Tecnogénesis Tin Ingold
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La construccin tcnica
de las ecologas humanas
Volumen 2
AIB
R
Tres en uno:
Cmo disolver las
distinciones entre
mente, cuerpo y cultura
Tim Ingold
Tres en uno 3
1 Introduccin
Los seres humanos son criaturas inquietas. Siempre se estn moviendo de
un lado a otro. Pero lejos de ser arbitrarios estos movimientos estn, en su
mayor parte, muy controlados. En muchos casos este control se alcanza
mediante la prctica prolongada y frecuente; podemos referirnos a ella
como una habilidad. Es evidente que personas que han crecido en
entornos diferentes y que llevan estilos de vida distintos, tambin
poseen un abanico de habilidades diferentes. Como antroplogo me
interesa es-pecialmente entender la naturaleza de estas diferencias.
Durante mucho tiempo se han atribuido estas a algo llamado cultura.
Se ha debatido mucho el hecho de si la cultura es exclusiva de los seres
humanos o si, por el contrario, est presente (aunque de forma
rudimentaria) en especies no humanas. De todos modos, hay consenso
general en dos aspectos. En pri-mer lugar, los humanos dependen de
habilidades adquiridas culturalmen-te hasta un punto sin
comparacin dentro del reino animal. En segundo lugar, sean cuales
sean las diferencias existentes entre los seres humanos, estas son
irrelevantes en lo que a su adquisicin de la cultura se refiere. O por
decirlo de otra manera, toda criatura nacida de hombre y mujer debera, en
principio, ser capaz de adquirir las habilidades adecuadas para cualquier
forma de vida cultural. Uno de los hechos ms significativos en lo que a
nosotros se refiere, escribi el antroplogo Clifford Geertz, podra
ser, a fin de cuentas, que todos empezamos con el equipamiento
natural para vivir miles de vidas, pero que, al final, terminamos por
vivir slo una1.
Consideremos, por ejemplo, la habilidad motriz ms extendida de los
humanos: la capacidad de andar sobre los dos pies. Cada recin nacido, a
menos que se presenten accidentes o minusvalas, tiene el potencial para
desarrollar un completo bipedismo. En ese sentido, nos inclinamos a pensar que el andar es una capacidad innata, una capacidad para la que, como
Geertz dira, los humanos estn dotados de forma natural. Forma parte
de nuestra estructura biolgica, en vez de adquirirla culturalmente
nos viene dada desde el principio. Ya sabemos incluso que en
sociedades diferentes se ensea a las personas a andar de modos muy
distintos. Uno de los primeros en reconocer la importancia de este hecho
como ndice de
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5 DAndrade (1981).
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2 La tesis de la complementariedad
2.1 Biologa evolucionista
La afirmacin central de la biologa darwinista es que los seres humanos
han evolucionado, junto con las criaturas de cualquier otro tipo, a travs de
un proceso de variacin sujeto a la seleccin natural. Sin embargo, esta
afirmacin se apoya sobre la asuncin crtica de que el crecimiento y la
maduracin del organismo individual -su desarrollo ontognico- es un hecho
separado de la evolucin de las especies a las que pertenece. Para ms
seguridad, lo que un organismo hace durante su vida es consecuencia de y
tiene consecuencias para la evolucin de su tipo en particular. Sin embargo,
su vida e historia no son una parte de esa evolucin. En su
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concepcin darwinista la evolucin no es un proceso vital. Si nos preguntamos qu es lo que evoluciona, no son ni el organismo vivo en s
mismo, ni tampoco sus capacidades manifiestas de accin, sino ms bien
una especificacin diseada formalmente para el organismo, que se conoce en el lenguaje tcnico como genotipo. Por definicin, el genotipo se
da independientemente de cualquier contexto de desarrollo en particular.
Su evolucin tiene lugar a lo largo de numerosas generaciones a travs de
cambios graduales que se dan por seleccin natural en la frecuencia de
sus elementos cargados de informacin, los genes. El desarrollo
ontognico se entiende, entonces, como el proceso mediante el cual la
especificacin genotpica se traduce dentro de un contexto ambiental
determinado, en la forma expresa del fenotipo.
La mayora de los bilogos contemporneos contemplan el fenotipo
como el resultado de una interaccin durante el curso de un ciclo vital entre
el genotipo y el ambiente. De hecho, he odo llamar a esto la primera ley de
la biologa. Pero la frmula parece fallar en dos aspectos. En primer lugar,
dado que el ambiente incluye todo aquello que es relevante para el
desarrollo de un organismo salvo los genes en s mismos, los genes no
pueden interactuar con un contexto sino solamente en un contexto con otras
entidades que, por supuesto, tambin estn interactuando entre ellas.
Entonces, por qu el ambiente siempre debe definirse en relacin con los
genes en vez de con cualquiera de los otros elementos que inte-ractan en la
clula? La pregunta me lleva al segundo punto, que consiste en que la
equivalencia entre genes y ambiente segn la frmula interac-cionista es una
ilusin. En realidad, la distincin entre genes y ambiente est construida
sobre una tradicin del pensamiento occidental mucho ms antigua y
asentada, la distincin entre forma y sustancia. As el geno-tipo es el locus de
la forma orgnica, en cambio, el ambiente debe aportar, principalmente, las
condiciones naturales para la realizacin sustancial del gen. Por supuesto, un
organismo puede desarrollar caractersticas distintas en ambiente diferentes,
pero estas diferencias se contemplan nicamente como expresiones
fenotpicas alternativas del mismo diseo bsico. Slo puede producirse la
evolucin cuando el diseo cambia en s mismo.
Volviendo al caso particular del ser humano, de esto se deduce que
tiene que ser posible determinar lo que es un ser humano, independientemente de las mltiples condiciones del desarrollo en las que los hombres
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crecen y viven el resto de sus vidas. De hecho, esta posibilidad est vinculada a la suposicin de que los seres humanos en conjunto forman una
especie que es una clase de entidades que se pueden agrupar teniendo en
cuenta que poseen ciertas caractersticas innatas transmitidas a lo largo de
las lneas de descendencia desde un origen ancestral comn. La suma de
estos rasgos equivale a lo que, comnmente, se conoce como naturaleza
humana. Tal y como sabemos esta nocin es muy anterior a Darwin: lo
que aport la teora darwiniana es la premisa de que la naturaleza humana
es producto de un proceso evolutivo. Por ello, si el andar, por ejemplo,
forma parte de la naturaleza humana entonces tenemos que suponer que
este est fundamentado por una especificacin del diseo, un tipo de
programa que rene un dispositivo bpedo funcional. Este dispositivo ha
evolucionado al tiempo que todos los otros elementos de la dotacin genotpica completa que cada uno de nosotros recibe en el momento de ser
concebidos. Es en este sentido en el que se supone que los humanos estn
dotados universalmente de la capacidad innata para andar sobre dos pies,
sin tener en cuenta cmo andan en la prctica o incluso si andan (o van a
todas partes en coche). No han evolucionado los modos especficos de
andar; estos son slo una realizacin fenotpica alternativa establecida de
un rasgo genotpico preestablecido.
2.2 Ciencia cognitiva
Del mismo modo que la biologa neo-darwinista da por sentado que existe un patrn independiente del contexto para el modelo del cuerpo, en el
campo de la psicologa la ciencia cognitiva postula un patrn independiente similar para la estructura de la mente. Esta estructura incluye los
distintos mecanismos cognitivos o los dispositivos de procesamiento que,
como ya he mostrado, tendran que darse antes de que tuviera lugar cualquier tipo de transmisin de representaciones culturales. Con respecto al
problema de la procedencia de los mecanismos, los cientficos cognitivos
asumen, por lo general, que esto lo ha solucionado la biologa evolucionista. Como la informacin que especifica los mecanismos no se transmite culturalmente, slo nos queda una posibilidad: tiene que transmitirse
genticamente, lo que supone que se transmita como un componente
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8 Durham (1991).
9 Gerard, Kluckhohn y Rapoport (1956); Lumsden y Wilson (1981: 7).
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11 Oyama (1985).
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12 Este punto se ha defendido con vehemencia, con referencias especficas al andar por Esther
Thelen. Ver Thelen (1995).
13 Goldschmidt (1993).
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Genotipo humano
Componente
constante
(rasgo 1)
Medio
Componente
variable
(rasgo 2)
Arquitectura evolucionada
resulta instructivo. Una de las condiciones para aprender a andar, obviamente, es una superficie de base sobre la que caminar. Es razonable asumir, sin entrar en las fantasas de la desenfrenada ciencia-ficcin, que esta
condicin se cumple de forma universal. Y sin embargo cmo podra el
nio que da sus primeros pasos entrar en contacto con el suelo, como
condicin de desarrollo concreta, no slo diferenciada de, sino tambin
previa a, distintas superficies andables tales como la arena, el asfalto, el
csped o un brezal, todas ellas respondiendo a las diferentes modalidades
de andar, equilibrio y de juego de pies? Y una vez ms, cmo podra tal
suelo estar desprovisto de curvas? Por extrao que parezca, as precisamente debera experimentarse el suelo con el que entramos en contacto
con nuestros pies por primera vez, si nos aferramos a la nocin de que las
tcnicas especficas de andar se superponen sobre el sustrato biofsico innato del cuerpo humano. Y el mismo tipo de separacin en la experiencia
infantil del ambiente est implicada en la nocin de que la competencia
de su lengua materna la adquiere basndose en un instinto del lenguaje
preestablecido.
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tablecidos, sino de la formacin, en el seno de un contexto, de las conexiones neurolgicas necesarias y de los rasgos concomitantes de la muscula-tura
y anatoma que garantizan las distintas habilidades implicadas. Para
resumir, los sistemas que generan realmente la actividad experta no
estn integrados en el circuito [hardwired ] sino son cuidadosamente
ensamblados [softly asembled ]17. Esta conclusin, sin embargo, da al traste
con una de las ideas clave de la tesis sobre la complementariedad del cuerpo,
la mente y la cultura, que consiste en que el aprendizaje cultural supone
rellenar con contenido especficamente cultural un recipiente universal
genticamente determinado. La nocin de que la cultura se transmite, de una
generacin a la siguiente, como un corpus de conocimiento,
independientemente de su aplicacin en el mundo, es insostenible por la
simple razn de que dicha nocin est basada en la precondicin imposible
de una estructura cognitiva prefabricada. La condicin no es factible, pues
cualquiera que sea el punto del ciclo vital en que uno quiera identificar una
estructura particular o mecanismo incluso antes del nacimiento- existir una
historia del desarrollo en determinado entorno anterior a esta.
En realidad, absolutamente nada se transmite. Ya que el desarrollo del
conocimiento prctico en la historia vital de una persona no es el
resultado de la transmisin de informacin, sino de un redescubrimiento
guiado. Con esto me refiero a que en cada generacin sucesiva, los
aprendices aprenden exponindose a una situacin en la que, afrontando
diferentes tareas, se les muestra qu hacer y a qu estar atentos, bajo la
tutela de unas manos ms expertas. Ensear algo a alguien es provocar
que algo se haga presente para esta persona de modo que esta pueda
aprehenderlo directamente, ya sea mirando, escuchando o sintindolo. En
este caso la responsabilidad del tutor consiste en fijar las condiciones en
las que el principiante pueda tener la posibilidad de tal experiencia
inmediata. Expuesto a una situacin de este tipo, se instruye al principiante para prestar atencin a este u otro aspecto de lo que se puede ver,
tocar, escuchar de cara a experimentarlo por uno mismo. Esto no consiste
en replicar memes, culturgenes o cualquier otra partcula de informacin
cultural. Ya que aquello con lo que cada generacin con-tribuye a la
siguiente, no son reglas ni representaciones para producir un
comportamiento adecuado, sino ms bien las circunstancias especficas
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en las cuales sus sucesores, que crecen en un mundo social, pueden desarrollar sus propias capacidades incorporadas y disposiciones, su poder
de conciencia y de reaccin. Aprender en este sentido equivale a lo que
James Gibson, precursor del acercamiento conocido como psicologa
ecolgica, llam educacin de la atencin 18.
Los tericos de la psicologa ecolgica no aceptan la idea, esencial
para la ciencia cognitiva, de que los individuos adquieren el conocimiento
necesario para operar en el mundo externo mediante un procesamiento de
la mente de los estmulos sensoriales enviados a esta desde los rganos
receptores del cuerpo. Argumentan que esta visin separa de modo
artificial la actividad de la mente en el cuerpo de la reactividad del cuerpo
en el mundo; y de este modo, simplemente se perpeta una separacin
entre cuerpo y mente, que ha complicado nuestro modo de pensar desde
la poca de Descartes. Por el contrario, un acercamiento ecolgico toma
como punto de partida la condicin del organismo- persona, cuerpo y
mente indivisibles, comunicados de modo activo con los componentes
ms notables del entorno en las tareas prcticas de la vida. Los seres
humanos, como otros animales, consiguen conocer el mundo de forma
directa, movindose en el ambiente y descubriendo lo que ste ofrece y
no representndolo en la mente. As, el significado no es la forma que la
mente presta, a travs de sus esquemas innatos o adquiridos, al flujo
de la informacin sensorial en bruto, sino que se genera de manera
continua dentro de los contextos relacionales de la interaccin
prctica de las personas con el mundo que las rodea.
En consonancia con sus principios ecolgicos, Gibson mantena que
aprendemos a percibir mediante una sintonizacin o sensibilizacin del
sistema perceptual completo, el cual comprende desde el cerebro y los
rganos receptores perifricos junto con sus vnculos neuronales y
musculares, hasta los rasgos particulares de nuestros entornos. A travs de
este proceso el ser humano emerge no como un ser cuyas capacidades
desarrolladas se rellenan de estructuras que representan al mundo, sino
como un centro de conciencia y agencialidad, cuyos procesos resuenan
con los del entorno. Por ello, el conocimiento, lejos de hallarse en las
relaciones entre estructuras del mundo y estructuras de la mente y
mediado por la figura del que conoce, es inmanente a la
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19 Estas lneas se han citado de Quinn y Holland (1987: 4). Ver Shore (1996: 44).
20 DAndrade (1984: 179).
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26 Bernstein (1996).
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que los movimientos del herrero no pueden ser fruto del rendimiento de
un programa motor fijo. Ms bien, el secreto de esa destreza debe residir
en el reajuste continuo o sintonizacin del movimiento como respuesta
a un seguimiento perceptual permanente de la tarea emergente. En pocas
palabras, el herrero mira y siente mientras trabaja.
Del mismo modo, el que anda con habilidad ajusta su paso a un seguimiento (que puede ser auditivo, visual y tambin tctil) de las condiciones
siempre cambiantes del terreno. De esto se deriva una conclusin de importancia mayscula. Ni el andar ni otro tipo de prctica cualificada se
pueden reducir a la aplicacin mecnica de un programa o una frmula
motores prefijados. Entonces tampoco se transmitirn las habilidades de
generacin en generacin gracias a la rplica de estas frmulas. Los mo-dos
tradicionales de aprendizaje social, como hemos visto, distinguen la
transmisin intergeneracional de la informacin que especifica determi-nadas
tcnicas de la aplicacin prctica de estos datos. En primer lugar se establece
en la mente del principiante un modelo o esquema generativo de las
observaciones de movimientos que llevan a cabo los profesionales expertos;
en segundo lugar, el principiante imita estos movimientos ex-trayendo del
esquema ejemplos de la tcnica en cuestin. No niego que el aprendizaje de
habilidades implique tanto observacin como imitacin. Pero imitar no
consiste en formarse representaciones internas mentales del comportamiento
observado ni en convertir estas representaciones en una prctica expresa. Ya
que la observacin que hace el principiante de los profesionales consumados
no est desvinculada, sino arraigada en su propia interaccin perceptiva con
su entorno. Y la clave de la imitacin reside en la ntima coordinacin del
movimiento del aprendiz con respec-to a otros con su mismo movimiento
corporal en el mundo.
Esto es lo que se entiende, comnmente, por experimentar las co-sas.
Y es esto, tambin, lo que caracteriza la progresin de la torpeza a la
destreza. El profesional torpe es precisamente el que ejecuta de manera
mecnica una secuencia de instrucciones recibidas mientras permanece
insensible a las condiciones que se desarrollan en el momento en que lleva a
cabo la tarea. Al contrario, acostumbrarse a lo que uno est hacien-do
implica moverse de un modo que responda de forma continua y con
exactitud a los matices de las relaciones que uno tiene en el desempeo de
una tarea. Para alcanzar tal fluidez no es suficiente observar; uno tiene
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del genotipo, sino el sistema total de relaciones comprendidas en la presencia del vulo fertilizado con su complemento de ADN, en un tero, en
el cuerpo de una futura madre que, a su vez, est viva y activa dentro de
un ambiente determinado. En pocas palabras, con lo que comenza-mos
cada uno de nosotros es con un sistema en desarrollo.
As, los seres humanos no nacen siendo idnticos biolgicamente o
psicolgicamente antes de diferenciarse por la cultura. Cualquier esque-ma
explicatorio que necesite basarse en la afirmacin absurda de que, en
palabras de John Tooby y Leda Cosmide, los nios son iguales en todas
partes29 tiene que estar equivocado en algo. Incluso los padres de gemelos
idnticos saben que esto no es cierto. La fuente de dificultad reside en la
nocin de que la cultura es un ingrediente extra que ha de aadirse para
completar al ser humano. Por el contrario, hemos descubierto que todas esas
habilidades especficas que siempre se han atribuido a la cultura (an-dar de
un modo en particular, hablar una determinada lengua, sentarse o agacharse y
dems) en realidad se incorporan a travs de procesos de de-sarrollo a las
propiedades de los organismos humanos. En ese sentido son totalmente
biolgicas; entonces la cultura no es superorgnica o supra-biolgica. No es
algo que se aade a los organismos sino una medida de las diferencias entre
ellos. Y como he mostrado, estas diferencias surgen de los modos en que se
sitan las unas con respecto a las otras y los compo-nentes no humanos del
ambiente en campos ms amplios de relacin.
Ahora bien, si por evolucin nos referimos a la diferenciacin y al
cambio de las formas y capacidades de los organismos con el paso del
tiempo, entonces con toda seguridad, tenemos que aceptar que las capacidades del tipo que hemos tratado aqu (siendo propiedades biolgicas
de los organismos) tienen que haber evolucionado. No obstante no podemos atribuir esta evolucin a las frecuencias cambiantes de los genes.
Nadie podra sugerir seriamente que la gente de orgenes distintos anda
de manera distinta, o habla lenguas distintas, debido a diferencias en su
configuracin gentica. Pero tampoco es razonable, como hemos visto,
suponer que estas diferencias son debidas a otra cosa, es decir a la cultura, que se sobrescribe en un sustrato biolgico generalizado. Andar y
hablar no son operaciones ni de una mente impregnada por la cultura ni
de un cuerpo programado por la seleccin natural. Son, ms bien, con-
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