De La Kipa A La Cruz - El Viaje de Un Judio - Setbon Jean Marie Elie
De La Kipa A La Cruz - El Viaje de Un Judio - Setbon Jean Marie Elie
De La Kipa A La Cruz - El Viaje de Un Judio - Setbon Jean Marie Elie
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A la memoria de todos mis hermanos y hermanas judos que han dado el salto
a Cristo y ms en particular al cardenal Lustiger, el rabino David Drach,
Francois Libermann y Hermann Cohen.
A la memoria de mi madre.
A la memoria de mi primera mujer, Martine.
A mi mujer, Petronille.
Contenido
PRLOGO ................................................................................................................................................ 6
YO NO SABA QUE FUESE JUDO ............................................................................................................ 8
UN PEQUEO JUDO DE CIUDAD ......................................................................................................... 12
UN NIO DIFERENTE DE LOS DEMS................................................................................................... 14
LAS LUCES DE NAVIDAD ....................................................................................................................... 16
JESS, MI MEJOR AMIGO ..................................................................................................................... 17
ESCAPADA AL SACR-CCEUR DE MONTMARTRE................................................................................. 19
MI PRIMERA COMUNIN..................................................................................................................... 22
JUDO O CRISTIANO? .......................................................................................................................... 24
JUDO Y CRISTIANO ... .......................................................................................................................... 26
ISRAEL Y RABINO ................................................................................................................................. 28
EN LA ESCUELA DE LA TOR ................................................................................................................. 30
EN LA ESCUELA DE LOS PARACAS ........................................................................................................ 30
JUDO ULTRAORTODOXO ........................................................................................................................ 34
DE VUELTA EN FRANCIA CON BARBA Y SOMBRERO ........................................................................... 37
JUDO LUBAVITCH ................................................................................................................................ 39
ENCUENTRO A MI MUJER .................................................................................................................... 40
EN GALILEA ........................................................................................................................................... 42
UNO, DOS, TRES ... SIETE HIJOS............................................................................................................. 44
UNA DOBLE VIDA ................................................................................................................................... 46
PADRE DE UN HOGAR KOSHER ............................................................................................................ 48
LUSTIGER ME HACE SEAS EN LA PLAYA, EN TROUVILLE ................................................................... 51
JUAN PABLO II ME HACE SEAS EN LA TELEVISIN ............................................................................ 54
ENSAYOS DE DILOGO JUDEO-CRISTIANO .......................................................................................... 57
ME ENAMORO DE MARA .................................................................................................................... 61
LAS HERMANAS DE BELN ................................................................................................................... 64
CATECMENO A TIEMPO COMPLETO ................................................................................................. 68
MI CORAZN Y MI CABEZA .................................................................................................................... 72
EL GOLPE DE GRACIA ............................................................................................................................ 74
NUEVA VIDA ......................................................................................................................................... 76
DE LA TOR A LA CRUZ......................................................................................................................... 82
La fe y la Ley ..................................................................................................................................... 82
La perfeccin o la gracia ...................................................................................................................... 83
Por Dios o en Dios ............................................................................................................................... 84
El Gran perdn o el perdn cotidiano ................................................................................................... 85
Persecuciones ................................................................................................................................... 86
La comunidad o el mundo ................................................................................................................ 86
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PRLOGO
San Pablo, mi querido compaero de viaje, fue convertido por Cristo en tres
das de camino a Damasco. A m, Jess me ha trabajado a fondo durante ms de
treinta aos. Desde que era nio, cuando an no conoca nada de Dios ni de la
religin, pues mi familia no practicaba, l me atrajo. Al fin, hace ahora cinco
aos, me dio el golpe de gracia que me ha permitido dar el gran salto de la Tor
al Evangelio. Eso es lo que vaya contar en este libro, la historia de mi vida con
Dios. Al releerla, me digo que es una historia de locos. Lo que hay de loco en
el mundo es lo que Dios ha escogido; algo as dice san Pablo. Acaso Dios no
se comporta de modo completamente loco en el Antiguo y el Nuevo Testamento,
por ejemplo, cuando le pide a su profeta Oseas que se case con una prostituta?
Lo que es locura a los ojos de los hombres es sabidura a los ojos de Dios,
escribe el mismo san Pablo.
Desde que puedo recordar, me he sentido atrado siempre por Jess, hasta tal
punto que en la adolescencia quise convertirme al cristianismo. Sin embargo,
saba que eso sera un escndalo entre los mos, porque cuando un judo se
convierte, su familia, aunque no sea religiosa, lo vive como una traicin.
Los caminos de Dios son misteriosos: quera ser cristiano, pero me convert
en judo ultraortodoxo y luego en judo hasid. Mi corazn me llevaba hacia
Jess, pero mi cabeza se resista y mi identidad juda pesaba ms. Un da,
por fin, despus de un largo camino, Dios retir el velo de mis ojos. Luego,
todo se ha iluminado, me ha dado una inteligencia nueva y he visto las
cosas bajo una luz diferente. Este libro cuenta una conversin, pero sobre
todo la historia de un hombre que ha luchado un tiempo muy largo contra el
Dios de Jess, que le esperaba y le hada seas.
Muchas personas a las que he contado mi historia me han animado a escribir
este libro. De cualquier modo, como dijeron los apstoles Pedro y Juan a los
sacerdotes que les detuvieron y queran prohibirles pronunciar el Nombre de
Jess, me es imposible no hablar de lo que he visto y odo. Me quema el deseo de compartir este descubrimiento del Dios de Jess que ha cambiado mi
vida, de compartirlo ampliamente, no solamente con las personas que
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asisten a las conferencias que doy sobre las Escrituras. Hace ya cinco aos
que me convert a Cristo; ha llegado el momento de dar testimonio
abiertamente, sin miedo. Me siento interiormente impulsado a hacerlo.
Dirijo este testimonio a todos mis hermanos. Primero a los que se dicen no
creyentes, pero sienten que en el fondo de ellos mismos estn buscando a
Dios sin conocerle. Pienso en algunos que dudan en interesarse por la
religin porque creen que eso les separara de su ambiente familiar o
intelectual, o porque tienen miedo de la Iglesia catlica, ya sea porque
tienen una mala imagen adquirida a travs de lo que dicen los medios de
comunicacin, sea porque sus parientes catlicos les han transmitido una
visin deformada y falsa del Evangelio, o porque imaginan que la Iglesia
quiere encerrarlos, impedirles ser plenamente humanos, mientras es todo lo
contrario. Pienso tambin en los que reprochan a los cristianos el mal que
otros cristianos cometieron a lo largo de la historia, volver sobre eso.
Dirijo tambin este libro a mis hermanos judos, que me han expulsado de la
comunidad juda al saber que me haba convertido, sin intentar comprender
cmo haba podido dar ese paso, y cometer esa transgresin, inimaginable
en un judo ultraortodoxo hasid como yo era, al que se le haba enseado a
detestar a Jess. Han pensado que yo estaba enfurecido contra el Dios de los
judos a causa de la pruebas que haba sufrido: pues no. Mi caso no es
excepcional. Muchos judos se han convertido, comenzando por los
primeros apstoles. Espero que mis hermanos judos segn la carne tengan
la curiosidad o me hagan el favor de leerme para intentar comprender, pues
es desgarrador or decir o pretender que yo haya traicionado la fe de mi
pueblo, mientras amo al judasmo en todos sus componentes y con todo rm
ser.
El libro lo escrib tambin para mis hermanos cristianos.
Espero que reavivar su fe hacindoles tocar con las manos la fortuna que
tienen de saber que Dios les ama, que les ama tal como son, ese Dios que se
deja acercar y amar, en una relacin personal, y no solamente por la
observancia de las leyes, aunque estas tengan su importancia. Porque eso es
por cierto el corazn del cristianismo, lo que Jess ha revelado, esta relacin
de amor entre Dios y cada uno de nosotros que cambia nuestro modo de
vivir con los dems. De todo eso quiero dar testimonio. No lo puedo
silenciar.
muy carioso. Al abrirnos la puerta siempre nos recibe con una gran sonrisa
en la cara. Juega con frecuencia a las cartas con nosotros. Mi abuela, en
cambio, es ms reservada, pero nos cocina unos buenos platos
mediterrneos: potajes de garbanzos en invierno, ensaladas de nabos y
zanahorias, y por supuesto, el couscous, que mi madre ha aprendido a
preparar con ella. Quiero mucho a mis abuelos, pero no s gran cosa de ellos.
No hablan jams de Tnez. Por otra parte, nunca se me ha ocurrido
preguntarle a mi padre por su juventud: en mi familia apenas se habla de
uno mismo. Mis abuelos comen kosher, pero no me dar cuenta de ello
hasta mucho ms tarde. Transmitir las tradiciones judas que ellos perpetan
no parece tampoco estar entre sus prioridades.
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Guard este secreto durante treinta aos. Con el paso del tiempo, me
pregunto:Por qu, Seor, me enamor de algo que repugna a mi pueblo, por
qu?. Esa pregunta se me plantear durante mucho tiempo. La gracia hace
fuego de cualquier madera, dicen. Un da en que le contaba mi vida, una amiga
me cit esta rplica de Audiard: Bienaventurados los locos, porque dejan pasar
la luz. Si es eso lo que muchos piensan, a m no me inquieta. San Pablo ha
dicho: Dios escogi la necedad del mundo para confundir a los sabios, y Dios
escogi la flaqueza del mundo para confundir a los fuertes (1 Cor 1,27). Lo
maravilloso es que nunca se podr explicar todo: habr siempre este misterio
entre nosotros y Dios. Porque Dios es insondable, y todo lo que la inteligencia
humana puede decir de l no es ms que una gota de agua comparada con su
inmensidad. Al recordar esos momentos de mi infancia con Cristo, comprendo
mejor lo que Jess ha dicho: Si no os hacis como nios, no podris entrar en
el reino de Dios. El nio es sencillo, sin doblez, se fa de su voz interior. El
orgullo, la ira, la razn no han apagado an ese hilo de voz pura.
Poco a poco, vuelvo a soar con entrar en una iglesia. Durante el curso vamos
con la clase a la nieve, a Maudre, cerca de Grenoble, diez das. Me siento muy
bien en ese pueblo, con su iglesia, en las montaas. El domingo la maestra
propone ir a misa a los alumnos que lo deseen. Ardo de ganas de ir, pero no me
atrevo a levantar la mano.
Poco despus, con mi familia, vamos a Estepona, cerca de Mlaga, para visitar
al hermano de mi padre que vive all. Est casado con una catlica. Es en esta
ocasin, a la edad de once aos, cuando entro por primera vez en una iglesia,
con mi prima. Estoy maravillado: est llena de magnficos crucifijos. Tengo
ganas de quedarme all sentado para admirarlo todo, hasta los menores detalles,
pero me aguanto: no quiero que noten mi atraccin. No nos quedamos ms que
cinco minutos.
Esto me mueve a repensarlo todo. Es tan fuerte, puro, evidente. No es ms que
amor.
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de la escuela.
-Has recibido lo que te escrib?
-S.
-Por qu no me has contestado?
-Porque no veo qu puedo hacer para ayudarte ...
En adelante, vuelvo al Sacr-Coeur una vez al mes. Me paseo, me siento, miro
con toda mi alma. Cada vez, la misma sensacin de bienestar me invade. Un da,
me acerco a una religiosa para hablarle. Pero en el ltimo momento, renuncio,
no me atrevo. Otra vez, hago el Via Crucis de rodillas. En cada estacin, miro
las imgenes, cautivado.
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MI PRIMERA COMUNIN
Estamos en diciembre y pronto cumplir doce aos. En pocos meses har la bar
mitzv. Es domingo, y una vez ms, llego a la baslica del Sacr-Cceur, Me
siento, en las primeras filas, como es mi costumbre. De repente, el rgano
comienza a sonar. No me atrevo a moverme. Oigo campanillas: es que
comienza la misa. No s bien qu va a pasar, pero sigo all. Oigo las lecturas
que me son familiares: el Antiguo Testamento, el salmo. En cierto momento, la
gente que me rodea, hombres y mujeres de todas las edades, nios, se levantan y
se acercan al altar, y se ponen de rodillas a lo largo de la balaustrada que les
separa del sacerdote. Luego reciben de sus manos en la boca algo; yo ignoro lo
que es.
y ah, me siento interiormente empujado a levantarme y a ponerme en la fila
para ir yo tambin a recibir este alimento del que desconozco totalmente su
naturaleza y su sentido. Sin embargo, me inquieto un poco porque no s cmo
hacerlo. Tengo miedo de que el sacerdote me descubra si cometo algn error.
Veo que la gente murmura algo antes de recibir la sagrada hostia en la boca,
pero no llego a or qu dicen. Entonces, me coloco al final de la fila, a la
derecha, y escucho lo que dicen. Cuando me doy cuenta de que dicen amn,
me siento aliviado. Uf, no es nada complicado, es una palabra de las
nuestras!.
As es como, por increble que parezca, comulgo por primera vez, sin saberlo, el
cuerpo de Cristo. Yeso, algunos meses antes a comprometerme en la obediencia
al Dios de la Tor y sin ningn problema de conciencia. Despus de recibir la
hostia, me siento colmado de una gran alegra. Dejo la baslica verdaderamente
feliz. Sin embargo, en apariencia, no ha pasado nada extraordinario ni milagroso.
Pero ya siento en m el deseo de recomenzar. A partir de este momento, la
eucarista se convierte para m en una especie de droga. Aqu veo una locura
ms de Dios. Me empuja a comulgar, cuando la Iglesia no lo permite
normalmente hasta que uno ya se ha bautizado. Qu desconcertantes son los
caminos del Seor! Por supuesto, ser necesario que un da dedique tiempo para
intentar comprender por qu el Seor me llev por este camino y permiti que
comulgara en este momento de mi vida.
Los meses pasan, en el curso de los cuales me acerco a recibir la eucarista
regularmente. En junio, segn lo previsto, hago mi bar mitzv. En fin, para
decirlo todo, la hago sin hacerla. En efecto, como mi padre no tiene suficiente
dinero para pagar a un rabino que vaya a la sinagoga, lea la Tor y se haga una
gran fiesta como en el caso de mi hermano, me lleva a una sinagoga parisiense
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como es, y no como nos gustara que fuese. En todo caso, eso es lo que nos pide
Jess. Nos ensea a querer a todos, incluso a los que no comparten nuestras
ideas. Nos pide incluso ir ms lejos y amar a nuestros enemigos. San Pablo dir:
Bendecid a los que os persiguen (Ro 12, 14).
Me siento en todas partes como un pelo en la sopa. Vivo como en un monasterio
interior en medio de los dems. No es que no me gusten ya las relaciones
humanas, pero percibo que no tengo los mismos centros de inters que los
dems. Mis antiguos compaeros me hacen reproches: [Ya no se puede hablar
de ftbol contigo!. En efecto, me gusta el ftbol, pero no es ya mi primera
pasin. Lo que me interesa es la Biblia, Israel, mi relacin con Dios. No es algo
que yo haya decidido, ha surgido as sin ms. Yo solamente he dicho s a mi
pasin por Jess. Mi sueo es estar con Cristo. Es exactamente como en una
gran historia de amor. No se piensa ms que en la persona de la que se est
enamorado y se olvida a los amigos y a la familia. Y si la familia se opone a
este amor y se debe elegir, se elije a quien se ama. Lo nico que le digo a Jess
es que le amo. Es una relacin exclusiva de un amante con su amado. Como en
el Cantar de los cantares. De pronto, no me tienta ir a una sala de fiestas a
flirtear con las chicas, como hacen mis compaeros y mi hermano. Las chicas ...
eso ya vendr ms tarde.
Soy quiz un mstico precoz? No lo s. Descubro que Dios me ama y que yo le
amo. Por el momento es una relacin bilateral. Ms tarde comprender que Dios
me ama tambin a travs de los dems. Cuando Dios se dirige a Saulo, le
pregunta: Por qu me persigues?. Sin embargo, Saulo no persegua a Jess
directamente, persegua a los cristianos. Pero cuando se persigue a un hijo de
Dios, es a Dios a quien se ataca. Dios ha querido necesitarnos para expresar su
amor. Lo que haces a cada uno, es a m a quien lo haces, dice. Pero en esta
poca, no haba entendido an eso.
De un lado est Jess, y del otro, Israel. En el colegio, participo en un concurso
bblico. El primer premio es un viaje a Israel. Estoy tan motivado que gano. Sin
embargo, mis padres se niegan a que vaya. Mi madre pone como pretexto que
all hay guerra y es demasiado peligroso. No comprendo que ella me impida
realizar este sueo. Estoy triste.
A los dieciocho aos, se termina mi escolaridad. Lo he pensado bien: si estoy
hasta ese punto atrado por Dios, ms vale buscarlo en mi propia religin. No
quiero seguir una formacin rabnica en Francia. Quiero ir a la misma fuente, a
Tierra Santa. Decido marchar a Israel. Al principio, mi madre no aprueba en
absoluto mi plan. Sin embargo, contra lo que cabra esperar, acaba por aceptar:
ha entendido quiz la llamada sionista? Quiz est aliviada porque me voy de
casa, donde mi compromiso religioso genera tantas complicaciones. Como
quiera que sea, es ella la que me regala el billete de avin y arregla los gastos
del primer ao de mi estancia all.
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Es as como sacrifico por Israel el amor de Cristo. Permanecer all ocho aos.
Al terminar el primero, solicito la nacionalidad israel. Rechazo Francia. Israel
es el pas de nosotros, los judos. Estoy en plena bsqueda de mi identidad.
Decididamente, no comprendo cmo mi madre se ha quedado en Francia
despus de la guerra de 1940-45. Para m, los franceses eran colaboracionistas.
Ser mucho ms tarde cuando descubra que muchos cristianos y sacerdotes
franceses salvaron a judos, y tambin franceses y francesas, sin ser cristianos.
ISRAEL Y RABINO
Ya estoy en el avin rumbo a Israel. Corre el ao 1982, y he cumplido ya
dieciocho. Parto con un programa sionista, Bnei-Akiva, que comprende tres
aos: un primer ao en un kibbutz, un segundo en una yeshiva y el tercero en el
ejrcito. Somos toda una banda de amigos y amigas del colegio y nos unimos a
chicos y chicas judos que vienen de Marsella, de Lyon y de Blgica. A nuestra
llegada, pasamos un mes en el Ulpn, en un pueblo que se llama Hadera, en el
distrito de Haifa. El Ulpn es un programa del Ministerio de Educacin, que
funciona desde la fundacin del Estado de Israel, y que se destina a los nuevos
inmigrantes, e incluso a los turistas judos. Aprendemos rudimentos de hebreo,
rezamos nuestras oraciones. Se nos pasea por todo Israel para que conozcamos
el pas. En el curso del primer mes, me hago con nuevos amigos que vienen de
todos los pases y flirteo con una juda inglesa. S, tambin en Israel son muy
apreciadas las inglesitas.
Luego partimos para el kibbutz. El nuestro est en pleno campo, cerca de la
frontera jordana. Tampoco est lejos del Jordn, donde Jess fue bautizado,
pero eso, por supuesto, yo no lo s todava. A lo lejos se ven las montaas de
Moab, descritas en la Biblia. Somos una treintena de jvenes, quince chicos y
catorce chicas, y compartimos la vida de las familias. Llevamos una vida
bastante espartana, pero muy libre, alegre y divertida. Nos coordinan dos
monitores, un hombre y una mujer, encargados de nuestras actividades y nuestra
formacin. Las maanas se dedican al estudio del hebreo, de la filosofa juda,
de la Biblia y del Talmud. Rezamos nuestras oraciones. A veces salimos de
excursin. El resto del tiempo trabajo la tierra, y all, en los campos, se vuelve a
despertar mi lado solitario y contemplativo. Debemos instalar gruesas tuberas
de riego a lo largo de los sembrados de zanahorias. Me gusta este trabajo al aire
libre porque me permite contemplar a Dios en estos paisajes increbles. A veces
me detengo en medio del trabajo, sobre el tractor, y respiro a pleno pulmn
mirando a mi alrededor. Soy feliz como un nio. Regularmente, los dems me
interpelan: lie, lie, qu haces?. S, lie, porque al llegar a Israel, he
elegido un nombre judo. He terminado con jean Marc. Al atardecer, contina
nuestra formacin. Nos hacen leer o ver en la televisin las noticias israeles,
aunque en los primeros tiempos no entendemos nada. El objetivo es justamente
familiarizarnos con la lengua, y efectivamente aprendo hebreo muy rpidamente.
Despus charlamos de temas religiosos o polticos. No estamos siempre de
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acuerdo. Por ejemplo, algunos piensan que tendramos que devolver los
territorios, y otros que no. Entre nosotros hay jvenes de izquierda y de derecha,
una buena mezcla. En lo que me concierne, me identifico con el partido sionista
de derecha, el Mav Dal.
En e! seno de! kibbutz, tenemos cada uno una familia adoptiva a la que
podemos dirigirnos si necesitamos algo. La mujer de la pareja que me acoge es
de origen francs; e! hombre viene de Rumana. Voy de vez en cuando a tomar
caf con ellos, o a compartir su comida en el comedor. Para la fiesta de Purim,
muy movida, que conmemora la salvacin milagrosa de los judos cuando
estaban deportados en Persia, episodio narrado en el libro de Esther, me disfrazo
y bebo con e! marido. Pero es con mis compaeros con quienes paso la mayor
parte del tiempo. Nos unen lazos de amistad fraternal. En el trabajo y durante
las horas de estudio, chicos y chicas estn juntos. Aunque nos alojamos en
edificios separados, por la noche, hacemos batallas de agua con las chicas o
embadurnamos su dormitorio de dentfrico. El ambiente es propio de colegiales.
Disponemos de grandes espacios y de tiempo libre. Tengo una amiguita, D, con
la que me querra casar. Compartimos las mismas ideas polticas y nos
gustamos.
Yqu pasa con Cristo, piensas en l? Estando rodeado de judos, no pienso en
eso. Pero, como una pasin amorosa que se pretende olvidar y que se despierta a
la vuelta de la esquina, en cuanto algo la evoca de cerca o de lejos, vuelvo a
pensar en Jess cuando vamos en peregrinacin a Jerusaln. Mi atraccin por l
permanece intacta. Estoy como imantado pero trato de resistir. Es una sensacin
curiosa. Durante este ao en el kibbutz, nos paseamos mucho por el norte de
Israel y, cada vez tengo ms ganas de entrar en los pueblos rabes de Galilea,
porque s que all encontrar cristianos.
Soy tan feliz en e! kibbutz que planeo incluso pasar all el resto de mi vida. Me
gusta esta vida comunitaria que me libera de toda preocupacin material. Sin
embargo, mi objetivo es aprender mucho y dedicarme a ensear. Por eso voy a
ir a una yeshiva, un centro de estudios de la Tor y de! Talmud, mientras que
algunos de mis amigos van a participar en trabajos de inters pblico en
ciudades de desarrollo.
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EN LA ESCUELA DE LA TOR
As es como, al cabo de un ao, vuelvo a hacer el equipaje para instalarme esta
vez en las afueras de Hebrn, en Cisjordania, donde se encuentra la yeshiva
sionista religiosa de Kiryat Arba.
Uno de los primeros das, decido salir solo del yichuv, el asentamiento judo,
para ir a la tumba de los patriarcas, Abrahn, Isaac y Jacob, que se encuentra en
la ciudad de Hebrn. Disfruto de este paseo. A mi vuelta, para mi gran sorpresa,
me llaman seriamente al orden. Me hacen comprender que he corrido un gran
peligro por ir solo, con mi kip, a la ciudad de Hebrn atestada de rabes. Fui
con total inocencia, no tena la menor idea del peligro. En lo sucesivo, cuando
vamos a Hebrn, lo hacemos siempre acompaados por hombres armados. Veo
a los musulmanes en las calles, pero no tengo ningn contacto con ellos. Los
Palestinos, para m son solo una nocin. Durante este primer ao en la yeshiva,
oigo los aviones que nos sobrevuelan, oigo tambin hablar de la guerra del
Lbano, pero no me intereso verdaderamente. El estudio de la Tor me absorbe
completamente. En todo caso, no he roto con mi amiga D, seguimos estando
juntos, como suele decirse. Nos vemos cuando podemos, nos llamamos por
telfono.
El ambiente en la yeshiva no es en absoluto el del kibbutz. En efecto, la
relacin con los dems estudiantes, jvenes y menos jvenes, pasa
nicamente por el estudio de la Tor. La atmsfera es, a pesar de todo, muy
afectuosa. El responsable de la yeshiva, de origen americano, es muy
acogedor. Regularmente, vamos a comer con familias israeles del
asentamiento y me impresiona la ayuda mutua que reina entre ellas. El
espritu de solidaridad es fuerte. Francia me parece ya muy lejana. Con mis
compaeros, no suelo hablar de eso. Implcitamente, todos hemos optado
por instalarnos en Israel.
EN LA ESCUELA DE LOS PARACAS
Como ya dije, al terminar mi estancia en el kibbutz, solicit la nacionalidad
israel. Despus de un ao en la yeshiva, es el momento de cumplir con mis
obligaciones cvicas. Vaya hacer el servicio militar, en los paracaidistas,
como soldado raso. y all, perdonadme la expresin, es como estar en
galeras. Me doy cuenta de que hasta aqu he vivido en un capullo de seda.
Comenzamos por seis meses de instruccin. Se nos enfrenta a todo tipo de
situaciones, ms comprometidas unas que otras. Se duerme por la noche en
el suelo bajo la lluvia. Se marcha sin detenerse desde las seis de la tarde a
las seis de la maana. Nos despiertan en plena noche para salir a correr y, a
la vuelta, nos duchamos a oscuras. Se aprende a correr por la arena cargados
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con el equipo. Los oficiales corren con nosotros, incluso van por delante, y
nos ensean a desarrollar una voluntad increble. Gracias a ellos, descubro
los recursos psicolgicos insospechados que soy capaz de desplegar, hasta
tal punto que, durante largos meses, ni una sola vez temo no estar a la altura.
De hecho, lo nico de lo que tengo miedo es de no comprender las rdenes,
porque los oficiales hablan a toda velocidad y el hebreo no es mi lengua
nativa. Este entrenamiento forja la voluntad y consolida las amistades. Por
primera vez, conozco a israeles no religiosos. Ante las dificultades, somos
un solo cuerpo.
Al terminar la instruccin, en el mes de diciembre, nos envan a Beln para
vigilar la misa de medianoche. En esta poca, Beln est bajo la autoridad
de Israel que debe, en consecuencia, garantizar la seguridad. Llegamos tres
das antes para registrar el zoco. Detenemos algunos rabes. No es
precisamente el ambiente de Navidad que he conocido en mi infancia. Pero
al ver Beln, con sus adornos navideos, me quedo maravillado, en xtasis,
y empiezo a sentir de nuevo el deseo de ser cristiano. Durante la misa,
estamos apostados en los tejados, con los uniformes de combate del Tsahal,
con las armas a punto. Y yo, en el corazn de la noche, observo all abajo la
baslica donde se celebra la misa de Navidad. Me cuesta mucho
concentrarme en mi misin. Solo tengo un deseo: dejar el fusil y
encontrarme con todos estos cristianos, vivir con ellos la misa de Navidad.
Soy consciente de que este deseo no es nada razonable, pero es tan fuerte y
tan difcil de vencer!
Al da siguiente por la tarde, al volver a la base, estoy an trastornado por
las fuertes emociones que me han asaltado en Beln. Sin embargo, el
contexto es aqu muy diferente y me pongo rpidamente a pensar en otra
cosa. Ahora que ha terminado la instruccin, las relaciones con los oficiales
comienzan a cambiar. Nos pisan mucho menos los pies! De hecho, su autoridad se hace casi paternal y se establecen verdaderas relaciones humanas.
Por otra parte, discutiendo con mi sargento, he sabido que es hermano de la
joven inglesa con la que sal en el Ulpn, hace dos aos. Qu coincidencia!
Nos queda ahora seguir tres meses de entrenamiento intensivo para
prepararnos a la guerra. Estamos en 1984, el Lbano nos espera. Nos
entrenamos bajo fuego real en un escenario de guerra simulado, con
frecuencia en plena noche, para mayor dificultad. Soldados israeles estn
desplegados por todas partes, delante y detrs. Los maniques que
representan al enemigo y sobre los que tenemos que disparar quedan en
medio. Se pone inters en comprender bien las rdenes del jefe para no
matar a un compaero. Un entrenamiento particularmente riguroso va a
marcarme durante largo tiempo. Pasamos toda una noche en la meseta del
Goln, al norte de Israel, en la frontera siria, esperando la orden de atacar.
Hiela, y nos turnamos para dormir. Finalmente, el ejercicio militar no
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JUDO ULTRAORTODOXO
Al terminar mi servicio militar, finaliza el programa de tres aos. Tengo
que elegir entre volver o no a Francia. A decir verdad, mi decisin hace ya
tiempo que est tomada. Me quedo en Israel. En un primer momento,
vuelvo a mi yeshiva de sionistas religiosos, en Kiryat Arbat. Pero bien
pronto me doy cuenta que mi sitio ya no est all. En efecto, quiero algo
ms espiritual, quiero acercarme ms a Dios.
Al ao siguiente, en 1986, vuelvo a Francia para pasar all el verano. En
Pars conozco a un dentista que se convierte rpidamente en un amigo. Es
un judo ultraortodoxo. Charlamos mucho, y me hace descubrir esta
espiritualidad. Me lleva incluso a seguir las clases de un rabino. Estoy
verdaderamente interesado por esta nueva va. Hasta el punto de que, al
volver a mi yeshiva, ya no estoy de acuerdo con las ideas que all se
sostienen. Comienzo a poner en cuestin el ideal sionista. Por otra parte, ya
no hablo de Israel sino de Heretz, que quiere decir la Tierra o la Tierra
Santa, Heretz Akodesh. Mi apariencia tambin cambia: ya no me visto con
vaqueros y camisas, sino con pantaln negro, camisa blanca, chaqueta y
sombrero. Llevando estas ropas diferentes, intento marcar una ruptura para
entrar en un modo de vida ms radicalmente centrado en Dios.
Sin hablar del asunto a nadie, me pongo a buscar un kibburz o un moshav
ultraortodoxo. Para eso, viajo por el pas en cuanto tengo ocasin. Mi
obstinacin da resultado: en el mes de diciembre, durante las fiestas de Hanuc,
acabo por encontrar un moshav. Se trata de una colectividad donde cada uno
tiene una casa y trabaja, ya sea all mismo -en la agricultura, la via o la
ganadera- o en el exterior. El dinero ganado se distribuye entre las familias
segn su necesidades. Voy y hablo con el responsable. Por desgracia, me
explica que es invierno y que no hay trabajo para m, Mi decepcin no va a
durar, porque me indica una yeshiva ultraortodoxa en Israel, en Bnei Brak. Me
instalo all desde principios de 1987.
Algunas precisiones sobre la diferencia entre los sionistas religiosos y los
ultraortodoxos. El movimiento sionista religioso, fundado por Rav Kook, que
vena de Rusia, quera crear un Estado judo religioso en Israel. Los
ultraortodoxos no eran partidarios de un Estado judo ni de la reconquista de
Israel por la fuerza. Pensaban que Dios haba puesto al pueblo judo en el exilio
a causa de sus pecados, y que les devolvera a la Tierra Santa con el Mesas. Se
oponan a utilizar la violencia para conquistar los territorios. En su origen, no
deseaban implicarse en la sociedad, ni en la vida poltica, ni en el ejrcito. Hoy,
sin embargo, tienen dos partidos en la Knesset -La bandera de la Tor, para
los ultraortodoxos asquenazes y el Shass, para los ultraortodoxos sefardesno tanto para mezclarse en los asuntos del Estado como para defender su
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en el fondo pueda ser bastante rico). En todo caso, puedo decir que en esta
poca en que soy judo ortodoxo, perdonadme la expresin, no tengo nada que
hablar con los cristianos. Es cierto que es mejor dialogar que pegarse. Pero si se
habla sin mencionar 10 que enfada, eso no sirve para nada. En el dilogo cada
uno, cristiano o judo, debe asumir 10 que cree y no disimularlo para complacer
al otro. Si los cristianos tienen miedo de hablar de Jess, no hay dilogo. Cada
parte debe respetar a la otra tal como es y lo que cree, pero sin avergonzarse de
hablar de lo que vive. Pero ya hablar de eso en otro libro.
Aunque entr en los ultraortodoxos para acercarme ms a Dios, en realidad
estbamos tan absortos en el estudio que perd la relacin espontnea que
mantena con l. Solo cuando salgo a la calle me pongo a hablarle. El estudio es
bueno, pero hay que considerarlo como lo haca santo Toms de Aquino: cada
vez que tropezaba con un problema teolgico, se iba a visitar al Santsimo
Sacramento, dejaba de pensar, se pona en la presencia real de Dios y le peda
que le explicase 10 que no comprenda. Al final de su vida, santo Toms vivi
una fuerte experiencia mstica en la que Jess le dijo: Has hablado bien de m,
Toms. Pero santo Toms deca luego que, comparado con esta experiencia
directa que haba tenido de Dios, todo lo que haba escrito, su Suma teolgica,
no era ms que paja. Los estudios no tienen otro fin que conducirnos a Dios, a
conocerle mejor para amarle mejor y amar mejor a sus criaturas.
Por otra parte, las oraciones judas estn tan codificadas que no hay lugar para la
oracin espontnea -salvo intercalada en las diecinueve bendiciones, la oracin
central de la liturgia juda-o Aunque las Escrituras judas rebosan de textos que
hablan de meditacin, en realidad se practica muy poco. De todos modos, la
meditacin no es por s misma oracin, no es dilogo interior con Dios. En la
oracin, nuestra alma se dirige a l libremente y l nos habla (aunque no
siempre de modo explcito). Lo que se llama oracin en el mundo catlico no
existe en el mundo judo. No hay relacin filial, nada de corazn a corazn con
Dios. Un judo no podra decir lo que un campesino al Cura de Ars a propsito
de su oracin: Yo le miro y l me mira. Conozco una excepcin, los judos
Breslev, que salen al bosque a media noche para hablar con Dios. Pero los
Breslev estn marginados, aunque su fundador, el rabino Nahman (1772-1810),
es apreciado.
A la edad de 23 aos, al acercarse el final de mis estudios, comienzo a sentir el
deseo de fundar una familia. Hay que saber que, en el judasmo, el hombre no
puede santificarse sin el matrimonio. Es la nica vocacin religiosa posible. El
matrimonio, fundado sobre la Ley dada por Dios a Moiss, est regulado en sus
detalles. En un primer momento, el rabino organiza un sidur para poner en
relacin a dos jvenes que quieran casarse (antes ellos le han dado algunos
criterios de preseleccin). El encuentro tiene sus reglas: no se tiene derecho a
encontrarse a solas ni a tocarse, ni siquiera un apretn de manos. As, uno de los
rabinos de mi yeshiva, con quien me entiendo, toma contacto con el director de
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JUDO LUBAVITCH
Es as como, siguiendo sus consejos, dejo la yeshiva de AixIes-Bains, despus
de unos meses, para instalarme en Grenoble. All enseo en una escuela en la
que el director y la directora son lubavitchs. Por la tarde doy conferencias para
adultos. Tambin ayudo al rabino titular de la sinagoga -algo as como un
sacerdote coadjutor ayuda al prroco titular-o En efecto, gracias a mi funcin
rabnica y al certificado de mi yeshiva, puedo suplirle en la liturgia, la lectura de
la Tor, etc. Soy consciente de que ser rabino no es ms que una funcin, y no
corresponde forzosamente a una llamada de Dios. No es lo mismo que en el
sacerdocio catlico. Esta toma de conciencia tendr su importancia en la
decisin que tomar ms tarde de instalarme en los suburbios parisienses y no
en la provincia, a fin de ser rabino en una sinagoga. En esta poca, me lanzo al
estudio asiduo de la mstica juda. Sin duda, Dios prepara el terreno para que
renazca mi relacin ntima con Jess.
Un da me invitan a la entronizacin del rabino consistorial de Grenoble por
parte del gran rabino de Francia de la poca. Todas las personalidades religiosas
de la ciudad estn convidadas, incluido el pastor y un cura. Durante la
ceremonia, intento fijar la atencin sobre lo que dice el rabino, pero no lo
consigo. Estoy completamente obnubilado por el cura que lleva cuello
romano. No veo a nadie ms que a l y solo tengo una obsesin: hablar con
l. Evidentemente, con mi larga barba y mi sombrero, no me atrevo a ir a su
encuentro. Una vez ms vivo un verdadero desgarro, una lucha entre el
deseo profundo de mi corazn, que no controlo, y mi razn que se esfuerza
por imponerse. Salgo de esta ceremonia enormemente frustrado. Tengo el
sentimiento de vivir una tragedia peor que la de Romeo y Julieta. Mientras
que se supone que debo detestar a Cristo, que es un objeto de escndalo para
mi pueblo, no puedo evitar amarle.
Me entiendo bien con el director y su mujer. Pasamos juntos muy buenos
ratos. Para la fiesta de la Hanuc, en el mes de diciembre, me envan a las
estaciones de esqu para evangelizar a los judos. El mtodo es el
siguiente: marchamos de dos en dos intentando descubrir a los judos.
Luego, les abordamos preguntndoles si han encendido ya las velas de la
Hanuc. Si su respuesta es negativa, se les entregan. Somos verdaderamente
bien acogidos por la gente y vivimos momentos magnficos. Sin embargo,
una vez ms, los adornos de Navidad de estos pueblecitos de montaa no
me dejan indiferente. Despiertan cada vez ms mi atraccin por Jess y mi
culpabilidad.
Por lo dems, cada vez que me paseo por la ciudad de Grenoble, con sus
calles peatonales y sus iglesias, me siento invadido de amor por Cristo. Un
deseo irrefrenable de entrar en una iglesia se apodera de m, como en mi
infancia. En el momento no tengo mala conciencia. Pero antes y despus, lo
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efecto, hay que hacer algunas compras en tiendas judas, y otras en tiendas
no judas. El domingo por la maana, despus de la oracin en la sinagoga,
Voy en autobs a las tiendas kosher de Pars con el caddie y compro toda la
comida kosher que una familia ortodoxa juda debe tomar: la carne, el
queso y todos los lacticinios, las galletas, el vino y licor, el mosto ... y
evidentemente, todo ello en gran cantidad. A la vuelta, voy cargado como
un camello. Todo lo dems -losproductos de limpieza, paales, agua, jabn,
etc.- lo compro entre semana por la tarde en un hipermercado. Me ocupo
tambin de comprar la ropa de los nios, a veces solo o con mi mujer.
Hay pocos temas en los que mi mujer y yo estemos en desacuerdo. Sin
embargo, ella es ms escrupulosa en la aplicacin de la Ley. Por ejemplo,
puesto que durante tres veranos no hemos ido de vacaciones, llevo a los
nios a la playa. Vamos y venimos en el mismo da a Trouville. Mi mujer
no lo aprueba en absoluto. En efecto, para los judos ortodoxos, la playa es
un lugar impuro porque la gente va desvestida. Adems, este asunto va a
crear incluso un mini escndalo. Un da, algunas personas de la comunidad
lubavitch vienen a verme:
-No tienes ningn escrpulo de ir a la playa, y adems con tus hijos?
Sorprendido, respondo:
-Como sabis, en Pars hay mujeres vestidas con la ropa tan ceida que
atraen las miradas ms que una mujer en traje de bao.
-En Pars es diferente: se tiene la cabeza ocupada por lo que se debe hacer,
las clases o las compras.
_Y creis que no estoy ocupado en la playa con todos mis hijos? Pensis
que tengo tiempo realmente de tontear con las chicas?
Sus argumentos no me parecen vlidos. Cuando tengo una idea en la cabeza
y no veo verdaderamente nada malo, no permito que me digan cmo he de
hacer las cosas. Pienso sobre todo en el bienestar de mis hijos. Estn muy
contentos de ir a la playa y tomar el aire, y yo tambin. Pero mi mujer no
viene jams. Ella respeta la Ley cueste lo que cueste.
No estamos tampoco de acuerdo a propsito de la televisin. He comprado
una para que los nios puedan ver dibujos animados en video. Pero ella se
queja y desaprueba los dibujos animados en que aparecen animales impuros.
Selecciono para no molestarla, aunque no me parece un crimen ver los Tres
cerditos.
En cambio, cuando se trata de ir todos de vacaciones a la montaa, hay
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mi caso de conciencia!
Por supuesto, me aliviara poder confiarme a alguien. Pero a quin, a un rabino?
Ni hablar, ya s lo que me dira. A un sacerdote, entonces? Un da, mientras
estbamos de vacaciones con la familia de mi mujer en la regin lyonesa, me
levant temprano una maana y march a Lyon. Entro en una iglesia y asisto a
misa. Al terminar, busco al sacerdote. Es un dominico. Comenzamos a hablar y
le vaco mi saco. Le cuento todo: mi vida de judo ortodoxo, mi atraccin por
Cristo. Me escucha y me propone ir a verle cuando vuelva a Pars, donde
tambin vive l. Al regresar de las vacaciones, vaya su casa. Luego es l quien
viene a mi casa una vez por semana, el mircoles por la tarde, mientras mi
mujer asiste a su clase de religin. Habla- mas de Dios. Me pide que le
encuentre la traduccin de un midrash y me entrega uno de sus libros sobre No.
Se va siempre antes de que vuelva mi mujer. Lo encuentro muy simptico. Pero
estas citas clandestinas no van a durar mucho. En efecto, algn tiempo despus,
nuestro apartamento es desvalijado. El robo ha tenido lugar durante el da. Al
volver por la tarde, mi mujer lo encuentra todo revuelto. Y all en medio del
desorden, descubre el libro del padre dominico, mi crucifijo y los Evangelios.
Cuando vuelvo, est loca furiosa. Grita: [Te has vuelto loco! Tralo todo, son
cosas impuras'.
Puede parecer sorprendente que no haya intentado saber ms.
Pero nosotros, los judos ortodoxos estamos educados para no querer entender
ese fenmeno de la conversin al cristianismo y reaccionar violentamente.
Conviene saber que un judo convertido pasa ante un tribunal que le declara
renegado. En nuestra oracin cotidiana, la que estructura nuestras jornadas, se
pronuncia una maldicin sobre los judos renegados. Adems, Maimnides, el
gran rabino andaluz del siglo XII, una de las figuras ms importantes del
judasmo y de las ms estimadas por los no judos -santo Toms de Aquino le
llamaba el guila de la sinagoga- compuso un credo judo que se acaba con este
comentario: Quien cree todos estos puntos fundamentales pertenece a la
comunin de Israel; y es un precepto amarle, tener caridad con l, y observar
respecto a l todo lo que Dios ha prescrito entre el hombre y su prjimo, aunque
la fuerza de las pasiones le arrastre a cometer pecados. Pero si alguien es
bastante perverso para negar uno de estos artculos de fe, est fuera de la
comunin de Israel, y es un precepto detestarlo y exterminarlo .
Tras este descubrimiento mi mujer me empuja a ir a ver a un rabino. Cree que
he perdido la cabeza. En su lugar, yo hubiera pensado sin duda lo mismo. De
todos modos, no puedo explicrselo. La mentalidad juda de hoy no ha
cambiado desde san Pablo. Lo nico que le puedo decir es que todo eso es
totalmente
independiente de mi voluntad, y que empez en mi juventud. En el acto, le
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propongo el divorcio. Siento que este amor por Jess es tan fuerte que no se
me quitar, y no quiero hacerla sufrir. Pero ella se niega, me ama. No creo
que le haya hablado del asunto a nadie. Piensa quiz que se me pasar?
Recuerdo una frase de un tratado talmdico: Dios est dispuesto a rasgar
su Nombre en dos para establecer la paz en la pareja. Entonces, juntos,
decidimos tirarlo todo: los Evangelios, la cruz, el libro sobre No. Y no
vuelvo a tomar contacto con el padre dominico.
Rachel nace apenas un ao despus de este episodio, en mayo de 1994. Nos
mudamos entonces a un apartamento ms grande en la misma ciudad. Una
tarde, al volver del trabajo, cansado, siento la necesidad de relajarme.
Enciendo la radio y ah aparece radio Notre-Dame. Esa emisora me gusta
mucho y me pongo a escucharla cuando tengo ocasin, a escondidas. Sin
embargo, a medida que pasan los das, estoy harto de esconderme. Entonces,
contino escuchando abiertamente esta emisin catlica. Mi mujer
considera que est mal. Me repite que es impuro, pero me deja hacer. En lo
sucesivo, vuelvo al Sacr-Cceur y me procuro una foto del corazn de Jess.
Regularmente, la saco a escondidas en el comedor, me arrodillo y me pongo
en presencia de Cristo.
PADRE DE UN HOGAR KOSHER
En julio de 2002, muere mi madre sin que estemos verdaderamente
reconciliados, aunque en estos ltimos aos nos veamos regularmente y ella
se mostraba cariosa con nuestros hijos. Es para m una prueba difcil de
superar. Ignoro entonces que se acerca un acontecimiento que me afectar
an ms. En el mes de diciembre del mismo ao, cuando an no ha
terminado el duelo por mi madre, mi mujer -que est encinta de nuestro
sptimo hijo- se entera de que est enferma.
La enfermedad avanza y ella no deja de echarse la culpa.
Tendra que haberte escuchado -dice-, y haber espaciado ms los
nacimientos. Trato de consolarla: Tu enfermedad no tiene nada que ver
con los nios'. Cuando Chneor nace prematuramente lo llevan a la
incubadora ya mi mujer la tratan en otra parte del hospital. Yo corro de uno
a otro, tratando de ocuparme lo mejor posible de los otros seis hijos. Logro
repartirlos entre varias familias de la comunidad juda que se han ofrecido
a cuidarlos.
Mi mujer muere el 11de marzo de 2004. El mdico me avis de que era
inminente. La he velado toda la noche, del mircoles por la tarde al jueves
por la maana. Luego, he tenido que
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volver a casa para ver a los nios. Cuando he regresado al hospital, ella ya se
haba ido. Creo que no es necesario explicar el dolor que siento en ese momento.
No se lo deseo a nadie. Lloro mucho. Pero no pienso, como dicen los judos en
esos casos, Dios la ha dado, Dios la ha quitado, no, de verdad que no. No
estoy enfrentado con Dios, no, nunca me he rebelado contra Dios. Tengo
confianza en l. No tengo espacio para dedicarme a mi dolor. Tengo, en lo
sucesivo, la responsabilidad de siete hijos que consolar, alimentar y cuidar.
Rache! no tiene ms que diez aos y Chneor, uno.
Dos meses antes del deceso, he confiado a nuestro ltimo hijo, Chneor, a mi
cuada. Pero mi mujer me ha pedido explcitamente que mantuviera a los nios
conmigo cuando ella hubiese desaparecido. Confiaba en m para su educacin.
Hoy estoy orgulloso de que todos ellos estn bien educados, gracias a Dios. Ella
no quera que fuesen a vivir con su familia, donde algunos han pasado
temporadas durante su enfermedad. Ahora que se ha ido, me gustara que
Chneor viniese a vivir con nosotros. Pero vindome solo con todos estos hijos
pequeos, la hermana de mi mujer me propone quedarse con l un tiempo, y
acepto. Esta decisin me cuesta enormemente, pero soy consciente de que no
podra ocuparme bien de todos mis nios al mismo tiempo.
Y, mi amigo musulmn, me telefonea. Se ha enterado de la muerte de mi mujer.
Su llamada me conmueve y me conforta el corazn. Me dice: Acurdate,
ramos amigos! Esta amistad no ha desaparecido aunque nos hayamos separado.
Aunque hayamos cortado los lazos, estn ah en lo invisible. Ven a verme a
Canarias!. Desgraciadamente, aunque tengo muchas ganas de volver a verle,
no puedo responder a su invitacin porque soy ultraortodoxo.
Aqu estoy, padre a tiempo completo, con la gracia de Dios, por supuesto. El
entrenamiento militar que segu en Israel me es de gran ayuda, estoy seguro.
Despliego una voluntad y unas habilidades que no hubiera sospechado nunca
para sacar adelante una casa. Comprendo pronto que es impensable volver al
trabajo. Ser padre de familia kosher no es ningn chollo. Debo aprender a
cocinar lo de todos los das, los pasteles del shabat, el pan. Dicho esto, descubro
que es para m un placer hacerlo. La vida cotidiana, prctica, concreta, tiene
algo mgico para m, mientras que antes no me gustaban los trabajos manuales.
Sin embargo, la comida kosher requiere toda una organizacin. Est prohibido
mezclar carne y leche. Hay que tener dos vajillas, una para la carne y otra para
la leche, y las dos vajillas no pueden estar en contacto, ni lavarse al mismo
tiempo. Se necesitan dos cacerolas, dos manteles, dos fregaderos. No se puede
lavar una comida de carne en el fregadero donde est la vajilla de leche. El
viernes, paso toda la jornada en la cocina para preparar las comidas del shabat.
En resumen, no es cosa sencilla. Antes participaba en la vida de la casa pero, de
repente, debo ocuparme de todo y hacen falta cuatro manos. Hay que seguir la
escolaridad de los nios, llevarles al foniatra, al psiclogo, al dentista, fregar la
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vajilla (no tenemos lavavajillas), la plancha, llevar kilos de ropa a lavar, ser
ordenado en todo lo administrativo, hacer la compra, llevar a los nios en coche
a la escuela juda e ir a recogerlos a la salida y, sobre todo, estar disponible para
ellos. Guardo siempre un ratito para leer, estudiar y rezar. No me desanimo
jams. No me permito caer enfermo ni fsica ni psquicamente. Sin embargo,
tendra motivos para hundirme. No s cmo aguanto. En todo caso, no con mis
simples fuerzas humanas.
Permitidme un breve parntesis sobre mi decisin de dejar de trabajar. S que
esta eleccin y su consecuencia, la de vivir nicamente de los subsidios
familiares y del subsidio de solidaridad especfica, no ha sido comprendida por
todos. Las personas que me juzgan ignoran sin duda lo que es atender y educar
uno solo a seis nios todava pequeos. Es un trabajo a tiempo completo, las 24
horas del da, todos los das del ao, tambin durante las vacaciones escolares.
Las madres de familia numerosa saben de qu hablo. Algunos aos ms tarde,
cuando los nios son un poco mayores, dirijo una demanda al presidente de la
comunidad juda de nuestra ciudad, que ya ha hecho mucho por nosotros, para
que me encuentre un empleo de oficina. Me responde que eso no es posible.
Por qu entonces, se preguntan algunos, no busco un trabajo cualquiera que me
permita ganar algn dinero? Sencillamente porque si ejerciera un trabajo
inadecuado, s que no sera bueno ni para m ni para mis hijos. En efecto, si por
ejemplo me dedicase a colocar producto en una gran superficie, creo,
perdonadme la expresin, que se me fundiran los plomos. Los nios ya han
quedado bastante trastornados por la muerte de su madre y tengo que guardar un
cierto equilibrio.
Poco despus del fallecimiento de mi mujer, pienso que nos convendra
mudarnos. Tenemos necesidad de cambiar de aires. As que nos instalamos en
una pequea casita en el suburbio sudeste de Pars. La comunidad juda de este
barrio me ha acogido muy bien y ha procurado ayudarme, y se 10 agradezco muy
cordialmente. No hay ms que dos habitaciones para los seis nios, pero tiene un
pequeo jardn y es muy agradable. Al principio llevo a los nios a la escuela
juda; pero poco despus me doy cuenta de que no puedo pagar, a pesar de los
descuentos que tienen a bien concederme. Los escolarizo entonces en la escuela
pblica que hay al lado de casa, 10 que en todo caso es ms prctico y menos
fatigoso.
Durante este periodo, al comienzo de mi viudedad, tengo una amiga juda no
practicante. Me ayuda enormemente durante un ao. Es ella quien me dio la
idea de enviar un mail a todos los presidentes de comunidad para encontrar un
alojamiento. Me acompa a ver la casita en que nos hemos instalado. Nos
ayud en la mudanza, haciendo mltiples viajes de ida y vuelta entre el norte y
el sur de Pars. Me ayuda a ocuparme de los nios, que la quieren mucho. Vive
un poco con nosotros y respeta las reglas judas de la familia. Pero los seis nios
y las obligaciones de la Ley son algo pesado para ella. En cuanto a m, no llego
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mujer, mi vida empieza a bascular. Los nios estn jugando a la orilla del mar.
Yo me alejo un poco, dejando a Rachel, que ya tiene 13 aos, al cuidado de los
pequeos. Mientras camino por la arena, mis ojos se detienen de repente en un
gran calvario que se alza en lo alto de la playa. Y all, como en el pasado,
mientras no me lo espero en absoluto, algo muy fuerte me zarandea. Me siento
de nuevo atrado por Cristo.
Vuelvo donde estn los nios y me siento sobre la arena, un poco trastornado
por lo que acaba de pasarme. Me pongo a hojear un libro de teologa juda,
mientras ellos siguen jugando a mi alrededor. De pronto, mi cuerpo empieza a
tiritar, yeso que hace mucho calor. No s lo que me pasa. Tampoco s por qu
digo en ese momento dirigindome a los nios: El cardenal Lustiger est
muriendo en el hospiral!. Ignoro completamente de dnde sale eso.
Volvemos a tomar el tren a las 20 horas y llegamos tarde a casa. Como de
costumbre, al entrar les hago tomar un bao. Pero esta vez estoy alterado y
necesito estar solo. Les pido a los mayores que se ocupen de los pequeos, que
no me molesten. Y me encierro en mi habitacin. All, enciendo la televisin y
doy con el canal catlico KTO. Cul es entonces mi asombro al or al
periodista an unciar que el cardenal Lustiger ha fallecido la vspera! Es un
verdadero shock! Estamos a lunes 6 de agosto de 2007. La Iglesia celebra en este
da la Transfiguracin de Cristo. Conmemora ese momento extraordinario en
que Jess lleva a tres de sus apstoles a la montaa. All, se les muestra
transfigurado, de una blancura deslumbrante, acompaado de Moiss y Elas.
Esta vez, la llamada es clara. El cardenal Lustiger ha venido a mi encuentro.
jean Marie Lustiger, judo converso, me ha hecho seas. Cristo se ha servido de
l. Es as de sencillo. Ese es el acontecimiento que va a desencadenarlo todo. En
este momento, no es que me diga a m mismo explcitamente: Est bien, esta
vez vaya convertirme. No. Me limito a vivir esta experiencia, a seguir lo que
pasa, sin proyectarme en el futuro. Me comprometo a ir a ver a un sacerdote de
la Iglesia catlica, en el mes de septiembre, cuando los nios hayan vuelto a
clase y tenga ms tiempo.
Me duermo con esta decisin. Pero al final, el Seor se me va a adelantar. En
efecto, en plena noche, mientras duermo tranquilamente, me despiertan los
mismos tiritones que me vinieron en la playa. Y empiezo a sentir con fuerza la
presencia de Cristo en mi habitacin e incluso en mi cuerpo. Eso supera incluso
el simple sentimiento. No le veo, pero le hablo y me prosterno. Si alguien me
viese en este momento, me tomara por loco perdido, la verdad.
Es la primera vez que me pasa esto, pero no ser la ltima. En efecto, en varias
ocasiones, hacia las dos de la madrugada, me despierta en plena noche este
escalofro y esta presencia. Hasta las siete no consigo conciliar el sueo. Como
no he dormido bien, temo que vaya estar cansado y se va a resentir la marcha de
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la casa. Pero con gran sorpresa por mi parte, no siento el menor cansancio. Nada
cambia en el curso de mi vida ordinaria si no es mi relacin con Dios. En efecto,
durante el da, sin estar alterado, vivo momentos increbles, una paz, una gran
alegra, un amor divino, un cara a cara con Dios, una relacin ntima que nunca
antes haba conocido. Puede ser un anticipo de la vida eterna? Muchas otras
personas han tenido esta experiencia de arrebato amoroso, pero no se puede
explicar con palabras. Hay que vivirlo para creerlo.
Vindolo ahora, me digo que fue acertado no ir a ver a gentes de Iglesia en ese
momento. Hubieran desconfiado yeso me habra alejado de ellos. Me parece que
algunos son demasiado del mundo y poco audaces. En cambio, Benedicto
XVI es prudente pero no timorato. Por supuesto, puedo comprender que un
sacerdote a quien hubiese ido a decir, con mi barba y mi sombrero, que me atrae
la cruz, que Monseor Lustiger me ha hecho seas en la playa de Trouville y
que tengo arrebatos msticos por la noche, se mostrase perplejo. Y soy
plenamente consciente de que hay que tener cuidado con este gnero de fenmenos espirituales. Los ms grandes santos msticos lo dicen y lo repiten.
Conviene acogerlos y luego discernir. Pero hay una diferencia entre la virtud de
la prudencia, como explica santo Toms de Aquino, y la pusilanimidad
espiritual. Algunos catlicos parecen tener miedo de que les tomen por locos, de
lo que se pueda pensar de ellos, les falta seguridad y aplomo en sus
convicciones. Por lo dems, en Francia, un judo est bastante mejor
considerado y respetado que un catlico. Enseguida vaya comprobarlo en mi
propia carne.
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A quin dirigirme?
Por qu no acudir a un sacerdote en una iglesia?, me preguntaris.
Evidentemente, he pensado en eso, pero es ms fcil decirlo que hacerlo. Sobre
todo, despus de ese encuentro en falso en el Sacr-Cceur, en mi adolescencia,
del que conservo tan mal recuerdo. El sacerdote, en lugar de tomarme de la
mano y decirme, Ven, hijo mo, te voy a presentar a alguien, me dej solo.
Este gnero de mala experiencia puede marcar la memoria y poner un serio
obstculo al encuentro con Cristo.
Me gustara encontrar a un catlico fuera del marco de una iglesia. Pero no s
cmo. En efecto, la Iglesia catlica nunca ha venido a mi encuentro. Los
Testigos de Jehov s, lo recuerdo. Pero ningn catlico me abord nunca en la
calle. Tampoco recib nunca cartas del prroco en mi buzn. Ciertamente, hay
comunidades nuevas en la Iglesia catlica que son muy activas en la
evangelizacin, es decir en el anuncio de la fe, y que van al encuentro de la
gente. Pero es una gota de agua en el ocano. En aquel momento me hice la
pregunta: dnde estn los catlicos? Algunos parecen tener miedo de ser
reconocidos como tales. Juan Pablo II ha clamado: No tengis miedo!. Yen
el evangelio de san Juan, en el captulo 15, dice Jess: Si el mundo os odia,
sabed que antes que a vosotros me ha odiado a m. Por supuesto, no se trata de
provocar ni chocar, sino de ser coherente con uno mismo. Cmo podr dar
testimonio de Cristo a travs de mi conducta si la gente que tengo a mi
alrededor no sabe que soy cristiano?
Decid entonces volver a La Procure para encontrar catlicos.
Pero estoy tan imbuido en mi mentalidad juda que pienso que un catlico debe
llevar un distintivo, como un judo ortodoxo! De momento no veo a nadie. Me
dirijo a otra librera al azar. Le pregunto si ella conoce a catlicos seguidores de
san Juan de la Cruz, como un judo sigue a un rabino.
-Usted busca a los carmelitas -me contesta.
-S -digo yo, sin saber de qu me habla.
-Tiene usted suerte!
-Por qu?
-Yo soy oblata carmelita!
-Yeso qu es?
Ella parece sorprendida, pero se explica. Los oblatos son laicos que se unen a
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Ya dije antes lo que pienso del dilogo interreligioso cuando no est fundado en
la verdad. Lo que experimento con el padre Y me prueba que un dilogo
teolgico fecundo entre judos y cristianos es posible. Por otra parte, existen
otros ejemplos, como el de san Bernardo de Claraval que fue a estudiar con los
rabinos de Troyes. Se opuso a los pogromos y quiso ver por s mismo cmo
estudiaban los exegetas judos, que le interesaron mucho. Pero no tema decir
que la verdad estaba en el seno de la Iglesia. Otro ejemplo: en sus Charlas sobre
el Padrenuestro, el cardenal Journet utiliza un concepto de la teologa mstica
juda, el de la contraccin de Dios en el momento de la Creacin. San Juan de la
Cruz tambin dialogaba con un telogo mstico judo espaol de su poca.
Mis encuentros con la Iglesia y mis tentativas de dilogo con sus representantes
no han sido siempre tan fructferos. En efecto, a continuacin, me cruzar con
sacerdotes que no tendrn la capacidad de escucha del padre Y, y que tratarn
de imponerme sus puntos de vista. Mi lectura cristiana del Antiguo Testamento
les da miedo porque imaginan que perjudica el dilogo judeocristiano, o el
Magisterio y la: Tradicin de la Iglesia. Sera tonto tirar piedras contra la Iglesia
porque algunos sacerdotes u obispos se portasen mal, o no lo hicieran como
deseamos. En efecto, los hay tambin formidables.
Despus de mi bautismo y cuando comienzo a ensear, encontrar algunos con
los que tendr verdaderos intercambios intelectuales y espirituales. Durante un
ao, al principio, ir a visitar cada mes al padre Thibault, Hermano de san Juan,
telogo, con quien hablar del pensamiento de santo Toms de Aquino. Mi
obispo, Mons. S antier, que es un verdadero padre para m, me proporciona
durante dos aos una formacin en
teologa y me da la misin de un apostolado en la Iglesia catlica para todos los
pblicos en Francia y en el extranjero. Mi tutor es el decano de teologa de los
Hermanos de san Juan. Tenemos charlas sabrosas y en un tono enormemente
libre. Tambin me encuentro regularmente con Mons. Aupetit, obispo auxiliar
de Pars, y charlamos con gusto. Me ha pedido que trate a los sacerdotes de
Pars en el marco de su formacin permanente.
Hoy, habiendo recibido el encargo por parte de Mons.
Santier de dar conferencias y predicar retiros en Francia y en el extranjero,
tengo ocasin de descubrir toda la riqueza de la Iglesia en su variedad, con sus
insuficiencias y sus hermosuras. Al principio, como algunas personas me haban
cerrado la puerta, sobre todo tras mi bautismo, me deca que la Iglesia no era
acogedora. Ahora, mi mirada ha cambiado. He aprendido a amar a la Iglesia o,
mejor, Jess me ha enseado a amarla como l la ama: hasta la muerte!
Cuando muere en la cruz, saba muy bien que la Iglesia, la comunidad de los
primeros cristianos, no era perfecta. Y es normal, porque la Iglesia se compone
de sus miembros, de individuos. As, una dimensin de la Iglesia es divina y
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ME ENAMORO DE MARA
Durante este periodo en que me veo regularmente con el padre Y, me sigo
despertando por la noche a causa de los escalofros y me encuentro en
presencia de Jess. Mientras que hasta ahora no le haba hablado de eso a
nadie, decido confiarme a mi nuevo amigo. Ese da me escucha, pero no
dice nada de particular. Seguimos hablando de san Juan de la Cruz. La
siguiente vez, en cambio, me plantea una batera de cuestiones sobre lo que
me sucede por la noche. Tengo la impresin de sufrir un verdadero
interrogatorio. En ese momento, me digo a m mismo que hubiera hecho
mejor en callarme. l quiere saberlo todo: a qu hora sucede, en qu estado
de conciencia me encuentro en ese momento, cmo me siento en la jornada
posterior, si me habla una voz interior, etc. ''Al menos -me digo-, se lo ha
tomado en serio".
Otro da me pregunta si me sigue sucediendo lo la noche.
Le contesto afirmativamente. Me aconseja rezar un rosario la prxima vez
que comience a sentir esos escalofros.
-Me parece bien. Pero qu es un rosario?
-Son meditaciones.
-Ya. Tambin meditamos los judos. Explqueme un poco ms.
-Se trata de decir un Padrenuestro y diez Avemaras.
-Ah, no! Ya le he dicho que no quiero nada de Mara ...
Pero entonces decido proponerle un trato:
-Puedo decir once Padrenuestros en lugar de las diez Avemaras.
l sonre:
-No, eso no es posible. Te propongo otra cosa: dices Dios te salve, Mara
como si le dijeses [Buenos das!, sin imagen y sin ponerte de rodillas.
Me entrega entonces un desplegable con los cinco misterios de luz
meditados por Juan Pablo II, y me explica cmo rezar un misterio en cada
decena del rosario. [Vaya, otra vez Juan Pablo II!, me digo a m mismo.
Veo un guio en eso y acepto. Al despedirme, me pide que le telefonee
para contarle cmo se desarrolla nuestro nuevo mtodo. Ms tarde
comprender que quera cerciorarse de que esos fenmenos nocturnos no
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sucede. Pero siento que debo ir. En el camino, rezo para que no les pase
nada.
La misa es magnfica. Comulgo con el cuerpo y la sangre de Cristo. Sor P
no vuelve y cuando, ms tarde, le diga que yo comulgu la primera vez a
los trece aos, quedar estupefacta. Luego, como las hermanas, tomo mi
cena en una celda. En fin, me acuesto. Dormir en el monasterio es para m
una experiencia muy emocionante. Estoy impresionado por el increble
silencio que all reina. Vivo un gran momento de recogimiento y paz. Me
siento totalmente separado del mundo. Disfruto de una alegra y una paz
interiores que no he conocido en ninguna otra parte.
En el momento de dejar el convento, a la maana siguiente, las hermanas
me dan pan y pasteles para los nios. Al llegar a casa, le doy estos regalitos
y les explico que son de un monasterio en que he pasado la noche. Para mi
gran sorpresa, ellos no hacen ningn comentario. Sor P me ha regalado
tambin un crucifijo y una imagen de la Virgen de Lourdes, que me ha
hecho elegir en su tienda. Pero eso, en cambio, no pienso enserselo por el
momento. Los escondo cuidadosamente en mi cuarto. En efecto, a pesar de
todo lo que me ha pasado en estos ltimos meses, los nios no sospechan
nada y seguimos llevando nuestra vida juda ultraortodoxa normal.
Sin embargo, cuanto mejor va todo ms siento que esta vez no vaya cortar.
La conversin est prxima:voy a pasar al otro lado! De golpe, me
empiezo a plantear seriamente cmo presentar las cosas a los nios.
Cmo se lo van a tomar? Temo su reaccin. Entonces, intento preparar el
terreno poco a poco. Por ejemplo, mientras que desde Navidad la imagen
de Mara esta escondida en mi cuarto, y cierro la puerta cuando le vaya
rezar, decido que ahora la pongo ms a la vista y dejo la puerta entreabierta.
Un da, la dejo abierta del todo. Llega Rebeca y me sorprende de rodillas
ante la Virgen Mara. Me pregunta qu hago. Un judo reza sentado o de
pie, pero nunca de rodillas. Estoy un poco confuso, pero al mismo tiempo
deseaba que llegase este momento. Le explico:
-Es la Virgen Mara, la madre de Jess.
-Es tu nueva amiguita? -me contesta ella.
Bueno, me haba equivocado al inquietarme: no ha sido ms complicado
que eso. En adelante, la Virgen Mara es aceptada en la casa. Desde este da,
cuando encendemos las velas de shabat, el viernes al atardecer, se canta
tambin el Avemara.
Sor P me invita tambin a pasar la noche de ao nuevo en el monasterio. Esta
vez se lo digo a los nios. La vspera comienza por los oficios. Las hermanitas
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de Beln son muy marianas y muchos de sus cantos se dirigen a la Virgen Mara,
que tiene una fiesta el primero de enero. Esta misa en honor de la madre de
Jess, que forma parte de mi vida desde hace poco, tiene para m una resonancia
muy particular. A la maana siguiente, me dan de nuevo pasteles para los nios,
y al regresar, ellos me preguntan cmo ha sido todo. Yo les cuento mi fin de ao
cristiano.
Estoy asombrado por su modo de reaccionar. Toman las cosas tal como vienen,
sin extraarse. Pensaris que tengo suerte y que mis nios son tranquilos y
abiertos. Pero yo no creo en la suerte, creo en la Providencia y en la educacin:
en la relacin de confianza entre padres e hijos. Algunos meses ms tarde, antes
de ir a Tierra Santa, pedir a mis hijas que forren de papel opaco mi libro de san
Juan de la Cruz, para no aparecer como judo renegado. Dborah me responder:
Pap, haz lo que t quieras!. Ellas son ms libres que yo. Les hago caso, y no
frro el libro. Y cmo no: en el coche, una juda me interpelar.
Pienso cada vez ms en pedir el bautismo, pero sigo dividido. El 2 de febrero de
2008 vuelvo al monasterio para celebrar la Presentacin de Jess en el Templo.
Voy al oficio de la tarde, paso la noche en una celda, y asisto a la misa por la
maana temprano. Antes de marcharme, hacia las tres de la tarde, sor P me
pregunta qu tal voy: Muy bien. Adems he decidido pedir el bautismo. Estoy
sorprendido por lo que acabo de decir: en ese instante preciso, Dios sabe por
qu, ya no tengo conflicto interior. Sor P me pregunta por qu quiero
bautizarme. Porque quiero ser cristiano! Ella me explica entonces que debo
hacer el catecumenado.
-Qu es eso?
-Es una preparacin al bautismo.
-Pero seora, para qu tengo que prepararme?
-Para ser cristiano!
-Pero si ya estoy preparado! S leer la Biblia. Adems, esa preparacin que me
propone contradice las Escrituras. -Ah, s! Y por qu?
-En los Hechos de los Apstoles, cuando el etope pide el bautismo a Felipe, se
echa a una charca de agua y le bautiza all mismo. Y, en el caso de san Pablo,
es que alguien le ha pedido seguir un catecumenado?
-Clmate!
-Estoy calmado.
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siempre por encontrar sus races judas a travs del catolicismo. A menudo, me
parece que no se sienten cmodos con su identidad juda, que no han vivido
plenamente o asumido hasta el final. Tienen una visin externa del judasmo,
del judasmo ortodoxo, de la prctica de la Ley y de los estudios. El gran rabino
de Roma que se convirti en 1956 -despus de haber tratado mucho a Po XII,
de quien tom su nombre de bautismo, Eugenio-, no tena problema de fidelidad
a sus races, porque haba vivido y cumplido plenamente su judasmo. San
Pablo tambin tena en poco su prctica juda. San Juan tampoco hablaba de su
judasmo.
A propsito del cardenal Lustiger, abro un parntesis. Cuando Juan Pablo II se
propona nombrarle arzobispo de Pars, sus consejeros en el Vaticano se
opusieron, pensando que al ser judo poda dar lugar a historias. Juan Pablo II
no cambi de parecer. Se fue a rezar. Al volver, dijo a sus consejeros: es la
voluntad de Dios, punto final. El cardenal Lustiger ha sufrido toda su vida que
los judos no reconozcan a Jess, y que muchos catlicos no reconozcan que era
judo. Una precisin an: el cardenal Lustiger, que se hizo bautizar en plena
guerra mundial y contra el parecer de sus padres, que acabaron por permitrselo
pensando que eso le protegera, no se convirti por esa supuesta ventaja. Su
madre muri deportada y su padre le pidi anular su bautismo: qu
desgarramiento debi sentir! Imagino fcilmente cmo sufrira su conciencia y
qu sentimiento de traicin filial debi padecer. Me parece que solo los judos y
los musulmanes convertidos pueden comprender, en sus entraas, lo que Jess
quiere decir cuando declara, en el evangelio de Mateo (IO, 34-35): No pensis
que he venido a traer la paz a la tierra. No he venido a traer la paz sino la espada.
Porque he venido a enfrentar al hombre contra su padre, a la hija contra su
madre y a la nuera contra su suegra.
Volvamos a mi catecumenado, este largo periodo de preparacin al bautismo
que comienza a parecerse a una carrera de obstculos. Y, creedme, ese es el
caso para muchos catecmenos. Pienso sinceramente que habra que acortar este
tiempo de preparacin (que dura dos o tres aos normalmente) si se logra
discernir en el catecmeno un deseo real de ser bautizado. Por lo dems, sera
ms juicioso seguir al nefito despus de su bautismo, ms an que antes. En
efecto, tras el bautismo, el nuevo cristiano se encuentra a merced de s mismo.
Con frecuencia nadie se interesa seriamente por l, y sucede que los recin bautizados no vuelvan a poner los pies en una iglesia.
Es un laico de la comunidad de Beln, Francois F, quien recibe la misin de
acompaarme. Esta tarea que le incumbe est lejos de ser fcil. Llego a l
con diez aos de formacin rabnica a mis espaldas, con una teologa, una
filosofa. No soy un pagano que acaba de convertirse. l no consigue
responder a todas mis preguntas. Incluso me dice que se siente superado y
puedo comprenderlo. Paralelamente me sigue un sacerdote, el padre O.
Tambin nuestros encuentros son difciles, tanto para l como para m. No
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EL GOLPE DE GRACIA
Al llegar al monasterio el jueves por la tarde, seamos francos, no estoy
atormentado por mis cuestiones espirituales: estoy agotado. He preparado
los equipajes de los seis nios para cuatro das, y luego hemos salido de casa
los siete hasta la Gare de Lyon para tomar el tren hasta Nemours. All, una
hermana nos esperaba con una furgoneta para conducirnos al monasterio. O
sea, mi conflicto interior ha estado sepultado por las preocupaciones
prosaicas y el cansancio fsico. No pienso en nada. Nos instalamos para
pasar la noche. Nos alojan en dos pequeas ermitas separadas por un
oratorio.
El viernes por la maana me despierto temprano. Ya es de da. Como los
nios duermen an, me voy al oratorio. Al entrar en la capilla, veo al fondo
un crucifijo bizantino. A su derecha hay un gran icono de Mara y a la
izquierda, un cuadro de la Santa Faz del Santo Sudario, junto a una ventana
que da al cielo. Me acerco y me siento. De pronto, comienzo a sentir los
mismos temblores que me invadieron en la playa y en mi cuarto. Presiento
en mi carne que va a pasar algo. Y de repente, veo abrirse los ojos de la
Santa Faz! Me sumerjo entonces en una felicidad indecible. Luego, despus
de un cierto tiempo que me ha parecido muy largo, los ojos de la Santa Faz
vuelven a cerrarse y todo parece quedar en la normalidad. Me tranquilizo
lentamente y miro al cielo. Bruscamente, me doy cuenta de lo que acaba de
pasar y me da miedo. Me digo que estoy perdiendo completamente la
cabeza. Me inquieto terriblemente por los nios. A ellos, que han perdido
ya a su madre, solo les faltaba que ingresaran a su padre en un hospital
psiquitrico! Me pregunto qu me pasa, todo es turbio en mi cabeza. Me
cuesta mucho tiempo bajar a tierra.
Luego miro de nuevo a la Santa Faz. De all, est decidido, no me voy a
mover. Aunque vengan los nios, no me voy a mover hasta que tenga una
respuesta clara. Estoy cansado de este Dios que juega al escondite. No
puedo ms! No soy masoquista! Esta vez, pase lo que pase, quiero acabar
ya. Entonces sus ojos se abren de nuevo. Y en ese momento preciso, viene
la iluminacin! Me veo bascular totalmente. Es un vuelco completo! Por
fin! Por increble que pueda parecer, en un instante, estoy dispuesto a echar
la Ley juda a la papelera. Ya no quiero comer kosher. Es el golpe de
gracia! Yo, judo ortodoxo, testifico que sin esta Gracia, nunca hubiese
podido abandonar la prctica de la Ley. Comprendo muy bien lo que san
Pablo debi vivir en su carne.
La primera consecuencia de esta iluminacin es un cambio total de
coordenadas. Antes deseaba a Cristo. Ahora tengo una fe que ama a la
persona misma de Jess. Antes, mis referencias eran la Biblia, el Talmud y
los maestros que tuve en el curso de mi formacin rabnica. Intentaba hacer
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hora. Decimos las bendiciones y a veces rezamos algo de rosario. Rezo diez
Avemaras con mis intenciones, luego cada uno reza una por sus propias
intenciones. Pero prefiero que den preferencia a la oracin individual, es
decir a su relacin personal con Cristo. Tambin tienen un rinconcito
adecuado para la oracin en su cuarto, con una imagen, un crucifijo. Al
atardecer les digo: [No olvidis hacer vuestra oracin! Le habis dado
gracias a Dios? Rezad algo antes de dormid. Les motivo, pero sin insistir
y por supuesto sin vigilarlos.
Pregunt a mis hijos si les pareca que mi conversin me haba transformado
humanamente. Rivka dice que estoy menos estresado que antes. Tambin le
parece que tengo ms fe. Segn ella, antes, mis oraciones eran menos
profundas, menos sinceras. Dborah se sinti muy tocada por el hecho de
que, despus de mi conversin, yo peda perdn y perdonaba. Les he
enseado a pedir perdn y a perdonarse entre ellos. Antes hablbamos del
perdn el da de Kippur, pero no era lo mismo. Para Yossef, yo era ms
exigente cuando era judo religioso: no dejaba pasar una. Ahora, l me
encuentra igual de atento, pero con cario. Dice tambin que soy ms
abierto. Hacerse cristiano no quiere decir hacerse perfecto, como pretende
un judo ortodoxo. Vivo mis defectos, mis debilidades en Dios. Soy capaz
hoy de mirarme tal como soy. Eso me hace ms comprensivo con los dems.
Tambin yo me siento cambiado. Ahora soy ms libre en Dios, ms en paz, ms
natural con Dios, aunque vivo pruebas ms difciles que cuando era judo
practicante. Estoy ms confiado, y esta confianza es Dios quien me la da. Con
las dificultades que he encontrado y de las que voy a hablar, he vivido horas
atroces. Los nios quedaron asombrados de mi calma, de mi serenidad. Para
ellos, estaba claro que Jess me ayudaba. Tengo tambin que dar las gracias
aqu a todas las personas que han rezado por m y que me ayudaron de un modo
u otro en esos momentos de prueba. Sobre todo le doy las gracias a mi mujer,
Ptronille, que me ha apoyado sin desfallecer.
Desde mi conversin, soy tambin ms alegre, con una alegra interior. Vivo
sencillamente en Su presencia, aun cuando no la sienta. Ahora quiero ayudar a
los pobres y soy sensible a los sufrimientos de todos los pueblos, no solo a los
del pueblo judo. Rezo por todo el mundo, incluso por las personas con las que
no tengo ninguna relacin afectiva o comunitaria. Tengo otro modo de ver el
mundo, de ver al no-judo: eso es muy importante para m. Fijaos en san
Pablo mientras es Saulo, no tiene amigos ni amigas no-judos. Cuando se
convierte en Pablo, los tiene. Es un cambio radical.
SEOR, PERDNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN
Mi conversin a Cristo ha causado muchos desastres. Donde hay gracias, hay
cruz. Lo vemos en la vida de Jess: no fue aceptado por su propio pueblo, es lo
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algunos grandes justos de los que nos hablan los libros santos. Mientras que
Jess nos llama a todos a participar en su vida divina, a vivir en l como l
vive en nosotros, a cambiar mi vida natural en vida sobrenatural, a
divinizarla por mi unin con Dios: es la locura! Dios se ha hecho hombre
para que el hombre se haga Dios, escriban san Ireneo en el siglo JI y san
Atanasio en el IV. Dios nos invita a ser partcipes de la naturaleza divina,
como dice san Pedro en su segunda carta. En el judasmo es diferente: yo
hago cosas por Dios. Pero no participo realmente en su vida divina. Jess ha
dicho: Permaneced en m y yo en vosotros (Jn 15,4). Lo esencial es esta
relacin con Dios.
El Gran perdn o el perdn cotidiano
Mis hijos me han hecho notar que ahora estoy ms inclinado a perdonar. Es
claro que el perdn existe tambin en el judasmo. Pero no se vive
completamente ms que en Cristo, que nos pide perdonar setenta veces siete
la misma ofensa por la misma persona. Es decir que debo intentar perdonar
incansablemente a quien me ofende todos los das. Pero no puedo perdonar
por mis propias fuerzas. Algunas cosas son humanamente imperdonables.
San Juan nos transmite estas palabras de Jess: Sin m no podis hacer
nada (Jn 15, 5). Esta es, una vez ms, una gran diferencia con el judasmo:
como cristiano, si consigo perdonar, no puedo enorgullecerme; s que eso
no viene de m; he puesto mi buena voluntad, pero es la gracia de Dios la
que acta en m. Eso nos viene de Jess que dice en la cruz: Padre,
perdnales, porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34). Cuando se experimenta que Dios nos perdona en la confesin, se comprenden muchas cosas,
y se entra en una lgica de misericordia con los dems.
Una vez al ao, los judos piden perdn en Yom Kippur para todo el ao.
Por ejemplo, yo enviaba o reciba una nota de alguien que me peda perdn
por alguna faena que me hubiese hecho. Pero durante el ao, no haba nada
que tuviera que ver con el perdn. Pedir perdn o perdonar una vez al ao y
nada ms. Jess nos lleva ms lejos. Perdonar es una manera de vivir cada
da. Antes de venir a verme en la misa, puede decirnos Jess, si tienes un
conflicto con tu hermano, ve a reconciliarte con l y luego vienes (Cfr Mt 5,
23-24). Jess nos pide incluso perdonar y amar a nuestros enemigos. Esta idea
es completamente extraa para el judasmo. Se odia a los enemigos. Por
supuesto, es humanamente imposible amar a los enemigos, pero Dios en m me
permite querer su bien, perdonarles. Lo que no impide que defendamos nuestras
propias ideas y luchemos por realizarlas.
Gracias a Dios, nunca he tenido dificultad en confesarme, aunque esta prctica
era para m inusitada. El sacerdote no me condena, me da el perdn de Dios.
Jess nos dice: No envi Dios a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino
para que el mundo se salve por l (]n 3, 17). Es maravilloso, nos podemos
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confesar con cualquier sacerdote, se dice todo y se perdona todo. Nunca haba
podido hablar de mi intimidad con un rabino. La mirada de un rabino y la de un
sacerdote son completamente diferentes. Los judos no se confan al rabino a
corazn abierto por miedo a ser juzgados por la comunidad.
Persecuciones
S que muchos cristianos, o personas que llevaban ese nombre, han hecho dao
al pueblo judo, queriendo convertirlos por la fuerza, amenazndolos de muerte.
y la iniciativa de arrepentimiento de Juan Pablo II ha sido formidable y
ejemplar. Por supuesto, hay gentes de Iglesia que se han portado mal, pero
cuntas tambin han hecho tanto bien a los judos. Basta ir a Jerusaln a Yad
Vaschem para verlo. El comisario de polica que salv a la familia de mi madre
era un goy (un no judo). y cmo se portaron los judos americanos durante la
guerra con sus hermanos judos europeos? No quiero entrar en polmica pero es
preciso que las relaciones entre judos y cristianos se funden sobre la libertad de
palabra y la verdad.
y no puedo tampoco ignorar los sufrimientos de mis primeros hermanos judos
convertidos a Cristo, que fueron
martirizados por sus propios hermanos judos. No soy quien para juzgarlos, yo
no soy Dios. Lo mo es perdonar. Pero mirad, en nuestros das, los judos
israeles que se convierten a Cristo se ven obligados a esconderse, y sin
embargo Israel es una sociedad democrtica. Como ya dije, an hoy, los judos
rezan una dcimo novena bendicin que se ha unido a la oracin principal de las
dieciocho bendiciones. Y esta oracin es de hecho una maldicin pronunciada
contra los judos convertidos a Cristo. En el siglo XXI, los judos maldicen
todava tres veces al da a los judos que se hacen cristianos y no tendra yo que
decirlo? No, no me avergenzo de mi conversin. Se me quiere culpabilizar por
haber renegado de mi pueblo, pero yo no reniego de nada ni de nadie. S muy
bien, adems, que si maana surgiese otro Hitler tendra que esconderme, pues,
convertido o no, siendo judo sera perseguido.
La comunidad o el mundo
Las Madre Teresa no existen en el judasmo. En el cristianismo, la nocin de
servicio es capital. Cada cristiano debe ser servidor. De ello nos dio ejemplo
Jess, lavando los pies a sus discpulos, la vspera de su muerte. En el judasmo
ortodoxo no se encuentran mujeres que vayan a las chabolas a cuidar a las
personas, sin distincin de religin, sencillamente para darles amor
gratuitamente, compasin, consuelo. Porque el acento est puesto ms en la
relacin con la Ley que en la relacin de persona a persona. A pesar de su
nobleza y su erudicin, san Pablo dice que se hizo servidor de todos por Cristo,
cuando hubiese podido beneficiarse de tantos honores en el judasmo. Nunca he
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ojos ante los sufrimientos del mundo, y no solamente los padecidos por
otros judos. Jess ha derribado el muro del odio entre judos y paganos,
nos dice Pablo. Los cristianos debemos estar por encima de esas cosas,
porque ya no somos mundanos. Debemos llevar el mensaje del amor y
rezar por todos sin distincin de raza, condicin o credo.
Oracin codificada u oracin espontnea
En el cristianismo, cada uno puede vivir el silencio interior con Dios y en
Dios, durante una misa o un retiro, o en el secreto de su cuarto. En el
judasmo nunca o hablar de una relacin personal con Dios en el silencio
interior. Se nos habla de Dios a travs de la teologa, mediante la exegesis
de los textos. Pero se estudia a Dios como un objeto de ciencia. Algunos
cristianos pueden tambin caer en esto mismo. Para que la Palabra de Dios
nos transforme -y puede transformarnos realmente=-, hay que relacionarse
con ella de un modo menos intelectual, ms vital, amoroso dira yo. Se
debe tomar conciencia de que esta palabra da vida, alimenta en sentido
fuerte, es alimento del alma. Pero eso no puede realizarse sino dejando que
la gracia nos trabaje en el silencio. La oracin juda es diferente de esta
oracin silenciosa a la que nos invita Cristo. Ser solamente una gran cabeza
en teologa no nos hace crecer en el amor. La teologa est al servicio de la
contemplacin. El ejemplo de santo Toms de Aquino en este asunto es
magnfico.
Qu es ms difcil ser judo o cristiano?
Muchos judos piensan que he buscado lo fcil al hacerme cristiano.
Piensan que me he roto porque es demasiado duro criar a seis hijos estando
solo, o porque era psicolgicamente dbil y tena necesidad de respirar, de
salir fuera. A causa de las manifestaciones sobrenaturales que he vivido,
dicen que todo eso proviene de mi imaginacin. Pero yo tengo los pies bien
asentados en la tierra, no vivo en las nubes. Sigo sufriendo y viviendo
pruebas con una lucha interior intensa, como le sucede a cada cristiano en
relacin con la fe. Francamente, si se miran los inconvenientes que me ha
ocasionado mi conversin, la separacin de mi comunidad, de mis races, y
se tiene en cuenta cmo es considerada hoy la Iglesia en la opinin pblica,
no se puede decir que haya escogido la facilidad. Me parece que Pedro,
Juan, Esteban o Pablo no escogieron el camino fcil cuando siguieron a
Cristo despus de su muerte.
Aqu debo reconocer que tengo nostalgia de una forma de vida comunitaria.
No del cornunitarisrno que encierra y excluye, sino de la comunidad de
vida que calienta, enraza, ensea, alimenta y enva a sus miembros al
mundo. En las parroquias que he conocido no he encontrado esta vida
comunitaria. S que existe en algunos lugares, pero hay que buscarlos. Al
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DATOS BIOGRFICOS
10 junio 1964, nacimiento en Pars. 1969 (5 aos), mudanza a la Courneuve.
1972 (8 aos), atraccin por el crucifijo en Bretaa. Jess, mi mejor amigo.
1976 (12 aos), escapada al Sacr-Coeur de Montmartre y primera comunin.
1979 (15 aos), tomo la decisin de convertirme. 1982 (18 aos), parto hacia
Israel, Tierra Santa.
1987 (23 aos), Judo ultraortodoxo, formacin rabnica. 1989 (25 aos), vuelta
a Francia.
1990 (26 aos), primer matrimonio y vuelta a Tierra Santa con mi mujer (18
meses).
1994 (30 aos), vuelta a Francia. Nace mi primer hijo, una nia. Julio de 2002,
muere mi madre.
Diciembre de 2002, cae enferma mi primera mujer. 11 marzo 2004, muere mi
primera mujer.
2007 (43 aos), Lustiger me hace seas.
2008 (44 aos), golpe de gracia, la iluminacin. 14 septiembre 2008, bautismo.
2009 (45 aos), matrimonio con Ptronille.
3 enero 2012 (48 aos), nacimiento de Nathanal.
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AGRADECIMIENTOS
Quiero dar las gracias a todas las personas que en la Iglesia, sacerdotes y laicos,
me han apoyado desde el principio con su oracin, sus consejos, findose de m
y dndome la oportunidad de ensear. Pido desde ahora perdn a los que haya
podido olvidar ... Gracias de todo corazn: al cardenal Georges Cottier, O.P.; al
hermano Y, carmelita; al padre Pierre Fricot, servidor de la palabra y a sor
Claire Pattier; a monseor Michel Aupetit; al padre Christian Lancray- Javal; al
padre Patrick Faure; al padre Pierre-Henri Montagne; a monseor Albert-Marie
de Monlon; al padre Jean-Pierre Gay; al padre jean-Pierre Billard; al padre
Charles Troesch; al padre Michel Bernard; al padre Marie- Michel (Carmelo de
Mara, Virgen misionera); al padre Daniel Ange (Jeunesse Lumiere); al padre
Benoit Domergue; al Abb Chouanard; al padre Emmanuel Dumont; al padre
Vincent Bedon; al padre Aguila y su fraternidad Juan Pablo II de Frjus; al
padre Alain Bandelier (Foyer de Charit): al Abb Loiseau; al hermano MarieAngel; al seor profesor Andr Clment; a las hermanitas de Beln y a los
laicos de Beln; a las hermanitas de la Consolation de Draguignan; a la
hermanitas benedictinas de Argentan; a las Hermanas de la Annonciade; al
hogar de Charit de Courset; a los hermanos y hermanas de la Communaut de
Saint Jean; a Thierry y Anne Lefer; a Marie- Threse Huguet; a Catherine y
Francois Fihol; a Dorothe y Claude Ribeyre: a Nathalie y Arnaud Bouthon, a
Juliette Poulon; a Sylvia Fenech; a Annie Tardos; a Myriam Fourchard; a la
comunidad del Emmanuel y ms particularmente a Agnes y Jean de Chillaz;
Ins y Laurent Mortreuil; Corinne y Gilles de Craecker, y a todos los dems ...
Y por supuesto, a mi muy querido obispo, hermano y padre, monseor Michel
Santier.
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