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Teorias de La Restauración

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Teorias de la Restauracin

El conocimiento de las teoras de la restauracin y conservacin no


sera el mismo sin las aportaciones de los Tericos
VIOLLET-LE-DUC, JHON RUSKIN, ALOIS RIELG, MAX DVRAK, CAMILO
BOITO, GUSTAVO GIOVANNONI Y CESARI BRANDI.
Por ello en diversas entregas profundizaremos en las ideas de estos filsofos del
arte, aunque cada uno de ellos tiene unas ideas definidas les une el mismo ideal
la conservacin para el disfrute de las generaciones venideras.
Conservacin, prevencin, salvaguardia, restauracin y mantenimiento son
acciones a veces contradictorias pero imprescindibles para preservar nuestro
patrimonio, la conservacin presenta un conjunto de actuaciones de prevencin y
salvaguarda para asegurar una duracin que pretende ser ilimitada. La prevencin
pretende conservar dentro de lo posible el objeto considerado, teniendo en cuenta
su contexto ambiental.
La salvaguardia es cualquier medida de conservacin y prevencin que no
implique intervencin en el objeto, la restauracin que implica intervencin debe
respetar los principios de conservacin, investigaciones e indagaciones previas
imprescindibles antes de la actuacin y que servirn para restituir en la medida de
lo posible su comprensin y legibilidad, y por ltimo el mantenimiento, que
representa el conjunto de acciones recurrentes en los programas
de intervencin, encaminadas a mantener los objetos de inters cultural en las
condiciones ptimas de integridad y funcionalidad, especialmente despus de
haber sufrido intervenciones de conservacin y/o restauracin.
La conservacin y restauracin son pues medidas complementarias, no
necesariamente tienen que ser simultneas pero su objetivo es el mismo, la
integridad del patrimonio cultural, por descontado debe estar precedida de un
conocimiento de la obra. La restauracin como disciplina y como estudio nace a
mediados del siglo XIX, fue Viollet-le-duc quien defini el trmino por primera vez y
lo que significaba. Se empieza a hablar de la aproximacin histrica, de valores y
conciencia artstica, esto necesita de nuevos estudios antropolgicos y tcnicos,
se teoriza y comienza en los aos posteriores diferentes Teoras de la
restauracin.

John Ruskin

Ms all del establecimiento de principios arquitectnicos,


los
numerosos textos sobre arquitectura escritos por el
polivalente autodidacta John Ruskin se inscriben
sobre
todo enla perspectiva de una moral social de gran
enjundia. ParaRuskin, la teora arquitectnica es
siempre filosofa moral y, por tanto, est relacionada
siempre con la bsqueda de la verdad. Esto se pone
de
relieve especialmente en el caso de The Seven Lamps
of Architecture, que Ruskin elabor paralelamente
a
su
trabajo sobre Modem Painters (Los pintores
modernos), su primera gran publicacin sobre
pintura.
Por su divisin en sacrifice, truth, power, beauty, life, memory y obedience
(sacrificio, verdad, poder, belleza, vida, memoria, obediencia), el libro deja claro el
lugar esencial que ocupan para el autor las cuestiones extra arquitectnicas.
Asimismo, esta inusual divisin en el marco de un libro sobre arquitectura permite
entender por qu Ruskin intenta expresar unos principios universales basndose
solo en sus impresiones y preferencias subjetivas, que rene en unos aforismos
destinados a servir de reglas en la vida prctica. Con ese teln de fondo, resulta
muy lgico el rechazo de Ruskin por el procedimiento de deducir las normas
arquitectnicas de la historia de la arquitectura; en primer lugar porque defiende la
idea de que toda irrupcin de una arquitectura histrica solo resulta posible bajo
las coordenadas de su poca y no puede restituirse por tanto en su propio tiempo.
Al contrario de la idea defendida por Viollet-le-Duc (1814-1879), Ruskin llega a
entender incluso la restauracin de edificios como una des truccin, y no solo para
la arquitectura sino tambin y en general desde un punto de vista histrico. En
efecto, la restauracin de vestigios arquitectnicos segn la filosofa de aquella
poca lleva a la destruccin de ideas, valores e ideales morales histricos que
nacieron con esos edificios. Ese tipo de errores solo pueden prevenirse en el
futuro si el arquitecto construye desde un principio para la eternidad y si erige as
un monumento perdurable a su poca. En cualquier caso, Ruskin parte del
principio de que la mayor proyeccin de la arquitectura solo ocurre al cabo de
cuatro o cinco siglos.
A pesar de sus crticas hacia la restauracin de la arquitectura histrica, Ruskin no
aboga sin embargo por un renacimiento arquitectnico. Al contrario, insiste en que
los estilos arquitectnicos ya existentes bastan ampliamente a las necesidades de
la sociedad contempornea. Por consiguiente, Ruskin concluye de forma
dogmtica: No queremos un nuevo estilo arquitectnico. Sin embargo, cada
estilo arquitectnico debe someterse a la prueba de la Impara de la verdad
(Lamp ofTruth) para ser aceptado como estilo universal. En otras palabras, para
Ruskin, cada obra arquitectnica debe poder deducirse de la Naturaleza en su
calidad de creacin de Dios. Esto ocurre cuando procede de la naturaleza del
hombre, por una parte, es decir, de sus facultades artesanales, y de las leyes

naturales de los materiales de construccin empleados, por otra parte, es decir, de


un uso acorde a la naturaleza del material. Ruskin exige adems sinceridad y
amor a la verdad en el mbito de la construccin. Para 1, un pilar que no soporta
ninguna carga se convierte en un error tan reprobable como un acto inmoral.
Ruskin aboga globalmente a favor de la transparencia en las relaciones de la
construccin, tal y como se observa en el trabajo artesanal de los materiales.
Ruskin exige como una moral artesanal que el proceso de transformacin del
material se exprese mediante pequeas irregularidades en el material empleado.
En ese contexto, prefiere sobre todo los materiales tradicionales, como la piedra y
la madera, a la vez que observa que la elaboracin de nuevos materiales puede
ampliar las posibilidades de la arquitectura: No existe ninguna ley ni principio...
que no puedan abandonarse con la llegada de nuevas condiciones o el invento de
nuevos materiales. No obstante, Ruskin solo puede aceptar esos nuevos
materiales si son producidos directamente por el hombre, o en otras palabras, de
forma artesanal o natural, y no de manera industrial. Por tanto califica el uso de
estructuras industriales de hierro como una violacin de la Naturaleza. Bajo esa
perspectiva cabe entender entonces la crtica de Ruskin hacia el palacio de Cristal
(1851) de Joseph Paxton (1801-1865), que considera adems como un
lamentable punto final a la tradicin arquitectnica palladiana, de la Donck and
Palladian Pride. En el marco de una arquitectura meramente utilitaria, Ruskin
tolera en cambio el uso de materiales industriales a los que otorga incluso una
dignidad propia, por lo que establece una diferencia entre la arquitectura como
expresin de la belleza libre de todo utilitarismo y la arquitectura utilitaria del
ingeniero.
Ms all del aspecto moral de la verdad arquitectnica, la crtica de Ruskin hacia
la arquitectura industrial y la tradicin arquitectnica clsica se fundamenta ante
todo en argumentos estticos. Basndose en la coherencia de los efectos en la
pintura, Ruskin defiende un ideal de diversidad arquitectnica que traduce su
inters por las cualidades estticas de la pintura moderna de su poca. De esta
manera, Ruskin pone el nfasis en el efecto pictrico de las obras arquitectnicas
romnicas y gticas que muestra en The Seven Lamps y las antepone a la
monotona formal y cromtica del clasicismo.
En los tres volmenes de The Stones ofVenice, 1851- 1853, (Las piedras de
Venecia), diencialas ideas estticas de Ruskin quedan patentes cuando considera
el paisajismo ingls como una compensacin de esa monotona arquitectural: As
pues, la escuela del paisajismo ingls que culmina con Turner no es ms que el
sano intento de colmar el vaco dejado por la destruccin de la arquitectura
gtica. Este estado de insaticfaccin solo podr superarse cuando la arquitectura
-as como el paisajismo de hecho- se base en la inmensa riqueza de formas
dispensadas por la Naturaleza. Con esta base, Ruskin desarrolla un abanico de
adornos arquitectnicos que van desde lo orgnico hasta formas abstractas.

Sin embargo y a diferencia de Pugin, el modelo debe obtenerse en primer lugar


del gtico continental. Ruskin considera por una parte que ningn estilo
arquitectnico ingls merece renacimiento alguno y, por otra, que el gtico
continental resulta estticamente ms rico y ambicioso que el gtico ingls,
descrito como pequeo y limitado, por no decir carente de valor, superfluo e
inconsistente.
En cambio, debido al uso de un gran nmero y una gran variedad de materiales
como el mrmol o el alabastro, el uso del color en las iglesias italianas posee un
duradero efecto pictrico.
El arquitecto se transform en pintor de alguna manera, en un pintor que utiliza la
superficie de las paredes como lienzo, subraya Ruskin en Tne Seven Lamps.
Ruskin ilustra esta idea con 14 dibujos realizados por 1 donde muestra en
especial el Campanile de Giotto, las catedrales de Caen, Rouen, Bayeux y
Beauvais, y el palacio Ducal de Venecia. Ruskin solo ofrece en estos dibujos
detalles ornamentales que deben dar buena fe de la riqueza formal de la
arquitectura que tanto admira.
As elogia por ejemplo el atractivo contraste entre los muros planos y las
elaboradas filigranas de las traceras de la fachada del Campanile de Giotto.
Tambin llama la atencin sobre la esttica ejemplar conseguida segn l en el
Domo de Ferrara gracias a la riqueza de las formas orgnicas de las columnas y
arcadas. Finalmente, cabe interpretar como un homenaje a la pintura de Turner, al
que admira por encima de todo, el nfasis que pone Ruskin en la especial
interaccin entre el cromatismo de los materiales elegidos cuidadosamente y la luz
del sur en la arquitectura italiana.
Adems de las cualidades estticas de The Stones of Venice, la concepcin del
gtico como nico estilo arquitectnico no dogmtico convirti a Ruskin en un
modelo de primer orden en su poca. El gtico no sufri la influencia de ningn
estilo anterior ni de ninguna norma esttica.
Como nica arquitectura racional, siempre se someti a las necesidades
prcticas, aunque para ello tuviera que alejarse de los principios de simetra y
otros dogmas. Ruskin estima que esa nexibilidad convierte al gtico en estilo
universal que debe garantizar, ante el desenfrenado progreso de la
industrializacin, el mayor mbito posible de conciencia moral y social, tal y como
exigir William Morris (1834-1896) en un marco ms ampliamente social y terico.

EUGNE EMMANUELE VIOLLET LE DUC


Las respuestas a las contradicciones creadas por
la Revolucin francesa y el despegue del
romanticismo haban alumbrado en Francia, un
temprano inters crtico hacia el patrimonio
histrico. Escritores y hombres de cultura
advirtieron la necesidad de intervenir en la
salvaguardia del patrimonio histrico, que cifraba
en el gtico el arte nacional. La atencin de los
restauradores se concentr sobre los monumentos
medievales, las catedrales, iglesias y castillos que
haban sufrido las ms graves mutilaciones y que,
sin embargo, constituan la expresin mxima y
unitaria del arte francs.

Debido a esta situacin, el Estado francs cre los fundamentos administrativos


para la conservacin y restauracin del patrimonio histrico. En 1837 se funda El
Conseil des Btiments Civils, esta institucin tena bajo su vigilancia la supervisin
de los edificios vinculados al Estado, pero tambin estaba encargada de la
supervisin de monumentos parisinos tan significativos como la Saint-Chapelle y
la catedral de Notre Dame, que no cumplan funciones de culto desde la
Revolucin, pero que revestan el carcter de monumentos nacionales.

La personalidad francesa ms importante en materia de restauracin de


monumentos fue el arquitecto Eugne Viollet-Le-Duc, arquitecto y arquelogo
francs.
Fue el primer autor que hizo una compilacin acerca de cmo restaurar los
monumentos, y fue el primer autor que defini la restauracin. En su
obra Dictionnaire raisonn de larchitecture franaise, expone los criterios de
restauracin en los monumentos, dichos planteamientos sirvieron de base para los
restantes pases de Europa. La frase de Viollet:Restaurar un edificio no es
mantenerlo, repararlo o rehacerlo, es restituirlo a un estado completo que quizs
no haya existido nunca., es el arranque de toda una teora restauradora que se
extendi por todo el continente.
Esta contundente definicin sostiene la posibilidad de rehacer una obra
incompleta y sita como objetivo central de la restauracin la consecucin de la
unidad de estilo de la obra de arte sometida a restauracin: se afirma la

posibilidad de recuperar no slo el estado primitivo u original de la obra de arte,


suprimiendo para ello sus transformaciones posteriores, sino que incluso se
admite la eventual obtencin de un estado completo que quizs no haya existido
nunca; esto es, la restauracin es entendida como adquisicin de un estado
ideal de la obra de arte, completa, perfecta y cerrada, independiente de las
variaciones experimentales a los largo de su historia: sta es la paradoja de la
restauracin en estilo, en cuanto propone la vuelta a un origen ms puro
incluso del que fue el origen autntico de la obra de arte , esto es, no solo
recuperar la obra de arte tal como fue en su origen, cuando fue ideada y creada
por sus artfices originales, sino tal como debera haber sido, en cuanto obra de
arte ideal y perfecta.

Por tanto se puede afirmar que para Viollet, la restauracin consiste en conocer
profundamente el estilo arquitectnico de cada monumento y penetrar
ntimamente en su esencia, a fin de asignar idntico carcter no slo a la
reconstruccin de partes ruinosas, sino tambin a la concepcin de los nuevos
miembros destinados a completar sus primitivas trazas, cuando parte de las
fbricas no llegaron a realizarse.
Esto es factible en edificios que pertenecan a estilos que, como el gtico,
respondan a un criterio de unidad, donde toda la construccin est sometida a
un sistema invariable y donde por tanto, era posible recuperar por deduccin
elementos deteriorados o perdidos: las catedrales gticas y otros estilos
consideradoslgicos y racionales, como los estilos clasicistas, en sus principios
compositivos o constructivos, se entienden como conjuntos arquitectnicos
perfectamente coherentes en su conjunto y en cada una de sus partes, de modo
que se postula la posibilidad de recuperar la forma prstina de un edificio, tal y
como debera haber sido, o incluso rehacer una obra pictrica o escultrica
incompleta, deduciendo las partes que faltan a partir de las existentes.
Llevada esta afirmacin al lmite, numerosos edificios restaurados en el siglo XIX
adquirieron esa apariencia inerte y fueron convertidos en falsos histricos, en
cuanto la restauracin reconstrua ruinas, completaba monumentos incompletos e
introduca elementos nuevos tratados como si fueran originales, hasta el punto
que no se distinguan las partes originales de las aadidas.
El objetivo de la restauracin estilstica, la teora promulgada por Viollet le Duc, era
conseguir el monumento ideal, de estilo unitario y carcter cerrado, en donde las
huellas del deterioro se eliminaran y el edificio ofreciera la apariencia externa de la
obra recin creada, en permanente estado de gnesis, y no afectada por la triple
influencia destructora del hombre, de la naturaleza y del tiempo.

Leopoldo Torres Barbs


Un hombre que representa uno de los ms firmes
pilares en el campo de la restauracin de edificios de
la Espaa de la primera mitad del siglo XX. A l le
debemos, entre otros muchos trabajos insignes, una
parte importante de la imagen de la que hoy
podemos disfrutar del conjunto monumental de la
Alhambra de Granada. La capilla y cripta del Palacio
de Carlos V aporta a los visitantes, estos das, una
extraordinaria muestra, integrada por ms de 250
piezas, a travs de la cual se rinde un homenaje
merecido, aunque tardo, a quien fuera arquitecto
conservador de la Alhambra entre los aos 1923 y
1936, Leopoldo Torres Balbs.
Planos originales de sus obras ms importantes,
fotografas
inditas,
piezas
arqueolgicas
procedentes de compras y excavaciones realizadas durante su gestin, cuadros,
fotografas, dibujos, diarios personales, varios documentales etc todo ello nos
introduce en la vida de este ilustre arquitecto, natural de Madrid, educado en los
principios de la Institucin Libre de Enseanza. Un hombre que con un profundo
inters por el estudio y la investigacin abre la puerta en Espaa, con su trabajo
en el monumento nazar, a un nuevo modo de trabajo basado en el mtodo
cientfico.
Torres Balbs y la restauracin cientfica, as se llama la exposicin que
permanecer abierta en Granada hasta el 9 de junio y que nos acerca de forma
agradable y amena a un hombre que desde muy joven sinti una gran atraccin
por el patrimonio histrico de Espaa y que rechaz la tradicin que imperaba
hasta entonces de restauraciones fantasiosas y destructivas, de trabajos
indiscriminados y sin criterios rigurosos, segn destacan sus estudiosos. Su labor
choca con quienes, siguiendo la tendencia imperante, preferan renovar o
modernizar lo que ya exista, inventndose lo que se haba perdido.
Este gran erudito de la Historia, del Arte, hace suyo el planteamiento del
historiador y arquelogo francs, Adolphe Napoleon Didron, citado por Anatole

France: En los monumentos antiguos es mejor consolidar que reparar, mejor


reparar que restaurar, mejor restaurar que embellecer, en caso alguno se debe
aadir o quitar.
Torres Balbs se encontr una Alhambra prcticamente destruida y abandonada y
es gracias, en gran medida, a su labor rigurosa que este monumento es
mundialmente conocido. Su trabajo representa la puesta en prctica de su
moderno pensamiento terico, recogido en numerosos escritos. Cuando asume la
conservacin de la Alhambra era una poca en la que los monumentos se
reparaban para que pudieran subsistir.
l se documenta, investiga, analiza los datos histricos y arqueolgicos para
establecer una solucin de intervencin basada en los principios modernos de
autenticidad. Su labor es totalmente opuesta a la de su antecesor, el arquitecto
Cendoya, cuya intervencin, segn relata Alfonso Muoz Conde en su obra La
vida y la obra de Leopoldo Torres Balbs, haba puesto en una alarmante
situacin de peligro al monumento.
Una visin desde la sensibilidad
Llega a Granada, casi por casualidad, como consecuencia del
fallecimiento de quien iba a hacerse cargo de la direccin y
conservacin del monumento, Ricardo
Velzquez Bosco, en cuyo proyecto se
basa Torres Balbs para su trabajo.
Hoy, esa labor nos brinda, segn
incide Muoz Conde, una visin de la
Alhambra
antigua,
inalterada
y
conservada.
Nave de saliente del Patio de Machuca

Este autor, que present su libro sobre el arquitecto madrileo en 2005, en una
edicin de la Junta de Andaluca, hace referencia tambin a las palabras del
acadmico, historiador y erudito, Fernando Chueca Goitia, en las que califica el
trabajo de Torres Balbs como algo tan fundamental, que gran parte de la

Alhambra que hoy vemos se debe a sus desvelos, a


sabias restauraciones y a su sensibilidad para comprender la
de aquellos artfices granadinos de la Edad Media.

sus
obra

Entre el material expuesto, vemos imgenes que nos hacer


retrotraernos a esa Espaa de los aos veinte en
los que muchos edificios del monumento nazar
estn prcticamente derruidos. El arquitecto,
amante de los viajes y la literatura y amigo de Fernando
Giner de los Ros o Manuel Bartolom de Cosso, entra en contacto
con esa parte de la historia, maltratada y
manipulada durante siglos, con la arquitectura
hispano-rabe.
La Galera Machuca, el Mexuar, el Patio de los
Arrayanes, la Sala de la Barca, la Torre Comares, las estancias conocidas como
de Washington Irving, o la zona de el Partal, por citar slo algunos ejemplos, son
rincones del conjunto monumental sobre los que Torras Balbs intervino. Pero no
todo fueron glorias. Objeto de crticas y polmica fue su trabajo en el Patio de Los
Leones. En 1935 hubo gran oposicin por parte de quienes se mostraron
contrarios a su osada por desmontar la cpula del templete oriental, que haba
sido aadida en una restauracin anterior sin ningn rigor y que estaba cubierta de
escamas de colores, y sustituirla por una cubierta a cuatro aguas, recuerda Muoz
Conde. Entre quienes defendieron la labor de Torres Balbs estaba Manuel de
Falla.
La magnfica aportacin del madrileo, que queda reflejada tambin en trabajos
realizados en el Corral del Carbn o la Casa del Chapiz, en Granada, fue
interrumpida como arquitecto conservador de La Alhambra mediante una carta de
destitucin que le lleg el 25 de agosto de 1936. En ella, segn Alfonso Muoz
Cosme, se citaban como alguna de las razones el ser persona afecta al rgimen
de izquierdas, simpatizante con los militantes del Frente Popular.

Hombre de ciencia y amante de la historia

Portada del catlogo de la exposicin en el Palacio de Carlos V


Fuera de Granada, sus criterios de restaurador moderno quedaron tambin
reflejados en la Alcazaba de Mlaga o en la torre de la catedral de Sigenza.
Ahora cuando se acaban de cumplir noventa aos (marzo) de la llegada de Torres
Balbs a Granada, podemos recuperar la imagen de este hombre a travs de la
documentacin perteneciente al archivo personal y profesional de este arquitecto,
as como a su propia biblioteca, que adquiri recientemente el Patronato de la
Alhambra y Generalife.
All podemos conocer los planos del templete del Patio de los Leones, los libros de
croquis y cuadernos diarios de obras de la Alhambra y Generalife o el diario que
escribi durante la Guerra Civil. Un trabajo que abarca desde sus actuaciones en
el conjunto monumental pasando por su obra en otros puntos de Espaa y su
aislamiento del mundo de la restauracin tras la Guerra Civil, momento en el que
dedic su esfuerzo a la investigacin y la docencia. De hecho, el silencio,
mezclado con el olvido marc los ltimos aos de su vida. Falleci a los pocos
meses de ser atropellado por una moto en Madrid, a los 72 aos.
Una muestra recomendable que nos aporta una visin diferente de lo que
represent y ahora representa esta maravilla de la arquitectura mundial, visitadas
por ms de dos millones de personas cada ao. Un conjunto que ha vuelto a salir
a la palestra recientemente al haber sido distinguido el ltimo trabajo de
restauracin del Patio de los Leones con el Premio Europa Nostra, en su categora
de Conservacin del Patrimonio, de la Unin Europea. Tras Granada, la muestra
visitar le Residencia de Estudiantes, en Madrid.
Desde finales del siglo XIX, y principios del siglo XX, las teoras conservadoras de
Ruskin, y las restauradoras de Viollet, comienzan su ligero declive debido a los
cambios de pensamiento europeos, Italia se postula como una de las naciones
pioneras en materia de restauracin y conservacin de monumentos, aunando las
dos grandes teoras explicadas anteriormente. Pero antes de sumergirnos de
pleno en estos planteamientos es necesario hacer un breve recorrido el contexto
histrico en el que se hallaba la Europa de finales del XIX y principios del XX.

El Partenn, Grabado.
La recuperacin de las races de Europa en el espritu de la cristiandad, y por
tanto en la manifestacin de sus monumentos medievales, ha de combinarse con
los avances cientficos producidos en gran parte por la revolucin industrial que,
permitieron al viejo continente ser pionero en la ciencia y en los descubrimientos.
Pero stos, como la teora de las especies de Darwin, entraron en conflicto con los
postulados de la iglesia, y la evolucin del pensamiento tendi de nuevo a la
eclosin de la razn, sin abandonar el concepto de nacionalismo acuado por el
movimiento romntico que llegaba a su fin.
En este contexto de recuperar la razn por encima del sentimiento nacional que
propona el romanticismo, toma un papel importante la recuperacin de los
monumentos que se adecuasen a estos nuevos postulados que marcarn la
primera mitad del siglo XX. No slo el estilo medieval sera el representante de
Europa, ni aquellos estilos de carcter extico que se diesen en el territorio
europeo debido a las invasiones, sino cuantos estilos se sucedieron a lo largo de
la historia del viejo continente. En este contexto Italia jug un importante papel en
la creacin de una teora de restauracin que fue el punto de partida en la forma
de concebir la restauracin de monumentos en la actualidad. Estos

planteamientos estuvieron esbozados principalmente por el historiador italiano


Camilo Boito.

Partenn con los andamiajes durante su periodo de restauracin,

Los planteamientos restauradores Italianos. Camilo Boito.


El pensamiento de Camilo Boito propone una teora de la restauracin que tiene
como primer axioma la preeminencia de la instancia histrica y la salvaguardia de
la autenticidad documental de la obra de arte. El monumento, la obra de arte, es
valorado en primer lugar como un documento de la historia. Se trata de una teora
purista que condena el falso histrico y que, por tanto, valora el objeto artstico en
su estricta dimensin de documento, esto es, como objeto arqueolgico: El
monumento es un libro, que trato de leer sin reducciones, o aadidos. Quiere estar
bien seguro de que todo lo que all est escrito sali de la pluma y del estilo del
autor. Este rigor filolgico, asumido como punto de partida, viene acompaado de
la repulsa crtica de la doctrina francesa dirigida por las restauraciones de Viollet
que condena Boito al esgrimir la defensa de la autenticidad del monumento;
rechaza por su condicin falsaria las reconstrucciones indiscriminadas y
quimricas, que asocia con lo que l denomina la teora romntica de la
restauracin.

Retrato de Camilo Boito


La detraccin de la restauracin en estilo y el alegato a favor del valor documental
del monumento son dos aseveraciones lgicamente coincidentes con la valoracin
y conservacin de las transformaciones experimentadas por la obra de arte a lo
largo de la historia, cualquiera que sea el periodo al que pertenezcan, y la
oposicin a la concepcin unitaria de la restauracin de cuo violletiano. Los
aadidos, las transformaciones, son valorados como parte insustituible de la
autenticidad histrica del monumento, como afirma Boito: Se puede afirmar, en
general, que el monumento tiene sus estratificaciones, como la costra terrestre, y
que todas, desde la ms profunda hasta la superficial, poseen su valor y se deben
respetar.
De este modo, se asienta la necesidad de acometer el estudio
pormenorizado de la documentacin histrica del monumento, que englobe todas
las etapas cronolgicas y que comprenda todas las transformaciones
experimentadas en su organismo, como modo de defensa de su autenticidad
histrica. El monumento debe ser conservado tal como ha llegado al momento
presente, deben prohibirse los derribos de las transformaciones histricas no
unitarias con el ncleo originario y se impone la consolidacin de lo existente
frente a la reconstruccin arbitraria. La primaca del valor documental de la obra
de arte contiene la intervencin dentro de los lmites dictados por la salvaguardia
de la autenticidad del monumento como documento.

Piranessi. Grabado siglo XVIII


Acepta como punto de partida la crtica purista de Ruskin y comparte con el autor
ingls la absoluta necesidad de anteponer la consolidacin, mantenimiento y
prevencin como criterios rectores que aseguran al monumento la prolongacin y
perduracin inclume de sus valores histricos; esto es, el principio de conservar,
no restaurar. Sin embargo, a diferencia de Ruskin, Camilo Boito no comparte el
fatalismo ltimo de la tesis no intervencionista, que conduce a aceptar la
postracin y ruina del monumento como inevitable momento final de la parbola
natural propia de todos los seres y de todas cosas. Boito juzga este
posicionamiento como una teora pintoresca, aceptable como potica, pero que,
en su operatividad, conduce a inaceptables pasiones llenas de exageraciones. De
este modo, compartiendo la defensa de la autenticidad del monumento esgrimida
por Ruskin, pero apartndose de este pensamiento negativo, Boito admite la
posibilidad e incluso la exigencia de la intervencin; se trata de una aceptacin
realista del problema.
Y Boito a su vez dice que la sociedad civil no puede ser cmplice de un delito del
patrimonio histrico.

Muro de sujecin de la estructura del Coliseo de Roma.


La intervencin, la puesta en prctica de instrumentos tcnicos para evitar la ruina,
se ofrece, pues, como una accin de responsabilidad civil, necesaria para no
perder la memoria de la historia, que afirma el derecho a tener en pie el
monumento, asegurndose una larga vida con los refuerzos que la ciencia y la
prctica sugieren. Ahora bien, la intervencin es una accin restringida que debe
ceirse a los estrictos lmites impuestos por la conservacin de la autenticidad del
monumento.
PUNTOS CLAVE DEL PENSAMIENTO DE CAMILO BOITO.
Primero en tratar de conciliar las dos corrientes anteriores. Sin llegar al extremo de
no poder tocar nada, porque en ese caso nos quedaramos sin nada, y sin llegar a
inventar o restaurar ms de lo debido. Para ello establece ocho criterios claves
para intervenir en un monumento:
Diferencia
de
estilo
entre
lo
nuevo
y
lo
viejo.

Diferencia
de
los
materiales
utilizados
en
la
obra.
Supresin de elementos ornamentales en la parte restaurada.
Exposicin de los restos o piezas que se hayan prescindido.
Incisin en cada una de las piezas que se coloquen, de un signo que indique que
se
trata
de
una
pieza
nueva.

Colocacin
de
un
epgrafe
descriptivo
en
el
edificio.
Exposicin vecina al edificio, de fotografas, planos y documentos sobre el
proceso de la obra y publicacin sobre las obras de restauracin.
Notoriedad.

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