El Diario Rojo de Flanagan
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Resea
El diario rojo de Flanagan no es, estrictamente, un diario ni tampoco
una novela; es un hbil punto de encuentro entre ambos gneros,
creado a propsito para una historia singular: Qu ocurrira si
Flanagan -el famoso protagonista de No pidas sardina fuera de
temporada nos contara sus primeras relaciones sentimentales y
sexuales? En El diario rojo de Flanagan, el lector conocer las
primeras experiencias del joven detective en este mundo desconocido y
oculto, y se beneficiar de toda la informacin que el chico va
recabando y que incorpora a su preciado diario, que se convierte as en
un autntico manual de sexualidad. Si eres chico, disfrutars con la
historia y descubrirs aspectos fundamentales sobre tu propia
sexualidad. Si eres chica, te ayudar a entender cmo es la sexualidad
masculina y hallars claves para tu relacin con los chicos.
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Nota
Este diario existe gracias a Carlota, una amiga que conoc en el metro.
Me dijo: Qu te parece si ponemos nuestras experiencias sexuales por escrito
en un diario?.
En aquel momento, yo no habra podido imaginar que aquella idea diese para
tantas y tantas reflexiones.
Este no es un libro donde se os diga lo que tenis que hacer.
Dios me libre! Qu s yo lo que tenis que hacer? Cada quien es un mundo y
una circunstancia y yo no soy nadie para deciros cmo debis llevar vuestra vida
sexual.
En todo caso, slo puedo invitaros a que pensis.
Pensad sobre sexo.
Porque el sexo es muy importante.
Como deca aqul: La mente humana es maravillosa: empieza a funcionar
cuando naces y ya no se detiene hasta que te enamoras.
Bueno, pues por eso he permitido que estas confesiones tan ntimas salgan a la
luz. Para que no tropecis en las mismas piedras con las que he tropezado yo...
... U otros jvenes como nosotros.
Permitidme que copie una parte del prlogo que la prestigiosa escritora Gemma
Lienas ha escrito para mi amiga Carlota:
Cada 14 segundos un/una adolescente se infecta con el virus del sida
en el mundo.
En 2002, en Espaa, se diagnosticaron 2 336 nuevos casos de sida entre
los y las jvenes de 16 a 21 aos.
Cada ao, en el mundo, 14 millones de adolescentes dan a luz a un beb.
Durante 2002 en Espaa, 400 000 chicas estaban en situacin de riesgo
de quedarse embarazadas.
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Captulo 1
LA CHICA QUE ESCRIBA DIARIOS SOBRE SEXO
Habamos viajado en el mismo vagn de metro, habamos bajado en la
misma estacin, pero no me fij en la chica del cabello corto y castao
hasta que se par delante de ella el rabe del mono negro y amarillo. Un
movimiento extrao. A lo mejor era que no tena prisa y quera facilitar
el paso a los que venan tras l con la lengua fuera. O a lo mejor no. El
caso es que la chica tuvo que frenar en seco para no tropezar con l. Pero
no protest.
Decid no perderlos de vista, por si acaso. Dediqu el cincuenta por
ciento de mis neuronas a vigilarlos y permit que la otra mitad
continuara rememorando el psicodrama en que me haba visto
mezclado haca menos de una hora.
Qu tiene l que no tenga yo? me haba preguntado Jorge Castells.
Encima de la mesa del stano que utilizo como despacho, haba un
montn de fotografas donde se vea a su novia, Jenny Gmez,
paseando abrazada y sonriente, pesndoselo pipa con Guillermo Mira,
tambin conocido como el Mira ge, porque mis compaeras de instituto
decan que estaba como un avin, o que volaba muy alto, porque lo
vean inalcanzable, y algunas le llamaban Malaje, porque beban los
vientos por l y l no les haca caso. Una de las bromas privadas (y no
tan privadas) de aquellas tontainas consista simplemente en decir:
Mira, mira!, con una entonacin cargada de segundas intenciones:
Mira, mira! Ji, ji, ji!.
Era el guapo oficial de la clase, y la verdad es que daba un poco de rabia
ver cmo todas perdan la cabeza por l. Y Jenny no era nada del otro
mundo, pero tena la nariz remangada y acostumbraba a vestir falditas
cortas con tendencia a trepar trasero arriba, trasero que tambin tena
remangado y redondito. La combinacin de estas caractersticas le
otorgaba los poderes magnticos que haban imantado a Jorge Castells.
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Racista! Me ha pegado!
Por fin pude ver a la chica de cara. Una cara ovalada, con rasgos
marcados que denotaban personalidad, unos ojos marrones que me
frean con airadas descargas elctricas y unos labios un poco carnosos
tal como se entenda este trmino antes del invento de la silicona
que contenan apenas la tentacin de expresar el desprecio que yo le
inspiraba con un insulto muy contundente. Era obvio que no se haba
enterado de nada.
Por si no quedaba lo bastante claro, hizo un gesto con el brazo para
enviarme a tomar por saco. Despus, reemprendi la marcha, ms de
prisa, como decidida a poner distancia entre ella y alguien tan
asqueroso como yo.
Lament que una chica tan guapa me tuviera en aquel concepto. Ech a
correr y la atrap cerca de la escalera mecnica que llevaba a la calle.
Eh, t! le dije.
Experiment una sacudida a causa del susto y me mir con ms miedo
que asco. No me atrev a agarrarla de la manga para retenerla, aunque
estaba seguro de que el cuerpo le exiga una huida inmediata a
velocidades supersnicas. Lo habra hecho si no hubiera descubierto
que yo llevaba su cartera en la mano.
Es que te han robado esto.
Se qued petrificada. Necesit un par de segundos para asimilar la
informacin y empezar a considerar los acontecimientos desde otra
perspectiva.
Pero cmo puede ser...?
Se descolg la mochila de color mostaza y descubri que la llevaba
abierta.
... Ese chico te la haba quitado. Es tuya, no?
Cogi la cartera.
Es ma, s. Gracias. An no estaba convencida del todo. Me daba las
gracias para quitrseme de encima, como cuando dices no, gracias a
un mormn que quiere darte la vara.
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De:
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Pero hay tambin otra clase de cambios menos perceptibles a la vista pero tan importantes como los que
acabo de mencionar. Son los relativos al estado de nimo,
el comportamiento y la visin de la vida. En primer lugar,
cuando un joven entra en la fase de la adolescencia,
experimenta todos estos cambios fsicos, a veces, a una
velocidad que no est sincronizada con los cambios
mentales.
Durante
una
poca,
te
puedes
quedar
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incomprendido, tratado
injustamente.
estos
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Captulo 2
EL ESPECTCULO DEL BIGOTAZOS Y LA ESCAROLADA
Estuve unos das ocupado, ms que nada por culpa de Jorge Castells.
Andaba obsesionado con la idea de que Jenny y el Mirage se haban
acostado y quera que yo confirmara sus sospechas, y no dejaba de
marearme a todas horas recordndome que me haba pagado un
puado de euros por mi investigacin anterior y que me pagara otro
cuando pudiera darle respuesta a la gran pregunta.
Por qu no se lo preguntas a ella? le aconsejaba yo. Al fin y al
cabo, sals juntos.
Jorge no quera ni plantearse la posibilidad. A Jenny no le gustaba que
la controlaran. Se enfureca cuando l le preguntaba dnde estaba tal
da a tal hora, porque la haba estado llamando y no la haba
encontrado.
De manera que, terminadas las clases, me encontraba vigilando a Jenny,
o al Mirage, por separado, porque esos das nunca los vi juntos.
Comprob, eso s, que Jenny tena otro pretendiente: Salvador
Bruguerolas, otro compaero de clase, que tena moto e iba de chulo y
de sobrado en pblico. En privado, en cambio, se arrastraba a los pies de
Jenny; le ofreca regalos que ella rechazaba, se la tropezaba en las
esquinas como por casualidad, insista e insista en que quera salir con
ella, por caridad cristiana. Dado que Jenny pasaba de l y lo esquivaba
sin disimulo, el dato careca de inters para la investigacin sobre su
fidelidad a Jorge Castells. (Para mis estudios sobre la guerra de sexos,
resultaba ms interesante el hecho de que, cuanto ms pasaba Jenny de
Salva Bruguerolas, ms colgado estaba Salva Bruguerolas de Jenny.
Curiosidades del mundo animal.)
Por lo que se refiere al Mirage, pude comprobar sus poderes de
seduccin cada vez que se encontraba por la calle a una compaera de
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clase. Mira, Mira! Ji, ji, ji! Mira a Mira! Todas se paraban a hablarle,
lo halagaban, le sonrean, le daban conversacin y me pareci que ms
de una tena que reprimir las ganas de arrodillarse delante de l y
adorarlo como a un Dios. A todas se les pona una carita especial y,
hum, se les tensaba un poco el cuerpo, y para hablar con l se acercaban
ms de lo prudente, invadan su espacio privado, ansiosas por acortar
distancias. El Mirage era guapo, s, pero adems tena los ojos teidos
de tristeza, coronados por unas cejas un poco diablicas que, al
parpadear, daba la sensacin de que temblaban un poco; el conjunto le
daba un aire de hroe romntico atormentado. Y todas se moran de
ganas de consolarlo.
Y la envidia que me daba a m.
Cuando regresaba a casa, siempre haca la misma pregunta:
Me ha llamado alguien? S.
Paro cardaco.
Quin?
Jorge Castells. Siete veces.
Ah. Nadie ms?
Nadie ms. Y ahora, si no tiene que provocarte una hernia discal,
podras ayudarnos a poner mesas para la cena?
En casa tenemos un bar, ya lo he dicho. Un bar de barrio, con mucho
movimiento y mucho ruido, y ya se sabe que en un sitio as el telfono
suena con frecuencia. Cada vez que lo oa me quedaba a la expectativa,
paralizado, esperando el grito de mi madre o de mi hermana Pili:
Juanitoooo! Al telfono!. Sera Carlota?
Pero nunca era Carlota. Empec a temer que ya no llamara. Me coma el
tarro pensando que me haba dado sus datos para no desairarme
cuando se los ped, pero que, en realidad, no tena ningn inters en m.
Seguro que tena otro novio. Y si lo tena, me daba rabia que lo tuviera.
No lo conoca y ya me caa como un puntapi en el culo, ese ser utpico.
Para quitarme a Carlota de la cabeza, habra necesitado la ayuda de
Nines. Nines es la chica con la que salgo. O saln, no s. Una pija
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guapsima, con remordimientos por ser l.iii pija, tan rica y tan guapa.
No s qu haca con un chico i le barrio como yo. Pero me gustaba. Y,
entonces, Carlota? Bueno, es que Nines y yo estbamos pasando por un
momento delicado de nuestra relacin.
Ella haba suspendido un montn de asignaturas y tenido que estudiar
y estudiar y estudiar y despus estudiar un poco ms todava para
ponerse al da con la ayuda de una legin de profesores particulares. Y
eso era verdad, era ms cierto que los dos habamos llegado al acuerdo
tcito de darnos un respiro, ponernos a prueba, uno sin otra durante
una temporada. Eso era el preludio de una ruptura?
No lo s, pero, como no poda salir con Nines, acab haciendo de tripas
corazn y llamando a Carlota. Me haba preparado lo que le dira,
incluso un par de chistes que podan pasar por improvisados, producto
de una mente rpida e ingeniosa, como si en lugar de una conversacin
aquello fuera una venta por telfono. En realidad, lo era. El producto a
colocar era yo mismo.
Tan preparado como iba, tanto como me haba costado decidirme y
result que su telfono comunicaba.
En el momento en que colgu, el telfono son en mi mano. Volv a
descolgar, dispuesto a dejar a Jorge Castells sordo de por vida con un
alarido.
Flanagan? No era Jorge. Ni Carlota. De momento, pens que me
estaba llamando uno de los teleecos, se que habla con voz de
pervertido sexual.
Yo mismo. Diga.
Mire, tengo un problema y necesito un detective.
Hum, pens.
Dgame su nombre?
Tengo un loro, que hasta ahora era muy bien educado, pero de pronto
ha empezado a decir marranadas y me pone en un compromiso, porque
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Llegu al bar antes que ella. Me haba vestido de esa forma tan
complicada que consiste en ir maqueado sin que parezca que vas
maqueado. Los vaqueros nuevos, zapatos de verdad y una camisa
blanca, regalo de Nines, que es tan pija, tan pija que ni siquiera lleva
cocodrilos ni jugadores de polo bordados en el pecho. Imagina. Me puse
al cuello un paliacate rojo, una especie de pauelo mexicano que tengo
desde hace mucho tiempo y que me pareci me daba un toque algo
bohemio o progre, porque a m me haba parecido que Carlota era
bohemia, o progre, o kumba o algo por el estilo.
Aquel bar de nombre tan raro estaba en el Ensanche y, al primer vistazo,
me confirm que la eleccin del paliacate haba sido acertada. Estaba
lleno de hombres y mujeres con pinta y actitud de intelectuales, algunos
escribiendo frenticamente en libretas anteriores a la invencin del ordenador porttil, otros hablando y fumando como si Tabacalera hubiera
anunciado el corte inminente de todo suministro.
Ped una caa y me la sirvieron.
No tuve tiempo de estudiar a la parroquia, porque Carlota lleg en
seguida.
No s qu se haba hecho, pero an estaba ms atractiva que el otro da.
Alguno de mis amigos ms vulgares, como por ejemplo Charcheneguer,
lo habra resumido con un Eh, esta ta tiene un polvo! y, si pasamos
por alto la grosera, no habra ido desencaminado. Porque la verdad es
que no es que estuviera ms guapa, sino que estaba ms sexy (que viene
de sexo). Sobre todo cuando se quit la parka y debajo apareci un top
rojo que le remarcaba el, bueno, hum, el relieve, digamos la orografa, y
que dejaba al descubierto una amplia zona de piel alrededor del ombligo. Not una especie de terremoto interno y pens en aquella cancin
de Peggy Lee que se llama Fever. Fiebre. Fever I'm infire / Fever yeah I
burnfor sooth'. Bueno, ya me entendis. Cosas de la adolescencia. Esa
especie de fiebre que slo se cura con el bromuro y las duchas fras.
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Fever. You give me fever when you kiss me, fever when you hold
me tight.
Fever. What a lovely way to burn.
Mis dedos juguetearon con mis
Inevitablemente. Luego, me dorm.
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genitales
durante
un
rato.
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Captulo 3
DETECTIVES CON UN PALMO DE LENGUA
Lo primero que hice al da siguiente, antes incluso de desayunar, fue
llamar a Nines. Me pareca que slo ella poda salvarme de aquella
obsesin que me estaba entrando con Carlota. O quiz era que tena
mala conciencia.
Nines no est me inform su madre. Se ha ido de viaje de final de
curso a Italia, con sus compaeros de clase. No vuelve hasta el lunes que
viene.
Viaje de final de curso? Pero si faltan meses para que termine el
curso! protest, agarrndome al primer argumento que se me ocurri.
S, pero cuando terminan las clases hay desbandada general y todos
tienen obligaciones. Llmala al mvil.
No la llam, claro est. Me qued mosqueado. Qu haca Nines en viaje
de placer? No habamos quedado en que tena que estudiar? Al menos,
podra habrmelo dicho, no?
Pero, por otra parte, la desconsideracin que haba tenido al no
decrmelo me proporcionaba la excusa perfecta. Yo la haba llamado. Y
ella haba pasado de m, verdad?
Pues, hum, peor para ella, que disfrutara a tope en una gndola o
escalando los Apeninos, que yo ya me apaaba.
Camino del instituto me la imaginaba pasndoselo bomba con sus
compaeros (cualquiera que fuera el significado de esta expresin) y
sufr un ataque de celos de magnitud 7 en la escala de Richter. Despus,
pensaba en Carlota y sufr otra clase de ataque, tambin apabullante,
pero de una escala ms volcnica que ssmica.
Estaba hecho un lo. Y de mal caf.
A media maana, justo antes del recreo, Jorge Castells solicit y obtuvo
permiso para irse, porque tena que ir al dentista para ajustarse el
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Dnde estbamos?
Ah, s.
La idea de continuar el diario en el ordenador me pareca bien. Pero
aparte de eso, me mora de ganas de volver a verla y estar cerca de ella.
Muy cerca. Cien megatoneladas de besos virtuales no son nada
comparadas con un solo beso de verdad.
Se me ocurri la manera. En un nuevo mail, le propuse que nos
viramos para llevar a cabo una especie de ritual simblico de
destruccin de las libretas. Podamos quedar en el parque.
Esta vez, ms atrevido, a las megatoneladas de besos aad: un
mordisquito en la oreja.
Me parece que, mientras esperaba su respuesta, contena la respiracin.
No tard. Carlota contest para fijar da (sbado) y hora (despus de
comer) y se despeda con un lametn en la punta de la nariz.
Uf. Tena que ser fantstico, un lametn en la punta de la nariz.
Me estaba poniendo a cien. Tena mucha fiebre, pero mucha, l'm in
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Espera.
No s si he dicho que el Mirage es mayor que yo. Tiene dieciocho aos,
y si vamos a la misma clase es porque, en algn momento de su carrera,
ensimismado como deba de estar mirndose en el espejo, perdi un
curso. Adems era alto. Muy alto. Es bien sabido que los tos cachas miden metro noventa, y el Mirage no era una excepcin. Cuando juega a
baloncesto, agarra la pelota con una sola mano, y con una sola mano
podra ahora agarrar mi cabeza y exprimirla hasta que el cerebro me
saliera por las cuencas de los ojos. De momento, se apoder de mi hombro y yo me qued patitieso.
Me ha parecido notar que te has hecho muy amigo de Jenny.
Yo? Yo amigo de Jenny? Ja, ja... Pero qu dices?... Yo y Jenny
amigos! Ja, ja, ja.
Vamos, no disimules, Flanagan. Os he estado observando, en el patio.
Meti la mano en el bolsillo. Ahora saca un puo americano y me hace
la esttica, pens mientras buscaba frentica e infructuosamente
posibles vas de escape.
En lugar de un puo americano o de un cuchillo de despiece, en su
mano aparecieron dos pedazos de papel. Qu era aquello? Quera
hacer que me los tragara?
A Jenny le gustan mucho los Qu Asco Mo dijo. Maana por la
noche actan en Badalona. Haba conseguido unas entradas para darle
una sorpresa e invitarla, pero ahora resulta que no puedo ir.
Ah dije, desconcertado.
Mi padre me necesita en el taller. Tenemos que quedarnos este
sbado, hasta la madrugada, reparando el coche de un cliente que lo
necesita para el domingo.
Ah, bien dije. Pero no me atreva a coger las entradas.
Ya que os habis hecho amigos, por qu no la acompaas t? Seguro
que le gusta.
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Ah. Oh.
Acept las entradas convencido de que aquello era una trampa y de que,
en cuanto las tuviera en las manos, empezara la paliza. Ya levantaba un
brazo hacia m...
Trtala bien, eh? Su mano aterriz suavemente sobre mi hombro
izquierdo. Es una chica muy divertida y se merece algo ms que al
bobo de Castells. Y ahora perdona, que me esperan.
Dio media vuelta y sali.
Cuando llegu a casa, estaba tan contento de haber salido ileso de la
prueba que incluso ayud a servir mesas y a fregar platos.
El sbado com temprano, me puse guapo y, antes de ir a encontrarme
con Carlota, pas por casa de Jorge Castells para darle las entradas del
concierto a fin de que pudiera acudir con Jenny. Adems, le dije que no
tena que preocuparse por su novia (o, al menos, no tena que
preocuparse por la posibilidad de que se la quitara el Mirage, me correga mentalmente).
jop, Flanagan, qu generoso. Y, lleno de esperanza: As que no
han hecho el amor? No estn liados? Ests seguro?
Tan seguro como que ahora mismo me vas a pagar lo que valen las
entradas y quedaremos en paz por lo que se refiere a mis servicios.
Caso cerrado, pens.
En estado de euforia y con el bolsillo lleno, me traslad al parque donde
haba quedado con Carlota. Las cosas iban bien y lo mejor estaba por
llegar. Ya casi ni me acordaba de la Nines infiel y viajera. Iba a
encontrarme con una chica que me haca cosquillas y me daba
lametones por correspondencia, y que escriba un diario sobre sexo. Y
adems, me gustaba, me estimulaba, haca que me hirviera la piel. Qu
ms se puede pedir?
La esper de pie sobre la parcela de csped que habamos ocupado el
otro da. Aunque haca un da gris y fro para el resto de la gente que
pululaba por el parque, para m brillaba el sol y los pjaros cantaban a
coro Don't worry, be happy moviendo rtmicamente sus cabecitas.
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15 de febrero
LA RESPUESTA SEXUAL
casa,
me
masturb
pensando
en
Carlota,
Asunto:
resultan
muy
significativos
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los
comentarios
de
tus
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MAGDA GIMNEZ:
Eso de ir calientes
es cosa de chicos.
Ests diciendo que t nunca has ido caliente?
Nunca!
Pero nunca, nunca? Vamos, anda! Qu eres? Un robot?
Bueno, a lo mejor s, pero me aguanto!
Entonces, eres una reprimida! A qu te parto la cara? (Etc.)
Veamos: el deseo sexual tiene dos componentes esenciales, el
fsico y el psquico.
Fsicamente, necesitamos practicar el sexo porque la naturaleza
es sabia y es preciso que los hombres sientan atraccin por las
mujeres y viceversa, para perpetuar la especie. Es el instinto de
reproduccin. Es el que mueve a todo animal, en poca de celo, a
buscar al individuo del otro sexo y aparejarse con l. La diferencia
reside en que el ser humano puede sentir esta necesidad en
cualquier momento, sin tener que asociarla a la intencin de tener
hijos. Curiosamente, los detractores de la libertad sexual suelen
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ANNA
MAGDA:
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HABLAR,
sta es
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si tienes pareja?
Qu.
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represente
un
problema
continuo
pesado;
est
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MAGDA
marrana.
PEPE BROTONS: A
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Es un acto perfectamente normal practicado por aproximadamente un 90% de la poblacin (tanto hombres como
mujeres) y que no implica ninguna clase de carencia, deterioro ni
enfermedad mental.
No produce ninguna clase de enfermedad, ni fsica ni psquica.
Igualmente, hay que decir que una persona que no se masturba
es tan normal como la que lo hace.
No es verdad que quienes se masturban sufran eyaculacin
precoz en la relacin de pareja. Bien al contrario, la masturbacin
puede significar un paso en el conocimiento del propio cuerpo y
de la propia respuesta sexual. Si soy un amante tan bueno es
porque practico mucho cuando estoy solo (Woody Allen).
No es verdad que slo haya que practicarla cuando se carece de
pareja. Hay mucha gente con pareja que se masturba, ya sea
juntos, ya sea cada uno por su lado, en determinados momentos.
Las chicas tambin se masturban (contra lo que dicen algunas
leyendas urbanas).
Slo
se
podra
considerar
perniciosa
una
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Captulo 4
UN TRABAJO DE NATURALES SOBRE LA REPRODUCCIN
Al da siguiente, mi padre se puso malo. Tuvimos que correr al hospital
y acabaron operndolo de apendicitis. Aunque la operacin fue bien y
le dieron el alta en setenta y dos horas, el mdico le orden que hiciera
unos das de reposo.
No puedo dijo mi padre, aterrorizado. Tengo un bar.
Pero s que pudo, claro. No le quedaba ms remedio. Y adivinis quin
fue reclutado inmediatamente como sustituto? Exacto, lo habis
acertado. Por las maanas, cuando yo estaba en el instituto, vena el
seor Eliseo y, a partir de las dos, ya estaba yo volcando sopa hirviendo
encima de los clientes, equivocndome en el cambio a favor de la casa y
llevando sardinas a los que haban pedido albndigas y albndigas a los
que haban pedido sardinas. O sea: demostrando una vez ms mi
ineptitud como camarero. Entre tanto, mi hermana Pili ayudaba a mi
madre en la cocina y se escaqueaba cada dos por tres con el argumento
de que tena que verse con su novio.
Supongo que una de las cosas que empeoraban mi quehacer profesional
era el hecho de que pensaba mucho en Carlota. Lo que sucedi en el
cine me haba abierto un montn de expectativas. Me mora de ganas de
volver a verla y de, hum, no s cmo decirlo..., de seguir avanzando por
aquel camino. A veces, haciendo un alto, me preguntaba qu deba de
esperar Carlota de m. Se supona que salamos juntos? Que
estbamos en perodo de prcticas para poder escribir el libro rojo con
ms autoridad?
Todo habra resultado ms fcil de no ser por Nines. Ella y yo podamos
habernos distanciado, pero no habamos roto y yo, a pesar de su huida a
Italia y algunas fantasas recurrentes y tenebrosas que me montaba con
respecto a sus experiencias all, tampoco acababa de decidirme a
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Antonia Sller, que se pone que muerde, o Diana Cruz, a quien le da por
llorar por los rincones sin motivo aparente.
Es consecuencia de los cambios hormonales, pero dura muy poco,
slo uno o dos das me aclar Carlota, y no todas las chicas lo
sufren.
La reaparicin de su madre nos peg un susto terrible. No nos habamos
dado cuenta de que volva y estoy seguro de que oy la ltima frase de
Carlota.
Ah! Veo que s que estis estudiando...
Pusimos cara de inocentes. Pues qu se crea?
Acabo de recordar que tengo que salir a comprar una cosa. Queris
algo?
Qu le parece si se va a pie a China y nos trae, a la vuelta, una Flor del
Loto?, pens. Pero no lo dije, claro.
No, nada dijo Carlota.
Pues me voy.
Tardars mucho?
Quiz empezaba a ponerme paranoico, pero me pareci que la madre
mir a la hija como si hubiera odo lo que pensaba, y no lo que haba
dicho.
Lo digo por si tuviramos que irnos antes de que vuelvas aclar,
oportuna, Carlota.
Supongo que estar fuera una hora se conform su madre.
Se fue. Pam, la puerta.
Tenamos una hora.
Entonces regresaron todos los males. Aquella ansiedad. Me di cuenta de
que, mientras estaba all aquella mujer, me senta incmodo y
contrariado, pero tambin tranquilo y seguro. Ahora, en cambio, volva
de repente la sensacin de caminar por el borde de un precipicio.
Qu haramos? Qu tenamos que hacer?
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Qu me apeteca hacer?
Podramos hacer de verdad lo que me apeteca hacer??
Carlota dijo:
Vamos a escuchar esas canciones...
Se dirigi al equipo de msica, y al agacharse para buscar unos CD en la
parte baja del mueble, entre el jersey y el pantaln, le vi un trozo de
espalda y un principio de braguitas. Experimentaba ciertas dificultades
respiratorias y, en el momento de sentarnos, lo hice en una punta del
sof; lo nico que me faltaba era ponerme en ngulo recto y con una
mano en cada rodilla para parecer tonto del todo.
Supongo que este ataque de timidez estaba relacionado con el hecho de
que, ahora s, estbamos solos en su casa, y senta unas ganas
irresistibles de abrazarla. Tantas, que no saba cmo empezar, y tema
que ella me considerase demasiado impulsivo o pensara que slo quera
de ella un polvo.
De momento, estaba claro que yo ya haba rebasado los primeros
sntomas difusos del deseo sexual, aquel no s qu, y que estaba
accediendo a la fase ms explcita e inequvoca de la ereccin.
(Adems, aparecan los fantasmas de lo que ocurri con Nines.
Amenazas horribles en el horizonte.)
Ella puso el CD, se volvi para mirarme y se sent en la otra punta del
sof.
Sadness, de Enigma anunci.
Dije que s con la cabeza.
Hablar, hablar!, deca el doctor Bardet. Pero hablar de qu? Cmo
quieres que lo hagamos? Alguna postura preferida?, me pareca una
manera brutal de empezar. Adems, se supona que estbamos
escuchando msica. No podamos hablar.
Estuvimos un rato, que ahora me parece largusimo, silenciosos,
incmodos y tiesos los dos, mientras yo me repeta que no slo era
imbcil, sino que encima se me notaba mucho, que an es peor. Me
tomara por idiota, o mejor dicho, descubrira que era idiota.
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que, cuando nos besbamos, siempre estaba tensa, quiz comprend que
tena algn problema respecto al sexo y que no se lo reconoca ni ante s
misma, pero en lugar de respetar sus escrpulos, me puse intransigente,
intolerante, exigente, impaciente. El cuerpo me lo exiga y las hormonas
no me dejaban pensar. Y en el momento de la verdad, el pene se
desinfl. Eso que se llama disfuncin erctil. Cmo era? Miedo de hacer dao, miedo de hacernos dao, miedo de... De qu? Slo miedo. Y
cabreo. La furia de que en parte ha sido por tu culpa. No nos dijimos
nada, claro. Ninguna recriminacin. Fuimos muy educados. Pero a
partir de ese momento, haba empezado esa tirantez subterrnea, esa
guerra fra que haba terminado con ella yndose de viaje a Italia sin
avisarme y yo negndome a llamarla a su regreso.
Si ahora llegara mi madre no se creera que estamos estudiando
dijo Carlota.
Aquello era una invitacin para que pasara al ataque? Era una
invitacin para que pasara al ataque?
Podramos decir que estamos haciendo un trabajo de naturales sobre
la reproduccin.
Carlota se ech a rer. Y yo tambin. Ja. La carcajada se prolong
demasiado. Ja, ja, ja. Casi sin ganas. Porque yo no tena ganas de rer. Ja,
ja, ja. Muy penoso. Pattico y penoso. Me acomod en el sof como un
hombre de mundo. Tena el pantaln muy lleno y la boca seca, y no s
cmo descubr que nos estbamos cogiendo las manos y pens en dos
nios pequeos perdidos en el bosque, asusta dos, que se tomaban de la
mano para hacerse compaa.
La nica preocupacin remota que me quedaba era la de un posible
regreso anticipado de su madre. Y si nos haba preparado una trampa,
para ver qu hacamos? Y si haba hecho como aquellas seoras que,
para poner a prueba a la asistenta dejan un billete de 20 euros en la papelera, para ver si se lo quedan o lo devuelven?
Quise hacer una gracia, y me sali fatal.
A ver si hay suerte y un camin pilla a tu madre por el camino!
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Fatal, eh? Pero fatal. Lo que pasa es que Carlota estaba tan nerviosa
como yo y le dio por rer, y a m tambin, y no podamos parar. Eran los
nervios. Y nos reamos todava cuando mis ojos tropezaron con los ojos
de Carlota, y entonces se acabaron las risas, nos pusimos muy serios y
me pareci que los ojos de ella me estaban suplicando Vamos,
Flanagan, no seas idiota!, y suspir, degustando el placer por
anticipado, antes de avanzar hacia ella y hacer lo que tena tantas ganas
de hacer. Un beso. Un abrazo. La boca abierta para comernos los labios
y acariciarnos lengua con lengua.
Jo, que va en serio, que va en serio, pensaba. En un lugar remoto del
cerebro, iluminada por un foco escaso de vatios, Nines era una figura
pequeita que me sealaba con un dedo acusador, pero pronto el foco
se fundi y aquella presencia culpabilizadora desapareci. La inquietud
por el posible regreso imprevisto de la madre tambin se fundi; incluso
el fantasma del fracaso se desvaneci como hacen los fantasmas a la luz
del da; dira que todo se fundi, yo incluido, cuando entr en contacto
con la piel y los labios de Carlota. Aquel vrtigo. Aquella fever. You give
me fever zvhen you kiss me. Fever when you hold me tight. Fever in the
morning. Fever all through the night. Aquella euforia de pensar que
aquello no era ms que el principio, que vete t a saber hasta dnde
podamos llegar.
Me da un poco de vergenza hablar de estas cosas y no creo que haya
que entrar en detalles. Digamos simplemente que puse mi mano sobre
su pecho preguntndome si a ella le gustara, y ella me agarr la mano y
me la puso debajo del jersey, de manera que deduje que s que le gustaba y mucho. Suspiraba (supongo que yo tambin), tena la mirada
brillante y su piel abrasaba. As pues, me entregu a una especie de
prospeccin anatmica por debajo del sujetador, acaricindole el pecho,
entretenindome en juguetear con el pezn y descolocndole la ropa
por completo. De entre toda la mezcla de emociones que me dominaba,
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1 de marzo
LA SEXUALIDAD
Haca das que no escriba en el diario. Voy como loco entre el
instituto y el curro en el bar, porque mi padre an est
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Aceptado.
Anna Moncho:
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HAY EJEMPLOS
Editorial Anagrama . )
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aplicar
remedios
de
estas
escalofriantes
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mucho de sexo, tanto con los adultos, que nos pueden orientar y
contar sus experiencias, como con los amigos y amigas .
6 de marzo
Transcripcin de una discusin interesante que hemos tenido en clase a
propsito del informe Moncho-Anguera-Brotons.
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MAGDA GIMNEZ:
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hippies.
GLORIA:
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GLORIA: T
crees que no
sufren?
Es que los hombres somos diferentes Charcheneguer,
levantando la vista del semanario de fitness que estaba mirando,
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los chicos son iguales, que no todos van de caza para presumir
de cuntas tas se han tirado.
CHARCHE:
ests tan bueno, se dejan hacer lo que sea! Aqu, el folln est
servido. Mara Gual dice que a Charche le gusta el Mirage porque
ha dicho que est tan bueno, Charche salta por encima de las
mesas dispuesto a abrirla en canal all mismo, Gloria grita y
golpea sobre la mesa y el timbre de final de clase suena, muy
oportuno para impedir un suceso luctuoso en el insti.
Decididamente, tengo que hacer pedagoga con Charche.
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Captulo 5
DAME PLASSEER!
Ostras, Flanagan! Adnde vas, que te has puesto tan guapo?
Un barrio como el mo es una trampa. El metro que va y viene desde all
al centro de la ciudad es la gatera, la parte estrecha del embudo, por
donde tienes que pasar forzosamente para alejarte de l o para regresar,
y all es fcil que coincidas con toda clase de vecinos. Como me haba
pasado unas semanas antes con el Mirage. Como me ocurra ahora con
Charche y Vanesa.
En seguida me alarm que se alegraran tanto de verme.
Has quedado con Nines? quiso saber Vanesa.
No, no...
Coo, le pones los cuernos con aquella otra que me dijiste? se
admir profundamente Charche.
Como suele suceder con Charche, me vinieron ganas de desaparecer en
medio de una nube de azufre. No me gust la ojeada que me dirigi
Vanesa.
Slo es una amiga dije.
Y qu haris?
Buena pregunta. Yo tambin me estaba preguntando lo mismo.
Todava no lo tenemos decidido.
Cojonudo, os vens con nosotros! Nos lo pasaremos chachi los cuatro,
y as, de paso, conoceremos a tu amiga y veremos si est potable, ja, ja.
Vanesa asenta con enrgicas sacudidas de cabeza y me horroric al
constatar que tenan la intencin de pegarse a m como con supergl y
no soltarme durante las prximas cinco horas. Vanesa y Charche ya
llevaban un tiempo saliendo y ya haban hecho solos todo lo que podan
hacer solos: haban hecho el amor, haban discutido y se haban peleado
(varias veces), se haban separado y reconciliado (tambin varias veces),
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Es ahora o nunca!
Si conseguamos despistarlos, pensaba, despus siempre podra decirles
que los habamos perdido entre el gento, y que habamos pasado horas
de angustia buscndolos hasta desistir y resignarnos al vaco de tener
que pasar el resto de la tarde sin ellos. Echamos a correr sin que se dieran cuenta, embobados como estaban con sus mviles, y nos metimos
en el primer callejn que nos ofreca la geografa de las galeras.
Fue un error. Justo en el momento en que empezbamos a or los gritos
de Charche, que al fin haba advertido nuestra desaparicin, yo me di
cuenta de que aquel callejn de tiendas no tena salida. Frenamos los
dos deslizndonos sobre el pavimento de mrmol, ante la pared que nos
cerraba el paso y nos condenaba a ser capturados de nuevo.
Eh, Flanagan! Carlota, dnde estis?! gritaban a coro Charche y
Vanesa, a punto de doblar la esquina hacia el callejn donde estbamos.
No haba salida.
O s.
Tenamos tiendas a derecha e izquierda.
Carlota tir de mi mano y me introdujo en el interior de la ms cercana,
una especializada en Moda Joven. Agarr de un zarpazo el primer
vestido que se me puso al alcance y arrastr a Carlota hasta la
vendedora. Dije:
Una prenda.
Ella le entreg a Carlota una ficha roja con el nmero 1 en relieve y dijo:
El ltimo probador est libre.
El ltimo probador se convirti en nuestro refugio. Nos metimos en l
como narcos perseguidos por la polica y, desde all, pudimos or las
voces de Charche y Vanesa: la chica no entenda cmo poda ser que nos
hubieran perdido. Charche opinaba que debamos de haber ido en otra
direccin y se angustiaba pensando que nosotros tambin los
estaramos buscando a ellos desesperadamente.
Pero, si queris que os diga la verdad, a m ya todo me daba igual. Ni la
frustracin de Charche, ni la posibilidad de que la dependienta les
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Que si tengo...?
Ms colorada no poda estar. Pareca que le hubieran dado una capa de
pintura plstica en la cara.
Quiero decir que si... Ejem. Preservativos.
Jo, preservativos. Yo tambin deba de estar como un pimiento morrn.
Tena la sensacin de que mis ojos eran dos huevos duros a punto de
caer al suelo y rebotar como pelotas de ping-pong.
Ah... preservativos La verdad es que no se me haba ocurrido,
burro de m. Pues no.
Entonces no s si...
Yo deca que no con la cabeza, dndole la razn.
Quiz fuera mejor as. No, no, de ninguna manera! Ahora, echarnos
atrs? Imposible! Flanagan, no insistas! Si no se puede, no se puede.
No, no me puedo resignar.
El problema era que yo tena la mano sobre su espalda y que ella tena la
mano sobre mi muslo, y nuestros dedos deban de emitir mensajes que
no controlbamos. El hombre es fuego, la mujer estopa y viene el diablo
y sopla. La mente humana es maravillosa: empieza a funcionar cuando
naces y ya no se detiene hasta que te enamoras. Y, si estas cosas no las
piensas y las prevs antes, tienes muchas posibilidades de acabar
cagndola. Porque si ests encima de un colchn en casa de una chica
atractiva y que te gusta, encendido, caliente, tostado, llamadle como
queris, y ella tambin tiene ganas de hacerlo, y el deseo te empuja hacia
ella, la estadstica y la probabilidad dicen que acabars hacindolo sin
condn. Y eso es como comprar una papeleta de la Tmbola de los
Sustos.
El sexo es as, es instintivo (hay que decir que todo esto lo reflexion
despus), la qumica entre dos personas y la oportunidad te llevan casi
de forma inevitable a la fsica de los cuerpos. Incluso el aire de la
habitacin pareca haber adquirido una densidad especial. Imposible no
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abrazar a Carlota.
Nos abrazamos. A aquellas alturas, a lo mejor an creamos que no
llegaramos hasta el final, que podramos detener los acontecimientos
donde los habamos detenido el otro da. La bes en los labios, en el
cuello, y dediqu atencin especial a sus pechos mientras ella tambin
me tocaba, y me lama e incluso me morda, unos mordisquitos
deliciosos. En determinado momento, la mir, le acarici la mejilla y le
dije que nunca haba visto una chica tan guapa como ella, y lo deca de
verdad, mareado por aquella mirada que se le haba quedado, hmeda
y profunda, y la relajacin del rostro.
Nos desnudamos sobre la marcha, ni siquiera recuerdo cmo lo
hicimos, y de pronto estbamos en ropa interior y yo tuve problemas
para desabrocharle el sujetador, que tenan un cierre diseado
especialmente por alguien que me odiaba y quera hacerme quedar mal.
Cuando me quit los calzoncillos, not que ella me miraba y me
sorprendi no experimentar ninguna vergenza. Aquella mirada era
cmplice y tranquilizadora. No haba miedo, ni asco, ni sorpresa en ella.
Tampoco haba maldad. Todo lo contrario en mi experiencia con Nines.
A lo mejor es que con Carlota habamos hablado, hablado, hablado,
como aconsejaba el doctor Bardet, no lo s. A lo mejor es que yo llevaba
mucho rato, media tarde, esperando aquel momento, horas y horas
cargando bateras y ahora me encontraba con un problema de exceso de
tensin elctrica, como un proceso de fusin nuclear que alcanza la
masa crtica y se desencadena irremisiblemente.
Desnuda, a ella tambin se la vea tmida. No estamos preparados para
contemplarnos desnudos. Nacemos desnudos, pero luego nos
olvidamos de ello.
Nos besbamos y nos acaricibamos. Yo estaba impaciente. De pronto,
se me acababa de aparecer otro fantasma. Ya no era el del gatillazo con
Nines. Ahora era el de la eyaculacin precoz. Eso me provoc un
principio de angustia. Se convirti en cuestin de honor no eyacular
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Despacito.
De acuerdo, despacito. T ve diciendo. Quieres...? Quieres que me
ponga debajo? Lo que quieras, pero vamos de una vez!
Da igual.
Result ms difcil de lo que pensaba. Ella todava se quej otra vez y,
al final, tuvo que ayudarme con las manos conduciendo el pene hasta el
punto exacto. Pero, a partir de aquel momento, todo fue sobre ruedas.
La sensacin de estar dentro de ella, de estar unido a ella, de tenerla, de
poseerla, se aadi a las sensaciones puramente fsicas, y entre una cosa
y otra me daba la sensacin de que el mundo se detena a nuestro
alrededor, la msica, la luz, el rumor de la calle, y pronto toda aquella
urgencia se liber en un estallido de placer, una reaccin en cadena que
se expanda a la velocidad de los fuegos artificiales por todas las
terminaciones nerviosas de mi cuerpo.
Uf.
Me dej caer a su lado y le di un beso.
Fantstico. Eres fantstica. sas fueron mis primeras palabras
despus de la Gran Primera Experiencia.
Ella se levant para ir al bao y yo me qued tumbado en el colchn,
relajado y feliz. La nica preocupacin, lejana y remota, que tena era
que lo habamos hecho sin condn. Pero me dije que no pasara nada.
No podamos tener tan mala suerte.
Al llegar a casa, llam a Carlota. Comunicaba todo el rato. Pens que,
posiblemente, se habra conectado a Internet. Me imagin: Consultorio
sexolgico: Acabamos de hacer el amor sin condn, qu nos puede
pasar?.
Qu pregunta tan idiota. Como si no lo supiramos.
Yo tambin me conect a Internet.
telefone otra vez, y otra vez, hasta que la pill. Y no saba si decirle
Carlota, cunto lo siento, qu desgracia o Carlota, ha sido
fantstico!.
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8 de marzo
LA PRIMERA VEZ
Querido diario:
Empiezo as, en plan de guasa, porque quiz sea la primera vez
que recurro a estas pginas como se supone que hacen los que
usan
los
diarios
como
confidentes.
Hoy
tengo
muchas
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que
Carlota
estuviera
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embarazada.
Qu
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Un
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darse
mutuamente,
besos,
etc.
acariciarse,
tambin
son
tocarse,
relaciones
masturbarse
sexuales.
En
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Otro tema que leo con inters, para ver si acert o si todava
tengo mucho por aprender, o si a lo mejor descubr detalles que
nadie en el mundo haba descubierto hasta este momento:
Las zonas ergenas
Las principales zonas ergenas del hombre son los genitales y
alrededores, sobre todo el glande. Las principales zonas
ergenas de la mujer son los pechos, los pezones, las nalgas, la
vagina y, sobre todo, el cltoris. Muchas chicas, para llegar al
orgasmo, necesitan que se les estimule el cltoris, antes y durante
la penetracin. Pero no debemos limitarnos a estas partes tan
evidentes. Pensemos en reas muy sensibles y muy conocidas,
como son la palma de la mano, o la planta de los pies, o las
axilas, donde tenemos cosquillas. Y no olvidemos la espalda:
rascarse la espalda produce un placer muy especial. Y los
masajes en el cuero cabelludo han sido descubiertos desde hace
tiempo por todas las peluqueras como un estupendo mtodo de
relajacin. En realidad hay que decir que todo el cuerpo es una
gran zona ergena, si se sabe estimular, desde la punta del dedo
gordo del pie hasta la coronilla.
Paso mis ojos por la pantalla, reteniendo algunos conceptos que
me parecen interesantes. Con frecuencia, me quedo slo con la
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ni porque se
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Cuando leo (por ensima vez, porque ya lo saba) que una mujer
puede tener (y suele tener) ms de un orgasmo en un coito,
me detengo a
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Captulo 6
OSTRAS, ESTO S QUE ES BUENO, AHORA S
El lunes, a la hora del recreo, se mont un pifostio en el instituto. Jenny
Gmez lloraba y lloraba en un rincn, y alejaba con gestos y con
sollozos a las amigas que se le acercaban para intentar consolarla.
Qu ha pasado?
Me lo contaron. Jorge Castells y Jenny haban roto. Jenny haba salido el
sbado anterior con Salvador Bruguerolas; haban hecho el amor y a
Salvador le haba faltado tiempo para andarlo contando por todo el
instituto, como si fuese una hazaa, y adornando la historia con toda
clase de detalles morbosos. De esta manera, la noticia no haba tardado
en llegar hasta Jorge Castells. Despus de enterarse, Jorge haba enviado
pblicamente a la mierda a Jenny y se haba ido a casa diciendo que se
encontraba mal.
Me contrari ver llorar a Jenny. Despus de haber hecho el amor con
Carlota, yo estaba en el sptimo cielo y aquella sensacin de felicidad
casi me haca sentir culpable al ver que alguien tena semejante disgusto
en aquellos
momentos. Tambin me senta fatal si pensaba que alguien pudiera
decir cosas como aqullas de Carlota, que, al fin y al cabo, haba hecho
conmigo lo mismo que Jenny haba hecho con Salvador.
En otro rincn del patio diametralmente opuesto, Salvador expona su
versin de la historia a un grupo de amigos que lo rodeaban.
Pero si no soy el primero que se la tira contaba, convencido de que
eso supona una justificacin. Si a los catorce aos ya se la haban
repasado.
S, s, que entonces sala con uno de COU... apuntaba uno, con alma
de cronista.
Jenny es una guarra.
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Qu es:
Muy baja.
Nula.
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Qu es:
Nula.
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La pldora
Qu es:
Nula.
Qu hace: Impide la maduracin de los vulos, lo que imposibilita
la ovulacin y, por tanto, tambin el embarazo.
Quin puede tomarla:
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El diafragma
El implante subdrmico
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La anilla vaginal
El parche
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S, y eso
No: tambin
Es verdad que el
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dos han llegado ah, y los dos tienen que apoyarse mutuamente a
la hora de buscar salidas y tomar decisiones.
Ante esta eventualidad, y si se tiene claro que no se quiere o no
se puede tener ninguna criatura, an queda el recurso de ir al
gineclogo, o a un centro de atencin a la mujer para que le
proporcionen
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que
hemos
descrito
hay
que
aplicarlos
rigurosamente.
Despus de muchos aos de estar castigado por la ley, el
Congreso espaol lo legaliz el 6 de octubre de 1983 aadiendo
el artculo 417 bis al Cdigo Penal, y est vigente desde el verano
de 1985. Este artculo especifica que slo se podr practicar el
aborto (denominado I.V.E., o sea, Interrupcin Voluntaria del
Embarazo) en casos de mujeres embarazadas a consecuencia
de una violacin, cuando corra peligro la vida de la madre o en
casos en que se haya comprobado la malformacin del feto.
Con 7,66 interrupciones del embarazo por cada 1000 mujeres de
entre 15 a 44 aos, Espaa est entre los pases en los que se
practican menos abortos.
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DEBATE
PEPE BROTONS: S,
GUILLERMO MIRA:
que fueran muy tapadas, sin escotes, con la falda por debajo de
las rodillas, y siempre estaba con la castidad por aqu y la
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Pues como esas chicas que critican a las que van con
que puede ser que nosotros lo veamos claro, quiero decir, eso de
que si te abstienes te abstienes y si follas tienes que usar
preservativo, pero pensad que la Iglesia tiene mucha influencia
en pases como frica, donde religin y supersticin se mezclan y
donde este mensaje, en determinados casos, puede crear
rechazo hacia el preservativo sin provocar, en cambio, resistencia
a la abstinencia. No s si me explico. . . Yo creo que se trata de
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Fragmento 2
PEPO MARTNEZ: YO,
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JUAN ANGERA:
Por qu no?
PEPO MARTNEZ:
la corta o a la
larga, es lo que pensar todo el mundo. Si es que estis dispuestos a tener relaciones sexuales, es imprescindible que ante
todo consigis condones, tanto los chicos como las chicas.
No s por qu coo contino alimentando este diario, ahora que
Carlota pasa de m.
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Captulo 7
UN ITALIANO EN ITALIA
De hombre feliz, pas a ser un alma en pena. Alma torturada y corazn
roto, ejemplo prctico de los lastimosos protagonistas de las letras de
tantas y tantas canciones romnticas. De golpe y porrazo, sin previo
aviso ni proceso de adaptacin de ningn tipo, haba cado desde el
Sptimo Cielo hasta el ms profundo de los infiernos imaginados por
Dante. Hiciera lo que hiciera, fuera donde fuese, pensaba en Carlota.
...La necesidad fsica de sexo puede desvelar sentimientos y fantasas
de amores eternos..., haba dicho el doctor Bardet. Y ... tambin el
afecto, la soledad, la compasin o el amor pueden generar deseo sexual.... Yo era un ejemplo vivo de esas afirmaciones. Cuando miraba el
plato y no coma, cuando me meta en la cama y no dorma, cuando
miraba el telfono y no sonaba, cuando me preguntaba por qu no me
llamaba si ya haban pasado uno, dos, tres das. En el instituto, en clase
de lengua, la profesora nos ley unos versos de un poeta francs que se
llamaba Paul luard: Sur mes cahiers d'colier/ Sur mon pupitre el les mines/
Sur la sable et la neige/ J'cris ton nom.3 Aunque el poeta se refera a un
concepto, la libertad, lo encontr muy adecuado para mi caso. Yo
tambin escriba su nombre: Carlota, Carlota, Carlota, Carlota, Carlota,
Carlota, Carlota, Carlota, Carlota, Carlota, Carlota, Carlota, Carlota,
Carlota. De pronto, todo empezaba y acababa en Carlota.
Y como todava conservaba una pizca de lucidez, me daba cuenta de
que la obsesin me haba llegado precisamente cuando haba empezado
a tener miedo de perderla. Era eso, el hecho de comprender que se me
poda escapar, lo que me pona en aquella situacin? Perder la
suavidad de su piel, sus caricias, sus sonrisas, esos orgasmos compartidos que tanto me haba costado conseguir?
La misma noche del mircoles, en cuanto llegu a casa, me inform
sobre el tal Koert de apellido salido directamente del tubo de escape de
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chicas como t.
No podra ser para su hija?
No tengo ninguna hija.
Para alguien ms que viva con usted.... insist, animado por su
actitud amistosa.
Aqu no vive nadie ms que yo. Y no me suena el nombre, no es de
nadie de la escalera. Ah...
Al salir a la calle, an estaba un poco aturdido. Aqu no vive nadie ms
que yo. Joln.
Eso significaba que la novia secreta del Mirage, la rival de Jenny Gmez,
era aquella mujer, aquella Yolanda Cabanach que le doblaba la edad de
sobra. Que probablemente el interlocutor de la conversacin que
acababa de mantener por telfono y que ahora rebobinaba mentalmente
en flash-back, no era otro que el Mirage en persona. Guillermo Mira!
Mira, el Mira!
No lo poda creer.
Me encontr en el centro de la ciudad sin saber qu hacer. Reflexionar
tratando de averiguar qu demonios le vea el Mirage, el hombre que
tena a todas las chicas del mundo a su disposicin, a la seora Yolanda
Cabanach, era una posible actividad, pero tampoco era cuestin de
sentarme en un banco a meditarlo con la cabeza apoyada en las manos.
Adems, pensar demasiado supona abrir las puertas del mecanismo
que me conducira a obsesionarme con Carlota.
Ojal Yolanda Cabanach me hubiera secuestrado y me hubiera atado a
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una silla y yo hubiera tenido que escapar mordiendo las cuerdas con los
dientes y descolgndome por el patio interior del edificio. Eso me habra
mantenido ocupado un buen rato.
Tir el paquete de las revistas a una papelera. Mir el reloj: eran slo las
once y media de aquel da con tendencia a hacerse eterno. Tena que
hacer algo, tena que ir a alguna parte, que no poda ser de ninguna
manera ni el aeropuerto del Prat ni el hotel donde, segn el peridico, se
alojaran los miembros de la seleccin holandesa de natacin. sa era
una tentacin contra la que se me haca difcil luchar.
Cuando volv al metro, me dije que ya que el hotel en cuestin estaba en
la zona de la Villa Olmpica, si iba en direccin contraria, hacia
Pedralbes, no correra ningn peligro. Y, al apearme del metro cerca de
la avenida Pearson y dirigirme hacia una casa en la que ya haba estado
con anterioridad, me argumentaba que no era ninguna imprudencia ir a
llamar al timbre de Nines si, total, seguro que siendo sbado estara de
fin de semana en Sant Pau del Port, su segunda residencia.
Hola, Juan! Cunto tiempo sin verte! Dnde vas con ese casco? Te
has comprado una moto?
Pues...
Si me hubiera abierto la criada, an habra podido huir. Pero me abri la
madre de Nines en persona y, antes de que pudiera darme cuenta, ya
me estaba empujando hacia el interior de la casa.
Pasa, pasa, Nines est arriba.
Cmo? Arriba? Pero no va a la playa?
Con este fro?
Ah... Debe de estar estudiando... No quisiera...
No le har ningn dao distraerse un poco...
Me meti en el ascensor interior sin darme tiempo de alegar que tena
claustrofobia o cualquier otra cosa y, a la vez que pulsaba el botn que
cerraba las puertas y que tena que enviarme hacia los dominios
privados de Nines, coga el interfono y le anunciaba a su hija que le
enviaba una sorpresa.
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19 de marzo
ENFERMEDADES DE TRANSMISIN SEXUAL
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estas lneas. Dios mo, todo mi prestigio de duro detective por los
suelos.) Bueno, pero todo eso es amor? Y lo que siento por
Nines?
Ahora me planteo, por ejemplo: no vas a volver a ver nunca ms
a Carlota ni a Nines. Y qu? Qu me dice el corazn? Y el
cerebro?
El cerebro y el corazn siempre tienen que ir cada uno por su
lado?
No: vamos a ver. Tengo que despedirme para siempre jams de
una o de la otra. Ir a verla y decirle: Adis. Qu.
Cul me duele ms? Aaaaaaaaaaaaaaah!
20 de marzo
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continuacin,
veces
pueden
pasar
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puede
producir
escozor.
Estos
sntomas,
Sfilis
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Clamidia
Candidiasis
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Hepatitis B
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(Pediculus pubis
El sida
Qu es
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Cmo se transmite
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Situacin actual
es
mayor
en
determinados
pases
Situacin en Espaa
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Los jvenes
de
riesgo definidos.
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no
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Si me lavo con agua caliente y jabn despus de una relacin sexual, elimino la posibilidad de contagiarme de
sida?
ayudar
prevenir
otras
enfermedades
de
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No.
S.
Puedo contagiarme de sida por dar un beso, comer en la
misma mesa o beber del mismo vaso de una persona
seropositiva?
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21 de marzo
Oigo la radio, leo los peridicos. Me indigno.
En frica, donde el sida est haciendo ms dao que en ninguna
otra parte del mundo, los gobiernos no tienen recursos para
iniciar programas de informacin y prevencin, y los enfermos no
pueden acceder a los tratamientos (que les alargaran y les
mejoraran sustancialmente la vida) porque resultan demasiado
caros para las economas subdesarrolladas.
Mientras muchas compaas farmacuticas se resisten a abaratar
los costes de esos tratamientos, o a permitir que se fabriquen sin
pagar la patente, destinndolos precisamente a quienes no
pueden pagarlos, la epidemia progresa y los enfermos mueren a
millares.
Me da rabia, me deprime y pienso en qu podemos hacer para
impedirlo.
Nada?
Dice Mara Gual que es cuestin de localizar alguna ONG que se
ocupe de estos problemas y colaborar con ella en la medida de
nuestras posibilidades.
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Captulo 8
CARLOTA NO SE SABE EL PAPEL
Pas la tarde encerrado en mi habitacin, como empeado en aislarme
de ese mundo exterior que slo me daba disgustos, tratando de
concentrarme en la conversacin que haba tenido con el doctor Bardet.
Pero no poda quitarme de la cabeza la reaccin de Nines cuando le
cont mi lo con Carlota. Ni un reproche, porque supongo que pensaba
que no tena derecho a hacrmelo, pero s un aire de desencanto, el
esfuerzo visible para luchar contra el llanto, que haba conseguido
tragarse, y el comentario final, con el desaliento de quien expone una
certeza catastrfica:
Pero t ests colgado de esa chica.
Eso, segn se mirase, me haca ms culpable a m que a ella. Digamos
que mi infidelidad no era slo de cuerpo, sino tambin de alma.
No... Bueno, no s contest.
Lo ests.
Mira, Nines...
En realidad, no saba qu decirle, haba empezado la
frase sin tener ni idea de cmo acabarla, y agradec que ella me
interrumpiera:
Ahora prefiero quedarme sola. Ya nos veremos otro da, si quieres.
As nos separamos. Y luego, solo en mi habitacin, me la imaginaba
echndose sobre la cama para liberar el llanto en cuanto las puertas del
ascensor se hubieran cerrado, y m moral se haca aicos. Y adems
tema que, a pesar de aquel ya nos veremos otro da, en realidad,
hubiramos roto definitivamente. Me daba cuenta de que la quera, de
que la echara en falta. Pero no era como en el caso de Carlota. Quiz
alguna vez, al principio, s lo fue, pero ahora no. Ahora, todos los
caminos llevaban a Carlota.
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recordarme que las cosas hay que aclararlas, que tenemos que aprender
a mirarnos a los ojos y hablar de sexo sin rubores, aprender a decir te
quiero, o quiero acostarme contigo, o me atraes. Porque slo
cuando aprendamos a tratar de esos temas como si estuviramos
hablando de un aspecto ms de la vida, el sexo se convertir en lo que
es, en un aspecto ms de la vida, en uno de los ms importantes y ms
serios.
Y como un personaje de pelcula de ciencia-ficcin, concretamente uno
de esos sobre los cuales cae un rayo de luz que lo arrastra desde su casa
hasta algn lugar inhspito donde le espera el ovni que lo abducir, sal
de casa, me desplac hasta el centro y me plant delante de casa de la
madre de Carlota.
Pero qu le dirs? Qu le dirs? Carlota, tenemos que hablar... Y
despus?
Por el camino, me iba convenciendo con argumentos confeccionados a
medida para justificarme. Al menos, Carlota habra tenido que
llamarme para decirme si haba tenido la regla o no. Me mereca una
explicacin.
No s de dnde saqu las fuerzas para llamar al timbre.
Abri ella misma.
Carlota. Tan bonita, tan sincera, tan limpia, tan espontnea, tan ma
cuando fue ma.
Verla all, delante de m, me provoc un vaco en el estmago, y fijarme
en su expresin, que adems de sorpresa delataba una cierta alarma,
llen ese vaco de sustancias txicas y altamente corrosivas.
Flanagan! Se le borr la sonrisa. Qu...?
Y ahora qu le deca? Hay que hablar las cosas. Esto no puede
quedar as. Pido una oportunidad. Era muy fcil para el doctor
Bardet decir que hay que hablar las cosas, hay que hablar, hay que
hablar. Podra proporcionarnos una lista de posibles temas de
conversacin. O primeras frases para romper el hielo. Lo que yo tena
que hacer era desaparecer como un prestidigitador de los buenos. Hop!
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Koert?
S, ese holands.
Pues ya ves que te equivocabas.
Me alegro de haberme equivocado.
Estuve con l una buena parte del fin de semana.
Patapam! Eso era lo que no me gustaba de Carlota. Nunca daba la
respuesta que esperabas. Mi estado de nimo viajaba por una montaa
rusa controlada por un loco. Me vi frenando con la punta de la lengua
preguntas que se me ocurran. Por ejemplo: Y qu hicisteis en esa
buena parte del fin de semana?. Os lo pasasteis bien?, y Cmo lo
hace Koert? Tambin tienes que guiarle la mano o ya es un
expedicionario experto?. Tard en encontrar una pregunta aceptable:
Y cundo se fue?
El domingo por la noche, despus de los campeonatos. Y sin darme
tiempo a celebrarlo, aadi la de arena: Volver pronto, supongo. Y
creo que pronto podr ir yo a Holanda.
Ms claro, agua destilada. No tena que hacerme un croquis de la
situacin. Yo miraba al suelo, con la cabeza gacha, buscando el alma que
se me haba cado estrepitosamente a los pies. No saba qu decir.
Qu te pasa, Flanagan?
Qu me pasaba? Tena que decirle lo que me pasaba? Te pega la
patada, te caes por la escalera, te partes la crisma, te levantas sangrando
y te pregunta Qu te pasa?? Decid que no permitira que hubiera
ms diferencias entre lo que pensaba y lo que deca. Y dije:
Tengo miedo de que me dejes.
Flanagan, quedamos en que no haba compromiso... me record.
Y por mi parte era verdad cuando lo dijimos. Pero ahora he
descubierto que hay temas en los que es mejor no hacer promesas.
Bueno, ya lo haba hecho. Flanagan hacindose la vctima, Flanagan
chantajista moral, pero por otro lado Flanagan expresando lo que senta,
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que a lo mejor tambin tena derecho a hacerlo, no? Hay que hablar de
los sentimientos. Los sentimientos son lo nico que diferencia a los humanos de los electrodomsticos.
Not que Carlota se lo tomaba a mal, que haca esfuerzos por contener
el llanto.
No me hagas eso, Flanagan.
Yo no hago nada. Supongo... supongo que hay muchas chicas con las
que podra hacer el amor sin ningn compromiso, y pasrmelo bien y
que ellas se lo pasaran bien, como quien hace gimnasia... Nines
haciendo gimnasia con el italiano-. Pero no es el caso. Puedes hacer lo
que quieras, qudate con Koert, y me conformar, porque no me queda
ms remedio.
Flanagan, yo no he dicho que me quiera quedar con Koert...
Entonces? A qu coo estaba jugando?
No lo s. Es que estoy hecha un lo. T me gustas mucho... Pero l
tambin... Y adems no s si... Estuvo un rato en silencio, atormentada
por sus dudas. A continuacin: Adems... Compromiso quiere decir
exclusividad... Qu vas a hacer con Nines?
Era una buena pregunta, pero yo no estaba dispuesto a permitir que
utilizase a Nines como coartada, de manera que contest sin
considerarla en serio.
Supongo que hay que elegir.
Adems, ahora se me hace difcil, hablar y decidir... dijo Carlota.
Eran imaginaciones mas o se me haba acercado, con un movimiento
de caderas?
Por qu?
Porque ests aqu y tengo ganas de acercarme ms a ti...
No, pens. No poda ser, porque aquello significara ms disgustos en
el futuro. Si quera que volviramos a la carga, antes tendra que
ofrecerme la seguridad de que no volvera a ver a Koert.
Qu calor hace aqu! Carlota, ser mejor que me vaya... Mientras lo
deca, empezaba a bajarme la cremallera del anorak.
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Se me haca muy difcil mirarla a los ojos desde que yo le haba dicho te
quiero y ella se haba echado a llorar.
24 de marzo
SEXO Y VIOLENCIA
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LA VIOLENCIA DOMSTICA
Cuando hemos entrado en clase, todos compartamos el mismo
escalofro clavado en la nuca.
No lo hemos podido evitar, claro. Se ha convertido en el tema del
da.
Muy afectada, Gloria ha abierto el peridico sobre su mesa y, sin
disimular la indignacin, ha comentado: Pero no es la nica
noticia del da referente al tema. Mirad sta, ms destacada. Un
hombre tira por la ventana a su esposa, embarazada. Y esta otra:
una mujer se presenta en comisara gravemente herida de un
navajazo. Est en la Unidad de Cuidados Intensivos. Se haba
separado de su marido que la maltrataba, y lo haba denunciado
no s cuntas veces, y el juez haba ordenado al tipo que no se
acercara a ella. Pero quin vigilaba que no lo hiciera? Quin
protega a esa mujer?
He recordado entonces el discurso del doctor Bardet. Los
hombres llevamos muy mal eso del sexo. En clase, se ha
originado un debate, claro. Se sucedan las preguntas y se
improvisaban respuestas. Cuando Gloria hablaba, todos la
escuchbamos en un silencio sobrecogido. Salieron datos que
Gloria tena en su cajn:
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Y no lo denunciaban a la polica?
Los policas eran hombres que vean aquello perfectamente
normal. Pero, en casos extremos, cuando la cosa llegaba a los
tribunales, las autoridades se unan para convencer a la mujer de
que perdonase al marido. Pero no creis que de eso hace tanto
tiempo. An hoy en da oiris a alguien que dice eso de Cuando
llegues a casa, pega a tu mujer. Si t no sabes por qu, ella s lo
sabr. Se dice en broma, claro. Pero se dice. Y hace poco, un
alto dignatario religioso musulmn difunda un panfleto en el que
se deca que hay que maltratar a la mujer, y cmo hay que
hacerlo sin dejar marcas!
Pero por qu lo hacen? nos preguntbamos. Qu
necesidad tienen de eso?
Yo habra podido exponer lo que me dijo el doctor Bardet, pero he
preferido escuchar a Gloria.
Porque estos hombres no saben convivir si no es en un rgimen
de dominacin. Ellos mandan y hay que obedecerles. Ellos
administran y nadie puede rechistar. Es la autoridad patriarcal, la
minidictadura familiar, el caciquismo a pequea escala. Quien
gobierna sin dar razones tiene que gritar mucho y amenazar
mucho para impedir que ninguno de sus subordinados le replique,
porque piensa que si el dominado tiene razones ms slidas que
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LA VIOLACIN
Hemos estado de acuerdo en definirla como un acto de violencia para
forzar una actividad sexual con alguien que no quiere realizarla .
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LA PEDOFILIAY LA PEDERASTIA
Y tambin hay hombres que practican el sexo con nios,
verdad? ha sido la siguiente pregunta. Se llama pedofilia.
No, se llama pederastia.
No, se llama pedofilia!
No, pederastia!
Hemos tenido que recurrir a un diccionario para ver en qu se
diferenciaban las dos palabras o si eran sinnimas. As, nos
hemos enterado de que
pedofilia es el amor sensual y atraccin enfermiza hacia los nios
y la pederastia es la relacin sexual de un adulto con un nio.
De manera que podramos decir que la primera define un
problema psicolgico y la segunda un delito tipificado en el
Cdigo Penal.
Huelga decir que una experiencia sexual de este tipo, para un
nio, tiene consecuencias que arrastrar toda la vida, tanto si, en
su inocencia e ignorancia, consinti como si no. Gran parte de los
delitos de pederastia se perpetran en el seno de la familia, y por
tanto tambin constituyen un incesto (que quiere decir mantener
relaciones sexuales con un pariente de primer grado: padres con
hijos, hermanos...). Tambin se considera delito hacer fotos
pornogrficas de menores y exhibirlas por cualquier medio,
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incluido Internet. Nos cuenta Gloria que cada vez que se lleva a
cabo una redada y atrapan a gente de la que intercambia material
de esta clase, los detenidos suelen ser personas fuera de toda
sospecha, de aspecto perfectamente honorable, de esas
bellsimas personas de las que no me lo habra figurado jams.
A alguien se le ocurre alguna otra clase de agresin?
ha preguntado Gloria, decidida a ir al fondo del tema.
El acoso sexual ha dicho un chico de la primera fila.
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EL ACOSO SEXUAL
Efectivamente. Se da acoso sexual cuando una persona, con
algn tipo de poder sobre otra, la presiona psicolgicamente, con
amenazas de perjudicarla, exigindole que ceda a sus
pretensiones sexuales. Un caso tpico es el del directivo de una
empresa que, por una parte le promete a su secretaria ascensos
y beneficios a cambio de sexo y, por otro lado, la amenaza con
represalias laborales si no accede a sus pretensiones. Y ha
terminado resumiendo: Es una manifestacin ms del afn de
dominio del hombre sobre la mujer. Y cualquier otra forma que os
podis imaginar, desde la esclavitud hasta el Concurso de Miss
Universo, pasando por la ablacin del cltoris o la lapidacin de
adlteras, todas las posibilidades seguro que han sido realidad en
un momento u otro de la historia.
Un chico ha levantado la mano:
Y los malos siempre son los hombres? ha protestado.
Nunca la mujer? Qu pasa con la famosa mujer fatal?
Y con la suegra? ha preguntado Charche.
Claro que hay mujeres malas ha concedido Gloria . Incluso muy malas y, por si fuera poco, alimentadas por el rencor
de aos y aos de ser las perdedoras y de tener muchas cuentas
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Mira... dijo . Los hombres llevamos muy mal esto del sexo.
Las mujeres, no lo s. Ellas hablan ms de sentimientos, de
sensaciones, van al gineclogo, tienen la regla que cada mes les
recuerda a qu sexo pertenecen, tienen una relacin ms ntima
con sus genitales. Nosotros, en cambio, los ocultamos, nos los
escondemos dentro de los pantalones, no hablamos de ello,
decimos que es feo hablar de sexo y, por eso, cuando hablamos,
lo hacemos trasgrediendo, como si pensramos que es algo
malo, lo utilizamos para escandalizar, para sentirnos muy
valientes haciendo aquello que los paps dicen que no hay que
hacer.
Pero, si lo escondemos, si lo ignoramos, si no lo estudiamos,
entonces no lo controlamos. Y el sexo se convierte en una fuerza
descontrolada. Ya lo sabes t: no s cmo te fue con Carlota pero
supongo que el deseo de los cuerpos fue ms poderoso que la
razn y la voluntad, no? Arque las cejas. Ni te lo imaginas.
Sin condn dije simplemente.
Coo! tuvo un sobresalto. Y...?
Y... No me ha vuelto a decir nada, y ya han pasado ms de diez
das. Supongo que debe de haberle venido la regla o, si no, me lo
habra dicho.
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cuerpo
son
tan
poderosos,
los
sentimientos
los
perfecta
entre
una
atraccin
fsica
un
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humillar,
destruir.
Porque,
huyendo
de
los
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LA PROSTITUCIN
Como las prostitutas, no? dije.
Exactamente. Al hombre que va con prostitutas, le da igual de
dnde venga aquella mujer, adonde vaya despus del coito, qu
piense, por qu se dedica a lo que se dedica ni qu siente
mientras lo hace. Da igual. El dinero que se interpone entre ellos
la convierte en una cosa, sin alma, un animalito que l usa
ocasionalmente.
Entonces, ests en contra de la prostitucin...? le dije,
porque yo no estoy muy seguro de si estoy a favor o en contra.
Estoy en contra de la trata de blancas y de la explotacin de las
mujeres como esclavas, claro que s. Estoy en contra de que
haya mujeres que la ejerzan obligadas, ya sea por sus chulos o
por la necesidad. Pero la prostitucin hace muchos y muchos
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ELTIPO DURO
Record aqu (y recuerdo ahora) al Charche diciendo que el
hombre es cazador y conquistador. Dos imgenes de violencia,
imgenes armadas y dispuestas para el combate. El hombre
como guerrero que utilizar cualquier recurso, incluida la mentira,
para liar a la mujer y llevarla al catre. Se blindan para no sentir
dijo el doctor Bardet, para que los sentimientos no les hagan
dao, y eso los hace inhumanos y, por tanto, desgraciados.
Y me vino a la mente Coral Comellar asegurando, rencorosa, que
los chicos no sufren.
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LOS CELOS
Y an ms continu el mdico, lo mismo que decamos del
sexo: si no los conoces y no hablas de ellos, tampoco controlas
los sentimientos. Y, si no controlas los sentimientos, son ellos los
que te controlan a ti. Y entonces tienes esa otra clase de
hombres que no quieren a la pareja con la que viven, porque la
desprecian, pero se pegan a ella como lapas, y son dominados
por los sentimientos de celos, de posesin y de dominio. Y los
llaman amor.
Bueno... intervine, ponindome colorado. Pero los celos...
Quera decir: Son un sentimiento como otro cualquiera, no?
.Yo mismo estoy celoso de Carlota, ahora... Claro me
tranquiliz el doctor.Y es normal. Pero son unos celos sanos y
naturales que demuestran que la queras. No s s era el amor de
tu vida, pero la queras, te gustaba estar con ella, te gust
acostarte con ella y cuando se va te duele. Y es natural que te
duela. Y s ella se va con otro, pues an peor. No te gusta que
haga con otro lo que haca contigo. Eso es humano. Pero t
puedes razonar que ella tena todo el derecho a irse, que ni ella ni
t habrais sido felices s la hubieras obligado a quedarse
contigo...
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No, claro reconoc. Si ella quiere estar con ese Koert, que se
quede con Koert, qu le vamos a hacer...
Si quieres a alguien, djalo libre dijo : si vuelve a ti, es que
te quiere. Si no vuelve, es que nunca te quiso asent, muy
convencido. Y l aadi : Si para ser libre, necesitas un
esclavo, la libertad no tiene ningn sentido ni valor. Marqu una
pausa, suspir, dije:
Pero eso no excluye el sentimiento de frustracin. Claro que no
abandon el tema:
Entonces, lo que sienten esos hombres...
Esos hombres no saben lo que sienten, porque siempre han
renunciado a entender sus sentimientos. Es ms, han sido
educados en la dureza, en el blindaje de que hablbamos antes.
Con esa insensibilidad que, unida a las necesidades que tienen y
no quieren reconocerse, desemboca en la celotipia, que son los
celos patolgicos, los que se esconden detrs de casi todos los
casos de violencia domstica que aparecen en los peridicos ...
Me pareci una descripcin perfecta.
Acaba de sonar el telfono. Era el doctor Bardet. Me invita a
comer en un restaurante el mircoles siguiente. Me ha dicho que
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Captulo 9
EL CAF DE LA LUNA
Ya no me caba duda de que Koert haba ganado, que recoga la medalla
de oro en lo alto del podio mientras a m un socorrista peludo tena que
sacarme del fondo de la piscina y hacerme el boca a boca para
reanimarme un poco. Por si no estaba convencido de ello al cien por
cien, dos das despus Carlota me llam con el objetivo de
confirmrmelo.
Ah, Carlota... exclam, mostrando una ilusin que no senta.
Oye... S?
Silencio. A lo mejor ella lo estaba pasando peor que yo, pues haba
llegado a ese estado beatfico de apata absoluta que caracteriza a los
santos.
Mira, que no s cmo... Que me parece que... Venga, dilo de una
vez, ta.. Que no me aclaro. Que es mejor que lo dejemos, de
momento.
Que no se aclaraba. Pero me lo deca a m. No se lo deca a Vroom.
Ah dije.
Podemos ser amigos, no?
No estaba preparado para contestar a aquella pregunta. No me la haba
estudiado. Pero contest, muy educado:
Claro.
Flanagan, por favor, di algo.
Si estoy hablando.
Ya me entiendes. Slo dices monoslabos.
Que de acuerdo, que no lo puedo evitar.
Ni yo tampoco, de verdad. No puedo continuar con esto pensando
que...
Que ya lo entiendo la cort.
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Qu entiendes?
Que de momento lo dejamos. se era mi resumen.
Podemos seguir siendo amigos, Flanagan. No quiero perderte como
amigo. Podemos serlo?
No lo s respond con el corazn hecho un burujo en la mano. No
s si me veo con nimos, tal como me siento ahora. Djame que lo
piense. Ya te llamar.
Era mentira: no tena la menor intencin de pensarlo, ni mucho menos
de llamarla. Por rencor, quiz, s, pero tambin por prudencia. No me
hara ningn bien estar cerca de ella si no la poda tocar.
Y pasaron los das. Al principio, no consegua liberarme del incordio de
la angustia ni centrarme en otras cosas. Podais verme sombro y solo,
abatido, sin fuerzas ni sentido del humor, arrastrando los pies por los
charcos. Pero nadie vio cmo me daba cabezazos contra la pared,
porque no lo hice nunca, ni en pblico ni en privado, y os aconsejo que
vosotros tampoco lo hagis, porque me parece que duele.
Pensaba en lo exagerada que era aquella reaccin sentimental. Total, por
tres polvos mal dados. Por una sonrisa encantadora como seguro que
las hay a millones por todo el mundo. Qu pasaba? Era mi amor
propio ofendido por haber sido rechazado? A lo mejor s.
Y pensando en todo ello, poco a poco, me fui reconciliando conmigo
mismo y, con el tiempo, la sensacin de derrota se fue amortiguando.
Las calles se llenaron de chicas muy parecidas a Carlota que no me
decan nada en ningn sentido y, un da, no pude recordar aquello tan
delicioso que dijo en alguna ocasin y que pens que jams podra
olvidar. Tendra que haberlo sabido, claro, me haba pasado lo mismo
con Clara Longo, cuando tena catorce aos, y con Carmen Ruano, las
primeras chicas de las que, de una forma u otra, me haba enamorado.
Pero hay aspectos de la vida en que las experiencias anteriores no
ayudan nada. Los golpes en la espinilla son un buen ejemplo. Y las
rupturas sentimentales, otro.
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vez porque el entendimiento tcito entre los dos era que no tenamos
ninguna obligacin el uno respecto del otro.
Montamos en aquel coche que sus padres le haban comprado a la
espera de que cumpliera los dieciocho y pudieran comprarle uno de
verdad. En realidad, era como una moto disfrazada de coche: dos plazas
y motor elctrico. Pero el habitculo era muy pequeo y favoreca la
intimidad.
Ser peligroso?
No lo creo. Por si acaso saqu del bolsillo una gorra de bisbol y
unas gafas de montura metlica, cuando estemos all me pondr esto.
A poco oscuro que est el local, bastar para que no me reconozca.
Estas gafas son graduadas. De dnde las has sacado?
Eran de mi abuelo.
Y por qu no te las pones?
Porque si me las pongo, veo menos de lo que vea mi abuelo sin, por
eso.
Se ri. Me senta a gusto con ella. A pesar de la diferencia abismal entre
su barrio y el mo, tenamos algo (no me hagis decir qu) en comn.
Haca casi tres aos que nos conocamos, uno y medio que salamos, y a
veces no necesitbamos decir nada para saber qu pensaba el otro.
Comparada con Carlota, era ms guapa, eso seguro, pero los otros
ms apuntaban a defectos y no a virtudes. Ms voluble (aunque
Carlota no se quedaba corta), de alguna manera ms superficial, ms
polticamente incorrecta, ms gamberra. Pero la lgica me deca que si
todos tuviramos que buscar a la mujer con menos defectos, quiz habra que clonar a la Madre Teresa de Calcuta.
Nines dije despus de pasar el peaje de los tneles de Vallvidrera.
-Qu?
Si tu culo fuera un barco, me hara marinero.
Qu dices? Se ech a rer.
Lo que oyes. No te asustes, slo era un examen. Qu te ha parecido?
Ja, ja, no me hagas rer, que nos damos contra un camin!
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haca difcil distinguir nada en el piso de abajo. Entre una cosa y otra yo
prcticamente haba desistido de la investigacin. Y entonces, cuando
ya no pensaba en ello, como suele suceder, lo vi sin buscarlo.
Jo, ah est.
Dnde? dijo Nines.
Lo haba visto en el grupo de los que se haban quedado de pie cerca de
la puerta porque todas las mesas de abajo estaban ocupadas. Lo
reconoc gracias a la luz de su propio encendedor, cuando prenda un
cigarrillo. Pero cuando la llama se apag, se hizo difcil saber quin era
su acompaante; desde donde nos encontrbamos, slo distingua
sombras amontonadas.
Est cerca de la entrada, es aquella sombra ms alta, el que se apoya
en la columna le indiqu a Nines. Bajo un momento para ver con
quin va.
Voy contigo.
No... quera decirle que nos iban a quitar la mesa. Me apeteca
disfrutar de todo el concierto all mismo, en su compaa.
Pero ella arque las cejas, interrogativa, como diciendo A qu hemos
venido? A escuchar msica o a vivir una trepidante aventura?.
Me convenci. La cog de la mano y nos abrimos paso entre la
muchedumbre comprimida. Descendimos por la escalera, que
desembocaba en el vestbulo de entrada, y nos aproximamos por la
espalda al grupo donde haba visto al Mirage. Sorpresa: ya no estaba. En
su columna, ahora, estaban apoyadas dos chicas fumadoras. Fuimos
hacia el exterior.
En la entrada y en el aparcamiento que haba delante del local, no se
vea a nadie. Tampoco ningn coche que arrancara o se alejara, y si el
Mirage y su pareja se haban cansado de estar de pie y abrumados por la
multitud haban decidido irse, no haban tenido tiempo de maniobrar
para salir del estacionamiento. Se me ocurri que quiz haban dejado el
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Flanagan? Flanagan!
Yo no deca nada. No poda moverme. Muerto de vergenza. Me senta
imbcil, inoportuno, manipulador, chismoso, traidor, por haberme
metido de aquella manera en la vida de mi compaero, sin que nadie
me lo hubiera pedido, slo por curiosidad.
Flanagan! La madre que te pari! Qu coo haces aqu? El miedo
le deformaba la voz. Hijo de puta chismoso! Como se lo cuentes a
alguien...!
Me pareci que la voz se le rompa en un sollozo. Estaba llorando. Cerr
los ojos muy fuerte, dicindome que no me lo perdonara nunca. Y no
me refera a l. Yo no me lo podra perdonar nunca. Imbcil,
inoportuno, manipulador, traidor.
Vmonos dijo otra voz, alterada.
El motor del coche arranc bruscamente, las ruedas crujieron sobre la
grava, se alejaron.
En seguida, el silencio.
Nines me estaba mirando.
Jo dije. Llevo una temporada fatal.
Un compaero de tu clase.
El que crea que sala con una mujer mayor.
Y es gay.
S.
Y has descubierto su secreto.
Jo. Por qu tiene que ser un secreto? Por qu tienen que esconderse?
Se oan los grillos y, muy lejos, la msica que tocaban en el interior del
Caf de la Luna. Un blues, no s cul pero era un blues. Y yo tena que
llenar de alguna manera aquel silencio asfixiante.
Supongo que estoy en crisis y todo se me pone en contra. Con Carlota
lo hemos dejado, sabes? Dicen que madurar consiste en aprender a
despedirse. Pues te juro que yo estoy madurando a toda leche.
La luz de la discoteca llegaba hasta nosotros a travs de un filtro de
hojarasca y ramaje, y me permita ver el resplandor de los ojos ms
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bonitos que me han mirado en toda mi vida. Tambin permita que ella
me viera un araazo que me haba hecho en la mejilla al caer.
Nines se me acerc y me lo acarici con la punta de los dedos.
Te has hecho dao.
No es nada.
Se acerc ms an, ms an, y me lami la herida. S, s, me la lami con
la lengua. Y a continuacin, me busc los labios. Yo abr la boca y le di la
bienvenida.
Pero no. Con Nines, no. Nines tena miedo.
Me separ y procur ser amable.
Oye, siento mucho.... dije. Ya sabes lo que pas, ya sabes...
No volver a pasar susurr.
Suspir.
Tu amigo el italiano te quit el miedo?
Sonri, benevolente con mis neuras.
Me ense que hay gente que se tira a la piscina de cabeza, y la hay
que se mete bajando por la escalerilla, despacito, y hay quien se tira en
bomba, o quien necesita haber tomado mucho sol y ponerse muy
caliente, muy caliente, antes de sumergirse. Hay personas a las que les
cuesta mucho decidirse. Y hay quien prefiere que el agua est fra y hay
quien la prefiere caliente o tibia. Y hay quien, una vez dentro, se pone a
cruzar piscinas, a crowl, como loco, de un lado a otro, a toda velocidad; y
hay quien la atraviesa plcidamente a braza, y hay quien hace el
muerto, y quien bucea.
Entonces, nosotros dos...
A lo mejor nos camos a la piscina prematuramente, cuando an no
habamos hecho la digestin. A lo mejor todava no nos habamos
preocupado de aprender a nadar.
Y ahora...?
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29 de marzo
LOS LTIMOS TEMAS
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PERVERSIONES
Y ya has terminado el diario? Por lo que me has dicho, ya has
hablado de casi todos los aspectos del sexo.
An faltan algunos temas... Me interrog con un gesto
solcito. Dije, con cierto reparo: Las... perversiones sexuales.
Las perversiones sexuales? Como si fuese la primera vez que
oa hablar del asunto . Qu entiendes por perversiones
sexuales?
Pues... No s... Esos que hacen cosas raras... que se disfrazan
para hacer el amor... l de mayordomo y ella de marquesa.... El
matrimonio Bardet se ech a rer, O los tros... las camas
redondas... Se diluy un poco la sonrisa . O bien cadenas,
ltigos, cuero... Sadomasoquismo... Aqu ya no se rean. Se
haban puesto serios y movan la cabeza como diciendo Eso s
que es un problema.
Mira, no hay reglas. Que cada cual practique el sexo como ms le
divierta, mientras los dos miembros de la pareja estn de
acuerdo.
Si
se
divierten
disfrazndose,
magnfico!
La
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LA CONVIVENCIA
cosas
compartido,
tantas
experiencias...
Aunque
ests
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una persona, cuesta mucho dos hacer los lazos. Bueno, como
siempre: habr aquel quo 110 ha establecido ningn vnculo
sentimental y se, si te he vis to no me acuerdo. Precisamente esta
gente se blinda para no sufrir en situaciones como stas.
Pero s la cosa no funciona, es mejor romper. Separarse dijo
Nines, mirando el plato.
Claro. Tenemos que aceptar que, igual como todo el mundo
tiene derecho a equivocarse, porque somos humanos, todo el
mundo debe tener derecho a rectificar. Slo los autoritarios y
dogmticos niegan una segunda oportunidad Lo prometiste para
toda la vida: si ahora te arrepientes, tu jodes.
Mientras hablan, yo pienso que, sin una segunda oportunidad, no
habra aprendido aquello del cltoris de Carila, por ejemplo.
Pero duele concedi el doctor, como s recordara dolores
pretritos. Y siempre duele ms a una parto quo .1 la otra, es
muy difcil que dos personas lleguen en al mismo momento a la
misma conclusin y estn de acuerdo 011 que han de separarse.
Deca Jardiel Poncela que el amor os una goma elstica que
aguantan dos personas, una desde cada extremo. Y van tirando
de ella, van tirando, hasta quo uno de los dos se cansa y la
suelta... y la goma le da al otro on los morros.
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LA HOMOSEXUALIDAD
Pero me gustara no tener que hacerlo. O, en todo caso, me
gustara escribir slo que la homosexualidad se puede definir
como atraccin sexual hacia individuos del mismo sexo, que a los
homosexuales masculinos se las llama gays y a las mujeres
homosexuales se las llama lesbianas, y aadir algunas
estadsticas al respecto encontradas en Internet y que dicen que
aproximadamente del 15 al 20% de los hombres y un 6% de las
mujeres son homosexuales. A quin le importa?
A quin tendra que importarle? Cuantos ms sean, ms los
aceptaremos? Es que estn prohibidas las minoras? Y me
gustara aadir aquella pincelada de historia que encontr en un
libro:
Los indios de las Grandes Praderas Americanas (entre los cuales
se contaban los sioux, aquellos del Caballo Loco y Toro Sentado
que derrotaron al general Custer y a su Sptimo de Caballera en
Little Big Horn) tenan cuatro sexos perfectamente asumidos en
su sociedad: los hombres que hacan de hombres (guerreros y
cazadores), las mujeres que hacan de mujeres (cuidaban de los
nios y del poblado), los hombres que hacan de mujeres
(tambin cuidaban de los nios y del poblado) y las mujeres que
hacan de hombres (tambin guerreras y cazadoras). sos s que
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Lo entiendo perfectamente.
Nos despedimos con un fuerte y viril apretn de manos.
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LA NORMALIZACIN SEXUAL
El doctor Bardet se acod en la mesa y dijo:
Eso que decas hace que me plantee una pregunta. Hay que
normalizar el sexo? Quiero decir: tenemos que luchar para que
el sexo salga del armario? O tiene que formar parte de nuestra
intimidad
para
siempre?
Intimidad
significa
secretos
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hemos
curado
de
esas
lacras
stas
continen
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quiero decir que no sirvan para nada, pero es muy difcil hacerles
caso si no los has digerido. No sirve de nada que te digan No te
preocupes cuando ests preocupado; ni que te digan Eso no
es problema cuando t te encuentras ante ese problema... Cada
cual se las compone como puede.
Yo creo que no se trata de leer este libro para saber cmo hay
que hacer las cosas. Se trata de que pensemos sobre el sexo.
Pensemos y hablemos de l. Hablemos y pensemos sobre l.
Adopto este principio: As como se dice:
No des pescado a un hambriento; ensale a pescar, habra que
decir:
No le digas lo que tiene que hacer a aquel que te lo pregunte:
ensale a pensar.
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Eplogo
Y as fue como regres al bar de mi padre y all me recibi Pili haciendo
aspavientos y armando barullo, como si estuviera delante de una de las
siete maravillas del mundo, y anunci, gamberra como slo puede serlo
una hermana con aos de experiencia:
Eh, mirad, Juanito sonre, los milagros existen!
Y, sin solucin de continuidad, como para confirmar que las cosas iban
y seguiran yendo bien, son el telfono y era Carlota.
Flanagan?
Un poco cortada, un poco SOS, un poco si vas a enviarme a la porra,
conserva al menos las formas, por favor.
Dos semanas antes, me habra desmayado de la emocin al or su voz.
Una semana antes, habra soltado un taco y habra colgado el auricular
con violencia. Ahora, despus de la conversacin con el doctor Bardet
durante la comida, me habra gustado decirle Carlota? Qu Carlota...? La chica del cltoris?. Pero a lo mejor no lo habra entendido.
No diga nada, ya s de qu se trata dije con mi voz de mafioso
veterano. Hice una pausa un poco sdica, teniendo en cuenta las
circunstancias, y aad: Tiene un loro deslenguado y quiere que
averige quin es el sinvergenza que le ha enseado a decir tacos.
En el otro extremo de la lnea telefnica, Carlota solt una carcajada.
Flanagan, amigos?
Amigos, claro.
Me pidi que le pasara mi diario rojo para que se lo pudiera leer el
gremlin de su hermano.
Yo le ped a cambio su diario rojo.
Para qu lo quieres? Para qu lo lea tu hermana?
Mi hermana? No! exclam. Lo quiero leer yo. Yo. Que an
tengo mucho que aprender.
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