Leyendas DEL ECUADOR Julio
Leyendas DEL ECUADOR Julio
Leyendas DEL ECUADOR Julio
EL PERRO ENCADENADO
Este enorme animal, arrastraba una pesada cadena por los barrios por los que
andaba y produca un gran estruendo que hacia temblar de los nervios a
quienes lo escuchaban, de tiempo en tiempo emita un sonido similar a la de
un aullido, eran tan funestos que a veces coincidan con los graznidos de un
bho.
Estos sonidos eran de mal augurio, sobre todo para los campesinos o
indgenas, pues seguro quien los perciba estaba para morir muy pronto, por
lo que un jocoso e ilustre bardo deca:
El bho grazno,
el perro alla,
el indio muere;
parece chanza
pero sucede
EL FAROL DE LA VIUDA
Por las noches y en los ros que se juntan para formar elgran Guayas,
frecuentemente se observa un atad flotando en las oscuras aguas, con la
tapa levantada y unagran vela en la cabecera que ilumina los dos
cadveresque yacen en su interior. Ah descansan los cuerpos de la princesa
Mina y su hijo.Mina fue hija del ltimo de los caciques de los daulis:Chauma.
A sus espaldas, y en contra del parecer de supadre, ella se enamor de un
espaol con quien se caso ensecreto. Su padre, al conocer la noticia, se
molest muchoporque los espaoles haban matado a sus antepasados y
despojado a su pueblo de sus tierras. Lleno de ira maldijoa su hija por casarse
con un enemigo y convertirse encristiana. La maldicin de Chauma conden
al espritu de Mina a no tener descanso despus de que se separara desu
cuerpo. Luego de unos das, Mina, abrumada por la melancola quele provoc
la huida de su casa y al conocer la muerte de supadre cuando ste se dispona
a asaltar la ciudad de Guayaquil, falleci dando a luz a su primognito que
tambin naci muerto. Su esposo dio cumplimiento al ltimo deseo de la
princesaque, presintiendo un triste desenlace, pidi que al morirno la
enterrase sino que, colocada dentro de un atad, ladejase en el ro con la tapa
de la caja levantada. Apenassu esposo abandon el atad en el ro, ste, en
vez dehundirse permaneci en la superficie y parti como unaflecha a la ribera
ms lejana. Cuando lleg, se dirigi deinmediato hacia la otra orilla y as
indefinidamente, almismo tiempo que apareci una vela encendida en
sucabecera para poder ver los cadveres.Desde entonces, ciertas noches, se
observa el atad porlos ros Daule y Babahoyo. Muchos navegantes aseguran
haber visto con claridad los dos cadveres y una nube demoscas que los
rodea, sobre todo en la noche del 25 defebrero, aniversario del deceso de la
princesa, cuando pornica vez el atad se queda quieto en la superficie
delagua ofreciendo a los curiosos la oportunidad decontemplarlo.
Y como la vez anterior, apenas su buena amiga le dio todas las indicaciones, Mara Angula
exclam:
Como esto suceda todas las maanas, la seora Mercedes se puso molesta. Mara Angula
siempre sala con el mismo cuento: Ah, si as no ms se hace el seco de chivo, yo tambin
saba; ah, si as no ms se hace el aj de librillo, yo tambin saba. Por eso, quiso darle una
leccin y, al otro da
Doa Merceditas
Qu se le ofrece, seora Mara?
Nada, Michita, mi marido desea para la merienda un caldo de tripas con puzn y yo
Umm, eso es refcil, le dijo, y antes de que Mara Angula la interrumpiese, continu:
Ver, se va al cementerio llevando un cuchillo afilado. Despus espera que llegue el ltimo
muerto del da y, sin que nadie la vea, la saca las tripas y el puzn. En su casa, los lava y
luego los cocina con agua, sal y cebollas y, cuando el caldo haya hervido por unos diez
minutos, aumenta un poco de man y ya est. Es el plato ms sabroso.
Ahh, dijo como siempre Mara Angula- si as no ms se hace el caldo de tripas con punzn,
yo tambin saba.
Mara Angula, devulveme mis tripas y mi puzn que te robaste de mi santa sepultura!
Mara Angula se incorpor horrorizada y, con el miedo salindole por los ojos, contempl como
la puerta se abra empujada por esa figura luminosa y descarnada. Mara Angula se qued sin
voz. Ah, frente a ella, estaba el difunto que avanzaba mostrndole su mueca rgida y su
vientre ahuecado:
Mara Angula, devulveme mis tripas y mi puzn que te robaste de mi santa sepultura!
Aterrada, para no verlo, se escondi bajo las cobijas, pero en instantes sinti que unas manos
fras y huesudas la tomaban por sus piernas y la arrastraban, gritando:
Mara Angula, devulveme mis tripas y mi puzn que te robaste de mi santa sepultura!
Cuando Manuel despert, no encontr a su esposa, y aunque la busc por todas partes, jams
supo de ella.
VICTOR EMILIO ESTRADA Y EL
PACTO CON EL DEMONIO
Dice la leyenda que Vctor Emilio Estrada (ex presidente del Ecuador en 1911)
era un hombre de fortuna, acaudalado y de sapiencia, todo un caballero de
fina estampa. Las personas de esa poca decan que el caballero haba hecho
un pacto con el Diablo, y que cuando muriera l mismo vendra a su tumba a
llevrselo. Vctor Emilio Estrada construy una tumba de cobre para que el
Demonio no invadiera su descanso. Al morir fue enterrado en su tumba de
cobre, una de las ms grandes del cementerio de Guayaquil. El Demonio quiso
llevarse su alma al infierno como haban pactado, pero en vista de que no
pudo ste lo maldijo y dej varios demonios de custodios fuera de su tumba
para que lo vigilaran y no lo dejaran descansar en paz. Desde ese da Vctor
Emilio Estrada no descansa en paz y todas las noches sale a las 23 horas con
su sombrero de copa y su traje de gala por la puerta uno del famoso
cementerio de Guayaquil, a conversar con las personas que se detienen a
coger el bus en la parada.
EL TINTIN
El diablo tiene varios nombres: Tintn, El Duende, El Malo, Diablo. Se aparece en toda la
geografa de la Costa, en lugares apartados, peligrosos o en horas intempestivas. Enamora a las
mujeres o las viola, las deja encinta y luego, a veces, engendran y dan a luz nios anormales,
muchas veces mitas animales, mitad hombres. Asusta a los nios y tambin a los hombres. Es
muy frecuente que a las noches, en la cama, les jalen de las piernas y quieran llevarse a las
personas.
Yo he visto al diablo pasar por delante de casa; iba montado en un caballo negro, con un
sombrero grande y una capa tambin negros. No le va la cara porque el sombrero se la tapaba.
Un da el diablo casi se lleva a mi primer marido, que era un chino. Estaba yo desgranando maz
y como estaba muy cansada me tumbe en la cama; era el da siete de febrero, le digo para que
vea que es verdad y me acuerdo bien. De pronto o a mi marido que me llamaba. Cuando me
volv para mirarlo, ya dos llamas lo estaban llevando, pero cuando el diablo me vio a m,
desapareci (Seora Julia).
En Palenque, durante varias noches seguidas la gente escuch el galope del caballo. Coincidi
con la enfermedad del pap de una autoridad del pueblo, que dizque tena tratos con el Malo, y
por eso sus vacas aumentaban de da en da, y los cuatreros no lo molestaban. Llevaron al
enfermo a Guayaquil, y despareci el misterioso jinete (Comentario popular).
Es una leyenda tpica de la Costa, propia de la zona montubia. El folclorista Guido Garay
recuerda: Era la poca en que las mujeres no salan a la calle. Y como esto no ocurra, si en una
casa una de ellas sala embarazada, la respuesta inmediata de la gente del vecindario era: Es
obra del Tintn.
Aunque de alguna manera, refiere la historiadora Jenny Estrada, realmente este personaje
encubra el incesto, muy comn en la Costa ecuatoriana, pues como las jovencitas no salan del
hogar, se quedaban al cuidado de los varones de la casa.
En los libros de duendes y leyendas urbanas se lo describe como un enanito con un gran
sombrero y una cabezota de unos 30 o 40 centmetros, los pies vueltos hacia atrs y el miembro
viril sumamente desarrollado, al extremo de llevarlo arrastrando por el suelo.
Usa sombrero que le llega un poco ms abajo de las orejas y produce un silbido lgubre.
Persigue y acecha a las mujeres casadas o solteras, melenudas y cejonas para poseerlas
carnalmente, luego de sumirlas en un trance hipntico.
Cuando se enamora de una mujer sale por las noches de los huecos donde vive, y lleva una
piedra imn en un mate, la cual coloca debajo de las escaleras para que todos los habitantes de
las casas se duerman.
Gallo de la catedral
Esta difundida leyenda que atesoran los habitantes de Quito se refiere a don Ramn Ayala y
Sandoval, quien era un hombre adinerado, muy bohemio y dedicado a la buena vida;
adems mantena indiscutible aficin por la vihuela (guitarra), mistela (licor) y la graciosa
chola Mariana, que le robaba ms de un suspiro.
Asimismo, el personaje se vanagloriaba de sus 40 aos de soltera, de su hacienda y de su
apellido. Don Ramn desarrollaba su vida con un horario estricto: se levantaba a las 06:00
para luego ponerse el poncho de bayeta y comenzar a desayunar lomo asado, papas, un par
de huevos fritos, una taza de chocolate, pan de huevo y el tentador queso de Cayambe.
Despus de comer como un dios, don Ramn pasaba a la biblioteca y disfrutaba de los
recuerdos de sus antepasados.
Tras gozar de una hora a la siesta, se daba un masaje con agua olorosa y a las 15:00 sala a
la calle derrochando elegancia. Se detena justo en el petril de la catedral, y all tena
siempre su primer encuentro con el popular gallito.
Con un gesto desafiante le deca: Qu gallito, qu disparate de gallito!. Ramn amaba a la
chola Mariana, una mujer, duea de un local de venta de licores, pero cuando la gente iba a
escuchar misa se espantaba al pasar por dicho establecimiento, pues Ramn, ya pasado de
tragos, comenzaba a lanzar carajos a todo el mundo.
El que se crea hombre, que se pare enfrente! Para m no hay gallitos que valgan, ni el de la
catedral!, repeta una y mil veces. Cierta noche, alrededor de las 20:00, pasaba ebrio por el
pretil de la catedral y trat de desafiar al gallo. Cuando alz su mirada y se dispona a
gritarle, el gallo alz su pata y rasg con su espuela la pierna del noble, quien cay al piso.
Luego, el ave levant el pico y le sent un feroz golpe en la cabeza. Horrorizado por lo que
le estaba sucediendo, comenz a pedir perdn y clemencia al animal, que le pregunt si
jams volvera a beber e injuriar a las personas. El aristcrata prometi enmendar su vida y
no cometer tales abusos.
Don Ramn, el aristcrata, cambi por completo. Se volvi respetuoso con la gente y dej
de tomar las mistelas. Mas un da se encontr con un antiguo amigo, quien le dijo que
estaban orgullosos de l y que haban preparado un agasajo. Al llegar, se hall con una
tentadora mistela y no aguant la tentacin. Termin nuevamente en el local de la chola
Mariana.
EL INDIO CANTUA
Les voy relatar una leyenda muy particular de nuestro pas la leyenda del indio
Cantua.
Cantua tenia una labor que haba sido asignada por los franciscanos que era
construir una Iglesia en Quito. Este acepto y puso como plazo seis meses, a cambio
el recibia una gran cantidad de dinero.
Aunque pareca una hazaa imposible lograr terminarla en seis meses, el Indio
Cantua puso su mayor esfuerzo y empeo en terminarla, reuni un equipo
de indgenas y se propuso terminarla. Sin embargo la edificacin no avanzaba
como l la esperaba. En esos momentos de angustia se presento ante el, Lucifer y le
dijo: Cantua!. Aqu estoy para ayudarte. Conozco tu angustia. Te ayudar a
construir el atrio incompleto antes que aparezca el nuevo da. A cambio, me pagars
con tu alma.
EL PADRE ALMEIDA
La leyenda cuenta que este padrecito, todas las noches sala a tomar aguardiente (puro),
pero para salir de la iglesia l tena que subir y lo hacia apoyandose en un brazo de la
esttua de Cristo, pero cierta noche minetras intentaba salir se dio cuenta que la estatua
lo regreso a ver y le dijo: Hasta cuando padre Almeida? y este le contesto
sarcasticamente "Hasta la vuelta" y se marcho.
Una vez ya emborrachado, sali de la cantina y se encontraba paseando por las calles de
antiguo Quito, hasta que pasaron 6 hombres de alta estatura y completamente vestidos
de negro cargando un ataud, aunque el padre Almeida penso que era un toro que habia
salido de algun corral, con el cual choc y se desplomo, pero al levantarse regreso a ver
en el interior del ataud, y para su sorpresa era l, el padre Almeida dentro del ataud, del
asombro huyo del lugar.
Al llegar a la Iglesia se puso a pensar que eso era una seal y que si seguia as podia morir
de seguro como castigo, entonces desde ese da ya no a vuelto a tomar y el padre
observaba la cara de la estatua de Cristo mas sonriente.
El guagua auca
Muchos aos atrs, viva un padrecito llamado Arturo, era muy conocido por toda la comunidad por su bondad y la
manera en que predicaba; la gente de los caseros y las haciendas lo llamaban para que bendiga casas, nios o a
sus tierras.
Cierto fin de semana un famoso hacendado, Don Vicente Orozco, lo llam para que diera una misa all en su nueva
casa, el padre fue muy gustoso, pero pasada la medianoche toda la gente de la fiesta se dedic a beber y a
pelear. Despus de intentar calmar a los borrachos, el padre Arturo opt por regresar a su casa, aunque a cabballo
le tomara mximo 30 minutos llegar, la oscuridad y los ruidos de la montaa lo espantaban un poco, pero cualquier
cosa era mejor que aguantar a los borrachos y sus peleas.
El padre Arturo inici as su retorno con paso lento en su viejo caballo. Despus de unos minutos, cuando la
oscuridad absoluta lo rodeaba, el llanto de un beb lo asust. Detuvo a su caballo y nuevamente lo escuch,
ayudado de su bastn a ciegas el origen del llanto hasta que tropezn con un bulto pequeo, que se mova y gema
como un beb.
Lo tom despacio y mientras pensaba en la madre que lo abandon. Mont en su caballo, para no asustar ms al
beb que dej de llorar.
Reanud su corto viaje, cuando de repente escuch una risa macabra de hombre y sinti cmo del pequeo bulto se
escuchaba una voz gursa que deca; Papi, ya teno denotes gandes, mrame, papi.
Pobre Arturo, pens que agonizaba, que le mismo demonio estaba all, en un instante nuevamente escuch la voz:
Papi, tendo una cola y dos cachos, mira papi. All el sacerdote sinti como su ropa y el supuesto beb que llevaba
en sus brazos se prendan en fuego, y mientras intentaba sacarse su sotana para no morir quemado, pudo ver como
el guagua auca, o sea el diablo disfrazado de beb, se rea complacido. Como un rayo el padre apur a su caballo y
a galope quiso alejarse del sitio, pero el demonio lo segua y con su voz infantil le deca: Papi, no me dejes. El
padre corra ms y ms rpido y rezaba con toda su alma pidiendo la proteccin de Dios, hasta que el demonio
qued atrs, lo ltimo que escuch fue: Tu fe y tu Dios te han salvado.
El padre Arturo nunca ms acept salir en las noches y daba gracias a Dios por no haber permitido que el guagua
auca se lo llevara. Por todo ello los campesinos saben que nunca se debe ir solo por las noches oscuras, pues el
guagua auca siempre busca un pap.
LA CAJA RONCA
En Ibarra se dice de dos grandes amigos, Manuel y Carlos, a los cuales cierto da se les
fue encomendado, por don Martn (papa de Carlos), un encargo el cual consista en que
llegasen hasta cierto potrero, sacasen agua de la asequia, y regasen la sementera de
papas de la familia, la cual estaba a punto de echarse a perder. Ya en la noche, muy noche,
se les poda encontrar a los dos caminando entre los oscuros callejones, donde a medida
que avanzaban, se escuchaba cada vez ms intensamente el escalofriante "tararn-
tararn". Con los nervios de punta, decidieron ocultarse tras la pared de una casa
abandonada, desde donde vivieron una escena que cambiara sus vidas para siempre...
Unos cuerpos flotantes encapuchados, con velas largas apagadas, cruzaron el lugar
llevando una carroza montada por un ser temible de curvos cuernos, afilados dientes de
lobo, y unos ojos de serpiente que inquietaban hasta el alma del ms valiente. Siguiendole,
se lo poda ver a un individuo de blanco semblante, casi transparente, que tocaba una
especie de tambor, del cual vena el escuchado "tararn-tararn".
He aqui el horror, recordando ciertas historias contadas de boca de sus abulitos y
abuelitas, reconocieron el tambor que llevaba aquel ser blanquecino, era nada ms ni nada
menos que la legendaria caja ronca.
Al ver este objeto tan nombrado por sus abuelos, los dos amigos, muertos de miedo, se
desplomaron al instante. Minutos despues, llenos de horror, Carlos y Manuel despertaron,
mas la pesadilla no haba llegado a su fin. Llevaban consigo, cogidos de la mano, una vela
de aquellas que sostenan los seres encapuchados, solo que no eran simples velas, para
que no se olvidasen de aquel sueo de horror, dichas velas eran huesos fros de muerto.
Un llanto de desesperacin despert a los pocos vecinos del lugar. En aquel oscuro lugar,
encontraron a los dos temblando de pies a cabeza murmurando ciertas palabras
inentendibles, las que cesaron despus de que las familias Dominguez y Guanoluisa (los
vecinos), hicieron todo intento por calmarlos.
Despus de ciertas discusiones entre dichas familias, los jvenes regresaron a casa de
don Martn al que le contaron lo ocurrido. Por supuesto, Martn no les crey ni una
palabra, tachandoles as de vagos.