Garcilaso de La Vega
Garcilaso de La Vega
Garcilaso de La Vega
TRANSCRITOS
DE
LAS
CONFERENCIAS
IMPARTIDAS POR LOS PROFESORES JOS MARA MIC Y
BEGOA CAPLLONCH EN EL CURSO MAESTROS DE LA
POESA HISPNICA
MDULO 1
INTRODUCCIN A LA POESIA DE LOS SIGLOS DE ORO:
GARCILASO DE LA VEGA
1.5
Si Garcilaso volviera
yo sera su escudero
que buen caballero era.
Y mas adelante, en un libro de tintes ya surrealistas Sermones y
moradas, de 1929-30, Alberti incluy una elega a Garcilaso en la que
predomina la sensualidad cromtica y las imgenes decadentistas.
En el caso de Luis Cernuda, su coleccin de poemas intitulada
gloga, elega, oda, de 1927-28, unos textos que, como refiri el propio
autor, constituyen una especie de ejercicio sobre formas poticas
clsicas, delatan no pocas huellas de Garcilaso, tanto por el tono como
por el lxico.
En las Prosas poticas adems de su libro Omnus de 1942,
precisamente el personaje del texto que aborda la figura del poeta y
que no es sino un trasunto del propio Cernuda, recibe el nombre de
Albanio, el pastor enajenado de la gloga segunda garcilasiana.
Asimismo, Cernuda reflexion en muchas ocasiones sobre la
potica del autor aurisecular. Y lo cierto es que escuch la emocin del
verso del toledano desde la sensibilidad del romanticismo. Lo que en
su caso no se trataba de una impresin anacrnica, puesto que el
romanticismo era, para Cernuda, menos un movimiento histrico que
una actitud de carcter espiritual. En su ensayo Estudio sobre poesa
espaola contempornea, ya de 1957, Cernuda le atribuye a Garcilaso el
mismo papel que, en su poca, habra desempeado Bcquer para con
la poesa moderna: el de haber forjado una nueva tradicin.
Por otra parte, muchos epgrafes de Garcilaso motean la obra de
los del 27. Federico Garca Lorca incluye en Poeta en Nueva York, de
Si Garcilaso volviera
yo no sera su escudero
que buen caballero era.
Sin duda unas palabras que no pretendan oprobiar al poeta
clsico sino a la esttica de la evasin que exhiban los garcilasistas y a
su falta de compromiso y empata para con la realidad del momento.
No obstante, no todos los garcilasistas se haban amparado en el
vano bucolismo, pues huelga sealar que las etiquetas son
excesivamente generalistas.
Lo que se haba inaugurado en fin era un debate que iba mucho
mas all de lo puramente esttico pues lo que en realidad se
cuestionaba era hasta que punto cabra entender la poesa: si como un
arma cargada de futuro, como sentenci la famosa divisa de Gabriel
Celaya, es decir, con una clara funcin tica y social, o bien como un
acto abstrado de la realidad cuyo nico fin sera, propiamente, la
creacin potica, el arte por el arte.
De cualquier modo lo que se constata es que la figura de
Garcilaso se haba reivindicado ms como pretexto que como
autoridad potica, pero poco a poco su obra se fue resituando y en
parte gracias a los valiosos estudios que, a partir de la segunda mitad
del siglo, empezaron a surgir a propsito de su poesa, como los de
Dmaso Alonso, Rafael Lapesa y Antonio Gallego.
Ciertamente la potica que se abra paso entonces distaba mucho
de esa elegancia y mesura que siempre encarn el estilo de Garcilaso,
pero las referencias al poeta, aunque no tan numerosas, no dejaron de
tener lugar. Ahora ya no se trataba de abstraer a Garcilaso del contexto
que lo identifica y le da sentido, sino de otorgarle su justo valor para