Educar para La Vida PDF
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F. Nietzsche. Sobre el porvenir de nuestras instituciones educativas, Cuarta conferencia.. Barcelona, 2000. Ed. Tusquets
Pg. 139.
2 F. Nietzsche. Consideraciones Inactuales, Segunda consideracin. Barcelona, 1997. Ed. ptima. pg. 88.
Los renglones que a continuacin descubran la utilidad y los inconvenientes de la historia para la vida,
han sido elaborados gracias a la redaccin de uno de los primeros escritos nietzscheanos que fueron
reunidos bajo el ttulo de Consideraciones Inactuales, ttulo que incluye cuatro de sus escritos de
juventud. Vale la aclaracin a razn de centrar ntimamente la cuestin educativa con la influencia de la
historia cientfica, crtica que adems puede encontrase en otros tantos textos de este mismo autor: La
Gaya Ciencia, El origen de la tragedia, Ms all del bien y del mal, entre otros. A fin de lograr una eficaz
comprensin de lo sugerido (educar para la vida), todo nuestro trabajo tendr como motivo esencial el
recorrido por el pensamiento crtico de F. Nietzsche y sus respectivas recomendaciones para una mejor
enseanza.
F. Nietzsche. Consideraciones Inactuales, Segunda consideracin. Barcelona, 1997. Ed. ptima. pg. 51.
F. Nietzsche. El crepsculo de los dolos. Mxico, 1993. Ed. Mexicanos. pg. 72.
como medida de las ideas preferidas por sus contemporneos y como parcial al que no ve en esas ideas la
norma de todo; se cree como ms hbil para descubrir un perodo del pasado aquel a quien ese perodo le
es indiferente. Pero, en realidad, es solamente aquel que trabaja en la creacin del porvenir el que
comprende lo que fue el pasado.
La educacin histrica, tal como se practica actualmente (aunque no en todas las instituciones),
suministra al individuo un nmero de impresiones que resulta de ellas una sensacin de haber nacido
viejo, de una raza vieja; a esto se agrega la supersticin enorme del valor y la importancia de la historia
universal: La historia universal es el juicio universal Schiller ; la concepcin hegeliana de la historia
como revelacin cada vez ms clara de la divinidad se mantiene obstinadamente en la admiracin por los
resultados felices, aprobacin de todo hecho realizado, por brutal que haya sido. En nuestros das todo se
considera que est perfectamente bien con la condicin de que tenga el carcter de los hechos
consumados; hasta cuando un genio muere en la ms bella edad se sabe demostrar que su muerte
sobrevino a la hora justa. La rama de historia que nosotros conocemos est calificada de proceso
mundial; como Eduardo Hartmann, nos rompemos la cabeza a fin de poder asignarle un principio y un
fin. En consecuencia, Nietzsche piensa (junto a S. Kierkegaard): que nadie en el mundo sabra decirte en
seguida por qu existes, pero puesto que ests en l, trata de dar un sentido a tu existencia, sealndote
como objetivo todo lo grande y noble que sea posible.
La oposicin de Nietzsche contra el respeto que muestra por las masas el historigrafo moderno, es
caracterstica de su concepcin netamente aristocrtica. Su razonamiento es ste: en otro tiempo se
escriba la historia desde el punto de vista de los monarcas, ahora se ha comenzado a escribir la historia
desde el punto de vista de las masas. En las ltimas argumentaciones del ensayo sobre los Inconvenientes
de la historia, afirma Nietzsche: Se llama grandea todo lo que durante largo tiempo ha removido las
masas y, como se dice, ha sido una fuerza histrica. Pero no significa esto confundir intencionadamente la cantidad con la cualidad?5 No creo que haga falta demasiada explicacin aqu, claro esta que la
grandeza no depende ni del resultado ni del xito. Ahora bien, segn anlisis personal, las masas no son
nunca ms que una de las tres cosas siguientes: copias de grandes personalidades, copias defectuosas, o
borrosas hechas con malas materias primas; resistencia contra los grandes hombres; y tiles en las manos
de los grandes. Y, entonces, se designa como grande a aquel que durante algn tiempo ha puesto una masa
en movimiento; a esta cualquier cosa se le llama una fuerza de la historia. Cuando, por ejemplo, la masa
bruta se ha asimilado una idea religiosa cualquiera o ha adaptado una idea a sus necesidades se decreta
grande al que ha formado esa idea. Pero considera Nietzsche que lo que hay de verdaderamente noble y
superior no obra sobre las masas en la posteridad como en el momento de su aparicin. He ah por qu el
xito histrico, la duracin y la solidez de una religin ms que confirmar la grandeza de su inventor, la
debilitan.
Nietzsche, tomando el caso de la Reforma luterana, supone que la razn principal de su xito es la falta
de civilizacin en la Europa septentrional. Puede comparase este caso con la antigua Grecia, en aquella se
intent en vano varias veces crear nuevas religiones; hombres como Pitgoras, Platn o quizs
Empdocles posean cualidades de innovadores religiosos, pero los individuos estaban muy diferenciados
para poder ser socorridos por una frmula nica de fe y de esperanza.
F. Nietzsche. Consideraciones Inactuales, Segunda consideracin. Barcelona, 1997. Ed. ptima. pg. 86
ste est en estado de servirse de ella. Para los dems la historia desempea un papel opresor y los hace
estriles, hacindolos sentir que no son ms que figuras.
El aporte de Nietzsche a este respecto es una protesta contra todo optimismo histrico, se aferra con
mayor entusiasmo por la realizacin de una cultura trgica, creada por el impulso del alma de una
generacin joven en la cual podra resucitar la antigedad griega: (...) dadme vida y yo sabr hacer de
ella una cultura! Este es el primer grito de cada individuo de esta primera generacin, y con este grito se
reconocern todos ellos entre s.6 A la luz de de esta generacin sigue convencido de que es la educacin
lo que impide que las generaciones nuevas obren y gocen, porque quien es incapaz de concentrarse y vivir
enteramente en el instante, no puede ni experimentar un sentimiento de felicidad, ni realizar actos
susceptibles de hacer felices a los dems. Sin la posibilidad de sentir de una manera antihistrica, no hay
felicidad.
Hemos encontrado, luego de una breve reestructuracin de la doctrina nietzscheana, la necesidad o el
por qu de una educacin para la vida; empero surge una nueva cuestin que merece un aplicado inters y
es saber quin puede (o debe) formar a esta nueva generacin de jvenes, teniendo en cuenta, claro est, la
plena costumbre de los formadores actuales subordinados al rgimen poltico y social de masificar y
culturizar a sus enseados. Aqu, tambin, nos serviremos del propio Nietzsche cuando responde a esta
nueva inquietud que ningn dios y ningn ser humano le dar aquella vida (educacin), sino su propia
juventud. Es reluciente la firme confianza en la juventud que este pensador desarrolla en varios de sus
escritos, sin embargo vale aclarar que tanto el comienzo del anlisis como estos ltimos renglones han
sido construidos sobre cimientos ms bien cosmolgicos que pedaggicos. Pero tanto en un aspecto como
en otro puede llegarse a la misma reflexin: la vida es la fuerza dominante, porque cualquier conocimiento
que destruya la vida, al mismo tiempo se destruir a si mismo. El conocimiento presupone la vida y tiene
el mismo inters en el mantenimiento de la vida que tiene todo ser en la continuacin de la propia
existencia7 As, la nueva generacin se basar tan solo en su potencia activa que lucha, discrimina y
analiza sirvindose del pasado, bajo el dominio de la vida, en aquel triple sentido antes citado:
monumental, anticuario y crtico. Ser pues que cada individuo deber organizar el caos que tiene en s,
concentrndose en sus verdaderas necesidades. Aprender, entonces, por propia experiencia, que la fuerza
superior de la naturaleza moral es lo que permiti a las antiguas civilizaciones (griegos) la victoria sobre
todas las otras culturas.
En sntesis, Nietzsche, juzgaba el exceso de estudios histricos nocivo para la vida y especialmente
negativos para las personas dbiles, no suficientemente vigorosas para valorar la historia respecto a s
mismas y llevadas, por tanto, a modelar su propia personalidad conforme al pasado. Podemos concebir, en
definitiva, a la vida como una potencia no histrica, a la cual la consideracin histrica es extraa y
subordinada.
Bibliografa.
6
7
Nietzsche, F. Ms all del bien y del mal. Madrid, 2000. Ed. El Ateneo
Paci, Enzo. La Filosofa contempornea. Buenos Aires, 1963. Ed. Universitaria de Buenos Aires.
Tusquets.
F. Nietzsche. Consideraciones Inactuales, Segunda consideracin. Barcelona, 1997. Ed. ptima. pg. 91.
F. Nietzsche. Consideraciones Inactuales, Segunda consideracin. Barcelona, 1997. Ed. ptima. pg. 92.