Bajo El Signo Del Rayo PDF
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ndice
Preguntndonos cul fue el fabuloso o fabulatorio paso que permiti indeterminadamente, desde o hacia las comunicaciones orales, una
transformacin de las mitologas en smbolos visuales o viceversa, atravesamos errticamente, sin delimitar, los campos entre la sntesis fenomenal y conceptual. Ms ac de los desarrollos del signo como escritura,
pictograma o ideograma; ms all del signo inscrito como condensacin
integradora de significaciones entre lo ostensible y lo mgico. De las seales a los signos, de stos a los smbolos y de vuelta en bucle.
Pero, siendo limitadamente realistas y sostenidos por una pretensin historicista, podramos comenzar por tratar de considerar el caso
del rayo como signo en cuanto su manifestacin natural de impresionante apercibir e impactantes efectos llev, de una directa veneracin
de su realidad fsica hacia esta misma actitud dedicada como iconodulia,
entendindose a la creacin de imgenes permanentemente marcadas
para su culto.
As como estas primeras ocurrencias creativas por seguro requirieron de una amplia apertura tanto ocular como mental, por otro lado -el
de la recepcin-, distinguir rasgos esenciales y hondear en las tipologas
de estas imgenes dependen de una intuicin sinttica por parte del
investigador. Sensibilidad perceptual, sin dejar de ser cognitiva, predeterminada por una idea fija. Cualidad, y a la vez capacidad, entorpecida por una hipoestesia endmica que padece nuestra sociedad actual,
ahogada por la sobreproduccin de imgenes, la cual demasiadas veces obnubila las evidencias de sus ms inminentes presencias. Ciertos
signos pueden fcilmente pasar desapercibidos para nuestras miradas
anacrnicas y no iniciadas a las culturas originales donde se produjeron;
asimismo nos pueden parecer irreconocibles sus formas o hasta hermticos sus contenidos.
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Personalmente, conllev un especial estado de clarividencia acompaada de indescriptible euforia cada vez que una reveladora manifestacin surga entre tantos factores contrapuestos, entreverados con otros
interpuestos. La sustancial receptividad de estas mltiples apariciones
de una realidad develada, es para m como la repentina intuicin, numen
y lumen1, el flash de sentirse tocado por el rayo. Reconozco all la semejanza con cierta artisticidad, la misma que me ha aportado la disposicin y propensin por las Artes, visuales y musicales, con la particular
hiperestesia a la imagen as como a la materia elctrica luego de muchos
dedicados aos como artista de medios electrnicos e historiador de sus
prcticas experimentales.
Surcando esta investigacin a travs de mltiples viajes, los cuales
me han llevado por muchos aos hacia innumerables sitios arqueolgicos en diferentes continentes, he llegado al encuentro de este signo
conjurado por una comprensin relativa de su simbologa. Explorando
asombrosos lugares sagrados, recorriendo antiguos templos o examinando un sinnmero de piezas en museos as como fuentes bibliogrficas en universidades e internet, las ocurrencias de su presencia -tantas
veces extraamente halladas, en parte por sincronicidad jungiana o
azar objetivo surrealista- fue revelando una red de correspondencias
entre esta imagen y sus asociaciones con diferentes deidades del rayo:
convocatoria electrizante y ceraunoscopia2 de indecibles visiones que
arrojan luz sobre mi propio proceso y experiencias.
De esta manera, aun con las apariencias de una primera aproximacin acadmica o propuesta estetizante de estudio visual, quisiera que
esta investigacin pueda situarse, quizs coalescentemente, acercando
la ciencia y el arte sin aplicar definitivamente ni corresponder, metodolgica as como intencionalmente, a ninguna de ellas en particular. Los
hallazgos aqu propuestos podran tener algn afn de ser un aporte a
1 Numen: trmino de raz indoeuropea que significa presencia divina y, por extensin, inspiracin; lumen: trmino de raz proto-indoeuropea, luz y, tambin por
extensin, inspiracin.
2 Ceraunoscopia: del griego antiguo relmpago y ver. Por extensin, tambin
se refiere a la adivinacin por medio de la observacin de los rayos.
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Innecesario entonces resultara el embale especulativo o la interpretacin abusiva, tanto misticoide como seudoacadmica que tanto
abundan en los acercamientos logoricos a este tipo de temticas. Los
supuestos a ultranza o las sobrecargas de datos, an con el apoyo de
una buena conciencia moralista o convenida credibilidad cientifista, podran caer en un abismo de facilismo teorizante y extralimitaran los
objetivos de esta investigacin. Suficiente aqu es el descubrimiento de
un signo especfico y, a la vez, universalmente arquetpico el cual, a partir
de un examen visual referenciado en un campo de estudio abiertamente
establecido, permita abordar una realidad histrica, aunque velada hasta
cierto punto en la actualidad, para llegar a ser plausible y hasta verificable. En todo caso, espero que otros estudios queden con la tarea de
completar o revisar esta primera bsica visin.
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Que me parta un rayo! Destello del asombro primero que su centella enciende, esplendor de su resplandor, refulgente apariencia. Imprevisto, inmediato. Relmpago vivsimo, de efmera vida, ilumina las imgenes, enceguece; truena y resuena, fragor ensordecedor. Fuerza presente,
ofrenda cargada y descargada, chispa y choque de su eclctica energa
elctrica. Potente impulso que recorre tierra y cosmos conformando todas las materias, an la antimateria. Exhalacin, fluido corriente por la
naturaleza del aire, viento que insufla las nubes; del agua, lluvia bao
infuso; del fuego, arde tu ramaje celestial. Golpea, destruye y construye,
reluce, transmite este poder.
Entre lbricas nubes, la cpula del cielo y la tierra. Potencia y contundencia de su incontrolable mpetu. Arrebatadas polaridades se atraen
y de su contacto tremuloso intercambian energas, desfogadas elctricamente. Deslumbrante fenmeno, espectculo visible en sus sinuosas
trayectorias de ramificaciones irregulares1; intermitencias discontinuas,
excentricidades estrambticas. Excitacin manifiesta en la ionizacin atmosfrica y etrea. Sus estruendos y retumbos, gruidos y quejas: trueno
de subfrecuencias y ondulado embate que se modula por momentos
infinitos, reverberando hacia el lejano espacio diseminado. Nuestro grito
primigenio quiere conversar con esta estentrea pero profunda voz, hecha de rugido y clamor, ya que resonando ha iluminado nuestras primordiales ideas del mundo. Cmo no admirar? Y quedar perplejos.
1 Las
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No tan evidentemente, donde la paradoja es inherente a nuestra experiencia del mundo y desde otro nivel perceptual de la realidad fsica,
segn la ciencia podemos admitir que la mayora del llamado universo
estara formado por antimateria. Partculas de este tipo han sido detectadas como haces y destellos de rayos gamma producidos en las relampagueantes tormentas elctricas terrestres.
S, materia y antimateria pueden producirse por reacciones elctricas que se comportan de manera similar a los rayos. stos mismos
podran haber sido la chispa de la vida terrestre. Creacin de mundos,
pero tambin destruccin. Por supuesto, los rayos son peligrosos pues
llegan a ser letales: evidentemente, su violenta fuerza puede provocar
devastadores incendios pero, sobre todo, la electrocucin alcanza a herir
dolorosamente o matar fulminantemente a cualquiera. Temerosos de estas serpientes incandescentes, estamos advertidos. Su accin sbita, de
golpe, manifiesta cierta aprensin que caracteriza nuestra interdependencia con la naturaleza. La incertidumbre incita: Cundo, dnde caer,
a quin golpear? Y por qu razn?
Recordemos algunos hitos histricos desde cierta tradicin del saber en occidente. En la antigua Grecia, Tales de Mileto (hacia el ao 600
a. C.) observaba como al frotar mbar ste adquirira la propiedad de
atraer otros objetos; pocos siglos despus Teofrasto (aprox. 371 a. C.-287
a. C.) descubri otras sustancias con la misma cualidad peculiar. Mucho
ms tarde, con la renovacin de la ciencia en occidente, en honor al
mbar (elektron) utilizado por Tales, el ingls William Gilbert (1544-1603)
le dio el nombre de electricidad a esta fuerza que poda distinguirse
de la magntica. Pero fue el inventor norteamericano Benjamn Franklin
(1706-1790), experimentando con sus cometas, quien dio a conocer para
la ciencia el que los relmpagos contienen enormes cargas elctricas y
que stas se encuentran fluyendo por toda la materia. A comienzos del
siglo veinte la genialidad de Nicols Tesla provey un impulso definitivo
para que la electricidad, manipulada y transmitida, se estableciera como
la ms importante fuente de energa sobre la cual dependera el desarrollo tecnolgico.
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este tipo de consideraciones sobre la importancia de otras ideas y culturas, vase Lvi-Strauss, Claude. El pensamiento salvaje (1962). Fondo de Cultura Econmica, Colombia, 1997.
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Ante el deslumbramiento y la percepcin clarividente, la naturaleza fue sacralizada como fenmeno sobrenatural: hierofana1. Para ello,
adecuados modelos explicativos fundados sobre superiores atributos,
valores e ideales, conformaron distintivas deificaciones del rayo en sus
teogonas. Verosmil origen comn de muchas tradiciones religiosas. Es
as como se le suele divinizar globalmente como deidad suprema. Detengmonos sucintamente sobre algunas de sus coincidentes personificaciones, con las cuales es caracterizado de modo ms evidente en
diferentes mitologas, e invoquemos ecumnicamente su presencia:
Prevaleciente Baal, jinete de las nubes, dios del trueno y de la lluvia, Seor de la tierra donde vuelve cada ao para fecundarla. En toda la
antiqusima cultura semita y mesopotmica, fuente donde bebieron tantas civilizaciones, fue adorado como hegemnico dios del rayo. Entre los
babilonios, sumerios y asirios tuvo otros nombres: Adad o Marduk, pero
durante milenios mantuvo sus atributos principales cuya imagen estaba
asociada al toro alado como fertilizador y vigoroso lidiador. Las posteriores religiones monotestas, tanto judaica como su legataria cristiana,
lo demonizaron; Baal-El-Zebub, prncipe, hijo del dios toro El (presente
en el nombre Elohim - Dios mismo, as como en Israel - que lucha con
El), fue reducido a becerro malvolo y, por su abono, irrespetuosamente
degradado a Seor de las moscas.
1 Referenciados
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Aunque cabra cuestionarse sobre su parentesco (y posible ascendencia) con el dios israelita, Elohim, muchas veces descrito caractersticamente con seales semejantes: Con voz de trueno hace rugir el agua
en el cielo, hace subir las nubes desde el extremo de la tierra, hace
brillar los relmpagos en medio de la lluvia y saca el viento de donde
lo tiene guardado (Jeremas, 10:13). O, en otro ejemplo: Y luego yo fui
en Espritu: y he aqu, un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre
el trono estaba uno sentado. Y del trono salan relmpagos y truenos y
voces (Apocalipsis, 4:2; 4:5).
Para ms luces sobre el dios de la Biblia: segn Jeremas (10:12-13),
El es el que hizo la tierra con su poder, el que estableci el mundo con
su sabidura, y con su inteligencia extendi los cielos. Cuando El emite
su voz, hay estruendo de aguas en los cielos; El hace subir las nubes desde los extremos de la tierra, hace los relmpagos para la lluvia y saca el
viento de sus depsitos. Entre otros muchos relatos bblicos donde este
dios aparece figurativa y simblicamente en forma de rayo, el Salmo 77:18
es aun ms contundente: Reson en el torbellino la voz de tu trueno; tus
relmpagos iluminaron el mundo, y la tierra tembl y se estremeci. Y
para tener claro cmo reconocer la venida de Dios segn la Biblia cristiana: Porque as como el relmpago que sale del oriente se ve hasta en
el occidente, as ser la venida del Hijo del hombre (Mateo, 24:27).
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Por Jpiter! Tus eptetos son suficientes: Iuppiter Fulgur (el que empua el rayo); Iuppiter Tonans (tonante); Iuppiter Lucetius (de la luz);
Iuppiter Pluvius (el que enva la lluvia); Iuppiter Caelestis (celestial)...
Iuppiter Optimus Maximus, dios del cielo y rey del firmamento, desde
su principal templo sobre la colina Capitolina era venerado en todo el
imperio romano como Iuppiter Fidius: guardin de la ley, defensor de
la verdad y protector de la justicia y la virtud, culto supremo del Estado
romano. Cicern se refiere a l como numen praestantissimae mentis
(sobrecogedora presencia de la mente prominente). Tambin llamado
Jove (Iovis), aunque no tan jovial como de su nombre puede derivarse,
domina constantemente (y no solamente los jueves) los cielos como un
guila y su cetro (rayo) es el smbolo belicista de su poder.
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Son innumerables los dems dioses del rayo, pertenecientes histricamente a diferentes culturas. Simplemente, nombremos entre otros
a Taranis el celta, Ayangani Ezen o el Tengri mongol, Lei Gong el chino,
Raiden kami el japons, Mamaragan el australiano...
En este mismo linaje convergente, los hijos del dios-rayo como hroes, fundadores y defensores, han sido los encargados de establecer
buena parte de la identidad y cultura de los pueblos: Arjuna en la India,
Cuchulainn en Irlanda, Chumong en Corea, David de Sassoun en Armenia, Gesar de Ling en el Tbet, Hrcules en Grecia, Ilja Muromec en Rusia,
Manas en Kirghistn, Marko Kraljevi en Serbia, Njurgun en Yakutistn,
Rostam en Irn, Soslan y Batradz en Rusia, Starkar en Escandinavia...
Este somero recuento de historia comparada bastara: los principales dioses y deidades a nivel mundial estn identificados con el rayo. Por
la misma inferencia, como compartido arquetipo, un signo los ha representado simblicamente.
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De izquierda a derecha: Venta callejera en un pueblo alrededor del lago Atitln, Guatemala. Restaurante
en El Chumal, Campeche, Mxico. Pomada de coca colombiana. Etiqueta de vino argentino. Restaurante en
Mrida, Yucatn, Mxico. Camiseta tailandesa con el dios del rayo Ramasoon.
En esta indagacin proponemos cierta exposicin y examen iconogrfico a travs de algunas muestras ejemplares, acompaadas de descripciones y definiciones contextuales bsicas, de un signo que hemos
encontrado recurrente. Intentemos dar vagos pasos todava para acercarnos a su reconocimiento simblico, es decir a una quizs ms avanzada
iconologa. Aunque no sobrara llamarla iconomancia ya que, en esta
primera lectura de nivel cuasi adivinatorio, afortunadamente, indefinibles dimensiones de su imagen persisten mgicamente como enigma y
as, mejor nos parece, puede tambin retener visualmente la forma de
un signo de interrogacin: ?. Ya veremos.
Frecuente y comnmente, esta imagen puede encontrarse en forma
de simples motivos ornamentales o decorativos; por supuesto, se trata de
otra categora (convencional o accidental) con la misma apariencia visual
y sin la carga de significacin que conlleva el tema aqu tratado. Aun
as, en algunos casos, cierta parafernalia acompaa a diversos objetos o
marcas, como amuletos o talismanes, donde alguna filacteria de proteccin o guarda, ms all de su banalizacin y vulgarizacin, alcanzara a
establecer un posible vnculo.
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Plato ritual, Ocotelulco, Mxico. Entre otros smbolos, se reconoce el del rayo en el crculo intermedio.
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Mosaico sobre muro con distintas estilsticas del signo del rayo. Conjunto arqueolgico de Mitla, Oaxaca, Mxico.
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En el paso de lo figurativo naturalista hacia lo abstracto geomtrico de esta representacin, distintas concepciones plsticas y estticas le
imprimen eventualmente diferentes caracteres estilsticos. Es as, en una
descripcin preiconogrfica, de primer nivel sensorial, como hemos podido reconocer una notable diferencia en su dibujo: en Amrica este signo
geomtrico aparece delineado de manera rectilnea ortogonal, en posicin
horizontal y, de modo diferente aunque anlogo, este mismo signo en
Asia se presenta con un aspecto sinuoso curvilneo, en posicin vertical.
Vaso tiahuanaco.
Otras reapropiaciones estilsticas en la presentacin del signo conllevan normales variaciones, mutaciones o modificaciones de sus principales rasgos caractersticos, sin ser condicionantes de sus esenciales
interpretaciones simblicas al no cambiar su fuente de identidad. Distintas iconotropas, entendindose las tendencias estilsticas, formales
y conceptuales, dependientes de su rea de origen as como periodo
histrico y cultura, no slo han tergiversado y resemantizado este signo
sino que lo han enriquecido con diversas asociaciones extensivas. Estas
modificaciones de sus formalizaciones, figurativas as como significativas, dependen de abiertas asimilaciones con las cuales sus verstiles
manifestaciones pueden ser comparadas.
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Saludo al rayo con rayo (vajra), concha (snkha) tridente (trisula) y el disco
(ckra); todos estos smbolos hacen referencia a Indra pero pueden ser asimilados
sincrticamente a otras deidades hinduistas: la concha a Brahma, el tridente a Shiva
y el disco a Vishn. Encontrado al pie de una pagoda de Phnom Da (siglo VI d. C.),
Museo Nacional de Camboya en Phnom Penh.
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De manera simblica, esta misma espiral puede ser leda como representacin de lo cclico o infinito, as como infinitud de otras interpretaciones polismicas pero, en la dimensin conceptual e integradora
que nos interesa, en un primer momento y figurativamente, su similitud
representara las volutas de un cmulo de nube.
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Por otra parte, la espiral forma meandros como los que se encuentran en algunos diseos ornamentales de origen griego -por ello tambin llamados grecas-1.
All se presentan como una franja de motivos repetitivos en lneas continuas donde el dibujo patrn es comparable, pero
solo en parte y siempre contextualmente,
al signo aqu estudiado. De este modo,
en la antigua cultura griega podra asociarse iconolgicamente con una imagen
referencial de ondas acuticas o en forma de olas marinas; imagen de aspecto
acuoso tanto como la que representara
la nube y la lluvia.
1 En
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Cabeza esculpida de dragn (siglo XIII, dinasta Tran) en el Museo de Bellas Artes, Ho Chi Minh, Vietnam.
En principio, esta lnea quebrada semeja el rayo como figura naturalista pero tambin puede estar relacionada con una figura serpentina:
en algunas culturas, como la mexicana y la china, es una explcita representacin del rayo, reconocible como serpiente voladora o dragn2.
2 Teniendo
en cuenta lo que otras investigaciones de distintos autores han apuntado sobre la relacin entre la forma serpentina y el rayo. Vase, principalmente: Paulinyi, Zoltan. El rayo del Dios de la Lluvia: imgenes de serpientes gneas teotihuacanas.
Mexicon (XIX), No. 2: 27-32, Berlin, Alemania, 1997.
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5 Como
reflexiones.
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Talbott, David y Thornhill, Wallace. Thunderbolts of the gods. USA: Mikamar publishing, 2005.
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Pero, adelantndonos a suposiciones tericas de este tipo sin adherir exclusivamente a ninguna de ellas, las visiones compartidas histricamente por diversas tradiciones, la asimilacin de imgenes en formas
grficas semejantes donde la integracin simblica se hace patente a
travs de la frecuencia de elementos convencionalizados, como cdigo
o patrn constitutivo, nos lleva a aceptar coincidentemente tanto cierta
apropiacin inmanente y universal, como una eventual transmisin cultural inherente a los movimientos, desplazamientos o migraciones sociales en diferentes contextos geogrficos.
Como ejemplo, podemos proponer el caso del budismo en Asia: un
pensamiento filosfico donde la figura de Indra, una anterior deidad
dominante en la India como dios guerrero del rayo, es tolerado y asimilado como protector del dharma (enseanza o moral). Es de este modo
como se le encuentra todava en Tailandia o Camboya hacia el sur, Tbet
o Mongolia hacia el norte, sitios donde fue empujado y confinado fuera
de la India principalmente por los cambios poltico-religiosos que se
dieron histricamente all, es decir por las pacificaciones imperialistas a
ultranza as como la posterior prdida de dominio religioso del budismo
frente al hinduismo y el islamismo (prolongadamente, entre los siglos
III y XIII de nuestra era). En esta migracin religiosa se mezcl la doctrina budista con arcaicas creencias locales, chamnicas o animistas, para
adaptarse y as establecerse como religin oficial.
Pero, anterior a la transmisin de Indra, se encontraba en estos mismos lugares el signo de la esvstica, tambin asociado a las deidades
del rayo, como es el caso todava vigente del khas y el dios Tengri en
Mongolia. Cmo este otro signo, quizs aun ms antiguo, habra advenido en lugares tan remotos sigue siendo un misterio; lo que acompaa inciertamente la iconotropa o mutacin del signo del rayo y que tambin
podemos hallar ulteriormente relacionado a la imagen de Buda.
Asimismo, en un primer acercamiento, la espontaneidad en el surgimiento del signo del rayo puede tener ocurrencias tanto relativas como
comparables en su datacin histrica. En una limitada primera etapa de
investigacin, hemos encontrado esta imagen asociada a civilizaciones
que pueden datar alrededor del comienzo de nuestra era, como en las
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antiguas culturas americanas de Tiahuanaco en Bolivia o, simultneamente, Teotihuacn en Mxico. Similarmente, en el caso de los ejemplares hallados en Asia, seran puestas en correspondencia las relacionadas
con las coetneas religiones hinduistas y el budismo, tambin datadas
hacia principios de esta misma era.
De esta manera inicial, no podra marcarse todava un claro origen
histrico cuya expansin geogrfica alcanzara a fijar una procedencia
localizable. Ms aun, el hecho que todava este signo siga vivo, utilizado
con la misma significacin arcaica y universal, como en el caso de las
culturas nativas del suroeste de Norteamrica, Hopi o Pueblo, da lugar
a supuestos que llegan a transgredir cierto determinismo histrico, en
cuanto implican el que el signo del rayo perdure particularmente y, a
la vez, prosiga de manera prospectiva dentro de apropiaciones que son
compartidas colectivamente, lo que es propio de un arquetipo.
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Escultura de Buda con lminas de oro pegadas por los devotos. Templo budista en Ayutthaya, Tailandia.
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Reconocemos en el diseo de
esta ushnisha al signo del rayo, lo cual
relacionara a Buda con Indra. En muchas representaciones bdicas puede
adquirir aparentemente la forma de
llama o de caracol, en un elegante
estilo desarrollado sobre todo en el
sudeste asitico. Anotemos que el caracol ha sido utilizado ancestralmente
en la India, por el hinduismo as como
por el budismo, como objeto ritual e
cono de importancia religiosa.
Figura de deidad que vuela sobre nubes sonando un caracol. Tejido, Tailandia.
Shankha, en snscrito, es una concha de caracol convertida en smbolo del dharma o enseanzas de Buda. Representa el vehculo transmi-
sor, como instrumento sonoro, por medio del cual se proclama en todas
direcciones la verdad de su doctrina. Asimismo, es un emblema de poder
y autoridad dado por su identificacin con el dios del rayo, Indra, como
suprema deidad guerrera que lucha contra la ignorancia y tambin acta
como protector de Buda. Segn el budismo tntrico, vajrayana2, una concha de caracol fue regalada a Buda por el dios de los dioses, Indra.
2 Vajrayana
significara camino del rayo ya que la vajra -relmpago diamantinoes el arma de Indra: el rayo mismo.
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Pgina siguiente: escultura de Mahavira en cueva de Ellora, India (entre el siglo V y VII d.C.). Parte superior
de una antigua escultura de Shiva en el Museo Prncipe de Gales en Mumbai, India.
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Fachada de edificio moderno con imagen del rey y emblemtica de la realeza Thai,
Khon Kaen, Tailandia.
Billete de 500 Bahts con efigie del rey y emblema de la realeza Thai, Tailandia.
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Son muchas las culturas que han utilizado el dragn como imagen
del rayo; abundan las leyendas sobre este animal fantstico, el cual ha
sido vinculado a coincidentes mitos donde fuerzas que luchan como indmita naturaleza son luego sometidas y vinculadas al poder de los dioses. Caracterizado como serpiente celeste, a veces ataviado de plumas
-imagen figurada tanto para significar el vuelo como las llamas- y brazos
armados de aguzadas garras -con la apariencia de las bifurcaciones del
relmpago-; en esta forma, eventualmente, tiene al fuego lumnico que
feroz lanza desde sus fauces como uno de sus atributos principales.
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En la China, donde tradicionalmente ha pervivido de modo destacado, adquiri valor emblemtico desde tiempos muy antiguos, fue
adoptado como deidad por diferentes corrientes msticas y hasta se ha
convertido en un smbolo nacional para representar las poderosas fuerzas creativas y protectoras asociadas al imperio. En sus muy comunes representaciones es notoria la configuracin que hemos reconocido como
el signo del rayo. El lector atento ya puede de manera directa observar
la omnipresencia de este signo en las similitudes estilsticas con las que
aqu tan impresionantemente aparece.
Pgina siguiente: camisa bordada en seda (siglo XVIII) del Emperador (tambin llamado Hijo del cielo).
Museo Palacio de Shenyang, China.
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Pginas 76, 77 y 78: vasijas de terracota de Mesa Verde y Chaco (entre los siglos X y XIII d. C.) en el Museo
Arqueolgico y Antropolgico de la Universidad de Pensilvania, EE. UU.
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Para los hopi, los katsina son espritus visibles en forma de nubes
que traen las lluvias anuales, tan vitales para las cosechas en sus ridas
tierras. Las complejas ceremonias que todava se les rinden anudan los
lazos mgicos entre la naturaleza y los hombres. Las efigies totmicas,
en formas muy elaboradas de fantsticos muecos, son una muestra del
rico fetichismo animista con el que es invocada la deidad del rayo con
su lluvia.
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Tejidos navajo.
Para los navajo las fuerzas elementales de la naturaleza son simbolizadas en la organizacin social de su universo. En sus tejidos, los
cuales tambin identifican segn su diseo y colores a distintos grupos
o tribus, las lneas en zigzag representan al rayo-macho, mientras las
rectas estn asociadas al rayo-hembra; las lneas en forma de espirales
son las que figuran las nubes.
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Los mascarones que representan la cabeza del dios maya del rayo
Chaac, fcilmente identificable por su larga nariz dirigida hacia el cielo,
se encuentran omnipresentes en las magnficas ruinas de Chichen Itz
en Yucatn, uno de los principales sitios ceremoniales que le fueron dedicados. All lo podemos observar claramente asociado al signo de los
dioses del rayo.
Pginas 84, 85 y 86: templo dedicado a Chaac en Chichn Itz, Yucatn, Mxico.
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En las antiguas culturas del Per, cantidades de elaboradsimas cermicas de diseo y esttica superior, donde el signo de la deidad del
rayo se evidencia, muestran que los usos ceremoniales con diversas vasijas, recipientes de agua bendita, bebidas embriagantes o espejos de
agua para la observacin astronmica, factiblemente tambin eran parte
objetual de rituales para invocar las lluvias.
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Vaso cermico inca, Lima, Per. Se observa, en la parte superior, el signo del rayo pintado en crculo alrededor del cuello.
Tejidos huari y
chankay, Per.
Algunos tejidos precolombinos peruanos de altsima calidad, donde puede apreciarse el signo del rayo, presentan diseos en forma de
patrones, con imgenes cclicas y repetitivas. Segn el contexto en que
se han encontrado -distintas tumbas, posiblemente de dignatarios-, podran haber servido como atavos fnebres u otros usos en ceremonias
similares, con marcaciones de cantidades en signos traducibles como
perodos de tiempo.
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Tomemos como ejemplo analtico esta magnfica estela ltica en forma de columna cuadrada -as como son cuadrados sus motivos grficossin base ni capitel, de la cultura pucara del Per. Cmo establecer que
este monolito es un monumento erigido para culto a la deidad del rayo
Viracocha - Illapa? Su contexto cultural podra indicar cierta pertenencia
y afinidad. Pero, si aplicamos nuestra relacin iconogrfica, slo con la
presencia del signo del rayo se completara la significacin simblica que
nos interesa. Muchos elementos que configuran variaciones de diseo,
en diferentes estilsticas, se encuentran sintetizados ah y pueden permitirnos un intento de elemental interpretacin iconolgica. An con datos
incompletos, propongamos, por ahora, este esbozo de lectura simblica limitndonos a una visin sobre ciertas determinaciones espaciales,
donde esta columna razonablemente estara elevada, entre cielo y tierra,
buscando conectar distintos mundos para comunicarse con la deidad.
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Veamos: encuadrado y dibujado en simetra organizada as como dispuesta por cuatro lados7, en la
parte ms alta (el espacio dominante) reconocemos
claramente al signo, aqu dirigido hacia los cuatro
puntos cardinales que marcan y orientan su posicin;
el segundo cuadrado grfico, de arriba hacia abajo,
muestra los rayos mismos -con su forma de tres escalones- relacionados con la cuadrada y mstica cruz
andina -la chakana como signo relacionado a la constelacin de la Cruz del Sur- (el cielo); en el tercer
cuadrado de arriba hacia abajo, el motivo sgnico del
rayo tiene aqu como representacin a la serpiente en
espiral unida a la lnea quebrada en tres que dibuja
su cabeza y en cada esquina, como cola de los ofidios,
esta misma lnea-rayo (el espacio areo intermedio);
en el cuarto cuadrado, la chakana reaparece en las esquinas y en la lnea quebrada en tres -el rayo- similar
a la base (la tierra) sobre la que se representa en varias reconocidas imgenes a Viracocha8; en el cuadrado inferior, las formas serpentinas son bicfalas (con
una cabeza en cada una de sus dos extremidades) y
se encuentran enroscadas en media espiral, de igual
manera tienen marcadas en su parte media las lneas
quebradas en tres que conforman conjuntamente el
signo del rayo, as connotan alguna circunscripcin o
lmite (el submundo, dedicado a la muerte).
7 El signo del cuadrado se expresa iconolgicamente en
el antiguo mundo andino como unidad espacio-temporal y se
denomina pacha en quechua. Los mdulos en cuatriparticin
del plano conocidos como tawa, pertenecen al mismo concepto
mgico-religioso que determin la organizacin poltica del territorio precolombino conocido como Tawantisuyo.
8 Ver
Diagrama de una pictografa, jeroglfico muisca. Inscripcin calcada en 1924 por el historiador Miguel Triana en Soacha, Colombia.
Las arcaicas tradiciones provenientes de diferentes culturas indgenas en Colombia han profusamente creado imgenes, en variados aspectos grficos y sobre mltiples soportes. Descuellan por sus calidades los
refinados diseos textiles, las sofisticadas figuras en cermica y la excelsa
orfebrera en oro; tambin abundan complejos petroglifos y pictografas
rupestres, diseminados por todo el territorio del pas. Por supuesto, en muchas de estas formas visuales se observan marcas y trazos cuyas apariencias, o caracteres, llegan a suscitar ricas lecturas alusivas e imaginarias.
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Sobre las antiguas culturas indgenas que elaboraron estas imgenes se ha podido saber algo de sus creencias, principalmente a travs de
la transmisin oral de reveladores, aunque parciales, relatos tradicionales y mticos. Pero no han sido suficientes las investigaciones para claramente reconocer imgenes, signos o smbolos, que representan a las
distintas deidades a las cuales rindieron culto. Los pertinentes estudios
iconolgicos para descifrar, interpretar y establecer propiamente tanto
una cosmogona -o clara cosmovisin- como una teogona con caracteres -lo mismo que expresiones- identificables, se enfrentan a complicadas condiciones materiales y formales.
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el caso de los muiscas, entre altas cordilleras andinas, las lagunas sagradas
(como la famosa Guatavita -El Dorado- o la de Iguaque) tuvieron una marcada posicin
en su mitologa; por tanto, se aceptaran enlaces coherentes con deidades del agua y,
deductivamente, de la lluvia as como los rayos. De la misma manera, los sitios elevados
y con alta incidencia de actividad de tormentas elctricas pueden ser otro marco o escenario natural para considerar donde tuvieron lugar ciertas prcticas de culto al rayo.
Como ejemplo comparativo, podemos nombrar la cima del monte Lycaion en Arcadia
como el privilegiado altar de culto a Zeus para los antiguos griegos y donde, recientemente, los arquelogos tambin han encontrado abundante fulgurita, arena con figuras
cristalinas en forma de tubos de slice vitrificado creados por accin de los rayos, as
como incontables ceraunias, denominacin latina para las famosas piedras del rayo.
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Por otro lado, muchas visualizaciones pueden ser asociadas a prcticas chamnicas, en rituales donde visiones inducidas por drogas entegenas10 fueron plasmadas de modo similar a signos y smbolos. En muchos casos, es admisible que la geometrizacin o abstraccin de formas
y patrones podra responder ms a fenmenos pticos (como los fosfenos) que a una intencionalidad sgnica o de representacin naturalista.
Pero, para enredar ms el asunto, es igualmente plausible considerar all
una mayor sensibilizacin y, por ello mismo, capacidades expandidas
para la simbolizacin.
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Vase: Reichel-Dolmatoff, Gerardo. Contexto cultural de un alucingeno aborigen: banisteriopsis caapi. Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Fsicas y
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Con todo, eventual y frecuentemente podemos observar, en numerosas imgenes producidas por aquellas culturas colombianas, un signo semejante al que hemos reconocido en diferentes culturas de otros
pases como arquetipo vinculado a las deidades del rayo. Este signo se
configura aqu tambin en contextos mgico-religiosos, con formas y
estilsticas afines. Si bien se adviertan sus analogas preiconogrficas
y hasta podran distinguirse otras propiamente de orden iconogrfico,
debera quedar claro que las referencias y asociaciones iconolgicas con
deidades del rayo no estn todava establecidas.
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Sello. Colombia.
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Vasija cermica quimbaya, Colombia, y copia reciente de vasija con diseo quimbaya, Armenia, Colombia.
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Por supuesto, sin ser exhaustiva ni mucho menos definitiva, esta investigacin inicial deja de lado muchsimas otras ejemplaridades en las
cuales podra reconocerse de forma ampliada su objeto de estudio. Metodolgicamente, se requerir de mayores y ms rigurosas obtenciones
de datos, as como recoleccin de informacin, para una articulacin con
mejores posibilidades de clasificacin, contrastacin e interpretacin.
Quedarn por realizarse ms completas recopilaciones, por ejemplo con
material documental pertinente a su difusin tomado de otros comparativos lugares -como las prioritarias regiones centroasitica, mediterrnea
y centroafricana-, lo mismo que ahondar especficamente en interesantes sitios y piezas como las que se ubican en Colombia. Proyecto de largo aliento, que ojal se pudiese nutrir con el aporte de otros campos del
saber, a partir de cuyas colaboraciones acaso complementarias avanzara
en sus alcances.
En esta misma lgica intencional, un proyecto semejante merecera
ser aplicado sobre el campo sonoro, completando la imagen total de
este fenmeno donde el rayo, aparte de su aspecto visual, ofrece en el
audio otras presencias sgnicas. El trueno permite ser estudiado desde
una perspectiva fonolgica e igualmente simblica. Por ejemplo, con
un matiz musical como en el caso de la percusin shamnica asociada a
ritos con rayos o a partir del lenguaje potico, en relacin con la mitologa de tradicin oral.
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