Ah 3015601
Ah 3015601
Ah 3015601
Quisiera,
en
el
breve
espacio
de
estas
palabras
preliminares, dejar constancia de mi agradecimiento a tantas
personas que, de una forma u otra, han apoyado mi trabajo de
cuatro aos: en primer lugar, a mi familia, en la que incluyo a
M Angel y Javier MartinRetortillo y a Jess Larralde; a ini
director de tesis, D. Antonio Prieto; a mis profesores de
distintas etapas de la carrera: D. Francisco Lpez Estrada, DM.
Cristina Barbolani, DIia. Pilar Saquero; a Da. Margherita
Morreale y D. Alessandro Martinengo, que me acogieron en mis
estancias italianas; a profesores que me animaron en diversas
etapas del trabajo: Da. Meichora Romanos, Da. Olga Tudorica
Impey, O. Alan Deyermond, D. Francisco Mrquez Villanueva, D.
Antonio Cruz Casado, Da. Juana Toledano Molina, Da. Soledad
Arredondo, D. Jos 1. Diez, DM. Blanca Perin, DM. Magdalena
Velasco, Oa. Antonia Martn Marco, DM. M~ Jos Albal; a
compaeros doctorandos como Jos Montero Reguera, Ana Isabel
Ballesteros, Alicia Casado, Mariano Martin, Miguel A. Olmos, M~
Humanistas
1 Marsilio Ficino
2.
3.
4.
5.
6. Angelo Poliziano
7. Conclusiones
Notas al capitulo I.C
1. Orfeo en el Renacimiento espaol
A. Introduccin
B. Mitgrafos espaoles.
1. El Tostado
2. Juan Prez de Moya
3. Diccionarios
4. Baltasar de Vitoria
5. Traducciones de clsicos
6. Conclusiones
Notas al capitulo II.B
C. Poesa.
1. Juan Boscn
2. Garcilaso de la Vega
3. Diego Hurtado de Mendoza
4. Gutierre de Cetina
5. Hernando de Acua
E. Francisco de la Torre
7. Fernando de Herrera
8. Juan de Arguijo
9. La Fbula mitolgica
10. Orfeo en los contrafacta de Garcilaso....
11. Conclusiones
Notas al capitulo 11.0
D. Gnero Pastoril.
1. Introduccin: La materia rfica
2. Libros de pastores
1
7
17
18
27
32
42
48
54
56
87
88
102
109
112
121
127
168
171
197
198
200
213
215
226
230
231
249
265
295
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311
321
329
351
358
379
393
395
446
453
3. Conclusiones
Notas al capitulo II.D
532
534
552
556
1
EL MITO DE ORFEO EN EL RENACIMIENTO
O. Introduccin
El mito de Orfeo, uno de los ms fecundos, representa ya en
la
plyade
de
humanistas
que
en
Italia,
como
Apolonio
de
rfica7.
Pero
Esquilo2,
Rodas6,
se
Virgilio
Eurpides3,
refieren
y
Ovidio
Platn4,
Orfeo
debemos
a
los
Pndaro5
la
religin
relatos
ms
Friedman10,
2
y moral del mito; comentaristas y moralizadores de Ovidio en el
humanismo centroeuropeo de los s. XII y XIII de los que en
Espaa es deudor Alfonso el Sabio; annimos poemas de creacin
como el Sir Orfeo ingles11, van aportando interpretaciones
etimolgicas,
evemeristas,
Poliziano
con
su Favola di
el Marqus de Santillana,
Juan de Mena,
los
3
poco, el inters por los mitos se contagia y se difunde gracias
a la
En
a cuyo
amparo se
que
resultaba
bastante
incompleta
pues
slo
se
cinco
aspectos:
la
relacin
con
otros
mitos
(punto
5
Juregui y Prez de Montalbn, sin llegar a la exhaustividad pues
an puede profundizarse ms en su estructura, lenguaje, estilo,
resultaba
completo
dentro
del
objetivo
de
estudiar
Los ms
los que
atencin
se
prestaba a
la
literatura
medieval
de Santillana,
Juan de Mena,
La
Celestina,
pero se
aspecto
de la
a la
As,
se
hablaba
de
Boscn,
Garcilaso,
Arguijo,
Medrano.
lo que
italianos
como
Petrarca,
Boccaccio,
Poliziano,
los vivifica,
no se diferenciaba con
ni
siquiera
se
estudiaba
la
gloga
III
garcilasiana.
Hay que sealar, en conclusin, la seriedad del trabajo de
Cabaas y su labor precursora en el estudio de la mitologa en
la
literatura
hispnica.
Se
comprueba
su
vigencia
para
el
los
pasos
de
este
admirable
predecesor,
Renacimiento,
describir
el
panorama
antes
esbozado
7
estudiados
por
los
correspondientes
exposicin
detallada
hara
especialistas
interminable
mi
trabajo.
cuya
Si
he
de Orfeo
es uno
de
los
ms recurrentes
en
la
como la fidelidad
ms all de la muerte,
la desgracia
como destino
saber
y del
arte:
la filosofa,
la poesa
del hombre.
la teologa,
la msica,
la
me ha dado la oportunidad,
mi
especializacin
renacentista
filolgica,
de la totalidad
en
busca
de
aquel
ideal
del conocimiento.
Notas a la Introduccion:
1. W.C.K. Guthrie, Oroheus and Greek relicion, London, 1952.
(Traduccin espaola, Buenos Aires, 1970). 1. Linforth, The Arts
of Ornheus, New York, Amo Press, 1973. Ch. Segal, Orx=heus: The
mvth of the ooet, Baltimore, The John Hopkins University, 1989.
2. En Apamenn, y. 162932, se alude al poder civilizador y
desbestializador de Orfeo. Adems, Esquilo escribi h. 466459
a. C. una tetraloga llamada Licurcia, cuya segunda pieza:
Basrides se ha perdido. Pero, por referencias de escoliastas
(cfr. Schol. Am. Thersm., p. 135, y Schol Nic. Ther.., p. 288>,
sabemos que las basarides dan muerte a Orfeo, por instigacin de
Baco. Los testimonios que afirman esto son Eratstenes:
8
Catasterismos, 24 y Schol. ~emman. p. 84, 11, cf. 152.1. El
relato de Eratstenes mezcla, al citar a Esquilo, la historia de
la catasterizacin de la lira con la enemistad de Baco hacia
Orfeo por haber identificado a Apolo con el Sol, pero no podemos
estar seguros que sta ltima proceda de Esquilo.
3. Eurpides dedica en varias de sus tragedias algunos versos al
personaje de Orfeo: Bacantes, (y. 560); Ifigenia in Aulide, (y.
121115), donde Ifigenia menciona a Orfeo en su discurso de
peticin por su vida ante su padre; Ciclopes,
(y.
646);
HvDsinvle, (frag. 1.3.814>, Orfeo es encargado de la educacin
de los dos hijos de Jasn y la reina Hypsipyle; Medea, (y. 542),
Jasri pondera la belleza de los sones de Orfeo. Pero la
referencia ms importante se encuentra en Alcestis, donde se
contiene la primera alusin al episodio de los amores de Orfeo
y Eurdice (y. 357-362). Se alude, adems, por primera vez a la
bajada de Orfeo al Hades y al regalo de la recuperacin de su
esposa que los dioses le hacen por su bello canto. Pero como no
queda claro si efectivamente ha descendido o si podra haberlo
hecho, se deduce que alude a una historia ya bien conocida. Es
inverosmil que fuera Eurpides el origen de la misma (h.438
a.C.). Parece que se trata de un final feliz. El comentario lo
hace Admeto en tono un poco irnico y retrico pues lo mezcla con
la alusin al descenso y retorno de Persfone. En un posterior
fragmento (y. 965-970), el coro parece exaltar el poder absoluto
de la Necesidad, ante la cual no hace nada ni el canto de Orfeo,
ni la medicina de Asclepio. Sin embargo, el texto nos demuestra
como la fuerza bruta de Heracles s logra restaurar la vida de
Alcestis.
En
conjunto,
Eurpides
parece
establecer
una
comparacin entre la actuacin de Orfeo y la de Heracles. El mito
de Orfeo se valida y se niega al mismo tiempo, segn Segal, pues
si en el primer fragmento, se indica que ste vence a la muerte
con su msica, en el segundo, se dice que no lo consigue,
mientras si lo hace Heracles con su fuerza bruta.
4. En protgoras (y. 315) asocia el poder de los sofistas con el
de Orfeo. Como aqullos, la magia del vate tracio puede persuadir
pero no obtener la verdad; tiene la doxa, opinin basada en la
evidencia de los sentidos, pero no la epistem, conocimiento
de la realidad mediante el intelecto. Se conecta esta idea con
la versin platnica del fracaso de Orfeo en el Hades
desarrollada en el Banquete. El fantasma al que alude all
inserta la accin de Orfeo en el mbito de la ilusin. Orfeo es
castigado porque no se comporta como un verdadero amante y
logos. En el Banauete (y. 179), Fedro, utilizando el ejemplo
de Orfeo con fines oratorios en su discurso sobre el amor, seala
que quien ama a una persona debe ser capaz de dar su vida por
ella. No es este el caso de Orfeo, que, cobardemente, en vez de
morir por ella, baj al Hades vivo. Los dioses quisieron
9
castigarle,
primero mostrndole un espectro de su esposa y
despachndole sin ella, y luego a travs de las mujeres, que le
despedazan. Garca Cual (Mitos. viajes, hroes, Madrid, Taurus,
1985, p. 183) relaciona esa cobarda de Orfeo con las variantes
del mito que nos hablan de su condicin afeminada o homosexual,
como Fanocles y Ovidio.
En la Repblica (X, y. 620), el alma de Orfeo elige una
nueva encarnacin, la de cisne, pues no quiere volver a ser
hombre y ser engendrado por mujeres, a causa del odio que siente
hacia ellas por haberle despedazado. Este fragmento forma parte
del relato de Scrates en el que cuenta el mito de Er, personaje
elegido por los dioses para conocer el Ms All y transmitirlo
a los hombres. Por boca de Scrates, Er relata la vida de los
muertos y cmo
ellos
mismos han de elegir una nueva
reencarnacin. As, bajo un envoltorio mitico, Platn resuelve
el problema de la responsabilidad del alma en su propio destino,
e introduce un elemento nuevo: la creencia en la metempsicosis.
Esta doctrina, ya en Pndaro Olmpica (II, y. 56), procede de una
influencia rfico-pitagrica.
5. En la Pitica (IV, y. 176-7>, aparece Orfeo como argonauta,
cantor y personaje de ilustre linaje. En este texto se inicia la
ambigUedad sobre el padre de Orfeo. No queda claro si dice que
es el msico hijo de Apolo o msico por gracia de Apolo.
Aunque hay crticos que se inclinan por lo primero, pues Pndaro
establece una gradacin en la enumeracin de los argonautas:
primero hijos de dioses, empezando por Zeus; luego Posidn,
Apolo, Hermes; despus los hijos del viento Breas. Adems, la
presentacin de los hroes se hace en todos los casos por su
genealoga y seria raro que Orfeo fuera la nica excepcin.
6. Las araonuticas de Apolonio de Rodas <h. 250-240 a.C.> narran
la misin encargada por Pelias a Jasn de traer el vellocino de
oro de la Clquide. Argos construye el primer barco y se eligen
a los ms esclarecidos hroes griegos. Uno de los ms relevantes
es Orfeo, mencionado en quince ocasiones (repartidas en los
libros primero, segundo y cuarto, nunca en el tercero>. Apolonio
lo nombra el primero en el catlogo de los argonautas,
dedicndole una de las presentaciones ms largas (1 2331>. En
ella lo sita como hijo del rey de Tracia Eagro y de la musa
Calope, y por tanto, en ese momento rey de la comarca de Plena
y Bistonia. Su condicin de cantor lo singulariza frente al resto
de los expedicionarios y, ya en la presentacin, Apolonio alude
a uno de los prodigios de su msica: hacer descender las encinas
de Plena desde el monte hasta el mar. En sus apariciones se le
relacionar bien con la msica bien con los sacrificios rituales.
Su canto apaciguar la disputa entre Idas e Idmn (1 490>, entre
los peces grandes y pequeos <1 570>, marear el ritmo de los
remeros (1 540>, acompaar las celebraciones del grupo: la
lo
victoria frente a los Bbrices (II 160), los esponsales de Jasn
y Medea <IV 1160, 1190), contrarrestar el mal influjo del canto
de las sirenas (IV 900>. Pero, adems de musicales, tambin tiene
funciones religiosas, pues toma la iniciativa en los sacrificios
y relata las acciones de los dioses. Entre los sacrificios,
dedica uno a Artemis al inicio de la expedicin <1 570>, sugiere
varar en la isla de Electra para aprender ritos de iniciacin CI
910>, canta y danza en los sacrificios que dedican a Rea tras la
muerte de Ccico <1 1130) , instruye a sus compaeros en los
sacrificios a Apolo en la isla de Tinia (II 660>, da el nombre
de su instrumento, lira, a la tumba de Estnelo (II 920), se
dirige a las Hesprides para encontrar agua (IV 1410>, propone
ofrendar a Tritn el trpode de Apolo (IV 1550). Por ltimo,
Orfeo relata las acciones de los dioses: la cosmogonla y el
nacimiento de Zeus en una ocasin (1 490520), y las hazaas de
Apolo en otra (II 710). Religin y poesa unidos, una vez ms.
7. Aunque el orfismo como tal no es objeto de mi atencin, resumo
aqu unas conjeturas que apunta I.M. Linforth en su interesante
conclusin. No se puede hablar del orfismo como de una religin
unificada,
con
instituciones,
rituales,
clero,
pues
la
heterogeneidad de lo que los testimonios asocian al nombre de
Orfeo es total. Lo que si parece evidente es la asociacin del
nombre de Orfeo con la religin y el hecho de que esa relacin
pueda dividirse en dos fuentes: la religin de los misterios y
la leyenda del cantor mgico. Esa religin se va desarrollando.
Su ritual incluye representaciones simblicas de mitos a las que
slo acceden unos iniciados que procuran la relacin del hombre
con la divinidad para lograr un bienestar y la superacin del
miedo al ms all. La leyenda de Orfeo, el cantor con poderes
mgicos, argonauta y vencedor en su descenso al infierno, no
podemos precisar cmo surgi, pero si que fue enriquecindose en
la imaginacin de los griegos. La conexin entre estas dos
fuentes
independientes
la explica Linforth mediante una
hiptesis. Entre los estudiosos de la religin mistrica habra
unos ms inquietos que, como buenos griegos, sistematizaran el
saber como una doctrina. Compondran poemas sobre esos mitos y
rituales. Algunos de ellos, para dar ms autoridad a sus obras,
las publicaran bajo el nombre de un poeta famoso, como Orfeo.
Otros les imitaran y, con el paso del tiempo, la conciencia de
que esta atribucin haba sido una ficcin se perdera. Asociado
el nombre de Orfeo al de la poesa de los misterios, y dado el
hbito griego de atribuir los grandes descubrimientos a hroes
legendarios, el paso siguiente seria hacer a Orfeo fundador de
los propios misterios y de todas las artes que llevan consigo.
La fecha de esta atribucin no podemos confirmarla, pero ya era
un hecho en el s. V a. C.
El trmino rfico no se ha utilizado siempre para designar
lo mismo: unas veces es sinnimo de misterio, otras se refiere
.
,
11
a los misterios sueltos en que se usan poemas rficos, otras
veces se usa con todos los misterios Dionisiacos y otras con
particulares misterios dionisiacos. De los poemas que tratan de
la religin se pas a la mitologa, de ah a la teogona y de ah
a la cosmogonia y, as, existen numerosos poemas que atribuyen
a Orfeo diferentes teogonas y cosmogonas. El problema de la
autora de estos poemas es grande y an no ha sido resuelto
satisfactoriamente. Todos ellos son expresin de un particular
aspecto del instinto religioso griego, poseen una unidad en
espritu y propsito, pero no en sus creencias y ritos. Sin
embargo, bajo ellos se mantiene la creencia en Orfeo como el
primer profeta de la religin, y el propio fundador del
politesmo en Grecia. La bibliografa sobre el orfismo es amplia,
adems de la indicada, vid. P. Boyance, Le culte des Muses chez
les philosonhes crecs, Paris, Boccard, 1937. Id., lusis et
Orphe, Revue des tudes Greccues, 88, (1975), Pc 195-202. 5.
Reinach, Cultes. mvthes et religions, Paris, Ernest Leroux Ed.,
10~ ed,
19081912,
tomo II.
La mort dOrphe,
Revue
Archeoloaiaue, 41, (1902), Pc 242-79. A. Boulanger, LOrphisme
& Rome, Rey, des tudes latines, 15, (1937), p. 12135.
LOrphisme, Rey, des tudes anciennes, 39, <1937), p. 12135.
y. Macchioro, Ornhe. Ranports de lorphisme et du christianisme
Paris, 1925. Zactreus. Studi sullorfirmo, Firenze, Vallechi,
1930. M.P. Nilsson, Early Orphism and Kindred Religious
Movements, Harvard Theolocical Review, 28, (1935>, p. 181230.
J. Heurgon, Orphe et Eurydice avant Virgile, Mlanaes
darcholocuie et dhistore, 49, (1932), p. 660. U. Bianchi,
Prometeo. Orfeo. Adamo: Tematiche religiose sul destino. il male
la salvezza, Roma, Edizioni dellAteneo e Bizarri, 1976.
8. Virgilio: Gergicas, (IV, y. 453527>, Ovidio: Metamorfosis
(X, ve 1 85, XI, y. 1-84). Vid, tambin lo que seala Francisca
Moya del Bao, Orfeo y Eurdice en el Culex y en las Gergicas
4, (1972>, p. 187212, quien ve en el Culex (26895) un
ensayo virgiliano a su tratamiento posterior del mito en
Gergicas. Se introduce brevemente el episodio de Orfeo y
Eurdice a propsito de la descripcin del cortejo fnebre que
acompaa a Persfone hecha por el mosquito en sueos al pastor
que le ha dado muerte. No es casual el detenemiento del poeta en
este mito pues el poema se inserta dentro de la corriente
neotrica que acepta y propaga la doctrina rfica acerca de la
imnortalidad del alma y la metempsicosis. Bajo un argumento en
apariencia trivial, como es la muerte del mosquito y su descenso
al Infierno, se oculta toda la fuerza de la katbasis de Orfeo
al Hades, tema muy querido a Virgilio, muy preocupado por la
religin rfica. Vid. Marie Desport, Orphe dans le Culex: 11
Orphee et Euridice. Le faute et la poena dOrphe, Or~hea Voce
2, <1985), p. 18195. Sobre Orfeo en las Gergicas, vid. M.
Detienne, Orphe au miel, Ouaderni Urbinati di cultura
grg,
.
,
12
classica, 12, (1971) , p. 723. E. Paratore, LEpisodio di Orfeo
en Atti del Convegno virgiliano sul bimilenario delle Georciche
(Napoli,
179 dic.
1975), Napoli,
Istituto Universitario
Orientale, 1977. J. Griffin, The Fourth Georcsic, Virgil and
Reme en Latin Poets and Roman Life, Chapel Hill, N.C., 1985, p.
16382. A.J. Boyle, The Chaonian Dove: Studies in the Ecloctues
Georaics. and Aeneid of Virgil, Leiden, E.J. Bril, 1986. Sobre
Orfeo en Bucolicas y Eneida, volveremos en otros captulos, pero
vid. R.J. Clark,
Catabasis: Verctil and the wisdom tradition
Amsterdam, B.R. Grtiner, 1979. Podemos resumir las aportaciones
de Virgilio considerando cmo es el primero en relacionar el mito
de Orfeo y su descenso al Hades para rescatar a Eurdice con el
pastor Aristeo, a quien le culpa de su muerte. As puede insertar
el episodio del mito en un libro dedicado a la exaltacin de las
tareas agrcolas. La dualidad: AristeoOrfeo se ha visto desde
distintas perspectivas: Aristeo representa al hombre prctico que
usa de la Naturaleza para su propio provecho, mientras Orfeo no,
sino que simpatiza con ella y expresa un sentido de violacin y
prdida anlogo al de la Naturaleza misma. De aqu viene la
comparacin con el ruiseor: Orfeo vctima de Aristeo como el
ruiseor es del labrador. A pesar de su fracaso, Orfeo tiene la
simpata de Proteo y Cinere, espritus de la Naturaleza. A travs
de la muerte renace la vida: las abejas.
Sobre Orfeo en Metamorfosis de Ovidio, vid. 5. Viarre,
Pygmalion et Orphe chez Ovid (Met. 243-97>, Revue des Estudes
Latines, 46, (1968>, p. 235-47 y W.S. Anderson, The Orpheus of
Virgil and Ovid flebile nescio quid, en J. Warden, Orpheus
Toronto, University Press, p. 2550. Original de Ovidio, aunque
apoyndose en Fanocles, es el papel de Orfeo como inventor de la
pederastia, que ha dado lugar a muchas interpretaciones. Tambin
introduce la novedad del tema de las metamorfosis en Orfeo: la
serpiente y las bacantes; el del arte como artificio al servicio
del amor: Amor omnia vincit reflejado magistralmente en su
discurso ante Plutn. Indaga ms en el final feliz del vate,
conjugando dos tradiciones contradictorias: la de Eurpides,
Hermesianacte y Mopso (felicidad) y la de Platn (fracaso). Orfeo
vuelve sin Eurdice y muere a manos de las bacantes, pero los
dioses vengan su muerte y le conducen al Hades junto a su esposa.
Este Orfeo canta su amor privado, alejndose del civilizador y
fundador. Ovidio insiste ms en la descripcin del locus
amoenus. Segn Segal, existe ciertos paralelismos de la figura
de Orfeo con las de Pigmalin y Midas. Pigmalin, artista de la
piedra, hstil temporalmente al amor, consigue que su arte cruce
los limites entre lo inerte y lo vivo. Su poder no viene de l
sino de Venus. Midas, por el contrario, quita la vida, prefiere
la msica de Pan a la de Apolo, se bestializa.
Fuente romana del mito son tambin algunos fragmentos de
Horacio. Aunque Orfeo no le interesa personalmente, si le gusta
comparar a su amigo Virgilio con el cantor mitico o utiliza este
13
personaje para consolar a Virgilio de la muerte de Quintiliano
o para presenta a Mercurio con los poderes de Orfeo: Q4~, (1,
xii, y. 712; 1, xxiv, y. 135; III, xi, y. 1324) y Ars Poetica
(y. 3918). Entre el resto de grandes autores latinos citaremos
dos breves fragmentos de sendas tragedias de Sneca sobre el
personaje de Hrcules, donde se incluyen dos bellas descripciones
de las proezas de Orfeo: Hercules furens, (y. 569-591>; Hercules
Oetaeus, (y. 10311099>. vid. O. Solimano, 11 mito di Orfeo
Ippolito in Seneca, Sandalion, 3, <1980), p~ 15174.
9. Los dioses de la anticedad en la Edad Media y el
Renacimiento, Madrid, Taurus, 1987. Vid, tambin las aportaciones
de D. C. Alen: Mysteriouslv Meante The Rediscoverv of Papan
Svmbolism and Allecorical Interpretation in the Renaissance, Ann
Arbor, Michigan, University Microfilms International, 1987,
10. Orpheus in the Middle Actes,
Cambridge, Mass., 1920.
Harvard,
University
Press,
11. Poema ingls del s. XIV, Sir Orfeo (ed. A. Je Bliss, Oxford,
Clarendon Press, 1966, p. 251>, presenta personajes y trama
mitico en una ambientacin totalmente inusual: la de una corte
inglesa de la Edad Media. Se cuenta la desaparicin de Herodis
(Eurdice>, raptada mientras dorma bajo un rbol por un
misterioso King of fairy. El rey Sir Orfeo renuncia a su reino
para buscarla y, tras muchas aventuras, llega a un fabuloso
castillo donde con su msica logra salvar a su esposa. Consigue
posteriormente recuperar su reino. Luis Gil, tras narrar el
argumento, estudia los simbolismos del sueo de la joven reina
bajo el rbol y de la retirada al bosque del rey Orfeo. Concluye
asignando a cada uno un valor simblico dentro del misticismo
cristiano:
ella es el alma en la unin mstica y l en la vida
asctica. Carlos Garca Gual resume la trama, destaca el gran
desconocimiento de su annimo autor (un juglar seguramente>
acerca de la mitologa griega y analiza estructuralmente el
relato, sealando sus parentescos con textos de la mitologa
cltica.
El escoces Robert Henryson escribe su Traitie of Oroheus (en
The Poems of Robert Henrvson, ed. G.G. Smith, Scottish Text
Societv, vol. III, Edimburgh-London, William Blackwood and sons,
1908, p. 2687>e Se conocen hasta tres transcripciones distintas
de la obra: la de Chepman & Myllar, la de Asloan y la de
Bannatyne. La tercera ocupa 633 versos, de los que los 414
primeros tratan del relato mitico y el resto de la moralidad del
mismo.
12. D.P. Walker,
piatonisin Journal
1953, p. 10020e
14
15
EspasaCalpe,
Einaudi,
16
18. Cabaas descubre en un manuscrito de la Biblioteca Nacional
de Madrid un auto sacramental de Caldern de la Barca, titulado
El divino Orfeo, y lo edita en su estudio. Sostiene que se trata
de un auto independiente al publicado con el mismo titulo en
Autos sacramentales alegricos y historiales, Madrid, Imprenta
Imperial, por Ioseph Fernndez de Buendia, ao de 1677, Pc 15576
y que el manuscrito por l encontrado es posterior. Pero Valbuena
Prat (ed. de Caldern de la Barca, Obras completas, III, Madrid,
Aguilar, 1952, p. 183955), Rul (ed. de Autos sacramentales del
Siglo de Oro, Barcelona, Plaza y Jans, 1984) y Parker (Los autos
sacramentales de Caldern de la Barca, Barcelona, Ariel, 1983>,
junto con casi toda la crtica, afirman que el auto impreso es
la versin definitiva y posterior (1663) del mismo auto, mientras
que la descubierta por Cabaas es slo una versin primeriza
(anterior a 1635), si bien de gran belleza.
19. Eurdice y Orfeo en la novela pastoril, en Estudios
dedicados a Menndez Pidal, IV, Madrid, CSIC, 1953, p. 33158.
20. Garcilaso, Arguijo, Gngora. Tres sonetos sobre el mismo
tema, ~
1970, 3, p. 210222.
21. Barcelona, Planeta, 1975, p. 12397.
17
1. Orfeo en el Renacimiento italiano
A. Introduccin:
Como
muy
bien
estudi
Jean
Seznec,
el
proceso
de
el
Renacimiento
italiano,
se
estudiarn primeramente
las
que veremos
en orden
cronolgico,
los
detenindonos
Salutati y Conti,
fragmentos
relativos
iremos
al mito de
relevante
brevemente en
en
la
nota
obra de
en
Dante
relacin
con
y Petrarca
la
se
analizar
literatura
espaola.
18
Servir
de
introduccin para
pensamiento
de
quienes
el anlisis,
compartieron
un
ms
pausado,
mismo
ambiente
del
de
ocuparemos,
principalmente,
del
maestro,
Marsilio
sus
esfuerzos
por
recuperar
en
su
Academia
de la materia mitolgica
en
circunstancias
de su representacin,
tradicin e
influencia
en
el
teatro
la
msica.
No
nos
Pico
della
Mirandola,
el
propio
Lorenzo
de Medici,
Boccaccio
(1313-1375>
compone el primer
y ms
medievo
libri1.
al
Renacimiento,
Genealocriae
deoruin
Gentilium
19
Por la fecha de su composicin
pero
medieval,
defendidas
por
los
pero
apunta
humanistas
ya
ideas
italianos
precursoras
del
luego
Quattrocento.
alegrico
de los
Ovidios
moralizados,
entre
los
que
coherentemente
el
trabajo:
anota,
sin
Su afn totalizador
juzgar
ni
recuerda
de
los mitos
a un
segundo
significado
alegrico,
de
la
AntigUedad,
sin
ser
telogos,
intuyeron
la
20
existencia de una divinidad originaria de la que surgieron otros
seres y el Universo. Su lectura, pues, en un espritu preparado
no corrompee Tambin recibieron la inspiracin de la Sabidura y,
por ello, la Iglesia no prohibe su conocimiento. Esta idea, como
comprobaremos al referirnos
a Marsilio Ficino,
fue recogida,
ser
un
punto
favorito
de
sus
conversaciones
fuentes
apuntbamos,
traductoras
de
Boccaccio,
son mltiples,
completando
lo
que
antes
las
aureus
descubri el
Pompeyo Trogo,
Ausonio, Claudiano,
Quinto
Fulgencio, Boecio;
Agustn y 5.
21
Isidoro de Sevilla; autores propiamente medievales como Marciano
Capella, Beda, Rbano Mauro, Albricus, Paulo Perugino, Teodoncio.
Este ltimo podra
en
la
divinidades clsicas y
brbaras, que estaba en la tradicin medieval5.
Pero ms que una larga lista de autores, debemos destacar de
Boccaccio
pues
mezcla
elementos
su mtodo de trabajo.
de
No somete a juicio
critico
un autntico
La
abigarradamente,
compendio de la sabidura
estructura
del
Genealoga
las
sobre ellas
proporcionando
de la poca.
deoruin
gentiliun
difiere
dioses y su descendencia:
de los
el
Eter,
el Cielo,
tercer Jpiter,
Hrcules;
escolstica,
utilizando
al
propio
S.
Agustn,
la
22
injuriaba, volveremos.
El
fragmento
al libro
de esta extensa
la mordedura de la serpiente
a los infiernos.
rechazo de Orfeo
con claridad
si
se trata
las mujeres,
aunque no
se
de amores homosexuales.
Al
Boccaccio
nos
proporciona
paso
paso
diversas
autor
alguno.
en
su
etimolgicamente,
Luego
el final
Mitoloc*iae9:
se discute,
de este
el
de oraia phone,
segn
el
fragmento,
nombre
de
Para el Certalds,
con la de
Orfeo
la mejor voz,
propio
procede,
y Eurdice
en cambio,
el
23
vocablo Orfeo viene del oro de su voz. Como hijo de Apolo, la
sabidura, y de Calope, el sonido bello, Orfeo es la elocuencia.
Mercurio
le regal
la lira,
que ha de
interpretarse por la
al que
la elocuencia de Orfeo
transforma
los lascivos;
las fieras,
a los
ladrones y violentos.
A los
nos
a la serpiente,
recuerda a
Guillaume de Conches,
nada
original
Orfeo
la tentacin,
la moralizadora
por ejemplo,
al
bajar
y sucumbe.
de Juan
el
y aqu Boccaccio
a
los
infiernos
Esta
Ingls
no aporta
trata
de
24
de Orfeo se explica por la ira de las Mnades, que interpreta
como mujeres en periodo de menstruacin, indignadas con l por
haber
apartado
de
ellas
los hombres,
al
le toca el turno
descubrirles
su
a Lactancio13 para
fue el introductor
se llam
la cabeza desgajada
de
persona,
afirma
Boccaccio,
quien,
recuperando
que la serpiente
lo devora,
autoridad de Plinio,
en primera
el transcurrir
del
menos la fama14
.Despus acude a la
atribuir a Orfeo nuevos mritos y
para
descubrimientos
beneficiosos
escudriar
las
entraas
porvenir15.
Para
discutir
Contina el propio
su voz
simboliza
de
para
de
el
los
la humanidad:
animales
lugar
de
la ciencia
de
adivinar
el
para
origen
de
nuestro
25
Lactancio para completar este extremo y asegurar que vivi en la
poca de Fauno, padre de Latino, coetneo a los Argonautas.
~n
Eusebio
de
Cesrea,
el
ms
famoso historiador
del
misterios
llamados
rficos,
pues
el
personaje
es mucho
anterior19.
Vemos,
tras
repasar
el
capitulo,
cmo
Boccaccio
ha
sobre
ello,
limitndose
dejar constancia de
los
bien
en
algunas
ocasiones,
como hemos
visto,
se permite
entre
los
poetas
antiguos.
Aqu,
con
un
criterio
se
intenta
libro
localizar cronolgicamente
XIV,
cap.
VIII:
Qua
in
parte
los poetas
orbis
prius
histricas,
este
effuxerit poesis20.
Prescindiendo
razonamiento
final
de
las
elucubraciones
es
muy
importante.
Dante
Inferno,
IV-
26
habiendo
sido
virtuosos merecan
la
felicidad,
pero,
al
no
estos
mismos
sabios,
si
hubiesen
conocido
al
Salvador,
recogiendo el
a su mitologa.
clsica,
y con ella,
que
su advenimiento.
se discutir
Genealoctiae
mitgrafos.
Boccaccio,
influye
muchsimo
en
creadores
como otras
en
obras de
27
en la defensa de la poesa que ocupa los ltimos dos libros de
Boccaccio.
griegos,
Adems, Santillana
cita
a Orfeo entre
mediado
el
siglo
XIV
XVI cuando
aparecen
grandes
manuales mitogrficos,
Cartari,
dos
siglos
que
separan
como
filsofos
25C
No es hasta
los
los de Giraldo,
Boccaccio
de
sus
otros
Conti
En estos casi
ms
importantes
mitogrfica del
(13311406).
pensamiento
canciller florentino
Coluccio
los
trabajos
Salutati
y en su
exclusivamente
la inclusin,
dentro de su De
1378.
Del Laboribus,
escrito
de la
cuatro libros:
poesa en treinta
el
captulos;
el
segundo,
los
a treinta
28
hazaas secundarias;
y el cuarto,
el descenso al Hades.
todas
estas
versiones
con
interpretaciones
le configuran
como el sucesor de
de la
o Bernard
distingua
las
suyas
propias:
el
descenso
de
la
Salutati
naturaleza
se
olvidando
atribuye
los
valores
quien
accede
espirituales;
los
y,
deseos
por
terrenales,
ltimo,
el
del
29
artificio corresponde a quien usa la magia, los sacrificios o la
invocacin a los espritus. El descenso de Eneas para comunicarse
con el espritu de Anquises se incluye entre los de la virtud30;
el de Orfeo al Hades en busca de su mujer constituye una imagen
de los sabios epicureistas tras el placer; el de Hrcules para
apresar al can Crbero, de los estoicos tras la virtud31;el de
Teseo y Pirotoo, que tratan de raptar a Proserpina, en cambio, se
asocia con el de aquellos que corren tras la conveniencia.
A Orfeo
en dos captulos:
fabule
Orphei
et
cuenta a travs
de citas textuales
Germnico,
Higino,
Fulgencio.
Salutati
una
revocare,
cita
con otra.
Lactancio
de seis autoridades
Plcido,
apenas elabora
El descenso
El mito se
Servio,
antiguas:
Virgilio
nada y se limita
a engarzar
de Orfeo representa
al hombre
primero de
los
libros de De
laboribus
30
Herculis,
ticos,
seala que,
el arte ms sublime,
enfrenta a la teologa,
en
fin,
no slo no se
sobre
sagrados quienes,
los
que
volveremos.
por cierto,
Mientras
los prisci
los
autores
se expresaron en ocasiones en
aqulla.
trabajos
de
Hrcules
(1417)
de
Enrique
de
Villena34,
dos
ocasiones
hemos encontrado
En primer trmino,
alguna referencia
regin de Florencia,
se ejemplifica
el discurso sobre
el
31
fatuin con dos versos de las Georcsicas,
(IV, 4956)
relativos
a la muerte de Eurdice36.
En su De Seculo et Reliaione3t donde se discute sobre la
ventajas
utiliza
de la vida monstica
la actuacin
frente
a las
de la secular,
se
la mano en el arado,
el camino de
ni en el De Tvranno,
epstola dirigida a un
puede
decirse
de
su De
nobilitate
lecum et
Lo mismo
medicinae
y P2
_________
conclusin,
intereses
astrologa,
tan
podemos
amplios:
medicina,
leyes,
sealar
cmo
filosofa,
un
filologa,
poltica,
etc,
espritu
de
religin,
no poda
pasarle
comenzaba
despertarse
en
los
crculos
humanistas
Se
32
sirvi de los pasajes ms conocidos del mito: su segunda prdida
de
Eurdice y su
imposibilidad de revocar
el destino,
para
libros
(ca.
contienen.
14501520)
es
continens
fabulas,
historias.
concebido
provincias,
urbes
Deventer 149841,primer
que han de
geogrficos
Tanto Orfeo
con
como Eurdice
merecen un articulo42.
Esta
obra
fue
enorme
1530
1568,
aumentaron
el
nmero
de
entradas
del
33
Estienne desde 1553 hasta 1600 public con su nombre distintas
ediciones
de
un
pentium.
hominuin.
recentioracrue.
ad
Dictionarium
historicum
locorum.
sacras
ac
fluminun
ac
ac
ooeticum.
montium
onmia
antigua
1553,
monje italiano
conocido
fundamentales
precedentes:
el
Lexicon de Suidas,
diccionario
Ficino;
el Catholicon
impreso
en
de John Balbus
1460)46; y el
(de fines
del
5.
XIII e
el descenso de Orfeo
se
distingue
entre
al Hades49. Dentro de la
dos
personajes
distintos,
voz
de
34
genealogas diferentes: el primero, hijo de Apolo, virtuoso de la
lira,
que
recibi
de
(Libro
de
los
E~iaramas),
tomada
de
los
diversas.
sobre
tambin
el descenso
amores posteriores
citas
exactas
de Orfeo
recogiendo la informacin ms
la muerte de Eurdice,
a aadir material de
de Orfeo al
y su trgica muerte. Se
y referencias
a las fuentes
principales51.
La influencia del Calepino ser muy grande y muchas obras
recogern textualmente sus palabras.
continente
lenguas
europeo
vulgares
diccionarios
que,
Se sucedern en todo el
bilingties:
imitacin de
latinosdiversas
aqul,
darn
cabida a
52
nombres propios
Ravisius Textor
(14301524>
escribi la
0ff icina
partim
tipo
de
saberes
absolutissimum...
muy
lexicon
difundido,
vere
el
ooeticum.
Epithetorum
uberem
omnium
opus
et
35
Consiste el primero en una gran enciclopedia de saberes
varios agrupados por afinidades temticas. Junto a muchas otras
materias, como historia pagana y cristiana, geografa, zoologa,
botnica, recoge tambin la mitologa.
peculiaridades
atributos,
de
cada
lugares
plantas consagrados.
divinidad,
fiestas
a ellos
Por otro,
agrupa
origen
dedicados,
filiacin,
animales
sus cualidades
artsticas o
distinto.
Aparece
entre
los
preceptores
pedagogos:
Se
Parece tratarse
le incluye entre
de otro Orfeo
los hijos
de Apolo
el que se presenta
segundo.
entre
los
36
Dentro de este compendio, hemos echado en falta su inclusin
entre los Argonautas,
sacerdotes,
entre vates,
entre inventores.
enumeraciones,
no
hallamos
augures y arspices,
Y, curiosamente,
ninguna
entre
junto a tantas
personajes
que
han
recordemos
que
Eurdice tiene
de serpientes56.
ordenan
alfabticamente
su
un gran
apartado
nmero
de
medievales y humanistas
La Officina alcanz una enorme difusin en Espaa, llegando
a alcanzar un conjunto de 50.000 ejemplares en el siglo XVI. Fue
traducida al castellano por el erasmista Francisco de Thmara
(Amberes, Martin Nuncio,
(Medina del
Campo,
C.
Lasso
poticamente
por
Juan
de
traducciones,
result
muy
Vaca,
la
1559?>
Cueva58. A
asequible
para
fragmentaria y
partir
muchos
de
estas
autores
de
37
nuestro
Siglo
de
Oro,
sino
que
tambin
el
lector
poda
con
su
ayuda
De la Officina
Virgilio
da
Urbina
(1470-1555>
es
una
de
las
Moro,
historiador
de
la materia
inglesa,
traductor y
Su De Inventoribus rerum
<1499)61,
criticas
todas
las
lenguas
conocidas:
al
italiano
en
1543
sin
38
del episodio de la cueva de Montesinos,
siglo
XVII,
De
inventoribus
rerum
fue
paulatinamente
olvidada.
Se
trata
abundante
de
una
erudicin
obra
antigua
sistematizadora
y
medieval,
que,
manejando
discurre
sobre
los
las
costumbres,
artes,
etc.
las
leyes,
En cuanto
los
los
cultivos,
dioses
los
gentiles,
ritos
aplica
el
de Orfeo aparece
en diversos
captulos
del
queda contenida
junto
a Homero
Hesodo, en el captulo
tracio
en el
sobre
las
Orfeo64.En el capitulo
capacidades
siguiente,
seductoras
se relata
de
la
msica de
su intervencin
en
,
.
39
la construccin de los primeros instrumentos musicales, la lira,
a la que aadi dos cuerdas ms a las siete que ya tena.
Se
65
insiste en los prodigios con ella conseguidos
Adems de
fundador religioso, poeta y msico, Orfeo es presentado como
.
66
filsofo, experto en hierbas curativas y adivino
Polidoro Virgilio es uno de los autores que de forma ms
completa caracteriza a Orfeo. Aunque no relata su historia de
amor ni su descenso al Hades, en un libro sobre los inventores de
las distintas actividades humanas,
Textor,
reserva,
contrariamente a
passim
in
libris
populoruin.
prophanis
idolorum. urbium.
leciuntur,
Paris,
etc.
151267
la tradicin del
Calepino,
que
la
Eurdice
trayectoria
con
que
arranca
de
Torrentinus.
en el
Describe
Dictionarium y,
40
siguiendo
Calepino,
la
distingue
de
la
esposa
del
viejo
Nestor.
de
ellas
para
ilustrar
los
diferentes
casos
de
la
(14921550)
publica
en
1531
sus
famosos
humanstica.
obra,
fue tempranamente
de enorme influencia
conocida
traduccin
de
1548
castellana
en
traducirla
influidos
traducida
Lyon.
y
por
En
en todo Occidente,
las
lenguas
vulgares.
La
Esta
primera
comentarla.
la lectura
en Njera,
En
Espaa
de esta
obra,
Diego
Lpez
aparecieron
vuelve
tambin,
de
Palas,
Stiro,
Proteo;
Fauno,
Jano,
Pan;
personajes
marinos
Icaro,
como
Faetn;
41
monstruos
Gerin,
como
Polifemo,
Escila,
las
Esfinge,
Sirenas;
Cecrope,
clebres
Quirn,
condenados:
Quimera,
Prometeo,
Adonis,
Acten,
Niobe;
personajes
malvados
como
In
offertur
Avaros,
vel
quibus
melior
conditio
ab extraneis
AntigUedad,
Ann:
La primera parte
se
42
centra en los dioses: De Deis gentium, la segunda en las Musas:
Syntagma de Musislt y la tercera en Hrcules: Herculis vita. La
cuarta
quinta
se titulan
respectivamente
Libellus
de
re
Su principal
inters
constituye
el
estudio
de
los
Segundo se dedica
se limita
amplio espacio
al vate
tracio,
adelante,
apoyndose
en textos
de
Plutarco y
Comitis
(c.
fabularuin
15201582)
libri
publica Mvtholoctie
(Venecia,
1551)78. Esta
sive
obra
43
astrales.
Aventaja tambin a
Boccaccio
en
la
Ateneo,
Herdoto,
Homricos
que
Comentarios;
Luciano,
atribuye
pero
debe
Platn,
Orfeo
a Boccaccio,
Aristteles,
diferentes
Himnos
Escolios
como Giraldi,
las
lineas
llegando a
contabilizarse 375
autores citados.
Catulo,
Tibulo,
Plauto,
Propercio,
Estrabn,
Lucano,
Plutarco,
Valerio
Higino,
Flaco,
Cicern,
principalmente79.
La estructura de esta obra resulta bastante irregular y no
sigue un orden determinado. Su primer libro contiene cuestiones
generales acerca de las fbulas y los sacrificios dedicados a los
dioses paganos y una justificacin de su inters por ello; el
segundo lo dedica a los dioses del Cielo; el tercero a los del
infierno; el cuarto, no muy uniforme,
Prometeo,
los
Lares,
Endimin y
a Lucina,
Esculapio,
los Penates,
entre
otros;
el
44
quinto,
los
juegos,
las divinidades
menores
otros
marinas;
el
noveno,
a interpretaciones
histricas,
animales
fantsticos;
el
fsicas
o alegricas
de
las fbulas.
En el libro sptimo, sin hilo argumental, se habla de Orfeo,
en
un
largo
capitulo,
el
XIIII.
Conti
narra
su
historia
el rey
hermano de
Himeneo y llemo, dato tomado de un comentarista de Pndaro80.
mencione a Menipe y Tamiride.
Tambin se
o incluso se
le hace
45
En primer
un paso.
Se
introduce
entonces
el motivo
tpico
de la
la autoridad
de Lactancio,
se considera
para escribir
adems, la
una
de los dioses:
historia
sobre
la
las teogonas.
lucha
entre
As,
Jpiter
Orfeo
y
los
Se le crey discipulo de
82
Lino, otro mitico cantor de la AntigUedad
Narra a continuacin la conocida historia desarrollada entre
Orfeo, Eurdice y Aristeo:
46
no mirar a Eurdice, segn las narraciones de Virgilio y Ovidio.
Y,
como es de esperar,
su fracaso.
Se
y solitario
del
de mxima
acab
siendo
catasterizado
en
el
firmamento.
El
lo
cual
acude
tambin
Ovidio.
Aade
las
versiones
Pausanias,
Methonem, Plutarco,
Gelous Apolodoros,
Heliconein,
Agatharchides
Cuidius,
Antipater83.
al considerar
(segn
47
no dejarse
pero
la
serpiente,
la
pasin,
hace
caer
al
alma,
su
cabeza
para
atrs.
En
este
punto,
si Orfeo no
el
de
las
de elevar a filosofa
origen era pura fbula mitolgica85.
El
trataba
captulo
siguiente,
como se anuncia
y moral lo que en su
al final
de ste,
aparece
afirmaciones
citado
Orfeo
como autoridad
que
basa
las
de Conti.
de
divinidad
Conti,
o
hroe
de
los
que
ya
ha
tratado
por
extenso,
48
la pintura
de Orfeo presentada
por Conti es
veces,
servia
y, en ocasiones,
tambin
como lxico
se le interpretaba
que
informaba
mal.
sobre
las
Valeriano
1556,
recientemente
en
es autor
el
que,
descubierto
de un tratado:
siguiendo
autor
Hveroctlvnhica86
Horus
alejandrino87,
Apolo,
el
trata
de
49
primero en el libro 23, a propsito del cisne, smbolo del msico
antiguo, no se acompaa de ningn dibujo88. Apoyndose en el
testimonio de Horacio, seala cmo Orfeo tras su muerte fue
convertido en cisne. En la Repblica, X,
un dibujo
que representa
instrumento
huella
de
los
jeroglficos ser
grande
y en Espaa
50
de 1647,
mexicanos
principales
Pero lo
relevante
que
de
este manual
lo constituyen
los dibujos
le
Fortuna,
Cupido, Venus,
Las
dedica
un
prrafo
correspondiente.
como
hijo
de
Apolo
en
el
capitulo
recuerda
algunos
fragmentos
propsito
de algunos dioses.
de
las obras
y se
a l atribuidas
Solamente he registrado
una alusin
de
Cstor y
Polux,
se
recuerda
un
pasaje
de
las
Arcionuticas de Apolonio92.
Como estudi
Jean
Seznec,
los
tres
principales
manuales
51
de clasificacin de los dioses. Es cierto que conocen mejor que
los medievales las fuentes clsicas, pero no dejan de consultar
los
Padres
de
moralizadores
acaso
la
Iglesia,
de Ovidio,
en algo
los comentaristas
de Boecio,
manteniendo su misma
importante
se
diferencian
de
concepcin.
los autores
los
Si
del
la mitologa
griega y romana,
se estudia
la
oriental por
Sin embargo,
adelantan a sus
tambin
sido
descubiertos
aparecido
los
monumentales.
Monedas,
en muchos
dioses
tal
esculturas
yacimientos
y como los
y relieves
arqueolgicos
imaginaban
los
han
han
artistas
sus
En cuanto a las
descripciones,
estos
tres
interpretaciones que
autores
no
ofrecen
52
novedades importantes.
Seguimos leyendo
las tres
viejas vas
fabulosa
publica
exemna ad virtutum et
vitioruin seriem
una
ovidianas,
principales
primera
en la
se discute
sobre
las
fbulas
que consiste
presentar
las
fbulas
de
las
Metamorfosis
de
una
manera
la
primera
parte
ms
general,
se
cita
en
algunas
los
53
como Eurdice se presentan como ejemplo de vicios. Eurdice de la
96
imprudencia y Orfeo de lo libidinoso
Por ltimo, se resumen brevemente
las
historias
de
las
Florencia,
de un gran espectculo
fcil
conjeturar
Mascarada. Baldini
la
influencia
por lo que
boccacciana
en
la
y, as,
de Csar
dEste y Virginia
Fernando de Medici
de Medici
(1585),
(1589),
las
de
su vez
Apolo
junto
descendientes,
como
desfilan
Orfeo99.
Es
tambin
esta
una
algunos
de
las
de
sus
pocas
54
descripciones de la figura de Orfeo. Se le presenta como un joven
pero grave sacerdote, con una tiara en la cabeza y una tnica. Va
tocando la lira.
Tras una etapa en la que la Iglesia trat de poner freno a
tanta eclosin de enciclopedias sobre mitologas, y en la que se
publicaron obras vertidas a lo divino, como la de Georgette de
Montenay: Emblemes ou devises chrestiennes, Lyon, 1571, algunos
autores
presentan
una
Antonio
Possevino
en su Tractatus
humana
et
fabulosa.
disertacin
actitud
ms conciliadora.
collecta
incluida
como
de ooesi
cum
libro
Entre
et nictura
vera,
honesta
decimosptimo en
et
ellos,
ethnica
sacra
Biblioteca
tratan de sugerir
a la censura
simblicamente en
y los artistas,
al fin,
no hicieron
El captulo XI est
visto
presentacin
de
en
esta
primera
manuales
diccionarios,
del
capitulo
la
Europa:
parte
circulaban en
mitogrficos
glosarios,
libros
los 5.
XV y XVI en
iconogrficos,
de
emblemas,
simples
jeroglficos,
fundamentalmente recopiladora
para
55
documentar
algunos
de
de forma
los
amplia
compendios
la diferente visin
del
Renacimiento,
de
de Orfeo
su
en
anlisis
de Clemente de Alejandra,
la equiparacin entre
lo espiritual y
y concepcin diversos.
Los
Calepino y
al atribuirle el origen de
56
muchas actividades, parecen ver a Orfeo ms como figura histrica
que como personaje
mitico,
como civilizador.
Conti presenta un retrato muy completo del tracio,
recoge ampliamente el relato literal,
pues
apoyndose directamente
de
acomodarse
la
ortodoxia
tridentina.
Ese
mismo
de carcter
iconogrfico,
ms orientados
referencias
se
incluyen,
hay muy
a excepcin
del
Edicin
latina
57
58
revolutus in eam venenato morsu interemit. Quam ob causam
gemebundus Orpheus descendit ad inferos et lyra adeo dulciter
canere cepit, orans ut sibi restituiretur Euridices, quod non
solum ministros inferni in sui pietatem traheret, sed et umbras
in oblivionem penaruin suaruin deduceret; ex quo factuin est, ut
illi a Proserpina Euridices restitueretur hac lege, ne illam,
nisi perdere vellet, respiceret, denec devenisset ad superas; qui
cum iam proximus esset, nimio videndi Euridicem suam desiderio
tractus, oculos iii postergantem flexit; ex quo factuin est, ut
evestigio dilectam iterum perderet. Quam ob causain diu flevit et
celibem deducere vitam disposuit. Et ob id, ut ait Ovidius, cum
multas suas nuptias postulantes reiecisset, aliisque hominibus
celibein vitam ducere suaderet, mulierum incidit odium, et a
celebrantibus matronis orgia Bachi secus Hebrum, rastris atque
ligonibus cesus atque discerptus est; et eius caput in Hebruin
proiectum cum cythara in Lesbon usque delata sunt; ubi cum
serpens quidam caput devorare vellet, ab Apolline in saxuin versus
est. Lyra autein, ut dicet Rabanus, in celuin assumpta et inter
alias celestes ymagines locata est.
8. Pulchre equidein et artificiose fictiones he sunt, et ut
incipiamus a prima, cur Apollinis et Caliopis dicatur filius
videamus. Dicitur autem Orpheus quasi aurea phones, id est bona
eloquentie vox, que quidein Apollinis, id est sapientie,et
Caliopis, que bonus interpretatur sonus, filia est. Lyra autem
illi a Mercurio data est, quia per lyram diversa vocum habentein
discrimina, debemus intelligere oratoriam facultatein, que non una
yace, id est demonstratione, conf iciur, sed ex multis, et
confecta non omnibus convenit, sed sapienti atque eloquenti, et
bona voce valenti; que cuin omnia in Orpheum convenirent, a
Mercurio mensuratore temporuin eidem concessa dicuntur. Hac
Orpheus movet silvas radices habentes firmissimas et infixas
solo, id est obstinate opinionis homines, qui, nisi per
eloquentie vires queunt a sua pertinacia removeri. Sistit
flumina, id est fluxos et lascivos homines, qui, nisi validis
eloquentie demonstrationibus in virile robur firmentur, in mare
usque defluunt, id est in perpetuam amaritudinein. Feras mites
facit,
id est homines sanguinuin rapacesque,
quos sepissime
eloquentia sapientis revocat in mansuetudinem et humanitatem. Hic
insuper
Euridicem
habet
in coniugem,
id
est
naturalem
concupiscientiam,
qua nemo mortalium caret;
hanc per prata
vagantein, id est per temporalia desideria, amat Aristeus, id est
virtus, que eam in laudabilia desideria trahere cupit, veruin ipsa
fugit, quia naturalis concupiscientia virtuti contradicit,
et duin
fugit virtutein a serpente occiditur,
d est a fraude nter
temporalia
latente;
nam apparet minus recte
intuentibus
temporalia virere, id est posse beatitudinem prestare, cui
apparentie si quis credat, se in perpetuam deduci mortem
comperiet. Sed quid tandem? Cuin naturalis concupiscientia ad
59
Inferos, id est circa terrena,
omnino lapsa est, vir prudens
eloquentia, id est demonstrationibus veris, eam conatur ad
superiora, id est ad virtuosa, reducere. Que tandein aliquando
restituitur, et hoc duin appetitus ad laudabiliora dirigitur; sed
redditur pacto, ne retro suscipiens respiciat, donec ad superos
usque devenerit, id est ne iterum in concupiscentiam talium
relabatur, donec, cognitione veritatis et Superuin bonoruin
intelligentia
roboratus
ad damnandain
scelestorum
operum
spurcitiem, oculos possit in concupiscientiam flectere. Quod
autein ob id Orpheus ad Inferos descenderit, debemus accipere
prudentes viros non nunquam ratione contemplationis in perituras
res et hominuin ignavias oculos meditationes deflectere,
ut, dum
que damnare debeant viderint, que appetenda sunt ferventiori
desiderio concupiscant. Fulgentius autem longe aliter sentit;
dicit enim dilecte ac perdite et demuin reassumpte Euridicis esse
musice designationein, cum Orpheus dicatur quasi orenphone, quod
interpretatur
vox optima. Euridices autem profunda diiudicatio,
et ideo cum in musicis aliud sit armonia ptongorum, et alid
effectus tonorum virtusque verborum etc, ut ubi de Mitologiis.
9. Fulgencio, uno de los grandes exponentes de la corriente
alegorizadora
en la AntigUedad, en su Mitoloaiae III, X (ed.
Stutgardiae, B.G. Tevbuere, 1970, p. 7779) nos presenta la
primera interpretacin
etimolgica de la fbula de Orfeo. El
nombre de Orfeo deriva de oraia phone, y significa la mejor
voz y el de Eurdice de Eur dike, juicio profundo. Entre los
dos completan las dos caras de todas las ramas del arte.
Fulgencio repasa las diversas disciplinas del saber de la poca:
gramtica,
retrica,
dialctica,
geometra,
aritmtica,
astrologa, astronoma, medicina, adivinacin, msica. En esta
ltima la interpretacin es ms profunda y extensa: Orfeo es la
palabra y Eurdice,
la armona tonal. Fulgencio, adems,
siguiendo a Virgilio en su lectura de la historia, introduce a
Aristeo en su comentario. Este nombre deriva de aristos, el
mejor y representa al hombre que alcanza los secretos de la
armona. Su interpretacin etimolgica se repetir continuamente
en los comentaristas medievales como Remigio de Auxerre en su
Comentum in Martianum Canellain (Leyden, ed. C. E. Lutz, 1962, IX,
480,
p.
310),
Reginon Prumiensis
Abbas en De Harmonica
Institutione,
el tercer Mitgrafo Vaticano, John Ridewall en
Fulcientius metaforalis, (LeipzigBerlin, B.G. Teubneri, ed. H.
Liebeschtitz, 1926, cap. XVIII, p. 123>.
Y, lo que es ms importante, con ella abrir la puerta a la
consideracin de los personajes del relato mitico como portadores
de contenido abstracto. Alegorizadores posteriores retomarn con
la misma intencin el mito y elaborarn interpretaciones de
carcter esttico.
60
10. Clemente de Alejandra en Protretticus
1 (ed. I.P. Migne,
Patrolocriae Graeca, t. 8, Paris, 1844-66, p. 50-68), profundiza
en el contenido metafrico de la funcin de cantor y establece
los primeros paralelismos literarios entre Orfeo y la figura de
Cristo. Orfeo sedujo con su msica a los hombres conducindoles
a la idolatra. Frente a l, la Palabra de Cristo con su msica
ha amansado las peores fieras, los hombres en pecado. Se
simboliza cada tipo de pecado en una clase de animales. La
Palabra desempea el papel de verdadero civilizador del gnero
humano, con un instrumento que no es la lira, sino el csmos
ordenado por la armona. Pero a la vez que la Palabra es el Nuevo
Cantor, tambin es la Nueva Cancin, mediante la cual Dios se
revela al mundo. (Cfr. Eleanor Irwin, The Songs of Orpheus and
the New Song of Christ in Warden, J.: Ornheus: the Metamorohosis
of a Mvth, Toronto, 1982, p. 51-62).
11. La interpretacin
moral arranca del metro 12 del libro 3 de
De Consolatione Philosonhiae de Boecio (ed. J. ODonnel, Bryn
Mawr, 1984>, que presenta a Orfeo en el momento de su fracaso,
cuando al volverse atrs pierde a Eurdice. Orfeo representa el
alma volando separada del cuerpo y la tierra, pero dejndose
llevar por su incapacidad de apartarse de lo temporal: el amor
por Eurdice.
Esta fbula es admonitoria:
nos avisa de los
peligros de dejarse arrastrar por las pasiones ms bajas. Su
explicacin alegrica sirvi de base para una gran profusin de
variadas
interpretaciones
como las de Remigio de Auxerre o
Guillaume de Conches, entre otros. El primero ve en el texto la
traicin que los deseos mundanos (el amor por Eurdice> hacen al
hombre (Orfeo) que busca el Bien Supremo. Este amor le ha
impulsado a volver el rostro y romper la condicin impuesta por
Plutn. As, el hombre que se entretiene con las cosas terrenales
pierde a Dios. El segundo seala que Orfeo significa la mente y
Eurdice el deseo pasional. Ella peca y, an cuando la virtud,
Aristeo, intenta ayudarla, escapa y muere. Orfeo, tras intentar
recuperarla, al final reconoce la verdad y se desprende de ella.
Estas mismas ideas se recogen en algunos integumenta
ovidianos como el de Juan el Ingls entre otros. Su Intecumenta
super Ovidii Metamorohosis (h. 1234), poemita en latn en
dsticos elegiacos, interpreta alegricamente una seleccin de
los episodios y personajes de las Metamorfosis de Ovidio. Resulta
una constante en las alegoras de este autor la exaltacin de los
valores espirituales sobre los carnales. El mito de Orfeo
simboliza, una vez ms y de forma muy bella, la lucha entre las
dos potencias del hombre. Con un estilo conciso y casi
tautolgico los versos (X, 4078>: Pratuindelicie, coniux caro,
vipera virus, Vir ratio, Stix est terra, loquela lira, resumen
los elementos
miticos
y alegricos.
El lector
tiene
que
reconstruir la fbula y la alegora: Orfeo es lo racional y
Eurdice lo carnal. La serpiente el punto ms original respecto
61
a los comentarios de Boecio al mordera cuando camina por el
campo de las delicias mundanas, le envenena con las malas
tentaciones. Orfeo con la elocuencia de su lira logra atravesar
la laguna Estigia, la tierra. (Vid. Giovanni di Garlandia,
Intecumenta ovidii. poemetto medito del secolo XIII, a cura di
F. Ghisalberti, MessinaMilano, 1933).
12. Sed ut ad ea veniamus, que ad Orphei videntur spectare
mortem, est sciendum, ut dicit Theodontius, Orpheum primo Bachi
sacra comperisse, et ea iussit apud Traces choris Menadum, id est
xnulierum patientium menstruum, ut illas illo tempore auferret a
commixtione virorum, cum non solum abominabile sit, sed etain
perniciosum viris. Quod cum mulieres post tempus advertissent,
et existimassent hoc adinventuin ad turpitudinem earum viris
detegendain, in Orpheum coniuravere, illumque nil tale suspicantem
interfecere ligonibus, et in Hebrum fluvium deiecere.
13. Lactancio (h. 260340), uno de los principales apologistas
entre los primeros cristianos, y gracias al cual conservamos
algunos fragmentos de Evmero (s. III a. C.> y de la traduccin
que hizo Ennio al latn, aplic el evemerismo en defensa del
cristianismo
en
las
Divinae
institutiones
(ed.
Migne,
Patrolocziaa...,
U. 6) . En el primer libro seala a Orfeo como
introductor de los ritos dionisiacos en Grecia.
14. Quod caput eius et cythara Lesbos delata sint, dicebat
Leontius fabulam non esse, quia sic fama ferebat, Lesbium quendam
ex auditoribus
ejus ea secum devotionis
causa Lesbos usque
portasse. Quod autein serpens, qui caput Orphei devorare volebat,
in
lapidem
versus
sit,
intelligo
pro
serpente
annoruin
revolutiones, que caput, id est nomen Orphei, seu ea que ingenio
Orphei composita sunt, cum in capite vigeant vires ingenii,
consumere, ut reliqua faciunt, conate sint; sed in saxum ideo
versus dicitur
serpens, ut ostendatur nil illi
posse tempus
obsistere; quod quidein huc usque non potuit egisse, quin adhuc
famosus existat cuin cythara sua, cuin ex poetis f ere antiquior
reputetur.
15. Preterea sunt gui velint, et inter hos Plinius in libro
Hystorie naturalis,
huius inventum fuisse auguria ex ceteris
animalibus sumi, que primo tantum ex avibus summebantur.
16.
Equo modo opinati
sunt quidam eum primun cytharam
excogitasse, quantumcunque Amphioni aut Lyno attribuant alli.
Fuit enim ex gente Cycona Tracie natus, que, ut Solinus de
Mirabilibus mundi affirmat,
in evuin usque suum, in maximum sui
decus sumebat.
62
17. De tempore eius non videtur ambigi. Multi enim testantur
quod inter Argonautas Colcos cuin lasone accesserit, ut Statius.
18. Eusebio de Cesrea en su Chronicorum, aplica el evemerismo
de forma magistral y traza la cronologa de toda la historia de
la humanidad: bblica y pagana. Nos indica que Orfeo vivi siendo
rey de Atenas Egeo y contemporneamente a Geden: Eusebius autein
in libro Temporuin dicit eum fuisse regnante Athenis Egeo. Que
quidein satis convenire videntur (...).
Hebreo
Assyrio
Sicyon.
Athen.
AEgypt.
Abrahanus Gedeon Panyas
Polybus AEgeus XIX Rampses
Anno
749
47
39
37
45
53
Orpheus Thrax clarus habetur, cuius discipulus fuit Musaeus
filius
Eumolpi
(Chronicorum,
II,
5.
Hieronymo interpret,
Patrolocriae Graeca, ed. Migne, t. 19, p. 400.>
19. Leontius autem dicebat hunc non eum fuisse,
adinvenit, cum illum assereret longe antiquiorem.
qui
orgica
63
21. Es curioso que en una obra como la Divina Commedia, en la que
mundo clsico y cristiano conviven estrechamente y en la que se
narra un descenso al Hades, no aparezca el mito de Orfeo ms que
en un pequeo recuerdo. La misma sorpresa expresa Giorgio Padoan,
el redactor de la Enciclopedia Dantesca que se ocupa de la
entrada Orfeo (IV, Roma, Istituto Italiano della Enciclopedia
Italiana, 1973, vol. IV, p. 192). Se trata del verso del Inferno
(IV, 140>: E vidi Orfeo, / Tullio e Lino e Seneca morale, donde
escuetamente se cita a Orfeo entre aquellos grandes genios de la
AntigUedad Dante mezcla personajes histricos, mitolgicos y
hroes de la literatura que, por no haber conocido a Cristo, no
pueden entrar en el Paraso o en el Purgatorio, pero que, por
haber seguido el camino de la virtud, han merecido permanecer
durante toda la eternidad en un lugar de felicidad puramente
natural, el Limbo, situado en el primer circulo del Infierno.
All tras los poetas y guerreros, desfilan los sabios. No se
adorna esta presencia con ningn dato ms o atributo de Orfeo,
como su lira. De su mencin deducimos que Dante considera a Orfeo
como un personaje
histrico
de la AntigUedad griega cuya
principal actividad no es el cultivo de la msica o de la poesa,
sino el de la filosofa. La consideracin de Orfeo como filsofo
de la talla de Socrtes, Platn, Demcrito, Herclito, no
sorprende a la vista de la creencia medieval generalizada sobre
el vate tracio. Por supuesto, su historia de amor con Eurdice
no importa y, por eso, en el siguiente circulo del Infierno, el
Circulo de los Enamorados, no aparece esta pareja de amantes.
Pero curiosamente en las derivaciones castellanas de este pasaje,
como el Infierno de los enamorados de Santillana (Poesas
completas, Madrid, ed. M.A. Prez Priego, Alhambra, 1983), o la
Visin de Amor de Andjar (Cancionero de Esticta, 18, ed. N.
Salvador Miguel, Madrid, Alhambra, 1987), si se menciona a Orfeo
en su condicin de enamorado, segn comprobaremos ms adelante.
Original
me parece
el trabajo
de Alberto
Limentani:
Casella, Palinuro e Orfeo. Modello narrativo e rimozione
delle fonte en A.A.V.V. La narola ritrovata, Palermo, Sellerio,
a cura di C.D. Girolamo & 1. Paccagnella, 1982, p. 8298, donde
compara el pasaje del encuentro de Dante y Casella en el Canto
II del Purgatorio con el de Eneas y Palinuro del libro VI de la
Eneida y la despedida de Eurdice y Orfeo ante las puertas del
Infierno. En todos los casos los amigos o amantes no pueden
abrazarse y han de separarse dolorosamente. Para este critico,
en el episodio de Casella hay una parcial reelaboracin
cristiana, florentina y personal del mito de Orfeo.
22. Cfr. las consideraciones de Francisco Rico en la introduccin
a Petrarca, Obras. 1. Prosa, Madrid, Alfaguara, 1978, p. XXII.
Sobre el poeta de Arezzo volveremos al tratar de Garcilaso y all
recordaremos la presencia escasa del mito de Orfeo en su obra
potica. De su obra en prosa conviene recordar algunos pasajes
64
donde aparece fugazmente el mito de Orfeo. Por ejemplo, en el
Contra Medicuin, donde se contiene una defensa de la poesa y una
invectiva contra la escolstica divisin de las ciencias, se
nombra a Orfeo junto a otros poetas primitivos como seres
cercanos a la divinidad, pero carentes de la plenitud de la
gracia para conocerla:
De quibus si loqui velim, donec cerebro humido, ac fluenti
tanta res insideat, amens ero. Neque enim Amphionis, vel Orphei
citara tam duram silicem mouere posset, neque tam hirsutain
tigridem lenire; quas tu atque omnes id genus fictiones, ueluti
uero aduersas, mira plebei artificis temeritate, condemnas. In
quibus, tibi tuique similibus studiose abditus, allegoricus
sapidissimus ac iucundissimus sensus inest, quo fere omnis
Sacrarum etiam Scripturarum textus abundat; quas te animo
irridere non dubito, sed supplitium times (Libro 1). Primos
nempe theologos apud gentes fuisse poetas et philosophorum maximi
testantur, et sanctorum conf irmat autoritas, et ipsum, si nescis,
poete nomen indicat. In quibus maxime nobilitatus Orpheus, cuius
decimoctavo civitatis eterne libro Augustinus meminit (Libro
III). Opere Latine di Francesco Petrarca, a cura di A. Buf ano,
II, Tormo, UTET, 1975, p. 842, 920.
En Secretuin, de nuevo vemos la cita al vate tracio, esta vez
en boca de Agustn, que avisa a Francesco de que no debe dudar
de su camino, no vaya a sucederle lo que a Orfeo al mirar atrs
y perder a Eurdice. Para Francisco Rico en Vida u obra de
Petrarca. 1. Lectura del Secretum, Padova, Antenore, 1974, el
autor al escribir esta comparacin, pudo tener presente la
historia del msico Floriano de Rimin, a quien asimila con
frecuencia a Orfeo y exhorta a volver a Italia y abandonar su
amor, pues ambos son instados a no mirar atrs:
A:
Que
cum
ita sint,
non tantum locus
pestifer
relinquendus, sed quicquid in preteritas curas animum retorquet,
summa tibi diligentia fugienduin est; ne forte cuin Orpheo ab
inferis rediens retroque respiciens recuperatam perdas Euridicem.
Hec nostri consilii sunna est. (Libro III>, ed. cit. 1, p. 212.
En De vita solitaria, Petrarca alaba la soledad como
garanta de fecundidad creativa. Sus ejemplos se toman obviamente
del mundo clsico: Homero, Orfeo, Lino, Museo:
Quid loquar Homeruin, poetarum patre, quando superiorum
Orphei scilicet et Lini et Musei sive hos poetas, sive musicos,
sive propter artium cognationem, quod quibusdan placet, et
musicos credimus et poetas- ad nos vix nomina nuda perveniunt?
Hic vero non tantum grecas solitudines sed italicas sic
descripsit, ut que ipse non viderit sicut ait Cicero (cecus
enim traditur fuisse> nos ut videremus effecerit, utque illius
ingenii non poesim sed picturain quodainmodo videamus. <Libro
II>, ed. cit. 1, p. 504.
En las Enistolas Familiares se valora el estudio de la
elocuencia que puede dulcificar al hombre ms intratable y duro:
65
,
:
66
24. La versin castellana estaba en la biblioteca del Marqus
(ms. 10221 Biblioteca Nacional de Madrid). Vid. Mario Schiff en
La bibliothque du Marquis de Santillana, Paris, Emile Bouillon,
1905, p. 33339. J. Piccus El traductor espaol de De aenealocuia
deorum en Homenaje a Rodricuez Moino de los hisnanistas
norteamericanos, Madrid, Castalia, 1966, II, PC 5975. Sobre la
fortuna en general de la obra en Espaa vid. Joaqun Arce,
Boccaccio humanista y su penetracin en Esnaa, Madrid, F.U.E,
1975.
25. Cito por la edicin de Angel Gmez Moreno en El Prohemio e
carta del Marqus de Santillana y la teora literaria del s. XV
Barcelona, PPU, 1990, p. 58, 130; vid, tambin Francisco Lpez
Estrada: Las Poticas castellanas
de la Edad Media, Madrid,
Taurus, 1984:
Los ytlicos prefiero yo so emienda de quien ms sabr a
los frangeses, solamente ca las sus obras se muestran de ms
altos ingenios, e adrna(n)las e conpne(n>las de fermosas e
peregrinas ystorias;
e a los frangeses de los ytlicos en el
guardar el arte, de lo qual los ytlicos, syno solamecn>te en el
peso e consonar, no se faze(n) mengin alguna. Pone(n) sones asy
mismo a las sus obras e cntanlas por dulges e diuersas maneras;
e tanto han familiar, agepta e por manos la msica q(ue) paresge
q(ue) entrellos aya(n) nasqido aquellos grandes philsofos Orfeo,
Pitgoras
e Enpdocles,
los quales
asy com(m)o algunos
descriuen no<n) solamente las yras de los onbres, mas aun a las
furias
infernales,
con
las
sonorosas
melodas
e dulges
modulagiones de los sus cantos aplacaua(n).
De esta mencin se deduce que, siguiendo la tradicin
alfons, Orfeo era considerado entre los filsofos de la Antigua
Grecia, como Pitgoras o Empdocles. Adems, tena conocimiento
del poder maravilloso de su msica, que amansaba las disputas
humanas. La alusin a furias infernales parece referirse a su
descenso al infierno, sin mencionar la historia de su rescate de
Eurdice. Es lgico suponer que el Marqus, de cuya poesa nos
ocuparemos en nota en el capitulo de Garcilaso, conociera bien
la historia de Orfeo y Eurdice a travs, entre otras fuentes,
de la Genealoga, los Morales de Ovidio o comentarios a la
Consolacin de Boecio, que estaban en su biblioteca. (Cf. M.
Schiff, on. cit., p. 848, 17486>.
26. B.L. Ulman, The Humanisin of C. Salutati, Padova, Antenore,
1963. R. C. Witt, Toward a biography of Coluccio Salutati,
Rinascimento, 16, (1976>, p. 19-34; Hercules at the Crossroads
the life. works and thouaht of O. Salutati, Durham, Duke Univ.
Press, 1983. Vid. tambin E. Garin, 1 cancellieri umanisti della
Repubblica Fiorentina da Coluccio Salutati a Bartolomeo Scala,
en Libera Cattedra di Storia della civilt fiorentina, Firenze,
Studi Fiorentini, 1963, p. 5381.
,.
67
27. Colucii Salutati de laboribus Herculis,
Zurich, 1951.
ed.
B.L.
Ulman,
p.
219297.
PC
6599.
68
34. Coluccio Salutatis De laboribus and Los doze trabalos de
Hrcules <1417), Studies in Phloloctv, 51,
(1954>, p.
95106.
pero sin
69
guibusque & fide dignis scriptoribus
collectus.
Coloniae apud
loan. Gymnicum Anno MDXLIII, en el que no se menciona a
Torrentinus y en los preliminares, Robert Estienne se dirige al
lector al que informa que ha incorporado nuevos ingredientes en
la obra. Sin embargo, las entradas de Eurdice y Orfeo, exactas
al Calepino, son mucho ms breves que las del Elucidario de
Torrentinus y no dependen de ellas:
Eurydice, uxor Orpheis pro qua recuperanda ferunt Orpheum
ad inferos descendisse (p. 226 a>.
Orpheus, pota seu uates, Caliopes & Apollinis filius,
Thrax lyrae studiosissimus extitit, guam dono a Mercurio habuit.
Fuit & Orpheus, Oeagri filius unus ex Argonautis, Cyconum rex
(p. 340 r).
44. En una edicin de este Dictionarium de 1606, vemos sobre los
dos personajes que nos interesan dos entradas muy extensas,
donde, a los datos bsicos de Torrentinus y las primeras
ediciones del Calepino, se aaden frases enteras idnticas a las
que, como veremos, se agregan en las posteriores ediciones del
Calepino. Tambin se recogen citas clsicas muy conocidas y una
referencia a Conti:
Eurydice, uxor Orphei vatis, cujus amore captus Aristaeus,
cum vim illi mf erre pararet, illa per auia fugiens, incidit in
colubram in herba delitescentem,
cuius morsu interiit.
Orpheus
autein uxoris mortem aegerrime ferens, accepta cithara inferos
adiit ubi Plutonein Proserpinamque tam suaui carmine demulsit ut
ei uxorem ab inferis reducere permittereunt, ea tamen conditione,
ne prius eam, guam ad superos rediisset,
intueretur. Quam legein
cum ille amoris impatientia esset praeuaricatus, Eurydice denuo
ad inferos est retracta. Virg. 4 Georg.
Orpheus, Musicus & poeta insignis, genere Thrax, Calliopes
& Apollinis filius quamquam non defunt qui Oeagri filium faciant,
quem a Mercurio, siue ut alii habent, a patre Apolline lyram
accepisse ferunt, eamque tantain valuisse ut illius cantu sylvas
& saxa monuerit, fluuionem cursum inhibuerit,
ferasque mitiores
reddiderit.
Eurydicem uxorein habuit, quae Aristaeum vim sibi
mf erre volentein fugiens, a serpente occisa est. Cuius mortein
agerrime ferens Orpheus, accepta lyra ad inferos descendit,
Plutonemgue & Proserpinain suo carmine tantopere demulsit, ut
Eurydicen sibi restituerunt, id tamen ea lege, ne ante eam, guam
ad superos peruenisset, intueretur. Quam legem cuin ille amoris
ixnpotentia esset praeuaricatus, Eurydice cursus ad inferos
retracta est. Quam iacturam aegre ferens Orpheus, coelibein deinde
vitain agere statuit, cumque iam multas nuptias reiecisset,
aliosque in super a mulieruin consortio deterreret, atque in
pueroruin amores pelliceret, a Maenadibus nter Bacchi sacrificia
iuxta Hebruin fluuium occisus & discerptus est, cuius membra
passim per agros sparsa, Musae collegerunt,
dederuntque
ea
sepulturae,
lyra vero & caput in Hebrum deiecta,
ad Lesbon
70
71
autem ex cornibus boum Apollinis: e septein in ea chordas
appositas iuxta numen septein atantiduin: quod Daia mater eius ex
illam numero esset: deinde supre dictas duas: ut representaret
numem nouem musam. Late aut suauitatis in modulado fuisse
perhibet ut arbores: saxa feras traxisse Orpheus dicat: e cuin ad
inferos uxorem Euridicem qum res descendisset: oem deorus
progeniem laudasse libero per se excepto hunc em obuliuione
ductuin pertemisisse. Ob quam eam duin paulo post Otpheus in
Olympho monte: q. macedoniam a Thracia diuidit siue ut quomdam
volunt in Pangeo Thracie promontorio sedes cantu oblectaret.
Bacchas ei
libein obiecisse:
quem eum lacerarent:
atque
discerperent. Quo facto musas collecta membra sepulture dedisse.
Lyram yo stellis figuratam inter sydera collocasse. Apolline id
permittente: que laudatus ab Orpheo fuerat: et Ioue ut Apollini
id petenti obsequeret alii tradunt Venerem cum Proserpina ante
Iouis tribunal de Adone contemdisse. Quibus Caliopein Orphei matre
a Ioue iudicem datam guam eum iudicasset Adoni utriusque esse
debere: et utramque dimidia anni prete cum possidere indignatain
Venerem:que toturn sibi concedi voluisse. Orpheum unjuersis
Thracis mulieribus obiecisse ut amore illius incense frustratim
eum discerpcerent. Sic Orpheo dilaniato caput eius de monte im
mare proiectum: in insulain Lesbon fluctuum agitatone peruenisse:
sublatumque ab incolis e sepulture tradituin fuisse. Eius
beneficii grain Lesbios
ad musicain artein
ingeniosissimos
existimar
Lyra aut a musis: ut super diximus in coeluin
transatain fuisse, sunt que putent Orpheum: que emus puerilein
amorem induxerit mulieribus inuisus: ab eis dilaceratum fuisse.
(f. liiii.ii de edicin de 1501)
En el Epigrama tercero lo cita a propsito de un verso que
ser corriente en los Diccionarios y manuales como ejemplo de uso
del vocablo Orpheo como adjetivo: Orpheo thracio Orpheum enim
huc loco adiectuus est quemadmoduin alibi.
Quidquid in Orpheo
rhodope spectasse theatro Dicit: exhibuit Coesar harena tibi.
Ideo aut Orpheus per thraco pont: q. Orpheus / Ephorus Museus
thraces fuisse perhibent:
siue & Orpheus Oeagri filius unus ex
Argonautis Ciconuin rex fuit:
q. sunt id Thracia siue hemum
Orpheam vocant q. hic mons ab Orpheo poeta permum celebratus
fuit. Orpheus Calliopes muse e Oeagri filius fuit. Ciconum regis,
ut ali volunt Apollinis: hic lyre myrum imodum studiosus fuit
quam dono a Mercurio habuit ut super diximus. (f. xcii.ii)
49. Uxor Orphei, pro gua recuperanda ferunt Orpheum ad inferos
descendisse. Alia fuit Nestoris coniunx. (p. 108 r)
Poeta seu vates Calliopes, & Apollinis tilius thrax, hic
lyre studiosissimus extitit, guam dono a Mercurio habuit. Fuit
talius Orpheus Oeagri filius, unus ex Argonautis, Ciconum rex.
Orpheus, a, um idem, guod thracius. Mar. Quicquid in Orpbeo
Rhodope spectasse Theatro Dicitur, exhibuit Caesar arena tibi.
50.
72
(p.
211
a)
)
,
73
que comience a separar en una seccin especial (Dictionarium
Historicum et Poeticuin propia locorum et Personaruin Vocabula
estos nombres propios de los comunes. Se refiere a Orfeo en estos
trminos: . . .an auncient Poet and Harper most excellent. He <as
the Poetes surmised) did with his Musicke delyte wilde beastes
and infernal spirites, and mooued stones with his sweete
hamo ie: whereby hee recouered his wife Eurydice out of hel.
estructura de esta obra ser copiada en posteriores
diccionarios, como el de Thomas Thomas: Dictionarium Linauae
Latinae et Ancslicanae (1587) y otros. La importancia de estos
diccionarios ya ha sido puesta de manifiesto por muchos
estudiosos que analizan su huella en escritores como Spencer,
Milton y Shakespeare. (Vid. De Witt T. Starnes, Ernerst William
Talbert: Classical Mvth and Leaend in Renaissance Dictionaries
Westport, Greenwood Press, 1955>.
53. He utilizado el ejemplar R 27782 de la B.N., correspondiente
a una edicin en dos tomos de Lugduni, 1560.
54. He utilizado el ejemplar R 35032 de la B.N., correspondiente
a la edicin de Lugduni, 1593.
55.
Casibus aliis
diversis
mortui:
Orpheus Calliopes
et
Apollinis filius,
quum propter liberalein formain a mulieribus
adamaretus ac nihilo minus amere fui captas auersaretur, uel quod
effet castissimus, aut (ut aliquibus placet> procliuiore in mares
libidine,
a Maenadibus inter Bacchi sacrificia
orcisus est.
Quique saxa et arbores cantu duxerat et leones exarmauerat, duras
mulierum
ceruices
emollire
non
potuit.
Ouidius,
lib.
11. (I,p.99)
8.
(1,
p.
251)
Citharoedi, Tibicines,
cantores et musici:
Orpheam
Apollinis et Calliopes filium poetae faciunt principein musae
Lyricae, adeo ut fabulentur delinitas eius cantu arbores, suis
se locis exeruisse, sensificatus cautes egisse choros, fluuios
cursum cohibuisse, exarmatus feras posuisse feritate, et alia d
genus incredenda. Quod ideo fictum est, quoniam agrestes et
beluino porpe ritu de getes homines ad meliorein uitae cultuin
redegisset.
Vnde Horatius in Arte:
Syluestres
homines...
Fingitur etiam ab inferis cantu suo exorasse Eurydicen uxorem,
ea lege, ut sequente a tergo non prospiceret, priusquam ad
superas auras ambo rediisent. Cui legi quum amor nimius stare non
permisisset uatem, Eurydicen demum euannisse ferunt. Vergil libro
6 Aened. Si potuit inanes... Ab Orpheo Lyra uocatur Haexuonia,
Threicia, Orphaea, Bistonia, et Bistonis, quod Thrax fuerit
natione. Ouidius lib. 4 Trist. Haemonia curas attenuasse lyra.
74
.75
Bistonius
II
Thrax
Canoras
p~
primuin
poeticam
76
.
(p. 43)
77
107.
78
anfanccklicher Ursnruna (El Mundo naciano), publicado en Basilea
en 1554. (Hay ed. facsmil moderna con introduccin y notas de
Stephen Orgel, New York-London, Garland Publishing, 1979).
75. Lilii Gregorii Girald, Opera Omnia, 2 tomos, Lugduni, 1696,
II,
p.
729.
79
77. Potae quidem Orpheum A Ciconum mulieribus discerptum
laniatumque fuisse fabulantur: quo sit, ut (inquit Plutarchus)
nunc usque Thraces suas pulsent uxores, ut Orpheum vciscantur.
Causa necis varia scriptoribus traditur: alii quidem ferunt,
quod pueriles amores amissa Eurydice uxore excogitaverit. Alii,
quod cum viros a mulieribus abduceret, ab iis vino correptis
laniatus fuerit. Alii, ut Pausanias tradit, quod mortua Eurydice,
in Thesprotidis locum Aornon cum vesset, ubi necyomantion fuerat,
hoc est, ad evocandas mortuoruin umbras locus, umbramque ibi
Eurydices evocasset, & evanescente illa potiri non valuisset,
sibi ipse manuin intulit: ad cujus sepulchrum lusciniae nidos &
pullos habere traduntur & nusquam suavius canere dicuntur: & hoc
quidem, ait Pausanias, Thraces affirmant. Alii sunt qui scribant
ideo discerptum, quod cuin Deos omnes laudavisset, Dionysium ab
eo praetermissum, quid in eum Bacchas immisit: quod parum mihi
constat, nain & plerique Orphei in Bacchum hymni adhuc leguntur.
78. Edicin consultada la de Venetiis,
MDLXXXI.
Edicin
Castellana por MI Consuelo Alvarez y Rosa MI Iglesias en
Universidad de Murcia, Murcia, 1988.
79. Cfr. C. Alvrez MorAn y Rosa M Iglesias: Algunas lecturas
de textos latinos en la Mvthologia de Natalis Comes en Homenaje
al Prof. D. Lisardo Rubio Fernndez. CFC, 20; Natale Conti,
estudioso y transmisor de textos clsicos, Los humanistas
espaoles y el humanismo europeo. IV Simposio de Filologa
Clsica, Murcia, Univ. de Murcia, 1990, p. 35-49.
80. Fuit Orpheus, ut sensit Myrleanus Asclepiades, Apollinis &
Calliopes vnius Musarum filius, nam quamuis diuersae fuerunt
variorum scriptorum de illius parentibus sententiae, tamen
Myrleani
sententiam
secutus
Virgilius
ita
scripsit
in
Pollione:
Non me carminibus...
Atque Menaechinus illum Apollinis filium fuisse tradidit, cuin
nullam fecerit de matre mentionem, ut est in his carminibus:
Pieres iminites...
Apollonius vero libro primo Argonaut. Oeagri & Calliopes
filium tradidit fuisse his versibus: Atque alios...
Alii Oeagri & Polymniae, alii Menippes, alii Thamyridis
filium fuisse voluerunt, atque Ialemum & Hymenaeum huius fratres
fuisse constat; (Schol. Pind. Pvth. IV 313a)
81. hunc tanta canendi peritia excelluisse inquiunt, vt fluuii
ad eius cantuin firmarentur, aues ad uolaret, ferae properarent,
syluae, & saxa, & venti, & omnium vel sensu carentium genera
accurrerent, vt ait Horatius libro primo Carminum: Aut super
Pindo, ...
De quo ita scripsit etiam Apollonius libro primo
Argonaut: Hunc referunt... Et quamuis multi fuerunt Orphei, vt
testatur Suidas, omnia tamen caeteroruin facinora ad vetustissimum
80
Thracem Oeagri filium referuntur, qui, vt ait Zezes histo. 299
chil 12. Fuit Herculis coetaneus: ac floruit annis centumante
bellum Troianum.
82. Hic primus omnium apud Graecos de astrologia scripsit, quod
ita ait Lucianus in Dialogo de Astrolog. At Graeci nihil vel ex
Aethiopibus vel ex Aegyptiis de astrologia audiuerunt, sed illis
Orpheus Calliopes & Oeagri filius haec prior explicauit. Hic idem
prior omnibus Bacchi sacra in Graeciam introduxit, primusque in
monte Baeotiae Thebis, vbi Liber pater natus est, sacra illa,
quae Orphica vocata fuerunt, in quibus ipse postea fuit
laceratus, instituit: vt ait Lactantius de falsa religione. Hic
multa humanae politicaeque vitae vtilia inuenit, vt ait Pausanias
in Baeoticis: nam & Deoruin initia, & vniuersam theologiam primus
aperuit, & nefario: um facinorum expiationes excogitauit, &
quibus ritibus iratorum Deoruin mentes placarentur tradidit, &
multa morborum remedia adinuenit, vt ipse de se ipso testatur in
Argonaut: Dicere
fert animus...
Hic
idem
scripsit
de
elementorum inter se generatione mutua, de vi amoris in rebus
naturalibus, de Gigantibus cum love pugnantibus, de raptu & luctu
Proserpinae, de Ceteris erroribus, de laboribus Herculis, de
Idaeorum, & Corybantum sacrorum ritibus, de lapilis, de occultis
oraculoruin responsis, de Veneris & Mineruae sacrificiis, de luctu
Aegyptiorum Osiridis causa, & de illorum lustrationibus: de
vaticiniis, de obseruationibus auspiciorum, de situ fibrarum, de
somnioruin interpretatione, de signis ac prodigiis, deque illoruin
expiationibus, de expiatione inferoruin, de ratione & motu
astrorum, quo pacto Dii irati placan possint, de quibus omnibus
se scripsisse testatur in initio suorum Argonauticorum. Fuit vir
plane sapientissimus Lini auditor, &, vt illa aetas ferebat,
diuinarum reruin peritissimus. Qui quantae sapientiae fuerit,
facile ex his carminibus, quae scripsit in libro de lapillis,
cognoscere licet: At quemcunque....
Non defuerunt qui Orpheum & Amphionem magos Aegyptios fuisse
arbitran sint, vt ait Pausanias in post Eliacis.
83. Fama est hunc vxorem habuisse Eurydicen, cuius amore cum
flagraret Anistaeus, eamque insequeretur, vt captae vim inferret,
illa per loca deuia fugiens a serpente in herba latente ista
interiit. Tum fama est Orpheum sumpta cithara ad inferos
descendisse,
atque
cum
mirificain
quandam
lamentationein
cecinisset, lacrymas infenis excitasse, vt ait M. Manilius in
quinto rerum astronomicaruin: Hac surgente lyra.... Plutone
deinde placato ac Proserpina seuerissimis mortuorum regibus
cantus suauitate non soluin obtinuisse, vt ipse post visain
Eurydicen in lucein rediret, sed etiam vt ipsam Eurydicen secuin
abduceret: ea tamen conditione ne prius respiceret, quam ad
superos peruenisset, vt ait Ouidius libro decimo & Virgilius
libro quarto Georgi. Veruntamen cum amoris impatiens illain contra
81
82
Musae grauiter tulisse eius mortein, sed in primis Mnemosyne &
Calliope, vt ait Antipater in his carminibus: Non quercus,....
84. Heo ea sunt, que de Orpheo memorie sunt prodita ab antiquis:
nunc cur ficta sint explicemus. Orpheus Apollinis & Calliopes
filius fuisse dicit vel Polymnie, quoniam vir fuit artis dicend
& metro precipue prestantissimus: atque omnes vir boni Deoruin
filii dicti fuerunt: que animae insignium virorum ex aliqua
sphaerarum & e fole praecipue in hec corpora descendisse
putaretur. Hic idem cuin in rudes ad huc mortales incidisset, qui
sine vlo morum delectu, & fine legibus viuerent: ferarumque;
ritu per agros nullis conditis tectis vagarent, tantum dicendo,
& orationis suauitate valuit, vt ad mansuetius vitae genus
homines traduxerit, illos in vnum locum conuocarit, ciuitates
condere docuerit, legibusque ciuitatum obtemperare, matrimonioruin
federa feruare; quod fuit antiquoruin poetarum munus creditum, &
est re ipsa, sicut ait Horatium in arte poetica: Sylvestres...
Hic vsus est septem chordarum prior instrumento musico, ad septem
planetarum imitationein ac rationem, vel longitudinis vel
intensionis, vel magnitudinis, vti dictuin fuit. Sapiens omnino
erat antiquorum illud poetarum genus, non autem, vt ferunt nostra
tempora, in sola verborum mensura & metro putabatur vniuersum
poeticae facultatis
artificium consistere neque adulantes
principibus hominibus vt aliquod munusculuin aucuparentur,
quidquid in mentein veniebat, effutiebatur, sed ea erant carmina
poetaruin, vt pro sanctissimis legibus haberentur: saepiusque
ciuitates de re aliqua contendentes tanquam grauissimi iudicis
sententia alicuius poetae carmine vsae fuerunt. Hic tanta vi
dicendi fuisse dicitur, vt consternatos animos mortalium, & ob
aliquam praesentein calamitatem in desperationem lapsos, erexerit
& in priorem statu reduxerit, atque ad tranquilitatem reuocarit.
Hoc qui facere possit, ceteris hominibus praestantior est
iudicandus non que sibi sol viuat, &, vt congestis opib. solus,
it a sapientiae bonis persuant, caeteris hominibus prorsus
inutilis, tanquam nusquam esset natus.
85.
Hic igitur placatis infers, animi perturbationibus
scilicet, Eurydicen in lucem ad ducere conatus est, quae, vt
nomen ipsum significant, nihil aliud est guam iustitia &
aequitas. Fuit rursus ad inferos illa retracta ob nimium Orphei
amorein, quia neque iustitiae quidem opus est nimis esse cupidum,
cum perturbationes animi placentur rationes; atque siquis paulo
fuerit in hac e negligentior aut magis cupidus, tanquam ab aliqua
vi externa repellitur, & eodem relabitur. Semper igitur viro bono
vigilare conuenit,neque nimis cedere vel honestis cupiditatibus,
quae in grauissimas animi perturbationes inducunt. Quod siquis
tamen cupiditatibus cesserit,
ille postea vel in maximas
calamitates illabatur vel in miserrimuin mortis genus incidet. Vt
igitur moderationein anim affectibus adhibeamus, neque quidquam
83
nimis ex animo optare vtile esse intelligamus, haec ab antiquis
de Orpheo memorie prodita fuerunt. Alii tamen fabulain hanc
Eurydices ita explicarunt, vt illain animam esse dicant, quae
Orpheo siue corpori nupserit, atque eius amore capitur Aristaeus,
quod est vere bonum intelligendum. Ista per herbas ac flores ab
eo fugit, & a serpente latente inter hos voluptates necatur,
descenditque ad inferos, vnde reuocatur per sonuin lyrae, ea
nimirum conditione, atque hisce unonitionibus vt facile possit a
corpore perd, nisi rationi, legique pareat ac de Orpheo satis,
nunc de Musis dicamus.
86. Hveroglvphica sive De sacris eagvntiorum literis commentarii
loannis Pierii Valeriani Bolzanii Bellunensis, Basileae, 1556.
87. En 1419 un sacerdote florentino, Cristoforo de Buondelmont,
compr en la isla de Andros un manuscrito griego:
los
Hveroczlvphica de Horus Apolo, s. II o IV d. C. En la obrita se
daba cuenta del sentido oculto de la escritura sagrada egipcia,
tanto del perodo antiguo como del periodo romano.
Su
descubrimiento fue celebrado con jbilo por el circulo
neoplatnico de Marsilio Ficino y fue publicado por primera vez
por Aldo Manuzio en 1505 y traducido al latn por Bernardinum
Trebatium Vencentinum. Los humanistas trataron de buscar un
equivalente moderno a estos criptogramas antiguos y esta fue
parte de la motivacin del surgimiento de libros de emblemas,
como los de Alciato, que ya hemos visto. El personaje de Orfeo
no se menciona en los Hverocslvnhica de Horus Apolo.
88. Lber XXIII <p. 165 e) SENEX MUSI~JS = Cygnus: <tOrpheus: Sane
Plato AEgypticae doctrina nunquam inmemor, cum felicem illam
ciuitatem conderet, illic feme ait Orpheum Calliopes filium, cum
a mulieribus foede discerptus excessisset e uita, homine, quod
erat, de relicto, in Cygnum emigrasse mutata specie, ut qui
insignis Musicus fuerat, Musicain itidem perseuerantias exerceret.
Hinc locuin mutuatus est Horatius noster, cuin in Cygnum abire se
scribit ad Mecoenatein 1am iam refidunt cruribus aspera / Pelles
& album mutor in alitein superne, nascunturque leues Per
digitos humerosque plumae. Et cum piscium silentio uocalissimam
opponeret harmoniam, ita de lyra canit: O mutis quoque piscibus
/ Donatur a Cygni, si libeat, sonuin. Platoni super Orpheo
scribenti adsentitur Aeneas philosophus, qui quidem ubi es
Chaldaeorum, AEgyptiorum & Graecorum opinione defunctorum animas
euocari posse docet, Orphea Cygni specie euocandum ait. Quod si
quis Homerum euocare uoluerit, oportere eum Lusciniae formain
indutum apparere: de qua paulo post.
89. Liber XLVII (p. 347 b) CONCORDIA = Lyra: Bona disciplina:
Est & Musarun insigne lyra. Musas Eusebius dictas arbitratur,
quod significat honesta bonaque disciplina instituere: easque
84
85
86
raporesentata in Firenze nelle nozze di Fernandino Medici e
Madama Christina di Lorena oran Duchi di Toscana, Florencia,
1589.
99. Et insieme seco figur Orpheo figliulo anchegli dApollo,
si come scriue M. Giouan Boccaccio nel quinto libro delle
Genealogia deglIddei, & questi fiuse lAuthore vn giouine
vestito dhabito leggiadro ma che mostraua grauit, & haueua in
capo una Thyara & in mano una Lira, la quale egli sonaua, ma que
gli figur un giouane vestito ricamente con la chioma il viso,
& il petto, che ardeuano, & i mano gli dette un Cigno; percio che
Phetonte descritto in questa maniera da Philostrato nel primo
libro delle Immagini, & Orpheo anchegli & descritto nel modo
detto da Philostrato II. giouane nel prinio libro delle sue
Iminagine, dopo Orpheo, & Phetonte lAuthore fece venir Circe
figliuola del Sole... (p. 35)
100. De Orpheo et Musaeo, uti aliis optandum erat, qui hactemus
illo epidere, unam vel alteran cautionen adscripsissent. Nempe
alterain, qua praemoniti fuissent Lectores, nil nevi, aut boni in
iis existere, quod ad eos non manauerit illis, gui ea aetate
Diuinam Scripturam fide casta seruabant. Alteram ueros: Quae de
Diis dicuntur, ea ipsa nunc esse pleraque omnia ut falsa, sic
iutilssima. Monstrosum uocat Benedictus Arias Montanus, &
sacrileguin, gui autumant ex vanitatibus Deorum carmen constare
non posse, hoc est sine Ioue, Baccho, Marte, Vulcano, atque illis
innumeris Gentilium Diis. Quare & Victor Giselinus scire monuit
sequente Parenesi, quanto pere ista cauenda sint. Ita auten
cecinit. <p. 482)
87
C. Humanistas:
Dentro del circulo de filsofos,
humanistas,
artistas,
escritores
pero
antiguas:
Marsilio
Renacimiento
unidas
por
un
Ficino
mismo
(143399>,
apasionado
amor
hacia
principal
rescatador
de
las
letras
filsofo del
Platn,
Angelo
analizaremos
Cristoforo Landino
(1424-1504),
Francesco Filelfo
dominio
incorpor
de
a
su
las
lenguas
labor
de
clsicas
traduccin
su
de
vena
la
potica,
obra
incluso,
lo
platnica.
en poemas
88
Qualis Apollinei modulator carminis Orpheus
Dicitur Odrysias allicuisse feras,
Marmaricos posset cantu mulcere leones
Quasque niger tigres semper Amanus habet,
Caucaseo traheret duras e vertice cautes
Saxaque Sicaniis condita gurgitibus.
185
Pero,
Aristteles,
partir
de
su
descubrimiento de
gracias
su
contacto
en
la
Venecia
Potica
con
de
Ermolao
campos ms
filologa.
concretos:
en
la
ciencia
de
la
palabra,
la
que no
6
empaaron una relacin de amistad documentada epistolarmente
se reflejarn en el tema que nos ocupa: su diferente visin del
mito de Orfeo, como tendremos ocasin de ver ahora.
1.
Marsilio Ficino:
89
de la cosmologa ficiniana consiste en la consideracin del mundo
como una ordenada jerarqua en cuyo ms alto lugar se encuentra
Dios y, sucesivamente en orden descendente: los ngeles, el alma
racional, la cualidad y el cuerpo9. De aqu deriva su principio
antropolgico medular:
el hombre participa de
la
naturaleza
del
hombre
de
sus
capacidades
espirituales
el
amor.
Ficino define el
lo
sean.
De
aqu
el
concepto,
tan
popularizado
90
labor
de
rescate de
la filosofa
platnica
travs de
pues consideraba al
filosofa
exponentes
son
textos
falsamente
atribuidos
Hermes
avalada por
la
autoridad del
bizantino Gemisto
Su
consideraba
Orfeo
como
uno
de
los
prisci
91
Incluso considera la
23
Arcsonautica e Himnos, aunque no las public . Su plan de
traducciones responde a un orden muy pensado, como ha sealado
Gentile24
Sebastiano
,pues su doctrina sobre la cronologa de los
prisci
theologi
traducirlos
del
determina
griego
al
el
programa
latn.
As,
que
se
primero
traz
fue
para
Hermes
creencia
en
la
historicidad
de
Orfeo
en
la
92
los sabios de la poca,
las
obras
rficas
podan
ser
interpretadas,
en
primer
el
cantor
un personaje
ficticio,
protagonista
de bellos
93
uset,
por
Warden29
cantor
sus
contemporneos
como
otro
Orfeo.
Como
seala
se
ha
reetarnado
en
el
alma
del
filsofo
neoplatnico:
Marsilius donec divina e sorte daretur
indueret cuius membra pudica libens.
Hinc rigidas cythara quercus et carmine mulcet
atque feris iterum mollia corda facit.
y algunas estatuas del filsofo florentino lo representan con los
atributos
rficos,
como la lira.
En sus cartas,
Ficino adoptaba
Esto se ha de
Tenan la
94
Patonis32, tratado latino escrito hacia 1469, divulgado
italiano en el 74 y publicado en Florencia en l484~~.
en
profundizar
en la antes
huella
apuntada doctrina
habra
de dejar
en
95
Aparece Orfeo como el inspirado cantor de una cosmogonia, segn
nos
informan
las
Arcionuticas
(1,
494>
de
Apolonio
las
a hombre,
la
de hombre a hombre.
ejemplos
de
AntigUedad
clsica.
autoridad
Ilustra cada
Aparece
Orfeo
caso
no
con
como
de
pulchritudo,
iustitia,
principium,
medium,
finis),
96
Trinitatem Pythagorici philosophi reruin omnium mensurain
esse uoluerunt (> Hoc uaticinatus 4Orpheus, Iouem principium,
medium, et finein uniuersi uocauit.
Segn esto, Jpiter, es decir, Dios, es principio y fin.
Contiene en si todos los dioses, por lo que se puede aceptar la
multiplicidad de dioses de la AntigUedad, bajo cuyas formas, como
ya apuntara Boccaccio, Orfeo trat de exponer su creencia en un
solo nos42.Se explica as el problema filosfico de la unidad
en la variedad del cosmos. Quiso verse en la insistencia en el
nmero tres, presente tambin en Aristteles y en Virgilio, una
premonicin rfica en favor de la existencia de la Trinidad43.
En el
siguiente
amorem parit)
capitulo
smil
diuina
pulchritudo
comparacin de Orfeo44
Deum,
(Quo pacto
que,
Cita la
desarrollado
largamente
por
Ficino,
se
capitulo
VIII,
atque de mutuo
la Exhortatio
parece
ad amorein.
que Ficino
De amore
se detiene
en la
la historia
<IV 454
de la muerte de Eurdice
97
se recoge una expresin de enorme raigambre clsica y contenido
filosfico: dulce amaruTn47:
Neque uos etiam turbet quod amara miseraque amantium sort9
cecinit Orpheus <...) Hunc et Orpheus dulce amarum nominat. ~
Sigue Cavalcanti insistiendo en el poder del amor y, en el
discurso de
Eriximaco
servator),
se
<III,
menciona
II:
otro
Miar
himno
Concordian uero
illis pacis
uicissitudpA Mmc Orpheus:
Solus
habenas
En el
capitulo
siguiente
Quod
est autor
rfico,
atque
horum
el
omnium
et
dedicado
al
amoris praestat
omnium tu regis
et
Orpheus
appellauit solerteTa
54
a la Noche
y el 55, el, ya citado anteriormente, de Venus
para seguir insistiendo en la omnipotencia del amor:
Duo
haec
imperia,
duobus
hymnis cecinit
Orpheus.
Necessitatis imperium ita in noctis hymno, Grauis necessitas
omnibus doxuinatur. Anoris aut regnum, ita in Veneris hymno
Tribus fatis imperas, et generas omnia, quae in coelo sunt, et
quae in terra, et quae in man. Diuine Orpheus duo regna posuit,
et ea inuicem comparauit, praeposuitque amorem necessitati, cmii
dixit illi; tribus fatis, in quibus consistit necessitas,
imperare.~1
En el discurso IV, Cristforo Landino, de cuya labor como
98
poeta y prosista hablaremos ms adelante, releva a Cavalcanti en
la palabra. Expone el pensamiento de Aristfanes, pero no cita
a Orfeo en todo su discurso. Le sigue Carolo Marsupini con el
discurso de Agatn y en el capitulo segundo, Quomodo pingitur
amor,
et quibus
animae partibus
generatur amor,
pulchritudo
cognoscitur,
et
45 de Orfeo,
a otra de sus
amoroso
potico.
Adems de
sacerdote
de
ritos
99
de los ataques que, desde instancias escolsticas, reciban por
su acercamiento a la literatura antigua y pagana y por su intento
de inversin de la tradicional jerarquizacin de las disciplinas.
Pero,
volviendo sobre
y que
pasa
a Pitgoras.
Las
siete
cuerdas
de este
Los
Para l,
la
loo
esencia de la belleza musical estriba en la consonacia62
conceptos de
toma
epstola
no
poda
faltar
la
mencin
al
msico
por
antonomasia, Orfeo:
Que vero a gravi voce guam Orpheus hypatem vocat usque ad
acutam guam neaten per medias quas doriones idem nominat
procedunt, hac gradatim ratione progediuntur. (Ib. p. 512)
De igual modo que con la msica, el ser humano se alimenta
de otros agentes que poseen asimismo el poder de moverle: el sol,
la luz, los olores aromticos, como el incienso, el vino, y, de
manera, particular, los astros y planetas. Walker sostiene que
Ficino, incluso, en su afn por vivificar en su persona los modos
de
la AntigUedad,
101
cantos atribuidos a l y dirigirse al sol, a la vez que se hacan
libaciones de
vino
se quemaba
incienso
macho.
Las
ideas
De musica de Boecio64.
En el Discurso VI toma la palabra Tommaso Benci, comentando
a
Scrates.
En
el
capitulo
XVII
Quae
comparatio
inter
de
interpretar
la
Castiglione,
Len Hebreo o
la
poesa
espaola,
Elias
L.
Rivers67, apoyndose
en
la
102
68
monografa sobre Narciso de Louise Vinge ,senal la influencia
de este pasaje del De Ainore en el personaje de Albanio de la
-
Egloga II garcilasiana.
Tras este repaso por las menciones de Orfeo, insistimos de
nuevo en que su historia, aunque se conoce bien, no interesa como
tal,
fundamentales: el amor,
Platn
de
armonizar
la
trayectoria
pagana
con
la
desea
inmortalizarla.
Su
influencia
en
la
filosofa
69
occidental no hace falta ponderarla ,pero tambin alcanza a los
poetas del Renacimiento, como, por ejemplo, si nos referimos a
los que en esta tesis trabajaremos, a Poliziano y Garcilaso. En
el primero, amigo y discipulo, se ha sefralado su mayor huella en
en el Orfeo, que nos ocupar seguidamente. En
las Stanze70
el segundo trataremos de detallar el ficiniano deseo de divinizar
a la amada a travs de la palabra potica, deseo que justamente
se sirve para su expresin del mito de Orfeo, con el que se
fundir Garcilaso.
2. Giovanni Pico della Mirandola:
Aunque de un modo menos extenso, junto a Marsilio Ficino
conviene trabajar la figura de Pico della Mirandola, el enfant
terrible del Renacimiento italiano y sealar su tratamiento del
103
mito de Orfeo.
Su corta
grandes odios,
muerte,
la polmica.
Junto
Padua,
Pava y
en busca
sabios
de
la
AntigUedad,
y por
supuesto Orfeo,
fueron
reservas
hacia
el
brillante
joven,
cuyas
tesis
no
en su misma
muerte,
a menos de un mes
de diferencia,
104
Siguiendo sus enseanzas, Pico considera este personaje como el
antiguo poeta y profeta que se enumera junto a Zoroastro, Hermes
Trismegisto y Pitgoras, revelador de una doctrina profunda, apta
slo
para
y
fantsticas formas. As, en su Oratio de dicinitate hominis74
escrita
unos pocos
como
prlogo
iniciados,
las
presentada
Conclusiones y
bajo
poticas
tenida
como
el
De Ente et Uno,
dedicada a
105
hominum omnis creatura odit et execratur, ita recta illius vita
et institutio omnibus grata ett, omnibus placet.t
Por ltimo, en este rpido repaso por la obra del conde
della Mirandola, hemos de detenernos en su Comniento ala canzone
dAmore. Este tratado, en cuidada lengua vulgar, comenta un poema
de su amigo Girolamo Benivieni y,
all,
aparece Orfeo en
106
hombres,
como
ejemplo de
amor
casto
entre
dos
hombres,
de
en el comentario
la
stanza guarta,
se
el
amor trae
a colacin
el
caso de Orfeo
con
fines
oratorios. Afirma que guien ama a una persona debe ser capaz de
dar
que al
En su
(y.
107
vez
de
la
bajada
de
Orfeo
al
Hades
del
regalo
de
la
(y.
108
dice che, desiderando andare a vedere lamata Euridice, non volse
andargli par marte, come molle e effeminato dalia musica sua, ma
cerc modo di andargli vivo, e perci dice Platone che non pot
conseguire la vera Euridice, ma solo unombra e uno fantasma di
lei gli fu demonstrate. N altrimente accade a chi crede, non si
spiccando dalle operazione della imniaginativa e della parte
eziandio razionale,
adiungere ala vera cognizione delle
intellettuale idee, perch non loro in s e nellessere suo vero,
ma qualche loro fantasma e similitudine, o nello intelletto
possibile o nella imniaginativa relucente, vede. 11 quale senso
bench sia suttile e alto, nondimeno ale cose tanto conforme
che quasi maraviglia mi pare che e Marsilio e ogni altro, preso
dalle parole di Platone, non labbia inteso; e testimone me n
la conscienzia mia, che la prima volta che mai el Simnosio lessi,
non prima ebbi finito di leggere le parole sue in questo loco,
che nella mente guesta verit mapparve, la quale etiam nel
coxnimento nostro sopral Convivio e nella nostra poetica teologia
pi diffusamente esplicheremo. Questo nodo yo lassare a svolgere
a chi legge, che el medesimo serpente che priv Orfeo di
Euridice, a lui, cio a esso Orfeo, insegn la musica e proibillo
per propria morte racquistare lamata Euridice; n pi oltre yo
scoprire guesto secreto et gui habet aures audiendi audiat.
Sin
olvidar
una
pulla
hacia
Marsilio
Ficino,
Pico
se
la
serpiente que
papel
de
Orfeo
en
la
obra
de
Giovanni
Pico
della
como
veremos
ms
adelante,
en
la
de
su
amigo
Angelo
109
Poliziano. Su Orfeo, sin embargo, se sita ms cerca del priscus
theologus
ficiniano
que
del
fracasado amante
polizianesco,
poesa
del
verbo
crear.
3. Lorenzo el Magnifico:
Brevemente haremos alusin al papel del magnate florentino
no
como mecenas,
dedicado
sino como
Ginevra
artista.
deBenci,
con
Conocido
motivo
de
es
su
su
soneto
toma
de
hbito77:
10
110
Eurdice.
de ciertos
la
curiosidad,
plasmada
en
la
ruptura de
la
condicin
su
XVIII,
rebao
para
12-4;
L~,
correr
en
busca
de
la
smarrita
referencias
Orfeo
dentro
del
circulo
florentino
del
111
muerte surge la vida:
E secondo Aristotele, la privazione principio delle cose
create, e per questo si conclude nelle cose umane fine e
principio essere una medesima cosa; non dico gil fine e principio
duna cosa medesima, ma quello che fine duna cosa, imnediate
& principio dun altra. E se questo &, molto convenientemente la
morte & principio a questa nostra opera; e tanto pi perch chi
essamina pi sottilmente, troverr el principio dellamorosa vita
procedere dalia morte, perch chi vive ad amore, muore prima a
laltre cose. E se lo amore ha in s quella perfezione che gil
abbiamo detto, & impossibile venire a tale perfezione se prima
non si muore guanto ale cose pi imperfette. Questa medessima
sentenzia pare abbino seguito Omero, Virgilio e Dante, delli
guali Omero manda Ulisse appresso aglinferi, Virgilio, Enea,
Dante lui medesimo pelustra lo inferno, per mostrare che ala
perfezione si va per questa via. Ma necessario, dopo la
cognizione delle cose imperfette, guanto a quelle, morire; perch
poche Enea giunto acampi elisii e Dante condotto in paradiso,
mai pi si sono ricordati dello inferno. E arebbe Orfeo tratto
Euridice dello inferno e condottola tra guegli che vivano, se non
fussi rivoltosi verso lonferno: che si pu interpretare Orfeo
non essere veramente morto, e per questo non essere agiunto ala
perfezione della felicit sua, di avere la sua cara Euridice. E
per ji principio della vera vita la morte della vita non vera.
N per questo pare posto sanza gualche buono respetto la morte
per principio deversi nostri.
Por ltimo, dentro de su poesa religiosa, Lorenzo compone
un largo poema
segunda
con
tirada
una
poco
original
que comienza en su
comparacin
10
entre
un
112
4. Cristf oro Landino:
El florentino Cristforo Landino, clebre poeta, prosista
y comentador del circulo de Lorenzo, adems de divulgador del
platonismo fuera del mismo, no es ajeno al inters que el mito
de Orfeo despierta entre sus amigos. En sus poemas
80
(24),
uno de los ms
30
35
amada
Xandra,
a la
sus composiciones,
113
25
30
35
que termina
con
una
referencia
la
imposibilidad de
130
135
140
Cristforo Landino
III
y IV).
En estos
dos ltimos
libros,
aporta
su
114
Eneida y la guerra de Troya:
Difficultate enim et inopia rei mortalium ingenia acuuntur
vincitgue omnia labor improbus et duns urgens in rebus
egestas. Quam quidem scnibendi rationem Graeci quoque secuti
sunt, quorum et Orpheum Thracem et Atheniensem Husaeum et
Thebanum Linum antiquissimos fuisse accepimus. Verum Lini
Musaeique vix vestigia extant, Orphei autem poemata, in quibus
multa de vi divina nec pauca de rerum natura continentur, ad eam
guam diximus formam coscripta esse facile est cognoscere.
Ya en el
libro
IV,
la
recopilacin de Kern)
y se pone en
y.
60:
115
Menciones de menor trascendencia se suceden en las ltimas
pginas
de
compone
otro
las
Disoutationes82. Junto
tratado
en
forma
esta
de dilogo
obra,
Landino
titulado De vera
el
propio
Bracciolini,
Lorenzo
de
Medici
nota
curiosa
pues en
las
fuentes antiguas
la
figura
.
,
,
116
Una buena parte de la produccin landiniana se ocupa de
comentarios
introducciones
obras
clsicas:
Tusculanes
Prolusione Dantesca,
septem
fere
nobilissimae
117
urbes
in
controversiam
veniunt
en la Prolusione Dantesca,
e igualmente
la
sobre
118
fermare e fiumi, se non che pot con suo dolce parlare
gluomini, e gual erono ala virtti insensat e guasi di sasso
e ala volutt del corpo furiosi e pieni dempito, ridurre a
civil vita. N crediate che Anfione potessi per forza di suo
canto acozare pietra a pietra e cosi edificare le mura di Tebe,
ma con questa gil tante volte nominata eloquenzia pot quel
medesimo che Orfeo. E veramente che canto si pu trovare pi
dolce, quale instrumento musico o ben proporzionato, armonia pi
soave, che una bene temperata orazione la quale sia illuminata
di splendore di parele, ornata di spesse e acute sentenzie,
riferta e piena dogni generazione di cose?
Para ponderar las virtudes poticas de Dante, qu mejor
recurso que compararle con los grandes cantores griegos, que
reiteradamente se han ido enumerando en otros comentarios? As,
en el Proemio al Commento Dantesco interesante estudio sobre la
esencia y origen de la poesia85que, en la lnea de la defensa
de la Theologia poetica, coincide con la epstola ficiniana De
divino furore, que ya nos ocup podemos leer:
Trov Omero la lingua greca molto giS abondante ed esculta
da Orfeo e da Museo e da altr poeti pi vetusti di lui; trov
la latina Virgilio giS elimata ed assornata, e da Ennio e da
Lucrezio, da Plauto e da Terenzio e altri poeti vetust
amplificata; ma innanzi a Dante in lingua toscana nessuno avea
trovato alcuna leggiadria n indotto eleganzia o lume alcuno, e,
eccetto le rime, bench ancora quelle sieno inette e roze, niente
hanno glantichi in che si vegga un minimo vestigio di poeta.
En el mismo texto, se trata de definir la poesa y se alude
a sus antiguos orgenes, casi divinos. Se interpretan los mgicos
poderes
de
transcrito,
Orfeo
ms
adelante,
en
texto
que
no
hemos
que
el
Sabio86. Orfeo
civiliz y educ
los hombres
119
detencin de los ros y el movimiento de las piedras ante su
msica:
E che dal furore divino proceda la facult& poetica
efficacemente lo pruova Platone nel libro che lui intitola Ion,
per tre segni: primo, perch gluomini non imparano una
dellaltre arti se non dopo lungo tempo sanza el divino furore,
ma e ven poeti, quali lui afferma essere Orfeo, Omero, Esiodo,
Pindaro, ne suoi poemi pongono certi indizi di tutte larti e
segni che loro le ntesono; (....) Ed verisimile che ne primi
uomini ne quali seccit e dest alcuna religione, statim nelle
laudi di Dio e nelle loro prece ponessino lo ngegno e usassino
industri di fabricare orazione pi elegante e ridurre le parole
in certo ordine e collegarle con terminati numen e piedi. Come
veggiamo in Orfeo, el quale per nessuna altra cagione dicono
avere con la citara potuto fermare e fiumi, muovere e sassi,
mitigare le tiere, se non perch con la suavit de suoi versi
pot repimere lempito e el furore di molti, e quali nelle forze
del corpo fidandosi tutti glaltri abbattevono e conculcavono,
e altr e quali erono defferato ingegno o stupidi o quasi
insensati conduse a vita razionale e civile.
El razonamiento evemerista se completa, en perfecta lgica,
con la justificacin de la consideracin divina de Orfeo y Lino
en sus extraordinarias cualidades, que provocaron la devocin de
sus seguidores y su posterior glorificacin.
Di gui nato, illustrissimi Signor nostri, che apresso a
qualunche nazione seinpre grandissimo onore hanno ricevuto e
poeti; di gui & nato che Orfeo e Lino in tanta reverenzia furono
che non come uomini mortali ma come dii immortali onorati
fussino.
Muy cercano a este comentario, en espritu y palabras, se
encuentra la Orazione Dedicatoria del Commento Dantesco, donde
se reiteran los argumentos evemeristas:
N altro significano e poeti inducendo che Orfeo di Tracia
antichissimo poeta greco col dolce suono della sua citera potessi
fermare e fiumi e muovere e sassi e mitigare e fare mansueti
glorsi, e lioni, e tigri, se non che tanto pot el parlare
suo, e dornamenti di parole e di gravit di sentenzie composto,
che e glanimi concitati de furibondi, e quali come fiume per
120
diluvio cresciuto trascorrono in ogni crudelt, ripremessi, ed
e tardi e grossi ingegni degli indotti e quasi insensati
amaestrassi es e superbi e crudeli mitigassi, in forma che con
comune caritS insieme vivessino.
Por ltimo, sealaremos que en la Introduzione allEneide
se insiste en los mismos argumentos acerca del furor potico y
la
labor
educadora
de Anfin y
Orfeo en
los
albores de
la
Orphea silvae...:
121
evemerista que dan marcha atrs, trata de eliminar todo lo que
de maravilloso se cuela en estas leyendas. Bajo la imagen del
vate
que
con
minerales,
su msica
se
doma
encuentra
el
las
fieras y mueve
Orfeo
civilizador,
rboles y
un
hombre
Traversasi,
escrita
el
14
de
junio
de
1428,
se
otros
personajes
del
mismo
nombre
que
citaban
los
As,
122
descripcin del hroe, Jasn, y traduce al latn los primeros
versos. Por el contrario, no cita nunca los Himnos, pero si dos
versos traducidos al
Cratilo
platnico
latn,
que
atribuidos a Orfeo,
corresponden
al
tomados del
fragmento
32
de
la
la Universidad,
donde,
adems,
ense la
lengua
Florencia
en
1429
por una
discusin
acadmica,
entra
en
prolusion
historiae,
que
poeticae,
et
Oratio de
quae
hasce
88.En ella, se
123
et Uranie Musae filium edoctum, tris et ipsum edocuisse
perhibent, Orpbeum, Herculem, Pronapidem. (...> Quis inquam
primus Deum aliquem esse, cui reliqua omnia parerent ab eoque
regerentur, et ipse intellexit et ut alii intelligerent effecit?
Videmus et Orpheum nam eorum qui ante Orpheum extitissent nulla
scripta extant et theologum habitum esse et multa de divinis
rebus cum pie, tum sapientissime cecinisse. (...) Alii vero in
Celtis et Gallis Druides et Semnotheos, quorum Aristoteles in
magico meminit, primos omnium philosophatos fuisse tradunt.
Atlantem ipsi Libyes, cui laboranti Herculem illum fmi
familiarem
humeris
ad honus
caeleste
successisse poete
puicherrime fabulantur. Phoenices Ochum, Thraces et Zamolxim et
Orpheum, Thebani hunc ipsum Linum, Athenienses Musaeum, Eumolpi
filium, inventorem philosophiae extitisse contendunt.
Como complemento a su labor docente,
Filelfo compuso un
comentaristas de
Petrarca que
grandes
.,
donde se indica:
124
Y
en
fragmento
los
muy
comentarios
similar,
los
Trionfi
propsito
del
se
contiene
capitulo
otro
tercero
o
Se
de resumir y
Satvrae
las
Epstolas.
En
estas
ltimas9 apenas
populo florentino,
plu.
di senatui et
125
Itaque no absurde Orpheus ille in Argonautibis: quicumque
tamdem is fuerit: quem tamen vetustissimum poetarum fuisse
constat: cum loqueretur de sumnio deo: esse amorem voluit.
En cambio, en su obra potica latina, sus diez libros de
Stiras o Hecatosticha92,se nos presenta con ms frecuencia
la figura del vate tracio. En la ltima del segundo encontramos
la primera referencia:
60
de
una
detallada descripcin
del
Infierno
65
126
Celsa mei referam diuini principis acta.
Nec me Threicius siluas gui & saxa trahebat.
Vel Chirone suo no ficto iudice vincet.
Non sacer Amphion mius modulamine mebas
Exciti lapides muris cinxere profanas.
70
cantores
Inuenisset
(y.
tropezamos
con
Nam
nisi
Pierides,
Linus
10
15
Para
cerrar
la
obra,
Filelfo
de
nuevo
acude
sus
30
Podemos
cuentan con la
127
fantasa y la historia: es decir, entre los relatos del trgico
amor de Orfeo y Eurdice o de la presencia en la nave Argos de
un profeta llamado Orfeo y la existencia de un verdadero poeta
primitivo del mismo nombre. En la segunda, sus diez libros de
Stiras, emplea las tpicas enumeraciones de cantores griegos con
una finalidad panegirica.
6. Angelo Poliziano:
a) Circunstancias de la representacin:
El gran fillogo y humanista, Angelo Poliziano93
Fabula di Orfeo94 en fecha que se discute todava95 y
la
fue
Clara Gonzaga
y de Francisco
ideas
para
su
aristotlicas
eleccin
en
sobre
esta
la
poesa96
pudo
representacin
en
los
Orfeo
se
aleja ya,
priscus theologus
como veremos,
lleno de
donde
furor
del
ficiniano,
e inspiracin
aquel
apolneas.
128
Poliziano, sin embargo, no qued contento del resultado de esta
obra de compromiso, porque se haba visto obligado a escribirla
en
lengua
vulgar
para
facilitar
la
comprensin
de
los
tema mitolgico
en la
literatura
fbula,
representacin,
comedia,
gloga,
...
elementarmente
varii
gener
del
drama99. Con
todo,
nos
se
forma
como
un
espectculo
que
ha
de
desarrollarse
en
una
129
Sneca,
fueron
redescubiertos,
admirados
emulados.
Sus
sus
imitaciones
en
latn.
Pero
el
autntico
teatro
msica
la
escenografa
desempeaban
una
significativa
la
favola mitologica,
nacieron otros
gneros
de
pastoril,
nuestra
atencin
pues el Orfeo
ms
funde
adelante.
Por
un
lado,
el
130
de Tasso y 11 Pastor Pido de Guarini. Por otro lado, la pera,
en cuyo nacimiento el tema rfico, iniciado por Poliziano, tiene
gran protagonismo Las
representaciones
teatrales
en
lengua
vulgar
hasta
establece entre
la
Edad Media y
el Renacimiento.
de conocedor de la
medieval
religioso
contaba
con
una
El
manifestacin
del
Nacimiento
de
personajes
de
Cristo
y argumentos
con
una
en el
creciente
curso
de
la
131
Representacin del Nacimiento de Nuestro Seor de Gmez Manrique,
una crlopa de Juan del Encina y el Auto Pastoril Castellano de
103
Gil Vicente
,con creciente protagonismo de los pastores y en
el marco palaciego, constituyen hitos de evolucin de esta
temtica en el teatro espaol.
En esta evolucin, comn en Europa, se integra el Orfeo de
Poliziano, que consigue una renovacin sustancial del gnero y
de la materia, a la vez que cuenta con la tradicin brevemente
reseada. Puede considerarse su principal aportacin, sin duda
alguna,
Orfeo
Eurdice,
tomados tanto
por la de los
de Virgilio como de
propio de la noche
del 24 de Diciembre y el
de
<y.
viejos
<y.
1148) y el de algn
149342)
esquemas
es
tambin
la
132
presentacin del argumento de la obra a cargo del alado Mercurio,
pues
repite
la
funcin
del
ngel
mensajero
del
0ff icium
Pastorum
Segn ha estudiado Elena Povoledo04p escenario utilizado
para la Fabula consista en un monte con una cueva en su parte
inferior. Sobre el primero se situaba Orfeo solitario, al cantar
su dolor. La segunda representaba el Hades, donde transcurra la
parte
central
del
drama.
Esta escenografa,
si
bien parece
Frente
al
la
Fabula
se
di
de
la
Orfeo
medieval
utiliz
un
en
un
aspecto
nico
clave.
escenario,
que
luego
relato
evanglico
suficientemente
como
familiares
la
al
fbula
pblico.
mitolgica
El
arte
resultan
de
las
133
se consiguen plenamente, pues logra presentarnos en pocos versos
un espectro variadisimo de tonos de acuerdo con la diversidad de
su pblico. Me refiero a la conseguida fusin de fuentes clsicas
con la experiencia petrarquesca que le permiten ofrecernos desde
la nota ms rstica, manifiesta en la lengua de los pastores
Mopso y Tirsi, a la lengua potica empleada por Aristeo u Orfeo.
Ya hemos apuntado otro aspecto de naturaleza ms profunda
que separa radicalmente los dos tipos de representaciones objeto
de nuestra comparacion. En el teatro religioso todo conduce a
mostrar la esperanza del ser humano gracias a la redencin de su
gnero
llevada
cabo
por
Cristo,
anunciada
ya
desde
su
al estilo de los
su splica,
con su canto y
castigo
separa
las
dos
obras
y,
sobre
todo,
indica
la
134
su dimensin fatal y primigenia.
Otras diferencias entre la obra de Poliziano y las Sagradas
Representaciones se refieren al aspecto musical. Aunque falta un
estudio que aborde en profundidad la cultura musical, terica y
prctica, de poiziano07 pabe conjeturar a partir de sus cartas
y comentarios fillogicos, con Cynthia Munro Pyle 108 ,que era
grande
su
inters
por
esta
disciplina
como
demuestra
su
pudo
conocer
a musiclogos
de
su
poca,
como
Johannes
pieza potica a una sola voz que se entonaba con zampoa, lira
de brazo o liuto. Musiclogos expertos relacionan, adems, esta
fbula con la tradicin de la frottola, estructura homfona a
cuatro voces que el cantor improvisaba.
Se conoce incluso el
la Favola
di Orfeot10,basndose en partituras de
Serafino dallAquilano
Strambotti.
Ode.
Frottole
135
Sonetti et modo de cantar versi
latini e canituli,
Venezia,
1504.
c) Estudio del texto:
Tras estudiar las innovaciones estructurales respecto a la
tradicin
escnica,
analizaremos
en
detalle
el
texto
el
su
ctedra
y recientemente
se
ha
editado
su
comentario a
incunables
florentina
latinos
-Virgilio:
Onera
omnia,
Roma,
1471,
autgrafas de Poliziano.
(Gergicas,
IV,
453527
X,
el mito de Orfeo
185,
XI,
184)
Proseroinae,
Calpurnio:
Heroidas3;de
Dante,
Eczlociae,
los principales
Petrarca114 y
Boccaccio;
Carmina,
Claudiano:
Eurpides:
poetas en
as
como
Bacantes,
De rantu
Ovidio:
lengua vulgar
de
otros
no
como
tan
136
con bastante fidelidad los relatos de las Georcicas y de las
Metamorfosis. Del primero procede el dato de la persecucin de
Aristeo y su funcin desencadenante de la tragedia; con l, la
ambientacin pastoril de la primera parte
(y.
en conjunto,
mtica
(y.
llamado
separada
del
cuello
y,
por
parte
de
Ovidio,
las
sino
su siervo,
y Lycidas, el
como una
filigrana en
estos
primeros
versos.
El
137
ejemplifica claramente cmo trabaja Poliziano a partir de sus
modelos.
145
trmino con
recepto.
Igualmente,
Poliziano
se
aleja
de un
topos
(fQ
ascoso langue; RVF 323, 69: Punta poi nel tallon da un picciol
angue> y en muchos petrarquistas. Veremos, sin embargo, cmo no
lo aprovecharn los espaoles: Boscn elige vbora (Leandro
1419) y Garcilaso sierpe
(EcU. III,
no est en las
138
de velenosus
posteriormente.
fior
precisin Francisco
6; 126, 78
venia
la
mala
striscia).
As
embellece
la
breve
en
el
formulaciones.
Ovidio.
recibir Garcilaso.
produjo
pie
encuentra
en
todas
las
fuentes
(no
139
puede relacionar con nuestro mito pues se inserta dentro del
relato del rapto de Prosrpina por Plutn, tal y como aparece en
Claudiano, fuente a su vez de la Fabula
El dato concreto del pastor que avisa a Orfeo de la muerte
de su mujer
clsicas
(y.
responde
una
agnicin
dramtica,
dada
la
denominadas
momarie.
El lamento de Orfeo
(y.
<y.
escenas
se
prepara
al
espectador
para
tales
140
Sin ms indicaciones escnicas, por las palabras de Orfeo
nos enteramos de sus movimientos. Se dirige al Cerbero (y. 169
72), por lo que entendemos que se encuentra en las puertas del
Hades y, tras ste, detiene a las Furias
<y.
17380). Se halla
(y.
18388),
Hades:
Ixin,
Ssifo,
las
Blides,
Tntalo
que,
ante
los
dioses
del
infierno,
que
estudiamos
(y.
189
en
otro
141
El segundo paso lo constituye la exposicin de los motivos de la
bajada y de la splica por parte de Orfeo. Se aporta una causa
subjetiva, el poder del Amor que ha impedido su resignacin, y
una causa objetiva, la injusticia de una muerte prematura. Ovidio
pone ms nfasis en la primera y en la prdida del disfrute
personal
de
su
amada.
Poliziano,
en cambio,
razona
fra
regalo
de
los
dioses,
Poliziano
un
prstamo
y,
para
ambos
casos,
el hroe
recuerda con
atrevimiento
la
142
Siguiendo el esquema escnico, Poliziano aprovecha la figura
femenina
que
enamorado
(y.
intercede
ante
Plutn
en
beneficio
del
joven
de
perdn
concedida
Eurdice
23744>.
(y.
En
sus
versi
lieti,
invade
Orfeo
dirigirse
casa,
accin transcurre
quebrantamiento
de
la
enseguida
condicin
llega
impuesta
el
por
momento
la
del
divinidad
profundamente
(y.
245-250).
En
Ovidio
la
joven
143
propia prdida aorando el Himeneo: n sono hormai pi tua. El
gesto dramtico de
repiten
la
impresionante
narracin
virgiliana:
Quis et me, inquit, miseram et te perdidit, Orpheu.
Quis tantus furor? En iterum crudelia retro
Fata vocant, conditque natantia lumina somnus.
Iamque vale: feror ingenti circumdata nocte
Invalidasque tibi tendens heu non tua, palmas. (y. 4949)
Oim, chel troppo amore
nha disfatti ambendua.
Ecco chiti son tolta a gran furore,
n sono hormai pi tua.
Ben tendo a te le braccia, ma non vale,
chndrieto son tirata. Orpheo mie, vale!
<y.
245-50)
(y,
257260)
incrementando de nuevo el
juego
de Orfeo
(y.
144
turbada por el amor de una mujer,
en correspondencia
con el
incunable
ovidiano por
apostillado
pueden
leerse
las
de
Fanocles.
Demuestra
filolgico de Poliziano,
esta
anotacin
el
instinto
versos
constituir
el
primer
ejemplo
en
vulgar
que
exalte
145
de Jpiter por Ganimedes, y el de Febo por Jacinto. Al igual que
los dioses, el hombre ha de amar a jvenes bellos en su mejor
edad.
El contenido del largo canto, que en Ovidio es una digresin
narrativa, aparece asumido de esta forma por el propio Orfeo y
puesto al servicio de su relato.
Poliziano,
prefiere la versin
Una
final
de Orfeo
y el de DionisoZagreo,
herido por
los
imaginar
la
que
se
daba
estos
146
Poliziano
acaba
as
su pieza
como un
rito sangriento,
con
un
castigo
ejemplar.
Ni
Virgilio
ni
Ovidio
ltima a las
es
Poliziano,
nuestro
objetivo
tema de ms
alto
detenernos
en
empeo al que
la
se
Potica
de
han acercado
Jos
Antonio
Trigueros,
para
sus
relaciones
con
la
120
literatura espaola
.Unicamente, y a partir de la previa
confrontacin de fuentes entre Poliziano y los dos principales
clsicos que tratan el tema de Orfeo, creemos lgico preguntarnos
si el gran humanista ha seguido en la prctica sus postulados
tericos sobre el principio de la imitatio. Para ello hay que
acudir a la famosa Epstola latina que dirige a Paolo Cortese2
En ella Poliziano aconseja a su amigo que procure evitar la
mera
repeticin
de
los
modelos
que
no
aporte
nada
nuevo.
de su opinin altas
autoridades
latinas
como
147
Sneca, Quintiliano, Plauto y Horacio, las mismas que son objeto
de esa mala copia.
Las tesis de Poliziano, imbuidas de neoplatonismo ficiniano,
se basan en la idea de que lo sublime absoluto,
innata en el
la
Fabula
di Orfeo.
No
sigue
una
nica
fuente
virgilio u Ovidio sino que, como las abejas toman de cada flor
el
polen
para
resonancias,
elaborar
as l
la
miel,
en
metfora
de
viejas
lo
original,
sirvindose de
148
una mtrica variadisima
(octavas reales,
tercetos dantescos,
fortuna
teatral
de
esta
pequea
obra
maestra
fue
posterior
Ms tarde
al
se
original
crey
en
imposible
de
la paternidad
atribuir
de
Antonio
ni a Tebaldeo.
Debemos
La refundicin
seguir,
probablemente
pues,
se habr
considerndola annima.
escrito
antes
de
1487,
fecha
de
la
149
pastoril, en forma de gloga; el segundo lleva por nombre Nvmohas
habet y en l intervienen Eurdice y un coro de Driadas, que
anuncian el fin de aqulla; el tercero, Heroicus, contiene el
canto de Orfeo en dos dsticos latinos derivados del De raotu
Proseroinae de Claudiano y dedicado a Hrcules (para parangonar
al duque Ercole dEste con el semidis). El stiro Mnasyllus, en
funciones de coro trgico, comenta el dolor de Orfeo. El cuarto
acto se titula Necromanticus y tiene lugar en el infierno; el
ltimo, Bachanalis, desarrolla el trgico fin de Orfeo. Todo ello
va precedido de un Araumentum que no entona Mercurio.
La tragedia altera toda la esencia de la obra de Poliziano:
eliminando las partes misginas y escabrosas, queda tan slo una
trgica
historia de
amor.
Se
apoya
para
ello mucho
ms
en
en
latn
junto
modismos
propios
del
dialecto
de
tanto
del
propio
mencionan distintos
texto
las
didascalias
instrumentos musicales:
donde
zampoa,
se
flauta,
terzinas,
canzonetta,
cancin
con
rimalmezzo,
baladas, etc.
En segundo lugar, debemos citar la Historia di OrDheo, de
autor tambin annimo24.consta de 96 octavas populares entre
las que se van mezclando algunos fragmentos del propio Poliziano.
150
Se relata primero la unin de los padres de Orfeo,
Apolo
Calope:
Essendo il biondo Apollo innamorato
di Calliope, di Menon figliuola,
da lei ottenne il fin desiderato,
di che ciascun amante si consola;
ingenerorno Orfeo e come nato
fu e cresciuto, a sonar la viola
impar da Mercurio, e presto feo,
che le donne lhonorin per ideo.
Y
posteriormente
la
de
Orfeo
con
Eurdice,
cuyo
ms.
abrazando su
151
Pregando li superni e magni di,
Di me, dicendo, abbiate compassione,
Restituite in vita ora colei-.
Ma invano il suo pregar al fin restne,
Trovandosi con pene e affanni rei;
E di quel corpo bello e delicato
Rimase Orfeo dolente e abbandonato.
El descenso de Orfeo al Infierno se alarga en 35 octavas y
se enriquece mucho con las intervenciones de todos los habitantes
infernales: Caronte, Cerbero, las Furias, Minos, Plutn, en cuyas
descripciones
parlamentos
puede
observarse
cierta
de
Ovidio
mio
autore
en
ocasiones,
se
siguiendo a Ovidio,
es
el
final,
de nuevo
a su vez,
hacia
152
La
Favola
di
Orfeo
Aristeo25. De
autor
desconocido,
se
alarga
hasta
alcanzar
un
total
de
1456
versos,
para
su
hijo
Orfeo.
ste
crece
pide
Diana
su
a todos:
patores,
ninfas,
faunos,
stiros,
driadas,
Argastro y ditero,
interrumpidos
por
Dos pajtores,
llegada
de
Mirtillo,
quien
pero son
cuenta
su
distintos prodigios:
las
153
salvada de ser devorada por una serpiente y convertida por Apolo
en una
estrella celeste,
segn
Ovidio.
Se diferencia de
la
u ocho versos,
seguramente
bailado por
ninfas o bacantes.
Fuera de Italia tambin alcanza la influencia de Poliziano,
si bien en Espaa, tema que merecera un estudio ms detenido,
se cree limitada. Pablo Cabaas en su obra El mito de Orfeo en
la literatura espaola no hace mencin de ella. Flix Fernndez
Murga 126apunta la posible huella de
Serafina
de
presencia
de
Juan
las
del
Encina
obras
la Fbula en
considera ms
latinas
de
la Comedia
importante
Poliziano
entre
la
los
rey
154
Pero volviendo al Orfeo, seala Francisco Lpez Estrada, que
en la literatura espaola no parece percibirse su huella ni en
la va teatral ni en la pastoril.
de
Poliziano,
embargo,
pastores
no
percibimos
al
Orfeo
desgraciado
de
Sin
en
vano
se
trata
del
testo
teatrale
pi
noto
e pi
Tissoni130 .Nos
155
de Figueroa, curiosamente las nicas elogiadas por Cervantes.
Torquato Tasso (154495) fue escrito y
El Aminta131
representado en la corte de Ferrara en 1573, se edit por primera
vez en 1580 y fue sucesivamente reeditado y traducido a otras
lenguas. Al castellano lo verti dos veces el poeta sevillano
Juan de Juregui: en Roma (1607) y en Sevilla (1618), como parte
de sus Rimas. Consta de cinco actos ms un prlogo que entona el
Amor vestido de pastor y un eplogo a cargo de Venus.
Las
Petrarca,
Boccaccio,
de
Orfeo,
pero
no por ello
faltan huellas
de
la
156
chad udir trahe da glalti monti i sassi,
e correr fa di puro latte i fiumi,
e stillar mele da le dure scorze. (p. 44)133
Pero
episodio,
en
la
edicin
de
Venecia de
1581
se
insert
un
obra publicada
novi Lini
1590
y,
al
igual
que
el
Aminta,
fue
de la obra de Tasso
final feliz;
si
se
encuentran
reminiscencias
del Aminta
en
algunos
157
sufrido el pastor si ella hubiera confesado a las doncellas la
escena de su desnudez:
Ma dimmi tu, qual fruto avresti allora
dal temerario tuo furto raccolto,
se tavessio scoperto aquella Ninfe?
Non fu sul Ebro mai
si fieramente lacerato e morto
dalle donne di Tracia il Tracio Orfeo,
come stato da loro
saresti tu, se non ti dava aita
la piet di colei che conda or chiami; (p. 157)137
Y adems se hace referencia a los mgicos poderes del canto
o del dolor humano en el espacio arcdico,
si bien ya no se
recurre a Orfeo:
Poich col dir toffendo,
lo mi morr tacendo:
Ma grideran per me le piaggie, e i monti,
E questa selva, a mi
Si spesso 11 tuo bel nome
Di risonare insegno;
Per me piangendo i fonti,
E mormorando i venti
Diranno i miei lament; (p. 2930) 138
Chio tami. e tami pi della mia vita;
se tu nol sai, crudele,
chiedilo a queste selve
che tel diranno, e tel diran con esse
le fere loro, e i duri sterpi e i sassi
di questi alpestr monti,
Chio ho si spesse volte
intenerit al suo dmiei lamenti (p. 152)139
f) Fortuna msical:
De la mano del mismo mito, el mito musical por excelencia:
Orfeo, se andar el camino desde Poliziano a Monteverdi, desde
el teatro cortesano con fragmentos cantados hasta el nacimiento
de
la
nuestra
especializacin
filolgica
158
nuestra condicin de aficionados a la msica, traemos aqu a
colacin estas obras como parte de un gnero dramtico y nos
limitaremos a un anlisis de los textos, sin pretender extenderlo
a la teora musical.
Ya en la Fabula y sus derivados,
cumpla un importante
papel.
La
como vimos,
la msica
Euridice en
diciembre de
1600,
en la que no menciona ni a
Rinuccin ni a Peri.
En 1601,
supervisor de las
se
159
pele
teatro.
Cavaliere
solucin
de
adaptarlos
ner
recitar
Cavalieri
era
cantando,
la
de
Mutii,
Roma,
estilizar
los
1600.
La
dilogos
danza.
Peri,
estilo
lrico
recitando.
Sin
recitativo,
embargo,
no
lo
que
se
denomin
se
encuentran
cantar
sustanciales
el
olvidndonos de su conflictivo
inicio
de
una
nueva
manera
de
nacimiento,
concebir
la
seguridad.
El
cantante
cantaba
solo,
de
un
en bajo continuo:
primeros
como
acompaado
personajes
Apolo
Orfeo.
de
las
Se
peras
justificaba
eran
as
notables
que
los
160
En
la
pera
intervienen,
adems
de
los
personajes
161
dolce cantando in s.l beato giorno.
Al canto, al ballo, ecc.
Selvaggia Diva, e bosohereccie Ninf e,
Satiri, e voi, Silvani,
reti lasciate e cani;
venite al suon de le correnti linfe.
Al canto, al ballo, eec.
Bella Madre dAmor, da lalto coro
scendi anostri diletti,
e co bei pargoletti
fendi le nubi e 1 ciel con lali doro.
Al canto, al ballo, ecc.
Corran di puro latte e rivi e fiumi,
di mel distilli e manna
ogni selvaggia canna;
versatambrosia e voi, celesti Numi,
Al canto, al ballo, ecc.
90
95
100
La segunda escena,
en perfecta simetra,
la protagonizan
Orfeo, con los pastores Arcetro, Tirsi y Aminta y con Dafne, que
ejerce la funcin de mensajera.
con
las ninfas.
Dafne,
una de ellas,
se
encarga de
230
162
Tosto vedrai chin vano
non chiamasti morendo il tuo consorte.
Non son, non son lontano:
io vengo, o cara vita, o cara morte.
235
sus
moradores:
Plutn,
Proserpina,
Radamante
415
los
motivos
de
su
atrevimiento y
sobre
su
deseo
de
favorablemente,
mientras el
autor
innova
con las
163
figuras de Radamanto y Caronte, quienes no quieren que se turben
las leyes del Infierno y el poder de su rey. El coro acompaa la
salida de los dos esposos:
555
560
565
570
575
580
164
sucesivos del coro marcan el fin de esta pera que, apartndose
de las tradiciones virgiliana y ovidiana, simplifican la accin
y
la
dotan
de
alteracin de
un
final
feliz.
Sobre
las
razones
de
esta
carnaval
Striggio,
el
de
1607.
joven,
Y,
(h.
as,
con un
1560h.
1628)
libreto de
y msica
Alessandro
de
Claudio
165
Monteverdi (15671643), se estren el Orfeo, el 24 de febrero de
1607 en la Accademia dehli Invaghiti de Mantua 143
La novedad de esta pera no estriba en el libreto sino en
la concepcin musical. Monteverdi ampli notablemente la orquesta
llegando a utilizar hasta cuarenta msicos: flautas, cornetas,
trombn de vara, bajos continuos, toda la familia de las cuerdas.
Adems, cada acompaamiento musical est minuciosamente pensado
para que concuerde con el momento dramtico que le corresponde.
As, el lamento de Orfeo tras la muerte de su amada se acompaa
con bajos
de viola,
dos
violines,
dos
cornetas,
dos
violines
un
la
que
orquestales
llama
y
toccata.
con
numerosos
Contaba
coros,
con
veintiseis
piezas
cerradas
nmeros
de
una
su
ardiente
vida.
Primero dej
impregnar
su msica del
166
muerte de Eurdice, en su dolor por la enfermedad de su amada
Claudia. Pero en 1609 hizo una segunda versin en la que cambi
el final triste por otro feliz, en dos nuevos actos, e incluy
un ballet, un pastoral, un ritornello, un coro a cinco voces
y una unoresca.
Analicemos
el texto
definitivo.
El Prlogo consiste en
15
El
acto primero
se
abre,
como
en
la
pera
de
Peri
250
167
nieco trarrotti a riveder le stelle
o se ci negherammi empio destino
rimarr teco in compagnia di morte,
a dio, terra; a dio, cielo; e sole, a dio.
255
Un largo canto del coro, que recorre los tpicos del ubi
sunt? y de la Naturaleza que se conduele con el hombre, despide
este segundo acto. El tercero se inicia con un dilogo entre
Orfeo y un personaje alegrico, antes nunca utilizado en esta
historia, la Esperanza. Sin embargo, sta le abandona justo en
los limites de la Laguna Estigia. All se encuentra con Caronte,
quien trata de impedir el acceso de un vivo al reino de los
muertos. Pero, gracias al poder excelso de su msica, expresado
magistralmente con la ms famosa de las Arias de esta pera,
consigue dormirle y, as, entrar en el Hades. De nuevo, un coro,
esta vez de espritus infernales, pone fin al acto.
El acto siguiente se abre con la conversacin de los reyes
del Infierno, coreados por el anterior grupo de espritus. Antes,
incluso, que Orfeo pronuncie su discurso, Proserpina, con slo
orle invocar el nombre de Eurdice, se muestra misericordiosa
y consigue que su marido se ablande. El coro lo anuncia as:
Pietate oggi et Amore
trXonfan ne lInferno
ecco il gentil cantore
che sua sposa conduce al ciel superno.
500
dudas.
Estas
le
hacen
girarse
en
ese
momento
perderla.
168
amor con palabras semejantes a las de la Eurdice de la Fabula
de Poliziano. El coro acompaa a la ninfa en su regreso al Hades
y Orfeo se queda solo, con su sogno o vaneggio.
Un
extenso
parlamento
de
Orfeo,
quejndose
ante
la
670
675
680
concluye
esta
pera
que
lleva
al
mximo
nivel
169
el panorama de Orfeo en el Renacimiento italiano con el anlisis
de su utilizacin por parte de Marsilio Ficino, quien coincide
con Boccaccio en la consideracin de que Orfeo, como filsofo de
la AntigUedad, recibe parte de la revelacin divina. El cantor,
uno de los prisci theologi,
atestigua
su Testamento,
y aprendi el
monotesmo,
como
pero
lo
los Orphica,
y traduce
la msica y el amor.
filsofo
considera
Orfeo
no
sino
como
un
Para
Ficino,
Orfeo
es
equiparable
al
rey
David
profeca,
de
ah!
sus himnos
donde
vierte
sus
170
y transmitido a Pitgoras.
Semejante a este Orfeo es el de Pico della Mirandola y otros
humanistas del circulo florentino: el propio Lorenzo de Medici,
Cristforo Landino, o, el un poco anterior, Francesco Filelfo.
Poliziano, distancindose de su inicial participacin en las
ideas
ficinianas,
que hemos
resumido,
se
desprende
de toda
de
recuperar
la
un
imitacin
personaje
compuesta,
mitico
en
su
autntico.
Fabula
Con
di
ello
Ornheo
consigue
al nacimiento de la
como pius
su muerte.
nos presenta
su
aquella que
lo
asimilaba
a Hermes
Trismegisto
171
coadyuvan a este cambio de visiones que hemos visto entre el
Orfeo ficiniano y el polizianesco.
Notas al capitulo 1.0.
1. Sobre la corte medicea, pueden ser ilustrativos los siguientes
estudios: A, Chastel, Arte y humanismo en Florencia en tiemDos
de Lorenzo el Magnifico, Madrid, Ctedra, 1982; P. Antonetti,
Historia de Florencia, Mxico, F.C.E., 1985. C. Hibbert, The rise
and fal of the House of Medici, London, Penguin Books, 1974.
J. R. Hale, Firenze e i Medici. Storia di una citt e di una
famiclia, Milano, Mursia, 1977. E. Antal, El mundo florentino y
su ambiente social, Madrid, Alianza Forma, 1989. Particularmente
para las relaciones entre los Medici y Marsilio Ficino, cuya
armona se pone en tela de juicio, vid, los artculos de R.
Fubini, Ficino e i Medici allavvento di Lorenzo il Magnifico,
Rinascimento, 24, <1984), p. 3-52; Ancora su Ficino ej Medici,
Rinascimento, 27, (1987>, p. 275-91. En general sobre los Medici,
vid. Sergio Cameran, Bibliocirafia Medicea, Firenze, Leo 5.
Olschki, 1964, <p, 41-63 para Lorenzo el Magnifico).
Para los conceptos Renacimiento humanismo sigo las
definiciones
de
Paul
O.
Kristeller
en
sus
captulos
introductorios a obras citadas ms adelante: El Renacimiento es
el periodo histrico que se extiende aproximadamente del 1300 al
1600 que ha sido designado convencionalmente con ese nombre y que
se consider a si mismo precisamente como un renacimiento de
las letras y el saber y que en gran medida tuvo su origen en
Italia. Humanismo era un programa cultural y educativo que
abarcaba los studia humanitatis: gramtica, retrica, poesa,
historia y filosofa moral, temas todos basados en la lectura de
autores clsicos griegos y latinos. En la poca se aplicaba a los
maestros de este ciclo el trmino de humanista.
Un buen estudio de conjunto sobre ester perodo y una
escueta introduccin a cada autor ofrece Charles Trinkaus en el
artculo Humanism que escribe para la Encvclonedia of World
~fl,
Mc GrawHill Bock Company Inc., s.a. vol. VII, p. 70243.
2. Despus de redactadas estas pginas, leimos el articulo de
Mario
Martelli,
11 mito dOrfeo nellet& laurenziana,
InterDres, 8, (1988), p. 740, con el cual coincidimos en algunas
apreciaciones. Igualmente como trabajo de conjunto hay que citar
el de August Buck, Der Or~heus Mvthos in der italienisohen
Renaissance, Krefeld, Scherpe Verlag, 1961.
3. Coronide de la Miscellanea Centura Prima en Anpeli Politiani
Opera. Ouae Ouidem Extitere hactenus. omnia. loncie emendatius
Ouam usauam antehac expressa..., Basileae, Apud Nicolaum
172
Episcopium Iuniorem, 1553, p. 310. Edicin facsimil de Ida MaXer,
Tormo, Bottega dErasmo, 1971, tomo 1, p. 310.
4. Angeli Politiani, 1t,
tomo III, p. 172. (Es reedicin
facsmil de Carmina Bartholomaeus Fontius, Lipsiae, B.G. Teubner,
1932, ed. 1. Fogel y J.L. Juhasz, p. 27.)
5. Tra Ficino Orfeo ispirato e Poliziano Ercole ironico en
Marsilio Ficino e il ritorno di Platone..., II, p. 45975. (op.
cit. en nota siguiente).
6. Segn puede constatarse en el Epistolario de Ficino publicado
por 5. Gentile, Lettere. 1. Eiiistolarum familiarium liber 1
Firenze, L.S. Olschki, 1990, p. 3940, 44, 1212, 132, 158.
7. Vid., adems de sus primeras obras Sugnementun Ficinianum
2 tomos, Firenze, L.S. Olschki, 1937-45 y The scholastic
backpround of Marsilio Ficino, New York, Cosmopolitan Solence Art
Service, 1944, los ensayos de conjunto sobre la filosofa del
Renacimiento: El pensamiento renacentista y sus fuentes, Mxico,
F.C.E., 1982 y El pensamiento renacentista y las artes, Madrid,
Taurus, 1986. Para Ficino, su magna obra, recientemente reeditada
en la versin italiana: 11 pensiero filosofico di Marsilio
Ficino, Firenze, Casa Editrice Le Lettere, 1988. (Vid, la resea
de Ernst Cassirer recogida posteriormente en el volumen,
Dallumanesimo allilluminismo, Firenze, La Nuova Italia Ed.,
1967, p. 1342); Vid. tambin el estado de la cuestin y la
bibliograf la sobre este humanista: Marsilio Yicino and bis work
after five hundred years en Marsilio Ficino e il ritorno di
Platone.
Studi e doeunenti. 1, Firenze, a cura di G.C.
Garfagnini, Leo 5. Olschki, 1986, p. 15196. Un resumen til
sobre la persona y el pensamiento de ricino se encuentra en el
tomito, Ocho filsofos del Renacimiento italiano, Mxico, F.C.E..,
1970, p. 5776.
8. Sobre este interesante aspecto de la sabidura ficiniana y la
de sus continuadores no podemos detenernos como quisieramos,
lense las pginas de D.P. Walker, Soiritual and Demonic Macic
from Ficino to Campanella, London, The Warburg Institutetlniv.
of London, 1958. Vid, tambin O. Vasoli, 1 miti e cli astri
Napoli,
Guida Ed.,
1977.
M.
Adriani, Arti macriche nel
Rinascimento a Firenze, Firenze, Bonechi, 1980. La magia naturale
nel Rinascimento. Testi di Agriona. Cardeno. Flud, Tormo, intr.
P. Rossi, tr. y note. 5. Parigi, UTET, 1989.
9. Cfr. P.O. Krsteller, 11 pensiero..., p. 66-85.
10. Cfr. P.O. Kristeller, 11 pensero..., p. 35080.
,
.
173
11. Cfr. P.O. Kristeller, 11 pensiero.
..,
p. 1015, 1138.
174
sed Ptolemaeus amans (Introduccin); Huic Demosthenicae cessit
facundia linguae, Hic valet Orphea ducere saxa lyra (Abril);
Commendare suum nunc desinat Orphea vatem Graecia, mendaci
guam iuvat ore loqui. (Junio).
u. sobre la creencia en los orculos atribuidos a Zoroastro
durante el renacimiento vid. K.H. Dannenfeldt, The Pseudo
Zoroastrian Oracles in the Renaissance,
Studies in the
Renaissance, 4, <1957), p. 7-30. La figura de Zoroastro, muy
desdibujada, se asoci a un mago persa, fundador de la astrologa
y autor de muchas obras de filosofa, alquimia y astrologa.
Influy mucho en la Academia de Platn y roco edit los Oracula
Chaldaica, a l atribuidos, junto a escritos de Orfeo, Pitgoras
y Platn. Gemisto Pletho difundi estas obras entre los
platnicos italianos y, as, Ficino lo incluy entre los prisci
theologi. Sin embargo, su influencia fue mayor en la obra de
Pico della Mirandola.
18. Cfr. .0. Kristeller, 11 Densiero..., p. 1120. Vid. tambin
on. cit. de Cassirer donde se ampla esta creencia en los seis
telogos antiguos y en que Dios se revela a travs de todas las
religiones. Se abandona en el Renacimiento el principio de extra
ecclesiam nulla salus. Compltese con las aportaciones de C.B.
Schmitt, Prisca Theologia e Philosophi Perennis: due temi
del Rinascimento italiano e la loro fortuna, en 11 pensiero
italiano del Rinascimento e il temno nostro. Atti del V Convecino
Internazionale del Centro di Studi Umanisti, (Montepulciano,
1968), a cura di G. Tarugi, Firenze, L.S. Olschki, 1970, p. 21136 y D.P. Walker, The Ancient Theolocsv. Studies in Christian
Platonism forn the Fifteenth to the Eighteenth Centurv, London,
Ducknorth, 1972.
19. Desde mediados del siglo III a. C. algunos judos helenizados
alejandrinos atribuan a Orfeo la redaccin de un Testamento
donde, tras la lectura de los libros de Moiss en Egipto,
plasmaba su arrepentimiento y conversin al monotesmo. Esta obra
se explica en un contexto de apologa de la cultura juda entre
los griegos alejandrinos. Los judos trataban de destacar la
primaca de la ley mosaica y de la historia del pueblo elegido
sobre el griego. Uno de ellos, Artapanus (c. 50 a. O.), cuyo
testimonio conocemos a travs del de Eusebio de Cesrea,
identifica a Moiss con el Museo griego y menciona a Orfeo como
discipulo suyo. Adems, estos autores intentan situar al cantor
griego cronolgicamente, segn el procedimiento evemerista, en
sincrona con la historia del pueblo elegido y, as, lo datan en
la poca de Abdn. En este ambiente proliferaron muchos
pseudoautores, pues una vez cerrado el canon bblico necesitaban
apoyarse en figuras de profetas o sabios paganos como Orfeo, para
seguir transmitiendo lo que ellos crean que Dios continuaba
175
revelando. En su afn de sincretismo de culturas, llegaban a
interpretar pasajes de las cosmogonas de Homero y Hesiodo como
alegorizaciones tomadas del Pentateuco, que habran conocido,
segn un judo alejandrino del s. II de nombre Aristobolus,
gracias a una antigua traduccin de ste al griego. Orfeo se une
a ellos por el Testamento, en el cual se muestra explcito acerca
de la existencia de un nico Dios. Este texto lo recogen con
variantes tres Padres de la Iglesia en sus obras, aunque su cita
en un total de nueve nos habla de su gran difusin: Pseudojustino
en Cohortatio ad Graecos, 15; Clemente de Alejandra en Stromatum
(V, xiv) y Eusebio de Cesrea en PraeDaratio Evancrelica (XIII,
12) . Editado en Patroloaiae cursus comDletus, ed. LP. Migne,
Paris, 184466: t. 6, p. 2701; t. 9, p. 17487; t. 21, p. 1093
1102, respectivamente.
Se trata de un poema
en hexmetros griegos,
cuya
autenticidad no fue discutida por los judos helenizados ni por
los primeros cristianos, dado el clima de sincretismo de
pensamiento en que aparece y, fundamentalmente, por su utilidad
apologtica. En efecto, su autoridad fue inmensa pues pareca
remontar su antigUedad a antes de la Guerra de Troya y venia a
demostrar que el ms primitivo de los filsofos griegos se haba
convertido al Dios de los judos. Analizando su contenido y
estilo, parece dirigido a griegos a los que interesa convencer
de la verdad del monotesmo. El personaje de Orfeo era bien
conocido para ellos y, as, no requiere ninguna presentacin. Lo
mismo el receptor implcito del texto, Museo, de quien los
calificativos atribuidos no exigen una filiacin real de Orfeo,
sino ms bien una relacin de pupilaje. Adems, el texto se
dirige a Fas quibus est narrabo: fores claudunto, profani, lo
que recuerda la frmula empleada en textos mistricos griegos.
El contenido, por otra parte, no parece interesar para la
historia de Israel y, salvo la oblicua mencin a Abraham y la ms
clara a Moiss y a las Tablas de la Ley, no se mencionan otros
momentos o personajes clves de aqulla. El objetivo del
Testamento parece claro: disuadir a los griegos de los errores
del politesmo y proclamar la existencia de un nico Dios. Este
Dios, al que se le nombra con la frmula griega Zeus, se define
aplicndole algunos eptetos y atributos propios del Zeus padre
de los dioses olmpicos: Ille igitur magni supra laquearia coeli
Imniotus, solioque micat sublimis in aureo. Olli planta humiles
subter premit ardua terras, Oceani extremos attingit dextera
fines.
20,. Enistolarum lib. XI en ODera, Basileae, 1561, p. 934.
Vos gui uirtutem colitis, uos ad mea tantum
Dicta aures adhibete, animosque intendite uestros.
Contra gui sanctas leges contemnitis, hinc uos
Effugite, & procul hinc misen, procul ite prophani.
Tu uero qui diuinas specularis, & alta
176
Mente capis museae uoces, complectere & illas,
Aspiciens sacris oculis, sub pectore serua.
Hocque iter ingressus, solum illum suspice mundi
Ingentem authorem solum, interituque carentem.
Quem uos praesenti quis sit sermone docemus.
Vnus perfectus Deus est qui cuncta creauit.
Cuncta fouens, atque ipse Leus super omnia sese.
Qui capitur mente tantum, gui mente uidetur.
Qui nullum que malum mortalibus inuenit unquaxn.
Quem praeter non est alius, tu cuncta uldeto
Hic ipsum in terris melius quo cernere possis.
Hic & enim uideo ipsius uestigia, fortem
lic que manum uideo, uerum ipse ceruere gui sit,
Nequaquam ualeo, nan nubibus insidet altis.
Nemo illum, uisi Chaldeo de sanguine quidam
Progenitus uidit, quen coelorum aurea sedes
Sublimis que tenet, cuius se dextra tendit
Occean ad fines, quem de radicibus imis
Concussi que tremunt montes, nec pondere quamuis
Immenso sint, ferre queunt, gui culmina coeli
Alta colens, terris nunquam tamen ille sit absens.
Ipse est principium medium que & exitus idem.
tem idem in tertio inducit Porphyrii uerba ista.
21. De Christiana Religione, xxii en Opera, Basileae, 1561 p. 25.
22. En esta su magna obra, Ficino menciona igualmente con
frecuencia a Orfeo: II, iv: Hinc divina natura ab Orpheo
infinitus finis, cognominatur; II, vi: Sapienter Orpheus in
Saturni hymno
inquit:
Qui
omnes
mundi
partes habitas
generationis princeps; II, vii: Quam ob causan Orpheus Deun
appellavit necessitatem. Fortis necessitas omnibus dominatur;
II, xiii: Divine de divina natura ita cecinit Orpheus: perpetuo
cardine velocen impetum voluntas; Divine de love dixit
Orpheus: omnium genitor principiumque et finis <...> Totum hoc
Orpheus sic expressit omnia intus inspicis, omnia intus audis,
omniaque distribuis (...) Quapropter apud Orpheum Deus vocatur
sempiterna vita, immortalisque providentia; III, it Sunt
etiam daemones aquei quos Nereides vocat Orpheus, in quibusdam
sublimioribus exhalationibus aquae,...; IV, i: Haec autem
Musarum chorea cantat saltatque perpetuo, ut ait Orpheus, musicis
modulis ad Apollinis ipsius imperium: tu totum coelum canora
cithara temperas; Si quis autem divinorum animorum nomina
nosse desideret, sciat Orphei Theoloaiam sphaerum animas ita
partiti, ut quaelibet vim geminam habeat, unam in cognoscendo
positam, alteram in sphaerae corpore vivificando atgue regendo.
Ergo in elemento terrae illam vin Plutonem Orpheus nominat, hane
Proserpinam; (...) Quapropter apud Orpheum singulis musis praeest
Bacchus aliquis, quo vires illarum divinae cognitionis nectare
,
.
:
177
ebriae designantur.; IV, u: Hunc ego esse arbitror ipsum (ut
est apud Orpheum) mutanten Prothea formas.; VI, it sicut nos
docent
prisci
Theologi:
Zoroaster,
Mercurius,
Orpheus,
Aglaophemus, Pythagoras, Plato, quorum vestigia sequitur plurimum
physicus Aristoteles; XI, iii: Et Orpheus ita: Omnia enim
Proteo prima natura indidit. Theologia Orphica Proteum appellat
essentiam tertiam, animarum, rationalium sedem.; XI, iv:
Oportet autem huiusmodi prolem, guam Orpheus Palladem vocat,
lovis capite natam, magis intimam (ut ita dixerim> esse Deo, guam
angeli notionem angelicae menti.; XII, it
Orphei etiam
Aglaophemique philosophia in divinis laudibus tota versatur.;
XVII, it Mercurius successit Orpheus. Orphei sacris initiatus
fuit Aglaophemus.; XVIII, it Orpheus, ubi de sumnio love
loquitur, sic inquit: cum abscondisset omnia deinceps in lumen
gratum emisit ex sacro corde, operans cogitata et mirabilia. In
iis verbis Orpheus aperte declarat mundum a voluntate divina
initium temporis habuisse. (Marsilio Ficino, Teolopia Platonica
a cura di M. Schiavone, 2 tomos, Bologna, Zanichelli Ed., 1965).
En su De Vita tambin es frecuente la aparicin de Orfeo:
II, vi: Atque Empedocles ubi propria unicuique Planetarum munere
tribuit Iouem solum generationis principem nominat, Orpheum
imitatus. III, xxi: tem Pythagorici uerbis & cantibus, atque
sonis mirabilia quaedam Phoebi & Orphei more facere consueti.,
III, xxii: per illas autem uicissim soluere nos a fato, quasi
claues, ut inquit Orpheus, ad aperiendum habeat & claudendum.
III, xxvi: Hinc Orpheus naturam ipsam mundi Iouemque mundanum
marem appellat, & foeminam. (De vita libri tres, Opera
Basileae, 1561, p. 493572)
23. Los fragmentos recogidos en autores antiguos fueron
publicados
posteriormente
por
Henri
Estienne.
Poesis
Philosonhica.
vel saltem.
Religuiae noesis ~hilosopicae
Eunpedoclis.
Parmenidis.
Xenonhanis.
Cleanthis.
Timonis
Epicharmi. Adiuncta sunt Orphei illius carmina gui A suis
anpellatus fuit. tem. Heracliti et Democriti loci puidam. et
eorum eoistolae, Paris, 1573; y reeditados en 1588. Los Himnos
y las Argonuticas se publicaron por vez primera en Florencia,
Philippi Junte, 1500, probablemente por Constantine Lascaris. Hay
muchas reediciones durante el XVI. Thomas Taylor en 1787 traduce
al ingls: The Mvstical Initiations or Hvmns of Ornheus
transated from the original Greek: with an nreliminarv
dissertation on the life and theoloav of Ornheus, London, 1787.
Hay edicin moderna de la traduccin ficiniana realizada por
llana Klutstein: Marsilio Ficino et la Theoloaie Ancienne
Oracles chaldaXczues. Hvmnes Ornhipues. Hvmnes de Proclus., citt&
di Castello, Leo S. Olschki Editore, 1987, p. 21110. Edicin
griega Orohei Hvmni, iteratis curis edidit G. Quandt, Berolini,
Weidmannus, 1962 y edicin bilingue griegoingls por A.N.
Athanassakis, Missoula Montana, Scholar Press for The Society of
,
.
178
Biblical Literature, 1977. Sobre los poemas rficos vid. M.L.
West, The Orphic Poems, Oxford, The Clarendon Press, 1983.
24. Sulla prima traduzioni del greco
Rinascimento, 30, (1990), p. 57104.
di Marsilio Ficino,
179
Orpheus, ex Lebethris Thraciae oriundus, (Lebethra autem
est urbs Pieriae vicina> Oeagri & Calliopes filius. Oeager vero
fuit quintus ab Atante, ex Alcyone, una filiarum ejus. Vixit
undecimum aetatibus bellum Trojanum: ipsumque Lini discipulum
fuisse dicunt, & novem aetates vixisse. Alii vero, undecim.
Scripsit Triagnios gui tamen ab aliis Iouis Tragici esse dicuntur.
In bis etiam fuerunt illa, quae dicuntur. Hierostolica. Clises
Cosmicas. Neoteuctica. Sacros Sermones, libris XXIV. Hi vero
dicuntur esse theogheti Thessali. Alii vero eos Cercopi
Pythagoreo tribuunt. Oracula: quae ad Onomacritum referuntur.
Initia: quae itidem Onomacriti esse dicuntur. In his etiam est
[Liber) de Lapidum sculptura, gui Ogdoecontalithos suscribitur.
Soteria. Haec Timocli Syracusani, & Pergini Milessi esse
dicuntur. Crateras. Hi Zopyro tribuuntur. thonismos Magnae Matris
Deorum, & Bacchica: quae Niciae Eleatis esse dicuntur. Descensum
ad Inferos: quod opus Herodici Perinthii esse fertur. Peplum, &
Rete. Et haec Zopyro Heracleotae tribuuntur. Ab aliis vero,
Brotino. Onomasticum, versibus. MCC. Astronomiam. Amocopiam.
Libruri de sacriticlis. De divinatione ex oris, versibus.
Catazosticum. Hymnos: Corybanticum: & Physica: quae Brontino esse
dicunt.
Orpheus, Ciconaeus, vel Arcas, ex Bisaltia Thracica, poeta
Heroicus. Fuit autem & hic duobus aetatibus ante Homerum, Trojano
bello antiquor. Scripsit Fabulas, Epigrammata Hymnos.
Orpheus, Odrysius, pota Epicus: quem tamen Dionysius ne
exstitisse quidem dicit. Nihil ominus pomata quaedam ei
tribuntur.
Orpheus, Crotoniates, pota Epicus, quem Pisistrato Tyranno
familiarem fuisse Asclepiades libro Grammaticorum sexto dicit
[scripsit] Decaeteriam. Argonautica: & alia quaedam.
Orpheus, Camarinaeus, po~ta Epicus, cujus esse dicunt
Descensus ad Inferos.
Orpheus, Rex Thracum, cujus temporibus Amazones Phryges sibi
tributarius fecerunt.
Orpheus, Sub Judaeorum Judibus, sublato Atheniensium regno,
Orpheus clarus erat; vir sapientissimus, & multorum mysteriorum
peritissimus. Hujus etiam feruntur orationes de cognitione Dei;
in quibus praeter alia & hoc dicit: AEtherem principio a Deo
conditum fuisse: & ab utraque AEtheris parte fuisse Chaos; &
Nocteni terribilem omnia tenuisse, & occultasse ea, que sub
AEthere erant: significans, Noctem esse priorem. Idem etiam
dixit, summum Aetherem comprehendi non posse, & omnium esse
summum, & antiquissimum, & omnium rerum opificem. Terram etiam
dixit invisibilem esse. Dixit etiam, Lumen AEthere rupto Terram
illustrasse, & omnes res conditas. Illud scilicet lumen, quod
dixerat esse supremum omnium, &inaccessum; omniaque continere:
quod vocavit consilium, Lucem Vitam. His tribus nominibus unam
1 acultatexw significan
dixit, & unam potentiam omnium rerum
opificis Dei; gui ex eo, quod non erat, omnia creavit, &
180
visibilia & invisibilia. De genere humano autem dixit, ipsum
itidem ab omnium rerum opifice Deo formatun fuisse, & Mosis
scripta. Dixit etiam, genus humanurn esse miserum, & multis animi
corporisque calamitatibus obnoxium, & bonorum malorumque operum
capax, & miseram uitam virens. Port.
Orphei lyra. (II, p. 7189>
28. Marsilius Ficinus Braccio Martello. S.D. en Enistolarum
lib. X, en Onera, Basileae, 1561, p. 918. En otras epstolas
tambin menciona a Orfeo: Exhortatio ad scientiam: Audisti
rursus Orpheum tunc Eurydicem, hoc est profunditaten ludicil,
amisisse, cum retro respexit: iners et vanus est venator gui
regreditur non progeditur. Laudes Laurentii Medicis Mire:
Tres enim ellas opto Gratias Medici nostro propitias f ore, que
ab Orpheo describuntur. Amicitia illa stabilis que a Deo
conf latur: Mercurius Trismegistus apud Egyptios similiter
Esculapium, Museum in Thracia Orpheus,. Poeticus furos a Deo
est: Primum, quod artes singulas singuli homines sine Deo longo
vix tempore assecuntur, legitimi vero poete, quales fuisse vult
Orpheum, Homerum, Hesiodum, Pindarum,. De musica: Hunc in
libro Hvmnorum Orpheus vitalibus radiis sanitatem vitamque
largir cunctis arbitratus morbosque propellere <...) mitto etiam
que de Orpheo, Arione, Ainphione narrantur. Vera poesis a Deo
et ad Deum: Quod quidem non Moyses solum et David ceterique
Hebreorum prophete, verum etiam Zoroaster, Linus, Orpheus,
Museus, Moscus, Empedocles, Parmenides, Heraclitus, Xenophanes
manifeste nos religiosis carminibus suis admonuerunt.
29. Orpheus and Ficino en Warden, J. ed.,
OD.
cit., p. 85110.
181
33. Vid. 5. Gentile, Per la storia del testo del Comentarium
in Convivium di Marsilio Ficino, Rinascimento, 21, (1981), p.
327.
34. Vid., entre otros estudios, 5. Jayne, Ficino and the
platonism of the English Renaissance, Comparative Literature
4, (1952), p. 21438.
A.S., Trueblood, Platos Symposium
and Ficinos Commentary in Lope de Vegas Dorotea~~~, ~4i,
(1958), p. 506-14. A. Gargano, Fonti. miti. toDoi. Cinaue sacan
su Garcilaso, Liguori, Npoles, 1988, p. 10721.
35. Canto rfico: Himno 55 a Venus, 4-5: Omnia enin ex te sunt,
subiugasti autem orbem Et imperas tribus Parcis, generas autem
orbem <Ed. de Klutstein cit. p. 92).
36. Citar los fragmentos del De Amore tambin en su traduccin
castellana, segn la edicin citada de Rocio de la Villa, para
mayor facilidad del lector: Se dice que es verdaderamente grande
aquello a cuyo poder se someten todos los hombres y los dioses.
Y, en efecto, entre los antiguos tanto los dioses como los
hombres aman. Y esto lo demuestran Orfeo y Hesiodo, cuando dicen
que las mentes de los hombres y de los dioses y de los dioses son
subyugadas por el amor <p. 8).
37. Les Arczonautiaues Orohipues, texte tabli et traduit par F.
Vian, Paris, Les Belles Lettres, 1987, p. 104.
38. Cuando Orfeo en las Araonuticas, siguiendo la teologa de
Mercurio Trimegisto, cant los principios de las cosas en
presencia de Quirn y de los hroes, puso el caos antes del
mundo, y coloc el amor en el seno de ese mismo caos, antes de
Saturno, Jpiter y los dems dioses con estas palabras: Amor es
el ms antiguo, perfecto en sil mismo y mejor consejero . (p.
lo)
39. Pero este razonamiento Fedro lo explica copiosamente y pone
tres ejemplos de amor. Uno, de amor de una mujer a un hombre, en
donde habla de Alcestes, mujer de Admeto, que dese morir en
lugar de su marido. Otro, de amor de un hombre a una mujer, como
el de Orfeo a Eurdice. Tercero, de amor de un hombre a otro
hombre, como el de Patroclo a Aquiles. En ellos demuestra que no
hay nada como el amor que haga ms fuertes a los hombres. Pero
ahora no profundizaremos en la alegora de Alcestes o de Orfeo,
ya que estas historias muestran mucho ms la fuerza del amor
narrndolas como historias ocurridas que dndoles un sentido
alegrico. (p. 178)
40. Fragmento 21a de Orphicorum fracrmenta,
Berolini, Weidmannos, 1922, p. 913.
collegit O.
Kern,
182
41. Los filsofos pitagricos quisieron que el nmero tres fuese
la medida de todas las cosas (....) Orfeo, vaticinando esto, llam
a Jpiter principio, medio y fin del universo. (p. 21>
42.
Esta fue creencia generalizada de varios filsofos
neoplatnicos del Renacimiento, pero algunos otros como Mornay
le acusaron, igual que ya hiciera 5. Agustn, de no ensear el
monotesmo claramente a los griegos y, adems, de introducir la
pedera1tia. La actitud de 5. Agustn hacia los escritores paganos,
a excepcin de Platn, es de minusvaloracin porque los cree
pasivos ante la revelacin y, aunque algunos fueron instrumentos
de ella, no contribuyeron activamente a difundirla. Acusa a Orfeo
de no actuar en consecuencia con aquello que dice haber
descubierto acerca de la verdadera fe. Considera a Orfeo, ante
todo, como el introductor de ritos rficos en Grecia.
43. M.J.B. Alen, Marsilio Ficino on Plato, The Neoplatonists
and the Christian Doctrine of the Trinity, Renaissance Ouartelv
37,
(1984), p.
55584. E. Wind, Pagan Mvsteries in the
Reinaissance, Nueva York, W.W. Norton, 1968.
44. Cern fr. 24, p. 245.
45. Pero la perpetua e invisible luz nica del sol divino est
siempre presente, (...) . Lo que expres divinamente Orfeo
diciendo: calienta todo y a todo se extiende. <p. 24)
46. Cern fr. 361, p. 344, citado como dudoso y como nica fuente
esta referencia de Ficino.
47. El texto italiano, lengua a la que el mismo Ficino tradujo
su obra en 1474 y que fue publicado pstumamente por Cosimo
Bartoli en 1544, dice un pomo dolce amaro, lo que ya est en
Safo <fr. 137 (Dieh), en Petrarca, Soneto 129: 11 dolce e
lamaro ondio mi pasco, y en Lorenzo el Magnifico Natura
insegna a noi temer la morte ma Amor poi mirabilmente face
suave a suoi quel ch ad ogn altro amaro. La anttesis se ha
estudiado como expresin de la inseparable unin de amor y
muerte, vid. E. Wind, op. cit. p. 197-200. Seguimos la ed.
italiana Sonra lo amore o verConvito di Platone, Milano, Celuc,
1973, a cura di Giuseppe Ottaviano, p. 33. Tambin ed. a cura di
SandraNiccoli, El Libro dellAmore, Pirenze, L.S. Olschki, 1987,
p. 40.
48. Ni tampoco os turbe aquello que canta Orfeo de la amarga y
miserable suerte de los amantes (...>
Y Orfeo lo llama
agridulce. <p. 41)
183
49. Nmero 56, y. 8: Solus enim horum omnium gubernacula tenes
<ed. cit. de Klutstein, p. 94).
50. La reciprocidad les da verdaderamente una concordia de paz
y amor. De aqu las palabras de Orfeo: Solo t entre los dioses
llevas las riendas de todo. (p. 55).
51. Haud inopen consilii, binae naturae, omnium claves habentem
(ed. cit.de Klutstein, p. 94).
52. Con razn el divino Orfeo le llam Ingenioso,
naturalezas, portador de las llaves de todo. (p. 59).
de dos
184
60. Fr. 21 a Cern.
61. Epistola de Rationibus Musicae ad Dominicum Benivenium,
editada por .0. Kristeller, Sunnlementum Ficinianum, 1, p. 51-6.
Sobre la msica en Ficino vid. Id., 11 Densiero..., p. 3312; D.
P. Walker, Le chant orphique de Marsile Ficin en Musicrue et
Dosie au XVIe sicle, Paris, Ed. du C.N.R.S., 1954, p. 1733,
profundiza en la creencia en los efectos curativos de la msica
de Orfeo y en sus connotaciones astrolgicas, filsoficas y
religiosas y P. Castelli, Orphica en 11 lume del sole. Marsilio
Ficino medico dellalma, (Figline Valdarno, Vecchio Palazzo
Comunale, 18 maggio-l9 agosto, 1984), Firenze, Opus Libri, 1984,
p. 5164, que completa estas ideas.
62. Veram Plato musicam nihil esse aliud quam animi consonantiam
arbitratur tum naturalem gua vires animi viribus tum acquisitam
gua motus eiusdem motibus consonant. (Ib. p. 51)
63. Atque ut omictam quod per eas quas exposuimus proportiones
disponi putant spherarum celestium latitudines sive profunditates
invicem et intervalla et motionum ipsarum celeritatem atque
tarditatem, illud certe silentio preterite non possum, quod si
ab ipso duodecim signorum celestium capite exorsus volueris
deinceps per sequentia progredi, invenies secundum ibi signum a
primo quodammodo cadere, atque non aliter guam in vocibus
secundam a prima vocem percipimus dissonantem ibi quoque secundum
illud primo quodammodo dissonare; (Ib. p. 55)
64. Vid. el breve articulo de O. Kinkeldey, Franchino Gafori and
MarsilioFicino, Harvard Librarv Bulletin, 1, (1947), p. 37982.
65. Cern fr. 362, p. 344, testimonio que se basa sobre esta nica
fuente ficiniana.
66. De aqu se sigue aquel destino cruel de Narciso que canta
Orfeo. De aqu se sigue la miserable calamidad de los hombres.
Narciso adolescente, esto es, el espritu del hombre temerario
e ignorante. No mira su rostro. No considera su propia sustancia
y virtud. Pero persigue su sombra en el agua y se esfuerza en
abrazarla, o sea, admira la belleza en el frgil cuerpo, que
corre como el agua, y que es la sombra de su propio espritu...
(p. 179).
67. Albanio as Narcissus in Garcilasos Second Eglogue, HR, 41,
1, <1973), p. 297304.
68. Marsilius Ficinus and his revival of the neoplatonic
explication en The Narcissus Theme in Western Euronean
Literature un the Earlv l9th Centurv, Lund, Gleerups, 1967, p.
,
.
185
1237.
69. P.O. Cristeller, La diffusione europea del platonismo
fiorentino, en 11 pensiero italiano del Rinascimento e il temno
nostro. Atti del V Convecino Internazionale del Centro di Studi
Umanistici, (Montepulciano, 1968), Firenze, L.S. Olschki, 1970,
p. 121.
70. Vid. Vittore Branca: art. cit. p. 462.
71. Vid. P. O. Cristeller, Giovanni Pico della Mirandola and his
sources en Lopera e 11 nensiero, p. 3684.
72. Lambiente del Poliziano, en 11 Poliziano e il suo temno
Atti del IV Convecino internazionale di Studi sul Rinascimento
<Firenze, Palazzo Strozzi, 23-6 Settembre, 1954), Firenze,
Sansoni, 1957, p. 1739.
73. Vid, el estudio ya clsico de E. Garin, Giovanni Pico della
Mirandola. Vita e dottrina, Firenze, Le Mounier, 1937. Lonera
e il nensiero di Giovanni Pico della Mirandola nella storia
dellumanesimo, (Mirandola, 1518 sep. 1963), 2 tomos, Firenze,
Istituto Nazionale di Studi sul Rinascimento, 1965. H. de Lubac,
Lalba incomniuta del Rinascimento. Pico della Mirandola, Milano,
Jaca Book, 1977.
74. Pico della Mirandola, De Hominibus dicnitate. Hentanlus. De
Ente et Uno e scritti van, a cura di E. Ganin, Pirenze, Vallechi
Ed., 1942, p. 160-2. Hay traduccin espaola en Humanismo y
Renacimiento. Lorenzo Vala. Marsilio Ficino. Ancielo Poliziano
Pietro
Pomnonazzi.
Baldassare
Casticilione.
Francesco
Guicciardini, Madrid, sel. P.R. Santidrin, Alianza Ed.., 1986,
p. 12153.
75. Ed. cit. p. 3068.
76. Eurpides, Alcestis. Medea. Hinlito, Madrid, tr. y ed. de
A. Guzmn, Alianza Ed., 1985.
77. Edicin a cura di Paolo Orvieto, Tutte le Onere, 2 tomos,
Roma, Salerno Ed., 1992.
78. Nokter Labeo (ca. 950-1022), traductor de Boecio al antiguo
alemn, presenta el personaje de Eurdice con ambigtiedad, como
el objeto de la lujuria de Orfeo, pero tambin como algo preciado
que ste podra haber ganado si no fuera por su error de volverse
atrs. En apoyo de esta ltima consideracin, Nokter glosa el
texto de Lucas (9, 62): Nemo mittens manum suam ad aratrurn et
respiciens retro aptus est regno Dei, Nadie que, despus de
186
haber puesto la mano sobre el arado, mire atrs es apto para el
reino de Dios
79. La prohibicin de no mirar atrs aparece en un pasaje de la
Divina Comniedia, <Purcatario, 9, y. 1312): Intrate; ma facciovi
accorti che di fuor torna chin dietro si guata. A propsito
del mismo, un comentarista de Dante, Pietro di Dante, indicaba
que tras esta orden podan ocultarse alusiones al episodio de Lot
y al de Orfeo: Ad primam dicit, quod postquani fuit intra illam
portam, idest intra statum virtuosi propositi, sive confessionis,
audivit eam portam claudi, tamen eius sonus non se volvit eum.
Hoc est, quod post confessionem et eius sonum, idest locutionem
confessantis, debemus procedere ita quod retro per crimina ad
eamdem portam, idest confessionem, iterum non redeamus. Quod
colligi potest figurative quantum ad moralitatem in Eurydice
uxore
Orphei,
guae retrogressa
est ad
inferos propter
respectionem retro talem. Anagogice, seu spiritualiter, colligi
potest in uxore Loth, de gua Genesi l9~, quae etiam retrospexit
dum illae civitates, scilicet Sodoma et Gomorra, comburerentur,
guae pro luxuria huius mundi ponuntur, quae conversa est in
statuam salis. Per guae duo genera hominum accipe; nam quidam
sunt, qui perfecte relinquunt mundum, alii retro respiciunt et
redeunt ad mundum, ut dicta uxor Loth fecit. Nam mulierum magis
est redire ad mundana guam virorum, et ideo f it statua salis,
idest f it condimentum aliis ne talia faciant. Nam figurat dicta
uxor Loth carnale desiderium; unde in Evangelio: non qui
incoeperit, sed gui perseveranerit usque in finem (Ed. V.
Nannucci, Firenze, 1846, p. 3667, cit. por A. Limentani, art.
cit. Este testimonio, paralelo al de Lorenzo que estudiamos y
que insiste en el que ya vimos de Petrarca Seniles, 9, aporta
datos sobre lo comn de la asimilacin de estos dos episodios.
80. Carmina Omnia, Firenze, a cura di A. Perosa, L.S. Olschki,
1939.
81. A cura di P. Lohe, Firenze, Sansoni,
1980.
187
83. A cura di M~ T. Liaci, Firenze, L.S. Olschki, 1970.
84. Cristforo Landino, Scritti critici e teorici, Roma, a cura
di R. Cardini, Bulzoni, 1974.
85. Vid. Roberto cardini, La critica del Landino, Firenze,
Sansoni, 1923. Arthur Field, Cristof oro Landino s First
Lectures on Dante, Renaissance Ouartelv, 39, (1986), p. 1638.
86. Mas por estos arvoles entiendense homnes de muchas maneras
que vinieron a aprender de aquel philosopho (...) por las aves
se entienden los homnes ms sabios, e por las bestias los otros
emps ellos, e por los Arvoles los otros que menos saben; e es
assi que de todas naturas vinieron homnes a aprender daquel
philsopho. (Ed. A. G. Solalinde, LL. A. Casten y y. R. B.
Oelschlger, 2 tomos, Madrid, OSlO, 195761, 1, p. 3204)
La imagen de Orfeo como maestro podemos relacionarla con la
teora de la transatio studii, tan fecunda en el medievo. El
saber viene de Dios que lo revela a los profetas del pueblo
elegido. Estos lo transmiten a los sabios griegos, como Orfeo,
discipulo de Moiss, y stos al pueblo. En una lnea continua que
no se rompe nos llega a nosotros. La tradicin del Orfeo maestro
religioso o civilizador de la humanidad, ya presente en la
AntigUedad y Santos Padres, la recogen Arnulfo de Orleans,
comentaristas de Juan el Ingls y el Ovid. La equiparacin entre
especies naturales y grados de sabidura parece original del rey,
pues no est en las alegorizaciones de Clemente o Eusebio, aunque
algo similar se encuentra en la alegorizacin que de las aves
hace el Ovid, si bien por su fecha su ascendencia sobre Alfonso
es impensable. Sobre el mito de Orfeo en la obra alfons, vid.
J.R. Chatham, A thirteenth century spanish version of the
Orpheus myth. (Alfonso X General Estoria>, Romance Notes, 10,
(1968), p. 18185, y mi trabajo, de momento en prensa, Historia
y ficcin: el tratamiento alfons del mito de Orfeo, XI Congreso
de la AIH, Irvine, California, agosto, 1992.
87. Ricerche intorno ala Biblioteca e ala cultura greca di
Francesco Filelfo, Studi Italiani di Filolocxia Classica, 20,
<1913>, p. 204424. Vid, tambin Gianvito Resta, Filelfo tra
Bisanzio e Roma en Francesco Filelfo nel quinto Centenario della
morte, Atti del XVII Convegno di Studi Maceratesi, (Tolentino,
2730 set. 1981), Padova, Antenore, 1986.
88. Una prolusione medita di Francesco Filelf o del 1429,
rielaborata dal figlio Gian Mario nel 1467 en Actas del Congreso
citado, p. 275323.
188
89. Petrarcha con doi commenti sobra li sonetti et canzone el
nrimo del increniosissimo Misser Francesco Philelfo. laltro del
saDientisissimo Misser Antonio de Temno, Venezia, 1522. Vid.
Rossella Bessi, Sul Comniento di Francesco Filelfo al Rerum
Vulaarium Fracrmenta, Ouaderni Petrarcheschi, 4, (1987), p. 229
51.
90. Vincenzo Fera Itinerari filologici di Francesco Filelfo en
las actas del Congreso citado, p. 89135, edita una Oratio
Philelphi in principio rethoricorum Ciceronis donde se cita a
Orfeo a propsito del conocidisimo fragmento horaciano, que le
sirve de pauta en muchas de sus stiras, como veremos:
silvestris hominer sacer interpresque deorum...
91. Francesco Filelfo: Enistolae, s.l. 1514. Vid. en general
Gabriella Albanese Le raccolte poetiche latine del Filelfo, en
actas del Congreso citado, p. 389-558.
92. Satvrarum, s.l., 1448.
93. Para la vida y la poca de este gran humanista vid, entre
otros muchos estudios, Norberto A. Bonafous, Examen critico de
la vida y obra de Ancielo Policiano, Madrid, trad. J. Gmez de la
Cortina, Imprenta y Librera de D. Eusebio Aguado, 1859. Domenico
Claps, Poliziano <14541494) , Tormo, Paravia, 1931. Diego
Valen, La poesia del Poliziano en 11 Ouattrocento, Firenze,
Sansoni, 1954 ,p. 5168. 11 Poliziano e il suo tempo, op.ya cit.
Ida Maler, Ancie Politien. La fonmation dun note hurnaniste
(14691480) , Genve, Libraire Droz, 1966. Emilio Bigi, La cultura
del Poliziano e altri studi umanistici, Pisa, NistriLischi Ed.,
1967. Vittore Branca, Poliziano e lumanesimo della varola
Tormo, Einaudi, 1983.
94. Sigo el texto magnficamente acotado por Antonia Tissoni
Benvenuti en: LOrfeo del Poliziano con il testo critico
delloricrinale e delle successive forme teatrali, Padova,
Antenore, 1986, es decir, sin la oda en sficos, sin los versos
de Amores y sin el parlamento de Minos. Tambin sigo sus
criterios en cuanto a la fecha de composicin, fuentes, etc.
95. Vid. Mirella Vitalini, A proposito della datazione dell
Orfeo del Poliziano, Giornale storico di letteratura italiana
146, <1969>, p. 24651. Antonia Tissoni Benvenuti, 11 viaggio
dIsabella dEste a Mantova riel Giugno 1480 e la datazione
dellOrfeo del Poliziano, Giornale storico di letteratura
italiana, 158, <1981), p. 36883.
189
96. Recordemos su utilizacin en otras de sus obras. En el
comentario a las Svlvae de Estacio III, 3, tras identificar a los
siete Orfeos que distingua Suidas, cuya fuente se invoca y
resume, Poliziano expone una alegora de tipo fsicoastronmico
del mito atribuida a Demetrio Triclinio, que nada tiene que ver
con la Favola y con el talante de Poliziano, poco dado a las
minuciosas interpretaciones alegricas del medievo. Segn sta,
Orfeo es el sol y Eurdice sus rayos que mueren cuando el astro
se pone y acaban en las regiones inferiores. Pero cuando el sol
vuelve a salir, sus rayos consiguen nueva vida. L. Cesarini
confiesa no encontrar la fuente de esta, hasta entonces indita,
explicacin alegrica. Vid. Commento medito ale Selve di
Stazio, ed. L. Cesarini Martinelli, Firenze, Sansoni, 1978, p.
6112. L. Cesarini Martinelli, In margine al comniento di A.
Poliziano alle Selve di Stazio, InterDres, 1, <1978). Un
ritrovamento polizianesco. 11 fascicolo perduto del Conimento ale
Selve di Stazio, Rinascimento, 2, 22, (1982), p. 183212.
Como expone acertadamente C. Munro Pyle, Le thme dOrphe
dans le oeuvres latines dAnge Politien, Bulletin de 1
Association Guillaume Bud, 39, (1980) , p. 40819, a lo largo de
su poesa latina, Poliziano emplea el mito de Orfeo con
diferentes significados. En su juventud, como recurso panegrico
en honor de Marsilio Ficino o Lorenzo de Medici, segn vimos
antes. En la Coronide de la Miscellanea, la lucha de Orfeo
contra la muerte de Eurdice significa la del fillogo que, a
travs del rescate de los textos antiguos, trata de recuperar el
mundo clsico. En la poesa buclica, comienza su Manto (y. 13
28> con una escena sacada de las Arcronuticas del PseudoOrfeo
en la que presenta al vate como plus Orpheus, al igual que
Eneas, cuyo canto salva a los Argonautas del peligro de las
sirenas. Posteriormente, en la Nutricia, Poliziano profundiza ms
en su pensamiento y describe el poder civilizador de la poesa
y el canto, simbolizados por Apolo y Orfeo, sobre el hombre
salvaje (y. 116-138); ms adelante en el mismo poema se relata
la muerte de Orfeo y la llegada a Lesbos de su cabeza sostenida
por la lira <y. 283-317), con ello recalca el poder de la poesa
sobre la muerte. Para las Svlvae, vid. A. Poliziano, Prose
volcrari medite e Doesie latine e areche edite e medite
Firenze, ed. 1. Del Lungo, G. BarberA, 1867. (Ed. Facsmil en
HildesheimNew York, Georg Olms Verlag, 1976), p. 287427. Vid.
tambin las observaciones de P. Galand, Les jeux textuels de
Politien dans lapologue de la poesie civilisatrice <Nutricia
34138), en Homo saDiens Homo humanus. II. Individuo e societ
nei secoli XVXVI. Atti del XXX Convecino del Centro di Studi
Umanistici, <Montepulciano, 1988), a cura di G. Tarugi, Firenze,
L.S. Olschki, 1990.
190
97. Sobre la presencia del mito de Orfeo en las artes figurativas
del Renacimiento hay alguno~ interesantes estudios: los ms
generales de Panovsky, Renacimiento y renacimientos en el arte
occidental, Madrid, Alianza Universidad, 1975 . A. Chastel, en
su conocido, Marsile Ficin et lArt, Genve-Lille, E. Droz & R.
Giard, 1954, se dedica, dentro de una magistral recreacin del
ambiente de la Academia de Careggi, a ilustrar sobre las teoras
estticas de Ficino y su respuesta en las obras de distintos
artistas. Meltzoff On. cit., quiere ver conexiones entre las
ideas sobre la Theologia poetica y Orfeo de Ficino y Poliziano
y el cuadro La calumnia de Apeles de Boticell y en los frescos
de Signorelli en la Capilla de San Brizio de Orvieto. Ms
especficamente, G. Scavizzi, The Myth of Orpheus in Italian
Renaissance Art, en Warden, Op. cit., Pa 111-62.
98. Le cose volciari di M. Ancrelo Poliziano, Bologna, Benedetti,
1494.
11 Poliziano e lumanesimo, en ODere di Giosu Carducci, vol.
12, Bologna, Nicola Zanichelli Ed.., 1944, p. 225. Este ensayo es
reedicin de la Prefazione a su edicin de Le stanze lOrfeo
e le rime di Messer Ancrelo Poliziano, Firenze, G. Barber, 1863.
99.
op.
cit., p. 20327.
191
103. 5. Reckert, Las poesas del Auto Pastoril Castellano
(Edicin, comentario y notas) en Homenaie a E. Asensio, Madrid,
Gredos, 1980, p. 37989.
104. Origini e aspetti della scenografia in Italia. Dalia fine
del Quattrocento agli intermezzi fiorentini del 1589, en Nino
Pirrotta, OD. cit., Pa 337460.
105. Para otras visiones de las influencias escenogrficas que
pudieron pesar en la obra de Poliziano vid. M~ Luisa Doglio,
Mito, metamorfosi, emblema dalla Favola di Orfeo del Poliziano
ale Festa de lauro, Lettere Italiane, 29, (1977>, p. 148170.
Vittore Branca, Momarie veneziane e Fabula di Orfeo en
Umanesimo e Rinascimento, Firenze, L. 5. Olschki Ed., 1980, Ps
57-73 y Poliziano a Venezia e lorigine veneziana della Fabula
di Orfeo, en AAVV, Giorcione e lumanesimo veneziano, Firenze,
1981,
donde se analizan las conexiones entre la obrita
polizianesca y
los
espectculos carnavalescos venecianos
conocidos directamente por Poliziano.
106. Esta identificacin ser tan plena que incluso en un himno
pascual del s. XII procedente de San Marcial Morte Christi
Celebrata se llama a Cristo explcitamente Noster Orpheus:
6a. Qui sub morte tenebantur,
Vita duce liberantur,
Nuda gemunt tartara.
6b. Homo gaude sic reductus
Consoletur tuus luctus
Dulci sono, cithara (...>
8a. Israelem in AEgypto
Pharaone circunscripto
Serpens salvat aeneus,
8b. Sponsam suam ab inferno
Regno locans in superno
Noster traxit Orpheus. <Analecta Hvmnica Medii
Aevi, t. VIII, New York-London, Johnson Reprint Corporation,
1961, p. 33.)
107. Insuficiente y mera catalogacin de datos nos parece el
articulo de Arnaldo Bonaventura Ii Poliziano e la musica, J~
Bibliofilia, 44, (1942), p. 11431. Vid, el planteamiento general
y la bibliografa aportados por Paul Oskar Cristeller, La msica
y el saber en el temprano Renacimiento italiano en El
nensamiento renacentista y las artes, citada ms arriba, p. 159
78, y el de Gulio Cattin, 11 Quattrocento en Teatro. musica
tradizione dei classici..., op. cit., p. 27389.
192
op.
cit.,
cap.
y y
vi;
Tissoni:
193
118. F. Tateo, Questioni damore in teatro: lessempio di
Orfeo nel Poliziano, Critica Letteraria, 18, <1990), p. 16987.
Por su parte, Nino Borsellino, en su sugerente Orfeo e Pan. Sul
simbolismo della pastorale, Parma, Ed. Zara, 1986, analiza la
incoherencia de quien ama tanto a su esposa y, posteriormente,
se inicia en los amores efbicos.
119.
Sobre
las connotaciones carnavalescas ha insistido
recientemente 5 Carrai, Implicazioni cortigiane nellOrfeo di
Poliziano, Rivista di Letteratura Italiana, 8, <1990), p. 923.
120. Sobre las prolusiones o alabanza de las artes liberales
en la apertura del curso acadmico, abundando en lo sealado por
Aldo Scaglione,
The Humanist as Scholar and Politians
Conception of the Grammaticus, Studies in the Renaissance, 8,
(1961),
p. 4970, vid. Juan Alcina Rovira, Poliziano y los
elogios de las letras
en Espaa <15001540), Humanistica
Lovaniensia, 25, <1976), p. 198-222, articulo pionero que abre
caminos sobre la huella de Poliziano en el circulo salmantino.
Sobre la defensa de la gramunatica como base de las dems
disciplinas, expresada en la praelectio Lamia: Francisco Rico,
Nebrija
frente
a los brbaros,
Salamanca,
Universidad
de
Salamanca, 1978, p. 528; Id., Laudes litterarum: Humanismo y
dignidad del hombre en la Espaa del Renacimiento, Homenaje a
Julio
Caro
Baroja,
Madrid,
Centro
de
Investigaciones
Sociolgicas, 1978, p. 895914. El texto de la Lamia se incluye
traducido al espaol en la antologa de textos de P. R.
Santidrin ya citada, p. 87113. Sobre la huella de las silvas
de Estacio y Poliziano en la silva andaluza: Aurora Egido, La
silva en la poesa andaluza del Barroco <con un excurso sobre
Estacio y las obrecillas de Fray Luis), Criticn, 46, (1989),
p. 539. Sobre el mecenazgo, el elogio a la lengua toscana como
medio de expresin potica y una breve historia de la lrica en
esta lengua en la Epistola a Federipo dAracona: Jos Antonio
Trigueros Cano, Santillana y Poliziano. Dos cartas literarias del
s. XV, Murcia, Universidad de Murcia, 1992.
121. Poliziano, Omnia Opera Anpeli Politiani et alia auaedam
lectu digna..., Aldus Manutius, Venetiis,, 1498, lib. XII. Eugenio
Garin la edit con su traduccin italiana, as como la
contestacin de Cortese en su volumen Prosatori latini del
Ouattrocento, MilanoNapoli, Ricciardi Ed., 1952, p. 902-11.
Puede verse traduccin castellana en la ed. de F. Fernndez
Murga, Estancias. Orfeo y otros escritos, Madrid, Ctedra, 1984,
p. 232-4. Sobre la figura de Paolo Cortese puede verse la edicin
de su De hominibus doctis dicnitatis, a cura di Maria Teresa
Graziosi, Roma, Bonacci Ed., 1973 con una cumplida introduccin
biogrfica y crtica.
.
.
,
194
122.
Vid.
C. Vasoli,
L
estetica
del Umanesimo e del
Rinascimento,
en Monenti e problem di atona del Estetica
Parte Prima. DallAntichit& classica al Barocco, Milano, 1975,
Pa 326414; E. Lzaro Carreter, Imitacin compuesta y diseo
retrico en la oda a Juan de Grial, Anuario de Estudios
Filolgicos, 2, <1979), p. 89119, y la tesis de Angel Garca
Galiano, La teora de la imitacin potica en el Renacimiento
Kassel, Reichenberger-Deusto, 1992.
123. Ed. Tissoni, op. cit., p. 11629, 185209.
124. Esta secuela ha sido editada parcialmente por G. Carducci
en o . cit.
233-42 y estudiada por F.M Ugolini en 1 cantan
daraomento classico con unarn,endice di testi inediti, Gen~veFirenze, L.S. Olschki, 1933, p. 13847.
.
195
y suspirar las hojas
he visto al llanto mio; <....)
pero ya niega ser mujer humana
la que piedad me niega,
no habindola negado
hasta la dura inanimada piedra. <PS 53>
133.
1320
139.
196
que todas lo dirn siendo testigos
las piedras, animales, y los robles,
destos alpestres montes
a quien tan a menudo han ya mouido
y enternecido el son de mis lamentos. <p. 130>
140. Como bibliograf la general sobre ese momento histrico en la
pera puede consultarse: Historia de la Msica Clsica, vol. V.
fasc. 12, Barcelona, Blaneta, 1983. El mundo de la pera. 1. El
descubrimiento italiano, Madrid, Grupo Z, 1993.
141. En Drammi ner musica dal Rinucini alo Zeno, a cura di A.
della Corte, Tormo, UTET, vol, 1, 1966, p. 69-106.
142. Citado por Arnaldo Bonaventura, Ii mito di Orfeo nella
musica, Nuova Antolocia, s.v., 149, lQ octubre 1910, p. 401-15,
donde se hace un completo recorrido por la historia de la msica
hasta 1904 con Francesco Vatiell.
143. Vid, libreto tambin en Dranim ner musica, op. cit., 1, p.
15793.
144. Orfeo and Euridice, the First Two Operas, en Warden, J.,
Op. cit., p. 16381.
197
II. Orfeo en el Renacimiento esDaol
A. Introduccin:
Tras
analizar
en
el
primer
capitulo
de
la
tesis
el
mitolgicos
humanistas,
pasaremos
como
de
algunos
de
los
principales
literatura espaola.
Como hicimos anteriormente, en primer lugar veremos el mito
de Orfeo en las vas de transmisin de la mitologa que sirvieron
de fuente a escritores y pintores: los manuales de El Tostado,
Juan Prez
as como algunos
Se har
198
referencia tambin al proceso de contraf acta
de la
poesa
rfica.
Con
nos
referimos
al
trastornarse
la
Boccaccio
sus
seguidores
italianos
los
compendios
Lo llena la figura y la
Madrigal,
proverbial
El
pluma,
Tostado
nos
han
(h.
l4lO~l455)2. De
llegado
multitud
su
de
fecunda
comentarios
Petrarca y Boccaccio.
quedan plasmados
Universal
obrita,
de
Libro
en
Eusebio
su traduccin
(Salamanca,
castellana
l5O6-7)~ y
de
en
la Crnica
una
pequea
199
en la que se responde a cuatro cuestiones morales, planteadas por
el Obispo de Palencia, y una segunda que se subtitula: Libro de
las
diez
csuestiones
vulgares.
DroDuestas
al
Tostado
la
la de Boccaccio queda
dedicada a Apolo,
la segunda a Neptuno,
as:
primera cuestin
la tercera a Juno, la
del
personaje,
descendencia,
nombres
que
recibe,
primeros cristianos:
Lactancio,
Isidoro;
autores
pero se le
200
resume lo esencial del mito y se remite, por muy conocidas, a las
dos fuentes antiguas principales, Virgilio y Ovidio. No se da
ninguna
interpretacin,
ni evemeristica,
ni
etimolgica,
ni
se
deduce la
buena
aceptacin de
esta obra,
que
el ao
de Moya,
1585
matemtico y humanista,
su PhilosoDhia
secreta.
donde
publica
en
debajo
de
ducho.
Cita
a varios
autores
medievales,
Lactando,
201
de la Barca. Su intencin,
libro
primero
clasifica
las
fbulas
en
cuatro
tipos:
ellas
se
encuentran cinco
sentidos:
literal,
alegrico,
primer
libro
definiendo
la
verdadera
religin
distinguindola de la idolatra.
La obra consta de siete
libros:
el primero,
como hemos
202
propio
autor
cita
las
que verdaderamente
usa.
En primer
autor
encabezamiento
de
la
fbula.
No
creemos
que
el
autor
el
final
del
texto,
cuando
de
forma
expeditiva
203
y cmo
las
bachiller
usa.
Tras
comienza
la
presentacin
relatar
del
sus amores
protagonista,
con
Eurdice
el
su
(....)
quiso
[Aristeo]
(y.
494). La
la toma el bachiller,
elocuente
nos permite
deducir
Virgilio,
pues
omite
disfraza
descaradamente
la
van
con
mencin
ello
ms
adelante.
El
final
resulta
ms
ovidiano
que
204
vuelve a apartarse de Ovidio.
Pasemos
material.
un
Prez
segundo aspecto
de Moya,
sobre
el
tratamiento
del
su seleccin de
ya
hemos
visto
que
omite
lo
que
no
le
interesa:
lado,
el
los personajes:
por pena de
su desacato,
se convirti.
interpretacin es
en
Cuando ms
205
homosexual de Orfeo por exceso de fidelidad a su esposa y llega
a denominarle sacro Orfeo.
Mencin especial merecen tambin algunos aspectos del lxico
y la sintaxis empleadas por el bachiller. En cuanto a lo primero,
llaman
la
atencin algunos
trminos que
se
apartan
de
las
subterrneo,
En
desordenadas
clusulas
por
entrecortadas
un
por
fuerte
hiprbaton,
comas,
que
usando
el
con
las
pronombre
<las
tratamiento
las
mismas.
con
una
y luego
mencin
el
la
206
ms referirse al papel civilizador de Orfeo seala: lic primus
omnium apud Graecos de astrologia scripsit, quod ita ait Lucianus
in Dialogo de Astrolog. A continuacin alude a Lactancio para
testificar la fundacin de los ritos bquicos. De nuevo parece
estar detrs Conti:
Graeciaxn introduxit,
(...)
in
patris
Al terminar de enumerar
..
Horacio
donde
se
resume
todo
lo
anterior.
Lo
mismo
versos
completos.
Otra
vez,
al
ir
metindose
en
su
segun declaramos
en nuestra
Filosofa
207
naturales, y de los Gigantes que movieron guerra contra lpiter,
del robo de Proserpina, de la interpretacin de los sueos y de
adivinanzas; fue discipulo de Lino, poeta tebano antiqusimo
<Moya) > Hic multa humanae politicae vitae vtilia inuenit
<...),
multa morborum remedia adinuenit, (...> Hic idem scripsit
de elementorum inter se generatione mutua, de vi amoris in rebus
naturalibus, de Gigantibus cum Ioue pugnantibus, de raptu & luctu
Proserpinae, (...)
de somnibus interpretatione; de signis ac
prodigiis, (...)
Fuit vir plane sapientissimus Lini auditor...
(Conti)
Tras estos progresos de tipo ms libresco, Moya cita algunos
otros que le parecen ms esenciales a la condicin humana: las
leyes y costumbres sanas, la convivencia en casas y ciudades, el
matrimonio. Pero aqu tampoco se muestra original, pues no hay
ms que leer de nuevo a Conti:
Hic idem cum in rudes adhuc mortales incidisset, qui sine
vlo murum delectu, & sine legibus viuerent ferarumque; ritu per
agros nullis conditis rectis vagarent, tantum dicendo, &
orationiis suauitate valuit, vt ad mansuetius vitae genus homines
traduxerit, illos in vnum locum conuocarit, ciuitates condere
docuerit, legibusque ciuitatum obtemperare, matrimoniorum federa
seruare.
Algo de lo cual, efectivamente, aconsejaba Horacio en el
fragmento aludido:
Ducere quo vellet, fuit haec sapientia quondam,
Publica priuatis secernere, sacra profanis.
Concubitu prohibere vago, dare iura maritis.
Sin detencin alude despus el bachiller a la teora sobre
la armona del universo, tambin presente en Conti: Hic vsus est
septem chordarum prior instrumento musico, ad septem planetarum
imitationeni ac rationem...
Tras esto, le llega el turno a la genealoga de Orfeo. Aqu
Moya no entra en polmicas sobre si el padre fue Eagro o Apolo,
208
sino que,
As,
no
sonido
dorado.
Adems
hubiera
completado
la
Eur
que
pudo
inspirarse
en
Boccaccio,
me inclino a
quien
seala
lo
es
tambin
que
otro,
Mercurio,
le
regalara
su
209
mitgrafos quienes siempre lo atribuyen a Rbano, pero dudamos
de
que
Moya
lo
leyera
all,
como
asegura
al
comienzo
del
Hoya
recoge
la tradicin,
ya presente en
la
una
directa
bachiller.
lectura de
estas
dos
del
sin embargo,
fin,
los
apenas ocupan
210
espacio en la Declaracin histrica
a
ella
se
destina
gran
parte
de
comentarios
de
la
si
sus
la decendida de
Orfeo al
vienen
muy
bien
las
opiniones,
de
carcter evemeristico
por
211
culpa de su dependiente y pedestre traduccin de Conti. Prueba
de ello son algunas
<--
<
De todas
...
es fabuloso.
En cuanto a la sintaxis,
anterior,
si
introdujo..,
...
con el
invent...
las enumeraciones y
verbo
di...
las
en preterito perfecto
escribi..,
fue
(...)
...
denota,
Mover
entender;
por
...
por
construcciones
paralelas:
los
entienden...
ros
se
es
...
por
el
dar
amansar
las
fieras
se
mutables,
decendida
por
descenso,
cosas
212
elementadas
entre otros
ejemplos.
lo que acostumbra,
Prez de Moya
no cita
aqu autoridad
lo
que
en
la
Declaracin
histrica
salt
casi
que,
para
Moya,
en
Orfeo
coexisten
dos
aspectos:
el
moral,
donde
Orfeo
aparece
como
el
desgraciado
amante
de
Aristeo,
interpretacin
queriendo
etimolgica,
la
aproximarse
virtud.
de
nuevo
Resuenan
las
la
ideas
equiparacin
del
prado,
escenario
del
paseo
de
la
213
persecucin amorosa, con los deleites mundanos.
El resto del
sabio,
mundanos.
su
fracaso
por
dejarse
llevar
de
los
deseos
El
amor
no tiene
ley
corresponde
una
clebre
Su presentacin de Orfeo
que,
alejndose de la
superficialidad.
3. Diccionarios:
Antes de pasar al otro gran manual mitolgico en Espaa,
indicar brevemente cmo aparece el vate tracio en algunos de los
principales diccionarios que, antes de Prez de Moya o despus,
se publican. Veremos, as, cmo en los niveles ms elementales
214
de instruccin y de difusin de la cultura se da cuenta de las
principales noticias acerca de Orfeo. Retrocediendo temporalmente
ms de un siglo, sealaremos que en el Universal Vocabulario en
latn y romance de Alonso de Palencia (Sevilla, 1490) se dice:
Orfeus siue orpheus. summcus> poeta fuit apud antiguos
quasi deus in sacris preponebatur. <...)
Orfeus. fue soberano
poeta entre los antiguos ge<n>tiles: & anteponia<n> lo etilos
sacrifiios: como a dios (p. 656)
En la entrada sobre Museo se menciona su relacin con Orfeo:
Museus. poeta & theologus discipul<us> orphei fuit &
museum opus possessiue: idest musarucm> opus <...)
Museus. fue
vn poeta theologo disciplo de orfeo & como nombre possessiuo
dizecn> obra musea: que es delas musas. (p. 586)
En
Antonio
Salamanca,
1495,
de
Nebrija ~
Dictionarium
<p.
hisnanolatinum
Orpheus.
poeta &
algn
contenido
mitolgico.
(p.
En
sus
215
& poco despues de troia destruida Omero & Esiodo <p. 2)
El Tesoro de la lenaua castellana o espaola12 <1611)
Sebastin
de
Covarrubias
fundamental vocabulario
incorpora material de la
compendios
como
comentaristas,
el
de
adems
ureo
de
que
del
saber
el
de
Alciato
popular,
recoge
sus
bajo
el
Virgilio,
una
Morreale,
de
estudiado
>4.
para
alegora.
Tambin recuerda
sus principales
fuentes
como ha
la historia y
a Conti
para
la
interpretacin etimolgica
de
la
Fulgencio:
Un poeta o msico de Tracia, hijo de Apolo y de la ninfa
Calope, el qual dizen ayer recibido la lyra de Mercurio, o segn
otros de su padre Apolo, con la qual pudo tanto que con taerla
mova las selvas y peas, refrenava los ros y amansava las
fieras. Leers esta fbula en muchos poetas, pero Virgilio mejor
que todos la cuenta en la quarta gergica. Latine Orpheusdel
griego Orpheos, quasi oriphone, id est optime vox. Su
alegora podrs ver Natal Comite lib. 7 cap. 14.
4. Baltasar de Vitoria:
Junto a Prez de Moya se sita otro gran manual de distintas
caractersticas:
(Madrid,
el
Teatro de
Imprenta Real,
los
dioses
de
la
gentilidad
Este
216
luego estudiaremos. Sus fuentes, adems, son, por un lado, obras
mitogrficas, especialmente Boccaccio,
obras
poticas:
contar
las
diferentes
versiones
del
relato
no
si bien en
Orfeo
le dedica,
dentro del
libro V
De Apolo,
el
De
como
el
cisne
es
consagrado
Apolo,
le
cita
15
ocasionalmente al hablar del cisne como ave de Apolo
Veremos cmo en el capitulo siguiente, Vitoria engarza este
detalle dentro del relato general de la vida de Orfeo, y se cita
a si mismo. El dato no concuerda con la tradicin antigua, sino
que
parece
invencin
de
algunos
humanistas
italianos
como
217
ello trata de deslindar el verdadero Orfeo de otros hroes con
el mismo nombre; luego se ocupa de la genealoga de Orfeo; y, una
vez aclarado esto, habla de las cualidades prodigiosas del mismo,
as como de su patria. No se aprecia asomo de interpretaciones
evemeristas ni moralizadoras. Se cuentan los datos tal cual y se
recogen
las
diferentes
versiones
procedentes
de
varias
Pausanias,
Zezes,
Luciano;
latinas:
Sneca,
Higino,
5.
Eusebio de Cesrea, 5.
medievales:
Marciano Capella,
Boccaccio, Conti,
Clemente de Alejandra;
Ravisius Textor;
renacentistas:
En primer trmino,
pasajes
enteros,
recreando
con
un
como
si
lenguaje
vimos
en Moya,
propio
lo
sino
que quiere
que
literal
lo
decir.
hace
Por
218
y en la vida poltica se aventaj bastantissimamente,
reduziendo a los hombres que viuian agreste y selvatica, a vida
poltica y sociable. Para esto edific ciudades y truxo a los
hombres a viuir a ellas, que como bestias y brutos habitauan en
los campos, diles leyes y modos de vivir <...)
Hall notables
remedios para vencer las enfermedades, escriui libros de la
mutua generacin de los elementos entre si, y de la fuerga del
amor en las cosas naturales.
Se aleja del original latino, construye adverbios en
hacer
introduce
fuentes,
un
verdadero
expresiones
como
los
creador
detalles
veinte y
juicio
no
un
decide
cul
ellas
en
las
los sermones
En segundo lugar,
de
imitador,
ausentes
libros de
servil
propios,
quatro
porque,
tras
l concluye y con
concuerda
ms
con
la
que hiciera
Garcilaso.
Fernando
De hecho,
de
Herrera
en sus
Anotaciones
texto
de
Vitoria
contina
y relata
con
detalle
el
7~ Inserta aqu el
219
fragmento
de
las
Gergicas
en
latn
luego
su
propia
ser l mismo,
detalles,
que
luego
veremos.
Las
dos
traducciones
y.
cuarenta
seis
que
traduce
en
setenta
cinco,
un
220
el mitgrafo
perfrasis
alarga mucho
evitables
belicosa de Herrera
como
(y.
ms sus frases,
hecho
guerras
11>,
<y.
(y.
por
1112),
(y.
12).
uno.
Si
Herrera
no trata
de
elaborar
ninguna
estrofa
al
principio
que
no
ha
copiado
en
latn,
si
bien
la secuencia
latina.
En cambio,
Vitoria,
aunque no se
y.
221
tambin ocho versos y a Vitoria octava y media. La traduccin por
ambas partes resulta correcta, aunque a Vitoria se le ha escapado
un error, seguramente tipogrfico, pues en vez de hablar de los
cabellos de serpientes de las Furias, habla de los cauallos de
serpientes.
El siguiente fragmento citado por Vitoria corresponde a los
versos 196225 de la Elega de Hurtado a doa Marina de Aragn,
que estudiaremos en su momento.
Aqu,
tras la
consideracin
(y.
129
144) son dos de las tres que describen el primero de los tpices
de las ninfas del Tajo. Su transcripcin es correcta.
La traduccin del Epigrama de Fausto Sabeo, hecha por
Francisco de Medina, la cita tambin Fernando de Herrera, quien
incluye tambin el texto original latino del Libro II de los
Ebiaramas
El soneto annimo es similar al de Juan de Arguijo que
222
comienza:
Pudo
con
diestra
lira
dulce
canto
que
En
la bajada de Orfeo,
su dulce
canto,
de los
sintagmas
dulce
canto,
espanto,
llanto,
tanto;
del
espanto.
estas
Otras
e incluso en dos
palabrasrima:
semejanzas
se
lira o citara,
que
223
todos
derivan
del
esquema
del
de
Garcilaso:
Si
quexas
estructuras
trimembres y
sin embargo,
al
algunas confusiones
como la del
Entre
224
estas ltimas se encuentra la del castigo de Venus a Calope en
su
juicio
sobre
Adonis,
dato
que
puede
leerse
en
Higino
concuerda
en
absoluto
con
su
caracter
paradigmtico
de
fidelidad a Eurldice,
propio
antes
Vitoria,
como
anuncibamos,
al
hablar
de
la
En efecto,
si
seguimos
leyendo,
vemos
cmo
225
Por
Orfeo,
ltimo,
Vitoria hbilmente
engarza el personaje de
como causa de la
misma: Aqu har lugar Orfeo a otro msico casi tan insigne como
l, por ser medio hermano suyo y hijo de Apolo, el qual se llam
Aristeo. Se cuenta entonces la historia de Aristeo, sus abejas
y el orculo de Proteo, segn Virgilio, Higino y Plinio 20
Como tambin ha investigado la profesora Tejerna 21 ,antes
de escribir
su Theatro y antes
Emblemas
pero que
difusin
manuscrita
nunca
por
de 1619,
Vitoria compuso
59
Su
conventos
entre
predicadores
fue
Salamanca,
226
virtuoso msico, educador y fundador religioso,
a la par que
En
los
versos
sino
los
fragmentos
en
prosa
en
versos
227
Aguayo
traduce
correctamente,
el
metro
XII
del
libro
11126 bastante
es
tan
elptico
como
el
de
Boecio.
Contiene
que
>
algunos
hallar y
>
no
corresponden
las
de
Boecio:
desta
tan
querida
sino
por
siempre
prestada.
Algunas
en oracion
montaas
que biuiesse
hecha a
Andaua por
las
lenguaje castellano de
la poca,
estructura
impotens,
paralelistica
original:
>
quod
luctus
dabat
el dolor le da poder
228
el amor le da saber.
vidit,
perdidit,
occidit,
el
se
lo
perdi supitamente.
El nombre de Orfeo, que no se menciona en Boecio hasta el
final y a quien se presenta como vates Threicius, aqu si que
se utiliza en todo momento. Sobre el nombre del protagonista, se
crea un adjetivo orfeana, que se aleja de la tradicin de Mena
orfeica o Fuenlana orfenica, que estudiaremos en otro lugar.
El sufijo en ana se repite, a veces como rima, tantaliana,
ticiana.
vincimur,
igual
que
en la
obra de Boecio,
la primera
de
las
Ovidio,
de
Francesc
Alegre,
<Barcelona,
1490).
En
229
En general, la traduccin no se muestra fiel al espritu
ovidiano pues, como se indica ya desde el prlogo, se propone
moralizar al lector,
<Prodesse et
directamente
con
las bodas
como
Ovidio,
sino
que
Bustamante,
en vez de alargar,
abrevia el
230
propecides, Pigmalin, Cinaras y Mirra, Icario y Erigone, Adnis
y Venus, Ipmenes y Atalanta.
la que
las
malvadas son
las mnades
bien
locas
y bien
31
final de los esposos
6. Conclusiones:
Hemos
del
segundo
una
de
las
vas
de
introduccin,
transmisin
estudio sobre
adems,
la
fuente de conocimiento de
Constituyen,
la mitologa para
los
231
Virgilio y Ovidio, pero no interpreta su sentido.
El capitulo IV.39 de la Philosofia secreta de Prez de Moya
se detiene con profusin de detalles en el mito de Orfeo. Tras
el
relato
del mito,
dependiente
de
expone una
Conti,
donde
Declaracin histrica
aplica
el
mtodo
muy
evemerista
<1957), p. 7784.
232
3. El titulo exacto es Tratado sobre el Eusebio de las Crnicas
o tiempos y contiene muchos datos mitolgicos. Hay ejemplar en
la Biblioteca Nacional, R 1441722. Vase los estudios de P.C.
Keightley, Alfonso de Madrigal and the Chronici Canones of
Eusebius, The Journal of medieval and Penaissance Studies, 7,
(1977>, p. 245. Roxana Recio, Alfonso de Madrigal (El Tostado):
la traduccin como teora entre lo medieval y lo renacentista,
La Cornica, 19, 2, (1991), p. 11231.
4. Hay ejemplar en la B.N. R 6482. Hay una tesis reciente que es
una edicin de la obra, pero todava sin publicar. Vid. J.
Fernndez Arenas, Sobre los Dioses de los gentiles de Alonso
Tostado Ribera de Madrigal Archivo Espaol de Arte, 49, (1976),
p. 33843.
5. Assi empero, como diximos de los fijos del Sol, diremos de
los fijos de Apolo entre los poetas y sabios cierto es quantos
fijos atribuyeron a Apolo, mas no es cierto de cada uno dellos
de qual de los quatro llamados Apolo ser hijo. <...> Son estos
diez y seys hijos e hijas cuyos nombres son estos: Lapitha,
Eurimones,
Mopsus,
Linus,
Philistines,
Caramas,
Brancus,
Philemon, Orpheo, Aristeo, Nonius, Anthonio, Argeo, Sculapia,
Arabe. (...)
Otro Lino fue fijo de Apolo y este el que fue grande
msico y poeta con el qual y con Orpheo sus cantores comparaua
Virgilio libro de las Buclicas gloga quarta, y llama ende a
Lino hijo de Apolo. (...)
El nono es Orpheo este es por si mismo
tan esclarecido que notificacin no dessea, fue fijo de Apolo y
de la musa Calope segn escriue Virgilio libro Bucholicorun
gloga quarta, de las obras y cantares de Orpheo y descendimiento
a los infiernos y de su muerte escriue Ouidio libro x e xi Metha
y Virgilio libro iiii de las Gergicas. El dcimo es Aristeo hijo
de Apolo y de la nimpha Cirene, hija del ro Peneo. Este fue el
que siguiendo a Eurdice, la muger de Orpheo, la fizo morir por
lo qual las nimphas driades, compaeras de Eurdice, le
destruyeron las colmenas y para las restituyr faze luenga habla
Virgilio libro quarto de las Gergicas. <Questin de Apolo, cap.
xxxviii)
6. Como Zaragoza, 1599, Alcal, 1611, Madrid, 1628 y 1673.
Tambin hay una edicin moderna de Eduardo Gmez de Baquero,
Madrid, Clsicos Olvidados, 1928.
7. De Orfeo, hijo de Apolo y de la musa Calope, escribe Rbano
que fue tan excelente en la lira o guitarra que de Mercurio
recibi, que no slo a los hombres sacaba fuera de si, ms aun
a las peas hacia correr, y a los ros estar, y a las fieras
amansar. Y as movi a la ninfa Eurdice, que era una de las
Driades, a lo amar, y al fin recibila por mujer. A esta
Eurdice, por su gran beldad am el pastor Aristeo, el cual no
233
pudiendo ya por ruegos efetuar su deseo, quiso usar de fuerzas.
Y un da estando Eurdice con las otras ninfas Driades, sus
hermanas, cerca de la ribera del ro Ebro, de Tracia, quiso
arrebatara. Ella, no pudiendo por otra va escapar, huy;
aconteci estar entre las hierbas por donde iba una grande
culebra, segn Virgilio, donde comienza: Immanem ante pedes,
etc. A la cual Eurdice no viendo, con el pie descalzo pis la
culebra; luego, queriendo su injuria vengar, la mordi, de lo que
luego muri; muerta Eurdice, segn la universal costumbre o ley,
decendi a los infiernos. Lloraban entre tanto las ninfas, sus
hermanas; lloraba an ms amargamente su marido Orfeo, el cual,
no contento desto, tom una nueva osada, de a los infiernos vivo
descender, a demandar su mujer a los infernales dioses. Fue su
decendida por la puerta del monte Tenaro, en donde estando, tan
dulcemente cant, que a los dioses soterranos, no acostumbrados
de alguna piedad, a misericordia movi, y las tres hermanas
Eumnides, furias o rabias infernales, lo que aun de oir es
maravilla, entonces de duelo de Orfeo, a llorar comenzaron. Tan
poderosa fue la elocuencia suya y tan grande dulcedumbre la de
su canto, que Plutn y Prosrpina, dioses del mundo bajo, a
Eurdice a Orfeo otorgaron; empero la merced con esta condicin
templaron, que a Eurldice, Orfeo no mirase hasta que del infierno
saliese. Orfeo, con esta condicin su mujer recibi, con la cual
caminando al claro mundo, un loco y muy desventurado deseo le
empez a fatigar de volver la cabeza atrs por la ver, y luego
en este punto la perdi, porque las furias infernales con
presteza al infierno la tornaron. A la primera osada Orfeo
tornaba a los soterranos dioses con canto a amansar queriendo,
mas el infernal portero la entrada no le di. Perdida su
esperanza, Orfeo al mundo se tom, y cerca de las siempre
heladas ondas del ro Estrimn, en una cueva siete meses cant
sus tristes amores, su perpetuo llanto no aflojando. Muchas
dueas y doncellas a esta sazn al sacro Orfeo rogaban que por
matrimonio o en otra va su amor recibir quisiese. Tanto amaba
Orfeo a Eurdice, que no slo aun recibir a ninguna quiso, mas
aun a todos los varones que sus palabras a oir venan, amonestaba
de las hembras se apartar, por lo cual todas las mujeres
injuriadas, la muerte a Orfeo como a mortal enemigo deseaban.
Aconteci que las dueas Tracianas <segn su costumbre las
fiestas de Baco celebrando) se juntaron, y a pedradas a Orfeo
mataron, y la cabeza y la guitarra en el ro echaron. Los dioses,
con razn a este hecho movidos, la guitarra de Orfeo al cielo
trasladaron. La cabeza por el ro nadando hasta entrar en la mar,
una serpiente que a tragara pretendi, en piedra, por pena de
su desacato, se convirti. Tocan esta fbula Ovidio y Boecio.
8. Orfeo fue un varn doctisimo en Retrica y Poesa; escribi,
primero que otro de los griegos, en Astrologa, segn dice
Luciano. Este Orfeo, segn Lactancio Firmiano, introdujo primero
234
los sacrificios de Baco en Grecia; invent mucha polica para la
humana Vida utilsima; di remedios para varias enfermedades;
escribi de la generacin y corrupcin de los elementos, y de la
fuerza del amor en las cosas naturales, y de los Gigantes que
movieron guerra contra lpiter, del robo de Proserpina, de la
interpretacin de los sueos y adivinanzas; fue discipulo de
Lino, poeta tebano antiqusimo. Y como los hombres de su tiempo
viviesen sin costumbres virtuosas y sin leyes, a modo de fieras,
por los campos, sin casas, tanta fuerza tuvo en persuadirles con
suavidad de razones, que los trujo a vida ciudadana, y les mostr
edificar ciudades, y a gobernarlas por leyes, y guardar la orden
matrimonial, como primero en esto no la tuviesen, ms que la que
tienen los brutos animales. Todas las cuales cosas dice Horacio,
con brevedad, en ocho versos, donde comienza: Silvestres
homines, etc. Us de siete cuerdas primero en el instrumento
msico, a imitacin de los siete planetas. Tuvo padre y madre
como los otros hombres, cuyos nombres los poetas no quisieron
declarar por ensalzar la excelencia de Orfeo. Y querindolo
deificar y ennoblecer mucho, dijeron ser hijo de dioses, dndole
por padre a Apolo, porque le pareci Orfeo en ser grande orador;
y porque era msico, dijeron ser su madre Calope, una de las
nueve Musas. Calope se dice de califonos, que quiere decir buen
sonido, y esto se entiende en los oradores, los cuales hacen
dulce sonido de palabras, que mueven mucho las orejas y corazones
de los oyentes. Y esto significa Orfeo, que quiere decir
aurofonos, esto es, sonido dorado, como quien dijese: Son muy
dulces.
Decir que le di la lira o guitarra Mercurio, denota la
ciencia que de orador Orfeo tuvo, en lo cual, as como la lira
tiene diversidad de voces, as la arte oratoria tiene diversidad
de habla o demostracin, y esta diversidad se le atribuye a
Mercurio porque era docto en medicina, y en aritmtica, y
astrologa, y en varias ciencias de la naturaleza.
Mover Orfeo los montes con su msica, es dar a entender la
fuerza grande de la elocuencia, con la cual el orador hace mover
los corazones de los hombres a diversas pasiones de bien o de
mal, y para esto declarar, dice la fbula que Orfeo con su msica
hacia mover los montes, parar los ros, amansar las fieras. Por
los montes se entienden los hombres que de aquello que creen o
afirman no pueden ser arrancados sin gran persuasin y
elocuencia. Por los ros se entienden los hombres movibles y
variables, que no saben en una cosa estar firmes, y si no los
tuviesen, no pararan, como los ros, hasta entrar en el mar, que
quiere decir amargura; a stos la elocuencia hace firmes. Por el
amansar las fieras se entienden los soberbios de conversacin,
que no saben con los otros estar en paz; stos se mitigan por
virtud de la elocuencia. Y para ensalzar el casamiento de Orfeo,
dijeron que no se haba casado con mujer, mas con ninfa, que era
de linaje de dioses. Que Eurdice, movida con el deleite del
235
canto de la lira de Orfeo, lo am, es cosa creble; la decendida
de Orfeo al infierno, es fabuloso. Amonestar Orfeo a los hombres
que no llegasen a las mujeres, es que di dotrina a los hombres
no llegasen a las mujeres cuando estn con su regla, que es una
vez cada mes.
La serpiente que habla pretendido tragar la cabeza de Orfeo,
denota el tiempo, porque con la culebra denotaban los antiguos
el ao. La cabeza denota el ingenio y obras de Orfeo, porque en
la cabeza estn todos nuestros sentidos; y en querer la serpiente
tragar esta cabeza, denota que como con la distancia de tiempo
se suele perder la memoria del nombre de algunos, quiso el tiempo
esconder la memoria de Orfeo, y no pudo. Haberse convertido la
serpiente en piedra, es decir que el tiempo no puede daar la
memoria de Orfeo, ms que poderse comer una piedra. Que la lira
de Orfeo est en el cielo entre las estrellas, es por declarar
la excelencia de los cantares de la lira de Orfeo, que queda en
perpetua memoria su fama y loor. Y porque todo aquello que tiene
perpetua memoria dijeron los poetas estar en el cielo, porque
como en los cielos no hay generacin ni corrupcin (segn
declaramos en nuestra Filosofa natural), como en las cosas
elementadas, y lo que no se corrompe queda siempre; y porque como
esta fama de la lira no pierde su memoria, por esto dice estar
en el cielo; y as fingen los astrlogos ser una de las cuarenta
y ocho imgenes o constelaciones la lira de Orfeo.
9. Despus de redactadas estas pginas, comprob como C. Alvrez
Morn y R. Mt Iglesias en La Philosonhia secreta de Prez de
Moya: la utilizacin de sus modelos, Los humanistas esnaoles
...,
p. 185-8, sealaban la huella de Conti en dos captulos de
la obra de Moya.
10. Por Orfeo se entiende el sabio; por su mujer Eurdice, los
deseos o apetitos naturales. Toma el sabio a esta por su mujer,
por cuanto por sabio que uno sea, no puede dejar de tener las
concupiscencias, de las cuales en tanto que se vive no podemos
ser despojados. Andar Eurdice con las otras ninfas, sus
hermanas, en los prados. Por los prados se denotan los deleites
deste mundo, por los cuales se entienden los naturales deseos.
Enamorarse Aristeo pastor, de Eurdice, significa la virtud,
porque Aristeo quiere decir cosa que tiene virtud, y la virtud
ama a Eurdice, porque la virtud querra atraer los naturales
deseos a orden y regla, apartndolos de los carnales deseos. Huir
Eurdice
de
Aristeo,
es
que
los
naturales
deseos
o
concupiscencias huyen de la virtud, pensando ser bueno aquello
que ellos codician. Eurdice huyendo por los prados es mordida
de la serpiente venenosa escondida en la hierba. Por la serpiente
se entiende el engao que est escondido en los deleites. Muere
Eurdice mordida, porque los naturales deseos, siguiendo los
deleites, hacen morir el nima. Muerta Eurdice, deciende a los
236
infiernos, porque all van los que mueren viviendo en deleites.
Sacar Orfeo a Eurdice del infierno, es que el sabio, entendido
por Orfeo, con razones hermosas y verdaderas atrae a los
pecadores algunas veces a apartarse de los vicios y deleites. No
poder salir Eurdice del infierno con Orfeo, salvo con ley de la
no tocar hasta que fuera est, significa que el sabio que con
razones verdaderas a los deseos suyos naturales o ajenos quiere
quitar del infierno, que es de los mundanales deleites, no ha de
complacer a Eurldice, quiere decir, ha l de aborrecer los
deleites, por que si el sabio movido de sus naturales deseos les
diere odos, queriendo seguir lo que ellos le inclinan, trnase
a Eurdice al infierno; porque si el sabio, que a otros
amonestare a huir de los deleites mundanales, y l los mirare con
buen rostro, no huyendo dellos, poco aprovechar su doctrina,
porque ninguno lo seguir, mirando ms a sus obras que a sus
palabras. Decir que antes que acabase Euridice de salir del
infierno, la quiso Orfeo mirar, es para declarar que el amor no
tiene ley o que la guerra de los malos pensamientos no tiene
trmino.
11. Tanto las referencias a Alonso de Palencia como a Antonio de
Nebrija estn tomadas del utilsimo: ADMYTE. Archivo Digital de
Manuscritos y Textos Esnaoles. Quinto Centenario Espaa,
Microset, Ministerio de Cultura, Biblioteca Nacional, 1992.
12. Edicin de Martin de Riquer, Barcelona, S.A. Horta, 1943.
13. Primera narte del Teatro de los dioses de la gentilidad
dirigida al excelentissimo seor Don Juan Francisco Pacheco
Tellez Girn Velasco Gomez de Sandoval Toledo Mendonza y Aragn
Duque de Uzeda. &c. Autor el P. Fr. Baltasar de Vitoria
Predicador de San Francisco de Salamanca. y natural de la mesma
ciudad. Con licencia, en Madrid, en la imprenta real, Ao de
1676.
14. 11 De Genealocila Deorum Gentilium in una raccolta mitologica
spagnola del XVII secolo: El Teatro de los dioses de la
gentilidad di Baltasar Vitoria en 11 Boccaccio nella culture e
letterature nazionali, Firenze, Leo S-Olschki Editore, 1978. <En
castellano en Filologa Moderna, 55, <1975), p. 591601).
15. sobre estas palabras formales de Polixiano en una epstola,
y Pleno en el lugar dicho afirma, que quando los Poetas invocan
al Prncipe de la poesa Orfeo, se les apareca en figura de
cisne, como Homero en figura de de ruyseor, porque dixeron
antiguamente los Poetas, y historiadores, que Orfeo en su muerte
se auia convertido en cisne, y lo mismo dixeron de Cigno Rey de
Liguria, que por ser tan dado a la poesa, tambin se auia
convertido en esta ave; y para confirmacin de la conversin de
237
Orfeo, trae Pierio los versos de Horacio:
1am iam refidunt cruribus asperae
Pelles: & album mutor in alitem
Superne, nascunturque leues
Per digitos, humerosque plumae
Ya mis piernas estan con pieles asperas,
Y me voy transformando en blanco cisne,
Nacenne plumas ya por la cabeza,
Y por los dedos y sobre los ombros.
16. Muy varias han sido las opiniones entre los historiadores
y mitolgicos, assi del nmero de los Orfeos, como de cuyos hijos
fueron; pero el estilo que guarda Suidas en esto es atribuir al
ms famoso los acontecimientos de los otros. Herodoto pone dos,
vno el Poeto celebrado, y el otro el Argonauta, que fue con
lason, y con los dems Prncipes Griegos, a la conquista del
Vellocino de Oro. Otros dizen que huuo cinco Orfeo Poetas, otros
que siete, y que estos compusieron varios y diversos libros; y
todas las obras que estos compusieron, alcan9aron nombre de
famosas, las quales refiere Natal Comite, y todas se las
atribuyeron al Orfeo ms famoso, que fue al hijo del Dios Apolo,
y de la Musa Caliope, como lo di a entender Seneca in Hercule
Oeteo, Tangens Threteiam chelym, Orpheus Caliope genus.
Y deste es de quien aqu hemos de tratar, dexados todos los
dems Orfeos. San Cirilo Alexandrino dize, que Orfeo fue hijo de
Eagro, y el primero que escriui hymnos y odas en alabanqa de sus
falsos Dioses, de los dolos, y estatuas que a honra suya se
adorauan y reuerenciauan, y que despus que los verdaderos
desengaos le abrieron los ojos del entendimiento, mud de
parecer, y troc el estilo, engrandeciendo al verdadero Dios, al
qual enderez sus alaban9as. Este Eagro, de quien dize San
Cirilo, que fue padre de Orfeo, fue quinto descendiente de
Atante Rey de Mauritania, por sucesin de su hija Alcione, la
qual tuuo dos hijos, y por aqu trae su origen Orfeo, como lo
dize Apolonio Rodio. Pero yo digo que no es este el principal,
ni del que se ha de tratar en este capitulo, sino del hijo de
Apolo y la musa Calope; assi lo dizen Textor, luan Bocacio y
Higinio. Este fue cien aos antes de la guerra de Troya, como la
afirma Zezes. A este, dize Francisco Patricio, que los Poetas le
hizieron Prncipe de la msica y de la cytara. Este, dize
Luciano, que fue el que la escriui y la reduxo a Arte: At
Graeci (dize Luciano) nihil, vel ex AEthiopibus, vel ex AEgyptiis
de Astrologia ausierint, sed illis Orpheus Caliopes filius
explicauit. Fue Orfeo vniuersal en muchas ciencias; y dize
Pausanias que hall muchas cosas muy importantes, y necessarias
a la Vida humana;
y en la Vida poltica se aventaj
bastantissimamente, reduziendo a los hombres que viuian vida
agreste y selvtica, a vida poltica y sociable. Para esto
edific ciudades y truxo a los hombres a viuir a ellas, que como
238
bestias, y brutos habitauan en los campos, diles leyes y modos
de viuir, como lo dize Oracio en el Arte Potica: Sylvestres
homines ... Y un Poeta Espaol casi los imit estos versos:
Destos tuuo principio y argumento,
Dezir que Orfeo con su voz mudaua
Los rboles, y peas de su asiento.
Mostrando, que los versos que cantaua
Fuerga tenan de mudar de intento
Los pechos fieros, a quien amansaua.
Y de la eficacia de la msica de Orfeo, dize Garcilasso: ~
quexas y lamentos pueden tanto...
Tal fue la fuer9a de la divina Poesa y tal la suauidad de
su vihuela, o citara, que recibi Orfeo de su padre Apolo, que
con admirable y sonoroso concento arrancaua de quajo los altos
rboles, sacaua de su assiento las grandes peas, detena las
rpidas corrientes de los ros, y suspenda las ligeras aues, que
por el claro ayre iban bolando; como tambin lo dixo el mismo
Horacio, lo qual declar Eusebio Cesariense en la oracin de las
alabanqas del Emperador Constantino, y Solino, tratando de
Anfin: Saxa ducit (neque enim par est, id ita gestum vidor) sed
quod affatus suauitate homines rupium incolas, incultis moribus
rudes, ad obsequii ciuilis pellexerit disciplinain, y lo mismo
dize Natal Comite, Carolo Estefano, Verbo Amphion. Y es dezir,
que fue tan extraordinaria la suauidad de la msica de Anfin,
que los hombres feroces y agrestes, los hazia viuir vida humana
y reducida a razn y a polica; y lo mismo dize Pausanias.
Fue Orfeo el primer Telogo de los Griegos, como lo dize
Lactancio Firmiano, y institut ciertas ceremonias y oraciones,
para que los hombres quando sintiessen los Dioses enojados y
indignados,
los aplacassen, y bolviessen propicios. Hall
notables remedios para vencer las enfermedades, escriui libros
de la mutua generacin de los elementos entre si, y de la fuerqa
del amor en las cosas naturales. Escriui veinte y quatro libros
de los sermones sagrados, y otros muchos tratados.
Su tierra de Orfeo fue Tracia, como lo dize 5. Clemente
Alexandrino, libro primero Stromatum, y assi le llama el Tracio;
este nombre le di Virgilio en sus Buclicas: Nom me carminibus
vincit, nec Tracius Orpheus.
Y Marciano Capella: Tracius citharista perducitJ
17. Cas este Tracio Orfeo con la hermosa Eurdice, segn lo
dize Natal Comite, y fue notablemente querido por su esposa.
Enamorse de ella el pastor Euristeo, y cogindola vn da en el
campo, quiso violentamente gozar sus amores; pero ella di6 en
huir, y en medio de la carrera pis vna culebra que estaua
ocultada entre la hierua, y mordila en el pie, de lo qual vino
a morir, haziendo por ella Orfeo el ms notable sentimiento que
se puede encarecer. Ella muriendo bax al infierno; y viendo el
desdichado amante, que no poda viuir sin su querida esposa,
239
determin de baxar a buscarla al infierno; para lo qual lleu su
cytara, y tom su camino por el monte Tenaro, y llegando a la
barca de Carn, le pass luego. All llegando a las puertas de
el infierno, ta con ms suauidad y ms eficacia que nunca,
leuantando de punto sus acentos, y auiuando con ms sonido sus
bemoles; tanto, que las almas que habitauan aquellos tristes y
obscuros lugares, acudieron como enxambres de abejas, atradas
con la suauidad de su canto; y las implacables Eumenides,
suspendiendo su inhumano rigor, llegaron mansas, apacibles y
tratables. Olvidados Plutn y Prosrpina de su inexorable
crueldad,
dieron dispensacin de sus
inviolables
leyes,
remitiendo la ordinaria pena de sus afligidos condenados, dando
licencia que Eurdice saliesse de los cabernosos lugares, y se
fuesse con su querido esposo, pero con tal condicin, que hasta
que estuuiesse fuera de los trminos y limites de los campos
infernales, no bolviesse el rostro a mirar a su esposa. Acept
el fcil concierto Orfeo (aunque para l fue bien dificultoso)
y salise con su esposa de aquellas obscuras moradas, sacando
detrs de si su cara prenda, pero durle poco este contento;
porque como el amor que la tena era tan grande, y el deseo de
verla tan excessiuo, descuidse del concierto hecho, y bolvi el
rostro a mirarla; y luego al punto que la vi, la perdi de
vista, y qued como fuera de si, atnito y espantado, llorando
amargamente su inadvertencia, y estuuo lamentando esta prdida
siete meses en vna cueva, junto al ro Estrimn; muy a la larga
cuenta este sucesso Ouidio y Virgilio:...
18.
240
De cora~ones y nimos tan ciegos,
Que no se amansan con humanos ruegos.
Mouianse las sombras del infierno,
Simulacros agenos de la lumbre,
De sus sitios, viniendo al canto tierno,
Como en la tarde de aues muchedumbre,
Huyendo de la lluuia del inuierno,
En las seluas se esconde a su costumbre,
Mugeres y hombres, varios de naciones,
Y sin vida, magnnimos varones.
De nios, nias, mo~os infinito
Nmero al fuego ante sus padres dado,
A quien con caa y cieno el ro Cocito,
Y laguna, que no se passa a nado,
Cerca, y la Estigia que rodea el distrito
Nueue vezes, por vno y otro lado,
Y el mismo infierno de la propia suerte
Se pasm, y hondo Reyno de la muerte.
Las furias, los cauallos de serpientes
Abragaron con vn ademn fiero,
Sus ladradoras bocas tres ardientes
Cerr; marauillado el Can Cervero,
La rueda que con bueltas diligentes
Trae Ixin por el viento ligero;
Passados los peligros ya felice,
Daua buelta a la luz con su Eurdice.
Ella venia siguindole, l delante,
Que tal ley le auia dado Prosrpina,
Quando al punto enga al incauto amante
Vna yana locura repentina;
Si las Tartareas almas de diamante
Supieran perdonar, de perdn digna,
Vencido del amor de su Eurdice
Se par, ya saliendo el infelice.
Detuuse, y mir ya casi fuera,
a su Eurdice, y fue el trabajo en vano,
Assi como rompi la ley seuera,
Del duro inexorable cruel tirano,
Tres vezes son estruendo, y grita fiera,
En los lagos de Auerno, y ella: ~Oh, insano
Orfeo, quin a mi y a ti ha perdido!
Dize, qu gran furor aqueste ha sido?
Mira, como otra vez los crueles hados,
Atrs me buelven ya con rigor fuerte,
Y mis ojos con sueos son cerrados,
De eterna noche y de segunda muerte.
Quedate, a Dios, los bravos ya cansados
Tiendo a ti, ya no tuya, Ay, triste suerte!
Dixo assi, y de su vista en vn momento
241
Huy, qual humo entre ligero viento.
Y ms adelante dize Virgilio cmo estuuo siete meses Orfeo
llorando sin cessar en las riberas del Estrimn: [Texto latino]
Dixen, que siete meses por muy cierto,
Todos debaxo de vna excelsa pea
Llor a las hondas de Estrimn desierto.
Don Diego de Mendoza trat en tercetos esta misma historia
en la muerte de Doa Maria de Aragn: Pudo Orfeo con voz y mano
diestra,...
El insigne Poeta Garcilasso cifr esta historia en dos
octauas, que segn opinin de algunos, fue dedicada a Doa Maria
de la Cueua, Condesa de Vrea, madre de Don Pedro Girn primer
Duque de Osuna: Estaua figurada la hermosa...
El maestro Francisco de Medina, traduxo vna octaua de vn
epigrama de Fausto Sabeo del libro segundo.
Perdida la muger, el tierno amante
Perdn peda en la regin obscura,
Rompi su voz las puestas de diamante,
Mas no abland el rigor de ley tan dura,
Si perdonar supiera el Rey constante,
Esta fe perdonara ardiente y pura;
Pero manda que pierdas por la vista
(Cruel) quanto la dulce voz conquista.
Y vn Poeta incierto, dixo en vn soneto:
Con la sonora citara doliente,
Acompaada con el dulce canto,
Suspende Orfeo el Reyno del espanto,
Mueue a piedad la inexorable gente.
Al tirano Plutn buelve clemente,
Llora su pena la regin del llanto,
Y con sus versos tiene poder tanto,
Que alcanga el don, que al fin dexa impaciente.
Rompe su son los muros de diamante,
Abre su voz las puertas del infierno,
Y aplaca de Proserpina la ira.
Y el atrevido esposo, y tierno amante,
Pierde su esposa por su mal gouierno,
Clara voz, alto son, canora lira.~~~
19. Su muerte de Orfeo, cuentan de muchas maneras: Natal Comite
dize, que quando Orfeo bax al infierno, cant al son de su lira
todas las grandezas de los Dioses y slo se olvid de celebrar
las de Bacco, y assi despus las mugeres de Tracia se quisieron
vengar en l, y orillas de el ro Ebro le aporrearon brauamente
con piedras y palos, y todo l le hizieron peda~os, y arrojaron
su cabega y lira en la corriente del ro Ebro, y se fue ro abaxo
hasta
la Isla de Lesbos,
y all enterraron su cabeQa
honorficamente, y su lira, como cosa tan diuina, la subieron los
Dioses al cielo, y la colocaron entre los astros celestiales.
242
Otros dizen que muri de vn rayo que le arroj lpiter, assi lo
dize Leonidas: Conditus a Musis...
Al Tracio Orfeo, que muri abrasado
De vn rayo que arroj el sagrado lpiter,
Las Musas este tmulo han fundado.
Tambin dizen que fue muerto, porque dexando sus lcitos
amores que tena con Eurdice, trat otros ilcitos con algunos
muchachos; este es parecer de Celio Rodiginio y Textor, y traen
por Autor a Ouidio: Ille etiam Tracum...
Y del exemplo suyo comengaron
A amar a los muchachos los de Tracia,
Y las mugeres tristes olvidaron.
Procurando gozar por su desgracia,
Antes de juuentud, el abreuiado
Verano de la edad, la flor, la gracia.
Plutarco dize que fue hecho pedagos por las mugeres de
Ciconia en Tracia, y que este atreuimiento y homicidio castigaron
sus maridos en ellas por mucho tiempo. Tambin se dize que
atraidos los hombres con la suauidad y dulgura de la msica,
desamparauan sus mugeres, y ellas precipitadas de clera y enojo,
arremetieron con l y lo despedagaron.
Tambin dizen otros que la ocasin de su muerte fue la
contienda de Venus y Prosrpina; porque compitiendo las dos sobre
los amores de Adonis, y querindole cada vna para s sola,
pusieron por Tuez a la Musa Calope, madre de Orfeo, y ella por
bien de paz, por no desgraciaras a entrambas, dixo que
partiessen la reyerta, y que cada vna le gozasse medio ao. Mas
Venus tuuo la sentencia por injusta, y lo que hizo fue infundir
mucho amor en los nimos de las mugeres de Tracia para con Orfeo,
de suerte, que cada vna <por sus buenas gracias) le quera para
si, y todas tirauan dl, hasta que lo despedagaron.
Otros dizen que l tena otras mugeres en Tracia ms que
Eurdice, y porque las repudi por ella,
a pedagos le
despedagaron, y echaron su cabega y la lira en el ro, como queda
dicho; y no falta quien diga, que despus que bax a los
infiernos, y bolvi a la tierra tan penado, se bolvi a viuir a
las riberas del ro Ebro, y all fue muerto por vnos ministros
de Baco, porque no quiso hallarse a la celebracin de sus
fiestas, o porque quando estuuo en el infierno, no celebr con
su lira sus grandezas de Baco como est dicho.
Pierio Valeriano dize que fue comn opinin de los antiguos
auerse Orfeo en su muerte conuertido en cisne, quando las mugeres
de Tracia le despedagaron, y trae para esto aquel lugar de la Oda
de Horacio: 1am iam refidunt cruribus asperae
Los quales se vern en el capitulo passado. Deste
despedagamiento de Orfeo, hizo memoria Ouidio: Diripantque...
Despedacen tu cuerpo en vn instante,
Las Estrimonias madres, torpemente
Pensando que es Orfeo, y su discante.
243
20. . . .y entonces le pregunt Aristeo su duda de la prdida de
sus abejas y el remedio de ellas, y diziendo lo que auia que
hazer y contando como l auia sido la causa de las muertes de
Orfeo y Eurdice, y que tambin lo era de la prdida de sus
abejas, y sin dezir ms, se lanz a toda furia en el mar. Su
madre Cirene le declar entonces que la muerte de sus abejas le
auia venido por las Ninfas, hermanas de Eurdice, y que auian de
ser rogadas, y aplacadas con sacrificios...
21. Los Cincuenta y nueve emblemas de Baltasar de Vitoria que
no se llegaron a publicar en Cuadernos Bibliogrficos, 31,
(1974), p. 2538.
22. De todo ello se ocup el fundamental libro de Theodore S.
Beardsley, Hisoano-classical translations orinted between 1482
1699, Pittsburgh, Duquesne University Press, 1970.
23. Sobre la difusi hispnica de la Consolaci de Boeci, El
Crotaln, 1, 1984, p. 297-327. Son la de Pere Saplana, que se ha
perdido, hecha a partir de un comentario de Toms de Aquino a la
obra boeciana; una versin annima que se tradujo al castellano
<B.N. 10193) y que pudo haber pertenecido al Marqus de
Santillana y que en el colofn se atribuye a Pedro de Valladolid,
Alcaiz, 1436; la de Pere Borr que alterna el cataln para la
prosa y el lemos para el verso; y, por ltimo, la revisin de
la de Saplana hecha por Antoni Ginebreda que no sigue el original
latino sino el comentario de Nicols de Triveth. De ella, se
hicieron cuatro ediciones castellanas: Tolosa de Llenguadoc,
1488; Sevilla, 1497 y 1499; y Toledo, 1511.
24. Los cdices manuscritos de estas primeras versiones
castellanas que se conocen son: BNM 10193, 174, 9160, 13274,
10220; BMdez Pelayo 40, Escorial h III 16, BRdez Moino V6-75.
Las del Escorial y Rdez. Moino, as como 9160, derivan de
comentarios de Triveth, mientras que las de Mdez. Pelayo y 10220
y 174 se cree que se basan en una versin literal sin glosa,
enviada o supuestamente enviada a Rui Lpez Dvalos.
25. Hay ed. facsmil: Boecio, Consolacin de la filosofa, trad.
de Fray Alberto Aguayo, Sevilla, 1518, Cieza, El ayre de la
almena, 1966.
26.
0 quan bienauenturado
es: quien tuuo tal poder
de hallar y posseer
la fuente do todo el ser
procedio: siendo criado
tambien tiene la muy buena
ventura: quien con bondad
244
10
15
20
25
30
35
40
45
50
55
desecha la grauedad
desta sensualidad
y huye de su cadena.
Endechaua a su muger
Orfeo dando gemidos
taie metros tan sentidos
tan suaues y medidos
que es cosa de no creer
y esta musica ordenada
era una suplicacion
trobada como cancion
hecha a dios en oracion
que biuiesse la finada.
Con estas dulces canciones
los nos hazie parar
alas montaas andar
alas bestias oluidar
sus propnias inclinaciones
yuan los cieruos tras el
con el leon lado a lado
los lobos con el ganado
los conejos sin cuydado
muy juntos con el lebrel.
Andaua por las montaas
llamando a dios y dezia
que porque no se dolia
dela pena que traya
trauada delas entraas
y viendo que los animales
se dolian mucho del
dixo que era muy cruel
dios: y dessabrido del
va abs dioses infernales.
Abs infiernos venido
comienga luego a taer
el dolor le da poder
el amor le da saber
los infernales oydo
su peticion ordenada
taida cantada oyda
suplica que den la vida
a su mugen tan querida
sino por siempre prestada.
Comienga se de espantar
aquel infernal portero
trasdoblado cancerbero
y las furias muy de vero
comengaron a llorar
tuuo la rueda liuiana
245
60
65
70
75
80
85
90
95
100
la orfeana cancion
do bolteaua Ixion
y templo la gran passion
dela sed tantaliana.
El bueytre que consumia
con vnas rauiosas ganas
las entraas ticianas
con las coplas orfeanas
ya de harto no comia
finalmente el dios que era
juez de aquella region
mouido de compassion
acepto la peticion
y dio le su compaera.
Diziendo mira veras
que aqueste don concedido
luego lo veras perdido
si fueres tan atreuido
que bueluas la cara atras
pues da fin a tus enojos
cesse tu triste fatiga
entregamoste tu amiga
mandamosle que te siga
mira no bueluas los ojos.
Ya que quena encumbrar
Orfeo ya que salia
por ver la que le seguia
muger que tanto quena
boluio para la mirar
o que gran inconueniente
es poner ley al amor
quanto gano con dolor
trabajo pena y sudor
lo perdio supitamente.
Esta ficion relatada
va ordenada si mirays
a vos los que desseays
amays quereys procurays
otra vida mas preciada
sepa pues el que mirare
con la vista spiritual
haza la parte infernal
que perdera por su mal
quanto precioso lleuare.
246
bibliogrficos de las traducciones de Antonio
Felipe Mey y Pedro Snchez de Viana.
Prez
Sigler,
247
y con el gran pesar no quera que ninguna muger llegasse a l;
antes tom gran aborrecimiento con ellas.
Un collado era all cerca y encima del estaua un campo muy
llano y sin rboles donde jur Orfeo por el criador del Sol y la
Luna de jams se llegar a otra ninguna muger pues avia perdido
a su tan amada Eurdice y assi lo cumpli aunque de muchas
mugeres fue rogado. En este campo donde se asent ninguna sombra
haza; mas comengado de templar su vihuela y cantar con ella en
breue espacio al son y admirable armona, all se ayuntaron
rboles de quantas naturas en el mundo auia. (...)
Este rbol y otros muchos era all ayuntados por hazer
plazer a Orfeo que auia perdido a su muger. Muchas diversidades
de todas aues y gneros de animales eran all ayuntados por oyr
el cantar de Orfeo, el qual quando uvo templado su vihuela
despus de auer ynvocado a Caliope y a Apolo cant como los
dioses vencieran a los gigantes y como Jpiter am mucho a un
mancebo que llaman Ganimedes.
31. En tanto que Orfeo estaua cantando estas sobredichas
fbulas, en el nueuo monte aun quera proceder adelante, quando
vna gran copaa de mugeres de la tierra de Ciconia, que estauan
bien locas y bien borrachas le vieron de encima de vnos cerros,
adonde estaua cantando en el monte. La una dellas assi como
estaua descabellada, dixo: Helo donde est el traydor de Orfeo,
que nos est denostando. Esto dicho tom luego vna asta en su
mano, y tirndola vuiera dado un gran golpe a Orfeo en la cara
sino fuera por vn rbol que lo estoru. Otra muger arroj una
piedra contra l, mas ni le pudo herir, ni empecer, porque el
ayre la detuuo sin que pudiesse llegar: no bastara a ofenderle
otra ninguna cosa, si toda va fuera oyda su msica: mas tan
grande yua la turba delas mugeres locas sobre Orfeo, que todo su
cantar no le vali para nada. Ellas yuan bien borrachas aullando
como locas, y taendo los panderos y en llegado all conenqaron
de apedrear sin ningn acatamiento a Orfeo. Las aues et los
animales que le estauan oyendo como cantaua, quando oyeron el
ruydo de las piedras huyeron. A estas mugeres aun no les bastauan
las piedras, mas tambien tomauan los cspedes, y los troncos y
ramos de rboles, y arrojuanlos contra Orfeo. Vnos labradores
que estauan por all cerca arando, quando vieron tan loco ruydo
de las mugeres que apedreauan a Orfeo, desampararon los bueyes
y los arados, agadas y otros instrumentos y huyeron. Las mugeres
tomaron los arados y agujadas, et agadas, y todo lo de ms, y
desunieron los bueyes, et tomronse luego a despeda9ar a Orfeo.
El harto les pidia misericordia, mas todo su ruego no vala nada:
quanto l ms rogaua tanto ellas ms se ayrauan contra l, y no
se quitaron dl, hasta que le sacaron el alma. Los rboles aues
y animales que aulan estado all ayuntados todos llorauan por la
muerte de Orfeo. Todo el cuerpo de Orfeo fue despedagado y la
cabega cay en un ro; su lengua y la vihuela yvan cantando y
248
taiendo por el rio lamentaciones muy lastimeras hasta que lleg
a la ynsula de Lesbos. Una horrible sierpe atravesaua por aquel
rio; y como vio la cabega nadar por l, quiso moderla; mas Febo
que acaso se offresci a passar por all, viendo como la sierpe
quera tragar la cabega maldixola y mudola luego en piedra, y
assi como estaua boqabierta se qued para siempre. El alma de
Orfeo descendi luego a los infiernos y conosci a Eurdice su
muger y abraqavala con alegre coragn porque mucho la amaua; y
de aquel da adelante fue Orfeo seguro de su muger viendo en
aquel lugar donde estaua muchos delos que en el mundo conoscia
unos alegres y otros tristes <fol. 141 b)
249
O. Poesa:
1. Boscn:
No
hace
falta
ponderar
la
trascendental
funcin
(h.
y de la nueva
en
cuenta
esta
comentaremos de Boscn,
prioridad,
aunque
el
poema
que
250
los autores clsicos que conoce y maneja, especialmente Ovidio,
como ha estudiado Reichenberger3. El propio Boscn lo dice en la
Epstola a Hurtado de Mendoza:
265
270
275
serio avance en
Boscn
habla
de
sus
la trayectoria
amores,
incluso
del humanismo.
utilizando
los
Cuando
metros
al
251
ms empezar ste tropezamos con el Leandro, verdadero alarde
de erudicin mitolgica, que estudiaremos ms adelante. En la
Respuesta de Boscn a Hurtado de Mendoza5 tambin se toma
material mitico:
las Harpas,
Venus
Libro
III,
el
Leandro6, una
(y.
la prdida de
parfrasis
del
episodio
Aristeo,
la
Ptolomeo,
Pausanias,
Virgilio:
Eneida
a Homero,
y Gergicas
252
Boscn relata los amores de Hero y Leandro, la promesa de
encontrarse atravesando ste a nado el estrecho, guiado por la
lumbre encendida por ella cada noche. Pero pasados ya seis das,
Leandro espera sin xito divisar la luz y Boscn interrumpe este
argumento para dar la explicacin de la razn de por qu Hero no
prende la lumbre convenida:
1115
1120
mitolgico que en sus fuentes clsicas no tiene nada que ver con
el que viene tratando. En efecto, la historia de Hero y Leandro,
de origen alejandrino8, transmitida por poetas latinos como
Virgilio y Ovidio, no se habla mezclado antes con el mito de
Orfeo, y su nica relacin posible es la de ser dos parejas
mticas clebres,
Reichenberger
historia
la
de
Orfeo
parece
una
Para
duplicacin
253
con el segundo marido;
e mas en el dolorido
tormento vimos a Ero
con el su buen compaero
en el lago peresgido (y.
Y posteriormente,
42332).
al que
45
y.
clsicas ms destacadas,
de Virgilio:
prdida de
la
sus abejas y,
ste no comprende
acude
la
al
<y.
254
servantem ripas alta non vidit in herba
Frente al trmino ms genrico y comn
<y.
4579>.
serpiente para
vbora.
Se
aparta
tambin
de
la
eleccin
de
sino que,
quedando
la ribera de un ro,
sino
de
dolor
que
<y.
tiene
su
entorno
la
trgica
255
Atque Getae atque Hebrus et Actias Orithya
(y.
4603)
El
ser
animado y
muchacha,
al ms
cercano
en
afecto
la
malograda
Ni la especificacin
<y.
la parte
256
Virgilio:
Taenarias etiam fauces, alta ostia Ditis,
Et caligantem tigra formidine lucum
Ingressus Manesque adiit regemque tremendum
Nesciaque humanis precibus mansuescere corda,
46770)
(y.
hasta el rostro
a descansar de sus
473-
<y.
4>
En la enumeracin de los tipos de habitantes que se dirigen
al Hades, Boscn aade a los que estn en Virgilio (Matres atque
viri
defunctaque
innuptaeque
parentum;
corpora
puellae,
y.
vita
Impositique
Magnanimum
rogis
letrados,
iuvenes
pueri
ante
ora
heroum,
Reyes
grandes
Caballeros en armas
pricipes
ilustres.
Este
257
Adems, quisiera apuntar en un breve parntesis, creo que
en esta concepcin de la sociedad pesa mucho en Boscn lo que tan
bien
aprendi
Castiglione,
al
traducir
11
traduccin publicada
prlogo de Garcilaso,
<Venezia 1528).
Cortepiano
en
de
Barcelona
Baldassare
en
1534
con
italiano,
petrarquismo,
aportacin
constituyen
que,
las
junto
dos
la
deudas
introduccin
que
la
del
historia
noviens
Styx
interfusa coercet.
y.
480).
De
entre
los
258
E. Recuperacin y nueva prdida de Eurdice
(y.
1482-1502):
motivos
de
la
desobediencia son
los mismos
en
las dos
a Eurdice.
(y.
150327):
259
Quis tantus furor? En iterum crudelia retro
Fata vocant, conditque hatantia lumina somnus.
Iamque vale: feror ingenti circumdata nocte
Invalidasque tibi tendens heu non tua, palmas.
<y.
494-8).
a punto de ser
5045).
intentos de alcanzarla,
primero,
sus vanos
<y.
<y.
50710)
260
exacta;
la
localizacin espacial;
la expresin de la
fuente
Boscn aade
leones)
y encinas
cataln
de
la
mediocridad
general
de
su parfrasis:
se
pierda
el
aspecto
mitolgico
en
el
uso
de
esta
VI
de
las Metamorfosis,
y por otro,
se aludir a
la
261
tristeza del ave al ser devastado su nido. Se omite, por ello,
el nombre de Filomela, pero queda un resto de su presencia en el
femenino la triste paxarilla. La versin de Boscn no responde,
como en Garcilaso, Francisco de la Torre o tantos otros, a un
gusto por la sugerencia buclica de cuo clsico, sino al simple
seguimiento del hilo de su parfrasis donde se intercala esta
comparacin. A pesar de los elogios de Menndez Pelayo, Lida de
Malkiel ha sealado los fallos de la versin de Boscn. Explica
la amplificatio de la especie del rbol cono una acentuacin
del virgilianismo de la parfrasis, que le lleva a elegir el
haya, tan cara al poeta latino. Critica, adems,
tanto lo que
...
(y.
155267): Por
262
Volveret,
..
A.
(y.
520-5)
El
dos
historias
tan
conmovedoras,
pero
cada
una
con
Cruz17, el
el poeta toledano se
263
reflejan empticamente sus propios sentimientos y con el de Orfeo
lograr una particularisima fusin mtica.
En cambio, para el
resultado,
pues,
del poema
griegos
que
se
harn
famosos;
pero
en
el
prlogo,
y XIX.
El poeta
intervencin de Orfeo,
cataln,
recordando
endecaslabos.
Pero adems de las fuentes clsicas que venimos sealando,
Menndez Pelayo indica como ms inmediata a Boscn la Favola di
Leandro ed Ero <1537) de Bernardo Tasso, quien viaj a Espaa
entre 1537 y 1539,
Esta obra
Lo mismo
sostiene
264
Francisca
Moya
del
Bao
quien
contradice,
sin
embargo,
Musuro
y que pudo
Bernardo
Tasso.
Para Antonio Armisens20 ,especiaista en el poeta cataln,
el Leandro es uno de los poemas ms ambiciosos de Boscn, pero
de ningn modo el mejor logrado. Adems,
con l se distancia
mucho del conjunto de los del Libro II, donde el poeta desarrolla
su Cancionero petrarquista al modo de las Rime de Bembo:
su
55
265
se podr ir en l de espacio;
que yo a pie quiera ver ms
un toro suelto en el campo,
que en Boscn un verso suelto,
aunque sea en un andamio,
60
este
asunto ya haba
en segundo
en Garcilaso de la Vega
(1501-36),
dirigir nuestra
266
suyo propio.
por
lo que
puede
leer a
De
natura
deorum
de
Phornutus25; y
poetas
italianos
de
mitologa:
Petrarca,
Sannazaro26, Bembo,
Bernardo
Tasso,
Tansillo.
A todo este bagaje, Garcilaso sabe aplicar el principio de
la
imitacin,
Romanticismo.
base
fundamental
de
la
Potica
hasta
el
este
267
clsicas. Para ello usar de la mitologa tambin como elemento
retrico
de
ornamentacin
travs
de
no
pocos
cultismos
completo sobre
este punto,
traza
unas estadsticas
sobre
la
el XII%
Marte y
todas
las
referencias
mticas
que
contiene
la
poesa
nombrar
directamente,
sino
por
medio
de
perfrasis,
33
descriptivas o toponmicas ,hemos hallado referencias a ste
en nueve composiciones de Garcilaso: soneto XV, soneto XXXVIII,
Cancin III, gloga 1, soneto XXIV, Ode ad Florem Gnidi, Oda
ad
Thylesium,
gloga
Iii
gloga
II.
Comentaremos
su
268
en cuanto a la ordenacin de los poemas nos dejaremos guiar de
la establecida por Antonio Prieto36,segn la lnea argumental
del Canzoniere petrarquista.
Con sus composiciones it vita e it morte de Isabel
Freire, la poesa de Garcilaso se estructura como un cancionero
que ley el Canzoniere en lo que ste era historia de amor y
saber potico, pero alejndose de l en la medida en que era
expresin
de
su tensin,
muy distinta
de
la
tensin
petrarquesca. ~
La obra de Garcilaso puede entenderse, con Antonio Prieto,
como un cancionero amoroso dedicado a su amada Isabel Freire, si
38
bien, como advierte Luis Iglesias Feijoo , sin caer en una
crtica excesivamente autobiografista. El toledano no slo
aprende de Petrarca unas formas mtricas y un lenguaje nuevo39
sino un destino vital:
potica,
mediante su palabra
En esa
ocurre
41
en
el
Soneto
XV.
Todos
los
editores
269
y en los diversos montes y sombros
los rboles movieron con su canto;
si convertieron a escuchar su llanto
los fieros tigres y peascos tros;
si, en fin, con menos casos que los mos
bajaron a los reinos del espanto:
por qu no ablandar mi trabajosa
vida, en miseria y lgrimas passada,
un coragn conmigo endurecido?
Con ms piedad devria ser escuchada
la boz del que se llora por perdido
que la del que perdi y llora otra cosa.
10
cantor
de
Tracia
por
rescatar
otra
cosa
que
perdi
a pesar de las
hecho
270
msica:
donde
aparecen
que ya analizamos,
271
amada, pero l espera con su splica recuperarla pues, aunque es
de otro, todava vive. Recuerda el xito de Orfeo en su peticin
y se queja por no obtenerlo l, aun contando con ms motivos para
ello. Evoca tambin la segunda prdida de Eurdice al mirarla
Orfeo, pero esa misma accin pretende que sea la que la amada
realice con el recuerdo y as volver a vivir en amor.
Reminiscencias no explicitas del mito de Orfeo encontramos
en la Cancin III 45.Desde el destierro, Garcilaso se rebela ante
la injusticia y refuerza su vocacin vital y amorosa. Este dolor
se suaviza al enmarcarse espacialmente en una isla del Danubio
10
do siempre es primavera
parece en la verdura
sembrada de las flores;
hacen los ruiseores
renovar el placer o la tristura
con sus blandas querellas,
que nunca, da ni noche, cesan dellas,
as como
al concluir
su Cancin erigiendo
al propio ro en
confidente y mensajero:
Danubio, rio divino,
que por fieras naciones
vas con tus claras ondas discurriendo,
pues no hay otro camino
por donde mis razones
vayan fuera daqui sino corriendo
por tus aguas y siendo
en ella anegadas,
55
60
a Garcilaso y
Alan
272
47
del
hombre
tras
la
barbarie.
Para
Paterson,
65
Veremos ms
vitales,
adelante
las aguas
cmo,
en distintas
de otro ro s
le
circunstancias
servirn al poeta
de
48
su peculiar
imitacin eclctica,
el poeta
aunar
En el espacio
273
la Naturaleza. Se produce una asimilacin de la materia rfica
a lo pastoril sin necesidad de nombrar a Orfeo y, as, no hay
gloga que se precie de serlo ya veremos las de Hurtado de
Mendoza,
Hernando de Acua
o Francisco de la
Torre que no
gloga 1,
cantar sabroso
el paradigmtico fragmento:
/
olvidadas, escuchando,
(y.
cuyas ovejas al
los amores,
de pacer
200
205
210
274
Pero tambin en esta estrofa se hallan ecos de la poesa
castellana de cancionero-2.Segn Lapesa, recogiendo un parecer
de Herrera, Garcilaso podra haberse inspirado en una cancin
glosada en el s. XVI Las tristes lgrimas mas
hazen seal
en piedras
firmeza de la amada,
aparece,
tambin
en otra de Costana
275
En esta estrofa Salicio se asimila a Orfeo quien con su
canto logr dar vida a lo inanimado. Se recuerdan tres elementos
de la naturaleza que estn muy presentes en las descripciones
antiguas de los prodigios rficos: piedras, rboles y animales
(aves y fieras>
enternecer
atrs
tendureciste,
lo
que
he
dejado
sola
contra
mi
cantor
mitico
el
que
transformaba
la
naturaleza
le
al perder a su amada,
aunque en el
soneto
ambos cantores,
Orfeo y Salicio,
276
mito de Orfeo.
el pastor desarrolla un
labrador ha
robado
su
nido
sus
cras.
Desde
su
a Orfeo y Eurdice,
final de su historia:
395
Y en la tercera rueda,
contigo mano a mano,
busquemos otros montes y otros ros,
otros valles floridos y sombros. .
fusin OrfeoGarcilaso
que alcanzar su
277
para la crtica, pues slo la he visto recogida en la obra de
GuillouVargas, se da en el
10
y.
Si de mi baxa lira
tanto pudiesse el son que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento
y la furia del mar y el movimiento,
y en speras montaas
el sUave canto enterneciesse
las fieras alimaas,
278
10
Orfeo,
Venus,
Anaxarete.
Los
conexin
con
esta
Oda,
la
latina
Ad
Thylesium57
30
279
ventosque narratur frementes
per nemora ardua conquiesse.
En medio del destierro napolitano, Orfeo le ha proporcionado
consuelo en la persona y la obra de su amigo Antonio Telesio
<autor l mismo de un poema titulado OrDheus58) ,pues la lectura
de su Imber aureus le ha elevado de su postracin. As, el calor
de la amistad del circulo potico pontaniano que le acercan
incluso
al
gran
Pietro
Bembo-59: Mario
Galeota,
Plcido
de
haciendo que Garcilaso deje de suspirar por los prados del Tajo
y las amadas murallas de Toledo. Adems, en esas reuniones se
bromea a la vez que se dialoga, pues si uno de ellos se atreve
a enredar a los otros con falsas palabras, la asamblea entera se
lanzar sobre l, como las bacantes tracias sobre Orfeo:
Honesta cunctos hinc domus accipit
liberque sermo nascitur, haud tamen
impune, nam si tortuosis
nexibus implicitum quid audes
suadere, sperans ingeniosius
quam venus nos pertrahere ad tuum
sensum, statim aggressa est cohors te,
ut ciconum irruit in canentem.
65
situacin
de
tertulia
cortesana
y por
cierto
tono
280
Y llegamos al fin del Cancionero y al momento culminante del
proceso de fusin entre Orfeo y Garcilaso. Es en la gloga ii60
cuando, no contento con referencias rpidas y secundarias, el
poeta
toledano,
los amores
125
130
135
140
y.
121144:
281
conocer muy bien la historia de Orfeo que ahora borda>, seala
en el tapiz varias escenas: el canto de amor de Orfeo en los
bosques de Tracia
<y.
1238);
(y.
(y.
1434).
y.
(y.
282
cortada
y.
228)
clsica 64
Por otra parte, Lapesa ES afirma que los versos 1278 parecen
recoger la rima Tracia-gracia de la estrofa 164 de Mas contra
Fortuna de Santillana, citada en nota anterior. lUma que repetir
luego Quevedo: la armona
a las
que tanto
en
<y.
por parte
21724)
de Alfredo
68
Porqueras Mayo ,Mario di Pinto6? Enrique Martnez Lpez, etc.
Nos quedamos con las reflexiones de ste ltimo en su erudito
articulo70, quien
expresada en
283
final de Orfeo, recreado por Ariosto y Cames en las respectivas
muertes de Issabella e Ins de Castro. Sobre la posible huella
de esta ltima,
no nos
parece acertada.
Al
estilizacin potica de
El poeta
recrea
ha
la de Orfeo y
284
Y aun no se me figura que me toca
aqueste oficio solamente en vida,
mas con la lengua muerta y fra en la boca
pienso mover la voz a ti debida;
10
7te verso 11
74
vez, provienen de las Georqicas de Virgilio , (IV, 5256):
Eurydicen vox ipsa et frigida lingua, Ah, miseram Eurydicem,
anima fugiente vocabat. Las dos fuentes del verso garcilasiano
se refieren a la rigidez y frialdad de la lengua de Orfeo que,
una vez despedazado por las bacantes, continuaba invocando a su
amada.
El poeta por antonomasia, Orfeo, que vence a la muerte con
su
canto
rescata
del
olvido
el
nombre
de
Eurdice
al
(y.
Leteo <del mismo modo y casi con idntica expresin que el las
rpidas aguas parar las hazia de Alonso de Proaza en el colofn
a La
285
Garcilaso debe a la mujer amada la palabra (la voz a ti debida)
para que no se pierda en el olvido su figura, sus sentimientos,
su vida. As amor y palabra logran vencer a la muerte.
Estos versos iniciales de la gloga procorcionan la clave
de todo el conjunto. La imagen de la lengua que repite un nombre
enlaza los tres momentos claves del proceso de mitificacin. El
primero es el ya citado verso 11 en el que el poeta expresa la
razn
vital
de
su
existencia.
El
segundo
se
encuentra
<y.
<y.
245
incluso
286
chinas
un
pequeo
cfrasis
dentro
del
otro
mayor
de
los
fundar,
.77
como
Orfeo
en Lesbos,
una
nueva
corriente
potica
La fusin (o acercamiento) de Garcilaso con Orfeo es
bastante clara y significativa, por la cual este mito de Orfeo
y Eurdice comienza a participar de la mitificacin de si mismo
e Isabel que se dar en el cuarto mito de esta gloga. No se
trata de proyeccin biogrfica (como Amor) en Orfeo sino de
actitud. Garcilaso, en estas tres estrofas del mito, cree en esa
serenidad de la poesa <a la que se entrega en armona) y cree
con Orfeo en el valor de recuperacin de la palabra potica y en
lo que esta salva del olvido de la muerte. Pero junto a este
valor renacentista de la palabra, cree tambin (y al unsono) en
el poder emotivo de comunicacin de la palabra (llama clara y
pura> dentro de la dignitas de la transfiguracin y fusin
mtica. De este modo, este primer mito de Orfeo y Eurdice,
participa equilibradamente de una posicin terica asentada por
una predicacin renacentista en el valor de la palabra y de un
creencia en el valor emotivo, de comunicacin ntima. Es un
equilibrio que, lgicamente y sin perder serenidad <por la
poesa>, se ir desvelando para acentuar una emotividad que
culminar en el mito de Elisa y Nemoroso, con el que concluye la
parte central de la gloga signada por una detencin que se
contras~g con el movimiento en actualidad de unos pastores y unas
ninfas
En
su
edicin,
Prieto
extrae
de
lo
que
considera
el
287
ms compleja y discutida por
existen
muchas
alusiones
la crtica79. En ella,
mitolgicas
de
distinto
no slo
tipo
(y.
(y.
8651031);
<y.
<y.
<y.
11541828)
inspirado en el
transcurre en
Entonces,
enloquecido,
Albanio habla
con su
propia
<y
288
(y.
90785)
Como anunciamos en el capitulo dedicado a Ficino, Elias L.
siempre descendiendo
en potencia,
la belleza
de
stos
dirigir
su
afecto
hacia
su
alma,
quien
colmar
fol amour al
en la doctrina
confundir imagen y
realidad.
Albanio no lograr la deseada unin con Camila, su objeto
amoroso, mas que al reflejarse ella tambin en la fuente
<y.
467
289
tocar o poseer momentneamente a la amada es en sueos
8), o aprovechndose del sueo de ella
(y.
la
locura
de
113
790-8). El sueo no
Nemoroso
(y.
Albanio
abortado
Salicio y
92833).
<y.
940
945
<y.
9425):
de su muro de diamante,
la prisin
es
sin
que
pudieran
evitarlo
las
Eumnides
fuerzas
de
Albanio
con
Narciso.
El
personaje
adorna
su
290
parece existir identidad de sentimientos entre Albanio y Orfeo,
por la condicin enajenada de aqul y porque uno busca su cuerpo
y otro llora la muerte de su amada. Del mito se menciona slo un
dato marginal:
garcilasianas
otra cosa,
fuera
de si una disociacin
entre
Albanio
su ser y el
imagen y realidad.
S puede hablarse,
entonces,
en un pasaje
introduce
Prosa
de connotaciones
la figura de Severo,
IX de LArcadia,
curacin
de su mal
al
inspirada
relatar
de amores
autobiogrficas,
<y.
Nemoroso
en la de Enareto de la
en tercetos
10381128).
la
prodigiosa
En un segundo
<y.
1154
ambas
formas
narrativodescriptivas
de
discurso
291
epidictico,
encontramos
referencias
Orfeo,
puestas
de
Entre
detener las aguas de los ros y los vientos, primero con fuerza
de palabras y seales, pero, ms tarde, se detalla con el suave
canto y dulce lira.
1080
1085
1100
<...)
(. .
1165
liraira, pero de
292
cualquier modo, el recuerdo de Orfeo es evidente y los medios de
expresarlo muy conocidos por Garcilaso desde el soneto XV.
Para
della
Correa,
basndose
Mirandola en
en la
doctrina
expuesta
por Pico
De Hominis Dicinitate,
la magia
natural,
y se har personificacin
explcita
en el Canto
293
Camila,
transmitir
en
sus
aguas
el
mensaje
garcilasiano,
al
convencional,
en
alabar a
la
Como
y su amada,
en virtud
de la
294
del poema. La gloga II, ms compleja, nos relaciona a Orfeo con
las teoras neoplatnicas del amor de Marsilio Ficino o de la
magia de Pico della Mirandola. En ella se reunen las dos visiones
del mismo mito: la del Orfeo enamorado que llora su desgracia,
personificado en Albanio y la
del Orfeo
civilizador por la
creo que
(...>
295
Con ella el alma se eleva al fuego divino, a la Tercera Rueda,
con otra Naturaleza y con un amor sin muerte.
3. Hurtado de Mendoza:
Don
Diego
Hurtado
Garcilaso a Isabel,
de
Mendoza
(15031575)
ensaya,
como
200
205
210
215
220
296
225
230
increpa
paralelas
directamente
hasta
identificarse
Orfeo
con
dos
explcitamente
exclamaciones
con
l:
cun
sin
ella
definitivamente,
(y.
por haber
desobedecido
la
297
la suya, Hurtado no necesita del resto de la historia y as elige
las secuencias que ms aproximan sus situaciones vitales.
Una vez acotado el tramo del relato trabajado,
cmo ha
utilizado el material
conviene saber
Hurtado de Mendoza.
Orfeo
no
descenso
la
descripci6n
fisica del
Hades.
Su
dureza
en diamante.
a guien,
en esta versin,
que
al
Sin
contar antes
embargo,
la
sta
reaccin de
se
describe
Orfeo
que
despus
la de
de
las
298
exclamaciones en
las que,
elevndose del
curso
del
relato,
no
sin dolor,
porque te deja.
volviendo
al
hilo
del poema
de
Hurtado,
tras
la
Septen illum
aparece
en
su
insercin
originaria
la
bella
y.
299
hay entonces nada que pueda revocar la terrible sentencia.
Adems de Virgilio, Hurtado tambin toma datos de alguna
representacin del Orfeo de Poliziano, posiblemente conocido en
su larga estancia italiana. La mencin de la ley escrita en
diamante recuerda el dura leggi
<y.
235) y, ms claramente,
(y.
25760>:
el
italiano
no
pesimismo de
con
la
distancia:
poder
eternizante
de
la
poesa,
pues
ahondar
en
el
300
nombre a la amada con sus cantos incluso despus de muerto.
Tras
la
muerte
conducir al
sin embargo,
si
de Laura e infundirles
elega
por la muerte de su
metfora
labrador,
de
de
mencin al
la
espiga
arrancada
la que ya hemos
hablado,
prematuramente
y,
por
el
especialmente,
la
consigue
115
301
120
270
120
131
302
no aparecen los
60
10
303
la semejanza de este pasaje de las Sagradas Escrituras con el
mito de Orfeo y lo aprovecharon para su singular visin del
OrpheusChristus. Tambin en la misma Cancin se alude a otro
cantor mitico de la Grecia clsica, Anfin:
no ser de mi entonces vencido
y el que en Tebas las piedras ha movido
conceder a mis voces.
25
En
evocacin
ms personal
con
resonancias
del
Salicio
55
60
90
(Cancin CLXIX)
de un soneto,
el CCXI, en
304
5
lo
Se trata,
amada
del
poeta,
para
que tenga
compasi6n de
su
dolor,
insiste,
como
nica
nota
ms
original,
en
la
condicin
mgico
del canto.
En el segundo cuarteto,
se pasa al
305
momento de la estancia del vate tracio en el Hades, aludido como
profundo temeroso,
en contraste
del espanto
soneto
de
Garcilaso
carece
de
una
estructura
tan
que
se
expresa
la
comparacin
en
forma
de
prtasis
tierra e Infierno, no
y de otra,
el de su rostro sufriente.
Garcilaso no
306
atreve a pedir al menos sola una hora en esta vida de piedad.
Con este soneto de cuo garcilasiano
que nos ha llevado,
Marf ira,
concluimos el recorrido
de la mano de Orfeo,
desde la muerte de
saber recuperarla
de otros personajes,
pastores,
la misma suerte
de Orfeo
no la mtica
15
de Cetina:
Historia
de
Psique
traducida
<a
partir
de
la
307
el romance de Venus y Cupido, en el madrigal No miris ms,
seora,
donde
y en tantos
Ssifo,
Ixin,
la
aventura
infernal
de
Orfeo100. Pero
el
adems,
tracio
con poca
10
Independientemente
de la mitologa,
Cetina
incorpora
a su
en un marco
pastoril o
arcdico101.En
efecto,
el
308
buclico para la expresin de sus sentimientos. El poeta asume
el disfraz pastoril, el nombre de Vandalio para si y el de Drida
amadas102
y Ainarilida para sus
, elige
un locus amoenus
idealizado en el que destaca el ro Betis y recrea situaciones
tpicas del gnero. Entre ellas, observamos una peculiar comunin
entre el ser humano y el paisaje que le rodea. As en el soneto:
Al rebao mayor de sus cuidados asistimos a una conversacin
entre el poeta y sus ovejas, a las que insta a pacer y a las que
aclara que si encuentran distinto el sabor ser
muy justo,
pues tan lejos estis del alma ma,
que sea al revs lo que antes era.
Adems de las ovejas103 ,otros elementos acompaan al poeta
en su dolor:
Miro el cielo, los rboles, las flores,
y en ellos hallo mi dolor expreso,
pero
en seguida
sobrenatural,
aclara
subjetiva
fenmeno
del poeta:
de esa
particular
fusin
entre
ser humano y
ser
la voz humana:
309
y en lugares do estis enamorados
las hojas y los ramos delicados
os respondan con mil dulces acentos.
Tambin en su nica Sextina, estrofa de origen provenzal
que, por vila italiana, Cetina introduce en castellano, el poeta
recoge el mismo tpico, as expresado:
15
20
45
se poetiza en el
soneto A una dama que le pidi alguna cosa suya para cantar:
No es sabrosa la msica ni es buena,
aunque se cante bien, seora ma,
si de la letra el punto se desva,
antes causa desgusto, enfado y pena.
Mas si a lo que se canta, acaso suena
la msica conforme a su armona,
en lugar del pesar que el alma cra,
de un dulce imaginar la deja llena.
Vos, que podis mover al son del canto
los montes, no queris cantar enojos
ni el secreto dolor de mi cuidado.
Qudese para mi solo mi llanto;
vos cantad la beldad de vuestros ojos:
conformar el cantar con lo cantado.
310
gnero. Otros ros aparecern en la poesa de Cetina, pero al
Betis se recomienda el testamento del poeta en el soneto que abre
la edicin de Lpez Bueno. Tanto este ro como los rboles de sus
riberas contarn la desesperacin de Vandalio por sus tristes
amores:
De la incierta salud desconfiado,
mirando cmo va turbio y furioso
Betis corriendo al mar, dijo lloroso
Vandalio, del vivir desesperado:
Recibe, oh caro padre!, este cansado
cuerpo de un hijo tuyo, deseoso
de hallar en tus ondas el reposo
que neg la fortuna a mi cuidado.
Haz, padre, que estos rboles que oyendo
la causa de mi muerte estn atentos,
la recuenten despus de esta manera:
Aqu yace un pastor que am viviendo;
muri entregado a Amor con pensamientos
tan altos, que aun muriendo, amar espera.
10
Con idntica
la Cancin
intencin
se dirige
el poeta al mismo ro en
Ambos
las
aguas
explcitamente,
del
ro.
a la
hazaa de Orfeo,
sin mencionarlo
cuya cabeza,
mientras
5
10
311
y mientras dura el son de mi gemido,
llora, padre piadoso,
y si el tributo usado al mar envias,
do tus lgrimas van vayan las mas.
15
en
a cierto
conceptismo,
por influencia
de
Bueno104, dos
caminos
excluyentes
de
la
tradicin
con
Orfeo.
Cetina,
a pesar
de
cierto
reflejo
de
estudiados
por
Begoa
Lpez
Bueno,
se
sirve
de
las
poco cuidado y,
desde
de Varias ooesias106,pero
luego,
sin seguir
la
con
lnea
,
;
312
lo que se refiere a autores espaoles,
italiana,
como
se
consideraba
indaga en la cultura
obligado
entonces.
Conoce
del
francs
Olivier
de
La
Marche
algunas
sobre las
armas de
cuyas Buclicas,
108
tpicos del gnero
y a Orfeo.
La reconstruccin
de su trayectoria
remite a ms de una amada: Silvia y Galatea,
potica
lo que,
amorosa
igual que
Luis
E.
Diaz
Larios110y
Antonio Prieto111reconstruir
la
encontramos
un
encarecimiento, y unas
soneto
prlogo:
Huir
primeras reflexiones
procuro
sobre el
del
amor,
Ausias
March
Garcilaso,
como
ha
estudiado
Gabriele
Morelli12.
Tras el entusiasmo que se comunica a los rebaos en tpico
buclico de connotaciones rficas:
313
5
sin acuerdo
que de pacer
as solt la
de amores un
de si ni del ganado,
dejaba al son que siente,
voz sUavemente
pastor apasionado:
lo
la
osa decir,
de raigambre medieval,
escuchamos
y luego le insta:
80
a ste
314
35
90
95
100
105
efectos
en
virtud
de
su
personal
comunin
con
la
naturaleza.
Estos
pastores,
Titiro,
Damn
Alfesibeo,
personajes
315
tpico, segn vimos, son herederos de Orfeo.
Tras el cambio de Silvano por Damn y de Silvia por Galatea,
aqel se queja por la ausencia de sta en unos versos que nos
recuerdan la Ode ad Florem Gnidi de Garcilaso y en los que est
presente Orfeo. Copio toda la composicin a pesar de su longitud,
pues las referencias
estn dispersas
10
15
20
25
30
35
316
40
45
50
55
60
65
70
75
80
All, de la torpeza
de mi tan rudo verso y tan sin arte,
juzgabas la pureza
de aquel sincero Marte,
digno de ser contigo alguna parte.
Mas razn, ni ventura,
no iguala al menor bien de Galatea,
do el cielo y la natura
permiten que se vea
junto lo que por partes se desea.
Slo me fuese dado
no yerme sin la luz de aquellos ojos
que de mi libre estado,
alegre y sin enojos,
hubieron la vitoria y los despojos.
O, no pudiendo vellos,
su resplandor llegase al alma ma,
pues cualquier rayo dellos
la noche esclareca,
escureciendo el sol de medioda
Entonces yo gustaba
en ver en sujecin mi libre suerte,
que en tu vista hallaba,
slo en mirarme o verte,
descanso en el dolor, vida en la muerte.
Mas ahora, no te viendo,
vivo sin esperar jams mudanza,
en mi vivir muriendo,
porque de ti esperanza,
como no se merece, no se alcanza.
Ya tuvo en tu presencia
alivio mi pasin de mil consuelos,
mas en la triste ausencia
son solos los recelos
congojas sin remedio y desconsuelos.
Pas la gloria ma,
que se deshizo como niebla al viento;
huyme el bien que va,
que era contentamiento
para esforzar el alma en su tormento.
Pasaron mis amores,
que el amor no podr jams pasarse;
quedronme dolores,
que puedan renovarse
y primero acabarme que acabarse.
Mi bien es ya pasado,
el mal espera por llevar la vida,
y harto la ha esperado
desde la despedida
317
85
90
95
100
105
110
de
Santillana
y,
fundamentalmente,
desde
Garcilaso:
Ode
ad
Florem
Gnidi.
La
prtasis
dura
dos
estrofas
Se alude al instrumento,
que en
318
divina: en el toledano solamente la del cantor mtico, en Acua,
adems, por intercesin de su padre Apolo.
Los versos siguientes
(y.
se allanaban
los montes,
se acercaban
los animales y
<y.
Al final
su voz en la corriente,
en estos
sentimientos
coinciden
la
los
400
319
origenes en la literatura clsica. Pero aqu podemos analizar su
uso por Acua. Aparece generalmente en todas las citas que la
Naturaleza
humana.
Es
trastorna sus
decir,
hay tres
elementos
en
juego:
la voz
Naturaleza,
<ruiseores),
trastorno,
se
suele
El
expresar
las
con
segundo elemento,
siguientes
el
acciones
suben por
levantaban; el monte
se inclinaba,
el prado
aves
se cubra de flores;
cantaban
las
fieras
inclinaban;
las
esto no es trastorno
Naturaleza.
se
de la
el curso
de sus aguas, los rboles que siguen al cantor, las piedras que
320
se mueven, tres elementos consustanciales al mito de Orfeo, como
vemos en sus ms importantes versiones:
Rupe suba aeria deserti ad Strymonis undam
Flevisse et gelidis haec envolvisse sub antris
Mulcentem tigres et agentem carmine quercus
Geora., IV,
(Virgilio,
50810)
y.
mismo,
veremos en
esos
elementos
su momento,
y,
aparecen
en
dentro de la
Sannazaro,
como
poesa espaola,
en
de la materia rfica,
el
agente
trastornador,
en otras
de amante,
llorando
Titiro
ti,
paran
suspirando,
ya de
de Orfeo.
desligada
si
Silvano
Se expresa
deja
son de cetra
o de Damn y Alfesibeo,
el son del de Tracia,
palabras,
de esta
de adorar
de Orfeo,
a tu vista
la
accin
manera:
a Silva,
canto
con verte
con tu hermosura
de
ante
pasando,
el
como si llora
o suspira;
o no,
El
sensu
321
Naturaleza se amansa con la belleza en general, no slo con la
de la msica que se percibe con el odo, sino con la de la mujer,
que se aprecia con la vista. El tercer elemento, ms elaborado
y
personal
de
Acua:
la
Naturaleza
posee
entendimiento
Francisco
de la Torre:
encarg
de
editar
sus
obras
en
1631115 para
oponer
su
torno
estudiado
unos
muy
temas
bien
fundamentales
Zamora
Vicente:
que
el
ha
clasificado
amor
concebido
,
.
322
neoplatnicamente
del
que
es
inseparable
el
dolor;
la
acorde con
etc.
Tambin de la lectura
aprendizaje
bien,
y a la prctica
universitario
de un Cancionero
salmantino17 ,Francisco
petrarquista
de la
al estilo
Torre absorbi
el
el Libro IV,
y Ovidio: Metamorfosis
La mitologa
referencias
desesperacin
puramente
ornamentales18,
identificndose
el
poeta
canta
It is
su
(gl.
estudiada
por
M~ Rosa Lida9.
Dentro de la mitologa, tambin encontramos referencias a
Orfeo o la materia rfica que, dado el peculiar sentimiento del
poeta que se identifica con la noche, el ciervo, la trtola, la
323
yedra,
ante
el ruiseor,
la naturaleza
tendrn especiales
connotaciones.
Su actitud
de simpata:
derivadas de
en los que se
y el dolor humano:
10
15
entre
Titiro
Palemn,
insiste
en
lo
anterior
el
narrador:
235
240
324
321
que lleva
por ttulo
Tirsi
llora
Filis,
considerada
su amor y conmueve a la
Naturaleza:
35
Tirsi
pondera
la belleza
de Filis
que causa
prodigios en la Naturaleza:
60
de los elementos:
80
85
en los siguientes
a mi
183195, se suicida
325
y el ro va el nombre de su Filis repitiendo, nuevo tpico
inspirado en la historia de Orfeo y en su llamada Euridicen!,
que relata
Virgilio.
Ms adelante,
un nuevo personaje,
Drida,
230
265
pues la anterior,
llamada
30
35
pues
ya hablamos
de que
las
sirenas
tenan
tambin
326
nuevo se describe
las piedras,
pese a no conseguirlo
plano de realidad
55
el dolor de Tirsis,
frente a imaginacin:
150
155
290
285
327
Noto furioso
de piedad desnudo.
La gloga siguiente,
la quinta,
no tiene
tantas
la msica y la naturaleza
que
412)
slo sealar
(y.
una
Traslada
125
hecho
con
Hernando
de Acua.
Despus
de
un
anlisis
328
otros poetas, a no ser en la Ode ad florem Gnidi de Garcilaso,
en la que parece haberse inspirado el poeta. Hemos contabilizado
nueve menciones al viento, generalmente as denominado, aunque
tambin como aire. Su reaccin suele ser la de pararse, lo que
se
expresa
poticamente
con
la
frmula
petrarquista
braveza.
expresar
la
Precisamente
idea
la
contraria:
braveza
el
viento
aparece
a
mucho
veces
para
reacciona
embravecindose,
encendindose.
El ro, que se cita dez
veces en este muestreo120al igual que el viento, puede detener
su corriente,
o embravecerse,
estremecerse,
o tambin
repetir
el nombre de la amada.
Otros
elementos
particularmente
originales
intensa
en este
poeta,
por
su unin
denominado
prados
se
coloran,
resuenan;
los
peascos
se
329
encuentran los rboles, pero si los animales: ms concretamente,
las aves y, algo muy original que ya hemos comentado, delfines
y focas.
El agente que provoca todos estos cataclismos csmicos es
de nuevo la msica, generalmente la voz humana <o de las sirenas,
o del dios Glauco>,
llanto,
acompaada de la
lira.
Pero tambin el
del siglo,
a alturas slo
de la lengua
literaria
a la que
otro poeta
330
No se menciona simplemente a Orfeo por su nombre, sino que,
adems, se recuerdan los principales rasgos de su historia: la
msica, la bajada al Infierno, la prdida de Eurdice. Junto a
Orfeo
poeta,
preceptista,
editor,
gran
amante
de
la
clsica122
cultura
<conoce el mito rfico y lo reelabora en su
obra. De esto vamos a tratar en las pginas que siguen, pero
previamente intentaremos delinear algunos trazos ms generales
sobre el contenido mitolgico de su obra. Sabemos que de joven
tradujo
De rantu Proseroinae
de Claudiano,
este
material
en
sus
poemas.
Gran
admirador
de
las
mitologa
en
el
poeta
sevillano.
Cuantitativamente
nos
331
contenido mitolgico no depende de la longitud del poema, ya que
sus sonetos son los que alcanzan una mayor.
En
la
poesa
de
Herrera123 encontramos
abundantes
114
Pero el
dejen
rboles,
ros
y animales
que
memoria:
200
y otro canto,
aparece el ro de la Tracia,
Hebro,
y siempre
332
En esta composicin,
muerto,
pero
no quedan
ella
ecos de
sus
poemas,
al
en
el
dirigido
la
muerte
de
Cetina124.En
esto
si,
aunque si la
imagen
idea
de
la
inmortalidad
se
proyecta
en
Garcilaso
90
333
cant llorando, con dolor perdido,
i trazo al son del nmero febeo
las pellas, fieras i rboles mesclados,
i atento el coro que bafl el Olmeo,
con inmortales versos i sagrados
en lascondida niebla refera
los principios del mundo comenqados:
el Sol ardiente, Cintia blanca i fra,
los celestiales giros, i belleza
de lalta, inmensa luz, i larmonia;
i, arrebatado en la mayor grandeza,
del tenebroso cerco reluziente
cant el ardor profundo, i su riqueza;
mas porquel mortal nimo doliente,
indino de sentir su hermosura,
sofuscava en aquella luz presente,
con otra voz menos ecelsa i pura,
pero sublime, i que rudeza umana
desdea, i slo la virtud procura,
bolvi a sonar la lira soberana,
onrando a quien la bella Melpomene,
lexos de tanta multitud profana,
con blandos ojos mira, i lo sostiene
en alteza, do nunca verse puede
el gran varn que su favor no tiene.
95
100
105
110
115
En
este
fragmento
de
la
Elega
sus quejas
que
Herrera
dedica
a su
chinas
de su elega
o poema
en una original
dentro
del poema
en
construccin
el que
de
hace un
lricos:
Orfeo,
Homero,
Virgilio,
Tibulo,
Petrarca
nombre,
es
el
cantor de
origen mitico:
Orfeo.
Sobre
su
334
ha de conocer perfectamente
pues no
se explicitan
condicin de esposos,
los detalles
del relato
ovidiano,
dos amantes,
ni
su
ni la intervencin de la msica en el
de Orfeo.
cinco
posterior
estrofas siguientes,
al retorno
se
recuerda el canto
Se
la Tracia:
Virgilio:
el Rdope y el Pangeo
Gera.,
<mencionados
juntos
en
en la naturaleza
peas, fieras
i rboles.
(1,
y.
490510>,
Como
en
dentro
de
la particular
imaginera
herreriana
de
lo
335
Adems, en el resto de las estrofas del fragmento estudiado,
se relata
el
cambio de tono
leviore
lyra
de los
1504).
cantos
de
<Met. X,
dio a la gloria de
15
20
25
30
35
336
Parece recoger aqu Herrera su tema favorito de la lucha
entre Titanes y Gigantes,
para
sublimar
victorias
en
la
memoria de
Don
Juan de Austria y de
las
Alpujarras
contra
los
moriscos.
De
sus
nuevo
Gigantes
corresponde
terminologa
definitorias
griegos
cuya
identidad
deducimos
que
le
connotaciones
tanto
de
fuego
Se cierra
como de
luz,
la composicin
145
As la Lira suena,
i love el canto afirma, i sestremece
sacudido i resuena
el cielo, i resplandece,
i Mavorte medroso soscurece.
En el hermoso soneto XXIII:
10
337
traducida
en fuego
en cancin.
El primero
encender
las
como
tratamiento
esquematizan
los
principales
elementos
de
la
conocida
historia:
Garcilaso
Eurdice
Herrera
causa
un coragon endurecido
de la muerte
vida
me tiene puesto
Hades
mi trabajosa
oscura tiniebla
del olvido
Orfeo
olvido..,
condenado,
Garcilaso
fiero
desdn...
trasunto de Eurdice,
crueza...
venganza.
Este
mito de Orfeo:
ms directamente:
a si mismo, y Herrera
El Hades se indica en
338
Garcilaso
pasada
sin metforas:
es su infierno.
metfora
de
la
oscuridad
frente
y lgrimas
se usa repetidas
a
la
Luz,
la
veces
amada
la
por
en Garcilaso
a quien ni se dirige
su propia
con
en Herrera
se refiere
a pedirle
que
elemento
la
concepcin
Petrarca
y Garcilaso.
herreriana
del
mismo
dista
Su petrarquismo no es vital
no cronolgicamente,
de
la
de
sino meramente
sus composiciones
y las
formas mtricas
entre
s;
de
Orfeo
identificacin
nombrndola,
como
hacen
Petrarca
con
la
- 127
su coronacion
,y Garcilaso mediante su personal fusin mtica
con el vate tracio. La poesa de Herrera naca de una labor
cientfica
pero no de la vida128.
339
de Orfeo en la poesa amorosa del sevillano.
que tratar
de introducir
la compleja imaginera
herreriana
en
Luna
que
tiende
sus
fundamentalmente
vuestros
ojos
rayos,
espritus
de sus ojos,
puso
dAmor,
travs
su fuerga
en abrasar
mi
alma134.Esto
conocidos.
Por un lado,
le enciende le lleva
la Luz,
realizacin
el
Sol,
como Icaro135o
de portentosas
hazaas,
Faetn
o mediante
la
como Sisifo137,Atlas138 o
139
Hercules
.Si, en vez de amor, los ojos despiden desdn, el
amante se despea en una calda irremediable, tambin como Icaro
o Faetn,
Ssifo
o Atlas,
140
nueva Fnix, renazca siempre de sus cenizas
Pero, por otro lado, Herrera al mirar a la amada, a la Luz,
le otorga
l,
la belleza
que expresa
ms suprema,
simblicamente
el ser poesa.
Esa mirada de
prdida.
340
Entre
los
poemas
que
expresan ese
triunfo
potico de
descripcin
mitolgicas
la amada,
locus
amoenus
se acude
a perfrasis
80
85
90
un slo detalle,
de la lira
su trgica
muerte.
de asimilar
con las
nociones
de fuego y luz,
tan
341
significativas para Herrera.
Acabamos as con las referencias
de
Herrera que
universo
son verdaderamente
potico.
Podemos
clasificarlas
en
dentro
dos
de su
grupos:
las
a continuacin
otras
presencias
de Orfeo en la
obra del sevillano. Son, sin embargo, meros recursos, muy al uso
en la poca, de ornamentacin o panegrico.
La Elega V del libro
emendados i divididos
mencin a Orfeo,
por l en tres
libros
aporta
una nueva
el poeta pondera la
y de Febo:
Los ojos que son luz de lalma ma
midos vi tornarse con lamento,
la prpura baando i nieve fra.
Vn tierno i congoxoso sentimiento,
con suspiros forgado, fatigava
el pecho donde inspira Amor su aliento.
A la armona i llanto atento estava
el aire, suspendido el alto cielo,
i a mi, junto con ella, se quexava.
Cundo oy tan suave canto el suelo,
aunque tenga de Orfeo la memoria,
i de Febo, cubierto en mortal velo?...
Igualmente
breve
con
el
mismo
grado
menor
de
342
XXXIIX del Libro II.
ro,
dolor,
Orfeo
y la
invocacin
10
lira,
an
constantes,
pese
la muerte,
10
la
de la amada Eurdice:
en
donde se lee:
pura
referencia
ornamental,
dentro
de
un
soneto
panegrico
343
Orfeo. El Soneto a Francisco Pacheco de nuevo responde a la misma
funcionalidad panegirica. Pero no es Pacheco quien se equipara
al hroe mitico, sino el propio Herrera. Afirma que el ro Betis
sepultara
la
a no ser por
la memoria del
10
110
115
344
El
Soneto
personaje,
superado
XXXIV
y de nuevo
el
dolor
tambin un triunfo
10
del
Libro
III
va
dirigido
al
mismo
de su muerte,
vencer
la
envidia
lograr
de la fama:
traducciones
de
Herrera
donde
aparece
Orfeo.
El
siguiente
80
llanto espanto y
345
los mos movieron sombras del espanto
<>.,
debida a Herrera
de la Elega de Fracastoro
a la muerte de Marco Antonio de la Torre41reza:
mas despues Bato quel poeta Tracio
grande tiempo busc, i llor gran tiempo
a su perdida Eurdice robada,
con nada consolar mas sus cuidados
90
pudo, que con el blando canto i ciencia,
siempre, o errasse de Rodopen las selvas
altas, o en ondas dEstrimon desierto,
lacompa la Musa, siempre al ombro
pendio la eburnea lira, diestra en numeros,
95
el siempre contemplava el orbe inmenso,
i el ornato del orbe i las estrellas
con puras lumbres, i los grandes mares
vastos montes, i ros sin sosiego,
i todo cuanto al fin pre la tierra
100
cuyo tenor con lei cierta advirtiendo,
poco a poco sinti a su cara Eurdice,
borrarselen olvido, i en vn gozo
mudar la mente triste tanto puede
la forma de las cosas presentadas
105
ablandar i mover todos los nimos!
Recrea el tiempo posterior al descenso al Infierno de Orfeo
y su regreso y, de forma bastante libre respecto a la tradicin
antigua, lo muestra dedicado al estudio y a la contemplacin del
universo acompaado de una Musa. Todo ello logra curarle de su
aoranza por Eurdice hasta el ms completo olvido de ella.
Adems de su poesa, Fernando de Herrera realiza una labor
fundamental como editor de textos.
Herrera trata
al resear
las
346
ms largo y denso, como es previsible, acompaa a las estrofas
donde la ninfa Fildoce teje el tapiz de la muerte de Eurdice
y la reaccin de Orfeo (gloga III,
la identidad
de los protagonistas
y.
Tras narrar
el suceso, apoyndose en
antiguos
antiguos
y modernos
se
acompaados
donde
encuentran
respectivamente
se recrea
Marulo,
de las
el
Virgilio
mito.
y
versiones
Entre
Fausto
los
Sabeo,
al castellano
de
de traducir
al compararlo
a).
con
en el posterior
347
de Reso, y Getas, y Ebro, y Oritia.
l su doliente amor en dulce citara
consolando, cantaba en la ribera
sola consigo, a ti su dulce esposa,
a ti viniendo el da, a ti partiendo.
Entr tambin de Tnaro en las cuevas,
altas bocas y pasos del infierno,
y el bosque oscuro con el negro miedo.
Y a los manes lleg, y al rey tremendo,
y aquellos corazones no enseados
por los humanos ruegos a amansarse.
Vuelta vena a la regin superna
Eurdice, siguiendo el paso suyo
(que dado les haba esta ley Prosrpina>,
cuando enga al amante no bien cauto
sbito error de perdonarse digno,
si algo supieran perdonar los maneE;
par, y casi en la lumbre ya a su Eurdice
mir, do fue todo el trabajo vano,
y del cruel tirano los conciertos
rotos...
...
ni lo dej el portero del infierno
ms pasar la laguna all presente.
Dicen que sin cesar l siete meses,
todos debajo de un excelsa pea,
llor a las ondas de Estrimn desierto.
No
queremos
acabar
estas
breves
notas
sobre
Orfeo
en
15
348
30
no va a tratar
centrarse
en
destinatario
las
de asunto
virtudes
blico;
y
el
las
su lira:
Musas y Orfeo
s,
al
de Tarifa,
del poema.
10
de la Edad de
Oro, la inclusin del ro como centro espacial de la misma143
con la tpica invocacin al Padre Rio, la referencia a la crecida
349
de su curso por las lgrimas que vierte el poeta, a los suspiros
que se lleva entre sus olas <lo que est muy cercano a las voces
de la cabeza desgajada
y, por ltimo,
la mencin a rboles
y sobrenatural,
mucho
lugar
Sevilla
a mi
tras
en algunas ediciones
tormento.
haber
La gloga,
dejado
su
Se puede
escrita hacia
amada
Cintia
en
1567
en
Salamanca,
10
tpicos de la literatura
del
Tormes
junto
buclica,
Cintia.
En
momento
determinado
la
350
por ti mi mal y mi gemido embio,
y responde a mi llanto triste el ro.
Suspiro amargamente y llamo: gintia!.
Resuena al canto mio
el monte y prado y bosque atento: qintial.
140
En conclusin,
En primer
como postulaba
la doctrina
del
sacerdote
cantor Orfeo
que,
neoplatnica,
Busca, as,
con una
la
inspirada
a la vez,
magnificar
aquella.
para
lugar
y en un plano ms
personal,
el
poeta
351
inspiracin
de una msica,
figura de Orfeo.
No
Garcilaso
ni una personal
fusin mtica
ntima
como
en
a vivir en Orfeo.
8. Juan de Arguijo:
Es Juan de Arguijo <1567-1622>1el ltimo poeta sevillano
del grupo que tuvo en Herrera su mxima expresin. Con l acaba
una prctica
potica,
sin continuidad
potica ms cercana,
la de fundir
Desoye as
la mitologa
con
Arguijo
se decanta
casi
siempre por el
soneto.
Precisamente
en
esta
forma
estr6fica
dedic
cuatro
352
uno de
presenta
como
completamente
desde
gusto
por
polisndeton
por la
el
exquisito
cuidado
y, especialmente,
de
los
adjetivos,
el
concienzuda colocacin
de los acentos,
segn estudi
la
propia
emocionalidad,
pues
no
lo consigue tampoco
la
~353
en el subjetivismo.
Segn vimos en el capitulo correspondiente,
este soneto
y algunos
tradicin
sintagmas.
Pero
los
de Mendoza le presta
el sintagma
Francisco
en una
de Aragn de Hurtado
Garcilaso,
dos se enmarcan
llanto,
el
la frmula
inicial
famoso Soneto
canto,
tanto,
la traduccin
XV de
espanto y
del Maestro
la fe ardiente
El segundo
y pura,
soneto
se encabeza
con
el
mismo
regreso a su tierra:
Desiertas selvas, monte yerto i fro;
Rdope, quen el cielo tocar osas;
vosotras, de Estrimn ondas hermosas,
a quien vencer presume el llanto mio.
Seris testigos, largo tiempo fo,
de mi dolor i quexas lastimosas,
que en vano esparzo al aire i con piadosas
vozes al rey del lago oscuro envio.
Assi cantando llora el Tracio amante,
i a sus blandos acentos enmudece
el viento, i lagua su corriente enfrena.
1 enternecidas truecan el semblante
las fieras, corto alivio, mientras crece
del ya perdido bien la justa pena.
354
Los dos cuartetos contienen en estilo directo las palabras
de
Orfeo
dirigidas
toda
la
Naturaleza:
selvas,
monte
dirigir
Plutn
en
su
queja.
Los
tercetos
cambian
la
el viento y el
El siguiente
soneto,
alteran
ro se
calman,
las
su semblante.
ms preciso:
A Orfeo
pie
la
escena
del
despedazamiento.
Los
cuartetos,
en
muerte
de su
cantor.
Se
sealan
los
distintos
elementos
355
Rdope, Pangeo, Ninfas del Olmeo, es decir,
tracio
literario,
sin
perderse
en
lo ms autnticamente
generalizaciones.
Los
el universal
rfico.
Tras el trptico
mtico
argumental
Hurtado,
el
el
de
titulo
poeta,
Grecia:
expositivo
del soneto:
Anfin
harto
este
la
es precisamente
cantor
anterior,
admirablemente
de la msica (ste
De la msica)
y,
conocido
siguiendo
desde
un
a otro
esquema
Garcilaso146 y
356
intensificando
final,
que en
repitiendo
lo que expresaron
en la Naturaleza.
Garcilaso,
sino existencial,
formal que en
de carcter
no ertico
bella.
Baltasar Gracin consider este soneto modelo de acierto
expresivo y erudicin bien aplicada y, como tal, lo incluy en
147
su Acudeza y Arte de ingenio,
(II, Discurso LIX)
.Leandro
Fernndez de Moratin tambin lo seleccion en su antologa de
sonetos espaoles. Desde entonces ha sido tenido en gran estima
por la crtica.
Adems de estos cuatro impecables sonetos, Arguijo dedic
otro a un personaje de cualidades similares a las de Orfeo,
Ann.
aventura
En
los
primeros
once versos
se describe
su
clebre
habitantes
mar. El terceto
final,
recoge la tradicin
miticos del
357
vituperar la avaricia:
lo
60
se recrea
una escena en la
358
10
la
ciudad de Xerez
Eutichio i Esteuan
35
51
9. La Fbula mitolgica.
En
los
separada
captulos
el
tratamiento
renacentistas.
tres
anteriores
hemos
ido
viendo
de
forma
poetas
fbulas
mitolgicas,
intenciones,
pertenecientes
muy distintas
en cuanto
forma e
atribua
el
merito,
compartido
con Hurtado de
de
amplificatio
reductio
potica
desde
la
359
Si bien Jos Maria de Cossio149,apoyndose
neoclsico
lrico
en el criterio
de carcter
poemas breves,
hibrido
e inclua
en l
desde romances a
debemos considerarla
canto
el tono,
pico extenso
recursos
los
tpicos,
la estructura,
los
retricos50.
El portugus
S de Miranda
en medio de una
gloga pastoril,
narrativo sobre
autor
reales;
un excursus
su muger en coplas
de Orpheo en octava
rima.
a) Francisco S de Miranda (14811558> introdujo
italianos
en Portugal,
Junto a estrofas
petrarquescas,
a la manera antigua,
elegas
los metros
glogas.
cultiva sonetos,
En
su
gloga
canciones
Fabula
do
1595,
trata de
descendiente de
360
Hrcules. ste desdea el amor pero, al penetrar en un bosque
maravilloso,
su sufrimiento,
de
injerencia
Poliziano
<de
quien
crea
Cossio
amada.
que
Ambos
poetas
proceda
la
Aunque anterior
la Fabula do Mondego
compartieron
un
mismo
espritu
renacentista,
como ha recordado Antonio Gallego Morell154
Adems, tienen en comn la metamorfosis del amado en agua, como
en
el
soneto
llorando,
XI
garcilasiano:
convertido
en
agua
aqu
Abundando en ello,
Earle,
en su monografa
sobre el autor
155
portugus
,indicaba que no es gratuita la interpolacin y
analizaba las similitudes entre la historia de Diego y la de
Orfeo. Al mirar a la ninfa desnuda, Diego rompe la armona del
361
bosque y es castigado
Eurdice
ocasiona
desesperacin
tierra,
por ello.
su
quisiera
Igualmente
prdida
la mirada de Orfeo a
irremediable.
Diego
en
su
220
que repiten
la estructura
de catorce
que la de Boscn,
siguiendo
la versin de S de Miranda
un nico modelo.
El poeta portugus
el fragmento en distintos
A. Muerte
de Eurdice
(y.
de forma personal.
episodios:
295-308>:
Sin presentar
a los
in medias res
La causa de este
es la pasin desenfrenada
de
al
<gloga III,
y.
245>:
la invocacin al
362
300
305
B.
Discurso
siguientes
de Orfeo
(y.
309-365):
contienen el discurso
Las
cuatro
de Orfeo en estilo
estrofas
directo.
Es
entre
dirigirse
tracio
la
sigue,
cruz
ferocidad
muertos
la
Estigia
en la
no
ser
hasta
despus
de
super
la
del Cerbero.
pauta
elementos
de
Ovidio,
pues,
aunque
de aqul justificacin
Amor, no en la avaricia
o lascivia;
contiene
casi
todos
los
de un plazo mayor
363
como en la magistral peroratio de Ovidio, ya analizada. Adems,
descubrimos en algunos pequeos detalles la huella de Virgilio:
al invocar a las sombras y no a las divinidades del Hades, recoge
el Umbrae ibant
tenues
la clausula concesiva
recuerda
el
simulacraque
scirent
si
ignoscere
<y.
Manes
(y.
489) .
315
320
325
330
335
Las
<y.
de la reelaboracin
de Eurdice:
310
472>;
<y.
comparaciones naturalistas
de Poliziano:
luce carentum,
364
que os muestra Amor, por m piadoso, y ruega.
Que no me trae ac codicia estraa
de los vuestros tesoros encubiertos,
no loco atrevimiento y no maldad
despiar los caminos y los puertos
escuros, quel gran lago Stigio baa;
treme solo amor, trae piedad;
y si tal crueldad
en estas partes se usa
que no me valga escusa,
que no me valgan lgrimas ni ruegos,
sombras, que os is por esos aires ciegos,
que ya de mi la mayor parte huvistes,
a fuegos o sosiegos,
porqu una no quereis, otra quesistes?
No me lo hayais echado a presuncin,
mas a gran cuita, que me trae y gua
damor forzado y de su llama buena,
si ac de amor conocimiento havia:
no s que ya desto oime, a tal sazn
que del gran nombre suyo oyera apena,
all suso se suena
el como, donde y quando.
Aca bax llorando
Ceres, aca buscando
su dulce fija bax, que satisfecha
bolvi <siquiera en parte> desta estrecha
pena. Respire aqu.
Mi mal que os aprovecha?
Del bien que os cuesta ms: el no quel si?
340
345
350
355
360
365
C.
Orfeo en el Hades
<y.
La referencia a
Furias
Virgilio:
Cerbero
implexae
se
describen
crinibus
angues
<y.
siguiendo
4823>,
el
Eumenides,
pero,
pasaje
de
tenuitque
en cambio,
el
365
completo,
como
el
de
Ovidio.
pesar
de
ya
haber
Orfeo
lo que ya ha desarrollado
previamente
en su discurso
en
estilo directo.
Al son de las palabras piedosas
daquella lira dulce y voz divina,
que de su mano Amor todo acordara,
todo enternece por donde encamina
baxaron las sus crines espantosas
las tres hermanas, blando se le para
Caront: sin vela o vara
pas sin remos la barca segura,
de fea catadura;
por tres bocas uviando el can Cerbero,
oyendo al dulce, oyendo al lastimero
llanto, llor dexando aquella puerta,
de que era antes portero
tan duro, por piedad al viento abierta.
Estuvo luego queda aquella rueda
del Centauro atrevido; las hermanas
nietas de Belo, ninguna acudi
al vano oficio, quedas las manzanas
de Tntalo, la su agua estuvo queda,
su sed, su hambre, todo se aqued
el buitre no trag
de Ticio las entraas.
Vino a las soterraas
casas de Pluto, palacios reales,
tai, cant, llor tan bien sus males,
que Eurdice le fue dada con ley
que en reinos infernales
no mire atrs, ansi le plugo al Rey.
370
375
380
385
390
D.
Segunda
prdida
de
Eurdice
(y.
394407>:
Por
la
no se fie nadie
366
dl.
ya que dos
395
400
405
la ltima estrofa
Orfeo se alza
en su dolor y, dirigindose
angustiosos
quejndose
razonamientos,
de la
inutilidad
de su
ms
critico,
para
engarzar
as
dejndola en eJ.
con
410
los
mismos
367
Los dones mal seguros
por dems alcanzados,
en reinos nunca usados,
dezia ni a merced ni a piedad
sabeis qual es firmeza y qual verdad,
ver bien con que intencin otre os of iende.
Amor y humanidad,
qual es tanto cruel que tal defiende?
415
420
b)
1580?),
El
licenciado toledano
Sebastin de Horozco
(1510
compuso adems de
Quistin entre
se
indica
de
dnde
mencionan principalmente
procede
la
materia
mitolgica.
Se
368
muchas veces tomar el atajo de la glosa de Nez a los versos de
Juan de Mena:
infierno
quando al
lo traxo el amor.
La
Fbula
de
Orpheo
Eurdice,
su
muger
es
una
de
Miranda,
comienza
este
poema
de
Horozco
con
la
10
15
20
Estraa y maravillosa
fue la msica de Orpheo,
porque siendo tan gustosa,
en el mundo no abia cosa
que diese tanto deseo.
Y quando acaso taa
o tocaba su vigela,
a los ros detena,
y a los brutos atraya
estando todos en vela.
A las piedras provocaba
trayndolas a su son,
a los rboles forgaba,
a las gentes encantaba
y pona en admiragin.
Haza gesar los vientos,
y los cursos naturales
confundir los elementos,
y estar todos muy atentos
bombres~ aves y animales.
Dems desto era esgelente
369
y hombre de mucho valor,
muy docto, sabio y prudente,
retrico y eloquente
y muy famoso orador.
25
B.
30
35
C.
describe
quien
se
confunde
con
~Euristeo.
La
de Aristeo,
intervencin
de
este
dicendi:
diz que,
improvisa
40
370
diz que pis sin sentillo
quien la mordi en un tobillo,
que fue una gran culebra.
Luego desta mordidura
envi sin dilagin
el cuerpo a la sepultura,
y el nima a la hondura
de los reynos de Plutn.
45
50
D.
Descenso
al
Hades
<y.
5170>:
Las
cuatro
estrofas
a Eurdice.
El poeta,
leyendo a
pero si se
efectos
los habitantes
del
Hades, sino que alude a ello de una forma general: todo tormento
cesaba; ninguna nima penaba.
55
60
65
70
371
a Plutn y a su esposa, pero incumple la condicin de no mirarla
y por ello la pierde definitivamente:
Los dioses tambin ovieron
con su msica plazer,
y por tanto se movieron
a le dar, como le dieron,
a Eurdice su muger.
Con tanto que no volviese
Orpheo la cara atrs,
porque si esto hiziese
por lo mismo la perdiese
sin poderla cobrar ms.
As que yendo con ella
muy alegre y muy contento
volvi la cara por vella
luego fue privado della
en ese punto y momento.
Y queriendo muy de vero
tornar a la recobrar,
gerr las puertas Qervero,
que es el infernal portero,
no le consintiendo entrar.
75
80
85
90
este
poema
no
muere,
pero
se
queda
sin
amor
por
su
95
372
de Euridige su querida,
en forma sobre un collado
hizo voto de su grado
no allegar a otra en su vida.
100
(que
conceptual
de
poetas
como
Garcilaso.
Pueden
por el contenido
moral de las
159
mismas
Adems
373
y all va tras cada querda,
pero vive consolada
quando despus se le aquerda
de merged tan sublimada.
Ruego a Dios que cada da
se destiemple ms que va,
porque goze estalma ma
de la harpa, pues que ya
no puede de quien la emba.
c> Juan de Coloma
(h.1586>60,poeta
de Njera,
otras treinta
1554161.Junto
a esta
y cuatro suyas:
composicin,
y veintids
incluyen
la traduccin en quintillas
se
dobles
tres canciones
sonetos.
La historia
y estructurales
de Boscn <introductor
Rima>,
ni
la cancin
coplas reales
petrarquesca
de Castillejo
de los preceptistas
de la octava real
en su Octava
de S de Miranda,
ni las
Lpez Pinciano,
Carvallo o Cascales,
ni se
374
Hurtado de Mendoza, Juan de la Cueva, Hernando de Acua, Juan de
Juregui, ect162 Adems, el poema de Coloma recoge otros
elementos esenciales al gnero: una organizacin interna, unos
tpicos y unos recursos ornamentales.
Analizaremos estos
aspectos dividiendo
el poema
en
sus
secuencias narrativas.
A. Ritual Introductorio <14>: Las cuatro primeras estrofas
constituyen
introductorio
de la
En
la cuarta octava se
anticipan las
repite
la
frmula
para
cantar,
para
que
cante.
La
375
Levanta musa el flaco entendimiento
para cantar el caso dolorido,
de cuya pena grave y sentimiento
el llanto de las peas fue sentido,
y el duro pecho descuchalle atento
en la salvaje tierra enternescido,
los immovibles arboles mudados,
los centros de la tierra penetrados.
Mas porque quanto puedes no podra
favorescerme, aquel favor faltando
de la que ha levantado ellalma mia
al cielo, nuevo ser en mi formando,
oh tu, seora, enderega, mueve y gua
con tu favor mi estilo levantando,
a do se muestre bien con larga vena
que no le as empleado en obra agenal.
A ti, seora, a quien tal ha criado
tan sola aca entre todas la natura,
que poder nuevo muestra avelle dado
el Sumo Hazedor, que de su altura
quiso que nos mostrasse aca el traslado
de lo que tiene ala con tu figura,
a ti pido un estilo peregrino
que por mi escuridad abra camino.
Levante aqui mi estilo y mi sentido,
seora, tu favor para que cante
de Orfeo, que de amor se vio herido
y remediado dl, y en un instante
por grande desventura el bien perdido
y recobrado por el firme amante,
e tornado a perder muy brevemente,
doblando el bien passado al mal presente.
10
15
20
25
30
las
cualidades
musicales
de
Orfeo.
En
las
tres
376
poeta pinta el enamoramiento de Orfeo y Eurdice.
C.
Boda
de Orfeo
y Eurdice
(1114>:
Coloma
sigue
la
Muerte de Eurdice
virgiliana
(15-19>:
Coloma sigue
la versin
Descenso
constituye
de
Orfeo
el punto central
al
Hades
(2036>:
Este
episodio
pero stos
solan
377
incurrir en ellos. Cuando la materia que estaban narrando cobraba
un inters especial, el poeta llamaba la atencin del lector con
recursos como la interrogacin retrica o la apstrofe. Coloma
quiere destacar el terrible dolor de Orfeo tras la muerte de su
esposa y, adems, preparar el largo pasaje del discurso. De nuevo
con el tpico de la captatio benevolentiae duda de su capacidad
para emprenderlo.
b. Inicio del camino (2224>: La primera octava resulta una
de las ms bellas, adornada con el recuerdo de Garcilaso (gloga
III, y. 139: al triste reino de la escura gente) y la anfora
del segundo cuarto. Se va preparando el momento de la alocucin
del vate.
c. Discurso (2533>: El fragmento de la versin ovidiana que
recoge en estilo directo el parlamento de Orfeo ante los Reyes
del Hades ha sido gua de muchas reelaboraciones del mito. Coloma
igualmente
sigue
la
falsilla
de
la
tan
bien
estructurada
aqu,
entre los
Yxin, Tntalo,
Ticio, Ssifo,
378
F. Recuperacin y nueva prdida de Eurdice (3742):
Las
el
que
se
aluda
la
intervencin
de
Cupido
en
el
tierra,
tras
rodeado
especifica
de
su fracaso.
multitud
Coloma,
donde
Orfeo aparece
de
rboles
canta
su
en lo alto
cuyo
amor
del
catlogo
no
Eurdice.
Se
amor.
H. Muerte de Orfeo y reencuentro
Coloma,
al contrario que
concluye con el
dolor
(4749): La versin de
la de S de Miranda y Horozco,
de Orfeo
tras
la
segunda prdida
no
de
(gloga
1,
y.
407:
sin
miedo
sobresalto
perderte?>.
385
49
de
379
por las ondas, y ansi junto navega,
y el cantar lo que suele dulcemente
la muerte aun a la lengua fra no niega.
Ellalma baxa luego en continente
y a la presencia de su diosa llega,
y en fin, aunquen infierno, est con ella,
sin miedo y sobresalto de perdella.
390
estos
tres
poemas,
cuyo
estudio
debe
estar
enmarcado
165
se
380
de contrafaccin de la poesa garcilasiana ha ampliado los ya
clsicos de Dmaso Alonso17Sr Bruce W. Wardropper17 1y ha puesto
en conexin este proceso con la tradicin alegrica que, desde
la AntigUedad pagana y cristiana, buscaba un sentido ms profundo
en las fbulas mticas.
A partir del Concilio de Trento <154564), se intensifica
el
inters
por
convertir
la
en
sagrada,
devotas y literarias,
mi estado
nosotros
de Lope de Vega,
por
ejemplo;
y el
mstico
-que
que se
381
del mito de Orfeo a cada paso. Veamos ahora si los versos que
entonces analizbamos han sido objeto de alguno de los tipos
anteriormente diferenciados de contrafacta. Sabremos as si los
contrafactistas han obviado las sugerencias al mito o si se han
servido de ellas para expresar motivos religiosos por medio de
la alegora, como hemos visto que era frecuente en el medievo.
a>
Contrafacta didctico-morales:
Tamayo y Vargas en su
olvido.
Su
a lo divino.
382
Garcilaso haba slo sugerido por medio de perfrasis. Los dos
primeros
cuartetos
mantienen
la
estructura
condicional
del
Pero
de
Garcilaso,
que
la
imprecacin
cuarteto.
fusin
de
los
dos
ltimos
versos
del
segundo
entre
la
desventura
de poeta
y hroe
se rompa,
la
mencin a Dios,
parece claro
que
y aun sin
en vanidad passada
est
383
hablando de una actitud contraria al amor de Dios. Por esto, se
inserta dentro de los sonetos que Gale denomina de penitencia.
Se aleja mucho de Garcilaso,
oviera
convertido,
que
en
Garcilaso
se
que mil
hace
ms
la
no se
15
384
25
945
muy
distinto
al
de
la
gloga
de Garcilaso
Silvano,
el
del alma:
De qun desvariadas
Crdoba se refiere
que
tantocanto,
lirayra.
Las
sobre el
385
la hiprbole rfica, pero no. capta el contenido profundo de la
misma.
No
supo
ajustar
su
eleccin
dicho
contenido,
1165
de la Naturaleza,
200
205
210
386
La escena ha variado. Ya no es la orilla del idlico Tajo,
sino la ladera del monte Calvario. Cristo en su tormento en la
cruz increpa al alma desagradecida, la nica que no se conmueve
de su sacrificio. Los tres elementos que suelen aparecer como
objetos de transformacin en los relatos de la fbula de Orfeo:
piedras, rboles y animales <~k
contrafactador
el
quiere
mantener
tono
garcilasiano,
pero
dolor
de
Orfeo.
Aqu
lo
que
hace
que
el
csmos
El
relato de
la
Pasin
(Mat.
27,
514>
narra
los
cono hemos
de Crdoba
le obliga
omitirla
por
387
completo
Climene
en
y
su
Nise
composicin.
son
ahora
Las
las
ninfas
cuatro
Fildoce,
virtudes
Dinmene,
cardinales:
el correspondiente
al
a lo
los misterios
cristianos.
mito
en
el
medievo
que
388
Algunos autores de poemas religiosos se sirven de versos
sueltos
de
intercalan
Garcilaso
en
contraf acta
sus
y,
aprovechando
composiciones.
didcticomorales,
su
su
popularidad,
diferencia
intencin
no
los
de
los
slo
es
es el
soneto
fieros
5-6 si
tigres
convertieron
de
penitencia
y,
al
igual
que
Orfeo,
su
llanto
de
389
contricin en el desierto atraa a los animales. Sobre el esquema
de unos versos que describen a un personaje mitico en unas
circunstancias concretas, se disea el retrato de un Santo de la
AntigUedad con atributos muy parecidos. Se aprovecha no slo la
afinidad
entre
los
significantes
sino
tambin
entre
los
significados.
Del mismo soneto XV se toma en otras ocasiones el y. 11: un
corazn conmigo
personificacin
endurecido
final
que en Garcilaso
responde a
la
Se cruza
poetas
religioso:
msticos
se nutren,
en la bsqueda
de un
390
capitulo.
Previamente
poesa
de
San
hay
contrafacta
mstico
de pasajes
lo largo
de
la
pueden detectar
su consecucin;
la
enamorados;
noche
como
momento
de
encuentro
de
los
la
de
elevacin hacia
Dios,
etc.
Estos
dos ltimos
_______
se da
los amantes y
el
391
el silbo de
estado con
dos extraordinarios
msica callada
la
y acertados oximorones:
soledad sonora
de confusin entre
la
el
181
a San Juan
,senal las coincidencias de estas estrofas con el
comienzo de la Ode ad Florem Gnidi de Garcilaso: la rima lira
1 ira; el desarrollo de los mismos elementos de la Naturaleza:
vientos, mar, montaas, fieras; la dualidad lira y canto.
Destacaba tambin el papel transmisor que entre los dos
autores desempea el comienzo tambin en liras del poema A
Santiago de Fray Luis de Len (1527~1591)82:
392
debemos
recordar,
siguiendo
las
frecuencia
con
enseanzas
devocin
Cristbal
la
de
mxima
de
expoliare
aegyptios,
Adems,
por
su talante humanista,
era
grande
su
18 del
1165
393
en este contexto, donde se trata de cuidar el sueo de la amada,
tambin el aspecto de Orfeo de fiel esposo, que busca despertar
a la amada de su sueo eterno; y tambin la mencin a vencer los
miedos de las noches veladores con el descenso del tracio a las
oscuras regiones. Otros elementos del mito aparecen diseminados
en San Juan como el canto de Filomena en la ltima estrofa del
Cntico.
Si San Juan lleg en estas dos estrofas del Cntico al mito
de Orfeo fue a travs de la Ode ad Florem Gnidi y la gloga II
de Garcilaso y de la oda A Santiago de Fray Luis. No parece
haberse servido de las otras referencias al cantor mitico que se
contienen en la obra de Garcilaso. No le ayud la versin de
Sebastin de Crdoba que elimina de los versos de Garcilaso toda
mencin a Orfeo para transmitir su enseanza religiosa sin mezcla
de elementos paganos. San Juan expresa un profundo sentido con
la ayuda precisamente de esos elementos no cristianos.
11. Conclusiones:
En cada uno de los epgrafes de este capitulo hemos incluido
una conclusin, pero ahora recordaremos brevemente lo que all
sealbamos. En el siglo XVI muchos poetas consagran obras al
mito de Orfeo. El Leandro de Boscn intercala en el curso de
la narracin de los amores de Hero y Leandro una larga digresin
sobre el episodio virgiliano de Orfeo y Eurdice. Su mrito, ms
que en sus valores poticos, reside en su funcin introductoria
de este mito en un poema narrativo.
394
Garcilaso es el poeta que ms se identifica con Orfeo. A lo
largo de su Cancionero va creciendo esa comunin desde las
alusiones ms convencionales en el soneto XV cuyo huella hemos
rastreado en Hurtado, Arguijo o Herrera o la Ode ad Floren
Gnidi
ejemplo tan
imitado de
una
eternizante
de la palabra
henos
ido
analizando
ejemplos
de
materia
un verdadero escultor de
sonetos mitolgicos
que
.
,
395
Las composiciones de S de Miranda, Sebastin de Horozco y
Juan de Colona constituyen tres ejemplos de fbulas mitolgicas
muy
dispares
Leandro
entre
de
Montalbn.
Boscn
pero
los
que
forman
Orfeos
el
barrocos
puente
de
entre
Juregui
el
y
los
del
mito de
contenidos
simblicos
Orfeo,
como
el
los
vaciamiento
descubiertos
en
en
ellos
de
poetas
396
3. En su articulo Boscn and the classics, Comparative
literature, 3, (1951), p. 97-118 seala algunas deudas de Boscn
hacia la literatura clsica. Por ejemplo, en el Libro 1 la
composicin Hospital de Amor es un remedo del Remedia Amoris
ovidiano y a sta le debe muchos pasajes; en el Mar de Amor se
recuerda la muerte del cisne del mismo modo que en Heroidas VII.
En el Libro II la pintura que se hace de Cupido en la Cancin
Despus que perd la dulce livertad. . . responde a Metamorfosis
1, y. 46871. En el Capitulo el episodio del sacrificio de
Ifigenia bien pudo tomarse de Eurpides, o de Plinio, Quintiliano
o Higino; en la Respuesta de Boscn a Hurtado de Mendoza, otra
vez se ve la huella de las Metamorfosis, adems de la fundamental
de Horacio y Tibulo y, por ltimo, en la Octava Rima hay ecos
de Cicern.
4. Las obras de Boscn y algunas de Garcilasso de la Veaa
repartidas en auatro libros, Barcelona, Caries Amoros, 1543. (ed.
facsmil de la Biblioteca Nueva hecha por el procedimiento
Manual, en los talleres offset, de San Sebastin, el 10 de Mayo
de 1936). He consultado la edicin de William 1. Knapp, Las obras
de Juan Boscn repartidas en tres libros, Madrid, Librera de M.
Murillo, 1875; la edicin crtica de Martin de Riquer, Antonio
Comas y Joaquin Molas, Obras poticas de Juan Boscn, Barcelona,
1957; y, recientemente, la de Carlos Clavera en Barcelona, PPU,
1991.
5. Cfr. Reichenberger, A.G.., Boscns Epstola a Mendoza, HR,
17, (1949), p. 117.
6. Ed. facsmil cit., fols. lxxiiiicxviii.
7.
MLN, 65,
(1950), p. 37983.
397
preocup vivamente de acceder a las fuentes clsicas encargando
a amigos y colaboradores traducciones castellanas, como por
ejemplo La Eneida, por parte de Enrique de Villena, o la obra de
Pierre Bersuire, que se llam Las Morales de Ovidio. Como ya
indicamos al referirnos a Boccaccio, Santillana en su Proheniio
incluye a Orfeo entre los filsofos de la Antigua Grecia y alude
al poder de su msica. Pero en su poesa la presencia del vate,
si bien bastante numerosa, cualitativamente no deja de ser
superficial y tpica. Adems de la estrofa citada de El Infierno
de los enamorados, Orfeo aparece en el Dilogo de Blas contra
Fortuna, donde el confusionismo mitolgico es grande pues se
presenta al Can Cerbero otorgando la libertad a Eurdice y no al
dios Hades o Plutn.
Do cantando tae Orpheo
el sa~erdote de Thragia,
la lira con tanta gra9ia,
ca se cuenta su desseo.
Yo s obtuuo de Qerbero,
libertando,
Erdige;... <estrofa 164)
En la Comedieta de Ponca se alaba de una forma muy convencional
a un personaje de la corte. Se comparan sus virtudes a las de
personajes bblicos, como Absaln, y mitolgicos, como Orfeo:
...
non me piensso Orfeo tanta perfecgin
obtuvo del canto, nin tal sentimiento;... (estrofa 34)
En la Defunssin de don Enrrique de Villena hace lo mismo:
Mas yo a ty slo me plaze llamar,
o githara dulge ms que la dOrfeo
que sola tu ayuda non cuydo, mas creo
mi rstica mano podr ministrar. (estrofa 3)
En el Degir lrico 1 se pide la ayuda sobrenatural, la de
Calope, madre de Orfeo, y la del instrumento de su hijo, para
alabar mejor a una dama:
Calope se levante
e con la farpa dOrfeo
vuestras virtudes cante,... (estrofa 1)
En el Doctrinal de Privados hay una expresin negativa del arte
de Orfeo: Aristtiles non creo
sinti de Filosofa,
Euclides de Geumetria,
nin del gielo PTholomeo
qunto deste devaneo,
si queredes bien mirar,
yo vos puedo demostrar,
fin de la Msica Orpheo. (estrofa 15)
Vemos, tras este recorrido, como las menciones a Orfeo por parte
de Santillana no se salen del tpico panegrico convencional de
la poca, aunque demuestra una gran conocimiento de su figura,
al que dibuja principalmente en su faceta de sabio y msico y,
en menor medida, en la de amante desgraciado. (Cito por Poesas
398
comnetas, Madrid, Alhambra, ed. M. A. Prez Priego, 1983).
10. Cito este texto por la edicin preparada por Bartolomeo
Calvi, P. Vergili Maronis, Georqicon, Tormo, Societ Editrice
Internazionale, 1966.
11. Boscn and the classics, art. cit.
12. Casticrlione y Boscn. El ideal del Cortesano
Renacimiento esnaol, Madrid, Anejos de BRAE, 1959.
en
el
,
.
399
historia, sino el propio narrador quien se permite una erudita
comparacin entre la actitud de algunos de ellos y la que sufri
el cantor y le llev a la muerte.
Seguimos la traduccin de Boscn en Madrid, Compaa Ibero
Americana de Publicaciones, 1930. Para la influencia de El
Cortesano en la redaccin del Leandro, vid. Otis H. Green,
Boscn and 11 Cortecziano. The Historia de Leandro y Hero,
Thesaurus, 4, (1948), Ps 90101.
14. Marasso, A. Juan Boscn Estudios de literatura castellana
Buenos Aires, 1955, p. 1-34,
seala el acierto de esta
amplificacin, tomada de Eneida, VI, 595, pues parece reflejar
el sosiego universal del pitagorismo y el orfismo. En cambio, el
endecaslabo de Ixin destruye la belleza de su modelo. Cree
tambin que pudo inspirarse en el Orfeo de Poliziano (y. 233.
264)
15. El ruiseor de las Gergicas y su influencia en la lrica
espaola de la Edad de Oro en La tradicin clsica en Espaa
Barcelona, Ariel, 1975, p. 100-17.
16. A propsito de este final virgiliano y ampliando lo que ya
indicbamos del tratamiento del mito en Dante, podemos recordar
como sealaba Edward Moore en Studies in Dante. Eirst Series
Scrinture and Classical Authors in Dante, Oxford, At The
Clarendon Press, 1896, p. 20-1, 177-8- cmo es aprovechado por
Dante para demostrar su cario hacia los clsicos y especialmente
hacia su gua en el Ms All, Virgilio. Cuando al cruzar la
frontera del Purgatorio, tienen que separarse Dante y Virgilio,
aqul le dirige las mismas palabras que Dido en la Eneida, IV,
23, conosco i segni dellantica fiamma. Pero Virgilio ha
desaparecido, entonces Dante repite con nostalgia y amor tres
veces su nombre, colocndolo en el mismo sitio que el propio
Virgilio en Gergicas coloca el de Eurdice, cuando narra el
lamento de Orfeo al perderla en el Ms All:
ma Virgilio navea lasciati scemi
di s, Virgilio dolcissimo patre,
Virgilio a cui per mia salute diemi
(Purgatorio, 30, y. 4951)
volveret, Eurydicen vox ipsa et frigida lingua
a miseram Eurydicen anima fugiente vocabat,
Eurydicen toto referebant flumina ripae (y. 5257)
400
19. La historia de Leandro y Hero e 1ottava rima di RoscAn en
Studi di storia letteraria italiana e straniera, Livorno, R.
Giusti, 1895, p. 385410.
20. Estudios sobre la lenaua potica de Boscn. La edicin de
1543, Zaragoza, UniversidadLibros Prtico, 1982, p. 41322.
21. Menndez Pelayo aporta un buen elenco: Garcilaso: Passando
el mar Leandro el animoso, Gutierre de Cetina: Leandro que de
amor en fuego arda, Juan Coloma: En el soberbio mar se via
metido, Montemayor: Leandro en amoroso fuego arda, Acua: De
la alta torre al mar Hero miraban, Aldana: Entre el Asia y
Europa es repartido, Sa de Miranda: Entre Sesto y Abido en mar
estrecho, Camoens: Seguia aquella fogo, que o guieva, Herrera:
Cuando el osado Leandro, Lope de Vega: Por ver si puede en su
furor deshecho y un largo etctera.
Francisca Moya del Bao exhum de la Biblioteca Nacional de
Madrid una Comedia de Hero y Leandro de Mira de Amescua, op. cit
151211, adems de publicar una completa antologa de textos
referidos a este mito.
Para el caso particular de Bocngel, cfr. el inteligente
articulo de Gonzalo Fontana Elboj, Algunas notas sobre la
relacin entre Boscn y Bocngel en sus poemas de Hero y
Leandro, Cuadernos de Investigacin Filolgica, 15, (1989>, PS
7186, en el que el autor demuestra que Bocngel no se bas en
Museo (como sealaba Menndez y Pelayo), sino en Boscn porque
le sigue en los fragmentos en que el cataln se aparta de Museo
y adopta fuentes latinas como las Heroidas o las Metamorfosis
22. Pedro Cceres: Introduccin al libro II de las Obras de
Gregorio Silvestre, Lisboa, Manuel de Lyra, 1592. (Cita tomada
de Gonzlez Palencia y Mele: Vida y Obras de D. Diego Hurtado de
Mendoza, Madrid, Instituto de Valencia de Don Juan, 194143, III,
p. 1101, quienes hacen hincapi en la lnea continuadora de ese
tipo de fbulas, iniciadas por el Leandro de Boscn, en el
Adonis, de Hurtado de Mendoza>.
23. Gustavo Correa, Garcilaso y la mitologa, kW, 45, (1977),
p. 26981. Joan Cammarata, Mythological themes in the Works of
Garcilaso de la Vega, Madrid, Porra Turanzas, 1983, que
establece una detallada clasificacin de las distintas funciones
de la mitologa en la obra garcilasiana. sta va de lo puramente
ornamental al exemplum, a la frmula fija, a las alusiones, a
la personificacin, a la abstraccin, etc. Suzanne Guillou
Vargas, Mythes. mvthoaraohies et nosie lvrigue au sicle dor
esnagnol, Paris, Didier Erudition,
1986, p. 240411, que
cuantificar e interpretar el uso de los mitos en Garcilaso,
segn las teoras de Gaston Bachelard y el imaginario potico.
401
24. Victor Garca de la Concha en su articulo La 0ff icina
poetica
de Garcilaso
en Garcilaso,
Academia Literaria
Renacentista, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1983, PS 835,
indica que apenas se sirvi el poeta toledano de la ayuda de las
obras de Textor.
25. Manual de la baja latinidad, reeditado en Venecia en 1505.
Ed. F. Osann, Gottingen, 1844.
26. Vittore Bocchetta, Sannazaro en Garcilaso, Madrid, Gredos,
1976,
analiza
la
influencia
no
de
LArcadia,
sino,
fundamentalmente, de las glogas latinas Piscatoriae: Phyllis
y Galatea, y mitolgica: salices, en las glogas 1 y III de
Garcilaso. A travs de ellas el espaol recrea las obras clsicas
de Virgilio y Horacio.
27. Vid., entre otros estudios clsicos, la excelente tesis de
Angel Garca Galiano, op. cit. y las pginas 216, 715 del ~
cit. de Anne J. Cruz.
28. Extensa y varia clase de hechos lingtiisticos cuyo rasgo
comn y definidor consiste en que las relaciones entre los signos
(simples o complejos) y sus referentes han sido establecidas
dentro de la cultura clsica en Cultismos en el lxico de
Garcilaso de la Vega, Garcilaso, vol. cit. p. 127163.
29. sobre el tpico de los poderes de la poesa sobre el alma,
asociado al mito de Orfeo, ofrece una ponderada visin general
Emanno Caldera en Lestetica di Garcilaso, Miscellanea di studi
ispanici, 16, (1968>, p. 179ss.
30. Pedro R. Len, El soneto XIII de Garcilaso: ensayo de
explicacin textual, Explicacin de Textos Literarios, 8, 2,
(1979), p. 129-35. Mary E. Barnard, The Grotesque and the
Courtly in Garcilasos Apollo and Daphne, Romanic Review, 72,
3, <1981), p. 25373; The Mvth of ADollo and Danhne from Ovid to
quevedo: Love. Agon. and the Grotesgue, Durham, Duke University
Press, 1987, p. 11030. Joaqun Alvarez Barrientos, Dafne y
Apolo en Garcilaso y Quevedo. Un comentario, Revista de
Literatura, 46, (1984>, p. 5773.
31. John H. Turner, The Mvth of Icarus in Spanish Renaissance
noetrv, London, Tamesis Books, 1977. Maria Teresa Font, Anlisis
estructural del Soneto XII de Garcilaso, Explicacin de Textos
literarios, 7, 1, (1978>, p. 638. Anne J. Cruz en su op. cit.
p. 803, ejemplifica con Icaro su teora de que Garcilaso usa de
la mitologa de dos maneras como metonimia explcita en el soneto
XII y como metfora implcita en el soneto XVIII.
402
32. Anne J. Cruz, op. cit., p. 839, estudia la dualidad
metonimia metfora, aplicada al mito de Hero y Leandro en los
sonetos XXIX y IV. En este ltimo se expresa mejor la emotividad
del poeta.
33. As, en las Concordancias de las Obras Poticas de Garcilaso
de la Vega, Madrid, Castalia, 1970 de Eduardo Sarmiento, no
aparece la entrada Orfeo.
34. Garcilaso de la Vega, Obras comnetas con comentario, Madrid,
Castalia, 1981.
35. Alberto Blecua, En el texto de Garcilaso, Madrid, Insula,
1970.
36. Garcilaso de la Vega, Cancionero. <Poesas castellanas
comnletas~ , Barcelona, Ediciones B, 1988.
37. Antonio Prieto, Introduccin a Francesco Petrarca, 2p~.&ft~,
p. LXXIII.
38. Lectura de la gloga 1, en Garcilaso, vol. cit. p. 6182.
39. Cfr. Sharon Ghertman, Petrarch and Garcilaso: A linguistic
an~roach to stvle, London, Tamesis Book, 1975 que realiza un
acercamiento al tema desde los presupuestos estructuralistas de
Jakobson y Rif faterre y se ocupa de las Canciones 1, II, III y
IV y la gloga 1; la bibliografa citada por M Pilar Manero
Sorolla, Op. cit. p. 88; y las pginas 65-122 de la obra, ya
citada, de Anne Jessie Cruz que concluye afirmando la superacin
de Garcilaso de sus modelos, alcanzando una identidad y una voz
potica propias.
40. Cfr. Maria Hernndez, La fusin mtica de Petrarca en Apolo.
Aspectos de la potica petrarquesca, Analecta Malacitana, 8, 1,
(1985>, p. 12344. En comparacin con el mito de Apolo, la
presencia del mito de Orfeo en la obra potica de Petrarca no es
ni grande ni significativa. Ya en la nota 13 del capitulo
dedicado a Boccaccio se indic algn fragmento en prosa en el que
se trataba este mito. En el Canzoniere se cita a Orfeo en la
cancin XXVIII O aspectata in ciel beata et bella:
perch dOrfeo leggendo e dAnfione
se non ti meravigli,
70
assai men fia chItalia cosuoi figli
si desti al suon del tuo chiaro sermone,
tanto che per Ies la lancia pigli;
che sal ver mira questa antica madre,
in nulla tentazione
75
fr mai cagion si belle o si leggiadre.
403
El poeta anima a los italianos a luchar contra los infieles.
Si Orfeo fue capaz de amansar a las fieras y Anfin construir las
murallas de Tebas, la cancin de Petrarca podr animar a los
suyos a empuar las armas en favor de Cristo.
En la cancin CCCXXXII, correspondiente a las rimas in
morte de Laura se repite la referencia. Se trata de la alusin
ms personal y bella. Petrarca se duele de la muerte de su amada
y pide para su poesa el poder que tuvo Orfeo, que sin necesidad
de rimas pudo devolver a su esposa a la vida. El dolor le impide
componer sus versos y, ante el vacio de su poesa, no encuentra
otro consuelo que imprecar a la misma muerte para que venga a
buscarlo.
Or avessio un si pietoso stile
50
che Laura mia potesse trre a Morte,
come Euridice Orfeo sua senza rime,
chii viverei ancor pi che mai lieto!
Sesser non p, qualcuna deste notti
chiuda omai queste due fonti di pianto.
Para el texto de Petrarca uso la ed. italiana de 11
Canzoniere, Milano, Fabbri, a cura di Maria Amalia Camozzi, 1986,
y para la traduccin castellana la de Enrique Garcs, transcrita
en la ed. cit. de Antonio Prieto.
41. El Brocense: Toca la fbula de Orfeo. Parece aqu que imita
algunos versos de Virgilio: [Ec. VIII, 4, y Gera. IV, 151]
Et mutata suos requierunt flumina cursus.
Y:
Mulcentem tigres et agentem carmine quercus.
Herrera: y. 2: refrenaron: Traslacin, y en estos
cuarteles muestra los efectos de la msica de Orfeo
y. 8: reinos del espanto: Perfrasis del Infierno,
figura ornatisima, y muy potica, y que hace ms sublime la
oracin. l mismo en la Ecsl. 3: Al triste reino de la escura
gente. Silio Itlico en el lib. 2
pallida regna
Bistonius vates, flamisque Acheronta sonantem
placavit plectro; fixitque volubile saxum.
Movi con plectro el amarillo reino,
y de Acheronte las sonantes llamas;
y parar hizo la inquieta pea
el poeta Bistonio.
Tamayo: En el XV es igual la vulgaridad de la fbula de
Orpheo, pero no vulgares los afectos de G.L.
Azara: En los ocho primeros versos hace alusin a la fbula
de Orfeo.
Estas citas estan tomadas de Garcilaso de la Vega y sus
comentaristas. Obras completas del poeta acompaadas de los
textos intearos de los comentarios de El Brocense. Fernando de
Herrera.
Tamayo y Vargas y Azara.,
introduccin,
notas
404
cronolgicas, bibliografa e indices de autores citados por A.
Gallego Morel, 2~ ed. revisada y adicionada, Madrid, Gredos,
1972, a ed. Granada, Ed. Universidad de Granada, 1966. Para las
Anotaciones herrerianas vid. Juan Montero, La controversia sobre
las Anotaciones herrerianas, Sevilla, Servicio de Publicaciones
del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1987.
Mele <In margine ale poesie de Garcilaso,
32,
(1930>, p. 241>, como recoge Rivers, sugiere como fuente un
pasaje horaciano (Odas> 1, xii, 712>: arte materna rapidos
morantem Fluminum lapsus celeresque ventos, Blandum et auritas
fidibus canoris Ducere quercus.
Las ediciones de Rivers y Prieto ya citadas no dejan de
recoger esta referencia al mito de Orfeo.
mjj,
,.
405
45. Vid. M. Arce, La Cancin III de Garcilaso en Historia y
crtica de
la
literatura espaola.
II.
Siglo
de Oro
Renacimiento, ed. F. Rico y F. Lpez Estrada, Barcelona, Crtica,
1980, p. 13841.
46. Ecphrasis in Garcilasos gloga Tercera, Modern Laguage
Review, 72, 1, (1977), PS 7192.
47. En el Florilegio de Stobeo (64-14) se narra el amor de Orfeo
hacia Caais, uno de los hijos de Boreas, el viento del Norte,
y el castigo que por esto recibe de las mujeres Bistonias. La
cabeza desgajada de Orfeo y su lira arriban a la isla de Lesbos,
donde se fundan ritos
musicales y donde se establece la
pederastia.
48. Bibliografa
esencial sobre la gloga 1, aparte de los
estudios de conjunto ya citados,
A. A. Parker,
Theme and
imaginery in Garcilasos First Ecloge, ~j$, 25, (1948), p. 222
7. M. Arce, La gloga 1 de Garcilaso, La Torre, 2, (1953), p.
3168. C. Segre, Anlisis conceptual de la 1 gloga de
Garcilaso en Las estructuras y el tiempo, Barcelona, Planeta,
1976, p. 163-84. Y sobre las tres glogas en conjunto, vid. S.
Zimic, Las aloaas de Garcilaso de la Vega, Santander, Sociedad
Menndez Pelayo, 1988.
49. Los libros de oastores en la literatura espaola, Madrid,
Gredos, 1974.
50. Virgilio y la temtica buclica
Madrid, Univ. Complutense, 1980.
en la tradicin
clsica
406
menciona a su esposa, sino slo su condicin de cantor:
E vi al msico Orfeo
110
andar sonando la lira,
e vi al fijo de Ageo
contra Cupido con ira,
e vi despus que se tira
contraversa de la Unas,
115
et vi despus a Macias
e otros que se sus das
amor as los regira.
En el Planto de las virtudes e ~oesia ~or el magnifico seor
don Iigo Lpez de Mendoza., Gmez Manrique alaba las virtudes
del difunto.
E las arpias de Fineo
por sus cumbres resonavan:
mas dulge syn dubda creo
ser la musica de Horfeo
que las bozes quellas davan.
E muy mayor alegra
Erudice sentira
con la farpa sonorosa
que yo con tan dolorosa
e feroge meloda
Por ltimo, nos referim os al ejemplo ms significativo
donde Orfeo es el objeto de todo el poema. Entre las adiciones
hechas al Cancionero General de Hernando del Castillo en su
octava edicin, Anvers, 1557 <sigo la ed. de Antonio Rodrguez
Mollino, Suplemento al Cancionero General de Hernando del
Castillo, Valencia 1511, Madrid, 1959, p. 2567) , figura un poema
annimo sobre la Fbula de Orfeo, en copla de arte mayor. Le
precede el epgrafe: Obra hecha por un autor, cuyo nombre se
escusa y consta de una primera parte donde el poeta invoca a
Orfeo para que le inspire en el momento de relatar la propia
historia de Orfeo y alaba a un prncipe al que dedica su obra.
La segunda parte del poema se centra en el relato mitico. La
primera estrofa describe la bajada al infierno y une, por su
prodigioso canto, Orfeo a la figura de Anfin. Las seis estrofas
siguientes se detienen en el momento ms trgico de la historia
de Orfeo: la prdida de su mujer. Recrean la escena desde varios
puntos de vista: primero el del propio Orfeo, luego el de las
ninfas compaeras de Eurdice y de toda la Tracia, despus el de
los dioses y el arpa de Orfeo. Dentro de esta segunda parte, al
final, se da marcha atrs para pintar el dilogo entre Eurdice
herida y Aristeo que llega tras ella. Es este un punto
completamente original del annimo poeta, pues nunca hasta l se
ha imaginado que Eurdice pudiera tardar un tiempo en morir desde
que es mordida por la serpiente, durante el cual Aristeo tratara
de ayudarla condolido por ella. Termina el poema con una tercera
parte que abarca tres estrofas en las que las ninfas rezan para
407
que Eurdice viva y piden al rey de los dioses que castigue al
culpable.
53. Op. cit., p. 56.
54. En su articulo Quines fueron Salicio y Nemoroso?,
criticn, 4, (1978), p. 1-36, estudia las tres glogas en
conjunto para tratar de ver qu personajes reales se esconden
detrs de los pseudnimos de Salicio y Nemoroso. Discute la
teora comnmente admitida de que los dos representan a Garcilaso
en dos momentos distintos de su vida y opina que, si bien el
ltimo si corresponde al poeta, el primero se refiere al amigo
portugus, tambin poeta y amante de Isabel Freire, S de
Miranda. Sin embargo, nos inclinamos, con Lapesa op. cit., p.
2023, a no discutir la identificacin tradicional entre Salicio
y Garcilaso. Recientemente y en presencia del propio Lapesa, al
que la Asociacin Internacional del Siglo de Oro tribut un
homenaje en su III Congreso de Toulouse, el prof. A. Roig en su
comunicacin Correlaciones entre S de Miranda y Garcilaso de
la Vega reiter su identificacin entre Salicio y S.
55. No lo indicaron el Brocense ni Tamayo. Pero Herrera seala
el y. 5 como inspirado en Ann, recogido por los delfines
gracias a su msica, y el y. 9 en Orfeo por lo que relata Ovidio
del acercamiento de los rboles a su vera. Azara repite el
comentario herreniano al y. 9: efectos de la msica de Orfeo.
Mele art. cit, p. 239: Tale fu il meraviglioso prodigio che
oper linfelice Orfeo tra i monti della Tracia, lamentando la
perdita della sua bella sposa Eurdice. Cabaas gp~sft~., p. 99
100, record que en el comienzo de la superconocida y citada
cancin quinta de Garcilaso: A la flor de Gnido, el poeta
toledano utiliz elementos afines a la temtica rfica en las dos
primeras liras, centrndolos en las formas verbales pudiese y
aplacase, enterneciese, moviese y trajese, con ese claro
sentido de accin no terminada que tiene siempre el pretrito
imperfecto de subjuntivo. Los elementos rficos, adjuntos a la
lira, pudiese el son, aplacase la ira enterneciese las
fieras
alimaas,
moviese
los
rboles
y
los
trajese
confusamente al son, desaparecen en la penumbra en la versin
a lo divino de Sebastin de Crdoba. Rivers y Prieto no han
dejado de recoger este dato.
56. Cfr. Peter N. Dunn, Garcilaso Ode a la Flor de Gnido: A
commentary on sorne Reinaissance memes and Ideas, Zeitschrift
ftIr
romanische
Philologie,
81,
(1965),
p.
288309,
y
principalmente el magistral estudio de Fernando Lzaro Carreter:
La Ode ad Florem Gnidi de Garcilaso de la Vega en Garcilaso
op. cit. p. 109-26. Resulta interesante tambin la conexin de
la ada con la msica que desarrolla,
a travs de la
408
interpretacin de viola como instrumento de cuerda, el profesor
William M. Whitby, Transformed into What?: Garcilasos Ode ad
Florem Gnidi, RCEH, 11, 1, <1986>, PS 13143.
57. sobre esta oda vid. Eugenio Mele, Las poesas latinas de
Garcilaso de la Vega y su permanencia en Italia, Bulletin
Hispanigue, 25, <1923), p. 135, 138, 36970; 26 (1924), p. 4345;
Audrey Lumsdem-Kouvel, Garcilaso de la Vega, poeta latino en
La noesia de Garcilaso, Elias L. Rivers <ed.), Barcelona, 1974,
p. 3137.
58. Carminum (1.9> en Antonii Thvlesii Consentini Onera
Napoli, 1762, p. 78:
Arguta primum cum plectra parentis, & auro
Distinctam sumsit citharam RhodopeXus heros;
Ridebant segues pulsus, digitosque micantes
Serius, & chordis indoctae dissona uocis.
5
Mox pudor exardens, & gloria dulcis honesti
Lusibus auertit puerilibus, omnis & illuc
Perditus incumbens Musae pallebat amore.
Et nunc maternis inhiat, nunc ille paternis
Cantibus: hinc illinc discens dependet utrinque.
10
Nulla Venus faciem cepit mentit a dolosis
Compendibus; somni fuerat, parcusque Lyaei:
Donec, ridiculus dudum, modulamine silvas,
Euulsosque suis scopulos radicibus egit:
Ausus & ire vian mortalibus inconcessam,
15
Poenarum oblitos demulsit carmine Manes.
Non leuis adscensus, si quis petit ardua; sudor
Plurimus hunc tollit; nocturno exsomnis oliuo
Immoritur; de let, quod mox laudauerat in se,
Qui cupit aeternae donan frondis honore.
59. Vid. Antonio Gargano, Bembo, Garcilaso e la retorica delle
fiamme en Fonti. miti. topoi. Cingue saggi su Garcilaso
Liguoni, Npoles, 1988, p. 82-106, donde ilustra sobre las
relaciones italianas de Garcilaso, especialmente con Bembo.
Adems, indica una discutible y posible nueva referencia al mito
de Orfeo en el soneto Boscn las armas y el furor de Marte, no
tanto en l sino en su fuente, el soneto de B. Tasso: Sacra
ruina chel gran cecchio giri donde se increpa a las ruinas para
que se conmuevan del dolor del poeta: Ascoltate pietose i miei
sospini, / che manda il con a la sua dolce spene. Sobre el
circulo italiano vid, tambin, Ma L. Lpez Gnijera, Notas sobre
las amistades italianas de Garcilaso: un nuevo manuscrito de
Pietro Bembo, en Homenaje a E. Asensio, Madrid, Gredos, 1980,
p. 291309.
409
60. Anlisis
arte en esta
pastoril del
Garcilaso, p.
410
a las ocasiones del error. O, si queremos entendello de esta
suerte, bajar Orfeo al infierno y mover las furias con la citara
y aplacar al Cerbero y Carn, es cuando la nima racional,
poniendo freno a los apetitos de la concupiscencia, rige y manda
a la fiereza y mpetu de las perturbaciones, que al animal
destemplado dan tanta solicitud y trabajo que hacen el Cerbero
y las furias infernales a aquellas almas desdichadas de que
cantan los poetas.
Ni Tamayo ni Azara aaden nada nuevo a lo anterior.
64. Esta comparacin naturalista entre la flor y la ninfa muerta
est ausente en las descripciones virgilianas y ovidianas de la
muerte de Eurdice, aunque estos autores se sirvieron de ella
para describir otras muertes de jvenes en plenitud de vida, como
la de Eurialo (Eneida IX, y. ~
y Palante (Eneida, XI, y. 68
71) y la de Jacinto (Met., X, y. 190-5). Ms cercanos a Garcilaso
estn los versos de Poliziano: Hor la tenera vite e luva acerba
/ tagliata havete colla falce dura (Fabula di Orfeo, y. 215-6)
que volveremos a citar en relacin con la Eleaia de Hurtado de
Mendoza a Marina de Aragn. Mele art. cit. p. 234 indicaba
adems que el colto fiore de la cancin Standomi de Petrarca
reapareca en Fr. Maria Molza (1538> (Ninfa Tiberina, 80.15> y
que Garcilaso utilizaba similar imagen, lirio cortado por el
arado, en la g. II y. 12589. La concrecin de la rosa, adems
de una tradicin que la entronca con el motivo predilecto del
carpe diem y con las exequias funerales (vid. E. Bustos, art.
cit, p. 145>, poda inspirarse, segn Mele, en Ariosto (Orlando
24, 80.46): ...languidetta come rosa, / rosa non colta in sua
stagione, si chella impallidisca in su la sierpe ombrosa.
Llama la atencin que la rosa aparezca precisamente en la
estrofa de la traduccin del Trionfo dAmore III, 157-9 de
Petrarca, obra de Alvar Gmez de Ciudad Real (1488-1538) y
conservada en los Cancioneros de Gallardo y de Ixar (ed. J5M.
Azceta, El Cancionero de Gallardo, Madrid, CSIC, 1962):
Se como esta entre la rosa
metida la crueldad,
y mi pena dolorosa;
se ser una misma cosa
765
con su mesma boluntad,
no porque yo diga della
que boluntad ay en ella
de aquello que quiero yo,
mas lo que ella quiere so,
770
sin pensar en no querella.
Y ya veremos cmo esos versos de Petrarca contribuirn a
forjar la imagen de Eurdice mordida en el pie por una serpiente
que aparecer en la gloga III de Garcilaso. Pero entre los dos
puede hallarse el puente del traductor y la mencin de la rosa,
ausente en Petrarca. En la estrofa de diez octoslabos con rima
411
abaabccddc, en que se han convertido los tercetos endecaslabos
del italiano, Alvar Gmez ha abstrado del original angue la
idea de maldad a la manera cancioneril y se ha diluido cualquier
eco del mito de Orfeo. Este personaje aparecer, sin embargo, un
poco despus:
Y por mexor conozellos
mirava por todas partes,
por ver si beria entre ellos
algun gran sabio de aquellos
1045
que les dan fama las artes
y bi al gran musico Orfeo,
que con Pindaro y Algeo
se quexaba del Amor,
con aquel mismo dolor
que Anacrionte bio.
Se han perdido en esta versin las notas conmovedoras de
Petrarca, reveladoras de la profundidad amorosa de Orfeo quien
a su amada, an despus de muerto y con la lingua gi& fredda,
anco la chiama.
65. Op. Cit.,
PS
1645.
412
composicin, III, p. 60. No entro en la polmica que se gener
a principios de siglo cuando Camille Pitollet trabaj dos
versiones romance y redondillas y su eco en las literaturas
francesa, alemana e inglesa. Buchanan le contest recordando una
tercera versin olvidada, tomada de una edicin parisina de 1644.
Pitollet volvi a la carga con una nueva traduccin alemana,
corrigiendo a Buchanan. Ms tarde, en Espaa, Antonio Prez Gmez
record que la versin que ste ltimo daba por olvidada ya se
conoca en el Caxon de sastre o monton de muchas cosas... de
Francisco Mariano Nipho en 1760. Todo ello en: C. Pitollet, A
propos dun romance de Quevedo, ~I,
6, (1904>, p. 332. M. A.
Buchanan, A neglected version of Quevedos Romance on Orpheus,
MLN, 20, (1905), p. 116-8. C. Pitollet, Un cho oubli du
romance de Quevedo: Orfeo, BHi, 8, (1906), p. 3923. A. Prez
Gmez, A propsito de un romance de Quevedo. Orfeo en los
infiernos, Bibliografa hispnica, 9, (1951), PS 8990>.
Adems, en otro romance: Los que quisieren saber (y. 33
6) , donde describe el Infierno, aparece en trminos semejantes
Orfeo (III, p. 155). En un soneto titulado Hastio de un casado
al tercero da se insiste en el ncleo de esta parodia: la
crtica hacia el matrimonio y hacia la mujer en definitiva. De
paso se recuerda a Orfeo precisamente por este aspecto de marido
liberado de su mujer <II, PS 8).
Pero el poeta se sirve del vate tracio en otras muchas
composiciones con finalidades de diverso tipo, ya no satricas
sino amorosas, panegiricas, de circunstancia, etc. Por ejemplo,
amorosas en el soneto Finge dentro de si un infierno, cuyas
penas procura mitigar, como Orfeo, con la msica de su canto,
pero sin provecho. (1, PS 489) y en la Contraposicin amorosa
(1, PS 5845)
En el soneto Exageraciones de su fuego, de su
llanto, de sus suspiros y de sus penas, en un clima de alusiones
mitol6gicas, pondera las virtudes de la msica de Orfeo (1, PS
491); ms brevemente en el soneto amoroso Quiere que la
hermosura consista en el movimiento (y. 6> (1, p. 5034>. En la
Silva donde Describe una recreacin y casa de campo de, un
valido de los seores Reyes Catlicos Don Fernando y Doa Isabel
se alaba el poder de la msica de Orfeo con una original metfora
en la que un pjaro cantor es llamado el Orfeo que vuela (1,
PS
394). La misma metfora, expresada en trminos semejantes,
est presente en la Cancin El escarmiento (y. 756> (1, 2.
159)
En la Lamentacin amorosa Idilio 1, Quevedo se acerca a
la ambientacin buclica y abunda en los tpicos de la materia
rfica y del dilogo con la naturaleza. Pero tambin aparece
directamente el personaje de Orfeo (y. 1720> (1, p. 554)
En el soneto en loor de Bernardo de Balbuena, Quevedo cae
en el tpico panegrico de comparar un poeta con Orfeo. El
recurso est bastante elaborado, pues se relatan algunos pasajes
del mito: la suspensin de los tormentos de Ssifo y Tntalo, el
.
413
rescate de su esposa. Se pasa al plano de la realidad y se
trasladan los prodigios de la lira mtica a la del poeta mejicano
(1, PS 479>. Otro soneto de tipo panegrico, el Tmulo de Don
Francisco de la Cueva y Silva, Grande jurisconsulto y abogado,
contiene una pequea y tpica mencin a Orfeo (1, p. 451>.
En las obras en prosa encontramos nuevas referencias a
Orfeo. En Los sueos Quevedo, en sus extraas visiones onricas
del da del juicio final, incluye a Orfeo entre los poetas
juzgados y juega con su experiencia en el camino del infierno
para condenarle de nuevo all por el pecado de todos los poetas:
creer que Jpiter era Dios. (Obras en prosa, Madrid, Aguilar,
1986, p. 144, ed. de Felicidad Buendia). En la obrita de carcter
poltico Espaa defendida y los tiempos de ahora se trata en el
capitulo tercero de la etimologa del nombre de Espaa y se acude
a la autoridad de los sabios antiguos. Entre ellos aparece Orfeo
como uno ms y se citan sus Himnos (PS 558). En el capitulo
siguiente De la lengua propia de Espaa, de la lengua antigua
y de la de ahora, la razn de su gramtica, su propiedad, copia
y dulzura vuelven a mencionarse las obras rficas a propsito
de nuevas etimologas (p. 564-5). En la Homila de la Santsima
Trinidad, incluida entre sus obras ascticas, se cita una frase
de Orfeo (p. 1297).
67. En una perfecta y equilibrada estructura, Garcilaso ha
repartido en nueve estrofas tres hermosos mitos sancionados por
una atemporalidad. Eurdice, Dafne, Venus. Tres octavas para cada
historia, cuya vida vibra en movimiento en las telas de las
ninfas. En este mbito (como Orfeo rescat y perdi a Eurdice
dejndola inmortal por su gesto de amor), Garcilaso rescata del
tiempo y pierde a Isabel, dejndola en la atemporalidad por la
palabra. Son nueve estrofas en las que Elissa, desde la serena
tristeza de su poeta, se convierte, se hace mito. Sin tiempo
Antonio Prieto, Garcilaso de la Vega, Madrid, SGEL, 1975, p. 178.
68. La ninfa degollada de Garcilaso (gl. III, y. 22532),
Actas del Tercer Congreso Internacional de Hispanistas, Mxico,
ed. C.H. Magis, El Colegio de Mxico, 1970, p. 71424. La estrofa
de Garcilaso se inspira en el cuadro de Piero de Cosimo Cfalo
y Procris en la National Gallery de Londres. Se estudian las
circunstancias en que pudo verlo Garcilaso para apoyar la lectura
degollada como herida en el cuello, pues en dicho cuadro
aparece una ninfa muerta de esa forma.
69. Non sgozzate la ninfa Elisa Studi isnanici, 1986, p. 12343
critica las visiones dadas anteriormente sobre la muerte de Elisa
y aboga por un paralelo entre dicha muerte y la de Eurdice por
influencia de la Tragoedia de Ornheo, atribuida a Poliziano. Para
l, el adjetivo degollada califica a yerba no a la ninfa. Se
insiste as en la metafra naturalista
que aserneja la joven
,
.
:
414
muerta a una flor cortada. Apunta tambin la existencia cerca del
Tajo de un Val de la Degollada desde tiempos de la Reconquista.
Una lectura posible seria la de estaba entre las yervas de
Gollada.
70. Sobre aquella bestialidad de Garcilaso
PMLA, 87, (1972>, p. 1225.
(eg.
111.230),
415
a Eurdice y, ni siquiera, a una muerte fsica. En EME. 99, 5-6
la usa como imagen de los peligros de la vida:
Questa vita terrena quasi un prato,
che 1 serpente tra fiori et lerba giace
Pero volviendo al Triumuhus, en versos posteriores (IV, 135> e inspiradores del y. 11 de la gloga garcilasiana, aparece
esta vez la explcita mencin de Eurdice. Entre los amantes que
acompaan el cortejo del dios Amor no poda faltar Orfeo y as
es mencionado en su accin de llamar a su esposa despus de
muerto.
Por ltimo, en la misma obra del Triumphus Cupidinis
reaparece Orfeo, como poeta digno de cantar lo que el mismo
Petrarca est relatando:
Poi seguir quel, che daltrui sostenne,
opra non mia, ma dHomero 6 dOrfeo. (IV, y. 913>
74. Como ya lo seal el Brocense. Herrera sin citar, como es
habitual en l, al comentarista anterior, lo repite y da junto
al texto latino la traduccin:
Eurdice la voz y fra lengua,
ah msera Eurdice, llamaba
con la alma que hua.
Aade una referencia a Orfeo que no estaba en el Brocense:
y.
16: celebrando tir, y aquel sonido...: Toca la fbula de
la msica de Orfeo.
Tamayo recoge la fuente y comenta: parece demasa sin fruto
decir que la lengua est en la boca, pues a dnde haba de
estar?, yo leyera: la lengua muerta, y fra la boca por
perifrasi de la muerte. Confirmalo la imitacin del suceso de
Orfeo con su Eurdice en Vir. Gerg. 4: Eurydicen vox.. Y en
Ovidio, 2 MetamorDh.: flebile lingua murmurat exanimis.
Azara no hace referencia a ninguno de los mitos que tejen
las ninfas.
75. El corrector pondera las cualidades de la obra de Rojas
comenzando sus siete coplas de arte mayor con el recuerdo, tomado
de la copla 120 del Laberinto de Mena, del mito de Orfeo, a quien
confunde con Apolo en su accin de construir las murallas
tebanas:
La harpa de Orpheo y dulce armona
forgava las piedras venir a su son,
abrie los palacios del triste Plutn,
las rpidas aguas parar las hazia.
Ni ave bolava ni bruto pascia;
ella assentava en los muros troyanos
las piedras y froga sin fuerqa de manos,
segn la dulgura con que se taa.
Pues mucho mas puede tu lengua hazer,
lector, con la obra que aqu te refiero:
que a un cora9n ms duro que azero
bien la leyendo hars liquescer; ...
416
En la Tragicomedia no es este el nico recuerdo del mito de
Orfeo, pues en el acto IV la vieja tercera describe as a Melibea
los sntomas del enamoramiento de Calixto:
Seora, ocho das. Que parece que ha un ao en su flaqueza.
Y el mayor remedio que tiene es tomar una vihuela, y tae tantas
canciones y tan lastimeras, que no creo que fueran otras las que
compuso aquel Emperador y gran msico Adriano de la partida del
nima, por sofrir sin desmayo la ya vezina muerte. Que aunque yo
s poco de msica, parece que faze aquella vihuela fablar. Pues,
si acaso canta, de mejor gana se paran las aves a le oyr, que no
aquel antico, de quien se dize que mova los rboles con su
canto. siendo este nascido no alabarn a Orfeo. (Ed. de Humberto
Lpez Morales, Barcelona, Planeta, 1980. p. 92).
Es sabida la ingente cultura clsica que Rojas maneja a lo
largo de su obra. Ya F. Castro Guisasola, Observaciones sobre las
fuentes literarias de La Celestina, Madrid, CSIC, 1973, p. 75-8
sealaba la procedencia ovidiana de esta referencia, apuntando
tambin la petrarquista, Familiares, 80. Aunque recoga la
enmienda anticoAnfin de la edicin de Mathias Gast (1570>,
Castro desdeaba que Rojas aludiera a este otro vate. Del mismo
modo para Cabaas, que seala este pasaje como utilizacin del
recurso panegrico entre personajes literarios, Celestina
identifica
a
Calixto con Orfeo,
primero
sin nombrarle
directamente (aquel antico), pero luego ya mediante la mencin
explcita de su nombre. No seala fuente en Petrarca, ni la
posible dualidad: AnfinOrfeo. Posteriormente A. Deyermond, Iii~
Petrarchan sources of La Celestina, Oxford, Languages and
Literature Monographs, 1961, p. 40-2, indicaba que, aunque Rojas
parte de la entrada de Amphion en el ndex de las obras de
Petrarca: Anphion arbores et saxa cantu movisse perhibetur, la
verdadera fuente de este pasaje es el texto Familiares, 8C: nec
fabulam Orphei vel Amphionis interseram: quorum ille baeluas
immantes: hic arbores ac saxa cantu movisse: et quocunque vellet
duxisse, texto que deja claro que se trata de alusiones
diversas: aquel antico es Amphion, y no Orfeo, del que despus
se habla.
En la literatura celestinesca encontramos otras presencias
de Orfeo. La ms original es la de Seaunda Celestina de Feliciano
de Silva, donde hay un ejemplo de interpretacin alegrica del
mito. Dice Polandria en la XXXX Cena, metindose con Celestina:
Ora pasas por tan mala vieja? Por pienso que no tuvo
Orfeo otra arpa ms que la lengua y saber desta vieja, y que por
forma potica fingen los poetas arpa por la lengua, porque qu
fuer~a para ablandar las piedras ms duras, que son los
coragones, que la lengua?; que con palabras blandas tiene la
fuerga, en un hora, que el agua blanda en mucho tiempo tiene para
horadar las duras piedras.
Pues las aves, que son los
pensamientos puestos en el cielo, sta los puede traer y abaxar
a su son; pues abrir las puertas del infierno, de suyo est que
,
.
417
mudando los buenos pensamientos, que las tienen cerradas, las
abren dando lugar a vicios. (Ed. de Consolacin Baranda, Madrid,
Ctedra, 1988, p. 566>.
Se critica a Celestina por su exceso de sabidura que le
hace mover a su provecho los corazones de la gente. Para ello
Polandria, retricamente, emplea el mito de Orfeo. No hace falta
que ella se detenga en explicar quin es, ni cules hazaas se
le atribuyen, pues es algo que est ya en la conciencia de todos.
En sus palabras se distinguen tres de los prodigios propios de
Orfeo: enternecer las piedras, atraer a las aves y descender al
infierno. El emisor se encarga de ir interpretando estos pasajes
maravillosos con bistur critico: las piedras enternecidas
simbolizan los corazones persuadidos por halagos; las aves
atraidas por el canto de Orfeo son los altos pensamientos que
Celestina hace desviar a sus bajos propsitos; las puertas del
infierno abiertas se refieren a los vicios que ella hace cometer
a quien le escucha. Se trata, sin duda, de una de las
interpretaciones no literales del mito que, habiendo pasado
desapercida para la crtica, mejor se imbrica en el dilogo
escnico y mayor grado de originalidad posee.
76. E. Martnez Lpez, art. cit, seala las posibles fuentes
clsicas, adems de las Georgicas, e italianas de las voces
invocando el nombre de la amada: Tecrito, XIII 5860; Bin, 1,
318; Virgilio Lgi, VI, y. 434; Ovidio Heroidas, VII, y. 102;
X, y. 2021, Valerio Flaco, Argonautica, III, 5967, IV, 189;
Poliziano, Stanze, I.v. 62, 106; II, y. 40; Sannazaro, Arcadia
eg. V. 52, eg. XII, y. 4950; Ariosto, Orlando, X. 22; SA de
Miranda, Fabula do Mondego, y. 32829, y estudia la elaboracin
llevada a cabo por Garcilaso en este pasaje.
77. Paterson <art. cit, p. 88-9) relaciona la metfora del
fluir del ro como la poesa nuevamente con el mito de Orfeo. Al
igual que al arribar su cabeza a Lesbos, funda la poesa lrica,
Garcilaso funda la poesa italianizante en nuestra lengua y pas.
78. Garcilaso..., pp. 1701.
79. El problema ms debatido es el de su adscripcin genrica.
Basndose en testimonios de Herrera y El quijote, <, 58) muchos
crticos la han considerado gloga dramtica y algunos la han
conectado con la Favola di Orfeo de Poliziano. Vid. Lapesa, ~
cit. p. 1046; M. Arce, La gloga Segunda de Garcilaso,
Asomante, 5, <1949>, 1, p. 5773, 2, p. 6078; A. Berenguer, Una
posibilidad dramtica en la gloga II~ de Garcilaso, Homenaje
Estudios de Filologa e Historia Literaria, Univ. Estatal de
Utrescht, La Haya, 1966, p. 90-105; P. Walley, Garcilasos
Second Eclogue is a Play, MLR, 72, (1977), p. 58596; D.
Fernndez Morera, Garcilasos Second Eclogue and the literary
,
:
418
tradition, HR,
47,
<1979), p.
37-53. Pero discute tal
interpretacin Ins Azar, Discurso retrico y mundo nastoral en
la gloga Segunda de Garcilaso, Amsterdam, John Benjamins B.V.,
1981, p. 133.
80. 0v. cit., p. 3447.
81. Albanio as Narcissus..., p. 1237.
82. Albanio e il mirors perilleus en op. cit., p. 10721.
Sobre este pasaje discute tambin Roger Boase, Rabia de amor:
Garcilasos Critique of the LateFifteenthCentury Cult of
Anorous Despair en Golden Mw Spanish literature. Studies in
Honor of John Varev bv his Colleacsues and Pupils, London,
Westfield College, ed. Ch. Davis & A. Deyermond, 1991, p. 4962,
quien considera que la referencia a Orfeo no se compadece con las
connotaciones
del
concepto
de
rabia,
que
estudia
diacrnicamente. Sobre la locura de Albanio, vid tambin, Michle
GendeauMassalouz, La folie damour, de Garcilaso & Gngora:
panouissement et mtamorphoses dun thme mythique, en Visages
de la Folie <15O0l65O~ <domaine hispanoitalien) , Paris, ed. A.
Redondo et A. Rochon, La Sorbonne, 1981, p. 10116. Sobre el mito
de Narciso en general para la literatura espaola, vid, la tesis
de Yolanda Ruiz, El mito de Narciso en la literatura espaola
Madrid, Univ. Complutense, 1988, y el articulo de Rafael Lapesa,
Sobre el mito de Narciso en la lrica medieval y renacentista,
Enos, 4, (1988), p. 920.
83. El Brocense no enlaza estos versos con el mito rfico, aunque
de los versos que cita de Virgilio en relacin con stos los
ltimos proceden del episodio de Orfeo en las Georczicas
y. 938: Flectere si nequeo Superos, Acheronta
movebo. [En., VII, 312]
y.
946: Quin ipsae stupuere domus, atque intima lethi
Tartara, caeruleosque impexis crinibus angues
Eumenides. [Geora. IV, 4813)
Herrera: y. 940: convocar. Virgilio en el 7 [Ene., y.
312): flectere si nequeo superos, Acheronta movebo. Este mismo
verso lo cita El Brocense a propsito del y. 938.
y.
942: como hizo. Orfeo.
y.
944: culebras comenta extensamente acerca del origen
y funcin de las Furias. Sobre Orfeo dice: Orfeo, en los himnos,
las llama castas hijas del gran Jpiter terreste <que es Plutn)
y Persfone.
Tamayo no alude al mito y Azara se limita a indicar en el
y. 942: como Orfeo.
Mele no recoge esta alusin y Rivers seala el pasaje
ovidiano donde se relata que Orfeo hizo llorar a las Eumenides
(Met., X, 456>.
419
84. Margarita Levisi, Elementos visuales en la Egloga II de
Garcilaso, BBMP, 53, (1977), p. 3959.
85. Epic and Pastoral in Garcilasos Egloges, ~flj, 86, 2,
(1971), p. 15466.
86. art. cit, p. 2746, 280.
87. Debo esta idea a la fina intuicin crtica y a la generosidad
de Angel Garca Galiano, que no dud en permitirme apropiarmela.
88. Vase los siguientes estudios para completar los posibles
significados del agua en Garcilaso: Angel Mazzei, El agua en la
poesa de Boscn y Garcilaso, Boletn de la Academia Argentina
de Letras, 10, <1942), p. 497-505; Guillermo Araya, La fuente
y los ros en Garcilaso, Estudios Filolgicos, 6, (1970), p.
11335.
89. Cfr. Antonio Prieto: La ~oesia espaola.... 1, p. 97-8, y los
trabajos de Jos Ignacio Diez Fernndez: El Cancionero a Marf ira
de Don Diego Hurtado de Mendoza, RFE, 69, (1989), 12, p. 119
131; Edicin y Comentario del Cancionero a Marf ira de don Diego
Hurtado de Mendoza, Madrid, Universidad Complutense, 1985,
Memoria de licenciatura indita, especialmente p. 236 para el
petrarquismo de Hurtado de Mendoza en oposicin al de Boscn y
Garcilaso; p. 41-54, para la vida de Da. Marina de Aragn y su
relacin con el poeta; y p. 47-9, 689 y 7880 para el estudio
de esta elega.
90. Adems de en los manuscritos y ediciones de Hurtado en que
aparece esta Elega, parte de ella y con algunas variantes, la
transcriben, a propsito del personaje de Orfeo, Herrera en sus
comentarios a la gloga III de Garcilaso y Baltasar de Vitoria
en su Teatro de los dioses de la gentilidad, libro V, cap.
XII.
91. Cito por la edicin preparada por Jos Ignacio Diez
Fernndez: Diego Hurtado de Mendoza: Poesa completa, Barcelona,
Planeta, 1989, que apunta lo comn de este tipo de digresiones
mitolgicas entre los humanistas italianos y espaoles, para
cerrar una composicin (p. 420), si bien Morel-Fatio y Gonzlez
Palencia y Mele opinan que se trata de un aadido inapropiado,
lo que discute el propio J.I. Diez en su Memoria de Licenciatura,
p. 80)
92. Cfr. slo como pequea muestra, con la descripcin de Boscn
en su parfrasis del mismo episodio virgiliano inserto en su
Leandro: Y all tambin delante se movieron
Con esta novedad las tres hermanas,
420
1475
421
95. As lo ha visto J.I. Diez (Memoria de licenciatura, p. 28>
quien califica a Hurtado de Mendoza de prebarroco no slo por
su desmitificacin de figuras y asuntos mitolgicos, que remiten
a Gngora y Quevedo, sino por el pesimismo de algunos sonetos
finales del Cancionero y, por supuesto, de esta elega que
comentamos.
96. Jos 1. Diez en su edicin (p. 514> apunta la posibilidad de
que este poema inspirara a Hurtado su elega a la muerte de Da.
Marina.
97. Virgilio y la pastoral esnaola del Renacimiento <14801550)
Madrid, Gredos, 1970, p. 17291.
98. Vid, el ya clsico estudio de Begoa Lpez Bueno, Gutierre
de Cetina, poeta del Renacimiento espaol, Sevilla, Publicaciones
de la Diputacin Provincial, 1978 y el muy reciente y claro de
Victor Montol Bernadas, Introduccin a la obra de Gutierre de
Cetina, Barcelona, PPU, 1993.
99. Vid. Sonetos: 52, 90 y 91, 93 y 94, 95, 96 y 250, 1157, 133,
142, 182, 224, 231, 246, entre otros, segn la ordenacin de la
edicin de Begoa Lpez Bueno: Gutierre de Cetina, Sonetos y
madrigales completos, Madrid, Ctedra, 1990. Vese, adems, el
estudio de su simbolismo en la obra citada de Lpez Bueno, p.
1709. Para la obra completa de este autor he usado la edicin
facsmil que la ed. Porra ha hecho de las Obras de Gutierre de
Cetina de Joaqun Hazaas y La Ra, Sevilla, 1895, Mxico, 1977.
Debe completarse su corpus potico con los descubrimientos de
Jos Manuel Blecua, Sobre Poesa de la Edad de Oro <ensayos y
notas eruditas), Madrid, Gredos, 1970.
100. Sonetos 74, 105, 185, 220, Cancin XI, etc.
101. Op. cit. p. 55. Sobre lo buclico en Cetina, vid, tambin
las p. 17992 del estudio ya citado de Begoa Lpez Bueno.
102. Esta pluralidad simultnea de amadas, le ha llevado a
Antonio Prieto a negar en Cetina, a pesar de su acentuado
petrarquismo, la redaccin de un Canzoniere potico. Adems,
su
abultado
corpus
potico
queda
disperso
temtica
y
narrativamente. Llegar a ser uno de los poetas de mayor
sensibilidad y musicalidad, pero no alcanzar un lenguaje propio.
103. Este mismo tpico, de las ovejas que se olvidan de pacer al
oir al pastor, aparece en una Cancin de Vadillo, el discpulo
de Gutierre de Cetina, editado junto a su maestro por Hazaas y
La Rua (p. 268):
Vosotras ovejuelas que a mis quejas
.
,
422
contino estais atentas, y mirando
cerrais las bocas y abris las orejas
mi pena sin pacer solemnizando (y. 614)
104. Op. cit. p. 170.
105. Con un soneto de Cetina, El Crotaln, 1, (1984>. p. 283
95.
106. Sigo la edicin de Hernando de Acua: Varias poesas
Madrid, ed. Luis E. DiazLarios, Ctedra, 1982.
107. Mele, E., Sonetti spagnuoli tradotti in italiano. BH, 16,
<1914>, p. 448-57. Estudia la imitacin de Acua del soneto:
Vorrei saper da voi comme egli & fatta.... Crawford, J.P.W.,
Two Spanish imitations of an italian sonnet, MLII, 31, (1916>,
p. 122-3. Seala la imitacin de Acua del soneto Mentre i
superbi tetti a parte a parte de Giovanni Mozarello. Caravaggi,
G., Un traduttore entusiasta: D. Hernando de Acua en Studi
sullepica ispanica del Rinascimento, Pisa, Universit di Pisa,
1974, p. 750. Analiza fragmentos de la traduccin del Orlando
108. Marcial Jos Bayo, Hernando de Acua: su poesa pastoril
y el soneto Ya se acerca seor, o ya es llegada, op. cit., p.
192201.
109. Sobre el autobiografismo como tpico buclico vid. el
articulo general de Ramn Mateo, La interpretacin de las claves
buclicas en la poesa renacentista, Enos, 7, <1991), p. 31333.
110. Cfr. introduccin a la ed. cit. pag. 5166, especialmente.
111. La noesia espaola del siglo XVI, 1, Madrid, Ctedra, 1984,
p. 12234.
112. Hernando de Acua. Un petrarchista delle~oca imneriale
Parma, Studium Parmense Editrice, 1977.
113. J.L. Velzquez, ed. de E. de la Torre, Poesas, Madrid,
Imprenta de Msica de don Eugenio Bieco, 1753. Asegura que
Quevedo es F. de la Torre. A. Fernndez Guerra, Discurso de
Recepcin en la RAE de Don.. .,
Discursos ledos en las
recepciones pblicas que ha celebrado desde 1847 la RAE, Madrid,
RAE,
1860, p. 79104, construye una biografa del poeta
inverosmil. A. Coster, Sur Francisco de la Torre, ~IJ, 45,
<1925), p. 74-132, discute la biografa propuesta por Fdez.
Guerra e identifica a Francisco de la Torre con Juan de Almeida,
pero fuerza los datos. J.P.W. Crawford, Francisco de la Torre
and Juan de Almeida, MLN, 42, (1927), p. 36571, contradice a
.
,
423
Coster, cree que hubo dos Juan de Almeida, pero no cree que
ninguno sea de la Torre. N. Alonso Corts, Algunos datos sobre
Hernando de Acua y F. de la T., Homenale a J.P.W. Crawford
Hisnanic Review, 9, (1941>, p. 437, propone una nueva biografa
tambin con pocos fundamentos de verosimilitud. J. de Sena,
Francisco de la Torre e D. Joao de Almeida, Paris, Fundagao
CalousteGulbenkian, Centro Cultural Portugus, 1974, critica a
Crawford, diciendo que slo existi un Juan de Almeida. Afirma
arbitrariamente que Francisco de la Torre es Miguel Termn,
criado de Almeida y telogo. A. Blanco Snchez, Entre Fray Luis
y quevedo. En busca de Francisco de la Torre, Salamanca, Ed.
Atlas, 1982, aportando mucha documentacin, y dedicando tambin
su atencin a Almeida <del que hace una excelente edicin de sus
obras>, identifica a Francisco de la Torre con un hijo de ricos
conversos toledanos, que vivi de 1521 a 1582, fue bachiller en
Salamanca, clrigo, jesuita que repudia su obra potica. M~ L.
Cerrn lo rebate, basndose en que la edicin de Rime que imita
el poeta se public ms tarde al ingreso de este personaje en la
orden.
424
Francisco de la Torre, Prohemio, 4, (1973), p. 405-20, estudia
con acierto el tratamiento del tpico de la yedra abrazada al
olmo, como expresin del amor.
117. Cfr. el excelente trabajo de M Luisa cerrn y las pginas
que A. Prieto le dedica en La poesa espaola... , II, p. 378400.
425
de Cetina, Sevilla, 1895, p. 264).
125. No encontramos eco en esta alusin herreriana a Orfeo de los
versos que Luis de Camos dedica al vate tracio. El soneto en
castellano:
Orfeu enamorado que taa
por la perdida ninfa, que buscaba,
en el Orco implacable donde estaba,
con la arpa y la voz le enterneca.
La rueda de Ixin no se mova,
ningn atormentado se quejaba,
las penas de los otros ablandaba,
y todas las de todos l senta.
El son pudo obligar de tal manera,
que, en dulce galardn de lo cantado,
los infernales Reyes, condolidos,
le mandaron volver su compaera,
y volvila a perder lo desdichado,
con que fueron entrambos los perdidos.
comienza con Orfeo en el Hades, sin introducir los episodios
anteriores del mito: la boda, la muerte, el descenso. El primer
cuarteto pinta al desdichado amante cantando y tocando su
instrumento en el Infierno. El segundo se refiere al efecto que
su msica produce en los atormentados, pero slo menciona a
Ixin, lo mismo que Virgilio en su pasaje de las Gergicas
Concluye la primera mitad del soneto con dos versos que van ms
all de la mera descripcin. Sealan el contraste entre el
reparto de alivio de Orfeo e, inversamente, el de dolor de los
atormentados. En los tercetos el esttico pretrito imperfecto
se sustituye por el indefinido dotando de ms agilidad a la
narracion. Se cuenta, sin especificar lo que es historia bien
conocida, la concesin de Plutn y Proserpina y su segunda
prdida. Pierde intemporalidad el relato del mito, por lo que
cualquier proyeccin personal del poeta se hace ms difcil.
Adems de este soneto, en algunas composiciones portuguesas
aparece ms fugazmente Orfeo. En su mote A B C va enumerando
alfabticamente personajes bblicos o paganos y los compara con
su amada. Menciona a Eurdice en la E y a Orfeo en la O:
31
Eurdice foi a causa
de Orfeu ir ao Inferno;
vs, de ser meu mal eterno(...)
Orfeu com a doce harpa
venceu o reino de Pluto;
vs a mim, com perfeigo.
En la gloga III, Almeno se lamenta por el desdn con que
le trata su amada Belisa. Imagina su muerte y pide a los pastores
que:
Ao p deste funreo acipreste
me fareis um sepulcro sem arreio
de boninas que o prado ameno veste.
426
As desusadas msicas de Orfeu
aqui me cantareis; e desta sorte
nAo haverei inveja a Mausoleu.
Se recuerda la muerte de Eurdice en la gloga VII. Un
stiro que est descansando se queja de que las ninfas huyan de
l y pone como ejemplo el mal paso de Eurdice cuando hua de
Aristeo:
Ah! Ninfas fugitivas,
que s por no usar humanidade,
os perigos dos matos no temeis!
Pera que sois esquivas?
Que inda de ns nAo peco piadade,
mas dessas alvas carnes que ofendeis.
Al-iI Ninfas! no vereis
que Eurdice, fugindo dessa sorte,
fugiu do amante, e nAo da fera morte?
En la Oda III hay una comparacin entre el poeta y Orfeo.
Oh! bem afortunado
tu, que alcangaste com lira toante,
Orfeu, ser escutado
do f ero Radamante,
40
e coos teus olhos ver a doce amante!
As infernais figuras
moveste com teu canto docemente;
as trs Frias escuras,
implacveis gente,
45
quietas se tornaram de repente.
Ficou como pasmado
todo o estIgio Reino coo teu canto;
e, quase descansado
de seu eterno pranto,
50
cessou de alqar Ssifo o grave canto
A ordexn se inudava
das penas que ordenava ah Pluto.
Em descanso tornava
a roda de Ixio,
55
e em glria quantas penas ah sAo.
Pelo qual admirada
a rainha infernal e comovida,
te deu a desejada
esposa, que perdida
60
de tantos dias jA tivera a vida.
Sigo la edicin de Obras completas, 2 vol., ed. Hernni
Cidade, Lisboa, Livraria SA de Costa, 1946.
126. Formalmente ambos sonetos estn muy alejados, no as el de
Herrera y esta estrofa de uno de J. de Montemayor en la Diana
No ms, Nympha cruel, ya ests vengada
no prueves tu furor en un rendido,
la culpa, a costa ma, est pagada;
427
ablanda ya esse pecho endurecido,
y resuscita un alma sepultada
en la tiniebla escura de tu olvido <L.I, p. 52>
127. Maria Hernndez: art. cit., p. 127.
128. Cfr. Antonio Prieto, La poesa..., II, p. 554; y sobre el
petrarquismo de Herrera los abundantes estudios que cita M~ Pilar
Manero en su ggjt., p. 923, principalmente, Oreste Macr,
Fernando de Herrera, Madrid, Gredos, 1972 (2 edicin), p. 12342, 4759.
129. Vid. Elega IX: Ruvio Febo i crinado, guascondido,
Soneto: Roxo Sol, que con hacha luminosa, entre otros.
130. Vid. Soneto: No espero ms de Fatn luziente.
131. Vid. Sonetos: Hazer no puede ausencia que presente, Como
en la cumbre ecelsa de Mimante, Pura, bella, suve Estrella
ma.
132. Vid. Sonetos: Cual rocida Aurora en blanco velo,
fresco seno ya la blanca Aurora.
Del
428
138. Vase la Elega 1: Si el grave mal quel coragn me parte.
139. Vase soneto: Cubre en oscuro cerco i sombra fra.
140. Vid. En los luzientes nudos enlazado, por ejemplo.
141. Editado en las Anotaciones, (p. 3437), tomado de la edicin
crtica de Jos M. Blecua: Obra potica, 2 vols. Madrid, Anejo
XXXII del BRAE, 1975, p. 277.
142. Obras de Garcilaso de la Vega con anotaciones de Fernando
de Herrera, ed. facsimil del CSIC de la de Sevilla de 1580.
Prlogo de A. Gallego Morel, Madrid, 1973.
143. Begoa Lpez Bueno en su articulo: La oposicin ros mar
en la imaginera del petrarquismo y sus implicaciones simblicas.
De Garcilaso a Herrera, Analecta Malacitana, 4, <1981>, p. 261
83, analiza el significado que el motivo del ro tiene en la
poesa petrarquista. En cuanto a Herrera, ste abarca desde el
ro confidente a la sacralizacin del mismo. Vid. los sonetos:
Divino Betis,
que por
la llanura,
Algrate,
Danubio
impetuoso, Betis, quen este tiempo solo i fro, De flores
cie, Betys, tu corriente, Igual al Tebro, al Amo i al
Metauro,
Sobervio Tajo, quen la gran corriente, T,
qualegras el Tebro esclarecido, entre otros, donde puede
apreciarse la insistencia de Herrera en estos tpicos.
144. Vid. Obra com~leta de D. Juan de Arcruijo <15171622~, ed.
de Stanko B. Vranich, Valencia, Albatros ed. Hispanofila, 1985,
p. 212235.
145. p. 2123 de la ed. cit.
146. Pablo Cabaas en su art. cit.: Garcilaso, Arguijo,
Gngora..., hace un interesante estudio comparativo entre el
soneto de Garcilaso y el de Arguijo. Analiza las similitudes en
cuanto a ritmo, acentos, palabrasrima, etc. Postula que, adems
del modelo garcilasiano, Arguijo se sirvi del soneto juvenil de
Gngora (escrito hacia 1583 pero publicado como flQ 203 de las
Flores de voetas ilustres, Madrid, 1605, por Pedro Espinosa):
Ni en este mont, este aire, ni este ro
corre fiera, vuela ave, pece nada,
de quien con atencin no sea escuchada
la triste voz del triste llanto mio
y aunque en la fuerza sea del esto
al viento mi querella encomendada,
cuando a cada cual de ellos ms le agrada
fresca cueva, rbol verde, arroyo fro,
a compasin movidos de mi llanto,
429
dejan la sombra, el ramo y la hondura,
cual ya por escuchar el dulce canto
de aquel que, de Estrimn en la espesura,
los suspenda cien mil veces. ;Tanto
puede mi mal, y pudo su dulzura!
Este soneto, que, segn ha sealado la crtica, se basa en
el italiano: Non moue, erge, il corpo, i piedi, lale. . 2 de
Luigi Groto, da la vuelta a la estructura del soneto XV de
Garcilaso. El dolor personal se adelanta a la comparacin
mitolgica. Los diez primeros versos describen el estado del yo
potico y los ltimos cuatro aluden, sin nombrarlo, al poder del
canto de Orfeo que seduca a la Naturaleza. El llanto del poeta
suspende los elementos de la Naturaleza del mismo modo que hizo
Orfeo con su voz. Se repiten palabrasrimas y otros vocablos
claves del soneto garcilasiano. Para Cabaas, este soneto se
sita en medio de una cadena de influencias: GarcilasoGngora
Arguijo y ste ltimo es el ms logrado de los tres.
147. Gracin dedica su Discurso LIX: De la ingeniosa aplicacin
y uso de la erudicin noticiosa <ed. E. Correa Caldern, Madrid,
Castalia, 1969) a la conformidad que ha de haber entre el tema
del que se trate y la ancdota con la que se ilustra. Para
ejemplicar esta cualidad retrica pone como ejemplo el mito de
Orfeo y su alegorizacin. Comenta la asimilacin entre Cristo y
Orfeo, y entre los instrumentos de cada uno, Cruz y Lira,
recogida de la tradicin patrstica y moralizadora, como Clemente
de Alejandra, citado expresamente, o el Ovid Moralis ,yque
culminar con el auto de Caldern El divino Orfeo. Lo relaciona
con un texto evanglico, perteneciente a la escena de la
Transfiguracin, en el que Cristo anuncia que, cuando sea elevado
sobre la Cruz, har que todo lo creado se rinda ante l,
prefiguracin de su triunfo sobre la naturaleza gracias a su
muerte en la Cruz. La idea de la atraccin por medio de un
instrumento le acerca al mito de Orfeo y aprovecha las
comparaciones ya aejas entre ambos.
No basta la sabia y selecta erudicin; requirese lo ms
ingeniosa y necesario, que es la acertada aplicacin della. Puede
reducirse a especie de agudeza, y de las ms importantes;
pertenece a las de careo, porque se forma la correlacin y se
ajusta entre el sujeto o materia de que se trata, y la historia,
suceso o dicho que se aplica. Desta suerte el sapientssimo
Clemente Alejandrino, basta decir que fue maestro de Orgenes,
acomoda, a Cristo Seor Nuestro en la Cruz, la antigua fbula de
Orfeo, aquel que con la armona de su lira atraa a los montes,
paraba los ros, arrancaba los rboles, suspenda las fieras y
todo lo atraa a s. El verdadero Orfeo es aquel Seor, que
teniendo estirados sus sagrados miembros en la lira de la Cruz,
con aquellas clavijas de los duros clavos, hizo tan dulce y suave
armona que atrajo a s todas las cosas: Si exaltatus fuero a
430
terra omnia traham ad me ipsum.
148. Viene a cuento al citar a Pedro Cceres el recordar cmo,
en un soneto preliminar a Las lgrimas de Anglica de Barahona
de Soto, juega con el paralelismo entre ste poeta y Orfeo, que
rescatan a Anglica y a Eurdice con su palabra:
Sacad a la luz de la tiniebla oscura
del Orco, a vuestra Anglica elegante,
cual su Eurdice tierno tracio amante,
aunque con ms consejo que cordura.
Bien pudo ser igual su hermosura,
y mucho el Orco al Orco semejante,
y que uno en Ebro y otro en Ebro cante,
mas grande es la distancia en la ventura.
Que aquella volvi el rostro inadvertida
a la prisin antigua, y no ha alcanzado
volverla el muerto Orfeo al ser perdido;
mas sta, ya a la luz del sol salida
merced del canto de otro no igualado,
jams ver la muerte ni el olvido. (Ed. de Jos Lara
Garrido, Madrid, Ctedra, 1981, p. 93)
149. op. cit., p. 3. Define las fbulas mitolgicas como gnero
de poemas que, teniendo en el fondo un carcter narrativo, es en
ellos lo menos importante la novedad e inters de lo narrado, y
lo ms los aderezos poticos aadidos a la narracin. Apoyndose
en la Potica de Luzn, Cossio consideraba que no poda
encuadrarse dentro de la pica por contener amores y acciones
de personas particulares.
150. Antonio Prieto, Origen y transformacin de la pica culta
en castellano en Coherencia y relevancia textual. De Berceo a
Baroja, Madrid, Alhambra, 1980, p. 11778. Jos Lara Garrido,
Potica manierista y texto plural <Luis Barahona de Soto en la
lrica espaola del XVI), Mlaga, Universidad de Mlaga, 1980,
p. 55ss. Jos Cebrin, ed. de Juan de la Cueva, Fbulas
mitolgicas y pica burlesca, Madrid, Editora Nacional, 1984; L~
fbula de Marte y Venus de Juan de la Cueva. Significacin y
sentido, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1986; El mito de Adonis
en la Poesa de la Edad de oro, Barcelona, PPU, 1988.
151. A propsito de excursus narrativos en medio de glogas
pastoriles, es pertinente recordar aqu el caso de Pedro de
Padilla (m. despus de 1600) quien en su dcima gloga introduce
la Fbula de Narciso en versos sueltos. En ella, al igual que
en el Leandro de Boscn, se enlazan dos historias mitolgicas
que no tienen conexin, pues cuando Silvano relata a Vandalino
el dolor de Eco por el desdn de Narciso, lo compara con el de
Orfeo y se distrae de su materia:
431
tan tiernos eran sus lamentos mudos,
que de la misma suerte que el de Tracia
para cobrar la amada compaera
con el suaue son de sus acentos,
y con el instrumento sonoroso,
(que las piedras, los arboles, las fieras
tras si lleuaua, con oculta fuerga>
pudo mouer del reyno del espanto
aquel trifauce can, que dio a Pinto
<querido compaero de Teseo,
sin valelle su esfuervo> muerte fiera
detuuo la corriente presurosa
de la Laguna Estigia, y Lago Auerno,
y de las fieras infernales furias
aquel furor indomito aplacando,
hizo alli de Yxion parar la rueda,
y sossegar la piedra de Sisipho,
y al Buytre carniscero, que de Ticio
rompe contino las entraas tiernas,
suspendio el exercicio sanguynoso
y a Tantalo, la hambre que le aquexa
teniendo las manganas a la boca,
y hizo a las hermanas que dexassen
de fatigarse en vano, trabajando
por llenar de agua clara el hondo pozo,
y pudo tanto, que Pluton le hizo
gracioso don de la querida esposa
(que saliendo perdio por impaciente>
El texto est tomado de la edicin de aloaas pastoriles de Pedro
Padilla y iuntamente con ellas alaunos sonetos del mismo autor
Sevilla, en casa de Andrea Pescioni, 1582, p. 176r177a. (Otras
referencias a Orfeo en el mismo autor gloga V p. 72r, soneto XX
p. 244r)
152. Obras completas, ed M. Rodrigues Lapa, Lisboa, 1942, t.I,
p. 905.
153. El Ninfale Fiesolano de Giovanni Boccaccio y la Fabula do
Mondeao de Francisco SA de Miranda en 11 Boccaccio nelle culture
e letterature nazionali, a cura di F. Mazzoni, Firenze, L.S.
Olschki, 1978, p. 16378.
154. SA de Miranda y Garcilaso de la Vega en Garcilaso, vol.
cit., p. 23546.
155. T.F. Earle, Theme and image in the poetrv of SA de Miranda
Oxford University Press, 1980, p. 19-25.
.
,
432
156. No le justifica, sin embargo, Sor Ana Francisca Abarca de
Bolea, quien en una dcima escrita ya en cronologa barroca, por
lo que se escapa a nuestro estudio, culpa a Orfeo de su falta,
reprochndole que su a pasin no le gobernara razn:
Bien pudo Orfeo bajar
por Eurdice al infierno
y ostentalla su amor tierno,
pero fue solo ostentar
que si le llegara a amar
le gobernara razn
y no solo su pasin,
pues sabe que la mujer
es muy fcil de perder
al perder de la ocasin (Vipilia y Octavario de 5
Juan Bautista, Zaragoza 1679>. Cito gracias a una indicacin de
D. Antonio Prieto, quien me ha sugerido contrastar estas graves
reconvenciones con la general admiracin renacentista hacia el
enorme amor y audacia del vate.
157. Bartolom Gallardo posea hasta 1823 un manuscrito autgrafo
de este Cancionero y hoy se conserva en la Biblioteca Colombina
de Sevilla. Fue editado por la Sociedad de Biblifilos Andaluces:
Cancionero de Sebastin de Horozco. Poeta toledano del siglo XVI
Sevilla, 1874. Jack Weiner realiz una edicin crtica <Herbert
Lang, Bern und Frankfurt, 1975> que se basaba en el manuscrito
e incorporaba fragmentos omitidos en la edicin de Sevilla.
158. Juan de Mena (1411-1456) en el Laberinto de Fortuna menciona
slo una vez al cantor tracio:
120
Mostrse Tubal, primero inventor
de cnsonas bozes e dulce armona;
mostrse la farpa que Orpheo taa
quando al infierno lo trazo el amor,
mostrse Filirides, el buen taedor,
maestro dArchiles en qitarizar,
aqul que por arte ferir o domar
pudo a un Archilles, tan grand domador.
Y el comentarista Hernn Nez glosa as esta copla: Orpheo
hijo de Oeagro y de la musa Caliope, o segun otros, hijo del Dios
Apolo, natural de la prouincia de Tracia, fue segun algunos
dizen, el primero inuentor de la vihuela y fue tan excelente
Musico, que no solo traya tras si los hombres, mas aun las
animalias brutas, y los montes, y los rboles, y los ros y las
piedras. Este fue casado con Euridice, la qual passeandose con
las nymphas Najades por el campo mordio la una culebra en el pie,
y murio dello: por lo qual Orpheo segun las ficciones poeticas
decendio por ella al infierno, y con la suauidad de su musica
prouoco a llorar a las animas del infierno, y alcango del Dios
Pluton que le diesse a su muger Euridice con tal condicion que
433
hasta que fuesse salido del infierno, no la mirasse: pero Orpheo
con el gran amor que le tenia, no se pudo contener, y boluio la
cabe9a atras para la mirar, y perdio el don que Pluton le auia
concedido y su muger Euridice se torno al infierno.
(Todas las obras del famosissimo noeta Juan de Mena con la alosa
del Comendador Feman Nuez sobre las trezientas:
acora
nueuamente corregidas y enmendadas, Anvers, en casa de Martin
Nucio, 1552, p. 109r)
Adems, Mena en la copla 16 de La Coronacin, (sigo la
edicin de Toulouse, 1489 por el facsmil preparado por
Incunables Poticos Castellanos en 1964) alude al hijo de
Calope~~. Mas mira quando te fueres
no retroceda tu lunbre
ver te as si lo hizieres
do nunca jams esperes.
5
redencin en certidunbre
no seas tan inconstante
que vencido del talante
muestres seso ms inope
al hijo de Calope,
10
queriendo ser ymitante
Inmediatamente el poeta aade un largo comentario en prosa,
donde primero aclara verso a verso el sentido de la copla en el
conjunto de la composicin. Mena enlaza la amonestacin de
Tesifone con la historia de Orfeo, de quien da su genealoga y
especifica con precisin de citas las fuentes clsicas de su
historia: Ovidio y Boecio. A continuacin bajo el rtulo
Ficgion Mena relata la fbula. Recordando el tratamiento
medieval de los mitos que acomoda a su poca anacrnicamente la
materia antigua, Mena presenta a Orfeo como un juglar de
maravillosos poderes con la ctola y la vihuela. Los ros dejaban
de fluir, los animales acudan a l y los Arboles alargaban sus
ramas hacia l. Cuenta la muerte de Eurdice cuando paseaba con
las nyades por unos prados y fue mordida por una sierpe
pon9oosa. Interrumpe el relato ovidiano para referir los malos
agtieros que en la boda de los protagonistas produjeron los
tristes atavios de Himeneo y de Juno. Con una tcnica muy
amplificatoria, los presenta al primero como dios de las bodas
y a la segunda como diosa de las madrinas. Mena elabora de forma
personal el material que sobre este punto encuentra en su fuente,
Ovidio, quien presenta al comienzo de su relato, pero no tras la
muerte de Eurdice, los malos presagios de la ausencia de Himeneo
en sus bodas. El dolor de Orfeo es descrito con una expresin muy
viva: se comen~o a matar todo. El autor sigue los relatos
clsicos sobre la estancia en el Hades y aparecen los clebres
atormentados, si bien equivoca a Ssifo por Tesifone, quiz por
lo similar de su secuencia fnica. Se aade la mencin de Carn
como uno de los seducidos por la msica. Posteriormente se copia
el discurso ante Plutn en estilo directo y siguiendo su perfecto
434
esquema retrico. Como novedad, encontramos tambin en estilo
directo la respuesta de Plutn con la condicin, sin que
intervenga en ella Proserpina. El poeta acude de nuevo a Boecio
para tratar de justificar la desobediencia de Orfeo, causa de la
prdida definitiva. No se detiene mucho en los detalles finales:
muerte y destino ulterior de Orfeo, pues los consigna con las
mnimas palabras. Omite el largo canto de Orfeo donde se cuentan
las historias de los amantes ilcitos y as dota a su versin de
una estructura ms equilibrada. Adems de procurar una
construccin ms armnica, altera a veces el orden secuencial.
Sigue Mena con la Historia e verdad, en la que en
breves palabras se consigna la ascendencia mtica de Orfeo, como
explicacin evemerista de sus grandes cualidades como sabio y
msico, pero sin admitir en modo alguno la autenticidad de la
misma. A continuacin, el autor desarrolla ampliamente la
alegorizacin de la historia bajo el titulo de Aplicagion e
moralidad. Esta clasificacin en aspectos: ficcin, historia y
moralidad, procede de la tradicin de los manuales mitogrficos
y moralizaciones de Ovidio que hemos estudiado. Es el esquema,
sin ir ms lejos, que emplea Boccaccio en su Genealogia y que
poda haber conocido Mena. Su vigencia ser muy larga y hasta la
Philosophia secreta de Prez de Moya en el s. XVII lo
emplear.
Segn esta explicacin moral, Orfeo es el entendimiento que
detiene a los ros, es decir los pecadores en su camino natural
hacia la mar, el infierno. Con un sentido bastante misgino, la
mujer es la parte carnal del ser humano y, como tal, se deja
tentar por la serpiente cuando folgaba en el prado. Esta
pequea variacin del momento del mordisco, no producido cuando
caminaba sino cuando estaba tumbada, es bastante plstica y
enriquecedora. Orfeo entonces ha de emprender la peregrinacin
de la penitencia para lograr sacar a su carne del pecado mortal.
Con sus oraciones y sacrificios los cantos logra aplacar a
Dios, que concede la gracia del arrepentimiento de la carne, bajo
la condicin de no volver a mirar las cosas terrenales. El
entendimiento no obedece y por eso pierde de nuevo su alma. La
furia Tesifone representa simblicamente la prdida definitiva
del alma por la desobediencia del hombre. Llama atencin lo
negativo de este final, pues el hombre no acaba de salir de su
estado de pecado y el autor se olvida de la alegorizacin del
resto de la historia de Orfeo.
En
lineas
generales,
Mena
desarrolla
la
conocida
moralizacin que ya estaba en Boecio y que tantos comentaristas
medievales: Arnulfo de Orleans, Juan el Ingls, el Ovid
Moralis, amplifican. Se trata adems de la primera alegorizacin
amplia de este mito en lengua castellana, pues Alfonso X no
aprovecha su relato del mito para introducir ms que pequeas
pinceladas alegricas.
El estilo de la narracin es llano, aunque no faltan algunos
435
recursos ornamentales como son el hiprbaton: e luego los
atormentadores de las almas estouieron quedos por la dulcesa de
la su citola a escuchar; la simetra con rima de la traduccin
de dos versos de Boecio: Quien sera aquel que ponga ley a los
amadores, como no pueda ser la ley mas fuerte para mandar que mas
fuerte no sea el amor para la quebrantar? que no est en los
originales Quis legem det amantibus? maior lex amor est sibi
De Consolatione philosophiae,
III,
metro
12,
478;
los
latinismos: comeng ...
tales palabras efundir, las sumidades
del monte Hemo; las parejas de vocablos castizos y latinos
juntos: ponzoa e venino pestilente, crescer y conualescer,
demos . . .y restituyamos, las orfeicas palabras... Este ltimo
adjetivo, derivacin poco frecuente del nombre propio del vate,
se repite en otra copla:
O tu, orpheica lira
son de Febea vihuela,
ven, ven, venida de vira,
y de tus cantos espira,
pues que mi seso recela (Copla 31>
159. Cristbal de Castillejo (14901550> es traductor de Ovidio
frente al virgilianismo de sus rivales Boscn y Garcilaso. Su
obra se enfrenta a la renovacin mtrica que propugnan los
citados poetas. Traduce la Historia de Piramo y Tisbe, Canto
de Polifemo,
Fbula de Acten,
donde demuestra gran
conocimiento de los latinos Catulo y Ovidio, pero donde no se
desprende de toda la carga de alegorismo medievalizante. En todas
sus fbulas mitolgicas no aparecen referencias a Orfeo. Ed. 3.
Domnguez Bordona, Madrid, Espasa-Calpe, 1944, t. II.
160. Acerca de los pocos datos de su vida que se conocen vid.
Beatriz Elena Entenza de Solare, Datos para la biografa de don
Juan Coloma, Filologa, 13, <196869), p. 16573. Adems de las
composiciones incluidas en el Cancionero, publica Decada de la
passion de nuestro redem~tor Jesu Christo; con otra obra
intitulada Cantico de la gloriosa resurreccion, Cagliari, 1576.
161. Editado y estudiado por Morel-Fatio en La Espagne au XVI et
au XVII sicle, Heilbronn, Henninger Frres Libraires Editeurs,
1878, p. 489603.
162. Vid. Emiliano Diez Echarri, Teoras mtricas del Siglo de
436
163. Antonio Prieto, Del ritual introductorio en la pica
culta, en Estudios de Literatura europea, Madrid, Narcea, 1975,
p. 15-71; Jos Cebrin, El ritual introductorio en La fbula
de Marte y Venus..., p. 68-79; El ritual introductorio en El
mito de Adnis..., p. 97107.
164. Juan de Juregui <15831641) publica en 1624 su Orfeo
fbula mitolgica dividida en cinco cantos y con un total de 186
octavas reales. (Sigo la ed. de 1. Ferrer de Alba, en Madrid,
EspasaCalpe, 1973 y vid, la ms reciente de 3. Matas en Madrid,
Ctedra, 1993 as como su fino estudio Juan de Jurecui: Poesa
y Potica, Sevilla, Diputacin Provincial de Sevilla, 1990>.
A diferencia de otros poemas del gnero y de los preceptos
tericos, el Orfeo carece del ritual introductorio. As
directamente en el canto primero se nos presenta a los hroes,
se narra la muerte de Eurdice y la desesperacin de Orfeo. El
joven muchacho Orfeo se dedica a la msica sin acceder al amor,
como si previera peligros en ste, aunque la misma msica haga
que las mujeres se sientan atraidas por l. Sin embargo, al
conocer a la ninfa Eurdice olvida su inicial rechazo y se
enamora profundamente de ella. El himeneo se ve enturbiado por
funestos presagios que auguran un hecho fatal: <y. 67, 2324,61
64). Eurdice muere mordida por una serpiente al ser perseguida
por Aristeo. En la descripcin del dolor de Orfeo, el poeta sigue
nuevamente la pauta virgiliana.
En el canto II se desarrolla el relato de la katbasis de
Orfeo, la descripcin del infierno y del poderoso efecto
dulcificador del canto del enamorado entre la naturaleza agreste
y los condenados. Es uno de los mejores pasajes del poema por los
recursos descriptivos que despliega Juregui en un alarde
pictrico que ornamenta el hilo del relato y por la introduccin
de elementos narrativos que no estaban en Virgilio. El hroe
llega ante el palacio de Plutn, pero antes ha encontrado al
Sueo, la Tristeza, el Morbo, la Guerra, personificaciones de los
principios del mal; a las Scilas y Chimeras, monstruos clsicos
pero ausentes en las ms clsicas descripciones del Hades.
Progresivamente el canto del tracio, va transformando a su paso
todo lo que se encuentra. Se amansan los monstruos, cruza el
Aqueronte en la barca de Caronte, el cual se rinde ante el
canoro nauta. Una vez en tierra, ni siquiera el Can Cerbero
puede resistirse a la fascinacin de su voz. Atraviesa los
distintos lugares del Ms All: la regin de los bienaventurados
y el espacio de los tormentos. Las torturas eternas se detienen
un solo instante, el momento en que la voz de Orfeo les arrebata.
El canto III, central en el conjunto, constituye el climax
del poema. Se desarrollan en l los hechos cruciales del relato
mitolgico: llegada del hroe ante Plutn y Prosrpina, canto de
Orfeo, concesin de la gracia bajo una condicin, incumplimiento
de la misma y prdida definitiva de la amada. La fuente que sigue
437
el autor es principalmente la ovidiana, de manera especial en el
canto de Orfeo, que desarrolla en once octavas el esquema
oratorio ya consagrado. Tras la splica, Plutn se amansa y ni
siquiera Prosrpina tiene necesidad de interceder ante su marido,
pues ste ya es propicio a Orfeo. Eurdice es conducida por los
ministros de Plutn ante la presencia de su amado. La condicin
de no mirar a Eurdice hasta no verse en la regin de los vivos,
Juregui intenta racionalizara un poco ya que en la regin de
los muertos no est permitido gozar de halagos. Como es
obligado en el relato, Orfeo se vuelve y pierde a su esposa.
Juregui racionaliza el impulso amoroso que en Virgilio es
imprudente impaciencia pero en Ovidio cuidado por la amada. Al
ser arrebatada Eurdice, no escuchamos su queja que tan
bellamente expone Virgilio, y una simple indicacin del narrador
nos resume uno de los momentos ms trgicos del relato
mitolgico. La reaccin de Orfeo se detalla ms: intenta
seguirle, pero no puede cruzar el Aqueronte de nuevo, tampoco
puede cantar ya y huye del lugar infernal, aborrecido ya para
siempre, sin consolarse siquiera en la regin de los vivos.
En treinta y nueve octavas, Juregui narra el regreso del
desgraciado joven despus de su fracasado descenso. Otra vez en
la tierra, su dolor se manifiesta en el ms bello canto que jams
la naturaleza haya escuchado. Por ltimo, se describe el
portentoso efecto que la msica hace entre peas, rboles, y
animales. Se trata de uno de los pasajes ms elaborados del
sevillano, que se entretiene en la descripcin de dos aspectos:
la preparacin y desarrollo del concierto por una parte, y la
respuesta de la naturaleza ante ste, por otra. La atmsfera que
envuelve al cantor se va tornando mgica y su voz enciende a la
naturaleza. Tal como es habitual en Juregui, retomando la idea
ovidiana, construye un enorme pasaje en el que intensifica todos
los elementos temticos de su fuente.
El ltimo y mas largo de los cantos relata el final trgico
de Orfeo, motivado por la crueldad de las bacantes, y el destino
posterior del hroe muerto. Juregui sigue el relato ovidiano
pero, como es general en los autores espaoles, omite los amores
homosexuales de Orfeo. Para justificar la furia de las bacantes
no se contenta con remitirse a Virgilio y a la envidia de las
mujeres por recibir menos atenciones que la msica, sino que hace
ms verosmil su relato al introducir una innovacin importante:
el personaje de Lisis. La ninfa al verse rechazada por Orfeo,
primero intenta convencerle con palabras, luego herida por su
desdn incita a sus compaeras a la venganza, aunque se
arrepiente cuando ya es tarde del dao infringido a su amado. La
introduccin de este personaje es un acierto indudable pues
adems de verosimilitud aporta nuevas posibilidades dramticas
al texto. Orfeo muere repitiendo el nombre de su amada. Tras la
muerte, nos relata el destino posterior del cuerpo, del alma y
de la lira de Orfeo, adems del dolor terrible pero sereno que
438
causa en la naturaleza. Destacan dos detalles nuevos: las musas
sepultan los despojos de Orfeo y erigen un mausoleo en su honor,
su lira se catasteriza en una constelacin de nueve estrellas,
tantas como musas. Orfeo y Eurdice en los Eliseos se abrazan y
se miran sin temor.
165. La publicacin del Orfeo de Juregui, le granje feroces
ataques. El ms signigicativo de ellos es el protagonizado por
el Orfeo en lenaua castellana de Montalbn. (Sigo la ed. de P.
Cabaas en Madrid, CSIC, 1948)
La obra se compone de cuatro cantos cuyo contenido es como
sigue: El Canto 1 se desarrolla en 64 octavas y se abre con el
obligado tpico del ritual introductorio (15>. Primero el
poeta se dirige al propio Orfeo y declara su propsito de cantar
su vida con la misma elocuencia que es natural en l. El tpico
de la captatio benevolentiae se expresa con la mencin a los
flacos ombros de mis verdes aos. A continuacin, la invocacin
a la Dcima Musa. La ltima octava conserva el recuerdo de los
conocidos comienzos de los grandes poemas picos, pues el poeta
insiste en que no va a cantar las armas, sino el amor. Comienza
el poema no in medias res, sino con la presentacin de los
antecedentes de Orfeo <628). La localizacin geogrfica (6) y
la genealoga del hroe <7) en la que presenta a Apolo, y no a
Eagro, como padre de Orfeo. Es novedad interesante la descripcin
fsica de Orfeo (8-lo>, que se corresponde con la posterior de
Eurdice (29-34), pues no suele incluirse en otras versiones del
mito. Orfeo es el amado de la Naturaleza (1115>, que se va
describiendo asignando a cada elemento de la misma una historia
de las Metamorfosis que lo origina. Entre las cualidades de Orfeo
destaca su prodigioso canto. Esto se escenifica mediante la
inclusin de una cosmogonia (16-26), a la que sigue la
ponderacin de sus efectos (2728). Dando un salto temporal de
cinco aos se relata la boda de Orfeo y Euridice(48-50>:
invitados (5155>, malos presagios (5659> y noche de bodas (60
64) . LLama la atencin que el autor no comienza su relato en las
bodas, como Ovidio, sino que presta mucha atencin a la historia
antes de las mismas.
En el Canto II, que abarca 53 octavas, comienza con una
referencia temporal introductoria (12> y pasa a presentar a
Aristeo, al que se confiere un gran protagonismo. Es el inventor
de la apicultura (~~> y, enamorado de Eurdice <1015), provoca
su huida (162 3) y posterior muerte (2430>. Le sigue la pintura
del dolor de Orfeo (353~> y su canto <3949>, as como la
universal queja de la Naturaleza (50-53).
En el Canto III (59 octavas> se describe el descenso de
Orfeo al Hades. Se incluye una referencia personal del poeta y
una crtica velada a Juregui, al que achaca haber dedicado
demasiadas estrofas a los horrores del infierno (25). Tras la
bajada de Orfeo (619>, se desarrolla su canto que no sigue el
439
esquema oratorio ya consagrado y en el que, sin demasiada
justificacin, se incluye la historia del rapto de Prosrpina
(2041). Al fin, todos se comnueven del dolor de Orfeo por lo que
se concede bajo condicin que vuelva Eurdice (4245>. Otra
novedad estriba en los parlamentos de Orfeo y Eurdice (4654>
mientras ascienden a la tierra, que aportan nuevas dimensiones
humanas como la fidelidad al recuerdo de su esposo en el Ms
All. Acaba el Canto con la narracin de la ruptura de la
condicin y de la prdida de Eurdice (55-59>.
El ltimo Canto, el IV, contiene 58 octavas. Se abre con la
peticin y lgrimas de Orfeo ante las puertas del Hades <1-8).
Tras la negacin de los dioses (9-19), llega a Tracia (20), donde
el poeta canta a los ingenios espaoles (2139), siguiendo el
modelo de las novelas pastoriles que precisamente adjudican esta
misin muchas veces a Orfeo. Despus del panegrico, Orfeo sigue
cantando, pero esta vez la materia ovidiana del propio canto de
Orfeo en el libro X de las Metamorfosis: Atis, Cipariso,
Ganimedes, Jacinto, Pigmalin, Mirra, Adonis, Atalanta (4048>.
Concluye la obra con la muerte de Orfeo y su ulterior destino
(495v>. La narracin utiliza la segunda persona para dar ms
viveza al relato. La ltima estrofa contiene la despedida del
poeta (58).
166. Entre los principales cultivadores del gnero que no
tratamos por dedicarse a otros mitos, se encuentra Gaspar Aguilar
(15611623), poeta y dramaturgo valenciano y uno de los
fundadores de la Academia de los Noctunos. Pero quiero recordar
que comienza su Fbula de Endimin y la Luna <ed. de J. M. de
Cossio, Madrid, Cruz y Raya, La rosa blanca, 1935), invocando a
Orfeo:
Del amor loco atrevido
el caso ms sealado
canto y lloro enternecido;
canto, por ser escuchado,
5
lloro por ser entendido.
Para engrandecer mi canto
de la suerte que deseo,
holgara que el cielo santo
en todo me hiciera Orfeo,
10
sino en suspender el llanto.
Piedras, rboles y ros,
como Orfeo a mi truj era
solo por mis desvaros,
los llantos no suspendiera
15
por no suspender los mos.
Vid. Aurelio Valladares del Reguero, Vida y obra de Gaspar
Aguilar, Madrid, Univ. Complutense, 1981.
440
167. Primero, Eneas, para convencer a la Sibila de que le deje
iniciar el viaje, recuerda el descenso de otros personajes al
Hades y, entre ellos, el del vate tracio:
Si potuit manes accersere coniungis Orpheus
120
Threicia fretus cithara, fidibusque canoris
Ms adelante, cuando el hroe y su gua han penetrado ya en
el Eliseo, tras haber visitado los terribles lugares de las almas
condenadas, contemplan a los bienaventurados. El primer personaje
que all encuentran es Orfeo:
645
Nec non Threicius longa cum veste sacerdos
obloquitur numeris septem discrimina uocum,
iamque eadem digitis, iam pectine pulsat eburno.
Vemos que la figura de Orfeo se recuerda muy positivamente.
En el primer fragmento se habla del xito del viaje de rescate
y se omite toda la secuencia final de prohibicin, curiosidad y
desgracia. Es curioso que siendo el mismo Virgilio quien en las
Gergicas consagrara la versin del fracaso de Orfeo en su
misin, no aludiera a ste en su otra obra. Adems, la funcin
del recuerdo del vate en la Eneida, es la de ejemplificar otros
casos de Katbasis sin ms y que, con fracaso o sin l, Orfeo la
protagoniz. Por qu no quiso aludir al final desdichado de
Orfeo que no hubiera modificado en nada el papel ejemplarizante
en este fragmento de Orfeo? No lo s. Quiz porque se le quera
presentar como figura excelsa, sacerdote y msico que habita
mansamente el Eliseo, como hace ms adelante. Tras Orfeo, Eneas
ve a Museo al que llama optime uates, quien le orienta en su
bsqueda de Anquises.
168. Juan de la Cueva (1543-1612) es autor de varias fbulas
mitolgicas como LLanto de Venus y Los amores de Marte y
Venus, cuya edicin y estudio debemos a Jos Cebrin, op.cit.
Adems, en el Viaje de Sannio (1585> (ed. 3. Cebrin, Madrid,
Miraguano, 1990), donde desarrolla un viaje alegrico del
protagonista, acompaado de la Virtud, por las tres partes del
mundo, son varias las referencias a Orfeo. En el Libro 1 se
describe el cielo y cada una de las constelaciones de estrellas
que lo pueblan, segn la mitologa antigua. Se menciona entonces
la lira de Orfeo:
Mira a Orin pluvioso i tambin mira
el Cisne, en que mudado fu el rey Cigno,
llorando porque love ardiendo en ira
a Phaetn dio muerte su sobrino;
mira del sacro Orpheo la dulce lira,
que juzgando los dioses por indino
al bajo suelo de poder gozalla
quisieron en el Cielo colocalla. (L. 1, 61>
En el libro IV entre las estrofas 76 y 77 se intercala un
soneto en el que se describe el cataclismo csmico que supuso la
ira de los dioses ante la ofensa de un mortal. Entre ellos
441
aparece Orfeo:
Hiri la Trivia diosa en el Letheo
con el tridente del nudoso ermano
por el insulto qu el pastor troyano
cometi, 1 suspira el caso Orpheo.
Apareja Mercurio el caduceo,
Ardese en ira love soberano,
sin que impida su Animo inumano
luno, ni el tierno abra~o cythereo.
Treme el profundo Huerco, i del ruido
senciende Phlegetn sin govierno.
Altrasse el Parnasso, i comnovido
el zonado Zodiaco rebuelve
sus doze signos en su curso eterno.
Por ltimo, el poeta vuelve a referirse al cantor tracio en
la estrofa 65 del libro quinto. Se trata de una alusin
panegirica en la que se compara el canto de un poeta, Juan Sez
Zumeta con el de Apolo y con el de Orfeo, que logr vencer los
tormentos del Hades:
Mira, si ya ladmiracin i espanto
no te priva el mirar esta figura
de luan Sez 9umeta, cuyo canto
hace lo quel de Apolo en su dulgura;
con l suspende la congoxa i llanto
de Amor, con l la pena i desventura,
con l sobresey del reyno oscuro
Orpheo el uso del castigo duro. <L. V, 65)
169. NakWon Choi: Garcilaso a lo divino. Estudio critico sobre
el proceso de la contrafaccin de la poesa garcilasiana en la
Edad de Oro, Madrid, Univ. Complutense, 1988. Vid. tambin el
articulo de Francisco Javier Snchez Martnez, Presta los
versos t, yo el artificio: nuevos contraf acta espirituales de
la poesa de Garcilaso, Rilce, 9, 1, (1993>, p. 73102.
170. Dmaso Alonso: La noesia de San Juan de la Cruz, Madrid,
CSIC, 1942; Dmaso Alonso, El misterio tcnico en la poesa de
San Juan en Poesa espaola. Ensayo de mtodos y limites
estilsticos, Madrid, Gredos, 1987, p. 219305.
171. Bruce W. Wardropper, Hacia una historia de la lrica a lo
divino, Clavileo, 5, 25, (1954), p. 112; Historia de la poesa
a lo divino de la Cristiandad occidental, Madrid, Revista de
Occidente, 1958.
172. Juan de Andosilla y Larramendi, Christo Nuestro Seor en la
cruz. hallado en los versos del prncipe de nuestros noetas
Garcilaso de la Vega. sacados de diferentes partes y unidos con
lev de centones, (Madrid, 1628).
442
173.
443
Tras el pecado y la subsiguiente prdida de la armona en
la naturaleza, el rescate de Orfeo simboliza la encarnacin de
Dios, su muerte en la Cruz y su redencin del gnero humano. Esta
escena se configura como un via crucis, en el que Orfeo lleva su
arpa como Cristo su cruz. La tradicin medieval que asimilaba
ambos instrumentos, como en el Ovid Moralis, es llevada aqu
a su plenitud figurativa y simblica. Cada elemento del arpa se
corresponde con uno de los tormentos de la Pasin de Cristo: las
clavijas son los hierros; las cuerdas, los azotes; los trastes,
los golpes. Al final, Orfeo no puede sino exclamar las mismas
palabras de Cristo en la Cruz (4~, 27, 46).
Adems de estos tres momentos principales de la Salvacin
humana, el auto contiene muchas otras reminiscencias bblicas
como la escena de la adoracin de la Naturaleza y los Das a Dios
en un Cntico de alabanza inspirado en el Salmo 104 (Gloria a
Dios en la creacin). Tambin la obligada apotesis eucarstica
final y la comparacin de la Iglesia con una Nave segura.
Especial belleza posee las reminiscencias msticas de la relacin
entre los esposos. La primera va, la asctica, se recuerda
cuando la Naturaleza Humana, ya creada, busca a Orfeo. La segunda
va, la iluminativa, corresponde al momento en que Orfeo insta
a su amada a que se despose con l y penetre en el Alcazar. Y
parecen orse los versculos del Cantar de los Cantares, <2,8,
4,8) y la elaboracin del Cntico Espiritual de San Juan. Por
ltimo, el texto esta lleno de citas de las Sagradas Escrituras
o de la liturgia, lo que conforma un lxico particular que se
entiende muchas veces slo desde el referente religioso.
Desgraciadamente no hay datos fehacientes sobre las fuentes
que pudo manejar Caldern, pero sabemos que tuvo que conocer muy
bien tanto la fbula mitolgica a travs de los autores antiguos
o de los mitgrafos, como los intentos de alegorizara. Caldern
aprovecha el peso de esta tradicin alegrica y los esfuerzos
anteriores de aproximar
la figura de Orfeo
al mbito
sobrenatural.
La materia se prestaba de antemano a su
transformacin a lo divino. Late el recuerdo de las primitivas
pinturas paleocristianas y la doctrina de los Padres de la
Iglesia que asimilaban las figuras de Orfeo y Cristo por su
condicin de psicopompos y buenos pastores. En la primera versin
del auto se citan expresamente los nombres de algunos de estos
Santos Padres. Esta pesada erudicin se suprime en la versin
definitiva, pero nos da pistas acerca del conocimiento de
Caldern de la cristianizacin primitiva del mito.
Este
conocimiento pudo no ser directo, sino a travs de compendios
mitogrficos como el de Prez de Moya y, especialmente, el de
Baltasar de Vitoria, que citan a algunas de estas fuentes. Adems
de
la patrstica,
Caldern tambin tiene
presente
las
moralizaciones medievales de las Metamorfosis de Ovidio. Ms
cercano tena los contrafacta de Sebastin de Crdoba, si bien
no conseguan armonizar la tradicin pagana con la cristiana.
444
177. Citado por NakWon Choi en op. cit. p. 367.
178. Aproximacin a San Juan de la Cruz: las letras del verso
Madrid, Ctedra, 1990, p. 136, 177, 183, principalmente.
179. Seguimos la edicin de Domingo Yndurain, Madrid, CAtedra,
1990.
180. sobre la msica en 5. Juan, vid. 5. Moreno, El silencio de
la msica en 5. Juan de la Cruz, en El sentimiento de la msica
Valencia, Pre-Textos, 1986, p. 49-65.
181. El mito de Orfeo, ninfas y sirenas en De Fray Luis a San
Juan: la escondida senda, Madrid, Castalia, 1972, p. 20615.
182. En el poema de Fray Luis de Len A todos los Santos,
adaptacin de la oda 1.12 de Horacio, los personajes miticos se
convierten en cristianos. As Orfeo pasa a ser el rey David, en
una equiparacin que ya estaba presente en la tradicin de los
Santos Padres y que en el Renacimiento se populariza:
10
qu nombre entre estas breas a porfa
repetir sonando
la imagen de la voz, en la manera
el aire deleitando
que el Efrateo hiciera
15
del sacro y fresco Hermn por la ladera?
a do, ceido el oro
crespo con verde hiedra, la montaa
condujo con sonoro
lad, con fuerza y maa
20
del oso y del len dom la sana.
Gran imitador tambin de Horacio es Francisco de Medrano
<1570-1607), poeta sevillano vinculado al grupo salmantino y
jesuita durante un tiempo. Al comienzo de la Oda XIX dedicada A
Francisco de Acosta en la muerte del padre Iosef Acosta, su
hermano, que sigue el modelo de la oda horaciana (1, xxiv),
sustituye la inicial invocacin a la musa Melpomene <y. 14> por
la de Orfeo y as recoge la posterior referencia de Horacio a
este personaje (y. 1314):
Quin pondr freno y trmino al deseo
de una vida, Faustino, assi preciosa?
Oh como fuera digno aqu el empleo
de tu voz numerosa
y de tu lyra, Orfeo!
El poema de Medrano se aleja as de lo mitolgico, pero a
diferencia de Fray Luis, tampoco se sustituye por elementos
cristianos. Este autor no trata en ninguna de sus odas, sonetos
o romances particularmente a Orfeo, pero si cae en los tpicos
panegricos de comparar un poeta al cantor tracio.
445
183. Introduccin a Fray Luis de Len, De los nombres de Cristo
Madrid, Ctedra, 1986.
184. p. 12331.
446
D. Gnero pastoril:
1. Introduccin: La materia rfica:
Adems de la alusin explcita a Orfeo, como el mejor de los
msicos1, es esencial para el mundo buclico el que haya cantos
que logren conmover a la Naturaleza. As, lo que en un principio
era patrimonio de un nico cantor con poderes mgicos, bien se
sabe que idnticas capacidades tenan personajes mitolgicos como
las Sirenas, Anfin, la ninfa Canente, Ann, Lino, algunos de
los cuales se incorporan a la teogona buclica se difunde entre
los mortales que habitan el espacio idealizado pastoril, y se
predica de cualquiera de ellos, sin necesidad de acudir a Orfeo.
Esta caracterstica, la reaccin de los elementos naturales ante
la msica, definida por Vicente Cristbal como uno de los temas
tpicos de la literatura buclica2, aparece ya en los origenes
de la misma, en Tecrito:
Tocaba la flauta Dametas, hacia Dafnis el vaquero sonar su
siringa y, en seguida, pusironse a rincar en el blando cesped
las terneras. (Idilio, VI, y. 445>
Y es recurrente en Virgilio: (II, 234: atribuida a Anfin;
VI, 289:
y X,
815:
al poeta Galo>.
miticos,
como
Anfin,
Sileno,
Circe;
otros,
poetas
de personajes
buclico,
es
447
decir, pastores que adquieren las capacidades maravillosas de los
encantadores
miticos:
como
Dafnis,
paradigma
del
pastor
la condicin esencial de
Orfeo,
corno
mximo
intrprete
y dominador
de
los
con personajes
superiores,
448
Naturaleza que es objeto del canto de los Dioses y tambin de los
hombres. El mbito de ese canto es la selva, tanto por lo que
tiene de mundo divino, donde residen las fuerzas mgicas de la
Naturaleza, como de campo cultivado por la mano del hombre. En
este espacio, la comunicacin con el hombre se realiza a travs
de la voz, que tiene en si la virtud de encantarlo. Mediante
un movimiento de ida y vuelta entre la Naturaleza y el pastor,
sta resuena en los cantos de los pastores, y estos hacen que
ella vibre
hombre
que supera
los efectos
del eco,
entre
elemento
en la
literatura
misma.
llamamos
materia
rfica,
definicin
que
la
Naturaleza
en
una
ambientacin
buclica
449
de las lenguas romnicas es un captulo interesantisimo de la
historia literaria, del que se han ocupado, entre otros, para el
mbito espaol, Marcial Jos Bayo y, de forma ms abarcadora,
Margherita Morreale8. Juan del Enzina escribi en 1496 la
Translacin de las Buclicas de Virgilio9, adaptacin de las
mismas al mbito social de la Espaa de los Reyes Catlicos y
ejercicio del alegorismo al uso.
Fray Luis
de Len
es autor
de
otra traduccin
de
las
lo
Buclicas ,estudiada por Margherita Morreale en comparacin con
la de Encina. Le siguen las versiones de Juan Fernndez de
Idiquez, Hernndez de Velasco, Diego Lpez y, por fin, las del
poeta Cristbal de Mesa1, adems de versiones parciales en el
seno de obras tericas o ediciones anotadas como en la Tablas
Poticas de Cascales,
obras mitogrficas,
las Anotaciones de
son
obra
Fadrique de
de
Basilea,
grandes
profesores
Juan Sobrarias,
universitarios,
Luis Vives,
como
Antonio de
otra
va
de
entrada para
lo pastoril
en nuestra
450
costumbre de alternar verso y prosa, y Ninfale Fiesolano (1344
6).
<1502).
su
facilidad
belleza,
no
faltaron
traducciones
al
se
remonta
humanistas:
napolitano:
la
1547,
Arcadia
llevada
de
Jacobo
cabo
por
Sanazaro
un
grupo
gentil
de
hombre
este gnero,
aparece en la
obra de
Sannazaro,
monti
per
udirlo,
ascoltanti pecorelle
pergendo
451
sovente
piacevoli
umbre
le
(prosa X)14
Orfeo. En el
452
per ricovrar colei, che pianse tanto,
securo and, doue pi andar si teme.
Vinse Megera, vinse Radananto,
a piet mosse il Re del crudo regno.
Ricominciate o Muse il vostro pianto,
or perche lasso al suon del curuo legno
temprar non lico a me si ueste note,
come quelle dOrfeo, pur la pieta de
dovrebbe farle u del dolci, e deuote.16
Si analizamos los elementos de la Naturaleza, de una gran
variedad y riqueza, que participan en esta universal simpata con
el sentir humano17 ,vemos que suelen ser los que aparecen en el
mito de Orfeo, si bien elaborndolos poticamente, a su gusto.
As,
por ejemplo,
el movimiento
de
los
Arboles y
rocas
se
Eurdice,
como posteriormente
har
con
Adems
de
las
menciones
a Orfeo
que trasladan
las
de
453
que en cantar no se le ofrece
ningun par en toda Arcadia
Junto
Orfeo,
no
falta
otro
de
sus
tradicionales
como
454
un extenso articulo a este punto, como complemento de su estudio
ms general sobre El mito de Orfeo en la literatura espaola
Lleg a la conclusin de que los personajes Orfeo y Eurdice
tienen gran presencia en casi todos los libros de pastores. Y
esto por dos razones: la peculiar unin de los mundos mitolgico
y buclico que se da en el Renacimiento; y la reiterada alusin
que a los poderes catrticos de la msica de Orfeo se hace en
estas obras,
buclico.
Repasaremos los distintos libros de pastores, en especial
cuatro de ellas: La Diana, La Diana enamorada, La Galatea y La
Arcadia, para
critico23.
tratar de
completar
la
visin dada
por
este
1551.
Un
errante y
sufrido personajenarrador
cuenta
su
la
fuente,
con
Juliana,
en
su
murmurio curso,
pareca
que
se
entonaba
El
455
Las lgrimas que salan,
con la fuerga que llevaban,
las entraas derretan,
las aguas acrecentaban,
las piedras enternecan.
Y a continuacin recuerda expresamente a Orfeo y su hazaa
de rescatar a su esposa:
Esta msica infelice
entonada de mis males,
dicha con palabras tales,
bien sacara a Euridice
de sus penas infernales.
Mas si t ves tus querellas,
tus llagas y tu gemido,
que son ms que las estrellas,
no saques otro perdido;
scate a ti mismo dellas
La referencia, aunque se queda en el plano retrico pues
consiste en una mera comparacin, interesa como testimonio de que
en los inicios del gnero buclico y en una obrita tan breve ya
est presente Orfeo,
segn
veremos.
Llegamos al ejemplar mximo del gnero, que lo termina de
codificar y al que ms xito tuvo en su poca. Nos referimos a
la Diana de Jorge de Montemayor (h. 15201561>. Este portugus
castellanizado,
msico
palatino,
viajero
por
los
dominios
de
obras de muy
diverso signo.
,
.
456
amigo de la salvacin26 y en la Exposicin moral
del Psalmo
titulado
Las
obras
de
devocin
de
George
de
Cristiano
Orfeo
al
poeta
Francisco
de
Garca29,
castellano,
calificativo de
Lima30.
Sin
una
valenciano,
italiano.
universitaria
De
ah
Miguel Snchez
y
retrica,
el
de
su
457
a la leyenda de Hero y Leandro, a las historias de Apolo y Dafne,
Piramo y Tisbe, Cfalo y Procris, Venus y Adnis, Narciso, y,
cmo no, Orfeo y Eurdice. Para todo ello, su fuente principal
es Ovidio una vez ms,
bien en la
1
peregrinas
5de Alonso Nuez de Reinoso;
el
la historia de
desgraciado
la de Darinel en el
caso amoroso
pastoril
1554>
incluido
en el
el
libro de
AvalleArce36 y
desarrolla
ampliamente
B.
Damiani3?
458
un espacio concreto de las tierras portuguesas, parece casi un
arquetipo, pues no se describen sus matices y contornos, sino que
se trazan las lineas esenciales de la misma: el prado, la fuente,
la sombra de los rboles,... Todo ello, sin embargo, forma un
conjunto de gran armona, donde el elemento sonoro destaca sobre
los otros, y esto tiene mucho que ver con el mito de Orfeo. La
naturaleza,
de nuevo encontramos la
cuanto en interiorizar y
obra puede
reducirse simplistamente a
la presentacin de
tenemos que
459
Orfeo para explicarlo:
...
sac una qampoa que en el gurrn traa y la cozneng
a tocar tan dulcemente que el valle, el monte, el ro, las aves
enamoradas y aun las fieras de aquel espeso bosque quedaron
suspensas; y dexando la gampoa, al son que en ella ava taido
comen~ esta cancin:
(.~>
Prado florido y verde, do algn da
por el mi dulce amigo yo esperava;
llorad conmigo el grave mal que siento. (L.I, p. 92-3)
los que
sonido de la qampoa,
cancin; y
el medio
natural
ante
la msica,
llorad conmigo,
El segundo ejemplo,
donde
se
460
repiten la mencin al claro ro y a las estaciones en el mismo
verso:
invierno,
primavera,
otoo,
esto,
aunque altera el
poeta
el que no impidieran
la
siguiente
ejemplo
recoge
en
el
marco
de
la
misma
461
Si algn tiempo te olvidare,
las yervas que yo pisare
por aqueste valle ameno
se sequen quando passare.
Y si el pensamiento mio
en otra parte pusiere,
suplico a Dios que si fuere
con mis ovejas al ro,
se seque quando me viere. (L.II. p. 1467, p. 157E)
(...)
II.
las
convenciones
del
tpico,
la
pastora
Belisa,
462
dulces pxaros, temerosas fieras. Lo que las altera es la
accin del hombre: su llanto, su voz, sus suspiros, sus quejas.
Pero estos agentes no consiguen arrancar del espacio natural
acciones sobrenaturales. Todo est racionalizado, si bien no deja
por ello de caer en lo inverosmil o simplemente potico. Las
lgrimas riegan la hierba y acrecientan el cauce del ro,
los
lo
largo
de
la
obra
encontramos
otros
ejemplos
ms
rastreado
detalles,
casi
insignificantes,
donde
se
463
en su seora ava faltado,
.0 (L.VI, p. 338>
de un smil,
bastante
464
comeng Arsenio a loar mucho el taer y cantar de su hijo
Arsileo, por dar ocasin a que los que con l estavan le rogassen
que embiasse por una harpa a casa y que all taesse y cantasse,
porque estava en parte que yo por fuerga havia de gozar de la
msica. <L.III, p. 223)
Y as, consigue encantar a los oyentes, y en particular,
a Belisa:
Cuando yo ol a Arsileo y sent la
la soberana gracia con que cantava, (...)
cancin con gracia tan estremada que a
tena suspensos; y a la triste de mi, ms
nunca nadie lo estuvo. (L.III, p. 223,
Destaca
la
doble
mencin
de
la
palabra
gracia
para
desde
el
Marqus de
se
aplica
con
frecuencia a
los
elementos
de
la
los pastores y
465
sino el mismsimo Orfeo, de carne y hueso. Primero el narrador
nos lo presenta en estos trminos:
Y, junto a la fuente sentado, el celebrado Orfeo,
encantado, de la edad que era al tiempo que su [Eurdice] fue del
importuno Aristeo requerida; tena vestida una cuera de tela de
plata, guarnescida de perlas; las mangas le llegaban a medios
bragos solamente y de all adelante desnudos; tena unas calgas,
hechas a la antigua, cortadas en la rodilla, de tela de plata;
sembradas en ellas unas citaras de oro; los cabellos eran largos
y muy dorados, sobre los cuales tena una muy hermosa guirnalda
de laurel. En llegando a l las hermosas ninfas, comeng a taer
en una harpa que en las manos tena muy dulcemente, de manera que
los que lo oan estavan tan agenos de si que a nadie se le
acordava la cosa que por l huviesse passado. Felismena se sent
en un estrado que en la hermosa cuadra estava, todo cubierto de
paos de brocado, y las ninfas y pastoras en torno de ella; los
pastores se arrimaron a la clara fuente. De la misma manera
estavan todos oyendo al celebrado Orfeo que al tiempo que en la
tierra de los ciconios cantava cuando Cipariso fue convertido en
ciprs y Atis en pino. Luego comeng el enamorado Orfeo al son
de su harpa a cantar dulcemente que no hay sabello dezir. Y
bolviendo el rostro a la hermosa Felismena, di principio a los
versos siguientes... (L.IV, p. 260ss>
Nos encontramos ante una de las pocas descripciones fsicas
del personaje central de nuestro estudio, a quien no hemos podido
imaginar en su apariencia externa, pues las fuentes antiguas no
se
preocupan
emblematistas,
de
ello,
como
ni
es
comprobamos
objeto
de
la
atencin
de
en
primer
capitulo.
Si
el
aunque en su Canto
las anticipe,
no ha
466
que se han aproximado para escucharle.
Como en Ovidio, Montemayor se vale del recurso narrativo de
dar voz a Orfeo para contar otras historias,
Orfeo
no trata
de
su propia
historia
amorosa ni
de
su
canto entre
los condenados,
la
ruptura de
la
10
15
la oyan,
que assi
como si por
pues,
el
fragmento
con
una
vuelta
la
realidad
467
inmediata de la novela y, all, con la referencia a los efectos
mgicos que consigue el cantor tracio en su auditorio.
40
Bruno Damiani, en un breve pero sugerente articulo
estudia el papel de Orfeo en Montemayor, a la luz del
neoplatonismo renacentista y de la teora musical. El primero,
conocido a travs de Harsilio Ficino, quien, como vimos, habla
de
la
a las
(y no
el
Bautista
con
el
Salvador.
Esta
asimilacin
entre
facilit
antes
interpretacin
comentamos.
del
de
su
personaje
Segn l,
publicacin42,
de
Orfeo
en
tercia
este
en
la
pasaje
que
468
en una obra de pastores pudo habrselo inspirado la Fabula di
Orfeo de Poliziano,
pastoril.
Completaremos las referencias a la funcin de la msica en
la
Diana
con
el
estudio
de
otras
que
se
diseminan por
la
obra43:
Ahora, pastor dixo Sireno-, toma tu rabel e yo tomar mi
gampoa, que no hay mal que con la msica no passe, ni tristeza
que con ella no se acresciente. (L.I, p. 99>
Este ejemplo parece de carcter bastante racional, pues es
admisible que la msica altere el estado de Animo del ser humano,
sin que haya que acudir a explicaciones poticas, ni mucho menos,
mticas.
Acerca
de
la
y del
cuento de
44
Egido
que estudia la novela como sucesin de relatos en un
camino.
Frecuentemente se califica de divina o celestial la msica,
con lo que no estamos lejos de las teoras pitgoricas sobre la
msica celeste, que ya hemos aludido con ocasin de las obras de
los musiclogos de la poca:
Todas tres de concierto taan sus instrumentos tan
suavemente que, junto con las divinas bozes, no parescieron sino
msica celestial... (L.II, p. 1423).
Y no lo huyo dicho, cuando comen~aron a tocar tres cornetas
y un sacabuche con tan gran concierto que parescia una msica
celestial. (L.II, p. 180>.
Despus de al~adas las mesas, entraron tres ninfas por una
sala, una de las cuales taa un lad, otra, una harpa, y la
otra, un psalterio; venan todas tocando sus instrumentos con tan
469
grande concierto y meloda que los presentes estavan como fuera
de si. (L. IV, p. 246).
Pero a veces el propio msico se queja de ser requerido de
cantar y asegura que su condicin es meramente humana:
No me mandes, Ajuarilida, que cante pues entiendes la razn
que tengo de llorar los das que el alma no desamparare estos
cansados miembros; que, puesto caso que la msica es tanta parte
para hazer acrescentar la tristeza del triste como la alegra del
que ms contento bive, no es mi mal de suerte que pueda ser
desminuido ni acrescentado con ninguna industria humana <L.V,
p. 298)
Pero pginas ms adelante, este mismo personaje, que no es
otro que el famoso Arsileo sobre cuyas capacidades musicales ya
hemos hablado, de nuevo es calificado de divino, jugando con
el contraste humanodivino otra vez:
Y estando atenta, vio cmo el pastor comeng a tocar el
rabel tan divinamente que pareca cosa del cielo; y, haviendo
taido un poco, con una hoz ms anglica que de hombre humano,
.
(L.V, p. 299)
Muchos son los ejemplos que se podran entresacar en una
obra donde todos cantan, y todos lo hacen armoniosamente; donde
se da una profusin enorme de instrumentos musicales variadisimos
(Damiani
contabiliz
que
de veintitrs
instrumentos
que
se
470
Y t, Silvano, toma tu flauta y templemos mi rabel con ella
y cantaremos algunos versos, aunque coragn tan libre como el mio
qu podr cantar que d contento a quien no le tiene? (L.VI, p.
343) . No havria en el mundo, graciosa pastora, msica ms
agradable para mi que vuestra vista y conversacin; y esto me
dara a mi mayor ocasin para tenerme por princesa que no la
msica que dezis. (...> A la pastora Felismena supieron mejor las
palabras del pastor que el combite de las pastoras, porque ms
le pareca que la cancin se havia hecho para quexarse de su mal
que para lamentar el ageno. (L.VII, p. 3601>
El
xito
decamos,
de
la
frmula
fue inmenso,
y su carcter inconcluso
explica
como
los
librera de D.
471
Su
obra
Sannazaro,
supone
una
vuelta
la
mayor
influencia
de
huella
de
tratados
de
amor,
tan
de
moda
en
la
Italia
final por el
elementos
del
castellano,
del
valenciano,
del
en
estrofas
de
tipo
tradicional,
provenzal
tormenta
concreto,
calca
el
pasaje de
la
Eneida
<1,
87ss.>.
En
el
472
amanecer mitolgico (p.
144>,
197),
las ninfas
Canto Turia (p. 212>; el retrato de Cupido (p. 249); las citas
de
Eco
(p.
251),
las
Parcas
(p.
258>,
las
mujeres
de
la
directa
y personal
como
en Montemayor,
pero
si
como
descripciones
frecuentes
en esta
del
espacio
natural
son ms
la
detalladas y
Diana.
Puede
473
Marcelio y Alcida, pero luego en la gloga piscatoria
Canto
de Nerea.
En este espacio natural, los pastores cantan y sufren. El
amor y el dolor les ha enseado a saber expresar con belleza sus
sentimientos.
trastorna.
Nada
ms
abrir
el
libro
la naturaleza se
leemos
que
Diana
sus
en concreto de la
en este
474
A lo que, entre otras cosas, contesta Alcida:
Y siempre con un orden soberano
se re el prado, el bosque, el monte, el llano. <p.
107)
El relato que hace Marcelio de sus desventuras en mar y
tierra, lo ornamenta con tpicos como ste que estudiamos, y as,
dice:
t1Hizo Clenarda tan gran lamento cuando cay en la cuenta del
engao, que las duras piedras ablandara, mas no enterneci
aquellos duros corazones. (LA, p. 127)
y en el soneto de Alcida, que halla en la isla donde sta qued
abandonada, se repite la idea de la consonancia entre espritu
humano y naturaleza:
Arenoso, desierto y seco prado,
t, que escuchaste el son de mi lamento;
hinchado mar, mudable y fiero viento,
con mis suspiros tristes alterado;
duro peasco, en do escrito y pintado
perpetuamente queda mi tormento,
dad cierta relacin de lo que siento, (L.I, p. 128>
El canto amebeo de Tauriso y Berardo, los desdeados, pero
alegres, amantes de Diana, comienza con la determinacin espacio
temporal, y con una exhortacin, de raigambre virgiliana, a las
ovejas a escucharles:
Tauriso
Berardo
475
caer permita en yerbas el rocio,
t, simple oveja, y t, manso cordero,
prestad grata atencin al canto mio.
No cantar el ardor terrible y fiero,
mas el mortal temor helado y fro,
con que enfrena y corrige el alma insana
la anglica hermosura de Diana. (L.II, p. 132)
Los ejemplos de armona entre el ser humano y el paisaje se
multiplican a lo largo
prodigios,
entre
los
de los cinco
que
resaltan
libros.
por
su
Se repiten
los
frecuencia
el
476
el orbe:
De flores matizadas se vista el verde prado,
retumbe el hueco bosque de voces deleitosas,
olor tengan ms fino las coloradas rosas,
floridos ramos mueva el viento sosegado;
el ro apresurado
sus aguas acreciente,
y pues tan libre queda la fatigada gente
del congojoso llanto,
moved, hermosas ninfas, regocijado canto.
Destierre los ublados el prefulgente da,
despida el alma triste los speros dolores,
esfuercen ms sus voces los dulces ruiseores,
la fuente pura y clara seale su alegria;(...)
Moviendo tal concento
por campos y encinales
que ablande duras peas y a fieros animales
cause crecido espanto,
moved, hermosas ninfas, regocijado canto. (LI.IV, p.
2 602)
Por
ltimo,
apuntar
un detalle
que
parte
del poder
de
la maga
me
ha
llamado
la
Felicia,
p.
256)
en
el
tpico:
por ver si el canto
amansa un tanto
mi clara estrella,
tan cruda y bella. (L.V, p. 308)
Adems de Orfeo,
otro cantor de la
y.
214 de
477
para comparar a Marcelio con ste, por la seduccin de su msica:
Que en aquel buen tiempo que Marcelio servia a nuestra
hermana Alcida, cantaba algunas noches en la calle al son de una
vihuela tan dulcemente, que si Orfeo haca tan apacible msica,
no me espanto que las fieras conmoviese, y que la cara Eurdice
de Averno escursimo sacase. <L.III, p. 186>
En la Diana enamorada, el Canto de Orfeo se sustituye por
el
Canto
del
Turia
recogiendo
la
tradicin
virgiliana,
los
poetas
de
su
poca.
aqu
Orfeo
se
presta
para
musicales contemporneos:
A don Luis Miln recelo y temo
que no podr alabar como deseo,
que en msica estar en tan alto extremo,
que el mundo le dir segundo Orfeo;
Mirad aquel, en quien podr su asiento
la rara y general sabidura,
con este Orfeo muestra estar contento,
y Apolo influjo altsimo le enva;
Por ltimo, no quisiera terminar este breve anlisis de la
Diana enamorada sin hacer alusin al papel de la msica, al igual
que con la novela de Montemayor. En principio, salta a la vista
que en esta obra no tiene la msica la preponderancia que vimos
en la primera Diana. Con todo, son abundantes las menciones a
esta actividad por parte de los personajes (vid. p. 1301, 158,
1856, 188, 235, 259, 262, 2656, 2767, 303>. Tras su lectura,
478
notamos una tendencia a diferenciar
cortesana,
como
un
desarrollo
de
la msica rstica de la
la
conocida
oposicin
En otra
msica misma,
son parte
y la
Lofrasso
(Barcelona,
1573>51, libro
que
tan
sutilmente
,
.
479
libros,
propiamente
la
localizados
en
transcurridos
novela
la
corte
en
pastoril;
Cerdea,
los
barcelonesa,
los cinco
constituyen
siguientes
contienen
cancionero
cuatro,
aventuras
independiente
se
percibe
en
el
contenido
de
muchos
episodios.
primera
parte
de
la
obra
con composiciones
poticas
en
480
quando nasciste se par Orpheo
cessando el cantar de la su lira. (p. 30)
Y un poco ms adelante, se cita a otro de los msicos
sagrados de Grecia:
oct. 35
encontramos
ejemplos
de
materia
6rfica,
pero
481
En este primer caso,
482
del amor no interesan tanto como en otros ejemplares del gnero.
si bien
p.
musicales de algn
funcionalidad:
personaje.
En una
lo que se
483
valora
de ella
no es
su msica,
sino su belleza,
que puede
otra
competicin
ocasin,
amebea
el
entre
mismo
Batto
pastor
y
Silvano
Siralvo
con
la
dirime
la
siguiente
las
de
ropajes
faenas
del
campo
<en
la
gloga
484
la
belleza de
los ojos de
la amada,
leitmotiv del
poema:
Al revolver de vuestra luz serena,
se alegran monte y valle, llano y cumbre;
485
la triste noche de tinieblas llena,
halla su da en nuestra clara lumbre,
sois, ojos, vida y muerte, gloria y pena;... <p. 414>
De nuevo
femenina,
ya que,
como
deca
Menndez
Pelayo,
a Glvez de
Montalvo bien se le puede llamar el poeta de los ojos53.Otra
vez se insiste en su poder catrtico en el enamorado:
vuelve a mis ojos, que una vez venido
mi turbio da tornar sereno (P.V, p. 461>
Lo mismo encontramos predicado de la hermosura en conjunto
de una pastora,
Filida.
Su
instrumentos
musicales55. Sealaremos
ahora
simplemente
desde
el
ms
simple
de tomar
la msica
como
medio
de
486
si no se acompaa con algo de esfuerzo: como cantas sin gusto,
no te satisfaces a ti como a nosotros (P.III, p. 424>
Pero
generales
su formulacin ms cannica,
de
la materia
rfica
que ya
dentro de las
hemos
lineas
estudiado,
la
pastor Livio:
reduje y estrech los ganados con el son de mi zampoa y
tu lira, al cual unos de pacer olvidados escuchaban y otros de
placer conmovidos rumiaban las tiernas y matutinas hierbas <~>
los rboles a tu suave nombre con sus hojas responden y yo
ensear a las bestias que con sus bramidos, al son dl, muestren
temor y humildad <P. VI, p. 469)
O por parte del narrador,
cantos de Filida:
y con esto Filida, alegrando tierra y cielo, comenz a
taer y cantar, y los pastores a suspenderse oyndole. (....)
Callaron las aves, cess el viento, par la fuente, y pienso que
el sol se olvid de su camino, mientras que la sin par Flida
cant estos versos. (P.IV, p. 4378>
La misma Filida es objeto de un comentario que da un paso
ms y nos remite a la consideracin de la msica como actividad
propia de los dioses, como veamos en la Diana. As, se dice que
sacando la lira por su ruego casi divinamente tocada, y
pienso que de los divinos espritus atentamente oda (P.VI, p.
470)
sin llegar a este ltimo nivel, el de los dioses, se trata
la msica como actividad mgica a propsito del mago Erin. De
l se comenta que:
de las penas de amor, sin hierba ni piedra, con slo su
canto hace que ame el amado o aborrezca el aborrecido (P.VI, p.
465)
487
con ello se vuelve al punto inicial,
dependiendo
del
verbo
pienso,
restndole
488
particular fusin entre el hombre y su entorno al estar aqul
dolorido:
mas entonces, en seal de descontento, sin parecer ave que
blanca fuesse; las verdes ramas, que de unos con otros rboles
solan apaciblemente abrazarse, estaban apartadas y sin hojas;
de suerte que el sol pudiera hallar entrada y con sus rayos
calentar las aguas de un manso arroyo, que desde el Tajo por
entre ellas corra, todo en seal de la desventura de Pradelio
(P.V, p. 455> En general, El castor de Filida maneja con ms
cuidado el tpico, pues no se prodiga en sus formulaciones, lo
hace
frecuentemente
plantendolo
en
un
plano
imaginario
En La Galatea (1585)
,primera de las obras narrativas de
Cervantes, donde inicia un inters nunca satisfecho por el gnero
pastoril57 ,son pocas las citas directas del mito de Orfeo. En
el Canto de Calope (L.VI, p. 432) al elogiar a Lpez Maldonado,
se pregunta con un mero tpico panegrico:
Quin pensis que es aquel que en voz sonora
sus ansias canta regaladamente
aquel en cuyo pecho Febo mora,
el docto Orfeo y Ann prudente?.
Calope, musa de la poesa lrica y madre de Orfeo, segn
casi todas las fuentes antiguas, tiene la misin aqu de entonar
las alabanzas de los clebres poetas del reino. Este fragmento
pico en octavas responde a la conocida tradicin,
inaugurada,
489
58
los libros de pastores . Mientras que Montemayor y Montalvo
alaban a las ms hermosas damas cortesanas, Gil Polo y Cervantes
celebran
los
ingenios
poticos.
Tanto
el
valenciano
como
Ann,
y a
la del
padre
de Orfeo,
segn
una de
dada
la
las
nos
ha
llamado
la
atencin,
peculiar
490
y,
de entre
las
ocasiones de demostrarla,
la
quizs ms
la materia
491
llevado de la condicin suya, y combidado de la soledad del
camino y de la sabrosa armona de las aves, que ya comen~avan con
su dulce y concertado canto a saludar el venidero da, con baxa
voz, semejantes versos vena cantando (L.V, p. 365>
A lo sumo, se indicar el acompaamiento del canto de los
pjaros
abundaban
o,
en
tanto
contadas
en
ocasiones,
la poesa
los
de
otros
fenmenos
libros de pastores:
que
la
492
nuestro mito,
de
la
literatura pastoril:
el
eco,
las
que
se
hace
patente
en
la
segunda
historia
intercalada, la de Theolinda:
Las selvas eran mis compaeras, en cuya soledad muchas
vezes, combidada de la suave armona de los dulces paxarillos,
despeda la voz a mil honestos cantares.. .(L.I, p. 108)
La unin
493
no permitas que estas riberas nuestras queden desamparadas
de aquella hermosura que la ponia y la aya a sus frescas y
menudas yervas, a sus humildes plantas y levantados rboles; no
consientas, sefior, que al claro Tajo se le quite la prenda que
le enriquece y por quien l tiene ms fama que no por las arenas
de oro que en su seno cra... (L.V, p. 3812)
En
este
alejamiento
cervantino
de
algunos
tpicos
del
enamorado.
As
se
hilaba
el
tpico
rfico
del
pueblan
los
libros
de
pastores:
artificial
idlica.
494
tantos ecos filosficos encierra y que tanto ha dado que escribir
a los cervantistas60. En efecto, dentro del discurso de Tirsi
sobre el amor, se alude a la belleza del hombre, causa del deseo
amoroso. Se responsabiliza de ella a la Naturaleza o mayordomo
divino que sabe dotar al cuerpo humano de la grandeza y la
sabidura
de su hazedor.
Los estudiosos
Por esto,
La Galatea
pginas61.
Son
acontecimientos
introduce el mundo
recurrentes
que
las
de
la msica
alusiones
en sus
diversos
danza
camino62 o la espera.
495
los pastores fue oda, quedaron enagenados de si mesmos (L.V,
p. 373)
Como estudi Pablo CabaNas en su articulo ya citado,
las
ninfas,
emplean
para
sus
cantos
instrumentos
la
msica se
integra en
fiestas pastoriles:
bailes,
496
y tertulias, comunica sentimientos, templa los nimos, granjea
amistades y logra la universal comunin con la Naturaleza.
Tanto en la presencia del mito y la materia de Orfeo, como
en el papel de la msica en el texto, La Galatea no se distingue
del resto de libros de pastores. Cervantes, esta vez, no ha roto
moldes en su utilizacin de tpicos buclicos. Se nos presenta
como un perfecto conocedor de un gnero que le atrajo durante
toda
su
vida
por
ser
expresin
de
unos
ideales
utpicos
nunca
abdic.
En el
libro
del
joven
estudiante
Bernardo
Gonzlez
de
A pesar
debemos
se prescinde
citarlo,
pues
en
su
obra,
aunque
de todo,
del
se detiene en un
497
Florino,
entona una
obra
Salamanca
se localiza entre
contiene muchos
Alcal
de Henares,
Toledo
elementos
localistas,
as
como
por lo que
498
a los crmenes, al amor loco, a la imprecacin misgina.
El siguiente libro de pastores en este recorrido cronolgico
es Los cinco libros intitulados la enamorada Elisea de Gernimo
de Covarrubias 65.De ellos, slo los tres primeros corresponden
a la materia pastoril, pero no concluyen a pesar de los anuncios
del autor de una segunda parte. Los dos ltimos libros conforman
un mediocre cancionero. El libro cuarto se dedica a cinco glogas
donde las convenciones pastoriles se repiten en una imitacin en
ocasiones muy cercana de las glogas garcilasianas.
libro
contiene
elegiaco,
glosas,
burlesco,
romances,
amoroso.
El
tercetos de
El ltimo
diverso signo:
libro pastoril,
propiamente
acabar,
entablan
relacin
con
el
cantor
que
cuenta
su
hay
uno
de
Gernimo
de
Entre
Avila
los sonetos
dedicado
499
10
15
23
500
En los dos libros finales, ya fuera del pastoril, se cita
tambin a Orfeo. En primer trmino, en la Glosa del verso en
hermosura
sola excede
Juana,
se
da
la vuelta
al tpico
5
20
501
la Reina Ana, se pondera la capacidad potica por medio de tres
grandes
genios:
uno
bblico,
otro
clsico
uno
casi
se intercalan muchos
dulce
cancin
ha
suspendido
mi
trabajo
(p.
131
,
.
502
gloga representable (p. 271>.
Pero junto a ellas,
segn
el Compendium naturalis
de
C.
Castriota,
el
11 sanere utile
Dictionarium
historicum
tambin
maneja
obras
del
medievo
como
la
Visin
por
espectador de
el
los
protagonista,
Anfriso,
amores de aquel
vitalismo se vierte en l.
sino
pastor.
por
Pero
Beraldo,
algo
de su
503
Ms nos interesa el tratamiento de los grandes temas: amor,
naturaleza,
arcdico
fortuna. El primero,
habitantes,
condicin
necesaria
la
felicidad
de
sus
148>,
ejemplo),
vegetales
preciosas)
(frutos o especias)
(peces,
y minerales
por
(piedras
la
enseanza
moral.
lo
largo
de
los
cinco
se
referencias mitolgicas y,
69
presente .El primer ejemplo se inserta dentro del canto amebeo
de Leriano y Galafrn:
Leriano
504
la tierna voz de aquel amante ciego; (L.I, p. 79)
Se
debe
tomar
en
sentido
metafrico
pero el
lo
de
ciego
eterno fuego
parece
aunque en esto no se
se
presenta
como
Orfeo
canta
en
medio
de
una
escenografa infernal:
.lleg una barca, en cuya popa se vea un infierno, a la
puerta del qual en figura de Orpheo lleg6 Erasildo, excelente
msico, y que justamente poda tomar su nombre. Los remeros eran
Plcido y Myrtilo, y la letra deca assi:
Mi gloria es infierno ya,
segn el fueqo que da,
y yo Orpheo,
que assi la canto y deseo. <L.IV, p. 364>
Al
final,
Brasildo
combate
con Menalca,
disfrazado de
un
espejo de
y,
cristal
por ello,
en un
Brasildo
engaste
de
regala a
bano
con
505
ingeniosa arquitectura corintica.
Una nueva referencia al vate tracio, no tan original ni tan
viva como la anterior, ocurre en el Libro III. Lucindo con el
canto de sus penas seduce la naturaleza, expresin paradigmtica
de materia rfica, pero con la mencin de Orfeo:
Las fuentes esta selva estn callando,
y olvidadas del agua y de la hierba,
las satisfechas vacas descansando.
Deja el len de perseguir la cierva,
las aves de volar; que tiempos tales
todo animal para dormir reserva.
Y quando fuente, aves y animales,
murmuraran, cantaran y anduvieran,
pararan todos a escuchar tus males.
Los rboles y el viento enmudecieran,
y a ver de Orpheo el singular retrato
suspensos y admirados estuvieran. (L. III, p. 276)
Ms elaborada y menos tpica es una nueva referencia a Orfeo
en la que Lope recrea una imagen alegrica del mito. En ella
Anfriso,
se autodefine por
sus
506
se relaciona con la secuencia ms comn del mito,
la de los
de
mencin
directa
y por
la
referencia
al
Infierno,
225
507
como l:
Leriano con una vihuela de oro, significando aquel msico
que se escap de la mar con la dulzura del canto, a que los
delfines son tan inclinados. La letra que dio a los jueces deca
as:
En el delfn me escap
del fin que en la mar tem;
por msica me perd,
por msica me salv. (L.IV, p. 362)
Adems
de
los
msicos,
otros
sabios
griegos
lograban
el de Jacinta
(p. 304>,
y lo que es ms
las propiedades
correspondientes
dice:
Estn todas las cosas naturales
ligadas en cadena de armona,
los elementos y orbes celestiales,
aunque contrarios en igual porf la;
Euclides, Aristteles y Tales
a voces dicen la excelencia ma,
porque sin m mover no se pudiera
del universo la voluble esfera.
Consuelo el alma, alegro los sentidos,
esfuerzo el corazn, y a las vitorias
Orfeo.
As,
508
animo los medrosos y afligidos,
y canto a Dios sus inefables glorias,
a quien los corazones encendidos
de mi dulzura erigen sus memorias;
soy la que los espritus expelo,
y oficio de los ngeles del cielo.
Las fieras atraigo a mi divino acento..
.,
(p. 417)
seala
de
forma
sinttica
y ya
casi
proverbializada
el
se reitera,
elementos de antes:
Apenas se comenz a mover el aire, se detuvieron las
piedras, corri el apacible ro y ces la delicada voz (p. 74)
Se anuncia as la llegada de Anfriso, quien ha adivinado ya
la
presencia
de
su amada
por
las maravillas
que
ante
ella
despliega la Naturaleza:
Y como el alegre son del agua, el murmurar de las hojas y
509
la templanza del aire, y aun el diferente olor de las flores, le
trajesen al alma ciertas nuevas de que tales efetos slo
procederan de ser la causa Belisarda, (p. 74)
La misma frmula proverbializada, que comentbamos antes,
se repite en otras ocasiones al introducir o finalizar la accin
musical de algn personaje o su parlamento:
Diciendo as, con espantable voz que ensordeca las aves
y tena los animales de la sierra atnitos, cant de esta manera,
ayudado a veces de una zampoa de silvestres caas. (L.I, p.l00>
...
as con el fuego de amor exhalado del corazn de
Belisarda corrieron de sus ojos mil amorosas lgrimas, con las
cuales, enterneciendo las piedras, comenz a decir as. (p. 189)
321)
sereno
vuelven vuestros
ojos,
<L.IV,
p.
510
de mi alma, noche y campo,
comenc furioso y loco
con los rboles hablando,
que temblando con las hojas
respondieron y lloraron. (L.I, p. 127)
La noche, el da, el cielo y las estrellas,
todas se quejan y lastima el veros
eclipsando su luz y el alma ma; <L.II, p. 159)
No con lira dulcsona
a las piedras inmviles
vengo a mover con claro acento orgnico,
pero con voz horrsona
hasta los altos mviles
a lamentarme de un desdn tirnico. (L.II, p. 172>
que no estuvieran las rosas
tan frescas y matizadas,
a no haber sido pisadas
de vuestras plantas hermosas;...
(L.II,
p. 191>
p. 216>
msica o de la tristeza,
de la
pastores:
porque yo tengo fuerza sobre los elementos, templando el
fuego, sujetando el aire, humillando la mar y allanando la
511
tierra.
(L.III,
p. 222)
lgicamente,
el
ocasiones,
no se describe el
trastorno de
la
512
expresa Belisarda imaginando que los rboles comprenden su pena
porque antes han sido personas:
Y si es verdad que estos Arboles fueron primero, como dicen,
hombres, en cuyas cortezas viven agora las almas, y les suplico
te digan con qu razones te he llamado y con qu culpas te he
reprendido; (L.I, p. 75)
El obispo puertorriqueo Bernardo de Balbuena <15621627> es
autor de Siglo de Oro en las Selvas de Enfile (Madrid, 1608)70.
Con esta obra da un giro a la trayectoria desvirtuadora del
gnero y vuelve a los origenes: a la imitacin de los modelos
clsicos y de Sannazaro, especialmente en la distribucin formal
doce glogas y en las descripciones. Esta vuelta atrs, sin
embargo,
sntoma
ha
de
sido
la
interpretada por
decadencia
del
algunos
gnero,
crticos
que
despus
como
un
de
las
(p.
98ss,
1089,
165) :
513
Las
referencias mitolgicas
en esta
obra
son
frecuentes,
mismos
poderes
catrticos
de
Orfeo
se
evocan
en
la
de
Orfeo
luego
presenta
ste
con
detalle,
cuenta
un
(que segn
sueo,
sabemos ms
donde
adelante se llama
imitacin
de
Sannazaro,
514
describe un viaje subterrneo guiado por una ninfa a travs de
corrientes de agua (p. 130)72.Llega hasta una ciudad riqusima
denominada Grandeza Mejicana, donde encuentra a dos ninfas que
tejen sus tapices. Bernardo de Balbuena introduce aqu una larga
y bellsima cfrasis que, inspirndose en la breve descripcin
de la muerte de Eurdice en un tapiz de LArcadia, desarrolla la
completa historia de Orfeo y Eurdice, contada con enorme viveza
por la ninfa Clitiso a una compaera.
Al principio pens labrar aqu toda la celebrada historia de
Orfeo y su amada Eurdice, de la suerte que a Nerea con tierno
y lamentoso sentimiento una tarde se la ol cantar, y segn mi
pretensin me ha salido dichosa, ya quisiera no haber olvidado
nada del amoroso suceso; porque en esta parte a los principios
as tena trazada la frtil ribera del Peneo, que aun en el
borrn creyeras que las resonantes arboledas mouidas del blando
viento convidasen a gozar de su agradable fro, sembrados por los
floridos campos de los rebaos del pastor Aristeo, que ya tambin
en esta parte se mostraba dibujado en aquella misma figura que
por entre espinas y abrojos, a todo correr iba siguiendo la amada
Eurdice, no s si por alcanzarla o por no perder de vista su
hermosura; pero convidada de ms gustoso entretenimiento no
quise, de lo que ahora me pesa, proseguir este dibujo, sino
comenzar la historia de lo ms delicado della, como sea cierto
que siempre las cosas tristes ms que las alegres muevan nuestros
nimos. Y as comenz los trabajos de mi aguja desde aquel punto
que el delicado pie de la ninfa toc en la peligrosa huida el
encogido spide, con lo que, as dioses lo quisistes, entre las
flores una rosa ms se vi cada, no de otra suerte que sobre el
verde surco cae la olorosa y tierna azucena del rstico arado
descomedidamente arrancada. Y todas las vecinas selvas, llorando
el desdichado suceso, blandos canastillos de rosas derramaron
sobre el fro cuerpo, que en ellas sepultada una Venus dormida
pareca sobre la yerba; y dejados aparte los infructuosos llantos
que por aquellos desiertos el rstico Aristeo hizo, y el castigo
que a su delito dieron las diosas de los cercanos montes,
apocando sus enjambres, destruyendo sus rebaos y sembrando fuego
en sus mieses, que no es digno de pasar en silencio, ni como aqu
has visto yo me desdeo de ponerlo en lo ms precioso de mi tela
lo que en artificio sobre todo mi trabajo se aventaja es de Orfeo
aquella clebre bajada a los temerosos reinos de la muerte; y
aunque la pena de su mirar se vea viva en l todava, hazaa es
515
a mi parecer digna de no pasar en silencio. Mas que no puede el
amor? Todo lo facilita y no es el mayor de los milagros ir a
buscar placer a la morada de los tormentos; pues sindome fuerza
pintar en este paso las no vistas regiones que en los senos de
la tierra se hallan, los vacos reinos de Plutn y las casas de
los ya enterrados, moradas de una eterna y triste noche, no
pudiendo hacer transparentes aquellas espantosas concavidades,
ni olvidar en mi pintura lo que en ellas los soberanos dioses han
guardado, con esta confusa niebla me pareci escurecer los
primeros resplandores de las figuras, la cual yo no me admirar
que t demasiadamente me alabes, porque ya habido ninfas que con
templado aire han pretendido levantarla, deseosas de gozar de mi
labor sin aquel fingido impedimento. Y si acaso de Flegetn las
ardientes ondas no corren con aquel desenfrenado curso que
deseas, advierte, divina ninfa, a la suavidad de aquella citara
de Orfeo, que si debajo de la perfeccin de mi arte cupiera su
poderosa armona, no fuera necesario decirte que ella era quien
dulcemente las tena encantadas y la que bast a sacar de la
negra lama y podridas ovas del estigio lago a aquellas delgadas
fantasmas, imgenes de los que ya no viven, que all envueltas
en podrido cieno de mil siglos atrs estaban olvidadas, sembrando
la consonancia de sus acentos tal deleite que, si creer se puede,
pudo por algn tiempo ablandar las cruelisimas hijas de la
muerte; y dejando de silbar sus ponzoosos cabellos, oyeron las
serpientes su dulzura y detuvo el vuelo la amortiguada luna, que
como verdadera imagen de la noche por aquellas calladas riberas
con delgada luz y encogido rostro vive. Mas ahora vuelve los ojos
a esta pequea sombra ya segunda vez arrancada por los escuros
hados de la presencia de su descuidado amante, que antes del
divino trmino volvi a la cara prenda los amorosos ojos, no por
quebrantar, o castsima Proserpina, tu precepto, ms por
satisfacer su amor: yerro por cierto digno de perdonar, si algo
all se perdonase. Terrible cosa de oir! Tres veces se oy
resonar el infierno, y tantas el temeroso bramido de las furias
corriendo fue por las profundas cavernas del mundo, y la
desdichada Eurdice, muerta dos veces en su florida edad, ya,
dijo, de los rigurosos dioses soy llamada; a todos est difinida
su suerte; cort la parca una vez el precioso estambre, y la vida
solo hasta la muerte se concede; los ojos que de alguna luz se
iban vistiendo y el nuevo aire los abra poco a poco, con un
eterno sueo se han cerrado. A Dios, querido esposo, que cercada
de una escura sombra volverme siento a la universal noche; vano
ha sido tu trabajo, y en vano, pues no soy tuya, trabajas en
detenerme. As es fama que dijo; y no de otra manera que un negro
humo se fue desvaneciendo por el aire; tres veces con sus brazos
procur el liviano amante encadenar el amado cuello, y tantas,
cual ligero sueo, se huy de los amorosos lazos, faltndole
aquella virtud y fuerza que enlazada vive por los duros nervios,
mientras el sutil espritu est en ellos detenido. Mas lo que
516
despus al desdichado Orfeo sucedi, llorando en vano los
engaosos dones de los sepultados reyes, trayendo a escuchar su
msica las hayas, los cipreses y los lamos, encantando los
fugitivos nos; y ltimamente la infame muerte que las crueles
mugeres de Tracia le dieron, aun se est como ves en dibujo, y
en ellos a ratos ocupo mi gusto y mi tiempo; (p. 135-9)
Hemos
comprobado,
que Clitiso ha
est
contado
minuciosamente,
pues
rene
todos
los
de
Eurdice.
La
ninfa,
magnfica
narradora,
en
su
517
esposo. Por ltimo, el cuarto cuadro apenas queda esbozado en el
relato porque slo lo ha bosquejado la ninfa en el tapiz. En l
se plasman los momentos finales de la vida de Orfeo: su dolor,
su canto ante la Naturaleza que le acompaa, y su muerte por las
mujeres tracias, no explicada convenientemente.
Al terminar el parlamento de Clitiso, el narrador seala la
presencia de una divinidad, Proteo que, en tono sonoro y grave
comenz a sembrar el aire con estas palabras:
(...)
32
mencionado
protsis,
la
Soneto
XV
expresin
de
Garcilaso,
reinos
del
por
su
tormento
apdosis
y
por
y
la
518
rfica.
Destaca
en
primer
lugar,
la
aparicin
de
un
personaje
llegar
los
prodigios
rficos,
consolador
encontramos
muchas
o extasiador de la
519
Habianos dejado la disimulada msica del pastor tan
suspensos, que nadie de ms que slo orle se acordaba (p. 11)
Arcisio
pues no slo las vacas, las ovejas, las cabras y las dems
fieras de aquellos campos alzaron las cabezas a oirlos, ms el
claro y fugitivo ro as con su msica qued encantado, que como
si de duro cristal fuera la ligera corriente se vi detenida.
(p. 179)
A todos con el agradable canto de Clarenio nos pareci que
el camino se hubiera vuelto ms breve, los campos ms llenos de
flores y el da ms alegre que amanecido habla. (p. 185)
La
tercera
de
las
glogas
se
inicia
con
un
prrafo
520
cuevas, ms aun de los cercanos montes se vieron bajar las duras
encinas y los ms envejecidos robles adonde estaba; y all
hacindole agradable sombra al son de sus cantares con deleitoso
ruido movan las cabezas. (p. 1456)
Pero,
Adems de la msica,
En el
las ninfas
521
nmero tres, etc (p. 113). En la gloga VI, otros tpicos como
el carpe diem, la comunin hombreNaturaleza en la composicin
que comienza: Estanque de agua cristalina y pura, (p. 125).
En la siguiente gloga se repiten las mismas expresiones en
el canto amebeo de Serrano y Aristeo (p. 150). Termina la ltima
gloga
con
los
juegos
en
honor
de
Augusta,
las
distintas
un
ejemplar
ya
tardo
del
gnero.
Carece
de
contenido
en
la que
tradicin
clsica,
es,
por
ejemplo,
la cancin de Bato,
522
Bato
523
al Hades.
l629>~~
a verla, y
quedaron con
licencia de
Arcadia que
524
obra que cuenta amores, duelos, muertes, aunque intenta acercarse
tmidamente a lo pastoril con competiciones de msica, teatro (p.
387) y poesa, fiestas (p. 361), una naumaquia (p. 340) y hasta
una corrida de toros (p. 272). A pesar de ello, la ambientacin
tambin es absolutamente cortesana pues no se describen paisajes
abiertos y la naturaleza queda del todo ausente. En consecuencia,
no puede hablarse de materia rfica. Ni siquiera al introducir
o concluir los cantos se aprovecha para mencionarla (p. 79, 134,
136, entre otros muchos ejemplos>.
Como es habitual en el gnero y en un gran conocedor de la
literatura de su
la obra.
muchos de los
Al
525
Un
poco ms
adelante,
en
la misma
ambientacin
festiva,
la
que
Lope
de
Vega
describe
en
su
Arcadia
que
ya
un
mero
disfraz
superficial,
alejada
del
mito
Surez
de
Figueroa
(h.15711639?)
publica
en
526
otro:
el de
la Reforma de Trento.
El problema teolgico de
que
no
podan
casarse
por
ser
primos,
se
resuelve
en
lo
que
se
refiere
dos
temas:
el
amor
la
79
naturaleza; y plagia tambin a poetas como Carrillo Sotomayor
A pesar de todas sus limitaciones, el xito de la obra fue grande
y conoci una traduccin al francs en 1614 y reedicin en 1781.
En toda la obra no se menciona ni una sola vez el nombre de
Orfeo. Es la nica de las que he trabajado en las que un mito tan
caro al gnero se halla totalmente ausente. Se cita, de forma muy
retrica,
otro de
canten
algo
los
Suave Sirena
que con tus acentos
detienes el curso
de los pasajeros. (p. 106)
Ni siquiera en el largo discurso de Clarisio sobre la Poesa,
527
se incluye a Orfeo. Y eso que habra sido fcil para el autor
oponerlo a Aristeo, que s se cita como ejemplo de hombre lleno
de
riquezas
espritu.
material,
Pero,
frente
con
todo,
los
la
poetas,
ricos
materia
en
rfica,
el
las
armoniosa,
interviene en la
recurso ornamental,
arcdica.
nunca
como
obra,
algo esencial
Ya desde el principio,
la
sociedad
(llantoespanto> que
La ms terrible fiera
sintiera ya mi enternecido llanto,
y piadoso bolviera
al tenebroso Reino del espanto
pues qual los ojos mos
no pagan a su Rey censo los ros.
Mis desventuras cuento
al agua sorda, y al arena muda; (...)
528
A los rboles miro
con altas ramas de estendidas copas,
y que vivan admiro
vestidos dalegria y verdes ropas,
por ser ardiente fuego
mi triste llanto de sus troncos riego. (p. 10li)
20
El
tpico
esto
conclusiones
de
las
completaremos,
puede
apuntarse
pginas
ya
como
precedentes
una
que
al
de
las
final
de
los pastores.
Por ejemplo:
Assi
cant
dexando
35
40
529
La
devocin
encarece
en
el
del
amante
texto
ya
es
tan
desde
constante
el
titulo)
<virtud
que
que
antes
se
las
donde
nacieron,
antes
se
vern
cesar
los
efetos
de
10
15
al
fin,
unidas
sus
vidas,
todos
los pastores
consiguen
530
precioso visti apazible primavera ...
(p. 269, 271)
Con Los nastores del Betis80(Trani, Npoles, 1633> de Gonzalo
de Saavedra (h. 1573h. 1593), ltimo de los libros de pastores
impresos, editado pstumamente por su hijo Martin, se cierra el
ciclo de un gnero que goz de gran xito durante el siglo XVI
y di a la literatura algunas de sus mximas creaciones. Pero
esta obra ya casi no contiene nada de lo que encumbr el gnero
pues constituye un cmulo de tpicos dispersados por sus cinco
libros. De todas maneras, no podemos sino mencionar los pasajes
en que aparece Orfeo.
En el soneto preliminar de Diego Snchez Ailln se compara en
el primer cuarteto a Saavedra con Anfin y Orfeo:
No cuelgues la gampoa, y dulce Lira,
conque segunda vez cercar pudieras
a la gran Tebas, y a Plutn rindieras
las puertas Diamantinas de su ira.
En el libro II el narrador compara el canto de Rosela al de
Orfeo en el Infierno con las siguientes palabras: Y tomando su
sonoroso instrumento
bastante poco
531
uuiesse quien boluiesse el rostro, como si del boluello, se le
uuiera de seguir el peligro que a la hermosa Euridice <p.
132)
Adems de estas referencias directas a Orfeo o a Eurdice,
enmarcadas en la costumbre de Saavedra de aludir gratuita y
ostentosamente a personajes miticos
Circe...),
(Danae,
Faetn,
Aretusa,
autor
se preocupa de
frescura y autenticidad:
el qual aplicando a las delgadas cuerdas de la ctola sus
rendidas manos, y a las consonancias que ellas hazian los
lastimosos acentos de su llorosa voz, y apassionados versos,
comenq a divertir a las auezillas de su acostumbrado y veloz
buelo, las quales, como si tubieran ms que instinto, plegando
y encogiendo las pintadas plumas de sus alas, escuchaban al
enamorado pastor (p. 63>
Como si de las peas, rboles, aguas y animales esperara
respuesta, tocando su vandurria, comenz cantando. (p. 243)
Otros miticos cantores, son aludidos como modelo de armonioso
canto:
Comenz a tocar un rabelillo con tanta suauidad, que pudiera
edificar otra nueba Tebas (p. 314>
Comenz a oir el son de un rabelillo tocado con tanta
destreza, que qualquiera que lo oyera juzgara que lo tocaua
Apolo. (p. 245 sic>
532
Llama
la
atencin
tambin
la
diversidad
de
instrumentos
ctola,
bandurria,
este
capitulo
hemos
visto
la particular
comunin
que
gnero,
as
como
su penetracin
en
nuestra
literatura.
se
reencarnan
implcitamente,
segn
demostramos
ms
533
arriba, en algunos pastores como el Arsileo de las dos Dianas
Otra encarnacin de Orfeo, explcita, teatral y artificiosa, es
la
de
Brasildo
en
La
Arcadia
de
Lope.
Este
pastor
elige
el
influjo
del
mito
de
Orfeo
va
ms
all
sus
buclica:
el
canto
de
los
pastores
conmueve
la
introduca
pastores fuerzas
utiliza
como
los primeros
libros donde el
con naturalidad y se
atribua a
mero
recurso
retrico,
bien
por
hasta que
el
los
se
narrador,
534
la visin crtica del barroco y de la Contrarreforma.
El recurso panegrico de comparar a los pastores y poetas con
Orfeo no dejar de utilizarse pero pasar a ser un vulgar lugar
comn.
Notas al capitulo II.D.
1. Sobre las mgicas capacidades de la voz de Orfeo es
interesante que un texto de carcter cientfico cono De
Pronietatibus rerum de Bartholomaeus Glaville, traducido al
castellano por Fray Vicente de Burgos en Tolosa, Enrique Meyer,
1494, explique, hablando de la voz humana como parte del cuerpo:
Ella pone diferengia entre las edades y entre las personas
& busca honor & alabanga & loda ella muda las afegiones dce> los
que la oye<n> como es escripto enlas hablas de los poetass del
gracn>d armonico orfeo que por la dulgor de su boz & por su
armonia hazia venir los arboles detras sy & no menos hazia mudar
las piedras & las montaas. (p. 117)
Este dato me lo ha proporcionado Admvte, antes citado.
2. op. cit., 1980, p. 291-302. Adems de Virgilio, se dan datos
de la presencia de este tema tpico en otros autores latinos,
como Calpurnio Sculo: glogas, II, y. 1020; IV, y. 6061, 66
67; Nemesiano: aloaas, IV, y. 701; y en la Edad Media latina
en la Eclocta Nasonis: Auribus erectis adstant pecudesque
feraeque, / pascere desistunt, gaudent tua iubila tauri.
Descenduntque truces gelido de monte Lemeo blanda feraeque tua
placantur fistula saevae.
3. Cito por la traduccin de M. Garca Teijeiro y M~ T. Molinos
Tejada, en su edicin de Buclicos arieaos, Madrid, Gredos, 1986.
4. Lincantation virgilienne. Essai sur le mvthes du poete
enchanteur et leur influence dans loeuvre de Vircxile, Burdeaux,
Delmas, 1952.
5. En la III, Dametas en su competicin amebea introduce una
cfrasis o descripcin de un objeto al exclamar:
Et nobis idem Alcimedon duo pocula fecit
45
et molli circum est ausas amplexus acantho
Orpheaque in medio posuit silvasque sequentis.
En la IV, (y. 557), el poeta afirma que en cantar las
hazaas del vstago profetizado:
55
Non me carminibus vincet nec Thracius Orpheus,
nec Linus; huic mater quambis atque huic pater adsit,
535
Orphei Calliopea, Lino formonsus Apollo.
En la VI, el viejo y borracho adivino Sileno canta una
cosmogonia y relata las historias de dioses y hroes:
Tum vero in numerum Faunosque ferasque videres
ludere, tum rigidas motare cacumina quercus;
nec tantum Phoebo gaudet Parnasia rupes,
30
nec tantum Rhodope mirantur et Ismarus Orphea
Y en la VIII,
(y.
5256), Damn, llora su amor no
correspondido por Nisa, y ante su desgracia, desea que la
Naturaleza haga imposibles:
Nunc et ovis ultro fugiat lupus, aurea durae
mala ferant quercus, narcisso floreat alnus,
pinguia corticibus sudent electra myricae,
55
certent et cycnis ululae, sit Tityrus Orpheus,
Orpheus in silvis, inter delphinas Arion. (Ed. de L.
Castiglioni y Remiqius Sabbadini, Pataviae et socioruin, Tormo,
1945>
6. A Mosco, poeta helenstico natural de Siracusa que vivi en
las decadas centrales del siglo II a. O., se le ha atribuido,
errneamente, la autora de un Canto fnebre por Bin, en el que
de una forma retrica el poeta invita a la naturaleza a llorar
por la muerte del maestro Bin y asegura su intencin de
rescatarlo del infierno como Orfeo a Eurdice. Se menciona a
Orfeo en dos ocasiones. La primera, segn traduccin de M. Garca
y M~ T. Molinos en su volumen ya citado, dice as: Cisnes del
Estrimn, sollozad vuestras quejas a la vera del agua y entonad
con plaidera boca triste canto, cual cantaba la voz en vuestro
pico; decid a las doncellas que son hijas de Eagro, decid a todas
las Ninfas de Bistonia: Ha muerto el Orfeo dorio; y en ella se
equipara al poeta Bin con el poeta mtico Orfeo. Ms adelante,
hacia el final de la composicin, (y. 11426) vuelve a aludirse
a Orfeo: La Justicia, empero, a todos nos alcanza. Con mis
dolientes lgrimas yo lloro tu infortunio. Si pudiera al Trtaro
bajar, cual hizo Orfeo, como Odiseo y, antes, el Alcida, tambin
yo ira presto al reino de Pluteo para verte a ti all, y, si es
que a Pluteo cantas, para escuchar qu cancin es la tuya. Vamos,
entona a Core un aire siciliano, un dulce canto de pastores. Ella
tambin es de Sicilia, ella tambin gozaba en las riberas del
Etna y conoce la meloda drica. No quedar sin recompensa el
canto: igual que antes le otorgara a Orfeo por los dulces sones
de su lira el retorno de Eurdice, tambin a ti, Bin, ha de
enviar a tus montaas. Si mi siringa tuviera algn poder, ante
Pluteo fuera a cantar yo mismo. El poeta deseara poder emular
las hazaas de Hrcules, Odiseo u Orfeo, que descendieron al
Infierno para ver a su maestro Bin. Le insina que intente
ablandar a Prosrpina con sus cantos pues siendo los dos
sicilianos a lo mejor accede a devolverle a la tierra como hizo
con Eurdice, (por vez primera as llamada>, la esposa de Orfeo.
536
El contexto sugiere que se trata de un final feliz de la historia
de Orfeo y Eurdice, pues no se menciona para nada el tab de no
mirar para atrs, ni la desobediencia de Orfeo.
Esta es la nica referencia a Orfeo en el grupo de autores
buclicos griegos, pues no aparece ni en Tecrito ni en Bin <a
no ser que la mencin a Orfeo en el Canto fnebre nor Bin aluda
a un poema sobre el nito de Orfeo de ste, hoy perdido>.
7. o~. cit., p. 70-94, especialmente para Virgilio.
8. En el epgrafe dedicado a la Letteratura castigliana en
A.A.V.V., Enciclopedia Virpiliana, IV, Roma, Istituto della
Enciclopedia Italiana, 1988, p. 95672, til, sobre todo, por la
completa bibliografa que recoge.
9. Edicin de Ana Maria Rambaldo en Obras comDletas, 1, Madrid,
Clsicos Castellanos, 1978. Vid, el estudio de JAL Andrews, Juan
del Encina.
Prometheus in Search of Presticte,
Berkeley,
University of California Press, 1959, p. 3353.
10. Usa dos tipos de estrofa: los tercetos encadenados y la
octava real, pero a veces fuerza el verso con repeticiones poco
afortunadas para ajustarlo a la estrofa y a la rima. A diferencia
de la cristianizacin del mito que encontraremos en la oda A
todos los santos, Fray Luis en esta obra de juventud se atiene
bastante fielmente al original latino. Si lo comparamos a la
versin de Juan del Enzina, el trabajo de Fray Luis es obra de
mayor aliento y resultados mucho ms bellos. Los pasajes en que
aparece Orfeo correspondientes a los textos virgilianos III, 44
6; IV, 557; VI, 2730; VIII, 526 son traducidos as:
Del mismo huye otros dos estraamente
hechos: las asas cie un verde acanto,
Orfeo y su montaa atenta al canto
Que si conmigo Orfeo contendiesse,
y si cantando contendiesse el Lino,
aunque la madre y padre destos fuesse
Calope de Orfeo y del divino
Lino el hermoso Apolo, no seria
ni canto que su canto menos dino.
los Satyros movi, movi las fieras,
del roble y de la encina misma dura
las cimas menear a compas vieras:
non se alegr de Pindo mas la altura
con Febo y con sus nueve compaeras
ni el Rdope jams admir tanto,
ni el Ismaro de Orfeo el dulce canto.
Mas ya si quiera huya perseguido
el lobo de la oveja, y sea arreo
,
:
.
537
del roble la azucena, y al sonido
del cisne se aventaje el cuervo feo,
y Tityro al Arion sea preferido,
Ann sea en mar, en monte Orpheo.
Sigo la edicin Obras propias i traducciones de latn, griego j
toscano con la parafrasi de algunos salmos i ca~itulos de Job
Valencia, 1761.
11. Juan Fernndez de Idiquez, aloaas de Virgilio. traducidas
de Latn en Espaol, Barcelona, en casa de Juan Pablo Menescal,
1574. La de Hernndez de Velasco, del mismo ao, abarca La Eneida
y las glogas 1 y IV. Diego Lpez: Las obras de Publio Virgilio
Marn. traduzidas en prosa castellana. por Diego Lpez. con
commento y annotaciones, Valladolid, E. Fernndez de Crdova,
1600. cristbal de Mesa, en octavas: Las alocas y Gergicas de
Virgilio y Rimas. y el Pompeyo. tragedia de Christoval de Mesa
Madrid, Juan de la Cuesta, 1618. Vid. T.S. Beardsley, oo. cit.,
Vid. el completo estudio, que abarca todo el panorama del primer
virgilianismo espaol, de Jos Antonio Izquierdo, Diego Lpez o
el virgilianismo espaol en la escuela del Brocense, Cceres,
Institucin Cultural El Brocense, 1989.
12. La primera se adelanta a 1498: Bucolica et Georgica de P
Virg. Maronis. noeta clarissimo. En 1499 la de Fadrique de
Basilea en Burgos, en 1513 y 1516 la de Juan Sobrarias en
Zaragoza. El gran humanista Luis Vives coment alegricamente las
Buclicas en una edicin que sali a la luz en Basilea, 1532. La
de Antonio de Nebrija se edit pstumamente al cuidado de su hijo
en Granada, 1546. La siguiente del Brocense: Ducolica serio
emendata. cum scholiis, Salamanca, 1591. En 1600 P. Daniel edit
una redaccin reducida y una extensa de los comentarios de Servio
a esta obra virgiliana. Ocho aos despus el Padre La Cerda
public otra edicin con comentario: Bucolica et Georcilca
arciumentis. ex~ licationibus et notis, Madrid, 1608. Vid. G.
Mambelli, Gli annali delle edizioni virailiane, Firenze, 1954.
13. Vid, la ed. facsmil hecha en Cieza, 1966, en la coleccin
El ayre de la almena, XVI, con prlogo de Lpez Estrada. Resea
de R. Reyes en RFE, L, 1967, p. 343-5. Y vase el detallado
estudio de este mismo autor de la biografa de los traductores,
la mtrica, la lenguay el estilo de la traduccin: La Arcadia
de Sannazaro en la literatura espaola, Sevilla, 1973, p. 59142.
14. Sigo la edicin de Napoli, per Felipe Mosca, 1720.
15.
538
animales, bosques, piedras,
ansi como Orpheo haza
con su taer y plair
que quando yo cantara
de las aves cada da
sus cantos hara sentir (Ed. de 1547)
16.
539
porque en un leo cauado
no har un son que agradasse
con que yo desempeasse
mi prenda que tanto he amado.
Y si mis rimas no son
como las de Orpheo notas
de la piedad y compassin
las deuiera con razn
hazer al cielo deuotas.
17. Cfr. la obra de William J. Kennedy: Janoco Sannazaro and the
uses of nastoral, Hanover and London, University Press of New
England, 1983, p. 97149.
18. ...
de la llorada Eurdice. Assi como en el blanco pie
mordida de la venenosa sierpe fue costreda de despedir la bella
alma. Y como despues por recobralla: decendi al ifierno y
cobrada la perdi (la segunda vez) el oluidadizo marido.
19. el qual en sus tiempos (casi como otro Amphion) con el son
de la suaue cornamusa edific los eternos muros de la diuina
cibdad.
20. Marcelino Menndez Pelayo, Origenes de la novela,
Santander, Aldus S.A. de Artes Grficas, 1943, p. 20416.
II,
.
,
540
Cmo por el vencimiento de la Voluntat el enamorado segua su
viaje:
El mi camino segua
con ms amor que Orfeo
quando su carne quera
fallar, pues que me complia
por la fuer~a del deseo
tanto que fuera for~ado,
fatigando dallegar
al lugar tan deseado,
mas luego fuera apeado,
por la noche sperar.
En la Historia de Grisel y Mirabella (ed. facsmil sobre la
de Juan de Cromberger, Sevilla, 1529, versin e introduccin de
P. Alczar y J.A. Gonzlez, Granada, Ed. D. Quijote, 1983) de
Juan de Flores no aparece Orfeo directamente, pero el trgico
final que sufre el personaje de Torrellas recuerda a la muerte
del vate. Esta breve novela relata los clandestinos amores de los
dos protagonistas, el juicio entre ellos para ver quin ha de ser
castigado por inducir al otro al amor, la defensa que de cada uno
hacen Torrellas y Brazaida, la muerte de los enamorados y el
castigo de Torrellas. Este personaje est basado en el poeta
cataln Pere Torrellas, autor de las misginas Coolas de la
calidades de las donas, incluidas en el Cancionero de Esticia
Pero el personaje sufrir el doble castigo de caer rendido ante
Brazaida y de morir a manos de la reina y sus damas, desesperadas
por la muerte de Mirabella. Su muerte tiene mucho que ver con los
sangrientos ritos dionisiacos y mendicos que acabaron con la
vida de Orfeo. Dice as el texto:
Estando Brazaida en tal razonamiento, vino la Reina con
todas sus damas que en asechanza estaban de Torrellas; y aqul,
despus de arrebatado, atronle de pies y de manos, que ninguna
defensa de valerse tuvo. Y fue luego despojado de sus vestidos
y atapronle la boca porque quejar no se pudiese; y, desnudo, fue
a un pilar bien atado; y all cada una traa nueva invencin para
le dar tormentos; y tales hobo que, con tenazas ardiendo y otras
con uas y dientes, rabiosamente le despedezaron. (.~-> Y despus
que no dejaron ninguna carne en los huesos, fueron quemados; de
su ceniza, guardando cada cual un bujeta por reliquias de su
enemigo; y algunas hobo que por joyel en el cuello la traan,
porque trayendo ms a memoria su venganza, mayor placer hobiesen.
As que la gran malicia de Torrellas dio a las damas
vitoria, y a l, pago de su merecido.
Sobre este gnero vid. A. Gargano Statto attuale degli
studi sulla novela sentimental. 1. La questione del genere,
Studi Ispanici, (1979), p. 5980, y II. Juan Rodrguez del
Padrn. Diego de San Pedro. Juan de Flores, Studi Isnanici
(1980), p. 3969.
541
25. Hay ed. moderna de Francisco Lpez Estrada, Madrid, Joyas
Bibliogrficas, 1955, 2 tomos. Vid. tambin del mismo: Estudio
y texto de la narracin pastoril Ausencia y soledad de amor, del
Inventario de Villegas, BAE, XXIX, 1949, p. 99133. Puede leerse
tambin el texto en la antologa de Jos Fradejas Novela corta
del siglo XVI, II, Barcelona, Plaza y Jans, 1985 ,p 74559.
26. 14 Dolores Esteva, El Dilogo
Motemayor, 1616, 5, (1983>, p. 3445.
Esniritual
de
J.
de
542
35. Los libros de aventuras peregrinas, gnero ureo que tiene
muchas afinidades con los libros de pastores, abundan en
expresiones que hemos denominado materia rfica, si bien el
mito de Orfeo se encuentra lejos de este gnero. En el Clareo y
Florisea (ed. M.A. Teijeiro, Cceres, Unex, 1991>, texto que
exhibe abundante erudicin mitolgica y en ocasiones se ambienta
en parajes buclicos, se cita al vate tracio en el episodio del
descenso al Hades de Felesindos e Isea: nos hallamos en unos
suaves y deleitosos campos adonde los bienaventurados andaban
alegres y contentos, (...)
all cantaban muy ms dulce y
suavemente de lo que cant Orfeo en los reinos de Tracia, siendo
todos los instrumentos de oro y mrfil (p. 188). Es curioso que
en un capitulo que describe el Hades de forma muy similar a los
relatos sobre Orfeo, no se mencione la actividad del tracio aqu,
sino que se relacione su msica con la felicidad de los Campos
Elseos. Tambin hemos recogido ejemplos de trastornos en la
naturaleza, en medio de expresiones muy topificadas de dolor,
ajenas a su relacin con el mito griego, pero con curiosas
analogas temticas: pues mis tristes lgrimas ablandaron y
enternecieron las duras piedras, que ansi har a los blandos y
tiernos corazones, so pena que no siendo ansi, confesarn que son
ms duros que las duras peas (p. 67) a todas horas lloro, a
todas horas suspiro, a todas horas peno, a todas horas me quejo,
a todas muero, a todas horas cuido, a todas horas grito, a todas
horas rompo con suspiros los cielos, los valles y montes, y
ablando las peas, detengo los ganados y espanto los pastores,
y ningn remedio hallo! (p. 108) Si en vosotras hay alguna
piedad, si en vosotras hay alguna compasin, si en vosotras hay
algn dolor, doleos de mi y destas lgrimas con las cuales
enternecera las piedras, y quebrantara su natural rudeza, y
hara inclinar
los rboles, y detener las aguas y todas las
cosas. (p. 135).
En El Peregrino en su patria (Sevilla, 1604), donde ensaya
Lope este gnero, trat de alardear de erudicin. En el libro 1,
se describen las citas y jeroglficos escritos en las paredes de
la crcel de Barcelona. Entre ellos encontramos unos que se
refieren a Orfeo: La cabeza y la lira de Orfeo estaban sobre una
puerta pintadas entre las aguas del ro Estrimn, donde,
arrojadas de aquellas sacerdotisas, llegaron a Lesbos; la letra
era de Estfano Forcatulo. Aqu lloraron selvas, fieras y
spides. Como veremos al trabajar La Arcadia, Lope se nutre
para sus conocimientos mitolgicos de compendios y obras de
segunda mano. En este caso, como indica AvalleArce en su edicin
(Madrid, Castalia, 1973, p. 97>, procede de Etienne Forcadel,
Eoicrrammata (1554). El mismo epigrama y la explicacin de porqu
aparece en la crcel vuelve a citarse pocas pginas adelante, en
la historia de Lucrecia: Mis trabajos vers en aquel Ssifo y
Ticio, y el sentimiento que hizo esta ciudad por la gallarda de
Mireno en aquella cabeza destroncada y la lira de Orfeo con el
543
verso del epigrama de Forcatulo. Que no s si hubo rbol, animal
ni piedra, a quien no enterneciese tan triste caso (p. 106>. De
nuevo la erudicin de Lope le lleva a Orfeo, al contar la
respuesta de un loco a la pregunta de quin invent la msica:
Josef o dice que Tubal, nieto de Adn; aunque otros dan la
invencin a Mercurio, como Gregorio Giraldo, Filostrato dice que
Mercurio se la dio a Orfeo y Orfeo a Anfin; otros la atribuyen
a Dionisio, como Eusebio (p. 344) Se introduce entonces un
excursus sobre la naturaleza de la msica. Otro msico griego,
Ann, se cita como trmino de comparacin: Sabia mi hermana
Nise taer diestramente en un arpa y cantar con tan dulce y
regalada voz, que en igual peligro, mejor la llevara el delfn
a la ribera del mar que a Ann a Corinto. (p. 250). El tpico
se repite con Orfeo: En nombrando a Juan Blas se nombra Orfeo
(p. 381). En la obra hay retazos de pasajes pastoriles y no
faltan expresiones topificadas de materia rfica: oy una
zampoa rstica, de cuyo son llevados los odos guiaron a los
ojos y vio al dueo, que entre dos peas se dispona entre
algunas ovejas, que pareca que por escucharle no pacan, a
cantar desta suerte (p. 451).
En la annima Los amantes peregrinos Ancielia y Lucenniaue
recientemente editada, encontramos una referencia explcita al
rescate de Eurdice: Dej la escopeta Leopoldo agradecido, y las
dos obedecieron, cantando tan suaves y tan diestras que pudieran,
mejor que el trace amante, revocar del tenebroso reino a la luz
la de sus ojos. (Ed. A. Cruz Casado, Madrid, Universidad
Complutense, 1989, tomo II, p. 940)
Por ltimo, citaremos algunos ejemplos de materia rfica en
el Persiles de Cervantes, si bien nos detendremos ms adelante
en otras obras suyas. En el siguiente ejemplo, el autor ms bien
remeda el estilo garcilasiano al evocar la ciudad de Toledo:
aqu reson su zampoa, a cuyo son se detuvieron las aguas deste
rilo, no se movieron las hojas de los rboles, y parndose los
vientos, dieron lugar a que la admiracin de su canto fuese de
lengua en lengua y de gente en gentes por todas las de la tierra
(Ed. J.B. AvalleArce, Madrid, Castalia, 1969, p. 327). Vid.
otros casos menos tpicos: Sollozando estaba Periandro, en
compaa del manso arroyuelo y de la clara luz de la noche;
hacianle los rboles compaa, y un aire blando y fresco le
enjuaba las lgrimas (Ps 464).
36. La novela pastoril espaola, Madrid, Istmo, 1974, p. 69-100.
37. Jorce de Montemavor, Roma, Bulzoni, 1984, p. 12762.
38. sobre el amor y el tema particular de la locura amorosa en
los libros de pastores, vid. Frangoise Vigier, La folie
amoureuse dans le roman pastoral espagnol (2 moiti du XVIe
sicle, Visaces de la Folie..., p. 11729.
544
39. Montemavors Diana. Music.
1983, p. 18.
Madison,
545
que a todos los mortales tras si lleva,
juzgando ser divino ms que humano.
De la antigua Numancia es tu prosapia,
por ti ms se ennoblece y ms se eleva,
pues lo difcil y arduo heciste llano.
En la Instruccin de msica sobre la guitarra espaola...
publicado por Gaspar Sanz en Zaragoza, 1674 (ed. facsmil en
Zaragoza, Institucin Fernando el Catlico, CSIC, 1952, p LXXI)
se dice: ...
en muchas Academias, las aprend de todos, y en
particular de Lelio Colista, Orfeo de estos tiempos, de cuyos
inmensos raudales de Msica, procur, como quien fue a la fuente,
coger el ms sonoro cristal que pudo mi corta capacidad
(f.llr.)
En el Barroco se har proverbial la asimilacin Orfeomsico
y de all su presencia, en clave pardica en muchas obras
literarias como El diablo cojuelo de Vlez de Guevara (ed. A.
Rodrguez Fernndez e 1. Arellano, Madrid, Castalia, 1988, p. 97:
Agora te parecern galgos dijo el cojuelo-, porque otro
compositor de la sastra, con una gavilla de seis o siete, vienen
sacando las espadas, y los Orfeos de la maesa, reparando la
primera invasin con las guitarras, hacen una fuga de cuatro o
cinco calles o El Celoso extremeo cervantino, como ya citaremos
ms adelante.
No es el momento de analizar desde el punto de vista musical
lo que supusieron estas obras y otras muchas del siglo de oro
espaol, vid, entre otras obras, Clemente Terni,
Musica
religiosa spagnola e italiana al tempo dei fratelli A. e Y. de
Valds,
en
Actas
del
Coloquio
Interdisciplinar
Doce
Consideraciones sobre el mundo hispnicoitaliano en tiempos de
Alfonso y Juan de Valds, Bolonia, abril 1976, Roma, Istituto
Espaol de Lengua y Literatura, 1979, p. 3114. Me ha parecido
interesante destacar solamente la conexin de mitologa y msica
y la presencia de Orfeo en estos cancioneros.
42. Una interpretacin de la presencia de Orfeo en La Diana de
Montemayor , Homenaje a Jos Fradejas, Madrid, UNED, (en prensa).
43. El papel de la msica en Montemayor ha sido objeto de estudio
por parte de Lpez Estrada en Las Bellas Artes en relacin con
la concepcin esttica de la novela pastoril, Anales de la
Universidad Hispalense, 14, (1953>, p. 6589; Bruno Damiani en
la obra ya citada y en el articulo que no hace sino repetir el
libro: Music in La Diana de J. Montemayor, ilE, 52, 4, (1984),
p. 43557, relaciona la teora musical de autores de la poca
como Luis Miln y Luis de Narvaez, entre otros, con el uso de la
msica en La Diana. Hace interesantes observaciones sobre la
funcin de Orfeo en el nacimiento de la pera.
546
44. Contar en la Diana Formas Breves del Relato, coord. Yves
Ren Fonquerne y Aurora Egido, Casa de VelazquezUniversidad de
Zaragoza, 1986, p. 13755.
45. No hay edicin moderna, aunque Florin Smieja prepara una,
segn anunci en su ponencia La seora no es para la hoguera:
el caso de La secunda narte de la Diana de Alonso Prez, Actas
del
VI Congreso
Internacional de
Hisnanistas,
Toronto,
Universidad, 1980, p. 71518.
46. Cito por la edicin de F. Lpez Estrada, Madrid, Castalia,
1987.
47. Vid. Royston O. Jones, Bembo, Gil Polo, Garcilaso, Revue
de Littrature Compare, 40, (1966), p. 53640.
48. Aurora Egido en su articulo La invencin del amor en La
Diana de Gaspar Gil Polo, Dicenda, 7, <1987>, p. 38397, analiza
las dos vertientes del amor en esta obra: la negativa, donde ste
aparece como locura, cautiverio, enfermedad, donde se presenta
a Cupido como el causante de todos estos males y el mundo
pastoril como el remedio de ellos; y la positiva, donde el amor
honesto es fuente de virtud, de felicidad, de capacidad artstica
y musical, de armona con la Naturaleza, etc. Tambin A. Sol
Leris haba estudiado el amor en Gil Polo en contraposicin al
de Montemayor. En The theory of Love in the two Dianas: a
contrast, BHS, 36, (1959>, p. 6579, opona el irracionalismo
y fatalismo que domina a la primera Diana, al significado moral
y a la primaca de la razn de la segunda.
49. Cf r. tambin Sol-Leris, A., Psychological Realism in the
pastoril novell: Gil Polos Diana enamorada, BHS, 39, (1962>,
p. 437.
50. Francisco Lpez Estrada en su artculo Fiestas y literatura
pastoril: el caso de la Diana enamorada de G.P., La Fte et
lcriture. Collocxue International, AixenProvence, Universit
de Provence, 1987, p. 199211, estudia el contenido y mtrica de
esta composicin, y apunta la trascendencia que tuvo en la
literatura europea. Cfr. Thomas G. Deveny, The Eoithalamium in
the Svanish Renaissance, tesis doctoral, Univ. North Carolina,
1978.
51. Ed. de Pedro de Pineda en Londres, Henrique Chapel, 1740, 2
tomos. Ejemplar R 30833-4 de la B.N.
52. Hay ed. moderna de Marcelino Menndez y Pelayo en Origenes
de la novela, II, Madrid, Bailly / Baillire e hijos Ed., 1907,
p. 399484. Jos M Alonso Gamo, Luis Glvez de Montalvo: vida
547
y obra de ese gran desconocido, Guadalajara, Institucin
Provincial de Cultura Marqus de Santillana, 1987, analiza vida
y obra del escritor y edita los versos de la novela separados de
la prosa.
53. On.cit., p. 3245.
54. Msica en El vastor de Filida, comunicacin presentada en
el III Congreso Internacional de la A.I.S.O., Toulouse, 610 de
julio de 1993.
55. Instrumentos musicales en El nastor de Filida, Dicenda, 10,
<1993), <en prensa).
56. Edicin de J.B. AvlleArce, Madrid, Clsicos Castellanos,
1987.
57. Francisco Lpez Estrada, La literatura pastoril y Cervantes:
el caso de La Galatea, Actas del 1 Coloquio Internacional de la
Asociacin de Cervantistas, (Alcal de Henares, 29/30 nov. 1/2
dic. 1988), Barcelona, Anthropos, 1990, p. 15974.
58. Sobre el papel de Calope dentro de los ritos funerarios en
honor de Meliso y la simbologia del Valle de los Cipreses, vid.
el articulo de Bruno Damiani, El Valle de los Cipreses en La
Galatea de Cervantes, Homenaje a Antonio Vilanova, 1, Barcelona,
PPU, 1989, p. 167-76. Adems, recientemente Francisco Mrquez
Villanueva en su ponencia Sobre el contexto religioso de La
Galatea presentada en el II Congreso Internacional de la
Asociacin de Cervantistas, Npoles, 49 de abril de 1994,
desarroll una sugerente interpretacin del difunto Meliso como
clave tras la que se esconde la figura de Hurtado de Mendoza.
Segn este critico, todo el libro encierra un homenaje a la
Poesa y, en fin, su ambientacin religiosa responde a una
defensa de cierta tica naturalista, cristiana y pagana, donde
el intelectual y el poeta no deben ceder al. desaliento. En esa
defensa del papel del poeta en la sociedad se elige perfectamente
a Calope para entonar las alabanzas de los poetas. Orfeo, poeta
por antonomasia, se asoma timidamente en esta obra, en la cual
se sentira cmodo.
59. Esta polionomasia se ha destacado como recurso cervantino.
Recurdese, por ejemplo, los distintos nombres de don Alonso
Quijano, de la mujer de Sancho, de Toms Rodaja, licenciado
Vidriera, o los del perro Berganza. Tampoco es necesario insistir
en lo buen elector de nombres que es Cervantes, pinsese en sus
entremeses, verbigracia.
548
60. Amrico Castro, El pensamiento de Cervantes, Madrid, Centro
de Estudios Histricos, 1925, p. 15690. A. Farinelli: Cervantes
y su mundo idlico, RFE, 32, (1948), p. 124; J. B. Trend
Cervantes en Arcadia, Estudios dedicados a Menndez Pidal
Madrid, CSIC, 1951, II, p. 497510; F. Lpez Estrada, La Galatea
de Cervantes. Estudio critico, Tenerife, Universidad de la
Laguna, 1948, p. 1119.
61. De entre la extensa bibliografa cervantina, el estudio ms
completo y tcnico sobre la msica y que tambin se ocupa de la
Galatea estimo que es el de Adolfo Salazar, Msica, instrumentos
y danzas en las obras de Cervantes, NBFH, 2, 1948, p. 2156,
11873.
62. Breve se les hizo a los pastores el camino, engaados y
entretenidos con la graciosa voz de Florisa (p. 126) y con tal
entretenimiento sentiremos menos la pesadumbre del camino y los
rayos del sol (p. 461). La duracin y la fatiga de los caminos
aminora si las alivia la msica, tpico de raigambre virgiliana:
Buc., IX, 64: cantantes licet usque (minus via laedit) eamus,
y con derivaciones en los libros de pastores como El Siglo de Oro
en las selvas de Enfile o El nastor de Filida, en ejemplos que
ya citamos.
63. Cervantes alude a lo largo de su obra en algunas ocasiones
al cantor tracio. Si repasamos estas alusiones podemos ver una
evolucin en el tratamiento cervantino de la materia mtica: de
su uso ornamental y gastado al principio a la parodia del mismo
al final. Tras La Galatea, en el teatro las referencias al mito
son igualmente convencionales, sirven de comparacin entre la
audacia y amor de los personajes msculinos y la de Orfeo al
descender al Hades para salvar a su esposa: La casa de los celos
III (y. 2027-30) La triste barca del barquero horrendo / pasar
por hallarte, y al abismo, 1 cual nuevo Orfeo, bajar llorando
y romper las puertas de diamante, y El laberinto del amor III
(y. 24438> Seora, yo soy aquel / que ha mucho que el alma os
di, / soy quien por vuestra desgracia a ms desventura vino
que las que vio en su camino el gran msico de Tracia; (p. 166
y 523 de Teatro de Cervantes, ed. F. Sevilla y A. Rey, Barcelona,
Planeta, 1987) . En las novelas ejemplares, aparece Orfeo con una
funcin totalmente distinta en Rinconete y Cortadillo: Ni el
Negrofeo que sac a la Aruz del infierno; ni el Marin, que
subi sobre el delfn y sali del mar como si viniera caballero
sobre una mua de alquiler; ni el otro gran msico que hizo una
ciudad que tena cien puertas y otros tantos postigos... (p. 231
de la ed. de H. Sieber, Madrid, Ctedra, 1980, 1). En otra
ocasin estudi el paralelismo ms all de la simple referencia
textual y de la coincidencia en sus capacidades musicales
existente entre el personaje de Loaysa y el de Orfeo (Loaysa u
.
,
549
Orfeo en El celoso extremeo, comunicacin presentada al 1
Congreso Internacional de la Asociacin de Cervantistas, Almagro,
Junio 1991, en prensa) Y, por ltimo, en el capitulo II, 69 del
Ouiiote,
donde,
segn ha estudiado Juan D. Vila en un
completisimo y reciente articulo: Parodia cervantina del mito
de Orfeo Actas del II Congreso Argentino de Hispanistas
Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Filosofa y
Letras, Asociacin Argentina de Hispanistas, 1989, II, p. 291
307, Cervantes subvierte la tradicin clsica del rescate de
Eurdice del Infierno en el episodio de la resurreccin de
Altisidora.
64. Ejemplar utilizado: R 14994 de la B.N. Alcal de Henares, por
Juan Grazia, a costa de Juan Garca mercader de libros, 1587.
65. He seguido el texto por el ejemplar R 35773 de la Biblioteca
Nacional de Madrid: Valladolid, 1594.
66. Ed. de Edwin 5. Morby, Madrid, Castalia, 1975.
67. Vid. el sugestivo libro de Michele Ricciardelli, LArcadia
di J. Sannazaro e di Lope de Vega, Napoli, Fausto Fiorentino Ed.,
1966, que, sin detenerse en pormenorizadas comparaciones, trata
de mostrar las innovaciones de tope respecto a la tradicin que
parte de Sannazaro y reivindica la belleza y significado de su
Arcadia. Vid, tambin el articulo de J. Scudieri, Stilistica e
stile nellArcadia di Lope, en Studi di Lincua e Letteratura
Spaanola, Tormo, Giappichelli Ed., 1965, p. 15969.
68. M. Goyri de Menndez Pidal, El duque de Alba en el romancero
de Lope de Vega, Filologa, 3, (1951), p. 185-99; E.S. Morby,
Persistence and change in the formation of La Dorotea, HR, 18,
(1950>, p. 10825, 195217.
69. Por tratarse de una novela pastoril, hemos estudiado La
Arcadia, pero la obra teatral y lrica de Lope se sale de nuestro
objeto de estudio. No quisiera olvidar que al mito de Orfeo
dedica Lope toda una comedia: El marido ms firme (vid. Angelina
Costa, Una solucin dramtica al mito de Orfeo: El marido ms
firme de Lope de Vega, en El mito en el teatro clsico espaol
Madrid, Taurus, 1988, p. 27887). En su obra en verso, adems de
referencias ocasionales, dedica al nito algunos bellos sonetos:
Hermosos ojos, yo jur que haba, A las ardientes puertas de
diamante,, Cuando como otra Eurdice, teido.
70. He utilizado la edicin Sialo de Oro y Grandeza meiicana
comnuesto por don Bernardo de Valbuena. obispo de Puerto Rico
ed. corregida por la R.A.E., Madrid, Ibarra, 1821. En la
Dedicatoria de esta ltima obra hay una alusin a Orfeo a
550
propsito de la explicacin del verso Pues merec colgar mi
dulce lira: Despus Apolo, habiendo hallado la citara, dio la
lira a Orfeo, que la supo tocar tan diestramente que con su
dulzura suspenda el mundo, detena los ros y novia los montes.
Y al fin cobr el instrumento tanta dignidad de mano en mano, que
por muerte deste msico vino a heredar lugar en el cielo y ser
una de las constelaciones de all. (La Grandeza Mejicana y
Compendio Apologtico en alabanza de la Poesa, Mxico, Porra,
71. El viejo advierte a Felicio de que si no se atreve a invocar
a las las flacas cabezas de los muertos, como hizo Odiseo,
(segn Lida de Malkiel, La visin del trasmundo en las
literaturas hispnicas en Howard R. Patch, El otro mundo en la
literatura medieval, Mxico, FCE, 1983, p. 430, invocar flacas
cabezas de los muertos deriva de Odisea, X, 521 y puede tratarse
de un curioso prstamo directo del griego), lograr tambin la
curacin de sus pesares mediante la magia de los nmeros y las
abluciones. Pero le pone una condicin que recuerda a la impuesta
por Plutn a Orfeo cuando baj al Hades a rescatar a Eurdice:
no mirar hacia atrs. Una segunda condicin, la de no probar
comida, insiste en el paralelismo entre la cueva y el Infierno
clsico y recuerda la historia del rapto de Prosrpina. Adems,
aparece una figura similar a Caronte y que, al igual que el rbol
de los sueos, se inspira en la descripcin virgiliana del
infierno (Eneida, VI, 282ss): envejecido barquero, que por
aquellas riberas es fama que anda pasando en su carcomida barca
las desnudas almas.
72. De este viaje y otros similares en el gnero nos ocupamos en
el articulo: El viaje imaginario en la novela pastoril,
Anglica, 4, (1993), (en prensa>.
73. Hay una edicin moderna casi tan rara como la princeps, hecha
por Manuel Prez de Guzmn y Boza a expensas del Marqus de Jrez
de los Caballeros, Sevilla, El Universal, 1894; pero yo lo he
ledo en la princeps (Xl 13353 de la B.N.>: Madrid, Por la viuda
de Alonso Martin, A costa de Domingo Gonglez mercader de libros,
1620.
74. Hay reedicin moderna en Biblioteca de Antiguos Libros
Hispnicos, IV, Madrid, CSIC, 1945, de Joaqun Entrambasaguas.
75. Vid. las huellas de Gngora, Quevedo, Cervantes, en J.B.
AvalleArce, Notas a la Cintia de Aranjuez, NRFH, 1, 1947, p.
17880.
551
76. Sigo la edicin de La constante Amarilis de Christoval Suarez
de Figueroa... Impresso en Valencia, junto al molino de Rouella,
Ao mil 600 y nueve; ejemplar Xl 1851 de la Biblioteca Nacional
de Madrid.
77. Marie A.Z. Wellington, La constante Amarilis and its Italian
Pastoral Sources, Philolocrical Ouartelv, 34, (1955), p. 817.
78. Joaqun Arce, Un desconcertante plagio en prosa de una
traduccin en verso, Filologa moderna, 13, (197273>, 467, p.
329.
79. Erasmo Buceta, Carrillo de Sotomayor y Surez de Figueroa,
RE~, 6, (1919) , p. 299305.
80. He utilizado el ejemplar R 2291 de la Biblioteca Nacional,
Trani, por Lorenzo Valerii, 1633.
552
III. A manera de conclusin
Con
mi
tesis
he
tratado
de
mostrar
que
durante
el
del
propio
Renacimiento al
El vate tracio,
rescatar
Eurdice,
la
se
Poeta por
autntico recuperador de la
en Petrarca.
Los filsofos de
la
la
sabidura antigua
la cristiana.
Para Marsilio
sacerdocio y
profeca,
poesa
amor.
Este
ltimo
553
En nuestra Pennsula muchos poetas se acercan al mito de
Orfeo. Boscn iniciar el gnero de la fbula mitolgica en su
Leandro y, sin lgica alguna, incluir en la misma una poco
original parfrasis del episodio virgiliano de Orfeo y Eurdice.
Otros autores en el Renacimiento compondrn fbulas mitlogicas
exclusivamente sobre el vate tracio: S de Miranda, Sebastin de
Horozco y Juan de Coloma.
narrativa,
como
corresponde
un
gnero
de
la
pica.
No
de
Juregui
comparacin
y
Prez
de
con
las
clebres
Montalbn,
de
fbulas
barrocas
concepcin
de
lenguaje
totalmente diversos.
Garcilaso, eje central de nuestro anlisis, aprovecha todas
las sugerencias de este mito. A lo largo de su cancionero ir
apoyndose para la poetizacin de sus personales vivencias en el
Orfeo
audaz,
en el
Orfeo fracasado,
en el Orfeo que
invoca
Lograr,
por fin,
en la gloga III,
superar la muerte y
el
Baltasar
de
Vitoria,
que
he
analizado
554
Fernando de Herrera aprovecha las dos principales facetas de la
figura de Orfeo: la de profeta al recrear una cosmogonia en la
Elega a Camoens y la de amante, transformndolo dentro de su
peculiar imaginera potica.
Hemos
comprobado
tambin
cmo,
conforme
avanza
el
este origen.
principalmente,
y en los libros de
incorporan
555
cantos.
Se
ha
perdido
la
conciencia
de
sus
profundas
connotaciones.
En el barroco esta disociacin formacontenido se consagra.
El mito pasa a ser motivo de burla en tantos poemas y piezas
teatrales pardicas, pie para interpretaciones a lo divino como
en los autos calderonianos, y, finalmente, materia susceptible de
demostraciones de erudicin y manejo de la potica culterana en
las fbulas mitolgicas ya citadas de Juregui y Montalbn.
De lo anterior puede deducirse cmo simplemente el anlisis
del tratamiento de un mito nos sirve de instrumento metodolgico
para indagar en las diferencias de unas formas literarias, de
unos movimientos, de unas pocas, en definitiva. As, tratamos de
contribuir con esta modesta aportacin a la labor de explicacin
y teorizacin de la evolucin literaria. Renacimiento y Barroco
se distinguen por tantos motivos apuntados por la crtica.
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