Francis Marion Crawford - La Calavera Que Gritaba
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La he odo gritar a menudo. No, no estoy nervioso, no; no me dejo llevar por la
imaginacin, y sigo sin creer en fantasmas, a menos que esto sea uno. Sea lo que
sea, me odia casi tanto como odiaba a Luke Pratt, y sus gritos me estn
destinados.
Yo, en lugar de usted, no explicara nunca una historia referente a los mtodos
de asesinato ms ingeniosos; nunca se puede saber si alguien, sentado en su
misma mesa, no siente cierto cansancio de su cnyugue. Me he reprochado a
menudo, enrgicamente, la muerte de la seora Pratt, y supongo que tengo alguna
responsabilidad en su defuncin, si bien, el cielo es testigo, nunca le desee
nada que no fuera una larga y feliz existencia. Si yo no hubiera explicado
aquella historia, quizs la seora Pratt continuara con vida. Me parece que es
por esto que esa cosa me grita sus amenazas.
La seora Pratt era una buena mujer; tena, bien mirado, un temperamento
agradable y una bella voz. Pero recuerdo haberla odo chillar, un da, al
imaginarse que su hijo haba fallecido a causa de un disparo; el revolver se
haba disparado solo, cuando nadie lo crea cargado. Aquel chillido era el
mismo, exactamente el mismo, con una especie de trino agudo al final; entiende
lo que quiero decir? Claro que s.
En verdad, yo no haba comprendido que el doctor y su mujer no congeniaban.
Discutan de tanto en tanto, delante mo, y haba observado a menudo que la
delicada seora Pratt se enrojeca y se morda los labios con violencia para
conservar la calma, mientras Luke palideca y la atacaba con palabras
arrogantes. Acostumbraba a portarse as cuando iba a prvulos, y tambin ms
adelante en las diversas escuelas. Era primo mo, sabe? Por eso he venido.
Despus de su muerte y de la de su hijo Charlie, en Africa del Sur, la familia
entera qued extinguida. S, el lugar es muy agradable, de lo ms conveniente
para un viejo marino que ha decidido, como yo, pasar el resto de sus das
practicando la jardinera.
Se recuerdan siempre los errores con mayor intensidad que las acciones
inteligentes, no es cierto? Lo he observado a menudo. Cenaba con los Pratt,
cierto atardecer, cuando les expliqu aquella historia destinada a generar tan
grandes cambios. Era una de aquellas hmedas noches de noviembre, y la mar
gema. Silencio! Si calla podra orla...
Oye la marea? Su sonido es lgubre, no? A veces, en esta poca del ao... eh?
Escuche! No tenga miedo, amigo! No ser comido. Al fin y al cabo, slo es un
ruido. Pero estoy contento que lo haya escuchado, porque siempre hay quien habla
del viento, de mi imaginacin, o de cualquier otra cosa. Esta noche ya no
volver a escucharlo, me parece; habitualmente, grita una sola vez. S, muy
bien! Ponga ms lea en chimenea y aada un poco de tabaco a esa mezcla que le
gusta. Recuerda el viejo Blauklot, el carpintero de aquel bajel alemn que nos
recogi cuando el Clontarf naufrag? Nos batamos en medio de la tempestad
aquella noche, tan cmodos como en un saln, claro, y no haba tierra en un
radio de quinientas millas. Y, despus, lleg aquel navo, que se alzaba y caa
con la regularidad del tic-tac de un pndulo. El viejo Blauklot cantaba mientras
entraba de guardia en el velero. He pensado a menudo en aquel suceso ahora que
me he quedado en tierra para siempre.
S, era una noche como aquella; estaba pasando una temporada en casa, a la
espera de tomar el mando del Olympia, en la que sera su primera travesa.
Transcurra el ao 1892, a principios de noviembre.
El tiempo era detestable. Pratt estaba con un humor de perros, y la cena, que
era infame, verdaderamente infame, y adems estaba fra, para acabar de
redondearlo, no contribua a mejorar el ambiente. La pobre seora estaba
realmente desolada por todo aquello, e insisti en prepararnos un pastel de
queso que redimiera los nabos demasiado crudos y el cordero poco hecho. Pratt,
seguramente, haba tenido un mal da. Quizs se le haba muerto algn paciente.
Fuera como fuese, su comportamiento era bastante antiptico.
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conservar aquella calavera dentro de una caja de sombrero, justo en medio del
dormitorio. Ya lo s; esto lo dictan la razn, el sentido comn y las ms
elementales probabilidades. Pero estoy convencido de que Luke hizo aquella
locura. Los mdicos cometen, a veces, extraos actos que pondran la piel de
gallina a personas como usted o como yo, y que no nos parecen ni probables, ni
lgicos, ni tan solo humanos.
Y, luego..., no lo entiende? Si aquella calavera era la de la seora Pratt,
pobre mujer, la nica manera de explicar la actitud de Luke est muy clara:
verdaderamente asesin a su esposa, de la misma manera que aquella mujer de la
historia que yo les haba explicado, y tema que algn anlisis acabara
acusndolo. Yo tambin haba explicado este ltimo detalle, sabe usted?, y me
parece que todo sucedi de la misma manera que hace cincuenta o sesenta aos.
Los investigadores exhumaron las calaveras y encontraron un pequeo pedazo de
plomo que rebotava en el interior de cada una. Fue por esto que colgaron a
aquella mujer. Luke lo record, estoy seguro de ello. No quiero saber qu
pretenda hacer cuando tuvo aquellos pensamientos; mis inclinaciones no me
llevan hacia las historias horripilantes, y no creo que a usted le gusten en
especial, no es as? No. Si le gustan, no le costar imaginar lo que falta a mi
relato.
Aquello debi ser siniestro, no cree? Me gustara dejar de ver aquella escena
de manera tan clara, dejar de imaginar con tanta precisin lo que sucedi. Pratt
ccgi la calavera la noche anterior al entierro, estoy seguro, tras cerrarse el
fnetro, cuando la criada se durmi. Apostara que, tras separar la cabeza del
cuerpo, algo puso en el fnetro para substituirla. Qu cree usted que puso bajo
la ropa que cubra al cadver?
No me sorprende en absoluto que me interrumpa! Primero le confieso que no deseo
saber lo que sucedi, y que odio pensar en historias horripilantes, y comienzo,
inmediatamente despus, a describirle aquella escena como si yo la hubiese
presenciado. Incluso estoy seguro de que Pratt remplaz la cabeza con la bolsa
de costura de su esposa. Recuerdo muy bien aquella bolsa que la seora Pratt
usaba cada atardecer; era de felpa marrn y cuando estaba bien llena poda
llegar al tamao de..., verdad que me entiende? Pues bien, s, as sigo! Rase
si quiere, pero usted no vive aqu solo, en el lugar donde todo sucedi, y usted
tampoc explic a Luke aquella historia del plomo fundido. No soy nervioso, lo
repito, pero en ocasiones comienzo a entender por qu lo son algunas personas.
Pienso en todo esto cuando estoy solo; por la noche sueo con ello y, cuando esa
cosa chilla, le ser franco, su grito no me gusta ms que a usted, aunque
debera estar acostumbrado tras tanto tiempo...
No debera estar nervioso. Navegu en un barco maldito, que tena un activsimo
fantasma, se lo juro! Dos tercios de la tripulacin murieron por causa de una
fibre maligna antes de haber transcurrido diez das de levar anclas; yo siempre
he tenido suerte. No habr visto pocas cosas espantosas; tantas como usted, sin
duda, y tantas como cualquier otro marinero. Pero nunca nada me ha obsesionado
tanto como esta historia.
Sabe?, he intentado librarme de ello, librarme de ese objeto. Pero no se deja.
Quiere estar aqu, en su lugar, dentro de la sombrerera de la seora Pratt, en
el armario del mejor dormitorio. No est contento en ningn otro lugar. Cmo lo
s? Porque lo he intentado. No pensar usted que nunca lo he intentado?
Mientras permanece aqu se conforma con gritar de tanto en tanto, por lo general
durante esta poca del ao, pero si la sacara fuera de la casa, chillara toda
la noche... Ningn criado permanecera aqu ms de veinticuatro horas. Incluso
con las actuales condiciones, con frecuencia he tenido que depender de m mismo
y arreglrmelas solo durante un par o ms de semanas. Ya no queda nadie en el
pueblo dispuesto a pasar una noche entera bajo este techo; adems, resulta
impensable vender la propiedad, incluso alquilarla. Las viejas murmuran que, si
me quedo aqu, conocer espantosas desgracias antes no transcurra demasiado
tiempo.
Esto no me da miedo. Usted sonre con la idea misma de que alguien sea capaz de
conceder algn credito a estas habladuras. De acuerdo. Tiene razn. Es una
estupidez evidente. No le he dicho que tan slo era un sonido? Pero parece
nervioso; mira a su alrededor, como si esperara encontrar un fantasma detrs de
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su silla.
Quizs me equivoco por completo respecto a la calavera... y me gustara creer
que quizs estoy equivocado... cuando me lo puedo creer. Quizs sea slo un
bello espcimen que Luke recogiera quin sabe dnde, hace mucho tiempo... Y,
respecto al objeto que rebota dentro de la calavera al menearla, quizs slo se
trate de una piedrecilla, o un pedazo de tierra endurecida, o alguna otra cosa
por el estilo. Las calaveras que han permanecido enterradas por largo tiempo
suelen contener algo que hace ruido, no es as? No, nunca he intentado sacar el
objeto del interior de la calavera, sea lo que sea. Temo descubrir un trozo de
plomo, me comprende? Y, de ser ste el caso, no quisiera conocer la historia...
porque deseo no poseer la certidumbre. Si en verdad se tratara de plomo, yo
habra asesinado a aquella mujer, como si yo mismo hubiera cometido el acto.
Todo el mundo lo entendera as, me parece. Mientras no me halle ante la
certidumbre, puedo decirme para mi consuelo que la seora Pratt muri de muerte
natural, y que esa magnfica calavera perteneca a Luke desde sus tiempos de
estudiante en Londres. La certeza, creo, me obligara a abandonar la casa y,
cuanto ms pienso en ello, ms veces me digo que debera abandonarla. Al menos,
he abandonado la idea de dormir en el mejor de los dormitorios, aquel donde se
encuentra el armario.
Usted me pregunta por qu no he tirado la calavera al estanque; se lo
contestar, pero, hgame el favor, deje de llamarla espantajo..., no le gusta
nada que le pongan nombres.
Escuche! Dios mo, qu chillido! Ya se lo haba dicho! Querido amigo, le veo
muy plido. Llnese la pipa, acrquese al fuego, y tome algo ms de alcohol. Las
bebidas holandesas nunca han hecho dao a nadie. En Java vi como un alemn se
beba medio barril de Hulstkamp, en una sola maana y sin parpadear. Yo no bebo
demasiado, porque con mis resfriados la bebida no me sienta demasiado bien, pero
usted no est resfriado y el licor no le causar dao alguno. Adems, de noche,
all fuera, est demasiado hmedo. Vuelve a soplar el viento, y pronto girar a
sudoeste; oye el golpeteo de las ventanas? La marea debe haber cambiado, si
juzgamos por el gemido de la mar.
No habramos vuelto a or nada si usted no hubiera dicho aquello. Estoy seguro.
Si usted quiere explicar el fenmeno mediante una coincidencia, yo estar,
naturalmente, muy contento, pero deseara que, si no le importa, dejara de poner
motes a esa cosa. Quizs la pobre seora Pratt lo oye y los eptetos la
entristecen, no cree? Fantasmas? No! No podemos llamar fantasma a un objeto
que se puede coger entre las manos y mirar a plena luz del da, y que suena
cuando es meneado, no es as? Pero es algo capaz de or y de comprender. No le
quepa la menor duda.
Al instalarme aqu intent dormir en el mejor dormitorio, porque, sencillamente,
aquella habitacin era la ms cmoda. Pero me vi obligado a abandonar mi idea.
Era el dormitorio de los Pratt, all estaba el lecho donde ella muri, y
tambin, cerca de la cabecera de la cama, a la izquierda, el armario empotrado.
Es all donde la calavera quiere ser guardada, dentro de su caja de sombreros.
Solo dorm en aquella habitacin durante los primeros quince das tras mi
llegada, tuve que dejarla y ocupar el pequeo dormitorio de la planta baja,
junto al gabinete de consulta, donde Luke sola pasar la noche cuando prevea
que algn paciente lo enviara a buscar a altas horas de la noche.
En tierra siempre he dormido bien. Ocho horas son mi dosis, desde las once de la
noche hasta las siete de la maana cuando estoy solo, y desde media noche hasta
las ocho cuando tengo visita. Pero en aquella habitacin no pude conciliar el
sueo hasta las tres de la madrugada..., desde las tres y cuarto para ser
preciso..., como pude comprobar con mi viejo cronmetro de bolsillo, que an
funcionaba con exactitud; me despertaba a las tres y diecisiete minutos,
exactamente. Me pregunto si no ser la hora en que ella muri.
En aquel tiempo, el grito an no era lo que usted ha odo. Con un chillido as
no habra permanecido dos noches seguidas en la habitacin. Tan slo era un
comienzo de grito, como un gemido, como una respiracin acelerada durante
algunos segundos, en el armario; era un ruido sordo que, en circunstancias
normales, no me habra despertado, estoy seguro. Supongo que en esto usted se me
parece, y que, por otra parte, esta peculiaridad es compartida por todos
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aquellos que hemos navegado por la mar: no existe sonido natural que nos
moleste, ni siquiera el estruendo de un velero encarado a una tormenta cuando se
escora para luchar mejor contra el viento. Pero si un vulgar lpiz, en un cajon
de nuestra cabina, comenzara a rebotar contra la madera, nos despertaramos al
instante, no est de acuerdo?... Usted siempre me entiende. Pues bien, dentro
del armario el ruido no era ms fuerte que el de un lpiz a la deriva en un
cajn..., pero me quitaba el sueo de inmediato.
Ya he dicho que se trataba de una especie de inicio de grito. S lo que quiero
decir, pero es difcil explicrselo sin que crea que desvaro. Naturalmente,
usted nunca podr escuchar a nadie comenzar a gritar; como mucho escuchar
un aliento acelerado entre los labios abiertos, entre los dientes prietos,
escuchar un sonido casi inaudible que sale de manera tan sbita como discreta.
Pues era as.
Usted ya sabe que, en alta mar, cuando uno est en la barra del timn puede
saber cmo reaccionar el bajel con dos o tres segundos de antelacin. Los
jinetes afirman lo mismo de sus monturas, pero su caso me parece menos extrao
porque los caballos son seres vivos y poseen sentimientos, mientras que slo los
poetas y la gente de tierra se atreven a hablar de los barcos como de seres
vivos. Pero yo siempre he notado, de una manera o de otra, que un barco, al
margen de su valor como mquina que transporta determinadas cargas, es un
instrumento sensible y un medio de comunicacin entre la naturaleza y el hombre,
y entre, ms particularmente, la naturaleza y el hombre que se halla en la barra
del timn, si la nave es gobernada manualmente. El navo obtiene sus impresiones
directamente del viento y la mar, de la marea y las corrientes, y las transmite
a la mano del piloto, de la misma manera como, en lo alto del mstil, el
telgrafo sin hilos recoge las ondas y las transmite hacia abajo en forma de
mensaje.
Puede ver donde quiero ir a parar; percib que dentro del armario comenzaba
algo, y con tanta viveza lo percib que logr escucharlo, aunque quizs no
hubiera nada a escuchar y slo haba sido despertado por un ruido nacido de mi
mente. Pero el otro sonido s logr orlo. Se podra decir que aquel ruido
estaba envuelto por una caja, y que sonaba lejano como si llegara en forma de
una comunicacin telefnica a larga distancia. Saba que naca en el armario,
cerca de la cabecera de la cama. Los pelos no se me pusieron de punta, ni se me
hel la sangre. Sencillamente, me senta aturdido al ser despertado por algo que
no posea necesidad alguna de sonar, de la misma manera que, a bordo de un
navo, un lpiz no tiene necesidad de rebotar en el cajn de la cabina. Por otro
lado, no entenda nada. Supuse que el armario comunicaba con el exterior y que
el viento, slo el viento, gema por la abertura, y haba emitido aquella
especie de dbil chillido. Encend una cerilla para mirar el reloj. Eran las
tres y diecisiete minutos. Despus me gir para poder dormirme sobre la oreja
derecha. Es la que me funciona. Casi no oigo nada por la otra, desde el da en
que, de pequeo, me choqu contra el agua al lanzarme desde lo alto del palo de
mesana. El proceso quizs es discutible, lo acepto, pero el resultado es
bastante cmodo cuando quiero dormir rodeado de ruidos inoportunos.
As transcurri la primera noche; en la siguiente el fenmeno volvi a
repetirse, y tambin las otras noches, no cada noche, pero s en el mismo
instante, segundo ms segundo menos. Algunas noches dorma sobre mi oreja sana,
otras no. Examin con detalle el armario sin encontrar fisura alguna por donde
el viento pudiera filtrarse: el viento o cualquier otra cosa, ya que las puertas
cerraban con precisin, con toda probabilidad para no dejar entrar polillas. Con
toda seguridad, la seora Pratt guardaba su ropa de invierno en aquel armario,
porque siempre ola a naftalina y alcanfor.
A las dos semanas, ya tuve suficiente de aquellos sonidos; y eso que me haba
dicho que sera una estupidez dejarme impresionar por tales fenmenos y que
sacara la calavera de la habitacin. Verdad que todo parece distinto a la luz
del da? Pero aquella voz iba cogiendo fuerza..., supongo que puede hablarse de
una voz..., e incluso una noche consigui llegar a m por el odo sordo. Lo
entend cuando estuve despierto del todo, porque mi oreja sana, en aquel
momento, se hunda en la almohada, y en aquella posicin no debera haber sido
capaz de or ni siquiera una sirena. Pero s escuch aquel grito, y me hizo
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perder la sangre fra..., o quizs me asust, porque estos dos estados del alma
se presentan juntos a menudo. Encend la luz, me levant, abr el armario, cog
la sombrerera y, con todas mis fuerzas, la lanc por la ventana.
Entonces se me erizaron los pelos. La cosa chill al volar, como una bala de
can del calibre noventa. Cay al otro lado del camino. La noche era muy oscura
y pude verla caer, pero saba que haba aterrizado mucho ms all del camino. La
ventana se abre justo sobre la puerta de entrada, a quince pasos de la estacada,
y el camino tiene una anchura de diez pasos. Un poco ms all hay una gruesa
valla vegetal que bordea las tierras pertenecientes al presbiterio.
Ya no pude dormir ms aquella noche. Quizs a la media hora de haber lanzado la
sombrerera, casi seguro no ms tarde, escuch un grito, all fuera, un grito
parecido a los que hemos odo esta noche, pero peor, ms desesperado dira.
Puede que mi imaginacin me la jugara, pero habra jurado que los chillidos se
acercaban, se acercaban cada vez ms. Me fum una pipa paseando un buen rato de
un lado a otro, luego cog un libro y comenc a leerlo; pero que me cuelguen si
recuerdo lo que le, ni siquiera el ttulo del libro, porque sonaba, a
intervalos regulares, un grito que habra removido un cadver en su ataud.
Poco antes del alba, alguien llam a la puerta principal. No haba ningn tipo
de confusin. Abr la ventana y mir abajo; esperaba encontrar algn cliente que
buscara al doctor, porque la gente, sin duda, crea que el nuevo mdico deba
vivir en la casa de Luke. Me sent casi aliviado al escuchar un sonido humano,
tras aquellos odiosos chillidos.
Resulta imposible ver la puerta desde arriba, porque la cubre un pequeo porche.
Volvieron a llamar, y pregunt quien haba. Nadie contest, aunque el sonido
volvi a repetirse. Grit de nuevo, aclarando que el doctor ya no viva all. No
hubo respuesta, pero me dije que tal vez se tratara de algn viejo campesino que
era sordo. As que cog la vela y baj a abrir la puerta. Ya no pensaba en
aquella cosa, palabra, y casi haba olvidado los otros sonidos. Baj con la
seguridad de encontrar all fuera, delante de la puerta, alguien que trajera un
mensaje. Puse la vela sobre la mesa del recibidor, de manera que el viento no
pudiera apagarla al abrir la puerta. Mientras manejaba la cerradura, volvieron a
llamar. El sonido no era ya imperioso; pareca, al contrario, vaco y extrao
ahora que ya no lo tena tan lejos. Recuerdo muy bien aquellas sensaciones, pero
quiero convencerme de que aquellos sonidos procedan de algn cliente impaciente
por entrar.
Pues bien, no! All fuera no haba nadie; pero al abrir la puerta,
mantenindome a un lado para mejor ver al visitante, algo rod por el suelo y se
detuvo tocando mi pie.
Al sentir aquello, volv a cerrar la puerta; saba lo que era incluso antes de
mirarlo. No puedo decirle cmo lo saba, y aquella seguridad poda parecer
irracional, ya que estaba seguro, lo recordaba, de haber lanzado el objeto al
otro lado del camino. El dormitorio tiene una ventana con dos postigos que se
abren de par en par, y haba cogido un buen empuje, bien calculado, cuando lo
lanc. Adems, al salir, al da siguiente encontr la caja al otro lado de la
valla vegetal.
Me dir usted que quizs la caja se abri cuando la lanc y que tal vez cay la
calavera. Es imposible, porque nadie puede lanzar una caja vaca a tanta
distancia. Esto es indiscutible. Es como intentar lanzar una bolita de papel, o
una cscara de huevo a veinticinco pasos.
Cerr de nuevo la puerta, afianc la del recibidor, recog el objeto con mucho
cuidado y lo coloqu sobre la mesa, al lado de la vela. Realic todo esto de
forma mecnica, de la misma manera que una persona en peligro logra, sin
percatarse de ello, ejecutar los gestos que la conducen a su salvacin..., a
menos que haga aquello que no conviene hacer. Puede parecer extrao, pero creo
que mi primer pensamiento fue si alguien poda llegar en aquel instante, y
encontrarme all, en la entrada, mientras aquella cosa me tocaba el pie, un
tanto ladeada, fijndome con uno de sus ojos cavernosos, como si me acusara. Y
la luz mezclada con sombras que la vela introduca en sus rbitas las haca
parecer, a la vez, abiertas y cerradas. Despus, la vela se apag
inexplicblemente, ya que la puerta volva a estar cerrada y yo no notaba el ms
mnimo soplo del viento. Sacrifiqu, con toda seguridad, al menos media docena
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mandbula cristiana que mereca una sepultura decente. Le expliqu que los
mdicos, con harto frecuencia, tiraban huesos en la cal viva para darles un
bello color blanco, y que supona que el doctor se haba fabricado una especie
de pozo de cal con ese fin. Y son seguridad haba olvidado aquella mandbula
all dentro. Trehearn me mir, muy tranquilo.
-Tal vez ir bien con la calavera del armario de all arriba, seor -me dijo-.
Quizs el doctor Pratt tir la calavera dentro de la cal para blanquearla y, al
sacarla, se dej la mandbula inferior. Dentro de la cal an hay cabellos
humanos, seor.
En efecto, all estaban; Trehearn tena razn. Si Trehearn no sospechaba nada,
por que demonios haba sugerido que la mandbula encajaba con la calavera? Y
as fue. Esto demuestra que Trehearn sabe ms de lo que est dispuesto a
admitir. Usted cree que no ech un vistazo al cadver antes de enterrarlo? O,
quizs, cuando enterr a Luke en la misma tumba...
Muy bien, muy bien, es intil extenderse en este tema, verdad? Le contest que
deseaba quedarme con la mandbula. La llev a la habitacin, y la coloqu en la
calavera. No haba duda posible: las dos piezas formaban un todo, como ahora.
Trehearn sabe muchas cosas. Hace algn tiempo, hablbamos de volver a blanquear
la cocina, y l record, casualmente, que aquel trabajo no haba vuelto a
hacerse desde la semana en que la seora Pratt muri. No dijo que el albail, en
aquella ocasin deba haberse dejado un poco de cal, ni que sta fuera la misma
que haba encontrado en el hoyo abierto para el asplato, pero lo pens. Sabe
muchas cosas. Trehearn es de aquellas personas taciturnas que saben muy bien
cmo sumar dos ms dos. La tumba no est demasiado lejos de su granja, ya lo he
dicho, y el tipo es increiblemente rpido cuando trabaja con el pico. Si hubiera
deseado conocer la verdad, habra podido arreglrselas para descubrirla, y nadie
habra sabido nunca nada, a menos que l decidiera contarlo. En un pueblecito
tranquilo como el nuestro, la gente no se va a pasar la noche al cementerio para
saber si el sepulturero trabaja o no por su cuenta entre las diez de la noche y
el alba.
Es horrible, cuando uno lo piensa, la determinacin reflexiva de Luke, si en
verdad cometi..., su fra certidumbre de gozar de impunidad. Pero, por encima
de todo, es necesario admirar la resistencia de sus nervios, porque aquel
asesinato debi ser extraordinario. A veces, pienso que es horrible vivir en el
mismo lugar donde sucedi todo aquello, si verdaderamente... Siempre acabo por
establecer esta condicin: si verdaderamente..., sabe?, por bien de su
memoria, y tambin, un poco, por mi propio bien.
Subir a buscar la caja de aqu a un minuto. Djeme encender la pipa. No hay
prisa! Hemos cenado muy temprano, y ahora slo son las once y media. No he
permitido nunca que un amigo se fuera a dormir antes de media noche, o con menos
de tres vasos en el estmago... Beba todo lo que quiera, pero no beba menos que
esto, en memoria de los buenos viejos tiempos.
El viento vuelve a soplar, lo oye? Era solo una pausa, hasta ahora, y tendremos
una mala noche.
Sucedi algo, cuando descubr que la mandbula encajaba perfectamente..., algo
que me sobresalt. No me asusto con facilidad, pero a menudo he visto gente
espantada, con la respiracin cortada, cuando, creyendo estar solos, descubran,
al girarse de golpe, la presencia de alguien a quien no esperaban. A esto no se
lo puede llamar miedo. Usted no lo llamara, verdad? Pues bien, en el preciso
momento que acababa de poner la mandbula en el lugar correspondiente de la
calavera, los dientes se cerraron de golpe sobre mi dedo; uno podra haber dicho
que quera morderme, y debo admitir que me sobresalt, antes no comprend que,
con la otra mano, haba presionado la parte superior de la calavera contra la
mandbula. Le aseguro que no estaba nervioso en absoluto. Era en pleno da, un
da hermoso, y el sol luca dentro del dormitorio, que era la mejor habitacin
de la casa. Era absurdo ponerse nervioso de aquella manera..., slo era una
sensacin errnea, aunque me hizo sentir incmodo. Era una tontera, pero
aquello me hizo pensar en el extrao veredicto del jurado sobre la muerte de
Luke: ...de la mano o entre los dientes de una persona o de un animal
desconocidos. Desde entoces a menudo he deseado poder examinar aquellas seales
en el cuello de Luke, aunque, anteriormente, hubiera faltado la mandbula
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inferior.
A menudo he visto a un hombre llevar a cabo, con sus propias manos, actos
insensatos que l mismo no entenda. Un da, vi un tipo colgado de un gancho,
con una sola mano, en la parte exterior de la borda, mientras, con la otra mano,
se dedicaba a cortar un nudo con su navaja; lo cog en aquel momento.
Navegbamos en medio del ocano, avanzando a veinte nudos. El hombre no tena la
ms mnima idea de lo que haca. Yo me hall en el mismo caso cuando aquella
cosa me mordi los dedos. Ahora lo entiendo. Uno habra jurado que aquello
estaba vivo, y que pretenda morderme. Lo habra hecho de haber podido, porque
debe odiarme mucho, pobre cosa! En verdad cree usted que aquello que suena en
su interior es un pedazo de plomo? Bien, ahora traer la caja, y si algo, sea lo
que sea, le cae entre las manos, ser problema suyo! Si slo es una piedrecita
o un trozo endurecido de tierra, todo este asunto se desvanecer, y me parece
que no volver a pensar nunca ms en esta calavera; pero, a veces, no soy capaz
de hacerme el propsito de sacar yo mismo este pedazo de algo. La sola idea de
pensar que podra tratarse de plomo me incomoda, y estoy convencido que lo sabr
pronto. Tambin estoy convencido de que Trehearn sabe algo; pero es un tipo que
nunca dice nada.
Subir a buscarla. Cmo? Dice que sera mejor acompaarme? Ja! Ja! Cree
usted que me dan miedo una caja de sombreros y un ruidito?
Al diablo esta vela! No se encender! Parece como si esta ridcula cosa
entendiera que la necesitamos. Mire esto: la tercera cerilla. Se encienden bien
cuando es mi pipa. Lo ve? Es una caja nueva de cerillas, y la guardo en este
pote de latn, donde protejo las cosas a las que no conviene la humedad. Ah!
Piensa que la mecha de la vela est demasiado hmeda? Bien, encender esta
porquera en el fuego. All, al menos, no se apagar. Crepita un poco, cierto,
pero quedar encendida. No quema ahora como una vela normal? Es un hecho que,
aqu, las velas no son de calidad. Desconozco de dnde las traen, pero a veces
se portan de forma extraa: no dan tanta luz, la llama es verdosa y echan
chispas; incluso a veces se apagan solas, y esto es, al mismo tiempo, enervante
y molesto. Debe aceptarse, porque an queda para rato antes no instalen la
electricidad en nuestro pueblo. Es un brillo muy triste, no cree?
Piensa usted que hara bien si le dejara la vela y tomara el quinqu? La
verdad, no me gusta llevar quinqu. Nunca se me ha caido ninguno, pero siempre
me han atemorizado..., son peligrosos si lo pensamos. Adems, con el tiempo me
he acostumbrado a estas asquerosas velas.
Puede apurar el vaso mientras subo. No quiero que se vaya a dormir sin, al
menos, tres vasos en el estmago. Ni tan solo tendr que habrselas con la
escalera, pues dormir aqu abajo, junto al gabinete de consulta que, por ahora,
es mi domicilio. As est la cosa: no permito que un amigo duerma en el
dormitorio de arriba. El ltimo que all durmi fue el viejo Crackenthorpe, que
pas, segn cuenta, toda la noche despierto. Recuerda al viejo Crack? Se aferra
a la Armada, y acaban de ascenderlo a almirante. S, ya voy, a menos que se
apague la vela. No he podido evitar el preguntarle si se acordaba del viejo
Crackenthorpe. Si alguien nos hubiera predicho que, de todos nosotros, aquel
enclenque bobalicn hara la carrera ms brillante, todos nos habriamos echado a
rer. A usted y a m no nos ha ido tan mal las cosas, claro... Pero ya voy,
ahora mismo. No quiero que piense que, con la charla, deseo retrasar el momento
de ir. Cmo si existiera algo de lo que asustarse! De tener miedo, se lo
confesara sin rodeos, y le pedira que me acompaara arriba.
***
Hela aqu! La he trasladado con muchsimo cuidado, por miedo a molestarla,
pobre cosa. Mire, si sacudieramos la caja, quizs la mandbula volvera a
separarse de la calavera, y de seguro esto no le gustara nada. S, la vela se
ha apagado mientras bajaba por la escalera, pero ha sido por culpa de una
corriente de aire que ha entrado por la ventana del rellano. Ha odo eso? S,
ha sido otro grito. Dice que estoy plido? No es nada. El corazn me juega
malas pasadas, a veces, y he bajado demasiado deprisa. De hecho, sta es una de
las razones por las que prefiero vivir en la planta baja.
Este grito, venga de donde venga, no ha salido de la calavera, por que tena la
caja en la mano cuando he odo el chillido..., y aqu la tenemos, ahora. Hemos
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demostrado, pues, irrefutablemente, que es otra cosa quien profiere los gritos;
nunca dud, que un da u otro conocera la causa exacta. Alguna grieta en la
pared, sin duda, o alguna fisura de la chimenea, o tal vez alguna rotura en la
madera de una ventana. Todas las historias de fantasmas terminan as. Mire, me
alegro de haber ido arriba y traerle el objeto, porque este ltimo grito
resuelve definitivamente la cuestin. Y pensar que he tenido la debilidad de
creer que esta pobre calavera poda gritar como un ser vivo!
Ahora abrir la caja, sacar el objeto, y lo examinaremos bajo la luz. Resulta
espantoso recordar que la pobre mujer tena la costumbre de sentarse ah, en la
silla donde ahora est usted, una tarde tras otra, con una luz como esta.
Pero..., acabo de convencerme que todo esto slo han sido tonteras, de comienzo
a fin... Nada ms es una vieja calavera que Luke conservaba de su poca de
estudiante y que, tal vez, sumergi en la cal para blanquearla, sin poder
encontrar despus la mandbula.
Sell el cordel, lo ve?, tras colocar en su lugar la mandbula inferior, y
escrib algo sobre el papel. Vea..., la vieja etiqueta continua ah, la etiqueta
de la modista con la direccin de la seora Pratt, puesta el da que le enviaron
el sombrerero; haba espacio, y escrib: Calavera que perteneci al seor Luke
Pratt, ahora difunto. No s por qu razn escrib esto... Quizs para explicar
cmo haba ido a parar a mis manos. A veces, no puedo dejar de preguntarme qu
tipo de sombrero guardaba la caja. De qu color le parece que podra ser?
Sera un simptico sombrero primaveral, con plumas delicadas y caprichosas
cintas? Es extrao pensar que la misma caja contiene la cabeza que, quiz,
llevaba aquellos fantasiosos ornamentos! Pero no: acabamos de convencernos de
que esta calavera proviene del hospital de Londres, donde Luke realiz sus
prcticas. No es mucho mejor verlo bajo este prisma? No hay ms relacin entre
esta calavera y la pobre seora Pratt que la existente entre mi historia del
asesinato con plomo y...
Dios mio! Coja el quinqu... no deje que se apague; cerrar la ventana en un
segundo... Vaya! Qu soplido del viento! Ahora se ha apagado! Ya se lo haba
dicho! Carece de importancia; an queda el resplandor del fuego. Vea, ya he
cerrado la ventana! El pestillo estaba medio descorrido. Y las cerillas? Las
ha hecho caer de la mesa el viento? Dnde diablos estn? Ah, aqu! La ventana
no volver a abrirse, porque he puesto la barra, una barra como las que antes se
fabricaban..., es insustituible. Ahora, busque la sombrerera, mientras yo vuelvo
a encender el quinqu. Demonio de cerillas! Un sencillo encendedor de mecha
funcionara mucho mejor..., deber encenderlo en el fuego..., no lo haba
pensado..., muchas gracias... Vaya, por fin! Pero donde est la caja? S,
vulvala a poner sobre la mesa, que la abriremos.
Es la primera vez que el viento hace crujir la ventana de esta manera pero es
porque no la he cerrado bien. S, claro, he odo el grito. Ha parecido como si
diera la vuelta a toda la casa antes de precipitarse por la ventana. Esto
demuestra que el viento es el nico culpable..., el nico culpable de toda esta
historia, no es verdad? Y, si el viento no lo es, lo ser mi imaginacin.
Siempre he sido imaginativo, aunque no lo saba, sin duda. Es al envejecer
cuando nos conocemos y entendemos mejor, no cree?
Tomar unos tragos de este Hulstkamp excepcional, aprovechando que usted se
llena el vaso. La humedad de esta borrasca me ha dejado helado y, con mi
propensin a los resfriados... Me dan miedo los resfriados, porque el fro, a
veces, parece clavarse en todas mis articulaciones cuando me atrapa en invierno.
Caramba! Esto es casualidad! Encender otra pipa, ahora que todo parece
calmado alrededor, y luego abriremos la caja. Estoy muy contento de haber
escuchado, los dos, ese ltimo grito mientras la calavera permaneca sobre la
mesa, entre usted y yo, porque una cosa no puede hallarse en dos sitios
diferentes al mismo tiempo, y el grito vena, con toda seguridad, del exterior,
como es el caso de todos los sonidos del viento. A usted le parece haber odo un
grito atravesar la habitacin al abrirse la ventana con tanta violencia. S, a
m tambin, pero era natural, no?, porque todo estaba abierto. No hemos odo
nada ms que el viento, claro. Qu ms podamos esperar?
Eche una ojeada aqu, haga el favor, antes no abramos la caja quiero que
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compruebe que el sello est intacto. Necesita mis gafas? Ah, ya tiene las
suyas. Muy bien. El sello est intacto, y debe poderse leer con facilidad las
palabras grabadas en la cera: Suave, lentamente; es una alusin al poema El
viento del mar occidental, que ruega al viento que me lo vuelva a traer y
cosas parecidas. Aqu tengo el sello original, en la cadena del reloj, donde lo
llevo desde hace cuarenta aos. Me lo regal mi esposa, pobrecilla, antes de
casarnos, y nunca he llevado otro. Esto era muy propio de ella, que le gustaran
estas palabras..., siempre le gust Tennyson.
Es intil cortar el cordel, porque est fijado a la caja; me conformar con
romper la cera y desatar el nudo, y luego volveremos a sellarlo. Mire, me
gustar saber que esta cosa est intacta, en su lugar, y que nadie puede
cogerla. No se trata que sospeche que Trehearnn se meta en todo esto, pero
siempre me ha parecido que sabe ms de lo que dice.
Mire, he logrado desatarlo todo sin romper el cordel, aunque cuando lo sell no
cre que la volvera a abrir. Mire, la tapa sale ella sola. Mire, ahora!
Qu? Nada? Vaca? Se ha esfumado! La calavera se ha esfumado!
No, no me pasa nada grave. Slo intento centrar mis ideas. Todo esto es muy
extrao. Estoy seguro de que la calavera se encontraba dentro de la caja cuando
la sell la primavera pasada. No lo puedo haber imaginado; no es posible. Si de
tanto en tanto me emborrachara con los amigos, podra aceptar haberme equivocado
alguna vez, tras beber en exceso. Pero no bebo, ni he bebido nunca. Una pinta de
cerveza durante la cena, un poco de ron antes de acostarme, esto es todo lo que
beba en mis mejores tiempos. Me parece que siempre somos los pobres individuos
constantemente sobrios quienes acaparamos las crisis reumticas y de gota! S,
mi sello estaba intacto, y la caja est vaca. Es muy extrao.
Pero esto no puede ser! No es lgico. Mi opinin es que hay algo de sospechoso
en este asunto. Y no me hable de manifestaciones sobrenaturales, por que no creo
en ellas..., nada, en absoluto. Alguien debe haber tocado el sello y robado la
calavera. A veces, cuando en el verano salgo a trabajar al jardn, dejo el reloj
y la cadena sobre la mesa. Trehearn ha tenido ocasin de coger el sello durante
cualquiera de estos momentos y utilizarlo sin miedo: l sabe que yo no suelo
llegar antes de una hora, como mnimo.
Si no fuera Trehearn..., oh, no insine usted que aquella cosa ha sido capaz de
salir sola de la caja! Si ha sido capaz debe hallarse en algn lugar de la casa,
emboscada, al acecho, en algn rincn oscuro. Podemos dar con ella en cualquier
instante..., porque nos espera, nos espera en las tinieblas. Y, cuando me vea,
me lanzar su grito..., me lanzar su grito en medio de la oscuridad, porque me
odia, se lo digo!
La caja est vaca. No estamos soando, ni usted, ni yo. Mire, la vuelvo del
revs...
Qu ha sido eso? Algo ha caido de la caja cuando la he girado. Aqu, en el
suelo, a sus pies... S que est aqu, debemos encontrarlo. Aydeme a
encontrarlo, amigo. Ya lo tiene? Por amor de Dios, dmelo, deprisa!
Plomo! Lo saba, desde el instante que lo he odo caer. Aquel ruido sordo sobre
la alfombra, saba que no poda ser nada ms. As pues, era plomo en definitiva,
y Luke...
Me he turbado... No estoy nervioso, se lo aseguro, solo algo turbado, eso es
todo. Cualquiera lo estara. Al fin y al cabo, usted no podr decir que me d
miedo esa cosa, ya que he subido a buscarla y la he traido hasta aqu... Vaya,
crea que la llevaba aqu, lo que es lo mismo, y demonios!, antes de permitir
que una tontera as me trastorne, prefiero llevar la caja arriba y guardarla en
su sitio. Estoy convencido de que la pobre mujer muri de aquella manera por mi
culpa, porque les haba explicado aquella historia. Es esto lo que me entristece
y me inquieta. A veces esperaba que nunca tendra la certidumbre, pero ahora ya
no puedo dudar. Vea esto!
Vea! Un trozo de plomo, sin forma particular. Piense lo que hizo este pedazo
de plomo! No se horroriza? Luke administr a su mujer alguna droga para que se
durmiera, pero, con todo, ella debi padecer un momento de dolor abominable.
Piense! Plomo hirviente que entra en el cerebro! Piense! Antes de poder
gritar ya estaba muerta, pero piense slo..., oh!... oh!... Otra vez!... Esto
viene de fuera..., s que viene de fuera... No puedo quitarme este chillido de
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