Taller de Estrategias Constructivistas para Niños
Taller de Estrategias Constructivistas para Niños
Taller de Estrategias Constructivistas para Niños
Antología
2014
Elaboración de antología para IUCR.
Responsable: Ma. Julia Serrano V. Dirección de Investigación.
Elaborado por Roberto Velázquez Pacheco
Edición: DPO, Instituto Universitario Carl Rogers, Puebla.
Este material ha sido elaborado con propósitos didácticos, sin fines lucrativos.
Se reservan los derechos de uso para IUCR, Puebla.
D.R. © DPO, Instituto Universitario Carl Rogers, 2014
PRESENTACION
Este modelo educativo debe estar acorde a las necesidades actuales de la enseñanza,
la cual esta centrada en el aprendizaje del alumno, debido a lo anterior se considera
pertinente trabajar con el modelo constructivista. ya que el manejo de este le permitirá
al psicoterapeuta intervenir eficaz y eficientemente en actividad mental constructiva del
niño al ofrecerle una ayuda ajustada a su competencia.
Actividades de aprendizaje
7. El grupo se habrá coordinado para que cada alumno realice durante el taller la
presentación de una estrategia de enseñanza-aprendizaje la cual incluirá su
explicación y aplicación; esta actividad será apoyada por el facilitador. Las
estrategias presentadas serán para:
Estrategia preinstruccional
Estrategia coinstruccional
Estrategia postinstruccional
40%
REQUISITOS DE LA MATERIA
Para lograr un mayor aprovechamiento del taller los alumnos deberán traer el
siguiente material individual de trabajo:
- Un pliego de cartulina
- 4 Hojas de color claro
- Tijeras y resistol
- Plumones
- Imágenes y materiales para decorar
- El material necesario para la estrategia que va a coordinar cada alumno,
incluida la que van a necesitar sus compañeros.
- Ropa cómoda
PARADIGMAS EN PSICOLOGÍA
DE LA EDUCACIÓN.
México: Paidos
Capítulo 6
Introducción
Antecedentes
No cabe duda que el paradigma cognitivo actual, como han dicho algunos, tiene
un largo pasado y una breve historia. Cuando en los textos especiali zados se
nos presenta su trayectoria, se suele ubicar la génesis y el desarrollo de este
enfoque, también llamado procesamiento de información, en Estados Unidos,
desde fines de la década de 1950; al mismo tiempo, se excluyen explícita o
implícitamente las tradiciones de investigación cognitiva que lo anteceden y han
influido en su conformación, como la psicología de la Gestalt, la obra de
Bartlett, la psicología genética de Piaget, los trabajos de Vigotsky, por citar sólo
a los más renombrados, los cuales se envían en muchas ocasiones al «cajón
del olvido».
Podemos afirmar que todos estos paradigmas tienen en común el haberse
enfocado en una o más de las dimensiones de lo cognitivo (atención, percep -
ción, memoria, inteligencia, lenguaje, pensamiento, etc. ), aunque también es
necesario subrayar que existen diferencias de distinta índole entre ellos. De
hecho, por esta razón tanto el paradigma psicogenético piagetiano como el pa -
radigma sociocultural vigotskyano se describirán por separado en los dos capí -
tulos siguientes.
EL PARADIGMA COGNITIVO
119
1
Gardner señala que un antecedente relevante que hay que tener en cuenta por su carácter seminal es el
simposio patrocinado por la Fundación Hixon que tuvo lugar en 1948 en Pasadena, California, en el cual se
presentaron varios trabajos de incuestionable influencia para el desarrollo posterior del paradigma. Según Martínez-
Freire (1995), en dicho simposio ya se encontraban claras manifestaciones de varios «antecedentes clave» del
naciente paradigma, a saber: a) la postulación de la analogía mente-computadora; b) el interés demostrado por
distintas disciplinas como la lógica y las matemáticas (von Neumann). las neurociencias (Lashley y McCulloch),
etc., que preconizaban el carácter inter- disciplinario del paradigma; c) el interés por el estudio del procesamiento de
la información en el ser humano; d) la postura anticonductista.
2
No obstante. Grande y Rosa (1993) relatan que la aparición del paradigma del procesamiento de la
información ocurrió simultáneamente en Estados Unidos y Gran Bretaña. Estos autores afirman que en los textos
que reseñan el proceso de aparición del paradigma es común encontrar que fue exclusivamente en Estados Unidos
donde se gestó. Si bien es cierto que en este país ocurrieron los principales hechos relativos a su aparición, debe
destacarse también la labor del grupo británico de la Universidad de Cambridge, iniciada y encabezada por Bartlett
(y continuada después por Broadbent y Craik) varias décadas antes de 1950. El trabajo sobre cognición elaborado
por este grupo fue de gran importancia para el desarrollo de las ideas que posteriormente retomaron los seguidores
del paradigma. en ambos continentes. Baste recordar, a guisa de ejemplo, que en el texto clásico de Bartlett (Re-
tnembering publicado en 1932) se observa cómo este autor muestra un marcado interés por el estudio de las
representaciones mentales, al grado de que utiliza profusamente el concepto de «esquema» (extraído de las ideas del
neurofisiólogo Head) para explicar procesos como la percepción, el recuerdo y la representación social.
explicativos de estas disciplinas repercutió sensiblemente en la creación de una
atmósfera propicia para el advenimiento del nuevo paradigma.
c) La aparición en el campo de la lingüística de la gramática generativa de
Chomsky, como una propuesta alternativa para describir y explicar un proceso
cognitivo complejo (el lenguaje) a través de un sistema de reglas internas.
Por lo tanto, no era un intento simple para subsanar las insufic iencias demos-
tradas por el paradigma conductual, sino que se estaba proponiendo una tarea
más compleja: intentar un viraje de mayor profundidad en la disciplina que se
expresase en una nueva forma de abordar los problemas con propuestas
epistemológicas, teóricas y metodológicas alternativas. En los inicios del
paradigma cognitivo, como señala Bruner, había una firme intención de realizar
esfuerzos denodados para indagar los procesos de creación y construcción de
los significados y producciones simbólicas, empleados por los hombres para
conocer la realidad circundante. En este sentido, la empresa in volucraba la
participación de grupos interdisciplinarios de especialistas de las ciencias
naturales y sociales.
Hay que señalar que desde los años cincuenta y hasta la década de los
ochenta, en el seno del paradigma se desarrollaron muchas líneas de investiga -
ción y modelos teóricos sobre las distintas facetas de la cognición, inspiradas
principalmente en la «metáfora de la computadora», sin olvidar t ambién que en
los últimos quince años aparecieron tendencias y voces críticas sobre este
modo de ver el paradigma.
Por lo tanto, se puede afirmar con bases suficientes que si bien en sus
primeros años de vida el paradigma del procesamiento de la informaci ón se
presentaba como una aproximación monolítica, en la actualidad ya no es así.
Existen hoy día varias corrientes y tradiciones desarrolladas dentro de este
enfoque.
Cuando menos se pueden reconocer con cierta facilidad dos amplias tradi -
ciones en la corriente cognitiva (Martínez-Frcire 1995). Por un lado se encuen-
tra la tradición más dura (de aparición más reciente) surgida a partir de los
trabajos en el campo de la inteligencia artificial, una de cuyas últimas tenden -
cias es la propuesta «conexionista» del grupo de Rumclhart y McClelland deno-
minado grupo PDP (Procesamiento de Distribución en Paralelo). Por otro lado,
se halla una tradición más abierta (que ha estado presente desde la década de
los cincuenta, y que algunos han denominado «clásica») y co n diferentes líneas
de estudio, entre las que se encuentran las más típicas del procesamiento de
información (p. ej. los trabajos sobre procesos cognitivos realizados con sujetos
humanos que provienen de las líneas de investigación sobre memoria, solució n
de problemas y estrategias cognitivas, y la aproximación de los «expertos y
novatos»), y otras de aparición más reciente impulsadas, de una forma u otra,
por esta tradición y por las contribuciones de otros enfoques y paradigmas,
como la versión «constructivista» estadounidense (defendida por autores como
Bransford,
EL PARADIGMA COGNITTVO
121
Por esta razón debe considerarse que todas estas nuevas líneas y tradiciones
constituyen el amplio abanico de la corriente cognitiva contemporánea. Al mismo
tiempo hay que reconocer que dentro de este gran caleidoscopio teórico, metodológico
y epistemológico actual, el paradigma cognitivo del procesamiento de información ha
desempeñado un papel muy relevante en la historia de la disciplina psicoeducativa de
este siglo.
3
Como parte de su «semiótica social». J. Lemke (1990) señala que el enfoque cognitivo no tiene
en cuenta las dimensiones biológica y social, y afirma que existe el dominio autónomo de
fenómenos (el representacional); sin embargo, a juicio de Lemke. los problemas que aborda el
paradigma «son precisamente problemas de las relaciones entre lo biológico y lo social* (p. 193).
Desde el punto de vista del paradigma, el estudio de las representaciones mentales está
desvinculado de las teorías y concepciones neurobiológicas (salvo el caso del grupo conexionista
y de los que sostienen un mentalismo de base materialista); también se considera que son
fenómenos disociados de procesos sociales pues suponen que éstas ocurren en forma aislada.
Lemke insiste: «el mentalismo encubre la realidad social a través de una suposición de
universalidad que expresa que todas las mentes humanas procesan la información de la misma
forma. Pero aquello que la psicología cognitiva intenta describir está directamente relacionado
Los teóricos cognitivos se esmeran en producir trabajo científico dirigido a describir y
explicar la naturaleza de las representaciones mentales, así como a determinar el papel
que desempeñan éstas en la producción y el desarrollo de las acciones y conductas
humanas.
Por lo tanto, la problemática clave, hacia la cual se dirigen los esfuerzos teó- rico-
metodológicos de los psicólogos cognitivos, puede quedar englobada en las siguientes
preguntas:
con las prácticas semióticas, las cuales son diferentes en las distintas culturas y/o grupos
sociales» (p. 193).
Es necesario mencionar un principio fundamental para comprender ade-
cuadamente la analogía: la mente y la computadora se consideran tipos de sis -
temas de procesamiento de una misma clase que realizan un procesamiento de
símbolos en forma propositiva (Newell y Simón 1975, Newell 1987). En ese sen -
tido, la analogía que se sostiene entre estos dos tipos de sistemas de
tratamiento de información es de carácter funcional y no de tipo estructural. No
obstante. De Vega (1984) ha mencionado que también existen dos lectu ras de
esta analogía funcional (las cuales tienen que ver directamente con las dos
grandes tradiciones incorporadas a la corriente cognitiva contemporánea
mencionadas anteriormente). Dichas interpretaciones son las llamadas versio -
nes «fuerte» y «débil».
EL PARADIGMA COGNITIVO
123
Por otro lado, la versión DÉBIL utiliza la analogía mente-computadora con fi-
nes esencialmente instrumentales y sin perder de vista la perspectiva psicoló -
gica en la teorización y la investigación. Esto es, la versión débil pertenece más
al campo de la psicología, se basa en datos sobre todo de naturaleza
4
La simulación es una estrategia metodológica que, por un lado, permite desarrollar
hipótesis o
Teorias sobre el procesamiento cognitivo humano, y por otro lado despliega sus esfuerzos para
poner a prueba las hipótesis ya existentes a través de su mimetización y usando las computadoras
5
La ciencia cognitiva es un esfuerzo interdisciplinario que tiene como objetivo crear una
teoría de los sistemas de procesamiento o de lo cognitivo en el más amplio sentido; en ella
participan teóricos e investigadores de campos tan disímbolos como la antropología, la
lingüística, la psicología cognitiva. la inteligencia artificial, las neurociencias y la filosofía. El
proyecto de la construcción de la ciencia cognitiva nace concretamente en la segunda mitad de la
década de 1960, aunque es obvio decir que tiene antecedentes inmediatos (en el paradigma del
procesamiento de información) y remotos (en la filosofía) (véanse Gardner 1987 y Norman
1987).
psicológica y se interesa prioritariamente en la descripción del sujeto cognitivo
humano. 6
Por consiguiente, a diferencia del enfoque conductista basado en una filosofía que
hunde sus raíces en el empirismo, para el cual el sujeto está controlado por las
contingencias ambientales, en este paradigma el sujeto es un agente activo cuyas
acciones dependen en gran parte de las representaciones o procesos internos que él
ha elaborado como producto de las relaciones previas con su entorno físico y social.
Esto significa también que el sujeto de conocimiento deja de ser una tabula rasa que
acumula por asociación impresiones sensoriales para ir conformando sus ideas sobre
el mundo. Por el contrario, el sujeto organiza 87 tales representaciones dentro de su
sistema cognitivo general (en el sistema de la memoria).
conductas son controladas por las representaciones mentales (Transformación pragmática), mientras que el paradigma
psicogenético se pretende explicar como ocurre la construcción del conocimiento a partir de la coordinación de las acciones
(transformación epistémica)
8
La categoría de la «organización* es otro de los puntos clave en los modelos teóricos cognitivos.
Rividre (1987) señala que puede considerarse un atributo central del enfoque, al cual se remite
de inmediato para explicar las formas en que las representaciones se acomodan dentro del
sistema cognitivo. La organización de las representaciones es una noción que se asocia
directamente con ideas estructuralistas, filiación que algunos no están dispuestos a aceptar, pero
que. sin embargo, utilizan al recurrir a nociones como «planes», «esquemas» o «marcos». Se
supone que en la base de conocimientos (MLP) existe cierta estructuración de estas
organizaciones, lo cual niega la visión acumulativa simplista de la información (como la que
sostienen las posturas conductistas). Para algunos autores, las formas de organización pueden ser
innatas (p. ej. las asociadas al lenguaje, según Chomsky y Fodor) o bien adquiridas (Ausubel);
de base fisiológica (grupo PDP) o funcionales (Ausubel. Johnson-Laird, Fla- vell. entre otros).
cerebrales. A vez, en la postura «abierta», recientemente varios seguidores o autores
cercanos al paradigma han ido más allá al confesar una postura de tipo
EL PARADIGMA COGNITIVO
125
“constructivista” 98 en sus concepciones (p. ej. Glaser 1991b y Mayer 1992). Según
esta concepción, el sujeto posee una organización interna de eventos que va
reelaborando en función de los intercambios con el exterior, y a partir de esta organi-
zación interna (estructuras, esquemas, reglas, etc.) el sujeto interpreta y otorga
continuamente nuevos significados a la realidad
En principio debemos considerar que todos los teóricos cognitivos están de acuerdo
con el postulado de la naturaleza causal de los procesos o eventos internos en la
producción y regulación de las conductas (Pozo 1989 y Riviére 1987). Dicho de otra
manera, la explicación del comportamiento del hombre debe remitirse a una serie de
procesos internos.
Muchos de los trabajos del paradigma se han orientado a describir y explicar los
mecanismos de la mente humana, y para ello han propuesto varios modelos teóricos.
Estos modelos pretenden dar cuenta de cómo se realiza el procesamiento de la
información, desde que ésta ingresa al sistema cognitivo hasta que finalmente se utiliza
para ejecutar una conducta determinada.
9 Muy probablemente por el influjo del pensamiento piagetiano, dado que esta idea es de
aparición más tardía. Para algunos autores, esta idea constructivista forma parte todavía del
paradigma, para otros, sin duda, está fuera de él. Sobre la idea de «constructivismo» podemos
encontrar en textos recientes varios intentos de análisis. Para algunos sólo la aproximación
piagetiana es genuinamente constructivista (argumento que sustentan autores de filiación
piagetiana. como Cellerier, Delval Castorina), mientras que para otros pueden encontrarse
diversos tipos de constructivismo en la psicología de la educación (Carretero. Coll), o rastrearse
.ideas- constructivistas en posturas cognitivas estadounidenses (Resnick, Carretero),
neopiagetianas y socioculturales (Wertsch). Esta cuestión está todavía sujeta a debates y
discusiones.
Los modelos planteados en forma de diagramas de flujo que describen por dónde
va transitando y procesándose la información, desde que ingresa al sistema hasta que
egresa del mismo, surgieron durante los primeros veinticinco años de vida del
paradigma, y en los últimos quince años han dejado de proliferar, al menos en el
sentido en que antes se planteaban.109
10
Los primeros modelos de procesamiento de información adoptaban concepciones que a la
luz de la investigación actual parecen un tanto obsoletas y estáticas. Para ilustrar lo anterior
podemos señalar algunos ejemplos: a) el procesamiento serial, sostenido al principio por casi
todos los modelos, ha sido desterrado para dar paso a las nuevas concepciones que proponen un
procesamiento en paralelo (tal como el ser humano procesa la información); b) en los modelos se
formulaba un planteamiento con una exagerada linealidad, hoy se reconoce que existen muchas
interacciones complejas en el sistema cognitivo; c) en los modelos se daba poca importancia a
los factores motivacionales y emocionales, actualmente éstos constituyen dos temas del
paradigma.
126 LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
Memoria sensorial (MS). Cada modalidad sensorial (visual, auditiva, etc.) posee
un sistema de registro sensorial que mantiene la información que ingresa a los
receptores durante un periodo muy breve (como máximo dos segundos). En es -
te breve periodo, ocurre el registro de copias literales de carácter precategorial
realizadas por los receptores cuando captan la estimulación sensorial entrante
(véase el cuadro 6.1). A partir de esta «huella mnémica» es posible la
aplicación de una serie de operaciones de atención selectiva sobre algunos
aspectos de ella, con el fin de hacerla ingresar intencionalment e, si se
considera necesario, a la memoria a corto plazo. La información proveniente de
la huella que no se considera relevante no es objeto de operaciones de atención
selectiva y puede desecharse del sistema de procesamiento y almacenaje
consciente.
Memoria a corlo plazo (MCP) O memoria de trabajo. Este almacén posee caracte-
rísticas estructurales y funcionales (véase el cuadro 6.1). Sus características
estructurales son las siguientes:
EL PARADIGMA COGNITIVO
Hay que señalar que muy poca de la información contenida en la MLP es co-
pia exacta de la información percibida, se trata más bien de interpretaciones
que el sujeto ha elaborado basándose en sus conocimientos almacenados.
EL PARADIGMA COGNITIVO
duradero, mientras que un procesa miento profundo genera un trazo más «fuer -
te» y de mayor duración.
Los trabajos sobre niveles o dominios de procesamiento tienen una cercana
filiación con los realizados sobre estrategias cognitivas (véanse Pozo 1990 Y
Selmes 1988).
Sobre el inciso b), podemos señalar que el estudio de la representación del
conocimiento es un tema muy importante en el paradigma y tiene vari as líneas
de investigación sólidas. Como ejemplos se pueden mencionarlos siguientes:
los modelos de representación del conocimiento propuestos por Norman y
Rumelhart (el modelo LNR); los realizados por el grupo de Anderson (el modelo
ACT. por ejemplo); los modelos conexionistas del PDP desarrollados por autores
como Rumclhart y McClelland; y, con ciertas diferencias en relación con los
anteriores, los estudios realizados en la línea de investigación de expertos y
novatos, desarrollados principalmente por Chi y Glaser (véanse De Vega 1984 y
Pozo 1 989).
Sobre la línea de investigación de expertos y novatos se han realizado nu -
merosas investigaciones en distintos dominios de conocimiento, con el fin de
identificar las posibles diferencias entre unos y otros. Puede decirse que esta lí-
nea importante de investigación se inició gracias a los trabajos realizados por
Newell y Simón, en especial sus estudios sobre solución de problemas, realiza -
dos a finales de los años sesenta (p. ej. Newell y Simón 1972). Dichos autores
impusieron una metodología para el estudio de la solución de problemas y para
la investigación de la pericia en sujetos humanos. Posteriormente, otros desa -
rrollaron esa línea de trabajo empleando tarcas y problemas más complejos y
analizando no sólo las diferencias entre novatos y expertos, sino también el
proceso por el cual los expertos llegan a serlo (Bruner 1995). Tomando los
planteamientos de Glaser (1991a), podemos hacer algunos comentarios
conclusivos sobre los estudios de la pericia en humanos:
a) En primer lugar es necesario mencionar que la pericia conseguida por un
experto en determinado dominio no garantiza que su desempeño sea tan
eficiente en otros (salvo que entre ellos exista una relación temática muy
cercana).
b) La precisión de la conducta experta es producto de un conjunto de es-
quemas especializados que guían la ejecución. Dichos esquemas permiten que
los expertos tengan una superioridad perceptiva (p. ej. reconocimiento de pa -
trones) y de representación de los problemas que se les p resentan; basta con
que se alteren los patrones hacia formas no conocidas de presentación de los
estímulos (p. ej. azarosas) para que su eficiencia disminuya notablemente.
c) Los expertos adquieren una gran capacidad para percibir apropiadamente
patrones complejos de información significativa. Esta capacidad
representacional se ejerce rápidamente, de modo que los expertos parecen
actuar «intuitivamente», mientras que los novatos manifiestan una conducta de
reconocimiento de patrones menos articulada, de menor capacidad y más
orientada a rasgos superficiales que a aspectos inferenciales y de abstracción
de principios.
d) La capacidad desarrollada por los expertos les permite disponer de más
tiempo y espacio en la memoria de trabajo, los cuales les si rven para realizar
distintas actividades de procesamiento y de búsqueda en la memoria.
131
EL PARADIGMA COGNIT1VO
Para estudiar los procesos y las representaciones mentales, los teóricos del
procesamiento de información utilizan un recurso central: la inferencia. Según
ellos, no se puede proceder de otra manera, porque su interés se centra en el
estudio de procesos cognitivos y entidades no observables por vía directa; de
modo que para comprender su naturaleza es necesario observar los
comportamientos del sujeto y realizar análisis deductivos sistemáticos durante
la investigación que posibiliten la construcción afanosa de una descripción y
una explicación detalladas.
Respecto de los tipos de estrategias metodológicas utilizadas en los
estudios de la cognición, según De Vega (1984) pueden clasificarse en cuatro
tipos: a) la introspección, b) la investigación empírica, c) la entrevista o el
análisis de protocolos verbales y d) la simulación. La introspección, como
recurso metodológico, ha sido objeto de muchas críticas y en definitiva ha sido
poco utilizado por el paradigma, no así las tres restantes.
La investigación empírica ha sido muy empleada con una multiplicidad de
variantes (p. ej. la cronometría mental, el aprendizaje verbal, las técnicas espe -
cíficas para los estudios de procesos: atencionales, perceptivas, mnémicas,
intelectuales y de razonamiento), entre ellas destacan las de carácter
experimental y las investigaciones en escenarios y contextos naturales (véase
la nota 5 de este capítulo), y ha producido gran cantidad de evidencia empírica
sobre la cual descansan múltiples y complejas elaboraciones teóricas.
La entrevista y el análisis de protocolos verbales también se han empleado
en varias líneas de investigación (entre ellas, expertos-novatos y solución de
problemas) y, cuando se han utilizado correctamente, ofrecen una gran riqueza
heurística.
Finalmente, los teóricos de la versión fuerte de la metáfora mente -computa-
dora, especialmente en el campo de la inteligencia artificial, han util izado de
forma sistemática la simulación (véase la nota 3 de este capítulo).
132
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
Para tales fines será necesario hacer un uso creativo de las denominadas
estrategias cognitivas de enseñanza (p. ej. los organizadores anticipados, los
resúmenes, las analogías, los mapas conceptuales y las redes semánticas, las
preinterrogantes, etc.), en sus cursos o situaciones instruccionales.
Vinculado con lo anterior, el docente debe crear un clima propicio para que
el alumno experimente autonomía y competencia, atribuya valor a sus éxitos
basados en el esfuerzo, perciba los resultados como controlables y
modificables, y para que mejore su autoestima y su concepción de sí mismo
(véase Alonso 1991 y Fierro 1990).
Es interesante recuperar aquí algunas de las características que han identi-
ficado varios seguidores de la óptica cognitiva en cuanto al profesor experto
(véanse Genovard y Gotzens 1990; Hernández y Sancho 1993; Villar 1995). En
esta línea de investigación, desarrollada principalmente por BerJiner (1988), se
sigue un enfoque muy parecido al de «expertos y novatos»; se plantea un conti -
nuo entre el novato (1) y el experto (5), pasando por tres subniveles: avanzado
(2), competente (3), y eficiente (4) (véase Shuell 1990). En este contexto hay
que señalar que los profesores expertos no son necesariamente los de mayor
experiencia laboral, sino los que demuestran una mayor competencia ep el 137
manejo de los recursos y en las destrezas que aplican al proceso didáctico.
Algunas de las características más relevantes de los prof esores expertos, en
comparación con los novatos, son las siguientes:
EL PARADIGMA COGNITIVO
Otra línea de trabajo sobre el pensamiento del docente que se ha abierto desde la
perspectiva cognitiva se refiere a la determinación de las teorías implícitas (creencias,
intuiciones y saberes derivados del sentido común, de sus propias experiencias, y del
saber contextual de cada situación) que el docente posee sobre las cuestiones
didácticas (Hernández y Sancho 1993). Según estos trabajos, respecto de los procesos
de planificación, se ha demostrado que los profesores generalmente no están
conscientes de los procesos cognitivos que emplean, ni de los factores en que basan
sus decisiones cuando realizan dicho proceso; se ha puesto al descubierto que también
suelen hacer planes intuitivamente y de manera general, y que no actúan como los
expertos tratando de concretarlos en la situación didáctica (en otras palabras, no hacen
lo que planean). De este modo, parece que la actividad de planeación en el profesor
común no incide en la determinación de sus acciones durante la situación de
enseñanza.
En cuanto a los procesos de actuación en la clase, se ha demostrado que la forma
de proceder del profesor se encuentra sesgada por sus ideas y expectativas, y en lo
que se refiere a las actividades de valoración y diagnóstico progresivo en el proceso de
enseñanza y aprendizaje, se ve dominado por la prisa y la inmediatez en que muchas
veces tiene que hacerlo; el resultado es que suelen ser parciales.
el paradigma cognitivo
139
Una vez cubiertas estas tres condiciones, la información podrá ser adquirida de
forma sustancial (lo esencial) y no arbitrariamente; esto es, el aprendiz podrá relacionar
semánticamente el material de aprendizaje con su conocimiento previo, y entonces
aprenderlo con comprensión atribuyéndole significado y sentido personales.
En este sentido, la tarea del docente consistiría básicamente en promover si-
tuaciones didácticas que propicien el aprendizaje significativo en sus alumnos (por
recepción o por descubrimiento), puesto que se ha demostrado que este tipo de
aprendizaje está asociado con niveles superiores de comprensión de la información y
es más resistente al olvido.
Ausubel considera que en los escenarios escolares (especialmente a partir de los
últimos años de escolaridad básica y hasta la educación superior), el aprendizaje
significativo por recepción es el más valioso, incluso por encima del aprendizaje por
descubrimiento significativo (dado que los alumnos no pueden estar «descubriendo»
conocimientos continuamente, sobre todo los de gran complejidad conceptual que se
enseñan en los currículos, y además porque resulta mucho más costoso
didácticamente). Tal preponderancia se debe a que la mayor parte de la información
que aprendemos está expresada en el lenguaje oral o escrito; el profesor o el diseñador
de los materiales curriculares debe exponerla o prepararla adecuadamente (véase el
apartado sobre estrategias de enseñanza, más adelante).
Dos de los principales problemas que han mitificado al aprendizaje por recepción,
son los siguientes:
Otro rasgo de los esquemas es su carácter modular, dado que pueden existir
distintos esquemas para diferentes dominios de contenidos. En un mismo dominio-
módulo, los esquemas se encuentran relacionados en sistemas a través de relaciones
de diferenciación, jerarquización e integración parte-todo (un esquema puede ser un
subesquema de otro más complejo que lo integre, y los esquemas pueden vincularse
entre sí).
Los esquemas incluyen información de tipo conceptual o semántica (relacionada
con los significados de los objetos, sucesos o situaciones que describen), episódica
(producto de nuestras propias experiencias con esos objetos, sucesos y situaciones) y
actitudinal (valoraciones sobre esos conceptos, esas experiencias, etcétera).
Finalmente, una última propiedad de los esquemas es su naturaleza excitatoria o
de poder de activación (Anderson 1983). Gracias a ello, la elicitación de alguna de las
variables de un esquema sirve para activarlo completamente y propagar la fuerza de
activación, incluso hacia otros inmediatamente relacionados. Dicha activación permite
el uso de información almacenada pertinente en la MLP para relacionar, incorporar e
integrar semánticamente toda la información novedosa que se encuentre activada en la
memoria de trabajo.
Los esquemas se encuentran organizados interiormente y entre ellos. De este
modo, un esquema con un alto nivel de organización en el sentido cuantitativo, pero
sobre todo cualitativo, será más potente cuando se utilice en distintas actividades
cognitivas (perceptivas, interpretativas, de aprendizaje, etc.), en comparación con
cualquier otro que esté pobremente organizado. Además, los esquemas pueden
incorporar tanto conocimientos valiosos como erróneos. Esto es, dentro de ellos
muchas veces coexisten, amalgamadas, ideas equivocadas junto con otras ciertamente
válidas. El grado de proporción entre estos dos tipos de conocimientos es variable.
Las fuentes del conocimiento esquemático pueden clasificarse en tres: a) muchos
esquemas se forman a través de lo que otros nos dicen o enseñan informalmente en el
medio familiar, social, o mediante distintos medios informativos, b) otros provienen de
nuestras propias experiencias, y c) algunos son producto directo del medio escolar
(Miras 1993).
Por lo tanto, los alumnos pueden variar entre sí por la cantidad de esquemas que
poseen y por el nivel y la riqueza de organización esquemática que hayan desarrollado.
Hay que tener presente que también los esquemas de los alumnos pueden poseer
distinto nivel de validez y pertinencia en relación con los contenidos que se estén
trabajando en un momento dado (algunos esquemas pueden ser «correctos» desde el
punto de vista del enseñante o del programa, otros serán parcialmente correctos y
otros en cambio incorrectos, p. ej. los esquemas alternativos o MISCONCEPTIONS).
Desde la perspectiva de la teoría de los esquemas, Rumelhart y su grupo (en
Sierra y Carretero 1990) sostienen que el aprendizaje es un proceso de modificación de
los esquemas que posee el sujeto (almacenados en la MLP), como producto del influjo
y la adquisición de la información nueva y de la interacción de ésta con los primeros.
Esto quiere decir que, cuando se desea aprender algo, es menester activar
determinados esquemas (o, si es necesario, desarrollarlos a partir de
142 los paradigmas con implicaciones educativas
materiales
FASES DEL APRENDIZAJE. Shuell es otro autor que en varios trabajos ha analizado el
aprendizaje en el contexto de los procesos de enseñanza. Para él, el aprendizaje
significativo que ocurre en el aula puede ser definido como un proceso activo,
constructivo y orientado a conseguir una meta (Shuell 1988 y 1990).
Shuell (1990) considera que muchas de las aportaciones sobre el aprendizaje
realizadas desde diferentes líneas de investigación cognitiva (p. ej. la teoría de los
esquemas, el enfoque expertos-novatos, los modelos de la flexibilidad cognitiva del
grupo de Spiro, las investigaciones sobre estrategias realizadas por Karmiloff- Smith,
etc.) coinciden al entender el aprendizaje como un fenómeno gradual polifásico. Con
base en esto, ha distinguido tres fases del aprendizaje significativo en las que integra
las aportaciones de las líneas de trabajo mencionadas.
líneas de trabajo teórico esbozadas en los apartados anteriores. Si bien hasta ahora no
se cuenta con una propuesta integradora que provenga de las aplicaciones del enfoque
cognitivo a la educación, sí existen propuestas interesantes que aun cuando se han
desarrollado casi en forma independiente, muestran marcadas coincidencias que
vislumbran la posibilidad futura de engendrar un marco más in- tegrador que las incluya
y explique de un modo comprehensivo.
es la propuesta por Selmes (1988). Esta clasificación podría permitir un nuevo marco
organizador para la clasificación de las intenciones educativos (véase la sección 6.3).
Por último, cabe mencionar la clasificación propuesta por Gagnó (1985, tomada de
Pozo 1992a), en la que se especifican los tipos de contenidos que ocurren en el
aprendizaje escolar (clasificaciones similares han sido propuestas en Marton 1989 y
Sparkes 1989, citados en Kember 1991).
Así, puede proponerse una clasificación inicial de los contenidos, útil para que los
profesores identifiquen lo que sus alumnos deben aprender (véase la figura 6.4). De
este modo, tendremos en un continuo de niveles de generalidad, y en orden jerárquico,
los contenidos curriculares clasificados en varios tipos: conceptual (hechos, conceptos,
principios), procedimental (habilidades, destrezas) y valorativo (actitudes, normas y
valores).
Los contenidos conceptuales son todos de tipo declarativo (saber qué se declara o
qué se dice verbalmente). Entre ellos podemos señalar los HECHOS o datos, que son los
saberes que tienen que aprenderse al pie de la letra. Más complejos que los anteriores
son los CONCEPTOS que se refieren a representaciones con significado, con un mayor
nivel de generalización y abstracción. Los conceptos sólo pueden aprenderse
comprendiendo el significado o sentido que transmiten. Por último, podemos mencionar
los PRINCIPIOS, que son elaboraciones construidas a partir de dos o más conceptos.
Los contenidos procedimentales son los que se refieren al «saber hacer». Un
PROCEDIMIENTO especifica una serie ordenada de acciones u operaciones para
conseguir un fin determinado. Los procedimientos pueden ser de naturaleza interna (p.
ej. estrategias de aprendizaje) o externa (habilidades manuales). La ejecución correcta
de algunos procedimientos exige un alto grado de automatización, mientras que en
otros casos se exige más bien una ejecución consciente y estratégica.
Entre los contenidos más complejos podemos identificar los que se refieren al
«saber ser», dentro de los cuales encontramos las actitudes, las normas y valores.
Procedimientos Nivel de
MENOR
FIGURA 6.4. Tipos de contenidos (tomado de Pozo
1992a).
En segundo lugar, puede realizarse un análisis de los cinco tipos de resultados de
aprendizaje que pueden lograrse a partir de los tipos de contenidos identificados (véase
la figura 6.5).
el paradigma cognitivo
Contenidos Análisis de
aprendizaje
Estrategias de
aprendizaje y
solución de problemas
Procedimientos
Destrezas, técnicas
Conceptos
Hechos, conceptos y principios
Información verbal
b) Estrategias para orientar la atención de los alumnos. Estas estrategias son los
recursos que el profesor o el diseñador utiliza para focalizar la atención de los
aprendices durante una sesión, discurso o texto. En este sentido, deben proponerse de
preferencia como estrategias de tipo coinstruccional, dado que pueden ser aplicadas
continuamente para indicar a los alumnos en qué puntos, conceptos o ideas deben
centrar sus procesos de atención, de codificación y de aprendizaje. Algunas estrategias
de este tipo son las siguientes:
Desde esta óptica, podemos observar que existe una primera etapa en la que no
es posible el uso inducido o espontáneo de las estrategias, simplemente porque se
carece de la competencia cognitiva para lograrlo, o porque no se ha aprendido la
estrategia. Podemos decir que en esta fase hay una deficiencia cognitiva en el uso de
mediadores o estrategias en situaciones de aprendizaje.
En una segunda etapa, el uso de mediadores o estrategias es posible, siempre y
cuando haya una persona que apoye o proporcione la ayuda para hacerlo. Puede
decirse que el aprendiz incipiente llega a ser capaz de utilizarla en el plano
interpsicológico, cuando recibe ayudas de distinto tipo, como instrucciones,
modelamientos o guías; sin embargo, sin tales apoyos, el aprendiz no es capaz de
usarlas espontáneamente, porque aún no ha ocurrido su internalización completa. En
comparación con la etapa anterior, ya se tiene la capacidad para utilizar las estrategias
como mediadores o instrumentos cognitivos, pero todavía hay un déficit en su empleo
autónomo y/o espontáneo, dado que no se ha desarrollado su regulación
metacognitiva.
Así, aunque ya es posible el uso de estrategias, a través de inducciones e ins-
trucciones externas para hacerlo, éstas suelen estar muy vinculadas al dominio o
contenido de aplicación donde fueron enseñadas; además, todavía tienen una po-
sibilidad muy limitada de transferencia hacia nuevos contenidos similares.
La tercera etapa se caracteriza por el uso espontáneo, maduro y flexible de las
estrategias cuando el aprendiz lo requiere, gracias a que ha logrado una plena
internalización de las mismas y posee un conocimiento metacognitivo apropiado para
hacerlo. En esta etapa final, el aprendiz ya puede hacer uso autónomo de las
estrategias y tiene la posibilidad de transferirlo a otras situaciones similares.
b). La enseñanza de las estrategias. Como ya hemos señalado, en primer lugar las
estrategias deben considerarse procedimientos de carácter heurístico y flexible. Al
respecto, Coll y Valls (1992) han propuesto un esquema básico para la enseñanza de
procedimientos, el cual se basa en gran parte en las ¡deas de Bruner y Vigotsky sobre
la noción de «andamiaje» y de «transferencia del control y la responsabilidad».
Esta propuesta puede ser la «estrategia guía» para la enseñanza de cualquier tipo
de habilidad o estrategia cognitiva (de aprendizaje, metacognitiva, autorreguladora,
etc.) (véase Solé 1992). Dicha propuesta se basa en la idea de que los procedimientos
(herramientas que forman parte de un bagaje cultural) se aprenden progresivamente en
un contexto interactivo y compartido, estructurado entre el enseñante y el aprendiz del
procedimiento. En dicho contexto, el enseñante actúa como un guía y provoca
situaciones de participación dirigida con los alumnos. Es así como en la situación de
enseñanza ocurren tres pasos básicos en el tránsito del desconocimiento del
procedimiento hasta su uso autónomo y autorregulado por parte del aprendiz. Dichos
pasos son los siguientes:
Como podrá inferirse, la tarea del enseñante consiste en ayudar a que el alumno
logre la construcción del procedimiento estratégico que le propone, luego de
proporcionarle un contexto de apoyo y de andamiaje que se modificará en función de la
creciente capacidad del aprendiz para utilizarlo. Además, dicha visión de la enseñanza
coincide en gran parte con el esquema identificado sobre el patrón de las fases de
adquisición de las estrategias, mencionado líneas antes.
La propuesta, como se ha dicho, puede presentarse acompañada o traducida a
distintas técnicas más específicas, según la estrategia de aprendizaje y el dominio de
que se trate.
Según varios autores (Dansereau 1985, Coll y Valls 1992, Elosúa y García 1993,
Monereo 1990, Morles 1985, Muriá 1994), existen varios métodos o técnicas concretas
para el entrenamiento en estrategias de aprendizaje, los cuales pueden utilizarse
combinados, siguiendo la estrategia básica descrita:
Ejercitación. Consiste en que luego de enseñar alguna estrategia al estudiante,
éste haga uso de ella mediante la ejecución en varias tareas; el profesor o instructor
asignará la tarca, vigilará su cumplimiento y evaluará los productos del trabajo
realizado.
Modelaje. Es la forma de enseñanza en la cual el docente «modela» ante los
alumnos cómo se utiliza una estrategia determinada, con la finalidad de que el
estudiante intente «copiar» la forma de uso de la estrategia. Puede hacerse una
extensión y utilizarse el «modelamiento metacognitivo», en el que el modelo enseña y
muestra la forma de ejecución de la estrategia, conjuntamente con aquellas otras
actividades reflexivas (que generalmente quedan ocultas en situaciones normales)
relativas a las decisiones que va tomando cuando se enfrenta a una tarea de
aprendizaje o de solución de problemas. De esta manera, el alumno observará los
pasos en la ejecución de las estrategias y tomará como ejemplo las acciones y
reflexiones metacognitivas del modelo.
Respecto del modelado, es posible identificar otras dos variantes: a) el «modelado
de uso correcto», y b) el «modelado de contraste» entre un uso correcto y otro
incorrecto de la estrategia. También pueden ser importantes las actividades de
posmodelado, en las cuales se aclare con información adicional una «representación
alternativa» (analogías, metáforas, etc.), que luego puedan utilizar los alumnos (véase
González 1994).
Instrucción directa o explícita. A través de ella se da directamente al estudiante por
medio de una serie de indicaciones, instrucciones y consignas, información precisa
sobre: el uso de la estrategia, recomendaciones valiosas para su empleo y el grado de
eficiencia conseguido. En la medida de lo posible, en todo el proceso es menester
guiar la práctica del alumno.
Análisis y discusión metacognitiva. Por medio de esta técnica se intenta que los
estudiantes exploren sus propios pensamientos y procesos cognitivos (actividades
metacognitivas) cuando ejecutan alguna tarea de aprendizaje; de este modo ellos
mismos valoran la eficacia de actuar reflexivamente y modifican en el futuro su forma
de aproximarse a problemas y tareas similares. Monereo (1990) distingue dos
variantes:
157
el paradigma cognitivo
a) el profesor propone una actividad o tarea, y una vez finalizada pide que los
participantes escriban o expongan oralmente el proceso cognitivo seguido, y b)
distribuidos por parejas, algunos alumnos deben resolver una tarea «pensando en
voz alta», mientras sus compañeros anotan el proceso cognitivo, para después
exponerlo al análisis y discusión de toda la clase (p. 13).
EL PARADIGMA COGNITIVO
161
Tener claros los objetivos que se persiguen antes de realizar cualquier cosa.
Seleccionar objetivos a corto plazo que permitan conseguir otros de más amplio alcance
(teniendo en cuenta que los objetivos a corto plazo sean valiosos por sí mismos).
Identificar y valorar la forma de interpretación que el programa tiene sobre la o las habilidades
de pensar, razonar, etc. Seleccionar el programa con una perspectiva teórica
fundamentada y valiosa.
Seleccionar los programas que enseñan las habilidades que se quieren favorecer o enseñar a
los aprendices.
Elegir programas que proporcionen una gran dosis de práctica o que permitan al menos
aftadirla de forma significativa. Es mejor un programa que enserte -cómo hacer» que un
programa que sólo nos diga «qué hacer».
Ser precavido con los programas demasiado breves y con los programas que se asemejan a lo
que queremos promover, pero que en realidad no hacen ni promueven lo que deseamos.
Tener en cuenta todos los datos sobre evaluaciones o validaciones hechas al programa.
Analizar el componente de formación de los profesores.
•El grado en que los alumnos han llegado a construir —gracias a la situación
instruccional y a sus propios recursos cognitivos— interpretaciones significativas y
valiosas de los contenidos revisados.
• El grado en que ellos han sido capaces de atribuirle un sentido funcional a
dichas interpretaciones (no sólo instrumental, sino también en relación con la
utilidad que éstas puedan tener para futuros aprendizajes).
En primer lugar, hay que partir de la idea básica de que las prácticas de evaluación
para los dos tipos de aprendizaje declarativo (el aprendizaje de datos y hechos y el
aprendizaje de conceptos y principios) tienen que ser, en definitiva, diferentes (Pozo
1992b). Podemos mencionar brevemente, que la evaluación del aprendizaje factual
tiene las siguientes características:
Para este tipo de evaluación, las prácticas evaluativas que usan pruebas objetivas
construidas por medio de reactivos muy estructurados (opción múltiple,
completamiento, falso-verdadero, respuesta breve, etc.) pueden utilizarse sin ninguna
dificultad.
El conocimiento conceptual exige el uso de estrategias y de instrumentos más
complejos. Para una correcta valoración del aprendizaje de conceptos y principios es
necesario:
Sin embargo, su uso debe ser reservado porque, como cualquier instrumento de
autorreporte, los alumnos suelen falsear las repuestas por diversos motivos (p. ej. por
querer quedar bien, por deseabilidad social o por motivos autopresentacionales), o bien
el instrumento puede generar un efecto de reactividad.
Hay que tener presente que las actitudes deben interpretarse no sólo por medio de
las verbalizaciones hechas por los alumnos; deben contemplarse otras técnicas en las
que se manifiesten las actitudes, por ejemplo, conductas o acciones concretas en
contextos determinados.
Algunas técnicas que suele utilizar el profesor son las listas de cotejo y las escalas,
las cuales permiten una valoración fácil de las actitudes pero también con algunas
limitantes. Los alumnos pueden sentirse observados y falsear, sus conductas.
Otra técnica de evaluación, a la cual pueden recurrir los docentes, es la ob-
servación participante que usa registros de tipo anecdótico o etnográfico, o bien
de forma más estructurada por medio de sistemas de categorías preestablecidas.
***
es una de las áreas de aplicación más promisorias del paradigma, pues proveerá a los
docentes y a los diseñadores de los currículos de diversas metodologías de enseñanza
y organización del currículo en los distintos niveles educativos.
F) LOS SISTEMAS EXPERTOS Y DE TUTORÍA INTELIGENTE. La influencia del enfoque cog-
nitivo y de la inteligencia artificial en la informática educativa ha crecido desde la
década de los setenta y ha promovido nuevos desarrollos dentro de la misma. Así,
pronto comenzaron a aparecer distintos sistemas potentes que contenían, en su base
de conocimientos, la pericia resumida de un grupo de expertos en un dominio
determinado para realizar actividades de diverso tipo (p. ej. el diagnóstico médico).
Estos programas se conocen como sistemas expertos; a partir de ellos y con las
ventajas de la inteligencia artificial y el desarrollo interno de los módulos de tutoría
interactiva y flexible (una alternativa clara a los tutores demasiado rígidos de la
modalidad iac, véase la última parte del capítulo 4), surgieron los sistemas tutores
inteligentes. Hasta la fecha han aparecido una variedad de tutores inteligentes; algunos
de ellos modelan la conducta de aprendizaje de los alumnos, ya sea a través de un
diálogo interactivo de preguntas y respuestas (scholar), por medio de un diálogo
socrático (why), empleando reglas de descubrimiento guiado (WEST), o integrando los
beneficios de la simulación (1NCOFT) (véase Snovv y Swanson 1993). Su introducción
en las aulas aún es limitada; la mayor parte de ellos ya han pasado la fase
experimental pero todavía no se diseminan de forma apropiada; quizás en los próximos
años podremos establecer un juicio sobre las posibilidades de éstos y otros recursos
informáticos (como las bases de datos y videos interactivos, los hipertextos y los
entornos de hipermedia), en los que el paradigma cognitivo ha desempeñado un papel
muy particular.
186 LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
Por lo tanto, en el uso del método clínico-crítico, en lugar de que el examinador se aleje
del objeto de conocimiento (en este caso el sujeto examinado), se aproxima a él (véase la
figura 7.2) generando y contrastando sus hipótesis o representaciones (a través de la
entrevista flexible, en la que el entrevistado!- «guía dejándose guiar» por los argumentos del
niño), para conocer, con un grado mayor de objetividad, la competencia cognitiva de!
examinado.
METODOLOGÍA CONSTRUCT1VISTA
S O
En sus escritos generales, aunque se inclinaba por las cuestiones epistemológicas, Piaget
dedicó muchas obras a disciplinas tan disímbolas como la biología, la psicología, la
sociología, la filosofía, etc., y en menor medidas en comparación con las anteriores, a la
problemática y la cuestión educativas.
No hay que olvidar que Piaget inició la construcción de la epistemología genética en un
contexto particularmente propicio para la reflexión pedagógica. Es indiscutible que trabajar
en el entonces Instituto Jean-Jacques Rousseau (fundado por el psicólogo y educador
Claparéde), conducir sus primeras investigaciones en la escuela experimental adjunta a
dicho Instituto, llamada LA MAISON DES PETIIS (fundada por Claparéde, Bovet y Ferriére, quien
fue uno de los promotores del movimiento de la escuela activa) y, además, ser cofundador,
con Bovet. Claparéde y Roselló, del Buró Internacional de Educación (del cual el propio
Piaget fue primer director), con toda seguridad provocó en el autor gine- brino algún
compromiso y asentó reflexiones serias sobre la cuestión educativa; lo anterior puede
constatarse, con relativa facilidad, si se lee con atención el escrito de 1935 contenido en su
obra PSICOLOGÍA Y PEDAGOGÍA (1976). Sobre esto mismo, Munari (1985) ha declarado lo
siguiente:
EL PARADIGMA PSICOGENÉTICO
187
Las relaciones entre psicología genética y educación fueron de gran interés para Piaget y sus
colaboradores por muchos años. Pero durante las últimas décadas de su vida, Piaget se interesó
por esta cuestión cada vez menos, y llegó a declarar que él no era suficientemente competente
en educación como para hacer pronunciamientos en torno a ella (1985, p. 7).
Con base en todo lo anterior puede decirse que si bien Piaget no abordó las cuestiones
educativas de forma sistemática durante toda su vida, sí nos dejó algunos escritos sobre
educación —los cuales ciertamente elaboró por los compromisos contraídos en ese terreno—
, en los que se manifiestan su postura, concepción y experiencia respecto del ámbito en el
que trabajó de cerca durante la década de 1930.
De su obra escrita de índole educativa pueden extraerse algunas ideas sobre su filosofía
y su concepción educativas, que no fueron ajenas a las posturas propugnadas por algunas
ramas de la escuela activa (se observan ciertas influencias de las aproximaciones
pedagógicas de Ferriére y del pragmatismo de Dewey), así como sus críticas certeras a la
educación basada en el verbalismo y en la clase magistral del profesor (Marro 1983; Munari
1985; Piaget 1976). Asimismo, puede argumentarse que todas las ideas que expuso sobre la
educación se derivan principalmente de sus convicciones y conclusiones epistemológicas, las
cuales sin duda han sido de mucha utilidad para todos los que posteriormente intentaron
aventurarse en este campo tan complejo.
Varios autores (Coll 1983a, Coll y Martí 1990, DeVries y Kohlberg 1987, Lerner 1996,
Marro 1983) han intentado clasificar y realizar un análisis de estas aplicaciones e
implicaciones. De manera breve señalaremos los aspectos en los que estos análisis
coinciden: a) existe un avance progresivo de los usos educativos de la teoría en una triple
dimensión: de lo estructural a lo funcional, del aplicacionismo ingenuo (interpretación literal) a
la contextualización dentro de problemáticas educativas (interpretación libre y más
contextualizada), y de una inicial subestimación de los contenidos curriculares hacia
planteamientos en que éstos se recuperan y se redimensionan en su importancia social y
educativa; b) en la historia de los «usos» de la teoría no existe un criterio unívoco, en lo que
se refiere a las interpretaciones o lecturas de la misma, para su subsecuente utilización en el
campo educativo, c) a pesar de los enormes esfuerzos realizados hasta ahora, existe aún
mucho trabajo de investigación y de intervención por hacer (especialmente en el campo del
aprendizaje de los contenidos escolares), pues el efecto esperado del paradigma en la
educación aún no se ha presentado, y d) es indiscutible que el paradigma sigue
proporcionando un marco de referencia y heurístico valioso para analizar, problematizar y
reflexionar sobre las relaciones entre profesor, alumno y saberes curriculares.
En torno a la concepción de la enseñanza que sostiene este paradigma, vale la pena hacer
algunos comentarios. En primer lugar, durante cierto periodo, muchos de los trabajos
educativos de inspiración psicogenética rehusaron emplear este término, por considerar que
no se ajustaba apropiadamente a las supuestas ideas del paradigma. Algunos autores lo
hicieron así para privilegiar la actividad constructiva del aprendiz, y reducir la enseñanza a
dicha actividad constructiva. Otros vieron en el vocablo enseñanza un supuesto resquicio de
interpretaciones empiristas que no estaban dispuestos a aceptar. De hecho, como señala
Lerner (1996), antes que enseñanza se prefirió utilizar el término «actividades del docente»
para dar cuenta de todas las acciones encaminadas a provocar «indirectamente» la
asimilación de los contenidos escolares por parte del alumno.
Si bien es propio del paradigma subrayar la actividad constructiva y la aplicación de los
mecanismos estructurantes y estructuradores de los alumnos a los contenidos escolares,
con posicionamientos como los anteriores se desplazaba claramente el problema de la
enseñanza a la cuestión del aprendizaje; se asumían posturas en las que el docente pasaba
a ocupar un lugar secundario, y se interpretaba la enseñanza como una actividad
subordinada y secundaria a los procesos que rigen el desarrollo y el aprendizaje.
Una postura que coincide en esencia con estos argumentos es la que Coll y Martí (1990)
han denominado PLANTEAMIENTO CONSTRUCTIVISTA EN SENTIDO ESTRICTO. Según este
planteamiento, se acepta que la actividad autoestructurante y constructiva del alumno tiene
un lugar protagónico y central en las actividades ocurridas en el programa de clase; esas
actividades de aprendizaje estarán principalmente determinadas por las operaciones y los
mecanismos endógenos del alumno y, pedagógicamente, por sus actividades autoiniciadas
(preferentemente en forma individual).
Es pertinente señalar que este planteamiento también tiene grandes similitudes con la
gran corriente de la «escuela activa» desarrollada por educadores tan notables como
Decroly, Montessori, Dewey, Ferriére, Freinet, entre otros.
Marro (1983) está de acuerdo con tales similitudes y comenta que aun cuando existan
parentescos generales (p. ej. el papel otorgado al niño en las actividades o la defensa de su
interés sobre el del programa o el profesor), también es evidente que pueden identificarse
diferencias entre esa propuesta pedagógica y la derivada de la interpretación de la psicología
constructivista piagetiana.
Piaget (1976) señaló que estaba de acuerdo en utilizar métodos activos (como los de los
pedagogos antes citados) centrados en la actividad y el interés de
189
EL PARADIGMA PSICOGENÉTICO
los niños, pero hizo severas críticas a la enseñanza transmisionista basada en la conferencia
y el verbalismo; sin embargo, señaló que un planteamiento de tipo activo, sin eí apoyo de un
sustrato teórico-empírico psicogenético, no garantizaba PER SE la comprensión adecuada de
las actividades espontáneas de los niños ni de sus intereses conceptuales.
Ésta es precisamente la gran aportación de la psicología genética a la educación
centrada en los «métodos activos» basados en el alumno, dado que permite dejarle claro al
profesor (con el conocimiento de las etapas de desarrollo cognitivo, el conocimiento de cómo
aprenden los niños, el significado de las actividades autoiniciadas, los tipos de conocimiento,
etc.) cómo hacer verdaderamente operativos muchos de los recursos y técnicas
proporcionados por tales métodos o enfoques pedagógicos en beneficio de los alumnos,
explicándole, además, por qué es así.
En general, las propuestas sustentadas por el planteamiento constructivista surgidas
hacia finales de los años setenta y durante la década posterior (entre ellas, Duckworth 1983;
Kamii 1982, 1985; Kamii y DeVries 1985; Homan EL AL. 1986) sostienen la necesidad de
desarrollar un contexto didáctico que pueda ser estimulante y favorecedor para los alumnos.
En este contexto, los alumnos tendrían la oportunidad de elegir y planear actividades que les
parecieran interesantes y motivantes según su nivel cognitivo. La tarca docente estaría, hasta
cierto punto, subordinada al diseño de ese contexto constituido por situaciones y
experiencias relevantes para provocar el despliegue de actividades autoestructurantes. Esto,
por supuesto, implicaría el trabajo de crear dichas actividades y experiencias con la intención
de inducir indirectamente, y según las capacidades de los niños, el tratamiento de los
contenidos curriculares (lo cual no es una tarea tan sencilla como parece).
Este planteamiento se ha plasmado principalmente en propuestas curriculares de
educación básica (preescolar y primaria), en las que el peso de los contenidos curriculares no
parece ser tan subyugante como en los niveles de educación media y superior (en los que se
requiere una ayuda más detallada y directa para este proceso autoestructurante, como
señalan Coll y Martí 1990). Las propuestas curriculares de Kamii y DeVries (Kamii 1982,
1985; Kamii y DeVries 1983, 1985) y la de Highscope encabezada por Weikart (I loman ET AL.
1986) son ejemplos claros de este planteamiento. En ellas se recurre a «experiencias clave»,
«actividades de la vida diaria» o «juegos colectivos» (p. ej. de tablero o de mesa) y a la
ubicación de «áreas o rincones» (de actividades de construcción, de ciencias, etc.) donde los
niños pueden realizar distintas actividades que les parecen interesantes.
Más recientemente, varios autores8 han propugnado (véanse Castorina 1996 y Lerner
1996) por reivindicar y repensar las actividades de enseñanza, sin dejar
8 También el planteamiento de Coll (1990, 1993, 1996) tiene muchas similitudes con el aquí mencionado.
aunque su postura sobre la concepción constructivista de la enseñanza y el aprendizaje que él suscribe ha
integrado ciertas ideas derivadas del paradigma psicogenético y otras procedentes de varios paradigmas
(sociocultural. ausubeliano, teoría de los esquemas, etc.). La justificación que él da a esta integración es que
esas ideas concuerdan en lo esencial y se configuran en «ideas fuerza», las cuales constituyen la columna
vertebral de su interpretación constructivista.
190
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
Varios autores han señalado que el planteamiento de los objetivos o fines educacionales
generalmente ha sido un problema de establecimiento de «buenos deseos», o ha sido un
«depósito de virtudes» con las que seguramente todos estaríamos de acuerdo (entre ellos,
DeVries y Kohlberg 1987; Kohlberg y Mayer 1987, citado en Wadsworth 1989; Kamii 1982).
Tal comentario es una crítica severa al planteamiento empírico de los objetivos (véase Piaget
1976), generalmente sustentados por voces «autorizadas», que carece de una teoría del
desarrollo que lo fundamente.
191
EL PARADIGMA PSICOGENÉTICO
En cambio, desde la perspectiva piagetiana se opta por suponer que LOS OBJETIVOS DE LA
EDUCACIÓN DEBEN FAVORECER Y POTENCIAR EL DESARROLLO GENERAL DEL ALUMNO. No obstante,
a pesar de coincidir en lo general, las propuestas educativas piagetianas han variado
sensiblemente dependiendo de cómo se interpreta esta aseveración (véanse Marro 1983 y
Coll y Martí 1990).
Durante algún tiempo se plantearon dos vías alternas para formular los objetivos con
base en los aspectos estructurales de la noción de estadio (Moreno y Del Barrio 1996). Así,
algunos autores llegaron a sostener que los objetivos debían planearse fuera: ya a) en
función de un análisis exhaustivo previo de los contenidos escolares, realizado con la
intención de identificar cuál es el estadio de desarrollo necesario para poder comprenderlos,
o bien b) partiendo de establecer las capacidades cognitivas que definen los distintos
estadios de desarrollo como contenidos curriculares y como fines en sí mismos, de modo que
las experiencias educativas se organizaran en los programas con la intención de promover el
desarrollo de determinadas estructuras operatorias, o como preparación para la ejecución de
las mismas al término de un grado o ciclo escolar (entre los ejemplos más comunes están los
objetivos de la educación preescolar, los cuales señalaban que se debía potenciar el
desarrollo de las capacidades y estructuras operatorias concretas, y los de la educación
básica que estipulaban el desarrollo de las capacidades y estructuras formales).
Dos ejemplos representativos de la primera vía fueron: a) los análisis realizados por
Shayer y Adey (1984), los cuales desembocaron en el planteamiento de una taxonomía en la
que se establece una clasificación jerárquica de contenidos curriculares (de ciencias
naturales) en función de las capacidades operatorias de los alumnos (concretas y formales);
y b) los análisis realizados por Collis (1982, citado en Moreno y Del Barrio 1996) en la misma
dirección, para el caso de los contenidos matemáticos.
En torno a la segunda vía de elaboración, ésta apareció en los años sesenta y principios
de los setenta, encarnada en las propuestas curriculares globales; entre ellas, la más
prototípica es la elaborada por Lavatelli. No obstante, también deben incluirse los primeros
planteamientos del grupo de Highscope, así como los de Kamii y DeVries en los inicios de los
años setenta (todas las propuestas se dirigían a la educación básica). Especialmente, esta
segunda vía de elaboración de las intenciones educativas fue objeto de severas críticas que
aducían lo reduccionista de su planteamiento, pues intentaba sustituir los objetivos
educativos, de naturaleza esencialmente sociocultural, por objetivos basados en el desarrollo
de nociones y capacidades operatorias, cuya evolución espontánea (al menos las
capacidades operatorio concretas) se ha demostrado que ocurre, tarde o temprano, en condi-
ciones adecuadas de estimulación y socialización. Además, esta postura proponía sustituir
los contenidos escolares (los saberes que se iban a enseñar) por nociones operatorias
mediante ciertos ejercicios «didácticos» derivados directamente de las tareas de
investigación experimental del paradigma (p. ej. las tareas de conservación; véanse las
críticas de Ferreiro [1985] a esta posición).
Unos años después, algunos autores (Kamii 1982 y 1985, DeVries y Kohlberg 1987)
señalaron que los objetivos educativos debían plantearse de acuerdo con los aspectos
funcionales de la teoría y haciendo una interpretación más LIBRE
192 LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
de ella. De modo que se sigue aceptando que los objetivos están encaminados a potenciar el
desarrollo general de los educandos, pero el énfasis se pone en la promoción de su
AUTONOMÍA MORAL E INTELECTUAL. El propio Piaget hizo algunos comentarios que en parte
coinciden con este planteamiento en torno al problema de los objetivos de la educación:
Con base en los trabajos de Piaget, Kamii (1982) define la AUTONOMÍA9 como ser capaz
de pensar críticamente por uno mismo en el terreno moral e intelectual, tomando en cuenta y
coordinando diversos puntos de vista (se considera que la autonomía moral c intelectual
están indisolublemente ligadas). Por el contrario, la heteronomía significa ser gobernado por
otros en los aspectos morales e intelectuales, implica una obediencia acrítica de las normas o
de las actitudes de personas con autoridad, aun cuando no se esté de acuerdo con ellas.
Kamii (1980) declara que plantear objetivos educativos (especialmente para los niveles
básico y medio) en torno a la autonomía moral e intelectual tiene una base científica en los
propios trabajos piagetianos. La teoría de Piaget (Piaget y Heller 1968, Piaget 1971a) ha
demostrado que todos los individuos tienden de modo natural a incrementar su autonomía.
Conforme a sus trabajos realizados en ambos dominios, Piaget observó que la autonomía
moral e intelectual se construye con el desarrollo, pero puede verse obstruida o tener un
desarrollo parcial debido a ciertas circunstancias escolares y culturales (patrones de crianza,
autoritarismo escolar, etcétera).
La autonomía moral e intelectual se desarrollará si creamos un contexto ele respeto o
reciprocidad (especialmente en las relaciones adulto-niño), si evitamos las llamadas
sanciones expiatorias (castigos) y damos espacio para que los niños interactúen e
intercambien puntos de vista con los otros y, por último, si damos oportunidad para que los
niños desarrollen sus propias ideas, pensamientos y actitudes morales.
En las escuelas tradicionales, la autonomía no está contemplada explícitamente en los
objetivos de la educación (aunque algunos de sus objetivos coinciden
9 Kamii advierte que no debe confundirse a la autonomía con la rebeldía o el anarquismo. Cuando una
persona se rebela actúa en contra del conformismo, pero el inconformismo no es precisamente una conducta
autónoma. A final de cuentas, ser autónomo significa siempre tener presente al otro, al punto de vista del otro y
por tanto actuar en una atmósfera de respeto (Kamii 1982).
193
EL PARADIGMA PSICOGENÉTICO
Este planteamiento de los objetivos en pro de la autonomía no está en contra de que los
objetivos educativos expresen realidades socioculturales, y al mismo tiempo reconoce que
los objetivos educativos no pueden deducirse fácilmente de una teoría del desarrollo (como
en los casos de las dos vías anteriores). Es del todo posible elaborar fines y objetivos
educativos que simultáneamente expresen y promuevan el aprendizaje de determinados
saberes y valores de una sociedad determinada (expresados en el curriculum), y se planteen
de modo tal que se promueva la autonomía moral e intelectual de los educandos (véase al
respecto Coll 1990).
que puede ser constructivo (en tanto que son elementos previos o intermedios que pueden
revalorarse y conducir a las respuestas correctas).
Se supone que la construcción y el descubrimiento de los conocimientos tiene varios
beneficios (Kamii 1982, Kamii y DeVries 1985, Duckworth 1988):
Como señala Shubauer-Leoni (1986), esta línea de trabajo sostiene que la inteligencia
se construye en una relación tripolar entre un EGO, un ALTER y un objeto. Desde hace más de
veinte años han sido desarrolladas numerosas investigaciones en las que la creación de
conflictos soc iocognit i vos11 entre sujetos, desempeñan un papel central; ha habido varios
hallazgos de singular importancia para el programa. A continuación se resumen los que a
nuestro juicio, son los más relevantes (Carugati y Mugny 1988; Coll y Colomina 1990):
11Las investigaciones siguen básicamente el siguiente esquema compuesto de tres fases: a) exanimación
inicial individua] a través de una tarca cognitiva piagetina (p. ej. conservación de líquidos, representación
espacial, etc.) para evaluar el nivel cognitivo de los niños (por ejemplo, preconservadores. en «transición»,
conservadores), b) examinación colectiva de varios participantes (p. ej. tríos de niños de diferentes o similares
niveles cognitivos. que incluso pueden estar formados por algunos adultos) en la tarea, dándoles oportunidad
de expresar libremente sus juicios y argumentos y de interactuar en la solución de la tarea y c) nueva
examinación individual de los niños en distintos intervalos (inmediata, demorada, etc.) y valorando, con otras
pruebas, la transferencia lograda en tareas similares. Las primeras experiencias se hicieron con tareas
piagetinas. pero posteriormente se emplearon tareas de solución de problemas y otras que implicaban
contenidos escolares. Además, en el diseño se incluye un grupo control, al que sólo se sometió a las fases de
evaluación individual inicial y final (a y c).
196
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
EL PARADIGMA PSICOGENÉTICO
Desde esta perspectiva, el profesor, junto con el alumno y los saberes curriculares, es
una parte importante de la relación tripolar existente en todo acto educativo. En tal sentido, el
docente debe comprender la peculiaridad de esta relación y sus formas complejas de
interacción, y tener en cuenta la gran meta educativa antes mencionada.
Como señala Shubauer-Leoni (1986), siguiendo a Verret (1975) y a Chevallard (1980,
1985), el profesor es el último eslabón de una serie de actores-intérpretes y de una
secuencia de procesos de descontextualización y recontextualización de saberes específicos
disciplinarios. Este proceso ha sido llamado «transposición didáctica» y empieza con el
«saber científico» y el investigador como primer proceso y actor, respectivamente; el saber
por distintas interpretaciones hechas por diferentes actores, como los diseñadores y los
formadores de docentes, hasta que el proceso termina con el profesor del aula, quien ha
aprendido ese «saber a enseñar» por medio de otros actores; el «saber a enseñar», a su
vez, tiene que ser objeto de aprendizaje por parte de los alumnos para transformarse en un
«saber enseñado». Obviamente, así como van cambiando los actores y las formas de
interpretación de los saberes en esa cadena compleja, también van variando los contextos
físicos e institucionales (p. ej. el laboratorio, los centros de formación, el aula). De modo que
en el aula (último contexto) tenemos esa relación tripolar que el profesor debe manejar
adecuadamente desde su perspectiva.
Por un lado, es menester que el profesor entienda el conocimiento disciplinario que
posee como un «objeto de enseñanza», como también es relevante que lo conozca con
profundidad (sus pecularidades disciplinares, su psicogénesis, etcétera).
Por otro lado, es necesario que se enfrente al problema de cómo ese «saber a enseñar»
podrá transformarse en «saber enseñado», gracias a su actividad intencional de enseñanza,
y a la actividad de aprendizaje que promoverá en el alumno, cuyo éxito tendrá que constatar.
Así, es importante que conozca a fondo los problemas y las características del aprendizaje
operatorio y del saber disciplinario específico que le toca enseñar; deberá tener también
conocimiento de las etapas y los estadios del desarrollo cognitivo general, además de
conocimientos didácticos específicos con una orientación psicogenética y una serie de
expectativas y suposiciones en torno a la ocurrencia del acto educativo en una situación
interpersonal e institucional.
Así, lejos ya de los planteamientos ingenuos que suponían que el profesor piagetiano era
un simple espectador pasivo de la «maduración cognitiva» o de la «construcción maravillosa»
de sus alumnos, la concepción prevalente ahora va en la dirección antes señalada.
Todavía podemos señalar otras cuestiones que distintos autores han dicho que tienen
que ver con el papel del profesor, las cuales se consideran propias del paradigma y no son
excluyentes de la interpretación anterior.
El profesor debe asumir la tarca fundamental de promover una atmósfera de
reciprocidad, de respeto y autoconfianza para el alumno, y debe dar la oportunidad de que el
aprendizaje autoestructurante de los educandos pueda desplegarse sin tantos obstáculos.
Igualmente, esa atmósfera será el contexto adecuado para propiciar actividades cooperativas
propuestas intencionalmente, que
198
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
promuevan entre los alumnos los intercambios ele puntos de vista y el surgimiento de
conflictos sociocognitivos.
Por lo que toca a su figura de autoridad, el docente deberá reducirla en la medida de lo
posible, para que el alumno no se sienta supeditado a lo que él dice cuando intente aprender
o conocer algún contenido escolar y para que se lómente en el alumno la dependencia y la
heteronomía moral e intelectual. El profesor procurará respetar los errores (los cuales
siempre tienen «un poco» de la respuesta correcta) y las estrategias de conocimiento propias
de los niños, y no deberá limitarse a exigir la mera emisión de la «respuesta correcta».
Según los trabajos de Piaget sobre el desarrollo moral (Piaget 1971a) y los trabajos de
Kamii en el aula (1982 y 1985). el profesor debe evitar el uso arbitrario de la recompensa y el
castigo (en términos de Piaget: «sanciones expiatorias»), y tendrá que promover que los
niños construyan sus propios valores morales; así, sólo en las ocasiones en que sea
necesario, hará uso de lo que Piaget llamó «sanciones por reciprocidad ». Siempre en un
contexto de respeto mutuo. Piaget (1971a) distinguió entre ambos tipos de sanciones porque
consideraba que tenían efectos distintos en el desarrollo moral de los niños.
Para él las sanciones expiatorias son las que se basan en la inexistencia de una relación
«lógica» entre la acción que será sancionada y la sanción; esto es. el vínculo entre ambas es
totalmente arbitrario e impuesto por una persona con autoridad. Obviamente estas sanciones
se asocian con el fomento de una moral heterónoma en el niño. Kn cambio, las sanciones por
reciprocidad son las que están directamente relacionadas con el acto acreedor de la sanción,
v su efecto es ayudar al niño a construir reglas de conducta morales mediante la coordina-
ción de puntos de vista (finalmente, esta actividad coordinadora es la fuente de la autonomía
tanto moral como intelectual).
Con base en los escritos de Piaget (1971a), pueden distinguirse varios tipos de
sanciones por reciprocidad: a) hacer al niño lo que él nos ha hecho; b) corregir las
consecuencias directas o materiales del acto; c) proponer la exclusión temporal del grupo o
de la situación que está perturbando; d) solicitar la restitución del daño cometido; e) hacer
una expresión de disgusto; I") quitar el objeto que se ha maltratado. Cada una de ellas puede
ser aplicable a distintas circunstancias v, en esencia, todas presuponen que después de la
realización de la acción equivocada, V de que sea aplicada la sanción por reciprocidad, la
situación servirá a los niños para derivar una experiencia de aprendizaje a partir de la
consideración del punto de vista de los demás (especialmente de los que se vieron afectados
por el comportamiento anómalo del niño).
Las sanciones por reciprocidad están basadas en la llamada «regla de oro» 12 y deben
ser utilizadas solo en casos necesarios, corno hemos dicho, siempre en un ambiente de
respeto mutuo entre el maestro y los alumnos.
Por último, respecto a la formación docente, es importante que ésta sea congruente con
la posición constructivista. Esto significa que si queremos formar maestros de acuerdo con
este planteamiento pedagógico, debemos permitir que ellos
12 Esta regla dice: “No hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti” y, al parecer, está
199
presente en todas las grandes religiones de la historia (Kamii 1982).
EL PARADIGMA PSICOGENÉTICO
abandonen poco a poco sus viejos roles y prácticas educativas tradicionales (en la
enseñanza, la interacción con los alumnos, etc.), qué se creen los medios apropiados para
su entrenamiento en los nuevos roles constructivistas, y que ellos adopten, por convicción
autoconstruida (no por simple información sobre sus ventajas ni por imposición institucional),
esta forma de enseñar (véase Kamii 1985).
Es necesario que el maestro constructivista vaya explorando, descubriendo y
construyendo una nueva forma de pensar en la enseñanza (con la asesoría de una persona
experta o un modelo de formación constructivista), pues, de lo contrario, simplemente
acatará órdenes institucionales para cubrir cierto plan, que puede ser «constructivista», sin
actuar en congruencia directa con él. Respecto a este punto, también es importante señalar
que el maestro habrá de tener la oportunidad de participar en el diseño y la elaboración de
sus planes de trabajo y prácticas docentes, de enriquecerlas con su propia experiencia, su
creatividad y sus prácticas particulares.
Desde hace tiempo, la postura psicogenética ha venido distinguiendo entre dos tipos de
aprendizaje: el aprendizaje en sentido amplio (desarrollo) y el aprendizaje en sentido estricto
(aprendizaje de datos y de informaciones puntuales: aprendizaje propiamente dicho) (Moreno
1993). Asimismo, se ha escrito mucho en torno a las relaciones entre desarrollo y
aprendizaje. Algunos han exagerado al sostener que el planteamiento constructivista supone
una relación unidireccional en favor del «omnipotente» desarrollo general, y que otorga al
aprendizaje un papel francamente secundario.
Con base en los trabajos realizados por los piagetianos desde finales de los años
cincuenta y hasta los setenta, pueden establecerse argumentos sólidos para no aceptar tan a
la ligera tal argumento crítico, v al menos matizarlo con una serie de ideas que describen
mejor esa relación. En pocas palabras, puede decirse que la relación que suscribe el
paradigma establece un vínculo de influencia recíproca entre ambos, aunque ciertamente,
otorga al desarrollo un lugar especial.
El desarrollo cognitivo alcanzado por un sujeto predetermina lo que podrá ser aprendido
(la lectura de la experiencia está determinada por los esquemas y las estructuras que el
sujeto posee), y el aprendizaje propiamente dicho puede contribuir a lograr avances en el
ritmo normal del primero. De hecho, como lo ha señalado Castorina (1996), los mismos
mecanismos de equilibración gobiernan ambos procesos.
El tema del aprendizaje fue abordado por la escuela de Ginebra en dos programas de
trabajo claramente diferenciados aunque complementarios. El primero fue elaborado a
finales de los años cincuenta (se le dedicaron cuatro volúmenes de los ESTUDIOS DE
EPISTEMOLOGÍA GENÉTICA) y pretendía analizar el aprendizaje desde un punto de vista
epistemológico. En dichos trabajos interesaba analizar si era posible aprender y en qué
condiciones de las estructuras lógicas, y si esto implicaba mecanismos parecidos a los
demostrados en las coordinaciones operatorias propias del desarrollo.
200
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
a) De acuerdo con los resultados de las dos series de investigación sobre el aprendizaje,
se demuestra que es posible adquirir nociones operatorias por medio de sesiones de
aprendizaje. Es posible entonces alterar o «acelerar» el ritmo normal de adquisición de las
construcciones operatorias.14
b) El aprendizaje operatorio depende de la disposición cognitiva inicial de los sujetos (el
nivel de desarrollo logrado). Esto quiere decir que los sujetos que más avanzan son los que
ya tenían, de antemano, cierto camino recorrido en sus construcciones operatorias, las
cuales fueron potenciadas por las sesiones de aprendizaje.
c) Las actividades que demostraron mejores resultados en la adquisición de nociones
operatorias fueron las que implicaban experiencias de tipo lógico-ma- temático (los ejercicios
operatorios). Las basadas en experiencias físicas o en
13
Los estudios de finales de los años cincuenta (p. ej. los trabajos de Motf. Grecó, Wohlwill y Smeds- lund)
se inician con una evaluación previa para clasificar a los sujetos según el tipo de respuestas dadas a la tarea de
conservación. En la fase experimental, se ofrecían experiencias de aprendizaje sobre la misma tarca de
evaluación, que podrían ser de tres tipos: a) manipulaciones libres, b) constataciones repetidas: por ejemplo, en
una tarea de conservación de líquidos, comprobar que volviendo a hacer el trasvase al primer recipiente se
demuestra que es la misma cantidad de líquido, ye) ejercicios operatorios: lo* sujetos hacían algunas
actividades que implicaban similitud o relación lógica con la solicitada en la tarea. como en el caso de tareas de
conservación de colecciones discreus, los sujetos podían ejecutar sumas o restas simples con las unidades. La
evaluación final de los sujetos se hacía con la intención de determinar los progresos ocurridos como producto
de las experiencias de aprendizaje: en este caso se verificaba la naturaleza de las respuestas conseguidas, por
ejemplo, comprobar el grado de justificación y argumentación sostenidas, la generalización a situaciones
isomorfasy lacapacidad de «resistencia a la extinción* usando, por ejemplo, contrasugerencias. En los estudios
de Inhelder y sus colaboradores, en la fase experimental de las actividades de aprendizaje, resaltad
plameamento de la inducción de conflictos cognitivos entre los esquemas que poseen los sujetos: en estos
estudios se incluyeron dos evaluaciones finales (para valorar el alcance de los progresos cognitivos logrados).
14
Hay que señalar que. según el propio Piaget. el problema de cómo acelerar el desarrollo cognitivo (el problema
americano) no constituía para ól una cuestión central; mucho más interesante le parecía. como señala la propia Duckworth
(1988), acercarse de cara al problema de cómo podríamos hacer para que el desarrollo fuese lo más lejos posible (en
amplitud y en profundidad). Esto es promover el desarrollo cualitativa y no cuantitativamente.
201
EL PARADIGMA PSICOGENÉTICO
De las breves notas hechas en los rubros anteriores, pueden inferirse y derivarse algunos
posicionamientos del paradigma psicogenético respecto a cuestiones didácticas más
específicas. Lerner (1996) ha expuesto, recientemente, algunas estrategias de enseñanza
que, a nuestro juicio, demarcan acertadamente la esencia de la concepción de la enseñanza
psicogenética y explayan lo expuesto en el punto 7.5.1. Nos gustaría partir de ellas y añadir
algunos comentarios y aportaciones de otros autores que concuerdan en buena medida con
las mismas.
a) Se consideran importantes y necesarias las actividades de enseñanza que promueven
la mejora de las interpretaciones o reconstrucciones que los alumnos realizan sobre los
contenidos escolares.
Sin duda, esta idea debe ser considerada la parte medular de un planteamiento didáctico
general de corte psicogenético constructivista. Las estrategias, las actividades y los
procedimientos de enseñanza, en general, deberán estar
15
La gran pregunta que viene a continuación es si el conflicto es la única vía para el aprendizaje de
nociones operatorias. De acuerdo con una investigación de recopilación y análisis hecha por Carretero
(1985, citado en Moreno 1993), en varias investigaciones parece haberse demostrado que los siguientes
procedimientos son igualmente fructíferos, a saber: a) el análisis de tareas (enseñanza cuidadosa de los
componentes que intervienen en la tarea), b) entrenamiento de la atención y la percepción (entrenamiento
para que los sujetos no se dejen llevar por las apariencias): c) procedimientos verbales (enseñanza de
reglas verbales, por ejemplo, para el caso de la inversión: «los efectos de una transformación puede
negarse por una transformación opuesta»). Estos procedimientos han demostrado ser válidos y han salido
airosos de los criterios exigidos por los mismos piagetianos (p. ej. resistencia a la contrasugerencia y
generalización de las respuestas). Este autor señala que a pesar de haber ciertas evidencias en favor del
reforzamiento y el modelado (p. ej. observar por medio de una filmación la ejecución de la tarea por parte
de una persona adulta), tales procedimientos no parecen solventarlos criterios anteriores. No obstante, los
efectos de estos entrenamientos también parecen estar sujetos a la cierta disposición cognitiva previa del
sujeto (no se puede construir una estructura más compleja sino a partir de otra más simple) para que
ocurran los supuestos aprendizajes. Por otro lado, pero en torno a la misma pregunta. Fernández y Melero
(1995) hacen un análisis interesante sobre las investigaciones críticas realizadas acerca del conflicto
cognitivo y. especialmente, del sociocognitivo (p. ej. los estudios de D. Kuhn. Ames, Murray, Zimmerman y
Kanniloff-Smith) en el que parecen concluir que. respecto del segundo (e implícitamente del primero), es
sólo una de las posibles situaciones de interacción que promueven cambios cognitivos.
202 LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
rar» una actividad asimiladora significativa que les provoque un desequilibrio cognitivo
óptimo, el cual, gracias a la actividad reconstructiva, deberá ser adecuadamente subsanado.
La clave consiste en plantear apropiadamente la «distancia cognitiva» entre el problema
y la capacidad cognitiva del alumno, porque una tarea demasiado «cercana» a sus
capacidades cognitivas de comprensión, que son las que dictan las estructuras, puede no
provocar ningún desequilibrio cognitivo y. por consiguiente, no movilizar los procesos de
reequilibración y reconstrucción; de igual modo, una actividad demasiado «alejada» puede
no producir ningún desajuste cognitivo o provocar uno demasiado fuerte que deje al alumno
en una situación de total incomprensión. Obviamente, esto implica que el profesor sepa, a la
hora de sugerir las tareas y experiencias didácticas, cuáles pueden ser las que promuevan
tal desajuste óptimo, lo cual a su ve?, requiere que conozca mínimamente en que «momento
cognitivo» se encuentran los alumnos y posea un conocimiento apropiado de la psicogénesis
de los contenidos. El conocimiento apropiado de la psicogénesis de los contenidos y de
cómo éstos se estructuran en el dominio particular de conocimiento (así como de su forma
de organización dentro del plan pedagógico) puede constituir un entramado valioso para el
profesor. En especial, el conocimiento acerca de cuáles son los distintos momentos de
construcción progresiva por los que transitan los niños antes de lograr una interpretación
socialmente aceptada, debe ser un sustrato conceptual imprescindible para plantear
problemas estratégicamente, de manera que provoquen desajustes óptimos y animen a los
alumnos a elaborar nuevas y más ricas interpretaciones.
16
Según Lawson (1994), el ciclo de aprendizaje fue definido desde finales de los años sesenta a través de
tres fases: a) exploración, b) invención y c) descubrimiento. Debido a las dificultades que los profesores
manifestaban para entender los dos últimos términos, se decidió referirse a las fases como exploración,
introducción de conceptos y aplicaciones de conceptos.
20
EL PARADIGMA PSICOGENÉTICO 5
Durante cierto tiempo se pensó que las tareas piagetianas podían fungir como un recurso
adecuado para evaluar el nivel de desarrollo cognitivo producido por la instrucción impartida
(Coll y Martí 1990). Tal uso de las tareas piagetianas como recurso evaluativo (lo que de
entrada resulta de dudosa justificación, porque son situaciones desarrolladas para fines de
investigación y de exploración) empa- renta muy claramente con los planteamientos antes
criticados los cuales suscriben que los contenidos escolares deben reducirse a la enseñanza
de las nociones operatorias. También se relaciona con la idea de que el desarrollo de
determinadas nociones puede influir de un modo decisivo en el aprendizaje de ciertos con-
tenidos, por lo que es necesario determinar o evaluar el grado en que éstas se han
conseguido para predecir el éxito del aprendizaje de los segundos.
Sin duda, la primera acepción resulta muy criticable por las razones señaladas (véase la
sección 7.5.2). La segunda, en cambio, parece más defendible porque, como se ha
demostrado fehacientemente en diversos estudios no sólo de este paradigma sino incluso de
otros, el desarrollo influye en lo que puede ser aprendido, siempre y cuando se sostengan
otras cuestiones adicionales:
El trabajo de los británicos Shayer y Adey (1984), para tratar de encontrar una relación
entre los esquemas operatorios de tipo concreto y formal, y ciertos conceptos pertenecientes
al campo de la física y la biología, ha arrojado algunos resultados interesantes que son
factibles de usar en la formulación de objetivos, en la organización de los contenidos (por
relaciones temáticas) y, por supuesto, en las actividades de evaluación.
Como señalan Coll y Martí (1990), de cualquier manera el empleo de pruebas
operatorias para establecer una evaluación operatoria no es tan fácil y puede resultar
complejo por varias razones: exigiría, de parte de los docentes, una serie de conocimientos
sobre los estadios de las nociones operatorias por valorar, así como un manejo adecuado del
método clínico-crítico; además requeriría que los profesores contasen con una buena
cantidad de tiempo para realizar evaluaciones de tipo individual, cuando se sabe que
generalmente se enfrentan a grupos numerosos y, por último, sería necesario realizar cierta
estandarización y tipificación de las respuestas que plantean los procedimientos o tareas de
evaluación.
206
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
Es de mayor interés, sin duda, la opción de utilizar una evaluación derivada directamente
de los estudios realizados sobre las distintas interpretaciones que los niños van construyendo
en relación con determinados contenidos escolares. Por ejemplo, es evidente que el
conocimiento valioso conseguido en torno a la descripción psicogenética de la lengua escrita
(véanse Ferreiro y Teberosky 1979 y Ferreiro 1989) puede proporcionar importantes claves o
pautas para saber cómo los niños van progresando en la reconstrucción de este saber
sociocul- tural. La confección y el diseño de ciertas actividades que se soliciten al niño
(escogidas estratégicamente), en conjunción con una serie de criterios informativos del
proceso de construcción, pueden servir para identificar los progresos cognitivos de los niños
en relación con algún dominio del conocimiento cuya psicogénesis se tenga bien
documentada. No hay que olvidar tampoco la lógica del método clínico-crítico para explorar
las concepciones de los niños, aunque con un fin menos riguroso y más educativo.
Desde esta perspectiva, en efecto, se puede constatar que la evaluación se centra
menos en los productos y más en los procesos relativos a los estados de conocimiento,
hipótesis e interpretaciones logrados por los niños en relación con dicha psicogénesis, y en
cómo y en qué medida se van aproximando a los saberes según una interpretación aceptada
socialmente. Los resultados de la evaluación serían fundamentalmente orientaciones y serían
útiles tanto para que el alumno o los alumnos reflexionasen sobre sus propios procesos y
avances logrados, como para que el profesor valorara la eficacia de las estrategias didácticas
propuestas, así como las que podría utilizar en momentos posteriores.
En torno a los instrumentos o técnicas evaluativas a los que recurra, son válidos todos
los que informen principalmente del proceso de construcción de los contenidos escolares. El
profesor puede emplear distintas estrategias: registros de progreso, análisis de las
actividades grupales, estudio de las formas de solución a las situaciones problemáticas que
se plantean, etc. Respecto de los exámenes, no se consideran un buen recurso según su
forma tradicional de uso. Con la claridad que lo caracterizaba, Piaget (1974) hizo algunos
comentarios en torno a ellos que, de hecho, nos pueden sugerir algunas ideas en relación
con los aspectos que se deben privilegiar en la selección y el uso de técnicas evaluativas, a
saber:
Los dos defectos esenciales del examen son. en efecto, que no obtiene generalmente
resultados objetivos y que se convierte fatalmente en un fin en sí mismo [...]. F.I
examen escolar no es objetivo, en primer lugar porque implica siempre una parte de
suerte, pero además y sobre todo porque se basa en la memoria más que en las
capacidades constructivas del alumno (como si éste estuviera condenado a no poder
utilizar nunca más sus libros al salir de la escuela) [...]. El examen escolar se convierte
en un fin en sí mismo porque domina las preocupaciones del maestro en lugar de
favorecer su vocación natural, la de despertar conciencias e inteligencias, y porque
orienta todo el trabajo del alumno hacia el resultado artificial constituido por el éxito en
las pruebas finales en lugar de intentar apoyarse en sus actividades reales y en su
personalidad (p. 33).
207
EL PARADIGMA PSICOGENÉTICO
***
Entre las aplicaciones del programa constructivista psicogenético podemos encontrar un
sinnúmero de aplicaciones e implicaciones educativas; de ellas esbozaremos aquí unas
cuantas que tienen vigencia.
1) Sin duda, la primera en este sentido, fue el área de la lecto-escritura gracias a los
trabajos innovadores de Ferreiro y Teberosky. Los estudios se han continuado en los
últimos veinte años, y han generado una línea caudalosa de experiencias y propuestas
concretas que se renuevan constantemente en diversos países (véase Ferreiro 1989).
2) Lo mismo vale para la educación matemática, en la que los trabajos de Vergnaud,
Brun, Kamii y otros han desembocado en el esclarecimiento de la psicogénesis de
varios conceptos matemáticos relevantes y en la propuesta de formas concretas de
enseñanza. De éste como del anterior, ya hemos dado algunos detalles antes en el
capítulo.
3) El campo de la enseñanza de las ciencias naturales también ha resultado de mucho
atractivo y altamente fructífero para los piagetianos. Podemos encontrar al menos dos
tendencias o influencias en este dominio: a) las propuestas que se manejaron en la
ortodoxia, propias de las décadas de los sesenta y los setenta, por ejemplo: el
proyecto «Science Curriculum Improvement Study» (dirigido principalmente por R.
Karplus y A. I.avv- son), la propuesta del Australian Science Education Proyect, el
proyecto «Science 5/13», la experiencia del Cognitive Acceleration Through Science
Education y, por último, la propuesta del grupo ASTER (encabezado por A. Giordan y
J.P. Astolfi) del Instituto Nacional de Investigaciones Pedagógicas de París (véanse
Gutiérrez ET AL. 1990 y Shaver y Adey 1984); no debemos olvidar tampoco los trabajos
innovadores de enseñanza de la ciencia de Duckworth (véase Duckworth 1988 y
1991); y b) la iníluencia de la propuesta piagetiana como propulsora del desarrollo de
la investigación sobre concepciones alternativas y los estudios sobre cambio
conceptual (véanse Gil 1994 y Gutiérrez ET AL. 1990).
208
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
seguidores forman parte del bagaje psicológico y pedagógico actual. Piaget ha con-
tribuido mucho al desarrollo de las nuevas generaciones de planteamientos cons- tructivistas
que provienen y que integran ideas de varios paradigmas (entre los que destacan los
provenientes de las corrientes cognitiva y sociocultural), que tienden a confluir en la
actualidad (aunque mucho tendrá que hacerse por esclarecer sus diferencias y
peculiaridades de origen, así como el tipo de planteamientos f\e integración que proponen).
No cabe duda de que el planteamiento de una educación constructivista sintoniza con toda la
tradición pedagógica de escuelas alternativas que tienen un caudal de experiencias —
muchas veces desconocido— del que podrán nutrirse unos v otros, en conjunción, por
supuesto, con los nuevos desarrollos que vayan surgiendo del paradigma y de otros afines.
228 LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
Para el caso de los puntos a y c, una de las estrategias metodológicas concretas que
más utilizaron Vigotsky y sus colaboradores fue el conocido método funcional de la doble
estimulación (Vigotsky 1934, 1979). Como se recordará, el método consiste, básicamente, en
presentar al sujeto situaciones problema cuya resolución exige que se valga de una clase de
estímulos neutros que adquieren funciones instrumentales (signos), por estos medios
modifica la estructura de las operaciones de resolución. Es decir, es una forma artificial
experimental de la actividad mediada en que se constituyen y se aplican signos para resolver
una tarea dada.
No hay que olvidar que otra concepción metodológica empleada en algunos estudios del
paradigma es la de tipo transcultural y con rasgos etnográficos. Un ejemplo de esto lo
constituye la investigación encabezada por Luria, cuando indagó los cambios en las
funciones psicológicas superiores como producto de la variación de las prácticas culturales
(por ejemplo, la introducción de la escola- rización) en poblaciones de Asia central
pertenecientes a la ex URSS.
tenta y principios de la siguiente, casi todos los trabajos interesadas en emplear el concepto
de zona, lo hicieron a partir de situaciones de interacción diádica (relaciones de tutoría:
adulto-niño), con diferentes tipos de tareas simples (p. ej. los trabajos de Bruner, Wood ET AL.,
véase Linaza 1984; y los realizados por el grupo de Wertsch ET AL., véase Wertsch 1988).
Además de éstas, otras interpretaciones intentaron aplicar el concepto de zona en la
enseñanza de habilidades específicas, discretas y aisladas en diversos dominios de
aprendizaje (véase la crítica de Molí 1993).
Sin embargo, a partir de los años ochenta (quizás porque las obras de Vi- gotsky
comenzaron a publicarse y a divulgarse más sistemáticamente a partir de estas fechas) se
inició una lectura más madura del paradigma sociocultural y. como consecuencia de ello,
empezaron a aparecer numerosos planteamientos conceptualmente relacionados, aunque
heterogéneos (véase Rogoff Radziszewska y Masiello 1995, citado en John-Steiner y Mann
1996). Muchos de ellos han empleado el concepto de ZDP en formas más complejas y en
situaciones educa- tivas-escolares auténticas; empero, inicialmente, la mayoría de estos
estudios retomaron el marco vigotskyano con intenciones descriptivas y críticas sobre las
situaciones de enseñanza tradicionales (p. ej. Edwards y Mercet* 1988, Cazden 1991, Coll y
Onrubia 1994, Coll ET AL. 1995, Gallimore y Tharp 1990, Lemke 1990, Newman ET AL. 1991).
En fechas más recientes, se han publicado trabajos que intentan elaborar propuestas
educativas alternativas desde este enfoque, corno son los desarrollados para sugerir la
enseñanza de la alfabetización escrita (Au 1993, Clay y Cazden 1993, Dixon-Krauss 1996,
Goodman y Goodman 1993, McLane 1993, entre otros, los cuales hacen desde propuestas
específicas hasta otras más amplias), que proponen y analizan contextos de aprendizaje
guiado y cooperativo (Brown y Palincsar 1989, Palincsar y Klenk 1992, Rogoff 1991), o bien,
diseñadas para promover el desarrollo de procesos de autorregulación (Brown 1987, Brown y
Reeve 1987, Díaz ET AL. 1993). No obstante. Cazden (en prensa) ha señalado recientemente,
para el caso de las propuestas vigotskyanas dirigidas a promover la alfabetización, que, en
general, las lecturas pedagógicas de la obra vigotskyana han sido selectivas y revelan más
las características de quienes las emplean, que la autenticidad de las ideas y concepciones
vigotskyanas. Esta misma afirmación puede hacerse extensiva a los otros campos de
aplicación donde se han utilizado los escritos de Vigotsky.
Con el riesgo de ser esquemáticos, vamos a comentar algunas de las implicaciones
educativas más claras que se desprenden del paradigma y de otros trabajos para el ámbito
de la situación educativa-escolar.
científicos (véanse Panofsky EL AL. 1993; John-Steiner y Mahn 1996). Los conceptos
espontáneos son de naturaleza denotativa, están elaborados principalmente sobre aspectos
perceptivos, funcionales o contextúales, y se desarrollan, como su nombre lo dice,
espontáneamente como consecuencia de las experiencias cotidianas que tienen los niños.
En oposición, si bien los conceptos científicos se construyen sobre la base de los conceptos
espontáneos, los cuales se emplean como signos mediadores para dicho aprendizaje, se
organizan en formas de sistemas complejos, estableciendo entre sí relaciones lógicas y
coherentes. Estos conceptos científicos no se desarrollan espontáneamente como los otros,
sino que se aprenden a través de experiencias y demandas de reflexión SUI GENERIS que sólo
ocurren en los espacios escolares. En la situación de enseñanza formal, el niño se ve
impelido a tomar los conceptos como objetos de aprendizaje PER SE; sobre ellos trabaja y los
manipula conscientemente para tratar de aprenderlos en relación con otros conceptos; al
mismo tiempo desarrolla su explicación, la cual explícitamente le demanda (y le corrige) el
agente de enseñanza. En otras palabras, los conceptos científicos se aprenden sobre una
base lingüística y racional, con el apoyo de un docente, en un contexto cultural (la escuela)
especialmente diseñado para trabajar con los conceptos por los conceptos mismos.
y las tutorías entre uno que sabe más y otro(s) que sabe(n) menos (véase Tudge y Rogoff
1995). En el caso de la primera, se ha demostrado, de forma sistemática, que la actividad
colaborativa desarrollada con base en la intersubjetividad creada conjuntamente por los
participantes ha resultado muy fructífera para solucionar tarcas de diversa índole. Relativo al
caso de la segunda, se ha demostrado que las relaciones de tutoría entre niños más
capacitados y otros que lo son menos frente a una tarea determinada, producen resultados o
avances cognitivos significativos en los menos capacitados 18 y también en los más
capacitados (véanse Tudge 1993 y Coll y Colomina 1990). En estos últimos trabajos, no
obstante, también se ha demostrado que intervienen otras cuestiones relevantes, como la
dificultad de la tarea, el grado de motivación de los participantes, el compromiso asumido, la
reciprocidad y la igualdad, entre otros, que es preciso considerar para poder valorar la
afirmación anterior en toda su extensión.
Según Tudge (1993) las investigaciones recientes sobre los procesos de interacción
entre iguales parecen interesarse cada vez más en cómo ocurren los procesos de interacción
y cómo se llegan a establecer sistemas de compartición de significados entre los pares
participantes.
Lo que ha sido puesto de relieve en los trabajos sobre la interacción entre igua les desde esta
perspectiva, para comprender y mejorar los contextos de interacción, son varias cuestiones
que merece la pena mencionar. Primero, las actividades realizadas por los miembros
participantes terminan siendo una actividad conjunta, enriquecida por las aportaciones activas
de cada uno de los involucrados (sea en parejas o en pequeños grupos). En las interacciones
ocurridas entre iguales, se recrean zonas de construcción relativas a la comprensión y
solución de la tarca, que amplían las posibilidades que los sujetos por sí mismos
(individualmente) no tendrían. Segundo, gracias a que el lenguaje es un instrumento
mediador y posibilitador de las interacciones, los miembros prestan, solicitan y reciben ayuda,
mejoran y reconstruyen la representación cada vez más diferenciada de la tarea o situación
acometida conjuntamente, en una relación bastante más simétrica que la que ocurriría entre
profesor (o enseñante adulto) y alumno. El lenguaje, como se sabe, permite regular la
ejecución de los otros e influir en ella, y además en la ejecución interna de uno mismo. Por lo
tanto, en esa relación más cercana y más horizontal creada entre pares, cuando se crean las
condiciones apropiadas (en las que necesariamente tiene que intervenir el profesor como
organizador y promotor externo de las mismas), es posible el uso del lenguaje en todo su
valor instrumental, ya sea si se usa el lenguaje propio para influir sobre los demás, si se
empica el lenguaje de los otros para influir en uno mismo, si se recupera el lenguaje creado
colectivamente para influir en el proceso de solución, o si es utilizando el lenguaje propio,
desarrollado sobre la marcha en la tarea, para influir en uno mismo (véase Coll y Colomina
1990).
18
Sin embargo, como señalan Tudge (1993) y TUdge y Rogoff (1995). dado que la concepción del
desarrollo de Vigotsky no es unidireccional, también cabe la posibilidad, y de hecho se ha demostrado, de que
las interacciones entre iguales no produzcan resultados de avance cognitivo, sino incluso «regresiones» en la
complejidad de respuestas de los participantes, en condiciones «en que los interlocutores, supuestamente m.1s
hábiles, se equivocan, o cuando los adultos dudan de que el niño sea capaz de lograr un mayor desarrollo»
(Tudge y Rogoff I995, p. I I I ) .
234LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
El profesor debe ser entendido como un AGENTE CULTURAL que enseña en un contexto de
prácticas y medios socioculturalmente determinados, y como un MEDIADOR esencial entre el
saber sociocultural y los procesos de apropiación de los alumnos (véase Medina 1996). Así,
a través de actividades conjuntas e interactivas, el docente procede promoviendo zonas de
construcción (Newman ET AL. 1991) para que el alumno se apropie de los saberes, gracias a
sus aportes y ayudas estructurados en las actividades escolares, siguiendo cierta dirección
intencionalmente determinada.
Su participación en el proceso educativo para la enseñanza de algún contenido o saber
curricular (conocimientos, habilidades, procesos, actitudes, instrumentos, etc.) se plantea de
inicio como una relación asimétrica con los alumnos. No podría ser de otra manera puesto
que el docente debe conocer el uso funcional de los saberes e instrumentos culturales, y
planear una serie de acciones que. junto con las curriculares institucionales, tendrán por
objeto promover el desarrollo de las funciones psicológicas superiores en cierta dirección, y
la apropiación del uso adecuado de los instrumentos y saberes socio- culturales según la
interpretación específica de la cultura en que se encuentran insertos. En ese sentido, el
enseñante sabe, desde el inicio mismo del encuentro educativo con el alumno, hacia dónde
deberá dirigir los procesos educativos y tiene claras sus intenciones educativas. Esto, por
supuesto, no ocurre así con el aprendiz, quien tendrá que percatarse de ellas
progresivamente a través del diálogo (mecanismos de mediación semiótica apropiados) y de
las interacciones y experiencias compartidas con el enseñante.
En una serie de trabajos realizados por Bruner, Wood y colaboradores (véase Linaza
1984), se estudiaron con cierto detalle las características de la relación asimétrica planteada
entre un experto-enseñante y un novato-aprendiz. En su explicación sobre cómo el novato
llega a conocer o dominar los contenidos que el enseñante le propone, emplearon un
concepto metafórico que ha sido comúnmente asociado a la idea de ZDP de Vigotsky. El
concepto es el de ANDAMIAJE. Según esta idea, el experto-enseñante, en su intento por
enseñar determinados saberes o contenidos (habilidades, conceptos o actitudes), crea un
sistema de ayudas y apoyos necesarios para promover el traspaso del control sobre el
manejo de dichos contenidos por parte del alumno-novato; es decir, en el proceso interactivo
y dialogante en que se basa la enseñanza, el experto-enseñante tiende estratégicamente un
conjunto de andamios por medio de los cuales el alumno-novato va elaborando las
construcciones necesarias para aprender los contenidos. Raquero (1996) señala que el
andamiaje creado por el enseñante tiene tres características esenciales que a continuación
se describen:
a) Debe ser ajustable a las necesidades de aprendizaje del alumno participante. Así,
algunos requerirán apoyos (explicaciones, modelamientos, etc.) más simples, mientras que
otros necesitarán apoyos más complejos, dependiendo del nivel de competencia inicial y
progresiva que vayan demostrando los sujetos respecto del contenido que va a ser
enseñado.
235
EL PARADIGMA SOCIOCULTURAL
b) Debe ser transitorio o temporal. Esto quiere decir que en los momentos en que los
alumnos ya no requieran el sistema de apoyos o ayudas propuesto por el enseñante para el
aprendizaje y dominio de los contenidos, dada su mejora ostensible en el control y el manejo
de ellos, deberán retirarse en forma progresiva.
c) Debe ser explicitado (audible y visible) y tematizable. Esto es, que el alumno tome
conciencia de que en la realización y mejora de su aprendizaje ha ocurrido un proceso de
ayuda prestada por alguien que sabe más (el enseñante) y que, por tanto, es producto de
una situación colabora ti va.19
La asimetría en las interacciones durante el proceso de andamiaje se marca muy
claramente desde el inicio y durante los primeros momentos del proceso didáctico;
podríamos decir que durante esta fase inicial, la actuación del profesor es principalmente
«directiva» en el sentido de que es él quien toma la iniciativa sobre el tratamiento de los
contenidos (presenta la definición de la tarea, el contenido, va demarcando las intenciones
educativas, etc.). Al mismo tiempo, el profesor percibe las competencias iniciales de los
alumnos, para ajustar el sistema de ayudas y apoyos necesarios a ellas, y así poder ir
traspasando, progresivamente, el control y el manejo de los contenidos y formas de discurso
que él quiere que los alumnos aprendan en un sentido determinado. Con el paso de las
sesiones o episodios educativos, y una vez que se ha logrado construir con los alumnos un
sistema de mecanismos de intercambio dialogante apropiado para negociar ideas
involucradas en el aprendizaje de los contenidos, el profesor irá cambiando esta postura y
comenzará a ceder a los alumnos el papel protagónico, en la medida en que vaya
constatando la mejora de la ejecución de estos últimos. El sistema de andamios, creado al
inicio por el profesor, se reajustará (asumiendo quizás formas menos «directivas») con la
intención explícita de que los alumnos vayan logrando un manejo cada vez más autónomo y
autorregulado de los contenidos. Cuando, finalmente, el profesor se percata de que así ha
ocurrido, por medio de la aplicación de algunas técnicas evaluativas formales o informales,
tira el sistema de andamiaje por considerarlo innecesario.
Una perspectiva un tanto diferente de la de enseñanza basada en el andamiaje, que también
está relacionada con el concepto de ZDP, es la que algunos autores han denominado
ENSEÑANZA PROLÉPTICA (Forman 1989). Como se recordará, este tipo de enseñanza está
basada en lo que Rommetveit (véase Wertsch 1988) ha llamado prolepsis que, para el caso
educativo, consistiría en que los aprendices también desempeñan un papel activo en la
interpretación de una serie de implícitos que deja el enseñante en momentos y situaciones de
enseñanza (p. ej. en contextos de enseñanza no formal). Así, mientras que en la interpreta-
ción de la enseñanza como andamiaje, más característica de situaciones de demostración e
instrucción explícita, hay un énfasis claro en la direccionalidad e
19
Varios autores (véase Baquero 1996) han comentado algunas precisiones sobre el concepto de
andamiaje, señalando que es un recurso conceptual estupendo para el caso de situaciones de interacción cara a
cara, pero no tan efectivo para otras más complejas; se ha comentado su carácter teleonó- mico (una sola
dirección para el cambio), y también se le ha increpado que se centra demasiado en el aprendizaje de lo ya
establecido, y da menos lugar al aprendizaje de actividades creativas.
236
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
intencionalidad de la ayuda ajustada y necesaria, por parte del enseñante, para lograr los
propósitos educativos, en el caso de la enseñanza proléptica, el énfasis está puesto mas bien
en las interpretaciones del aprendiz, quien se esfuerza activamente por dar sentido e inferir
los propósitos y expectativas del enseñante. De este modo, el papel del enseñante podría
consistir en crear zonas de construcción con los aprendices, en el sentido en que lo proponen
Newman. Griffin y Colé (1991), donde haya cierta indeterminación para toda situación de
enseñanza (y no un solo arreglo prestablecido de andamios y ayudas) y en donde,
simultáneamente, haya una influencia mutua de los enseñantes y los participantes-
aprendices en el proceso mismo. Podría decirse que, al inicio, el profesor emplea una especie
de guión o marco que usa como un simple artilugio para negociar y crear situaciones de
intersubjetividad, pero es sobre la marcha, y por rumbos a veces no esperados, dadas las
influencias personales tanto del enseñante como de los aprendices y del contexto que hacen
el uno y los otros, como se va orientando la situación de enseñanza.
Podríamos concluir este apartado señalando a manera de resumen que el profesor
deberá intentar en su enseñanza, la creación y construcción conjunta de zonas de desarrollo
próximo con los alumnos, por medio de la estructuración de sistemas de andamiaje flexibles y
estratégicos. No hay que olvidar, como se ha explicado al principio de este apartado, que si
bien las zonas estarán encaminadas sobre todo a promover el cambio cognitivo en cierta
dirección (la de las intenciones curriculares), también pueden ser consideradas ZONAS DE
CONSTRUCCIÓN CONJUNTA en la medida en que la participación de los alumnos también resulte
determinante y pueda influir en la estructuración de las actividades; cuando esto ocurre, las
zonas asumen características no exactamente iguales a las previstas; sin embargo, al final,
dichas actividades deberán ser guiadas y orientadas por el profesor hacia ciertas situaciones
deseadas. Así. el docente, con su influencia y en coconstrucción con los alumnos, promueve
los procesos de apropiación de los saberes y los instrumentos de mediación sociocultural-
mente aceptados y valorados que. muy probablemente no ocurrirían en forma espontánea en
los alumnos.
Para tener un panorama más o menos general en torno a este concepto esencial en el
paradigma, presentaremos varios comentarios alusivos a tres aspectos interrelacionados
pero que, con fines de esta exposición, hemos separado deliberadamente: la relación entre
desarrollo y aprendizaje, el aprendizaje como un concepto de carácter esencialmente social e
interactivo, y la relación entre este concepto y el de ZDP.
Vigotsky (1979) criticó los enfoques que, en su planteamiento sobre la relación entre los
procesos de desarrollo y el aprendizaje, proponían una solución reduccionista aislacionista en
la que se privilegiaba uno u otro. En ese sentido, él señaló, hacia finales de los años veinte y
principios de los treinta (época en que escribió este texto), que podían identificarse
claramente dos planteamientos:
EL PARADIGMA SOCIOCULTURAL
237
a) los que mostraban cierta propensión a considerar el desarrollo o los procesos madurativos
como los conceptos determinantes en la relación con el aprendizaje, de modo que este último
simplemente iría por detrás de los logros conseguidos por la propia dinámica del primero
(según este enfoque, el aprendizaje no influye decisivamente ni es un proceso externo a la
dinámica de los procesos de desarrollo espontáneos que son los que sí cuentan); frente a b)
los que proponían que el desarrollo debía ser visto como la simple acumulación de
aprendizajes de respuestas específicas y proponían así una identidad entre ambos, de modo
que el nivel de desarrollo dependía de la cantidad de repertorios de actividades aprendidas.20
A juicio de Vigotsky, cualquiera de los tipos anteriores de reduccionismo constituyen un
error de aproximación grave y, desde su postura teórica, son inadmisibles. De manera
general puede decirse que aprendizaje y desarrollo establecen una relación indisociable de
influencia recíproca desde el momento mismo del nacimiento del niño; esto es, en los
contextos extraescolares y escolares.
Aprendizaje y desarrollo forman así una unidad (que no una identidad), in-
terpenetrándose en un patrón de espiral complejo (véase Brown y Reeve 1987). Como
señala Palacios (1987), lo que se puede aprender está en estrecha relación con el nivel de
desarrollo del niño; del mismo modo, el aprendizaje influye también en los procesos de
desarrollo y, especialmente, como veremos, en aquellas circunstancias en que se ha logrado
cierto grado de desarrollo potencial. No hay aprendizaje sin un nivel de desarrollo previo y
tampoco hay desarrollo sin aprendizaje (véase Pozo 1989).
Vigotsky siempre sostuvo que el aprendizaje específicamente humano es un proceso en
esencia interactivo. De hecho, como ya hemos señalado, él empleó una expresión en ruso
que hace alusión necesariamente a alguien que aprende, pero al mismo tiempo a alguien que
enseña (Oliveira 1996) (véase la nota 15 de este capítulo). En Vigotsky (1979) se cita lo
siguiente:
Por ello los animales son incapaces de aprender en el sentido humano del término; el
aprendizaje humano presupone una naturaleza social específica y un proceso, mediante el
cual los niños acceden a la vida intelectual de aquellos que los rodean (P. 136. las cursivas
son del texto original).
20
Vigotsky señala como autor representativo del primer planteamiento a Piaget, de quien sólo conoció sus
primeros trabajos (principalmente los realizados sobre el pensamiento verbal), y cuyos trabajos de varias
décadas después sobre el paradigma no pudo conocer (iniciados a partir de la década de los cincuenta); en
estos últimos se estudiaron sistemáticamente las relaciones entre desarrollo y aprendizaje (véase el capítulo
anterior). Como ejemplo del segundo planteamiento, Vigotsky cita la postura de Thomdike. que conoció con
cierta amplitud. Otro planteamiento diferente de los dos citados es el suscrito por Kofflca, quien propone una
relación de influencia mutua entre los dos conceptos, pero que, sin embargo, Vigotsky criticó por ser demasiado
general. Hay que decir, de paso, que una de las críticas que Vigotsky dirigió a este último autor fue que
consideraba insostenible una teoría del aprendizaje independiente del contenido, cuyos avances influyen en el
desarrollo y son transferibles a diversos dominios (algo así como la teoría de las facultades). Sobre estas
críticas hay que decir, por qué no, que Vigotsky incluye en ellas varios comentarios interesantes, adelantándose
varias décadas en el tiempo, c instalándose de lleno en las querellas actuales sobre estructuras generales en
oposición a estructuras modulares, habilidades generales de aprendizaje o conocimiento en oposición a
habilidades específicas de dominios de aprendizaje: en las que se afilia, por supuesto, a las segundas.
238
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
apprcntictships (contextos de aprendizaje de oficios, como sastrería o carpintería) surgieron antes que las
instituciones escolares como ámbitos en los que se preparaba a las generaciones nuevas en distintas
habilidades y capacidades. en estos contextos informales. los alumnos aprendían dichas habilidades y
capacidades en situaciones reales de trabajo, mientras que en las escuelas, por regla, difícilmente ocurre así.
sin embargo, dados los avances de las sociedades occidentales, los contextos de apprenti- ceship son difíciles
de recrear, pero algunos autores (brown el al. 1989, collins et al. 1989) han dicho que es posible introducir
varias características de esos contextos en los ámbitos escolares (véase la nota 19, para una discusión al
respecto). Así. las escuelas deberían proponer la creación de apprenticeships cognitivos que tengan en cuenta
las siguientes características: a) el appren liceship cognitivo debe implicar el enfrentamiento a problemas o
tareas reales; b) el appnenticeship también implica la ejercitación de actividades globales en prácticas
contextualizadas. no simplemente la ejercitación de habilidades puntuales, extrapoladas de actividades más
complejas y de los contextos reales en que se emplean, y 4) el apprenticeship implica que los aprendices se
involucren activamente durante un tiempo considerable en la observación de las ejecuciones de los más
capaces, para inferir los criterios de desempeño adecuados que luego utilizarán para valorar sus propios logros.
22 Rogoff (1993) entiende por participación guiada lo siguiente: «Planteo el concepto DE PARTICIPACIÓN
GUIADA para sugerir que tanto la guía como la participación en actividades culluralmente valiosas son esenciales
para poder considerar al niño como un aprendiz del pensamiento. La guía puede estar implícita o explícita, y el
tipo de participación puede variar, ya que los niños o sus cuidadores son responsables del modo en 239
que ésta se organiza» (p. 31).
EL PARADIGMA SOCIOCULTURAL
Gran parte de las estrategias y técnicas de enseñanza que los vigotskyanos y neo-
vigotskyanos proponen se fundamentan en la creación de ZDP con los alumnos, para
determinados dominios y actividades de conocimiento (véase, por ejemplo, Gallimore y
Tharp 1993). Se supone que el profesor debe ser un agente experto encargado de mediar la
situación de encuentro entre el alumno y los contenidos socioculturales que forman parte de
los currículos escolares. En ese sentido, el profesor deberá construir un contexto de
aprendizaje en conjunción, desde luego, con los alumnos, para aproximar el conocimiento
particular, y manejar procedimientos instruccionales óptimos que faciliten la negociación de
las zonas.
Hay que tener presente que la creación de las ZDP ocurre siempre en un contexto de
interactividad entre maestro-alumno(s) (experto-novato(s) en general), y el interés del
profesor consiste en trasladar al educando de los niveles inferiores de la zona a los
superiores, «prestándole» el grado necesario de asistencia por la vía de situaciones de
estructuración de andamiaje, y guiándolo con una sensibilidad muy fina (y una evaluación
formativa constante), para valorar los niveles de desempeño alcanzados paulatinamente por
los alumnos. Esta situación de traspaso se debe estructurar de tal manera que se procure la
cesión de la responsabilidad y el control en el desempeño de la tarea o del contenido por
aprender. Esto es, lo que el alumno al inicio no era capaz de realizar o entender por sí solo, y
en cambio si podía realizarlo con la ayuda del maestro (actividad exorregulada), pos-
teriormente llega a ser capaz de desarrollarlo o entenderlo por sí mismo sin necesidad de la
ayuda previa (actividad autorregulada).
240
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
Con base en distintos trabajos referidos al tema, Onrubia (1993) señala una serie de
criterios de intervención para que la ayuda asistida proporcionada en la construcción
conjunta de ZDP desemboque, verdaderamente, en aprendizajes significativos en los
alumnos. Algunos de los criterios aportados por este autor son los siguientes:
a) Insertar las actividades que realizan los alumnos en un contexto y en objetivos más
amplios en los que éstas lomen sentido. El docente deberá procurar definir a los alumnos
ese contexto global, así como señalarles la intencionalidad y la dirección que posteriormente
tomará la situación educativa. De este modo, las actuaciones, actividades o tareas realizadas
por los alumnos tendrán, para ellos mismos, un significado y un sentido particulares. Es
mejor si esa definición se hace lo más explícita posible. Ya en secciones anteriores de este
capítulo nos habíamos referido a que las actividades de los alumnos en situaciones de ZDP
no deben presentarse de forma fragmentada, sino dentro de un contexto holístico (véase
Molí 1993).
b) Fomentar la participación y el involucramiento de los alumnos en las diversas
actividades y tareas. Tal participación activa de los miembros menos capaces es una
característica esencial de la ZDP; aun en los momentos iniciales de los episodios educativos,
cuando muchos alumnos o aprendices tienen serias dificultades para realizar incluso las
actividades más simples, el enseñante deberá procurar que participen observando
críticamente, actuando y dialogando.
c) Realizar ajustes continuos en la asistencia didáctica, en el desarrollo de las
actividades o aun en la programación más amplia (de temas, unidades, etc.); hay que partir
siempre de la observación del nivel de actuación que vayan demostrando los alumnos en el
manejo de las tareas o contenidos que van a aprender. Estos ajustes en la ayuda
pedagógica requieren un «sistema de evaluación formativa» (el cual puede basarse en la
aplicación de técnicas informales como la observación de las actividades y del nivel de las
verbalizaciones, el planteamiento de preguntas, cierto grado de sensibilidad) que permita
establecer un seguimiento de las actividades de los alumnos desde que empiezan a
participar en la ZDP. No puede haber una ayuda ajustada si no existe un mínimo de
valoración sobre el nivel de participación del sujeto en la tarea. Es perfectamente posible
conciliar la planeación didáctica previa (la cual es un ajuste didáctico en sí misma) con la
realización de actividades evaluativas y de aplicación de los ajustes didácticos durante el
acto de enseñanza, si el fin principal es fomentar en los alumnos un mejoramiento en la
apropiación de las tareas de aprendizaje.
d) Hacer uso explícito y diáfano del lenguaje con la intención de promover la situación
necesaria de intersubjetividad (entre enseñante y aprendices) y la negociación de
significados en el sentido esperado, y evitar las rupturas e incomprensiones en la enseñanza.
El papel del lenguaje es central tanto en la creación de ZDP, como para su adecuado
funcionamiento en el proceso de cesión y traspaso del control de los contenidos, desde la
situación en la que el enseñante ayuda y orienta hasta aquella en la que los aprendices
mejoran ostensiblemente su competencia gracias a esa ayuda asistida. Edwards y Mercer
(1988) han analizado cómo a través de los diálogos ocurridos entre el profesor
2241
EL PARADIGMA SOCIOCULTURAL
y los alumnos en las aulas regulares es posible identificar la manera en que éstos llegan a
compartir una serie de comprensiones (un marco interpretativo común, un CONTEXTO
intermental), y cómo se pueden preservar y les dan CONTINUIDAD durante una secuencia
didáctica completa. Tales comprensiones conjuntas son esenciales para que ocurra o se
obstaculice el proceso de enseñanza de los contenidos curriculares. En realidad, la
construcción del marco interpretativo común es una construcción conjunta basada en lo que
dicen y hacen los profesores y los alumnos durante el proceso de enseñanza y aprendizaje,
pero guiada por el docente, que sabe más y que sabe hacia dónde debe ir el ejercicio
educativo (Coll ET AL. 1995).
e) Establecer constantemente relaciones explícitas entre lo que los alumnos ya saben
(sus conocimientos previos) y los nuevos contenidos de aprendizaje. Como señala Onrubia
(1993), la vinculación continua entre lo dado y lo nuevo es un recurso característico dé la
construcción de las ZDP. Rogoff (1993), por ejemplo, sostiene que en el proceso de
participación guiada se tienden puentes entre lo que los docentes saben (o van sabiendo)
que los alumnos ya saben y lo que los docentes saben que les hace falta saber a aquéllos
(los nuevos contenidos de aprendizaje). Esto quiere decir que el docente parte de la
perspectiva del alumno (y muchas veces adapta su punto de vista, su lenguaje, modifica sus
explicaciones, etc.), para luego hacer que el niño redefina la tarea desde el punto de vista
deseado (la del enseñante), a fin de construir un fundamento de intersubjetividad necesaria
que permita fomentar la construcción y el avance en la zona. El uso de los conocimientos
previos es esencial para construir el contexto intermental y el marco de referencia común
sobre el cual poco a poco se pueden ir estableciendo nuevos significados compartidos (a
través de mecanismos de mediación semiótica apropiados). Aquí también hay que reconocer
que lo que se va compartiendo sobre la marcha, en un momento más avanzado del proceso,
también llega a ser conocimientos y experiencias previas compartidas (entre el profesor y los
alumnos). En tal último sentido, estos conocimientos previos que el profesor reconoce
pueden ser utilizados continuamente por él para promover lo que Edwards y Mercer (1988)
llaman «la continuidad del contexto intermental construido», y dar pie a que sigan negociando
y compartiendo nuevos significados en el proceso educativo hasta que éste finalice.
0 Promover como fin último el uso autónomo y autorregulado de los contenidos por parte
de los alumnos. Éste debe ser el punto clave al que debe tender toda enseñanza basada en
la construcción de ZDP. Tal ¡dea está claramente enunciada en la concepción de Vigotsky
respecto a la internalización del uso de los artefactos culturales (intrapsicológico), promovida
gracias a la ayuda del miembro más capaz de la cultura (interpsicológico). También la idea
bruneriana de andamiaje sostiene que los andamios y ayudas prestadas por los enseñantes
para transmitir los contenidos deberán ir encaminadas a fomentar la «internalización de la
ayuda»; esto es, que al término de las situación sea el mismo niño quien consiga hacer un
uso autorregulado de dichos contenidos, de manera que el andamiaje externo (el cual ha
venido modificándose y ajustándose) tenga que retirarse y considerarse finalmente
innecesario (véase Díaz ET AL. 1993).
242
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
Sobre las cuestiones relativas a la evaluación, pueden hacerse varios comentarios desde
una perspectiva vigotskyana: a) los relativos a la evaluación dinámica y b) los dirigidos a la
evaluación de aprendizajes escolares.
243
EL PARADIGMA SOCIOCULTURAL
Otra de las implicaciones educativas derivables de la ZDP fue la propuesta por el propio
Vigotsky (1979) para aproximarse al problema de la evaluación. Las evaluaciones de
ejecución máxima (cognitivas y de rendimiento) que se suelen aplicar a los niños poseen tres
características: a) se centran en los productos de desarrollo: las conductas fosilizadas, el
nivel de desarrollo real de la zona, b) no valoran los procesos en desarrollo y c) son
descontextualizadas y evalúan exclusivamente la dimensión intramental. A este tipo de
evaluación, desde la perspectiva del enfoque estudiado, se le ha denominado «evaluación
estática».
La alternativa vigotskyana a este tipo de evaluación sostiene un tipo de evaluación
diferente, dirigida a determinar los niveles de desarrollo en proceso y en contexto: en
situación de apoyo interactivo y para dominios específicos o situaciones culturales
determinadas (véanse Brown y Ferrara 1985 y Brown y Reeve 1987). Así, se plantea a la
EVALUACIÓN DINÁMICA como una propuesta radicalmente distinta del esquema tradicional
estático de la evaluación psicométrica y escolar. La evaluación dinámica difiere en dos
aspectos con respecto a la evaluación estática: a través de ella se evalúan los productos
pero, especialmente, los procesos en desarrollo; en este tipo de evaluación se plantea una
relación diferente entre examinador-examinado en comparación con la que exige la eva-
luación estática (la cual tiene fuertes connotaciones empiristas, dado que exige un
alejamiento extremo entre ambos para lograr la supuesta objetividad en la valoración).
La evaluación se desarrolla a través de una situación interactiva entre el evaluador, el
examinado y la tarea, en la que el primero presta una serie de «ayudas» (las cuales son de
distinto tipo porque dan un apoyo diferencial y tienen que ver directamente con las conductas
que el niño debe efectuar para realizar la tarca en la que se está evaluando), según el nivel
de desempeño máximo mostrado previamente por el examinado en forma individual. Los
niños que requieran un número mayor de estas ayudas sin duda tendrán un potencial de
aprendizaje inferior, en comparación con los que no hayan requerido tantas ayudas para la
solución de la tarea. Al término, se compara el nivel de ejecución realizado por el niño en
solitario (el nivel real de desarrollo) con el nivel de ejecución logrado gracias al apoyo del
examinador (el nivel de desarrollo real), se considera la cantidad y la calidad de ayudas
empleadas. Según Brown y Reeve (1987), a través de este procedimiento evaluativo puede
diagnosticarse la amplitud de la ZDP en cierto dominio o tarea particular.
De este modo, la evaluación se dirige no sólo a valorar los productos del nivel de
desarrollo real de los niños que reflejan los ciclos evolutivos ya completados (como lo hacen
los tests psicométricos típicos y las pruebas de rendimiento escolar), sino, sobre todo, a
determinar el nivel de desarrollo potencial (las competencias emergentes que son puestas de
manifiesto en las interacciones con otros que les proveen contexto) y, si es posible, a valorar
el POTENCIAL DE APRENDIZAJE o bien LA AMPLITUD DE LAS ZONAS de los niños (Brown y Reeve
1987). De igual manera, la evaluación dinámica serviría para determinar las líneas de acción
que deberían seguir las prácticas educativas que «jalonen» el aprendizaje y el desarrollo
cognitivo.
244
LOS PARADIGMAS CON IMPLICACIONES EDUCATIVAS
Hay que reconocer que muchas de las ideas del paradigma se han asimilado o
amalgamado con líneas de trabajo provenientes de otros paradigmas. Tal es el caso del
paradigma cognitivo: en varias propuestas instruccionales concretas se advierte cierto aire
vigotskyano (p. ej. la enseñanza recíproca de Palincsar y Brown en comprensión y
aprendizaje de textos, la enseñanza dialógica de Englert y Raphael en composición escrita).
También se ha considerado que muchas de las ideas de Vigotsky son compatibles con la
oleada constructivis- ta sajona y europea que viene desarrollándose desde la década de los
ochenta (véanse Coll 1993 y 1996, Dixon-Krauss 1996).
ESTRATEGIAS
DOCENTES PARA UN
APRENDIZAJE
SIGNIFICATIVO
25
Jean Piaget (1896- 1980)
A n t e l a p r e g u n t a ¿QUÉ ES EL
CONSTRUCTIVISMO? M a r i o C a r r e t e r o
( 1 9 9 3 . p . 2 1 ) ARGUMENTA LO s i -
guiente:
"Básicamente puede decirse que es la idea que mantiene que el individuo
tanto en los aspectos cognitivos y sociales del comportamiento como en los
afectivos no es un mero producto del ambiente ni un simple resultado de sus
disposiciones internas, sino una construcción propia que se va produciendo
día a día como resultado de la interacción entre esos dos factores. En
consecuencia, según la posición constructi vista/el conocimiento no es una
copia fiel de la realidad, sino una construcción del ser humano/¿Con qué
instrumentos realiza la persona dicha construcción? Fundamentalmente con
los esquemas que ya posee, es decir, con lo que ya construyó en su relación
con el medio que le rodea.
Dicho proceso de construcción depende de dos aspectos fundamentales:
• De los conocimientos previos o representación que se tenga de la nueva
información, o de la actividad o tarea a resolver.
• De la actividad externa o interna que el aprendiz realice al respecto."
• La revalorización del papel del docente, no sólo en sus funciones del conocimien-
to, guía o facilitador del aprendizaje, sino como mediador del mismo,
enfatizando el papel de la ayuda pedagógica que presta reguladamente al
alumno.
Pero ¿quiénes son autores constructivistas? Delval (1997) dice que "hoy todos
son constructivistas", tal vez en un intento de estar con la corriente educativa en
boga. En realidad, no todos los expertos coinciden a la hora de decidir quiénes sí y
quiénes no son constructivistas (véase Castorina , ET AL, 1996; Hernández, 1998;
Rodrigo y Arnay, 1997).P
27
El constructivismo postula la existencia y prevalencia de procesos activos en la
construcción del conocimiento: habla de un sujeto cognitivo aportante, que
claramente rebasa a través de su labor constructiva lo que le ofrece su entorno. De
esta manera, según Rigo Lemini (1992) se explica la génesis del comportamiento y
el aprendizaje, lo cual puede hacerse poniendo énfasis en los
mecanismos de influencia sociocultural (Vigotsky), socioafectiva (Wallon) o
fundamentalmente intelectuales y endógenos (Piaget).
Una explicación profunda de las diversas corrientes psicológicas que convergen
en la postura constructivista (de sus coincidencias y contrapuntos, de los riesgos
epistemológicos y educativos de su integración) escapa a las intenciones de esta
obra, pero el lector interesado puede realizarla por medio de la bibliografía que se
le ofrece al final. En especial, recomendamos la lectura de Aguilar (1982),
Castorina (1993-1994; 1994),Coll (1990; 1996), Hernández(1991; 1998)y Riviére
(1997). Además, recientemente han aparecido una serie de compilaciones con
textos de los autores de habla hispana más reconocidos en este campo, donde se
retoman los debates teóricos, epistemológicos y educativos relativos a la
construcción del conocimiento en situaciones escolares (véase Baquero et al..
1998; Castorina et al., 1996; Coll et al., 1998; Rodrigo y Arnav, 1997).
Aunque aquí estamos tratando de ofrecer una visión mas o menos unificada del
constructivismo siguiendo la integración que hace César Coll, es importante
puntualizar que entre los principales enfoques constructivistas, como antes lo
dijimos, también existen divergencias.
A pesar de que los diversos autores de tales enfoques se sitúan en encuadres teóricos
distintos, como vimos, comparten el principio de la importancia de la actividad mental
conslructiiv del alumno en la realización de Ion aprendizajes escolares. Dicho principio
explicativo básico es lo que Coll denomina "la idea-fuerza más potente y también la más
ampliamente compartida", entre las aproximaciones constructivistas, que si bien pueden
diferir en otros aspectos importantes, tienen su punto de encuentro y complementariedad
en dicha idea-fuerza constructivista Trasladada al campo de la educación, una idea-fuerza
"conduce a poner el acento en la aportación constructiva que realiza el alumno al propio
proceso de aprendizaje; es decir, conduce a concebir el aprendizaje escolar como un
proceso de construcción del conocimiento a partir de los conocimientos y de las
experiencias previas, y la enseñanza como una ayuda a este proceso de construcción" (ob.
cit., p. 161).
En el cuadro 2.2 hemos integrado tres de los principales enfoques (la psicología
genética de Jean Piaget; las teorías cognitivas, en especial la de David Ausubel del
aprendizaje significativo, y la corriente sociocultural de Lev Vigotsky) para que el lector los
compare (tomado de Díaz Barriga, 1998).
2o. La actividad mental constructiva del alumno se aplica a contenidos que poseen ya un
grado considerable de elaboración. Esto quiere decir que el alumno no tiene en
todo momento que descubrir o inventar en un sentido literal todo el
conocimiento escolar. Debido a que el conocimiento que se enseña en las
instituciones escolares es en realidad el resultado del proceso de construcción a
nivel social, los alumnos y profesores encoontraran ya elaborados una buena
parte de los contenidos curriculares
30
CUADRO 2.2 Postulados centrales de los enfoques constructivístas
y Duguid, 1989). Dicha perspectiva destaca lo importantes que son para el aprendizaje la actividad y el
contexto, reconociendo que el aprendizaje escolar es en gran medida un proceso de aculturación, donde
los alumnos pasan a formar parte de una especie de comunidad o cultura de practicantes.
Desde esta perspectiva, el proceso de enseñanza debería orientarse a aculturar a los estudiantes por
medio de prácticas auténticas (cotidianas, significativas, relevantes en su cultura), apoyadas en procesos
de interacción social similares al aprendizaje artesanal. En gran medida se plasman aquí las ideas de la
corriente sociocultural vigotskiana, en especial la provisión de un andamiaje de parte del profesor (experto)
hacia el alumno (novato), que se traduce en una negociación mutua de significados (Erickson, 1984).
Cuando hablamos de prácticas auténticas, hay que decir que éstas pueden valorarse en función de qué
tanta relevancia cultural tengan las actividades académicas que se solicitan al alumno, así como del nivel
de actividad social de las mismas. Un ejemplo de cómo se aplican tales ideas, en el caso de la enseñanza
de la estadística en contextos universitarios, se esquematiza en la figura 2.2 (Derry, Levin y Schauble,
1995).
Por desgracia, en opinión de Resnick (1987), la forma en que la institución escolar, busca fomentar el
conocimiento con frecuencia contradice la forma en que se aprende fuera de ella. El conocimiento
fomentado en la escuela es individual, y fuera de ella es compartido; el conocimiento escolar es simbólico-
mental, mientras que fuera es físico-instrumental; en la escuela se manipulan símbolos libres de contexto,
en tanto que en el mundo real se trabaja y razona sobre contextos concretos. De esta forma, y retornando
de nuevo a Brown, Collins y Duguid (1989), la escuela habi- tualmente intenta enseñar a los educandos
por medio de prácticas sucedáneas (artificiales, descontextualizadas, poco significativas), lo cual está en
franca contradicción con la vida real. Invitamos al lector a identificar cuáles de los formatos instruccionales
planteados en el ejemplo de la enseñanza de la estadística corresponden a prácticas auténticas y cuáles a
las sucedáneas.
En otro orden de ideas, aspectos como el desarrollo de la autonomía moral e intelectual, la capacidad de
pensamiento crítico, el autodidactismo, la capacidad de reflexión sobre uno mismo y sobre el propio
aprendizaje, la motivación y responsabilidad por el estudio, la disposición para aprender significativamente
y para cooperar buscando el bien colectivo, etcétera, que se asocian con los postulados constructivistas
que hemos revisado, son asimismo factores que indicarán si la educación (sus procesos y resultados) son
o no de calidad.
Desde esta concepción, la calidad de un proyecto curricular y de un centro escolar se relaciona con su
capacidad de atender a las necesidades especiales que plantean-los estudiantes. Así, una escuela de
calidad será aquella que sea capaz de atender a la diversidad de individuos que aprenden, y que ofrece
una enseñanza adaptada y rica, promotora del desarrollo (Coll y cois., 1993; Wilson, 1992).
Con la intención de dar un cierre que integre los conceptos revisados en esta sección, remitimos al lector
al cuadro 2.3, donde se presentan algunos principios que orientan los procesos de enseñanza-aprendizaje
desde la concepción constructivista.
32
se realiza la actividad intelectual en el ámbito escolar. Su obra y la de algunos de sus más destacados
seguidores (Ausubel, 1976; Ausubel, Novak y Hanesian, 1983; Novak y Gowin, 1988), han guiado hasta el
presente no sólo múltiples experiencias de diseño e intervención educativa, sino que en gran medida han
marcado los derroteros de la psicología de la educación, en especial del movimiento cognoscitivista.
Seguramente son pocos los docentes que no han encontrado en sus programas de estudio, experiencias
de capacitación o lecturas didácticas la noción de aprendizaje significativo.
Ausubel, como otros teóricos cognoscitivistas, postula que el aprendizaje implica una reestructuración
activa de las percepciones, ideas, conceptos y esquemas que el aprendiz posee en su estructura
cognitiva. Podríamos clasificar su postura como constructivista (el aprendizaje no es una simple
asimilación pasiva de información literal, el sujeto la transforma y estructura) e interaccionista (los
materiales de estudio y la información exterior se interrelacionan e interactúan con los esquemas de
conocimiento previo y las características personales del aprendiz) (Díaz Barriga, 1989).
Ausubel también concibe al alumno como un procesador activo de la información, y dice que el
aprendizaje es sistemático y organizado, pues es un fenómeno complejo que no se reduce a simples
asociaciones memorísticas. Aunque esta concepción señala la importancia que tiene el aprendizaje por
descubrimiento (dado que el alumno reiteradamente descubre nuevos hechos, forma conceptos, infiere
relaciones, genera productos originales, etcétera), considera que no es factible que todo el aprendizaje
significativo que ocurre en el aula deba ser por descubrimiento. Antes bien, este autor propugna por el
aprendizaje verbal significativo, que permite el dominio de los contenidos curriculares que se imparten en
las escuelas, principalmente a nivel medio y superior.
Tipos y situaciones del aprendizaje escolar
De acuerdo con Ausubel, hay que diferenciar los tipos de aprendizaje que pueden ocurrir en el salón de
clases. Se diferencian en primer lugar dos dimensiones posibles del mismo:
33
CUADRO 2.3 Principios educativos asociados con una concepción constructivista del
aprendizaje y la enseñanza
El
aprendizaje implica un proceso constructivo interno, autoestructurante y en este sentido, es subjetivo y
personal.
El aprendizaje se facilita gracias a la
mediación o interacción con los otros, por lo tanto, es social y cooperativo. .
E
l aprendizaje es un proceso de (reconstrucción de saberes culturales.
E
l grado de aprendizaje depende del nivel de desarrollo cognitivo, emocional y social, y de la
naturaleza de las estructuras de conocimiento.
E
l punto de partida de todo aprendizaje son los conocimientos y experiencias previos que tiene el
aprendiz.
E
l aprendizaje implica un proceso de reorganización interna de esquemas.
E
l aprendizaje se produce cuando entra en conflicto lo que el alumno ya sabe conlo que debería saber.
E
l aprendizaje tiene un importante componente afectivo, por lo que juegan un papel crucial los
siguientes factores: el autoconocimiento, el establecimiento de motivos y metas personales, la
disposición por aprender, las atribuciones sobre el éxito y el fracaso, las expectativas y
representaciones mutuas.
E
l aprendizaje requiere contextualización: los aprendices deben trabajar con tareas auténticas y
significativas culturalmente, y necesitan aprender a resolver problemas con sentido.
E
l aprendizaje se facilita con apoyos que conduzcan a la construcción de puentes cognitivos entre lo
nuevo y lo familiar, y con materiales de aprendizaje potencialmente significativos.
34
Recepción repetitiva
Recepción significativa
Descubrimiento repetitivo
Descubrimiento significativo
No obstante, estas situaciones no deben pensarse como compartimientos estancos, sino como un
continuo de posibilidades, donde se entretejen la acción docente y los planteamientos de enseñanza (primera
dimensión: cómo se provee al alumno de los contenidos escolares) y la actividad cognoscente y afectiva del
aprendiz (segunda dimensión: cómo elabora o reconstruye la información).
El cuadro 2.4 sintetiza las ideas de Ausubel acerca de las situaciones mencionadas (Díaz Barriga, 1989, p.
7).
Es evidente que en las instituciones escolares casi siempre la enseñanza en el salón de clases está
organizada principalmente con base en el aprendizaje por recepción, por medio del cual se adquieren los
grandes volúmenes de material de estudio que comúnmente se le presentan al alumno. Esto no significa
necesariamente que recepción y descubrimiento sean excluyentes o completamente antagónicos; pueden
coincidir en el sentido de que el conocimiento adquirido por recepción puede emplearse después para
resolver problemas de la vida diaria que implican descubrimiento, y porque a veces lo aprendido por
descubrimiento conduce al redescubrimiento planeado de proposiciones y conceptos conocidos.
El profesor puede potenciar Lis experiencias de trabajo fuera del aula, para contar con aprendizajes más significativos
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Recepción Descubrimiento
36
Ausubel consideraba que el aprendizaje por recepción, en sus formas más complejas y
verbales, surge en etapas avanzadas del desarrollo intelectual del sujeto y se constituye en un
indicador de madurez cognitiva. Decía que en la primera infancia y en la edad preescolar, la
adquisición de conceptos y proposiciones se realiza prioritariamente por descubrimiento,
gracias a un procesamiento inductivo de la experiencia empírica y concreta.
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Pero ¿qué procesos y estructuras entran en juego para lograr un aprendizaje significativo?
Según Ausubel, se dan cambios importantes en nuestra estructura de conocimientos como
resultado de la asimilación de la nueva información; pero ello sólo es posible si existen ciertas
condiciones favorables.
La estructura cognitiva está integrada por esquemas de conocimiento, los cuales son
abstracciones o generalizaciones que los individuos hacen a partir de objetos, hechos y
conceptos (y de las interrelaciones que se dan entre éstos) que se organizan jerárquicamente.
Lo anterior quiere decir que procesamos la información que es menos inclusiva (hechos y
proposiciones subordinados) de manera que llegue a ser subsumida o integrada por las ideas
más inclusivas (denominadas conceptos y proposiciones supraordinadas).
Así, en algunas ocasiones aprendemos contenidos que tienen que ser integrados en
esquemas más generales y abstractos; en otras, se aprenden precisamente conceptos
integrados que aglutinan o subsumen cuestiones que ya conocemos. También se da el caso
del aprendizaje de contenidos del mismo nivel de inclusión, abstracción y generalidad (lo que
se llama conceptos coordinados). Es importante que el docente conozca el nivel jerárquico de
los contenidos que enseña, las interrelaciones que éstos guardan entre sí, y que ayude a los
alumnos a entender ese entramado o tejido conceptual
37
Es indispensable tener siempre presente que la estructura cognitiva del alumno tiene
una serie de antecedentes y conocimientos previos, un vocabulario y un marco de
referencia personal, lo cual es además un reflejo de su madurez intelectual. Este
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conocimiento resulta crucial para el docente, pues Ausubel piensa que es a partir del
mismo que debe planearse la enseñanza. (Véase cuadro 2.5.)
El aprendizaje significativo implica un procesamiento muy activo de la información
por aprender. Así, por ejemplo, cuando se aprende significativamente a partir de la
información contenida en un texto académico, se hace por lo menos lo siguiente:
1. Se realiza un juicio de pertinencia para decidir cuáles de las ideas que
ya existen en la estructura cognitiva del aprendiz son las más relacionadas con las
nuevas ideas o contenidos por aprender.
"Si tuviese que reducir toda la psicología educativa a un solo principio, diría lo
siguiente: el factor aislado más importante que influencia el aprendizaje es aquello
que el aprendiz ya sabe. Averigüese esto y enséñese de acuerdo con ello."
38
Para que realmente sea significativo el aprendizaje, éste debe reunir varias condiciones: la
nueva información debe relacionarse de modo no arbitrario y sustancial con lo que el alumno
ya sabe, dependiendo también de la disposición (motivación y actitud) de éste por aprender,
así como de la naturaleza de los materiales o contenidos de aprendizaje.
intencionalidad, habrá una manera de relacionarlo con las clases de ideas pertinentes que los
seres humanos son capaces de aprender. Respecto al criterio de la relacionabilidad sustancial
(no al pie ele la letra), significa que si el material no es arbitrario, un mismo concepto o
proposición puede expresarse de manera sinónima y seguir transmitiendo exactamente el
mismo significado. Hay que aclarar que ninguna tarea de aprendizaje se realiza en el vacío
cognitivo; aun tratándose de aprendizaje repetitivo o memorístico, puede relacionarse con la
estructura cognitiva, aunque sea arbitrariamente y sin adquisición de significado.
Lo anterior resalta la importancia que tiene que etaluráno posea ideas previas pertinentes
como antecedente necesario para aprender, ya que sin ellas, aun cuando el material de
aprendizaje esté "bien elaborado", poco será lo que el aprendiz logre.
Por otro lado, es imposible concebir que el alumno satisfaga tales condiciones si el
docente, a su vez, no satisface condiciones similares: estar dispuesto, capacitado y motivado
para enseñar significativamente, así como tener los conocimientos y experiencias previas
pertinentes tanto como especialista en su materia como en su calidad de enseñante.
39
Resulta evidente que son múltiples y complejas las variables relevantes del proceso de
aprendizaje significativo, y que todas ellas deben tomarse en cuenta tanto en la fase de
planeación como en la impartición de los contenidos curriculares, sin descuidar los episodios
de evaluación y asesora- miento de los alumnos.
Asimismo, el docente no debe olvidar que aunque enfrenta situaciones determinadas por
el contexto escolar o por la historia previa de sus estudiantes, su campo de acción son todos
aquellos aprendizajes sociales y académicos que puede promover en sus alumnos. Si bien por
una parte está el alumno con su estructura cognitiva particular, con su propia idiosincrasia y
capacidad intelectual, con una serie de conocimientos previos (algunas veces limitados y
confusos), y con una motivación y actitud para el aprendizaje propiciada por sus experiencias
pasadas en la escuela y por las condiciones actuales imperantes en el aula, el docente llega a
influir favorablemente en todas ellas.
Por otra parte, están los contenidos y materiales de enseñanza, y si éstos no tienen un
significado lógico potencial para el alumno se propiciará un aprendizaje rutinario y carente de
significado. Aquí nuevamente el profesor puede potenciar dichos materiales de aprendizaje al
igual que las experiencias de trabajo en el aula y fuera de ella, para acercar a los alumnos a
aprendizajes más significativos.
Por otra parte, hemos reiterado que el aprendizaje significativo ocurre en un continuo.
Partiendo de esta idea, Shuell (1990) postula que el aprendizaje significativo ocurre en una
serie de fases, que dan cuenta de una complejidad y profundidad progresiva. Según Shuell,
varias de las aportaciones sobre el aprendizaje realizadas desde diferentes líneas
cognitivas (por ejemplo, la teoría de los esquemas, el enfoque expertos-novatos, los
modelos de la flexibilidad cognitiva de Spiro y cois., las investigaciones sobre estrategias de
Karmiloff-Smith, etcétera), coinciden al entender al aprendizaje como un fenómeno
polifásico. Con base en ello, Shuell distingue tres fases del aprendizaje significativo, donde
integra aportaciones de las líneas mencionadas. A continuación presentamos
40
41
• Igualmente las ejecuciones del sujeto se basan en estrategias específicas del dominio
para la realización de tareas, tales como solución de problemas, respuestas a
preguntas, etcétera.
• Existe mayor énfasis en esta fase sobre la ejecución que en el aprendizaje, dado que
los cambios en la ejecución que ocurren se deben a variaciones provocadas por la
tarea, más que a rearreglos o ajustes internos.
En realidad el aprendizaje debe verse como un continuo, donde la transición entre las
fases es gradual más que inmediata; de hecho, en determinados momentos durante una tarea
de aprendizaje, podrán ocurrir sobreposicionamientos entre ellas.
42
Hasta aquí hemos destacado el papel del profesor como eventual promotor de aprendizajes
significativos en el aula. Sin embargo, cabe preguntarnos si nuestros alumnos realmente están
dispuestos a aprender significativamente. Hemos escuchado reiteradamente entre los docentes
quejas como las siguientes: "eso de aprender significativamente está muy bien, pero los alumnos
no quieren", "los estudiantes vienen de cero, sólo memorizan, no saben ni leer", "a los alumnos el
sistema desde los primeros años los volvió perezosos, sólo estudian lo mínimo para pasar",
etcétera. Nuevamente, destacaríamos que más allá de las diferencias individuales y culturales,
estamos ante aprendizajes sociales en los que vale la pena intentar un cambio antes de
considerarnos derrotados.
Aunque resulta evidente que los alumnos no conocen la teoría del aprendizaje significativo y
ciertamente no han leído a David Ausubel ni a los autores que aquí hemos revisado, en
algunos estudios hemos encontrado que los alumnos esperan que sus profesores enseñen
significativamen- 43
te, si por ello entendemos que desearían que acercaran el conocimiento escolar al mundo real
y a sus intereses, o que los apoyaran para extraer el significado de lo que aprenden. A manera
de ilustración, reproducimos algunas respuestas dadas por alumnos de bachillerato ante la
pregunta "¿Qué te hubiera gustado que tu profesor o profesora hiciera para ayudarte a
aprender mejor este tema?" (Díaz Barriga, 1998):
• "Que los alumnos hiciéramos carteles, láminas o una representación tipo obra de teatro."
Tendría lugar incluso preguntarnos si como docentes en algún momento hemos explorado
las opiniones o sugerencias de nuestros estudiantes al respecto, o si damos espacios para
que ellos planteen sus"propias opciones de trabajo escolar.
Quisiéramos cerrar esta sección comentando algunas de las limitaciones de la teoría del
aprendizaje significativo propuesta por Ausubel, con la intención de que el lector comprenda
su espectro explicativo y de intervención.
En opinión de García Madruga (1990), dicha teoría está más ligada a una explicación de
cómo se adquieren los conocimientos de tipo conceptual o declarativo; mientras que la
adquisición de conocimientos de tipo procedimental, actitudinal o valoral requiere de otros
elementos teórico- epistemológicos. Éste es un aspecto muy importante, que recientemente
ha llevado a autores a articular los horizontes de este marco explicativo con otro tipo de
aprendizajes, incluyendo por ejemplo, aprendizajes de tipo experiencial, enseñanza en el
laboratorio, aprendizaje mediante análisis de casos y solución de problemas, o en el contexto
de modelos de aprendizaje basados en experiencias de servicio a la comunidad.
Ha quedado claro que este tipo de conocimiento previo que se contrapone a los saberes
escolares es muy resistente al cambio, por lo que su estudio desembocó en las metodologías
didácticas que buscan promover un cambio conceptual en los estudiantes partiendo de la
confrontación entre los conocimientos "erróneos" y el conocimiento científico integrado al
currículo escolar.
Por último, no todas las situaciones de aprendizaje pueden (o deben) plantearse como fin
exclusivo el aprendizaje verbal significativo, puesto que la memorización comprensiva o el
aprendizaje por descubrimiento guiado o autónomo también requieren un espacio curricular.
Nuevamente, aquí debe apelarse al criterio y experiencia de docentes y planificadores
curriculares al momento de ubicar qué tipo de situaciones de aprendizaje pueden ser las más
viables y apropiadas en un contexto y situación particular.
El saber qué o conocimiento declarativo ha sido una de las áreas de contenido más
privilegiadas dentro de los currículos escolares de todos los niveles educativos. Sin lugar a
dudas, este tipo de saber es imprescindible en todas las asignaturas o cuerpos de
conocimiento disciplinar, porque constituye el entramado fundamental sobre el que éstas se
estructuran.
Como una primera aproximación, podemos definir el saber qué como aquella competencia refe-
rida al conocimiento de datos, hechos, conceptos y principios. Algunos han preferido
denominarlo
conocimiento declarativo, porque es un saber que se dice, que se declara o que se conforma
por medio del lenguaje.
Dentro del conocimiento declarativo puede hacerse una importante distinción taxonómica
con claras consecuencias pedagógicas: el conocimiento tactual y el conocimiento conceptual
(véase Pozo, 1992).
45
Podríamos decir que los mecanismos que ocurren para los casos del aprendizaje de
hechos y el aprendizaje de conceptos, son cualitativamente diferentes. El aprendizaje factual
se logra por una asimilación literal sin comprensión de la información, bajo una lógica
reproductiva o memorística y donde poco importan los conocimientos previos de los alumnos
relativos a información a aprender; mientras que en el caso del aprendizaje conceptual
ocurre vina asimilación sobre el significado de la información nueva, se comprende lo que se
está aprendiendo, para lo cual es imprescindible el uso de los conocimientos previos
pertinentes que posee el alumno.
A causa de que los mecanismos de adquisición del conocimiento factual y del conceptual
son diferentes entre sí, las actividades de instrucción que el maestro debe realizar tienen que
ser igualmente diferenciadas.
■
CUADRO 2.9 Aprendizaje factual y conceptual
46
Por desgracia, las condiciones habituales en que ocurre el aprendizaje factual en nuestras
instituciones educativas se vinculan tanto con materiales de aprendizaje que poseen un
escaso nivel de organización o significatividad lógica, como con la existencia de una
disposición motivacional o cognitiva orientada hacia el aprendizaje repetitivo. Hay que destacar
que las prácticas de evaluación del aprendizaje frecuentemente predeterminan esta situación:
el alumno sabe que el examen que le van a aplicar consiste en preguntas que miden memoria
de hechos o reproducción literal de la información y, en consecuencia, sus conductas de
estudio se orientan a la memorización sin significado.
No obstante, cuando el profesor quiera promover aprendizaje de contenidos (declarativos
(que en todo caso es muy necesario, pues en toda disciplina existe un núcleo básico de
información que el alumno debe dominar), es posible crear condiciones para que el alumno
practique el recuerdo literal y memorice los datos o hechos a través del repaso, la relectura u
otras actividades parecidas, tratando de fomentar una memorización significativa y vinculando
la información factual entre sí y con otro tipo de contenidos.
Para promover el aprendizaje conceptual es necesario que los materiales de aprendizaje
se organicen y estructuren correctamente, lo cual les provee de una riqueza conceptual que
pueda ser explotada por los alumnos. También es necesario hacer uso de los conocimientos
previos de los alumnos y hacer que éstos se impliquen cognitiva, motivacional y efectivamente
en el aprendizaje. El profesor debe planear actividades donde los alumnos tengan
oportunidades para explorar, comprender y analizar los conceptos de forma significativa, ya
sea mediante una estrategia expositiva o por descubrimiento.El aprendizaje de contenidos
pcedimentales
• la meta a lograr,
comprenden:
1. La apropiación de datos relevantes respecto a la tarea y sus condiciones. Esta es una
etapa donde se resalta el conocimiento declarativo, sin ser todavía de ejecución de la
tarea. Se centra en proporcionar al aprendiz la información o conocimiento factual
relacionado con el procedimiento en
47
general y las tareas puntuales a desarrollar, explicar las propiedades y condiciones para
su realización, así como las reglas generales de aplicación.
1- De una etapa inicial de ejecución insegura, lenta e inexperta, hasta una ejecución
rápida y experta.
48
3. De una ejecución con esfuerzo, desordenada y sujeta al tanteo por ensayo y error de los
pasos del procedimiento, hasta una ejecución articulada, ordenada y regida por
representaciones simbólicas (reglas).
4. De una comprensión incipiente de los pasos y de la meta que el procedimiento pretende
conseguir, hasta una comprensión plena de las acciones involucradas y del logro de una
meta plenamente identificada.
La idea central es que el alumno aprenda un procedimiento de la manera más significativa
posible. Para tal efecto, el profesor podrá considerar las anteriores dimensiones y promover
intencionalmente que la adquisición de los procedimientos sea en forma comprensiva,
pensante, funcional y generalizable a variados contextos.
Es común percibir a los dos tipos de conocimientos (declarativo y procedimental) como
separados, incluso a veces se privilegia uno de ellos en detrimento del otro. Pero en realidad
debemos verlos como conocimientos complementarios. En particular, la enseñanza de alguna
competencia procedimental (la gran mayoría de ellas), debe enfocarse en un doble sentido: 1)
para que el alumno conozca su forma de acción, uso y aplicación correcta, y 2) sobre todo
para que al utilizarla enriquezca su conocimiento declarativo.
La enseñanza de procedimientos desde el punto de vista constructivista puede basarse en
una estrategia general: el traspaso progresivo del control y responsabilidad en el manejo de la
competencia procedimental, mediante la participación guiada y con la asistencia continua, pero
paulatinamente decreciente del profesor, la cual ocurre al mismo tiempo que se genera la
creciente mejora en el manejo del procedimiento por parte^díSFalumno. '
Finalmente, los principales recursos instruccionales empleados en un proceso de
enseñanza- aprendizaje de tipo procedimental deben incluir:
• Repetición y ejercitación reflexiva
• Observación crítica
Uno de los contenidos anteriormente poco atendidos en todos los niveles educativos era el de
las actitudes y los valores (el denominado "saber ser") que, no obstante, siempre ha estado
presente en el aula, aunque sea de manera implícita u "oculta". Sin embargo, en la década
pasada notamos importantes esfuerzos por incorporar tales saberes de manera explícita en el
currículo escolar, no
49
Como inicio, pasaremos revista a los conceptos de actitud y valor. Dentro de las
definiciones más aceptadas del concepto de actitud, puede mencionarse aquella que
sostiene que son constructos que median nuestras acciones y que se encuentran
compuestas de tres elementos básicos: un componente cognitivo, un componente afectivo y
un componente conductual (Bednar y Levie, 1993; Sarabia, 1992). Otros autores (Fischbein)
han destacado la importancia del componente evaluativo en las actitudes, señalando que
éstas implican una cierta disposición o carga afectiva de naturaleza positiva o negativa hacia
objetos, personas, situaciones o instituciones sociales.
Se ha dicho que un valor es una cualidad por la que una persona, un objeto-hecho
despierta mayor o menor aprecio, admiración o estima. Los valores pueden ser económicos,
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50
Sin embargo, hay muchas actitudes que las escuelas deben intentar desarrollar y
fortalecer (como el respeto al punto de vista del otro, la solidaridad, la cooperatividad,
etcétera) y otras que debe procurar erradicar o relativizar (como el individualismo egoísta o
la intolerancia al trabajo colectivo). Para ello el profesor se vuelve un importante agente o
un otro significativo, que ejerce su influencia y poder (de recompensa, de experto, etcétera)
legitimados institucionalmente, para promover actitudes positivas en sus alumnos. *
De acuerdo con Bednar y Levie (1993), hay tres aproximaciones que han demostrado
ser eficaces para lograr el cambio actitudinal, a saber: a) proporcionar un mensaje
persuasivo, b) el modelaje de la actitud y c) la inducción de disonancia o conflicto entre los
componentes cognitivo, afectivo y conductual. Dichos autores recomiendan que se planteen
situaciones donde éstas se utilicen en forma conjunta.
Algunas metodologías y
técnicas didácticas que han
demostrado ser eficaces para
e
trabajar directamente con los
procesos actitudinales son,
por ejemplo, las técnicas
participativas (juego de roles
o "role-playing" y los
sociodramas), las discusiones
y técnicas de estudio activo,
las exposiciones y
explicaciones de carácter
persuasiyo (cQn
conferencistas de reconocido
prestigio o influencia) e
involucrar a los alumnos en la
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"En este mundo cada vez más complejo, algunas veces las viejas
preguntas requieren nuevas respuestas."
51
Las aportaciones del constructivismo en este interés renovada por enseñar valores han
puesto de nuevo al día trabajos pioneros en el tema, como los de Jean Piaget o Lawrence
Kohlberg acerca del desarrollo y del juicio moral, así como diversas líneas de investigación
recientes acerca del desarrollo afectivo y social de las personas, del estudio de las habilidades
de pensamiento reflexivo y razonamiento crítico, del comportamiento colaborativo y prosocial,
entre otras.
En este ámbito es más que evidente que la enseñanza no puede centrarse en la recepción
repetitiva de información factual o declarativa, sino que se requieren experiencias de
aprendizaje significativas, que permitan no sólo adquirir información valiosa, sino que incidan
realmente en el comportamiento de los alumnos, en la manifestación del afecto o emoción
moral, en su capacidad de comprensión crítica de la realidad que los circunda, en el desarrollo
de habilidades específicas para el diálogo, la autodirección, la participación activa, la
cooperación o la tolerancia.
Sumario
52
INTRODUCCIÓN
Dentro de la investigación psicoinstruccional del paradigma cognitivo, desde los años sesenta
se han desarrollado dos aproximaciones en beneficio del aprendizaje significativo de los
alumnos. Dichas líneas, conocidas como aproximación impuesta y aproximación inducida,
tuvieron su origen y desarrollo dentro del dominio del aprendizaje y recuerdo de textos
académicos, pero más
tarde ampliaron su influencia a la situación de enseñanza y aprendizaje escolar.
- -0
La aproximación impuesta consiste en realizar modificaciones o arreglos en el contenido o
estructura del material de aprendizaje, sea por vía escrita u oral, y la aproximación inducida se
aboca a entrenar o promover en los aprendices el manejo que éstos hacen por sí mismos de
procedimientos que les permitan aprender significativamente (Levin, 1971; Shuell, 1988).
La aproximación inducida evidentemente se dirige al polo del aprendiz; las "ayudas" que se
intentan promover o inducir en los alumnos se hacen con el propósito de que se las apropien y
las utilicen posteriormente de manera autorregulada. Es decir, se supone que el aprendiz, una
vez que ha internalizado dichas ayudas, tomará decisiones reflexivas y volitivas sobre cuándo,
por qué y para qué aplicarlas. El lector reconocerá que estamos hablando de la ya
ampliamente reconocida tradición del aprendizaje estratégico y autorregulado, al cual, por su
indiscutible importancia, le dedicaremos dos capítulos en esta obra (capítulos 6 y 7). Con tales
capítulos, más la información vertida en los capítulos 2 y 4, creemos que abordamos con un
cierto detalle el ámbito referido al aprendizaje de los alumnos.
Desde nuestro punto de vista, los dos tipos de estrategias, de aprendizaje y de enseñanza,
se encuentran involucradas en la promoción de aprendizajes significativos de los contenidos
escolares.
139
Nótese que en ambos casos se utiliza el término estrategia por considerar que el
alumno o el agente de enseñanza, según sea el caso, deberán emplearlas como
procedimientos flexibles, heurísticos (nunca como algoritmos rígidos) y adaptables,
dependiendo de los distintos dominios de conocimiento, contextos o demandas de los
episodios o secuencias de enseñanza de que se trate.
No creemos que las dos aproximaciones sean antagónicas ni excluyentes, antes bien
lo que sostenemos es que deben considerarse como complementarias dentro del proceso
de enseñanza- aprendizaje, para con ello lograr que el aprendiz sea más autónomo y
reflexivo. De hecho, varias de las estrategias de enseñanza (no todas) que presentamos
aquí tienen una utilidad doble: la primera, ya antes mencionada, para promover la mayor
cantidad y calidad de aprendizajes significativos, lo cual ya implica un valor pedagógico
indiscutible; y la segunda, para introducir y enseñar a los alumnos cómo elaborarlas, de
tal forma que, posteriormente, con ayudas, explicaciones y ejercitaciones apropiadas
(véase las recomendaciones sobre cómo enseñar las estrategias de aprendizaje en el
capítulo siguiente) lleguen a aprenderlas y utilizarlas como genuinas estrategias de
aprendizaje.
Un buen principio para este capítulo, estará de acuerdo el lector, será si empezamos por
definir qué entendemos por estrategias de enseñanza, exponiendo también cómo las
entendemos dentro del concepto más amplio de enseñanza (desde la perspectiva
constructivista que estamos considerando en este trabajo).
140
Visto desde otro punto de vista, la enseñanza es también en gran medida una auténtica
creación. Y la tarea (que consideramos clave) que le queda al docente por realizar es saber
interpretarla y tomarla como objeto de reflexión para buscar mejoras sustanciales en el proceso
completo de enseñanza-aprendizaje. De hecho, no podrá hacer una interpretación y lectura del
proceso si no cuenta con un marco potente de reflexión (Coll y Solé, 1993), ni tampoco podrá
engendrar propuestas sobre cómo mejorarlo si no cuenta con un arsenal apropiado de recursos
que apoyen sus decisiones y su quehacer pedagógico.
En fin, no queremos redundar en algo que ya fue expuesto en el capítulo inicial, simplemente
nos interesa recalcar estas ideas centrales sobre las cuales tomamos una vez más postura, y
señalar
que las estrategias que se presentarán en este capítulo son subsidiarias de tal concepto de
enseñanza (la ayuda ajustada a la actividad constructiva de los alumnos).
Partiendo de lo anterior, señalamos que las estrategias de enseñanza que presentamos
en el capítulo son procedimientos que el agente de enseñanza utiliza en forma reflexiva y
flexible para promover el logro de aprendizajes significativos en los alumnos (Mayer,
1984; Shuell, 1988; West, Farmer y Wolff, 1991). Y, enlazándolo con lo antes dicho, las
estrategias de enseñanza son medios o recursos para prestar la ayuda pedagógica.
Consideramos que el docente debe poseer un bagaje amplio de estrategias, conociendo
qué función tienen y cómo pueden utilizarse o desarrollarse apropiadamente. Dichas
estrategias de enseñanza se complementan con las estrategias o principios motivacionales
y de trabajo cooperativo esbozados en los capítulos anteriores, de los cuales puede echar
mano para enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Además es necesario tener presentes cinco aspectos esenciales para considerar qué
tipo de estrategia es la indicada para utilizarse en ciertos momentos de la enseñanza, dentro
de una sesión, un episodio o una secuencia instruccional, a saber:
1. Consideración de las características generales de los aprendices (nivel de desarrollo
cognitivo, conocimientos previos, factores motivacionales, etcétera).
2. Tipo de dominio del conocimiento en general y del contenido curricular en particular,
que se va a abordar.
3. La intencionalidad o meta que se desea lograr y las actividades cognitivas y
pedagógicas que debe realizar el alumno para conseguirla.
En esta sección presentaremos algunas de las estrategias de enseñanza que el docente puede
emplear con la intención de facilitar el aprendizaje significativo de los alumnos. Las estrategias
que hemos seleccionado para su presentación han demostrado en diversas investigaciones
una alta efectividad, al ser introducidas como apoyos ya sea en textos académicos o en la
dinámica del proceso de enseñanza-aprendizaje escolar (véase Balluerka, 1995; Díaz-Barriga y
Lule, 1977; Eggen y Kauchak, 1999; Hernández y García, 1991; Mayer, 1984,1989 y 1990;
West, Farmer y Wolff, 1991).
En el cuadro 5.2 el lector encontrará, en forma sintetizada, una definición y
conceptualización general de algunas de las estrategias de enseñanza más representativas.
142
PREINSTRUCCIONALES
COINSTRUCCIONALES
POSTINTRUCCIONALES
143
Por otra parte las estrategias postinstruccionales se presentan al término del episodio
de enseñanza y permiten al alumno formar una visión sintética, integradora e incluso crítica del
material.
Otra clasificación valiosa es aquella que se refiere a los procesos cognitivos activados por
las estrategias (véase Cooper, 1990; Díaz Barriga, 1993; Kiewra, 1991; Mayer, 1984; West,
Farmer y Wolff, 1991). Si bien es cierto que cada una de las estrategias inciden en varios
procesos cognitivos, las hemos clasificado por el proceso al que predominantemente se
asocian; no obstante, en el cuadro 5.2 incluimos algunas de las estrategias en distintas clases.
Señalar explícitamente a los alumnos las intenciones educativas u objetivos, les ayuda a
desarrollar expectativas adecuadas sobre la sesión o secuencia instruccional que éstos
abarcan, y a encontrar sentido y valor funcional a los aprendizajes involucrados.
Por ende, podríamos decir que dichas estrategias son principalmente de tipo
preinstruccional, y se recomienda usarlas sobre todo al inicio de la sesión, episodio o
secuencia educativa, según sea el caso. Ejemplos de ellas son las preinterrogantes, la
actividad generadora de información previa (por ejemplo, discusión guiada; véase Cooper,
1990), la enunciación de objetivos, etcétera.
144
Estrategias para orientar y guiar a los aprendices sobre aspectos relevantes de los
contenidos de aprendizaje
Tales estrategias son aquellos recursos que el profesor o el diseñador utilizan para guiar,
orientar y ayudar a mantener la atención de los aprendices durante una sesión, discurso o
texto. La actividad de guía y orientación es una actividad fundamental para el desarrollo de
cualquier acto de aprendizaje. En este sentido, las estrategias de este grupo deben
proponerse preferentemente como estrategias de tipo coinstruccional dado que pueden
aplicarse de manera continua para indicar a los alumnos en qué conceptos o ideas focalizar
los procesos de atención y codificación. Algunas estrategias que se incluiyen en este rubro
son el uso de señalizaciones internas y externas al discurso escrito, y las señalizaciones y
estrategias discursivas orales.
Tales estrategias proveen de una mejor organización global de las ideas contenidas en la
información nueva por aprender. Proporcionar una adecuada organización a la información
que se ha de aprender, como ya hemos visto, mejora su significatividad lógica, y en
consecuencia, hace más probable el aprendizaje significativo de los alumnos. Mayer (1984)
se ha referido a este asunto de la organización entre las partes constitutivas de la
información nueva a aprender denominándolo: construcción de "conexiones internas".
Estas estrategias pueden emplearse en los distintos momentos de la enseñanza.
Podemos incluir en ellas a las de representación visoespacial, como mapas o redes
conceptuales, a las de representación lingüística, como los resúmenes, y a los distintos tipos
de organizadores gráficos, como los cuadros sinópticos simples, de doble columna, cuadros
C-Q-A y organizadores textuales.
Son aquellas estrategias destinadas a ayudar para crear enlaces adecuados entre los
conocimientos
previos y la información nueva a aprender, asegurando con ello una mayor significatividad de
los
146
aprendizajes logrados. De acuerdo con Mayer (ob. cit.), a este proceso de integración entre lo
"previo" y lo "nuevo" se le denomina: construcción de "conexiones externas".
Por las razones señaladas, se recomienda utilizar tales estrategias antes o durante la
instrucción para lograr mejores resultados en el aprendizaje. Las estrategias típicas de enlace
entre lo nuevo y lo previo son las de inspiración ausubeliana: los organizadores previos y las
analogías.
Las distintas estrategias de enseñanza que hemos descrito pueden emplearse
simultáneamente e incluso es posible hacer algunas propuestas híbridas entre ellas (por
ejemplo, una analogía representada en forma de mapa conceptual, donde tópico y vehículo
tengan mapas particulares puestos en comparación; véase más adelante), según el docente lo
considere necesario.
El uso de las estrategias, como ya dijimos, esencialmente dependerá de la consideración
de los cinco factores mencionados en la sección anterior; pero también de los tipos de
procesos activados y los efectos esperados que se deseen promover en un momento
determinado. Procedamos a revisar con cierto grado de detalle cada una de las estrategias de
enseñanza ya presentadas.
Dentro de este rubro vamos a incluir a todas aquellas estrategias dirigidas a activar o a generar
los conocimientos previos en los aprendices. Al mismo tiempo, tales actividades pueden
contribuir a esclarecer las expectativas apropiadas en los alumnos sobre los aprendizajes
próximos de información nueva.
Desde la ya clásica declaración de Ausubel (1978) (véase capítulo 2), todos sabemos la
importancia de los conocimientos previos en la construcción del conocimiento (Miras, 1993).
Simple y sencillamente, la actividad constructiva no sería posible sin conocimientos previos
que permitan entender, asimilar e interpretar la información nueva, para luego, por medio de
ella, reestructurarse y transformarse hacia nuevas posibilidades. De ahí la importancia de
activar los conocimientos previos pertinentes de los alumnos, para luego ser retomados y
relacionados en el momento adecuado con la información nueva que se vaya descubriendo o
construyendo conjuntamente con los alumnos.
Las estrategias que presentamos en este apartado preferentemente deberán emplearse
antes de presentar la información por aprender, o bien antes de que los aprendices inicien
cualquier tipo de actividad de discusión, indagación o integración sobre el material de
aprendizaje propiamente dicho, sea por vía individual o cooperativa.
Conviene que para el buen uso de ellas se tomen en cuenta los siguientes aspectos
(véase Cooper, 1990):
a) Hacer una identificación previa de los conceptos centrales de la información que los
alumnos van a aprender o de la línea argumental del texto a revisar.
MATERIAL EXCLUSIVO DE USO DIDACTICO
INSTITUTO UNIVERSITARIO CARL ROGERS
147
b ) Tener presente qué es lo que se espera que aprendan los alumnos en la situación de
enseñanza y aprendizaje.
c ) Explorar los conocimientos previos pertinentes de los alumnos para activarlos (cuando
existan evidencias de que los alumnos los posean) o generarlos (cuando se sepa que los
alumnos poseen escasos conocimientos previos pertinentes o que no los tienen).
De entre las estrategias que se emplean en tal sentido, vamos a presentar aquí las que nos
han parecido más efectivas, es decir: la actividad focal introductoria, la discusión guiada y la
actividad generadora de información previa.
Los tipos de actividad focal introductoria más efectivos que pueden utilizarse son aquellos
que presentan situaciones sorprendentes, incongruentes o discrepantes con los conocimientos
previos de los alumnos. Un ejemplo de actividad focal introductoria para plantearse antes de
tratar el tema de materiales conductores o aislantes consiste en envolver un trozo de hielo en
papel aluminio y otro en un pedazo de tela gruesa (juzgado por ellos mismos como tela
"caliente") y animar a los aprendices a predecir cuál de ellos se derretirá primero y por qué
creen que será así. Otro ejemplo, al estudiar el tema de flotación de cuerpos, consiste en
utilizar distintos materiales con diferente densidad que propongan una experiencia
"contraintuitiva" y pedir que predigan cuáles se hundirán y cuáles no, y que expongan sus
hipótesis sobre las variables involucradas en la flotación de los cuerpos.
De este modo, las funciones centrales de esta estrategia serían las siguientes:
• Actuar como situaciones que activan los conocimientos previos de los alumnos.
Especialmente cuando la presentación de la estrategia se acompaña de participaciones de
los alumnos para exponer razones, hipótesis, etcétera.
Discusión guiada
En este caso se trata de una estrategia que, aunque nó lo parezca, requiere de cierta
planificación. Dicha planificación debe hacerse en principio, partiendo de los tres aspectos que
deben considerarse para toda actividad que intente generar o crear información previa.
Cooper (1990) define a la discusión como "un procedimiento interactivo a partir del cual profe-
sor y alumnos hablan acerca de un tema determinado" (p. 114). En la aplicación de esta
estrategia desde el inicio los alumnos activan sus conocimientos previos, y gracias a los
intercambios en la discusión con el profesor pueden ir desarrollando y compartiendo con los
otros información previa que pudieron no poseer (o al menos no del mismo modo) antes de que
la estrategia fuese iniciada 149
Tenga claros los objetivos de la discusión, así como hacia dónde quiere
conducirla: activar y favorecer la compartición de conocimientos previos pertinentes
que sirvan al aprendizaje de los nuevos contenidos.
Inicie la discusión introduciendo de manera general la temática central del
nuevo contenido de aprendizaje solicitando la participación de los alumnos sobre lo
que saben de ésta. Anime a participar a una buena cantidad de alumnos, de manera
que los otros escuchen y se involucren activamente.
En la discusión, elabore preguntas abiertas que requieran más que una respuesta
afirmativa o negativa. Dé tiempo para que los alumnos respondan.
Participe en la discusión y modele la forma de hacer preguntas y dar respuestas.
Maneje la discusión como un diálogo informal en un clima de respeto y apertura.
Anime a que los alumnos también hagan preguntas sobre las respuestas escuchadas
de sus compañeros.
No deje que la discusión se demore demasiado ni que se disperse; la discusión debe
ser breve, bien dirigida (sin que parezca que lo está haciendo) y participativa.
La información previa pertinente que interesa activar y compartir, si se desea, puede
anotarse en el
pizarrón a la vista de los alumnos.
Una actividad generadora de información previa es una estrategia que permite a los alumnos
activar, reflexionar y compartir los conocimientos previos sobre un tema determinado.
Algunos autores se refieren a ésta como "lluvia de ideas" o "tormenta de ideas" (Wray y
Lewis, 2000).
Cooper (ob. cit.) propone las siguientes actividades para llevarla a cabo:
• Pida a los alumnos que, sobre dicha temática, anoten todas o un número
determinado de ideas (por ejemplo, 5 o 10) que conozcan en relación con ella. Los alumnos
pueden participar en esta tarea de forma individual, en pequeños equipos o con el grupo
completo. Incluso si los alumnos ya saben elaborar mapas conceptuales o algún tipo de
representación gráfica conocida, se les solicita que elaboren uno con las ideas de la lista
(especialmente cuando se realiza de forma individual o en grupos pequeños). Marque un
tiempo limitado para la realización de la tarea.
• Pida a cada alumno o al grupo que lea sus listas (que escriba sus mapas,
según sea el caso) de ideas o conceptos relacionados ante el grupo total, y anótelas en el
pizarrón.
150
• Recupere las ideas y origine una breve discusión; procure que vayan relacionadas con la
información nueva por aprender (aquí puede ser útil un mapa conceptual construido por el
docente). Puede terminar la actividad con el señalamiento del objetivo del episodio
instruccional a
seguir o animar a los alumnos a descubrirlo con su ayuda.
Objetivos o intenciones
Los objetivos o intenciones educativos son enunciados que describen con claridad las
actividades de aprendizaje y los efectos que se pretenden conseguir en el aprendizaje de los
alumnos al finalizar una experiencia, sesión, episodio o ciclo escolar.
Como han señalado de manera acertada Coll y Bolea (1990), cualquier situación educativa
se caracteriza por tener una cierta intencionalidad, lo cual quiere decir que en cualquier
situación pedagógica, uno o varios agentes educativos (por ejemplo, profesores, textos,
etcétera) desarrollan una serie de acciones o prácticas encaminadas a influir o provocar un
conjunto de aprendizajes en los alumnos con una cierta dirección, y con uno o más propósitos
determinados.
Es sabido que los objetivos tienen un papel central en las actividades de planificación,
organización y evaluación de la actividad docente; pero en esta ocasión vamos a situarnos en
el plano propiamente instruccional con el interés de describir cómo los objetivos pueden actuar
como auténticas estrategias de enseñanza.
De este modo, es pertinente puntualizar que como estrategias de enseñanza deben ser
construidos en forma directa, clara y entendible utilizando una redacción y un vocabulario
apropiados para el alumno; de igual manera es necesario dejar en claro en su enunciación las
actividades, contenidos y/o resultados esperados (lo que interese más enfatizar) que
deseamos promover en la situación pedagógica.
151
Por cierto, las actividades que se expresen en los objetivos deberán ser aquellas que
persigan el logro de aprendizajes significativos. Al respecto, Perkins (1999) señala que los
aprendizajes con comprensión (término con muchas semejanzas al de aprendizaje
significativo) deben demostrar el uso inteligente y flexible de lo aprendido ante situaciones
novedosas. De este modo, las actividades que demuestren un desempeño flexible, o que
permitan ir más allá de la mera reproducción o memorización de los aprendizajes, deberían ser
las que tuvieran más cabida, dentro de la enunciación de los objetivos como instrumentos
curriculares y como estrategias de enseñanza. Actividades tales como explicar, justificar,
aplicar, extrapolar, analizar, etcétera, un tópico cualquiera permiten poner en evidencia
aprendizajes con comprensión.
Las funciones de los objetivos como estrategias de enseñanza son las siguientes (véase
Cooper, 1990; García Madruga, Martín Cordero, Luque y Santamaría, 1995; Shuell, 1988):
■ Servir como criterios para poder discriminar los aspectos relevantes de los contenidos o de
la instrucción (sea por vía oral o escrita) sobre los que hay que realizar un mayor esfuerzo
y procesamiento cognitivo.
Con base en lo antes dicho, proponemos las siguientes recomendaciones para el uso de
los objetivos como estrategias de enseñanza:
1. Cerciórese de que son formulados con claridad, señalando la actividad, los contenidos y/o
los criterios de evaluación (enfatice cada uno de ellos según lo que intente conseguir en
los alumnos). Use un vocabulario apropiado para los aprendices y pida que éstos den su
interpretación para verificar si es o no la correcta.
2. Anime a los alumnos a aproximarse a los objetivos antes de iniciar cualquier actividad de
enseñanza o de aprendizaje.
3. Puede discutir el planteamiento (el porqué y para qué) o la formulación de los objetivos con
sus alumnos, siempre que existan las condiciones para hacerlo.
4. Cuando se trata de una clase, el objetivo puede ser enunciado verbalmente o presentarse
en forma escrita. Esta última es más plausible que la primera, además es recomendable
mantener presente el objetivo (en particular con los aprendices menos maduros) a lo largo
de las actividades realizadas en clase.
No enuncie demasiados objetivos, porque los alumnos pueden extraviarse o desear evitarlos
antes que aproximarse a ellos. Es mejor uno o dos objetivos bien formulados sobre los
aspectos cruciales de la situación de enseñanza (la generalidad de su formulación dependerá
del tiempo
152 * salto a la pagina 164
diálogo interactivo construido conjuntamente con los alumnos, pueden usarse distintos tipos
de estrategias discursivas en beneficio del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Una vez más, lo importante es que estas habilidades y estrategias discursivas estén
presentes y que, sobre todo, se intente hacer un uso reflexivo y estratégico de las mismas.
Ilustraciones
Las ilustraciones (fotografías, dibujos, pinturas) constituyen uno de los tipos de información
gráfica más ampliamente empleados en los diversos contextos de enseñanza (clases,
textos, programas por computadora, etcétera). Son recursos utilizados para expresar una
relación espacial esencialmente de tipo reproductivo (Postigo y Pozo, 1999). Esto quiere
decir que en las ilustraciones el énfasis se ubica en reproducir o representar objetos,
procedimientos o procesos cuando no se tiene la oportunidad de tenerlos en su forma real o
tal y como ocurren.
Se han utilizado con mayor frecuencia en áreas como las ciencias naturales y
disciplinas tecnológicas, no así en áreas como humanidades, literatura y ciencias sociales,
donde generalmente, en comparación con las anteriores, ha sido menor su presencia.
Se ha dicho con cierta agudeza que una imagen vale más que mil palabras; sin
embargo, este refrán debe relativizarse en función de qué imagen, discurso, convenciones e
intérpretes sean a quienes nos estemos refiriendo. Las imágenes serán interpretadas no
sólo por lo que ellas representan como entidades pictóricas, sino también como producto de
los conocimientos previos, las actitudes, etcétera, del receptor.
No obstante, es indudable reconocer que las ilustraciones casi siempre son muy
recomendables para comunicar ideas de tipo concreto o de bajo nivel de abstracción,
conceptos de tipo visual o espacial, eventos que ocurren de manera simultánea, y también
para ilustrar procedimientos o instrucciones (Hartley, 1985).
En los textos, aunque también en las clases escolares, las relaciones establecidas entre
discurso e imágenes pictóricas, muestran una preponderancia a favor del texto, por lo que
las ilustraciones muchas veces sirven para representar algunas cosas dichas en el discurso
o bien para complementar, presentando cierta información adicional a lo que el discurso
dice.
164
• Descriptiva
• Expresiva
Tipos de ilustraciones en textos • Construccional
académicos
• Funcional
• Algorítmica
Descriptiva
Este tipo de ilustraciones muestran cómo es un objeto físicamente, nos dan una
impresión holística del mismo, sobre todo cuando es difícil describirlo o comprenderlo
en términos verbales. Lo importante es conseguir que el alumno identifique
visualmente las características centrales o definitorias del objeto. Las figuras A,ByC
son ejemplos de ilustraciones descriptivas. Las figuras
Figura A La escultura de figura humana de la Grecia clásica se basó en un canon, o serie de normas, de
proporciones ideales, en la cual el cuerpo se dividía en ocho partes y la cabeza debía medir un octavo,
por ejemplo
165 salto a
la pag. 178
4. Se sugiere dejar al alumno un espacio para escribir la respuesta. Esto es más conveniente
que sólo pedirle que la piense o verbalice.
Resumen
Una práctica muy difundida en todos los niveles educativos es el empleo de resúmenes sobre
el material que se habrá de aprender. No debemos olvidar que como estrategia de enseñanza,
el resumen será elaborado por el profesor o el diseñador de textos, para luego
proporcionárselo al estudiante como una propuesta mejor organizada del cúmulo de ideas que
ya se han discutido o expuesto.
Un resumen es una versión breve del contenido que habrá de aprenderse, donde se enfatizan
los puntos más importantes de la información. Dicho en términos de Kintsch y Van Dijk un
resumen alude directamente a la macroestructura de un discurso oral o escrito (véase capítulo
7). Para construir la macroestructura de un texto es necesario aplicar las macrorreglas de
supresión, generalización o construcción (Kintsch y Van Dijk, 1978; Sánchez, 1993; Van Dijk o
Kintsch, 1983).
Para elaborar un resumen de un texto cualquiera, se tiene que hacer necesariamente una
jerarquización de la información contenida en él, en términos de su importancia (dicha
jerarquización en ocasiones está claramente marcada en el texto original, pero en otras no y
corre a cargo del procesamiento del lector).
Se supone que la información de mayor nivel de jerarquía, es decir, aquella que se considera de
mayor importancia, será la información mejor recordada. A este efecto se le ha denominado en
la
178
literatura "efecto de los niveles" (véase García, Elosúa, Gutiérrez, Luque y Gárate, 1999;
Sánchez, 1993).
Así, en la elaboración del resumen, los lectores deben ser sensibles a los distintos tipos de
información en la jerarquía del texto procesado, para proceder seleccionando los contenidos
clave omitiendo paralelamente la información trivial y de importancia secundaria (aplicación de
las macrorreglas de supresión). Aunque también deben realizar operaciones más sofisticadas
de condensación, integración y de construcción de la información (macrorreglas de
generalización y construcción), sobre todo cuando se trata de discursos largos y complejos.
Estas macrorreglas se aplican en forma inteligente (razón por la cual se les ha denominado
también macroestrategias) sobre la microestructura del texto constituyendo así la
macroestructura. Además, es posible aplicar las macrorreglas (si así se desea) en forma
recursiva no sólo al discurso original (o a su microestructura) sino también a las distintas
versiones macroestructurales ya construidas.
■ Ubicar al alumno dentro de la estructura u organización general del material que se habrá
de aprender.
Por lo general, un resumen se elabora en forma de prosa escrita, aunque también llega a
diseñarse esquemáticamente numerando o marcando las ideas principales; o bien,
representándolo con ciertos apoyos gráficos (cuadros sinópticos o mapas que expresen los
conceptos más importantes y sus relaciones; véase más adelante).
180
5. Sugerimos que introduzca con sus alumnos (o los lectores del texto diseñado) sólo una de
las dos modalidades de representación gráfica (especialmente si se trata de alumnos de
educación básica); debe utilizar la que ofrezca la mayor aportación a sus necesidades
didácticas. Las redes suelen servir más para trabajar con contenidos de ciencias naturales
y disciplinas tecnológicas; mientras que los mapas son más útiles para casi todas las
disciplinas, incluyendo ciencias sociales y humanidades.
6. Puede emplear cualquiera de los dos recursos al nivel que se lo proponga (clase, tema,
unidad, capítulo, curso, texto, etcétera), aclarando a cuál se refiere, para ayudar al alumno
a tener un contexto conceptual apropiado de las ideas revisadas o que se revisarán.
7. A partir de las partes de un mapa determinado para una unidad didáctica, es posible
construir nuevos mapas donde se profundicen los conceptos (por ejemplo, a la manera de
los niveles de elaboración sugeridos en la teoría de la elaboración de Reigeluth). Algunos
autores (Trowbridge y Wandersee, 1998) comentan que al relacionar varios micromapas
(que generalmente representan contenidos conceptuales a nivel de una sesión) es posible
estructurar macromapas, los cuales representan conceptos centrales de temas o unidades
de un curso o hasta de un curso mismo. En este sentido, los micromapas también son
útiles como recursos instruccionales, proporcionándoles a los alumnos una visión de
conjunto de corpus significativos de contenidos conceptuales de un curso, y ayudándolos a
contextualizar los aprendizajes conceptuales. También es posible construir mapas
progresivos, que consisten en poner en relación distintos micromapas, con los que se
puede documentar las construcciones logradas por los aprendices (por ejemplo, relacionar
varias sesiones secuencialmente; o para documentar cómo ha ocurrido un proceso de
8. No emplee en exceso estos recursos, pues a sus alumnos les resultaría tedioso y, por
tanto, perderían su sentido pedagógico.
Organizadores previos
198
Hay dos tipos de organizadores previos: los expositivos y los comparativos (García
Madruga, 1990). Los primeros se recomiendan cuando la información nueva que se va a
aprender es desconocida por los aprendices; los segundos, cuando se está seguro de que los
alumnos conocen una serie de ideas parecidas a las que se habrán de aprender. Así
establecerán comparaciones o contrasta- dones.
No hay que olvidar que, en ambos casos, las ideas ti los conceptos que establecen el
puente cognitivo (de similar nivel de inclusión que los conceptos de la información nueva para
el caso de los comparativos y de mayor nivel para el de los expositivos) deben crear el
contexto o el soporte ideacional necesario para la posterior asimilación de los contenidos.
■ Proporcionar así un "puente" al alumno entre la información que ya posee con la que va a
aprender.
Revisemos ahora un ejemplo de organizador previo elaborado para el tema "El ciclo del
agua en la naturaleza". Confróntelo con el resumen del mismo y observe que el resumen se
diseñó a partir de los conceptos definidos en el texto; mientras que el organizador se desarrolló
con los conceptos "ciclo" y "cambio de estado", que son más generales y engloban a los
conceptos definidos.
199
INTRODUCCIÓN
Con base en los modelos teóricos y la investigación realizada a nivel internacional, en este capítulo
se presenta una revisión de los fundamentos, las características y las limitaciones de las estrategias
de aprendizaje en general.
La preocupación central que motivó su creación radica en el análisis de por qué, a pesar de los
múltiples esfuerzos que se hacen para desarrollar herramientas de estudio efectivas en poblaciones
de alumnos de distintos niveles, éstos fracasan con frecuencia. Se parte de la premisa de que esto
ocurre así porque en dichos esfuerzos se observa un desconocimiento de los procesos cognitivos,
efectivos y meta-cognitivos implicados en el aprendizaje significativo y, sobre todo, en su forma de
enseñarlos. Como resultado, la mayor parte de los cursos de "hábitos de estudio", "círculos de lectu-
ra" o "talleres de creatividad" han logrado aprendizajes restringidos, poco perdurables y difícilmente
transferibles a las situaciones de estudio cotidianas.
Este capítulo también puede considerarse como un preámbulo del siguiente, donde se aborda
con mayor detalle las estrategias relacionadas con la comprensión y composición de textos. De este
modo, la información que posteriormente se ofrece, para el caso de la comprensión de lectura, se
centra en particular en el denominado aprendizaje estratégico a partir de textos; es decir, se dirige a
los procesos cognitivos que ocurren cuando el estudiante intenta comprender los materiales escritos
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de índole científica, que conforman la parte medular de los contenidos curriculares a que se enfrenta.
En cuanto a la composición escrita, se presentan algunas consideraciones y procedimientos
probados empíricamente para la enseñanza de la composición de textos, en función de usos y
contextos determinados.
Uno de los objetivos más valorados y perseguidos dentro de la educación a través de las épocas, es
la de enseñar a los alumnos a que se vuelvan aprendices autónomos, independientes y
autorregulados, capaces de aprender a aprender. Sin embargo, en la actualidad parece que los
planes de estudio de todos los niveles educativos promueven precisamente aprendices altamente
dependientes de la situación instruccional, con muchos o pocos conocimientos conceptuales sobre
distintos temas disciplinares, pero con pocas herramientas o instrumentos cognitivos que les sirvan
para enfrentar por sí mismos nuevas situaciones de aprendizaje pertenecientes a distintos dominios,
y les sean útiles ante las más diversas situaciones.
Quizá hoy más que nunca estemos más cerca de tan anhelada meta, gracias a las múltiples
investigaciones que se han desarrollado en torno a éstos y otros temas, desde los enfoques
cognitivos y constructivistas. A partir de estas investigaciones hemos llegado a comprender la
naturaleza y función de estos procedimientos valiosos que coadyuvan a aprender de una manera
estratégica.
A partir de estos trabajos, se ha conseguido identificar que los estudiantes que obtienen resulta-
dos satisfactorios, a pesar de las situaciones didácticas a las que se han enfrentado, muchas veces
han aprendido a aprender porque:
• Planifican y examinan sus propias realizaciones, pudiendo identificar los aciertos y las
dificultades.
Muchas y variadas han sido las definiciones que se han propuesto para conceptualizar las
estrategias de aprendizaje (véase Monereo, 1990; Nisbet y Schucksmith, 1987). Sin embargo,
en términos generales, una gran parte de ellas coinciden en los siguientes puntos:
• Son instrumentos con cuya ayuda se potencian las actividades de aprendizaje y solución
de problemas (Kozulin, 2000).
Con base en estas afirmaciones podemos intentar a continuación una definición más
formal acerca del tema que nos ocupa:
234
c) La aplicación de las mismas implica que el aprendiz las sepa seleccionar inteligentemente
de entre varios recursos y capacidades que tenga a su disposición. Se utiliza una actividad
estratégica en función de demandas contextúales determinadas y de la consecución de ciertas
metas de aprendizaje.
Aunque resulte reiterativo, estos procedimientos deben distinguirse claramente de las otras
estrategias que revisamos en el capítulo anterior y que llamamos de enseñanza. Las
estrategias de aprendizaje son ejecutadas no por el agente instruccional sino por un aprendiz,
cualquiera que éste sea (niño, alumno, persona con discapacidad intelectual, adulto, etcétera),
siempre que se le demande aprender, recordar o solucionar problemas sobre algún contenido
de aprendizaje.
La ejecución de las estrategias de aprendizaje ocurre asociada con otros tipos de recursos
y procesos cognitivos de que dispone cualquier aprendiz. Diversos autores concuerdan con la
necesidad de distinguir entre varios tipos de conocimiento que poseemos y utilizamos durante
el aprendizaje (Brown, 1975; Flavell y Wellman, 1977). Por ejemplo:
3. Conocimiento estratégico: este tipo de conocimiento tiene que ver directamente con lo que
hemos llamado aquí estrategias de aprendizaje. Brown (ob. cit.) lo describe de manera
acertada con el nombre de saber cómo conocer.
mos, así como al conocimiento que tenemos sobre nuestros procesos y operaciones
cognitivas cuando aprendemos, recordamos o solucionamos problemas. Brown (ob. cit.) lo
describe con la expresión conocimiento sobre el conocimiento.
Los procesos cognitivos básicos son indispensables para la ejecución de todos los otros
procesos de orden superior. Aquellos se ven poco afectados por los procesos de desarrollo;
desde edad muy temprana, los procesos y funciones cognitivos básicos parecen estar
presentes en su forma definitiva, cambiando relativamente poco con el paso de los años. Una
excepción que destaca es la referida a la supuesta capacidad creciente de la memoria de
trabajo con la
235
edad (de la niñez temprana a la adolescencia), tal como lo han demostrado algunos
investigadores neopiagetianos, por ejemplo, R. Case y J. Pascual-Leone.
236
• Algunos aprendices, ante una tarea particular para la cual no poseen una buena base
esquemática de conocimientos, llegan a actuar como "novatos inteligentes", aplicando
distintas estrategias (de aprendizaje y metacognitivas) que conocen y que transfieren de
otras situaciones o dominios, donde les han resultado eficaces, para sustituir dicha falla y
así no fracasar ante las situaciones de evaluación futuras (Brown y Palincsar, 1985; Shuell,
1990).
Del conocimiento estratégico, tema de este capítulo, podemos decir por el momento varias
cuestiones, además de lo ya antes dicho y de lo que será expresado con cierta profundidad a
lo largo del capítulo:
Algunas estrategias son aplicables a varios dominios de aprendizaje, mientras que otras
tienden a restringirse a tópicos o contenidos muy particulares. Esto ha llevado a algunos
autores a clasificar las estrategias en generales y específicas, aunque en muchas ocasiones
se ha incurrido en vincular a las estrategias generales con las llamadas metacognitivas.
(Véase, por ejemplo, Kirby, 1984, citado por Nisbet y Schucksmith, 1987, quien utiliza el
término "microestrategias" para las estrategias cognitivas o de aprendizaje, y
"macroestrategias" para el caso de las estrategias metacognitivas.)
Otro asunto relevante, relacionado con el comentario anterior, tiene que ver con el grado
de especificidad que a veces hace confundir al término estrategia con técnica o hábito de
estudio o aprendizaje. Como ya hemos señalado, nos parece que la distinción fundamental
entre cada uno debe ir en relación al grado de flexibilidad e intencionalidad con que sean
utilizadas cuando se requieran o demanden. En este sentido, cualquier entrenamiento en
estrategias es incompleto si se les concibe como simples técnicas a aplicar (como "recetas de
aprendizaje"), aunque no parezca aceptarse ni en su planteamiento ni en su forma de
enseñarlas (véase Muriá, 1994).
Con base en la literatura especializada, podemos decir que no existen estadios o etapas
de desarrollo (en el sentido estricto del término) para el caso de las estrategias cognitivas.
Algunas de éstas pueden aparecer en etapas tempranas de aprendizaje, y otras en momentos
más tardíos del desarrollo, dependiendo del dominio de que se trate y del grado de experiencia
de los aprendices en dichos dominios particulares. Sin embargo, sí es posible describir las
fases de adquisición o internalización de las estrategias cognitivas. Otros asuntos relevantes
sobre las estrategias que vale la pena mencionar aquí, son los siguientes:
• Algunas estrategias son adquiridas sólo con instrucción extensa, mientras que otras se
aprenden muy fácilmente e incluso parecen surgir "espontáneamente" (Garner y
Alexander, 1989).
• Algunas estrategias suelen ser muy específicas para dominios particulares, mientras que
otras tienden a ser valiosas para varios de ellos (generalmente relacionados entre sí).
237
En este cuadro complejo de relaciones entre los distintos tipos de conocimientos, todavía
haría falta mencionar la intervención de los procesos motivacionales (discutidos ya en un
capítulo anterior de esta obra, por lo que no nos detendremos en ello aquí), tales como los
procesos de atribución, expectativas y establecimiento de metas, de los cuales se reconoce
cada vez más su influencia en la aplicación de los tipos de conocimiento anteriores y los
procesos asociados con ellos. Algunos autores han utilizado el término estrategias de apoyo
para referirse a algunos de estos asuntos.
Las estrategias de apoyo permiten al aprendiz mantener un estado mental propicio para el
aprendizaje; incluyen, entre otras, estrategias para favorecer la motivación y la concentración,
para reducir la ansiedad, para dirigir la atención a la tarea y para organizar el tiempo de estudio
(Dansereau, ob. cit.; Weinstein y Underwood, ob. cit.). Las estrategias de apoyo tienen un
impacto indirecto sobre la información que se ha de aprender y su papel es mejorar el nivel de
funcionamiento cognitivo del aprendiz.
238
compleja con técnicas para apoyarlo), el cual consiste en repetir una y otra vez (recircular) la
información que se ha de aprender en la memoria de trabajo, hasta lograr establecer una
asociación para luego integrarla en la memoria a largo plazo. Las estrategias de repaso simple
y complejo son útiles especialmente cuando los materiales que se han de aprender no poseen
o tienen escasa significati- vidad lógica, o cuando tienen poca significatividad psicológica para
el aprendiz; de hecho puede decirse que son (en especial el repaso simple) las estrategias
básicas para el logro de aprendizajes repetitivos o memorísticos (Alonso, 1991; Pozo, 1989).
Las estrategias de elaboración suponen básicamente integrar y relacionar la nueva
información que ha de aprenderse con los conocimientos previos pertinentes (Elosúa y García,
1993). Pueden ser básicamente de dos tipos: simple y compleja; la distinción entre ambas
radica en el nivel de profundidad con que se establezca la integración. También puede
distinguirse entre elaboración visual (v. gr., imágenes visuales simples y complejas) y verbal-
semántica (v. gr., estrategia de "parafraseo", elaboración inferencial o temática, etcétera). Es
evidente que estas estrategias permiten un tratamiento y una codificación más sofisticados de
la información que se ha de aprender, porque atienden de manera básica a su significado y no
a sus aspectos superficiales.
Las estrategias de organización de la información permiten hacer una reorganización
constructiva de la información que ha de aprenderse. Mediante el uso de dichas estrategias es
posible organizar, agrupar o clasificar la información, con la intención de lograr una
representación correcta de ésta, explotando ya sea las relaciones posibles entre sus distintas
partes y/o las relaciones entre la información que se ha de aprender y las formas de
organización esquemática internalizadas por el aprendiz (véase Monereo, 1990; Pozo, 1990).
Por ejemplo, pueden utilizarse varios tipos de estrategias que han demostrado ser efectivas
para el aprendizaje de información factual dentro de los escenarios escolares. La información
factual se presenta de diversas formas en la enseñanza, tales como datos (aprender símbolos
químicos o matemáticos, fórmulas, datos numéricos, fechas históricas, etcétera), listas de
palabras o términos (como los nombres de países de algún continente, los nombres de los ríos
de alguna región, los elementos que componen un medio ecológico, o los que intervienen en
algún proceso físico, etcétera) o pares asociados de palabras (como el aprendizaje de
cualquier vocabulario extranjero, las capitales de los países, etcétera) (cuadro 6.2). Es
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importante reconocer que el aprendizaje simple de datos, si bien no debe ser el objetivo
principal de cualquier acto educativo, es de cualquier modo importante pues constituye un
elemento presente en todo el material curricular de cualquier materia
241
En primer lugar, es evidente que el concepto, sin llamarlo así, ha sido objeto de interés de
diversas tradiciones de investigación (por ejemplo, la piagetiana, la sociocultural, la del
procesamiento de la información, la cognitivo-conductual, etcétera; véase Brown, 1987; Lacasa
y Villuendas, 1998; Martí, 1995), las cuales de uno o de otro modo han tratado de abordar
asuntos asociados a distintos aspectos o procesos metacognitivos.
Sin desdeñar los aportes de las tradiciones de investigación antes mencionadas, a juicio de
A. L. Brown (véase Brown, 1987), el uso contemporáneo del concepto desde mediados de los
setenta hasta la medianía de los ochenta en distintas investigaciones realizadas había
conjuntado dos líneas claramente discernibles entre sí, las cuales muchas veces habían
provocado que el uso y comprensión del concepto resultara confuso y oscuro.
De acuerdo con la autora, el conocimiento que tiene una persona sobre su propio
conocimiento es relativamente estable, por lo que se sabe sobre algún área de la cognición no
suele variar de una situación a otra; es constatable o verbalizable por que cualquiera "puede
reflexionar sobre sus procesos cognitivos ... y discutirlos con otros" (Brown, 1987, p. 68) y por
último, es considerado falible porque "el niño o el adulto pueden conocer ciertos hechos acerca
de su cognición que (verdaderamente) no son ciertos" (ob. cit., p. 68).
Con el ánimo de poner cierto orden en este campo, Brown señala que a esta área se le
puede atribuir, con certeza, el término metacognición. En este sentido, se afirma que la
metacognición es el conocimiento sobre nuestros procesos y productos de conocimiento.
Otro de los autores que ha dedicado numerosos trabajos a este campo —donde sin duda
es considerado como un pionero— es J. Flavell. En un artículo relativamente reciente (Flavell,
1987), retomando sus trabajos y experiencia previos en el área, este autor analiza también el
concepto de metacognición y señala que puede a su vez dividirse básicamente en dos ámbitos
de conocimiento (véase también Flavell, 1993):
244
• El conocimiento metacognitivo
1. Variable de persona: se refiere a los conocimientos o creencias que una persona tiene
sobre sus propios conocimientos, sobre tus capacidades y limitaciones como aprendiz
de diversos temas o dominios, y respecto a los conocimientos que dicha persona
saben que poseen otras personas (v. gr., compañeros de clases, hermanos,
maestros, etcétera); por medio de este conocimiento que el aprendiz sabe que
poseen las otras personas, pueden establecerse distintas relaciones comparativas
(comparaciones consigo mismo o entre las diversas personas). Otro aspecto incluido
en esta categoría se refiere a lo que sabemos que tienen en común, cuando
aprenden, todas las personas en general. Por lo tanto, en relación con esta variable
pueden adquirirse conocimientos intraindividuales, interindividuales y universales.
2. Variable tarea: son los conocimientos que un aprendiz posee sobre las características
intrínsecas de las tareas y de éstas en relación con él mismo. Flavell distingue dos
subcategorías: a) el conocimiento que tiene un vínculo con la naturaleza de la
información involucrada en la tarea (por ejemplo, si la información contenida en ella es
o no familiar para uno mismo, si es fácilmente relacionable con nuestros
conocimientos previos, si es difícil, etcétera), y b) el conocimiento sobre las demandas
implicadas en la tarea (por ejemplo, saber que es más difícil una tarea que exige
analizar la información que otra que simplemente exige recordarla).
3. Variable de estrategia: son los conocimientos que un aprendiz tiene sobre las distintas
estrategias y técnicas que posee para diferentes empresas cognitivas (aprender,
comprender lenguaje oral y escrito, percibir, solucionar problemas, etcétera), así como
de su forma de aplicación y eficacia. Según Flavell, puede hacerse una distinción
entre estrategias cognitivas y metacog- nitivas: "La función principal de una estrategia
cognitiva es ayudar a alcanzar la meta de cualquier empresa cognitiva en la que se
esté ocupado. En cambio, la función principal de una estrategia metacognitiva es
proporcionar información sobre la empresa o el propio progreso de ella" (p. 160).
Cabe mencionar que, según Flavell, la mayoría del conocimiento metacognitivo está
constituido por la interacción entre dos o tres de estas categorías. De hecho, la interacción
entre ellas es lo que permite la realización de actividades metacognitivas.
De acuerdo con Flavell (1987), con el desarrollo el individuo se muestra más capacitado
para interpretar y responder apropiadamente a las experiencias metacognitivas. Mientras que
los niños pequeños (aun cuando pueden tener o darse cuenta de dichas experiencias), tienen
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una capacidad limitada para comprender lo que ellas significan e implican para la realización
de alguna tarea cognitiva.
Brown (1987) argumenta que esta área o ámbito de actividades cognitivas complejas se le
podría identificar y agrupar claramente bajo el concepto de autorregulación.
246
Las actividades de planeación o planificación son aquellas que tienen que ver con el
establecimiento de un plan de acción e incluyen: la identificación o determinación de la meta
de aprendizaje (definida externa o internamente), la predicción de los resultados, y la selección
y programación de estrategias. Por lo general, son actividades que se realizan antes de
enfrentar alguna acción efectiva de aprendizaje o de solución de problemas. La planeación
sirve para tres fines: facilita la ejecución de la tarea, incrementa la probabilidad de dar
cumplimiento exitoso a la tarea de aprendizaje y genera un producto o una ejecución de
calidad.
Las actividades de supervisión o monitoreo son las que se efectúan durante la ejecución
de las labores para aprender. Involucran la toma de conciencia de qué es lo que se está
haciendo, la comprensión de dónde se está ubicado y la anticipación de lo que debería
hacerse después, partiendo siempre del plan de operaciones secuenciales desarrollado
durante la planificación; la supervisión también está relacionada con el chequeo de errores y
obstáculos que pueda tener la ejecución del plan (en lo general) y de las estrategias de
aprendizaje seleccionadas (en lo particular), así como en la posible reprogramación de
estrategias cuando se considere necesario. Puede decirse que el acto de supervisión consiste
en "mirar hacia atrás" (teniendo en cuenta las acciones ya realizadas del plan y bajo qué
condiciones fueron hechas) y en "mirar hacia delante" (considerando los pasos o acciones que
aún no se han ejecutado) al tiempo que atiende a lo que está haciendo en el momento.
Las actividades de revisión o evaluación son todas aquellas relacionadas con el fin de
estimar tanto los resultados de las acciones estratégicas como de los procesos empleados en
relación con ciertos criterios de eficiencia y efectividad, relativos al cumplimiento del plan y el
logro de las metas; estas actividades, por lo general, se realizan durante o después de la
ejecución de la tarea cognitiva.
247
Por otro lado, la autorregulación consciente que ocurre en las actividades académicas de
alto nivel es un saber que se hace, no se declara, sino que se realiza; es decir, es un saber
procedimental. Si la metacognición es declaración, la autorregulación es acción. Así, muchas
de las estrategias denominadas cognitivas, tales como la planeación o la supervisión, son en
realidad actividades o estrategias autorreguladoras.
Las actividades metacognitivas y autorreguladoras si bien son diferentes, como ya se ha
mencionado antes, también son complementarias. De este modo, por ejemplo, las actividades
de planificación no serían posibles de ejecutar si no activásemos nuestros conocimientos
metacogni- tivos de persona, tarea y estrategia para confeccionar un plan estratégico de
aprendizaje; tampoco sería posible supervisar la ejecución de un plan o de ciertas estrategias
de aprendizaje si no tuviésemos experiencias metacognitivas que nos informaran sobre qué y
cuán bien estamos procediendo en la realización de una actividad académica.
Pero todavía nos quedan varias interrogantes que quizá nos aclaren más cuestiones al
buscar sus respuestas: ¿cómo le hacen los aprendices para coordinar de forma exitosa el
conocimiento metacognitivo y las actividades autorreguladoras en sus actividades de
aprendizaje complejo?, o bien, ¿cómo le hacen los aprendices para trasladar lo que saben
(conocimiento metacognitivo) al terreno de la acción (autorregulación) cuando ellos aprenden?
Algunos autores han propuesto recientemente que la actividad de reflexión es tal vez la
"pieza maestra" para establecer el enlace entre metacognición y autorregulación y sus posibles
interacciones (Ertmer y Newby, 1996). Por reflexión debe entenderse aquella actividad
dinámica que realizamos para sacar inferencias o conclusiones sobre nuestras acciones de
aprendizaje, y puede efectuarse durante o después de que éstas han terminado. En ese
sentido, la reflexión tiene que ver de manera importante con el hecho de atribuir sentido a las
experiencias de aprendizaje que estamos teniendo o que ya hemos tenido. Sin embargo, lo
más relevante de la reflexión no son las conclusiones o inferencias que elaboremos sobre lo
que hacemos o lo que ya hemos hecho, sino lo que todo ello tiene que ver con futuras
situaciones de aprendizaje. A partir de la actividad reflexiva, podemos incrementar nuestro
conocimiento metacognitivo, refinar las distintas y complejas actividades autorreguladoras y
profundizar sobre nuestro conocimiento estratégico, para enfrentar con mayor eficacia
situaciones posteriores de aprendizaje. Parafraseando a McCombs (1996) podemos decir que
los aprendizajes más valiosos en torno a los asuntos metacognitivos, autorreguladores, estraté-
gicos y reflexivos tienen que ver con el hecho de tener una representación más profunda de
nosotros mismos como operadores o agentes activos capaces de construir conocimientos y
como agentes capaces de reflexionar sobre lo que somos y lo que somos capaces de hacer en
el complejo campo del aprendizaje. En el esquema integrador de la figura 6.2, se observan las
complejas interacciones entre procesos metacognitivos, autorreguladores y reflexivos
involucrados en el aprendizaje estratégico.
248
Julio Pimienta
México Pearson
2004
Pues no, no son lo mismo, pero vamos a precisarlo. Cuando se aplica un instru-
mento o cuando utilizamos un instrumento (puesto que puede tratarse de una eva-
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33
Función sumativa
Función formativa
La evaluación formativa ha generado una gran cantidad de confusiones, ya que
con facilidad se le asocia con la evaluación que continuamente realizamos dentro
de los salones de clases; pero la realidad es que muchas de estas evaluaciones
están cumpliendo una función más sumativa que formativa.
La evaluación formativa se dirige fundamentalmente a la mejora de los procesos
de aprendizaje de los estudiantes, por lo que las decisiones a tomar podrían ser la
reestructuración de los contenidos, la reconceptualización de la metodología didáctica,
la intervención para mejorar el clima institucional, la plática con los familiares y, si el
contexto lo permite, hasta la visita a las casas de los educandos, es decir, todo aquello
que contribuya a que los procesos de construcción del conocimiento de los
estudiantes mejoren. Aunque hay que considerar que puede haber tanto variables
intrínsecas como extrínsecas influyentes en el aprendizaje de los estudiantes.
34
Aunque quizás haya sido accidental nuestro arribo al magisterio (no es mi caso, ya
que desde niño quise ser maestro), es probable que le hayamos encontrado el
"sabor" y el "¡azúcar!".
Por último, cabe aclarar que no es mejor ni peor uno u otro tipo de evaluación,
simplemente cada una atiende a la función que realiza. Si se pretende retroalimentar
para enriquecer el proceso, la evaluación tendrá una función formativa; si lo que
perseguimos es contribuir a la mejora final, entonces tendrá un fin sumativo. En la
tabla 2.1 se presenta un resumen de la evaluación según su función
35
Evaluación nomotética
Dentro de este tipo de evaluación se encuentran la evaluación normativa y la eva-
luación criterial. Ambas constituyen referentes para comparar los aprendizajes de
los estudiantes desde un punto de vista externo.
En el caso de la evaluación normativa, comparamos los aprendizajes (el rendi-
miento) de los estudiantes con una norma; por ejemplo, comparamos a cada uno
con el promedio obtenido por el grupo donde está inmerso. También podemos
tomar en cuenta la escuela como un todo (atendiendo al nivel en que se encuen-
tre), la zona escolar, la delegación, el estado o incluso la nación entera. Esta norma
siempre es externa al sujeto evaluado, lo que implicaría que si un estudiante
obtiene un rendimiento bajo y la norma está por encima, éste podría ser evaluado
negativamente, es decir, el alumno recibiría una evaluación menor de la que reci-
biría si se encontrara en un grupo con un promedio muy cercano al suyo. Ejemplo
fehaciente de lo anterior son los resultados de las pruebas ENLACE, donde se
compara a los estudiantes e incluso a las escuelas con diferentes normas, lo cual
nos da información acerca de cómo se encuentran en términos comparativos.
En el caso de la evaluación criterial, seguimos comparando los aprendizajes con un
referente externo, sólo que ahora no hay normas, sino criterios para comparar.
Estos criterios en nuestro marco son las competencias y, más específica'- mente,
las manifestaciones de las mismas; es decir, al evaluar a nuestros alumnos con
respecto a los criterios, lo que hacemos es emitir juicios acerca del grado de
avance con respecto a los grandes propósitos o competencias transformadas en
criterios (manifestaciones), los cuales se especifican en los programas.
Utilizando palabras de Pophan (1980) (citado por Casanova, 1999, p. 77), "una
prueba que hace referencia a un criterio es la que se emplea para averiguar la
situación de un individuo con respecto a un campo de conducta bien definido".
En ese orden de ideas, se señala que, en lo fundamental, la evaluación criterial
tiene sus bases en:
Cuanto más específicos sean los criterios, con mayor justicia evaluaremos a
nuestros alumnos. Ello implica compartir los significados específicos de tales cri-
terios, en un trabajo eminentemente colaborativo al interior de las academias de
profesores. Desde luego, una cuestión difícil.
Evaluación idiográfica
Este tipo de evaluación, además de las posibilidades que aporta a la persona hu-
mana al tomarla totalmente en cuenta, debiera ser el ideal a alcanzar. No importa
tanto compararnos con los otros, con el exterior, sino compararnos con nosotros
mismos para ver el avance alcanzado.
36
Pero sin querer pensar en una ley determinista, consideramos que lo deseable
sería la combinación de estos dos tipos interesantes de evaluación: la nomotética con
sus dos variantes (normativa y cri- terial) y la idiográfica, capaz de incidir directamente
en las posibilidades que tenemos como seres humanos. Por ello resulta muy
interesante la propuesta de evaluación que las autoridades están promoviendo para el
nivel preescolar; aunque sería una utopía pensar que esto se pudiera adoptar en los
demás niveles educativos.
A veces, cuando nos acercamos a comunidades como la de los lacandones en
Chiapas, nos preguntamos: ¿Podemos compararlos con los estándares nacionales y,
más aún, con los internacionales? Basta recorrer ciertas regiones de nuestro país
para percatarnos de cuánta exclusión provoca la misma evaluación; pero ésa es
harina de otro costal.
Por lo pronto, podemos hacer algo para aplicar parte de esta propuesta si
adaptamos para cada alumno, sobre todo en los niveles básicos, los criterios ge-
nerales establecidos. No se trata de eliminar lo imprescindible, sino de matizarlo lo
necesario para un estudiante concreto tomándolo en cuenta como persona humana.
Esta labor sólo podemos realizarla los educadores; no vendrá nadie ajeno a nuestro
salón a cuidar estos aspectos de inequidad que podemos mediar con una estrecha
comunicación como eje conductor del proceso educativo.
Por último, ante el olvido por parte de la evaluación tradicional de los aspectos
actitudinales y procedimentales, la evaluación idiográfica podría ser un rescate de
estos importantes conocimientos. Bien sabemos que la educación se ha concentrado
durante mucho tiempo en la evaluación de los contenidos declarativos y a menudo se
ha olvidado de las actitudes como expresiones de los principios morales
(determinados socio-históricamente).
37
Evaluación inicial
Aunque se habla con mucha frecuencia de la evaluación diagnóstica, parece que
sólo se utiliza como la aplicación de un examen al inicio del ciclo escolar con el
cual poco se hace. En realidad, la evaluación inicial tiene en efecto un fin diagnóstico
que llevaría a tomar decisiones sobre la orientación del proceso al inicio del ciclo
escolar. Sin embargo, no sólo debe consistir en aplicar un examen, pues, además,
existen variantes muy efectivas para recopilar información que ayudaría a explicar
mucho de lo que ha sucedido con el aprendizaje de los estudiantes. Por ejemplo, es
recomendable la creación de un portafolios que contenga los datos personales
anotados en una ficha, el acta de nacimiento, un resultado de examen médico o una
entrevista realizada por el médico escolar en caso de que exista en la institución, una
entrevista con los padres, o tutores, una entrevista con el mismo estudiante, los
resultados de la prueba que exploró sus conocimientos antecedentes para el ingreso
al nuevo ciclo escolar, algún resultado del ciclo anterior recabado con los profesores,
es decir, todo lo que pueda brindarnos información acerca del ser humano que
tenemos frente a nosotros.
38
Dentro de este tipo de evaluación podemos enmarcar todos los productos obtenidos
por los estudiantes durante las sesiones, las unidades, los periodos, etcétera. Lo
importante es que reciban la retroalimentación necesaria sobre sus avances o
dificultades para contribuir a la mejora. De nada sirve aplicar incontables exámenes
con el afán de evaluar continuamente, si el estudiante reprueba una y otra vez y no se
toman decisiones al respecto. Tales decisiones implican tanto al estudiante como a su
familia, pero otras corresponden a nuestra reconceptualización de los procesos
docentes.
Éste es un momento valioso para la evaluación de las actitudes, por lo que es esencial
el diseño adecuado de los instrumentos que permitan la recopilación de los datos. No
necesariamente deben utilizarse instrumentos complejos, pues un simple diario de
trabajo puede contribuir en mucho para la posterior interpretación del mismo y poder
emitir juicios que ayuden a realizar otras intervenciones.
En algunas ocasiones observamos con detenimiento cómo se desarrollan algunos
estudiantes durante las sesiones y, al registrarlas después en el diario, podemos
realizar verdaderas interpretaciones que permiten tomar decisiones con respecto a lo
observado. En los niveles de preescolar y primaria resultan muy útiles los diarios y
portafolios, aunque no se descarta su uso en otros niveles donde la cantidad de
estudiantes lo permita. Por ejemplo, en las telesecundarias generalmente un profesor
llega a interactuar durante mucho tiempo con los estudiantes hasta llegar a
conocerlos.
Lo mismo sucede en los bachilleratos con una modalidad parecida. De manera que
los instrumentos no son exclusivos de un nivel específico. Por otro lado, estamos
seguros de que no debemos utilizar un solo instrumento para valorar a los
estudiantes. Tampoco olvidemos que las actitudes también son objeto de evaluación
y que, durante mucho tiempo, la escuela ha olvidado considerarlas.
Evaluación final
Al referirnos a la evaluación de acuerdo con su función, hablamos de la evaluación
sumativa, que tiene relación con la evaluación final, aun cuando existen evaluaciones
finales que no son precisamente sumativas. Si tiene que decidirse acerca de la
promoción del estudiante al nivel inmediato superior, entonces esta evaluación,
además de final, será sumativa. En definitiva, la evaluación final implica un proceso
de reflexión en torno al cumplimiento de los propósitos del programa en un momento
determinado, ya sea al fin del ciclo, al final del mes, al terminar el bimestre o al
concluir el semestre, eso varía de una institución a otra.
Podemos decir que lo constante de la evaluación final es que su objetivo va dirigido
a valorar una parte del proceso y, en algunas ocasiones, la terminación del mismo. Si
realizamos una evaluación al finalizar una unidad del programa, ésta será final pero
no sumativa, puesto que servirá para tomar decisiones y continuar con el ciclo.
Quizás una de las decisiones sea el trabajo remedial o extraclase con un grupo de
estudiantes porque no han logrado lo deseado al concluir este periodo.
No siempre tenemos que realizar exámenes para evaluar de forma final, si
contamos con información suficiente a partir de la evaluación del proceso de la que
hablamos anteriormente. En tal caso, podemos emitir juicios sin la aplicación de
exámenes de los que tanto hemos abusado. El análisis de los portafolios, donde se
recopilan tanto los productos de los estudiantes (portafolios que podrían llevar ellos)
como las contribuciones del profesor, puede convertirse en un excelente instrumento
para emitir una evaluación final. 39
Autoevaluación
En todos los niveles educativos se insiste en la contribución que debemos realizar los
profesores para que los estudiantes sean capaces de valorar. Una excelente
oportunidad para ello la brinda la autoevaluación, que permite a los estudiantes
introducirse en una autovaloración acerca de sus procesos y actuaciones. En este tipo
de evaluación es muy importante tomar en cuenta la edad de los estudiantes y si se
encuentran informados desde el inicio del ciclo acerca de los criterios de
autoevaluación, de manera que puedan conducir su autoobservación hacia
40
la valoración, debemos permitir que los estudiantes se autovaloren, pero siempre con
la toma de conciencia necesaria que sólo es posible lograr a través del tiempo.
En los programas de educación secundaria ocurre algo similar. Como rasgos de-
seables en el egresado de este nivel, se menciona que, como resultado de la
formación a lo largo de la escolaridad básica, es deseable que el alumno emplee el
razonamiento y la argumentación para analizar situaciones, identificar problemas,
formular preguntas, emitir juicios y proponer diversas soluciones. Como apreciamos,
la emisión de juicios sigue presente. ¡Qué mejores juicios que los que formulamos
sobre nuestra actuación! De esta forma, seguimos promoviendo la autoevaluación.
Por si fuera poco, en el programa de educación inicial se plantean como algunos de
los propósitos el que los niños desarrollen un sentido positivo de sí mismos; expresen
sus sentimientos; empiecen a actuar con iniciativa y autonomía; aprendan a regular
sus emociones; muestren disposición para aprender y se den cuenta de sus logros al
realizar las actividades individuales o en colaboración. Sin duda, algo maravilloso.
Ese acto de darse cuenta es tomar conciencia. ¿Cómo podrían darse cuenta de sus
logros sin una autovaloración?
Con lo anterior, destacamos la importancia de exponer a los estudiantes de
cualquier nivel a la autoevaluación, que también ha sido olvidada por un buen tiempo
en la escuela al privilegiar casi absolutamente la evaluación de los profesores, es
decir, la heteroevaluación.
Por último, con respecto a este tipo de evaluación, dejamos a la reflexión de los
maestros la necesidad de autoevaluarse, lo que implica hacer una reflexión personal
acerca de su propia actuación. En la actualidad se demanda con mayor urgencia que
Coevaluación
La evaluación entre pares es un medio valiosísimo para la emisión de juicios de valor,
pero al igual que en cualquier caso, debemos dar a conocer desde el principio cuáles
serán los criterios de coevaluación. Hemos apreciado esfuerzos interesantes en
diversas escuelas, donde se han realizado coevaluaciones no sólo entre los
estudiantes, sino entre los profesores, y la base para la realización de las mismas han
sido los portafolios. Esos portafolios se conforman de acuerdo con una guía
presentada al inicio del ciclo y, al terminar el periodo o ciclo, es posible enjuiciarlos.
Pero eso no es todo, también es posible evaluarse por pares en cuanto a las
actitudes. ¡Cuán difícil es que nos señalen las actitudes que los demás encuentran
cuestionables! Pero debemos estar conscientes de que todo crecimiento implica un
autoconocimiento y a ello mucho contribuyen quienes nos rodean. Al tener un
"encuentro empático" se realiza un ejercicio de coevaluación sincero y sin dobleces.
Podemos aprovechar múltiples momentos para la coevaluación, pero uno su-
mamente interesante es después de haber concluido un trabajo colaborativo. La
valoración entre pares puede contribuir en forma considerable a la mejora tanto
41
Heteroevaluación
La heteroevaluación es la evaluación más difundida y es la que realiza una persona
sobre otra acerca de su actuación, sus productos de aprendizaje y, en general,
acerca de su proceso de aprendizaje. Es posible evaluar casi cualquier aspecto de
los demás. Esta evaluación es la que nos agrada a los profesores, porque nos da el
poder que necesitamos para ejercer control sobre los estudiantes. Pero no debemos
olvidar que la razón de ser de la heteroevaluación sigue siendo la contribución a la
mejora de los procesos de aprendizaje de los estudiantes. Seguimos siendo los
mismos mediadores de los que hablábamos anteriormente. Si con este tipo de
evaluación contribuimos a que nuestros alumnos tomen conciencia sobre sus
actuaciones, estaremos propiciando parte del ideal de la educación: contribuir a la
formación de ese hombre bueno, ya que se dirige a la búsqueda de la razón para la
cual ha sido creado.
La heteroevaluación es difícil porque, sin dañar, debemos emitir los juicios que
contribuyan a la mejora de alguien más. En algunas ocasiones, no son nuestros
juicios los que desean recibir los estudiantes; sin embargo, con el debido respeto a
su dignidad, es posible expresarles los resultados de tal evaluación. Siempre
debemos tomar en cuenta que la mejora es inherente al ser humano e incluso parte
de su naturaleza.
2.2
¡Por fin! ¿También un procedimiento
Pues sí, y ¡qué alegría haber llegado al momento de proponer un procedimiento claro
para realizar la evaluación de nuestros alumnos!
Pensamos que este proceso puede expresarse en cinco pasos básicos:
1. Construir una tabla de especificaciones. Hay autores que consideran que los
dos primeros pasos deben abarcarse en uno solo; sin embargo, hemos
considerado dividirlos en dos para una mejor comprensión del proceso.
Es pertinente aclarar que esta tabla resultará útil para una evaluación basada tanto
en las pruebas llamadas objetivas como en los considerados exámenes abiertos o de
desempeño (a ellos nos dedicaremos en el capítulo 4).
42
En la tabla 2.2 presentamos la tabla de especificaciones sin datos para lograr una
mejor comprensión.
1 2 3 4 5 6 7
Ajuste
Contenido Descripción (Tiempo) Peso % No. De No. De
No.de clases relativo items items
Totales
Ajuste
3 19
44
II Coordenadas geográficas
3 19 5.7 6
IV Método geográfico 2
3 13 3.9
V Análisis de mapas
5 t 30 9.0 9
TOTALES 1 6
100 30.0 30
44
45
I II III IV V
I Comprensión 3 2 2 2 2 11 37
II Reproducción 2 3 3 1 2 11 37
III Aplicación 1 1 1 3 6 20
IV Creación 2 2
6 6 6 3 911 30 100
Tabla 2.4 Tabla de distribución según el nivel de asimilación
Como podemos observar, los 30 ítems que anteriormente estaban distribuidos por
temas/competencias (eran 5), han quedado ahora distribuidos atendiendo al nivel, lo
que ubica nuestra evaluación de acuerdo con la profundización que plantean los
programas de estudios.
Al analizar la tabla de distribución anterior, podemos apreciar que tendremos una
evaluación concentrada en cinco temas, los cuales han quedado distribuidos en los
cuatro niveles de asimilación propuestos. La mayoría de las preguntas se ubicarán en
los niveles de comprensión y reproducción (llamados reproductivos); sin embargo, se
encuentran 8 preguntas en los niveles de aplicación y creación (considerados niveles
productivos). Así, podemos concluir que esta prueba será de un nivel bajo de
asimilación de los conocimientos, con poca aplicación de los contenidos y escasa
creación (solamente el 6% del examen).
Aclaramos que la asignación de los reactivos a los distintos niveles de asimilación
no es arbitraria, ni por acuerdo entre los profesores, sino atendiendo a lo que
proponen los programas de estudio. Si para un tema se sugiere que sólo se conozca,
entonces no cabe la menor duda de que se tratará del nivel de comprensión. Pero
hablando de competencias, debemos aclarar que no es lo mismo identificar que
comparar. Identificar se ubicaría en el primer nivel y comparar en el tercero. Como
vemos, el trabajo llevará a una reflexión sobre qué persiguen nuestros planes de
estudios y, específicamente, los programas de la asignatura.
3. Diseñar el instrumento (prueba, examen) para evaluar. Ahora es momento de
ocuparnos del diseño de las preguntas o reactivos. De otra forma, ¿cómo habla-
ríamos de la validez de contenido que explicamos anteriormente?
En este momento no realizaremos el diseño, ya que en el capítulo 3 se detallará
cómo realizar esta actividad tan interesante y a la que generalmente nos hemos
dedicado sin tomar en cuenta los dos pasos anteriores.
47
Anexo
A propósito de la evaluación en el nivel preescolar
1 Recopilación de la información
2. Codificación
3. Interpretación
119
a) Recopilación de la información
Éste es un momento trascendental para realizar la valoración de los aprendizajes
de los niños desde el punto de vista que hemos descrito, ya que constituye el
momento en que evocamos, mediante una descripción escrita, la mayoría de los
detalles acerca de las actuaciones realizadas por los niños durante su estancia en el
jardín de niños en un día. Tal descripción debería ser minuciosa y considerar todos
los detalles, aunque nos parezcan insignificantes: lo que ha expresado oralmente y
mediante su lenguaje corporal se convertirá en "datos" interpretables posteriormente;
por ello, cuanto mayor cantidad de ellos tengamos, mejor será la interpretación que
realicemos.
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Una profesora hondureña que me planteó: "En este momento debemos centrarnos
en hechos y no en pareceres." No obstante, es difícil hacer tal distinción. Yo me
limitaré a sugerir que registremos todo lo que seamos capaces de observar en las
actuaciones de los niños, es decir, lo que dice, lo que hace y lo que manifiesta con
sus expresiones. En fin, se trata de tener un documento que, al releerlo, nos evoque
ese momento de observación con tal intensidad, que con los ojos cerrados nos
imaginemos lo que estaba ocurriendo.
b).Codificación
Posterior al registro de la información, es deseable leer y releer varias veces el tex-
to referente a cada niño. Ello con la intención de comprender muy bien lo escrito y
realizar un proceso de separación entre las actuaciones de los niños y nuestros
comentarios acerca de lo que hayan realizado. De esta manera, en caso de que
tengamos alguna mezcla de la información, será difícil no emitir juicios mientras
estemos registrando esa información.
Después de haber descartado (mediante la identificación con algún color, por
ejemplo) nuestros comentarios o pareceres, nos dirigiremos a la verdadera codi-
ficación. Será necesario entonces que tengamos frente a nosotros un listado de las
competencias con sus respectivas manifestaciones, las cuales deben encontrarse
numeradas o con algún tipo de identificación. En este momento, muestro dos
competencias y cómo las hemos codificado.
Como vemos, tenemos codificadas dos competencias. La primera con el número y
la segunda con el número 2. Las manifestaciones tienen también una codificación,
que las hace corresponder a las competencias mencionadas.
Al realizar este trabajo, podemos entonces dirigirnos al texto, destacando ac-
tuaciones de los niños y asignándoles un código que haga referencia a la mani-
festación-competencia que surja de lo que realicen los niños. Por ejemplo: Pablito
120
1.-reconoce sus cualidades y las de sus 1.1 Habla sobre sus sentimientos,
compañeros 1.2 Habla libremente sobre cómo es él o
ella, su casa y su comunidad (cómo se
siente en su casa y en la escuela).
1.3 Apoya y da sugerencias a otros.
1.4 Muestra curiosidad e interés por
aprender, y los expresa explorando y
preguntando
1.5 Espresa satisfacción por sus logros
1.6 Reconoce cuando es necesario un
esfuerzo mayor para lograr lo que se
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propone
2 adquiere conciencia de sus propias 2.1 Expresa como se siente y va
necesidades, puntos de vista y controlando las conductas impulsivas
sentimientos, y desarrollla su sensibilidad 2.2 Evita agredir verbal o físicamente a
hacia las necesidades, puntos de vista y sus compañeros
sentimientos de otros 2.3 Cuida de su persona y se respeta así
mismo
2.4 apoya a quien percibe que lo necesita
Competencias del programa de educación preescolar del 2004, México
121
En el primer y el segundo subrayados nos sugieren las codificaciones: 1.2 y 1.4; sin
embargo, el tercero nos evoca parte de la 2.1; aunque si tenemos un listado mayor
podríamos encontrar otras, porque evidentemente Jorgito planteó una hipótesis al
expresar que posiblemente el gato haya ido a visitar a su novia, expresando además
sentimientos que observó entre los gatos. En fin, apreciaríamos mucho más de lo que
vimos a simple vista.
c) Interpretación
Éste es el momento en el que realmente vamos a valorar las actuaciones que
codificamos. Utilizando el ejemplo anterior de Jorgito, es posible advertir que aten-
diendo al campo formativo desarrollo personal y social, en su aspecto identidad
personal y autonomía, en sus actuaciones se manifestaron indicios que nos
permiten afirmar que el niño habla con soltura sobre aspectos relacionados con el
ambiente familiar, mostrando curiosidad: soltando la mochila en el sofá, expresa:
"¿Dónde está el gato con botas. Abue?" "Debe estar con su novia, ayer lo he visto
muy cariñoso con la cariblanca de al lado." Además, expresa afecto hacia su
abuelita: corriendo hacia ella, tomándola por el cuello y dándole varios besos en la
mejilla: "¡Abue. te quiero un montón!". Lo anterior nos permite afirmar que, en algún
grado, se da cuenta de sus sentimientos y muestra sensibilidad hacia la
importancia' de las caricias hacia su abuela.
Como vemos, hicimos constar que de alguna forma las competencias 1 y 2 se
manifestaron en Jorgito; aunque sin tener que compararlo con algún otro niño.
a) Recopilación de la información
La observación se hizo en el pasaje: "No se qué planta estoy cultivando", que
seguramente muchos conocen.
Aparece Lola sentada en un sofá y a su lado hay una maceta con una planta.
Lola está hablándole a la planta:"[...] y luego tuvimos clase de pintura y después mi
mamá vino y nos fuimos de compras..."
122
Aparece C con su planta de tomates.
b) Codificación
La codificación se realizará tomando como base las siguientes competencias y
sus manifestaciones.
1.2 Habla libremente como es, que le gusta o disgusta, qué hace,
1. Reconoce sus cualidades y las de sus
cómo se siente en su casa y en su escuela}.
compañeros
Codificación Línea
3-8 72
1.6 73
74
1.6 75
76 C: ¡Lola...!
3.4 77 L: Bueno esperaré y veré.
78
L: [Sentada en el portal, al lado de su planta.] ¿Dónde estás?
3.3, 1.6 79
80 ¿Por qué no estás haciendo nada? [Habla L con la semilla que
81 ha sembrado.] ¡Estoy hablando contigo y todavía no estás
82 creciendo!
83
84
85
1.4 86
87 C: ¿Conoces mi planta de espera y verás, C? Bien, pues no
88
89 ha salido nada.
90 L: Se va a dormir.
91 C: [Explica a L el proceso para el crecimiento de la planta, ya
92
93
ha salido un tomate en la que él ha plantado. Le explica cómo
94 absorben agua por sus raíces.]
1.4, 1.6, 3.7 95
95
97
98
99 L: [Le hecha muchísima agua a su maceta.]
100 C: Ha sido mucha agua, por lo que deberás sembrar otra.
1.4 101
102
103
104 L: [Siembra otra semilla y se dirige a C.] ¿Algo más que haga
105 feliz a mi planta, C?
106
1.2,1.5
C: Sol.
L: [Pone la planta al sol, y al regresar a observar se da
cuenta de que se ha quemado.] ¿Qué voy a hacer ahora?
C: [Sigue explicando.]
L: [Observando el libro.] Esas semillas están girando. ¡Ji, ji,
ji—!
C: [Sigue explicando el proceso.] Semilla, planta, flor...
C: ¿Te gusta?
L: Sí me gusta.
Termina el episodio
c) Interpretación
Es posible advertir que las actuaciones de Lola en este día demostraron una fuerte
curiosidad e interés por aprender, los cuales hizo evidentes explorando y pre-
guntando, como se observa en sus siguientes expresiones:
• "Me gustaría cultivar una planta. Sé que soy buena para cultivar plantas."
• Sentada en el portal, al lado de su planta, dice: "¿Dónde estás? ¿Por qué no
estás haciendo nada? ¡Estoy hablando contigo y todavía no estás creciendo!"
• "Qué planta estaré cultivando? Tengo que darle suficiente agua y suficiente sol.
Tengo que asegurarme de que todo esté bien para la planta."
128
Conceptualización
25
psicológica, pedagógica y sociológica como tal. Estas
características son: coincidir las personas en un lugar durante un
tiempo, tener , una tarea común que posibilite su interacción y el
interjuego de adjudicación y asunción de funciones, y sus mutuas
representaciones internas.
Un grupo es mucho más que la simple suma de sus
integrant.es. El todo (el grupo) muestra a través de su integridad
y unidad rasgos que identifican a cada uno de sus miembros por
la influencia mutua, las normas y valores reinantes, la atmósfera
psicoafectiva existente, el tipo de comunicación que se mantiene,
la satisfacción colectiva de necesidades y aspiraciones, en fin, el
crecimiento personal de cada uno.
Evolución positiva
27
28
29
30
Como modelo educativo innovador, el aprendizaje cooperativo
se caracteriza por tener:
•Carácter sistemático.
•Universalidad.
•Apertura.
•Flexibilidad.
•Respeto al que enseña y al que aprende.
Posibilidad de creación que da a directivos, maestros y
alumnos
Son diversas también las definiciones que se emplean. Unas
la reducen a método o técnica de enseñanza, otros a opción de
enseñar y aprender. Para nosotros el aprendizaje cooperativo es
eso y más. Es un modelo educativo innovador que propone una
manera distinta de organizar la educación escolar a diferentes
niveles: de escuela en su totalidad, en tal sentido es un modelo
de organización institucional; del salón de clases, siendo
entonces una forma de organización de la enseñanza y el
aprendizaje; pero también puede ser considerado como un
método o técnica para aprender.
El aprendizaje cooperativo implica agrupar a los alumnos en
equipos pequeños y heterogéneos para potenciar el desarrollo de
cada uno con la colaboración de los demás miembros del equipo.
Es un medio para crear un estado de ánimo positivo que
conduzca al aprendizaje eficaz para desarrollar el nivel de
competitivídad de los integrantes del grupo mediante la
cooperación.
El aprendizaje cooperativo intensifica la interacción entre los
estudiantes miembros del grupo, con el profesor y los restantes
equipos, de manera que cada uno aprenda el contenido asignado
y, a su vez, se asegure que todos los integrantes del grupo lo
aprendan también.
31
32
• Comunicación horizontal entre maestro y estudiante, entre
estudiantes, .y entre maestro; directivos y la comunidad.
• División social del trabajo.
• Trabajo en equipo.
• Cumplimiento de funciones.
• Responsabilidad individual.
• Compromiso grupal.
• Interdependencia positiva e integración promotora.
• Habilidades socioafectivas.
• Procesamiento-reflexión grupal e individual.
33
Principios
46
47
El principio de adquisición de habilidades.
El principio de adquisición de habilidades
La habilidad de los alumnos para trabajar en grupo en forma
efectiva está determinada por la adquisición de habilidades
48
49
50
Padilla
España CCS.
2002
__________________________________________________ EL PORTAFOLIOS
2.
La carpeta o portafolios es un procedimiento de evaluación de ejecuciones,
que se apoya en la recogida y almacenamiento de información sobre los
logros o adquisiciones hechos por una persona durante un período de
formación.
Como los proyectos, los ejercicios, las demostraciones y las
observaciones hechas por un supervisor (profesor, jefe de departamento,
etc.), los portafolios son una forma de evaluación integrada dentro del
modelo de evaluación basada en ejecuciones y vinculada a la evaluación de
logros educativos (outcome-based evaluation).
Una evaluación basada en ejecuciones (performance assessment)
requiere que aquellos que están siendo evaluados (alumnos, profesionales,
personas que buscan su primer empleo...), en un momento determinado,
demuestren, construyan, desarrollen un producto o solución a partir de unas
condiciones y estándares definidos. En este sentido, la utilización de los
portafolios implica que los alumnos, profesionales o personas que buscan su
primer empleo se ven obligados a estructurar las tareas por las que van a ser
evaluados, aplicar sus conocimientos previos, elaborar sus respuestas e
incluso explicar el proceso que les ha llevado a las mismas (Rodríguez
Espinar, 1997:187).
La información recogida en un portafolios se refiere a un período de
tiempo, equiparable a las evaluaciones escolares o a los niveles de
formación continua. De modo que pueden existir portafolios de corto, medio y
largo plazo, de curso, nive
l, etapa, etc. o, como señalan Coi.e, Ryan y Kick (1995:11):
a) Los portafolios de proceso, que muestran los progresos que van
haciendo las personas.
b) Los portafolios de producto, que muestran lo aprendido al final de un
período de formación.
Del mismo modo, es posible identificar otras modalidades de portafolios
considerando dimensiones tales como las tareas a evaluar, la puntuación y
valoración,
parte de la postura de que los estudiantes de todos los niveles del sistema educativo
y de la educación no formal no merecen menos.
Los portafolios de aprendizaje son útiles a diferentes propósitos relacionados con
la valoración y el progreso de los alumnos y afectan, sin duda, a la labor de los
profesores y de otros miembros de la comunidad educativa. En el cuadro 1 revisamos
las principales posibilidades asociadas al uso de portafolios de aprendizaje.
CUADRO 1
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DIMENSIONES PROPÓSITOS
• Evaluación externa.
• Evaluar el programa o la adecuación del currículo.
Evaluación del curricula
Audiencias
267
Otras técnicas y estrategias para el diagnóstico en educación
10
ermán, Gearhart y Aschbacher (1996:34).
H 11
Cole, Ryan and Kick (1995: 41-42).
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CUADRO 3
PROPUESTA DE PORTAFOLIOS PARA LOS NIVELES DE LA
ENSEÑANZA
PRIMARIA Y UNITARIA DE LAS ESCUELAS DE OHIO
II.Quién soy
A. Inventario de intereses.
B. Pensamientos acerca de la Júnior High.
C. Hábitos de trabajo (inventario, habilidades sociales, personales).
D. Habilidades de toma de decisiones (ejercicios para
desarrollar habilidades con las que enfrentarse a la
agresividad, la resolución de conflictos, rechazo a parti-
cipar en actividades dañinas).
E. Actividades de autoconcepto (Coopersmith Self-Esteem Inventory).
CUADRO 4
PROPUESTA DE PORTAFOLIOS PARA LOS ALUMNOS
DE ENSEÑANZA PRIMARIA DE UNA ESCUELA DE OHIO
IV. Éxitoacadémico
A. Lectura.
B. Escritura.
C. Ciencia y Salud.
D. Ciencias Sociales.
E. Matemáticas.
F. Trabajo diario en la clase.
G. Registro de lo escuchado y hablado en la clase.
H. Proyectos especiales.
272
I. Registros de competencias.
V. Mirando hacia atrás y hacia adelante, reflexiones acerca del curso
que se ha terminado.
CUADRO 5
PROPUESTA DE PORTAFOLIOS PARA LA CLASE DE LENGUA
INGLESA
Sénior English Class
IV. Orientaciones
A. Costo: mínimo (carpetas / cajas).
B. Almacenaje: armario cerrado.
273
C. Evaluación: puntos por trabajar en PF. Puntos correspondientes a la
evaluación del trabajo.Administración: copia para el director /supervisor
(tutor).
CUADRO 6
PROPUESTA DE PORTAFOLIOS PARA ESTUDIANTES
UNIVERSITARIOS
MODELO ALTERNATIVO DE HIGH SCHOOL,
Grados 10-12 Lima City Schools, Ohio
Introducción
A. Página de título.
B. Pre-reflexiones sobre el porqué y la importancia de hacer un diario.
C. Post-reflexiones sobre el porqué y la Importancia de hacer un diario.
Retrato del estudiante
A. Meta de asistencia 90%.
B. Tópicos para registrar diariamente.
C. Estimación de actitud (104) (ademanes, laboriosidad, cumple con las asignacio-
nes de tiempo).
Programa Educativo
A. Resultados del test de habilidad, de ia encuesta sobre la droga y del test de au-
toestima.
B. Formularios de admisión, resultados del test de rendimiento en habilidades
básicas (TABE).
C. Metas del alumno.
D. Copias de trabajos excepcionales.
Plan de carrera
A. Plan educativo y de carrera.
B. Metas a corto y largo plazo.
Conclusión
A. Reflexión-metas para volver a introducir dentro del calendario regular de
clases.
B. Evaluar las metas a corto plazo.
C. Expectativas para el futuro.
14
Coij -, Ryan and Kick (1995A4).
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Criterios de evaluación 2.
Fijar los criterios de puntuación es una parte esencial del proceso de evaluación;
sin ellos, un portafolios no es más que una colección de trabajos del alumno. Con
los criterios se hace público lo que se espera de los alumnos, de modo que los
profesores, los padres y los propios alumnos pueden estar en sintonía y cumplir
con sus roles respectivos en relación con la mejora del rendimiento del estudiante.
Hermán, Aschbacher y Winters (1996) sugieren que los criterios deberían tener las
siguientes características:
EDUCACIÓN SUPERIOR
TESIS
68
Dentro de las aportaciones que Vigotsky hace a la educación sin duda alguna
una de las mejores herramientas con las que cuenta el profesor para obtener
solamente puede ser conseguido con ayuda de otro, mas experto o capaz.
ayudados por un compañero más competente que puede ser el maestro u otras
obra fue censurada en la U.R.S.S. por Stalin y es a partir de 1956 que sus
plantea que para que esta sea posible en la instrucción debe haber cuatro
tarea.
69
menos competente (Onrubia, Coll, Martín, Mauri, Miras y Zabala, 2000). Lo que
un niño sabe esta debajo de la zona, lo que puede aprender queda dentro de la
zona pero una vez que aprende a hacerlo esto pasará debajo de la zona.
aplicaciones, por ejemplo Onrubia (en Coll, et. al. 2000) propone trabajar la
comprensión y actuación autónoma por parte del alumno. Lo que el autor está
(Guzmán, 2007):
1. Para aprender vamos a requerir la ayuda de otros que saben más que
ayuda de otro que sabe más sobre ese conocimiento que nosotros.
que se puede
70
potencialidades
solo es observador.
mostrar su viabilidad.
torno a ellas. Para este autor existen elementos y criterios capaces de generar
71
formativos .
alumnos. No hay que temer a los cambios ya que estos pueden darnos
no de forma individual. 72
experiencias.
opinión. 73
Zona de Desarrollo Próximo para aplicarla con sus alumnos, aprovechando que
aprendizaje.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
74
Julio Pimienta
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México Pearson
2007
Lluvia de ideas
Es una estrategia grupal que permite indagar u obtener
información acerca de lo que un grupo conoce sobre un
tema determinado. Características:
Ejemplo:
a) Se elige un tema.
b) Se formulan preguntas literales o exploratorias (qué, cómo,
cuándo, dónde, por qué).
c) Las preguntas se contestan con referencia a datos, ideas y
detalles expresados en una lectura.
d ) La utilización de un esquema es opcional
Cuadro sinóptico
Es una representación sintética que permite organizar,
clasificando de manera lógica los conceptos y sus relaciones.
Características:
a) Se organiza de lo general a lo particular, de izquierda a
derecha en un orden jerárquico.
b) Se utilizan llaves para clasificar la información.
:
Ejemplo:
La estructura de la física
Sin pretender hacer una clasificación rigurosa de la física —que no sobreviviría
a la evolución de esta ciencia ni a la crítica de algunos colegas— a
continuación mencionaremos sus ramas más importantes. Por un lado están
las ramas clásicas de la física: la mecánica, que estudia el movimiento de los
cuerpos; la termodinámica, dedicada a los fenómenos térmicos; la óptica, a los
de la luz; el electromagnetismo, a los eléctricos y magnéticos; la acústica, que
estudia las ondas sonoras; la hidrodinámica, relacionada con el movimiento de
los fluidos; la física estadística, que se ocupa de los sistemas con un número
muy grande de partículas.
Por otra parte, el desarrollo vertiginoso de la física de este siglo, además de
trascender a las ramas clásicas de la física, ha provocado el surgimiento de
nuevas ramas, como la mecánica cuántica, que se encarga de estudiar las
partículas elementales y los campos; la relatividad general y la gravitación; la
física nuclearia física atómica y la molecular; la de la materia condensada,
entre otras, agrupadas usualmente bajo el nombre genérico de física
moderna. No se trata de ramas independientes, porque todas ellas están
relacionadas entre sí, y unas toman prestados de las otras los conocimientos,
las herramientas y hasta los objetos de estudio. Así, con el concurso de todas
sus ramas, la física nos permite obtener una comprensión detallada y a la vez
una visión unitaria de la naturaleza.
Ejemplo
Mecánica
Termodinámica
Clásica Electromagnetismo
Acústica
Hidrodinámica
Física
Mecánica cuántica Partículas elementales
Moderna Relatividad general Gravitación Física
nuclear Atómica Molecular
Diagramas
Son esquemas organizados que relacionan palabras o frases
dentro de un proceso informativo. Elaborar un diagrama induce al
estudiante a organizar esta información no sólo en el papel, sino
también en la mente, pues le permite identificar las ideas
principales y subordinadas según un orden lógico. Ubicamos dos
tipos de diagramas: radial y de árbol.
A) Diagrama radial
13
16
Características:
a) Plantear una serie de ideas sobre un tema considerando
aspectos positivos y negativos.
b) Plantear dudas, preguntas y aspectos curiosos.
c) Es útil para lograr un equilibrio en nuestros juicios valorativos
y, por lo tanto, para permitir la toma de decisiones
fundamentadas.
Ejemplo 1:
O— !o- o—
o— o— o—
Ejemplo 2:
TEMA: VULCANISMO
Ejemplo 2: Álgebra
26
Ejemplo 2: Álgebra
El concepto de lo que es el álgebra se ha modificado por lo menos en dos
ocasiones a lo largo de la historia de esta disciplina: en la primera mitad del
siglo XIX y a principios del XX. El término procede de una obra del
matemático árabe Muhamad b Müsa al Jxárizmí, y durante todo el primer
periodo significó cálculo, sentido que aún conserva en los cursos elementales.
El álgebra constituye una generalización de la aritmética, en la que se
hace hincapié no tanto en los valores concretos de los términos con que opera,
como en las reglas a que obedecen las operaciones mismas. Quizá la
representación más acabada de tal enfoque sea la Introducción al álgebra de
Euler (1760), en la que ésta se define como la teoría de los cálculos con
cantidades de distintas clases.
28
Cuadro comparativo
Es una estrategia que permite identificar las semejanzas
y diferencias de dos o más objetos o eventos para llegar
finalmente a conclusiones. Características:
Ejemplo:
CUADRO COMPARATIVO
36
Matriz de clasificación
Es la estrategia que permite hacer distinciones
detalladas de las características de algún tipo de
información específica. El objetivo es formar conjuntos
o "clases".
Características:
VUELAN NO CONCLUSIÓN
VUELAN
1. Kiwis X
2. Patos X
3. Gansos X
4. Palomas X
Línea de tiempo (cronología)
5. Pavos X
6. Correcaminos X
Ejemplo:
SVaC S. XV a C S XVII d C S XX d C
Mnemotecnia
Estrategia que se utiliza para recordar contenidos o
información mediante el establecimiento de relaciones.
Características:
c Carbono
H Hidrógeno
O Oxígeno
N Nitrógeno
Aditivo
2x = 4 Propiedad de C lausura
45
Matriz de inducción
Es la estrategia que sirve para extraer conclusiones a
partir de fragmentos de información. Características:
Ejemplo 1
CONCLUSIÓN
COSTUMBRES COSTUMBRES COSTUMBRES (INFERENCIA)
ESTADOUNIDENSES INGLESAS FRANCESAS
Beben mucho alcohol dentro y Toman principalmente en los Beben vino desde jóvenes en casi
• fuera de casa. El alcoholismo pubs, sobre todo cerveza todas las comidas; hay mucho
es un problema del que no se servida a temperatura alcoholismo pero no se habla de
habla mucho. ambiente. No se habla mucho ello.
HÁBITOS DE del alcoholismo.
BEBIDA
CONCLUSIÓN
(INFERENCIA)
47
Mapas cognitivos
Los mapas cognitivos son estrategias que hacen posible la
representación gráfica de una serie de ideas, conceptos y
temas con un significado y sus relaciones, enmarcando
éstos en un esquema o diagrama. Características:
Ejemplo 1:
Terrestre
Trepidatorio
Mercalli
Ejemplo 2:
Desastre
Movimiento
oscilatorio
Richter Epicentro
Vibratorio
ESTUDIO DE
TELEVISIÓN
Mapa
cognitivo
de
telaraña
E
s
Ejemplo 1:
Ejemplo 2:
Ejemplo:
RESTA
58
AGUA COMBUSTIBLES
FÓSILES
SUELO PETRÓLEO
RENOVABLES NO
RENOVABLES
RECURSOS
NATURALES
SUELO COMBUSTIBLES
NUCLEARES
VEGETACIÓN
FLORA YACIMIENTOS
NATURALES
Ejemplo:
Ejemplo:
Ejemplo:
A Atracción de la luna
MAREA ALTA
PRUEBAS CONSECUENCIAS
LEY DE
GRAVEDAD
Ejemplo:
Se representa en
Se presenta en
ríos, lagos, aguas Se representa en la troposfera
subterráneas, la capa superficial
mares y océanos de la corteza, generada por
provocada por
provocada por fertilizantes, humo, cenizas,
deshechos deshechos
industriales, industriales y el polvo,
derrames de mal manejo del
suelo aereosoles, etc
petróleo y
actividad antrópica
Expresión
Matemática
Resumen
Constituye una redacción escrita, producto de la
identificación de las ideas principales de un texto
(respetando las ideas del autor). Es un procedimiento
derivado de la comprensión de lectura.
Características:
La geografía en la antigüedad
La geografía (del griego, "descripción de la Tierra") está
íntimamente enraizada en el ansia de conocer el espacio.
Desde sus lejanos comienzos resulta ser una ciencia que
aglutina conocimiento de lugares.
Así la entendieron los griegos, quienes le dieron cuerpo,
estudiando la forma y las dimensiones de la Tierra
(geometría, geodesia), el interior del planeta (geología) y
su relación con otros astros (astronomía), la distribución
del calor sobre el globo (climatología), los animales y las
plantas. A la geografía le interesa conocer al nombre y las
actividades de los pueblos (etnografía, economía) y cómo
se organizan las sociedades (sociología).
Los romanos, que tomaron de los griegos su cultura a
través del helenismo, fueron guiados por el utilitarismo e
hicieron de la geografía una ciencia para establecer
relaciones comerciales, pues se interesaban por los
caminos que conducían a los pueblos distantes (itinerarios,
tablas peutingerianas) y utilizaban estos conocimientos
como instrumento de dominación. La Edad Media continúa
estos mismos pasos, especialmente con grandes viajeros
Resumen
La geografía está íntimamente enraizada en el ansia de
conocer el espacio. Los griegos le dieron cuerpo,
estudiando la forma y las dimensiones de la Tierra, el
interior del planeta, su relación con otros astros, la
distribución del calor sobre el globo, y también conociendo
el nombre y las actividades de los pueblos y cómo se
organizan las sociedades. Por su parte, los romanos fueron
guiados más por el utilitarismo e hicieron de la geografía
una ciencia para establecer relaciones comerciales. En la
Edad Media se continúa con estos mismos pasos, con
grandes viajeros como Marco Polo. En cambio, la ciencia
árabe, más especulativa, se planteó el problema de las
mareas y otros estudios más académicos.
Síntesis
Constituye una redacción escrita, producto de la
identificación de las ideas principales de un texto con la
interpretación personal de éste. Características:
a) Leer de manera general el tema o texto.
b) Seleccionar ideas principales.
c) Eliminar la información poco relevante.
d) Redactar el informe final con base en la interpretación
personal (parafraseada, estructurada y enriquecida).
Ideas principales
1. Una mujer que se adecúe a nuestro tiempo la hallamos
en Hillary Clinton.
Síntesis
Hillary Clinton es una mujer de nuestro tiempo que rompe las normas
establecidas participando en las decisiones de su país. Su personalidad es
profunda y recia; ella vive intensamente cada momento. Prestigiosa
activista política, destacada abogada y gran madre.
81
QQQ (qué veo, qué no veo, qué infiero)
Es una estrategia que permite descubrir las relaciones de
las partes de un todo (entorno o tema), con base en un
razonamiento crítico, creativo e hipotético.
Características:
85
RA-P-RP (RESPUESTA ANTERIOR - PREGUNTA -
RESPUESTA POSTERIOR)
Es la estrategia que nos permite construir significados en
tres momentos basados en una pregunta, una respuesta
anterior anticipada y una respuesta posterior.
Características:
a) Se inicia con preguntas medulares del tema.
b) Posteriormente se responden las preguntas con base
en los conocimientos previos (lo conocido del tema).
c ) Acto seguido se procede a leer un texto o a observar
un objeto de estudio, o simplemente el estudio de
algún tema.
d ) Se procede a contestar las preguntas posteriores con
base en el texto o el objeto observado.
Ejemplo 1:
Respuesta anterior al estudio (RA) Preguntas (P) Respuesta posterior al estudio (RP)
Ejemplo 2
José Revueltas fue un escritor ¿Quién era y qué hacía José Era un escritor profundamente humano,
mexicano de la generación Revueltas? preocupado no sólo por los problemas
inmediata a Octavio Paz. políticos y económicos de su tiempo, sino
Revueltas se distinguió por sus ¿Qué clase de relación existiría que también se ocupó de la búsqueda de
obras de contenido social y su entre Octavio Paz y José la esencia del hombre.
militancia política, que lo llevó a la Revueltas?
cárcel en 1968.
Una relación de hospitalidad profesional e
Ambos eran escritores intelectual de parte de Paz hacia su
importantes y debieron de ser colega.
camaradas.
89
Correlaciones
Es un diagrama semejante a un modelo atómico donde se
correlacionan los conceptos o acontecimientos de un tema.
Características:
Ejemplo:
91
Ejemplo 1:
93
Cómic
Es un relato de imágenes, generalmente acompañado de
texto, y que expone cada situación de su historia en
cuadros. Son obras en las que predominan la acción y los
símbolos; su función es recreativa y descriptiva, y su
finalidad es divertir.
Características:
Ejemplo
109
Historieta
Narración gráfica,
visualizada mediante una
serie de recuadros
dibujados a partir de un
tema previamente escrito,
en la que existe un
personaje central
alrededor del cual gira el
argumento; este último se
explica mediante diálogos
breves, movimiento y expresión de los sujetos dibujados.
Características:
a)Requiere de varios encuadres.
b)Tiene secuencia lógica.
c)Describe diversas situaciones.
d)Tiene estructura de un cuento o una novela.
e)Combina elementos verbales con imágenes. /) Su dibujo
es artístico.
g) Casi siempre es seria; se caracteriza por no manejar comicidad
Ejemplo
Analogías
Es una estratégia de razonamiento que permite relacionar
elementos o situaciones cuyas características guardan semejanza
Características:
Ejemplo:
Tierra Es a Huevo
Como núcleo Es a yema
Y manto Es a clara
Como corteza Es a cascarón
Capas de la tierra = Huevo
Núcleo = yema
Manto = clara
Corteza = cascarón
Refranes
Ejemplo:
se lo lleva la corriente.
Al que madruga...
Dios lo ayuda
Mapas mentales
Son una forma gráfica de expresar los pensamientos en
función de los conocimientos que han sido almacenados en el
cerebro. Su aplicación permite expresar los aprendizajes y
asociar más fácilmente nuestras ideas. Características:
a) El asunto o concepto que es motivo de nuestra atención o
interés se expresa en una imagen central.
b ) Los principales temas del asunto o concepto irradian la
imagen central de forma ramificada.
c ) Las ramas tienen una imagen y/o palabra clave impresa sobre
la línea asociada.
d ) Los puntos menos importantes también se representan como
ramas adheridas a las ramas de nivel superior.
e ) Las ramas forman una estructura conectada.
Técnicas a seguir:
I. Énfasis
• Usar siempre una imagen central.
• Usar imágenes en toda la extensión del mapa.
• Usar tres o más colores por cada imagen central.
• Emplear la tercera dimensión en imágenes o palabras.
• Variar el tamaño de las letras, líneas e imágenes.
• Organizar bien el espacio.
II. Asociación
• Utilizar flechas cuando se quieren conectar diferentes
secciones del mapa.
• Emplear colores y códigos.
III. Claridad
• Emplear una palabra clave por línea.
• Escribir todas las palabras con letra script.
• Anotar las palabras clave sobre las líneas.
• La longitud de la línea debe ser igual a la de las palabras.
• Unir las líneas entre sí y las ramas mayores con la imagen
central.
• Las líneas centrales deben ser más gruesas y con forma
orgánica (natural).
• Conseguir que los límites enlacen con la rama de la palabra
clave.
• Procurar tener claridad en las imágenes.
• No girar la hoja al momento de hacer el mapa.
MATERIAL EXCLUSIVO DE USO DIDACTICO
INSTITUTO UNIVERSITARIO CARL ROGERS