Violencia Médica
Violencia Médica
Violencia Médica
morir loco y solitario sin que su labor haya sido reconocida. Despus de su
muerte, debieron pasar todava cuarenta aos para que las puertas que con
tanta insistencia toc, se abrieran, y su memoria fuera reivindicada.
El caso Semmelweis, revela dos grandes fuentes de violencia en la institucin
mdica, que an hoy siguen causando silenciosos estragos. Por un lado, el
manejo masivo de los cuerpos propio de los hospitales y el trabajo asistencial
intenso y, por otro, el dogmatismo, que con tanta frecuencia se anida en la
prctica galnica. Esta historia, revela igualmente una faceta bastante
conflictiva de la medicina institucional, cual es la de la enfermedad yatrognica,
o sea, aquella causada directa o indirectamente por la intervencin mdica. En
Estados Unidos se ha calculado que el 7% de los pacientes que entran en
contacto con la institucin mdica sufren lesiones susceptibles de
indemnizacin. Un estudio famoso, realizado por una subcomisin del
Congreso Norteamericano sobre la prctica mdica en 1974, revel que slo
en ese ao se realizaron dos millones y medio de operaciones innecesarias,
causando 11.900 muertes perfectamente evitables, con un gasto intil de
cuatro mil millones de dlares. Ms an, la frecuencia de accidentes reportados
en los hospitales es mayor que en cualquier industria, excepto las minas y la
construccin de edificios, mostrndose los hospitales universitarios ms
patgenos e yatrognicos que otras instituciones de salud. Uno de cada cinco
pacientes internados para estudio en una institucin de alta tecnologa
adquiere una enfermedad yatrognica, muchas veces como complicacin de
los mismos procesos diagnsticos. Los hospitales, al funcionar como unidades
cerradas que manejan una informacin inaccesible para el lego, dificultan
cualquier proceso crtico, opacando los problemas yatrognicos que se causan
simplemente por la aplicacin rutinaria de tratamientos ortodoxos y
profesionalmente recomendados.
Si pensamos que el 99% de las especies que han precedido a las que existen
hoy han perecido y que la mayora ha disfrutado de una longevidad mayor que
la alcanzada actualmente por los primates, no es aventurado suponer que un
cambio sbito de las condiciones del ecosistema pueda obligarnos a
mecanismos adaptativos hasta el presente desconocidos para el ser humano,
de los cuales dependera entonces su supervivencia. Buscando la mxima
productividad y rendimiento, el hombre ha intervenido en los ecosistemas
naturales mediante un conjunto de tcnicas que reciben el nombre de
selecciones de clones, gracias a los cuales se lograr vencer los azares de la
herencia, fijando las caractersticas adquiridas, de suerte que el ser vivo nace
rigurosamente idntico a su progenitor, dotado eventualmente de propiedades
originales que no deberan transmitirse normalmente. Se ha logrado as crear
especies vegetales y animales con alto rendimiento y adaptadas a condiciones
de vida particulares. Sin embargo, el precio que pagamos por esta
homogenizacin biolgica y el alto rendimiento productivo, es la fragilidad
inmunolgica y las altas exigencias energticas que obligan a la utilizacin
masiva de agroqumicos contaminantes y a una gran vulnerabilidad de los
ecosistemas que los ponen en peligro de extincin. Estas especies altamente
homogneas, se muestran muy suceptibles a plagas e infecciones, as como a
variaciones ambientales. Hace algunas dcadas los cultivadores de avena en
los Estados Unidos desarrollaron una variedad a la cual denominaron
Victoria.
sweating
las culturas
el contrato teraputico.
No
la
Vemos cmo al
interesa que histricamente, en todas las culturas, los cdigos saludenfermedad, por referirse de manera directa al cuerpo, aparezcan como
verdaderos semilleros de sentido, desde los cuales reconstruimos de manera
permanente la visin que tenemos del mundo, de nuestra vida y de la
sociedad.
Es hora de aceptar que la enfermedad se presenta no slo como un hecho
abordable por la metodologa emprico analtica, sino tambin como un nudo
de significacin que hemos de abordar por la va de la comunicacin holstica o
metafrica. Prueba de ello la encontramos en la charla cotidiana, donde los
asuntos referidos a la enfermedad ocupan gran parte de la temtica que se
aborda en las conversaciones y visitas sociales.
Sin embargo, creemos ver en la prctica mdica institucional una hipertrofia de
la comunicacin analtica que desconoce las necesidades holsticas del
paciente, relegndolas a un segundo plano y considerndolas producto de la
ignorancia o del pensamiento mgico de la plebe.
En los pabellones del hospital San Juan de Dios, donde culmin mi preparacin
mdica, era frecuente que los pacientes escondieran bajo el colchn o en la
mesa de noche remedios recetados por el brujo del pueblo o de la vereda de
donde procedan, los cuales tomaban a escondidas cuando mdicos y
enfermeras abandonaban las salas. Al ser descubiertos, imploraban y lloraban
para que no decomisramos aquellas sustancias que veamos, en medio de
nuestra irritacin como peligrosas, prometindonos de su parte que si se las
dejbamos, tomaran apenas juiciosamente la droga que les habamos
formulado. Para ellos no exista incompatibilidad entre uno y otro medicamento,
confiando en nuestra eficacia pero buscando en la ayuda del brujo algo que
consideraban imprescindible para su curacin y que nosotros, a lo mejor no
podamos ofrecerles.