración.
La vida no es una cárcel, no es un castigo. Es una recompensa y es dada sólo a aquellos
que se la han ganado, a aquellos que se la merecen. Ahora tienes el derecho de disfrutar.
Sería un pecado si no disfrutas. Irías en contra de la existencia si no la embelleces, si la
dejas simplemente como la encontraste. No, déjala un poco más feliz, más hermosa, más
fragante.
¡La vida consiste en explorar, en ir hacia lo desconocido, en alcanzar las estrellas! Sé
valiente y sacrifica todo por la vida; nada vale más que ella. No sacrifiques tu vida por
pequeñas cosas: dinero, seguridad, estabilidad. Nada de ello tiene valor. Uno tiene que vivir
su propia vida tan totalmente como sea posible, entonces, la alegría llega. Solamente
entonces es posible una desbordante dicha. Aquellos que quieren vivir realmente tienen
que afrontar muchos riesgos. Tienen que adentrarse más y más en lo desconocido. Tienen
que aprender una de las lecciones más fundamentales: que no existe hogar, que la vida es
un peregrinaje sin principio ni fin. Sí, hay lugares donde puedes descansar, pero son
simplemente para pasar la noche y a la mañana siguiente te tienes que ir de nuevo. La vida
es un continuo movimiento, nunca llega a ningún final.
Cuanto más profundiza una persona en sí misma, más madura. Cuando ha alcanzado el
centro mismo de su ser, alcanza la madurez perfecta. Para mí, "madurez" es otro nombre
para "realización". Has culminado el pleno desarrollo de tu potencial. Lo has actualizado.
La semilla, tras un arduo viaje, ha florecido. La madurez conlleva cierta fragancia, aporta
una tremenda belleza al individuo. Le aporta inteligencia, la inteligencia más aguda posible.
Le convierte en puro amor. Su actividad es amor, su inactividad es amor. Su vida es amor,
su muerte es amor. Es tan sólo una flor de amor.
El concepto antiguo del hombre religioso es que él está en contra de la vida. El condena
está vida, esta vida corriente; la llama mundana, profana, una ilusión. La censura. Yo estoy
tan profundamente enamorado de la Vida que no puedo censurarla. Estoy aquí para
incrementar la posibilidad de sentirla. (Osho, 1998, p.115).