Comentario de Isaías
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Comentario de Isaías
(Este material fue tomado del sitio web de La Biblia de nuestro pueblo. Propiedad intelectual de Misioneros
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universalidad que varias veces mencionar a lo largo del libro. Tambin Isaas se
preocupa por el tema de la paz, que no es la simple ausencia de guerra, sino la
oportunidad que todos deben tener para vivir bien, comenzando por el derecho a
tener un trabajo. La figura de las lanzas convertidas en instrumentos de trabajo
hace ver que un pueblo no es ms poderoso o importante por su gran ejrcito, sino
por las oportunidades que d para que sus gentes puedan satisfacer en paz todas sus
necesidades, para lo cual no es necesaria la guerra.
2,6-22 Teofana y juicio de Dios. Varias son las cosas por las cuales Dios rechaza a
su pueblo: 1. La proliferacin de adivinos y hechiceros; es un fenmeno muy comn
en las culturas orientales; eso es, segn los profetas, dudar del poder de Dios. 2. En
la abundancia y el bienestar econmico el pueblo se vuelve autosuficiente y cambia
la adoracin debida al Seor por la adoracin a todo lo que simboliza riqueza y
poder.
Como ms tarde proclamar Mara (Lc 1,52), el profeta anuncia la humillacin del
altanero y del soberbio. Se trata aqu del reino del Norte que est pasando por un
perodo de abundancia y prosperidad, lo cual ha hecho a su gente soberbia y
autosuficiente, llegando incluso a menospreciar a sus hermanos del Sur.
Jess mismo ensea que el que se enaltece ser humillado. Estas palabras no
pueden seguir siendo un simple consuelo para los empobrecidos y humillados, sino
que deben ser un mensaje lleno de esperanza activa, porque es slo con ellos y
desde ellos que Dios destruye los planes de los altivos y arrogantes.
3,1-15 Anarqua en Jerusaln. El profeta vaticina la decadencia de Jerusaln
porque el Seor se aparta de su pueblo. Pero en realidad la decadencia como tal se
da como resultado de la incapacidad de sus dirigentes por mantener la armona en
la organizacin social de la ciudad. Con mucha frecuencia estas situaciones se
atribuyen a un castigo divino, del mismo modo que se le atribuye tambin la
prosperidad como bendicin. Los versculos 10s son la huella del concepto que ya se
tena de la retribucin: al justo le ir bien y al malvado le ir mal. Concepto que
tambin es entendido as por la literatura sapiencial. Los versculos 12-15 son un
fuerte reclamo a los dirigentes del pueblo que han pervertido el plan original de
Dios, de acompaar y respaldar la puesta en marcha de un modelo de sociedad
alterno al que haban experimentado los antepasados en Egipto.
3,16-26 Contra el lujo femenino. Las hijas de Sin simbolizan la pretensin a veces
de ocultar la cruda realidad del pueblo con todo tipo de distracciones: la opulencia
de algunos, representada en las baratijas de las hijas de Sin, es un insulto para la
ingente cantidad de hombres y mujeres que carecen de lo mnimo. Esto es
considerado por los profetas una verdadera afrenta a Dios.
4,1-6 Las viudas de Jerusaln. No era extrao que en tiempos de guerra muchos
hombres murieran, trayendo como consecuencia su escasez. La solucin ms
prctica, aunque humillante, era que un hombre tuviera varias mujeres a la vez;
pues en aquel entonces, la vida de una mujer sin marido era un oprobio. Siete
mujeres que toman el mismo hombre es una imagen exagerada, pero cargada con
todo el sentido anterior. Describe una realidad muy crtica, puesto que no era la
mujer la que tomaba al hombre, sino el hombre que tomaba mujer.
El versculo 2 utiliza la expresin vstago tambin traducido como germen,
brote, retoo y fruto. Muchos comentaristas ven aqu un claro anuncio del Mesas y
de su obra completamente transformadora como lo indica tambin Jeremas (Jr
23,5) y Zacaras (Zac 3,8; 6,12). Pero antes de la aparicin de ese vstago es
necesario que Israel pase por el castigo purificatorio, castigo del cual ha de quedar
un resto. Este resto purificado, que ahora se encuentra en Jerusaln, est
llamado a convertirse en un pueblo fuerte; sin embargo, cuando sobrevino la
catstrofe del 587 a.C., este resto haba que buscarlo entre los deportados (Ez 6,810), quienes seran convocados por Dios para la restauracin mesinica: Is 11,11.16;
Jr 23,3; 31,7; 50,20; Miq 2,12s.
Con todo, ocurri que despus del destierro, el resto cay tambin en infidelidad y
de nuevo tuvo que ser castigado: Zac 1,3; 8,11; Ag 1,12. La fidelidad hasta el final
slo ser vivida y encarnada por Jess, verdadero brote y germen del nuevo Israel.
5,1-7 Canto a la via. La imagen de la via es de lo ms familiar para la mayora de
los pueblos del Cercano Oriente. Se trata de un pedazo de tierra cultivado con
especial esmero ya que de all era posible extraer el sustento bsico para la familia.
Pero no slo eso, era patrimonio para el israelita, lo mnimo que poda tener una
persona para sentirse ligado a su clan, incluso para fundamentar su derecho de
ciudadana. En muchos casos, en la misma via reposaban los restos de los
antepasados. Ntese, pues, el vnculo tan profundo que une al israelita con su via,
por ejemplo el caso de la via de Nabot (1 Re 21). Pinsese en los millones de seres
humanos que no tienen ese pedazo de tierra o en aquellos a los que se la arrebatan
por la fuerza. Israel es para su Dios una via a la que ama y cuida con celo, de ah la
decepcin de Dios por los pocos frutos que produce su pueblo (cfr. Os 10,1; Jr 2,21;
5,10; 6,9; Ez 15,1-8; 17,3-10; 19,10-14).
5,8-25 Amenazas contra los malvados. Comienza aqu una serie de seis ayes o
amenazas contra los malvados, una forma muy comn en la predicacin proftica. El
mismo Jess la utiliz muchas veces. Juntar casa con casa y campo con campo,
denuncia y condena a los que acaparan los bienes y especulan con las necesidades
del empobrecido. La condena y maldicin del profeta cobra una gran vigencia hoy,
pues millones de seres humanos viven esta misma realidad, y con un agravante: esa
condena no es slo para los terratenientes y acaparadores, sa misma vale para
9,7-21 La ira del Seor. Este poema est conformado por tres dichos o mensajes; al
final de cada uno se repite una especie de estribillo (11b. 16b. 21). Los tres se
dirigen al reino del Norte, que, a pesar del golpe recibido por manos de los asirios,
piensa en reconstruirse sin tener en cuenta al Seor, lo cual es considerado como un
acto de soberbia. En ese panorama, tampoco el Seor se acordar de ellos, ni
siquiera de los que estn ms cerca del corazn de Dios que son los hurfanos y las
viudas. Sigue extendida su mano, es una forma de denunciar la obstinacin y la
contumacia; pese a todo, el pueblo no se arrepiente ni cambia.
10,1-4 Malaventura. El peor de los males que puede pasar en una sociedad o grupo
es que sus dirigentes desven a sus seguidores, lo cual trae como consecuencia
inmediata el descuido de lo ms elemental de la justicia, que es la proteccin a los
sujetos ms dbiles de la sociedad que son el pobre, la viuda y los hurfanos. ste es
uno de los motivos ms frecuentes de denuncia por parte de los profetas (cfr. Jr
23,1s); el mismo Jess denuncia algo semejante en su tiempo llamndolos guas
ciegos que guan a otros ms ciegos (Mt 15,14) y los maldice, (Mt 23,16.17.19.24; Jn
9,41). No ser sta la causa de tantos males sociales de nuestro tiempo?
10,5-16 Asiria, instrumento de Dios. An sin saberlo, el poderoso de turno es
instrumento de castigo en manos de Dios (cfr. Is 13,5; 5,26; 7,18, 8,7). Este mismo
criterio lo asumir ms tarde Jeremas, para quien Nabucodonosor, rey de Babilonia,
no es ms que el instrumento con el cual Dios castiga a su pueblo (Jr 51,20; 50,23),
y en tal sentido lo llama servidor del Seor (Jr 25,9; 27,6; 43,10). Pero tambin se
presenta el caso inverso: un rey extranjero que sirve de azote para quien ha hecho
dao al pueblo de Dios. En este caso Ciro, rey persa, incluso llamado mi mesas,
es decir, mi ungido, mi enviado por el Deuteroisaas, Is 45,1. De esta
concepcin propia de los profetas, se desprende que aunque los invasores como los
reyes asirios, caldeos o persas, hayan sido vistos como instrumentos de castigo, no
por eso son liberados de la responsabilidad histrica por los males causados. Para
ellos tambin habr un castigo el da que Dios mismo sealar (Is 10,12). Dios mismo
pasar revista a todos los reyes y poderosos engredos. El evangelizador actual debe
volver a pasajes como ste, para advertir al pueblo que esta forma de pensar est
muy superada, que ciertamente Dios no necesita de ningn pueblo o nacin, por
potente que sea, para azotar a otras y que por el contrario, es hora de que la
historia y la conciencia de los pueblos empiece a juzgar y a hacer desaparecer las
ideologas que se resguardan detrs de estas formas de pensar.
10,17-23 El resto de Israel. De nuevo aparecen los rasgos de la teologa de la
esperanza que Isaas concreta en el pequeo resto, a partir del cual Dios
continuar adelante con su plan de justicia (cfr. 4,3; 7,3, etc.). Las esperanzas
puestas en el resto no ocultan las amenazas de castigo, las tiene que anunciar,
pero subrayando la promesa para ese resto de una conversin, del perdn y de
nuevas bendiciones.
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Los biblistas nos ayudan a descubrir hasta tres Isaas o mejor tres pocas
distintas en los 66 captulos que conforman el libro actual. Parece que a los
redactores nos les interesaba tanto la cronologa de las enseanzas cuanto su
contenido.
El versculo 11 nos da una idea de los lugares a donde fueron dispersados los judos,
de ah la gran esperanza en el retorno, visto siempre como obra amorosa de Dios
que recoger a su pueblo de todos esos pases (cfr. Ez 11,17; 20,34.41; Sal 147,2). Y
otro elemento de esperanza es el fin de la divisin y la hostilidad entre Israel (reino
del Norte) y Jud (reino del Sur).
Qu elementos de esperanza siembra nuestra actividad evangelizadora y pastoral
entre los miles y miles de despatriados y desplazados modernos?
12,1-6 Himno. El profeta ha venido hablando de las esperanzas del retorno, del fin
de la opresin, del acto liberador de Dios y del nuevo xodo. As como al terminar la
travesa del Mar Rojo Moiss entona un cntico de accin de gracias (x 15,1-18),
tambin este nuevo xodo vaticinado por Isaas ser motivo de cnticos y acciones
de gracias. ste es el sentido de este breve captulo.
13,1-22 Contra Babilonia. Los captulos 1323 conforman una coleccin de orculos
contra las naciones. En otros libros profticos encontramos tambin la misma
tendencia a poner en seguidilla todos los orculos (Jr 4651; Ez 2532). El orculo
que encontramos aqu es muy posterior al Isaas del s. VIII a.C., sin embargo, a los
responsables de redactar el libro, posiblemente entre los s. VI y V a.C., les pareci
bien comenzar esta coleccin con el orculo que va dirigido contra Babilonia. Es
posible que ya en el panorama internacional se empezara a percibir la fuerza de los
persas apoyados por los medos. Ellos fueron quienes provocaron la ruina de
Babilonia en el 539 a.C.
Ninguna de las expresiones que encontramos aqu puede ser motivo para justificar
guerras ni violencias. Jams Dios aprobar ningn tipo de violencia en su nombre.
14,1-4a Vuelta del destierro. Presagio de un cambio de suerte. Los dominados
sern dominadores, los esclavos sern esclavizadores; son las categoras de
pensamiento de la poca.
Para el cristiano actual ste nunca puede ser el punto de llegada de la lucha por la
justicia. Jess ha mostrado el camino que conduce a la ruptura con la espiral de
violencia que genera el rencor y la venganza: la solidaridad y la fraternidad.
14,4b-23 Stira contra el rey de Babilonia. La costumbre de ridiculizar a los
prepotentes y soberbios es muy antigua, y se basa en la simple observacin de que
por ms poder que ostenten y crean poder dominar al mundo, siempre tienen un fin
11
mediados del s. VII a.C. bajo Asarjaddn y Asurbanipal. El orculo concluye con un
anuncio sobre la conversin de los etopes. Se repiten algunas expresiones del
versculo 2 y describe cmo esta gente enviar sus dones y presentes al templo de
Jerusaln (Sof 3,10); era una manera de anunciar su amistad con los judos.
19,1-15 Contra Egipto. En la Biblia, Egipto es siempre un smbolo negativo para
Israel por el recuerdo de su esclavitud; de ah que ningn profeta recomienda
coaliciones con este pas. Este orculo predice la ruina que sobrevendr a los
egipcios dada su desorganizacin interna (2-4); el mal manejo econmico (5-10), y la
corrupcin e incompetencia de sus funcionarios (11-15); en estas condiciones nada
se puede esperar de Egipto, segn el profeta. No es difcil deducir que un reino
dbil en su interior sea presa fcil de los invasores. No es que el Seor entregue el
pas a un dominador duro, sino que las mismas circunstancias de ese pueblo lo hacen
vulnerable al dominio extranjero. Recurdese que para el hombre antiguo y, en este
caso, para el israelita, todo procede de Dios, todo es obra suya; por eso, en la
mentalidad del profeta, toda la anarqua y el desastre interno de Egipto son
consecuencia del espritu de vrtigo que ha infundido el Seor a quienes dirigen
aquel pas.
19,16-25 Conversin de Egipto y Asiria. Estos versculos probablemente fueron
aadidos al orculo anterior en una poca muy posterior y diferente a la del Primer
Isaas, cuando ya incluso habitan judos en Egipto. Encontramos aqu seis anuncios
profticos sobre ese pas introducidos cada uno con la expresin en aquel da
(16.18.19.23.24). No hay que entender aqu una anticipacin de lo que sucedera en
el futuro, sino la constatacin de lo que est viviendo en su tiempo el autor de estos
versculos; es decir, colonos judos establecidos en Egipto (cfr. Jr 44,1). Se subraya
la reconciliacin entre Egipto, Israel y Asur y la bendicin de la que son objeto
gracias a la propia bendicin de Israel. La reconciliacin conlleva de por s muchas
bendiciones.
20,1-6 Accin simblica: Contra Egipto y Nubia. Asdod, ciudad filistea instigada
por Egipto, se haba levantado contra Asiria; Sargn II, rey de Asiria, atac a Asdod
en 711 a.C., sin que sta hubiera obtenido apoyo alguno por parte de los egipcios.
En medio de todo, los egipcios instigan a Jud para atacar juntos a Asiria. El profeta
es contrario a esta propuesta, pero el rey de Jud duda. A propsito de esto, el
profeta realiza el gesto simblico que nos narra este pasaje. Era normal que los
profetas utilizaran signos y gestos simblicos para reforzar su mensaje (cfr. Jr 13,111; Ez 4,1-5,17). El mensaje final del profeta es claro, si los egipcios terminan
vencidos y humillados por los asirios, de qu sirve pactar con ellos?
21,1-17 Cada de Babilonia Contra Duma Contra Arabia. Es probable que el
poema sobre la cada de Babilonia no fuera compuesto contra ella, sino contra Asur;
pero despus de la cada de Babilonia, fue adaptado y colocado en este lugar.
Ntese el acento satrico del canto. Eso infunde fuerza, nimo y esperanza en
14
quienes esperan la cada de los opresores. Sigue al orculo contra Babilonia, los
orculos contra Duma (Edom) y contra Arabia. La razn para yuxtaponer estos
orculos puede ser la proximidad geogrfica de ambos pueblos.
22,1-14 Contra Jerusaln. El profeta trata de nuevo el tema sobre la alegra y el
regocijo que produjo la sorpresiva retirada de Senaquerib en 701 a.C., estando a
punto de conquistar la ciudad (cfr. 2 Re 18,13-16; 19,9; Is 36,1s; 37,8). El profeta
insiste que, a pesar de todo, el castigo sigue amenazando, pues se han preparado
muy bien militarmente, pero sin tener en cuenta al Seor. El profeta critica la visin
tan obtusa de los habitantes de la ciudad que en lugar de confiar en el Seor,
confan ms en sus armas y sus estrategias; y porque en lugar de hacer penitencia se
lanzan al desenfreno (12s).
22,15-18 Contra el mayordomo de palacio. No es raro encontrar algn orculo
proftico contra un individuo en particular (cfr. Jr 20,1-6; 28,12-17). Precisamente
ste es uno contra un extranjero, al parecer egipcio, que ha ascendido muy alto en
la corte de Ezequas. Su posicin le ha permitido tal vez incidir demasiado en las
decisiones reales lo cual atrae la condena del profeta (cfr. 30,2-5; 31,1-3, cfr. 2 Re
18,26; 19,2).
22,19-25 Nuevo mayordomo. El profeta no ve con buenos ojos que la funcin del
maestro de palacio sea realizada por un extranjero; por eso apoya su destitucin
para que sea sustituido por un verdadero israelita. Mt 16,19 pondr estas palabras
dirigidas a Pedro en boca de Jess, mientras que Ap 3,7 las aplica al Mesas. El
sustituto del funcionario extranjero tambin cae en desgracia, y en su cada arrastra
a todos los suyos.
23,1-14 Contra Tiro y Sidn. Este orculo, donde se menciona tanto a Tiro como a
Sidn, en realidad va dirigido contra los fenicios en general. stos haban
prosperado mucho econmicamente, lo cual les daba tambin un cierto poder
poltico. La posicin geogrfica de Tiro le permita beneficiarse del trfico
comercial, lo cual era aprovechado para oprimir al resto de los pueblos. No hay una
descripcin detallada de la cada de Tiro, pero s queda el registro de las distintas
veces en que fue amenazada y semidestruida. La destruccin total no llegara hasta
el s. IV a.C., con Alejandro Magno.
23,15-18 Tiro, olvidada y restaurada. No obstante, para Tiro tambin hay un
mensaje de esperanza en su reconstruccin y retorno a su pasado glorioso.
Comparada con una prostituta que ha perdido sus encantos de juventud, el profeta
vaticina un cambio de suerte despus de un largo perodo de decadencia.
24,1-6 Catstrofe. Muchos comentaristas denominan pequeo apocalipsis de
Isaas a esta seccin que comienza aqu y se extiende hasta el captulo 27. En
realidad no se trata de un apocalipsis, pero s presenta ya varios elementos que
15
16
a la resurreccin de los
ms antigua al tema de la
que se trata slo del tema
Jr 37.
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19
destruida por los caldeos o babilonios en el 587 a.C., y que por estos mismos aos se
realiz la deportacin selectiva de judos a Babilonia.
El cambio de suerte para Jerusaln y sus habitantes implica, primero de todo,
asumir actitudes de justicia y de rectitud, tal como lo expresan los versculos 15s
(cfr. tambin Sal 15; 24,3-5), pero implica tambin estar libres del poder opresor
(19). En todo caso hay que confiar siempre en el Dios de la salvacin, pero nunca
hay que perder de vista la responsabilidad de todos en la construccin de una
sociedad justa.
34,135,10 Escatologa de Isaas II. Los captulos 34s componen un gran dptico
escatolgico: en un primer momento un gran juicio sentencia y castiga a la ciudad
rebelde; y en un segundo, el pueblo es restaurado. El estilo corresponde a Isaas II
(el autor de los captulos 4055); por eso la restauracin est vista como una gran
vuelta a la tierra prometida. El primer cuadro es ms vigoroso y amplio, el segundo
expresa el gozo sereno.
34,1-17 Juicio. Edom es objeto de muchos orculos de condenacin en la literatura
proftica, (Is 63,1-6; Jr 49,7-22; Ez 25,12-14; 35,1-15; Am 1,11s; Abd 1-14; Mal 1,25, etc.). Los profetas, y en general los israelitas, nunca pudieron perdonar a Edom
descendiente del hermano gemelo de Jacob su conducta durante la invasin de
Babilonia. Edom aprovech la debilidad de Israel e invadi y saque su territorio.
Por eso el profeta augura un castigo tremendo y un trgico final para su vecino. Esta
actitud concuerda con la mentalidad israelita que considera a los pueblos enemigos
como malditos, enemigos tambin de su Dios. Lase con esta clave la lista de
naciones que presenta Gn 10. El sentimiento de un pueblo se atribuye tambin a
Dios.
El tono de ste y tantos otros pasajes repugnan por el tinte violento y vengativo que
contienen. Con todo, estn ah en la Biblia. Pero eso es el ser humano: capaz de lo
ms sublime, pero tambin capaz de lo peor. Lo importante es no perder de vista la
clave de justicia con la cual interpretar cada pasaje bblico que leemos, en orden a
establecer el verdadero sentido de la Palabra y de la Voluntad divinas.
35,1-10 Vuelta a Sin. Despus del desastroso futuro vaticinado para Edom, viene
esta serie de bendiciones y de buenos augurios para Jerusaln. Se debe entender
para la Jerusaln del postexilio. De acuerdo con esto, el captulo 35 est ms en
relacin con el Segundo Isaas. El restablecimiento material descrito como
prosperidad, felicidad y como integridad fsica (5s), debe estar acompaado del
progreso espiritual; esto es, como capacidad de andar por la senda del Seor (8s).
36,139,8 Seccin histrica. Estos captulos transcriben prcticamente 2 Re 18,13
20,9 con pocas variaciones. Los redactores finales de Isaas quisieron colocar aqu
este material tal vez para darle un carcter de historicidad a la persona y la
21
actuacin del Isaas del s. VIII a.C. que, como sabemos, vivi en la poca del imperio
Asirio. Se debe advertir que Is 38,9-20 no aparece en 2 Re, as como 2 Re 18,14-16
no aparece en esta seccin de Isaas.
36,1-22 Invasin de Senaquerib. El ao 14 del reinado de Ezequas corresponde al
ao 701 a.C., ao en el que Senaquerib, hijo de Sargn II, siti a Jerusaln con sus
ejrcitos (cfr. 2 Re 18,13). Este captulo contiene las amenazas y las advertencias de
los asirios, y de su embajada de no confiar ni en la ayuda de Egipto ni en la ayuda
del Dios de Israel.
37,1-13 Recurso a Isaas Segunda versin de la embajada. Ezequas,
consternado, se dirige al Seor para consultarle. Consultar al Seor o a otros dioses
era una prctica comn en el mundo antiguo (cfr. 1 Sm 9,9; 23,4; 1 Cr 21,30, etc.).
Isaas pronostica la fidelidad del Seor y los castigos que tiene preparados para los
invasores.
37,14-20 Oracin de Ezequas. Ante la inminencia de un ataque asirio a Jerusaln,
el rey Ezequas ora consternado en el templo. Reconoce la grandeza y exclusividad
divina en el acto creador y, por tanto, su soberana universal (16s). Tambin
reconoce el podero de Senaquerib que no ha perdonado ciudad ni aldea, que ha
sembrado pavor y muerte, y ha arrojado al fuego a toda divinidad que ha
encontrado a su paso (18s). Ezequas teme que el Dios de Israel corra esa misma
suerte; si Dios manifiesta su omnipotencia, Israel podr estar a salvo.
37,21-29 Respuesta de Isaas. El profeta enva un mensaje de tranquilidad al rey
anuncindole que el Seor ha escuchado su oracin. De nuevo, como en 10,5-16, se
ratifica el poder y soberana absoluta de Dios y la manera como se vale de cualquier
instrumento para castigar. La intencin del profeta es denunciar la arrogancia de
quienes se creen amos y seores del mundo, por el hecho de que en un momento
dado poseen poder econmico y militar.
Los oyentes de Isaas, testigos del podero asirio, tienen que tener claro que el nico
poderoso y sabio es el Dios de Israel, y que todo le est sometido, incluso los planes
de las naciones ms lejanas.
37,30-35 Signo para Ezequas. Pese a las amenazas de la inminente toma de la
ciudad por parte de los asirios, y pese a tratarse de un enemigo cruel y sanguinario
que arrasaba realmente ciudades y aldeas, Isaas transmite un mensaje de confianza
y seguridad para el rey y los habitantes de la ciudad. La situacin no va a cambiar;
el ritmo de vida seguir igual, lo cual ilustra el profeta con la imagen del ciclo de la
cosecha y del consumo de los frutos (30). Al mismo tiempo, vaticina la misin que
tendr el resto de Israel: echar races y dar frutos (31).
22
40,1-11 La Buena Noticia. Una voz clama en el desierto. La esperanza del retorno
ha ido tomando forma, va cobrando intensidad. Qu voz es sa? De quin se trata?
Podra ser la del mismo profeta; sin embargo, ha quedado as, imprecisa. La misma
frase va a utilizar el Nuevo Testamento para referirse a la actividad precursora de
Juan Bautista (Mc 1,3; Mt 3,3; Lc 3,4; Jn 1,23).
La alegra ms grande para los desterrados es saber que Dios mismo est preparando
el regreso, que l mismo allana el camino. Es importante tener en cuenta que todo
esto es promovido por la predicacin proftica; pero ms importante an es tener
en cuenta que esa actividad proftica est siempre sujeta a la Palabra, es Dios
quien inspira la Palabra y la respalda (9s), de lo contrario se hablar de palabras de
un profeta que se marchitan y se secan. Slo la Palabra de Dios subsiste por
siempre.
En los albores del s. XXI, el mundo, nuestra sociedad, est inundada de palabras,
cul de tantas es la Palabra de Dios? El versculo 11 utiliza la imagen pastoril tpica
de las tierras bblicas y lo aplica al mismo Dios, que no simplemente promete el
retorno por medio del profeta, sino que l mismo lo realiza y acompaa. La imagen
del pastor y su rebao ha sido fuente de inspiracin para otros profetas (cfr. Jr 23,16; Ez 34), y en el Nuevo Testamento Jess mismo la utiliza (Mt 18,12-14 par.) y se la
aplica a s mismo (Jn 10,11-18).
40,12-31 Polmica de Dios con los dolos Polmica de Dios con el Pueblo. Era
apenas comprensible que los israelitas con casi 50 aos de destierro dudaran de las
posibilidades de regresar a su tierra; muchos abiertamente no lo crean. Este pasaje
no va hacer tanta fuerza sobre el regreso en s mismo, sino en el poder absoluto de
Dios, del Dios de Israel. Hay que tener presente que con la victoria de Babilonia
sobre todos los territorios dominados por los Asirios, el dios triunfante era Marduk, y
el Seor deba darle culto a l (cfr. Sal 137,3); la manera de pensar de la poca era
que el Seor haba sido dominado por Marduk. Ya se podr entender la labor de los
profetas para convencer a su pueblo de todo lo contrario. Estamos en los inicios de
la formulacin absoluta del monotesmo (cfr. tambin 41,21ss), que tendr su
culmen despus del destierro. Con razn decimos que la fe es un camino, una
aventura, y qu aventura! Qu deba concluir el israelita despus de escuchar
estas palabras? Que esa omnipotencia de Dios descrita aqu estaba al servicio de
ellos; perfectamente Dios podra crear algo nuevo y distinto, porque l es Soberano
de todo.
41,1-20 Vocacin de Ciro Israel, siervo del Seor Nuevo xodo. La consolacin
es uno de los temas centrales del Segundo Isaas y encontramos aqu una nueva
intervencin que el profeta pone en labios de Dios. Hay tres motivos importantes en
este mensaje de consuelo para quienes estn soportando la humillacin del
destierro: 1. Dios promete liberar a los cautivos y lo har a travs de alguien que
tiene el poder suficiente para derribar la supremaca babilnica; sin mencionar
24
ningn nombre, sabemos que aqu se est hablando de Ciro, rey de los persas (1-7).
2. Israel, aunque humillado y reducido a la servidumbre, no debe temer ni se debe
angustiar porque Dios mismo le sostiene y acompaa; y quienes han hecho mal a
Israel sern aniquilados (8-16). La nica garanta para los oprimidos, los marginados
y desheredados del mundo es esta opcin radical de Dios por ellos, y en eso el
evangelizador tiene que insistir por todos los medios posibles, no con meras palabras
de consuelo, sino con constatacin real, demostrada en la vida y obra de Jess, que
entre Dios y los poderosos de este mundo no hay compatibilidad posible puesto que
Dios no se puede dividir entre los que ostentan el poder, la riqueza y el dominio, y
los desheredados de la sociedad. 3. La consolacin de Dios a su pueblo no se agota
en las meras palabras; l est empeado en que esa promesa de liberacin se
cumpla realmente. Por eso el profeta hace una descripcin ideal del camino de
retorno, pintndolo como una nueva creacin. La aridez del desierto, la tristeza, el
llanto, la desesperanza y, en fin, todo lo opaco y negativo que acompa al pueblo
hacia el destierro, Dios lo convertir en otra realidad completamente distinta. Es la
manera de concretar el sentido esperanzador del mensaje (17-20); y esta accin de
liberacin que Dios va a realizar es una accin exclusivamente suya; ninguna otra
deidad est en grado de competir con el poder del Seor. se es el sentido del
pleito contra los dolos de los versculos 21-29.
41,21-29 Pleito con los dioses. El alegato ahora no es contra las naciones, sino
contra todos los dioses falsos que vienen denominados como nada y vaco (24); que
carecen absolutamente de todo conocimiento; slo Dios es amo y Seor del tiempo y
de la historia. Las afirmaciones de estos versculos son las manifestaciones
fundantes del monotesmo absoluto de Israel; reflejan las dudas y la confusin que
abundaba en tiempos de la deportacin a Babilonia: cantidad de adivinos, de dioses,
de mensajes revelados, etc., y en medio de todo, el resto de Israel que ha sido
deportado con el peligro de involucrarse en tal comercio de divinidades. Ya se
indic que el triunfo de Babilonia era tambin el triunfo de Marduk sobre el Seor.
Lo cierto es que el Seor fue incapaz de defender su ciudad, su templo y su pueblo
en el 587 a.C., a quin seguir, entonces?
El comercio de dioses se acab. El Seor es el nico Dios, Dueo del universo y no
hay nadie ms fuera de l. Esta explicitacin, que volveremos a encontrar ms
adelante (43,11.13; 44,6-8; 45,5s.18.21s; 48,12), es el llamado monotesmo absoluto
o terico, el cual se vena gestando ya desde la poca del monotesmo prctico, es
decir, la adoracin exclusiva al Seor sin descartar la existencia de otros dioses.
42,1-9 Primer cntico del siervo: Presentacin. Nos encontramos con el primero
de cuatro cnticos (49,1-6; 50,4-9; 52,1353,12) dedicados a un desconocido
personaje que ha sido denominado Siervo del Seor . No se sabe con certeza si se
trata de un individuo y siendo as habra que pensar en Ciro o de un colectivo, y
siendo as se podra pensar en la comunidad fiel de los israelitas. Lo cierto del caso
25
es que este personaje es presentado como un siervo que ha sido elegido y sostenido
por Dios mismo (1). Sobre l ha sido derramado el Espritu (2), que le habilita para
una misin: ser Alianza y luz (6), y obrar una liberacin (7). El Nuevo Testamento
cita en varias ocasiones estos textos y los aplica a la vida y obra de Jess (Mt 8,17;
Hch 8,32-33, Rom 15,21). Una de las caractersticas de estos textos es la apertura
del plan salvfico de Dios a todas las naciones.
42,10-13 Himno. Normalmente el canto y las canciones son para animar, para
transmitir alegra. Aqu el profeta incita a entonar cantos nuevos de alabanza al
Seor, cantos en los que toda la creacin alaba a su Seor. Contrasta este tono con
el de Sal 137,1.
26
versculos y tantos otros a lo largo del Antiguo Testamento no nos debe hacer pensar
que Dios destruye o sacrifica pueblos, o naciones, o la humanidad entera para
favorecer a unos cuantos. Cada pasaje de stos nos debe reforzar ms y ms la fe en
un Dios Padre de todos que no hace acepcin de personas (cfr. Hch 10,34), un Padre
que acoge a todo aquel que escucha su Palabra y la pone en prctica (cfr. Lc 8,21).
43,8-13 El pueblo, testigo de Dios. De nuevo una solemne declaracin del
monotesmo absoluto puesta en boca del mismo Dios (cfr. 41,21). Antes del exilio,
Israel admite que hay otras divinidades, pero slo cree y adora al Seor; eso es lo
que llamamos monotesmo prctico. A finales del exilio y en el postexilio, ya
encontramos este avance en la fe israelita de la formulacin explcita de su
monotesmo. Ntese la fuerza casi vehemente de los versculos 10s.
43,14-21 Salvacin. El nuevo xodo que Dios realizar en favor de su pueblo ser
aun ms maravilloso que aquel xodo de Egipto (cfr. 52,11s).
43,22-28 Requisitoria contra el pueblo. Suena un poco extrao esta especie de
reproche en el contexto de la consolacin a Israel. Con todo, no se trata de un
orculo de censura condenatoria; ms bien se trata de recordar al pueblo la esencia
del verdadero culto, que no debe ser ni obligacin ni carga. En el exilio, al no haber
templo, no hubo culto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso; por qu, pues, este
reclamo? Puede tener un tono ms futurista: cuando Israel regrese a su tierra y
reconstruya su templo deber tener en cuenta que el culto no puede ser una carga,
pues ms carga para Dios son sus pecados.
44,1-8 Dios consuela a su pueblo. Israel no tiene por qu temer; su Dios le ha
elegido desde antes de nacer. sta es una manera de decir que en los planes de Dios
no hay improvisaciones; desde siempre Dios ha estado comprometido con el dbil y
humillado; es la mejor Buena Noticia para quienes dudan del compromiso de Dios
con el dbil.
44,9-20 Stira contra la idolatra. Stira contra los dolos y contra sus adoradores.
La Biblia es contraria a esta prctica y lo demuestra el gran nmero de pasajes que
tratan sobre este tema (Gn 35,2; x 20,3.23; 23,24.33; 32,31; 34,17; Dt 5,7; 6,14;
7,16, etc.).
44,21-23 Redencin de Israel. Para quienes se sientan olvidados o rechazados por
Dios, y estn tentados a cambiarlo, este mensaje es de esperanza y de recuperacin
de su fe; el mismo Dios que ha creado a cada uno, se ocupa de todos, perdona y
rescata.
44,24-28 Yo soy el Seor. De nuevo el tema de la omnipotencia divina; no hay
ningn poder que se iguale al de Dios. Babilonia atravesaba una poca de esplendor
27
religioso y de proliferacin de magos y adivinos, lo cual fue para Israel una tentacin
permanente.
Nuestra poca contempornea no logra superar esta tendencia. Quizs hace falta
una accin ms contundente que lleve al pueblo a formarse una conciencia mucho
ms crtica y menos ingenua. En el versculo 28 encontramos la primera mencin
explcita de Ciro, rey persa, a pesar de que ya se haba hablado de l (41,1-5; 41,25;
42,1-9). Varias veces ms se repetir su nombre (45,1-13; 46,8-13; 48,12-16).
45,1-25 Investidura de Ciro. Ciro, rey persa que no conoce al Seor, es nombrado
como ungido del Seor. Cuando el Antiguo Testamento habla de uncin hace
referencia a alguien que era consagrado especialmente para una tarea o una funcin
determinada; as por ejemplo, se unge con el aceite al rey (2 Sm 5,3), a los
sacerdotes (x 29,7), y a veces a los mismos profetas (1 Re 19,16). En el caso de Ciro
se trata de la uncin para el ejercicio de la realeza, y la funcin o la tarea que se
deriva de dicha uncin es liberar a todos los cautivos que estn en Babilonia y en
otros lugares del imperio. Es un hecho que la poltica de Ciro contraste con los dos
inmediatos antecesores: los asirios, sanguinarios, aplicaron una poltica de
arrasamiento; los babilonios, aunque tambin destruan, utilizaron ms la prctica
de la deportacin de grupos selectos econmica, poltica y culturalmente fuertes,
en orden a dejar las distintas colonias desprovistas de dirigentes; los persas,
encabezados por Ciro, prefieren dejar a cada habitante en su lugar de origen, en
orden a mantener ms efectivamente su poltica de dominacin mediante el sistema
del tributo. De ah que entre las primeras acciones de Ciro se cuenta el haber
liberado no slo a los israelitas que permanecan en exilio, sino a otros grupos
procedentes de otras naciones.
Es cierto que en el caso de los israelitas parece que hubo cierta consideracin y
apoyo, incluso econmico, para que los cautivos regresaran a su tierra. Pues bien,
estos acontecimientos son ledos desde una perspectiva de fe en el Seor y su
preocupacin por el pueblo que l se haba elegido. Por eso Ciro no acta en
nombre propio; desde la ptica del profeta, es el Seor quien dirige los
acontecimientos, valindose de todos los medios, incluso de una persona que no le
conoce, como Ciro.
Para que no queden dudas sobre el poder nico y exclusivo de Dios, encontramos
repetidas veces a lo largo de este captulo expresiones como Yo soy el Seor, y no
hay otro o fuera de m no hay Dios. Esta concepcin ya madura del monotesmo
terico est respaldada por la fe en un nico Dios que ha creado, l solo, cielos y
tierra, que ha puesto habitantes en la tierra para confiarles cada obra creada,
primero a la humanidad, pero de un modo muy particular a Israel. Esta exclusividad
del Seor se pone en contraste con los dolos y dioses de los dems pueblos (16-25);
la diferencia est en que slo el Dios de Israel es creador, es salvador y slo su
Palabra es verdadera porque no confunde ni extrava.
28
46,1-13 Contra los dioses de Babilonia Dios, dueo del futuro. El poder y la
omnipotencia del Seor van a quedar suficientemente confirmados e ilustrados
porque los dioses del panten siro-babilnico: Bel, dios del cielo, y Neb, dios de la
sabidura, ni siquiera pueden huir por s mismos para salvarse; deben ser
transportados con el resto de pertenencias en animales de cargas (1). Israel no tiene
que transportar a su Dios, sino que Dios transporta a su pueblo, lo salva (40,10s). El
Seor no ha sido jams vencido como pudo haber sido el sentimiento del pueblo
cuando la cada de Jud. Cada acontecimiento ha sido planeado y dirigido por el
mismo Dios (3s). El poder de Dios es incomparable; los dioses babilnicos son
hechura humana, no escuchan y, por eso, no pueden responder; no tienen ningn
poder y, por eso, no pueden salvar; no padecen las desgracias de los pueblos porque
no las conocen ni las han trazado desde antiguo, como el Seor (9.11).
47,1-15 Humillacin de Babilonia y de sus magos. Las ideologas del poder hacen
que se crean invencibles los poderosos de turno. Babilonia ostent por varias
dcadas el ttulo de reina de los reinos; su ascenso al poder no fue por la va ms
santa; todo lo contrario; y se es el motivo de su cada. Todo poder fundado sobre
la injusticia, la violencia y la muerte est condenado al fracaso por ms fuerza y
firmeza que aparente. El debilitamiento de Babilonia y el fortalecimiento de los
persas hacen sospechar la inminente cada de los caldeos. Esto es visto por el
profeta como la hora del Seor, el momento de llamar a juicio. La cada y
destruccin de Jud y Jerusaln estaban previstos como un castigo, pero Babilonia
se excedi y por eso ser tambin castigada.
Los versculos 13-15 son una stira contra los magos y adivinos de Babilonia. Es
verdad que en Mesopotamia y especialmente en Babilonia haba excelentes
astrnomos, personas muy diestras en el conocimiento de los astros, pero
desafortunadamente utilizaban su conocimiento de una manera poco ortodoxa;
otras veces eran manipulados tambin por los propios poderosos que les pagaban
para que auguraran cosas siempre buenas y positivas, con tal de mantener el
dominio sobre la conciencia del pueblo.
48,1-11 Pleito con el pueblo. Como en un pleito, el Seor recuerda a su pueblo por
medio del profeta cmo todo lo acontecido y lo que est por acontecer estaba ya
anunciado. Se van alternando en este captulo llamadas de atencin y reproches
muy fuertes de parte de Dios con promesas de perdn y salvacin.
Desde muy temprano, cuando Israel se form como pueblo, demostr ser obstinado,
de dura cerviz (x 32,9; Dt 9,13). Ante las propuestas de Dios muchas veces se ha
hecho el sordo y el ciego (Is 6,9s); su obstinacin y rechazo al Seor le ha acarreado
la servidumbre y sometimiento a otros pueblos (Dt 28,48; cfr. Jr 27,8-11). A pesar
de que Dios tiene sobradas razones para abandonar a Israel, no lo rechaza (9-11).
29
48,12-19 Misin de Ciro. Si Israel hubiera sido siempre fiel al Seor... Israel mira su
historia pasada cargada de bendiciones y promesas, comenzando por aquellas
hechas a Abrahn (Gn 13,16; 15,5 etc.); y no slo promesas y bendiciones sino
tambin acciones a su favor: liberacin de Egipto (x 13s); compaa en el desierto
(x 15s, don de la tierra; etc. Israel nicamente tena que ser fiel al compromiso de
tener solo al Seor por Dios, y mantener el firme propsito de no volver a caer en la
experiencia de Egipto. Pero ah estuvo su fracaso: cuando se dej tentar siguiendo
otros dioses, cuando decidi organizarse como monarqua, cuando prefiri aliarse
con otras naciones, demostr que el Seor no le interesaba y por ah entr el
fracaso histrico. Pese a todo, el Seor mantiene su firme intencin de liberar y de
acabar con sus opresores valindose de un extranjero a quien llama mi amigo
(14).
48,20s Salida de Babilonia. Orden de libertad que se convierte en un cntico de
liberacin. El Seor rescata a su siervo y tendr cuidado de que no le falte ni
siquiera el agua en su travesa hacia la tierra. Con este anuncio del fin del destierro
se cierra prcticamente el tono de los discursos de los captulos 47s.
49,1-13 Segundo cntico del siervo: La misin. Encontramos el segundo canto del
Siervo del Seor. Algunos comentaristas lo cortan en el versculo 6; otros incluyen
los versculos 7-9. Vuelven a resonar algunas ideas del primer cntico (42,1-9), pero
insiste en otras nuevas: los versculos 1-4 son la auto-presentacin del siervo y su
misin; los versculos 5s ratifican la misin de rescatar a Israel, pero considera que
es poco y por eso le confa la tarea de ser luz de las naciones; as la misin del
siervo se hace universal. No hay ninguna claridad sobre la identidad real de este
personaje que sigue siendo annimo y misterioso. El hecho es que no en todos los
manuscritos aparece tal nombre, que pudo haber sido insertado aqu. Con todo, el
siervo sera un colectivo, aunque reducido, encargado de llevar adelante el proyecto
salvfico de Dios. Si se identifica al siervo con Israel, no encajan los versculos 5s que
claramente designan a un individuo que tiene como tarea hacer volver a
Jacob/Israel a Dios.
El versculo 4 es una especie de lamentacin que hace notar el aspecto doloroso y
fatigante de la misin. Humanamente duele el esfuerzo y la lucha que acarrean las
tareas de la evangelizacin si se les compara con los frutos recogidos; pero, acaso
tenemos que ser al mismo tiempo sembradores y cosechadores? (cfr. Jn 4,37).
49,14-26 Consuelo de Sin. Imgenes familiares que manifiestan la ternura de
Dios. Con toda validez se puede hablar del rostro materno de Dios; algunos hablan
del Padre-Madre Dios. La imagen de la desposada del versculo 18 evoca la
predicacin de Oseas y Jeremas. Muchos israelitas no podan creer que fuera
posible liberarse del poder de Babilonia; el profeta garantiza que no tendrn ningn
obstculo para su liberacin, pues es Dios mismo quien est por medio para
liberarle.
30
50,1-3 Pleito con el pueblo. Al poner en continuidad con los ltimos versculos del
captulo 49 este corto poema, se quiere infundir nimo y esperanza en quienes
todava no pueden creer en la liberacin cercana. Dios no ha rechazado a Israel para
siempre, no se trata de un divorcio, sino de una breve separacin. Tampoco Dios se
comport como deudor que vende a sus hijos para pagar sus deudas (2; cfr. x 21,7;
2 Re 4,1; Neh 5,5; Bar 4,6), los entreg para purificarlos, pero ahora los rescata.
50,4-11 Tercer cntico del siervo: Sufrimiento y confianza. Hay un acento nuevo
en este tercer cntico del siervo, y es el de ser discpulo fiel del Seor, formado en
la escucha de la Palabra (5), para consolar (4). Su misin es ensear a todos los que
temen al Seor y a todos los que anden extraviados y carentes de claridad (10). Su
misin no ser fcil; aqu se explicita un poco ms el aspecto doloroso de la misin:
tendr que enfrentar incluso la hostilidad y la agresin fsica; sin embargo, l
soportar fielmente (5s), pues espera el triunfo definitivo que Dios mismo le
conceder (9-11). Los padecimientos de este siervo tienen algunos aspectos
comunes con los padecimientos de Jeremas (Jr 11,18 12,6), pero tambin tiene
cosas muy distintas: aqu el siervo sufre en silencio, no se lamenta, ni pide venganza
contra sus enemigos y perseguidores (cfr. Jr 11,20; 15,15), pues sabe que el Seor
est de su parte (8s).
51,1-23 Palabras de consuelo a Jerusaln. El largo poema que comprende todo
este captulo va alternando la constatacin de los males y la humillacin padecida,
con el anuncio esperanzador de la liberacin cercana. Las promesas de liberacin
del presente estn en conexin con la bendicin y promesas hechas a los
antepasados. Dios no ha cambiado su opcin; los opresores no podrn hacer nada
contra los hijos de Abrahn y Sara (2), porque el brazo poderoso de su Dios les
protege y les salva como pueblo de su propiedad (16). El profeta incita a su Dios
para que comience a actuar ahora como lo hizo antiguamente, instaurando la
armona sobre el caos y destruyendo las fuerzas del mal personificadas en los
monstruos mitolgicos. En la mentalidad de los profetas, lo que ha sucedido a Jud
y a su capital Jerusaln es un castigo, es la copa de la ira que Dios mismo haba
puesto en su mano. Pero ha llegado el momento de retirar el castigo y levantarse;
ahora la copa de la ira ser puesta en manos de Babilonia que tambin tendr que
purgar sus faltas (23; cfr. Jr 13,13; 25,15-18; 48,26; 49,12), y en general a todos los
que han atormentado a Israel (Jr 51,7).
52,1-6 Despierta, Sin. Llamada a la alegra y a la confianza en que nunca ms
Jerusaln ser profanada. Por unos siglos esta promesa se cumpli hasta la aparicin
de los griegos (cfr. 1 Mac 1). Con la figura del trfico de esclavos que podan ser
vendidos y rescatados, el profeta anuncia que el Seor no vendi a su pueblo y, por
lo tanto, el rescate tampoco tendr costo alguno. Aqu est en germen el sentido de
la gratuidad de la salvacin otorgada por Dios.
31
52,7-12 El mensajero de la paz. Este pasaje sintetiza muy bien todo el llamado
Libro de la Consolacin (4055): se resaltan las buenas noticias refrendadas con la
liberacin de los cautivos. En un mundo plagado de violencia y muerte, los
trabajadores del reino tienen la gran tarea de ser tambin anunciadores y
promotores de paz, de justicia y de vida.
52,1353,12 Cuarto cntico del siervo: Su pasin y gloria. ste es el cuarto
cntico del siervo, donde se explicita mucho ms abiertamente el aspecto del
sufrimiento sin causa y su victoria final. El asombro de muchos (52,14), consiste en
pensar que sus padecimientos son un castigo divino. Los espectadores tendrn que
reconocer que ellos son los verdaderos culpables de dichos padecimientos, y que el
siervo era inocente. As, pues, la pasin del siervo tena como fin la expiacin de los
pecados de muchos (53,4.6.8.10-12).
Tampoco en este cntico queda aclarada la cuestin de la identidad del siervo. Para
muchos sigue siendo un colectivo, el resto fiel de Israel, mientras que para otros se
trata de un individuo que soportar en su propia carne las consecuencias de la
injusticia y del rechazo a la voluntad de Dios. En ambas realidades, sea colectividad
o individuo, es constatable el sufrimiento injusto inflingido por individuos y
estructuras que caminan en contra del querer del Seor. Los padecimientos no
podrn ser excusa para dejar de denunciar los proyectos de los fuertes y poderosos,
siempre con la conviccin de que tras el siervo doliente est el Dios de la vida que
lo respalda.
Contrasta el origen humilde y miserable del siervo 11,1.10 donde se anuncia con
gran gozo el nacimiento del Mesas davdico. Aqu podra estar el posible origen de
por lo menos dos corrientes mesinicas en el judasmo: la corriente triunfalista,
nacionalista y gloriosa, y otra que ve en el siervo desfigurado, maltratado y
rechazado al Mesas, cuya misin, con matices universales, cumple desde el
anonadamiento (cfr. Flp 2,6-8). Pero tambin a lo largo de la historia de la Iglesia
hasta nuestros das, estos mismos textos han servido para fundamentar corrientes
cristolgicas que de alguna manera conectan con las tendencias mesinicas judas
(cfr. el dilogo de los discpulos de Emas con el tercer peregrino, Lc 24,13-31).
En 53,11 el Seor toma la palabra para explicar la finalidad de los padecimientos del
siervo: no son sus propias faltas las que lo han hecho padecer, pues l era justo
(9b), sino los crmenes y abominaciones de la multitud. Su sacrificio, entonces,
tiene el carcter de intercesin y de rescate, por eso justificar a muchos.
54,1-10 Fecundidad de la estril. Los sufrimientos y humillaciones del pueblo
personificado en Sin van a dar sus frutos. Nadie esperara que una nacin reducida
a servidumbre pudiera reconquistar siquiera su nombre. El profeta describe los
tiempos cercanos, llenos de gozo y de felicidad, semejantes al gozo y a la alegra
que siente la mujer que era estril y despreciada y que ahora es fecunda y de nuevo
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acogida (cfr. 1Sa 2,5; Sal 113,9). Otra imagen tambin familiar para el pueblo era la
de la mujer repudiada y de nuevo acogida como esposa. Oseas haba utilizado en su
tiempo la misma figura (Os 1,16s). Dios promete amor eterno; y no es que quiera
reiniciar, en sentido estricto, esta relacin con su pueblo, l jams lo ha
abandonado, su aparente ocultamiento fue slo un instante (7). El pueblo puede
estar seguro y confiado del amor perpetuo de su Dios (cfr. Dt 4,37; 10,15; Jr 31,2;
Miq 1,2), sobre todo porque es un amor gratuito. Dios no se enamor de Israel
porque fuera una nacin buena y santa, sino porque era un pueblo esclavizado
que ni siquiera le conoca (cfr. Dt 7,7s); mas cuando le conoci, tampoco fue un
modelo de santidad ni fidelidad. Ah radica precisamente la gratuidad del amor
divino: Dios ama sin mritos suficientes.
54,11-17 Reconstruccin de Jerusaln. La nueva Jerusaln: no hay ms de dos o
tres alusiones a la parte fsica o material de la nueva ciudad: las murallas, las torres
o atalayas y las puertas (12), lo esencial para hablar de ciudad en el Antiguo
Testamento; el resto del pasaje apunta a la verdadera ciudad que se debe
fundamentar en la justicia (14). Lo cual slo ser posible manteniendo lejos la
opresin (14). Es de notar que al Segundo Isaas no le preocupa tanto el tema del
templo, como a Ezequiel, tambin profeta del exilio, que llega a describirlo hasta el
detalle (cfr. Ez 4048). Isaas mantiene su empeo en vaticinar una ciudad futura,
cuyos cimientos sean la justicia y el derecho, nicos capaces de repeler cualquier
amenaza (17).
55,1-5 Alianza del Seor. Otra caracterstica de la nueva poca que inaugurar el
retorno de Israel ser la participacin justa y equitativa en los dones de la creacin.
Si Israel comenz a fallar cuando le dio la espalda al proyecto de la igualdad aun a
sabiendas de lo que le sobrevendra (cf.1Sa 8,1-20), justo es empezar por ah su
restauracin, recuperando el proyecto de la justicia, de la igualdad y la oportunidad
para todos, al punto de considerarse como el inicio de una nueva alianza (3; cfr. Jr
31,3s).
La evocacin de las promesas hechas a David (3), suenan aqu un poco extraas;
primero porque al Segundo Isaas jams le interes la idea de restaurar la monarqua
para Israel, y segundo, porque estamos en una poca en la cual la estirpe de David
ha perdido el poder. Se podra tratar de la intuicin del profeta de que aquellas
promesas davdicas ahora abarcan no una familia, sino a todo el pueblo, que tendr
como encargo ser luz de otras naciones, derramar los bienes del Seor sobre los
dems pueblos.
55,6-11 La Palabra del Seor. La Palabra de Dios es viva, capaz de fecundar,
engendrar y generar vida. Y la fidelidad del creyente se mide exactamente desde
ese criterio. Qu gran actualidad recobra hoy este pasaje, en una era
especialmente inundada por tanta palabra que poco a poco intenta asfixiar la
33
Palabra! Cul es la tarea del creyente? Ser creyente y servidor de la Palabra. Pero,
cmo?
55,12s Eplogo: salida de Babilonia. Estos dos versculos finales concluyen todo el
llamado Libro de la Consolacin, dejando en la mente de los oyentes las imgenes
del retorno o del nuevo xodo (cfr. 43,19; 44,3s).
56,1-8 Fin del exclusivismo. En consonancia con el mensaje final del Libro de la
Consolacin la escucha de la Palabra, esta parte se abre con la llamada a poner en
prctica esa Palabra; esto es, velando porque se practique la equidad y la justicia
(cfr. 58,5-7).
Encontramos una bienaventuranza: dichoso, feliz, bienaventurado el que practica la
justicia (cfr. Mt 5,10). Aqu no se refiere exclusivamente a los hijos de Israel, el
texto original dice Bienaventurado el ben-Adm: el hijo de Adn que haga estas
cosas... Esto es importante porque se comienza a registrar la evolucin del
pensamiento religioso judo hacia la paternidad universal de Dios, que tendr su
culmen en el Nuevo Testamento con Jess, y luego con la comunidad primitiva (Hch
10,34). Dios es Padre de todos porque l es justo; y lo que nos hace a todos
hermanos es la prctica de la justicia. El judasmo, que comienza a configurarse
como tal slo despus del exilio, enfrenta la duda de quines pueden o no
pertenecer al pueblo judo.
Los versculos 3-8 son la posicin del profeta, muy clara. Sin embargo, el ala ms
ortodoxa del judasmo se ha encargado de cerrar cada vez ms esta apertura del
amor de Dios. Jess retomar la lnea proftica (cfr Jn 4; 20.23), y en l
desaparecer cualquier forma de acepcin de personas (Hch 10,34; Gl 3,28).
56,957,2 Perros mudos. Si este orculo no es anterior al destierro, sus motivos s
parecen serlo. El profeta ataca fuertemente la ineptitud de los que han guiado a
Israel, comparndolos con los perros guardianes que se dejan llevar por la molicie y
la pereza. Este tema de los malos guas es muy comn en los profetas (cfr. Jr
2,8.26s; 5,4-5.31; 10,21-23; 23,1s; Ez 8,11-13); Jess los llamar tambin guas
ciegos (Mt 23,16-24), y salteadores y bandidos (Jn 10,1s).
57,3-13 Idolatra. Al parecer este orculo, como el anterior, podra ubicarse en la
poca anterior al destierro, pues recrea el ambiente contra el cual se habra
pronunciado Jeremas (Jr 2). Sin embargo, aparece aqu porque probablemente las
prcticas idoltricas y ritos mgicos, hechicera, adivinacin, astrologa, volvieron a
aparecer en el postexilio, lo mismo que espordicos sacrificios de nios (5), y ritos
orgisticos (7s). El problema de todos estos artificios es que ocultan o distraen la
perfecta unin con el Seor, poniendo los atributos divinos en el mismo plano de la
charlatanera y del comercio religioso.
34
35
de la luz como smbolo de salvacin y del amanecer como una nueva poca, nueva
etapa en la historia.
El versculo 5 evoca el trfico comercial tan comn en Canan. De hecho Canan era
camino obligado de todas las caravanas que se dirigan de norte a sur y de sur a
norte. El profeta pone como destino final de todo ese trfico la nueva Jerusaln.
60,10-18 Homenaje de los pueblos. Se alude a Jerusaln destruida y desolada por
los babilonios. Hay que tener en cuenta que Jerusaln era llamada tambin Ciudad
del Seor. La conviccin religiosa era que el Seor en persona la cuidaba y la
defenda. Esta conviccin se haba afianzado ms a partir del 701 a.C., cuando
estuvo a punto de caer en manos de Senaquerib, rey asirio. La suerte no fue igual en
587 a.C., cuando Nabucodonosor, rey babilonio, la asalta, saquea el templo y toma
prisioneros a lo ms selecto de la sociedad juda para llevarlos cautivos a Babilonia.
Los sentimientos religiosos debieron ser demasiado tristes y sombros. Con este
trasfondo podemos entender, entonces, las palabras de consuelo y las promesas de
restauracin de la ciudad y del templo; todo un cambio de situacin. Quienes
vinieron a humillar a la ciudad y a sus habitantes, volvern algn da a rendirle
tributo.
60,19-22 Luz perpetua. En el Antiguo Testamento la luz es smbolo de salvacin,
pero entendida esa salvacin como la presencia activa de Dios en medio del pueblo.
Por eso aqu esa luz se confunde con Dios mismo, quien estando en medio del
pueblo, transformar la realidad de luto y muerte en luz y sanas relaciones entre
todos. Ntese que se alude a realidades muy tangibles y humanas para describir esa
nueva realidad salvfica: la posesin perpetua de la tierra como respuesta a una
situacin de invasin y desplazamiento del territorio propio; y, el amejoramiento de
unas relaciones ticas basadas en la honradez y la justicia (21), realidades que
garantizan una larga vida que se transmite de generacin en generacin (22). No es
posible aspirar a una realidad marcada por la salvacin sin un espacio concreto y
una intencin firme de mejorar nuestras relaciones ticas y de justicia con respecto
a los dems.
61,1-3 Misin del profeta. El profeta anuncia que ha sido ungido y enviado por el
Seor para portar la Buena Noticia a su pueblo. Los trminos de esta Buena Noticia
son, en primer lugar, la consolacin (1-3), la reconstruccin (4) y un cambio total de
la situacin (5-7). Todo lo cual queda ratificado por una nueva Alianza que
establecer Dios con su pueblo. Finaliza el poema con un canto de accin de
gracias, en donde el profeta personifica a Sin. Es de notar que las palabras iniciales
de este poema son las que utiliza Lucas (Lc 4,18s) para enmarcar el punto de partida
de la misin de Jess. El ao de gracia o ao jubilar (Lv 25,8-16), se deba
proclamar en Israel cada 49 aos, e inclua condonacin de deudas, liberacin de los
esclavos y retorno a la propiedad familiar. Esta ley no se cumpla desde haca
tiempo. Cuando se instituy sirvi para remediar la situacin de empobrecimiento
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de Dios para poner fin a una situacin catica! Ser se el camino? En nuestras
encrucijadas histricas tambin nosotros anhelamos una intervencin divina, y hasta
deseamos que en el ltimo segundo las armas de los asesinos no funcionen contra la
gente humilde e indefensa, que las bombas queden suspendidas en el aire, que se
hundan los portaviones. Y sabemos que Dios puede hacerlo, pero, le corresponde
eso a Dios? No ser que a fuerza de creer tanto en Dios se va perdiendo la fe en
el hombre mismo? Y, qu clase de fe en Dios es sa que rie con la fe en nosotros
mismos, en nuestro destino y en nuestra misin?
63,19b64,4a El pueblo pide una teofana. Dios est detrs de toda obra de
justicia, pero es el ser humano quien en su obstinacin trastoca el orden y la
armona. Ah est la infidelidad de Israel y de todo el que conociendo ese designio
divino, lo ignora o lo contradice con sus obras. Sin embargo Dios no abandona para
siempre.
64,4b-11 Confesin del pecado y splica. Dos veces en el mismo poema se
reconoce la paternidad de Dios: aqu y en 63,16; apelando a esta paternidad se
vuelve al tono de la splica (8.11).
65,1-7 Denuncia y amenaza. El Seor mismo denuncia la obstinacin de su pueblo
no slo porque no lo busca, sino porque de continuo lo ha rechazado desvindose en
prcticas paganas (3s). Estos versculos evocan el problema de los cultos paganos
que florecieron en Israel y que, an despus del exilio, tuvieron que ser combatidos.
La alusin a los que se sientan en las tumbas o andan entre sepulcros es una forma
de denunciar a los que consultaban a los muertos, una antiqusima prctica que se
dio tambin en Israel (cfr. 1 Sm 28, 3-24). La ley de Moiss prohiba la nigromancia
(Dt 18,11).
El versculo 5 parece ser una frmula de advertencia para no acercarse a alguien
que ha realizado algn rito sagrado de iniciacin. Se crea que al realizar ciertos
rituales se quedaba impregnado de cierta carga sagrada que poda transmitirse por
contagio. Dicha carga era tan peligrosa para el poseedor como para el que se
acercaba.
Ntese que en el mismo Israel hay rastros de esta costumbre pagana (cfr. Ez 44,19).
En ciertas culturas afro americanas se ha podido detectar algo similar, slo que se
habla del que tiene espritu, hay nios que nacen con espritu: la creencia es
que esto no es perjudicial para los dems, pero si se le dice al propio poseedor,
muere.
65,8-16 Suerte de buenos y malos. Estos versculos describen el cambio de suerte
para los que se han mantenido fieles al Seor.
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radical en cada uno, como punto de partida para el inicio de un hombre nuevo y de
una sociedad nueva.
66,18-24 Reunin de todos los pueblos. La conclusin del libro deja abierta la
puerta de la esperanza para varias cosas, entre ellas: la reunin de todas las
naciones (18); muchos paganos que no conocan el nombre del Seor se convertirn
y hasta sern enviados a predicar a los mismos israelitas (19s); qu mejor seal del
cielo nuevo y tierra nueva que la adoracin universal al nico Dios (23)!
Queda el sabor amargo de la condena perpetua para los enemigos del Seor; pero,
no son tambin stos los que de algn modo estn incluidos en el versculo 23? Por
lo menos eso da a entender su uso en la sinagoga: despus del versculo 24 se repite
el versculo 23 y as contina abierto el tono de la esperanza hacia el futuro.
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