Carta 3 PDF
Carta 3 PDF
Carta 3 PDF
#3
1/6/12 09:38:08
Sumario
Sumario n
n 3
3
REDES
REDES
3
3
CARTOGRAFAS
CARTOGRAFAS
12
12
James Coleman
James Coleman
La sacudida de lo inicial. La obra del artista irlands vista a travs de su
La sacudida de lo inicial. La obra del artista irlands vista a travs de su
profundo simbolismo pugilstico. PorJean-Luc Nancy.
profundo simbolismo pugilstico. PorJean-Luc Nancy.
CARTA
CARTADE
DE
18
18
Los
Losngeles
ngeles
Cartografiar
Hecho para
paradurar:
durar:Pintura
PinturayyArtesana.
Artesana.El
ElCaso
Caso
Cartografiarotro
otro Los
Los ngeles.
ngeles. Hecho
del
LAICA.
Entrevista
con
Mike
Davis.
Conceptual
en
Los
ngeles
(1969-1977).
del LAICA. Entrevista con Mike Davis. Conceptual en Los ngeles (1969-1977).
Por
Thomas Crow,
Crow, Thomas
ThomasLawson
LawsonyyPedro
Pedrode
deLlano.
Llano.
PorPilar
PilarTompkins
Tompkins Rivas,
Rivas, Thomas
PORTADA
PORTADA
34
34
Objetos
Objetos Liberados
Liberados
La
de la
la carga
carga esttica
estticaen
enla
laexperiencia
experienciadel
delarte
arte
Latravesa
travesa por
por la
la liberacin
liberacin de
povera
en
Italia
y
los
Estados
Unidos.
povera en Italia y los Estados Unidos.
Por
PorAlex
AlexPotts.
Potts.
43
43
El
Notas en torno al 68 y el cine.
ElDocumento
Documento y la Vanguardia. Notas en torno al 68 y el cine.
Por
PorMara
Mara Luisa
Luisa Ortega.
45
45
La
Lalarga
larga lucha
lucha por la insignificancia
insignificancia
Por
PorIgnacio
Ignacio Echevarra.
Echevarra.
47
47
CADA:
CADA: Arte,
Arte, Ciudad
Ciudad y Poltica
PorDiamela
Diamela Eltit
Eltit
Por
50
50
Entrevista con
con Toni Negri
Entrevista
Elfilsofo
filsofo italiano
italiano recuerda en una entrevista
El
entrevistalas
lasrelaciones
relacionesentre
entrearte
arte
poltica, entre
entre el movimiento obrero
yypoltica,
obrero yy las
lasvanguardias
vanguardiasde
delos
lossesenta
sesentayy
setenta.Por
Por Ral
Ral Snchez Cedillo.
setenta.
REVERSO
REVERSO
54
54
Cuerpos desobedientes
desobedientes
Cuerpos
Un
informe
sobre la
la sexualidad
sexualidad en
Un informe sobre
en los
los distintos
distintosterritorios
territoriosdel
delarte:
arte:Prcticas
Prcticas
Eco,
travestismo
en
Chile,
Grupo
Chacaclayo
en
Per
o
el
paradigma
Eco, travestismo en Chile, Grupo Chacaclayo en Per o el paradigmade
de
FrancisBacon.
Bacon. Por
Por Beatriz
Beatriz Preciado,
Francis
Preciado, Felipe
FelipeRivas
RivasSan
SanMartn,
Martn,Fernanda
Fernanda
Carvajal, Emilio
Emilio Tarazona
Tarazona yy Margo
Carvajal,
Margo Glantz.
Glantz.
DOCUMENTA
DOCUMENTA
70
70
Artaud el
el Moma
Moma
Artaud
Recuperamos una
una conferencia
conferencia de
Recuperamos
de Derrida
Derridasobre
sobreArtaud
Artaudpronunciada
pronunciadaen
enelel
MoMA.
Por
Jacques
Derrida.
MoMA. Por Jacques Derrida.
76
76
LeMmo
Mmo
Le
Uno de los poemas ms radicales de Antonin Artaud.
Uno de los poemas ms radicales de Antonin Artaud.
78
78
El lenguaje obstaculizado
El lenguaje obstaculizado
Antonin Artaud como precursor de las vanguardias experimentales
Antonin Artaud como precursor de las vanguardias experimentales
contemporneas del noise y el punk. Por Yves Botz.
contemporneas del noise y el punk. Por Yves Botz.
PORTFOLIO
PORTFOLIO
82
82
David Goldblatt
David
Goldblatt
Diez grandes
retratos del artista sudafricano David Goldblatt que ilustran
Diez
grandes
retratos del artista sudafricano David Goldblatt que ilustran
los aos de appartheid.
los aos de appartheid.
DEBATE
DEBATE
92
92
POSTDATA
POSTDATA
96
96
El acontecimiento negativo
El
acontecimiento
negativo
Zdenka
Badovinac analiza
la crucial presencia de la Galera de Arte
Zdenka
Badovinac
analiza
crucialde
presencia
de laelGalera
Artede
Moderno de Lubliana en sulaintento
documentar
arte deldeEste
Moderno
de
Lubliana
en
su
intento
de
documentar
el
arte
del
Este
de
Europa en las ltimas dcadas.
Europa en las ltimas dcadas.
Pier Paolo Pasolini
Pier
Paolo
Pasolini
Yo soy
una fuerza
del pasado. Un poema del autor de Una vida violenta.
Yo soy una fuerza del pasado. Un poema del autor de Una vida violenta.
sumario.indd 1
05/06/12 17:32
EDITORIAL
EDITORIAL
Melancola
Melancola
Director
Director
manuel Borja-Villel
Manuel
Borja-villel
Editora
Editora
mara Luisa Blanco
Mara
Consejo Editorial
Consejo
Editorial
manuel Borja-Villel,
Manuel
Borja-villel, Jess Carrillo,
mara Luisa Blanco
Mara
Diseo yyedicin
Diseo
edicin
mKL Diseo Grfico
MKL
Ramn Reboiras
Maquetacin
Maquetacin
Luis Miguel
miguel Izquierdo
izquierdo
Produccin
Produccin
Julio Lpez
Asistentes dede
Asistentes
redaccin
redaccin
Gala Lzaro, Amaia Mgica
mgica
Impresin
Impresin
TF Impresores
impresores
ISSN 1889-5999
iSSn
2171-9241
nipo 036-12-009-4
NIPO
Dep. LEGAL
DEP.
LeGAL M-30653-2010
m-21060-2012
L
L
aa escena
escenamuestra
muestraaados
dosmujeres
mujeresy ya aununnio
nioque
quesentados
sentados
sese
cogen
cogen
laslas
manos,
manos,
impotentes, aa la
impotentes,
la espera
esperade
deque
queun
unplaneta
planetallamado
llamadoMelancholia
Melancholiachoque
choque
con
con
la la
Tierra. Al
Tierra.
Alreconocer
reconocer lo
lo inevitable
inevitablede
de la
la colisin,
colisin, el
el desaliento
desaliento se
seapodera
apoderade
delos
los
personajes que,
personajes
que,tras
trasunos
unosmomentos
momentos
dede
desconcierto,
desconcierto,
aceptan
aceptan
concon
apata
apata
la la
fatalidad.Su
fatalidad.
Su nica
nica accin
accin ha
ha consistido
consistido en
en erigir
erigir el
elesqueleto
esqueleto de
de una
una choza
choza que,
que,sin
sinduda,
duda,
remiteaa la
remite
la idea
idea de
de la
la casa
casacomo
comorefugio
refugioante
antelalaamenaza
amenazaexterior.
exterior.La
Latragedia
tragediano
noconlleva
conlleva
la transformacin
la
transformacin del
del mundo
mundo conocido,
conocido, sino
sino su
su desaparicin.
desaparicin.Por
Porsupuesto,
supuesto,estamos
estamoshahablando
blando de
de la
la ltima
ltima pelcula
pelcula de
de Lars
Lars von
von Trier.
Trier. Estrenada
Estrenada en
en el
el festival
festival de
de Cannes
Cannes del
del ao
ao
pasado,
pasado,Melancholia
Melancholiaparece
parece
ununsntoma
sntoma
dede
lo lo
que
que
hoy
hoy
acontece
acontece
en la
encultura,
la cultura,
especialespecialmente
mente en
ennuestro
nuestropas.
pas.
Si
Si nos
nos atenemos
atenemosaalas
lasmltiples
mltiplesdeclaraciones
declaracionesyyopiniones
opinionesque
quesobre
sobrelos
losefectos
efectos
dede
la la
cricrisis
sis econmica
econmica se
sehan
hanvertido
vertido en
en la
la prensa
prensa aalo
lolargo
largo de
deeste
esteao,
ao,se
sedira
diraque
queuna
unaprofunda
profunda
tristeza
tristeza se
se ha
ha apoderado
apoderadodel
delsector
sectorcultural
culturalespaol.
espaol.Habituados
Habituadoscomo
como
hemos
hemos
estado
estado
a a
las
las magnas
magnas(y(yno
notanto)
tanto)celebraciones
celebraciones
o aolaainauguracin
la inauguracin
indiscriminada
indiscriminada
de grandes
de grandes
equipamientos,
equipamientos, la
larecesin
recesinnos
noshaha
cogido
cogido
a contrapi.
a contrapi.
Asociada
Asociadaalalmodelo
modeloespeculativo
especulativo
enen
el que
el que
se ha
sebasado
ha basado
la economa
la economa
espaola,
espaola,
la
la
implosin,
implosin, en
en las
las dos
dosdcadas
dcadaspasadas,
pasadas,
dede
museos
museos
y centros
y centros
de arte
de arte
quizs
quizs
no se
nodebi
se debi
tanto
tanto al
al deseo
deseo de
depromover
promoverelelestudio
estudioy ylalacreatividad,
creatividad,como
como
a la
a urgencia
la urgencia
de de
queque
estos
estos
atrajesen
atrajesen aaun
unnmero
nmerodedevisitantes
visitantescada
cada
vezvez
ms
ms
amplio,
amplio,
favoreciendo
favoreciendo
el consumo
el consumo
yy la
la regeneracin
regeneracinurbana.
urbana.En
Enelel
proceso
proceso
se confundi
se confundi
a laacultura
la cultura
concon
las industrias
las industrias
culturales.
culturales. Se
Seexigi
exigiaalalaprimera
primeralalarentabilidad
rentabilidadinmediata
inmediatay ymaterial
materialdedelaslas
segundas,
segundas,
yy aastas,
stas,por
porcontra,
contra,sese
lesles
exoner
exoner
de la
denecesidad
la necesidad
de realizar
de realizar
un anlisis
un anlisis
profundo
profundo
del
del valor
valor de
delalacultura
culturaen
enlalapoca
poca
deldel
capitalismo
capitalismo
cognitivo.
cognitivo.
LasLas
prisas
prisas
por por
obtener
obtener
una
una ganancia
gananciaaacorto
cortoplazo
plazonono
permitieron
permitieronpriorizar
priorizareleltrabajo
trabajodedefondo.
fondo.
NoNo
se se
reform
reform
nuestro
nuestro rgimen
rgimen educativo,
educativo,ni
nise
seauspiciaron
auspiciaronnuevas
nuevas
formas
formas
de de
intercambio.
intercambio.
Y loYpeor
lo peor
es
es que
queninisiquiera
siquierasupimos
supimos
verver
laslas
contradicciones
contradicciones
de un
de sistema
un sistema
que era
queinviable
era inviable
de
de raz
raz (se
(seinvertan
invertangrandes
grandessumas
sumas
para
para
construir
construir
edificios
edificios
monumentales
monumentales
cuyo
cuyo
mantenimiento
mantenimiento absorba
absorba las
lastransferencias
transferenciaspblicas
pblicaso o
superaba
superaba
cualquier
cualquier
posibilidad
posibilidad
lgica
lgica de
deautofinanciacin),
autofinanciacin), ni
ni lo
lo endeble
endeble de
deuna
unaestructura
estructura laboral
laboral que
que se
se asentaba
asentabaen
enlala
precariedad
precariedad extrema
extremade
denuestros
nuestrosagentes.
agentes.
Ahora
Ahora bien,
bien, reconocer
reconocer los
los errores
errores de
de un
un modelo
modelo no
no significa
significa ignorar
ignorar los
los logros
logros obtenidos.
obtenidos.
Por
Por ejemplo,
ejemplo, durante
durante los
los aos
aos de
de bonanza,
bonanza,se
sehan
hanformado
formadocolecciones
coleccionesde
derelieve,
relieve,sese
haha
reforzado
reforzado la
la autonoma
autonoma de
delas
lasinstituciones
instituciones(a
(apesar
pesarde
dealgunos
algunosamagos
amagos
recientes
recientes
enen
la la
direccin
direccin contraria)
contraria) yy se
seha
haelevado
elevadoelel
nivel
nivel
dede
nuestra
nuestra
exigencia
exigencia
intelectual
intelectual
al mismo
al mismo
tiempo
tiempo que
que se
seacercaba
acercaba
elel
arte
arte
a la
a la
gente.
gente.
La La
recesin
recesin
no debe
no debe
llevarnos
llevarnos
a posiciones
a posiciones
involutivas,
involutivas, cuando
cuando no
no abiertamente
abiertamentehostiles,
hostiles,hacia
haciaelelarte
artecontemporneo,
contemporneo,
yaya
que
que
loslos
excesos
excesosque
quesesehayan
hayancometido
cometido
tienen
tienen
que
que
verver
con
con
el uso
el uso
demaggico
demaggico
de la
decultura,
la cultura,
no no
con
con la
la experimentacin
experimentacin esttica.
esttica. En
En esta
esta lnea,
lnea, con
con la
la excusa
excusade
delalacrisis
crisisse
seha
haafianzado
afianzado
en
en algunos
algunossectores
sectoresde
denuestro
nuestropas
pas
elel
convencimiento
convencimiento
dede
que
que
nono
debe
debe
pagarse
pagarse
con con
el el
dinero
dinero de
de todos
todosaquello
aquelloque,
que,enen
apariencia,
apariencia,
solo
solo
sirve
sirve
para
para
el disfrute
el disfrute
de unos
de unos
pocos.
pocos.
Es
Es cierto
cierto que
queno
nose
sepueden
pueden
construir
construirprogramas
programas
dede
espaldas
espaldas
al pblico,
al pblico,
pero
pero
tambin
tambin
que
que no
no todos
todoslos
loscentros
centroshan
hande
deser
serlugares
lugares
dede
seduccin
seduccin
masiva.
masiva.
El que
El que
unauna
actividad
actividad
sea
seaminoritaria
minoritaria no
no quiere
quiere decir
decir que
que sea
seaelitista.
elitista.La
Lasociedad
sociedadsese
compone,
compone,
dede
hecho,
hecho,
de de
una
una multiplicidad
multiplicidad de
de minoras
minoras que
que se
seorganizan
organizanalrededor
alrededorde
detextos,
textos,deseos
deseos
o afectos.
o afectos.
Cuanto
Cuanto ms
ms dinmicas
dinmicas sean
seanesas
esasminoras
minorasyyms
msantagonicen
antagonicenentre
entres,s,ms
msviva
vivaser
ser
la la
sociedad
sociedadque
quelas
lasalberga.
alberga.
CARTA. pRimAveRA-veRAno 2012
corr
p1.indd
pagina
1.indd11 1
pag_1.indd
04/06/12
05/06/12
17:04
17:44
08/06/12 16:59
12:27
EDITORIAL
redes
No sera
ste el
momento
para una
discusin
sincera
entre las
instituciones
pblicas y
los tejidos
sociales
de base?
comprende formas de relacin, afectos, sociabilidades, intercambios culturales, movimientos contra y subculturales, estructuras
de cooperacin, antagonismos, formas lingsticas, migraciones, etc.) lo que debemos
entender como lecho productivo y como
espacio de emergencia y de produccin de
creatividad de primer orden. De la copia y la
mezcla de estilos, del anudamiento de tradiciones y vida, de los sentidos incrustados en
las prcticas materiales colectivas surge la
innovacin y lo que ms tarde ser vendido
como proyecto o expuesto en museos. Estas
redes o espacios han sido llamados cuencas
de cooperacin creativa y para los colectivos
promotores su cuidado y alimentacin es la
nica garanta de desarrollo social y cultural. Sin embargo, el modelo econmico que
se dice creativo se basa en la privatizacin
de ideas y su cercamiento en marcas sin
retorno ninguno a las cuencas que lo generaron. Cmo asegurar el tejido cultural de
base?, podra ser la renta bsica un camino
de retorno econmico a esta produccin difusa y colectiva?, cmo generar retornos
econmicos para los productores sin gravar
e impedir la circulacin de su aportacin,
constituyendo una cultura libre?, qu
prcticas de devolucin a las cuencas llevan a cabo estas asociaciones y pequeas
empresas, sabiendo ya que las grandes son
el lobby de la propiedad intelectual?
Por ltimo, las instituciones pblicas
han pasado de ser garantes del derecho a
la cultura, en gran medida museificado y
en relacin a la alta cultura, a promotores econmicos en el marco de la ciudad
creativa, alimentando eventos y proyectos
temporales cuyo beneficio no recae en estas
cuencas creativas ni en las pequeas asociaciones o empresas. Atacadas a su vez por
el neoliberalismo y la posible rentabilidad
empresarial de la economizacin de la cultura, se ven inmersas en recortes y transformaciones estructurales hacia partenariados
pblico-privados.
No sera ste el momento para una discusin sincera sobre las relaciones entre
instituciones pblicas y tejidos culturales
de base? No se podran construir buenas
prcticas que superaran la subcontratacin y la temporalidad de los proyectos, que
crearan espacios de uso pblico y animaran
la creatividad social difusa?
Quin teme a los trabajadores culturales? Precariedad y subjetividades. Si
aceptamos entonces que el capitalismo hoy
se basa en gran medida en la captura y valorizacin de la produccin social inmaterial,
CARTA. pRimAveRA-veRAno 2012
redes
De la copia
y la mezcla
de estilos, de
los sentidos
incrustados
en las
prcticas
materiales
surge la
innovacin
y lo que ms
tarde ser
expuesto en
los museos
redes
2. El Proceso
El nuevo
sujeto
trabajador
debe ser tan
flexible y
contingente
como el
mercado
mismo
redes
Todo
investigador
tiene una
posicin en la
sociedad que
repercute en
lo que es
capaz de
percibir y los
datos que
recoge
redes
3. Diagnstico:
Problemas y Soluciones
Durante los talleres colectivos se sealaron una serie de problemas que dividimos
en personales, estructurales y coyunturales. Si bien estas categoras enmarcaban
nociones que parecan difusas, el ejercicio
colectivo sirvi para poder poner en comn
aquellos temas y conflictos que en conjunto consideramos estaban en el centro de lo
que poda llegar a ser una agenda compartida, una serie de tensiones que se viven de
manera individualizada y que las sesiones
podan permitir colectivizar. A continuacin sealamos algunos de esos problemas
aadiendo un breve anlisis que pueda traducir mejor las motivaciones bajo las que
se expresaron.
Los problemas del sector. La mayora
de los grupos, al igual que la mayor parte
de participantes e invitados, sealamos
el trabajo en cultura como una actividad
problemtica, sujeta a una serie de dficits y contradicciones estructurales que
son constitutivas del trabajo en el sector.
Intentamos agrupar en campos o territorios problemas laborales, institucionales,
internos al sector o a las vas de realizacin
econmica. Cabe sealar que en la mayora
de casos no haba un diagnstico compartido y, en algunos, se situaban demandas casi
inversas.
Una contradiccin reincidente en la que
cabe poner especial nfasis fue, por un lado,
la necesidad de contar con una formacin
empresarial ausente en los ciclos de formacin reglada de donde provenan los-as
participantes mientras que, por otro lado,
se cuestionaba la empresarializacin del
sector y la necesidad de generar una mayor
cultura cooperativa.
a) Los problemas laborales, casi unnimemente compartidos, tienen que ver con
la precariedad y la siempre creciente exigencia de flexibilidad. Se apunta a figuras
laborales bien conocidas como los falsos
autnomos o los falsos becarios. Tambin a
la inseguridad jurdica a travs de contratos
abusivos y que muchas veces son rotos sin
mayor pretexto. Subyace todo un conjunto
de problemas propios de la contratacin
por proyectos: la temporalidad, la falta de
continuidad, el trabajo que tena que estar
para ayer, etc. Se seala tambin una obsolescencia semntica y topolgica marcada por los trends y tendencias de la moda
cultural, que exigen en muchos casos una
permanente innovacin de mtodos, campos de trabajo, materiales, conceptos, etc.,
problemas coyunturales
Precariedad
Adaptacin a la tecnologa
Tendencias
Generacin de tendencias y su absorcin por
lgicas de mercado
Falta de asociacionismo
Dicotoma Estado / Privado Lo comn por definir
Debilidad del mercado
Crisis como excusa Recortes salariales
Problemas de liquidez
Falta de un modelo de poltica cultural que
impide el dilogo
Falta de interlocutores validos
Presupuestos flexibles Recortes sobre la marcha
redes
problemas personales
Exceso de trabajo
Gestin del tiempo flexibilidad
Falta de tiempo para la reflexin del trabajo realizado
Falta de autonoma individual
Dispersin Lo personal en el proyecto
Precariedad falta de seguridad
Adaptacin a la tecnologa
Desmotivacin al insertarse en la lgica del trabajo
Vida / trabajo no hay diferencia
Dedicarle innumerables horas. Planificacin de vida
Ansiedad/Estrs
Reproduccin de la competitividad y los valores
neoliberales
Falta de compromiso de los colaboradores
Ego e inseguridades proyectar el ego en los grupos
Ausencia de seguridad jurdica en la contratacin
Falso autnomo
Falta de seguridad econmica
Falta de resultados parciales
Valorizacin de las tareas de igual manera
Ms que
un modelo
pblico, es
necesario
desarrollar
modos de
apropiacin
de riqueza
a travs de
formas de
cogestin
con las
instituciones
8
redes
5. Contratacin/precariedad. Respecto a
los protocolos legales y jurdicos, se expres
en diversas ocasiones la falta de una figura
jurdica y/o estatuto de los trabajadores
culturales. Si bien existe la sensacin compartida de que hay que agruparse para ser
ms fuertes y que hay que inventar frmulas
especficas adecuadas a los trabajadores culturales, se conclua que la experiencia bajo
posibles prcticas sindicales nunca ha sido
planteada seriamente en el mbito cultural.
Esto se asocia a la falta de colectivizacin de
los conflictos, pero tambin a la singularidad de un sector que, como ya sealbamos,
est muy difuminado y padece un alto grado
de individualizacin.
Frente al malestar que parece despertar
la figura del sindicato tradicional, se apuntaba la posibilidad de un sindicato biopoltico que apostara por la conquista de nuevos
derechos. Como medida inmediata se habl de pequeos sindicatos, es decir, grupos
efmeros para defender y presionar que, si
bien fueran gremiales y corporativos, pudieran ser eficaces a corto plazo.
En cualquier caso, pareca evidente la
necesidad de denunciar activamente las
formas de explotacin y la pacificacin que
existe de cara a la relacin con la institucin.
Este deseo chocaba con la incapacidad para
encontrar formas de sindicacin efectivas.
En este apartado las preguntas ms elementales parecan no encontrar una respuesta
cohesionada y decidida. Las respuestas eran
mltiples y paralizantes ante preguntas
esenciales: Cmo ponemos en marcha un
conflicto? o cmo se crea un grupo?
6. Vida-trabajo/Profesin-militancia.
Una pregunta situaba las primeras conversaciones en este apartado: Cmo se
devuelve el capital social que extraemos de
los movimientos sociales?
Frente a esa sensacin de que la produccin cultural extiende su cadena ms all
de mbitos profesionalizados, la necesidad
de una renta bsica universal apareci en
momentos del debate colectivo. Tambin
se propuso exigir a nuestros contratantes,
socios y clientes una explicitacin de lo que
cada actividad cultural aporta al comn.
Frente a la situacin de privilegio bajo
la que se acta como productor cultural
profesional y que recibe o intenta conseguir remuneracin por su trabajo, se
expresaba la necesidad de ser conscientes
del lugar estratgico que se ocupa, teniendo
presente qu papel poltico toma la figura
del emprendedor cultural en los discursos
hegemnicos institucionales y manteniendo una actitud responsable respecto al capital social que se gestiona en el sector.
En la medida en que el sistema de contratacin no es claro y se entremezclan los
afectos y contactos, se producen relaciones
ambiguas.
Los productores culturales trabajamos
en un lugar en el que se conoce de forma
personal a la gente para la que se trabaja.
Esto genera problemas de dependencia
problemas estructurales
Ausencia de seguridad y regulacin jurdica en la
contratacin
Precariedad flexibilidad marcos
Adaptacin a tecnologa
Exceso de trabajo (autoexplotacin)
Gestin de recursos
Dispersin
Tensin econmica centralismo
Tensin ideolgico localismo
Lo urgente y lo importante machismo diferencias
sexo-gnero
Jerarquas INT y EXT
Choque Polticas Culturales (subcontratacin,
oficialismo) con Potencia Social
Externalizacin / lgica de concurso
No diferencia vida trabajo profesin militancia
Crisis (Siempre en crisis)
Distancia discursos cooperativos frente a realidades
de competencia
Clientelismo (adaptacin a deseos de cliente)
Falta de organizacin
Falta de apoyo a iniciativas minoritarias
Sobran los intermediarios y burocracia
Desconexin entre colectivos
Mltiples roles y extras cult. tiene que asumir
Cmo legitimar tu actividad e independencia
que se echa de menos una formacin empresarial aparecieron en muchos momentos y traducan las diferentes subjetividades
que circularon en las jornadas.
Por ltimo y de manera ms concreta, se
propuso disear webs donde se discutieran
colectivamente cuestiones como los salarios mnimos o las prcticas ticas.
10. Liquidez/artista = Banco. En este
apartado se repasaron muchos de los temas
ya aparecidos anteriormente en torno a la
visibilizacin de los problemas econmicos. Una propuesta concreta fue formar un
observatorio autogestionado desde el que
visibilizar aquellas empresas que no pagan.
Se hablaba de centralizar la informacin de
todas aquellas denuncias por impagos o por
prcticas profesionales indebidas a travs
de webs y blogs que pudieran dar detalles
sin afectar el anonimato de los denunciantes evitando as posibles represalias.
Tambin se tante la posibilidad de asegurar la asuncin colectiva de impagos en
cadena (resolucin solidaria) a travs de
finanzas solidarias.
redes
4. Conclusiones
Es posible que en las condiciones actuales
se genere un espacio expansivo de autoorganizacin poltica de los malestares y las demandas de los y las trabajadores culturales?
Seremos testigos, o incluso sujetos, de la
constitucin de algo parecido a un sindicato
del cognitariado creativo? El espacio para la
sorpresa y la innovacin est siempre abierto en poltica. De todos modos, y a la espera
de futuras constituciones polticas, parece
preciso detectar los malestares comunes,
afinar nuestras herramientas de intervencin sobre los mismos y tal vez pensar que,
bajo formas tan individualizadas como las
que actualmente operan entre los productores culturales, estos malestares pueden
tener asegurada una larga vida.
En este sentido, los talleres de Para
quienes disfrutamos trabajando nos ofrecen algunas aproximaciones provechosas
a las dificultades que ahora mismo parecen
encallar la capacidad de autoorganizacin y
autorreflexin del trabajo creativo-cultural.
Si bien no existe todava un trabajo colectivo eficaz sobre estos problemas, es evidente que existen malestares relativamente
compartidos. Por ejemplo, lo que hemos
llamado el discurso personal se sita en
una percepcin de unos niveles de frustracin y explotacin elevados. La indistincin
entre vida y trabajo lleva al agotamiento, a
una incapacidad de organizar los tiempos
de una forma saludable, a contaminar toda
relacin social y afectiva con proyectos y
cooperaciones de carcter laboral.
La puesta en juego permanente de la subjetividad, de las redes sociales, de las capacidades relacionales y afectivas en el trabajo
creativo-cultural deriva en esa precariedad
emocional que se seala continuamente. La
frustracin es en este terreno manifiesta: La
promesa de trabajar en la cultura era otra, la
realidad est hecha de competencia, agotamiento, autoexplotacin, etc. Pero por qu
tenemos que elaborar este discurso de manera tan personal? Por qu no somos capaces de declinarlo colectivamente, cuando
los problemas parecen tan generalizados y
ocupan, efectivamente, tantas y tantas conversaciones dentro del sector?
Hay, y siempre est presente en este tipo
de encuentros, un protagonista invisible que
subyace al discurso de los trabajadores culturales. Sospechamos que se trata de algo
intocable, que no podemos socializar y
compartir: se trata de la singularidad, de
lo propio, de la individualidad del creador
o del proyecto empresarial. Tal vez lo que
frustra la capacidad de socializar, de colectivizar o, sencillamente, de generar alianzas polticas slidas (que siempre tienen
un punto impersonal y no-productivo) es
10
Hay un
protagonista
invisible que
subyace al
trabajo
cultural. Se
trata de algo
intocable que
no podemos
socializar: la
singularidad,
lo propio
redes
-reproduccin del capital (sea el tipo de capital que sea). Este objetivo viene impuesto
por el contexto general de mercado, que es
desde luego mucho ms fuerte que los deseos particulares de los sujetos. Se trata de
una prescripcin que opera sobre cualquier
empresa, incluidas las empresas culturales
(si es que de esa particular especializacin
se deriva realmente algn carcter excepcional).
La paradoja que aqu se expresa proviene del hecho de que la produccin cultural-creativa es siempre colectiva y social,
arranca de comunidades, formas de vida,
espacios y cuencas de cooperacin difusas
en los tejidos urbanos. Nada es propiamente el producto de una singularidad, de una
empresa o de un punto privilegiado. Debemos entonces asumir que la gente del sector, en tanto apoderados de la coolness, de
las tendencias creativas de una sociedad,
capitalizamos una cierta cantidad de esa
riqueza generada socialmente.
Desde esta perspectiva, los procesos de
devolucin, de continuo enriquecimiento
del contexto del que nos nutrimos, es ms
una obligacin que una decisin. Obviamente se trata de una (auto)exigencia compleja
y problemtica que exige una capacidad de
imaginacin y organizacin que todava dista mucho de haberse alcanzado.
A estos elementos habra que aadir,
por supuesto, la dimensin institucional
que define el marco y tambin, en buena
medida, el funcionamiento del sector. Las
polticas culturales operan conscientemente sobre las presiones que experimentamos
los trabajadores culturales. En buena parte,
son responsables de la actual situacin por
medio de la promocin del emprendizaje y
del fomento del autoempleo en cultura, as
como de la generalizacin de las prcticas
de externalizacin y subcontratacin.
Desde el lado de los trabajadores, la
asuncin del discurso del emprendedor y
de la autoempresarializacin seala no solo
el ltimo xito de estas polticas, sino que
tambin simboliza la ltima trampilla que
los trabajadores del sector cierran sobre s:
la individualizacin como marca y el sujeto
productor como singularidad irreductible.
La ausencia de conflictos y luchas contribuye tambin a ocultar la verdad colectiva
de los trabajadores culturales como sujetos
explotados, aunque sea a su propio cargo y
por su propia responsabilidad.
La pereza en el diagnstico colectivo y la
incapacidad para pensarse objetivamente
en una larga cadena productiva es otra de
las consecuencias de este fenmeno. Un
ltimo escollo a la organizacin poltica
del sector, que en muchos relatos aparece
como el primer y principal problema, es la
propia inadecuacin de la organizacin sindical a la estructura laboral del sector. Los
sindicatos estn organizados por empresa
a partir de grandes colectivos laborales que
comparten algunas caractersticas comunes, ya sea en relacin al tipo de trabajo,
la condicin laboral o las formas de con-
Portada de la clebre
revista satrica
norteamericana
The adventures of
unemployed man.
www.unemployedman.
com
La produccin
cultural es
siempre
colectiva
y social,
arranca de
comunidades
y formas de
vida difusas
en el tejido
urbano
11
CARTogRAfAs
JAMES coLEMAn
Con su coleccin de imgenes que reconstruyen un acontecimiento o que interpelan, el artista
irlands James Coleman ha lanzado un desafo a la mirada del espectador. Una sacudida, un
golpe en el ojo del audiovisual contemporneo. Por Jean-Luc Nancy
James Coleman
Museo Nacional Reina Sofa
25 abril- 27 agosto 2012
jAmes ColemAn
pelcula 35 mm en
proporcin 4:3 transferida
a vdeo HD, 2007.
La mirada
vigila a su
objeto, monta
guardia
ante l. No
merodea
alrededor,
se pone a su
servicio
tiempo violenta como la luz directa que cae sobre el ring, y turbia como la definicin borrosa
de la foto. Toca las cuerdas y con la espalda girada hacia ella, la vista experimenta la tensin
del combate en ese instante de espera del que
va a surgir un nuevo golpe. La imagen-boxeo no
es una imagen de boxeo.
Pero todas las imgenes hacen lo mismo, boxean o chocan contra nosotros, se
estrellan como el coche de Charon que, independientemente del relato que lo acompaa,
arroja la luz verde desde su interior y la blancura
agria de la humareda. Ese humo solo altera una
vez ms el coche estrellado, el accidente consumado. Pero no se mueve, brilla suspendido en
una luz cuya fuente ignoramos. De hecho se trata
de una sola de las secuencias de la serie original,
pero cada secuencia puede aislarse perfectamente puesto que en cada ocasin se trata ante todo
de un choque de cada una de las imgenes, de su
propia brutalidad. Y cada una parece decir: golpeo, te golpeo, no con la violencia de la escena
representada sino con aquella otra violencia de
la suspensin, de la inmovilizacin que supone
la imagen. En esta inmovilizacin se ofrece a la
vista el cinturn de seguridad que cuelga por la
puerta abierta y la ausencia del conductor. Acaso haba un conductor? La sola imagen no nos lo
revela, pues se concentra en el silencio humeante
del choque.
13
CARTogRAfAs
Tampoco hay nada que ver en Loudspeaker Piece (Obra-altavoz): Poco o mal
puede verse al pjaro al que solo identifica
el ttulo Pheasant. Es un faisn, y tal vez no es ms
que lo que se distingue de la hierba
agitada por el viento. Una mirada
extremadamente atenta descubrir
que esa turbulencia vegetal se repite
(cada 25 segundos). Existe pues una
equivalencia entre la inmovilidad del
pjaro agazapado y el movimiento
perpetuo de la hierba. El movimiento no cesa de repetirse y en alguna
medida de reprimirse al tiempo que
se reanuda; la inmovilidad se repite
a cada instante como un recomenzar, un nuevo saque. Tampoco hay
nada que ver en La Valle della morte
ms que la estricta tautologa de una
imagen que es su propio ttulo o de
un ttulo que es su propia fotografa.
Pero se trata de una tautologa firme,
apoyada e incluso forzada por el aire anticuado de
los caracteres moldeados. El viejo escalofro que
debe producir el Valle de la muerte se manifiesta en
Coleman
convierte lo
invisible en
invidente.
La visin
satura de la
invisibilidad
que persigue
o acosa
14
jAmes ColemAn
15
CARTogRAfAs
10
No vemos,
no vemos
nada, no
vemos ms
de lo que
omos en un
discurso
o en un relato
16
11
jAmes ColemAn
narracin sincronizada
de audio, diapositivas
35 mm, B/N, 1987-1988.
corr p17.indd 1
17
05/06/12 18:05
CARTA DE...
Los ngeLes
En permanente fractura con la modernidad, pero levantada sobre un sustrato tnico muy
poderoso, la megalpolis californiana ofrece mltiples lecturas que van desde la cartografa a
la intervencin artstica, del arte chicano al urbanismo. He aqu la radiografa de la telaraa.
Cartografiar
otro L. A.:
el arte chicano
en el este de
Los ngeles
Por Pilar Tompkins Rivas
18
de la dcada de 1960 y la de 1970, que aun las demandas de igualdad social y de visibilidad social.
La expresin artstica no se desarroll como una
prctica autnoma, sino como parte integral de
una poltica cultural emergente. En la dcada de
1970 las principales formas visuales que emergieron murales, psteres y fotografas fueron
aquellas susceptibles de llegar al mayor nmero de
personas, y constituyeron la piedra angular de la
construccin de la comunidad a travs del arte. Los
artistas no trabajaron solo individualmente, sino
en colaboracin, reclamando los espacios sociales
mediante la conversin de edificios abandonados
en centros de arte comunitarios, a travs de la
pintura mural en paredes y el establecimiento de
programas educativos en los parques, las calles y
las aulas. El resultado fue una experiencia chicana
colectiva y compartida.
los ngElEs
Coleccin Early
California,
Editorial Goez.
Para los
chicanos las
autopistas
de L. A. no
fueron una
va, sino el
lugar de una
comunidad
fracturada
19
CARTA DE...
En la otra pgina,
David Botello, Tlalocan
Commercial Center,
1972. Archivo digital de
una acuarela sobre papel
(desaparecida).
n otras ocasiones la apropiacin del entorno se realizaba mediante la reivindicacin y reconversin de edificios en
instalaciones artsticas en el interior de
una comunidad cada vez ms fracturada y dispersa. Gracias a los esfuerzos colectivos,
los artistas implementaron su propio
funcionalismo arquitectnico en los
espacios de los que disponan. En el
este de Los ngeles, Goez Art Studios
and Gallery se apoder de un viejo almacn de carne envasada; Mechicano
Art Center cre su sede en una antigua lavandera; Self Help Graphics &
Art se instal en un espacio que era
propiedad del arzobispado de Los
ngeles; y Plaza de la Raza convirti la atarazana de Lincoln Park en
el centro de un campus de artes. Social and Public Art Resource Center
(SPARC) se fund en los mrgenes
de la zona, en la antigua crcel Venice. Pero en vez
de borrar todas las huellas de la anterior funcin
del edificio, SPARC reconfigur las celdas convirtindolas en galeras e invitando a la comunidad
El sentido de
pertenencia
se logr
desarrollando
en los barrios
chicanos
una esttica
urbana propia
20
los ngElEs
2
3
4
a travs de la escultura, la pintura, el dibujo, las instalaciones y las performances. Pero no solo crearon
este sentido de pertenencia reclamando el espacio
pblico y redefiniendo el territorio social a travs de
la creacin de obras de arte.
A pesar de las lecturas hegemnicas del arte
chicano, deberamos considerar la forma, en parte,
como un producto de la funcin, y su ethos como una
respuesta al entorno. x
Adaptado por Pilar Tompkins Rivas a partir del
ensayo Chicano Art in the City of Dreams: A History in Nine Movements de Chon A. Noriega y Pilar
Tompkins Rivas.
12
13
14
15
21
CARTA DE...
Hecho para
durar: pintura
y artesana de
Los ngeles
en la dcada
de 1960
Por Thomas Crow
22
los ngElEs
calor se converta en un plstico duro, fue un invento militar secreto de los alemanes que los aliados
robaron en 1942. El compuesto de fibra de vidrio
y resina, aunque no es absolutamente irrompible,
proporcionaba un recubrimiento impermeable que
poda aplicarse en los talleres ms punteros de alta
tecnologa.
En 1954, un da festivo, Simmons desapareci en
el arrecife de Windansea en La Jolla, y casi ninguno
de sus diseos le sobrevivi. Algunos de sus discpulos, como Joe Quigg y Matt Kivlin, siguieron creando
y perfeccionando sus prototipos, pero tuvieron que
lidiar con la rareza y la fragilidad de la madera de
balsa, su material principal. La idea de usar algn
tipo de espuma de plstico en su lugar ya se les haba
ocurrido a Simmons y a otros, pero el Styrofoam, un
material muy barato y comn, se deshaca al entrar
en contacto con la resina de polister. La espuma
de poliuretano, otro descubrimiento en la poca del
nazismo de Bayer, el gigante alemn de la industria
qumica, empez a estar disponible a mediados de la
dcada de 1950, pero poner a prueba su resistencia
en las aplicaciones comerciales segua siendo complejo: al mezclar los dos componentes, el tamao del
material aumentaba entre trece y quince veces en
pocos segundos, y generaba un considerable calor
adems de elevar la presin. Incluso cuando se perfeccion el proceso, las tablas, aun cuando tenan la
suficiente densidad y flexibilidad, seguan requiriendo un constante mantenimiento.
Una vez superado este obstculo, los cepillos
elctricos sirvieron para moldear la espuma gracias
a una herramienta verstil que se usaba para crear
tanto contornos ms largos como transiciones ms
suaves (el rocker, el eje longitudinal, los diversos
grosores, etc.), mientras que las estrictas propor-
designer, SC26.1987
2012. Digital image,
The Museum of Modern
Art, Nueva York/Scala,
Florencia.
23
CARTA DE...
24
El enclave
artstico de
Venice Beach
evidenciaba la
interseccin
entre las
tcnicas del
surf y del arte
los ngeles
xiste un relato sobre la poltica del mundo del arte en desarrollo en una ciudad
an provinciana, que como tal requiere
un breve comentario contextual. A mediados de la dcada de 1960 pareca que el mundo
del arte en Los ngeles creca a un ritmo acelerado.
Un buen nmero de jvenes artistas bien considerados producan obras comparables a las que podan verse en Nueva York. La ciudad haba abierto
un nuevo museo dedicando algunos de sus recursos
al arte contemporneo. El Museo Pasadena de Arte
Moderno, de creacin anterior, bajo la direccin
de Walter Hopps, presentaba uno de los mejores
programas de exposiciones del pas: entre las ms
notables se contaban la primera retrospectiva
dedicada a Marcel Duchamp en Estados Unidos
y una de las primeras exposiciones sobre pop art.
Asimismo, exista un nmero significativo de galeras privadas, como Ferus, Virginia Dwan y Nick
Wilder, y una revista de arte contemporneo editada con mucho rigor y con un diseo muy cuidado,
Artforum. Incluso la venerable y adorada escuela
de arte Chouinard afrontaba su futuro con espritu
renovado al plantearse como una academia interdisciplinar rebautizada CalArts.
Pero a finales de la misma dcada este optimismo haba desaparecido. En todo el pas la atmsfera
Panormica de Century
City, en Los ngeles, la
controvertida ubicacin
del primer museo LAICA.
25
CARTA De...
El ABC Entertainment
Center, donde estaba
ubicado el LAICA, en una
vista de los aos setenta.
La mayor
decepcin
fue el fracaso
del LACMA,
que no logr
mantener una
relacin con
los artistas
26
los ngeles
Para Robert
Smith LAICA
era un espacio
pblico que
funcionaba
como un
estudio
artstico
temporal
AICA se esforz por labrarse alguna respetabilidad en el mundo del arte, pero
no era la poca adecuada para tal propsito. Todo se discuta, siempre haba
alguien que no estaba de acuerdo. Al comienzo, la
estructura organizativa permita las disidencias, e
incluso estos resultaban provechosas. Durante los
primeros meses las reuniones del comit fueron
acaloradas, pero cuando se abri el espacio la gente
abandon las esperanzas y la toma de decisiones
fue quedando progresivamente en manos de un
crculo interno. A los miembros externos aquella
institucin les pareca tan impenetrable como el
aparato curatorial del museo, y empezaron a sospechar programas inconfesados. La sospecha remplaz al apoyo.
Hacia 1977 estaba claro que exista algo como
un movimiento nacional de nuevos espacios de arte
financiados pblicamente y dedicados a la exhibicin de arte reciente. Para entender lo que ocurra
el equipo directivo de NEA invit a los directores
in embargo, cuando se anunci el encuentro, muchos artistas radicados en Los ngeles se sintieron despreciados o excluidos
(la inscripcin al encuentro costaba 65 dlares, y el nico artista no inscrito e incluido en el
programa de conferencias era Lawrence Wiener).
A Dorit Cypis, que diriga la Foundation Art Resources (FAR), una organizacin que fomentaba el
dilogo mediante la financiacin de exposiciones
y ciclos de conferencias con artistas de fuera de la
ciudad, la concepcin de este encuentro le pareci
particularmente exasperante, y empez a organizar una protesta. Envi cien postales donde poda
leerse: Crees realmente que formas parte de esto?
Sesenta personas irrumpieron en el encuentro y
decidieron hacer preguntas durante cinco minutos
en la primera charla. Smith los ech, temiendo una
debacle, a lo cual los protestantes respondieron alquilando sillas plegables y sentndose alrededor de
los numerosos asistentes convocados a la primera
cena, observndolos en silencio. Finalmente, un
participante ofreci un micrfono al grupo y ste
pudo hacer su proclama.
LAICA sobrevivi hasta mediados de la dcada de 1980. La galera mont exposiciones importantes y la revista Journal sigui publicando
textos significativos, pero nunca ms consigui
reconquistar esa sensacin crucial de ser una institucin indispensable. No era ni lo suficientemente
democrtica como para que los artistas sintieran
que era un espacio que les perteneca genuinamente, ni estaba suficientemente consolidado econmicamente como para alcanzar el nivel de institucin regional musestica. Adems, durante los
meses en que se organiz el ciclo de conferencias
de The New Art Space qued claro que los mayores inversores en arte contemporneo, bajo el liderazgo de Marcia Weissman, que le abri camino al
LAICA en su primer e idlico acuerdo inmobiliario,
haban emprendido el proceso de creacin de un
nuevo museo de arte contemporneo, el MoCA.
Aqul deba ser el verdadero sucesor del Museo
de Arte Moderno de Pasadena, la materializacin
de las aspiraciones de la ciudad de ser finalmente
aceptada como un centro importante de arte contemporneo. x
La redaccin de este relato se ha realizado a partir de diversas declaraciones orales publicadas en el Este de Borneo, en
la revista electrnica y el archivo comunitario. Estas historias se grabaron como parte de The Experimental Impulse,
una exposicin que analizaba estrategias alternativas durante la dcada de 1970 en el mundo del arte de Los ngeles,
para la Gallery at Redcat. La propuesta formaba parte del Pacific Standard Time, un proyecto inspirado en la Getty
Foundation y destinado a una mejor comprensin de la historia del arte en el sur de California durante el periodo
de la posguerra. Las entrevistas de mayor importancia son las de Robert Smith, Dorit Cypis y Marc Pally. Pueden
encontrarse en los siguientes enlaces:
http://www.eastofborneo.org/topics/the-experimental-impulse
http://www.eastofborneo.org/archives/robert-smith-experimental-impulse-interview-2011
http://www.eastofborneo.org/archives/dorit-cypis-experimental-impulse-interview-2011
http://www.eastofborneo.org/archives/marc-pally-experimental-impulse-interview-2011
27
CARTA DE...
28
Hay pocos
lugares en la
Tierra donde
uno puede
ver crecer
unos metros
las montaas.
Eso ocurre en
Los ngeles
los ngElEs
Aparte de
Hollywood
dudo mucho
que la cuenta
de las artes
en L. A. sea
ms rentable
que en Nueva
York
29
CARTA DE...
30
L. A. posea
un contexto
favorable para
la carrera de
los artistas,
a pesar del
ambiente
provinciano o
el desinters
de las
instituciones
los ngElEs
Maria Nordman,
Filmroom: Smoke.
Escenas de la pelcula
31
CARTA DE...
32
situado a pie de calle, que Nordman cubri con cristal semireflectante y un filtro de vinilo azulado. En
su interior haba un arca incrustada en el suelo en
realidad, una plataforma de tatami elevada hasta el
alfizar en la que el visitante poda encontrar los
materiales especficos necesitados por una persona
para permanecer y trabajar all durante veinticuatro horas (t, libros, mantas)3.
Workroom es, sin duda, producto de la revolucin en las relaciones interpersonales propiciadas
por la juventud de la poca, y fue el origen de una
serie de obras realizadas ms adelante para el espacio pblico en Los ngeles y otros lugares en
las que Nordman proyecta utpicas piezas urbanas, como parques, plazas o esculturas, destinadas
a construir una nueva ciudad, en colaboracin con
personas que llegan por casualidad4. Alejndose de
galeras y museos desde muy joven, Nordman fue
una pionera al salir del estudio y tomar la ciudad
como espacio de trabajo con la intencin de invitar
a los espectadores a crear el significado de la obra
por s mismos.
La consideracin de la ciudad como campo de
accin fue ciertamente una constante en el arte de
los setenta en todo el mundo. Pero las particulares
condiciones de Los ngeles con su escala ocenica y su tendencia al anonimato, el aislamiento
y la soledad provocaron que esta confrontacin
fuese especialmente intensa en su territorio, y
muy en particular para los artistas llegados de
fuera, como la propia Maria Nordman y otros
como Allen Ruppersberg, Ger van Elk y Bas Jan
Ader, que tambin crearon obras que respondan
a su fascinacin por una ciudad fuertemente marcada por las contradicciones entre la
naturaleza y la cultura urbana, entre
la autenticidad y la ilusin. El tercer
factor imprescindible para pensar los
matices locales del arte conceptual es
Hollywood: la capital mundial de la
cultura popular. Pocos han sido los
artistas que no han reaccionado de
una u otra manera a su presencia. En
el grupo de los conceptuales, un caso
en el que merece la pena detenerse
es el de William Leavitt; un artista
nacido en Washington D. C. y criado
en Denver que lleg a Los ngeles
en 1965. The Silk (1975) un hbrido
entre actuacin, instalacin y narrativa fue uno de sus proyectos ms
destacados en aquella poca. En una
primera fase, The Silk era una obra
de teatro sui generis que el artista present en el
Barnsdall Park Theater de Los ngeles. Se compona de todos los elementos que se esperan en una
representacin dramtica, personajes, un guin y
un escenario, pero el resultado no era el mismo. Ni
Leavitt lo pretenda. The Silk era, segn la definicin perspicaz de un asistente, como una secuencia
o proyeccin de diapositivas.
La pieza, que duraba cerca de treinta minutos,
se refera al pasado reciente de una clase social acomodada, representada por un hombre vestido con
un tuxedo y una mujer con un traje de seda rojo. El
objetivo de Leavitt no era presentar una obra de
teatro, sino al teatro como objeto. La obra, dijo
el artista, pretenda ser una imagen. Por eso la
actuacin era forzadamente rgida y artificial. La
emocin era muy autoconsciente. En realidad nada
ocurra. Los acontecimientos acababan de pasar o
se intuan. Ocurran cosas, pero daba la sensacin
de que podan pasar meses hasta que sucedan de
verdad5. The Silk se present poco tiempo despus
Otro factor
para explicar
el arraigo del
conceptual
en L. A. es
Hollywood,
la capital
mundial de
la cultura
popular
rente a la todopoderosa industria hollywoodiense, autores como Leavitt simultneamente se dejaban seducir y se
resistan a su influjo. En su caso, practicando una especie de arte povera californiano un
cruce entre el realismo traumtico de Ed Kienholz y el laconismo del minimal que, al mismo
tiempo que desvelaba el artificio, lo reconstrua
mediante ficciones personales e ntimas. Algunos
de los artistas que estaban ms prximos a l en
aquel momento tenan intereses similares por un
arte que investigaba la condicin humana en sus
dimensiones ms misteriosas, aunque tambin
humorsticas, como Ader, Van Elk, Goldstein o
Ruppersberg. ste fue un rasgo que los diferenci
claramente de algunos de los conceptuales neoyorquinos, que hacan gala de un temperamento
ms racional, abstracto y terico. Estos tres temas
y las obras que los ilustran representan algunas de
las corrientes principales del arte conceptual en Los
ngeles y pretenden conectar con las inquietudes
de muchos artistas actuales, interesados tambin
por el cuestionamiento de las instituciones, la exploracin urbana y la creacin de imgenes y narrativas fuertemente subjetivas. Pero, ms all de
categoras y clasificaciones, lo que realmente llama
la atencin de la escena de Los ngeles, todava hoy,
es la apuesta de muchos de sus artistas por hacer un
arte indisociable de sus vidas. Eso, y no otra cosa,
es lo que primero destaca en obras y actitudes producto de la alquimia surgida entre una ciudad carente de lmites y una generacin audaz y adicta a
la juventud. x
los ngElEs
desempe un papel decisivo desde finales de la dcada de 1960 en adelante). Un proyecto que dirige
el Getty Center la institucin cultural ms prspera del sur de California, y seguramente una de
las ms ricas del mundo y que algunos describen
como una exposicin de dimensiones faranicas,
compuesta de unas 170 muestras especficas en 130
museos y galeras que abarcan desde San Diego hasta Santa Brbara, pasando por Los ngeles. Como
es habitual en este tipo de situaciones, muchos recuerdos y obras se recuperan, se evocan o vuelven a
ser el centro de la atencin pblica, mientras otros
caen en el olvido o se omiten.
Uno de sus proyectos ms recientes (2010) es
una serie de serigrafas titulada Los Angeles in the
70s (en la imagen grande), en la que usted se ocupa
precisamente de una parte del contexto sobre el que
33
Objetos
liberados
Durante los aos 60 el arte povera en Italia, pero tambin artistas como Claes Oldenburg
en los Estados Unidos, idearon un nuevo estatuto para el objeto de arte. Desembarazarse
de la carga esttica fue el mandato que siguieron en su liberacin. Por Alex Potts
Mis obras no son construcciones o producciones
de nuevas ideas, ni siquiera objetos que me
representan, que pretenden imponerme e
imponerles a los dems mi persona. Ms bien son
objetos mediante cuya intervencin me libero de
algo. [] No los considero ms, sino menos, no
suman sino que restan.
Michelangelo Pistoletto (1966)1
Para m construir significa liberarse en el intento
de verse a uno mismo desde fuera (sorprendido
en el acto): modificar, doblar, triplicar, disminuir,
desnudar, alterar, identificarse a uno mismo.
Pino Pascali (1965)2
PORTAdA
Arriba, Michelangelo
Pistoletto, Quadro da
pranzo, 1965. Cortesa de
Cittadellarte-Fondazione
Pistoletto, Biella, Italia.
Foto: P. Pellion
35
PORTAdA
36
El nuevo objeto
de arte liberado
se propona
eludir la
pregunta sobre
el significado
de la propia
obra de arte
naturaleza de su inspiracin para eludir o huir de la
reificacin tanto de la obra de arte como de la personalidad del artista producida por las condiciones
del mundo del arte contemporneo. Se trata de un
intento de constituir una obra de arte cuyo valor
est abierto y sea fluido, en vez de estar clausurado
en cualquier momento particular del tiempo, y est
en condiciones de responder a las circunstancias
constantemente cambiantes en las que tanto el
artista como el espectador se inscriben.
Aunque el propio Pistoletto no lo explicit,
buscaba en efecto una estrategia para escapar a
las limitaciones que el estatus de mercanca de la
obra de arte impona en la poca, sobre todo mediante el culto a la obra de arte como encarnacin
de alguna cualidad nica pero irrenunciable que
posea cada artista.
Adems de la capacidad del mercado del arte
para incorporar incluso las manifestaciones artsticas ms informales y convertirlas en obras de
arte reificadas, lo que la fantasa de un nuevo objeto
de arte liberado se propona eludir era la pregunta de qu significado caba atribuir a una obra de
arte semejante a aqulla que pretenda crear Pistoletto, ms all del supuesto resurgimiento, una y
otra vez, de un momento abstracto de posibilidad
ilimitadamente abierta con respecto a manifestaciones y obras del pasado.
Lo que hace que los Oggetti in meno de Pistoletto resulten tan fascinantes es precisamente la
forma de eludir y negar a un tiempo las fantasas
formuladas en sus escritos, bloqueando y activando simultneamente el deseo de una inmediatez
puramente abierta. Su Quadro da pranzo (Cuadro
de almuerzo, 1965), realizado en slidas piezas de
madera parecidas a las que se usan en la construccin de casas o en la carpintera, de hecho es materialmente bastante consistente, aunque dada la
sencilla construccin y la forma sugiere algo casi
esbozado, una idea ocurrente que podra considerarse como un equivalente escultrico de un bosquejo improvisado rpidamente. La construccin
tambin alude a un espacio social caracterizado
por una apertura libre y azarosa, un espacio al que
uno puede incorporarse en cualquier momento
para mantener una conversacin informal con
una amigo mientras almuerza, al mismo tiempo
que el marco de la escena y el reducido tamao de
la mesa y las sillas parece establecer una patente
limitacin fsica.
La obra Casa a misura duomo (Casa a escala
humana, 1965) constituye una absurda literaliza-
1962/1982
Arriba, Michelangelo
Pistoletto, Oggetti in
meno, 1965-1966.
Estudio de Pistoletto
en Turn, 1966.
Cortesa CittadellarteFondazioine Pistoletto,
Biella, Italia.
Foto: P. Bressano
El mundo de los
Ogetti in Meno
de Pistoletto es
provisional y
flexible, aunque
un tanto
obstinado
proyecto artstico: l mismo calific con acierto
a los sencillos objetos que produjo entre 1966 y
1968 de objetos de signo negativo. Cuando menos,
estas obras se presentan, de un modo incluso ms
insistente que en Pistoletto, como simples manifestaciones aisladas, sobre todo en el caso de obras
como Rotolo di cartone ondulato (Rollo de cartn
ondulado), hecha con un gran cilindro de cartn
cuyo centro se ha empujado hacia arriba para formar una sencilla estructura semejante a una torre,
o Catasta (Montn), en la cual se cre una estructura cuadrada abierta a partir de pares de tubos de
la misma medida hechos de Eternit, un nuevo material sinttico de construccin, entrecruzados y
apilados13. En los dos casos, Boetti se limita a imitar
los sencillos esquemas de los juegos infantiles, un
aspecto sobre el que el propio Boetti era muy explcito14. Se trataba de obras que, segn el artista, no
estaban hechas para soportar el peso de ninguna
carga lgica, cultural o artstica, sino que ms bien
podan caracterizarse mediante simples designaciones, como por ejemplo: Es una pila, es un rollo
de cartn, es un montn de tubos, etc., emulando
a su manera la forma lacnica y estrictamente descriptiva de algunos de los ttulos de los Oggetto in
meno de Pistoletto15.
Boetti expuso algunas de estas obras, fundamentalmente en una exposicin que tuvo lugar en
Turn en 1967, poco despus de la primera exposicin de los Oggetti in meno de Pistoletto. No obstante, Boetti no les atribua la misma importancia
que Pistoletto. Se dira que para l lo decisivo era
la irnica combinacin de las manifestaciones artsticas provisionales, relativamente liberadas, con
un patrn en alguna medida conceptual y perverso. Por ejemplo, en una ocasin tom una simple
escalera plegable de madera y una silla y prolong
meticulosamente las lneas rectas de sus estructuras de modo que cada una de ellas cobr una forma
perfectamente simtrica y cerrada, aunque en el
proceso se haban convertido en algo absurdamente intil.
Estas obras le parecan a un tiempo ms que
esculturas y ms que dibujos16. Como a Pistoletto,
le gustaba ver las sucesivas obras como nuevos
comienzos, aunque en su caso no se advierte la inclinacin romntica hacia la idea de la liberacin
pura. En un texto publicado en 1967 explicaba
cmo surgan de una idea los objetos que haba
realizado para crear obras distintas entre s que
encarnen mi percepcin individual en toda la variedad de su cotidiana evolucin17. Al mismo tiemCARTA. pRimAveRA-veRAno 2012
37
PORTAdA
38
Los mejores
momentos
del arte
povera fueron
seguramente los
vividos en las
ferreteras
A. Boetti
era a un tiempo muy estimulante pero comportaba
asimismo riesgos terribles, hacer cosas que bsicamente no eran importantes: la sensacin de ser
un chamn, un mago, que se converta en un actor
y que tomaba objetos cotidianos y los reuna cambiando ligeramente sus posiciones20.
Esculturas simuladas
Pascali, a quien Boetti haba sealado como compaero de entusiasmo en la ferretera, se comprometi ms con la produccin de objetos escultricos y con las complejidades dialcticas de aquel
proyecto artstico. Manifest una plena conciencia,
por una parte, de la tensin entre las fantasas y los
anhelos de la liberacin, y, por otra, de las inevitables ataduras, materiales, culturales y estticas que
comporta plantear una obra de arte que cobra la
forma de un objeto material determinado. La heterogeneidad de su obra era asimismo una manifestacin del artista distinta a la de Boetti o Pistoletto,
n su entrevista con la crtica Carla Lonzi, publicada por primera vez en 1967,
en la que el artista ofreca una de las
reflexiones de mayor alcance y ms
incisiva sobre los problemas de la escultura del
periodo, Pascali insista en la necesidad de evitar
hacer obras de peso sealando que el proceso de
creacin artstica debera parecerse ms al juego
que a cualquier otra cosa, y en algn momento
llegaba a afirmar que la obra a la que l aspiraba
seran tan insustancial y ligera como una pompa
de jabn21.
No obstante, no renunciaba a la idea de la escultura ni a la herencia que asociaba a ella, pues
usaba el trmino esculturas simuladas no solo para
designar una serie especfica de obras sino tambin
para caracterizar en general el estatus paradjico
del tipo de obra que l mismo produca: Pretendo hacer esculturas, pero no se convierten en las
esculturas que pretenden (simulan) ser; quiero
que sean algo ligero, quiero que sean lo que son,
algo que no explica nada, as las hago y eso es lo
que ocurre22.
El trmino simulado sugiere un irreverente
desdn hacia el peso cultural y esttico de la escultura aunque sigue aludiendo a l (un peso que a
Pascali le pareca absurdo e imposible de tomar en
serio, a pesar de que an se senta atado a l a causa
de su situacin histrica como artista italiano)23.
El trmino tambin evidencia una compulsin paradjica por parte de Pascali de producir un arte
despojado de la considerable presuncin de la escultura tradicional pero que, al mismo tiempo, siga
poseyendo algn peso escultrico. Desde el punto
de vista de Pascali, producir objetos escultricos
que de algn modo resulten convincentes en un
contexto como el actual requiere un difcil ejercicio de equilibrio entre el compromiso activo y el
firme distanciamiento, entre la voluntad de crear
algo realmente convincente y la conciencia de que
uno finge constantemente lograrlo.
Como Pistoletto, a quin de hecho citaba en
una ocasin al respecto, Pascali asuma que la li-
1962/1982
Alighiero Boetti: en la
parte derecha, Sedia y
Scala, ambas de 1966.
A la izquierda, Rotolo di
cartone ondulato, 1966.
2007 Artists Rights
39
PORTAdA
H
Sobre estas lneas, Claes
Oldenburg, Giant Soft
Fan, 1966-1967.
MoMA, Nueva York.
en el suelo o por las paredes de una galera, el espectador difcilmente podra caracterizar una nica
visin artstica como el comn origen de todos esos
objetos tan variados y dispares29. En el contexto del
conjunto de obras en el que se inscriba cada una
de estas piezas, no obstante, resulta evidente que
algunas formas de realidad y algunos aspectos especficos de un imaginario cultural moderno son
comunes a todas ellas.
La serie de armas y artillera que el artista
expuso en 1966 y que incluan un msil llamado
Colomba della pace (Paloma de la paz), montado
sobre el cual Pascali se sac una fotografa que recordaba a la ltima escena de la pelcula de Kubrick
Dr. Stangelove or: How I Learned to Stop Worrying
and Love the Bomb (1964)30, aluda claramente no
solo a la alarmante realidad de la poca y a los recuerdos de la reciente Segunda Guerra Mundial
(que, para un italiano nacido en 1935 habran sido
40
muy vvidos), sino tambin a la amenaza de la reciente crisis de los misiles en Cuba y a la conciencia
de la campaa, cada vez ms intensa y controvertida, del ejrcito norteamericano en Vietnam, que
en esos das haba llevado a bombardear Vietnam
del Norte31.
Al mismo tiempo, como modelos disfuncionales, (la pieza titulada Cannone Bella Ciao (Can
Bella Ciao) tena un accesorio en el morro que se
deslizaba perpendicularmente a la trayectoria de
cualquier misil que pudiera intentar disparar), no
deban tomarse literalmente como armas reales,
sino que eran ms bien juguetes infantiles, as
como tambin artificiales obras de arte o esculturas. Pascali insisti en que los haba diseado tanto para que parecieran caones como para que
parecieran esculturas, de modo que su paradjico
estatus no solo los converta en objetos inquietantes
sino que tambin socavaba la grandiosidad que
1962/1982
Imito objetos
hechos sin la
intencin de ser
arte, que tienen
el encanto
funcional
contemporneo
C. Oldenburg
tura de consumo norteamericana era a su modo
tan compleja y ambivalente como la de Pascali35.
Oldenburg no se vea en absoluto motivado por el
simple deseo de interpretar aquellas realidades
como algo inmediatamente presente. Observaba
las cotidianas imgenes enlatadas de la naturaleza
urbana en parte como una forma de liberar su obra
del peso muerto de un arte culto reificado36.
Las notas que tom en 1961-1962 y que public
en el libro Store Days en 1967 dan una clara idea de
ello, adems de mostrar hasta qu punto comparta
algunas preocupaciones fundamentales con algunos
artistas del arte povera como Pistoletto y Pascali. Se
esforzaba en explicar que su presunta imitacin ingenua no era en absoluto inconsciente, y confesaba
que le preocupaba lo mismo que a los dos artistas
italianos, a saber, liberar al objeto de arte: No se
trata de falta de imaginacin o de que quiera decir
algo sobre la vida cotidiana. Imito [] objetos hechos sin la intencin de ser arte y que ingenuamen
te contienen un encanto funcional contemporneo
[] No quiero convertirlos en arte [] Si los altero,
cosa que hago habitualmente, no es para hacer arte
ni para expresarme a m mismo.
Tambin comparta con Pistoletto la preocupacin por aislar los estmulos perceptuales e intelectuales inmediatos de cada momento: He querido
representar mi conciencia en relacin con los objetos reales en el momento en que los percibo37.
os primeros objetos que Oldenburg produjo despus de su primera serie, eminentemente pictrica, para la exposicin de Street en 1960 y la de principios
de 1961 titulada Store fueron obras de gran formato
sobre comida, que pronto se convirtieron en las
obras ms pequeas y elaboradas sobre comida que
mostr en Pars en 1964. En 1963-1964 realiz una
serie de obras sobre el mobiliario domstico, sobre
todo de dormitorios y baos, a la que le sigui otra,
concebida de forma menos sistemtica, sobre objetos domsticos elctricos o mecnicos a mediados
de la dcada de 1960, la mayora de ellos blandos,
que a su vez condujeron a una serie de dibujos con
propuestas para monumentos en espacios pblicos
que consistan en imgenes de aquellos objetos domsticos ampliados a gran escala38.
Pero cules eran los mundos especficos, ms
all del mundo del arte, a los que se aluda, adems de la obvia referencia al mundo del consumo
domstico en Norteamrica y a sus triviales obje-
41
PORTAdA
1
2
3
7
8
9
10
42
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
1962/1982
El Documento
y la Vanguardia.
Notas en torno
al 68 y el cine
Bajo el influjo de Dziga Vertov, el cine latinoamericano
desarroll a partir del 68 una ardorosa travesa por la
vanguardia revolucionaria. Por Mara Luisa Ortega
unio de 1968, IV Mostra del Nuovo Cinema di Pesaro (Italia). Una delegacin de
estudiantes romanos encabezada por el
cineasta Marco Bellocchio irrumpe en el
inicio del certamen con el fin de paralizarlo y transformarlo en asamblea permanente, al socaire de la
ocupacin, el mes anterior, del Festival de Cannes
por un grupo de crticos, cineastas y estudiantes en
nombre de los Estados Generales del Cine Francs, constituidos el 17 de mayo. El Movimento Studentesco presenta, en ese contexto, un documento
inspirado por la redaccin de la revista cinematogrfica Ombre Rosse, cuyos presupuestos tericos y polticos supondrn el punto de partida de
los grupos de cine militante italianos y europeos.
En l se propugna un cine poltico revolucionario
que no puede ser sino didctico, y un concepto de
filme entendido como una accin, un hecho poltico realizado con los medios cinematogrficos.
El manifiesto introduca tan solo una cita: Toda
actividad intelectual que no sirva a la lucha por la
Liberacin Nacional es digerida fcilmente por el
enemigo y absorbida por el gran pozo negro que es
la cultura del Sistema. Nuestro compromiso como
hombres de cine, y como tales en un pas en estado
de dependencia, no se rebaja a compromisos con la
Cultura Universal, ni con el Arte, ni con el Hombre
en abstracto. Antes que nada, nosotros nos sentimos comprometidos con la liberacin de nuestra
patria y del hombre en concreto, que en este caso
es el argentino y el latinoamericano.
Estas palabras estaban tomadas del texto con
el que Fernando Ezequiel Solanas y Octavio Getino,
fundadores del colectivo Cine Liberacin, presentaban su primera realizacin, La hora de los hornos. Notas y testimonios sobre el neocolonialismo,
la violencia y la liberacin (Argentina, 1966-1968).
El filme, un ambicioso documental tripartito con
tratamiento formal, temticas y objetivos diferenciados en cada una de sus partes (Neocolonialismo
y violencia, Acto para la liberacin; Notas, testimonios y debate sobre las recientes luchas de liberacin del pueblo argentino y Violencia y liberacin),
y cuya duracin total superaba las cuatro horas,
La hora de los
hornos fue el
primer filmeacto argentino
y comenz su
andadura en
el Festival de
Pesaro en el 68
43
PORTADA
La superacin
de las fronteras
entre el cine
documental y el
de ficcin ser
un llamamiento
a forjar la nueva
vanguardia
cinematogrfica
jar sobre la base emocional del espectador a travs
de un lenguaje experimental que integraba todas
las estrategias caractersticas de la vanguardia a la
sovitica (montage, collage, metforas y metonimias, rtulos vertovianos, uso contrapuntstico de
la banda sonora, apropiaciones, citas y homenajes
cinematogrficos y textuales, insertos de todo tipo
de documentos visuales: fotografa, cmic, pintura,
publicidad). En este contexto, el documento solo
puede leerse en trminos relacionales, derivados de
la dialctica entre destruccin y construccin que
sus autores explicitaban en Hacia un tercer cine:
El cine de la revolucin es simultneamente un
cine de destruccin y de construccin. Destruccin
de la imagen que el neocolonialismo ha hecho de s
mismo y de nosotros. Construccin de una realidad
palpitante y viva, rescate de la verdad en cualquiera de sus expresiones. La lgica de destruccin,
asociada al desenmascaramiento, ejercida a travs
de la apropiacin y el desmontaje/remontaje de
documentos (lase deconstruccin de los discursos e iconos de la cultura e ideologa dominantes
a partir de la materialidad visual y sonora de sus
productos) ser la que alimente los mejores trabajos del ms vertoviano de los cineastas latinoamericanos del periodo, el documentalista cubano
Santiago lvarez, que adems demostraban cmo
las mayoras podan ser interpeladas (emocional y
cognitivamente) por un lenguaje cannicamente
experimental indisociable de la posicin poltica.
En la segunda y tercera parte de La hora de los hornos, la construccin, dentro y fuera de la pantalla,
primaba sobre la destruccin. El discurso se tornaba
fro, pausado, cognoscitivo. La obra se abra a la potencial incorporacin de nuevos materiales aportados por combatientes de cualquier latitud, y tambin
a la accin-reaccin del pblico en la sala: la segunda
parte se iniciaba con la pantalla en negro desafiando
el estatuto del espectador cinematogrfico mientras
la voz increpaba: No es un espectculo, ni un filme,
sino un acto.
El metraje marcaba cesuras para la detencin de
la proyeccin e incitaba explcitamente a la actualizacin informativa y el debate entre los participantes
en el filme-acto y las proyecciones acostumbraban a
estar presididas por una pancarta que reproduca la
frase de Frantz Fanon El espectador es un cobarde
o un traidor.
Junto al montaje de archivos y exposicin clsicos, el cine directo se incorporaba como aliado
1962/1982
Algunas primeras
ediciones de ttulos que
marcaron el rumbo de
la literatura en espaol
cnica entre antifranquismo de contenido y realismo formal, exigida en literatura pero no en arte,
donde tanto los grandes pintores de Dau al Set en
Barcelona, como posteriormente los del grupo El
Paso, en Madrid, eran antifranquistas por la va de
la reivindicacin del informalismo, de la pintura
abstracta.
La bsqueda de esa alternativa esttica, emprendida con admirable vigor y excelentes logros
por buena parte de los narradores que haban dado
sus primeros pasos en el realismo, iba a topar inesperadamente con una avalancha de propuestas llegadas de la mano de los autores que por esos mismos aos protagonizaron lo que se dio en llamar
boom de la narrativa latinoamericana.
Existe un cierto consenso en admitir que el
punto de partida del boom lo constituye la concesin del Premio Biblioteca Breve a la novela de
Mario Vargas Llosa La ciudad y los perros, el ao
1962. En los aos siguientes, las libreras espaolas iban a llenarse de novelas a menudo sensacionales procedentes de Latinoamrica. El fenmeno
del boom supuso la puesta en rbita de la narrativa de todo un continente en el que, desde varias
dcadas atrs, venan acumulndose formidables
energas creativas. Bajo esa marca se amalgamaban opciones estticas radicalmente distintas, que
se nutran de tradiciones muy diferentes. Resulta
difcil encontrar rasgos comunes en novelas como
Rayuela (1963), de Julio Cortzar, Cien aos de soledad (1967), de Gabriel Garca Mrquez, y Tres
tristes tigres (1967), de Guillermo Cabrera Infante;
por no remontarse ms atrs y confrontar novelas
como La vida breve (1950), de Juan Carlos Onetti,
Los pasos perdidos (1953), de Alejo Carpentier, y
Los ros profundos (1958), de Jos Mara Arguedas.
Pero estos y otros muchos libros de calibre semejante fueron puestos al alcance de los lectores espaoles en el escaso plazo de diez aos, conforme
a una perspectiva aplanada, por as decirlo, que
desatenda sus contextos respectivos, sus mutuas
relaciones de origen y de precedencia, la potente carga poltica que a veces entraaban, dando
la engaosa impresin de estar asistiendo a una
Santos; Rayuela, de
Julio Cortzar, y Tiempo
de destruccin, de Lus
Martn Santos.
45
PORTADA
46
Los grandes
libros del boom
dilataron tanto
los horizontes de
la imaginacin
como los de la
lengua
consumismo que invocaba una y otra vez el derecho al placer.
En este contexto se perfila, en el trnsito de los
sesenta y los setenta, y a lo largo de toda esta dcada, una nueva y abigarrada promocin de narradores que la crtica ha intentado infructuosamente
agrupar bajo diversas etiquetas, entre ellas la de
generacin del 68 y la de los Novsimos. Su denominador comn, si alguno tiene, es el distanciamiento irnico respecto a la realidad circundante
y cierta voluntad de experimentacin, alentada en
no pocos casos por los modelos del boom. Aspiran
a articular una nueva subjetividad nutrida de referencias culturales de todo signo, sin empacho de
mezclar cdigos y gneros, invocando una absoluta
libertad formal. Pese a la radicalidad de algunas de
sus propuestas, esta promocin nunca se reconoci
como vanguardia ni lo pretendi, por mucho que
le fuera endilgada esa etiqueta, dada la frecuente
pero abusiva asimilacin entre experimentacin
y vanguardia en la medida en que no se propuso
la conquista del pblico. Una vanguardia que no
est convencida de que un da el pblico en general,
la capa media de los ciudadanos, tomar su puesto
y la convertir en bien comn, carece de la fuerza
combativa necesaria para su cometido, escriba el
novelista y dramaturgo alemn Botho Strauss en
1981, refirindose a la situacin de las vanguardias
literarias europeas. Pero es precisamente la falta
de combatividad, consecuencia de esa actitud por
lo general desapegada no solo respecto al medio
que los rodea sino tambin respecto al medio en
que se expresan, lo que caracteriza la experimentacin narrativa de los nuevos escritores espaoles
de aquella hora, entre los que se cuentan autores
como Gonzalo Surez (adelantado de la esttica
pop en Espaa), el primer Jos Mara Guelbenzu,
Jos Leyva, Javier del Amo, Javier Tomeo, Vicente
Molina Foix y Ramn Hernndez.
Sin que quienes lo suscriban tuvieran el menor atisbo de ello, el nfasis puesto en la autonoma
de lo literario combinado con un marcado descreimiento acerca de los poderes de la literatura vena
a constituir una frmula muy oportuna para los
intereses de la nueva industria editorial, que estaba reconfigurndose a grandes pasos en funcin
de las perspectivas abiertas con la extraordinaria
difusin internacional del boom.
Por otro lado, la sustraccin a la narrativa de
toda tensin poltica y el rechazo de la memoria colectiva allanaba el terreno para lo que iba a fraguarse tcitamente a partir de la muerte de Franco: un
pacto de olvido que, en nombre de la refundacin
ero es que si algo va quedando claro desde la perspectiva del presente es que el
tan celebrado xito de la Transicin se
debi a que, ya antes de la muerte de
Franco, la mayor parte de la sociedad espaola,
desde casi todos los puntos de vista, pero especialmente desde el cultural, ya haba interiorizado los
cambios y las transformaciones necesarias para
emprender su andadura en democracia. As fue en
cuanto la apertura econmica y cultural de los aos
sesenta comportaba inevitablemente, a corto o
medio plazo, su adaptacin a las superesteructuras
democratistas liberales, que por ese mismo motivo
se afianzaron con tanta rapidez.
La narrativa espaola de los aos sesenta y
setenta es sin duda el campo ms idneo en el que
observar este proceso. Un proceso que va ntimamente ligado al papel que la narrativa asume como
agente configurador de la memoria colectiva, que
durante todo este tiempo acta de trasfondo sobre
el que se perfilan, a luz y a contraluz, todas las propuestas con cierto impacto y validez.
A partir de los ochenta, el teln con que hace
correr sobre esta memoria dejar a la narrativa espaola sin elemento cohesionador de la pluralidad
cuyo logro se siente como una conquista de la libertad, pero que, hurtado su ingrediente crtico, se revela como simple e insignificante eclecticismo. x
1962/1982
CADA: Arte,
Ciudad y Poltica
En el clima opresor de la dictadura de Pinochet el colectivo CADA ejerci de forma simblica
una serie de acciones destinadas a revitalizar los tejidos polticos y urbanos de Santiago. stas
son las memorias de una activista que no da por concluida la accin. Por Diamela Eltit
Imagen de la accin
Invasin de escena,
efectuada por CADA
en 1980 en el Museo
Nacional de Bellas Artes
de Santiago de Chile.
Foto de Lotty Rosenfeld.
47
PORTADA
En el 79 las
distintas
prcticas
artsticas
transcurran
en los bordes.
Los operadores
culturales
haban sido
arrasados por
el Golpe
48
1962/1982
nas contaban con un lema que tena sus propio sello: el +. Porque era ese + el que lo validadaba como
signo antidicatorial, como reclamo ineludible.
Las estticas vanguardistas han provocado
histricamente el estupor. Las revueltas frente a
los poderosos signos que se desmarcan de los centros terminan formando parte del recorrido de las
obras. Los modos y los medios de representacin
han sido la matriz de todas las batallas estticas.
Son esas representaciones las que permiten leer
no solo lo representado sino tambin los poderes
en que se fundan las representaciones y cmo esos
poderes reprimen la violencia que representan.
49
PORTADA
Toni Negri
El problema
poltico es
rebelarse contra
la alienacin
El pensador italiano, uno de los grandes protagonistas de la
contestacin en los aos 60 y 70, habla de los lazos entre el
arte y la fbrica. Dos territorios que convergen en lo grotesco
y pocas veces en la revolucin. Por Ral Snchez Cedillo
P. Cul fue, segn vuestra experiencia operaista de los aos 60 (con las revistas Quaderni
rossi, Classe operaia), el impacto, la influencia y
la colaboracin con grupos artsticos de vanguardia? Cules fueron entonces los encuentros, citas
y acontecimientos importantes a este respecto,
incluida la Bienal de Venecia de 1968?
R. En los aos 60, en el Vneto tan solo exista aquel Potere operaio vneto-emiliano, el nico
50
1962/1982
El filsofo y activista
italiano Antonio Negri
(Padua, 1933) en una
imagen reciente.
que Cage. Hay que partir siempre de ese presupuesto, que solo se modificar con el 68.
P. Cabra decir entonces que vuestra relacin
con la cuestin cultural se plantea entonces dentro
de los trminos de una dialctica negativa...
R. S, fundamentalmente es as. Por ejemplo,
si echas un vistazo a La horda de oro1, no encontrars una palabra sobre el arte en lo que se refiere a los aos de preparacin general del periodo
En la Bienal
de Venecia
del 68 la
resistencia fue
organizada por
Emilio Vedova
y Luigi Nono
junto con los
estudiantes
51
PORTADA
ley del valor, la crisis de la medida. Son dos discursos que luchan entre s, pero este ltimo es sumamente importante: la cuestin del maquinismo, la
medida del valor a travs de las mquinas, la representacin del valor a travs de las mquinas, es
decir, temas que forman el zcalo de lo que no me
atrevera a llamar nuestra ideologa, pero un poco
s que lo es. El problema fundamental para miembros del Gruppo enne, como Manfredo Massironi,
es tanto la abstraccin del trabajo como comprender la mquina y la posibilidad de determinar la
alternativa desde dentro de la mquina. Massironi es amigo de Merz, se frecuentaron durante un
periodo muy largo, y luego se distanciaron por el
hecho de que en torno a esta cuestin de la alienacin Merz fue volvindose cada vez ms exhibicionista, mientras que Manfredo fue volvindose
cada vez ms maquinista, dando lugar a una ruptura que tiene este contenido especfico. Luego
hay en aquel periodo cosas muy divertidas: por
ejemplo, si relees el manifiesto de Celant, Appunti
per una guerriglia4, descubres un error espantoso: en el mismo se cita la frase no somos nunca
contemporneos de nuestro propio presente,
frase que se atribuye a Dbray... cuando es de
Guy Dbord! Es algo absurdo. Hay que tener en
cuenta asimismo que Dbord tena contactos con
estas historias, porque la primera exposicin del
arte povera se hace en Gnova en 1967, y Dbord,
con Sanguinetti, viva en los alrededores, y los documentos del situacionismo son publicados en
Liguria. Tenemos as una serie de trnsitos interesantes, pero que al mismo tiempo estn verificados desde el punto de vista filolgico, si se quiere.
Estamos ante una vanguardia clsica, pero que ni
siquiera pasa por el contexto amplio de la crtica
de las obras estadounidenses, sino que es una vanguardia que, a mi modo de ver, recoge y desarrolla
a Burri y Fontana, esto es, italianos, y desde este
punto de vista se aproxima en gran medida al pen52
Cuando en
el arte povera
se habla de
pobreza y de
trabajo a todos
nos queda claro
que nunca
haban visto
una fbrica
de verdad
1962/1982
En los aos
setenta se
produce un
desplazamiento
desde las
experiencias
artsticas y de
vanguardia a la
vanguardia de
masas
1
2
3
4
5
6
53
logrado desacralizar a travs de sus bodas todo un mito sexual que tiene a la pornografa
como referente. He aqu cmo convertirnos en singulares amantes de la especie humana.
Prcticas Eco-Queer
54
y a condicin de que se opere una autntica revolucin poltica, social y cultural que oriente los objetivos de la produccin de bienes materiales e inmateriales. Esta revolucin no afectar nicamente a
las relaciones de fuerzas visibles a gran escala, sino
igualmente a los dominios moleculares de la sensibilidad, de la inteligencia y del deseo1. Las bodas
ecosexuales, autnticos laboratorios de la sensibilidad como los soaba Guattari, son ejercicios de
arquitectura inmaterial en los que los participantes
construyen formas de relacin, filiacin y deseo que
exceden la alianza binaria entre dos sujetos de sexo
diferente (o incluso del mismo sexo).
Las bodas ecosexuales son prcticas sociales
colectivamente producidas en las que se cruzan
las tradiciones populares del circo, del carnaval,
del freakshow y del porno, con las prcticas polticas de la manifestacin y la asamblea. La voluntad
vanguardista de la creacin colectiva se transforma
en la obra de Sprinkle y Stephens en una prctica
intencional en la que lo que es creado es el colectivo
mismo como efecto de la relacin. Las diferencias
tradicionales entre artista y pblico, obra y espacio,
pero tambin entre artista y amateur e individual
y colectivo dejan paso a la figura proteica de la multitud ecosexual cuya
actividad es experimentar e inventar
colectivamente otras formas de relacin y reproduccin social.
Sprinkle y Stephens exceden las
categoras sexuales mdico-jurdicas
y se afirman como amantes de la tierra, acufilas, terfilas, pirfilas y aerfilas, iniciando un proceso de reerotizacin del mundo que pone en
cuestin la jerarqua de especies, la
definicin reproductiva de la sexualidad y la estratificacin poltica del
cuerpo del rgimen disciplinario:
Acariciamos las rocas, gozamos con
las corrientes de agua, admiramos las
curvas de la tierra. Hacemos el amor
con la tierra con todos nuestros sentidos. Somos
sucias. Monique Wittig salva a Darwin del darwinismo social. Esta proliferacin afectiva que se extiende a todo y a todos (vase el lxico ecosexual en
el que se incluyen prcticas como la el snow job, o
ecomamada, la ecogamia o el frote-arbreo) no es
solo un ejercicio de desheterosexualizacin de la
relacin, sino de deshumanizacin de los vnculos
que busca redefinir el amor (fuera de los lenguajes
romnticos, religiosos e institucionales) en trminos ecolgicos y artsticos.
En una de sus
obras hacen
el amor con
un rbol,
mientras
un grupo de
artistas besan
las hojas y
la tierra
cuERpOS dESObEdiEntES
para las aves cuyas rutas migratorias han sido alteradas por la deforestacin. De igual modo, Sprinkle
y Stephens crean nichos biopolticos, plataformas
ecosexuales en las que las aves disidentes y los migrantes sexuales pueden inventar otras formas de
relacin social.
Las prcticas ecosexuales producen un inslito espacio pblico de oposicin, transformando
no solo los espacios privatizados de la calle y del
museo, sino tambin los cuerpos, el agua, el aire, las
playas, las discotecas y los vertedero en espacios de
resistencia y en zonas de contestacin artstica.
Es posible que los cambios epistemolgicos y
culturales profundos no sean fruto de las polticas
de la guerra, sino que, paradjicamente, surjan de
la capacidad de un colectivo para inventar, en un
contexto aparentemente adverso, nuevas prcticas
de vida. ste fue el caso de las primeras comunidades cristianas que miradas retrospectivamente no
eran, frente al imponente poder del Imperio romano, sino bandas de extravagantes desdichados, o de
los primeros cimarrones que lograron franquear
los lmites de las propiedades esclavistas para afirmarse como ciudadanos libres.
Quin sabe si un da los supervivientes de una
transformacin eco-queer sealarn como punto de
inflexin a un grupo de furiosas feministas transgnero que hacan el amor con las piedras x
[1] Flix Guattari, Trois cologies, Pars: Galile, 1989, pp. 13-14.
55
Estticas y polticas
del deseo en Chile
Por Felipe Rivas San Martn
56
cuERpOS dESObEdiEntES
A la derecha, El perchero,
1975, una de las obras
ms simblicas que
Carlos Leppe hizo en
plena dictadura militar
y que se considera clave
del movimiento Escena
Avanzada, del que
formaba parte.
y poltico sexual chileno bajo dos contextos diferentes aunque relacionados: en primer lugar, en
el contexto de la dictadura militar con la obra de
Carlos Leppe y Juan Domingo Dvila, y luego en la
posdictadura8 con la obra del colectivo Yeguas del
Apocalipsis y algunos casos especficos como los
del Simn Bolvar travesti, de Juan Dvila (1994),
y han tenido a la terica Nelly Richard como uno
de los pilares principales de su legitimidad conceptual y valoracin de sentido. Pensar en la funcin
de Nelly Richard aqu no es menor, toda vez que el
grado de involucramiento entre reflexin terica
y prctica artstica especialmente en el caso de
Carlos Leppe9, aunque tambin en el de Dvila y de
Las Yeguas desdibuja la posicin de antecedente
y consecuente asignados habitualmente a la obra
artstica y a la lectura interpretativa de la misma.
Los textos que han pensado acerca del funcionamiento del travesti en el arte chileno han insistido en que el travestismo se ha empleado como
una expresin artstico-poltica de inconformismo
y oposicin; primero al rgimen de Pinochet en los
aos 1970 y 1980, y luego al proceso de la transicin
democrtica neoliberal de los aos 199010. Pero
es posible reunir indiferenciadamente las tcticas
de oposicin y resistencia de las estticas travestis,
tanto en el marco de la dictadura militar como de
la posdictadura y su transicin pactada, sin considerar que esas estrategias de aparicin tienen una
relacin indisoluble con sus marcos de
emergencia y sus efectos crticos?
En el contexto militar autoritario,
la dictadura chilena increment su dominancia en la intervencin de lo cotidiano, que es el lugar donde ocurre la
separacin de lo pblico y lo privado,
de lo masculino y lo femenino, lo poltico y lo apoltico. En ese marco, la posicin del cuerpo ser planteada esencialmente como un entremedio de lo
individual (biografa e inconsciente) y
lo colectivo (programacin de los roles
de identidad segn normas de disciplinamiento social)11 que reforzaban la
presin de una identidad fiel a los roles asignados a la masculinidad y a la feminidad. El
efecto poltico de esa situacin implicar por una
parte que es el cuerpo el encargado de reproducir
las reglamentaciones sociales, culturales y sexuales, pero al mismo tiempo tambin el cuerpo ser la
plataforma para una prctica crtica que desmonte la ideologa de lo masculino y lo femenino que
el poder encarna en rituales prcticos y en simbo-
El travesti
ha sido una
expresin de
inconformismo, primero
con Pinochet
y luego con la
Transicin
57
REVERSO
revista de cultura alternativa Pgina Abierta, texto donde quedan claras las primeras distancias del
colectivo con el activismo militante homosexual.
Lemebel escribe:
Tempranamente se divisan las tensas fracturas del encuentro. La diversidad ideolgica producto de la orfandad poltica fue desarmando el
tramado lineal que traa como estrategia el grupo
MOVILH, con resabios de antiguas articulaciones
partidistas, que se fueron delatando al desencajarse con la parodia cida de Las Yeguas, en complicidad con lesbianas y locas, un antidiscurso que hizo
tambalear enojados a los graves homosexuales de
la capital19.
En Masculino/Femenino, Nelly Richard cita de
manera cmplice estas crticas afirmando que la
parodia cida del travesti... engaa el discurso falocrtico de la autorepresentacin homo, y que
mientras el discurso homosexual reproduce la lgica erecta del sentido rector en la programtica dura
de la Revolucin del deseo, el discurso travesti se
estetiza y se afemina: copia las artimaas del sexo
dbil para debilitar el ideologismo revolucionario
hacindose la loca con su seudosemntica de los
gneros transversos20.
Pero ms tarde, diez aos despus, en una entrevista realizada a Lemebel en 2003, Nelly Richard
lo cuestiona a propsito de su participacin en un
programa estelar de Televisin Nacional y los efectos de las problemticas licencias que los medios de
comunicacin masivos estaran aparentemente
demostrando con la figuracin travesti a la hora de
recordar y denunciar polticamente los crmenes
de la dictadura chilena21: Lo que quiero manifestar
es la duda de si estas licencias no quedan de cierto
modo autorizadas por la escenificacin travesti,
por el disfraz de la loca, en el doble sentido de la
que extravi el rumbo sexual pero tambin el jui58
Las cmaras televisivas, ansiosas de espectacularizacin, fueron rpidamente atradas por ese
travestismo popular que gritaba escandalosamente
las consignas del MOVILH. La presencia de lesbianas, homosexuales y travestis acapar la noticia de
la marcha desplazando su sentido original y abriendo una brecha de desconfianzas entre los grupos
de derechos humanos y el activismo homosexual,
que ser catalogado como un error fatal que el colectivo convocante tendr que asumir como costo
poltico27.
Este error fatal le sirve al emplazamiento travesti para fortalecer sus crticas al MOVILH (y su
modelo de poltica sexual militante), asegurando
que al parecer, en la organizacin, estara el control de las minoras fichadas por el ordenamiento.
Y an ms, para proponer una alternativa poltica
al control de lo minoritario, propio del modelo poltico organizacional:
Quizs, invertir el gesto obcecado, reconocer
que en el desprestigiado amaneramiento existe una
estrategia de torsin al gnero dominante. Una forma de pensar(se) diferente que burla la atormentada rigidez del comportamiento machista28.
Lo que estos planteamientos no reconocen
es que, al menos en este caso especfico29, no es la
atormentada rigidez del comportamiento machista la que acapar la atencin meditica, desnaturalizando y desvirtuando el, paradjicamente, sentido rector originario de la marcha y su linealidad
de sentido (la monopolizacin en Chile del tema
de los derechos humanos como un asunto exclusivamente tematizado por las violaciones dictatoriales, en los que los otros derechos humanos no tenan
cabida), sino que lo desviante de ese sentido rector
fue precisamente el gesto obcecado de desprestigiado amaneramiento del travesti popular. Por el
contrario, en ese momento, el travestismo funcion
curiosamente como la expresin hipervisibilizada,
por mediticamente escandalosa y atractiva30, de
una homosexualidad poltica que puso en entredicho la coherencia de discursos, demandas y lemas
de los derechos humanos en Chile, insubordinndose del pacto inicial que iba a mantener el tema
homosexual como un asunto de segunda categora
frente a la importancia de la denuncia principal:
los crmenes de la dictadura. En resumen, el travestismo popular arruin el pacto de la izquierda
y el activismo homosexual, en el que sta ltima se
plegaba discretamente a las demandas generales y
mayoritarias de la primera.
Al mismo tiempo, la figura travesti en Chile se
ve complejizada en la ltima dcada por la creacin
de las primeras organizaciones travestis a principios de 2000, que, siguiendo la misma lnea de poltica militante, introducen problemticamente
una carga de realidad de la experiencia (de pobreza,
marginalidad y prostitucin) que se escapa de las
estetizaciones y los simulacros con que la teora del
arte pens esas prcticas de manera dominante.
Por otro lado, la misma alianza entre sexualidad
marginal y radicalismo poltico se ver cuestionada
en el apoyo de las propias organizaciones travestis
al proyecto de la derecha de privatizacin de algunas empresas de servicios bsicos en la comuna de
Santiago, ante las presiones y amenazas por parte
del gobierno comunal de perder los financiamientos y apoyos pblicos31.
El propio carcter trans de la transicin
(promesa inacabada de dictadura a democracia),
caracterizado por una ambigedad de discursos
y posiciones a medias tintas, alejados del marco
poltico-contextual anterior y su gramtica de los
antagonismos duros (derrocar a la dictadura,
cuERpOS dESObEdiEntES
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
59
desnudos y subidos a una yegua se considera un acto fundacional que removi los cimientos
del arte y del feminismo del pas. Revisitamos aquel escenario de controversias bblicas.
60
cuERpOS dESObEdiEntES
Dos cuerpos
desnudos,
masculinos e
intrusos,
subidos a
una yegua
entrando en
el recinto
pblico de la
universidad
61
REVERSO
n esta intervencin, Casas y Lemebel citan la cueca sola que bailaban las mujeres
de los detenidos desaparecidos como escenificacin del duelo. Citar la figura de
la viuda, de la mujer doliente que baila sola, es una
forma de somatizar el dolor hacindolo propio, al
tiempo que superponer al reclamo por los desaparecidos polticos la protesta por los homosexuales
asesinados impunemente en Amrica Latina. Para
Lemebel y Casas esos crmenes son polticos. Por
eso las yeguas bailamos la cueca del maricn solo
en la Comisin de Derechos Humanos y gritamos:
Compaero Mario alias La Rucia cado en San Camilo. Presente! (Lemebel y Casas, Cauce 28).
Pero tambin, la cueca de Lemebel y Casas
desorienta la trayectoria (heterosexual) del deseo: dramatiza un cortejo entre dos hombres que
reitera y a la vez extrava los cuerpos y deseos con
que el baile criollo ordena y compone el gnero
segn el binomio masculino/femenino. Puede ser,
tambin, la escenificacin del doloroso peligro de
ese cortejo, custodiado por el contagio del SIDA en
la confusin de los flujos sanguneos que se filtran
62
bibliografa
Francisco Casas/Pedro Lemebel, Yeguas del Apocalipsis,
entrevista de Favio Salas. Cauce,mayo 1989.
Guy Hocquenghem, El deseo homosexual, El deseo
homosexual (Con terror anal), Barcelona: Melusina, 2009,
pp. 21-131.
Pedro Lemebel, Los Mataron por atrs. Ttulo de un
diario, revista Pgina Abierta, nov. 26-oct. 9, 1990.
Patricio Marchant, Sobre el uso de ciertas palabras,
Escritura y Temblor, Pablo Oyarzn, Willy Thayer (ed.),
Santiago: Editorial Cuarto Propio, 2001.
Justo Pastor Mellado, El verbo hecho carne. De la
vanguardia genital a la homofobia blanda en la plstica
chilena, En todas partes. Polticas de la diversidad
sexual en el arte, Juan Vicente Aliaga, (ed.), Santiago de
Compostela: Centro Galego de Arte Contempornea, 2009.
Beatriz Preciado, Terror Anal, El deseo homosexual (Con
terror anal), Barcelona: Melusina, 2009.
REVERSO Helmut Psotta, Ral Avellaneda y Sergio Zevallos formaron en los ochenta
el Grupo Chaclacayo, uno de los grupos ms enigmticos y radicales del turbulento escenario
peruano del momento. Disuelto en 1995, revivimos una historia de arte y sacrificio.
Cenizas del
Grupo Chaclacayo
Por Emilio Tarazona1
63
REVERSO
El proyecto
Chaclacayo
es una
subversin
que atenta
contra las
mismas
bases de la
construccin
social
cuERpOS dESObEdiEntES
Vista de la exposicin
Per... un sueo:
Fragmentos de un
proyecto de creacin e
indagacin visual en
el Museo de Arte de
Lima, 1984. Foto: Ral
Avellaneda.
escena local, con la cual el grupo establece encuentros discontinuos. A pesar de ello, la autoreclusin
se vuelve aqu un dispositivo alterno para eludir
el secuestro permanente en el que prcticamente
nos encontramos todas y todos. En la Modernidad,
el rgimen biopoltico tiende a hacer ms eficientes los viejos modelos de reclusin sin renunciar
a ellos, consolidando en ese proceso modelos sistemticos de secuestro. Mientras en los primeros
se castigan y confinan los comportamientos y se
excluyen los sujetos, los otros sern ms bien esas
invisibles formas institucionales de reproducir el
orden social (de fijar, ya no excluir, cuerpos y subjetividades): dispositivos de secuestro de los cuales
no es posible escapar del todo. Su funcin es fabricar una subjetividad heterocapitalista normativa
con instituciones como la familia, la educacin, la
institucin laboral, e incluso el museo (por mencionar algunas); todas ellas modelando y remodelando
los criterios de lo socialmente aceptable8.
En efecto: no solo varios crticos y personas
vinculadas a la escena seran invitados a visitar
este espacio de trabajo en Chaclacayo en aquel
entonces, a las afueras de la ciudad, sino que el
grupo llegara a confrontar la escena en un lugar
decisivo: con la exhibicin que realizan a fines de
1984 en el Museo de Arte de Lima, bajo los auspicios del Goethe-Institut. A pesar del gesto intil de
censura por parte de la propia Embajada alemana
sobre algunas de las obras all expuestas, ste sera es el ms deliberado encuentro con la escena
limea en trminos institucionales, posterior a la
ruptura con el centro formativo de la Universidad
Catlica.
65
REVERSO
De izquierda a derecha,
Sergio Zevallos, Helmut
Psotta y Ral Avellaneda
junto a la obra de
Avellaneda Las tres
columnas de la sociedad
peruana, hacia 1984.
Foto: Csar Guerra.
El exilio es en
gran medida
una posicin
tctica. No es
un desplazamiento, sino
el acto de
habitar en
dos o ms
mundos sin
inscribirse
en ninguno
66
cuERpOS dESObEdiEntES
67
REVERSO El artista ingls Francis Bacon traz un lmite trgico en las fronteras
de la percepcin del cuerpo humano. Este breve ensayo plantea una aguda reflexin acerca de
la influencia de Picasso y del tema ineludible de la ruina. Por Margo Glantz
Disecando a Bacon
cuERpOS dESObEdiEntES
como la de una luna brilla, es un pleonasmo, sombras oscuras pero luminosas detrs, tambin sus
dientes convertidos en agujas, prtesis grotescas,
informes raigones.
El camargrafo filma al pintor, Bacon bebe y
comenta podramos decir que soy ms o menos
un alcohlico, vuelve a sonrer con cinismo, sus
amigos lo imitan, como si fueran miembros de una
claque, el grupo de hombres que sonren es una
copia burlona de la sonrisa que ostenta el hombre
descabezado en el cuadro.
La cmara sigue sus movimientos, los que vemos el documental terminamos tan ebrios como el
artista, quien durante el tiempo de filmacin debe
haber ingerido por lo menos dos botellas completas
de licor. Habr tomado whisky o ginebra?
16.-Una serie de seis cabezas pintadas por
Bacon. La designada por el nmero I romano recuerda de manera singular el esbozo de un hombre representado hace mucho tiempo por Mathias
Grnewald: aprieta los dientes, rechinan, crujen.
Dientes puntiagudos de roedor, vidos, carnvoros,
de hombre o de primate, relumbran en la oscuridad: Cabeza VI de Bacon, serie exhibida en la Galera Hanover de Londres, 1949.
(Un hombre y un primate, idnticos, bestiales
y humanos al mismo tiempo. Claroscuro sutil: la
luz salpica tanto al hombre como al animal, sus bocas bien abiertas, la dentadura feroz. leo y temple sobre tela: Cabeza nmero IV, Galera Hanover,
69
de Nueva York una intensa y memorable intervencin sobre Artaud. El texto, reproducido
aqu por primera vez, juega al lmite con el nombre de un autor que desacraliz y deshizo a
martillazos tanto la idea de historia del arte como la de su contemplacin.
Artaud el Moma
Por Jacques Derrida
Y quin/hoy/dir/qu? Qu pregunta. Ves avanzar las letras de golpe en un dibujo, no plantea esta
pregunta, ninguna pregunta determinada. Con un
solo trazo se retira. No espera del dibujo ninguna
palabra que responda. Para empezar: de hecho, se
inscribe, a su manera (es la factura de ese hacer
lo que nos interesa), en una obra grfica, participa de la representacin espacial del cuerpo, de las
formas y de las lneas visibles. Una palabra debajo de la otra. En segundo lugar: no se trata de una
70
Qu hacen
esos signos de
interrogacin
perdidos en
la indecisin
del autor, en
la frontera
entre esos
dos colores?
ANTONIN ARTAUD
le Mmo. Para hablar, dicho de otro modo, del futuro, de la llegada y del acontecimiento de aqul que,
en sus Interjections, salud la descarga elctrica del
nio resucitado al mismo tiempo que en la pgina
de enfrente haba fingido firmar: Pues soy yo, Antonin Artaud, quien ha dicho todo esto, y eso es lo
que quiero, porque yo soy Satn4.
Procuremos pensar otro futuro del que todava
nos llegan provocaciones, prefiguradas, de todos
los rostros que nos observan aqu. Durante aquel
ao, y sobre todo en torno al mes de julio de 1947,
Artaud multiplic los retratos y escribi grandes
textos sobre el rostro. Sobre el rostro: entindase a
propsito del llamado rostro humano y a menudo
directamente encima de los rostros que dibujaba
en color.
Cmo sabremos jams, sobre todo, por qu
he tenido que recomenzar por la pregunta del hoy
(Y quin/hoy/dir/qu?), el punto donde todo se
precipita, en la punta del lpiz y de la tiza que, golpeando con un trazo la cabeza, anticipan, capitalizan y asimismo decapitan absolutamente todo, es
decir, el quin y el qu. Es decir el quin y el qu
que hacen estallar de antemano las paredes del es
decir? Cmo nombrar el es decir que lleva ms all
del decir cuando articula los rganos de un discurso con los de un arte visual? Y cundo adeca la
gramtica y la semntica a las leyes del fenmeno?
Cundo ajusta la vociferacin a una grafa de las
palabras y las cosas, incluso a una grafa sin palabra
y sin cosa?
Crea que deba decidir empezar de este modo
al menos por una razn: para datar aqu mismo, a
saber, rubricar el acontecimiento con el aqu mismo y recordar un mandato. Cul? Si lo omos, si
al menos estamos dispuestos a escucharlo, es necesario entonces obedecer a Artaud el Momo, a la
orden, a la demanda o a la imprecacin (una imprecacin, como indica la palabra, tambin es un
ruego) portadoras de la ltima firma de Artaud, es
decir en la obra, y en el arte, y primero en el cuerpo
de aqul que se autodenomin un da, y para siempre, hasta su muerte y ms all, Artaud el Momo.
A veces el artculo desapareca con un guin y la
pareja o el par copulaban hasta no formar ms que
una unidad, uphen: Artaud-Mmo. A veces incluso
desapareca el guin.
La voz que se llama y se apoda de este modo,
Artaud-Momo, nos ordena exigir la singularidad
del acontecimiento, a saber el trazo, el trazo aleatorio pero tambin el trazo indivisible. Nos ordena
rebelarnos, cueste lo que cueste, contra la representacin reproductiva. Aunque efectivamente
mediante la reproduccin, una vez ms, de un tra-
71
DOCUMENTA
Asestar
un golpe,
combatir, no
es solo dar
electrochoques, es
iluminar
el fuego
72
Ms adelante, en el mismo vademcum-retroSatanas cuyo anlisis mostrara cmo cada slaba del francs resulta tan intraducible como la
glosopoesa que parece interrumpirlas, el dibujo
electrocuta adems a la santa familia, despus de
otra interjeccin glosopotica. Dos golpes ms,
dos fusiles, dos disparos de fusil iluminan y dos
trazos de carboncillo, hacen estallar la historia,
el lustre luminoso de la ilustre historia de creer
en dios. Debemos saber que el golpe asestado es
siempre la percusin de una electrocucin. Asestar un golpe, combatir, no es solo dar electrochoques, es iluminar el fuego, observar y mostrar el
electrochoque, dibujar el cuadro como si fuera
una mesa de operaciones o de tortura:
Pues es as como mediante los cuatro hierros de la mesa del sexo del incesto abierto
el alma que quera acostarse con su padre,
dormir a caballo como se corre el falo
virgen,
fusil raz de la elctrica noche,
fusil para atravesar la ilutoria miseria, la
ilustre historia
de creer en dios,
aunque soy yo quien la hace,
pronuncia el alma,
cuando eyaculo ese pedo diarreico.
Y yo digo que mi alma soy yo y que si me
apetece tener una hija que un da quiera
acostarse encima mo,
cagar y mear encima mo,
lo hara para y contra dios el espritu de
represin cagadora que no
deja de tirarse pedos encima mo, estallar
como una bomba con su paraso sobre las
paredes
de mi crneo nicho, donde ha incrustado su
nido6.
Un pedo contra otro pedo, dos disparos de
fusil, el trazo del lpiz que electrocuta no solo recargar la pila divina. Hace explotar la bomba que
dios, el parsito, ha depositado en su crneo como
una bestia instalando all su domicilio, all donde
ese dios-bestia instala a su progenitura, como el
perro que encuentra su guarida o el pjaro que
aloja a sus cras en el nido.
[...]
ANTONIN ARTAUD
Antonin Artaud,
LExcration du PreMre, abril de 1946.
Muse National dArt
Moderne, Paris.
corr_73.indd 1
73
08/06/12 09:32
DOCUMENTA
ANTONIN ARTAUD
Antonin Artaud,
LExcration
PreLa machine du
ltre
ou
, abril
de 1946.
Mre
dessin
regarder
de
Muse
dArtde
, hacia enero
travioleNational
Moderne,
Paris.
1946.
ble
y serial,
divisado
multiplicado
insistensis que
Artaud
quiso o
abrir
y cerrar a en
un la
tiempo
(en
cia
por al
reconstruir
soporte
El
cuanto
arte y a la el
historia
deldestruyndolo.
arte). La historia
acontecimiento
no se reconoce,
el momento
de
del arte es un parntesis
puestoen
entre
parntesis,
firmar,
tranquilizador,
ninguna
la pocaningn
de una estatuto
poca, e incluso
un parntesis
paestabilidad
garantizada: protestas
ni como dibujo,
aunque
rental. Las innumerables
contra el
arte y
fuera
de Da
Vinci,
ni como
obra
de arte
contraun
la dibujo
obra como
obra
de arte
haran
de Artaud
en
la tradicin de una
historia del
arte odiferende una
un contemporneo
de Duchamp
si tantas
filiacin
de las obras
maestras,
menoschocante.
an en el
cias no hicieran
que esta
analogayresulte
culto
en lados
cultura
de una
canonizacin
museoEntreoestas
grandes
figuras
del siglo habra,
engrfica.
Estootras
es lodiferencias,
que quera sugerir
hoy.
tre muchas
no ya unaqu,
continente
Hoy,
escribi
Artaud
en 1947.
Aquel
de ju(pues
tambin
para
Artaud
existe
una da
Amrica
lio
de 1947,
dnde estbamos
Era otro
buena,
la precolonial),
sino los nosotros?
Estados Unidos
de
da,
en otra
poca,
otroen
hoy.
Amrica
y todo
lo que
ellos se coloniza, capiDnde
estamos
nosotros
En el da
taliza,
canoniza,
capitanoniza
enhoy?
la especulacin
de
hoy? Esta La
tarde?
Estamosblasfematoria,
en el recinto de
museogrfica.
imprecacin
la
un
MoMA. Qu
Qu
quiere deinterjeccin
que es un
unaMoMA?
llamada,
la requisitoria
cir
Museo de
Arte Moderno?
Un Museo
de Arte
inflamada
se dirigen
a veces contra
esa cosa
que
Moderno?
En este
preciso
instante
llamamos arte,
a veces
contra
la obraquin
comotiene
obra
lugar? Para decir qu?
74
Aqu,
a estacontra
institucin
canonizadora,
a estee
de arte,
a veces
la historia
como historia
lugar
de legitimacin
sacralizadora
losarte.
tiempos
historia
Santa, la historia
cristianade
del
Una
modernos,
a esta pirmide
de atraviesa
conmemomercadopoderosa escritura
discursiva
los dibujos
momificacin
y especulativo,
la
y los retratos depadre-maternal
Artaud, pero sera
posible sostener
llamamos
pues
MOMA,
M-O-M-A.
lo que acabo
de decir
de los
tres asaltos injuriosos
OA/AO,
Antonin
ARTO,
ARTAU,
l,
(contra
el arte,
la obraArtAUD,
del arte, la
historia
del arte)
Antonin
Artaud,
el nombre
se persigrecordando
de nuevo
el textode
delquien
catlogo
que el
naba
a veces
san Antonin
y quelafirm
topropio
Artaudcomo
escribi
en 1947 para
primera
das
las obras
esta
tarde enEsta
el MoMA,
exposicin
de expuestas
sus Portraits
et Dessins.
guerra
l
mismo,
Artaud,deese
que
contra
la historia
lasnombre
obras depredestinado
arte se emprende,
porta
comporta
arte
del quede
l un
forma
una parcomo yhemos
visto,elen
nombre
pensamiente
pero de
queuna
no experiencia
obstante atac
dando
to,importante
habra que decir
del rostro.
grandes
martillazos
y lanzando
otros
misilesen
o
Artaud declara
la guerra
en nombre
del rostro,
proyectiles
de guerra,
ese nombre
por el
nombre de todos
los rostros
que hay legado
que aprender
par
l le
reservdel
ms
de un
destino
a verpadre-madre,
aqu mismo, en
nombre
rostro
por
venir,
ydeloun
deletre
de mltiples
formas.
Pollaks
legorostro humano
que todava
no ha
encontrado
menon,
dicho
susque
ancestros
su cara: habran
Ello quiere
decir
el rostrogriegos,
humanoese
no
nombre
se dicean
y sesuescribe
de ms Artaud
de una forma.
ha encontrado
cara. Cuando
parte y
A veces Artau (A-r-t-a-u), a veces Arto (A-r-t-o).
pag_74.indd 1
73
06/06/12 10:14
ANTONIN ARTAUD
4
5
supo mostrar en vida/ms coraje que el de hacerse sodomizar a muerte,/y sodomizar muy poco a
los otros,/salvo en sueos y de lejos. sta es otra
cara de la torpeza sexual de dios, otra manera de
sealar la falsa virginidad del jesscristianismo, el
santo espritu o la trinidad, el padre-madre-hijo
virgen, como el enemigo, el otro o el doble que hay
que conjurar, la mala hechicera asociada al museo. En un texto precioso9 que acabo de leer, Werner Hamacher demuestra que tanto
para Benjamin como para Heidegger
cuya ontologa estara, como yo haba sospechado desde hace tiempo de
otro modo, marcada por un cristianismo negado debemos hablar incluso de una ontologa de la Virgen
Mara, de una meterologa (christian
meterology). El museo sera cosa de
la madre, yo dira que hace de madre,
ocupa el lugar (el tropo o la figura)
de la madre, en el lugar de la madre.
Precisamente en su funcin desmaternante, descontextualizante, desfuncionalizante, ms all de la oposicin benjaminiana entre valor ritual
de culto y valor de exposicin, el museo heredara
lo que Hamacher denomina una metfora de la
madre, su meterpher. No es posible encontrar un
indicio suplementario, me he preguntado yo, en
la denominacin MoMA? El museo que lleva este
nombre, y el museo que enarbola por excelencia
las iniciales, sera entonces el paradigma matriarcal de una genealoga familiar convertida en res
publica. Pero no se puede decir lo mismo del Metropolitan? Moderno o clsico, todo museo sera
entonces metropolitano y por tanto tan maternal
como la ciudad o la polis, el Estado, el capital o la
capital que siempre se conservan en l, se concentran, se acumulan y se miran en l especular y especulativamente. Podramos decir muchas cosas
La historia
del arte es un
parntesis
puesto entre
parntesis,
la poca de
una poca
parental
[] la inmaculada concepcin
fue el asesinato del principio
del HOMBRE que es un can sobre ruedas12.x
10
11
12
75
documenta EDoloborpero digna aut wiscilla consectem qui blaore feugiam autatie
moloreetue endrem quamcon ulputpa tissis nummodo loborem zzriliquatie molobore delis
nulla faccum dolenis nullumsan ulput lobore moleniam, quipsum dolupta tuerci tet pratie
Le Mmo
Por Antonin Artaud
El espritu anclado
atornillado en m
por el impulso
psico-lbrico
del cielo
es aqul que piensa
toda tentacin,
todo deseo,
toda inhibicin.
o dedi
a dada orzoura
o dou zoura
a dada skizi
76
o kaya
o kaya pontoura
o ponoura
a pena
poni
Negro, violceo,
tieso,
cobarde
y nada ms.
antonIn aRtaud
en la roa
de un paraso
cuyo primer embaucado en la tierra
no fue el padre o la madre
que en este antro te rehizo
sino
YO
atornillado en mi locura.
Y qu fue lo que tambin a m
me hizo volver ah mi vida?
A MI,
NADA, nada.
Porque yo
estoy ah,
estoy ah
y es la vida
la que ah vuelca su obscena palma.
Bien.
Y luego qu?
Y luego? Y luego?
El anciano Artaud
es enterrado
en el can de la chimenea
que conserva de su fra enca
desde aquel da en que le mataron!
Y luego qu?
Y luego?
Luego!
Se ha convertido en ese agujero sin marco
que la vida se empe en enmarcar.
Porque no es un agujero
sino una nariz
que siempre supo aspirar demasiado bien
el viento de su apocalptica
cabeza
que chupan sobre su prieto culo,
y bien que gusta el culo de Artaud
a los chulos en miserere.
77
y el salivazo, las gramticas favoritas de un espacio en el que no hay palabras ni letras. Recorremos
el itinerario imposible que fecund, muchos aos antes, la impertinencia del punk y el noise.
El lenguaje
obstaculizado
Por Yves Botz
Cogner mort et foutre la gueule, foutre sur la
gueule, est la dernire langue, la dernire musique
que je connais, et je vous jure quil en sort des
corps et que ce sont des CORPS anims.*
Antonin Artaud, Cogne et foutre
n los ltimos das de su vida, Antonin Artaud remiti a Paule Thvenin una carta
notablemente triste y desesperada, donde se despeda con la visin de un relevo
todava larvario:
He visto a los que van a seguirme y todava
carecen de cuerpo, porque los puercos como los
del restaurante de anoche comen demasiado. Hay
quien come demasiado y quien, como yo, ya no
puede comer sin escupir1. Los llamamientos que
lanz desde Rodez a provocar una insurreccin2,
la guerra contra un teatro sin nombre3 que quera
movilizar durante su conferencia en el Thtre du
Vieux-Colombier, encuentran aqu un eco fantasmagrico pero renovado.
Al final de la guerra, los principales focos de
insurreccin toman cuerpo en torno a los sectores radicales disidentes del movimiento letrista
de Isidore Isou con jvenes como Gil J. Wolman,
Jean-Louis Brau, Guy-Ernest Debord y Serge Berna, que fundarn la Internacional Letrista en 1952,
o Franois Dufrne (miembro de la Sublevacin de
la Juventud). Brau tiene 17 aos cuando asiste a la
conferencia del Vieux-Colombier el 30 de enero de
1947; posteriormente recordar a las decenas de
jvenes, que no saben lo que les espera, pero han
venido al albur de una publicidad de boca a oreja,
dispuestos a recibir el mensaje del autor de Lettres de Rodez4 y relatar esta leccin de discurso
obstaculizado que presenci como oyente: Hacia
las nueve aparece en escena Artaud, que pone un
fajo de papeles sobre la mesa y empieza a hablar.
Esqueltico, con las manos revoloteando, retorcidas, en torno a la cara, recita sus poemas, habla
de sus aventuras en Irlanda, de los tarahumaras.
De pronto cambia de tono. Artaud denuncia con
vehemencia a las fuerzas del mal, los psiquiatras,
el electroshock [] Entre gritos y magnficas eructaciones, vuelan por los aires las hojas preparadas,
intiles y alienantes [] Artaud habla, lanza invectivas y ruge durante ms de dos horas. Al fin su voz
se quiebra, pattica, como colofn de un grito en
el silencio que rompe Andr Gide cuando sube al
escenario para abrazarlo5. Brau se rene con Artaud unos das despus de la conferencia junto con
Dufrne, en el Bar Vert de la rue Jacob, y saca en
limpio una prescripcin: La verdad prctica de la
poesa es ser una purga de las ansias, de la caca y [...]
78
ANTONIN ARTAUD
Conozco
un estado
donde no hay
palabras, al
que se accede
a travs de los
gritos y los
golpes (A. A.)
79
DOCUMENTA
En la pgina anterior,
uno de los ms conocidos
retratos de Antonin
Artaud realizados por
Man Ray, 1926.
priori, y que permite la evocacin de una experiencia de la traicin del lenguaje, pues es el gobierno
elegido con la consigna de Paz en Argelia quien
decidir llamar de nuevo a filas a los soldados del
contingente disponible para intensificar la lucha
contra la insurreccin argelina, operacin que dio
en llamarse pacificacin.
Dufrne emplea a partir de 1965 los recursos
del magnetfono de dos pistas la superposicin
de las voces y los ruidos orgnicos y, posteriormente, su ralentizacin, aceleracin, reverberacin y
distorsin para que cante hasta la visceralidad
humana.
El magnetfono da a luz un doble del grito del
hombre solo, un cuerpo que grita dos veces y proyecta la dialctica agonista en un ring pblico. Dufrne publica unos treinta crirythmes, los difunde y
se deleita (a diferencia de Wolman y Brau) imaginando la generalizacin de un modo de expresin
universalmente viable35 que no es una msica sino
un ensayo de lenguaje, tal como prevea Artaud en
su libro perdido Letura dEprahi Falli Tetar Fendi
Photia o Fotre Indi, escrito en 1934 en una lengua
que no era francs pero todo el mundo poda leer,
independientemente de su nacionalidad36.
Dufrne hace hincapi en la vocacin popular37 del crirythme y explica su falta de popularidad
por la dificultad de su difusin pblica: complejidad tcnica, prdida de sinceridad, los riesgos del
80
ANTONIN ARTAUD
4
5
6
7
8
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
81
portfolio
Fotgrafo al
minuto en Braamfontein.
Johanesburgo, 1955.
Derecha:
Guardagujas que suea
con tener un jardn sin
ladrillos ni cemento,
regado por un tanque
de agua, en su pequea
parcela. Koksoord,
Randfontein, 1962.
David Goldblatt
La cmara de David Goldblatt (Johanesburgo, 1930) es un testigo excepcional
de la sociedad sudafricana desde los tiempos del apartheid hasta el presente.
La vida de los suburbios y la de las familias (blancas y negras), el retrato de una
cotidianidad que tiene tintes intemporales adquiere en su obra las dimensiones
de un documento que trasciende el compromiso con la libertad.
82
DaviD GolDblatt
83
portfolio
84
DaviD GolDblatt
En la Calle Wanderers.
Johanesburgo. Mayo de
1966.
85
portfolio
Lawrence Matjee,
de quince aos, tras
su asalto y posterior
detencin por la polica
en el barrio de Khotso
House, calle de Villiers,
1985.
86
DaviD GolDblatt
87
portfolio
Montaa de heno
con nios jugando en
la zona del velt.
Parkrand, 1979.
88
DaviD GolDblatt
89
portfolio
90
DaviD GolDblatt
91
produccin artstica, la del Este, marcada por un trabajo en el que los artistas han tenido que
suplir a las instituciones y museos ausentes. sta es su manera de reinventar la historia.
El acontecimiento
Por Zdenka Badovinac
En los
espacios
donde ha
habido un
gran cambio
histrico
se necesita
volver a la
historia
una y otra
vez
lA Exposicin
negativo
93
DEBATE
Los artistas
del Este se
agruparon
para poder
crear y lograr
sustituir a las
instituciones
y museos
ero en qu consisti en concreto la repeticin de la exposicin El presente y la presencia? En la primera exposicin se ocup una de las plantas del nuevo museo.
En La repeticin, nos centramos en determinadas
secciones de la exposicin a las que incorporamos
nuevos elementos; esencialmente tomamos lo que
se expuso en la primera muestra como el objeto de
nuestra investigacin. La exposicin ocupaba ahora
una planta ms, donde ampliamos uno de los once
tiempos: a saber, El tiempo vivido. Esta seccin
presentaba obras especficamente centradas en el
tiempo (obras en las que la idea de la repeticin
estaba presente de forma especial). Adems del
carcter activo de las diversas formas de arte que
se presentaban en El tiempo vivido, en La repeticin subrayamos asimismo el carcter activo de la
94
de una corriente del Este en los habituales trminos del arte (como conceptualista, neovanguardia,
media art y similares), debe sealarse con el calificativo del Este. Mediante este mecanismo lo que
se establece de antemano seguir siendo siempre
especfico, sobredeterminado, localmente definido
y local, como algo opuesto a lo que de este modo se
eleva al estatus de lo general, lo cannico, lo determinante... aunque, de hecho, solo sea occidental.
lA Exposicin
Al lado y en la pgina
anterior, dos edificios
alternativos de la pujante
zona artstica Metelkova
Mesto en la capital
eslovena.
1 Vase Alain Badiou, Handbook of Inaesthetics, Stanford: Stanford University Press, 2005.
2 El Museo de Arte Contemporneo Metelkova (Muzej
sodobne umetnosti Metelkova) forma parte de la Moderna Galerija, inaugurada en noviembre de 2011 en
un edificio restaurado que antao haba pertenecido
al ejrcito yugoslavo. Desde entonces hemos trabajado
en dos sedes: en el edifico de la Moderna Galerija como
Museo de Arte Moderno y en el edificio situado en el
barrio de Metelkova como Museo de Arte Contemporneo. El nuevo museo se anunci ya en 2000, cuando,
en las salas an sin restaurar del mismo edificio, la
Moderna Galerija present por primera vez al pblico
su nueva coleccin de arte del Este de Europa, la
Arteste 2000+ Coleccin.
3 Mladen Dolar, Automatism of Repetition: Aristotle,
Kierkegaard, Lacan, manuscrito indito.
4 Hal Foster, The Return of the Real: The Avant-Garde
and the End of the Century, Cambridge, Mass.: MIT
Press, 1996, p. 8.
5 Los cuestionarios se disearon especficamente
Zdenka Badovinac es una de las principales comisarias de exposicin eslovenas. Dirige desde 1993
la Moderna Galerija de Lubliana, que forma parte
del Museo Metelkova de Arte Contemporneo.
95
POSTDATA
1
96
CARTA. pRimAveRA-veRAno
invieRno-pRimAveRA2012
2012
019PoemaPasolini96.indd 1
1/6/12 10:35:04
MUSEO NACIONAL
MUSEO NACIONAL
CENTRO
DE ARTE
ARTE REINA
REINA SOFA
SOFA
CENTRO DE
Edificio
Edificio Sabatini
Sabatini
Santa
52
Santa Isabel,
Isabel, 52
Edificio
Edificio Nouvel
Nouvel
Ronda
Ronda de
de Atocha
Atocha
(esquina
del
(esquina plaza
plaza del
Emperador
V)
Emperador Carlos
Carlos V)
28012
28012 Madrid
Madrid
Tel.
00
Tel. 91
91 774
774 10
10 00
Fax
56
Fax 91
91 774
774 10
10 56
Horarios
Horarios
De
De lunes a sbado
de
de 10:00 a 21:00 h
Domingo
Domingo
de
de 10:00 a 14:30 h
Martes,
Martes, cerrado
La
La salas de exposiciones
se
minutos
se desalojarn 15 minutos
antes de la hora de cierre
antes
cierre
int contra.indd 1
Biblioteca
Biblioteca
De lunes
lunesaaviernes
viernes
De
de 10:00
10:00aa21:00
21:00hh
de
exceptofestivos
festivos
excepto
LibreraLa
LaCentral
Central
Librera
De lunes
lunesaasbado
sbado
De
de 10:00
10:00aa21:00
21:00hh
de
Domingo
Domingo
de 10:00
10:00aa14:30
14:30hh
de
Martes,cerrado
cerrado
Martes,
Tel. 91
91787
78787
8782
82
Tel.
Cafetera/Restaurante
Cafetera/Restaurante
De lunes
lunesaasbado
sbado
De
de 10:00
10:00aa21:00
21:00hh
de
Domingo
Domingo
de 10:00
10:00aa14:30
14:30hh
de
Martes,cerrado
cerrado
Martes,
Tel.
Tel. 91
91467
46702
0202
02
Otrosservicios
servicios
Otros
Servicio
deinformacin
informacin
Servicio de
Visitasguiadas
guiadas
Visitas
Visitasguiadas
guiadascon
conintrprete
intrprete
Visitas
enLSE
LSE
en
Lazosde
deinduccin
induccinmagntica
magntica
Lazos
Programasescolares
escolaresy yfamiliares
familiares
Programas
Audioguas
Audioguas
Asistenciamdica
mdica
Asistencia
Guardarropa
Guardarropa
Telfonos
Telfonos
Cajeroautomtico
automtico
Cajero
Parkingpara
parabicicletas
bicicletas
Parking
www.museoreinasofia.es
www.museoreinasofia.es
05/06/12 17:34
Mario Merz
Sciopero Generale azione politica relativa
proclamata relativamente allarte, 1970.
Depsito temporal de la Coleccin Merz,
Mario Merz
Mario Merz
Turn 2011.
Sciopero Generale azione
Sciopero
politicaGenerale
relativa azione politica relativa
proclamata relativamente
proclamata
allarte, 1970.
relativamente allarte, 1970.
Depsito temporal de la
Depsito
Coleccin
temporal
Merz, de la Coleccin Merz,
Turn 2011.
Turn 2011.
www.museoreinasofia.es
0portadaCartan3.indd
2
pag codigob.indd 1
www.museoreinasofia.es
www.museoreinasofia.es
1/6/12
09:37:56
04/06/12
17:22