Gestion Policial
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Patricio Tudela1
Septiembre de 2007
1.-
La relacin de la polica con la comunidad es un mbito que amerita reflexin a la luz de las
actuales tendencias socio-polticas y criminales en la regin. Se trata, sin duda, de un mbito sujeto
a revisin y reformulacin que refleja expectativas poltico-sociales y deontolgicas. Este es un
espacio de articulacin en el cual tanto la sociedad civil como la organizacin policial manifiestan
sus valores y motivaciones, algunas explcitas y otras no, que orientan y presionan los cambios y
transformaciones en una polica.
Sin duda en cada momento la sociedad, los gobiernos y sus instituciones actan en base a
paradigmas, algunos explcitos y otros menos reconocidos. Las actuaciones en los campos de la
inseguridad y de la gestin pblica obedecen a las culturas polticas y modelos conductuales
dominantes. Estos no son uniformes y su aceptacin vara en cada segmento. Cada uno de los
componentes o referentes sociolgicos de la actuacin policial la organizacin, las autoridades y la
sociedad misma- son portadores de visiones, formas concebir los roles en funcin de objetivos y
modelos de actuacin ms o menos valorados que otros.
Torrente (2001: 243) seala que un modelo policial es un concepto que ana variables organizativas,
sociales, polticas y econmicas, una construccin que pone en relacin las organizaciones, el
1 El autor es Doctor en antropologa (Alemania), ex Jefe del Departamento de Informacin y Estudios de la
Divisin de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior y ex Jefe de la Divisin de Coordinacin Policial
de la Direccin de Seguridad Pblica e Informaciones (DISPI-Ministerio del Interior). Asesor del Director
General de la Polica de Investigaciones de Chile en materias de seguridad ciudadana, gestin y
modernizacin policial. Profesor de Academia Superior de Estudios Policiales (ASEPOL-PICH) y miembro del
Centro de Investigacin y Desarrollo Policial (CIDEPOL) ptudela3@yahoo.es
entorno social y el mundo de las ideas. Siguiendo este planteamiento, los modelos policiales
pueden clasificarse en dos vertientes: aquellos cuyo eje rector es la legalidad y el cumplimiento de
la ley (modelo racional-burocrtico) y aquellos sujetos a la influencia de la comunidad, la polica y
la autoridad y la legalidad misma en la definicin de su quehacer y funcin (modelo comunitario).
En los ltimos, la influencia y relevancia del entorno social, de la comunidad y de sus lderes, es
determinante para la actuacin policial. En estos casos pueden calificarse como de orientacin
socio-cntrica, en oposicin a un esquema ms auto-referente y legalista.
Estos trminos son claves en el escenario sociopolicial regional, donde la creciente alarma social
-expresada en el deterioro de la sensacin de seguridad- y la extendida percepcin de una
ineficiente intervencin y actuacin de las instituciones formales de control social (polica y justicia
penal).
En efecto, pese a la inexistencia y/o a la poca confiabilidad de las estadsticas criminales, a las
diferencias en la forma de recopilar y clasificar los delitos descubiertos por la polica o denunciados
ante ellas o las autoridades judiciales, el panorama se caracteriza por el continuo incremento de los
ndices delictuales y la victimizacin (particularmente significativos a partir de la segunda mitad de
los aos ochenta); el acelerado crecimiento de la delincuencia violenta, de los delitos contra la vida
y la integridad fsica de las personas; la alta participacin de la poblacin masculina joven en la
criminalidad (tanto en calidad de vctimas y de victimarios) y la diversidad de factores
crimingenos coadyuvantes, tales como: las persistentes condiciones de desigualdad social, las
secuelas de enfrentamientos armados, las extensin del consumo de alcohol y drogas psicoactivas,
el acceso a armas y los significativos ndices de la violencia intrafamiliar, entre otros.
A estas tendencias se suman otras que describen una realidad ms preocupante an. En varios
pases latinoamericanos se reportan prcticas policiales que, ms que facilitar los procesos de
mejoramiento de la labor policial, tiende a empaarlos: distanciamiento de la comunidad, la
inadecuada estructura institucional, el descontrol frente al accionar de la delincuencia, violaciones a
los derechos humanos, corrupcin policial, falta de profesionalismo y capacitacin, prdida de
identidad, influencia poltica, falta de recursos para atender las necesidades del personal policial,
falta de medios logsticos, insuficiente desarrollo de sistemas y/o limitada capacidad de
planificacin, monitoreo y evaluacin de la labor.
Las fuerzas policiales de diversos pases de la regin han venido enfrentando serios
cuestionamientos y crticas producto del exceso de violencia en el cumplimiento de sus funciones;
de corrupcin; de carencia de autonoma profesional con respecto del ejrcito, de corporativismo
institucional y de serios problemas de profesionalismo. Con la excepcin de Chile, el grado de
confianza que muestran las personas por la eficiencia policial es bajo. Con mayor o menor nfasis el
panorama regional destaca la crisis de la gestin policial.
En este escenario la comunidad y la ley parecen competir absurdamente entre s como referentes
ltimos y excluyentes de la actuacin policial, como si no fuese posible una armona necesaria. Esta
disyuntiva o dilema falso, en el fondo- plantea una serie de interrogantes ineludibles acerca de la
efectividad y la legitimidad de los modelos de actuacin policial dominantes. Hay, en consecuencia,
una crisis vinculada al modelo estndar de actuacin policial o policiamiento (policing)2.
No obstante, no es una situacin nicamente local. Existe suficiente evidencia de que, en pases tales como
Estados Unidos e Inglaterra, dicho cuestionamiento tiene una larga data (Nacional Research Council 2004: 5,
Roberg et al 2002: 48)
Por otra parte, recientemente las polticas que abordan el problema de la inseguridad pblica han
puesto en el tapete el derecho de las personas a gozar de una buena calidad de vida y un bajo riesgo
de victimizacin por causa del crimen y la violencia, promoviendo una mejora de la calidad de los
servicios del Estado (sistemas de proteccin), en particular el que entregan las policas, por cuanto
-cualquiera sea las funciones que le asignen la Constitucin y las leyes- toda polica est para
cumplir un rol de control social que la hace ser la cara visible del Estado y de la autoridad.
De esta forma, algunas de las tendencias socio-policiales y de la inseguridad ciudadana fuerzan
cambios cualitativos en la manera de actuar de la polica, de prevenir y de contener el delito y la
violencia y de reducir la inseguridad: credibilidad, confianza, cercana, transparencia, probidad,
respeto de los derechos fundamentales. En definitiva, existe enorme consenso sobre la necesidad de
contar con policas ms democrticas y ms eficientes. Esto representa una exigencia que puede
alcanzarse si los modelos de gestin policial los paradigmas- reflejan o se hacen cargo de los retos
de una institucin pblica en el marco de un actuar oportuno y adecuado desde la perspectiva del
buen gobierno.
Un paradigma de actuacin policial, en trminos prcticos, es un modelo de procedimientos o
forma de concebir la manera de hacer las cosas. Este puede resultar de un acuerdo o consenso tcito
-muchas veces inconsciente- de una comunidad-sociedad o de una elite de poder cualquiera sea su
forma de legitimacin-. Los paradigmas sobre el quehacer policial consideran supuestos ticos,
deontolgicos, polticos y procedimentales que permanecen generalmente de manera oculta
(implcitos). Se vincula con la cultura laboral y los valores que guan la actuacin. Se podra decir
que, as como el producto intelectual lleva el sello personal del autor, la actuacin policial tiene
tambin el sello de la polica. En este sello, la organizacin refleja su pensamiento, su manera de
concebir el entorno y su forma de abordar situaciones de su quehacer propiamente policial. Los
paradigmas policiales tienen su origen (su raz) en la manera de concebir el objeto, la funcin
policial y los fenmenos que les son propios.
Es por ello que la imagen de la institucin y la evaluacin de los servicios que ofrece (oportunidad,
calidad, eficacia, transparencia, responsabilizacin, entre otros) son aspectos relevantes y, en
consecuencia, urgentes a trabajar, porque es aqu donde la autoridad y sus rganos dependientes
develan su capacidad y ethos laboral. La legitimidad social depende de las actuaciones derivadas
de dichos paradigmas.
En Amrica Latina se han instalado en las ltimas dos dcadas, con mayor o menor claridad y
aceptacin, tres corrientes de cambio que pretenden jugar un papel paradigmtico en la funcin y
actuacin policial: la reforma policial, las expectativas sobre policas de orientacin comunitaria o
polica de proximidad en la regin (Community Oriented Policing, COP): y el modelos de
policiamiento orientado a la solucin de problemas (Problem Oriented Policing, POP). Los tres
contiene ese carcter socio-cntrico, que antepone a la comunidad como el objeto de la actuacin
policial. Las dos ltimas son calificadas como las estrategias innovadoras de policiamiento ms
exitosas y prometedoras, segn los ltimos estudios de impacto (National Research Council 2004:
5).
Qu elementos comunes presentan estas corrientes?, de qu manera la relacin de la polica con la
comunidad adquiere nuevos ribetes y formula retos a las policas? y qu contenidos de estos
nuevos modelos de gestin debiesen transformarse en componentes fundamentales de una agenda
de cambio en las organizaciones policiales de Amrica Latina y de Chile?
1.1.-
Amrica Latina tiene una larga tradicin de violencia e inseguridad. Es una regin donde la
inseguridad ciudadana es mal caracterstico y donde adquiere el carcter de problema pblico
de primer orden y creciente importancia.
Segn Rico y Chinchilla (2006: 18-20), los principales problemas que enfrentan, con diversa
intensidad, la mayora de los servicios policiales de Amrica Latina pueden resumirse de la
siguiente manera:
1.
2.
Cierto retorno a la militarizacin, que se traduce en los patrullajes conjuntos policaejrcito llevados a cabo en algunos pases centroamericanos, el regreso de los
militares en la direccin del organismo y, en los pases andinos especficamente
centrada en la lucha contra el narcotrfico.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Ausencia en algunos pases de una verdadera carrera policial, lo que impide entre otras
cosas la estabilidad en el cargo y la profesionalizacin de la polica.
9.
- Que un porcentaje significativo de las peticiones del pblico recibidas por la polica
buscaban denunciar la comisin de los delitos ms graves; y que posiblemente el
pblico slo acuda a la polica cuando le resultaba absolutamente imperativo;
- Que la polica responda mucho ms a las necesidades del gobierno que a las
demandas de los ciudadanos;
- Que la polica latinoamericana usaba la fuerza con mayor frecuencia que la polica
de pases democrticos desarrollados para enfrentar situaciones similares;
- Que la fiscalizacin de la actuacin de los policas latinoamericanos era sin duda
menor que en los pases democrticos;
- Que el grado de apoyo pblico que reciba la polica era probablemente bajo; y,
- Que en el funcionamiento y organizacin internos de la polica el personal
subordinado obedeca rdenes, pero careca de autonoma para desarrollar
respuestas creativas frente a los problemas que enfrentaba.
La mayora de los investigadores coinciden en que estas afirmaciones son consistentes con la
realidad policial de la regin. En general, se destaca que las policas en Amrica Latina continan
fuertemente influenciadas por un modelo de actuacin militar, producto de la continuidad de las
policas de la dictadura, a pesar de que en los ltimos 20 aos la mayora de los pases inician el
retorno a la democracia (Malarino 2003: 582).
En paralelo, los escenarios internos de inseguridad objetiva y subjetiva por cierto, cada vez ms
crticos en algunos pases- van imponiendo una agenda de mayor escrutinio pblico, depositando
la mirada en cmo la polica se hace cargo de un escenario distinto y ms complejo, e intentan a su
vez- responder a exigencias que hasta ese momento se asuman en la mayora de los casos- con un
paradigma fuertemente asociado al ejercicio de un control represivo de la criminalidad y, en
ocasiones, funcional a gobiernos de facto.
En la misma lnea, otros autores coinciden con este diagnstico, que con ciertos matices- describe
una realidad preocupante y comn:
Estos sistemas han estado caracterizados por (i) la delegacin de parte de las autoridades
gubernamentales del gobierno de la seguridad a favor de los cuerpos policiales; (ii) la
administracin de la seguridad pblica por parte de las policas conforme lineamientos autoformulados y basados en un cuadro de situacin del delito realizado por las propias fuerzas;
(iii) la estructuracin de grandes cuerpos policiales hiper-centralizados y altamente
jerrquicos, proyectados como policas de Estado y apndices del gobierno para el control
social ms que como policas ciudadanas y sin ninguna instancia de descentralizacin
funcional u operativa; (iv) el predominio de modalidades de intervencin policial de corte
reactivas y asentadas en la preeminencia del uso de la fuerza, configurando un servicio
policial marcadamente ineficiente y dando lugar a sistemticas violaciones a los derechos
humanos de vctimas, terceros, sospechosos y del propio personal policial; (v) la total
ausencia de formas de participacin comunitaria en la formulacin, implementacin y
control de las polticas de seguridad; y (vi) la ausencia de intervencin de los gobiernos
locales alcaldas, municipios- en el gobierno local de la seguridad y en el control de la
situacin de seguridad en el plano vecinal y regional (Sain y Gutierrez 2004: 4).
De esta forma, la insatisfaccin ciudadana que existe respecto de los servicios policiales constituye
uno de los elementos ms comunes del panorama de la inseguridad en Amrica Latina.
Por ejemplo, el porcentaje de poblacin afectada por delitos que se acerca a denunciar es muy bajo
en casi toda la regin, el ms bajo -quizs- de todo el mundo. Existe conciencia, adems, de que la
eficiencia policial para enfrentar el aumento del delito depende en parte de la confianza ciudadana
y que este es un resorte fundamental que incentiva la colaboracin de la poblacin con las labores
de la polica y el apoyo a las policas. A ello se agrega que la confianza pblica en la polica depende
en parte de que sta mantenga una actitud decidida de rechazo a las infracciones a la legalidad
cometidas por sus integrantes y que involucran abusos de derechos humanos y corrupcin. De ah
la necesidad de que las policas cuenten con sistemas disciplinarios conocidos y que stos sean
valorados por la ciudadana.
Otro rasgo caracterstico es la percepcin y opinin de que la actuacin de las instituciones de
prevencin y control del delito, junto a las restantes instituciones que integran los sistemas de
administracin de justicia penal, no han sido suficiente para detener los efectos del crimen y la
violencia en la sociedad. La inseguridad ciudadana crece y las policas muestran pocos avances en
esta materia. Se suele sealar que los sistemas policiales de la regin son organizaciones de tipo
castrense, confinados a criterios institucionales antiguos e inadecuados para el desempeo eficiente
de las labores de prevencin e investigacin del delito y para su proyeccin como una institucin
civil, jerarquizada y de carcter profesional (PNUD-ILSED 2005: 8).
Por ejemplo, en la mayora de los pases a pesar de que se puedan citar eventuales fluctuaciones
positivas, las tasas de denuncia siguen creciendo, la cifra negra no se reduce, los ndices de
victimizacin siguen en alza.
En efecto, el panorama regional es inquietante. En algunos pases se opina que la criminalidad
estara aparentemente fuera de control. La delincuencia ocupa el segundo o el tercer lugar como
problema ms grave en cada pas. En general, ms de la mitad de la poblacin afirma que la
delincuencia ha aumentado en el ltimo tiempo; un 60%, opina que la justicia no castiga a los
culpables y que las leyes no se respetan; los porcentajes de inseguridad en la poblacin son
elevados: 1 de cada 2 personas vive inseguridad, pero en algunos 7 u 8 de cada 10 individuos
declaran vivir atemorizados; las personas no denuncian los ilcitos, porque no perciben inters de
las instituciones ni creen en su eficacia para resolver los problemas.
En este panorama, ms all de la subjetivizacin de la inseguridad, emergen la responsabilizacin y
rendicin de cuentas (accountability). En efecto, el temor y la sensacin de inseguridad se
posicionan hasta el punto de que la gestin de las autoridades e instituciones comienzan a ser
evaluadas a la luz de su impacto sobre los ndices de temor, confianza y credibilidad, entre otros. Al
mismo tiempo, la inseguridad social se independiza de los factores de origen (criminalidad). En
otras palabras, las percepciones se transforman en representaciones sociales con efectos y
consecuencias para la calidad de vida tan importantes como lo son el aumento de los delitos y de la
violencia (ndices de criminalidad y victimizacin). Por otro lado, la gravedad de esta evolucin
tambin radica en el mbito sociopoltico, por cuanto sta contiene una fuerza o un potencial
desestabilizador para la gobernabilidad y el desarrollo democrtico al deslegitimar la actuacin de
las instituciones pblicas y sus autoridades. Despus de la pobreza y desigualdad, la criminalidad
es la amenaza ms importante para la consolidacin democrtica y la vigencia de los derechos
humanos y los derechos civiles.
Indudablemente, la insatisfaccin ciudadana con la respuesta pblica al problema de la inseguridad
traspasa el sector seguridad y se instala tambin en otras reas. El nivel de satisfaccin ciudadana
con la democracia tiende a disminuir en los ltimos aos y es notablemente bajo, con un 31%
(Latinobarmetro 2006: 74). Cuando la democracia es calificada como dbil, surge la aoranza
autoritaria, la demanda de leyes ms duras, aumenta la probabilidad de la militarizacin de la
respuesta del Estado y aparecen condiciones socio-institucionales favorables que propician la
restriccin de los derechos y la segregacin social, la penalizacin de grupos vulnerables, como
jvenes y pobres, entre otros.
En la mayora de los pases las evaluaciones sobre la actuacin de los gobiernos en materia de
seguridad no son alentadoras. En el primer semestre del ao 2007, el Barmetro de Gobernabilidad
en Iberoamrica3 muestra que slo un 28% de los encuestados califica como muy buena o
buena la actuacin de los jefes de gobierno respecto de la seguridad en su pas (reporte
septiembre de 2007). En un extremo se encuentra Venezuela (75%), Colombia (52%) y Mxico (51%)
y en el otro Paraguay (4%), Guatemala (5%) y Chile (8%).
La percepcin sobre la eficacia de la actuacin policial no muestra una tendencia favorable y
estable. En el 2007 la confianza en la polica alcanza a un 30% en Iberoamrica. En Amrica Latina
los pases con mayores niveles de confianza en la polica son Nicaragua (57%) y Colombia (48%),
mientras que las puntuaciones ms bajas se registran en Guatemala (16%) y Venezuela (16%). En
Chile el nivel de confianza en la polica desciende de 64% a 42% entre el sondeo de 2006 y el de
2007.
Por su parte, el Latinobarmetro 2006 tambin arroja antecedentes relevantes que permiten apreciar
la evaluacin de la confianza en la polica y el poder judicial.
30
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En el poder
judicial
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Fuente:Latinobarmetro 1996/2006
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En relacin a las policas, la confianza en ellas es baja: slo un 37% (2006); mientras que la confianza
en el Poder Judicial es menor an (31%). Por otra parte, mientras un 35% de la poblacin cree que es
fcil sobornar a un juez, un 45% piensa que es ms fcil an sobornar a un polica. De esta forma, se
puede sealar que el rol y el desempeo policial, se encuentran en el tapete del debate, del
cuestionamiento y de la insatisfaccin ciudadana, de la misma forma que el sistema de justicia.
De esta forma, los cuerpos policiales de Amrica Latina enfrentan un escenario complejo. Dos
rasgos son comunes: por un lado, los bajos niveles de apoyo que reciben de la poblacin y la crtica
a su profesionalismo y, por el otro, la mayora comparte un desafo comn: la necesidad de
transformaciones institucionales profundas dirigidas a producir una renovacin de valores
indispensable para mejorar su desempeo y para incrementar la confianza que la sociedad deposita
en ellos.
En sntesis, hay dificultades vinculadas a la valoracin de las instituciones policiales, su aporte y
actuacin. As, Amrica Latina enfrenta importantes estmulos que ratifican la necesidad de que sus
policas no slo transiten hacia un modelo de gestin que asegure mayor eficacia y eficiencia
policial ante el sistema penal, sino que tambin se ocupen de cmo actan y de su contribucin a la
mantencin de un clima de seguridad y tranquilidad social especialmente en sociedades que
retoman y consolidan su vocacin democrtica.
En relacin a las prcticas policiales, las policas de la regin ms all de prevenir delitos se
proyectan como referentes fundamentales para el resguardo institucional del orden pblico
determinado por su evaluacin de la criminalidad y de la inseguridad en trminos casi
autoreferentes, lo que revela cuotas importantes de autonoma respecto de estas materias frente al
poder civil y judicial.
Esta orientacin se expresa en el predominio de una forma de policiamiento disuasivo y reactivo
centralmente asentado en el uso directo de la fuerza y en criterios de mano dura. En este sentido,
en el modelo tradicional, la asimilacin de la prevencin con la disuasin se ha basado en la
consideracin de que una adecuada tarea preventiva requiere bsicamente de un nmero elevado
de policas en la calle llevando a cabo intervenciones reactivas y de choque, basadas en el uso
directo de la fuerza, ms que intervenciones planificadas sobre la base de la recoleccin y
tratamiento analtico de informacin fidedigna sobre la dinmica delictiva. Por cierto, esta
modalidad ha favorecido el uso regular de la fuerza como mtodo predominante de intervencin
policial tctica y el recurrente desarrollo de ciertas formas de violencia de parte de las agencias
policiales en el desempeo cotidiano de sus tareas.
En este contexto, la bsqueda y promocin de nuevos paradigmas de actuacin policial se relaciona
estrechamente con el cuestionamiento a las policas que se alza ya desde fines de la dcada de los
ochenta, en particular cuando los pases inician procesos de redemocratizacin o de retorno a la
democracia.
1.2.-
La realidad policial en la regin es diversa. La literatura y los estudios que ayudan a formular un
panorama ms o menos consistente y fiel a la realidad policial en la regin es escasa. Pero, an a
pesar esto, ella representa una invitacin a la reflexin, en especial cuando la interrogante de fondo
tiene que ver las condiciones, limitaciones y oportunidades para el desarrollo de modelos de
policas democrticas y eficientes. Este es el caso, por ejemplo, del estudio llevado a cabo por el
Instituto Max Planck que facilita la comparacin entre las policas de la regin (Ambos et al 2003).
Como seala Gmez (2003: 3), ser conciente de que se necesita un modelo policial implica
inmediatamente meditar sobre la polica que se quiere.
Ms all de los componentes constitucionales, administrativos y procesales que circunscriben la
actividad policial, se debe reconocer que toda descripcin y anlisis persigue destacar ciertos
rasgos. En este caso, aqu no se hace una diferencia. Por cierto toda comparacin tiende a esconder
u ocultar particularidades y especificidades que pueden ser tiles para entender ciertas situaciones
en cada realidad.
En general, las caracterizaciones suelen tomar como marco de referencia la comparacin con los
modelos de organizacin policial en pases anglosajones, en especial Estados Unidos, Canad y
Europa. Esto tiene enormes consecuencias, por cuanto en este contexto domina, naturalmente, un
etnocentrismo que en la mayora de los casos oculta diferencias importantes (Vogler 2003: 17).
No es posible sealar que en Amrica Latina existe un modelo de polica. No hay una concepcin
estatal y reflexin uniforme sobre la organizacin de la polica democrtica, moderna y eficaz. Lo
que no significa que el tema no se haya instalado en el debate pblico y que no exista diversidad de
opiniones.
En cuanto a estructura, en trminos generales, existen pases que se caracterizan por la gran
proliferacin de fuerzas policiales que carecen de toda coordinacin entre s, como es el caso de
Argentina, Venezuela y Mxico donde, adems de cuerpos policiales que responden al gobierno
central, existen los que responden al ejecutivo de los estados y a los municipios. Pero tambin
pases como Colombia, El Salvador, Per, Bolivia y Guatemala donde existe un nico cuerpo
predominante.
Respecto a la estructura orgnico-funcional de las policas latinoamericanas, stas se han
estructurado histricamente como organismos altamente concentrados y centralizados. Esto genera
dos particularidades. Por un lado, una supuesta unidad funcional, dada la concentracin en un
mismo cuerpo de las funciones de seguridad preventiva y de investigacin criminal, bajo la
conduccin institucional y la dependencia orgnica de un nico mando policial. Por el otro lado, un
centralismo organizacional basado en la existencia de una conduccin policial centralizada y
ejercida por un estado mayor de carcter generalmente- castrense, con estructura cerrada,
hiperjerarquizada y altamente militarizada4 (PNUD- ILSED 2005: 49).
Este centralismo organizacional de las instituciones policiales de la regin impone, a juicio de
algunos una estructura institucional altamente burocratizada, macroceflica, costosa y sobrecargada
de tareas y de labores administrativas, con instancias de direccin y mando superior con una
insuficiencia de informacin actualizada y detallada sobre la propia institucin, su desarrollo
operacional y logstico, sus recursos humanos y, en particular, sobre las problemticas delictivas y
de la violencia que constituyen el objeto de sus estrategias.
En cuanto a funcin, es comn encontrar en diversos pases de la regin que la investigacin de
delitos ya acaecidos recae en policas judiciales, mientras que las tareas de polica preventiva y
seguridad pblica, las asume una polica distinta, la polica uniformada. Es el caso de Chile, Brasil,
Honduras, Mxico. Pero tambin existen pases donde las tareas de investigacin y prevencin se
concentran en un solo cuerpo policial, como en Per y la mayor parte de las provincias argentinas.
Existe consenso en sealar que en Amrica Latina los pases no muestran un modelo comn sobre
la organizacin de la polica como auxiliar de los tribunales y de los fiscales para la investigacin
del crimen o, si lo hay, sus contenidos no estn bien definidos. Cada pas tiene dificultades para
organizar su polica (Gmez 2003: 2).
En cuanto a sistema policial, slo en algunos pases existe un sistema policial propiamente tal, como
en Chile, Argentina, Brasil, Nicaragua entre otros, pero la mayora de los pases cuentan con
principios organizativos. Esto es, la polica se rige por normas orgnicas que establecen sus
facultades legales, la carrera policial est claramente definida por la ley, y existe claridad respecto
La falta de especialidad y de diferenciacin de las fuerzas policiales respecto de las fuerzas militares en
Amrica Latina, va mucho ms all del mantenimiento de jerarquas y usos militares. Como consecuencia de la
falta de democracia, las fuerzas armadas de la regin han cumplido de hecho funciones policiales de
mantenimiento del orden social y han subordinado a las fuerzas policiales a ese objetivo fundamental y a la
represin de carcter militar de la oposicin poltica. Este tipo de militarizacin tiene sin duda un efecto
respecto del excesivo uso de la fuerza por parte de la polica, la que se traduce en el caso latinoamericano en
un elevado nmero de muertes de ciudadanos y en otras expresiones de violaciones a los derechos humanos.
Una consecuencia de la militarizacin es que la doctrina policial asigna escasa importancia a los derechos de
las personas. Otra, es que contribuye a crear relaciones y expectativas hostiles de la polica con respecto de
algunos ciudadanos (Frhling 2001: 5)
4
10
de los requisitos para ingresar a la polica, sobre la doctrina que rige al cuerpo, el sistema educativo
de sus miembros, sus salarios y beneficios previsionales (Malarino 2003: 583 y ss.).
2.-
Reforma Policial.
2.1.-
Caractersticas generales.
Una de las ms significativas tendencias que incide en el debate en torno a la polica es la llamada
reforma policial en Amrica Latina (CED 2003), trmino instalado con fuerza en los ltimos aos y
que envuelve o aspira a importantes cambios en materia de legislacin (dependencia, funciones y
atribuciones), destacando el carcter civil, profesional y apoltico de las nuevas policas. Tambin
dice relacin con temas relativos a programas de capacitacin de su personal con vistas a introducir
la doctrina de la seguridad ciudadana y a mejorar el desempeo del servicio frente a diversas
demandas sociales.
En Centro Amrica las reformas de los servicios policiales se asocian con procesos supra-policiales,
como son desmilitarizacin, la democratizacin y la profesionalizacin de las labores de seguridad
(Rico 2002). Es de aceptacin comn que estas innovaciones implican, en esencia, intervenir sobre
los paradigmas de actuacin policial (por ejemplo, transparencia y control ciudadano sobre su
polica, estrategias innovadoras, etc.) y en el desarrollo organizacional de las policas. En sntesis, se
reconoce la necesidad de introducir cambios sustantivos en las organizaciones policiales y
esquemas operativos para hacerlas ms cercanas a la ciudadana, poniendo nfasis en la
construccin de confianza y credibilidad para reducir la inseguridad objetiva y el temor en la
sociedad (inseguridad subjetiva).
Las reas de intervencin en este contexto han sido la modernizacin de la misin de las
organizaciones policiales y el refuerzo de las competencias bsicas del personal, la aplicacin de
mecanismos ticos y disciplinarios, la mejor planificacin de la operaciones policiales, el
mejoramiento de la percepcin de la labor policial a travs de una mejor focalizacin y sintona con
las expectativas de la gente en relacin a su seguridad, el desarrollo de relaciones asociativas a nivel
local y la promocin de un rol coproductivo en materia de seguridad.
11
2.2.-
Situacin de origen.
Existe un consenso casi general entre diversos especialistas y estudiosos respecto de que Amrica
Latina enfrenta la necesidad imperiosa de reformar profundamente a la polica. Para este efecto, en
la mayora de los pases se han impulsado polticas de diversa naturaleza entre las cuales destaca el
esfuerzo por reformar el sistema de justicia penal, lo que -por cierto- incluye a la polica.
El significativo aumento y la progresiva complejizacin de la inseguridad en los pases representan
una demanda que pone en evidencia la desactualizacin orgnica, funcional y doctrinal de las
policas. Esto, en muchos casos, ha favorecido la reproduccin institucional de comportamientos
alejados de la legalidad y el mantenimiento de un sistema de regulacin directa e indirecta de
prcticas y actividades indebidas en algunos integrantes o grupos del propio sistema policial. Por
ejemplo, es famoso el caso brasileo Ro de Janeiro y Sao Paulo- por las crticas al funcionamiento
del sistema policial. Varias de stas, sin duda, pueden aplicarse a otros pases de la regin:
ineficiencia y mala calidad de los servicios policiales, ausencia de control externo de las autoridades
democrticas, falta de cooperacin y conflictos entre la polica militar y la civil de cada estado y
precariedad de las investigaciones policiales.
Esa insatisfaccin con las policas ha impulsado precisamente esfuerzos por refundarlas o
reformarlas. En consecuencia, se puede sostener que, en mayor o menor medida, las reformas son el
producto del descrdito de la polica, que ha afectado a la seguridad pblica y a la legitimidad de
las autoridades polticas en grados muy elevados. Es lo que ha venido sucediendo en Colombia,
Brasil y la provincia de Buenos Aires, por ejemplo.
De esta forma, el principal argumento para promover la reforma es la constatacin de un quiebre
entre la gestin policial y las expectativas, promoviendo un abandono de la tradicional impronta de
una polica de Estado volcada al control y disciplinamiento social y poltico de la poblacin que an
mantienen muchas policas. Esto, a juicio de muchos, es una condicin necesaria para llevar a cabo
un profundo proceso de reforma y modernizacin doctrinaria, organizativa y funcional de estas
instituciones en vistas a trasformarlas en policas de proteccin ciudadana, bsicamente perfiladas
al desempeo eficaz de sus labores preventivas e investigativas de delitos y a la irrestricta
proteccin de los derechos humanos.
En efecto, las reformas policiales encuentran su origen en factores que son similares: esto es, el
proceso de democratizacin que ha vivido la regin en aos recientes y que ha fortalecido las
demandas por cambios institucionales que reduzcan los niveles de violencia policiales y que creen
canales de comunicacin y servicio hacia la comunidad; el incremento del crimen que ha
presionado para buscar una mayor profesionalizacin del personal y de las estrategias policiales y,
finalmente, la difusin de modelos de gerencia y administracin pblica que enfatizan la bsqueda
de la flexibilidad en las respuestas que entregan las instituciones pblicas, acento en los resultados
ms que en el cumplimiento de normas, descentralizacin en el proceso de decisiones y atencin al
usuario del servicio policial (Frhling 2004: 3).
As, las reformas policiales buscan incrementar la eficiencia policial, y solucionar problemas
recurrentes de abusos policiales. El principal factor precipitante de procesos de reforma policial ha
sido que las actuaciones han amenazado incluso la gobernabilidad democrtica.
Reformar a la polica precisamente en momentos en que sta pareciera ser ms necesaria para
enfrentar el crimen constituye un doloroso dilema para el liderazgo civil del Estado y para los
propios policas, si se considera que en paralelo- la respuesta de la autoridad ante cuadros de
12
mayor crisis es ceder a la tentacin y volver, por ejemplo, a formas policiales ms autoritarias y
menos descentralizadas. Ello representa retrocesos para el objetivo de contar con policas ms
modernas y democrticas (Vogler 2003: 38).
Especficamente, un rasgo comn y destacado en la literatura es el hecho que de las reformas
buscan modificar el escenario poltico-institucional, por cuanto un elemento central que precede
estos procesos es la tendencia al autogobierno policial sobre los asuntos de la seguridad pblica y del
sistema policial mismo, por una parte, la autonoma de la institucin policial para autogobernarse
orgnica y funcionalmente, por la otra, y la estructuracin organizativa y funcional de las agencias
policiales de la regin sobre la base de ciertos parmetros tradicionales, como el militarismo.
En definitiva, es por las anteriores constataciones que se seala que este proceso reduccin de la
brecha- requiere de un nuevo profesionalismo policial en cuyo marco se inscriba una profunda
reestructuracin de las formas tradicionales de conduccin y de labor policial en el cumplimiento
de sus funciones bsicas.
2.3.-
Al comenzar la dcada de 1990 las policas latinoamericanas sufran serias falencias en cuanto a su
carcter de rganos pblicos, especializados y profesionales. Estas deficiencias quedan de
manifiesto con la transicin hacia regmenes democrticos que deben enfrentar el aumento de la
inseguridad ciudadana.
Segn Frhling (2004: 5), los intentos por reformar a las policas son influidos por tres factores que
condicionan sus caractersticas y contenidos:
a)
b)
c)
En este ltimo caso, las ideas que presiden la reforma al Estado alimentan tambin muchas de las
propuestas que se dirigen hacia la polica, especficamente en lo referente a utilizar criterios propios
de la administracin empresarial con el fin de hacerlos aplicables a la gestin policial.
En efecto, durante los aos ochenta y noventa crece el inters por la reforma del Estado en Amrica
Latina y su descentralizacin. Ambos procesos tienen efecto sobre la polica. La descentralizacin
conduce en los hechos a que surjan autoridades locales y regionales con inters en desarrollar
programas en el terreno de la seguridad ciudadana competitivos en ocasiones con los desarrollados
por el gobierno central.
La instalacin de nuevos regmenes democrticos en Amrica Latina durante los aos ochenta y noventa
permiti expresar crticas frente a los abusos policiales que se haban extendido fuertemente en los regmenes
autoritarios que haban reemplazado. Para ms detalles al respecto, se sugiere consultar los informes de
Human
Rights
Watch
(http://hrw.org/spanish)
y
Amnista
Internacional
(http://web.amnesty.org/library/eslworld).
13
14
provincia de Buenos Aires; y la puesta en prctica de una estrategia de polica comunitaria por
parte de la Polica Militar de Sao Paulo (Frhling 2002:12-21).
En general, las reformas policiales en Amrica Latina apuntan o suponen una serie de factores
claves para la gestin policial: en primer trmino, se seala que asegura la existencia de un sistema
policial coherente y democrtico, que se ocupa de la formacin de los policas, que pone especial
inters en la disciplina democrtica y control interno y externo efectivos y que promueve la
apertura de las policas y relacin con la comunidad. En ltima instancia, sin duda, la reforma de
las policas implica a un nuevo profesionalismo policial (Frhling 2006: 4-6).
Investigadores del PNUD y del ILSED subrayan que la modernizacin institucional de las policas
de la regin requiere de un marco signado por un nuevo profesionalismo policial basado en cinco
pilares fundamentales (2005: 5):
a)
b)
c)
d)
15
e)
El anlisis de los procesos en los distintos pases muestra aspectos comunes. Por una parte, destaca
el nfasis en la ejecucin de nuevos modelos de gestin policial de carcter ms descentralizado, los
que incorporan el uso de criterios de calidad total. En efecto, influidas por la experiencia
internacional, algunas policas enfatizan la planificacin de sus actividades, as como la
construccin de indicadores que miden la eficiencia policial.
Por la otra, los procesos de cambio asumen tambin un discurso que propone la necesidad de
incorporar a la comunidad a la gestin de las polticas de seguridad. Aun cuando se ha enfatizado
que existen matrices socioculturales que subyacen a la cultura poltica latinoamericana que
dificultan la participacin y cooperacin entre polica y comunidad (Tisconia 1998, citada por
Frhling 2002: 24).
2.4.-
Las reformas policiales han intentado abordar algunos nudos problemticos que se constituyen en
mayor o menor medida, en su totalidad o en parte, en la agenda de cambio en materia policial para
la regin, a saber:
Las relaciones de dependencia de las policas con respecto a las fuerzas armadas;
La modernizacin en la organizacin y administracin;
La renovacin de las polticas hacia el personal policial;
El establecimiento de un sistema de control de la calidad de la gestin policial;
La introduccin de estrategias que establecen relaciones horizontales entre la polica y
la comunidad; y,
El diseo y establecimiento de un sistema disciplinario y de controles externos a la
polica transparentes y efectivos.
En este contexto, la interrogante que cabe es cunto se ha logrado avanzar en este campo y qu
retos surgen. Qu impactos y qu resultados muestran los esfuerzos desarrollados en materia de
reforma Policial?
En general, la respuesta no puede ser definitiva por dos razones. Por un lado, se constata la falta de
estudios y modelos de anlisis compartidos que permitan dimensionar y precisar qu se espera o
qu se debe esperar ms que a qu se aspira- de procesos parciales e inconclusos que apuntan a
transformaciones de envergaduras sobre los cuerpos policiales.
10
16
Por el otro, es difcil abordar un proceso tan variado y complejo en la regin. En efecto, no existe
una comunidad de ideas respecto de la centralidad de algunas visiones y el apoyo que estos
procesos reciben en cada pas y de la propia comunidad internacional. Una reforma y distintas
perspectivas o distintas reformas y una perspectiva? Esa es la interrogante.
Principal preocupacin
Trminos dominantes
Derechos humanos
Orden / Capacidad
Control de crimen
Conducta de la polica
Reestructuracin de la polica,
reorganizacin/ reorientacin /
reforma
Profesionalizacin
Desarrollo
Democracia / Justicia
En materia de reforma policial hay muchos actores, intereses y visiones que compiten, tanto al
interior de los pases como en la comunidad internacional de los donantes. Charles Call (Ziegler
y Neild 2002: 19) destaca que existente diferentes aproximaciones tomadas por los donantes en
relacin a la reforma policial. El cuadro anterior ayuda a ilustrar las distintas perspectivas.
Es por esto que entre los propios especialistas no existe acuerdo respecto de los logros
alcanzados. Rico (2006: 188-201) es pesimista y entrega antecedentes para sostener una
evaluacin negativa, en contraste con Frhling (2004). Sin embargo, de la lectura de ambos
trabajos se puede inferir que hay ms dificultades derivadas de la falta de informacin
sistemtica, la ausencia de indicadores y la explicitacin operativa de los indicadores de
resultados e impacto que otra cosa. Lo anterior, sin duda, limita significativamente la fuerza de
las conclusiones, ms que las que expectativas de los autores.
Pero, se pueden advertir algunas enseanzas, que sern relevantes a la hora de emprender
procesos dirigidos a contar con policas ms democrticas y eficientes.
Si bien la reforma parte de un diagnstico de las fortalezas y debilidades de la polica y
constituyen un proceso, no es menos cierto que ellas requieren de una direccin civil capacitada
tcnicamente para asumir sus desafos (Frhling 2006: 3). Al parecer aqu radica una de las
principales dificultades.
Los procesos de reforma policial que se han estancado son casi tan numerosos como los que se
han iniciado. Segn Frhling (2002: 23) las fuentes de resistencia son dos: la primera, proviene
de la propia polica y de sus funcionarios, descontentos con los procesos de depuracin
aplicados, o renuentes a la desmilitarizacin (Buenos Aires). En ocasiones son los cambios
polticos en la sociedad los que provocan fuertes resistencias a las reformas, logrando revertir
los cambios alcanzados (Ro de Janeiro). Al parecer, el factor decisivo radica en la capacidad de
17
18
f)
11 The Washington Office for Latin America monitore y analiz muy de cerca los esfuerzos de reforma policial
en Centroamrica y Hait. En 1994 WOLA convoc a una primera conferencia para hacer un anlisis
comparativo de los programas de reforma policial.
12 Comisin no gubernamental e independiente de posiciones polticas, compuesta por destacados ciudadanos
provenientes de Amrica del Sur, que considera que la reforma policial constituye un paso fundamental para
mejorar la calidad del sistema democrtico en la regin. Esta Comisin fue creada en el ao 2001 por el Centro
de Estudios para el Desarrollo de Chile, en el marco de su Programa Polica y Sociedad Democrtica. Entre sus
miembros se encontraban destacados lderes de diversas reas como la poltica, los medios de comunicacin, la
participacin ciudadana, el derecho, la defensa de los derechos humanos y la criminologa de Argentina,
Brasil, Colombia, Chile y Per.
19
coordinacin de las agencias de seguridad pblica. Sus funciones deben ser las de
formular directrices en materia doctrinaria, organizativa, educativa y
administrativa para las policas, evaluar el desempeo de las policas y dictar
normas que uniformen los criterios de formacin y las prcticas policiales, en caso
que exista una pluralidad de policas en un mismo pas.
c)
20
Sin duda, las interrogantes arriba citadas y las recomendaciones son compartidas y sugerentes.
El problema no radica all, sin embargo, sino en el hecho de que en dichos foros las policas han
estado ausentes o han guardado silencio.
2.5.-
En Amrica Latina la reforma y modernizacin del sistema policial demanda medidas que
tiendan a construir una verdadera polica ciudadana, direccionando y reforzando la labor
destinada a la prevencin de delitos as como al desarrollo de una eficiente modalidad de
policiamiento contra la criminalidad compleja y de investigacin criminal de los ilcitos ya
cometidos.
En consecuencia, la modernizacin policial impone colocar la problemtica delictiva de
nuestros pases en el centro de las actividades policiales. Esto, por cierto, requiere de una clara
interpretacin del vnculo institucional que debe existir entre la polica y la comunidad y su
contribucin a la gobernabilidad y el sistema procesal penal. En razn de ello, una estrategia
integral de prevencin, de neutralizacin del delito comn o complejo, debe abarcar un
conjunto de intervenciones estatales y comunitarias o de carcter social en cuyo marco la labor
policial constituye un componente especfico e importante, pero acotado y parcial.
Al respecto, dada la naturaleza de las transformaciones corresponde advertir que dichas
iniciativas deben estar en sintona con las estructuras de cada pas y, por cierto, con reformas a
los aparatos de justicia criminal. Por lo dems, la promocin de reformas a la polica exige
realismo, a fin de que stas no se reduzcan a una situacin de formato, pues con ellas se
interviene en dimensiones subjetivas, como son la cultura poltica (democrtica v/s autoritaria)
y la cultura laboral (burocrtica v/s gestin por resultados) al interior de las organizaciones
policiales y la sociedad misma (Herrera 2006: 71). De ah que el xito de tales iniciativas
dependa de la construccin de alianzas estratgicas capaces de promover transformaciones en
el propio ethos institucional.
Al parecer, no habr xito si las reformas pendientes en materia policial no se vinculan con la
modernizacin del sistema y con las polticas de prevencin en los pases. Sin duda, ambos
asuntos justifican la creacin y el funcionamiento de una agenda pblica de reforma o
desarrollo policial.
Como se ver ms adelante, las propuesta modernizadoras de ambas policas en Chile no
abordan de manera explicita la necesidad de una reforma, pero s toman elementos de ella.
21
Caractersticas generales.
Segn Greene (2006: 358), desde los ochenta hay una importante reforma policial en Estados
Unidos. Esta recibe el nombre genrico de community policing y promueve el papel contextual
de la polica demandando una mayor interaccin con la comunidad para resolver delitos
persistentes en los barrios y problemas de desorden.
En ese momento, y como lo demuestran los cambios estructurales y organizacionales en
muchos pases desarrollados (Reiner 2006), las fuerzas policiales se encontraban abocadas a
reformas que mostraban un denominador comn: una transicin hacia un mandato de carcter
preventivo y proactivo, que busca -como objetivo de fondo- facilitar una actuacin ms eficaz
frente a la criminalidad y cogestionar la seguridad. Detrs de esto se impulsaron profundos
cambios administrativos y organizacionales, que fueron desde un enfoque tradicional -que
destacaba una gestin burocrtica, un nfasis en la jerarqua, un acatamiento de normas y
cdigos de conducta y estructuras de poder centralizadas- a uno que innovaba promoviendo la
gestin estratgica, el nfasis en la eficacia, la flexibilidad y estructuras descentralizadas,
especialmente la apertura, la comunicacin y la consulta con la ciudadana, el equilibrio entre la
ejecucin de la ley, la prevencin solidaria y la eficacia basada en la satisfaccin ciudadana, la
ausencia de desorden y la calidad de los servicios policiales (Chalom et al 2001: 32).
La promocin de policas de orientacin comunitaria y de polica de proximidad (este ltimo es
el referente europeo del primero) representa una de las corrientes que mayor influencia han
ejercido sobre las policas de la regin (Neild 2003: 14 y ss.). En efecto, las experiencias de
policiamiento en pases anglosajones comienzan a difundirse con mucha fuerza en casi todos
los pases de Amrica Latina13, constituyndose en una moda que perdura durante ms de dos
dcadas. Ya a mediados de los noventa la literatura en pases como Canad, Estados Unidos y
Reino Unido era amplsima, como demuestran Normandeau (1995: 88-91) y Pelacchi (2000: 281313).
Este modelo sugiere la adecuacin de la polica a las problemticas y la focalizacin en los
lugares conflictivos en zonas urbanas, poniendo nfasis en atributos tales como la proactividad,
la flexibilidad y la adaptacin de la actividad policial, buscando mejorar sustancialmente la
gestin policial a travs de estrategias que priorizan un enfoque comunitario de servicios
focalizados para resolver problemas.
Quienes impulsan esta filosofa de trabajo en la organizacin policial promueven el dilogo
sobre la relacin de la polica con la comunidad avanzando en propuestas innovadoras de
prcticas de policiamiento comunitario, rompiendo la creencia inicial que -durante un tiempo-
Mientras, por un lado, las organizaciones policiales norteamericanas han sido el punto de origen de diversas
estrategias innovadoras anteriores a la polica comunitaria o de proximidad: adopcin de un enfoque de
servicio focalizado, orientado a la solucin de problemas; creacin de unidades de relacin con la comunidad;
instauracin de patrullaje a pie; establecimiento de puestos de polica barriales; organizacin de grupos de
prevencin de la delincuencia y campaas de sensibilizacin e informacin a la colectividad, en Europa, por
otro lado, el foco central de la renovacin policial se orienta a acciones dirigidas a prevenir la criminalidad en
base al desarrollo de estrategias tendientes a reforzar la asociatividad, la accin concertada, la proximidad, y la
movilizacin y colaboracin comunitaria (Chalom et al 2001: 37).
13
22
redujo este enfoque a una tcnica policial para la seguridad ciudadana, un plan policial
basado en una unidad estratgica dentro de la polica, una estrategia de vigilancia para que
de esta manera los medios se ubiquen mejor, una lnea discursiva del municipio o una
autoridad local; o bien a una suerte de estrategia de marketing o de imagen policial para
mejorar las relaciones pblicas o bien el discurso pblico para obtener ms recursos.
Tampoco se trata de una prctica policial que persigue obtener ms informacin de la
comunidad para el control de la criminalidad, y menos representa la nica forma para
resolver los problemas de criminalidad en una sociedad (Trojanowicz, et al 1998: 14-26).
3.2.-
Situacin de origen.
Todos estos aprendizajes, en el contexto de las polticas del sector, vienen a complementar los
argumentos en favor del diseo y adopcin de nuevas estrategias comunitarias de
policiamiento.
Un segundo componente importante es que el desarrollo de este enfoque tambin se asocia con
una crisis de gestin y de valoracin de la actuacin policial en los pases desarrollos que
emprendieron dcadas antes un nuevo rumbo en la modernizacin policial (Reiner 2006: 528;
Trojanowicz, et al 1998: Cap. 2 y 12):
23
Como se seal, dichas crticas se acercan a las que diversos autores sealan como propias de
nuestra regin y que tienen una larga trayectoria.
3.3.-
El modelo comunitario surge de la constatacin de las falencias del modelo policial profesional
tradicional dominante. Este supone atributos especficos en cuanto a la organizacin y el
despliegue operativo de la polica. Esta asume una estrecha colaboracin con la comunidad en
la tarea de prevenir la criminalidad y el desorden, como tambin en el desarrollo de actividades
de relacionamiento.
En efecto, en el modelo de community policing14 se asume que la comunidad es un actor
importante y que estas actividades son complementarias, a su vez, con diversas estrategias de
prevencin social del delito. Este enfoque refleja nuevos principios de actuacin, tales como:
14 Ya con anterioridad hemos advertido un error fundamental que limita el cabal entendimiento de este
enfoque. En nuestro medio ha sido traducido desafortunadamente como polica comunitaria. En efecto, el
trmino anglosajn connota el involucramiento de la comunidad en una labor ms estrecha con la polica,
como actuacin subsidiaria relevante para esta ltima; y viceversa; mientras que el trmino polica
comunitaria se refiere a una modalidad especfica de la primera, que requiere de una determinada estructura
institucional de la polica. En un error de interpretacin y mal empleo, quizs involuntario, ambos conceptos polica comunitaria y community policing- resultan perjudicados (Tudela, 1999).
24
15
25
frmula, sino dentro de un marco que incluye, adems, servicios policiales de carcter
tradicional (Kratcoski et al 2000: 109).
No existe pleno consenso respecto de las caractersticas distintivas del modelo, en especial en
cuanto a la organizacin que debe asumir una polica ms all de ciertos atributos y, menos
an, en relacin al impacto y los resultados:
Investigadores tales como Eck y Rosenbaum (1994, citados por Greene 2006: 350) sealan que:
La polica de proximidad se ha convertido en una nueva ortodoxia para los policas.
Ambiciosa y ambigua al mismo tiempo, promete cambiar radicalmente la relacin entre
la polica y el pblico, dirigirse a los problemas subyacentes en la comunidad y mejorar
las condiciones de vida de los barrios. Una de las razones de su popularidad es que la
polica de proximidad es un concepto moldeable, que alberga significados diferentes para
personas distintas. Existen muchas perspectivas dentro de este tipo de polica, y cada
una de ellas se construye sobre presunciones que estn slo parcialmente sustentadas
por evidencias empricas.
Greene (2006: 362) destaca que Los elementos centrales y comunes a los programas de polica de proximidad son: la
redefinicin del papel de la polica con el fin de incrementar las actividades de prevencin del crimen, una mayor
reciprocidad en las relaciones entre la comunidad y la polica, la descentralizacin de los servicios policiales y de los
mandos y, de alguna forma, civilizar la polica (Skolnick y Bayley, 1986). Cada uno de estos cambios se concibe como
una condicin necesaria para adquirir una mayor responsabilidad hacia la comunidad. Al mismo tiempo, cumpliendo estos
requisitos se puede lograr una polica ms eficaz y eficiente.
16
26
De las caractersticas antes sealadas, tres de ellas ponen en evidencia el cambio o trnsito desde
una concepcin tradicional del rol de la polica en la generacin de la seguridad y el orden pblico dar eficacia al derecho y aplicacin de la ley penal- a una visin ms moderna e integral de la
seguridad ciudadana, coincidente con tres premisas bsicas que caracterizan la filosofa del
policiamiento comunitario, y que ms adelante se detallan:
27
28
3.4.-
La evaluacin del xito de un enfoque, modelo de gestin y estrategia policial puede realizarse
desde adentro y desde afuera y poniendo atencin tanto en los resultados como en las
modificaciones en la organizacin. En otras palabras, se debera tomar en cuenta los elementos y
objetivos que supone y promueve y, al mismo tiempo, considerar los objetivos e indicadores
tradicionales y propios de un enfoque que aspira a la contencin o reduccin del crimen.
Sin duda el esfuerzo de evaluacin implica ponerse de acuerdo en qu se debe esperar, cundo y
cmo deben ocurrir las cosas. A ello se agrega que, la evaluacin del xito debiese realizarse
dentro del marco de la polica de proximidad y esto requiere, por un lado, recoger mucha ms
informacin sobre las comunidades, el control social, las dinmicas locales y, por el otro, exige un
mayor esfuerzo para conseguir la colaboracin ciudadana. Como se ha sealado, en ocasiones la
introduccin de estos programas tiene efectos no deseados, como el aumento de llamadas
demandando servicios que no son propios de una polica entrenada para prevenir el crimen y la
violencia.
En efecto, si bien la evaluacin de las actividades policiales se puede realizar a travs de los delitos
denunciados y agregar a ella las llamadas (telefnicas) a la polica lo que puede reflejar mejor el
abanico de problemas a los que se enfrenta la comunidad y representara con mayor fidelidad la
demanda y la valoracin de la polica- el punto crtico es que muchas de esas llamadas no exigen de
la polica una actuacin netamente policial.
Algunos indicadores de evaluacin son entonces necesarios. Como destaca (Greene 2006: 365) la
evaluacin de este modelo implica examinar el bienestar de una comunidad y, en consecuencia, se
debera incluir la medicin de indicadores tales como:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
Por su parte, desde adentro, en lo relativo al aspecto organizativo, cuando se asume que el
policiamiento comunitario implica un cambio profundo en la organizacin del sistema policial,
poniendo especial nfasis en la descentralizacin operativa, surgen facetas e indicadores tiles para
29
b.
c.
f.
g.
La experiencia en el mundo anglosajn es relevante. Por una parte, se destaca que un factor que se
asocia al xito de estas iniciativas no radica en ellas mismas, sino en el contexto sociocultural en las
que se aplican17. En este sentido, existe evidencia que seala que los programas de prevencin sern
probablemente ms exitosos y probablemente trabajarn mejor en comunidades en que menos se
necesitan.
Paradojalmente, la evidencia muestra que en aquellas comunidades con graves problemas los
esfuerzos y dificultades para la implementacin de las estrategias innovadoras son tambin
mayores y complejos y, normalmente, el xito no queda suficientemente demostrado. (Sherman
1998: 7).
Otra limitacin importante se relaciona con la amplitud de tcticas posibles que se asocian o
enmarcan en el modelo comunitario y la dificultad para distinguir y evaluar la estrategia en su
conjunto (National Research Council 2004: 247).
Otro componente de una evaluacin es que se reconoce que el mayor obstculo conocido en contra
de la polica de proximidad y de la polica orientada a la solucin de problemas es la burocracia
policial (Greene 2006: 349). En efecto, los casos estudiados sistemticamente revelan el centralismo
y la falta de flexibilidad.
17 Para una lectura de experiencias anglosajonas debidamente evaluadas, se recomienda visitar en internet:
Community Oriented Policing Services (http://www.cops.usdoj.gov/)y la pgina internet del Home Office
(http://police.homeoffice.gov.uk/community-policing/).
30
En el primer caso, la gestin descentralizada y la provisin del servicio son los pilares del
movimiento de polica de proximidad, bajo el argumento de que la estructura de la polica
tradicional inhibe en gran medida la capacidad de la polica para ofrecer un servicio efectivo y
eficiente a una clientela visible y activa. Por el otro, la falta de flexibilidad y de adecuacin al
entorno. La organizacin policial en un modelo de polica de proximidad se considera dinmica,
implicada activamente con el entorno y capaz de crear papeles que rompan los lmites tradicionales,
asociando la organizacin con su funcin inmediata en el medio en el que se encuentra, adems de
otros ambientes sociales, culturales y econmicos (Greene 2006: 364).
De esta forma, lo anterior tendra importantes consecuencias para la relacin entre la polica y la
comunidad. Algunos autores sostienen que si bien los sistemas policiales descentralizados estn
sometidos a las autoridades locales y deben rendirles cuentas, stos ofrecen amplias oportunidades
para la iniciativa y el liderazgo de los policas de primera lnea, aspecto esencial en la misin de una
polica de orientacin comunitaria que busca y promueve el contacto y cooperacin; mientras que
las policas basados en modelos centralizados aparecen como ms rgidas y presentan mayor
resistencia al acercamiento con la ciudadana, a tomar en cuenta las necesidades de la comunidad y
a involucrarla en la gestin de la seguridad (Chalom et al 2001: 35).
Por otro lado, los niveles de centralizacin del proceso de decisiones y la cultura institucional son
tambin claves. Se puede sostener que el impacto de estos programas respecto de la polica se
subordina a la subcultura institucional predominante (Tudela 2004).
La literatura comparada indica de manera consistente que los programas exitosos de policiamiento
comunitario se caracterizan por promover el uso del mtodo de resolucin de problemas por parte
de la mayora de los policas, por descentralizar el funcionamiento policial enfatizando el
acercamiento a la comunidad, por establecer un sistema mucho ms flexible de turnos y horarios, a
fin de permitir que los funcionarios cuenten con el tiempo necesario para entrar en contacto con la
comunidad cuando sus integrantes han terminado de trabajar y pueden asistir a reuniones. Los
estudios de experiencias en Estados Unidos enfatizan tambin la necesidad de que exista un nuevo
sistema de gerencia que apoya la participacin de los funcionarios y que concibe a los mandos
como facilitadores ms que como autoridades de un sistema jerrquicamente centralizado.
4.-
4.1.-
Caractersticas generales.
El policiamiento (policing) es un campo de actuacin que ofrece una oportunidad para el desarrollo
de nuevas estrategias y procedimientos en la gestin policial hacia y con la comunidad.
En este contexto, durante los aos ochenta y, especialmente, en la ltima dcada, tanto en
Norteamerica (Estados Unidos y Canad) como en Europa (Inglaterra, Suecia, Holanda y Blgica),
Australia y Nueva Zelanda, se implementan nuevas modalidades que ponen nfasis en la eficaz
resolucin de problemas. Estas pueden enmarcarse en lo que en la actualidad se denomina
policiamiento orientado a la solucin de problemas (problem-oriented policing).
La accin policial orientada a la resolucin de problemas se introdujo primero en Madison
(Wisconsin), Baltimore (Maryland) en Estados Unidos a comienzos de los ochenta y en Surrey
(1982) y la Polica Metropolitana de Londres (1984), luego en West Yorkshire (1994) y Merseyside
(1995).
31
sta se basa en una concepcin integral que articula en un todo, en primer lugar, el diagnstico de
la situacin problemtica; luego, el anlisis estratgico, que permite determinar la solucin ms
adecuada para modificarla; y, finalmente, la evaluacin de los resultados e impacto de la
intervencin. Es, de acuerdo a lo sealado, un enfoque holstico, ms que una simple reaccin a la
criminalidad e inseguridad y, para la polica, constituye una nueva manera de resolver en su origen
los problemas ligados a ellas. En el mediano y largo plazo, el objetivo de este modelo de actuacin
policial es el desarrollo de soluciones adecuadas a situaciones que requieren una accin tanto de la
polica como de los dems actores de la colectividad. Esto se logra mediante una comprensin ms
cabal de los problemas de la comunidad, una respuesta ms rpida a los cambios que tienen lugar
en la sociedad y una evaluacin de las acciones que mejor reconcilien las demandas y expectativas
de los ciudadanos (Chalom et al 2001: 47 y 48).
Si bien este modelo ha sido caracterizado como una parte integral de la filosofa de community
policing en Estados Unidos, como seala Greene (2006: 365), cabe advertir que mientras sta tiene un
amplio mandato de desarrollo de la comunidad, la polica orientada a la solucin de problemas se
centra ms en problemas especficos. La idea central y una de las principales manifestaciones de
este paradigma de actuacin, es que a travs de ste la polica acta ms consciente de los
problemas a los que se enfrenta y sus mtodos de intervencin, de tal manera que la respuesta /
resultado / solucin llega a ser el principal indicador o referente del xito:
Como Eck (1999,63) indica bajo el enfoque de la polica orientada a la solucin de
problemas, el problema, no la ley penal, se convierte en la caracterstica que define la
funcin policial (Greene 2006: 365).
4.2.-
Situacin de origen.
4.3.-
Este modelo enfatiza el empleo de las tcnicas de solucin de problemas como base fundamental
para construir respuestas policiales ms efectivas a problemas de delincuencia y desorden
relacionados y repetitivos.
En su contexto de origen, lo novedoso de este modelo es que promueve una metodologa policial
para actuar contra los delitos, el desorden y el miedo en una comunidad. En este sentido, el modelo
SARA (siglas en ingls de las cuatro etapas que sigue este modelo de solucin de problemas:
scanning, analysis, response y assessment), traducido al espaol con la sigla BASE (Bsqueda, Anlisis,
32
Solucin y Evaluacin)18, promueve una actuacin en la cual la polica identifica los problemas en la
comunidad en un trabajo conjunto con ella, analiza las dinmicas de estos problemas de manera
sistemtica, disea una respuesta adecuada al problema definido y analizado y, de ese modo,
evala el efecto de la respuesta al problema identificado (Trojanowicz et al 1998: 169-179; Roberg et
al 2002: 62).
En general, este policiamiento es abordado como un mtodo o modelo para mejorar la efectividad
policial a travs de anlisis y respuestas para actuar sobre las condiciones (factores de riesgo social,
situacional, oportunidades para el delito, etc.) que facilitan el desarrollo de problemas en las
comunidades, por ejemplo, abordando cmo ciertos lugares se convierten en centros de ocurrencia
de delitos. Las respuestas que se disean ponen nfasis en la prevencin y tienen un alcance mayor
que el recurso del sistema de justicia criminal, ya que se involucra a otras reparticiones pblicas
relacionadas con las comunidades, a los actores de las comunidades afectadas por los problemas,
as como al sector privado.
En trminos simples, tanto en el estudio de las causas como en el desarrollo de las soluciones
especficas para los problemas identificados la colaboracin con la comunidad es relevante y
fundamental. De esta manera, esta modalidad abre una ventana interesante de oportunidades para
los servicios policiales y para la interaccin de las policas con otras instituciones y organismos
involucrados en la coproduccin de seguridad en las comunidades. En esencia, la definicin del
problema y su solucin es el resultado de la interaccin entre la polica y la comunidad. Esto
supone una prdida de autonoma de la polica en la gestin y solucin de los problemas
enfatizando su rol como co-productor de seguridad.
En esta misma lnea, este modelo tiene importantes implicaciones para la actuacin y forma de
reracionamiento de la polica en / con la comunidad: cmo se organiza y supervisa el trabajo
policial? y cmo la agencia policial se estructura en este modelo?
Se ha sealado que, dado que la solucin de problemas se concibe como una actividad que
demanda en el personal policial liderazgo y profesionalismo (competencias, habilidades y
destrezas), tanto el mandato centralizado como los sistemas de control deben dar espacio y
prioridad a la creatividad y a la discrecin policial. En este enfoque la finalidad para la
organizacin policial es facilitar y, en consecuencia, no controlar-restringir las acciones de los
agentes policiales en el terreno (Greene 2006: 366) limitando la iniciativa y la posibilidad de
experimentar.
Fruto de una sinergia entre todos los actores involucrados, la accin concertada crea un espacio de
convergencia y complementariedad, de dilogo y cooperacin, que constituye el camino ms
adecuado a la resolucin de problemas. Esto se materializa en la adopcin de nuevos mtodos, en
particular en el mbito de la sensibilizacin de la ciudadana y las campaas educativas. La accin
concertada tambin pone en evidencia las dificultades y lmites de los mtodos represivos
tradicionales.
El modelo BASE tiene cuatro etapas: 1) Bsqueda: Abordaje del problema utilizando el conocimiento, datos
bsicos y mapas delictuales georeferenciados; 2) Anlisis: Utilizacin de los hallazgos y la tecnologa de
informacin para ahondar en las caractersticas y causas subyacentes de los problemas; 3) Solucin:
Formulacin de una solucin trabajando en conjunto con la comunidad; y, 4) Evaluacin: Medicin de los
resultados para conocer si la solucin es adecuada, est funcionando y qu tipo de lecciones pueden
aprenderse de este proceso.
18
33
4.4.-
Una revisin de casos en Estados Unidos es posible en la pgina internet del Center for Problem Oriented
Policing (http://www.popcenter.org/library.htm).
20 Para el Reino Unido es posible examinar los casos disponibles en la pgina del Home Office
(http://www.homeoffice.gov.uk/rds/probpolice.html).
21 Cabe destacar que una variante de este enfoque ha llevado al uso intensivo de este modelo entre los analistas
en reduccin del delito en diversos campos.
19
34
5.-
En general, las publicaciones a favor de estos modelos de orientacin comunitaria son frecuentes.
stos ponen nfasis en:
a) la asociatividad de la polica;
b) el inters por favorecer la cohesin y solidaridad con la comunidad;
c) el incremento del nivel de satisfaccin de la poblacin ante la intervencin policial
(y del sistema penal);
d) la participacin activa de la persona y la comunidad en la produccin de
seguridad; y,
e) la entrega de un servicio de calidad (menos estandarizado) mediante respuestas
ms personalizadas (dado las realidades locales diferentes).
35
Confianza en la polica
Satisfaccin ciudadana
Desempeo policial
Registro de denuncias
Tipo de criminalidad
Temor e inseguridad
Victimizacin
Disposicin a denunciar
Informacin sobre la actuacin policial
Control externo y civil sobre la policas
Accountability
As, se constata entonces que han primado las evaluaciones que se refieren a la primera esfera
(resultados y efectos externos) y que hay muy poca investigacin cientfica sobre el impacto al
interior de la organizacin.
6.-
Desde hace algunos aos, en varios pases de Amrica Latina hay un auge en el desarrollo de
estrategias asociadas a community policing y, ms recientemente, problem oriented policing.
36
22
37
38
d)
e)
f)
g)
h)
i)
Sin embargo, no es posible an determinar o establecer las relaciones de causalidad, por cuanto
estos efectos no se dan en todos los casos, no se han medido o bien no permanecen en el tiempo. En
definitiva, la valoracin de estas iniciativas no se basa en estudios y demostraciones confiables. En
otras palabras, hay mucho de conviccin y poco respaldo emprico.
En el caso del policiamiento orientado a la solucin de problemas, las iniciativas de este tipo son
menos frecuentes en la regin. Esto haba sido ya destacado a fines de los ochenta (Rico y Salas
1988: 172) y tal observacin sigue siendo vlida hoy. La bsqueda de experiencias en pases de
Amrica Latina no es fructfera. Por ejemplo, recin se est comenzado a conocer y discutir esta
modalidad en Carabineros de Chile y en la Polica del Estado de Chihuahua-Mxico, experiencias
en todo caso an muy embrionarias.
En consecuencia, la aceptacin de este modelo en nuestro contexto regional resulta ms de la
atraccin e influencia de las experiencias de policiamiento y de su aplicacin en otros pases
anglosajones y de la influencia de organismos privados tales como el Center for Problem Oriented
Policing, la Ford Foundation, la Washington Office on Latin America, el Vera Institute of Justice, el Banco
Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros.
7.-
39
enmarcan el dilogo de la comunidad con sus policas ante retos y desafos compartidos, como son
la prevencin de la criminalidad, de la violencia y la reduccin de la inseguridad.
En general, se podra postular que se trata ms de un campo de accin que de un formato nico de
actuacin, y que una de las primeras ventajas de asumir esta postura es que abre la posibilidad de
introducir y modificar los trminos de referencia para la polica y la comunidad, sin con ello
necesariamente predeterminar o configurar una respuesta nica.
La instalacin de trminos de referencia comunes es necesaria para construir consensos en un
espacio donde, por distintas razones, el dilogo sobre el quehacer policial es escaso y necesario. La
demostrada falta de eficacia policial y la escasa legitimidad social en la regin llevan a concebir el
policiamiento (policing) como un mbito a explorar y justifican la necesidad de innovar respecto de
modelos de gestin policial.
Entre las corrientes de cambio que juegan un papel paradigmtico en la regin y que se constituyen
en propuestas de modelos de actuacin policial destacan dos: Uno de orientacin comunitaria,
tambin llamado policiamiento orientado a la comunidad (community oriented policing, COP),
popularizado como polica comunitaria o polica de proximidad, y el policiamiento orientado a
la solucin de problemas (problem oriented policing, POP).
En la regin hay poco sobre estas prcticas policiales y, menos an, sobre la efectividad de ambas.
Muchas actividades no han sido objeto de evaluacin sistemtica. Ms all de la insuficiencia de
recursos y de las competencias profesionales, la complejidad del policiamiento y la ambigedad de
ciertas propuestas y estrategias parecen ser an ms decisivas.
Son ambos modelos excluyentes?. Es posible que ambos tengan el potencial de ser una alternativa
viable y aconsejable para nuestra realidad regional y, especialmente, en Chile?.
Hay rasgos comunes entre ambos modelos, entre stos ciertos requisitos organizacionales que
implicaran superar las restricciones del un modelo profesional-burocrtico, como es escasa
orientacin a resultados y poca preocupacin por la naturaleza y poca amplitud de stos (Leigh
1998: 8; Greene 2006: 366; National Research Council 2004: 9):
40
Para comprender an mejor la esencia de ambos modelos conviene considerar la experiencia del
National Research Council. De acuerdo a la revisin de varios casos en las ltimas dos dcadas, y
tomando en consideracin la legitimidad social, la innovacin y amplia gama de posibles
respuestas socio-policiales a los problemas de inseguridad, as como la especificidad, la focalizacin
y el impacto, ellos subrayan que el modelo orientado a la solucin de problemas representa la
estrategia opuesta y ms prometedora que un modelo de policiamiento estndar. La respuesta
policial requiere de una diversificacin y una especializacin en funcin de la ampliacin de los
problemas que les toca enfrentar y la naturaleza de la demanda ciudadana.
Si por modelo de policiamiento estndar se est implicando la prestacin o entrega de servicios
(esfuerzos y recursos) policiales normalizados, parejos y similares (por ejemplo, patrullaje
preventivo al azar y rutinario, esfuerzos por reducir los tiempos de respuesta a las llamadas
telefnicas, incremento de la dotacin de policas), una investigacin criminal no selectiva o
actividades intensivas indiferenciadas para prevenir de manera amplia e inespecfica el desorden y
el crimen en un territorio, entonces la experiencia y la evaluacin de casos indica que la efectividad,
la capacidad de controlar el delito y de reducir el temor es baja (National Research Council 2004: 4,
223 y 249).
Por su parte, si el modelo de policiamiento orientado a la comunidad involucra direccionamiento,
focalizacin, consistencia entre especificidad de la problemtica en funcin de estrategias y tcticas
probadas, adecuacin y flexibilidad, interaccin con la comunidad cogestin- y orientacin a la
solucin de problemas, entonces hay evidencia que demuestra que la efectividad y, lo que en este
contexto es ms importante, la legitimidad ante la comunidad es mayor. Hay estudios e indicios
que confirman que el temor y la inseguridad subjetiva en las comunidades disminuyen con
estrategias de policiamiento comunitario y orientados a la solucin de problemas, aumentando la
confianza en la polica (National Research Council 2004: 249-251).
En consecuencia, ambos modelos recrean un relacin ms estrecha con la comunidad y posicionan
la legitimidad social a la par de la legalidad y la bsqueda de efectividad policial.
Finalmente, aqu cabe volver a citar algunos principios que guan ambos enfoques, en atencin a las
implicancias de ellos, destacando su valor como agenda de trabajo en materia de desarrollo policial
y de los paradigmas de gestin en nuestra regin:
1)
2)
3)
4)
5)
6)
41
Finalmente, corresponde sealar aqu que entendemos que el ethos policial representa un valor
fundamental para una sociedad democrtica y que, entonces, una reforma policial debe hacerse
cargo de estos componentes en el marco de una agenda al amparo de los procesos de
modernizacin del estado emprendidos en cada pas. Ello, sin embargo, supone un esfuerzo
colectivo de transformacin que no debiese ser visto ser visto desde la organizacin policial como
una amenaza o una prdida. Por el contrario, se trata de promover el desarrollo de la organizacin
policial y su modernizacin.
8.-
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