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Cesáreo de Arles

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VI.

CESREO DE ARLES
Cesreo, obispo de Arles, escribi dos Reglas: una para monjas y otras para monjes. La ms
antigua es la Regla para monjas: Statuta Sanctarum Virginum o Regula ad virgines. Mientras
que la Regla para monjes: Regula monachorum o Regula ad monachos es posterior. La primera
es de los aos 512-534, y la segunda puede ubicarse entre el ao 534 y la muerte del santo
obispo, acaecida el ao 542.
1) Regula ad virgines (=-RCT) 29
Hay un principio que puede ser considerado como la motivacin ltima de la vida de las
vrgenes: vivir para Cristo, estar libres para El y orar por todo el pueblo (RCV 40,2). Es a partir
de esta afirmacin fundamental que se organiza toda la vida de la comunidad. Las hermanas
deben pedir con oracin insistente la visita del Hijo de Dios (RCV 1,3), y mientras aguardan su
venida deben poner especial cuidado en la celebracin de la oracin comunitaria: no llegando
tarde al oficio divino (RCV 12,1); evitando conversaciones y distracciones durante la salmodia
(RCV 15,1); meditando continuamente, incluso durante el trabajo, la palabra de Dios (RCV
20,3); permaneciendo muy atentas durante la oracin, segn lo afirmado en el evangelio (Lc
21,36) y por el Apstol (1 Ts 5,17; RCV 21,7); teniendo en el corazn, cuando se ora con salmos
y cnticos, lo que se dice con la lengua (RCV 22,1-2); rumiando siempre algn pasaje de las
Escrituras (ibid.); pidiendo por las hermanas que hayan cometido alguna falta y se arrepienten
(RCV 22,2); perdonndose mutuamente, si por instigacin del demonio se han ofendido, como
lo exige la oracin del Seor, que debe ser tanto ms pura cuanto ms frecuentemente se la
recita (RCV 34,2).
En la celebracin de las vigilias, si a pesar del trabajo que cada hermana debe realizar,
alguna se duerme, que se ponga de pie, mientras las otras permanecen sentadas, de forma que
pueda sacudirse el sueo y no sea hallada tibia o negligente en la obra de Dios (RCV 15,2; ver
Jr 48,10).
Para el servicio del oratorio no habr platera (RCV 44,6), y los ornamentos del oratorio
debern ser simples, sin bordados ni seda ni de algodn. Solamente debern tener cruces
blancas o negras, aplicadas sobre pao o lino. No se colocarn cuadros ni tapices, ni se
encargarn frescos sobre paredes o techos, porque la hermana que se deleita con ojos naturales y
no con los del espritu no debe estar en el monasterio. Y todo lo que de valor reciban como
regalo deber ser vendido para atender a las necesidades del monasterio (R CV 45,2-4).
En el oratorio de las hermanas slo podr entrar el obispo, el administrador y el presbtero.
Tambin se permitir entrar, para la celebracin de la liturgia de la misa, al dicono, subdicono,
uno o dos lectores, mas todos deben ser recomendados por conducta y edad (RCV 36,1).
A modo de apndice Cesreo trae en su Regla un ordo para la celebracin del oficio divino.
Este ordo parece que es el mismo que se observaba en Lrins (RCV 66, l-2).
El oficio tipo que sirve de modelo a las dems horas es tercia del primer da de Pascua, y que
comprende:
-

12 salmos (algunos aleluiticos y otros antifonales)


3 lecturas (Hch, Ap y Evangelio)
himno: Iam surgit hora tertia (RCV 66,3-4).

Los domingos y sbados, tercia comprende:


- 6 salmos

3 lecturas (una de los profetas, otra del Apstol y Evangelio)


6 salmos
una antfona (salmo cantado por todo el coro?)
himno
captulo (RCV 68,4).

Los das de semana tercia, al igual que sexta y nona, comprende: seis salmos, con sus
antfonas, himno, lecturas bblicas y versculo final (RCV 68,3).
Para las horas de sexta y nona se indica su estructura para el primer da de Pascua, y que
consiguientemente debera ser la de los domingos y das festivos:
- Sexta:
6 salmos
una antfona
himno: Iam sexta sensim volvitur
lecturas (RCV 66,5)
- Nona:
6 salmos
una antfona himno: Ter hora trina volvitur
lectura
versculo (RCV 66,6).
Vsperas, siempre del primer da de Pascua, tiene la siguiente estructura:
- seccin de un salmo (cul?), de modo directo
- tres antfonas (salmos cantados?)
- himno: Hic est dies verus Dei (que debe utilizarse durante todo el tiempo pascual tanto
para vsperas como para laudes) (RCV 66,7).
Domingos, sbados y grandes fiestas las vsperas se celebran en el oratorio exterior y
presentan el siguiente orden:
- seccin del salmo de modo directo
- 3 antfonas
- himno: Deus qui certis legibus, o: Deus creator omnium (un da uno, otro da el otro)
(RCV 69,16).
Despus de vsperas el ordo presenta una hora que llama: duodcima hora, a celebrarse en la
noche antes que las monjas se retiren a descansar. Comprende, el primer da de Pascua:
-

introduccin: Sol cognovit occasum suum (Sal 103,19), que es un directaneus breve 30
18 salmos
3 antfonas
himno: Christe precamur, annue (al da siguiente el himno es: Christe qui lux es et dies)
2 lecturas (una del Apstol y otra del Evangelio de la resurreccin) (RCV 66,8-11).

Los das de fiesta la duodcima hora est compuesta por los salmos previstos para tercia (ver
RCV 68,4), tres antfonas y las lecturas propias de la fiesta (RCV 68,5).
El oficio nocturno presenta gran variedad de estructura segn los tiempos y fiestas litrgicas.
El primer da de Pascua, y toda la sumarla de Pascua, tiene el siguiente orden:
- salmos
- antfonas menores con sus aleluyas (salmos breves cantados?)
- 2 lecturas
- himno

versculo (RCV 66,12).

Desde las calendas de octubre hasta Pascua, tiempo de invierno, se agrega otro nocturno,
entendiendo que las noches en este lapso del ao son ms largas. El segundo nocturno
comprende:
- 18 salmos
- dos lecturas
- himno (RCV 69,1).
Para el invierno se especifica tambin el modo en que deben iniciarse y concluirse cada uno
de los dos nocturnos:
- primer nocturno:
al inicio: Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam (Sal 50,3)
al final: himno Rex aeterne domine, y la siguiente noche: Mediae noctis tempus est
(RCV 69,2-3);
- segundo nocturno:
al inicio: Miserere mei Deus, miserere mei (Sal 56,2) al final: himno Magna et
mirabilia, y la siguiente noche: Aeterne rerum conditor (RCV 69,3-4).
Laudes del domingo presenta la siguiente composicin:
- seccin del salmo (cul?) de modo directo (directaneus breve)
- Sal 117 con antfona (Confitemini)
- salmos matinales con aleluya (Sal 148-150?); los das feriales se cantan con antfonas
(RCV 69,8. 10).
Despus de laudes se dice el himno Te Deum laudamus (RCV 69,11), y luego, los das
sbados, domingos y en las solemnidades, se pasa al oratorio exterior donde se recita la seccin
del salmo de modo directo, siguiendo con: Cantemus Domino (Ex 15); Benedicite (Dn 3, 57-88)
y Gloria in excelsis Deo (RCV 69,l2).
Finalizada la reunin de laudes debe tener lugar prima, que sin embargo slo se celebra los
domingos y das de fiesta. Comprende:
- 6 salmos
- himno: Fulgentis auctor aetheris
- dos lecturas (una del AT y la otra del NT)
- captulo (RCV 69,13-14).
La RCV especifica que desde la fiesta de Pascua hasta las calendas de agosto slo deben
celebrarse vigilias los viernes y los domingos (RCV 66,14). Y los viernes, despus de la
duodcima hora, se harn dieciocho lecturas, que se recitan de memoria, dieciocho salmos y tres
antfonas. Mientras que luego del oficio nocturno slo se leen tres lecturas hasta que amanezca
(RCV 66,16-17). En invierno, luego de los dos nocturnos, se leen tres lecturas con sus oraciones,
una antfona, un responsorio, otra antfona (RCV 69,5 y 22). Para despus, hasta que salga el sol,
leer cuatro series de lecturas. Las monjas deben levantarse a la hora justa para evitar abreviar las
lecturas (RCV 69,7). Los domingos corresponder leer seis series de lecturas, y recin despus
se dar paso al oficio de laudes (RCV 69,9). Cada domingo debe leerse el Evangelio, y en la
primera serie de lecturas se elige un relato de la resurreccin alternndolo de domingo en
domingo (RCV 69,17). Mientras se escucha este texto ninguna de las hermanas debe estar
sentada, pudindolo hacer en cambio en las otras cinco series de lecturas (RCV 69, 18-19). En
las fiestas de mrtires la primera serie de lecturas ser del evangelio, las restantes de las
pasiones de mrtires (RCV 69,20). Los das de semana se leen los libros del Antiguo y Nuevo
Testamento en su orden (RCV 69,21).
Todas estas lecturas que se denominan de vigilias vienen a completar el oficio nocturno,
llenando el tiempo que resta hasta la salida del sol, y por eso el inters de la Regla por darles un

lugar determinado segn la duracin de la noche. Adems, la RCV afirma que tales lecturas
deben ser mesuradas para que realmente se las desee y puedan ser aumentadas. Por eso se debe
leer dos o al mximo tres pginas por cada oracin (RCV 69,23). Solamente si se levantan con
retraso est permitido leer una sola pgina (RCV 69,25). Es necesario que cuando se da la seal
la lectora se levante enseguida para que el nmero cannico de lecturas quede asegurado (RCV
69,26).
Para Navidad y Epifana se hace una vigilia que comienza a la tercera hora de la noche hasta
el amanecer. De esta forma antes de los nocturnos se leen seis series de lecturas. En Navidad se
las toma del libro del profeta Isaas y en Epifana del libro del profeta Daniel. Despus de los
nocturnos, en ambas fiestas, se leen otras seis series de lecturas tomadas del evangelio (RCV 68,
1-2).
En caso de muerte de una hermana se la debe velar hasta la media noche, leyendo textos del
Apstol. Luego se turnan las hermanas que velan, y se lee otra serie de lecturas: una del
evangelio y las dems del Apstol. Esto si ha muerto una hermana anciana, mas si se tratase de
una joven se deben leer lecturas del Apstol hasta laudes (RCV 70, 1-3). El obispo, con los
clrigos, conducir a la difunta en cortejo fnebre y salmodiando con devocin hasta la baslica
exterior, donde ser enterrada (RCV 70,4).
En la oracin pblica y en los oficios nocturnos las hermanas deben interceder especialmente
por su obispo (RCV 72,2).
El ordo de Lrins, tal como lo presenta la RCV, nos pone ante un oficio divino ya muy
estructurado y con variedad de elementos. La celebracin de tercia, sexta, nona, vsperas, la
duodcima hora y las vigilias, que comprenden un oficio nocturno, ms prima los domingos y
fiestas, nos estn hablando de una comunidad que deba pasar varias horas en el coro. En este
esquema aparece particularmente importante ese oficio nocturno-vigilia que incluye una larga
serie de lecturas realizadas en comunidad y acompaadas del trabajo de las manos.
No encontramos ninguna referencia directa a los sacramentos, excepto una indirecta alusin
al bautismo: las monjas no pueden ser madrinas de bautismo (RCV 11,1). Este silencio confirma
lo que ya se ha observado en otras Reglas, y acenta una marcada preferencia por tratar, en
materia de liturgia, slo aquello que hace a la vida de oracin de los monjes: la celebracin del
oficio divino; la santificacin del tiempo.
2. Regula ad monachos (= RCM) 31
No existen divergencias notables entre esta regla y la RCV, al menos por cuanto hace a la
estructura del oficio divino, que incluso es presentado de modo ms resumido que en la RCV.
Del oficio nocturno se dice que en invierno constar de dos nocturnos y tres series de
lecturas (duos nocturnos faciant, et tres missas). En cada serie de lecturas se leen tres hojas y
luego se hace una oracin, se leen otras tres hojas y vuelven a levantarse (RCM 20; ver RCV
69,1). A continuacin vienen: una antfona, el responsorio y otra antfona. Las antfonas deben
seguir el orden del salterio (RCM 21; ver RCV 69,5. 23). Los domingos entre el oficio nocturno
y laudes hay seis series de lecturas, siendo la primera de los relatos evanglicos de la
resurreccin de Cristo, y durante la cual nadie se sentar (RCM 21; ver RCV 69,9. 18-19).
En verano, desde octubre hasta Pascua, terminado el oficio nocturno inmediatamente se reza
laudes (matutinos). Se comienza con el Sal 144:
Exaltabo te, Deus meus et rex meus, y a continuacin deben decirse en orden todos los

salmos de laudes: el primero de modo directo (directaneum), es decir recitado, mientras que los
restantes se cantan (in antiphonas, RCM 21; ver RCV 69,8.10). Tambin los domingos apenas
finalizado el oficio nocturno se dice laudes. El primer salmo es el 144, de modo directo; luego:
el salmo 117 (Confitemini); Ex 15 (Cantemus Domino); Daniel 3,57-88 (Benedictionem); el
salmo 148 (Laudate dominum de caelis); Te Deum laudamus; Gloria in excelsis Deo y,
finalmente, una lectura breve (RCM 21; ver RCV 69,10).
Respecto de tercia, para sbados, domingos y das de fiesta, se da la siguiente composicin:
doce salmos, tres antfonas y tres lecturas, una de los profetas, otra del Apstol y otra del
Evangelio (RCM 25; RCV 68,4).
La RCM recuerda que el domingo no se puede ayunar, y quien lo hace peca, porque es el da
de la resurreccin del Seor (RCM 22).
Anotaciones complementarias a la celebracin de la liturgia, pero en lo que hace al modo en
que deben hacerlo los monjes son: puntualidad a la obra de Dios (RCM 11); silencio durante la
salmodia (RCM 8); vigilancia que deben mostrar los monjes en la obra de Dios (qui sit in opus
Dei vigilantior, RCM 19). No puede haber sentimientos de ira entre los hermanos, como lo
ordena la oracin del Seor (Lc 6,37), porque si alguien est airado no puede recibir la oracin
de su hermano (quia dum iratus es contra alium, oratio tua non recipitur, RCM 19).

VII. AURELIANO DE ARLES


Aureliano fue obispo de Arles entre el ao 546 y su muerte, el ao 551. En el 547 fund un
monasterio para monjes y ms tarde, desconocemos la fecha exacta, otro para mujeres. Escribi
dos reglas, una para cada comunidad. Siendo en este caso la ms importante la dirigida al
monasterio de varones, mientras que la destinada a las vrgenes es slo una copia de aquella con
escassimas modificaciones.
1. Regula ad monachos (= Aur M) 32
Al igual que Cesreo, Aureliano presenta el ordo para la celebracin del oficio divino al final
de su Regla, en una suerte de apndice, mientras que en el cuerpo de la Regla da instrucciones
sobre el modo de celebrar las horas y la actitud que deben observar los monjes.
Cuando se da la seal todos deben abandonar sus trabajos y se apresurarn a cumplir con el
servicio de la oracin comunitaria, como abejas que vuelan a sus colmenas (apes
prudentissimae ad alvearium, R Aur M 30). Luego, durante la salmodia, las almas no deben
vagabundear en espritu (Non vagari animo), ni hablar, ni trabajar, sino salmodiar con sabidura:
Salmodiar y comprender (Sal 100,2; ver Sal 46,8). Y tambin: Salmodiar en espritu, pero
con la inteligencia (1 Co 14,15). Temiendo la amenaza: Maldito sea el hombre que cumple la
obra de Dios con negligencia (Jr 48,10; R Aur M 31). Sin embargo, durante las vigilias,
mientras se lee una lectura, se podr hacer trabajo manual para evitar el sueo, excepto el
domingo y los das de fiesta. En estos das si alguno se adormece que reciba la orden de ponerse
de pie, mientras el resto de la comunidad permanece en sus lugares (R Aur M 29). En cada
servicio, comprendida la tarea de salmodiar y leer, los hermanos se sucedern por turno (vicibus
sibi succedant), excepto el abad, los ancianos, los nios pequeos y los enfermos (R Aur M 22).
Despus del oficio nocturno nadie ser autorizado a volver a dormir, sino que se debe decir
prima, y luego todos se dedicarn a la lectura hasta la hora tercera (R Aur M 28).
Para servicio de la comunidad sern ordenados sacerdotes, diconos y subdiconos, pero

slo aquellos que el abad indique. Si algn hermano recibe el episcopado deber dejar el
monasterio (R Aur M 46).
La tarea propia del monje es la oracin y la lectura, a esto debe aplicarse incesantemente. El
monje debe vacar slo en Dios (soli Deo vacare, R Aur M 48). Por tanto, durante el trabajo y en
las comidas se recitarn o escucharn textos de la Sagrada Escritura. As en el trabajo se seguir
el mandamiento del Apstol: La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza;
instruos y amonestaos con toda sabidura, cantad agradecidos a Dios en vuestros corazones con
salmos, himnos y cnticos inspirados (Col 3,16). Y en las comidas ser restaurado el hombre
exterior y tambin el hombre interior (R Aur M 24 y 49), con las Escrituras.
La llave de la puerta del oratorio estar en manos de personas de confianza (probatae sint
personae). Recibirn las llaves sobre el altar o sobre el evangelio, sabiendo que debern dar
cuenta a Dios del ministerio que se les ha confiado (R Aur M 21). El oratorio no estar adornado
con telas preciosas, por eso no se comprarn telas de seda o adornadas con oro y piedras
preciosas. Si alguien las regalase se deben vender, segn el criterio del abad (R Aur M 27).
Al igual que la RCV (caps. 66.68-69). como apndice, la R Aur M trae un ordo para la
celebracin del oficio divino, que en muchos aspectos completa y aclara aquel. Sin duda,
tambin tiene su origen en el ordo del monasterio de Lrins.
Nuevamente el oficio tipo es el de tercia del primer da de Pascua:
- 3 veces Kyrie eleison
- 12 salmos (cuatro hermanos dirn cada uno dos salmos, ms un tercero aleluitico).
- Kyrie eleison
- 6 antfonas
- 3 lecturas (Hch, Ap y Evangelio,)
- himno: lam surgit hora tertia
- versculo
- Kyrie eleison (R Aur M 56,2-3).
Se aprecia inmediatamente la novedad del Kyrie, que se dice tres veces al inicio, tres veces
despus de los salmos, y otras tres al final. Esta novedad procede del concilio de Vaison, sudeste de Francia, celebrado el ao 529 (canon tercero).
Los das feriales tercia presenta el siguiente esquema:
- 12 salmos
- una antfona
- himno: Iam surgit hora tertia
- lectura
- versculo: Fiat Domine (Sal 32,22; R Aur M 56,47).
Los sbados en tercia se leern tres lecturas: una tomada de los profetas, otra del Apstol y
una de los evangelios (R Aur M 57,8).
Los domingos al finalizar tercia se dice el Pater noster y todos los monjes se acercan a
comulgar mientras salmodian. Lo mismo se hace en los das de fiesta (R Aur M 57,11-12).
Sexta y nona los das de fiesta tienen idntica estructura, a excepcin del himno:
- 12 salmos
- una antfona
- himno: Iam sexta sensim volvitur (para sexta). Ter hora trina volvitur (para nona)
- lectura del evangelio
- versculo (R Aur M 56,5-6).
Los das feriales se sigue el mismo orden para sexta y nona, excepto la lectura que no se

especifica sea de los evangelios (R Aur M 56,49-50). Para el primer da de Pascua, vsperas se
presenta as:
- seccin del Sal 67,33, de modo directo (al da siguiente Sal 112,1).
- 3 antfonas
- himno: Hic est dies verus Dei (toda la semana pascual tanto en vsperas como en laudes)
- versculo (R Aur 56,7-8).
El resto del ao, tanto en las fiestas como en los das feriados, vsperas tiene la siguiente
estructura:
- Salmos 67,33 y 112,1 (?) de modo directo.
- una antfona con aleluya
- himnos:
Deus qui certis legibus
Deus creator omnium (se alternan)
- versculo (R Aur M 56,51-53).
La duodcima hora, que se celebra al final del da, cuando ya ha cado la noche, presenta el
siguiente orden en el primer da de Pascua:
- seccin del Sal 103,19 (modo directo)
- seis hermanos recitan cada uno dos salmos con sus salmos aleluiticos: total 18
salmos
- 3 antfonas
- 2 lecturas (una del Apstol y la otra del evangelio) (R Aur M 56, 9-10).
Los das feriales en la duodcima hora se dicen:
- 8 salmos
- una antfona
- himno
- lectura
- versculo (R Aur M 56,54).
Luego de la duodcima hora los monjes se retiran a descansar, pero los viernes antes del
sueo se deben leer seis series de lecturas (R Aur M 57,6). Antes de acostarse los hermanos
dicen una oracin en el lugar donde permanecen durante la noche. Esta oracin comprende el
Sal 90, de modo directo, y los versculos habituales (capitella consuetudinaria?, R Aur M
56,55). Se trata de una hora que no tiene carcter cannico.
El oficio nocturno o vigilias durante la semana pascual tiene idntica estructura que la
duodcima hora (R Aur M 56,11). Mientras que los das feriales, en verano, comprende:
- Sal 50 (de modo directo)
- 18 salmos
- 3 antfonas breves
- 2 lecturas (de los apstoles o profetas)
- versculo (R Aur M 56,20-21.23).
El invierno, desde las calendas de octubre hasta Pascua (ver R Aur M 56,23), el oficio consta
de dos nocturnos:
primer nocturno:
- Sal 50 (de modo directo) - 18 salmos
- 2 lecturas (de los profetas o de Salomn)
- himno: Rex aeterne Domine
segundo nocturno:
- Sal 56 (de modo directo)

18 salmos
2 lecturas (de los profetas o de Salomn)
himno: Magna et mirabilia (R Aur M 56,27-29).

En la fiesta de Navidad los monjes se levantan a la tercera hora de la noche, recitan un


nocturno, y leen seis series de lecturas del profeta Isaas; luego celebran el segundo nocturno, y
otras seis series de lecturas del evangelio (R Aur M 57,1-2). Mientras que para Epifana despus
del primer nocturno se leen seis series de lecturas del profeta Daniel, y a continuacin del
segundo nocturno: seis series de lecturas del evangelio (R Aur M 57,3). En tanto que para las
fiestas de mrtires se lee una serie de lecturas del evangelio y las otras lecciones se toman de las
pasiones de los mrtires, hasta completar tres o cuatro series de lecturas (R Aur M 57,5).
Para otras circunstancias la Regla prev una variable cantidad de lecturas despus del oficio
nocturno: los viernes, en verano, hay dos series de lecturas, y en invierno tres (R Aur M 56,24 y
57,6). Los domingos, tanto en verano como en invierno, hay seis series de lecturas, siendo que
nadie debe estar sentado durante la primera cuando se lee el relato de la resurreccin (R Aur M
56,25 y 57,9-10). Durante el invierno, como las noches son ms largas, despus de los dos
nocturnos se leen tres series de lecturas. Un hermano debe leer tres o cuatro pginas, segn el
formato del libro, despus se hace una oracin y as hasta la tercera o cuarta serie. Entonces
todos se ponen de pie y se dice una antfona, un responsorio, otra antfona, y algn otro
hermano debe proseguir la lectura. Cumplidas las series de lecturas se dicen los salmos
cannicos de laudes (R Aur M 56,30-34). En el caso que los hermanos se levantasen tarde se lee
aquello que el abad decida (R Aur M 56,26). El lector debe respetar inmediatamente la seal
para asegurar el nmero cannico de lecturas (R Aur M 56,26; ver RCV 66,16-17 y 69,6.22).
El primer da de Pascua el oficio de laudes presenta el siguiente cuadro:
- Sal 144 (de modo directo)
- Sal 42
- Sal 62 con aleluya
- Sal 117 con aleluya
- Ex 15 con aleluya
- Sal 145-147 con aleluya
- Dn 3,57-88
- Magnificat (Lc 1,46-55): con antfona o aleluya
- himno: Gloria in excelsis Deo
- versculo.
Este orden es vlido para la semana pascual, los domingos y todas las fiestas principales en
las que no se trabaja (R Aur M 56,12-19; ver 56,22).
Los das feriales laudes tiene esta estructura:
- Sal 42 (de modo directo)
- Sal 62 y 145-150 antifonales
- himnos:
- Splendor paternae gloriae
- Aeterne lucis conditor (alternndolos)
- versculo
- Kyrie eleison: 12 veces (R Aur M 56,35-39).
Los sbados se agrega Ex 15 y el Te Deum laudamus (R Aur M 57,7). Mientras que para las
fiestas de Navidad y Epifana se sigue el ordo de los domingos, tiempo pascual y fiestas (R Aur
M 57,4; ver R Aur M 56,12-19).
A continuacin de laudes se celebra prima, que comprende:
- 12 salmos

himno:
Fulgentis auctor aetheris
2 lecturas (una del AT y otra del NT)
versculo (R Aur M 56,40).

Desde prima hasta la tercera hora los monjes deben dedicarse a la lectura, para luego iniciar
el trabajo manual (R Aur M 56,41 ss).
La misa se celebra cuando el abad lo juzga oportuno (R Aur M 57, 12).
Cuando un hermano muere un grupo de monjes debe velarlo en el oratorio hasta la
medianoche, y se leern dos series de lecturas del Apstol. A medianoche se cambiarn quienes
lo velaban. Debe ser informado el obispo para que d la orden de traslado al sepulcro. Si el
obispo no lo hace debe solicitarse a los clrigos (R Aur M 58).
Por lo que respecta al ayuno: no debe practicarse ni sbados, ni domingos, ni en las grandes
fiestas, aunque se est en el tiempo de Cuaresma (R Aur M 59,7-12).
2. Regula ad virgines (= R Aur V) 33
Esta regla es sustancialmente igual a la R Aur M, a excepcin de algunas pocas variantes.
Sealamos aquellas que tienen relacin con la liturgia.
En primer lugar, la R Aur V nada dice sobre el trabajo manual de las monjas durante las
vigilias, por lo que es de suponer que lo elimina R Aur V 23 (R Aur M 29).
Se afirma que la comunidad monstica recitar el cursus nocturno y diurno en la baslica de
Santa Mara, en razn de que los fieles acuden a orar o a encontrar a la abadesa o a visitar a sus
parientas. Pero si el invierno es muy riguroso solamente se dirn laudes, vsperas y el oficio de
la duodcima hora (R Aur V 38; ver R Aur M 58). Mientras que prima, tercia, sexta y nona se
celebran en el oratorio interior (R Aur V 38,1-4).
Las monjas, en los das feriales, dicen seis salmos, en vez de doce, en los oficios de prima
(ver R Aur M 56,40), tercia, sexta y nona (R Aur V 41-42; ver R Aur M 56,47-50).
La R Aur M y la R Aur V difieren poco de la RCV y la RCM. Ms bien reafirman lo dicho en
estas y, en algunos casos, en lo referente al ordo del oficio divino lo explicitan y lo completan.
El nmero de horas es el mismo: tercia, sexta, nona, vsperas, duodcima hora, completas,
oficio nocturno, laudes y prima. Con la particularidad de que, segn parece, prima se celebra
todos los das, y no solamente los domingos como lo prescriba la RCV (cap. 69, 13-14; ver R
Aur M 56,40).
Las dos Reglas de Aureliano tambin nos ponen frente a un ordenamiento ya muy
desarrollado, que incluso supera el nmero de las siete horas propuesto por Casiano, y que
contiene una gran variedad de elementos. Es un oficio que supone la participacin de los fieles
en alguna de sus horas.
Pocas o casi ninguna referencia a los sacramentos es la constante de las cuatro Reglas de los
obispos de Arles; las nicas realmente importantes son: prohibicin de asumir el padrinazgo de
bautismo (ver RCV 11,1 y R Aur M 20), y la breve referencia a la eucarista de la R Aur M, la
misa se celebra cuando el abad lo juzga oportuno (R Aur M 57,12). A pesar de lo cual no puede
ignorarse la presencia de monjes sacerdotes en el monasterio que aseguraban la celebracin de
la eucarista, y es muy posible que la prescripcin de la R Aur M apunte a evitar que los monjes

ordenados prescindan del superior del monasterio en su ministerio sacramental (ver R Aur M
46).
El domingo, da de la resurreccin del Seor, es invariablemente sealado y siempre es
considerado como una jornada especialsima en la vida del monje.
VIII. REGULA TARNANTENSIS
Hacia la segunda mitad del siglo VI, entre los aos 551-573, en el valle del Rdano, al sudeste de la Galia, nos encontramos con la Regula Tarnantensis (= RT) 34 . Su autor es
desconocido, y la Regla est relacionada con el monasterio Tarnat o Tarnade. Es evidente que el
autor conoce la RCV y la R Aur M, por lo que debe pensarse en una fecha algo posterior a estas
dos Reglas. Resta ms oscuro el trmino ad quem de la composicin.
Esta Regla no presenta un ordo para la celebracin del oficio divino. Tiene, sin embargo,
varias indicaciones sobre el modo de celebrarlo. Las ms importantes son: nada debe preferirse
a la oracin y a la palabra de Dios (verbo Dei, RT 6,6-7). Tambin insiste sobre la importancia
de la puntualidad a la obra de Dios (RT 5,1); del silencio en la oracin (RT 5,4; 6,3 y 8,6); del
buen orden durante la salmodia, particularmente en las vigilias (RT 6, 1-2); en cantar lo que
debe cantarse y nada ms(RT 15,3).
En el oratorio nada debe hacerse sino celebrar el culto por la oracin y la salmodia, de
manera que lo que se hace concuerde con su nombre. Y si alguien entra a orar fuera de las horas
fijadas, que ninguna ocupacin extraa se lo impida (RT 15,1-2).
La RT prescribe el trabajo durante las vigilias, para que, sin perturbar el espritu, los
hermanos alejen la pesadez del sueo (RT 6,4-5). Mas la noche del domingo, por respeto a la
resurreccin del Seor, debe cesar el trabajo. Lo mismo hay que observar en las fiestas solemnes
(RT 6,7). Siempre, durante el trabajo y en las comidas, debe estar presente la palabra de Dios
(RT 8,7.11-12).
El monje debe darse a la oracin en las horas y tiempos sealados (institutis). Rezando con
salmos e himnos, plantando en el corazn lo que expresa con la voz, para que la oracin
acompae al monje siempre y en todas sus actividades: arando, vendimiando, etc. Los cnticos
de David deben ser, como se dice vulgarmente, los cantos de amor del monje (RT 8,13-15).
Durante todo el ao habr dos horas dedicadas a la lectura espiritual. En verano, luego de
laudes y prima los hermanos irn al trabajo. En invierno, despus de esas horas podrn
dedicarse a la lectura hasta tercia, y a continuacin trabajarn hasta vsperas. Entre nona y
vsperas los hermanos deben ayudarse mutuamente (RT 9,1-8; ver 9,10).
Por ms absorbente que sea el trabajo de los monjes no deben dejar pasar el tiempo de la
oracin y la salmodia, para que no 1es falte el alimento espiritual de la palabra de Dios (RT
10,2-3).
IX. REGULA FERIOLI (= RF)
Esta Regla, segn su praefatio, fue escrita por un obispo llamado Ferreolus. Se tratara de un
obispo de la Galia meridional, y es posible que sea san Ferreol, obispo de Uzs en Provence,
muerto en el 581, escritor de la escuela de san Firmino de Uzs, quien muri en el 553, y fuera
discpulo de Cesreo de Arles. Esta sera, pues, la ltima Regla cesariana, escrita entre los
aos 553-573 35 .

El deber, la obligacin, de quien llega al monasterio para abrazar la vida monstica es


dedicarse, ante todo, a la lectura y la oracin (RF 5), debiendo aprender, obligacin de todos los
monjes, los salmos de memoria (RF 11).
Es tarea primordial de los monjes ofrecer su servicio de alabanza a Dios todos los das,
particularmente los domingos. Y esto tanto de da como de noche (RF 12). Particularmente
importantes dentro de tal servicio son las vigilias, que deben ser consideradas una necesidad
tanto de la devocin cuanto de la celebracin de las fiestas (aut devotione petitur, aut festivitate
debetur, RF 13).
Los salmos se cantan siguiendo el orden del salterio (RF 12). Y es muy importante la
puntualidad de los hermanos al servicio de alabanza
En el oratorio se leen las pasiones de los mrtires, para que sirvan de ejemplo a los hermanos
(RF 18). Durante esta y otras lecturas, ya sea en la iglesia o en el refectorio, deben los hermanos
evitar la risa (RF 24).
Los monjes deben dedicarse con especial entusiasmo y asiduidad a la lectura de la Sagrada
Escritura, para que estn donde estn nunca hagan ayuno de la lectio divina y cuando dejan el
trabajo manual que el alma halle alimento en la lectura (RF 19). Por eso deben leer cada da
hasta la hora de tercia (RF 26), y al abad le corresponde dar el ejemplo en esto (RF 30). Adems
los monjes tienen que velar durante la noche orando y salmodian do, concedindose solamente
un mnimo de sueo (RF 33). La alegra del monje es vacar en Dios (RF 34: soli Deo vacandum
congaudeat).
Sus manos los monjes deben elevarlas a Dios en la oracin, nunca las alzarn contra los
hermanos en un arrebato de clera (RF21). Aquellos hermanos que hablen de cosas torpes
deben ser privados de la comunin (communicationem dominicam) y del beso de paz de los
hermanos (osculum fratrum, RF 25).
Tres veces al ao: Navidad, Pascua y fiesta del santo patrono, el abad debe lavar los pies de
todos los hermanos y peregrinos que se hallen presentes, siguiendo el mandato del Seor (ver Jn
13, 1-15; RF 38).
El ms valioso de los aportes de la RF es su insistencia sobre la importancia de la lectura de
las Escrituras en la vida del monje. Lectura que es alimentada con la celebracin de la liturgia,
en particular por el oficio divino y, a su vez, lo nutre, en la medida que el monje vuelca en l
aquello que ha ledo y escuchado en lo secreto de su corazn.
Es una novedad la prescripcin del lavado de los pies, que no encontramos en otras Reglas
monsticas. La Regla del Maestro presentar gran variedad y riqueza en este tipo de ceremonias
que constituirn en ella un verdadero ritual, que se celebra en diversas ocasiones de la vida de la
comunidad 36 .
X. REGLAS ITALIANAS
Bajo este ttulo veremos tres textos que pueden darnos una idea, ciertamente limitada, del
gran florecimiento que tuvo el monacato durante la primera mitad del siglo VI en Italia.
Dejamos a un lado la Regla del Maestro (= RM), porque entendemos que el P. de Vog ya ha
dado de su contenido litrgico una presentacin sumamente clara y minuciosa en ms de una
ocasin 37 .

1. Recensin italiana de la Regla de los Cuatro Padres (= R4PI)


Esta recensin de la Regla de los Cuatro Padres debe ubicarse entre los aos 535-540, en
Italia meridional, donde parece que se haba difundido bastante, tanto como para ser conocida
de Benito y el Maestro 38 .
Para entonar los salmos, los hermanos deben recibir el permiso del superior (R4PI 2,10).
Nadie puede tomar el lugar de uno ms anciano en el orden en que se ubican los hermanos para
la salmodia (R4PI 2, 11).
Los huspedes deben ser primero presentados al prepsito, slo despus se podr orar con
ellos e intercambiarse el saludo de paz (R4P1) 2,39). A los clrigos se los debe recibir con
especial deferencia en tanto que ministros del altar. Si hay alguno presente durante la
celebracin del oficio divino a l le corresponde terminar la oracin, aunque se trate de un
ostiario (R4PI 4,14-16). nica excepcin a esta norma: que el clrigo haya cado en una falta y
la cosa sea cierta (R4PI 4, 17).
El domingo no se ayuna y se destina el da a ocuparse solamente de Dios (vacari debet Deo).
No se har ningn trabajo y la jornada se pasar entonando himnos, salmos y cnticos
espirituales (R4PI 3,5-7). Los dems das desde la primera hora a la tercera los hermanos se
ocuparn de Dios (Deo vacetur, R4PI 3, 10).
2. Regula Eugippii (= REug)
Surgida en un monasterio de Italia, hacia el ao 535, es probable que sea obra de Eugipo,
quien, segn una noticia de Isidoro de Sevilla (De vir. ill, 26), fuera abad del monasterio de san
Severino en Npoles, y dej la Regla para sus monjes como testamento al morir 39 .
Esta Regla en su primera parte reproduce casi por completo OM y Praec. Y en lo que se
refiere a la estructura del oficio divino toma lo establecido por OM en el captulo dos (ver REug
I,2-9). Mientras en lo que toca al modo de comportarse en la oracin comunitaria reproduce
Praec captulo 2,1-3 (ver REug 1,48-52). Y los captulos 19-22 y 24 de la REug copian la RM

40 .
La REug sostiene que no debe haber escndalo entre los hermanos por causa de las vigilias.
Es una exigencia de la caridad que debe reinar en la comunidad (REug 29,43-46).
Finalmente, los captulos 34-36 de la REug citan textos de las Instituciones de Casiano 41 .
3. Regula Pauli et Stephani (= RPS)
Es todava objeto de discusiones entre los especialistas la datacin de esta Regla y su
localizacin. Lo ms probable es que haya sido escrita en la primera mitad del siglo VI en Italia
central. Pablo y Esteban podran ser abades de un mismo monasterio, para el cual se destina la
Regla 42 .
La RPS manifiesta gran preocupacin frente a todo lo relacionado con el canto de los salmos.
As, prescribe que el inicio de las antfonas (initium versum) corresponde al primer coro, en el
que se encuentran los priores (priores qui in eis stant incipiant). Se trata de los priores o
decanos: ellos deben comenzar el canto, y si estn ausentes las antfonas sern entonadas por los
que el abad designe y no por orden jerrquico (RPS 5). El modo de salmodiar debe ser

moderado (omni tempore cum temperamento nobis tenendum est), de forma que se siga el
ritmo impuesto por el prior (secundum voluntatem et arbitrium prioris). Debe, pues, evitarse la
prisa o el deseo de imponerse o la rutina, con lo cual se daa la obra de Dios. Hay que seguir el
mandato de la Sagrada Escritura: psallite sapienter (Sal 46,8). Los monjes tienen que recordar
que estn llamados a practicar la obediencia y humildad, mientras que el prior debe proceder
con justicia (RPS 7). Las correcciones en materia de canto son competencia exclusiva del prior
(RPS 9). Si tuviese que hacerse el oficio divino en el lugar de trabajo, caso que los monjes
estuviesen en el campo lejos del oratorio, tambin debe cantarse con dignidad, disciplina y
temor de Dios. Evitando que los ms jvenes acten con precipitacin, con lo que provocaran
gran desorden (RPS 12). Se corre el riesgo de que perdiendo el ritmo en el oficio celebrado en el
campo, luego se produzca lo mismo en el oratorio, y no se respete el ritmo que impone el prior
(RPS 12). Asimismo debe evitarse cantar aquello que no se ha compuesto para ser cantado. Con
esta norma la RPS quiere desterrar del oficio divino piezas que no sean bblicas: sicut beatus
Augustinus dicit ita scripta sunt ut cantetur (RPS 14; ver Praec 2,3). No hay que cantar
aquello que sea piedra de tropiezo para la fe de los monjes.
En la misma lnea de la dignidad y calidad del oficio divino deben ubicarse las siguientes
normas: no se puede abandonar el oratorio, antes de terminar la oracin, sin permiso del
superior (RPS 4); hay que dejar de lado la somnolencia, con la ayuda de Dios, y recordando la
amenaza del profeta (ver Jr 48, 10; RPS 8). El silencio debe ser total durante la obra de Dios,
evitando las correcciones sobre el canto, especialmente por los que no estn encargados de
hacerlas (RPS 9).
Para preparar a los que van llegando al monasterio en esta tarea de celebrar dignamente la
obra de Dios hay que ensearles los salmos. La leccin se controla cada da despus de prima, y
est a cargo de los hermanos jvenes que ya han terminado de estudiar el salterio y lo repiten
para que los nuevos lo aprendan. El estudio se realiza por grupos y ordenadamente (RPS 6.10 y
15).
Despus de prima, nadie puede volver al lecho, excepto domingos y das festivos cuando,
por causa de las vigilias (vigiliarum labore), se consentir un descanso a los miembros
cansados, pero esto slo en verano (sed tantum aestivis mensibus liceat), en virtud de la
brevedad de las noches (RPS 10).
La comunin eucarstica la reciben los monjes bajo las dos especies: corpus et sanguinem
domini communicaturi sumus. Estando precedida del Pater noster (praesentes esse festinemus
ad dicendwn libera nos a malo, Mt 6,13; RPS 13). Todos los monjes deben estar presentes al
momento del Pater en que se dice libera nos a malo para as comulgar juntos.
De las tres Reglas italianas que hemos visto la ms original es, sin duda, la RPS. Es la
nica que decididamente aporta elementos originales, mientras que la R4PI es slo una
recensin de R4P 43 . Y la REug es una coleccin de normas tomadas de otras Reglas
anteriores. Por el contrario, la RPS ofrece valiosos aportes en lo que hace a la importancia del
canto en la oracin comunitaria y ofrece un testimonio, poco frecuente en las Reglas
monsticas, sobre la comunin eucarstica, que muy probablemente tena lugar todos los das
fuera de la misa (? 44 ). Esta rpida comprobacin nos impulsa a dar la razn al P. de Vog
cuando insiste en la importancia de la RM para mejor comprender los cambios operados por la
Regla de san Benito en su ordo litrgico. Era necesario que existiesen otras fuentes italianas
en las que se pudiese inspirar aquella para componer su cuidadoso ordenamiento de la
celebracin del oficio divino.

CONCLUSIN
1. Es necesario reconocer que leer las Reglas monsticas del modo en que lo hemos hecho
tiene sus lmites. Falta la relacin, el enganche, con el medio vital y el contexto histrico que
le es propio. Mas, por otra parte, tal limitacin se compensa con la gran riqueza que aporta esta
lectura para un ms exacto conocimiento de la liturgia monstica y su evolucin. Cabe ahora
intentar una visin panormica de la gran cantidad de elementos esparcidos en los diversos
textos.
2. Resulta bastante claro que, en materia de liturgia, las Reglas madres que mayor
influencia ejercieron en occidente son la de Pacomio y la de Agustn (OM y Praec). Mientras
que la de san Basilio no tuvo igual suceso en este terreno, lo que se comprende perfectamente
dado su carcter, respuestas formuladas a preguntas sobre diversos temas, y sus pocas
referencias al tema en cuestin.
3. Casi todas las Reglas se interesan ms sobre el modo de celebrar el oficio divino que de su
estructura y ordenamiento. Lo que explica la escasa cantidad de ordos que hallamos. Slo tres:
OM (cap. 2), RCV (caps. 66-69 y R Aur M (caps. 56-57).
4. No es exacto afirmar que la elaboracin o presentacin de un ordo sea algo tardo en las
Reglas estudiadas, porque ya el OM nos presenta uno y es la primera regla latina.
5. Importantsimo aparece el papel desempeado por Lrins en el desarrollo de la vida
litrgica de los monasterios occidentales. Su ordo para la celebracin del oficio divino con toda
probabilidad es anterior al presentado por Casiano; y el que nos transmiten los obispos de Arles,
Cesreo y Aureliano, en sus Reglas se inspira, casi a la letra, en el de aquel monasterio.
6. Casiano es el otro hito fundamental en Occidente. Su prolija y elaborada presentacin de
la liturgia de los monasterios orientales tiene una finalidad muy clara: imponer idntico modo de
celebrar el oficio divino en las comunidades occidentales de la Galia.
7. Ya en las primeras Reglas, las que llamamos madres, encontramos una marcada
tendencia, que luego se mantendr, a privilegiar, en la jornada del monje, la celebracin del
oficio divino. Las Reglas estudiadas no se detienen mayormente en la reglamentacin de la
celebracin de los sacramentos, conscientes de que es a la Iglesia a quien compete esta tarea.
Sin embargo, no faltan referencias a: el bautismo, la eucarista y el orden sagrado. El mayor
nmero de referencias se refiere a la eucarista (ver Pr 15-16.18; RBas 134; Cas Inst III, 11;
RCV 36,1; RPS 13), mientras que son casi inexistentes las indicaciones sobre el bautismo (Pr 1
y RCV 11,1). Respecto del orden sagrado es invariable, en muchas de las Reglas, la afirmacin
sobre la dignidad del sacerdocio (ver Pr 51; Praec 7,1; Cas Inst II,10; R4P 4,14-15; RCV 70,4 y
72,2; R Aur M 46).
8. Donde se advierte la originalidad y la novedad del aporte litrgico realizado por las Reglas
monsticas es en la celebracin del oficio divino, particularmente en lo que toca a la disposicin
que el monje debe tener cuando ofrece su alabanza a Dios: esto es lo que ms parece preocupar
a los legisladores monsticos. Por eso tanta insistencia, reiterativa en casi todos los textos
presentados, del buen orden que debe reinar en la oracin comn: puntualidad, silencio,
atencin, disciplina en el canto, esmero que hay que poner en la ejecucin de las lecturas (ver
Pr 5-6.11.17-18 y 121; RBas 107 y 137; Praec 2,1-3; Cas Inst III,7,1-2; R4P 2,10-11; 2P 32-34;
RMac 14; 3RP 6,1-2; RCV 12,1 y 15,1; R Aur M 29; RPS 5.7.9 y 12). Pero no basta con una
actitud slo exterior: salmodiar sabiamente significa que el corazn y la lengua deben estar de
acuerdo en la oracin (Praec 2,3; RBas 110; Cas Inst II 10,3-II,1 l,2;RCV 22,1-2; RAurM 31).
9. Antes de la RCV el oficio divino est constituido exclusivamente por textos tomados de las

Escrituras, particularmente: los Salmos, los Evangelios y las cartas del Apstol (ver Pr 139;
Praec 6,2; OM 2; Cas Inst II,4.6-7; R4P3,6-7; 2RP 39; R Mac 15; RO 21,2; R Aur M 58; RT 8,7.
11-12; RF 12; RPS 6.10 y 15). Escuchar la palabra de Dios no es cuestin de un tiempo
determinado, sino que acompaa al monje durante toda la jornada: en el trabajo y cuando
recupera fuerzas con el alimento (ver Pr 3; 28 y 116; Praec 3,2; Cas Inst II,15,1; R4P 3,9-10). A
lo que se suman tiempos especialmente dedicados a un contacto personal con la Sagrada
Escritura (ver Pr 49, 139-140; RO 27,2; RT 9; RF 5).
10. Orar constantemente es la aspiracin del monje, y de ella brota la exigencia de establecer
un servicio de alabanza que sostenga su debilidad. Por eso la necesidad de establecer algunas
hojas fijas dedicadas exclusivamente a la oracin. El monje debera vacar siempre en Dios: la
Regla viene en ayuda de sus limitaciones, necesidades materiales, alimento, sueo, organizando
un servicio de alabanza, una obra de Dios, que le permita cumplir mejor con su anhelo. La
ofrenda ms perfecta que puede hacer el monje es pasar todo el da orando sin tiempo fijo, don
voluntario ms completo que cuando se trata de acciones realizadas bajo una convocatoria
regular (Cas Inst III,2). Mas esta lo ayuda a superar la debilidad humana, y al orar en
comunidad se hace ms patente su intercesin por todo el pueblo de Dios (RCV 40,2). El monje
es, pues, un soldado de Cristo (R Mac 2,6) que debe amar el curso litrgico del monasterio por
sobre toda otra cosa (R Mac 9,1), sin desfallecer en su servicio (2RP 32-34), orando siempre con
lgrimas y constancia (Mon 42-44 y 64), visitando el oratorio, incluso fuera de las horas
establecidas, para ofrecer sus plegarias al Creador (Praec 2,2), sabiendo que al obrar as hallar
una ms abundante misericordia de parte de Dios (R Mac 9,2-3).
11. Ese deseo de orar siempre, en todo momento, mientras aguarda el regreso de Cristo, lo
empuja al monje a quitar horas a su descanso para velar, para estar preparado. Tal es el sentido
de las vigilias, una y otra vez recomendadas en las Reglas monsticas que hemos visto (ver Cas
Inst II, 12,3; III,8-9; 2RP 37-38; RCV 1,3 y 15,2; RT 6,4-5; RF 13).
12. A partir del ordo propuesto por la RCV para la celebracin del oficio divino, junto a los
textos tomados de la Sagrada Escritura, aparecen otras composiciones que parecen ser una
novedad introducida por el mismo Cesreo. Novedad que sin embargo no fue unnimemente
aceptada (ver RPS 14). Ms suceso logr la costumbre de leer textos de las pasiones de los
mrtires en las fiestas en que se los recordaba (ver RCV 69,20; R Aur M 57,5 y RF 18), al menos
dentro del monacato galo.
13. Algunas Reglas no pasan por alto la importancia del trnsito de un hermano de esta vida
a la otra. Es un acontecimiento que influye en toda la comunidad, recordndole al monje que
esta morada slo es transitoria. Si bien no puede hablarse de un ritual de exequias, no deja de
ser llamativa la solemnidad con que se rodea el hecho (ver Pr 127-128; RCV 70,1-4).
14. Aquella solemnidad frente a la muerte es fruto de la certeza que tiene el cristiano de que
el bautismo lo ha sepultado con Cristo para con El resucitar a una vida nueva. Certeza que brota
de la misma Pascua de Jess, de su definitiva resurreccin de entre los muertos. El monje, como
lo muestran las Reglas que hemos visto, sabe que toda su vida tiene verdadero sentido porque
Jess ha resucitado. Por eso el domingo, da del Seor, tiene un lugar tan particular en la vida de
una comunidad cristiana y monstica. Es el da por excelencia: cuando se celebra la eucarista;
se consagra el descanso, anticipo de la vida futura, enteramente a Dios; cuando todo debe
solemnizar la alegra de nuestra liberacin: la oracin comunitaria, el canto, la lectura y la
meditacin de la palabra de Dios, incluso la comida y hasta el sueo (ver Cas Inst III,11-12;
R4P 3,6-7; RT 6,7; RF 12; RPS 10).
15. Finalmente, debemos sealar que ya muy pronto, inicios del siglo V (ver OM 2), nos
encontramos con un nmero de horas fijo: matutina, tercia, sexta, nona, vsperas y vigilias, que
luego ser incrementado con otras celebraciones: prima y la duodcima hora. Completas
aparece, desde el inicio, como la hora que los monjes recitan antes de acostarse. Tambin

tempranamente hallamos una tendencia a hacer llevadera la celebracin del opus Dei
mediante una bsqueda de variacin en el modo de recitar los salmos (modo directo,
antifonal, responsorial); mientras que los domingos y fiestas se unen algunas horas a la
celebracin de la eucarista, para festejar de un modo diferente y digno el da del Seor (ver Cas
Inst III,11). A esto se une un fuerte deseo de no dejar librado el oficio divino a la improvisacin,
por lo que las Reglas monsticas proceden a fijar el nmero de salmos y lecturas para cada hora,
e incluso el modo en que deben cantarse (ver OM 2; Cas Mt II-III; RCV 66 ss).
En lo fundamental, nmero de horas y su composicin bsica, las Reglas occidentales
anteriores a la de san Benito ya fijan, y puede decirse que definitivamente, lo que ser, hasta
nuestros das, el oficio divino de los monasterios.
Abada de Santa Mara
C. C. 8
6015 - Los Toldos (Bs. As.)
Argentina

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- SCh 298 (1982) 532-543 - A. de Vog
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