Certeau Sobre Foucault - El Sol Negro Del Lenguaje
Certeau Sobre Foucault - El Sol Negro Del Lenguaje
Certeau Sobre Foucault - El Sol Negro Del Lenguaje
Ei sol negro
Pero de qu se trata? ste no es el primer libro de Foucault. En ste
ampla el mtodo ya expuesto e ilustrado en dos obras en mi opinin
muy superiores: la Historia de la locura en la poca clsica y El
nacimiento de la clnica. Tambin retoma los temas abordados en
numerosos estudios un Raymond Roussel, los artculos sobre
Blanchot, sobre Jules Verne, e t c t e r a L a inmensa cultura del
historiador, del filsofo y del crtico literario sirve a una curiosidad
insaciable, escrutadora, imperiosa. Con un paso presuroso, algunas
veces demasiado rpido, el viajero recorre las reas culturales y los
periodos del espritu, a la bsqueda de una razn que d cuenta de
la multiplicidad inorgnica de lo constatable. Quita de su camino,
con un gesto irnico, las certezas inocentes del evolucionismo que
creen comprender finalmente una realidad desde siempre preparada
bajo las ilusiones del ayer. Para el postulado de un progreso continuo, piadosa autojustificacin de una lucidez actual que toda la
historia debera profetizar, l slo le tiene desprecio. Y no sin razones.
III
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^Htoin de la foUe l'ge ckusique. Puis, Pion, 1961 ; [Historia de la locura en la /poca cULiica, a.
<le luu loa UthlU, 7 ed, 2 vob.. Mxico, KX, 1972|; Naissance de la c/mi^m. Paru, H'F. 1963 |J
tktcimietUo de la cUnica. Una arqueologa de la mirada mdica, tr. de Francisco Perujo, Mxico, Sig lo
XXI. 1966]; Raymoml Roussel, Paris. GallimMrd, 1963; Us Mots et les Chotes, P*. Gallimard. 1966
[Latpalabras y ku cotas, tr. <k EUa Cedlia Prott. Mxico, Siglo xxi. 1968); "La pea<c <hj dehivs".
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Criqfte, ku. 229 lobre Maurice BUndwt, junio 1966, pp. 523-546; L ArcH
Odiimwd, 1969 {La arqueotogia del saber, ir. de Aurelio Gania del Camino. Mxico, Siglo xxi. I970|.
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* Sa i M atre de Ut cimiifue, p. XII.
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ser investigado; entre las proposiciones, los textos o las insiiiuciones, as como enlrc las palabras de un lenguaje, las relaciones han
planteado y pueden solas explicar el valor dado a cada uno de sus
trminos. Se trata de reencontrar una orf^anizocin del sentido, que
ha determinado las significaciones y en la que cada elemento enva
reflejando a los otros. Bajo esta mediacin se ofrece una 'Ya/n" que
es en realidad un m(xJo de ser significado por el sistemade la.s palabras.
Un orden aparece, que es el de las ''estnjcturas".
Por ello, lo que le da a la crtica la posibilidad de rigor es el
principio de distinciones radicales. En efecto, a medida que el
anlisis de las relaciones y de las interferencias permite constatar
(por ejemplo, en el siglo xvin, a propsito de las instituciones y de
las ideas sobre la locura) que "este sistema de contradicciones
depende de una coherencia oculta",'^ a medida que reijne as una
**esiictura histrica" (la "estructura de la experiencia que una cultura
puede hacer de la locura"),''* ella constata tambin que esta coherencia constituye en la historia un bloque homogneo pero limitado.
Hay regiones de coherencia y, de una a o*a, bruscas transiciones.
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"Refus de rhistoireT: si, si se entiende por ah el rechazo de explicar cmo se hdtx la hiMiia,
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"En el asombro de csla taxonoma", aade Foucault, "lo
que se ve de golpe, lo que, por medio del apologo, se nos muestra
como encanto extico de otro pensamiento, es el lmite del nuestrti:
la imposibilidad radical de pensar eso^\
Un ndice, nada mils. Sin embargo, a U"avs de l se hace
referencia a otro orden, a o i w "modo del orden", que se (ifrecc a
nuestro pensamiento como lo que le confunde y le fascina. Lo
aberrante es la primera seal de otro mundo; y si agudi/a la curiosidad
vida de escapar a su propia problematica, esto sucede por la
preocupacin de comprender ''los cdigos fundamentales de una
cultura" distinta y de reencontrar, ms all de la sorpresa, un
principio de orden. Lo heternomo es a la vez lo estimulante y lo
inadmisible. Es la herida de un racionalismo. Hay por lo tanto
dos niveles en el desarrollo del problema: por una parte la comprensin de un sistema que es diferente', por oira, la exigencia de una
colocacin recproca de sistemas concebidos como "modos de ser
diferentes del orden".
Lo marginal nos enva a una estructura esencial, o a un
e s q u e m a " sobre el cual se inscriben y se coordinan analogas u
oposiciones para nosotros impensables. Como la parle emergente
de un iceberg, la excepcin rara, una institucin, una teora implica
una coherencia no situada al nivel de las ideas y de las palabras, sino
**por d e b a j o " de ellas. Esta coherencia nos invita a preguntamos
"sobre cul sistema", ''segn cul espacio de identidades, de similitudes, de analogas" se distribuyen, fuera de nosotros, tantas cosas
diferentes y semejantes. As sucede con el encerramiento de los
locos, o hasta con la concepcin de la gramtica en el siglo xvii.
C u a n d o aprendemos a discernir que ayer las ciencias se han
:onstituido, las experiencias se han reflexionado, las racionalidades
se han formado en funcin de un ' a p r i o r i histrico" diferente del
nuestro, cuando constatamos que *'el orden en funcin del cual
nosotros pensamos no tiene el mismo modo de ser que el de la poca
clsica", nosotros mismos hemos cambiado por este descubrimiento. La relacin con el prjimo, modificada por la percepcin de esta
desigualacin cultural, transforma nuestra relacin con nosotros
mismos. El suelo de nuestras seguridades tiembla a medida que se
revela el hecho de no poder pensar m i s un pensamiento de ayer.
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^ En e^U historia de l u mentalidad&s, je debe destacar Umhin la qs'i ausencia de las ciencia5
rcligiotas, que sin embargo desempefiaron un papel Cdpit^. cn particular en la elah(>racn de la
rpisteme propia de la poca "clsica".
Por ejemplo, DO debe interrogarse sobre la naturaleza del postulado metodolgico (que es el apnon
de Fcucault) segn el cual la epistfme es sistema y condicin ahistrica de U historia?
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prolifcraensuestadoaclual(esencialmcnlenueslraactualiecnolo.
gi de las ciencias y de la justicia), y l u e g o se r e m o n t a en el pasado.
Es una operacin quirrgica. C o n s i s t e en u/\s7flr del c u e r p o social
entero el t u m o r c a n c e r o s o y en explicar su d i n m i c a contempornea por m e d i o de su gnesis d u r a n t e los d o s s i g l o s precedentes.
Apoyado sobre una masa e n o r m e de materiales histricos (en
materia p e n a l , militar, escolar, m d i c a ) , este m t o d o destaca los
procesos pticos y p a n p t i c o s , en p r o l i f e r a c i n creciente en
nuestra s o c i e d a d ; as identifica los s i g n o s o c u l t o s de un aparato
del q u e la estructura d e v i e n e g r a d u a l m e n t e m s precisa, ms
c o m p l e j a y m e j o r d e f i n i d a en el e s p e s o r del t e j i d o o del cuerpo
social entero.
Esta notable "operacin" historiogrfica plantea al mismo
tiempo dos cuestiones distintas: una, sobre la f u n c i n decisiva de
los procesos tecnolgicos y de los aparatos para organizar una
sociedad; la otra, sobre el desarrollo excepcional o el estatuto
privilegiado de una categora particular (el panptico) en'e tales
aparatos. Tambin, desde entonces, es necesario preguntarse:
a) C m o explicar el desarrollo privilegiado de la serie
particular constituida por los aparatos panpticos de Foucault? Quizs
esto no es tan sorprendente si se recuerda que la ptica desempe
desde el siglo xvi una funcin fundamental en la elaboracin moderna de las ciencias, de las artes y de la filosofa. En este caso, la
mquina panptica slo sera un efecto histrico de esta omnipresencia de la "adicin ptica. Representara no la victoria de una
novedad, sino la de un pasado, el triunfo de un sistema antiguo
sobre una utopa nueva, liberal y revolucionaria. Un m o d e l o pasado
de organizacin regresa y "coloniza" los proyectos revolucionarios
de una poca nueva. Este retorno del pasado nos hace pensar en una
historia freudiana.
h) Qu ocurri con todas las otras series de procesos, a
cuyos itinerarios no se ha prestado atencin, y que no dieron
nacimiento a una configuracin discursiva especfica o a una sistematizacin tecnolgica? Hay m u c h o s otros procesos al lado de los
panpticos. Se podra tenerlos por una inmensa reserva de semillas
o de huellas que posibilitaran desarrollos de nuevas alternativas.
En todo caso, es imposible reducir el funcionamiento de
toda una sociedad a un tipo de proceso dominante y nico. Los
trabajos recientes (Serge Moscovici sobre la organizacin urbana.
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"lector". Su lectura es una caza furtiva. Cazando a travs de los
bosques de la historia y en nuestras llanuras de hoy, Foucault
captura en la ^mpa cosas extraas que descubre en una literatura
pasada y de las cuales se sirve para perturbar nuestras frgiles
seguridades presentes. Tiene una capacidad casi mgica de poner el
dedo sobre confesiones sorprendentes, en documentos histricos
tanto como en textos actuales, de reunir sistemticamente estas
curiosidades de ayer y de hoy, y de transformar en pruebas convincentes castas revelaciones de prcticas no verbales que determinan
nuestras instituciones polticas y epistemolgicas. Su arte retrico,
creador de una evidencia que invierte nuestras convicciones ms
evidentes, es el gesto literario de una manera de hacer. Su inmensa
erudicin no es la razn principal de su eficacia, es ms bien su arte
de decir, que es tambin un arte de pensar.
Su manera de utilizar un discurso panptico como mscara
para llevar a cabo intervenciones tcticas en el interior de nuestros
campos epistemolgicos es particularmente notable. l prctica el
arte de "marcarse unos puntos" por medio de ficciones histricas.
Vigilar y castigar se apoya sobre sutiles procedimientos para "manipular" presentaciones eruditas. Es un recurso alternado y calculado en tres variantes de figuras pticas: unos cuadros descriptivos
(relatos ejemplares),^ analticos (listas de "reglas" o de "principios"
ideolgicos relativos a un solo fenmeno),^ por ltimo imgenes
(grabados v fotocrafas de los sielos xvn xix).^ Este sistema combi(la ciudad enferma de la pesie), pp. 261-267 (el
"herrado" de pfcsidiarios), pp. 267-269 Oa "pnsio rodanle"). P- 288 (Vidocq), p. 296-298 (Bassc),
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^ /bul., p. 28 (cuauo reglan generale^), pp. 96-102 (seis reglas mayores de semotcoica punitiva), pp.
106>U6 (seis condiciones de funcionamiento del arte de castigar), pp. 143-151 (cuatro tcnicas de
<scplru>, pp. 159-161 (cuatro procedimientos para capitalizar el tiempo de los individuos), pp.
189-194 (uc n^canismo de eiiamen), pp. 211-217 (tres procesos del panoptismo), pp. 238-251 (tres
principios del sistema penitenciario), pp. 274-275 (siete mxinus universales de la buena "condicin
petutenciara**), p. 276 (los cuatro trminos del **si5tema carcelario'*), etc.
Ibid., ubKidos principio de ia obra, un cuaderno de treinta ilattraciones (grabador y fotografas).
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historia. Foucault escribe que lo nico que hace l son relatos. Poco
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