Porque Soy Un Pueblo Celoso
Porque Soy Un Pueblo Celoso
Porque Soy Un Pueblo Celoso
I
... en el da en que tiemblen los guardianes de la casa y se encorven los hombres fuertes...
y se cierren las puertas a la calle, debilitndose el ruido del molino... se tendr miedo de las
alturas y de los sobresaltos en el camino, y la almendra ser desdeada... pues marcha el hombre
hacia la casa de su eternidad y los plaideros recorren las calles...
ECLESIASTES, XII, 35.
El constante y ensordecedor rugido de una nave extraterrestre retumbaba por
encima de sus cabezas cuando el reverendo Amos Strong subi al plpito. Cuadr un
poco sus delgados hombros, y sus descarnadas mejillas se hundieron an un poco ms.
Vacil un instante, mientras sus oscuros ojos se levantaban bajo sus hirsutas cejas
grisceas. Coloc el sobre rasgado y el telegrama sobre el atril, al lado de sus notas. Su
mano de azuladas venas y su huesuda mueca, surgiendo de su manga de sarga de un
color negro reluciente, apenas temblaban.
Su mirada se dirigi al banco donde acostumbraba a sentarse su esposa. Ruth no
vendra esta vez. Ahora ya no hacia falta seguir esperndola. Ella haba ledo el
mensaje antes de hacrselo llegar a l. Pero no dejaba de parecerle extrao: nunca haba
faltado a un servicio desde el nacimiento de Richard, hacia casi treinta aos.
El silbante sonido se perdi mas all del horizonte, y Amos se inclin hacia
adelante para sujetarse con las dos manos al desgastado pupitre. Se envar y se esforz
en dar a su voz la potencia y la calma que necesitaba.
Acabo de recibir hace un momento la noticia de que mi hijo ha resultado muerto
durante la batalla de la Luna dijo a sus intrigados fieles. Alz el tono de su voz, y el
volumen se amplific . Haba rezado para que, s fuera posible, se me evitara el tener
que beber de esta copa. Sin embargo, Seor, que sea tu voluntad y no la ma.
Apart los ojos de los consternados rostros, prohibindose a s mismo or las
voces de conmiseracin de los otros que haban pasado por lo mismo. La iglesia haba
sido construida cuando Wesley estaba dos veces mas poblado que ahora, pero las
catstrofes que haban azotado a sus fieles los haban reunido en la vieja iglesia
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deteriorada hasta tal punto que pese a todo estaba casi llena. Atrajo hacia s sus notas,
apartando de su espritu su dolor para dedicarse a la misin que haba llenado toda su
vida.
Nuestro texto de hoy es tomado del Gnesis anunci . Captulo diecisiete,
versculo siete, y captulo veintisis, versculo cuatro. Los ley en la Biblia que tena
delante, encontrando las pginas al momento, sin ningn error.
Establecer, pues, mi alianza entre t y yo, y con tu descendencia despus de ti,
en la serie de sus generaciones, a modo de alianza eterna, a fin de que venga a ser yo tu
Dios y el de tu descendencia.
Y multiplicar tu posteridad como las estrellas del cielo y dar a tu
descendencia todos esos pases, y sern benditos en tu descendencia todos los pueblos
de la Tierra.
Se haba aprendido de memoria la mayor parte de su sermn, ya no contaba con
su inspiracin para que le guiara como acostumbraba a hacer antes. Empez con una
voz calmada, oyendo a ratos sus propias palabras mientras aportaba a las
incertidumbres de sus feligreses la solucin evidente y reconfortante. Dios haba
prometido la Tierra a los hombres en una alianza eterna. Por que pues los hombres
deberan tener miedo y perder su confianza? Porque monstruos procedentes de otro
planeta haban surgido en enjambre del vaco interestelar para poner su fe a prueba?
Como durante los das de esclavitud en Egipto o de cautividad en Babilonia, siempre
tendran que enfrentarse a pruebas, y habra das en que los dbiles se tambalearan,
pero el triunfo final era una promesa firme.
Haba hecho un sermn sobre el mismo texto en su antigua parroquia de Clyde,
cuando el gobierno acababa de emprender la construccin de su base en la Luna, y
aquella vez se haba apoyado ampliamente en la alusin a las estrellas de los cielos
para apaciguar las inquietudes de aquellos que estimaban que el hombre no tenia nada
que hacer en el espacio. Fue entonces cuando Richard anunci a sus padres que haba
presentado su solicitud para la colonia lunar, tomando las propias palabras de Amos
para legitimar su negativa a entrar en las rdenes. Aquella haba sido la ltima vez que
haba visto a su hijo.
Haba utilizado el mismo texto an otra vez, haca ms de cuarenta aos, pero
haba olvidado los motivos, del mismo modo que se haba disipado la pasin que lo
haba animado antiguamente, creando su reputacin de evangelista precoz. No
recordaba de aquel sermn ms que la expresin escandalizada en el rostro barbudo de
su padre cuando cometi un error en una cita. Era uno de los pocos recuerdos precisos
que tenia del perodo anterior al cambio de su voz y al brutal fin de su entusiasmo
evanglico.
Se haba esforzado en volver a encontrar su inspiracin despus de su
ordenacin, y haba sentido una gran amargura ante los asaltos que libraban contra sus
fuerzas espirituales las obligaciones del matrimonio y la paternidad. Pero finalmente
haba admitido que Dios no quera que l fuera un moderno Pedro el Ermitao, de
modo que se haba resignado a la tarea que estaba en condiciones de realizar. Ahora
volva a encontrarse en la parroquia de sus principios; y si no era capaz ya de inflamar
el alma de sus feligreses, al menos poda compensar un poco el horror de la invasin
extraterrestre bebiendo en las fuentes de los aforismos que se saba de memoria.
Una segunda nave rugi sobre sus cabezas, casi cubriendo su voz. Haca seis
meses que las enormes naves haban surgido del espacio para posarse delicadamente
en la Luna y atacar a las fuerzas estacionadas all. Un mes ms tarde haban comenzado
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contra la juventud pecadora. Intent imaginar a los humanoides de piel verde andando
por las calles de la ciudad, invadiendo la iglesia, profanando el altar. Y estaba tambin
Anne Seyton, que haba sido la novia de Richard, aunque perteneciera a otra religin...
Y que ha ocurrido con la guarnicin? grit un fornido granjero. Tena un hijo
all, me dijo que tenan los medios para neutralizar cualquier nave que se posara en
aquel lugar. Que bastaba con bombardear sus toberas durante el aterrizaje...
Doc inclin la cabeza.
Media hora antes del desembarco se produjo un cicln que arranc el techo del
acuartelamiento e inutiliz todas las instalaciones.
Jim! grit el fornido campesino, arrastrando a su delicada mujer hacia su
coche. Si han matado a Jim...
Otros asistentes se dirigan tambin hacia sus coches, pero una nueva columna de
motoristas se lo impidi. Esta vez avanzaban ms lentamente, seguidos por un grupo
de blindados. El ltimo carro de combate lleg, fren su marcha y se detuvo. Un
hombre de rostro sucio que llevaba un uniforme de mayor bastante estropeado sac la
cabeza por la torreta.
Hey, ustedes, mtanse a cubierto! No han odo las noticias? Vuelvan a sus
casas y qudense escuchando sus radios, antes de que un avin serpiente se dedique a
cazarlos por el simple placer de hacerlo! Los serpientes van a avanzar directo hacia
aqu, si avanzan hacia Topeka, como parece ser! Volvi a meter la cabeza y se puso a
maldecir contra uno de los hombres del interior. El carro de combate arranc
bruscamente en direccin a Clyde.
Los peridicos haban hablado hasta la saciedad del deporte al que se dedicaban
los aviones enemigos. La multitud se dispers por los alrededores de la iglesia. Amos
intent retenerlos para una ltima oracin, para que tomaran el tiempo necesario para
reordenar sus ideas, pero abandon su idea cuando la primera oleada lo ech a un
lado. Un minuto mas tarde estaba solo con Doc Miller en el atrio.
Ser mejor que vuelvas a casa, Amos sugiri Doc. Tengo mi coche aqu al
lado. Te importa si lo llevo?
Amos, descorazonado, hizo una seal negativa con la cabeza. Senta como si sus
huesos estuvieran secos y crujientes, y en su boca haba un polvo mas espeso que el de
la atmsfera. Se senta viejo y, por primera vez en su vida, casi intil. Sigui
calmadamente al mdico, aliviado ante la idea de recorrer en coche las pocas calles que
le separaban de la pequea casa que le haba proporcionado la parroquia.
Llegaron junto al coche de Doc en el momento en que un cacharro vetusto y
herrumbroso se detena ante ellos. Un hombre llevando un mono sucio y manchado
asom la cabeza por la ventanilla, el rostro agitado por los tics.
Estis preparados, hermanos? Estis en paz con vuestras conciencias? El da
del Armagedn ha llegado, como anunciaba el Libro. Poned vuestras conciencias en
orden con Dios, hermanos! El fin del mundo est cerca, como fue predicho! Amn!
Dnde anuncia la Biblia otras razas distintas de la nuestra alrededor de otros
soles? le espet Doc.
El hombre parpade. Frunci el ceo, y aull algo acerca de los pecadores que
arderan por toda la eternidad en las llamas del infierno, antes de arrancar de nuevo en
su viejo cacharro. Amos suspir. Ahora que las dificultades aumentaban, los fanticos
estaban apareciendo por todos lados para predecir la condena del mundo y difundir
falsas palabras, ahora en mayor nmero que nunca, con gran prejuicio de todas las
religiones sinceras. Nunca haba podido llegar a la conclusin de si estos seres tenan
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para la causa de Dios alguna utilidad, o si no estaran inspirados mas bien por las
fuerzas satnicas.
La casa de mi Padre tiene muchas moradas cit a Doc, cuando el coche de
este se puso en marcha. Puede que aqu hay una alusin alegrica a otros mundos en
los cielos.
Doc hizo una mueca y se alz de hombros. Luego suspir y apoy una mano en
la rodilla de Amos.
Me han dicho lo de Dick, Amos. Lo siento. El primer beb que ayud a traer al
mundo! Y el ms hermoso de todos! Suspir de nuevo, con el rostro vuelto en
direccin a Clyde, y Amos no hall nada que pudiera responder. No lo comprendo.
No podramos soltar sobre ellos unas cuantas bombas atmicas? Qu ha ocurrido con
los artefactos de la base lunar?
Amos baj ante la casa sin pintar donde viva, estrech la mano de Doc e inclin
la cabeza en seal de agradecimiento, sin decir nada.
Tendra que poner en orden sus pensamientos aquella tarde. Cuando llegara la
noche, lo cual permitira a las gentes circular sin hacerse cazar por cualquier avin
enemigo que pasara, la campana de la iglesia les llamara, y necesitaran un gua
espiritual. Si consiguiera simplemente impedirles que pretendieran comprender a Dios,
si consiguiera hacerles simplemente aceptarle...
Haba habido aquel momento en la iglesia, en el que Dios haba parecido
envolverles, tanto a l como a sus ovejas, en un clido abrazo, dndoles un nuevo
sentimiento de autntica plenitud. Quiz ahora, en este momento de agobiante
necesidad, hubiera encontrado una cierta medida de inspiracin...
Ruth estaba poniendo la mesa. Su cuerpo menudo y tranquilo se mova siempre
con la misma eficacia, aunque su rostro estaba hinchado y sus ojos enrojecidos.
Lamento no haber podido asistir al oficio, Amos. Pero poco despus de irte t
vino Anne Seyton. Haba sido informada antes que nosotros, y...
La televisin estaba encendida, mostrando los enormes titulares del Kansas City
Star; se dio cuenta de que era intil comunicarle las nuevas noticias. Tom su mano.
Dios no nos toma ms de lo que nos haba dado, Ruth. Hemos tenido la felicidad
de conservar a Richard durante treinta aos.
No te preocupes por m. Se apart hacia la cocina, la espalda envarada bajo los
efectos de una profunda tristeza. No has odo lo que te he dicho? Anne est aqu. La
mujer de Dick! Se casaron en secreto antes de que l se fuera, justo despus de la
conversacin con l acerca de su diferencia de religiones. Haras bien en verla, Amos.
Est al corriente por su familia, en Clyde.
El la sigui con la mirada cuando ella sali. El chasquear de la puerta exterior tras
ella marc su partida. El nunca haba prohibido aquel matrimonio; simplemente haba
hecho una advertencia a su hijo, que se pareca tanto a Ruth. Vacil, luego termin por
dirigirse hacia la minscula habitacin de huspedes. Una voz ahogada respondi a su
llamada, luego la cerradura interior gir.
Anne? dijo. La habitacin estaba casi a oscuras, pero pudo distinguir el color
dorado de sus cabellos y la silueta de su poco femenino cuerpo. Tendi la mano y
sinti unos dedos afilados en su palma. Cuando ella se giro hacia la dbil luz, no vio
ninguna huella de lagrimas, pero su cuerpo estaba sacudido por secos sollozos.
Anne, Ruth acaba de anunciarme que Dios nos ha dado una hija...
Dios! ella lanz la palabra con dureza, y su mano se retir bruscamente.
Dios, reverendo Strong? El Dios de quien? El que ha enviado meteoritos contra la
5
II
Dios mo, Dios mo, por que me has abandonado?... Como agua me derramo y
se han dislocado todos mis huesos. Mi corazn se ha vuelto como cera y se derrite
dentro de mis entraas. Est seca cual teja mi garganta y mi lengua pegada al
paladar, y en el polvo de la muerte me sumes.
SALMOS, XXII, l, l5, l6.
Las detonaciones haban cesado cuando corri a levantarla entre sus brazos. El
ltimo de los aviones enemigos haba desaparecido en direccin a Topeka o a cualquier
otra ciudad donde proseguir su caza.
Ruth viva aun. Una de las horribles balas la haba alcanzado en el abdomen,
desgarrndole una parte del costado, y sangraba abundantemente. De todos modos, el
corazn aun lata, y ella gema dbilmente. Cuando la deposit sobre el divn, abri los
ojos un breve instante, le reconoci, y se esforz en sonrer. Agit los labios, y l se
inclin para escucharla.
Lo siento, Amos. Una tonta. Una carga. Lo siento. Cerr los ojos, pero sonri de
nuevo cuando l se acerc para besarla en los labios. Ahora soy feliz. He esperado
tanto tiempo.
Anne permaneca en el umbral, los ojos desorbitados, negndose a creer aquello.
Cuando Amos se levant, ella sali de su estupor para precipitarse haba el botiqun,
luego corri para hacer jirones de un trozo de ropa e intentar detener el flujo de sangre.
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ser evitadas si se hubieran seguido las instrucciones. Pero ahora eran las bombas incendiarias las que causaban los daos ms graves.
De todos modos, el enemigo haba encajado golpes tan duros como los que haba
dado. De las cuarenta naves enemigas que haban sido contabilizadas, veintinueve
haban sido abatidas sin lugar a dudas.
Al ruido de la televisin, Doc regres al saln.
Me pregunto si ellos tambin dirigen a Dios las plegarias por sus muertos
murmur. O acaso la compasin de tu Dios no se extiende a ms razas que la
nuestra?
Amos agit lentamente la cabeza. La pregunta era nueva para l. Pero no poda
tener ms que una sola respuesta.
Es Dios quien gobierna todo el universo, Doc. Pero estoy seguro de que esos
seres demonacos no le consagran a El su adoracin!
Estas seguro? Se parecen demasiado a los humanos!
Amos giro sus ojos hacia la pantalla, que durante un breve instante mostr uno
de los cadveres del enemigo. Eran en efecto muy parecidos a los seres humanos,
aunque mas achaparrados y muy musculados. Su piel era verde, y no llevaban ropas.
No tenan nariz sino tan solo dos orificios, bajo sus orejas curiosamente aplastadas, que
se estremecan como para respirar. Pero eran lo suficientemente humanos como para
pasar por hombres deformes, si unos buenos maquilladores se haban cargo del trabajo.
Eran criaturas de Dios, como lo era l mismo! Y, como tales, poda el renegar de
ellas? Entonces su espritu se estremeci de horror ante el recuerdo de las atrocidades
de que eran culpables, de las torturas de que se hablaba, de su increble salvajismo tan
poco conciliable con el sofisticado perfeccionamiento de sus naves. Eran seres
diablicos que haban renunciado a su pertenencia original al reino de Dios. Hacia el
mal, uno no poda experimentar ms que odio. De modo que poda el mal
experimentar adoracin hacia cualquier cosa que no fueran las potencias de las
tinieblas?
Ante este pensamiento, su espritu se despert a la necesidad de preparar un
sermn para aquella misma noche. Iba a ser necesario que el tema y el texto fueran
sencillos; ni l ni sus fieles estaban en condiciones de un raciocinio profundo. Aquella
noche debera servir a Dios a travs de las emociones. Aquella idea lo aterraba. Para
recobrar fuerzas, intent aferrarse al breve instante de exaltacin que haba conocido
aquella maana, pero era algo que pareca estar muy lejos.
El lamento de una sirena son en el exterior, en un crescendo que pareca querer
romper los tmpanos, seguido por el ahogado sonido de un altavoz llevado mucho ms
all de su volumen mximo.
Finalmente, se levant para salir al csped delantero en el momento en que el
vehiculo blindado llegaba delante de su casa. El tanque pareca estremecerse sobre sus
orugas a punto de caer en pedazos. El amplificador y los altavoces estaban
precariamente sujetos a la parte superior de la torreta. Segua avanzando por la calle,
repitiendo una y otra vez el mismo aviso:
Abandonen la ciudad! Todo el mundo debe marcharse! Las fuerzas humanas
se han visto obligadas a replegarse para efectuar un reagrupamiento! Los serpientes se
dirigen hacia nosotros, camino a Topeka! Saquean y matan a su paso! Abandonen la
ciudad! Todo el mundo debe marcharse!
Hubo un silencio, y luego son otra voz distinta; se pareca a la del mayor que ya
una vez se haba detenido en el pueblo.
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Maldita sea, lrguese de una vez, todos ustedes! Lrguense ahora que aun
tienen la piel intacta! Hemos sido vencidos! Maldita sea, Blake, cllese y djeme
hablar! Hemos sufrido una derrota aplastante, y no nos queda ms que retroceder e ir
a llorar en las faldas de mama! Lrguense, no sean estpidos, abandonen esto! Los
serpientes estn llegando! Apresrense!
El blindado oscilaba en medio de la calle, rugiendo su mensaje, y ahora le seguan
refugiados de todas clases. Hombres metidos como ganado en coches y camiones,
hombres en carros de todas clases, tirados por caballos. Luego se dej or un segundo
altavoz, procedente de uno de los camiones:
Qudense a cubierto hasta la noche! Entonces vyanse! Los serpientes tardarn
an un poco en llegar! Mantengan la calma! Procedan a la evacuacin con orden,
aprovechando la noche! Nosotros mismos vamos a ocultarnos desde el momento
mismo en que encontremos un lugar favorable! Este es nuestro ltimo aviso!
Qudense a cubierto por el momento, y efecten la evacuacin cuando sea de noche!
Hubo una vibracin sonora en el cielo, y los aviones enemigos iniciaron un
picado. Doc arrastr a Amos al interior de la casa, pero de todos modos tuvo tiempo de
ver a los hombres saltar en pedazos bajo los efectos de los proyectiles, que daban la
impresin de desprender una densa humareda e inflamarse desde el momento mismo
del impacto. Algunos de los hombres que se batan en retirada consiguieron ponerse a
cubierto. Una vez se hubieron ido los aviones, volvieron a salir y se reagruparon,
dejando tras ellos a los muertos pero llevndose a los heridos.
Estos hombres tienen necesidad de mi! protest Amos.
Y Ruth tambin respondi Doc. Adems, somos demasiado viejos, Amos. No
haramos ms que entorpecerlos. Sin duda tienen sus propios mdicos y salvadores de
almas. Se estn jugando la piel por nosotros, maldita sea! Han agrupado a sus heridos
graves y nos los dejan como advertencia, as como para atraer a los aviones sobre ellos
y proteger a los dems, que deben estar desparramndose por los bosques y por los
campos. He escuchado una de nuestras estaciones regionales, y la situacin es ms bien
mala.
Se gir sobre sus talones para volver al dormitorio. Un poco demasiado tarde, la
televisin estaba empezando a dar rdenes de evacuacin a todos los ciudadanos a lo
largo de la carretera de Clyde a Topeka, as como instrucciones detalladas. Por alguna
razn ignorada, pareca que los extraterrestres no podan localizar de noche a los
objetos pequeos en movimiento. Todas las rdenes repetan que deba aguardarse la
oscuridad.
Doc volvi a salir y Amos levant la mirada hacia l, sintiendo que su crneo
estaba a punto de estallar, pero conservando una idea clara y fija.
No se puede mover a Ruth, verdad, Doc?
No, Amos murmur l mdico. Pero no tiene tanta importancia. Tendras que
ir con ella. Tengo la impresin de que esta volviendo en si. Voy a reanimar a la chica
para que se prepare.
Amos entr en la habitacin lo ms silenciosamente que le fue posible, pero no
vala la pena tomar tantas precauciones. Ruth haba recuperado ya l sentido, como si
alguna consciencia de su prxima muerte la obligara a emplear de la mejor manera
posible sus ltimos minutos de vida. Tendi hacia l una mano tmida. Su voz era dbil
pero clara.
Amos, lo se. Y ahora ya no me importa, salvo por ti. Pero necesito preguntarte
una cosa, Amos. T...?
9
III
Desenvainan su espada los malvados, tensan su arco, para derribar al pobre y
desvalido, para matar a los rectos de conducta.
He visto al malvado tirnico, expandindose en todo su poder como cedro
frondoso.
SALMOS, XXXVII, l4, 35
mostraba calmada y haba recuperado toda su lucidez, pero evitaba tanto como le era
posible acercarse a Amos. Termin dirigindose al doctor Miller.
Que piensa usted hacer? Hubiera debido preguntrselo antes, pero...
No se preocupe por mi, hija ma le dijo el, con un tono tan jovial como si le
estuviera contando a un viejo que le quedaban aun ms de cuarenta aos de vida. Me
las arreglar. La telefonista ser una de las ltimas en irse, y la conducir en su propio
coche. Vaya delante, segn como planeamos. Y recoja a todos aquellos que encuentre
por el camino. No hay peligro; aun es demasiado pronto para que los hombres se
dediquen al pillaje, a la violacin y al robo. No pensarn hasta ms tarde en todo esto.
Ella le tendi la mano antes de instalarse. En l ultimo instante, apret
brevemente los dedos de Amos. Luego apret l acelerador, y l coche enfil la calle a
gran velocidad.
Me detesta murmur Amos . Ama demasiado a los hombres y demasiado
poco a Dios para comprender.
Y quizs t ames demasiado a tu Dios como para comprender que amas tambin
a los hombres, Amos. No te preocupes, ella terminar por aparselas. La prxima vez
que la vea, sus sentimientos habrn cambiado. Bueno, hasta luego.
Doc se fue hacia la centralita de telfonos, con su maletn en la mano. Amos lo
sigui con la mirada, intrigado como siempre ante alguien que poda negar con tanto
fervor la Divinidad y sin embargo observar religiosamente todos los mandamientos del
Seor, excepto la adoracin. Hacia mucho tiempo que eran amigos, hasta tal punto que
todos los feligreses haban dejado de sorprenderse ante ello y aceptaban esa amistad
como algo natural, aunque el enigma estuviera cada vez ms lejos de su solucin.
Un sonido aument de intensidad: una enorme nave estaba aterrizando. Luego
fueron los balbuceos ms tenues de los curiosos reactores enemigos. Los aviones
pasaron directamente sobre su cabeza, pero esta vez no hubo ametrallamiento.
Amos permaneci un cierto tiempo frente a la ventana del dormitorio, luego se
dirigi hacia la iglesia. Abri las puertas de par en par. El sacristn no se vea por
ninguna parte, pero Amos haba hecho sonar ya las campanas muchas otras veces. Se
quit la gastada chaqueta y agarr la cuerda.
Era un duro trabajo, y sus manos estaban blandas. Hubo un tiempo en que
aquello haba constituido para l un placer, pero ahora su sangre pareca demasiado
pobre como para absorber todo l oxigeno necesario. La camisa se pegaba a su espalda
y, cuando hubo terminado, se sinti completamente embotado.
Casi inmediatamente l telfono empez a sonar en tono imperativo en su
pequeo despacho. Fue a tomar l auricular, vacilando y jadeando. Era la voz de
Nellie, cargada de terror.
Reverendo, que ocurre? Por que suena la campana?
Para las oraciones, por supuesto! explic l. Por que otra cosa podra sonar?
Esta noche? Entonces, voy a... colg.
Encendi algunos cirios y los dispuso en el altar, de modo que su claridad fuera
visible desde la oscura calle, pero que ninguno de sus rayos pudiera traicionarles a los
ojos enemigos que los espiaban desde el cielo. Luego se sent y aguard,
preguntndose que era lo que poda retrasar al organista.
De la calle le llegaban llamadas ahogadas y gritos de inquietud. Un coche se puso
en marcha, seguido de un segundo. Luego todo un grupo parti a la vez. Fue hasta la
puerta, en parte para gozar del relativo frescor de fuera. A todo lo largo de la calle, la
gente cargaba sus bienes en los coches, mientras otros se marchaban ya. Le hacan
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No haba ningn lugar donde ocultarse. Encontraron una ventana cuya cristalera
artificial estaba rota por un ngulo. Se situaron all de modo que pudieran vigilar la
calle. La avanzada enemiga estaba ya a la vista. Progresaban de casa en casa. Tras ellos
dejaban algo que formaba nubes de un humo brillante, sin que se produjeran de todos
modos llamas ni fuego aparente. En todo caso, no haba ningn edificio incendiado.
En el preciso instante en que el grueso del enemigo hacia su aparicin, la puerta
de una de las casas se abri bruscamente. Un hombre delgado surgi por ella, seguido
de su mujer gorda y de su hija aun ms gorda. Echaron a correr calle arriba,
desgarrando sus ropas y rascando con frenes su enrojecida piel.
Sonaron varias detonaciones. Los tres fugitivos se estremecieron pero siguieron
corriendo. Una nueva descarga. Al principio Amos pens que eran muy malos
tiradores, lo cual resultaba increble. Luego se dio cuenta de que eran de una habilidad
mucho ms increble aun. Los extraterrestres apuntaban primero a las manos, luego
suban metdicamente a lo largo de los brazos, no desperdiciando un centmetro de
lenta tortura.
Por primera vez desde hacia aos. Amos sinti que el miedo y la clera se
amasaban en una dura bola en su vientre. Se irgui, echo los hombros hacia atrs, con
la barbilla levantada, y avanz hacia la puerta. Sus labios murmuraban una plegaria
cuyas palabras apenas deca a medias:
Ven, Seor. Oh Dios, levanta lo mano, no olvides a los humildes. Por que los
malvados condenan a Dios? El dijo desde lo ms profundo de su corazn: no lo
vengars. T has visto, puesto que contemplas el mal y el rencor para castigarlos con
Tu mano. Los pobres se encomiendan a Ti; T eres el sostn de aquellos que no tienen
padre. Rompe los brazos del malvado y del inicuo; purifica su maldad hasta que no
quede nada de ella...
Quieto, Amos! chirri la dura voz de Doc en su odo. No hagas el idiota!
Adems, cometes un error de citacin en el ltimo versculo!
Aquello consigui atravesar la nube de su clera. Saba que Doc le haba
recordado conscientemente a su padre, pero el truco haba funcionado, y el recuerdo de
las cleras paternas cuando cometa errores de citacin reemplaz a su fro furor.
No podemos tolerar que esto prosiga!
Pero se dio cuenta de que ya todo haba terminado. Haban abatido a sus tres
blancos. Sin embargo, una visin subsista, la de una desgraciada criatura, medio
despellejada...
La voz de Doc expres el desnimo que senta.
No podemos hacer absolutamente nada, Amos. No llego a comprender que una
raza sea lo suficientemente evolucionada como para construir naves interplanetarias y
sin embargo se dedique a cometer tales horrores. Pero a la larga esto representar una
ventaja para nosotros. Mientras nuestros ejrcitos se organizan, el enemigo malgasta as
su tiempo. Y, adems, esto endurece nuestra voluntad de resistencia.
El enemigo no limitaba sus ejercicios deportivos a destruir a los humanos. Se
tomaron casi las mismas molestias para matar a un viejo gato gordo apenas lo
descubrieron. Y todos los cadveres eran amontonados en un enorme furgn arrastrado
por una veintena de seres aliengenas.
Era evidente que posean un cierto conocimiento del comportamiento humano.
Desde un principio haban dejado a un lado los comercios y concentrado todos sus
esfuerzos en las casas de habitacin. La avanzada haba pasado por delante de la iglesia
sin concederle la menor atencin. Pero inmediatamente despus penetraron en una
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carnicera y salieron de ella cargados con grandes trozos de carne que echaron al furgn
junto con los cadveres.
Luego un grupo se reuni ante la iglesia, sealando con el dedo el campanario y su
campana. Dos de ellos prepararon una especie de mortero, que fue rpidamente
apuntado. Deslizaron el obs en el tubo. Hubo una sorda explosin, y la campana reson
secamente y sus fragmentos cayeron crepitando sobre el techo y el patio de abajo.
Uno de los seres desplaz el mortero, apuntndolo directamente hacia la puerta de
la iglesia. Doc arrastr a Amos y le hizo tenderse entre dos bancos.
Maldita sea, parece que no les gustan las iglesias! Han elegido el punto ideal!
Cuidado con las astillas de madera!
La puerta fue reventada, y un objeto pesado fue a golpear contra el altar,
derrumbndolo y siguiendo su camino hacia el rgano. Amos dej escapar un gruido al
or el ruido.
Toda actividad haba cesado cuando volvieron a su puesto de observacin junto a
la ventana. El enemigo haba continuado su camino, avanzando lentamente. Si bien
tenan aviones, no parecan poseer vehculos de superficie motorizados, y el furgn
progresaba tan solo gracias al esfuerzo de los veinte extraterrestres de piel verde.
Avanzaba directamente hacia la iglesia.
Amos lo contempl a la vacilante luz de las grandes antorchas que mantenan
encendidas algunos de los aliengenas. La mayor parte de los cadveres le eran
desconocidos, pero reconoci a varios. Y sus ojos percibieron entonces en lo alto el
cuerpo de Ruth, retorcido, deformado, y su rostro, inexpresivo en el reposo de la muerte.
Se levant, agotado, y esta vez Doc no hizo ningn gesto para retenerlo. Sigui la
hilera de bancos y rodeo los restos de una de las puertas. Fuera de la iglesia, el aire era
aun ardiente y seco; inspir profundamente. La fachada de la iglesia estaba en sombras,
y no pareca haber extraterrestres para observarle:
Descendi los escalones de piedra. Ahora se senta firme sobre sus piernas. Su
corazn lata muy fuerte, pero entre los mltiples sentimientos que pesaban como
plomo en su estomago no quedaba el menor temor. Como tampoco experimentaba la
menor clera.
Observ que el enemigo se detena para mirarle fijamente, mientras algunos
intercambiaban animadas palabras.
Avanz con el mismo paso comedido que lo haba conducido hasta su
matrimonio, haba tantos aos. Lleg junto al furgn y tendi la mano para levantar
uno de los colgantes brazos de Ruth y colocarlo atravesado encima de su pecho.
Es mi mujer dijo calmadamente a los extraterrestres, que fruncan el ceo. Me
la llevo conmigo a la casa.
Levant los brazos y empez a apartar los otros cuerpos que le molestaban. No
experiment ninguna sorpresa cuando vio los brazos de Doc que se levantaban para
ayudarle, mientras el medico dejaba escapar una retahla de obscenas maldiciones.
En ningn momento haba tenido la menor esperanza de conseguir su objetivo.
En absoluto.
Bruscamente, una docena de aliengenas se precipitaron sobre los dos hombres.
Amos se dej abatir sin resistir. Doc se debati un segundo, luego tambin cedi. Los
extraterrestres los ataron y los echaron desapasionadamente al furgn.
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IV
Ha tensado su arco como enemigo, ha elevado su diestra cual un adversario, y
ha matado todos los encantos de los ojos; en la tienda de la hija de Sin, ha
derramado su indignacin como fuego.
Se ha comportado el Seor como enemigo, ha aniquilado a Israel, ha aniquilado
todos sus palacios, ha demolido todas sus fortalezas, ha multiplicado en la hija de
Judd llanto y plaido.
Ha repudiado el Seor su Altar, ha desdeado su Santuario, ha entregado en
manos del enemigo los muros de sus palacios; se han dado gritos en la Casa del Seor
como en un da solemne.
LAMENTACIONES, II, 4, S, 7.
16
Amos entrecerr los ojos para escudriar las sombras a travs de la vacilante luz
de las antorchas. El coche del medico estaba aparcado a un lado de la casa, y la
portezuela estaba abierta. Alguien deba haber avisado a Anne que l no se haba ido,
y ella haba debido volver rodeando la horda de extraterrestres!
Comenz a rezar para que el convoy pasara sin darse cuenta del vehiculo, y al
principio pareci que su plegaria era oda. Luego le lleg un grito procedente de la
casa, y por un breve instante vio el rostro de Anne tras una de las ventanas delanteras.
Sin duda les haba visto, a Doc y a l mismo, tendidos en el furgn. Abri la boca para
intentar darle la alarma, pero era demasiado tarde. La puerta de la casa se abri. Ella
estaba ya de pie en el umbral, llevando al hombro el fusil de Richard. El corazn de
Amos pareci inmovilizarse cuando sus nervios se tensaron al mximo. El enemigo aun
no se haba dado cuenta de nada. Si ella tan solo se mantena tranquila...
El fusil ladr. Ya fuera por suerte, ya fuera por habilidad quien poda saberlo?
, uno de los extraterrestres se derrumb. Ella echo a correr hacia ellos, mientras
recargaba el arma. El fusil ladr una segunda vez, y un segundo enemigo se derrumb
lanzando horribles balidos.
Al menos esta vez no hubo la menor tentativa de tortura. El jefe del grupo extrajo
de un estuche que colgaba de su cintura un instrumento tubular, y son una sola
detonacin. Anne fue empujada hacia atrs cuando el pesado proyectil le golpe en la
frente, y el fusil escap de sus manos muertas.
El enemigo herido se esforzaba desesperadamente en alejarse arrastrndose. Dos
de sus compaeros se ocuparon de l, sin piedad, sin ms emocin que si hubiera sido
un ser humano. Su cuerpo sigui al cadver de Anne en la parte delantera del furgn,
justo fuera del alcance de la vista de Amos.
Esta vez Anne no haba parecido sufrir una crisis de nervios, pens con
melancola. Era debido precisamente a que ella manifestaba tendencias hacia la histeria
que le haba aconsejado a su hijo Richard que aguardara, y no porque sus religiones
fueran distintas. Ahora, lamentaba no haber tenido nunca la ocasin de conocerla
mejor.
Doc lanz un suspiro, y cuando habl fue con un orgullo subyacente, pese al tono
ronco de su voz.
El hombre posee una virtud nica que no puede alcanzar una fuerza
todopoderosa como tu Dios dijo. Puede ser valiente. Puede llevar su valenta hasta
ms all de toda razn, por uno de sus semejantes o simplemente por una idea. Amos,
compadezco a lo Dios si alguna vez el hombre decide declararle la guerra.
Amos acus el golpe, pero la blasfemia no despert ms que una sombra de sus
reacciones habituales. Su mente pareca adormecida. Estaba tendido de espaldas,
observando las negras nubes que pasaban casi demasiado rpidamente a travs del cielo.
Pareca anormal, y record cmo a menudo los informes citaban el detalle de que
furiosas tormentas haban aniquilado o al menos impedido las operaciones de las tropas
humanas. Quizs se estaba preparando un contraataque, y esto formaba parte de la
defensa de los extraterrestres. Si disponan de medios de controlar la meteorologa, era
muy probable. El claro de luna haba quedado ya oscurecido por los nubarrones.
A unos ochocientos metros ms lejos, el enemigo lanz un clamor. Apareci un
enorme tractor, mal conducido por uno de los extraterrestres, que visiblemente haba
captado tan solo parcialmente el mecanismo de la maquina. Con grandes errores y
rectificaciones, el vehiculo se coloc en posicin y el furgn fue amarrado a l. El tractor
se puso en marcha a casi cincuenta kilmetros por hora, y el furgn salt y se tambale
17
Los humanos dijo con una voz spera, pero sin ningn acento son criaturas
extraas. No normalizacin.
Que me cuelguen gru Doc. Habla nuestro idioma! El extraterrestre les
examinaba con una expresin que poda interpretarse como de sorpresa, con las orejas
enhiestas.
El don de lenguas es tan inusitado? La mayor parte de los sacerdotes de
Nuestro Seor Dios Todopoderoso hablan todas las lenguas humanas. Es un milagro de
los ms comunes, al contrario de la levitacin.
Muy bien sugiri Doc. En este caso, puede decirnos con que finalidad nos
tienen aqu?
El sacerdote se alz de hombros.
Para alimento, naturalmente. Los grethis comen carne de todo tipo, como los
seres de mi propio pueblo... pero debemos estudiar las leyes para ver si vosotros os
contis entre los alimentos autorizados. En caso afirmativo, vamos a necesitar algunos
especimenes recin muertos para probarlos. As que aguardamos a que llegue el
momento para utilizaros.
Pretendis que nos estis atacando para alimentaros? No! gru con dureza
el sacerdote. Nos hallamos en guerra santa, de exterminio. El Seor nos ha ordenado
descender sobre la Tierra, donde se estn perpetrando cosas abominables, y no dejar
ninguna criatura viva bajo vuestro sol.
Dio media vuelta y sali pesadamente del almacn, llevndose consigo la ultima
antorcha, y no dejando ms luz que la dbil claridad lunar y algunos reflejos de lejanas
luces.
Amos se dej caer sobre un taburete dentro de la jaula. Han tenido que ir a
encerrarnos en un edificio nuevo y no en uno de los que conozco dijo. Si hubiera sido
en la iglesia, hubiramos podido tener alguna posibilidad.
Cmo? dijo Doc en tono seco.
Amos intent describirle un pasadizo practicado en el enorme stano inacabado
del edificio, al cual se acceda por una trampilla. Aos antes, una pandilla de jvenes
haban cavado un tnel hasta l, utilizndolo como club privado hasta el da en que el
pasadizo fue descubierto y se haba tapiado la parte exterior. Pero la tierra haba
quedado blanda alrededor de los ladrillos. El tnel desembocaba en una zona boscosa
que conduca a una zanja de drenaje, la cual a su vez iba a parar a un ro. Desde la
iglesia, hubieran tenido la posibilidad de alcanzar el curso de agua y de deslizarse en l
sin ser vistos, cosa que no podan hacer desde otras partes del pueblo.
Los dedos de Doc temblaban sobre la cerradura cuando Amos hubo terminado su
relato.
Si consiguiramos franquear los setenta y cinco metros que nos separan de la
iglesia... No saben mucho de nosotros, Amos, para encerrarnos en un local donde los
tornillos de la cerradura se hallan en la parte interior! De todos modos, creo que
estamos obligados a correr el riesgo!
Los dedos de Amos temblaron tambin cuando toc las cabezas de los tornillos.
Distingua una puerta que deba dar a la parte trasera de la tienda. Si conseguan salir a
la callejuela que se encontraba all antes, podran seguirla casi hasta la iglesia... y desde
all los rboles que rodeaban el lugar santo impediran que la luz llegara hasta ellos.
Era una dbil posibilidad. Pero era solamente suerte? A sus ojos, era ms bien una
intervencin divina.
19
aos de vida, pero ms all de su ministerio ya no tenia ninguna otra razn real para
vivir... E incluso en su ministerio no haba sido ms que un mediocre, un fracasado. Sin
embargo, ahora era responsable de Doc Miller, as como de Smithton.
Cerr apretadamente los prpados, luego los volvi a abrir para echar una ojeada
por una rendija de la puerta. Haba un poco de claridad en el camino que conduca al
altar, pero no vio a nadie, y haba una serie de paneles que formaban como una
pantalla. Tras aquel precario abrigo, podran estudiar el camino que tenan que
recorrer. Avanz de puntillas, y adivin que sus compaeros le seguan.
Se inclin hacia adelante para desplazar ligeramente uno de los paneles. Se
hallaban a unos seis metros del altar, del lado derecho. Amos contempl los restos de
lo que haba sido en otro tiempo el altar. Luego frunci el ceo al percibir delante de l
un montn de tierra dispuesto de tal modo que formaba un montculo de extraas
proporciones.
Retir un poco ms uno de los paneles, sorprendido por la curiosidad que lo
animaba, como se haba sorprendido ya de las incesantes modificaciones de su actitud
mental.
Haba dos sacerdotes con ropas muy adornadas, arrodillados en el centro de la
iglesia. Pero sus ojos apenas los apercibieron, atrados por algo que se ergua delante
del nuevo altar.
Era una caja de madera, colocada sobre una plataforma de barro cocido. Llevaba
cuatro signos que sus ojos no identificaron, pero que su mente tradujo en una sucesin
de letras extradas de los alfabetos que haba; estudiado, imposibles de pronunciar y
sin embargo cargadas de sentido. Y sobre la caja haba un velo, tras el cual Algo
radiaba sin emitir luz.
En su cerebro, una onda de fuerza se propag, formando sensaciones que
hubieran podido ser casi palabras atravesando sus pensamientos... palabras parecidas a
las odas hacia tanto tiempo por Moiss... palabras que Amos, con la muerte en el alma,
no poda por menos que reconocer...
S O Y EL QUE S O Y , yo que los arranqu de la esclavitud en Egipto, y que
escrib en la pared delante de Baltasar MANE, THECEL, PHARES, como quedar
escrito en toda la Tierra a partir de ahora. Puesto que he dicho a la descendencia de
Mikhtchah: t eres mi pueblo elegido, y yo lo elevar por encima de todas las razas que
viven bajo los cielos.
V
Y le fue dado el poder de hacer la guerra a los santos y de vencerles; y le fue
dado poder sobre todos sus semejantes, de todas las lenguas y todas las naciones.
Aquel que someta a otro a cautividad se ver sometido l mismo a cautividad;
aquel que mate con la espada perecer tambin por la espada.
REVELACIONES, XIII, 7, 10
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22
nosotros... cuando sabia que las palabras eran falsas y que su resistencia poda
conducirles a su condena al fuego eterno por haberse opuesto a los designios de Dios?
La idea de que no recordaba claramente nada relativo a la vida futura, al otro
mundo, le golpe. Ni los argumentos en pro, ni los argumentos en contra. Que le
ocurra a un pueblo cuando Dios le abandonaba? Acaso haban sido abandonados tan
solo bajo su apariencia fsica, mientras que tenan aun la libertad de ganar su salud
espiritual? O estaban completamente perdidos? Haban dejado de poseer almas
capaces de sobrevivir? O estaban estas almas destinadas automticamente al infierno,
por nobles que pudieran ser?
Para l, ninguna pregunta tenia aun respuesta. Sabia con toda certeza que Dios
exista, pero esto ya lo haba sabido antes. Ahora no saba nada ms. Ignoraba incluso
cuando Dios haba decidido dar a los mikhtchahs preferencia sobre la humanidad.
Pareca poco probable que fuera algo tan reciente como su propia juventud. Y sin
embargo, si no era as, como explicar la extraa luz espiritual que lo haba animado
cuando era evangelista?
No hay ms que una sola posicin racional declar finalmente. No importa lo
que decida! No soy ms que un hombre entre los hombres!
Cristbal Colon no era tampoco ms que un hombre, cuando jur que la Tierra
era redonda. Y su rostro no tena la expresin que tiene el tuyo desde que has visto a
Dios, Amos. Ahora se lo que quiere decir la Biblia cuando cuenta que el rostro de
Moiss radiaba cuando descendi de la montaa, hasta tal punto que hubo que cubrirlo
con un velo. Si no me equivoco, Dios acude en ayuda de la humanidad si t tomas la
mala decisin!
Doc echo su cigarrillo por la borda y encendi otro. Amos experiment un shock
al observar que las manos del medico temblaban. Este se alz de hombros, y el tono de
su voz se hizo normal.
Me gustara que supiramos ms. Siempre has pensado en funcin del Antiguo
Testamente y de algunos pasajes de las Revelaciones, casi exclusivamente, como otros
tantos evangelistas. Yo nunca he reflexionado realmente en Dios. Me negaba a
aceptarlo, de modo que lo ech de mi pensamiento. Quizs haya sido por esto que
ambos hemos tenido esta visin de El. Pero me gustara por ejemplo saber el lugar
exacto que ocupa Jesucristo en todo esto. Faltan demasiados elementos. Hay
demasiados imponderables e hiatos. No disponemos ms que de dos hechos, y somos
incapaces de comprender ni el uno ni el otro. Existe una manifestacin de Dios que ha
tocado a la vez a los mikhtchahs y a la humanidad; y ahora Dios ha declarado sus
intenciones de aniquilar a la humanidad. Debemos atenernos a estos hechos.
Amos intent una vez ms negar el problema que se le planteaba.
Supongamos que Dios tan solo est sometiendo al hombre a una nueva prueba,
como lo ha hecho muchas veces en el pasado. Una prueba? Doc dej que la palabra
se enredara en su lengua. Luego pareci escupirla. Sus inslitos cabellos blancos le
conferan un aire de viejo, y la ausencia de toda burla en su voz hacia de l casi un
desconocido. Amos, los hebreos se dieron un trabajo de perros para alcanzar Canaan;
despus de cuarenta aos consagrados a vagar en torno a unos pocos kilmetros
cuadrados, Dios les afirm de repente que aquella era la Tierra Prometida. Y entonces
tuvieron que apoderarse de ella por los medios tradicionales que emplean
regularmente los hombres para conquistar un pas. Salieron de Babilonia porque los
antiguos profetas se empearon da y noche en mantenerlos unidos en tanto que
pueblo nico, y porque consiguieron soportar las desventuras hasta el da en que la
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suerte les sonri. En nuestra poca han hecho casi exactamente lo mismo para obtener
Israel, pero sin milagros! Aparentemente, Dios se haba retirado de ellos, de modo que
tuvieron que hacerlo por si mismos. En el presente caso, no tengo una muy buena
opinin de una prueba de este tipo!
Amos senta que todos sus valores espirituales se estaban escapando en un
torbellino. Se daba cuenta de que no mantena su cordura ms que aferrndose a la
presencia de Dios; de otro modo, su mente hubiera buscado la demencia, como toda
inteligencia que se ve obligada a resolver lo insoluble. Ya no se senta con fuerzas para
comprenderse a si mismo. Cmo poda intentar comprender a Dios? Y en su
pensamiento se estaba deslizando la idea de que ni siquiera Dios era capaz de
comprenderse completamente a si mismo.
Una creacin puede desafiar a lo que es lo suficientemente grande como para
crearla, Doc? Y debe hacerlo, si es que puede? La mayora de los nios se ven
obligados a ello respondi Doc. Agit la cabeza. El problema es enteramente tuyo.
Todo lo que yo puedo hacer es sealarte algunos aspectos interesantes. Y de todos
modos, esto no tendr importancia. Estamos aun muy dentro del territorio de los
mikhtchahs, y no tardar mucho en hacerse de da.
El bote segua su deriva, mientras Amos se esforzaba en poner orden en sus
ideas, y se enmaraaba cada vez ms en la red de sus incoherencias. En que poda
convertirse un hombre que haba pasado toda su vida en una adoracin ferviente,
cuando descubra que su Dios era lo opuesto a lo que este mismo hombre haba estimado bueno, a lo que siempre haba credo sinceramente bueno? Una interpretacin
del imperativo categrico de Kant se desliz en su pensamiento; alguien se la haba
citado en una ocasin. Quizs hubiera sido el propio Doc. Haz de modo que trates a la
humanidad en todos sus casos, ya sea a travs de tu propia persona o de la de
cualquier otro, como un fin en s y no como un simple medio. Estaba tratando Dios
en este momento al hombre como un fin, o simplemente como el medio de alcanzar un
fin cualquiera, empresa en la cual el hombre haba fracasado? Y el, hombre, haba
alguna vez considerado seriamente a Dios como un fin, ms que como un medio de
acceder a la inmortalidad del espritu y una tranquilidad ante el miedo a morir?
Nos estn persiguiendo! murmur Doc. Seal con el dedo tras ellos, y Amos
distingui una dbil luminosidad al otro lado de un recodo del ro. Mira... ah abajo
hay una casa. En el momento en que el bote toque fondo, saltemos a toda velocidad!
Tom los remos y, al cabo de unos instantes, tocaban fondo. Saltaron por la borda
y lanzaron de nuevo el bote a la deriva. La casa estaba a unos treinta metros de la
orilla, y corrieron hacia ella como locos. Incluso a la dbil claridad de la luna, podan
ver que la construccin no era ms que una ruina, abandonada desde hacia mucho
tiempo. Doc penetr en ella por una de las ventanas abiertas, arrastrando a Amos tras
l.
Por una rendija de la pared vieron a otro bote descendiendo la corriente,
iluminado por una antorcha y manejado por dos mikhtchahs. Uno de ellos remaba,
mientras que el segundo se mantena en la proa, con un arma, escrutando las aguas.
Pasaron ante el edificio.
Vamos a vernos obligados a quedarnos aqu decidi Doc. Amanecer dentro
de media hora. Quizs no se les ocurra la idea de registrar una ruina como esta.
Descubrieron una maltrecha escalera y subieron a tenderse en el suelo de un
enorme desvn. Amos gimi buscando una posicin que no le hiciera sufrir demasiado.
Y luego, de golpe, se durmi.
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27
VI
... No situars a otros pueblos antes que a mi...no les consentirs ninguna alianza
contra mi... no te comprometers con ellos ni les servirs... porque soy un Dios celoso...
EXULTACIONES, XIII, 24.
Amos permaneci todo l da en la casa hasta donde haba arrastrado l cuerpo de
Doc. Ni siquiera busc comida. Por primera vez en su vida desde la muerte de su madre,
ocurrida cuando l tenia cinco aos, no tenia ningn paliativo a su pena. Ya no aceptaba
la idea de que la voluntad de Dios era que sufriera tambin la prdida de Doc. Y, cuando
se dio claramente cuenta de ello, todas sus prdidas anteriores le asaltaron a la vez, como
si no hubieran sido ms antiguas que la muerte de Doc.
Permaneci sentado, sumergido en su dolor y en el odio recientemente despertado
en l, mirando fijamente hacia Clyde. Una vez, en l transcurso del da, se adormeci. Se
despert bajo la impresin de un fantstico estruendo y de un temblor de tierras, pero
cuando recuper enteramente la conciencia todo estaba de nuevo tranquilo. Era casi de
noche, l momento de partir de nuevo.
Vacil por un momento. Seria tan fcil quedarse all, escondido con l recuerdo de
sus muertos, y dejar que los acontecimientos, fueran cuales fuesen, vinieran a l Pero en
su fuero interno haba un sentado del deber que lo empujaba hacia adelante. En lo ms
profundo de su espritu apuntaba un escrpulo, afirmndole que tenan aun una obra
que cumplir.
Descubri un trozo de pan seco y un poco de queso viejo. Sigui su camino,
masticando aquel parco alimento. Era aun demasiado de da para desplazarse con toda
seguridad, pero iba de nuevo a travs de zona boscosa y no oa aviones enemigos.
Cuando lleg la oscuridad, se aventur por las carreteras secundarias en direccin a
Wesley.
Saba en lo ms secreto de su alma que deba volver all. Era all donde se
levantaba su iglesia; si los combatientes humanos haban conseguido rechazar a los
extraterrestres, tal vez su congregacin hubiera vuelto al redil. Si no, tendra que reunir a
sus ovejas a partir de aquel punto de reunin.
Sus pensamientos eran demasiado ntimos como para que pudiera expresarlos
claramente, y adems el agotamiento embotaba su cerebro. Sus piernas lo sostenan por
pura constancia. Uno de sus zapatos tenia ahora un agujero en la suela, y sus pies
estaban cubiertos de ampollas, pero segua su camino con una sombra determinacin.
Era su deber conducir a sus feligreses, ahora que el enemigo estaba a sus talones, como
los haba conducido en tiempos ms apacibles. Sus ideas no haban progresado ms all
de este punto.
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adaptando lentamente mientras contemplaba a las gentes que empezaban apenas a reconocerle y se comunicaban la noticia de boca en boca, apresuradamente. Luego vio a
la diminuta Angela Anduccini y le hizo seas para que acudiera a su lado. Ella dud
brevemente antes de seguirle al interior e instalarse ante el rgano.
El pequeo instrumento elctrico aun funcionaba. Amos subi al plpito,
reconociendo los familiares crujidos de los peldaos. Apoy las manos sobre el atril,
observando la huesuda articulacin de sus muecas y las azuladas venas de la vejez,
luego abri la Biblia y se prepar para recibir a sus ovejas del domingo por la maana.
Cuadr los hombres y se giro hacia las hileras de bancos, mientras la gente iba
entrando.
Primero fueron poco numerosos. Luego fueron llegando ms y ms, algunos por
hbito, otros por curiosidad, y muchos solamente porque sin duda haban odo que l
haba estado prisionero de los extraterrestres. El equipo de la televisin acudi e instal
sus cmaras al fondo de la iglesia, bandole con la claridad de sus proyectores y
ajustando sus teleobjetivos. Sonri a las cmaras, asintiendo con la cabeza.
Conoca finalmente su decisin. Haba llegado a ella fragmentariamente, a
jirones. Le vena de Kant, que haba consagrado toda su vida a buscar un principio
moral fundamental y que haba llegado a la conclusin de que los hombres deben ser
considerados como fines y no como medios. Haba sido destilada a partir del desafo
final lanzado por Doc, y tambin por la visin del viejo sentado en el umbral de su
tienda.
No podan existir palabras para comunicar su mensaje a aquellos que
aguardaban. Ningn predicador haba posedo jams la ciencia del lenguaje necesaria
para ello. Pero hombres de palabra torpe, limitados en el use de sus facultades, haban
inflamado ya precedentemente al mundo. Moiss haba descendido de una montaa
con un rostro que brillaba, y haba triunfado frente a las objeciones de un pueblo
orgulloso. Pedro el Ermitao haba predicado por toda Europa una despiadada
cruzada sin ayuda de la radio ni de la televisin. Era algo que iba ms all de las
palabras y de la voz.
Les mir a todos cuando la iglesia estuvo llena, y el rgano call.
He aqu el texto que he elegido para el da de hoy comenz, y los murmullos se
apagaron bajo l cuando su voz lleg a las hileras de bancos. Conoceris la verdad, y
la verdad dar la libertad a los hombres!
Se interrumpi un momento para estudiarlos, para pesar bien su decisin en su
pensamiento y para confirmarse a si mismo que no poda tomar ninguna otra. Lo
necesitaban a l, todas aquellas gentes a las que siempre se haba esforzado en servir
creyendo as servir a Dios por su mediacin. Los miraba como un fin y no como un
medio, y aquello le pareca bueno.
Ya no poda seguir mintindoles y acunndolos con falsas esperanzas.
Necesitaban ser informados de todos los hechos, para poner fin a sus discusiones y
para unirse en la lucha final que desarrollara por completo su potencial de expansin.
He vuelto de la cautividad entre los extraterrestres comenz. He visto las
hordas que no tienen otro deseo que borrar todo recuerdo del hombre en el polvo de la
Tierra que lo ha llevado. He estado ante el altar de su Dios. He odo la voz de ese Dios
proclamar que era tambin nuestro Dios, y que nos ha abandonado. Y lo he credo,
como lo sigo creyendo ahora.
Senta esta emanacin extraa, intangible, ms hechizante que las palabras o la
elocuencia, que escapaba de l en un flujo que nunca haba conocido en su juventud.
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