Beato Alberto Marvelli
Beato Alberto Marvelli
Beato Alberto Marvelli
En Ferrara nace Alberto el 21 de marzo de 1918. Adolfo, Carlo, Rafaello nacen en Rovigo; Giorgio y Gede
nacen en Rmini. Otro hijo, Giorgino, muri con solo tres aos de edad atropellado por un coche. Alfredo, el
padre de familia y Mara, la madre, son dos padres ejemplares no slo por la ferviente prctica religiosa, sino
tambin por el compromiso poltico, eclesial y caritativo.
Un cristianismo vivido en todas sus dimensiones, con fuerza y firmeza, incluso ante las persecuciones del
fascismo que relegaron a Alfredo, el padre, al margen de la sociedad porque no quiso inscribirse en el partido
fascista.
Su padre, Alfredo, es dirigente de los hombres de Accin Catlica y presidente de la Conferencia de San
Vicente de Pal de su parroquia. Su madre Mara es catequista, trabaja con las Seoras de la Caridad y
colabora con la Asociacin Proteccin de la joven. Pero, sobre todo, la casa de los Marvelli es un centro de
caridad. A poca distancia de la casa hay un pueblo de pobres pescadores, hortelanos, albailes y jornaleros.
Todos llaman a la puerta de los Marvelli y ninguno se vuelve a casa con las manos vacas. Ocurra a veces
que, en la mesa, para sus hijos, tras volver de la escuela, haba slo un primer plato. Ha pasado Jess,
deca su madre. Tena hambre y le he dado aquello que tena. Los nios comprendan que haban pasado
muchos pobres. Alfredo y Mara gastaban en obras de caridad gran parte de sus ingresos. Alberto y sus
hermanos fueron educados en este clima sereno y cristiano, enriquecido por el amor de intercambio, por la
oracin, por la caridad.
De improviso, el 7 de marzo de 1933 Alfredo, el padre, cae gravemente enfermo y slo tres das despus
muere por una meningitis. Su madre queda sola para guiar la numerosa familia. Las inevitables estrecheces
econmicas no reducen el ardor de su caridad.
Alberto tiene tan solo 15 aos, pero los salesianos entienden de qu madera est hecho: se hace delegado
de los aspirantes y generoso animador del oratorio. Trabaja con el mximo empeo en medio a los jvenes,
animndoles en una justa visin del juego y la diversin. Reza con recogimiento, manifiesta tesn, caridad,
serenidad, pureza. Es inteligente, dotado de una buena memoria, pacfico an siendo vivaz, fuerte de
carcter, generoso, animado por un profundo sentido de la responsabilidad y justicia; gracias a sus cualidades
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humanas tiene una fuerte autoridad sobre los compaeros; es estimado por todos por sus virtudes. Todava
no ha nacido con alas y aureola; la conquista de s mismo ser gradual y difcil.
Ya todas las actividades del oratorio las ha realizado. Consigue una gran confianza, tanto que el asistente del
oratorio antes de tomar cualquier decisin dir: Escuchemos lo que piensa Alberto.
Escribe en su diario: No se puede vivir una vida a medias, no se pueden conciliar Jess y el diablo, la gracia y
el pecado. Y yo quiero ser todo de Jess, todo suyo. Si hasta ahora he venido siendo un poco incierto, ahora
debo abandonar cualquier tipo de incertidumbre. El camino est tomado: sufrir todo, pero no pecar ms.
Jess, mejor morir que pecar. Aydame a mantener esta promesa.
En el bachillerato estudia con mtodo y disciplina; toma el estudio con seriedad y responsabilidad. Se
encuentra siempre entre los mejores de la clase. Tiene una tendencia destacada hacia las ciencias exactas en
las que saca mejores notas, pero tambin hacia la poesa y literatura. En la clase, compuesta por doce
alumnos, destaca por sus cualidades morales, la disponibilidad para ayudar a los compaeros y la lealtad
hacia los profesores. Si alguna vez un profesor pronuncia cualquier inexactitud sobre el pensamiento
cristiano en medio de la clase, con bondad valiente exhorta al profesor a precisar la expresin. Esta lealtad y
libertad de espritu es muy apreciada y le vale la estima de los profesores.
Una vez, cuando toda la clase tuvo un castigo colectivo, convenci a los verdaderos culpables a presentarse al
delegado a pedir perdn, porque no era justo que fueran castigados todos por su causa. Frecuenta el mismo
instituto Federico Fellini, el futuro director de cine, que conservar de l un recuerdo grato y una gran
estima.
Alberto amaba el deporte. Todos los deportes: el tenis, el balonmano, el atletismo, el ciclismo, el ftbol, la
natacin, la vela. Tena un fsico fuerte, robusto, sano, pero consideraba el deporte como un medio para
afinar ciertas cualidades de carcter, para combatir la pereza, para fortalecer la personalidad. El deporte ms
practicado era el ciclismo. En bicicleta iba hasta Bolonia, Arezzo, Florencia. Pedaleaba kilmetros y
kilmetros, movido por la amistad, por el apostolado, por la necesidad. Era capaz de recorrer ms de cien
kilmetros en un solo da.
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Escribe en su diario: La vida es accin, es movimiento, y tambin mi vida debe ser accin, movimiento
continuo sin descanso: movimiento y accin que tiendan al nico fin del hombre: salvarse y salvar.
Pero el deporte ms amado eran las excursiones a la montaa. Si yo no amara a Dios, creo que llegara a
amarlo estando en la montaa. Qu paz, qu serenidad, qu belleza! Todo habla de Dios. Es imposible no
reconocer la obra del Creador.
Qu bello es ser puro! Cunta sencillez en el corazn, cmo se admiran las obras de Dios! Pero, sobre
todo, un corazn puro gusta la alegra del alma, de la unin ntima y continua de Dios, de la contemplacin
de su semblanza bajo las especies eucarsticas!.
Alberto amaba la Accin Catlica: la viva intensamente, la difunda con entusiasmo. Haba entendido la
importancia, para un joven, de pertenecer a una asociacin comunitaria: vivir juntos la experiencia de Dios y
de apostolado era la certeza de no perderse. Tras acabar el bachillerato, escribe en su diario: Esperemos
que sea el principio de una nueva y ms intensa actividad en la Accin Catlica. Y segua: Cunto
debemos nosotros jvenes a esta juventud catlica, a nuestras asociaciones, a nuestros papas! Todo nuestro
patrimonio espiritual, nuestra verdadera vida.
Alberto trabajaba mucho para la Accin Catlica: siempre visitaba las asociaciones parroquiales, siempre
presente en los retiros de zona y diocesanos, en los convenios diocesanos, regionales y nacionales. En agosto
de 1938 particip, en Mondragn, en la semana nacional de dirigentes y volvi lleno de entusiasmo. En todas
las ciudades en las que se encontraba (Bolonia, Miln, Turn, Treviso), siempre entra en la Accin Catlica y
participa en sus diversas actividades. Sus compaeros recuerdan que iba orgulloso de llevar en el ojal de la
chaqueta el distintivo de la Accin Catlica, en aos en los que el rgimen fascista era particularmente
combativo. Una vez reproch severamente a un amigo que se haba quitado el distintivo por temor de su
profesor fascista. Es en la Accin Catlica donde Alberto realiza la maduracin de su camino espiritual, su
voluntad de ser santo. Mi programa, escribe en el diario, se compendia en una palabra: santo. A esta
palabra, que dice ya todo, quiero aadir la del apostolado pues, por ser joven de la Accin Catlica, es mi
obligacin imperiosa hacer apostolado siempre y por todos lados.
Nosotros jvenes de Accin Catlica tenemos una doble responsabilidad ante Dios y ante el mundo, porque
pertenecemos a la Iglesia por un doble vnculo: por el bautismo y por la Accin Catlica, que es la misma
Iglesia. La Accin Catlica fue el mbito principal en el que Alberto educ su juventud para la generosidad,
para el trabajo, para la santidad.
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Avidez de la Eucarista
Terminado el bachillerato en 1936, con unas notas estupendas, Alberto se inscribe en la Universidad de
Bolonia en la Facultad de Ingeniera Mecnica. El periodo universitario marca un momento crucial y una
apertura nueva en su formacin espiritual, cultural y poltica. En este perodo llega a una madurez espiritual y
desarrolla una riqueza de dones que lo llevarn hasta las cumbres de la contemplacin, adems de una
intensa vida de accin.
Escribe en 1937: Desde este mes, oh Seor, otra vida, la verdadera vida comienza y deseo a toda costa
seguirla. Aspiracin a la pureza, deseo de apostolado, avidez de Eucarista, necesidad de vida interior, de
recogimiento, de estudio, de santos y nobles propsitos, de constancia en el bien, de espontaneidad en mis
funciones.
Para Alberto, la Eucarista sentida como presencia viva de Dios en la historia del mundo, es la fuente de la
cual sacar la fuerza y la energa para el incansable empeo hacia los dems. Haba comenzado a los 15 aos a
recibir la Eucarista a diario. Tena plena conciencia de la grandeza del misterio eucarstico. Tras haber
recibido la Eucarista se detena largamente en la Iglesia de rodillas, recogido, inmvil. Alberto era un
enamorado de la Eucarista. Cada vez que recibo la comunin, cada vez que Jess en su divinidad y
humanidad entra en m, en contacto con mi alma, se encienden en m santos propsitos. Es como un fuego
que arde que entra en mi corazn, una llama que quema y consume, pero que me hace muy feliz. Entonces
me abandono del todo a un coloquio ntimo con Jess: mi humanidad desaparece, podra decir, all tan cerca
de l.
Alberto goza de la presencia de Cristo, pero cuando advierte que el mundo en torno a l est bajo el signo de
la injusticia, de la pobreza, entonces la Eucarista se convierte en fuerza para emprender un trabajo de
redencin, de liberacin, capaz de humanizar la faz de la tierra.
Para recibir la Eucarista, Alberto hace todo tipo de sacrificios: muchas veces va a la iglesia de S. Bartolom
en Bolonia, tras las clases, a las doce y media, para recibir la santa comunin. Hace ayuno desde medianoche
y afronta el viaje en tren desde Rmini. En la Universidad decide inscribirse en la FUCI y se hace amigo de
muchos buenos jvenes, decididos como l. En la FUCI encuentra una religiosidad muy abierta: hay gran
espacio para la meditacin de la Sagrada Escritura y al rezo de la liturgia de las horas. Adems, tambin en
aquel periodo no estaba permitido ningn debate poltico, a travs de lecturas, encuentros, y estudios
culturales, la FUCI iba educando en valores ms importantes que la poltica: la democracia, la libertad, la
solidaridad, que proporcionaban las armas espirituales y culturales de la resistencia al fascismo. Alberto vivi
este periodo cultural y espiritual con una intensa participacin y sufri un influjo grande de l. Cuando en
1938 Italia promulg las leyes contra los hebreos, Alberto, participando en un debate en la Universidad,
tom posicin valiente en contra de tales leyes ponindose en abierto contraste con las directivas del
rgimen fascista. En el periodo universitario tuvo que conciliar estudio y trabajo: en el verano, por algunos
meses, trabajaba en varias azucareras para conseguir dinero para el estudio. Fue capaz, al mismo tiempo, de
licenciarse en los cinco aos prescritos y con buena nota.
En el torbellino de la guerra
Que desaparezca para siempre la guerra en el mundo
Ocho das despus de licenciarse, Alberto est en Trieste para realizar el servicio militar en el V Centro
Automovilstico, en calidad de alumno oficial. Italia est en guerra desde el 10 de junio de 1940, una guerra
que Alberto condena abiertamente definindola como un momento catastrfico de la vida social. Escribe
en su diario: Todos los hombres hablan de paz, pero pocos son los que, como el Papa, trabajan por ella, para
mantenerla, para hacer que vuelva. Cuntas vidas se sacrifican, cuntos jvenes derraman su sangre,
cuntos dolores se renuevan! Jess, protege Italia, presrvala de la destruccin total: que desaparezca para
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siempre la guerra del mundo!. Dentro del cuartel encuentra un ambiente difcil. A las blasfemias,
vulgaridades, inmoralidades, se aade la rabia por el largo servicio militar y la incertidumbre acerca del
futuro. Alberto se pone inmediatamente a trabajar. Congrega de entre los reclutas y graduados a los
miembros de la Accin Catlica y a todos cuantos estuvieran dispuestos a dar testimonio de la fe con
valenta, organizando encuentros formativos y participando en la misa. Se acerca a todos con una sincera
amistad hecha de generosidad y altruismo. Estar cerca, servir, dar testimonio: ste era su estilo. Cuando
llegaban los nuevos reclutas, era capaz de pasar toda la noche en vela con tal de evitar que los veteranos del
cuartel les hicieran las tpicas novatadas. Un da, un compaero cay enfermo con fiebre de malaria y fue
ingresado en el hospital. Durante todo el tiempo de su enfermedad, Alberto dedic sus ratos libres para
asistirlo. El 2 de diciembre de 1941 fue licenciado pues ya tena otros dos hermanos en el ejrcito.
En Doson le llega la noticia de la muerte de su hermano Lello, cado heroicamente en el frente ruso. Lello,
entre los hermanos, era el ms querido por Alberto, por su buen carcter y la sintona que tena con sus
ideas. Fue inmenso el dolor de Alberto. La muerte de Lello fue para l la ocasin de una profunda reflexin
sobre el dolor humano, sobre la fe, sobre la voluntad de Dios. Le toc a Alberto comunicar la noticia a su
hermano Carlo, prisionero en Egipto: pensando que cada sufrimiento, cada dolor tiene su lugar en la
economa divina, levantemos nuestro pensamiento a Dios, y desde lo profundo del corazn. Gracias, Seor,
por la vida que me has dado, por los sufrimientos que me has enviado, por los sacrificios que me has pedido.
Haz que no pasen en vano en mi vida, sino que me dejen una saludable y profunda firmeza y consoliden el
propsito de cumplir toda accin para tu gloria.
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Jess, protege Italia
El ao 1943 fue decisivo para Italia y para el mundo entero: la cada del fascismo el 25 de julio, la
desmembracin del ejrcito el 8 de septiembre, y la consiguiente ocupacin alemana del suelo italiano.
Alberto sigue con atencin y sufrimiento todos estos acontecimientos. Escribe a su amiga Mara Elena: Cada
da que pasa se suceden las desgracias, los dolores y los sufrimientos con un aumento que da miedo. Tras el
8 de septiembre, Alberto tuvo que decidir: o caer prisionero de los alemanes y continuar, en sus filas, en la
guerra contra los italianos, o escapar y pasar a la parte de la resistencia. Se decidi por una resistencia
diversa: volver a casa y trabajar para aliviar las miserias y los dolores causados por la guerra. Alberto no
quiso ser partidario de una determinada eleccin de no violencia, para afirmar de otro modo, a travs de la
caridad activa, el respeto del hombre y la solidaridad con todos los perseguidos. Por eso, decidi volver a
Rmini. Para impedir la deportacin a Alemania, se haban iniciado ya los mortales reclutamientos de
hombres para la produccin blica alemana. Alberto pens trabajar en la TODT, una organizacin paramilitar
controlada por los alemanes, que tena la tarea de reforzar la llamada lnea gtica que habra impedido el
avance de las tropas aliadas hacia el norte. La intencin de Alberto era la de impedir la deportacin de tantos
jvenes, de salvar muchas vidas. Gracias a un salvoconducto de los alemanes, tena mucha libertad de
accin. Cuando se enteraba de redadas, ayudaba a huir a muchos jvenes. A otros les procuraba documentos
y salvoconductos. Fueron numerosos los amigos que ayud sirvindose de su posicin. Pero una actividad as
de intensa no poda no provocar la sospecha: los alemanes supieron cul era su trabajo y, arrestado junto a
otros diecisis jvenes, fue encerrado en la cordelera de Viserba, para ser enviado a Alemania. Con una hbil
estratagema, consigui huir. Una vez libre, pens liberar a todos los dems que haban sido llevados a la
estacin del Santo Arcngel, en vagones precintados, para ser enviados a Alemania. Mientras discuta con los
soldados alemanes presentndoles documentos falsos, una providencial alarma area, seguida de
ametrallamientos, favoreci el caos. Alberto aprovech la situacin para abrir los vagones y hacer huir a
todos. Volvi a casa despus de tres das, con los vestidos rotos, sucio de fango, con los pies ensangrentados:
los zapatos se los haba dado a alguno que deba ir an ms lejos.
Pero se necesitaba hacer todava ms. Alberto comenz a visitar campesinos y comerciantes. Compraba todo
tipo de vveres y luego, con su bicicleta cargada de capachos, iba donde saba que haba hambre,
enfermedad, necesidad. Era muy peligroso ir de aqu para all por las calles, por los continuos bombardeos y
por las explosiones de granadas. Al que le haca caer en la cuenta de los graves peligros a los que se expona,
le contestaba: Cuando se necesita, es necesario arriesgarse. Por la tarde, Alberto volva a casa cansado,
sucio, a veces manchado de sangre. A su madre que lo atenda preocupada le deca sonriendo: De qu
tienes miedo, mam? No me has enseado que cuando se est en gracia de Dios no se debe tener miedo de
nada? T sabes que yo vuelvo siempre. En realidad, pas grandes peligros: muchas veces volvi a casa con
la mochila agujereada por efecto de las esquirlas de las granadas.
Daba todo, porque las necesidades y la pobreza que estaba junto a l no le permitan ningn apego a las
cosas. Dio sus zapatos, su ropa, su manta de lana, redes, colchones, ollas y sartenes. Su madre dio testimonio
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de que todo su empeo de caridad no lo distraa de su empeo por la vida espiritual. No se acostaba sin
haber rezado el rosario, de rodillas delante de la cama, y cada da reciba la primera comunin.
En el verano de 1944, el frente aliado avanza. Est a tan solo treinta kilmetros de Rmini. Los evacuados en
las colinas en torno a Rmini, no se sienten ya seguros. Todos buscan refugio en la repblica cercana de San
Marino, confiando en su rigurosa neutralidad que, ms tarde, no ser respetada. Tambin Alberto lleva a su
familia a San Marino. Tras haberla acomodado, hace de nuevo ms veces el trayecto Rmini-San Marino para
poner a salvo a otras familias. La pequea repblica, que normalmente contaba con 14000 habitantes, tena
ahora 120000, apiados en los almacenes, bajo las escaleras y en los tneles del tren. Cmo proveer el
avituallamiento para todos? Alberto se pone a disposicin del comisario del gobierno y organiza una vasta
obra de asistencia.
Llega, bajo las bombas y las granadas, a las ciudades cercanas del norte para conseguir harina, leche,
mermelada y conservas varias. Asiste, en particular, a los evacuados en los tneles, distribuyendo pan,
medicinas y colchones. Despus, cada la tarde, se pasea recitando el rosario en voz alta: todos rezaban con
l.
El 27 de septiembre, los aliados ocuparon Rmini venciendo las ltimas resistencias alemanas. Los evacuados
salen de sus escondites y toman el camino de vuelta a sus casas destruidas.
Vivir en la historia
Servir es mejor que ser servido. Jess sirve
En el momento de la liberacin, Rmini no es slo un cmulo de ruinas, sino una ciudad a la deriva. Cuando
se establece la primera junta del comit de liberacin, Alberto Marvelli est entre los asesores. No pertenece
a ningn partido, no ha sido partisano, pero todos han reconocido su enorme trabajo de asistencia entre los
evacuados.
Es el ms joven: tiene tan solo 26 aos. La precisin en el afrontar los problemas, el coraje en las situaciones
difciles, la disponibilidad sin lmites, lo han hecho popular. Le confan las tareas ms difciles y trabajosas: el
oficio de alojamientos y reconstruccin, la seccin local del Genio Civil. El prefecto lo nombra comisario para
la disposicin del ro Marecchia y el presidente de la seccin local Montecatini. Funda la cooperativa edil
riminese, para dar trabajo a muchos desempleados. Retoma tambin la enseanza en el Instituto Tcnico y
una intensa actividad caritativa hacia todos los pobres y desheredados.
Servir es mejor que ser servido. Jess sirve, escribe en su diario. Es con este espritu que afronta sus
importantes tareas cvicas. Alberto se convierte en un apasionado reconstructor de la ciudad que no
escatima energas, pues advierte y sufre la necesidad, las urgencias, la desesperacin de la gente que no
tiene casa. Empeado en la difcil tarea de la reconstruccin de la ciudad terrena, fue reprochado por alguno
que le echaba en cara el no dedicar ms tiempo a las actividades eclesiales. Alberto responde con sencillez:
Tambin esto es apostolado, reafirmando as su vocacin de laico comprometido en el mundo.
Alberto estaba convencido de que se poda llegar a la santidad precisamente en las tareas del mundo, en el
trabajo, en la profesin, en la familia, en el estudio, en cualquier situacin, siempre que se trabaje para que
la convivencia social se inspire en el evangelio y al servicio del hombre.
A pesar de su inmensa cantidad de trabajo, no corre el riesgo de ver empobrecida su vida interior. Alberto
aspira a una espiritualizacin de la accin y sostiene su actividad con la oracin y la Eucarista. Su accin
nace de su rico mundo interior y se traduce en accin orante. No hay fragmentacin, sino unidad profunda
entre su oracin y su accin.
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La caridad poltica
Cuando en Rmini renacen los partidos, ante la invitacin de Benigno Zaccagnini, se inscribe en la Democracia
Cristiana. Sinti y vivi su trabajo en la poltica como un servicio a la colectividad organizada: la actividad
poltica poda y deba convertirse en la expresin ms alta de la fe vivida. Alberto recordaba bien las palabras
de Po XI: El campo poltico es el campo de una caridad ms vasta, la caridad poltica. Ahora se abre para
Alberto un nuevo campo de trabajo al que haba que darle su propio tiempo y sus propias energas. Tena las
ideas claras. Escribe en su diario: El Evangelio y las encclicas pontificias deben ser la norma de vida no slo
de las personas singulares, sino de los pueblos, de las naciones, de los gobiernos del mundo. Para
apuntalar la libertad no se necesitan los caones, sino la gracia de Dios y la pureza y santidad de conciencia.
Alberto, ante las dificultades de la situacin poltica (el desencuentro entre los dos partidos de masas, el DC y
el PCI), saba encontrar el comportamiento justo: apasionado defensor de los principios inspiradores de su
partido, se mantena lejos de toda parcialidad. Consegua llevar siempre a trmino los mtines electorales,
incluso en las zonas ms rojas de la periferia. Tambin en el interior de su partido, ante las inevitables
diferencias, era un elemento insustituible de equilibrio. Tras las elecciones administrativas de 1946 escribe:
No hemos hecho nada por las elecciones, debemos trabajar en profundidad. Es necesario trabajar en gracia
de Dios.
Trabajar en gracia de Dios. Era este el espritu con el que haca poltica. No eran los intereses partidistas ni
las falsas ambiciones ni la bsqueda de provecho personal. Era slo la conciencia de que era necesario
construir el futuro del pueblo italiano. Y esto slo era posible en y con la gracia de Dios.
Abre un comedor para los pobres, para los todos los marginados, mendigos, transentes, sin techo. Los invita
al comedor, reza con ellos, les sirve a la hora de comer la menestra y escucha sus necesidades. En Pascua
organiza un almuerzo para ellos y al final les dirige estas palabras: No somos nosotros los que os damos. Los
que verdaderamente nos dais sois vosotros que con vuestros sufrimientos y los problemas de la vida nos
enseis como se sufre y nos permits manifestaros nuestro amor.
Alberto, en los ltimos, serva al Seor. Estaban con l especialmente en los momentos de oracin, de su
dilogo con Dios al cual se diriga llevando en el corazn a los pobres, sus hermanos ms queridos.
Alberto se sinti en sintona con esta espiritualidad de Getseman y entr a formar parte de la Sociedad
obrera el 2 de enero de 1946. Recitaba cada da el smbolo obrero, el oficio de la Virgen. El
descubrimiento de Getseman, en su ltimo ao de vida, fue el perfeccionamiento de su espiritualidad, que
siempre haba contemplado el misterio del sufrimiento de Cristo y de todo hombre.
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Hay frases en su diario que denotan un amor inmenso por la Cruz de Cristo. Vistame tambin con la cruz,
Jess, que ser feliz de poder ayudarte a llevarla. Jess, yo tiendo hacia Ti, quiero vivir para Ti, como T.
Hazme sufrir cualquier cosa, incluso la muerte, antes de que los dems sufran Deseara sufrir yo por todos
ellos. La meditacin de Getseman prepara el corazn a soportar el dolor y lo transforma tambin en
fuente de gozo espiritual.
En el verano de 1946, tras una larga reflexin, decide su vocacin que en los aos precedentes haba oscilado
entre una consagracin religiosa y el sacerdocio. Ahora est decidido: formar una familia y le pedir ser su
compaera a Marilena Ald de Lecco, que haba conocido en Rmini durante las vacaciones de verano, en los
aos de estudio, y con la cual haba creado una estrecha relacin de amistad espiritual. Alberto decide
declarar de palabra a Marilena su intencin y le escribe una larga carta el 27 de agosto: desde el lunes
siento que mi corazn late por ti, tras haberte visto siempre preciosa y con los ojos un tanto melanclicos,
pero tan buenos. Podra ser esta la llamada que est despertando el amor?. La carta no tuvo respuesta.
Tambin para este dolor Alberto estaba preparado: Amo demasiado al Seor para revelarme o llorar por su
voluntad a esta voluntad debemos sacrificar la satisfaccin de nuestros deseos e ideales terrenos.
En agosto de 1991 se acerca tambin a la tumba de Alberto el profesor Tito Malfatti, mdico de Bolonia que
sufre una dolorosa citica con hernia discal L4 L5 de tipo medio y paramediano izquierdo, retrolstesis de L4
L5. El profesor Malfatti no puede ya ejercer su profesin: cojea vistosamente, no le rigen los pies, los
msculos del muslo izquierdo van menguando. Pide un mes de descanso en la direccin sanitaria de su
hospital. Consulta a los mejores especialistas en la materia. No encuentra ninguna mejora. Ms an,
ninguno le da esperanza de una recuperacin total. Ante la sugerencia de su cuada, va a la tumba de
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Alberto Marvelli a Rmini para pedirle la gracia. Al cabo de una semana, los dolores desaparecen y el mdico
puede reemprender su trabajo normal.
El 7 de julio de 2003, el Papa Juan Pablo II declara solemnemente que se trata de un milagro, obtenido de
Dios por la intercesin de Alberto Marvelli, la curacin bastante rpida, completa y duradera del profesor Tito
Malfatti.
Alberto Marvelli fue beatificado por Juan Pablo II el 5 de septiembre de 2004, en Loreto.
CRONOLOGA
21 marzo 1918: Alberto Marvelli nace en Ferrara
Junio 1930: Alberto frecuenta en Rmini el oratorio salesiano y se inscribe en la Accin Catlica.
1 noviembre 1943: comienzan los bombardeos sobre Rmini. Alberto se convierte en el obrero de la caridad.
23 septiembre 1945: est en la Junta del Ayuntamiento, como asesor de obras pblicas.
ALBERTO MARVELLI (1918-1946), CRECIDO ENTRE LOS JVENES DEL ORATORIO SALESIANO Y DE LA ACCIN
CATLICA DE RMINI, HA DEDICADO SU VIDA A LA BSQUEDA INCANSABLE DE LA VERDAD Y DEL AMOR,
LLEVANDO EL EVANGELIO AL CORAZN DE LA SOCIEDAD. EN LA CIUDAD DESTRUDA POR LOS BOMBARDEOS
SE PUSO AL SERVICIO DE LA RECONSTRUCCIN, PREOCUPNDOSE SOBRE TODO DE LAS FAMILIAS POBRES Y
LOS SIN-TECHO. ASESOR DE OBRAS PBLICAS, PRESIDENTE DEL CONSEJO HIDRULICO, FUNCIONARIO DEL
CUERPO CIVIL DE INGENIEROS, MORIR A LOS 28 AOS DURANTE LA CAMPAA ELECTORAL EN LA CUAL ERA
CANDIDATO A ALCALDE DE RMINI.
FAUSTO LANFRANCHI (1926) ES LICENCIADO EN LETRAS EN BOLONIA EN 1952. TRAS FINALIZAR SUS
ESTUDIOS TEOLGICOS, FUE ORDENADO SACERDOTE EN LA DICESIS DE RMINI. CONOCI
PERSONALMENTE A ALBERTO MARVELLI DEL CUAL ES VICEPOSTULADOR DE LA CAUSA DE BEATIFICACIN.
E-mail: infocentromarvelli@gmail.com
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