Lo Importante Es Que Nos Miramos - Elizabeth Schön
Lo Importante Es Que Nos Miramos - Elizabeth Schön
Lo Importante Es Que Nos Miramos - Elizabeth Schön
1974
A Aquiles Nazoa.
Esta obra fue leda por la autora y por Aquiles Nazoa en el programa de televisin de este ltimo,
Las Cosas ms Sencillas que transmiti el canal 5 en 1974.
No, pero qu quiere que diga? Estando frente a una mujer como usted, hay que
hablar de cualquier cosa, como por ejemplo: maana ser un da ms, hermosos rboles.
MUJER: No se preocupe por m y retrese hacia el extremo del banco.
HOMBRE: Con mucho gusto. Debo comprar el peridico. (El hombre se coloca en el extremo
del banco. La mujer pone un paquete junto a ella.)
HOMBRE: La tarde est tan fresca y tan limpia que no le asemeja a una gran tela que ninguna
mano ha tocado?
MUJER: Poeta?
HOMBRE: No s.
(Calla. La mujer toca el paquete.)
HOMBRE: Oiga, no le molestan esos cabellos que le caen sobre el ojo izquierdo?
MUJER: No s lo que ocurre; cada vez que me siento en este banco el viento me despeina.
(La Mujer va a quitarse el cabello del ojo)
HOMBRE: (Cogindole la mano) Permtame que se lo arregle.
(La Mujer se pone de pie bruscamente. El Hombre hace lo mismo)
HOMBRE: No resisto mirarla con el cabello sobre el ojo.
(El Hombre va arreglarle el cabello y la Mujer lanza al Hombre sobre el banco.)
MUJER: El cabello es mo y me lo arreglo yo.
(La Mujer se arregla el cabello y se sienta an disgustada).
HOMBRE:
Porque jams sospech que a esta hora, en este banco, junto a estos rboles,
soado
MUJER: (Interrumpindolo) Con este momento?
HOMBRE: Si usted lo cree.
MUJER: S, lo creo.
HOMBRE: Pero cuando la comunicacin existe no es as?
MUJER: Y no importa la edad.
HOMBRE: Ni la tez.
MUJER: Ni la voz.
HOMBRE: Ni el cuerpo.
MUJER: Oh! (Ruborizada y exaltada) Guardo las tijeras?
HOMBRE: Lo importante es que nos miramos.
MUJER: S.
HOMBRE: No todos los das sabemos mirar.
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(Vindoselos). Tiene razn, son demasiado tiernos para creer que alguna vez han
sostenido agujas.
MUJER: Porque soy (Reflexiona).
HOMBRE: Escritora!
MUJER: Escritora.
HOMBRE: De cuentos?
MUJER: No, de noticias.
HOMBRE: Escribe sobre las muertes que ocurren a diario?
MUJER: Oh, no! No lo resistira. Jams he visto morir a nadie, adems las urnas me repugnan,
todas huelen a caucho.
HOMBRE: Luego es escritora de (Medita). Novelas?
MUJER: No tanto, no tanto.
HOMBRE: Quiere decir que muy pronto voy a adivinar lo que escribe?
MUJER: As creo.
HOMBRE: Escribe sobre las historias del mundo?
MUJER: Pero qu le ocurre a usted? Simplemente soy coleccionista.
HOMBRE: Coleccionista!
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MUJER: Exactamente.
HOMBRE:
Qu magnfica noticia! Por primera vez me encuentro con alguien que tiene mi
misma profesin. Yo tambin soy coleccionista y muy conocido, pero dgame: le saca
provecho a su negocio?
MUJER: Muchsimo.
HOMBRE: Lo mismo yo y, colecciona mucho?
MUJER: Cada vez que me acuesto sueo con un acuario lleno de peces.
HOMBRE: Estupendo! Y suea con todas las especies?
MUJER: Comprenda, eso es muy difcil.
HOMBRE: Tiene razn, no hay mucha comida, en el fondo de los ocanos, para tanta variedad
de peces.
MUJER: Por eso es tan complicado
HOMBRE: (Interrumpindola) Entendernos?
MUJER: Se fija? El sol cae, la sombra se levanta, oh, viento vuelve a despeinarme!
(El Hombre va a arreglarle el cabello).
HOMBRE: Esta vez s se lo arreglo yo.
MUJER: (Ponindose de pie). Ay!
HOMBRE:
(Reflexiona) De Londres?
MUJER: Pero (Reflexiona). Cmo pudo adivinarlo?
HOMBRE: Su cultura revela claramente que usted es de Londres y que adems es una zologa
muy importante.
MUJER: Tiene razn, mi especialidad consiste en observar esos pequeos insectos que siempre
llevan, entre sus mandbulas, una miga de pan.
HOMBRE: Bravo!
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Fjese, tienen la cueva all mismo, junto a aquel banco. Sentmonos a observarlas.
recuerdas?
HOMBRE:
Ah, s, ahora lo recuerdo! Aquel donde acostumbras a mirar las puestas del sol,
Es que el asiento como es de terciopelo hace que me resbale; adems, fjate, este
HOMBRE: Djame arreglarte. Me disgusta verte as, con el cabello sobre los ojos y
(Le va a arreglar el cabello y la Mujer se lo impide)
MUJER: Si nunca me has rozado las puntas de las uas, menos me arreglars los cabellos.
HOMBRE: Pero cuando ests en casa, y concluyes tus tareas domsticas, te peino, y es ms, te
encanta que juegue con tus bucles.
MUJER:
Bah! Eso era antes, cuando estaba joven y no nos habamos casado y no nos
recuerdas? Donde te confes cunto te amaba y cunto te aoraba cada vez que no poda
hallarte aqu, all, junto a los rboles, y a los nios y hombres que pasan, sin ti que eres
MUJER: (Interrumpindolo). Por Dios, detente, que voy a creer realmente en nuestro amor!
HOMBRE:
Por Dios, haz algo! El viento entra con mucha fuerza. Ah, se llev volando mi
sombrero!
HOMBRE: Cochero, detngase! El sombrero de la dama se fue volando.
MUJER: No te oye. Los caballos no dejan or.
HOMBRE: Cochero!
MUJER: Cochero, detngase! Ay, perder mi sombrero!
HOMBRE: Cochero! Qu ocurre? Por qu los caballos corren ms?
MUJER: No pueden detenerse.
HOMBRE: Se han desbocado!
MUJER: Ay, si se desbocan, no se detendrn nunca!
HOMBRE:
Cochero, tiene que frenar los caballos! Frnelos! Frnelos ya, inmediatamente,
Lo que hay son jabones y as de grandes, pero nadie y menos nosotros podemos
Perdone, pero tiene un rostro tan hermoso que le regalar un coche maana
mismo!
MUJER: Ya es muy tarde. El sol se ha ocultado totalmente. Adems, maana parto de viaje.
HOMBRE: Lo mismo que yo?
MUJER: Lo mismo que usted llegu a esta plaza.
HOMBRE: Y nos sentamos y nos miramos y nos comprendimos.
MUJER: Con el resultado de que, igual a todos los das, tengo que entrar en la fbrica y contar
las panelas una a una.
HOMBRE: Entonces, hasta maana y, como siempre, permtame estrecharle la mano y mirarla
largamente.
MUJER: Hasta maana, si regreso.
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