Doce Relatos Esotéricos
Doce Relatos Esotéricos
Doce Relatos Esotéricos
esotéricos
AMORC
GRAN LOGIA ESPAÑOLA
Flor de la Viola parcela 170
Urbanización El Farell
08140-CALDES DE MONTBUI
(Barcelona)
Cru riá
COLECCIÓN ESPIRITUALIDAD
Esta obra ha sido publicada por la Gran Logia de Lengua Española para Europa.
Africa y Australasia de la Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz, mundialmente
conocida bajo las siglas de «A.M.O.R.C.». Está reconocida en todos los países
donde tiene libertad para ejercer sus actividades como una Orden filosófica,
iniciática y tradicional que desde hace siglos, perpetúa bajo forma escrita y
oral, el Conocimiento que le han transmitido los sabios del antiguo Egipto, los
filósofos de la Grecia antigua, los alquimistas, los templarios, los pensadores
iluminados del Renacimiento y los espiritualistas más eminentes de la época
moderna. También conocida bajo la denominación «Orden de la Rosa-Cruz
A.M.O.R.C», no es una religión ni constituye un movimiento socio-
político.Siguiendo su lema «La mayor tolerancia dentro de la más estricta
independencia», la A.M.O.R.C. no impone ningún dogma, sino que propone sus
enseñanzas a todos los que se interesan por lo mejor que ofrece a la humanidad
el misticismo, la filosofía, la religión, la ciencia y el arte, a fin de que puedan
alcanzar su reintegración física, mental y espiritual. Entre todas las
organizaciones filosóficas y místicas, es la única que tiene derecho a utilizar la
Rosa-Cruz como símbolo. En este símbolo, que no tiene ninguna connotación
religiosa, la cruz representa el cuerpo del hombre y la rosa, su alma que
evoluciona al contacto con el mundo terrenal.Si desea obtener información
más concreta sobre la tradición, la historia y las enseñanzas de la A.M.O.R.C.,
puede escribir a la siguiente dirección y solicitar el envío del folleto titulado
«El Dominio de la Vida».
EDICIONES ROSACRUCES
I.S.B.N.: 978-84-95285-16-4
Depósito legal: B-41120-2008
Impresión: Publidisa
Edición 2008
ÍNDICE
Prólogo............................................................................................. 7
Cruzando el umbral........................................................................... 11
Decisión, comienza la lucha................................................... 11
Génesis de la raza................................................................... 13
Pero... ¿Quién me mandaría hablar del amor...?................................. 17
Amor, a través del espejo........................................................ 20
El camino de en medio.........................................................................
21
Una civilización agonizante.................................................... 24
Experiencia versus Karma.................................................................. 35
Una luciérnaga curiosa........................................................... 36
Reencarnación...................................................................................47
La incrédula oruga.................................................................. 48
Los archivos Akhásicos...................................................................... 51
Viaje a los archivos akhásicos................................................ 52
El viaje astral................................................................................... 55
Sovnis: El Viaje...................................................................... 56
El bien y el mal.................................................................................. 63
Los gemelos perfectos........................................................... 65
69
Armonía .............................................................................................
Sovnis: Encuentro entre dos humanidades.............................. 70
Regeneración y reintegración............................................................ 75
Tenerife ................................................................................. 76
Transición, la mal llamada muerte.................................................... 87
Sovnis: El último viaje............................................................ 89
Ascensión e ilumlnación...................................................................... 93
Árbol de luz............................................................................ 94
Epílogo............................................................................................... 99
A todos los buscadores...
Y a los que no saben que lo son.
PRÓLOGO
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Doce relatos esotéricos
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PróCogo
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PRIMER RELATO
CRUZANDO EL UMBRAL.
DECISIÓN, COMIENZA LA LUCHA
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(Doce relatos esotéricos
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(Primer relato
Hoy he visto la luz al final del camino, muy a lo lejos. Soy consciente
de los obstáculos a salvar, de los recovecos a seguir, de lo inmensamente
largo del sendero... ¿Cuántas veces me faltará el valor y la constancia?
¿Cuántas veces tendré que desandar un trecho y rehacerlo? La
frustración, el desaliento y el fracaso me acecharán en mis noches solitarias
tumbado en la hoguera de mi propia vida.
Los amigos me volverán la espalda o me traicionarán, las gentes se
compadecerán de mi locura, y los que se creen sabios menearán la
cabeza a mi paso con gesto de superioridad. Pero apretaré los dientes y
ceñiré fuerte el cinturón, encajaré las mandíbulas y esconderé mis
sentimientos, mientras dejaré que una socarrona sonrisa se pinte en mis
labios.
Hay motivos para ello ¡Hoy he dado el primer paso! ¡Comienza la
lucha!
GÉNESIS DE LA RAZA
13
(Doce reíalos esotéricos
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(Primer reíato
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Doce relatos esotéricos
necesarias. Les exhortaron a hacer cumplir las leyes por ellos establecidas
y a conservarlas para las generaciones futuras. Que no debían temer ni
entristecerse, pues ya eran autosuficientes y no quedaban desamparados.
Volverían.
En poco tiempo desmantelaron todas sus instalaciones y las más
inservibles quedaron como mudos retratos de una civilización superior.
Las máquinas se elevaron en el cielo y desaparecieron...
Sobre las tierras de lo que ahora denominamos «Oriente Medio»,
una nave escolta con sus doce tripulantes a bordo tuvo que realizar un
aterrizaje de emergencia. Algo no funcionaba bien en el aparato propulsor.
Estaban retrasados varias horas y el enorme plan de evacuación no podía
demorarse. Quedaron como verdaderos náufragos en el planeta. A duras
penas consiguieron llegar a uno de los emplazamientos que habían
quedado en pie con todo lo que pudieron salvar de la averiada nave que
quedó abandonada en el desierto.
Comenzaron rápidamente como verdaderos colonos de una tierra
que ya habían colonizado. En pocos días y usando su enorme tecnología
cambiaron la fisonomía del asentamiento. Era ya una morada definitiva
pero... ¡todos eran varones!
Una delegación de los «hornos» cercanos contactó con ellos. Fueron
muy bien recibidos y a cambio de su protección «eterna» pidieron hembras
para ellos. Les fueron inmediatamente concedidas. Y así, los «dioses»
se aparearon con las hijas de los «hornos». La «Caída» había comenzado.
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SEGUNDO RELATO
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(Doce relatos esotéricos
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Segundo relato
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(Doce relatos esotéricos
08/12/2001 16h00'
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TERCER RELATO
EL CAMINO DE EN MEDIO
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(Doce relatos esotéricos
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tercer reíate
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(Doce relatos esotéricos
Ahora que todo ha terminado, dudo que haya sido verdad. Ahora
que vuelvo a ser el mismo de antes, me pregunto qué es lo auténtico...
Pero ¿he tenido un sueño? ¿he escapado de este mundo en un arrebato
de mi imaginación? ¿ha sido una revelación? ¿un ataque de esquizofrenia?
No lo sé, y para averiguarlo sólo se me ocurre rememorar los increíbles
sucesos que, al igual que un programa de ordenador, visualizo en mi
consciencia objetiva...
Me pregunto si las normas que la tradición ancestral han ¡do
adaptando a nuestra civilización mutante, siglo tras siglo, hasta llegar a la
Era del Acuario son verdaderas. Si las bases en que nos hemos
fundamentado para ello fueran falsas o equivocadas, todo se derrumbaría
como un castillo de naipes y despertaríamos todos un día con un inmenso
vacío, aterrados y agonizantes.
Pero no adelantemos acontecimientos, vayamos por partes. Todo
comenzó en otoño de 1998. Era una noche esplendorosa del mes de
octubre. Pasada la medianoche dejé el coche a la entrada de un bosque
cercano a Santa Coloma de Farners, en la comarca de la Selva en Girona.
Sin vacilar caminé por el ancho sendero que tan bien conozco. Al cabo
de un par de kilómetros me detuve en una explanada desde la que se
domina el pueblo. El silencio no era demasiado profundo. El murmullo de
aguas cercanas provenientes de «la Bassa d’en Camps» y el bullicio de
la próxima aglomeración humana, se confundían con la quietud de la
noche.
Respirando el aire puro dejé paso a mis pensamientos y la
desconexión automática de mis sentidos objetivos fue total. Así pasé mucho
tiempo aunque no podría mensurarlo. De pronto sentí frío y decidí volver.
Fui recorriendo el sendero de regreso con una quietud y paz interior
reconfortantes. Nada turbaba la soledad del momento. Sólo el ruido de
mis pisadas y el soplo de la ligera brisa otoñal que llegaba a mis oídos.
Cerca ya del automóvil, al doblar un recodo que desemboca en un
calvero natural, observé algo extraño y que no recordaba haber visto en
mi camino hacia el observatorio un par de horas antes. Miré el reloj y vi
que eran exactamente las dos y media de la madrugada. Sonreí para mis
adentros porque, no sé cómo lo hago, pero siempre que miro el reloj son
horas o medias exactas. Andando unos pasos más vi un gran resplandor,
intensísimo, que iluminaba el calvero. Me pregunté qué podía ser, pues
salvo la intensa luz, nada se veía. ¿Algún trabajo nocturno?, me pregunté,
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'Tercer reíato
pues por allí pasa la conducción de aguas del río Ter a Barcelona... Casi
al tiempo deseché la ¡dea por absurda. Lo que fuere lo habría visto a la
¡da. Entonces, ¿qué diablos... ?
Salí del camino y me introduje resueltamente en los matorrales
para acercarme al calvero sin ser visto. Me recordaba mis andanzas de
chico cuando imitaba al «Hombre del Bosque» de Zane Grey. Al llegar al
borde del claro mi corazón latía con fuerza. Ningún ruido, nada se veía
salvo la luz y sin embargo...
Dejé atrás los matorrales y medio me escondí detrás de un grupo
de tres grandes pinos. Aceché entre los troncos y... lo vi. Al pronto quedé
como petrificado, pues mi mente objetiva se negaba a aceptar (o que
estaba viendo. Un gran misterio se desvelaba de pronto ante mí sin lugar
a dudas, aunque un sentimiento de asombro, pavor e irrealidad danzaba
locamente en mi ser. A unos cincuenta metros enfrente de donde me
encontraba y en el centro del calvero, al abrigo de un grupito de pinos y
encinas que lo ocultaban de la vista del camino, reposaba un aparato
volador sostenido por tres patas en el suelo desigual.
Tendría unos 10 m de ancho por unos 6 m de alto. El cuerpo central,
más ancho, tenía forma de dos platos acoplados. Una gran cúpula en
forma de semiesfera remataba la parte superior, con una gran antena en
el centro. De la parte inferior salían tres inmensas patas que se asentaban
en el suelo y una escalera emergía de la panza de la nave y quedaba a
escasos centímetros del suelo. El conjunto tenía un aspecto metálico con
una hilera de luces circunvalando el cuerpo central inferior así como la
cúpula. El cuerpo central superior tenía unas pequeñas ventanas ovales
incrustadas en el fuselaje. Maravillosamente diseñada y de líneas de gran
armonía aerodinámica, ofrecía a mi vista un aspecto impresionante y
demoledor. Observé, en el suelo, unas manchas geométricas dibujadas
sobre los matorrales calcinados.
Debajo de una de las patas de la nave, un ser con un extraño y
especial traje, que en aquél momento sólo podía vislumbrar, estaba
hurgando en la conexión con el fuselaje. Eso, al menos, es lo que me
pareció en aquél momento. La intensísima luz emergía de la quieta nave
y lo envolvía todo, dándole un aspecto irreal, fantasmagórico y fuera de
lugar.
No sé el tiempo que transcurrió. Yo miraba, absorto y paralizado,
toda la escena. Y una sola palabra pugnaba por gritar... ¡Imposible! ¡Esto
es imposible!
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Doce reíalos esotéricos
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tercer relato
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<Doce reíalos esotéricos
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Tercer relato
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Doce reíalos esotéricos
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Tercer reíato
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(Doce relatos esotéricos
tercera fue la vencida. Pero esta vez la culpa fue de los hombres. Parte
de esa civilización se volvió contra las leyes naturales, y esas mismas
leyes acudieron en su ayuda para su propia aniquilación. Una parte de
los supervivientes, el 8%, se dispersó, como ya estaba previsto, por lo
que ahora es Portugal, España y las Islas Británicas por un lado, Egipto
por otro y el resto por América Central y del Sur. Ellos constituyeron el
germen de la quinta raza raíz. Sólo habrán siete razas raíces y entonces,
al final de la séptima, vuestro mundo morirá. Pero la naturaleza solamente
muere en invierno para renacer en primavera... del resto del 2% no puedo
hablarte ahora. Me está totalmente prohibido.
- Ahora, ven. Debo mostrarte algo.
Salimos de la estancia cuando el distribuidor se paró delante de la
puerta. Entramos en la puerta anexa y sólo recuerdo una habitación circular
con una miríada de pantallas, como de ordenador, apagadas. Conectó
una y dijo...
- Mira atentamente. Esto que verás es lo que puede ocurrirle a tu
planeta. Es la imagen real grabada por nosotros en el único caso en que,
de momento, hemos fracasado. Sobran las palabras.
Miré las imágenes de la cinta grabada. Al principio salieron unos
caracteres en un alfabeto desconocido, durantes tres o cuatro minutos.
Después (me dio la impresión como si rebobinaran), vi a unos extraños
hombrecillos que parecía se desgañitaban dándose órdenes unos a otros.
La excitación se «salía» de la pantalla. Eran de tez amarillenta y algunos
tenían la cara roja de cólera. Estaban en una montaña muy elevada que
tenía una abertura artificial poco antes de la cima. En la explanada habían
colocado una especie de cohete aguantado por una estructura metálica
descomunal. Se repitieron los gestos y los gritos. Parecía que se ladraban
órdenes. Uno de ellos, de un porte superior (la arrogancia, la vanidad y el
orgullo supuraban por los poros de su piel), contrajo su faz en un rictus
vesánico y, con una alegría demoníaca, vomitó una orden. Yo estaba
clavado en la pantalla, sin respirar. El cohete tuvo ignición. A los pocos
momentos, al menos asi me lo pareció, despegaba. Más allá otros dos
artilugios idénticos que no había observado se elevaban también por los
aires. Desaparecieron de la pantalla. Un resplandor enorme y un temblor
increíbles sacudieron todo lo que abarcaba la pantalla. El miserable
hombrecillo saltaba de agitación. Una especie de onda expansiva lo arrasó
todo. La pantalla se puso en blanco, con unas rayas horizontales en
movimiento. Nada se veía.
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‘Tercer relato
33
CUARTO RELATO
Ahora nos hace falta dejar de ser neófitos, aprendices. Hemos de ser
«oficiales» de nuestra vida si queremos llegar a ser maestros. Eso se
consigue con la experiencia.
Un recuerdo aquí muy especial para las obras de Helena Petrovna
Hahn Fadeef de Blavatsky en especial su «Doctrina Secreta» e «Isis
sin Velo». Libros difíciles de leer y comprender, pero, al releerlos, se
convierten en más digeribles tanto porque muchas respuestas están en
los propios libros como por que tu capacidad de comprensión ha
aumentando considerablemente... ¡Ah! Y todo está allí, i i TODO!!
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Doce relatos esotéricos
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Cuarto relato
cada noche, al cortejo amoroso. Para ello, los machos volaban alrededor
de las hembras emitiendo una luz pálida e intermitente. Las hembras,
nerviosas, emitían su luz de forma más intensa y continua. Era la danza
sexual.
Dos jóvenes machos posados en una hoja, discutían.
- Mira, Lampyrís, no te puedo comprender. ¿Por qué le haces
ascos a tan excitante escena? ¿Qué idea tienes ahora en mente? Yo me
muero de ganas por participar...
- ¡Hay, amigo mío! Enredarte en esa frívola danza es perder tu
individualidad y convertirte en un número más de la colonia. Danzar y
reproducirse... tiempo habrá para ello. Yo quiero ver mundo. ¿Qué hay
más allá de esta inmensa pradera que nos alberga? ¿Qué son esos
monstruos devoradores de luciérnagas de que hablan los ancianos? Yo
quiero saberlo puesto que nunca nadie ha visto ninguno. Las ganas son
muy fuertes, pero no sé por dónde empezar. ¿Qué me aconsejas?
- ¡Tú estás loco! Las costumbres de nuestra colonia son sanas y
por ello somos prósperos. Los consejos de los ancianos son sabios y por
ello no tenemos problemas ni sobresaltos. ¡Déjate llevar por tus instintos y
no pienses más en aventuras irresponsables! Si quieres un consejo, habla
con los ancianos en vez de creer lo que dicen tus padres. Tal vez todo
sean sólo leyendas.
- Tienes razón, hablaré con ellos.
Así, pues, nuestro protagonista Lampyris, fue a buscar el consejo
de los ancianos...
En una oquedad del árbol regente de la colonia, tres ancianos
deliberaban sobre la levedad del ser y de la vida. Estaban inmersos en
una sesuda discusión, cuando nuestro protagonista interrumpió. Jadeante,
les espetó a boca de jarro... ¿dónde están esos monstruos devoradores
de luciérnagas? ¿dónde puedo verlos? ¡dónde! ¡dónde!...
Un sobresaltado e indignado anciano, le gritó:
- Más respeto, jovencito. Nos has interrumpido y, además, nos has
dado un susto de muerte. Y todas esas preguntas, requieren muchas
respuestas. ¿Porqué habríamos de dártelas? ¿Quién eres tú para exigirlas?
¡Lo más probable es que seas incapaz de comprenderlas!
Se hizo un prolongado silencio en la oquedad. Un grupo de ancianos
miraban hacia el intruso con aire de superioridad y suficiencia. Nuestro
amigo pensó... Lampyris, o ahora o nunca...
- Ancianos. Con todos mis respetos y los de mis progenitores, os
ruego quitéis la zozobra de mi corazón. Desde que me considerasteis
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(Doce refritos esotéricos
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Cuarto relato
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Cuarto relato
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Cuarto reíato
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'Doce relatos esotéñcos
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Cuarto relato
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QUINTO RELATO
REENCARNACIÓN
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(Doce retatos esotéricos
LA INCRÉDULA ORUGA
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Quinto retato
una parte, muy intensa, eso sí, pero que no es un todo, un principio y
un fin, y ya está.
- A ti, lo que te pasa, es que eres una loca soñadora, una visionaria,
respondía Celerio. Tenemos una existencia, un ciclo de vida completo.
Nacemos, nos desarrollamos y envejecemos; y cuando se acerca el final,
nuestro instinto nos hace encerrarnos en un sudario que fabricamos
nosotras mismas, y así para siempre, es el final. Yo lo he visto muchas
veces...
- No, No, No. Eso es sólo una muerte temporal, una transición.
Después ese sudario se abre para dar paso a nuestro mismo espíritu,
pero con un cuerpo diferente, transformado, glorioso. Con él, comenzamos
una nueva vida, más elevada, mucho mejor y más completa que ésta. Más
gratificante, más llena para el espíritu; para luego cambiar otra vez de
soporte físico y volver a mejorar, a elevarse, a evolucionar. Y otra vez, y
otra, y otra, hasta el infinito y la perfección.
- ¡Dios mío! ¡Cuántas tonterías dices! ¿Podrías demostrar algo de
lo que afirmas? ¡No! Entonces... ¡Si te oyeran los adultos...! Es muy
hermoso, fantástico y utópico. Pero imposible, sencillamente imposible.
Es más, porque somos amigas, sino te denunciaría a los adultos para que
te quemaran viva. Entiende que tus ideas son, además de falsas, un
peligro para esta tranquila sociedad.
- ¡Oye! Tampoco hay que ser tan intolerante. Es lo que yo pienso, y
tengo derecho a expresarlo. Porque... ¿de dónde venimos? Sólo recuerdo
haber salido de una especie de pequeña cáscara e inmediatamente
ponerme a comer, comer y comer hojas y yemas, conocerte a ti y a los
adultos, y hasta ahora. Pero quién o qué nos puso en esa pequeña
cáscara... He visto salir muchas como nosotras, pero no he visto ningún
adulto haciendo algo para que esto ocurra.
- Bueno, ahí me pillas. Perdona la intransigencia de antes. Pero es
que considero nuestra vida mucho más sencilla que todo lo que dices y
mucho más fácil que todo lo que piensas. Como te dije antes, nuestro
ciclo vital es salir de esa pequeña cáscara que dices tú, y nos
desarrollamos y envejecemos. Luego nos metemos en el sudario auto
fabricado y... adiós. ¿De dónde venimos? Pues de esa pequeña cáscara.
¿Quién nos puso ahí? Pues no me lo había planteado, pero deben ser los
adultos. ¿Quién si no?
- Creo que estás mentalmente muy limitada. Tú dices que en esa
cáscara nos deben poner los adultos porque no tienes otra idea fuera de
lo que eres capaz de ver o sentir. Yo, en cambio, creo que nuestro ciclo
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(Doce relatos esotéricos
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SEXTO RELATO
Pero llega un momento en que todo lo que has leído o puedas leer
no es suficiente. Los pensamientos de otros seres humanos tienen que
ser tamizados por tus propios pensamientos, pero hace falta una «piedra
de toque» un tercer elemento para que se genere en tu mente un nuevo
pensamiento original. Todos los grandes pensadores y filósofos han ido
a beber a sus fuentes: Los archivos akhásicos. En este punto me parece
conveniente recordar a Jacob Bóehme, el zapatero visionario de Górlitz,
y su, entre otros, «Signos de la Alquimia Eterna» (De Signatura Rerum)
Difícil de comprender, duro de leer, pero cuando le coges la onda se
convierte en eso, en signos de verdades eternas, con una visión
totalizadora del Cosmos y de la divinidad, además de sus iluminadas
obras inmortales «La aurora naciente» y «Misterium magnum».
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(Doce relatos esotéricos
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Sexto relato
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(Doce reíalos esotéricos
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SÉPTIMO RELATO
EL VIAJE ASTRAL
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Doce reíatos esotéricos
ese mismo que nos lleva a los sueños... ¡Sólo que controlado y consciente!.
En mis primeras experiencias, era como si volase en mis sueños aún
incontrolados. Levantaba literalmente el vuelo poruña habitación y sentía
el poder de elevarme y sortear los obstáculos. Al principio, después de
algunos escarceos, me entraba el pánico y tenía un «aterrizaje forzoso».
¡Cuantas experiencias así acumuladas! Hasta que una noche entre las
noches, sentí que era consciente de lo que estaba haciendo. Sobresaltado
aunque controlándome, me vi lanzado por encima de un río, viajando
hacia su nacimiento. Quise hacer una prueba y me ordené pararme en
un lugar especialmente hermoso. ¡Impresionante! Como si viajara en un
helicóptero y decidiera parar en el aire. Cuando decidí seguir, fue
instantáneo.
A partir de ese momento, tan grabado en mi memoria, ya todo fue
diferente. Es una experiencia insólita e inolvidable. ¡Qué extraña sensación
cuando te ves a ti mismo tumbado en tu cama, desmadejado, durmiente y
feo, muy feo! Eso es volar. Entiendo que el ser humano tuviera la necesidad
de volar desde sus orígenes recientes. Se puede hacer casi todo, ver
casi todo y llegar a casi todas partes. No hay más límites que los que
marcan las leyes cósmicas. No es aquí donde hay que señalar qué marcan
y obligan esas leyes. El que esté interesado debe buscar, y llamar, y
pedir. «Porque a todo aquél que pida, se le dará. El que busque,
encontrará. Y al que llame, la puerta se le abrirá».
SOVNIS: EL VIAJE
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Séptimo relato
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(Doce relatos esotéricos
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Séptimo reíato
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(Doce reíalos esotéricos
- Con esto podrás leer los libros que gustes. Debes introducir el
cilindro aquí en esta ranura. Los mandos están a la vista y no necesitan
explicaciones... Ah¡ sí, el botón rojo es para visualizar imágenes si así lo
deseas. El amarillo es para la voz en off si es que te cansas de leer con
los ojos. Yo ahora debo marcharme. Volveré dentro de dos o tres horas.
Puedes hacer lo que mejor te parezca. Comer, leer, dormir, descansar...
tú mismo.
Se marchó inmediatamente y yo empecé a tocar más botones. Era
muy curioso ver como se deslizaban los paneles de la pared lateral y
aparecía una cama en segundos y sin ruido alguno. Al cerrar, no se
advertía qué panel era el que se había deslizado. Lo que me hizo reír a
carcajadas fue cuando pulsé el botón que por el dibujo supe que era el
baño. En el otro rincón, lejos de la cama, se abrió un panel y apareció un
baño bastante completo, pero que estaba allí fijo ¡i Lo único que se había
deslizado era el panel de entrada... Me hizo mucha gracia, aunque lo
consideré ridículo!!
Después de jugar un rato más con los botoncitos y de comer un
poco, decidí investigar el lector de libros. Tenía un cuerpo metálico en el
que estaban alojados los mandos, de allí salía un tubo negro apuntando a
la pared y a un lado un cilindro hueco adosado con una ranura tal como
me había indicado Arance. Apreté el botón de puesta en marcha y oí una
voz metálica, procedente de un altavoz incrustado que no había visto, que
literalmente gritaba: «Debe introducir primero el texto escogido». ¡Menudo
susto me dio!
Así que decidí ir a explorar la biblioteca. Arance me había dicho
que estaba al final del pasillo y que la puerta era algo peculiar. Al final del
pasillo sólo había una, sí, una especie de puerta, como una gatera grande.
Pero... eso no podía ser. ¡Estaba a medio metro del suelo! A pesar de mi
extrañeza, introduje la especie de llave en la única rendija que había en
aquella «puerta», y, sin un chasquido, se abrió. Tuve que entrar arrastrando
por el suelo. ¿Por qué tan baja la puerta?, pensé.
Una vez incorporado, observé una enormidad de estanterías con
unos bracitos de los que colgaba, en cada uno de ellos, algo que yo
habría definido como un tubo de ensayo. Debajo de cada uno había una
explicación en un idioma para mí totalmente desconocido. Un personaje
estaba arreglando una de las estanterías así que le pregunté por la
distribución de aquellos libros. Sin volverse hacia mí y sin mover los labios,
oí en mi mente sus palabras:
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Séptimo relato
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(Doce relatos esotéricos
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OCTAVO RELATO
Uno de los primeros Maestros que nos legó sus enseñanzas por
escrito fue Hermes Trismegisto, el tres veces grande. Para unos Gran
Maestro de las Escuelas de los Misterios después de Akhenatón y de
Atonamen, y para otros el nombre de un grupo, no de una persona, para
otros un dios, la divinidad lunar de los egipcios, el creador de las artes y
las ciencias. En cualquier caso, la «Tabla de Esmeralda» es colosal.
Sus libros herméticos, impresionantes, como sus discursos.
«Poimandres», «Discurso de Iniciación o Asclepios», «La Virtud del
Mundo», «El Libro de Hermes a su Hijo Tat», etc. son páginas
inconmensurables de la más pura doctrina oculta.
EL BIEN Y EL MAL
Uno de los opuestos que tiene que confrontar el ser humano, y tal
vez el más difícil, es el de bien y mal, o dicho de otra forma, virtud y
pecado. Pero, aparte de la significación que le damos en nuestra vida
diaria, ¿qué es el pecado? El pecado es una transgresión de las leyes
hechas por los hombres. Leyes cambiantes en función de la época y de
la civilización. Así algo puede ser pecado en nuestro mundo occidental y
totalmente permitido o «normal» en el mundo oriental, y al revés. Mientras
que las leyes naturales y divinas no podemos transgredirlas. Como mucho
podemos estar en desarmonía con ellas y así causar nuestra propia culpa
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(Doce relatos esotéricos
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Octavo relato
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(Doce reíalos esotéricos
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Octavo relato
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<Doce relatos esotéricos
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NOVENO RELATO
ARMONÍA
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Noveno relato
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(Doce relatos esotéricos
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Noveno reíato
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DÉCIMO RELATO
REGENERACIÓN Y REINTEGRACIÓN
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hoce relatos esotéricos
TENERIFE
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(Décimo relato
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(Doce relatos esotéricos
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(Décimo reíato
- Por cierto, María, ¿Qué ocurrió la última noche que pasé aquí
hace tres años? Parece que me cargué como un piojo, y no recuerdo
nada desde que las niñas se fueron. ¿Qué ocurrió, María?
- Casi no lo sé, Martí. Y lo poco que sé, no puedo decírtelo, tendrás
que descubrirlo por ti mismo.
Su mirada me hizo estremecer. Sus palabras estaban pronunciadas
con un deje de misterio expreso. Prosiguió.
- Lo que sí puedo decirte, es que aquella noche las niñas estaban
muy enojadas con ustedes dos. Pero, sobre todo, la que fue tu pareja
ocasional. Y sus motivos tenían, puesto que las dejasteis tiradas y os
pusisteis a dormir, bueno a dormir, ¡a roncan A eso de las cinco de la
mañana, mientras esperaban que alguien las llevara a Puerto de la Cruz,
ocurrió algo! Sé y no sé qué pasó exactamente. Sólo puedo decirte que
tiene que ver con los dragos del jardín. A las seis de la mañana estaban
completamente cambiadas y alegres, muy alegres. El imprevisible Chano
se presentó y se las llevó a Puerto de la Cruz. Y es todo lo que puedo
decirte, y casi todo lo que sé.
- Pero, pregunté, ¿Cómo sabía Chano que tenía que venir a buscar
a nadie?
- ¡Bah!, deben ser cosas de Óskar, seguro. Una llamada y... asunto
resuelto.
- María, ¿cómo se llamaban esas niñas? Ni de sus caras me
acuerdo.
- Clara y Lucía. Lucía es la que estuvo contigo. Desde luego, Óskar
y tú, juntos, sois dos buenas piezas. Menos mal que, por separado, res
de res, como decís en Catalunya.
- Bueno María, no te pongas dramática. Óskar y yo, ya hemos
asentado la cabeza. Al menos, eso es lo que creo.
- Por cierto, si quieres ver a Lucía, está trabajando en el Hotel
Calypso de Puerto de la Cruz. Antes de marcharte deberías disculparte.
Yo siempre le dije que, en el fondo, eras una buena persona.
- Gracias, María, lo tendré en cuenta.
A todo ello había terminado el desayuno, María trasteaba en la
cocina y yo tenía ganas de reflexionar en lo que me había dicho.
- María, hoy no voy a salir. Comeré a las tres. ¿O.K.? Voy a pasear
por el jardín, a ver cómo está.
- De acuerdo, hasta luego.
Entré en el jardín a través de los imponentes dragos. Eran ejemplares
magníficos. El mayor debía medir unos 18 m de altura y no menos de 6 m
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la atención una gran raíz que se enmarañaba hasta la copa del tercer
drago que se presentaba a mi vista.
- Martí, estabas muy pillado hace tres años -pensé. Juraría que
esa raíz estaba justamente al otro lado del árbol. Y me hice un chiste
malo: ¿se habrá dado la vuelta el drago de las narices?
Luego, empecé a rebuscar en el armario del baño mi frasco de
colonia fresca. Di un golpe torpe con el codo y la puerta del armarito
rebotó y se quedó en tal posición que por el rabillo del ojo podía ver el
bosquecillo. De pronto, observé algo que me hizo palidecer, mientras que
el frasco me resbalaba de las manos. ¡El tercer drago que se presentaba
a mi vista, estaba en la misma posición que hacía tres años, al revés de
cómo estaba hacía una escasa media hora...!
- No puede ser, dije para mí mismo, soliloquiando. Martí, cálmate.
Debe ser que, al mirar a través del espejo de la puerta del armarito, estás
viendo el paisaje al revés.
Estaba a punto de dar por bueno mi razonamiento cuando se me
fue otra vez la sangre de la cara. ¡Es que el resto de los árboles estaban
del derecho!
Rápidamente me vestí y bajé al jardín. Con precaución y mucho
sigilo, me introduje en el primer drago buscando y rebuscando sin saber
qué. Al llegar al tercer árbol me di cuenta de que mi corazón latía
desordenadamente.
- Principio de taquicardia, -pensé.
Efectivamente, la rama-raíz del tercer drago, gruesa como un
hombre, estaba en la parte izquierda del árbol y, ¡por todos los diablos!,
yo la había visto desde arriba en el lado derecho. Palpé el árbol y la raíz
por todas partes y no observé nada anormal. Miré y remiré y, por no
haber, no había ni pisadas. Aquello era un misterio.
Mi ritmo cardíaco se había normalizado y, curiosamente, mi estado
anímico era de tranquilidad cuando minutos antes era el caos. Decidí
volver a mi habitación. Al llegar, y como un impulso incontenible miré por
la ventana del baño. La raíz estaba en el lado derecho. Miré a través del
espejo de la puerta del armarito y, una vez encontrada la posición que me
permitía verlo, el tercer drago estaba allí, con su raíz en la parte izquierda.
- No entiendo nada de nada. Me siento como un gigantesco gilipollas,
-pensé.
En ese momento vinieron a mi mente las palabras de Óskar cuando
me convidaba a descansar en el caserón. «Renueva tu energía vital».
María me había dicho que a las seis de la mañana del fatídico día, las dos
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Su última frase había sonado con una voz diferente. Sus ojos
brillaban de una forma extraña. Pero estaba seguro que o aprovechaba
esa oportunidad o no se presentaría otra.
- Vamos, vamos ahora mismo.
Una hora después, llegamos al caserón. Eran las once y media.
Lucía fue a saludar a María. Se abrazaron efusivamente.
- ¿Te quedas a dormir? -preguntó María.
- No, no es mi intención. Puedes acostarte, si quieres. Martí me
acompañará de regreso.
- Bien, pero... ¿y si no está en condiciones?
- Puede ser, entonces me llevaré el coche y ya lo devolverá Chano
en la mañana.
- Vale, si es así, de acuerdo, buenas noches.
- Buenas noches, María, contestamos al unísono.
Cuando desapareció de la estancia, Lucía me cogió de la mano y
me llevó hacia el jardín. Iba muy decidida y yo la notaba muy agitada. Al
llegar a la entrada donde empezaba el caminito se paró y me dijo:
- Martí. Silencio total. Haz lo que yo haga exactamente. Si en algún
instante decides renunciar, echa tu espalda fuertemente hacia atrás y
vete. Pero no digas nada, No puedes romper el silencio del momento.
¿De acuerdo?
- De acuerdo, sólo una pregunta, ¿eso mismo te dijo Óskar aquella
noche?
- Eso mismo, palabras textuales. Vamos.
Me cogió nuevamente de la mano y se introdujo en el bosquecillo.
Al llegar al segundo drago me plantó enfrente de él y, haciéndome señal
de silencio y de que mirara fue a plantarse enfrente del famoso tercer
árbol. Estuvo unos minutos en silencio con los ojos cerrados que a mí me
parecieron muy largos. Después me hizo una seña para que hiciera lo
mismo que ella. Yo la miraba de reojo y me di cuenta que era ¡en la misma
posición que cuando miraba al tercer drago desde el cuarto de baño con
la puertecita de espejo abierta!
Ella se quitó los zapatos y el vestido. Yo la imité, y zapatos, pantalón
y camisa reposaron en el suelo. Aspiró profundamente y se apoyó, de
bruces, todo lo larga que era, en la famosa rama-raíz. Hice lo mismo con
una raíz que estaba en mi árbol y que estoy convencido que momentos
antes no estaba. Notaba el roce de la corteza contra mi piel. Ella me miró,
me lanzó una sonrisa de tranquilidad y complicidad y ¡se abrazó fuertemente
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UNDÉCIMO RELATO
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Undécimo relato
emprenden sus acciones cuando creen que todo es inútil, que no les va
a servir de nada? ¿y cuando se acerca la enfermedad o la Parca? Qué
dificultoso tiene que ser un sinvivir así...
Entresacado del manuscrito del siglo XVII «El Arte de la Meditación
Divina» de Joseph Hall: «¿Qué es entonces esta transición o muerte
excepto el sacar estos palos de los que esta tienda terrena está
compuesta?;¿la separación de dos grandes y viejos amigos, hasta que
se encuentren de nuevo; la liberación de uno por mucho tiempo prisionero;
nuestro viaje a aquél otro mundo, para el cual nosotros y esta senda
fueron hechos; nuestro pago de nuestra primera deuda a la Naturaleza;
el dormir del cuerpo y el despertar del alma?»
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ASCENSIÓN E ILUMINACIÓN
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ÁRBOL DE LUZ
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más de doscientos de alto. Ni que decir tiene que tuve que trasplantar de
los úteros colindantes todas las plantas para evitar que se murieran.
Las ramas penden hacia abajo simétricamente y se ensanchan
cada vez más al acercarse a la base. Su aspecto metálico se realza
cuando el sol le hiere de lleno o cuando la luna brilla en noche despejada.
Al único árbol conocido con el que le encuentro cierto parecido es el
«Cedrus Glauca», aunque con diferencias notables en la luminosidad, en
el tronco, en su silencio...
La noche pasada ha sido particularmente oscura. Un inmenso manto
de negras nubes cubría el cielo amenazando diluviar. Pero en mi terreno
había luz como de día radiante. Emanaba del árbol como si fuera fuente
de luz propia. Una luz extraña, magnífica, diferente... Si pudieras mezclar
en tu imaginación el platino irisado de sus placas de reverberación, la luz
del Sol y el brillo reflejado de la Luna, como en una gigantesca paleta,
tendrías el color exacto.
La corteza del árbol asemejaba una inmensa serpiente escamosa
de luces parpadeantes arriba y abajo. Las ramas eran perfectamente
simétricas y sus luces giratorias. Pero el silencio... ¡había desaparecido!
Un murmullo de fondo, un fragor de las entrañas del árbol me llenaba de
estupor y de maravilla. Sentí la impresión de que el árbol estaba habitado.
Un sopor extraño me cerró los ojos e imaginé un tropel de pequeños
seres afanándose en sus tareas. Una actividad febril, para mí desconocida,
les embargaba. Las órdenes ladraban furiosas por megáfonos invisibles.
De pronto, algo así como un temblor que brotara de las entrañas de la
tierra, un rugido como de un terremoto que fue subiendo en intensidad
hasta alcanzar cotas casi inaguantables. Luego una voz y de nuevo el
silencio total que me ha despertado.
Me he encontrado apoyado en un tronco enfrente del «Árbol de
Luz», ahora silencioso y envuelto en las negras tinieblas de la noche
oscura. Pero yo ya no tengo tinieblas en mi mente.
Cuando leas estas líneas, amigo, ya no estaré, pero coge tu hatillo,
pues ha terminado también tu larga espera. Ven a mi terreno y aposéntate
en él. Ya sabes lo que debes hacer, ya sabes cuál es tu misión. En eso
serás más afortunado que yo.
Te diré lo que verás al llegar. Un inmenso terreno desértico, como
calcinado, yermo. Cuando el desánimo por esa desolación quiera hacer
mella en ti, entra dentro de los límites de los que ya no podrás salir.
Sentirás que estás en otro lugar, y eso te dará paz. Y si todavía no estás
seguro, si no sabes por donde empezar, espera la noche y mira
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EPÍLOGO
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Otros Títulos
de la colección
Rosa-cruz
otros títulos de le eoleeeióy roseeruz
ediciones rosacruces
otros títulos de la eoleseiÓQ rosaertiz
Este libro nos hace descubrir el arte de interpretar los sueños a la luz
de la psicología y de la espiritualidad. Un sueño no interpretado puede
compararse a una letra no descifrada. Es el alma que nos relaciona
con la memoria universal y almacena nuestros recuerdos personales.
También es la que percibe nuestros desequilibrios y elabora los guio
nes oníricos que nos ayudarán a corregirlos.
otros títulos de la eoleeeióp rosaeruz
La Revista «El ROSACRUZ». publicó uno de sus relatos, bajo el título de «La
Luciérnaga», en su edición número 50 invierno 2005.
En la actualidad, está trabajando en una novela histórica. Una trilogía sobre una de
las civilizaciones más antiguas y misteriosas de nuestro planeta Tierra...
«Este libro va dirigido a todos los buscadores... y a los que no saben que lo son.
Hace tiempo que encontré mi camino y ya no lo he dejado. Ya no lo dejaré. Mi
inquietud va por todos aquellos que aún no lo han encontrado. Porque sé que.
inexorablemente, todo ser humano debe embarcarse, tarde o temprano, en una
encarnación u otra, en su camino. Quisiera ayudarles. Dando pistas. Esparciendo
semillas que. transportadas por el viento de la inspiración y de la intuición, germinen
en las consciencias. I {ablando de mi propia experiencia que tal vez sirva a algunos.
Sólo para empistar. A todos aquellos que hay an superado la «religión» del fanatismo
o la de la ay uda multitudinaria. A todos aquellos que se encuentren en la «religión»
de la búsqueda personal y todavía no lo tienen claro. A todos ellos van estos relatos...