Acosta Saigens, Miguel - Latifundio (258 Págs.)
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Edicin al cuidado de:
Darlene Bolvar
Deisa Tremarias
Carlos Zambrano
Impreso en Venezuela
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Miguel Acosta Saignes
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desastre y la violencia. Es precisamente lo contrario. Mostramos cmo la violencia y el desastre han dado fruto de
muerte en nuestros campos. Y cmo las izquierdas venezolanas quieren penetrar el contenido de nuestra realidad, para
una solucin justa, humana. El captulo dcimo contiene en
resumen nuestro pensamiento sobre la prxima labor por
hacer. Y el hecho de presentar en lo posible la historia de las
reformas en los pases extranjeros, es para la indispensable
ilustracin de los lectores venezolanos.
4.Aquellos mismos brbaros, periodistas mercenarios algunos, se ocuparn de comentar, tergiversndolos,
prrafos donde hablamos de la calamidad que para nuestros
campesinos ha significado la recluta sistemtica. Querrn
hacer ver en ello ofensa para el Ejrcito y diatriba contra
nuestra institucin Armada. Cada vez que un hombre de
izquierdas ha hablado sobre el Ejrcito, los lacayos del imperialismo y los gamonales enfurecidos, tratan de encontrar
lo que no hay. Y es bueno el sitio para dejar sentada una vez
ms, en las pginas de un volumen, la posicin de las izquierdas venezolanas ante el Ejrcito. Deseamos que no se
reclute violentamente a los campesinos para agravar los males innumerables de nuestro agro; deseamos que se vuelva
imposible aquel sistema de llevar a los labriegos a las filas
armadas, no para educarlos en la defensa de la nacionalidad,
sino para convertirlos en peones de las haciendas del dspota y sus ulicos; deseamos que cada campesino incorporado
a las filas del Ejrcito reciba all instruccin y salga mejorado; deseamos que all los hombres adquieran conciencia de
lo que debe ser la misin de los actuales Ejrcitos: defensa
contra posibles agresiones, fuerza para servir de respaldo a
las ideas generosas que en el mundo luchan para aplastar a
la barbarie; deseamos que un espritu progresista reemplace
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I
El problema agrario
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El problema agrario
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Son clebres en la antigedad las leyes agrarias de Licinio y los gracos, en Roma, y las de Dracn, Soln1 y Licurgo en Grecia. La Ley Licinia estableci como lmite para la
propiedad 500 yugadas. Los poseedores de mayor extensin
quedaban obligados a devolver el resto al Estado, el cual haba de repartir a razn de siete yugadas por familia.
El comentario de Plutarco a la Ley Agraria de Tiberio
Graco, explica con gran claridad el problema en la poca de
ste. Dice as, el autor de Vidas Paralelas:
Los romanos, de todas las tierras que por la guerra ocuparon a
los enemigos comarcanos, vendieron una parte y, declarando
pblica la otra, la arrendaron a los ciudadanos pobres y
menesterosos por una mdica pensin, que deban pagar al
Erario. Empezaron los ricos a subir las pensiones; y, como
fuesen dejando sin tierras a los pobres, se promulg una
ley que no permita cultivar ms de 500 yugadas de tierras.
Por algn tiempo contuvo esta Ley la codicia y sirvi de
amparo para mantener en sus arrendamientos y mantenerse
en la suerte que cada uno tuvo desde el principio; pero ms
adelante, los vecinos ricos empezaron a hacer que, bajo
nombres supuestos, se les traspasasen los arriendos y aun
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No podemos naturalmente tratar al detalle cules son los mtodos rudimentarios aludidos. Baste por ejemplo recordar la forma de trabajo en las
haciendas de cocos de la Costa. All, para descascarar el fruto, no se emplea
mquina alguna, sino el procedimiento ms primitivo que pueda imaginarse: se instala en un sitio cualquiera un tronco de vera con su porcin superior muy afilada. Los negros trabajadores clavan all el coco y con hbil
movimiento al retirarlo abren la corteza. Ntese que ni siquiera se emplea
el hierro para tal menester.
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El problema agrario
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Hay pues, urgente necesidad de aumentar la produccin nacional y de poner sta ms a la mano de los centros consumidores por medios ms econmicos; y para los artculos
de primera necesidad, que no producimos en absoluto, o
que producimos muy escasamente, o solo en determinada
poca del ao, sera muy conveniente que la Municipalidad
del Distrito Federal gestionara con el Gobierno Nacional
la supresin de sus derechos de importacin o su disminucin en la mayor escala posible, en todo tiempo o a lo
menos en aquella poca del ao en que el artculo gravado
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no se produce en el pas en cantidad suficiente para abastecer el consumo. Esto nos conduce directamente a pensar
por qu Venezuela, pas esencialmente agrcola, tiene que
importar productos fcilmente cosechables en su suelo. La
respuesta es una sola: mtodos rudimentarios, gratos a los
latifundistas, y acaparamiento de la propiedad que impide la productividad de enormes extensiones, inutilizadas
por voluntad de sus poseedores. Este pas esencialmente
agrcola, importa ail, cultivado desde tiempos de la Colonia con buen resultado; cereales, frutas, harina de trigo,
legumbres y hortalizas, henequn, fcilmente obtenible en
varias regiones; papas, arroz 4. Todo ello por falta de mtodos cientficos. Las tierras producen segn las lluvias y su
capacidad espontnea. Ni abonos, ni mquinas, ni riegos,
por parte de los propietarios. Y si en una agricultura tal se
quejan los poseedores de grandes superficies, imagnese el
mal para los pequeos propietarios, quienes van a engrosar
continuamente las filas de los desposedos del campo.
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4 En el Nmero 3 de la Revista de Hacienda, apareci un estudio del seor Ramn Veloz, con puntos de vista muy dignos de ser conocidos, sobre
los productos que Venezuela importa y podran ser elaborados en el propio
pas. En el apndice C damos la lista completa elaborada por el seor
Veloz.
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II
Imperialismo y latifundismo
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Los invasores
Escribi Marx a propsito de los directores revolucionarios franceses que despedazaron el suelo feudal. No podra parafrasearse pensamiento semejante, para aplicarlo a
los lderes de la emancipacin americana. Este movimiento,
si basado ideolgicamente, por los argumentos de sus tericos, en los mismos postulados de la Revolucin Francesa,
en realidad obedeci a causas profundas de muy diferente
naturaleza.
La Revolucin Burguesa, que utiliz a las masas campesinas y a los trabajadores oprimidos de las ciudades, se
hizo por el avance de intereses contrarios a los de los terratenientes feudales. La emancipacin americana no signific
un cambio decisivo en las relaciones econmicas internas
y solo desplaz del puesto dirigente a una oligarqua para
instalar a otra, con intereses similares.
Los criollos deseaban controlar por s el comercio,
obtener todas las ventajas de la direccin poltica y los privilegios por ella entraados. Queran, adems, el absoluto
dominio de los intereses territoriales.
Las tendencias progresistas de algunos de los Libertadores encontraron desde el principio obstculo a su realizacin en el carcter latifundista de muchos y en el atraso
econmico general de nuestros pases. Por eso persiste en
Amrica el sistema feudaloide hasta nuestros das y ello explica por qu en Venezuela la libertad de los esclavos se realiza con Jos Gregorio Monagas en 1854 a pesar de haber
sido propugnada desde el comienzo de la independencia.
No evoluciona ampliamente nuestra economa y coexisten
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en ella como fuerzas predominantes el latifundismo, la produccin artesanal o precapitalista, el alto comercio en manos
extranjeras y el pequeo comercio criollo. En etapa atrasada
de nuestro desarrollo econmico, nos invade el imperialismo, etapa superior del capitalismo. Cranse as especiales
condiciones a nuestra economa, la cual deviene de feudaloide en semicolonial. Los inversionistas extranjeros fueron
recibidos con los brazos abiertos por la oligarqua criolla, y
si el rgimen poltico sustentado por un sistema econmico
con acentuados rasgos de feudalidad oprimi a las masas
venezolanas, el contubernio de latifundistas e imperialistas
crea nuevas condiciones igualmente desfavorables para los
trabajadores venezolanos.
La agricultura se vuelve an ms descuidada; los mtodos rudimentarios se mantienen en el campo, los chuppteros ceden complacientes cualquier extensin de subsuelo
ante los extranjeros insaciables; la colonia de los tiranuelos
se regocija ante las chequeras esplndidas de los magnates,
y la oligarqua feudaloide, que ha detentado los medios de
produccin sin pensar nunca en cualquier ascenso posible, se
agarra desesperadamente a los nuevos dispensadores de oro.
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Imperialismo y latifundismo
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Antagonismos y coincidencias
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Si se repartieran tierras a los agricultores, latifundistas y magnates petroleros deberan, conjuntamente, modificar un tanto sus procedimientos. Ambos se veran obligados
a ofrecer mayor amplitud a sus trabajadores ya que stos
podran entonces vivir por propia cuenta. Por ello, toda idea
de reforma agraria encuentra resistencia en unos y otros.
Defienden intereses comunes.
Otras veces, opositores en cierto sentido, encuentran
manera de armonizar. En un comunicado del Banco Agrcola,
en mayo de 1937, se asegur que el 90% de las propiedades
inmobiliarias se hallaban gravadas en Venezuela. Aparte
de los gravmenes realizados por el propio Banco, una
mayora lo est por bancos extranjeros. De esta manera,
el latifundismo viene a depender tambin del capital
imperialista y a tener con l aparentemente, intereses
opuestos. Sin embargo, lo que conviene al terrateniente es
conservar sus rentas y entonces se hace aliado de la finanza
extraa, para obtener el mayor provecho posible. As, por
ejemplo, en el cambio. Interesa a los magnates del aceite
la depreciacin de nuestra moneda: exportadores de la
totalidad del petrleo extrado, tienen que importar dlares
para el pago de salarios e impuestos. Al gran latifundista
exportador, es grata la medida, pues recibe mayor nmero
de bolvares por sus productos, pagados en dlares en los
mercados extranjeros. Argumentan de las ms diversas
maneras para demostrar la conveniencia del bolvar
depreciado y pretenden convencer que el inters de unos
cuantos explotadores es el de las mayoras venezolanas.
As marcha muy junta la pareja terrible: somos pas
semicolonial, porque la independencia econmica es un
mito, ante el capital imperialista, que agarrota la libre
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Imperialismo y latifundismo
concurrencia y opera a su antojo con los elementos condicionadores de precios y cambios. Y somos pas semifeudal
por el rgimen de la tierra. Ambas condiciones se oponen a
la libre marcha de la democracia en Amrica. Entre nosotros
ha quedado bien palpable la influencia de ambos factores.
Las numerosas demandas contra las compaas petroleras y
los datos de cmo violan, usando numerosos subterfugios,
diversas disposiciones legales, indican claramente cules
han sido sus procedimientos. En cuanto a los latifundistas, veremos en los captulos posteriores cules mtodos de
opresin emplean, sobre las masas campesinas.
Nmeros terribles
En la balanza comercial del pas aparecen de nuevo
juntos el Imperialismo y el Latifundismo como causa de
grave mal. En 1933 la exportacin total venezolana ascendi
a la suma de 613.305.555,64 bolvares. Para el petrleo
correspondi un montante de 553.208.674,54 bolvares.
Vase por consiguiente, la enorme cantidad de la exportacin
controlada por el capital extranjero y de la cual solamente se
beneficia el pas en una quinta parte, que vuelve en concepto
de diversos pagos. As, Venezuela participa en porcin nfima
en lo que su suelo da y extraen sus masas trabajadoras. El
80 7/10 por ciento fue exportacin de petrleo crudo. Dos y
medio por ciento ms, correspondi al gas oil; a la gasolina
1 2/3 por ciento. Adems, hubo una exportacin de oro
correspondiente al 1 3/4 por ciento. Al caf, cacao y otros
productos agrcolas correspondi solo 8 29/360 por ciento.
Las compaas petroleras, naturalmente aprovechan esta
supremaca en todo aquello que las voluntades tornadizas
de los gobernantes consienten.
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Extendamos nuestro examen a la porcin de exportaciones no petroleras. Ocupa el caf, en el mismo ao considerado, el 55 y medio por ciento; el oro 18 por ciento; el
cacao 15 3/5 con un total de solo Bs. 64.301.179,48. La importacin, en cambio, lleg a bolvares 143.266.966,35. De
qu manera equilibrar esta desigualdad? La respuesta ha
sido idntica en todas partes; intensificando la agricultura.
En el ao de 1936 existi una circunstancia semejante.
Correspondieron a la exportacin total Bs. 768.462.868,53.
A la netamente venezolana, no petrolera, solo Bs.
84.236.973,92. Se importaron artculos por valor de Bs.
164.634.906,80. De este modo, hay balanza comercial
desfavorable en Bs. 80.397.932,88. En 1937 la cifra de
exportacin fue de Bs. 871.462.781. De estos Bs. 770.042.102
corresponden al petrleo y 20.800.000 al oro. El Gobierno
trat de poner algn remedio decretando subsidios y primas
para los agricultores, mtodo que no dio resultado apreciable
en cuanto a un mejoramiento de las condiciones generales de
la agricultura y del campesinado se refiere, a pesar de que en
tales procedimientos se emple la suma en 1936 de Bs.
21.476.378,34. Esta clase de tratamientos no puede remediar a
la agricultura venezolana. En efecto, esas primas y subsidios
han ido siempre a parar a los bolsillos de los latifundistas,
sin mejorar por ello la suerte de los trabajadores. Tampoco
se ha empleado ese dinero en el tratamiento cientfico de
la tierra o la adquisicin de maquinarias. A pesar de esos
veintin millones, continu el pago en fichas y la desolacin
por haciendas y latifundios.
Es un reparto de tierras lo que puede poner remedio y
crear las bases de una independencia econmica bsica para
el funcionamiento democrtico.
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Imperialismo y latifundismo
Remedio comn
Cualquier legislacin protectora del trabajador venezolano disminuye las prerrogativas de los terratenientes e
imperialistas. La demanda introducida por las compaas
petroleras, contra una medida de indemnizacin, pautada
por la Ley del Trabajo, muestra un aspecto ms de intereses
coincidentes entre el capital extranjero invertido en el pas y
el latifundismo, timorato e insaciable a la vez. En efecto, una
Legislacin del Trabajo siquiera medianamente correcta, da
fin a diversos aspectos gratos a los extorsionistas. En la vigente, se prohbe el pago en fichas, se habla de la fundacin
de escuelas, de servicios higinicos, de indemnizaciones.
Contra ellas se han alzado los invasores econmicos ante
la sonrisa aprobatoria de los terratenientes, quienes hasta
ahora se han escudado en la ignorancia de los peones, a los
cuales no suministran conocimiento alguno.
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Imperialismo y latifundismo
Ao
Por ciento de
la produccin
mundial de
suaves
Por ciento de la
produccin total
del mundo
Puesto de
Venezuela entre los
pases productores
1910-11
15
4,3
1915-16
18
4,6
1920-21
16
4,9
1925-26
10
3,7
1930-31
9,7
3,8
1933-34
5,4
1,4
1934-35
7,5
3,2
6 (7)
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Latifundio
Ao
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Por ciento de
la produccin
mundial de
suaves
Por ciento de
la produccin
total del mundo
1860
5,8
1873
7,4
Su puesto entre
los productores
del mundo
1881-82
15
6,5
1885-86
16
6,7
1890-91
16
6,5
1895-96
15
6,7
1900-01
19
5,1
1905-06
17
4,9
1910-11
15
4,3
1915-16
18
4,6
1920-21
16
4,9
1925-26
10
3,7
1930-31
9,7
3,8
1933-34
5,4
1,4
1934-35
7,5
3,2
1930-35
7,8
2,5
En 1913 nuestra produccin era igual a la de Colombia; diecinueve aos despus la produccin del pas vecino
triplica la venezolana.
CACAO. Segn el Boletn de la Cmara de Comercio
de mayo, 1934, Venezuela representaba el 3,11 por ciento de
la produccin total de cacao del mundo. Su produccin es
estacionaria, puede decirse, desde hace ms de 20 aos. En
1908 exportaba 16.000 toneladas; en 1910, 17.300; en 1920,
17.600; en 1925, casi 23.000; en 1935, 17.500.
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Imperialismo y latifundismo
Kilogramos
Valor en bolvares
1929
1.905.487
3.537.964
1930
1.433.949
1.706.568
1931
1.288.375
1.204.637
1932
1.085.774
773.714
1933
1.014.784
655.937
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Latifundio
1908-13
18,8
por
ciento
1913-23
23,3
por
ciento
1923-28
21,9
por
ciento
1933-35
8,9
por
ciento
Sarrapia
Disminuye de 15 por ciento en la exportacin total,
perodo 1908-13, a 4,3 por ciento en 1933-35.
Dividive
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Maderas
Solo sta aumenta, de 0,4 por ciento a 0,7 por ciento
en 1933-35.
Papeln
Del 10,6 por ciento, en 1923-28, baja a 0,6 por ciento
en 1933-35.
Todas estas cifras demuestran cmo Venezuela
depende cada vez menos de sus antiguas fuentes de vida,
sustituidas hoy por la renta petrolera. El peligro de una
dependencia tal, queda bien a las claras, recordando casos
como el de Cuba, cuya principal industria el azcar est
en manos imperialistas. Permtasenos una breve referencia
a la Isla de Mart:
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Imperialismo y latifundismo
Ao
Exportaciones
Importaciones
Total
1926
260,8
301,7
562,5
1927
257,4
324,4
581,8
1928
212,8
278,1
490,9
1929
216,2
272,4
488,6
1930
160,5
167,4
327,9
1931
80,1
118,9
199,0
1932
41,0
80,7
131,7
1933
42,4
84,4
126,8
He aqu un ejemplo de lo que puede acontecer en Venezuela, si no vigoriza sus fuentes de produccin agrcola.
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Imperialismo y latifundismo
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Imperialismo y latifundismo
Identidad
Se identifican, pues, los intereses latifundistas e imperialistas en la explotacin organizada del trabajador, la
tendencia a promover y sostener regmenes despticos que
perpetan sus privilegios, el desprecio de los verdaderos
productores, la opresin del proletariado y hasta en la posesin de grandes extensiones inutilizadas, que podran producir el sustento de millares de familias campesinas.
Nueva amenaza
Lo que las compaas petroleras significan para los
trabajadores en general y no solo para aquellos que estaban
colocados bajo su inmediata frula, queda de relieve con la
anulacin de los apartes a), b) y c), del artculo 27 de la Ley
del Trabajo, concedida a los magnates petroleros por la Corte Federal y de Casacin, a principios de este ao 1938.
De esta manera se anul el derecho de los trabajadores a
obtener una indemnizacin proporcional al tiempo de sus
servicios, en caso de despido.
El mismo alto tribunal, como para hacer olvidar la
enorme conmocin que su fallo produjo, conden a las
compaas Mene Grande Oil Co. y Venezuela Gulf, a pagar 15 millones de bolvares, por concepto de impuestos no
cancelados en largo lapso. Pero aparte de que all apenas s
procedieron de acuerdo con la ms estricta justicia, a poco
les han hecho nueva y jugosa concesin al anular el artculo 49 de la Ley de Hidrocarburos que pautaba la obligacin para las compaas de pagar ntegramente el impuesto
aduanal de los artculos que importasen no requeridos por
la industria. No podemos referirnos aqu en detalle al largo
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III
El latifundio en Venezuela
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El latifundio en venezuela
Estado Miranda
Distrito Lander
Municipio Ocumare. Sin contar la ya nombrada
Hacienda Mendoza, se renen Hs. 41.444, pertenecientes a
29 propietarios. Diez de ellos, con 36.242. De stos, uno
solo tiene 10.000 y otro 5.000.
M. La Democracia. Catastradas Hs. 12.794, pertenecientes a 24 propietarios. De ellos, uno posee 10.000, otro
2.100 y un tercero 250. Los veintiuno restantes en conjunto
tienen 444.
59
Distrito Pez
Municipio Ro Chico. Hs. 6.647, con 27 propietarios. Uno posee 2.503; otro, 500; un tercero, 770; otro 400 y
el quinto 700. Solo cuatro individuos renen 4.473 y restan
2.174 para los otros 23.
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Latifundio
Distrito Sucre
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Distrito Plaza
Municipio Guarenas. Hs. 17.640. Ps. 29. Siete poseen 14.074 y los otros 22 en conjunto, 3.566.
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El latifundio en venezuela
Distrito Zamora
Municipio Guatire. Hs. 53.596. Ps. 28. Uno con
12.000; otro con 500 y doce tienen fincas de menos de 500.
El resto est constituido por terratenientes de ms de 1.000
hectreas cada uno.
Distrito Urdaneta
Municipio Ca. Hs. 29-301, con Ps. 55. Quince
renen 21.488 y los cuarenta restantes 7.813.
61
Distrito Brin
Municipio Higuerote. Hs. 20.411, para Ps. 46.
Cinco poseen 19.250 y 41, 1.161.
M. Tacarigua. Hs. 5.033, con Ps. 106. Uno, en el Valle
de Urape, posee 3.000. Para los otros 105, un total de 2.033.
Municipios Caucagua y Capa ya. (aparecen reunidos en el Catastro). Hs. 28.609, con Ps. 46. Doce renen
25.120 y para los otros 34 restan 3.489. Entre los latifundistas se cuentan uno de Hs. 4.000 y otro de 7.000.
M. Aragita. Hs. 12.206, con Ps. 15. Seis poseen
11.415 y los otros nueve 791.
M. Ribas. Hs. 8.295, con Ps. 27. Cinco tienen 6.500.
Quedan 1.795 para los otros 22.
M. San Antonio. Hs. 3.308, con Ps. 89. Dos renen
1.300. Los 87 minifundistas tienen en conjunto 2.008.
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Latifundio
Distrito Guaicaipuro
Municipio Los Teques. Hs. 8.771, con Ps. 38. De
estos, cinco poseen Hs. 5.806. Hay una circunstancia digna de anotarse, pues se presenta frecuentemente: entre los
poseedores de menos de 500 hectreas, aparece, con 432,
Vicencio Prez Soto. Es muy frecuente encontrar entre los
pequeos propietarios, nombres como ste, que significan
enormes riquezas extradas al pueblo. De manera que las
pequeas fincas tambin pertenecen en muchos casos a
quienes en otras regiones son latifundistas.
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El latifundio en venezuela
Estado Yaracuy
Veamos ahora uno de los Estados donde es mayor el
mal latifundista: Yaracuy. La pervivencia en l de los antiguos
procedimientos, como el pago en fichas y vales, demuestra
hasta la saciedad cmo no se trataba de un mal gomecista.
Ello resulta de la tierra en escasas manos, del inmenso acaparamiento. Lo revisamos en la misma forma anterior, por
Municipios, para dar luego el resumen por Distritos.
Distrito Bolvar
Municipio Aroa. Hs. 4.120, con 112 Ps. Uno posee
2.000 y otro 500. Restan para los 110 pequeos agricultores,
Hs. 1.620.
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Distrito Bruzual
M. Chivacoa. Hs. 23.718, con Ps. 40. Seis latifundistas renen Hs. 21.549. A los 34 minifundistas corresponden Hs. 2.169. Entre los grandes terratenientes se cuenta
uno con Hs. 14.000.
M. Campo Elas. Hs. 3.765, con Ps. 30. Uno con
1.730. Hs. 2.035 en total para los otros 29.
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Latifundio
Distrito Sucre
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Distrito yaritagua
Municipio Pea. Hs. 56.726 con Ps. 43. Los 15 latifundistas renen Hs. 52.860. Para los 28 pequeos agricultores quedan 3.866.
Distrito Urachiche
Municipio Urachiche. Hs. 16.080, con Ps. 62. Seis
juntan 14.700. Para los otros 56, hay Hs. 1.380.
Distrito Nirgua
Municipio Salom. Hs. 3.840, con Ps. 88. M. Tamerla. Hs. 4.686, con Ps. 123. M. Nirgua. Hs. 22.741,
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El latifundio en venezuela
Distrito Federal
Pudiera pensarse que en el Distrito Federal no existen
condiciones anlogas a las examinadas en los dos Estados
que, aparte Aragua, parecen ser de los ms victimados por
el latifundismo. Sin embargo, tambin en el Distrito Federal
hay acaparamiento semejante. Examinemos las dos parroquias rurales:
Macarao. Aparecen catastradas 10.519 hectreas,
con 146 propietarios. Los cuatro latifundistas suman 3.847,
de modo que los 142 restantes poseen 6.672. La tercera parte del total est, pues, en manos de cuatro individuos, o sea
el 36 por ciento de la superficie est en manos del 2,73 por
ciento de los propietarios.
Carayaca. En esta Parroquia, el acaparamiento es
enorme. Los grandes propietarios tienen en conjunto 63.725
hectreas, en un total de 69.316. El nmero de esos latifundistas
es de quince. Hay uno de 14.000 para la fecha del catastro
examinado, otro posee 13.000, otro 10.000 y un tercero 8.000.
El nmero de pequeos poseedores alcanza a 106, quienes se
reparten una superficie total de 5.591 hectreas.
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Estado Aragua
Aparece en el catastro de 1932 con suma irregularidad el Estado Aragua. Segn pudimos inferir, a causa de
las enormes posesiones de Gmez en esa regin. Los Municipios en los cuales tena sus fundos el Dictador, estn en
blanco. De todos modos, y a pesar de que por esto resulta
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Distrito Ricaurte
Municipio La Victoria. Hs. 51.666. Ps. 91. 21 de
stos poseen Hs. 38.540.
Distrito Mario
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Distrito Girardot
Municipio Girardot. Dice no vino. Es Maracay
y sus terrenos, corazn de los latifundios del Jefe (Juan
Vicente Gmez).
M. Choron. Tampoco fue catastrado, aunque aparece su nombre.
M. Ocumare de la Costa. 15.000 hectreas, de un
solo propietario.
M. Cagua. Hs. 1.763, con Ps. 8. Adems uno de
1.000 y otro de 626.
M. Turmero. No vino.
M. El Consejo. Hs. 20.433, con Ps. 17. De estos
nueve renen 19.200.
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Distrito Zamora
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55
329
35.872
17.640
52.094
53.596
29.301
77.862
78.639
444.994
Sucre
Plaza
Paz Castillo
Zamora
Urdaneta
Brin
Guaicaipuro
Totales
53
45.752
179
30
31
15
16
29
19
20
12
propietarios
Grandes
376.156
63.824
66.585
21.488
50.000
48.392
14.074
25.658
37.793
48.342
Hectreas
999
257
298
40
12
33
22
202
94
41
propietarios
Pequeos
69.838
14.815
11.277
7.813
3.596
3.702
3.566
10.214
8.959
5.896
Hectreas
84,53%
propietarios
a los grandes
perteneciente
Porcentaje
NOTA: Al lado de la columna Grandes propietarios, colocamos el nmero de hectreas a ellos correspondientes
y junto a la columna Pequeos propietarios, el nmero de hectreas que stos poseen.
1.178
287
28
62
29
221
114
54.238
propietarios
catastradas
Pez
Total de
Hectreas
Lander
Distrito
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Latifundio
Miguel Acosta Saignes
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56.726
31.267
214.267
Nirgua
Totales
Sucre
16.080
15.103
San Felipe
Urachiche
63.488
Bruzual
Yaritagua
4.120
27.483
Bolvar
Distrito
Hectreas
catastradas
1.146
460
62
43
125
274
70
112
Total de
propietarios
57
15
13
Grandes
propietarios
1.620
110
63
261
118
28
56
453
1.089
2.500
23.279
54.829
11.913
52.860
14.700
8.957
169-038
45.229
22.310
1.380
3.866
3.190
8.659
4.204
Hectreas
Hectreas
Pequeos
propietarios
78,9%
Porcentaje
perteneciente
a los grandes
propietarios
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Hectreas
catastradas
10.519
69.316
79.835
Parroquia
Macarao
Carayaca
Totales
70
267
121
146
19
15
Total de
Grandes
propietarios propietarios
67.572
63.725
3.847
Hectreas
248
106
142
12.263
5.591
6.672
84,64%
Porcentaje
Pequeos
perteneciente
propietarios Hectreas a los grandes
Latifundio
Miguel Acosta Saignes
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IV
Rgimen
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Servidumbre
Sea cual fuere el lazo de relacin entre propietarios de
la tierra y trabajadores, existen dondequiera en Venezuela,
iguales caractersticas: rgimen semifeudal, de servidumbre. Carente por completo de posibilidades de iniciativa, el
verdadero hombre de la tierra es siervo sometido a la voluntad omnmoda del seor terrateniente. En ninguna parte
luce ms mentirosa la decantada libertad de trabajo que
en el campo, donde quienes prestan servicios se ven obligados a someter su vida a las tremendas condiciones impuestas. All es evidente el mito, gratsimo a los latifundistas, de
la libertad de los contratantes.
Como en todos los pases americanos, en Venezuela
permaneci sin grandes alteraciones el sistema latifundista
de la poca colonial, al realizarse el movimiento emancipador. Algunos gobiernos decretaron la donacin de tierras a
grupos indgenas, mas tales providencias jams se cumplieron, repitindose en tiempos republicanos la inutilidad de
disposiciones humanitarias, nunca respetadas antes, cuando
eran cdigo solo escrito, en muchos respectos, las Leyes de
Indias. El acaparamiento territorial aument desmesuradamente en este siglo y sobre todo bajo el Gobierno de Juan
Vicente Gmez.
Si la propiedad de la tierra no se modific sustancialmente menos lo hizo el rgimen de trabajo. Los hombres
continuaron sometidos a condicin de siervos, prolongada
hasta hoy, por los campos venezolanos.
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Los esclavos, en tiempos coloniales, no eran, naturalmente, pagados en moneda. Algunas Reales rdenes se
dictaron, sin embargo, con el objeto de evitar la remuneracin a los indios, en algunas regiones, con parte del mismo
producto por ellos elaborado. Al cesar la esclavitud, los latifundistas, para no desembolsar dinero, idearon el pago en
fichas, ardid mediante el cual continuaban dando al trabajador solo mercancas a precios exorbitantes y muy rara vez
de buena calidad. De este modo la esclavitud del trabajador
de la tierra se prolong en todos sentidos y bsicamente en
el econmico. Sin dinero le ha sido imposible tener siquiera
la posibilidad de cambiar de sitio, de trasladarse de unas a
otras haciendas.
El sistema de fichas y vales, que solo sirven para los
establecimientos del dueo de la hacienda, contina vigente
en diversas regiones venezolanas, a pesar de las disposiciones de la Ley del Trabajo de 1936. En ciertos latifundios se
obliga, adems, a los jornaleros a recibir, como mitad de su
paga, los productos que el dueo dispone y en haciendas de
Len Jurado, uno de los ms fieles tenientes de Gmez, se
ha llegado a dar a los peones la carne de cochinos lzaros,
o sea cerdos infectados de triquinas. Este monstruoso
proceder resume el concepto de los terratenientes acerca de
sus peones y al mismo tiempo indica el trato a que stos se
encuentran sometidos.
El jornalero es para el terrateniente un animal,
obligado a un rendimiento inhumano. En abril de 1937, el
grupo Accin Social del Tchira, denunci al Concejo
Municipal de San Cristbal cmo peones de aquellas
regiones son dopados, por medio del guarapo fermentado.
Esta bebida alcohlica se les suministra con la intencin
de obtener un mayor rendimiento, bajo el efecto excitante.
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1933, un trabajo con el ttulo Costo del Caf en Venezuela. Examina all
minuciosamente los aspectos de ese costo. Copiamos los prrafos relativos
a la vida de los peones:
Peonaje: El trabajo de cultivo y recoleccin del caf se hace con el vecindario que vive en casas o ranchos diseminados en terrenos de la misma finca, donde hacen sus siembras particulares de maz, caraotas, yucas, papas,
cebollas, etc., obligndose en cambio, a dar tres das de trabajo por semana
a la hacienda, y durante la cosecha de noviembre a marzo comprometiendo
toda la familia a la recoleccin del caf, todos los das de trabajo.
Salario: Los trabajos de deshierbo o limpia de escardilla, o de machete, de
los cafetales, se pagan ya sea por da de 8 horas, a razn de 2 bolvares los
hombres (1 bolvar las mujeres o los nios) o por tareas, y la recoleccin del
caf por medidas de un almud (50 litros) al precio de 0,50 a 1 bolvar cada
almud, puesto en la Oficina. Se pudo obtener trabajar con estos salarios
tan bajos por haber instalado en la hacienda, bajo la inmediata y constante
vigilancia del dueo, una muy bien surtida casa de comercio, cuyos muy
moderados precios de venta eran igual a los ms bajos de la ciudad, permitindole as a los trabajadores, con su salario, obtener lo necesario para su
manutencin.
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Explotacin organizada
Llevan el nombre genrico de aparcera, todos aquellos sistemas de pago en frutos, que poseen la aparente ventaja de no obligar al trabajador a pagar sino de acuerdo con
las cantidades cosechadas. El dueo de la tierra cede sta y
el aparcero da parte de la cosecha. En nuestros campos el
sistema ha encontrado enmienda. Los latifundistas conceden una parcela para ser trabajada y calculan la productividad corriente, en tiempos normales. El trabajador se obliga
a dar la mitad de esa supuesta produccin y ha de pagarla
aun cuando la cosecha no sea tal como fue calculada. En
un terreno que pueda producir normalmente diez fanegas
de maz, por ejemplo, el campesino se compromete a pagar
cinco. Mas, si la lluvia u otra circunstancia impide la recoleccin normal, de todos modos habrn de ser entregadas
al dueo de la tierra las cinco fanegas. Muchas veces, los
conuqueros se ven obligados a comprar las cantidades que
han de pagar, porque la tierra no produjo, pero deben de
igual modo cancelar su obligacin.
Aparceros, colonos, arrendatarios, pisatarios, no son
sino diversos nombres aplicados a los siervos del campo
venezolano. Oigamos la voz de un trabajador: Jos Antn,
representante de los campesinos orientales ante el Primer
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Congreso de Trabajadores Venezolanos. Sus palabras fueron publicadas por la prensa caraquea. Dice as:
Hablo de la situacin de los trabajadores de la tierra en Chiguana, Campoma y Guaracapo, en el Estado Sucre.
Los pueblos a que aludo, tienen ahora como unos dos mil
quinientos habitantes, en conjunto, que viven en las ms
deplorables e inhumanas condiciones, debido al dominio
absoluto en esa regin de latifundios, constituidos bajo la
fenecida tirana. La fuente esencial de vida de esas poblaciones es la explotacin y labranza de madera. Hoy ven
coartada, o por mejor decir, impedida, esa actividad, por el
seor Sebastin Bertucci y el Dr. Minguett Letern, quien
se ha apropiado los terrenos donde dichos trabajadores extraan la madera y se encuentran as imposibilitados para
ganar el pan de sus familiares.
El litoral de Chiguana tiene unas 2.500 hectreas de terrenos baldos, que razonablemente han debido ser concedidos
a los ocupantes, desde largo tiempo, de esa regin y que
venan trabajndola desde tiempo inmemorial; pero bajo el
rgimen de Gmez los latifundistas aludidos, valindose de
influencias de que gozaban, se aduearon de muchos terrenos, dejando en la miseria a la poblacin trabajadora a la
cual vengo refirindome.
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Varias veces los arrendatarios han propuesto la compra de esos terrenos, pero los sedicentes dueos no quieren
perder su fcil renta. En otra regin de condiciones anlogas,
en el Oriente, no era posible a los trabajadores ni siquiera el
mejorar sus ranchos. Para ello, deban obtener un permiso
especial del terrateniente y pagarle, adems, un impuesto
de su invencin.
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Aqu trtase de una especie sui generis de propietarios, quienes obtuvieron terrenos baldos prevalidos de sus
influencias polticas. La condicin del arrendatario es semejante en estos casos y cuando se trata de hacendados. Si
no paga, se le expulsa sin miramientos o se le embargan los
animales que posea. Para ello no se tienen en cuenta si la
cosecha ha sido buena o mala y ni siquiera si se ha perdido.
El latifundista cobra siempre, en cualquier forma.
Fragmento de un artculo publicado por el seor
Manuel Blanas Rovero, en el diario Ahora de Caracas, en
marzo de 1938, sobre el latifundismo en el estado Apure:
El pisatario es otro de los instrumentos de superexplotacin
del campesinado, esgrimido por los oligarcas de la tierra.
Se le cobra en efectivo piso por levantar un caney. El
producto del conuco se reparte por mitad entre el amo parsito y el que siembra; y aun, la misma parte que le corresponde al conuquero, las ms de las veces se ve constreido
a entregarla al latifundista por un precio irrisorio, o bien, en
cuenta de adelantos, que adeude en la pulpera. Por encima
de todo esto hay dueos que le imponen al pisatario como
tarea extra: amansarle bestias, hacerle determinada cantidad de queso y ordearle tantas o cuantas vacas.
Un exponente clsico del fenmeno de la concentracin
latifundista pudimos observar en Guardatinajas (estado
Gurico). Este desdichado pueblo y sus vecindades, han
devenido prcticamente en propiedad privada de un solo terrateniente: Pedro Sosa. Tierras, ganados, queseras, medios
de transporte, pulperas, Jefe Civil, Juez, Maestro, Junta
Comunal, todo, todo cuanto imaginarse pueda, animado o
inanimado en el mundo material, est sometido a la frula
implacable de este seor.
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La explotacin organizada por los latifundistas adquiere diversas formas. Hay una especie de trabajador de la tierra,
intermedia entre el colono o arrendatario y el pen. Oigamos
a uno de ellos:
Los amos de haciendas acostumbran darnos terrenos para
que se los preparemos, preparacin consistente en derribar
montes y sembrar matas de cambur, frutos menores y rboles
de caf y de sombra. La cosecha de cambures pertenece a
quien la siembra; y del maz cultivado, debemos entregar
al propietario una fanega por cada almud de siembra. Por
trmino medio el almud produce tres fanegas. El propietario
solo contribuye con la tierra. Todo lo dems corre por
cuenta nuestra. Nos obligamos a trabajar en el fundo, en
donde el salario es de Bs. 2,50 a 3, sin alimento. Este salario
es pagado generalmente en mercancas y no se nos liquida
sino los das domingo en la tarde 13.
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quien vive de su trabajo, en la ciudad, mientras los campesinos sufren su terrible tragedia. Es as como se encadena
a los campesinos por aos y se obtienen, sin gastos de ninguna especie, los arbustos productores.
Los colonos de la hacienda Los Caracas, aadieron
algunos datos ms, el 12 de marzo de 1936, al levantar el
acta siguiente:
Naiguat, marzo, 12. 1936. En esta fecha se declar al
Dr. Toms Duarte opresor del elemento trabajador en Los
Caracas hacienda de su propiedad donde, segn consta
y hay pruebas escritas, pagaban con vales de Bs. 2,50 al
peonaje, el cual no trabajaba sino tres das en la semana y
era obligado a gastar los mencionados vales en la pulpera,
donde cobra, desde hace diez aos, el 300 por ciento ms
del valor de las mercancas de primera necesidad. As,
hasta la fecha no vieron en sus manos nunca un bolvar.
2. La Jefatura de Naiguat nombr una Comisin
de los Ciudadanos Hctor Gmez Palma, Lope Corso,
Fidel Garca, Ramn Romero y otros, quienes pudieron
comprobar que todo lo antedicho era cierto, conforme a
las quejas de los vecinos de la mencionada Los Caracas.
Avisado el Dr. Duarte comenz a hacer los pagos en
metlico 14. Hoy, doce del corriente, se acercan de nuevo
los vecinos de la mencionada hacienda y expusieron: que
fueron llamados por el Dr. Duarte, quien les notific que la
deuda que tienen con la mencionada hacienda, por vveres
que les fueron suministrados mientras estaban haciendo su
fundacin, les ganar el 1 por ciento mensual; ms que el
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terreno que toda hacienda cede a sus colonos, les ganar Bs.
30 anuales por tabln (cien metros cuadrados). Esta clusula
no estaba comprendida en los contratos de los cuales se
pueden presentar originales. Adems, estos contratos tienen
diez aos de hechos y hay clusula de recibir las matas a Bs.
0,32, ya en cosecha, pero cuando Duarte lo crea oportuno
y conveniente. Contestaron dichos colonos que, dado su
estado econmico, no pueden llenar esos requisitos, que
les hace, solamente que les recibiera sus fundos (sic). ste
contest que los recibira cuando a bien lo tuviera, de
acuerdo con las clusulas de los contratos que se incluyen
(semejantes al inserto arriba). De esta copia y de todas
estas maldades, somos testigos: Jess Gonzlez, Gregorio
Romero, Martn Orta M., Gmez Palma, Luis Escalante,
Germn Prato.
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Todos sufren iguales condiciones. La libertad de los colonos o arrendatarios es casi tan falsa como la de los peones.
Y aun se han quejado los latifundistas del Zulia, declarando
que los individuos no indgenas iban contra sus intereses, ya
que no consienten en tan msero salario como los indios.
Tambin los pequeos propietarios sufren la tirana de
los latifundistas vecinos. A ellos han de vender sus frutos
por la falta de vas de comunicacin. Adems, a ellos acuden siempre, cuando las cosechas fallan, para el prstamo
en garanta del cual se da la parcela. Como en la mayora
de las veces no puede cancelarse la deuda, el latifundio se
enriquece y el pequeo propietario pasa a ser bracero de su
antiguo vecino. As marcha la concentracin de la propiedad, mientras crece el peonaje campesino.
Faltan estadsticas para un detenido estudio de la marcha del acaparamiento en Venezuela. Apenas se encuentran
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propiedad. Tras Pez se fueron las legiones heroicas, con hambre de tierras. Siguieron luego a los caudillos de mil revoluciones, anhelantes siempre de la parcela para el conuco. Aun
ese conjunto de hombres sufre y espera.
En el Llano acontecen iguales cosas que en el resto de nuestros territorios rurales. Tambin all se expulsa a
familias enteras de trabajadores; tambin ejercitan all los
latifundistas el jus utendi et abutendi, derecho de usar y
abusar; tambin all se emplean mtodos rudimentarios.
Un propietario del Alto Apure declara que yo no cro
gente sino animales, y no recibe en sus fincas sino a hombres.
Los familiares han de permanecer lejos; no quiere ver los hijos
ajenos; repudia a las mujeres porque traeran muchachos.
Durante meses, los campesinos llaneros no encuentran
manera de ganar el sustento. En los tiempos florecientes del
Llano, cada cual posea ocho o diez reses y algunos, pequeos
rebaos de algunas decenas. Hoy, como fruto del acaparamiento de la tierra llanera en pocas manos, solo hay miseria.
Algunos latifundistas no permiten la posesin de animales y
hasta los cerdos estn prohibidos a los peones porque hozan
la sabana. Ninguno piensa en mejorar a sus jornaleros construyendo pequeos cercados, porque mientras mayor sea la
miseria, ms fcil y barata conseguirn la fuerza humana.
En el Llano trabajan en algunas regiones por salario
diario. En otras se contrata a los peones por meses. Entonces, ganan los trabajadores entre Bs. 20 y 50 mensuales.
La situacin de los campesinos llaneros est muy
claramente expuesta en el informe presentado por el seor
Carlos Rodrguez S., ingeniero agrnomo, al Ministerio de
Agricultura en 1936. All explica cmo los cultivos de algodn atraen cada vez menos a los cultivadores, porque el
algodn no es sino la apa de nuestros conucos, debido a
los mtodos rudimentarios empleados en el cultivo. Calcula
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el Sr. Rodrguez que en las 500 hectreas dedicadas al algodn en el estado Apure, se logra una produccin de 451
kilogramos por hectrea y considera muy baja esta cifra.
Segn asegura, el nmero de 150 cultivadores de algodn
disminuir pronto si no se les presta ayuda. Hay que visitar los Llanos, escribe para poder darse cuenta de la
cantidad de tierra agrcola, virgen, feraz, que podra repartirse. Por no tener medios, ni quin se los preste, muchos de
los conuqueros tienen sus pequeas siembras sin cercas, sin
proteccin alguna para los animales. Algunos han cercado
con pedazos de palo y lo que hacen es perder tiempo puesto
que el ganado tumba fcilmente estas cercas 15.
Aunque la ocupacin general es en esas regiones la
cra, ya se ve cmo algunos han tenido que buscar el sustento con otros arbitrios, muy poco eficaces, por los defectos
generales, comunes a nuestros campos 16.
15 Sobre la necesidad de dividir los Llanos convenientemente, ha escrito el
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por el Banco Agrcola, ha intentado restaurar los arbitrarios lmites. Actualmente cursa un litigio entre la Junta Comunal y los administradores de
la finca. El perjuicio a la comunidad no reside nicamente en lo relativo a
las extensiones de que se le priva. Hay dentro de ellas una laguna, utilizada
para bebedero de los ganados. Las cercas impedan naturalmente tal uso,
de forma que los dueos de algunas reses haban de recorrer, en tiempos
veraneros, hasta 20 kilmetros para darles agua.
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Los indios
El problema del indio incivilizado es tambin el de la tierra. A 140.000 llegaba el nmero de indgenas en 1928. En la
Guajira viven muchos, sufriendo sed y hambre. Muchas veces
mrchanse hacia Colombia, donde se han establecido, en localidades fronterizas, pozos. En haciendas del Zulia se les utiliza,
as como en algunos otros campos, sin pagarles. Aguardiente
y tabaco bastan para retribuir sus labores. A veces, en el mejor
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Hambre
No solo metafrica hambre de tierras experimenta
nuestro campesino. Tiene, primordialmente, hambre real,
de alimentacin, no ya variada y superabundante, sino solo
nutritiva y suficiente; hambre de comer completo. Nace
del rgimen de trabajo en el cual devengan los trabajadores
salarios mseros.
Los seores latifundistas niegan, sin embargo, esa
hambre universal de nuestros campos. Ellos acarician entre
dos regeldos una frase muy corriente y muy alcahueta: En
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La alimentacin que invariablemente suministra el terrateniente a su peonada, la componen dos piques al da, de
topocho o yuca, huesos, pisillo carne seca con regular
dosis de excrementos de mosca y caf. La leche que
no vale nada en aquellos lugares con raras excepciones
se les proporciona a los trabajadores. En un latifundio apureo presenciamos una escena que de habrnosla relatado
alguien, nos hubiramos resistido a creerla: un grupo como
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de ocho trabajadores desayunaban colectivamente alrededor de una canoa tronco de rbol con una cavidad en el
centro, que utilizan los llaneros para depositar agua y para
poner los alimentos a los puercos de ceba. En la rstica
vajilla haba sido vertida una especie de mezclote informe,
a base de pedazos de carne, verdura y huesos.
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Por el hambre terrible de los Llanos abandonados, sometidos a la voluntad de escasos seores, hubieron de marcharse al Arauca las mil familias venezolanas a las cuales nos
referimos anteriormente. Juan Salerno nos contaba cmo se
fueron alejando de los centros poblados, echados al monte,
demacrados, vestidos con jirones y comiendo no se saba qu,
hasta prolongar su xodo hasta ms all de la frontera 17.
Hambre hay tanto para el simple pen como para
aquellos a quienes podra creerse independientes. Dejemos
hablar a un grupo de campesinos del estado Sucre. El 20 de
noviembre de 1936 se dirigan al Presidente de la Repblica los siguientes individuos: Ramn Guarisma, Pedro Correa, Eulogio Marcano, Cosme Contreras, Toribio Romero,
Antonio Urbaneja, Juan Grimn y Andrs Romero. Su voz
angustiada condensa la de mil campesinos del pas. Decan:
17 Aadiremos aqu algunos casos dignos de conocerse, relativos a la vida
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llanera: en el Distrito Miranda del estado Gurico, encuntrase un latifundio en el cual solo cuatro individuos producen 320 libras de queso diario o
sea un total de Bs. 320 diarios aproximadamente. Ahora bien, cada uno de
ellos gana solo un bolvar al da! La alimentacin que reciben no puede ser
valorada, en ms de Bs. 0,25!
Otra cuestin digna de recordarse es el caso del enorme latifundio, perteneciente al gomecista Juan Alberto Ramrez, de incalculable extensin, cercado de manera admirable. Este trabajo fue realizado ntegramente por los presos polticos que haca, prevalido de su situacin de Presidente del Estado.
Es de advertir que el caso de esta cerca es excepcional. El latifundista llanero prefiere no tenerla por mltiples razones, entre las cuales descuella la
relativa a la Ley del Llano, segn la cual todo animal pertenece al dueo de
las tierras donde sea cazado.
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Bs. 18,00
compaero
Una semana de confeccin del hoyo y Quema, con
18,00
un compaero
Transporte en burro, hasta los camiones a
30,00
Total
66,00
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Despoblacin
Hay cierto cuento venezolano, donde se narra el horror
de un pueblo, bajo el sol de los Llanos, totalmente desierto,
en la mitad misma del da. Se expone all cmo tal situacin
vuelve tensos los nervios, ms que la soledad en cualquier
noche oscura, en las llanuras, en la selva intrincada. Y esa es
la tragedia de muchos pueblos venezolanos, entre los cuales
se destaca Ortiz. Su nombre es el smbolo de un drama: la
despoblacin. Por donde quiera los pueblos se han ido muriendo hasta quedar como se, con apenas unas cuantas decenas de habitantes, llenos de lceras y paludismo.
La despoblacin en general, es consecuencia del latifundismo, en cuanto ste mantiene las condiciones ya narradas. En la provincia es la causa primera. Constantemente
leemos en los peridicos del interior de la Repblica ingenuas llamadas al patriotismo de los hombres; exultaciones
en pro de la permanencia en pueblos y campos, para el esfuerzo constructivo, que no ha de hacerse nicamente en
las ciudades. Quienes de este modo claman, desdean una
mirada a la causa verdadera del alejamiento. Los hombres
provincianos no pueden vivir ya en sus patrias chicas. Las
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los profesores de la Misin Chilena que para sa poca trabajaba entre nosotros. De las palabras del profesor Navea, chileno, ante la asamblea de maestros, se desprende la realidad
educacional venezolana. Tienen la autoridad indiscutible de
haberlas aceptado el Magisterio Venezolano y de haber sido
pronunciadas por un hombre que ha estudiado a fondo el
problema educacional americano. Tomemos su exposicin:
Hay en Venezuela un problema educacional de proporciones trgicas. Veamos estas cifras. Segn el censo de 1926,
hay en Venezuela una poblacin en edad escolar de 536.730
nios. Si la progresin vegetativa no se ha interrumpido,
debe haber en 1936, no menos de 550.000 nios que deberan concurrir a las escuelas Cuntos asisten realmente?
La inscripcin total de 1935 suma 125.134, considerando las
escuelas federales, estadales y particulares. La asistencia
media no alcanza a 95.000 nios. De cada seis pequeos
venezolanos, slo uno est en la escuela. Hay un saldo de
450.000 que no ha abierto los ojos a la luz de la justicia cultural, que no sabe del derecho al maestro y a la escuela. Este
saldo acumulado ao tras ao, ha venido sedimentando un
analfabetismo calculable en un 80 por ciento de la poblacin total de la nacin. Las cuatro quintas partes del pas,
esto es, dos millones cuatrocientos mil habitantes, forman
un ejrcito de ineficaces, un ejrcito que nadie ve, que no
tiene organizacin, pero que si algn da fuera llamado a
formar filas, podra cubrir casi toda la costa venezolana si
se colocase a cada analfabeto a un metro de distancia Dos
millones cuatrocientos mil venezolanos! Dos mil cuatrocientos kilmetros, colocados en fila indiana, a un metro de
distancia! Casi exactamente la suma de kilmetros del mayor ancho y del mayor largo de Venezuela! Un 80 por ciento
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Las palabras del profesor chileno son harto elocuentes. Concluiremos este vistazo al problema educacional con
uno a los presupuestos de instruccin.
El Gobierno venezolano, formado por latifundistas, lacayos del imperialismo y patronos, interesados en
el mantenimiento del analfabetismo, mantuvo siempre el
presupuesto dedicado a la educacin en bajsimo nivel. En
su Resea de nuestros presupuestos de gastos en el siglo
XX, escribe Arturo Uslar Pietri: En los primeros aos (de
este siglo) la conservacin del orden pblico y el servicio
de deudas, consumen las mayores partidas. Solo que esta
apreciacin nos parece extensible tambin a los siguientesaos, como lo demuestra el examen presupuestal.
De 1901 a 1910, los ms altos porcentajes corresponden a Hacienda, Guerra e Interiores, con 30,2, 22 y 14 por
ciento respectivamente. Exteriores toma 6,9 por ciento,
Obras Pblicas 5,9 y a Instruccin corresponde el mnimo
porcentaje con 4,9. En 1905-06, Instruccin aparece con
solo el 2,6 por ciento del total, en tanto que a Hacienda corresponda en ese mismo ao el 52,8 por ciento.
De 1911 a 1920, los porcentajes son: Interiores, 26,5;
Hacienda, 26,4; Guerra, 19,5; Obras Pblicas, 12,4; Fomento, 6,4; Instruccin, 5,2 y Exteriores, 1,6.
De 1921 a 30, contina Instruccin en los puestos ltimos de la escala: Interiores, 28,6 por ciento; Obras Pblicas, 24,8; Hacienda, 14,6; Guerra, 12,6; Instruccin, 4,3 y
Exteriores, 2,7.
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Sanidad
La sanidad ha sido hasta hace poco, lujo exclusivo de
la Capital de la Repblica 19. Las Medicaturas Sanitarias
en las ciudades del interior, tuvieron siempre significado de
canonjas y sus titulares jams se ocuparon de trasladarse a
los poblados campesinos. La nica manifestacin de cuidado por la salubridad ha sido en Provincias, la vacunacin. A
veces tambin aparecieron por algunas regiones, individuos
comisionados para estudiar la anquilostomiasis y otras enfermedades parasitarias. Trajeron siempre cifras tremendas,
mas no comenz nunca una campaa formal.
La Asistencia Social es denominacin y ejercicio
nuevo en nuestra realidad. Con el Dr. Enrique Tejera en el
Ministerio, comenz a tomar significado esta expresin. A
pesar de su desplazamiento, ocasionado por el exceso de
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1932
1933
1934
1935
1936
111
2.527
2.730
2.952
2.348
2.580
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Exmenes fecales
299
Reacciones de Kahn
350
Exmenes de orina
93
Otros exmenes
48
Total
790
299
Positivos
210
Apreciacin:
Resultados positivos
71,23%
Distribucin:
Vermes
91
Vermes y protozoarios
65
Protozoarios
54
Total
210
113
Reacciones de Kahn
Mujeres
preadas
231
Nios
2. - 2,50%
14. 87,50%
16
Sangre del
cordn
umbilical
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Enfermedades
1935
1936
Paludismo
4.749
2.224
3.234
3.390
3.332
3.256
2.426
2.198
1.934
1.661
1.208
1.042
Ttanos
875
566
Disentera
778
450
Cncer
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es decir, que en ese ao, es menor en ellas el nmero de nacidos, que en 1935. As acontece en Apure, Cojedes, Nueva
Esparta, Portuguesa, Sucre, Yaracuy y el Territorio Amazonas. En cambio, el ndice de mortalidad es negativo en
Lara, Mrida, Nueva Esparta, Portuguesa, Trujillo, Yaracuy
y Territorio Delta Amacuro, cuando era de esperar que en
1936 disminuyera la mortalidad en todo el territorio de la
Repblica.
Estas cifras tremendas, que justifican el clamor alzado
desde todos los rincones en peticin de sanidad y asistencia
social, explican por qu nuestra poblacin aumenta con tan
desesperante lentitud como lo hace 20.
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1931
3.100.278
1933
3.135.990
1934
3.165.685
1935
3.195.654
1936
3.233.391
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Sed
Agua! Venezuela tiene sed, con tantos caudalosos
ros. Los acueductos faltan dondequiera y mil enfermedades surgen de las aguas turbias que en las zonas rurales
beben nuestros campesinos.
El agua corre por nuestro territorio desordenada, indmita. Para tanto ro que se desborda no hay un dique y
118 para tanta tierra frtil, ni un canal.
Sementales
No es solo indirecta la participacin de los seores
latifundistas en la mortalidad infantil. Culpables de nios
abandonados son los seoritos que van de paseo a las haciendas de la familia. All ejercen una especie de derecho
de pernada, mediante el cual cargan de hijos a la mujer ignorante, abandonada luego.
Tambin hay el latifundista cuya residencia habitual
es la capital de la Repblica y quien peridicamente va al
pueblo cercano a sus posesiones, donde se dedica a la compra de vrgenes. Siembra dos o tres hijos en otros tantos
meses, regala media docena de medias de seda y ah estn
tres pequeos ms, dados a la miseria, la enfermedad y la
ignorancia.
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Recluta
Amenaza constante de los trabajadores del campo ha sido
en Venezuela la prctica de la recluta. Arrancados despiadadamente a sus mujeres, hijos, hermanos, madres, los hombres son
conducidos a los cuarteles. Para muchos llega a constituir temporalmente la incorporacin al Ejrcito un alivio, pero los ms
lamentan siempre su condicin de forzados.
Conocemos uno a quien se tuvo doce aos alejado de
sus familiares. Cuando logr volver, la madre haba muerto,
la mujer se haba ido quin sabe con quin y a dnde. Esto
es comn.
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Trabajo femenino
Hemos hablado de la condicin de la mujer en general, sin especificacin de la trabajadora. En el campo, recoge caf y cacao y realiza algunos otros menesteres. Gana un
salario que oscila entre uno y dos bolvares. En los pueblos,
teje alpargatas o tuerce tabaco. Su paga es msera en toda
zona rural. Pueden imaginarse los excesos a que se lleva la
explotacin del trabajo femenino en el interior, recordando
el caso de quienes en pleno Maracaibo ganaban un salario
de campo japons: dos centavos diarios por tejer tabaco.
Si en la ciudad los patronos rehsan hasta dejar que
las empleadas se sienten, se les obstaculiza la formacin de
sindicatos y se les paga mucho menos, a pesar de obtener
igual rendimiento que sus compaeros, imaginemos cul
ser el tratamiento dado a las mujeres campesinas.
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VI
Incapacidad econmica
del latifundismo
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Ruina
Esgrimen los seores latifundistas, en su defensa,
una aparente contradiccin: la de que, a pesar de todo lo
dicho contra ellos, muchos se ven frecuentemente en apuros econmicos. Invocan, adems, las cifras precisamente
demostrativas de la debilidad de sus argumentos. Calemos
sus aseveraciones.
Al hablar de mala situacin, para los terratenientes,
no es posible aplicar la misma frase, con idntica acepcin,
a los trabajadores. Los propietarios de grandes fundos han
publicado con frecuencia listas de gastos con las cuales pretenden probar sus dficits, producidos por los precios bajos
del caf y el cacao. Ante todo, consideremos su primera inversin: los peones. Supongamos un salario de Bs. 3,00 para
cada trabajador, en las listas tericas. Pagan todos los hacendados lo mismo o, mejor dicho, cancelan esa cantidad?
No. Ya hemos visto cmo emplean mercancas con precios
sumamente recargados, fichas y vales. De esta manera, el
propietario obtiene mucho ms de lo que dice. No desembolsa moneda alguna y obliga al trabajador a recibir, en el
mejor de los casos, la mitad de su ganancia terica.
Otro aspecto de la cuestin: el terrateniente mantiene un
nivel de vida casi invariable, en la ciudad. Diversas operaciones
le permiten conservar, cualquiera sea el precio de los frutos, su
standard. El campesino, en cambio, sufre las consecuencias de
toda baja y en ningn terreno pueden compararse las privaciones,
la infravida de los campesinos, a cualquier limitacin eventual
en el lujo domstico de los gamonales.
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Subsidios
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Cuntas maquinarias se importaron para la tecnificacin agrcola, con el dinero de los famosos subsidios
gomecistas? Cuntos jornales se aumentaron? Fueron siquiera utilizados para cancelar deudas? Si as fue, reflejse
de algn modo el equilibrio presupuestal del dueo en la
situacin de los trabajadores?
No argumentamos nosotros gratuitamente contra los
subsidios. Mil voces se han levantado por todo el pas para
declarar cmo ese procedimiento no es sino la proteccin
a los latifundistas, con los dineros de los contribuyentes
venezolanos.
daba un dato de contenido muy rico: 586.276 hectreas, de las 800.870 que
haban sido hipotecadas a ese Banco, eran improductivas. Este 74% y aun
ms significa la porcin de tierras que en manos de los latifundistas son
riqueza escamoteada al pas.
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Dao a la produccin
A mediados de 1935 se publicaba en un diario de Caracas un comentario sobre los mtodos de cultivo del cacao,
en el cual se ve un ejemplo de cmo el sistema latifundista
no solamente ha sido incapaz de incrementar la produccin
nacional, sino tambin de cmo la incompetencia tcnica
propia de ese sistema ha daado en diversas ocasiones la
calidad de productos venezolanos. En efecto, por mejorar
aparentemente los cultivos, en diversas regiones obtuvieron
resultados opuestos. Con el objeto de volver las plantas ms
resistentes, se hicieron cruces con cacaos de inferior calidad, sin darse cuenta del perjuicio y de esta manera, en distintas zonas se haba estado produciendo un tipo inferior 22.
127
tes sobre este problema. He aqu algunos prrafos de uno de sus trabajos:
El Problema del Cacao en Venezuela.
Segn parece escribe hacia los aos de 1825 a 1930, el cacao criollo
era la nica especie extensiva y cultivada en Venezuela. Las cosechas eran
moderadas, pero la calidad exquisita y de gran fama. La vecina antilla produca tambin su trinitario, calidad ordinaria y de menor aceptacin. Pero
los agricultores de la Isla se vanagloriaban de una mayor produccin por
cada rbol y tenan razn, puesto que el calabacino es mucho ms prolfero
que el criollo. Empujado por una codicia mal conceptuada algn colono
trajo a Barlovento la semilla del Trinitario y estableci en Ro Chico un
cacaotal de alguna extensin. A los pocos aos, los vecinos empezaron a
notar la degeneracin del fruto.
Ms adelante expresa el seor Pittier su idea acerca del posible remedio:
A primera vista el problema de la regeneracin de los cacaotales de Barlovento parece insoluble. En teora no es as y en la prctica todo depende
del modo y manera. Estoy convencido de que, con el concierto de todos los
dueos de plantaciones y la cooperacin del Ministerio de Agricultura, se
puede en tiempo relativamente corto, lograr mejoras de consideracin, sin
sacrificios fuera de proporcin con las ventajas adquiridas.
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ocasiones muchos de los defectos existentes en diversos mtodos rudimentarios. En 1932, escriba sobre la falta de propaganda:
El caf Santos, inferior al caf Venezuela, tiene en New York una cotizacin superior a la de ste. Los peritos lo atribuyen a la propaganda que se le
hace a las clases brasileas y a la absoluta falta de propaganda del caf Venezuela... El caf colombiano, que no es muy superior al de Venezuela, se
vende desproporcionalmente por encima de ste, y tambin por encima del
Brasil, en lo cual se encuentra otra prueba del valor de la propaganda...
En el mismo ao, el Dr. Jaime Picn Febres referase al cacao as: Nosotros podramos ganar lo que hemos perdido en el mercado de Francia y
lo que pudiramos perder en otros pases, hacindole la propaganda a las
clases superiores de nuestro cacao, que, a pesar de sus precios, son siempre
apreciados por los conocedores. El cacao dulce de Venezuela es el mejor
del mundo y lo sensible es que la produccin de esta clase no sea mayor,
siquiera para conservar la buena reputacin de la procedencia.
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Estados
Bolvares
Aragua
54.321.885,74
Apure
Bolvar
Carabobo
1.829.388,05
1.318.200,00
53.015.856,00
Cojedes
1.994.845,71
Gurico
3.395.363,00
Miranda
1.000.000,00
Monagas
442.200,00
Sucre
16.090,00
Tchira
5.628.659,25
Yaracuy
260.981,35
Zulia
802.555,50
Distrito Federal
Repblica de Colombia
Total
2.346.240,00
240.000,00
129
126.612.264,60
Segn clculos previos, la fortuna total era de mil millones de bolvares, pero al hacer inventario de los bienes
se dijo haber hallado como actual monto nominal solo unos
doscientos millones, debido a la disminucin en la productividad de la mayora de los fundos pertenecientes a Gmez. Ctase el caso de la hacienda El Trompillo, con una
produccin de 40.000 sacos de caf antes de pertenecerle,
disminuida hoy a slo 8.000.
Como se ha dicho, la nica justificacin de los grandes
terratenientes sera su funcin de creadores de riqueza; mas
en lugar de proveer a su fomento, la estancan. Carecen de
aliento para empresas fructferas y retrasan nuestro avance
econmico. Nada justifica, pues, su situacin preferencial
en el pas.
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132
Cul Inspector de Trabajo se ha preocupado de hacer una realidad tal disposicin?; por el contrario, los latifundistas han pretendido constantemente el aumento de las
ocho horas de trabajo reglamentario y de la instruccin y
salud de sus trabajadores no se ocupan porque eso sera
gastar demasiado.
En el Art. 102 se definen los accidentes de trabajo. En
el campo son frecuentes. Ha tramitado alguna vez cualquier Inspectora indemnizaciones para algn campesino?
Los latifundistas aseguran que el bajo precio del caf y el
cacao no les permitiran tales desembolsos.
Segn el Art. 123, las enfermedades propias de los
lugares de trabajo, como anquilostomiasis, paludismo, etc.,
no dan lugar a indemnizacin, pero s a asistencia mdica.
Lo cual es tambin demasiado caro para los gamonales.
Cuando en el campo se han venido empleando los
mtodos ya conocidos, resulta indispensable incluir disposiciones especiales relativas a los trabajadores del agro
en la Ley. Entre nosotros, ni siquiera las genricas, relativas a los trabajadores en general se cumplen por parte de
los terratenientes, empecinados en su afirmacin de que la
tierra no les produce para tanto 24.
24 Nos ha parecido til insertar algunos artculos de la Ley del Trabajo Mexi-
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hablado, hecha a retazos por el Ministerio. Dicen los productores de cacao: males que no tienen otro medio de
solucin, sino el empleo de la fuerza dinero y no de la actuacin moral-educativa y de preparacin...
Antes de continuar, puntualicemos algo importante:
agrpanse en la Asociacin grandes y pequeos productores, pero es evidente que el predominio est muy lejos de
pertenecer a stos, ni como miembros ni como productores
independientes. Dependen constantemente de los latifundistas, pues a ellos ocurren en busca de prstamos; porque
stos ejercen constantes presiones de diversa ndole, al establecer condiciones de trabajo, transporte, etc.
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Informes cafeteros
Los presentados ante la Asamblea de Productores de
Caf, por delegados de todas las regiones, contienen tambin
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El caf conserva su importancia preponderante en nuestra economa durante casi un siglo. Con las necesarias fluctuaciones causadas por condiciones naturales ms o menos favorables y por las guerras civiles, que fueron
tan frecuentes durante todo el siglo XIX, la produccin cafetera continu
en aumento durante las dos primeras dcadas, aun cuando fuera con dbil
ritmo. Durante el cuadrienio 1913-1917, nuestras exportaciones alcanzan
sus cifras ms altas. Hacia 1925 el caf pierde el puesto preponderante que
haba tenido en nuestra economa desde 1830, a favor del petrleo. Ya hacia
la misma poca comienza a manifestarse una tendencia al descenso de la
produccin.
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VII
Sentido de la Reforma
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Qu expresan las izquierdas venezolanas al pronunciarse, como lo han hecho, por una Reforma Agraria? Lo
siguiente: reparto de tierras a los campesinos, para lo cual,
como lo hemos indicado, se cuenta con las inmensas propiedades confiscadas a Gmez; la promulgacin de una Ley
de tierras que ponga coto a los abusos de los terratenientes
y que, de acuerdo con los problemas de la tierra en el pas,
logre el mejoramiento y proteccin de los agricultores hasta
ahora desposedos; el establecimiento de crditos abundantes y repartidos de manera equitativa, que libre a los actuales pequeos propietarios y a los dotados con tierras de la
influencia de los latifundistas; la apertura de vas de comunicacin que permitan el transporte de cualquier cantidad
de frutos, sin necesidad de recurrir a los intermediarios, latifundistas o no, que actualmente acaparan las operaciones
de transporte; la redencin de las enormes deudas de los
campesinos sometidos en todas partes a la codicia de los
grandes propietarios; la redencin de los baldos, ocupados
arbitrariamente por quienes luego se han dado a explotar a
los arrendatarios; un intenso trabajo de tecnificacin y divulgacin agrcola, etc.
Por qu se propugnan estas cosas? Qu sentido ha
de tener la Reforma Agraria en Venezuela?
El progreso econmico del pas no puede lograrse
mientras perduren las relaciones de produccin semifeudales
que el latifundio mantiene vivas en el campo. Es el progreso
de la industria en el pas lo que significar un avance
econmico; las formas de produccin y de relacin de
trabajo semifeudales deben ser superadas por otras de forma
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Sentido de la reforma
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El Programa de Febrero
En materia agraria el Programa de Febrero contuvo
importantes proyectos que no se han realizado. En l se
dice: Entre las grandes necesidades del pas est la de una
poblacin relativamente densa, fsicamente fuerte, moral e
intelectualmente educada y que disfrute de una economa
prspera. Y en otra parte: ... Formulacin de una poltica
de venta y distribucin de tierras, acomodada a las varias
zonas del pas. Estudio de los problemas relacionados con
el latifundio y su aparcelamiento. De esta manera pareca
factible que el gobierno emprendiese una vigorosa poltica
para la redencin de las masas campesinas, cuya miseria
y necesidad de ayuda se exponen en el documento. Pero
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El Plan Trienal
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impositivo venezolano y la propaganda entre los campesinos a favor de la obtencin de tierras. En estos aspectos,
las izquierdas venezolanas han de apoyar la labor del PAN
y trabajar porque en realidad cumpla sus ofrecimientos de
lograr parcelas para los necesitados. Si lo hace, colaborar
en la solucin efectiva del problema: si no, l mismo contribuir a despertar la conciencia de los campesinos, con sus
constantes ofrecimientos.
La significacin econmica del PAN evidencia bien
por qu el PAR-NAC y la prensa vendida al imperialismo le
atacan constantemente y le califican de bolchevique, y por
qu recientemente el PAN, a pesar de la desconfianza que
su ofrecimiento iba a producir, decidi apoyar para las futuras elecciones en un Estado de la Repblica a los candidatos
de las izquierdas contra los sostenidos por el PAR-NAC.
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Una caricatura
Es tan desconocida nuestra Ley de Tierras Baldas y
Ejidos, que muy pocos saben cmo en ella se tomaron algunos aspectos de la Ley Agraria Mexicana y se disfrazaron,
quitndoles toda eficacia. En esta modificacin se verifica
una verdadera caricatura, a veces monstruosa. Se establece un sistema pseudo-ejidal, segn el cual, cada municipio
puede obtener tierras o ampliar las posedas, hasta 2.500
hectreas, pero se legaliza como ncleo una entidad poltica
y no econmica.
En el Artculo 107 se protegen de la ms descarada
manera los fueros del latifundismo. En efecto, se establece
en el aparte a) lo siguiente: Cuando dentro de un radio de
cinco kilmetros, contados a partir de cualquier punto de la
finca en que trabaje existan ejidos repartibles, con parcelas
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vacantes, despus de satisfechas las necesidades del correspondiente Municipio, se podr conceder una parcela a
los trabajadores de las haciendas, pero un Pargrafo nico
aade luego: No se considerarn como trabajadores afectados por este artculo, los que cultiven y exploten la tierra
por cuenta propia, como arrendatarios, aparceros, tercieros,
etc. De este modo se excluye precisamente a los ms necesitados, aquellos sometidos al peor mtodo de servidumbre:
la aparcera o arrendamiento natural.
El Sentido de la Reforma
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De lo realizado hasta ahora por el Ejecutivo en algunas regiones, del examen de la Ley de Tierras y del anlisis
de la realidad campesina, saltan los postulados indispensables para una autntica Reforma Agraria en Venezuela.
Muchos mtodos aislados se proponen para corregir
los males del campo, mas no puede ninguno de ellos bastar. Se hace indispensable una Reforma, coordinadora de
todos los esfuerzos posibles e inspirada por el sentido ya
sealado. No es que deseemos la implantacin, de golpe y
porrazo, de mtodos colectivistas, como pretenden los panzudos teorizantes de la derecha. Se trata de emprender una
verdadera liberacin de nuestros siervos campesinos; de eliminar la hegemona de los latifundistas; de luchar contra la
explotacin organizada; de ensear a nuestros campesinos,
de darles tierras y suministrarles crditos y conocimientos.
El Ejecutivo ha instalado unos cuantos colonos; habla
de mtodos cientficos. Muy bien. Mas no hay un estatuto
legal, coordinador de sus actividades.
Algunos, temerosos de las teoras exticas, pretenden
la misma finalidad, ya citada, de algunos pases europeos:
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Sentido de la reforma
Democracia en el campo
Para ser democrtica la Reforma, debe enfrentarse
a todos los privilegios y redimir de la servidumbre al
campesinado. Pero ya sabemos cmo el latifundio es antirepublicano y anti-democrtico. No puede hablarse de
pretendida democracia donde un hombre puede someter a
cientos y miles a la ruina econmica y vital. Solo podremos
llegar a un rgimen poltico realmente democrtico, si
nuestras instituciones econmicas estn inspiradas y
realizadas dentro de normas igualitarias. El hombre que
paga salarios de hambre en sus haciendas no querr el
voto libre, capaz de llevar al Congreso hombres de buena
intencin hacia los trabajadores; quien explota a su antojo
terrenos que ni siquiera conoce, dados en arrendamiento
usurario a los campesinos, se opondr a todo intento de
reparto y a la introduccin de mtodos cientficos, porque su
renta est asegurada con los procedimientos rudimentarios.
El latifundista es conservador, amigo de cacicazgos, ulico
de tiranos. Conserva de este modo sus prerrogativas. Por
ello, odia la democracia en combate contra el latifundismo
esclavista, contra el gamonal, contra el ausentista, contra la
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El sentido antiimperialista
La realidad econmica no puede considerarse parcelada. Ella es una, con diversos aspectos y por ello, de nada
valdra enfrentarse a un aspecto si se descuidaran los otros.
En materia agraria, toda reforma bien orientada resultar antiimperialista. Del agro se nutren las explotaciones petroleras.
En el hambre de tierras de nuestros agricultores desposedos
encuentran aliado seguro los imperialistas. El material humano viene a ellos en flujo y reflujo, por ellos mismos condicionado. En toda ocasin hay trabajadores a la orden para
los campos petroleros. Si se dota de tierras a los agricultores,
para llevar bajo el yugo semicolonial a los labriegos habran
de modificarse mucho las condiciones: salarios mayores;
cumplimiento de la Ley del Trabajo; trato humano.
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La crisis econmica de postguerra agudiz los problemas sociales del continente europeo, y al lado de ello
la influencia ejercida por la Revolucin Rusa, oblig a la
realizacin de tales reformas, de las cuales vamos a dar un
somero resumen, til a nuestro juicio, a pesar de la obligada
cortedad. Comenzaremos por una ligera resea de la Revolucin Agraria Rusa.
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Rusia
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El 20 de octubre, al tomar el poder los soviets, el Congreso de los diputados obreros, soldados y campesinos, dict el siguiente decreto de socializacin de la tierra:
I. Los derechos sobre la gran propiedad territorial
quedan anulados sin exencin.
II. Las grandes propiedades territoriales, as como
todas las tierras de patrimonio, monasterios, iglesias, con
todo el ganado y material agrcola, y los bienes inmuebles y
todos los accesorios, pasan a los Comits Agrarios Cantonales, y al Soviet del Distrito, hasta la reunin de la Asamblea Constituyente.
III Los daos, cualesquiera que sean, causados en
las propiedades pertenecientes desde ahora a todo el pueblo, son considerados como crmenes graves y pasan a la
jurisdiccin del Tribunal Revolucionario. Los Soviets de los
Distritos tomarn todas las medidas necesarias para mantener el orden ms completo, despus de la confiscacin de las
propiedades territoriales, para determinar qu superficie y
qu parcelas deben ser confiscadas, para llevar a cabo un inventario exacto de todas las propiedades confiscadas y para
salvaguardar, contra cualquier ataque, las tierras entregadas
al pueblo, con todas las construcciones, el material, el ganado, los almacenes de productos, etc.
Para la realizacin de todas las reformas agrarias se
guiarn en todas partes, hasta la decisin definitiva de la
Asamblea Constituyente, por las instrucciones, establecidas
sobre las bases adoptadas por 252 sociedades locales de
campesinos, por el soviet pobre de los diputados campesinos
y publicadas en el nmero 88 de Izvestia, del 19 de agosto
de 1917.
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Propietarios rurales
Campesinos y artesanos
Explotaciones colectivas
1913
1934
12,3
0,9
65,1
22,5
0,0
45,9
Para Wauters, la conservacin y progreso del socialismo en Rusia, ha sido posible solo por los resultados obtenidos en el campo, que convirtieron a los antiguos siervos en
los ms seguros defensores del rgimen que les dio tierras.
Para concluir, reproduciremos la opinin de un visitante de
los soviets, Luis Fisher, publicada en 1930. Sobre su visita
al mayor Sovkhoz escribi:
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Checoslovaquia
Naci esta Repblica en 1918. Cada una de las porciones constitutivas Bohemia, Moravia, Silesia, Eslovaquia haban confrontado siempre la cuestin de la tierra,
de modo que pronto hubo el Gobierno de recordarlo. Para
Wiehen, la Reforma Agraria checoslovaca es resultado
de la accin revolucionaria de un pueblo polticamente liberado. En Bohemia se haba luchado muchas veces por
el problema territorial. En el siglo XVII ocho dcimas de
la propiedad agraria pertenecan a la nobleza. Cuando los
aristcratas protestantes fueron expulsados, se les confisc
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Desde esta poca se agudiz en la Bohemia el problema. En 1896, el latifundismo haba crecido. Haba 151 fincas de ms de 2.000 hectreas. La familia Schwarzenberg
posea, ella sola, una de Hs. 247.756. La pequea propiedad
haba desaparecido casi totalmente y se acentuaban todos
los males inherentes al latifundismo, desde la miseria campesina hasta la despoblacin.
En los territorios de la antigua Austria, hubo varios proyectos de justicia agraria, que no fueron nunca
realizados.
El 28 de octubre de 1918 estall la Revolucin en Praga
y, al triunfar, se enfrent ante todo al problema de la tierra.
La primera medida fue contra las propiedades inscritas
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Austria
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Estonia
Se promulg la Ley de Reforma Agraria en 1919. Se expropiaron, mediante sus disposiciones, 2.346.494 hectreas.
Letonia
La primitiva Ley expropi tierras contra indemnizacin. En 1924 aboli sta. Se han instalado numerosas cooperativas y se da preferencia a la mediana propiedad.
Lituania
Cuarenta por ciento de su suelo estaba, antes de la
Reforma, en manos de los latifundistas. Despus de varios
ensayos, la verdadera Reforma Agraria se promulg el 15
de febrero de 1922. Se tiende a la creacin de pequeas
propiedades familiares.
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Finlandia
Segn los datos del Instituto Internacional de
Agricultura de Roma, publicados en la excelente obra de
Wauters La Reforma Agraria en Europa, los beneficios en
Finlandia se condensan as: Que los que han aumentado en
nmero son las explotaciones pequesimas, de menos de
media hectrea (34,3 por ciento ms en 1920, que en 1910).
Que la superficie total consagrada a las explotaciones
agrcolas ha aumentado, de 1910 a 1920, en un conjunto de
8,1 por ciento. Que ocupan la mayor parte de la superficie
cultivada las explotaciones de 5 a 50 hectreas, consideradas
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Grecia
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Beneficio en la Tesalia para ms de 5.000 agricultores. En Macedonia, instalacin de 18.000. Estos son en el
pas heleno los efectos de la Reforma.
Hungra
Se considera muy escasamente importante el efecto de
la legislacin agraria. Ms de medio milln de individuos obtuvieron parcelas demasiado pequeas, lo cual crea los defectos propios del minifundismo, mal opuesto al latifundio.
Rumania
Toda propiedad superior a cien hectreas se expropia en
la siguiente proporcin: de 100 hectreas se toma 1; de 500, 35.
En las propiedades de ms de diez mil, se dejan al
propietario slo 500.
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Yugoslavia
Wauters dice respecto de la reforma en este pas:
Los resultados de esta legislacin son: el Estado ha rescatado 15.000 grandes propiedades, con una superficie total de
755.333 hectreas, que han sido repartidas entre 210.912 familias; es decir, entre un milln de almas. Pero, en realidad,
medio milln de familias campesinas han tenido acceso a la
tierra como propietarios o colonos. Han sido liberados dos
millones de siervos, y la operacin no est an por completo terminada.
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Bulgaria
Segn algunos autores, la Reforma en este pas carece
de importancia y se limit a la creacin del llamado bien
de familia, donde ya exista en gran nmero la pequea
propiedad familiar.
Italia
Como se comprende, la actual Reforma italiana tiende
solo al fortalecimiento del fascismo. Quien desee conocer
las vicisitudes de esa legislacin en el pas nombrado, puede
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Alemania
Segn Wygodzinski, el nazismo tiene como lema en
la cuestin agraria repoblar el campo y descongestionar las
ciudades y los centros fabriles. No necesitamos exponer el
espritu de las modificaciones agrarias del rgimen hitleriano. Recordemos solo que tambin a los campos llega la
frmula de mejor caones que manteca.
Espaa
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En orden cronolgico, el ltimo de los pases europeos donde se dict la Reforma Agraria. La lucha de los
campesinos es all tradicional y los problemas, mltiples,
recibieron siempre el tratamiento homeoptico, tan grato a
las satrapas, llmense reinos o repblicas.
Para 1932, poca de la Reforma, sufra Espaa todos
los males inherentes al rgimen de propiedad latifundista:
despoblacin, escasa productividad de los campos, malsima condicin de los labradores.
Veamos algunos datos concretos: en los latifundios
el salario oscilaba entre dos y cuatro pesetas. Esto, naturalmente, alejaba a la gente de los campos, llevndola en busca
de los salarios industriales, de hasta quince pesetas. Horas
de trabajo, las que el dueo fijara. Ni sanidad, ni escuelas.
Un estado muy semejante al de nuestras masas agriculturas,
pues el problema no vara con latitudes, continentes o pases: donde predomina el rgimen de latifundios, pervive el
de feudalidad en las relaciones de trabajo.
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De la Rabassa Morta dice el mismo autor. Este mismo carcter tiene la Rabassa Morta catalana, enfiteusis
sobre terrenos en que el enfiteuta planta vides y retiene el
viedo contra el pago de un canon, hasta que mueren las
dos terceras partes de las primeras cepas, momento en que
la enfiteusis se extingue, consolidndose de nuevo el pleno
dominio de la finca en el propietario.
En Galicia adquira la cuestin caracteres particulares, que fueron ampliamente expuestos en la discusin de la
Ley de Reforma Agraria, por varios diputados. Uno de ellos
deca: Entre los problemas fundamentales que tenemos en
Galicia, se encuentra el referente a la concentracin parcelaria. As como en otras tierras el latifundio es un mal, en
Galicia es todo lo contrario; existe el minifundio, la excesiva divisin de la propiedad.
En cierto modo el minifundismo viene a ser tambin
derivado del rgimen latifundista. En efecto, los seores
propietarios muchas veces venden pequeas parcelas, que
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apenas dan para la vida de una cortsima familia, en la seguridad de que se convertirn luego en prestamistas de sus
compradores y las tierras volvern a ellos.
En cuanto al reparto de la propiedad, veamos estos
datos, presentados en la misma discusin de la Ley de Reforma, por otro Diputado: Estudiadas las 27 provincias
dice donde la concentracin de la propiedad es mayor,
aparece que el 3 y medio por ciento de propietarios disfruta el cincuenta y dos y medio por ciento de la tierra. Con
tal rgimen y acaparamiento, las masas campesinas tenan
que presionar duramente para el logro de una Reforma. En
Espaa se haban realizado muchas veces pequeas distribuciones, pero nunca con amplio sentido. Antes de 1932 se
haban introducido varios proyectos, que carecan de la amplitud necesaria, como la Ley Besada, sobre colonizacin y
repoblacin interior, la Ley Alba, sobre plusvala y Banco
Agrcola Nacional, y el Proyecto Lizrraga sobre Colonizacin Obligatoria y Bien de Familia. El verdadero Cdigo
Agrario se dict el 15 de septiembre de 1932.
Adems, se dictaron luego las del Instituto de Reforma
Agraria, Comunidades Campesinas, Cmaras Agrcolas,
Laboreo Forzoso, Arrendamientos Colectivos, Registro
de Arrendamientos, Arrendamientos Rsticos y Servicio
Nacional de Crdito Agrcola.
Todas las disposiciones que favorecan a los campesinos fueron restringidas por el Gobierno de las derechas,
en 1935. El Frente Popular, que triunf en las elecciones del
16 de febrero de 1936, trat inmediatamente de modificar lo
hecho por el Gobierno reaccionario que le antecedi, votando las leyes de bienes comunales y arrendamientos rsticos.
Aquella estaba en discusin al estallar la rebelin de los militares traidores. El 95 por ciento de los grandes propietarios
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apoyaron la rebelin, convertida luego en invasin por fuerzas del fascismo internacional. Por decreto de siete de octubre de 1936, el Gobierno legtimo dio a los campesinos el
derecho, temporal, de explotar las tierras de los propietarios
que hicieron causa comn con los fascistas.
El Gobierno declar, al dictar tal medida, que en realidad su intencin era nicamente hacer cumplir las leyes
agrarias de 1932, pero que al surgir la sublevacin deba
tomar naturalmente otra actitud temporal. El Art. 1 del citado decreto deca:
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IX
El problema de la tierra
en Amrica
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Y aade:
El proceso de produccin agrcola, ntegramente supeditado a los intereses de los trusts cerealistas, de la gran propiedad terrateniente y de la usura. Burge y Bern (trust ingls)
extiende en estos momentos sus redes por toda la Repblica. Si se hiciera una investigacin seria, se vera el alcance
de su intromisin para que todos o casi todos los molinos
harineros de la Repblica le pertenezcan, de igual manera
que en la Argentina, Chile, Brasil.
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Adelante aade:
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en jacales. Familias enteras, durante la temporada, trabajan de sol a sol en el corte del caf, y cuando ste enrima,
quedan sin ocupacin, retornndose a los pequeos poblados e internndose a trabajar a medias en las haciendas.
Es decir, cuando tal logran, la mitad del producto de su propio sudor y trabajo va a dar a manos del terrateniente.
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Mxico
En este pas, la lucha por la tierra es tradicional. Escribe Alfonso Teja Zabre:
En Mxico se formaron las primeras civilizaciones de
Amrica, fundadas en la agricultura permanente.
Los aztecas tuvieron un sistema mixto de latifundismo
y cultivo comunal. La tierra estaba repartida en calpullis,
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Adems de esto, para el reparto ejidal no se ha escogido en realidad la mejor tierra sino que los campesinos
han sido dotados en algunas regiones con tierras de mala
calidad. Y, advertimos, no se debe esto sino a un defecto
engendrado por la constante oposicin de los latifundistas y
a la falta como arriba sealamos de un criterio regido
por la experiencia y la tcnica. Que el gobierno de Crdenas
ha intentado realmente solucionar el problema, como nadie
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anteriormente, lo demuestran las cifras indicadoras del reparto agrario antes del actual Presidente y con ste: de 1916
a 1934 fueron beneficiados 802.081 campesinos, con una
extensin total de 7.755.935 hectreas, en tanto que en solo
dos aos de la presidencia de Crdenas, en el perodo 193537, fueron beneficiados 624.303 campesinos con extensin
total de 11.752.109 hectreas.
Sin embargo, el 2 por ciento de la totalidad de propietarios de tierras posee an ms de 70 millones de hectreas.
Es con el actual Gobierno cuando ha comenzado la
expropiacin de terratenientes extranjeros como Hearst,
Jenkins y otros y cuando se ha llegado a un concepto exacto de lo que debe ser la Reforma: modificacin no solo de
las condiciones de vida de los campesinos, sino medio para
aumentar la produccin nacional y para la creacin de una
vigorosa economa rural. Respecto de este ltimo punto es
necesario decir que al intensificarse el reparto de las tierras, la productividad de muchos cultivos disminuy, plantendose por tanto nueva cuestin que pareca dar razn a
los latifundistas, para quienes el sistema de los repartos es
perjudicial desde el punto de vista de la produccin. Pero
esto debise en parte a que las tierras repartidas fueron,
como se dijo ya, muchas veces de mala calidad y a que,
sin duda, hay productos que necesitan ser cultivados en
grandes extensiones. A este respecto, los mismos ejidatarios han comprendido y pidieron en muchas regiones la
autorizacin para realizar cultivos en forma colectiva. Este
sistema resuelve no solo el problema de la produccin, sino
el del suministro de crditos e implementos agrcolas a los
nuevos propietarios. En efecto, crditos fragmentados para
pequeas parcelas, o resultan intiles o imposibles de dar,
pues sumados, representaran sumas demasiado cuantiosas.
En cambio, a sociedades ejidales, que efectan cultivos en
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Estos hechos facilitaron la campaa de los latifundistas, quienes aseguraban que el Banco era un nuevo patrn.
Poco entusiasmo de los campesinos en el trabajo.
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Para concluir este ligero vistazo a Mxico, copiaremos recientes conceptos del presidente Crdenas acerca
del ejido:
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Planteamiento
El sistema de produccin agropecuaria no se transform por el descubrimiento del petrleo en el subsuelo venezolano. Por el contrario, acenturonse los caracteres de
feudalidad en el campo cuando los invasores econmicos
sentaron sus reales sobre el territorio zuliano y la finanza internacional comenz a regir nuestras relaciones econmicas. Ya hemos visto cmo al devenir semicolonial de
nuestra economa, no se organizan con los nuevos recursos
monetarios las bases de una futura defensa. El Gobierno
de Gmez, por el contrario, se asi desesperadamente a las
columnas imperialistas e hizo todo gnero de concesiones.
Aquel conjunto de individuos, en pandilla para realizar el
robo organizado, encontr una fuente novsima y abundante de entradas, a cambio de ininterrumpida complacencia.
La produccin agropecuaria disminuy en la forma
analizada, en tanto que se increment la produccin petrolera, convirtindonos as en pas semicolonial, bajo la tutela
extranjera.
En las masas productoras trzase de manera muy firme la influencia del nuevo rumbo econmico. Los hombres
del agro acuden a los campos petroleros, atrados por salarios mayores y encuentran superiorsimas las condiciones
ofrecidas, a aquellas bajo las cuales hasta entonces vivan
sin alternativas. Delimtanse entonces dos grupos de nuestros trabajadores: uno que acude a la nueva industria; el
otro, permanece en los campos, siervo de las condiciones
impuestas por el latifundismo.
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En las ciudades exista una tercera porcin: un proletariado en pequeos grupos, desorganizado. Nuestra incipiente industria nunca haba utilizado grandes contingentes.
En las explotaciones petroleras la forma de trabajo y
la vida; en campamentos o pequeos poblados, junta a los
trabajadores, y en las nuevas labores se hallan por primera
vez unidos en Venezuela millares de proletarios. Hay para
ellos una disciplina, que hace nacer luego ideales comunes.
Sus intereses pueden ser muy claramente identificados y
comienzan a nacer una articulacin y un espritu colectivo
imposible de obtener antes.
El trabajador campesino, permanece, entre tanto,
disperso. Las condiciones se hicieron para l ms difciles
mientras decrecan las actividades agropecuarias, por el
creciente acaparamiento y la crisis mundial. Esta reflejse
en tal sector precisamente por la imprevisin e incapacidad
de nuestros agricultores. La crisis del sistema capitalista los
tom desprevenidos, en pleno regocijo por la aparicin de la
nueva riqueza venezolana, a la cual esperaban rebanar una
buena tajada. Ante el descenso de los precios en el mercado
internacional, dos fuentes podran surtir a los terratenientes
en peligro: la explotacin intensificada del campesino y los
prstamos tomados al capital imperialista.
Esta dependencia semicolonial creaba consecuencialmente otras caractersticas sociales y polticas. Ya no iban
a decidir en el Gabinete nicamente las voluntades terratenientes y Gmez el primero. Los agentes del imperialismo
tendran constante intervencin: las leyes no iran nunca
contra sus intereses; declararan su aceptacin o simpata
por determinados funcionarios. Cualquier decisin trascendental iba a serles siempre consultada, siquiera de indirecta
manera.
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Lo hecho
A la vez que se esparca el indispensable anlisis de
nuestra realidad, se emprenda la tarea organizativa.
En las ciudades, durante el gobierno de Gmez, existan algunos grupos obreros, controlados en su mayora por
agentes gubernamentales y con carcter predominantemente benfico. Este rudimento de sindicalizacin se concretaba especialmente a Caracas.
Un proletariado disperso y sin conciencia, haba sido
incapaz de hacer cumplir siquiera las tmidas disposiciones
de la Ley del Trabajo existente. Estableca ella nueve horas
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El campo
El proletariado de las ciudades y el colocado directamente bajo la dependencia imperialista, organizronse
bastante bien en perodo corto. No as los trabajadores campesinos. De esa manera, lleg la represin sin que estuviesen debidamente organizados. Por ello, al campo no lleg
ninguna de las medidas proteccionistas pautadas por la Ley
del Trabajo. El pago en fichas y vales contina. Ni escuelas,
ni servicios sanitarios. Perviven las antiguas condiciones,
enumeradas en captulos anteriores. La causa de ello es la
falta de organizacin, la ausencia total de Ligas y Sindicatos
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Soluciones instintivas
La rebelin, tan certeramente intuida por Rmulo
Gallegos, en su personaje Juan el Veguero, prodjose a la
muerte de Gmez. Los hombres, esclavizados en las haciendas, se lanzaron sobre potreros y sembrados, arrasando
con el machete e incendiando, en venganza del yugo sufrido. Tal solucin instintiva no iba, claro est, a solucionar la
angustiosa situacin campesina, pero haba de ser as, por
la ausencia de consignas de otra clase. La rebelda tuvo un
solo cauce y por l corri.
En muchas haciendas hasta se cortaba el agua a los
aparceros y arrendatarios; los peones sufran incontables
miserias: en campos del Yaracuy y Aragua se lanzaron contra las tierras de sus opresores.
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Peticiones
Cuando los campesinos se dieron cuenta del cmulo
de exigencias y peticiones aparecidas en los peridicos,
en todos los tonos y de dondequiera, enviaron tambin
las suyas. Los arrendatarios pidieron justicia para librarse
de las cuotas altsimas; los aparceros refirieron cmo los
terratenientes les tomaban los animales cuando fallaba la
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Comienzo de organizacin
Una interesante experiencia en materia organizativa
ha surgido en el estado Lara. All se constituy una Asociacin de Obreros y Campesinos, tendiente a obviar los
obstculos ya enumerados para los grupos de trabajadores
agrcolas. Analicemos su significado.
En general, no deben confundirse las organizaciones
de obreros y campesinos. Poseen intereses comunes, mas
son diversas sus reivindicaciones inmediatas. Unidos en
una sola organizacin, se corre el peligro de no delimitar
con suficiente claridad aquello relativo a los obreros y lo
correspondiente a los campesinos.
Los obreros poseen ms clara comprensin de sus problemas. A los trabajadores del agro es necesario ilustrarlos
en los suyos. Sin pleno conocimiento de sus derechos y de
los medios de lucha por emplear, permanecern imposibilitados para la accin eficaz. A pesar de esto, la Asociacin
de Obreros y Campesinos ha respondido a una realidad: los
campesinos dispersos, ocurren peridicamente a los pueblos y ciudades a verificar sus compras. La dificultad de
reunirlos, pues, se evita poseyendo un local en un sitio habitual de convergencia, donde funcione una organizacin a
la cual se sientan incorporados.
Podra pensarse mejor en una agrupacin campesina
independiente, utilizando el mismo lugar, mas se trata en este
caso del empleo de cierta especie de aglutinante. En efecto, el
grupo, en la forma actual, funciona, aun cuando la asistencia
campesina sea muy escasa, y posee una constante actividad,
creadora de simpatas entre los trabajadores del campo.
Donde estos viven muy alejados, o por razn misma
de su ignorancia, no pueden constituir agrupaciones; es
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conveniente el mtodo empleado en Lara. Donde los grupos campesinos sean numerosos y las circunstancias de
otro orden favorables, es preferible realizar los Sindicatos
de Peones Agrcolas.
En este caso, pueden constituirse Federaciones Regionales de Obreros y Campesinos. En stas, bajo un estatuto
comn, se mantiene, sin embargo, la indispensable distincin entre unos y otros sindicatos o gremios. En estas Federaciones se tratan los asuntos comunes a los trabajadores de
todos los gneros, y conservan a la vez autonoma aquellos
poseedores de caracteres diferenciales.
Es conveniente advertir que no solo han de juntarse para
la defensa contra el latifundismo quienes trabajan la tierra como
peones, aparceros o arrendatarios. Tambin los pequeos propietarios sufren la opresin del terrateniente y por lo tanto han
de contribuir a la redencin de los desposedos, ya que luchando
por stos, lucharn por sus propios intereses.
Al tratar de la conexin latifundista-imperialista, vimos cmo los campesinos sin tierras constituyen la mayor
parte del contingente del cual se nutren las industrias explotadas por el capitalismo extranjero. Los hombres, desplazados de la tierra, venden su fuerza de trabajo sin darse cuenta
de su exacta posicin. Si se diera tierra a los campesinos,
ello vendra en provecho de los proletarios cuyos intereses, aparentemente distintos de los del campesinado, se ven
estrechamente unidos si los enfocamos desde un punto de
vista amplio; si consideramos, lo que significa de beneficio
para todos los explotadores y no solo para los terratenientes,
la existencia de millares de familias desposedas.
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Reivindicaciones concretas
Los partidos de izquierda propugnaron constantemente en Venezuela como cuestin primordial la organizativa,
en lo referente al campo. Ya hemos sealado algunas de las
dificultades surgidas al respecto. Como principio se ha indicado la necesidad de agrupar alrededor de consignas muy
concretas, variables con las regiones: cercas levantadas ms
all de los lmites legales por los latifundistas insaciables;
baldos detentados por quienes se dedican a extorsionar a los
arrendatarios; los problemas propios de las regiones donde
se explota el carbn; los propios de los peones del Llano,
etc. Se hace indispensable luchar por el cumplimiento de la
Ley del Trabajo en el campo y esta consigna ha sido sealada como bsica para todo programa de Ligas, Sindicatos y
Organizaciones Campesinas.
En realidad ha faltado propaganda en pro de otros
aspectos de la organizacin campesina, que deben tenerse
muy presente: asociaciones femeninas, clubes deportivos,
cooperativas, etc.
Aunque son escasas las ventajas de la actual Ley de
Tierras Baldas y Ejidos, debe lucharse porque algunas de
sus disposiciones sean realmente aprovechadas, como la referente a los ejidos. Hasta 2.500 hectreas pueden ser concedidas a los municipios para sus necesidades y muchos han
sido dejados durante el rgimen gomecista sin una hectrea siquiera. Es, pues, importante luchar porque los concejos municipales reivindiquen para s las tierras que les
corresponden y las repartan de manera equitativa entre los
campesinos.
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El Plan Trienal
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Es tambin otro tema sobre el cual volvemos. En general es un Plan progresista, como lo fue el Programa de
Febrero, y ha encontrado opositores entre los latifundistas,
aunque su mxima falla est precisamente en no enfrentarse
al problema agrario con la decisin que la situacin del pas
necesita. Las obras de irrigacin tienen asignadas en el Plan
Bs. 3.000.000, en tanto que a, la sola reparacin de edificios
se asignan diez millones y a las obras de embellecimiento
de Caracas 4.700.000 bolvares. Y no es que estemos contra las edificaciones y las obras suntuarias, por sistema, sino
que el problema de la irrigacin es uno de los bsicos para el
desarrollo de nuestra economa. Regiones enteras sufren peridicamente inundaciones y otras, sequas prolongadas, que
perjudican la produccin agraria. Sin embargo, a estos trabajos se asigna una de las cifras menores en el Plan. La cifra
global de construcciones, en su mayora suntuarias, alcanza
a 90.000.000 y la de carreteras y vas de comunicacin en
general a solo 61.000.000, cuando en el pas, la agricultura y
la industria naciente estn urgidas de buenas vas de comunicacin y este captulo por tanto debera tener preferencias.
En el Plan Trienal, por otro lado, no se habla en ninguna parte concretamente de reparto de tierras como el que
es de desear. Apenas se hace referencia a las colonias, que
si bien representan en algunos aspectos mejoras para los
campesinos all asentados, no soluciona ni remotamente el
inmenso problema agrario. Tampoco se dedican en el Plan
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Trienal cantidades suficientes a la proteccin de la industria, lo cual, junto con lo anteriormente expuesto demuestra
que la mano de los latifundistas impidi que el Plan fuese lo
que en realidad ha debido significar.
Pero ya explicamos antes cmo pensamos que el Plan
debe ser apoyado en sus aspectos positivos. Respecto de la
cuestin agraria, es necesario luchar porque se modifique y
enfoque la resolucin adecuada.
Contra el fascismo
Una de las cuestiones a las cuales se refiere el Plan es
la de la inmigracin, y hay que precaverse contra los posibles
esfuerzos de los pases fascistas para colocar contingentes
en las tierras venezolanas. Por ello, hasta los campesinos
debe llegar la propaganda antifascista. El Japn y Alemania
especialmente estn empleando el mtodo de penetrar en
Amrica por esta va y las izquierdas venezolanas han de
estar alerta contra el posible intento.
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Nuestras consignas
Podran resumirse en esta: LA TIERRA ES PARA
QUIEN LA TRABAJA. Y con esto no propugnamos la
expropiacin violenta, ni el despojo de nadie. Simplemente,
para el progreso del pas se hace indispensable la modificacin
del sistema semifeudal de produccin en el campo. Los
mtodos rudimentarios han de ser reemplazados y ya se
sabe que el latifundismo es opuesto a cualquier progreso,
pues obtiene sus mayores beneficios de la explotacin de
los trabajadores y de los mtodos de cultivo extensivo. La
naciente industria venezolana se quedara estancada si no se
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Apndices
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Apndice A
Modelo de estatuto para asociaciones
campesinas aprobado por el primer congreso
de trabajadores venezolanos
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Apndice A
Conscientes de esa realidad, los conuqueros, medianeros, pisatarios y pequeos propietarios de tierras del
municipio de . nos organizamos para
defender nuestras vidas y las de nuestras familias en una
Asociacin campesina, que se regir por los Estatutos siguientes y fijar su domicilio en Distrito
del Estado
I. De los miembros
Art. Sern miembros de la Asociacin todos los
campesinos (medianeros, conuqueros, pisatarios y propietarios en pequeo) que tengan sus siembras en jurisdiccin
del Municipio de que manifiesten su deseo de
pertenecer a la Asociacin, se comprometan a cumplir estos
Estatutos y a luchar por las finalidades de la Asociacin.
Art. Los miembros estarn obligados a:
Concurrir a las reuniones ordinarias de la Asociacin
y cada vez que sean convocados extraordinariamente.
Pagar las cuotas fijas y extraordinarias que se establezcan para el sostenimiento de la Asociacin y la realizacin de sus campaas y resoluciones.
Cumplir las resoluciones de la Asociacin y las Comisiones que le fueren confiadas.
Interesarse por su propia educacin y la de sus familiares y del campesinado en general asistiendo a las escuelas y bibliotecas y por todas las actividades culturales que
lleve a cabo la Asociacin.
Art. El no pago de la cuota por tres meses seguidos
o el realizar actos contrarios a los intereses del campesinado,
son causas para ser excluido de la Asociacin en reunin
extraordinaria, previa acusacin de tres miembros.
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Ii. De la organizacin
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Apndice A
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Disposiciones generales
Art. Estos Estatutos no podrn ser modificados
sino en reunin de la Asociacin convocada extraordinariamente y por la mitad ms uno de sus miembros. La Asociacin no podr ser disuelta sino por la aprobacin de sus
miembros unnimemente. En caso de disolucin, los bienes
muebles e inmuebles que tuviere la Asociacin no sern repartidos entre sus miembros, sino donados a las organizaciones similares que existan en el Estado y en caso de no
existir ninguna, a las organizaciones obreras que estuvieren
constituidas.
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De los miembros
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De la organizacin
Art. 7. La direccin de la Asociacin reside en la
Asamblea, la cual tomar todas las decisiones de inters
para los miembros de la Asociacin. Entre reunin y reunin la Asamblea delegar sus poderes en la Junta Directiva, la cual ejecutar las decisiones de la Asamblea y tomar
las medidas urgentes que fueren necesarias.
Art. 8. Las asambleas sern ordinarias y extraordinarias. Las ordinarias tendrn lugar dos veces al mes. Las
extraordinarias se efectuarn a peticin de un mnimo de 25
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Apndice B
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Disposiciones generales
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Apndice C
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Importacin en 1933
(Ver nota 4 del presente libro)
Artculos
Abonos
Aceites animales
Aceites vegetales alimenticios
Agua de azahares
Kilogramos Bolvares
258.095
75.160,85
1.507
939,50
409.789
463.135,80
182
200,35
30.385
187.183,70
167
783,75
4.116
22.067,90
Algodn medicinal
34.373
02.072,60
20.218
154.822
269.202
47.792,45
421.322,05
72.585,10
5.563
70.915,70
275
1.783
10.258
99.418
10.493,75
7.317,05
40.907,05
18.328,95
Alquitrn mineral
50.141
11.168,20
Alquitrn vegetal
19.367
4.619,00
Ans en grano
9.885
9.899,05
Anuncios en folletos
14.094
19.812,90
4.704
7.934,60
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Arandelas de cuero
47
1.932,50
22.631
23.310,60
Arroz en grano
11.977,959
256.533,05
Arcilla y arena
158.476
26.795,80
197
5.679,95
80
1.130,85
13.643
302.012,85
22.766
6.778,10
Asbestos o amiantos Mf
89.550
54.279,65
Azufre
41.869
12.647,95
29.962
70.944,30
Bicarbonato de sodio
195.020
64.319,00
Arroz molido
238
Bolsas de mano
10.840
157.826,85
313.945
96.735,05
Botones
22.349
164.524,20
51
7,00
Barriles y toneles
Bales y cofres de madera
137
297,55
74.519
5.691,85
363
12.786,30
395
10.213,20
Carteras
156
7.745,90
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Apndice C
Carretillas
44.672
46.384,75
Casupos
3.428
1.246,30
Cemento romano
2.587.979
1.463.473,05
831
2.049,05
45,50
2.670
4.799,65
159
303,75
958,00
Cerda vegetal
4.145
8.056,50
Clavos de hierro
99.455
54.262,30
Cola ordinaria
21.917
30.045,75
76.352
158.482,95
Corsets
2.852
58.481,70
16
455,30
3.891
166.684,25
404.731
439.981,35
2.590
6.430,40
Chocolate
14.441
36.248,65
Desperdicios de algodn
153.237
105.388,35
603.047
4.555.163,45
2.515
2.207,60
134.821
245.126,50
1.358
29.870,00
239
9.984
38.691,35
Encurtidos
48.684
49.887,25
15.795
36.904,45
Espejos
21.932
50.201,75
Esponjas
Esteras y felpudos de fibras vegetales
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517
3.582,65
7.439
13.132,85
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Latifundio
Estopa n/e
73.910
65.513,60
2.357
19.541,80
1.154.972
583.852,10
Frazadas de algodn
22.700
68.723,80
125.424
100.469,45
Frutas pasadas
192.434
163.008,25
Frutas secas
24.479
23.992,20
170
1.782,95
Galletas
246.269
318.091,95
Gelatina
14.384
59.809,95
Goma arbiga
29.977
28.985,70
11.768
23.922,90
Fsforos suecos
240
15
62,20
Harina de maz
Hamacas
1.576
1.041,50
Hilados de algodn
8.045
52.029,50
136.182
1.446.243,40
Horquillas
2.961
23.639,80
Jabones n/e
19-153
45.087,25
Jabones perfumados
7.721
245.078,70
Jarabes
57.996
13.096,85
Jugo de frutas
14.360
10.222,00
Hilo de coser
1.572
283,05
1.144.282
128.383,25
Leche conservada
337.496
639.038,45
27.170
87.134,05
Ladrillos refractarios
Licores dulces
Loza ordinaria n/e
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4.128
8.276,85
403.452
285.013,80
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Apndice C
Maicena
480
326,50
Maniques
271
2.749,90
3.964.606
2.668.498,45
372.297
916.597,10
Mrmol en bruto
21.838
7.038,20
Mrmol en polvo
10.040
598,40
32.274
79.039,80
Medias de algodn
50.139
862.626,95
5.689
319.043,10
Medias n/e
25
571,30
Mosaicos
118.760
71.080,40
17.235
62.780,60
241
paja y junco
48.341
114.158,95
17.234
165.824,20
5.327.069
633.581,70
118.416
78.657,20
Papas
Papel para retretes
Peines y peinetas
18.091
231.824,20
Pescados y mariscos
116.303
116.827,20
Pimienta
20.478
20.690,25
Porcelana M/f
41.359
74.107,55
Preparaciones dentfricas
38.948
335.237,55
101
1.592,85
Queso
295.940
531.044,80
Resinas
3.073
3.430,25
Sacos de camo
7.669
13.021,05
Sacos de henequn
Sacos n/e
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193.448
11.156,10
6.946
298.245,65
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Latifundio
Sardinas
388.128
304.829,25
563
8.026,35
Sobres
2.582
8.267,90
Talco M/f
1.324
567,55
Tanino
91
547,50
Vainilla
626
2.547,60
Zapatos de caucho
170
1.164,15
242
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Bibliografa
Al Servicio de los Campesinos. Cristbal de
Castro.
Anotaciones al Margen de Algunas Leyes. Jaime
Picn Febres. Avance del Imperialismo Fascista en el Per.
Len de Vivero.
Bases Econmicas de la Constitucin Social. Aquiles Loria.
Conferencias del P. N. R. sobre la Reforma Agraria
en Mxico. Diversos autores.
Colectivismo Agrario en Espaa. Joaqun Costa.
Coleccin de Leyes Sociales Espaolas.
Coleccin de la Revista de Hacienda Venezolana.
Catastro de Tierras de 1932. Ministerio de Agricultura. Venezuela. Coleccin del Boletn de la Cmara de
Comercio de Caracas.
Coleccin de los Diarios y Revistas Venezolanos correspondientes a 1936, 1937 y primer semestre de 1938.
Coleccin de la Revue de LAmrique Latine.
Despoblacin y Colonizacin. Severino Aznar.
Discurso de Lzaro Crdenas.
El Origen de la Familia, de la Propiedad Privada y
del Estado. Federico Engels.
El Capital. Marx.
Economa y Poltica Agraria. W. Wygodzinsky.
El XVIII de Brumario. Marx.
El Cultivo del Cacao en Venezuela. F. de P.
lamo.
El Imperialismo, Etapa Superior del Capitalismo.
Lenn.
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Latifundio
246
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Bibliografa
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ndice
Prefacio a la segunda edicin
13
I
El problema agrario
II Imperialismo y latifundismo
III El Latifundio en Venezuela
IV Rgimen
V Vida y muerte
VI Incapacidad econmica del latifundismo
VII Sentido de la reforma
VIII La reforma en europa
IX El problema de la tierra en amrica
X Qu hacer
17
31
55
71
101
123
141
157
175
189
Apndices
Apndice A
213
Apndice B
225
Apndice C
235
Bibliografa
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