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Antropología Filosófica I Unidad Didáctica III Antropología Biológica

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Antropologa filosfica I

Unidad didctica III

ANTROPOLOGA BIOLGICA
Y FILOSOFA DEL SER HUMANO
Javier San Martn

UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIN A DISTANCIA


MADRID
2012-2013

No pasar mucho tiempo no olvide el lector esta


anticipacin sin que una de las grandes cuestiones
que se agiten en Europa sea la de nuestra
proximidad con el animal.
Jos Ortega y Gasset, Los alemanes y lo
infrahumano, en Obras completas III
2005 [1924], p. 708

NDICE

INTRODUCCION ...........................................................................................
TEMA IX
LA CONSTITUCIN DE LA ANTROPOLOGA BIOLGICA Y SU INFLUENCIA
EN LA IMAGEN DEL SER HUMANO .................................................................
I. LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD DE LA ESPECIE HUMANA Y SU
IMPORTANCIA ....................................................................................................
1. Filosofa, antropologa biolgica y antropologa filosfica .............................
2. La diversidad de la especie y el descubrimiento de seres muy cercanos
a nosotros .....................................................................................................
3. El problema del origen de los pobladores de Amrica y el hueso
intermaxilar ...................................................................................................
II. LA EXPLICACIN DE LA DIVERSIDAD DE LAS RAZAS COMO MOTOR DE LA
ANTROPOLOGA BIOLGICA EN EL SIGLO XVIII ...............................................
1. Los dos temas de la antropologa biolgica ..................................................
2. La obra de J. C. Prichard, la domesticacin y herencia ................................
III. EL ORIGEN DEL SER HUMANO Y EL ESTUDIO BIOLGICO DEL COMPOR-

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TAMIENTO HUMANO COMO TEMAS FUNDAMENTALES DE LA


ANTROPOLOGA BIOLGICA ............................................................................ 24
ORIENTACIN BIBLIOGRFICA ............................................................................. 27
EJERCICIOS PRCTICOS ....................................................................................... 29

TEMA X
EL DARVINISMO Y SUS PRESUPUESTOS ANTROPOLGICOS Y
SOCIOLGICOS: LA NUEVA SNTESIS .........................................................
I. LA RECEPCIN DE LA OBRA DE DARWIN Y ALGUNOS INTERROGANTES .......
II. CRTICA MARXIANA AL DARVINISMO: DE LA SOCIEDAD A LA
NATURALEZA Y DE LA NATURALEZA A LA SOCIEDAD ....................................
III. EL PREDOMINIO DEL INDIVIDUO Y LA QUIEBRA DEL DARVINISMO .................
ORIENTACIN BIBLIOGRFICA .............................................................................
EJERCICIOS PRCTICOS .......................................................................................
TEMA XI
FILOGNESIS Y ONTOGNESIS: HOMINIZACIN Y CONSTRUCCIN DEL
SER HUMANO .................................................................................................
II. CORRELACIN ENTRE CULTURA Y BIOLOGA ..................................................
1. La incorporacin de la cultura a la anatoma humana ................................
2. La nueva perspectiva sobre la oposicin naturaleza y cultura: el
paradigma perdido........................................................................................
III. LOS PROCESOS DE HOMINIZACIN .................................................................
1. Proterognesis y prematuridad: la juvenilizacin de la especie ....................
2. Consecuencias antropolgicas de la prematuridad.......................................

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ORIENTACIN BIBLIOGRFICA ............................................................................. 61
EJERCICIOS PRCTICOS ....................................................................................... 65
TEMA XII
EL BIOGRAMA O NATURALEZA HUMANA: UNA CUESTIN POLMICA Y
LOS LMITES DEL NATURALISMO ..................................................................
I. IMPORTANCIA DEL TEMA EN LA FILOSOFA ACTUAL ........................................
1. Peculiaridad y dificultad de la pregunta por la naturaleza humana ...............
2. Planteamiento del tema.................................................................................
3. Dificultad del tema y posible metodologa para su estudio: los dos
conceptos de cultura.....................................................................................
II. LMITES DE LA PREGUNTA SOBRE LA NATURALEZA HUMANA .............................
1. Grupos homnidos presapiens y la prohibicin del incesto ...........................
2. La irrupcin de la cultura en la naturaleza ....................................................
III. LA NATURALIZACIN DEL SER HUMANO: EL HOMO FABER O EL

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COMPORTAMIENTO DEL SER HUMANO DESDE UNA PERSPECTIVA


ESTRATGICO-FUNCIONAL .............................................................................. 85

1. Razn estratgica funcional ......................................................................... 85


2. Sentido preciso del concepto estratgico-funcional o de la instrumentalizacin de la razn ............................................................................. 87
3. La problemtica del animal y el animal humano: Heidegger y Ortega ......... 88
4. Los dos comportamientos irreductibles a lo biolgico o el nuevo nivel del
homo sapiens ............................................................................................... 98
ORIENTACIN BIBLIOGRFICA ............................................................................. 101
EJERCICIOS PRCTICOS ....................................................................................... 103
BIBLIOGRAFA................................................................................................ 105
INDICE DE NOMBRES .............................................................................................. 111

INTRODUCCIN

Con estos temas empezamos la presentacin de la parte sistemtica de la


antropologa filosfica, que debe empezar por uno de los temas ms fecundos
de la reflexin antropolgica, a saber, el procedente de la consideracin del
puesto que el ser humano ocupa en el mundo. En realidad y hasta cierto punto
los temas de este bloque son los que ms claramente han contribuido a
delimitar una antropologa filosfica, siendo en todo caso uno de los motivos
ms influyentes incluso en la actualidad de cara al ensayo de definir el ser
humano. El primer tema, el IX, estar dedicado al estudio de la constitucin de
la antropologa biolgica y su incidencia en la imagen del ser humano. Es
sabido, por otro lado, que el gran salto de la biologa, y en ella de la
antropologa biolgica, se llev a cabo con el descubrimiento por parte de
Darwin de la evolucin de las especies. El darvinismo, con todos los conceptos
que a l pueden asociarse, constituye de todos modos un pilar fundamental de
las discusiones actuales en torno a la naturaleza humana. Al estudio de
algunos de los puntos fundamentales del darvinismo y del llamado
neodarvinismo' estar dedicado el tema X. EI tema XI expondr la teora de la
hominizacin, incidiendo en la cuestin de la seleccin natural y cultural,
teniendo en cuenta lo que sabemos ya por el tema anterior, para terminar
exponiendo el mecanismo ontogentico decisivo de la hominizacin, la
paidomrfosis (o fetalizacin), de decisivas consecuencias estructurales. Por
fin, el tema XII estar dedicado al tan difcil asunto de la naturaleza humana
de acuerdo a los datos que ahora disponemos de la ciencia biolgica del
humano, pero manteniendo una postura decididamente crtica respecto a
cualquier intento de extrapolacin. Con esta preparacin, discutiremos lo que
podramos llamar la fundamentacin de la imagen del homo faber y los lmites
de la misma en favor de una consideracin del ser humano como homo
sapiens.

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Con este esquema creo que podemos abarcar de un modo relativamente
completo la consideracin del ser humano desde abajo, tratando de hacer una
antropologa filosfica que, primero, formule una imagen del ser humano
avalada por los datos de las ciencias, una imagen que est crticamente
elaborada, en la medida en que no debe aceptar acrticamente las aportaciones
de la ciencia, o mejor formulado, el uso que muchos antroplogos pueden
hacer de sus descubrimientos; y segundo, siempre teniendo en cuenta esos
datos de la ciencia, que al menos proyecte un horizonte crtico utpico, que
ni pretende rechazar las aportaciones de la ciencia ni retroproyectar a edades
pasadas parasos que no existieron. Cabalmente es en la antropologa
biolgica donde las nuevas corrientes de la sociobiologa obligan a agudizar la
actitud crtica.
No podemos dejar de aludir a lo que se ventila en este terreno, en el que
queda claro el debate de las ciencias y la filosfa. Ms de una vez he dicho
que hay algn profesor que dice que antes de los descrubrimientos sobre el
humano que se dan a partir, fundamentalmente, los descubrimientos del siglo
XIX, nada, o poco, se saba sobre el humano. Es decir, antes de conocer la
naturaleza biolgica del ser humano, no sabriamos de l prcticmaente nada.
Hace poco se ha descubierto el ligero mestizaje que hubo entre el homo
sapiens que vena de Africa y el hombre de Neandertal que dominaba en
Europa, y que ocurri hace unos 70 u 80.000 aos. Con ese motivo, un
investigador del CSIC, expresa la opinin anterior de modo muy explciti. En
efecto, empieza su texto La definicin de humanidad:

Con los datos generados por el Proyecto Genoma Neandertal podemos


empezar por fin a construir una definicin objetiva de lo que significa ser
humano. Este ideal, perseguido desde hace milenios por teoras filosficas sin
base emprica, puede acotarse estudiando aquellos genes que son diferentes
entre los neandertales y nosotros. El Pas, 7 de mayo de 2010, pg. 35.

La claridad que expresa el texto es de una ingenuidad soberbia, porque


ah se dice que la definicin objetiva de lo que significa ser humano slo se
consigue con la secuenciacin del genoma, pro tanto, segn esa concepcin

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quedamos reducidos a nuestro genoma. El autor termina su artculo diciendo
que ese conocimiento del genoma Nos permitir, en cierta manera, ser
nosotros mismos. Ah est perfectamente especificada la mentalidad de los
cientficos que estudian al ser humano: ser humano es lo que son sus genes.
Adems, ese es el ideal perseguido por las teoras filosficas, indicando con
ello que no hay otra perspectiva para conocer la vida humana. Pues bien,
desde esta perspectiva, empezar la Antropologa filosfica por este lugar nos
obliga a enfrentarnos con esa opinin tan extendida.
Para terminar, tome el alumno esta Unidad de modo provisional o ms
como una gua de trabajo, porque en los ltimos aos, sobre todo en la ltima
dcada, los avances en el conocimiento de los datos sobre la evolucin se han
multiplicado de modo tan considerable que hace difcil mantenerse al da. El
autor est preparando la actualizacin de esta Unidad, que espera pueda ver la
luz el curso que viene.

TEMA IX
LA CONSTITUCIN DE LA ANTROPOLOGA BIOLGICA Y SU
INFLUENCIA EN LA IMAGEN DEL SER HUMANO
I. LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD DE LA ESPECIE HUMANA Y SU IMPORTANCIA
1. Filosofa, antropologa biolgica y antropologa filosfica
2. La diversidad de la especie y el descubrimiento de seres muy cercanos a
nosotros
3. La diversidad de la especie y el descubrimiento de seres muy cercanos a
nosotros

II. LA EXPLICACIN DE LA DIVERSIDAD DE LAS RAZAS COMO MOTOR DE LA


ANTROPOLOGA BIOLGICA EN EL SIGLO XVIII

1. Los dos temas de la antropologa biolgica.


2. La obra de James Cowles Prichard, la domesticacin y herencia

III. EL ORIGEN DEL SER HUMANO Y EL ESTUDIO BIOLGICO DEL COMPORTAMIENTO


HUMANO COMO TEMAS FUNDAMENTALES DE LA ANTROPOLOGA BIOLGICA

En este tema vamos a ver cmo se constituye la antropologa biolgica,


que es la que va a estudiar lo que Kant denominar lo que la naturaleza ha
hecho de nosotros, por tanto, tiene como objetivo estudiar nuestra naturaleza.
No es ninguna prdida de tiempo estudiar esta faceta de la vida humana, es
adems muy interesante seguir sus avatares porque la arqueologa de esa
ciencia nos indica hasta qu punto el estudio cientfico de nosotros mismos no
nos deja indiferentes. En realidad la constitucin de la misma antropologa
biolgica estuvo ntimamente vinculada a problemas sociales y de identidad de
lo humano que, naturalmente, an nos persiguen. As veremos hasta qu punto
la IDENTIDAD DE LA ESPECIE hacia dentro (el tema de las razas) y hacia fuera (la
relacin con los otros animales porque nosotros tambin somos animales)
fue el motor de la antropologa biolgica.

I. LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD DE LA ESPECIE HUMANA Y SU IMPORTANCIA


1. Filosofa, antropologa biolgica y antropologa filosfica

Vamos a empezar este tema con el estudio de la constitucin de la


antropologa biolgica, que es la que se ocupa del estudio biolgico del ser
humano. Se trata de una antropologa que podra ser perfectamente delimitada,
en la terminologa de Landsberg, como una antropologa de rasgos, de modo
semejante a cualquier otra parte de la biologa o zoologa, pues su objetivo es
estudiar los diversos rasgos que componen nuestra naturaleza. Esta
antropologa tiene, sin embargo, una caracterstica especial, que, al ser sobre
nosotros, pues habla de lo que somos nosotros mismos (aunque sea por
naturaleza), no parece dejarnos indiferentes.
En efecto, cualquier afirmacin que se haga sobre el ser humano se hace

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sobre nosotros mismos; si tales afirmaciones se refieren a cuestiones que
pueden tener consecuencias prcticas, ese saber ya no ser un saber cientfico
neutral. Es cierto que esta antropologa, desde los conocimientos que tenemos
sobre el ser humano, podra parecer a algunos muy limitada, ya que sabemos
que la antropologa tiene por objeto un ser que hace la antropologa misma, es
decir, que lleva a cabo unas prcticas que establecen valores y diferencias
absolutas en el mismo respecto y respecto a lo mismo entre lo verdadero y
lo falso, as esa antropologa debera dar razn de la capacidad misma de
hacer antropologa. Como veremos al final de esta Unidad, tener lenguaje, es
decir, razn, no es caracterstica o rasgo de ese ser como otra cualesquiera y
en el mismo nivel, que sirviera para distinguirlo de los dems animales, dado
que tal caracterstica est en la base misma de su posicin, es decir, que no
son rasgos objetivos que podemos aislar, sino condiciones mismas de la
ciencia, por tanto de la antropologa misma, por lo que parece que ella no los
puede explicar. En la medida en que la antropologa biolgica olvida esta
dimensin, ha de ser limitada.
Eso, sin embargo, no significa que no tenga importancia, ya que nuestra
insercin en la naturaleza y la comparacin con el resto de los animales sigue
siendo uno de los motivos ms importantes para la reflexin filosfica.
Precisamente la falta de un lugar adecuado para tratar estos temas en el
corpus filosfico convencional, siendo, como es, un tema recurrente, como no
poda ser menos, convierte a la antropologa filosfica en ineludible, y esa
posicin especial de la antropologa filosfica ha terminado por aflorar en los
estudios filosficos. En efecto, es curioso o llama poderosamente la atencin,
que temas tan decisivos como la cuestin del origen del ser humano o de la
naturaleza del humano, o de su articulacin con la naturaleza, el conocido
tema de la relacin entre la naturaleza y la cultura, temas que han movilizado
gran parte del pensamiento del siglo XX, no hayan podido ser asumidos con
seguridad en el cuerpo de la filosofa acadmica1.
Pues bien, la importancia de la antropologa biolgica es que ofrece los

La presencia de estos temas en la antropologa general no debe sustituir a la reflexin


filosfica sobre ellos, que es el sentido de esta parte de la antropologa filosfica.

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datos e interpretacin de esos temas, siendo, pues, absolutamente necesario
en la filosofa asumir, discutir y en todo caso tener en cuenta y evaluar de cara
a nuestra autointerpretacin el valor o los posibles deslizamientos ideolgicos
que tal vez se den en algunas de las interpretaciones de la ciencia sobre estas
cuestiones; o al revs, controlar, desde los datos seguros dentro del margen
que la ciencia puede ofrecer, las interpretaciones de la vida humana que se
dan en franca oposicin a los datos de la ciencia.
S es conocido y resulta ya un tpico de la epistemologa (como hemos
visto en la Unidad Didctica primera, tema IV) que las macroorientaciones
metodolgicas o paradigmas de interpretacin tienen una vigencia que en
realidad no es atacable por los hechos, ya que en ellas se reflejan los intereses
sociales, las opciones personales del propio cientfico o grupos de cientficos,
es de pensar que este carcter social de los paradigmas ser tanto ms
eficaz cuanto ms se relacione la ciencia con cuestiones que tengan
importancia para nosotros. Mas, de todas las ciencias, la que trata de nosotros
es obviamente la que ms nos concierne; luego en ella han de ser
especialmente eficaces los compromisos ideolgicos y personales de los
cientficos. En ese sentido la biologa, sobre todo cuando se acerca a
cuestiones que nos afectan, puede vivir de una doble cultura, la que
podramos llamar cultura cientfica, por la que se investiga con minuciosidad
metodolgica los datos ms puros posibles, y la que expresa el modo particular
que caracteriza al sistema econmico, poltico e ideolgico del Occidente y que
determina macroorientaciones previas a la lectura de los hechos. De ah la
necesidad de ser crticos con respecto a la ciencia antropolgica biolgica sin
por ello desatenderla, y como veremos, considerndola de la mxima
importancia. Pero antes debemos ver cmo se constituye como ciencia del ser
humano, su arqueologa

2. La diversidad de la especie y el descubrimiento de seres muy cercanos a


nosotros

Si la antropologa biolgica es tan importante, nos interesa conocer cmo se

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configura, porque en su misma configuracin pueden haber influido opiniones
que han dejado en ella su impronta. La antropologa biolgica, que estudia,
nunca hay que olvidarlo, lo que la naturaleza ha hecho de nosotros, tiene sus
races en el siglo XVIII, pero en ese momento an se designaba con el nombre
de antropologa slo a la anatoma humana; pero poco a poco ese significado
fue siendo desplazado; en tal desplazamiento se esconde un significado muy
profundo.
En efecto, para poder estudiar la anatoma y fisiologa humana era
preciso conocer la amplitud y variedad de la especie humana, era preciso fijar
la especie hacia dentro y hacia fuera. Mas la Edad Moderna es una poca de
gran inestabilidad en ambas direcciones, debido tanto al descubrimiento
masivo de otros pueblos como al de animales muy parecidos al ser humano. El
descubrimiento masivo de otros pueblos muestra la enorme diversidad
humana, y adems que unos seres humanos parecan cumplir mejor el
prototipo de ser humano que otros, de modo que pareca que se poda
establecer diferencias entre los seres humanos. Por su parte, tanto en frica
como en Asia se haban descubierto animales que muy bien podran ser seres
humanos; el orangutn (el hombre utan de la selva oran) no se
saba si era o no humano. Lo eran los chimpancs? En qu relacin estaban
esos seres medio hombres medio monos con otros seres de aspecto ms
humano pero que a los europeos que se encontraban con ellos, o como se
deca de una manera muy eurocntrica, que los descubran, les parecan
sumamente embrutecidos, como los hotentotes o los fueguinos, o incluso los
tasmanios? La actitud antropolgica propia de la Edad Moderna no poda
menos de plantearse la pregunta por la IDENTIDAD DE LA ESPECIE HUMANA.

3. El problema del origen de los pobladores de Amrica y el hueso intermaxilar

Con el problema de la diversidad de los tipos humanos, constatable


fundamentalmente por la diversidad de los pobladores de Amrica, se junt
otro problema muy serio, en una poca en la que la Biblia era an un punto de

19
referencia: de dnde proceden los humanos americanos? Proceden de
Adn o de una rama independiente? Y si proceden de Adn cmo fueron a
Amrica?

La

respuesta

esta

pregunta se formul con el llamado


poligenismo, es decir, la teora segn
la cual hubo varias parejas de la que
derivaran

los

humanos

actuales.

Obviamente en ese caso se plantean


problemas

de

concordancia

con

algunos de los dogmas cristianos,

Crneo de un carnero en el que se v dnde est el


hueso intermaxilar

tales como el del pecado original, porque ste


se origina en la cada de la pareja nica Adn
y Eva. La otra teora es la del monogenismo,
que defiende la postura bblica, de que todos
somos hijos de Adn y Eva. Sin embargo no
se saba cmo haban podido esos ancestros
llegar a Amrica.
Todas las preguntas que se hacan sobre
la identidad de los seres humanos no eran
obviamente fciles de responder dados los
Versuch aus d e r vergleichenden Knochenlehre dass
d e r Zwischenknochen de r obern Kinnlade dem
Menschen mit dem brigen Thieren gemein sey
[Ensayo desde la osteologa comparativa, de que el
hueso intermaxilar de la mandbula superior es
comn al ser humano con el resto de los animales]

conocimientos disponibles y el papel rector


de la informacin bblica. En todo caso
cualquier

pregunta

sobre

la

naturaleza

humana deba contestar a la pregunta previa sobre el lugar que el humano


ocupa entre los animales; porque, si bien es cierto que para los modernos,
globalmente hablando, el ser humano no es un animal, en su cuerpo
es evidentemente muy parecido a los animales. Precisamente una de las
obsesiones del siglo XVIII ser la de mostrar la identidad de estructura entre los
humanos y los animales, de ah la enorme importancia del descubrimiento por
parte de Goethe del hueso intermaxilar, que existiendo en los animales no
apareca en el humano.
En 1775 el joven de apenas veintids aos Johann Friedrich Blumenbach

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(1 753-1 840) public en Gotinga una tesis que, modificada y ampliada, alcanz
tres ediciones prcticamente inmediatas, siendo traducida a varios idiomas. En
ella se sintetizaban los conocimientos del momento en materia de antropologa
fsica, mostrando la fuerte conexin existente ya en esa poca entre la
medicina y la historia natural, en la que se inclua la antropologa. Blumenbach
se

adhera

monogenista

a
de

la

posicin

Buffon,

pero

retom y ampli el anlisis de este


de las diferencias entre el ser
humano y los animales, tanto las
anatmicas y fisiolgicas como las
intelectuales y las relacionadas con
las

costumbres.

Record

la

observacin, hecha por primera vez


por Aristteles, de que slo el ser
humano dispone de manos, pues el
pulgar de los monos superiores es demasiado corto. Seal, adems, que el
humano carece de hueso intermaxilar. Esta diferencia con los primates segn
la cual el humano no tena los cuatro dientes incisivos situados en un hueso
empricamente aislable, conocido con el nombre de hueso intermaxilar (os
incisivum, Zwischenkieferknochen), era la nica diferencia clara que los
naturalistas haban encontrado entre el esqueleto de los simios y el de los
humanos. La importancia era enorme, pues la ausencia de ese hueso,
aparentemente insignificante, serva para sostener muchas de las teoras del
origen divino de la especie humana.
Goethe persegua la unidad de la naturaleza, por eso insista en que
todos los animales deban proceder de un animal primigenio, as como las
plantas de una planta primigenia. El hecho de que no se hallara el hueso
intermaxilar en los humanos contradeca su tesis, hasta que, por fin, y con
mtodos que prefiguraban la ciencia de la morfologa comparada, lo hall en
1784, mostrando que la mandbula humana presentaba huellas de una
estructura similar al hueso intermaxilar en otros mamferos: Al ser humano

21
como a los animales hay que atribuir un hueso intermaxilar en el maxilar
superior, as empieza Goethe su artculo sobre el hueso intermaxilar,

Texto en el que Goethe anuncia su descubrimiento


Einige Versuche osteologischer Zeichun- He reunido aqu algunos ensayos de
gen sind hier in der Absicht zusammen- dibujos osteolgicos, con la intencin de
geheftet

worden,

Freunden

um

und presentar a los entendidos y amigos de la

Kennern

vergleichenden diseccin

der

Zergliederungskunde

comparativa

un

pequeo

kleine descubrimiento que creo haber hecho. En

eine

Entdeckung vorzulegen, die ich glaube el

crneo

de

los

animales

resalta

gemacht zu haben. Bei Thierschdeln fllt fcilmente a la vista que el maxilar


es gar leicht in die Augen, dass die obere superior consta de ms de un par de
Kinnlade aus mehr als Einem Paar huesos. Su parte anterior est clara y
Knochen besteht. Ihr vorderer Theil wird armoniosamente suturada con la parte
durch

sehr

sichtbare

Harmonieen

mit

verbunden

und

dem

und posterior, constituyendo un par de huesos

Nhte

Theile especiales.

hintern

macht

ein

A esta parte anterior. A esta parte

Paar

anterior el maxilar superior se le ha dado

besondere Knochen aus.

Dieser vordern Abtheilung der obern el nombre de Os intermaxillare. Los


Kinnlade ist der Name Os intermaxillare antiguos ya conocan este hueso, pero
gegeben worden. Die Alten kannten recientemente

se

ha

convertido

en

schon diesen Knochen, und neuerdings especialmente relevante porque ha sido


ist er besonders merkwrdig geworden, aportado como un signo de la diferencia
da man ihn als ein Unterscheidungs- entre el mono y el ser humano. Se lo ha
zeichen zwischen dem Affen und dem atribuido a aquel gnero y se lo ha
Menschen

angegeben.

Man

hat

ihn negado a ste, y si en las cosas naturales

jenem Geschlechte zugeschrieben und no estuviramos controlados por lo que


ihm jenem abgelugnet, und wenn in ven
natrlichen

Din

gen

nicht

los

ojos,

me

dara

vergenza

der presentarme diciendo que tambin se da

Augenschein berwiese, so wrde ich esta parte del hueso en los humanos..."
schchten

sein,

aufzutreten

und

zu

sagen, da ich diese Knochenabheilung


gleichfalls bei den Menschen finde. ..."

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que, escrito en 1784, slo en 1820 se public. El hueso intermaxilar es
claramente visible en los mamferos, pero no as en los humanos, que aparece
soldado al resto del maxilar; pero Goethe mostr que en la fase embrionaria del
ser humano es perfectamente visible, antes de haberse soldado. En la imagen
de un crneo de un primate se ve muy bien la sutura, que se llama sutura
Goethi2, entre el famoso hueso y las partes de la mandbula superior. En el ser
humano apenas se ve, de ah el mrito de Goethe. Ah se ve perfectamente
cmo la sutura termina donde estn los incisivos. Goethe no lleg entonces a
publicar su texto con el descubrimiento pero lo hizo circular entre amigos y
especialistas.
Su descubrimiento, aunque fuera recibido con opiniones contradictorias,
supona la integracin definitiva del ser humano en la naturaleza. A partir de
entonces el estudio de lo que la naturaleza ha hecho de nosotros, como Kant
llam magistralmente a esta antropologa, es una parte fundamental del saber
del humano.
II. LA EXPLICACIN DE LA DIVERSIDAD DE LAS RAZAS COMO MOTOR DE LA
ANTROPOLOGA BIOLGICA EN EL SIGLO XVIII

1. Los dos temas de la antropologa biolgica

Dos son, segn lo que hemos dicho, los temas fundamentales de la


antropologa biolgica; en el primero se trata de responder a la pregunta de la
relacin del ser humano con el resto de los animales; en la segunda se
pretende explicar y comprender el alcance, desde una perspectiva biolgica, de
la diversidad humana. Para la bsqueda de la identidad de la especie humana,
hay que considerar, por un lado, la identidad hacia fuera; pero, en el siglo XVIII,
la ms llamativa e importante va a ser la identidad hacia dentro. No se debe
pensar, sin embargo, que ambos temas se presentaron en su da con la nitidez
con la que pueden ser identificados en la actualidad. De hecho, y a ello hemos
2

Sutura incisiva, una sutura que a veces se ve extenderse lateralmente desde el alvolo del
incisivo al espacio ente el diente canino y el incisivo lateral, indicando la lnea de fusin entre el
premaxilar y el maxilar

23
aludido ya, la cuestin del monogenismo o poligenismo, que afecta al origen,
aunque cuando se formul an no era una pregunta por el origen animal del
humano, se fragu para responder a la pregunta por la diversidad de los
humanos, ya que dada la distancia geogrfica Viejo y Nuevo Mundo , y la
diversidad fenomnica que los habitantes de ambos mundos presentaban, no
pareca ser posible remitirlos a un origen nico, teniendo sobre todo en cuenta
la firme y generalizada creencia de la inmutabilidad de las especies.
El diferente desarrollo de unas razas respecto a otras slo se poda
explicar pensando a los diversos pueblos como procedentes de parejas
distintas. La pregunta por la diversidad de las razas fue el hilo conductor de los
temas fundamentales de la antropologa biolgica; y aunque se puede decir
que a lo largo del siglo XVIII prevaleci en general el monogenismo,
pensndose que las diferencias entre los diversos pueblos era cuestin de
ambiente, cuestin, pues, de educacin y alimentacin, antes que de naturaleza (Nurture antes que Nature, cf. Harris, 1969, 83), la pregunta y los
planteamientos estaban ya hechos, ya que en el monogenismo se estaba
adelantando un rasgo fundamental, la plasticidad y variabilidad de la especie, la
capacidad de adaptarse a los diversos entornos. Sin embargo, Voltaire, que era
poligenista, discuta tal capacidad, pues la experiencia le deca que un negro
siempre engendraba un negro.

2. La obra de J. C. Prichard, la domesticacin y herencia

Pues bien, la obra de James Cowles Prichard, que se fija en los cambios que la
domesticacin ha introducido en los seres vivos, me parece crucial, porque en
ella se destaca la capacidad de mejorar una especie para tareas precisas
mediante la seleccin de las ventajas hereditarias. Mientras no se consiga
obtener cualidades transmisibles no se ha logrado la verdadera domesticacin.
As J. C. Prichard distingue ya en 1813 los rasgos adquiridos, el tostado, por
ejemplo, de la piel, de los rasgos hereditarios. Los indios americanos no por
estar en el Ecuador son ms morenos, ni los negros, por ser trasladados al
norte dejan de serlo. Por eso le interesan a Prichard esas otras causas ms

24
profundas que actuando sobre los padres les influencian para producir un
vstago dotado de ciertos caracteres peculiares, que de acuerdo a la ley de la
naturaleza, se convierten en hereditarios y de ese modo modifican la raza
(1973, p. 204). En la domesticacin, por otro lado, le parece observar a
Prichard una prdida de color y un cambio de forma, as como un ligero
crecimiento. Por eso para Prichard los negros no son unos blancos
degenerados, como era la creencia habitual, sino al revs, los europeos seran
unos negros evolucionados: El fondo primitivo de los hombres era negro.
Aqu tenemos ya mencionados la mayor parte de los temas bsicos de la
antropologa biolgica, primero, la unidad de la especie frente a poligenismo;
segundo, la adaptacin de los caracteres raciales; segn Prichard, El Negro
est especialmente adaptado al estado salvaje o natural de vida [The negro is
particularly adapted to the wild or natural state of life] (p. 235); tercero, el
carcter hereditario de esas adaptaciones, o si se quiere, la produccin
gentica de esas adaptaciones.
Vemos, pues, que la antropologa biolgica empieza realmente en torno a
una discusin sobre las razas humanas, antes que en torno al tema del origen
biolgico del ser humano. Esto tiene su importancia, precisamente porque el
colonialismo con su prctica poltica haba introducido irremediablemente una
evaluacin de las razas; de ah que la antropologa biolgica aceptara como
obvio ese marco de interpretacin. Es a partir de ese marco desde donde se
configurarn en Darwin los diversos elementos que llevarn a una nueva era en
la biologa, la era ya de la biologa evolucionista.

III. EL ORIGEN DEL SER HUMANO Y EL ESTUDIO BIOLGICO DEL COMPORTAMIENTO HUMANO COMO TEMAS FUNDAMENTALES DE LA ANTROPOLOGA
BIOLGICA

En esta nueva era se dar un desplazamiento importante en la cuestin de lo


humano, pues desde Darwin la cuestin de las razas, que hasta l haba sido el
motor del estudio biolgico del ser humano, se desplaza a favor del estudio del
origen del ser humano como especie a partir de otras especies del reino

25
animal. Con ello se integraba genealgicamente un tema que haba sido objeto
de estudio en el siglo XVIII pero sin mayores consecuencias, por falta de
perspectiva cientfica, a saber, la relacin entre el humano y los animales. A
partir de Darwin se puede plantear, y as se hace, esa cuestin con toda la
trascendencia que tiene. Desde entonces tal cuestin se convertir ya en un
tema decisivo, en el cual se ventilan aspectos claves de nuestra autoimagen.
Sin embargo, an faltaran algunos eslabones importantes para terminar
de perfilar el objeto de la antropologa biolgica, a pesar de que no se le
pasaran por alto a Darwin. En efecto, si a partir de El origen de las especies era
evidente que exista un tema bsico, el del origen mismo de la especie o
gnero homo, a travs de lo que despus se dio en llamar la HOMINIZACIN,
el estudio preciso de la misma, a la par que el aumento del estudio del
comportamiento animal, llevar a estudiar biolgicamente tambin el
comportamiento del ser humano, tanto desde una perspectiva sincrnica
como en su relacin comparativa al comportamiento de otras especies.
En este contexto surge un tema que con el tiempo terminar siendo el
ms importante para la filosofa del ser humano: el tema o la cuestin de la
naturaleza del ser humano o como tambin lo podemos formular, la cuestin
por el alcance de la biologa del ser humano. Hay una biologa del
comportamiento del ser humano? De todos modos es una pregunta legtima de
la biologa; es, en segundo lugar, una pregunta ya formulada y en parte
tambin respondida, sobre todo en los ltimos aos, a partir de los aos 70.
Razones por las cuales la filosofa ya no puede permanecer indiferente a la
antropologa biolgica. Hasta hace poco el trato dispensado, por parte de la
filosofa, a la biologa del humano era lejano; al fin y al cabo, la cuestin del
origen quedaba lejana y siempre hay un momento en el que ser difcil, o
imposible decidir con argumentos, si es la naturaleza o es un ser personal el
que dirige la evolucin. De cualquier modo eso pas hace varios millones de
aos, cientos de miles o decenas de miles (segn donde queramos situar la
norma de lo humano que nos interesa, el llamado Rubicn de lo humano). Mas
a la filosofa le interesa sobre todo el presente y el futuro; por eso la filosofa
poda prescindir del origen, poda transigir con una visin naturalista,

26
confesando que a pesar de ello el ser humano tiene el destino en sus manos,
que es lo que realmente interesa. La actitud de la filosofa era muy semejante a
la de los eclesisticos que se apoyan en la Encclica Humani Gneris, de Po
XII: aceptemos que el cuerpo humano es resultado de la evolucin, ya que con
eso nada hemos dicho sobre el ser humano, ya que el homo no est en su
cuerpo sino en su alma (segn la Iglesia), en su cultura, en su historia o en su
razn (segn los ilustrados).
El problema, sin embargo, creo que ha variado ahora sustancialmente,
pues la biologa ya no pretende slo decirnos que existe un origen biolgico del
cuerpo

humano,

sino

que

tambin

nuestro

comportamiento

es

un

comportamiento, al menos en una medida, y la determinacin de esa


medida es la clave determinado biolgicamente. Mas entonces ha cambiado
la perspectiva, porque la consideracin de nuestro presente y sobre todo de
nuestro futuro ya no podra desentenderse de la biologa. En todo caso la
antropologa biolgica se ha convertido de nuevo en uno de los motivos ms
importantes de la reflexin filosfica.

ORIENTACIN BIBLIOGRFICA
La bibliografa sugerida se refiere a algunos textos que contribuyeron en mayor
o menor medida a la configuracin de los temas bsicos de la antropologa
biolgica. Especialmente interesante es el texto del P. Acosta sobre el origen
de los humanos americanos; se puede encontrar el texto, a parte de en la
edicin de las obras del P. Acosta, el nm. 73 de la B.A.E., en la seleccin de
textos antropolgicos preparada por J. B. Llinares, Materiales para la historia
de la antropologa, vol. I, pp. 303-321. Sera tambin muy interesante repasar
las notas de Rousseau al origen de la desigualdad de los hombres. Respecto a
la antropologa del siglo XVIII que plantea problemas de historia natural, quizs
Buffon sea el ms interesante. A l dedica Duchet en el ya citado libro
Antropologa e Historia en el siglo de las luces, siglo XXI, pp. 199-242, un
captulo. Tambin Kant escribi sobre el concepto de raza; puede leerse su
texto en J. B. Llinares, Materiales..., tomo II, pp. 242-253. Sobre Prichard se
habla en la obra de M. Harris, El desarrollo de la teora antropolgica, siglo XXI,
1978, caps. III y IV. Tambin es muy recomendable el trabajo de Joaqun
Templado escrito en el libro colectivo La Evolucin, B.A.C., 21974, pp. 85-96.

EJERCICIOS PRCTICOS

1.

Qu importancia tiene el descubrimiento de Goethe.

2.

Describa el paso del estudio de la diversidad de las razas al estudio del


origen del ser humano.

3.

Puede explicar la importancia del estudio cientfico del origen del ser
humano para la antropologa filosfica?

4.

Resuma la importancia genealgica respecto a las ideas bsicas de la


antropologa biolgica que se puede atribuir a James Cowles Prichard.

TEMA X
EL DARVINISMO Y SUS PRESUPUESTOS ANTROPOLGICOS Y
SOCIOLGICOS: LA NUEVA SNTESIS

LA RECEPCIN DE LA OBRA DE DARWIN Y ALGUNOS INTERROGANTES.

I.

CRTICA MARXIANA AL DARVINISMO: DE LA SOCIEDAD A LA NATURALEZA DE LA


NATURALEZA A LA SOCIEDAD

II.

EL PREDOMINIO DEL INDIVIDUO Y LA QUIEBRA DEL DARVINISMO

III.

LA NUEVA TEORA SINTTICA: EL NEODARVINISMO.

33
I. LA RECEPCIN DE LA OBRA DE DARWIN Y ALGUNOS INTERROGANTES

No tiene este tema como objetivo exponer la teora de Darwin, sino llamar la
atencin sobre los presupuestos de carcter antropolgico y sociolgico que
subyacen a su teora. Para ver la importancia del descubrimiento de Darwin
basta con echar una ojeada a los datos sobre la recepcin de su primera obra,
El origen de las especies, en 1859, y conocer las polmicas inmediatas que
suscit; la razn no poda ser ms obvia. Con la obra de Darwin se alteraba
profundamente, y a primera vista de un modo sencillo, la concepcin de la
naturaleza. Por eso no es de extraar que Marx se entusiasmara con los
descubrimientos de Darwin, en los cuales vea fundamento cientfico natural
de la lucha de clases histrica (MEW, 30, 578), tal como le dice en una carta a
Lasalle. En realidad se trataba de un nuevo giro copernicano, como dice
Engels, en L. Feuerbach y el fin de la filosofa alemana; Engels escribe a Marx,
a las tres semanas de publicarse El origen de las especies, que Darwin
demuestra que la evolucin de las especies es un proceso histrico; y aunque
no parece cierto que Marx pensara dedicar a Darwin El Capital, s es que le
envi un ejemplar dedicado de su puo y letra (cfr. Kirsche, 1983, 53 ss.). Es
muy conocido, por otro lado, el revuelo y conmocin que provoc. Aun ahora
sabemos que el tema del origen biolgico del humano es tema que no deja
indiferente a muchsimas personas. Baste citar la enorme disputa por la
educacin que se libra en la Amrica profunda, donde muchas autoridades de
los EEUU insisten en que no se debe ensear la evolucin de las especies en
la Escuela. En realidad el tema del Fundamentalismo, que, en cuanto a la
palabra, surgi a principios del siglo XX en los EEUU, est en relacin con este
tema. Lo curioso es que apenas hemos avanzado nada, pues la historia se
repite a principios del siglo XXI y en varias regiones y en relacin con varias
religiones. Recientemente cay en mis manos un libro de un musulmn
publicado en Turqua en ingls en que se repasan todas las fabulas del
evolucionismo para concluir que Allah cre a las criaturas segn su voluntad.
Sin embargo, no deja de llamar la atencin el que para Darwin el
mecanismo de la seleccin fuera precisamente la lucha por la supervivencia del

34
ms apto, principio utilizado por Malthus para fundamentar la necesidad de un
capitalismo liberal mximamente competitivo. El propio Darwin confiesa en su
autobiografa que al leer en octubre de 1838 casualmente' el ensayo de
Malthus sobre la poblacin y estar familiarizado por una larga observacin de
la vida animal y vegetal para apreciar la lucha general por la existencia,
comprendi que en esas circunstancias tenderan a mantenerse las variantes
favorables y a desaparecer las desfavorables (cfr. Peters, 1972, 331). As el
darvinismo no es sino una teora de la seleccin natural producida sobre la
base de la lucha por la existencia defendida por Malthus como principio de la
vida social y especialmente eficaz en el capitalismo. Este compromiso de
Darwin con una teora socio-econmica profundamente ligada al capitalismo
ms extremo muestra hasta qu punto los paradigmas que actan en la ciencia
pueden estar sobredeterminados por las creencias de los cientficos en un
momento determinado. Por otro lado, Marx y Engels se fijarn en ese detalle
para tratar de recuperar de la teora aquello que poda no estar determinado
por el compromiso con el capitalismo.

II. CRTICA MARXIANA AL DARVINISMO: DE LA SOCIEDAD A LA NATURALEZA Y


DE LA NATURALEZA A LA SOCIEDAD

En estas condiciones llama, en primer lugar, la atencin la inmediata recepcin


marxista del darvinismo. Mas cabe preguntar si tal recepcin fue incondicional.
Hay que responder que en absoluto lo fue. Al contrario, Marx y Engels
distinguen lo filosfico-ideolgico del darvinismo de lo cientfico, tratando de
separar lo que est determinado por la situacin social del cientfico, de lo que
responde a la investigacin. Segn Kirsche los socilogos burgueses'
inmediatamente pensaron en la lucha por la supervivencia y la supervivencia
del ms apto como las fuerzas capitales de la historia; Marx, sin embargo, ya
en 1862, es decir, menos de tres aos despus de la aparicin del Origen,
confiesa a Engels su crtica a Darwin en trminos sumamente claros y precisos:
Es notable cmo Darwin bajo las bestias y las plantas reconoce su sociedad
inglesa, con su divisin del trabajo, la competencia y la lucha por la existencia

35
malthusiana. Se trata del bellum omnium contra omnes de Hobbes y recuerda lo
que dice Hegel en la Fenomenologa, donde la sociedad burguesa figura como
reino animal del espritu', mientras que en Darwin el reino animal aparece como
sociedad burguesa

(en Schmidt, 1971, 41).


La misma inversin en el darvinismo, de la sociedad a la naturaleza y
luego de la naturaleza a la sociedad, denunciar Engels en una carta a Lavrov
en 1875. Esta crtica marxiana-engelsiana, tanto por su contenido como por el
tipo de crtica, es enormemente importante y ejemplar para toda la antropologa
biolgica, como ms adelante veremos. En primer lugar, hay que tener
encuentra que la crtica no significa que ambos pensadores no reconozcan la
enorme trascendencia de Darwin. La cuestin es saber dnde hay que situar lo
cientfico. En todo caso a Marx y a Engels pareca que Darwin mostraba una
transformacin entre las especies por medios naturales; as Engels en el
Antidhring (1877, 88) valora positivamente el darvinismo, acusando a Dhring
de malinterpretar, como l mismo lo hiciera, el concepto darviniano de lucha
por la existencia'. Para Engels, tal como dice en la carta antes mencionada a
Lavrov, las expresiones lucha por la existencia' y seleccin natural no son sino
una primera expresin provisional e incompleta de un hecho recientemente
descubierto (cfr. Peters, ob. cit., 343), y Engels tiene la perspicacia de pensar
que bajo esa denominacin provisional se encierra no la lucha fsica de unos
contra otros, ya que en la naturaleza se da tanto la lucha como la colaboracin,
sino un mecanismo de supervivencia de los ms adaptados al entorno natural.
Es muy importante tomar nota de esta tesis. En la seleccin natural no
hay lucha por nada sino una adaptacin ms eficaz que otra que permite sobre
vivir, sin que sea necesario luchar. En el caso de la falena del abedul, caso que
suelo utilizar para mostrar la mecnica de la evolucin por ser un caso que
conocemos muy bien, las mariposas no luchan por sobrevivir, sencillamente
son los pjaros los que las seleccionan como alimento segn la coincidencia de
su color con las cortezas de los rboles. El melanismo industrial permite que un
alelogene sea seleccionado es decir, que es comido ms que el otro, que
es, entonces, el que tiene ms posibilidades de reproducirse.

36
La falena, cuyo nombre latino es Biston betularia, es una mariposa
nocturna que de da se refugia en los abedules. Es uno de los casos tpicos
para estudiar la dinmica de la evolucin en el contexto de lo que se llama el
"melanismo industrial", siendo muy til para ver el significado de algunos
conceptos evolutivos. En efecto, la falena existe en dos fenotipos, uno claro y
otro oscuro. Al refugiarse en las cortezas de los abedules, depende del color de
estas el que destaque un tipo u otro de falena. Como por el melanismo
industrial (es decir, el ennegrecimiento de las superficies por la contaminacin)
terminan los abedules ennegrecidos, destacarn los tipos claros, estando ms
a la vista de sus depredadores. En la imagen se ven muy bien los dos
momentos, antes del oscurecimiento de la corteza del rbol, cuando ste

estaba lleno de lquenes, y despus, oscuro y sin lquenes. Quienes actan de


modo natural son los pjaros que, en el primer caso, ven el ejemplar oscuro,
mientras que en el segundo, ven el claro, por tanto seleccionan un alelo frente
al otro, sin que los individuos interesados luchen por nada, slo hay una
adaptacin externa al ambiente.
Las falenas no luchan por la supervivencia, ni hay una seleccin, hay,
sencillamente, una supervivencia de aquellos especmenes que estn ms
adaptados al entorno.

37
III. EL PREDOMINIO DEL INDIVIDUO Y LA QUIEBRA DEL DARVINISMO
Pero esta ltima consideracin nos va a llevar al ncleo del problema del
darvinismo, que tambin ha tenido que pasar por la prueba de la supervivencia.
En los dos conceptos claves del darvinismo que son criticados por Marx y
Engels se esconce un tercer elemento que caer tambin en la crtica y en
principio pareca arrumbar con l a la propia teora de Darwin, dado su
trasfondo ideolgico. En efecto, la teora de la seleccin natural y la lucha por la
supervivencia, aunque slo fueran metforas, como confesar el propio Darwin,
estaban acentuando al individuo como soporte de la evolucin. Este predominio
del individuo tena obviamente un tinte ideolgico pues coincida plenamente
con la idea del liberalismo decimonnico que cifraba todo en el valor del
individuo. Por eso, as como no debe haber un Estado que oriente la actividad
econmica, tampoco hay una providencia que dirija la evolucin. Esta es slo
resultado de las actividades de los individuos.
Pues bien, ah va a estar precisamente la quiebra del darvinismo a
principios de siglo, porque a partir del individuo no se entienden los grandes
pasos de la evolucin; se podran pensar las pequeas ventajas, pero no se
podra pensar las trasformaciones entre los grandes reinos de la vida animal y
vegetal. No es que luego eso est tan claro, pero en ningn caso desde
actuaciones individuales es comprensible.
As de Vries admita el poder destructor de la seleccin natural, pero no le
conceder poder alguno constructivo. Esta misma objecin ser tpica de
Driesch, para quien no es lgicamente legtimo utilizar el fundamento suficiente
de la no existencia de una cosa para la aclaracin suficiente de la existencia de
otra (cfr. Landsberg, ob. cit., 164). La seleccin natural explicara la
desaparicin de aquellas especies que se extinguieron y que se definen
justamente por su inviabilidad. En definitiva, Landsberg, que participa de este
antidarwinismo de principios de siglo, confiesa que el factor mecnico ms
puede destruir que crear (p. 165). Por eso se buscan otros principios para
explicar la evolucin. Con pequeos cambios no se consiguen adquisiciones
orgnicas tan importantes por ejemplo como un ojo o un cerebro.
En realidad los crticos de Darwin no tenan ms que seguir el argumento

38
del propio Darwin, quien confiesa la dificultad de creer que el ojo se ha formado
por seleccin natural. Hoy se ha podido calcular (cfr. Geissler y Hrz, 1983, 16)
que para la produccin de un ojo vertebrado sern necesarias 1030 mutaciones,
lo cual es absolutamente impensable si no se introducen otros factores
totalmente desconocidos por Darwin y su poca (y an hoy en da slo
concebidos como hiptesis). Hasta los aos cuarenta no haba otros principios
que los suministrados por el lamarckismo (la funcin crea el rgano que se
hereda), y en un plano ms metafsico, el vitalismo, aunque como confesaba
Kellog ya en 1903 (cfr. Lther, 1983, 262), la teora de la seleccin natural
estaba totalmente desacreditada, al ser considerada como una teora
mecnica. Las mutaciones parecan escasas e inconexas. Pero tampoco las
teoras lamarckistas parecan tener respaldo, por eso confiesa que estaban
alterados. Incluso en la primera mitad del siglo se segua detectando una
divisin entre, por un lado, los genetistas, que demostraban que la herencia se
haca en paquetes, pero que las mutaciones viables eran escasas; estos eran
adems los que hacan generalmente la biologa; y por otro, los bilogos de
fuera, los que observaban la conducta de los animales en su medio, en su vida
real, como hiciera Darwin, pero ah tampoco vean cambios reales si no eran
rasgos adquiridos, que no se heredaban.

IV. LA NUEVA TEORA SINTTICA: EL NEODARVINISMO


El cambio hacia la teora sinttica de la evolucin vino con el libro de
Dobzhansky, publicado en 1938 y titulado La gentica y el origen de las
especies, en el que demuestra Dobzhansky que los descubrimientos
mendelianos y de de Vries se aplicaban a las poblaciones naturales, dando de
ese modo un soporte a Darwin. Pero el cambio haba sido importante, porque
la nueva sntesis no parta del individuo que lucha por sobrevivir, sino de una
poblacin que est sometida a cambios en su pool o acervo gentico, y que,
puesto que se aplica a poblaciones, sigue leyes matemticas precisas. Estas
leyes pudieron ser formuladas antes de aplicarlas con xito a la realidad. La
gentica de poblaciones, formulada por Chetverikov, Haldane, Fischer y Sewal

39
Wright (cfr. Ruffi, 1982, 45 ss) era el puente a la nueva versin del darvinismo,
en la cual, aparte de los conocimientos precisos de la gentica mendeliana con
el juego del gen salvaje y sus alelos (los polimorfismos), es fundamental el
conocimiento por parte de los bilogos de la interaccin con el ambiente, que
es en definitiva el que favorece un alelo frente al otro, dirigiendo la evolucin. El
error del darvinismo estaba en considerar como base de la evolucin al
individuo y no la poblacin, slo en la cual existe un pool o acervo gentico
que la seleccin orienta.
Sin embargo, los cambios siempre se realizan a travs de los individuos,
aunque stos sean considerados en una poblacin. Precisamente el
neodarvinismo se puede decir que empez con la teora de Weissmann de
1892, quien por primera vez postul la existencia de genes, como las partculas
determinantes y responsables de la transmisin de los caracteres hereditarios.
Para Weissmann los genes se distinguen del soma, que puede modificarse,
pero sin que tales modificaciones del soma se transmitan hereditariamente.
Weissmann puso las bases para la distincin, tan importante en la biologa,
entre fenotipo y genotipo. Pues bien, para Weissmann las cosas suceden como
si el soma rodeara a los genes para garantizar su perpetuacin, hasta el punto
de que un discpulo suyo, Samuel Butler (y ya lo hemos mencionado) resumi
la teora weissmanniana diciendo que una gallina no es sino el medio
imaginado por el huevo para poner otro huevo. Esta teora de Weissmann, que
por entonces pudo pasar obviamente desapercibida, sobre todo una vez
constituido el neodarwinismo como teora sinttica de la evolucin, ha sido
recuperada en la actualidad en la sociobiologa, de cuyo alcance hablaremos
un poco ms adelante, y que interpreta la evolucin como un sistema de
maximizacin del material gentico para garantizar su supervivencia. En este
sentido llama poderosamente la atencin que en el neodarvinismo, a travs de
la sociobiologa, se haya introducido de nuevo el liberalismo que la teora
sinttica de la evolucin pareca haber superado.

41
ORIENTACIN BIBLIOGRFICA
Este tema est basado muy directamente en el trabajo de Peters Aspectos
histricos, sociolgicos y epistemolgicos de la teora de Darwin, publicado en
Gadamer-Vogler, Nueva antropologa, tomo I, Antropologa biolgica, editorial
Omega, 1975. La I parte del libro de El evolucionismo, editorial Martnez Roca,
1975, est dedicada a la Historia del evolucionismo', toca el tema de Lamarck
y abundantemente la teora evolutiva de Darwin. Del artculo mencionado en el
tema anterior de Joaqun Templado habra que leer las pginas 101-110. Por
otro lado se ha publicado en la editorial Paids una seleccin de textos de
Darwin

que

convendra

manejar.

El

libro

se

titula

Darwin,

Textos

fundamentales.
Sobre la relacin de la teora de Darwin, y en general de la teora
evolucionista, con el cristianismo ha escrito L. M Armendriz en el libro ya
citado La evolucin, el captulo titulado La creencia cristiana y la evolucin'.
Por otro lado, el libro de Rahner y Overhage, El problema de la hominizacin,
editorial Cristiandad, 1973, dedica la parte escrita por Rahner a la hominizacin
en cuanto una cuestin teolgica. Por ltimo, creo que sera conveniente por su
claridad expositiva leer el libro de J. Ruffi De la biologa a la cultura, Muchnik
Editores, captulo III de la parte I.
Para este tema as como para el siguiente, aunque desde una perspectiva
fundamentalmente cientfica ser muy til el libro de Camilo Jos Cela Conde y
Francisco Ayala, Senderos de la evolucin humana, Alianza Editorial, 2002, 5
reimpresin, 2009. Con motivo del segundo centenario del nacimiento de
Darwin, la revista ndoxa, de la Facultad de Filosofa de la UNED le he
dedicado el nmero 24. En l pueden encontrar contribuciones muy
interesantes, tanto desde una perspectiva histrica (I parte) como de contenido.
(partes II, III y IV).

43
EJERCICIOS PRCTICOS
1. Exponga lo que podemos llamar presupuestos sociolgicos' del darwinismo.
2. En qu sentido invalidara la crtica engelsiana-marxiana la teora darwinista y en qu sentido no la invalidara?
3. Exponga los puntos principales del llamado neodarvinismo.
4. Haga una pequea redaccin sobre su opinin en torno a la teora de la
evolucin aplicada al ser humano.

45

TEMA XI
FILOGNESIS Y ONTOGNESIS: HOMINIZACIN Y CONSTRUCCIN DEL
SER HUMANO
I.

LA HOMINIZACIN: SU PECULIARIDAD Y PASOS MS


FUNDAMENTALES.

II. CORRELACIN ENTRE CULTURA Y BIOLOGA


1. La incorporacin de la cultura a la anatoma humana
2

La nueva perspectiva sobre la oposicin naturaleza y cultura:


el paradigma perdido.

III. LOS PROCESOS DE LA HOMINIZACIN


1. Proterognesis y prematuridad: la juvenilizacin de la especie.
2. Consecuencias antropolgicas de la prematuridad.

IV. INICIACIN A LA PROBLEMTICA DE LO INNATO Y ADQUIRIDO

47

I.

LA HOMINIZACIN: SU PECULIARIDAD Y PASOS MS FUNDAMENTALES

Hemos dicho anteriormente que el origen de las especies descubierto por


Darwin abre una nueva va de investigacin para resolver un tema que hasta
entonces se haba abordado estticamente. La relacin hombre-animal, que
era un tema que haba aflorado ya en el siglo XVIII, se reformula desde su raz
a partir de la publicacin de El origen de las especies. El ser humano procede
del reino animal. El problema es probarlo. No hay, sin embargo, caso ms claro
que ste de cmo una teora dirige la investigacin. Debemos excluir el primer
gran descubrimiento, en 1856, antes de la aparicin de El origen de las
especies y de modo ms bien casual, de un humano fsil, el llamado hombre
de Neandertal, porque en l todo es casual; el mismo descubrimiento fue
casual, pues descubrieron los restos unos trabajadores en una cueva en una
cantera de piedra caliza en el valle del Dssel, a dos kilmetros de Mettmann.
Tambin el nombre es casual, pues no se trata de un nombre geogrfico en
sentido estricto, sino que haban renombrado el valle con ese nombre porque el
clrigo calvinista Joachin Neander (1650-1680), que enseaba en un internado
reformado de Dsserldorf, paseaba por el valle del ro Dssel. Pues bien, los
trabajadores de la cantera tuvieron la ocurrencia de llevrselo a Johann von
Fuhlrott, profesor de gimnasia y naturalista por aficin, en Elberfeld, cerca de
Dusseldorf. Y todo eso antes de la publicacin del origen de las especies. Pero,
exceptuando ese descubrimiento, la teora del origen animal del humano, de
tres aos despus, dirigir desde entonces la investigacin, que tendr su
primer fruto, en 1891, con el descubrimiento por parte de Dubois del pitecntropo de Java, nombre debido a Haeckel, entusiasta de la teora de Darwin.
A partir de esa fecha los descubrimientos se han acumulado hasta
constituir toda una rama interesantsima de la paleontologa, que ha llegado a
poder establecer con ms o menos precisin, lo que depende casi en exclusiva
del optimismo de quien contemple los datos, la filogenia del gnero homo y la

48
de la especie actual a la que pertenecemos, el homo sapiens sapiens. Sin que
se pueda ignorar las lagunas existentes, para pasar, por ejemplo, de los
driopitcidos del mioceno a los australopitcidos del plioceno y pleistoceno,

Cuadro de la evolucin del ser humano tal como resulta despus de Atapuerca

pero con los datos fsiles y con los estudios comparativos con los primates
antropomorfos, tanto en lo que se refiere al comportamiento como a los datos
serolgicos, protenicos y enzimticos, podemos reconstruir con relativa
seguridad el origen del ser humano. En el cuadro, adaptado de los esquemas

49
que se manejan entre los investigadores de Atapuerca, se ve que en sustancia
no ha variado respecto a lo que se deca hace ya muchos aos. En la medida
en que se van encontrando fsiles, se van ampliando las lneas, pero
sustancialmente son las mismas.
Todo esto son datos sabidos que una antropologa filosfica no puede ni
debe ignorar, sino que debe asumir. Lo importante es discutir algunos aspectos
relevantes, que proceden precisamente del modo en que se
desarroll esa transicin y que
da a la paleoantropologa su
peculiaridad.

En

efecto,

en

cualquier rama de la paleontologa

el

estudio

de

los

especmenes fsiles se limita al


registro de los fsiles y la
constatacin del medio ambiente que les corresponde, por
ejemplo, el proceso evolutivo
del

caballo,

desde

el

Hyracotherium (el eohyppus) de


cuatro dedos que pisaba suelo
boscoso y coma hojas, hasta el
equus caballus, el caballo que
nosotros conocemos, que slo
Posicin del homo ergaster. la direccin de la imagen es inversa de
la anterior: lo ms antiguo est abajo

tiene un dedo, con el cual pisa


suelo duro, en el que puede

correr y saltar, y que come hierba. En la paleoantropologa, por el contrario, no


se limita uno a este registro, porque entre los especmenes fsiles que jalonan
o nos ensean el proceso de hominizacin se interfieren unos tiles lticos que
nos indican que el ajuste del homnido al medio ambiente es con la mediacin
de tiles, que, por tanto, nos dan una perspectiva muy singular sobre los
procesos evolutivos del humano, y que en todo caso debe ser integrada en la

50
teora explicativa.
El proceso de hominizacin, efectivamente, es paralelo o acaece a lo largo
de una serie de correspondencias sumamente importantes, que slo han
podido ser establecidas con toda precisin a partir de los aos cuarenta, e
incluso definitivamente podramos decir, a partir de los aos 60, una vez
establecida con cierta claridad la lnea evolutiva y los tiles que a cada
espcimen

corresponde.

As

Especie Homnido

Antigedad

Hombre del Chad

7 millones de aos

Orrorin Tugenensis

6 millones de aos

Ardipithecus Kadabba

5,8 millones de aos

Ardipithecus Ramidus

4,4 millones de aos

Australopithecus Anamensis

4 millones de aos

muy bien dice Ruffi, es la

Australopithecus Afarensis

3,5 millones de aos

postura erguida la que aparece

Paranthropus Aethiopicus

2,5 millones de aos

como primum movens de la

Australopithecus Africanus

3-2 millones de aos

hominizacin (ob. cit., 203),

Australopithecus Garhi

2,5 millones de aos

Paranthropus Robustus

1,9 millones de aos

Paranthropus Boisei

1,8 millones de aos

Homo Habilis

1,8 millones de aos

Homo Rudolfensis

1,6 millones de aos

Homo Ergaster (nio del lago


Turkana)

1,2 millones de aos

Homo Erectus

1 milln de aos

Homo Antecessor

800.000 aos

Homo Heidelbergensis

500.000 aos

descubrimientos de Awash, de

Homo Neanderthalensis

300.000 aos

un ardipithecus, en 2005), hasta

Homo Rodhesiensis

200.000 aos

mitades del ltimo milln de

Homo Sapiens

150.000 aos

aos,

sabemos

ya

ahora

que

la

postura erguida junto con la


hominizacin de la boca es el
primer dato paleontolgico; como

mucho

antes

por

tanto

de

cualquier aumento significativo


del

cerebro,

que

australopitcidos,
homnido
registro
millones

del
desde
de

eran

los
grupo

que
hace
aos,

tenemos
cuatro
(ltimos

probablemente

usuarios de instrumentos, incluso coexistiendo varios tipos o especies distintas,


tal como se ha mostrado en Koobi-Fora, en Kenia (cfr. Bleibtreu, 164).
Durante el ltimo milln de aos, en segundo lugar, los especmenes
fsiles muestran un considerable aumento del crneo, pasando el cerebro de lo
que era media entre los australopitcidos, incluso el llamado homo habilis, de
unos 650 cm3 (el homo habilis KNM 1470 tiene 775) a una media de algo ms

51
de 1000 cm3, incluso con un lmite de 1300, lo cual significa que en un espacio
de slo 500.000 aos ha aumentado el cerebro casi en un cien por cien.
Adems aument masivamente la fabricacin de utensilios, que ya en el
perodo de este ltimo milln de aos son claramente instrumentos fabricados y
retenidos. Sabemostambin que se utilizan lanzas endurecidas al fuego, cuyo
control es el gran invento de esta poca. El control del fuego es el logro
fundamental del homo erectus, que sabr emplearlo para la caza y en la
intimidad de las cuevas. Precisamente en este perodo desaparecern todos
los otros homnidos, extendindose o apareciendo por todo el globo el homo
erectus, a partir del cual en los ltimos doscientos mil aos evolucionara el
homo sapiens, que muestra en sus diversas fases un progreso ininterrumpido
en el control de las tcnicas instrumentales.
Ha habido mucha discusin sobre la fecha aproximada de surgimiento del
homo sapiens que somos nosotros. Los ltimos datos, a partir de datos
geolgicos, han revelado que los primeros Homo sapiens vivieron hace
195.000 aos en Etiopa. A esta conclusin se ha llegado en la nueva
reevaluacin que se ha hecho de los estratos de los hallazgos del ro Omo,
como se publica en la revista Nature en el nmero del 17 de febrero del mes de
febrero de 20053.
No parece dejar de tener importancia ese retraso del nacimiento del
Homo sapiens, pues podra indicar que ste tambin tuvo que estar mucho
tiempo sin la mayor parte de soporte cultural, excepto el que iba incorporando
en su organismo, de modo natural, pues los registros culturales que no sean
instrumentos lticos no aparecen, tal como se cree actualmente, hasta hace
slo 50.000 aos. Si eso fuera as, el homo sapiens tard ms de cien mil aos
en desarrollar tcnicas culturales ms efectivas, aquellas que le llevaron a
extenderse por toda la tierra y a exterminar a todas las otras especies de
homnidos.

McDougall, Ian; Brown, Francis H.; Fleagle, John G., Stratigraphic placement and age of
modern humans from Kibish, Ethiopia, Nature, 2/17/2005, Vol. 433, n 7027, pp. 733736.

52
II. CORRELACIN ENTRE CULTURA Y BIOLOGA
Uno de los temas fundamentales de la antropologa filosfica desde la biologa
del ser humano es la problemtica de la incidencia de la cultura en la vida
humana, y ms exactamente en cmo la cultura configura la vida, por tanto la
misma biologa humana. Vamos a estudiar en este punto algunos aspectos de
una problemtica amplsima y que perseguiremos en varias direcciones

1. La incorporacin de la cultura a la anatoma humana

Hemos hablado de la incorporacin de la cultura a la biologa, al organismo


mismo del homo en el proceso de hominizacin. Respecto a esta afirmacin
caben dos preguntas, una, qu significa realmente esa incorporacin?; la
segunda, qu nos indica todo este proceso? Tenemos que partir de la
constatacin de una ntima relacin entre las tcnicas o utilizacin de
instrumentos y la progresiva hominizacin; mas eso slo significa que cualquier
cambio que se hubiere realizado en el mbito de la apariencia fsica, por
ejemplo, el andar erguido, inclua cambios en el uso de instrumentos, el cual a
su vez conllevaba (por el efecto Baldwin) cambios anatomo-fisiolgicos, que
por su parte suponan la seleccin de aquellos especmenes mejor adaptados
en esa direccin (ver Popper, 1977, 13 ss.).
Se llama efecto Baldwin a la posibilidad de que existan mutaciones
cuyos efectos imiten a los del rasgo adquirido. Si el rasgo en cuestin cuenta
con una ventaja selectiva, el mutante puede difundirse, creando as la
impresin de una herencia lamarckiana (Klopfer, 1976, 26). En la obra de
Lloyd Morgan, Habit and Instinct, se resume con gran claridad este efecto, que
tuvo que actuar en la evolucin del humano. El ncleo de la argumentacin es
que la seleccin natural seleccionar o favorecer las mutaciones genticas
compatibles o que favorezcan las adaptaciones no hereditarias. He aqu alguno
de los puntos de ese resumen: 13. Todas las variaciones congnitas que
ocurren en la misma direccin de estas modificaciones tendern a ayudarlas y
a favorecer al organismo en el cual ocurren. 14. As surgir una predisposicin
congnita a las modificaciones en cuestin. 15. Cuanto ms dure este proceso,

53
ms marcada ser la predisposicin y mayor la tendencia de las variaciones
congnita a conformarse, en todos los respectos, a la modificacin plstica
persistente (ob. cit., p. 37). El resumen que hace Joaqun Templado de esta
teora es el siguiente: Los americanos Baldwin, Osborn y Lloyd Morgan, y ms
tarde el francs Hovasse (1950), han propugnado que la variacin evolutiva se
efectuara en dos etapas: las modificaciones adaptativas del soma ms
frecuentemente repetidas acabaran copiadas por determinadas mutaciones,
las cuales seran seleccionadas y sustituiran a aquellas (1974, p. 106). Esto
es lo que est detrs de la tesis defendida por Ruffi, de que De hecho, la
histrica disputa entre lamarckismo y darvinismo est superada hoy en da... El
alcance del polimorfismo en las especies vivientes y la enorme riqueza, durante
largo tiempo ignorada, de su stock gnico, hacen que la informacin gentica
detentada por un grupo sea, en potencia, de una extremada amplitud (ob. cit.,
p. 133). Como apunta Popper en la cita anterior, el propio Darwin haba
previsto la confluencia de los dos modos de avanzar la evolucin (ver ob. cit. p.
14, nota 3).
2. La nueva perspectiva sobre la oposicin naturaleza y cultura: el
paradigma perdido

Con todo esto estamos exponiendo un tema nuevo en su momento, ahora ya


perteneciente al acervo de la antropologa pero que nunca debe ser olvidado,
porque se est anunciando una perspectiva nueva en la consideracin de la
oposicin entre naturaleza y cultura, que poco a poco est dejando de ser tal.
Si nos atenemos a lo que dice tambin Serge Moscovici, lo comprenderemos
muy bien, pues tambin l habla de que la superestructura tcnica de una fase
de la evolucin se manifiesta en la infraestructura biolgica de la fase ulterior
(1972, 31). En este sentido el ser humano es la cultura aadida al primate
(ob. cit., 32). Eso no significa que sea un animal domesticado o
autodomesticado, como gusta de afirmar la antropologa alemana procedente
de la escuela de Gehlen, sino un primate que ha ido incorporando en su propia
biologa, en su propia anatoma, los elementos de cultura' que utilizaba en la

54
fase anterior. Esta incorporacin de lo cultural en la naturaleza humana no
significa slo que el uso de instrumentos implica un mayor perfeccionamiento
del tipo de mano y de su correlacin con el cerebro, que slo puede ser segura
si tiene una correspondencia biolgica, es decir, una morfologa de la mano en
esa direccin, y una configuracin cerebral acorde con ello, por tanto, una
competencia biolgica en esa direccin, sino tambin, dada la dependencia
humana de los instrumentos de cara a la subsistencia, la exigencia de
afianzarse en la postura erguida, lo cual, a su vez, slo es posible con un
reajuste de la mecnica sea de la pelvis, que ir siendo seleccionada a lo
largo del proceso de hominizacin.
El homo erectus ha incorporado en su estructura una boca homnida, un
bipedismo tambin homnido y un cerebro que refleja ya un control
considerable de la mano. El control del fuego y la caza, por su parte, sern

tambin incorporados en el cerebro del homo sapiens, en la medida en que es


principalmente el fuego el que abre el mbito de la comunicacin y del hogar
(sitio de caza, sitio de reposo), con todas las consecuencias que eso va a
llevar. Este proceso tiene consecuencias de largo alcance, pues, a su vez, la

55
cerebralizacin creciente presente en el homo erectus, en dosis muy superior a
la existente en cualquier otra especie, tiene que ser incorporada anatomofisiolgicamente en un modo diferente de dar a luz, con una prematuridad
mayor, pues la postura erguida conlleva un considerable ensanchamiento de la
pelvis, ampliacin del canal del parto, la distancia entre el hueso sacro y la
snfisis pbica que es lo que determina el dimetro para el canal del parto
, pero no suficiente para el mucho mayor cerebro del nio humano, por tanto,
slo subsiste la especie con un radical adelantamiento del parto, antes de
terminar de estar madura la cra, lo que tiene unas consecuencias enormes.
Con esto no queremos decir que en etapas anteriores no hubiera nada de
esto; la hominizacin acta ms bien acentuando aspectos o funciones ya
existentes, que son seleccionadas, no en funcin de la presin selectiva del
ambiente, sino en virtud de la potenciacin de elementos internos a la especie,
en concreto, en virtud del mayor rendimiento que de ese modo se consigue de
las tcnicas que han sido adoptadas ya en la etapa anterior. Por eso es ya la
cultura la que selecciona unas mutaciones, la que en una poblacin selecciona
las variantes genticas de esa poblacin que a su vez encontrar en la cultura
su complemento necesario.
Segn todas estas consideraciones se comprender fcilmente el giro
dado en la consideracin de la relacin entre naturaleza y cultura, pudindose
afirmar con contundencia que es un error considerar la oposicin entre la
naturaleza y la cultura como algo fundamental y decisivo. La opinin actual,
inscrita hasta cierto punto en el proceso mismo de la hominizacin, es que
BIOLGICAMENTE SOMOS HIJOS DE LA CULTURA, por lo que la cultura est en

nuestra propia anatoma, lo que significa que SI NUESTRA CULTURA ES YA


ANATOMA, NUESTRA ANATOMA ES TAMBIN CULTURA. Aqu se enraza la nueva

orientacin paradigmtica en la consideracin del ser humano, en la que, a la


tradicional oposicin naturaleza/cultura, se pretende responder con una nueva
orientacin en la cual la cultura est integrada en la naturaleza y viceversa.
Este es el sentido de la conocida obra de Edgar Morin El paradigma
perdido: el paraso olvidado, cuyo resumen, de acuerdo a lo que acabamos de
decir, es que el ser humano es un ser cultural por naturaleza porque es un ser

56
natural por cultura (ob. cit., 103). Es absolutamente imprescindible entender
bien este aserto, pues en l se encierra uno de los puntos ms singulares del
ser humano, quizs el punto que ms lo diferencia de cualquier otra especie.
Por otro lado es necesario entender cmo esto es posible sin apelar a ninguna
especulacin. No es otra la tesis defendida por Cliford Geertz en diversos
escritos, por ejemplo, cuando dice: La cultura ms que agregarse, por as
decirlo a un animal terminado o virtualmente terminado, fue un elemento
constitutivo y un elemento central en la produccin de ese animal mismo
(1987, 54).
III. LOS PROCESOS DE HOMINIZACIN
Una vez que hemos visto el marco en que se da la teora de la hominizacin,
vamos a ver con un poco ms detenimiento los procesos en que transcurre, as
como las consecuencias que tiene. El proceso fundamental que acelera la
hominizacin es la necesidad de adelantamiento del parto, con lo que tenemos
un elemento fundamental que es la prematuridad, el hecho de que el nio
nazca siendo an un inmaduro, pero eso, que est adems en relacin con una
tendencia existente como regla tambin general en la evolucin, acelera las
consecuencias del propio proceso

1. Proterognesis y prematuridad: la juvenilizacin de la especie

La antropologa biolgica tiene inters para la filosofa del ser humano en la


medida en que en ella se aportan conocimientos que son fundamentales para
la construccin de la imagen o interpretacin del ser humano. Es obvio que el
tema de la hominizacin es muy amplio; pero en la filosofa del ser humano
interesan fundamentalmente ciertas lneas presentes en esos procesos que
apuntan hacia unos principios de descripcin o definicin del ser humano. Pues
bien, la prematuridad del nacimiento del ser humano parece ser uno de esos
aspectos fundamentales que adems no slo nos lo ensea la ciencia sino que
lo conocemos por experiencia directa. En realidad tampoco se trata de un
proceso estrictamente nuevo en la historia de la vida, por lo menos en la

57
medida en que bajo la denominacin de prematuridad englobemos una serie de
fenmenos que van ms all que el nacer antes de estar totalmente formado.
En efecto, con el fenmeno de la prematuridad se cruza otro fenmeno
sumamente importante y que es un caso de lo que Schindewolf llam
proterognesis, y que en el ser humano es conocido como la paidomrfosis,
neotenia y otras denominaciones ms o menos rigurosas, que en todo caso
tratan de hacer ver la creciente juvenilizacin de la especie.
La proterognesis es una cualidad muy importante de la evolucin que
consiste en adelantar en la ontogenia el futuro de la filogenia. La
proterognesis es la inversin exacta de la tesis usual ya clsica sobre la
relacin entre ontogenia y filogenia, segn la cual la ontogenia reproducira la
filogenia, es decir, el pasado de la especie, lo que se llama la palingnesis.
Pero tal como dice Schindewolf existe otra secuencia evolutiva, en la que por
el contrario los nuevos caracteres que inician una nueva direccin evolutiva, se
presentan ya en los estadios iniciales de la morfognesis, mientras que los
estadios de madurez y vejez reflejan estadios filogenticos pasados (1972, p.
251); los estadios juveniles no reflejan, segn eso, el pasado sino el futuro.
Schindewolf ha mostrado cmo funciona la proterognesis en las series
evolutivas de los Ammonitideos del Devnico, unas conchas llamadas
climenias.
Pues bien, parece que en el ser humano existe un claro elemento
proterognico, anunciado en la relacin entre el crneo infantil de los
antropomorfos y los correspondientes crneos de adulto. Lo mismo ocurre con
los especmenes fsiles del humano. Comparando los crneos infantiles, por
ejemplo, del australopiteco con el adulto del mismo y con los de un adulto de
homo erectus, se puede constatar fcilmente la semejanza con ste y no con
aqul. Lo mismo pasa con el neandertal, el nio neandertal se parece ms a
nosotros que a su propio adulto, es decir, la proterognesis indica que la
evolucin avanza en esa familia mediante un retardo del envejecimiento,
consiguiendo que los rasgos juveniles se afiancen cada vez ms. En la medida
en que estos rasgos infantiles y juveniles estaran ms acentuados en el feto se
dice que el ser humano mantiene de por vida rasgos fetales. Esto es lo que se

58
llama la neotenia, teora que a Schindewolf parece sumamente inadecuada,
pues no se trata tanto de un retardamiento de rasgos fetales, como crea Bolk,
para el que desde un punto de vista corporal, el ser humano es un feto de
primate que ha alcanzado la madurez sexual (1926, p. 14); pero, contra esta
teora de Bolk, no se puede olvidar que la proporcin craneal del humano y de
los primates infantiles no es un rasgo palingentico sino ms bien
proterogentico; que adems esa proporcin ha ido aumentando en el homo,
indicando con ello que no se trata de un retardo fetal, sino de un principio de
carcter distinto.
Cabalmente el aumento de la cerebralizacin, de la proporcin del crneo,
est si no en una lnea evolutiva opuesta a los cambios que llevan a la postura
erguida, porque esta implica una ampliacin del llamado canal del parto, es
decir, de la distancia entre el os sacrum y el os pubis, s produce un desajuste
porque esa ampliacin no es suficiente. La nica solucin evolutiva a este
problema es adelantar el parto antes de que el cerebro haya crecido
demasiado o se hayan consolidado las estructuras, es decir, dar a luz una cra
en estado semifetal, en estado prematuro.

2. Consecuencias antropolgicas de la prematuridad

Las consecuencias de la prematuridad son extraordinarias, ya que el tero


materno en el que apenas reciba estmulos sensoriales da paso a un tero
social, segn la feliz designacin de Portmann, tero en el cual el nio se va
haciendo adulto, saliendo primero del estado fetal en un nicho de innumerables
informaciones y seales mutuamente referentes, lo que ocurre entre los
primeros tres meses de vida, de manera que todo el cierre de las conexiones
cerebrales (en concreto, de las sinapsis), se hacen en la mediacin de
estmulos sociales, y ms en concreto, en ntima relacin generalmente con la
madre, que le atiende no slo biolgicamente sino cultural y socialmente. Toda
la vida humana va a depender en gran medida de lo que ocurre en este
perodo.
Adems, como lo ha sealado Carlos Pars (1973, 149), esto implica una

59
situacin biolgica bien caracterstica... un extraordinario problema, en el cual
parecen fallar... los mecanismos caractersticos de la evolucin que se haban
producido hasta el nivel del hombre, es decir, falla en concreto la capacidad
de respuesta automtica a las diversas situaciones, que en su mayor parte han
de ser aprendidas. Obviamente aqu la juvenilizacin de la especie es decisiva,
dado que la etapa infantil o juvenil es la etapa en la que se puede aprender, es
decir, establecer conexiones cerebrales. Si el cerebro est ya conectado segn
esquemas innatos, apenas hay que aprender. El nacimiento prematuro del
humano, por el contrario, ofrece a la sociedad humana un ser con un cerebro
en gran medida sin terminar; como dice Carlos Pars: supone la infancia un
nivel de disponibilidades y receptividad, un lecho posibilitador de lo humano, el
individuo se encuentra con toda su carga hereditaria reducida a mero pedestal
de una formacin ulterior, enriquecedora y singular (1970, p. 69).
VI. INICIACIN A LA PROBLEMTICA DE LO INNATO Y ADQUIRIDO
Con esto se replantea, precisamente a partir de la prematuridad, la tan
espinosa cuestin de lo innato y adquirido: La limitacin de las pautas
conductistas heredadas por el hombre abre un vaco urgente de llenar, en que
se instala el fenmeno de la educacin, verdadera recreacin del aprendizaje
animal (C. Pars, ob. cit., 70). Sin embargo, tampoco se puede terminar esta
cuestin de un modo radical, diciendo, que, como el ser humano nace con un
cerebro inmaduro, todo en l ha de ser aprendido. Por el contrario, el tema es
cuestin de anlisis y estudio emprico, en el que el control de la extrapolacin
o conclusiones precipitadas es ms necesario que en cualquier otro terreno.
Hoy en da conocemos la complejidad de muchos comportamientos
innatos que no han sido aprendidos de ningn otro espcimen de la especie y
que, llegado el momento, se han puesto en marcha de modo automtico. Otros
muchos

comportamientos

tambin

en

los

animales

son

aprendidos.

Prcticamente todas las especies tienen alguna capacidad de aprender.


Cuanto ms subimos en la escala evolutiva o en la complejidad evolutiva, ms
aumenta esa capacidad, que es suma en el ser humano, dado sobre todo el
estado de inmadurez en la que nace. Justamente es esa inmadurez la que

60
permite aprender muchos comportamientos y en todo caso completar
comportamientos o funcionamientos de los sistemas perceptivos de los que la
naturaleza slo ofrecera una forma.
Porque, en efecto, hay comportamientos que en parte son innatos y en
parte aprendidos. En la vida animal est esto ampliamente demostrado; basta
con leer algn libro sobre el canto de los pjaros para ver la variedad de las
posibilidades que existen en torno a esa cuestin; ese es, sin lugar a dudas,
tambin algo posible en el ser humano, aunque slo la investigacin nos lo
puede ensear. En todo caso no parece que tal hiptesis deba ser excluida del
apriori de investigacin sobre el ser humano, si hemos aceptado una correcta
definicin de las relaciones entre la naturaleza y la cultura en el caso del ser
humano, tal como nos hemos esforzado en afrontar en el tema anterior.
De lo expuesto en ese tema no parece que se pueda concluir que la
irrupcin de la cultura haga tabla rasa de la naturaleza; y si la naturaleza inclua
no slo una anatoma sino tambin unos comportamientos, no es previsible que
la incorporacin de la cultura en la naturaleza conlleve la erradicacin total de
esos comportamientos. Esto no debe hacer olvidar, sin embargo, que por la
prematuridad la biologa entrega a la sociedad un nio profundamente
inmaduro. Sin embargo, aun dentro de su inmadurez aporta un sustrato neural
gentico que madurado parece implicar algn tipo de determinacin
(relativamente rgida) de sus propias posibilidades, algo as como que no todo
es igual y que no todo est permitido. En esta consideracin en torno a las
relaciones entre la naturaleza y la cultura en el ser humano se asientan los
cada vez ms frecuentes estudios de etologa humana desarrollados, por
ejemplo, por I. Eibl-Eibesfeld.

61

ORIENTACIN BIBLIOGRFICA

La claridad y el inters de la teora de Schindewolf recomendaran la lectura de


su trabajo, ya que es asequible en castellano. Su trabajo se titula Filogenia y
antropologa desde el punto de vista paleoantropolgico' y est publica en
Gadamer/Vogler, Nueva antropologa, I, pp. 223282. Como texto interesante y
ya clsico se puede leer el extracto del trabajo de Bolk publicado en La nueva
imagen del hombre, editorial Rodolfo Alonso Editor, Buenos Aires, 21971. Para
este tema orientar tambin sin lugar a dudas el captulo VII de la segunda
parte del libro de Ruffi que ya hemos citado en los temas anteriores.
Por otro lado, la perspectiva que sobre estos temas ofrece el Prof. Carlos
Pars es muy clarificadora y sera especialmente recomendable en nuestro
curso; se la puede leer principalmente en el trabajo Hacia una antropologa
filosfica en Varios, Filosofa y ciencia en el pensamiento espaol contemporneo, Editorial Tecnos. En este trabajo, adems de pensar Carlos Pars el
significado de una antropologa filosfica expone el punto bsico que hemos
tocado en este tema, la importancia de la prematuridad como categora que
nos enraza en lo biolgico y a la vez es condicin de lo que es la cultura
humana. Para este tema vale tambin lo dicho en el captulo anterior sobre el
libro de Carlos Pars, del que nos interesa sobre todo la tercera parte: De la
reproduccin biolgica a la cultura. La realizacin humana como problema.
Para los puntos 3 en adelante, hay dos obras fundamentales, por un lado
tenemos la obra de Morin El paradigma perdido: el paraso olvidado, Kairs,
1974; y por otro, el de Serge Moscovici Sociedad contra natura, Siglo XXI;
ambos libros cuestionan con slidos argumentos la tajante ruptura entre
naturaleza y cultura. Tambin sera necesario o sumamente til leer del libro de
Ruffi los captulos II-VI y X de la segunda parte del libro anteriormente citado.
Del tambin ya citado libro de Rahner y Overhage, El problema de la
hominizacin, que aunque en estos temas ha habido cambios en algunos datos
paleoantropolgicos, en conjunto mantiene un planteamiento aceptable y una
amplia informacin.

63
Por ltimo, pero en lugar destacado, como recomendacin especial, hay
que mencionar un trabajo sumamente interesante desde varias perspectivas,
entre las que el intento de pensar la continuidad entre la biologa y la cultura no
es la menor; me refiero al trabajo de Carlos Pars, Biologa y cultura en la
realidad humana, publicado en Muga-Cabada, Antropologa filosfica:
planteamientos, editorial Luna, 1984, Madrid. Sobre la significacin de este
planteamiento de Pars para la antropologa filosfica puede leerse diversos
trabajos y bibliografa en el n 77 de Anthropos dedicado a Carlos Pars.
Tambin est en una lnea parecida el nuevo libro de Carlos Pars, El animal
cultural. Biologa y cultura en la realidad humana. Editorial Crtica, Barcelona,
1994. El libro es muy til para toda esta parte. Tambin se encontrar ideas
que estn en la base de este texto las pginas del apartado 3 y 5 del captulo
primero de mi libro Teora de la cultura. Tambin es muy oportuno el apartado
2 del libro de C. Geertz La interpretacin de las culturas, Gedisa editorial, 1987,
pgs. 43-59.

65
EJERCICIOS PRCTICOS
1. Explique los factores fundamentales de la hominizacin.
2. Qu significa la frase de E. Morin que el ser humano es un ser cultural por
naturaleza porque es un ser natural por cultura?
3. Qu importancia filosfica tiene estas cuestiones para la discusin sobre
el tema de la relacin entre la naturaleza y la cultura
4. En qu sentido hay que conectar proterognesis y juvenilizacin?

67

TEMA XII
EL BIOGRAMA O NATURALEZA HUMANA: UNA CUESTIN POLMICA Y
LOS LMITES DEL NATURALISMO
I.

IMPORTANCIA DEL TEMA EN LA FILOSOFA ACTUAL

1. Peculiaridad y dificultad de la pregunta por la naturaleza humana.


2. Planteamiento del tema.
3. Dificultad del tema y posible metodologa para su estudio: los dos
conceptos de cultura.
II.

LMITES DE LA PREGUNTA SOBRE LA NATURALEZA HUMANA.

1. Grupos homnidos presapiens y la prohibicin del incesto


2. La irrupcin de la cultura en la naturaleza
III. LA NATURALIZACIN DEL SER HUMANO: EL HOMO FABER O EL COMPORTAMIENTO DEL SER HUMANO DESDE UNA PESPECIVA ESTRATGICO FUNCIONAL
Y SUS LMITES

1. Razn estratgica funcional


2. Sentido preciso del concepto estratgico-funcional o de la
instrumentalizacin de la razn
3. Los dos comportamientos irreductibles a lo biolgico o el nuevo nivel
del homo sapiens

69

Uno de los temas fundamentales de la antropologa biolgica en su


relacin con la filosofa, y especialmente con la Antropologa filosfica, es el
que se refiere a la naturaleza humana. Son muchos los asuntos que esa
cuestin, incluso ya la mera palabra, suscita. Vamos a dedicar el presente tema
a estudiar algunas de las facetas que se incluyen en esa pregunta, porque todo
lo que la biologa pretende decirnos sobre el ser humano se refiere al tema de
cul es su naturaleza, y cmo ha llegado a ser esa naturaleza. Como con gran
precisin deca Kant, esta antropologa tiene la misin de exponer lo que la
naturaleza ha hecho de nosotros, por tanto, darnos nuestra naturaleza. Un
dogma, sin embargo, de la antropologa filosfica de los tiempos modernos es
que lo ms definitorio del ser humano no estara en lo que la naturaleza ha
hecho de nosotros, es decir, en nuestra naturaleza, sino en aquello que la
desborda. Incluso un filsofo de gran relieve en el terreno de la reflexin
antropolgica, Ortega y Gasset, llega a decir que el ser humano no tiene
naturaleza sino historia. Precisamente, uno de los libros ms provocativos de la
actualidad al respecto, el libro de Steven Pinker, La tabla rasa. La negacin
moderna de la naturaleza humana (2002), empieza citando esta opinin de
Ortega y Gasset para ilustrar el prejuicio usual respecto a la inexistencia de una
naturaleza humana. En el primer apartado comentaremos la importancia del
tema, tratando de delimitarlo y reflexionar sobre el modo de abordarlo. En el
segundo veremos el sentido y los lmites de la naturalizacin de lo humano,
es decir, de pensar al ser humano slo desde lo que la naturaleza ha hecho de
nosotros. En el tercer apartado veremos hasta qu punto la vida humana
desborda cualquier planteamiento naturalizante.
I. IMPORTANCIA DEL TEMA EN LA FILOSOFA ACTUAL
1. Peculiaridad y dificultad de la pregunta por la naturaleza humana
Es curioso que el actual conjunto acadmico que llamamos filosofa sea

70
incapaz de incorporar temas que movilizan intensamente la propia reflexin
filosfica en un momento determinado. Si se preguntara a un filsofo
profesional dnde tratara ms adecuadamente la cuestin de la naturaleza
humana, nos encontraramos con respuestas de lo ms dispares, desde la que
nos negara la pertinencia misma de la pregunta (sera tal vez el caso de
Ortega), hasta la que nos dira que se es un tema presente en prcticamente
toda la filosofa, ya que, como dira Kant, toda la filosofa se resume en la
pregunta de qu es el ser humano, aunque luego el mismo que da tal
respuesta nos prohibiera tratarla en lugar especfico, porque, en el fondo, no
habra tal naturaleza. Habra quienes nos dijeran que se es un tema de la
antropologa biolgica, por lo que no sera una pregunta filosfica puesto que
quien la responde es sencillamente el cientfico, por tanto es un tema
exclusivamente cientfico. Adems, dado que para muchos la antropologa
filosfica parece claramente una materia filosfica de segunda, la pregunta por
la naturaleza humana parece tambin de cualquier modo una pregunta de
segunda. Por otro lado no se puede olvidar que uno de los libros ms
influyentes de la filosofia moderna es el A Treatise of Human Nature, de Hume,
aunque luego trate del conocimiento (libro primero); las pasiones (libro
segundo) y la moral (libro tercero).
Sin embargo, la persistencia de la pregunta desde el Renacimiento por
no citar a Platn, Aristteles, San Agustn o Santo Toms, en el caso de estos
ltimos se habla de una esencia fsica, por tanto, natural, incluyendo en el caso
de Toms de Aquino, la poca natural creacin del alma por Dios

hasta

nuestros das debera hacernos reflexionar sobre nuestra concepcin de la


filosofa. De todas maneras sera adecuado preguntar si sta es una cuestin
que pueda tener en la actualidad un peso mayor o menor del peso que, por
ejemplo, tena en el siglo XVIII. Para responder a esta pregunta en una clara
direccin me bastar con referirme a una nueva orientacin de la polmica, que
se puede ilustrar desde el libro que Celia Amors public ya hace ms de
veinte aos, Hacia una crtica de la razn patriarcal, y, en general, cada uno
con sus matices, desde los estudios sobre el gnero, por ejemplo, los de Judith
Butler. En el primer caso, en efecto, todo el libro de Celia Amors pivota en

71
torno a la cuestin de la naturaleza humana; su eje central radica la
demostracin de que la cultura supone una redefinicin de la naturaleza, de
modo que sta ya no puede ser utilizada como norma; mas eso significa decir
que es una ilusin pensar en una naturaleza humana, dado que nunca es
naturaleza sino cultura. Todo el argumento de Celia Amors consistir en
mostrar que en la consideracin de la mujer se comete el error que antes
hemos denunciado ya con Engels en el darvinismo, proyectar en la naturaleza
la sociedad, para luego convertir la naturaleza en norma (cfr. Celia Amors,
1985, pp. 30, 33 s., 141, 146). En cuanto al caso de Judith Butler,
principalmente en su libro Gender Trouble (1990), su teora performativa del
gnero ira mucho ms all, pues para ella: El gnero es una construccin
cultural; por consiguiente no es ni resultado causal del sexo ni tan
aparentemente fijo como el sexo Al teorizar que el gnero es una
construccin radicalmente independiente del sexo, el gnero mismo viene a ser
un artificio libre de ataduras; en consecuencia hombre y masculino podran
significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino,
tanto un cuerpo masculino como uno femenino", podramos decir, por tanto,
que la fisiologa natural no parece contar para nada, pues el uso del sexo, que
estara muy cercano a lo que entendemos como gnero, no tendra nada que
ver con el sexo. Por eso dice que No hay ninguna identidad de gnero detrs
de las expresiones de gnero;... La identidad viene performativamente
constituida por las mismas expresiones que son dichas para ser sus
resultados. (Gender Trouble, p. 25). En otras palabras, el gnero es una
interpretacin o un producto; es lo que hacemos en determinadas ocasiones,
antes que algo que seamos, naturalmente, por tanto, de modo universal. La
naturaleza humana se ha quedado, as, absolutamente muda.
Hay otros muchos temas en los que se toca el tema de la naturaleza
humana, para sacar conclusiones de la afirmacin de la misma, por ejemplo,
diciendo que somos malos por naturaleza, o agresivos por naturaleza. O que
los hombros somos polgamos por naturaleza, o que la inteligencia es un rasgo
natural heredado, por ms que luego haya que cultivar. El curiosisimo caso de
los gemelos llama mucho la atencin y plantea retos muy importantes a la

72
filosofa y a la antropologa. En todo caso obligan a no desdear la pregunta
por la naturaleza humana.
En realidad, en el tema est presente la consideracin de la relacin de
los humanos con el animal, o si se quiere, la consideracin de la diferencia
entre el humano y el animal no humana, dado por hecho, obviamente, que
somos animales humanos. En este sentido expondr, auqnue sea berevemente
la teora orteguiana al respecto por el inters que tiene, aunque, en mi oponin,
debemos tratar de depurarla de algn posible exceso verbal procedente de las
circunstancias en que expone esa teora.
2. Planteamiento del tema
Una cosa parece clara para nosotros, una vez que es digmoslo as
cientficamente sospechada la historia de la evolucin de la especie humana,
que

LOS SERES HUMANOS NO HEMOS LLEGADO VRGENES

a la sociedad humana; o

expresado con ms precisin, dado que los prehomnidos tienen una


naturaleza que no es muda, que se manifiesta en unos comportamientos que
conocemos en los herederos de esos prehomnidos que en su momento fueron
nuestros antepasados puede esa naturaleza ser abolida por la adopcin de la
cultura? Y puesto que lo que estamos diciendo tiene su concrecin en las
condiciones de vida, se puede preguntar si la prematuridad, que es
consecuencia de las nuevas condiciones del bipedismo, supone la

TOTAL

ah

est la clave plasticidad del ser humano, o si esta plasticidad slo acta
dentro de unos marcos que supondran o constituiran nuestra naturaleza'. De
todos modos, parece claro que los problemas que aqu se tocan no carecen de
importancia; e incluso an me atrevera a ir ms all: a mi entender con estas
preguntas se tocan problemas que nos ataen tanto que me parece que son
verdaderamente bsicos de la reflexin filosfica y, adems, como hemos visto,
de rabiosa actualidad.
Ahora bien, cmo abordar esta cuestin? Adems, cabe preguntar si es
una cuestin de la antropologa biolgica o de la antropologa filosfica, es
decir, de una ontologa del ser humano. De hecho, en la antropologa
tradicional este tema se tratara en la ltima parte, en la que se aborda la

73
cuestin de la esencia del humano, que, segn la tradicin, constara de alma'
y cuerpo'. Precisamente todo el sentido de la antropologa filosfica, en sentido
tradicional, radica en ltima instancia en mostrar la imposibilidad de derivar el
alma' desde el mundo animal y, en consecuencia, en mostrar la limitacin de
una antropologa biolgica que explique al ser humano totalmente. Para los
filsofos-telogos tiene que haber en el hombre un momento ntico' que
respalde objetivamente su inalienable singularidad frente al resto de lo real,
como dice J. L. de la Pea (1983, 209). Desde esta perspectiva, la pregunta
por la naturaleza humana equivaldra a la pregunta por ese momento ntico
peculiar del ser humano, que por definicin debe superar a cualquier otra
realidad del mundo. Sabemos, por nuestra formacin religiosa, que ese
momento ntico peculiar ha sido identificado en la tradicin religiosa y filosfica
tradicional con el alma, o principio divino, creado directamente, y para cada
uno de nosotros individualmente, por Dios, y que por ser indivisible no podra
morir corromperse, porque slo lo compuesto se puede corromper por lo
que es inmortal nticamente.
Pero desde una perspectiva que considere de un modo serio los
resultados de la ciencia, tal como hemos defendido en los captulos anteriores,
la pregunta por la naturaleza humana se plantea en un nivel biolgico, el mismo
en el que tambin estara planteada la pregunta por la anatoma humana o la
pregunta por la naturaleza animal del ser humano. Es que desde cualquier
punto de vista no podemos saber qu es el ser humano mientras no sepamos
qu es el humano biolgicamente. Y responder a esta cuestin no entraa una
tarea fcil. En cuanto el humano es un ser natural, en el sentido antes
mencionado, debemos saber qu es lo natural del humano.

3. Dificultad del tema y posible metodologa para su estudio: los dos


conceptos de cultura

Mas cmo saber cul es la naturaleza humana si, de entrada, hemos dicho que
la naturaleza humana est mediatizada por la cultura; lo cual se deduce de la
explicacin ofrecida en el nmero anterior. Pues si cada poca de las

74
perdidas en la oscuridad de los tiempos, es decir, en los periodos ms
primigenios de la fomracin de la especie humana tiene un nivel de
naturaleza y otro de cultura que, de algn modo, termina siendo incorporado en
la naturaleza, es cierto que tambin ahora tendramos un nivel de naturaleza y
otro de cultura. Sin embargo, es sensato preguntarse si, dado el desarrollo de
la cultura, la complejidad del aprendizaje humano, del que sabemos por el
sencillo expediente de conocer, por la antropologa cultural, la enorme
diversidad del ser humano, es posible an conocer esa hipottica naturaleza
humana? Se puede decir siquiera que en la actualidad la haya, ms all de la
estricta anatoma y fisiologa, o que, en todo caso, sea algo significativo? O no
estar toda naturaleza mediada y definida por la cultura, desde la cual nunca
podramos volver a la naturaleza, porque est irremediablemente hollada por la
cultura, del mismo modo que dice Celia Amors que es imposible el camino
inverso al de la falacia naturalista; porque si no es posible pasar del es al debe
paso que afirma la falacia naturalista , de lo que es a lo que debe ser,
tampoco es posible recorrer el camino inverso, el del debe al es (cfr. ob. cit., p.
171). Si estamos en la cultura, que ha introducido un orden en la naturaleza
humana, sta nos resulta ya inasequible, inalcanzable, porque no existe ms
que culturalizada, es decir, mediada por la cultura. Cabalmente la objecin que
C. Amors hace a Marx consiste en no haber pensado la reproduccin las
relaciones familiares y entre los sexos bajo el signo de la mediacin (p. 253),
es decir, como algo cultural, sino como algo natural. En esto Judith Butler es
absolutamente clara y contundente. El sexo fisiolgico no determina ningn
comportamiento de gnero. Porque ste es cultural, performativo, social y
culturalmente construido, el sexo no determinara, segn ella, nada.
Sin embargo, en un momento apunta Celia Amors una salida a la
dificultad aparentemente insalvable, salida que ciertamente por ella no est
mencionada como salida posible sino todo lo contrario, como salida frustrada. A
mi modo de ver, sin embargo, no es tan frustrada; y creo que no se puede
olvidar toda la investigacin que est surgiendo en torno a ese tema. En efecto,
rechazando el recurso a la biologa para explicar por qu son los hombres
quienes intercambian mujeres y no a la inversa, que es la teora de Levi-

75
Strauss para explicar el parentesco, dice que la respuesta a este interrogante
no la tiene ni Levi-Strauss ni nadie, prefiriendo no enredarse en discusiones
tan tediosas como intilmente abstractas, cuando no mal planteadas, acerca
del origen de la opresin. Remitirse a la biologa, como hace Shulami
Firestone,

no es sino un crculo vicioso y una forma de escamotear el problema; la


explicacin de un fenmeno cultural no puede ser un hecho biolgico, la
biologa est aqu desde siempre redefinida por la cultura; para volver a
encontrarla en estado puro tendramos que dirigirnos a las sociedades
animales. Pero, justamente, lo que ocurre en estas sociedades poco nos
explica de las sociedades humanas, porque una explicacin en trminos de
determinismo biolgico o bien es tautolgica y nos explica hechos biolgicos,
no hechos culturales, o bien es insatisfactoria como explicacin, porque es la
redefinicin cultural del fenmeno lo que debe ser explicado (ob. cit., 121).

La cita es larga, pero merece la pena, ya que en ella se expresa con gran
claridad tanto las dificultades del tema planteado as como lo que yo considero
un prejuicio en torno a nuestra visin sobre las relaciones entre la naturaleza y
la cultura, pues el corte entre naturaleza y cultura no parece ser tan tajante
como se podra deducir de este texto. La antropologa biolgica actual est
demostrando ese camino de ida de la naturaleza a la cultura y de vuelta,
de la cultura a la naturaleza. Si no hay corte tan tajante, y a pesar de eso
Celia Amors postula la imposibilidad de llegar a la parte natural, debe ser
porque tal vez se entienda como cultura slo el reino del deber-ser, el de la
tica, que aparece en la crtica a la falacia naturalista. Mas entonces no cabe el
paso de la naturaleza por estar ya culturalizada a la tica (sta como
cultura en el sentido del deber ser). Cierto que de una situacin de hecho, lo
que es (naturaleza culturalizada, por tanto cultura) y lo que fue (pura
naturaleza), no se puede deducir una situacin de derecho, pero
DEDUCIR ALGUNOS MARCOS DE ACTUACIN

S SE PUEDEN

(en este sentido me parece equilibrada

la postura de Michael Ruse en torno al sexismo de la sociobiologa ver 1983,


148), siempre que se respete la totalidad de lo que es de hecho y se diseen
metas de actuacin, que no parece que sea disparatado ni sexista verlas
tambin naturalmente diseadas en la fisiologa del sexo. Porque no toda
cultura es un reino del deber ser tico. En la cultura hay un

NIVEL FUNCIONAL

76
BSICO

en el que no hay an tica ninguna. Incluso, creo que podemos decir

con seguridad que la cultura empez con ese nivel funcional, que es el que se
va incorporando en el organismo al seleccionar las mutaciones ms en
consonancia con la utilizacin de instrumentos que la cultura funcional iba
poniendo a disposicin de los grupos de homnidos. Este punto de vista tiene
ms alcance que el que se le puede conceder en este momento, porque
tambin nos va a servir para evaluar la posicin de Ortega al pensar el proceso
evolutivo de la vida animal a la vida humana mediante la tcnica como un paso
en el que las necesidades quedaran tan redefinidas que prcticamente
desapareceran a la hora de determinar la cultura y la vida humana
Y ah entra la salida que antes he anunciado. Menciona Celia Amors que
la naturaleza pura slo la podemos encontrar en las sociedades animales.
Pues bien, me permito preguntar si no tiene para nosotros su estudio ningn
inters antropolgico-filosfico, aparte de la curiosidad que pueda suscitar. Si
queremos estudiar los mecanismos perceptivos, investigamos tanto en
psicologa animal como en psicologa humana, por cierto, evaluando
positivamente la ventaja de la psicologa animal, por no introducirse en ella los
prejuicios propios; no ser tambin sumamente ilustrativo y necesario
acercarse a las sociedades animales y compararlas con las nuestras para ver
los mecanismos mediante los cuales se ha podido pasar de esas sociedades a
las nuestras? Quiere esto decir que debamos proyectar primero en ellas
nuestra sociedad para despus derivar de ellas normas sobre nuestras
sociedades? yo creo que no se trata de eso, sino ms bien de un EXPERIMENTO
DECONSTRUCTOR a partir del que podemos conocer efectivamente por qu

fueron hombres quienes dominaron e intercambiaron mujeres y no al revs.


Podemos en definitiva acercarnos a la naturaleza humana, por ms que este
acercamiento deba ser efectuado con todas las reservas para no dar por
naturaleza lo que es por cultura. En el caso de la percepcin, tenemos un
modelo pare entender lo que quiero decir. La percepcin siempr est
contaminada por el lenguaje. Siemrpe percibimos cosas ya aisladas
lingsticamente,

por

tanto

la

percepcin

humana

est

culturalmetne

determinada. Pero eso no significa que no seamos capaces de estudiar los

77
mecanismos animales de la percepcin. Justo esa es la tarea de la psicologa
experimental, tratar de aislar los mecanismos animales de la percepcin porque
nuestros sentidos son animales.
En nuesto caso, la mirada a las bandas de primates puede cumplir un
papel semejante. La comprensin de cmo funcionaban las bandas de
primates, a lo que llegamos viendo cmo funcionan las ms cercanas a
nosotros, nos ayuda a comprender el nivel estratgico-funcional en el que
surgi una situacin de hecho, de la cual, por otro lado no se puede derivar
ninguna de derecho, sobre todo si esa situacin de hecho es incompatible con
el ejercicio mismo de las posibilidades de todas las personas.

II. LMITES DE LA PREGUNTA SOBRE LA NATURALEZA HUMANA

1. Grupos homnidos presapiens y la prohibicin del incesto


Teniendo en cuenta todo lo anterior, hay que empezar por no olvidar la
amplitud del concepto de cultura, no olvidando ningn nivel de la misma.
Porque de lo dicho anteriormente, es decir, de la posibilidad de conocer la
naturaleza humana, no se deduce que de ese eventual conocimiento se nos
pueda ofrecer alguna orientacin sobre cuestiones de tica, es decir, sobre el
deber ser concreto, por ejemplo, sobre las relaciones de poder de los hombres
y las mujeres. De hecho, creo que los etlogos humanos estn aportando
razones ms que suficientes para explicar situaciones universales de nuestra
realidad humana que siempre sera preciso tener en cuenta.
La nueva explicacin parte de una revisin de esa naturaleza en la que se
introduce la cultura, por ejemplo, mediante el intercambio de mujeres. Tal
intercambio, por otro lado, por ms que introduzca un orden en la naturaleza,
no indica un deber ser, sino un nivel funcional, como el uso de instrumentos
que pasan, de ser instrumentos para la caza, a instrumentos para la guerra y,
de ah, a instrumentos para el dominio. Tales sociedades de prehomninos que
utilizaban instrumentos y que seguramente tenan ya 46 cromosomas, ya que
el paso de 48 a 46 slo es genticamente viable en un grupo endogmico, en
el que se da una traslocacin equilibrada que lleva a un individuo a tener 47

78
cromosomas.

Cruzado

ste con uno de 48


cromosomas (figura de
la derecha), por tanto
con un individuo hasta
entonces

normal,

produce individuos de 47
y 48 cromosomas. Pero
ahora, para pasar a 46
cromosomas, tienen que
cruzarse

dos

de

47

cromosomas, por tanto


padre con hija (porque
madre con hijo parece
no darse en las bandas
primates). los de 47,
segn la figura inferior.
Se producen, adems de muchas combinaciones inviables, una de 46, otra de
48 la de la esquina inferior derecha y dos de 47 esquina derecha
superior e izquierda inferior de modo heterozigtico (cfr. Ruffi, ob. cit., 209
ss). Dado que la que triunf fue la
combinacin de 46 cromosomas
la casilla izquierda arriba con el
crculo, la endogamia, o en este
caso, un incesto, fue un requisito
previo a la prohibicin del incesto,
con la que no hubiera sido posible
el paso de 48 cromosomas a 46.
Es,

pues,

en

un

grupo

relativamente homnino desde una


perspectiva gentica en la que
Cuadro para ver el paso de 47 a 46 cromosomas

acta la cultura o la irrupcin de la

79
cultura definida por la teora de Lvi-Strauss. En el prefacio a la segunda
edicin de su obra Las estructuras elementales del parentesco supo LviStrauss rectificar la fuerte oposicin entre naturaleza y cultura con la que haba
operado hasta entonces, ya que la lnea de demarcacin parece mucho ms
tortuosa de lo que inicialmente se supona4.

2. La irrupcin de la cultura en la naturaleza

Una filosofa del ser humano abierta a la ciencia del humano tiene que asumir
como tarea suya fundamental el discutir todos estos problemas y leer
crticamente las aportaciones que los etlogos o incluso los sociobilogos nos
estn haciendo en torno a la cuestin del biograma humano. Es evidente que lo
que ocurri hace uno o dos millones de aos no nos determina totalmente,
pero algo nos dice sobre lo que somos naturalmente. El paso de 48 a 46
cromosomas es una cuestin cientfica. Slo se pudo hacer de un modo que
ahora sera imposible. Tambin nos resulta, de momento, imposible, deducir
las ventajas que pudo tener disponer slo de 46 cromosomas, o si la ventaja
vino ms bien del orden instaurado por la prohibicin que una vez dada esa
reduccin se introdujo. Nunca debemos olvidar que, adems, todo eso se dio
con un nivel cultural o, como veremos en la unidad quinta, ms bien
protocultural, que no debemos ignorar. Los homnidos que vivieron esos
acontecimientos usaban instrumentos, que constituyen un nivel
FUNCIONAL,

CULTURAL

y esos instrumentos, a diferencia de lo que ocurre con los primates

que no usan, o apenas usan instrumentos, SIRVEN PARA MATAR FCILMENTE. Y es


aqu donde la cultura funcional introduce el deber ser, el orden, orden que se
introduce una vez producida la reduccin cromosmica.
De todas maneras, estas ideas constituyen un marco correcto para
encuadrar el tan trado y llevado problema de la agresividad. Es obvio que
existen unos mecanismos psicolgicos de acercamiento o de rechazo a otras
personas segn se detecten en ellas signos de favor o de disfavor; pero de ah
a pensar en los grandes genocidios de la historia de la humanidad, y
4

Cfr Lvi- Strauss, 1969, p. 28. Ver tambin la interesante nota 30, p. 426, que Serge

80
principalmente los ms recientes, como una maldicin que llevamos en nuestra
naturaleza' por razn de nuestro origen', existe un abismo y desde luego
ninguna continuidad ni experimental ni terica; por lo que de los datos de la
ciencia no se pueden extraer tales conclusiones.
Ni siquiera el deber ser que se introduce, a saber, el presumible
intercambio de mujeres a cambio de no tocar a las propias, lo que se consigue
con la prohibicin del incesto, no es ya natural sino cultural, y por la misma
razn, poda haber sido un deber ser inverso, slo que, muy posiblemente, la
divisin del trabajo llevara ms bien al manejo de los instrumentos de caza
(instrumentos de matar) a los hombres antes que a las mujeres, con lo que
estos ya tenan un dominio fctico en el grupo, seguramente muy atemperado
por motivos obvios de que la mujer era la que aseguraba la reproduccin del
grupo. De ah cierto grado de facticidad en el comienzo de la historia cultural,
que no determina nada. Por eso, teniendo en cuenta lo que acabamos de decir,
cualquier derivacin de los problemas del deber ser a la naturaleza carece
totalmente de apoyo, adems, hay algunos comportamientos para los cuales
no encontramos en el biograma humano ningn referente. De ah los lmites de
naturalizacin de la vida humana.
Veamos a dar, para terminar este apartado, algunas de las aportaciones
de Count sobre la

NATURALEZA

humana, lo que l llama el

BIOGRAMA

del homo

sapiens y que desarrolla en su decisivo artculo The Biological Basis of Human


Sociality, de 1958, que termina dando a la naturaleza humana una amplia
capacidad de determinacin biolgica. Para Count, el determinismo biolgico
debera completarse con las diferencias culturales. Con ello Count apoya que el
ser humano debe ser entendido desde dos principios, el determinismo biolgico
y el relativismo cultural. Por eso, globalmente Count queda fuera de lo que
defendemos en esta Antropologa filosfica, ya que con esos principios, como
ya lo he dicho, no da cuenta de las producciones del ser humano, por ejemplo,
la discriminacin entre la verdad y la falsedad, que no entra en ninguno de esos
principios u otros tipos de normatividades. Pero interesa ver la parte de lo que
sera el determinismo biolgico, lo que l llama el

BIOGRAMA,

Moscovici dedica a esta cuestin en el libro que ya hemos citado de 1972.

que adems l lo

81
pone en relacin directa con los descubrimientos de la etologa europea
Count parte de un dato que en la etologa actual es bsico: la
organizacin de un ser vivo incluye una estructura anatmico-fisiolgica y un
modo de vida como preinscritos en el cdigo gentico; este modo de vida
innato es lo que Count llama el biograma. Con las reservas mencionadas a su
cientificismo, la conclusin de Count es un buen punto de partida para
establecer los lmites de su propia imagen del ser humano. Tambin es muy
recomendable, aunque haya que depurar algunos excesos desde la diferencia
que se establece en el nmero siguiente, la propuesta de la biogramtica de
Tiger y Fox muy en la lnea de Count. (cfr. Tiger y Fox, 1971).
No hace falta decir que el biograma pertenece al filotipo y, por tanto, que
es universal dentro de cada especie, y que est sometido a las fuerzas
evolutivas, explicndose su gnesis del mismo modo que la de cualquier otro
rasgo del que trata la teora de la evolucin. Desde una perspectiva anatmica
el ser humano es un primate que, como ya lo hemos dicho anteriormente, ha
modificado su estructura sea de cara a afianzar la postura erguida, con las
consecuencias que ello conlleva para el embarazo, parto y conjunto de la
sealizacin y respuesta sexual5; la estructura dentaria, perdiendo los caninos
prominentes con las consiguientes modificaciones en el conjunto de la defensa;
y que ha modificado en ltimo trmino el cerebro; pues bien, de la misma
manera el humano ha desarrollado su biograma tambin a partir de los
primates.
5

El conjunto de modificaciones de la postura erguida para el complejo sexualidad-reproduccin se


refiere, en cuanto al parto, a la no suficiente distancia entre el cxis y el pubis, la que determina el
canal del parto, con lo que aumenta la dificultad, teniendo sobre todo en cuenta la tendencia
cerebralizadora detectable ya por lo menos en los autralopitcidos. Por otro lado la postura erguida
implica ocultamiento (crypsis: anovulatory crypsis) de las seales sexuales visuales de la mujer, que
entre los primates funcionan como desencadenadores innatos; en estas condiciones slo pudieron
reproducirse aquellos individuos que prescindieran de la conexin entre seales sexuales y periodo
de celo-respuesta, desarrollando una sexualidad independiente del periodo de celo, tal como ocurre
entre los humanos. En la reciente publicacin sobre el Ardipithecus se explica que esta ovulatory
crypsis, u ocultamiento del periodo de celo, que se pudo dar en ese momento, tuvo importantes
consecuencias, tales como permitir a las hembras vender la copulacin por alimentos, es decir, las
hembras copulaban con los machos que les garantizaban el sustento, y para poder hacer eso con
garantas los machos tenan que ser incapaces de detectar el celo por el olfato, as fueron
seleccionados individuos con un olfato disminuido, con lo que nuestra lnea perdi mucho olfato, en
relacin con las otras lneas de los mamferos en general. Ver al respecto C. Owen Lovejoy,
Reexamining Human Origins in Light of Ardipithecus ramidus, science, Vol 326, 2 de octubre de

2009, pg. 74e4.

82
La base biolgica de la conducta humana la naturaleza humana slo
puede ser un desarrollo evolutivo a partir del biograma de los primates. Pero
este implica elementos bsicos de los vertebrados y mamferos. Lo que el
humano aadira sera la peculiaridad de un biograma montado con un cerebro
capaz de simbolizacin y las consecuencias de la prdida de la diferencia entre
la fase reproductiva y la no reproductiva, que son las dos fases fundamentales
del biograma vertebrado, y esa diferencia sera el primer rasgo del biograma de
los vertebrados. La fase reproductiva implica el despliegue sexual y, al menos,
en los pjaros y mamferos el cuidado de la prole. El segundo elemento se
refiere a la socialidad de los vertebrados que se basa, no en diferenciaciones
instintivo-anatmicas, como en los insectos, sino en la estimulacin y reaccin
interindividual, que lleva a relaciones jerrquicas. En la fase no reproductiva
hay que sealar los periodos de impregnacin y la constitucin de grupos de
edad que se da ya entre los peces (cfr. Eibl-Eibesfeldt, 1969). En la fase
reproductiva la socialidad cuenta con el dimorfismo sexual, ya que el macho
muestra una mayor actividad que la hembra, siendo adems quien dirige la
actividad externa sexual. Las relaciones intrasexuales, dentro de cada sexo,
mediatizan la actividad sexual, es decir, las relaciones con el otro sexo, con
una acentuacin de la diferenciacin individual. Por otro lado, la conducta
especfica

diferenciadoramente

sexual

no

depende

de

estructuras

neurofisiolgicas diferenciadoras sino de una actuacin hormonal, de la


presencia de ciertas glndulas, que a su vez s est genticamente causada.
En el biograma de los pjaros y mamferos aparece una conducta
peculiar, a saber, la presencia de las cras desencadena una conducta
tendente a unir las cras a los padres, en los pjaros, a cualquiera de los
padres, con una considerable variedad de acuerdo a las especies; en los
mamferos a la madre que le alimenta. Con eso se constituye una configuracin
familiar. La especializacin anatmica para el cuidado de las cras por parte de
la madre es lo que da nombre a los mamferos; esa situacin implica
disminucin del papel del padre; as, mientras el macho slo tiene una
orientacin hacia la hembra como pareja sexual, la hembra la tiene hacia el
macho como su pareja sexual y hacia las cras. Por otro lado, entre los

83
mamferos la defensa del grupo la asumen los machos, aunque entre los
primates esto ya slo valga estadsticamente (Count, 1958, 1064).
Podramos

aadir

los

estudios

sumamente

interesantes

de

la

dependencia ecolgica de la diferenciacin de roles y aparicin de jerarquas


entre los primates (cfr. Chance, M., 1974, 83 ss.). Entre estos, por otra parte, la
dominacin del macho se suaviza por el ofrecimiento sexual. La constitucin de
grupos de edad se da por emancipacin progresiva del cuidado de la madre, de
la que se deja de depender fsicamente para orientarse hacia la compaa de
los de la misma edad. Este fenmeno sigue a las relaciones socio-psquicas
con la madre y lo que predomina entre tales grupos es el juego. En ltimo
lugar, en los mamferos ms desarrollados se da un crecimiento en la rapidez
de maduracin del huevo, con lo cual desaparece el periodo fijo de estro en el
seno del grupo; en ese momento evolutivo ya no existen dos etapas de la vida
del grupo, caracterstica del biograma de los vertebrados hasta la llegada de
los mamferos, la reproductiva y la no reproductiva. Adems, en los primates
los mecanismos psico-neurales adultos estn ya siempre en mayor o menor
medida bajo el influjo hormonal sexual, por lo cual siempre son sexualmente
interpelables y pueden preocuparse de las cras de diversas edades y
diferentes necesidades, con lo cual la variabilidad psquica es muy superior (cfr.
Count, ib.). As mientras los pjaros y muchos mamferos slo se preocupan de
las cras de la misma edad, los primates atienden a la vez a cras de diversa
edad.
El biograma humano es una elaboracin de los datos aportados sobre los
biogramas anteriores. Segn Count no hay accin en el humano que sea
puramente aprendida o puramente innata, porque en ltimo trmino todo es
resultado de una actividad psico-neural altamente complicada y dotada de
estructuras

antiguas

profundas

(ob.

cit.,

1066).

No

hay

ningn

condicionamiento sin sustrato que condicionar, dotado de estructuras innatas;


incluso el crtex cerebral, estructuralmente muy homogneo, slo cumplira
funciones de conexin. La coordinacin y organizacin se dara en capas
filogenticamente mucho ms antiguas, en el diencfalo o sistema lmbico6; por
6

Sobre la importancia del sistema lmbico en el cerebro pueden verse las anotaciones de
Campbell, 1973.

84
eso a las acciones el cerebro no slo les pone lmites externos, sino que en
toda accin juegan algn papel factores orgnicos en la forma de estmulos
internos, impulsos, necesidades, etc. (ob. cit., 1071). La cultura debe satisfacer
las necesidades del biograma humano; las modificaciones ms importantes se
orientarn, segn Count, hacia una mayor importancia del dimorfismo sexual y
de los rasgos de diferenciacin jerrquica que llevan a acentuar la imbricacin
de la fase reproductiva y de la no reproductiva. Por otro lado y en conexin con
esos datos, el compaero sexual de la madre puede asumir, pero no e
ineluduble que lo haga y no lo hace en todas las culturas, el papel de padre o
responsable de los hijos. Se sabe que hay lugares en los que el responsable
masculino de los hijos es el hermano uterino de la madre.
En todo caso aqu se abre una va de investigacin fundamental de
elementos biosociales que me parece que no se debe rechazar, y que
comprende, por un lado, a la etologa y, por otro, a la antropologa cultural.
Pongamos, por ejemplo, la confluencia que desde esta perspectiva se puede
observar entre esta aproximacin y el principio de la estructura elemental del
parentesco, el intercambio de la mujer por su hermano o padre en la teora de
Lvi-Strauss, con el objeto de configurar un esquema de alianzas con otros
hombres. La comprensin de la realidad femenina en la estructura binaria
casaderas/no-casaderas, que subyace a ese esquema, se puede comprender
como un desarrollo del biograma primate proveniente de un cerebro que ve
toda realidad inmediata en trminos de oposiciones binarias. Si esta teora de
lo biosocial es correcta, una de las tareas fundamentales de la antropologa
cultural y social ser descubrir los elementos bsicos de la lgica social como
invariantes biogramticos de toda sociedad humana. Ahora bien, todo esto son
ARGUMENTOS ESTRATGICOS

que llevan a tomar unas decisiones en unas

situaciones concretas, en las que predomina esa razn estratgica. Por


ejemplo, estratgicamente parece normal que fueran los hombres, los
hermanos, quienes intercambiaran a las mujeres, es decir, que vieran a las
mujeres como casaderas y no casaderas. En todo caso parece que ocurri as,
porque esos machos deban de estar organizados para la defensa del grupo,
por lo que ellos disponan del poder, lo que no ocurra con las mujeres como
grupo por estar ms ocupadas con las cras. Pero eso no implica que debamos
someternos a esa razn estratgica, porque lo que debe de haber de innato en
el asunto es la tendencia a ver la sociedad de modo bipolar, pero no a que el

85
contenido de la bipolaridad fuera necesariamente el de casaderas/nocasaderas, porque esa realidad depende de circunstancias concretas que la
historia super. Otra cosa es que ah se generaran adscripciones de roles que
a los que detentaron el poder, los hombres, siempre les interes mantener y
profundizar.
III. LA NATURALIZACIN DEL SER HUMANO: EL HOMO FABER O EL COMPORTAMIENTO DEL SER HUMANO DESDE UNA PERSPECTIVA ESTRATGICOFUNCIONAL

1. Razn estratgica funcional


Hemos expuesto en los temas anteriores la cuestin del origen del humano a
partir del mundo animal, en un proceso a travs del cual ha ido surgiendo la
configuracin del ser humano que nosotros conocemos. En el ltimo apartado
nos referamos a un problema ante el cual las respuestas se diversifican
ostensiblemente. De acuerdo a los datos de la biologa actual se puede pensar
en una naturaleza humana de carcter biolgico, que no slo afectara al
cuerpo sino tambin al comportamiento; aunque de acuerdo a las condiciones
de la prematuridad, tal comportamiento slo es humano si madura en un nicho
humano, en un tero social. De todas maneras, esa inmadurez afecta ms a
las zonas superiores del cerebro que al tronco cerebral, las zonas ms antiguas
del cerebro. Se puede presumir, desde una hiptesis cientfica, que ese
comportamiento o, mejor si se quiere, esas pautas o marcos en cuyo mbito
transcurre el comportamiento han surgido en un proceso de seleccin natural y
cultural.
Dentro de esa capacidad de comportarse hay dos comportamientos o,
mejor dicho, dos tipos de comportamiento que segn la biologa, como vamos a
ver, tambin se enmarcan en ese cuadro, si bien tienen un sentido que
desborda la biologa. Si desde la perspectiva biolgica tales comportamientos
son comportamientos adaptativos, es decir, estratgicos, siendo como
instrumentos o herramientas de las que la naturaleza ha dotado al humano
para sobrevivir, por lo que el ser que ha resultado de ese proceso est, desde
esa perspectiva, perfectamente definido como un homo faber, desde otra

86
perspectiva, esos comportamientos
IRREDUCIBLE A LA BIOLOGA,

ANUNCIAN

UN

SENTIDO

RADICALMENTE

por lo que en ellos se anuncia una nueva orientacin

de la realidad, sobre la cual la biologa, la naturaleza culturalizada o no, ya no


tiene alcance.
De acuerdo a la tradicin es conveniente, por lo que anuncia de acierto de
la propia ciencia biolgica, mantener la denominacin de homo sapiens, con la
cual se alude a una vertiente cuyo sentido transciende la biologa y la realidad
natural del humano. El objetivo de este apartado debe ser precisamente
mostrar los lmites de cualquier intento de comprender al homo sapiens como
un homo faber logrado evolutivamente. Con esta distincin creo que se puede
resolver el problema planteado en el apartado anterior respecto a la aparente
contradiccin entre la existencia de una naturaleza humana y un proyecto
emancipador.
Un estudio de la gnesis del gnero homo y de la especie homo sapiens
no puede dejar de considerar la adecuacin y correspondencia entre el fuego,
la caza, la inteligencia y la cooperacin. Para cazar es necesario, en el sentido
de estrictamente

FUNCIONAL,

cooperar, por lo menos si se trata de caza mayor,

especializada en piezas grandes, tales como elefantes o manadas de caballos.


Parece claro que en esta tarea los nios no cuentan y presumiblemente
tampoco las mujeres ocupadas de la gestacin y crianza. Todo esto son
necesidades estratgicas. La inteligencia es, en este contexto, un asunto
funcional, de modo que cualquier fallo en la evaluacin de la realidad supondra
un fracaso.
De lo que hemos explicado se pueden deducir el paso de los grupos
endogmicos en los que se expulsaba a los varones, a grupos exogmicos en
los que se emplea a las hembras para el intercambio. Todo esto constituira la
base del comportamiento del homo faber, es decir, la accin estratgica de la
caza implic tales procesos, sin los cuales hubiera sido poco eficaz, o incluso
ineficaz. Podemos pensar tambin que la prohibicin del incesto, como la
obligacin de casarse fuera al no poderse casar con las mujeres del propio
grupo familiar, es el sistema funcional empleado para coordinar grupos
exogmicos con grandes o mayores unidades endogmicas, que aseguraran

87
una convivencia en un territorio, de modo que el grupo mximo fuera
endogmico (de tribu o etnia), mientras que los pequeos ncleos de
convivencia fueran exogmicos (cfr. Moscovici, ob. cit., cap. VIII). Todo esto
son

ACCIONES ESTRATGICAS,

o si se dan ya institucionalmente, por ejemplo,

sedimentadas en el acerbo cultural de las comunidades o en el sistema de


parentesco, son efectivamente instrumentos de la reproduccin social, tcnicas
orientadoras de la accin instrumental, funcionalmente seleccionadas, es decir,
con carcter adaptativo en las condiciones de vida del homo sapiens.

2. Sentido preciso del concepto estratgico-funcional o de la instrumentalizacin de la razn

Ahora bien, nos basta esta explicacin para comprender al ser humano?,
nos basta la biologa, por muy lejos que nos pueda llevar? Y como vemos,
nos ha llevado bastante lejos, porque hemos llegado a comportamientos
culturales porque no son impuestos por la naturaleza. Pues bien, no nos basta
en absoluto, porque el nivel del homo sapiens no es alcanzado por la
explicacin biolgica. El carcter del homo sapiens que aparece actuante en la
accin estratgica, tanto en su faceta de articulacin con la naturaleza,
fundamentalmente en el trabajo, como en la de articulacin con la sociedad, es
decir, en cuanto organizacin social, no se reduce a este carcter estratgico,
sino que

MUESTRA UN NIVEL AUTNOMO

ya no abordable con categoras de la

biologa o con categoras funcionales.


Por otro lado, la reivindicacin del homo sapiens no se puede hacer
rechazando su nivel de naturaleza o ese nivel de adecuacin funcional de su
razn en la relacin con la naturaleza y con los otros, pero
REDUCIR LA RAZN A ESOS ASPECTOS FUNCIONALES,

TAMPOCO SE PUEDE

a una mera tcnica, como

dice Wilson, convirtindose en portavoz ltimo de una opinin o corriente


propia de toda la actualidad (cfr. Wilson, 1980, 15). A mi modo de ver, la
tentacin mayor del siglo XX ha estado en comprender toda razn como razn
estratgica, al ser humano como homo faber, cuyas acciones no tendran otro
sentido o razn que la de

CONTROLAR

la naturaleza, incluyendo en ella a los

88
otros, sean los otros bien los otros pueblos, las mujeres, otros hombres, otras
clases sociales, etc... En cierto modo esta ser la acusacin que Heidegger
haga a toda posibilidad de pensar desde la metafsica tradicional. Pero, en mi
opinin, no toda filosofa del siglo XX incurre en esa tendencia a pensar la
razn slo como estrategia y adaptacin.

3. La problemtica del animal y el animal humano: Heidegger y Ortega


Toda esta problemtica nos lleva en definitiva a la necesidad de pensar en la
diferencia que puede detectarse entre el ser humano contemporneo, es decir,
el que somos nosotros, o que venimos siendo desde hace 100.000 o 200.000
aos, es decir, el homo sapiens sapiens, cuyo ltimo ejemplar es el actual, y
los antepasados evolutivos de esta misma especie o, si se quiere, tambin el
resto de los animales, por ms que el paso de estos al humano actual haya
sido, como ahora sabemos, gradual. Se quiera o no se quiera, en toda
referencia a la cuestin de la naturaleza humana est presente, de modo
latente o explcito, esta cuestin. Voy a exponer brevemente la posicin al
respecto de dos autores, Heidegger y Ortega, porque me parecen muy
significativos por dos razones. Una, por lo que supone para dibujar una
ventana desde la que ver la posicin propia de la antropologa filosfica como
filosofa primera, que es el tema que se ha dilucidado en la primera Unidad
Didctica, cuando se deca que la Antropologa filosfica se converta en una
Filosofa antropolgica, indicando con ello que asume el papel funcional de
filosofa primera. Y segundo, porque para ambos la exposicin de la diferencia
entre el animal no humano y el animal humano es un captulo fundamental de
su propia filosofa. ste es, pues, el lugar idneo para tratar este punto.
En cuanto al primer punto, es muy ilustrativo, tanto desde una
perspectiva

historiogrfica

como

desde

una

perspectiva

sistemtica,

considerar el lugar desde el que se hace este planteamiento. Aqu hemos


partido desde la consideracin biolgica del ser humano, por tanto, hemos
tomado al ser humano desde fuera, como un animal ms. Desde esa
perspectiva, podemos seguir buscando rasgos diferenciales. Y los rasgos
diferenciales van a ser los distintos mundos que ambos grupos han creado,

89
pensando si es posible, como parece serlo, tanto ms en la actualidad el
grupo animal no humano como opuesto al grupo animal humano. Pero an
estamos en una taxonoma biolgica, por tanto estaramos en lo que
Landsberg llamara una antropologa de rasgos, en la cual incluso podramos
introducir que el animal humano habla, es decir, que se comunica con otros
especmenes con un tipo de sonidos muy diferenciados, que conllevan unas
respuestas tambin muy diferenciadas por parte de los otros congneres.
Esta antropologa de rasgos sera incluso la antropologa filosfica en
que haba pensado Scheler, o la que, siguiendo a este filsofo alemn, tena
en la cabeza Ortega y Gasset, al menos en el periodo de los aos 20. Pero la
cuestin est en por qu o cul es la razn de esa inmensa diferencia entre la
presencia del animal humano en el mundo y la presencia del resto de los
animales no humanos. Y aqu, en esta pregunta est la necesidad de cambiar
la posicin del lugar desde el que se pregunta, porque para poder responder
tengo que cambiar la perspectiva, porque debe haber algo que mirado desde
fuera se escapa, impidiendo, por tanto, responder a la pregunta por esa
diferencia. Y justo esta consideracin hace que me site en el interior del ser
humano mismo para ver si ah encuentro la diferencia con el resto de los
animales. Pero en ese momento he abandonado la anterior antropologa
filosfica (la antropologa de rasgos) porque no me serva para entender
realmente al ser humano, y tengo que cambiar la perspectiva. Si hasta ahora
tena una visin taxonmica del humano, ahora me sito en este mismo, es
decir, en mi experiencia, para ver desde ella por qu el mundo creado por los
animales humanos es tan diferente del entorno en que viven el resto de los
animales, que apenas inciden en l.
Y ahora una pequea consideracin para responder a la razn primera
que he anunciado antes. En el semestre de invierno de 1929/1930 Heidegger
imparti una leccin sobre Los conceptos fundamentales de la Metafsica.
Mundo, finitud, soledad. Esta leccin, que al publicarla en 1983 se la dedica a
Fink7, es una introduccin a la metafsica como filosofa primera, y lo

Dice que Fink, que haba muerto en 1975, escuch esta leccin con una reserva reflexiva,
[nachdenklicher Zurckhaltung], experimentando en ello algo suyo propio que estaba
impensado y que hubo de determinar su camino. Cito esta reflexin de Heidegger por la
influencia que Fink tiene en el desarrollo de la fenomenologa y en mi propia anrtropologa
filosfica.

90
interesante es que la mitad de la leccin, desde el tercer captulo de la
segunda parte, est dedicada a estudiar la deferencia entre el animal no
humano (Heidegger no lo llama as, sino con la palabra alemana: das Tier) y el
humano (der Mensch). Y eso se nos ofrece como parte fundamental de la
metafsica como filosofa primera. Naturalmente que esa metafsica es, en ese
momento, fundamentalmente una antropologa filosfica, no en el sentido de la
antropologa taxonmica anterior, sino en el nuevo sentido de una
antropologa filosfica (porque nos dice qu es el ser humano) en la nueva
funcin que desempea en este momento.
Lo mismo le va a pasar a Ortega y Gasset, que en los aos 20 concibe
una antropologa filosfica al estilo de la de Scheler, por tanto taxonmica,
pero a partir de 1929, cuando termina de formular con toda precisin el lugar
de la vida humana como punto de partida de la filosofa, por tanto, cuando
considera que la vida humana es la vida radical en la que todo se da, llega un
momento en el que se ve impelido a mostrar la diferencia entre la vida
humana, esa vida humana radical, y la vida animal. En ese momento Ortega
ha superado la antropologa filosfica taxonmica para centrarse en una
Antropologa filosfica como filosofa primera. En esa nueva posicin de la
Antropologa filosfica, que no es distinta de aquella a la que Kant habra
encomendado responder a la pregunta qu es el ser humano (Was ist der
Mensch), el tema de la diferencia con el animal humano es fundamental.
Es posible que se diga que en ese momento ya no se est haciendo
antropologa filosfica sino metafsica. Estoy profundamente de acuerdo con lo
segundo, pero tambin en profundo desacuerdo con lo primero. Lo nico que
se debe decir es que no se est haciendo una antropologa taxonmica, sino
una antropologa filosfica como filosofa primera, con la ventaja de estar
legitimado a decir que slo en este segundo caso se est haciendo la
autntica antropologa filosfica porque en la taxonmica se perda lo
fundamental del ser humano, por tanto se haca una antropologa filosfica en
la que no se llegaba a lo fundamental del humano, por tanto no poda ser sino
una preparacin para la verdadera antropologa filosfica, que debe asumir la

91
posicin funcional que el ser humano tiene8.
La posicin de Heidegger es relativamente conocida, pues establece tres
tesis, de las cuales elabora pacientemente las dos primeras, el humano tiene
(configura) mundo; el animal es pobre de mundo; la piedra no tiene mundo. A
partir de estas tres tesis, dedica decenas de pginas a elaborar lo que l llama
la esencia de la animalidad, que nos d razn de su modo de operar. Y llega
a la conclusin de que no se puede decir que el animal tenga comportamiento,
sino slo conducta, por tanto que no acta sino que hace, opera. Utiliza una
palabra compleja que creo que el traductor al espaol ha captado
errneamente, por eso no se entiende bien el texto en castellano. Dice
Heidegger que el animal esta benommen en sus operaciones. El traductor
traduce perturbado; pero no se trata de eso, no se puede decir que los
animales estn perturbados; el sentido correcto es embargado9 en su
mundo reducido, por eso es pobre de mundo, porque no puede salirse de ese
embargo. La consecuencia de esto es muy importante porque el animal no
podr distanciarse de su ruta, de su conducta enfrentndose a las cosas en
cuanto tales. Heidegger, maestro del lenguaje, juega aqu muy bien con las
palabras, que le permiten ofrecer un conjunto coherente de lo esencial de la
animalidad. El animal est benommen (embargado) en su conducta
(Benehmen), y por eso le est tomada (genommen), en el sentido de
sustrada, toda captacin o percepcin (Vernehmen) de algo en cuanto algo,
que exige una separacin de las rutas de la conducta. El animal se rodea de
un anillo de desinhibicin, en el que est prefigurado qu lo puede motivar a
operar, a moverse, a iniciar su conducta, pero slo ese anillo le puede mover,

Este posicin es la que defiendo en el tema del cuerpo, que no puede ser
descrito slo como un objeto en el mundo sin atender a la posicin funcional que ocupa
de ser en centro del campo de aparacin de los objetos. Si se olvida esto, el cuerpo
humano no es tal. Sobre este problema ver, J. San Martn, El contenido del cuerpo, en
Investigaciones Fenomenolgicas, vol. monogrfico 2: Cuerpo y alteridad (2010), en
http://www.uned.es/dpto_fim/invfen/Inv_Fen_Extra_2/9_J_San_Martin.pdf. Jos Lasaga ha
explorado este tema enana direccin opuesta a la aqu considerada. Ver su texto Notas sobre
la Antropologa defectibre en Ortega, en J. San Martn y T. Domingo Moratalla, Las
dimensiones de la vida humana. Ortega, Zubiri, Maras y Lan Entralgo, Madrid, Biblioteca
Nueva, pgs. 53-67.
9
Embargado viene de embarricado, puesto a seguro entre barras, para que no se escape. Un
producto embargado es un producto retenido, asegurado. Esa es la palabra correcta para
traducir la Benommenheit heideggeriana.

92
y por tanto queda embargado por l. Por otro lado con esta consideracin
sobre el anillo de desinhibicin ponemos rumbo a la diferencia que
expresamos como configuracin de mundo del ser humano (Heidegger, 1987,
309).
Frente a este comportamiento el humano tiene y configura un mundo. La
argumentacin de Heidegger es muy detenida y sumamente interesante, pues
es toda una exposicin desde la definicin griega de que el ser humano es el
animal que habla ( [dzoon logon ejon]), as toda su
impresionante argumentacin es buscar las bases del lenguaje, de la
enunciacin. En ella llega a la conclusin de que el enunciado no es lo original
porque detrs del enunciado, en la medida en que en l se da noticia de que
un a es b, hay un subyacente experimentar el a en tanto que b. Por eso, el
lenguaje, ms precisamente, el enunciado afirmativo, el o
(logos apofantiks), no produce la referencia al ente, sino que hace uso de
ella, por lo que hay que hablar de una verdad prelgica, antepredicativa. Por
eso detrs del enunciado est la manifestabilidad original de los entes. Y cmo
se manifiestan los entes lo muestra Heidegger en un enunciado tal como la
pizarra est mal colocada, porque para decir esto tengo que tener una
apertura al aula en su conjunto como aula, porque si ese espacio fuera una
sala de baile, ni siquiera debera haber una pizarra como para decir que est
mal colocada. As, en ese enunciado est presente, aunque no aparezca en el
mismo, el aula, el edificio, el ente en su conjunto, slo desde el cual se puede
hacer ese enunciado que, por tanto, supone que el ente se da a partir de un
conjunto que exige un completamiento de la experiencia siempre parcial,
podramos decir en buen castellano, redondear la experiencia parcial
fragmentaria; ese redondear la experiencia parcial es l mismo resultado de
un previo configurar de lo que ya impera en su conjunto (1987: 413).
Previamente haba hablado Heidegger de que esa experiencia slo se da en
un ser libre para lo ente en cuanto tal, aunque esa libertad implique la
vinculacin con el ente, un dejarse vincular al ente tal como es, que es el que
da la medida de la adecuacin o inadecuacin del enunciado (1987: 406).
Puesto en trminos ms familiares, aunque tal vez desaprobados por

93
Heidegger, podramos decir que en esa experiencia se experimenta la
vinculacin que tenemos con el objeto que se nos muestra y que percibimos,
de manera que ese objeto es la medida del lenguaje.
Y concluye Heidegger que con la vinculatoriedad, el carcter de
complemento y descubrimiento del ser del ente se ha caracterizado un
acontecer fundamental unitario de la existencia del ser humano, del cual surge
siempre y por primera vez el o (logos) (1987: 413). Es en ese acontecer
fundamental del que ahora afirmamos que en l sucede una configuracin de
mundo (1987: 415). En esta configuracin de mundo, la esencia del mundo
aparece como el imperar del mundo en cada ente, por tanto, se da la
pertenencia de cada uno de los entes al conjunto del mundo. Los tres rasgos
que ha sealado Heidegger como elementos conjuntos de la configuracin de
mundo propia del ser humano, la vinculacin, el aparecer de conjunto la
complementacin (el redondeo), y el ser del ente, muestran la brecha entre
el animal no humano, embargado en sus rutas, y el animal humano que, por
ser libre, es configurador de su entorno.
La posicin de Ortega es muy interesante y an dar que hablar porque, a
pesar de la inmensidad de la bibliografa sobre el pensador madrileo, an
quedan muchos puntos sin explorar detenidamente. Aqu voy a dar unas
indicaciones sobre sus planteamientos a expensas de una ampliacin
posterior, en todo caso como invitacin a que el alumno lea los dos textos
fundamentales en que Ortega explicita su concepcin de la relacin animal/ser
humano. El primer texto es el de la conferencia que Ortega pronunci en 1939
como introduccin a las conferencias de Buenos Aires sobre El hombre y la
gente, que se titula Ensimismamiento y alteracin, y que luego public como
introduccin para su Meditacin de la tcnica. El segundo es la conferencia
que pronunci en Darmstadt que lleva el ttulo El mito del hombre allende
[aquende o detrs de]10 la tcnica.
10

Pongo entre corchetes la traduccin correcta de la preposicin hinter, porque la palabra


allende es un craso error de traduccin, que, de acuerdo a los datos, no podemos atribuir a
Ortega, y que, adems, tergiversa el texto. Como se dice en la parte crtica de las Obras
completas VI, 993: El texto en espaol es una traduccin del alemn, al no hallarse el
manuscrito original, la traduccin la haba realizado Fernando Vela y corregido Paulino
Garagorri.

94
En el primer texto Ortega quiere comprender cul es la diferencia entre el
animal humano y el hombre, ponindola en la capacidad del humano de
ensimismarse, de retirarse del mundo. De acuerdo a Ortega el animal vivira
entregado al mundo, es decir, alterado en el mundo, en continua alerta a los
estmulos, sin poderse apartar del mundo. Es, en cierta medida, lo que
Heidegger haba conceptuado como embargado en el ambiente. Es obvio
que justo por eso su mundo no es mundo sino las rutas prefijadas de su
conducta. Con toda precisin dice Ortega que son los objetos y
acontecimientos del contorno quienes gobiernan la vida del animal, le traen y
llevan como una marioneta. (V, 535), por tanto el animal no vive desde s
mismo, sino que est atento a lo otro, por tanto est alterado, enajenado.
Curiosamente, al utilizar Ortega la palabra enajenado, se acerca al
significado de la palabra heideggeriana benommen, que tambin tiene el
sentido con que la ha traducido el traductor, tal como lo decamos
anteriormente, perturbado. El sentido, sin embargo, tanto de Heidegger como
de Ortega es, sencillamente, estar dirigido por lo otro (alterado, de alter,
enajenado, en lo ajeno), por el crculo de desinhibicin, que deca Heidegger,
o, en el caso de Ortega, por el mundo del que es prisionero, palabra en la
que resuena el carcter de embargo con que he traducido la palabra
heideggeriana.
El texto que estoy comentando procede de 1939, pero lo publica para
introduccin de un texto de 1933, Meditacin de la tcnica que aparecer
como libro despus. En efecto, en este texto est el origen de la tesis que
defiende ahora Ortega. La tesis principal de Meditacin de la tcnica es la
primera frase que pronuncia Ortega en el curso de verano en la Menndez
Pelayo, de donde procede el texto: Seores: Sin la tcnica el hombre no
existira ni habra existido nunca. As, ni ms ni menos (IX, 27). Y un poco
ms adelante da la razn fundamental de la diferencia entre el animal y el
humano, que desarrollar en el texto de 1939: el hombre experimenta sus
necesidades, por ejemplo, calentar o comer no como lo suyo, como aquello
en que su verdadera vida consiste Lo cual inesperadamente nos descubre la
constitucin extrasima del hombre, (V, 557), no coincidir con sus

95
condiciones objetivas, sino que es algo ajeno y distinto de su circunstancia, y
esto aclara un poco que el hombre pueda desentenderse provisionalmente de
estas necesidades, las suspenda o contenga y distanciado de ellas pueda
vacar a otras ocupaciones que no son su inmediata satisfaccin. El animal no
puede retirarse de su repertorio de actos naturales, de la naturaleza porque no
es sino ella y no tendra, al distanciarse de ella, dnde meterse (V, 557). En
esta primera leccin de 1933 ya est, por tanto, la idea del ensimismamiento:
el hombre () puede en algunos momentos salirse de ella [de su
circunstancia], y meterse en s, recogerse, ensimismarse y solo consigo
ocuparse de cosas que no son directa e inmediatamente atender a los
imperativos o necesidades de su circunstancia. (ib.)
Por tanto, segn Ortega, frente a la actitud del animal el hombre puede,
de cuando en cuando, suspender su ocupacin directa con las cosas,
desasirse de su derredor, desentenderse de l, y sometiendo su facultad de
atender a una torsin radical incomprensible zoolgicamente volverse, por
decirlo as, de espaldas al mundo y meterse dentro de s, atender a su propia
intimidad o, lo que es igual, ocuparse de s mismo y no de lo otro, de las
cosas (ob. cit. 535). Esa operacin es pensar, meditar, ensimismarse, lo cual
es salirse del mundo para meterse en uno mismo. Mas en ese interior habitan
las ideas. Ahora bien, con estas ideas vuelve al mundo para reorganizarlo,
para configurarlo. Ah est el origen de la tcnica, porque proyecta su interior,
haciendo que lo otro se vaya convirtiendo poco a poco en l mismo (pg.
537).
La diferencia entre el humano y el no humano est, entonces, en ese
hecho ms antinatural, ms ultrabiolgico, de volver a s mismo, y fijarse en
las ideas que han suscitado las cosas y que se refieren al comportamiento de
stas. Ah hay una idea tosqusima de mundo, pero que permite un primer
plan de defensa. Esa torsin atencional, ese primitivo ensimismamiento va a
separar radicalmente la vida humana de la vida animal (p. 539), porque en
adelante el humano ya siempre volver al mundo con un plan, con un proyecto
de trato con el mundo, con las cosas, produciendo una transformacin de las
mismas, lo suficiente para que le opriman un poco menos (ib.).

96
Los tres pasos son, por tanto, la alteracin, la contemplacin como
proyeccin de acciones futuras, y la vuelta ilustrado por esos planes. Por
tanto, el pensamiento no le es dado al humano sino como una herramienta
para poderse defender en el entorno. Por eso el hombre es ante todo accin,
pero para la accin humana es necesario un plan preconcebido en una previa
contemplacin o pensamiento.
A Ortega le preocupa cmo se pudo dar esta retirada al interior de s
mismo, a un s mismo en el que pulularon multitud de ideas y productos, de los
cuales unos sirvieron para volver al mundo con la accin inmediata, en la
tcnica, pero otros no sirvieron para eso. En gran medida, muchos de los
textos posteriores de Ortega estn dedicados a estudiar ese mundo interior,
esa intimidad y cmo se ajusta a la realidad. En su escrito Ideas y creencias,
esos mundos interiores adquirirn especial relieve; pero Ortega diferenciar en
l las ideas de las creencias. De todos modos, a resultas de esa retraccin al
interior surge todo un mundo, el mundo del sentido, que hace que la vida
humana est realmente en el sentido mismo, porque la vida no ser lo exterior
sino la interpretacin que hacemos de nosotros mismos, es decir, la biografa
que vamos ejecutando, por tanto, los proyectos que deseamos cumplir y que
vamos realizando, haciendo as nuestra biografa, nuestra vida.
Ortega se preguntar cmo ha podido llegar a surgir ese mundo interior a
partir de la vida animal. Como de ese momento no tenemos ningn dato, ms
que slo conjeturas, cuenta un mito, porque de esos momentos fundacionales
slo se podra hablar mticamente, y ese es el sentido del texto antes aludido
del El mito del hombre allende [aquende o detrs de]11 la tcnica. La tesis
que aqu defiende Ortega es que el humano es un animal extraado de la
naturaleza, deficiente, incluso, y en esto est el mito, que, por vivir en zonas
pantanosas adquiere una enfermedad. una enfermedad, la malaria o de otra
naturaleza, pero que no le produjo la muerte, as la especie qued intoxicada,
con una intoxicacin que llev a una hipertrofia de los rganos cerebrales, con
la consiguiente hiperfuncin cerebral, con lo que el primer hombre se encontr
con una gran cantidad de figuras imaginarias, por tanto, estaba loco, lleno de
11

Ver la nota 10.

97
fantasas, con lo que frente al mundo exterior, se encontr con todo un mundo
interior, hacia el que dirigi la atencin, a diferencia del resto de los animales,
que siguieron en la ruta prefijada de su entorno. Por tanto el humano entr en
s mismo: era el primer animal que se encontraba dentro de s, y este animal
que ha entrado en s mismo es el hombre. (VI, 815). Este animal tiene que
elegir entre los instintos y los proyectos fantsticos. Tiene que elegir, est en
una disyuntiva. Por eso somos hijos de la fantasa, de la necesidad de elegir, y
elige cambiar, modificar el mundo para adaptarlo a sus gustos, a sus deseos,
que provienen de la fantasa. Pero los deseos fantsticos lo desbordan y por
eso es coherente que seamos infelices: El hombre es esencialmente un
insatisfecho (VI, 816), pero esa insatisfaccin es el motor de la historia
porque, por ser un inadaptado al mundo, necesita un mundo nuevo, que es el
mundo que crea la tcnica.
Hasta aqu las dos teoras, sumamente interesantes. Puestas las dos, una
detrs de otra, nos ensean, primero, que Ortega est volcado en la
consideracin prctica. La cultura (que es la forma en que el hombre vive,
cultivando el mundo con la tcnica), es la que hizo al humano. Segundo, que
entre el animal no humano y el humano hay una ruptura, por ms que la
configuracin definitiva de esa ruptura haya durado sobre dos millones de
aos. Tercero, que, comparados ambos filsofos, pueden ser puestos en
relacin, porque la base de la tcnica, o de la cultura, en el caso de Ortega,
exige esa apertura del humano a los entes, porque esas ideas que el modo de
ser de las cosas suscita en el humano tiene que mantenerse en el plano de la
objetividad, lo que Heidegger ha llamado la vinculacin, porque, de no hacerlo,
el fracaso estara garantizado. Esa frase de Ortega, que he citado de que el
humano se vuelve para fijarse en las ideas que han suscitado las cosas y
que se refieren al comportamiento de stas aproxima a Heidegger y Ortega
Esas ideas no pueden dejar de ser objetivas o adecuadas a lo que las cosas
son. En ese momento se da el nivel que descubra Heidegger de vinculacin
con lo que es el ente en cuanto ente. La tcnica, que se basa en ese
momento, da testimonio de la competencia cognitiva de la especie, lo que en
nuestra filosofa llamamos la competencia racional.

98

4. Los dos comportamientos irreductibles a lo biolgico o el nuevo nivel del


homo sapiens
Frente a esta competencia racional, la instrumentalizacin de la razn
significa que el carcter racional depende de las circunstancias y que una
accin que en estas circunstancias es racional en otras podra no serlo o, lo
que es lo mismo, aquello que en un momento puede ser humanamente vlido,
puede no serlo en otro momento. Es patente el relativismo que se anuncia en
esta perspectiva, que, por otro lado, parece bastante elemental. Pues bien, el
nuevo nivel instaurado por el homo sapiens nos indica que la razn, entendida
ya como competencia cognitiva vinculante, es un principio que afecta a dos
tipos de comportamientos, que se escapan del entramado funcional. Estos
comportamientos son los que podemos llamar, por un lado, la relacin a la
verdad y realidad y, por otro, el reconocimiento del otro como persona. El
sentido de ambas actitudes o comportamientos desborda todo planteamiento
funcional y son los que constituyen verdaderamente al ser humano como homo
sapiens.
En cuanto al primer aspecto del carcter sapiens, como muy demuestra
Heidegger, aunque sea con otro lenguaje, ese carcter late en el uso mismo
del lenguaje, que, como es sabido, transciende cualquier sistema de seales
biolgicas aunque tambin lo sea, para representar la donacin de
argumentos y fundamentos. El lenguaje dice la realidad, lo que se presenta
como lo que es; por eso si bien el lenguaje es instrumento de sealizacin o
comunicacin entre los individuos, y l mismo sera derivado de una
experiencia anterior, aunque sea en el orden de la fundamentacin, tambin es
configurador tanto de la realidad como de la vida mental de los individuos, que
no se concibe como una vida separada de la realidad, sino como una vida en la
que se desvela y aparece la realidad. Esta funcin reveladora del lenguaje, que
es la que le hace ser, a la vez, fundamento o razn, es un elemento que
constituye al ser que habla como un ser que transciende la constriccin o los
marcos del presente. Le bastar para dar a esa funcin toda su relevancia
tener nocin del tiempo, que implica una nocin de la permanencia a travs del

99
tiempo. El lenguaje dice las cosas a travs del tiempo.
As lo referido en el lenguaje no se queda slo en momento en que es tal,
sino que trasciende ese momento y adems los seres humanos son capaces
de reconocer esa misma capacidad a todos aquellos sujetos con los que puede
iniciar un dilogo, porque eso implica interpelar al otro sobre los fundamentos,
sobre las razones, sobre la realidad de la que tenemos experiencia. Con esto
tenemos sealado el otro principio bsico del homo sapiens, el reconocimiento
o posicin del otro como seres racionales, es decir, como seres que hablan, y
por tanto que tienen experiencia del mismo mundo que yo, por tanto, como
personas, lo que est implcito en el uso mismo del lenguaje.
Es evidente que la razn estratgica no siempre ha puesto a los otros
como tales. Ms bien hay que decir que nunca o casi nunca lo ha hecho. El
inicio de la historia de la humanidad se ha basado ms bien en el no
reconocimiento de este carcter a las mujeres. La continuacin de la historia
despus, en lugar de proyectar una sociedad en la cual se pudiera cumplir ese
principio del homo sapiens, ha avanzado por derroteros radicalmente opuestos,
adems mistificando esa negacin, cargando normalmente en la cuenta de la
naturaleza esa falta de reconocimiento. Una tarea fundamental de la crtica
antropolgica, tica e ideolgica, ser describir la imagen del ser humano que
subyace en las formaciones socio-polticas para desvelar el nivel en el que se
desenvuelven.
Con esto hemos invertido la perspectiva de la biologa, ya que el
surgimiento del ser humano desde el reino animal, que aparentemente
podramos abordar desde fuera, comparando sin ms a los humanos con el
resto de los animales, en una antropologa taxonmica, por tanto, de rasgos, se
nos muestra como una posibilidad esencialmente limitada porque en esa
gnesis emerge un nuevo nivel, el de lo humano, que ya no es categorizable
con categoras de la biologa, ni siquiera con las de una sociologa funcional,
error con el que algunos creen poder superar la biologa. Una sociologa
funcional considera en accin una razn slo estratgica, con lo que no puede
hacerse cargo de una razn que
PROPOSICIONES,

PONDERE ARGUMENTOS QUE LEGITIMEN LAS

no por la adecuacin de lo que estas sealan en una cadena

100
funcional, sino porque se remiten a la realidad, a la percepcin en la cual se da
la realidad. Como veremos en el tema de la fenomenologa de la cultura, este
principio de la razn, que se manifiesta en el lenguaje, se hace presente en la
invencin cultural, ms all de los argumentos estrictamente funcionales que
pueden existir en los comportamientos de los primates ms cercanos al ser
humano. No cabe invencin cultural en el sentido que anida en la cultura
humana sin ese ejercicio de una razn de estratgica. En ese tema veremos
los argumentos de este

USO NO ESTRATGICO DE LA RAZN.

Por supuesto, la

moral y la poltica slo son entendibles desde este mismo uso de la razn, que
se la reconoce a los otros, basndose en el reconocimiento de su igualdad
como seres humanos. Tambin, una vez ms, con slo una razn estratgica
no podramos hablar ni de moral ni de poltica en sentido fuerte, ms all de los
juegos estratgicos de la fuerza que se tenga en cada momento.
Como se ve, la conclusin de esta parte de la antropologa lleva en s
consecuencias de largo alcance y que la filosofa no debera obviar nunca.

101

ORIENTACIN BIBLIOGRFICA

La discusin que se establece en el texto con la Profesora Celia Amors


obligara a un acercamiento a su interesante, profunda y bien pensada obra,
merecedora de ser leda, evidentemente, por sus propios mritos, pero que
adems para nosotros es un ejemplo sumamente ilustrativo de la incidencia
filosfico-cultural de estos temas antropolgicos, que por otro lado no terminan
de encontrar un acomodo en la filosofa de los profesores, es decir, en las
asignaturas convencionales de la tradicin filosfica. El libro de Celia Amors
est publicado en la editorial Anthropos y se titula Hacia una Crtica de la razn
patriarcal. Una aproximacin muy equilibrada a la problemtica de este tema es
la realizada por A. Montagu en un pequeo libro que se titula Qu es el
hombre, editorial Paids, especialmente la parte II, que directamente se
pregunta Cul es la naturaleza de la naturaleza humana.
El artculo de Count, est publicado en la revista American Anthropologist,
pero no est traducido. Ahora es asequible en Internet. Tambin habr que
aproximarse a este tema desde la etologa. Una lectura recomendable sera la
del etlogo alemn, discpulo de K. Lorenz, I. Eibl-Eibesfeldt, de quien se
puede leer con aprovechamiento El hombre preprogramado, Alianza Editorial, o
bien Amor y odio, publicado en Siglo XXI. De todos modos sobre el tema de la
agresividad enfocado desde la etologa el libro ya clsico es el de Konrad
Lorenz, Sobre la agresin. El pretendido mal, Siglo XXI, Madrid. Un estudio
ms amplio del tema y que transciende todo reduccionismo biolgico es el de
E. Fromm, Anatoma de la destructividad humana, siglo XXI, Madrid. Por otro
lado no se debe olvidar a Robert Ardray, que defiende una perspectiva
reductora y da un peso que yo creo inadmisible al factor violencia
preprogramada, una visin de la historia claramente opuesta a la defendida en
esta antropologa filosfica. De l se puede leer La hiptesis del cazador,
Alianza Editorial.
Para ver el rasgo trascendente del ser humano respecto a la
consideracin naturalista, se impone la lectura o relectura del libro de Scheler
El hombre y la historia, ya que nadie mejor que l destaca la oposicin entre la

102
imagen clsica del ser humano, de la que depende la posibilidad de pensar la
ciencia e incluso la democracia, y la imagen contempornea que, a mi
entender, compromete el sentido de la ciencia y en esa misma medida la propia
democracia; desde el momento en que esta oposicin es fundamental para
esta antropologa filosfica, nos parece una lectura necesaria. En este mismo
sentido la lectura del enjundioso librito de Marshal Sahlins Uso y abuso de la
biologa, Siglo XXI, 1982, sera obligada para entender el alcance de lo
defendido como conclusin de esta parte de la antropologa. Especialmente
recomendables son las pginas 129 s. sobre los lmites del utilitarismo.
Tambin el otro libro de Sahlins Cultura y razn prctica, en la editorial Gedisa,
1988, es una lectura muy recomendable para este tema. Por otra parte
conviene aludir a Ruffi, el cual termina la segunda parte de su libro con el cap.
IX titulado De la evolucin biolgica a la evolucin cultural, y con el cap. X,
Moral y biologa, donde parece aceptar una tica utilitarista. Como un buen
resumen de las ideas bsicas y la fundamentacin de esa tica, que parece
derivarse directamente, segn ellos, de la consideracin cientfica del ser
humano, merece la pena leerlo.
Sobre muchos de los aspectos aqu sealados puede leerse los
apartados 3 y 4 del captulo IV de mi libro Para una superacin del relativismo
cultural, Tecnos, 2009, pp. 144-185, as como el libro de Steven Pinker citado,
La tabla rasa. La negacin moderna de la naturaleza humana, Barcelona,
Paids, 2003.
Para terminar, sera muy interesante leer los dos textos de Ortega que
sealo en el apartado III.3

103
EJERCICIOS PRCTICOS
1.

Cul es la base de la concepcin instrumentalista de la razn?

2.

Cules son los dos conceptos de cultura que se manejan o se deben


manejar en el tema de la relacin Naturaleza/cultura?

3.

Exponga los lmites que parecen ser inherentes al concepto de razn


instrumental.

4.

Qu parecidos ve usted en la aprpximacin de Heidegger y en la de


Ortega?

105
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111

INDICE DE AUTORES

Acosta, 25, 95
Amors, 70, 73, 74, 75, 91
Ardray, 91
Aristteles, 18, 70
Ayala, 39, 93
Baldwin, 52, 53
Bleibtreu, 50
Blumenbach, 17, 18
Bolk, 58, 61
Brown, 51
Buffon, 18
Campbell, 83
Cela Conde, 39, 93
Chance, 82
Chetverikov, 38
Count, 79, 80, 82, 91
Dobzhansky, 38
Duchet, 25
Dhring, 35
Eibl-Eibesfeldt, 81, 91
Engels, 33, 34, 35, 37, 70, 97
Firestone, 74
Fleagle, 51
Fox, 80
Fromm, 91
Gadamer, 41, 61, 96, 99
Geertz, 56
Gehlen, 53
Geissler, 38
Goethe, 17, 18, 19, 27
Haeckel, 47
Haldane, 38
Harris, 21, 25
Heidegger, 8, 88-94, 97, 98,
103, 106
Hrz, 38
Kant, 13, 20, 25, 69, 70
Kellog, 38
Kirsche, 33, 34

Klopfer, 52
Landsberg, 13, 37
Lasaga, 91
Lavrov, 35
Levi-Strauss, 74
Lorenz, 91
Lther, 38
Malthus, 34
McDougall, 51
Montagu, 91
Morgan, 52, 53
Morin, 55, 61, 65
Moscovici, 53, 61, 86
Neander, 47
Ortega y Gasset, 5, 8, 69, 70,
76, 88-90, 93-97, 102, 103,
107, 108
Osborn, 53
Pars, 58, 59, 61, 63, 98, 99
Peters, 34, 35, 41
Pinker, 90, 97
Platn, 70
Popper, 52, 53
Portmann, 58
Prichard, 11, 21, 22, 25, 27
Rahner, 41, 61
Ruffi, 39, 41, 50, 53, 61, 77, 92
Sahlins, 92
San Agustn, 70
San Martn, 91, 98
Santo Toms, 70
Scheler, 91
Schindewolf, 57, 58, 61
Schmidt, 35
Templado, 25, 41, 53
Tiger, 80
Vogler, 41, 61, 96, 99
Weissmann, 39
Wilson, 86

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